Enciclopedia de la jardinería

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LA OBRA DE REFERENCIA DEFINITIVA

T he R

oyal

H

o r t ic u l t u r a l

S o c ie t y

NCICLOPEDIA DE ARDINERIA

T h e R oyal H orticultural S o ciety

NCICLOPEDIA DE ARDINERÍA

DIRECTOR

CHRISTOPHER BRICKELL

grijalbo grupo grijalbo-mondadori

Directora de la edición Jane Aspden Directora artística Ina Stradins Jefe de edición Kate Swainson Jefe de edición artística Lynne Brown Editores Claire Calman, Alison Copland, Annelise Evans, Helen Partington, Jane Simmonds Colaboradores editoriales Jackie Bennett, Carlyn Burch, Judith Chambers, Joanna Chisholm, Allen Coombes, H eather Dewhurst, Angela Gair, Lin Hawthorne, Jonathan Hilton, Katie Joh, Jane Mason, Ferdie M cDonald, Andrew Mikolajski, Christine M urdock, Teresa Pritlove, Lesley Riley Director editorial Jackie Douglas Director de arte Gillian Shaw Diseño Gillian Andres, Johnny Pau, Vicky Short, Chris W alter Colaboradores de diseño Rhonda Fisher, Bob Gordon, Sally Powell, Steve Wooster Fotografía Peter Anderson (con Steve G orton y M atthew Ward) Pruebas Anne-Marie Dorenbos (con Peter Bainbridge, Mark Lamey, los equipos de Dorling Kindersley y de RSH Wisley) Asistentes Diana Mitchell, Reg Perryman Ilustración Karen Cochrane, Simmone End, Will Giles, Vanessa Luff, Sandra Pond, John W oodcock (con Andrew Farmer, Aziz Kahn, Liz Peperall, Barbara Walker, Ann W interbotham) Búsqueda de ilustraciones Sue Mennel, asistida por Ginny Fitzgerald Maquetación y diseño Cooling Brown Partnership, Icon Associates, Johnny Pau, Debbie Rhodes, asistidos por Melanie Tham Producción Hilary Stephens Indice Dorothy Frame Agradecimiento especial al equipo de Royal Horticultural Society de Wisley G arden, Surrey y Vicent Square, Londres Edición de la versión española Julia d ejo d ar Traducción Irene Saslavsky Asesoría técnica en jardinería Caries Herrera Copyright © 1994 Dorling Kindersley Copyright © 1994, 2004, G rupo Editorial Random House M ondadori, S. Travessera de Gracia, 47-49. 08021 Barcelona Impreso en ShenZhen (China)

P rólogo u r a n t e las ú l t im a s d o s o t r e s d é c a d a s el resurgir de la jardinería como actividad para el tiempo libre ha sido muy pronunciado y, con el aumento del interés y la aparición de los centros de venta de plantas, la demanda de información sobre la jardinería práctica y las plantas de jardín se ha desarrollado con mucha rapidez. La Real Sociedad de Horticultura tiene, como parte de los objetivos de su Estatuto, el deber de «promover el interés por la práctica y la teoría de la horticultura en todas sus ramas». Gran parte de esta divulgación de conocimientos tiene lugar a través de la exhibición de plantas, la demostración de las prácticas relativas a las plantas, y la aportación de consejos a los jardineros en los Jardines de la RSH, situados en Wisley, condado de Surrey, y en Rosemoor, condado de Devon; además —y esto resulta de suma importancia—, la sociedad goza de una larga tradición en la producción de excelentes publicaciones, cuyo fin es ayudar a alcanzar su meta, que consiste en aumentar el interés y el conocimiento por los jardines y la jardinería. La Enciclopedia de Plantas y Flores de la Real Sociedad de Horticultura, publicada por Dorling Kindersley en 1989, en estrecha colaboración con la RSH, ya ha proporcionado una importante fuente de información acerca de las más de 8.000 plantas que los jardineros, a escala mundial, pueden cultivar. El éxito de Plantas y Flores no sólo ha creado un inmenso interés por las plantas que podemos cultivar en nuestros jardines, sino también una sed de conocimientos acerca de cómo cultivarlas. Este volumen complementario, la Enciclopedia de Jardinería de la Real Sociedad de Horticultura, abastece aquella demanda y ha sido diseñada para proporcionar consejos —de un modo claro, práctico y autorizado— acerca de cómo cultivar, mantener y aumentar virtualmente cualquier conjunto de flores, frutas u hortalizas que los jardineros deseen cultivar. La jardinería implica tanto el arte como la práctica y, además de las instrucciones paso-a-paso incorporadas, incluye un asesoramiento acerca de cómo utilizar y ubicar las plantas en su emplazamiento más apropiado en los jardines. Sin embargo, el enfoque principal consiste en las técnicas prácticas para el cultivo de plantas de todo tipo. La información concreta y precisa acerca de las técnicas y las prácticas del cultivo ha sido proporcionada por una gama de autores con conocimientos especializados y se ha visto sumamente incrementada y clarificada con la inclusión de más de 3.400 fotografías, así como más de 360 ilustraciones magníficamente dibujadas. La Enciclopedia ha sido cuidadosamente diseñada para abarcar los principales conjuntos de plantas en una secuencia lógica: las ornamentales, las frutales y las hortalizas, proporcionando, además, una cobertura detallada de la tierra y del clima, de las pestes y las enfermedades, del control de las malezas, y también de las herramientas y del equipo necesarios para llevar a cabo las tareas. Cada capítulo sobre las plantas está estructurado de un modo similar con el fin de abarcar la preparación de la tierra, la plantación, el cuidado rutinario, la poda (en el caso de que sea apropiada), y la propagación, así como la manera de situar las plantas en un jardín para obtener los efectos y los resultados óptimos. Una obra de esta naturaleza incluye a muchas personas especializadas —autores, editores, creadores gráficos, fotógrafos y muchos otros— y, si se desea alcanzar el éxito, ello requiere inevitablemente un grado de cooperación extraordinario. Asegurarse de que cada pieza ocupe el lugar correspondiente en el complejo rompecabezas, que finalmente emerge como el libro acabado, es una tarea impresionante, y siento un gran agradecimiento hacia todos aquellos cuya inmensa paciencia y cuya meticulosa atención por el detalle han hecho posible esta publicación, particularmente la responsable de la edición, Jane Aspden, cuyos esfuerzos para llevar a cabo este proyecto han sido incansables. La Enciclopedia, al igual que su predecesora, tiene el propósito de proporcionar a los jardineros —por grande o limitada que sean sus experiencias y conocimientos— una fuente de referencia continuada acerca de la mejor manera de proyectar sus jardines y cultivar las plantas con el fin de obtener el máximo placer para la más estimulante y satisfactoria actividad en tiempo de ocio.

D

Christopher Brickcll

Director General, Real Sociedad de Horticultura Londres, 1992

C o n ten id o P rólogo

CÓMO UTILIZAR ESTE LlBRO 8

Primera parte: Creación del jardín — i — P l a n i f i c a c i ó n y D i s e ñ o 12 E l J a r d ín d e R o c a s Casas Alpinas 214

---- 8 ----

A r b o l e s O r n a m e n t a l e s 32 Coniferas Enanas 38 Jardinería Artística 52 Cercados y Mamparas 60

3

'A r b u s t o s O r n a m e n t a l e s 63 Fucsias 92 W

----

4

----

E n r e d a d e r a s 94 Clemátide 108 -----

5

----E l J a r d ín d e R o s a s

P l a n t a s B u l b o s a s 217 Tulipanes y Narcisos 224 Dalias 226 Lirios 243

---- 1 0 ---E l J a r d ín A c u á tic o Nenúfares 248 Acuarios 249

244

11

C actu s y otras S u cu len ta s ii6

P e r e n n e s 137 Hierbas, Bambúes, Juncias y Juncos 144 Iris 146 Plantas Tapizantes 150 Helechos 158 Claveles y Clavellinas 160 Jardinería de Flores Silvestres y de Prados Geranios 170

7

i 89

------A n u a l e s y B i e n a l e s 172 Guisantes de olor 178

12 E l C ésped

276

13

------E l J a r d ín d e H ie rb a s

291

14

------E l H u e r t o 291

15

------E l J a rd ín F r u ta l

16

------E l J a rd ín In te rio r Bromelias 436 Orquídeas 442

359 430

262

Segunda parte Mantenimiento del jardín i

H e r r a m ie n t a s y e q u ip a m ie n t o

458 C olaboradores

In v e rn a d e ro s y m a rc o s

474

3

E s tr u c t u r a s y s u p e rfic ie s

El

c lim a y e l j a r d í n

492

514

Protección con tra las H eladas y el V iento 520

5

--------S u e lo s y f e r t i l i z a n t e s

522

P rin c ip io s d e p ro p a g a c ió n

535

P ro b le m a s d e la s p la n ta s

545

8

B o t á n ic a b á s ic a

R e c o r d a t o r io s G lo sa r io

578

e s t a c io n a l e s

d e v o c a b lo s

Í n d ic e

585

591

R e c o n o c im ie n t o s

648

581

Tom Wrighl Planificación y Diseño de Jardines Jim Gardiner Árboles Ornamentales, Conteras Enanas,

Jardinería Ornamental, Mamparas, Arbustos Ornamentales John Wright Fucsias Caroline Boisset Plantas Trepadoras Raymond Evison Clemátide Michael Gibson El jardín de Rosas Roy Cheek Perennes (con Graham RiceJ, Tapizado del Suelo Mervyn Feesey Hierbas, Bambúes, Juncias y Juncos Jack Elliot Iris, Plantas Bulbosas, Tulipanes y Narcisos Larry Barlow Crisantemos Ha/el Kcy Helechos, Geranios John Garbally Claveles y Clavellinas Arthur Hellyer Anuales y Bienales Bill Maisham Guisantes de Olor Kath Drydcn y Christophcr Grcy-Wilson El Jardín de Rocas (con John Warwick), Casas Alpinas Rogcr Aylett Dalias Bill Baker Lirios Petcr Robinson El Jardín Acuático, Nenúfares, Acuarios Clive Inncs Cactus y otras Suculentas, Bromélides John Hackcr El Césped Deni Brown El Jardín de Hierbas Joy Larckomb El Huerto George Gilbert El Jardín de Frutales Don Tindall Hortalizas Tiernas y Frutales Deenagh Goold-Adams El Jardín de Interior (con Arlhur Haywood-Cosla, Hidrocultivo) Alee Bristow Orquídeas Peter McHoy Herramientas y Equipamientos, Invernaderos y Marcos, Estructuras y Superficies Michael Pollock El Clima y El Jardín Irevor Colé Protección contra las heladas y el viento Tony Kcndle Suelos y Fertilizantes Keith Loach Principios de Propagación, Botánica Básica Pippa Greenwood y Andrew Halslcad Los problemas de las Plantas feon David Pycraft, Malezas)

Cómo Utilizar este Libro

C

lara, concisa y fácil de usar, La Enciclopedia de al lector a elegir las plantas correctas y sirve como fuen­ Jardinería de la Real Sociedad de Horticultura te de referencia rápida. es la perfecta biblioteca horticultural de referencia. Pro­ La Primera Parte: Creación del Jardín es una guía porciona una información detallada de cómo crear y completa para el diseño de jardines y todos los aspec­ diseñar un jardín atractivo y presenta una amplia gama tos del cultivo y del cuidado de las plantas, incluyen­ de técnicas horticulares que se aplican a plantas tanto do la poda y la propagación. La Segunda Parte: Man­ ornamentales como útiles. tenimiento del Jardín le ayuda a elegir el equipo y los Escrita para gustar tanto al aficionado como al jar­ materiales de jardinería, proporciona una guía prácti­ dinero experimentado, el texto está pródigamente ilus­ ca para la construcción de un armazi n para las plan­ trado con fotografías a lodo color e ilustraciones que tas, y coloca las plantas en el contexto de su medio am­ presentan ideas de diseño, proyectos de plantación y biente físico. Un glosario y un índice amplios hacen técnicas prácticas. Listas de plantas ilustradas ayudan que este libro sea fácil de usar y de comprender.

Nombres de plantas En general, a las plantas se les atribuye su nom­ bre botánico. Sin embargo, en el caso de algunas plantas —incluidas las hortalizas, las frutas y las hierbas— se optó por atribuirles su nombre co­ mún antes que el botánico. Para averiguar el nom­ bre botánico de estas plantas, consulte el índice. El índice incluye los nombres botánicos y los comunes de todas las plantas mencionadas.

Primera Parte: Creación del Jardín Los capítulos de la Primera Parte abarcan todo lo que necesita saber para seleccionar y cultivar plantas con éxito. Cada capítulo está dedicado bien a un grupo difeferente de plantas —por ejemplo, Á rb oles O r n a m e n t a ­ les y P la nta s T r e p a d o r a s — , bien a una zona del jar­ dín, como E l ja r d ín d e H ierbas o E l ja r d ín A c u á t ic o . Todos los capítulos están estructurados de un modo similar a fin de que los lectores puedan familiarizarse rápida y fácilmente con el lugar donde encontrar la in­ formación que necesiten. Cada capítulo tiene seccio­ nes relativas al diseño (utilizando el grupo de plantas específico), así como a la preparación de la tierra y el plantado, el cuidado habitual, la propagación y, don­ de corresponda, la poda y la guía. Algunos capítulos tienen otras secciones a propósito del tema en cues­ tión: por ejemplo, E l j a r d ín d e H ie r b a s contiene un índice de las hierbas comunes, mientras que E l Cés­ p e d tiene una sección relacionada con el establecimien­ to de un césped. Los capítulos relacionados con las hortalizas y los frutales tienen, al principio, una sección general, en que se describen las técnicas comunes a todas las hor­ talizas y los frutos, y que tiene la misma estructura que los restantes capítulos. A continuación hay artículos sobre hortalizas y frutas individuales, agrupadas se­ gún su tipo. Dentro de estas agrupaciones, los artícu­ los están ordenados por su nombre botánico.

E structura

d e los

C a p ít u l o s

E n c a b e z a m ie n t o s d e S e c c ió n

Todos los capítulos se dividen en secciones que abarcan «Diseño», «Preparación de la tierra y plantación», «Poda y Guía», y «Propagación». Los encabezamientos están claramente destacados al principio de cada sección y en el filete superior.

Preparación y plantación del suelo

P lantas T repa d oras

F il e t e S u p e r io r

Los títulos del filete superior le ayudan a encontrar la sección del libro que desee. El título de la página de la izquierda contiene el nombre del capítulo; el título de la derecha lleva el nombre de la sección. E n c a b e z a m ie n t o s d e C a p ít u l o s

Indica de qué grupo de plantas o zona del jardín trata el capítulo. Contiene una introducción breve que proporciona una información general acerca del grupo de plantas. ----------

Artículos especiales La Primera Parte de la enciclopedia incluye cierto F il e t e d e número de artículos breves centrados en un grupo R e c u a d r o específico de plantas o áreas de interés, por ejem­ Un filete alrede­ plo, G e r a n io s , J a r d in e r ía O r n a m e n t a l y C asas dor de un artícu­ A l p in a s y M a r c o s . A causa de la importancia que lo especial lo des­ tienen para el jardinero, cada uno de estos temas taca del capítulo. goza de una cobertura separada dentro de un artí­ culo especial. Los recuadros incluyen explicaciones F o t o g r a f ía s D r de las técnicas específicas referidas a aquel grupo P l a n t a s de plantas; por ejemplo, el artículo sobre H e l e c h o s Indican la gama muestra cómo criar plantas nuevas desde las espo­ y los tipos de ras, mientras que el artículo de las O r q u íd e a s le ex­ que abar­ plica cómo cultiva y propagar este grupo especial plantas ca el artículo. de plantas. Los recuadros de artículos acompañan al capítu­ lo más íntimamente relacionado con los mismos: el S u g e r e n c ia s d e artículo sobre C l e m á t id e aparece en el capítulo so­ P l a n t a c ió n bre P l a n t a s T r e p a d o r a s , mientras que el del G u i ­ El texto y las fo ­ s a n t e d e O lor se encuentra en el capítulo sobre las tografías sugieren A n u a les y las B ie n a l e s . Todos los recuadros de ar­ el modo de crear tículos aparecen en las páginas de Contenidos. una presentación.

T é c n ic a s

Las técnicas específicas relativas al tema del recuadro del artículo están explicadas en el texto y en las secuencias paso-a-paso de las imágenes.

Los E l e m e n t o s

de una

P á g in a

P r o t a c a c i ó n a f a r ti r d e H o i a s

C u a d r a d o s u t H o ja s

S e c u e n c ia s P a s o - a - p a s o

Cómo proyectar su jardín

M é t o d o A l t e r n a t iv o

Para inspirarse y obtener unos consejos prácticos acerca dc cómo diseñar su jardín, diríjase al primer capítulo de la Primera Parte: P r o y e c t o y D is e ñ o d e J a r d i ­ n e s , que lo guiará a través del procedimiento en eta­ pas sencillas. Este capítulo también está repleto dc ideas y de pautas relacionadas con la agrupación de las plan­ tas y los estilos de jardín. Para obtener información acerca de cómo incorpo­ rar un tipo de planta específico en su jardín, observe la sección dc diseño al principio dc cada capítulo. Éste proporciona unas sugerencias específicas con proyec­ tos para esquemas de plantado y le muestra cómo com­ binar plantas diferentes con eficacia. Sin embargo, cada jardín es único, y muchos contienen zonas problemá­ ticas, tales como sitios expuestos y áreas secas y som­ breadas. Para éstas existen numerosas sugerencias de cultivo en las «guías para Cultivadores» al final dc la sección de diseño de cada capítulo. Las listas dc plan­ tas en las secciones de «Preparación del suelo y plan­ tado» proporcionan ejemplos de plantas que conven­ gan a tipos específicos de suelos.

Las secuencias paso-a-paso muestran como llevar a cabo una técnica en etapas fáciles de seguir. Cada una tiene un encabezamiento claro y epígrafes de cada paso que explican lo que hay que hacer.

Una o más fotografías en un recuadro coloreado dentro de una secuencia explican un método alternativo al principal.

Propagación de begonias tuberosas

de

E s q u e je s d c B a m

Las fotografías insertas proporcionan un primer plano más detallado o muestran un paso «antes» y «después».

I Cotwfur lai i t o « ' m i f n n f u n W n ir < » m iio < de l¡ cm. r tw 101 tirrtnwi j miri Ht ti ivptrfnttdthUttnt A V ju í ymyvf.v

I l u s t r a c io n e s

de

P oda

y

G u ía

E p íg r a f e s

Los epígrafes informan acerca de qué hacer. I l u s t r a c io n e s

Las ilustraciones muestran el alcance de la poda con respecto a la planta entera. Los grises indican las partes de la planta que deben ser eliminadas. Las zonas verdes y marrones trazan el aspecto de la planta después de podada y guiada. M arcas d e C o r te y

Las marcas rojas muestran dónde cortar. Las zonas de color verde claro muestran los brotes antes de ser guiados, y las flechas de color rojo muestran dónde sujetarlas. I n s e r c io n e s

Las inserciones son detalles de la ilustración que muestran un síntoma o un corte de poda. Unas líneas apuntan al lugar apropiado en la ilustración. Los epígrafes explican qué hacer.

T exto

Un recuadro de texto comprende un texto y unas imágenes, relacionadas con una planta especifica o con una técnica no explicada en el texto de página.

IV)da dc i rapadoras

L is t a s d e P l a n t a s

Enumeran las plantas a las que aplicar ciertas técnicas. Van comentadas y tienen una clave.

Cómo cultivar y cuidar su jardín Este libro incluye información relativa al cultivo y man­ tenimiento de las plantas de su jardín, desde tareas sen­ cillas y rutinarias, tales como el desarraigo de la ma­ leza y el riego, hasta técnicas más especializadas. Cómo encontrar la información relativa a una técnica Para encontrar una información general acerca de las técnicas que se aplican a un grupo de plantas en par­ ticular, mire en la sección correspondiente de cada ca­ pítulo; por ejemplo, para averiguar cómo se podan los rosales, mire en la sección «Poda y guía» de E l J a r ­ d ín d e

R o sa s .

A veces hay plantas que necesitan un tratamiento dis­ tinto de otras del mismo grupo. En tales casos, la in­ formación acerca de la técnica especifica se propor­ ciona dentro de la sección pertienente. Por ejemplo, plantar campanillas de invierno «en lo verde» está in­ cluido en P l a n t a s B u l b o s a s «Preparación del suelo y plantación». Si no está seguro de dónde mirar, con­ sulte el índice. Cómo encontrar información acerca dc una planta o de un grupo de plantas Al principio de cada capítulo existe un esbozo de los tipos de plantas que abarca; por ejemplo, P l a n t a s B u l ­ b o sa s no sólo incluye bulbos, sino también tallos bul­ bosos, tuberosas y rizomas. Para una información general acerca de un grupo de plantas principal, consulte el capítulo o el recuadro de artículo pertinente. Para un consejo más específico acerca dc una planta en particular, consulte el índice.

Remisiones Las remisiones lo conducen a una información adicional acerca de un tema. Se refieren tanto al texto como a las imágenes. Una remisión relati­ va a un capítulo entero va en mayúsculas: véase E l J a r d ín A c u á t ic o , pp. 224-261; una relacio­ nada con una sección o con una subsección de un capítulo entre comillas: véase «Cuidado ha­ bitual», pp. 72-74. Las remisiones relativas a ilus­ traciones o a listas de plantas van en cursiva: Plan­ tado de un árbol frutal, p. 365.

Segunda Parte: Mantenimiento del Jardín La segunda parte de la enciclopedia comprende capí­ tulos relacionados con el equipamiento del jardín y con el medio ambiente de éste —toda la información de fondo necesaria como suplemento de la Primera Parte.

Equipamiento del jardín Las pautas relativas a la elección y uso de los acceso­ rios de jardinería se proporcionan en el capítulo rela­ tivo a las herramientas. El capítulo relativo a los in­ vernaderos y marcos proporciona información acerca de cómo elegir y construir un invernadero y cómo apro­ vechar al máximo el espacio disponible. También ad­ vierte acerca de cómo asegurarse de que el invernade­ ro proporcione el medio ambiente necesario. El capítulo relativo a las estructuras y superficies muestra cómo construir muros, pérgolas y lechos en saliente, para crear, por ejemplo, un armazón para el jardín; y da cuenta de la variedad de materiales disponibles.

E q u ip a m ie n t o s

y

E structura s

del

J a r d ín

E n c a b e z a m ie n t o d e S e c c ió n

Como en la Primera Parte, los capítulos de la Segunda Parte están divididos . en secciones principalesy' con encabezamiento. '

R ecuadro de / S e g u r id a d

Los recuadros grises ofrecen consejos acerca de las precauciones al usar herramientas o productos químicos. S e l e c c ió n d e

capítulos pertinentes incluyen ilustraciones de equipamientos de jardinería para mostrar la gama disponible.

El medio ambiente del jardín

S e c u e n c ia s P a so - a - pa so

El medio ambiente del jardín tiene un efecto directo sobre la salud y el vigor de las plantas que crecen en él. El capítulo relativo a la tierra y los fertilizantes ex­ plica cómo cultivar y mejorar la tierra, y el relativo al Clima y el Jardín explica el efecto que el clima tiene sobre las plantas y cómo aprovechar al máximo el microclima de su jardín.

S e l e c c ió n d e M a t e r ia l e s

En el lugar adecuado, se ilustra con fotografías la gama de materiales disponibles para un proyecto concreto.

Principios de propagación Este capítulo expone lo básico de la propagación y ex­ plica por qué ciertas plantas se propagan mejor a tra­ vés de un método específico, de modo que el jardine­ ro comprenda mejor los procedimientos que conlleva.

Problemas de las plantas

P roblem as

d e las

P lantas

E n c a b e z a m ie n t o P r in c ip a l

Unas secuencias fotográficas demuestran cada etapa de la construcción y están acompañadas de epígrafes daros que explican todo lo necesario para llevar a cabo la técnica con éxito.

S u b t it u l a d o

Proporciona el principal síntoma visible. Los problemas con síntomas parecidos bajo éste van agrupados conjuntamente.

Indica una zona de la planta donde los síntomas son más visibles. Un problema afecta a las raíces de la planta puede El capítulo relativo a los problemas de las plantas le que tener artículo en la sección «Problemas ayuda a identificar las causas de los problemas en el de lasun hojas» síntomas se manifiesta! jardín, tales como plagas, enfermedades, trastornos y habitualmentesi los en las hojas. malezas, y explica cómo controlarlas o prevenirlas. E n c a b e z a m ie n t o d e u n a Adopta un planteamiento sintomático, y está dividi­ E ntrada do en secciones, cada una relativa a la parte de la planta Proporciona el nombre que podría estar afectada. de la plaga, enfermedad, T exto o desorden fisiológico. El texto de cada artículo presenta una \ Tijeretas lista de las plantas ' afectadas Arbustos, V Plañías Pl: El capítulo relativo a la botánica básica proporciona más comunmente y anuales, habi\pperennes c una explicación breve de la constitución de una plan­ afectadas, los síntomas Ylalmente dalias, crisante­ y clemátides. También ta para ayudar al jardinero a comprender los princi­ más visibles, la causa mos albaricoques y melocotones. pios en los que se basan las técnicas prácticas expues­ del problema, e Síntomas Las hojas jóvenes información acerca de están comidas en verano. tas en otra parte del libro. Véase p. 561 para otros sín­ El glosario proporciona definiciones concisas de los cómo controlarlo. Los tomas. Tijeretas adultas términos utilizados en la enciclopedia. Un gráfico de re­ controles incluyen Causa Las tijeretas (Forfí­ cordatorios estacionales informa a simple vista de qué tratamientos químicos cula auricularia), insectos marrones de 15 es necesario hacer en el jardín y cuándo. Mantiene la y orgánicos, y medidas amarillo mm de largo con un par de misma estructura que los capítuios de la Primera Parte, preventivas. Al final pinzas curvadas. Comen de noche y se ocultan de día. de modo que el lector pueda dirigirse al capítulo y a del capítulo hay una Coloque tiestos in­ la sección pertinente para obtener detalles completos. lista de los productos Control vertidos, rellenos de paja o El amplio índice ayudará al lector a encontrar las químicos con los heno, sobre cañas entre las plantas susceptibles; las ti­ i plantas o las técnicas en el libro. Éste incluye tanto los nombres de los jeretas las Utilizan como re- Hojas comidos nombres comunes de las plantas como los botánicos. Si productos más fugios diurnos, de los que pueden ser retiradas y des­ truidas. O rocíe al atardecer con permethrin, pirimilos números de las páginas están en cursiva, indican corrientes phos-methyl o HCH. que una imagen del tema aparece en aquella página. disponibles.

Referencia rápida

ii

b iíd lN lM taw * J ( VI

. SÍNTOMA

Las fotografías muestran la plaga y los daños que causa. R e m is io n e s

Si no halla la causa aparente de los síntomas de su planta, vea los artículos del recuadro gris al final de la página.

P r im e r a P arte

REACIÓN DEL ARDÍN Cómo diseñar su jardín, seleccionar, cultivar y propagar las plantas, y exhibirlas para su mejor aprovechamiento

P l a n ific a c ió n y C r ea c ió n del J a r d ín LGUNOS DE LOS jardines más bellos pueden tener la apariencia de no haber sido diseñados en absoluto, sino que, sencillamente, parecen haber crecido de manera es­ pontánea: tapices opulentos de colores, texturas y formas en una armonía aparentemente natural. Sin embargo, esto puede ser un engaño, ya que la cascada fortuita de un rosal trepador, o el des­ pliegue perezoso de una mata de lavanda sobre un sendero, a me­ nudo se debe casi en la misma medida a la previsión del jardinero que a la naturaleza. Ya sea informal y alegremente caótico, o ele­ gante y formal, un diseño de éxito es, habitualmente, el resultado

de una planificación cuidadosa. Existe una gran diferencia entre un jardín en el que las plantas y los elementos están arreglados caprichosamente y otro que, aun siendo aparentemente natura­ lista, está en realidad bien controlado, de modo que todos los ele­ mentos obran en conjunto para crear un esquema coherente y atractivo. La planificación es la clave para la creación de un jar­ dín hermoso: aquel que posea un sentido de unidad y de estilo, de equilibrio y de proporción, en armonía con su entorno y, tal vez como característica principal, que resulte un lugar relajante, un deleite para los sentidos, y una panacea para la mente.

Planificación del jardín

A

crear o diseñar un jardín, la me­ ta principal consiste en proveer un espacio particular que satisfaga las ne­ cesidades y los gustos de aquellos que lo utilizarán. En muchos aspectos es lo mismo que diseñar el decorado interior de una casa: los tres factores principa­ les son los aspectos prácticos del empla­ zamiento, las funciones que se propone cumplir, y el gusto personal —en otras palabras, lo que existe, lo necesario y lo deseado. Tanto el diseño de un jardín como el diseño de un interior están tam­ bién influenciados por cierta cantidad de variables, tales como el tamaño, el ca­ rácter, y la época a la que pertenecen el jardín o la casa. Sin embargo, a diferencia de una casa, un jardín no permanece estático, inclu­ so de una semana a otra; en realidad, este elemento de cambio y sorpresa es la esencia de la jardinería. Ciertas plan­ tas pueden resultar espectaculares en una estación y pasar inadvertidas en la si­ guiente. Incluso después de creado el jardín, será necesario un proceso de di­ seño continuo para adaptarlo y realzarlo a medida que se desarrolla. l

I.a importancia de la planificación Aunque gran parte del placer de la jar­ dinería deriva de efectos imprevistos, una planificación a fondo es esencial para asegurar un diseño coherente. La determinación de, al menos, la estruc­ tura básica del jardín sobre el papel, pre­ vio a efectuar algún cambio, ayuda a prevenir errores costosos. Por supuesto que es posible efectuar algunas altera-

A b u n d a n c ia I n fo r m a l

js KSB

El encanto de este jardín informal se debe más a un diseño sólido que a la casualidad. Un sencillo sendero dirige la mirada hacia más allá de los campos,

destacando así el brillante colorido de las plantas. La gama de colores, rosa y malva, se aviva con audaces pinceladas de rojo, amarillo y blanco.

La planificación debería ser un pro­ cedimiento lógico para crear un diseño que combine lo funcional y lo deseable con lo realista. Tanto el presupuesto como el diseño pueden determinar qué cantidad de trabajo —si ello es así— em­ prenderá uno mismo. Si se trata senci­ llamente del cultivo, del sembrado o de la colocación de losetas de hierba y plan­ tación, es posible que se sienta capaz de emprenderlo. No obstante, los trabajos de nivelación y de construcción, tales como la construcción de muros de con­ tención, terrazas, estanques y patios, re­ quieren experiencia y habilidad. Como estos elementos son permanentes, y los errores, costosos de rectificar, es mejor emplear una ayuda profesional si no se posee habilidad para la construcción (véase también E s t r u c t u r a s y S u p e r ­ f ic ie s pp. 492-513). También es necesario decidir si una ayuda resultará necesaria para el man­ tenimiento de rutina, una vez ya esté es­ tablecido el jardín. Es posible planifi­ car un jardín para que requiera poca conservación.

E l e m e n t o s d e D is e ñ o F o r m a l e s b ie n E q u il ib r a d o s

Las formas rectas y geométricas de un seto recortado y la elegancia clásica de una estatua complementan el gran estanque circular con su plantación discreta de lirios y nenúfares. ciones menores con posterioridad, pero la colocación de los elementos a largo plazo, tales como los patios, las pare­ des y los árboles, deberían estar resuel­ tos previamente. Planifique el jardín como un todo, en vez de abordar las di­ D is e ñ a r

un

J a r d ín

segú n tu s

D is e ñ o d e B a jo M a n t e n im ie n t o

ferentes partes poco a poco; esto facili­ tará una sensación de continuidad, de manera que los elementos individuales no resulten meramente interesantes por sí mismos, sino que resulten efectivos vistos en conjunto.

Cambios en un jardín existente En la mayoría de los casos, la planifi­ cación implica la modificación de un jardín ya existente antes que la creación de uno completamente nuevo; y existen varias razones para desear volverlo a diseñar. Después de una mudanza, es posible que desee cambiar una parte o la tota­ lidad del diseño del jardín existente para satisfacer preferencias personales. Es po­ sible que el trazado o el carácter de un

jardín se adapten para amoldarse a usos distintos, tales como proveer unas zo­ nas de juego, el espacio para los frutales y las hortalizas, o una mayor intimidad. Si el jardín requiere un nivel de man­ tenimiento elevado, puede resultar ne­ cesario adaptar su estilo, con el fin de reducir la cantidad de trabajo que im­ plica. Con menos frecuencia, un jardín demasiado enmarañado o abandonado podría requerir la restauración o reno­ vación de ciertos elementos para reestablecer su diseño original (véase tam­ bién «La restauración de jardines antiguos e históricos» p. 31). Estimación inicial Resista la tentación de apresurarse: si se enfrenta a una maraña estilo jungla de árboles sobresalientes, arbustos abando­ nados y malezas, podría parecer senci­ llo excavar todo el jardín y comenzar otra vez, pero es mejor proceder con cautela. El desorden podría ocultar al­ gunas plantas interesantes o útiles que deberían conservarse. La inclusión de uno u dos especímenes más desarrolla­ dos dentro de un jardín nuevo propor­ ciona una estructura alrededor de la cual se puede diseñar el esquema de planta­ ción, y también ayuda a contrarrestar un aspecto inacabado. Permita que las ideas acerca del nue­ vo diseño del jardín se desarrollen gra­ dualmente, a fin de incorporar lo me­ jor de los elementos heredados, antes que imponer una imagen preconcebida al emplazamiento. Dentro de lo posible, conviva con el jardín tal como está du­ rante un año civil, anotando cualquier elemento que valga la pena conservar, tal como un seto crecido que proporcio­ ne un refugio valioso de los vientos do­ minantes, o un arbusto que, en invier­

N e c e s id a d e s

Un pavimento duro facilita el cuidado del césped y conjuntos, plantadas con arbustos de bajo mantenimiento, árboles pequeños y plantas tapizantes.

J a r d ín d e A l t o M a n t e n im ie n t o

Aquí aparece una gama de plantas más variada, con frutales, hortalizas, plantas en recipientes, y trepadoras sobre espalderas, que requieren cuidadosa atención y una conservación regular durante todo el año.

no, ilumine un rincón apagado con una exhibición de bayas atractivas. Durante este período inicial se pueden proporcionar unos colores y un interés adicionales por medio de contenedores, plantas anuales o bienales a medio de­ sarrollar, y enredaderas de crecimiento rápido, guiadas sobre una espaldera. Las tareas rutinarias de mantenimiento, ta­ les como la poda de las ramas muertas o dañadas por los árboles y arbustos, el segado del césped, la eliminación de las malezas perennes, y el recortado de los setos, deberían ser llevadas a cabo como de costumbre para mantener el jardín en buenas condiciones.

J a r d ín F o r m a l A b ie r t o

La creación de un nuevo jardín

Este jardín está rodeado por una estructura de setos altos, lo que hace de él un lugar silencioso e íntimo. Un banco ornamental proporciona un sólido centro de atención y un lugar desde el cual disfrutar de los parterres rosas y blancos, densamente plantadas con Nicotiana muy perfumada, Buddleia blanca, y majestuosas Cleome.

Crear un jardín en un emplazamiento de «campoverde» nuevo (uno que no ha sido previamente cultivado como jardín) puede resultar intimidatorio, pero tam­ bién debería constituir un desafío esti­ mulante. Al haber menos construccio­ nes impuestas por elementos ya existentes en el jardín, se dispone de una mayor libertad para seguir los dictados de la imaginación. Sin embargo, es im­ portante diseñar el jardín en relación con su emplazamiento y tener en cuen­ ta el tipo de suelo y el clima. Tipos de jardín Existe un estilo de jardín que conviene a cada personalidad; para algunos, una huerta productiva resulta una prioridad; para otros es más importante una zona para recibir invitados o un lugar aisla­ do para relajarse. Los ejemplos siguien­ tes muestran tipos de jardín comunes. Jardín familiar Habitualmente de dise­ ño bastante formal, este tipo de jardín proporciona un lugar seguro para el jue­ go de los niños, además de zonas para orlas de flores, frutales y hortalizas, y un patio o una terraza.

Jardín campestre Probablemente cuente con un trazado informal y contenga mu­ chas plantas interesantes y poco comu­ nes; también podrá incluir algunas zo­ nas salvajes o de conservación, y un elemento acuático. El mantenimiento de este tipo de jardín podría requerir un ele­ vado grado de experiencia horticultural. Salón exterior formal Con construccio­ nes tales como un palio, paredes bajas, escalones, y tal vez un estanque eleva­ do, este estilo de jardín pueda disponer de muchas plantas en contenedores, pero pocas plantaciones más, y proba­ blemente carezca de césped. Habitualmente requiere un mantenimiento míni­ mo. Este estilo formal es adecuado para pequeños jardines urbanos. Jardín abierto Este tipo de jardín, situa­ do posiblemente en un terreno inclina­ do delante de la casa, requiere general­ mente poco mantenimiento y resulta ideal para el recreo pasivo, con buenas vistas de los alrededores. Puede estar construido sobre terrazas y tener espa­

cio para cultivar algunos frutales y hor­ talizas. Santuario protegido y aislado Donde la intimidad es prioritaria o donde el jar­ dín está abierto a la vista, o se asoma a panoramas desagradables, este tipo de diseño con valla suele incorporar una pérgola o glorieta y muchas plantas tre­ padoras. Trazado de un esbozo En la etapa preliminar de diseño rcsul-

ta útil trazar un esbozo rápido del em­ plazamiento del jardín. Tome nota de la posición de la casa y de otros elemen­ tos fijos, tales como los límites; después, distribuya las zonas para los macizos, los parterres, un césped, estanque, pa­ tio, o cualquier otra cosa requerida. Donde sea necesario, deje espacio para elementos fijos puramente funcionales, tales como un depósito de abono o un cobertizo de herramientas, alejados de la casa u ocultos a la vista.

¿Macizo formal o regulado del jardín delantero?

Orla mixta Terraza

árboles, arbustos,

J a r d ín U r b a n o y d e P a t io

Un amplio entarimado conforma un inusual patio escalonado con un esquema sesgado y dinámico. Las plantas han sido escogidas por su bajo mantenimiento y su follaje atractivo y arquitectónico.

P l a n if ic a c ió n d e lo s C o m p o n e n t e s d e i . J a r d ín

Realice un gráfico sencillo de todos los elementos que piensa incluir en el jardín, bosquejando su ubicación con respecto a la casa y a otros elementos fijos, así como respecto a los límites exteriores.

Valoración del emplazamiento

E f e c t o s d e P l a n t a c ió n A CORTO Y LARGO PLAZO

Es posible crear un efecto de plenitud y abundancia con rapidez utilizando perennes que crezcan deprisa entremezcladas con anuales para rellenar huecos y proporcionar bastante color; pero, a largo plazo, tal esquema puede requerir un mantenimiento mayor (derecha). Un diseño más estructurado, en un marco esculpido de árboles, arbustos y setos recortados, tardará mucho más tiempo en alcanzar la madurez (extrema derecha).

Antes de pasar a la próxima etapa de planificación, evalúe el emplazamiento concienzudamente. El examen debería detallar factores tales como el clima y el tipo de suelo, ya que este tipo de in­ formación resulta inestimable al decidir sobre el drenaje, la protección, qué plan­ tas cultivar, y dónde emplazarlas. Consideraciones climáticas Es útil averiguar las cifras de las lluvias anuales, las temperaturas y las horas de sol, al igual que los detalles de cualquier tipo de influencia climática, tales como las zonas de escarcha. El emplazamiento geográfico también puede tener impor­ tancia: por ejemplo, un emplazamien­ to en lo alto de una colina, a 150-200 m sobre el nivel del mar, puede tener una temperatura varios grados inferior a los de otros sitios cercanos pero bajos, de modo que la estación del crecimiento podría ser posterior. Los jardines ciuda­ danos son habitualmcnte más cálidos y están más protegidos que los de las zo­ nas rurales. Los jardines costeros están expuestos a vientos cargados de sal, pero las temperaturas son menos extremas que tierra adentro. Además, se debe tener en cuenta el microclima: tome nota de la dirección a la que mira el jardín y cuáles son las zonas más soleadas y sombreadas de

una estación a otra y en distintos mo­ mentos del día; por ejemplo, la sombra de un árbol deciduo es más densa a fi­ nales de la primavera y del verano. Algunos rincones del jardín pueden estar protegidos, mientras que otros pue­ den estar expuestos y necesitados de pro­ tección si se pretende utilizarlos por completo, dependiendo de la dirección

Calle con tráfico Arbol xistente/ l sombra U5 O

y la fuerza del viento. Es posible que también haya trozos húmedos y secos y puntos fríos y calientes; nada de esto es necesariamente malo, pero todos afec­ tan el tipo de plantas que prosperarán. Intente aprovechar los microclimas di­ ferentes que concurren dentro del mis­ mo jardín, cultivando plantas que dis­ fruten de las condiciones dadas, en lugar de intentar criar especies inapropiadas. Véase «Microclima», p. 519.

Suelo

A menos que planifique la creación de un jardín «duro», mayormente pavi­ mentado o de gravilla, es esencial ave­ riguar el tipo, la textura y el nivel de aci­

dez (pH) del suelo; puede ser de arcilla pesada; ligero y arenoso; gredoso o lo­ doso; o turboso y ácido. El tipo de sue­ lo afecta el drenaje, a la clase de plan­ tas que se pueden cultivar, y a la facilidad de las tareas de cultivo, tales como el cavar y el plantar. En los viveros resulta fácil obtener equipos de alquiler para la determina­ ción del pH del suelo, aunque la presen­ cia de ciertas plantas también podría proporcionar un indicio aproximado: por ejemplo, los rododendros, las hor­ tensias, los brezos y los helcchos gene­ ralmente prosperan en tierras ácidas. Para más detalles, véase «Acidez y al­ calinidad», p. 523.

Sol por las mañanas Fresco

Casa Sitio cálido/seco Pleno sol, Cálido, buen drenaje

Turbulencia del viento

A la vista de los vecinos y vísta mala

Suelo bajo, húmedo y pesado Ventoso

Ventoso

Árbol xistentel v sombra

Buena vista

0 Valore las condiciones, los elementos del emplazamiento y las plantas correctamente: por ejemplo, un estanque ha de estar en el sitio más húmedo, y las especies que prefieren el sol, en el sitio más cálido. P la no d e l M ic r o c l im a d e l J a r d ín

P l a n t a c ió n p a r a Z o n a s H ú m e d a s y S o m b r ía s

Examine el tipo de suelo antes de seleccionar las plantas. Un emplazamiento húmedo y sombreado proporciona un medio ambiente perfecto para Hermosas azul-verdosas y estriadas y para las bellas e intensas iris sibirica.

El emplazamiento del jardín Al diseñar un jardín, considérelo en el contexto de su ambiente circundante, an­ tes que aislado. Puede estar ubicado en una terraza o en un emplazamiento su­ burbano con panoramas buenos y ma­ los, por ejemplo, o estar en una posi­ ción elevada con buenas vistas, pero que necesita protección del viento. Ahora es posible trazar un plano más detallado, mostrando los panoramas buenos y malos, la dirección de los vien­ tos dominantes, y una indicación del si­ tio donde podría ser necesaria una pro­ tección adicional. Otro factor a tener en cuenta es el ruido; si no es alto, una plantación densa de perennes, o unos só­ lidos bancales de tierra, pueden ser de ayuda. Un enfoque más sencillo, y a ve­ ces igualmente efectivo, es el de crear un elemento de diversión con una fuente o una cascada.

J a r d ín d e b a jo M a n t e n im ie n t o

Una estructura de materiales duros, árboles y arbustos forma un diseño eficaz y de bajo mantenimiento.

Aspectos del mantenimiento Todos los jardines, incluso los informa­ les o los silvestres, necesitan cierto cui­ dado y ciertas atenciones para mante­ nerse en buen estado. Antes de decidir sobre un diseño, sea realista en cuanto a la cantidad de trabajo y energía que está dispuesto a invertir: si quiere que el mantenimiento sea mínimo, opte por un estilo de jardín que no exija una ru­ tina constante de segar, recortar, esta­ car, desarraigar la maleza y limpiar para que resulte atractivo. Calcule de cuánto tiempo y cuánta ayuda dispondrá o po­ drá aportar para conservar su buen as­ pecto y compárelo con los regímenes de mantenimiento necesarios para la ma­ yoría de los jardines. Existen períodos especialmente atareados: la primavera y el principio del verano, por ejemplo, de modo que una ayuda supiementaria puede resultar necesaria. E f e c t o s d e P l a n t a c ió n A CORTO Y LARGO PLAZO

Es posible crear un efecto de plenitud y abundancia con rapidez utilizando perennes que crezcan deprisa entremezcladas con anuales para rellenar huecos y proporcionar bastante color; pero, a largo plazo, tal esquema puede requerir un mantenimiento mayor (derecha). Un diseño más estructurado, en un marco esculpido de árboles, arbustos y setos recortados, tardará mucho más tiempo en alcanzar la madurez (extrema derecha).

A p r o v e c h a n d o al m á x im o lo s E l e m e n t o s N a t u r a l e s

Una plantación informal integra los elementos naturales del emplazamiento con eficacia, dando lugar a un jardín silvestre espléndidamente plantado.

Expectativas a largo y a corto plazo Habitualmente, los árboles son las plan­ tas mayores y las que gozan de vida más larga, pero algunas especies pueden vi­ vir mucho más que otras: los robles

(Quercus) pueden vivir más de 200 años, mientras que algunos cerezos floridos (Prunus) y abedules (Betula) pueden de­ caer después de sólo 50 o 60 años. Esto también se aplica a los arbustos. En ge­ neral, cuanto más rápido sea el creci­ miento de un árbol o arbusto, más cor­ ta puede resultar su vida efectiva. Aunque la expectativa de vida de las

plantas herbáceas perennes es menos va­ riable, ciertas plantas, por ejemplo las peonías ( Paeonia) y los Acantus, viven muchos años; otras, tales como los del­ finios y el flox, tienen vidas más cortas. Al planificar un jardín, tenga en cuen­ ta las velocidades de desarrollo de los componentes, necesarias para alcanzar un aspecto bien definido. Las estructu­ ras tales como pavimentos, pérgolas o muros tienen un efecto inmediato; un césped adquiere un aspecto presentable muy rápidamente si se lo cría a partir de losetas, pero llevará más tiempo si se lo siembra a partir de semillas; algunas plantas herbáceas, arbustos y setos al­ canzan la madurez en cinco años. Al­ gunos jardineros más pacientes podrían planificar con vistas a una escala tem­ poral de diez años, incluyendo algunas plantas de crecimiento lento, mezcladas con aquellas que alcanzan la madurez más rápidamente, pero que son más efímeras.

Creación de un diseño

U

vez. comprobados el tipo de Si han quedado zonas grandes de es­ suelo y las condiciones climáticas, combros o de subsuelo remanentes de se debería llevar a cabo un estudio más obras de construcción, pueden ser uti­ detallado del emplazamiento. Evalúe lizadas el con provecho para formar la estado en que se encuentra cualquier base de un jardín de gravilla o de lade­ construcción o plantas existentes dentro ra de guijarros, antes que emplear tiem­ del jardín, para decidir si habría que in­ po y esfuerzo para excavarlos y reem­ cluirlas en el nuevo diseño del jardín, y plazarlos por tierra buena. Este tipo de mida el emplazamiento para proporcio­ emplazamiento proporciona condiciones narse un plano de base. ideales para las plantas que prefieren un terreno muy drenado. La ventaja de un jardín de gravilla o de ladera es que, una vez establecidos, frecuentemente requie­ ren un mantenimiento mínimo (véase también E l J a r d ín d e R o c a s , «El le­ cho de guijarros», p. 192). Opere siempre con las condiciones de partida, utilizando los elementos natu­ rales del emplazamiento como parte del diseño. Las pendientes, bancales y cam­ bios de nivel podrían ofrecer lugares para la construcción de terrazas, muro de retención, macizos escalonados, co­ Confeccione una lista de las plantas lon­ rriente de agua, o jardín de rocas, así gevas del jardín, identificándolas don­ como proporcionar buenos panoramas de ello sea posible. Anote el estado de del jardín. Se pueden utilizar plantas ta­ los árboles, arbustos, setos y plantas pe­ pizantes silvestres y bulbos para cubrir rennes, y también las del césped, y cal­ bancales umbríos y proporcionar color. cule en qué medida necesita podar y re­ Las zonas con problemas de drenaje novar. Después calcule los tamaños o de humedad constituyen un buen ho­ actuales y eventuales de los árboles y ar­ gar para las plantas amantes de la hume­ bustos. dad. Estas zonas resultan a veces difíci­ Haga una lista aparte de todos los ele­ les (y costosas) de drenar, con que utilize mentos «duros» del jardín, tales como plantas adaptadas a estas condiciones. patios, muros, senderos, invernaderos, Si existe un gran trozo de suelo húme­ estanques y pérgolas. Indique la com­ do, puede haber lugar para sauces or­ posición de estas estructuras, su condi­ namentales (Salix) y alisos (Alnus), con ción y su aspecto. prímulas de candelabro {Prímula), al­ Al preparar el plano del jardín, esta gunas calilla, y otras plantas pequeñas información le ayudará a decidir qué y amantes de la humedad alrededor de plantas tendrá que cambiar de lugar o éstas (véase también E l J a r d ín A c u á ­ cuáles eliminará, y qué elementos «du­ t ic o , «Jardines pantanosos», p. 245). ros» mantendrá o modificará. na

Camino

nuevo

Aprovechamiento de las características naturales

Evaluación de los elementos existentes

A p r o v e c h a n d o a l M á x im o los E l e m e n t o s N a t u r a l e s

Una plantación informal integra los elementos naturales del emplazamiento con eficacia, dando lugar a un jardín silvestre espléndidamente plantado.

Pi no . existente

Planta, lo f set 0 6 6 n ¿ \

Terraza pavimentada

Jarclj n de frutos huerto

Seto divisorio!

Árboles |nuevos floridos

Arbustosnuevos floridos istanque nformal

existente

D ib u ja r e l P l a n o a E s c a l a

Plano a escala del jardín, con límites, estructuras existentes y otros elementos que piense conservar y agregue después los nuevos elementos elegidos.

Hacer un plano a escala A menos que los cambios propuestos sean mínimos, dibuje un diagrama a es­ cala del emplazamiento como plano bá­ sico, sobre el que se podrán trazar di­ versos diseños. Estos podrán ser muy diferentes en cuanto al estilo, al espa­ cio dispuesto para cada elemento y al sentido de la proporción, pero confec­ cione cada uno sobre un plano a escala para que tenga una base real. Medición del emplazamiento Primero mida los límites del terreno, uti­ lizando una cinta métrica de gran lon­ gitud. Si el emplazamiento tiene forma irregular, divídalo en pequeños sectores con puntos fijos precisos y mida cada sector individualmente. Alternativamen­ te puede contratar un agrimensor para que prepare un plano a escala. Puede utilizarse un plano existente —tal vez uno que forme parte de la es­ critura de la casa—, aunque éstos sue­ len ser inexactos, y pueden incluir sólo los limites del jardín y la posición de la casa. Cambios de nivel Si en el emplazamiento existen conside­ rables cambios de nivel, indíquelo en el momento de la agrimensura, ya que el

diseño nuevo podría tener que incorpo­ rar ciertos elementos para dar cabida al declive. En un jardín con una inclina­ ción acentuada, puede resultar necesaria la construcción de terrazas o muros de retención. Es conveniente conservar una inclinación suave en dirección opuesta a la casa, ya que facilita el drenaje del césped o del patio junto a la casa. Preparación del primer plano Pase las medidas del emplazamiento al papel para crear un plano a escala bá­ sica del jardín; debería incluir todos los límites, junto con cualquier elemento que desee conservar del jardín existen­ te, tales como árboles, arbustos, sende­ ros y muros. Si realiza varios diseños di­ ferentes con fines comparativos, dibuje cada uno sobre papel vegetal pegado en­ cima de este plano a escala, de modo que los detalles puedan cambiarse con facilidad sin volver a dibujar el contor­ no original. Bosqueje los elementos de diseño que considere esenciales, pero sea realista en cuanto a lo que pueda darle cabida en el jardín; de otro modo, el diseño po­ dría resultar incoherente y confuso. Evi­ te incluir demasiadas estructuras del jar­ dín o árboles potencialmente grandes en un terreno relativamente pequeño, ya que entorpecerían el diseño.

Elección del estilo de diseño Existen muchas variantes de estilo que proporcionan un potencial para la crea­ ción de un diseño único; el gusto per­ sonal puede resultar el factor de deci­ sión principal. Algunas personas prefieren mucho espacio abierto; otras, un jardín más secreto y dividido; pue­ den existir zonas simétricas y formales, o formas irregulares y fluidas. Es posi­ ble crear efectos notablemente diferen­ tes, según se utilicen formas de lados rectos o curvas, con tal de mantener un diseño bien proporcionado. Hay algunos principios básicos de di­ seño a observar, sea cual fuere el estilo. El equilibrio y la armonía son muy im­ portantes: intente incluir elementos que se complementen entre sí, y con el em­ plazamiento general, para crear un todo coherente. También hay que considerar la escala y las proporciones; esto puede resultar bastante difícil en el caso de una composición viva como lo es un jardín, ya que las plantas cambian de tamaño y de forma a lo largo de una serie de es­ taciones. Tenga siempre en cuenta las al­ turas, extensiones, hábitos, y las tasas de crecimiento eventuales de las plantas, antes de incluirlas en el diseño. Relacio­ ne las plantas entre sí y con los elemen­ tos contiguos, tales como muros y sen­ deros (véase también «Relaciones de altura y de escala», p. 22). Las vistas o los centros de atención también podrán ayudar a obtener un contenido y definición mayores; en prin­ cipio, lo mejor es calcularlos en el em­ plazamiento mismo antes de incorporar­ los al diseño. Al igual que con todos los elementos, es posible que sean necesa­ rios algunos ajustes ai delinear final­ mente el esquema en el suelo.

D e t e r m in a c ió n d e la F o r m a y e l E s t il o

Jardines de tonos y estilos radicalmente diferentes se han creado dentro de la misma estructura. El primero (derecha) está basado en unos principios de diseño rectilíneo de líneas rectas y bloques que le proporcionan regularidad y formalidad, dirigiendo la atención sobre cada elemento distinto dentro de la estructura. Contrastando con éste, el jardín de la extrema derecha utiliza un diseño curvilíneo suave, con un estilo mucho más fluido e informal.

Perspectiva y proporción Manipulando la perspectiva aparente y la proporción, es posible lograr que el jardín parezca más corto y ancho, o más largo y angosto. Haga que un jardín pa­ rezca más larga estableciendo un eje lar­ go y después acentuándolo. Sitúe plan­ tas altas en primer plano, pasando a otras más cortas a lo largo del eje, qui­

zá con un centro de atención como, por ejemplo, un espécimen de árbol. Éste no debe ser demasiado alto para que no se altere la perspectiva. Alternativamente, considere la posibilidad de exagerar la perspectiva (véase debajo). En un jardín largo y angosto, la inte­ rrupción de la perspectiva mejora a me­ nudo las proporciones aparentes, y tam­ bién lo hace más misterioso, invitando a explorarlo. La elección de las divisio­

nes debería depender del jardín: una es­ paldera con una arcada desplazada del centro proporciona una división pro­ nunciada; en cambio, una orla que in­ vada el eje longitudinal crea una inte­ rrupción menos pronunciada. Los colores también pueden afectar a la sensación de distancia: los colores fuer­ tes y cálidos acortan la perspectiva, ya que parecen adelantarse; los colores más fríos y neblinosos parecen retroceder.

Trampantojo Es posible diseñar un jardín de modo que su forma resulte alterada visual­ mente y hacer más agradables sus proporciones aparentes. En el primer diseño, a la derecha, la urna del fon­ do tiene el mismo tamaño que la co­ locada en primer plano, mientras que, en el jardín del centro, se ha coloca­ do en el fondo una urna con la mis­ ma forma, pero más pequeña, sugi­ riendo que el jardín es más largo de lo que realmente es. Esta imitación de la perspectiva natural crea una impre­ sión de longitud, reforzada por el res­ to del diseño: el sendero se hace más angosto en el fondo del jardín, árbo­ les sucesivamente más pequeños re­ troceden en la distancia, e incluso el seto es más corto, en la parte poste­ rior, para reforzar la ilusión. En el ex­ tremo derecho, el jardín parece más corto y más ancho al colocar elemen­ tos separadores a intervalos y a lo largo.

P e r s p e c t iv a C o r r ie n t e

Este diseño no altera el tamaño ni la perspectiva aparente del jardín.

P e r s p e c t iv a E x a g e r a d a

Sendero estrecho y árboles decrecientes alargan el jardín.

I n t e r r u p c ió n d e la L o n g it u d

Las divisiones parciales acortan la perspectiva de un jardín largo.

Confección del plano definitivo Ahora es posible reunir lodos los ele­ mentos dentro del rompecabezas que proporcionará el diseño definitivo. Di­ buje este plano de ejecución a escala, de manera precisa, sobre papel cuadricu­ lado, utilizando números o símbolos para los diversos elementos. Indique la extensión de los árboles y los arbustos de manera precisa para asegurarse de que tengan suficiente espacio en relación a otras plantas y elementos. A veces los planos sobre el papel pueden parecer poco satisfactorios al transferirlos al te­ rreno, de modo que, antes de preparar el diseño definitivo del emplazamiento,

señale las diferentes zonas por medio de cordeles y estacas para indicar las pro­ porciones y el tamaño de los elementos. Al alcanzar esta etapa, será necesario casi con seguridad hacer ajustes en el emplazamiento, de modo que pruebe al­ gunas variaciones. Una vez haya com­ probado que los tamaños y las propor­ ciones de los elementos y las zonas se complementan correctamente, incorpó­ relas al diseño. Al diseñar macizos y orlas, marque sus contornos en el plano principal, pero elabore el plano detallado de plantación por separado, preferentemente a mayor escala (véase p. 20). Sólo será necesario dibujar la estructura y las plantas indi­ viduales con precisión.

E l J a r d ín A c a b a d o El plano de diseño final (derecha) está hecho a escala, con cada elemento claramente indicado; el jardín acabado (abajo) hace un buen uso de los elementos naturales al emplazamiento e incorpora, asimismo, consideraciones prácticas. I Pino existente 2 Urnas elevadas sobre pedestales plantadas con geranios y Helichrysuni 3 Orla baja de lavanda algodonera (Santolina chamaecyparissus) 4 Gravilla de color cálido para la entrada y el sendero hacia el jardín 5 Arbustos de bajo mantenimiento

23 Abedul plateado (Betula papyrifera) 22 Patio construido de lajas premoldeadas con contenedores para plantas individuales y anuales 21 Orla mezclado de arbustos y caducos para proporcionar atractivo todo el año 20 Fatsia japónica siempreverde

6 Cobertizo prefrabricado para guardar herramientas 7 Tierra en caja de madera 19 Manzano silvestre existente (Malus) 18 Magnolia stellala

8 Cerezo ornamental (Prunus ‘Shirofugen’) 9 Gama de color discreta para macizo con hierbas, clavellinas (Dianthus) y otras plantas aromáticas 10 Jardín de hortalizas, incluyendo hortalizas de ensalada II Arcada hacia el huerto, cubierta de clemátide y rosales trepadores 12 Jardín frutal, incluyendo bayas comestibles, frambuesas y otros frutos blandos

17 Deutzia longifolia 16 Estanque informal con nenúfares, rodeado de lirios y otras plantas amantes de la humedad 15 Pyrus calleryana ‘Chanticlecr’ 14 Manzano silvestre (Malus ‘Profusion’) 13 Seto bajo de boj (Buxus semper»irens) para rodear el huerto

Planos de la plantación Una vez determinado el discfio básico del jardín, es posible proseguir con una planificación más detallada, incluyen­ do la decisión sobre exactamente qué plantas se cultivarán y dónde ubicarlas. El estudio del emplazamiento habrá per­ mitido tomar nota de cualquier planta existente que merecería ser incorporada en el nuevo diseño. Si existen árboles, arbustos y setos útiles a conservar, pero en malas condiciones, deberían ser po­ dados y alimentados para renovarlos. Es mejor dibujar los planos de plan­ tación separadamente y a mayor escala.

No necesitan ser obras de artes; consi­ ga dibujar un plano de plantado sim­ ple y realista, e incluya otros elementos inmediatamente contiguos o relaciona­ dos con la plantación: por ejemplo, un cobertizo que tendrá plantas trepadoras guiadas a los costados. Al emplazar las plantas, asigne un es­ pacio suficiente para que cada una pue­ da desarrollarse hasta alcanzar la má­ xima altura y extensión verosímiles. Esto resulta especialmente importante para los árboles y arbustos, porque suelen conformar el «esqueleto» principal y permanente del diseño (véase también «Principios de plantación», pp. 21-26).

Planificación de la obra

Antes de embarcarse en la construcción y el cultivo, prepare un programa para que la desorganización en el emplaza­ miento sea mínima: las operaciones más sucias y más elaboradas, tales como la construcción de un patio o de un muro, se llevan a cabo en primer lugar. Operaciones como sembrar, plantar, trasplantar, o colocar losetas de césped, deberían ser emprendidas en la época apropiada; de otro modo, las plantas tal vez no sobreviviesen: el otoño, el invier­ no, o el principio de la primavera, po­ drían ser las mejores épocas. Los traba­ jos de construcción es mejor empren­ O rla M e z c l a d o derlos en verano o en otoño, cuando posibilidad menor de que las Un detalle de la orla mezclado a partir del plano principal muestra cómo un existe una condiciones climáticas afecten a limitado aspecto de color crea un efecto armonioso. Los arbustos proporcionan malas operaciones. Planifique primero es­ altura y estructura, en tanto los perennes realzan el diseño, formando una muestra las tas etapas. equilibrada. Plan de operaciones Elementos duros existentes Repare o Clemátide Artemisia absinthium Clemátide «Hagley Hybrid» renueve las estructuras existentes del jar­ «Lambrook Silver» «John Huxtable» dín en cualquier época del año, en tan­ -vkto lo permitan las condiciones cli­ máticas. Budleya Deutz Plantaciones existentes Si hace falta, davidii tantissima Pyracantha ícanthiui «Slack knighv» proteja cualquiera de las plantas que de­ • í iinct» X Watereri . K o 5 e ¿ see conservar en su posición actual para Escallonia evitar cualquier daño causado por los yple b\oeeo\ trabajos de construcción. Elimine las plantas no deseadas. Durante la estación ?aeom la inactiva, saque cualquiera de las plan­ .«Ballerina tas requeridas a otro lugar, trasplánte­ las, o cúbralas con tierra temporaimente. Losetas de césped existentes Si las lo­ setas de césped se encuentran en un es­ Artem isia Sedum/ tado aceptable y se debe cambiar la for­ Phlox absintium spectabile ma del césped o su posición, quítelas y «Lambrook paniculata «Autumn Silver» Veronica Joy» Geranium Cinereum trasládelas lo antes posible (véase «Tras­ var. subcanlescens lado de losetas», p. 283). Las losetas

también deberían quitarse, si pueden re­ sultar dañadas por los trabajos de cons­ trucción, y colocarlas de nuevo. Lo me­ jor es trasladarlas al principio de la primavera o del otoño, pero si se las mueve en invierno se pueden conservar apiladas durante dos o tres semanas an­ tes de volver a colocarlas (véase «Alma­ cenado de las losetas», p. 282). No qui­ te las losetas en verano. Trabajos de construcción nuevos Si ello es posible, complételos antes de cultivar o plantar. Compruebe la ubicación de todas las tuberías (gas, agua, etc.) para asegurarse de no dañarlas. Cultivo del suelo Deshágase de todos los escombros, deshechos o matorrales. Si el suelo ha sido aplanado por alguna máquina o por pisadas, cultívelo en pro­ fundidad (véase «Cavado sencillo», p. 525, y «Cavado doble», p. 526). La pri­ mavera o el principio del verano es la mejor época, ya que es posible dejar el suelo barbechado durante algún tiem­ po y quitar cualquier maleza (véase «Malezas», pp. 572-577). Elimine, asi­ mismo, cualquier tocón o raíz, ya que podrían fomentar la aparición del hon­ go de la miel (p. 565). La preparación de los suelos antes de la plantación pue­ de conllevar la incorporación de mate­ ria orgánica bastante descompuesta, la eliminación de piedras, y la fertilización y el rastrillado de la tierra, hasta obte­ ner una capa labrada fina. Efectué esto justo antes de plantar, o unas semanas antes. Plantaciones nuevas y céspedes Lo me­ jor es efectuarlo en otoño, aunque tam­ bién resulta satisfactorio en primavera. Llene macizos, orlas y contenedores de acuerdo con los planos detallados. Co­ loque losetas o siembre semillas de hier­ ba según la necesidad.

Bases para la plantación plantas son el elemento más por el atractivo de sus flores, follaje, for­ de un jardín, ya que ma, frutos, o corteza. Las plantas vis­ L importante determinan el estilo, carácter, aromas,tosas, pero de poca duración, pueden re­ as

y los efectos cambiantes de una estación a otra y de año en año. Son la esencia viva de la jardinería, y ofrecen una po­ tencial enorme para ¡a creación de un diseño individual y agradable. Algunos paisajistas modernos de jar­ dines prefieren el concepto de «salón ex­ terior», utilizando un gran número de elementos duros, tales como muros, sen­ deros, pavimentos, patios y grava. En es­ tos jardines continúa habiendo muchas oportunidades de utilizar plantas de ma­ nera interesante, pues resultan esencia­ les para equilibrar y suavizar los elemen­ tos duros, y deberían incluirse como partes integrales del diseño más que como un toque cosmético final. La mayoría de los jardines están di­ señados de manera que exista un equi­ librio entre las plantas y el paisaje duro, o bien utilizando plantas como elemento dominante e incluyendo estructuras du­ ras limitadas, cuidadosamente entremez­ cladas con el jardín a fin de proporcio­ nar centros de atención o satisfacer fines prácticos.

Diseño de la plantación Existen infinitos modos de cultivar y combinar las plantas decorativas, y hay muchos miles de plantas de fácil obten­ ción con las que trazar un esquema. En un jardín pequeño es particularmente di­ fícil decidir qué plantas hay que incluir. A menor cantidad de plantas utilizables, mayor debe ser el valor que cada una proporcione para dar el máximo interés

sultar tentadoras, pero es poco probable que merezca la pena incluirlas. Decidirse acerca de un tema o de un concepto de diseño de la plantación re­ sulta provechoso como base para la se­ lección y el emplazamiento de las plan­ tas. Las siguientes categorías de esti­ los de plantación proporcionan algunos ejemplos. Plantación formal o regulada Este tipo de plantación resulta apropia­ da para proporcionar un tema sencillo, simétrico y arquitectónico, con límites y setos divisorios recortados con preci­ sión. Es posible incluir macizos, nudos o parterres, con plantaciones bien equi­ libradas y controladas dentro de los ma­ cizos, utilizando colores, formas y tex­ turas limitadas (véase también «Jardines formales, p. 29; «Jardines de nudos» y «Parterres», p. 31). Es necesaria una dis­ ciplina considerable tanto en el diseño como en el mantenimiento de este esti­ lo. Si se divide un jardín amplio, resul­ taría apropiado tratar sólo una de las secciones de este modo.

estructurado y ordenado, pero posibili­ ta diseños de plantación muy diferentes dentro del marco. Habítualmente se utiliza un tema para cohesionar la plantación: tal vez plan­ tas aromáticas y hierbas; o rosas anti­ guas y, debajo, clavellinas o violas. Tam­ bién podría resultar eficaz un colorido restringido, o crear un jardín estacional que contenga plantas interesantes en pri­ mavera o en invierno. El término «plantación enmarcada» también describe el uso de un contra­ fondo o marco vivo para destacar un ele­ mento especial, un grupo de plantas, un árbol o arbusto individuales, o un pa­ norama distante; por ejemplo, unos es­ calones o el principio de un sendero po­ drían estar enmarcados por arbustos regulares y recortados; o por coniferas rectas para formar pilares vivos. Una vista encantadora e incitadora a otra parte del jardín, o al mundo exterior, po­ dría realzarse creando efectos de «ven­

tana» en un seto o una mampara, con el fin de ofrecer una sorpresa dentro de un espacio que, en otras circunstancias, está cerrado. Plantación libre y enmarcada Este estilo permite que la plantación flu­ ya más libre y naturalmente que en los esquemas regulados o enmarcados. En­ cantador y desestructurado, a veces in­ cluso un poco caótico, la plantación li­ bre puede combinar una amplia gama de plantas de un modo atractivo e infor­ mal. Mientras que los aspectos relativos al equilibrio y a la uniformidad son in­ cidentales, debería existir una sensación opulenta de profusión; y el efecto de la totalidad debería ser armónico, tanto en el color como en la forma. Estos jardi­ nes raramente resultan fáciles de admi­ nistrar, y generalmente son creación de jardineros avezados que disponen del tiempo y de las ganas suficientes para el cultivo de amplias colecciones de plantas.

Plantación enmarcada Este estilo, a veces utilizado en jardines grandes, también es fácil de modificar para emplazamientos más pequeños. El principio consiste en crear una estruc­ tura claramente definida por medio de setos, cercas o muros; habitualmente, las zonas intermedias entre éstos están di­ vididas por una red de senderos senci­ lla, y a veces formal, que definen un marco para la plantación. El diseño es

P lantación E n m a r c a d a

Un diseño geométrico delineado por senderos y setos bajos de boj (Buxus sempervirensy crea una estructura permanente para un plantado mixto y algo informal de arbustos bajos y perennes. El uso limitado del color confiere una sensación de continuidad, mientras que los toques brillantes de blanco y amarillo se destacan correctamente contra un fondo predominante verde, añadiendo toques de luz a la plantación, pero conservando la tranquilidad del jardín. P l a n t a c ió n L ib r e

Un alegre conjunto de plantas da a este jardín informal espontaneidad y abundancia. Los frescos azules del Eryngium y de las Campanula contrastan con el naranja y amarillo del Helenium y del Hemerocallis.

Contrafondos de jardín Tanto los límites de un jardín como cual­ quier división interna frecuentemente no están aprovechados en el diseño, pero sus materiales, tamaño y carácter afec­ tan el tono general; setos, mamparas, muros o cercas pueden ser utilizados como contrafondos, tal vez como con­ traste para plantaciones, o para bancos ornamentales o estatuas. Intente utili­ zar texturas, colores y estilos comple­ mentarios: por ejemplo, mientras que un seto recortado de tejo puede realzar a la perfección una figura de piedra clá­ sica, una cerca de madera de alerce re­ sultaría inapropiada. Setos y mamparas Además de resultar prácticos para bor­ dear o dividir el jardín, los setos y las mamparas de plantas forman barreras ornamentales vivientes y proporcionan contrafondos atractivos; por ejemplo, las flores blancas o pálidas o el follaje se destacan especialmente contra un seto verde oscuro de ciprés espeso (Cupressus) o de tejo (Taxus baccata). Los ban­ cos, urnas y estatuas también se realzan eficazmente emplazados dentro de un nicho y en un seto bien recortado. Los setos siempreverdes son contra­ fondos excelentes para orlas de arbus­ tos o herbáceas y para destacar plantas individuales, pero algunas plantas uti­ lizadas para setos tienen raíces muy fi­ brosas y extendidas y podrían entrar en competencia con plantas cercanas en cuanto a humedad y nutrientes. La den­ sidad de crecimiento es particularmen­ te importante si la finalidad del seto con­ siste fundamentalmente en servir de contrafondo a un elemento ornamental. Los arbustos floridos o de bayas (por ejemplo, las rosas o los espinos albares) también pueden ser utilizados, especial­ mente en jardines informales, con el fin de proporcionar límites o divisiones vi­ suales. El crecimiento es habitualmen­ te menos espeso que el de un seto tradi­ cional. Los setos pueden tardar varios años en arraigar y necesitan más manteni­ miento que los muros o las cercas, pero el interés que proporcionan en términos de textura, color y forma es inaprecia­ ble. La mayoría son longevos y, por lo tanto, resultan a menudo elementos más permanentes que las cercas (véase tam­ bién S e t o s y M a m p a r a s , pp. 60-62). Muros Aunque costosos de construir, los mu­ ros de piedra o de ladrillo proporcionan unos límites excelentes para jardines y ofrecen un campo de acción considera­ ble para la jardinería «vertical». La al­ tura y el aspecto de un muro determina habitualmente lo que puede cultivarse sobre, o contra, él. Las plantas que cre­ cen bien sobre un muro que mira al sur generalmente no convienen a uno que mira al norte. Al elegir trepadoras, asegúrese que el

P l a n t a c ió n d e C o n t r a f o n d o

Un muro de ladrillos sostiene aquí la magnífica pincelada púrpura de una clemátide, que forma una animada bóveda encima del banco del jardín. color de las flores o del follaje armoni­ ce correctamente con el del muro. Los muros de ladrillo rojos o amarillos real­ zan correctamente a ios verdes, rojos os­ curos, azules, púrpuras y blancos, mien­ tras que los muros blancos o grises pálido acentúan los rosas, amarillos, ro­ jos y azules. Los tipos de hiedra (Hederá) dorados o plateados pueden iluminar muros os­ curos o lóbregos, y resultan ideales para tales emplazamientos. Aunque no debe­ rían dañar los muros en buenas condi­ ciones, no se recomiendan para muros en mal estado, ya que sus raíces aéreas frecuentemente cuartean el cemento. Para más información, véase P l a n t a s T r e p a d o r a s , pp. 94-115. Algunos muros, incluso aquellos no adornados con plantas, especialmente los antiguos y erosionados, forman con­ trafondos atractivos y puede resultar conveniente dejar descubierta una cuarta parte o la mitad.

sola siempre que esté bien sujeta. Ésta es una buena opción cuando son nece­ sarias una mampara o una división que no cieguen la luz ni oculten un panora­ ma atractivo.

Relaciones de altura y de escala Al decidir acerca de un esquema de plantación, tenga en cuenta la altura y la forma de la planta, tanto en relación a otras plantas como a la escala y al ta­ maño de la zona; así, un jardín peque­ ño parecería apiñado un árbol grande como un castaño de Indias (Aesculus), mientras que una especie de menor ta­ maño, como un serbal (Sorbus aucuparia), resultaría más proporcionado.

Las asociaciones adecuadas de plan­ tas dependen a menudo de una escala armoniosa; un conjunto de muchas plantas diferentes, todas ellas de alturas muy distintas, puede parecer no plani­ ficada y descoordinada. Además, debe­ ría existir alguna variación para que el esquema no parezca limitado. Incluso a pequeña escala, como en un jardín de rocas, tenga en cuenta cómo combinar arbustos enanos y coniferas con plan­ tas de rocas tapizantes y suavizantes para crear variación e interés a través de re­ laciones de altura y escala, a la vez que las proporciones resulten bien equilibra­ das entre sí. Estas plantas parecen in­ significantes si se las agrupa con espe­ cies más grandes, y pueden pasar fácilmente desapercibidas. Las orlas perennes y de arbustos se disponen según su altura (la más alta, atrás, y las más bajas, delante), de modo que todas se vean con claridad. Sin em­ bargo, tal esquema parece menos formal si la regularidad se interrumpe en dos o tres lugares, tal vez incluyendo una planta alta en medio. En tal caso, debe­ rían elegirse plantas que permitan una vista más allá de ellas, como un árbol estrecho del tipo del tejo de columna (Taxus baccata ‘Fastigiata’), o una plan­ ta de follaje aéreo y de filigrana, tal como el hinojo (Foeniculum vulgare).

Plantación estructural Cierto número de plantas tienen un im­ pacto arquitéctonico o escultural consi­ derable —algunas gracias a sus hábitos de crecimiento naturales, otros por su follaje, tallos o flores. Existe una gran variedad de formas y efectos, que van desde la masa baja y desparramada de un junípero prostrado (Juniperus com­ munis ‘Prostrata’) hasta las espigas de

Cercas Allí donde sea necesario un límite físi­ co inmediato, el cercado puede ser la mejor solución. Relativamente baratas y fáciles de instalar por lo general, las cercas existen en una gama amplia de al­ turas y estilos, y se pueden utilizar para conferir el tono del jardín o acentuar­ lo. Las vallas tejidas de zarzas resultan atractivas en un ambiente informal y ru­ ral; un cercado blanco de estacas que­ da bonito alrededor de un jardín de campo; las verjas de hierro forjado son acordes con la formalidad de un jardín ciudadano elegante. Es mejor recubrir las cercas puramente utilitarias con tre­ padoras o enredaderas. Espalderas Las espalderas de cuadros o de rombos pueden ser utilizadas contra una cerca o un muro como soporte de plantas; si es lo bastante sólida, se puede utilizar

E s t r u c t u r a y M asa

Propuesta escultural para realizar un cuadro de formas abstractas y masas texturadas por medio de una variedad de arbustos y coniferas.

flores rectas y majestuosas y las ar­ queantes hojas, parecidas al vilano del cardo, del Acanthus spinosus. Las plantas estructurales suelen uti­ lizarse solas, como centro de atención, pero también son eficaces como parte de la estructura de diseño. Colocando una planta estructural al final de una orla se consigue un apartado nítido, mientras que un par de ellas ubicadas a ambos lados de un sendero o de un portal actúan como marco destacado. Las plantas arquitectónicas resultan ex­ celentes para vincular visualmente la casa (u otro elemento duro) con el jar­ dín —las formas esculturales, pero vivas, abarcan la transición de materiales du­ ros a plantaciones blandas. Incluir al­ gunas plantas de formas potentes dentro de un esquema no estructurado e infor­ mal coadyuva a proporcionar un foco al diseño y contrasta correctamente con las suaves líneas de una plantación blanda. Con plantas caducas o herbáceas, pla­ nifique el esquema de modo que otros elementos o plantas proporcionen una función similar durante los meses de in­ vierno; un grupo de sanguiñuelos (Cornus alba) de corteza roja podrían plan­ tarse junto aun grupo de Gunnera magellanica, de modo que los sanguiñue­ los se conviertan en un elemento espec­ tacular una vez decaídos los Gunnera.

Plantas individuales Las plantas cuyas formas son especial­ mente bellas, o aquellas de flores, folla­ je, frutos o tallos muy atractivos, se cul­ tivan mejor rodeadas del espacio suficiente para verlas y apreciarlas in­ dividualmente. Emplázelas de modo que constituyan puntos focales desde la casa, terraza o césped. En jardines amplios, dichas plantas se pueden agrupar de a tres o cuatro para obtener un impacto

rreno. La capa más elevada es la de los árboles; bajo ésta se hallan los arbus­ tos, y a veces las trepadoras, mientras que las plantas herbáceas y los bulbos conforman la capa inferior (véase tam­ bién «Plantación en capas», p. 26). Tal plantado en capas es fácilmente imita­ ble utilizando especies nativas y exóticas. Los jardines silvestres contienen en su mayoría plantas indígenas para fomen­ tar la existencia de pájaros, insectos y otra fauna, pero el uso de algunas plan­ tas exóticas apropiadas y algunas de cul­ tivo, seleccionadas entre especies conve­ nientes, aumentarán el interés y la calidad de la plantación, especialmente en otoño e invierno. I m it a c ió n d e l a N a t u r a l e z a

Las plantas amantes de la humedad, como las prímulas de candelabro y las Anthericum liliago de flores blancas, se adecúan a un terreno acuático. más audaz. También se pueden destacar algunas plantas cultivándolas en conte­ nedores ornamentales.

Plantación en grupos Aunque las plantas individuales pueden utilizarse solas o como parte de un es­ quema, se obtiene un efecto mucho más audaz y más armónico plantándolas en grupos o montones, especialmente si son plantas pequeñas. Esto evita el efecto confuso que podría proporcionar la plantación «puntual» de muchas plan­ tas individuales diferentes. Cultivar un grupo de plantas ¡guales juntas propor­ ciona un impacto más fuerte, especial­ mente a distancia, y acentúa cualquier colorido planificado. Generalmente, los grupos presentan un aspecto mejor al plantarlos en números impares de tres, cinco o siete plantas, lo que evita un as­ pecto rígido. También se pueden utilizar, de modo informal, grupos de plantas de follaje vistoso u otras características notables para dividir o proteger eficazmente unas zonas de un modo menos estricto que con setos.

Asociaciones de plantas naturalistas

E spécim en

La forma escultural, el follaje y las panículas de una Yucca gloriosa hacen de ella un espécimen ideal.

La manera en que las plantas están com­ binadas es una parte importante del di­ seño de jardines. Existen muchas agru­ paciones conocidas de éxito, pero, como que hay tantas plantas disponibles, que­ dan por probar muchas combinaciones de color, textura y forma. Al decidir qué plantas se colocarán juntas, tenga en cuenta cómo crecerían de forma natural, de modo que tanto la agrupación como la selección resulten apropiadas. Imitar asociaciones de plan­ tas en la naturaleza tiene dos ventajas

importantes. En todo hábitat natural o seminatural se han desarrollado asocia­ ciones de plantas que se entremezclan correctamente en diferentes capas o agrupaciones. Estas comunidades de plantas están adaptadas al suelo y al cli­ ma o microclíma locales, y prosperan en las mismas condiciones de crecimiento. Además, la gama de plantas que pros­ peran puede estar afectada por otros fac­ tores; por ejemplo, los pastizales abier­ tos, ondulantes y gredosos (downs) dejados sin pastar, serán invadidos por arbustos y árboles, y las plantas de los pastizales decaerán rápidamente. En la naturaleza, los monocultivos de una sola especie ocurren pocas veces, y, en algunos suelos y hábitats, la variedad es sumamente amplia. Cualquier tierra desnuda es rápidamente colonizada por la flora local. Se pueden hallar diferen­ tes capas de vegetación en el mismo teF orm as y C ontrastantes

Las plantas de follaje de formas y aspectos diferentes han sido combinadas para crear un diseño interesante pero equilibrado. Las lanzas rectas de los Iris laevigata ‘Variegata’ destacan eficazmente contra las hojas redondeadas y enormes de una Hermosa ‘Buckshaw Blue’ y contra las formas abiertas y el follaje dividido horizontalmente de un Hcracleum mantegazzianum.

Aspecto y forma Para crear un diseño vivo y satisfacto­ rio es fundamental la plantación y agru­ pado de las plantas para aprovechar su aspecto y forma. Cada planta posee una forma natural y una silueta de creci­ miento que puede cambiar al crecer y madurar. Algunas también se pueden podar para desarrollar una forma de cre­ cimiento diferente, de modo que resul­ te eficaz dentro de un diseño en parti­ cular; así, al podar una zona para obtener brotes jóvenes coloreados en los sauces {Salix) para la exhibición inver­ nal. Los aspectos y las formas de plan­ tas jóvenes en un vivero o en un centro de jardinería pueden no proporcionar una pista confiable de su forma adulta, o sea, que es una buena idea observar especímenes más adultos en jardines o parques. La combinación de plantas con aspec­ tos y formas diferentes proporciona in­ finitas posibilidades para la invención de esquemas interesantes y bien equilibra­

dos. Al proyectar, observe siempre la forma de crecer de la planta, además del follaje, flores y otros elementos. Los as­ pectos y las formas elegantes son espe­ cialmente importantes para la plantación de individuos. Muchos arbustos y plantas perennes tienen un aspecto redondo, formando montículo, lo que puede ser contrasta­ do con formas diferentes —tales como un árbol columnar o plantas tapizantes postradas— para darle mayor interés. Los arbustos de tallos desnudos pueden ser utilizados con plantas bajas y tupi­ das delante para ocultar la base. Las de contornos redondos y formas de creci­ miento espesas son más apropiadas para los esquemas de tapizado ondulantes. Muchos arbustos herbáceos y plantas bulbosas proporcionan aspectos y for­ mas notables, con un follaje llamativo y espigas floridas durante el crecimien­ to, pero en invierno, cuando decaen, tie­ nen poco interés. El problema se puede resolver colocando una planta siempre verde cerca para proporcionar un atracti­ vo permanente (véase también «Atrac­ tivo permanente», p. 25).

Color El color más llamativo, pero a veces más bien pasajero de las plantas, proviene de

C o l o r R e s t r in g id o

R o m p e r la s R eg l a s d e la L u z

Este esquema de rododendros rojos y lupinos rosados (Lupinos) y amapolas gigantes (Papaver) demuestran cómo es posible saltarse las reglas con éxito. las flores, con sus tonalidades y mati­ ces. Sin embargo, las flores no son la única fuente de color, ya que el follaje es a menudo decorativo, mientras que muchas plantas tienen tallos, cortezas, bayas o pericarpios atractivos que pro­ porcionan interés en otoño o invierno.

Los colores son aquí limitados para crear un efecto relajante, mientras que las agrupaciones de plantas tranquilas subrayan la informalidad.

Las preferencias de color responden a gustos personales, pero existen pautas generales a tener en cuenta. El espectro del color se puede dividir en dos gamas: los azules y los amarillos. Las gamas azules incluyen los blancos azulados, los blancos rosados, el magenta, el fucsia, los rojos carmesí, los azules y los púr­ puras. La gama amarilla incluye los blancos cremosos, los marfiles, los rosa salmón, los rojos escarlata, los naran­ jas y los amarillos. Las asociaciones entre ambas gamas generalmente resultan armónicas, pero la mezcla de colores dentro de una mis­ ma gama puede tener un éxito menor. Dentro de la gama azul, por ejemplo, los rosas y los rojos pueden chocar en­ tre sí, mientras que, tomando un color de cada gama, tales como el azul y el

E fecto de L uz

amarillo, y mezclándolos, se obtienen buenos resultados. Sin embargo, existen excepciones; por ejemplo, los azules y los malvas se combinan bien en gene­ ral. Restringir los colores ayuda a crear un esquema atractivo; si se utiliza una gama de colores amplia el resultado pue­ de resultar desarticulado y remilgado. En todas las plantaciones relaciona­ das con el color, la luz es un factor im­ portante: en los países en los que la luz es suave y más bien azulada, resulta efi­ caz destacar los colores pastel, como los rosas, lilas y azules grisáceos; donde la luz es más fuerte y más brillante, como en los paisajes mediterráneos o californianos, los colores más cálidos tendrían un impacto mayor que los pálidos, que con frecuencia parecen lavados a la luz del sol. Por otra parte, un atrio o terra­ za umbrías podrían avivarse por medio de los rosas salmón, naranjas, rojos y amarillos, mientras que un patio cálido y soleado podría parecer más fresco uti­ lizando grises, azules y blancos. También es posible utilizar un color intenso para dirigir la mirada hacia un elemento en particular, mientras que los azules y grises suaves destacan menos y, por lo tanto, parecen alejarse. A veces este efecto resulta útil para crear una sensación de distancia ilusoria: por ejemplo, plantando rosas rojas en la par­ te delantera y hierbas azul-verdosas en la parte posterior del jardín puede ha­ cer que parezca más largo (véase tam­ bién «Perspectiva y proporción», p. 18).

Textura La textura está proporcionada en gran parte por el follaje, pero otros elemen­ tos, tales como los frutos y cortezas, y el efecto de la silueta de una planta, aportan texturas interesantes. Al agru­ par plantas diferentes, tenga en cuenta

A pleno sol, las plantas de colores intensos, como la lavanda (Lavandula) y el Nerium oleander, provocan un impacto deslumbrante.

báceas proporciona colorido y texturas cambiantes en las distintas estaciones.

C o ntr astes d e T e x t u r a

Las pequeñas ramas plumosas de la Chamaceyparis pisifcra ‘Filifera Aurea’ y el follaje suculento de una Euforbia charadas sub. wulfenii conforman un contraste vistoso. el efecto de juntar sus diversas texturas e intente lograr efectos de contraste; por ejemplo, las frondas en filigrana de un grupo de hclcchos destacarían agrada­ blemente entre las hojas serradas de una hermosa.

Atractivo permanente Muchos jardines alcanzan su máximo esplendor en verano, con esquemas co­ loridos apoyados, sobre todo, en plan­ tas herbáceas. En general, éstas resultan sin embargo poco interesantes el resto del año, y un plan de plantación que ge­ nere un atractivo permanente probable­ mente proporcione mayor placer. Los ar­ bustos, árboles y setos tienen un valor inestimable para establecer una estruc­ tura duradera, mientras que la inclusión de variedades de bulbos y plantas her­

Primavera Los bulbos resultan excelentes para aportar color al jardín en la primera par­ te del año, desde las blancas campani­ llas de invierno (Galanthus) de finales de la estación hasta los brillantes aza­ franes y narcisos de la primavera; mu­ chas de ellas, como los tulipanes, flore­ cen hasta el verano. Los bulbos se pueden cultivar junto con plantas tapi­ zantes para proporcionar interés una vez muerto el follaje de los mismos. Trepa­ doras de floración primaveral, tales como Clematis armandii, pueden cul­ tivarse ascendiendo por un árbol deci­ duo de follaje ligero a fin de agregar co­ lor mientras el árbol está brotando. Verano En verano, la mayoría de las plantas her­ báceas presentan su mejor aspecto, con una amplia gama de especies con las que crear un tapiz rico en colores. Éstas in­ cluyen las perennes, que proporcionan interés año tras año, y las anuales y bie­ nales, por ejemplo las amapolas (Papaver) y los guisantes de olor (Lathyrus odoratus), para mayor variedad y como relleno entre plantas establecidas. El fo­ llaje de algunas plantas bulbosas, tales como el Eremurus y las cebollas deco­ rativas (Allium), comienza a declinar antes de que las plantas florezcan. Es­ tos bulbos deberían plantarse detrás de las plantas herbáceas de floración tar­ día, de modo que sus hojas queden ocultas. Otoño Los bulbos de floración otoñal, los ar­ bustos de bayas y las coniferas enanas tienen, todos ellos, interés en otoño. Mu­ chos árboles y arbustos de follaje atrac­ tivo, tales como los tonos ardientes de muchos arces japoneses (Acer palmatum y A. japonicum), resultan especial­ mente espectaculares en dicha estación.

P r im a v e r a

Las cabezas orgullosos de los tulipanes coloridos y rayados aportan una riqueza de color a las orlas en primavera, mientras que las etéreas flores azules del nomeolvides (Myosotis) aportan un interés adicional a ras de suelo.

V erano

Una rosa antigua de jardín alcanza su máximo esplendor en verano, sus flores de un magenta profundo complementan la gama de color rosa, malva y azul. Las perennes, tales como las cebollas decorativas (Allium), los resistentes Geranium, y los lirios, acaban de completar el diseño de la estructura de arbustos.

O toño

Unos repollos decorativos con hojas rosadas y verdes añaden un color suave, mientras que el follaje amarillo oro de las rosas ilumina la orla. Los elementos estructurales de la espaldera pintada y la Euphorbia comienzan ahora a destacar más.

I n v ie r n o

A l decaer las perennes, el esquelete del diseño adquiere importancia: los tallos desnudos de la rosa, la audaz forma de cono de los acebos jaspeados de oro (Ilex), las cabezas tocadas por las escarcha de la Euphorbia, y el arco destacado de la espaldera. E fectos I n v e r n a l e s

Los colores brillantes de los sanguiñuelos rojos y amarillos (Cornus alba ‘Sibirica’ y C. stolonifera ‘Flaviramea’) exhiben su mejor aspecto en invierno.

Invierno Aunque es considerado un período apa­ gado en el jardín, el invierno es una épo­ ca en la cual muchas plantas presentan unos follajes, flores, frutos, corte/a o ta­ llos atractivos. Si existe el espacio sufi­ ciente, se puede dedicar una zona del jardín a las plantas que tengan interés en invierno, tal vez situadas donde pue­ dan verse desde la casa. Los árboles y los arbustos de cortezas ornamentales proporcionan unos elementos estructu­ rales, además de color y textura; así, el lustroso tronco color caoba de un Prunusserrula. Plantas tapizantes siempreverdes o brezos de floración invernal pueden cultivarse en la parte delantera de una orla para proporcionar un colo­ rido invernal suplementario.

Plantación escalonada El principio de la plantación escalonada es lograr una continuidad y un equilibrio de color, forma y textura en la misma zona. Esto refleja los hábitats naturales donde las plantas crecen en proximidad, pero que a veces tienen ciclos de vida di­ ferentes, por lo cual se reduce la com­ petencia por la humedad, el alimento y la luz. Un buen ejemplo natural es un

bosque de campánulas, donde las cam­ pánulas florecen al final de la primave­ ra y declinan antes de que los helcchos, las zarzas y las dedaleras hayan alcan­ zado su desarrollo completo. Esta interplantación o plantación escalonada se puede imitar utilizando asociaciones de plantas cultivadas; por ejemplo, unos abedules de tronco blanco (Bernia) po­ drían conformar el escalón de árboles, a cuya sombra ligera se podrían plan­ tar arces japoneses (Acer) o sanguiñuclos (Corrtus) como escalón de arbustos. A sus pies se podrían plantar hermosas o helechos y, como éstas no brotan hasta finales de la primavera, se las podría interplantar con bulbos de primavera. En menor escala, es posible continuar con los mismos principios utilizando ar­ bustos individuales rodeados de alfom­ bras de plantas tapizantes y bulbos. Los árboles de copas frondosas, tales como las hayas (Fagus), o de hoja perenne como los acebos (llex), proyectan una sombra profunda y dificultan el creci­ miento de las plantas a sus pies.

Espaciado de plantas Al diseñar un esquema de plantación, deje espacio suficiente entre planta y A g r u p a c ió n df . C o n t e n e d o r e s

A l agrupar contenedores por alturas, se logra un efecto audaz desde un vistoso Ncrium oleander, en la parte posterior, hasta un alhelicillo Lubularia mar¡tima) en la parte anterior, conforman una transición entre la casa y el jardín.

P l a n t a c ió n e s c a l o n a d a

La bóveda pequeña y el follaje ligero de una Robinia pseudoacacia ‘Frisia’ permite que muchas plantas crezcan a sus pies; las dedaleras (Digitalis) y las Crambe cordifolia no limitan el crecimiento de las perennes.

planta de modo que puedan desarrollar­ se completamente; si están plantadas de­ masiado cerca, pronto necesitaría alige­ rarlas para evitar el amontonamiento. Sin embargo, en ciertas ocasiones se pueden plantar muy juntas para propor­ cionar un elemento de diseño en parti­ cular, tal como un jardín de nudo. Las distancias y el espacio de la planta­ ción también dependen del suelo, de las condiciones climáticas, y del período de maduración de la especie o del cultivo du­ rante el desarrollo del esquema. Las plan­ tas jóvenes son menos costosas que las más adultas de la misma especie o culti­ vo, que proporcionan un impacto más in­ mediato, pero pueden transcurrir varios años antes de que la plantación parezca adulto. La decisión acerca de cuáles plan­ tar depende del presupuesto disponible. Por regla general, situar las plantas muy cerca una de la otra y el uso de plantas de crecimiento rápido crea un impacto considerable a corto plazo, pero a largo plazo resultará necesario una mayor cantidad de poda, mantenimiento y renovación. Un equilibrio entre plan­ tas de crecimiento rápido y de crecimien­ to lento produce los mejores resultados; una manera de desplegar un gran inte­ rés inicial es llenar los huecos con «re­ llenos» ocasionales, tales como anuales y bulbos coloridos, mientras las otras plantas se van estableciendo.

La jardinería en contenedores Existen muchas posibilidades de incluir contenedores con plantas en un jardín, especialmente en terrazas, patios y es­ calones, donde aportan cambios de ni­ vel atractivos y suavizan la rigidez. Los contenedores forman centros de interés estructural y pueden ser utilizados: in­ dividualmente, para destacar especíme­ nes de plantas; en parejas, para enmar­ car una vista o unos escalones; o en pequeños grupos, para relacionar la casa con la terraza y el jardín. La mayoría de las plantas se pueden cultivar en contenedores: las plantas de macizo o los bulbos se cultivan frecuen­ temente de este modo, mientras que una plantación más permanente de arbustos, árboles y coniferas proporciona un in­ terés a largo plazo. Incluso se pueden plantar trepadoras en contenedores jun­ to a un muro. Los contenedores existen en una am­ plia gama de tamaños y formas. Elija aquellos que se complementan con los materiales y el carácter de la casa, así como con la plantación; un boj recor­ tado (Buxus) se vería perfectamente real­ zado por una elegante artesa de piedra, pero medio barril de madera resultaría menos apropiado.

Estilos de jardín casi no existen límites en J a r d ín R u r a l la gama potencial de los diseños Una mampara de jardines, varios estilos clásicos y na­ productiva de judías turales lian sido una inspiración para los verdes escarlatas jardineros durante siglos y pueden ayu­ combina con eficacia lo dar a planear y combinar los distintos funcional con lo elementos para la creación de un dise­ ornamental, mientras ño bien enfocado y consistente. que unas estructuras de También puede resultar eficaz la com­ cañas sostienen guisantes binación de dos o más estilos, tal vez di­ de olor (Lathyrus vidiendo el jardín en «habitaciones» odoratus) que pueden ser más pequeñas a través de setos orna­ cortados para la mentales o espalderas. Incluso en una decoración interior. zona muy pequeña, los contrastes de es­ tilos podrían proporcionar un cambio de estilo interesante: las líneas sólidas y limpias de un estanque moderno y re­ gular podrían realzarse con una orla de contrafondo repleta de rosales trepado­ sobrante para cultivar más plantas. El res antiguas y anuales atractivas. Sin em­ jardín estaba típicamente dividido por bargo, planifique la conexión de zonas senderos de tierra apisonada, bordeados o la yuxtaposición de estilos diferentes de piedras, azulejos, caracolas o grupos con mucho cuidado para evitar un efecto de flores, tales como los pensamientos discordante. La mejor manera de lograr ( Viola x wittrockiuna). Se cultivan una una mezcla de estilos formales e infor­ gran variedad de plantas, a veces muy males es a través del plantado enmar­ perfumadas: rosas antiguas ondulando cado (véase p. 21). sobre las coles, lirios Madonna ( Lilium candidum) junto a caléndulas (Calén­ dula), mientras que altas malvarrosas (.Alcea rosea) y girasoles (Helianthus annus) podían enmarcar una puerta. En tanto resulta posible recrear un jardín campestre tradicional con efica­ Estos estilos de jardín, como su nom­ cia, el mantenimiento necesario es con­ bre indica, tienden generalmente a no siderable, y las plantas que le son pro­ exhibir líneas sólidas, simétricas, rígidas, pias no proporcionan, en general, un u ordenadas; resultan típicos en ellos las gran interés en otoño e invierno. Sin em­ formas más fluidas y menos reguladas, bargo, muchos de sus principios apor­ al igual que una plantación controlada. tan ideas valiosas para los jardines mo­ A menudo se incluyen grupos de plan­ dernos, y pueden ser imitadas o adap­ tas en macizos y orlas desbordantes, tadas por convenir a emplazamientos es­ como aparecen en los jardines campes­ pecíficos, mientras que ciertas plantas tres, mientras que, si se desea un efecto y elementos típicos se utilizan para crear más naturalista, el diseño de la planta­ un efecto relajado y campestre dentro ción puede resultar más sencillo. de un esquema. El concepto de un jardín silvestre im­ Los senderos de ladrillos, cantos ro­ plica el cultivo de especies nativas en dados o gravilla son prácticos a la vez asociaciones y grupos naturales, imitan­ que apropiados al estilo, mientras que do lo mejor de la naturaleza, pero con­ un borde de lavanda (Lavandula) pro­ servando cierto control. Dejando senci­ porciona llores perfumadas, tanto en el llamente que un jardín se vuelva silvestre exterior como para el secado, junto con no se logra el mismo efecto: tiende a ser un follaje siempreverde y atractivo. Un desordenado, en vez de agradablemen­ arco rústico de madera es un elemento te relajado y fluyente. Un cierto grado ideal para sostener trepadoras perfuma­ de mantenimiento es necesario para un das, tales como rosas o madreselvas (Lo­ jardín naturalista, pero su efecto debe­ nicera), y unas orlas repletas de peonías ría ser discreto. Utilice las característi­ (Paeonia), lupinos (Lupinus), alhelíes cas naturales del emplazamiento en la amarillos (Cheirantus) y clavellinas mayor medida posible, desarrollando un (Dianthus) recrean una sensación de jardín selvático, una pradera de flores abundancia incontrolada. silvestres, o un santuario, para atraer al­ guna fauna silvestre. Jardines selváticos Un jardín selvático debería ser un lugar Jardines campestres pacífico y protegido, basado en una En el pasado, los jardines campestres agrupación natural de árboles, y (al vez eran primordialmente utilitarios, con los con una plantación adecuada, al pie de frutales, las hortalizas, las hierbas, las los mismos, de arbustos, plantas herbá­ ñores y los arbustos apiñados en un es­ ceas y bulbos. Árboles tales como el ro­ pacio muy pequeño. Los céspedes eran ble (Quercus), el abedul plateado (Bepoco frecuentes, ya que se consideraba tula péndula) y el cerezo salvaje (Prunus que era mejor utilizar cualquier espacio avium), que proyectan una sombra lige­

A

unque

Jardines informales y naturalistas

ra o moteada, permiten que una mayor gama de plantas crezcan a sus pies, de modo que, generalmente, se los prefie­ re a las coniferas y a otros árboles de co­ pas frondosas (véase también «Planta­ ción escalonada», p. 26). Cultivar otras plantas, además de ár­ boles, facilita la creación de un atracti­ vo permanente y proporciona un des­ pliegue de diferentes alturas. Se pueden plantar, diseminados, los resistentes ci­ claminos y campánulas (Hyacinthoides non-scriptus) para formar pinceladas de color, mientras que algunos miembros decorativos de la familia de las ortigas (por ejemplo, Lamium maculatum) re­ sultan atractivos como tapizantes. En emplazamientos húmedos, por ejemplo

cerca de un arroyo selvático, prosperan las prímulas (Prímula vulgaris) y mu­ chos helechos, mientras que las dedale­ ras (Digitalis) toleran las condiciones se­ cas y umbrías que se encuentran bajo las copas de los árboles. Existen una se­ rie de arbustos, como rododendros y ar­ ces japoneses (Acer), que crecen bien en emplazamientos selváticos umbríos y, como también conforman una transi­ ción entre los bulbos bajos, las peren­ nes y los árboles elevados, ayudan a crear un esquema de plantación intere­ sante y bien equilibrado. Las especies de crecimiento rápido, ta­ les como los alisos (A!ñus) y los sauces (Salix), proporcionarán una bóveda de árboles con bastante rapidez, pero po-

Ü K im

J a r d ín S il v e s t r e

Las especies silvestres, tales como la alta y rosada hierba del sauce (Epilobium) y la salicaria amarilla (Lysimachia punetata), prosperan en este rincón naturalista, refugio atractivo para la fauna.

drían proyectar una sombra demasiado densa para que prosperen muchas plan­ tas selváticas. Las especies de crecimien­ to más lento, tales como el pino esco­ cés (Pinus sylvestris), el roble rojo (Quercus rubra) y el cerezo salvaje (Pru­ nas avium) proporcionarán un recubri­ miento más satisfactorio. Si el emplazamiento ya está parcial­ mente arbolado, puede resultar necesa­ rio despejar zonas para claros y plan­ tas bajas, eliminando matorrales y retoños indescados; o podando la copa de los árboles. Es mejor dejar las plan­ taciones espesas en los bordes del em­ plazamiento, ya que proporcionan una valiosa protección del viento, aunque puede recortarse. Si se dispone de mucho espacio, es po­ sible crear un jardín silvestre nuevo, pero la paciencia es esencial: aunque se plan­ ten grandes emplazamientos, un bosque verdadero tarda algunos años en esta­ blecerse. Se necesita una superficie mí­ nima de 1.000 m2, aunque, en una es­ cala menor, algunos grupos de abedules (Betula), arces (Acer) u otros árboles de follaje ligero proporcionarán la sombra suficiente como para cultivar una serie de flores silvestres, tales como Anemo­ ne nemerosa, Trillium, y campanillas de invierno (Galanthus). Al establecer un bosque silvestre en un emplazamiento abierto es mejor mantener despejada la zona alrededor de los árboles, de modo que durante los dos primeros años pueda desarrollarse entrando en la menor competencia po­ sible con otras plantas. Es mejor disponer el acceso al jardín a través de senderos informales creados a partir de materiales sueltos, tales como astillas de corteza, agujas de pino o, si el emplazamiento tiende a la humedad, gravilla local. Lo más apropiado para el ambiente de un jardín informal son los senderos serpenteantes, ni muy anchos (excepto con fines de mantenimiento) ni sobresalientes. Jardines de fauna silvestre y de conservación En muchas zonas, el hábitat natural de la flora y la fauna está siendo erosiona­ do y resulta atractiva la idea de propor­ cionar un refugio para la fauna en el jar­ dín. Cualquier jardín con una gama de plantas amplia atraerá algunos anima­ les y pájaros, pero cultivar mayor varie­ dad de plantas proporcionará mejores condiciones a una fauna diversa. La meta principal de este estilo de jar­ dín debería ser la de proporcionar tan­ to hábitats como alimentos; si se prefie­ re, éstos se pueden seleccionar para atraer a animales específicos; por ejem­ plo, los setos de espino (Crataegus) son emplazamientos adecuados para que aniden los pájaros, mientras que los ár­ boles y arbustos de bayas son una fuente de alimentos en invierno. La inclusión de un estanque debería atraer a muchas especies silvestres, tales como pájaros, ranas, tritones, libélulas, y otros insectos.

rrectamente administrado. A veces se re­ comiendan unas mezclas de «anuales de campo de maíz» para los jardines de praderas, pero no siempre resultan apro­ piadas, ya que necesitan una tierra cul­ tivada con regularidad y pronto mori­ rían en un prado. Para más información, véase J a r d in e r ía d e fl o r e s silv estr es Y PRADERAS, p. 169.

Jardines acuáticos

T e r r e n o s S il v e s t r e s S o m b r e a d o s

La bóveda de árboles deciduos proporciona las condiciones correctas para muchas plantas amantes de la sombra y un refugio fresco para el verano. Praderas Hace cierto tiempo los pastizales y las praderas abundantes en flores silvestres eran comunes en el campo, pero ahora se vuelven cada vez más infrecuentes, y el interés por los jardines de pradera ha aumentado en consecuencia. Es impor­ tante elegir plantas apropiadas para el emplazamiento, estableciendo y mante­ niéndolas correctamente para que su

A g u a e n e l J a r d ín

apariencia sea la deseada. Resulta fácil desarrollar un jardín de pradera de ma­ nera satisfactoria en tierras relativamen­ te pobres, porque la mayoría de las es­ pecies de los prados prefieren estas condiciones antes que los suelos más ri­ cos y fertilizados de los jardines. Muchas flores silvestres de la prade­ ra son perennes que persisten una vez es­ tablecidas en un hábitat apropiado y co­

Este estanque delicioso conforma la pieza central de una zona informal apartada de la estructura regulada que se vislumbra al fondo, enmarcada por un seto recortado. La

El encanto del agua resulta especialmen­ te fascinante para cualquier jardinero: un estanque posee una tranquilidad in­ herente, mientras que un arroyo ofrece los placeres suplementarios del sonido y del movimiento. Si incorpora un ele­ mento acuático dentro del esquema del jardín, asegúrese de que el diseño sea congruente con el resto del jardín y con la casa. En un jardín formal o regulado, un estanque simétrico de bordes precisos re­ sulta generalmente apropiado. También se podrían incluir un surtidor, una fuen­ te, o una cascada escalonada, para aña­ dir un cambio de nivel interesante, así como cierto movimiento. Un estanque más naturalista, con una forma curva e irregular, resultaría deseable en un em­ plazamiento informal; la mejor mane­ ra de suavizar o disimular el borde es a través de plantas amantes de la hume­ dad y piedras atractivas. Dado un espacio suficiente, es posi­ ble guiar un arroyo o un curso de agua hasta el estanque, pasando por encima de piedras o cantos rodados y creando una vista y un sonido agradables. Es me­ jor utilizar piedras o pizarra locales, si se pretende construir un elemento acuá-

superficie calma y reflectante del agua es atractiva por sí misma, mientras que el margen del estanque proporciona un lugar ideal para las hermosas y las Rodgersia.

tico que se funda correctamente con el paisaje natural. Para más información sobre diseño, construcción y plantado, véase E l j a r ­ dín d e A g u a , pp. 244-257.

Patios y atrios Estos jardines de superficie dura, y ge­ neralmente encerrados, resultan ideales en las ciudades, en las que el espacio destinado al jardín es restringido y re­ sulta difícil establecer y mantener un cés­ ped correctamente. Es posible crear un jardín incluso en una superficie peque­ ña. Para lograr el mejor efecto, el diseflo debería ser sencillo, y no habría que caer en la tentación de introducir dife­ rentes elementos y plantas. Además de proporcionar una zona para sentarse fuera y comer informal­ mente —si el clima lo permite—, un pa­ tio puede ser utilizado como emplaza­ miento para exhibir una gran variedad de plantas en contenedores, incluyendo bulbos, alpinas, hierbas, árboles peque­ ños, arbustos, rosales y frutales. Alrede­ dor de un patio o de un atrio, también es posible plantar macizos sobresalientes con trepadoras o rastreras derramándose so­ bre el borde y suavizando el efecto rígi­ do de los materiales duros. Asegúrese de que los materiales elegidos sean apro­ piados con el carácter y estilo de la casa. Al diseñar un patio, tenga en cuenta cuáles son las partes del emplazamien­ to soleadas o umbrías en las diferentes horas del día y, de acuerdo con ello, pla­ nifique zonas para sentarse por las ma­ ñanas o por las tardes. La sombra pro­ yectada por los árboles y edificios adyacentes variará durante el transcur­ so del año, dependiendo de la densidad del follaje presente y de la inclinación de los rayos solares. Una mampara o espaldera protecto­ ras, cubiertas por trepadoras decorati­ vas, parras, o incluso judías verdes en

Paho C errado

J a r d ín e n T e r r a z a

Macizos elevados de madera y tiestos de terracota han sido plantados con arbustos comunes, plantas tapizantes y anuales brillantes, tales como begonias de hojas cobrizas, para avivar esta terraza. La espaldera de dibujo a cuadros imita el diseño de las ventanas, relacionando el interior con el exterior.

verano, proporcionarán alguna protec­ ción contra el viento, además de intimi­ dad. Con el mismo fin, es posible utili­ zar árboles en tiestos como protecciones móviles. Es posible aumentar la intimi­ dad y la sombra incluyendo una pérgo­ la o glorieta, que también proporcionará una estructura decorativa para sostener una madreselva ( Lonicera) aromática y colorida, rosas y clemátides. A menudo, los cambios de nivel re­ sultan útiles para el desarrollo eficaz de un espacio compacto; es posible realzar unos escalones por medio de tiestos o cultivando trepadoras a lo largo de un pasamanos o una reja. Si el patio es vi­ sible desde una ventana superior, asegú­ rese de que la totalidad del diseño tam­ bién resulte agradable vista desde arriba, ya que los jardines pequeños suelen te­ ner un aspecto de mosaico que resulta particularmente atractivo desde lo alto. En un jardín de patio o de atrio, la iluminación artificial resulta práctica y atractiva. Es posible utilizarla de mane­

Una mesa y un asiento, enmarcados por Cupressus alabra recortados y plantas de follaje, conforman este jardín de un patio.

ras diversas, por ejemplo, para proyec­ tar la sombra de un árbol o de una es­ tatua contra un muro de ladrillos, o para ¡luminar una planta arquitectónica y lla­ mativa desde atrás; en un estanque, ilu­ mine la lluvia fina desde abajo; o ilu­ mine la superficie del agua para disfrutar de los reflejos nocturnos. Jardines de terraza y halcones Muchas de las consideraciones relativas a los patios se aplican a los jardines de terraza y a los balcones, aunque éstos están más expuestos al viento y al sol. Generalmente es prioritario un diseño y una plantación de bajo mantenimien­ to, y es importante también el peso de los contenedores; si existen restricciones de peso, es preferible utilizar contene­ dores de plástico o de fibra de vidrio en lugar de terracota o piedra. De modo si­ milar, si resulta necesario un entarima­ do adicional, elija materiales livianos. Si el jardín está expuesto a vientos fuertes, unas espalderas o mamparas só­ lidas proporcionarán protección tanto para las personas como para las plan­ tas, aunque también podrían obstruir las vistas. Cualquier mampara que se utili­ ce deberá estar correctamente fijada a estructuras permanentes del techo por razones de seguridad. Los balcones es­ tán generalmente más protegidos que los jardines de terraza, y también es posi­ ble proporcionarles sombra desde arri­ ba. Aproveche todo el espacio disponi­ ble, adosando ménsulas y repisas resistentes a la pared de la casa para sos­ tener tiestos y artesas con plantas ras­ treras, o cultive trepadoras a lo largo de una espaldera ornamental (véase «Jar­ dinería en contenedores», p. 26).

Jardines formales o regulados Desde la sencillez de un césped, acen­ tuando por un único macizo, hasta la

complejidad de un parterre intrincado, es posible diseñar muchos tipos de jar­ dines formales. Por más sencillos que sean, los diseños formales son elegan­ tes y ordenados, equilibrados y bien pro­ porcionados, y poseen a menudo un tra­ zado potente o simétrico. Los elementos característicos com­ prenden céspedes muy bien segados, senderos rectos, setos y plantas orna­ mentales que han de ser, cuidadosamen­ te podadas, orlas definidas por setos ba­ jos o plantas ribeteadoras, panoramas enmarcados y puntos focales, macizos regulares en bloques de colores intensos, y también, ocasionalmente, parterres y jardines de nudos. Los jardines formales requieren un mantenimiento muy preciso y regular, así como mucho trabajo. Cuanto más uniforme sea el diseño, tanto más des­ tacará cualquier fallo por pequeño que sea. Jardines clásicos y de estilo italiano Los jardines formales que existieron en la Grecia y Roma antiguas fueron la ins­ piración de los espléndidos jardines pa­ laciegos y rurales de Italia y Francia en los siglos XVII y XVIII. Las caracterís­ ticas esenciales de estos jardines son sus potentes diseños arquitectónicos y simé­ tricos, que imitan fielmente la propor­ ción y escala del edificio que rodean y realzan. Los jardines italianos están a menu­ do emplazados en lugares elevados o prominentes, con jardines de terrazas y escaleras que conducen a caminos lar­ gos y sombreados, a fuentes, cascadas y canales. En un clima mediterráneo cá­ lido, el efecto refrescante del agua o de las avenidas o bóvedas de árboles —ge­ neralmente, perennes— son parte del placer que proporcionan estos jardines. Sobre las terrazas podrían haber dise­ ños de parterres con macizos de flores en volutas, rodeados de boj, y obeliscos y pirámides ornamentales emplazadas

simétricamente. Sin embargo, el color se limita generalmente al verde oscuro de las plantas, a los colores pálidos de la piedra y la gravilla, y a las aguas «blan­ cas». Otros elementos típicos son las es­ tatuas, balaustradas, y urnas o vasijas bien proporcionadas, destinadas al cul­ tivo de cítricos o de plantas decorativas. Muchos de estos elementos pueden ser incorporadas al diseño de jardines contemporáneos para crear una sensa­ ción elegante, formal y de calma orde­ nada. Incluso en una superficie más re­ ducida, la atención cuidadosa a la escala, proporción, equilibrio y armo­ nía perceptibles en los jardines clásicos pueden imitarse para crear un diseño sencillo y eficaz. Influencias orientales En China, el diseño de jardines es un arte antiguo que se remonta a unos 3000 años. Los jardines eran creados por sa­ bios y filósofos como lugares tranqui­ los y sublimemente pacíficos para la contemplación y la meditación. Los ele­ mentos, sencillos y simbólicos, reflejan el vasto y soberbio panorama chino de montañas, rocas, cascadas, valles verdes y lagos. En un recinto cerrado, la inclu­ sión de algunos elementos pequeños y a escala menor, especialmente las rocas, resultan suficientes para sugerir estas es­ cenas distantes. Los senderos serpentean o zigzaguean a fin de revelar vistas y pa­ noramas de modo gradual, mientras que unos puentes empinados sobre las aguas permiten observar peces o reflejos. Con frecuencia, las miradas hacia el exterior desde estos jardines secretos se produ­ cían a través de formas al estilo de «agu­ jeros de cerradura» en los muros, per­ mitiendo que la imaginación volase fuera del jardín hacia estos paisajes to­ mados en préstamo. La plantación es discreta y limitada;

Aunque resulta difícil reproducir es­ tos jardines orientales dentro de un jar­ dín moderno, se pueden copiar algunos de los principios de su diseño: el equili­ brio, la sencillez, el simbolismo y la cal­ ma son los elementos que podrían re­ sultar eficaces en algunos diseños de jardines. El uso imaginativo de materia­ les duros y agua debería porporcionar la inspiración para el diseño del jardín más pequeño, mientras que, a gran es­ cala, la idea de esculpir el paisaje pue­ de ser una ayuda al planificar panora­ mas de jardín.

D is e ñ o F o r m a i .

Llamativo tanto por su simplicidad como por su simetría, este jardín formal es un ejemplo espléndido de la naturaleza domesticada por el arte. cada árbol o arbusto del jardín tiene un significado o un lugar simbólico en la totalidad de la composición. Aunque China posee una de las floras más ricas y naturales del mundo, en los jardines tradicionales chinos sólo se encuentra una gama relativamente pequeña, fun­ damentalmente a causa de que estos jar­ dines fueron concebidos por artistas, poetas y estudiosos, más que por botá­ nicos o personas interesadas por las plantas. Los jardines japoneses fueron imita­ dos de los chinos hace unos 1200 años, y tienen su fuente de inspiración en los montes, lagos c islas del Japón. La di­ ferencia con los chinos es que poseen plantaciones más ricas y espesas de ár­ boles y arbustos, con formas cuidado­ samente cortadas y reducidas, grupos simbólicos de piedras talladas, gravillas o arenas rastrilladas, que rodean «islas»

cercadas y farolas de piedra. A lo largo de los siglos se desarrollaron tres tipos de jardines orientales. El primero es el jardín plano, que contiene los más sen­ cillos elementos de arena o gravilla ras­ trilladas, una piedra vertical o plana, y un bambú. El segundo es el jardín seco, que consta de montículos y piedras den­ tro de conductos y canales secos, y que se parece más a una composición chi­ na. El tercer jardín oriental es el de co­ lina y agua, también llamado jardín del té, que comprende un paisaje completo de colinas, una corriente de agua y pi­ nos, y otros árboles entre rocas, además de un lago. Unos sencillos edificios son elemen­ to esencial de los jardines chinos y ja­ poneses, junto con casas de té, pabello­ nes y templos destinados, en todos los casos, al reposo, la observación y la con­ templación.

Macizos formales o regulados Los macizos formales, con sus grupos ordenados de plantas coloridas, ha per­ dido popularidad en favor de los esti­ los más informales, pero sus audaces conjuntos de color tienen un impacto in­ mediato y vivido. Con frecuencia se in­ cluyen flores de colores intensos —e in­ cluso contrastantes— unas al lado de otras, pero las combinaciones de colo­ res deberían elegirse cuidadosamente, de manera que el uso de demasiadas tona­ lidades contrastantes no oculte la visión del conjunto. Intente limitar la gama de las plantas utilizadas a sólo tres culti­ vos o colores, utilizando un marco for­ mal para crear un despliegue llamativo que también resulte relativamente fácil de plantar y conservar (véase también A n u a l e s y B ien a les «Esquemas de ma­ cizos formales», p. 174). Muchas de las plantas tradicional­ mente utilizadas son anuales o semiresistentes. Comprar un gran número de éstas puede resultar costoso, pero la ma­ yoría se cultiva fácilmente a partir de se­ millas y esquejes. Las perennes, los bul­ bos y algunos arbustos proporcionan una estructura de fondo de esquema de plantado, y también ayudan a extender el período de interés.

E l e g a n c ia C lá sic a

Los escalones enmarcados, el uso controlado del color y las plantas ornamentales, cuidadosamente recortadas y emplazadas, demuestran cómo un planteamiento clásico se puede adaptar a un jardín moderno. Destacar los escalones a un lado del sendero y mezclar los distintos materiales duros han servido para suavizar la formalidad del diseño.

E st il o J a p o n é s

El agua relajante, los senderos serpenteantes, el color estrictamente limitado, y las vistas y elementos semiocultos de este jardín, son característicos del tono y del estilo de muchos jardines orientales.

Jardinería ornamental Durante más de 2000 años, el arte y ofi­ cio de la jardinería ornamental ha sido practicado en los jardines: con tiempo, paciencia y las plantas adecuadas, es po­ sible producir «esculturas vivientes» sin que sea necesaria una gran habilidad. En los jardines formales, la jardine­ ría ornamental se utiliza para añadir al­ tura, forma e interés escultural; colum­ nas, pirámides y espirales correctamente recortadas son utilizadas para propor­ cionar acentos verticales y realzar la si­ metría y la proporción de un diseño. Una única pieza ornamental conforma un centro de atención sólido, mientras que varios arbustos y árboles recortados pueden proporcionar al jardín unas pie­ dras angulares o una estructura bien de­ finida, como contraste a una plantación más informal y desestructurada. Es mejor utilizar formas sencillas y geométricas, tales como conos o esfe­ ras, si se requieren elementos ornamen­ tales para un jardín clásico o formal. Las formas más imaginativas, tales como pá­ jaros y animales u objetos, e incluso pie­ zas de ajedrez, que agregan un toque vivo y divertido, podrían resultar apro­ piadas en jardines tanto formales como informales según su estilo, pero resul­ tarían poco apropiados en un jardín con un emplazamiento naturalista o silvestre. Generalmente, las mejores plantas para tales fines son perennes, espesas y de crecimiento lento: el tejo (Taxus baccata) y el boj (Buxus) son ideales, y pro­ porcionan interés durante todo el año. Las hiedras (Hederá) también se pueden recortar y guiar por encima de marcos, dándole formas apropiadas. Para más detalles, véase J ardinería ornamental , pp. 52-53. Jardines de nudos Gozaron de una popularidad especial durante el siglo XVI, y adoptaban el as­ pecto de franjas entretejidas y dibujos abstractos que contenían arenas colorea­ das, gravilla o plantas, delimitadas y en­ marcadas por setos bajos. Con frecuen-

P arterre

de tonos distintos, plantas de macizos compactas y coloreadas, o plantas de discretos tonos pastel. También se pueden incluir arbus­ tos perennes, recortados en forma de pulcras pirámides o globos, además de otras formas regulares de tejo y boj re­ cortado. Si diseña un parterre en un jardín mo­ derno, asegúrese que su escala se corres­ ponde con el tamaño de la casa o de la terraza adyacente.

U n J ardín O rnamental

Arbustos que forman espirales elevadas, rectángulos y esferas agregan un interés escultórico a este jardín formal, subrayando la simetría de su diseño. cia reflejaban los nudos y dibujos de cin­ tas de los bordados y de los decorados cenitales de yeso ingleses de las épocas isabelina y Tudor. Para apreciar los de­ talles, es mejor observar los jardines de nudos desde arriba, y deben ser diseña­ dos para poder ser vistos con facilidad desde una terraza elevada o una ventana. Dado un emplazamiento apropiado y un terreno nivelado y bien drenado, no es difícil crear un jardín de nudos, cuyo mantenimiento resulta bastante fácil. Los dibujos han de ser sencillos, o el di­ seño podría resultar ineficaz y dificul­ tar el mantenimiento. Algunos plantas apropiadas incluyen el boj enano (Teucrium chamaedrys) y la lavanda algo­ donera (Santolia chamaecyparissus). Si utiliza plantas en vez de gravillas colo­ readas para rellenar las zonas entre los setos, seleccione las que combinen con la escala y el carácter del nudo; las plan­ tas bajas generalmente resultan conve­ nientes, aunque también pueden tenerse en cuenta plantaciones menos frecuen­ tes, tal vez utilizando suculentas, tales como los puerros (Sempervivum). Las

El diseño intrincado y decorativo de los setos de boj bajos y entrelazados, que contienen macizos de dalias rosadas y rojas, recrea el efecto deliberadamente pulcro y a medida de un parterre clásico.

malezas que aparezcan en la superficie de gravilla deberían ser elim inadas a m ano, ya que un herbicida podría d a­ ñar los setos de raíces poco profundas.

Parterres Frecuentemente confundidos con los jardines de nudos, los parterres son de mayor escala, y consisten en macizos de flores más o menos planos y uniformes que conforman unos dibujos decorati­ vos dentro de un particular diseño. A ve­ ces estos diseños son muy ambiciosos y complicados, con dibujos de volutas llo­ ridos o temas simbólicos. Generalmen­ te los contornos están formados por se­ tos bajos de boj, y después las zonas entre los setos se rellenan con gravillas

Jardines hundidos Los cambios de nivel, aún los compa­ rativamente pequeños, proporcionan elementos interesantes en un jardín, y un jardín hundido bien trazado puede aportar una sensación de espacio y aven­ tura, además de añadir otra dimensión al diseño. Los jardines hundidos tradicionales eran generalmente cuadrados o rectan­ gulares, encerrados entre muros y rodea­ dos por hierbas sobresalientes o sende­ ros pavimentados, de modo que pudiesen ser observados desde lo alto. La disposición era típicamente sencilla y geométrica, con macizos de flores di­ vididos por una estructura geométrica de senderos y caminos, tal vez con un elemento escultural central, como una fuente o un reloj de sol. Como que son más bajos que el res­ to del jardín, los jardines hundidos es­ tán protegidos a menudo, y son muy ín­ timos, mostrando un aspecto secreto y como de santuario que resulta particu­ larmente relajante y atractivo. Las hier­ bas, los rosales y los macizos formales se adecúan especialmente bien a los jar­ dines hundidos.

Restauración de jardines antiguos e históricos Si se recrea o se restaura un jardín an­ tiguo, el grado y la naturaleza de los trabajos sufrirán una gran variación, dependiendo del tamaño, condición y carácter de éste. Además de exami­ nar el emplazamiento y valorar las condiciones de los elementos princi­ pales en presencia (véase «Valoración del emplazamiento», p. 15), intente investigar la historia y el desarrollo del jardín. Es recomendable una aproxima­ ción cautelosa: la observación del jar­ dín durante un año ayudará a esta­ blecer una idea del esquema de plantación original, además de faci­ litar la determinación acerca de qué plantas se deberán podar o renovar y cuáles habrá que reponer. El limpia­ do de senderos, escalones y otros ele­ mentos duros cubiertos por plantas también ayudará a revelar la estruc­ tura original del diseño. Los trabajos en el emplazamiento deberían respe­ tar cualquier elemento conservado del jardín original. Podrían haber sobre­ vivido algunas plantas inusuales, ta­ les como algunas excepcionales rosas

antiguas, o cultivos de rododendros. Es posible que existan algunos árbo­ les viejos que se podrían conservar por medio de una prudente cirugía, pero si están enfermos o son peligro­ sos deberían eliminarse (véase «Cor­ tar un árbol», p. 45) y, si resultase apropiado, reemplazarlos. A veces, los setos exageradam ente

crecidos pueden ser reducidos cuida­ dosam ente para renovarlos (véase Sktos y M amparas , pp. 60-62). Si den­ tro de un viejo jardín de nudos o parterre quedasen setos de boj aban­ donados, éstos también pueden ser re­ novados en caso de no ser dem asia­ do viejos o crecidos, pero no responden bien a un podado severo; si existe alguna duda acerca de su su­ pervivencia, es m ejor replantar.

Si dentro del diseño original que­ dasen zonas de césped o de losetas, éstas pueden ser restauradas. Hace más de un siglo, se utilizaron losetas de césped de buena calidad para es­ tablecer céspedes y, si estos aún exis­ ten, es posible que respondan correc­ tamente.

2

r

A rboles O rnam entales ÁS QUE CUALQUIER otra planta, los árboles con­ fieren una sensación de permanencia y madurez a un jardín y lo conectan con el paisaje exterior más amplio. Agregan altura, estructura y centros de atención escultóricos a un diseño, mientras que sus características siluetas a gran escala for­ man un contraste atractivo con las líneas más suaves de las de­ más plantaciones. Existe una enorme variedad de árboles, distintos tanto en aspecto y form a como en el color y la textura del follaje, las flores y la corteza. Cada uno tiene un atractivo específico, des­

de la oscura y puntiaguda columna de un ciprés hasta los ardientes colores otoñales de un arce japonés, o el tronco moteado de ca­ nela de un Eucalyptus. Los árboles se pueden cultivar de muchas maneras: en un emplazamiento informal, un agrupamiento silvestre de avellanos y abedules plateados —rodeados de bulbos— resul­ ta muy efectivo, mientras que, en un jardín formal, una avenida de hayas cobrizas o de tilos entrelazados resulta adecuadamente elegante. Algunos árboles —tales como los magnolios— quedan mejor emplazados individualmente como elemento del jardín.

Diseñar con árboles

L

os árboles ornamentales son cul­ —generalmente, pero no siempre— tie­ tivados por la belleza de sus flo­ nen un tronco único, y los segundos res, corteza o frutos decorativos, más—por ejemplo, las lilas (Syrínga)—, tie­ que para cosechas comestibles o made­ nen troncos múltiples, aunque a veces ra. Sin embargo, muchos árboles fruta­ alcancen tamaños de árbol. les ostentan flores hermosas y algunos ornamentales, tales como el manzano silvestre (Malus), producen abundantes cosechas de frutos para confitar. La di­ ferencia entre los árboles y los arbustos Por lo general, los árboles son las plan­ también es poco clara; los primeros tas de jardín más costosas y más longe­

Elección de árboles

vas, y seleccionarlos y emplazarlos son decisiones de diseño fundamentales. Cuanto menos árboles tengan cabida en un jardín, más importante resultan una elección y un emplazamiento cuidado­ sos; en un «jardín de un solo árbol» es­ tos puntos resultan cruciales con respec­ to al éxito del diseño. Es obvio que el aspecto general y las características es­ peciales de un árbol son importantes, pero la adecuación al suelo, clima y as­

pecto del jardín, y también su altura, ex­ tensión y tasa de crecimiento, resultan igualmente importantes. Una vez elegi­ do un árbol, el proceso de diseño se pro­ longa con la elección de dónde plantarlo (véase «Elección de un emplazamiento de plantación», p. 39). Los centros de jardinería tienen una gama limitada de los árboles ornamentales más popula­ res; los viveros especializados, algunos con servicio de compra por correo, ofre­ cen una selección más amplia. Las alturas varían entre alrededor de un metro, en el caso de algunas conife­ ras enanas, hasta los imponentes 90 m de una secoya (Sequoia). Las tasas de crecimiento varían entre los 2,5 cm o menos por año para las coniferas ena­ nas hasta I m o más para algunos ála­ mos (Poputus). Un árbol joven en un vi­ vero denota poco o nada de su tamaño potencial, y algunas especies, sobre todo las coniferas, incluyen tanto árboles de cultivo minúsculos como gigantes. Eli­ ja los árboles de cultivo cuidadosamente y, si le ofrecieran sustitutos, asegúrese de que convengan a sus necesidades.

Árboles como elementos de diseño

A rb o les e n el J a r d ín

Los contornos arquitectónicos de los árboles confieren estructura a un jardín. En un jardín amplio es posible agrupar varios árboles para crear

un poderoso impacto de color y forma, como en este arreglo informal de arces (Acer) y otros árboles caducifolios.

Los árboles crean un fuerte impacto vi­ sual, al igual que los elementos paisa­ jísticos duros. También ayudan a formar la estructura permanente de un jardín, alrededor de la cual se articulan los ele­ mentos más provisionales. Los árboles pueden utilizarse como estatuas vivientes (véase «Arboles indi­ viduales como centros de atención», p. 33): un emplazamiento sencillo y con­ trastante realzará un árbol utilizado de

C e r c a d o d e l E s p a c io

E s p é c im e n

Las frondas arqueadas de las palmeras son utilizadas como elementos estructurales para cercar y delinear una zona donde tomar asiento. Crean una mampara frondosa y fresca que conforma una división menos rígida que un muro o una verja.

este modo. Un árbol de follaje pálido aparecerá vistoso contra un seto de tejo verde oscuro (Taxus baccata), por ejem­ plo, mientras que el trazado invernal y audaz de las ramas desnudas destaca muy bien contra un muro pintado de blanco. Utilizados estructuralmente, los árbo­ les también sirven para definir o cerrar un espacio. Una hilera o grupo informal de árboles pueden marcar los límites de una propiedad, separar una parte del jardín de otra, o subrayar un sendero. Un par de árboles podrían actuar como marco verde de un panorama distante o formar un arco viviente a través del cual penetrar en el jardín. Aspecto y forma El aspecto y la forma de un árbol son tan importantes como su tamaño —tan­ to marcando el espíritu y el estilo como respecto a las consideraciones prácticas de espacio. Algunos árboles, tales como muchos cerezos decorativos (Prunus) son pequeños y encantadores, mientras que otros, tales como los cedros (Cedrus), son majestuosos y monumenta­ les. La mayoría pueden ser formales o informales, según el emplazamiento y el tratamiento. Los Klius typliina tienen una forma arquitectónica llamativa, ideal para un jardín pavimentado mo­ derno, mientras que las frondas ar­ queantes de muchas palmeras confieren opulencia a atrios e invernaderos. Los serbales (Sorbus aucuparia) y los ace­ bos (llex) son árboles típicos de los jar­ dines rurales ingleses; los arces japone­ ses (Acer palmatum) y el gran Salix matsudana ‘Tortuosa’ son apropiados para los jardines orientales; las especies nativas resultan ideales para los jardi­ nes silvestres. Los árboles angostos y rectos, tal como el Malus tschonoskii, resultan apropiados para jardines pequeños, pero tienen un aspecto formal y casi artifi­ cial. Los árboles de copas redondas o extensas parecen más informales, pero proyectan una sombra mayor y ofrecen una mayor protección de la lluvia, difi­ cultando la plantación al pie, mientras

Los árboles particularmente atractivos, o con una forma bonita, quedan bien emplazados solos para que destaquen dentro del esquema. Este espino rosado doble (Crataegus laevigata) exhibe unas hermosas flores que se pueden disfrutar desde todos los ángulos, y constituye además una piedra angular del diseño.

que los de estructura irregular y de ra­ mas separadas tienen un encanto natu­ ralista. Los árboles de formas cónicas o piramidales tienen un efecto escultu­ ral, mientras que los árboles llorones os­ tentan una silueta más suave. Tenga en cuenta cuánto tarda el ár­ bol en desarrollar su silueta caracterís­ tica: en algunos casos pueden tratarse de décadas; por ejemplo, el Prunus ‘Kanzan’ se cría de un modo rígido en su juventud, con ramas en ángulos in­ cómodos; sin embargo, más adelante, las ramas comienzan a arquearse, y después Form as

de

Árboles individuales o especímenes como centros de atención Un árbol individual se cultiva solo, y así logra desarrollarse y exhibir su belleza natural al completo sin entrar en com­ petencia con otros árboles. Dependien­

Á r b o les

E x t e n d id a

Prunus americana

L lo ro sa

de 30 años, el árbol posee una copa ele­ gante y redondeada. Donde el espacio lo permite, la com­ binación de árboles de aspectos contras­ tantes puede crear un aspecto dinámi­ co, pero plantar muchos árboles de aspectos diferentes puede llegar a pro­ ducir un efecto algo melindroso y des­ coordinado.

Salix caprea ‘Kilmarnock’ (Sauce Kilmarnock)

P ir a m id a l

C ó n ic a

D e C opa R ed ondea da

A rqueante

Carpinus betulus ‘Fastiagata’ (Carpe común)

Malus ‘Magdeburgensis’ (Manzano silvestre)

Pseudotsuga rnenziessi var. glauca (Abeto azul Douglas)

Archontophoenix alexandrae (Palma Real)

C olum nar

Acer rubrum ‘Columnare’ (Arce rojo)

C o lo r y T e x t u r a d e i . F o l l a je

El follaje otoñal de un árbol caducifolio está realzado por la masa azul-verdosa de una conifera, creando un cuadro de color, textura y forma. do del clima, un sauce llorón (Salix x sepulcralis ‘Chrysoeoma’), un sanguiñuelo florido (Cornus florida), varios cerezos decorativos (Prunus), y las pal­ meras, tales como Howea y Phoenix, son árboles individuales populares. Elija un árbol del tamaño correcto con res­ pecto a su emplazamiento: los árboles individuales minúsculos parecen perdi­ dos en un jardín vasto, y los de gran ta-

C o lor a p a r t ir d e F l o r e s

Las grandes flores de una Magnolia campbelli var. mollicomata destacan contra las ramas desnudas del árbol.

maño resultan abrumadores en espacios cerrados. Los árboles individuales, es­ pecialmente en jardines formales, están colocados tradicionalmente en el centro del césped. Sin embargo, el emplaza­ miento de un espécimen a un costado puede añadir una sensación de informa­ lidad y vivacidad a un esquema y des­ cubrir, asimismo, un panorama a lo lar­ go del jardín. Otras opciones incluyen plantar un árbol individual al costado de un portalón o de un acceso al jardín, o al principio o final de unas escalina­ tas, para marcar la transición de un es­ pacio a otro en el jardín. Plantar un espécimen en medio de una extensión de gravilla o de plantas tapizantes, tales como la hiedra (Hede­ rá) o el perifolio (Vinca), proporciona un contraste complementario para un árbol individual. En una orla mixta uti­ lice un árbol como piedra fundamental, alrededor de la cual construir el color y la forma de los grupos de plantas circun­ dantes. Un árbol individual podría re­ flejarse en un estanque de jardín, o real­ zarse por una estatua o un banco pin­ tado de blanco a sus pies, de modo que cada elemento subraye a los restantes.

Agrupamiento de árboles Si el espacio lo permite, considere plan­ tar tres o más árboles juntos en grupos

informales de especies iguales o diferen­ tes. Un grupo de árboles también gene­ ra un marco más sustancial, a modo de cortina, que un solo árbol a un lado —o a ambos— de un panorama. Grupos de árboles grandes, tales como los robles (Quercus) o las hayas (I-'agus), resultan centros de atención de gran escala, tal como están ejemplificados en los pai­ sajes de Capability Brown, el gran pai­ sajista inglés de jardines del siglo XIX. En climas más cálidos, unos conjuntos de palmeras de troncos desnudos tam­ bién resultan notables aisladas, planta­ das entre hierba, o interplantadas con especies más bajas o de tallos múltiples. A menor escala, un grupo modesto de árboles caducifolios de follaje lige­ ro, tales como los álamos temblones (Populus trémula) o los arces (Acer), pueden formar la espina dorsal de un jardín silvestre en miniatura. La sombra moteada y la tierra frondosa resultan perfectas para las campánulas (Hyacinthoides non-scriptus), los narcisos y las prímulas (Primula vulgaris). En grupos informales es posible plan­ tar los árboles más próximos unos de otros que la extención potencial combi­ nada de sus copas. El resultado puede ser un crecimiento elevado, estrecho o asimétrico, pero también puede ser agra­ dablemente informal, con las ramas mezcladas entre sí formando un atrac­ tivo trazado contra el cielo.

Elementos de interés Aunque los árboles se valoren por sus cualidades arquitectónicas, también pro­ porcionan interés a través de elementos específicos, tales como flores, follaje, bayas y corteza. Emplace un árbol de modo que sus características atractivas resulten realzadas (véase también «Atractivo permanente», p. 35). I n t e r é s a p a r t ir d e C o r t e z a y T a llo s

El llamativo esqueleto blanco de un abedul plateado (Betula utilis var. jaequemontii) confiere un relieve brillante al jardín en la tristeza del invierno, mientras que su silueta audaz crea un poderoso centro de interés en el diseño de la plantación a lo largo de todo el año.

Hojas Con respecto al mero volumen y a la du­ ración, las hojas son, con mucho, el ele­ mento más importante. Su aspecto, ta­ maño y color ofrecen una infinita variedad, desde el follaje delicado, do­ rado y helechoso de una Gleditsia triacanthos ‘Sunburst’, hasta las grandes hojas arquitectónicas de las palmeras, tales como la Phoenix. La textura de la superficie afecta a la manera en la que se refleja la luz, y las hojas lustrosas agregan un toque brillante. La densidad de la copa varía de opaca a aérea, un factor importante con respecto al plan­ tado al pie y en torno al árbol. Los árboles de follaje coloreado o es­ triado, tales como el Cercis canadensis ‘Forest Pansy’ rojo-púrpura, o las ho­ jas bordeadas de blanco de un Acer ne­ gando ‘Variegatum’, proporcionan una masa de color que contrasta paticularmente bien con árboles de hojas verdes. Algunas hojas, como las del Eucalyptus, son agradablemente aromáticas, mientras que otras, como las de un ála­ mo temblón, vibran a la menor brisa, agregando el placer suplementario del sonido. Flores Las flores poseen una presencia pasaje­ ra, pero memorable, y fluctúan entre la modestia y la opulencia. Las flores de otoño, invierno y principios de prima­ vera resultan especialmente valiosas para proporcionar un despliegue cuando las demás plantas proporcionan un interés menor. El color de las flores debería comple­ mentarse con el esquema principal. Las flores pálidas se destacan contra hojas os­ curas, mientras que las oscuras destacan mejor en un emplazamiento pálido. Al guiar trepadoras —tales como las clemátides o los rosales— sobre árboles adul­ tos es posible ampliar el despliegue floral.

La fragancia es un dividendo adicio­ nal, que fluctúa entre el perfume sutil e invernal de una Acacia dealbata has­ ta el aroma intoxicante y veraniego de un franchipaniero (Plumería rubra var. actttifolia). Un lugar protegido resulta ideal para las flores y el aroma, mien­ tras que el cultivo de un árbol al lado de un sendero o un patio facilita el dis­ frute de su aroma. Frutos, bayas y vainas Estos pueden rivalizar o superar a las flores en cuanto a belleza, variando en­ tre los frutos tipo fresas rojo brillante de un Arbutus y las manzanas silvestres amarillas de un Malus ‘Goldcn Hornct’, hasta las vainas escultóricas de un magnolio. En los climas cálidos, los árboles como los limoneros o las higueras pue­ den estar cargados de frutos atractivos. Ciertos árboles, tales como los ace­ bos (llex), necesitan una polinización cruzada para producir frutos; otros sólo fructifican cuando son adultos o cuan­ do existen las condiciones climáticas adecuadas. Los pájaros se sienten ten­ tados por ciertas bayas decorativas, ta­ les como las del serbal (Sorbus aucuparia), y pueden arrancarlas apenas maduradas, pero puede elegir árboles de bayas menos atrayentes. Pida consejo a los empleados del vivero. Corteza y ramas 1.a corteza proporciona interés de color y de textura, especialmente en invierno. Las opciones incluyen el brillo sedoso y rojo caoba de un Prunus serrula, la corteza de blanco fantasmal del Betula utilis var. jacquemontii, y el Eucaliptus niphophila de aspecto exótico, con su corteza como la de una pitón: verde, gris y blanco-cremoso. El sauce escarlata (Salix alba ‘Britzensis’) tiene ramas jóvenes escarlataanaranjadas, que brillan al iluminarlas desde atrás, y el sauce dorado (S.a. var. vitellina) tiene brotes de un amarillo opulento. Estos árboles de crecimiento rápido se deben podar regularmente para que produzcan brotes nuevos, ya que éstos ostentan el color más inten­ so. Algunos árboles producen cortezas llamativas sólo al alcanzar la madurez; otros poseen un buen colorido cuando son jóvenes.

Atractivo permanente Las plantas que cambian de carácter con las estaciones confieren un ritmo vivaz al jardín. Con una selección y planifi­ cación cuidadosa, instrumente su des­ pliegue en relación a la aparición del fo­ llaje, flores, frutos, bayas y vainas, yendo y viniendo contra una estructura permanente de ramas y corteza. Plan­ tando árboles que florecen sucesivamen­ te, tales como el ciclamor (Cercis siliquastrum) en primavera, Catalpa bignonioides en verano, Euchryphia x nymansensis al principio del otoño, y

A r b o les

de

C o r t e z a s D e c o r a t iv a s

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Acer capillipes

Eucalyptus dalrympleanu

Betula ulitis ver. jacquemontii

Acer griseum

Acer pensylvanicum

Prunus serrula

Prunus subhirtella ‘Autumnalis’ en in­ vierno, se mantiene un atractivo conti­ nuado, mientras que el centro de aten­ ción varía al cambiar las estaciones. Algunos árboles proporcionan interés durante todo el año por su follaje siempreverde o por su aspecto agradable. Los árboles caducifolios ofrecen el mayor campo de acción para aprovechar los cambios estacionales, especialmen­ te en primavera, cuando muchos cere­ zos ornamentales (Prunus) están cubier­ tos de pimpollos hermosos, y en otoño, en que muchos arces (Acer) tienen fo­ llaje de colores brillantes. Por otra par­ te, los árboles simpreverdes proporcio­ nan una sensación de continuidad más que una de cambio. Con la selección y la plantación de una mezcla de árboles perennes y caducifolios se proporciona un interés duradero al jardín, que cam­ bia con las estaciones, creando un efec­ to más dinámico que estático. Primavera y verano En primavera, las hojas y los pimpollos emergentes llevan vida nueva a las ra­ mas de los árboles deciduos. Algunos —como el Sorbus aria ‘Lutescens’— po­ seen un follaje nuevo particularmente bonito. Al cubrirse de hojas completa­ mente, los árboles adquieren sus contor­ nos característicos, mientras que sus co­ pas proporcionan manchas de color y texturas llamativas, al igual que sombra. A finales de primavera y verano, las flores, cuyos colores y formas varían en­ tre las cadenas amarillas y rastreras del Laburnum hasta las rectas candelas cre­ ma o rosa-rojizo del castaño de Indias (Aesculusj, agregan color e interés su­ plementario para aligerar el efecto es­ peso de la multitud de hojas. Otoño e invierno En otoño, cuando la mayoría de las plantas herbáceas declina, el color que

proporcionan los árboles resulta espe­ cialmente bienvenido, ya sea por las ho­ jas que cambian del verde al amarillo, naranja y rojo hasta el marrón, o por las motas de color brillante de los fru­ tos o bayas. Los miembros decorativos de las Rosaceae, especialmente los de la especie Cotoneaster, Crataegus, Malus y Sorbus, incluyen muchas especies, cul­ tivares e híbridos que ostentan un des­ pliegue atractivo en otoño; en algunos casos, los frutos permanecen en el ár­ bol a lo largo de todos los meses de in­ vierno.

Á r b o l p a r a u n J a r d ín P e q u e ñ o

Con frecuencia, el invierno es consi­ derado como una época desolada, pero este es el momento en el que muchos ár­ boles destacan más efectivamente, con poca cosa en el jardín que compita con ellos. Es en invierno cuando el esqueleto o silueta del árbol se hace más notable y genera el mayor impacto escultórico. El color y la textura proporcionadas por las coniferas y las perennes de ho­ jas anchas pueden ser utilizadas para complementar y suavizar el aspecto ar­ quitectónico «duro» de los árboles caducifolios cercanos, mientras que las cortezas de dibujos, texturadas o despe­ llejadas, añaden un punto de interés su­ plementario. Algunas coniferas, tales como ciertos cedros japoneses (Cryptomeria japónica), tienen un follaje que adopta atractivos tonos bermejos en in­ vierno.

Árboles para jardines pequeños Para los jardines pequeños, los árboles que no alcancen una altura mayor de 6 m son los más adecuados. Puede haber lugar sólo para un árbol (véase «Arbo­ les individuales como centros de inte­ rés», p. 33), de modo que los que pro­ porcionan interés durante más de una estación son especialmente valiosos. Un manzano silvestre japonés (Malus flo ­ ribunda), por ejemplo, produce una multitud de pimpollos carmesíes, luego flores rosa pálido o blancas, y, finalmen­ te, pequeños frutos rojos o amarillos so­ bre ramas arqueantes. El aspecto de un árbol caducifolio sin

La estatura modesta de esta Robinia pseudoacacia ‘Frisia’ la convierte en una elección adecuada para un jardín pequeño. Su follaje aéreo ilumina el muro y permite que otras plantas crezcan a sus pies.

Árboles para mamparas y cinturones de protección

hojas resulta particularmente importan­ te en un jardín pequeño, ya que el ár­ bol puede estar desnudo durante seis meses cada año y visible desde todas las ventanas que dan al jardín. Una buena elección incluye Rhus typhina , higuera (Ficus carica), y Pyrussalicifolia ‘Pén­ dula’. Ninguno posee flores vistosas pero todos tiene un bonito follaje y siluetas invernales de carácter. Los árboles de muchas espinas o pin­ chudos, tales como el espino (Crataegus) y los acebos (Hex), quizá no convengan a un jardín muy pequeño, ya que pue­ den restringir el acceso por ambos la­ dos, mientras que los tilos (Tilia) que re­ zuman un néctar pegajoso no deberían emplazarse inclinados sobre una zona para sentarse. Si piensa plantar al pie, elija un árbol de follaje ligero y raíces profundas, ya que a las plantas peque­ ñas les resulta difícil competir, por ejem­ plo, con las raíces poco profundas de un cerezo ornamental (Prunus).

La plantación de árboles a gran escala puede proteger edificios y caminos, amortiguar el ruido y proporcionar pro­ tección contra el viento y las heladas. Una hilera única y recta de álamos de Lombardía (Populus nigra italicaV de crecimiento rápido a menudo se planta para ocultar cosas desagradables a la vis­ ta, pero su gran altura y su forma dac­ tilar tienden a subrayar lo que intentan ocultar. Grupos mezclados de árboles perennes y caducifolios, cultivados más sueltos y separados, resultan general­ mente más naturales y eficaces. Los se­ tos son la forma de protección más tu­ pida y compacta, y su tamaño puede ser controlado (véase, pp. 60-62). Los árboles multitudinarios logran fil­ trar el viento, reduciendo el daño poten­ cial con más eficacia que las barreras só­ lidas, que frecuentem ente crean remolinos a sotavento.

Árboles para avenidas Utilizadas fundamentalmente en empla­ zamientos formales, las avenidas depen­ den de la uniformidad y el espaciado de los árboles para conseguir un efecto ma­ jestuoso. Cuanto más larga y recta sea la avenida, mayor será el impacto que tendrán sobre el paisaje, el ritmo y la sombra de los árboles. Los árboles de­ berían emplazarse de modo que conduz­ can la mirada hacia un elemento nota­ ble o un centro de atención; a menudo se utilizan árboles grandes a cada lado de un camino para delinear la ruta ha­ cia la casa. Los árboles de bosque lon­ gevos, tales como las hayas (Fagus) y los castaños de Indias (Aesculus), son uti­ lizados en las avenidas, mientras que las coniferas podrían resultar más llamati­ vas en un diseño contemporáneo. P a seo I n fo r m a l

Los cerezos en flor proporcionan altura y estructura a un jardín plantado de manera informal y libre, a la vez que complementan el carácter del emplazamiento. La exhibición primaveral deI arco dirige la atención hacia arriba y fuera de los bordes, que a su vez se llenarán, convirtiéndose en el centro de interés, al marchistarse los pimpollos.

Árboles en contenedores

A v e n id a E n t r e l a z a d a F o r m a l

En este amplio jardín formal las hileras de tilos entrelazados dirigen la vista hacia los dos arcos que enmarcan el paisaje, relacionando jardín y panorama. También es posible crear avenidas in­ formales, tal vez guiando los árboles de manera que formen un arco sobre un ca­ mino. El espaciado puede ser menos rí­ gido que el de una avenida formal para evitar un aspecto estático. Los árboles como el mostellar (Sorbus aria) o el li­ gustro chino siempreverde (Ligustrum lucidum) resultan particularmente ade­ cuados para jardines más pequeños. Guiado para lograr un efecto Los árboles pueden entrelazarse para crear un aspecto de formalidad elegan­

te. Las ramas del costado se guían para encontrarse en líneas horizontales y pa­ ralelas, y se recortan o entretejen, las res­ tantes, para crear una mampara vertical. Las hayas, tilos (Tilia), carpes (Carpinus) y plátanos (Platanus) son árboles tradicionalmente indicados para el en­ trelazado y, en los jardines frutales, los manzanos y perales emparrados son una variación de esta técnica. El desmocha­ do implica el podado regular y completo de la copa hasta reducirla a tocones cor­ tos que producen ramas densas y delga­ das y una única bola de follaje apreta­ do; así se alcanza un efecto formal, pero artificial, que resulta útil en las zonas urbanas donde una copa natural proyec­ taría una sombra excesiva o impediría el tráfico. Algunos sauces (Salix) son fre­ cuentemente desmochados o podados a ras de suelo por lo coloreado de sus vástagos jóvenes y resultan apropiados en emplazamientos naturalistas. Á rboles en C ontenedores

Los árboles pequeños plantados en contenedores resultan útiles para proporcionar color, vitalidad e interés escultórico a un patio, terraza o balcón. En un pavimento sencillo se exhibe un llamativo arce japonés (Acer palmatum ‘Dissectum Atropurpureum’) en una jardinera.

Plantar árboles en tiestos o tinas gran­ des amplía su potencial de diseño. En jardines de terraza, patio o atrio, el modo más rápido de crear una sólida apariencia es plantar una serie de árbo­ les en contenedores, lo que añade altu­ ra y estructura al diseño. Utilice árboles en grandes tiestos o ti­ nas para enmarcar una entrada rodea­ da de pavimento duro o para flanquear unos escalones amplios; estas posicio­ nes son especialmente adecuadas para la jardinería ornamental (véase J a r d i ­ n e r ía O r n a m e n t a l , pp. 52-53). Los árboles demasiado delicados para inver­ nar fuera se pueden cultivar en conte­ nedores, exhibirlos fuera en verano, y trasladarlos a un lugar libre de heladas ante la proximidad del tiempo frío. Las anuales y las plantas delicadas, tales como las petunias, fucsias o mastuerzos rastreros (Tropaeolum), pueden incluirse dentro del contenedor para proporcio­ nar interés y color estacional, o bien la hiedra (Hederá) como tapizante per­ manente.

Guía de árboles para el jardinero E m plazam ientos E x pu e s t o s Arboles que (oleran emplazamientos no protegidos o ventosos; aquellos marcados íL no son apios para emplazamientos costeros Acer pseudoplatanus Betula pendula 4.., B. pubescens 4L Crataegus x lavellei, C. monogyna Fraxinus excelsior Laburnum (cspccics y cultivares) Picea abies 4 L, P. sitchensis ¿ Pinus contorta, P. nigra, P. sylvestris Quercus robur Salix alba Sorbus aria, S. aucuparia (y cultivares) P olución d e l A ir e Arboles que toleran el aire contaminado Acer platanoides (y cultivares) A. pseudoplatanus (y cultivares) A. saccharinum (y cultivares) Aesculus hippocastanum Alnus cordata, A. glutinosa Betula pendula Carpinus betulus (y cultivares) Calalpa bignonioides Corylus colurna Crataegus Fraxinus Gingko biloba Ilex x ahaclerensis Magnolia grandiflora Malus Populus Pyrus Robinia Pyrus calleryana ‘Chaniiclcer’

Salix Sophora japónica * Sorbus aria, S. aucuparia, S. intermedia Taxus boccata, T. x media I nterés I n v e r n a l Flores decorativas Acacia dealbata * Magnolia campbelli (y otros tipos) Prunus mume, P. subhirteUa ‘Aulumnalis’, P.s. ‘Autumnalis Rosea’ Follaje dorado Chamaecyparis lawsoniana ‘Lanei’, C.l. ‘Slewartii’, x Cupressocyparis leylandii ‘Castlewellan Gold’ Cupressus macrocarpa ‘Goldcrest’ Juniperus chinensis ‘Aurea’ Pinus sylvestris ‘Aurea’ Thuja plicata ‘Zcbrina’

Follaje gris Cedrus atlantica f. glauca Chamaecyparis lawsoniana ‘Pcmbury Blue’ Cupressus glabra ‘Pyramidalis’ Eucaliptus coccifera * E. pauciflora Tsuga mertensiana f. argentea Corteza decorativa Acer capillipes, A. davidii A. griseum, A. grosseri var. hersii, A. palmatum ‘Scnkaki’ A. pensylvanicum (y otros lipos) A. ‘Silver Vein’ Arbutus x andrachnoides, A. menziesii Betula albo-sinensis var. septentrional, B. ‘Jermyns’, B. pendula, B. utilis var. jaequemontii Eucalyptus dalrympleana E. niphophila, E. pauciflora Myruts luma Pinus bungeana Prunus maackii ‘Amber Beauty’ P. serrula Salix acutifolia ‘Blue Strcak’, S. alba ‘Britzensis’ S. daphnoides, S. x sepulcralis ‘Erythroflexuosa’ Stewartia pseudocamellia

Dos o

m ás E s t a c io n e s In terés Todo el año Acacia dealbata * Arbutus x andrachnoides, A. menziesii Betula albo-sinensis var. septentrionalis, B. ermanii, B. ‘Jermyns’, B. utilis var. jaequemontii Eucalyptus fiáfolia * liex x altaclerensis ‘Golden King’ Magnolia grandiflora de

Invierno/Primavera Acer negundo Primavera/Otoño Amelanchier lamarekii Crataegus x lavallei ‘Carrieri’ Malus ‘Crittenden’, M. ‘Golden Hornct’ Prunus ‘Okame’, P. sargentii Sorbus scalaris Verano/Otoño Catalpa bignonioides Cladrastis lútea Cornus kousa, C. k. var. chinensis Eucryphia glutinosa Fagus sylvatica ‘Dawyck Gold’ Liriodendron tulipifera Stewartia pseudocamellia Tilia tomentosa ‘Petiolaris’

Otoño/Invierno Acer capillipes, A. davidii, A. griseum, A. palmatum ‘Senkaki’, A. pensylvanicum ‘Erythrocladum’ Stewartia pseudocamellia Á r b o les p a r a C o n t e n e d o r e s Acacia dealbata * Chamaedorea * Chamaerops hum ilis * Citrus medica # Cordyline australis * Cupressus macrocarpa ‘Goldcrest’, C. sempervirens Ficus benjamina «*

Ficus benjamina 'Variegata'

llowea # Jacaranda mimosifolia * Juniperus scopulorum ‘Skyrocket’ Lagerstroemia indica * Laurus nobilis Olea europaea Phoenix * Prunus ‘Amanogawa’ P. ‘Kiku-shidarc’ Raph is $ Sabal # Taxus baccata ‘Standishii’ Washingtonia # Á r b o l e s p a r a J a r d in e s P equeños Ix)s marcados Q pueden alcanzar 6 m o más de altura Acer capillipes, A. griseum A. palmatum, A. p. ‘Senkaki’, A. ‘Silver Vein’ Amelanchier lamarekii Arbutus x andrachnoides Betula albo-sisnensis var. septentrionalis í>, B. ermanii í>, B. pendula £>, IIP. ‘Dalccarlica’ B. utilis var. jaequemontii * Catalpa bignonioides ‘Aurea’ CercidiphyUum japonicum Cercis siliquastrum Cinnamomum * Cornus kousa Crataegus laevigata ‘Paul’s Scarlet’, C. x lavallei ‘Carrierei’ Eucalyptus niphophila $ Eucryphia x nymansensis ‘Nymansay’ $ Fagus sylvatica ‘Dawyck Gold’ £ Gleditsia triacanthos ‘Sunburst’ Grevillea robusta # §

Laburnum x watereri ‘Vossii’ Magnolia ‘Elizabeth’, M. x loebneri ‘Merrill’, M. salicifolia Malus ‘Dartmouth’, M. floribunda, M. ‘Golden Hornet’ M. tschonoskii £> Melia azedarach Phoenix dactylifera * § Pinus halepensis $ Prunus - numerosos incluyendo P. ‘Okame’, P. ‘Pandora’, P. ‘Spire’, P. subhirtella, P. x yedoensis Pyrus calleryana ‘Chanticleer’, P. salicifolia ‘Pendula’ Robina pesudoacacia ‘Frisia’ § Sorbus aria (algunos tipos) S. aucuparia (algunos tipos) 5. cashmiriana, S. commixta ‘Embley’ , S. vilmorinii Stewartia pseudocamellia Vitex agnus-castus E s p e c ím e n e s Abies magnifica, A. procera Acer pensylvanicum, A. pseudoplatanus, A. rubrum Aesculus hippocastanum Alnus cordata Betula ‘Jermyns’ B. pendula ‘Dalccarlica’ Cedrus Eucalyptus coccifera * , E. dalrympleana Fraxinus oxycarpa ‘Raywood’ Liquidambar styraciflua

Liriodendron tulipifera

Liriodendron tulipifera Livislona * Magnolia campbelliii M. c. ‘Charles Raffili’ Metasequoia glyptostroboides Nothofagus procera Nyssa sylvatica Phoenix # Picea breweriana, P. omorika Pinus nigra, P. radiata, P. silvestris, P. wallichiana Platanus x hispánico Roystonea * Salix x sepulcralis ‘Chrysocoma’ Sequoiadendron giganteurn Tilia ‘Petiolaris’, T. platyphyllos Tsuga heterophylla Zelkova carpinifolia C la v e # No resistente al frío

C

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feras

E

n a n a s

Coniferas enanas muy aprecia­ y cultivares de crecimiento lento; a ve­ das por la facilidad de su mante­ ces, las así llamadas coniferas «enanas» nimiento, resultan particularmente apro­son, sencillamente, variantes de árboles piadas para el pequeño jardín moder­grandes de crecimiento lento. La iden­ no, ya sea cultivadas en macizos tificación de las coniferas jóvenes pue­ compactos o en contenedores. Los co­ de resultar muy difícil, ya que su folla­ lores van desde el oro opulento hasta los je juvenil es a menudo muy diferente al verdes brillantes, los azules pálidos y los de la planta adulta. Al comprar, controle plateados; los aspectos incluyen los de que el nombre de las plantas sea correcto tipo globo, piramidales, y las formas del­ para evitar la introducción de plantas gadas tipo aguja. Crecen de maneras di­ que rápidamente excederán su espacio versas, incluyendo tipos rastreros o re­ correspondiente; si tiene dudas, hágase dondeados, erectos o llorones; y la aconsejar por el vendedor. variación en la textura del follaje va des­ de los suaves y plumosos hasta los es­ pesos y pinchudos. Mediante una pla­ nificación cuidadosa, esta rica variedad de colores, formas y texturas puede pro­ porcionar interés durante todo el año. Las coniferas enanas resultan apropia­ Para detalles del cultivo, cuidado ruti­ das para una serie de localizaciones en nario y propagación, véase Á r b o le s O r ­ el jardín. Se las puede plantar indivi­ n a m e n ta le s , pp. 39-43. dualmente para conformar un elemen­ to, o de forma colectiva, creando una faja de colores; y pueden utilizarse, asi­ mismo, para complementar otras plan­ tas o para tapizar. Los jardines de ro­ Al elegir coniferas destinadas a un es­ cas y de brezos, y los contenedores, son pacio pequeño, resulta importante reco­ ubicaciones excelentes para el cultivo de nocer las verdaderas enanas, las especies todos los tipos de coniferas enanas.

L

a s coniferas enanas,

Diseños con coniferas enanas

Selección de las plantas

G am a

de

C o n íf e r a s E n a n a s

Picea pungeus ‘Montgomery’

Chamaecyparis obtusa Juniperus scopulorum ‘Nana Aurea’ ‘Skyrocket’

R e a l c e d e C o n if e r a s

Para exhibir coniferas enanas con mayor provecho, agregue brezos para obtener brillantes pinceladas de color en el jardín a lo largo de todo el año. Plantas individuales o especímenes Algunas de las coniferas de crecimien­ to lento resultan adecuadas como plan­ tas individuales. Las de formas exten­ didas, por ejemplo, podrían utilizarse para suavizar los bordes de un paisaje duro, mientras que las especies columnarcs crean un centro de atención. Plantación agrupada Si el espacio lo permite, un grupo de co­ niferas enanas puede convertirse en un elemento muy atractivo. La gama de co­ lores de las coniferas también sirve para destacar ciertas zonas en diferentes épo­ cas del año; los azules y los plateados, por ejemplo, ofrecen el aspecto más her­ moso a la fría luz invernal, mientras que los dorados y los verdes tiene una apa­ riencia fresca en primavera. Los terrenos inclinados y los banca­ les, que a veces resultan difíciles de plan­ tar con eficacia, pueden convertirse en elementos paisajísticos llamativos plan­ tando grupos audaces de coniferas ras­ treras. Una vez que las plantas han sido establecidas, estas áreas, frecuentemente problemáticas, son fáciles de mantener y están más o menos libres de malezas. Asociaciones con otras plantas Las coniferas enanas se asocian bien con otros grupos de plantas de característi­ cas similares. A menudo se las utiliza como componentes de jardines de bre­ zos para ampliar la temporada de inte­ rés y para proporcionar un contraste de color y de forma con el follaje princi­ pal y las variantes de color de los culti­ vares Calluna, Daboecia y Erica. Otras plantas complementarias comprenden Cytisus, Genista, Cistus, y las especies de rosàcea y cultivares más pequeños. Jardines de rocas En los jardines de rocas, las coniferas enanas proporcionan un aire de perma-

nencia y generan una estructura para otras plantas. Es posible utilizar el re­ pertorio completo de colores, texturas y aspectos, pero tenga cuidado de no ele­ gir plantas que se hagan demasiado grandes o dominantes. Las especies y cultivares más pequeños, tales como Juniperus communis ‘Compressa’, resul­ tan ideales para los paisajes minúsculos de los macizos compactos y en relieve, y también en jardineras. Tapizado del suelo Muchas coniferas enanas constituyen un tapizado excelente, ya que ahogan las malezas sea formando matas densas, como el Juniperus horizontalis y sus cultivares, sea creciendo y extendiéndose para excluir la luz bajo su copa. Algu­ nos enebros Pfitzer resultan especial­ mente útiles para cubrir bocas de acce­ so o pavimentos de cemento (véase T a p iz a d o d e S u e l o s , pp. 150-151).

E s p é c im e n P l a n t a d o

Ideal corno centro de atención, el tejo dorado (Taxus baccata ‘Aurea’) posee un follaje dorado todo el año.

P

r e p a r a c i ó n

y

P

l a n t a c i ó n

del

S

uelo

Preparación y plantación del suelo vez plantado, un árbol puede E le c c i ó n d e Á r b o le s permanecer en su sitio durante dé­ Á r b o l e n C o n t e n e d o r cadas o incluso siglos, de modo que re­ sulta esencial proporcionarle las mejoresB u e n condiciones para su crecimiento. Tanto E je m p l a r bien el clima como el tipo de suelo y la can­ equilibrado tidad de luz y de protección disponibles afectan al crecimiento de un árbol, de modo que tenga en cuenta todos estos factores al decidir su ubicación. Una preparación y un plantado cuidadosos, al igual que un cuidado posterior, resul­ tan vitales para ayudar al árbol a esta­ blecerse y desarrollarse correctamente.

U

na

Consideraciones climáticas Antes de elegir un árbol, controle que prosperará respecto de las variaciones de temperatura, la lluvia y los niveles de hu­ medad del emplazamiento. Los factores locales específicos, tales como vientos fuertes en un emplazamiento expuesto en la cima de un monte, también debe­ rían intervenir en su elección. Incluso dentro de una misma especie, algunas variedades de cultivares podrían resultar más apropiadas a ciertas condiciones, de modo que una planta podría prosperar y otra no: hay varios cultivares de Mag­ nolia grandiflora, por ejemplo, que to­ leran temperaturas mínimas que varían entre los —12° C hasta los 6o C. En las zonas sujetas a heladas de pri­ mavera, elija árboles que broten tardía­ mente, ya que las heladas dañan frecuen­ temente los brotes jóvenes. En las zonas frías, es posible plantar en el exterior ár­ boles no completamente resistentes, pero podrían necesitar protección contra he­ ladas durante el invierno (véase P r o t e c ­ ción c o n tr a H e l a d a s y V ie n t o , pp. 520-521), y deberían plantarse en un em­ plazamiento protegido. Si cultiva espe­ cies delicadas o tropicales en zonas tem­ pladas, manténgalas cubiertas o cultí­ velas en contenedores, de modo que se puedan colocar en el interior en invierno. Los árboles rara vez se desarrollan co­ rrectamente en las regiones donde las lluvias anuales son inferiores a los 250 mm, y la mayoría prefiere una cantidad cuatro veces mayor. Sin embargo, mu­ chos árboles no necesitan riego, excep­ to recién plantados, ya que obtienen agua suficiente a través de la lluvia y, en algunas zonas, de la espesa calina que se condensa sobre su follaje.

Elección de un emplazamiento de plantación Al plantar un árbol, intente elegir la po­ sición más adecuada dentro del jardín, porque el microclima puede variar con-

Á r b o l d e R a íc e s D e s n u d a s

Á rbol d e C epellón

B uen E je m p l a r

Bu en E je m p l a r

Raíces fibrosas

B uen E je m p l a r

Sistema de raíces desplegadas, uniformemente

E je m p l a r P o b r e

Sistema de raíces bien establecido Raíces en ______ «palo de hockey», desiguales E je m p l a r P o b r e

E je m p l a r P o b r e X CUPRESSOCYPARIS L E Y L A N D II

Raíces totalmente retorcidas Raíces muy pobladas, apiñadas siderablcmente de un lugar a otro. Ase­ gúrese que el emplazamiento elegido proporcione una cantidad adecuada de luz y protección: muchos árboles de ho­ jas grandes, por ejemplo, prosperarán en un sitio protegido y parcialmente sombreado, pero podrían no desarrollar­ se correctamente en un emplazamiento expuesto, donde el follaje estaría suje­ to a vientos fuertes y altos niveles de luz. En las zonas costeras, elija un empla­ zamiento de plantación protegido, ya que los vientos cargados de sal y hume­ dad marítima (incluso a algunos kiló­ metros tierra adentro) podrían abrasar el follaje y dañar los brotes de crecimien­ to. Sin embargo, algunos árboles tole­ ran condiciones costeras (véase «Guía de árboles para el jardinero, p. 37) y po­ drían plantarse como rompevientos para ayudar a proteger otras a plantas más vulnerables de los vientos fuertes. De modo similar, si se plantan árbo­ les en una ladera, tenga en cuenta que los árboles delicados tienen una pro­ babilidad mayor de prosperar planta­ dos a media altura, donde generalmen­ te hace más calor y existe más protec­ ción que en la parte superior o en la inferior (véase también «Áreas de he­

ladas y daños por heladas», p. 515). Es mejor no plantar árboles demasia­ do cerca de muros o edificios; de otro modo, durante su juventud, los árboles podrían sufrir por la reducción de la luz y la humedad como resultado del efec­ to «sombra de lluvia». Además, las raí­ ces fuertes y fibrosas de algunos árbo­ les, por ejemplo los álamos (Populus) y los sauces (Salix), podrían dañar las cañerías y los cimientos de los edificios al desarrollarse. Sin embargo, es posi­ ble plantar especies delicadas cerca de un muro cálido; allí se beneficiarán del calor conservado en el muro y, de este modo, se los puede cultivar en una zona donde no sobrevivirían en condiciones más expuestas. Al elegir un emplazamiento, asegúrese que los árboles no interfieran con cables y tuberías aéreas o subterráneas, que po­ drían obstruir los árboles o resultar da­ ñadas por éstos.

Selección de un árbol Los árboles pueden comprarse cultiva­ dos en contenedores, con las raíces des­ nudas o de cepellón, aunque las coní-

firme con el recubrimiento intacto

feras y las palmeras no se consiguen, ge­ neralmente, con las raíces desnudas. Se pueden comprar en una variedad de ta­ maños y etapas de madurez, desde plan­ tones hasta árboles semiadultos. Los ár­ boles jóvenes tienden a establecerse más rápidamente que los más viejos, mien­ tras que estos últimos generan un impac­ to fuerte e inmediato en el jardín, pero resultan más costosos. Sea cual fuere el tipo que elija, compruebe que el árbol tenga las raíces y el crecimiento superior sanos y vigorosos, sin rastros de plagas, enfermedades o daños. Tanto las ramas como las raíces deberían estar bien de­ sarrolladas y equilibradas alrededor del tallo. Árboles cultivados en contenedores Son de fácil obtención, y pueden com­ prarse y plantarse en cualquier época del año; generalmente, los árboles cultiva­ dos en contenedores son más costosos que los especímenes de tamaño compa­ rable con raíces desnudas o de cepellón. Este es el mejor sistema de compra si se trata de árboles que no se establecen con facilidad al ser trasplantados, tales como las magnolias y los Eucalyptus, porque las raíces sufren menores molestias. Los

árboles exóticos y menos comunes se venden, generalmente, así. Antes de comprar un árbol, retírelo, si es posible, de su contenedor a fin de observar las raíces con claridad: no com­ pre un árbol en un tiesto que tenga un montón de raíces congestionadas, o uno que tenga raíces gruesas que salgan de los agujeros de drenaje, ya que podrían no establecerse correctamente: si el sis­ tema de raíces no es estable y no está bien anclado, el árbol adulto será pro­ penso a inclinarse con el viento. Del mis­ mo modo, si la tierra no permanece pe­ gado a la raíz de cepellón al retirar el árbol del contenedor, no lo compre, ya que su sistema de raíces no está suficien­ temente establecido. Asegúrese que el contenedor sea lo bastante grande en re­ lación al árbol: como guía, el diámetro del contenedor debería medir, al menos, una sexta pate de la altura del árbol. Un árbol alto, cultivado en un contenedor pequeño, seguramente se verá dañado por la pequeñez del tiesto. También es importante la tierra del tiesto: los árboles cultivados en contene­ dores con compuestos basados en tierras se establecen con mayor rapidez en terre­ nos abiertos que aquellos cultivados en otros compuestos, ya que necesitan una menor adaptación a la tierra circundante. Arboles de raíces desnudas Los árboles vendidos con las raíces des­ nudas, que casi siempre son caducifolios, se cultivan en terrenos abiertos, y después se retiran virtualmcntc sin tie­ rra alrededor de las raíces. Es esencial comprarlos mientras están inactivos, preferentemente en otoño o a principios de primavera; es poco probable que so­ brevivan si se los compra y planta cuan­ do ya tienen hojas. Los fresnos (Fraxinus), los álamos (Populus), y muchos árboles resáceos, tales como los man­ zanos silvestres (Malus), se venden con frecuencia con las raíces desnudas. Asegúrese de que el árbol que elija tenga raíces bien desarrolladas, extendi­ das de forma pareja en todas las direc­ ciones. Un cierto número de raíces pe­ queñas de alrededor de 2-5 mm de diámetro es una buena señal, ya que in­ dica que han sido recortadas mas o me­ nos cada año, una técnica que promue­ ve un crecimiento sólido y un sistema de raíces vigoroso. Examine las raíces para comprobar que no están dañadas ni en­ fermas, y que no aparezcan rastros de sequedad que podrían haber sido cau­ sados por exposición al viento. No com­ pre árboles con raíces tipo «palo de hoc­ key», en las que todo el crecimiento se manifiesta de un solo lado: éstos no se establecerán correctamente. Arboles de cepellón Estos árboles también se cultivan en te­ rrenos abiertos pero, al retirarlos, las raí­ ces y la tierra pegada se envuelven con arpillera o con una malla con el fin de contener el cepellón y evitar que se se­ quen. Los árboles caducifolios de más

Estacado Puesto que el sistema de raíces de un árbol recién plantado requerirá una o más estaciones de crecimiento para anclarlo firmemente en la tierra, el es­ tacado contra vientos fuertes puede resultar inicialmente necesario. La es­ taca deberá ser clavada en la tierra a unos 60 cm de profundidad para que­ dar totalmente firme. Después de dos o tres años, el árbol debería estar su­ ficientemente establecido como para retirar la estaca. El sistema de soporte elegido depende del árbol, del empla­ zamiento propuesto y de las preferen­ cias personales. Tradicionalmente, se utilizaba una estaca alta y vertical, colocada del lado del viento dominante y suficien­ temente larga como para alcanzar hasta casi debajo de la copa. Hoy se prefiere una estaca corta, ya que per­ mite que el árbol se mueva al viento con naturalidad. Con árboles de tallos flexibles, ta­ les como los manzanos silvestres, uti­ lice una estaca alta el primer año des­ pués plantarlo, córtela hasta un nivel inferior al segundo, y retírela al ter­ cer año. Para los árboles cultivados en con­ tenedores y los de cepellón, sería pre­ ferible una estaca baja dirigida hacia el viento dominante, ya que se la pue­ de clavar, evitando el cepellón, incluso después de plantar el árbol. Alterna­ tivamente, coloque dos o tres estacas verticales a distancias iguales alrede­ dor del árbol y fuera de la zona ocu­ pada por el cepellón. En emplazamientos ventosos, o para árboles de más de 4 m de altu­ ra, clave dos estacas verticales al plan­ tar, una de cada lado del cepellón, como soporte. Los árboles grandes se sujetan a menudo por medio de cuer­ das atadas a estacas bajas. Al cubrir las cuerdas con trozos de manguera o de cinta blanca, se hacen más visi­ bles y ayuda a evitar que las perso­ nas tropiecen con ellas. T en sores d e C u erd a

Como sostén fuerte, utilice tensores de cuerda sujetos a estacas bajas con una inclinación de 450 respecto aI árbol. Coloque los tensores en espacios regulares alrededor del árbol y átelos a las estacas con pernos de ojo o en «U», que podrá ajustar cuando sea necesario (véase detalle, extrema derecha). Almohadille los tensores con tubo de goma para evitar daños (véase detalle).

E s t a c a i. a r g a

E staca C o rta

Clave una sola estaca antes del plantado. Ate el árbol a la estaca con dos amarres almohadilladas o con hebilla y separador.

Una estaca corta permite cierto movimiento al tronco; colóquela de modo que sobresalga sólo unos 50 cm del suelo.

E s t a c a in c l in a d a

Dos E s t a c a s Fije dos estacas en posición opuesta y asegúrelas al árbol con amarres de goma resistente.

Una vez plantado, puede incorporarse una estaca baja e inclinada. Colóquela en el suelo o a un ángulo de 45°, en dirección al viento dominante.

Ligaduras para árboles Las ligaduras para árboles deberían ser seguras, de larga duración, y ca­ paces de albergar la circunferencia del árbol, durante el crecimiento, sin cor­ tar la corteza. Existen varias ligadu­ ras patentadas disponibles en el co­ mercio, o se pueden hacer con malla de nylon o tubos de goma. Para evi-

tar que la estaca dañe la corteza, uti­ lice un separador, o forme un ocho con una ligadura acolchada y clávela a la estaca. Si utiliza dos o tres esta­ cas, asegure el árbol a las estacas con tiras de goma o de plástico fuertes. Si sostiene un árbol grande con cuer­ das, utilice alambre o nylon.

crear un solo tallo sin ramas laterales desde unos 2 m del suelo. Los árboles estándar con guía central son similares a los plumosos, pero tienen un trozo de tallo limpio en la base, mientras que los árboles estándar con copa de ramas han sido podados para tener un centro des­ pejado. Los árboles de 2,1 m de altura con un tallo despejado son semiestándar, mientras que los de 3,5 m de altu­ ra son estándar seleccionados. Los ár­ boles más grandes, disponibles en vi­ veros especializados, incluyen los están­ dar extra gruesos, que miden 5 m, y los semiadultos, que miden entre 5 y 12 metros.

Cuándo plantar

Ligadura de H ebilla y Separador

Pase la ligadura por el separador rodeando el árbol y de nuevo hacia atrás; abróchelo tenso, pero no dañe Ia corteza. de 4 m de altura y muchos perennes, es­ pecialmente las coniferas y palmeras de más de 1,5 m, suelen venderse así. Compre y plante los árboles de cepe­ llón mientras estén inactivos, en otoño o al principio de la primavera, siguien­ do el mismo criterio que con los árbo­ les de raíces desnudas y los cultivados en contenedores. Compruebe que el ce­ pellón sea firme y que la envoltura esté intacta antes de comprar: si aparece al­ gún indicio de sequedad o de daño en las raíces, es menos probable que el ár­ bol se establezca correctamente. Plantones, trasplantes y esquejes Los plantones de hasta un año de edad generalmente sólo se encuentran en vi­ veros especializados. Los trasplantes son plantones o esquejes que han sido tras­ plantados en el vivero y que tienen hasta cuatro años. Se convierten en plantas ro­ bustas y frondosas, y habitualmcntc mi­ den entre 60 cm y 1,2 m. Es posi ble que el vivero anote la edad y el tratamiento I n c lin a d o Si la plantación se retrasara, incline el árbol: primero prepare una zanja y después coloque el árbol dentro de ella. Incline el árbol de manera que el tronco se aguante. Cubra las raíces y la base del tronco con tierra desmenuzable y húmeda y no deje resecar las raíces.

L ig a d u r a d e G o m a

Si utiliza una ligadura de goma o de plástico sin hebilla, clávela a la estaca para evitar daños a la corteza por fricción. adecuado de un modo abreviado: «1 + 1» indica un plantón que ha permane­ cido un año en un semillero y después fue trasplantado durante una estación más; «1 c 1» denota que las raíces fue­ ron recortadas (véase «Árboles de raí­ ces desnudas», p. 40) después del pri­ mer año y que permaneció in situ durante uno más. Los esquejes son re­ toños individuales de un aspecto de lá­ tigo, que se venden según su altura; ge­ neralmente miden 1 o 2 m y habrán sido trasplantados al menos una vez. Árboles ramifieadores Estos árboles poseen una sóla guía prin­ cipal, con una extensión de ramas late­ rales o «plumas» que llegan hasta el sue­ lo. Habrán sido trasplantados al menos una vez, y generalmente miden entre 2 y 2,5 metros. Árboles estándar y grandes Los árboles estándar miden aproxima­ damente 3 m, y han sido podados para

Arbol colocado en ángulo Tierra húmeda desmenuzable

Los árboles cultivados en contenedores se pueden plantar en cualquier época del año, excepto durante una sequía o he­ lada, mientras que los de hoja caduca y raíces desnudas deberían plantarse a mediados de otoño o primavera (evitan­ do períodos de heladas). Plante peren­ nes resistentes y caducifolios resistentes con raíces carnosas a mediados de oto­ ño o mediados y finales de primavera; y plante los semiresistentes a mediados de primavera. Es mejor plantar los ár­ boles de cepellón a principios o media­ dos de otoño o a mediados o finales de primavera; si son caducifolios, podrían plantarse en invierno, si no hace dema­ siado frío. La plantación en otoño per­ mite que las raíces de un árbol se esta­ blezcan antes de la llegada del invierno. Sin embargo, en las regiones frías, la plantación en primavera podría permi­ tir que los árboles se establezcan con mayor éxito. Si se planta en invierno, el suelo puede levantarse a causa de las re­ petidas heladas, de modo que debe rea­ firmarse después del deshielo. Inclinado Lo mejor es plantar los árboles lo antes posible después de haberlos comprado. Si es inevitable una demora mayor, in­ troduzca el árbol en posición inclinada en un lugar protegido y mantenga la tie­ rra húmeda.

Preparación del suelo Preparando el emplazamiento con an­ terioridad, se permite que la tierra se asiente y reduce el tiempo entre la com­ pra y la plantación. Elija un emplaza­ miento bien drenado; uno que esté mal drenado necesitaría ser mejorado antes de plantar (véase «Mejora del drenaje, p. 529). Arranque todas las plantas de la zona inmediata para eliminar la com­ petencia por los nutrientes y el agua del suelo, después cave la tierra por parti­ da doble, incorporando material orgá­ nico en la zanja inferior (véase «Cava­ do doble», p. 526). La mayoría de los árboles requiere una profundidad de tierra de 50 cm has­ ta 1 m para crecer correctamente.

Á r b o l e s q u e P r e f ie r e n S u e l o s Á c id o s A bies Arbutus menziesii Cercidiphyllum japonicum Cornus nuttallii Cryptomeria Embothrium coccineum Fagus grandifolia Magnolia acuminata, M. campbellii (y cultivares) Magnolia campbellii

Michelia # Oxydendrum arboreum ¥ Picea (mayoría de especies) Pseudolarix amabilis Pseudotsuga Rhodoleia championii * Sciadopitys verticillata Stewartia Styrax japónica Tsuga heterophylla Á rboles q u e to lera n S u e l o s m u y A l c a l in o s Acer campestre, A. lobelii, A. negundo (y cultivares), A. platanoides (y cultivares) Aesculus Carpinus betulus Cedrus libani Cercis sUiquastrum Chamaecyparis lawsoniana (y cultivares) Crataegus X Cupressocyparis leylandii (y cultivares) Cupressus glabra Fagus sylvatica (y cultivares) Fraxinus excelsior, F. ornus Juniperus Malus Morus nigra Ostrya carpinifolia Phillyrea latifolia Pinus nigra Populus alba Prunus avium ‘Plena’ P. sargentii , 4 Prunus sargentii

Pyrus (especies y Robinia (especies y cultivares) Sorbus aria (y cultivares) Taxus baccata (y cultivares) Thuja Tilia tomentosa C lave

♦ No resistentes

Plantación de árboles Una vez que el emplazamiento haya sido preparado, cave el agujero para plantar, que debe medir dos o tres veces más que el cepellón del árbol, dependiendo de si el árbol está cultivado en contenedores, si es de raíces desnudas, o de cepellón. Si lo efectúa por anticipado, vuelva a re­ llenarlo con tierra suelta hasta plantar el árbol, para que la tierra conserve el calor. Mezcle la tierra removida con ma­ teria orgánica bien descompuesta y, si Á rboles q u e p r e f ie r e n S u elo s A r en o so s Abies grandis Acacia dealbata # Acer negundo (y cultivares) Agonis flexuosa # Banksia serrata # Betula pendula (y eultivaress) Castanea sativa Celtis australis Cercis siliquastrum Cupressus glabra Eucalyptus ficifolia * Gleditsia triacanthos Juniperus Larix decidua Melia azedarach Nothofagus obliqua Phoenix canariensis * Pinus pinaster, P. radiata Quercus ilex Schinus molle # Tabebuia chrysotricha # Thuja occidentalis (y cultivares)

planta en primavera, alrededor de 110 g de fertilizante de acción lenta. Remue­ va los lados y la base del agujero con una horca para aflojar la tierra circun­ dante, permitiendo que las raíces se ex­ tiendan con más facilidad; esto resulta particularmente importante con tierras pesadas y pegajosas. Si utiliza una sola estaca, clávela en el agujero un poco des­ plazada del centro, antes de plantar el árbol, para asegurarse de no dañar des­ pués el cepellón (véase también «Esta­ cado, p. 40). P l a n t a c ió n d e u n Á r b o l Marque el área del agujero a cavar —unas 3 o 4 veces el diámetro del cepellón del árbol. Elimine cualquier maleza o césped y excave el agujero a una profundidad una vez y media mayor que la medida del cepellón.

en

Árboles cultivados en contenedores Primero moje completamente la tierra del contenedor; si está muy seco, intro­ duzca el contenedor en agua durante media hora o hasta que la tierra esté hú­ meda. Después retire el contenedor, cor­ tándolo si resultara necesario, cuidan­ do de no dañar las raíces. Extraiga las raíces suavemente con los dedos o con una horca pequeña para estimularlas a crecer dentro de la tierra circundante; esto es esencial con una planta que es­ tuvo aprisionada por el tiesto. Si hubie­

sen raíces rotas o dañadas, recórtelas en esta etapa con unas podaderas. Es im­ portante comprobar que la profundidad de plantación sea la correcta: si se planta un árbol a demasiada profundidad, las raíces podrían no recibir el oxígeno su­ ficiente y su crecimiento podría hacer­ se más lento o incluso podría morir; si se planta demasiado superficialmente, las raíces podrían secarse. Coloque el ár­ bol en el agujero y localice la marca de la tierra: una marca oscura, cerca de la base del tronco, que indica el nivel de

C ontenedor

Escarifique los costados del agujero con una horca. Mezcle la tierra removida con materia orgánica descompuesta.

Tabebuia

chrysotricha

Á rboles q u e t o l e r a n S uelo s a r c illo so s Acer platanoides (y cultivares) Castanospermum australe * Crataegus laevigata (y cultivares) Fraxinus Juglans nigra Malus

Si utiliza una estaca, clávela en el agujero, en el centro y a barlovento. Agregue hasta un 20 % de la materia orgánica y de mezcla de la tierra al agujero.

Ponga el árbol de costado y destílelo fuera deI tiesto. Extraiga tas raíces suavemente sin romper el cepellón y elimine cualquier maleza de la tierra.

Malus ‘Cowichan’

Metasequoia glyptostroboides Populus Pterocarya fraxinifolia Pyrus calleryana ‘Chanticleer’ Quercus palustris, Q. robur Salix Taxodium distichum C lave

♦ No resisterne

6

Sostenga el árbol al costado de Vuelva a rellenar alrededor de! la estaca y extienda las raíces. árbol con más mantillo y Coloque una caña a través del materia orgánica. Compacte, agujero para comprobar la pisando, alrededor del árbol en profundidad de plantación. Agregue etapas, remueva ligeramente con la o quite tierra. horca y riegue bien.

Recorte tallos dañados, vástagos laterales largos y ramas inferiores. Ponga «mulch» a 5-7 cm de profundidad alrededor deI árbol.

la tierra cuando el árbol crecía en el vi­ vero. Coloque una vara a través del agu­ jero al costado del tallo y agregue o quite tierra de debajo del cepellón si resultara necesario, de modo que la marca de la tierra quede al mismo nivel que la vara. Vuelva a llenar el agujero, afirman­ do la tierra por etapas para eliminar bol­ sas de aire; tenga cuidado de no apre­ tar demasiado en tierras arcillosas, ya que esto podría compactar el suelo c im­ pedir el drenaje. En tierras arenosas, una zanja poco profunda ayuda a canalizar el agua hasta las raíces. Por el contra­ rio, en tierras arcillosas, un amontona­ miento leve alrededor del tallo alejará el agua del cepellón. Pode ligeramente el crecimiento supe­ rior para equilibrarlo con el sistema de raíces (véase «Poda de configuración», p. 48) después asegure el árbol a la es­ taca con una o más ligaduras (véase «Li­ gaduras para árboles», p. 41). Riegue concienzudamente y aplique una mez­ cla espesa de «mulch» (mezcla de estiér­ col y paja) para conservar la humedad de la zona donde se desarrollarán las raíces. Arboles de raíces desnudas Prepare el emplazamiento del mismo modo que para los árboles criados en contenedores, asegurándose de que el

agujero de plantación sea lo suficiente­ mente amplio como para que las raíces del árbol se extiendan completamente; recorte cualquier raíz dañada hasta lo sano. Si utiliza una sola estaca, clávela ligeramente desplazada del centro del agujero y extienda las raíces dentro del agujero y alrededor de la estaca. Corri­ ja la profundidad de la plantación si re­ sultara necesario; después vuelva a relle­ nar el agujero parcialmente y sacuda el tallo hacia arriba y hacia abajo con sua­ vidad para acomodar la tierra alrededor de las raíces. Afirme la tierra en etapas, cuidando de no dañar las raíces. Final­ mente, riegue el árbol abundantemente y cubra la zona circundante con «mulch». Arboles de cepellón El método para plantar árboles de ce­ pellón es muy parecido al utilizado para plantar los cultivados en contenedores. Sin embargo, el agujero de plantado de­ bería medir el doble de anchura que el cepellón o, en tierras pesadas y arcillo­ sas, el triple de anchura. Coloque el ár­ bol en el agujero a la profundidad co­ rrecta, y después retire la arpillera o la malla que envuelve el cepellón. Si utili­ za una estaca inclinada o dos estacas, una a cada lado del cepellón, clávelas en esta etapa; deberían apoyarse firme­ mente contra el cepellón sin atravesarlo.

Protección del tallo En muchas regiones resulta necesario proteger los árboles jovenes del daño causado por conejos y otros anima­ les comedores de corteza. Rodee el ár­ bol con una barrera de tela metálica o de alambre tejido, fijado con varias varas o estacas, o coloque un guardaárboles patentado alrededor del tron­ co. Existen muchos tipos disponibles en los centros de jardinería, que com­ prenden protecciones en espiral y en­ volventes, hechas de plástico flexible, así como de plástico o de tela metá-

En las tierras pesadas y arcillosas, re­ sulta posible mejorar el drenaje plantan­ do de manera que la parte superior del cepellón asome ligeramente por encima del nivel de la tierra y cubriendo la par­ te expuesta con 5-7 cm de tierra desme­ nuzada, dejando un espacio de 2,5-5 cm alrededor del tallo. Cuidado ulterior Durante los primeros dos o tres años P lantar

un

Á rbol

con

después del plantado, es importante pro­ porcionar una buena cantidad de agua a los árboles, especialmente durante las épocas de sequía. Mantenga la zona circundante libre de hierba y malezas, y cúbrala con «mulch» regularmente (véase «Cuidados rutina­ rios», pp. 44-46). Algunos árboles necesitan una protec­ ción suplementaria contra las heladas y el viento.

C epellón

I

2

Cave un agujero de Incline el árbol hacia un lado y enrolle el tejido debajo plantación dos o tres veces mayor que el diámetro del del cepellón, incline el árbol hacia el cepellón. Mezcle la tierra retirada otro lado y retire cuidadosamente el con materia orgánica bien tejido. Vuelva a rellenar el agujero, descompuesta, coloque el árbol en compacte y riegue bien. el agujero y desate la envoltura.

Plantado de árboles en lica resistentes. También existen guar­ da-árboles de malla de plástico degra­ dable en alturas desde 60 cm hasta 2 m.

En emplazamientos expuestos, ta­ les como laderas de colinas, se pue­ den utilizar protectores de árboles para ayudar a que las plantas y los es­ quejes jóvenes arraiguen correcta­ mente; estas estructuras de plástico degradable miden hasta 1,2 m de lar­ go y entre 8 y 15 centímetros de ancho.

A B C D Proteja la corteza de árboles recién plantados de los daños causados por animales con una barrera de tela metálica o red fijada al suelo con cañas (A), un protector de árboles rígido y de plástico (B), un protector de tallos de goma o plástico fuertes (C), o una protección de plástico en espiral (D).

Los contenedores resultan excelentes para exhibir árboles en un patio, para árboles delicados que necesitan res­ guardase en invierno, y para las es­ pecies que prefieren un tipo de suelo distinto del existente en el jardín. Utilice un contenedor cuyo diáme­ tro mida entre un sexto y un cuarto de la altura del árbol, con una pro­ fundidad de una vez y media al me­ nos la circunferencia del cepellón. Esto proporciona una temperatura bastante regular a la tierra, y es una buena reserva de humedad; también proporciona el espacio suficiente para el desarrollo de las raíces. Asegúrese de la existencia de agujeros de drenaje para evitar la anegación. Preparación del contenedor Si vuelve a utilizar un contenedor, ce­ pille el interior con agua para elimi­ nar organismos causantes de enferme­ dades. Cubra todos los agujeros con trozos de tiesto y agregue una capa de al menos 2,5 cm de trozos de ties­ to o grava gruesa. Después agregue abono con una base de mantillo para contenedores, enriquecido con ferti­ lizante de acción lenta. Si planta un árbol corriente, clave una estaca en la tierra antes de plantarlo. Plantación Prepare el árbol y compruebe la pro­ fundidad de plantación para árboles en contenedores (véase p. 42). Después

Introduzca la estaca dentro de la tierra y plante el árbol de manera que la marca de la tierra esté a 4-5 cm bajo el borde. de plantado, afirme el árbol correc­ tamente y revista la superficie de la tierra con una capa de «mulch» or­ gánico o de arena de 2,5 hasta 4 cm de espesor para ayudar a conservar la humedad y evitar que la mezcla se compacte. Después riegue bien, uti­ lizando aguas blandas o de lluvia para las especies que rechacen la cal. Co­ loque el contenedor sobre ladrillos.

Á

rboles

O

r n a m e n t a l e s

Cuidados rutinarios cantidad de mantenimiento que ximadamente 50-75 1 por m2 de agua necesita un árbol depende funda­ por árbol cada semana en zonas cálidas mentalmente del género, microclima,duplicar la cantidad, si el tiempo es seco. tipo de suelo y emplazamiento. La ma­Una vez bien arraigados, la mayoría de yoría requiere riego, alimentación y una los árboles sólo necesitarán un riego. zona libre de malezas durante los pri­ meros años para arraigar correctamente; también hay que revestir la superficie de los árboles plantados en contenedores y, ocasionalmente, cambiarlos de ties­ Todos los árboles se benefician de la ali­ to. Además, algunas veces resultan ne­ mentación, particularmente en tierras cesarios otros procedimientos, tales bajas en nutrientes y durante los prime­ como la eliminación de chupones o el ros años después de ser plantados. Los control de las plagas o enfermedades; árboles más viejos requieren general­ mientras que en ciertas circunstancias, mente alimentación sólo en ocasiones. por ejemplo, si un árbol no prospera, la Los árboles cultivados por sus flores y mejor solución podría ser cortarlo o frutos requieren más potasa y fosfato trasplantarlo. que aquellos cultivados por su follaje, que necesitan más nitrógeno. Los fertilizantes orgánicos, tales como el estiércol bastante descompuesto, o el abono, se aplican habitualmente como La mayoría de árboles necesita mucha «mulch»: en otoño, o durante cualquier agua para crecer bien, especialmente en época libre de heladas durante la esta­ suelos ligeros y arenosos o si fueron ción inactiva, extienda el «mulch» en plantados dentro de los dos o tres años una capa de 5-8 cm alrededor del árbol, anteriores. Como guía general, durante manteniendo libre la zona alrededor del el período del crecimiento aplique apro­ tronco. Al alimentar un árbol joven, ex­

L

a

Fertilización

Riego

tienda el «mulch» hasta la «línea de go­ teo» (el suelo bajo el borde exterior de la copa); una zona de 3 a 4 m de diámetro es apropiada para un árbol más grande. Los fertilizantes artificiales se aplican generalmente en primavera. Esparza el fertilizante alrededor de la base del ár­ bol en una proporción de 50 g por m2 o mézclelo con el abono e introdúzcalo en pequeños agujeros excavados a 2 m de distancia entre cada uno alrededor de la línea de goteo. Como alternativa, apli­ que un fertilizante líquido patentado al­ rededor del árbol. Si no prosperan, los árboles planta­ dos en zonas de hierbas podrían nece­ sitar alimento todos los años. La hier­ ba entre el tronco y la línea de goteo se puede eliminar a mano o con produc­ tos químicos, y luego se aplica un «mulch» rico en nutrientes.

de las raíces, y rebaja la pérdida de hu­ medad de la superficie del suelo. En ge­ neral, se utilizan materias orgánicas ta­ les como la corteza pulverizada, ya que también resultan atractivas. El plástico negro también es eficaz, pero no utilice láminas de plástico transparente, ya que el calor se transfiere rápidamente al sue­ lo y podría dañar las raíces superficia­ les. Si el árbol necesita ser alimentado, generalmente sólo se utilizan los «mulch» ricos en nutrientes. Es mejor aplicar los «mulch» en pri­ mavera, pero, si el suelo está húmedo, se pueden extender en cualquier momen­ to, salvo durante las heladas o la sequía. Aplique el «mulch» en una zona entre 30 y 40 cm mayor que el sistema de raí­ ces del árbol. Renueve la capa de «mulch» cada uno o dos años debajo de los árboles jóvenes.

Aplicación del «mulch»

Desarraigar la maleza

La aplicación del «mulch» evita la pro­ liferación de las malezas, reduce el efecto de las temperaturas extremas alrededor

La zona debajo de la copa de un árbol debría mantenerse libre de malezas y hierbas, ya que esto asegura que las raí-

Mantenimiento de árboles en contenedores

R e v e s t id o

Los árboles plantados en contenedo­ res requieren generalmente un riego y una alimentación más frecuente que aquellos plantados en espacios abier­ tos, ya que la pequeña cantidad de tie­ rra dentro de la que crecen sólo pue­ de conservar una cantidad limitada de reservas y nutrientes. Durante la épo­ ca cálida y seca podrían necesitar dos regados diarios. Aplique anualmen­ te una capa superficial de «mulch» de astillas de corteza o materia similar encima del abono para ayudar a man­ tener la humedad. Además, revista la superficie de la tierra cada primave­ ra, antes del crecimiento. Esto com­ prende reemplazar parte de la tierra antiguo con uno nuevo, enriquecido con fertilizante. Al mismo tiempo R e n o v a d o d e l T ie st o Ponga el árbol de costado cuidadosamente y, sosteniendo el tallo y el cepellón con una mano, extráigalo del tiesto golpeando la base con firmeza. Retire cualquier material de revestido o de «mulch».

1

2

2

Vuelva a colocar el árbol de manera que la tierra mueva llegue a la marca del suelo. Compacte con los dedos, riegue y añada «mulch».

pode cualquier tallo muerto, dañado, débil o desordenado para rejuvenecer el árbol y asegurar que produzca un crecimiento sano y vigoroso. Cada tres a cinco años, renueve la tierra del tiesto o cambie el árbol de tiesto, preferiblemente a uno más grande. Para efectuarlo, retire primero el árbol cuidadosamente del contene­ dor, después extraiga las raíces, recor­ tando hasta un tercio de cualquiera que sea grande y rugosa. Empape el sistema de raíces si está seco, luego vuelva a colocar el árbol en tierra fres­ ca (véase «Plantación de árboles en tiestos», p. 43). Si utiliza el mismo contenedor, lá­ velo antes de introducir el árbol y el abono nuevo.

Utilizando un desplantador o las manos, retire cualquier «mulch» y los 5 cm superiores de tierra.

Vuelva a llenar el contenedor con tierra nueva, mezclado con fertilizante de acción lenta. Riegue y añada «mulch».

I

Con una horca, extraiga las raíces con suavidad, retirando parte de la tierra antigua. Recorte cualquier raíz larga.

C E lim in a c ió n

de

C h upones

Utilizando podaderas, corte los chupones lo más cerca posible del tronco y rebaje la superficie con un cuchillo; borre cualquier crecimiento apenas aparezca. E l im in a c ió n d e V astagos d e A g u a

nes de tallo como de raíz: un chupón de tallo es un vástago que aparece justo de­ bajo del punto de unión del injerto so­ bre el rizoma de un árbol injertado; un chupón de raíz es el que se desarrolla di­ rectamente desde las raíces. Los chupo­ nes de una planta injertada podrían al­ canzar un tamaño mayor que la parte más alta, e incluso reemplazarla al cabo de algunos años, de modo que predo­ minaría la especie de patrón en vez del cultivar injertado. Los árboles particularmente vigoro­ sos o que tiene raíces cerca de la super­ ficie de la tierra, tales como los álamos (Populus) y los cerezos ornamentales (Prunus), podrían formar chupones de raíz si el sistema de raíces está dañado. Éstos pueden utilizarse para la propa­ gación, pero resultan un incordio si apa­ recen en céspedes o senderos. Corte o arranque los chupones lo más cerca posible de la base, si es necesario cavando hasta el punto donde el chupón se une a la raíz. Vástagos de agua Los vástagos epicórmicos o de agua pue­ den crecer directamente del tronco, con frecuencia alrededor de las heridas cau­ sadas por la poda. Suprímalos con los dedos o el pulgar apenas aparezcan, o recórtelos hasta la base y suprímalos cuando vuelven a aparecer.

u i d a d o s

R

u t i n a r i o s

Talado de un árbol El talado de los árboles, que puede emprenderse en cualquier época del año, es una operación que requiere destreza y, a veces, resulta potencial­ mente peligrosa; si el árbol mide más de 5 m de altura, la tala debería em­ prenderla un cirujano de árboles. Asegúrese de que el árbol no esté su­ jeto a una orden de conservación y, si se encuentra en una linde, de que le pertenece legalmente. Asegúrese de que existe el espacio suficiente como para que el árbol cai­ ga con seguridad y de que hay una vía de escape en ángulo recto a la línea de caída propuesta para que pueda apartarse. Generalmente, un árbol se corta en etapas. Primero, elimine cualquier rama grande en secciones (véase «Eli­ minación de ramas», p. 47); después, corte el resto del tronco, extrayendo una cuña de madera del lado hacia

el que desea que caiga el árbol, y efec­ túe otro corte del lado opuesto del ta­ llo. Entonces, el árbol podrá empu­ jarse en la dirección deseada. Si tala un árbol grande, ate cuerdas alrede­ dor del tronco para guiar la caída. Es mejor retirar el tocón, pero si no resultase práctico puede tratarlo con productos químicos; si se lo deja pu­ drir podría atraer el hongo de la miel (p. 569), que podría extenderse. Ex­ cave el tocón y cualquier raíz grande con una pala. Las raíces resistentes deberían cortarse con un hacha. Si el tocón es grande, podría ser necesario contratar a un operario para serrarlo o extraerlo con una grúa. Alternativamente, corte el tocón a ras de suelo y rocíe la superficie del corte con una solución patentada de sulfamato de amonio. Espere al me­ nos 12 semanas antes de plantar en los alrededores.

Heladas y viento Recorte hasta la base con podaderas cualquier vástago de agua que pueda crecer a travésde la corteza o que brote en los bordes de una herida donde se haya eliminado una rama. ces fibrosas de alimentación no necesi­ tan competir por el agua o los nutrien­ tes. Si el crecimiento de un árbol es ex­ cesivamente rápido, conservar o plantar hierba a su alrededor ayuda a reducir el vigor en la competición por el agua y el alimento. Es posible utilizar algunos herbicidas alrededor de los árboles porque no afec­ tan a las raíces. La aplicación del «mulch» debería hacer innecesario el de­ sarraigo de la maleza. Para tratamien­ to de malezas, véase «Malezas», pp. 573-577.

Chupones y vástagos de agua Los chupones y los vástagos de agua desviarán los nutrientes de los vástagos principales del árbol si se los deja desa­ rrollar incontroladamente. Elimínelos apenas aparezcan. Chupones de tallo y de raíz Un árbol puede producir tanto chupo­

Los árboles pueden resultar dañados por vientos fuertes, y las heladas severas po­ drían afectar a las plantas jóvenes, de modo que hay que proporcionarles pro­ tección, tal como un rompevientos. Los rompevientos pueden ser artificiales, tales como los vallados, o naturales, como los setos (véase también «Cómo funciona un rompevientos», p. 519). El suelo que rodea los árboles recién plantados puede levantarse por las he­ ladas; si esto ocurre, vuelva a afirmarlo después del deshielo para que las raíces no se sequen. Para más información, véase P r o t e c c ió n e n c o n t r a la s h e ­ l a d a s y el v ie n t o , pp. 520-521.

Extraiga una cuña aserrando horizontalmente hasta la base del corte en ángulo. Retire la cuña para asegurar que el árbol caerá en la dirección correcta. Practique un corte en ángulo del lado hacia el que caerá con el árbol con una profundidad de poco más de 1/3 del diámetro del tronco y a I m del suelo.

Problemas de los árboles La falta de vigor es un indicador de con­ fianza de que el árbol tiene problemas. Además de comprobar si existen plagas o enfermedades, asegúrese de que el ár­ bol no ha sido plantado demasiado pro­ fundamente o que las raíces y tallos no han sido dañados. Las plagas más co­ munes son los áfidos (p. 550) y los ácaros araña roja (p. 550), mientras que el hongo de la miel (p. 569) es la enferme­ dad más dañina que afecta —y a me­ nudo mata— a una gran variedad de ár­ boles. Para reducir el riesgo, mantenga los árboles correctamente alimentados y conservados, y la zona circundante li­ bre de malezas y escombros.

3

Practique el corte final del Retire el tocón cavando una lado opuesto del tronco, justo zanja ancha a su alrededor, encima de ¡a base de! corte de la aflojando las raíces con una cuña. Cuando el árbol comience a horca o una pala, y extrayéndolo caer, empújelo, si fuera necesario, con una polea o excavándolo. en la dirección correcta.

Trasplante de un árbol Lo mejor es preparar el árbol con un año de antelación antes del trasplante, ya que esto aumentará considerablemente sus posibilidades de volver a arraigar. A me­ nos que el árbol sea bastante joven, po­ dría resultar difícil de trasplantar y no adaptarse bien; si midiese más de 2,5 m podría resultar difícil de establecer en su nueva posición. Puede necesitarse la ayuda de un especialista para trasplan­ tar los árboles grandes. Preparación A principios de otoño del año anterior al trasplante programado, mientras la C óm o T r a s p l a n t a r Prepare el árbol a trasplantar con un año de anticipación. Para trasplantar, comience atando las ramas al tallo principal para protegerlas de daños mientras trabaja alrededor del árbol. Después, permaneciendo fuera del área del cepellón, cave una zanja de unos 30 cm de ancho y 60 cm de profundidad alrededor del árbol.

un

Sosteniendo las cuerdas, introduzca el árbol dentro del agujero preparado y desenvuelva el cepellón invirtiendo el procedimiento de los pasos 4-5. Retire cualquier maleza del cepellón y vuelva a plantar el árbol hasta la marca de tierra.

Levantamiento del árbol Trasplante el árbol el siguiente otoño (véase «Cuándo plantar», p. 41) atan­ do, primero, las ramas al tronco cuida­ dosamente para protegerlas y para aumentar el área de trabajo alrededor del árbol. Cave una zanja justo al lado de la que cavó el año pasado, y de dimensiones parecidas, y retire gradualmente la tie­ rra sobrante con una horca hasta que el cepellón haya adquirido un tamaño y un peso manejables; por otra parte, tenga cuidado a fin de no dañar las raíces fi­ brosas. Corte después cualquier raíz debajo del cepellón para separarlo por completo de la tierra que lo rodea.

Envuelva el cepellón con toda garan­ tía en arpillera o plástico; esto lo sos­ tendrá y evitará que las raíces se sequen mientras quita el árbol del agujero y lo traslada a su nueva posición. Replantado Ahora, el árbol puede ser replantado en su nuevo emplazamiento (véase Planta­ do de un árbol de cepellón, p. 73). Has­ ta que esté bien arraigado, sostenga el árbol con tirantes de cuerda (véase «Es­ tacado», p. 40) y manténgalo bien re­ gado y con «mulch». Si resultara imposible plantarlo inme­ diatamente, cuídelo igual que si se tra­ tara de uno recién comprado (véase In­ clinado, p. 41).

Retire con cuidado la tierra alrededor del cepellón con una horca, quitando pequeñas cantidades para evitar dañar las raíces.

T Corte por debajo del cepellón con una pala y recorte con podaderas cualquier raíz incómoda saliente.

Recubra por completo el cepellón con la arpillera. Sujétela firmemente con una cuerda para mantener el cepellón intacto mientras mueve el árbol.

Indine el árbol hacia un lado y deslize dos tablones por debajo a modo de rampas. Coja la cuerda alrededor del cepellón y deslice el árbol sobre la rampa.

Á rbol J o ven

Enrrolle un trozo de arpillera (o de plástico) e inclinando el árbol para levantar una parte del cepellón, deslice la arpillera por debajo. Lleve el árbol 8emplazamiento. hasta el nuevo

tierra aún está tibia y las raíces del ár­ bol crecen activamente, marque el diá­ metro óptimo del cepellón del árbol: al­ rededor de un tercio de su altura. Cave una zanja de unos 30 cm de ancho y 60 cm de profundidad, justo fuera de la zona marcada, y mezcle la tierra retira­ da con grandes cantidades de materia orgánica bien descompuesta. Utilizando una pala afilada, recorte el cepellón cuanto sea posible para cor­ tar cualquier raíz grande y gruesa. Esto estimulará el crecimiento de raíces fibro­ sas «de alimentación», que ayudarán al desarrollo y crecimiento del árbol des­ pués del trasplante. Después vuelva a co­ locar la mezcla de tierra y materia or­ gánica en la zanja.

Incline el árbol hacia el otro lado con cuidado y tire de la arpillera hasta el lado opuesto; ahora el cepellón debería estar en el centro de la arpillera.

Q Fije tirantes de cuerda al árbol recién trasplantado y asegúrelas a estacas inclinadas en el suelo para proporcionar un soporte. Riegue bien el árbol, después extienda un «mulch» espeso de unos 10 cm de espesor encima del suelo para conservar la humedad y eliminar malezas.

Poda y guía n podado y guiado correcto ayu­ minarse para lograr un crecimiento bien da a mantener la salud y el vigor equilibrado. Tenga cuidado de no impe­ de un árbol, regula su aspecto y tama­ dir el hábito natural de crecimiento de ño y, en algunas instancias, mejora susun árbol a través del podado, salvo si de­ cualidades decorativas. Es importante sea producir un aspecto o forma espe­ podar los árboles jóvenes correctamen­ cíficas, tales como un enrejado. Una te para desarrollar una estructura de ra­ poda intensa produce un crecimiento vi­ mas espaciadas con regularidad; poste­ goroso, mientras que una superficial riormente, la mayoría requiere un sólo produce un crecimiento limitado. podado mínimo. Resulta importante efectuar los cor­ El grado de poda y guiado dependen tes del podado con precisión para mi­ del tipo de árbol y del efecto deseado: nimizar el daño al árbol. Si recorta un se requiere relativamente poco para pro­ tallo, corte justo por encima de un bro­ ducir un árbol bien equilibrado, mien­ te sano, un par de brotes, o un vástago tras que la creación de una avenida en­ lateral que apunte hacia el lado de cre­ trelazada de ramas entretejidas requiere cimiento deseado; por ejemplo, si entre­ bastante más trabajo y experiencia. saca tallos apiñados, recorte hasta un brote o vástago que crece hacia el exte­ Cuándo podar rior para que no roce con otro tallo Es mejor podar la mayoría de árboles mientras crece. No corte ni demasiado caducifolios mientras están inactivos, a lejos del brote —que deja un tocón que finales del otoño o en invierno; también se convierte en un punto de entrada para se los puede podar en otros momentos, las enfermedades—, ni demasiado cer­ salvo a finales de invierno o principios ca, ya que podría dañar el brote. de primavera, cuando muchos árboles Al podar un árbol con brotes opues­ «sangran» (rezuman savia) si se los cor­ tos, efectúe un corte recto con podade­ ta. Todos los arces (Acer), castaños de ras justo por encima de un par de bro­ Indias (Aesculus), abedules (Betula), tes; en árboles de brotes alternados, nogales (Juglans) y cerezos (Prunus) sangran copiosamente, incluso al final D ó n d e C o r t a r de su período inactivo; pódelos en ple­ no verano, después de que haya madu­ rado el crecimiento. lx>s perennes requie­ ren poco o podado o casi ninguno, salvo la eliminación de las ramas enfermas o muertas a finales del verano.

U

C ortar

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Brotes A lternados

B rotes o puesto s

En los árboles de brotes alternados, corte limpio e inclinado justo encima de un brote dirigido hacia fuera.

En árboles de brotes opuestos, un corte limpio y recto justo encima de un par de brotes sanos.

efectúe un corte sesgado a 3-5 mm por encima del brote, de manera que la base del corte esté al mismo nivel que la parte superior del brote del lado opuesto del tallo. Si poda una rama por completo, corte justo fuera del cuello de la rama— la pe­ queña hinchazón de la rama donde se une al tronco. Aquí se formará el callo que, finalmente, cubrirá la herida. Nun­ ca corte a ras del tallo principal, ya que esto daña la zona de protección natural del árbol, haciéndolo más vulnerable a las enfermedades. En las ramas muer­ tas, el cuello puede extenderse un poco a lo largo de la rama, pero sigue siendo importante cortar fuera de éste.

A l eliminar lina rama, hay que hacerlo con cuidado para no dañar el cuello: primero eliminar la mayor parle de ésta con dos cortes, luego el tocón de la parte exterior del cuello.

Si elimina ramas enteras de menos de 2,5 cm de diámetro, efectúe un único corte con una sierra de podar o con podade-

ras. Para ramas más gruesas, elimine pri­ mero la mayor parte del peso, recortan­ do la rama parcialmente al menos a 30 cm del tronco; después, un poco más allá, sierre completamente desde arriba. Si no se recorta, la rama podría que­ brarse a medio cortar, arrancando la corteza y dejando paso, por consiguien­ te, a las infecciones. Para eliminar el tocón restante, recór­ telo justo debajo del cuello de la rama y después corte completamente desde arriba. Si le cuesta localizar el cuello, corte a través del tocón a poca distancia del tronco, cortando de forma inclinada ha­ cia el exterior. Si el ángulo entre la rama y el tronco es muy agudo, podría resultar más fá­ cil cortar a través del tocón desde la par­ te de abajo. No aplique pintura para heridas, ni vendajes: no está claro que aceleren el proceso de curación ni que prevengan de las enfermedades.

Practique el segundo corte a otros 2,5 cm más allá del tronco, aserrando la rama desde arriba. El corte inferior se cerrará, facilitando el aserrado.

Retire el tocón restante practicando dos cortes ulteriores. Primero haga un pequeño corte desde abajo, justo fuera del cuello de la rama.

Efectúe el corte final justo fuera del cuello de la rama e inclinando algo la sierra hacia fuera. Sierre limpiamente desde el corte superior hasta el inferior.

Principios de podado La primera etapa del podado de un ár­ bol consiste en eliminar cualquier par­ te muerta, enferma o dañada, y de cor­ tar los vástagos débiles o desordenados. Después evalúe la estructura restante y decida qué ramas deberían podarse o eli­

C orte

Eliminación de una rama

R am a

1 Con una sierra de podar, corte i la rama de abajo arriba a 30 cm del tronco y un cuarto de su diámetro para que la corteza no se desgarre si la rama se quiebra.

Podado de formación Los árboles jóvenes se benefician del podado de formación, ya que este ase­ gura que desarrollen una estructura, fuerte y bien equilibrada, de ramas re­ gularmente espaciadas. La forma más sencilla comprende la eliminación de las partes muertas, dañadas o enfermas, al igual que culaquier rama débil o cruza­ da. La poda de formación también se puede utilizar para determinar la forma del árbol joven mientras crece: por ejem­ plo, un árbol joven en forma de pluma puede ser podado a lo largo de los años para conformar uno estándar, o guia­ do sobre un muro a modo de enrejado. El alcance de la poda depende tanto del tipo de árbol seleccionado como de la forma requerida al alcanzar la madu­ rez. Al igual que con todos los tipos de podado, se debe cuidar de no estropear las características de crecimiento del árbol. La poda de los árboles tropicales jó­ venes resulta particularmente importan­ te, ya que la tasa de crecimiento es muy rápida y la circunferencia de los tallos principales y de las ramas se desarrolla muy rápidamente; si han sido podados correctamente durante los primeros años después de su plantados, es posible de­ jarlos crecer naturalmente. Por otra par­ te, la mayoría de las perennes se conver­ tirán en especímenes de buen aspecto sin apenas mantenimiento; el podado se re­ duce generalmente a la eliminación de tallos muertos, dañados o cruzados, y de los laterales mal dispuestos. La poda de formación de los árboles ornamentales de jardín depende del tipo de árbol comprado o requerido. Los ár­ boles en forma de pluma poseen una guía central única y ramas laterales a lo largo de todo el tallo. Los estándar con una guía central tienen un tallo despro­ visto de ramas en la base, mientras que los estándar de copa ramificada también tiene un tallo desprovisto de ramas, pe­ ro la guía está eliminada para favorecer el crecimiento de ramas laterales vigo­ rosas —como puede observarse habi­ tualmente en muchos cerezos japonese (Prunus). Árboles ramificados Estos árboles pueden podarse con sen­ cillez para realzar su aspecto natural, o pueden ser podados más exahustivamente para convertirlos en árboles estándar. A veces, este proceso también ocurre por si solo. Aunque muchos árboles ramifi­ cados conservan sus ramas inferiores, és­ tas mueren en algunas especies y el ár­ bol se convierte en uno estándar con guía; en otros también desaparece el do­ minio de la guía, convirtiéndose así en estándar de copa ramificada. El primer guiado es bastante sencillo, sin tener en cuenta el hábito eventual del árbol. Primero, elimine cualquier vástago que compita, dejando una guía única; después retire cualquier rama lateral dé­ bil o mal colocada, de modo que la es-

P odado

y

G u ia d o

de

Á r b o les J ó v e n e s Á rbol E stá n d a r c o n G u ía

Recorte los laterales hasta la mitad

Recorte los laterales a ras de tronco A ño 1

Elimine los vastagos apiñados y cruzados y corte cualquier rama lateral pequeña, endeble o mal ubicada para lograr un ramaje bien equilibrado. A rbol E stá n d a r

de

En el tercio inferior del árbol, recorte los laterales a ras de tronco; en el tercio medio, hasta la mitad. Elimine cualquier guía débil o rival.

C o p a R a m if ic a d a

A ños 2 y 3

Siga con el proceso de podado, eliminando completamente los laterales inferiores y recortando hasta la mitad los laterales del tercio medio del árbol.

A rbol L lorón

Recorte la guía central

Elimine ramas __ inferiores y vastagos de agua

Elimíne cualquier vastago mal ubicado que estropee la forma. Recorte los laterales del tronco principal

Elimine laterales cruzados y cualquier desarrollo en el tercio inferior del árbol. Recorte la guía hasta un brote sano. tructura de las ramas alrededor del tallo principal sea regular y bien equilibrada. Árboles estándar con guía Los esquejes ramificados se pueden po­ dar a lo largo de dos o tres años para conformar un árbol estándar; a menu­ do se utiliza una técnica llamada «plu­ meado», ya que canaliza alimento al ta­ llo principal, que se hace más grueso y más robusto. Inicialmcnte, pode un es­ queje ramificado para eliminar cual­ quier otra guía o rama lateral débil que compita. Luego, en el tercio inferior del árbol, rccortc todas las ramas a ras del tallo principal; en el tercio medio, reduz­ ca las ramas a la mitad; no pode el ter­

Corte los vástagos verticales hasta un brote descendente.

Corte las ramas cruzadas o verticales que estropeen la simetría del árbol. Elimine lodo desarrollo del tronco principal. cio superior, pero elimine cualquier vástago recto y vigoroso que pueda formar otra guía que compita. A finales de otoño o principios de in­ vierno, recorte los laterales podados a ras del tallo principal. Repita este pro­ cedimiento cada dos o tres años para formar un árbol con un tallo libre de ra­ mas de aproximadamente 1,8 metros. Árboles estándar de copa ramificada Para configurar un árbol estándar de copa ramificada, guíelo inicialmente como uno estándar con guía para obte­ ner la longitud de tallo libre deseada. Luego, a mediados o finales de otoño, recorte la guía hasta un brote o vástago

Recorte los desarrollos cruzados, que rocen o estén apiñados.

fuerte y sano, dejando una estructura de cuatro o cinco ramas laterales bien ubi­ cadas. En esta etapa, elimine también cualquier lateral cruzado o apiñado y cualquier otro que estropee el equilibrio de la estructura de las ramas. En años subsiguientes, pode el árbol tanto como sea necesario para mante­ ner la copa bien equilibrada y con una parte central abierta; elimine cualquier vástago vertical que pudiera convertir­ se en una guía nueva y recorte cualquier rama a ras del tallo lo antes posible. Es posible formar algunos estándar de copa ramificada recortando la copa (o efec­ tuando injertos en ella) como en los ár­ boles estándar llorones (véase p. 49).

Árboles estándar llorones Un árbol estándar llorón se forma in­ jertando una o dos púas de un cultivar llorón en una planta estándar que ten­ ga un tallo limpio de alrededor de 1,8 m de largo. Esto se conoce como recorte de copa o injerto de copa, una técnica utilizada generalmente en árboles fru­ tales (véase «Recorte de copa», p. 383), pero también para fresnos llorones (Fraxinus excelsior ‘Péndula’), el sauce de Kilmarnock (Salixcaprea ‘Kilmarnock’) y gran cantidad de otros ornamentales llorones. Una vez que los injertos hayan prendido, se forman unas ramas jóve­ nes y colgantes. Es mejor reducir la poda a la elimi­ nación de las ramas verticales o cruza­ das, al igual que cualquier otra que arruine la simetría de la totalidad de la estructura. Aunque generalmente se eli­ minan todas las ramas verticales, per­ mita que algunos tallos verticales se de­ sarrollen naturalmente, ya que después suelen crecer hacia abajo, produciendo hileras de ramas lloronas. Si aparecie­ sen brotes en el tallo principal, elimíne­ los apenas aparezcan. Árboles enrejados y guiados en abanico La meta tanto del enrejado como del guiado en abanico es la creación de una red atractiva de ramas en un solo pla­ no, podando y guiando un árbol joven a lo largo de varios años. Estas técnicas se utilizan ocasionalmente para cultivar árboles ornamentales contra verjas o muros, pero, generalmente, están asocia­ das con el cultivo de árboles frutales. Las épocas de poda varían de acuer­ do con la especie seleccionada: por ejemplo, una Magnolia grandiflora, que florece desde mediados hasta finales de la primavera, debería podarse al prin­ cipio del crecimiento, en primavera, mientras que una Acacia dealbata de­ bería podarse inmediatamente después de haber florecido. Para instrucciones completas del esquema de podado, véase Ei. J ard ín F ru ta l , «Enrejado», p. 382, y «Abanico», p. 393.

E l im in a c ió n R iv a l

de una

G u ía

Pode una guía rival practicando un corte limpio en su base, cuidando de no dañar la guía restante.

su localización, no intente limitar su ta­ maño recortando cualquier crecimien­ to nuevo cada año; este podado tipo «corte de pelo» produce un racimo api­ ñado de vástagos durante cada estación, estropeando el aspecto natural del ár­ bol y reduciendo la producción de flo­ res y frutos. El tratamiento correcto es el mismo que para la renovación de ár­ boles viejos (véase p. 45). Si la guía está dañada, elija un vástago fuerte cerca de lo alto del tallo prin­ cipal y oriéntelo en vertical como guía de reemplazo. Ate el vástago elegido a una caña o estaca asegurada en la par­ te alta del tallo principal y pode cual­ quier vástago que pueda potcncialmente competir. Una vez que el vástago se haya convertido en un crecimiento fuerte y dominante, se puede retirar la caña. Si un árbol desarrolla dos o más guías que compiten entre sí, elimine todos los vástagos, salvo el más fuerte. El ángulo muy agudo que se forma entre guías ri­ vales es una fuente de debilidad estruc­ tural y, ante vientos fuertes, el árbol po­ dría partirse en dos por ese punto. Es posible que se desarrollen vástagos vi­ gorosos y rectos en árboles jóvenes de copas ramificadas; si no se eliminan, és­ tos se convertirán en guías competido­ ras y es importante eliminarlos por com­ pleto apenas sea posible.

Poda de árboles Poda de árboles caducifolios establecidos perennes establecidos Una vez que un árbol caducifolio esté bien arraigado, la necesidad de una poda ulterior es escasa. Es mejor encomen­ dar la poda principal de un árbol adul­ to a un arborista o cirujano de árboles, ya que la tarca requiere destreza y resulta peligrosa y, si no está bien realizada, puede estropear el árbol. En muchos árboles de copa ramifica­ da ésta se vuelve apiñada al hacerse adultos, limitando las cantidades de aire y luz de las ramas centrales. Elimine los vástagos y ramas que crezcan hacia adentro y que estropean el equilibrio de la estructura. Si un árbol es demasiado grande para

Los perennes de hojas anchas necesitan un podado mínimo. Con tal que los ár­ boles tengan una guía establecida y que se haya eliminado cualquier lateral mal colocado durante su juventud, sólo re­ sulta necesario eliminar las partes muer­ tas, dañadas o enfermas. Las coniferas sólo necesitan un poda­ do básico una vez arraigadas, salvo cuando se las cultiva como seto (véase S et o s y M a m p a r a s , pp. 60-62). En al­ gunos pinos (Pinus), abetos plateados (Abies) y piceas (Picea), el brote termi­ nal de la guía puede m.orir; si esto ocu­ rriera, oriente el lateral mejor ubicado como guía de reemplazo (véase arriba)

P reparar

una

G u ía N u e v a

Reemplace una guía dañada situando un vastago fuerte en forma vertical. Sujete una caña al extremo del tallo principal y ate el vastago a la caña. Pode la antigua guía dañada. Retire la caña una vez que la nueva guía domine y crezca con fuerza. y recorte cualquier vástago recto que compita. Las palmeras arraigadas no requieren ningún podado, aparte de la eliminación de las hojas muertas, que deberían re­ cortarse a ras del tallo principal. Poda de raíces Si un árbol arraigado crece vigorosa­ mente, pero produce muy pocas flores y frutos, la poda de las raíces ayudará a retrasar el crecimiento y estimulará un florecimiento y una fructificación mayores. Al principio de la primavera, cave una zanja justo fuera del alcance de la copa. Después pode cualquier raíz gruesa has­ ta el borde interior de la zanja, utilizan­ do una sierra de podado, unas podade­ ras o un podador. Retenga cualquier raíz fibrosa en el borde interior de la zanja, vuelva a re­ llenar con tierra y afirme. Para más detalles, véase E l J a r d ín F r u t a l , «Podado de raíces», p. 370. Si después parece inestable, en alguna me­ dida puede ser necesario sostener el ár­ bol con estacas o tirantes de cuerda (véa­ se «Estacado», p. 40). Para podar raíces de los árboles en contenedores, véase «Mantenimiento de árboles cultivados en contenedores», P- 44). C ó m o P o d a r e n « C o p p ic e » El podado en «coppice» se puede utilizar para reducir un árbol, agrandar sus hojas, o realzar el color de sus tallos.

Utilice cizallas para recortar todos los tallos hasta 7 cm del tronco; no corte la base de madera hinchada del árbol.

Poda de árboles plantados en contenedores Se debería podar los árboles plantados en contenedores anualmente —siguien­ do los mismos principios que en otros árboles— para regular su aspecto y su tamaño, y mantener una estructura só­ lida y equilibrada de ramas regularmente espaciadas.

Poda de «coppice» y desmochado El podado «coppice» consiste en podar un árbol de forma regular a ras del sue­ lo, con el fin de alentar el crecimiento de vástagos de base fuertes. El desmo­ chado consiste en podar un árbol a ras del tallo principal o de su estructura de ramas, estimulando la aparición de váslagos nuevos en este nivel. Tradicionalmente, ambas técnicas se practicaban para el acopio regular de leña o de ta­ llos elásticos para cestos y verjas. Hoy se utilizan en jardines para realzar el co­ lor y tamaño de las hojas o el color de los tallos decorativos, o bien para redu­ cir el tamaño de un árbol.

secciones (véase «Cortar una rama», p. P o d a d o d e u n Á r b o l E s t a b l e c id o y D e s m o c h a d o Poda de «coppicc» 47). Los árboles deberían podarse con este Pode los vástagos Después de renovado, alimente el ár­ sistema a finales del invierno o princi­ cada 1-2 años a bol por medio de un «mulch» con es­ pios de primavera; sin embargo, algunos finales de invierno tiércol bien descompuesto y, en prima­ sauces cultivados por sus tallos colorea­ o principios de vera, aplique fertilizante al suelo deba­ dos o cubiertos de pelusilla pueden po­ primavera hasta jo de la copa durante dos o tres años. darse a mediados de primavera, justo 1-2 cm de la El podado intenso podría estimular el antes o un poco después de que los bro­ cabeza crecimiento de vástagos laterales; si se tes crezcan nuevamente. Recorte todos desmochada apiñasen, entresaque algunos, dejando los tallos a ras de la base, dejando la ma­ tallo principal a una estructura bien equilibrada. Se de­ dera hinchada de base sin podar, ya que fin de obtener berían eliminar todos los chupones y allí se formará todo el crecimiento vástagos nuevos vástagos de agua apenas aparezcan (véa­ nuevo. la primavera se p. 45). Utilizando podaderas o siguiente. Las Desmochado cizallas, recorte los tallos Renovación de árboles con un nuevas de Para crear un árbol desmochado, plan­ ramas antiguos hasta su base, árboles como este podado «corte de pelo» te un árbol corriente joven y de copa ra­ Salix alba var. cuidando de no dañar la Los árboles cuyo crecimiento nuevo ha mificada (véase p. 48). Cuando el tron­ vitellina tiene un cabeza ensanchada. sido recortado anualmente producen un co haya alcanzado los 2 m o la altura colorido muy racimo apiñado de vástagos sobre ramas deseada, pode las ramas hasta una dis­ intenso. nudosas, pero sin la estructura equilibra­ tancia de 2,5 a 5 cm del tronco princi­ da de un mocho verdadero. Tal podado pal a finales de invierno o principios de «corte de pelo» resulta desagradable y primavera. Esto provoca la aparición de reduce la aparición de flores y frutos. una multitud de vástagos que se desa­ rrollan desde lo alto del tallo cortado. mocho se haya establecido. Después, cualquier época del año, salvo al prin­ Para corregirlo, entresaque primero los Pode estos vástagos anualmente (o cada pode cada uno o dos años y entresaque cipio del crecimiento primaveral; sin em­ tocones nudosos en las puntas de las ra­ dos años) para alentar el crecimiento de los vástagos cuando sea necesario. Si se bargo, para la mayoría de árboles —y mas principales. Recorte la mayoría de más vástagos jóvenes de la cabeza en­ desarrollasen demasiadas cabezas ensan­ especialmente para aquellos que produ­ vástagos jóvenes de los tocones restan­ sanchada del tallo. Entresáquelos si se chadas, elimine algunas por completo. cen mucha savia— tales como los cas­ tes, dejando sólo uno o dos, y recorte taños de Indias (Aesculus) y los abedu­ éstos en una tercera parte; repita este apiñan. Elimine los vástagos que bro­ les (Betula), el mejor momento es a procedimiento en las siguientes tres o ten del tronco apenas aparezcan. finales de otoño o principios de invier­ cuatro estaciones para desarrollar un há­ Para crear un mocho con una estruc­ no. Pode los cerezos de flor (y otros Pru- bito de crecimiento más natural. tura de ramas principal, permita que el árbol desarrolle un sistema de ramas nus) a principios de verano para redu­ cir el riesgo de la aparición de la hoja Cirujanos de árboles bien equilibrado a la altura deseada. A Para podar, renovar o eliminar árboles finales de invierno o principios de pri­ Los árboles que han crecido más allá de plateada (véase p. 551). La primera etapa consiste en eliminar grandes, es aconsejable consultar con un mavera, pode las ramas hasta una lon­ lo que conviene a su situación, o que gitud de 2 m. Recorte los vástagos se­ han sido abandonados, deberían elimi­ todas las partes muertas, enfermas o da­ cirujano de árboles cualificado. La es­ cundarios resultantes cada dos a cinco narse o reemplazarse para devolverles su ñadas. Después pode cualquier rama cuela horticultural o la asociación de ar­ años —según la especie— hasta que el plena salud y vigor. La renovación exi­ cruzada o apiñada, y también las que boriculture más próximas podrían pro­ ge un cuidado y una experiencia consi­ estropeen el equilibrio de la estructura. porcionarle una lista de consultores y derables, y es recomendable consultar Es mejor efectuar una renovación exa- operarios aprobados, que cumplan con con un cirujano de árboles experimen­ hustiva cada dos o tres años, permitien­ los requisitos normales de las prácticas Á rbo les p a r a « C o p p ic e » tado. En algunos casos, un árbol puede do una recuperación gradual, porque de trabajo seguras y que sean técnica­ y D esm och ado ser demasiado viejo y potencialmente una poda drástica podría debilitar seve­ mente competentes. Acer pensylvanicum Antes de pedir un presupuesto, deci­ peligroso de renovar, de modo que es ramente —o incluso matar— un árbol ‘Erythrocladum’ en malas condiciones. Si necesita elimi­ da exactamente cuáles son los trabajos mejor reemplazarlo. Corylus avellana La renovación se puede emprender en nar cualquier rama grande, córtela en necesarios. ‘Contorta’ | Eucalyptus R e n o v a c ió n d e u n Á r b o l E. globulus ¡fc 4E. gunnii 4E. pauciflora

Renovación de árboles viejos

Populus candicans ‘Aurora’

Populus x canadensis ‘Serótina Aurea’ P. candicans ‘Aurora’ Salix acutifolia ‘Blue Streak’, S. alba ‘Britzensis’, S. a. var. sericea, S. a. var. vitellina, s. daphnoides ‘Aglaia’ S. irrorata J, S. x sepulcralis ‘Erythro flexuosa’ Tilia platyphyllos (cultivares) Toona sinensis ‘Flamingo’ C lave # X

No resistente Sólo «coppice»

A ño 1

Elimine cualquier parte muerta, enferma o dañada, y cualquier rama cruzada o que roce contra otras estropeando el equilibrio de la estructura.

A ños 2 y 3

A l año siguiente, entresaque el desarrollo nuevo originado tras la poda inicial y elimine todo vastago de agua. Si fuese necesario repita al año siguiente.

Árboles entrelazados

C r e a c ió n

Los árboles entrelazados o entretejidos son aquellos con tallos desnudos, plan­ tados en una o más hileras, con las ra­ mas guiadas hori/.ontalmente para en­ trelazarse, generando un «muro» regular y en relieve de follaje cuando las hojas han aparecido (véase «Árboles para ave­ nidas», p. 36). Los carpes (Carpinus) y los tilos, tales como Tilia platyphyllos y T. ‘Euchlora’, resultan excelentes plan­ tados en avenidas entrelazadas, ya que se los puede podar con precisión y, en el término de cuatro o cinco años, de­ sarrollarán un eficaz aspecto de seto. Es mejor utilizar árboles jóvenes de tallos elásticos.

Clave una hilera de estacas en el suelo con una separación de 2,2-2,7 m. Fije listones verticales sólidos a las estacas y, luego, listones horizontales a 60 cm de separación para formar la estructura. Plante un árbol joven ramificado o corriente al lado de cada estaca.

Construcción de la estructura Hasta que los árboles hayan arraigado es necesario guiarlos dentro de una es­ tructura. Primero —utilizando una es­ taca para cada árbol a plantar— monte una hilera de estacas sólidas de 2,5 a 3 m de altura a distancias iguales. Una vez clavadas en el suelo a una profundidad de aproximadamente 60 cm a 1 m, de­ berían alcanzar la altura requerida con respecto a las ramas más bajas: alrede­ dor de 2 m o más, si deben permitir que las personas paseen por debajo. Sujete una estructura secundaria de listones de madera y cañas sólidas para crear la al­ tura general deseada. Guiado inicial Plante un árbol joven al lado de cada estaca a finales de otoño o principios de primavera. Elija árboles lo bastante al­ tos como para que sus laterales puedan guiarse sobre la estructura. Recorte cual­ quier pluma inferior que aparezca más abajo del último listón horizontal y pode cualquier sublateral que no pueda suje­ tarse con facilidad. Si es suficientemente alto, es posible doblar la guía de forma horizontal y sujetarlo, o se la puede de­ jar crecer durante una estación ulterior antes de orientarla. Guiado ulterior A finales del siguiente verano, entrete­ ja cualquier rama no guiada dentro de la estructura y recorte cualquier lateral largo para estimular un nuevo crecimien­ to. Los sublaterales que crezcan en án­ gulo recto a las ramas se pueden suje­ tar a lo largo de las cañas. Continúe desarrollando un efecto de seto en es­ taciones subsiguientes, sujetando ramas y recortando laterales para estimular la aparición de unos vástagos nuevos y un crecimiento espeso. Una vez que los árboles entrelazados estén completamente establecidos y las ramas se hayan entretejido, se puede des­ montar la estructura. Mantenga un cre­ cimiento saludable y espeso eliminando cualquier parte muerta, dañada o enfer­ ma, así como los laterales que crezcan hacia afuera con fuerza; suprima vás­ tagos nuevos en los tallos principales apenas aparezcan.

d e la

E structura

A ño i

Doble cualquier lateral adyacente a los listones horizontales y sujételo en ellos sin forzar excesivamente.

Pode los laterales difíciles de sujetar. Recorte hasta el tallo principal cualquier rama que crezca por debajo del listón horizontal inferior.

A ño 2 A finales del verano siguiente, sujete cualquier rama no guiada a la estructura para rellenar huecos y pode los laterales dejando dos o tres brotes para estimular el crecimiento de vástagos laterales nuevos.

Una vez que la guía sea lo bastante alta, dóblela sobre el listón horizontal superior de la estructura y sujétela a él.

Pode los laterales atrasados hasta un vástago lateral fuerte para estimular el crecimiento de ramas nuevas.

M a n t e n im ie n t o A n u a l Sujete todas las ramas incómodas o desordenadas para mantener el efecto de entrelazado y recorte los laterales para estimular el crecimiento nuevo y una estructura de ramas espesa.

Recorte los tallos incómodos que crezcan fuera de ¡a estructura para conservar un aspecto agradable y bien guiado. Continúe sujetando tallos nuevos a la estructura; compruebe ligaduras viejas y reemplace donde sea necesario.

Pode cualquier lateral que crezca en una dirección incómoda para estimular el crecimiento de más vástagos laterales.

VERANIEGA Sujete los tallos no guiados y corte los laterales largos dejando 2 o 3 brotes. Pode los tallos que crezcan con fuerza fuera de la estructura.

Jardinería ornamental l ser una forma de guiado y po­ dado de árboles y arbustos para P l a n t a s p a r a J a r d in e r ía O r n a m e n t a l crear formas atractivas y audazmente ar­ tificiales, la jardinería ornamental ha sido popular desde la época romana. Utilizada tradicionalmente para crear as­ pectos fuertemente arquitectónicos y geométricos en los jardines formales, ha sido desarrollada hasta comprender pá­ jaros, animales y elementos poco comu­ nes e incluso caprichosos, taies como gi­ gantescas piezas de ajedrez. Taxus baccata (tejo) Buxus sempervirens Hex aquifoliurn ‘Crispa (boj) Aurea P id a’ (acebo)

A

G u ia

de

H ie d r a s o b r e E ntram ado

Diseñar con jardinería ornamental Es posible utilizar diferentes estilos de jardinería ornamental para generar una variedad de efectos. Las esculturas vi­ vientes e imaginativas expresan un esti­ lo personal y agregan un toque de hu­ mor o de extravagancia. Al utilizar la jardinería ornamental para formas geeométricas, tales como conos, obeliscos y columnas se proporciona un elemento estructural y potente a un diseño. Este tipo de jardinería ornamental puede ser válido tanto en jardines formales —tal vez enmarcando un panorama o forman­ do una avenida— como en los informa­ les, formando contraste para realzar las plantaciones menos estructuradas. En algunos jardines puede resultar adecuado tratar una parte del extremo superior del seto ornamentalmente, re­ cortándolo para formar uno o dos pája­ ros, esferas o cubos, por ejemplo.

Taurus nobilis (laurel)

Ligustrum ovalifolium (ligustro)

Plantas para la jardinería ornamental Las plantas usadas en la jardinería or­ namental requieren un crecimiento es­ peso y elástico, hojas pequeñas, y la ca­ pacidad de recuperarse rápidamente del recortado. Las perennes, tales como el tejo (Taxus baccata), el boj (Buxus) y la Lonicera nítida, resultan ideales en un clima templado. El Cupressus semper­ virens se puede guiar para amoldarse a diseños geométri eos, pero sólo prospera en climas cálidos. El laurel (Laurus nobilis), el acebo (llex) y muchas otras pe­ rennes pueden ser utilizadas, pero es más difícil guiarlas. Las hiedras (Hederá) son muy adap­ tables, y es fácil guiarlas trepando por un marco; alternativamente, se pueden tomar varios esquejes de una planta exis­ tente para que crezcan a lo largo de una estructura almohadillada de musgo.

Hederá helix ‘ivalace’ (hiedra)

cesitan unas varas como guías. Para lo­ grar otras formas, sujete una estructu­ ra construida de malla tejida o de alam­ bres individuales, atados a estacas clavadas en el suelo, al costado del prin­ cipal grupo de vástagos. Sujete los ta­ llos a la estructura de alambre y después pellizque los brotes. Guíe brotes nuevos dentro de la es­ tructura para rellenar cualquier hueco hasta que rodeen el perímetro. El creci­ miento variará en las distintas partes de la planta, dependiendo de la dirección.

Emparede una capa de musgo de I cm de espesor entre dos trozos de tela metálica, fíjela y déle la forma deseada. Colóquela en posición y ponga hiedras alrededor del entramado. Diseños complejos Para crear diseños complejos de jardi­ nería ornamental, construya una estruc­ tura base de materiales sólidos, tales como el alambre de cercado resistente. Luego se puede entretejer malla de alam­ bre o alambre de poco espesor para crear una forma más precisa. Las varas de jar­ dinería también resultan útiles como ayudas temporales para el desarrollo y la conformación de una estructura. Un cordel embreado resulta útil para suje­ tar vástagos a una estructura.

C ómo C rear u n D is e ñ o S e n c il l o

Creación de una figura Es mejor crear la mayoría de los dise­ ños de la jardinería ornamental a par­ tir de una estructura-guía, aunque la mayoría de las figuras sencillas pueden cortarse a mano alzada. S e n c il l e z E l e g a n t e

Esle elemento ornamental en forma de espiral complementa la estatua clásica cercana, y su tiesto cuadrado imita el pedestal de la misma.

Diseños sencillos Utilizando plantas jóvenes, seleccione el tallo o los tallos que formarán el núcleo del diseño; éste puede consistir en un solo vástago o en varios, que después se extienden. La forma más sencilla de rea­ lizar es un cono, y para éste sólo se ne­

Si utiliza una planta joven (aquí, un boj) para una forma geométrica, corte la form a de la planta a ojo.

A l año siguiente construya lina guía de cortado de cañas y alambre, colóquela sobre la planta y corle según el modelo.

Cuando la planta tenga el aspecto deseado, recorte con tijeras cada año para conservar un contorno neto.

P ájaro R e c o r t a d o

En jardinería ornamental, las formas tradicionales continúan siendo las más populares. Este delicioso pájaro está sentado sobre su nido observando los jardines circundantes. Guiado de tallos Los tallos pequeños guiados sobre un marco crecen rápidamente y, por lo tan­ to, resulta necesario un trabajo conside­ rable para sujetar los brotes nuevos du­ rante el período de crecimiento. Sujete los brotes mientras son jóvenes y elásti­ cos, comprobando las ligaduras anterio­ res para asegurarse de que no se han roto, ni que se rocen entre ellos, o que impidan el crecimiento de los vástagos. Si ha usado estacas en la estructura, asegúrese de que siguen firmes y que no se hayan partido, roto o doblado. Si son defectuosas, reemplázelas con nuevas.

Recortado con tijeras La jardinería ornamental requiere un re­ cortado mucho más preciso que el de los setos normales. Tómese tiempo —es­ pecialmente al principio del conforma­ do de una pieza ornamental— para cor­ tar las ramitas cuidadosamente hasta ob­ C ómo C r ea r

un

tener la forma deseada. No corle dema­ siado en un solojugar, ya que podría es­ tropear la simetría del diseño durante toda una temporada hasta que aparez­ ca el crecimiento joven de reemplazo. Incluso si tiene buen ojo para confi­ gurar plantas, resulta sensato el uso de niveles, plomadas y cualquier otra ayu­ da disponible para la comprobación de la exactitud de un corte. Corte siempre desde lo alto de la planta hacia abajo y del centro hacia afuera, recortando ambos lados al mismo tiempo para con­ servar una simetría equilibrada. Las pie­ zas ornamentales redondeads son más fáciles de producir y mantener que aque­ llas de aspectos angulares y geométricos, y a menudo pueden corlarse a mano al­ zada. Para lograr una forma esférica, re­ corte primero la parte superior de la planta y después corte un canal hacia abajo alrededor de la circunferencia, de­ jando un anillo. Después debería cor­ tarse un anillo ulterior a 90°, dejando cuatro cuartos precisos para componer. Las piezas ornamentales geométricas de superficies planas y bordes inclinados o en ángulo recto son díficiles de for­ mar y mantener con éxito, y es necesa­ rio abordarlas con un recortado seguro y preciso para lograr una forma bien de­ finida. Resulta mejor recortar tales dise­ ños geométricos utilizando guías suje­ tadas a cañas para conservar la simetría. Cuándo recortar Una vez establecido, un elemento orna­ mental requerirá frecuentes recortes ru­ tinarios durante el período de crecimien­ to. El tiempo entre recortes dependerá de la tasa de crecimiento. Un diseño en boj, geométrico e intrincado, podría necesitar recortarse en intervalos de cua­ tro a seis semanas. Recorte cuando cual­ quier crecimiento nuevo resulte despa­ rejo.

D is e ñ o s A r q u it e c t ó n ic o s

Estas formas complejas y abstractas necesitan un recortado frecuente, pero configuran una notable pieza central, con sus formas imitando la cascada. Si no es necesario un acabado perfec­ to durante todo el año, dos recortes du­ rante la época de crecimiento resultan generalmente suficientes para lograr un efecto razonable, dependiendo de la planta utilizada. El tejo, por ejemplo, sólo necesita un recorte al año; el boj (dependiendo del cultivar), generalmente necesita dos, y Lonicera nitida, tres. Recorte las plantas en el momento apropiado del año. No recorte arbustos después de principios de otoño, ya que los vástagos jóvenes producidos después del primer recorte necesitan madurar su­ ficientemente para soportar las bajas temperaturas invernales. En climas cá­ lidos, donde el crecimiento puede ser casi continuo, será necesario recortar re­ gularmente durante todo el año.

D is e ñ o C o m pl e jo

Construya estructuras para grandes elementos ornamentales a partir de materiales sólidos. Recorte con tijeras una planta joven (aquí, un tejo) según convenga para mantenerlo dentro de la estructura.

A l crecer la planta y llenar el entramado, recórtela una vez por año siguiendo el contorno de la estructura y eliminando vástagos para estimular un crecimiento frondoso.

Cuando sea adulta, la planta formará un arbusto espeso y cubrirá la estructura. Se necesita un recortado regular para conservar el contorno preciso del diseño.

Cuidados de rutina El arrancado de la maleza, el riego y la adición de «mulch» resultan esenciales en medida semejante a la de los arbus­ tos de formas libres (véase p. 72). Sin embargo, es importante aplicar dos o tres dosis de fertilizante equilibrado a ra­ zón de 60 g por m2 durante el período de crecimiento. Cuidados invernales En las regiones de nevadas frecuentes, cubrir las piezas ornamentales con ma­ lla ayudará a prevenir la rotura de las ramas bajo el peso de la nieve. Retire la nieve de cualquier superficie plana, ya que podría dañar la estructura. Reparaciones y renovación Si una guía, una sección o una rama de la pieza ornamental se ha dañado o rolo, recórtelo limpiamente con podaderas. Manipule los vástagos próximos, suje­ tándolos para rellenar los huecos. Si las plantas ornamentales han que­ dado sin recortar durante uno o dos años, un recortado metódico debería res­ taurar la forma original durante la es­ tación. Si la pieza ornamental ha esta­ do abandonada durante años y la forma se ha perdido, se debería efectuar un po­ dado severo durante la primera prima­ vera para restaurar el contorno, segui­ do de dos o tres períodos de recortado más preciso. Abrasado y extinción El follaje de algunas perennes puede re­ sultar abrasado en inviernos duros y mo­ rir. El follaje dañado pronto se cubrirá de nuevo brotes en primavera, pero re­ córtelo donde resultase desagradable a la vista, cuidando de seguir el contor­ no de la pieza ornamental. Si los vásta­ gos no rellenan el hueco, puede que exis­ ta un problema en las raíces.

Á

rboles

O

r n a m e n t a l e s

Propagación

L

os árboles pueden propagarse par­ jes se pueden introducir en terreno abier­ tiendo de esquejes, semillas, aco- to o, para árboles que no se enraizan con daduras o injertos. Los esquejes proba­facilidad, dentro del medio más estable blemente sean el método de propagación de una cajonera. más común, ya que resulta bastante sen­ Los esquejes de árboles de arraigue fá­ cillo y proporciona plantas nuevas con cil, tales como los sauces (Salix), se pue­ relativa rapidez, mientras que el cultivo den introducir directamente en una zan­ de árboles a partir de una semilla o del ja, mientras que aquellos de arraigue acodado es fácil, pero muy lento. Los más difícil, tales como una Metasejardineros aficionados utilizan el sistema quoia , deberían introducirse en un le­ de injerto con poca frecuencia, porque cho de arena y después trasplantarlos a cultivar plantas nuevas con este método una zanja a principios de la primavera requiere una experiencia considerable. siguiente. En ambos casos, haga una Las diferentes especies de árboles pue­ zanja estrecha con un lado vertical, de den propagarse desde la semilla, pero los manera que los esquejes queden rectos híbridos y cultivares raramente resultan mientras sale la raíz. La profundidad de tal como se esperaba. Los métodos de la zanja dependerá del tipo de planta re­ propagación vegetativos, tales como los querida: para árboles de tallos múltiples esquejes, el acodado y los injertos pue­ debería medir 2,5 cm menos que el lar­ den ser utilizados tanto para los híbri­ go de los esquejes; para árboles de un dos y cultivares como para las especies; solo tallo, debería medir lo mismo que sin embargo, es preciso un cierto cuida­ los esquejes, de modo que el brote su­ do en la selección de las plantas para ob­ perior apenas quede cubierto y la falta tener éxito. de luz inhiba la aparición de los restan­ tes brotes. Para obtener los mejores resultados, cave la zanja en tierra desmenuzable y bien drenada; en tierras pesadas y arci­ Es posible propagar muchos árboles ca- llosas, agregue un poco de arena grue­ ducifolios a partir de esquejes de ma­ sa a la base. Si prepara varias zanjas, há­ dera dura o inactiva. Al principio del galas a 30-38 cm de distancia en terreno otoño, prepare la tierra para los esque­ abierto, o a unos 10 cm dentro de una jes mientras aún está tibia. Los esque­ cajonera.

Esquejes de madera dura

E sq u e je s

de

M adera D ura

Meta la pala en la tierra de forma vertical y presione hacia delante para formar una zanja con un lado plano de unos 19 cm de profundidad. P r o f u n d id a d

de

de

E s q u e je s

de

M adera D ura

Para especies que no arraigan fácilmente (aquí, Metasequoiaj, atar los esquejes en manojos. Impregne el extremo de polvo hormonado de arraigo.

de

A r r a ig o L e n t o

2

Introduzca los manojos de esquejes en un lecho de arena y póngalos en una cajonera durante el invierno. En primavera, póngalos por separado en una zanja a propósito en el exterior.

Preparación e introducción de esquejes Seleccione el esqueje justo después de la caída de las hojas: elija vástagos fuer­ tes y vigorosos del crecimiento de la es­ tación en curso y retírelos, cortando jus­ to por encima de un brote o de un par de ellos en el empalme entre el creci­ miento actual y el de la estación ante­ rior. Recorte los esquejes como en la ilustración y sumerja los cortes de base en un polvo hormonado para el enrai-

zamiento a fin de estimularlos a echar raíces. Coloque los esquejes contra el lado vertical de la zanja a la profundi­ dad correcta y vuelva a rellenar con tie­ rra. Después afírmela con suavidad y riegue abundantemente. Para las especies de arraigue difícil, ate los esquejes en pequeños manojos con cordón y después introdúzcalos en un lecho de arena (véase p. 544) dentro de una cajonera durante el invierno an­ tes de ser trasplantados.

Elimine todas las hojas. Acorte los esquejes hasta unos 20 cm: corte sesgado encima del brote superior y horizontal debajo del brote inferior.

4

5

6

C r e c im ie n t o R á p id o

2

Elija tallos fuertes y rectos con brotes sanos (derecha); evite los blandos, larguiruchos, o dañados (izquierda). Elimine 30 cm del tallo por encima de un brote.

Introduzca los esquejes en la zanja a 10-15 cm de distancia y a una profundidad correcta, según se requiera un árbol de uno o varios tallos.

P lantado

Á rb o les d e T allos M ú l t ip l e s

Introduzca los esquejes dejando sobresalir 2,5-3 cm por encima de la superficie. Á rboles d e S o lo T a llo

un

El brote superior debería estar justo debajo de la superficie.

Compacte la tierra alrededor Retire los esquejes arraigados de los esquejes, rastrille la el otoño siguiente. Luego superficie y etiquete. Deje un coloque individualmente en espacio de 30-38 cm entre cualquier tiestos o trasplante a su posición hilera ulterior y ésta. final en terreno abierto.

Cuidados ulteriores Etiquete los esquejes y déjelos hasta el próximo otoño. En invierno, el suelo puede levantarse por las heladas; si esto ocurriera, reafirme la tierra alrededor de los esquejes. Para otoño, los esquejes de­ berían estar bien arraigados y entonces podrán trasplantarse individualmente en terreno abierto o en contenedores, según las necesidades. Si permanecieron den­ tro de una cajonera, témplelos en pri­ mavera y, luego, trasplántelos al exterior; a la primavera siguiente, colóquelos en tiestos o llévelos hasta su ubicación de­ finitiva en terreno abierto.

Esquejes semiadultos Muchas coniferas, al igual que ciertas perennes de hojas anchas, tales como Magnolia grandiflora y Prunus lusitanica, se pueden propagar fácilmente a partir de esquejes semiadultos. Éstos se cortan a finales de verano o en otoño de tallos virtualmente adultos, es decir cuando son más gruesos y duros (véase A rbustos O r n a m e n t a l e s , «Esquejes semiadultos», p. 84). Selección de esquejes Prepare un medio apropiado para el arraigue dentro de una caja cerrada a 21° o en una cajonera. Dicho medio de­ bería consistir en partes iguales de are­ na y turba (véase también «Compuesto corriente para esquejes», p. 534). Utili­ zando un cuchillo afilado corte esque­ jes sesgados de vástagos laterales sanos, incluyendo una astilla de madera endu­ recida del tallo principal. Alternativa­ mente, corte esquejes de 10-15 cm de lar­ go de guías o vástagos laterales, y recorte, justo debajo de un nodulo, con podaderas o un cuchillo afilado. En los esquejes de coniferas, elija guías o vástagos laterales característicos de la planta madre, ya que los vástagos de las coniferas tienen pautas de creci­ miento bastante variables. En las coni­ feras de crecimiento lento (enanas), la selección de los esquejes resulta parti­ cularmente importante; algunas plantas podrían producir vástagos revertidos o no característicos, pero utilice única­

mente los que son característicos de lo que desea propagar. Preparación e introducción de esquejes En ambos tipos de esquejes, corte la pa­ reja inferior de hojas con un cuchillo fi­ lado y reduzca las hojas restantes a un tercio o a la mitad para reducir la pér­ dida de humedad; si los extremos del es­ queje son blandos, elimínelos. Para es­ timular el arraigo de los esquejes, utilice la punta del cuchillo para practicar dos cortes verticales poco profundos de unos 2,5 cm de largo en los lados opuestos de cada esqueje hasta la base. Alterna­ tivamente, practique un corte mayor con un cuchillo a lo largo de cada esqueje y retire, asimismo, una astilla de corte­ za. En ambos casos, sumerja el corte de base, incluyendo el longitudinal, dentro de polvo hormonado para arraigar. Utilizando un almocafre, introduzca la tercera parte inferior de cada esqueje en el medio de arraigo, cuidando de de­ jar el espacio suficiente entre los esque­ jes para que no se superpongan, lo que permitirá que el aire circule libremente a su alrededor. Después afirme el abo­ no, riegue abundantemente con una so­ lución que contenga fungicida, y etiquete. Cuidados posteriores Controle los esquejes periódicamente, regándolos sólo para evitar que se se­ quen. Retire cualquier hoja caída ape­ nas aparezca, ya que podría pudrirse y diseminar enfermedades entre los esque­ jes. Si se producen heladas, deberían ais­ larse las cajoneras con arpillera o un ma­ terial similar. Si los esquejes se mantienen en una caja cerrada con calefacción de base, de­ berían arraigarse para principios de pri­ mavera. Los esquejes en cajoneras se de­ jan generalmente hasta el otoño siguiente, aunque es preferible dejarlos en la cajonera durante un segundo in­ vierno y colocarlos en tiestos en la pri­ mavera siguiente. Durante el verano, rocíe los esquejes con frecuencia para evitar que se sequen y controle cualquier plaga o enfermedad que pudiera desarrollarse. Si los esque­ jes están expuestos a la luz fuerte y di­ recta del sol corren riesgo de abrasarse

P repa r a c ió n d e u n E s q u e je S e m im a d u r o Corle un vastago de 10-15 cm de largo de una guía o de un vastago lateral y recorte justo debajo de un nodulo. Elimine las hojas inferiores (aquí, de Chamaecyparis obtusa ‘Nana Aurea’) y, si es blando, elimine el extremo. Efectúe un corte poco profundo de unos 2,5 cm de longitud e impregne de polvo hormonado de arraigo.

y podría resultar necesario sombrearlos; aplique una pintura de sombreado para invernaderos o coloque un material som­ breante encima del marco (véase p. 484). Una vez los esquejes han arraigado, re­ tírelos cuidadosamente con una horca y trasplántelos en tiestos individuales, después témplelos (véase p. 543) antes de volver a plantarlos en otro tiesto o en terreno abierto. Los esquejes arrai­ gados dentro de una cajonera pueden templarse mientras se encuentran en ella levantando la tapa de la cajonera duran­ te períodos cortos y, luego, más largos. Proporcióneles alimento líquido y des­ pués colóquelos en tiestos o trasplánte­ los fuera.

Esquejes de madera tierna Este método de propagación resulta ade­ cuado para algunos cerezos decorativos (Prunus) y algunas otras especies de ár­ boles, aunque se utiliza con mayor fre­ cuencia en arbustos. Los esquejes de ma­ dera tierna se toman en primavera de las puntas del crecimiento rápido de los vás­ tagos nuevos y, generalmente, son de fá­ cil arraigo. Sin embargo, se marchitan con rapidez, de modo que resulta vital prepararlos e introducirlos lo más rápi­ do posible después de ser retirados de la planta madre. Preparación c introducción de esquejes En primavera, antes de cortar los esque­ jes, prepare contenedores llenándolos con tierra adecuada y afirme justo has­ ta debajo del borde. Tome los esquejes de las puntas de los tallos recién creci­ dos, cortando por encima exactamente de un brote o de un empalme de hoja utilizando podaderas o un cuchillo afi­ lado. Para reducir cualquier pérdida de hu­ medad, sumerja inmediatamente los es­ quejes en agua o colóquelos en un saco de plástico transparente y séllelo. Has­ ta una pequeña pérdida de humedad di­ ficultará el desarrollo de nuevas raíces. Prepare los esquejes reduciéndolos con un cuchillo afilado a unos 6 cm de longitud y cortando justo debajo de un nodulo de hoja. Elimine las hojas infe­ riores y sumerja la base de cada esque­ je en polvo hormonado de arraigo para estimularlo a echar raíces. Introduzca los esquejes dentro de los tiestos con tie­ rra, etiquételos y riegue con una solu­ ción de fungicida diluida. Para estimular un arraigo rápido, co­ loque los contenedores dentro de una unidad de rociado o una caja cerrada a 21°-24° C, prcfcriblmcntc con calefac­ ción de base, y riegue con fungicida una vez a la semana para protegerlos con­ tra la descomposición y las enferme­ dades. Una vez arraigados, los esquejes pue­ den templarse gradualmente antes de trasplantarlos con cuidado a tiestos in­ dividuales.

Á r b o l e s s u s c e p t ib l e s d e PROPAGAR POR ESQUEJES Madera dura Cordyline * Ficus * Metasequoia glyptostroboides Morus Platanus Populus

Semiadultos Austrocedrus V Calocedrus V Chamaecyparis V Cinnamomum # V x Cupressocyparis V Cupressus V Distylium racemosum V Drimys winteri Eucryphia x nymansensis ‘Nymansay’ Eucryphia x nymansensis 'Nymansay’

Grevillea * lex Juniperus V Ligustrum lucidum Magnolia grandiflora V Metrosideros escelsa * , M. robusta * , M. umbellata # Michelia # V Nothofagus dombeyi Podocarpus, algunas * , V Prunus lusitanica Quercus Hex V, Q. myrsinifolia V, Q. semecarpifolia V Thuja V Thujopsis V Trochodendron aralioides V Tsuga V Weinmannia * Madera tierna Acer cappadocicum Betula Catalpa Celtis occidentalis Cotinus coggygria Eucryphia lucida Ginkgo biloba Halesia Koelreuteña paniculata Lagerstroemia, algunas * Liquidambar styraciflua Metasequoia glyptostroboides Prunus Ulmus C lave

& /Vo resistente V Utilice esquejes con estaca

Cultivo de árboles a partir de semillas Las especies de árboles pueden propa­ garse a partir de semillas, ya que sus plantones generalmente mantienen las características precisas de la planta ma­ dre; los híbridos y cultivares pocas ve­ ces resultan como se esperaba. Cultivar un árbol a partir de una semilla es un procedimiento relativamente sencillo; sin embargo, es un método lento si el árbol se cultiva principalmente por sus flores, ya que éste tardará varios años hasta al­ canzar el tamaño de floración.

L im p ie z a

de

S e m illa s P u l po sa s

1

Escarificación Antes de sembrar semillas con una en­ voltura impermeable, escarifíquelas para permitir la germinación: a las semillas grandes de envolturas especialmente du­ ras, tales como las del roble (Quercus), se les puede practicar un corte pequeño con un cuchillo afilado o limar una par­ te de la envoltura para que penetre la hu­

Estratificación La inactividad de las semillas de los ár­ boles de climas templados se supera en­ friándolas o «estratificándolas». Se las puede plantar en el exterior para que se enfríen durante el invierno o, para ma­ yor seguridad, estratificándolas artifi­ cialmente, almacenadas en una nevera. Si enfría semillas, primero mezcle con vermiculita humedecida, sutituto de tur­ ba, o turba. Colóquelas dentro de un saco de plástico transparente, después selle el saco y póngalo en la nevera. Con­ trole la semilla regularmente a través del saco sin abrir; debería plantarse apenas aparezcan rastros de germinación. El tiempo de enfriamiento necesario

Sembrado de semillas en contenedores Este es un modo sencillo de cultivar un número pequeño de plantones. Antes de sembrar, limpie profundamente cual­ quier superficie de trabajo y los conte­ nedores para evitar la contaminación de plagas y enfermedades existentes en la tierra. Primero llene hasta el borde los tiestos, cacharros o bandejas con com­ puesto para semillas. Las semillas grandes, o aquellas que producen raíces primarias largas, tales como los robles (Quercus), deberían plantarse a 8 cm de distancia entre sí en bandejas semilleras o paquetes profun­ dos, o bien en tiestos individuales de unos 10 cm de profundidad. Apretan­ do en una tabla, introduzca las semillas dentro de la tierra suelta y, luego, cú­ bralas hasta su altura propia con tierra y presione hasta unos 5 mm por debajo del borde (véase p. 57). Siembre las semillas muy grandes —por ejemplo, las del castaño de Indias (Aesculus)— individualmente en tiestos de 10-15 cm. Introduzca la semilla den­ tro de tierra compacta, de modo que la parte superior quede al descubierto. Las semillas pequeñas —por ejemplo, las de Sorbus— se pueden esparcir de forma pareja o, si son lo bastante gran­ des, introducirlas individualmente den­ tro de tiestos o bandejas con tierra com­ pacta. Después convendría cubrirlas apenas con tierra tamizada, seguido de una capa de arena fina de 5 mm de espesor. Después del plantado, riegue todas las

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3

4

Retire la pulpa de la semilla Hacer saltar la capa restante y con los dedos. Sumérjala en secar la semilla con un trapo. agua caliente durante 1-2 días. Una Sembrar la semilla fresca o vez el revestimiento carnoso guardarla en una bolsa de plástico reblandecido y cuarteado, escurrir en la nevera no más de unas el agua.

Extracción de semillas Primero debería retirarse la envoltura protectora que tienen algunas semillas. El método varía según el tipo de envol­ tura. La envoltura de las semillas aladas se puede eliminar frotándolas entre el pulgar y un dedo. Algunas piñas se de­ sintegran naturalmente, y entonces es posible separar las escamas. Coloque las piñas de pinos y abetos en un saco de papel y manténgalas en un lugar tibio y seco hasta que se abran las escamas de la pifia y déjelas caer dentro de un saco; sumerja las piñas de cedro en agua caliente hasta que se abran las escamas. El sistema para extraer semillas de frutos o de bayas depende de su tama­ ño y tipo de pulpa. Los frutos grandes, tales como las manzanas silvestres (Malus), se pueden cortar extrayendo las se­ millas. Remoje los más pequeños, tales como los de Sorbus, en agua caliente durante varios días; las semillas viables se hundirán. Elimine la pulpa y vuelva a remojar hasta que se pueda retirar la semilla y pelar todo resto de pulpa.

Interrupción del período inactivo de las semillas Algunas semillas poseen un periodo na­ tural de inactividad para evitar la ger­ minación en condiciones climáticas ad­ versas, que amenazarían la superviven­ cia de los plantones; dicho periodo debe superarse antes de que la semilla germi­ ne. Existen diversos tipos de inactividad, algunos combinados entre sí, que varían según las especies: lo más habitual es que la inactividad se logre a través de una envoltura dura y espesa, que evita que el agua sea absorbida, o por un in­ hibidor químico, que retrasa la germi­ nación hasta que exista un cambio de temperatura significativo. En la mayo­ ría de los casos, la inactividad se puede interrumpir desgastando la envoltura de la semilla o enfriándola.

Almacenado Una vez extraída la semilla, séquela si fuera necesario y colóquela en un saco de plástico sellado y etiquetado. Si pien­ sa plantar la semilla al cabo de pocos días, guárdela a temperatura ambiente; para un almacenado más prolongado, consérvela en el estante superior de la nevera. S ie m b r a

en

varía considerablemente: como pauta a seguir, muchas especies caducas requie­ ren alrededor de seis a ocho semanas de enfriamiento a 0,5-1 °C de temperatu­ ra, mientras que las coniferas sólo ne­ cesitan alrededor de tres semanas. Al­ gunas semillas sólo germinan después de ser plantadas y una vez que cesa el en­ friado. En tales casos, siembre lotes de semillas a intervalos: por ejemplo, des­ pués de cuatro, ocho y doce semanas de enfriamiento, ya que esto debería ase­ gurar la germinación de, por lo menos, algunas semillas.

medad; las semillas más pequeñas que no son cortables con facilidad, tales como las de los pinos, pueden sacudir­ se en una jarra revestida de papel de lija, o parcialmente llena de arena áspera, o bien limarlas individualmente con una lima de uñas. Las semillas de legumino­ sas (por ejemplo, Acacia y Robinia) se dejan sencillamente en un contenedor con agua caliente durante 24 horas, a ra­ zón de tres partes de agua por una de semilla.

C ontenedores

Siembre semillas finas (aquí, Sorbusy en tierra para semillas, asegurando un esparcido parejo; no levante la mano para evitar que las semillas reboten.

Sostenga un cedazo con tierra para semillas sobre la bandeja, golpee hasta que las semillas estén cubiertas con tierra tamizada.

Cubra las semillas sembradas con una capa de 5 mm de arena para horticultura. Etiquete y riegue las semillas, utilizando una regadera de roseta fina.

Una vez que los plantones sean suficientemente grandes, trasplántelos con suavidad a tiestos individuales, cuidando de no aplastar tallos y raíces delicados.

P lan tad o G ra n d e

de una

S em illa

1

Presione las semillas grandes y las de raíz primaria larga dentro de tierra no compactada en tiestos individuales. Cubra con abono.

El plantado en tiestos 2 profundos permite que la

raíz primaria (vease detalle) de cada plantón (aquí, Quercusj se desarrolle sin restricciones.

semillas completamente desde arriba y etiquételas. Coloque el contenedor den­ tro de una cajonera o en un invernade­ ro, dentro de una caja cerrada de pro­ pagación, o debajo de una hoja de vidrio. Es mejor conservar las especies de climas templados a 12°-15° C de tem­ peratura, y las de clima cálido o tropi­ cal a 21°, para estimular la germinación. Una vez que las semillas germinen con éxito, rocíelas periódicamente con un fungicida para evitar la enfermedad de los almácigos (véase p. 564) Trasplantado en agujeros preparados Cuando los plantones sean lo bastante grandes como para cogerlos de las ho­ jas, trasplántelos para que tengan ma­ yor espacio donde crecer. Esto puede efectuarse golpeando los costados del contenedor para aflojar el abono y, a continuación, levantando y trasplantan­ do los plantones a tiestos individuales. Alternativamente, retire todas las semi­ llas y la tierra del contenedor en forma conjunta, a fin de separar los plantones con el mínimo daño para las raíces. Des­ pués de trasplantar, compacte la tierra alrededor de los plantones con suavi­

dad y luego nivele golpeando el tiesto con suavidad sobre la superficie de tra­ bajo. Cuidados ulteriores Riegue y etiquete los plantones y man­ téngalos fuera de la luz directa del sol a una temperatura similar a la nece­ saria para la germinación hasta que arraiguen. Temple gradualmente durante varias semanas, alimentando regularmente y rociando con fungicida. No riegue de más, pero asegúrese de que la tierra no se reseque. Una vez templados, se los puede plantar en el exterior si no hay pe­ ligro de heladas. Sembrado de semillas en el exterior Si está cultivando una gran cantidad de plantones, es posible sembrar en un se­ millero exterior; con este método, los plantones requieren una atención menos frecuente y su crecimiento es menos li­ mitado que para los plantados en con­ tenedores, si bien es necesario preparar un semillero especial. Dentro de lo po­ sible, efectúelo algunos meses antes de plantar, cavando la tierra a 25 cm de profundidad (véase «Cavado único», p. 525) e incorporando materia orgánica y arena gruesa. Mantenga el suelo libre de malezas. Cuando esté preparado para sembrar, rastrille el suelo exahustivamente; lue­ go, disemine las semillas pequeñas o plante las mayores individualmente. (Para información sobre la profundidad del sembrado, véase «Plantado de semi­ llas en contenedores, p. 56). Rastrille las semillas ligeramente, cubra el semillero de modo uniforme con una capa de 0,5-1 cm de granos de arena y compac­ te con un prensador. Si el suelo estuvie­ ra mínimamente seco, riegue completa­ mente; etiquete con el nombre de la planta y la fecha de plantación. En los emplazamientos expuestos, es posible que los plantones jóvenes nece­ siten protección por medio de una ma­ lla rompevientos (véase p. 521) o de una campana flotante (véase p. 490). Si las semillas están bien separadas, las enfer­ medades no deberían constituir un pro­ blema, y los plantones pueden seguir creciendo in situ durante 12 meses an­ tes de ser trasplantados. Riegue los plan­ tones cuando sea necesario y controle con regularidad por si conviniese un tra­ tamiento contra alguna plaga, tal como el pulgón verde (véase «Afidos», p. 550) y los ácaros araña roja (p. 550).

Acodado El acodado puede utlizarse para propa­ gar tanto híbridos y cultivares como es­ pecies. En algunas plantas, este méto­ do de propagación ocurre de manera natural cuando una rama baja arraiga en el suelo; si ello ocurre, el tallo puede retirarse de la planta madre y cultivar­ se. El acodado aéreo, en que el vástago

A c o d a d o S e n c il l o Corte una lengüeta a 30-45 cm de distancia detrás de un vástago vigoroso o elimine un anillo angosto de corteza en este punto. Rocíe el corte con polvo hormonado de arraigo y estaquille el vástago dentro de un agujero poco profundo. Sujete el vástago a una caña de soporte y vuelva a rellenar el agujero. Lengüeta permanece en el aire, se puede utilizar para árboles sin ramas bajas. La ventaja del acodado es que el ta­ llo acodado necesita muy poca atención mientras se desarrollan las raíces. Sin embargo, es un método lento. Acodado sencillo Prepare la planta madre un año antes del acodado: a finales de invierno o principios de primavera, pode una rama baja para estimular el crecimiento de vástagos jóvenes nuevos que arraiguen con facilidad. A principios de primave­ ra del año siguiente, seleccione un vás­ tago fuerte y efectúe un corte pequeño a 30-45 cm de la punta. Espolvoréelo con polvo hormonado para arraigo a fin de estimular la aparición de las raíces. Agregue bastante mantillo de hojas o al­ guna materia orgánica similar —además de granos de arena ásperos— a la tierra en que el vástago toca el suelo y esta­ quíllelo dentro de un agujero poco pro­ fundo, sujetándolo a una caña vertical. Rellene el agujero y compacte la tie­ rra correctamente, dejando el extremo del vástago expuesto; después riegue completamente y, si fuese necesario, pro­ teja el vástago con tela metálica de los conejos y otros animales. Después de unos 12 meses, compruebe si el vástago ha arraigado; si es así, sepárelo de la planta madre y plántelo en un tiesto o en el exterior; si no ha arraigado, déje­ lo en su sitio y compruébelo un mes después. Acodado aéreo El principio del acodado aéreo es el mis­ mo que el del acodado sencillo, salvo que el vástago acodado arraiga por en­ cima del suelo antes que en él (véase también Acodado aéreo de un arbusto, p. 89). En primavera elija un tallo fuer­ te que haya madurado el año anterior y elimine cualquier hoja hasta una dis­ tancia de 30-45 cm detrás del extremo que crece. Prepare el tallo, bien cortan­ do una lengüeta de 5 cm en la corteza, a 22-30 cm detrás de la punta, bien eli­ minando un anillo de corteza de 6-8 mm de ancho del tallo en este punto; en am­ bos casos, cepille el corte con polvo hor­ monado de arraigo. Rodee el tallo cortado con un medio de arraigo húmedo y séllelo. Para efec­

Vástago vigoroso .

tuarlo, haga primero una manga de plás­ tico cortando la punta sellada de un saco de plástico, luego deslízela a lo largo del tallo hasta que envuelva el corte, y ate el extremo inferior con cordel o cinta ad­ hesiva. Humedezca algún medio de arraigo bien aireado (tal como musgo esfagnáceo, o una mezcla a partes igua­ les de sustituto de turba o turba y perlita) y úselo para mantener abierta la len­ güeta; agregue más cantidad de medio alrededor del tallo por dentro de la man­ ga y selle la punta. Si el acodo ha arraigado para la si­ guiente primavera, corte el tallo de la planta madre, retire la manga y plante en un tiesto; si no hubiera arraigado, de­ bería dejarse en su lugar durante un año más. S em illa s d e Á r b o l REQUIEREN E s t r a t if ic a c ió n Acer, algunas Betula Carya Fagus Sorbus Á r b o les A c o d a b l e s Acodado sencillo Cercidiplhyllum Chionanthus retusus Corylus Davidia Dipteronia Eucryphia Halesia Hoheria lyallii Laurus Magnolia campbellii, M. grandifora, M. hypoleuca Magnolia hypoleuca

Acodado aéreo Ficus * Magnolia campbellii, M. grandiflora C lave

# No resistente

que

Injertos Las plantas injertadas, a diferencia de los esquejes, tienen la ventaja de con­ tar con un sistema de raíces desarrolla­ do, de modo que se establecen con re­ lativa velocidad. Parte de un tallo (el injerto) tomado de la planta a propagar se une al patrón compatible de otra, ge­ neralmente del mismo género. En algu­ nos casos, el patrón podría proporcio­ nar una característica deseable —tal como un hábito de crecimiento particu­ lar, o una resistencia elevada a la enfer­ medad— a la planta resultante. Los sistemas de injertos comprenden el injerto de escudete, el brotado de as­ tilla, el de cuña apical, el acoplado baÄ rboles I n je r t a b l e s Injertado de astilla Crataegus Laburnum Magnolia Malus Prunus Pyrus Sorbits Aesculus indica ‘Sydney Pearce’

Injerto de cuña apical Aesculus Catalpa Cercis Fagus Injerto de escudete A bies Acer Betula Carpinus Cedrus Cupressus Fagus Fraxinus Ginkgo Gleditsia Larix Magnolia Picea Pinus Prunus Robinia Sorbus

sal (o empalme), y el de plantón-ylengüeta. Para detalles del acoplado basal y del de plantón-y-lcngüeta, véase P r in c ip io s d e p r o p a g a c ió n , p. 542. Compruebe que las púas y las lengüe­ tas sean compatibles; si fuera necesario, consulte en un vivero especializado. Injerto de escudete Esta es la técnica de injerto más común utilizada para árboles decorativos; para el injerto se utiliza un tallo de un año de edad y se injerta al costado del in­ jerto preparado. Generalmente se efec­ túa justo antes de que aparezcan las ho­ jas, a mediados o finales de invierno, aunque para los arces (Acer), a veces tie­ ne más éxito el injerto veraniego. P r o p a g a c ió n

de

Á rboles

por

1

I n je r t a d o

de

cima de un brote o de un par de éstos y colóquelos en un saco de plástico en la nevera hasta que esté dispuesto o dis­ puesta a injertar. También puede recor­ tar la punta del crecimiento de los pa­ trones hasta unos 5-7 cm, o deje algo del crecimiento encima del injerto y re­ córtelo por etapas más adelante (véase «Cuidados posteriores, p. 59). Prepare los patrones y los injertos, un par cada vez, con cortes compatibles. Resulta importante unir el patrón y la púa apenas cortados; si se los deja re­ secar mínimamente, es posible que ello impida una unión adecuada. Si es más estrecha que el patrón, alinie un borde para asegurar que un lado al menos de la capa de cámbium quede unida. Fije

E scud ete

Acorte la púa hasta 15-25 cm, Utilizando un cuchillo afilado, cortando justo encima de uno o efectúe un pequeño corte dos brotes. Coloque en un saco de hacia abajo y adentro a unos 2,5 plástico y refrigérelo hasta que esté cm de la parte superior del listo para injertar. rizoma.

2

Comenzando desde la punta del 3 rizoma, efectúe un corte sesgado ligeramente hacia dentro hasta encontrar la punta interior del primer corte. Retire la astilla resultante.

Crecimiento visible través de los brotes.

Corte verticalmente hacia 4 arriba con el cuchillo desde el primer corte inferior. Esto deja un corte plano a un costado del rizoma (véase detalle).

Robinia pseudoacacia ‘Frisia’

Esqueje y lengüeta Fraxinus Gleditsia Robinia

Prepare los porta injertos con un año de antelación, plantando en otoño plan­ tones de uno o dos años en tiestos y colocádolos en un marco abierto. Alrede­ dor de tres semanas antes del injertado, llévelos a un invernadero fresco para obligarlos a crecer suavemente. Manten­ ga los patrones secos, especialmente los de aquellos árboles que «sangran» sa­ via, tales como los abedules (iVe/ulci) y las coniferas, ya que la savia excesiva po­ dría impedir la unión adecuada con los injertos. Para las púas, reúna tallos fuertes de un año del árbol a propagar; dentro de lo posible, deberían tener un diámetro parecido a los tallos del patrón. Acór­ telos hasta 15-20 cm, cortando justo en­

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Ajuste la base de la púa dentro del corte del rizoma (véase detalle). Comenzando por la punta, envuelva ¡a unión con cinta de injerto para asegurarlo.

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Efectúe un corte poco profundo y sesgado de 2,5 cm de largo hasta el extremo; haga un corte corto e inclinado en el extremo por el lado opuesto (véase detalle).

Algunas 8 semanas más tarde,

si el injerto ha prendido, los brotes de la púa mostrarán seriales de crecimiento. Elimine todos los chupones que pudieran Pinte las superficies de corte aparecer en el externas tanto del patrón como patrón o de la púa con cera de injerto. evitarán el Además, encere la punta de la púa si crecimiento de ha sido recortada. la púa.

7

la púa en la posición correcta con plás­ tico transparente, cinta de injertar o una tira elástica, y después encere todas las superficies exteriores de corte para re­ ducir la pérdida de humedad. Para con­ sejos sobre los cuidados posteriores, véa­ se a la derecha. Brotado de astilla

Utilizado generalmente para los árbo­ les frutales, también resulta un método bueno para propagar las plantas de la familia de las Rosáceas, como el man­ zano silvestre (Malus ). En este método, la púa incluye un único brote del que se desarrollará el crecimiento nuevo, y la planta injertada permanece en el exte­ rior en lugar de hacerlo en un tiesto. Durante el invierno establezca uno o dos plantones de uno o dos años, o unos esquejes de madera dura, en terreno abierto con el fin de obtener patrones. A mediados de verano elimine cualquier P r o p a g a c ió n d e Á r b o l e s Seleccione y corle ¡a púa (aquí, un Malus,/ eligiendo un vástago largo y vigoroso de una rama adulta de la estación en curso. Debería tener brotes bien desarrollados y el espesor aproximado de un lápiz.

1

por

Utilizando un cuchillo 3 afilado, corte 2 cm más abajo

de un brote sano, introduciendo la hoja a 5 mm de profundidad en un ángulo de unos 45 °.

Efectúe dos cortes en el patrón, de manera que coincidan con los de la astilla con brote para que el patrón pueda unirse a la astilla. Retire la astilla resultante, cuidando de no tocar la superficie del corte del tallo (véase detalle).

rama lateral a 45 cm de la parte inferior del tallo. Para las púas (o palos de bro­ tes) elija vástagos vegetativos (que no florecen) que tengan un diámetro simi­ lar a los patrones del crecimiento adul­ to de la estación en curso. Luego se preparan y se juntan los ri­ zomas y las púas. Si es positivo, el in­ jerto debería prender después de algu­ nas semanas; entonces puede retirarse la cinta o ligadura y el brote debería co­ menzar a hincharse. Para cuidados pos­ teriores, véase a la derecha. Injerto de cuña apical

Este sistema de injertado es parecido al de escudete, salvo que la púa se coloca directamente encima del rizoma. A me­ diados de invierno, reúna algunos tallos del crecimiento de la estación anterior de la planta a propagar e introdúzcalos en el suelo de forma inclinada. A fina­ les de invierno o principios de primave­ Brotado

de

ra, retire y lave plantones de un año para obtener los patrones y después recórte­ los hasta 5 centímetros por encima de las raíces. Practique un corte vertical de 2,5-3 centímetros a lo largo del centro de cada patrón. Corte la base de cada púa en cuña e introdúzcalas en el extremo del rizoma; deje el extremo del corte de la púa ex­ puesto. Sujete y coloque la planta injer­ tada en un tiesto; después siga los con­ sejos de cuidado posterior que se explican más abajo (véase también A r ­ b u s t o s O r n a m e n t a l e s , «Injerto de cuña apical», p. 91). Cuidados ulteriores

Los árboles caducos deberían conservar­ se en el invernadero a 10°, mientras que las coniferas, las simpreverdes de hoja ancha y los árboles injertados en vera­ no deberían conservarse en una caja ce­

rrada en un medio húmedo a 15°. El in­ jerto debería prender en pocas semanas, y luego aparecerá un crecimiento nue­ vo en la púa. Elimine cualquier chupón que aparezca debajo de la unión, ya que éstos crecen a partir del patrón. Después de seis a diez semanas, tem­ ple las plantas injertadas. Si no se pro­ cedió a recortar durante el injertado, re­ corte el crecimiento superior del rizoma para asegurar que el vástago nuevo crez­ ca derecho. A mediados de verano, recorte el ri­ zoma justo hasta encima de la unión y, a continuación, sujete el vástago nuevo a una caña de soporte. Alternativamente, es posible recortar el patrón justo hasta encima de la unión a finales de primavera. Una vez que ha­ yan comenzado a crecer con fuerza, co­ loque los árboles injertados en tiestos o trasplántelos posteriormente a terreno abierto.

A stilla

Corle la madera blanda y 2extremo elimine todas las hojas del del vástago.

Comience a efectuar un segundo corte a unos 4 cm por encima del primero hasta encontrarlo, cuidando de no dañar el brote.

5

6

Para preparar el patrón, corte Retire la astilla con el brote todos los vástagos y hojas de con el índice y el pulgar para los 30 cm inferiores del tallo; es mantener la capa de cámbium limpia. más fácil hacerlo con los pies Colóquelo en un saco de plástico separados sobre el rizoma. limpio para evitar que se seque.

8

Coloque la astilla con el brote del «labio» del patrón corlado, de manera que las capas cámbicas de ¡a astilla y del patrón encajen cuanto sea posible (véase detalle). Sujete la unión fuertemente con cinta de injertado. Si el injerto prende, el brote comenzará a hincharse y desarrollarse; entonces se puede retirar la cinta.

9

Recorte el patrón justo encima de la unión a la primavera siguiente; el brote surgirá como guía.

Setos y mamparas

L

os setos y las mamparas, tanto los formales como los informales, pueden tener un papel importante cuanto a la estructura y el carácter de un jardín, así como una diversidad de usos prácticos.

Usos prácticos La mayoría de los setos, ya sean infor­ males y abiertos, o formales, sólidos y recortados, son plantados con fines uti­ litarios para trazar límites, proporcionar abrigo y sombra, y proteger el jardín. Sin embargo, resulta posible combinar lo útil con lo bello. Barreras vivientes

En tanto que barreras vivientes, los se­ tos pueden tardar algunos años en de­ sarrollarse pero, si están mantenidos co­ rrectamente, a menudo son preferibles a las verjas porque proporcionan textu­ ra, color y forma. La mayoría de las plantas utilizadas para setos son longe­ vas y, si se las mantiene correctamente, proporcionarán barreras eficaces y vir­ tualmente impenetrables durante mu­ chos años. Abrigo

Los setos son rompevicntos excelentes, pues filtran el aire en rápido movimiento y reducen el impacto causado por la tur­ bulencia cuando el viento golpea con­ tra un objeto sólido, un muro o una ver­ ja. La porosidad de un seto varía de una especia a otra y de una época a otra del año; así, un seto de tejo perennes recor­ tado (Taxus baccata) será considera­ blemente menos poroso que un seto de hayas caducas (Fagus sylvatica) duran­ te el invierno. Dentro de un ideal del 50 % de porosidad, se ha calculado que,

C o lo r t o d o e l A ñ o

Los cultivares de x Cupressocyparis leylandii producen contrastes dentro de un seto mixto de coniferas.

con un seto de 1,5 m de ancho, la velo­ cidad del viento se reduce en un 50 % ena 7,5 m de distancia del seto; en un 25 % a 15 m, y en un 10 % a 30 m. El abrigo proporcionado por un seto es inapre­ ciable, especialmente en los jardines ventosos, donde incluso las plantas re­ sistentes podrían sufrir daño de los ven­ tarrones o vientos fuertes.

P lantas

para

S e t o s I n fo r m a l e s

Barreras de sonido

Los setos pueden contribuir a reducir el ruido filtrando los sonidos inoportunos. A este respecto, uno de los tipos más efi­ caces es una «barrera medioambiental» verde con un sólido núcleo de tierra. Un tejido horizontal de cornejo (Salix viminalis) se entreteje con estacas verti­ cales y el núcleo se llena de tierra para formar una barrera. El cornejo arraiga al núcleo de tierra, y el crecimiento su­ perior y lateral se poda a intervalos hasta el muro tejido.

Setos ornamentales Para realizar los setos es posible utili­ zar una multitud de plantas de tamaños, colores y texturas diversas caducas o pe­ rennes, formales e informales, con flo­ res y frutos. La mezcla de las especies caducas y perennes, seleccionadas por sus flores y follaje, crea un mosaico vi­ viente.

ryracantha

Fuchsia magellanica

Fscallonia ‘ I.angleyensis’

‘Golden Charmer’

llex aquifolium

Rosa

Garrya elliptica

‘Madame Briot’

‘Roseraie de l’Haji’

‘James R o o f

Formal o regulado

El tejo (Taxus baccata) produce un seto excelente, con tal que se cuente con seis o siete años para que se desarrolle. Un seto de x Cupressocyparis leylandii crece con mucha rapidez y debe recortarse al menos dos veces al año para mantener­

lo pulido y controlado. Frecuentemen­ te se observan setos formales bajos en parterres y jardines de nudos. Varias for­ mas de boj (Buxus sempervirens) espe­ cialmente ‘Suffruticosa’, son amplia­ mente utilizadas, al igual que Santolina y Lonicera nitida. Los setos de tapice-

S e to s R e c o r t a d o s F o r m a l e s D is t a n c ia d e P lantado

A ltura A decuada

P e r ío d o s d e R e c o r t a d o

R espon d e a R e n o v a c ió n

30 cm

30-60 cm



Chamaecyparis lawsoniana Ciprés Lawson - Mayoría de cultivares, salvo tipos enanos x Cupressocyparis leylandii (Ciprés leyland) Escallonia llex aquifolium (acebo) y cultivares Lavandaula (lavanda) Ligustrum (Ligustro)

60 cm

1,2-2,5 m pero puede ser mayor

Dos/tres veces, en período de crecimiento Dos veces en primavera y a principios de otoño

75 cm

Dos/tres veces, en período de crecimiento Inmediatamente después de florecer A finales de verano

No

45 cm 45 cm

2-4 m pero hasta 6m 1,2-2,5 m 2-4 m

30 cm 30 cm

45-90 cm 1,5-3 m

Lonicera nitida

30 cm

1-1,2 m

Taxus baccata (tejo)

60 cm

Thuja plicata ‘Fast igiata'

60 cm

1,2-4 m pero puede alcanzar 6 m 1,5-3 m

F.n primavera y después de florecer Dos/tres veces, durante el período de crecimiento Dos/tres vcccs, durante el periodo de crecimiento Dos veces, en verano y otoño

C a d u c ik o l io s Berberis thunbergii Carpinus bet idus (carpe)

45 cm 45-60 cm

60 cm-1,2 ni 1,5-6 m

Crataegus m onogyna (espino) i'agus sylvatica (haya)

30-45 cm 30-60 cm

1,5-3 m 1,2-6 m

P lantas pa ra Setos SlEMPREVERDE Buxus sempervirens (boj)

No

Sí Sí No Sí Si Sí

En primavera y a principios de otoño No Una vez, en verano Una vez, entre mediados y finales de verano Dos veces, en verano y otoño Una vez, a finales de verano

Sí Sí Sí Sí

Preparación del suelo y plantado

ría o de mosaico combinan numerosas plantas compatibles dentro del mismo seto para proporcionar efectos visuales cambiantes a lo largo del año. Las es­ pecies utilizadas comprenden Taxus baccata, llexaquifolium, Carpíñus be tutus y Fagas sylvatica. La mezcla de especies perennes y ca­ ducas proporciona un contrafondo in­ teresante y colorido a lo largo del año. Las especies utilizadas deben tener ta­ sas de crecimiento similares; de otro modo dominarían las de crecimiento ex­ cesivamente vigoroso.

Informal

Los setos informales combinan cualida­ des prácticas y decorativas. Aunque no resultan adecuadas para crear diseños estrictamente formales, pueden resultar muy decorativos y proporcionar, asimis­ mo, protección y abrigo eficaces. Mu­ chas de las plantas utilizadas en estos lí­ mites informales producen flores y frutos atractivos, o ambas cosas a la vez, confiriendo color y forma al jardín. Integre cuidadosamente los diferentes fondos de color en el diseño general. Cotoneaster lacteus, Berberís darwinii o Forsythia son utilizadas a menudo; los rosales arbustivos híbridos y otras espe­ cies también pueden configurar setos be­ llos e informales. La mayoría de los bambúes de fuerte crecimiento son ade­ cuados para zonas donde la humedad del suelo sea elevada y haga falta un fil­ tro para el viento. S etos I n fo r m a l e s

y

E l e g a n c ia F o r m a l

El dibujo simétrico de los setos enanos en varios tonos de verde enmarca los senderos de ladrillo y dirige la atención sobre una escultura ornamental.

Elección de plantas Antes de elegir especies para setos, ten­ ga en cuenta sus eventuales alturas, ex­ tensiones y velocidad de desarrollo, y asegúrese de que las especies elegidas son resistentes en la zona climática y adecuadas al tipo de suelo característi­ co del jardín. Las plantas para setos formales deben poseer un hábito de crecimiento espeso y tolerar un recortado intenso. Para se­ tos informales cultivados por sus flores

u bayas, elija plantas que sólo deban po­ darse una vez al año. El momento del podado resulta crítico; de otro modo, la exhibición de flores o frutos de la si­ guiente estación podría estropearse. La elección de especies perennes o ca­ ducas es parcialmente una cuestión de gusto, pero tenga en cuenta que las pe­ rennes y las coniferas proporcionan un rompevientos espeso y a prueba de vien­ to a lo largo del año, ofreciendo así una protección que podría ser decisiva en in­ viernos severos.

F l o r id o s

P lanta p a r a S eto

C a r a c t e r ís t ic a s O rnam entales

D is t a n c ia d e P lantado

A ltura A decuada

C uándo P odar

Se m pr e v e r d e Berberis darwiniii

Flores amarillas, bayas púrpura

45 cm

1,5-2,5 m

Coloneaster lacteus

Flores blancas, frulos rojos

45-60 cm

1,5-2,2 m

Escallonia

Flores blancas, rojas o rosadas

45 cm

1,2-2,5 m

Garrya elliptica

Candelillas grises, verdes, rojas o amarillas Flores blancas, bayas Flores púrpura, follaje gris Flores blancas, bayas rojas

45 cm

1,5-2,2 m

45-60 cm 30 cm 60 cm

2-4 m 0,6-1 m 2-3 m

Inmediatamente después de florecer Después de la aparición de frutos Inmediatamente después de florecer Inmediatamente después de florecer A finales de verano Después de florecer Para podado, véase p. 81

30-38 cm

1-1,2 m

45-60 cm

3m

45-60 cm 45 cm

2-5 m 1,5-2,2 m

30-45 cm

0,6-1,5 m

Ilex aquifolium Lavandula Pyracantha C a d u c if o m o s Berberis thunbergii

Mores amarillo pálido, frutos rojos, follaje de otoño rojo Crataegus m onogyna Flores fragantes blancas, bayas rojas Corylus avellana Candelillas amarillas Forsythia x intermedia Flores amarillas ‘Spectabilis’ Fuchsia magellanica Flores a/ul/rojo, bayas negras Potenlilla fruticosa Prunus spinosa (cullivarcs) Rosa ‘Nevada’

Mores amarillo brillante Flores rosa pálido o blancas, follaje rojo y púrpura Flores fragantes color crema

30-45 cm 45-60 cm

0,6-1,2 m 2,5-4 m

60 cm

1,5-2 m

Rosa ‘Roseraie de l’Hay’ Ribes sanguineum ‘Rcy Eduardo VII’

Flores fragantes carmesíes

45 cm

1,5 m

llores color rosa intenso

30-45 cm

1,5-2 m

Después de florecer, si necesita ser controlado En invierno, elimine vástagos seleccionados vigorosos Después de florecer Después de florecer, elimine tallos viejos En primavera, elimine tallos viejos En primavera En invierno, elimine vástagos vigorosos seleccionados En primavera, elimine ramas delgadas En primavera, elimine ramas delgadas Después de florecer elimine vástagos seleccionados

Los setos son un elemento permanente del jardín. Por lo tanto, resulta suma­ mente importante preparar el emplaza­ miento antes de plantar y abonar la su­ perficie del suelo cada primavera con un fertilizante bien equilibrado y con «mulch». La preparación del suelo y las técnicas de píantación son las mismas que las de árboles y arbustos (véase pp. 39-43 y pp. 69-71). La anchura del sue­ lo preparado necesario será de 60 a 90 centímetros. El espaciado para la mayoría de las plantas para setos es de 30-60 cm: véa­ se los gráficos abajo. Si se requiere un seto de 90 cm o más, plante una hilera doble escalonada, con espacios de 90 cm dentro de las hileras y de 45 cm entre hileras. Las plantas para todos los se­ tos enanos, parterres y jardines de nu­ dos deben estar a 10-15 cm de distancia.

Poda y guía El guiado inicial para un seto formal re­ sulta crucial para promover un creci­ miento parejo desde la base del seto has­ ta el extremo. Resulta esencial una atención cuidadosa al podado durante los primeros dos o tres años. Poda y formación tempranos La mayoría de las plantas caducas, es­ pecialmente aquellas con un hábito de crecimiento frondoso y de ramas bajas, necesitan recortarse un tercio al plantar­ se, lo mismo que la longitud de sus fuer­ tes ramas laterales. Durante el segundo invierno, vuelva a recortar alrededor de un tercio de su longitud. P l a n t a c ió n e n H il e r a s I n d iv id u a l e s y D o bles

P l a n t a c ió n I n d iv id u a l

Las plantas para setos se colocan en una hilera individual a 30-60 cm de distancia entre sí.

P l a n t a c ió n

en

H il e r a D o b l e

Para un seto más denso y amplio, plantar a 90 cm entre sí, en hileras dobles.

P oda

d e fo r m a c ió n

A ntes d e P odar

Seto (Lonicera nítida^ necesitado de un podado de formación.

C ómo F orm ar

un

S eto

1

Tienda una cuerda tensa y nivelada entre dos palos verticales como guía para el extremo superior del seto y corte a lo largo de la cuerda.

'J Una vez alcanzado el final del J seto retire la plantilla, postes y cuerdas. Recorte el extremo del seto cuidadosamente.

Recorte una plantilla con la forma requerida. Coloque la plantilla sobre el seto y corte siguiendo el contorno de la plantilla.

D e spu é s d e P o d a r

Recorte los laterales hasta la mitad y pode las guías hasta la altura requerida para estimular un crecimiento frondoso. Riegue, alimente y añada « mulch» si fuera necesario.

Para la formación de plantas de cre­ cimiento fuerte y para aquellas con un hábito de crecimiento vertical, tales como el ligustro (Ugustrum) y el espi­ no (Crataegus), recórtelos hasta 15-30 cm del suelo a finales de primavera, se­ guido de un recorte ulterior de los late­ rales a finales de verano. Durante el segundo invierno o a principios de pri­ mavera, recorte intensamente, eliminan­ do al menos la mitad del crecimiento de la estación anterior. Incluso a partir de esta etapa tempra­ na, los costados del seto deberían cor­ tarse en un ángulo más o menos obli­ cuo, con la base como punto más am­ plio. Un seto en forma de «A» aplanaR ec o r t a d o

de

da o una punta ligeramente curvada es menos vulnerable a la nieve o a los vien­ tos fuertes. La nieve caerá rápidamente a lo lar­ go de los lados de un seto en forma de huso; los vientos fuertes o los ventarro­ nes resultarán desviados por sus lados inclinados, causando un daño mínimo a las plantas. Una punta plana se logra cortando a lo largo de un escantillón o de un cor­ dón tirante entre dos cañas. También es importante el uso de una guía al cortar setos bajos, puesto que las desigualda­ des pueden aparecer mirando desde arri­ ba como a la altura de los ojos. Una vez logrados el tamaño y la inclinación, en las estaciones subsiguientes sólo será ne­ cesario recortar para mantener el seto correctamente. Las coniferas y muchas perennes son utilizadas ampliamente para el cultivo de setos. En la mayoría de los casos, los late­ rales sólo se podan los primeros años, especialmente durante el segundo año, que es cuando se procede a la forma­ ción, permitiendo que el vástago apicular crezca hasta alcanzar la altura desea­ da antes de recortarlo.

S eto s

R e c o r t a d o c o n C iza lla s

Para asegurar que la parte superior del seto se corte plana y a nivel, las hojas de la cizalla paralelas al contorno del seto.

R eco r ta d o co n C o rta d o ra d e Setos

Al utilizar una cortadora eléctrica, mantenga ¡a hoja paralela al seto y efectúe amplios movimientos de barrido.

F o r m a c ió n d e S eto s Haga los extremos más angostos para desviar vientos fuertes y nieve. En zonas de grandes nevadas, los setos deberían acabar en punta para evitar que la nieve se deposite y cause daños.

C a rpe

Mantenimiento de un seto Un seto formal necesita un recorte re­ gular para conservar la forma: en la ma­ yoría de los casos, el seto debería recor­ tarse dos veces al año, en primavera y a finales de verano. La mayoría de los setos formales se recortan con cizallas o con una recortadora eléctrica. Utilice un escantillón o un cordón como guía al recortar el seto. Los setos informales también necesi­ tan un podado regular para conservar la forma. Elimine crecimientos mal dis­ puestos y recorte dentro de los límites requeridos. Los setos con flores o fru­ tos sólo deben podarse durante la esta­ ción adecuada (véase Setos informales y florecidos, p. 61).

Renovación Una cierto número de especies para se­ tos, señaladamente el carpe (Carpinus), la madreselva (Lonicera) y el tejo (Taxus baccata), responden bien a la reno­ vación, incluso donde los setos han sido abandonados y están sobrecrecidos. Para obtener los mejores resultados, los setos caducos deberían renovarse en in­ vierno, y los siempreverdes, a mediados de primavera. Si conviniese un podado drástico, de­ berían cortarse los lados alternativos en estaciones subsiguientes. Para que la re­ novación tenga éxito es sumamente im­ portante alimentar y aplicar «mulch» las plantas en la estación anterior a la poda, y repetirlo después de recortar.

C ó m o R e n o v a r u n S e t o S o b r e c r e c id o En un seto caducifolio abandonado, recorte el crecimiento a ras de los tallos principales sólo de un lado, recortando el otro lado como de costumbre (derecha). Un año después, si el crecimiento ha sido vigoroso, recorte el crecimiento del otro lado hasta los tallos principales (extrema derechaI.

3

A rbustos O rnam entales por su característica ar­ quitectónica y su interés a largo plazo, los arbustos resul­ tan excelentes como esqueleto del diseño de la plantación. En una orla mixta proporcionan una solidez y substancia agrada­ bles, equilibrando los placeres más suaves y transitorios propor­ cionados por las plantas herbáceas. Agrupar arbustos perennes y caducos permite crear una exhibición eficaz a lo largo de todo p r e c ia d o s p o r lo s ja r d in e r o s

el año con un mantenimiento relativamente bajo. Además de una diversidad de aspectos y formas, los arbutos poseen una magnífi­ ca variedad de elementos: desde las hojas brillantes y palmeadas de una Fatsia japónica o las frondas sumamente perfumadas de una lila, hasta las bayas a modo de cuentas de las pyracanthas o los tallos blancos y espectrales de un Rubus biflorus, existe un arbusto adecuado para cada jardín.

Diseño con arbustos

Arbustos como elementos de diseño

arbustos son plantas de tallos que, típicamente, producen L osleñosos una estructura de ramas desde la base,

a diferencia del tronco único caracterís­ tico de la mayoría de los árboles. Sin em­ bargo, la división entre arbustos y ár­ boles no es rígida, ya que algunos arbustos (tales como las fucsias) se pue­ den guiar como árboles corrientes de tronco único y existe cierto número de árboles con tallos múltiples. De un modo similar, la diferencia de escala no resulta una demarcación clara, ya que algunos arbustos son más grandes que algunos árboles. Ya sea en sentido estricto, ya en sen­ tido lato, la palabra «arbusto» abarca una enorme selección de plantas, ade­ cuadas a jardines de cualquier tamaño y estilo. Se han reunido especies de mu­ chas partes del mundo que han dado lu­ gar a numerosos cultivares e híbridos de valor decorativo.

Elección de arbustos En el jardín, los arbustos resultan ina­ preciables por muchas razones; tal vez la más importante de todas es que con­ fieren forma y solidez al diseño y pro­ porcionan una estructura. Sin embargo, están lejos de ser una pieza clave mera­ mente funcionale, ya que también po­ seen una serie de cualidades ornamen­ tales, incluyendo flores fragantes y coloridas, follaje perennes o veteado, frutos atractivos, y tallos coloreados o bien proporcionados. Estos atributos decorativos ejercen una gran influencia en cuanto a la elec­ ción de las plantas. Sin embargo, exis­ ten unas consideraciones prácticas a te­ ner en cuenta al decidir qué arbustos cultivar. La compatibilidad con las con­

Al seleccionar arbustos, tenga presente cómo se asociarán con el resto de la plantación y con otros elementos estruc­ turales cercanos, tales como la casa o el patio. Si han de formar parte de la es­ tructura de diseño, los arbustos de silue­ tas distintivas y esculturales resultan ge­ neralmente muy adecuados —por ejemplo, el aspecto desplegado, en for­ ma de olas, del Juniperus squamata ‘Blue Carpet’, o la masa audaz y verti­ cal de una Mahonia x media. Piense en ellas como formas abstractas que pueden utilizarse individualmente o combinadas para la creación de un es­ quema equilibrado de formas contras­ tantes y complementarias. Plantación de base

P l a n t a c ió n I n f o r m a l

En este jardín, una agrupación de arbustos, con un acebo estriado (Ilex aquifolium), el ardiente Euonymus alatus, y una elevada Acsculus parviflora, proporciona una exhibición de colores y formas contrastantes. diciones de crecimiento dadas o adap­ tadas resulta esencial (véase «Adecua­ ción al emplazamiento, p. 64), mientras que la altura y extensión de un arbusto también determinan si es o no adecua­ do para un jardín y dónde es mejor em­ plazarlo. Forma y tamaño

En cuanto al tamaño, los arbustos va­ rían entre los enanos, tales como los ta­ pizantes Penstemon newberry de sólo 15-20 cm de altura, adecuados a un jar­ dín de rocas, hasta plantas mucho más voluminosas de 5-6 m de altura, tales

como algunos de los hermosos rododen­ dros perennes. Los arbustos tiene muchas formas y hábitos diferentes, que comprenden los redondeados, arqueantes y verticales. Algunos —como, por ejemplo, la Yucca gloriosa, con su ramillete explosivo de hojas en forma de espada y sus pa­ nículas verticales de llores— merece la pena cultivarlos exclusivamente por su forma. Otros, como, por ejemplo, Chaenomeles japónica, tienden a arrastrarse y presentan mejor aspecto guiadas sobre un muro.

A menudo, los arbustos son utilizados como plantación de base para relacio­ nar la casa con el jardín, formando una transición entre los contornos rígidos del edificio y las formas y texturas más sua­ ves de las plantas de las orlas y el césped. Este tipo de plantación resulta eficaz al utilizarlo para marcar la entrada a la casa; grupos simétricos o hileras de ar­ bustos, por ejemplo, podrían flanquear el camino o ¡a puerta, o un macizo in­ formal y curvado podría rodear un sen­ dero sinuoso hasta la puerta. Diseñe la plantación de manera que complemente el estilo, color y escala del edificio. Los arbustos perennes se eligen con frecuencia por su exhibición conti­ nuada pero, especialmente en un empla­ zam iento inform al, la inclusión de plantas caducifolias crea una varie­ dad de interés más amplia, al mismo tiempo que proporciona masa y es­ tructura.

Adecuación al emplazamiento Para asegurar que los arbustos prospe­ ren y proporcionen placer durante un período extenso, es esencial invertir en plantas que prosperen en las condicio­ nes específicas de su jardín. Incluso en un jardín pequeño, estas condiciones de crecimiento varían a menudo conside­ rablemente. Ya que existen tantos arbus­ tos a elegir, no hay necesidad de culti­ var plantas inadecuadas para el emplazamiento elegido. Tipos de suelos

La característica del suelo debería ser la primera cosa a tener en cuenta; en mu­ chos casos, se la puede mejorar para am­ pliar la gama de plantas que pueden cul­ tivarse con éxito. Es particularmente importante convertir los suelos pesados en más abiertos, y los de drenaje fácil y ligeros, en más retentivos de la hume­ dad; también conviene moderar cual­ quier acidez o alcalinidad excesivas que puedan constituir un problema. Sin embargo, una plantación de éxi­ to debe tener en cuenta el carácter im­ plícito del suelo. Hasta en condiciones relativamente extremas, existe una cier­ ta cantidad de plantas entre las cuales elegir: por ejemplo, a los sanguiñuelos A r b u st o s R e c o m e n d a d o s

(Cornus) y los sauces (Salix) les agrada el suelo húmedo, mientras que las reta­ mas (Cytisus/genista), la lavanda (La­ vandula) y los Phlo/nis prosperan en suelos bien drenados. Generalmente, los rododendros y otras plantas ericáceas re­ quieren condiciones ácidas; pero mu­ chos arbustos prosperan en suelos alca­ linos, como Deutzia, Hypericcum y Philadelphus.

Aspecto y microdima También debería tenerse en cuenta la preferencia de una planta por el sol o la sombra. Las amantes del sol, tales como Cistus, se encogerán y desordena­ rán si no se las planta a pleno sol, pero muchos arbustos toleran e incluso pre­ fieren algo de sombra. Los últimos re­ sultan a menudo ideales para jardines de ciudades donde, en lugar de la luz moteada, filtrada a través de las copas de los árboles, tiende a haber contras­ tes agudos entre el sol pleno y la som­ bra profunda proyectada por los edifi­ cios adyacentes. Otro factor a tener en cuenta es la re­ sistencia de los arbustos. La temperatu­ ra, la altitud, el grado de protección, el aspecto y la distancia del mar afectan a la gama que es posible plantar. El mar tiene una influencia moderadora sobre la temperatura, pero los vientos carga­ dos de sal podrían dañar muchas plan­

para

S u e l o s Á c id o s

C r ia r P l a n t a s e n la s C o n d ic io n e s C o r r e c t a s

La sombra ligera de la bóveda de los árboles y el suelo ácido resultan ideales para estas matas de rododendros. Los colores contrastantes han sido mezclados audazmente para crear una espectacular avenida de color. tas en jardines cerca de la costa. Sin em­ bargo, existen arbustos (tales como la mayoría de Escallonia y Genista) que se benefician de los climas suaves y soporlan un rociado salado. Aquellas plantas que se encuentran en los límites de re­ sistencia de la zona, y que tal vez sucum­ bieran si se las cultiva en un jardín abier­ to, podrían prosperar con más facilidad como especímenes guiadas correctamen­ te en un sitio protegido.

Atractivo permanente

Rhododendron ‘Home’

Camellia

x ‘Donalion’

wiUiamsii

Erica

x wiUiamsii ‘P.D. Williams’

Al seleccionar arbustos tenga en cuen­ ta el interés estacional que proporcionan y si es continuo, como el caso del folla­ je perenne, o es transitorio, como la irrupción de flores en verano. Frecuen­ temente resulta mejor situar un arbus­ to con un breve período de esplendor cerca de alguno que haga lo propio poco tiempo después, con el fin de crear una exhibición cambiante, pero sin interrup­ ciones.

Primavera

Eucryphia milliganii

Gaultheria shatlon

Vaccinimi! parvifolium

Además de hojas nuevas, los arbustos que florecen en primavera son aprecia­ dos por el color y la vitalidad que apor­ tan a principios de año. Combínelos para proporcionar interés durante la es­ tación —desde los Salix has lata ‘Werhanhnii’ tempranos, con sus candelillas gris plata a modo de brote sobre tallos púrpura oscuros, hasta los fragantes ra­ cimos blancos y rosados de flores de Daphne x burkwoodii ‘Somerset’ a fi­ nales de primavera.

Verano

Khododendron wardii

Pernettya mucronata ‘Wintertime'

Zenobia pulverulenta

La selección de arbustos que florecen en verano es inmensa, y también es mejor combinarlos para conformar una exhi­ bición continua. Arbustos inestimables, tales como Potenlilla ‘Elizabeth’ y Syringa microphyUa ‘Superba’, merecen

un cultivo extenso, ya que su período de floración se extiende desde finales de primavera hasta principios de otoño.

Otoño

Esta es la estación en la que muchos ar­ bustos caducifolios realmente se desta­ can, y su follaje colorido proporciona un espectáculo llamativo. Los arbustos de interés otoñal incluyen Euonymus alatus —con sus hojas de un rojo intenso— y los diversos cultivares de Co­ linas coggyriu de follaje amarillo, rojo o púrpura. También resulta interesante el color proporcionado por las bayas, ta­ les como los racimos amarillos de Pyracantha ‘Golden Dome’ o los brillantes frutos rojos de Cotoneaster ‘Cornubia’. Invierno

Los arbustos son componentes vitales en el jardín invernal y ofrecen una varie­ dad opulenta de elementos. El follaje pe­ renne probablemente contribuya más que ningún otro, al proporcionar masas audaces de color y textura. Sin embar­ go, las flores también toman parte, sus­ ceptibles de selección entre la escultu­ ral Mahonia japónica de ramos extensos y amarillos hasta las delicadas llores ro­ jas de Hamamelis x intermedia ‘Diane’, mientras que otros arbustos aromá­ ticos, tales com o Viburnum x bodnantense, resultan apropiadas. Los arbustos de tallos decorativos, tales como Cornus slolonifera ‘Flaviramea’, de vástagos llamativos de color verde lima, son menos comunes.

Orlas de arbustos Una de las maneras más satisfactorias de utilizar arbustos en el jardín es cul­ tivándolos por sí mismos en una orla. Es posible hacer una selección dentro de la amplia gama disponible adecuada al suelo, clima y emplazamiento, lo que

D

i s e ñ o

con

A

r b u s t o s

D iseño para u n a O r l a d e A r b u s t o s

Este plano incluye plantas que proporcionan interés en otoño e invierno a través del follaje, flores, aspecto y bayas. Se han combinado plantas de hábitos de crecimiento diferentes para crear un diseño equilibrado, avivado por los contrastes.

proporcionará color y atractivo perma­ nente a lo largo del año. La meta es la creación de un diseño equilibrado, te­ niendo en cuenta el aspecto, forma, al­ tura y extensión de cada arbusto, así como sus características decorativas y cualquier cambio estacional en su aspecto. La plantación puede depender casi por completo de una mezcla de textu­ ras y colores del follaje, pero también pueden participar otros elementos. In­ cluya arbustos con aspectos interesan­ tes y otros de tallos o bayas coloridas para mantener el interés a lo largo del

año. No caiga en la tentación de depen­ der de las flores, ya que su exhibición puede resultar llamativa, pero transito­ ria. Sin embargo, por medio de una se­ lección cuidadosa, es posible mantener una sucesión extensa de flores en una orla de arbustos. Es posible considerar algunos arbus­ tos como plantas a largo plazo, mien­ tras que otros tienden a hacerse adultos y decaer con rapidez. Al planificar una orla, espacíe los arbustos duraderos para que no necesiten un aligeramiento ni un podado drástico para contenerlos una vez se han hecho adultos. También se

pueden plantar arbustos de crecimien­ to rápido, pero deberían ser aligerados apenas amenacen comprimir el espacio básico ocupado por los arbustos. Inicialmcntc resulta posible interplan­ tar perennes herbáceas, anuales y otros plantas, de manera que, a corto plazo, la orla de arbustos podría tener la mis­ ma composición que una orla mixta. Una plantación tupida que comprenda plantas tapizantes podría resultar útil para mantener a raya las malezas, aun­ que resulta aconsejable añadir «mulch» para reducir las malezas y la pérdida de agua mientras las plantas arraigan.

Orlas mixtas

O rla d e C o lo r es R e s t r in g id o s

Aquí, un esquema de color donde predominan los amarillos, los oros, y el verde brillante, crea un efecto alegre y soleado con arbustos perennes y caducos, como saúcos (Sambucus), coniferas doradas y Euphorbia.

El concepto de una orla mixta consiste en combinar una estructura de planta­ ción de arbustos con una variedad de plantas herbáceas para cosechar el be­ neficio de ambas. Su ventaja principal es que los arbustos proporcionan un in­ terés a largo plazo —a veces, a lo largo de todo el año— así como un contra­ fondo para una serie de otras plantas. Puesto que los arbustos confieren altu­ ra y estructura, hay menos necesidad de cultivar perennes altas, que necesitan un estacado, que si se trata de una orla her­ bácea tradicional. Es posible diseñar una orla mixta ade­ cuada a diversos emplazamientos. Si está al costado de un muro, la planta­ ción podría comprender una combina­ ción de arbustos guiados y de otros en la parte posterior, así como trepadores, mientras que otras plantas se disponen en nichos poco definidos entre los ar­ bustos de la parte delantera. En un ma­ cizo aislado, se utilizan habitualmente

1 Pyracantha coccínea 2 Pyracantha ‘Mohave’ 3 Hamamelis mollis 4 Garrya elUptica ‘James Roof’ 5 Viburnum x bodnantense 6 Perovskia atriplicifolia ‘Blue Spire’ 7 Daphne bholua 8 Viburnum tinus ‘Price’ 9 Euonymus fortunei ‘Silver Queen’ 10 Jasminum nudiflorum 11 Daphne mezereum 12 Erica carnea ‘Vivellii’ 13 Ceratostigma willmottianum 14 Lonicera fragrantísima 15 Sarcococca confusa 16 Cotoneaster ‘Autumn Fire’ 17 Caryopteris x clandonensis ‘Arthur Simmonds’ 18 Skimmia japónica ‘Fragrans’ 19 Skimmia japónica subsp. reevesiana los arbustos para conformar un núcleo irregular en el centro, rodeado de otras plantas en grupos o montones. El cuidado de una orla mixta resulta a veces más complejo que el de una orla de arbustos, porque las diversas plantas tienen necesidades diferentes. Sin em­ bargo, es uno de los modos más efica­ ces de reunir las extensas características de muchos grupos distintos de plantas.

Arbustos individuales o especímenes Los arbustos especialmente atractivos —tal vez por su bello aspecto, o por una característica tal como flores o follaje llamativos— resultan mejor plantados como especímenes, emplazados de modo que puedan ser vistos desde dis­ tintos ángulos. Arbustos adecuados Ya que un arbusto cultivado de este modo se destaca claramente dentro de un jardín, resulta importante que su as­ pecto justifique esta posición destaca­ da. Los arbustos de siluetas bien forma­ das son especialmente adecuados, tales como el espeso cono simétrico de Picea glauca var. albertiana ‘Cónica’, aunque un arbusto florido como Camellia ja­ pónica ‘Mathotiana’ también configu­ raría un notable centro de atención. El interés a largo plazo del arbusto también debe responder al valor que se le confiere. Esto puede no ser un pro­ blema en un jardín grande, ya que una exhibición relativamente corta, pero magnífica, puede ser suficiente. Pero, por otra parte, un arbusto que ocupe un

sitio privilegiado en un jardín pequeña necesita justificarse ofreciendo color y forma a lo largo del año, o poseyendo más de una fase interesante —por ejem­ plo, una de flores y otra de buen follaje otoñal. Emplazamiento de un espécimen Al decidir dónde emplazar un espécimen de arbusto, asegúrese que su tamaño sea el adecuado en relación con la posición que ocupe en el jardín y que mantenga una buena relación con el diseño del conjunto. La mejor ubicación es fre­ cuentemente la que ocupa el centro de atención de la vista desde una ventana principal de la casa o en el cruce de dos vistas. El contrafondo es tan importan­ te como el arbusto; generalmente, tex­ tura y colores uniforme, como los pro­ porcionados por un seto perenne o la faja verde de un césped, ofrecen el real­ ce más complementario. Sin embargo, existe un campo de acción para expe­ rimentar con la posición de los arbustos individuales, especialmente en combina­ ción con otros elementos del jardín, ta­ les como un estanque que genere atrac­ tivos reflejos. Antes de plantar, calcule aproximadamente el efecto del tamaño y la ubicación del arbusto dentro del di­ seño, sustituyéndolo por cañas de la mis­ ma altura y del mismo ancho.

Arbustos de muro Un excelente emplazamiento para una orla es al pie de un muro cálido y pro­ tegido; aunque a veces tienda a ser más bien seco, si las plantas se riegan ade­ cuadamente, las condiciones resultan apropiadas para muchos arbustos que, de otro modo, podrían ser demasiado delicados. El guiado de arbustos sobre un muro suele ser la mejor opción para arbustos poco firmes, tales como Forsythia sus-

A r h u sto s g u ia d o s s o b r e M u r o s

Al guiar un arbusto como esta pyracantha contra un muro, se destaca su exhibición de rojas bayas ornamentales.

E s p é c im e n d e A r b u s t o

A principios de primavera y a finales de verano, tas hileras extendidas de Viburnum plicatum ‘Mariesii’ pensa, que crece de manera enredada a menos que se sostenga. Para ciertos ar­ bustos es la mejor manera de exhibir sus elementos decorativos, tales como las bayas anaranjadas o rojas de las pyracanthas. Algunos arbustos resistentes, tales como Chaenomeles —que también se pueden cultivar sin guiar—, quedan bonitos guiados sobre un muro. A veces el guiado no es necesario: los arbustos como el mirto (Myrtus) se pue­ den plantar sencillamente al pie de un muro para que se beneficien del calor y la protección. Otros arbustos, tales como Buddleja crispa, necesitan del guiado para florecer correctamente.

Arbustos enanos y tapizantes Plantar arbustos bajos —tales como muchos Hebe o Daphne blagayana— en contenedores facilita disfrutarlos de cer­ ca, además de proporcionar estructura e interés a largo plazo en el esquema de plantación. A gran escala, utilice arbus­ tos bajos para equilibrar las formas con­ trastantes, redondeadas y rectas en los macizos y orlas. Estos arbustos también resultan exce­ lentes donde se necesita un interés a ni­ vel del suelo; los cultivares de Helianthemum y una gran variedad de brezos coloridos (Calluna, Daboecia y Erica) alegran la parte delantera de una orla mixta o suavizan los bordes duros de un sendero. Las de crecimiento relativamente rá­ pido pueden utilizarse como tapizantes (véase pp. 150-151). Los arbustos tapi­ zantes presentan una de las mejores soluciones para emplazamientos, tales

están revestidas suntuosamente de flores, pero su aspecto refuerza su valor todo el año.

como los terraplenes escarpados difíci­ les de cultivar; los arbustos como Mahonia repens y los cultivares de Euonymus fortunei crecen bien, incluso en las zonas poco prometedoras y umbrías, de­ bajo de los árboles.

Follaje

Color Los efectos más audaces dados por el color de las hojas, tales como el amari­ llo de Choisya ternata ‘Sundance’, el rojo del crecimiento joven de algunas Pieris, o el verde salpicado de blanco de Euonymus fortunei ‘Silver Queen’, se pueden utilizar de un modo muy pare­ cido al color de las flores.

La solidez y la continuidad estacional de un jardín dependen en gran medida del follaje. En particular, los arbustos perennes sostienen el jardín a lo largo de todo el año. Las hojas de los arbus­ tos caducifolios —desde su crecimien­ to primaveral hasta sus hojas en o to ñ o ofrecen períodos de interés más largo que la mayoría de las flores.

Aspecto y textura Existen otros atributos del follaje de los arbustos que se pueden aprovechar para ornamentos. Las hojas grandes o de for­ mas nítidas —como las de Falsía japó­ nica— resultan particularmente llama­ tivas, y los cambios de textura —del liso y lustroso al mate y fieltrado— también proporcionan contrastes satisfactorios.

T a p iz a n t e C o l o r id o

Para crear un colorido efecto de «patchwork» utilice arbustos bajos armónicos y contrastantes, como estos brezos.

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Flores

Corteza y tallos

Bayas Los arbustos de bayas resultan valiosos para mantener el colorido desde finales de verano hasta el invierno y para atraer pájaros al jardín. En las siempreverdes, tales como las pyracanthas, las bayas brillantes enmarcadas por follaje verde crean un atractivo contraste, mientras T allos O r n a m e n t a l e s

Un grupo informal de sanguiñuelos de corteza roja (Cornus alba) forma una atractiva llamarada de color, elevándose desde un masa desplegada de Euonymus fortunei estriadas.

En invierno puede resultar muy llama­ tiva la silueta desnuda de los tallos. Ade­ más de su sencillez escultórica, algunos, como los sanguiñuelos (Cornus), tienen un colorido intenso, mientras que otros, Salix irrorata por ejemplo, están cubier­ tos por una atractiva pelusilla blanca azulada. Agrupe algunos arbustos del mismo tipo para alcanzar el beneficio de sus ta­

con

A

r b u s t o s

arbusto único en un tiesto bonito podría resultar un centro de atención más lla­ mativo que, por ejemplo, una escultura para jardines. Los arbustos cultivados en contenedores podrían introducir una nota más formal de un modo sencillo: como pareja, flanqueando unos escalo­ nes o una arcada, o más elaboradamen­ te, creando una estructura geométrica o una avenida.

F l o r e s C u l t iv a d a s po r su A rom a

Es mejor cultivar los arbustos aromáticos al costado de un sendero o de un patio para disfrutar de su perfume más fácilmente. Esta Color y forma Los arbustos poseen flores de todos los suavemente perfumada colores, cada uno en infinitas varieda­ Carpenteria californica des; por ejemplo, los tonos del rosa van también se beneficia desde el blanco rosado de Syringa yun- del calor y de la nanensis hasta el carmesí de Rhododen­ protección del muro. dron ‘Hinodegiri’. A veces, lo que atrae es la masa de flo­ res, como en el caso de los espesos raci­ mos azules de Ceanothus o los ramos de flores amarillas tipo estrella de las forsythias, mientras que otros arbustos —tales como las flores exquisitas, pero de poca duración, de Paeonia suffruticosa— seducen por la suntuosa belle­ za de sus flores individuales. En un jardín grande importa poco que el momento estelar de una planta que las de arbustos caducifolios, tales sea breve; pero, en uno pequeño, esto como Viburnum opulus, se ven contra puede ser un inconveniente considera­ un fondo cambiante de follaje otoñal al ble, o sea, que cabe considerar la for­ que siguen sus tallos desnudos en in­ ma y el follaje de una planta si su des­ vierno. Las bayas anaranjadas y rojas son co­ pliegue floral es breve. munes, pero existen otros colores, des­ de el amarillo de Cotoneaster ‘RothAroma Mientras que el atractivo de algunas flo­ schildianus’ hasta el bonito rosado de res consiste principalmente en su color Pernettya mucronata ‘Scashell’. No olvide que en algunas especies de y forma, las aromáticas confieren una dimensión distinta al jardín. Las flores arbustos las flores masculinas y feme­ pueden ser llamativas, y también deli­ ninas aparecen en plantas separadas, de ciosamente perfumadas, como lo son modo que la fructificación satisfactoria muchos Philadephus, o como las minús­ sólo se logra cultivando plantas mascu­ culas flores de Sarcococca, con un as­ linas y femeninas en proximidad. pecto menos llamativo, pero que perfu­ man el jardín a mediados de invierno. Desde las flores minúsculas de muchas retamas (Cytisus/Genista) hasta las grandes y pesadas panículas de las lilas (Syringa), existe una diversidad impre­ sióname de flores de arbustos.

is e ñ o

llos apiñados, o emplace un único es­ pécimen bonito contra un fondo senci­ llo. Imagínese los tallos rojo brillantes de Cornus alba ‘Sibirica’ realzados por una pared blanca y lisa, o el esqueleto blanco-tiza de Rubus biflora por una oscura. La delicada tracería de tallos finos es a menudo ignorada, a menos que esté realzada por un colorido vivido, pero los aspectos inusuales y los vástagos con muchas espinas o retorcidos propor­ cionan un interés adicional. Los tallos extrañamente retorcidos de Corylus ave­ llana ‘Contorta’ y los de Salix x erythroflexuosa los convierten en curiosi­ dades interesantes para colocar contra un muro sencillo o contra plantas con un hábito de crecimiento más conocido. Muchos arbustos cultivados por sus tallos requieren una poda regular por­ que la leña nueva es la que ofrece un efecto mayor (véase «Arbustos de «cop­ pice» y desmochados, pág. 79).

Selección de plantas Los arbustos más adecuados son los que poseen un interés estacional más prolon­ gado. Los buenos ejemplos para el cul­ tivo en contenedores comprenden las ca­ melias perennes y los rododendros, que continúan siendo atractivos incluso des­ pués de caídas las flores. Por sus efec­ tos valiosos de follaje, tenga en cuenta el delicado Chamaerops humilis, que tiene abanicos tipo palmera, grandes y lustrosos; y las coniferas, con su amplia gama de colores y texturas. El follaje caduco puede variar entre primavera y otoño, y, en el caso de los arces japoneses (Acerpalmatum), que­ da un dibujo intrincado formado por ta­ llos delicados cuando todas las hojas han caído. Los arbustos como Spiraea japónica ‘Goldflame’, con sus hojas de colores llamativos y sus cabezas de flo­ res rosadas, tienen a menudo un aspec­ to bonito cultivados en un contenedor. Ventajas prácticas Una de las ventajas de cultivar plantas en contenedores es que las plantas deli­ cadas, tales como Nerium oleander y las palmeras, pueden emplearse para dar al jardín un aire mediterráneo o subtropi­ cal en verano, y después trasladarlas a un sitio protegido en invierno. También es una manera excelente para incluir ar­ bustos que, de otro modo, no tolerarían el suelo del jardín: por ejemplo, con agua sin cal y abono ericáceo, es posi­ ble cultivar camelias y rododendros en tiestos en zonas calizas.

Arbustos en contenedores Muchos arbustos se adaptan bien a la vida en un contenedor, a condición de que se los riegue regularmente. Cultiva­ dos de esta manera, resultan elementos decorativos y versátiles. Utilícelos como estatuas vivientes para dar formas vigo­ rosas y como estructura para destacar otras plantaciones. Un arbusto perenne o una conifera pequeña conforman una excelente pieza central dentro una tina o contenedor durante todo el año, y es posible complementarla por medio de bulbos, en primavera, y anuales rastre­ ras y coloridas, en verano. Un arbusto cultivado en contenedor resulta particularmente valioso en un jardín pequeño y pavimentado. Se lo puede emplear solo —como espécimen aislado— o combinado con una exhibi­ ción cambiante de otras plantas en con­ tenedores. En un jardín más amplio, un

C u l t iv o e n C o n t e n e d o r e s

Un brillante Nerium oleander da color a una zona adoquinada.

Guía de arbustos para el jardinero E m p l a z a m ie n t o s E x p u e s t o s Arbustos que toleran emplazamientos expuestos o ventosos; los marcados ■á_ no son adecuados para emplazamientos costeros. Arctostaphylos uva-ursi 4Bupleurum fruticosum Calluna vulgaris (y cultivares) Cassinia fulvida Cistus, algunos # Cordyline # Cotoneaster (especies enanas), C. horizontalis Eldeagnus commutala Erica carnea (y cultivares) Escailonia Euonymus fortum i (y cultivares) Fuchsia magellanica (y cultivares)

Gaultheria shallon Genista, algunos # Griselinia, algunos * Halimodendron Italodendran Hebe, algunos # Hippophüe rhamnoides Ilex aquifolium Lavatera Olearia, algunos * Ozothamnus, algunos # Phormium Prunus spinosa íL Pyracantha Rhamnus alaternus Rhododendron ponticum áL Salix Senecio, algunos * Spartium Spiraea Tamarix Ulex Yucca, algunos *

Emplazamientos Protegidos

Arbustos que prefieren emplazamientos protegidos Abelia floribunda * Abutilón, algunos * Acer palmation (cultivares) Ardisia * Banksia * Besehornería # Bouvardia * Brachyglottis * Citrus * Coprosma * Datura * Dendromecon rigida * Euryops pectinatus # Musa basjoo # Nerium # Rhododendron maddenii (y subsección), R. vireya (secciones) *

A r b u st o s d e M u r o Abelia, algunos # Abutilón, algunos * Acacia dealbata * Azara, algunos # Buddleja crispa Catlistemon, algunos * Camellia, algunos * Ceanolhus, algunos # Cestrum, algunos # Chaenomeles Colquhounia Daphne bholua Fremontodendron ¡tea ilicifolia Pyracantha Solanum crispum ‘Glasncvin’, S. jasminoides * P o l u c ió n d e l A ir e Arbustos que toleran aire contaminado Aucuba Berberís Buddleja davidií Camellia japónica (y cultivares) Cornus stolonifera Cotoneaster Elaeagnus Euonymus japonicus Fatsia japónica Fuchsia magellanica (y cultivares) Garrya Ilex x altaclerensis, 1. aquifolium Leycestería, algunos * Ligustrum Lonicera pileata Magnolia grandiflora Mahonia aquifolium Philadelphus Phillyrea Salix Spiraea Viburnum S om bra Seca Arbustos que toleran sombra seca Aucuba Cornus canadensis Daphne laureola Euonymus fortunei, E. japonicus Fatsia japónica Fledera, algunos * Ilex aquifolium Pacliysandra Som bra H úm eda Arbustos que toleran sombra húmeda Aucuba Buxus sempervirens Camellia japónica Cornus canadensis Daphne laureola Euonymus fortunei, E. japonicus Fatsia japónica

Sarcococca Itookeriana var. digyna

Ilex aquifolium Lonicera pileata m Mahonia aquifolium Osmanthus, algunos * Rubus tricolor Sarcococca Skimmia Vinca

Dos

o m ás E s t a c io n e s Interés Todo el año Acacia baileyana * Ardisia japónica * Convolvulus cneorum Elaeagnus x ebbingei ‘Gilt Edge’ Euryops acraeus Lavandula stoechas Ozothamnus ledifolius de

Invierno/Primavera Berberís temolaica Corylus avellana ‘Contorta’ Salix irrorata Primavera/Verano Calycanlhus occidentalis Pieris ‘Forest Flame’ Primavera/Otoño Cornus ‘Eddie’s White Wonder’ Verano/Otoño Cirus ‘Meyer’s Lemon’ * Cornus mas ‘Variegata’ Cotínus coggygria ‘Fíame’ Cotoneaster conspicuus Dipelta yunnanensis Hydrangea quercífolia ‘Snowflake’ Lonicera korolkowíi Myrtus communis var. tarentina

Neillia thibetica Phlomis chrysophylla Pyracantha Rosa ‘Frau Dagmar Hastrup’, R. moyesii ‘Geranium’ Otoño/Invierno Arbutus unedo Berberís temolaica Cornus mas ‘Variegata’

F l o r e s A r o m á t ic a s Abeliophyllum distichum Buddleja alternifolía Camellia sasanqua Choisya ‘Aztec Pearl’, C. ternata Clethra alnifolia ‘Paniculata’ Colletia armata ‘Rosea’ Cytisus battandieri Daphne bholua, D. blagayana D. cneorum, D. odora Elaeagnus Erica lusitanica Hamamelis mollis ‘Pallida’ Lonicera x purpusii ‘Winter Beauty’, L. standishii Luculia gratissima * Magnolia sieboldii, M. x - thompsoniana Mahonia japónica Osmanthus delavayi Philadelphus (muchos) Pittosporum tobira Rhododendron auriculatum, R. ‘Countess of Haddington’# , R. edgeworthii * , R. ‘Fragrantissima’ * , R., Ghent hybrids, R., Loderi group, R. luteum, R. occidentale (e híbridos), R. ‘Polar Bear’, R., Rustica hybrids, R. viscosum Sarcococca Viburnum (muchos)

Rhododendron luteum

'

F o l l a je A r o m á t ic o Caryopteris Prostanthera * Ruta graveolens Santolina Skimmia x confusa A r b u st o s A r q u it e c t ó n ic o s Agave # Ara lia elata ‘Aureo-variegata’ Chamaerops * Cocos * Cordyline * Cycas revoluta * Dracaena * Eriobotrya japónica Howea * Jubaea * Pandanus # Plioenix # Phormium Sabal # Yucca, algunos * C lave # No resistente al frío

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r e p a r a c i ó n

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Preparación y plantación del suelo la mayoría de jardines, es posi­ S e l e c c ió n d e u n A r b u s t o ble cultivar una amplia gama de A r b u s t o s e n C o n t e n e d o r e s arbustos incluso si el suelo no es el ideal. El suelo ideal es de tierra negra, bienB u e n E je m p l a r drenada, pero que retenga la humedad. Desarrollo superior Al mejorar el drenaje de los suelos hú­ vigoroso y bien equilibrad< medos, y agregando mantillo, la estruc­ tura y las propiedades retentivas de hu­ medad de los suelos secos aumenta en gran medida la gama de arbustos que se pueden cultivar. También resulta po­ sible modificar la acidez o la alcalini­ dad —otro factor que limita la gama de plantas cultivables. A pesar de lo importantes que pue­ dan ser estas mejoras, el suelo del jar­ dín seguirá tendiendo naturalmente a ser húmedo o seco, pesado o ligero, ácido o alcalino. Los mejores arbustos para su jardín son aquellos adecuados a las con­ P rostanthera diciones disponibles.

E

n

Selección de arbustos Los arbustos se pueden comprar direc­ tamente en centros de jardinería, vive­ ros, y en los sitios no especializados, como supermercados. Algunos viveros también venden arbustos por correo; las plantas se envían durante el período de inactividad. Se venden en contenedores, con raíces de cepellón o desnudas. Los arbustos a la venta deberían es­ tar etiquetados con exactitud, ser sanos, no dañados, y estar libres de plagas y enfermedades. Si los compra directa­ mente, revise las plantas concienzuda­ mente y elija un ejemplar de ramas dis­ tribuidas en forma pareja a ras de suelo o, en el caso de arbustos corrientes, a la cabeza de un tallo limpio que tenga la altura deseada. Los arbustos vendi­ dos en la atmósfera seca y cálida de los supermercados tienen una vida de estan­ tería corta. Los proveedores de confian­ za pueden dar una garantía de un año para reemplazar el arbusto si la etique­ ta no coincide con la planta o si muere dentro del primer año, a condición de que haya recibido el cuidado adecuado. Arbustos en contenedores Los arbustos generalmente se venden como ejemplares cultivados en contene­ dores: éstos varían entre tiestos rígidos y sacos de plástico. La mayoría de los arbustos vendidos de este modo han sido cultivados en contenedores durante toda su vida. Algunos son cultivados en el campo y después colocados en tiestos durante la estación previa a la venta para prolongar el período posible de venta. Es difícil diferenciarlos, aunque aque­ llos cultivados en contenedores general­ mente tienen un sistema de raíces me­ jor establecido (a menudo visible a tra­ vés de los agujeros de drenaje del tiesto). Dentro de lo posible, deslice el arbus­ to fuera del contenedor; las raíces de­ berían tener extremos blancos sanos y

CUNEATA

E je m pl a r P o bre Tallos escasos y de ramilas que muestran desarrollo escaso

Raíces apiñadas Cistus x cyprins R e n o v a c ió n d e u n E je m p l a r P o b r e Extraiga las raíces apiñadas y recorte cualquiera que sea muy larga o esté dañada

\ Sistema de raíces fibroso y bien establecido A rbusto d e C epelló n

B u e n E je m p l a r Estructura de ramas bien equilibrada y pareja

A r b u s t o s q u e p r e f ie r e n S u e l o s A r e n o so s Berberís empelrífolia Calluna vulgaris (y cultivares) Ceanothus thyrsiflorus (y géneros) Cistus x cyrpius

La envoltura está intacta, no partida ni dañada

Controle que I el cepellón sea firm e

Cytisus scoparius (y cultivares) Erica arborea var. alpina, E. cinerea (y cultivares) Fuchsia magellanica (y cultivares) Genista linctoría Hakea lissosperma Halimodendron halodendron Helianthemum Helichysum, algunos * Lavandula, algunos * Olearia, algunos # Ozothamnus, algunos * Phlomis Phormium Spartium junceum Tamarix Ulex europaeus Yucca gloriosa A rbu sto s q u e T o lera n S u e l o s A r c il l o so s Amelanchier Aralia O Aronia arbutifolia Aucuba Berberís O Chaenomeles x superba ‘Nicoline’

Desarrollo vigoroso y sano, libre de daños o enfermedades.

el sistema de raíces —si está bien esta­ blecido— debe conservar todo o la ma­ yor parte de la tierra del tiesto. Rechace plantas con un sistema de raíces poco de­ sarrollado y las de raíces oprimidas (con raíces que sobresalen del contenedor), ya que éstas pocas veces crecen bien. Una de las mayores ventajas de los ar­ bustos cultivados en contenedores es que se los puede comprar y plantar en cual­ quier momento, salvo si existen tempe­ raturas extremas o sequía. Los arbustos colocados en tiestos se pueden plantar en invierno sin correr riesgo, pero en otras épocas es posible que se establez­ can con lentitud, salvo que tengan un sistema de raíces bien establecido. Arbustos de raí/, desnuda A veces algunos arbustos caducifolios de propagación fácil se retiran del cam-

po durante el período de inactividad y se venden con las raíces desnudas. La época de comprar estos arbustos de raíz desnuda se extiende desde el otoño hasta la primavera. Para evitar el resecado, ge­ neralmente son enterrados en la tierra hasta ser vendidos. Antes de comprar, controle que los arbustos de raíz desnu­ da tengan un sistema de raíces de desa­ rrollo parejo y fibroso. Arbustos de cepellón Estos arbustos, generalmente disponi­ bles en otoño o a principios de prima­ vera, han sido cultivados en suelo abier­ to, y después retirados con tierra alrededor de los cepellones; el cepellón se envuelve en arpillera o malla. Las co­ niferas se venden con frecuencia de esta manera. Controle siempre que la envol­ tura esté intacta.

Chaenomelex x superba O Citrus # Clethra alnifolia O Cornus alba ‘Sibirica’ O Cotoneaster o Forsythia Garrya Hippophae Kalmia latifolia Lonicera, algunos * Mahonia x media grupo O Philadelphus Pyracantha Salix caprea O Sambucus racemosa O Taxus Tetrapanax papyriferus * Viburnum opulus o C lave ® O

No resistentes Tolera suelos anegados

Cuándo plantar La época para plantar arbustos de raíz desnuda o de cepellón se extiende des­ de otoño hasta primavera y también es la época óptima para plantar los arbus­ tos cultivados y los colocados en ties­ tos. Plantando en otoño se permite que el sistema de raíces se establezca mien­ tras el suelo sigue estando tibio, de ma­ nera que el arbusto debería crecer con vigor antes del tiempo seco del próximo verano. Es posible plantar durante el invier­ no siempre que sea templado, pero no cuando el suelo está helado. Las raíces no se extienden en suelos muy fríos y se corre el riesgo de que se congelen y mueran. La mayor desventaja de plantar en primavera es que puede tener lugar un crecimiento superior antes de que las raí­ ces estén establecidas y, si se produce un intervalo temprano de tiempo seco, es posible que sea necesario regar para ayu­ dar a las plantas a sobrevivir.

Preparación del suelo Muchos arbustos son potencialmente longevos, de modo que el suelo debe ser preparado concienzudamente antes del P lantado

de un

plantado de un arbusto individual y, pre­ feriblemente, todo el macizo. Las mejoras épocas para el cultivo del suelo son a finales de verano y en oto­ ño. Primero quite o elimine todas las malezas, teniendo especial cuidado de eliminar las perennes (véase «Malezas», pp. 573-577). Practique un cavado do­ ble (véase p. 526), incorporando una capa de 8-10 cm de materia orgánica bien descompuesta en la zanja inferior. Si esto resultara impracticable, introduz­ ca grandes cantidades de materia orgá­ nica en los 30-45 cm superiores del sue­ lo. Agregue fertilizante si resultase adecuado (véase «Nutrientes del suelo y fertilizantes», pp. 530-531).

Cómo plantar El agujero de plantado para un arbus­ to debe ser lo suficientemente grande como para que quepa el cepellón. Para las plantas cultivadas en contenedores o de cepellón, practique un agujero dos veces más ancho que el cepellón, o tres veces más ancho si planta en suelo arci­ lloso. Para los arbustos de raíz desnu­ da, el agujero debe ser lo suficientemen­ te grande como para que las raíces de la planta se extiendan por completo. El agujero también debe ser suficientemen­

A r b u s t o C u l t iv a d o

Cave un agujero dos veces más Ide unancho que el cepellón (aquí, Viburnurn). Mezcle ¡a tierra con material orgánico. Remueva la base y caras del agujero.

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Cave un agujero a 22 cm de la pared. Plante el arbusto (aquí, una pyracantha) y ligue la caña de soporte a un alambre.

2

Afirme la tierra. Fije cañas de bambú laterales a la caña central y a los alambres para sostener los vastagos laterales y fijarlos (véase detalle).

te profundo como para permitir plan­ tar el arbusto al mismo nivel que tenía dentro del contenedor o en suelo abier­ to. Esto se indica por la marca de la tie­ rra: una marca oscura cerca de la base del tallo. Un caña atravesando el agu­ jero de plantado proporciona una guía útil de la profundidad necesaria. El tra­ tamiento de un arbusto en tiesto depen­ de del nivel de desarrollo del sistema de raíces al extraer la planta del mismo. Si

la tierra se desprende, plante igual que para un arbusto de raíz desnuda; si no se desprende, trátelo como uno cultiva­ do en contenedor. Retire la arpillera o la malla que envuelve el cepellón des­ pués de introducirlo en el agujero. Al volver a llenar el agujero, sacuda una planta de raíz desnuda suavemente para que la tierra se acomode. Afirme la tie­ rra en etapas, pero no compacte las ar­ cillosas.

Coloque una caña para controlar que el nivel del suelo es el mismo de antes. Si fuera necesario, ajuste la profundidad de plantación agregando o quitando tierra.

Vuelva a rellenar alrededor del arbusto con la mezcla de tierra y materia orgánica, afirmando en etapas para evitar la formación de bolsas de aire.

C ontenedor

i Colocando una mano sobre la < tierra y alrededor del arbusto para sostenerlo, deslice el arbusto fuera del contenedor con cuidado. Coloque en el agujero preparado.

6 Una vez llenado el agujero con la mezcla de plantado, afirme con cuidado alrededor del arbusto con el talón o la mano.

Pode cualquier leña enferma o dañada hasta un desarrollo sano, y recorte cualquier tallo que crezca hacia dentro o cruzado hasta un vástago o brote que crezca hacia fuera. Retire también tallos débiles o desordenados, o los que estropeen el equilibrio del arbusto.

Riegue a fondo; agregue 7descompuesto, «muich» de tierra bien o corteza

pulverizada, a 5-7 cm de hondura y 30-45 cm de ancho.

P Para mejorar el drenaje alrededor de los arbustos plantados en tierras arcillo­ sas, plante el arbusto un poco por enci­ ma del nivel del suelo y amontone tie­ rra alrededor de la parte expuesta de cepellón hasta alcanzar la marca de la tierra. En suelos arenosos, plante el ar­ busto dentro de un hueco ligero para ca­ nalizar agua alrededor de las raíces. Rie­ gue el arbusto y añada «mulch».

E staca d o

de un

r e p a r a c i ó n

y

P

l a n t a c i ó n

A rbu sto E stá n d a r

Estacado Los arbustos no necesitan generalmen­ te estacado, salvo los ejemplares gran­ des y de raíces apiñadas por un tiesto, además de los estándares. Los primeros —que idealmente no deberían ser se­ leccionados— necesitarán, casi con se­ guridad, alguna clase de sostén al me­ nos los dos primeros años, hasta que sus raíces comiencen a extenderse y se vuel­ ven estables. El mejor método para cualquier ar­ busto con ramas cerca del nivel del sue­ lo es sostenerlo con tirantes fijados a tres estacas, espaciados regularmente en un círculo de alrededor de 1 m con el ar­ busto como centro. Para evitar daños a la corteza, cubra los tirantes donde to­ quen las ramas con goma o con un ma­ terial similar (véase también Á r b o l e s O rn a m en tales , «Estacado», p. 40). Para los arbustos estándar, introduz­ ca la estaca en el agujero antes de plan­ tar para evitar daños al sistema de raí­ ces. La punta de la estaca debería estar

Clave una estaca en el agujero algo desplazada del centro; ésta debería llegar justo debajo de la cabeza del arbusto después de plantarlo junto a ella. justo debajo de las primeras ramas. Fije el tallo a la estaca utilizando una liga­ dura patentada con espaciador, o una ligadura casera en forma de ocho, para evitar el roce.

Protección de arbustos recién plantados Los arbustos recién plantados pueden re­ secarse o sufrir daño a causa del frío si no se los protege. Los perennes de ho­ jas anchas y las coniferas en lugares ex­ puestos resultan particularmente vulne­ rables. Una mampara de arpillera o de ma­ lla reduce considerablemente la fuerza secante del viento. Construya una es­ tructura sólida de madera a 30 cm a bar­ lovento del arbusto que necesite protec­ ción. Fije la arpillera —o la malla— al marco con chinchetas. Estas deberían extenderse al menos 30 cm más allá de

2

Si la profundidad es correcta, vuelva a Henar y afirme. En suelo de drenaje Ubre, form e un hueco alrededor del arbusto para conservar humedad. Fije el tallo con una ligadura adecuada.

los costados y la punta de la planta. Otra medida consiste en rociar las plantas con un antitranspirante para reducir el rese­ cado. Aplique una película fina a am­ bos lados de las hojas. Un «mulch» aplicado alrededor de la base ayudará a proteger las raíces de he­ ladas. Es mejor aplicar el «mulch» du­ rante los períodos templados, cuando el suelo está tibio y húmedo. En zonas de nevadas fuertes, los ar­ bustos perennes especialmente delicados podrían necesitar una protección adicio­ nal. Lo mejor es proporcionarlo por me­ dio de una jaula de madera y malla de alambre. Quite cualquier acumulación de nieve de inmediato. Para los arbus­ tos semiresistentes o delicados podrían resultar necesarias unas medidas más ex­ tremas (véase P rotección contra H e ­ ladas y V iento , pp. 520-521). Al retirar el aislante en primavera, controle que no existan plagas ni enfer­ medades, que podrían haberse benefi­ ciado de la protección invernal.

Plantar arbustos en contenedores El período principal para plantar ar­ bustos en contenedores es a finales de verano o en otoño, aunque los arbus­ tos cultivados en contenedores se pue­ den plantar en un tiesto decorativo en casi cualquier época. Elija un contenedor de tamaño adecuado para el arbusto. Al tras­ plantar un arbusto, el nuevo contene­ dor debería medir alrededor de 5 cm más de ancho y de profundidad que el anterior. Si el contenedor ya ha sido utilizado, lave la superficie interior a fondo. Los contenedores pesados deberían ubicarse antes de plantar. Colóquelos sobre ladrillos o bloques para que dre­ nen libremente. Coloque trozos de tiesto sobre los agujeros de drenaje y,

S

uelo

A r b u st o s q u e r e q u ie r e n S u e l o s Á c id o s Andromeda Arbutus (la mayoría de csp.) Arctostaphylos, algunos * (algunas esp.) Calluna Camellia, algunos Camellia x williamsii ‘Wilber Foss’

Plantado de arbustos guiados sobre un muro

Algunos arbustos se pueden guiar sobre alambres fijados a un muro o verja. Plántelos igual que los arbustos autoestablcs, a 22 cm al menos del muro, de modo que sus raíces no estén dentro de la sombra de lluvia, e incline la planta hacia el muro. Sostenga el tallo princi­ pal y los laterales con cañas, que des­ pués se sujetan a los cables (véase tam­ bién «Arbustos de muros», p. 80).

del

después, agregue una capa de 2,5 cm de material de drenado como, por ejemplo, gravilla gruesa. Una mezcla con una base de tierra ne­ gra —rica en nutrientes— es mejor que uno con base de turba, que sólo contie­ ne limitados nutrientes agregados. Los arbustos tienden a permanecer dentro de sus contenedores durante años, y cual­ quiera que haya sido cultivado con una base de turba necesitará alimento fre­ cuente. Además, las mezclas con una base de turba se resecan más rápidamen­ te que los de tierra negra. Emplee un abono ericáceo para los rododendros y otras plantas que no acepten la cal, o para obtener flores azules en las horten­ sias. Asegúrese que la marca de la tie­ rra esté al mismo nivel que el suelo.

Clethra, algunos * Cornus canadensis Corylopsis (la mayoría) Desfontainia spinosa Enkianthus Erica (la mayoría de esp.) Fothergilla liakea, algunos * Hamamelis Kalmia Leucothöe Magnolia (la mayoría de esp.) Menziesia Pernettya Philesia magellanica * Pieris Rhododendron, algunos ifc (la mayoría de esp.) Styrax officinalis Telopea speciosissima # Vaccinium Zenobia pulverulenta A rbu sto s q u e to ler a n S u e l o s m u y A l c a l in o s Aucuba japónica (y cultivares) Berberis darwinii Buddleja davidii (y cultivares) Buxus Ceanothus impressus Chamaerops * Choisya ternata Cistus, algunos #¡ Cotoneaster, todos Cytisus, algunos $ Deutzia Euonymus Forsythia Hebe, algunos # Hibiscus, algunos * Hypericum, algunos * Ligustrum Lonicera, algunos # Nerium oleander ■ Philadelphia ‘Dame Blanche’

Si planta en contenedores, asegure que la tierra esté al menos 4 cm más abajo del borde para agregar «mulch» y regar.

Philadelphus Phlomis fruticosa Potentilla (todas las especies arbustivas) Rosa rugosa Rosmarinus Syringa Viburnum tinus Vitex agnus-castus Yucca aloifolia * C lave

# No resistente at frío

A

r b u st o s

O

r n a m e n t a l e s

Cuidados rutinarios as

siguientes pautas de manteni­

Fertilizantes

son aplicables en términos Los arbustos, en especial los podados re­ L miento generales, aunque no todos los arbus­ gularmente, se alimentan en general con

tos tienen las mismas necesidades. Los recién plantados requieren regado y fer­ tilizado, mientras que los plantados en contenedores deberían revestirse y cam­ biarse de tiesto periódicamente. Ade­ más, puede resultar necesario eliminar capítulos, chupones y malezas, y con­ trolar plagas y enfermedades.

Riego Los arbustos establecidos sólo necesitan riego después de una sequía prolonga­ da, pero los ejemplares jóvenes podrían necesitar un riego regular. Riegue alre­ dedor del arbusto, empapando la tierra. No riegue a menudo ni ligeramente, ya que esto favorece el crecimiento de raí­ ces cerca de la superficie. Las raíces poco profundas hacen que los arbustos sean vulnerables a las se­ quías. El mejor momento para regar es al atardecer, cuando la evaporación es mínima.

Fertilizar y agregar «mulch» La mayoría de los arbustos se beneficia de aplicaciones regulares de fertilizan­ tes orgánicos o inorgánicos, disponibles en formas diversas. El agregado de «mulch» con abono bien descompuesto y voluminoso ayu­ da a que el suelo conserve la humedad y, si es rico en nutrientes, mejora la fer­ tilidad del suelo. También modera las temperaturas ex­ tremas alrededor de las raíces e inhibe las malezas.

fertilizantes de acción lenta, y el mejor momento de aplicarlos es a principios de primavera. Algunos de estos fertili­ zantes sueltan sus nutrientes sólo cuan­ do las temperaturas son lo suficiente­ mente altas como para que las plantas puedan absorberlos. Una tasa de apli­ cación corriente es 60 g por m2. Los fertilizantes en polvo resultan úti­ les a corto plazo para incrementar el cre­ cimiento en primavera. Los fertilizantes líquidos actúan aún más rápido que los polvos, y deben aplicarse una vez que la planta está creciendo. Los fertilizantes en grano o en polvo deben mezclarse con la tierra en una zona un poco más amplia que el alcan­ ce del crecimiento superior del arbusto. En los arbustos de raíces superficiales, permita que el fertilizante penetre de manera natural o por medio del riego para evitar el daño a las raíces con la horca. La aplicación de fertilizantes pue­ de alterar el nivel del pH del suelo; la mayoría de los fertilizantes de nitróge­ no inorgánico vuelven el suelo más áci­ do (véase también «Nutrientes para sue­ los y fertilizantes», pp. 530-531). Agregar «mulch» Aplique el «mulch» alrededor de los ar­ bustos recién plantados en una zona de unos 45 cm mayor que el diámetro del sistema de raíces. El «mulch» que ro­ dea arbustos establecidos debería exten­ derse 15-30 cm más allá de la zona de crecimiento superior. Un «mulch» de as­ tillas de corteza, de astillas de madera o de estiércol debería tener 5-10 cm de profundidad, pero debe estar alejado de los tallos de la planta. No aplique «mulch» si hace frío, o cuando el suelo está seco.

C óm o E l im in a r C h u p o n e s

E l im in a c ió n d e C h u p o n e s

Arranque o corte el chupón (aquí, de Hamamelis^ en la base; si lo arranca, pele la herida dejando un corte limpio (véase detalle).

Arrancar la maleza Las malezas compiten por los nutrientes y la humedad, de manera que resulta esencial eliminarlas antes de plantar. La zona alrededor de los arbustos tapizan­ tes recién plantados necesita ser limpiada hasta que las plantas sean tupidas para así evitar la competencia. Para tratamiento, véase «Malezas», pp. 573-577.

R e c o n o c im ie n t o d e C h u p o n e s

un

Eliminación de chupones Algunos arbustos injertados, incluyen­ do los rododendros, están expuestos a producir tumores —o chupones— deba­ jo del injerto, ya sea de los tallos o de las raíces. Elimine los chupones con el índice y el pulgar apenas aparezcan: si fueran demasiado grandes, córtelos lo más cerca posible del tallo o raíz de la que crezcan. Retirarlos tirando de ellos ayuda a eli­ minar cualquier brote de crecimiento inactivo, pero tenga cuidado en no da­ ñar el tallo ni la raíz. Vigile los rebrotes ulteriores.

Reversión y mutación Muchos arbustos estriados se propagan a partir de plantas de hojas verdes que han producido ramas muladas, conoci­ das por variantes. De vez en cuando las ramas de arbustos estriados revier­ ten al follaje original de la planta ma­ dre, o mutan a hojas color crema o ama­ rillo. Puesto que estas ramas suelen ser más fuertes, tienden a ocupar el espa­ cio de las estriadas y deberían elimi­ narse. E l im in a c ió n

El chupón puede ser normalmente reconocido por sus hojas: a la izquierda, la parte superior de un tallo; a la derecha, un chupón desde la raíz.

C a p ít u l o s e n R ododendro

de

Antes de que los brotes nuevos se desarrollen por completo, corte cada capítulo muerto de la base de su tallo. Cuide de no dañar ningún desarrollo joven.

Eliminación de brotes Algunos arbustos, incluyendo los rodo­ dendros, las lilas (Syringa), y Kalmia, se benefician con la eliminación de los capítulos marchitos —a ser posible an­ tes de que se establezcan las semillas—. La eliminación de las flores viejas diri­ ge la energía hacia el crecimiento, me­ jorando el potencial de floración de la próxima estación, pero no resulta esen­ cial para la salud de un arbusto. Para evitar el daño al crecimiento nue­ vo, elimine los capítulos apenas las flo­ res se marchiten, utilizando los dedos y el pulgar para arrancar cada uno en la unión con el tronco. La mayoría se eli­ mina limpiamente, pero cualquier gan­ cho debería cortarse con podaderas.

V a st a g o s

V a s t a g o n o E s t r ia d o

En los arbustos estriados (aquí, Euonymus fortunei ‘Emerald ‘n’ Gold’J recorte cualquier vastago liso hasta el crecimiento estriado.

V a s t a g o R e v e r t id o

Recorte los vastagos revertidos (aquí, de E.f. ‘Emerald GaietyV hasta el tallo principal. Si fuese necesario, elimine todo el tallo.

C

Mantenimiento de arbustos en contenedores Los arbustos cultivados en contene­ dores necesitan más cuidados y aten­ ción que aquellos cultivados en sue­ lo abierto, ya que tienen menor acceso a cualquier humedad y nutrientes dis­ ponibles. Riego Aun en tiempos lluviosos, controle la tierra al menos una o dos veces por semana, ya que la bóveda formada por las hojas impide a menudo que la lluvia llegue hasta ésta. En un cli­ ma ventoso, es probable que las plan­ tas necesiten un riego adicional, ya que el viento puede ocasionar una rá­ pida pérdida de humedad. El propio contenedor también afec­ ta la velocidad en la que la tierra se seca —más rápido en los tiestos de te­ rracota que en los de madera o plástico—, Al regar, empape la tierra concienzudamente hasta que el agua drene a través de los agujeros en la base del contenedor. C ambio d e T ie s t o d e Si un arbusto (aquí, Cestrum elegansj tiene poco vigor y parece dese­ quilibrado o dema­ siado grande para su contenedor actual, casi con seguridad se beneficiará de un cambio de tiesto.

I

un

u i d a d o s

R

u t i n a r i o s

R e v e s tid o

Alimentación

Emplee un fertilizante líquido de acción rápida dos o tres veces, entre el comien­ zo del crecimiento a principios de pri­ mavera y a mediados del verano, en la proporción recomendada. y revestido Hasta que los arbustos alcancen la ma­ durez, cámbielos cada uno o dos años en primavera. Cuando son adultos, en lugar de cambiarlos de tiesto, quite sólo los 5-10 cm de tierra de la superficie en primavera y reemplácelo con un nuevo revestido de tierra nuevo y fertilizante de acción lenta. Los arbustos de raíces superficiales podrían resultar dañados, de modo que deslice la planta fuera del contenedor, retire tierra de la base y reemplace con una cantidad menor de tierra enriquecida. El arbusto quedará más bajo, dejando espacio para el reves­ tido. La poda de las raíces podría resul­ tar necesario al cambiar de tiesto si las raíces están apiñadas. Cambio de tiesto

I

2

2

Si las raíces están muy 3dad.apiñadas, sáquelas con suavi­ Elimine tierra, musgo o ma­

Si no cambia de tiesto, revista Reemplace con tierra nueva arbustos en contenedores (aquí, hasta el mismo nivel anterior. un rododendro) anualmente. Retire Riegue bien y aplique un «mulch» los 5-10 cm superiores del abono sin de astillas de corteza o arenilla si dañar las raíces. fuese necesario.

A rbu sto

Ponga el arbusto de lado; sosteniendo los tallos principa­ les con una mano, sáquelo del con­ tenedor. Si fuese necesario, meta un cuchillo de hoja larga entre el abo­ no y el tiesto.

6

Deje 2,5-5 cm de espacio debajo del borde del conte­ nedor para permitir el riego y el revesti­ do. Pode cualquier desarrollo muerto, dañado o de ramitas, y elimine cualquier gancho dejado por tallos rotos (véase detalle). Si resultase necesario, pode para crear una estructura de tallos equilibrada.

Coloque trozos de terracota 4 sobre los agujeros de drenaje

del tiesto y cubra con tierra. Aco­ mode la planta dentro del tiesto, extendiendo las raíces de modo parejo.

5

Agregue más tierra alrededor de las raíces, afirmando suave­ mente en etapas hasta que la tierra alcance el mismo nivel sobre la plan­ ta que en el tiesto anterior.

lezas. Pode una cuarta parte de las raíces fibrosas en dos tercios del largo.

Traslado de un arbusto establecido Una selección y emplazamiento cuida­ dosos deberían hacer innecesario el tras­ plante de un arbusto, aunque a veces pu­ diera resultar deseable o inevitable. En términos generales, cuanto más joven sea, más probabilidades tendrá de reestablecerse después del traslado. Cuándo trasplantar

Es posible retirar la mayoría de los ar­ bustos jóvenes durante el período de inactividad. Los arbustos establecidos, con un sistema de raíces voluminoso, de­ berían retirarse con una pelota de tierra alrededor de las raíces antes del trasla­ do (el otoño es la mejor época). Formación de un cepellón

La mayoría de veces es mejor formar un cepellón para un arbusto, de manera que el daño a las raíces resulte mínimo. Pre­ pare la nueva posición de plantación an­ tes de retirar el arbusto. Cave una zanja alrededor del arbus­ to inmediatamente más allá del alcance de sus ramas. Corte las raíces leñosas, pero deje las fibrosas intactas. Use una horca para aflojar la tierra alrededor del cepellón y para reducir su tamaño. Des­

pués corte por debajo con una pala y re­ corte cualquier raíz primaria leñosa con podaderas. Una vez que haya liberado la raíz, des­ lice arpillera u otro material similar por debajo, inclinando el arbusto de un lado a otro con cuidado para no aflojar la tierra. Sujete la arpillera firmemente al­ rededor del cepellón, retire el arbusto del agujero y trasplántelo. Retire la arpille­ ra antes de trasplantar. El arbusto requiere el mismo trata­ miento que uno plantado por primera vez, pero podría tardar más en volver a arraigar (véase p. 71).

Problemas de los arbustos Las plantas tienen menos tendencia a su­ cumbir a los ataques de plagas o enfer­ medades si las condiciones de crecimien­ to y los cuidados son los adecuados. Muchos problemas se originan por un mal drenaje, falta de humedad, un plan­ tado demasiado profundo, un compac­ tado del suelo excesivo o la exposición a tempera turas extremas en un empla­ zamiento inadecuado. Daños físicos

Las heridas causadas por una poda de­ sigual, un corte mal colocado, o una po­

da en una época incorrecta, podrían per­ mitir el establecimiento de hongos. Esto también podría ocasionar la muerte de ramas o vástagos desde el extremo ha­ cia el tallo. Las heridas mecánicas en la corteza, tallos o raíces —causadas por cortadoras de césped— también permi­ ten la entrada de enfermedades.

des de establecimiento de plagas y en­ fermedades. Elimine la leña enferma o muerta, quemando la enferma, y man­ tenga el suelo alrededor del arbusto li­ bre de escombros, como frutos viejos, por ejemplo.

Al envejecer, los arbustos pierden el vi­ gor y se vuelven más propensos a las pla­ gas y enfermedades. Sólo en contadas ocasiones merece la pena salvar los ar­ bustos viejos o enfermos que han perdi­ do su vigor. Éstos deberían reemplazarse. Las plagas y enfermedades que con mayor probabilidad podrían afectar a los arbustos son los pulgones (p. 550), los ácaros de la araña roja (p. 550), la «quemazón» (p. 553), el hongo de miel (p. 559), la descomposición de tallos por Phytophthora (véase «Descomposición de raíces por Phytophthora », p. 558) y el moho polvoso (p. 550). Manténgase alerta a los indicios de un problema, que comprenden rayas y cambios de color en el follaje, hojas colgantes, pérdida de ho­ jas, crecimiento distorsionado, y desa­ rrollo de hongos. Mantenga una buena higiene en el jar­ dín, ya que minimizará las posibilida­

Heladas y viento Existe una gama amplia de arbustos resistentes disponibles, y muchos jardi­ neros optan por confiar en éstos en lu­ gar de arriesgarse a perder los ejempla­ res más delicados. Si cultiva arbustos que están en el límite de la resistencia para aquella zona, merece la pena adop­ tar los métodos adecuados de protec­ ción contra heladas y viento (véase pp. 520-521). Los arbustos cultivados en contene­ dores resultan más vulnerables a las tem­ peraturas extremas que aquellos cultiva­ dos en jardines abiertos. En las zonas donde las temperaturas descienden bajo cero sólo ocasionalmente, es posible de­ jar invernar la mayoría de los arbustos resistentes cutivados en contenedores al aire libre (salvo los que tienen raíces de­ licadas, como las camelias). Sin embar­ go, en zonas más frías, traslade los ar­ bustos dentro, a sitios donde las temperaturas diurnas sean alrededor de los 7-13° o más, según las especies.

2

3

Plagas y enfermedades

T r a s p l a n t e d e u n A r b u st o Por medio de una pala, marque un círculo alrededor del arbusto hasta donde alcancen sus ramas (aquí, Ilex aquifolium ‘Golden Milkboy’/ Si fuera necesario, ligue tallos colgantes o envuelva el arbusto en arpille­ ra para evitar daños.

Cave una zanja alrededor del Siga retirando tierra círculo; después, afloje ¡a tierra cuidadosamente en torno al alrededor del cepellón con una horca. cepellón para reducir su tamaño y Cuide de no dañar raíces fibrosas. peso.

j Corte debajo del cepellón con una pala, cortando raíces le­ ñosas si fuera necesario para se­ pararlas de la tierra circundante.

5

Enrolle un trozo de arpillera. Incline el arbusto hacia un lado y desenrolle la arpillera debajo del ce­ pellón. Incline hacia el otro lado y desenrolle el resto de la arpillera.

6

Sujete la arpillera alrededor del Retire la arpillera y vuelva a cepellón firmemente. Retire el ar­ plantar el arbusto en el nuevo busto del agujero y trasporte hasta la agujero preparado con la marca nueva ubicación. de la tierra al mismo nivel ante­ rior. Afirme, riegue bien y agre­ gue «mulch».

P o d a

y

G uí a

Poda y guía arbustos, especialmente D ó n d e C o r t a r los perennes de crecimiento com­ pacto, como Sarcococca, resultan plañ­ ías atractivas casi sin podar. Podrían re­ querir poco más que la eliminación de la leña muerta, dañada o enferma. Si no se los trata, perderían su buen aspecto y podrían afectar a la salud de toda la planta. Sin embargo, muchos arbustos necesitan una poda —o una combina­ ción de poda y guia— para alcanzar su máximo potencial decorativo.

A

lgunos

Metas y efectos de la poda y guia La necesidad más común es una poda de formación que genere un arbusto vi­ goroso y de buen aspecto. Muchos ar­ bustos también requieren un régimen de poda regular para mantener o destacar las características decorativas de sus flo­ res, frutos, follaje o tallos. El momen­ to oportuno de esta poda —que a me­ nudo puede ser crítico— varía según el hábito de crecimiento y el efecto de­ seado. La poda también puede ser un modo de devolver a plantas sobrecrecidas o abandonadas un crecimiento saludable. Que merezca la pena rescatar un arbus­ to, depende del juicio de cada uno. A veces resulta mejor reemplazar un arbus­ to que requiera un recortado regular porque es demasiado grande para el es­ pacio disponible. Los arbustos cultivados como jardine­ ría ornamental o como setos requieren un podado especializado desde su eta­ pa de formación. Para más información véase J a r d in e r ía O r n a m e n t a l , pp. 52-53 y S etos y M a m p a r a s , pp. 60-62. En la guía, el jardinero tiene un pa­ pel activo dirigiendo el crecimiento de las plantas. La mayoría de los arbustos cultivados al aire libre no necesitan nin­ guna clase de guiado. Sin embargo, aquellos cultivados sobre soportes re­ quieren normalmente una combinación de poda y guia para la formación de una estructura de ram as bien espa­ ciada.

Principios de la poda y guia Normalmente, la poda estimula el cre­ cimiento. El vástago terminal —o bro­ te de crecimiento— es a menudo domi­ nante, inhibiendo por medios químicos el crecimiento de brotes o vástagos por debajo de él. La poda que elimina las puntas de los tallos afecta el mecanis­ mo de control, y su resultado es un de­ sarrollo más vigoroso de los vástagos in­ feriores y de los brotes de desarrollo.

V astag os O pu esto s

Pode tallos de brotes opuestos justo por encima de un par de brotes fuertes, con un corte preciso.

Guiado En un tallo, el crecimiento de brotes y vástagos inferiores también se puede modificar por medio del guiado. Permi­ tiendo que un tallo crezca verticalmen­ te, los vástagos inferiores tienden a cre­ cer de forma débil. Sin embargo, en el caso de los tallos guiados de un modo más horizontal, los vástagos y brotes in­ feriores crecen con más vigor. Guiando ramas cerca de la horizontal, puede aumentar de manera sustancial la can­ tidad de flores y frutos que un arbusto es capaz de producir. Los arbustos guia­ C o r t e S esg ad o Incline el corte de manera dos sobre muros deberían sujetarse a so­ que el punto inferior esté portes al desarrollarse el crecimiento. Al madurar y volverse más leñosos, los ta­ opuesto a la base del brote, y la parte superior, llos son menos flexibles, y resulta más díficil guiarlos con éxito. por encima de éste.

\

V astag os A lter n a d o s

Pode justo hasta encima de un brote o vastago, practicando un corte sesgado y limpio.

Poda intensa o ligera El podado intenso estimula un creci­ miento más vigoroso que el ligero; hay que tener esto en cuenta al corregir el aspecto de un arbusto desequilibrado. La poda intensa de un desarrollo vigo­ roso estimula frecuentemente un desa­ rrollo más fuerte aún. Pode intensamen­ te el desarrollo débil, y pode el fuerte sólo ligeramente. Cómo podar Las heridas de la poda, al igual que otras que el arbusto pueda sufrir, son posibles puntos de entrada para las enfermeda­ des. El riesgo se reduce utilizando he­ rramientas afiladas y practicando cor­ tes correctamente ubicados y limpios. Los tallos con brotes de crecimiento dispuestos alternativamente o en espi­ ral deberían cortarse justo encima de un brote que apunte en la dirección de cre­ cimiento deseada —por ejemplo, un brote que mire hacia fuera y que no se cruzará con otro vástago al desarrollar­ se. Emplee un corte sesgado, comenzan­ do del lado opuesto a un brote de creci­ miento sano e incline el corte para que acabe ligeramente más arriba del brote. Si el corte está demasiado cerca, el bro­ te podría morir; si está demasiado lejos, el tallo podría morir desde el extremo. En los arbustos de brotes en pares opuestos, practique un corte recto a tra­ vés del vástago justo por encima de dos brotes sanos. Ambos brotes se desarro­ llarán, generando un sistema de ramas ahorquillado. En el pasado, la utilización de una pintura para cortes de podado fue acon­ sejada frecuentemente a los jardineros, pero hoy en día la investigación sugiere que las pinturas para cortes no son, en general, un modo eficaz de controlar en­ fermedades y, en algunos casos, inclu­ so podrían alentarlas. Si solo poda, no estimulará un desa­ rrollo nuevo vigoroso. Los arbustos re­ novados o recortados regularmente se benefician del alimento y del agregado

de «mulch». En primavera, cuando el suelo está un poco más tibio, aplique un fertilizante de j s o general al principio de la estación del crecimiento, a razón de 120 g por m2 y agregue «mulch» hasta 5-10 cm de profundidad con ma­ teria orgánica bien descompuesta. P oda

de

Poda de formación La meta de la poda de formación es ase­ gurar que un arbusto posea una estruc­ tura de ramas bien espaciadas a fin de desarrollarse según su hábito natu­ ral. La cantidad de podado de forma-

F o r m a c ió n

Después de plantar un arbusto joven (aquí, un PhiladclphusJ, elimine cualquier tallo muerto, dañado o débil, y también los cruzados o apiñados, para formar una estructura bien equilibrada con un centro abierto.

Pode vástagos cruzados o apiñados hasta un brote dirigido hacia fuera y, si fuese necesario, hasta la base.

Pode los tallos débiles, o los largos y desordenados, hasta la base.

Elimine también tallos incómodos que estropeen la forma de la planta, dejando una estructura de ramas pareja.

P o d a d o M ín im o d e A r b u s t o s C a d u c if o l io s inmediatamente después de que haya florecido, pode cualquier leña muerta, latios débiles y desarrollo apiñado para conservar una estructura equilibrada y abierta en arbustos como * Hamamelis. v .««

A r b u sto s C a d u c if o l io s q u e n e c e s it a n u n P o d a d o M ín im o

Amelanchier Aronia Buddleja globosa Caragana Chimonanthus Clethra * (especies caducifolias) Cornus alternifolia ‘Argentea’ Corokia, algunos # Corylopsis , 'X Daphne m e z e r e u m ^ lT B S s

Daphne (especies caducifolias)^H bJM Decaisnea Disanthus Enkianthus Eucryphia í (especies caducifolias)^’' ^ » Fothergilla Hamamelis Hoheria (especies caducifolias) Lindera, algunos * Poncirus Plelea Pterostyrax Rhamnus (especies caducifolias) Viburnum (especies caducifolias)

Recorte cualquier vastago débil, mal formado o desordenado hasta los tallos principales.

A r b u sto s C a d u c if o l io s q u e d e b e r ía n P o d a r s e e n P r im a v e r a

Abutilón, algunos # Aloysia Buddleja davidii Caryopteris x clandonensis Ceanothus ‘Autumnal Blue’, C. ‘Gloire de Versailles’ Ceraiostigma willmotlianum Colquhounia Cotinus Datura # Forsythia Fuchsia (cultivares resistentes) Hibiscus syriacus Hydrangea Hypericum, algunos * Indigofera F4 Lavatera VTá Lavatera assurgeniiflora

Leycesteria, algunos # Perovskia Prunus triloba Salvia, algunos # Sorbaria Spiraea douglasii, S. japónica Tamarix ramosissima Zauschneria C lave

♦ No resísteme

verano después de florecer y que, en ge­ neral, florecen sobre la leña de la esta­ ción previa; y aquellos que tienden a producir chupones. Dos factores importantes son el gra­ do en que los arbustos producen creci­ miento de reemplazo y la edad de la leña que produce ñores.

Pode cualquier latió muerto o dañado hasta un crecimiento sano o, si fuese necesario, hasta la base del arbusto.

Por medio de podadores, recorte algunos tallos principales hasta la base para conservar una estructura abierta.

Pode los tallos del desarrollo del año anterior hasta 2-4 brotes de la teña más vieja para estimular nuevos vástagos floridos.

Utilizando podaderas, recorte cualquier desarrollo débil o de ramitas hasta la base del arbusto.

P Podado mínimo

Los arbustos que no producen desarro­ llos vigorosos desde la base o desde las ramas inferiores requieren poco poda; la necesidad principal consiste en elimi­ nar la leña muerta, enferma o dañada, y recortar el desarrollo cruzado o débil justo después de que florezca. Muchos requieren una poda de formación. Ali­ mente y agregue «mulch» en primave­ ra. Los arces japoneses —y otros pro­ pensos a sangrar copiosamente, si se los poda en primavera— deberían podarse a mediados o finales del verano.

Podado de

oda

y

G

uía

Buddleja davidii

Como que es muy vigorosa, Buddle­ ja davidii requiere un podado de for­ mación más drástico que la mayoría de los demás arbustos que florecen sobre leña nueva. En la parte poste­ rior de una orla —donde se requiere una planta alta— pode dejando una estructura leñosa de 90-120 cm de al-

tura. Sin embargo, en otra posición po­ dría no necesitar más de 60 cm de altura. En la primera primavera después del plantado acorte los tallos principales hasta la mitad o las tres cuartas partes, podando hasta un par de vástagos o bro­ tes. Elimine los desarrollos que no sean tallos principales. Entre principios y me-

diados de primavera de los años si­ guientes, recorte el desarrollo de la es­ tación anterior y acorte el desarrollo nuevo desde la base. Para evitar el abarrotamiento, pro­ ceda a eliminar una o dos de las ra­ mas más antiguas como parte del po­ dado anual.

Podado en primavera

Si se dejan sin podar, los arbustos caducifolios que florecen sobre el desarro­ llo de la estación en curso tienden a aba­ rrotarse, y la calidad de la floración se deteriora. Podados en primavera, gene­ ralmente producen vástagos vigorosos que florecen en verano o a principios de otoño. Acorte también los tallos flori­ dos en otoño para minimizar el efecto del viento. Algunos arbustos grandes, tales como el Ceanothus caducifolio, desarrollan una estructura leñosa. En su primera primavera, pode ligeramente el tallo principal de los arbustos menos fuertes y, durante la segunda, reduzca el desa­ rrollo de la estación anterior a la mitad. En los años siguientes, pode intensa­ mente a finales de invierno o principios de primavera, dejando sólo de uno a tres pares de brotes del desarrollo de la es­ tación anterior. Pode las ramas estruc­ turales a alturas ligeramente diferentes para estimular la producción de flores en todos los niveles. En los ejemplares maduros, elimine una parte de la leña más vieja como parte de la poda anual, para evitar el abarrotamiento. Algunos sub-arbustos, por ejemplo Perovskia, podrían formar una base le­ ñosa que permite podarlos intensamente hasta alcanzar una estructura de 15-30 cm de altura. Recorte el desarrollo de la estación anterior en primavera, dejan­ do uno o dos brotes. Es mejor podar algunos arbustos exahustivamente en primavera, tales como Prunus triloba, que florecen a finales de invierno o principios de primavera so­ bre leña producida en la estación ante­ rior, tratándolos del mismo modo que otros arbustos de este grupo. Durante la primera primavera después de plantar, acorte los tallos principales hasta la mi­ tad para formar una estructura de base. Después del florecimiento de los años siguientes, recorte todo el desarrollo, de­ jando dos o tres brotes sobre los tallos estructurales. En las zonas donde el de­ sarrollo anual se ve limitado por vera­ nos frescos, sólo recorte un tercio de los vástagos a ras de suelo, y los otros, a 15-30 centímetros. Aplique fertilizante justo después de podar a todos los arbustos de este gru­ po. A mediados de primavera, agregue «mulch» a la zona que equivalga a la extensión del arbusto antes de podar.

Utilizando cizallas, recorte algunos espolones leñosos para aclarar un desarrollo apiñado y producir una estructura abierta y equilibrada.

Utilizando podaderas, recorte todos los vastagos principales que florecieron el año anterior hasta 1-3 brotes de la leña vieja.

Hortensias La poda de las hortensias (salvo las especies trepadoras, tales como Hydrangea anómala subesp. petiolaris) se divide en tres grupos. El primero (por ejemplo, H. paniculata) florece a partir de mediados de verano sobre el desarrollo de la es­ tación en curso, y debería tratar es­ tas plantas de la misma manera que a los demás arbustos que requieren un podado intenso en primavera (véase pág. 76). A principios de la primera prima­ vera posterior al plantado, elimine to­ dos los tallos salvo dos o tres vigoro­ sos, podándolos hasta un par de brotes sanos alrededor de 45 cm del suelo. Si el arbusto está plantado en un lugar expuesto, y donde las tem­ peraturas veraniegas no madurarán ios tallos lo suficiente como para re­ sistir inviernos muy fríos, pode justo encima del nivel del suelo. Aplique un fertilizante de acción rápida a razón de 120 g por m2 y agregue un «mulch» de 10 cm de espesor en un círculo de 60 cm alrededor del arbus­ to. A principios de primavera de los años siguientes, recorte el desarrollo del año anterior dejando uno o dos pares de brotes de desarrollo fuertes. Después alimente y agregue «mulch». El segundo grupo, que comprende hortensias «cabeza de mocho» y «go­ rro de encaje» (H. macrophylla), tam­ bién florecen desde mediados de ve­ rano, pero sobre vástagos de la esta­ ción de desarrollo previa. Pode Iigera-

mente las plantas jóvenes a principios de primavera, eliminando el crecimien­ to ralo y de ramitas, y cualquier capítu­ lo viejo. Una vez que la planta esté es­ tablecida y tenga tres o cuatro años, elimine parte de la leña más antigua a principios de primavera. Elimine los tailos de más de tres años y acorte los de­

más que hayan florecido en la esta­ ción anterior, recortando hasta un par de brotes fuertes a 15-30 cm de la base. Después alimente y agregue «mulch». Otras especies, tales como //. aspera y algunos géneros relacio­ nados, sólo requieren un podado mí­ nimo en primavera.

En primavera, pode todos los tallos floridos y también el desarrollo débil o dañado, y recorte parte de leña vieja base. Recorte la leña muerta hasta un desarrollo sano, o hasta la base, si fuese necesario.

Pode los tallos florecidos con un corte recto en un vigoroso par de brotes de desarrollo.

Arbustos que se podan en verano después de florecer

Muchos arbustos caducifolios que flo­ recen en primavera o a principios de ve­ rano florecen sobre leña de la estación de desarrollo anterior. Algunas veces las flores aparecen sobre la leña del año pa­ sado, como en Chaenomeles y en las forsitias, por ejemplo. Otros arbustos producen las flores sobre desarrollos la­ terales cortos, producidos a partir de la leña del año pasado —por ejemplo Deutzia, Philadelphus y Weigela. Sin una poda regular que estimule el crecimiento de desarrollos jóvenes y vi­ gorosos cercanos al nivel del suelo, mu­ chos arbustos de este grupo tienden a llenarse de ramitas, a veces se vuelven más pesados arriba que abajo, y se de­ teriora la cantidad y calidad de la flo­ ración. Eliminando los capítulos mar­ chitos, también evita que los arbustos gasten energías en la producción de se­ millas. Al plantar un arbusto de este grupo, elimine cualquier crecimiento débil o da­ ñado y recorte los vástagos principales hasta uno o dos pares de brotes sanos para estimular el desarrollo de una es­ tructura fuerte. Si se produjeran flores durante el primer año, pode apenas ha­ yan florecido. Recorte los vástagos flo­ recidos hasta uno o dos pares de brotes y elimine cualquier desarrollo débil. A r b u sto s q u e d e b e r ía n P odarse en V er a n o d espu és d e F lo r ec er Buddleja alternifolia Calycanthus Chaenomeles Cotoneaster (esp. caducifolias) Deutzia Dipelta Exochorda Hotodiscus discolor Jasminum humile Kolkwitzia Magnolia x soulangeana, M. stellata

Neillia íhibelica

Neillia Philadelphus Photinia villosa Rhododendron (esp. caducifolias) Ribes sanguineum Rubus deliciosus, R. ‘Tridcl’ Spiraea x arguta, S. prunifolia, S. thunbergii Stephanandra Syringa Weigela

Después de podar, agregue fertilizante, m ezclando ligeram ente y añada «mulch» alrededor del arbusto. En los años subsiguientes efectúe el mismo procedimiento inmediatamente después del florecimiento. Aunque es de­ seable recortar la leña florecida hasta los brotes más fuertes, no se adhiera a esta regla de un modo rígido, ya que tam­ bién resulta importante mantener un as­ pecto bien equilibrado. Alimente y agre­ gue «mulch» de costumbre después de podar. Al madurar, las plantas podrían re­ querir una poda más drástico para esti­ mular el crecimiento. Después del ter­ cer año, se pueden recortar hasta una quinta parte de los tallos más antiguos hasta 5-8 cm de distancia del suelo. Siga estas pautas según su propio jui­ cio, ya que una poda exahustiva en ejem­ plares jóvenes de algunos arbustos de este grupo (por ejemplo, las forsitias) puede tener como resultado unas formas incómodas y poco naturales. Otros arbustos de este grupo —espe­ cialmente si se los cultiva como autoportantes y no contra un muro— requieren poca poda. Chaenomeles, por ejemplo, crece naturalmente en forma de ramitas, con numerosas ramas que se cruzan, y los ejemplares maduros necesitan poca poda. Sin embargo, la poda de las púas estimulará un florecimiento mayor (véa­ se E l J a r d ín F r u t a l , «Poda de púas», p. 378), acorte las púas y los vástagos laterales dejando de tres a cinco hojas a mediados de verano. Se debe tener un cuidado especial al podar arbustos como las lilas (Syringa), que crecen durante la floración. Los vás­ tagos nuevos que se forman bajo las flo­ res podrían resultar dañados fácilmen­ te al cortar los capítulos viejos, lo que llevaría a reducir la floración del año si­ guiente.

P o d a d e A rbu sto s e n V er a n o Después de la floración, aquí la Weigela, recorte los vástagos floridos y elimine los tallos muertos y delgados. Pode algunos tallos principales viejos.

(Jjk

Elimine hasta una Elimine el tallo débil, quinta parte de la leña de ramita o desordenado más vieja a 5-8 cm del hasta la base, justo suelo. sobre el suelo. P o d a d o d e u n A r b u s t o C a d u c if o l io d e Pode todos los tallos florecidos en un arbusto caducifolio de chupones (aquí, KerriaJ, la mayoría hasta la mitad, el resto casi hasta el suelo. Elimine cualquier desarrollo débil, muerto o dañado.

Siga eliminando tallos débiles o cruzados para formar un arbusto equilibrado. C hupones

Arbustos floridos con hábitos de chupón

Algunos arbustos cultivados por sus flo­ res producen flores sobre leña del año anterior, pero la mayor parte de su cre­ cimiento nuevo es a ras de suelo. Estos arbustos se extienden a través de chu­ pones, y deben podarse de un modo di­ ferente a los que forman una estructu­ ra leñosa permanente. Después de plantar, pode los arbus­ tos de chupones eliminando los desarro­ llos débiles, pero conserve los tallos vi­ gorosos y sus vástagos laterales. Al año siguiente, inmediatamente después de florecer, elimine cualquier tallo débil, dañado o muerto, después recorte cual­ quier tallo florecido exahustivamente hasta uno o dos brotes. A partir del tercer año, recorte anual­ mente desde una cuarta parte hasta la mitad de todos los tallos florecidos, a una altura de 5-8 cm sobre el nivel del suelo y pode otros hasta la mitad para conseguir vástagos de reemplazo vigo­ rosos. Después de podar, alimente y agregue «mulch».

Pode los tallos florecidos hasta la mitad, recortando hasta vástagos nuevos fuertes.

Recorte la mitad de los tallos florecidos hasta 5-8 cm del suelo. Corte, asimismo, hasta el suelo cualquier vástago muerto o dañado.

P

Arbustos de «coppice» y desmochados Cierto número de arbustos eaducifolios cultivados por el valor decorativo de sus tallos u hojas requiere una poda seve­ ra en primavera. L.a mayoría de éstos florece sobre vástagos de la estación an­ terior pero, cuando se cultivan por sus tallos o sus hojas, se sacrifican sus fiores. El método de podado severo em­ pleado en estos arbustos es esencialmen­ te una adaptación de los métodos tradicionales para controlar árboles y ar­ bustos con el fin de obtener una exis­ tencia constante y renovable de leña para cestería, leña para quemar y materiales para esgrima. En el sistema de «coppi­ ce», los arbustos y árboles se recortan regularmente casi a ras del suelo. El des­ mochado consiste en recortar el creci­ miento cada año para obtener una es­ tructura permanente de uno o varios tallos. Cortar arbustos tales como Cornus alba en «coppice» asegura una existen­ cia permanente de vástagos jóvenes, que tienen un colorido más llamativo que la leña más vieja y resultan efectivos en in­ vierno. En los arbustos como Sambucus racemosa ‘Plumosa Aurea’, que se cultivan por su follaje, una poda severa tiene como resultado, generalmente, la aparición de hojas más grandes. Justo al comenzar el crecimiento, a principios de mediados de primavera, pode en «coppice» los arbustos vigorosos como Salixalba ‘Britzensis’ (sin. S. a. ‘Chermesina’) podando todos los vástagos hasta 5-8 cm del nivel del suelo. Puede resultar preferible variar la altura del re­ corte de los tallos para evitar un efecto rígido y uniforme. Los arbustos más dé­ biles, tales como Cornus alba ‘Sibirica’, se pueden recortar menos severamente podando en «coppice» sólo un tercio o la mitad de los tallos. Después aplique un fertilizante de acción rápida y agre­ gue «mulch» copiosamente, cubriendo un círculo de 60 cm de radio alrededor del arbusto. Los arbustos guiados para tener uno o más tallos principales limpios se reA rbusto e n « C o p p ic e » En los arbustos de tallos coloreados (aquí, un cultivar de Cornus stolonifera> recorte todos los tallos severamente hasta 5-8 cm de la base antes de que comience el crecimiento primaveral (véase detalle). Aplique fertilizante alrededor del arbusto para estimular nuevo desarrollo y después agregue «mulch». Se estimula la aparición de tallos nuevos vigorosos.

p o r sus

D e s m o c h a d o d e u n E u c a l ip t u s Establezca una estructura recortando un arbusto joven con uno o más tallos principales (abajo). Cada primavera recorte el desarrollo anterior hasta 5-8 cm de la estructura o de la base, ya que un Eucaliptus puede regenerarse desde el suelo (derecha).

cortan —o se desmochan— hasta este sistema de tallos en cada estación. Du­ rante el primer año, la meta de la poda es establecer la estructura; después de plantar, antes de que comience el creci­ miento en primavera, recorte una plan­ ta joven para formar un arbusto corrien­ te con un solo tallo de 30-90 cm de largo. Alternativamente, deje tres, cinco o siete tallos, según el tamaño de la planta re­ querida y el espacio disponible en el jar­ dín. Aplique fertilizante de efecto rápi­ do y agregue «mulch» alrededor del tallo (o tallos), como en los arbustos de «coppice». Durante la primera estación de creci­ miento de la planta, reduzca el número de vástagos que crezcan desde abajo, de­ jando sólo cuatro o cinco, eliminar to­ dos los superfluos y cualquiera que se desarrolle en la parte baja del tallo prin­ cipal. Siga con este procedimiento du­ rante los dos años siguientes; esto per­ mitirá que el tallo principal se haga más T allos I n v e r n a l e s

oda

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A r b u sto s p a r a « C o p p ic e » D esm och a do «Coppice» Cornus alba ‘Aurea’, C.a. ‘Elegantissima’, C.a. ‘Flaviramea’, C.a. ‘Kesselringii’, C.a. ‘Sibirica’, C.a. ‘Spacthii’, C.a. ‘Variegata’ y

Corylus maxima ‘Purpurea’

grueso para poder soportar un creci­ miento superior más denso. En la pri­ mavera del segundo año y en las subsi­ guientes, reduzca los desarrollos del año anterior hasta un brote a 5-8 cm por en­ cima de la estructura (véase también Desmochado de un eucaliptus, arriba). Si necesita un ejemplar mayor, pode sólo la mitad o un tercio de los tallos. Ali­ mente y agregue «mulch».

Arbustos perennes El método adecuado para podar y guiar la mayoría de los arbustos perennes de­ pende del tamaño que deban alcanzar al madurar. Sin embargo, todos los pe­ rennes en los que se observe que las ra­ mas mueren desde los extremos después de un invierno particularmente duro, de­ berían tratarse del mismo modo, sin te­ ner en cuenta el tamaño. A mediados de primavera, pode toda la leña muerta hasta donde el arbusto comienza a regenerar y entresaque los vástagos nuevos si están apiñados o cru­ zados. Si un arbusto no da señales de vida después de mediados de primave­ ra, practique un pequeño corte para ob­ servar si existe algo de leña verde viva debajo. Algunos arbustos podrían per­ manecer inactivos durante todo un pe­ ríodo de crecimiento. Arbustos pequeños hasta 'JO centímetros Los arbustos perennes bajos se pueden dividir en dos grupos principales, cada uno requiriendo una técnica de podado distinta. El primer grupo comprende al­ gunos arbustos de vidas relativamente cortas que florecen profusamente, a con­ dición de recortarlos cada año y que no sean demasiado adultos. Los ejem-

Corylus maxima ‘Purpurea’ Cotinus coggygria, C. ‘Grace’ Hydrangea paniculata ‘Floribunda’ H.p. ‘Grandiflora’, H.p. ‘Unique’ Rubus biflorus, R. cockburnianus, R. thibetanus Salix alba ‘Britzensis’, S. daphnoides, S. irrorata Sambucus racemosa ‘Plumosa Aurea’ Desmochado Cornus stolonifera Eucalyptus, algunos * Salix acutifolia C la v e # No resistente

píos de éstos comprenden la lavanda (Lavandula), la lavanda de algodón (Santolina chamaecyparissus), y la ma­ yoría de los brezos (Calluna, Daboecia y Erica), pero no los brezos de árbol. En general, resulta mejor reemplazar es­ tos arbustos más o menos cada diez años. También reemplace plantas que han quedado sin podar durante varios años, ya que se vuelven débiles y largui­ ruchas y pocas veces florecen o se rege­ neran con éxito. A mediados de primavera, emplee po­ daderas o tijeras de jardín para elimi­ nar cualquier desarrollo débil o vástago florecido en los arbustos recién plantados. Esto asegurará que el desa­ rrollo nuevo se genere desde los vásta­ gos de base en el centro de la planta. A mediados de primavera, durante cada año subsiguiente, elimine los capítulos viejos, así como cualquier vástago muer­ to, dañado o enfermo. Algunos brezos poseen un follaje invernal atractivo y a éstos, así como a otros perennes, se les elimina los capítulos en otoño. Sin em­ bargo, en zonas muy frías existe un ries­ go de que las ramas mueran desde los extremos después de la eliminación de los capítulos en otoño y, por esta ra­ zón, el podado normalmente se retrasa

hasta mediados de primavera. Después de podar, aplique fertilizante de acción lenta a razón de 60 g por m2 y un «mulch» a una profundidad de 5 centí­ metros. El segundo grupo comprende arbus­ tos de crecimiento lento, tales como cotoneaster enapos y hebes. Éstos requie­ ren menos podado que los del primer grupo, y la razón principal para podar­ los consiste en eliminar raíces muertas, dañadas o enfermas a mediados de pri­ mavera. Sin embargo, no es necesaria la eliminación de capítulos. Arbustos perennes medios, de hasta 3 metros

La mayoría de los arbustos perennes de tamaño medio requieren, una vez esta­ blecida una estructura bien equilibrada una poda mínima. Este principio se apli­ ca a Berberís darwinii, camelias, Ese-a­ lloma, Hibiscus rosa-sinensis, y muchos rododendros. A principios de primavera, justo an­ tes de que comience el crecimiento, eli­ mine cualquier vástago débil o cruzado como también cualquiera que pueda afectar a la simetría y el equilibrio del arbusto. Alimente y agregue «mulch». La poda subsiguiente se limita en gene­ ral a eliminar el crecimiento irregular, restringir el tamaño y dar a la planta una forma adecuada según su ubicación en el jardín. Emplee podaderas o cizallas para eliminar todo o parte de las ramas seleccionadas. Los arbustos que florecen en invier­ no o primavera, tales como Berberís darwinii y Viburnum tinus, deberían podarse inmediatamente después de flo­ A r b u sto s PERENNES que T o leran u n a P oda Severa

Aucuba Berberís darwinii Buxus Choisya ternata Citrus * Escallonia ‘Donard Seedling’ Euonymus fortunei, E. japonicus Hibiscus rosa-sinensis * Ilex x allaclerensis, I. aquifolium Ligustrum japonicum Lonicera nitida, L. pileata Nerium oleander * Phillyrea Prunus laurocerasus, P. lusitanica Rhododendron ponticum, R. Subsection Triflora (incl. R. augustinii) Santolina Sarcococca humilis Taxus Viburnum tinus C lavk ♦ No resistente

recer. Pode otros que florecen a partir de mediados de verano —tales como Escallonia— eliminando leña vieja a principios de primavera o cortando ta­ llos florecidos a finales de verano. Es mejor podar un Hibiscus rosa-sinensis —que florece desde primavera hasta otoño— a principios de primavera. Ali­ mente y agregue «mulch» a arbustos po­ dados en primavera después de podar, pero los podados a finales de verano no deberían alimentarse ni agregar «mulch» hasta la primavera siguiente, ya que cual­ quier desarrollo nuevo y tierno resulta­ ría vulnerable a las heladas del invierno. Arbustos grandes, de más de 3 metros

Los rododendros grandes y otros peren­ nes elevados requieren poca poda, pero a muchos hay que darles forma cuan­ do son jóvenes para crear una estructu­ ra bien equilibrada. Pode las plantas jó­ venes a principios de primavera o después de que las flores se hayan mar­ chitado. La meta del podado es, aquí, la de es­ timular el crecimiento de un arbusto de centro abierto con ramas bien espacia­ das. Elimine todas las ramas débiles o cruzadas y alimente y agregue «mulch» después de podar. El podado regular se limita en general a retirar la leña muerta, dañada o enferma. Algunos perennes grandes, tales como el laurel (Prunus laurocerasus), también se pueden utili­ zar como setos (véase pp. 60-62). Palmeras

Requieren poco o ningún podado, sal­ vo la eliminación de las hojas muertas. Sin embargo, ciertas palmeras de rizo­ ma, por ejemplo Chamaedorea, pueden resultar invasoras, en cuyo caso los ta­ llos no deseados deberían eliminarse a ras de suelo en primavera. La Cordyline tipo palmera sólo nece­ sita podado si sufriera daños por hela­ das, o si se requiere un ejemplar tupido y de muchos tallos. Una vez aparecido el crecimiento nuevo, recorte las hojas dañadas justo hasta encima de los vástagos recién formados. Alimente y agre­ gue «mulch». Para crear un ejemplar de ramas múltiples, elimine la punta del de­ sarrollo antes que éste comience en pri­ mavera, después alimente y agregue «mulch».

gans) y, por lo tanto, requerirán alguna clase de sostén. Resulta importante guiar y podar todos los arbustos de muros des­ de las primeras etapas para que presen­ ten un aspecto compacto y «bien vesti­ do», y produzcan muchos vástagos florecidos de manera regular. Cuando guíe arbustos de muros, proporcione una estructura a la cual sujetar el creci­ miento. Para guiar árboles frutales so­ bre un muro se emplean espalderas, ma­ llas o alambres horizontales en espacios regulares (véase p. 364). Plante arbus­ tos resistentes en otoño y semiresistentes en primavera. Las recomendaciones para la poda de arbustos autoportantes también se aplican a los ejemplares correctamente guiados, pero se necesita un cuidado mayor para la guia y poda de formación. Resulta vital sujetar los vástagos a me­ dida que crecen y recortar sublaterales que crezcan en dirección opuesta al muro. y podado de formación Durante la primera estación de creci­ miento, oriente la guía y los laterales principales formando una estructura; pode cualquier lateral que crezca hacia

Guiado

fuera con el fin de estimular la apari­ ción de vástagos laterales cortos cerca de la estructura. Elimine por completo cualquier lateral que crezca hacia el muro o la verja y cualquier vástago que crezca hacia afuera en una dirección in­ correcta. La meta debería ser la creación de una pulida «alfombra» vertical de fo­ llaje para cubrir el espacio disponible. Poda rutinaria

En la segunda estación y en las subsi­ guientes deberían formarse unos latera­ les floridos. Después de florecer, recor­ te los vástagos florecidos hasta 7-10 cm de distancia de la estructura principal. Esto estimula el desarrollo de laterales floridos nuevos, que proporcionarán la exhibición de la próxima estación. Siga sujetando los vástagos de la estructura; corte los laterales que apunten hacia fue­ ra y elimine aquellos que crezcan hacia dentro o estén mal alineados. No cortc arbustos de muros después de mediados de verano, ya que esto podría reducir los vástagos floridos del año siguiente; ello resulta especialmente importante en el caso de Ceanothus y de muchos arbus­ tos semiresistentcs siempreverdes que, de otro modo, podrían producir crecimien-

P o d a d e A rbu sto s P e r e n n e s Después de florecer, pode los arbustos siempreverdes (aquí, Prunus lusitanica) eliminando leña dañada o muerta y recortando tallos florecidos, así como todo lo que sea incómodo o que dañe la forma.

Arbustos de muros Existen tres razones para cultivar arbus­ tos contra un muro. Primero, en zonas propicias a las heladas, algunos resul­ tan demasiado tiernos para el jardín abierto, pero prosperan si se los cultiva al abrigo de un muro cálido. Segundo, el guiado de arbustos —incluso algunos tipos resistentes, como las pyracanthas— sobre un muro posibilita acomodar plantas para las que, de otro modo, po­ dría no haber espacio suficiente. Terce­ ro, algunos arbustos son naturalmente reptantes (por ejemplo, Ceslrum ele-

Recorte los tallos florecidos hasta uno principal. Elimine los cruzados y apiñados.

Recorte los tallos que crezcan incómodos hasta brotes bien ubicados, sanos y que crezcan hacia fuera.

Elimine la leña muerta o dañada hasta un desarrollo sano o, si fuera necesario, hasta la base.

P oda y G u ia d e u n A r b u st o d e M u r o J o v e n En el primer año, pode el arbusto (aquí, una pyracantha) para construir una estructura equilibrada, ligando los tallos principales. En años subsiguientes, ligue el desarrollo nuevo en primavera; a mediados de verano, recorte los vástagos para formar una «alfombra» vertical; elimine el desarrollo muerto, dañado o de ramitas.

P o d a d e u n A r b u s t o d e M u r o E st a b l e c id o Pode las plantas adultas para establecer una estructura de tallos bien equilibrada y, en los arbustos con bayas, para exhibir éstas. A finales de verano, elimine los vástagos que crezcan hacia fuera y, salvo en aquellos cultivados por sus bayas, recorte los vástagos establecidos para estimular un crecimiento denso. El arbusto de la ilustración es una pyracantha.

Utilizando podaderas, recorte cualquier tallo débil o de ramita, así como la leña muerta o dañada.

Recorte cualquier tallo que crezca hacia fuera hasta 7-10 cm de la estructura a mediados de verano.

tos blandos expuestos a daños causados por las heladas. Alimente y agregue «mulch» a arbustos guiados sobre mu­ ros anualmente, en primavera, para mantener un crecimiento fuerte y sano. Arbustos como las pyracanthas, que se cultivan tanto por sus flores como por sus frutos y bayas, necesitan un poda­ do ligeramente modificado. Los vástagos florecidos no se recortan, sino que se dejan para que desarrollen frutos. Corte cualquier lateral que se desarro­ lle, dejando dos o tres hojas en la base al hincharse los frutos para que estén ex­ puestos a más luz y maduren correcta­ mente. Se pueden recortar los viejos racimos de frutas al crecer desarrolla­ dos nuevos. Los arbustos de muros que florecen en verano y otoño, incluyendo algunos Ceanothus, deberían guiarse igual a la descripción anterior, pero deben podarse según florezcan sobre la leña de la esta­ ción anterior (véase «Arbustos podados en verano después de florecer», p. 78) o sobre la de la estación en curso (véase -«Podado en primavera», p. 77). Arbustos reptantes También requieren un guiado cuidado­ so para contener sus vástagos flexuosos. En algunos, tales como la semiresistente Cestrum elegans —que produce flo­ res sobre laterales cortos o vástagos ter­ minales a finales de verano—, los vástagos florecidos pueden eliminarse o recortarse hasta convertirse en desarro­ llos bajos, fuertes y horizontales en pri­ mavera. Otros florecen en verano, prin­

Controle y reemplace cualquier ligadura rota, utilizando cuerda de jardinero en forma de ocho para volver a sujetar el tallo.

cipalmente sobre desarrollos laterales, que deberían recortarse después de flo­ recer hasta 7-10 cm de largo y que a me­ nudo producirán otros sublaterales que florecen en la misma estación. En pri­ mavera, estos laterales se vuelven a re­ cortar hasta 7-10 cm y florecerán en verano.

Arbustos ornamentales en abanico Algunos arbustos, tales como los melo­ cotones decorativos (por ejemplo, Prunuspérsica ‘Klara Meyer’), son adecua­ dos para guiarlos como árboles frutales en forma de abanico. En la primera pri­ mavera después de ser plantados, recorte la planta a 38-45 cm por encima de la unión del injerto, conservando dos o tres vástagos fuertes. Guíe los vástagos so­ bre cañas fijadas a alambres horizon­ tales. Hacia finales de la estación de desa­ rrollo, elimine el vástago central si con­ servó tres fuertes; si conservó cuatro, es­ pacíelos para formar un abanico. En invierno, reduzca todos los vástagos a la mitad. En la siguiente estación de desarro­ llo, seleccione dos o cuatro vástagos nue­ vos de cada tallo; sujete cada uno de és­ tos a una caña atada a los alambres. Después, a mediados de verano, elimi­ ne los restantes vástagos. Para detalles completos, véase E l J a r d ín d e F r u t o s , «Abanico», p. 393.

Corte los vastagos jóvenes, dejando 2-3 hojas desde la base para poner al descubierto las bayas maduras.

A finales de verano, controle y reemplace las ligaduras donde sea necesario; en primavera, ligue los vástagos nuevos. P oda d e C eanothus Inmediatamente después de florecer, recorte, dejando dos o tres hojas, los vastagos nuevos de un Ceanothus que florece en primavera. Ligue los vastagos nuevos y recorte los que crezcan hacia fuera.

Utilice podaderas para recortar cualquier leña muerta o dañada hasta llegar a un desarrollo sano.

G u ia d o d e u n A r b u st o e n A b a n ic o Este abanico fPrunus mume ‘Beni-shi-dareV ha sido guiado para desarrollar una estructura de ramas bien equilibrada como en un frutal.

Guía y poda de arbustos estándar Algunos arbustos, por ejemplo las fuc­ sias y Buddleja alternifolia, pueden cul­ tivarse como estándar. La altura del ta­ llo varía según el vigor de la planta y el efecto deseado. Para detalles del guia­ do de una fucsia estándar, véase pág. 93; para la poda de un rosal estándar, véa­ se pág. 128. Para guiar un arbusto como Buddle­ ja alternifolia, sujete un tallo fuerte a una caña durante la primera estación de crecimiento. Recorte todos los vástagos laterales dejando dos o tres hojas, y al­ gunas cerca del extremo del tallo. Al cre­ cer éste siga recortando. Cuando el ta­ llo limpio alcance la altura deseada, detenga el vástago terminal para estimu­ lar la formación de una cabeza. A prin­ cipio de primavera del año siguiente, acorte las ramas en 15 cm. Conserve dos o tres vástagos de cada cabeza. Alimente y agregue «mulch». En adelante, pode igual que para otros arbustos poda­ dos en verano después de florecer (véa­ se pág. 78).

Poda de raíces A veces se podan las raíces para estimu­ lar el crecimiento superior de los arbus­ tos vigorosos y con el fin de que florez­ can con más libertad; los ejemplares injertados que producen un follaje pro­ fuso, pero pocas flores o frutales, se be­ nefician podando las raíces. A principios de primavera, cave una zanja de 30-60 cm de profundidad alre­ dedor del arbusto, con una circunferen-

perennes, hágalo a mediados de prima­ vera. En la estación de desarrollo siguien­ te puede aparecer algún desarrollo se­ cundario en el sitio en donde se han cor­ tado vástagos. Elimínelos.

cia un poco mayor que la extensión del crecimiento superior. Emplee podadores o un serrucho para recortar las raí­ ces gruesas y leñosas; como pauta, acór­ telas en una medida igual a la mitad del radio de la zanja. No pode las raíces fi­ brosas. Controle la extensión ulterior de las raíces introduciendo pizarras u hojas de policarbonato alrededor de la circunferencia de la zanja (véase Limitar la extensión de un bambú , pág. 145). Después de volver a llenar, agregue «mulch» a la zona dentro de la zanja. La poda de las raíces se emplea a me­ nudo para el control de arbustos culti­ vados en contenedores. Es mejor efec­ tuarlo al cambiar el tiesto del arbusto. Acorte una quinta parte de las raíces le­ ñosas en un cuarto y recorte las demás para que quepan cómodamente en el tiesto. Vuelva a colocar el tiesto utilizan­ do tierra nueva, agregando fertilizante de acción lenta, y riegue concienzu­ damente.

cuando están inactivos; para los peren­ nes, tales como Viburnum tinus, retra­ se la renovación hasta mediados de pri­ mavera.

Renovación

R e n o v a c ió n G r a d u a l Renueve arbustos caducos después de florecidos, y los perennes a mediados de primavera. Recorte desde una tercera parte hasta la mitad de los tallos principales más viejos (aquí, en un Dentzia) hasta casi el nivel del suelo y elimine los tallos muertos y de ramitas. Durante los próximos uno o dos años, recorte los restantes tallos principales.

A veces se pueden renovar arbustos vie­ jos, enmarañados o sobrecrecidos a tra­ vés de una poda drástica. Los arbustos que responden bien producen, en gene­ ral, un desarrollo nuevo desde la base. No merece la pena el intento de salvar un arbusto muy enfermo. Algunos ar­ bustos no toleran una poda drástica; si tiene dudas respecto a cualquier arbus­ to en particular, escalone un programa de poda intensa a lo largo de un perío­ do de dos o tres años. Renueve los arbustos caducifolios, ta­ les como las lilas, depués de florecer o

Renovación de arbustos viejos o sobrecrecidos

Elimine todos los tallos débiles y cru­ zados y acorte los principales hasta 30-45 cm del nivel de suelo, aseguran­ do que quede una estructura equilibra­ da. Aplique fertilizante de acción lenta a razón de 120 gr por m2 y agregue «mulch» a la zona alrededor del arbus­ to a una profundidad de 5-10 cm. Rie­ gue concienzudamente a lo largo del verano. Durante la siguiente estación de de­ sarrollo, debería aparecer un conjunto de vástagos desde debajo de los cortes de los tallos principales. Conserve sólo de dos a cuatro de los más fuertes de cada tallo para proporcionar la nueva estructura de ramas. En arbustos ca­ ducifolios, elimine los vástagos superfluos durante la época inactiva. En los

Renovación escalonada

Un método alternativo y menos drás­ tico consiste en escalonar la poda a través de dos o tres años. Pode los ca­ ducifolios después de florecer, y los perennes a mediados de primavera. Po­ de la mitad de los tallos más viejos hasta 5-8 centímetros de distancia del suelo. Donde sea posible, recorte los tallos que quedan hasta la mitad para obtener nuevos y vigorosos vástagos de reempla­ zo. Aplique un fertilizante de acción len­ ta, riegue bien y agregue «mulch». En la misma época del año siguiente, repi­ ta el proceso con los demás tallos vie­ jos. A partir de entonces, pode el ar­ busto según sus características de creci­ miento y florecimiento.

R e n o v a c ió n D r á s t ic a

Un arbusto que genera desarrollo nuevo desde la base (aquí, una lila) se puede renovar mientras esté inactivo si es caduco y, a mediados de primavera, si es siempreverde. Recorte todos los tallos principales hasta 30-45 cm del suelo. Elimine los chupones cortándolos desde la base.

Recorte la mitad de los Corte la mitad de los tallos hasta 5-8 cm de tallos más viejos hasta alcanzar vástagos la base. Elimine los más viejos y los que nuevos y vigorosos, y elimine cualquier estropeen el aspecto desarrollo débil. del arbusto.

Pode los tallos cruzados, que rocen o estén apiñados, hasta un brote o un tallo que no pueda desarrollar otro vástago cruzado.

Propagación muchas maneras de propa­

los caducifolios, por ejemplo Fuchsia y

do semillas, acodando, dividiendo e in­ jertando. Muchas plantas pueden pro­ pagarse sencillamente a través de esquejes y, a diferencia de las semillas, que pueden reproducirse de forma va­ riable, este sistema puede utilizarse para cultivares, híbridos y variantes. El sembrado de semillas es sencillo y poco costoso, pero como sistema resul­ ta lento para producir plantas con tama­ ño suficiente para florecer. Algunos ar­ bustos pueden dividirse y otros se pueden acodar —un método que con­ siste en estimular el arraigo de tallos que todavía forman parte de la planta madre. El injerto consiste en la unión de un tallo de la planta que se desea propagar con el patrón de una planta compatible. Generalmente no se utiliza, ya que re­ quiere una habilidad mayor que en otros métodos, pero es el sistema más adecua­ do para ciertos arbustos.

nen en primavera a partir de los extre­ mos de tallos de crecimiento rápido cuando éstos hayan alcanzado una lon­ gitud de 6-8 cm. Los esquejes tienen una base blanda y mayor capacidad de arrai­ gue que aquellos tomados de leña más madura.

xisten

para obtener plantas Perovskia. E garnuevas:arbustos a través de esquejes, sembran­ Los esquejes de leña blanda se obtie­

Preparación de esquejes Corte los esquejes por la mañana tem­ prano. Elija vástagos saludables, flexi­ bles y de un solo tallo, y séllelos dentro de un saco de plástico. Prepare los es­ quejes lo antes posible después de cor­ tar: corte los esquejes justo debajo de un nodulo y elimine las hojas inferiores. Utilice un abono para esquejes consisten­ te en una mezcla a partes iguales de sus­ tituto de turba (o turba) y perlita o arena gruesa. Introdúzcalos en la tierra con un almocafre. Riegue, aplique un fungici­ da para minimizar el peligro de descom­ posición, etiquete y coloque en una uni­ dad de rociado o en un propagador.

Esquejes de leña blanda

Cuidados ulteriores Los esquejes de leña blanda se marchi­ tan con rapidez si no se conservan en

Esta técnica resulta adecuada para cul­ tivar diversos arbustos, principalmente A rbustos

con

E s q u e je s

de

C o r t e d e E sq u e je s de L eña V erde

Esquejes de leña verde

Seleccione y prepare esquejes de leña verde (aquí, de Philadelphus^ a finales de primavera, cuando dejan el desarrollo y los nuevos tallos son más firmes.

Casi todos los arbustos propagables a través de leña blanda, también se pue­ den propagar a partir de leña verde. Cor­ te esquejes de leña verde —o bien no­ dales o de estaca— (véase pág. 85) de vástagos vigorosos a finales de prima­ vera, cuando tienen una base ligeramen­ te leñosa y firme. Siga el método utili­ zado para los esquejes de leña blanda, empleando la misma mezcla en el tiesto. Si los esquejes miden más de 8-10 cm, elimine las puntas blandas y corte las hojas inferiores. En un corte nodal,

M adera Blanda

En primavera, elimine los vástagos jóvenes no florecidos (aquí, de Hydrangea paniculataj con 3-5 pares de hojas. Selle dentro de un saco opaco de plástico y mantenga a la sombra hasta prepararlos.

I

2

4

5

Riegue los esquejes con una solución fungicida, después etiquete y coloque en un propagador. Mantenga la temperatura a I8°-2I°C.

una atmósfera húmeda, y los cuidados posteriores resultan muy importantes. En la medida de lo posible, elimine las hojas caídas diariamente y aplique un rocío fungicida una vez a la semana. Una vez arraigados, temple los esque­ jes y trasplante a tiestos individuales o conserve en los contenedores. Si los con­ serva dentro de la tierra para esquejes, proporcione una alimentación suple­ mentaria cada dos semanas durante la estación de desarrollo y coloque en ties­ tos los esquejes arraigados de forma in­ dividual a la primavera siguiente.

Reduzca cada esqueje hasta 8-10 cm, cortando recto justo debajo del nodulo (véase talle). Corte las hojas inferiores.

Una vez arraigados, temple los esquejes; después, retire del tiesto, separándolos con cuidado.

3

Introduzca los esquejes en tiestos preparados con abono para esquejes, asegurando que las hojas no se toquen entre sí.

6

Trasplante los esquejes separados en tiestos individuales y afirme. Riegue, etiquete y mantenga en una ubicación sombreada hasta que estén bien establecidos.

practique un corte recto con un cuchi­ llo afilado justo debajo del nodulo. Eli­ mine la cola en un esqueje de estaca. Im­ pregne los esquejes de polvo de arraigo hormonado e introduzca en la tierra. Riegue con una solución fungicida an­ tes de colocar en una unidad de rociaA r b u st o s P r o pa g a b l e s p o r E s q u e je s d e l eñ a B landa/ de L eña V erde Abelia, algunos # Abutilón, algunos# Aloysia, algunos#, áfc Boronia # Calluna Caryopteris Ceanothus, algunos # (caducifolias) Ceratostigma, algunos * é Cestrum # áfe Cotoneaster (caducifolias) Cytisus, algunos # Daboecia Daphne x burkwoodii Enkianthus Erica Forsythia Fuchsia, algunos * Genista, algunos * Halesia Hydrangea áfe Kolkwitzia Lagerstroemia * áte Lan tana # é Lavatera M Nandina Perovskia Philadelphus Potentilla Viburnum (caducifolias) C lave

* áfe

No resistentes Sólo esquejes de leña blanda

P r o p a g a c ió n p o r E s q u e je s S e m im a d u r o s Entre mediados y finales de verano, elija para los esque­ jes vástagos sanos del desarrollo de la estación en eurso. Se­ pare de la planta ma­ dre (aquí Ilcx x altaclerensis ‘Goldcn King’) justo encima de un nodulo. Debe­ rían ser semimadu­ ros. Recorte cada vástago lateral hasta 10-15 cm, cortando justo debajo de un nódulo.

do o en un propagador. Elimine las ho­ jas caídas diariamente y aplique fungi­ cida una vez a la semana. Una vez arraigados, temple los esque­ jes y trasplante o cultive en el contene­ dor original. En este último caso, ali­ mente con regularidad durante la estación de crecimiento y trasplante la primavera próxima.

Esquejes semimaduros Muchos arbustos perennes y algunos caduci folios se pueden propagar por me­ dio de esquejes semimaduros, incluyen­ do algunos como Aucuba y Choisya, difíciles de propagar a partir de esque­ jes de leña dura. Esquejes adecuados

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Elimine los váslagos laterales Corle el extremo blando de del tallo principa!. Recorte cada cada esqueje y retire el par de vástago lateral hasta 10-15 cm, cor­ hojas inferiores, cortando a ras lando justo debajo de un nodulo. del tallo.

Los esquejes se cortan entre mediados y finales de verano, y a veces hasta prin­ cipios de otoño. Elija vástagos de la es­ tación en curso que sean firmes y leño­ sos en la base, pero de puntas blandas. A diferencia de los esquejes de leña blanda, deberían ofrecer cierta resisten­ cia al doblarlos. Algunos arbustos se propagan por medio de variantes de la técnica empleada para los esquejes se­ mimaduros, tales como los de mallete (vease pág. 85) o esquejes de brotes de hojas (véase pág. 85). Preparación del medio arraigante

Antes de recoger los esquejes de la plan­ ta madre, llene contenedores suficientes del tamaño adecuado —o un propaga­ dor (equipado con calefacción de ba­ se)— con tierra para tiesto adecuada: utilice corteza de pino fina o una mez­ cla a partes iguales de sustituto de tur­ ba (o turba) y grava o perlita. Preparación de esquejes

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Estimule el arraigo hiriendo el esqueje: corte un trozo de corteza de 2,5-4 cm de longitud de un lado de la base con cuidado.

6

Una vez bien arraigados, retí­ relos con cuidado y plante individual­ mente. Temple gra­ dualmente antes de seguir cultivando en sus tiestos o trasplantando en el exterior.

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Impregne la base de polvo de arraigo hormonado; introduz­ ca en tierra para esquejes en un propagador o en tiestos dentro de una cajonera.

Los esquejes se pueden recoger con es­ taca (véase pag. 85) o como nodales. Los esquejes de estaca deberían medir 5-7 cm, recortados hasta una estaca corta en la base; los esquejes de nódulo de­ berían medir 10-15 cm, tomados de guías o de vástagos láterales y cortados con un cuchillo afilado justo debajo de un nódulo. En los esquejes de nódulo y de esta­ ca, elimine las puntas blandas. En am­ bos casos, elimine el par de hojas infe­ rior, y en las plantas de hojas grandes reduzca el tamaño de éstas a la mitad para evitar la pérdida de humedad. Un paso optativo consiste en prepa­ rar la base de los esquejes practicando un corte poco profundo a un costado; en las plantas de arraigue difícil, tales como Daphne sericea, este corte debe­ ría ser más profundo, retirando también una astilla de corteza. Colocación en tiesto

Impregne la base de los esquejes —com­ prendiendo todo el corte en esquejes con corte— en hormona para arraigar, an­ tes de emplear un almocafre para intro­

ducirlos en la tierra preparada, o bien directamente en un propagador o en contenedores. Deje un espacio de apro­ ximadamente 8-10 cm entre un esqueje y otro y asegure que sus hojas no se su­ perpongan, ya que esto podría generar condiciones de estancamiento en la que prosperan los hongos de la tierra des­ compuesta. Afirme la mezcla alrededor de los esquejes. Etiquete cada contene­ dor y riegue concienzudamente con una solución fungicida para protegerlos de las enfermedades que pudren por el pie (véase pág. 568). Temperatura correcta

Inverne los esquejes en contenedores, en una cajonera o en un invernadero. Para aquellos introducidos directamente en un propagador, la temperatura de base debería mantenerse a 21° centígrados. Cuidados ulteriores

Examine los esquejes periódicamente durante el invierno, retirando las hojas caídas de inmediato. Riegue la tierra si éste presentase señales de resecamiento, tales como un ligero encogimiento des­ de los bordes del contenedor. Si los es­ quejes se invernan en una cajonera, ésta podría necesitar alguna clase de aislación como una cubierta de arpillera o de alfombra vieja para protegerlos de daños por heladas. Los esquejes conservados en una ca­ jonera o en un invernadero sin calefac­ ción necesitarán, con toda seguridad, otra estación de crecimiento dentro de sus contenedores antes de arraigar sa­ tisfactoriamente. Mantenga la cajonera cerrada, salvo en días muy templados. El cristal debería mantenerse limpio y libre de condensación, ya que el alto contenido de humedad del aire de la ca­ jonera proporciona las condiciones idea­ les para que ocurran infecciones a tra­ vés de hongos. A finales de primavera y principios de verano, abra la tapa gra­ dualmente durante períodos cada vez más largos para templar los esquejes arraigados. Si resultara necesario, proteja los es­ quejes de los rayos directos del sol, cu­ briendo el cristal con un material som­ breante adecuado. A lo largo de la estación de desarro­ llo, aplique fertilizante líquido cada dos semanas a todos los esquejes semima­ duros. Examine regularmente, retiran­ do todo lo que sea débil o muestre in­ dicios de enfermedad. Trasplantado

Los esquejes invernados en un propaga­ dor deberían haber arraigado a princi­ pios de primavera, ya que el calor de base ayuda a acelerar el desarrollo de las raíces. Controle que exista un crecimiento fuerte en las raíces antes de trasplantar. Sáquelos de sus contenedores, separe cada esqueje con cuidado, y ponga en tiesto individualmente, o piante —eti­ quetados con claridad— al aire libre.

a la leña más vieja. Resulta particular­ mente adecuado para muchas Espirea y Berberís caducifolios, que producen vástagos laterales cortos sobre las ramas principales. A finales de verano, retire un tallo del desarrollo de la última estación de la planta madre y corte en varios segmen­ tos que contengan, cada uno, vástagos laterales vigorosos de desarrollo nue­ vo. Si el talón tiene más de 5mm de diá­ metro, corte a lo largo. Después trate igual que para vástagos semimaduros (p. 84).

Esquejes de estaca Los esquejes de estaca, que pueden obtenerse de tallos de leña verde, semi-madura o dura, son vástagos la­ terales vigorosos del desarrollo de la estación en curso. Cada esqueje se corta con una «estaca» de leña vieja en la base, en la que están concentra­ das las hormonas de crecimiento que ayudan al arraigo. Los esquejes de estaca resultan par­ ticularmente adecuados para un cier­ to número de arbustos perennes, como Pieris y algunas azaleas (Rododendron), para los caduci folios de ta­ llos medulosos o huecos —tales como Berberís y Sambucus—, y para aque­

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Arranque vaslagos laterales sanos del desarrollo en curso (aquí, sobre Prunus laurocerasus ‘SchipkaensisV con una estaca de corteza.

Si algunos esquejes, en vez de arraigar formaron un callo, rasque parte de éste para estimular el arraigo y vuelva a in­ sertar en la tierra. Si están bien desarrollados, los esque­ jes cultivados en una cajonera se pue­ den plantar en otoño o conservarlos en una posición protegida al aire libre o en una cajonera hasta la primavera. Des­ pués se los pone en tiesto individualmen­ te o se los planta. E squejes

de

T a ló n

llos de tallos de leña verde como las retamas (Cytisus/Genista). Seleccione como esquejes los vás­ tagos laterales sanos característicos de la planta madre. Arranque el vástago cuidadosamente del tallo principal, despegando una pequeña tira de cor­ teza al mismo tiempo. Evite rasgar la corteza del vástago principal, ya que podría quedar expuesto a las infeccio­ nes. Corte la estaca con un cuchillo afilado y después siga la técnica em­ pleada para los de leña verde (véase p. 83), semimadura (véase pág. 84), o los de leña dura (véase a la derecha), según la madurez de cada tallo.

Ksquejes de brotes de hojas El esqueje de un brote de hoja se toma de tallos semimaduros y comprende un trozo corto de tallo con una hoja y un brote de hoja. En comparación con los esquejes de tallo, los de brote de hoja hacen un uso mucho más económico del material de la planta madre. Este método de propa­ gación es el más utilizado para las ca­ melias. A principios de verano o a principios de otoño, elija un vástago vigoroso del desarrollo de la estación en curso con hojas sanas y brotes bien desarrollados. Utilizando un cuchillo afilado o poda­ deras, corte el tallo justo encima de cada hoja, luego practique un corte de 2 cm debajo del pecíolo, a fin de dividir el vás­ tago en varios segmentos. No resulta necesario tratar los esque­ jes de brote de hoja con polvo hormonado de arraigo antes de poner en ties­ to, pero se puede hacer un corte en la base para acelerar el arraigo. Introduz­ ca dentro de contenedores con tierra para esquejes y trate igual que los esque­ jes semimaduros (véase pág. 84). Para ahorrar espacio en la cajonera o propagador, enrolle cualquier hoja grande y sujete con cintas de goma; una caña introducida en medio de una hoja enrollada proporcionará un sostén su­ plementario, ayudando a anclarlo con firmeza en la tierra. En arbustos como Mahonia, corte las hojas compuestas por la mitad.

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Con un cuchillo afilado, corte la «cola» en la base del esqueje antes de introducir en abono para esquejes.

Ksquejes de talón Un esqueje de mallete —que se toma de tallos semimaduros— es un vástago ma­ durado del desarrollo de la estación en curso, pegado a un trozo de leña de la estación anterior, con un tocón en for­ ma de talón en la base. Los esquejes de talón se utilizan con frecuencia para la propagación de arbustos de tallos me­ dulosos o huecos, porque los hongos de descomposición tienden a afectar menos P r o p a g a c ió n

por

E s q u e je s

de

B rotes

de

A r b u st o s P r o pa g a b l e s p o r E s q u e je s S e m im a d u r o s Andromeda Arctostaphylos Aucuba V Azara, algunos # , V Berberís, algunos * , V Baronia # V Brachyglottis # Bruckenthalía Bupleurum V Callistemon * V Camelia, algunos * Cantua * V Carmichaelia, algunos * , V Carpenteria V Cassinia V Cassiope V Ceanothus, algunos # , V Colletia V Coprosma * V Corokia, algunos * ,

Cotoneaster ‘Firebird’

Cotoneaster Cytisus, algunos * , V Daphne Deutzia Drimys Elaeagnus V Escaltonia V Garrya V Gordonia * V Greviltea * V Griselinia, algunos * V Hibiscus rosa-sinensis # Ilex, algunos # ¡tea ilicifolia V Leptospermum, algunos * , Leucothóe V Magnolia grandiflora V Mahonia Nerium * V Olearia, algunos * , V

H o ja s Olearia phlogopappa

Philadelphus Pholinia V Pieris V Pittosporum, algunos Pyracantha Prunus (especies siempreverdes) V V

Retire un tallo del año anterior y corte encima de cada vástago lateral y 2,5 cm por debajo de éste. Reduzca a 10-13 cm de largo y elimine las hojas inferiores.

1

Elija vástagos semimaduros (aquí, de Camellia japónica/ Haga un corte recto a 2 cm por debajo de cada hoja y otro justo encima.

2

Retire una astilla de corteza de 5 mm de largo en la base de cada esqueje (véase detalle). Introduzca los esquejes en la tierra con las hojas apenas visibles encima de la superficie.

Rhododendron Skimmia V Viburnum Weigela C lave

* V

No resistente Con una estaca

*

V

A r b u sto s P r o p a g a b l e s po r E s q u e je s d e L eñ a d u r a A triplex halimus Aucuba japónica Buddleja Buxits Cornus alba, C. stolonifera Cotoneaster x watereri Deutzia x elegantissima ‘Rosealind’, D. longifolia, D. x rosea, D. scabra Forsythia Hypericum x moserianum Ligustrum ovalifolium Philadelphus Deutzia longifolia ‘Veitch»’

Ribes Rosa rugosa Rubus Ruta graveolens Salix Sambucus Spiraea Symphoricarpos Tamarix Viburnum (caducifolias) Weigeta

Esquejes de leña dura Un modo fácil de cultivar muchos ar­ bustos caducifolios y perennes es a partir de esquejes de leña dura. Utilice desa­ rrollos completamente maduros y vigo­ rosos de la estación en curso, recogidos desde finales de otoño a principios de invierno. Recoja los esquejes de arbus­ tos caducifolios justo después de que caigan las hojas. Preparación del suelo

Es mejor arraigar esquejes en un maci­ zo preparado o en contenedores conser­ vados en una cajonera, pero también se los puede introducir en un macizo al aire libre. Prepare el macizo a finales de vera­ no o principios de otoño, primero cul­ tivando el suelo hasta que esté desmenuzable, y después cavando una zanja con una cara plana de 12-15 cm de pro­ fundidad. Para estimular el arraigo, co­ loque una capa de arena gruesa de 2,5-5 cm de espesor en el fondo de la zanja; esto es esencial en el caso de suelos pe­ sados. Deje un espacio de 38 cm entre cada zanja. Preparación de esquejes

Corte los esquejes en trozos de 15 cm de largo, cortando en la parte superior justo encima de un brote o de un par de brotes; en los perennes, corte por en­ cima y por debajo de las hojas. Recoja esquejes de estaca de tallos medulo-

P r o p a g a c ió n POR Para los esquejes elija vástagos fuertes, sanos y maduros del desarrollo de este año (véase detalle izq.); evite tallos débiles y delgados (centro), y leña más vieja (derecha).

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sos (véase pág. 85). Retire todas las hojas hasta un tercio de la base de los siempreverdes y corte las hojas grandes por la mitad. Trate el corte de la base con hormonas de arraigo. Si retira una tira de corteza cerca de la base, podría esti­ mular el arraigo de los esquejes difíciles. Introduzca los esquejes en contenedo­ res con abono para esquejes. Alternati­ vamente, coloque contra la cara verti­ cal de la zanja preparada, a 15 cm de distancia en suelo abierto, o en una ca­ jonera a 10 cm de distancia. Deje que asomen 2,5-5 cm del esqueje. Vuelva a rellenar la zanja y afirme los esquejes. Cuidados ulteriores

Si el suelo se levanta a causa de las he­ ladas, compacte alrededor de los esque­ jes. Durante la estación de desarrollo, mantenga el macizo sin maleza y bien regado. Los esquejes en cajonera arrai­ gan generalmente llegada la siguiente primavera. Temple antes de poner en tiesto o plantar. Los de suelo abierto no deberían moverse hasta el próximo oto­ ño y después deberían trasplantarse a su lugar definitivo.

Esquejes de raíz Los arbustos que se pueden propagar a partir de esquejes de raíz comprenden Aesculus parviflora, Aralia, Clerodendrum, Myrica, Rlius y Xanthorhiza simplicissima. Retire una planta joven mientras esté inactiva y saque la tierra de las raíces. Si no fuese posible, des­ cubra una parte del sistema de raíces. Corte las raíces jóvenes de más de 5 mm de diámetro cerca del tallo principal. Conserve en arpillera húmeda o en un saco de plástico hasta que se puedan preparar.

rra ligeramente e introduzca cada uno a 5 cm de distancia, con el extremo ses­ gado hacia abajo. Compacte la tierra de­ jando que sobresalga el extremo plano de cada uno. Cubra con 3 mm de gravi11a y riegue. Este riego puede resultar su­ ficiente hasta que los esquejes se desa­ rrollen; una humedad excesiva podría pudrirlos. Cuidados ulteriores

Los esquejes arraigarán en diez sema­ nas al aire libre y en ocho semanas en una cajonera o en un invernadero fres­ co. Bajo cristal, los esquejes producirán vástagos en cuatro a seis semanas si se los mantiene a 18°-24 °C. Los esquejes de arbustos de crecimiento rápido debe­ rían volver a ponerse en tiesto apenas arraigados. Es posible dejar otros esque­ jes de raíz dentro de sus contenedores durante otros 12 meses; aplique un ali­ mento líquido una o dos veces al mes. Después, ponga en tiesto individualmen­ te o plante en semilleros.

Cultivo de arbustos a partir de semillas Cultivar arbustos a partir de semillas es sencillo y económico. En los géneros cuE x t r a c c ió n d e d e Bayas

S em illa s

Preparación de esquejes

Primero, retire y descarte las raíces la­ terales fibrosas; después, haga un corte recto sobre una raíz no dañada en el ex­ tremo donde se cortó de la planta. Haga un corte sesgado en el extremo opuesto de la raíz. Los esquejes deberían medir 5-15 cm, de modo que es posible prepa­ rar varios de la misma raíz. Cuanto más frío sea el medio de arraigo y cuanto más delgada sea la raíz, tanto más lar­ go deberá ser el esqueje; los esquejes que deban arraigar al aire libre deberían me­ dir al menos 10 cm. Espolvoree cada es­ queje con fungicida, pero no con polvo de arraigue, ya que éste tiende a inhibir la producción de vástagos.

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Aplaste las bayas (aquí, pyracantha) entre el índice y el pulgar, eliminando la mayor parte de la pulpa exterior. Lave en agua tibia.

Introducción de esquejes

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3

Elimine las hojas caducas y Introduzca los esquejes en corte la leña blanda de la tiestos preparados con tierra punta. Corte el tallo en trozos de para esquejes, dejando visibles 15 cm de largo, impregnando los 2,5-5 cm. Etiquete los tiestos y extremos de polvo hormonal de coloque en cajonera. arraigo.

En suelo abierto, resulta posible intro­ ducir Aralia y otros arbustos que se re­ producen con facilidad a partir de es­ quejes de raíz. En el caso de los que arraigan con más dificultad, es preferi­ ble un medio ambiente controlable. Pre­ pare contenedores con tierra para esque­ jes suficientemente grandes como para introducir varios esquejes. Afirme la tie­

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Seque las semillas con un trapo y coloque dentro de un saco de plástico transparente con un poco de arena gruesa; manténgalo refrigerado hasta sembrar.

yas especies hibridicen con facilidad, uti­ lice únicamente semillas producidas por una polinización controlada. Recolección y limpie/u de semillas

Recolecte las cápsulas de semillas o los frutos cuando estén maduros. Extraiga la semilla, luego limpie y seque antes de sembrar o almacenar. Sumerja los fru­ tos pulposos en agua tibia o aplaste, de manera que la semilla pueda extraerse con más facilidad. Recolecte las semi­ llas finas juntando cápsulas enteras, pre­ ferentemente cuando ya se hayan vuel­ to marrones. Coloque las cápsulas en un saco de papel y mantenga a tamperatura ambiente hasta que se abran. Almacenado de semillas

El tiempo que una semilla resulta via­ ble depende de la especie y de las con­ diciones de almacenamiento. Las acei­ tosas no se conservan bien, y deben plantarse poco tiempo después de ser re­ colectadas. La viabilidad de las semillas se puede prolongar si se las almacena a 3-5°C de temperatura. Interrupción del estado inactivo de las semillas

Las semillas de ciertos arbustos tienen una forma de inactividad que impide que germinen en condiciones adversas. Esta inactividad se puede interrumpir artificialmente mediante la escarifica­ ción o la estratificación (véase también P rin cipio s d e P r o p a g a c ió n , «Cómo vencer la inactividad», p. 535). Para permitir la entrada del aire y la humedad en semillas de cáscara dura como las peonías (Paeonia), escarifique haciendo un pequeño corte en la cásca­ ra con un cuchillo o lijando un poco an­ tes de plantar. Las semillas de cáscara dura demasiado pequeñas para cortar se pueden frotar con papel de lija. Se pue­ de estimular la germinación de algunas semillas sumergiendo durante algunas horas bien en agua fría (por ejemplo, Camelia y Piltosporum), bien en agua caliente —pero no hirviendo— en el caso de Caragana y Coronilla. Esto ablanda la cáscara dura, permitiendo la emrada de agua y el comienzo del pro­ ceso de germinación. Las semillas que requieren un período de congelación están estratificadas. Ape­ nas haya recogido las semillas, coloque una capa de trozos de tiesto en el fondo de un contenedor que tenga agujeros de drenaje y disemine las semillas entre dos capas de arena mezcladas con sustituto de lurba (o turba). Coloque el contene­ dor al aire libre o en una cajonera. La primavera siguiente, cuando algu­ nas de las semillas hayan germinado, se las puede separar y sembrar de forma espaciada. U s de ciertos arbustos resis­ tentes, como algunas especies de Vibur­ num, podrían requerir un congelado ul­ terior en una nevera. La refrigeración de semillas resisten­ tes podría producir resultados más esperanzadores. Mezcle las semillas con

vermiculita húmeda, sustituto de turba o turba, luego selle en un saco de plás­ tico transparente y refrigere. El perío­ do de congelación varía de una especie a otra pero, cuando hayan germinado, retire y plante.

S ie m b r a

de

S em illa s

en

C ontenedores

Sembrado de semillas en contenedores

Habría que sembrar la mayoría de las semillas en otoño; sin embargo, las semi­ llas de arbustos delicados, que en las zo­ nas templadas germinan bajo cristal, de­ berían sembrarse en primavera. Limpie todos los contenedores, utensilios y su­ perficies. Emplee tierra para semillas corrientes, pero, para aquellas que no toleran la cal, emplee tierra ericácea. Siembre las semillas grandes una por una. Rellene un tiesto o una bandeja con tierra y compacte suavemente antes de quitar la tierra sobrante. Vuelva a com­ pactar con una tabla de modo que el nivel quede 1 cm más bajo del borde del tiesto o bandeja. Siembre las semi­ llas a 5 cm de distancia entre cada una, después afírmelas de un modo parejo dentro de la tierra. Cubra con una ca­ pa de 5 mm de tierra tamizada y otra de 5 mm de gravilla limpia. Etiquete y feche cada contenedor y riegue las se­ millas. También es posible plantar mu­ chas semillas de tamaño mediano con este método, pero la separación entre el borde y la tierra debería ser de 5-8 mm. Cubra las semillas con tierra tamizada y 5 mm de gravilla limpia. Coloque ma­ lla metálica sobre el contenedor para proteger los plantones de los animales pequeños. Al sembrar semillas finas, compacte la tierra a 5 mm de distancia del borde. Riegue y deje drenar antes de sembrar, desparramando las semillas cuidadosamente sobre la superficie. No cubra las semillas ni las riegue desde arriba. Cuidados ulteriores para plantones en contenedores

Después de sembrar, coloque los conte­ nedores en un propagador, un inverna­ dero o una cajonera. Las especies tem­ pladas necesitan una temperatura entre 12-15°C; las de climas cálidos y tropi­ cales prefieren 21°. En el caso de semi­ llas plantadas en primavera bajo cristal, se debería mantener una temperatura de 12-15°C. Examine los contenedores con semillas regularmente y riegue cuando resulte necesario. No riegue nunca se­ millas finas desde arriba; coloque el con­ tenedor en un tanque de agua poco pro­ fundo durante poco rato, de modo que el agua sea absorbida por capilaridad. Cuando las semillas hayan germinado, rocíe ocasionalmente con fungicida. Trasplantado en agujeros preparados

Una vez que sean suficientemente gran­ des, extraiga los plantones. Golpee el costado del contenedor para aflojar la tierra, o retírela junto con los plantones y sepárelos, tocando las raíces lo menos posible. Transfiera a tiestos limpios o a semi­

Siembre las semillas uniformemente sobre una bandeja con tierra para semillas tamizado, golpeando desde un papel doblado.

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Cuando los plantones sean suficientemente grandes para manipular, retire cuidadosamente sosteniendo por las hojas.

lleros con abono para esquejes, nivela­ do pero no compactado. Practique un agujero en la tierra c in­ troduzca el plantón. Nivele la tierra gol­ peando la superficie del contenedor y afirme, etiquete y riegue. Hasta que los plantones se establezcan, coloque los tiestos fuera de la luz directa del sol, a una temperatura similar a la de la ger­ minación. Sembrado de semillas al aire libre

Los semilleros al aire libre resultan úti­ les para sembrar grandes cantidades de semillas que no requieran atención dia­ ria. Antes de sembrar, prepare el semi­ llero con seis meses a un año de ante­ lación. En otoño, rastrille el suelo hasta con­ vertirlo en una capa labrada fina. Siem­ bre las semillas en hileras a 45 cm de dis­ tancia entre una y otra, plantando las medianas y las grandes individualmen­ te a 10-15 cm de distancia, y esparza las finas. Cubra las grandes y las medianas con una capa de 0,5-1 cm, pero deje las fi­ nas al descubierto. Luego coloque una capa de 0,5-1 cm de gravilla encima del semillero. Afirme la gravilla con una tabla de afirmar y etiquete las hileras.

Cubra las semillas con una capa fina de tierra y agregue otra de gravilla de 5 mm de espesor. Etiquete y coloque en cajonera hasta que germinen.

Traslade los plantones a tiestos individuales, o introduzca 3 en uno de 13 cm. Después de formarse el segundo par de hojas, ponga en tiesto individualmente. S em illa s d e A r b u st o s q u e R e q u ie r e n T r a t a m ie n t o E s pe c ia l Estratificación

Amelanchier Cotoneaster Euonymus Hippophae Viburnum (algunos) Escarificación Camellia, algunos * Paeonia

Remojo Arbutus Camellia, algunos * Caragana Coronilla, algunos * Cytisus, algunos # Piltosporum, algunos * Sembrado de semillas tiernas

Acer palmatum Daphne Kalmia Rhododendron, algunos * C la ve ♦ No resistente

A rb u sto s P r o pa g a b l e s por A co da d o S en c ill o Andromeda Aucuba Carpenteria Cassiope Chaenomeles Chionanthus Corylopsis Daphne blagayana Disanthus Elaeagnus commutata Epigaea Erica Fothergilla Gaultheria forrestii * Illicium, algunos Kalmia Laurus Magnolia Osmanthus, algunos * Rhododendron, algunos * Skimmia Kalmia Stachyurus, algunos * latifolia Syringa Vaccinium corymbosum C lave * No resistente

P r o p a g a c ió n

de un

A rbu sto

Cuidados ulteriores para plantones al aire libre Proteja los plantones del viento con ma­ lla 50 % permeable, y, de las heladas, con placas opacas. Si la distancia entre las semillas es correcta, las enfermeda­ des no deberían atacarlas, pero el pul­ gón verde (véase «Afidos», p. 550), los ácaros araña roja (p. 550) y los ratones (p. 556) podrían causar problemas. Si el espaciado es el correcto, es po­ sible dejar los plantones en el semillero hasta el otoño siguiente; en ese momento hay que ponerlos en tiestos o trasplan­ tarlos a un semillero separado.

Propagación por acodado El acodado es un método para propa­ gar arbustos en el cual se estimula un tallo a desarrollar raíces antes de sepa­ rarlo de la planta madre. La caída y el retoñado —técnicas que se emplean comercialmente— son variantes del aco­ dado. Acodado simple Con este método resulta posible propa­ gar muchos arbustos caducifolios y pe­ rennes. En otoño o primavera, alrede­ dor de 12 meses antes del acodado, pode una rama baja de la planta madre para estimular el desarrollo de vástagos vi­ gorosos, que tienen mayor capacidad de por

arraigo. Entre finales del otoño siguien­ te y principios de primavera, prepare el suelo alrededor del tallo a acodar para que quede desmenuzable. Agregue grava y tierra negra si el suelo fuera pesado. Conserve las hojas del extremo del vástago elegido, pero elimine las restan­ tes y cualquier vástago lateral. Lleve el tallo a ras de suelo y marque el suelo al­ rededor de 22-30 cm detrás de la punta del tallo. En este sitio cave una zanja poco profunda para el tallo. Practique un corte pequeño en la parte del tallo que será estaquillado en la zanja, es de­ cir, a unos 30 cm detrás de la punta, bien con un corte sesgado, o eliminando un anillo de corteza. Espolvoree el corte con hormona de arraigo y después estaqui­ lle el tallo dentro de la zanja con un alambre doblado, inclinando la punta hacia arriba y sujetando a una caña. Vuelva a llenar la zanja y afirme la tie­ rra, dejando la punta expuesta. Mantenga húmeda la zona alrededor del acodo a lo largo de la estación de desarrollo. Para otoño, el acodo debe­ ría haber arraigado. En la primavera si­ guiente, controle que se haya formado un buen sistema de raíces antes de se­ parar el acodo de la planta madre; des­ pués, ponga en tiesto o plante en el jar­ dín. Si no ha arraigado, o sólo hay unas pocas raíces, mantenga junto a la plan­ ta madre durante otra estación.

A c o d a d o S im p l e

Elija un tallo joven, flexible, y que crezca cerca del suelo. Lleve hasta el suelo y marque su posición con una caña a 22 cm detrás de la punta.

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En el punto marcado, cave un agujero en el suelo preparado de 8 cm de profundidad, con una cara ligeramente inclinada donde el tallo se une a la planta madre.

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Aplique una hormona de arraigo al corle del tallo. Estaquille el tallo con alambre doblado, de modo que la superficie de corte permanezca en contacto con el suelo.

Doble suavemente la punta del tallo en forma vertical y fije a la caña con una ligadura. Llene el agujero con más tierra. Afirme ligeramente con los dedos y riegue.

Elimine los vástagos laterales y las hojas del tallo elegido. En la parte de abajo del tallo, donde toque el suelo, corte una lengüeta de corteza.

Una vez arraigado (véase detalle), retire el tallo acodado y separe de la planta madre, cortándolo cerca de las raíces nuevas y jóvenes. Ponga en un tiesto el acodo o plántelo.

Acodado aereo Esta técnica resulta especialmente ade­ cuada para arbustos cuyas ramas difí­ cilmente alcanzan el nivel del suelo. En primavera, seleccione un tallo de un año, fuerte y sano, que haya madu­ rado. Corte los vástagos laterales y las hojas, dejando el tallo limpio detrás de la punta. Haga un corte sesgado en el tallo y espolvoree con hormona de arraigo. Corte la parte sellada de un saco de plástico negro u opaco de unos 22 x 18 cm. Métalo en el tallo como si fuera una manga y sujete el extremo más alejado de la punta en desarrollo atando el saco firmemente alrededor del tallo con cin­ ta aislante, rafia o cuerda. Humedezca una mezcla de arraigo bien aireada, compuesta por musgo esfagnáceo o una mezcla a partes iguales de perlita y sustituto de turba (o turba), de modo que esté mojado, pero no em­ papado. Apriete la mezcla húmeda den­ tro del saco alrededor del corte del ta­ llo y selle el extremo superior. No mueva el saco durante una estación completa. Durante la primavera siguiente, con­ trole que el acodo haya arraigado. Si es así, corte inmediatamente debajo del punto de acodo. Retire el saco y extrai­ ga las raíces. Pode cualquier desarrollo nuevo en el tallo acodado hasta una hoja o un brote de la leña vieja. Ponga en tiesto empleando una tierra corriente o uno ericáceo, según convenga. Etique­ te y coloque el acodo en un invernade­ ro fresco o en una cajonera, hasta que la planta joven esté bien establecida. Si no se han desarrollado raíces, o sólo al­ gunas pocas al retirar el saco, vuelva a sellarlo y déjelo en su lugar durante va­ rios meses más. Después efectúe el pro­ cedimiento antes descrito. Acodado de extremos Algunos arbustos, sobre todo especies e híbridos del género Rubus, arraigan fácilmente desde los extremos de los ta­ llos y pueden propagarse de este modo. En primavera, seleccione un vástago vi­ goroso de un año y elimine la punta que crece para estimular vástagos laterales. A finales de primavera, cultive el suelo alrededor del vástago. Mezcle con ma­ teria orgánica y arenilla si el suelo es pesado. A mediados de primavera, cuando el desarrollo del extremo sea ligeramente firme, lleve el tallo a ras de suelo y mar­ que la posición del extremo. En ese pun­ to, cave una zanja de 7-10 cm de pro­ fundidad con una cara vertical y la otra inclinada hacia la planta madre. Esta­ quille el extremo creciente en el fondo de la zanja ccrca de la cara vertical por medio de grapas de alambre en forma de «U». Rellene la zanja, afirme ligera­ mente y riegue. A finales de otoño deberían haberse desarrollado plantas bien arraigadas. Corte éstas en el punto en el que el ta­ llo arqueado entra en la zanja. Retire los acodos arraigados y ponga en tiesto o

A co da d o A é r e o

de un

A r b u st o

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Elija un tallo sano y Deslice una manga de plástico horizontal del crecimiento del encima y a lo largo del tallo; año anterior. Corte las hojas y los selle y fije el extremo inferior de vastagos laterales dejando un la manga al tallo con cinta tallo limpio de 22-30 cm de largo. adhesiva.

Repliegue la manga. Corte en diagonal 4 cm a una profundidad de 5 rnm, en el sentido del crecimiento. Aplique polvo de arraigo.

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Vuelva a colocar el plástico sobre el corte. Rellene con cuidado con más musgo humedecido, de manera que éste rodee el tallo completamente.

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Empape dos manojos de musgo esfagnáceo en agua, exprima suavemente. Empuje el musgo dentro del corte, manteniéndolo abierto.

Siga rellenando la manga con musgo hasta 5 cm del extremo abierto. Cierre éste y fije con cinta adhesiva.

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La manga sellada estimula el Una vez que el acodo haya arraigo, reteniendo la arraigado, retire la manga y humedad. Manténgala en el lugar corte el acodo debajo de las durante una estación de raíces. Ponga en un tiesto o desarrollo por lo menos, para que plante el arbusto nuevo (aquí, un crezcan raíces nuevas. rododendro) al aire libre.

R etoñado

Cubra los vástagos con tierra que drene libremente, agregando más a medida que crezcan. Los vástagos arraigarán, y se pueden separar en otoño y poner en tiesto. vuelva a plantar al aire libre. (Véase tam­ bién Acodado de extremos, p. 411.) Caída Empleando esta técnica, la planta que­ da casi enterrada. Se la utiliza para cul­ tivar arbustos enanos, tales como rodo­ dendros y brezos de crecimiento poco elevado (Erica, Daboecia, Calluna), a partir de plantas madres que se han vuelto dispersas. Durante la estación inactiva, entresa­ que las ramas de las plantas que posean una masa de tallos apiñados para per­ mitir que los demás tallos tengan un contacto suficiente con el suelo para de­ sarrollar raíces una vez enterrado. Antes de que comience a crecer —pero después que haya pasado el riesgo de que pene­ tren las heladas—, cave un agujero su­ ficientemente grande como para enterrar la planta, dejando visibles sólo los ex­ tremos de las ramas. Si el suelo es pesa­ do, agregue arenilla y materia orgánica. Retire la planta madre junto con el ce­ pellón lo más completo posible y déje­ lo «caer» dentro de un agujero prepa­ rado. Cultive el suelo alrededor de cada tallo, dejando expuesto 2,5-5 cm de cada extremo. Afirme el suelo y etiquete. Mantenga el suelo húmedo en verano y, en otoño, retire la tierra alrededor de la planta cuidadosamente para controlar el arraigo. Separe cualquier vástago arraigado de la planta madre y ponga en tiesto o plante, etiquetando con cla­ ridad. Si el arraigo no se hubiera pro­ ducido, vuelva a colocar la tierra y dé­ jela otros 12 meses. Retoñado Aunque se utilice fundamentalmente para cultivar rizomas de árboles fruta­ les, el retoñado también se puede utili­ zar para la propagación de arbustos or­ namentales caducifolios, tales como sanguiñuelos (Cornus) y lilas (Syringa) a partir de plantas no injertadas. En primavera, plante un acodo arrai­ gado u otra planta joven, etiquete y siga cultivando durante una estación más. Recorte el tallo hasta una distancia de 8 cm del suelo y aplique un fertilizante equilibrado a razón de 120 g por m2. Cuando los vástagos resultantes de este

A r b u st o s P r o pa g a b l e s po r A codado A éreo Citrus * Ficus, algunos # Hamamelis Kalmia latifolia Magnolia Rhododendron, algunos * A r b u st o s P r o pa g a b l e s por R etoñado Amelanchier Cotinus coggygria (y cultivares) Hydrangea arborescens, H. paniculata Prunus glandulosa Ribes sanguineum

Ribes Salix Stephanandra C la v e ♦ No resistente

tallo (o retoño) midan 15 cm, introduz­ ca tierra desmenuzable —enriquecida con materia orgánica— entre los vásta­ gos y entiérrelos. Agregue arenilla si el suelo es pesado. Al crecer los vástagos, siga amontonando tierra hasta enterrar 22 cm de cada uno de los vástagos. En tiempo seco, mantenga la tierra húmeda. En otoño, quite la tierra suavemente con una horca hasta el nivel del suelo inmediatamente después de la caída de las hojas, dejando los vástagos arraiga­ dos expuestos. Córtelos y ponga en ties­ to o plante. A condición de mantener los retoños fertilizados, el procedimiento se puede repetir anualmente y se puede em­ plear el mismo retoño para propagación en los años subsiguientes. Acodado francés Este método de propagar arbustos es un tipo de retoñado, y resulta adecuado para aumentar el surtido de arbustos ca­ ducifolios, tales como los sanguiñuelos (Cornus alba, C. stolonifera) y Cotinus coggygria. En primavera, plante un acodo arrai­ gado o una planta joven, etiquete y cul­ tive durante una estación más. Luego, durante la estación inactiva, recorte el retoño hasta 8 cm del suelo. En la pri­ mavera siguiente, aplique un fertilizan­ te equilibrado a razón de 60-120 g por metro cuadrado. En el otoño siguiente, elimine todos los tallos salvo los cinco mejores; acor­ te los extremos de éstos para que todos sean de igual longitud. Clave cada tallo en el suelo con grapas de alambre en «U», extendiendo las ramas de modo parejo alrededor del retoño madre. En

primavera, cada brote a lo largo del ta­ llo debería abrirse al mismo tiempo. Cuando los vástagos nuevos de los ta­ llos estaquillados midan 5-8 cm de lar­ go, retire las estaquillas y cultive el sue­ lo alrededor del retoño m adre, incorporando fertilizante equilibrado a razón de 60-120 g por m2. Vuelva a es­ paciar los tallos de forma pareja, dejan­ do caer dentro de una zanja de 5 cm de profundidad. Estaquille cada tallo y cu­ bra con tierra, dejando los extremos de los vástagos expuestos. Al desarrollar­ se, entierre los vástagos nuevos, dejan­ do sólo 5-8 cm, hasta que el montón de tierra mida 15 cm de altura. Riegue en tiempo seco. Después de caídas las ho­ jas, retire cuidadosamente la tierra al­ rededor de los vástagos nuevos con una horca hasta dejar los tallos horizonta­ les expuestos. Córtelos a ras del retoño central. Luego corte los tallos para se­ parar los trozos arraigados. Ponga en tiesto o plántelos en el jardín y etique­ te. Se puede utilizar el mismo retoño para producir nuevos acodos.

División La división es un sistema sencillo para aumentar la cantidad de arbustos pro­ ductores de chupones. Los adecuados comprenden Ruscus, Kerria, Gaullheria y Sarcococca. Los arbustos deben creA r b u sto s

de C h u po n es q u e se p u e d e n D iv id ir

Amelanchier canadensis Andromeda Aronia Aster albescens Berberís buxifolia Buxus sempervirens Cassiope hypnoides Ceratostigma ptumbaginoides Clerodendrum bungei Cornus alba, C. canadensis, C. stolonifera Cornus canadensis

Danae racemosa Diervilla lonicera Erica Euonymus fortunei Gaullheria, algunos * Itea virginica Kerria Mahonia repens Menziesia ciliicalyx Paxistima Pernettya Polygala, algunos * Rhus, algunos # Ruscus aculeatus Sarcococca Spiraea japónica (cultivares) C lave

♦ No resistente

cer sobre su propia raíz, no injertados sobre un rizoma. Retire la planta del suelo antes de co­ menzado el desarrollo de primavera. Rompa la masa en sectores, conservan­ do aquellos que tengan vástagos vigo­ rosos y raíces bien desarrolladas. Pode cualquier raíz dañada y reduzca el de­ sarrollo superior en un tercio para re­ ducir la pérdida de agua a la mitad. Vuelva a plantar las divisiones al aire li­ bre y riegue en tiempo seco. Alternati­ vamente, retire una raíz con chupones cortándola de la planta madre y replan­ tando al aire libre. En algunos arbustos, incluyendo Rhus, se puede estimular la aparición de chupones cavando profundamente al­ rededor de la planta madre en verano o en otoño. Esto daña las raíces y estimula que los brotes adventicios produzcan chupones en primavera. Estos chupones arraigados se pueden poner en tiesto o plantar.

Injertos Esta técnica se utiliza para unir dos plantas de manera que crezcan juntas como una sola. Una parte, llamada púa, se toma de la planta a propagar, y pro­ porciona el desarrollo superior de la planta nueva, mientras que la otra par­ te, llamada patrón, proporciona el sisP r o p a g a c ió n

de

A r b u st o s

tema de raíces. El patrón y la púa de­ ben ser compatibles, y normalmente pertenecen a la misma especie o a unas íntimamente relacionadas. El injertado es una manera importan­ te de propagar arbustos de arraigo difí­ cil, o cuya reproducción exacta a partir de semillas es difícil. Utilizando patro­ nes seleccionados resulta posible aumen­ tar el vigor, la resistencia a las enferme­ dades y la tolerancia a condiciones de cultivo específicas de una planta, y, a ve­ ces, controlar su pauta básica de creci­ miento. Entre las muchas variantes de esta téc­ nica en particular, tres utilizadas amplia­ mente son las de sillín, de escudete y en cuña apical. En todos los casos, los ri­ zomas y las púas deben unirse inmedia­ tamente después de ser cortados, y la su­ perficie de corte debe mantenerse iimpia. Injertado de sillín Esta técnica de injertado se utiliza pre­ dominantemente para propagar especies perennes de rododendros y de híbridos, utilizando, por lo general, Rhododen­ dron poní¡cum como rizoma. Alrededor de un mes antes de injertar, a finales de otoño o principios de primavera, tras­ lade el patrón dentro de un invernade­ ro a una temperatura de 10-!5°C. A finales de invierno, o justo a prin­ cipios de primavera, seleccione el map o r d iv is ió n d e

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Retire una raíz con chupones sin mover ¡a planta madre. Controle que existan raíces fibrosas en la base.

Recorte la raíz principal hasta las raíces fibrosas y divida los chupones de modo que cada trozo tenga sus propias raíces. Recorte el crecimiento superior a la mitad.

C h upones

Elimine la raíz larga con chupones cortando cerca de la planta madre. Compacte la tierra alrededor de la planta madre.

Vuelva a plantar los chupones en suelo abierto dentro de agujeros de plantado preparados. Afirme ¡a tierra alrededor de los chupones y riegue. (La planta aquí utilizada es Gaultheria shallon/

terial para púas para que esté listo para injertar. Las púas deberían medir 5-13 cm, y han de recogerse a partir de vásta­ gos de un año —vigorosos y no floreci­ dos— de la planta a propagar. Si sólo hay vástagos con brotes de flores, elimine és­ tas. Etiquete las púas y almacene den­ tro de un saco de plástico en la nevera. Elija un patrón de tallo recto del gro­ sor de un lápiz y recorte hasta 5 cm de la base, efectuando un corte recto a tra­ vés del tallo con podaderas. Luego, uti­ lizando un cuchillo, efectúe dos cortes inclinados formando una «V» inverti­ da en la punta del patrón. Prepare la púa haciendo dos cortes inclinados iguaies, de manera que su base —el sillín encaje cómodamente en la punta del patrón. Asegure que los dos sectores del in­ jerto encajen bien, y luego ate el patrón y la púa con cinta de injertar. Recorte cualquier hoja muy grande por la mi­ tad para reducir la pérdida de humedad. Etiquete y coloque la planta injertada en un propagador, protegida de la luz directa del sol. Controle el regado y la higiene de la planta diariamente y rocíe una vez a la semana con una solución fungicida. Normalmente, la unión se produce después de cuatro o cinco semanas. Una vez que la púa comienza a cre­ cer, retire la cinta y temple la planta in­ jertada de un modo gradual, abriendo el propagador durante períodos cada vez más largos cada día. Si se mantiene la planta injertada dentro del tiesto origi­ nal a lo largo de una estación, aplique un alimento líquido una vez al mes. Injertado de escudete Esta técnica de injertado es utilizada para propagar una variedad de arbus­ tos, tanto perennes como caducifolios. La mayoría de los injertos de escudete se efectúa a finales de primavera, pero los caducifolios, tales como Hamamelis, también se pueden injertar en verano. Elija plantones de uno a tres años que sean compatibles con la planta a pro­ pagar para obtener patrones adecuados. Los tallos deben tener el grosor de un lápiz. Alrededor de tres semanas antes del injertado, lleve el patrón a un inver­ nadero. Riegue poco, de modo que el patrón no interrumpa el período inac­ tivo demasiado pronto, ya que los mo­ vimientos vigorosos de la savia podrían impedir un injertado positivo. Si injer­ ta en verano, utilice plantones de dos años para los patrones, manteniéndolos bastante secos durante un mes. Tanto para el injertado en verano como para el de invierno, prepare y una las púas y los patrones del mismo modo. Justo antes de insertar, recoja vásta­ gos vigorosos de un año que tengan algo de leña madura para utilizarlos como púas. Deberían tener el mismo grosor que los patrones sobre los que se injer­ tarán. Si se produjera un retraso, etique­ te las púas y coloque dentro un saco de plástico en la nevera.

I n je r t a d o

de

S il lín

A r b u st o s q u e P u e d e n se r I n je r t a d o s Sillín Rhododendron, algunos * (numerosos híbridos y especies)

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Prepare un elegido del mismo diámetro de la púa, recortándolo hasta 5 cm de su base.

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Con un cuchillo afilado, corte el rizoma inclinado hacia arriba, de modo que el extremo tenga la forma de una «V» invertida ligeramente redondeada.

Elija vástagos vigorosos no florecientes del desarrollo del año anterior de ¡a planta a propagar (aquí, rododendro) como púas.

Escudete Acer palmatum (cultivares) Aralia elata ‘Aureovariegata’ Arbutus unedo (cultivares) Camellia reticulata, C. sasanqua Caragana arborescens Coloneaster x ‘Hybridus Pendulus’ Daphne bholua, D. petraea Hamamelis Magnolia Pittosporum eugenioides ‘Variegatum’ # Prunus glandulosa Rhapiolepis Hibiscus sinosyriacus ‘Lilac Queen1

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Efectúe unos cortes inclinados compatibles en la púa (véase detalle), acortando hasta 5-13 centímetros.

Al injertar, corle primero la púa a 15-20 cm de largo, o a 10-12 cm para las magnolias. Efectúe un corte inclinado en la base de la púa de 2,5-4 cm de lar­ go, despúes déle la vuelta y efectúe un pequeño corte en forma de cuña del otro lado. Reduzca el tallo del patrón en 30 cm. Haga dos cortes en el patrón, co­ menzando a 8 cm del suelo, sacando una astilla de leña y dejando un corte que encaje con el de la púa. Junte los patrones y las púas de ma­ nera que las capas de cámbium encajen lo mejor posible y, si resultara necesa­ rio, sólo de un lado en el caso de patro­ nes y púas de anchos diferentes; sujéte­ los firmemente con cinta de injertado. Etiquete la planta injertada y coloque en un propagador a una temperatura de 10-15“C. Riegue regularmente y aplique fungicida una vez a la semana. La unión debería ocurrir en cuatro a cinco semanas. Temple la planta injer­ tada durante las cuatro semanas siguien­ tes, después retire del propagador y cul­ tive en un invernadero fresco. Cuando la púa crezca, recorte gra­ dualmente el tallo del patrón; al final de la primera estación de crecimiento, de­ bería estar recortado todo el patrón que quede por encima de la unión de injer­

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tado. Durante la primera estación, reti­ re la ligadura inicial y, si el crecimiento es rápido, reemplace con una única li­ gadura de rafia. Recorte el rizoma justo encima de la unión en las plantas injertadas en vera­ no. Reemplace la ligadura original por una pequeña alrededor de la unión, ya que la púa tiene tendencia a despegarse del rizoma. Sostenga la guía con una caña después de volver a poner en ties­ to. Para más detalles, véase Propagación ele árboles por injerto de escudete, p. 58.

tener el grosor de un lápiz. Inmediata­ mente antes de injertar, retire el patrón y lávelo. Corte el tallo de modo horizon­ tal, alrededor de 2,5 cm por encima de las raíces. Practique un corte vertical de 2,5 cm a lo largo del centro del tallo del patrón. Retire las púas de la nevera y elija una con brotes sanos de un diámetro simi­ lar al del patrón. Recorte haciendo un corte horizontal justo por encima de un brote sano o de un par de ellos, y otro similar 15 cm más abajo. Para formar la cuña, efectúe un corte largo y sesga­ do hacia la mitad de la base de la púa y otro similar del otro lado. Meta la púa dentro del corte prepa­ rado en el patrón. Si la púa fuera más angosta que el rizoma, alinie un borde de la púa de manera que quede nivela­ do con otro del patrón. Sujete con cin­ ta o con rafia húmeda. Si utiliza rafia, pinte los bordes de unión con cera para injertado para evitar la pérdida de hu­ medad y selle la punta de la púa. O bien ponga en un tiesto las plantas injerta­ das o introdúzcalas en tierra dentro de un semillero. Etiquete y luego coloque dentro de un propagador a 10°-15°C. La temperatura más elevada estimulará una unión más veloz.

Fije la púa con cinta de Coloque la púa encima del injertado o rafia. Recorte las patrón de madera para que hojas muy grandes por la mitad. encajen. Si la púa es demasiado Deje la planta injertada dentro de estrecha, coloque de manera que un lado de la capa de cámbium se junte un propagador hasta la unión. con la del patrón.

Injertado en cuña apical El injertado en cuña apical o injertado hendido es una técnica relativamente di­ recta, y resulta adecuada para la propa­ gación de ciertos arbustos, que com­ prenden Caragana, Hibiscus, y lilas (Syringa). A mediados de invierno, colecte ta­ llos de un año vigorosos para utilizar­ los como púas. Coloque en un saco de plástico claramente etiquetado y alma­ cene en la nevera para retrasar el desa­ rrollo. También a mediados de invierno, se­ leccione plantones de un año de arbus­ tos compatibles para utilizarlos como patrones. El patrón y la púa deberían

Cuña-apical Caragana arborescens ‘Walker’ Daphne arbuscula Hibiscus, algunos * Syringa C la v e # No resistentes

La unión de la púa y el patrón debe­ ría tener lugar dentro de cinco a seis se­ manas. Retire la cinta o rafia cuando exista una unión firme. Ponga las plan­ tas del semillero en un tiesto y temple gradualmente. Cultive las plantas duran­ te otro año en una cajonera antes de plantar al aire libre. I n je r t a d o

en

C u ñ a A pic a l

Haga un corte vertical en el patrón. Corte la base de la púa en forma de «V» con dos cortes hacia abajo y empújela dentro del patrón. Fíjelos juntos, ponga en un tiesto y coloque en un propagador.

Fucsias fucsias son plantas de una gran adaptabilidad, y se cultivan por sus hermosas flores colgantes, que van desde tubos delgados y modestos hasta flores dobles de dos colores con péta­ los característicos inclinados hacia atrás. Es posible utilizar todas las especies y cultivares en esquemas de macizos ve­ raniegos o cultivarlas en contenedores; muchas de ellas son lo bastante resisten­ tes como para ser utilizadas en planta­ ciones permanentes. Las que crecen rec­ tas se pueden guiar como las estándar u otros patrones formales, mientras que los cultivares rastreros tienen buen as­ pecto plantados en cestas colgantes o en jardineras de ventanas. Los viveristas han producido una vasta gama de híbri­ dos entre resistentes y ligeramente tiernos. La mayoría de ellas no soporta el sol intenso ni la temperatura cálida de los invernaderos; en las zonas frías, muchas necesitarán protección en invierno. L

as

E sq u e je s

P unta

S e c c ió n d e T a llo

Tallo cortado justo por encima y por debajo de un juego de hojas

Tallo cortado en vertical para retener una sola hoja.

Las fucsias crecen con facilidad a par­ tir de esquejes, y las plantas así propa­ gadas casi siempre son mejores que las cultivadas a partir de semillas. Si las plantas tienen vástagos adecuados no florecidos, se pueden tomar esquejes en cualquier época del año. Si se los corta a principios de primavera, pueden con­ vertirse en plantas de exposición a fina­ les del verano; si son de finales del ve­ rano, se pueden invernar los esquejes en un invernadero para que florezcan a fi­ nales de primavera. Los extremos elimi­ nados también arraigarán. Cultivar plantas nuevas a partir de es­ quejes de raíces es un procedimiento len­ to que sólo sirve cuando la cabeza de una planta muere por causa de la hela­ da (para más detalles, véase «Esquejes de raíz», p. 86).

Los esquejes pueden tomarse en cualquier momento del año de puntas de crecimiento, al detener la planta, o a partir de hojas. Esquejes de leña verde Corte el tallo debajo de un nodulo jun­ to con la punta y tres juegos de hojas. Elimine los dos de más abajo y proce­ da igual que para los demás arbustos (véase p. 83). Para obtener varios esquejes, corte un vástago joven en trozos, cada uno con un grupo de hojas y I cm de tallo por encima o por debajo de éstas. Estas muestras pueden partirse para obtener esquejes de una sola hoja, a condición de que el brote del eje de la hoja no esté dañado. Proporcione calor en la base para acelerar el arraigo, especialmente

1

una

F u c sia

de

Cuando un esqueje de fucsia haya desarrollado tres juegos de hojas, elimine la punta de crecimiento. Esto estimulará la producción de vástagos laterales en la parte inferior del tallo.

y

T ie r n a s

F. ‘Celia Smedley’ Crece derecha. Para guiar como estándar. Semiresistente.

F. ‘Estelle Marie’ Crece derecha. Macizos de verano. Semiresistente.

F. ‘Lady Thumb’ Crece flexible. Para guiar como estándar en miniatura.

F. ‘While Ann’ Crece derecha. Para guiar como estándar. Semiresistente.

F. ‘Thalia’ Crece derecha. Macizos veraniegos. Sensible a las heladas.

F. fulgens Crece derecha. Frutos comestibles pero ácidos. Sensible a las heladas.

E s q u e je d e u n a S o la H o ja

Propagación

C óm o G u ia r

F u c s ia s R e s is t e n t e s

a principios del año. Mantenga una at­ mósfera húmeda, pero deje que el aire circule libremente. Una vez arraigados, trasplante den­ tro de tiestos con 6 cm de tierra y ali­ mente semanalmente con un fertilizan­ te líquido rico en nitrógeno. En las primeras etapas, no utilice alimentos con alto contenido en fosfatos o potasa. Vuelva a poner en tiestos de 13 cm cuando las raíces alcancen la parte ex­ terior de la bola de tierra. Utilice tierra con base de sustituto de turba o turba que tenga buen drenaje. Plante en el ex­ terior después de la última helada.

Guia La manera más común de guiar fucsias es en matas o en estándares. Es posible crear abanicos y entrelazados del mis­ mo modo que con los árboles frutales (véase p. 382, y «Melocotones», p. 393). Fucsias de matas Comience a guiar las matas apenas las plantas jóvenes desarrollen tres juegos de hojas. Para formar una mata, deten­ ga el extremo que crece para estimular la aparición de dos a cuatro vástagos laterales. Cuando éstos hayan desarro-

M a ta

2

Unas semanas después, cuando se hayan desarrollado algunos vástagos laterales, elimine el juego de hojas superior de cada vástago lateral para estimular una ramificación ulterior.

3

Siga eliminando las puntas de crecimiento de los nuevos vástagos laterales a medida que se desarrollen.

4

Deje de eliminar vástagos laterales cuando la planta haya adquirido un aspecto simétrico. Las plantas flexibles podrían requerir un estacado.

C ómo G u ia r

una

F u c s ia E s t á n d a r

1

Cuando el esqueje mida 15 cm, elimine los vastagos laterales si aparecen en los ejes de las hojas.

liado dos juegos de hojas, detenga los vástagos hasta que la planta sea suficien­ temente tupida. Cada detención aumenta el número potencial de flores, pero retrasa el flo­ recimiento. Para que éste se produzca en el momento de la exposición, detenga por última vez 60 días antes de la expo­ sición en el caso de cultivares individua­ les, 70 días para las scmidoblcs, y 80 días antes para las dobles. Fucsias estándar Para guiar una estándar, deje crecer el extremo de una planta joven y espere a que aparezcan los vástagos laterales. Después elimine todos éstos, pero no las hojas del tallo principal. Sujete el tallo a una caña a intervalos para sostener la planta. Continúe hasta alcanzar el largo de­ seado para el tallo principal. Los largos de tallo reconocidos para una estándar son: «estándar miniatura», menos de 25 cm; «cuarto de estándar» 25-45 cm; «medio estándar» 45-75 cm, y una «es­ tándar completa» alcanza los 75-107 centímetros. Ahora deje desarrollar un juego ul­ terior de tres hojas, después elimine la punta. El guiado corresponde al mismo sistema de detención que para una mata. Llevará 18 meses para lograr una es­ tándar completa, y unos seis meses para una de cuarto o de miniatura.

Cultivo de fucsias en contenedores Las fucsias crecen bien en tiestos y ces­ tas colgantes y, si están bien cuidadas, florecerán poco después de haber ido plantadas hasta las primeras heladas. Póngalas donde reciban sombra duran-

2

Continúe Cuando el estándar haciendo esto para alcance la altura obtener un tallo largo deseada, deje que y recto. Sujete la produzca 3 juegos de hojas más y elimine la planta a una caña. punta de desarrollo.

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te una parte del día. Elija sólo un culti­ var por contenedor, ya que cultivares di­ ferentes crecen en proporciones diferen­ tes. La mezcla de fucsias con otras plantas también proporciona una posi­ tiva exhibición. Planificación

Emplee tres buenas plantas para un ces­ to, o medio cesto, de 24 cm de diáme­ tro, y un mínimo de cuatro para uno de 30 cm, y más para uno mayor. Para lo­ grar una planta rastrera, elija plantas jó­ venes y tupidas cuyo crecimiento haya sido detenido varias veces. Para reducir la necesidad de un ali­ mento adicional regular, utilice un abo­ no corriente o patentado, ya que ambos incorporan fertilizantes que son de ac­ ción lenta.

C esta C o l g a n t e

4

Elimine las puntas de los vástagos laterales que se forman en la parte superior del tallo para que sigan ramificando.

Cuidados rutinarios Riegue suficientemente como para man­ tener el suelo húmedo, pero no empa­ pado —al menos una vez al día para ces­ tos colgantes, cada pocos días para tiestos de plástico. Nunca deje los ties­ tos en platos con agua. Las fucsias en cestos colgantes se be­ neficiarán de un alimento líquido a fi­ nales de verano. Las fucsias resistentes de jardín requieren un revestido de fer­ tilizante general o de harina de huesos después de la poda primaveral y otra vez en verano. Las plantas adultas no requie­ ren una alimentación regular, pero apli­ que un alimento líquido rico en potasa cuando comiencen a florecer. Los gorgojos de viña (p. 549), el pul­ gón verde (véase «Afidos», p. 550), la mosca blanca (p. 550), los ácaros de ara­ ña roja (p. 550) y el moho gris/ Botrytis (p. 550) pueden causar problemas. Al primer indicio de roya (p. 552), elimine ias hojas infectadas y rocíe con un fun­ gicida sistèmico.

5

Una vez que la cabeza se haya rellenado, las hojas del tallo caerán por sí solas o se las puede eliminar con cuidado.

Fucsias no resistentes

A finales de otoño, traslade las fucsias que sufran por las heladas a un sitio pro­ tegido. Si se mantienen a una tempera­ tura mínima de 8 °C, podrían seguir flo­ reciendo a lo largo del invierno. Si no hay un invernadero disponible, coloque las fucsias tiernas de semillero, las estándares y otras fucsias guiadas en lugares libres de heladas. Retire y pon­ ga en tiesto las plantas de los macizos exteriores. Elimine las puntas y las ho­ jas verdes, y mantenga todas las plan­ tas inactivas durante el invierno, no del todo secas, y lo más frescas posible. En primavera, sacuda las raíces para liberarlas de tierra, ponga en tiestos un poco más pequeños y pode concienzu­ damente. Riegue y estimule el crecimiento nue­ vo rociando la leña ligeramente. In v e r n a d o d e u n a F u c s ia R e s is t e n t e

Invernada Recoger algunos esquejes a principios de otoño resulta una buena idea como un seguro contra los daños por heladas. Las estándares siempre deben protegerse en invierno. Fucsias resistentes

Rodee el interior de una cesta con musgo esfágnico y rellénela con tierra. Coloque un pequeño tiesto con grava a la mitad de la profundidad de la cesta para distribuir el agua alrededor de las raíces. Plante fucsias pequeñas 45° hacia afuera.

En las zonas de otoños fríos, agregue «mulch» a las fucsias con una mezcla de paja, hierbas o corteza por encima de su copa. Incluso si las plantas que­ dan recortadas por las heladas, produ­ cirán vástagos desde la copa como una planta herbácea. No pode antes de co­ menzar el recrecimiento en primavera; después, recorte a ras del suelo.

Las fucsias resistentes han de dejarse in situ durante el invierno. En zonas muy frías, cubra la base con helechos; las ramas desnudas proporcionarán protección contra las heladas. En primavera, pode las ramas hasta brotes nuevos fuertes cerca del suelo.

4

P lantas T repadoras constituyen uno de los grupos de plantas más versátiles, proporcionando un gran campo de acción para el diseño imaginativo dentro del jardín. Cultivados con soportes, ya sea contra la pared de la casa o sobre pilares y pérgolas autoportantes, las plantas trepa­ doras aportan un fuerte elemento vertical a los esquemas de plan­ tado. No sostenidas, sus ramas se desparraman frondosamente, agregando color, textura y horizontalidad a las plantaciones; ade­ más, algunas funcionan eficazmente como tapizantes, ahogando L

as t r e p a d o r a s l e ñ o s a s y h e r b á c e a s

las malezas. Si se les permite reptar hacia arriba a través de otras plantas elevadas, las trepadoras pueden extender la estación de interés y utilizarse para entretejer otros elementos de color y tex­ tura del diseño del jardín. Tal vez una de sus mayores ventajas sea su potencial para vestir elementos del jardín poco atractivos, ya sean verjas o muros, tocones, dependencias u otros edificios del jardín. Muchas de las más populares también son aromáticas, y sus tallos elevados y de gran alcance producen flores muy fra­ gantes para perfumar el jardín.

Diseño con trepadoras posible realzar jardines de cualquier tamaño o aspecto por medio de plantas trepadoras. Algunas, como las especies Lapageria y Passiflora, se cultivan por la exquisita belleza de sus flores; otras, por ejemplo Loni­ cera perictymenum, son igualmente apreciadas por su fragancia. Muchas son apreciadas por su follaje elegante, que puede proporcionar interés todo el año en el caso de las perennes o un color opulento y espectacular en otoño, como en el caso de las especies de Parthenocissus y Vilis coigneliae. Incluso sin hojas, su aspecto elegante y su forma frecuentemente arquitectónica realzan los severos contornos invernales de los elementos paisajísticos duros. Un nú­ mero significativo de trepadoras portan frutos o bayas que resultan atractivas tanto para el jardinero como para la fauna. En sus hábitats naturales, las trepa­ doras utilizan varias técnicas para tre­ par a través de plantas huésped con el fin de alcanzar la luz. En los jardines resulta posible aprovechar los soportes naturales —y aquellos construidos a propósito— para adecuarlos al modelo de desarrollo particular de la planta se­ leccionada. R

esu lta

Métodos de trepar y soportes Algunas trepadoras son autoadherentes, fijándose a sus soportes o bien por raí­ ces aéreas (raicillas adventicias), como en el caso de las hiedras (Hederá esp.) o por puntas de zarcillas adhesivas como en el caso de la enredadera de Virginia (Parthenocissus quinquefolio). Estas

U n a E n t r a d a F lo r a l

En este patio elegante, una Bougainvillea une una serie de arcadas con sencillez. El espectáculo brillante di; sus brácteas vistosas armoniza bien con el muro cocido por el sol que la sostiene. En jardines libres de heladas, es una de las trepadoras más vigorosas y frondosas.

se adhieren a cualquier superficie que ofrezca el apoyo suficiente, compren­ diendo muros y troncos de árbol, y no requieren un soporte adicional, salvo du­ rante las primeras etapas, cuando nece­ sitan la guía de una caña, cuerda o alam­ bre hasta que logren establecer un contacto seguro. Las trepadoras de raí­ ces aéreas también son muy adecuadas utilizadas como tapizantes. Las especies entrelazantes enrollan sus

tallos en espiral alrededor de su sopor­ te —en el sentido de las agujas del reloj o al revés— según sus características anatómicas y morfológicas. Por ejem­ plo, tanto Lonicera perictymenum como Manettia influía se enrollan en el senti­ do de las agujas del reloj, mientras que Ceropegia sandersonii y Wisteria sinen­ sis lo hacen al revés. Todas las especies entrelazantes requieren un soporte per­ manente, generalmente proporcionado

por una espaldera o alambres. También es posible cultivarlas subiendo por los tallos y ramas de una planta huésped só­ lida (véase también «Cultivo de trepa­ doras a través de otras plantas», pág. 96) Algunas trepadoras, como las clemá­ tides y los mastuerzos (Tropaeolum), se fijan a los soportes a través de tallos de hojas ondulados. Muchas otras son tre­ padoras de zarcilla que se enrollan al­ rededor de su soporte por medio de zar-

D

do o camuflando el soporte. Muchas proporcionan un colorido intenso, mien­ tras que otras ofrecen un contrafondo más difuso y sutil a todo el diseño del jardín. Se puede realzar la mayoría de los edificios a través del efecto suavizan­ te de una trepadora cultivada contra sus muros. Del mismo modo, los muros y las verjas del jardín se convierten en ele­ mentos decorativos, revestidas por plan­ tas de flores y follaje.

D iseño de J a r d ín

Enmarcando un busto formal, Humulus lupulus ‘Aureus’ ayuda a realzar un llamativo centro de atención en este jardín. Sus hojas frescas verde lima tienen un encanto propio.

cillas sensibles al contacto, que son con frecuencia hojas u hojillas modificadas, como en el caso de Bignonia capreolata y en el guisante de olor (Lathyrus odoratus); con vástagos axilares en Passiflora, o vástagos terminales, como en las hiedras. En el caso de Parthenocissus, las zarcillas desarrollan discos ad­ hesivos en las puntas una vez en contac­ to con un soporte. Las trepadoras ascendentes, reptantes y colgantes, tales como las especies de Bougainvillea, Quisqualis indica, y el jazmín de invierno (Jasminum nudiflorum), producen largos tallos arquean­ tes que sólo se fijan de un modo suelto —si es que lo hacen— a sus soportes. Estas plantas requieren un ligado a una estructura de alambres o a una espalde­ ra. Otra opción es dejarlas desparramar­ se sobre muros y riberas para lograr un efecto menos formal. Las plantas de este grupo también se utilizan como tapi­ zantes. Algunas especies —incluyendo los ro­ sales trepadores y algunas especies de Rubus— están equipadas con espinas ganchudas que les ayudan a reptar con naturalidad a través de las plantas hués­ ped. Si no se las cultiva a través de otras plantas, éstas necesitan ligarse a sopor­ tes sólidos.

Emplazamiento y aspecto Algunas trepadoras prefieren una ubi­ cación soleada con las raíces a la som­ bra para alcanzar su máximo potencial, aunque otras requieren un sitio más fres­ co. Otras son menos exigentes y, prefi­ riendo un lugar soleado, sin embargo toleran la sombra; las especies de PartIwnocissus y Schizofragma sólo son dos ejemplos entre muchos. En los climas frescos, las trepadoras no resistentes podrían necesitar la pro­ tección de un muro mirando al sur. Sin

is e ñ o

embargo, existen numerosas trepadoras resistentes que funcionan perfectamen­ te sin ninguna clase de protección. Emplazamientos soleados o protegidos En las zonas templadas, un muro pro­ tegido ofrece un microclima adecuado para cultivar trepadoras no resistentes o de flores exóticas. Tanto Lapageria ro­ sea como la pasionaria común (Passiflora caerulea) prosperan en esta ubica­ ción si tienen protección en invierno; el calor reflejado por el muro ayuda a ma­ durar la leña de manera que las plantas son más capaces de soportar las tempe­ raturas invernales frías. El mismo muro ofrece protección contra heladas de diversos grados. Si es probable que ocurran heladas durante la época del florecimiento, evite plantar tales trepadoras en una ubicación don­ de los pimpollos estén expuestos al sol de la mañana temprana, ya que los pim­ pollos a menudo resultarán dañados por el deshielo rápido. Es posible plantar plantas herbáceas amantes del sol al pie de las trepadoras como ayuda para con­ servar sus raíces frescas.

Realzar un edificio Antes de plantar, valore los méritos ar­ quitectónicos de un edificio y utilice las plantas para realzar sus mejores aspec­ tos. Se puede complementar un edificio bien diseñado con trepadoras de impac­ to visual fuerte, por ejemplo aquellas con follaje de forma y colorido distin­ tivo o con flores espectaculares. Actinidia kolomikta —con sus hojas de pun­ tas blancas o rosadas y sus flores blancas en forma de copa— es una de las tre­ padoras más espectaculares para este fin. Utilizando trepadoras también se pue­ de hacer más atractivo un edificio me­ nos agradable visualmente. Es posible utilizar paneles regulares de plantas para interrumpir extensiones amplias de mu­ ros lisos, y también podrían servir para mitigar o exagerar las líneas fuertes ver­

con

T

r e p a d o r a s

ticales u horizontales. Unos paneles de follaje angostos, extendidos hacia arri­ ba, pueden aumentar la altura de un edi­ ficio visualmente. Por otra parte, unos paneles de plantas más anchos, que sólo crezcan hasta el primer piso, harán que un edificio alto y angosto parezca más ancho. Para este propósito, las plantas más adecuadas comprenden a la mayoría de las especies de hiedra y otras trepado­ ras de raíz autoportantes, tales como Hydrangea anómala subesp. petiolaris y Schizophragma integrifoliunr, éstas forman opulentos paneles de follaje que pueden podarse para lograr la forma adecuada. En un emplazamiento más relajado e informal, es posible combinar trepado­ ras vigorosas para obtener una profu­ sión de flores y fragancias: el follaje ver­ de oscuro y las flores blancas de Ciernalis armandii, junto a las flores ro­ jas y amarillas intensamente perfuma­ das de Lonicera x americana, combi­ nan bien con muchas especies de rosales trepadores, tal vez con guisantes de olor anuales (Lathyrus odoratus) cultivadas a través de éstas. Esta combinación re­ sulta particularmente eficaz alrededor de una ventana o puerta, donde se puede apreciar mejor tanto las flores como los aromas.

Emplazamientos frescos o expuestos Las trepadoras vigorosas resistentes son las más adecuadas para los muros som­ breados que miran al norte y para los expuestos a vientos fríos, por ejemplo, algunas madreselvas, y muchas hiedras en particular. En un emplazamiento muy sombreado utilice hiedras de hoja verde; las de hojas estriadas o amarillas prefieren más luz y son propicias al daño por heladas.

Trepadoras sobre muros, edificios y verjas Guiadas sobre muros y edificios, las plantas trepadoras producen un impacto visual inmediato, ya sea complementan­

U na P anta lla In form a l

Estas clemátides y rosales trepadores amarillas están entretejidas entre alambres proporcionando una atractiva mezcla de colores.

Encubrir con trepadoras Para camuflar velozmente una depen­ dencia, muro o verja poco atractivas se pueden utilizar las trepadoras más vigo­ rosas. Utilice plantas como Clematis montana por la masa de flores blancas y cremosas que produce a finales de pri­ mavera; o hiedra rusa (Fallopia aubertii, sin. Polygonum aubertii), que pro­ duce un encubrimiento denso con rapidez, combinado con panículas de minúsculas flores blancas a finales de verano. Tanto F. aubertii como F. baldschuanica son conocidas como hiedras de un minuto por kilómetro por una buena razón: son extremadamente rampantes, y por lo tanto hay que empla­ zarlas con mucho cuidado, ya que des­ bordarán a sus vecinas aunque éstas sean razonablemente vigorosas. También re­ quieren un podado severo y regular para su control. Las hiedras resultan más adecuadas en sitios en los que se requiere un re­ cubrimiento a lo largo de todo el año. Como otra opción, utilice una com­ binación de plantas caducifolias y pe­ rennes; las hojas siempreverdes fina­ mente cortadas de Clematis cirrhosa, por ejemplo, proporcionan un realce perfecto en verano para las flores sua­ ves y rosadas de un rosal trepador ‘New Dawn’.

Trepadores sobre pérgolas y pilares Las pérgolas, los pilares y otras estruc­ turas hechas a propósito permiten ob­ servar las trepadoras desde todos los án­ gulos y, además, aportan elementos estilísticos fuertes a la estructura del jar­ dín. Pueden utilizarse para agregar al­ tura a un jardín plano. Según los mate­ riales utilizados, pueden ser formales y

elegantes, o informales y rústicos. Si es­ tán bien diseñados, pueden resultar muy atractivos sólo parcialmente cubiertos por plantas. Sin embargo, deben ser lo suficientemente fuertes como para so­ portar el a veces considerable peso de tallos y follaje, y además deberían ser durables, ya que las plantas necesitarán el soporte durante muchos años. Pérgolas Las pérgolas o glorietas festoneadas por trepadoras no sólo proporcionan una zona umbría para sentarse en el jardín, sino que también confieren una sensa­ ción de reclusión e intimidad a un em­ plazamiento abierto. Las plantas más adecuadas son aquellas que despliegan su máximo esplendor durante el mo­ mento del día o de la estación particu­ lar en la cual la estructura se utiliza con mayor frecuencia. Si el uso más frecuente de una glorieta es en los atardeceres de verano, las plan­ tas adecuadas podrían comprender el jazmín común (Jasminum officinale), Lonicera perielymenum ‘Graham Tho­ mas’, o el rosal trepador ‘Mme Alfred Carrière’, todas de flores bellamente per­ fumadas y de colores pálidos que des­ tacan a la luz evanescente. Para obtener sombra en verano, utilice trepadoras de hojas grandes, tales como Vitis coignetiae (que también ofrece unos colores otoñales espléndidos) o V. vinifera' Pur­ purea’, cuyas hojas jóvenes color clare­ te se vuelven púrpura oscuro al madu­ rar. Alternativamente, utilice la apiñada exhibición floral de Wisteria sinensis ‘Alba’ como bóveda veraniega. Las flo­ res de esta planta son muy efectivas cul­ tivadas sobre pérgolas flanqueando sen­ das. Sin embargo, asegúrese de que los travesaños sean suficientemente altos para que no resulte necesario agachar­ se para evitar las flores. Para un interés invernal, plante pe­

C u l t iv o s o b r e P érgolas

Wisteria sinensis ‘Alba’ es la elección ideal para una pérgola sobre un sendero. A principios de primavera produce una masa de flores blancas fragantes, que cuelga en guirnaldas, esparciendo su perfume a ¡a altura adecuada para apreciarlo.

rennes como la hiedra o, en zonas tem­ pladas, Lardizabala biternata no resis­ tentes. Otra opción es utilizar plantas ca­ ducifolias, como las especies de Celastrus o Wisteria, cuyos tallos des­ nudos adoptan hermosas características esculturales en invierno. Pilares Para agregar un elemento vertical fuer­ te a una orla mixta o herbácea, las es­ pecies de trepadoras tales como las cle­ mátides o Passiflora pueden cultivarse a lo largo y alrededor de pilares. Tam­ bién tenga en cuenta los pilares para marcar un eje o un centro de atención,

tal vez en una esquina de una orla o don­ de el jardín cambia de nivel. Una hilera de pilares en la parte posterior de un ma­ cizo de flores —o a lo largo de un sendero— pueden eslabonarse por me­ dio de cadenas o cuerdas, guiando las trepadoras a lo largo de éstas. Un poste sólido envuelto en paneles de malla ofrecerá un soporte adecuado para una trepadora perennes o servirá como elemento temporal. Si cultiva una planta caducifolia, que significa que el pilar será visible en invierno, compre una espaldera en forma de obelisco o de co­ lumna ya confeccionada que, descubier­ ta, resultará atractiva.

So por te N atural

Las flores escarlatas de Tropaeolunt speciosum se vuelven aún más intensas por el contrafondo opulento verde intenso proporcionado por un seto de tejo (Taxus baccata).

m m

A s o c ia c ió n d e P l a n t a s

Las hojas en forma de corazón de Vitis coignetiae contrastan de modo llamativo por su forma y textura con las de Euonymus fortunei ‘Silver Queen’.

D

is e ñ o

Cultivo de trepadores a través de otras plantas En la naturaleza, muchas trepadoras cre­ cen a través de otras plantas, y esto es un hábito que puede copiarse muy pro­ vechosamente en el jardín —aunque las trepadoras no deberían ser demasiado vigorosas con respecto a los huéspedes. Planifique siempre las combinaciones de colores con cuidado antes de plantar, te­ niendo en cuenta flores, frutos y folla­ je; la trepadora puede complementar o contrastar con el huésped cuando éste despliegue su mayor atractivo, o puede ampliar el período de interés. Las trepadoras adecuadas para culti­ var a través de arbustos incluyen híbri­ dos de Clematis viticella y aquellas cle­ mátides de flores grandes que se re­ cortan cada año. También resulta un método útil para el cultivo de la mayo­ ría de las trepadoras anuales y de Tropaeolum speciosum, cuyos tallos y cuyas flores rojas y ardientes despliegan su me­ jor aspecto sostenidas por otra planta. Para cultivarlas a través de árboles, las especies vigorosas, tales como Ampelopsis brevipedunculata var. maximowiczii o Schizopliragma hydrangeoides produ­ cen hermosas combinaciones de flores, frutos y follaje. Alternativamente, inten­ te mezclar las flores en cascada de Rosa filipes ‘Kiftsgatc’ con los ramos blan­ cos o rosados de Clematis montana. Ambas producen tallos fuertes enrollan­ tes que reptan con rapidez sobre las ra­ mas de un árbol.

Trepadores como tapizantes Algunas trepadoras, especialmente las de raíces aéreas, o aquellas de hábitos ascendentes, rastreros o reptantes, pue­ den cultivarse sin soporte para produ­ cir fajas de tapizante. Resultan parti­ cularmente efectivas si se las deja des­ parramarse sobre una ribera inclinada o colgar sobre una pared, donde fre­ cuentemente arraigarán en el suelo al pie del muro. Las trepadoras que se sujetan por me­ dio de zarzillas adhesivas, tales como las de la especie Partltenocissus y las tre­ padoras de raíz, resultan extremadamen­ te eficaces para suprimir malezas al cul­ tivarlas como tapizantes. Sin embargo, tenga cuidado al emplazar estas plan­ tas, porque si existiera otra planta cer­ ca que pudiese servir de soporte podría resultar desbordada. Para evitarlo, eli­ ja especies menos vigorosas o cambie las otras plantas de sitio para que la trepa­ dora pueda extenderse. También pueden utilizarse trepadoras enrollantes como tapizantes, a condición de que sus vástagos se extienden de for­ ma pareja sobre el suelo; si fuese nece­ sario, se pueden utilizar ganchos de alambre para mantener los vástagos en

con

T

r e p a d o r a s

vuláceo de color violeta-azulado pálido, resultan más adecuadas para esquemas de plantación de tonos más sutiles. Follaje y frutos cultivados por su color

T a p iz a n t e s

Cultivares de Clematis viticella ‘Abundance’ y ‘Etoile Violette’ forman una alfombra de color, con brezos (Erica) como huéspedes. su sitio. Las flores grandes e intensamen­ te coloreadas de Clematis ‘Ernest Markham’ y C. ‘Jackmanii’ resultan muy efectivas a ras de suelo, al igual que las flores escarlatas de Tropaeolum spe­ ciosum.

Trepadores coloreados

trepadoras de colores más intensos son de origen tropical y no siempre son re­ sistentes en las zonas templadas. Las trepadoras con flores de colores intensos tienen un aspecto audaz y exhuberante, pero requieren un emplaza­ miento cuidadoso para no resultar abru­ madoras. Las de colores más suaves, tales como la Clematis montana ‘Elizabeth’ rosada, o la Codonopsis convol­

Utilice ias hojas de las trepadoras, así como sus flores: un uso habilidoso del follaje puede producir efectos hermosos, los tonos de las hojas proporcionarán contrastes suavizantes y equilibrarán el color intenso de las flores. Humulus lupulus ‘Aurcus’ tiene hojas amarillas que casi parecen de oro colocadas contra un fondo oscuro. Aún más llamativa es Actinidia kolomikta , que tiene hojas salpicadas de rosa y blanco cremoso. Las hiedras es­ triadas son casi igual de llamativas y, como son perennes, ofrecen una exhi­ bición todo el año. Otras trepadoras poseen frutos casi tan coloridos como sus flores: entre és­ tas destacan los frutos de Akebia quí­ nala (violáceos), la ligeramente poco re­ sistente a las heladas Billardiera longiflora (frutos violeta-azulados o blancos) y Celastrus orbien latus (frutos verdes, luego negros, que se parten en dos, mostrando un interior rojo con se­ millas amarillas).

Atractivo a lo largo de las estaciones Para un atractivo permanente a lo lar­ go del año, proyecte un esquema de plantación en el que distintas trepadoras

Los efectos de color varían según los ni­ veles de luz en las diferentes partes del jardín. En un lugar soleado, los colores brillantes o intensos —que absorben la luz— destacan más que aquellos más pálidos. Por otra parte, éstos pueden pa­ recer desteñidos bajo una luz fuerte, pero podrían iluminar con éxito un es­ pacio opaco; el mejor resultado se ob­ tiene cultivándolas en las partes del jar­ dín que se contemplan con mayor frecuencia por la noche. Combinaciones de color

El cultivo de trepadoras diferentes —juntas o con otras plantas— añade una mayor dimensión a las combinacio­ nes de color. Las trepadoras resultan es­ pecialmente útiles para entretejer los di­ ferentes componentes de color de un esquema de plantación, creando efectos brillantes a partir de colores comple­ mentarios o armonías más sutiles con colores más estrechamente relacionados. Flores cultivadas por su color

Las trepadoras tienen flores con colo­ res de todo el espectro, desde el violeta profundo de Clematis viticella ‘Etoile Violette’ pasando por el escarlata bri­ llante de Campsis radicans hasta el suave blanco cremoso de Araujia sericofera. Sin embargo, muchas de las

C o l o r e s C o m p l e m e n t a r io s

Un viejo muro de piedra ofrece un emplazamiento natural para trepadoras. Éste tiene una discreta estructura de alambre, alrededor de la que se enrollan clemátides y Humulus lupulus ‘Aureus’ de hojas doradas.

E fe c t o s d e F o l l a je

T repa d oras A nuales

Aclinidia kolomikta es una trepadora caduca de follaje poco común y muy decorativo; muchas hojas tienen pinceladas de blanco o rosa en las puntas. En verano, también aparecen flores pequeñas en forma de copa.

se suceden al avanzar las estaciones. Esta técnica puede aplicarse a trepadoras que se cultivan juntas o en partes separadas del jardín para que siempre exista algún punto de atención. Primavera y verano

Muchas trepadoras exhiben su mejor as­ pecto en primavera y verano. Clematis macropetala, que florece temprano, jun­ to a Loniceraperidymenum ‘Serótina’ —que alcanza la cima a mediados de verano— son una combinación extrema­ damente efectiva. Cuando desaparecen las flores de la clemátide quedan unas esponjosas cápsulas de semillas que aumentan la belleza de las flores tubu­ lares, perfumadas como una madresel­

Lablab purpurcus se cultiva a menudo como anual para un recubrimiento rápido en verano. Este tronco de árbol viejo y arrugado presta su soporte a los tallos enroscados y a las flores tipo guisante, rosadas y púrpuras.

va, y a menudo continúan la exhibición a través del otoño y, a veces, incluso en invierno. Color otoñal

Algunas trepadoras ofrecen un esplen­ doroso colorido otoñal: las hojas de cor­ tes profundos y a veces arrugadas de Parthenocissus tricuspidata son tal vez las más espectaculares de todas, volvién­ dose escarlata, carmesí, y el más profun­ do borgoña antes de caer. Atractivo invernal

Las trepadoras que florecen en invier­ no son pocas y, en general, no resisten­ tes; una rara excepción es el jazmín de invierno (Jasminum nudiflorum), que

produce unas flores amarillas y delica­ das, incluso sobre una pared orientada al norte. La ligeramente tierna ./. polyanthum produce una profusión de flo­ res en un sitio protegido, y Clematis cirrhosa florece en todas las zonas en épocas libres de heladas. Las perennes de follaje inusual tam­ bién ofrecen interés en invierno. Las hie­ dras son las más versátiles, ya que la ma­ yoría son resistentes. Algunas también están audazmente estriadas: las colori­ das Hederá helix ‘Buttercup’ y ‘Goldheart’ resultan buenos ejemplos. Otras se cultivan por la forma de sus hojas: la hiedra pata de ave (H. h. «Pedata») de hojas en forma de pala de ave, y ‘Parsley Crested’, con hojas arrugadas en los bordes, son dos plantas de folla­ je de mérito.

Trepadores aromáticos Las trepadoras perfumadas, tales como la tropical Beaumontia grandiflora y el guisante de olor (Lathyrus odoratus) tie­ nen un atractivo especial. Plante los gui­ santes cerca de puertas o ventanas para disfrutar de su aroma al máximo. Si las planta en una orla, ubíquelas cerca del borde exterior. Algunas desprenden su fragancia a horas específicas; las especies de jazmín (Jasminum) son más perfumadas por la noche, de modo que su mejor emplaza­ miento es en una glorieta, o cerca de una terraza o patio utilizado al atardecer.

Trepadores anuales F o lla je O t o ñ a l

Este despliegue llamativo de colores otoñales lo producen las hojas carmesí de Parthenocissus tricuspidata junto al follaje rojizo de Vitis coignetiae.

Las trepadoras anuales y las tratadas como anuales en climas frescostemplados, tales como Eccremocarpus scaber y Pueraria lobata, resultan espe­ cialmente útiles para lograr efectos a

corto plazo. Las anuales proporcionan una manera excelente de introducir cier­ ta variedad en los esquemas de planta­ ción, ya que puede cambiarlas cada año. También puede utilizarlas para rellenar huecos en la orla hasta que las plantas más permanentes se hayan establecido bien.

Trepadores en contenedores Las trepadoras en contenedores pueden guiarse del mismo modo que aquellas cultivadas en suelo abierto; si el sopor­ te está fijado al contenedor, se puede mover la planta cuando se desee. Algu­ nas trepadoras de crecimiento menos elevado, como Clematis macropetala, también pueden cultivarse sin soporte —plante éstas en contenedores altos para que sus tallos cuelguen graciosa­ mente hasta el suelo. Las hiedras resul­ tan adecuadas para cultivar de esta ma­ nera, pero necesitan un podado regular una vez establecidas. En jardines de espacio limitado tam­ bién pueden cultivarse trepadoras rampantes en contenedores, tales como las especies de Wisteria y Bougainvillea. Su desarrollo se verá un tanto impedido, pe­ ro será necesario podarlas severamente. Para mantenerlas sanas también habrá que cambiarlas de tiesto regularmente. Los contenedores resultan especial­ mente adecuados para las especies de trepadoras menos resistentes, que nece­ sitarán protección en invierno, tales como Hardenbergia comptoniana y Se­ necio macroglossus ‘Variegatus.’ Al co­ mienzo de las heladas de otoño, senci­ llamente lleve los contenedores al interior o a un invernadero con calefac­ ción, volviendo a sacarlas la primavera próxima.

Guía de trepadoras para el jardinero M uros

m ir a n d o

al

N

orte

Trepadoras que pueden cultivarse contra muros mirando al norte

Agapeles * (algunas esp.) Akebia quínala Allemanda cathartica * Arislolocliía elegans # Berberidopsís corallina Cissus * Clematis, algunas * Clerodendrum thomsoniae * Clytostoma callístegioides * Codonopsís convolvuláceo Dioscorea discolor * Epipremnum * Hardenbergia * Hederá, algunas # Hoya * Humulus tupulus Hydrangea anómala subesp. petiolaris Kadsura japónica Lapageria rosea # Lathyrus latifolius Lonicera x americana, L. x brownii, L. x heckrottii, L. sempervirens, L. x tellmanníana Mitraría coccínea # Monstera deliciosa * Parthenocissus, algunas # Philodendron # Pileostegia víburnoides Stigmaphyllon cílialum # Syngonium podophyllum * Tetrasligma voinierianum * Tropaeolum speciosum Vilis coignetiae P olución

d el

A ir e

Trepadoras que toleran aire contaminado

Campsis radicans Clematis, algunos * Fallopia, sin. Polygonum Clematis ‘Elsa Spath’

Hederá, algunos # Hydrangea anomala subesp. petiolaris Parthenocissus, algunas # Vilis, algunas * Som bra Trcpadoras que toleran somhra

Asierantliera ovala Euonymus fortunei y variantcs Fallopia, sin. Polygonum Humulus lupulus Parthenocissus Iricuspidata Strongylodon macrobotrys #

F lores F ra ga n tes Anredera cordifolia * Beaumontia grandiflora * Clematis armandii, C. montana Hoya auslralis * , H. carnosa * Jasminum officinale, J. polyanthum # Lathyrus odoratus Lonicera esp. (no L. sempervirens ni L x tellmanníana), algunas * Quisqualis indica * Solandra maxima # Stephanotis floribunda

Stephanotis floribunda * Trachelospermum Wisteria T repa d o r a s para C ontenedores Asarina erubescens # Bougainvillea * (pode severamente) Cissus # (algunas espp.) Clematis alpina, C. macropeiala Dioscorea discolor * Epipremnum * Gynura aurantíaca * Hardenbergia ♦ Hederá helix Jasminum officinale, J. polyanthum # Lapageria rosea • Monstera deliciosa # Philodendron * (algunas esp.) Senecio macroglossus ‘Variegatus’ * Steplianotis floribunda # Streplosolen jamesoníi * Syngonium * (algunas esp.) Tetrasligma voinierianum * Thunbergia alala # Wisteria (pode severamente) T repad o ras P eren n es Allemanda * Anemopaegma * Anredera # Araujia * Argyreia # Asteranthera Beaumontia # Berberidopsis Calceolaria pavonii # Calochone * Cissus # Clerodendrum splendens * , C. thomsoniae * Clytostoma # Combretum grandiflorum # Decumaria sinensis * Dioscorea discolor * Distictis *

Epipremnum * Gynura * Hardenbergia * Hederá, algunas # Hibbertia scandens # Holboellia * Hoya *■ Jacquemontia # Kennedia * Lapageria * Lardizabala # Macfadyena # Mandevilla * Merremia * Monstera * Mussaenda * Mutisia, algunas * Pandorea * Pileostegia Podranea * Pyrostegia # Rhoicissus # Semele * Senecio confusus * , S. macroglossus # , S. mikanioides * , S. tamoides * Solandra * Staunlonia Stephanotis * Stigmaphyllon * Stronglylodon * Syngonium # Tecomanthe # Tecomaria * Tetrasligma * Trachelospermum Wattakaka T repadoras q ue pu ed en C u l t iv a r s e a t r a v é s o sobre o tra s P lantas Bomarea caldasii * Bougainvillea * Bomarea caldasii

Cetastrus Clematis, algunas # Codonopsís convolvuláceo Humulus lupulus Lonicera, algunas # Mutisia, algunas # Tropaeolum peregrinum * T. speciosum Vitis coignetiae Wisteria sinensis T repado ras de D e s a r r o l l o R á p id o Allemanda cathartica * Ampelopsis Anredera cordifolia *

Antigonon leptopus * Aristolochia elegans # Clematis, algunas * Clytostoma callístegioides * Cobaea scandens * Cobaea scandens f. alba

Epipremnum aureum * Fallopia, sin. Polygonum Humulus lupulus Kennedia rubicunda * Macfadyena unguis-catí # Passiflora caerulea # , P. manicala * Periploca Philodendron scandens * Plumbago auriculala * Pyrostegia venusta * Quisqualis indica # Stigmaphyllon cilialum * Strongylodon macrobotrys * , Thladiantha dubia Vitis vinifera T r epa d o r a s A nuales Asarina erubescens # Convolvulus tricolor Eccremocarpus scaber # Ipomoea * (algunas esp.) Labial) purpureus * Lathyrus odoratus Mikania scandens * Quisqualis indica * Thunbergia alala * Tropaeolum peregrinum * T r epa d o r a s H erbáceas Bomarea caldasii * Camarina canariensis # Codonopsís convolvuláceo Humulus lupulus ¡Mthyrus grandiflorus, L. latifolius Thladiantha dubia Tropaeolum speciosum, T. tricolorum * , T. tuberosum * T r e p a d o r a s T a p iz a n t e s Asteranthera Clematis, algunas * Hederá, algunas # Kennedia # Parthenocissus * Pileostegia Plumbago auriculala # Tecomaria # Trachelospermum C lavf.

♦ No resislenles

P

la n t as

T

r e p a d o r a s

Preparación y plantación del suelo unas condiciones de creci­ miento ideales, las trepadoras ofrecen recompensas duraderas, así que asegúrese siempre de que se adecúen co­ rrectamente al tipo de suelo en el que están plantadas. Las trepadoras rara vez prosperan en condiciones excesivamen­ te húmedas o secas. Unas pocas, tales como Agapeles y Mitraría, no toleran condiciones alcalinas; otras, como las ciématides, prosperan en suelos alcali­ nos, pero también crecen bien en todos los suelos, salvo los muy ácidos. Muchas trepadoras son vigorosas y requieren muchos nutrientes, de modo que cave y fertilice el suelo concienzudamente an­ tes de plantar (véase también «Nutrien­ tes para suelos y fertilizantes», pp. 530-531). Al plantar trepadoras, resulta impor­ tante utilizar un soporte correcto. Elija uno que acoja bien las eventuales altu­ ra, extensión y vigor de la planta con fa­ cilidad. D

adas

Tipos de soporte Los tres principales tipos de soportes uti­ lizados son: paneles de espaldera de ma­ dera o de plástico, malla de plástico o de alambre, y alambres (generalmente cubiertos de plástico) tensados entre ar­ mellas o clavos inoxidables. Para las T r e p a d o r a s DE H ä b it o V lGOROSO Actinidia chinensis Akebia quinata Beaumontia grandiflora # Bougainvillea # Cissus * Clematis montana Distictis buccinatoria * Disticlis buccinatoria

^

Fallopia aubertii Ipomoea horsfalliae * Mandevilla * Parthenocissus quinquefolio, P. tricuspidata Passiflora, la mayoría & Pelrea volubilis # Solandra maxima ** Solanum wendlandii # Tetrastigma voinierianum * Vilis coignetiae Wisteria sinensis C lave

♦ No resínenle

anuales o para las trepadoras herbáceas puede resultar adecuado el uso de cuer­ da para la horticultura o alambre refor­ zado, si los soportes se reemplazan cada año. Asegúrese de que todos los sopor­ tes estén bien fijados antes de plantar. No utilice grapas de metal en forma de «U» para fijar los tallos de cualquier planta a su soporte: las plantas crecen más que estas grapas velozmente y los tallos podrían constreñirse y morir desde el extremo. Elija un soporte que equivalga al ta­ maño y fuerza de la trepadora. Si no es suficientemente sólido para una trepa­ dora vigorosa, podría desbordarse con rapidez y eventualmente derrumbarse. Para todas las trepadoras enrollantes los soportes más confiables son las espal­ deras, y también sirven para las rampantes si se las liga. Los alambres o la ma­ lla de alambre son soportes adecuados para las trepadoras de zarcillas. Si el soporte no ha de ser una estruc­ tura permanente, utilice trepadoras que sean herbáceas (Lathyrus grandiflorus y L. Latifolius, por ejemplo) o, cada año, corte a ras de suelo los híbridos y cultivares de florecimiento tardío de demutis viticella o utilice trepadoras anua­ les como Ipomea hederacea. Al cultivar plantas contra una espaldera plana autoportante o un pilar, tenga en cuenta que las trepadoras crecen hacia la luz y sólo producen flores a un lado del soporte, de modo que ubique las plantas para ofrecer su exhibición donde puedan con­ templarse mejor. Espalderas y malla Para que el aire circule libremente, fije un panel de espaldera o malla a poca distancia del muro o verja y asegure que la base de la estructura esté a unos 30 cm del suelo. En algún momento, los muros proba­ blemente requieran mantenimiento (re­ sanado, pintado o aplicación de una capa de enlucido): donde resulte posi­ ble, fije la espaldera y la malla con gan­ chos en la parte superior y bisagras en la inferior, o ganchos en ambas partes. Entonces se puede bajar toda la planta del muro o, si sólo se utilizan ganchos, puede bajarla y acostarla sobre el suelo mientras repara la pared. Alambres Los alambres se tienden horizontal o verticalmente entre armellas o clavos inoxidables. Al igual que con paneles de espalderas, los alambres deberían estar a 5 cm de la superficie del muro o verja y mantenidos rectos para evitar que se comben; ajuste las armellas con pinzas o coloque tensores en intervalos de 2 m. Deje 30-45 cm de espacio entre cada alambre. El alambre horizontal más bajo (o la base de uno vertical) debe estar a 30 cm del nivel del suelo.

Métodos de trepar Las trepadoras se sujetan a los sopor­ tes de varias maneras. Muchas tienen raíces aéreas que se fijan fácilmente a superficies verticales sin soporte. Otros métodos, todos mediante so­ portes, incluyen tallos enrollantes y

R a íc e s A é r e a s

tallos de hojas, así como zarzillas en­ roscantes. Las trepadoras ascendentes y rep­ tantes, como la Bougainvillea, pro­ ducen tallos largos que deben ligarse a intervalos regulares.

T a l l o s d e H o ja s

La hiedra (Hederá) es Las clemátides trepan una aulo-trepadora. por sus tallos de hojas.

Z a r c il l a s E n r o l l a d a s

Passiflora se sujeta a través de sus zarcillas.

T á leo s E n r o s c a d o s

Akebia teje sus tallos en espiral alrededor del soporte.

Fijado de un panel de espaldera a un muro Para montar un soporte de espaldera, primero su­ jete listones de madera verticales de al menos 5 cm de espesor al muro y a la espaldera. Esto permite suspender la espaldera separada del muro, permi­ tiendo que el aire circule libremente. Después se fija la espaldera a los listones de modo permanente con tornillos (derecha); sin embargo, esto restringe el acceso a la pared. Utilizando ganchos y bisagras (abajo) permite bajar la planta y el soporte en caso necesario. Colgando la espaldera de los listones, tanto en la parte superior como en la inferior, per­ Uso d e L is t o n e s Atornille la espaldera mite retirarla del muro completamente. a listones gruesos. Espaldera fijada en la parle superior con gancho y armella

^

fe .__Bisagra en la base

Uso d e G a n c h o s y B isa g r a s Para permitir el acceso a la pared para conservación, sujete los listones a la pared y la espaldera. Fije bisagras en la parte inferior del panel con ganchos en la parte superior.

P C ómo S e l e c c io n a r T r e p a d o r a s B u k n E je m p l a r

B u en E j e m p l a r

Tallos fuertes y vigorosos Raíces fuertemente enrolladas alrededor M a dreselva (L o n ic e r a )

Broies

sanos

E je m p l a r P obre

E je m p l a r P obre

Desarrollo débil con brotes dañados

Compra de trepadoras Las trepadoras generalmente se venden cultivadas en contenedores, aunque al­ gunas, como las rosas trepadoras, se venden con raíces desnudas. Elija una planta sana con una estructura de vástagos fuertes bien equilibrada y recha-

Raíces visibles y sanas pero no enrolladas

ce cualquiera que presente indicios de infección por plagas o enfermedad. Las plantas de raíz desnuda deberían poseer abundantes raíces fibrosas bien desarro­ lladas, proporcionadas al desarrollo su­ perior. En el caso de plantas criadas en tiestos, invierta el tiesto y controle que los extremos de las raíces jóvenes ape­

r e p a r a c i ó n

y

P

l a n t a c i ó n

nas asomen; si éste fuera el caso, la plan­ ta está bien arraigada. Rechace las plan­ tas que tengan raíces fuertemente enro­ lladas alrededor del cepellón o que tengan un montón de raíces surgiendo de los agujeros de drenaje, ya que éstas raras veces crecen satisfactoriamente.

Plantación al aire libre Las trepadoras no del todo resistentes (como Solanum críspum y S. jasmínoides) deberían plantarse en primavera de manera que estén bien establecidas an­ tes del primer invierno. Las trepadoras perennes y herbáceas se establecerán con mayor rapidez plantadas en primavera cuando el suelo se está calentando, pero también pueden plantarse en otoño en una ubicación protegida o si el clima es templado. Todas las otras trepadoras cultivadas en contenedores pueden plan­ tarse en primavera, otoño o cualquier otra época del año a condición de que el suelo no esté helado ni anegado. Du­ rante las épocas secas del verano el plan­ tado no resulta recomendable, pero si fuese inevitable riegue la planta diaria­ mente mientras persisten las condicio­ nes de sequía. Ubicación de la planta Los muros y las verjas sólidas generan su sombra de lluvia propia, de modo que las plantas guiadas sobre éstas deberían plantarse al menos a 45 cm de distan-

Plantado de trepadora en un contenedor Elija un contenedor suficientemente grande como para acomodar la tre­ padora durante al menos dos estacio­ nes. Los tiestos de cemento, piedra o terracota son más estables que los de plástico. Los poco profundos no son adecuados. Si la trepadora ha de per­ manecer en el exterior en invierno, eli­ ja un tiesto a prueba de heladas. La mezcla del tiesto debería rete­ ner la humedad, pero también ha de drenar libremente; utilice mezcla para

1

Coloque trozos de tiesto en el fondo del tiesto para ayudar a drenar y entierre el soporte en el fondo con abono.

tiestos con una base de tierra negra; o una mezcla de 2 partes de sustituto de turba (o turba) con I parte de arena ás­ pera. Complemente con un fertilizante de acción lenta: mezcle con la tierra se­ gún las indicaciones del fabricante. Exis­ ten paneles de espaldera para tiestos con dos «patas» en la base. Clave éstas en la tierra antes de plantar para evitar el daño a las raíces de la planta. Sujete el extremo de la espaldera a un muro o ver­ ja para mantenerlo firme.

2

Plante la trepadora al mismo nivel que en el tiesto original. Llene con abono, dejando 5 cm libres debajo del borde.

del

S

uelo

T r epa d o r es q u e T oleran S u elo s A r e n o so s Adlumia fungosa An redera cordifolia * A sariña # Bomarea andimarcana * Ceropegia # (sólo esp.) Clianlhns puniceus * Ercilla volubilis Gloriosa superba * Ipomoea * Kennedia rubicundu

Kennedia rubicunda Merremia tuberosa * Mutisia oligodon Parthenocissus, algunas # Passiflora, la mayoría # (algunas esp.) Periploca graeca Petrea volubilis * Solanum wendlandii # Streptosolen jamesonii # T r epa d o r a s q ue T o leran S u e l o s A r c illo so s Aristolochia durior Campsis Celastrus scandens Clematis, algunas * (la mayoría) Distictis # Euonymus fortunei ‘Silver Qucen’ Hederá, algunas # Humulus lupulus ‘Aureus’ Hydrangea anómala subesp. petiolaris Lathyrus latifolius Lonicera, algunas »1* (algunas esp.) Parthenocissus trícuspidata ‘t.owe¡i’

Parthenocissus, algunas # Passiflora, Vitis coignetiae Wisteria

los vastagos principales 3 alSujete soporte y riegue concienzudamente para acomodar las raíces.

T repadoras que R e q u ie r e n S u elo s Á c id o s Agape tes * (varias esp.) Asteranthera ovata * Beaumontia grandiflora * Berberidopsis corallina Billardiera # (sólo esp.) Kennedia * Lapageria rosea # Lardizabala biternata * Mitraria coccínea '*■ Mutisia, algunas # (algunas esp.) C lave

# No resistente

eia del soporte. De este modo reciben normalmente la cantidad de lluvia su­ ficiente como para cultivarlas sin riego adicional una vez establecidas. Un pi­ lar o una espaldera autoportante 110 pro­ duce la misma densidad de sombra de lluvia, de modo que la distancia de plan­ tación puede ser de sólo 20-30 centí­ metros. Si está cultivada a través de otra plan­ ta, la trepadora competirá con la plan­ ta huésped por alimento y humedad; para minimizarlo, plante la trepadora de manera que sus raíces estén lo más ale­ jadas posible de las del huésped. Si el huésped tiene raíces profundas y el suelo es de una profundidad suficiente, plan­ te la trepadora bastante cerca del tallo principal del huésped. Sin embargo, si el huésped tuviese una masa de raíces de rizoma o poco profundas, plante la trepadora a 45 cm de la extensión prin­ cipal de las raíces. Es posible utilizar una caña sujeta a la planta huésped —in­ troducida justo detrás del tallo princi­ pal de la trepadora— para guiar ésta ha­ cia aquélla en ángulo. Preparación del sucio

Elimine todas las malezas de la zona de plantación y, si resultase necesario, uti­ lice un herbicida sistèmico para matar T repadoras que t o l e r a n S u elo s m u y A lc a lin o s Actinidia kolomikta Akebia quínala A mpelopsis brevipedunculata Asarina antirrhiniflora Campsis x tagliabuana ‘Mme Galen’ Celastrus scandens Clematis, algunas * (cultivares) Eccremocarpus scaber * Fallopia aubertii, F. baldschuanica Hederá, algunas * Hydrangea anómala d subesp. petiolaris Laihyrus grandtflorus

Jasminum officinale, J. polycanthum # Lathyrus grandiflorus, L latifolius Lonicera, algunos # (algunas esp.) Partlienocissus tricuspidata Passiflora caerulea # Schizophragma integrifolium Solanum crispum Trachelospermum jasminoides Vitis, algunas * K'isteria sinensis C lave

♦ No resisterne

malezas perennes; después mezcle con materia orgánica voluminosa. Esto me­ jorará la retención de agua y la fertili­ dad de suelos arenosos y aligerará la tex­ tura de suelos arcillosos pesados. Mezcle cuidadosamente con un relleno de fer­ tilizante de acción lenta a razón de 50-85 gramos por metro cuadrado. El agujero de plantación debería me­ dir al menos dos veces el diámetro del contenedor en el que se cultivó la tre­ padora para permitir que las raíces se extiendan dentro de la tierra preparada. Sin embargo, esto podría resultar impo­ sible si se estimula la trepadora para que crezca a través de un árbol o arbusto, en cuyo caso cave un agujero lo suficien­ temente grande como para acomodar el cepellón y deje bastante espacio para que las raíces se extiendan.

Los vástagos de las reptantes no autoportantes deberían sujetarse al soporte en intervalos regulares con las ligaduras apropiadas. Para más información, véa­ se «Guiado de trepadoras establecidas», p. 106). Riego y «mulcli»

Riegue la trepadora recién plantada con­ cienzudamente, después cubra la super­ P lantado

de

ficie del suelo rodeando la planta con una capa de 5-7 cm de «mulch» en un radio de unos 60 cm, lo que redundará en beneficio de las raíces, al retener la humedad y permitir que se establezcan por sí mismos. Además, el «mulch» impide la germi­ nación de malezas que competirían con la trepadora recién plantada por los nu­ trientes y la humedad.

T repad ora C ontra

un

M uro

Cómo plantar

Antes de retirar la planta del tiesto, ase­ gúrese de que la tierra esté húmeda: rie­ gue la planta suficientemente como para que el cepellón esté mojado por com­ pleto y después deje escurrir al menos una hora. Retire la capa superficial de tierra para eliminar las semillas de las male­ zas y después invierta el tiesto, sujetan­ do la planta con cuidado al deslizaría hacia afuera. Si las raíces han comenzado a enro­ llarse dentro del tiesto, extraiga con cui­ dado. Cualquier raíz dañada, muerta o sobresaliente debería recortarse hasta el perímetro del cepellón. Coloque la planta como para que el cepellón esté justo a nivel del suelo. Sin embargo, es mejor plantar las clemáti­ des a más profundidad (véase Plantar una clemátide, p. 109). Las trepadoras injertadas (como es el caso de la mayo­ ría de las glicinas) deberían plantarse con la unión del injerto 6 cm por deba­ jo del nivel del sucio. Esto estimula el arraigue de la púa y reduce la aparición de chupones en el porta injerto. Para información acerca de como plantar trepadoras de raíz desnuda, véa­ se «Plantación de un rosal de mata», pá­ gina 123. Llene el agujero con tierra y luego afirme la planta y riegue bien. Introduz­ ca cañas en la base de la planta y fije al soporte. Extienda los vástagos prin­ cipales en abanico y sujete a las cañas individualmente y al soporte mismo (si alcanza) para guiarlas. No estropee los tallos sujetándolos de­ masiado fuerte. Elimine el desarrollo muerto o dañado y recorte los vástagos desordenados. Las trepadoras de zarcillas se fijan a un soporte con facilidad, pero es posi­ ble que los vástagos requieran un guia­ do suave y algunas ligaduras antes de es­ tablecerse de un modo firme. Las trepadoras enrollantes fijan sus vástagos a un soporte en poco tiempo en la di­ rección natural del desarrollo (como las agujas del reloj o al revés), pero también podrían requerir una ligadura inicial.

Fije un soporte a 30 cm por encima del suelo y a 5 cm del muro. Cave un agujero a 45 cm del muro. Afloje la tierra del fondo y agregue tierra.

Empape el cepellón. Colóquelo en el agujero a 45", ponga una caña al través. Extienda las raíces en dirección opuesta a! muro.

Rellene alrededor de la planta y afirme y nivele el suelo; no han de quedar bolsas de aire alrededor de las raíces y la planta ha de estar firme.

Suelte los tallos de la estaca centra! y elija 4 o 5 vástagos fuertes. Introduzca una estaca por vástago y únalo al alambre inferior. Sujete los vástagos.

Recorte con podaderas vástagos débiles, dañados o irregulares hasta el tallo central para establecer la estructura inicial para las trepadoras.

Riegue concienzudamente (aquí, Jasminum mesnyi/ Cubra el suelo circundante con «mulch» profundo para retener humedad y evitar malezas.

C

R

u i d a d o s

u t i n a r i o s

Cuidados rutinarios conservar un crecimiento sano es necesario alimentar las tre­ padoras anualmente y mantener húme­ do el suelo alrededor de la base. Las tre­ padoras cultivadas en contenedores requieren un revestido y cambio de tiesto regulares, y el riego adecuado es esen­ cial. Una eliminación regular de capí­ tulos ayuda a prolongar el florecimien­ to. Las plantas también requieren protección de plagas, enfermedades y, si fuesen no resistentes, de las heladas. P

ara

Alimentación

Durante las dos primeras estaciones, ali­ mente trepadoras en primavera con un revestido de 50-85 g de fertilizante equi­ librado. A partir de aquí, aplique un fer­ tilizante de acción lenta anualmente.

Riego

Durante períodos secos, riegue las tre­ padoras una vez por semana. Empape concienzudamente alrededor de la base de la planta; aplique un «mulch» de 5-7 cm encima de toda la zona de las raíces para evitar el resecado. Eliminación de capítulos y ligaduras

Donde sea posible, elimine capítulos al marchitarse las flores. Esto permite que la planta concentre esfuerzos en produ­ cir flores nuevas en lugar de frutos o se­ millas. Si éstos se requieren por moti­ vos decorativos, elimine sólo una cuarta o una tercera parte de los vástagos flo­ recidos. Ello resultará suficiente para es­ timular una continua exhibición de flo­ res. Ligue los vástagos nuevos al desa­

rrollarse, mientras aún sean flexibles, y recorte las plantas sobrecrecidas a me­ dida que sea necesario (véase «Poda y guia», pp. 104-107).

R ecorte

de

T repad o ras

Plagas y enfermedades

Controle cuidadosamente que no exis­ tan plagas o enfermedades y trate cual­ quier planta afectada como se recomien­ da en P r o b l e m a s d e la s P l a n t a s , pp. 545-547. Protección de trepadoras no resistentes

En invierno envuelva con una cubierta protectora la base y el desarrollo supe­ rior de las trepadoras no resistentes cul­ tivadas al aire libre (véase P r o t e c c ió n c o n t r a H e l a d a s y F r ío , pp. 520-521).

Pode una trepadora (aquí, Hederá colchica ‘Sulphur H eart’) que haya crecido fuera de su ámbito recortando con podaderas. Disponga los tallos irregularmente.

Mantenimiento de trepadoras cultivadas en contenedores En un clima seco, las trepadoras cul­ tivadas en contenedores podrían re­ querir uno o dos riegos al día. Si hay probabilidad de heladas, pueden tras­ ladarse al interior o introducirse en tierra en una parte protegida del jar­ dín. Durante el año, una trepadora cultivada en contenedor consume la mayor parte de los nutrientes del abo­ no del tiesto. El revestido (es decir, la capa superior del abono y el «mulch» que hubiera) debería, por lo tanto, re­ novarse anualmente. Al regar, los nu­ trientes nuevos penetrarán y colma­ rán gradualmente la tierra por debajo. El traslado a un contenedor más gran­ de resulta necesario para todas las tre­ padoras —salvo las de crecimiento muy lento— utilizando abono nuevo cada tres o cuatro años. Las plantas de florecimiento primaveral deberían cambiarse de tiesto en otoño; las otras, en otoño o primavera.

R enovado

del

R e v e s t id o

de

En primavera o a principios de verano, rasque y elimine los 2,5-5 cm superiores de tierra del contenedor. Cuide de no tocar raíces superficiales de la trepadora ni del plantado acompañante.

T r e p a d o r a C u l t iv a d a

en

C ontenedor

2

3

Para ayudar a conservar la Reemplace la tierra descartada humedad durante los meses de con una capa de abono nuevo, mezclado con un poco de fertilizante verano, cubra la tierra del contenedor con un «mulch» ligero de acción lenta. Afirme suavemente para eliminar bolsas de aire. Asegure y decorativo, por ejemplo, cáscaras de coco o astillas de que el nivel de Ia tierra es el mismo corteza. de antes. Riegue bien.

C ambio d e T ie s t o d e T r e p a d o r a C u l t iv a d a e n C o n t e n e d o r j Cada 3-4 años cambie el tiesto de trepadoras cultivadas en contenedores (tales como esta hiedra estriada) para evitar que las raíces se apiñen (véase detalle). Empape bien la tierra, después deslice el cepellón fuera del contenedor. Extraiga las raíces -t y recorte las más gruesas en un tercio. Deje las raíces fibrosas intactas y conserve la mayor cantidad de Pode el desarrollo superior en un tercio y elimine tallos tierra posible alrededor muertos o dañados. Ponga en un de éstas. tiesto con tierra fresca y húmeda, agregando fertilizante de acción lenta a los 2,5-5 cm superiores.

4

Asegure que el nivel de plantación final sea el mismo que antes. Introduzca un triángulo de cañas y sujete los vástagos principales firmemente pero no demasiado apretados.

P

la ntas

T

r e p a d o r a s

Poda y guía los primeros años se poda plantas podrían dejar de florecer ade­ para construir una estructura cuadamente; y, además, algunas de las fuerte para una planta, para estimular trepadoras más vigorosas podrían inva­ un crecimiento vigoroso de leña produc­ dir plantas cercanas o dañar techos, ca­ tiva y sana, y para facilitar el guiado so­ nalones y maniposterías. Se puede com­ bre el soporte. El guiado debería tener binar el guiado con el podado para como meta dirigir un número elegido de lograr la estructura y el aspecto más de­ tallos principales fuertes, por encima y seables para la planta. a través de un soporte, mientras estos aún sean flexibles con el fin de crear una Dónde cortar Deberían cortarse los tallos 2-3 mm por forma atractiva. Algunas trepadoras, por ejemplo las encima de un brote grueso. Elija un bro­ vides rusas (l-'allopia aubertii y /•.' bald- te correctamente orientado en la direc­ schuanicá) producen una masa de pe­ ción en que se requiere un vástago nue­ queños vástagos, además de tallos prin­ vo. Luego, mientras se va desarrollando cipales, y es necesario sujetarlos durante el brote, puede ligarse para llenar la es­ el guiado inicial para conservar el aspec­ tructura o para reemplazar un vástago to requerido. viejo. Sin embargo, las trepadoras vigoro­ Efectúe cada corte de poda limpia­ sas resultan a menudo difíciles de guiar mente con podaderas afiladas, en un án­ después del primer año, y es mejor de­ gulo ligeramente inclinado hacia fuera jarlas crecer libremente; sólo restrínja­ con respecto al brote. Esto asegura que las si crecen más allá de su espacio co­ el agua de lluvia no se estancará alrede­ dor del brote, estimulando una posible rrespondiente. infección. La ubicación del corte es importan­ te: un corte demasiado cerca del brote podría dañarlo y uno demasiado lejos El podado rutinario es esencial para cul­ dejará, en cambio, un tocón que muere tivar casi todas las trepadoras estable­ desde la punta y que podría dejar paso cidas con éxito. Sin este control, las a enfermedades.

D

urante

Principios básicos

Utilización de las herramientas correctas

La mejor herramienta para la mayoría de los tipos d^ poda es un par de poda­ deras bien afiladas. También resultan útiles los podadores de mango largo, especialmente en el caso de los tallos más gruesos, y las ci­ zallas pueden utilizarse donde deba eli­ minarse una gran cantidad de desarro­ llo muerto o débil (véase «Cómo podar una madreselva», p. 107).

Poda y guia de formación En la época de la plantación, y cuando la planta comienza a crecer, el guiado consiste en ligar los vástagos más fuer­ tes al soporte para lograr una estructu­ ra equilibrada. Durante el período de crecimiento un cierto guiado resultará necesario para asegurar que los tallos o zarcillas blandos y enrollantes se fijen a su soporte, mientras aún sean flexibles P odado

de

y antes de que la leña sea demasiado ma­ dura, porque resulta imposible doblar tallos endurecidos sin dañarlos. A finales de verano o a principios de primavera, después de la plantación ini­ cial, una vez que haya pasado cualquier peligro causado por heladas severas, re­ corte cada vástago lateral hasta un bro­ te adecuadamente ubicado cerca del ta­ llo principal, sujetando los vástagos podados al soporte. De éstos crecerán varios tallos fuer­ tes durante la siguiente estación, de los cuales se desarrollará la estructura de la planta. Éstos deben ligarse cuando se de­ sarrollen, igual que antes. Al año siguiente, recorte cada tallo y, posiblemente, la guía, hasta un brote que apunte en la dirección en la cual se guia­ rá el tallo. El resultado será el desarrollo de vás­ tagos vigorosos con los que extender la estructura principal. Ligue todos los ta­ llos con cuidado y recorte cualquier otro vástago hasta dos brotes del tallo más cercano.

P r im a v e r a

Las trepadoras, tales como Solanum crispum, han de ser podadas en el invierno anterior o a comienzos de primavera.

P o d a y G u ia d e F o r m a c ió n Para establecer una estructura fuerte y sana para una trepadora, comience la poda y el guiado lo antes posible después de plantar, a finales de invierno o principios de primavera. La planta es, aquí, Jasminum nudiflorum.

Retire vástagos cruzados. Use podaderas afiladas y corte justo encima de un brote sano.

Para un desarrollo nuevo fuerte, pode vastagos laterales hasta un brote bien ubicado.

Elimine el desarrollo apiñado del centro de la planta.

Sujete todos los vástagos al soporte con cuerda horticultura!.

Elimine todo el desarrollo apiñado, junto con vástagos cruzados y aquellos más débiles que compitan.

Elimine vástagos y tallos débiles o dañados por heladas, recortando hasta la leña viva y sana.

Para estimular el florecimiento, recorte vástagos laterales hasta 5-6 brotes sanos con un corte inclinado encima del brote.

Poda de trepadoras establecidas La época del año para el podado de tre­ padoras establecidas depende de su há­ bito de floración. Algunas florecen so­ bre los vástagos de la estación en curso u, ocasionalmente, sobre vástagos pro­ ducidos a finales de la estación de de­ sarrollo del año anterior. Dichas trepa­ doras se podan generalmente a finales de invierno o principios de primavera —an­ tes de que se desarrollen los brotes nue­ vos— y florecerán más tarde durante la misma estación sobre vástagos nuevos. Otras trepadoras florecen sobre los vástagos maduros del año anterior. És­ tos deberían podarse inmediatamente después de florecer, para permitir que vástagos nuevos crezcan y maduren an­ tes del invierno, que son los que lleva­ rán las flores de la próxima estación. Al­ gunas trepadoras de floración temprana producirán una segunda cosecha de flo­ res más adelante —si se las poda sufi­ cientemente temprano. Normalmente, no resulta difícil esta­ blecer la diferencia entre los vástagos del primer y del segundo año: los del pri­ mero siguen siendo flexibles y general­ mente verdes, mientras que los del se­ gundo son grises o marrones. Los vástagos de más de dos años tienen una corteza distintiva, generalmente oscura, y son duros y leñosos. Elimine siempre toda la leña muerta o dañada al podar y cualquier desarro­ llo apiñado y de ramitas. Recorte los ta­ llos que hayan crecido más allá del es­ pacio correspondiente de la planta, tanto para conservar el aspecto como para controlar el desarrollo excesivo. Para métodos de podar una clemáti­ de, véase pp. 109-110.

Poda de

Wisteria

A finales de verano, restrinja el desarrollo de vástagos frondosos y vigorosos para estimular el desarrollo de brotes nuevos el año próximo.

T repad o ras q ue F lorecen so b r e el D e s a r r o l l o d e la E s t a c ió n e n C u r so

A n redera cordifolia # Antigonon leptopus s* Bignonia Billardiera longiflora # Campsis Clematis, algunas # (cultivares de flores grandes) Clerodendrum thomsoniae * Clianthus # Clytostoma * Distictis # Eccremocarpus scaber # Ipomoea $ Lapageria # Lonicera, algunas Mandevilla # Mikania * Mu lisia decurrens Parthenocissus, algunas * Pileostegia viburnoides Plumbago # Podranea # Polygonum aubertii Pyrostegia venusta * Solarium crispum

Recorte vástagos florecidos, podando hasta uno vigoroso más abajo.

Elimine toda la leña muerta o dañada, cortando limpiamente hasta un vástago o tallo sano.

Donde exista un desarrollo apiñado, elimine vástagos débiles.

(glicina)

Las glicinas ( Wisteria) podrían ser re­ nuentes a florecer a menos que se re­ duzcan severamente los vástagos del verano, vigorosos y llenos de hojas, y que la energía de las plantas sea des­ viada hacia la producción de llores. También mejora la floración si los ta­ llos principales se guían horizontal

1

P o d a d e P r in c ip io s d e V e r a n o Las trepadoras que florecen sobre los vástagos maduros del año previo, tales como Jasminum beesianum, deberían podarse inmediatamente después de florecer para permitir que se desarrollen vástagos nuevos antes del invierno.

en lugar de verticalmente. Los brotes de las flores se producen sobre espolones cortos, y el objeto del podado es esti­ mular a estos espolones a crecer a lo lar­ go de las ramas estructurales de una planta establecida. El método más sen­ cillo consiste en llevar a cabo una poda en dos etapas. A finales de verano, re-

2

Recorte vástagos largos hasta 15 cm, dejando 4-6 hojas. Corte alejado del último brote, ya que éstos se dañan con facilidad.

corte los desarrollos largos y los la­ terales más cortos. Deje sin podar sólo los tallos necesarios para exten­ der la estructura y guíelos. A media­ dos de invierno, recorte los vástagos con espolones podados en verano, de­ jando dos o tres brotes y reduciendo a 15 cm cualquier desarrollo.

In

v ie r n o

Vuelva a podar vástagos acortados en verano. Reduzca a 8-10 cm, dejando sólo 2-3 brotes.

Solanum crispum, S. jasminoides * Stephanotis # Streptosolen # Thladianlha, algunas # Thunbergia gregorii # Vigna caracolla * Vilis, algunas * T repadoras que crecen s o b r e el D e sa r r o l l o d e la E s t a c ió n A n t e r io r Actinidia, algunas * Allemanda cathartica * Aristotochia, algunas Beaumontia * Bougainvillea # Bougainvillea ‘ Miss Manila’

Clematis montana Decumana sinensis # Hoya * Hydrangea Jasminum, algunas # Pandorea jasminoides * Passiflora, la mayoria * Schizophragma Solandra maxima * Streptosolen jamesonii * Strongylodon * Wisteria C lave

& No resistente

P o d a d e P r in c ip io s d e I n v ie r n o Al podar trepadoras a principios de invierno, resulta fácil valorar la estructura de la planta y sujetar cualquier desarrollo nuevo. Esta trepadora es Schisandra glaucescens.

Entresaque tallos apiñados, eliminando vástagos débiles y cruzados.

Sujete vástagos nuevos, espaciando para producir una estructura equilibrada.

Elimine la leña muerta, podando hasta la base del tallo si fuese necesario.

Para estimular la floración, pode todos los vástagos laterales dejando 5 brotes.

Trepadoras siempreverdcs

Pode las trepadoras sicmpreverdes a principios de primavera, después de pa­ sado el peligro de las heladas y cuando las plantas estén a punto de comenzar a crecer. Las trepadoras sicmpreverdes cultivadas por sus flores, además de por su follaje, producen flores sobre la leña de la estación anterior, de modo que re­ trase la poda de éstas hasta después de florecer. En ambos casos, sencillamen­ te elimine la leña muerta o dañada y cor­ te las raíces dispersas. Poda de principios de invierno

Las trepadoras podadas al menos una vez durante la estación anterior podrán podarse otra vez en invierno para orde­

nar su aspecto (véase ilustración, arri­ ba). Esto resulta particularmente útil en el caso de las plantas caducifolias, cu­ yas estructuras son más fáciles de valo­ rar cuando las ramas están desnudas. No elimine la leña madura, que llevará las flores de la próxima estación. Si se esti­ mulan plantas podadas en invierno du­ rante períodos templados, los vástagos jóvenes nuevos podrían dañarse por las heladas posteriormente. Pode éstos en primavera. Las vides ornamentales (Vitis) debe­ rían podarse a principios de invierno, cuando las plantas están inactivas y los cortes de la poda pueden practicarse sin riesgo de «sangrado» (o pérdida de sa­ via). Si se cortan los tallos en primave­

Poda de Bougainvillea La Bougainvillea es rampante y flo­ rece con seguridad podada o no. Pode entre mediados de invierno y principos de primavera para controlar la

planta. Acorte vástagos laterales de­ jando algunos centímetros sobre el ta­ llo principal, pero conserve todos los necesarios para extender la estructura.

I

Corte limpiamente, cerca de un 2 brote sano. Los brotes producirán

Pode vástagos irregulares hasta 2,5-5 cm de los tallos de la estructura principal.

un desarrollo nuevo pronto.

ra, cuando la savia surge, «sangran» abundantemente; esto es difícil de de­ tener y debilita las plantas. (Para la poda de vides de uva, véase pp. 402-406.)

Guia de trepadoras establecidas Las trepadoras que se sujetan por me­ dio de sus raíces aéreas necesitan muy poco guiado, salvo en los primeros años, hasta que se hayan formado suficientes raíces aéreas para sostener la planta. Eli­

ja los tallos nuevos más fuertes cada año durante la estación de desarrollo, antes de que se vuelvan duros y leñosos, y guíe para continuar con la estructura bási­ ca. Siga la forma del espacio correspon­ diente y permita que el tallo guía se ex­ tienda en línea recta hasta alcanzar la altura requerida. Sujete todos los tallos firmemente al soporte en intervalos re­ gulares por medio de ligaduras torcidas de plástico o ligaduras para vides. Ase­ gure que las ligaduras son lo suficiente­ mente tensas para evitar que el viento fuerte agite los tallos y rocen con el so­ porte; sin embargo, no debería restrin-

Guiado de trepadoras sobre pérgolas y pilares Para lograr una distribución de cre­ cimiento parejo sobre pérgolas y pi­ lares, sujete los tallos principales a lo largo de la estación de desarrollo, ex­ tendiéndolos para rellenar cualquier hueco. Para estimular la floración en la parle inferior del tallo, guíe vásta­ gos laterales de especies enrollantes al­ rededor de su soporte en una forma

regular, asegurando que éstos sigan la dirección natural de desarrollo: en el sentido de las agujas del reloj o a la inversa. Después de la estación de flo­ ración, elimine cualquier vástago en­ fermo o dañado y pode el tallo prin­ cipal y todas las guías. Esto estimulará un desarrollo lateral fuerte al año siguiente.

I

2

Gute vástagos sueltos sobre el soporte en la dirección de desarrollo natural y sujete.

A finales de verano, recorte todos los tallos guía en un tercio para estimular el desarrollo lateral.

P gir el desarrollo de los tallos de la plan­ ta. Será necesario aflojar las ligaduras periódicamente a medida que los tallos se hagan más gruesos.

Renovación de una trepadora vieja o abandonada Las trepadoras sin podar —o aquellas que no han sido guiadas— a menudo se convierten en una masa de tallos enre­ dados y leñosos y producen pocas flo­ res. Se las puede podar severamente para rejuvenecerlas. La mayoría de trepadoras tolera una poda hasta cerca de la base o hasta ta­ llos de la estructura principal, pero una planta medio enferma podría no sobre­ vivir a este tratamiento. En este caso, es preferible reducir el tamaño de la planta de un modo gra­ dual a lo largo de dos o tres años, jun­ to con el alimentado anual. En el caso de una planta que se pode hasta su base, corte todo el desarrollo existente a principios de primavera hasta 30-60 cm del suelo. Para estimular un desarrollo nuevo rápido, aplique un re­ vestido de fertilizante equilibrado a ra­ zón de 50-85 g por m2. Empape la zona de las raíces en agua y agregue «mulch». Guíe todo crecimiento nuevo igual

oda

y

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uía

Cómo podar una madreselva Las madreselvas trepadoras (Lonice­ ra) requieren una poda escasa para florecer profusamente pero, abando­ nadas, tienden a desarrollarse como una masa de tallos delgados y enre­ dados que tienen flores y follaje sólo en la parte superior de los vástagos. Para renovar una madreselva en es­ tas condiciones, pode severamente desde principios a mediados de pri­ mavera, al comienzo de la estación de desarrollo. Pronto crecerán vástagos nuevos que deberían guiarse para proporcio­ nar una estructura equilibrada. Si no fuese necesaria una poda tan severa, es aún posible renovar la plan­ ta eliminando vástagos y tallos muer­ tos y dañados bajo el desarrollo nue­ vo y joven. Use cizallas en lugar de podaderas para mayor rapidez. que se practica para las trepadoras re­ cién plantadas. La renovación a lo largo de dos o tres años resulta más difícil (véase abajo) porque los tallos a menudo se enredan. En primavera, elimine la mayor parte posible del crecimiento apiñado, después corte uno de cada dos o tres tallos prin­ cipales hasta su base. Desenrede el de­

P o d a d o d e R e n o v a c ió n

M é t o d o O p c io n a l

Si la planta está muy sobrecrecida, recorte todos los tallos con podadores de mango largo hasta 30-60 cm del nivel del suelo.

Si fuese innecesaria una poda tan severa, elimine lodo el material muerto debajo del crecimiento nuevo.

sarrollo superior de los tallos cortados con suavidad. Si algunos vástagos resul­ tasen dañados, elimínelos una vez que los tallos principales podados y su de­ sarrollo superior hayan sido eliminados. Elimine cualquier vástago débil y torci­ do —ya que éstos no florecerán de un modo satisfactorio— y cualquier leña muerta. Para estimular un desarrollo

nuevo y sano, alimente, riegue y agre­ gue «mulch», como en el podado hasta la base. Guíe los nuevos vástagos basales para rellenar huecos, asegurando que no se enreden con algunos viejos. A la prima­ vera siguiente, repita el procedimiento y alimente, riegue y agregue «mulch» a la planta.

R en o v a c ió n d e u n a T r e p a d o r a A b a n d o n a d a Una trepadora abandonada (aquí Cclastrus orbiculatus) puede renovarse gradualmente a lo largo de dos o tres estaciones, podando concienzudamente cada primavera.

T r e p a d o r a s q u e se P u e d e n C o r t a r a ra s d e S u e l o Allemanda catliartica # Anredera cord¡folia * Antigonon leptopus * Arislolochia, algunas * Campsis x tagliabuana Clematis, algunas * (mayoría de esp.) Clerodendrum thomsoniae # Clytostoma callistegioides * Disliclis buccinaloría * Lonicera, algunas # (mayoría de esp.) Macfadyena unguis-cali * Manellia cordifolia M. inflata *

Retire, en lo posible, todo el desarrollo apiñado.

Passiflora x caponii ‘John Innes’

Elimine vástagos débiles, de rain ¡tas o dañados, dejando sólo los fuertes. Recorte tallos viejos en un tercio o hasta la mitad con podadores de mango largo, conservando los más vigorosos.

Elimine también toda la leña muerta o enferma. Pode hasta un brote sano utilizando podaderas afiladas.

Passiflora, mayoria * Pelrea volubilis * Polygonum auberlii Pyrostegia venusta * QuisquaUs indica # Solandra maxima * Solarium, algunas * Stiginaphyllon ciliatum # Strongylodon macrobolrys * Thunbergia # C lave

# No resistente

Clemátides

Dónde criar clemátides

as clemátides se adecúan a casi to­ das las vistas y variedad de climas. Ofrecen el período de floración más lar­Es posible elegir clemátides adecuadas go de todas las trepadoras, presentan­a casi cualquier situación del jardín. Las do especies o híbridos que florecen du­ especies y cultivares vigorosos que flo­ rante casi lodos los meses del año, recen en primavera resultan ideales para muchos de ellos con cápsulas plateadas vestir y camuflar construcciones, verjas de semillas que aparecen después del flo­ y muros poco agradables, o para reptar recimiento. sobre viejos troncos de árboles, tocones Tienen hábitos diversos, que varían y glorietas, agregando color e interés a desde plantas herbáceas como C. inte- elementos opacos. grifolia y C. recta, que forma matas, Las clases menos rampantes pueden hasta desparramados sub-arbustos como guiarse sobre espalderas y pérgolas o C. x jouiniana, así como las trepado­ caer en cascadas sobre terrazas; a nivel ras más conocidas. del suelo, las especies más delicadas se Las flores de clemátides también pre­ desparramarán y sus flores podrán apre­ sentan una amplia gama de colores y ciarse mejor. formas, desde los atractivos ramos de Algunas clemátides se adecúan al cul­ campanas delicadas color marfil de C. tivo en contenedores, en patios o —en rehderiana y las lámparas doradas pul­ el caso de las no-resistentes— bajo cris­ posas y exóticas de C. tangutica, hasta tal. Otras tienen un gran potencial de las flores sencillas, pero de colorido opu­ cultivo a través de plantas huésped lento, de C. vilicella y sus muchos hí­ —árboles, trepadoras y arbustos fuer­ bridos, pasando por las formas más tes—, proporcionando una prolongada complejas de las clemátides de flores estación de interés, una pincelada de co­ grandes como C. ‘Proteus’ y C. ‘Vyvyan lor, o creando asociaciones de plantas Pennell’. inusuales y encantadoras.

L

C l em á tid e G rupo 1

C. alpina ‘Francés Rivis’

C. macropetala 'Markham’s I’ink’

C. ‘Henrvi’

C. ‘Nelly Moser’

G rupo 2

C. ‘The President' G rupo 3

Grupos de clemátides Las clemátides pueden dividirse en tres grupos principales, basados en su tiem­ po de floración y su hábito. El grupo 1 se compone de las espe­ cies de florecimiento temprano y sus cul­ tivares —además de los grupos de Al­ pina, Macropetala y Montana—, que florecen directamente sobre los tallos maduros de la estación previa. El gru­ po 2 comprende los cultivares tempra­ nos de flores grandes, que florecen so­ bre tallos cortos de la estación en curso, que surgen de la leña madura de la es­ tación previa. A veces los grupos 1 y 2 son conocidos como clemátides de flo­ recimiento sobre «leña vieja». El gru­ po 3 comprende las especies de floreci­ miento tardío, los cultivares de flores grandes y los tipos herbáceos, que flo­ recen sobre el desarrollo de la estación en curso. y

Especies cultivares de floración temprana

Las especies simpreverdes y poco resis­ tentes de floración temprana y sus gé­ neros son originarias de regiones de cli­ ma cálido, y es mejor cultivarlas protegidas en las zonas de heladas in­ tensas. Entre las perennes más resisten­ tes están la vigorosa C. armandii y la más pequeña C. cirrhosa. Ambas se desarrollan mejor en un emplazamien­ to dirigido hacia el sur o el sudoeste, y resultan efectivas cultivadas a tra­ vés de otras plantas guiadas sobre paredes. Los grupos de Alpina y Macropetala resisten temperaturas invernales muy ba­ jas y resultan ideales para cultivar a tra­ vés de árboles y arbustos bien guiados en cualquier situación. No las cultive a través de rosales trepadores u otros ar­ bustos que requieren podas anuales, ya que las clemátides casi no necesitan re­ cortado. Son adecuadas a emplazamien­ tos expuestos, como las esquinas de edi­ ficios mirando al nordeste, pero también son soberbias plantas de contenedores para patios —y pueden guiarse sobre cualquier soporte. Los miembros del grupo Montana son completamente resistentes y vigorosos, trepando hasta una altura de 7-12 m. Es­ tas plantas cubrirán muros y glorietas, y resultan efectivas cultivadas a través de coniferas o viejos árboles frutales que hayan sobrepasado el período más pro­ ductivo, pero podrían dañar el follaje de las perennes por su desarrollo rampante y denso. Cultivares tempranos de flores grandes

C. ‘lirnest Markham’

C. Mackmanil’

C. vilicella ‘Mmc Julia Correvon’

Son totalmente resistentes a las heladas y alcanzan una altura de 2,5-4 m. Los cultivares más compactos, como C. ‘Edith’, que normalmente son los prime­

ros en florecer, resultan ideales para con­ tenedores. Es mejor cultivar los cultiva­ res dobles y semidobles y aquellos que florecen a mediados de verano, produ­ ciendo flores muy grandes, a través de las ramas de otros arbustos y árboles guiados sobre muros, donde sus flores estarán protegidas de vientos fuertes o lluvias intensas. Es mejor plantar los cultivares de flores más pálidas —de ra­ yas rosadas o malvas— en sitios som­ breados, donde sus flores servirán para aclarar una pared oscura y no se deste­ ñirán. Para las situaciones soleadas, son mejores las rojo profundo y las púrpu­ ra, porque desarrollan un mejor color al sol. y

Especies cultivares de florecimiento tardío

Este grupo de clemátides incluye los cul­ tivares tardíos de flores grandes como C. ‘Jackmanii’, C. vilicella de flores pe­ queñas y sus híbridos, y toda una gama de especies con sus formas, incluyendo las clemátides herbáceas. Los tipos Jack­ manii resultan soberbios cultivados a través de rosales trepadores, rosales ar­ bustivos y arbustos de tamaño medio, tanto perennes como caducifolios, ya sean autoportantes o guiados sobre un muro. En particular, los híbridos de C. vilicella son excelentes para cultivar a través de plantas tapizantes, especial­ mente los brezos que florecen en vera­ no o invierno (Calluna, Daboecia y Erica). Entre los otros miembros de este gru­ po, C. x jouiniana es un tapizante ideal, y las minúsculas flores tipo tulipa de C. texensis y sus cultivares presentan un buen aspecto cultivados sobre un contrafondo de siempreverdes bajas. Las vi­ gorosas C. orientalis y C. tangutica re­ quieren un muro o árbol grande donde puedan crecer sin restricciones y exhi­ bir sus muchas flores y sus vaporosas cápsulas de bayas. C. heracleifolia var. davidiana —y otras especies herbá­ ceas— no trepan, y deberían cultivarse en orlas mixtas o herbáceas; C. integrifolia se asocia bien con rosas de mata de flores arracimadas.

Preparación del suelo y plantación Al usar clamátides vigorosas para ves­ tir espalderas o pérgolas, antes de plan­ tar asegure que la estructura de soporte sea fuerte y sólida. De un modo simi­ lar, al cultivar clemátides a través de ár­ boles viejos, las ramas deben ser sufi­ cientemente robustas para cargar con el, a veces considerable, peso. En el caso de las clemátides cultivadas a través de otras plantas huésped, resulta esencial

que el vigor de ambas sea parejo para que el huésped no quede desbordado. Asegure también que el podado reque­ rido por ambas sea compatible. La mayoría de las especies de trepa­ doras pueden emplazarse parcialmente a la sombra o al sol, con tal que las raí­ ces estén frescas y sombreadas. Plante arbustos poco elevados debajo o plán­ telas del lado sombreado del árbol hués­ ped o del muro. Las especies herbáceas prosperan en una ubicación soleada. Para cultivar clemátides en un patio, use un contenedor de 45 cm de diámetro por 45 cm de profundidad. La mayoría de las clemátides prospe­ rarán en suelos ricos, fértiles y bien dre­ nados, especialmente si éstos son neu­ tros o ligeramente alcalinos. Las especies perennes como C. tangutica y C. orienlalis no deberían cultivarse en suelos que estén mojados durante los meses de in­ vierno, ya que tienen raíces finas y fi­ brosas que se pudrirían rápidamente. Los detalles del plantado son los mis­ mos que para otras trepadoras (véase «Preparación del suelo y plantación», pp. 100-102), salvo que deberían plan­ tarse a 5 cm más de profundidad de lo normal para estimular el desarrollo de brotes de base bajo el nivel del suelo.

Cuidados rutinarios Mantenga los ejemplares recién planta­ dos bien regados hasta que estén bien establecidos y agregue «mulch» a las es­ pecies trepadoras y herbáceas anualmen­ te, en primavera, con tierra de jardín o estiércol bien descompuesta. El desarrollo nuevo joven es muy sus­ ceptible al daño causado por babosas (p. 548) a principios de primavera. Las cle­ mátides son propensas al ataque de áfidos (p. 550), y los cultivares de floreci­ miento tardío y flores grandes podrían quedar afectados por el moho polvoso (p. 550). El marchitamiento de las cle­ mátides —una condición causada por C o n tr a ste d e C o l o r

Las clemátides son excelentes plantas de acompañamiento y pueden cultivarse a través de tina variedad de plantas huéspedes, creando una exhibición inusual. Aquí, los pétalos brillantes de C. viticella ‘Venosa Violacea’ presentan un contraste atractivo contra el verde de Junípera sabina var. tamariscifolia, sobre la que repta.

P la n t a c ió n

de una

C lem á tid e

Plante las clemátides a 5 cm más de profundidad que el nivel de plantado del semillero para estimular la aparición de brotes bajo tierra y evitar la marchitación. un hongo— puede atacar a las clemáti­ des de flores grandes recién plantadas (véase p. 569).

Poda y guia Las necesidades del podado varían para cada grupo, de modo que controle siem­ pre antes de recortar. Si se las poda in­ correctamente, podría eliminar la leña del florecimiento. Poda y guia inicial para todos los grupos Las clemátides trepan por medio de zarzillas de tallo de hojas que se sujetan por sí mismas al soporte. Es necesario guiar­ las para que alcancen su soporte, y el de­ sarrollo nuevo tendrá que sujetarse du­ rante la primavera y verano. Ligue justo debajo de un nodulo (o de un brote del eje de una hoja) y espacíe los tallos de un modo parejo sobre el soporte, dejan­ do espacio suficiente para que crezca el desarrollo nuevo. En el guiado y podado inicial, las cle­ mátides requieren cuidados especiales. Si quedan sin guiar, las plantas produ­ cen frecuentemente uno o dos tallos que

miden 15-18 m y después un crecimien­ to largo y enredado que deja la base des­ nuda. Para evitarlo, todas las clemáti­ des recién plantadas deberían podarse severamente durante la primera prima­ vera después de ser plantadas. A menos que la planta ya tenga tres o cuatro tallos creciendo desde la base, recorte todos los tallos justo encima de un par de brotes de hojas —fuertes y sanos— a 30 cm por encima del nivel del suelo. Si a principios de primavera dicha poda severa no produce tres o cua­ tro tallos suplementarios, vuelva a po­ dar los tallos nuevos dejando 15 cm jus­ to hasta encima de un par de brotes de hojas sanos. Grupo 1 Muchas de estas clemátides vigorosas re­ quieren poca poda regular, si es que re­ quieren alguno, especialmente si, recién plantadas, se recortan concienzudamen­ te. Si resultase necesario restringir el ta­ maño u ordenar el crecimiento enreda­ do, debería podar después de la floración. En este momento también pueden eliminarse los tallos muertos, da­ ñados o débiles. El desarrollo nuevo ma­ durará a finales de verano y en otoño, ofreciendo flores a la primavera siguien­ te. Cualquier dcsarroilo excesivo puede reducirse y sujetarse en otoño, pero ten­ ga en cuenta que esto reducirá la flora­ ción. C. armandii, que produce una masa de flores sobre tallos colgantes, puede entresacarse anualmente para evi­ tar el apiñado; recorte hasta vastagos jó­ venes bien ubicados, inmediatamente después de la floración.

G r u p o 1 - E s p e c ie s d e F l o r a c ió n T e m p r a n a C. alpina y cultivares C. armandii y cultivares C. cirrhosa Clematis armandii

C. macropetala y cultivares C. montana y cultivares C. montana var. grandiflora C. montana var. rubens

Tallo de flores que crece directamente desde el tallo maduro de la estación anterior.

P o d a d e C l e m á t id e s d e l G r u p o 1 Los tallos maduros de clemátides del Grupo I producen tallos de flores para la siguiente estación; pode después de florecidas sólo si la planta está sobrecrecida.

Elimine tallos apiñados o que hayan crecido más allá del espacio disponible, recortando hasta el origen.

Recorte vástagos dañados hasta un par de brotes sanos o hasta el tallo principal.

Grupo 2 Las flores solitarias grandes se produ­ cen sobre tallos cuyos largos varían en­ tre 15-60 cm que surgen de los tallos ma­ duros de la estación anterior. Pode estas plantas a principios de primavera, an­ tes de comenzar el nuevo desarrollo. Elimine los tallos muertos, débiles o dañados, y recorte los sanos hasta jus­ to encima de un par de brotes de hoja fuertes. Éstos producirán la primera co­ secha de flores. A finales de verano, este grupo también producirá una serie de flores más pequeñas sobre los vástagos nuevos.

Flores sobre tallos de la estación .en curso

Hoja de la estación anterior

Propagación

P o d a d e C l e m á t id e s d e l G r u p o 2

Las clemátides del grupo 2 florecen sobre los tallos de la estación en curso, así que pode a principios de primavera antes del desarrollo.

Recorte tallos viejos hasta un par de brotes fuertes. El desarrollo a partir de éstos producirá las flores de esta estación. Grupo 3 Las flores producidas por este grupo se encuentran sobre los tallos del desarro­ llo de la estación en curso. Pode a prin­ cipios de primavera, antes de comenzar el nuevo desarrollo. Elimine todos los tallos de la estación anterior hasta un par de brotes de hoja justo encima de la base del desarrollo de la estación pre­ via, es decir, a 15-30 cm por encima del suelo. Al aparecer el desarrollo nuevo, sujete a su soporte o huésped. Tenga cui-

Tallos______ florecidos sobre nuevo desarrollo de la estación en curso.

dado con los tallos —a veces que­ bradizos— nuevos y suaves. Espacíe en forma pareja y sujete a intervalos re­ gulares. También deben podarse las clemáti­ des que crezcan sobre un huésped o una planta tapizante, como los brezos. A fi­ nales de otoño, retire el desarrollo ex­ cesivo para mantener la planta y el hués­ ped ordenados y menos propensos a daños causados por vientos. A finales de otoño, retire todo el desarrollo supe­ rior, dejando 30 cm de las clemátides cultivadas sobre brezos que florecen en invierno antes de su florecimiento.

Antes de que comience el desarrollo nuevo, recorte todos los tallos dañados hasta su origen o hasta el nivel del suelo.

Las especies de clemátides pueden pro­ pagarse a través de semillas sembradas en otoño e invernadas en un invernade­ ro frío o una cajonera (los cultivares no se reproducen propiamente a partir de las semillas). El número de cultivares se incrementa a partir de leña blanda o semimadura (véase p. 537); la división (véase p. 451) o los esquejes de base (véa­ se p. 166) se utilizan para los tipos her­ báceos. Resultan preferibles los esquejes in­ ternodales de leña blanda o semimadura a los nodales. Córtelos en primave­ ra, justo encima de un nodulo y corte el tallo dejando 2,5-5 cm debajo del no­ dulo. Elimine un par de hojas a 1 cm del nodulo. Reduzca el resto de las ho­ jas a la mitad y recorte el tallo encima del nodulo, dejando I cm. Unte la base con polvo de arraigo hormonado. Arrai­ gue en un propagador cerrado con ca­ lefacción en la base. Temple las plantas nuevas gradualmente (véase p. 543) an­ tes de plantar las clématides jóvenes en el exterior en primavera.

P o d a d o d e C l e m á t id e s d e l G r u p o 3

Las clemátides del grupo 3 producen flores sobre el desarrollo de la estación en curso; pode a principios de primavera antes del desarrollo nuevo.

E s q u e je s e n t r e N o d u l o s

Haga esquejes de 5 cm de largo cortando justo encima de un nodulo y a 3,5 cm debajo de éste. Retire una hoja de cada esqueje. G r u p o 2 - C u l t iv a r e s T em pra n o s de F lores G randes ‘Barbara Jackman’ ‘Carnaby’ c. ‘Daniel Deronda’

c.c.

Clematis ‘Vyvyan Pennell’

C. C. C. C. C. C.

‘Edinburgh’ ‘Eisa Spath’ ‘General Sikorski’ ‘Henryi’ ‘Lasurstern’ ‘Marie Boisselot’, sin. C. ‘Mme Le Coultre’ C. ‘Mrs. N. Thompson’ Nelly Moser’ Niobe’ The President’ Vyvyan Pennell’

G r u p o 3 - E s p e c ie s y C u l t iv a r e s d e F l o r a c ió n T a r d ía C. ‘Bouchaud’ C. ‘Albany’ C. ‘F.rnest Markham’ Clematis ‘Perle d’Azure’

Corle justo encima del par de brotes inferiores fuertes de cada tallo a 15-30 cm por encima del nivel del suelo. Haga un corle recto con podaderas afiladas, asegurando de no dañar los brotes.

C. florida y cultivares C. ‘Gipsy Queen’ c. ‘Hagley Hybrid’ c. ‘Jackmanii’ c. ‘Lady Betty Balfour’ c. ‘Pcrlc d’Azure’ c. tangutica y cultivares c. ‘Ville de Lyon’ c. viticella y cultivares

Propagación trepadoras son propagables a de plantas, tales como Celastrus. Algu­ de semillas, de esquejes de nas trepadoras producen plantas nuevas L partir tallo o de raíz, o por acodado. A me­de forma natural a través del auto-

gados, como en el caso de Aclidinia chi­ nensis. Para plantar y sembrar trepado­ ras anuales, véase A n u a l e s y B ie n a l e s , pp. 180-186.

Propagación de trepadoras a partir de semillas

En el caso de ciertas trepadoras, resul­ ta necesario remojar las semillas en agua antes de sembrarlas: las de Hardenbergia deberían dejarse en agua durante 24 horas, y las de Lapageria, durante 48. Es posible interrumpir el período de inactividad de semillas de corteza dura a través de un período de frío. Es'o se logra introduciéndolas en la nevera du­ rante seis-ocho semanas (para más in­ formación, véase P r in c ip io s d e P r o p a ­ g a c ió n , «Estratificación fría», p. 536).

as

nudo también se propagan las Wisteria por injerto (para más información, véase A rboi .es O r n a m e n t a l e s , «Injertado», p. 58). En cuanto al costo, la propagación a partir de semillas es la más eficaz para la producción de un gran número de plantas; también es el único método práctico de aumentar el número de anuales y el más fácil para las trepado­ ras herbáceas. Sin embargo, los híbridos y cultivares raras veces se reproducen propiamente a partir de semillas y, por lo tanto, es aconsejable propagarlos a través de sistemas vegetativos, tales como los esquejes. Además, cultivadas a partir de semillas, las plantas leñosas podrían tardar varios años en alcanzar el tamaño de floración. La propagación de esquejes de tallos tomados de leña blanda o semimadura se puede realizar con éxito en el caso de casi todas las trepadoras y resulta el me­ jor método para los cultivares selectos. La propagación a partir de esquejes de leña dura sólo se aplica normalmente a las vides ( Vitis); los esquejes de raíz se pueden utilizar para un pequeño número Sem bra d o

de

acodado. Si sólo se requieren unas po­ cas plantas, tanto el acodado sencillo como el de serpentina son métodos di­ rectos para la propagación de trepado­ ras difíciles de cultivar a partir de es­ quejes.

La mayoría de las especies produce se­ millas viables sin dificultad. Sin embar­ go, en el caso de las plantas no comple­ tamente resistentes, es necesario un verano largo y cálido para que las semi­ llas maduren por completo. Para obte­ ner semillas de plantas unisexuales de es­ pecies como Aclitiidia chinensis y Celastrus, se deben cultivar juntas plan­ tas de ambos sexos para asegurar que se polinicen entre ellas. El sexo de los plantones se desconoce hasta que alcanzan el tamaño de flora­ ción. Sin embargo, para algunas plantas existen clones femeninos y masculinos designados y vegetativamente propa­

Preparación de la semilla

Sembrado

Si siembra semillas en un tiesto de te­ rracota, primero cubra los agujeros de drenaje con trozos de tiesto (esto no es necesario en el caso de tiestos de plásti­ co, bandejas para semillas o cacharros planos) y llene el tiesto, cacharro o ban­ deja con abono para semillas estándar, afirmando con una tabla para asegurar que no hayan bolsas de aire ni espacios. Las semillas más grandes deben espa­ ciarse de modo parejo; apriete suave-

S em illa s

Coseche semillas de la planta (aquí, clemátide) cuando estén maduras. No es necesario eliminar «colas» vaporosas.

mente dentro de la tierra y después cu­ bra hasta su altura propia con una capa de tierra tamizada o, mezclado con una pequeña cantidad de gravilla horticul­ tural fina. Mezcle las semillas muy pe­ queñas con un poco de arena fina y seca para poder sembrarlas de modo parejo y no apiñadas; no es necesaria una capa suplementaria de tierra. Etiquete el tiesto y riegue con un ro­ cío fino. Después, coloque una pelícu­ la de plástico transparente o un cristal encima del contenedor (alternativamen­ te, agregue una capa delgada de gravi­ lla fina) para evitar que la tierra se reseque. Las semillas de ciertas trepadoras como Mutisia y Thladiantlia necesitan calor artificial para germinar si se las cultiva en climas frecos y, por lo tanto, deben colocarse en un propagador a 13-I6°C. Cobaea, si se la cuitiva como anual, debería plantarse a finales de in­ vierno sometida a calor, de modo que las plantas jóvenes estén bien desarro­ lladas cuando se las plante en el exte­ rior. La mayoría de las demás semillas deben conservarse en un lugar cálido alejado del sol directo. Sin embargo, las trepadoras resistentes, tal como la ma­ yoría de Clematis, germinan mejor en condiciones frías: introduzca los conte­ nedores en una cajonera al aire libre. Trasplante individual

2

Siembre dispersando bien, en Cubra las semillas con una un cacharro preparado u otro capa fina de tierra arenosa, contenedor con tierra para semillas agregue una capa de gravilla fina afirmada, húmeda y arenosa. y etiquete. Ponga afuera en un macizo de arena o cajonera.

3

Apenas hayan salido los plantones, re­ tire el cristal o la película de plástico, si los ha utilizado. Cuando se hayan for­ mado la primera pareja de hojas autén­ ticas (las primeras hojas del plantón po­ drían variar significativamente de las de una planta adulta), trasplante los plan­ tones individualmente dentro de tiestos pequeños. Sin embargo, si fuesen muy pequeños, es mejor utilizar una bande­ ja, trasplantando en hileras separadas por el ancho de una hoja. Examine la base del tiesto o bandeja en intervalos frecuentes; apenas las raí­ ces sean visibles a través de los aguje­ ros de drenaje, vuelva a cambiar de ties­ to. Los plantones germinados en un medio ambiente frío deberían seguir cre­ ciendo en condiciones más cálidas y pro­ tegidos. Plantación exterior

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Después de germinados, Cuando hayan desarrollado el Siga cultivando los plantones primer par de hojas legítimas, trasplante los plantones: hasta que estén bien afloje un terrón con una espátula, coloque los plantones establecidos. Entonces estarán retire y vuelva a plantar individualmente en tiestos con tierra preparados para plantar en su individualmente, sosteniendo las húmeda. Etiquete y coloque en ubicación definitiva. hojas con suavidad. cajonera.

Plante los plantones en el exterior cuan­ do estén bien establecidos. Las trepado­ ras''de crecimiento rápido, tanto las anuales como las perennes, pueden plan­ tarse en el sitio donde florecerán. Si las heladas son probables, y las trepadoras no del todo resistentes, plante bajo una campana para protegerlas o retrase la plantación hasta que haya pasado todo peligro posible de heladas. Las trepadoras de crecimiento rápido deberían cambiarse de tiesto cada vez que las raíces aparezcan en la base del tiesto. Durante la primera estación, cul-

T r e p a d o r a s P r o pa g a b l e s p o r E s q u e je s d e L eña Bla n da Alternando # Anemopaegma * Antigonon * A sarina * Ceropegia * Clemalis, algunas * A Hernando calhatica ‘Hendersonii’

Clerodendrum, Clitoria * Codonopsis Convolvulus, algunas * Crypioslegia # Disliclis * Hederá, algunas * Hibbertia * Hydrangea Ipomoea * Lonicera, algunas * Manettia * Mikania * Parthenocissus, algunas * Periploea Schisandra Schizophragma

tive en un lugar protegido o en un se­ millero. En todos los casos, proporcio­ ne cañas para sostener las plantas y mantenga húmeda la tierra de las plan­ tas criadas en tiestos.

Propagación a partir de esquejes de leña blanda La leña blanda es la parte más joven y más verde del tallo, y se produce de un modo continuo en la punta. Recoja es­ quejes de madera blanda a finales de primavera o principios de verano, poco tiempo después de comenzado el desa­ rrollo nuevo y antes de que los tallos ha­ yan comenzado a endurecer. Prepare un tiesto, cacharro o bandeja y llene casi hasta el borde con tierra para esquejes y afirme. Corle de esquejes Corte trozos de tallo de 15 cm de largo, cortando encima de uniones de hojas o de nodulos en la planta madre. Después corte la base de cada esqueje inmedia­ tamente debajo de cada nodulo. (Las P r o p a g a c ió n

a

P a r t ir

de

clemátides son la excepción a esta regla: los esquejes deben ser intranodalcs, de­ jando un pequeño trozo de tallo deba­ jo del nodulo —véase «Propagación», p. 110.) Los esquejes de leña blanda resultan particularmente vulnerables a las pérdi­ das de agua; coloque inmediatamente dentro de un saco de plástico transpa­ rente para retener la humedad. Preparación e introducción de esquejes Elimine las hojas de la tercera parte in­ ferior de los tallos con un cuchillo afi­ lado e impregne la base de los esquejes de polvo fungicida para evitar que se pu­ dran. Los esquejes de leña blanda arrai­ gan con facilidad y no necesitan un tra­ tam iento con polvo de arraigo. Introduzca los esquejes en la tierra, de­ jando la hoja o el par de hojas inferior asomando sobre la tierra. Etiquete los esquejes y humedezca con un rocío fino. Coloque en un propagador, cubra las bandejas con hojas de cristal o fije sa­ cos de plástico transparente encima de los tiestos con cinta elástica. Mantenga los esquejes bien iluminados y controle diariamente que no se resequen.

E s q u e je s

de

Colocación en tiestos Generalmente, los esquejes tardan entre cuatro y ocho semanas en arraigar, aun­ que las madreselvas (Lonicera) pueden tardar más. Coloque en tiestos en mez­ cla estándar con base de tierra negra. Como opción, use una mezcla de dos partes de sustituto de turba (o turba) por una parte de arena; como ésta no con­ tiene nutrientes, aplique un alimento lí­ quido o foliar cada dos semanas. Los esquejes recogidos en primavera deberían estar listos para plantar en oto­ ño; los recogidos más tarde deberían invernarse protegidos y plantados fuera la próxima primavera, una vez pasado el peligro de heladas. En zonas frías, to­ dos los esquejes no resistentes deberían invernar en un sitio libre de heladas, templados gradualmente la primavera si­ guiente y plantados fuera cuando haya pasado el peligro de heladas.

Propagación a partir de esquejes semimaduros Recoja esquejes semimaduros de vásta-

L eña B landa

Senecio macroglossus ‘Variegatus’

Senecio, algunas * Solanum, algunas * Sollya * Strepiosolen * Thladiantha, algunas # Thunbergia # Tropaeolum, algunas # Wisteria T r e p a d o r a s P r o pa g a b l e s p o r E sq u e je s S em im a d u r o s Actinidia, algunas * A gapetes * Akebia Ampélopsis Anemopaegma # Araujia * Arislolochia, algunas # Asieranthera Beaumonlia * Berberidopsis Berchemia Billardiera * Bougainvillea * Campsis Celasirus Cissus # C lave

♦ No resistente

Llene un tiesto de 13 cm con tierra húmeda estándar. Retire el sobrante para nivelar lo superficie y afirme ligeramente.

2

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Impregne cada esqueje de 4dos polvo fungicida. Introduzca o tres en cada tiesto, con las

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hojas inferiores justo encima del abono. Los esquejes no deben tocarse entre sí.

Seleccione trozos de 15 cm de los Haga un corte recto en el extremos de desarrollo blandos tallo de cada esqueje dejando de vastagos sanos (aquí, Solanus 10 cm justo debajo de una unión crispum). Coloque los esquejes en un de hojas. Elimine las hojas saco de plástico transparente. inferiores a ras de tallo.

Riegue con un rocío fino, Después de arraigados, plante etiquete y coloque el (o los) en tiestos individuales. tiestos en un propagador o sacos de Manténgalos húmedos rociando plástico transparente llenos de aire. ligeramente con un rociador.

P ro pa g a c ió n a p a r t ir E squejes S e m im a d u r o s E jem pla r B u en o

de

P r o p a g a c ió n

a p a r t ir d e

E s q u e je s

de

L eña D ura

E je m p l a r e s P o bres

M a dreselva (L o n ic e r a )

sano leñoso

.

«Talón» o cortada

% estaca

\ Desarrollo blando y débil

Y Leña

T(lemaj siado

ma­ dura

1

Retire un tallo sano del desarrollo de la estación en curso, cortando justo encima de un brote. No utilice nuevos desarrollos demasiado maduros ni blandos y nuevos.

2

Corte zarcillos y vástagos laterales. Corte del tallo en trozos con un corte sesgado por encima del brote y recto en la base.

Seleccione esquejes sanos de 10-15 cm de longitud y corte justo debajo de un nòdulo. Algunos esquejes presentan un pequeño «talón» o estaca de corteza en la base (ver detalle). Conviene cortarlo antes de usar. gos sanos desde mediados de verano a principios de otoño. Prepare un tiesto o cacharro con abono para esquejes hú­ medo, así como para esquejes de leña blanda. Seleccione trozos de 10-15 cm de leña no completamente endurecida, cortando encima de uniones de hojas o de nodulos. Después corte las bases has­ ta justo debajo de un nodulo, igual que para los de leña blanda. Otra opción consiste en cortar limpia­ mente a través de la base de un vástago, donde se une a la planta madre. Algu­ nos esquejes arraigan con mayor facili­ dad cortados con una «estaca», separan­ do el vástago de la planta madre suave­ mente; el vástago se desprende con un pequeño trozo de corteza —o «esta­ ca»— en la base. Recorte la estaca de cada esqueje y trate con polvo hormonado de arraigo antes de introducir en la tierra y etiquetar. Después coloque el tiesto o cacharro en un propagador. Los esquejes semimaduros tardan entre ocho y doce semanas —o más— en arraigar. Cuando los esquejes hayan arraigado, coloque en tiestos, empleando tierra para tiestos estándar y siga cultivando en una cajonera una vez re-establecidos. Los esquejes arraigados deberían estar listos para plantar fuera en sus ubica­ ciones definitivas a la primavera siguienle, una vez templados.

Propagación a partir de esquejes de leña dura Recoja esquejes de leña dura en otoño y a principios de invierno, de vástagos sanos que se han vuelto leñosos duran­ te la estación de desarrollo. Por medio de podaderas, elimine un trozo de tallo, cortando justo encima de un brote. Cor­ te los vástagos laterales y después divi-

T r e p a d o r a s P r o pa g a b l e s p o r E s q u e je s S e m im a d u r o s ( c o n t .) Clematis, algunas # Clianthus * Clytostoma # Decumaria * Dioscorea * Distictis # Ercilla Euonymus L-'altopia, sin. Potygonum Hardenbergia * Hederá, algunas * Hoya # Jacquemontia # Jasminum, algunas # Kennedia * Lonicera, algunas * Macfadyena * Mandevilla x amabiíis

Pele la leña exterior de cada 3haciaesqueje con un corte limpio abajo para exponer la capa de cámbium (véase detalle).

los esquejes en 4 Introduzca abono con gravilla dejando asomar los brotes superiores. Etiquete, riegue y coloque en cajonera.

da el tallo en trozos de 5-8 cm, utilizan­ do un corte sesgado por encima de un brote en la punta y uno recto en la base. Otra opción consiste en recoger esque­ jes más largos con dos o más brotes. Para estimular el arraigo, haga un cor­ te en la base retirando una astilla de ma­ dera con un cuchillo afilado. La aplica­ ción de polvo de arraigo en el corte puede acelerar el mismo en trepadoras de arraigo difícil, pero no siempre es ne­ cesario si se escojen tallos adecuados en la estación adecuada. Introducción de esquejes Prepare un tiesto o cacharro con tierra para esquejes de drenado fácil (agregue un poco de arena o gravilla a la tierra), y llene casi hasta el borde, humedecien­ do bien. Introduzca los esquejes alre­

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Cuando los esquejes hayan arraigado bien, coloque en tiestos individuales. Estaque si fuera necesario y siga cultivando antes de plantar fuera. dedor del borde del tiesto a 5 cm de dis­ tancia entre cada uno. Introduzca los es­ quejes hasta dos terceras partes de su longitud, dejando visibles sólo los bro­ tes superiores. Afirme la tierra, etique­ te los tiestos, riegue los esquejes y colo­ que en una cajonera para invernarlos. Otra opción consiste en introducir los esquejes directamente dentro de una ca­ jonera o en una zanja en una zona pro­ tegida del jardín (véase Á r b o l e s O r n a ­ m e n t a l e s , «Esquejes de leña dura», p. 54). Los esquejes de leña dura toma­ dos de plantas no totalmente resisten­ tes deberían invernarse en un sitio libre de heladas. Los esquejes de leña dura pueden tar­ dar varios meses en arraigar, pero la ma­ yoría deberían estar listos para colocar en tiestos o trasplantar a mediados de

A

Mandevilla * Manettia * Mitraría * Mu lisia, algunas * Paederia Pandorea * Passiflora, la mayoría * Petrea # Pileostegia Plumbago # Podranea * Pyrostegia * Quisqualis * Sarmienta * Schisandra Schizophragma Senecio, algunas # Sotandra * Solanum, algunas * Stauntonia Stephanotis * Stigmaphyllon # Tecoma # Tecomanthe * Tecomaria * Thunbergia * Trachelosperm um Triperygiurn Wattakaka T r e p a d o r a s P r o pa g a b l e s p o r E s q u e je s de L eña D ura Actinidia kolomikta Bougainvitlea * Lonicera, algunas # Parthenocissus, algunas # Vitis, algunas # Ac tinidia kolomikta C lavk # No resisten le

la primavera siguiente. Coloque dentro de un tiesto con tierra estándar o siga cultivando en un lugar protegido antes de plantarlos fuera el siguiente otoño.

P r o p a g a c ió n

a p a r t ir d e

E s q u e je s

de

R a íz

Esquejes a partir de raíces Algunas trepadoras, especialmente Celastrus y Solanunt, pueden propagarse a partir de esquejes de raíz, recogidos desde finales de invierno hasta princi­ pios de primavera. Recolección de esquejes Cave un agujero a 45-60 cm de la base de la planta para descubrir raíces de al­ rededor de I cm de grosor; éstas ofre­ cen el mejor material para esquejes. Re­ tire secciones de raíz de hasta 20-30 cm de largo, según los esquejes que requie­ ra. Haga un corte recto a través de la parte superior de la raíz (la que está más cerca de la planta) y corte la base de la raíz en ángulo. Coloque el material en un saco de plástico transparente. Preparación e introducción de los esquejes Lave los trozos de raíz para eliminar la tierra, luego corte en trozos más peque­ ños y elimine los laterales fibrosos. Haga un corte horizontal en la punta y uno inclinado en la base. Introduzca los es­ quejes con el corte inclinado hacia abajo dentro de un tiesto lleno de mezcla para el arraigo, compuesta de partes iguales de sustituto de turba (o turba) y arena. Espacíe cada 7 cm, con los extremos so­ bresaliendo ligeramente. Cubra con una capa de 1 cm de arena. Humedezca la tierra concienzudamente, etiquete el ties­ to, y coloque en una cajonera o propa­ gador. Mantenga la tierra húmeda. Templado y colocación en tiestos En primavera aparecerán brotes cerca de la punta del esqueje. Colóquelos en ties­ tos individuales a principios de verano y temple gradualmente, aplicando un alimento líquido o foliar de vez en cuan­ do. Sujete a estacas al desarrollarse. Las P r o p a g a c ió n

1

de

Cave un agujero bien separado de la base de la planta, descubriendo algunas

Corte trozos de raíz con podaderas. Los trozos deben ser de I cm de grosor, y, al menos, de 10 cm de largo.

en la base (véase detalle)

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gantes que arraigan naturalmente en su punto de contacto con el suelo. Un vástago autoacodado puede retirarse y cor­ tarse de la planta madre a fianles de oto­ ño o principios de primavera. Elija un acodo de aspecto sano y bien arraiga­ do que tenga un desarrollo nuevo y fres­ co. Retire con cuidado y corte. Recorte el vástago acodado, conservando única­

mente el trozo o trozos de tallo que ten­ ga raíces nuevas y brotes. Elimine las ho­ jas que crezcan cerca de la raíz. Coloque los acodos arraigados individualmente en tiestos con una mezcla estándar de tierra para esquejes, consistente en sus­ tituto de turba (o turba) y arena a par­ tes iguales y riegue bien. Como alterna­ tiva, si el acodo está bien desarrollado,

Introduzca cada esqueje en sentido vertical, dejando asomar los extremos justo por encima de la superficie de la tierra.

plantas nuevas pueden plantarse en su posición permanente el próximo otoño.

Trepadoras de autoacodado Muchas trepadoras tiene vástagos col­

Cubra con una capa de I cm de arena. Riegue, etiquete y coloque en una cajonera.

Lave las raíces y corte en trozos 3horizontal de 4-5 cm con un corte en el extremo y oblicuo

Una vez que los esquejes estén bien arraigados y los vastagos jóvenes midan 2,5 cm, plante en tiestos individuales.

P lantas A u to a co d a d a s

Seleccione un vástago bajo arraigado en el suelo y retire la parte arraigada con una horca.

Separe el vástago de la planta madre (aquí una hiedra, Hederá helixj, cortando entre nodulos con podaderas.

Corte el vástago en segmentos, 3raícescada uno con un sistema de sano y desarrollo nuevo y

vigoroso. Elimine las hojas inferiores.

4

Vuelva a plantar cada segmento de vástago arraigado en un tiesto con tierra o en su ubicación definitiva.

con raíces fuertes y vigorosas y vástagos, puede plantarlo inmediatamente en su posición definitiva.

P r o p a g a c ió n

por

A c o d o S e n c il l o

Acodado sencillo Los vástagos largos y colgantes que pro­ ducen las trepadoras pueden propagar­ se con frecuencia por acodado sencillo si no arraigan naturalmente. Se efectúa un corte en un vástago y se estaquilla dentro del suelo; esto lo induce a arrai­ gar en un nodulo, proporcionando una planta joven. Los acodos de muchas trepadoras es­ taquilladas en primavera desarrollarán sistemas de raíces fuertes en otoño, mo­ mento en el que se los puede separar de la planta madre. Sin embargo, debería acodarse Akebia, Campsis y Vitis a fi­ nales de invierno porque, si se corta los acodos en primavera, éstos «sangran» savia y tienden a no arraigar.

Realización del acodado

Elija un vástago o tallo no florecido fuerte y vigoroso suficientemente largo para colgar sobre el suelo. Corte las ho­ jas y los vástagos laterales de la sección de tallo a acodar con el fin de obtener un trozo limpio de 30 cm detrás de la punta del vástago. Doble el tallo suavemente hasta alcan­ zar el suelo y, para estimular el arraigo, haga un corte inclinado con un cuchi­ llo afilado en la parte de abajo del ta­ llo, cerca de un nodulo. Para la mayo­ ría de trepadoras, aplique polvo de arraigo hormonado en el corte; sin em­ bargo, las vigorosas, como Wisteria, no lo requieren. Estaquille el tallo al suelo con firme­ za por medio de trozos de alambre en forma de «U» y cubra con una capa de tierra de hasta 8 cm. Sujete el extremo del tallo acodado a una estaca para que permanezca recto. Separación del acodo arraigado

En otoño, cuando los vástagos y raíces nuevas han crecido de la parte enterra­ da del tallo, puede separar el acodo arraigado de la planta madre y colocarlo en un tiesto o plantar afuera. Acorte el tallo viejo antes de volver a plantar y co­ loque una estaca al costado de la plan­ ta nueva. Si el acodo está plantado en un tiesto, debería invernar en una cajo­ nera. Durante primavera y verano, apli­ que un alimento líquido o foliar en in­ tervalos regulares. Vuelva a colocar en tiestos cuando sea necesario, antes de templar gradualmente y plantar fuera en su posición definitiva durante el otoño siguiente.

que pueden

Autoacodahles

Asteranthera Celaslrus Ficus pu mila * Hederá, algunas* Hederá helix ‘Atropurpúrea’

1

2

Elija un vástago joven y bajo Haga un corle sesgado en la (aquí, Akebia quinata). Elimine parte de abajo del vástago las hojas para proporcionar un tallo para formar una « lengüeta» en el limpio detrás de la punta. centro del tallo.

Preparación del suelo

Si el suelo circundante es pobre, mezcle con un poco de abono orgánico al me­ nos un mes antes del acodado. Alterna­ tivamente, llene un tiesto con tierra e in­ troduzca en el suelo en el sitio donde estaquillará el acodo.

T repadoras A codarse

Hoya * Hydrangea Mitraría* Monstera deliciosa* Parthenocissus, algunas# Periploca Philodendron * Scindapsus* Tecomaria* Trachelospermum Tripterygium Vigna* Acodado sencillo

Utilizando un pincel limpio, 3 pinte con polvo hormonado

de arraigo y sacuda suavemente para eliminar sobrantes.

Estaquille el vástago 4preparada firmemente en la zona con grapas de alambre. Cubra con 8 cm de

5

Corle el vastago acodado cerca Plante el acodo en un tiesto de la planta madre el verano U de 13 cm con tierra estándar o siguiente. Retire con una horca y en su ubicación definitiva, riegue recorte el tallo antiguo. y etiquete.

Propagación por acodado de serpentina Doble un vástago colgante cuidado­ samente hasta el suelo preparado y elimine hojas y vástagos laterales. Haga varios cortes cerca de nodu­ los, dejando al menos un brote entre cada incisión. Aplique polvo de arraigo y estaqui­ lle las secciones con cortes, igual que en el acodado sencillo. Separe las plántulas en otoño, cuando se hayan formado raíces en cada corte. Sepa­ re el tallo viejo de las plantas nuevas antes de replantar y estacar.

Actinidia, algunas* Akebia lieaumontia # Cissus * Ercilla Humulus Lapageria * Lonicera x americana

Lonicera, algunas* Mandevilla Monstera * Mucuna* Mutisia, algunas* Passiflora, la mayoría* Pileoslegia Podranea* Schizophragma Solarium, algunas* Strongylodon* Tecomanthe* Thunbergiu* Vitis amurensis, V. coignetiae Wisteria Acodado de serpentina

Ampélopsis Campsis Celastrus Ciernalis, algunas* Fallopia, sin. Polygonum Holboellia * Kennedia* Parthenocissus tricuspidata

Pueden producirse varias plantas nuevas por acodado de serpentina. Estaquille los acodos con grapas.

Parthenocissus, algunas* Sarmienta * Schisandra Cl.AVK * No resísteme

E l J a r d ín jardineros y poetas han reverenciado el rosal como la reina de las plantas floridas por la extraordinaria belleza de sus flores. La familia de los rosales ofrece una gama extraordinaria en el colorido de las flores, en su aspecto y perfume, ya sea la pureza sencilla de la rosa salvaje, el encanto suave y apostelado de una rosa antigua de jar­ dín, ya el brillo enjoyado de las híbridas modernas. En cuanto esde antes d e la é po c a r o m a n a

de

R osas

a su hábito de desarrollo, su altura y su follaje, pocas plantas son tan variadas y versátiles como la rosa. Es posible vestir todo el jardín de flores de rosas, desde la delicadeza de un pequeño rosal de tiesto hasta la masa espumosa de un gran rosal trepador. Cul­ tivada a solas en el esplendor de un jardín form al o elevando la calidad de la profusión de una plantación mixta, los rosales resu­ men la gloria de un jardín en un día de verano.

Diseño con rosales sea eligiendo cultivar antiguas rosas en las regiones cálidas y templa­ rosas de jardín por la gracia de su das, aunque algunas se adaptan bien a hábito, follaje y aroma, o rosas moder­ regiones subtropicales o frías. En climas nas por su larga estación de florecimien­ cálidos, pueden florecer continuamen­ to y sus flores vistosas, la diversidad de te a lo largo de todo el año. la familia de las rosas posibilita encon­ trar una planta para casi cualquier par­ te del jardín y crear cualquier estilo y talante de plantación, ya sea de un cla­ sicismo discreto o de una informalidad La cantidad de cultivares de rosales es lujuriosa. desconcertante, y cada año se añaden Los rosales son plantas adaptables unas nuevas a la lista. Antes de hacer que crecen, afortunadamente, en casi to­ una selección final merece la pena visi­ das las partes del mundo. Son más vigo­ tar algunos jardines establecidos, con el

Y

a

Elección de los rosales

E n c a n t o A n t ig u o

Las flores abiertas y desparramadas de los arbustos de rosales antiguos de jardín, que comprenden ‘Constance Spry’, ‘Céleste’ y ‘Cerise Bouquet’ se

fin de observar la mayor cantidad posi­ ble de rosales en tales condiciones. Há­ galo a lo largo de un período de tiempo para poder valorar los hábitos, alturas eventuales, salud, vigor, fragancia, co­ lor y resistencia al sol, continuidad de florecimiento y todas las características deseables de un buen rosal. La mayoría de las asociaciones nacio­ nales de rosas publican listas dando de­ talles de dónde pueden comprarse espe­ cies de rosas y cultivares provistas por los viveros miembros, lo que a veces resulta inestimable para localizar a los

mezclan con perennes en un tema de colorido sutil, creando un ambiente frondoso e informal en un ambiente íntimo.

proveedores de los rosales menos co­ munes.

Fragancia

Desde siempre, las rosas se valoran por su perfume; la mayoría de las antiguas especies de jardín y algunas modernas poseen perfumes encantadores y diver­ sos, con rastros de clavo, almizcle, miel, limón, especias, e incluso té, además de la «verdadera fragancia» a rosas. No re­ sulta fácil ser específico con respecto al aroma de las rosas, ya que su carácter e intensidad pueden variar en gran me­ dida según la hora del día, el aire, la hu­ medad, la edad de la flor y la «nariz» de cada uno de los jardineros; algunos encontrarán fragante a algún cultivar en particular, otros no. En la mayoría de los casos resulta ne­ cesario acercarse bastante para olerías; la mejor manera de disfrutarlas es plan­ tadas cerca de una puerta o ventana donde su aroma podrá flotar dentro de la casa en los atardeceres veraniegos, al­ rededor del patio o a lo largo de un sen­ dero o en una ubicación protegida del jardín. Otras, especialmente muchas de las trepadoras sobre árboles, están tan perfumadas que pueden embriagar todo el jardín. Color de las flores Las rosas modernas poseen casi todos los colores del espectro, desde pasteles pálidos hasta los rojos y amarillos auda­ ces y brillantes. La rosa azul continúa siendo materia de leyendas, a pesar del uso de la palabra «azul» en cultivares como ‘Bluc Moon’, que, en realidad, es lila pálido. Las rosas antiguas de jardín van desde el blanco, pasando por el más pálido de los rosa encarnado, rosa in­ tenso, carmesí y violeta, hasta el púrpu­ ra; muchas tienen rayas rosas y blancas o blancas y púrpura. La mayoría coor­ dina bien entre sí y con otras plantas,

D

pero al combinar demasiados colores brillantes —por ejemplo, bermellón bri­ llante con rosa cereza— podría crear un efecto discordante. Plante rosas blancas o de colores pastel entre grupos de co­ lores más intensos para moderarlos y evitar que desentonen. Formas de flores

La gran familia de las rosas comprende una gran variedad de formas de flores, desde las sencillas flores individuales de la especie hasta las flores elegantemen­ te enrolladas de las modernas y la com­ plejidad tipo repollo de muchas de las antiguas. Las principales formas de flores ilus­ tradas en esta página dan una idea ge­ neral de sus formas en el estado ópti­ mo (que, en algunos casos, puede ser antes de que estén totalmente abiertas). Las flores pueden ser sencillas (4-7 pé­ talos), semidobles (8-14 pétalos), dobles (15-20 pétalos), o completamente dobles (más de 30 pétalos). Color del follaje

Además de producir una bonita exhibi­ ción floral, algunos grupos de rosales

proporcionan color por otros medios para extender la estación de interés. Las Alba y muchas de las de especies (véase abajo) tienen un follaje agradable, des­ de un verde-gris suave hasta un verdeazulado profundo y lustroso, haciéndo­ las atractivas aun cuando el arbusto no está en flor. El follaje verde brillante de las Rugosa posee una textura arrugada (o rugosa) y, plantadas como setos, ofre­ cen un buen contrafondo para otros plantados. Las hojas de algunas espe­ cies son de color púrpura-ciruela, co­ mo en R. glauca, mientras que el folla­ je de algunas, como R. virginiana, ad­ quiere colores vividos del atardecer en otoño.

Formas

de

i s e ñ o

c o n

R

o s a s

R osas

Plana Abierta, generalmente sencilla o semidoble, con pétalos casi planos.

l)c copa Abierta, de sencilla a completamente doble, pétalos curvados hacia fuera desde el centro.

F.n punta Tipo «Híbrida Té» semi o completamente doble, de centros altos y estrechos.

Kn forma de urna

Tipo «Híbrida Té», clásica, curvada y de extremo aplanado, desde semi a

Escaramujos decorativos o espinas

Las Rugosa con flores individuales o se­ midobles también desarrollan escaramu­ jos rojo brillantes y decorativos al final de la estación de floración. También al­ gunas de las de especies, como R. tnoyesii y sus híbridos, producen escaramu­ jos decorativos en otoño, que van desde el naranja y amarillo, pasando, a través de tonos de rojo, hasta un púrpura ne­ gruzco.

Redondeada

Doble o completamente doble, de pétalos del mismo tamaño sobrepuestos en forma de cuenco.

Roseta Plana, doble o completamente doble, de muchos pétalos confusos de distintas medidas, ligeramente superpuestos.

Roseta en cuartos

Plana, doble o completamente doble, de pétalos confusos repartidos en cuartos.

Pompón Pequeña, redondeada, doble o completamente doble, con masas de pétalos pequeños; flores arracimadas.

Clasificación de las rosas Existen alrededor de cien rosas de es­ pecies que aparecen de un modo na­ tural, además de muchos híbridos na­ turales silvestres pero, después de 2000 años de ser cultivadas como orna­ mentales, los cultivares alcanzan aho­ ra a ser millares. El linaje de casi to­ das está tan mezclado —después de muchos siglos de cultivos casuales e indiscriminados, antes de que se com­ prendiera la polinización cruzada co­ rrectamente y se conservasen registros apropiados— que resulta imposible clasificarlas con precisión. Los límites entre grupos estableci­ dos se ha difuminado; por ejemplo, el tamaño de las flores de los arbus­ tos de flores arracimadas se ha visto aumentado por cruzamientos con ro­ sales de flores grandes. De un modo similar, la hibridización de rosas mi­ niatura con arbustos de flores arra­ cimadas ha llevado a los recientemen­ te desarrollados arbustos enanos de flores arracimadas, de un tamaño in­ termedio. Denominación de categorías de rosas

En 1979, la Federación Mundial de Sociedades de Rosas decidió que nombres largamente establecidos ta­ les como «Híbridas Té» y «Floribun­ da» habían perdido su significado ori­ ginal a causa de la hibridización y acordaron adoptar una clasificación nueva para esclarecer los grupos, con el fin de comprenderlos mejor. La nueva clasificación conserva la mayoría de los nombres de grupos tradicionales. Los dos cambios que afectarán a jardineros con mayor pro­

babilidad son la sustitución de los nom­ bres «arbusto de flores grandes» por «Híbrida Té» y «arbusto de racimos de flores» por «Floribunda». En 1987, la Federación Mundial adoptó la catego­ ría «arbusto enano de flores arracima­ das» por rosas «patio». Los grupos principales son los siguientes, con los nombres de las clasificaciones previas entre paréntesis. Rosas modernas de jardín

Éstas se describen en sucesión según su hábito de desarrollo. Arbusto de flores grandes (Híbrida Té)

Arbustos verticales de florecimien­ to repetido, flores grandes a razón de una por tallo, o en racimos pequeños, en verano-otoño. Arbusto de flores arracimadas (Flori­ bunda)

Arbustos verticales de floreci­ miento repetido, con mejor continuidad de florecimiento que los de flores gran­ des; las flores más pequeñas aparecen sobre grandes ramos o racimos en verano-otoño. Arbusto enano de flores arracimadas (Rosa Patio)

Similar a las de arbusto de flores arracimadas, pero con un de­ sarrollo más pequeño y pulido. Miniatura Minúsculas contrapartidas de los arbustos de flores grandes y arra­ cimadas. Tapizantes Rosales de crecimiento bajo o desparramado; algunas florecen en verano; otras rosas de florecimiento repetido lo hacen en verano-otoño. Trepadoras Trepadoras de vástagos largos y fuertes y flores grandes indivi­ duales o en pequeños racimos. Algunas sólo florecen en verano, pero la mayo­

ría son de florecimiento repetido y lo ha­ cen en verano-otoño. Las trepadoras comprenden un pequeño grupo (p. ej. ‘Albertine’) cuyo hábito es entre trepa­ dora y enredadera. Se las solía clasifi­ car como enredaderas, pero, en 1987, la Royal National Rose Society las reclasificó y deberían considerarse como tre­ padoras. Enredadera Rosas trepadoras vigoro­ sas de vástagos largos y flexibles que lle­ van flores pequeñas en grandes racimos, sobre todo a principios de verano. De arbusto Un grupo muy variado, imposible de clasificar, que abarca des­ de cultivares bajos que forman matas hasta arbustos muy extensos y matas gi­ gantes de flores arracimadas. Rosas antiguas de jardín Alba

Grandes y de ramificación libre, con racimos de flores que aparecen a mediados de verano, follaje abundante. Bourbon Extremadamente vigorosas y abiertas, total o parcialmente de flora­ ción repetida, fragantes flores dobles, a menudo tres por racimo, en veranootoño. China Arbustos entre pequeños y me­ dianos, desarrollo en ramitas y aéreo, flores pequeñas, principalmente dobles, individualmente o en racimos en veranootoño. Damasco Arbustos abiertos con raci­ mos sueltos de flores muy fragantes, principalmente en verano. Callica Arbustos bastante densos, que producen flores intensamente colorea­ das, a menudo tres por racimo, en ve­ rano. Almizcle híbrido Arbustos vigorosos

de floración repetida, follaje abun­ dante y flores fragantes, principal­ mente dobles, portadas en racimos, verano-otoño. Perpetuas híbridas Arbustos vigo­ rosos, a veces de floración repetida, de flores portadas individualmente o de a tres en verano-otoño. Musgo Arbustos poco ordenados, con un desarrollo velludo tipo mus­ go en los tallos y cálices; florece en verano. Noisette Rosales de floración repe­ tida, trepadoras que portan racimos grandes de flores, de una fragancia ligeramente especiada, en veranootoño. Portland Versión vertical densa, pero de mayor floración, de la rosa Bourbon. Provence (Centifolia) Arbustos más bien resuellos y espinosos, flores fra­ gantes en verano. Sempervirens Rosas trepadoras semi-perennes, flores numerosas a fi­ nales de verano. Té Arbustos y trepadoras de flore­ cimiento repetido, flores sueltas, ge­ neralmente dobles, con una fragan­ cia especiada. Rosas de especies

Las rosas silvestres, o de especies, y los híbridos de especies (que compar­ ten la mayoría de las características de ambas especies madre) son, prin­ cipalmente, arbustos grandes y ar­ queantes que portan una efusión de flores individuales de cinco pétalos en primavera o a mediados de verano, y escaramujos decorativos en otoño.

D iseñ o p a r a u n J a r d ín d e R osas F o r m a l Este diseño crea un emplazamiento discreto en el que disfrutar de la belleza clásica de las rosas. Setos formales de tejo encierran unos macizos de rosales arbustivas apiñadas, de oros pálidos e intensos y

que convergen en un gracioso rosal reptante en el centro. Unas rosas estándar rojas realzan la plantación con un contraste audaz de color y forma entre la simplicidad geométrica del recinto.

1 Yew (Taxus baccata) 2 Rosa ‘Golden Showers’ 3 R. ‘Suffolk’ 4 R. ‘Korresia’ 5 R. ‘Amber Queen’ 6 R. ‘Harkuun’ 7 R. ‘Margaret Merril’ 8 R. ‘Swany’

R. sericea subesp. omeiensis (sin. R. omeiensis pteracantha) tiene espinas grandes y chatas que, de jóvenes, brillan de un rojo rubí con el sol detrás.

en miniatura —de colores contrastantes o complementarios— del lado soleado del macizo.

Emplazamiento en el jardín

Jardines formales de rosas

Uno de los emplazamientos mejores para los macizos de un jardín de rosas es un césped verde y liso, pero los tonos sutiles grises y miel de un pavimento de piedra pueden resultar igual de atracti­ vos. Un sendero de ladrillos dulcifica­ do por el tiempo podría complementar unos rosales a un lado, especialmente uno de tonos pálidos y suaves. Sea cual fuere el material, evite los dibujos mul­ ticolores que podrían entrar en compe­ tencia con los rosales. La grava, aunque de apariencia y textura agradables, po­ dría ser laboriosa de mantener, ya que pronto aparecen las malezas y las pie­ dras pueden dispersarse o desaparecer en el suelo. Para enmarcar un macizo de rosas pueden utilizarse plantas de orla. Un tra­ dicional seto de boj resulta un límite for­ mal, pero se puden utilizar muchas otras plantas informalmente, en especial las de follaje verde-gris o gris-plata. Anaphalis triplinervis var. intermedia (sin. A. nubigena) con hojas lanudas en for­ ma de lanza, o las formas más enanas de lavanda, resultan adecuadas, como también nébeda (Nepeta), si hay espa­ cio para que se desparrame sobre el sendero. Muchas de las especies e híbridos de Geranium, en particular aquellas de flo­ res azules, resultan especialmente atrac­ tivas, c incluso es posible cultivar rosas

El modo más popular de cultivar rosas es en un jardín formal, dedicado a ex­ hibir la excelsitud de las rosas en maci­ zos cuyas formas deben reflejar la ele­ gancia clásica de la planta. En general, se utilizan arbustos grandes o de llores arracimadas y estándares como plantas de macizo permanentes, agrupadas en bloques de color. El desarrollo más bien vertical y tieso de muchos arbustos se presta a la formalidad del macizo y tien­ de a no mezclarse tan bien con otras plantas, aunque es posible plantar al pie de los rosales en forma atractiva (véase p. 119). Los macizos de rosas pueden diseñar­ se de cualquier forma y tamaño: cuadra­ dos, oblongos, triangulares o redondos; al borde de senderos o avenidas podrán ser estrechos y tipo cinta. Antes de crear macizos nuevos, dibuje un plano y ex­ perimente con diferentes formas y dis­ posiciones, con el fin de decidir cuál es el mejor diseño para el emplazamiento elegido. No los haga demasiado anchos para no dificultar el acceso al rociado, el agregado de «mulch» y la poda. Si mezcla cultivares de rosas en el mis­ mo macizo, plante no menos de cinco o seis del mismo cultivar juntos en un orden regular para obtener sustanciales masas de color; no todos los cultivares alcanzan el zénit de floración al mismo tiempo. Un jardín plantado con varian­ tes de un tema de color, por ejemplo ro­ sas pálidos e intensos con un toque de

blanco, crea un efecto armonioso más agradable que introduciendo una mul­ titud de colores. Al plantar, tenga en cuenta las varia­ ciones de las alturas de los diferentes cul­ tivares. Elija cultivares de alturas más o menos uniformes para un macizo en zonas abiertas. Un macizo de rosas cuyo fondo es un muro o seto resulta más atractivo sí los rosales de la parte delantera son más ba­ jas que las de atrás. Pueden utilizarse rosas estándar para dar altura a cualquier esquema de ma­ cizo. Colocando un estándar sencillo en el centro de un macizo redondo —que imite la forma de la rosa— creará una simetría elegante, mientras que varios estándares colocados a intervalos de 1,5 m a lo largo de la parte central de un macizo largo ayudan a interrumpir la uniformidad.

Plantaciones informales Es posible aprovechar el encanto de las rosas en una amplia gama de esquemas de plantado, en especial con plantas her­ báceas y otros arbustos. De la multitud de rosas de arbusto, miniatura, trepado­ ras y tapizantes de tamaño y hábitos va­ riados, se pueden elegir las adecuadas para cualquier emplazamiento del jardín. Los rosales combinan bien con otras plantas; por ejemplo, las rosas miniatura dan color en verano y altura a una plan­ tación de plantas de rocas, que florecen principalmente en primavera; y una ta­ pizante cubrirá una ribera con llores fra­ gantes. Probablemente, la creencia de que las rosas no se mezclan con otras

plantas proviene de la época en que mu­ chos cultivares eran grandes y desgar­ bados y no se adecuaban a los esque­ mas de macizos de aquel tiempo. Se las cultivaba en jardines cerrados y separa­ dos para proporcionar flores para la casa. Sin embargo, hace tiempo que se ha reconocido que no es necesario criarlos de forma aislado. Rosales con plantas herbáceas

El cultivo en macizos u orlas junto a plantas herbáceas realza la belleza de la rosa en flor y proporciona interés cuan­ do está inactiva. El hábito de desarro­ llo de muchos rosales arbustivos, tales como las livianas y aéreas rosas China o las laxas y abiertas Damasco, se ade­ cúan perfectamente a la profusión ca­ sual de una plantación informal, al mis­ mo tiempo que confieren altura y estructura. Las extensiones opacas de flores y fo­ llaje, por ejemplo la nube de pequeñas flores blancas de Crambe cordifolia, son las que mejor complementan las flores vistosas de las rosas en verano. En otras épocas del año, utilice plantas de flora­ ción más espectacular o las de follaje siempreverde para extender la estación y ocultar los tallos desnudos de las rosas. Muchas plantas pueden realzar una plantación de rosales. Las altas lanzas de las dedaleras púrpura (Digitalis pur­ purea), las blancas Lilium regale, u otras azucenas blancas o rosas, que aparecen en una plantación de lujosas rosas de jardín antiguas, ofrecen un contraste lla­ mativo, tanto por su hábito de desarro­ llo como por sus flores. Rosas con oíros arbustos

Tanto las rosas de arbusto como las de

especies se combinan bien con oíros ar­ bustos, a condición de recibir la suficien­ te luz solar. Proporcionan flores abun­ dantes y hermosas para contrastar con el follaje de otros arbustos que florecen en primavera, a veces a lo largo de todo el verano. Muchos de estos rosales tienen un fo­ llaje casi perenne y escaramujos colo­ reados en otoño (véase «Escaramujos de rosa o espinas», p. 117). Además de las Gallicas, rosales arbus­ tivas más pequeñas, la mayoría de las Damasco, las Portland y muchos culti­ vares modernos de altura similar, ofre­ cen una avanzadilla excelente para cual­ quier plantación de arbustos. Los rosales de ramas largas, tales como las densamente floridas ‘Scarlet Fire’ o ‘Complicata’, con sus flores de un rosa intenso, podrán reptar y avivar un opaco arbusto perenne. Las trepado­ ras adornarán el follaje de un árbol o convertirán uno muerto en un elemen­ to espectacular. Los colores suaves de las rosas anti­ guas resultan atractivos junto a sub­ arbustos que combinen flores azules con follaje verde-gris, tal como Caryopteris x dandonensis, el follaje etéreo de Perovskia atripiicifoüa, algunos cultivares de Hebe, y, asimismo, la mayoría de las lavandas.

Plantación al pie de un macizo de rosales La exhibición en un macizo de rosas puede realzarse y extenderse más allá de la estación de florecimiento, cultivando plantas de raíces poco profundas entre las rosas. Una amplia gama de plantas tapizarán el suelo y ofrecerán un con-

E s t ii .0 I n f o r m a l

Unas rosas grandes, que incluyen ‘Penelope’ en la parte delantera, revisten las paredes del fondo con una fragante masa de color veraniego y realzan plantas como Campanula, espuelas de caballero y otras perennes en una orla mixta baja de azules fríos y blancos.

trafondo de colores, texturas y formas contrastantes. Las violetas (Viola) son unas de las favorilas: los cultivares blan­ cos, azul suave y malva se complemen­ tan bien con las rosas. Sin embargo, to­ das las plantas tapizantes dificultan el agregado de «mulch». Tenga cuidado de no pisarlas al rociar un macizo de ro­ sas especialmente ancho. Al interplantar, tenga en cuenta las al­ turas eventuales de las plantas acompa­ ñantes y plante evitando que al madu­ rar se oculten entre sí o a los rosales. El verde-amarillento de Alchemilla mollis, las cabezas rosadas y blancas de Armería marítima, y las especies resis­ tentes y desparramadas de Geranium, también ofrecerán una exhibición bonita bajo los rosales. Los bulbos primavera­ les avivan los macizos de rosales, des­ nudos a principios de año: intente plan­ tar narcisos Chionodoxa blancos o azu­

les, campanillas de invierno blancas y blancas y estrelladas Tulipa turkestanica, para crear, de este modo, un centón alegre de colores. El único inconveniente es su follaje, que muere y que tiene un aspecto desor­ denado hasta que no es eliminado y que podría dificultar el mantenimiento del macizo. Muchas hierbas fragantes perennes son buenos acompañantes para rosales: utilice lavanda de algodón (Santolina chamaecyparíssus), varios tomillos (Thymus) o salvias (Salvia) —las de tipo culinario o cualquiera que tenga hojas atracativas y estriadas. Los rosales siem­ pre presentan un buen aspecto contras­ tadas con el follaje plateado de helechos perennes, como Artemisia gnaphatodes y A. frígida , o Stachys byzanlina (sin. S. Ianata) gris y en forma de mata, de hojas lanudas.

Terrazas

F l o r e s y F o l l a je

Rosales ricamente coloreados, colocadas como joyas al pie de hierbas de follaje elegante color verde-gris y los tonos dorados de la grava.

Es posible utilizar terrazas en una lade­ ra empinada para convertir un empla­ zamiento difícil en un llamativo escapa­ rate para rosas. Proporcionan zonas lo bastante planas para plantar y retienen la humedad que las rosas requieren, ade­ más de crear llamativas gradaciones de altura y perspectiva. Los muros de las terrazas ofrecen el mejor aspecto si se los construye de ladrillo gastado o pie­ dra suavizada por el tiempo. Plante ro­ sas de arbusto en los macizos de las terrazas y plante las replantes y lapizan­ tes para que se derramen sobre los mu­ ros de retención, creando cortinas de flores. Los macizos en terrazas más peque­ ñas también resultan ideales para el cul­ tivo de rosales en miniatura. Es mucho más fácil apreciar la belleza y el perfu­ me de sus flores minúsculas si están si­ tuadas un poco por encima del nivel del suelo.

Cada macizo para éstas últimas de­ bería medir 45-60 cm de ancho. Colo­ que estándares miniatura a lo largo del macizo superior de la terraza para lla­ mar la atención y use algunas de las ta­ pizantes más pequeñas y delicadas para derramarse sobre los muros. Esta clase de terrazas resultan ideales para rodear un jardín hundido.

Plantas individuales o especímenes Un rosal plantado en solitario se con­ vierte en un elemento individual boni­ to, tal vez sobre un césped o para mar­ car un centro de atención en un jardín, a condición de que sea excepcional en su tipo; cualquier defecto sería inmedia­ tamente apreciable. Utilizadas así, las es­ tándar lloronas son especialmente lla­ mativas. Éstas se forman injertando un cultivar de enredadera sobre un tallo de

E s p l e n d o r I n d iv id u a l

Una estándar ‘Littlc While Pct’ ofrece un bonito centro de atención.

1,5 o 2 m de longitud, de modo que sus R e t ir o V e r a n ie g o vástagos largos y flexibles, cargados de Una rosa de flores en verano, cuelguen en derredor enredadera madura en hasta el suelo. flor transforma esta Generalmente, florecen durante un glorieta de espalderas período limitado, a menos que utilice un en un elemento estándar injertado de una rosa remon­ llamativo que es tante tapizante. íntimo y aéreo a la las trepadoras cultivadas como están­ vez. La bóveda florida dares proporcionarán una profusión de llena el aire de flores a lo largo de todo el verano, pero deliciosos perfumes y su desarrollo rígido no produce el mis­ proporciona un refugio mo efecto de cascada que las estándar fresco y frondoso para lloronas. disfrutar las vistas del Muchos de los rosales arbustivos más jardín. grandes, con su hábito gracioso y ar­ queante, su follaje casi perenne y sus flo­ res abundantes, resultan una elección obvia para plantar como especímenes en jardines de mayor tamaño. ‘Nevada’, que puede alcanzar 2 x 2 m o incluso más, está atiborrada de flores cremosas a principios de verano y otra vez a fi­ nales. Otras, particularmente las de es­ pecies y sus híbridos, como ‘Frühlingsgold’, no florecen dos veces. En un jardín pequeño, donde el es­ pacio para plantas floridas es limitado, utilice rosas remontantes que florecen La mayoría de las especies trepadoras y todo el verano y hasta bien entrado el de enredadera son muy vigorosas y, a otoño, tales como la muy perfumada mediados de verano, producen una ex‘Roseraic de l’Hay’. Las más pequeñas, huberancia de flores. Pueden vestir es­ como ‘Chinatown’, que tienen monto­ tructuras tales como muros, glorietas y nes de flores doradas con toques de ro­ verjas, disfrazar elementos poco agra­ sado, y ‘Sally Holmes’, de flores blan­ dables, o realzar la exhibición veranie­ cas grandes, apiñadas por encima del ga en el jardín. Asegúrese de utilizar un follaje, no son suficientemente grandes rosal que alcance una altura eventual para plantar individualmente, pero son que cubra la zona sin sobrecrecer. muy bonitas plantadas en grupos indi­ Las enredaderas y trepadoras pueden viduales de a tres. guiarse sobre una serie de cenadores, tú­

Muros, glorietas y pérgolas

demasiado rígida y vertical para un arco, aunque se adecuaría a los soportes de pilares de una pérgola elevada. La rosa Bourbon ‘Zéphirine Drouhin’, que tiene flores rosadas y se reproduce bien, es una antigua predilecta para cul­ tivar sobre arcos y pérgolas, ya que es la única trepadora perfumada y sin es­ pinas, aunque es propensa al moho.

Setos y mamparas de rosales

neles, arcos y trípodes de metal plastificado, disponibles en el mercado. Aun­ que los soportes de metal puedan no re­ sultar tan bonitos como los de palos rústicos, tienen una vida mucho más lar­ ga y pronto quedan ocultos, una vez que el rosal guiado sobre ellos esté estable­ cido. Los arcos rústicos, incluso los re­ cubiertos, se pudren a nivel del suelo. Se pueden plantar otras trepadoras, como las clemátides o los arbustos de pared, para que crezcan a través de un rosal, para complementar las flores y ex­ tender la estación de florecimiento; las de flores azules resultan especialmente efectivas. Algunos de los rosales arbus­ tivos más vigorosos, particularmente los Bourbon, también son trepadores bajos excelentes para un pilar o un muro pequeño. Enredaderas

Las enredaderas tienen vástagos más fle­ xibles que las trepadoras y resulta más fácil guiarlas a lo largo de estructuras complejas, como pérgolas, arcos y es­ palderas, formando una gran masa de vástagos florecidos. Sin embargo, guia­ das sobre muros, podrían volverse mo­ hosas por una mala circulación del aire. Para cubrir una pérgola larga, utilice una de las vigorosas enredaderas blan­ cas de flores pequeñas, como ‘Bobbie James’, pero recuerde que pueden alcan­ zar 10 m o más y desbordarán una es­ tructura pequeña. Para lograr un efecto pintoresco, in­ tente guiar rosales a lo largo de cade­ nas o cuerdas suspendidas entre sopor­ tes, creando grandes fajas de flores.

A rco O rna m en tal

Las flores anticuadas, opulentas y rosadas de Rosa ‘Bantry Bay’ festonean este arco rústico formando un marco decorativo contra el fondo.

Trepadoras Los vástagos rígidos de las trepadoras resultan más fáciles de podar que los de las enredaderas, y decoran bien muros y verjas. Muchas de las trepadoras mo­ dernas menos robustas pueden cultivarse sobre pilares o como arbustos autoportantcs con un gran efecto. La ‘Aloha’ ro­ sada tiene un perfume hermoso pero es

Elegidos cuidadosamente, los rosales podrían ser una de las plantas más co­ loridas y atractivas para un seto o una mampara. Algunas, por ejemplo R. ru­ gosa y sus híbridos, pueden formarse podando suavemente en invierno para convertirlas en setos tupidos, pero man­ teniendo el contorno natural del arbus­ to. Ningún rosal es completamente pe­ renne, y pocas proporcionan una mampara que ofrezca intimidad todo el año, aunque las espinas la vuelven vir­ tualmente impenetrable. Para más deta­ lles, véase S e t o s y M a m p a r a s , pp. 60-62. Los rosales de almizcle híbridos, ta­ les como la adamascada ‘Buff Bcauty’, crecen convirtiéndose en una mampara espesa y espinosa de hasta 2 m de altu­ ra, cubierta de flores fragantes todo el verano —si su imprcdccible desarrollo natural se limita guiando sobre alambres horizontales o verjas de eslabones. Si de­ sea bordear un sendero con una orla de rosales, utilice cultivares verticales, ya que las de desarrollo impredecible po­ drían impedir el paso. En un jardín pequeño es preferible un seto de rosales arbustivos llevados de llo­ res arracimadas. En general, son plan­ tas verticales de poca extensión lateral y, plantadas en dos hileras escalonadas

T onos O toñales

Los escaramujos rojos y brillantes de esta rosa de especies contrastan con su follaje amarillento.

S eto s D e c o r a t iv o s

U n a F ie s t a M ó v il

Rosa Gallica ‘Versicolor’, popularmente conocida como Rosa Mundi, es una de las más antiguas disponibles, y tiene pétalos inusualmente rayados. Configura un seto informal atractivo que florece abundantemente en verano, creando una encantadora cinta de color y proporcionando un contraste agradable con las altas y pinchudas malvarrosas (Alcea). Las flores rosa intenso del seto muestran una reversión a la planta madre, R. gallica, var. oficinalis.

(véase Distancias de plantación para un seto de rosas, p. 123), los cultivares co­ mo la ‘Anne Harkness’, de un amarillo albaricoque, forman rápidamente una bonita mampara de 1,2 m de altura. Al­ gunos rosales antiguos de jardín de cre­ cimiento menos largo, como ‘Charles de Mills’, tienen un follaje atractivo y for­ man setos de una altura similar, pero sólo florecen a mediados de verano. Sin embargo, su vulnerabilidad al moho aumenta con una plantación densa. Una manera deliciosa de separar par­ tes del jardín consiste en plantar rosa­ les trepadores o de enredadera sobre mamparas decorativas, que se forman construyendo estructuras de madera abiertas de la altura deseada. Existen espalderas de madera prefa­ bricadas, pero asegúrese de que sean re­ sistentes, ya que deberán soportar un peso considerable y durar unos cuantos años.

Las exquisitas flores rosa pálido del rosal miniatura ‘Surrey’ se realzan elegantemente con la forma sencilla del contenedor de terracota sobre un muro bajo al borde de una terraza.

1-1,2 m de altura se vuelven demasiado altas para ser verdaderas tapizantes y no florecen más de una vez. Otras adecua­ das a espacios pequeños son ‘Rosy Cus­ hion’, o las que llevan nombres de con­ dados ingleses. Las enredaderas como ‘Grouse’ y ‘Pheasant’, ambas de flores pequeñas rosadas y follaje lustroso, resultan tapi­ zantes maravillosas, pero su vigor las hace inadecuadas para un jardín peque­ ño. Crecen espontáneamente a lo largo del suelo, arraigando y cubriendo muy densamente, pero necesitan un control estricto para no extenderse demasiado.

Si posee un jardín de rosas hundido, de muros bastante bajos, las rosas como ‘Nozomi’ o ‘Raubritter’, plantadas en los bordes superiores, tienen el desarro­ llo bajo y extenso correcto para formar cascadas de flores sobre los muros. Se ha prestado mucha atención al de­ sarrollo de rosas tapizantes, pero algu­ nos cultivares vendidos bajo esta guisa son, sencillamente, arbustos de desarro­ llo bajo y bastante extenso. Pocas veces son lo suficientemente densos, para in­ hibir malezas, y en invierno pierden las hojas, permitiendo la entrada de aire y luz y, por lo tanto, la germinación de aquéllas.

Rosales en contenedores En los jardines tipo patio, donde la su­ perficie está generalmente pavimentada y hay pocos o ningún macizo, las rosas

Rosales tapizantes Algunos rosales de desarrollo poco ele­ vado se desparraman sobre el suelo con facilidad, formando un denso tapiz de flores. Pueden servir para contener el motivo de un macizo o como una orla rústica bonita y rampante, al igual que para disimular un elemento desagrada­ ble —como una tapa de registro— o pueden reptar a lo largo de una ribera empinada difícil de cultivar. Algunos cultivares introducidos más recientemente, como los ‘Red bells’, cubren el suelo muy bien aunque, con

T a p iz d e F l o r e s

Este rosa! tapizante ‘Max Graf’ enmascara una zona de tierra desnuda con una deliciosa profusión de elegantes flores abiertas.

son inapreciables por sus colores y su fragancia veraniegos. Muchos tipos de contenedores resultan adecuados, a con­ dición de que estén en una posición que reciba sol al menos la mitad del día. Eli­ ja cultivares modernos tupidos y com­ pactos, ya que los larguiruchos, de ta­ llos desnudos, no tienen buen aspecto. Si agrupa buen número de rosales en un contenedor, asegúrese de que sea lo su­ ficientemente grande como para espa­ ciar los rosales en vistas al desarrollo futuro. Incluso las trepadoras bastante vigo­ rosas podrían —por medio del soporte de un muro— cultivarse en tinas o ba­ rriles cortados por la mitad. Deberían plantarse y guiarse al igual que otros ro­ sales trepadores, pero, puesto que los nutrientes en los contenedores se ago­ tarán con rapidez (y las rosas serán di­ fíciles de cambiar de tiesto), requerirán una alimentación regular. Las rosas miniatura son ideales para cultivar en jardineras, tinas y tiestos grandes, solas o con otras plantas. Prue­ be cultivares como ‘Baby Masquerade’, cuyas flores abundantes varían entre el amarillo y el rosa hasta el rosa rojo, el naranja brillante ‘Fire Princess’, o ro­ sas de arbusto enanas de flores arraci­ madas, como la de suaves colores albaricoque-mclocotón ‘Sweet dream’, que tienen un aspecto particularmente bonito en una jardinera construida den­ tro de un muro bajo, rodeando uno o dos lados de un patio o terraza. Incluso puede utilizar una pila vieja para exhibir rosales miniatura, con la condición de que tengan por lo menos de 20-25 centímetros de profundidad para permitir el desarrollo de las raíces de los rosales. Los rosales cultivadas en contenedo­ res no se ven necesariamente reducidas al cultivo en patios. Pueden llevar co­ lor a otras zonas pavimentadas, como el centro de un jardín de hierbas, los al­ rededores de un estanque, e incluso un jardín de azotea.

Preparación y plantación del suelo necesidades bá­ se las alimenta con grandes cantidades sicas, el cullivo de rosas en un jar­ de materia orgánica al plantarlas y agre­ dín no rcsulla difícil. Son plantas flori­gar «mulch». Los grupos de Rosa ru­ das de vida relativamente larga, degosa y R. pimpinellifolia prosperan en modo que merece la pena tomarse el terrenos arenosos. No son más que ge­ tiempo y el esfuerzo de elegir un empla­ neralizaciones, ya que, incluso entre las zamiento adecuado, preparar el suelo rosas modernas, pueden existir grandes correctamente, seleccionar cultivares diferencias entre cultivares: en suelos po­ apropiados, y plantar los rosales con co­ bres, ‘Grandpa Dickson’ y ‘Alpine Sunrrección. set’ sufren, pero ‘Peau Douce’, ‘The Ti­ mes’ y otras prosperan por medio de alimento y humedad suplementarios. En ciertas circunstancias, algunos patronos pueden constituir una ayuda: R. cani­ na tolera, y a veces crece bien en ellos, Todas las rosas necesitan un emplaza­ suelos pesados y fríos. miento abierto al sol y protegido de vien­ tos fuertes, con buena circulación de aire y suelo fértil. No prosperan en sombras profundas, bajo árboles, apretujadas por otras plantas, o en sucios «enfermos de rosas» (véase derecha) o anegados. Los rosales prosperan en la mayoría de Para alcanzar estos requerimientos es suelos, pero prefieren condiciones lige­ posible mejorar la mayoría de los sue­ ramente ácidas, alrededor de 6,5 de pH. los erigiendo rompevientos o drenando Si tiene dudas, utilice un equipo para suelos pesados y mojados (véase Sue­ medir la acidez del suelo. Uno que re­ los y F e r t il iz a n t e s , «Mejora del dre­ tenga el agua, pero que esté bien drena­ nado», p. 529). Si planta rosales en tie­ do, es el ideal. Elimine siempre las ma­ rra adecuada en macizos en relieve lezas al preparar el suelo, evitando que podría resolver el problema de suelos no los rosales jóvenes tengan que compe­ adecuados. Valore cuidadosamente el tir con aquéllas por alimento, humedad emplazamiento de plantación antes de y nutrientes. elegir un cultivar: la enorme variedad de la familia de las rosas proporciona plan­ Mejora del suelo tas que toleran toda una gama de con­ Es posible mejorar el drenaje de suelos diciones. La mayoría de los rosales mo­ arcillosos, la retención de agua de los dernos no prosperan en tierras cretáceas, arenosos, y el nivel del pH de los alcali­ pero casi todas las antiguas de jardín nos, incorporando mucha materia orgá­ crecen bien en condiciones alcalinas si nica. En los gredosos, si la capa supe-

S

a t is f a c ie n d o sus

Emplazamiento y aspecto

Calidad del suelo

S e l e c c ió n

d e R osas R o s a l d e R a íz D e s n u d a

rior es poco profunda, cave hasta 60 cm de profundiad al plantar y reemplace parte de la creta con materia orgánica. Para más información acerca de cómo cambiar la acidez del suelo, véase «Cul­ tivo del suelo», pp. 524-527. Si fuese po­ sible, prepare el suelo con tres meses de anticipación antes de plantar para per­ mitirle reposar. Suelo enfermo de rosales

Los rosales nuevas no prosperan plan­ tadas en un macizo en el que ya hubo otras plantadas durante dos o más años, ya que siempre sucumbirán a la «enfer­ medad de las rosas» (véase «Enferme­ dad del replantado/enfermedad del sue­ lo», p. 569): parece que las finas raíces de alimentación de los rosales nuevos son más propensas a ser atacadas que aquellas más duras y viejas que ya cre­ cen en el macizo. Si sólo reemplaza uno o dos rosales en un macizo establecido, cave un agu­ jero de al menos 45 cm de profundidad por 60 cm de ancho c intercambie el sue­ lo por uno de una parte del jardín don­ de no hayan crecido rosales durante va­ rios años. Puesto que es un trabajo ímprobo para un macizo entero, emplaze el macizo en otro lugar o haga este­ rilizar el suelo por un especialista.

Selección de rosales Hasta cierto punto, el dónde y el cómo comprará rosales dependerá de los culti-

Sanas R osa l

en

C ontenedor

R o sa l E s t á n d a r E je m p l a r Vastagos fuertes Bueno y sanos de distribución

E je m pl a r B u e n o

Abono húmedo

Buena red de raíces fibrosas

Estaca

Tallo recto

E je m p l a r P obre

E je m p l a r P obre

Ÿi Mancha negra Sistema de raíces poco desarrollado

Hojas caídas Maleza ---

n

m

desequilibrada con un solo lado

I l

Rosales de raíz desnuda

Los proveedores por correo, las tiendas y los supermercados venden rosales de raíz desnuda, a veces empaquetadas en plástico. Éstas se encuentran en un es­ tado semi-inactivo o inactivo, y sus raí­ ces están limpias de tierra. A condición de no haberse resecado en tránsito y de plantarlas apenas sea posible, deberían establecerse de manera satisfactoria. Al comprar un rosal de raíz desnuda en una tienda, examínela con cuidado. Si el ambiente en el que fue conservada es demasiado cálido, el rosal se reseca o crece prematuramente, produciendo vástagos blanquecinos y delgados, que mueren generalmente después de plan­ tada. No compre rosales que presenten tales síntomas. Rosales cultivados en contenedores

Desarrollo superior fuerte y bien equilibrado

Unión de brote fuerte

vares que desee. Muchas de las antiguas sólo se obtienen a través de viveros es­ pecializados, o por correo, si no están situados en las cercanías. Tenga en cuen­ ta que las fotos de los catálogos no siem­ pre reflejan el color de la flor, ni es po­ sible valorar la calidad de la planta antes de que llegue, aunque, con un vivero de confianza, esto no debería ser un pro­ blema. Cuídese de las «ofertas» que a veces salen en la prensa, ofreciendo ro­ sas de macizo o de seto baratas, ya que podrían ser de poca calidad. Los viveros del Reino Unido en gene­ ral utilizan R. ‘Laxa’ como patrón, ya que tiende a tener pocos chupones y prospera en suelos húmedos. Para los que quieran injertar sus propias rosas, pueden comprarse patrones (véase tam­ bién «Hibridización», pp. 134-135).

J

1

Las rosas cultivadas en contenedores pueden plantarse en cualquier momen­ to, salvo en períodos de sequía prolon­ gada o cuando el suelo está congelado. Muchos centros de jardinería y provee­ dores cortan las raíces de los rosales no vendidas, colocándolas en contenedores para venderlas posteriormente; antes de comprar una en un contenedor, controle que no haya sido colocada en un tiesto recientemente, sosteniendo la planta por el vástago principal y sacudiendo con suavidad. Si no está firmemente arrai­ gada y se mueve dentro de la tierra, es probable que no haya sido cultivada en aquel contenedor. Aquellos proveedores cuyas priorida­ des son la producción rápida y conve­ niente, tienden a seleccionar rosales que quepan en contencdorrcs de tamaño es­ tándar, en lugar de elegir las mejores y mayores plantas. Éstas son aceptables a condición de no tener un desarrollo en­ clenque y gozar de buena salud. Cuíde­ los como rosales de raíz desnuda en cuanto al almacenado y plantación. Si hubieran raíces que crecen fuera del ties­ to a través de los agujeros de drenaje, extraiga la planta del tiesto y controle

P D is t a n c ia s

de

P lantado

para u n

Seto

de

R osas

R o sa les d e S e t o A ltas

Plante las rosas en una hilera a 1-1,2 m de distancia, de modo que al madurar las ramas se entremezclen formando un seto atractivo. R o sa les d e A r b u s t o M odernos

Para obtener un seto más tupido, plante los rosales escalonados en dos hileras a 45-60 cm de distancia. que las raíces no estén enrolladas alre­ dedor del cepellón, señal de que ha re­ basado el contenedor y ha permaneci­ do dentro de éste durante demasiado tiempo. Selección de un rosal sano

Ya sea de raíz desnuda o cultivada en contenedor, la planta debería poseer al menos dos o tres vástagos fuertes y fir­ mes y una red de raíces sana, propor­ cionada al desarrollo superior. En las cultivadas en contenedor, cualquier fo­ llaje debería ser vigoroso. Si compra una trepadora, controle que los vástagos sean sanos y de al menos 30 cm de lon­ gitud. Elija un rosal estándar con una cabeza equilibrada, ya que es probable que se la vea desde todos los ángulos; un tallo recto es el mejor, pero uno li­ geramente torcido también resulta aceptable.

Preparación para plantar Siguiendo ciertos principios sencillos en la etapa de plantar, tales como ob­ servar unas distancias de plantación co­ rrectas, una manipulación de las raíces cuidadosa, y proporcionando apoyo adecuado donde resulte necesario, evi­ ta problemas con los cuidados rutina­ rios ulteriores. Retrase el plantado si el suelo está demasiado mojado, helado, o demasiado seco, para que las raíces puedan adaptarse con facilidad. Cuándo plantar rosales de raíz desnuda

Es mejor plantar las de raíz desnuda jus­ to antes o al principio de su período inactivo, a finales de otoño o principios de invierno, para aminorar el choque del trasplante. En las zonas de inviernos se­ veros puede ser mejor plantar a princi­ pios de primavera. Plante lo más rápi­ damente posible después de comprar. Si hubiera algún retraso, tal vez por un tiempo inadecuado, inclínelos en el suelo con las raíces enterradas en una zanja poco profunda (véase A r b o l e s O r n a ­ m e n t a l e s , Inclinado, p. 41). Otra op­

ción consiste en almacenarlas en un si­ tio fresco libre de heladas y mantener las raíces húmedas. Cuándo plantar rosales cultivados en contenedores

Pueden plantarse en cualquier momen­ to del año, dadas unas condiciones cli­ máticas adecuadas. Las cultivadas en contenedores —a diferencia de las de raí­ ces desnudas— pueden dejarse en el ex­ terior dentro de sus contenedores duran­ te tres semanas o más, a condición de regarlas adecuadamente. Aunque fuesen resistentes a las heladas, no se arriesgue a exponerlas a heladas prolongadas, ya que las raíces en los contenedores po­ drían sufrir algún daño en condiciones muy frías.

r e p a r a c i ó n

y

P

l a n t a c i ó n

Plantar un rosal arbustivo La primera etapa antes de plantar el ro­ sal es la preparación de la planta. Si las raíces de una de raíz desnuda parecen secas, empape la planta dentro de un cubo de agua durante una hora, hasta que la superficie de la tierra parezca hú­ meda. Si el cepellón estuviera envuelto en plástico o arpillera, retire con cuida­ do. Retire la tierra suelta, extraiga las raí­ ces con suavidad y pode todas las da­ ñadas y también los vástagos; en las de raíz desnuda, elimine los brotes y los es­ caramujos y la mayoría de las hojas. Haga un agujero de plantación lo bas­ tante ancho como para acomodar el ce­ pellón o las raíces, y lo bastante profun­ do como para que, una vez plantada, la unión de brotes esté a 2,5 cm debajo del nivel del suelo, o a 1 cm para las minia­ tura. Se puede reconocer la unión del brote con facilidad: es un bulto en la base de los vástagos, donde el cultivar ha sido injertado en la plantación. Agregue una mezcla de plantado con­ sistente en mezcla de jardín, tierra y un C ómo P la ntar

una

R o sa

de

del

S

uelo

poco de polvo de huesos en el fondo del agujero de plantado. Coloque el rosal en el centro del agujero y controle que la profundidad de plantación sea correcta. Si las raíces de un rosal de raíz desnuda apuntan todas en la misma dirección, coloque el rosal cerca de una de las ca­ ras del agujero y extienda las raíces en abanico. Luego llene el agujero con la tierra extraída, sacudiendo un poco la planta para permitir que la tierra se afir­ me alrededor de las raíces o del cepellón. Afirme el rosal con los pies, pero no demasiado firmemente. Utilice el dedo en vez del talón para aplicar la presión adecuada, especialmente en el caso de suelos pesados que podrían compactarse. Cuide de no dañar los vástagos. Etiquete y riegue abundantemente, pero no agre­ gue «mulch» hasta la primavera siguien­ te (véase «Mulch» para rosales, p. 125).

Plantar un rosal trepador o de enredadera Guíe las trepadoras cultivadas contra una pared a lo largo de alambres horiR a íz D e s n u d a

Espaciado de rosales de macizo

En éstas, el hábito de desarrollo deter­ mina las distancias de plantación. Uno muy compacto dificulta el agregado de «mulch», el riego y la poda, y podría generar aire estancado, permitiendo que se extiendan el moho y los hongos «pun­ to negro» rápidamente. Un cultivar an­ gosto y recto requiere menos espacio para un desarrollo sano que uno laxo y desparramado y, por lo tanto, soporta una plantación más compacta. Plante los arbustos a una distancia de 45-60 cm y a 30 cm del borde del macizo. Si planta al pie de rosales modernas o de las de especies muy grandes, deje más espacio, alrededor de 75-120 cm, se­ gún su tamaño ulterior y hábito de de­ sarrollo. Espacíe las miniatura a 30 cm de distancia, según la extensión varia­ ble y la altura final de éstas.

Elimine el desarrollo enfermo o dañado. Corte vástagos cruzados y tallos delgados o dispersos en la base para darle una forma equilibrada. Recorte raíces gruesas en un tercio.

Cave el agujero en un macizo preparado y, con una horca, mezcle un cubo de tierra con abono orgánico un puñado de polvo de hueso o fertilizante equilibrado en el fondo del agujero.

3

Llene el agujero de tierra, afirmando con las manos en etapas para asegurar que no queden bolsas de aire entre las raíces. Apisone el suelo circundante ligeramente. Rastrille y riegue bien.

Espaciado de rosales para setos

Al formar un seto, el tamaño y el hábi­ to de desarrollo del cultivar elegido de­ termina la posición de las rosas. Para ob­ tener un desarrollo uniformemente tupido, plante rosales para setos altos como ‘Penelope’ y ‘Goden Wings’ — que alcanzan 1,2 m o más— en una sola hilera y plante rosales arbustivos moder­ nos, como ‘Alexander’, en dos hileras es­ calonadas.

Coloque la rosa en el centro del agujero y extienda las raíces de forma pareja. Coloque una caña a través del agujero para controlar que la unión del brote esté a 2,5 cm por debajo de! nivel del suelo.

C óm o P la n t a r u n R osa l T r e p a d o r Coloque el rosa! en el agujero de plantación inclinada hacia la pared en un ángulo de 45 °, de modo que los váslagos lleguen hasta el alambre de soporte inferior. Apoye una caña sobre el agujero para controlar la profundidad de la plantación.

zontales, a 45 cm de distancia entre sí y sujetadas por armellas o clavos fuer­ tes clavados en la superficie. Si los la­ drillos o la manipostería de una pared fuesen muy duros, taladre agujeros para las armellas con una broca de 4,7 mm. Mantenga los alambres a 7 cm de la pa­ red para permitir la circulación del aire y evitar enfermedades. Una enredadera tie­ ne tallos más flexibles que una trepadora y puede guiarse sobre una espaldera de bisagras plegadiza, de modo que pueda mantenerse la pared sin dañar el rosal. El suelo cerca de un muro tiende a es­ tar seco, ya que está en la sombra de llu­ via y la manipostería absorbe humedad del suelo. Plante a 45 cm del muro, don­ de el suelo está menos seco y donde el agua de los canalones no goteará sobre la planta. Prepare el suelo y el agujero de plan­ tado y recorte el rosal igual que uno ar­ bustivo. Coloque la planta inclinada ha­ cia la pared en un ángulo de 45° y extienda las raíces en abanico hacia el suelo húmedo. Si fuese necesario, guíe los vástagos a lo largo de cañas clava­ das en el suelo, pero mantenga cada caña alejada de las raíces para no da­ ñarlas. Después de rellenar y afirmar, al igual que para las de arbusto, sujete los vás­ tagos a los alambres de soporte con li­ gaduras de plástico o arpillera o con las pequeñas tiras de plástico para sujetar rosales. Cuide de no ajustar demasiado las tiras alrededor de los tallos, ya que

debe quedar espacio para que crezcan los vástagos. En esta etapa, no pode los vástagos principales de una trepadora: espere has­ ta la próxima estación de desarrollo an­ tes de podar ligeramente y dispóngase a esperar uno o dos años antes de que el rosal comience a trepar. Durante el primer año, mantenga las raíces concien­ zudamente regadas y no apiñadas por otras plantas para que se establezca. Plantar una enredadera junto a un árbol

Plante el rosal que haya de reptar sobre un árbol a barlovento de éste, de mane­ ra que los vástagos jóvenes y flexibles de ella se inclinen hacia y alrededor del árbol. Cave un agujero de plantación a 1 m del tronco por lo menos para aumentar la cantidad de lluvia que lle­ ga a las raíces de la rosa. Guíe todos los vástagos nuevos hacia el árbol sobre ca­ ñas inclinadas, con sus extremos atados al tronco e introducidas justo detrás del rosal. Si planta de este modo en algún límite, tenga en cuenta que las flores cre­ cen hacia la dirección del sol más intenso y son visibles desde la misma.

Plantar un rosal estándar

Utilice cañas para guiar los váslagos más cortos hacia los alambres. Sujételos a las cañas o alambres con tiras de plástico. Rosa rugosa, que tienden a generar chu­ pones, aunque algunos están experimen­ tando con otros patrones. Para mante­ ner los chupones al mínimo, no plante el rosal a más profundidad que la mar­ ca del suelo: si planta a mayor profun­ didad estimulará el desarrollo de chu­ pones. Si fuese necesario, corte la capa más superficial de las raíces, de modo que la inferior no esté a demasiada pro­ fundidad. C ómo P lan tar

un

Un estándar requiere una estaca del lado del viento dominante para soste­ nerla. Pinte toda la estaca con un pre­ servante no tóxico para plantas y deje secar. Antes de colocar el rosal, intro­ duzca la estaca con mucha firmeza den­ tro del agujero de plantado para evitar el daño a las raíces y la aparición de chu­ pones. Coloque el rosal al costado de la estaca y controle que ésta llegue hasta justo debajo de las hojas inferiores; si fuese necesario, ajuste la altura de la es­ taca. Utilice una caña o el mango de un rastrillo para asegurar que la marca del suelo esté al mismo nivel que éste. Vuelva a llenar y afirme el suelo, al igual que para un rosal arbustivo. Suje­ te el tallo a la estaca con dos ligaduras para rosales —éstas deberían incorpo­ rar un tope para evitar que la estaca roce el tallo—, pero no las ajuste completa­ mente antes de que la planta se haya afirmado en el suelo. Al aumentar el diámetro del tallo, deberá aflojar las li­ gaduras, al menos una vez durante la es­ tación de desarrollo.

R osa l E s t á n d a r

■ Coloque la estaca dentro del agujero de modo que el tallo del rosal quede en el centro. Clave la estaca para que el extremo esté justo debajo de la cabeza del rosal.

La mayoría de los viveros hacen brotar sus rosas estándar sobre patrones de

Plantación de rosales en contenedores Para rosales arbustivos, el contenedor debería medir 30-45 cm de profundi­ dad, o 23-35 cm para las miniatura, para permitir el desarrollo de las raí­ ces. Coloque una capa de trozos de tiesto en el fondo, sobre los agujeros de drenaje, y llene con tierra para ties­ tos estándar, con una base de tierra negra. Plante los rosales del mismo modo —y a la profundidad correc­ ta— que las de arbusto (véase p. 123). Cuide de espaciarlas correctamente.

2

3

Apoye una caña sobre el Utilice una ligadura de rosas agujero para controlar la (véase detalle) justo debajo de profundidad, usando la antigua la cabeza del rosal y otra en el marca de suelo como guía. Llene medio del tallo para sujetar el et agujero y afirme. rosal a la estaca. Elimine váslagos débiles o cruzados.

C

u i d a d o s

R

u t i n a r i o s

Cuidados rutinarios

L

os rosales requieren un cuidado re­ gular para producir plantas sanas y fuertes que resistan las plagas y enfer­ medades. La atención prestada a la fer­ tilización, al riego, al agregado de «mulch», y al mantenimiento en gene­ ral, será premiada con una bonita exhi­ bición a través de toda la estación.

Fertilización Los rosales absorben mucho alimento y rápidamente agotarán hasta a un maci­ zo bien preparado y rico en nutrientes. Muchas sales minerales esenciales se li­ xivian fuera del suelo durante las lluvias, especialmente en el caso de suelos lige­ ros. Para que las rosas prosperen, reque­ rirán una alimentación regular de una mezcla de nutrientes equilibrada (nitró­ geno, fosfatos y potasio) y de microelementos. Existen muchos fertilizantes adecuados para rosas patentados, la ma­ yor parte en forma de gránulos o pol­ vos. Para información de cómo mane­ jar las deficiencias de nutrición específicas, véase P r o b l e m a s d e la s P la n ta s , pp. 545-577. Después la poda en primavera, y cuando el suelo esté húmedo, esparza un pequeño puñado de fertilizante o 25-50 g alrededor de cada rosa. Azadone o ras­ trille ligeramente, mezclando con la tie­ rra, pero alejado de los tallos. Repita la aplicación un mes después de mediados de verano, cuando los rosales desarro­ llen una segunda floración. No aplique un alimento general más tarde, porque esto estimula un desarrollo blando en otoño, expuesto a las heladas. Sin em­ bargo, un revestido de sulfato de pota­ sio, aplicado a razón de 75 g por m2 a principios de otoño, protegerá vástagos tardíos ayudando a que maduren. El alimentado foliar (rociar las hojas con alimento líquido, evitando tocar las raíces) sólo se requiere para obtener flo­ res y hojas extra-grandes en los ejempla­ res para exposición. Sin embargo, en el caso de una sequía prolongada o en sue­ los cretáceos, puede resultar de ayuda: en ambas instancias, los rosales podrían tener dificultades para alimentarse a tra­ vés de las raíces. Fertilizado de rosales en contenedores

Los rosales en contenedores agotan los nutrientes la tierra con rapidez. Com­ pense esta pérdida revistiendo cada año con un fertilizante equilibrado y con una alimentación foliar uno o dos veces, du­ rante la estación de desarrollo, para mantener un crecimiento fuerte.

Riego Los rosales necesitan mucha agua para un desarrollo sano, especialmente las

Chupones y cómo manejarlos Los chupones son vástagos que cre­ cen debajo de la unión del brote, di­ rectamente del patrón sobre el cual ha sido injertado el cultivar. En general, los chupones son más angostos y de un verde más claro que los del cultivar, a menudo con espi­ nas de color y forma diferentes, y las hojas pueden llegar a tener siete o más hojillas. Elimine los vástagos de chupones apenas aparezcan. Esto evitará que el patrón gaste energía en el desarrollo del patrón a expensas del cultivar. Al­ gunos patrones producen chupones con mayor facilidad que otros, espe­ cialmente si han sido plantados a una profundidad incorrecta. También es­ timulará la producción de chupones el daño a las raíces, causados por he­ ladas severas o cualquier corte acciE l im in a c ió n

de un

C hupón

dental de azadas u otros implementos, o a través de una estaca. Tire del chupón para separalo del pa­ trón: esto eliminara cualquier brote inac­ tivo que podría existir en el punto de unión con la raíz. No lo corte, ya que equivale a podarlo y sólo estimularía un desarrollo más vigoroso. Sin embargo, a veces podría ser ne­ cesario cortar un chupón, en el caso de que se originase debajo del rosal, y si arrancarlo pudiera significar dañar o re­ tirar el rosal. Los vástagos sobre el tallo de una rosa estándar también son chupones, ya que el tallo es parte del patrón. Generalmen­ te tienen hojas opacas verde oscuro, que son típicas de los patrones de Rosa rugosa. Arranque o corte del tallo con un cu­ chillo. en un

R osal

de

A r b u st o

[ Con una paleta, rasque la tierra con cuidado para descubrir la punta del patrón. Controle que el vástago sospechoso surja por debajo de la unión del brote.

un guante para proteger 2patrón.laConmano, arranque el chupón del Vuelva a llenar el agujero y

recién plantadas. Un riego demasiado escaso y demasiado frecuente puede re­ sultar contraproducente, ya que estimula el crecimiento superficial de las raíces y la competencia por el agua y la luz; en su lugar, riegue con un cubo lleno de agua para empapar el suelo concienzu­ damente alrededor de las raíces. Los rosales son plantas de raíces pro­ fundas y prosperan incluso en veranos largos y secos y en condiciones de cuasisequía, especialmente las bien estable­ cidas. En tales condiciones, las flores po­ drían ser más pequeñas y abrirse muy rápidamente. Los pétalos también están expuestos al abrasado del sol. No rie­ gue con mucho sol durante el período de floración, ya que podría estropear las flores. Riegue las de contenedores en días al­ ternos, e incluso a diario, si el tiempo es muy seco y cálido.

Erradicación de malezas

afirme con suavidad.

Al arrancar malezas, no remueva el sue­ lo alrededor de la base para evitar dañar las raíces. Controle las malezas anuales a mano o con una azada y aborde las ma­ lezas perennes persistentes con un her­ bicida de contacto (véase P r o blem a s d e la s P l a n t a s , «Malezas», pp. 573-577). También ayude a controlar malezas agre­ gando «mulch» (véase abajo) o plantan­ do tapizantes de raíces poco profundas.

Higiene Las hojas caídas no recolectadas, los res­ tos de podas, y otros restos de plantas infectadas, pueden extender enfermeda­ des entre los rosales. Recolecte y destru­ ya tales materiales regularmente,

E l im in a c ió n d e u n C h u p ó n d e u n R o sal E s t á n d a r

Arranque cualquier chupón que crezca sobre el tallo (véase detalle) sin romper la corteza. C ómo C r ec e

un

C h upó n

El chupón (derecha) crece directamente desde el patrón. Si sólo se lo recorta a ras de suelo volverá a crecer, desviando más energía de la rosa. dentro de lo posible, quemando; nunca los deje sobre un montón de tierra, ya que las enfermedades presentes podrían sobrevivir e infectar otras plantas.

«Mulch» para rosales Una capa de 8 cm de «mulch» aplicada a principios de primavera, después de la poda y alimentación, ayuda a sofocar las semillas de malezas y a mantener ni­ veles de humedad elevados y tempera­ turas parejas en el suelo. El estiércol de establo bien descompuesto es un «mulch» ideal, ya que proporciona mu­ chos de los nutrientes que necesitan las rosas, pero si resulta difícil obtenerlo, las astillas de corteza o las cáscaras de coco son alternativas satisfactorias. Véase S u e l o s y F e r t il iz a n t e s p. 532.

Eliminación de capítulos El objeto de la eliminación de capítu­ los, es decir, la eliminación de flores marchitas, es estimular el desarrollo más temprano posible de nuevos vástagos jó­ venes a lo largo de la estación de flora­ ción. Una vez que un rosal ha sido fer­ tilizado se marchita con rapidez y, abandonados sobre la planta, podría re­ trasar la aparición de vástagos nuevos debajo del antiguo racimo de flores. En algunos rosales se forma una cáp­ sula de semillas o un escaramujo, y esto desviará energía para producir más flo­ res; retire las flores muertas con regula­ ridad, a menos que requiera escaramu­ jos para fines decorativos. En otoño, aunque algunos rosales sigan florecien­ do, deje de eliminar capítulos para evi­ tar la estimulación de nuevos desarro­ llos blandos, que quedarían dañados por las heladas.

Traslado de rosales Un rosal puede trasladarse a casi cual­ quier edad, pero, cuanto más vieja, ma­ yor será el riesgo de que no se establez­ ca correctamente. No resulta difícil trasladar los de tres o cuatro años, pero no se arriesgue a plantarlos en macizos de rosas viejos (véase «Suelo enfermo de rosas», p. 122). Las raíces de los más viejos son gruesas y se extienden profun­ damente, y también poseen una menor cantidad de raíces finas de alimentación, esenciales para reestablecer la planta. Si las circunstancias lo permiten, sólo traslade durante el período inactivo y siempre a un macizo bien preparado. Primero afloje la tierra cortando por to­ dos lados con una pala a 25 cm por lo

Vástagos ciegos Estos se desarrollan sin un pimpo­ llo en el extremo. Desvían la ener­ gía de la planta al igual que un chu­ pón (véase «Chupones y cómo manejarlos», p. 125) conque pode cualquiera que aparezca.

Recorte el vastago ciego hasta la mitad para alcanzar un brote que apunte hacia fuera. Si no apareciera ningún brote, corte hasta el tallo principal.

C ó m o E l im in a r C a p ít u l o s

de un

A r b u sto s d e F lo r es A r r a c im a d a s

Corte primero la flor central del racimo para estimular el florecimiento de otros brotes.

menos del cepellón. Introduzca una hor­ ca bastante alejada del centro de la plan­ ta y retire junto con una buena pelota de tierra y tocando las raíces lo menos posible; en tierras ligeras utilice una pala, ya que la tierra tiende a despegar­ se de las raíces. Recorte las raíces rugo­ sas y envuelva el cepellón en plástico o arpillera para evitar que se resequen an­ tes de trasladar la planta a su nuevo em­ plazamiento. Riegue inmediatamente después de plantar y de forma regular hasta que esté establecida.

Recorte de otoño Los vientos fuertes del invierno podrían aflojar las raíces de los rosales, deján­ dolas expuestas a daños por heladas. Para evitarlo, acorte los arbustos altos, de flores grandes, o de flores arracima­ das, en otoño.

Protección contra el invierno En climas templados, los rosales sólo ne­ cesitarán protección en inviernos muy severos. En suelos pesados, la tierra compactada podría formar un pequeño canalón alrededor de la base del tallo y llenarse de agua que se congela posterior­ mente. La expansión del agua cuando se congela podría dañar la unión del bro­ te —la parte más vulnerable del rosal. En climas muy extremos, los invier­ nos severos podrían matar la planta si 110 se la protege; las que sobrevivan ten­ drán que desarrollar un crecimiento nue­ vo cada año y tendrán una estación de florecimiento muy breve. Los rosales arbustivos modernos,

R osal

Cuando todas las flores se hayan marchitado, elimine todo el racimo, cortando hasta un brote emergente o un vastago completamente formado. grandes y de flores arracimadas pueden tolerar temperaturas de —10° hasta —12°C durante una semana más o me­ nos si se amontona tierra sobre la coro­ na. Envuelva las coronas de las estándar con helechos o paja, sujetadas ligera­ mente con cuerda. En temperaturas más frías, proporcione una mayor protección o elija rosales que soporten fríos extre­ mos. Las resistentes entre —20° y —23°C comprenden rosas Bourbon, China y Provence, Rosa californica y R. wicharaiana. En las zonas donde la tem­ peratura cae por debajo de los —30°, cultive rosas Alba, Damask y Gallica, y algunas de las de especie, tales como R. foelida y R. palustris. Algunas ro­ sas como R. virginiana, R. blanda, R eco rte O toñal

A rb usto s d e F lores G r a n d es

Recorte los tallos de flores marchitas hasta un brote que apunte hacia fuera o un vastago formado. R. canina, R. glauca y R. rugosa sobre­ viven a temperaturas de —37°C. Para instrucciones completas acerca de la pro­ tección de rosas, véase P r o t e c c ió n c o n ­ t r a H e l a d a s y V ie n t o , pp. 520-521.

Plagas y enfermedades Los áfidos, (p. 550), el «punto negro» (véase «Manchas de hojas de bacterias y ronchas», p. 552), muerte de rosas des­ de el extremo (p. 569), moho polvoso (p. 550) y royas (pp. 552 y 557) son proble­ mas habituales; rocíe como precaución si fuese necesario. Examine los rosales con regularidad y controle enfermeda­ des o plagas de inmediato. A ntes

Entre mediados y fines de otoño, recorte los rosales arbustivos de flores grandes de más de 75 cm de alto para que no las agite el viento. D espués

Reduzca todo el arbusto a la mitad o a un tercio cortando todos los vástagos por encima de un brote.

Poda y guía objeto de la poda es acelerar el C o r t e d e P o d a d o proceso natural del desarrollo de Coloque la hoja vástagos nuevos, vigorosos y sanos endelgada de la reemplazo de los viejos y débiles, pro­ justo por ducir un aspecto atractivo y un desplie­ podadera de un gue de flores óptimo. Si guia una plan­ encima Cuide de no ta sobre soportes estimula la producción brote. hacerlo de vástagos naturales floridos y dirige alejado demasiado brote o el desarrollo nuevo a un espacio dado. de dejardel un La severidad de la poda depende del tipo gancho, porque i de rosal; sin embargo, ciertos principios enfermedad podría* se aplican a todas. penetrar en el tallo y causar su muerte desde el extremo. Si Corte esto ocurriera, 5 mm recorte el vastago por encima hasta alcanzar leña del brote Resultan esenciales unas podaderas afi­ buena y sana. ladas de buena calidad; también son úti­ les unos podadores de mango largo y un serrucho de podar de dientes finos para desarrollo debajo del corte y el vástaretirar tocones leñosos y vástagos grue­ go podría morir desde el extremo. Des­ sos. Utilice guantes protectores sólidos pués de un invierno muy severo, recor­ para todas las tareas. te vástagos dañados por heladas en pri­ mavera, hasta alcanzar un brote sano; Cómo podar si los inviernos siempre son severos, Haga siempre un corte limpio y sesga­ pode los rosales en primavera, inmedia­ do por encima de un brote que apunta tamente después de retirar la protección en la dirección del desarrollo del vásta- invernal. Contrariamente, en un clima go nuevo. Generalmente apunta hacia tan cálido como para que los rosales flo­ fuera, pero en el caso de un rosal largo rezcan casi sin interrupción, pode en los y desparramado podría apuntar al cen­ meses más frescos para inducir la inac­ tro si éste necesita rellenarse. Si no se ob­ tividad y darles un período de descan­ serva un brote inactivo, corte hasta la so artificial. altura apropiada y recorte cualquier to­ cón que se desarrolle más tarde. Elimine siempre los vástagos muertos P o d a d e u n R osa l a r b u s t iv o o moribundos, recortando hasta alcan­ Pode el rosal severamente, zar una médula blanca sana, incluso si en otoño o primavera, ello significa podar hasta casi a ras de cortando el desarrollo suelo. Elimine todo desarrollo cruzado improductivo, y que pueda impedir el crecimiento de vás­ reduzca los vástagos tagos principales o aquellos delgados y principales para de ramitas (es decir, los tipo cerilla que formar una sólo tienen una o dos hojas). Esto con­ estructura fuerte centrará la energía en los vástagos más y equilibrada. vigorosos y productivos y permite una buena circulación del aire, ayudando a prevenir las enfermedades. A menudo se recomienda la aplica­ ción de pintura para heridas a los cor­ tes importantes producidos después de la poda a fin de evitar la penetración de esporas de enfermedades e insectos ta­ ladradores de la médula. Sin embargo, no existen pruebas de la eficacia de este tratamiento. Si se poda correctamente, el corte desarrollará un sello natural, ha­ ciendo innecesaria la pintura para heridas.

E

l

C orte C orrecto

C orte In c o r r ec to

Corte sesgado justo encima del brote

Médula Manca sana

Principios básicos de la poda de rosales

Corte demasiado alejado del brote causando muerte desde el extremo

Poda de rosales después de la plantación Casi todos los rosales recién plantados deberían podarse severamente para es­ timular el desarrollo de sistemas vigo­ rosos de raíces y vástagos. La excepción a la regla son las trepadoras —sólo pode ligeramente, y para mejorar el aspecto, durante el primer año, eliminando vás­ tagos débiles, dañados o muertos. En las estándar, elimine todo el desarrollo muerto, débil o cruzado. Para los rosales de

F lores G ra nd es

Elimine el desarrollo apiñado, de ramitas o débil.

Elimine la leña muerta y ta dañada o enferma.

Pode hasta 8 cm por encima del nivel del suelo. Recorte hasta brotes que apunten hacia afuera y elimine el desarrollo dañado por heladas. cultivados en suelos con pocos nutrien­ tes es preferible una poda menos severa y un abonado regular.

Poda de rosales arbustivos modernos Las rosas modernas florecen sobre el de­ sarrollo de la estación en curso, de modo que deben podarse bastante severamente para estimular la aparición de vástagos nuevos y fuertes y una buena exhibición de ñores. Rosales arbustivos floridos de flores grandes (Híbridas Te)

Cuándo podar

Pode los rosales cuando están inactivos o semiinactivos, es decir, entre la caída de las hojas en otoño y la abertura de los brotes en primavera. A veces es ne­ cesario podarlas durante el período de desarrollo activo, pero ello tiende a fre­ narlo severamente. No pode durante las heladas, ya que podría dañar el brote de

P o d a d e u n R osal A r b u s t iv o R e c ié n

Pode los vástagos principales hasta 20-25 cm del nivel del suelo.

Elimine completamente vástagos muer­ tos, de ramitas, enfermos o delgados. Por medio de podadores de mango lar­ go, elimine tocones de podados previos que —aunque sanos— no hayan produ­ cido un desarrollo nuevo que valga la pena; tampoco mejorarán durante la si­ guiente estación. Entresaque vástagos débiles o cruza­ dos del centro del arbusto, dejando una estructura bien equilibrada y permitien­ do la circulación del aire. En el caso de los rosales plantados de un modo compacto en macizos, no re­ sulta tan importante producir una es­ tructura equilibrada como en el de aque­ llos especímenes que pueden contem­ plarse desde todos los ángulos. En climas templados, con respecto a la exhibición en general, deberían recor­ tarse los vástagos principales hasta 20-25 cm, pero en zonas muy templadas pue­ den corlarse dejando hasta 45-60 centí­ metros. Para lograr flores de una calidad correc­ ta para la exhibición, recorte los vásta­ gos principales severamente, dejando sólo dos o tres brotes.

Rosales arbustivos de flores arracimadas (Floribundas)

Al podar este tipo de rosas, corte la le­ ña improductiva como en el caso de las de arbusto de llores grandes (véase p. 127). En cultivares más pequeños, reduz­ ca los vástagos laterales en un tercio; y en dos tercios en cultivares más al­ tas, como ‘Fred Loads’. Recorte los vás­ tagos principales dejando 30-38 cm, pero reduzca los de los cultivares más altos en un tercio de largo. No los pode más severamente, a menos que los cul­ tive para exhibirlos, ya que esto reduce el número de flores de la próxima es­ tación.

P o d a d e u n R o sa l En otoño o primavera, elimine el desarrollo improductivo y pode los vastagos laterales. Reduzca los vástagos principales según la altura del cultivar.

a r b u s t iv o d e

F l o r e s A r r a c im a d a s

Estándares llorones

Generalmente, estos rosales se forman a partir de cultivares de enredaderas de flores pequeñas, injertadas sobre tallos estándar especialmente largos, de alre­ dedor de 1,5 m. Los vástagos flexibles cuelgan y sólo requieren una poda limi­ tada: elimine la leña vieja florecida cuando las flores marchiten, dejando in­ tacto el desarrollo de la estación en curso.

Poda de rosales arbustivos y antiguos

Rosales enanos de flores arracimadas

Estas son versiones más pequeñas de las de arbusto de flores arracimadas y de­ ben podarse en otoño o primavera, si­ guiendo los mismos principios. Rosales miniatura

Existen dos métodos distintos de podar rosales miniatura. El más sencillo de los dos consiste en prestarles una atención mínima: elimine vástagos muertos des­ de el extremo, entresaque, ocasional­ mente, los vástagos de aquellos cultiva­ res que producen un enredo tupido de ramas desordenadas, y acorte vástagos vigorosos que puedan desequilibrar toda la planta. El segundo método consiste en tratar las plantas como si fuesen miniaturas de flores grandes o de arbusto de flores arracimadas. Elimine todo el desarro­ llo, salvo los vástagos más fuertes, y después recorte en un tercio. Este mé­ todo es satisfactorio en el caso de culti­ vares grandes importados que no se adaptan a sus nuevas condiciones con facilidad. Estas plantas se beneficiarán del es­ tímulo suplementario de un podado se­ vero, y producen un desarrollo nuevo fuerte. C óm o P o d a r

un

Elimine leña cruzada o apiñada y el desarrollo de ramilas o débil.

Pode toda la leña dañada o enferma hasta un brote sano.

Pode los vastagos principales hasta 30-38 cm del suelo.

Poda de rosales estándar La mayoría de los estándar se generan a partir de cultivares de arbusto de flo­ res grandes o arracimadas, o de rosas pe­ queñas de arbusto, que hayan brotado sobre un tallo recto y no ramificado, ge­ neralmente de l,l-l,2m de altura. Pode igual que para los equivalentes de rosa­ les arbustivos o mata, recortando los

R osa l M in ia t u r a

A ntes

P oda

Reduzca los vástagos laterales 1/3 a 2/3 cortando hasta un brote.

vástagos en un tercio para que todos ten­ gan, aproximadamente, la misma lon­ gitud. Resulta especialmente importante lograr una cabeza equlibrada que mues­ tre un aspecto atractivo desde cualquier ángulo. Si la cabeza estuviera desequi­ librada, pode los vástagos del lado más espeso en menor medida para que no produzcan tanto desarrollo nuevo como los del lado menos espeso.

de un

Aunque su hábito de desarrollo varíe mucho, la mayoría de los rósales moder­ nos y antiguos de jardín florecen sobre leña de más de dos años. Deberían po­ darse ligeramente, dejando intacta la leña florida. Si se las deja desarrollar en forma natural, muchas de ellas florecen durante años sin ninguna poda formal. Para mantenerlos sanos, sólo es necesa­ rio eliminar la leña muerta, enferma, da­ ñada o débil. A pesar de esto, una poda ligera ayu­ daría a aumentar la cantidad y calidad de las flores. Pode ligeramente los rosales arbusti­ vos adultos y que florecen más de una vez cada invierno con el fin de renovar­ las, recortando algunos de los desarro­ llos principales hasta su base. Esto esti­ mula la producción de vástagos de base nuevos y fuertes, que florecerán el si­ guiente verano. Todos los vástagos se reemplazarán a lo largo de un período de renovación de cuatro años y, con un fertilizado regular, los arbustos perma­ necerán sanos y florecerán abundante­ mente durante muchos años. Trate los rosales que no floreceri más de una vez de un modo similar, pero pode inmedia­ tamente después del florecimiento. Puede practicar un podado anual de renovación en el caso de las rosas Ru­ gosa, China e Híbridas de almizcle.

R o sa l E s t á n d a r

Los rosales miniatura producen un desarrollo apiñado de ramilas (izquierda). Vástagos sobrecrecidos desde su base las desequilibran. D espués

Se han eliminado el desarrollo de ramilas y la leña dañada, y los brotes vigorosos han sido recortados hasta la mitad (abajo). A ntes

En primavera, pode un rosal estándar para evitar que la planta se desarrolle demasiado en el extremo y para mantener una cabeza florida de aspecto parejo.

D espués

Se ha eliminado toda la leña muerta o dañada y los tallos cruzados, dejando vástagos sanos. Los principales se redujeron en 20-25 cm, y los laterales, en un lerdo.

P o d a d e u n R osal G a l l ic a A lo largo de la estación de floración, corte el rosal para mantenerlo sano. Recorte vástagos laterales, leña improductiva y algunos vástagos más antiguos para estimular el desarrollo nuevo.

Rosas gallica

Muchas de éstas producen una masa en­ redada de vástagos de ramitas que de­ bería entresacarse de forma regular para mejorar la circulación del aire. Después de florecidas, acorte sólo los vástagos laterales y elimine la leña muerta o en­ ferma. Para conservar un aspecto puli­ do, recorte suavemente las rosas Gallica utilizadas en setos. Siga el contorno natural y no intente darles aspecto de seto formal, ya que esto eliminaría mu­ chos de los vástagos laterales sobre los que se producirán las flores del año si­ guiente.

Poda de rosales tapizantes La mayoría son rosas modernas de desarrollo poco elevado y desparra­ madas, de modo que pode para re­ novarlas al igual que las de arbusto. Algunas, en su mayoría relaciona­ das con Rosa wichuraiana (una en­ redadera), reptan a lo largo del sue­ lo, arraigando a medida que lo llevan a cabo para evitar que sobre­ pasen el espacio disponible.

Rosas de especies

Elimine el desarrollo de ramitas y elimine flores muertas hasta el vastago principal.

En rosales adultos, elimine hasta un cuarto de los vástagos antiguos en la base.

ios principales, en

dos tercios. Elimine leña muerta, enferma o débil.

P o da d e R o sa les A l b a , P r o v e n c e , D a m a sk y M u sg o Pode después de la floración, recortando tanto los vástagos principales como los laterales. Si fuese necesario, vuelva a podar a finales del verano para eliminar los vástagos demasiado Iargos que se hayan desarrollado.

Rosas Alba, Provence, Damask y de Musgo

Después de florecidas, reduzca tanto los vástagos principales como los laterales.

Pode los vastagos hasta bien adentro de la zona a tapizar, cortando hasta un brote que apunte hacia afuera. A finales de verano, recorte cualquier vástago vigoroso y demasiado largo, que podría agitarse con el viento y dañar las raíces. Rosales Bourhon e Híbridas Perpetuas

Generalmente florecen más de una vez, de modo que pódelas —al igual que los híbridos parcialmente derivados de Rosa rugosa— a principios de primavera, como a las de flores grandes de arbusto 4véase p. 127), pero más ligeramente.

Estaquillado de rosas

Reduzca los vastagos principales viejos y leñosos entre un cuarto y un tercio.

F in a les

Una gran parte del encanto de estas ro­ sas aparece en sus vástagos arqueantes, que, en el segundo año y en los subsi­ guientes, poseen flores en toda su exten­ sión, a menudo sobre vástagos laterales cortos. Para establecer una equilibrada estructura de desarrollo nuevo y fuerte es necesario una poda de formación. A partir de aquí, no requieren un podado ulterior, salvo la eliminación de la leña muerta, dañada o enferma, a menos que se vuelvan demasiado tupidas o produz­ can pocas flores, en cuyo caso efectúe una poda de renovación igual que para las de arbusto que no florecen más de una vez. La poda severa estimula un desarro­ llo vegetativo fuerte, pero pocas flores hasta el segundo año. Si el arbusto se vuelve asimétrico, vuelva a darle forma después de florecido y recorte todos los vástagos demasiado largos.

Esta técnica es un modo eficaz, pero largo, para aumentar la producción de flores en rosas Bourbon e Híbri­ das Perpetuas, que tienden a desarro­ llar vástagos largos y poco elegantes, con flores sólo en los extremos. En vez de podar los vástagos a finales de verano o en otoño, dóblelos con sua­ vidad, teniendo mucho cuidado de no romperlos. Estaquille en el suelo con firmeza. Otra opción consiste en su­ jetar los extremos a estaquillas en el de

Seleccione vástagos largos que no florezcan y pode los extremos blandos. Doble cada uno suavemente y f ije al suelo con firmes de alambre (véase detalle).

V erano

Recorte los vastagos demasiado largos y elásticos en un tercio.

suelo, a alambres tendidos entre es­ taquillas, o a un marco de alambre bajo, colocado alrededor de la plan­ ta. Pode vástagos laterales del vásta­ go estaquillado dejando 10-15 cm. Esto tiene el mismo efecto que el guiado horizontal de los vástagos de las rosas trepadoras y de enredadera (véase p. 130) y, durante la estación siguiente, produce un montículo ar­ queante, cubierto de una gran canti­ dad de vástagos laterales floridos.

Pode los vastagos laterales en un tercio de su longitud.

Rosales trepadores y de enredadera Estos rosales requieren una poda menor, pero un guiado regular anual. Ninguna de las dos son autoportantes y, guiadas de modo incorrecto, podrían no florecer copiosamente y también quedar desnudas por la base. Algunas de arbusto, que de­ sarrollan vástagos largos en ángulos in­ cómodos, como algunas de las Híbridas de Almizcle, también pueden guiarse so­ bre muros, verjas u otros soportes para logra una exhibición efectiva.

P o d a d o y G u ia d o d e u n a R osa T r e p a d o r a Dos años después del plantado, limítese a cortar los desarrollos improductivos. A partir del tercer año, pode en otoño luego de la floración.

Reduzca vastagos laterales en 2/3 o 15 cm, cortando sobre un brote que apunte hacia afuera.

Rosales trepadores

Durante el primer año —y en el segun­ do, a menos que se hayan desarrollado excepcionalmente— no pode las trepa­ doras, salvo para eliminar el desarrollo muerto, enfermo, débil o de ramitas. Nunca pode variantes trepadoras de ro­ sales arbustivos (aquellos con la pala­ bra «trepadora» antes del nombre del cultivar, por ejemplo ‘Trepadora Shot Silk’) durante los dos primeros años, ya que podrían revertir a la forma arbusto si se las recorta severamente demasiado temprano. Sin embargo, comience a guiar ape­ nas los vástagos nuevos sean suficien­ temente largos como para alcanzar los soportes; guíe hacia el costado, a lo largo de soportes horizontales, para estimu­ lar la floración. Donde no sea posible, como en una zona estrecha entre una puerta y una ventana, elija un cultivar a medio camino entre una trepadora y un arbusto alto. Muchas de éstas flore­ cen adecuadamente a partir de la base de la planta sin ninguna guia especial: hay ejemplos como ‘Golden Showers’, ‘Joseph’s Coat’, y también algunas de las Bourbon más vigorosas. Muchos trepadores poco podados flo­ recen bien durante años, salvo la elimi­

Elimine desarrollos enfermos, muertos o con ramitas, cortando hasta leña sana o vastago principal. nación del desarrollo muerto, enfermo Rosales de enredadera o de ramitas. Pode en otoño, después de Al igual que los trepadores, los de en­ florecer. Deje los vástagos principales redadera florecen satisfactoriamente du­ fuertes sin podar, a menos que excedan rante unos cuantos años sin una poda el espacio correspondiente, en cuyo caso formal. Producen mucho más desarro­ acorte de manera adecuada. En otro llo desde la base que la mayoría de los caso, acorte sólo los vástagos laterales. trepadores y, si no se las guía con cui­ Guíe todo el desarrollo de la nueva es­ dado, crecen hasta convertirse en una tación sobre los soportes mientras sea maraña de vástagos inmanejables, cuyo flexible. resultado es una mala circulación del Podría resultar necesario una poda de aire, lo que estimula la aparición de en­ renovación, si la base del trepador se fermedades y dificulta extremadamen­ vuelve muy desnuda. Recorte uno o dos te el rociado. de los vástagos principales más viejos Pode las enredaderas a finales de ve­ hasta 30 cm por encima del nivel del sue­ rano. Durante los dos primeros años, re­ lo para estimular el desarrollo de nue­ duzca la poda, recortando sólo todos los vos vástagos fuertes y reemplazar los vástagos laterales hasta unos 7,5 cm de más viejos. Repita en la medida de lo un vástago fuerte; también elimine la necesario en años subsiguientes. leña muerta o enferma. En años poste­

P o da y G u ia d e u n R o sa l d e E n r e d a d e r a A d u l t o Después del primer año, pode afinóles de verano, apenas finalizado elflorecimiento, eliminando leña muerta, enferma o débil. Después guíe los vástagos nuevos.

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Recorte los vástagos laterales dejando entre 2 y 4 brotes o vástagos sanos.

A



Ate todos los vastagos nuevos a un alambre horizontal a lo largo de 15-20 cm; los vastagos no han de entrecruzarse. riores, pode más concienzudamente para mantener la estructura. Desate todos los vástagos de sus soportes y, dentro de lo posible, acuéstelos sobre el suelo. No corte más de entre un tercio y un cuar­ to de los vástagos más viejos y gastados hasta el nivel del suelo, dejando los nue­ vos y algunos más viejos —pero toda­ vía vigorosos— para sujetar y formar una estructura equilibrada. Elimine toda la leña verde de los ex­ tremos de los vástagos principales y re­ corte los laterales. Recorte todos los de­ sordenados que crezcan más allá del espacio disponible o que estropeen el as­ pecto general del rosal. Sujete los vás­ tagos para estimular la floración sobre los nuevos y cortos que se desarrollarán a lo largo de los principales. Guiad» sobre arcos, pilares, pérgolas y árboles

Los rosales trepadoras y los de enreda­ dera pueden guiarse sobre pilares, arcos o pérgolas. Enrolle los vástagos princi­ pales alrededor de los montantes para estimular la formación de vástagos flo­ ridos más abajo. Guíe los vástagos con cuidado en la dirección de su desarro­ llo natural, antes de que maduren y se endurezcan. Esto resulta vital en el caso de las trepadoras de vástagos tiesos y semirígidos. Sujete utilizando cuerda o li­ gaduras de plástico para rosales; éstas son fáciles de desanudar cuando se poda o de aflojar al desarrollarse los vástagos. Una vez que los vástagos principa­ les alcancen la parte superior del sopor­ te, pode con regularidad para controlar la rosa. Un exceso de laterales demasiado lar­ gos podría estropear el aspecto de un rosal de pilar, pero un mero podado adi­ cional pronto lo remediará. En prima­ vera, recorte los laterales, dejando tres o cuatro brotes o 15 centímetros.

P

r o p a g a c i ó n

Propagación

E

s posible propagar rosales a través Preparación del macizo para esquejes me y riegue el suelo alrededor de los es­ de tres sistemas principales: por Elija un emplazamiento abierto para el quejes. En períodos de sequía, vuelva a medio de esquejes, haciéndolas brotarmacizo, preferentemente uno protegido regar; después de heladas —que podrían sobre un patrón, o a partir de semillas. del sol del mediodía. Efectúe un cava­ aflojar las raíces en el suelo—, rea­ Los esquejes son el sistema más fácil, do único en la zona requerida, afirme fírmelo. pero el que más se demora: para que la y rastrille para obtener una superficie Otra opción consiste en arraigar es­ planta nueva se establezca hay que espe­ pareja. quejes de leña dura en tiestos profun­ rar tres años, salvo en el caso de los rosa­ dos de tierra ligera y arenosa. Introduzca les miniatura. Para el sistema de brotado Introducción de esquejes los tiestos en arena o en tierra en un em­ hacen falta patrones crecidos anterior­ Practique una serie de agujeros para plazamiento exterior sombreado y rie­ mente, pero, en general, produce plantas plantar profundos por medio de una gue a conveniencia. En el caso de los es­ más fuertes y vigorosas. Muchos rosales caña o una espátula y echc en el fondo quejes de rosales miniatura, podría de especies (Rosa glauca, por ejemplo) de cada uno un poco de arena gruesa resultar más adecuado cultivarlos en sa­ pueden cultivarse fácilmente a partir de para mejorar el drenaje. Otra opción cos o tiestos, dentro de una cajonera o semillas. Para producir nuevos cultiva­ consiste en cavar una zanja estrecha de invernadero. res, cruce rosales híbridos con otros hí­ la misma profundidad y echar arena en bridos —o, a veces, con los de especies. la base. En suelos ligeros y arenosos, Desarrollo de esquejes basta con clavar una pala en la tierra ver­ Durante el otoño debería desarrollarse ticalmente a lo largo de una línea cen­ un callo en la base de cada esqueje, del tral, moviendo hacia delante y atrás para que surgirán las raíces en primavera. ensanchar la abertura. Una vez arraigadas, las plantas jóvenes Introduzca los esquejes en vertical deberían desarrollarse con fuerza, pero La mayoría de rosas son propagablcs a dentro de los agujeros o de la zanja, de­ si se formasen brotes de flores durante partir de esquejes de leña dura, en par­ jando sobresalir alrededor de un tercio. el verano, elimínelos para que la planta ticular algunos cultivares estrechamen­ Debería insertarlos suficientemente se­ pueda dedicar la energía a la producción te emparentados con las especies silves­ parados de modo que, una vez arraiga­ de un desarrollo vegetativo nuevo. Al tres, como los rosales de enredadera. Los dos, puedan retirarse individualmente otoño siguiente, si son lo bastante gran­ esquejes de rosas miniatura arraigan tan sin tocar los esquejes adyacentes. Afir­ des, es decir, alrededor de 23-30 cm, fácilmente y se desarrollan con tanta ve­ locidad que, comercialmente, se las pro­ paga con este sistema. Las de arbusto C ó m o P r o p a g a r R osas a P a r t ir d e E s q u e je s d e L e ñ a D u r a de flores grandes de linaje complejo no Seleccione un arraigan con tanta facilidad y no adquie­ vastago sano y ren el tamaño suficiente para ser comer­ maduro del grosor de cializadas antes de dos o tres años, de un lápiz (aquí, modo que pocas veces están disponibles ‘Dreaming SpiresV sobre sus propias raíces. florecido en verano y Una de las ventajas de las rosas cul­ que mida 30-60 cm. tivadas a partir de esquejes es que no Retire, cortando en tienen un patrón diferente y, por lo tan­ ángulo, justo por to, no producen chupones. Las desven­ encima de un brote tajas incluyen una pérdida del vigor, en que apunte hacia el caso de algunos cultivares (aunque afuera. Prepare los esto podría resultar útil para las minia­ esquejes eliminando tura), y una tendencia a un desarrollo las hojas y la leña vigoroso, pero no florido, en los prime­ blanda. ros años, especialmente en el caso de las especies. En muchos climas, las rosas de esque­ je de leña dura son las más recomenda­ bles, pero el arraigo con éxito es varia­ ble; por lo tanto, es mejor disponer de muchos esquejes para contrarrestar los posibles fracasos.

Esquejes de leña dura

trasplante los rosales jóvenes a sus po­ siciones permanentes; si aún no fueran lo bastante grandes, déjelas desarrollarse un año más.

Esquejes semimaduros En zonas sujetas a inviernos severos, los esquejes semimaduros pueden tener más éxito que los de leña dura. A finales de verano, después de florecer, seleccione vástagos laterales todavía verdes. Corte trozos de 15 cm, cortando por encima de un brote donde el vástago comienza a volverse leñoso y elimine las puntas blandas. Prepare esquejes de 10 cm de largo, siguiendo el mismo procedimiento que para los de leña dura. Introduzca dentro de tiestos profundos con tierra arenosa (partes iguales de sustituto de turba, o turba, y arena). Cubra los ties­ tos con sacos de plástico —o colóquelos en un propagador para evitar que pierdan humedad— en un sitio fresco y protegido de heladas. En primavera, plante los esquejes arraigados en el ex­ terior, en un macizo de vivero.

Haga trozos de 23 cm, cortando en ángulo por encima del brote superior y recto por debajo del inferior. Unte la base con polvo de arraigo.

Preparación de esquejes

A principios de otoño, seleccione el ma­ terial para esquejes a partir del desarro­ llo de la estación en curso. Elimine los capítulos viejos y coloque los vástagos en un saco de plástico para evitar que se resequen. Prepare los esquejes cortan­ do las hojas y acortando hasta 22 cm de longitud. Eliminar las espinas facilita­ rá su manejo. Humedezca la base de cada esqueje, impregne con polvo de arraigo hormonado y sacuda para eli­ minar el sobrante. Utilice trozos de ta­ llo más cortos para esquejes de minia­ tura, que sólo necesitan medir 5-10 cm de longitud.

Haga una hilera de agujeros de plantación de 15 cm de profundidad y a la misma distancia. En suelos pesados, ponga arena gruesa en el fondo (2,5 cm de profundidad).

Introduzca un esqueje en cada agujero: asegure que llegue al fondo y que 15 cm de esqueje estén enterrados. Afirme el suelo, riegue y etiquete los esquejes.

5

Un año después, retire cada esqueje arraigado con una horca manual, sin dañar las raíces. Plante en un macizo o ponga en una cajonera.

C óm o R e a l iz a r

un

I n je r t o

B rote

Injerto de brotes

en un

Seleccione un vastago florecido de 30 cm, con 3-4 brotes. Corte inclinado por encima de un brote que apunte hacia afuera sobre la planta madre.

1

Sostenga la leña de brote con los brotes hacia abajo. Introduzca la navaja. Retire el brote junto con una «cola» de 2,5 centímetros.

Sosteniendo la púa por la 3 cola entre el pulgar y el

Usando el lado no afilado de !a navaja, retire las espinas del tallo del patrón, limpiando un trozo de 4 cm de largo.

Cortando justo como para atravesar la corteza, haga una incisión en «T»: el corte horizontal de 5 mm, y el vertical, de 2 cm de largo.

(

Sostenga la púa por la cola e introdúzcala detrás de las solapas de corteza del patrón, deslizándota hasta que el brote quede firme, justo debajo del palo cruzado de la «T».

Q Con la navaja, recorte con cuidado el sobrante de la cola por encima de la «T», siguiendo la línea del corle horizontal. No dañe leña debajo de la corteza. Descarte la cola.

Fije estrechamente ligadura de goma alrededor de la zona injertada con un alfiler y del lado opuesto al brote. Esto une firmemente la púa y el rizoma.

R o sa l e s A r b u s t iv o s

R osales E s t á n d a r Injerte tres brotes alrededor del tallo (izquierda). Recorte el rizoma en primavera justo por encima de los vástagos nuevos (derecha).

Si injerta un rosal arbustivo, introduzca sólo uno o dos brotes, a espacios regulares alrededor del tallo, sobre el rizoma (véase detalle). En primavera, recorte et rizoma justo encima de los vástagos nuevos._____________

índice, elimine cuidadosamente el material áspero y leñoso detrás del brote, arrancándolo.

Introduzca la punta ahusada de la navaja para brotes debajo de las solapas de la «T» y separe, descubriendo la capa interior blanca de cámbium.

El proceso de brotado implica unir el material de dos rosas distintas con el fin de combinar las virtudes de ambas. Un brote inactivo (la púa) del desarrollo su­ perior de una planta —generalmente ele­ gida por su despliegue— se introduce debajo de la corteza y justo por encima de las raíces de un patrón, normalmen­ te un rosal de especies o un clon especí­ fico, que se selecciona por su vigor y re­ sistencia. Pueden utilizarse patrones diferentes para adecuarlos a las condi­ ciones del suelo o clima, o para estimu­ lar el desarrollo vigoroso de la púa. Klección de un patrón adecuado

Se utilizan muchos patrones para ade­ cuarlos a condiciones variantes: la resis­ tente y vigorosa Rosa mulliflora es am­ pliamente utilizada como patrón, en particular donde los inviernos son fríos; también resulta adecuada para suelos pobres, aunque las plantas que hayan brotado sobre éste no son longevas. R. canina produce plantas resistentes, y es popular en zonas de inviernos severos o en suelos pesados, pero produce co­ piosos chupones; la trepadora carmesí ‘Hucy’ (en un tiempo conocido) como ‘Shafter’, usada como rizoma) se utiliza con mayor frecuencia en los ca­ sos en que el período de inactividad es más corto. El clon seleccionado ‘Laxa’ ha reemplazado en gran parte a la ma­ yoría de patrones comerciales, ya que ac­ túa con fiabilidad en la mayoría de los suelos y condiciones climáticas, casi no tiene espinas, es fácil de utilizar para el brote y rara vez produce chupones. Cualquier proveedor de patrones —o un vivero local— deberían ser capaces de aconsejar acerca del mejor patrones a utilizar para las condiciones de cultivo locales. Se pueden obtener patrones a partir de rosas de seto vivo, pero su calidad es poco confiable, y es mejor utilizar rizo­ mas de características de crecimiento más uniformes. Plantación de patrón

Plante éstos en otoño en un macizo de vivero, a 30 cm de distancia entre uno y otro y 75 cm entre hileras. En el caso de los rosales arbustivos, las púas se in­ troducen en el punto donde los vástagos y las raíces se unen (el «cuello»), de modo que, para facilitar el brote, plan­ te los patrones en un ángulo de 45°, con la punta de la raíz justo encima del ni­ vel del suelo. Amontone tierra encima de la base de los vástagos para mante­ ner la corteza húmeda y flexible en el punto de inserción de la púa. Los pa­ trones estándar deben seguir creciendo hasta alcanzar 2-2,2 m, y se deben eli­ minar los brotes para obtener un tallo recto y desnudo. Cuándo practicar injerios de brotes

El brote debería efectuarse entre media­ dos y finales de verano, preferentemen-

P te en tiempo fresco y lluvioso, cuando el aire no sea demasiado seco. Si el tiem­ po ha sido muy seco en los meses pre­ cedentes al brote, riegue los patrones re­ gular y concienzudamente. Esto asegura que la savia fluya con libertad, evitan­ do que la leña se reseque, de manera que se pueda retirar la corteza de la leña sin dañarla. También resulta importante la rapidez, con el fin de evitar que la leña tanto de la púa como del patrón se re­ sequen antes de unirlas. Puede utilizarse una navaja para bro­ tes, con una sola hoja de forma espe­ cial y una punta ahusada afilada (véase «Navajas de jardín», p. 463), pero una navaja de horticultura común también resultará adecuada. Cualquiera que uti­ lice para los brotes debe mantenerse es­ crupulosamente limpia y afilada. Selección de la leña de brotes

Prepare púas a partir de vástagos bien madurados, que tengan brotes de desa­ rrollo inactivos bien formados a lo lar­ go de sus axilas de hojas. Estos vásta­ gos se conocen con el nombre de leña de brotes. Elimine las hojas y sus tallos; otra opción consiste en dejar los tallos como «asas» para la posterior introduc­ ción de los brotes. Coloque la leña de brotes en un saco de plástico para evi­ tar que se reseque antes de utilizarla. Preparación de la púa

Sostenga un trozo de leña de brotes in­ vertido y, justo desde encima de la base de un brote, use la navaja de brotes para extraer el brote junto con una cola fina. Este trozo de corteza en forma de escu­ do, que mide 2,5 cm de largo, dentro del cual está contenido el brote de desarro­ llo, se conoce como púa. Elimine la pe­ queña astilla de médula detrás del bro­ te: si no la eliminara, evitaría que el brote se una al patrón, o que «prenda» en él. Resulta difícil hacerlo sin dañar el brote si el escudo ha sido cortado a demasiada profundidad del vástago. La base del brote debería hacerse visible bajo la forma de un pequeño tumor circular. Preparación del patrón

En el caso de un rosal arbustivo, elimi­ ne la tierra del cuello del patrón, elimi­ ne las espinas y limpie el cuello. Con la hoja de la navaja para brotes, haga un corte en forma de «T» en el cuello, pe­ netrando en la corteza sin cortar la leña, ya que esto causaría daños. Injerto del brote en el patrón

Con el lado no afilado de la navaja, pele la corteza cortada del rizoma hacia atrás con cuidado, cuidando de no dañar la corteza ni la leña debajo de ésta. Colo­ que la púa en posición dentro de la «T», empujando suavemente de manera que ésta mire hacia arriba. Corte lo que que­ de visible de la cola y, si fuera necesa­ rio, el tallo de la hoja. Para mantener el brote en su sitio, utilice rafia húme­ da o una ligadura especial de goma anu­

dada, bien separada del brote, y conser­ ve las piezas de la corteza estrechamente cerradas para evitar la pérdida de hume­ dad. La ligadura de goma se ajusta fá­ cilmente con un alfiler y no inhibe el de­ sarrollo del brote, ya que pronto se descompone. A veces resulta recomen­ dable introducir dos púas, una enfren­ te de la otra sobre el patrón, para pro­ ducir un desarrollo equilibrado de vástagos a mayor velocidad, pero raras veces se practica comercialmente, salvo para las rosas estándar. Recorte del patrón

Si la púa prende con éxito, el brote se hinchará con rapidez y producirá un vástago, en general a la primavera siguien­ te. Una vez desarrollado el vástago, eli­ mine el desarrollo del patrón por encima de la púa. Si el vástago necesitara un so­ porte, sujete a una caña, pero, en gene­ ral, esto no resulta necesario. Injerto por brote de un rosal estándar

El brote sobre un patrón estándar se efectúa cerca del extremo superior de un tallo a la altura deseada, en general 1,1-1,2 m; los estándares llorones gene­ ralmente han de brotar un poco más arriba, a 1,5 m aproximadamente. In­ troduzca dos o tres brotes alrededor del tallo para lograr una cabeza equilibra­ da de forma pareja. Si utiliza patrones de Rosa canina, introduzca los brotes dentro de desarrollos laterales espacia­ dos de forma regular, cerca del tallo principal. Es más corriente colocar tres brotes alrededor del tallo principal de un patrón de R. rugosa, escalonados verticalmcnte.

Acodado de rosales Cualquier rosa que tenga vástagos lo bastante largos y flexibles para doblar­ los y estaquillar en el suelo puede pro­ pagarse con éxito a través del acodado sencillo. A finales de primavera, después de florecido, elija un vástago de leña sana y madura y quite algunas hojas para ob­ tener un trozo de tallo limpio. Mezcle el suelo con turba o sustituto de turba en el lugar de acodo y estaquille el vás­ tago dentro del suelo preparado para es­ timular el arraigo. A la primavera si­ guiente, separe el acodo arraigado de la planta madre, cortando el vástago jus­ to detrás de las raíces y plante en su lu­ gar definitivo para que siga creciendo. Los rosales trepadores y de enredade­ ra son ideales para acodar, aunque si se las planta en macizos angostos a lo lar­ go de un muro, podría no haber una zona suficientemente grande de suelo descubierto para estaquillar los vástagos, en particular si hay otras plantas crecien­ do alrededor de la base del rosal. Mu­ chos rosales arbustivos, tales como Damask, Provence, Bourbon, y la mayoría

r o p a g a c i ó n

C ó m o A c o d a r R osales

Haga un corle de 2,5 cm en la parle de abajo de un vastago largo y maduro pero flexible. Unte el corle con polvo de arraigo hormonado y después mantenga abierto con una cerilla (véase detalle).

Coloque el vastago dentro de un pequeño hueco en tierra preparada y estaquille con firmeza con un aro de alambre. Cubra con tierra, afirme y sujete el extremo del vastago acodado a una caña corta.

de las Alba y de especies, son adecua­ das para acodar, ya que poseen un há­ bito de desarrollo laxo y tienden a te­ ner más suelo descubierto alrededor de la base, dentro del cual pueden introdu­ cirse los vástagos. Los rosales arbustivos modernos, como ‘Chinatown’, que de hecho son ro­ sas muy altas de flores arracimadas, tie­ nen vástagos bastante rígidos, de modo que guíelos horizontalmcnte mientras aún sean jóvenes y flexibles para prepa­ rarlos para acodar. lx>s cultivares de ro­ sas tapizantes se prestan a este tipo de propagación. Los vástagos de algunas de ellas, tales como ‘Pheasant’ o ‘Grouse’, arraigan en el suelo espontáneamen­ te; separe de la planta madre y plante. U)s rosales modernos, grandes y arra­ cimados, que se encuentran en la ma­ yoría de los jardines, por lo general tie­ nen un hábito de desarrollo demasiado rígido y vertical para un acodado de éxi­ to, y deberían extenderse a través de es­ quejes. Sólo algunas de desarrollo laxo y extendido, como ‘Europeana’, pueden extenderse con facilidad a través del acodado. P r o p a g a c ió n

de

R osa les

por

A finales de otoño o principios de primavera, elija un chupón bien desarrollado. Rasque la tierra, descubriendo la base. Separe del rizoma con la mayor cantidad de raíces posible.

Propagación por división Si una rosa crece sobre sus raíces pro­ pias, un método de propagación fácil consiste en tomar chupones arraigados y plantarlos fuera. La mayoría de las ro­ sas de viveros están injertadas en patro­ nes, de modo que los chupones proven­ drán del patrón y no del cultivar que haya brotado sobre éste. Algunas especies cultivadas a partir de semillas y otras cultivadas a partir de esquejes producen chupones de un modo natural. Durante el período inac­ tivo, separe los chupones arraigados de la planta madre y plante fuera, en un macizo de vivero o en ubicaciones per­ manentes. Plantado rosas arbustivas de brote a veces estimula los vástagos de cultivares a producir raíces (de hecho, una forma de acodado). Trate estos vás­ tagos de chupón como chupones arrai­ gados. Los rosales que producen chupones profusamente, como los cultivares de Rosa pimpinellifolia, R. rugosa y algu­ nas rosas Gallica, se propagan con fa­ cilidad de este modo. D iv isió n

Prepare un agujero lo bastante ancho y profundo para las raíces. Plante el chupón de inmediato y riegue y afirme la tierra. Acorte los vástagos en 20-30 centímetros.

C u ltiv o d e R osa les d e sd e S em illas

1

Corte un escaramujo maduro de la planta madre. Extraiga las semillas individuales con el dorso de la navaja.

Guarde las semillas en una 2húmeda bolsa de plástico con turba o símil, y conserve dos

o tres día a tamperatura ambiente. Tenga 3-4 semanas en nevera.

Siembre las semillas individualmente en abono arenoso: I parte de abono por una parte de sustituto de turba. Cubra con gravilla y ponga en cajonera.

3

Propagación de rosales desde semillas A diferencia de los cultivares, los rosa­ les de especies son autofértiles y y pue­ den cultivarse a partir de semillas, del mismo modo que otros arbustos. Aun­ que en general no hay semillas disponi­ bles en los comercios, es fácil extraer­ las de las rosas maduras del jardín. Los rosales híbridos no resultan auténticos cultivados a partir de semillas, de ma­ nera que, en general, se las propaga por injerto de brotes (véase p. 132).

padres —en particular, el número de sus cromosomas y su estructura— resulta importante para el cultivo. Los cromosomas son las partes de las células de las plantas que controlan la herencia de las características a través de los genes. Los rosales pueden tener dife­ rentes números de cromosomas, aunque, en cada caso, el número particular por célula siempre es un múltiplo de siete.

La mayoría de las de especies tienen 14 (diploide), 28 (tctraploide), 42 (hexaploide) o 56 (hexaploide) cromosomas. Cuando dos rosas se han cruzado por polinización, unos cromosomas equiva­ lentes de los padres se ordenan en pa­ res, que después se fusionan y cuentan como uno en el número de cromosomas del nuevo cultivar. La mayoría de las ro­ sas de jardín son tetraploides, y dos te-

C óm o H ib r id iz a r

u n R osal P r e p a r a c i ó n d e l S e m ille r o

Extracción y sembrado de semillas

En otoño, cuando los escaramujos de las rosas están hinchados y maduros, extrai­ ga las semillas y estratifique en una ne­ vera antes de sembrar (véase «Cómo in­ terrumpir la inactividad», p. 535). La estratificación —la simulación de cam­ bios naturales de temperatura— es ne­ cesaria para todas las semillas de las ro­ sas de especies. Siembre las semillas en bandejas, pa­ quetes o tiestos individuales, que debe­ rían tener al menos 6 cm de profundi­ dad. Si utiliza una bandeja, coloque las semillas encima de la tierra a 5 cm de distancia y cubra hasta su propia pro­ fundidad con una capa de arenilla o gra­ villa. Después deje la bandeja o paque­ te en una cajonera para protegerla de ratones y otros animales. Las semillas podría tardar un año en germinar. Tras­ plante los plantones a contenedores in­ dividuales apenas se hayan formado las primeras hojas de rosa auténticas; el pri­ mer par de éstas —las de semilla— son ovaladas, a diferencia de las típicas. Hay que tener cuidado en la manipulación de los plantones, ya que en esta etapa del desarrollo son muy frágiles. Siga cultivando los plantones jóvenes en la cajonera hasta que se establezcan en sus tiestos. Después temple quitán­ dolos de la cajonera durante el día. Una vez aclimatados, pueden conservarse en el exterior y colocarse en tiestos a me­ dida que sea necesario hasta que sean suficientemente grandes como para plantarlos fuera.

Elija una flor inmaculada (aquí, ‘Princess Michael of Kent’> que no haya desplegado los pétalos por completo y que no ha sido aún polinizada.

1

2

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4

Retire los pétalos, comenzando por los exteriores. Alcance el centro gradualmente, cuidando de no dañar los estigmas al descubrirlos.

Con pinzas o tijeras Examine la rosa con una lente pequeñas, retire los estambres de aumento para que no queden alrededor de los estigmas y todos fragmentos que podrían pudrirse y los fragmentos de estambres o permitir que hongos de descomposición pétalos. entrasen en el escaramujo.

Hibridización Los nuevos cultivares de rosales se crean a través de la hibridización, un proce­ dimiento en el cual un cultivar o espe­ cie se poliniza cruzado con otra y las se­ millas nuevas se siembran y se siguen cultivando. El objetivo es la creación de una rosa nueva que herede la mejores ca­ racterísticas de ambos padres. Elección de los padres

Cuando los plantones tengan el primer par de hojas auténticas, trasplante individualmente a tiestos de 5 cm llenos de abono con base de tierra negra.

4

La mayoría de rosas son de linaje mix­ to, de manera que es imposible prede­ cir los resultados de la hibridización, y las posibilidades de producir un culti­ var de calidad son pocas. El conocimien­ to de las características genéticas de los

5

Haga un cono de papel, cerrando el extremo firmemente. Sosteniendo los sépalos hacia atrás, cubra la flor con el cono y sujete con firmeza alrededor del tallo.

P a so O p c io n a l

Coloque una bolsa de plástico limpia y seca alrededor de la flor, fijando con una ligadura sólida para proteger de insectos polinizadores.

P traploides unidos en una fusión seme­ jante producen otra rosa tetraploide. Sin embargo, un diploide (14) cruzado con un tetraploide (28) da como resultado 7 + 14 cromosomas, o sea, un total de 21 (tripolide) en la nueva rosa. Ya que éste no es un número par, quedan siete cromosomas sin otros comparables con los cuales unirse. A menudo, los tripolides son estériles y tienen poco o nin-

P r e p a r a c ió n

d e la

gún uso para el cultivo. En los casos en que se conoce la cantidad de cromoso­ mas, se consigna en la edición más re­ ciente de Rosas Modernas (Sociedad Americana de Rosas para la Autoridad Internacional de Registro de Rosas). Esta publicación también registra el pedigrí de un gran número de rosas. La he­ rencia no es el único factor que influye en la selección de plantas madres. Al-

P o l in iz a d o r a

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Elija lina flor inmaculada, no abierta del todo (aquí, ‘Peaudouce’/ Corte el tallo de la flor en ángulo por encima de un brote.

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Coloque la flor elegida en agua y conserve en el interior, libre de insectos, hasta que se abra después de una noche. V

8

Cuando la flor se haya abierto y partido las anteras, enseñando el polen, retire todos los pétalos.

P o l in iz a c ió n

del

9

Las anteras descubiertas ahora estarán preparadas para soltar sus minúsculos granos de polen.

S e m il l e r o

gunas híbridas son buenos padres polinizadores (masculino), pero son padres semilleros (femenino) pobres y vicever­ sa. Algunos son completamente nofértiles y otros casi lo son, y en las ro­ sas de muchos pétalos, tales como Provence, una parte de éstos pueden ocu­ par el lugar de los estambres, de modo que queda poco polen disponible para hibridizar. El cruce de una rosa de una sola floración con una que florece más de una vez puede ser un problema si la cantidad de floraciones es una de las ca­ racterísticas deseadas, ya que la prime­ ra generación oriunda de un cruce se­ mejante siempre es de una floración. Se necesita al menos un cruce más antes de que floración repetida aparezca en el vástago. Esta es una simplificación de una cuestión muy compleja ya que hay mu­ cho de casual en la crianza de rosas. Por más científico que sea el enfoque, el re­ sultado es bastante impredecible. Como principio general, elija como padres los cultivares más sanos disponibles y co­ mience con lo que tal vez sea el cruce más fácil de todos, aquel entre dos cul­ tivares diferentes de rosales arbustivas de flores arracimadas. Control del medio de cultivo

Salvo en climas libres de heladas, utili­ ce rosas cultivadas en tiestos dentro de un invernadero, ya que esto siempre per­ mite un mayor control de temperatura, humedad, plagas de insectos y enferme­ dades, y ofrece más posibilidaes para que los escaramujos maduren en forma correcta. Resulta esencial mantener re­ gistros precisos: después de haber hecho los cruces, identifique todos los tallos de flores cuidadosamente con una eti­ queta fechada, sobre la cual estarán ano­ tados los nombres de ambas plantas ma­ dres, primero el nombre del semille­ ro, por ejemplo, ‘Anne Harkness’ x ‘Memento’. Preparación de la planta madre para semillas (semillero)

Primero seleccione una flor de la rosa que haya elegido como semillero, en la etapa en la que comienza a abrirse, pero antes de que los insectos puedan alcan­ zar los estambres del centro y contami­ narlos con polen ajeno. Retire los pétalos y estambres con cuidado (etrasculación) y asegúrese de que no queden tejidos que después podrían llegar a pudrir el esca­ ramujo. Sujete un cono de papel o un saco de plástico sobre la flor y deje que madu­ ren los estigmas durante uno o dos días. Preparación de la planta polinizadora padre

Descubra el semillero y frote los estigmas con las anteras de la polinizadora. Los granos de polen se pegarán a los estigmas pegajosos del semillero.

Vuelva a colocar el cono protector sobre el semillero y sujete con firmeza. Etiquete el rosaI con los nombres del semillero y de la polinizadora y deje madurar.

Corte la flor que será la polinizadora, que debería estar en la misma etapa que la semillero. Coloque la polinizadora en un vaso de agua y proteja de los insec­ tos hasta que las anteras suelten los mi­ núsculos granos anaranjados de polen, generalmente el día después de ser cor­

r o p a g a c i ó n

tadas. Los estigmas del semillero debe­ rían empezar a exudar una secreción pe­ gajosa, que indica que están preparados para recibir el polen. Arranque los pé­ talos de la polinizadora, dejando intac­ tas las anteras. Polinización del semillero

Retire la cubierta protectora y frote los estambres de la polinizadora contra los estigmas del semillero; sus secreciones pegajosas ayudan a que el polen se pe­ gue a los estigmas. Vuelva a cubrir la flor polinizada y etiquete el tallo. Otro método consiste en cortar las an­ teras de la polinizadora, colocarlas en un contenedor pequeño y limpio, como una caja de píldoras de plástico, etique­ tado con el nombre de la rosa, y alma­ cenar en condiciones frescas y secas has­ ta que los granos de polen sueltos sean visibles en la caja. Con un pincel fino, pinte el polen de la caja sobre los estig­ mas del semillero. Si efectúa más de un cruce con rosas diferentes, asegúrese de que el pincel esté completamente limpio entre cada operación, preferentemente con alcohol metílico o quirúrgico. Si el cruce no ha prendido con éxito, el esca­ ramujo nuevo se marchitará rápidamen­ te. Si ha tenido éxito, los sépalos comen­ zarán a levantarse y el escaramujo se hinchará; una vez que ello resulte evi­ dente, retire el cono o saco de protec­ ción para permitir que el escaramujo crezca. El escaramujo seguirá hinchándose; normalmente tarda dos meses y medio en madurar, según el clima. Al madu­ rar, el escaramujo cambia el color ver­ de por el rojo, el amarillo y, posiblemen­ te, el marrón rojizo, segúna cada rosal individual. Cosecha y sembrado Retire el escaramujo maduro de la plan­ ta y extraiga las semillas con cuidado. Siembre y cultive las semillas (véase «Ex­ tracción y sembrado de semillas», p. 134). Sin embargo, las semillas resultantes de la hibridización pueden sembrarse sin un período de estratificación.

Selección

Es probable que los plantones florezcan durante el primer año —a menudo, al cabo de pocas semanas en un inverna­ dero—, pero sólo en el segundo año las flores serán más o menos típicas del nue­ vo híbrido y será posible juzgar si debe conservarlo y desarrollarlo o des­ cartarlo. Los plantones nuevos prometedores pueden hacerse brotar sobre un patrón (véase «Injerto por brotes, p. 132) cuan­ do posean tallos del grosor suficiente, es decir, alrededor de 5 mm. Sin embar­ go, incluso para los hibridizadores más expertos, esta etapa resulta un desafío, ya que no resulta fácil detectar fallos hasta que una selección haya sido culti­ vada a modo de prueba durante algu­ nos años.

Rosas de exposición u e d e resultar muy gratificante S o m b r e r o s C h in o s participar en una exposición flo­ ral de su localidad y, con el tiempo, en una exposición de horticultura ciudada­ na o del condado. Los niveles más ele­ vados de competición requieren a me­ nudo más tiempo y dedicación de la que dispone el jardinero medio. Las reglas para la exhibición de rosas varían según el país, dependiendo de los requerimientos de las asociaciones de ro­ sas nacionales y locales. La familiarización con tales reglas resulta importan­ te, tanto para los exhibidores como para los jueces, de modo que contacte con su asociación local antes de participar. Para proteger una flor de exposición de la lluvia o daños, introduzca una caña o estaca con un «sombrero chino» junto al tallo de la rosa y sujételo a la estaca.

P

Cultivo de rosas para exposiciones

Cultive varios arbustos del mismo cul­ tivar para asegura una amplia selección de las mismas flores. Algunos cultiva­ res de arbustos tienen tan buen aspecto en el jardín como en las estanterías de una exposición, a condición de que es­ tén bien cuidadas en el jardín y de que E l im in a c ió n

de

P im po llo s d e R osal

R osal d e F l o r e s G r a n d e s

Apenas sean lo bastante grandes, elimine todos los pimpollos laterales, dejando que siga creciendo el principal.

R osal d e F l o r e s A r r a c im a d a s

Elimine el pimpollo central joven de los racimos más pequeños para floración uniforme.

se mantenga el follaje libre de enferme­ dades. Pode cultivares de un modo se­ vero para obtener un número limitado de vástagos fuertes con sólo ocho o nue­ ve flores por estación, de las cuales ele­ gir flores para la exhibición. Mantenga un desarrollo vigoroso aplicando ferti­ lizante suplementario. Los brotes de los rosales se eliminan frecuentemente para que produzcan flores de calidades de ex­ posición. Elimine los nuevos brotes la­ terales de los rosales de flores grandes, de manera que el brote principal se de­ sarrolle con fuerza. Eliminando la flor central de los rosales de flores arracima­ das garantiza que todas las otras se abran más o menos al mismo tiempo. Algunas flores resultan dañadas por la lluvia, y las reglas de exposición per­ miten el uso de protectores individua­ les o «sombreros chinos», que son co­ nos de plástico fijados a cañas. Sin embargo, no resultan esenciales en modo alguno, y 110 son fáciles de utilizar en arbustos con grandes racimos de flores.

Selección de flores

ría restringir a tres por exposición las clases en las que competirá. Corte alre­ dedor del doble de rosas —de tallos de al menos 30 cm de largo— de las que competirán, la noche anterior a la ex­ hibición. Elimine las hojas y espinas in­ feriores e introduzca en cubos llenos de agua fría hasta el cuello de las flores. Mantenga en un sitio fresco toda la noche. No se amilane si sus flores sufren da­ ños climáticos. A los demás les ocurri­ rá lo mismo. Si debe transportarlas, mantenga cada flor o racimo separados para no dañarlos.

Escenificación de las flores

Al principio, el expositor novato debe­

Centro —.____ a^ ° y "7 7 * cónico

indemnes, de buen tamaño

Pétalos firmes e \—■inmaculados

Pétalos exteriores de repliegue parejo

R o sa l d e F l o r e s A r r a c im a d a s

Una vez llegado a la exposición, obten­ ‘H a n n a h G o r d o n ’ ga sus tarjetas de la clase en las que pa- Pétalos Contorno ticipará del secretario de la exposición firmes e y lleve sus rosas directamente a la mesa donde serán exhibidas. Utilice vasos o cuencos lo más sencillos posible. Esce­ nificar las flores siempre lleva más tiem­ po del esperado, pero adquirirá mayor velocidad y habilidad con la experiencia. Flores Arregle las llores de forma simétrica, totalmente colocando cualquiera que sea mayor en abiertas Estambres la parte delantera para que se note me­ marchitos nos. Las flores deben estar juntas, pero no tocarse; una buena combinación de Hojas Color bueno colores podría ganar un punto suple­ limpias, indemnes, y fresco mentario. Corte las flores de racimos de buen tamaño marchitas si no dejan tallos cortados a la vista o huecos. Utilice un pincel para Al disponer las flores, controle que acuarela para quitar insectos o polvo y sean conformes al catálogo, por ejem­ quite restos de herbicida con un algo­ plo: «Una flor de tres cultivares de una dón húmedo. Si fuese necesario, «arre­ rosa de arbusto de flores grandes en un gle» las flores grandes colocando con vaso»; si no fuera exacto, se juzgará suavidad los pétalos que estén un poco como N.C.C (No Conforme al Catálo­ desplazados en la posición correcta. No go). Coloque la tarjeta de clase y otra cambie la posición de los pétalos dema­ con la lista de cultivares delante del vaso. siado, ya que las flores excesivamente Elimine los restos y llene los vasos de agua. «arregladas» podrían perder puntos. E q u ip o

p a r a i ,a

E x p o s ic ió n

de

Vaso sencillo En las exposiciones, la elección del mo­ mento oportuno es esencial. Una flor de Ligaduras Cuchillo para un arbusto de flores grandes debería de de alambre cortar estar sólo tres cuartas partes abierta en para sostener el momento del juicio, y un racimo de tallos flores arracimadas debería de tener la Alambre de mayor cantidad posible de flores abier­ tas, aunque los estambres no tendrían florista para colocar que haber ennegrecido aún. Las flores tallos tendrían que ser de un tamaño prome­ dio en el caso de un cultivar. También Regla es importante un follaje bonito y sano. para medir tallos

Preparación para una exposición

F lo r es E s t á n d a r p a r a E x po s ic ió n R o sa l d e F l o r e s G r a n d e s ‘V a l e r ie M a r g a r e t ’

Ligadura de suave para impedir que Pincel suave las flores se abran limpiar pélalos durante el traslado

R osas Bloque de oasis para el arreglo

Algodón para limpiar hojas Plan de exposiciones Tarjeta de entrada Tarjeta para Tijeras para corlar ■diversos flores marchitas

6

P erennes los colores del arco iris, una so­ vegetales, o cultivadas como tapizantes o en contenedores. Hay berbia gama de formas y texturas y, a veces, aromas en- flores para todos los gustos, desde delicadas Glysophila hasta sun­ cantadores, las perennes tienen una bien merecida popu­ tuosas peonías y espuelas con espigas, y algunas aún desarrollan laridad. Su diversidad las hace adecuadas para todo los tamaños cápsulas de semillas atractivas. El follaje alcanza desde las fron­ y tipos de jardín, mientras que su fiabilidad hace de ellas una du­ das tipo encaje de muchos helechos hasta las hojas como para­ radera fuente de placer. Para muchas personas, una orla herbá­ guas de algunas especies de Gunnera. Las perennes pueden crear cea en pleno florecimiento es el epítome de la belleza de un jar­ variedad incluso en jardines muy pequeños, o las mayores pecu­ dín, pero las perennes resultan igualmente efectivas en orlas mixtas, liaridades en uno grande, proporcionando una paleta virtualmente interplantadas con arbustos, anuales, bulbos, e incluso frutales y ilimitada con la que crear un jardín tan perfecto como una pintura.

C

o n flo r e s de to d o s

Diseño con perennes perennes son plantas no leño­ jor cultivar las plantas altas y elegantes sas que viven durante dos o más individualmente, o en la parte trasera de años. La mayoría son herbáceas, mu­una orla, para dar elevación y estructu­ riendo en otoño hasta el nivel del sue­ra al diseño de la plantación. lo, algunas hasta una base leñosa, y Algunas perennes, tales como muchos emitiendo un desarrollo nuevo en pri­ claveles y clavelinas (Dianthus) y alhe­ mavera. Algunas, como Hélleborus ni- líes de perfume dulce (Maithiola), me­ ger, son siempreverdes y, por lo tanto, recen ser cultivadas sólo por su fragan­ poseen una presencia invernal valiosa. cia, ideales para macizos en relieve o La mayor parte del despliegue perenne maceteros de ventanas. Otras perennes, ocurre en verano, pero algunas flores, especialmente Sedum speclabile, algu­ como Liriope muscari e Iris unguicu- nos alhelíes amarillos (Cheiranthus) y laris, avivan el jardín en otoño e invier­ muchas hierbas tienen flores que atraen no, mientras que Helleborus orientalis a las abejas y a las mariposas. y Pulmonaria dan la bienvenida a la pri­ Al igual que para todas las plantas, mavera. al elegir perennes para un esquema de plantación asegúrese de que sean ade­ cuadas para las condiciones de cultivo dadas, tales como el suelo del jardín, el microclima y el aspecto. Es mucho más probable que las flores prosperen en una Mucho más que cualquier otro grupo de situación correcta y que en general, ne­ plantas, las perennes poseen una inmen­ cesiten un mantenimiento menor que las sa variedad de aspectos, formas, colo­ que han de luchar por sobrevivir en una res, texturas y aromas. Aunque a menu­ ubicación inadecuada (véase también do se las valore más por sus flores, «Emplazamiento y aspecto», p. 147). muchas tienen un follaje atractivo —desde las hojas acanaladas y enrolla­ das de las hermosas, o las fajas tipo es­ pada de los lirios, hasta el fino trazado de los hinojos (Foeniculum valgare). En general, el follaje dura más que las flo­ La forma más habitual de plantar pe­ res, de manera que elegir las perennes rennes es en una orla herbácea, que se de hojas decorativas ayuda a alargar la remonta a finales de la época victoriaestación de interés, un factor particular­ na. Tradicionalmcnte, las orlas herbá­ mente importante en jardines pequeños. ceas consistían en terrenos largos y rec­ La altura de las perennes varía entre tangulares, habitualmente enmarcados la reptante Lamium maculatum de sólo por una extensión de césped verde. Es­ 10-15 cm de altura hasta las escultura­ taban llenas sólo de perennes que flo­ les cortaderas argentinas (Cortaderia se- recen en verano y a principios de oto­ lloana), que miden 2,5 m o más. Las pe­ ño, escalonadas según la altura: las más rennes tapizantes de desarrollo bajo son cortas delante, y las más altas, detrás. ideales para la delantera de las orlas o Las plantas características de la orla iban para contenedores, mientras que es me­ desde las margaritas shasta (Chrysan-

L

as

Elección de perennes

Orlas herbáceas

O r i .a P e r e n n e

Las flores de colores ardientes, como las Kniphofia de cabeza de atizador, las Achillea amarillas y las Echinacea purpurea rosadas, están realzadas por el follaje gris-plata de dos cultivares de Scnccia

O rlas F o r m a l e s

En este jardín formal, un tradicional sendero de césped divide un par de orlas anchas y rectas. Las plantas están dispuestas según su altura, con plantas bajas, como Sedum spectabile, en la parte delantera. Aunque las dos orlas no son un reflejo mutuo, numerosas plantas son usadas en ambas para obtener un efecto armonioso y equilibrado.

pacto, ya que éstas no requieren estaca­ do. Al igual que las orlas, los macizos dedicados exclusivamente a plantas her­ báceas presentan el aspecto más esplén­ dido en verano; para obtener un desplie­ gue más duradero, interplante las pe­ rennes con una variedad de bulbos y, tal vez, un par de arbustos. Los macizos de isla geométricos, redondos, cuadrados o rectangulares, se adecúan a un empla­ zamiento informal; en un jardín formal —o uno cuyo terreno sea suavemente ondulado— resultan más adecuados los macizos un poco curvados. Intente evi­ tar formas complicadas y curvas estre­ chas, ya que son incómodas de mante­ ner y podrían empobrecer la plantación. En jardines pavimentados, los maci­ zos de isla elevados resultan atractivos y proporcionan mejores condiciones para cultivar una amplia gama de pe­ rennes en jardines donde el suelo es po­ bre o está anegado. Su altura permite cuidar las plantas sin agacharse dema­ siado, un factor importante en el caso de jardineros impedidos o ancianos.

themum x superbum), Scabiosa y flox —tradicionalmcntc en jardines rústicos informales, por su encanto y bonitos colores— hasta las majestuosas y esplén­ didas formas de Hemerocallis y Agapanthus, que constituyen agregados ele­ gantes a una orla formal. En el pasado, según el tamaño y el es­ tilo del jardín, una única orla podría te­ ner por detrás un muro, verja o seto, mientras que un par de ellas podían flanquear un sendero, permitiendo una fácil apreciación de su color y perfume. En general, las orlas herbáceas mo­ dernas son de escala más modesta que las victorianas, pero siguen aprovechan­ do algunas de las mismas ideas de un modo eficaz. Para lograr un enfoque tra­ dicional y formal, distribuya las plan­ tas en grupos grandes y distintivos de un solo tipo de planta. Si se desea un efec­

to más fluido e informal, mezcle plan­ tas que se derramen unas sobre otras. Esto le permitirá crear impresionantes pinceladas de color y textura, de bordes menos definidos. Si una estación de interés larga resul­ ta particularmente importante, tal vez donde la plantación se vea muy limita­ da, además de perennes podría ser pre­ ferible incluir, arbustos y bulbos en la orla (véase «Orlas mixtas», derecha). Sin embargo, en un jardín grande, podría haber espacio para incluir una orla tra­ dicional puramente herbácea, presentan­ do una plantación invernal y primaveral sustancial en otro sitio para proporcio­ nar un interés estacional continuo. Ciertamente, en verano las orlas her­ báceas ofrecen una exhibición deslum­ brante, cuando el jardín es más utiliza­ do y disfrutado, pero a menudo resultan

M a c iz o M ix t o

C o l o r a lo l a r g o d e las E s t a c io n e s Este macizo de isla, aquí en primavera, comprende perennes y bulbos para proporcionar color desde principios de primavera hasta otoño. Se incluyen plantas altas y esculturales para aumentar la altura del centro y proporcionar un impacto poderoso a! macizo.

de

I sla

para ten er

1 Lamium maculaiuni ‘White Nancy’, interplantada con Scilla siberica ‘Atrocoerulea’ 2 Iris foetidissinia ‘Variegata* 3 Pulmonaria saccharaia 4 Heuchera cylindrica ‘Grccnfinch’ 5 (¡alanihas ‘Atkinsii’ 6 Festuca glauca 7 Phormium tenax ‘Sundowner’ 8 Anaphalis margaritacca, sin. A. yedoensis 9 Limonium latifolium ‘Blue Cloud’ 10 Acanthus mollis 11 Heuchera ‘Palace Purple’ 12 Euphorbia amygdaloides susp. robbiae 13 Oenothera tetragona ‘Fireworks’ 14 Narcissus ‘February Gold’ 15 Liberila grandiflora 16 Bergenia ‘Ballawley’ 17 Ophiopogon planiscapus ‘Nigrescens’, intcrplantada con Galanthus ‘Magnet’

18 Sedum spectabile ‘Brilliant’ interplantada con Crocus lommasinianus 19 Lamium macula turn ‘Roscum’ 20 Achillea ‘Moonshine’ 21 I beris sempervirens ‘Snowflake’ 22 Chionodoxa forbesii, sin C. luciliae dc jardines

menos atractivas en otras épocas del año. Pero siempre tienen razón de ser si el placer obtenido de su belleza relati­ vamente poco duradera es mayor que el período inactivo entre un despliegue anual y el siguiente (véase también «Di­ seño de macizos y orlas», p. 139).

Macizos de isla A diferencia de las orlas, los macizos de isla —rodeados de césped o de pavi­ mento— pueden verse desde todos la­ dos, de modo que el diseño de la plan­ tación debería ser efectivo desde un cierto número de ángulos. Los esquemas de macizos de islas incluyen a menudo una mayoría de plantas seleccionadas por su hábito resistente, enano o com­

Orlas mixtas Como su nombre sugiere, las orlas mix­ tas pueden contener una combinación de árboles pequeños, arbustos, trepado­ ras, bulbos anuales y bienales, además de perennes. Proporcionan las mayores oportunidades para crear un interés a lo largo del año e imaginativas asociacio­ nes de plantas. A diferencia de las or­ las exclusivamente herbáceas, los esque­ mas mixtos bien planificados podrían formar un despliegue atractivo a medi-

O r l a s M ix t a s

Los tulipanes coloridos proporcionan interés en primavera, mientras que los arbustos como la Spiraea, de hojas doradas, y la masa escultórica de Euphorbia charadas subesp. wulfenii, añaden color y forma desde la primavera hasta el otoño, ampliando el período de interés más allá del estallido veraniego de las especies de Gcranium y otras perennes.

Forma

y

C o l o r A p iñ a d o s

Plantar en grupos audaces crea un impacto fuerte: las hojas redondeadas de una Ligularia frente a las espadas puntiagudas de una Crocosomia roja. da que las estaciones progresan desde el otoño hasta la primavera. La cantidad de espacio otorgada a cada planta varía según los gustos. Una orla mixta con un predominio de peren­ nes y sólo algunas plantas no herbáceas necesita, generalmente, un mantenimien­ to mayor que una con una alta propor­ ción de arbustos y un número menor de perennes. Es posible lograr un esquema variado que ofrezca interés a lo largo de todo el año utilizando arbustos en un tercio o en la mitad de la plantación, in­ cluyendo una buena selección de siempreverdes. Una orla mixta recién plantada podría requerir grandes grupos de bulbos, anuales y bienales para llenar huecos en­ tre los arbustos y las perennes, pero és­ tos pueden disminuir gradualmente cuando las últimas se establezcan y al­ cancen un tamaño adulto.

Diseño de macizos y orlas Al diseñar un esquema de plantado, los principios son bastante similares, ya sea para una orla mixta o herbácea, ya para un macizo de isla. Los aspectos de al­ tura, masa, textura, interés secuencial, forma y color son, lodos ellos, factores variables, aprovechables para lograr unos efectos de diseño en particular. La imaginación y el gusto personal influi­ rán inevitablemente en los esquemas de plantación, pero existen algunas pautas básicas a seguir. Principios generales Las orlas herbáceas pueden diseñarse en varios estilos, de modo que fijen o sub­

rayen el carácter y el tono de un jardín. En un jardín formal, las orlas rectas con un colorido restringido tienen un aspec­ to elegante y ordenado, mientras que, en un jardín informal, unas formas irregu­ lares o curvas, con un enfoque de plan­ tación más relajado y libre, complemen­ tarían el diseño de la totalidad. El tamaño de orlas y macizos puede variar pero, cuanto más ancho sea el em­ plazamiento del jardín, más grande de­ bería ser el macizo o la orla. El tamaño y la forma deberían estar en proporción a la casa y a otros elementos cercanos, tales como un patio. En general, para que tenga impacto dentro de un esque­ ma de plantado, y para crear un efecto escalonado bien equilibrado, el ancho mínimo para un macizo u orla es de 1,5 metros. Al planificar qué plantas incluir en la orla y su mejor ubicación, recuerde de­ jar el espacio suficiente para que éstas se extiendan al desarrollarse y madurar, teniendo en cuenta sus diferentes tasas de crecimiento. Si utiliza plantas culti­ vadas en contenedores, colóquelos en sus posiciones correspondientes de acuerdo con su esquema y haga los ajus­ tes en esta etapa antes de plantarlas. Altura En general, coloque las plantas altas en la parte posterior de una orla que mire al frente, progresando hacia las más cor­ tas en la parte delantera para crear un efecto escalonado en la que ninguna queda oculta tras otra. En un macizo de isla, coloque las más altas en el centro y las más pequeñas en el borde. Sin embargo, esta regularidad formal puede resultar inadecuada en muchos jardines, y el ocasional toque anárqui­ co puede contribuir en gran medida a

la frescura e individualidad de un dise­ ño. A condición de que no sean dema­ siado tupidas o extensas, algunas plan­ tas altas emplazadas hacia la parte delantera de la orla rompen la monoto­ nía, mientras que, variando la ubicación de las plantas más bajas y más altas, ayudará a crear un efecto suavemente ondulante al observar el diseño desde un costado. Por lo general, cuanto más ancho sea el macizo u orla, tanto más altas podrán ser las plantas; plantas muy altas en una orla angosta podrían tener un aspecto incómodo, y el ángulo desde las más al­ tas hasta las más bajas podría ser exa­ geradamente empinado. Plantar en grupos Para lograr un impacto mayor, reúna plantas pequeñas y de tamaño medio en

P l a n t a c ió n A m o n t o n a d a

grupos de un solo tipo, en lugar de plan­ tar ejemplares aislados. Plantando en grupos de números impares, con las plantas ubicadas casualmente y no en hi­ leras, establecerá un efecto fluido y de aspecto natural. Cuanto más pequeña sea la planta, más grande debería ser el grupo: las especies e híbridos de Berge­ nia tienen buen aspecto en grupos de tres, mientras que es mejor plantar el re­ pollo de San Patricio (Saxífraga x urbium) en grupos de siete o más. Sin em­ bargo, la enorme Gunnera manicata es lo bastante llamativa para plantarla in­ dividualmente, al igual que los arbustos de tamaño medio y grandes en una orla mixta (véase «Plantación de especíme­ nes», p. 142). Las plantas de contornos fuertes, como Kniphofia caulescens, con sus flo­ res verticales como cabezas de atizador,

Las Rosa moyesii carmesíes y las Thalictrum flavum amarillas hacen contrapunto con el púrpura de Salvia nemorosa y nébeda (Nepeta).

T exturas A r m o n io sa s

Fo rm

Una mezcla de plantas de flores etéreas y plumosas, corno Astilbc, Lylhrum virgatum, Filipéndula palmata, y altas y amarillas Ligularia stenocephala, forman una satisfactoria mezcla de texturas.

resultan efectivas plantadas en grupos más pequeños que las de formas menos distintivas, como la plumosa Aster ericoides. Intente plantar, asimismo, gru­ pos de tamaños diversos.

Forma

Las perennes tienen formas y siluetas muy diferentes, comprendiendo las ver­ ticales, redondeadas, arqueantes, y las que se extienden horizontalmentc. Yux­ taponga grupos de plantas de formas contrastantes para crear una serie de vi­ ñetas que se acumulan en un macizo u orla. Las espigas delgadas de las espue­ las o de Eremurus actúan como gran­ des y coloridos signos de admiración vis­

as

C

o ntrastad as

Este conjunto de plantas de follaje destaca las diferencias de formas y textura. El dentado e impresionante follaje de Rheuni palmatum del fondo contrasta con las hojas en forma de corazón de Ligularia dcntala y las fajas suavemente arquedadas de una hierba decorativa.

tas contra los cojines espumosos y nu­ bosos de Gypsophila paniculata o Crambe cordifolia. Algunas plantas tienen dos alturas y poseen su propia forma contrastante: un ejemplo bonito es Rheum palmatum ‘Atrosanguineum’, que crea un estrato horizontal de hojas rojo-violáceas que alcanza los 90 cm de altura, encima de la cual aparecen las plumas rosa-humo de flores minúsculas. Textura En tanto las flores y tallos contribuyen a la textura de un esquema de planta­ ción, es el follaje el que proporciona el impacto mayor. Incluso visto desde le­

jos, éste tiene las mayores posibilidades de crear contrastes llamativos y armo­ nías sutiles. Las hojas finas de Coreop­ sis verlicillata o el follaje tipo cabello de Argyranthemum ‘Chelsea Girl’ son muy delicados, mientras que las hojas grandes e individuales de Hostasieboldiana var. elegans crean un efecto audaz y de textura. La textura también se ve afectada por la superficie de las hojas, ya sea el fo­ llaje mate y de cera de Sedum speclabile, las lustrosas y correosas hojas de Ber­ genia purpurascens, o la textura lanuda de Lychnis coronaria. Al igual que con la forma, yuxtapo­ ner grupos de plantas de texturas con­

trastantes crea interés: las hojas plisadas y plumosas de Alcltemilla mollis con­ trastarían bien con los tallos espinosos y el follaje dentado de Eryngium. Las perennes tapizantes, como las especies y cultivares resistentes de Géranium y de Ajuga reptans, resultan especialmente útiles como realce bajo para otras plan­ tas y para rellenar los huecos del esque­ ma de plantado, completando el tapiz de textura (véase T , pp. 150-151). a p iz a n t e s

Color El uso del color en los macizos y orlas puede ser tan audaz y experimental o tan sutil y discreto como se quiera. Los es-

O rla F r esc a Unos tranquilos azules, verdes y blancos se combinan para dar un esquema plácido ideal para las condiciones frescas de un emplazamiento húmedo y semisombreado.

1 Yucca Jlaccida ‘Ivory’ 2 Aster turbinellus 3 Ferula communis 4 Veronica virginica f. alba 5 Cynara cardunculus 6 Iris sibirica 7 Amsonia labernaemontana, syn. A. su lie¡folia 8 Aster thomsonii ‘Nanus’ 9 Dicentra spectabilis f. alba 10 Tradescantia ‘Osprey’ 11 Astrantia major var. involucrata 12 Eryngium x oliverianum 13 TiareUa cordifolia 14 Veronica ‘Crater l ake Blue’ 15 Alclwmilla mollis 16 Platy codon grand if lorus

O

rla

C á l id a

En una ubicación cálida y soleada, un esquema de color que comprende rojos vividos y amarillos muestra un aspecto espectacular.

1 Kniphofia caulescens 2 Salvia fulgens 3 Euryops peclinalus 4 Canna indica 5 Mimulus aurantiacus 6 Penslenton ‘Garnet’ 7 Hedychium gardnerianum 8 Cosmos atrosanguineus 9 X Venidio-arctotis ‘Apricot’ 10 Forma amarilla de Calceolaria, series Bikini 11 Iris ‘Early Light’ 12 Osteospermum ‘Buttermilk’ 13 Hemerocallis ‘Stella d’Oro’ 14 Gazania uniflora 15 Verbena peruviana

quemas pueden basarse en un solo co­ lor, como el famoso jardín blanco de Slssinghurst en Kent, Inglaterra, o en bandas de color limitadas, como por ejemplo varios tonos de rosa y rojo, cre­ ma y amarillo, o azul y malva. Para lo­ grar un esquema más audaz y contras­ tante, mezcle combinaciones llamativas de rojos y azules o amarillos y púrpu­ ras. Ix)s diseños multicolores ofrecen un campo en el que crear efectos muy di­ ferentes, dependiendo de si están ¡imi­ tados al uso de tonos pastel, a los in­ tensos, o a una esplendorosa mezcla de ambos. Resulta relativamente fácil planear un esquema monocromático basado en el blanco, ya que muchas plantas tienen formas blancas o follaje complementa­ rio gris o plateado, pero plantéese sua­ vizar el efecto incluyendo otros colores pálidos. El blanco y el rosa pálido, el crema y el gris son inestimables para avi­ var una orla umbría o en un cmplazaD e s p l ie g u e E x t e n d id o

Las cabezas de semillas opulentas y marrones de Sedum spectabile pueden dejarse sin cortar para proporcionar interés a finales de otoño e invierno, después de que las hojas suculentas hayan muerto.

miento oscuro, como una orla con un seto de tejo por detrás. También pueden utilizarse estos colores para crear una zona de descanso entre colores intensos o contrastantes. Al contrario, los colo­ res «calientes» destacan mejor al sol bri­ llante. Los esquemas dorados o amarillos son cálidos, especialmente bienvenidos en primavera u otoño. Agregando una o dos chispas de color contrastante, lo­ grará conferir vitalidad a un esquema de color limitado. Al planificar coloridos, tenga en cuenta que el color del follaje es tan im­ portante como el de las flores. Las ho­ jas de estrías blancas o crema de plan­ tas como Hosta cripula pueden realzar un esquema blanco, o el follaje dorado de Filipendia ulmaria ‘Aurea’, un esque­ ma amarillo. En general, el follaje do­ rado adquiere mejor color al soi, y el blanco a la sombra ligera, pero unas condiciones climáticas muy cálidas y se­

cas podrían abrasar las hojas amarillas. Las plantas de follaje plateado y gris tienden a desarrollarse bien en macizos cálidos y soleados, compensando los co­ lores «calientes» de las perennes, como los áster silvestres (Aster), Gaillardia y Cosmos. Interés estacional En una orla mixta resulta posible pla­ near una sucesión de coloridos que cam­ bien a lo largo de las estaciones. Una plantación primaveral y alegre podría comprender el amarillo de las prímulas (Prímula vulgaris) y de Doronicum, y el azul pálido de lirios y Pulmonaria, entremezclado con jacintos de penacho (Muscari) y narcisos. El verano trae con­ sigo la libertad de elección, a partir de una paleta más variada de colores ex­ plosivos, combinando plantas subtropi­ cales de colores vividos con los tonos más sutiles y los rojos y rosados cálidos de las rosas. La estación de despliegue de las pe­ rennes acaba con los colores ardientes, intensos y otoñales de crisantemos, da­ lias, girasoles (Helianthus), Rudbeckia y Kniphofia. La planificación de macizos y orlas conlleva coordinar el momento de des­ pliegue de cada planta, de modo que una exhibición siga a la próxima y las flores marchitas pasen desapercibidas, eclipsadas por otras plantas cercanas que florecen. Un esquema que mantenga un atrac­ tivo continuado requiere una planifica­ ción previa, pero es fácil corregir la ma­ yoría de errores cambiando cualquier planta «ofensiva» de lugar cuando aún sea joven.

A veces es posible alargar el efecto de una planta o grupo en particular culti­ vando otra a su lado que proporcione una sensación similar. Por ejemplo, las espigas de flores azul intenso de Delphinium ‘Blue Nile’ podrían ser precedi­ das por Aconitum carmichaelii var. wilsonii, y si ésta última se planta delante; quedará oculto el follaje amarillo de las espuelas. Para ocultar huecos incómodos u ho­ jas que se marchitan, intente plantar pe­ rennes como lupinos (Lupinus) —que mueren pronto— junto a plantas como Physostegía, que se desarrollan más tarde. En orlas mixtas, los bulbos son espe­ cialmente útiles para proporcionar co­ lor a finales de invierno y primavera, cuando las perennes comienzan a cre­ cer. De un modo similar, el desarrollo nuevo de las últimas enmascarará el fo­ llaje marchito de los bulbos, una vez que sus flores se hayan acabado. Las hojas negro-púrpura de Ophiopogon planiscapus ‘Nigrescens’ o el follaje púrpura verdoso suave de Viola labradorica ‘Purpurea’ son excelentes realces para las campanillas de invierno (Galantlius), y siguen siendo interesantes una vez muer­ tas las campanillas. Las perennes alcanzan la cima en ve­ rano, creando un efecto opulento y lle­ no, pero al comenzar a marchitarse en otoño resulta valioso el despliegue de los arbustos, ya que mantiene el aspecto y la estructura del diseño, además de con­ tribuir con el color tanto como con la textura. La inclusión de arbustos caducos de atractivo follaje otoñal, como Cotinus, y los de bayas brillantes, como muchas

Cultivo de perennes en contenedores

E stilo I n fo r m a l

Las plantas esparcidas, como las Helianthcmum rosadas, suavizan los bordes de los escalones de piedra en un jardín rústico e informal, mientras que plantas más escultóricas, como la Hermosa ‘Tilomas Hogg’ estriada, y la arqueada y dorada Carex elata ‘Browles’ Golden’, añaden interés estructural.

pyracanthas, ayudará a desviar la aten­ ción de las perennes cuando se produz­ ca la muerte de su follaje. Existen pocas perennes conocidas por su atractivo invernal, pero algunas, co­ mo Bergenia y muchos heléboros (Helleborus), suavizan el efecto fuerte crea­ do por una estructura de arbustos, con­ trastando con la masa de un arbusto siempreverde o con las formas arquitec­ tónicas de un caducifolio.

Jardines rústicos Los jardines rústicos tradicionales son una espléndida mezcla de plantas: hier­ bas: rosales trepadores anuales, fruta­ les y vegetales, además de perennes. En el pasado, los hacendados cultivaban plantas ellos mismos y producían peren­ nes encantadoras, como pensamientos (Viola x wittrockiana), prímulas aurí­ cula (Prímula aurícula), y clavelinas per­ fumadas (Dianthus). Las plantas típicas comprenden peo­ nías (Paeonia), lupinos (Lupinus) y es­ puelas, mientras que las llores silvestres dobles, extra grandes, o de colores poco comunes, también son especialmente adecuadas. A menudo se prefieren las plantas an­ ticuadas que se remontan a épocas del siglo pasado y anteriores, pero se las puede combinar con formas y cultiva­ res modernos si se quiere lograr un es­ quema variado.

Perennes en jardines silvestres El bosque silvestre caduco proporciona abrigo, sombra ligera y suelos ricos en humus para muchas perennes. Un bosquecillo de abedules (Betula) y otro de árboles caducifolios de follaje ligero pro­ porcionarán un emplazamiento adecua­ do para ciertas plantas amantes de la sombra; emplace las perennes donde no

hagan de competir excesivamente con las raíces de los árboles. Agrupe plantas de un tipo en mon­ tones, entremezcladas en los bordes o en grupos sólidos, para imitar la escala del emplazamiento. Los helechos, en parti­ cular, prosperan en un emplazamiento boscoso y añaden interés arquitectóni­ co cuando son plantados en pinceladas audaces. Algunas de las perennes más encan­ tadoras son las pequeñas plantas del bosque que anuncian la primavera. Las campanillas de invierno (Galanlhus■), las prímulas (Prímula vulgaris), las anémo­ nas del bosque (Anemone nemorosa) y Ranunculus ficaria proporcionan color e interés mientras la bóveda, allá en lo alto, sigue sin hojas. Combine con bul­ bos del bosque y arbustos amantes de la sombra. En la sombra fresca y seca del bos­ que, cultive perennes tapizantes, como el exquisitamente perfumado lirio del va­ lle (Convallaría majalis), sello de Salo­ món (Polygonatum), con sus flores blanco perla colgantes, y Pulmonaria , que tiene un follaje que presenta un atractivo dibujo.

Plantación de especímenes En zonas grandes de césped o grava, las perennes majestuosas de formas arqui­ tectónicas o de follaje escultural, como Acanlhus spinosus, pueden emplazar­ se como especímenes o plantas indivi­ duales con el fin de crear un efecto lla­ mativo. En jardines más pequeños, un especimen de perenne, rodeado de tapi­ zantes bajas, servirá como centro de atención en el lugar en que una orla se proyecta sobre el césped o pavimento duro, o en un rincón del jardín donde se encuentran dos orlas. Las hojas so­ bresalientes y en forma de espada, y los tallos arqueantes de flores rojo ardien­ te, de Crocosomia ‘Lucifer’ tienen un as­

pecto espectacular surgiendo del mar plateado de ortigas muertas (Lamium maculatum ‘White Nancy’ o ‘Beacon Silver’). Por su interés a lo largo de todo el año resultan excelentes las perennes siempre­ verdes, como Phormium tenax, mien­ tras que las plumas altas y etéreas de las cortaderas argentinas (Corladeria selloana) pueden dejarse sin cortar para proporcionar un elemento importante a través del otoño e invierno. Otras peren­ nes de despliegue más breve también constituyen especímenes espectaculares gracias a su forma, flores o follaje, va­ riando entre los elevados y afelpados ta­ llos de Verbascum olympicum hasta las grandes hojas de Gunnera manicata, o las magníficas flores rosadas de Paeonia ‘Sarah Bernhardt’. Al marchitarse en otoño, puede resultar conveniente colo­ car cerca otro elemento —como un ar­ busto cultivado en contenedor— para ofrecer interés durante el período de inactividad. El mejor realce para especímenes es un contrafondo sencillo, como un seto, muro o trozo de césped, para que nada distraiga del impacto que ofrecen (véa­ se también P l a n ific a c ió n y D ise ñ o d el J a r d ín , «Especímenes o plantas indivi­ duales» p. 23). P er e n n e s en C ontenedores

Un tiesto de terracota sencillo y desgastado es el realce ideal para una dorada Hakonechloa macra ‘Aureola’.

Las perennes resultan bien tanto en con­ tenedores, dentro de un palio pavimen­ tado, atrio, balcón o jardín de azotea, como en macizos abierto u orlas. Cul­ tivarlas de este modo también permite incluir plantas no resistentes que deben protegerse en invierno y aquellas otras que requieren un tipo diferente de sue­ lo que el del jardín. En general, los contenedores tienen mejor aspecto agrupados y no disper­ sos alrededor del jardín, y las plantas se benefician, así, del microclima favora­ ble generado por el grupo. Las perennes siempreverdes en conte­ nedores, tales como Bergenia purpurascens y Líriope muscari, pueden exhibir­ se todo el año, pero es mejor plantar las perennes herbáceas junto a un arbusto siempreverde para alargar la estación de interés. Especímenes o plantas individuales

En una zona pavimentada, un grupo de un solo tipo de perennes en un conte­ nedor grande puede actuar como plan­ ta individual o especimen. Las perennes de follaje o flores escul­ turales, como Agapanlhus y Hosta sieboldiana , resultan particularmente atractivas dentro de contenedores ade­ cuados, y pueden dejarse crecer duran­ te años. Plantación mixta

Experimente con plantaciones mixtas en una jardinera amplia, combinando di­ ferentes tipos de perennes, como la ta­ pizante Slachys byzantina ‘Silver Car­ pe!’, cultivares brillantes y de hojas redondas de Bergenia, y Euphorbia amygdaloides ‘Purpurea’, de color borgoña. Sin embargo, la combinación de mu­ chas perennes diferentes tiende a un as­ pecto abigarrado y poco efectivo, ade­ más de resultar difícil de mantener, porque las plantas más vigorosas abru­ marán a las más débiles.

Guía de perennes para el jardinero E m pl a z a m ie n t o s E x pu e s t o s Perennes que toleran emplazamientos expuestos o ventosos; la planta marcada no es adecuada para emplazamientos costeros Agapanthus, algunas * Anaphalis Anemone hupehensis 4Artemisia absinthium Centaurea dealbata, C. hypoleuca Centranthus ruber Eryngium variifolium Euphorbia charadas Festuca glauca Kniphofia caulescens Lavatera marítima, L. thuringiaca Limonium latifolium Phlomis russeliana Phormium cookianum, P. tenax Sedum spectabile, S. telephium Stachys byzantina Yucca filamentosa, Y. flaccida P o lu c ió n d e l A ir e Perennes que toleran aire contaminado Aconitum napellus Aquilegia vulgaris Bergenia cordifolia Dicentra eximia, D. formosa Euphorbia amygdaloides Geranium endressii Helleborus niger, H. orientalis Hemerocallis Heuchera Hosta Iris Lamium Leucanthemum x superbum Libertia grandiflora Polemonium Polygonatum, algunas * Pulmonaria Rudbeckia laciniala ‘Goldquelle’

Rudbeckia Sedum spectabile, S. telephium Sisyrinchium striatum Smilacina racemosa Symphytum Thralictrum Tiarella Veronica gentianoides, V. spicata S om bra S e c a Perennes que toleran sombra seca Acanthus mollis Aconitum carmichaelii, A. napellus Anemone hupehensis, A. x hybrida Aquilegia vulgaris Dicentra Digitalis grandiflora, D. lútea Epimedium

Euphorbia amygdaloides Geranium, algunas # Helleborus foetidus, H. orientalis Iris foetidissima Luzula sylvatica ‘Marginata’ Ophiopogon, algunas * Saxífraga umbrosa, S. x urbium Symphytum grandíflorum Tellima grandiflora ‘Purpurea’ Vinca minor Viola labradorica, V. odorata Som bra H úm ed a Perennes que prefieren sombra húmeda Astílbe simplicifolia Astrantia major Bergenia Brunnera macrophylla Convallaria majalis f Gentiana asclepiadea Hemerocallis ‘Marion Vaughn’

Hemerocallis Hosta Kirengeshoma palmata Ligularia przewalskii Peltiphyllum peltatum Platycodon Polygonum bistorta ‘Superba’ Prímula bulleyana, P. florindae, P. japónica, P. pulverulenta Rodgersia aesculifolia, R. pinnata Thalictrum Trillium grandíflorum, T. sessile

\

Interés Invernal Flores decorativas Bergenia ‘Ballawlcy’, B. cordifolia Doronicum Euphorbia amygdaloides subsp. robbiae, E. charadas Helleborus argutifolius, H. niger Iris unguicularis Pulmonaria Ranunculus ficaria Hojas decorativas Arum italicum ‘Marmoratum’ Bergenia ‘Ballawlcy’, 11. cordifolia Euphorbia amygdaloides subesp. robbiae, E. charadas Festuca glauca Helleborus argutifolius Heuchera ‘Palace Purple’ Iris foetidissima ‘Variegata’ Lamium maculatura ‘Chequers’ Liriope muscari ‘Variegata’ Ophiopogon planiscapus ‘Nigrcsccns’ Phormium (cvs) Stachys byzantina ‘Silver Carpet’ Tiarella polyphylla Vinca (cvs estriados)

F l o r es A r o m á t ic a s Centranthus ruber Convallaria majalis Cosmos atrosanguineus # Diantlius ‘Brympton Red’, D. ‘Old Clove Red’ Dictanmus albus Dracocephalum moldavicum Filipéndula ulmaria Galium odoratum Hosta plantaginea var. grandiflora Iris gramínea Oenothera odorata Paeonia lactiflora Petasites fragrans Phlox paniculata Viola odorata ‘Czar’ F lo r es p a r a c o r t a r Alstroemereia Aquilegia Aster, algunas * Astrantia Centaurea Cephalaria Delphinium, algunas # Dicentra Doronicum Erigeron Gypsophila Helenium Helleborus, algunas * Kniphofia, algunas * Monarda Paeonia Phlox, algunas # Prímula, algunas * Rudbeckia Scabiosa Solidago Stokesia Verónica F lo r es p a r a S e c a r Acanthus spinosus Achillea Alchemilla mollis Anaphalis Aruncus dioicus Astilbe Catananche Cynara Echinops bannaticus, E. ritro Limonium, algunas * Phlomis russeliana Rodgersia Sedum spectabile, S. telephium Solidago C á ps u l a s d e S em illa s D e c o r a t iv a s Acanthus Eryngium Festuca glauca Iris foetidissima

Lunaria rediviva Papaver orientale Physalis alkekengi Typha P l a n t a s A r q u it e c t ó n ic a s Acanthus hungaricus, A. mollis Angelica archangelica A rundo donax ‘Variegata’ * Bergenia ‘Ballawley’ Cortaderia selloana Crambe cordifolia Cynara cardunculus, C. scolymus Foeniculum vulgare Gunnera manicata Helleborus argutifolius Heradeum (puede ser invasora) Hosta sieboldiana var. elegans Ligularia dentata ‘Othello’ Lysichiton americanus Melianthus major # Miscantlius sinensis Phormium tenax Rheum palmatum ‘Atrosanguineum’ Rodgersia P e r e n n e s d e C r e c im ie n t o R á p id o Artemisia lactiflora Aruncus sylvester Arundo donax ‘Macrophylla’ # Campanula lactiflora Centaurea macrocephala Cephalaria gigantea Crambe cordifolia Cynara cardunculus

Cynara cardunculus, C. scolymus Euphorbia characias Ferula communis Filipendula rubra Galega x hartlandii Gunnera manicata Helianthus Kniphofia caulescens, K. uvaria Lavatera cachemiriana, L. maritima Ligularia stenocephala Macleaya cordata Malva alcea var. fastigiata, M. moschata, M. sylvestris Miscanthus Phormium tenax Rheum palmatum ‘Atrosanguineum’ Romneya coulteri Rudbeckia laciniata ‘Goldquelle’ Salvia confertiflora «fc, 5. sclarea var. turkestanica, S. uliginosa * Silphium perfoliatum Solidago canadensis Thalictrum flavum C lave

♦ No resistente

Hierbas, bambúes, juncias y juncos plantas poseen una variedad mientras que las hierbas de desarrollo de formas elegantes y arquitectó­ poco elevado proporcionan un contraste nicas que, combinadas con tallos ar­ en la parte delantera de la orla. No eli­ queantes o verticales, inflorescencias ja hierbas reptantes vigorosas, como plumosas y cápsulas de semillas sutil­ Plialaris arundinacea var. pida, porque mente coloreadas, ofrecen un despliegue es probable que abrumen cualquier magnifico, ya sea agrupadas, ya como planta adyacente más débil. Es más fá­ especímenes o en orlas. cil manejar las hierbas de penachos, que A veces se confunden las hierbas con crecen lentamente a partir de una coro­ otras plantas ornamentales similares, es­ la central. pecialmente los juncos y las juncias, Algunas se adecúan a zonas pavimen­ pero cada una pertenece a familias se­ tadas, como Molinia caerulea subesp. paradas y distintas. caerulea ‘Variegata’; para un hueco cá­ lido y soleado en el palio, utilice la más elevada Helictotrichon sempervirens, de hojas delgadas y azules, verticales y rí­ gidamente radiales. Para un especimen Las hierbas verdaderas (las de la fami­ en un césped, una buena elección son lia Gramineae) casi siempre tienen ta­ las especies de Cortaderia, que tiene al­ llos redondos y huecos, con nodulos só­ tos e inclinados penachos a finales de lidos regularmente distanciados: los verano o Miscanthus, de inflorescencias bambúes perennes de tallo leñoso (sub­ más delicadas. Al borde del agua, las es­ familia Bambusoideae) son buenos pecies como Glyceria aqua tica ‘Variéejemplos por la natural oquedad de sus gata’ —que despliega formas atractivas cañas. Las hojas de hierba se extienden y estriadas— proporcionan reflejos in­ en dos hileras a partir de una vaina, que teresantes. puede partirse o pelarse hacia atrás. Las La mayoría de las hierbas prefiere ple­ flores de las hierbas aparecen en paní­ no sol, una posición abierta y suelos culas, racimos o espigas. bien drenados, pero que conserven la humedad. Un suelo muy fértil estimu­ Hierbas lará el follaje a expensas de las flores. Tienen hábitos y colores muy diversos. Algunas especies, sobre lodo las muy al­ Las características arquitectónicas de las tas, como Phragmiles australis, necesi­ hierbas más altas las convierten en ele­ tan suelos húmedos y crecen bien a lo mentos llamativos en la orla herbácea, largo de riberas.

E

sta s

La familia de las hierbas

Secado de hierbas con fines decorativos Las hierbas secas son ideales para la decoración de interiores. Sus formas audaces y colores neutrales resultan efectivos, junto a otras flores secas más coloridas o solas. Para asegurarse de que exhiban el mejor aspecto para

su uso decorativo, corte las hierbas cuando la inflorescencia esté bien de­ sarrollada pero no abierta y, luego, ponga a secar en un florero — 110 de­ masiado apiñadas— en un sitio seco y fresco.

H ie r b a s O r n a m e n t a l e s

Los colores sutiles y cabezas plumosas de muchas hierbas, como Cortaderia selloana y Miscanthus, forman un despliegue llamativo pero informal.

Bambúes

Los bambúes son especímenes ideales con tallos siempreverdes y leñosos de fo­ llaje bonito y contornos arquitectónicos. Algunas especies florecen con regulari­ dad, pero la mayoría no lo hacen duran­ te muchos años. Los bambúes necesitan mucho espa­ cio, ya que alcanzan los 4 m de altura con una extensión arqueante de 6 m, y a menudo se extienden con rapidez. Las cañas tardan alrededor de tres años en madurar, aunque Phyllostachys nigra desarrollará la belleza completa de sus tallos, negros y lustrosos como el éba­ no, en el segundo año. Una vez estable­ cidos, los bambúes crecen con fuerza en la mayoría de suelos y, en las zonas tem­ pladas pero ventosas, forman excelen­ tes mamparas, setos o rompevientos. Muchos son tropicales, pero un núme­ ro considerable es resistente en las zo­ nas templadas.

los. Los juncos del bosque fesp. Luzu­ la) ofrecen el mejor aspecto usadas como tapizantes en zonas boscosas um­ brías. Algunas juncias, como por ejemplo Carex elata ‘Aurea’ y C. oshimensis ‘Evergold’, de atractivos follajes dora­ dos o estriados, también ofrecen boni­ tos contrastes en la orla. Los juncos del bosque prosperan en la semisombra, pero también toleran condiciones abiertas. Aunque las juncias se encuentren con mayor frecuencia en hábitats húmedos, en general toleran bien los emplazamien­ tos más secos, salvo las especies aman­ tes de la humedad, como Carex acula y C. riparia.

Juncias y juncos Corte la hierba, aquí Miscanthus sinensis ‘Silberfcder’, justo antes de florecer. Después de algunas semanas, los capítulos se abrirán.

Las juncias (familia Cypcraceae) tienen tallos de tres lados, sólidos y medulo­ sos. Las hojas envuelven estrechamen­ te el tallo, surgiendo de cada lado de a tres: el corte transversal es tipo acor­ deón, y es difícil partirlas o pelarlas ha­ cia atrás. La familia de las Juncaccac contiene dos géneros cultivados, Juncus y Luzula, conocidos habitualmente como jun­ cos. En los Juncus, las hojas son cilin­ dricas al corte transversal, y tienen una médula sólida; en Luzula, las hojas son planas y, generalmente, bordeadas de pe­

E je m p l a r p a r a C é s p e d

El aspecto sólido y las plumas altas y graciosas de las cortaderas argentinas (Cortaderia selloana) son adecuadas como especímenes.

L im ita r

el

C r e c im ie n t o

del

1 Cave una zanja de 20 cm de I ancho a 30 cm de la base del terrón. Cave más profundo que las raíces de la planta.

Cultivo rutinario En general, la mayoría de las hierbas or­ namentales requieren poco cuidado, a condición de cultivarlas en emplaza­ mientos adecuados y correctamente pre­ parados. En su mayoría, las juncias y ¡os juncos deben tratarse como hierbas. Preparación del suelo En suelos secos, incorpore mucha ma­ teria orgánica o fibrosa para asegurar una adecuada conservación de la hume­ dad, pero éstas no deberían ser ricas en nutrientes. En las zonas templadas y muy lluviosas, las hierbas subtropicales y de zonas muy secas requieren un sueio profundo y arenoso con un drenaje excelente. En invierno, un revestido de esquirlas alrededor de la corola ayuda a dispersar la humedad superficial que, combinada con las heladas, puede ma­ tar las plantas de regiones altas y de zo­ nas cálidas. Hay que alimentarlas raras veces, pero un revestido de silicato de calcio ayuda a proporcionar fuerza de tensión a los vástagos de bambú. Recorte de C o rta dera s A r g e n t in a s

A principios de primavera, recorte el follaje muerto y los tallos flori­ dos lo más posible sin dañar el de­ sarrollo nuevo. Use guantes protec­ tores fuertes y podaderas.

Ba m bú

2

Introduzca una barrera hecha de material resistente, como un plástico rígido, llene la zanja y afirme el suelo. Recortado o quemado Elimine los capítulos de las hierbas anuales después de florecidas para evi­ tar la autoinseminación, pero no lo haga en el caso de las perennes, ya que los co­ lores apergaminados de la inflorescen­ cia marchita son, a menudo, una parte de su atractivo invernal. Recorte el desarrollo viejo y desorde­ nado cuando las hierbas comienzan a marchitar. A principios de primavera, re­ corte la planta a ras de suelo para esti­ mular el desarrollo de un follaje vigo­ roso. Las hierbas de climas cálidos deberían recortarse en primavera, ya que el follaje viejo ayudará a proteger las co­ rolas de las heladas invernales. Las especies de cortaderas argentinas (Cortaderia selloana) y Miscanthus pue­ den recortarse por medio de una gua­ daña o de cizallas. En zonas templadas, hágalo en otoño y, en las más frías, en primavera. Utilice guantes sólidos al ma­ nipular las cortaderas, ya que las hojas tipo serrucho tienen bordes afiladísimos. Otra opción es quemarlas, pero esto re­ quiere una quema controlada durante una época seca. Tenga siempre a mano un tubo de goma o un cubo con agua para apagar las llamas que amenacen con quemar la corola de la que saldrá el desarrollo nuevo. Ocasionalmente, los bambúes resis­ tentes pueden sufrir daños por heladas, pero en general se recuperan velozmen­ te en primavera, a condición de que llue­ va bastante. A diferencia de la mayoría de bam­ búes, una o dos especies enanas, como Pleioblastus viridistriatus, se desarro­ llan mejor recortadas anualmente has­ ta 15 cm del nivel del suelo para produ­ cir follaje nuevo y fresco. Limitar el crecimiento de los bambúes Los sistemas de raíces de los bambúes a veces son extremadamente fuertes, in­ vasores y difíciles de erradicar. Sin em­ bargo, es posible contener masas esta­ blecidas cavando una zanja de al menos la profundidad de una pala alrededor de la masa, recortando después las raíces e introduciendo una barrera alrededor de éstas.

Propagación Las hierbas perennes pueden propagarse por semillas o por división (véase P e ­ r e n n e s , «Semillas», p. 162). Las anua­ les se incrementan a través de semillas sembradas en otoño o primavera, según la época de floración deseada. Semillas Recolecte las semillas cuando estén com­ pletamente maduras, es decir, cuando la inflorescencia esté seca y esponjosa y re­ sulte fácil arrancar la semilla de la espi­ ga. Si siembra en tiestos pequeños o bandejas celulares, podrá seguir culti­ vando sin tocar las plantas jóvenes. La germinación es rápida si se planta ape­ nas hayan madurado las semillas, pero los plantones jóvenes necesitan cierta protección de las heladas.

P r o p a g a c ió n d e B a m b ú es p o r D iv isió n d e R izo m a s

Cave alrededor del terrón para descubrir los rizomas ex­ teriores con vástagos nuevos. Se­ pare éstos de la planta madre.

División

Las hierbas que forman masas se increnmentan con facilidad por división sen­ cilla en otoño o primavera. Muchos jar­ dineros prefieren la división en primavera, cuando el desarrollo nuevo resulta visible. Para incrementar las especies rizomatosas, retire la masa y corte el rizoma en trozos, asegurando que cada uno ten­ ga al menos un punto de desarrollo. Cui­ de de no dañar las raíces finas. Intro­ duzca los trozos en tiestos individuales llenos de una tierra de drenaje libre y cu­ bra los rizomas hasta su profundidad original. Conserve fresco y húmedo, y con buena iluminación —pero no en el sol directo—, hasta que las plantas jó­ venes se hayan establecido. Véase «Di­ visión de perennes», p. 164. Trasplante de bambúes El mejor momento para trasplantar y di­ vidir bambúes es en primavera, justo cuando surgen los vástagos. Trasplante cuando hayan anunciado lluvias: si el fo­ llaje se deja secar y marchitar —lo que ocurre con mucha rapidez—, es poco probable que el trasplante sobreviva. Ro­ cíe las plantas divididas con agua abun­ dante y con regularidad hasta que se es­ tablezcan. R e c o l e c c ió n

de

S em illa s

Recolecte las semillas de hierbas anuales cuando la inflorescencia esté completamente abierta. Arranque las semillas maduras de cada espiga.

Corte los rizomas, cada uno con al menos un vástago, en trozos. Espolvoree las superficies de corte con polvo fungicida.

Coloque cada trozo en tiestos, con el rizoma justo debajo de la superficie del abo­ no y los vástagos descubiertos. Afirme y riegue. I

P ro pa g ad o d e p o r D iv isió n

H ie r b a s

Recorte el follaje, dejando 15-20 cm. Retire el terrón y divida con las dos manos o con dos horcas. Coloque cada una en tiestos de 15 cm con abono arenoso.

L

irios

Lirios l género Iris incluye algunas cic­ Los lirios oncocyclus son oriundos de las plantas floridas más hermosas. zonas con pocas lluvias veraniegas, y re­ Sus flores intrincadas ofrecen un opu­quieren la protección prestada por una lento espectro de colores, así como tex­casa alpina o marco en los climas suje­ turas satinadas o aterciopeladas. Se pue­ tos a lluvias veraniegas. Tienen flores den elegir especies para ubicaciones hermosas, grandes y, a veces, extrava­ diversas, que varían desde jardines sil­ gantes, pero sus requerimientos son exi­ vestres y de rocas, riberas y pantanos, gentes y no resultan fáciles de cultivar. hasta orlas herbáceas. Desde un punto Necesitan un suelo fértil, bien drenado de vista botánico, Iris se divide en sub­ y pleno sol, además de un período seco géneros, secciones y series; las necesida­ e inactivo después de florecer. Cultiva­ des culturales de estas divisiones varían das en tiestos, necesitan tierra rica en nu­ y conforman una clasificación horticul­ trientes, bien drenado, y preferentemente tural práctica. alcalino. Si fuese necesario, cambie de tiesto antes de comenzar el desarrollo, a prin­ Cuidados rutinarios y propagación Las especies pueden propagarse en oto­ cipios de primavera. Cuando el follaje ño o primavera por división de acodos se marchite después de florecer, deje de o rizomas, o por semillas, en otoño (los regar y mantenga secos los rizomas mientras están inactivos. Vuelva a regar cultivares con nombre, por división). en primavera. Los lirios regelia, con sus estándares y pétalos horizontales de aristas, están em­ parentados con los onoeyelus y tienen necesidades de cultivo similares, aunque Los lirios de este grupo tienen rizomas resultan más fáciles de cultivar. Algunas como raíces de rizoma, con hojas en for­ especies, como I. hoogiana, pueden cul­ ma de espada distribuidas en un abani­ tivarse en el exterior, dados un buen dre­ co de base. Desde un punto de vista bo­ naje y un emplazamiento cálido y seco tánico, se dividen en subgéneros y series, en verano. El grupo de los Regeliocyclus pero, con fines horticulturales, íos gru­ (híbridos de Regelia x Oncocyclus) se pos principales se dividen en lirios de cultiva en el exterior con más facilidad. arista, con cresta y sin arista. Lirios de cresta Lirios de arista Se trata de lirios que tienen crestas en Caracterizado por una «arista» de nu­ vez de aristas. merosos pelos a lo largo del centro de Los lirios Evansia se encuentran habi­ los pétalos horizontales, este grupo com­ tualmente en bosques húmedos. Las es­ prende los lirios comunes cultivados en pecies más grandes, como I. confusa y jardines, además de muchos cultivares /. japónica, no son completamente re­ e híbridos, que, en su mayoría, florecen sistentes y, en suelos ricos de tierra ne­ a principios de verano. Adecuados para gra, necesitan una ubicación protegida, cultivar en orlas mixtas, resultan fáci­ con un poco de sombra en climas cáli­ les de cultivar al sol en suelos alcalinos, dos. Las especies más pequeñas, como ricos y de buen drenaje; muchos tam­ /. cristata e I. gracilipes, resultan idea­ bién toleran suelos más pobres y som­ les para plantar en huecos turbosos en bra parcial. un jardín de rocas sombreado.

E

Lirios rizomatosos

E l e g a n c ia I n fo r m a l

Las flores coloridas de los lirios Siberianos (azules y blancos) y I. pseudacorus (amarillo) proporcionan un centro de interés al costado de un estanque.

L ir io s R iz o m a to so s

y

B ulbo so s

/. ‘Hold print' (con aristas)

/. ‘Carnaby’ (con aristas)

/. ‘Geisha Gown' (Japonés)

/. bucharica

(Juno)

Lirios sin aristas Los lirios de este grupo no tienen péta­ los horizontales con aristas, pero gene­ ralmente tienen crestas. La mayoría tiene las mismas necesidades de cultivo que los de aristas, pero algunas prefieren suelos más pesados. Los lirios de la Costa del Pacífico, un grupo que comprende I. innominala e /. lenax, son útiles para cortar. Se han producido muchos híbridos buenos y de floración opulenta, excelentes para cul­ tivar en suelos ácidos ricos en tierra ne­ gra, al sol en zonas más frescas, y a la sombra en las más cálidas. Otros, de grupos que requieren condiciones simi­ lares, comprenden: I. mbsouriensis, que tolera mejor los suelos alcalinos; /. ver­ tía e I. prismática ; e I. setosa, que tole­ ra mejor el sol. Los lirios acuáticos son un grupo de ele­ gantes plantas amantes de la humedad que prosperan al borde de estanques, en jardines pantanosos, o en suelos ricos y permanentemente húmedos. Com­ prenden I. laevigata, I. pseudacorus, I. ensata /'sin. I. kaempferí), I. Jülva, I. versicolor e /. ‘Fulvala’. Todos necesi­ tan las mismas condiciones húmedas, pero puede ser difícil establecerlos. Los lirios siberianos tienen hojas an­ gostas y flores de formas hermosas, de­ licadamente dibujadas. Este grupo com­ prende I. chrysographes, I. clarkei, I. forestii e I. sibirica. Es fácil cultivarlos en orlas en suelos ricos que no se rese­ quen y se adecúan especialmente a sue­ los ribereños muy húmedos. Las flores cortadas tiene buena duración. Los lirios Spuria tienen follaje angosto, tipo caña, y flores elegantes. Los Spurias —/. orientalis, I. gramínea e I.

I. innom inaia

(Pacific Coast)

I. ‘Joyce’ (Reticulata) spuría— se adecúan a orlas herbáceas soleadas en tierras de buen drenaje; to­ leran condiciones más secas que los si­ berianos.

Lirios bulbosos Los órganos de almacenamiento de es­ tos lirios son bulbos, a veces de raíces gruesas y carnosas. Los subgéneros com­ prenden lirios Reticulata, Juno y Xiphium. Lirios Reticulata Los lirios Reticulata son bulbos enanos resistentes que florecen temprano. Pre­ fieren una ubicación soleada en suelos bien drenados, ácidos o alcalinos, o pue­ den cultivarse dentro de tiestos en un marco para bulbos. Lirios Juno Los Junos requieren condiciones simi­ lares a los Oncocyclus, y también son di­ fíciles de cultivar. Las especies vigoro­ sas, como 1. bucharica e I. magnifica, crecen bien en emplazamientos cálidos exteriores. Lirios Xiphium Comprenden los lirios de colorido bri­ llante, tales como los holandeses, ingle­ ses y españoles, que a menudo se culti­ van para cortar las flores. Cualquier suelo alcalino, bien drenado y soleado, resulta adecuado. En zonas frías retire los bulbos en oto­ ño para invernarlos en un sitio que esté libre de heladas. Vuelva a plantar en la primavera siguiente.

P

r e p a r a c i ó n

del

S

uelo

y

P

l a n t a c i ó n

Preparación del suelo y plantación perennes herbáceas son origina­ drenaje; si una gran parte del suelo per­ S e l e c c ió n d e P e r e n n e s rias de muchas regiones, con con­ manece anegado en tiempos lluviosos, E je m p l a r B u e n o diciones muy variables de sucios y cli­será necesario instalar tuberías de desa­ ma, de manera que ya sea el emplaza­ güe o desaguaderos (véase S u e l o s y L u p in o miento protegido o expuesto, fértil o F e r t il iz a n t e s , «Drenaje», p. 529). pedregoso, siempre habrán plantas que prosperarán en él. Es mejor seleccionar Limpieza del emplazamiento plantas que prosperen en las condicio­ Antes de plantar, retire todas las male­ nes de cultivo dadas y no que deban lu­ zas del emplazamiento, ya que una vez char contra la naturaleza. establecidas las otras plantas resultará Desarrollo difícil erradicar las malezas, en particu­ superior lar las perennes. Si el suelo está infesta­ fuerte do de malezas, trate toda la zona con y sano un herbicida adecuado durante la esta­ Al decidir qué plantas cultivar, tenga en ción previa a la plantación. Si sólo hay cuenta el clima, aspecto y tipo de sue­ algunas malezas perennes, puede retirar­ lo, además de la cantidad de sol, som­ las con una horca al preparar el suelo bra y protección que recibe el emplaza­ en invierno. miento en diferentes momentos del día Durante la primera estación de desa­ Tierra y de estación en estación. La sombra rrollo elimine cuidadosamente todas las húmeda proyectada por árboles caducifolios es malezas perennes con una horca apenas más densa a finales de primavera y ve­ aparezcan o trate con un herbicida sis­ rano, cuando los árboles tienen hojas. tèmico, cuidando de no dañar las peren­ Las diferentes zonas del jardín pro­ nes recién plantadas. Las malezas anua­ Raíces porcionarán condiciones de desarrollo les se pueden rociar con herbicida o establecidas variables: una orla encarada al sur es eliminar con una horca antes de plan­ y vigorosas ideal para plantas que prosperan al sol, tar en el emplazamiento. como las uñas de gato, mientras que un emplazamiento mirando al norte o de­ Mejora de la estructura y fertilidad del bajo de un árbol es mejor para las es­ suelo pecies amantes de la sombra, como las Se pueden mejorar todos los suelos agre­ hermosas, a condición de que puedan gando tierra negra o materia orgánica La mayoría de las perennes se venden mantenerse húmedas. bien descompuesta, como tierra o mez­ cultivadas en contenedores, pero a ve­ El suelo al costado de un muro, ver­ cla; esto aumenta la capacidad de reten­ ces también hay plantas de raíces des­ ja o seto es generalmente bastante seco ción de agua en suelos ligeros de drenaje nudas, disponibles desde otoño a prin­ a causa de la sombra de lluvia pero, ya libre y ayuda a abrir la textura de los sue­ cipios de primavera, cuando están que también tiende a ser cálido y prote­ los pesados y arcillosos. También mejora inactivas. Al seleccionar plantas, busque gido, es una buena ubicación para plan­ su fertilidad. Antes de plantar (preferen­ ejemplares sanos y vigorosos, sin rastros tas no totalmente resistentes. temente con algunas semanas de anti­ de muerte desde los extremos, u hojas cipación), aplique una capa de 5-10 cm anormalmente coloreadas, que podrían Cambio de condiciones de materia orgánica bien descompues­ indicar una falta de nutrientes. Si com­ Especialmente en jardines pequeños, ta sobre el emplazamiento, después ras­ pra plantas herbáceas al principio de la puede resultar necesario adaptar algu­ trille o roture, mezclando con la parte estación de desarrollo, controle que ten­ nos elementos para crear condiciones de superior de la tierra. Permita que ésta gan vástagos fuertes: las plantas con al­ cultivo adecuadas a una gran gama de se asiente antes de plantar. A condición gunos brotes gordos y sanos son mejo­ plantas. Los suelos pesados y anegados de que el suelo sea fértil y rico en tierra res que las que tienen muchos débiles. pueden drenarse, o también cultivar las negra, en general no es necesario el uso Es fácil eliminar dos o tres malezas plantas en macizos en relieve o en con­ de fertilizantes al plantar perennes, aun­ que crezcan en la tierra, pero no com­ tenedores, mientras que los suelos más que podrían requerir alimento en esta­ pre plantas cultivadas en contenedores ligeros se beneficiarán agregando mate­ ciones subsiguientes (véase «Fertiliza­ con malezas perennes, musgo o hepáti­ ria orgánica. Se puede reducir la som­ ción», p. 155). cas. Éstas indican a menudo que la plan­ bra de los árboles podando con cuida­ do, y proporcionar protección por medio de arbustos, setos o cortavientos D iv isió n d e P la n t a s G r a n d e s (véase también P r o t e c c ió n c o n t r a H eladas y V ie n t o , pp. 520-521 y Se­ tos y M a m a pa r a s , pp. 60-62).

L

as

Emplazamiento y aspecto

Selección de plantas

E je m p l a r e s P o b r e s

Desarrollo superior débil y leñoso Sistema de raíces poco desarrollado Tierra seca

Musgo y malezas que crecen en la tierra Raíces

ta ha estado dentro del tiesto durante demasiado tiempo o que puede estar pri­ vada de nutrientes o que el abono está mal drenado, en cuyo caso las raíces de la planta pueden estar podridas o muertas. Dentro de lo posible, retire la planta del contenedor y examine las raíces: no elija una planta con una masa de raíces enredadas o una con raíces grandes sur­ giendo de los agujeros de drenaje. Las raíces deben estar suficientemente esta­ blecidas para retener la mayor parte de la tierra al retirarla del contenedor. En el caso de plantas que crezcan dentro de sacos de plástico flexible, controle que el desarrollo de las raíces sea correcto, palpando a través del saco. Al comprar plantas de raíz desnuda, asegúrese de que el sistema de raíces es fuerte, que no se ha resecado y que los vástagos jóvenes no estén ya marchi­ tándose. Plante lo antes posible después de comprar, protegiendo las plantas de la pérdida de humedad envolviendo en plástico o papel de diario mojado has­ ta que estén listas para plantar. División de plantas grandes

Preparación del suelo El suelo ideal para la mayoría de las plantas perennes es una tierra negra y fértil, bien drenada, pero adecuadamen­ te húmeda. Utilice un equipo patenta­ do para averiguar la acidez o alcalini­ dad del suelo, porque esto determina parcialmente el tipo de plantas que pros­ perarán en él. También es importante controlar el

A l comprar perennes fácil mente divisibles, busque plantas grandes con varios vástagos fuertes (aquí, Aster tongolensis).

p Al comprar plantas de raíces fibrosas, K elija ejemplares grandes de vástagos sak ' nos que puedan dividirse antes de plank tar, en lugar de ejemplares más peque­ ños y baratos. Divida la planta separándola con las manos o con dos horcas espalda con es­ palda, cuidando que cada división dis­ ponga de su sistema de raíces propio Separe la planta con suavidad, y que retenga la mayor cantidad posi­ creando varios segmentos ble de tierra alrededor de las raíces (véa­ pequeños con raíces propias. se también «División de perennes», p. Conserve bastante tierra alrededor 164). de las raíces.

P e r e n n e s q u e p r e f ie r e n S uelo s A r en o so s Acanthus spinosus Achillea Atchemilla Armería Asphodeline lútea Centranthus ruber Dianthus, algunas * Echinops ritro ‘Vcitch’s Blue’

Echinops Eryngium tripartitum Gaillardia x grandiflora (cultivares) Globularia Limonium latifolium Nepela x faassenii Origanum vulgare ‘Aureum’ Papa ver orientale Romneya coulteri Sedum, algunas # Sempervivum Sisyrinchium, algunas * P erennes q ue T oleran S uelo s A r c il lo so s Aruncus dioicus Astilbe Bulomus o Caltha O Cardamine pratensis Dodecatheon Eomecon Filipendula ulmaria ‘Aurea’ Gunnera manicata O Hemerocaltis Hosta Houttuynia Lobelia cardinalis, L. fulgens * Lysichiton O Lysimachia, algunas # Lythrum Mimutus guttatus O Myosotis scorpioides o Peltiphyltum pehatum Phormium Polygonum Pontederia O

Cuándo plantar Las perennes cultivadas en contenedo­ res pueden plantarse en cualquier mo­ mento del año cuando el suelo esté cul­ tivable, pero las mejores estaciones son la primavera y el otoño. Plantando en otoño facilitará que las plantas se esta­ blezcan con rapidez antes del invierno, ya que el suelo aún está lo bastante ti­ bio para estimular el desarrollo de raí­ ces, pero no tenderá a resecarse. En zonas frías, el plantado primave­ ral es mejor para perennes no comple­ tamente resistentes, o para las que les disgustan las condiciones húmedas, como Kniphofia, Schizostylis, Lobelia cardinatis y Scabiosa caucasica. Esto asegura su total establecimiento antes del primer invierno. Los ejemplares de raíz desnuda debe­ rían plantarse en primavera u otoño, aunque algunas, como las hermosas, po­ drán trasplantarse con éxito durante la estación de desarrollo.

P l a n t a c ió n

de

P erennes

c u l t iv a d a s e n

C ontenedores

En una base preparada, cave un agujero l/i veces más ancho y hondo que el cepellón.

I

Infiltrar la tierra en el tiesto antes de extraer la planta (aquí, un Aster/

Rasque suavemente los 3 cm superiores de tierra para suprimir maleza o semillas de maleza. Desenrede con cuidado las raíces por los lados y la base del cepellón.

Compruebe que la corola de 4 la planta esté a la profundidad correcta al plantar y

Plantación de perennes Plante las perennes en suelos prepara­ dos, cuidando de colocarlas a la profun­ didad correcta (véase abajo): es mejor plantar las que son propensas a pudrir­ se desde la base por encima del nivel del suelo para permitir drenar el exceso de agua. Plantas cultivadas en contenedores Primero cave un agujero para plantar, después riegue la planta concienzuda-

rellene alrededor del cepellón. Afirme y riegue a fondo.

Profundidad de plantado SlSYRINCHIUM STRIATUM

A ster

Aunque es mejor plantar la mayoría de perennes al mismo nivel del suelo que el que tenían dentro del contenedor, hay un cierto número que se desarrolla mejor plantado a ma­ yor o menor profundidad. Algunas prefieren un emplaza­ miento elevado y bien drenado, mientras que otras prospe­ ran en condiciones más húmedas y profundas. H e r m o sa

P olygonatum

Primula hulleyana

Primula bulteyana, P. ftorindae, P. rosea Ranunculus ficaria, R. flammula o Rheum Rodgersia Sagittaria, algunas # Schophutaria auriculata Trollius C lave

♦ No resistente O Tolera suelos anegados

P l a n t a c ió n a del Suelo

N iv e l

Hay que plantar a la mayoría de las perennes de manera que la corola de la planta esté al mismo nivel que el suelo.

P l a n t a c ió n E l e v a d o

Plante las plantas que tienden a pudrirse por ¡a base, y las estriadas que tienden a revertir, con tas corolas un poco por encima del nivel del suelo.

P l a n t a c ió n a p o c a P r o f u n d id a d

P l a n t a c ió n P r o f u n d o

Plante las perennes de Plante perennes que sistemas de raíces requieran un medio tuberosos con las corolas ambiente húmedo con las a 10 cm por debajo de la corolas a 2 cm por superficie. debajo del nivel del suelo.

P mente y retire del contenedor, cuidan­ do de no dañar las raíces. Para ayudar a la planta a establecerse con rapidez, afloje los lados y la base del cepellón con cuidado, especialmente si ha sobre­ crecido el tiesto, extrayendo las raíces con la mano o con una horca. Coloque la planta a la profundidad adecuada dentro del agujero preparado, vuelva a llenar con tierra y afirme. Afloje la su­ perficie del suelo con una horca y rie­ gue concienzudamente. Plantas de raíz desnuda Para evitar la deshidratación, plante las perennes de raíz desnuda lo antes posi­ ble después de haberlas comprado. Pre­ pare un agujero al igual que para las cul­ tivadas en contenedores, extienda las raíces de forma pareja, controle la pro­ fundidad de plantación e introduzca tie­ rra entre las raíces al afirmar. Riegue bien. Trasplantado de plantones autosembrados Algunas perennes, como Aquilegia y las dedaleras (Digitalis), producen regular­ mente plantones auto-sembrados, que pueden trasplantarse a otro semillero o a otra posición dentro del jardín. Antes de retirar los plantones, prepare agujeros de plantación adecuados, es­ paciando para permitir el desarrollo de las plantas. Después retire cada plantón con una paleta, cuidando de conservar la mayor cantidad posible de tierra al­ rededor de las raíces y vuelva a plantar de inmediato. Afirme y riegue concien­ zudamente. Sombree las plantas en tiem­ po soleado y riegue regularmente hasta que se establezcan.

Macizos elevados y de turba

prosperan en el jardín abierto —ya sea porque son demasiado 110 resistentes o porque el tipo de suelo resulta inade­ cuado. Si cultiva plantas diferentes en un solo contenedor, cuide de elegir las que pros­ peren en condiciones similares. Al elegir un contenedor, asegúrese de que es lo bastante profundo y ancho para permitir que las raíces de la planta se desarrollen correctamente. Para lograr un equilibrio bonito entre ellas, tenga en cuenta qué aspecto tendrán las plantas elegidas cuando estén completamente maduras en relación al contenedor. Las plantas altas, en contenedores profun­ dos y angostos, y las pequeñas en gran­ des y anchos, podrían quedar despro­ porcionadas.

Además de ser un modo muy atractivo de exhibir plantas, el cultivo de peren­ nes en contenedores proporcionará una oportunidad de incluir plantas que no

T raspla nte

de

del

P la n ton es

Si usa un contenedor pesado, tal como una urna de piedra, una jardi­ nera de plomo, medio barril de ma­ dera o un gran tiesto de terracota, ubíquelo antes de llenar y plantar, ya que después resultará muy incómodo de mover; los contenedores de plástico son mucho más livianos, pero son menos estables y, con vientos fuertes, podrían caer. Coloque el contenedor sobre bloques o ladrillos para permitir el drenaje. Asegúrese que el contenedor ten­ ga agujeros de drenaje en la base o en los lados para evitar el anegado. Cubra los agujeros con una capa de 5-8 cm de trozos de tiesto o piedras y agregue una capa de material fibro­ so, por ejemplo, tepes invertidos o fi­ bra de corteza de coco; esto permiti­ rá que el agua se filtre libremente,

Heuchera ‘Palace Purple’

S

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P

l a n t a c i ó n

P e r e n n e s q u e R e q u ie r e n S u elo s Á c id o s Anigozanthos tnanglesii # Cypripedium reginae Darlingtonia Anigozanthos manglesii

Retire los plantones con tierra en torno a las raíces para no romper el cepellón. Plante fuera y riegue bien.

Plantación en contenedores

Estos macizos se usan a menudo para cultivar plantas amantes del ácido en un jardín de suelos alcalinos o para propor­ cionar un macizo bien drenado en sue­ los pesados y arcillosos. Es mejor plan­ tar plantas que sólo prosperan en suelos ácidos dentro de un macizo elevado lle­ no de tierra ericácca (véase también E l J a rd ín d i : R o c a s , «Macizos en relieve», p. 193 y «Macizos de turba», p. 192). Agregue una capa profunda de ma­ terial de drenaje grueso (tal como ladri­ llos rotos) en la base: resulta ideal que esté a un tercio de la profundidad del macizo. Cubra con una capa de mate­ rial fibroso y rellene con tierra negra an­ tes de plantar.

Contenedores

r e p a r a c i ó n

pero impedirá que la tierra se disuel­ va y llene la base, tapando los aguje­ ros de drenaje. La mayoría de las tierras para ties­ tos son adecuados, aunque las plan­ tas amantes del ácido deben plantar­ se en uno ericáceo. Para la mayoría de las plantas resulta adecuada la tie­ rra común que contenga un fertilizan­ te de acción lenta; las que requieren un drenado suplementario (como Sedum o Achillea), prefieren tierra que contenga arenilla o gravilla suple­ mentaria. Antes de plantar, ordene las plan­ tas sobre la tierra para asegurar que tengan el espacio suficiente para de­ sarrollarse. Plante al igual que para perennes en suelo abierto, y mantén­ galas bien regadas hasta que se esta­ blezcan.

Penstemon ‘Rich Ruby’

Artemisia

Drosera, algunas * Nepen thes # Pinguicula, algunas Sarracenia flava * Trillium Uvularia P erennes que T o l e r a n S uelo s m u y A lc a lin o s Acanthus spinosus Achillea filipendulina ‘Gold Píate’ Aconitum Anchusa Anemone hupehensis, A. x hybrida Anthyllis Bergen ia Berkheya, algunas # Brunnera Campanula lactiflora Catananche Centranthus Clematis heracleifolia, C. recta Coronilla varia Corydalis lutea Dianthus Doronicum Eremurus Eryngium, algunas * Galega Geranium pratense Gypsopliila paniculata Helenium Helleborus, algunas * Hendiera Kniphofia, algunas * Linaria purpurea Linum narbonense Lychnis chalcedonica Paeonia Salvia nemorosa Saponaria Scabiosa

Scabiosa caucasico ‘Clive Greaves’

1

Agrupe las plantas mientras Algunos meses después, las estén en sus tiestos para de­ plantas se habrán desarrollado terminar espaciado y distribución. y crecido, formando un despliegue Plante, afirme y riegue bien. atractivo.

Sidalcea Stachys, algunas Verbascum Veronica spicata C lave

♦ No resistente

Tapizantes

Selección de tapizantes

el suelo con un denso ta­ piz de plantas floridas o de folla­ je es una técnica de plantado reciente, diseñada primordialmente para reducir la tarea de la eliminación de maleza en­ Elija plantas atractivas y vigorosas, que tre las plantas ornamentales. Muchas ta­ cubrirán con rapidez el espacio corres­ pizantes también son decorativas por de­ pondiente con un desarrollo denso y tu­ recho propio, agregando tanto manchas pido, sin volverse demasiado invasoras. bonitas de color y texturas contrastan­ Tendrían que ser perennes, ya sea per­ tes como unificando las zonas entre maneciendo por encima del nivel del plantas más grandes y otros elementos suelo a lo largo de todo el año —ofre­ ciendo un aspecto «siempreverde»—, o del jardín. Una vez establecidas, las tapizantes bien volviendo a surgir y desarrollándo­ ahogarán a la mayoría de plantones de se con rapidez en primavera. Las anua­ malezas que intentan crecer bajo su bó­ les y bienales no son adecuadas, salvo veda quitándoles la luz, además de como relleno estacional mientras el ta­ entrar en competencia por agua y nu­ pizante se establece. De modo similar, trientes. En terrenos incultos, éste es fre­ las plantas no resistentes —que pueden cuentemente un proceso natural; se lo ser buenas tapizantes en condiciones li­ puede imitar en el jardín para la crea­ bres de heladas— sólo tienen un valor ción de esquemas de plantación integra­ temporal en climas fríos. Las tapizantes deben elegirse adecua­ dos y bonitos, que requieren muy po­ das a su ubicación: mojada o seca, som­ cos cuidados posteriores. breada o soleada. Deben ser fáciles de

C

u b r ir

P la n ta s T a p iz a n t e s O r n a m e n t a l e s

Hasta fortunei

Ilouttuynia cordata

I.amium maculatum

'Aurea margínala’

‘Chamaelcon’

‘Bcacon Silvcr’

Plante a 30-45 cni de distancia.

Tanacetum densum Plante a 15-20 cm de distancia.

Plante a 30-45 cm de distancia.

Plante a 20-30 cm de distancia.

Tiarella cordifolia Plante a 30 cm de distancia.

Epimedium x youngianum ‘Nivcum’ Plante a 30 cm de distancia.

Erica carnea

Vinca major

‘Deccmbcr Red-

‘Varicgata1

Cotoneaster horizontalis Plante a I m de distancia.

Plante a 30 cm de distancia.

Plante a 60 cm de distancia.

mantener, requeriendo sólo un podado y alimentado anual. Elija plantas a lar­ go plazo que se mantengan sanas duran­ te cinco a diez años o más. Finalmente, busque especies, cultivares y formas que proporcionarán un follaje de hábito in­ teresante y atractivo, además de flores y frutos.

Ventajas y usos de las tapizantes Además de reducir la necesidad de eli­ minar la maleza, la tapizante reduce la evaporación de los suelos expuestos y de drenado libre. Una plantación tupida de siempreverdes resistentes a las sequías, como Cislus x corbariensis o C. x skcanbergii, de flores rosadas, y también la mayoría de los cultivares de romero (Rosmarinus) y lavanda (Lavandula), sombrearán el suelo y lo mantendrán fresco, mientras que sus hojas, al des­ componerse lentamente, servirán de «mulch». Los terraplenes inclinados —sujetos a la erosión del viento y la lluvia— pue­ den plantarse con tapizantes como Juniperussquamata ‘Blue Carpet’, Cotoneasler dam meri o Hypericum calycinum. Su hábito bajo y extendido, follaje siempreverde, y chupones vigo­ rosos y acodos arraigados, se combinan para formar un tapizado estable que pre­ viene la erosión. En jardines abiertos, las tapizantes ar­ bustivas siempreverdes sirven como de­ marcadores de límites de poca altura. También atrapan basura arrastrada por el viento debajo de las ramas, que pue­ de quitarse fácilmente utilizando un ras­ trillo. En un jardín con fauna silvestre, el ta­ pizante sirve para atraer abejas y mari­ posas: la mariposa azul común desova sobre el tapiz de follaje —bajo y tupido— de Lotus corniculatus ‘Ple-

A lfom bra T e x t u r a d a

nus’; y los tomillos reptantes de poca al­ tura, como Thymus praecox y sus cul­ tivares, atraen a las abejas.

Combinación de plantas Las tapizantes de varios colores, textu­ ras y formas pueden combinarse para constituir elementos del jardín por de­ recho propio o proporcionar un lazo de unión atractivo entre elementos de un diseño. Contrafondo para bulbos Un tapiz bajo de plantas es un excelen­ te contrafondo de bajo mantenimiento para bulbos y, a diferencia de las hier­ bas, no necesitará un segado al marchi­ tarse el follaje de los bulbos. Vinca minor ‘Atropurpúrea’, de hojas verde oscuro y flores púrpura, ofrece un con­ traste soberbio para unos narcisos blan­ cos, como Narcissus ‘Portrush’ o ‘Thalia’. De un modo similar, Lysimachia nummularia ‘Aurea’ ofrece un buen real­ ce para los azafranes, como el blanco ‘Snow Bunting’ o el cobrizo y amarillo ‘Zwanenburg Bronze’. Alfombra tapizante Se puede crear un efecto «patchwork» combinando plantas tapizantes bajas de diferentes colores y tamaños de hojas. Las hojas largas y lustrosas de Ajugu reptans ‘Atropurpúrea’ son realzadas por las opacas, en forma de corazón, de Tiarella cordifolia. En primavera, ambas contrastan be­ llamente con la roja Epimedium x rubrum . Cuide de no plantar las de de­ sarrollo lento y hojas pequeñas cerca de especies vigorosas de hojas grandes, que podrían ahogarlas. Color en rincones Las tapizantes que prosperan en la som­ bra permanente resultan útiles para avi-

Un enebro enano vigoroso, Juniperus squamata ‘Blue Carpet’, proporciona una mata desplegada de color y textura de 3 m de ancho.

P la n ta r

a través d e

P l á st ic o N e g r o

densamente de lo acostumbrado para proporcionar un recubrimiento más rápido. Para la mayoría de las plantas, el es­ paciado aconsejable es justo por deba­ jo de la extensión aproximada de un ejemplar maduro. Para calcular el número de plantas ne­ cesarias, mida el terreno y después di­ vida por la extensión total de la planta elegida. Un área de 8 m2, plantada con bergenias separadas por 60 cm, reque­ riría alrededor de 30 plantas. La elección del método dependerá del tipo y costo de las plantas, el clima y las condiciones del suelo, y cuánto tiempo esté dispuesto a esperar el resultado fi­ nal. Las plantas de crecimiento rápido —y en condiciones favorables y adecua­ damente separadas— cubrirán en gene­ ral en un espacio de dos a tres años. El crecimiento se ve afectado por mu­ chos factores variables, pero si las plan­ tas están espaciadas a dos tercios de la distancia normal, deberían unirse en 18 meses o dos años. Por supuesto que se requieren más plantas, pero algunas pueden aumentar­ se introduciendo esquejes en sus ubica­ ciones definitivas, a poca distancia en­ tre sí (véase abajo).

Meta los bordes del plástico en el suelo con una pala, y efectúe cortes en forma de «X» con un cuchillo para las plantas.

Ims plantas con una serie de váslagos (aquí, Bergen iaj pueden dividirse en terrones más pequeños, con brotes sanos y raíces.

Introduzca una planta a través de cada corte con una paleta. Afirme el suelo alrededor de las raíces y riéguelas.

4

Propagación por esquejes

después resultarán difíciles de erradicar del tapizado tupido establecido. Esto se logra eliminando la maleza a mano o por medios químicos, o utilizando un «mulch» de sábana. Existen diversas maneras de plantar una tapizante para asegurar un recubri­ miento rápido: plante a las distancias re­ comendadas para la especie o cultivar, según el caso, y cubra el suelo con un «mulch» ligero; plante a las distancias recomendadas, a través de un «mulch» consistente en una sábana resistente a las malezas de plástico negro; o plante más

Algunas tapizantes, como Euonymus fortunei, Hypericum calycinum y las hiedras (Hederá) pueden propagarse a partir de esquejes de leña dura, intro­ ducidos directamente en sus ubicaciones definitivas a través de agujeros, en un «mulch» de sábana de plástico negro. En otoño, cuando el suelo sigue tibio y húmedo, recoja esquejes de 15-20 cm de largo y elimine las hojas de los dos tercios inferiores del tallo. Haga aguje­ ros en el plástico con una espátula e in­ troduzca los esquejes, dejando un ter­ cio expuesto. Para lograr un cubrimiento rápido, es­ pacíe a la mitad de la distancia normal. En general, arraigan con mucha rapidez,

var los rincones oscuros: contraste ho­ jas invernales rojo intenso, audaces y brillantes de Bergenia ‘Ballawlcy’ con las de textura rugosa y bordes cremosos de Symphytum x uplandicum ‘Varicgatum’. Se puede proporcionar un con­ traste ulterior a través de las hojas pe­ queñas verde oscuras y estriadas de oro de Euonymus fortunei ‘Gold Spot’. Una bóveda inferior Las tapizantes no siempre son de desa­ rrollo bajo; muchos de los arbustos más elevados suprimen malezas a sus pies con eficacia. Los arbustos resultan par­ ticularmente útiles, ofreciendo un recu­ brimiento de mediana altura, o como bóveda inferior debajo de los árboles. Cotoneaster conspicuus, de bayas escar­ lata brillante, Prunus laurocerasus ‘Otto Luyken’, de hojas lustrosas verde oscu­ ro, y también Falsía japónica ‘Variegata’, de hojas profundamente lobuladas bordeadas de blanco, cubren el suelo adecuadamente y ofrecen interés, inclu­ so en invierno.

Plantación Preparar el suelo concienzudamente re­ sulta esencial; antes de plantar, el suelo debe estar libre de malezas, especialmen­ te de aquellas reptantes y perennes que

Aplique un «mulch» decorativo encima del plástico con una profundidad mínima de 5 centímetros.

Agregado de «mulch» a tapizantes Cuando las tapizantes han sido nue­ vamente plantadas a la distancia co­ rrecta, el suelo entre éstas seguirá desnudo. Hasta que las plantas comiencen a extenderse sobre el área que las rodea, resulta aconsejable aplicar un «mulch» en los huecos que las ro­ dean. Esto ayudará a mantener el suelo húmedo y evitará que tenga lugar el desarrollo de malezas. Con este fin, resulta ideal un «mulch» de astillas de corteza, aplicado a 5 cm de pro­ fundidad.

Para conservar humedad entre las plantas nuevas (aquí, Erica carnea/ aplique un «mulch» ligero de J cm de profundidad.

y las plantas jóvenes se desarrollan ve­ lozmente en primavera, sin que las ma­ lezas compitan con ellas.

Poda la mayoría de las tapizantes casi no ne­ cesita un podado regular, aunque mu­ chas plantas arbustivas se benefician de un recortado ocasional para mantener­ las compactas. Retire el follaje muerto de las herbáceas. Algunas plantas requieren una aten­ ción más regular. Las especies y culti­ vares de Vinca producen a menudo vástagos largos, correosos y desordenados. Corte casi hasta la base con podaderas a finales de invierno o muy a principios de primavera. Pronto aparecerán vástagos nuevos, que producirán un desarro­ llo más compacto y llenarán los huecos. Santolina tiende a abrirse después de un año o dos, mostrando su centro. Po­ dando severamente en primavera se es­ timulará un desarrollo nuevo rápido, pero podría dejarlas con un aspecto des­ nudo durante un tiempo. Una buena manera de evitar este problema consis­ te en podar un tercio del total. Después de algunos años, Hypericum calycinum se vuelve desordenada, con ramas débiles y delgadas. Recorte las plantas anualmente a principios de pri­ mavera, con cizallas, un cortador de hilo de nylon o una cortadora de césped flo­ tante, antes del desarrollo. P oda

de

T a p iz a n t e s

S a n t o l in a

Recorte hasta los tallos principales leñosos, justo encima del lugar donde aparece el desarrollo nuevo.

H y p e r ic u m C a l y c in u m

En primavera, recorte severamente los vástagos de la estación previa.

C

r i s a n t e m o s

Crisantemos

L

os colores opulentos y las formas el tipo y el orden de los pétalos y de los lozanas de sus capítulos hacen que flósculos dentro de los capítulos, así el crisantemo de los y de las floristas sea como por la estación de florecimiento. popular para desplegar en el jardín, Los crisantemos forman naturalmente como flores para la casa, y para expo­ una cantidad de capítulos sobre el mis­ siciones. mo tallo; que se conocen como «ra­ mos». Los crisantemos «desbrotados» se forman eliminando —en una prime­ ra etapa— los brotes laterales de los del tipo ramos, lo que deja un único brote terminal que produce un capítulo mu­ cho más grande. Los crisantemos de florecimiento tem­ El crisantemo de los y de las floristas deriva de cierto número de especies del prano lo hacen desde finales de verano este asiático y tiene un origen híbrido hasta principos de otoño, y se cultivan complejo. Como resultado de estos cru­ en el exterior. Los crisantemos de flore­ ces se han desarrollado una gama de ti­ cimiento tardío se cultivan en tiestos en pos de flores diferentes agrupadas según el exterior durante el verano después se colocan en un invernadero, donde flo­ recen desde otoño hasta finales de in­ vierno. Los procedimientos del cultivo son los mismos para ambos tipos, pero los cultivados para exposición reciben mayor cuidado y atención.

Clasificación de los crisantemos

Crisantemos de florecimiento temprano Se pueden encargar crisantemos de flo­ ración precoz de un proveedor especia­ lista de confianza para su expedición en primavera. Para asegurarse de elegir los colores correctos, es mejor observar las plantas cuando florecen o escogerlas de un catálogo ilustrado. Una vez establecidas en el jardín, hay que marcar las plantas que crezcan vi­ gorosamente y produzcan flores buenas y sanas a fin de poder utilizarlas para ia propagación de plantas nuevas a par­ tir de esquejes.

C r isa n t e m o s d e R a m o

Los crisantemos (aquí, C . ‘Wendy’J forman un ramo de modo natural si se permite que los laterales desarrollen vastagos laterales.

C r isa n t e m o s « D e s b r o t a d o s »

Preparación del suelo y plantación Los crisantemos de floración precoz re­ quieren un emplazamiento bastante so­ leado y protegido. Prefieren un suelo bien drenado y ligeramente ácido, con un pH de 6,5. La mayoría de los suelos deben prepararse a finales de otoño o

Éstos (aquí, ‘Hazy Days’J se forman eliminando todos los brotes de flor salvo uno por cada lateral, produciendo flores grandes e individuales.

principios de invierno, incorporando gran cantidad de materia orgánica. No es necesario preparar suelos ligeros hasta principios de primavera, aplicando el material orgánico a principios de vera­ no como «mulch». Antes de plantar en el exterior a fi­ nales de primavera, introduzca cañas a 45 cm de distancia entre cada una (pue­ de sujetarse una caña partida a la parte superior para sostener un cultivar alto, si fuese necesario). Plante cada crisan­ temo junto a una caña, con el cepellón apenas cubierto por una capa de tierra poco espesa. Sujete el tallo de cada plan­ ta a la caña. Riegue concienzudamente. T ipo s

de

C a p ít u l o s

E ncorvado C . ‘Alison Kirk’

Capítulos totalmente dobles, con pétalos encorvados estrechamente unidos a la corola.

I n t e r m e d io (F o r m a l ) C . ‘Skater’s Waltz’

de

«Detención» Poco tiempo después de plantadas (para averiguar el momento preciso, consulte un catálogo de cultivadores), es necesa­ rio «detener» las plantas. Esto consiste en eliminar los extremos del desarrollo para estimular la aparición de vástagos iaterales, que finalmente darán las flores. Cuando los laterales midan 8 cm, re­ dúzcalos hasta obtener el número nece­ sario: cuatro laterales por cada tallo principal deberían ser suficientes para un despliegue general en los cultivares cultivados como ramos, mientras que, para las plantas desbrotadas y las de ex­ posiciones, se requieren cuatro o seis.

C r is a n t e m o s

R ecurva do C . ‘Primrose

West

R e c u r v a d o (en pa r t e ) C . ‘Rose Yvonne

Bromwich’ Capítulos totalmente dobles de pétalos recurvados tocando el tallo.

Arnaud’ Capítulos totalmente dobles con pétalos parcialmente recurvados y contorno pinchudo.

I n t e r m e d io ( I n f o r m a l )

C en tro de A ném ona C . ‘Pennine Oriel’

Capítulos totalmente dobles de pétalos ligeramente encorvados y forma regular.

C. ‘Orcen Satin’ Capítulos totalmente dobles con pétalos encorvados irregularmente.

Capítulos individuales con un disco abovedado y pétalos planos, a veces en forma de cuchara.

P om pon C. ‘María’

I n d iv id u a l C . ‘Rytorch’

C uchara C . ‘Pennine

Capítulos totalmente dobles y densos con flósculos tubulares de pétalos planos y redondeados.

Capítulos con discos centrales protuberantes y cinco hileras de flósculos de pétalos planos.

Jewel’ Capítulos individuales con flósculos tubulares. Los pétalos se abren por las puntas formando una cuchara.

C Alrededor de un mes después de la de­ tención, aplique un revestido ligero de fertilizante equilibrado, a razón de 70 g por m2, cavando y regando. Para esti­ mular un desarrollo fuerte, repita una vez al mes. Elimine vástagos laterales de los costados apenas aparezcan, de ma­ nera que toda la energía de la planta se concentre en los laterales.

« D esbrote»

r i s a n t e m o s

In v erna d o

«Desbrote»

Siete u ocho semanas después de la «de­ tención», corte los laterales para obte­ ner capítulos del tamaño y distribución requeridos. Un brote principal, o api­ cal, rodeado de vástagos laterales, de­ bería de aparecer en el extremo de cada lateral. Si sólo se requiere una flor por tallo, elimine todos los vástagos laterales de cada costado. Entonces los brotes api­ cales podrán desarrollarse sin impedi­ mentos y cada lateral llevará una única flor (el «desbrote»). Para obtener un ramo de capítulos pequeños y de tama­ ño regular, elimine sólo el brote apical; esto permitirá el desarrollo de todos los vástagos laterales y producirá un ramo de flores. «D espu n te» y E lim in a ció n d e L a t e r a l e s

Una vez que los brotes laterales alrededor de cada uno de los apicales tengan pequeños tallos, elimínelos para desarrollar sólo el central. Cuidados rutinarios

Mientras los brotes se desarrollan, rie­ gue regularmente y aplique un alimen­ to líquido equilibrado a intervalos de una semana o diez días. Debe interrum­ pir el alimento justo antes de que los brotes se coloreen para que las flores no se ablanden y se vuelvan propensas a daños.

Cuando el esqueje mida 15-20 cm de altura, elimine I cm de la punta para estimular laterales.

En climas suaves y libres de heladas, se pueden invernar crisantemos de flora­ ción temprana en el suelo y recortar sus tallos sólo en primavera. En climas tem­ plados, es mejor retirar las plantas y al­ macenarlas. Después de florecer, y an­ tes de las primeras heladas, corte los tallos dejando 22 cm y elimine todos los vástagos. Al almacenarlas, conserve las plantas etiquetadas para poder indentificarlas el año siguiente. Retire las plantas, lave las raíces y al­ macene las cepas (rizomas) en grupos de seis u ocho en una caja poco profunda, llena de abono con una base de tierra negra. Asegúrese que la tierra esté lige­ ramente húmedo y que las cepas estén enterradas a poca profundidad. No las riegue: manténgalas casi secas para evi­ tar el riesgo de que se pudran. Coloque los contenedores en una cajonera libre de heladas o en un invernadero frío du­ rante un par de meses. Lleve los rizomas en cajones a un invernadero a mediados de invierno, riegue y mantenga a una temperatura de 7°C. Pronto producirán vástagos jóvenes. Recolección de esquejes

E l im in a c ió n d e L a t e r a l e s Sobrantes

Dos meses más tarde, elija 2 o 3 laterales espaciados de manera pareja y elimine los demás.

hormona de arraigo, introduzca en tie­ rra para esquejes estándar y después co­ loque los tiestos en un propagador, pre­ ferentemente con calor basal de 10. El arraigo tiene lugar después de dos o tres semanas (véase también Cómo propa­ gar a partir de esquejes de tallo de base, p. 166). Cuidados ulteriores

Invernado

«D espun te»

1

Después de florecidos, recorte los tallos, retire la planta (aquí se utiliza una planta joven) y lave las raíces. Corte las raíces desordenadas, dejando un cepellón del tamaño de una pelota de tenis.

Tome esquejes cuatro o seis semanas después de que los vástagos jóvenes ha­ yan aparecido y descarte la planta ma­ dre. Elija vástagos de nudos estrechos, cerca de la base del tallo, que tengan un desarrollo blando pero firme, y corte con un cuchillo o arránquelos. Recorte dejando 4 cm justo debajo de un nodu­ lo. Impregne la base de cada esqueje en

Una vez arraigados, traslade los esque­ jes del propagador a condiciones lige­ ramente más frescas durante una sema­ na, después plante en grupos de seis a ocho por tiesto o caja, llenas de tierra de tierra negra. Si sólo hubiera unos po­ cos, coloque en tiestos individuales. Rie­ gue bien, pero después manténgalos se­ cos durante algunas semanas en condiciones libres de heladas. Controle regularmente que no haya plagas ni en­ fermedades y trate según corresponda (véase P r o b l e m a s d e la s P l a n t a s , pp. 545-577). Después de un mes, traslade las plantas a una cajonera y temple gra­ dualmente; proteja de heladas severas y proporcione una amplia ventilación.

Forre una caja de 10 cm de 2coloque profundidad con papel y las plantas con los tallos

verticales sobre una capa de 2,5 cm de tierra húmeda. Rellene con más abono y afirme; almacene la caja en un lugar fresco e iluminado. «Despunte» y «desbrotado»

Detenga las plantas a mediados de ve­ rano; producirán los brotes de flores des­ pués de 10-12 semanas. Desbrote y eli­ mine vástagos laterales al igual que en los crisantemos de floración temprana. Cuidados rutinarios

A principios de otoño, lleve los tiestos a un invernadero fresco y mantenga la temperatura a 10 °C. Si fuese necesario, el invernadero debe sombrearse, de modo que la temperatura se mantenga

Crisantemos de florecimiento tardío Los crisantemos de interior o «tardíos» se cultivan en tiestos, pero las necesida­ des de cultivo son similares a los de ñoración precoz. Plantado

A finales de primavera, se pueden co­ locar las plantas en tiestos con mezcla de tierra negra y estacados, como en el caso de cultivares de floración tempra­ na. En un clima ventoso, se pueden su­ jetar las estacas entre alambres tendidos, con el fin de mantenerlas verticales. Co­ loque los tiestos al aire libre durante todo el verano en un lugar soleado y protegido. Riegue bien y no deje nunca que la tierra se reseque por completo.

R a m o d e F l o r e c im ie n t o T a r d ío

Los crisantemos de ramo de interior (aquí, C. ‘Win’/ cultivados sin regulación diaria, deberían desarrollar 6 o 7 capítulos por tallo.

C

r i s a n t e m o s

baja. Siga alimentando con fertilizante líquido equilibrado hasta que aparezca el color de las flores.

ción final en tiestos, estaque los culti­ vares altos y los de capítulos grandes.

Invernado Recorte las plantas después de la flora­ ción, dejando 22 cm. No es necesario retirar las cepas; conserve en sus tiestos en un invernadero o cajonera frescos a 5 °C y bien iluminados durante un mes. Después provoque el desarrollo a una temperatura de 7°C para que produzcan vástagos para esquejes a finales de in­ vierno, alrededor de cuatro a seis sema­ nas más tarde.

Cultivo de flores para exposición

Recolección de esquejes

Tome esquejes y arráiguelos en un pro­ pagador, al igual que para los crisante­ mos de floración temprana. Los esque­ jes de cultivares de ramos de floración tardía no necesitan arraigar hasta prin­ cipios de verano. Una vez arraigados, trate igual que para los cultivares de floración tempra­ na. A finales de primavera, cuando las raíces de las plantas hayan llenado los tiestos, cámbielos a sus tiestos definiti­ vos. Utilice tiestos de 24 cm para los cur­ vados hacia dentro y los tipos únicos; tiestos de 25 cm para los intermedios y reflejados. Emplee una mezcla para ties­ tos de tierra negra con fertilizante de ac­ ción lenta adicional. Antes de la coloca­ P r o t e c c ió n

de

F lo r es

para

Las flores cultivadas en el exterior para exposición requieren protección contra los elementos. Las flores blancas o ama­ rillas pueden cubrirse con sacos especia­ les a prueba de grasa de varios tamaños. Antes de cubrirlos, rocíe o espolvoree los brotes para eliminar plagas. Las flores desarrolladas pesan, y se debe tener cui­ dado de sostener los tallos para que los capítulos no se quiebren a causa de vien­ tos fuertes. Las flores de otros colores, y todas las reflejadas particularmente grandes, los ramos y las plantas cultivadas en hile­ ras estarán mejor protegidas por medio de una estructura especial, como un in­ vernadero pequeño de lados abiertos. Es posible adelantar o retrasar el pe­ ríodo de floración de los cultivares de interior regulando los periodos de luz y oscuridad. Se puede adelantar la forma­ ción de brotes (que requieren alrededor de 10 horas de oscuridad continua) su­ primiendo la luz del día, o retrasarla, alargando la diurna con luz artificial.

E x p o s ic io n e s

Los crisantemos de floración tardía para exposiciones pueden someterse a extensas horas de oscuridad durante tres semanas con el fin de estimular la apa­ rición de brotes en la fecha requerida. Esto se logra oscureciendo el invernade­ ro por completo durante al menos 14 ho­ ras por la noche o, si sólo se cultivan unas pocas plantas, colocando sacos de plástico negro encima de plantas indi­ viduales. Preparación pura la exposición

Las flores para exposición se cortan completamente abiertas o virtualmente abiertas; inmediatamente después, se su­ mergen los tallos en agua profunda du­ rante 24 horas. Las diferentes categorías de exhibición serán generalmente para ramos de una, F lores

para

E x p o s ic io n e s amo Con extremo RControlando la luz diurna, los ramos sin aplanar de floración tardía deben desarrollar

E ncorvada

Totalmente redonda

por tallo.

C . ‘ D o r r id g e D ream ’

parejos

G r a n d e s p l ie g u e , R e c u r v a d a

i . los i Fresca hasta extremos de, , ftósculos

»

C . ‘L il a c P r in c e ’

Cuando las flores comienzan a abrirse, envuelva cada una con un saco de 15 x 15 cm de papel a prueba de grasa, sujeto con una ligadura retorcida y de 7 a 10 días. P r o t e c c ió n d e u n a H iler a d e F lo r es Construya un ((invernadero» temporal de madera y techo de plástico (no cierre los lados). La estructura debe medir 2,2 m en el vértice y 2 m en los aleros. La inclinación permite que se escurra la lluvia, pues resulla importante conservar húmedo el suelo alrededor de las plantas.

tres o cinco flores por florero. Una flor única se presenta en el centro y en la par­ te superior del florero, sostenida con pa­ pel. Un grupo de tres se presenta con dos flores detrás y una ligeramente más baja por delante, o una detrás y dos ligera­ mente más bajas por delante. Cinco flo­ res han de mostrarse invariablemente con tres capítulos en arco por detrás y dos un poco más bajas por delante. Todas las flores del florero deberían tener un tamaño y aspecto lo más pare­ cido posible. Si existiera cualquier va­ riación entre las flores, presente las de mejor contorno atrás y coloque las de centros mejor desarrollados delante. También existe una categoría de dijes (plantas enanas que producen cientos de flores en forma de estrella) que se pre­ sentan en floreros de 30 cm o mayores.

Centro IL/ y claro, no

Ancho y profundidad en proporciones iguales

C . ‘R y f l a s h ’

El brote debería haber alcanzado la etapa «pincel» mostrando apenas el color. Retire el saco y reemptaze por uno de 30 x 30 centímetros.

C r is a n t e m o s E n c a n t o

C . ‘M o r n in g S t a r ’

Estas son plantas enanas, que llevan una masa de flores individuales, cada uno de 2,5 cm de diámetro. Las flores en forma de estrella cubren densamente cada planta, formando una cabeza redonda.

C

u i d a d o s

r u t i n a r i o s

Cuidados rutinarios la mayoría de las peren­ nes prosperan con un manteni­ miento exiguo, ciertas tareas rutinarias ayudan a conservar su aspecto atracti­ vo y sano durante el período de desa­ rrollo. Es necesario un alimentado y re­ gado ocasional, y el suelo circundante debe mantenerse libre de malezas. Ade­ más, si se eliminan capítulos muertos y se las recorta, muchas perennes produ­ cen flores y un desarrollo ulterior, mien­ tras que la división ocasional aumenta su vigor. Las perennes altas y frágiles o las de capítulos pesados también nece­ sitarán estacarse, especialmente en jar­ dines expuestos.

A

unque

Riego La cantidad de agua requerida por una planta depende del clima, emplazamien­ to y especie individual; a condición de cultivarlas en condiciones adecuadas, las perennes establecidas requieren en gene­ ral poco o ningún regado adicional. Si durante la estación de desarrollo exis­ tieran largos períodos de sequía, riegue adicionalmcnte para mantenerlas tur­ gentes. Si se marchitasen o muriesen des­ de el extremo por falta de agua, normal­ mente se recuperarán por completo después de lluvias intensas o se volve­ rán inactivas hasta la siguiente estación. Las plantas jóvenes requieren agua su­ ficiente para establecerse, pero no las rie­ gue una vez que crezcan satisfactoria­ mente, salvo en tiempos muy secos. Es mejor regar al atardecer, cuando el agua se evapora más lentamente de la super­ ficie del suelo y el sol ya no es tan in­ tenso como para abrasar las hojas mojadas.

Fertilización En suelos bien preparados antes de plan­ tar, pocas perennes requerirán más de un revestido anual de polvo de hueso o de un fertilizante de acción lenta equi­ librado, preferentemente aplicado a principios de primavera, después de la lluvia. Si las condiciones fueran secas, pri­ mero riegue el suelo concienzudamen­ te, después mezcle el fertilizante con la tierra con una horca. Impida que el fer­ tilizante toque las hojas, ya que podría abrasarlas. Las plantas cultivadas prin­ cipalmente por su follaje, como Rheum y las hermosas, se beneficiarán de un ali­ mento líquido durante la estación de de­ sarrollo. Si la planta no crece bien a pesar de estar en un emplazamiento adecuado, examine con cuidado para ver si ha sido atacada por plagas o enfermedades y tráteles adecuadamente. Un follaje que

se vuelve amarillo prematuramente po­ dría indicar ciertos problemas de drenaje o la falla de ciertos nutrientes. Si un dre­ naje y alimentación adecuados no me­ joran la condición de la planta, envíe una muestra de suelo para ser analiza­ da en un laboratorio. Esto determinará cuáles son los elementos que faltan (véa­ se también «Nutrientes del suelo y fer­ tilizantes», pp. 530-531).

A p l ic a c ió n

de

«M ulch»

«Detención»

Agregado de «mulch» Un «mulch» anual de materia orgáni­ ca, como mezcla de hongos marchitos o de astillas de corteza, ayuda a su­ primir la pérdida de humedad del suelo y mejora su estructura. Aplique el «mulch» cuando el suelo está húmedo, en primavera u otoño, extendiendo una capa de 2,5-5 cm de profundidad alre­ dedor de las corolas de las plantas (véase también S u e l o s v F e r t il iz a n t e s , «Mulch», p. 532).

Arrancado de maleza Dentro de lo posible, mantenga siempre los macizos y orlas libres de malezas, ya que éstas compiten con las plantas de­ corativas por la humedad y los nutrien­ tes. Plantar al pie con tapizantes adecua­ das (véase T a p iz a n t e s , pp. 150-151) o agregar «mulch» en primavera, ayuda a reducir los problemas causados por las malezas anuales. Todos los plantones que aparezcan a través de semillas llevadas por el viento deben eliminarse a mano antes de que puedan establecerse. Si después del cultivo inicial aparecie­ ran malezas perennes, extraiga cuidado­ samente con una horca. Normalmente, en ese momento resulta imposible apli­ car un herbicida sistèmico porque, para que fuese eficaz, debería aplicarse cuan­ do las malezas hayan alcanzado el má­ ximo desarrollo, en general al alcanzar la etapa de floración. En este punto es casi imposible evi­ tar rociar las plantas ornamentales al mismo tiempo. Si las raíces de una maleza perenne han crecido a través de una planta de la orla, extraiga la planta a principios de primavera, lave las raíces y extraiga la maleza con cuidado. Despúes vuelva a plantar la planta de la orla, asegurándose de que no queden partes de la maleza en el emplazamien­ to original. No utilice el azadón alrede­ dor de las perennes, ya que podría da­ ñar las raíces superficiales y los vástagos emergentes. Para más información sobre el con­ trol de malezas, véase P ro b lem a s d e las P l a n t a s , «Malezas», pp. 573-577.

ducen flores grandes. Cuando la plan­ ta haya alcanzado un tercio o un cuar­ to de su altura final, elimine o recorte los vástagos más débiles. Esta técnica de expurgado puede emplearse con éxito con las espuelas, los fiox y los áster sil­ vestres (Aster).

Elimine las malezas y aplique una capa de 2,5-5 cm de «mulch» al suelo húmedo; no dañe los vástagos jóvenes de esta peonía.

Mejora de la floración Para aumentar el número o el tamaño de las flores, o para alargar la estación de floración, es posible recortar ciertas plantas perennes durante el desarrollo de una o dos maneras. Aclarado

Aunque en primavera la mayoría de las herbáceas producen muchos vástagos vi­ gorosos, algunos podrían ser débiles y delgados; si éstos se retiran al principio de la etapa de crecimiento, la planta de­ sarrollará un número menor de vásta­ gos más fuertes que, generalmente, pro­ C ómo A clarar

A clarado

y

En las perennes que producen vástagos laterales se puede aumentar la cantidad de flores, como en las especies y culti­ vares de Helenium y Rudbeckia, elimi­ nando o «deteniendo» el extremo de de­ sarrollo de cada tallo, lo que también produce un desarrollo más fuerte y evi­ ta que la planta se vuelva demasiado alta y desordenada. Debe efectuarse la de­ tención cuando la planta haya alcanza­ do un tercio de su altura final y, en este caso, se eliminan 2,5-5 cm de cada vástago con los dedos o se corta con poda­ deras justo encima de un nodulo para estimular el desarrollo de los brotes de las axilas superiores de los vástagos. Las plantas individuales dentro de un grupo pueden detenerse de cuando en cuando para producir una estación de floración más larga. Para más informa­ ción acerca de cómo producir una me­ nor cantidad de flores de mayor tamaño, véase D a l ia s , «Detención y desbrota­ do», p. 226. Eliminación de capítulos

A menos que necesite cápsulas de semi­ llas decorativas o que deba recolectar se­ millas para el cultivo de plantas ulterio­ res, elimine las flores cuando comiencen a marchitar. Así podrán desarrollarse vástagos floridos ulteriores, alargando la estación de florecimiento.

« D espu n ta r» P erennes

Aclare vástagos jóvenes (aquí, un flox) cuando no midan más de un tercio de la altura final. Elimine un vastago de cada tres, cortando los más débiles en la base.

« D espun te»

Cuando los vástagos (aquí, de un Aster,) midan un tercio de la altura final, «detenga» eliminando 2,5-5 cm del extremo para estimular un crecimiento más arbustivo.

R ecorte

para

E s t im u l a r

la

E spuelas

Después de florecer, cuando sean visibles nuevos vastagos en la base, recorte los tallos viejos a ras de suelo. En algunas perennes, como las espue­ las y los lupinos (Lupinus), recortar los tallos viejos hasta la base al marchitar­ se las primeras flores estimulará el de­ sarrollo de vástagos nuevos, producién­ dose un segundo despliegue de flores más adelante.

Recortado Las perennes arbustivas, como las mar­ garitas semiresistentes (Argyranthemum frutescens, sin. Chrysanthemum frutescens), deben podarse anualmente a prin­ cipios de primavera: recorte los tallos principales con podaderas, reduciendo la planta alrededor de la mitad del ta­ maño anterior. De este modo se eliminarán todos los vástagos de ramitas improductivos y es­ timulará el desarrollo de vástagos fuer­ tes que producirán flores a lo largo del verano y otoño. Limpieza otoñal En otoño, una vez que las perennes ha­ yan dejado de florecer, recorte los vás­ tagos hasta la base y elimine todos los tallos y hojas muertas o marchitas, así como cualquier maleza de pulir los ma­ cizos y orlas. El desarrollo superior de plantas no completamente resistentes puede dejarse a lo largo del invierno para proporcio­ nar protección a la corola contra las he­ ladas; el desarrollo superior muerto se elimina en primavera. Algunas perennes, como Sedum spectabile, y muchas hierbas, tienen un fo­ llaje o capítulos que siguen siendo atrac­ tivos incluso cuando son marrones, y éstos pueden dejarse sobre las plantas hasta principios de primavera para ofre­ cer una decoración invernal.

Estacado

F l o r a c ió n

F lox

Recorte la parte central de los capítulos cuando las flores se marchiten para estimular la floración de los laterales.

Trasplantado de perennes establecidas Si desean cambiar el esquema de plan­ tado, es fácil trasplantar la mayoría de perennes. Dentro de lo posible, trasplan­ te durante el período inactivo, a finales de otoño o al principio del desarrollo en primavera. Las plantas que rechazan las condiciones frías y mojadas, como Kniphofia y las que no son no comple­ tamente resistentes, deben trasladarse en primavera una vez que el suelo se haya calentado para estimular un rápido de­ sarrollo. Algunas plantas longevas, par­ ticularmente las peonías (Paeonia) y los heléboros (Helleborus), se resienten por el movimiento y una vez trasplantadas tardarán dos o más años antes de vol­ ver a establecerse. Sólo debería retirar­ las si fuese necesario propagarlas. C ortar

en

Las perennes frágiles y altas podrían requerir estacas para sostenerlas, es­ pecialmente en lugares ventosos. In­ troduzca las estacas al principio de la estación, ya que el estacado resulta más difícil y hay más posibilidades de dañar la planta cuando está más de­ sarrollada. Clave las estacas profun­ damente en el suelo, a fin de poder levantarlas en etapas a medida que la planta crezca. En el caso de las espuelas —y otras perennes de tallo único— use cañas fuertes, que midan dos tercios de la altura final del tallo; clave una esta­ ca firmemente en el suelo en la base de cada vástago, procurando no da­ ñar las raíces. Fije el tallo a la estaca con ligaduras de cuerda en forma de ocho a medida que crezca. Para sostener plantas de muchos ta­ llos, es más fácil utilizar cierto núme­ ro de cañas colocadas en círculo al­ rededor de la planta a intervalos.

Envuelva las cañas con cuerda a un tercio o dos tercios de la altura de la planta. Las plantas que forman ma­ tas como las peonías (Paeonia) tam­ bién pueden sostenerse con un dispo­ sitivo patentado, tales como las estacas de anilla o de eslabón o so­ portes caseros similares, hechos con malla de alambre de galga grande su­ jetada a las estacas. Los tallos crecen a través del soporte y acaban ocul­ tándolo. Existen dos sistemas bastante disi­ mulados de estacar. Clave varios ta­ llos de avellano o de guisante en el suelo junto a los vástagos jóvenes y doble hacia dentro en ángulo recto, formando una «jaula» eficaz, que pronto será cubierta por la planta al crecer ésta. Otra opción consiste en introducir una estaca sólida en el cen­ tro de un pequeño grupo de plantas o tallos, formando ligaduras radiales hasta cada tallo.

E s t a c a d e A n illa

E s t a c a s d e E sl a b ó n

Estaque las plantas bajas que dan matas (aquí, peonía) la estaca a medida que la planta crezca.

Para las plantas más altas, como Aster, clave estacas de eslabón en el suelo.

C a ñ a I n d iv id u a l

C ír c u l o s d e C a ñ a s

O toño

En otoño o primeros de invierno, corte tallos muertos (aquí, de RudbeckiaJ a ras de suelo o justo hasta encima del desarrollo nuevo.

Estaque las plantas de un solo tallo (aquí, una espuela) cuando midan 20-25 cm de altura. Sujete el tallo sin forzar.

Rodee las plantas de tallos débiles (aquí, Centaurea^ con un cordel enrollado alrededor de cañas partidas para sujetarlas.

C Prepare el emplazamiento nuevo como para plantar y cave un agujero de tamaño adecuado. Extraiga la planta, conservando la mayor cantidad posible de tierra alrededor del cepellón. Es me­ jor dividir la planta en esta etapa (véa­ se «Retirado y división», abajo). Elimine las malezas del cepellón a mano, después vuelva a plantar las divisiones como para las perennes cultivadas en conte­ nedores (p. 148), afirmando y regando bien.

Almacenaje de plantas Las perennes pueden almacenarse du­ rante el invierno o si el replantado se atrasase: por ejemplo, trasplantando a un jardín nuevo después de una mudan­ za. Las plantas deben retirarse en esta­ do inactivo y empacarse en cajas con tie­ rra o corteza húmedas para que no se resequen. Almacene en un lugar fresco y libre de heladas.

Traslado de plantas durante la estación de desarrollo A veces puede resultar necesario mover una planta en pleno desarrollo; las plan­ tas adultas son difíciles de trasplantar y deben tratarse con cuidado en caso de que el traslado resultase esencial en esta etapa. Para minimizar el estrés causado a la planta, sumérjala en agua durante va­ rias horas después de extraerla. Después recorte el desarrollo superior hasta 8-12 cm de la base y coloque en un tiesto con tierra de buena calidad. Conserve la planta en un lugar fres­ co y sombreado, rociando diaria, pero ligeramente, hasta que aparezcan indi­ cios de desarrollo sano y nuevo, después vuelva a plantarla en la posición nueva y preparada.

Retiro y división Cada dos o tres años, en la medida de lo posible, deberá retirar, dividir y re­ plantar las perennes cultivadas en orlas y macizos. Las especies de desarrollo rápido y vi­ goroso, en particular las que suelen for­ mar matas, como Ajuga y Slachys, po­ drían requerir una división en años alternos. Es necesario dividir las plantas que se han vuelto leñosas, con indicios de muerte por las puntas en el centro de la planta, o de aspecto apiñado y que flo­ recen menos abundantemente que en años anteriores. Al retirar las plantas, elimine las ma­ lezas del emplazamiento y vuelva a ca­

u i d a d o s

var, incorporando materia orgánica bien descompuesta o fertilizante, según las necesidades. La división rejuvenece las plantas, las mantiene sanas y controla un desarrollo que pudiera resultar de­ masiado vigoroso. A finales de otoño o principios de pri­ mavera, retire la planta, cuidando de no dañar las raíces, y divida en diversas porciones, separando con suavidad de la planta principal. Descarte el centro viejo y leñoso; cada división habría de contener determina­ da cantidad de vástagos nuevos y sanos, así como su propio sistema de raíces (véase también «División de perennes», página 164). Luego cave y fertilice el emplazamien­ to original en la medida de lo necesario y vuelva a plantar las divisiones, dejan­ do el espacio suficiente para que pue­ dan desarrollarse. Otra opción consiste en replantar las divisiones en suelo pre­ parado en un lugar nuevo.

r u t i n a r i o s

P lantas para A l m a c e n a je T e m p o r a l

Retire las plantas en invierno cuando están inactivas y coloque en una caja a medio llenar de corteza húmeda o abono. Cubra las raíces con más corteza o abono para evitar que se resequen.

Las plantas perennes cultivadas en sue­ los fértiles generalmente no están ex­ puestas a enfermedades de hongos, in­ sectos u otras plagas. Puede haber daños

causados por babosas y caracoles (p. 548), pulgones (p. 550), y hrips (p. 551) y, en el caso de algunas plantas (tales como los cultivares de Aster novi-belgii), infestaciones de moho polvoso o espon­ joso (p. 550), pero pocas vecen son preo­ cupantes. Controle las plantas con re­ gularidad durante la estación del desarrollo y trátelas con una selección de fungicidas adecuada.

Retire las plantas, separando con cuidado y sacuda la tierra vieja de las raíces. Descarte ‘A del abono viejo.

'J Vuelva a rellenar el contenedor con abono fresco basta 10 cm del borde. Divida las plantas sobrecrecidas y ordene.

Plagas y enfermedades

Mantenimiento de perennes en contenedores Las perennes plantadas en contene­ dores requieren más cuidado que las plantas en suelo abierto, ya que tie­ nen reservas limitadas de alimento y agua. Durante la estación de desarro­ llo, asegúrese de que la tierra no se reseque: en períodos secos y caluro­ sos puede ser necesario el riego dia­ rio. Las raíces deben estar siempre hú­ medas pero no mojadas. Controle que el agua pueda drenar a través del contenedor. Además de sofocar malezas, el agregado de «mulch» ayuda a reducir la evaporación; si utiliza un «mulch» orgánico tipo astillas de corteza, reemplace periódicamente al dividir o cambiar de tiesto. Cada uno o dos años, en primave­ ra u otoño, divida las plantas y vuel­ va a plantar las partes más vigorosas, utilizando tierra nueva, de otro mo­ do agotarán el nutriente disponible con rapidez y se volverán demasiado grandes para el contenedor. Si utili­ za el mismo contenedor, lave el inte­ rior concienzudamente antes de re­ plantar, o coloque en uno más grande. Antes de cambiar de tiesto, recorte las raíces de las arbustivas perennes en una cuarta parle. En zonas frías, coloque las plan­ tas semiresistentcs en el interior en otoño, manteniéndolas protegidas hasta que pasen las heladas (véase P r o t e c c ió n c o n t r a la da s , pp. 520-521).

V ie n t o y H e ­

principios de primavera o en otoño, rejuvenezca las perennes aclarando y renovando la tierra. 1 /4

Plante el contenedor, rellene con más tierra fresca alrededor de las plantas y afirme con los dedos.

Finalmente, revista con fertlilizante y riegue bien hasta que la tierra esté completamente mojada y el agua se escurra a través de los agujeros de drenaje. Estas plantas son cultivares de Bergenia, Pachysandra terminalis y una hermosa (ahora inactiva).

Helechos os hclcchos se encuentran entre las plantas de follaje más popu­ lares, agregando textura y ambiente a la casa o al jardín, donde son particular­ mente efectivos colocados al costado de riberas o en rincones húmedos y umbríos. L

Cultivo Los hclcchos resistentes se adecúan al cultivo en el jardín abierto, mientras que es mejor cultivar los tropicales no resis­ tentes en el interior de la casa o en un invernadero. Helechos resistentes La mayoría es de fácil cultivo y se ade­ cúa a condiciones sombreadas y húme­ das. Como son muy fuertes, requieren un cultivo y cuidado mínimos, una vez establecidos. Salvo Thelypleris oreopleris y todas las especies de Blechnum y Cryptogramma, que requieren suelos ácidos, los helechos prefieren condicio­ nes desde neutras hasta alcalinas. El sue­ lo del jardín bien cavado, con tierra ne­ gra agregada, se adecúa a la mayoría de las especies. Si utiliza plantas de contenedores, puede plantarlas en cualquier momen­ to. En tiempo seco, riegue regularmen­ te hasta que estén establecidas. Plante siempre a la sombra o en sombra mo­ teada; algunos géneros, como Dryopteris, toleran condiciones secas si están bien sombreados, pero casi todos requie­ ren condiciones de humedad para prosperar. Muchos helechos, como Alhyrium, Criptogramma y Osmunda, mueren al

R a n u r a e n las R o c a s

Los frondes en forma de lanzas de la semisiempreverde Ceterach officinarum contrastan con la roca que da sombra y abrigo.

más mínimo contacto con heladas, pero algunos de los Dryopteris conservan su follaje hasta bien entrado el invierno. Si deja los frondes viejos sobre la planta, éstos protegerán a la corola durante el invierno, pero debe eliminarlos al desen­ rollarse los nuevos. Todas las especies y cultivares de Asplenium, Cyrtomium, Potystichum y Polypodium son buenas para cultivar en invernaderos fríos, properando bajo cristal en los climas más fríos sin necesidad de calor artificial. Helechos tropicales no resistentes Los helechos que no resisten las heladas son plantas excelentes para cultivar en invernaderos o jardines de invierno, en tiestos o cestas colgantes. Algunos tam­ bién son buenos para cultivar dentro de la casa. La mayoría requiere una tem­ peratura invernal mínima de 10°-! 5 o C, pero no les agradan las condiciones ca­ lientes y secas y debería protegerlos de la luz directa del sol; resulta ideal una ubicación mirando al norte en un ma­ cizo de grava, que pueda humedecerse en tiempos cálidos. Los helechos no resistentes se venden generalmente en tiestos muy pequeños, y debe trasplantarlos a tiestos de 13-15 cm, con mezcla sin tierra. Éste se com­ pone de 3 parles de sustituto de turba —o mezcla para tiestos con turba— y 2 partes de arena gruesa o perlita me­ diana. Agregue una taza de gránulos de

C o m p o s ic ió n A c u á t ic a

La Mattcuccia prospera en un medio húmedo junto a la corriente y proporciona un gran contraste de forma y textura con la Rodgersia en primer término. carbón a cada litro de mezcla y, siguien­ do las instrucciones del paquete, un fer­ tilizante equilibrado en grano o en polvo. El cepellón no debe secarse comple­ tamente; conserve la planta dentro del tiesto en un contenedor exterior imper­ meable, con 3 cm de arena mantenida húmeda en la base. A los helechos, en particular las especies de Adiantum , no les agrada el rociado ni el riego excesi­ vo, y Nephrolepsis, probablemente el he-

P r o p a g a c ió n p o r B u lbillo s Elija un fronde inclinado bajo el peso de los bulbillos. Éstos pueden tener pequeños frondes verdes. Corte el fronde madre cerca de la base. Esta planta es Asplenium bulbiferum.

"3 Riegue a fondo, etiquete la bandeja y coloque dentro de un saco de plástico. Selle el saco y deje en un sitio oscuro y tibio hasta que los bulbillos hayan arraigado.

lecho más fácil de cultivar en la casa, debería estar casi seco antes de regar. Alimente ocasionalmente con fertilizan­ te líquido en el caso de plantas de in­ terior.

Propagación Los helechos se cultivan en general a partir de esporas, pero muchos pueden

Estaquille el fronde sobre abono preparado. Las nervaduras han de estar planas.

las estaquillas de alambre 4 yRetire levante cada bulbillo arraigado con un cuchillo; si fuese necesario, separe del fronde madre.

Coloque cada bulbillo arraigado en un tiesto de 6 cm de mezcla sin tierra. Conserve en un sitio cálido y luminoso hasta que las plantas sean lo bastante grandes para replantar.

propagarse a través de la división o, en algunas especies, de bulbillos. Bulbillos Asplenium bulbiferum —y algunas de las especies resistentes de Polystichum— producen bulbillos o pequeñas plántu­ las a lo largo de los frondes. Éstos pue­ den emplearse para la propagación, es­ taquillando la parte del fronde con bulbillos sobre una bandeja con tierra para semillas o esquejes. Los bulbillos pronto producen plántulas arraigadas, que pueden separarse y plantarse en ties­ tos. Durante la estación inactiva, podría llevar hasta seis meses que las plantas nuevas puedan plantarse en el exterior o colocarse en tiestos. Esporas Los helechos no producen flores ni se­ millas, y tienen un modo de reproduc­ ción único en su género. Los frondes tie­ nen en su lado inferior unas cápsulas pequeñísimas (esporangios), que sueltan grandes cantidades de esporas polvosas que, sembradas en tierra húmeda, pro­ ducen pequeños desarrollos (protalos). Cada protalo posee órganos femeninos y masculinos: el órgano masculino (anteridio) produce espermatozoides, que nadan a través de la humedad superfi­ cial del protalo para fertilizar la «célu­ la huevo» dentro del órgano femenino (arquegonio). Después de la fertiliza­ ción, se forma un cigote, que finalmen­ te se convierte en un pequeñísimo hclccho nuevo. Así continúa el ciclo normal de desarrollo. El cultivo de helechos a partir de es­ poras puede llevar entre 18 y 24 meses después del sembrado de las esporas, hasta plantar el helecho maduro. Reco­ lecte esporas retirando frondes de la planta madre que estén casi a punto de soltar sus esporas. Los esporangios ma­ duros son gordos, y su color varía se­ gún las especies; muchos son marrón os­ curo, algunos azul-grisáceo, otros ana­

P la n t a c ió n F o r m a l

ranjados. Los inmaduros son planos y verdes o amarillo pálido. Si fuesen ma­ rrón oscuro y rugosos, probablemente ya hayan perdido sus esporas. Ponga los frondes sobre una hoja limpia de papel y deje en una habitación tibia. Después de uno o dos días, las esporas habrán caído sobre el papel, con un aspecto como de polvo marrón. Transfiera a un sobre para semillas etiquetado. Llene un tiesto de 6 cm con tierra es­ tándar para semillas; afirme y alise la superficie. Esterilice la tierra, volcando agua hirviendo a través de una toalla de papel colocada sobre la superficie has­ ta que el agua salga por los agujeros de drenaje. Cuando la tierra se haya enfria­ do, retire la toalla y siembre las esporas muy separadas sobre la superficie. Cu­ bra el tiesto o coloque en un propaga­ dor y deje en un sitio cálido y seco, ale­ jado de la luz directa del sol. Para mantener la superficie constantemente húmeda, rocíe regularmente con agua ti­ bia hervida. Retire la cubierta cuando el tiesto esté recubierto de un «musgo» verde y aterciopelado; si la tierra pare­ ciera seca, humedezca colocando el ties­ to en un bote con agua. Según las especies, lleva entre seis y doce semanas para que los protalos jó­ venes cubran la superficie de la tierra. Trasplante levantando pequeños trozos del «musgo». Espacíe de forma pareja, con el lado verde hacia arriba, sobre la superficie de otros tiestos llenos de tie­ rra esterilizada, afirme hacia abajo y ro­ cíe con agua tibia hervida. Cubra los tiestos con película adhesiva o vuelva a colocar en el propagador. Al desarrollar­ se los protalos, rocíe todos los días con agua tibia, hasta que aparezcan unas plántulas minúsculas. Cuando sean su­ ficientemente grandes para manipular, trasplante individualmente a tiestos con mezcla sin tierra y siga cultivando, cam­ biando de tiesto en la medida necesaria hasta que sean lo bastante grandes para plantarlos en el exterior.

La línea limpia y horizontal del boj dorado (parte delantera) proporciona un fondo perfecto para las formas llamativas de Matteuccia struthiopteris.

P r o p a g a c ió n p o r E s po r a s Examine la parte inferior de los frondes para encontrar uno con esporangios listos para soltar sus esporas. Corte el fronde elegido con un cuchillo limpio y afilado y coloque sobre papel blanco limpio para recolectar las esporas. Esta planta es Adiantum fritzluthii.

No

P repa ra d a

P repa ra d a

D e m a s ia d o T a r d e

’w Siembre algunas esporas en un tiesto con tierra estéril golpeando desde un trozo de papel. Cubra con película adhesiva o coloque en un propagador.

^ Rocíe dos veces por semana hasta que la superficie esté cubierta de «musgo» verde. Levante terrones pequeños.

Divida los terrones en trozos i pequeños y afirme suavemente dentro de tierra estéril. Rocíe con agua y vuelva a colocar en el propagador.

Cuando aparezcan plántulas tipo hoja, retire con cuidado. Afirme dentro de paquetes o tiestos pequeños con tierra húmeda. Cambie de tiesto cuando hayan desarrollado pequeños frondes.

Claveles y clavellinas

L

os claveles y las clavelinas perte­ deben cultivarse en un invernadero y flo­ necen al género Dianthus. Poseen recerán a temperaturas mínimas de flores atractivas, generalmente fragan­I0°-12° C; a 5o C, sólo aparecerán unas tes, y un follaje siempreverde de color pocas flores en invierno. verde-grisáceo. Se agrupan según sus há­ Para mantener una buena higiene, eli­ bitos de desarrollo, características de las mine todas las hojas muertas u otros es­ flores y resistencia: los claveles de orlas combros de alrededor de las plantas y arbustivos y verticales y las clavelinas ba­ afirme cualquier planta joven del exte­ jas y extendidas son tanto resistentes rior que haya sido levantada por las como prolíficos. Las clavelinas moder­ heladas. nas florecen repetidamente, y son más vigorosas que los cultivares anticuados. Claveles de orla I xjs cla v e le s d e flo ra c ió n p e r p e tu a tie ­ Para lograr los mejores resultados, ob­ n e n u n h á b ito s im ila r a lo s d e o r l a , p e ro téngalos de cultivadores especialistas en n o re s is te n la s h e la d a s ; e n la s c o n d ic io ­ forma de acodos arraigados, en otoño n e s a d e c u a d a s , flo r e c e r á n t o d o e l a ñ o . o primavera. Los acodados tienden a es­ Las flores pueden ser de un solo co­ tablecerse mejor que los plantados en lor («uniforme»), de dos o más colores contenedores, en especial plantados en («ornamental»), o bordeado de un co­ el exterior y en otoño. lor contrastante («moteado»). Todos los Para preparar el macizo, cave con ca­ claveles y clavellinas proporcionan flo­ vado sencillo en otoño, incorporando res cortadas elegantes y duraderas. Los material que forme tierra negra y, a la claveles de orla cultivados en el exterior primavera siguiente, agregue fertilizan­ proporcionarán un acopio de flores que te equilibrado con una horca en la fe­ aumenta a lo largo de tres años. Elija cha sugerida por el fabricante. Riegue flores con siete nodulos en los tallos para las plantas jóvenes antes de plantar en estimular la aparición de vástagos late­ el exterior, a 38-45 cm de separación en rales fuertes en la parte inferior. suelo húmedo. Afirme y asegúrese de que las hojas inferiores estén justo en­ cima de la superficie del suelo. Estaque las plantas altas con cañas o ramas. Rie­ gue bien durante el primer mes después Los claveles y clavellinas de orla prefie­ de plantar; una vez establecidas, sólo ne­ ren un emplazamiento soleado y venti­ cesitarán un regado en tiempo muy seco. lado y un suelo bien drenado, con un Los claveles de orla son de naturale­ pH de 6-8, pero crecerán en cualquier za arbustiva, de modo que no requieren sitio, salvo en los mojados o sombrea­ la eliminación de vástagos. El desbro­ dos. Los claveles de floración perpetua tado de las plantas de un año no es ne­

Cultivos generales

« D espu n te»

C l a v e l e s d e F l o r a c ió n P erpetua

Sujete aros de alambre a una caña individual para sostener los tallos de claveles cultivados a cubierto (aquí, Dianthus ‘Manon’).

C l a v e l e s d e O r la

Coloque una caña cerca del centro de la planta (aquí, Dianthus ‘Richard PollakV para sostenerlo. Sujete los tallos a la caña con cordel o aros de alambre.

I

cesario si se las cultiva para exhibirlas en el jardín, pero merece la pena para lograr flores de mayor calidad. Cuan­ do los brotes sean lo bastante grandes para manipularlos con facilidad, sosten­ ga el frágil tallo principal por el nodu­ lo en la base del tallo del brote y tire ha­ cia el costado para retirarlo. Para producir flores más grandes, deje dos o tres brotes por tallo en claveles de dos años, y sólo los de la corola en los de tres años. Clavellinas

En primavera, las clavellinas están dis­ ponibles en contenedores o como esque­ jes arraigados. Plante igual que los cla­ veles de orla, pero espacíe 22-30 cm. Si cultiva clavellinas modernas de floración repetida a partir de esquejes, elimine los extremos de desarrollo en las plantas jó­ venes, dejando cinco o seis pares de ho­ jas; esto estimulará un hábito arbusti­ vo. En general, la eliminación de extremos no resulta necesaria en el caso de las clavellinas anticuadas. Claveles de floración perpetua

Es mejor obtenerlas como esquejes arraigados o en contenedores, en prima­ vera o a principios de verano. Si cultiva esquejes arraigados, rompa los extremos de desarrollo una o dos semanas después de colocados en tiestos, para inducir la aparición de desarrollos axiales (rotu­ ras); entonces la planta se describe como «detenida y rota». Tales plantas con tres o cinco vástagos laterales pueden comy

« R u ptu ra »

2

Dos semanas después Un mes después, de colocar un esqueje corte o arranque arraigado de clavel de los extremos de floración perpetua en un algunos laterales del tiesto, cuando tiene 8 o mismo modo (véase 9 pares de hojas, elimine detalle), dejando 5 o 6 o arranque los 3 o 4 nódulos en cada uno. .pares superiores.

« D esbrote»

Para obtener una flor grande sobre cada tallo de claveles de floración perpetua, sostenga el tallo con una mano y elimine cada pimpollo salvo el de la corola (izq.). En el caso de los cultivares de ramo, elimine el pimpollo de la corola de cada tallo cuando aparezca el color (der.). prarse en primavera y están listas para ser colocadas en tiestos de 15 cm, con tierra de base de sustituto de turba. Rie­ gue concienzudamente y sostenga por medio de cañas de 1,2 m. Detenga algunos vástagos laterales un més después de colocados en tiestos, con el fin de estimular el desarrollo y flora­ ción. Desbrote gradualmente a lo largo de varios días, de manera que el cáliz (la envoltura verde de los pétalos) no se parta. Sólo deje el brote de corola y coioque una tira para cálices sobre el bro­ te. Para obtener un ramo de flores, sólo retire el brote de corola. Sólo riegue las plantas al secarse la tierra, preferentemente por la mañana temprano. Alimente con fertilizante lí­ quido equilibrado, primero cada quin­ ce días y después cada semana, a me­ diados de verano, para lograr un buen despliegue de flores. A finales de oto­ ño, cambie por un alimento mensual en potasio para obtener un follaje fuerte y siga a limentando a lo largo del invierno. En primavera, coloque las plantas de un año en tiestos de 21 cm. Después es­ parza una cucharada de té de piedra ca­ liza molida sobre la superficie, para evi­ tar que la tierra se vuelva agria a causa el riego constante. Un mes después, vuelva a alimentar las plantas del modo acostumbrado según la estación de de­ sarrollo.

Plagas y enfermedades Los claveles y clavellinas de jardín son las más propensas a infestaciones de orugas (p. 549), pulgones (p. 550), thrips (p. 560), manchas de hongo en las ho­ jas (p.552) y royas (p. 550). Controle pulgones, ácaros araña roja (p. 550) y thrips en el invernadero; en invierno,

para evitar la aparición de enfermeda­ des fúngales, utilice humos y polvos in­ secticidas y fungicidas en vez de rocíos.

A codado

de

C l a v eles

de

O rla

Propagación Los claveles y clavellinas sólo producen un despliegue bonito durante dos o tres años, de manera que la propagación re­ sulta vital para mantener existencias. La mejor manera de cultivar clavelinas y claveles de floración perpetua es por acodo. Todos los Dianlhus pueden cul­ tivarse a partir de semillas ( véase Pe­ ren n es , «Semillas», p. 162), pero no re­ sultan legítimas, salvo algunas especies. En general, las plantas cultivadas a par­ tir de semillas florecen el primer año, ofrecen flores excelentes el segundo, y luego comienzan a deteriorarse. Las plantas destinadas a las exposi­ ciones se descartan pasado un año, por­ que las flores de los años subsiguientes son de menor calidad. En el caso de plantas prósperas, tome esquejes o pro­ pague por acodo antes de descartar. Esquejes Tome esquejes de clavellinas en verano. Elija vástagos sanos con cuatro o cinco pares de hojas y arranque limpiamen­ te. Corte el par de hojas inferior, justo encima de una unión. Introduzca los es­ quejes a 4 ern de distancia entre sí en bandejas o tiestos con arena áspera y limpia, o una mezcla de sustituto de tur­ ba y arena o perlita, a partes ¡guales. Mantenga las hojas separadas de la mez­ cla de arraigo. Coloque en un propaga­ dor en un lugar bien iluminado y rocíe ligeramente todos los días durante las primeras dos semanas. Los esquejes de­ berían arraigar después de tres o cua­ tro semanas; introduzca individualmente dentro de tiestos con 6 cm de tierra es­ tándar y después siga cultivando en una cajonera o invernadero. Si se proporciona un calor basal de P r e pa r a c ió n

articulación

de

E s q u e je s

J— Corte bajo articulación Seleccione vástagos no floridos de nodulos estrechos. Elimine el par de hojas inferior y recorte limpiamente. También resultarán viables los esquejes de tallo en gancho.

Afloje la tierra alrededor de la planta hasta una profundidad de 7,5 cm, mezcle con partes iguales de sustituto de turba húmedo y arena, y afirme. Elija algunos vástagos laterales bien espaciados y no floridos y elimine todas las hojas, salvo los 4 o 5 pares superiores. 20 °C, se pueden tomar esquejes de cla­ veles de floración perpetua en cualquier momento. Elija vástagos axilares fuertes —desarrollados después de recoger las flores— y prepare al igual que para las clavelinas. Sumerja la base de cada uno en agua y después en polvo de arraigo hormonado, y plante en bandejas o ties­ tos con abono estándar para arraigo. Después trate igual que las clavelinas. Acodado Propague los claveles de orla después que hayan florecido, acodando las plan­ tas de un año. Haga un corte en los ta­ llos de vástagos no florecidos para esti­ mular la producción de raíces nuevas; después clave los vástagos dentro del sucio preparado que rodea las plantas. Si fuera necesario, sujete el extremo con hojas del vástago acodado a una esta­ ca, de manera que quede casi vertical y el corte permanezca abierto dentro de la tierra; esto también impedirá la for­ mación posterior de tallos deformados. Una vez que los vástagos acodados ha­ yan arraigado, separe de la planta ma­ dre y plante en el exterior para que flo­ rezcan el año siguiente. Para la propagación de plantas de ex­ posición dentro de sus tiestos, retire un anillo de tierra de 2,5 cm de ancho y 8 cm de profundidad de la superficie al­ rededor de la planta y sustituya con una mezcla de partes iguales de sustituto de turba y arena; después acode la planta alrededor del borde del tiesto. En invier­ no, una vez que los acodos hayan arrai­ gado, introduzca individualmente en tiestos de 6 cm llenos de abono de sus­ tituto de turba. Cuando las raíces alcancen la super­ ficie de la tierra, coloque en tiestos de 15 cm, dejando el cepellón a ras de la superficie de la tierra, de manera que las hojas no lo toquen y no se pudran. Afir­ me la tierra hasta 2,5 cm por debajo del borde del tiesto. Otra opción consiste en introducir dos acodos en un tiesto de 21

Perfore cada tallo con un cuchillito afilado, justo debajo del nodulo con las hojas más bajas. Corte hacia abajo hasta el próximo nodulo, sacando la hoja del cuchillito por el costado debajo de éste para formar una lengüeta (véase detalle).

2

3

cm. Sujete a cañas de 1 m de altura y riegue concienzudamente; después rie­ gue sólo cuando la tierra se reseque.

tar que éstos se abran. Por otra parte, no elimine nunca los pimpollos de las clavellinas. Seleccione las plantas entre aquellas bien regadas —a principios del día o a finales de la tarde— 48 horas an­ tes de la exhibición. Corte los tallos con un corte sesgado justo encima de un no­ dulo y coloque en agua hasta el cuello en un sitio oscuro y fresco, libre de co­ rrientes de aire.

Flores de exposición Las clavellinas y los claveles de floración perpetua se cultivan al igual que en «Cultivos generales» (página opuesta), pero los claveles de orla se cultivan ge­ neralmente en un invernadero ilumina­ do y bien ventilado, para proteger las flores. En verano, el invernadero debe estar bien ventilado, sombreado y rocia­ do con frecuencia.

Introduzca la lengüeta de cada vástago dentro de la tierra preparado y estaquille con un alfiler de acodo. Rocíe la zona de arraigo ligeramente para mantenerla húmeda. Después de cinco o seis semanas, separe y retire los acodos arraigados. Coloque en tiestos o plante fuera.

C in t a s

para

C á lic es

Preparación para una exposición

Cuando comiencen a formarse los pim­ pollos de los claveles y clavellinas, ali­ mente en intervalos de diez días con un fertilizante líquido equilibrado, hasta que aparezca el color; después sólo ali­ mente una vez con alimento rico en po­ tasa. Apenas los claveles posean pimpo­ llos suficientemente grandes, hay que eliminarlos; hágalo a lo largo de varios días para evitar el «stress» de las plan­ tas. Envuelva el resto de los pimpollos con tiras para cálices, con el fin de evi­

Cuando un brote se colorea, rodee con un anillo de alambre blando o con una goma (izq.) para evitar que se parta y forme una flor desordenada (der.)

F lo r es p a r a E x p o s ic io n e s D ia n t h u s ‘ H a n n a h I n i: iS E ’ Flor fresca Una flor adecuada muestra todas las y limpia características de su Contorno clase y no revela circular plagas ni enfermedades. Las cintas para cálices o un cáliz partido invitan a la descalificación. Colores bien Borde definidos moteado claro y parejo Pétalos espaciados de forma pareja d ia n t h u s ‘G r e y D o v e ’

P

e r e n n e s

Propagación S em illas P e r e n n e s q u e R e q u ie r e n u n T r a t a m ie n t o E s p e c ia l Estratificación

Aconitum Adonis amurensis Campanula, algunas * Meconopsis Prímula, algunas # Escarificación

Anlhyllis Baplisla Galega Lupinus

Lupinus ‘The Chatelainc’ Sembradas cuando son frescas

Meconopsis Prímula, algunas #

Empapadas Arum, algunas # Baptísia Euphorbía, algunas * P erennes que F lo recen a pa r t ir d e S em illas d e n t r o d e los d o s A ñ o s

Alchemilla Anemone Aquilegia Aster, algunas * Astrantia Campanilla, algunas * Catananche Centaurea Delphinium Cuphea * Gaura Gazania # Linaria Lobelia, algunas * Lychnis Malva Meconopsis granáis ‘Branklyn’

Meconopsis Osteospermum, algunas Papaver Polemonium Prímula, algunas # Salvia, algunas * (no las esp. abus ti vas) Scabiosa Sidalcea Silene, algunas # Verbascum ClAVK

♦ No resálenles

varias maneras de propa­ gar perennes herbáceas. Si se re­ quiere un gran número de plantas, el me­ jor sistema es cultivarlas a partir de se­ millas. Para el cultivo con éxito de plantones se requiere poca experiencia, pero este método sólo sirve en general para la propagación de especies más que para cultivares. En el caso de muchas perennes, el sis­ tema más fácil y sencillo de propagar­ las es dividiendo en trozos separados, pero otras se cultivan mejor a partir de semillas o por medios vegetativos, tales como los esquejes y, con menor frecuen­ cia, los injertos. Deben utilizarse méto­ dos vegetativos para la propagación de la mayoría de los cultivares con nombre. E

x is t e n

Semillas El cultivo de plantas a partir de semi­ llas es un sistema sencillo y barato para el propagado de muchas perennes pero, salvo algunos cultivares con nombre (por ejemplo, Aquilegia ‘Crimson Star’), ¡a mayoría de estos últimos no crece legítimamente a partir de semillas. También la mayoría de las especies muestra alguna variación en sus hábi­ tos y en el color de sus flores, de mane­ ra que, si junta semillas, hágalo siem­ pre de las plantas con las mejores características de floración y desarrollo. Las semillas de las perennes de flora­ ción temprana —que maduran sobre la planta entre principios y mediados de verano— germinan generalmente con ra­ pidez si se las planta apenas hayan ma­ durado, produciendo plantas jóvenes que pueden invernarse con éxito al aire libre o en una cajonera. Pero, en el caso de la mayoría de las perennes, siembre las semillas inmediatamente después de cosechadas en otoño para que germinen a principios de la primavera siguiente. Si las almacena en condiciones frescas y secas, la mayoría de las semillas ger­ minarán bien sembradas en primavera. Las semillas de plantas herbáceas, ta­ les como las peonías (Paeonia) y los heléboros (Helleborus), en general perma­ necen inactivas durante bastante tiempo, a menos que se proporcione condicio­ nes adecuadas o se interrumpa la inac­ tividad, induciendo la germinación. Al­ gunas requieren una exposición temporal al frío o a la luz, mientras que otras están rccubicrtas de cáscaras du­ ras que debe ablandar a través de la es­ carificación o sumergiendo en agua an­ tes de sembrar (véase también P r in c i ­ p io s d e P r o p a g a c ió n , «Cómo vencer la inactividad», p. 535). Tratamiento pre-germinativo de las semillas

Las semillas que requieren un período de frío para interrumpir su inactividad pueden sembrarse al aire libre en otoño

o invierno (véase también Sembrado de semillas que requieren un enfriado, p. 163), o colocarse en la nevera durante algunas semanas antes del sembrado, en primavera. Este método de interrumpir la inactividad es adecuado para muchos géneros, incluyendo Aconitum, Adonis, Campanula y Prímula. Las semillas de algunas plantas, como Gentiana asclepiadea, requieren un período de expo­ sición a la iuz para germinar con éxito.

no siguiente. Siembre en contenedores en otoño del modo habitual.

Siembra de semillas en contenedores

Cierto número de perennes, en especial las Leguminosae de la familia de los gui­ santes, tienen semillas de cáscaras du­ ras que impiden una germinación rápi­ da y pareja. Justo antes de sembrarlas, escarifique frotando con papel de lija o practicando un pequeño corte con un cuchillo afilado para permitir que ab­ sorban agua y germinen. Otra opción consiste en ablandar las cortezas duras sumergiendo en agua ca­ liente —pero no hirviendo— durante 12-24 horas; esto permite la absorción del agua y el comienzo de la germina­ ción. El empapado es adecuado para un cierto número de perennes, como Arum, Baptisia y Euphorbia. Una vez empa­ pada, hay que sembrar la semilla de in­ mediato.

A menos que requiera un gran número de plantas, lo más fácil es sembrar se­ millas en contenedores. Una bandeja de plástico puede albergar entre doscientas o trescientas semillas, mientras que in­ cluso un tiesto grande y cuadrado alcan­ zará para sembrar 50 semillas, depen­ diendo del tamaño. Los tiestos cuadra­ dos pueden acomodarse en hileras y pro­ porcionan un área de tierra mayor que ios redondos del mismo ancho. Ya sea utilizando bandejas o tiestos, coloque una capa de trozos de tiesto o arena gruesa en el fondo de cada uno para el drenaje y llene con tierra para semillas. Si los plantones jóvenes han de conservarse en los tiestos durante más de un tiempo corto después de germi­ nar, a menudo son preferibles las male­ zas con base de tierra negra en lugar de turba. Apriete la tierra alrededor de los bordes con suavidad, después nivele la superficie y afirme, dejando 1 cm debajo del borde del contenedor.

Inactividad doble

Siembra

Escarificado y empapado

Las peonías y Trillium requieren nor­ malmente dos períodos de frío para ini­ ciar la germinación de tanto vástagos como raíces. El desarrollo de raíces de la semilla germinante ocurre durante la primera estación, pero los vástagos no aparecen por lo general antes de que las semillas se sometan a un segundo perío­ do de frío, en general durante el invier-

Siembre las semillas muy espaciadas, de­ jando alrededor de 5 cm de distancia en­ tre una y otra; si las siembra muy api­ ñadas, las plantas resultantes serán delgadas y débiles y tenderán a pudrir­ se por el pie (véase p. 564). Las semillas finas y las que requieren luz para ger­ minar, como algunas gencianas (Gentia­ na), pueden dejarse descubiertas o re-

Recolección de semillas Recolecte las semillas al madurar: sa­ cuda fuera de las cápsulas o sujete las cápsulas de semillas en pequeños ra­ mos y envuelva en sacos de papel ca­ beza abajo para que las semillas cai­

gan dentro de los sacos. Asegúrese de que las semillas estén completamen­ te secas antes de almacenar en sacos de papel o sobres limpios, etiqueta­ dos y fechados.

Recolecte cápsulas de semillas maduradas (aquí, de Meconopsis^ cuando se vuelvan marrones. Sacuda las semillas fuera de cada cápsula sobre un papel y almacene en un sitio fresco y seco hasta plantarlas.

P cubrirse con una capa fina de tierra ta­ mizada y después afirmarlas con un prensador. Cubra las semillas más grandes, como las de las peonías, con una capa de 5 cm de abono tamizado.

C u l t iv o

de

P lantas

a p a r t ir d e

r o p a g a c i ó n

S em illa s

Cuidados ulteriores

Etiquete los contenedores con el nom­ bre de la semilla y la fecha del sembra­ do, después riegue por medio de una re­ gadera de roseta fina, cuidando de no desplazar las semillas. Si siembra semi­ llas pequeñas, otra opción consiste en colocar los contenedores en una bandeja con agua, dejando que absorban la hu­ medad suficiente como para humedecer la tierra; este método evita que las se­ millas sean arrastradas por el agua. Im­ pida la evaporación cubriendo los con­ tenedores con cristal o una película de plástico y coloque en una cajonera o in­ vernadero. En días soleados, proporcione algu­ na sombra con papel o malla para som­ breado. Una vez que las semillas co­ miencen a germinar, retire la cobertura y reduzca el sombreado.

Llene un tiesto de 13 cm con tierra para semillas húmeda. Afirme hasta I cm debajo del borde con un prensador.

1

Con un papel limpio y doblado, esparza las semillas (aquí, de Chrysanthemum x supcrbunV sobre la tierra.

Cubra las semillas con una 3 capa fina de tierra tamizada.

4

5

6

Etiquete y riegue sin desplazar las semillas.

Introducción de los contenedores en un macizo exterior

Si en otoño o invierno los contenedo­ res han de colocarse en el exterior sin protección climática, con el fin de ven­ cer la inactividad de las semillas, agre­ gue un capa de gravilla encima de éstas. Esto evitará que sean arrastradas por la lluvia intensa y, hasta cierto punto, pre­ viene el desarrollo de musgos y hepáti­ ca en la superficie de la tierra. Cubra el contenedor con malla de alambre fina para proteger las semillas de roedores y pájaros. Introduzca los contenedores en un macizo exterior de arena, ya que esto proporcionará unas condiciones estables para la germinación. Una vez germinadas las semillas y aparecidos los plantones, coloque los contenedores en una cajonera y cuide los plantones al igual que los cultivados con una protección. Trasplantado Una vez que los plantones hayan adqui­ rido el tamaño suficiente como para ma­ nipularlos, es decir, después de forma­ dos el primer o segundo par de hojas legítimas, se los puede trasplantar. Es­ pacíe entre 30-40 semillas en bandejas semilleras o trasplante a contenedores individuales. Lo último es recomendable para plan­ tones cuyas raíces no toleren mucho mo­ vimiento. Otra opción consiste en tras­ plantarlos a módulos (bandejas con compartimientos). Debe emplearse una buena mezcla de tierra negra en todos los casos. Riegue concienzudamente, etiquete y coloque en una cajonera o invernadero fresco hasta que se establezcan. Después puede seguir cultivando en tiestos indi­ viduales o plantarlos fuera en su sitio

Cubra con cristal o plástico transparente para conservar la humedad. Coloque en una cajonera hasta que los plantones desarrollen dos pares de hojas. P l a n t a c ió n

de

S em illa s

Trasplante los plantones a tiestos; los tiestos degradables permiten el plantado fuera directo. Manipule los plantones por las hojas.

Cuando los plantones se conviertan en plantas pequeñas con un buen sistema de raíces, plante fuera o coloque en tiestos.

R e q u ie r e n E n f r ia m ie n t o Etiquete los tiestos con el nombre de la semilla y la fecha de sembrado y riegue concienzudamente. Después introduzca los tiestos en un macizo de arena en el exterior para estimular la germinación.

que

I

2

En otoño, siembre las semillas ligeramente en tiestos con tierra, después cubra con una capa fina de tierra y revista con gravilla fina._____________________

definitivo, una vez que hayan alcanza­ do el tamaño suficiente.

Siembra al aire libre Si necesita muchas plantas, puede resul­ tar más conveniente sembrar en el exte­ rior. Prepare un espacio en suelo fértil y bien drenado, eliminando todas las malezas y cultivando el suelo hasta ob­ tener una capa fina y desmenuzable.

Utilizando una línea o un escantillón, haga una hilera para semillas, emplean­ do una azada o una azada para cebo­ llas, o bien la punta de una etiqueta grande. La profundidad de la hilera depende del tamaño de la semilla a sembrar: 0,5 cm es adecuado para semillas pequeñas, mientras que las grandes requieren una de 1 cm al menos de profundidad. Si debe trasplantar los plantones mientras aún son jóvenes, separe las hileras 10-15 cm; si las ha de seguir cultivando en hi­

leras, deje 15-22 centímetros entre cada hilera. Siembre las semillas pequeñas a 0,5 cm de distancia y las grandes, como las de las peonías, a 2,5 cm o más. Después de sembrar, cubra las hileras con una capa fina de tierra por medio de un rastrillo y etiquete cada hilera con el nombre de las semillas y la fecha. Rie­ gue con cuidado, evitando arrastrar la tierra. Para más detalles, véase A nuales y B ienales, Sembrado en hileras, p. 181.

División de perennes Este método es adecuado para propa­ gar muchas perennes de rizoma exten­ dido y muchos vástagos que crecen des­ de la base. Además de ser un modo de aumentar las existencias, en muchos ca­ sos la división rejuvenece las plantas y las mantiene vigorosas, porque pueden eliminarse las parles viejas o improduc­ tivas (véase también «Retiro y división», p. 157). Algunas perennes pueden dividirse sencillamente separando partes de la planta a mano o utilizando dos horcas espalda con espalda; es mejor separar plantas de raíces carnosas con una pala o un cuchillo. Cuándo dividir

Divida la mayoría de las plantas cuan­ do están inactivas, a finales de otoño o principios de primavera, pero no en tiempo extremadamente frío, húmedo o seco, ya que estas condiciones podrían dificultar el nuevo establecimiento de la planta. Antes de dividirlas, es mejor dejar las perennes de raíces carnosas hasta el fi­ nal del período inactivo en primavera. Este es el momento en el que sus brotes comenzarán a crecer, lo que indicará las zonas de desarrollo más vigorosas y, por C ómo P ro pa g a r P er en n es Retire la planta a dividir, cuidando de introducir la horca lo bastante alejada de la planta para no dañar las rafees. Sacuda para eliminar tierra sobrante. Esta planta es un Helianthus.

1

lo tanlo, la mejor manera de dividir la planta. Preparación

Primero retire la planta a dividir aflo­ jando el suelo que la rodea, cuidando de no dañar las raíces y levantando sua­ vemente con una horca. Sacuda para eliminar la mayor can­ tidad posible de tierra suelta de las raí­ ces y quite las hojas y los tallos muer­ tos para poder observar los mejores puntos de división. Esto también permi­ tirá ver cuáles son las partes sanas de la planta a conservar y cuáles las viejas e improductivas a descartar. Elimine la mayor parte de la tierra de las raíces y corolas de las plantas de raíz carnosa, lavando con agua, para que puedan verse claramente todos los bro­ tes y 110 correr peligro de dañarlos al dividir.

pedazo para dividir la planta en más sec­ ciones, cada una con algunos vástagos nuevos. Las plantas que tienden a formar te­ rrones leñosos o que tienen raíces sóli­ das y gruesas deberían cortarse con un cuchillo o una pala; asegúrese de que cada trozo tenga al menos dos brotes de desarrollo o dos vástagos. Elimine el de­ sarrollo viejo, débil y, a veces, leñoso del centro de la planta; las partes que tie­ nen raíces sanas y vástagos nuevos tien­ den a estar en el perímetro. Las perennes de corolas sueltas y ex­ tendidas y de muchos vástagos, como los áster silvestres (Aster), son fáciles de dividir con las manos o con dos horcas. Sencillamente separe tallos individuales que crezcan en el borde de la corola, de manera que cada uno tenga su sistema de raíces propio. Plantas de raíces carnosas

Plantas de raíces fibrosas

Introduzca dos horcas de mano espal­ da con espalda cerca del centro de la planta, de manera que los dientes estén juntos y ios mangos separados; después empuje hacia adelante y hacia atrás con suavidad para que los dientes vayan se­ parando la planta en dos porciones más pequeñas. Repita este procedimiento con cada po r

Puede resultar necesario dividir las plan­ tas de raíces carnosas y sólidas —como Rheum — con una pala, ya que resulta­ ría difícil separar la corola con dos horcas. Después de dividir la planta, dejan­ do los brotes de desarrollo claramente visibles, separe cortando con una pala, cuidando de dejar dos o más brotes en cada trozo.

Después recorte limpiamente cada trozo con un cuchillo, descartando el material viejo y leñoso y las raíces da­ ñadas o podridas. Las plantas con varias corolas entre­ lazadas, tales como Arthropodium, y las hierbas decorativas con penachos tam­ bién pueden dividirse utilizando dos horcas espalda con espalda. y cuidados ulteriores Después de dividir, espolvoree las super­ ficies cortadas con un fungicida adecua­ do (véase P r in c ip io s d e P r o p a g a c ió n , «Cómo se forman las raíces», p. 538). Vuelva a plantar las divisiones cuanto antes. Es importante que no se resequen, de Replantado

División de hermosas Debe dividir las hermosas grandes y de rizomas fuertes con una pala. Incluya varios brotes en cada divi­ sión y recorte las partes dañadas con un cuchillo. Las hermosas de rizoma más suelto y carnoso se pueden separar a mano o con hor­ cas espalda contra espalda; cada división debe tener al menos un «ojo» o vástago.

D iv isió n

Separe las plantas con centros leñosos cortando la corola con una pala.

R a íc e s D u r a s y F ib r o s a s

Divida la corola con una pala; cada segmento debe incluir varios brotes en desarrollo.

M é t o d o A l t e r n a tiV O

!# “ —

la planta en trozos 3 Divida más pequeños con las manos, conservando sólo los segmentos sanos y vigorosos, cada uno con varios vástagos nuevos.

4

Recorte el desarrollo superior antiguo y vuelva a plantar las divisiones a la misma profundidad que antes. Afirme, y riegue concienzudamente.

— *

Divida las plantas herbáceas de raíces fibrosas (aquí, HemerocallisJ utilizando dos horcas espalda con espalda.

Divida plantas pequeñas y las de rizomas flojos partiendo el terrón con las manos.

P modo que, si el replantado se atrasara un par de horas, sumerja las plantas en agua durante un momento; después co­ loque en un saco de plástico sellado en un lugar fresco y sombreado hasta que pueda replantarlas. Si vuelve a plantar trozos grandes de inmediato, éstos aún podrán desplegar flores durante la misma estación, aun­ que los tallos serán un poco más cortos que los de las plantas que estén más es­ tablecidas. Es mejor cultivar las divisiones más pequeñas en un semillero o en tiestos du­ rante una estación para que se esta­ blezcan.

En general, las divisiones deberán re­ plantarse a la misma profundidad que la planta original, pero es mejor plan­ tar las que tienden a pudrirse por la ba­ se un poco por encima de la superfi­ cie del suelo a fin de mantener las co­ rolas libres de agua excesiva (véase tam­ bién «Profundidad de plantación», p. 148). Al replantar, asegúrese que las raíces estén bien extendidas en el agujero de plantación y la planta afirmada. Riegue las divisiones recién plantadas concien­ zudamente. Cuide de no dejar las raíces expues­ tas al regar.

División de peonías Hay que dividir las peonías con es­ pecial cuidado, ya que les desagra­ da que las trasplanten y tienden a volverse a establecer despacio. Para obtener los mejores resultados, re­ tire y divida hacia finales del pe­ ríodo inactivo a principios de pri­ mavera, cuando pueda ver clara­ mente los brotes de desarrollo ro­ jos e hinchados. Corte la corola en segmentos, cada uno con algunos brotes, cuidando de no dañar las raíces gruesas y carnosas.

División de plantas rizomatosas Divida las plantas de rizomas grue­ sos, como Bergenia y los lirios rizomatosos, separando el terrón en tro­ zos con las manos, cortando después el rizoma en segmentos, cada uno con uno o más brotes (véase derecha). Los bambúes tienen rizomas fuertes que forman terrones densos con rizomas cortos o tienen rizomas largos y ex­ tendidos; divida los primeros con una pala o dos horcas espalda con espal­ da; corte los últimos en segmentos con podaderas, cada uno de los cua­ les debe tener tres nodulos o articu­ laciones (véase también H ie r b a s , B a m b úes , J u n c ia s y J u n c o s , p. 145).

1

2

3

4

Plante los rizomas a una distancia de 15 cm de 5separación. Han de estar

Sacuda el terrón para eliminar tierra sobrante. Con las manos o una horca, parta el terrón en trozos manipulables.

Espolvoree las zonas cortadas con fungicida. Recorte raíces largas en un tercio. Para lirios, corte las hojas con dos ángulos inclinados, dejando 15 cm para evitar que las agite el viento.

Retire la planta a dividir (aquí, un lirio), introduciendo la horca lejos de los rizomas para evitar dañarlos.

Descarte rizomas viejos, luego separe los rizomas nuevos y jóvenes del terrón, y corte los extremos.

semienterrados, y sus hojas y brotes deben ser verticales. Afirme y riegue.

Retire la planta a principios de primavera, cuando haya brotes de desarrollo sanos sobre la corola. Corte en segmentos, cada uno con varios brotes.

2

Espolvoree los segmentos divididos con fungicida para evitar infecciones y podredumbre.

3

Plante fuera los segmentos divididos a 20 cm de distancia entre cada uno. Los brotes deben asomar a la superficie. Afirme bien.

r o p a g a c i ó n

P e r e n n e s D ivisibles Achillea Aconitum Adenophora Anemone hupehensis Arum, algunas # Aster, algunas # As tilbe Astrantia Bergenia

Aster novaeangliae ‘Harrington’s Pink’

Buphthalmum Campanula, algunas * Centaurea dealbata Clematis (herbácea) Coreopsis verticillata Crambe cordifolia Doronicum Epilobium Galega Geranium, algunas * Helenium Helianthus Helleborus orientalis Helleborus orientalis

Hemerocallis Heuchera Hosta Iris (rizomatosas) Kniphofia, algunas * Lia tris Lobelia cardinalis, L. fulgens * Lychnis Lysimachia Lythrum Nepeta Oenothera fruticosa Ophiopogon, algunas # Paeonia Phormium Physostegia Polemonium Pulmonaria Rheum Rudbeckia Salvia nemorosa, S. pratensis Saponaria Scabiosa caucasico Schizostylis Sedum spectabile Sidalcea Smilacina Solidago Slachys byzantina Symphytum Tanacetum coccineum Thalictrum Tradescantia x andersoniana Trollius Veronica Cl.AVK

# No místenles

P r o p a g a c ió n

de

P erennes

1

Elija trozos de leña blanda de 7-12 cm de largo de los extremos de vastagos sanos. Esta planta es un cultivar de Penstemon.

P e r e n n e s P r o pa g a b l e s po r E s q u e je s d e T allo

Extremo Anisodontea * A retot is * Argyranthemum * Calceolaria integrifolia # Cuphea * Dianthus, algunas ¡fc Diascia Epitobium canum Erysimum Euryops, algunas # Felicia, algunas # Gazania * Helichrysum petiolare * Lavatera Lotus bertlielotii * Malvastrum * Mirnulus aurantiacus # Oenothera missouriensis Osteospermum, algunas * Osteospermum ‘Buttermilk’

Parahebe Pelargonium * Penstemon, algunas * Phygelius Salvia, algunas * Scrophularia auriculata Sphaeratcea * Trifotium pratense Verbena * Viola, algunas # Hasales

Tv

Anthemis tinctoria Chrysanthemum, algunas * Delphinium, algunas # Lupinus Monarda Anthemis tinctoria ‘E.C. Buxton’

por

M e d io

de

de

E xtrem os

de

T allo s

2

Recorte la parte inferior de Introduzca los esquejes cada esqueje justo debajo de un alrededor del borde de un tiesto nodulo con un corte recto, de 15 cm con tierra para esquejes y reduciendo a 5-7 cm. Elimine el par riegue. Cubra con saco de plástico de hojas inferiores. sostenido por cañas.

Esquejes de punta de tallo Este sistema de propagado es el más uti­ lizado para plantas herbáceas perennes difíciles de dividir con éxito y para cul­ tivares que no se desarrollan verdadera­ mente a partir de semillas. Se pueden to­ mar esquejes en cualquier momento de la estación de desarrollo, a condición de que existan vástagos adecuados. Elija extremos fuertes y desarrollados sin brotes de flores, rechazando todos los delgados, débiles, larguiruchos o dañados. Si la introducción de los esquejes tu­ viera que atrasarse, coloque en bolsa de plástico sellado para evitar la deshidratación.

En días cálidos, sombree los esque­ jes con papel de diario, malla de som­ breado patentada u otro material semitraslúcido para evitar que las hojas se abrasen o marchiten. Debe retirar el sombreado lo antes posible para que re­ ciban mucha luz. Examine diariamente, retirando hojas muertas y material infectado. Riegue para conservar la tierra húmeda, pero no mojada. Después de dos o tres semanas, de­ berían producir raíces y pueden plantar­ se en tiestos individuales. Los que no ha­ yan desarrollado raíces en este punto, C óm o P ro pa g ar

a p a r t ir d e

Cuando los esquejes 4 arraiguen, retire con suavidad y coloque en tiestos individuales de 10 centímetros.

deberían volverse a introducir y cuidadarse como antes hasta que hayan arraigado.

Esquejes de tallo de base Este tipo de esqueje es el adecuado para plantas herbáceas que producen rami­ lletes de vástagos nuevos en la base du­ rante la primavera. Los esquejes cortos y basales de estas plantas, de tallos hue­ cos o medulosos, como los de los lupi­ nos (Lupinus) y las espuelas, además de E s q u e je s

de

T a llo

de

B ase

Preparación e introducción de los esquejes

Recoja esquejes con podaderas o un cu­ chillo afilado, cortando a través del ta­ llo justo encima de un nodulo. Recorte los esquejes justo hasta debajo de un no­ dulo y elimine después las hojas del ter­ cio inferior. Introduzca los esquejes en tiestos o bandejas con tierra para esquejes ade­ cuado y afirme con los dedos. Deje espacio suficiente entre esqueje y esqueje, de manera que las hojas no se toquen y el aire circule libremente. Esto inhibirá que se pudran por el pie (página 564).

Tome esquejes cuando los vástagos (aquí, de Chrysanthemurn) midan 3,5-5 cm, cada uno con un pequeño trozo de leña de base.

I

2

Introduzca los esquejes dentro de un tiesto con tierra para esquejes húmeda. Coloque en un propagador o saco de plástico para estimular el arraigo.

4

Elimine las hojas de base de cada esqueje y efectúe un corte recto en inferior.

Cuidados ulteriores

Riegue los esquejes con una regadera de roseta fina y rocíe con fungicida para re­ ducir el riesgo de infecciones y podre­ dumbre. Es importante conservarlos dentro un alto nivel de humedad para que no se marchiten, de manera que, dentro de lo posible, conserve en una unidad de ro­ cío o en un propagador. Otra opción es cubrirlos con una tien­ da de plástico o un saco; éstos deben sostenerse con cañas o alambres para que no toquen las hojas, ya que la con­ densación que se forma sobre el follaje puede estim ular la formación de hongos.

Una vez los esquejes arraigados, sepárelos, conservando la mayor cantidad de tierra posible. Coloque en tiestos individuales.

P los de tejido suave, podrán arraigar con éxito a partir de vástagos fuertes toma­ dos de plantas a mediados de primavera. Si fuese necesario, las plantas a pro­ pagar pueden retirarse y cultivarse en tiestos o bandejas, dentro de un inver­ nadero tibio, con el fin de estimular la producción de vástagos basales con ma­ yor anterioridad que si las plantas se de­ sarrollasen al aire libre. Entonces los es­ quejes habrán arraigado y las plantas jóvenes se establecerán más temprano en la estación. Las plantas de las que se han obtenido los esquejes podrán volverse a plantar entonces en el jardín. Preparación e introducción de los esquejes

Elija vástagos fuertes cuyas primeras ho­ jas acaben de desplegarse y, por medio de un cuchillo afilado, retire lo más cerca de la base que sea posible; incluya par­ te del tejido basal leñoso en el esqueje. No utilice vástagos que estén huecos ni dañados. Recorte las hojas inferiores de los es­ quejes, impregne de polvo de arraigo hormonado e introduzca en tierra para esquejes individualmente o no, en un tiesto o bandeja. Afirme, riegue concien­ zudamente, y deje drenar los contene­ dores antes de colocarlos en una cajo­ nera o propagador. Alternativamente, cubra cada conte­ nedor con un saco de plástico transpa­ rente, sostenido por arcos de alambre C ómo P r o pa g a r P e r e n n e s

Retire la planta (aquí, AcanthusJ en estado inactivo y lave las raíces. Seleccione raíces del grosor de un lápiz y corte con cuchillo cerca de la corola.

clavados en la tierra. Aparte los esque­ jes del sol directo para evitar que las ho­ jas se abrasen o marchiten. Cuidados ulteriores

Controle los esquejes de cuando en cuando, eliminando cuanto antes el fo­ llaje muerto o descompuesto para evi­ tar la podredumbre. Asegúrese en todo momento de que la tierra esté húmeda, pero no mojada, y seque la humedad excesiva de la cu­ bierta de plástico. Los esquejes deberían arraigar des­ pués de un mes, y luego podrá plantar en tiestos individuales, llenos a partes iguales de tierra negra, arena y sustitu­ to de turba o turba.

Esquejes de raíz Este es un método útil para la propaga­ ción de perennes de raíces carnosas y gruesas, como Verbascum y cultivares de Papaver orientale. También es la úni­ ca manera de cultivar plantas nuevas y sanas a partir de cultivares de flox de orlas afectados por angilulas. Como las angilulas aparecen en el desarrollo su­ perior del flox afectado, pero no en las raíces, se pueden lograr plantas sanas sin angilulas a partir de coger esquejes de raíz. Este método no se utiliza para los cul­ a p a r t ir d e

E s q u e je s

de

tivares de flox de hojas estriadas, por­ que las plantas resultantes sólo tienen hojas verdes lisas. Al cortar las raíces, cuide de no da­ ñar la planta madre y vuelva a plantar recto apenas haya cortado los esquejes. Los de raíz tienen mayor éxito tomados cuando la planta está en el período inac­ tivo, generalmente en invierno. Preparación

Retire una planta sana y fuerte y lave las raíces para poder observarlas con clari­ dad. Elija las jóvenes, vigorosas y bas­ tante gruesas, ya que éstas tienden a pro­ porcionar plantas nuevas mejores que las débiles y delgadas o viejas, torcidas y leñosas. Corte las raíces jóvenes muy cerca de la corola y vuelva a plantar la planta madre. Si propaga plantas de raíces gruesas, como Acanlhus, Anchusa, Romneya y Verbascum, elija raíces del grosor de un lápiz y corte en trozos de 5-10 centíme­ tros de largo. En el caso de las perennes de raíces delgadas, corte en trozos de 7-12 cm, de manera que haya bastante alimento al­ macenado para los esquejes. Corte cada segmento de manera que la parte superior (la más cercana al ta­ llo) tenga un corte recto y la inferior (la más cercana al extremo de la raíz) uno sesgado; esto facilita introducir los es­ quejes correctamente. De la parte supe­

R a íz

Acorte las raíces y corte en trozos de 5-10 cm. Corte recto en el extremo superior e inclinado en el inferior (véase detalle).

cajonera hasta que arraiguen.

5

Cuando hayan desarrollado vástagos jóvenes, coloque en tiestos individuales llenos de abono para esqueje con base de tierra negra. Riegue y etiquete (véase detalle).

rior se desarrollarán vástagos, y de la in­ ferior, raíces. Elimine las raíces fibrosas antes de in­ troducir los esquejes. Introducción de esquejes

Después de preparar los esquejes, espol­ voree con fungicida para evitar que se pudran. A continuación introduzca verticalmente, con el corte recto hacia arriba, en tiestos o bandejas con abono para se­ millas, a una profundidad de una vez y media su longitud; los extremos deben estar a nivel de la superficie. Cubra los tiestos con una capa de are­ na o gravilla fina, etiquételos y colóquelos en una cajonera o un propagador. No los riegue hasta que no comiencen a arraigar. Una vez que se hayan desarrollado los vástagos, coloque en tiestos individua­ les con tierra adecuada. Las plantas de raíces más delgadas, como Anemone hupehensis, A. x hybrida, Campanula, flox y Primula denticulata, a menudo se tratan de un modo ligeramente diferente, ya que sus raíces podrían ser demasiado delgadas para introducir verticalmente. Coloque los esquejes horizontalmente sobre la superficie de los tiestos o ban­ dejas de tierra afirmada y cubra a con­ tinuación con más tierra. Después, trate al igual que para los esquejes estándar. P e r e n n e s P r o pa g a b l e s a p a r t ir d e E sq u e je s d e R a íz

3

Introduzca los esquejes en agujeros en un tiesto con tierra para esquejes húmeda y afirme. La parte superior estará ai mismo nivel que la tierra. M é t o d o O p c io n a l R a íc e s D elg a d a s

Revista los tiestos con gravilla 4 gruesa, etiquete y coloque en

r o p a g a c i ó n

para

Coloque los esquejes cortados de forma horizontal sobre abono húmedo afirmado. Cubra con tierra y afirme.

Acanthus Anchusa azurea Anemone hupehensis, A. x hybrida Arnebia Campanula, algunas * Catananche caerulea Echinops Catananche caerulea ‘Major’

Erodium, algunas * Eryngium, algunas * Gaillardia Geranium, algunas * Gypsophila Limonium latifolium Mertensia Morisia Papaver orientale Phlox decussata, P. suhulata Primula denticulata Pulsatilla vulgaris Romneya Trollius Verbascum C la v e ♦ No resistente

Injerto Aunque los injertos están habitualmcnte más vinculados a árboles y arbustos, al­ gunos cultivares de Gypsophila paniculata, por ejemplo ‘Flamingo’ y ‘Bristol Fairy’, se propagan por injerto. Ello se debe a que no arraigan con facilidad a partir de esquejes, de modo que el in­ jertado es la única manera de aumen­ tar las existencias. Este sistema debería producir plantas vigorosas de buen de­ sarrollo. Preparación de la planta de la púa

Retire las plantas del cultivar a propa­ gar en otoño, coloque en tiestos y con­ tinúe cultivando en un invernadero freco. Esto estimulará la producción de vástagos jóvenes y vigorosos antes de lo habitual —entre mediados y finales de invierno—, que es el momento óptimo para injertar.

hojas porque la condensación en el in­ terior de la bolsa podría pudrirlos. Fije la bolsa en su sitio con una tira elástica alrededor del tiesto. Cuidados ulteriores

Examine las plantas injertadas con re­ gularidad, asegurándose de que la tie­ rra no se reseque. Riegue desde abajo, cuando sea ne­ cesario, introduciendo los tiestos en una

bandeja con agua, retire las bolsas de plástico y proceda a rociar las plantas con agua. Los injertos deberían pegarse bastante rápidamente y las raíces nuevas apare­ cerán después de cuatro a seis semanas; entonces puede retirar las plantas injer­ tadas del propagador o saco de plásti­ co y conservar en condiciones frescas, pero libre de heladas, hasta que se de­ sarrollen vástagos nuevos.

Una vez que el desarrollo nuevo sea visible en cada planta injertada y que la unión sea firme, podrá retirar la ligadura de rafia o plástico. Una vez estén bien establecidas, co­ loque las plantas en tiestos con tierra es­ tándar y siga cultivando en un inverna­ dero fresco o cajonera. Luego plántelas fuera a principios de verano, en un ma­ cizo de semillero o en su ubicación de­ finitiva.

P r o p a g a c ió n p o r I n je r t o Primero seleccione y prepare el patrón. Corte un trozo de raíz recta y sana de / cm de grosor y 9 cm de largo de la planta madre (aquí, Gypsophila paniculata/

1

Preparación de los patrones

2

Para los patrones, utilice plantones de uno o dos años de Gypsophila paniculala que deben ser retirados y prepara­ dos entre mediados y finales de invier­ no. Elija raíces del grosor de un lápiz por lo menos y de 7-10 cm de largo, cor­ tando recto en el extremo y sesgado en la base. Recorte las pequeñas raíces laterales y descarte las fibrosas que crezcan so­ bre el patrón. Luego, coloque las raíces preparadas en un saco de plástico sella­ do para conservar la humedad en ellas mientras prepara las púas. Es importante que no se sequen las superficies cortadas, ya que ello podría impedir la unión adecuada entre el pa­ trón y la púa.

Elimine raíces fibrosas y recorte raíces laterales hasta el patrón dejando I cm. Corte recto en el extremo superior e inclinado en el inferior.

Selección y preparación de los patrones

Para los patrones, elija vástagos jóvenes y fuertes de 3-7 centímetros de largo y separe de la base de la planta. Los extremos inferiores deben cortarse en cuña.

Con un cuchillo afilado, Para la púa, seleccione un 4 una incisión vertical vastago vigoroso de 3-5 cm de 3dehaga I cm de profundidad en la grosor y 3-7 cm de largo. Recorte el parte superior del patrón.

Unión de patrones y púas

Primero prepare el patrón, practicando un pequeño corte vertical de 1 cm de profundidad en el extremo superior. Co­ loque en un tiesto individual de tierra para esquejes. Después introduzca la púa, recortan­ do más si fuera necesario, de manera que el extremo inferior encaje en el corte del patrón preparado. Sujete firmemente la púa y el patrón unidos con rafia o cinta plástica. Alternativamente, las plantas pueden ser colocadas en un tiesto después de in­ jertadas. En ambos casos, riegue con­ cienzudamente y deje drenar los tiestos. Coloque las plantas injertadas en un propagador o unidad de rociado, pre­ ferentemente con calor en la base, o cu­ bra cada uno con una bolsa de plástico transparente, sostenida por cañas o alambres; asegúrese de que no toque las

extremo inferior en forma de una cuña que encaje dentro del corte del patrón. Cubra la planta con un saco de 7plástico sostenido

6

Para sujetar la púa firmemente, sujete la zona injertada con rafia o cinta adhesiva. Etiquete y riegue concienzudamente.

por cañas o alambres para que no toque la planta. Deje en un sitio luminoso y cálido a cubierto, hasta que el injerto haya prendido y haya señales de desarrollo nuevo.

5

Introduzca el patrón dentro de un tiesto de 6 cm con tierra para esquejes y afirme. Introduzca la parte inferior de la púa dentro del patrón con cuidado, ajustando bien.

J

a r d i n e r í a

de

F

lo res

S

i l v e s t r e s

y

de

P

rados

Jardinería de flores silvestres y de prados jardinería de flores silvestres sur­ ped corto y plantas bajas como gencia­ ge, en parte, por el deseo de con­ nas (Gentiana acaulis) y espiguillas de Lservar especies nativas amenazadas pormontaña (Soldanella montana), que a

110

la erosión de sus hábitats naturales; aun­ que estos hábitats no sean exactamente reproducibles, el cultivo incluso de una pequeña zona de flores silvestres contri­ buye a su conservación y atrae a una se­ rie de insectos (a menudo benéficos) y otra fauna al jardín. A menudo la creación de una zona de flores silvestres es la mejor manera de utilizar una parte del jardín que no se presta al cultivo convencional, tal vez porque es demasiado abierta, inclinada o seca, o porque tiene un suelo pobre.

serán dañadas por el viento. Los suelos anegados o húmedos pueden utlizarse como jardín de pantano (véase p. 245), con plantas como reina de los prados (Filipéndula ulmaria). Observe la flora silvestre local, ya que ésta le indicará qué especies cultivar, pero nunca tome flores de la naturaleza. También puede incluir alguna plantas no locales que disfruten de las mismas con­ diciones de desarrollo y que sean acor­ des con el estilo de la plantación.

Jardines de flores silvestres Los hábitats de las flores silvestres son muy diversos, pero comprenden prados y praderas ricas en llores (véase p. 279), prados alpinos, trigales, tierras panta­ nosas y monte (véase p. 27). Al planear una zona de flores silves­ tres, valore el emplazamiento, teniendo en cuenta el clima, tipo de suelo y dre­ naje, y el grado de sol, sombra y pro­ tección. Las condiciones de desarrollo determinarán qué plantas prosperarán y tendrán un aspecto natural en el em­ plazamiento. Un lugar abierto y soleado —de sue­ lo bien drenado— es ideal para un pra­ do con escabiosa común (Knaulia arvensis) y galio (Galium verum) o para una zona de trigales con amapolas (Papaver) y acianos (Centaurea cyanus); un emplazamiento más expuesto podría ser adecuado para un prado alpino, con cés­ P lantas

que

F lorecen

Leucanthemum vulgäre (prado)

Caltlia palustris (pantano)

en

Variación estacional Según el emplazamiento y las plantas elegidas, se puede planificar el desplie­ gue principal para una estación en par­ ticular o para ampliar a lo largo de un período más largo. Un hábitat boscoso favorece plantas que florecen en prima­ vera porque la bóveda de los árboles fil­ tra más luz que en tiempos posteriores. Los prados están en su cima en verano, pero tienen interés durante más tiempo, desde los narcisos de primavera, como Narcissus pseudonarcissus, hasta aza­ franes que florecen en otoño (Colchicum autumnale y Crocus speciosus).

Establecimiento de un jardín de prado Es mejor establecer este tipo en suelos de baja fertilidad, usando una mezcla de hierbas finas, como agrostidas (Agrostis) y cañuelas (Festuca), que no

D is t in t o s H á b it a t s

Geranium pratense (prado)

Galantlius nivalis ‘Flore Pleno’

(bosque y prado)

Chelitlonitim iiiajus ‘Flore l’leno’

(bosque y setos vivos)

F.rythronium dens-canis (bosque y prado alpino)

O r l a d e F l o r e s S il v e s t r e s

Muchas especies florecen profusamente en tos jardines, ofreciendo un despliegue atractivo y una rica fuente de néctar para los insectos. invadirán las plantas floridas. Las flo­ res de prado típicas comprenden las pe­ rennes, como petirrojas (Lychnis floscuculi) y los farolillos de racimo (Cam­ panula glomerata). Existen varias mez­ clas de semillas disponibles, que se ade­ cúan a diferentes emplazamientos y tipos de suelos. Siembra y plantación Elimine las malezas perennes vigorosas, como las romazas (Rumex) y diente de león (Taraxacum officinale), con un her­ bicida desplazado. Después retire toda la turba y la capa superior de tierra fér­ til para su uso en otro sitio. Cultive el suelo finamente, afirme a pisotones o con rodillo y rastrille ligeramente. A principios de otoño o en primavera, siembre las semillas de las flores silvetres (con arena fina para lograr una dis­ tribución pareja) a razón de 4 g por m2, o según lo aconseje el proveedor. Si establece flores silvestres en un pra­ do existente, como, por ejemplo, un huerto, reduzca la fertilidad del suelo a lo largo de uno o dos años, cortando el césped con regularidad y retirando la hierba cortada. Después introduzca plantas cultivadas en tiestos, utilizando un pequeño plan­ tador para bulbos a fin de extraer pe­ llas de turba. Mantenimiento El primer año, mantenga el césped a 5-8 cm, retirando lo cortado para conservar baja la fertilidad del suelo; trate las ma­ lezas perennes perniciosas puntualmen­ te. No cuente con flores la primera es-

tación. En años subsiguientes, corte las zonas con flores primaverales, dejando 8 cm después de que pierdan las semi­ llas. Siga cortando cada tres semanas o una vez a finales de verano. Los prados que florecen en verano pueden segarse o cortarse con guadaña hasta finales de primavera, pero después debe dejarlos hasta principios de otoño, cuando las flores hayan perdido las semillas. Reti­ re las hierbas cortadas después de cada siega.

P l a n t a c ió n R ib e r e ñ a

La fragante Hesperis matronalis, alimento para las orugas de la mariposa de alas con extremos naranjas, coloniza suelos húmedos.

Pelargonios

L

os pelargonios son, en su mayo­ T ip o s d e P e l a g o r n io s ría, plantas no resistentes, siempreverdes, perennes y de origen sudafri­ cano. Al introducirlas en Gran Bretaña, se les dio el nombre común de geranio, por su semejanza botánica con las es­ pecies resistentes herbáceas del genero Geranium, que se cultivaba habitual­ mente en Europa en aquel tiempo. Este nombre común sigue siendo utilizado ampliamente, aunque casi todas las plantas llamadas geranios pertenecen al Z onal R ecia género Pelargonium. P. ‘Dolly Varden’ P. ‘Purple Emperor’ Hojas redondeadas, con Hojas profundamente una zona más oscura y dentadas y flores flores sencillas o dobles. amplias en forma de trompetilla.

Tipos de pelargonios

dores, donde mejor se exhiben sus flo­ res sobre tallos colgantes. También pue­ de plantarlas desparramadas sobre los bordes de un macizo en relieve o de un muro.

H o ja s

de

H ie d r a

P. peltatum ‘Amethyst’ Plantas colgantes de hojas lobuladas y flores desde sencillas a dobles.

Alimento y riego

Los pelargonios pueden dividirse en cin­ co grupos, según sus características prin­ cipales. Los grupos son: zonal, enanas y mi­ niaturas zonales, regias, con hojas de hiedra, y con hojas aromáticas. Zonal Estos pelargonios tienen hojas redon­ deadas, generalmente dibujadas con una zona oscura distintiva, y flores sencillas, semi-dobles y dobles. Algunos cultiva­ res no tienen esta zona, y otros tienen hojas estriadas doradas o plateadas, o tricolores. En los climas templados, crecen bien en el jardín abierto, y resultan ideales paa los macizos de verano, ya que flo­ recen continuamente desde principios de verano a finales de otoño. También pros­ peran en jardineras, cestas colgantes y contenedores. Las zonales se adaptan con facilidad a las condiciones de desa­ rrollo en invernaderos o jardines de in­ vierno. P. ‘Dolly Varden’

H o ja s A r o m á t ic a s

P. ‘Royal Oak’ Plantas con flores pequeñas, a menudo irregulares y cultivada por sus hojas fragantes.

Enanas y zonales miniatura Las enanas zonales miden 13-20 cm, son arbustivas y producen muchas flores. Son excelentes plantas para jardineras de ventanas y para tiestos desplegadas en invernaderos y jardines de invierno, la s miniatura zonales tienen hojas y flo­ res más pequeñas que las enanas zona­ les, y no miden más de 13 cm. Son plan­ P. ‘Frank Headley’ P. ‘Mrs Quilter’

C ontenedores

P. ‘Lady Plymouth’

Hojas aromáticas Los pelargonios de hojas aromáticas tie­ nen pequeñas flores delicadas de cinco pétaios y un follaje aromático por el que, generalmente, se las cultiva. Son ex­ celentes plantas de interior y de inver­ nadero, y en climas templados pueden cultivarse en el exterior en verano y oto­ ño, en contenedores o como plantas de macizos.

Plantando una combinación de zonales y de tipos de hojas aromáticas, proporcionará un follaje atractivo un despliegue largo de flores decorativas.

Z ona E nana

P. ‘Timolhy Clifford’ Plantas arbustivas de floración abundante, similares a las zonales, de 20 cm de alto.

tas muy floríferas, que tienen flores do­ bles y sencillas en una gran gama de co­ lores, y sus hojas son verdes o verdenegruzcas. En años recientes, se han desarrolla­ do las zonales híbridas F1 y F2, que se cultivan a partir de semillas y se utili­ zan principalmente en macizos. Tienen flores sencillas y están disponibles en la misma gama de colores que los cultiva­ res propagados vegetativamente. Regias Son pelargonios pequeños y arbustivos, de hojas redondeadas y muy serradas y flores anchas en forma de trompetilla, a menudo de colores exóticos. Se las puede cultivar en el jardín abierto, pero en los países templados se las usa con mayor frecuencia co­ mo plantas de interior, de invernade­ ro o de jardín de invierno, ya que las flores se estropean con facilidad con la lluvia. En climas más cálidos, donde se las puede plantar en el exterior per­ manentemente, forman espléndidos ar­ bustos floridos que florecen casi todo el año. Hojas de hiedra Estos pelargonios colgantes tienen ho­ jas redondedas lobulares tipo hiedra, y flores similares a las zonales, disponi­ bles en una gran gama de colores. Se las usa en cestas colgantes y otros contene-

Todos los pelargonios, especialmente los de contenedores, necesitan un alimen­ to líquido de alto contenido en potasa, como el fertilizante para tomates, a lo largo de todo el verano. Esto les ayuda a seguir produciendo muchas flores de alta calidad sin volverse demasiado ho­ josas. Los fertilizantes ricos en nitratos pro­ ducen demasiadas hojas a expensas de las flores, y no deben utilizarse. Los cul­ tivados en contenedores deben regarse a intervalos regulares apenas se seque la superficie de la tierra.

Invernado Los pelargonios deben conservarse a sal­ vo de las heladas, excepto P. endlicherianum , una especie rara y resistente, oriunda de Türquía. En los climas tem­ plados, las plantas cultivadas en el ex­ terior se pueden conservar para replan­ tar la próxima estación, llevándolas a un lugar protegido antes de las heladas. Re­ tire las plantas antes de las primeras he­ ladas, sacuda para eliminar la mayor cantidad posible de tierra de las raíces, recorte las raíces y los tallos y elimine las hojas que queden. Para almacenarlas, use una caja de madera o de cartón fuerte de caras pro­ fundas y efectúe algunos pequeños agu­ jeros de drenaje en el fondo. Rellene la caja a medias con abono para tiestos o semillas para conservar vivas las plan­ tas, pero que contiene insuficiente ali­ mento como para que se desarrollen vi­ gorosamente durante el período de almacenado. Prepare los tocones preparados (plan­ tas viejas) en la caja, de modo que es­ tén juntas pero sin tocarse. Rellene con más abono alrededor de cada tocón y afirme en etapas, acabando a ras de la superficie de la caja. Riegue concienzudamente y deje la

lumínicas son buenas y el tiempo sigue templado. Elija vástagos sanos y fuer­ tes (no floridos, si son de una regia o de hojas aromáticas), cortando justo en­ cima de la tercera articulación debajo del extremo de desarrollo. Recorte cada uno justo hasta debajo de la articulación in­ ferior y elimine seguidamente las hojas inferiores.

H ábitos C o n t r a s t a d o s

Use pelargonios colgantes con hojas de hiedra para volcar sobre el borde de un contenedor. Harán un bonito contraste con las formas verticales en el centro.

caja en el exterior durante un día para que drene. Vuelva a regar sólo durante el invierno si se resecan mucho. Alma­ cene la caja en un sitio bien iluminado y libre de heladas. Si no hay calefacción disponible, proteja en tiempo muy frío con diarios, sacos o mediante una al­ fombra vieja. A mediados de invierno aparecerán vástagos nuevos sobre los tocones; és­ tos pueden usarse como esquejes a prin­ cipios de primavera. Alternativamente pueden colocarse los tocones en tiestos individualmente y seguir cultivando para plantar luego, en el exterior, en las primeras etapas del verano.

Propagación a partir de esquejes Es fácil propagar pelargonios a parlir de esquejes, y el sistema utilizado es el mis­ mo para todos los tipos. Coger esque­ jes es un método barato para producir plantas nuevas y permite que la planta vieja siga floreciendo fuera en el jardín hasta la llegada de las primeras heladas, prolongando así el despliegue. Selección de esquejes Aunque se los puede tomar a partir de la primavera, el momento mejor es a fi­ nales de verano, cuando las condiciones

In v e r n a d o

Retire las plantas antes de las primeras heladas y sacuda para eliminar la tierra sobrante. Recorte los tallos, dejando 10 cm y elimine las hojas. Recorte las raíces dejando 5 cm.

Llene una caja a medias con 15 cm de abono para semillas. Coloque las plantas sin tocarse. Rellene con abono; después, riegue y deje drenar.

Introducción de esquejes Elija el tamaño del tiesto según el nú­ mero de esquejes: uno de 13 cm podrá contener hasta cinco esquejes. Llene el tiesto con abono para esquejes o semi­ llas estándar, afirme y coloque el tiesto en un contenedor con agua, hasta que la superficie de la tierra esté húmeda. Retire y deje drenar. Introduzca los es­ quejes, apretando con suavidad para eli­ minar bolsas de aire en sus bases. No los riegue aún. Cuidados ulteriores Coloque el tiesto en un lugar ilumina­ do y tibio, pero no directamente al sol. Una semana después de introducirlos, riegue desde abajo (véase arriba). Vuelva a regar una semana o diez días después, momento en que deberían arraigar. Si los riega desde arriba, podrían sufrir de moho gns/Botrytis u otras enfermeda­ des de pudrimiento por el pie. No use propagadores ni las cubra con plástico por las mismas razones. Permita que el aire circule siempre li­ bremente. Apenas hayan arraigado (cuando aparezcan hojas nuevas) colo­ que en tiestos individuales de 6 centí­ metros.

T o m a d e E s q u e je s

Elija un vastago sano y corte el tallo recto justo encima de la tercera articulación bajo el extremo de desarrollo.

Con una navaja, elimine hojas de cada esqueje, dejando dos en el extremo superior. Elimine flores o brotes.

Cultivo de híbridos F1 y F2 a partir de semillas Los híbridos Fl y F2 a partir de semi­ llas resultan difíciles de reproducir para el novato, ya que requieren un medio ambiente especial. En países cálidos, flo­ recerán a partir de semillas después de seis meses, pero en los más fríos pue­ den tardar hasta 15 meses. Para acortar este período, los viveros comerciales cul­ tivan a partir de plantones a altas tem­ peraturas —y con iluminación artifi­ cial— durante 14 horas por día o duran­ te 5 meses en invierno. También tratan las plantas con compuestos para dismi­ nución a fin de conservar un hábito compacto y lograr un florecimiento temprano.

Almacene en un sitio libre de 3los vástagos heladas hasta que aparezcan nuevos y coloque en

tiestos. Use los vástagos nuevos para tomar esquejes en primavera.

Siembra de las semillas Siembre a principios de verano (véase A n u a i .e s y B ie n a l e s , «Siembra en ban­ dejas, p. 182). Cuando los plantone mi­ dan 15 cm, elimine los extremos de cre­ cimiento para estimular un desarrollo arbustivo. Siga cultivando como plantas para in­ vernadero fresco a lo largo del invierno y primavera para que florezcan al vera­ no siguiente.

3

Recorte la base de cada uno justo hasta debajo de la articulación inferior efectuando un corte recto.

Haga agujeros de 2,5 cm de 4 profundidad en tiestos con abono húmedo. Introduzca los esquejes y afirme.

7

A nuales y B ien a les se consideran tradicionalmente una chas de estas plantas florecen abundantemente a lo largo de se­ manera rápida y económica de lograr color en el jardín. manas o meses. El jardinero podrá utilizar esta profusión de co­ Sin embargo, limitar a ello su uso es ignorar la vasta ga­ lor para crear infinidad de dibujos en macizos, con plantas plani­ ma de follaje, fragancia, textura y estatura que ofrecen. Sus usos ficadas para florecer una tras otra. Mientras que las anuales y son tan variados como sus atributos: pueden avivar cualquier jar­ bienales se utilizan con mayor frecuencia para adornar macizos dín en unos cuantos meses o, como flores secas o cortadas, trans­ y contenedores, algunas variedades de hábitos reptantes o trepa­ formar el interior del hogar. Las anuales y bienales también per­ dores resultan particularmente atractivas cultivadas subiendo a lo miten experimentar en el jardín, cambiando los esquemas de color largo de un soporte o desplegadas profusamente sobre el perfil y los efectos durante una estación. Aunque son de vida corta, mu­ de una ladera.

L

a s a n u a l e s y b ie n a le s

Diseño con anuales y bienales a palabra «anual» describe una planta cuyo ciclo completo de vida —desde la germinación, pasando por la producción de semillas, hasta la muer­ te— tiene lugar en el espacio de un año. Las que resisten las heladas se llaman anuales resistentes; las que no, se deno­ minan semi-resistentes y deben cultivarse bajo cristal y plantarse en el exterior cuando haya pasado el peligro de heladas. Las «bienales» requieren dos estacio­ nes de desarrollo. Durante la primera producen hojas, después invernan y flo­ recen al año siguiente. Algunas perennes no resistentes resul­ tan más vigorosas y producen una flo­ ración más abundante tratadas como anuales o bienales.

L

Orlas de anuales Las orlas o macizos completos dedica­ dos a las anuales producen efectos co­ loridos. Son ideales en jardines nuevos, donde pronto ofrecen un despliegue vi­ brante; las anuales también se utilizan como elementos en jardines esta­ blecidos. Pueden cambiarse varias veces duran­ te la misma estación, para crear desplie­ gues diferentes. Efectos de color

Las orlas de anuales más eficaces sue­ len ser las que aprovechan una gama de colores limitada: rojos y naranjas vi­ brantes, rosas y púrpuras apagados, azu­

A n u a l e s d e F l o r e c im ie n t o V e r a n ie g o

Despliegue exuberante con los colores intensos de las Schizanthus, masas sueltas de Lobelia y petunias. Los balsaminas (cultivares de Impatiens), hermosos ramos de pelargonios y las fucsias añaden opulencia. les y malvas suaves. Planifique la planta­ ción como una amplia pincelada de co­ lor, eligiendo tonos que armonicen unos al lado de los otros. Los grises, verdes y blancos son útiles para proporcionar un descanso de los rojos y azules más vibrantes. Muchas anuales, como los antirrinos, violetas (Viola x wittrockiana)

y las petunias se presentan en muchos colores, lo que facilita la elección de una planta en particular. Un macizo dedicado al cultivo de flo­ res blancas tiene un aspecto fresco, pero las plantas de follaje verde evitan que pa­ rezca frío. No sustituya los cremas por los blancos.

Forma y textura

Las composiciones de orlas se realzan por la textura de las hojas o la totalidad del aspecto de las plantas, tanto como por el color. Coloque plantas con tex­ turas de hojas o flores contrastantes en grupos adyacentes. Se apreciarán mejor sus diferentes características. Se ignora

dii en la parte delantera. En el caso de ciño (Ricinus communis), otra perenne asegure que las plantas florezcan al mis­ las de altura intermedia, yuxtaponga que prospera en climas frescos, tratada mo tiempo. grupos de alturas diferentes para lograr como una anual semiresistente ofrece un Para un despliegue primaveral, selec­ una variación. Ello produce una infor­ aspecto atractivo por sus hojas verdes cione alelíes amarillos (Cheiranthus), malidad ondulante. o púrpura bronceadas. Las columnas ar­ no-mc-olvidcs (Myosotis), violetas (Vio­ Combine plantas que prosperen en bustivas, verde brillante, tipo columnas la x wittrockiana), prímulas (Prímula condiciones similares. Por ejemplo, los de la anual Kochía scoparía f. trichoph- vulgaris) y primaveras. cultivares o especies de Nícotiana, que ylla contrastan bien con esquemas co­ En verano y a principios de otoño, la tienen ramos sueltos de flores perfuma­ loridos, mientras que algunos cultivares gama de plantas que florecerán es mu­ das tubulares sobre tallos largos, se com­ de Coleas ofrecen una gama de colores cho más amplia y permite hacer infini­ binan bien con las formas bajas y com­ de follaje: rojos y púrpuras, amarillos tas combinaciones. ............. pactas de las balsaminas /'cultivares de y verdes. Las petunias han sido tan diversifica­ t■ ' ' ; ••'.'i? '-X.Y."' ■ ’•'•ÚjX Impatiens), pues ambas prefieren, gene­ Otras plantas de follaje colorido com­ das que puede usarlas solas para crear ralmente, emplazamientos frescos y prenden ‘Ruby Chard’ (un cultivar de esquemas de color elaborados. Seleccio­ sombreados. Beta vulgaris) de tallos rojo intenso y ne entre las estriadas de contrastes auda­ 'Vini rectos y los repollos ornamentales ('for­ ces, las de un solo color intenso o las ______ Plantas de follaje mas de Brassica oleráceo), de follaje de tonos sutiles, solas o combinadas. Si Existen varias anuales que se cultivan bajo y discreto color rosado, verde o es posible, elija híbridos que no se es­ por el follaje, para que armonice o con­ blanco. tropean con la lluvia. traste con el color brillante de las flores Tagetes también ofrece una gama de U na A lfom bra d e C o l o r V e r a n ie g o y para aumentar las texturas de maci­ Despliegue estacional colores amplia, del crema al naranja El atractivo de este bello despliegue zos y orlas. Planifique la plantación de manera que profundo y rojo caoba y los capítulos de anuales semiresistentes y La Senecio marítima, con sus hojas los períodos de floración de las anuales varían desde las maragaritas individua­ resistentes destaca de los colores gris plata, se cultiva a partir de semillas coincida lo más posible, para evitar que les de Tagetes signata hasta los grandes suaves del muro del fondo. con facilidad. Aunque a menudo se la aparezcan huecos. globos de los cultivares africanos. trata como una anual semiresistente, es, Para proporcionar interés a lo largo Las caléndulas francesas (Tagetes pacon frecuencia la forma y textura de las en realidad, una perenne y puede con­ de un período extenso, use anuales que tula), de capítulos individuales y dobles, anuales, pero aumentan el carácter de servarse durante años si se la protege de florezcan sucesivamente; en el caso de despliegan un opulento colorido rojo o la plantación, ya sea con las delicadas las heladas. Un grupo de plantas de ri- combinaciones de colores específicas, caoba. flores de Nigella, la pinchuda Salvia o la profusa informalidad de la flor del U n a O r la A n u a l huevo-pasado-por-agua (Limanthes marítima) que suaviza la parte delantera. El follaje douglasii). Una planta valiosa es el maíz Se puede dedicar una orla completa a anuales, bienales y arquitectónico de la planta de ricino (Ricinus ornamental (Zea mays ‘Japónica Mul­ otras plantas de vidas cortas. En este diseño se han communis) es un centro de atención que contrasta con ticolor’), de hojas estriadas, flores con aprovechado los distintos hábitos de desarrollo de la los aspectos más informales de las flores. penachos y mazorca de semillas multi­ trepadora Cobaea scandens y del alhelicitlo (Lobularia colores. Si se incluye una variedad de tama­ ños y aspectos ello agregará interés al esquema. Elija las formas tipo margarita de Gaillardia, los discos clorados de los gi­ rasoles (Helianthus annuus), las cam­ panas grandes de las petunias, los pe­ nachos plumosos de Celosía cristata o los pequeños pompones de las marga­ ritas dobles (Bellis perennis), o la ma­ zorca de flores dobles (Tanacetum parthenium, blanca doble). Agrupación de plantas

Las anuales despliegan su mejor efecto plantadas en grandes grupos de un solo cultivar que ofrece audaces bloques de colores. Las plantas individuales po­ drían quedar aisladas y debilitar la es­ tructura. Siembre en áreas irregulares, de ma­ nera que, al madurar, el efecto sea el mismo que los montones intermezclados de las perennes en orlas herbáceas tradicionales. Los aspectos y tamaños de los grupos deben variar para crear un aspecto natural. Si una orla ha de verse desde una di­ rección quizás un sendero o césped, o tiene un seto o una verja por detrás, gra­ dúe las plantas según la altura. Plante las más altas, como las malvarrosas (Alcea), Amaranthus y los girasoles en la parte posterior, y las especies bajas, como Ageratum, alelicillos dulces (Lobularia marítima) y Phlox drummon-

1 Tropueolum majus 2 Eccremocarpus scatter 3 Cobaea scandens 4 Chrysanthemum ‘Primose Gera’ 5 Digitalis purpurea f. alba 6 Ricinus communis 7 Lavatera trimestris ‘Mom Blanc' 8 Centaurea cyanus 9 Tagetes pattila ‘Naughty Marietta’ 10 Salvia farinacea 11 Nicotiana alata ‘Lime Green’ 12 Nigella damascena ‘Miss Jekyll’

13 Calendula ‘Orange King' 14 Arctotis stoechadifolia var. grandis 15 Gypsopliila ‘Covent Garden White’ 16 Rudbeckia ‘Marmalade’ 17 Echium ‘Blue Bedder’ 18 Eschsclioizia ‘Monarch Art Shades' 19 Dimorpliotheca, Sunshine Hybrids 20 Lobularia maritime ‘Snow Crystal’ 21 Lobelia 'Crystal Palace’ 22 Convolvulus ‘Royal Ensign’ 23 Tagetes 'Golden Gem’ 24 Ageralum ‘Blue Danube’

E sq u e m a F o r m a l p a r a M a c iz o s

Perfectos para colorear un dibujo preexistente, los pelargonios escarlata y las caléndulas doradas (Caléndula) configuran vividos paneles monocromáticos. Su desarrollo arbustivo puede servir como tapizante colorido. Esquemas de macizos formales La variación de color, aspecto y tama­ ño, así como la uniformidad del desa­ rrollo de muchos cultivares modernos de anuales ofrecen la oportunidad de crear despliegues desde primavera hasta el otoño. Uno de los atractivos de las anuales es la intensidad de color que se logra cuando un único cultivar de desarrollo bajo y florífero se agrupa en un maci­ zo, mezclando las plantas individuales. Una alfombra escarlata de pelargonios o Salvia splendens ofrece un despliegue vivido en un césped fresco y verde. Los diseños pautados de anuales de colores diferentes producen efectos audaces si­ milares. El hábito de desarrollo tupido y la flo­ ración continua de muchas anuales las convierten en candidatas ideales para los diseños complejos y formales. Existe una amplia gama de cultivares enanos e intermedios disponible. Las plantas podrán servir para agre­ gar color a dibujos contorneados por la­ drillos, grava u otros materiales arqui­ tectónicos. Las anuales resultan excelentes para nudos y parterres, donde pequeñas plan­ tas siempreverdes, como boj (Buxus), to­ millo (Thyme) o lavanda (Lavandula) se recortan para crear contornos perma­ nentes. Varíe los esquemas de color con las estaciones: una plantación invernal de violetas que continúa en primavera pue­ de preceder a uno veraniego a base de zinias enanas. Otra opción es usar anuales, biena­ les y otras plantas temporales para crear diseños que se plasman en el uso de co­ lores y formas contrastantes. Un contor­ no constituido por plantas bajas for­ mando matas de un solo color ayudará a definir un dibujo y contener las plan­ tas en su interior. El blanco siempre pro­

porciona un borde claro y preciso: mar­ garitas dobles (Bellis perennis) en pri­ mavera, alelicillos dulces (Lobulaña ma­ rítima) o Lobelias blancas en verano. El relleno podrá ser de flores de formas más sueltas e irregulares, como los antirrinos.

Orlas mixtas Una orla mixta compuesta de perennes, anuales, arbustos y bulbos es una de las delicias del jardín. Con tal mezcla de plantas, ofrece la mayor variedad posi­ A nuales

en

U n a O r la M ix t a

Las anuales y bienales generan un opulento efecto de tapiz plantadas entre las perennes. Las altas Verbascum amarillas bienales, girasoles dorados y caléndulas están entretejidas con acianos azules y Cosmos rosados. ble en términos de color, textura, esta ción de interés y diseño. Las anuales y bienales merecen un lugar en cualquier esquema de plantación permanente, donde se las puede sembrar cada año o dejar que se auto-siembren. Si elige esto último, producirán efec­ tos informales y una profusión de flo­ res parecida a las del jardín rústico tra­

dicional, donde toda ciase de plantas, comprendiendo incluso hortalizas o ver­ duras, se disputan alegremente el es­ pacio dentro del mismo terreno infor­ mal. Utilizadas como realce entre perennes y arbustos, las anuales y bienales avivan ías orlas establecidas. Podrá mezclar Clarkia (sin. Godetia), Cosmos, Esclt-

O r la s M ix ta s

1 Onopordum acanthiuni 2 Papa ver orientale 3 Paeonia ‘Sarah Bernhardt’ 4 Papaver somniferum 5 Digitalis purpurea cvs 6 Bergenia cordifolia ‘Purpurea’ 7 Monarda didyma ‘Croftway Pink’ 8 Ornithogalum narbonense 9 Dianllìus ‘Mrs Sinkins’ 10 Allium giganteum 11 Dicentra formosa 12 Viola tricolor

En este macizo, las anuales (representadas por las zonas grises del diagrama) han sido plantadas entre las perennes y los bulbos para rellenar huecos y proporcionar un interés suplementario y hermosas pinceladas de brillantes colores a lo largo de de los meses veraniegos. El escultural cardo escocés gris verdoso y las altas espigas púrpura y blanco de las

dedaleras aparecen majestuosamente sobre las masas intermezcladas de las perennes. La plantación está punteado por amapolas de opio rojo brillantes y, en la parte delantera, la delicada Viola tricolor se esparce sobre el sendero. El rosa púrpura de la Viola complementa el rosa de las peonías ‘Sarah Bcrnhardt’, las dedaleras de un púrpura opulento y la profusión de Monarda didyma.

scliolzia y amapolas del maíz (Papaver rhoeas) para obtener esquemas de tonos cuidadosamente coordinados. Incluyen­ do anuales floridas como Amaranthus cutíalas carmesíes y Nicotiana ulula, o cultivares de begonias escaratas, pelar­ gonios y Verbenas, dará realce a una orla «roja» con un marco de follaje púrpura. En una orla mixta, las anuales y bie­ nales auto-sembradas pronto se convier­ ten en un elemento permanente, unifi­ cando la plantación e introduciendo una agradable inconstancia. A principios de verano, Nigella damascena forma una bruma de color, lle­ nando huecos y uniendo las flores con las hojas nuevas de las plantas que flo­ recen más tarde. Los tallos altos de ciertas bienales, como Verbascum y las dedaleras (Digi­ talis), agregan una informalidad rústi­ ca a una orla formal. Plantas arquitectónicas Ciertas plantas destacan por sus boni­ tas hojas, la forma de sus flores y sus hábitos de desarrollo llamativos. Las anuales o bienales con tales ca­ racterísticas arquitectónicas podrán ser elementos clave en una orla mixta. És­ tas logran su mayor impacto al comple­ mentar —más que dominar— otras plantas cercanas. Las grandes hojas axilares y grises y los tallos de flores altos y ramificados del cardo de Escocia (Onopordum acanthium) crean un elemento central estatuario en una orla con otros tipos de plantas con follajes plateados. Las espigas floridas de las dedaleras de la serie Excelsior y las consueldas (Consolida) se elevan graciosamente so­ bre las demás. Las flores de formas bc-

llas, como las de Cleome, también lla­ A n u a l e s C o l g a n t e s marán la atención. Este mastuerzo Las plantas cultivadas por su follaje Tropacoleum ‘Hermine tienen asimismo un papel arquitectóni­ GrasshoP anual de co. En orlas grandes, las hojas palmea­ aspecto derramado, das verdes o púrpura de los ricinos (Ri- hermosas hojas y cinus communis) agregan textura, al flores dobles igual que las hojas audaces de los repo­ duraderas, no necesita llos ornamentales (formas de Brassiea plantas acompañantes oleráceo). para constituir un atractivo centro de atención dentro de un decorativo contenedor de terracota.

Anuales y bienales como relleno

Por crecer rápidamente y ser baratas de cultivar, use anuales y bienales para re­ llenar los huecos que existan, bien por una planta fallida o entre perennes in­ maduras y arbustos recién plantados en una orla nueva. Siembre semillas donde las plantas de­ ban florecer, eligiendo cultivares con una gama de color y tamaño adecuados para conservar el esquema de plantación per­ manente. Al final de la estación, plante malva­ rrosas (Cheiranthus) dentro de los mis­ mos huecos por su follaje invernal y flo­ res primaverales. Pueden ser interplantadas alfombras multicolores de violetas que florecen en invierno (Viola x willrockiana), prímu­ las (Prímula vulgaris) o primaveras con bulbos de floración primaveral, como narcisos, jacintos, o tulipanes de flora­ ción tardía. Hasta que se hayan establecido las al­ pinas, los huecos de un jardín de rocas podrán llenarse con anuales amantes del sol que disfruten de las mismas condi­ ciones.

Para evitar abrumar, sin embargo, sus colores delicados y modesta estatura, eli­ ja anuales de escalas similares, tales como Viola tricolor, Lobelia erinus y Portulaca.

Anuales y bienales como tapizantes Es posible el uso de algunas anuales y bienales como tapizantes temporales, para crear manchas de color en espacios desnudos. Existen las adecuadas a la sombra y al sol, a suelos pobres y ricos. Los cultivares de un solo color de los alelicillos dulces (Lobularia marítima) o carraspiques anuales (Iberis) podrán ser­ vir para tapizar densamente un sitio so­ leado; para uno sombreado, servirán los cultivares de balsaminas (Impatiens), donde su desarrollo extenso y flores con­ tinuas y coloridas cubrirán el suelo con rapidez. Para conseguir una calidad más texturada además de colores vivos, siem­ bre amapolas del maíz o Eschscholzia\ ambas se extienden rápidamente. Tam­ bién resulta un buen tapizante el uso de cultivares de Convulvulus tricolor, azul, púrpura o rosado, o mastuerzos rojos, naranjas o amarillos, algunos de hojas estriadas.

Trepadoras y colgantes

A nuales T a p iz a n t e s

Balsaminas (cultivares de Impatiens) en colores contrastantes forman una alfombra de intensos colores a la sombra fresca de árboles o arbustos.

Las anuales y bienales vigorosas, que trepan y cuelgan con rapidez, podrán transformar una extensión de un muro o de una verja con una colorida corti­ na de follaje y flores, tejer un biombo para dar intimidad o embellecer una es­ tructura. Muchas anuales poseen hojas boni­ tas además de flores atractivas y algu-

ñas, como los guisantes de olor (Lathyrus odoratus), ofrecen el placer adicio­ nal de su aroma (véase G u is a n t e s d e O lo r , pp. 178-179). Las plantas de hábitos trepadores o colgantes resultan valiosas en sitios de poco espacio, como patios y balcones, donde usan el espacio vertical además del suelo. También se pueden cultivar muchas anuales trepadoras en tiestos, y resultan ideales para amueblar jardines nuevos, suavizar superficies monótonas y disfra­ zar o distraer un panorama que se con­ sidere poco atractivo. Las trepadoras exhuberantes que se enroscan y visten arcos, pérgolas y otros elementos estructurales, como lpomoea y otros cultivares enrollantes del mas­ tuerzo o perennes semi-resistentes como Cobaea scandens, de grandes flores acampanadas púrpuras o blanco verdo­ sas, servirán para proporcionar abun­ dancia de flores veraniegas, acompaña­ das de trepadoras perennes más permanentes. Para crear efectos decorativos con ra­ pidez, cultive Thunbergia alata o Rhodochiton atrosanguineum, una planta interesante de curiosas flores tubulares púrpura intenso que tiene cálices marrón oscuro. Las trepadoras anuales también resul­ tan efectivas cultivadas a través de plan­ tas huésped, como la hiedra (Hederá) o las coniferas. Use la enrollante anual Tropaleum pe­ regrinan!, que tiene hojas verde pálido lobulares y llores con flecos amarillo brillante. Otra buena elección es la semiresistente Eccremocarpus scaber, que trepa a través de zarzillas y florece mucho tiempo, en ramilletes de flores tubula­ res amarillas, naranjas o rojas entre ho­ jas pequeñas y pinnadas. Para obtener una mampara densa y frondosa, plante judías españolas escar­ latas (Phaseolus coccineus), de delica­ das flores escarlata y que posee, además,

la ventaja adicional de que sus bayas son comestibles.

Anuales en contenedores Un tiesto, un barril o una jardinera, cualquier contenedor es un potencial centro de atención en un jardín y las plantas cultivadas en ellos constituyen un elemento llamativo. Las híbridas anuales F1 y F2, con su hábito de desa­ rrollo parejo y flores de colores consis­ tentes, se cultivan para proporcionar despliegues uniformes y extensos. La mayoría de las anuales pueden usarse en contenedores, solas o como complemen­ to de otras. El aspecto, estilo y material del con­ tenedor puede elegirse para jugar un pa­ pel importante en la exhibición o estar subordinado a la plantación.

Una urna hermosa o una jardinera de piedra elegante podrá velarse con briz­ nas de follaje, mientras que uno más funcional puede disimularse con hojas y flores colgantes. de la gama La gama de anuales adecuadas a con­ tenedores o macizos de patio puede ser mayor que para jardines abiertos, ya que la protección de los edificios adyacen­ tes a menudo permite el cultivo de plan­ tas poco resistentes para emplazamien­ tos más expuestos. Tenga en cuenta el sol, el viento y la sombra antes de decidir qué plantas hay que cultivar. Las anuales se despliegan a lo largo de todo el año. En primavera y a prin­ cipios de verano, los cultivares de vio­ letas de floración invernal, prímulas y cultivares de primaveras continúan ofre­ ciendo color cuando prosperan en ties­ tos protegidos. También son ideales los emplazamienAumento

C o m p o s ic io n e s d e J a r d in e r a s

Este colorido discreto crema, azul y verde mezcla begonias y violetas con Lobelias colgantes, hiedra y Lysimachia nummularia.

tos en patios protegidos pero soleados para el cultivo de petunias, gazanias, zinnias y balsaminas (cultivares de Impatiens), que conservan sus colores a lo largo del verano. Selección de cultivares

Los cultivares de hábitos compactos re­ sultan útiles porque resisten mejor en los emplazamientos ventosos y no necesitan soportes. Elija cultivares enanos y medianos de antirrino en vez de altos; y pelargonios enanos o de macizos con flores múl­ tiples. Los pelargonios de hojas de hiedra, que tienen un período de floración ex­ tenso, podrán cultivarse a partir de se­ millas como anuales semi-resistentes, mientras que los híbridos nuevos de un hábito intermedio entre mastuerzos col­ gantes y arbustivos comprendiendo las series Sensation, Breakaway y Multibloom, se pueden cultivar a partir de se­ millas y son ideales para contenedores. Las gazanias crecen bien en cestos col­ gantes o contenedores situados en sitios soleados, donde despliegan sus capítu­ los coloreados a pleno sol. Los heliot ro­ pos son valiosos alrededor de la casa, en contenedores cerca de una ventana o puerta, donde podrá apreciarse su perfume. Los alhelíes (Matthiola) tiene carac­ terísticas similares, especialmente la se­ rie Ten Week, en verano, y las East Lot­ hian y Brompton en las estaciones de otoño y primavera. Cestas colgantes de ventanas

P l a n t a c ió n V e r t ic a l

Los cestos colgantes y las jardineras transforman un muro desnudo. Plantas colgantes, como el pelargonio de hojas de hiedra, se derraman alcanzando las anuales verticales y arbustivas para formar una cortina de color continuo.

y jardineras

Las plantas de hábito colgante son idea­ les para cultivar en cestas y jardineras de ventana y se pueden crear despliegues efectivos mediante una masa de follaje y flores. Las que mejor funcionan son las pe­ tunias reptantes, las Lobelia erinus col­

gantes de la serie de las Cascade, y los cultivares de Verbena x hybrida, dispo­ nibles en una gama amplia de colores, con rojos y escarlatas puros además de púrpuras intensos, carmesíes y blancos. Los pelargonios colgantes y reptantes Fl y F2, renovados anualmente a partir de semillas, también son una buena elec­ ción a estos efectos (véase P e l a r g o n io s pp. 170-171).

Anuales para cortar y secar Muchas anuales proporcionan excelen­ tes flores cortadas para la casa. Si tiene espacio en su jardín, merece la pena cul­ tivar varias flores para cortar, ya sea in­ tegradas en orlas o sembradas en zonas separadas. Los cultivares más altos son especial­ mente adecuados; elija entre antirrinos, acianos (Centaurea cyanus), y alhelíes y Gypsophila. Los guisantes de olor (Lathyrus odoratus) son buenos para flores cortadas y llenan la casa de perfume; si corta flo­ res de forma regular, las plantas conti­ nuarán floreciendo durante muchas se­ manas. Las consueldas (Consolida) también sirven para cortar y son igualmente atractivas tanto si son frescas como si se prefieren secas. Muchas anuales son aptas para cul­ tivar y para secar como flores «siempre­ vivas» destinadas a la decoración inte­ rior a lo largo de todo el año; compren­ den Helichrysum, Limonium y Amaranthus caudatus. Otras, como las lunarias (Lunaria) y Nigella, se cultivan por el efecto de sus cápsulas de semillas decorativas. Las hierbas anuales, como Panicum capillare, merecen la pena cultivarse por sus cápsulas de semillas plumosas.

Guía de anuales y bienales para el jardinero E m plazam ientos E xpuestos Anuales y bienales que toleran emplazamientos expuestos o ventosos Borago officinalis Calendula Centaurea cyanus Cheiranthus Chrysanthemum cannatimi, C. coronarium, C. segetum Clarkia Dianllius harbatus, D. chinensis Ecliium vulgare Eschscliolzia Glaucium flavum Iberis amara, I. umbellata Lavatera irimestris Limnantlies Linum grandiflorum Lobularia maritima Lunaria Malcolmia Malope trífida Oenothera biennis Papaver rltoeas, P. sommiferum Petunia * Rudbeckia hirta (híbridos) Rudbeckia hirta

Salvia horminum Tagetes signala * Vaccaria hispánico S ombra S eca Anuales y Bienales que toleran somhra seca Digitales purpurea Mallliiola bicornis S ombra H ú m e d a Anuales y Bienales que prefieren somhra húmeda Impatiens walleriana & Mallliiola bicornis Mimulus —selecciones de semillas que incluyen: M., Calypso Series * Ai., Malibn Series * Oenotliera biennis Prímula vulgaris Viola x wittrockiana F lores A r o m á t ic a s Centaurea moschata Dianthus, Series Giant Chabaud D. cliinensis Exacum affine * Heliotropium, algunas * Humea elegans * Lailiyrus odoralus Lobularia marítima

Mallliiola, Series, Brompton M„ Series East Lothian M., Series Ten-week Nicoziana alata # , N. x sanderae * (algunos cvs) Primula, algunas # Reseda odorata Viola x wittrockiana F lo r es p a r a C o r t a r Agrostemma githago ‘Milas’ Antirrhinum # (cvs altos) Calendula Callistephus * (cvs altos) Cenlaurea cyanus Cheiranthus cheiri Chrysanthemum carinatum # , C. coronarium, C. segetum Consolida ambigua Coreopsis Series Cosmos * Dianthus barbatus, Series D. Giant Chabaud Series D. knight Gaillardia pulchella Gilia capitata Gomphrena globosa # Gypsophila elegans Helianthus annuus, H., Series Colour Fashion Helipterum # Lathyrus odoratus Limonium sinualum # Lunaria annua Malihiola, Séries Brompton M., Series East Lothian M. incana, M., Scries Ten-week Moluccella laevis * Nigella damascena Papaver nudicaule, P., Scries Summer Breeze Psyllioslachys suworowii # Rudbeckia hirta (Hibridos) Salvia horminum Xeranthemum annuum * Zinnia * F l o r es p a r a S e c a r Ageratum # Amaranthus # Avena sterilis Briza máximo, B. minor Caléndula Celosía * Centaurea cyanus Clarkia Consolida ambigua Gomphrena globosa # Helipterum * Hordeum jubatum Lagurus ovatus Limonium sinualum # Lonas * Moluccella laevis * Nigella

Panicum violaceum Pennisetum vUtosum Salvia hormium Setaria glauca # Stipa pennata P l a n t a s A r q u it e c t ó n ic a s Alcea rosea, sin Althaea rosea A triaran thus caudal us * , A. tricolor * llrassica oleráceo ‘Cabbage Cherry Sundae’ (FI), B.o. ‘Kale Red and White Peacock’ (FI) Cleome hassleriana * Digitalis purpurea Helianthus animus

lleliantlnis annuus

Kochia scoparia f. tricliophylla * Onopordum acanthium Ricinus comunis * Salvia sclarea var. turkestanica Silybum marianum Verboscum bombyeiferum, V. densiflorum Zea mays ‘Gracillima Variegata’ # , Z.m. ‘Japonica Multicolor’ # P lantas C o lgantes pa r a C ontenedores Ageratum * Arctotis stoechadifolia Begonia semperflorens * , B. ‘Non-Stop’ * Bidens ferulifolia # Bracliycome iberidifoüa Convolvulus tricolor Gazania * Heliotropium, algunas * Impatiens walleriana # Lobelia erinus * Osteopermum ‘Starshine’ (y otras selecciones de semillas) * Pelargonium ‘Breakaway’ * , P. ‘Multibloom’ * , P. ‘Sensation’ # , P. ‘Summer Showers’ * (y otras series Fl y F2) Petunia * Senecio * Tropaeolum majus (semicolgantcs cultivares), T.m. ‘Empress of India’, T.m., Series Gleam T.m., Scries Whirlybird Verbena x hybrida * Viola x wittrockiana

T r epa d o r a s A nuales Vcase lista pá¡>. 99 P l a n t a s d e T ie sto Anuales adecuadas para cultivar a partir de semillas como plantas (de invernadero) de tiesto Antirrhinum, algunas * Begonia semperflorens # Campanula pyramidalis Capsicum * (cultivares de frutos ornamentales) Centaurea moscliata Coleus * Exacum affine # Humea elegans * Impatiens walleriana * cultivares altas) Ostgeospermum * Pelargonium * (híbrido de Fl y F2) Petunia # Prímula malacoides # , P. obconica * , P. sinensis # Psyllioslachys suworowii * Salpiglossis * Schizanthus * Senecio x liybrídus # (cultivares) Tliunbergia alata # Torenia fournieri * Trachelium caeruleum * Trachymene coerulea, sin Didiscus coeruleus * P e r e n n e s C u l t iv a b l e s com o A nuales

Antirrhinum, algunas * Argemone mexicana # Antirrhinum majus, Series Princess

Begonia semperflorens * Browallia speciosa * Cobaea scandens # Coleus * Coreopsis, Series Early Sunrise Eccremocarpus scaber * Gazania * Gomphena globosa # Heliotropium arborescens * Hesperis matronalis Impatiens walleriana # Mimulus, Series Malibu * (y otras selecciones de semillas) Nierembergia rivularís * Pélargonium # (todas las selecciones de semillas Fl y F2) Ricinus communis # Salvia farinacea * , S. splendens # Senecio cineraria * Verbena x hybrida * C lave ♦ No

resistente ill

Guisantes de olor

L

os guisantes de olor (Lathyrus das. Los cultivares de seto alcanzan los odoratus) llevan el apodo de «rei­ 90 cm; estos incluyen las series Jet Set nas de las anuales» por sus hermosasy ‘Knee-Hi’. Los tipos enanos, como las flores, maravillosa fragancia y largo pe­ series Snoopy (sin zarzillas) y ‘Bijou’ ríodo de floración. Guiadas a lo largo crecen bien en cestos colgantes, conte­ de «wigwams», pilares o cañas, propor­ nedores y jardineras. cionan despliegues extensos y coloridos. Cultive entre perennes o arbustos o como contribución decorativa al jardín de vegetales.

Cultivo de guisantes a partir de semillas

Tipos de guisantes de olor Los más conocidos son los cultivares de Spencer y Grandiflora, que trepan so­ bre una estructura de sostén por medio de zarzillas de hojas. Los cultivares de Spencer de flores grandes pueden alcan­ zar 2-3 m de altura, según las condicio­ nes de desarrollo; los cultivares de Gran­ diflora tienen flores más pequeñas «anticuadas», pero son más perfumaG u is a n t e s

de

O lor A n t ig u o s

Los guisantes de olor antiguos están más cerca de la especie que la mayoría de los cultivares modernos. Tienen flores pequeñas, de colores delicados y muy perfumadas. G u is a n t e s

de

O lor E n a n o s

Estos guisantes de olor alcanzan los 90 cm de altura y casi no requieren sostén. Son ideales para despliegues coloridos en orlas o para plantar en tinas.

En zonas relativamente templadas se puede sembrar en otoño, y a fines de in­ vierno en las de inviernos más fríos. El procedimiento es idéntico en ambos ca­ sos. Proteja las plantas y plantones de los ratones.

G u is a n t e s

de

O lo r

de

A rbu sto

S o p o r t e s d e P a l it o s

Los palitos son el soporte tradicional para los guisantes de olor. Introdúzcalos cuando los plantones estén plantados en el exterior, inclinando los palitos hacia el centro de la masa para darle una estabilidad adicional.

Siembra Las semillas de los guisantes varían en­ tre beige pálido y negro. Para ayudar a la germinación, corte las más oscuras con un cuchillo afilado, retirando un trozo pequeño de cáscara opuesta al ojo. No empape las semillas de los guisan­ tes, ya que tienden a pudrirse. Trate con un poco de solución fungicida para se­ millas. Siembre en bandejas semilleras, cajas para raíces o tiestos (una, dos o (res se­ millas por tiesto) o en tubos especiales para guisantes de 5cm de diámetro y 15 cm de alto. Emplee una mezca sin tie­ rra con 20 % de gravilla agregada o tie­ rra de semillas estándar. Las semillas oscuras germinan bien en abonos húmedos, pero las pálidas re­ quieren uno apenas humedecido. Cubra los tiestos con cristal y conserve a 15 °C. Cuando aparezcan los plantones, colo­ que en una cajonera. Cambio de tiesto Las semillas sembradas en bandejas re­ quieren ser trasplantadas y colocadas in­ dividualmente en tiestos cuando las plantas midan 3,5 cm. Llene tiestos de 6 cm —o tubos para guisantes— con una tierra similar al del sembrado. Eli­ mine los extremos de las raíces y colo­ que en tiestos. Elimine los extremos de desarrollo en plantas sembradas en otoño cuando és­ tas midan 10 cm. Detenga plantones sembrados en primavera en el primer par de hojas. Invernado de plantas sembradas en otoño Mantenga la cajonera abierta el mayor tiempo posible durante heladas ligeras, para templar las plantas. En heladas más fuertes, por debajo de los —2 °C, cie­ rre la cajonera y aísle con estera. Du­ rante lluvias intensas, mantenga las lu­ ces de la cajonera abiertas, para ventilar. Controle los pulgones (p. 550) y aplique un alimento líquido diluido a fines de invierno.

A n il l a s

de

A lam bre

Los guisantes de olor de arbusto se pueden cultivar a lo largo de anillas de alambre sujetas a varias cañas de bambú. I m s plantas crecerán a través de los alambres, ocultándolos. Templado de plantas sembradas en primavera Esta operación exige mayores cuidados, ya que las plantas son más pequeñas y el desarrollo es más blando que en las plantadas en otoño. Mantenga la cajo­ nera ventilada, pero cierre las luces si amenazan heladas y proteja bien con es­ teras si las heladas fuesen fuertes.

Plantación Los guisantes prosperan en emplaza­ mientos abiertos y soleados y en suelos bien drenados y ricos en tierra negra. Tres semanas después de plantar, mez­

«W

ig w a m »

Un «wigwam» de cañas sujetas en el extremo también proporciona un soporte sólido. Un plantón al costado de cada caña es suficiente para proporcionar una densa masa de flores. cle el suelo con un fertilizante equilibra­ do a razón de 85 g por m2. Para obte­ ner los mejores resultados, efectúe ca­ vado doble o haga zanja en otoño. Agregue estiércol descompuesto al ban­ co inferior. Plante los guisantes sembrados en otoño en el exterior a mediados de pri­ mavera, y los sembrados en primavera a fines de ésta. Coloque las plantas a 23 cm de distancia, detrás y a un costado del sostén, con el vástago inferior a ni­ vel del suelo. Riegue en tiempo seco y cuando aparezcan los pimpollos. Apli­ que alimento líquido dos o tres veces en intervalos de 15 días, a partir de media­ dos de verano. Elimine capítulos para estimular una floración continua.

G uia I n ic ia l

de

C ordones

A codado

de

C ordones

1

Cuando los guisantes de olor alcancen una altura de 1,2-1,5 m, o el extremo de las cañas, están preparados para ser acodados. Esto les dará más espacio para seguir creciendo y floreciendo.

Después de fijar los alambres y postes, introduzca cañas de 2,2 m de altura a 23 cm de separación en un ángulo ligero a lo largo de la hilera, y sujete a los alambres con grapas en «V».

Dos semanas después de plantar los guisantes de olor jóvenes, seleccione el vastago más fuerte y sujete a la caña con una anilla de alambre bajo un nodulo de lioja.

Al mismo tiempo, elimine o corte todos los laterales para concentrar la fuerza en el vastago principal.

Siga eliminando los laterales y zarzillas y los tallos floridos con menos de 4 brotes.

Guisantes de olor de arbusto En general, se permite que los guisan­ tes de olor se desarrollen en forma de arbustos. Sujete las plantas con ramitas de guisantes, cañas, espalderas o mallas. Las cañas y las ramitas se agrupan en círculos, estilo «wigwam» o en hileras. Una hilera doble de ramitas y cañas tiene que estar bien sostenida, preferentemen­ te con alambres y un poste en cada ex­ tremo. Sujete las plantas jóvenes a sus soportes con anillas de alambre; después requieren poco ligado. Deje crecer los laterales, que producirán más llores so­ bre tallos cortos.

Guisantes de olor en cordones Los guisantes guiados formando cordo­ nes producen flores de máxima calidad y, en general, los expositores los culti­ van de este modo. Provisión de soportes

En cada extremo de una hilera, clave un

poste con un travesaño de 45 cm cerca de la punta, a 2 m del nivel del suelo. Tienda dos alambres paralelos entre los travesaños. Coloque cañas de 2 m, —espaciadas a 23 cm— apoyadas con­ tra los alambres en un ángulo ligero y sujete con grapas en «V». Las hileras de­ ben ser de norte a sur. Guiado inicial Deje establecer las plantas durante dos semanas. Después elimine los vástagos más débiles, dejando el más fuerte de cada planta (éste puede no ser el más lar­ go, que podría ser desordenado). Guíe el vástago a lo largo de la caña, sujetan­ do con rafia, plástico o anillas en cada nodulo. Elimine laterales y zarcillas cuando aparezcan. Cuando se formen tallos floridos, elimine todos los que ten­ gan menos de cuatro brotes. Acodado Cuando las plantas alcanzan el alambre superior, debe desatarlas y guiar a lo lar­ go de una caña nueva más allá en la hi­ lera. Aproveche en un día cálido, cuan­ do las plantas no tienen demasiada savia. Después seguirán creciendo y flo­ reciendo durante varias semanas.

Desate las plantas de las cañas con cuidado y tiéndalas sobre el suelo. Si las plantas están en hileras dobles, trabaje con una por vez.

Sujete el extremo del vástago a una caña nueva más allá a lo largo de la hilera, de manera que alcance los 30 cm a lo largo de la caña. j Si fuera necesario, repila para la segunda hilera de plantas. Se continuarán produciendo flores sobre el nuevo desarrollo, estimulado por el acodado.

A

n u a l e s

y

B

i e n a l e s

Siembra y plantación A n u a les y B ie n a l e s q u e P r e f ie r e n S u e l o s A r en o so s Anchusa capensis Argemone mexicana * Brachycome ¡beridifolia Calendula cyan us Chrysanthemum segetum Clarkla amoena Coreopsis linctoria Eschscholzia californica Claucium flavum Helichrysum bracteatum # Impatiens, algunas # La valera t rimestris Limnanthes douglasii Limonium sinuatum * Linaria maroccana Lobularia marítima Mentzelia lindleyi Oenthera biennis Papaver rhoes, Scries Shirley

Papaver rhoeas, Series, Shirley P. somniferum Portulaca grandiflora & Rudbeckia hirta Schizanthus * Tagetes * Tropaeolum majus Verbascum bombyciferum Verbena x hybrida * A n u a l e s y B ie n a l e s q u e T oleran S uelos m uy A lc a lin o s Ageratum houstoníanum s* Antirrhinum majus * Calendula officinalis CaUistephus chinensis * Cheiranthus clieiri Cosmos Dianthus, algunas # Gomphrena globosa * Humea elegans * Lavatera trimestris Lavatera trimestris ‘Silver Cup’

Limonium sinuatum * Lobularia maritima Mattinola, Series, Brampton M. incarta Salvia horminum Tagetes * Tropaeolum, algunas * Ursinia anthemoides * Xeranthemum annuum * Zinnia # C lave

♦ No resísteme

E

la s p la ñ ía s m á s fá c ile s d e c u ltiv a r a p a r t i r d e s e m illa s se e n ­ c u e n tr a n la s a n u a le s y b ie n a le s .

Anuales y bienales resistentes y semiresistentes

ntre

También pueden obtenerse en forma de plantones o plantas jóvenes en vive­ ros o centros de jardinería y ofrecerán un despliegue instantáneo de color en una orla o en un contenedor exterior o interior.

Las anuales completan su ciclo vital en un año, mientras que las bienales requieren dos. Desde un punió de vis­ ta horticultural, las anuales y biena­ les se denominan resistentes y semiresistentes. Las anuales resistentes soportan las heladas y por tanto se las puede plantar temprano en terreno abierto y estarán bien establecidas an­ tes que las anuales más propensas a las heladas. Las anuales semiresisten-

Compra de semillas Compre siempre semillas nuevas conser­ vadas en condiciones frescas. La viabi­ lidad de las semillas de especies diferen­ tes es muy variable; mientras que algunas —como las leguminosas— pue­ den seguir siendo viables durante unos cuantos años conservadas frescas y se­ cas, la mayoría comienza a deteriorar­ se al cabo de un año, especialmente al­ macenadas en sitios templados y húmedos. Las que están dentro de pa­ quetes sellados de aluminio duran va­ rios años; una vez abiertos éstos, se de­ terioran. En el caso de muchas anuales y algu­ nas bienales, existen semillas híbridas F1 y F2; éstas producen plantas vigorosas y legítimas de características de desarro­ llo y floración homogéneas, y son las ideales para el jardinero que busque la uniformidad, pero en la mayoría de los jardines, las semillas bien producidas y de polinización abierta son igualmente satisfactorias y ofrecen plantas con al­ gunas variedaes. Semillas en forma de pella e imprimadas Es posible recubrir semillas con pega o pella, formando una bola lisa. Ello per­ mite manipularlas de forma separada, para espaciarlas de un modo más homo­ géneo en contenedores o suelos abier­ tos. Si se siembran las semillas recubier­ tas a la distancia correcta para el culti­ var correspondiente, no requieren acla­ rado; por ello, aunque son más caras, se necesita una cantidad menor. Debe regar concienzudamente des­ pués de sembrar, para asegurar que la humedad necesaria para la germinación penetre el recubrimiento lo antes posi­ ble. En general, las semillas rccubicrtas sólo existen en el caso de los híbridos F1 y F2. Las semillas imprimadas han sido tra­ tadas para germinar apenas sembradas. Son útiles para especies y cultivares de germinación difícil. Cintas de semillas y «eles Las cintas de semillas son liras solubles tipo tisú, con semillas implantadas en espacios regulares. Las cintas se colocan en la base de una hilera y después se cu­ bren con una capa fina de tierra. Se pue­ den comprar equipos de gel para sem-

brados líquidos —las semillas se agre­ gan a una pasta de modo que quedan en suspensión y, por tanto, homogénea­ mente esparcidas. Luego, la mezcla se exprime a lo largo de una hilera prepa­ rada. Es importante no dejar que la mezcla se seque. Ambos métodos distribuyen las semi­ llas de forma homogénea, lo que requie­ re un aclarado menor que en las semi­ llas sembradas a mano. Compra de plantones pequeños Algunos vendedores de semillas dispo­ nen de semillas de algunas plantas que germinan con menos facilidad en la eta­ pa en que la cobertura de la semilla se ha partido y comienzan a surgir raíces y hojas de semilla. En general, se las siembra sobre ja­ lea de agar y se envían dentro de un con­ tenedor de plástico sellado. Los planto­ nes sanos deben tener raíces nuevas y húmedas y hojas de semilla; rechace las que tengan hojas verde pálido o estén apiñadas. La jalea contiene el alimento y hume­ dad necesarios para alimentar la plan­ ta algunos días, pero transfiera las se­ millas germinantes a las condiciones de desarrollo adecuadas lo antes posible, para que los plantones tengan luz sufi­ ciente para el desarrollo. Se pueden adquirir plantones de cul­ tivares seleccionados cuando hayan de­ sarrollado al menos un par de hojas auténticas y estén listas para trasplan­ C o m p r a d e S em illa s P lantones

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C

u ñ a

tes sólo toleran un frío limitado y mueren o quedan muy dañadas con las heladas; hay que conservarlas a 13°-21°C para que germinen y se es­ tablezcan. Hay que sembrar las bienales resis­ tentes antes de mediados de verano, para que se establezcan bien al llegar el invierno. Invente las bienales semiresistentes en un invernadero fresco o en una cajonera aislada. tar (véase p. 183). Esto es útil en el caso de plantas con semillas muy pequeñas, como las begonias, difíciles de germinar para muchos jardineros. Se las envía en pequeñas tinas de plástico para mante­ nerlas lo más frescas posibles. Si se las trasplanta a 4-5 cm de dis­ tancia entre cada una dentro de las 24 horas de su llegada, generalmente cre­ cerán tan bien como las germinadas en casa. También existen plantones que ya es­ tán bien establecidos en pequeñas cuñas de tierra, preparadas para colocar en tiestos individuales o para plantar en bandejas compartimentadas. Debe seguir su cultivo en un inverna­ dero sin calefacción o en cajonera o en un alféizar soleado hasta que alcancen la etapa del plantado exterior. Son mu­ cho más baratas que las plantas para macizos.

Siembra Dónde y cuándo plantar anuales depen­ de de cuándo se requiere que florezcan y de la temperatura que necesitan para germinar. Anuales resistentes Siémbrelas donde deban florecer cuan­ do el suelo tenga al menos 7 °C, en pri­ mavera. Si se las planta en lotes sucesi­ vos hasta mediados de verano, las anuales resistentes ofrecen un despliegue veraniego extenso. Algunas, si se las planta in situ en oto­ ño, germinan y producen pequeñas plantas que invernan satisfactoriamen­ te en el exterior y florecen a fines de pri­ mavera o principios de verano del año siguiente. Los carraspiques (Iberis), las calén­ dulas (Caléndula) y las amapolas (Pa­ paver) son algunos ejemplos. También pueden piantarse las semi­ llas de anuales resistentes en tiestos o bandejas y plantarlas fuera en sus ubi­ caciones definitivas a fines de otoño o invernarías en cajonera para plantar en primavera. Esta práctica resulta útil en

A nuales a E x h ib ir « in s it u » Agrostemma Anchusa capensis Borago officinalis Centaurea cyanus, C. moschatu Clarkia Collinsia bicolor Consolida ambigua Cynoglossum amabile Eschscholzhia californica Eschscholzia californica

Gilia capitata Gypsopliila elegans Limmanthes douglasii Linaria maroccana Linum grandiflorum Malcolmia maritima Malope trífida Mentzelia lindleyi Papaver rhoeas, P. somniferum Pliacelia campanularia Scabiosa atropurpúrea Silene coeli-rosa jardines de tierra arcillosa, que tarda en calentarse en primavera. Bienales resistentes

La mayoría se pueden sembrar en el ex­ terior, desde fines de primavera hasta mediados de verano. El momento ópti­ mo varía según lo que se cultive: los nome-olvides (Myosotis) crecen con velo­ cidad, de modo que no plante hasta pa­ sada la mitad de la primavera, mientras que los farolillos (Campanilla médium) requieren más tiempo para desarrollar­ se y deben plantarse a fines de invierno o principios de la primavera. En otoño pueden trasplantarse las plantas jóvenes a su ubicación final o, si no están apiñadas, en la próxima pri­ mavera. La floración precoz reduce el despliegue primaveral, de modo que eli­ mine los pimpollos que se formen du­ rante la primera estación. S em bra d o

a

Anuales y bienales semiresistentes En regiones frías, siembre semillas de anuales semi-resistentes en contenedo­ res durante la primavera, a temperatu­ ras de I3°-2I °C, según el género en par­ ticular. Las bienales semiresistentes se pueden sembrar en las mismas condicio­ nes a mediados de primavera. En climas más cálidos, plante las anuales y bienales semi-resistentes direc­ tamente en el exterior, una vez que la temperatura del suelo sea la óptima para la germinación. Las perennes no resistentes a las he­ ladas, como las balsaminas (cultivares de Impatiens), gazanias y algunas espe­ cies de Lobelia pueden cultivarse a par­ tiré de semillas, al igual que las anuales semi-resistentes. Otras perennes no re­ sistentes (como Argyrantlieum y Osteospermum) pueden tratarse como biena­ les semi-resistentes: propague a través de esquejes tomados en otoño, inverne en condiciones libres de heladas, luego plante fuera a principios de primavera para que florezcan a lo largo del vera­ no (véase P e r e n n e s , «Esquejes de ex­ tremos de tallo», p. 166).

Siembra en suelo abierto Existen dos métodos para sembrar en el exterior in situ: al voleo y en hileras. En ambos casos, primero hay que preparar un semillero. Cave el suelo a una pala de profundidad, después rastrille y afir­ me. No siembre en suelo demasiado rico, ya que estimulará el desarrollo de ho­ jas en detrimento de las flores. En los suelos de nutrientes escasos, se puede aplicar un revestido de fertilizan­ te equilibrado a razón de 70 g por m2 con una horca antes de sembrar (véase «Nutrientes del suelo y fertilizantes», p. 530-531). Antes de sembrar una orla, prepare un plano mostrando la ubicación de cada cultivar, utilizando las zonas som­ breadas para cultivar los que toleren sombra. Marque la zona para cada cultivar con grava o una caña, para facilitar el

V o leo

D ib u jo

de

O rla s A n u a l e s

:

...v.

/ Esparza grava o arena sobre el suelo o marque con un palo, demarcando zonas entrelazadas para sembrar semillas. control del equilibrio de los colores, al­ turas y hábitos de cada una de las dife­ rentes plantas a usar antes de proceder a la siembra. Siembra a voleo Este método se adecúa a las anuales que producen raíces primarias profundas, como Clarkia, Gypsophila y amapolas (Papaver)-, es mejor plantarlas donde hayan de florecer, porque resulta difícil trasplantarlas. Esparza las semillas se­ S em brado

en

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ii■ '•

A l principio, los plantones podrán parecer ralos, pero se entremezclarán a medida que crezcan. paradas y en forma homogénea en la su­ perficie del semillero y rastrille ligera­ mente para cubrirlas. Etiquete y riegue la zona con una re­ gadera de roseta fina. Siembra en hileras Las semillas sembradas en hileras pro­ ducen plantones en filas rectas a inter­ valos regulares, por lo que es fácil dis­ tinguirlos de los de malezas, distribuidos de forma casual. Al principio los plan-

H il er a s

Usando una línea de hilo como guía, practique un surco de 2 ern de ancho con una azada.

2

Esparza varias semillas al mismo tiempo en forma homogénea a lo largo de la hilera.

O p c ió n A l t e r n a t iv a

Prepare el suelo rastrillando hasta desmenuzar. Esparza las semillas ligeramente sobre la zona preparada, a mano o desde el paquete.

la zona ligeramente 2 enRastrille ángulo recto para cubrir

las semillas, tocándolas lo menos posible.

Si las semillas están recubiertas, coloque individualmente en la base de la hilera.

Vuelva a cubrir con tierra la hilera de ayudado de un rastrillo sin desplazar las semillas. Tras etiquetar la hilera, riegue con roseta fina.

A n u a les y b ie n a l e s A u t o -I n se m in a d a s Anuales y Bienales que se autoinseminan gcnuinamente o con variaciones menores Agrostemma Angelica archangelica Antirrhinum majus Borago officinalis Calendula officinalis Centaurea cyanus Chrysanthemum segetum Clarkia amoena Collinsia bicolor Digitalis purpurea Eschscholzia californica Hesperis matronalis Limmanthes douglasii Linaria maroccana Lobularia maritima Lunaria annua Malcomía Mysotis Nigella damascena Oenothera biennis Omplialodes linifolia Onopordum acanthium, 0. arabicum Papaver rhoeas, P. somniferum Platystemon californicus Silene armería Silybum marianum

Tanacetum parthenium Tropaeohtm majus Vaccaria hispánico Verbascum Viola (muchas esp.)

E x purgado

de

espaciado adecuado y riegue ligeramente para asentar las raíces. Muchas anuales y bienales esparcen las semillas libremente, produciendo a menudo masa densas de plantones; és­ tos deben aclararse con cuidado, de­ jando la distancia adecuada, de mane­ ra que las plantas jóvenes conservadas puedan desarrollarse sin encontrar com­ petencia.

P lantones

Siembra en tiestos o bandejas P l a n t o n e s I n d iv id u a l e s

Apriete a ambos lados del plantón a conservar (aquí, consuelda, Consolida ambigua) mientra arranca los no deseados. Reafirme y riegue. tones parecen regimentados pero, una vez entresacados, formarán un planta­ do denso e informal. Por medio de la punta de una paleta o del extremo de una azada, marque hi­ leras de poca profundidad separadas en­ tre sí por 8-15 cm, según el tamaño fi­ nal de las plantas. Siembre de manera homogénea y ligera, esparciendo o co­ locando a lo largo de cada hilera a la profundidad adecuada para las anuales que siembra; después vuelva a cubrir cuidadosamente con la tierra desplaza­ da, con un rastrillo o azada. Etiquete cada hilera y riegue bien con regadera de roseta fina. Aclarado En general, para evitar el apiñamiento hay que aclarar los plantones. Hágalo cuando el suelo esté húmedo y el tiem­ po templado, cuidando de conser­

G ru po s de P lantones

Retire grupos de plantones (aquí, clavel del Japón, Dianthus barbatus) con bastante tierra alrededor de las raíces si ha de replantarlos. Afirme los que queden. var los plantones más fuertes y lograr un espaciado regular. Para minimizar el daño a un plantón conservado, al extraer los sobrantes afirme la tierra con los dedos. Si fueran muy tupidos, extraiga en te­ rrones, conservando bastante tierra al­ rededor de las raíces; intente no tocar los demás. Algunas bienales como los nomeolvides (Myosotis) y las lunarias (Lunaria) germinan con facilidad y, si las siembra donde deben florecer, debe expurgarlas adecuadamente: los no­ meolvides a 15 cm y las lunarias a 30 cm entre planta y planta. Las aclaradas pueden servir para re­ llenar zonas ralas causadas por sembra­ dos o germinaciones irregulares, o pue­ de trasplantarse para usar en otros sitios del jardín. Para trasplantar, elija los plantones más sanos y fuertes, después replante en

Protección y soportes de plantones Para las anuales de tallo fino o las al­ tas resulta necesario un soporte. In­ troduzca ramitas delgadas dentro del suelo alrededor de las plantas; los so­ portes deben ser un poco más cortos que la altura final de las plantas, para que queden ocultos cuando las plan­ tas alcancen el tamaño adulto. Éstos también protegerán los plantones de daños causados por roedores o pájaros. Otra opción consiste en tender ma­ lla de alambre —de una galga no ma­ yor a 2,5 cm— sobre el semillero, do­ blando las puntas de manera que no toque los plantones. Sujete firmemen­ te al suelo con un alfiler de alambre o un palito. Las plantas crecen a través de la malla y cubren la red al alcanzar la madurez.

S o p o r t e d e R a m it a s

Se pueden clavar palitos o ramitas delgadas en el suelo y entre los plantones. Las anuales altas (aquí, una consuelda, Consolida ambigua) crece hasta ocultar el soporte.

P r o t e c c ió n y S o p o r t e d e A lam bre

Proteja plantones (aquí, Eschscholzia) con malla de alambre tejido, doblado para formar una jaula. La malla sostendrá los plantones.

Generalmente, las anuales semiresistentes se siembran en contenedores, para que puedan desarrollarse a cubierto y plantarse como plantas jóvenes en con­ diciones favorables. Las anuales resisten­ tes pueden plantarse en contenedo­ res que permanezcan en el exterior y se trasplantará los plantones a su lugar de floración cuando haya espacio sufi­ ciente. Los tiestos, semilleros, bandejas de se­ millas y paquetes son todos contenedo­ res adecuados, según la cantidad de se­ millas a sembrar y el espacio que requieran. Los tiestos degradables tam­ bién resultan útiles para los plantones difíciles de trasplantar, ya que se puede plantar el tiesto entero sin tocar las raíces. Siembra de semillas Llene el contenedor elegido con tierra estándar para semillas y presione lige­ ramente en los bordes para evitar la for­ mación de bolsas de aire. Para asentar la tierra golpee el contenedor contra una superficie dura y después afirme el ni­ vel de la tierra, de manera que la super­ ficie quede debajo del borde del conte­ nedor. Riegue con roseta fina y deje drenar una hora. Siembre las semillas esparcidas lige­ ramente sobre la superficie, dando golpecitos al paquete de semillas o desde una hoja de papel para esparcir de for­ ma homogénea. Las semillas grandes o las recubicrtas pueden sembrarse individualmente en paquetes compartimentados o espacia­ das en bandejas y cacharros. Las muy pequeñas son más fáciles de plantar mezcladas con un volumen similar de arena fina; ello produce una distribución más regular. Cubra las semillas hasta su profundi­ dad propia con tierra tamizada; después riegue ligeramente, con el fin de no mo­ ver las semillas ni la superficie de la tierra. Las semillas tipo polvo, como las de las begonias, deben quedar descubier­ tas y hay que regarlas desde abajo: co­ loque cada contenedor en agua hasta el borde hasta que la superficie de la tie­ rra esté húmeda. No las deje empapar durante dema­ siado tiempo, ya que el anegado causa­ rá que se pudran antes de germinar o es-

S iem bra

en

B a n d e ja ' í Cubra las semillas con una capa, del mismo espesor que las semillas, de tierra tamizado húmedo. Riegue ligeramente.

Llene la bandeja con tierra para semillas estándar y nivele con tabla de prensar hasta I cm por debajo del borde.

Coloque un cristal o plástico transparente sobre la bandeja para conservar una humedad homogénea. timulará enfermedades de plantones (véase «Pudrirse por el pie», p. 564). Para conservar una humedad homo­ génea cubra con cristal o plástico trans­ parente; no permita que éste roce la su­ perficie de la tierra porque ello puede perturbar a las semillas. Coloque en un propagador o sobre un banco de invernadero y sombree con malla fina o papel de periódico si reci­ biera sol directo. Apenas germinen los primeros plantones, retire la cubierta. Mantenga éstos bien iluminados y la tie­ rra húmeda hasta que estén listos para trasplantar.

Trasplantado

Los plantones cultivados en bandejas o recipientes deberán trasplantarse a con­ tenedores más grandes antes de que se apiñen, ya que se debilitan privados del suficiente espacio y luz. Ello se conoce por trasplantado y permite que los plan­ tones continúen desarrollándose hasta estar listos para ser plantados lucra en el jardín. Llene los contenedores nuevos de abo­ no con una base de tierra negra y afir­ me para eliminar bolsas de aire. Para plantones individuales resultan ideales los tiestos de 6 cm o los paquetes de plástico compartimentados; para varias plantas puede utilizar tiestos, cacharros y bandejas más grandes. Para trasplantar, golpee el contenedor con plantones contra una mesa o ban­ co para aflojar la tierra y retirarla in­

2

Esparza las semillas ligeramente sobre la superficie del abono para lograr una cobertura homogénea.

£, Si la bandeja está directamente al sol, sombree con malla. En cuanto comience la germinación, retire el cristal y la malla. tacta del contenedor. Después sostenga cada planta con suavidad por las hojas de semilla, para evitar daños al follaje, tallos o extremos de desarrollo, y afloje con una espátula u otro instrumento pe­ queño. Cuide de no dañar las raíces. Después retire cada planta de la tierra con cuidado, conservando un poco del abono húmedo alrededor de las raíces para asegurar que el desarrollo no se verá impedido al replantar los plantones. Con una espátula, haga agujeros en el abono a 4-5 cm de distancia entre sí e introduzca un plantón en cada uno. Asegure que todas las raíces están cu­ biertas de tierra; después afirme con los dedos y nivele la tierra. T ra spla n ta d o

1

S ie m b r a e n T ie st o s D e g r a d a b l e s Llene un tiesto degradable de 5 cm con tierra para semillas estándar hasta I cm del borde. Siembre tres semillas sobre la superficie; cubra ligeramente con tierra y riegue. Una vez germinadas, pueden dejarse sólo dos. Se plantará todo el tiesto en el exterior cuando las plantas jóvenes se hayan desarrollado.

Semillas con necesidades especiales Algunas semillas requieren condicio­ nes especiales para germinar con éxi­ to. Las semillas de begonia, Coleus y balsamina (Impatiens) necesitan luz y prefieren una temperatura constante de 21 °C. Las prímulas prefieren la luz, pero exigen temperaturas no superiores a 20 °C. Algunas semillas, que com­ prenden Phacelia, violetas (Viola x wittrockiana) y otras Viola, deben germinar a oscuras. Las semillas de Thunbergia alata

y de pelargonios requieren 21°-24 °C para germinar: escarifique las de pe­ largonio antes de sembrar (véase «Es­ carificado y empapado», p. 162). Ac­ tualmente se pueden adquirir semillas pre-cscarificadas. Las semillas de Molucella germi­ nan con dificultad a menos que ha­ yan sido estratificadas: se coloca la bandeja de semillas en una nevera du­ rante un par de semanas antes de lle­ var a temperaturas de 18°-2I °C du­ rante dos o tres semanas más.

dentro de un

Cuando el tamaño de los plantones (aquí, Tagetes,/ permite su manejo, golpee la bandeja para aflojar la tierra.

2

Trasplante cada plantón dentro Separe los plantones con cuidado, tomándolos por sus de una sección individual de hojas de semilla. Conserve bastante un paquete. Afirme la tierra alrededor de cada uno con el dedo tierra alrededor de las raíces. o una espátula, y riegue.

Anuales en tiestos Muchas anuales son excelentes plan­ tas para tiestos. Trasplante plantones jóvenes a bandejas divididas o ties­ tos individuales y, apenas las raíces hayan llenado el contenedor, transfie­ ra cada plantón a uno más grande con abono de tierra negra. El tamaño del tiesto varía según las especies o cul­ tivares y el momento del sembrado. Coloque plantas sembradas a fines de verano en tiestos de 9 cm durante el invierno —cuando el desarrollo es lento— y transfiera después a los con­ tenedores finales: de 13 cm o de 15 cm, o mucho más grandes en el caso de trasplantar grupos de 3 a 5 plantas por contenedor. Trasplante las Muchas anuales (aquí, Schizanthus) anuales sembradas en primavera di­ sirven para un despliegue colorido rectamente dentro de sus contenedo­ temprano en un invernadero fresco en primavera. res o tiestos definitivos. Una vez lleno cada contenedor, rie­ gue con roseta fina para asentar el abo­ no alrededor de las raíces. Aumente la humedad de los plantones cubriendo el contenedor con plástico transparente mientras los plantones se reestablecen, pero asegure que el plástico no toque las hojas. Después vuelva a colocar los planto­ nes en las mismas condiciones de desa­ rrollo anterior. Si los plantones están preparados para plantar fuera pero ello se retrasa a cau­ sa de una helada tardía, coloquclos en un contenedor mayor para asegurar que el desarrollo no se interrumpe o el éxi­ to a largo plazo se malogre. Las semillas sembradas individual­ mente en paquetes o al voleo no necesi­ tarán un trasplantado y pueden templar­ se antes de plantarlas fuera. Templado Todas las anuales semiresistentes culti­ vadas bajo cristal —o en cualquier otro medio controlado antes de plantarlas en el exterior— necesitan un aclimatado gradual a las condiciones del exterior.

La meta es templarlas, reduciendo su de­ pendencia del calor y protección artifi­ ciales sin exponerlas a cambios me­ dioambientales que podrían causar daños. El templado se realiza con mayor fa­ cilidad en invernaderos y cajoneras. Seis o siete semanas antes de plantar los plantones en el exterior, traslade a una parte más fresca del invernadero durante una semana. Después coloque en una cajonera cerrada; aumente la ventilación poco a poco al mejorar las condiciones del exterior, prescindiendo finalmente por completo de la luz de la cajonera (la tapa) durante los últimos días, a menos que estén anunciadas heladas. Controle las plantas, observando cualquier indicación de que el cambio de temperatura es demasiado rápido: podría interrumpirse el desarrollo o las hojas podrían amarillear. Un termóme­ tro de máximas y mínimas introducido en la cajonera registra los extremos de temperatura diarios, y los partes meteo­ rológicos proporcionarán avisos de cambios. Otros equipos ideales para el templa­

POLITÚNF.I.

Plantación exterior Una vez pasado el peligro de heladas, plante plantones semiresistentes en el ex­ terior. Ello resulta particularmente im­ portante en el caso de las plantas me­ nos resistentes, como begonias y Salvia splendens. A condición de haber sido templadas, algunas anuales semiresistentes tolera­ rán condiciones frescas, pero no frías, durante períodos cortos. Antes de plantar fuera, prepare el ma­ cizo (véase «Sembrado en suelo abier­ to», p. 181), riegue concienzudamente y deje drenar durante una hora. Para re­ tirar una planta de su tiesto, invierta éste sosteniendo el tallo con ambos dedos, después golpee el borde contra una su­ perficie dura para aflojar el cepellón. Se­ pare paquetes o bandejas divididas para retirar cada plantón sin dañar los cepe­ llones. Si las plantas están en bandejas sin di­ visiones, sostenga éstas firmemente con las dos manos y golpee un lado contra el suelo para aflojar la tierra. Después deslice el contenido hacia fuera en un solo bloque. Separe las plantas indivi­ duales con los dedos, conservando la mayor cantidad de tierra posible alrede­ dor de las raíces o retire cada planta con una espátula, cuidando de no dañar las raíces. Practique un agujero lo bastante gran­ de para acomodar el cepellón. Espacíe de manera que las hojas apenas se to­ quen cuando las plantas se desarrollen D esarrollo

T e m pla d o

Coloque anuales semiresistentes (aquí. Tagetes) en un politúnel. Levante los lados para ventilar cuando sea necesario.

do comprenden marcos vidriados, cu­ yas tapas pueden retirarse por comple­ to en condiciones favorables, y campa­ nas o politúneles, que podrán levantarse o reemplazarse en la medida de lo ne­ cesario. Otra opción consiste en colocar las plantas en el exterior en lugares res­ guardados, protegiéndolas (generalmen­ te sólo será necesario por las noches) con plástico u otros recubrimientos, soste­ nidos por marcos de madera o bambú. A menos que el tiempo sea malo, debe retirar las protecciones durante el día, para asegurar que las plantas siempre re­ ciban la luz y ventilación suficientes.

C a jo n e r a

También puede colocar plantones en una cajonera que dejará abierta a intervalos progresivamente más largos.

del

P r im e r A ñ o

Durante el primer año, bienales como las adnéforas sólo producen un desarrollo vegetativo (de hojas). Las flores se desarrollan al siguiente verano.

por completo. Las distancias de planta­ do normales varían entre 15-45 cm, se­ gún el hábito de los cultivares o espe­ cies cultivadas. Verifique que las plantas estén a la misma profundidad que dentro del con­ tenedor, después afirme la tierra alrede­ dor de la base del tallo, sin aglomerar demasiado. Después de plantar, desmenuze la tie­ rra con suavidad por medio de una hor­ ca. Para asentarlas, riegue las plantas concienzudamente con regadera de ro­ seta fina, para no arrastrar la tierra de las raíces. P lan tad o A b ie r t o

en

S uelo

Separe el paquete y retire cada plantón con cuidado (aquí, Tagetes) con el cepellón intacto.

Coloque cada planta en un agujero para acomodar el cepellón, asegurando que la planta esté al mismo nivel que en el contenedor.

Vuelva a colocar la tierra alrededor de las raíces y afirme con suavidad para que no queden bolsas de aire. Riegue la zona.

C ómo C o m pr a r A n u a l e s P l a n ta s p a r a M a c iz o s B uen E jem pla r

Plantar en contenedores

Desarrollo compacto vigoroso E je m p l a r Pobre

follaje verde sano P e t u n ia s

A nuales B uen E jem plar

C u l t iv a d a s

larguiruchos y desnudos

en

Utilice anuales o bienales cultivadas en contenedores para lograr un des­ pliegue inmediato en contenedores or­ namentales. Florecerán a lo largo de la estación sin desbordar el conte­ nedor. Planifique su posición con cuida­ do, situando las colgantes a los cos­ tados o delante y las más altas hacia atrás o en el centro.

Riegue las plantas elegidas concienzudamente y decida cómo disponerlas antes de comenzar a plantar el contenedor. En este arreglo se han utilizado begonias, Lobelia y balsaminas (cvs de Impatiens/

Hojas muertas

C ontenedores

E je m p l a r P obre

Desarrollo fuerte y arbustivo Brotes sanos en desarrollo B a lsam ina (c v s d e I m p a t ie n s )

«Detención» o eliminación Durante el desarrollo de las anuales jó ­ venes, algunas podrían requerir una de­ tención o eliminación, para estimular­ las a desarrollar laterales y un hábito arbustivo. No detenga plantas como antirrinos o alhelíes (Matlhiola), de vástagos terminales fuertes, ya que és­ tos desarrollan las espigas de flores principales y también producirán desa­ rrollos laterales en forma natural duran­ te el verano, continuando el despliegue floral. La detención se efectúa eliminando el extremo de desarrollo de una planta jo­ ven. Incluso en el caso de anuales de ra­ mificación natural, puede resultar nece­ sario en el caso de que algunas plantas en un macizo produzcan vástagos más fuertes que otras. Si se requiere un há­ bito de desarrollo homogéneo, detenga las plantas altas cuando alcancen cinco o seis articulaciones, eliminando el ex­ tremo de cada vástago largo hasta la al­ tura requerida. La detención atrasa la producción de flores, de manera que no debe efecturase si se prefiere una despliegue tem­ prano.

Plantas de macizo Ahorrará tiempo comprando anuales y bienales más maduras para plantar en

y amarillentas

macizos, orlas y contenedores, y además puede ser necesario si no dispone de un invernadero para cultivar anuales semiresistentes a partir de semillas. Además, aunque las semillas de muchas anuales sólo pueden comprarse mezcladas, ge­ neralmente los cultivadores comerciales logran obtener colores separados, pro­ porcionando a los jardineros una gama mucho más amplia de plantas con las que planificar el esquema de sus macizos. Control de calidad de plantas para macizos Las plantas jóvenes y fuertes, con vás­ tagos equilibrados, de nodulos cortos y follaje sano, son las que tienen mayo­ res posibilidades de establecerse y dar los mejores resultados. Las plantas deben tener un sistema de raíces bien desarrollado, pero no apiña­ do ni enredado. No compre plantas cuya rosales esté scca ni con follaje amarillen­ to o enfermo ya que, aunque general­ mente seguirán creciendo, no se estable­ cen correectamcnte y producen pocas flores. Las semiresistentes para macizos se venden en varias etapas desde plantones hasta planta florecida, con frecuencia bastante antes de la fecha en la que se las puede plantar sin problemas en el ex­ terior. Asegúrese de disponer de condiciones adecuadas a cubierto para seguir culti-

Coloque trozos de tiesto en la base para cubrir los agujeros de drenaje y llene con mezcla de tierra negra. An­ tes de plantar, riegue las plantas bien. Retire cada una de su tiesto, extraiga las raíces con suavidad, después co­ loque en su lugar correspondiente en el contenedor. Afirme la tierra alre­ dedor de cada una y riegue abundan­ temente.

Llene la jardinera con tierra húmeda hasta la mitad o las tres cuartas partes. Invierta cada tiesto y sostenga cada planta al deslizarse fuera el cepellón. Extraiga las ratees con suavidad.

Con una mano 3 retire la tierra y

coloque la planta en su lugar de manera que el cuello esté a I cm por debajo del borde de la jardinera.

Plante las plantas 4afirmerestantes; después suavemente

alrededor de éstas, especialmente a los costados y en las esquinas para no dejar bolsas de aire. Agregue más tierra húmeda si fuese necesario y nivele la superficie antes de regar concienzudamente.

vando si fuese necesario. Controle que estén templadas si las plantará fuera de inmediato. Aclimate los plantones lentamente, hasta que haya pasado el peligro de he­ ladas; una exposición repentina a hela­ das o incluso a vientos fríos podrían ma­ tarlas, puesto que pudieran haber sido cultivadas en invernaderos con calefac­ ción. Después podrá plantarlas en el ex­ terior. Plantación y soporte de trepadoras anuales Las trepadoras anuales deben plantar­ se en lugares donde puedan trepar con naturalidad a través de un arbusto o un árbol pequeño o bien guiadas sobre una verja, muro o alguna otra clase de soporte. Si una anual enroscante debe crecer a través de un arbusto, coloque en el pe­

rímetro del arbusto, del lado en el que recibirá la mayor cantidad de luz, con una caña guiando los vástagos princi­ pales dentro de la planta huésped, si fue­ se necesario. Si quiere que la trepadora crezca so­ bre una verja o en una extensión de muro, proporcione un soporte que re­ sulte adecuado a su hábito de desarro­ llo (véase P la n t a s T r e p a d o r a s , «Tipos de soporte», p. 100). Plante a 30 centí­ metros de la base del muro o verja para que las raíces obtengan la humedad su­ ficiente. Las trepadoras enroscantes pueden cultivarse también sobre un «wigwam» o «tienda india» de varias cañas, suje­ tadas cerca del extremo superior; prime­ ro clave las cañas en el suelo firmemen­ te y plante algo más allá de éstas, sujetando a continuación los plantones jóvenes a las cañas.

P l a n t a c ió n E x t e r io r

P la n ta d o al C o sta d o d e u n A n f it r ió n

Las anuales enroscantes, como Ipomoea, deben plantarse a 20 cm deI tallo del anfitrión.

Plantación de anuales según un diseño Antes de comenzar la plantación en un macizo u orla, reúna todas las plantas para el macizo y conjúntelas sobre el plano. Coloque las plantas —todavía en sus contenedores— en sus posiciones aproximadas encima del suelo preparado, con el fin de ase­ gurar que el macizo no estará apiña­ do ni quedará ralo. Entonces es el mo­ mento de hacer los ajustes finales de las posiciones de las plantas: una vez en tierra, será demasiado tarde. Con­ serve algunas como reserva por si mu­ riesen otras.

Antes de plantar, dibuje el diseño de todo el macizo. Comience desde el centro y siga hasta el borde; o desde Ia parte posterior del macizo hasta la anterior. Utilice una tabla para apoyar las rodillas de manera que no aplaste el suelo en exceso.

Plante los plantones con cuidado, manipulando éstos lo menos posible. Afirme la tierra alrededor de cada uno. Complete una sección de plantado antes de pasar a la siguiente.

Riegue concienzudamente sección por sección, de manera que los primeros plantones no se sequen mientras planta los restantes.

/ A l completar cada sección de la plantación, recorte los vástagos dañados, desparejos o desordenados para compactar las masas de plantas.

Mientras los plantones se establecen, mantenga el macizo bien regado. Elimine el follaje dañado o descolorido que podría estropear el despliegue y, si algunas plantas fallaran, reemplace para llenar el hueco.

de

A nuales T repadoras

So po rte con C añas

Un trípode sirve de soporte para anuales enroscantes (aquí, Thumbcrgia alataj. Sujete un plantón a cada una de las cañas.

C

u i d a d o s

R

u t i n a r i o s

Cuidados rutinarios

Riego, alimentación y supresión de maleza

n general, las anuales requieren escaso mantenimiento, ya que tie­ nen una vida relativamente corta. Sí ne­ cesitan un riego regular durante las se­ quías, en especial si crecen en Las anuales y bienales jóvenes planta­ contenedores y debe eliminar capítulos das en el exterior deben regarse de for­ para prolongar la floración. Las altas ma regular con una regadera o rociador, pueden necesitar estacado al plantar —o empapando el macizo concienzudamen­ pronto después de plantadas— para evi­ te. Una vez establecidas, riegue sólo du­ tar que se caigan por efecto del viento rante sequías prolongadas. Si el suelo está bien preparado, las o de su propio peso. Cuando el follaje comienza a marchitarse, después de la anuales rara vez requieren una alimenfloración o a fines de la estación, debe­ tacción suplementaria. Cuando se desa­ rrollen los pimpollos, puede agregar un ría retirarlas. fertilizante líquido a suelos muy pobres. Las bienales podrían beneficiarse de una Soporte d e A n u a l e s alimentación ligera, pero sólo las desti­ nadas a exposición requieren un alimen­ T repadoras tado regular. Las condiciones exageradamente ricas producen desarrollo vegetativo a expen­ sas de las flores. Mantenga las anuales y bienales libres de malezas, ya que éstas compiten por luz, agua y nutrientes. Arranque las ma­ lezas a mano mientras aún son peque­ ñas y elimine plantones auto-sembrados del mismo modo, si no los requiere o fuesen demasiado numerosos.

E

Soportes Al plantar trepadoras (aquí, Eccremocarpus scaberj cerca de un muro o verja, sujete sobre alambre de hierro o una espaldera. Ate los tallos al soporte mientras sigan flexibles. S oporte d e A n u a l e s A ltas

Sujete anuales altas como Salpiglossis clavando cañas en la tierra alrededor del tiesto y enrollando cordel en torno a las cañas.

Muchas de las anuales y bienales tienen tallos delgados y se benefician de cier­ to sostén. Utilice pequeñas ramas arbus­ tivas o palitos en el caso de plantas que alcancen lm al madurar. Cuando sólo midan algunos centímetros, introduzca los palitos dentro del suelo a su alrede­ dor, de manera que crezcan a través de estos, que pronto quedarán cubiertos y desaparecerán. Se pueden sostener las anuales altas en contenedores introduciendo algunas cañas alrededor del borde del contene-

Las plantas en jardineras, cestas col­ gante u otros contenedores necesitan poco mantenimiento, salvo un riego ocasional y un eliminado de capítu­ los para conservar el despliegue. Con­ trole diariamente, tanto en tiempo hú­ medo como seco, para asegurar que la tierra sigue húmeda (pero nunca anegada) y elimine capítulos al mar­ chitarse las flores. Cuando una planta deje de florecer, retire del contenedor, tocando las otras lo menos posible, y reemplace con una de maduración posterior. Las bienales resistentes pueden in­ vernar en el exterior; si existe la pro­ babilidad de que las plantas sufran daños por las heladas, coloque el con­ tenedor a cubierto.

Anuales para cortar o secar Las flores frescas o secas de muchas anuales y bienales son decorativas en el interior. Coseche flores «siempre­ vivas», como Xeranthemum, Helipterum y Limonium cuando están semi abiertas; después cuelgue cabeza aba­ jo en un lugar tibio y bien ventilado. Corte capítulos de Helichrysum an-

tes de que se coloreen, para que con­ serven su forma una vez secas. Corte flores frescas cuando los pimpollos se coloreen. Sumerja los extremos de amapolas de lslandia (Papaver nudicaule) en agua hirviendo, para sellar­ las y evitar burbujas de aire que evi­ tan la absorción del agua.

Corle las flores para secar (aquí, statice, Limonium sinuatumj cuando las cabezas comienzan a abrirse. Corte sesgado lo más cerca posible de la base del tallo.

Muchas flores siemprevivas pueden secarse colgadas cabeza abajo en grupos, sujetas con hilo suave o rafia. Una vez secas, puede cortar cualquier tallo sobrante para adecuar el arreglo.

dor y sujetando las cañas con hilo sua­ ve: los soportes quedarán ocultos por las plantas al desarrollarse. Las muy altas, como las malvarrosas (Alcea) o los gi­ rasoles (Helianthus), pueden requerir un estacado individual. Clave la caña en el suelo donde sea menos visible y, al de­ sarrollarse la planta, sujete el tallo a in­ tervalos.

Algunas anuales de enredadera que no se enroscan ni desarrollan zarcillas necesitarán atarse a sus soportes. Suje­ te los estándares con hilo suave y siga ligando ocasionalmente para conservar la forma de la planta. Las anuales que se enroscan y las de zarcillas podrían necesitar un guiado ocasional.

Para mantener el despliegue atractivo, elimine los capítulos de las flores. Cuando las plantas dejen de florecer, retírelas, cuidando de no dañar las raíces de las restantes.

Agregue abono nuevo y húmedo y llene los huecos con plantas nuevas o bulbos que continuarán el despliegue. Afirme con suavidad y riegue concienzudamente para ayudar a establecer las plantas nuevas.

E l im in a c ió n

de

C a p ít u l o s

Elimine los capítulos al marchitarse, cortando cerca de la base del tallo. Las plantas (aquí, pensamientos) producirán flores nuevas durante un tiempo.

Eliminación de capítulos En muchos casos, se puede ampliar la estación de floración de las plantas —y mejorar su aspecto— eliminando inme­ diatamente los capítulos marchitos o muertos; ello evita que la planta produz­ ca semillas y su energía sirve para pro­ ducir más flores. Elimine las flores mar­ chitas con el pulgar y el índice, que­ brando los tallos limpiamente; en el caso de tallos más duros, o donde haya peli­ gro de dañar la planta al eliminar los ca­ pítulos, utilice tijeras o podaderas afiladas. No elimine capítulos en los casos en los que las semillas o los frutos forman parte de las características decorativas de la anual o bienal —como, por ejem­ plo, en el caso de las lunarias (Lunaria), Hibiscus trionum y el maíz ornamen­ tal (Zea mays). Tampoco lo haga en el caso de que las semillas se requieran para cultivar la planta otra vez durante la próxima es­ tación. Algunas anuales y bienales, como las amapolas (Papaver) no producen más flores después de la eliminación de ca­ pítulos. R eserv a

de

Reserva de semillas

Es fácil recolectar semillas de muchas anuales para plantar al año siguiente. Pero a menudo sólo merece la pena re­ servar las semillas de las anuales y bie­ nales que se mantienen legítimas, como Nigella o las lunarias, ya que las semi­ llas de la mayoría de los cultivares ob­ tenidos en el jardín no producirán plan­ tas que posean flores o hábitos característicos similares a los de las plan­ tas madres. Elimine los capítulos de las plantas con flores pobres para que no se formen semillas ni se recolecten más tarde para Cuando las anuales hayan dejado de su sembrado en la próxima estación. Es florecer, afloje la tierra alrededor de improbable que tales semillas produzcan las raíces con una horca y después un rastrillo y convierta en compost o plantas con flores de calidad. Hasta cierto punto, los plantones queme las plantas viejas. auto-sembrados tienden a variar sus ca­ racterísticas y calidad, pero a pesar de ello, podrían producir plantas bastante anuales, como las violetas (Viola x witaceptables. Generalmente, los cultivares trockiana) y las primaveras, pueden re­ distintivos de Eschscholzia, las dedale­ tirarse y plantarse en otro sitio, donde ras de la serie Excelsior (Digitalis), los crecerán y florecerán durante varios alhclicillos dulces (Lobularia marítima), años. Otras —como los alhelíes amari­ las caléndulas (Calendula), los nomeol­ llos (Cheiranthus) y los antirrinos— po­ vides (Myosotis), y muchas otras anua­ cas veces crecen tan bien como el pri­ les y bienales, presentan variantes en el mer año, de manera que en general, no color de las flores y características di­ merece la pena conservarlas. Las perennes no resistentes, como las ferentes de la planta original. Cuando las cápsulas de semillas se begonias y las balsaminas (cultivares de vuelven marrones y comienzan a partir­ Impatience), pueden retirase y colocarse se, recorte y extienda sobre bandejas fo­ en tiestos a fines de verano, para conti­ rradas con papel en un sitio cálido y nuar floreciendo en la casa, invernade­ seco, hasta que estén completamente se­ ro o jardín de invierno. Las malvarro­ cas. Extraiga las semillas y elimine el res­ sas (Alcea) y otras perennes de vida to. Empaquete, etiquete y almacene en corta pueden recortarse en otoño y con­ condiciones secas y frescas hasta sem­ servarse, ya que a veces sobreviven du­ rante varias estaciones, aunque la cali­ brarlas. dad y el vigor se deteriorará. Conserve algunas plantas de las nuevas cepas de pelargonios F1 y F2 en un jardín de in­ vierno o invernadero libre de heladas, ya que generalmente sobrevivirán En otoño, una vez acabado el desplie­ —mantenidas bastante secas— y flore­ gue floral, retire y convierta en compost cerán otra vez al año siguiente. También todas las plantas moribundas después de Eccremocarpus scaber sobrevivirá du­ recolectar las semillas requeridas. Que­ rante años en lugares protegidos en el me las enfermas para que no infesten el exterior. jardín. Las perennes cultivadas como

Limpieza del macizo

R ecorte d e P erennes d e V id a C o r t a

| No todas las cápsulas de semillas maduran al mismo tiempo. Retire los tallos florecidos antes de que las cápsulas maduren por completo.

2

Las perennes de vida corta, como las malvarrosas, podrán dar flores durante varias estaciones si las corta después de florecer.

Plagas y enfermedades

S em illa s

Se pueden recolectar semillas cuando las cápsulas (aquí, Nigella) se hayan secado sobre papel secante o de periódico y hayan soltado las semillas.

L im p ie z a O t o ñ a l

2

Una vez seca la cápsula, sacuda las semillas hacia fuera y retire cualquier resto. Almacene en un sobre etiquetado en un lugar seco a temperatura constante y fresca.

Las plagas que tienden a afectar las anuaies y bienales —en su etapa de plan­ tones y también cuando son más adultas— son los caracoles y las babo­ sas (p. 548), los pulgones (p. 550) y las orugas (p. 549); también pueden atacar­ las las royas (pp. 552 y 557) y otros pro­ blemas funginos (véase «Manchas funginas de hojas», p. 552). Los fungicidas pueden prevenir o controlar estas enfer­ medades, pero con frecuencia poco se puede hacer más alia de eliminar y que­ mar las plantas muy afectadas. Los plantones jóvenes cultivados a cubierto pueden sufrir la podredumbre por el pie (p. 568) —un grupo de enfermedades portadas por el suelo que hace que las plantas se pudran y caigan.

3

Corte cada tallo en la base con cuidado, asegurándose de que el nuevo desarrollo producido durante la estación de crecimiento no resulte dañado.

E l J a r d ín plantas de jardín crecen en las cadenas montañosas del mundo y se han adap­ tado con éxito a una sorprendente diversidad de hábitats especializados. Éstos van desde nichos elevados en la roca hasta laderas cubiertas de guijarros, y desde el césped corto y escaso que constituyen los prados alpinos hasta las opulentas hierbas de los prados de las altitudes más bajas. Las plantas alpinas y de jar­ dines de roca proporcionan un jardín rico en hermosas especies, que conserva el encanto de las flores silvestres no superadas por lg u n a s d e la s m ás h e r m o s a s

de

R ocas

el arte del hibridizador. A menudo despliegan gran número de flo ­ res atractivas, en una gama inigualada de colores claros como jo ­ yas. Algunas de estas plantas están adaptadas a ambientes muy específicos y, por lo tanto, podrían constituir un desafío hasta para el más experimentado de los jardineros; pero muchas otras son poco exigentes y receptivas, y crecerán con facilidad en un em­ plazamiento adecuadamente preparado en el jardín abierto y re­ compensarán con creces el tiempo y la atención suplementarios dedicados a sus necesidades de cultivo.

Diseño de un jardín de rocas as

alpinas son plantas que crecen

Alpinas verdaderas

altura por encima de la lí­ Las alpinas pueden ser plantas leñosas, L aneagrande árboles, aunque el término tam­caducas o siempreverdes, o desarrollar­

bién se utiliza para designar una vasta gama de plantas de jardín de rocas de desarrollo bajo, incluyendo muchos bul­ bos, cultivables con éxito a alturas rela­ tivamente bajas. Su aspecto diminuto y su hábito gracioso las hacen adecuadas para ser agrupadas juntas en coleccio­ nes fascinantes de brillante colorido.

se a partir de bulbos, cebollas o tubér­ culos —existen muy pocas alpinas anua­ les. Son característicamente resistentes, adaptadas para sobrevivir en climas ex­ tremos y compactas: pocas miden más de 15 cm. En su hábitat montañoso na­ tural, el hábito enano o rastrero de las alpinas reduce su resistencia al viento y

les ayuda a resistir el tremendo peso de la nieve en invierno. En las regiones alpinas, durante la es­ tación del desarrollo, las plantas están expuestas al sol intenso y al aire fcsco en movimiento constante. Su costumbre de formar cojines o matas y sus hojas pequeñas —carnosas, pilosas o correosas— las protegen de la pérdida de humedad en vientos fuertes y sol ca­ liente. Los edelweiss (Leontopodium al-

pinum) tienen toda la superficie cubierta de pelos lanudos, que ayudan a conser­ var la humedad, mientras que las hojas de las siemprevivas mayores (Semperviriím) tienen un tejido carnoso que re­ tiene la humedad. Aunque la mayoría de las alpinas está adaptada a temperaturas extremas, po­ cas resisten una humedad constante de las raíces en invierno o condiciones ve­ raniegas húmedas y cálidas. En sus hábitats de origen, a menudo crecen en suelo pobre, falto de nutrien­ tes y con un contenido en materia or­ gánica bajo pero que permite un drena­ do rápido. La mayoría desarrolla un sistema de raíces extenso para buscar nu­ trientes y humedad. Plantas de jardín de rocas

Un J a r d ín d e

R o c a s b ie n P r o v is t o

Este jardín de rocas está tachonado con una gama de diversas plantas alpinas, desde Dianthus de desarrollo

bajo y saxifragias en la parte anterior, hasta los arbustos enanos Genista, Helianthemum y Potcntilla al fondo.

Las plantas de rocas son aquellas que crecen lentamente, de estatura relativa­ mente baja, con escala adecuada para cultivarlas en jardines de rocas. Com­ prenden árboles enanos y arbustos, que resultan muy útiles plantadas como mar­ co (contrafondo), y muchas otras que no necesariamente provienen de regio­ nes alpinas. Algunas plantas de rocas, como Ar­ mería marítima, se originan en hábitats costeros, mientras que muchos bulbos miniatura son oriundos de soleadas la­ deras mediterráneas. Junto con las al­ pinas verdaderas, comparten la necesi­ dad de suelo bien drenado y, por lo tanto, son adecuadas para plantar jun­ to con las alpinas. Dado que muchas alpinas verdaderas florecen en primavera y a principios de verano, las de jardín de rocas resultan valiosísimas si son de floración tardío, pues sirven para alargar la estación de interés.

Plantas alpinas y de roca en el jardín

si el espacio fuera limitado, los macizos en relieve y las jardineras o pilas cons­ tituyen alternativas atractivas, especial­ mente si están hechas de materiales que complementen los elementos duros pre­ viamente existentes. Las jardineras y pilas autoportantes también permiten introducir color a al­ turas variables y en superficies duras, como patios y senderos.

El [amaño habitualmente restringido de las alpinas y de roca hace que quepan muy bien dentro de los límites del pe­ queño jardín moderno. Pocas otras plantas son tan pulidas y compactas y ello permite cultivar un buen número de especies e híbridos en un lugar relativa­ mente pequeño.

El jardín de rocas

Plantas que se adaptan a un jardín

Muchas especies alpinas —y sus culti­ vares más vistosos— son poco exigen­ tes en cuanto a sus necesidades de cul­ tivo y se adaptan con facilidad a los jardines abiertos. Presentan una profusión de hábitats y aspectos, desde pequeñas plantas que forman almohadillas hasta otras que se extienden en matas; algunas de las al­ pinas más fáciles florecen hasta bien en­ trado el verano, casi siempre ofrecien­ do flores abundantes. Los cultivares de desarrollo bajo de Aubrieta, flox y Verónica forman ma­ tas de colores claros y brillantes al flo­ recer y pueden ser utilizadas para fes­ tonear orlas, suavizando las líneas rectas de éstas. Alpinas especiales

Otros géneros alpinos, como la aretiana Androsace y las tupidas saxifragias, que forman almohadillas, tienen nece­ sidades especiales, en particular un suelo

P lantar

en el

J a r d ín A b ie r t o

Daphne x burkwoodii ‘Somerset’ tiene una profusión de flores rosa pálido, volcadas sobre una orla mixta y entremezcladas con las plantas a ambos lados.

muy bien drenado y una protección de la humedad excesiva en invierno. La ma­ yoría también requiere mucho sol, pero sus raíces deben estar frescas; las espe­ cies boscosas que crecen a menor altu­ ra suelen preferir una sombra moteada y necesitan suelo húmedo y ácido. Los colores ricos y variados y las formas di­ ferentes de muchas plantas especiales podrán disfrutarse en el jardín, a con­ dición de que exista un buen drenaje y un aspecto adecuado. La mejor mane­ ra de satisfacer estas necesidades es cul­

tivarlas alejadas del suelo del jardín en ambientes cuidadosamente construidos y controlados y utilizando tierras o mez­ clas de buen drenaje, preparados con gravilla. Algunas alpinas requieren protección y raíces frescas, y los jardines de rocas y los huecos en muros de piedra o la­ drillo son un modo ideal de cultivar es­ tas plantas y exhibirlas con mayor ven­ taja en un panorama que las dote de un aspecto natural. En emplazamientos más formales, o

Una ladera soleada orientada al sur o al sudoeste resulta un emplazamiento ideal para los afloramientos pedregosos de un jardín de rocas. Los bien construi­ dos emulan las formaciones naturales de éstas y constituyen elementos vistosa­ mente atractivos. Imitan en lo posible el hábitat natural de las plantas alpinas, generando las condiciones en las que és­ tas prosperan —la tierra bajo las rocas proporciona el curso de raíces fresco, hú­ medo pero bien drenado del que dis­ frutan. Planificación de un jardín de rocas

Para lograr el mayor impacto visual se debe construir a la mayor escala posi­ ble que permita el emplazamiento. En la medida de lo posible, elija un empla­ zamiento inclinado, abierto y natural, que proporcionará un buen drenaje. Una serie de afloramientos rocosos con hon­ donadas en medio de ellos resultará muy efectiva, especialmente si también in­ cluye arroyuelos y estanques en el di­ seño. Un emplazamiento soleado agradará a la mayoría de las plantas de roca, aun­ que aquellas que prefieran la sombra pueden cultivarse en huecos más frescos y umbríos en la cara norte de rocas grandes. Una colocación cuidadosa de las ro­ cas en la fase de la construcción (véase p. 199) ofrecerá una amplia gama de zo­ nas para plantar y nichos rocosos para satisfacer las necesidades de muchas plantas alpinas diferentes. Elección de plantas

U n a L l a m a r a d a d e C o l o r V e r a n ie g o

Las flores rojo brillante de Scdum spurium y Helianthemum, derramándose sobre el afloramiento rocoso, contrastan con los tallos y hojas verde grisáceas

de Dianthus y Hebe pinguifolia ‘Pagei’ del fondo. El follaje fresco y verde de las plantas circundantes proporciona un contrapunto claro y fresco.

Varias especies alpinas, como Gentiana verna, con sus llores azul intenso en pri­ mavera, prefieren huecos profundos con tierra bien drenada y arenosa, mientras que la formadora de matas Polygonum affme ‘Donald Lowndes’ prospera en te­ rrazas más amplias entre estratos de roca. Los híbridos de cotiledon de l.ewisia y de Saxífraga ‘Tumbling Walers’, que posee cascadas de flores blancas so­ bre rosetas de follaje incrustadas de cal, se encuentran más a gusto dentro de las ranuras estrechas de las caras de piedra verticales. Planifique el esquema de la planta­ ción de manera que incluya la mayor va­ riedad estacional posible. Los bulbos alpinos, como Crocus laviegatus ‘Fontenay’ e Iris histríoides ‘Major’ ayuda-

U n J a r d ín

de

R ocas E sca lo n a d o

1 Draba rigida 2 Anchusa caespilosa 3 Saponaria x olivana 4 Morisia monanthos 5 Dianthus alpinus 6 Androsacearnea 7 Gentiana verna 8 Celmisia walkeri 9 Pulsatilla vulgaris 10 Saxifraga ‘Southsidc Seedling’ 11 Berberis x stenophylla ‘Corallina Compatta’ 12 Linum perenne 13 Physoplexis comosa 14 Helianthemum ‘Wisley Primrose’ 15 Parahebe catarraciae 16 Helianthemum ‘Wisley Pink’ 17 Armeria juniperifolia 18 Chriastophyllum oppositifolium 19 Aquilegia alpina

A fines de primavera una colección de alpinas y plantas de rocas proporciona color abundante y variedad en las formas. Algunos arbustos siempreverdes enanos y bulbos de temprana ampliarán la estación de interés.

20 21 22 23 24 25 26 27 28

Antliyllis man tana Crocus ‘Cream Beaut i’ Euryops acraeus Iris ‘Joyce’ Viola ‘Haslcmere’ Picea mariana ‘Nana’ Narcissus minor Diascia rigescens Cyclamen count subsp. coum y count ‘Album’ 29 Galanthus nivalis ‘Scharlockii’ 30 Narcissus ‘TSte-i-tele’ 31 Juniper us communis ‘Compressa’

ran a dar vida al jardín en invierno o principios de primavera y Cyclamen hederifolium y Sternbergia lútea añaden interés en otoño. Para obtener color a lo largo del año, incluya algunas siempreverdes, como la enana Chamaecyparis obtusa ‘Nana Pyramidalis’ y Juniperus comunis ‘Compressa’ y arbustos enanos como Hebe buchananii ‘Minor’. Se puede añadir textura y estructura a la plantación usando especies con ho­ jas o tallos inusuales y de altura y as­ pecto variados. Una textura de hojas contrastante puede ser especialmente llamativa: plan­ tas audaces, carnosas y que forman ro­ setas sirven para destacar las hojas y flo­ res delicadas y plumosas de las especies de Pulsatilla y una combinación de al­ pinas reptantes y almohadilladas con va­ rios arbustos enanos o árboles, ofrece un gran interés visual. Las hojas plateadas en forma de es­ pada de Celmisia coriáceo contrastarán bien con plantas formadoras de matas, como Polygala calcarea ‘Bulley’s Va­ riety’, con flores azul intenso a fines de primavera y principios de verano y Cam­ panula cochleariifolia, con ramilletes de flores tipo campanilla blancas o azules en verano.

U n T a p iz

de

32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44

C olores

Hebe canterburiensis Campanula cochleariifolia Phlox douglasii ‘Crackerjack’ Origanum ‘Kent Beauty’ Daphne cneorum Phlox ‘Camla’ A nd rosace lanuginosa Gypsophila cerasiioides Crocus dalmaticus Aubrieta ‘Joy’ Aethionema grandi/lor urn Euphorbia myrsinites Iberis sempervirens

Un despliegue llamativo en el que los abundantes colores y formas variadas de las alpinas se funden con los

arbustos siempreverdes y las coniferas enanas, que forman el entramado de este atractivo jardín de rocas.

U n M a c iz o d e T u r b a Es mejor cultivar las alpinas que prefieren suelos ácidos y condiciones boscosas húmedas en un macizo de turba construido expresamente. Emplace en una zona parcialmente sombreada del jardín, tal vez cerca —pero no debajo— de un árbol de follaje ligero para que las plantas reciban sombra moteada una parte del día.

J í í > '- v © / ' T T \ =^=- ^

Laderas pedregosas En las laderas de las montañas, el des­ gaste natural de los afloramientos de roca produce una masa de pequeñas pie­ dras y rocas quebradas. Éstas albergan muchas plantas que requieren mucha humedad en las raíces durante su desa­ rrollo, pero que crecen mejor a través de una capa relativamente seca de 15 cm de pedregullo. Las habitantes de estas la­ deras están entre las alpinas más hermo­ sas y merece la pena el cuidado suple­ mentario necesario para cultivarlas. El macizo de ladera pedregosa

El macizo de ladera pedregosa intenta recrear el hábitat natural sumamente es­ pecializado de las plantas. Se trata de un macizo profundo, preferentemente inclinado, con fragmentos sueltos de roca de diversos tamaños, mezclado con una tierra adecuada (véase p. 200). Tam­ bién pueden construirse en emplaza­ mientos llanos, elevado con respecto al nivel del suelo, para ayudar al drenado y transformándose de hecho en un ma­ cizo elevado especializado (véase p. 193). Los habitantes de dichos macizos en general forman matas o almohadillas de follaje tupido y muchos tienen tantas flores pequeñas y brillantemente colo­

1 Cyathodes colensoi 2 Hucquetia epipactis 3 Arctostaphylos uva-ursi ‘Point Reyes’ 4 Rhododendron ‘Curlew’ 5 Anemone nemo rosa ‘Robinsoniana’ 6 Trillium grandifiorum 7 Erythronium ‘Pagoda’ 8 Betula nana 9 Dryas octopetala 10 Narcissus bulbocodium subesp. bulbocodium

ridas que ocultan las hojas casi por com­ pleto. El fondo neutro de piedras peque­ ñas ofrece un realce ideal para las tex­ turas y colores opulentos de este tipo de plantación. Las plantas especiales, como Vilaliana primuliflora, Anchusa caespilosa y Myosotis alpeslris prosperan en estos te­ rrenos. Otras plantas de jardines de ro­ cas, más fáciles de cultivar, también aprecian las condiciones de un macizo de ladera pedregosa. Algunas especies, como Achillea clavennae y Artemisia glacialis, se cultivan sobre todo por su follaje plateado, que aporta un fresco contraste para colores más intensos. Va­ rias especies, incluyendo Androsace car­ nea subesp. laggeri, que produce una masa de flores rosadas a principios de verano, se auto-inseminan naturalmen­ te. Las minúsculas flores azules en for­ ma de campanilla de Campanula cochleariifolia también aparecen alrededor del jardín, pero pueden convertirse en un incordio si entran en competencia con especies menos robustas. Integración del macizo de ladera pedregoso

Donde exista espacio disponible, se pue­ de integrar uno o más macizos de lade­ ra pedregosos con un jardín de rocas en

11 Jeffersonia dubia 12 Phlox ‘Chatahoochee’ 13 Dodecatheon ‘Red Wings’ 14 Dicentra cucullaria 15 Celmisia coriacea 16 Phlox divaricata subesp. laphamii 17 Trillium erect urn 18 Gentiana septertifida 19 Erythronium hendersonii 20 Phyllodoce empetriformis 21 Daphne arbuscula 22 L ilium mackliniae

un solo emplazamiento, formando un diseño audaz y unificado y proporcio­ nando una amplia gama de hábitats. Un fondo de rocas grandes rodeado por ma­ cizos de ladera resulta particularmente efectivo. Otra opción consiste en incluir huecos con mezcla de macizo de ladera para acomodar a los habitantes de ma­ cizos que requieren un buen drenado al­ rededor de sus cuellos. Dianthus haematocalyx, por ejemplo, es una clavelina densa, cuyos pétalos de un rosa profun­ do tienen la parte inferior de un inusual color ante; puede beneficiarse de una su­ perficie de suelo de piedras sueltas y secas. El efecto visual de un macizo de la­ dera se realzará incorporando unas cuantas rocas grandes, cuidadosamen­ te situadas. Después puede permitir que algunas plantas circunden la base o crez­ can por encima para suavizar los con­ tornos.

Macizos de turba No siempre resulta fácil acomodar den­ tro del jardín las plantas alpinas que re­ quieren suelo ácido o un ambiente bos­ coso. Las plantas amantes del ácido,

23 Erythronium oregonum 24 Gentiana acaulis 25 Salix reticulata 26 Salix x boydii 27 Polygala cliamaebuxus 28 Phyllodoce caerulea 29 Galanthus nivalis ‘Lutescens’ 30 Nomocharis pardanthina 31 Erythronium ‘White Beauty’ 32 Anemonella thalictroides 33 Cassiope ‘Edinburgh’ 34 Rhodohypoxis ‘Douglas’ 35 Anemone x lipsiensis 36 Hepatica nobilis var. japonica 37 Cassiope lycopodioides 38 Trillium rivale 39 Scilla siberica ‘Atrocacrulca’ 40 Polygonatum hookeri 41 Corydalis solida ‘George Baker’ 42 Rhodothamnus chamaecistus 43 Rhodohypoxis ‘Margaret Rose’ 44 Narcissus cyclamineus 45 Cyclamen purpurascens 46 Calceolaria ‘Walter Shrimpton’ 47 Saxifraga oppositifolia 48 Linnuea borealis 49 Gentiana sino-ornata 50 Vaccinium vitis-idaea ‘Minus’ 51 Andromeda polifolia ‘Compacta’ 52 Gaultheria cuneata 53 Polygala chamaebuxus var. grandiflora 54 Phlox stolonifera ‘Ariane’ 55 Lithodora diffusa ‘Heavenly Blue’

como Arctostaphylos, gencianas Cassio­ pe y la mayoría de las especies de Vac­ cinium sólo prosperan en suelos de pH bajo, y las plantas boscosas prefieren condiciones húmedas y sombreadas y suelo hojoso y rico en tierra negra. Los macizos de turba especialmente cons­ truidos son una manera excelente de proporcionar un medio de desarrollo húmedo y ácido y, emplazadas en una sombra moteada, imitan las condicio­ nes boscosas, ampliando la gama de es­ pecies cultivables. y materiales Los macizos de turba pueden construirse bien como elementos individuales del jardín o como extensiones de uno de ro­ cas. La cara sombreada y orientada al norte del jardín de rocas ofrece condi­ ciones ideales. No emplace un macizo de turba de­ bajo de árboles, ya que el goteo de agua trás las lluvias podría pudrir las plan­ tas. Para obtener los mejores resultados, el macizo debería estar al sol una parte del día. Tradicionalmente, el medio ácido de un macizo de turba se basaba en turba de musgo, que tiene un pH naturalmente bajo, buena ventilación y una excelente retención de agua. Emplazamiento

Teniendo en cuenta la preocupación actual con respecto a las reservas de tur­ ba naturales, deberían utilizarse abonos alternativos, basados en moho de ho­ jas o fibra de coco, que tienen caracte­ rísticas similares.

Macizos elevados En los jardines pequeños, los macizos elevados hacen un uso muy económico del limitado espacio. Los macizos ele­ vados estrechos son un elemento limí­ trofe útil y atractivo en jardines más grandes. El aspecto formal de los macizos ele­ vados se funde con el diseño de muchos jardines modernos y, en las zonas dondees difícil obtener las rocas adecuadas o son demasiado caras, un macizo ele­ vado es un buen sustituto de un jardín de rocas. Dado que el drenaje en los macizos elevados es completamente independien­ te del suelo, estas estructuras son útiles en jardines de suelo mal drenado (como los pesados, húmedos y arcillosos) que resultan inadecuados para cultivar al­ pinas. Además, las dimensiones de dichos macizos pueden planificarse para dar ca­ bida a una estructura protectora que permitirá el cultivo de las especies que requieren protección en inviernos húme­ dos, sin restringir la circulación de aire. Para construir un macizo elevado pue­ den utilizarse diversos materiales, como ladrillos o piedras secas y traviesas de madera. Para más información, véase E str u c tu r a s y S u p e r f ic ie s , «Macizos en relieve», p. 507.

sombra y son lo bastante pequeñas para cultivar en un macizo en relieve sin abru­ mar a las demás. Para una orientación más soleada, eli­ ja especies tupidas de Dianthus , como ü. alpinas y D. ‘Bombardier’ y Erinus alpinus ‘Doctor Haenle’ colgando del muro de retención.

Muros Los muros de jardines pueden modifi­ carse, si fuese necesario, para ofrecer ex­ celentes emplazamientos para alpinas y plantas de jardín de rocas. Los muros de macizos en relieve y aquellos de re­ tención en una ladera inclinada pueden modificarse del mismo modo. Dentro de lo posible, deje nichos, hue­ cos y grietas entre los ladrillos o las pie­ dras durante la construcción, de forma que pueda plantar cuando el muro esté acabado. Klección de plantas

Las plantas más adecuadas son las que forman matas y almohadillas, como Acanlholimon glumaceum, que for­ ma almohadillas siempreverdes recu­ biertas de flores rosadas en verano o

U n M a c iz o E l e v a d o B a jo

Aquí, un macizo alpino elevado flanquea un costado de un sendero angosto de piedra. Las plantas atraen la vista a lo largo de éste e incitan al visitante hacia el césped abierto más a! fondo.

U n M u r o d e P ie d r a s S e c a s Las grietas en un muro de piedras secas proporcionan condiciones ideales para una variedad de plantas colgantes y extensas, ya que el drenado entre las piedras es bueno. Las plantas también disfrutan de una recorrido fresco para las raíces. .. ( ,.

Plantación en macizos elevados

Si son grandes pueden dividirse en zo­ nas separadas y usar diferentes abonos en cada uno, adecuados a las diversas plantas. Se pueden colocar rocas dentro de la tierra para proporcionar texturas con­ trastantes y nichos verticales para las plantas que lo requieran. Los rectangulares presentan aspectos diferentes, lo que permite plantar aque­ llas plantas de necesidades diferentes en nichos orientados hacia el sol o la som­ bra. Además de cultivar plantas dentro del macizo, los muros pueden diseñarse in­ corporando nichos para plantar, al igual que en aquellas usadas para las especies colgantes. Elija las que tengan un atractivo per­ manente al progresar las estaciones. Las rosetas tupidas y siempreverdes de Haberlea rhodopensis producen en pri­ mavera ramos de flores en forma de em­ budo y en verano les siguen las Aquile­ gia flabellata, una alpina que forma matas y flores azules con aspecto de campanillas y pétalos aflautados, cada uno con una espuela corta. Ambas plantas prefieren la semi-

1 Genista sagittalis 2 Anacyclus depressus 3 He/ichrysum selugo 4 Lintim flavum 5 Chrysanthemum hosmariense 6 Onosrna albo-roseum 7 Campanula ‘Birch Hybrid’ 8 Achillea x kellereri 9 Saxifraga ‘Tumbling Waters’

10 Penstemon newberryi f. Iiumilior 11 Erinus alpinus 12 Gypsophila repens ‘Dorothy Teacher’ 13 Armería juniperifolia 14 Sedum kamtschaiicum ‘Variegatum’ 15 Tunacetum argen teum 16 Acanlholimon glumaceum 17 Sedum spalhulifolium ‘Cape Blanco’

18 Erodium corsicum 19 Polygonum vacciniifolium 20 Arenaria purpurascens 21 Tropaeolum polyphyllum 22 Arenaria montana 23 Saponaria ocymoides 24 Jovi barba hirta 25 Sedum acre 26 Sedum obtusatum

La casa alpina

Dianthus deltoides y otras clavellinas al­ pinas. las plantas que tienden a pudrirse por el cuello, como las especies de Lewisia y Ramona, se adecúan al cultivo en mu­ ros, ya que las raíces disfrutan de las condiciones frescas y el buen drenaje proporcionado por las rendijas. La col­ gante siempreverde Asarina procumbens, con sus flores blanco cremosas, parecidas a las bocas de dragón y la ar­ bustiva Penstemon newberryi f. humilior, que lleva una profusión de flores sobre ramas suavemente arqueadas, también resultan ideales para colocar so­ bre los muros. Muros de piedra seca

Éstos ofrecen mucho espacio para que penetren los sistemas de raíces de mu­ chas plantas de rocas y también permi­ ten un buen drenaje. Se pueden utilizar muros autoportantes sencillos o dobles para dividir el jardín y, eligiendo las plantas con cuidado, forman elementos muy atractivos. Los extremos superiores bien drena­ dos de los muros de piedras secas ofre­ cen un lugar ideal para las plantas que forman matas, como Glysophila repens o Saponaria ocymoides, ya que ambas caen en atractivas cascadas a lo largo del muro. Las rosetas extendidas y pulidas de las saxigrafias y las siemprevivas (Sempervivum) pueden puntear la superficie y, al usar ambas caras del muro, podrá cul­ tivar a un tiempo las amantes del sol y de la sombra.

Artesas y pilas Las pilas y artesas antiguas, utilizadas para alimentar animales, constituyen atractivos contenedores para las plantas de rocas; infortunadamente, son caras y díficiles de encontrar. Pero existen al­ ternativas ideales y baratas: las jardine­ ras de piedra artificial o de hipertoba y las pilas vidriadas, recubicrtas con di­ cho material (véase p. 202). las artesas y las pilas sirven como ele­ mentos decorativos en patios o en terra­ zas y zonas con gravilla en jardines más amplios. Plantar en artesas

Las especies alpinas más pequeñas a ve­ ces son las más intrincadas. Debería uti­ lizar Antennaria dioica ‘Minima’y otras alpinas compactas y plantas de roca. Procediendo a una sciccción cuidado­ sa, se puede generar una comunidad de especies enanas y de crecimiento lento para formar un jardín de rocas en mi­ niatura. Introduzca algunas coniferas peque­ ñas, como Chamaecyparis obtusa ‘Nana Pyramidalis’ o Juniperus communis ‘Compressa’, y árboles enanos, como Ulmus parvifolia a modo de plantas de estructura y, para el cen­ tro y la parte anterior de la artesa, elija

U n a C o l e c c ió n d e J a r d in e r a s A l p in a s

Una colección de jardineras constituye un elemento atractivo. Algunas grandes albergan árboles enanos y arbustos, y plantas alpinas más pequeñas. tras, como Campanula zoysii, Diantlius alpinus o IX microlepsis. Se pueden agregar arbustos miniatura para propor­ cionar formas y colores contrastantes a lo largo del año.

Cultivo de plantas en otros contenedores Si elige contenedores para complemen­ tar otros elementos duros del paisaje, como muros y senderos, aportarán un elemento de cohesión a la totalidad del diseño del jardín. Los contenedores pro­ porcionan la posibilidad de cultivar al­ pinas en un jardín pequeño y también sirven para bordear senderos y esca­ linatas. Klección de plantas

Los contenedores sirven especialmente para el cultivo de las especies miniatu­ ra y permiten que las plantas, como la minúscula Primula scotica, con flores púrpuras de ojos dorados, sea aprecia­ da y cultivada en un lugar donde estará abrumada por sus vecinas más grandes y vigorosas. El agrupado de varios contenedores proporcionará una buena oportunidad para ampliar colecciones dedicadas a plantas de un solo género, que prospe­ ran es condiciones similares. Se logra una estación de interés lar­ ga, plantando al pie de plantas de de­ sarrollo bajo y que forman matas —co­ mo Raoulia australis y Globularia cordifolia— bulbos enanos de floración a fines de invierno, como Narcissus asturiensis o Iris reticulata y sus muchos cultivares. Elección de un contenedor

La gama de contenedores adecuados para alpinas y de jardín de rocas es enor­ me. Asegure que el contenedor tiene dre­ naje adecuado.

Si utiliza una tierra adecuada, riegue con regularidad y mantiene las plantas correctamente, cualquier contenedor ser­ virá con buenos resultados. Los tiestos grandes y las tinas de te­ rracota son adecuadas para una colec­ ción pequeña de las alpinas más minús­ culas, especialmente para las que cuelgan del borde del tiesto, como Silene schafta. Los contenedores pequeños resultan ideales para las alpinas compactas y de desarrollo lento, como Androsace chamaejasme y Sempervivum aracnoideum, que proporcionarán un desplie­ gue a lo largo de varios a ñ o s, antes de que empiecen a desbordar el tiesto. Los antiguos sombreretes de chime­ nea son elementos hermosos, plantados con especies de Sedum o Sempervivum. Incluso las jardineras de ventana pue­ den ser un emplazamiento atractivo para una plantación alpina. U n C o n t e n e d o r In u s u a l

Para las especies de plantas de rocas y alpinas pueden utilizarse diferentes tipos de contenedores. Aquí, una parte de un tronco de árbol hueco ha sido plantado con Sedum spathulifolium ‘Cape Blanco’, apreciado por sus pequeños racimos de minúsculas flores amarillas sobre las rosetas de hojas verde plateado.

En la naturaleza, muchas alpinas pasan el período inactivo aisladas por una pro­ funda capa de nieve, que las protege de un exceso de agua, vientos secantes fríos y heladas duras; las temperaturas bajo ia capa de nieve varían entre 0o y —0o centígrados. En jardines a menor altitud, donde las condiciones son muy diferentes, las al­ pinas más exigentes deben protegerse con cristal. Una sencilla campana abierta puede ser suficiente para algunas, pero un in­ vernadero especialmente diseñado —o casa alpina— (véase I n v e r n a d e r o s y C a jo n e r a s , «Casa alpina», p. 477) am­ plia en mucho la gama de plantas culti­ vables y permite que el jardinero entu­ siasta intente cultivar las que representan mayores desafíos. de la casa alpina Ésta albergará una amplia gama de las alpinas más selectas en condiciones cui­ dadosamente controladas. Se puede mantener la estación de interés a io lar­ go de los primeros meses del invierno, cuando escasea el color del jardín abier­ to. El interés aumenta rápidamente a principios de primavera, cuando flore­ cen la mayoría de las alpinas verda­ deras. Si la colección también comprende ar­ bustos enanos, bulbos, coniferas y helechos, habrá algo que llame la atención a lo largo de todo el año. Aunque en general se enfatiza el uso de plantas no adecuadas para cultivar en el exterior, muchas alpinas menos exi­ gentes, e incluso plantas robustas lo bas­ tante resistentes a las heladas tempranas de primavera y la lluvia, pueden culti­ varse a la perfección en la casa alpina (véase también C a sas A l p in a s y C a jo ­ n e r a s ), pp. 214-216). Uso

Guía de plantas de rocas para el jardinero E m plazam ien tos E x pu e s t o s Plañías de rocas que toleran empla­ zamientos expuestos o ventosos

Antennaría dioica Campanilla portenschíagianu Carlina acaulis Cliiastophyllum oppositifolium Crepis incana Dryas octopetala Erígeron karvinskianus Eryngium, algunas Euphorbia myrsinites Hebe, algunas # , Helianlhemum Limonium bellidifolium Pierocephalus perennis Sedum, algunas * , Sempervivum Silene vulgaris subesp. marítima Verónica spicata P olución

d el

Hepatica nobilis, H. transsilvanica Hylomecon japonicum Iris cristata Meconopsis cámbrico Primula, algunas # (muchas especies y cvs.) Sanguinaria canadensis Shortia uniflora Stylophorum diphyllum Trillium

Haberlea rhodopensis (sombra) Lewisia, Híbridos de cotiledón L. tweedyi Onosma táurico Potemonium pulcherrimum Ramonda myconi (sombra) Saxifraga callosa, S. cochlearis, S. longifolia, S. paniculaia Silene vulgaris subesp. maritima ‘Flore Pleno’

J a r d in e s d e L a d e r a s P edregosas Acantholimon glumaceum Aethionemo pulchellum, A. ‘Warley Rose’ Alyssum montanum

P l a n t a d o e n J a r d in e r a s Anchusa caespitosa Androsace (esps. pequeñas y cvs.) Antennaria dioica ‘Minima’ Arenaria purpurascens Asperula suberosa Dianthus alpinus, D. freynii, D. glacialis Dryas octopetala ‘Minor’ Edraianthus pumilio Gentiana saxosa, G. verna var. angulosa Helianthemum oelandicum Linum suffruticosum subesp. salsoides ‘Nanum’ myosotis rupicola Omphalodes luciliae * Oxalis enneaphylla Paraquilegia anemonoides Petrophytum liendersonii Phlox subulaia Primula farinosa, P. marginala

A ir e

Plantas de roca que toleran aire con­ taminado

Aubrieta Aurinia saxatilis Campanilla garganica, C. poscharskyana Erinus alpinas Euphorbia, algunas Sedum, algunas # , ¿h. Sempervivum Sombra S ec a Plantas de roca que toleran sombra seca

Ajuga pyramidalis, A. reptans Dianthus carthusianorum, D. deltoides Diascia cordata, D. ‘Ruby Field’ Erodium guttatum Genista sagittalis Gypsophila dubia, G. repens Helleborus, algunas # Lamium maculatum Saponaria ocymoides Waidsteinia ternata

ÌValdsteinia ternata

Sombra H ú m e d a Plantas de roca que pretieren sombra húmeda

Adonis amurensis Cassiope Cyclamen hederifolium, C. purpurascens Dapne blagayana Galax apliylla

Androsace lanuginosa, A. sarmentosa, A. sempervivoides Dianthus alpinus, D. anatolicus, D. echinacea Erinus alpinus Gypsophila aretioides Hutchinsia alpina Linaria alpina Papaver burseri, P. miyabeanum, P. rhaeticum Sempervivum Silene acaulis Viola cornuta ‘Minor’, V. jooi G r ie t a s y P a v im e n t o s Aubrieta deltoidea (muchos cvs) Aurinia saxatilis Campanula cocleariifolia, C. portenschíagianu Erinus alpinus Erodium chamaedryoides Geranium sanguineum var. striatimi Globularia cordifolia Mentila requienii Onosma albo-roseum, O. echioides Pratia pedunculata Scabiosa graminifolia Thymus, algunas »1« G r ie t a s e n M u r o s Antirrhinum glutinosum, A. molle Aurinia saxatilis ‘Citrina’ Campanula portenschíagianu Erinus alpinus Globularia cordifolia

Saxifraga

sancta

3 A. >

Saxífraga, algunas # (muchas esps. y cvs.) Sedum caulícola Soldanella alpina, S. montana Thymus serpyllum ‘Minus’ Vitaliana primuliftora P l a n t a d o en T oba Androsace (esps. pequeñas y cvs.) Campanula piperi, C. zoysíi Draba mollissima, D. polytricha Edraianthus pumilio Paraquilegia anemonoides Pliysoplexis comosa Potentina nitida Saxífraga, algunas * (muchos tipos, especialmente las Kabschias) Viola cazorlensis, V. delphinantha M a c iz o s E l e v a d o s Aethionema ‘Warley Rose’ Androsace Antirrhinum molle, A. sempervirens Aquilegia discolor, A. flabellata

Armería juniperifolia Bolax gummifera CaUianthemum anemonoides Campanula raineri, C. zoysii Daphne arbuscula, D. cneorum, D. petraea ‘Glandiflora’ Dianthus, algunas # Draba bryoides, D. polytricha Edraianthus diñaríais, E. graminifolius Erinacea anthyllis Gentiana acaulis, G. verna var. angulosa Globularia meridionatis, G. repens Haberlea rhodopensis Leontopodium otpinum, L. nivale Lewisia (algunas esps. e híbridos) Origanum (algunas esps. e híbridos) Oxalis adenopliylla, O. enneaphylla, O. ‘Ione Hecker’ Papaver burseri, P. miyabeanum Paraquilegia anemonoides Primula aurícula, P. marginóla Ramonda myconi Saxífraga cotylédon, S. longifolia, S. panicidata, S. ‘Tumbling Waters’ Sempervivum Silene acaulis Verbascum ‘Letitia’ A r b u st o s E n a n o s Berberís x slenophylla ‘Corallina Compacta’ Betula nana Chamaecyparis obtusa ‘Intermedia’ Cryptomería japónica ‘Vilmoriniana’ Daphne cneorum, D. retusa, D. sericea Dorycnium hirsutum Erinacea anthyllis Europs acraeus Genista delphínensis Hebe buchananii ‘Minor’ Helichrysum coralloides

Helichrysum coralloides

llex crenata ‘Mariesii’ Juniperus communis ‘Compressa’ Picea abies ‘Clanbrassiliana’, P. a. ‘Gregoryana’, P. glauca var. albertiana ‘Cónica’ Potentilla ‘Nana Argentea’ Salix x boydii Sorbus reducto Thymus membranaceus C lave

# No resistente ^ . Especies soto de Jardín de rocas.

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ocas

Construcción, preparación del suelo y plantación

Adquisición de las plantas

varios métodos de cultivo de plantas alpinas en jardines. Plantarlas en un jardín de rocas es elCon una selección de plantas cuidado­ más conocido, aunque esto pueda ocu­sa, el jardín de rocas debe considerarse par mucho espacio. Para un despliegue como un elemento que ofrecerá interés más pequeño, las laderas pedregosas, los a lo largo del año. Antes de comprar macizos elevados y de turba y las grie­ cualquier planta, consulte un manual tas de los muros pueden resultar elemen­ para averiguar cuál es la gama proba­ tos muy atractivos. Si el espacio es aún ble, adecuada a un tipo particular de más limitado, también sirven las jardi­ ubicación referidas al clima, suelo y si­ neras, pilas y contenedores para un buen tuación general. Visite jardines de rocas despliegue alpino. establecidos en parques y jardines bo­ tánicos —además de viveros especiali­ zados— para valorar los méritos de di­ versas plantas según sus necesidades. P la n ta s d e R o c a s q u e El aspecto, forma y color de frutos, ta­ llos y follaje y el hábito general pueden R e q u ie r e n S u e l o s Á c id o s ser tan importantes como las propias Arctostaphylos alpinas flores. Cassiope Corydalis cashmeriana, Dónde adquirir plantas C. flexuosa Las plantas pueden conseguirse en mu­ Cyananthus chos lugares, incluyendo centros de jar­ Epigaea repens dinería y viveros especializados. Galax urceolala Las agencias no-especializadas a me­ Gentiana sino-ornata nudo venden una gama limitada de cul­ Glaucidium palinatum tivares coloridos y especies de cultivo fá­ Haberlea rhodopensis cil; éstas podrían formar grandes masas Kahnia angustifolia, que abrumarán a las plantas más deli­ K. poli/olia ‘Microphylla’ cadas del jardín de rocas. Leiophyllum buxifolium El jardinero de viveros experimenta­ Leucopogon fraseri do podrá aconsejarle acerca de las más Leucotlióe keiskei adecuadas para una localización en par­ Linnaea borealis ticular, y a menudo tiene un despliegue Lithodora diffusa de macizos con plantas adultas. Éstas Menziesia ciliicalyx indicarán el tamaño, extensión y hábi­ Mitchella repens to finales de las distintas plantas y son Epigaea gaultherioides muy valiosas en la etapa de planifica­ Ourisia eaespitosa, ción. Dichas viveras especializadas tam­ O. coccínea, O. ‘Loch Ewe’ bién aconsejarán sobre abonos y provee­ Paris polyphylla dores de rocas. Pernetlya El cultivador especialista ofrecerá una gama mucho más amplia y también aconsejará detalles sobre el cultivo, lo que resulta muy útil para los que son principiantes. La demanda de plantas raras o poco frecuentes significa que a veces los pro­ veedores generales tienen existencias de Phyllodoce caerulea plantas que es mejor dejar a los espe­ cialistas, ya que podrían resultar inade­ Phyllodoce caerulea cuadas para el jardín de rocas de térmi­ P. glanduliflora, no medio. P. nipponica Estas plantas son atractivas, pero tam­ Pieris nana bién caras y difíciles de cultivar. Supo­ Polygala chamaebuxus, nen un estimulante desafío pero sólo P. vayredae compre después de recibir consejo so­ Primula booihii, bre su cultivo. P. edgeworthii, P. gracilipes, Selección de plantas alpinas P. sonchifolia Elija las que tengan follaje sano y com­ Pyrola rotundifolia pacto y que no presenten señales de pla­ Rhododendron (esps. y gas o enfermedades ni de falta de rie­ cultivares enanas) go. No compre las de desarrollo Sanguinaria canadensis amarillento o débil, ya que ello indica ‘Multiplex’ que han tenido una mala iluminación. Shorlia soldanelloides Las etiquetas deben llevar el nombre de Soldanella villosa la planta, además de detalles de la flo­ Tanakaea radicans ración y de los requerimientos de culti­ Vaccinium delavayi, vo. No deben tener raíces apiñadas y és­ V. myrtillus, V. uliginosum tas deben asomar apenas a través de los

E

x is t e n

C ó m o S e l e c c io n a r P l a n t a s A l p in a s E je m p l a r B u e n o

E je m p l a r P o b r e

S a x if r a g ia

Desarrollo desequilibrado y débil Malezas en la tierra

Desarrollo de aspecto sano y compacto

x m Tierra libre ] de malezas ¡ Raíces enrolladas dentro del tiesto

f

agujeros de drenaje. No compre ningu­ na cuyas raíces asomen por encima de la tierra, pues sin duda estarán apiñadas. El desarrollo superior puede conti­ nuar sano después de que el sistema de raíces se haya dañado o muerto; verifi­ que que tenga unas raíces sanas, desli­ zando fuera del tiesto y examinando el cepellón. A veces hay especies grandes dispo­ nibles, pero salvo que se las siga culti­ vando correctamente —con una aten­ ción cuidadosa al riego— podrán tardar más en establecerse que las más peque­ ñas y vigorosas. Elija plantas lo más libre de malezas posible. Antes de plantar, rasque la su­ perficie de gravilla o tierra para elimi­ nar las semillas de malezas. La introdución de malezas como la hierba perla (Sagina procutnbens) y el berro amargo piloso (Cardamine hirsu­ ta) causa problemas ya que, una vez que están establecidas, son difíciles de erra­ dicar. Algunas plantas vendidas para culti­ var en jardines de rocas, como algunas de las cebollas ornamentales (Allium), E m p l a z a m ie n t o Límite de la sombra de la tarde proyectada por plantas cercanas

de un

se reproducen excesivamente. Evite in­ troducir tales problemas eligiendo con cuidado.

Emplazamiento de un jardín de rocas o una ladera pedregosa Para ambos es importante un buen em­ plazamiento, porque las alpinas requie­ ren luz y buen drenaje para prosperar. También debería integrarse bien con el resto del jardín. Antes de comenzar a construir, dibuje un plano aproximado, mostrando la relación del macizo o la­ dera con el resto de los elementos del jardín. Una ladera puede integrarse en un jar­ dín de rocas o puede construirse como elemento separado. Selección del emplazamiento

Elija uno abierto y soleado, alejado de árboles que lo sombreen; éstos gotean sobre las plantas y pierden las hojas en

J a r d ín d e R o c a s Suelo inclinado

Límite de sombra mañanera proyectada por el seto

Construya un jardín de rocas en suelo inclinado dentro de lo posible para asegurar un drenaje intenso. Elija un sitio abierto a pleno sol, alejado de las raíces y ramas sobresalientes de árboles y arbustos grandes.

otoño, lo que también puede ahogar las plantas o crear una atmósfera húmeda que, frecuentemente, las pudre. Sus raí­ ces también competirán con las de las plantas por humedad y nutrientes. No emplaze un jardín de rocas o una lade­ ra pedregosa en un sitio propenso a las heladas o en uno expuesto a vientos fríos y secantes. Uno inclinado es el ideal para un jar­ dín de rocas; tendrá un drenaje excelente y los afloramientos artificiales de rocas parecerán más naturales y proporciona­ rán huecos y aspectos donde cultivar di­ versas plantas. Los emplazamientos planos presentan mayores dificultades —las laderas prcdegosas (véase p. 201) o los macizos en relieve (p. 204) resultan mejores para ta­ les emplazamientos. Es mejor conservar una sensación de espacio, emplazando el jardín de rocas o la ladera dejando un panorama dis­ tante tras ellos. En los jardines pequeños y encerra­ dos, es posible ocultar las verjas y mu­ ros limítrofes que se elevan detrás del jardín de rocas con trepadoras adecua­ das. Planifique desde el principio la in­ clusión de elementos acuáticos, como un arroyuelo o estanque. En los grandes jardines de rocas los senderos o piedras para pisar son indis­ pensables para permitir el acceso y fa­ cilitar la conservación. Realización de un elemento con aspecto natural

Es mejor emplazar los jardines de roca y las laderas pedregosas donde se fun­ dirán con una zona de plantación infor­ mal del jardín: en una ladera, sobre una terraza o como un afloramiento natu­ ral en una zona con arbustos. Si deben estar junto a un césped, sitúelos de for­ ma que no interfieran con el cortado del césped y de sus bordes. Es improbable que tenga un aspecto natural si los co­ loca junto a elementos como orlas her­

Estratos naturales Las rocas sedimentarias, como la gre­ da o la piedra caliza, existen de for­ ma natural en capas distintivas —o líneas de estratificación— claramen­ te visibles. Éstas pueden partirse con facilidad para su uso en jardines de roca. Las rocas sedimentarias que se dan en la naturaleza siempre presentan lí­ neas de estratificación en la misma di­ rección; es importante colocar las pie­ dras en un jardín de rocas simulando el mismo tipo de efecto, si no podrían parecer artificiales. báceas, macizos plantados u otras zo­ nas de plantación formal, como el jar­ dín de frutales o la huerta. Si el jardín principal es más bien for­ mal, es mejor cultivar alpinas en un ma­ cizo en relieve rectangular (véase p. 204) en vez de intentar integrar la naturale­ za informal de un jardín de rocas den­ tro del diseño.

Selección de las piedras En la medida de lo posible, utilice pie­ dra local para la construcción del jar­ dín de rocas para que armonice con el paisaje del entorno y disminuya el cos­ te de transporte. Ello puede ser difícil, sin embargo, en las regiones donde las existencias de rocas naturales sean limi­ tadas o donde la piedra local sea ina­ decuada. No use rocas blandas y de desgaste rá­ pido, como greda o esquisto, ni tampo­ co las ígneas, duras y lisas sin estratos, como basalto y granito. Las piedras du­ ras sin estratificaciones son baratas pero

Tipos de piedra la toba es una excelente elección para el jardín de rocas, porque su natura­ leza blanda y porosa permite cultivar plantas en las cavidades de la super­ ficie y en grietas entre las piedras. También es buena la arenisca de as­ pecto desgastado y natural y también la piedra caliza (si la consigue de se­ gunda mano).

A r e n is c a

T oba

P ie d r a c a l iz a (K e n t is h R a g )

L ín e a s N a tu r a les d e E str a tific a c ió n

difíciles de usar, tardan años en desgas­ tarse y pocas veces tienen un aspecto na­ tural. También se pueden usar otros mate­ riales, como la pizarra, pero resultan di­ fíciles de fundir con el paisaje. Adquisición de piedras

En la medida de lo posible, visite can­ teras locales para examinar las rocas y elegir trozos adecuados, asegurando que no sean demasiado grandes para mani­ pularlos. Elija piedras en una gama de tamaños diferentes, ya que ello facilita­ rá la construcción de un afloramiento de aspecto natural. A veces los centros de jardinería dis­ ponen de una gama de piedras, aunque a veces la selección de tamaño y aspec­ to es reducida. Arenisca

Las rocas más adecuadas son las diver­ sas areniscas, en las que las capas natu­ rales son claramente visibles. Una de sus grandes ventajas es que pueden partir­ se con facilidad. Piedra caliza

Algunos tipos de rocas, especialmente las piedras calizas lavadas por el agua, están amenazadas en sus ambientes na­ turales y, por razones de conservación, no deberían usarse. A veces se encuen­ tran de segunda mano, desgastadas y procedentes de viejas canteras, pero no compre las recién sacadas de la cantera ni las arrancadas de su paisaje natural o de muros de piedra. Toba También conocida por el nombre de «hueso de caballo viejo», la toba es una roca porosa y caliza que se forma como depósitos alrededor de manantiales mi­ nerales. Está llena de bolsas de aire y su peso ligero la hacc fácil de transportar y manipular. Se pueden taladrar huecos para plan­ tas en su superficie, relativamente blan­ da. Ello proporciona condiciones idea­ les para muchas plantas que requieren un buen drenaje, pero es cara y difícil de encontrar.

P la n ta s d e R o c a s q u e P r e f ie r e n S u elo A ren o so Acaena caesiiglauca, A. microphylla Achilea x Kelleren Aethionema ‘Warley Rose’ Arabis ferdinandi-coburgi ‘Variegata’ Arenaria montana Armeria juniperifolia Artemisia schmidliana ‘Nana’ Ballota pseudodictamnus Cytisus x beanii Dianthus carthusianorum, D. deltoides Erodium guttatum Gypsophila repens Helianthemum Iberis saxatilis Lewisia, Cotyledon Hybrids

Lewisia, Cotyledon Hybrids Linum suffruticosum Onosma echioides, O. taurica Phlox bifida Saponaria ocymoides Sedum, algunas # Sempervivum P lantas de R ocas que T oleran Suelo muy A l c a l in o Aethionema Alyssum Anemone magellanica Aubrieta Campanula, algunas * Chrysanthemum hosmariense Dianthus, algunas * Draba Erysimum lielveticum Geranium funeri Gypsophila repens Helianthemum Leontopodium alpinum Linaria alpina Origanum ‘Kent Beauty’

Origanum Papaver burseri, P. miyabeanum Pulsatilla Saponaria ocymoides Saxifraga, algunas * Sedum, algunas * (sólo esps.) Sempervivum (sólo esps.) Silene schafta Thymus caespititius C lave

♦ No resistente

C ómo P r epa r a r

el

E m p l a z a m ie n t o

Coloque una capa de 15 cm de escombros gruesos, como ladrillos rotos, sobre el emplazamiento, formando un montón.

Con una pala, excave huecos T para cada trozo grande de piedra para estabilizarlas una vez colocadas.

y

C olocar

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P ie d r a s

Cubra el montón con tepes invertidos para evitar que la tierra sea arrastrada a la capa de escombros de la base.

Cubra los tepes invertidos con 23-30 cm de tierra de drenaje rápido. Antes de comenzar a colocar las piedras, utilice estacas y una cuerda para señalar ¡a forma de cada afloramiento principal de rocas.

Use una palanca para colocar las piedras grandes en su posición definitiva. Asegúrese de que las piedras estén bien a f irmadas, introduciendo piedras o ladrillos más pequeños por debajo.

Rellene debajo y entre las piedras con tierra del jardín, comprobando que cada piedra esté firme.

Construya cada afloramiento del mismo modo. Apisone el suelo alrededor de las piedras con suavidad (véase detalle) para eliminar bolsas de aire y asegurar que cada piedra esté firmemente asentada.

Q Cuando todas las piedras estén colocadas, rellene alrededor con más tierra del jardín para enterrarlas hasta un tercio de su profundidad, asegurando una estabilidad total. Rastrille el suelo entre las rocas para que no se compacte.

Agregue una capa de tierra especialmente preparada a la superficie del jardín de rocas y alrededor de cada piedra. Use una mezcla a partes iguales de tierra negra, mezcla de jardín o moho de hojas y arena aguda o gravilla.

\ Una vez completado, el jardín de rocas debe parecer lo más natural posible. También debe ofrecer una variedad de aspectos y huecos para plantar para crear ambientes adecuados a tipos de plantas diferentes.

Preparación del emplazamiento para un jardín de rocas Nunca intente construirlos en suelo hú­ medo, ya que las rocas pesadas lo com­ pactarían y dañarían su estructura; ello impide el drenaje y causa problemas al establecimiento y desarrollo de las plan­ tas. Si el emplazamiento tiene hierbas, corte el césped con cuidado y conserve para su uso posterior al construir el jar­ dín de rocas. Eliminación de malezas

Elimine todas las perennes del empla­ zamiento y, si estuviera junto a árboles o arbustos, elimine todos los chupones que éstos hayan producido. Las male­ zas perennes son muy difíciles de erra­ dicar de un jardín de rocas establecido, de manera que en esta etapa resulta esen­ cial excavarlas o eliminarlas con un her­ bicida. Rocíe toda la zona con un her­ bicida desplazado, varios meses antes de comenzar la construcción, para matar las raíces profundas de las malezas pe­ rennes y eliminar la vegetación de la zona. Drenaje

Asegure que el emplazamiento, en espe­ cial si es plano, esté bien drenado y, si fuera necesario, instale un desagüe u otro sistema de drenaje (véase S u e l o s v F ertilizan tes , «Mejora del drenado», p. 529). Ello es importante en suelos pe­ sados y arcillosos. No se limite a cavar agujeros profundos: actuarán como su­ mideros en los que el agua prcmanccerá, a menos que los conecte a una zan­ ja de drenado. El drenado mejorará si eleva el jardín de rocas por encima del nivel del suelo. El drenaje generalmen­ te no resulta problemático en emplaza­ mientos inclinados, aunque puede re­ querir una zanja de drenaje en la parte más baja. Si el drenaje del suelo es bueno, sólo cave el suelo y elimine malezas peren­ nes. Después consolide, pisando con suavidad, para evitar eventuales hundi­ mientos; rastrille la superficie para con­ servar una buena estructura del suelo.

ayudará dibujar los contornos deseados con un tubo de goma. Intente lograr un efecto natural, con cimas y valles en mi­ niatura a lo largo de las líneas de estra­ tificación naturales. Planifique la plan­ tación teniendo en cuenta la extensión final y el vigor relativo de las plantas. Una vez que el diseño sea satisfactorio, podrá comenzar la construcción. Construcción de la base

Coloque una capa de 15 cm de escom­ bro grueso, ladrillos rotos, piedras, las­ tre, grava angulosa o ripia. Cubra con una capa de tepes invertidos si dispone de ellos: impedirán que la tierra del jar­ dín de rocas obstruya la capa de drena­ je de la base, sin inhibir el drenaje nor­ mal. Si no dispone de tepes, use una lámina de polipropileno, perforada a in­ tervalos para permitir que el agua dre­ ne a través de ella. Adquiera tierra negra o lleve tierra buena desde otra parte del jardín, ase­ gurando que contenga la menor canti­ dad de malezas posible: ésta será la capa superior del jardín. Una tierra especialmente preparada y muy bien drenado (véase p. 200) debe­ ría utilizarse para rellenar los espacios

entre las piedras donde crecerán las plantas. Colocación de las piedras

La roca es pesada y rugosa, de manera que lleve guantes y zapatos protectores. Use rodillos para mover las rocas gran­ des y disponga que la entrega de piedras se efectúe lo más cerca posible del em­ plazamiento. Para la manipulación de rocas grandes podría necesitar un apa­ rejo, además de una pata de cabra de acero como palanca para los ajustes fi­ nales. Primero defina la situación de las rocas más grandes para evitar desplaza­ mientos innecesarios. En primer lugar seleccione las rocas grandes que actuarán como «piedras an­ gulares»: las rocas dominantes a partir de las que se desarrollará cada aflora­ miento. Primero sitúe la más grande y colo­ que las demás de manera que la estrati­ ficación fluya con naturalidad, confor­ m ando los afloram ientos en las direcciones deseadas. Luego podrá usar otras piedras gran­ des, que actuarán como angulares sub­ sidiarias para ampliar los afloramientos. Use bastante cantidad de rocas para que

los afloramientos parezcan naturales, dejando el espacio suficiente para plan­ tar. Controle el progreso visualmente al construir. Si las rocas utilizadas tienen líneas de estratificación, asegure que to­ das tengan una dirección y unos ángu­ los iguales. Debe colocar las rocas de manera que proporcionen la gama más amplia de oportunidades para plantar. Si empal­ ma dos rocas, creará las grietas angostas en las que prosperan una variedad de plantas. Donde el espacio lo permita, un jar­ dín cuidadosamente planeado y escalo­ nado producirá unas cuantas bolsas am­ plias entre las rocas, para plantar. Entierre las rocas hasta un tercio de su volumen e incline un poco hacia atrás. Ello asegura la estabilidad y per­ mite que el agua se escurra de la roca dentro del macizo, en lugar de sobre las plantas situadas debajo. Póngase de pie encima de las rocas para asegurar su es­ tabilidad. Al colocarlas, rellene los espacios para plantar con tierra preparada y afirme. Después podrá disimular cualquier as­ pecto extraño de las rocas plantando con cuidado.

Cómo plantar durante la construcción Para proporcionar un hueco fresco y bien drenado para plantas de rocas y alpinas, plántelas entre dos capas de piedra durante la construcción. Co­ loque las plantas en la tierra, junto a una piedra que ya haya quedado fi­ jada y agregue un poco de tierra al­ rededor de las raíces, afirmando con suavidad. Proteja las plantas con listones de madera al colocar la siguiente piedra sobre la anterior, formando un hue­ co para plantar. Entonces podrá re­ tirar los listones y afirmar la siguien­ te piedra. Agregue más tierra alrededor de las plantas y rellene con tierra antes de revestir.

Coloque las plantas contra una piedra firme. Las corolas deben mirar hacia fuera, y las raíces reposar contra la cara de la roca. Agregue tierra y afirme.

Coloque listones de madera encima de las piedras entre las plantas, de manera que pueda colocar la segunda piedra sin aplastar las plantas.

Rellene alrededor de las piedras con tierra negra, enterrando hasta un tercio de su profundidad. Agregue tierra preparada alrededor de las raíces y afirme con suavidad.

5

Construcción de un jardín de rocas Para visualizarlo terminado, haga un modelo a escala aproximado, usando policstireno o pequeñas piedras para re­ presentar los afloramientos rocosos. Use tipos de piedras diferentes y sitúe en va­ rios niveles, uniendo por medio de gru­ pos de rocas fronterizas y pequeñas zonas de laderas pedregosas. En empla­ zamientos grandes, construya varios afloramientos de rocas, unidos por hon­ donadas o macizos de laderas, e incor­ pore elementos acuáticos, si lo desea. Le

Cuando la segunda piedra D esté colocada, retire los listones. Asegúrese de que la piedra es estable, afirmándola dentro del suelo.

t

Agregue una capa de 2,5 cm de esquirlas de piedra, grava o gravilla como revestido para mejorar el drenaje superficial y crear un acabado natural y atractivo.

Suelos para jardines de rocas y macizos de ladera pedregosa En la naturaleza, muchas alpinas y plan­ tas de rocas crecen en «tierra» funda­ mentalmente compuesta de grava y frag­ mentos de rocas, en general con ciertas cantidades de escombros ricos en tierra negra, que retiene la humedad. Tal me­ dio de cultivo está extremadamente bien drenado y es importante que los maci­ zos y jardines se parezcan a aquella en la medida de lo posible. C óm o P l a n t a r I Antes de plantar, riegue todas las plantas y deje drenar. Para controlar la disposición de la plantación, coloque los tiestos sobre la superficie del macizo, teniendo en cuenta la altura y extensión finales de las plantas.

un

J a r d ín

| Con una paleta, cave un agujero lo bastante grande como para acomodar el cepellón. Deslice la planta dentro del agujero y etiquete.

de

Hasta cierto punto se pueden adap­ tar las tierras corrientes de jardín para cultivar la mayoría de las plantas de ro­ cas y alpinas, agregando sustituto de tur­ ba (o turba) y/o arenilla, pero se requie­ ren grandes cantidades de arenilla para proporcionar el drenaje rápido que ne­ cesitan las especies más sensibles a la hu­ medad, como las cultivadas en macizos de ladera. Mezcla estándar

Para la mayoría de las plantas de jardi­ nes de roca resulta adecuada una mez­ cla de 1 parte de tierra de jardín esteri-

lizada, 1 parte de sustituto de turba (o turba) y I parte de arena áspera o gra­ vina. Los materiales ricos en tierra ne­ gra aseguran la retención de la hume­ dad, mientras que la arena o gravida asegura un buen drenaje. Mezcla para ladera perdregosa

Aquí, las plantas requieren una tierra de muy buen drenaje. Use una mezcla igual a la estándar, pero en proporciones di­ ferentes: 3 partes de gruesas de grava o piedra (no arena) en vez de 1. Para pro­ ducir un abono de mayor drenaje, aumente la proporción de materia pe-

R ocas

Mezcla especial

Algunas alpinas selectas, como las es­ pecies de la minúscula Androsace , que forma matas, y las saxifragias, requie­ ren una tierra de muy buen drenaje. Es­ tas plantas son generalmente oriundas de altitudes elevadas, donde los niveles de nutrientes del suelo son bajos. Use una mezcla de 2 o 3 partes de esquirlas o grava por 1 de tierra negra o de moho de hojas (o de sustituto de turba o turba). Plantas amantes del ácido

Retire cada planta del tiesto aflojando el cepellón para estimular la extensión de tas raíces. Elimine el musgo y tas malezas antes de plantar.

Rellene alrededor de la planta con tierra y afirme con suavidad, comprobando que no haya bolsas de aire entre et cepellón y la tierra.

Revista la tierra con una capa de grava o gravitla, introduciendo una pequeña cantidad alrededor deI cuello de las plantas. E l J a r d ín d e Rocas A cabado

Las plantas crecerán pronto, produciendo un jardín de aspecto acabado y atractivo.

Siga plantando del mismo V modo hasta que el jardín esté completo. Controle que toda la zona esté revestida y riegue concienzudamente.

dregosa dentro de la mezcla. En zonas secas, esta proporción puede reducirse a dos partes; o utilice una mezcla más retensiva de 2 partes de tierra negra, 2 de moho de hojas, 1 de arena rugosa y 4 de esquirlas de piedra.

Para éstas, use una mezcla de 4 partes de moho de hojas sin cal, sustituto de turba (o turba), corteza convertida en tierra o mantillo de helecho, por 1 par­ te de arena gruesa. En un suelo que sea alcalino, el cultivo de plantas en bolsas de mezcla ácida sólo resulta eficaz a cor­ to plazo, a causa de la inevitable filtra­ ción de cal, que pronto las matará. Cul­ tivar estas plantas en macizos de turba es una solución mejor (véase p. 206).

Plantación de un jardín de rocas Casi siempre se adquieren las plantas al­ pinas y de rocas en tiestos y se las pue­ de plantar en cualquier momento del año, aunque es mejor no plantarlas cuando el suelo está muy húmedo o he­ lado, o durante épocas muy secas o cálidas. Riegue todas concienzudamente an­ tes de plantarlas y deje drenar. Coloque las plantas en sus posiciones definitivas mientras aún están en sus tiestos, para tener una idea del aspecto final. Haga entonces cualquier cambio y ajuste las distancias de plantado, calcuiando el de­ sarrollo rápido y vigoroso de algunas. Deslice cada una fuera del tiesto y eli­ mine malezas del abono. Examine las raíces y el desarrollo superior por si hu­ biera plagas o enfermedades y trate, si fuera necesario, antes de plantar (véase P r o b l e m a s d e l a s P l a n t a s , pp. 545-577). Haga un agujero para plantar con una paleta o una horca, asegurando que el agujero es lo bastante grande para aco­ modar las raíces. Afloje el cepellón, co­ loque la planta en el agujero y afirme la tierra. La planta debe tener el cuello ligeramente por encima de la tierra, de­ jando espacio para un revestido de gra­ va o astillas. Cuando todas las plantas estén colo­ cadas, riegue concienzudamente. Man­ tenga húmedas hasta que estén estable­ cidas y comiencen a crecer. Si al plantado le siguiera un período seco, rie-

P la n ta ció n e n u n M a c iz o A veces, las plantas alpinas cultivadas en tiestos tardan en establecerse en estos macizos. Al plantar, retire la mayor parte de la tierra en torno a las raíces y extienda éstas en la mezcla del macizo. Ello estimulará la rápida extensión de las raíces. Mantenga bien regado hasta que aparezca el desarrollo nuevo.

de

gue en intervalos semanales hasta que las raíces hayan penetrado en la tierra. Después no habrá necesidad de regar, salvo durante una sequía. Plantar en grietas

Es difícil establecer las alpinas y las plantas de roca en grietas y por ello re­ quieren un cuidado especial. Es mejor plantarlas durante la construcción, aun­ que no siempre es posible. Si planta en las grietas de un jardín establecido, uti­ lice un utensilio pequeño, como una es­ pátula, para hacer el agujero para plantar. Utilice esquejes jóvenes y arraigados, de raíces vigorosas. Si sólo dispone de plantas cultivadas en tiestos, recorte el cepellón y el desarrollo superior antes de plantar. Coloque una piedra peque­ ña dentro de la grieta y un poco de tie­ rra encinta, después introduzca las raí­ ces con la espátula, de manera que la planta mire hacia fuera. Agregue más abono alrededor de la planta y afirme; coloque una piedra pequeña encima del cepellón para sostenerlo. C ómo P l a n t a r

una

L a dera P edregosa

Cuidados ulteriores

Para proteger las alpinas nuevas de los pájaros, utilice mallas u otros impedi­ mentos. Reafirme periódicamente las plantas que se hayan aflojado, agregue más tierra si fuese necesario. Etiquete las plantas o conserve un plano de la planta­ ción, registrando los nombres en el mo­ mento de plantar; actualice al agregar, reemplazar o cambiar de lugar las plantas.

Construcción de un macizo de ladera pedregosa Prepare el emplazamiento al igual que para un jardín de rocas, instalando un drenado artificial si fuera necesario (véa­ se S u e l o s y F e r t il iz a n t e s , «Mejora del drenaje», p. 529). Los emplazamientos inclinados están bien drenados natural­ mente, pero en los planos es mejor ele­ var los macizos un poco por encima del nivel del suelo para que drenen mejor,

retenidos entre muros bajos, troncos o viejas traviesas de ferrocarril, al igual que ios macizos en relieve (véase p. 204). Los macizos de ladera deben tener 30-40 cm de profundidad; la mitad de ésta debe ser de escombros mezclados —como para los de roca— y la parte su­ perior de mezcla para macizos de lade­ ra (véase p. 200). Delimite el emplaza­ miento con cuerda o tubo de goma y, en zonas de hierbas, retire el césped. Asiente los escombros y recubra con te­ pes delgados invertidos o una hoja de polipropileno, perforada para permitir un drenado correcto. Acabe de cubrir el macizo con una capa de 15 cm de mezcla para macizos de ladera y afirme pisando con suavi­ dad. Riegue y deje asentar, luego relle­ ne las zonas que puedan haberse hun­ dido con mezcla para macizos de ladera, antes de rastrillar la superficie con una horca pequeña.

ces. Mantenga las raíces desnudas hú­ medas. Coloque la planta en un aguje­ ro para plantar y extienda las raíces, re­ llenando con mezcla para macizos de ladera. Revista con esquirlas de piedra y riegue inmediata y concienzudamente. Las mezclas para estos mazicos son de drenado fácil, así pues riegue las plantas jóvenes con regularidad hasta que se establezcan. En sus hábitats na­ turales, los habitantes de estos macizos tienen sistemas de raíces profundas y ex­ tensas, con el fin de buscar agua y nu­ trientes; por ello, una vez establecidas, sobrevivirán durante mucho tiempo sin riegos.

Revestido de jardines de roca y macizos de ladera pedregosa

Establecer plantas en un macizo de la­ dera pedregosa puede resultar más difí­ cil que en un jardín de rocas, ya que la tierra de drenado fácil tiende a secarse antes de que las plantas se hayan esta­ blecido. Las claves del éxito son el cui­ dado durante la plantación y un riego concienzudo. Los sistemas de raíces bien desarro­ llados de las alpinas cultivadas en ties­ tos tienden a no penetrar con facilidad dentro de la tierra arenoso de un maci­ zo de ladera, de manera que sacuda para eliminar casi toda la tierra, (especial­ mente si es de base de turba) de las raí­

Cuando termine de plantar, revista el jardín de rocas o de macizo de ladera pedregosa con esquirlas de piedra, are­ nilla o grava. Estos revestidos deben ser lo más parecidos posible a la roca utili­ zada para la construcción. El revestido tiene una serie de venta­ jas: proporciona un engarce agradable para las plantas y se funde mejor con las rocas que el suelo desnudo, crea un drenaje especialmente bueno alrededor de los cuellos de las plantas, inhibe el desarrollo de malezas, conserva la hu­ medad y evita que la superficie del sue­ lo se compacte después de lluvias o rie­ gos intensos. La capa de revestido en un jardín de rocas debe ser de al menos 2,5 cm, mien­ tras que en un macizo de ladera puede alcanzar 2-15 cm de profundidad, según las plantas que se cultive; para la ma­ yoría, una capa de 2-3 cm es suficiente.

O Cubra las raíces con otra capa de 2,5 cm de tierra. Para fijar la planta, ponga una piedreáta inclinada hacia la cara de la roca encima de la tierra.

Agregue más plantas, espaciadas al menos en ¡0 cm. Cubra las raíces de la última planta con tierra y riegue la grieta para asentar la tierra.

Plantación de un macizo en una ladera pedregosa

G r ie t a V e r t ic a l

Prepare la grieta retirando la tierra vieja y cualquier escombro con una espátula o una cucharilla. Coloque una piedra pequeña en la base de la grieta.

Agregue una capa de 2,5 cm de tierra buena, gravilla gruesa y moho de hojas. Deslice las raíces de la planta dentro de la grieta (aquí, Campanilla!

Jardineras, pilas y otros contenedores Las plantas alpinas y de jardín de rocas tienen un aspecto particularmente atrac­ tivo cultivadas en jardineras y pilas, aun­ que la mayoría de los contenedores re­ sultan adecuados, a condición de permitir un drenaje correcto y ser a prueba de heladas. Elija la ubicación al principio, ya que, una vez llenos, son di­ fíciles de trasladar. Se pueden colocar rocas dentro de los contenedores, para crear el efecto de un jardín de rocas en miniatura; hágalo antes de plantar. Se­ leccione la tierra adecuada para las plan­ tas a cultivar y elija las que tienen tasas de desarrollo similares. Tipos de contenedor

Las antiguas artesas de piedra para ani­ males y las pilas de piedra han sido uti­ lizadas tradicionalmente para cultivar al­ pinas y plantas de rocas, pero son escasas y caras. También se utilizan con frecuencia las pilas vidriadas, recubiertas de hipertoba o las jardineras hechas de este material o de piedra artificial, y también los tiestos y tinas grandes de te­ rracota. Todas deben tener agujeros de C óm o H a c e r

una

J a r d in e r a

drenaje para asegurar que el agua salga con facilidad a través de la tierra. Si re­ quiere agujeros suplementarios, éstos deben medir al menos 2,5 cm de diáme­ tro; si la base del contenedor no fuera plana, practique los agujeros en el punto más bajo.

P ila V id r ia d a H ip e r t o b a

con

Kecubriinienlo de pilas vidriadas

Las pilas profundas, vidriadas y de fon­ dos planos pueden adoptar el aspecto de contenedores de piedra con facilidad, recubriendo con hipertoba. Asegure que ésta esté limpia y seca antes de recubrir­ la, después lije la superficie con un cor­ tador para azulejos o vidrio: facilitará que la hipertoba se adhiera a la pila. Haga la hipertoba con una mezcla de 1-2 partes de sustituto de turba tamiza­ do (o de turba esfagnácea), 1 parte de arena gruesa o grava fina y 1 parte de cemento. Agregue el agua suficiente para formar una pasta espesa. Aplique al exterior de la pila y también en el in­ terior, hasta bien por debajo del nivel último de la tierra. Aplique a mano (lle­ ve guantes); debe tener 1-2 cm de espe­ sor. Rasque la superficie para que se pa­ rezca a la piedra. Cuando se haya secado por completo, trás aproximadamente una semana, frote la superficie con un de

Las pilas vidriadas cubiertas con hipertoba son buenos contenedores. cepillo de alambre y pinte con perman­ ganato de potasa o estiércol líquido para estimular el desarrollo de algas, musgos y liqúenes, que le conferirán un aspec­ to más natural. Jardineras de hipertoba

Se pueden construir jardineras de hiper­ toba completas, si fuera necesario. Pre­ pare la mezcla como para recubrir pero aumente la proporción de arena y gra­ va a tres partes, para obtener una mez­ cla más sólida.

Utilice dos cajas de madera que que­ pan una dentro de la otra, dejando 5-7 cm de espacio entre cada una. Co­ loque la más grande sobre bloques, de manera que pueda levantarla una vez acabada; vuelque dos capa finas de hipertoba dentro de la base, con malla de alambre fuerte entre ambas y paralela a las caras verticales. Clave estacas o tarugos gruesos a tra­ vés de la hipertoba para crear agujeros de drenaje. Introduzca la caja más pe­ queña dentro de la mayor, poniendo una malla entre ambas, y rellene el espacio con mezcla, apretando para eliminar bolsas de aire. Cuando el hueco esté lleno, cubra la jardinera con plástico durante al menos una semana mientras la mezcla se asien­ ta y, si fuera necesario, proteja de las he­ ladas. Cuando la mezcla endurezca re­ tire las cajas y los tarugos. Si éstas no se deslizaran fuera con facilidad, intro­ duzca un escoplo y golpee cuidadosa­ mente con un martillo pequeño hasta aflojar. Raspe la superficie de la jardinera con un cepillo de alambre y pinte con una capa de estiércol líquido o permanganato de potasa para estimular el desa­ rrollo de algas.

H ip e r t o b a

Necesitará dos cajas para hacer la jardinera, una algo mayor que ¡a otra. Pinte las superficies de las cajas con aceite para evitar que la hipertoba se pegue.

Coloque una capa de 2,5 cm de mezcla de hipertoba en el fondo de la caja más grande y ponga malla de alambre sobre dicha capa y alrededor de los lados. Agregue otra capa de hipertoba.

Clave varios tarugos gruesos en el alambre y la base de hipertoba para formar los agujeros de drenaje de la jardinera.

Coloque la caja más pequeña 4hipertoba, centrada sobre la base de asegurando que la

Cubra la superficie de la hipertoba con plástico hasta que la mezcla sea firme (suele tardar una semana). Fije el plástico con un peso y proteja la jardinera de las heladas.

6

La superf icie de la hipertoba estará lista y recta; para darle un aspecto más natural, raspe el exterior de la jardinera con un cepillo de alambre o papel de lija grueso para volver áspera ¡a superficie.

8

Cuando la hipertoba se haya afirmado, retire las maderas que recubren la jardinera. Si la hipertoba se hubiera adherido a la caja, desarme ésta con cuidado con un martillo y un escoplo.

malla metálica vertical esté entre ambas cajas. Llene el hueco con mezcla de hipertoba.

Retire la caja más pequeña con un martillo y escoplo si fuera necesario. Para estimular el desarrollo de algas y musgos, pinte el exterior con estiércol líquido.

hmplazamicnto de contenedores

Para la mayoría de las plantas resul­ ta ideal un lugar abierto, con sol al me­ nos una parte del día. No sitúe conte­ nedores en sitios ventosos a menos que cultive plantas sólidas, ni en céspedes, ya que resulta difícil mantenerlos. Evi­ te las laderas, que causan inestabilidad y coloque los contenedores lo más cer­ ca posible de un grifo o un tubo de goma. Levante los contenedores del suelo hasta unos 45 cm de altura; así podrá ver las plantas con comodidad y el agua drenará con facilidad. Pilares de piedra o ladrillo en las esquinas proporciona­ rán un soporte estable y sólido. Éstos de­ ben soportar el peso del contenedor sin peligro de inclinarse y no deben obstruir los agujeros de drenaje. Los que tengan un solo agujero de drenaje deben inclinarse para que el agua sobrante drene fuera.

Plantado

Elija plantas compactas de desarrollo lento que no invadirán a sus vecinos, agotando los nutrientes con rapidez. No plante demasiadas y plante otra vez ape­ nas se vuelva apiñado (véase p. 208) Coloque las plantas cultivadas en con­ tenedores —aún dentro del tiesto— so­ bre tierra —o haga un plano del esque­ ma de la plantación. Efectúe agujeros de tierra, deslice las plantas fuera del tiesto y afloje los cepellones. Coloque las plantas en los agujeros, llene con tie­ rra y afirme. Después riegue concienzudamente y C ómo P lantar

una

agregue una capa de revestido para fa­ cilitar el drenaje intenso, usando astillas o grava que se complemente con la roca utilizada. Plantado dentro de toba

Si cultiva plantas en rocas de toba, use un taladro o un martillo y un escoplo y haga agujeros a 10-12 cm de distancia entre ellos. Deben tener 5-7 cm de pro­ fundidad y 2,5 cm de diámetro, inclina­ dos a 30°-45° en superficies oblicuas o rectos en las horizontales. Empape la toba, después coloque un poco de are­ na aguda en cada agujero y agregue un

poco de tierra. Use esquejes jóvenes arraigados —o plantas pequeñas, ya que arraigarán con facilidad. Lave las raíces antes de plantar; deslice dentro del agu­ jero con una espátula pequeña o un lá­ piz y esparza tierra hasta llenar el agu­ jero. Asegure que el cuello de la planta esté enterrado y no sobresalga del agu­ jero. Afirme la tierra e introduzca pe­ queños trozos de toba alrededor de las plantas para sostenerlas. Riegue con­ cienzudamente y mantenga la toba hú­ meda hasta que las plantas se establez­ can. En tiempo seco y caluroso, empape la toba regularmente.

J a r d in e r a A l p in a

Colocación de rocas y toba

En las jardineras y pilas se puede utili­ zar virtualmente cualquier tipo de roca. Éstas confieren altura y permiten una profundidad de mayor. Unas cuantas grandes son mejores que muchas pe­ queñas. Los nichos y las cavidades también servirán para llevar plantas, especial­ mente si se utiliza toba dura. Su peso li­ gero y la facilidad con la que se pueden practicar agujeros en ella la hacen ideal. Las raíces se extienden a través de la roca porosa, que está bien ventilada pero también retiene agua. Sea cual fuere el tipo de roca que uti­ lice, entierre entre un tercio y la mitad de cada piedra en la tierra para asegu­ rar su estabilidad.

i Si planta en loba, taladre agujeros de 2,5 cm de ancho, 7 cm de hondo y a no menos de 10 cm uno de otro. Sumerja la toba en agua durante una noche.

Coloque malla de alambre fina en el fondo, cubra los agujeros de drenaje con tiestos rotos; agregue 10 cm de gravitla gruesa.

Llene la jardinera parcialmente con abono húmedo y gravitla por etapas. Coloque la toba en su lugar, enterrando al menos 1/3-1/2 para que quede firme.

Llenado del contenedor

La mayoría de las plantas de rocas pros­ peran en tierra estándar para tiestos, pre­ ferentemente con un agregado de ma­ terial de drenaje. Agregue 6-9 mm de esquirlas de piedra al tercio del volumen y mezcle con un poco de fertilizante de acción lenta. Las plantas amantes del ácido nece­ sitan tierra sin cal, con un agregado de astillas de granito o arenisca. Cubra los agujeros de drenaje con tiestos rolos o gasa de alambre y llene un cuarto a un tercio de la parte inferior del contene­ dor con materiales, grava gruesa o es­ quirlas de piedra. Agregue una capa de sustituto de tur­ ba (o turba) o tepes invertidos delgados. Rellene con tierra ligeramente húmeda y afirme con suavidad. Coloque trozos de roca o toba sobre la tierra y afirme al llenar el contene­ dor. Sitúe rocas formando grietas y ni­ chos, proporcionando caras tanto solea­ das como en sombra, para adecuarse a plantas diferentes y agregue trozos más pequeños para simular un jardín de ro­ cas a pequeña escala. Riegue concien­ zudamente y deje drenar por completo antes de plantar.

A Siga llenando con tierra y a f irme bien, dejando 5 cm de espacio para revestir y regar. Introduzca un poco de tierra en los agujeros de la toba para plantar.

5

Lave las ratees de las plantas y deslícelas en los agujeros de plantado. Esparza tierra dentro de los agujeros, afirme y coloque Irocitos de roca alrededor de las plañías. L a J a r d in e r a A c a b a d a Helianthemum oelandicum subcsp. alpestre Saxifgraga cotyledon Oxalis ‘Ione Hecker’

Riegue la tierra 7la jardinera concienzudamente y revista con una capa de 2,5-5 cm de grava gruesa o astillas de piedra.

Saxifraga cochlearis ‘Minor’ Phlox douglasii cv Oxalis enneaphylla ‘Minutifolia’

Coloque los tiestos sobre la tierra; controle que la disposición y el espaciado sean satisfactorios, plante y afirme. Riegue a fondo. Sisyrinchium Penstemon pinifolius Sempervivum arachnoideum Draba aizoides Talinum okanoganense Saxifraga paniculata

Dianthus ‘1.a Bourboulc’

Muros Las alpinas y las plantas de jardín de ro­ cas pueden cultivarse en las grietas de muros de piedras secas, incluso en los muros de retención de macizos elevados y laderas inclinadas. Las plantas colgan­ tes tienen un aspecto particularmente eficaz. Para detalles de cómo construir un muro, véase «Muros de piedras secas», p. 506. Dentro de lo posible, planifique la plantación en muros antes de comenzar a construir. Lo más práctico es dejar ni­ chos de plantado a intervalos en el muro, plantando una vez concluida la cons­ trucción. También es posible colocar las plan­ tas durante el proceso de construcción. Esto da resultados excelentes, ya que se pueden situar en los niveles deseados y asegura un buen contacto entre las raí­ ces y la tierra detrás del muro. Plantan­ do durante la construcción también fa­ cilitará la eliminación de bolsas de aire y afirmará las raíces. También puede plantar dentro de mu­ ros existentes, pero primero tendrá que retirar un poco de tierra con una espá­ tula o una cucharita. Use plantas jóvenes o esquejes con raíces, ya que cabrán en las grietas con facilidad. C óm o P l a n t a r

en un

M uro

I

C ó m o C o n s t r u ir

un

M uro

M a r c a d o d e los C im ie n t o s

Cave una zanja de 38 cm de profundidad; llene con 25 cm de escombros y coloque una piedra sólida encima. Rellenado con abono

Para llenar las grietas de plantado en los muros, deberá usar la mezcla siguiente: 3 partes de tierra negra (o tierra de jar­ dín esterilizada), 2 partes de sustituto fi­ broso de turba o turba y 1-2 partes de arena aguda o gravilla. Para las plantas que cultivará direc­ tamente dentro del muro, utilice gravi­ lla, arena o esquirlas de piedra suple­ mentarias, ya que esto asegurará un buen drenaje. de

En el caso de plantas más grandes, saque un poco de tierra de la grieta. Deslice las raíces en los agujeros y agregue más tierra, sosteniendo la planta.

R e t e n c ió n

de

P ie d r a s S e c a s

C o l o c a c ió n d e la s P ie d r a s

2

Cuando haya colocado todas las plantas, riegue desde arriba del muro o con rociador. Manténgalas húmedas hasta que se establezcan y vuelva a afirmar las que se aflojen. Junto a las Sempervivum hay dos saxifragias.

R e l l e n o e n t r e P ie d r a s

Incline las piedras hacia atrás y hacia abajo para dar estabilidad y para que el agua alcance el abono.

Mientras construye, llene grietas entre las piedras con abono de tierra negra, moho de hojas y gravilla o arena.

Plantado

do nuevo y afirme para eliminar bolsas de aire. Puede resultar beneficioso in­ troducir pequeñas cuñas alrededor de los cuellos de las plantas, para sostener­ las y evitar que la tierra se afloje. Riegue concienzudamente desde la parte superior del muro y rocíe con re­ gularidad hasta que se establezcan. Des­ pués de varios días, rellene las parles hundidas con abono suplementario. Examine las plantas periódicamente y afirme las que se hayan aflojado.

Elija plantas que crecerán bien en el as­ pecto y condiciones disponibles en el muro. Use plantones o pequeños esque­ jes arraigados, que podrá introducir en las grietas con facilidad. Retire la tierra vieja de las raíces e in­ troduzca dentro del muro con una es­ pátula o lápiz. No intente embutir las raíces en un es­ pacio demasiado pequeño para no da­ ñar las plantas. Esparza abono húme­

P ie d r a s S e c a s

Si planta en un muro ya Use plantones o pequeños existente, controle que haya esquejes arraigados. Coloque una cantidad adecuada de tierra sobre la parte plana de una piedra en las grietas para sostener las y deslice las raíces en la grieta con plantas. una espátula.

5

de

Macizos elevados

3

Afirme las plantas dentro de la tierra e introduzca más tierra en la grieta para sostener las plantas. Afirme con los dedos.

Se puede cultivar una amplia gama de alpinas en éstos, tanto en los propios macizos como en los muros de re­ tención. El diseño del macizo debe estar en ar­ monía con la casa y el jardín. Según las necesidades de las plantas elegidas, se puede emplazar al sol o a la sombra. Llene con tierra bien drenada, adecua­ do a las plantas (véase p. 200). Si fuese necesario, proteja en invier­ no con plástico o cristal, colocado so­ bre el macizo. Emplazamiento

En el caso de la mayoría de plantas al­ pinas y de rocas, los macizos deben em­ plazarse en sitios soleados, alejados de la sombra proyectada por árboles o edi­ ficios y verjas. Emplace el macizo elevado a la som­ bra sólo si cultivara plantas boscosas u otras que requieren condiciones más frescas y sombreadas. Para facilitar la siega del césped, un macizo elevado debe rodearse con pa­ vimento o ladrillos, colocados justo por debajo del nivel del césped. Los macizos elevados que se constru­ yen para jardineros mayores o incapa­ citados deben tener un acceso para si­ llas de ruedas y los macizos tener un ancho y una altura que permitan un cui­ dado y visualizado fácil. En ios emplazamientos donde resul-

imposible la construcción de un maci­ zo de ladera sobre el suelo, a causa del drenaje pobre, éste puede colocarse en­ cima de la superficie de uno en relieve (véase p. 201). Materiales y diseño

Los macizos en relieve pueden construir­ se a partir de piedra, ladrillo, antiguas traviesas de ferrocarril o cualquier otro material adecuado y atractivo. La pie­ dra es el más costoso; los ladrillos o tra­ viesas de segunda mano son más bara­ tos y fáciles de utilizar. El macizo puede tener casi cualquier forma, pero debe armonizar con el di­ seño general del jardín. Los rectangu­ lares son los más comunes. La altura ideal es de 60-75 cm, aunque uno esca­ lonado también resulta bonito y puede ser más adecuado en espacios limitados. No debería medir más de 1,5 m de an­ cho para permitir un acceso cómodo: el centro debe estar al alcance de la mano, para permitir arrancar la maleza desde todos los lados. Los grandes podrían requerir un sis­ tema de irrigación; instale cañerías de agua y entradas, antes de llenar los ma­ cizos con tierra. Construcción

Los muros de retención para macizos elevados deben ser verticales; en gene­ ral resulta suficiente un espesor de un la­

drillo. Se construyen igual que uno con­ vencional y puede pegarse con morte­ ro, pero deben dejarse pequeños espa­ cios entre los ladrillos para la introducción de plantas. También debe haber agujeros en la base, para el dre­ nado. Para más información, véase Es­ t r u c t u r a s y S u p e r f ic ie s , «Macizos en relieve», p. 507). Los macizos elevados también pueden tener muros de retención de piedra. Si los construye sin mortero, debe inclinar­ los ligeramente para proporcionar esta­ bilidad (véase «Muros de piedras secas», p. 506). Los muros de piedras secas consumen mucho tiempo, ya que hay que elegir cada piedra y colocarla con cuidado. Se pueden dejar grietas grandes para plan­ tar con alpinas. Si utiliza traviesas de madera, el plantado en grietas resulta imposible. Tierra para macizos elevados

Use una mezcla de 3 partes de tierra ne­ gra (o tierra buena de jardín esteriliza­ da), 2 partes de sustituto de turba grueso y fibroso (tal como moho de hojas áci­ do o tierra de jardín) o turba y 1-2 par­ tes de gravilla o arena aguda. Para las que requieren condiciones ácidas, use tierra negra sin cal y gravi­ lla. Para cultivar plantas que necesitan tipos de suelo diferentes, divida el ma­ cizo con láminas de plástico para man­

tenerlas separadas y llene cada una con la tierra adecuada. Preparación del macizo elevado

Llene la tercera parte con grava gruesa, piedras o escombros, Después coloque una capa de tepes invertidos o sustituto de turba (o turba) fibroso por encima, para evitar que el material de drenaje se obture. Llene con tierra preparada, que debe llenar todos los rincones y afirmar­ se al tiempo que se llena. Incorpore un fertilizante de acción lenta. Siempre se asienta un poco, de manera que riegue concienzudamente y espere dos o tres se­ manas. Rellene zonas hundidas con tie­ rra antes de plantar. El agregado de rocas dará el efecto de un jardín de rocas en miniatura y real­ zará el aspecto. Coloque trozos de roca de varios tamaños dentro del abono para proporcionar emplazamientos para una gama de plantas diferentes. Varios tro­ zos de roca agrupados como aflora­ mientos resultarán más eficaces que al­ gunos esparcidos. Plantación y revestido

Realize un plano de la plantación o co­ loque las plantas sobre la superficie para ver cómo quedarán. Resultarán ideales las coniferas enanas, los arbustos, alpi­ nas que formen matas y almohadillas y algunos de los bulbos más pequeños. Se­ leccione plantas que den interés a lo lar­

U n M a c iz o A l p in o e n R e l ie v e En un macizo en relieve se puede cultivar una gran variedad de plantas alpinas, tanto en el macizo como en las grietas de los muros de retención. Si incluye rocas, éstas proporcionarán aspectos soleados y de sombra, adecuados a las necesidades de plantas diversas. 1 Androsace lanuginosa 2 Saponaria x olivana 3 Origanum ‘Kent Beauty’ 4 Cytisus ardoinii 5 Daphne petraea ‘Grandiflora’ 6 Anchusa caespitosa 7 Glohularia meridionalis 8 Pensiemon pinifolius 9 Dianlhus alpinus 10 Androsace carnea subsp. laggeri 11 Edraianthus serpyllijolius 12 Saxifraga scardica 13 Helichrysum selago 14 Morisia monanthos 15 Anacyclus depressus 16 Erinacea pungens 17 Saxifraga ‘Southside Seedling’ 18 Saxifraga burseriana 19 Phlox ‘Camla’ 20 Androsace pyrenaica 21 Saxifraga grisebachii ‘Wisley Variety’ 22 Parnassia palustris 23 Draba rigida 24 Euryops acraeus 25 Dianlhus ‘La Bourboule’ 26 Androsace carnea 27 Daphne arbuscula 28 Bolax gummifera 29 Pensiemon newberryi f. humilior 30 Dianlhus pavonius 31 Gen liana verna 32 Sagina boydii 33 Saxifraga ‘Jenkinsiae’

34 35 36 37 38 39 40 41 42

Saxifraga opposilifolia Corydalis solida ‘George Baker’ Cyananihus microphyUus Phlox stolonifera ‘Ariane’ Soldanella alpina Ranunculus alpestris Calceolaria ‘Walter Shrimpton’ Genliana saxosa Edraianthus pumi!io

43 Vitaliana primuliflora 44 Daphne cneorum 45 Lewisia, Cotyledon Hybrids 46 Raoulia australis 47 Phlox bifida 48 Androsace villosa 49 Lewisia ‘George Henley’ 50 Ramonda myconi 51 Arenaria balearica

go del año. Plante como en el caso de los jardines de rocas (p. 200), con plan­ tas colgantes cerca de los bordes; tam­ bién puede plantar dentro de las grie­ tas en los muros de retención, al igual que para los de piedras secas (véase p. 204). Después de plantar, revista con esquir­ las o gravilla gruesa, similar a las rocas utilizadas. Mezcle una capa de I cm del revestido alrededor de las plantas y de­ bajo de sus cuellos. Esto tiene un aspec­ to bonito, reduce malezas y conserva la humedad. Riegue el macizo regularmen­ te hasta que las plantas se establezcan. Protección invernal

A muchas alpinas les desagrada la hu­ medad invernal excesiva, incluso en las condiciones bien drenadas de un maci­ zo elevado. Se las puede proteger con campanas o láminas de plástico o de cristal. Use ladrillos o marcos de alam­ bre para sostener las láminas. Sujete la cobertura o podría arrancarla el viento. Esta protección debe colocarse a fi­ nes de otoño y retirarse la primavera si­ guiente. Si ha de cubrir todo el macizo, construya una estructura de madera para sostener un techo de vidrio o plás­ tico. Las plantas deben estar bien ventila­ das, para quedar lo más secas posible, de manera que no cubra los lados de la estructura protectora.

C óm o P l a n t a r

un

M a c iz o

Use un eespacio libre de malezas perennes y elimine las anuales. Marque los contornos con palitos y haga «escalones» de 75 cm de ancho.

de

T urba

Empape la turba. Haga una zanja poco profunda en la base del escalón inferior y coloque un muro de bloques inclinados hacia dentro. Empalme y afirme.

Cuando todas las terrazas estén llenas, deje que la turba se asiente durante varios días. Riegue el macizo con regularidad durante este período para conservar la turba húmeda y rellene con más abono, si fuera necesario, antes de plantar.

Macizos de turba Los macizos de turba proporcionan con­ diciones ideales para una gran gama de plantas amantes del ácido y boscosas. En jardines de suelos alcalinos, siempre debe aislar los macizos de turba del sue­ lo con un revestimiento de plástico o de goma butílica para que la cal no pe­ netre. Tenga en cuenta las necesidades de las plantas al decidir el emplazamiento de un macizo de turba y construya de ma­ nera que se funda con el resto del jar­ dín. No es necesario usar turba pura, ya que existen sustitutos de turba acídicos. Se pueden cultivar plantas en la super­ ficie y en las grietas del muro para lo­ grar un arreglo bonito. Elija uno que reciba sol y sombra mo­ teada, idealmente encarado en dirección opuesta al sol directo. Resultará adecua­ da una zona al lado de un jardín de ro­ cas, sobre una ladera o junto a un edi­ ficio. Los situados a pleno sol en emplazamientos expuestos pierden hu­ medad rápidamente y requieren riegos frecuentes. La sombra densa de árboles resulta inadecuada y las raíces cercanas de éstos pronto agotarán la humedad y

Llene las terrazas hasta lo alto de los bloques con 2 partes de turba (o similar), 2 de tierra ácida (con fertilizante de acción lenta) y I de arena o gravilla fina sin cal.

Coloque los bloques de turba horizontalmente. Clave cañas a través de éstos para que no se muevan.

E l M a c iz o A c a b a d o

Plante el macizo con plantas de jardín de roca amantes del ácido y arbustos compactos de desarrollo lento. Riegue a menudo para mantener los bloques húmedos, sobre todo durante el primer año. Revista con astillas de corteza para conservar humedad y eliminar malezas. los nutrientes. Tampoco son adecuados los emplazamientos anegados y las bol­ sas de heladas. Materiales y diseño Se pueden usar bloques de turba para construir los muros del macizo, aunque actualmente hay menos turba disponi­ ble a causa de la preocupación conser­ vacionista. Otros materiales adecuados son los troncos y las traviesas. Se pueden disponer los materiales es­ calonados sobre una ladera, creando un efecto de terraza. Los escalones pueden ser rectos o curvos, pero es importante que la estructura acabada tenga un as­ pecto natural. En emplazamientos pla­ nos, los macizos pueden construirse con muros de retención, de un modo simi­ lar a los elevados. Construcción del macizo

Emplazamiento

M é t o d o A l t e r n a t iv o

Delinee la forma del macizo con cuer­ da o tubo de goma. En suelos calizos, coloque una lámina de plástico o goma butílica para aislarlo del suelo y evitar las filtraciones de lima o greda a la tie­ rra. Amontone la tierra bajo la lámina para que escurra el agua sobrante, con una capa de arena en la superficie para evitar que las piedras dañen la lámina. Introduzca los bordes en una zanja ro­ deando el macizo. Si utiliza bloques de turba, debe em­

paparlos en agua y después dejarlos dre­ nar antes de construir los muros o te­ rrazas del macizo. Para construir terra­ zas en un emplazamiento inclinado, coloque los bloques, troncos o traviesas en posición vertical en forma escalona­ da. Afirme en el suelo para que queden estables y rellene con tierra acídica. Si construye un macizo con muros de retención, coloque la primera capa de bloques, traviesas o troncos dentro de un zanja poco profunda de 7 cm alre­ dedor del perímetro. Incline los troncos, bloques o traviesas de manera que los bordes interiores estén un poco más ba­ jos que los exteriores. Esto confiere una ligera inclinación al muro y refuerza la estructura. Coloque hileras sucesivas (hasta un máximo de tres) encima de la primera, de manera que la unión de cada par caiga encima de la mitad del bloque inferior. Ensamble los bloques firme­ mente y clave cañas afiladas de forma vertical entre éstos en intervalos frecuen­ tes para sostenerlos. Si lo desea, deje es­ pacios para plantar especies adecuadas entre los bloques. Relleno de macizos de turba

Una tierra adecuada para éstos se com­ pone de 2 partes de sustituto fibroso de turba o turba de musgo, 2 partes de tie­ rra negra ácida y fibrosa (preferiblemen­ te esterilizada y con fertilizante inclui­

do) y 1 parte de arena o gravilla sin cal. Los sustitutos de turba comprenden la fibra de coco, tierra de jardín bien des­ compuesta y tamizada y moho de ho­ jas, si retienen el agua. Controle el pH de lodos los materiales de la mezcla del abono y no utilice ninguno con un pH superior a 7, ya que ello indica alca­ linidad. Llene el macizo con tierra, afirman­ do suavemente con los pies. Riegue con­ cienzudamente y espere varios días para que se asiente. Antes de plantar, rellene las zonas hundidas con más tierra. Plantación y revestido

Prepare un plano detallado o disponga los tiestos sobre la tierra. Coloque las plantas colgantes en grietas en los mu­ ros y los arbustos pequeños en el maci­ zo para proporcionar centros de interés. Use arbustos que se arrastren y especies reptantes para disimular las junturas en­ tre los bloques. Plante al igual que para los jardines de rocas (véase p. 200) e introduzca plan­ tas en las grietas, al igual que para los muros (véase p. 204). Afirme todas las plantas y riegue con­ cienzudamente. Revista el macizo con astillas de corteza y riegue regularmen­ te durante la primera estación después de plantar.

C

u i d a d o s

R

u t i n a r i o s

Cuidados rutinarios

Revestido

cuando las alpinas y las de roca estén establecidas, resulta esencial cuidarlas regularmente. Los ma­ El tipo utilizado para alpinas y plantas cizos, jardineras y pilas deben estar li­ bres de malezas y limpios. Aunque las de jardín de rocas depende de las que plantas generalmente no requieren sue­ cultive, aunque debería ser lo más pa­ los ricos en nutrientes, debe alimentar­ recido posible a las rocas y piedras de las de vez en cuando y regar cuando el los macizos. El revestido utilizado en jardineras, pilas o macizos en relieve suelo esté seco. Los revestidos —que mejoran el dre­ también debe armonizar con los muros naje alrededor de los cuellos de las plan­ de retención y el contenedor. En la mayoría de los casos resulta ade­ tas, suprimen el desarrollo de malezas y reducen la evaporación— deberían re­ cuada la gravilla gruesa o las esquirlas de piedra, pero nunca utilice astillas de ponerse de vez en cuando. Las alpinas y las plantas de rocas se piedra caliza para plantas que odian la benefician de la eliminación periódica cal. En el caso de las cultivadas en ma­ de leña, hojas y flores muertas y deben cizos de turba, un revestido de astillas mantenerse recortadas. Debe replantar de corteza lo complementará. las jardineras, pilas y otros contenedo­ res apenas aparezcan apiñados. Controle Renovación de revestidos que no haya infestaciones de plagas o De vez en cuando debe renovar los re­ enfermedades de manera rutinaria y tra­ vestidos, ya que la gravilla o las astillas te en la medida necesaria. En tiempo de piedra son arrastradas gradualmen­ frío o húmedo puede resultar necesario te por el agua, especialmente en lade­ proteger algunas plantas. ras, y la corteza tiende a descomponer­ se y mezclarse con la tierra. Controle que no haya zonas ralas a través de la estación y rellene si fuera necesario. En otoño preste mucha atención a los re­ vestidos, para asegurar que el suelo esté en invierno y evite que se Al plantar, el uso de tierras estériles de­ bien cubierto por lluvias intensas. Vuelva a bería minimizar los problemas con las compacte en primavera y rellene. Al mis­ malezas, al menos durante los primeros controlar años. Intente siempre eliminar las ma­ mo tiempo puede aplicar un fertlizante lezas apenas aparezcan, en todo caso an­ de acción lenta. tes de que florezcan y produzcan se­ millas. Si se establecieran malezas perennes y fuese difícil eliminarlas, pinte el follaje cuidadosamente con herbicida translocado, que se transmite a las raíces y las Las plantas establecidas que crecen en mata. Para más información, véase P r o ­ jardines de roca o macizos de ladera pe­ b lem a s d e P l a n t a s , «Control de male­ dregosos arraigan profundamente den­ zas», p. 573. del suelo y, en general, no requieren Al suprimir la maleza, utilice un ex­ tro más agua que la de las lluvias. Pero dutirpador manual de tres púas para aflo­ jar y ventilar el suelo compactado alre­ dedor de plantas jóvenes.

A

un

Eliminación de la maleza

Riego

A rrancar

la

M aleza

Alimentación Si la tierra original ha sido correctamen­ te preparada e incluye fertilizante de ac­ ción lenta, las zonas con plantaciones nuevas no deberían requerir alimenta­ ción durante unos años. Después de un tiempo, el desarrollo de las plantas co­ menzará a detenerse y la floración será más escasa. Ello se remedia introducien­ do alrededor de las plantas un revesti­ do de polvo de huesos cada primavera, combinado con fertilizante de acción lenta. Otra alternativa consiste en retirar el revestido y una capa de 1 cm de tierra con cuidado de la superficie del maci­ zo, reemplazando con tierra nueva y un revestido ulterior de gravilla.

Arranque maleza alrededor de plantas jóvenes con un cultivador de tres púas, que aflojará y ventilará el suelo. Retire el revestido y vuelva a colocarlo.

R e n o v a c ió n

del

R e v e s t id o

Retire el revestido viejo y un poco de abono (véase detalle). Rellene alrededor de las plantas con abono nuevo (véase p. 200).

rante las sequías, empape la zona con­ cienzudamente. No riegue en condiciones muy frías ni durante el calor diurno: los mejores momentos son a principios de la maña­ na y a fines de la tarde; empape ocasio­ nalmente en lugar de regar de forma fre­ cuente y escasa. Si a una profundidad de 3-5 cm la tie­ rra estuviera seca, riegue concienzuda­ mente hasta que el agua haya alcanza­ do las raíces. Durante un verano término medio, ello sólo será necesario dos o tres veces, pero en los muy secos po­ dría resultar necesario con mayor fre­ cuencia. Riego en contenedores, macizos elevados bajo cubierta

y Las plantas alpinas y de jardines de roca, cultivadas en contenedores, macizos ele­ vados, pilas y jardineras, en cajoneras y en las casas alpinas, requieren un rie­ go más regular, ya que el suelo se rese­ ca con mayor velocidad que en jardines de rocas o en los macizos de ladera pe­ dregosos. Si se cultivan conjuntos de plantas es­ pecializadas, es preferible regar las jardi­ neras y pilas a mano, para proporcionar a cada una de ellas la cantidad de agua adecuada. Esto lleva tiempo, especial­ mente si debe regar varios contenedores. Las que se cultivan en tiestos dentro de casas alpinas y cajoneras deben re­ garse individualmente. Si sumerge los tiestos en astillas de piedra o grava, rie­ gue éstos y el material circundante. Al­ gunas plantas alpinas tienen follaje sen­ sible al agua y por lo tanto les desagrada el riego desde arriba; si este fuera el caso, con regar la mezcla en la que se sumer­ ge el tiesto debería proporcionar la hu­ medad suficiente.

Revista el macizo con una capa nueva de gravilla gruesa o grava; añada un poco alrededor y debajo del cuello de las plantas.

Recortado y podado Las alpinas y las de jardín de rocas re­ quieren un recortado periódico para conservar un aspecto natural y compac­ to y un desarrollo sano, además de res­ tringirlas dentro de su espacio corres­ pondiente. Poda de plantas leñosas

Para mantener sanos los arbustos y las perennes leñosas de un jardín de rocas, debe eliminar la leña enferma, dañada o muerta. Controle las plantas con re­ gularidad y pode limpiamente con po­ daderas o tijeras afiladas. Un podado severo resulta innecesario, porque los arbustos enanos crecen des­ pacio y no desbordan sus emplazamien­ tos durante muchos años. Al podar, inD esarrollo M u er to

En primavera, pasado el peligro de heladas, elimine las partes muertas desde el extremo, recortando cuidadosamente hasta el desarrollo sano con podaderas o tijeras afiladas.

E l im in a c ió n M uertas

de

R o set a s

I

Para eliminar rosetas muertas de plantas como una saxifragia, extraiga éstas con un cuchillo afilado sin tocar el resto de la planta.

R e n o v a c ió n

de un

M a c iz o A l p in o

I

Las plantas que se extienden Excave o arranque terrones de plantas invasoras. Las desordenadas con rapidez (aquí, Paronychia kapela subesp. chionaeaj podrían deben recortarse a fondo. Asegúrese ahogar las plantas cercanas menosde que las plantas cercanas tengan vigorosas. Recorte en primavera. bastante espacio para desarrollarse.

tente mantener el aspecto natural de la planta, especialmente en el caso de las coniferas enanas.

Revista el suelo expuesto: evitará la formación de malezas en los huecos hasta que la planta produzca un desarrollo nuevo. R ecortado d espu és d e la F l o r a c ió n

Eliminación de flores y follaje muertos Elimine éstas con regularidad, además de las cápsulas de semillas no requeri­ das, con un cuchillo afilado, podaderas o tijeras. Levante las pequeñas alpinas a mano, con pinzas si fuese necesario, para eli­ minar flores y hojas muertas. Recorte rosetas muertas de plantas como las saxifragias cuidadosamente; no las arran­ que a mano, podría dañar las restantes rosetas sanas. Los cultivares y especies de Helianthemum, requieren un podado anual con podaderas después de florecer: recor­ te los tallos a la mitad del largo para es­ timular el desarrollo, que florecerá el año siguiente. Géneros como Arabis,

Aubrieta y Aurinia también se benefi­ cian de un podado anual severo (después de florecer) que ayuda a mantenerlas compactas y con flores abundantes. Las plantas podrían volver a florecer si se las recorta antes de que produzcan se­ millas. Plantas invasoras Deben recortarse las plantas excesiva­ mente vigorosas y las viejas que comien­ cen a invadir a sus vecinas a principios de primavera. Las que forman matas pueden arrancarse con las manos, otras tendrá que retirarlas con una horca pe­ queña. Sostenga las contiguas y vuelva a afirmar las que se aflojen accidental­ mente. Elimine o recorte, dejando una zona limpia alrededor de todas las res­ tantes para que puedan desarrollarse sin impedimentos. Las plantas severamen­ te podadas deben revestirse con un fer-

Plantar de nuevo una artesa alpina

1

Recorte los tallos (aquí, HelianthcmunV hasta la mitad del largo para estimular un desarrollo nuevo y sano.

Las plantas en contenedores necesi­ tan ocasionalmente ser plantadas de nuevo cuando los nutrientes de la tie­ rra se han agotado. Riegue a fondo antes de extraer las plantas. Separe la tierra y sustituya con una mezcla

fresca adecuada (v. p. 200) que con­ tenga un fertilizante de absorción len­ ta. Elimine raíces y desarrollos supe­ riores antes de devolver la planta al contenedor; tenga en cuenta su even­ tual exposición y revista con grava. de Heüanthemum

tris cristaía Ramonda myconi

Las plantas seguirán compactas y darán una buena cosecha de flores al año siguiente.

csp. se esparcen de forma sobre la tierra. Espacíe semillas más grandes a mano.

plantones cuando las semillas con una 4 Trasplante 3 Cubra tengan dos hojas genuinas capa fina de tierra y después revista con gravilla para protegerlas y evitar el desarrollo de musgo. Riegue y etiquete.

(véase detalle). Retire con cuidado, tocando sólo las hojas.

Llene tiestos con partes iguales de mezcla de tierra negra y gravilla. Coloque los plantones individualmente y afirme con espátula.

6

Revista con gravilla, riegue y coloque los plantones en sombra ligera. Cambie de tiesto cuando las raíces llenen el actual.

P l a n ta s d e R o c a P r o pa g a b l e s a p a r t ir E sq u eje s

de

Leña blanda

Adenophora Anchusa caespilosa Anthemis Asyneuma Aubríela (esps. y cultivares) Campanula, algunas * (esps. y cultivares)

Esquejes de leña dura y de leña blanda

y temple con cuidado antes de plantar en el exterior.

Los de leña blanda se toman de vástagos hojosos no florecidos, de una plan­ ta durante su desarrollo activo, general­ mente en primavera. Los de leña verde se toman principios de verano, cuando el desarrollo se hace más lento; aunque son un poco más ma­ duros que los de leña blanda, requieren el mismo tratamiento.

Esquejes de leña semimadura y madura

Toma de esquejes

Aubrieta deltoidea ‘Argenteo-variegata’

Cassiope Daphne jasminea Dianthus, algunas * Dionysia Draba Eriogonum ovalifolium EriophyUum ¡animan Gypsophila arelioides, G. repens Penstemon, algunas * Polygala, algunas * Prímula (esps. alpinas) Phlox, algunas # (esps. y cvs) Silene acaulis Viola, algunas * (esps. y cvs)

Viola ‘Jackanapes’

l iñ a Verde

Aubríela (esps. y cvs) Aurínia Cassiope Erodium, algunas * Geranium, algunas * Semimadura

Cassiope Claylonia Clemalis alpina, C. x cartmanii ‘Joe’ Convolvulus boissieri, C. sabalius Daplwe Diascia Erica, algunas # Erinacea anthyllis Hebe, algunas * (esps. y vs.) Helianthemum Helianllienium ‘Fire Dragon’ C la ve ® No resistente

Tome a principios de la mañana, cuan­ do los vástagos están completamente turgentes. Para los de leña blanda, se­ leccione vástagos jóvenes y fuertes que sean blandos y flexibles, sin rastros de leñosidad o dureza; los de leña verde pueden estar comenzando a endurecer en la base. Deben medir 2,5-7 cm y debe cortar­ los con un cuchillo afilado. Coloque in­ mediatamente dentro de una bolsa de plástico para evitar la pérdida de hume­ dad y que se marchiten. Introducción de esquejes

Corte la base de cada uno con un cu­ chillo afilado por debajo de un nodulo (articulación de la hoja) y elimine las ho­ jas inferiores. Elimine los extremos de los vástagos blandos, en especial si hay indicios de que se marchitan. Llene tiestos con tierra para esquejes estándar y practique agujeros con una espátula pequeña. Introduzca cada uno dentro de la tierra hasta la mitad del lar­ go, de manera que la hoja inferior que­ de encima de la superficie. Etiquete y riegue con una solución fungicida, después coloque en un pro­ pagador con calor basal suave o dentro de una unidad de rociado. O selle en sa­ cos de plástico. Mantenga bien iluminados pero fue­ ra del sol directo, ya que de otro modo, la temperatura del aire y de la tierra pue­ de aumentar demasiado y los esquejes se marchitarían. Elimine los enfermos o muertos con pinzas, ya que podrían infectar a sus ve­ cinos sanos. Rara vez necesitará regar­ los antes de que arraiguen. Mire si hay desarrollo nuevo y controle el arraigue tirando con suavidad. Una vez bien arraigados, coloque en tiestos.

Los esquejes semimaduros se toman en­ tre mediados y fines de verano de vás­ tagos no florecidos del desarrollo de la estación en curso; éstos ofrecen resisten­ cia al intentar doblarlos y deberían co­ menzar a endurecerse en la base. Los de leña madura se toman de plantas siempreverdes a fines de verano y otoño, cuando la leña haya madurado por completo. Toma de esquejes

El largo de éstos varía según cada plan­ ta entre 1 cm hasta 4 cm o más. Separe de la planta madre con cuchillo afiiado o podaderas. Haga un corte limpio de­ bajo de un nódulo y elimine los extre­ mos blandos. Retire las hojas inferiores y sumerja el extremo en polvo de arraigue hormonado. O tome esquejes con una «esta­ ca» y recorte ésta con un cuchillo afila­ do para eliminar ganchos. Colocación en tiestos

Los esquejes pequeños arraigan mejor E s q u e je s

de

en tiestos con abono de arraigue, cubier­ tos con 1 cm de arena fina. Haga agu­ jeros en la arena e introduzca los esque­ jes a un tercio o la mitad del largo. Etiquete, riegue con fungicida y coloque en un propagador en un invernadero fresco. Examine de forma regular por si existieran enfermedades. Riegue escasa­ mente y, al comenzar el desarrollo, apli­ que alimento líquido diluido. Si se toma un gran número de esque­ jes, puede introducirlos en una cajone­ ra con drenaje basal. Rastrille la tierra de la cajonera y agregue una mezcla de 1 parte de sustituto de turba (o turba) y 1 parte de gravilla; cubra con 2,5 cm de arena. Después de introducirlos, riegue y cie­ rre la cajonera. Abra en tiempo templa­ do. Si hay peligro de heladas, aísle la ca­ jonera. La siguiente primavera, cuando los es­ quejes hayan arraigado, vuelva a colo­ car los que están dentro de una cajone­ ra en tiestos con partes iguales de tierra para tiestos y gravilla —o plante fuera en un macizo semillero, pero sólo des­ pués de pasado el peligro de heladas. Riegue bien. Siga cultivando, manteniendo los arraigados húmedos y protegidos del sol directo. Aplique un alimento líquido du­ rante la estación de desarrollo. Trasplan­ te a sus lugares definitivos en otoño.

L eñ a Bla n da

I

En primavera, elija vastagos jóvenes no floridos (aquí, Gypsophila repens) y tome esquejes de 2,5-7 cm de largo. Coloque en bolsa de plástico.

2

Recorte la base y las hojas inferiores y extremos blandos. En un tiesto con tierra húmeda introduzca los esquejes hasta la mitad de su longitud.

Colocación en tiestos

Riegue los esquejes arraigados y desli­ ce fuera del tiesto. Separe con cuidado antes de colocar en tiestos individual­ mente, utilizando partes iguales de tie­ rra y gravilla. Revista con una capa de 1 cm de gra­ villa aguda. Riegue concienzudamente y vuelva a colocar en el propagador, manteniendo fuera del sol directo. Man­ tenga bien regados. Una vez que haya aparecido el desa­ rrollo nuevo, coloque en una cajonera

Riegue y etiquete los esquejes. vez arraigados, ponga 4 losUnaesquejes 3 Ponga el tiesto en una bolsa en tiestos de plástico sellado; mantenga individualmente, sosteniendo sólo bien iluminado pero sin sol directo.

por las hojas, revístalos, riegue y etiquete.

P

Esquejes de hojas Este método es adecuado para plantas de hojas carnosas, como Haberlea, Ramonda y Sedum. Con un cuchillo afilado, corte hojas sanas, fuertes y relativamente jóvenes del tallo de la base. Prepare tiestos con una mezcla a partes iguales de tierra para esquejes estándar y arena; introduzca cada uno en un ángulo de 45°, de ma­ nera que la tierra lo sostenga apenas. Envuelva cada tiesto en una bolsa de plástico, y cuando aparezcan las plán­ tulas, coloque individualmente en tiestos.

Esquejes de base Algunas plantas, como Prímula margí­ nala y sus cultivares, se pueden propa­ gar a partir de esquejes de base. Éstos se toman de vástagos jóvenes en la base

de la planta, al nivel del suelo o justo por encima. Se los toma principalmen­ te en primavera, pero también puede ha­ cerse en verano o en otoño. Utilice tierra patentada bien drenada, o una mezcla de partes iguales de tierra negra y sustituto de turba (o turba) con 2 partes de gravilla. Llene los tiestos con tierra y afirme. Recorte la base de cada esqueje lim­ piamente, por debajo de un nodulo. Asegure que la base no sea hueca. Eli­ mine las hojas inferiores e introduzca la base en polvo hormonado. Introduzca entre un tercio y la mitad de cada tallo dentro de la tierra, sin que las hojas toquen el suelo. Riegue bien y coloque los tiestos en un propagador o cajonera cerrada y sombreada. El arraigue tarda entre tres y seis semanas, después de lo cual puede colocar en ties­ tos individuales o en hileras dentro de semilleros —o en cajonera— para seguir cultivando.

E s q u e je s B a sa les Primula marginata

En primavera, tome esquejes de 5-7 cm de largo con hojas nuevas y tallo corto. Recorte la base y elimine las hojas inferiores, introduciendo los esquejes a la profundidad indicada.

Selección del material para esquejes Seleccione siempre tallos u hojas fuer­ tes y sanos para todos los tipos de es­ quejes, que no muestren indicios de plagas o enfermedades. Debe usar vástagos no florecidos en desarrollo activo. Salvo en el caso de los esquejes basales, no tome esquejes de la base de ninguna planta, porque esta parte puede ser más débil que otras. No tome todos de la misma zona de la planta madre, ya que podría quedar despareja. Después de tomar los esquejes, co­ loque inmediatamente en una bolsa de plástico limpio para evitar pérdi­ das de humedad. Muchos arraigarán con facilidad introducidos en tiestos con abono de esquejes con gravilla agregada. O use arena para la horti­ cultura. Introduzca a las profundidaes indicadas.

r o p a g a c i ó n

P lantas d e R oca P r OPAGABLES A PARTIR DE E s q u e je s ( c o n t .) Semimaduras (coni.) Helichrysum selago Lepidium nanum Lewisia Linum arboreum

Polygala chamaebuxus

Lithodora diffusa Origanum amanum, O. rotundifolium Parahebe catarractae Phlox ‘Chatahoochee’, P. subulata (y cvs) Polygala Rhododendron (esps. y cvs) Veronica

Dryas octopetala

S e m im a d u r a

(Flox) Entre mediados y fines de verano, seleccione vástagos apenas endurecidos pero no leñosos. Retíre trozos de 3 cm y recorte a I centímetro.

L eña V erde

(Pico de cigüeña) Tome esquejes de los extremos blandos de vástagos nuevos a principios de verano. Retire trozos de 2,5-7 cm, y recorte a I cm.

Leña madura Dryas Juniperus communis ‘Compressa’ Rosa Salix Roseta Androsace Armería juniper ¡folia Azorella trifurcóla Bolax gummifera Draba Helichrysum milfordiae Jovibarba Saxífraga, algunas * (esps. y cvs) Sempervivum (esps. y cvs)

Sempervivum tectorum

R o seta

(Saxifragia) Entre principios y mediados de verano, seleccione rosetas nuevas. Córtelas I cm debajo de las hojas. Corte limpio en la base.

L eña M adura

(Rosácea) A fines de verano y en otoño, seleccione vástagos nuevos y tome esquejes de 2,5 cm de largo. Corte dejando I cm por debajo de la base de las hojas.

H o ja

(Sedo) Durante la estación de desarrollo, escoja hojas maduras que no estén dañadas, cortando las seleccionadas. Recorte limpiamente en la base.

Hoja Haberlea Jancaea, syn. Jankaea Lewisia (esps. e híbridos) Prímula graeilipes Ramonda Sedum, algunas * C la v e # No resistente

División Se pueden propagar muchas plantas al­ pinas y de jardín de rocas por división y, en algunos casos, éste es el único sis­ tema práctico para aumentar las existen­ cias si raramente se producen semillas o la planta es estéril. Las que son especialmente adecuadas para dividir comprenden las especies formadoras de matas, que producen una masa de raíces fibrosas y las que forman masas con ramilletes de vástagos sepa­ rables con facilidad. P lantas d e R o ca P r OPAGABLES a PARTIR DE E s q u e je s « I r is h m a n » Achillea ageratifolia Arenaria montana, A. purpurascens Gentiana acaulis, G. verna Primula auricula (y cvs) P. marginata (y cvs) Silene Veronica peduncularis Viola cornuta (y cvs) P la n t a s d e R o c a s D iv isib les Achillea ageratifolia Alche milla alpina, A. ellenbeckii Allium sikk¡mense Antenna ria dioica Arenaria montana Artemisia schmidtiana ‘Nana’ Campanula carpatica, C. cochleariifolia Chiastophyllum oppositifolium Gentiana acaulis, G. sino-ornata

Cierto número de éstas tienden a morir desde el centro. Éstas pueden dividirse para rejuvenecerlas, replantando sólo los trozos más jóvenes y vigorosos. Cuándo dividir Es mejor dividir la mayoría de las plan­ tas a principios de primavera, cuando comienza el desarrollo nuevo; no las di­ vida en tiempo frío o helado, ni cuan­ do el suelo está anegado o helado. También puede dividir a principios de otoño, lo que permite la formación de raíces nuevas cuando el suelo aún está tibio. Si se auguran inviernos duros, pue­ de ser más segura la división en prima­ vera, ya que se dispone de una estación completa para establecerse. Algunas plantas, como las prímulas y Meconop­ sis deben dividirse inmediatamente des­ pués de florecer, cuando entran en un período de desarrollo vegetativo fuerte. Hay que regar bien después de replan­ tar, hasta que estén establecidas por completo. Cómo dividir Retire las plantas y sacuda para elimi­ nar la tierra. En el caso de las grandes, introduzca las púas de las horcas espal­ da con espalda dentro del centro del te­ rrón; haciendo palanca, separe en dos mitades. Separe éstas más pequeñas con las manos o corte con un cuchillo afi­ C ómo P ro pa g a r

por

E s q u e je s

del

« Irlandés»

Retire los vastagos arraigados junto a la base de la planta (aquí, Verónica^ con un cuchillo afilado. Elimine laterales y raíces desordenadas (véase detalle). lado, con el fin de producir una canti­ dad de trozos pequeños con raíces sa­ nas y brotes de desarrollo. Debe descar­ tar el centro leñoso y más viejo. Si 110 vuelve a plantar o colocar en tiestos de inmediato, envuelva en bolsas de plástico o arpillera húmeda y alma­ cene lejos del sol directo. Las divisiones de la mayoría de las resistenetcs pueden volver a plantarse de inmediato en sus

D iv is ió n

P la n t a s d e R o c a P r o pa g a b l e s a p a r t ir E s q u e je s d e R a íc e s Anacyclus depressus Carduncellus rhaponticoides Centaurea pindicola Gentiana lutea Meconopsis delavayi Morisia monanthos Papaver lateritium Plilox mesoleuca Primula denticulata Pulsatilla Roscoea cautleoides Weldenia candida * C lave

sfc No resisterne

de

lugares definitivos. Pero si las plantas son particularmente valiosas o las divi­ siones muy pequeñas, para mayor segu­ ridad coloque en tiestos y después en una cajonera y siga cultivando antes de plantar en el exterior. Utilice 1 parte de mezcla para tiestos de tierra negra de baja fertilidad y 1 parte de gravilla —o una mezcla sin cal para las amantes del ácido. Si vuelve a plantar en el exterior, practique agujeros lo bastante grandes para que las raíces puedan extenderse por completo. Afirme y riegue bien. Mantenga el suelo húmedo hasta que se hayan establecido.

Esquejes «Irishman»

Gentiana sino-ornata

Primula allionii Sagina subulata ‘Aurea’ Viola cornuta

Coloque en tiestos individualmente. Coloque tierra con gravilla en un tiesto, introduzca el esqueje y agregue más tierra. Afirme suavemente, riegue y revista.

Las plantas de raíces f ibrosas pueden dividirse y volverse a plantar, originando otras nuevas. Retire un terrón de la planta madre y sacuda la tierra.

3

Las plantas deben tener un buen sistema de raíces. Vuelva a plantar fuera en sus lugares definitivos, afirmando alrededor de las raíces. Agregue revestido y riegue concienzudamente con roseta fina.

Usando horcas manuales 2dividaafloje la masa de raíces y el terrón en trozos. Si

fuera necesario, corle trozos con un cuchillo.

Éstos son esencialmente vástagos late­ rales ya arraigados. El tomillo y otras reptantes de rocas producen este tipo de esqueje. La técnica resulta de especial utilidad para aquellas con rizomas le­ ñosos que no se dividen con facilidad —o para las que producen acodos. Antes de tomar los esquejes, aparte la tierra superficial, descubriendo la base de la planta madre. Corte trozos arrai­ gados con un cuchillo filoso y coloque en tiestos con partes iguales de mezcla de tierra negra de fertilidad baja y de gravilla. O plante en el exterior, en un sitio fresco y protegido del jardín hasta que se establezcan.

Esquejes de raíz Un número limitado de alpinas y plan­ tas de jardín de rocas, como Morisia monanthos y Prímula denticulata, se pueden propagar a partir de esquejes de raíz. Tome éstos de las raíces de aspec­ to más sano o bien a fines de otoño o en invierno, cuando las plantas están inactivas.

P Selección de material

Elija una planta fuerte y sana y retire del suelo. Seleccione vastagos jóvenes y vigorosos y corte de la planta madre. De­ ben medir 5 cm de largo. Seccione las raíces con un corte recto en el extremo (más cerca del tallo de la planta) y cor­ tes sesgados en la parte inferior (más cerca de las raíces). Lave en agua tibia y vuelva a plantar el rizoma madre de inmediato o, si está viejo y desordena­ do, descarte.

C ó m o P r o p a g a r E s q u e je s

Introducción de esquejes

1

Use tiestos de al menos 10 cm de pro­ fundidad. Coloque trozos de tiesto so­ bre los agujeros de drenaje y encima de éstos, una capa de 2,5 cm de mezcla de tierra negra de baja fertilidad. Llene los tiestos con arena lavada y afirme. Haga varios agujeros de plantado en cada uno, alrededor de los bordes. Introduzca los esquejes en los aguje­ ros, con los bordes rectos hacia arriba y los extremos a nivel de la arena. Los esquejes de plantas con raíces delgadas y nervudas pueden colocarse planas so­ bre la superficie de la tierra. Revista con gravilla fina. Etiquete, riegue concien­ zudamente y coloque en una cajonera sobre una capa de gravilla o grava —o en un propagador. Cierre las cajoneras en tiempo frío; de lo contrario, deje que se ventilen libremente. Riegue los tiestos cuando aparezca el nuevo desarrollo. Cuando los vástagos nuevos crezcan con fuerza, controle que los esquejes hayan arraigado antes de cambiar de tiesto: extraiga suavemente para examinar las raíces. Colocación en tiestos de esquejes arraigados

Deslice los esquejes fuera de los tiestos y separe con cuidado. Coloque en ties­ tos de manera individual, usando mez­ cla para tiestos de tierra negra de ferti­ lidad baja, mezclado con igual cantidad de arena. Puede usar sustituto de turba (o turba) mezclada con arena. Revista los tiestos con 1 cm de arena aguda o gravilla. Riegue y luego coloque en el ex­

de

r o p a g a c i ó n

R a íz Lave las raíces, eliminando la tierra; seleccione raíces sanas para los esquejes. Con un cuchillo afilado, corte las rafees elegidas cerca de la corola de la planta.

2

A fines de otoño o invierno, retire cuidadosamente una planta sana (aquí, Prímula denticulata/ mediante una horca pequeña, con un sistema de raíces bien desarrollado.

Prepare trozos de raíz de 5 cm de largo, cortando recto en la parte más gruesa (más cerca de la planta madre) e inclinado en el otro extremo.

una capa de tierra en 4casielIntroduzca fondo de un tiesto; llene hasta el borde con arena aguda.

5

terior, lejos del sol fuerte. Deje hasta que se establezcan las plantas nuevas y rie­ gue según sea necesario.

raíz, extrayendo las rosetas con un cu­ chillo afilado, exponiendo el extremo del rizoma. Seleccione rosetas de desarro­ llo fuerte y espolvoree el extremo de las raíces con polvo fungicida para evitar el moho gris/Botrytís (véase p. 557); cu­ bra los tiestos con una capa fina de are­ na aguda horticultural. Pronto deberían aparecer vástagos en cada vértice de las raíces. Cuando los vástagos midan 2,5-5 cm, estarán pre­ parados para retirar. Separe los terrones

en plantas individuales pequeñas con vástagos y raíces vigorosas, procedien­ do a efectuarlo con las manos o con un cuchillo afilado. Coloque las plantas jóvenes en ties­ tos para seguir cultivando, usando par­ tes iguales de tierra para tiestos y arena horticultural. Riegue concienzudamente y coloque fuera en un sitio sombreado. Mantenga húmedo y plante fuera cuando las raí­ ces hayan llenado los tiestos.

Extracción de rosetas Las plantas que crecen con velocidad o forman rosetas, como Prímula dentícu­ lo/a, pueden propagarse insiíu a media­ dos de invierno, a partir de esquejes de

Introduzca los esquejes con el corte recto al nivel de la superficie de la arena.

Cubra la arena con I cm de gravilla. Riegue y etiquete; después coloque el tiesto en un propagador o sobre un banco en el invernadero.

C ó m o E x t r a e r R o se t a s

| Extraiga las corolas vivas de las plantas formadoras de rosetas (aquí, Prímula denticulataj con un cuchillo afilado, dejando visibles los extremos de las raíces.

2

Espolvoree las raíces con polvo Cuando aparezcan vástagos fungicida (véase detalle) para nuevos de las raíces, levante el protegerlas del moho y los hongos. terrón con una horca pequeña o Cubra ligeramente con arena una paleta. Cuide de no dañar las horticultural puntiaguda. raíces nuevas.

Divida el terrón en plantas 4 individuales, cada una con un

vástago y raíces bien desarrolladas. Coloque en tiestos usando partes iguales de tierra para tiestos y arena.

Casas alpinas y cajoneras

Uso de una casa alpina

u n q u e algunas alpinas de gran­ des alturas crecen bien en el jar­ dín abierto en climas templados, a con­ Una casa alpina es un invernadero sin dición de satisfacer sus necesidades es­ pecíficas de situación y suelo, la mayoría calefacción, en general con bancos ele­ actuará mucho mejor cultivada a cubier­ vados, diseñada para cultivar y exhibir to. Muchas alpinas florecen a finales de alpinas y plantas de rocas en condicio­ invierno y a principios de primavera nes controladas. A menudo, la mitad de cuando, si se las deja en el exterior, sus la casa se utiliza para cultivarlas y la otra flores delicadas podrían dañarse a cau­ para exhibirlas. Otra opción consiste en sa de un tiempo inclemente, comidas por cultivarlas en cajoneras (adyacentes o babosas o caracoles o picoteadas por muy cercanas a la casa alpina) y llevar­ las temporalmente a la casa para exhi­ pájaros. Dentro de una casa alpina, las plan­ birlas cuando presentan el mejor tas están al abrigo de las lluvias inver­ aspecto. nales, frío, vientos secantes o heladas duras, además el peligro de la mayoría Exhibición de las plantas de plagas. Ello permite cultivar una Las exhibiciones pueden ser de las plan­ gama mucho más amplia de alpinas y tas en sus tiestos, sencillamente coloca­ plantas de rocas, ya sea en tiestos o en das sobre andamios o, más habitualmen­ macizos a ras del suelo o en relieve, pro­ te, metidas hasta el borde en una capa porcionando un despliegue atractivo y de arena. Ello conserva las raíces fres­ duradero. cas y húmedas y reduce las fluctuacio­ nes de temperatura, mientras que per­ mite una irrigación fácil de plantas a las que les disgusta el riego superior. Unos macizos de exhibición, especialmente construidos, son una alternativa atrac­ tiva. Cree jardines de rocas en miniatu­ ra dentro de la casa alpina, ya sea a la altura de la cintura, donde los andamios son suficientemente fuertes para sopor­ tar el peso, o a nivel del suelo. Éstos pue­ den contener algunos plantados perma­ nentes además de zonas de arena o de tierra arenosa en el que sumergir plan­ tas diferentes, según la estación. Puede incorporar y plantar rocas de toba livia­ nas para realzar este tipo de exhibición.

A

Emplazamiento de la casa alpina

Uso d e u n a C asa A l p in a Una parte de la casa puede usarse para cultivar plantas jóvenes sobre macizos de ladrillos. C u id a d o

de

A l p in a s

A l p in a s e n el I n t e r io r

y

Elija uno firme y nivelado, en lo posi­ ble alejado de la sombra proyectada por árboles, verjas, muros o edificios altos. Un cmplazamienro sobre el eje norte-sur es el ideal, pero cualquier situación so­ leada y abierta resultará aceptable. Siem­

B ulbos E n a n o s

Después de florecer, las alpinas que requieren un régimen de regado cuidadoso (aquí, subesp. de DionysiaJ deben sumergirse en arena.

d espu és d e

A l p in a s e n el E x t e r io r

D e s p l ie g u e e n C a sa A l p in a

Una amplia gama de plantas de roca se pueden cultivar en tiestos y desplegar vistosamente en bancos de arena elevados en una casa alpina. pre evite las hondonadas, donde el aire frío provoca bolsas de heladas y también los lugares ventosos y expuestos. Inten­ te situarla donde combine con otros ele­ mentos del jardín, tal vez utilizándola como centro de atención. Para más in­ formación acerca de invernaderos, ven­ tilación, sombreado y presentación, véa­ se I n v e r n a d e r o s y C a jo n e r a s , p p . 483, 484 y 487.

Utilización de cajoneras Éstas deben situarse cerca de la casa al­ pina, donde servirán para proteger una gama de plantas selectas oriundas de cli­ mas extremos —como zona de «des­ bordamiento» o de almacenamiento— cuando las plantas no florecen. Son muy útiles para bulbos, que deben mantener­

se secos en el período inactivo, o para plantas que no toleran las condiciones muy cálidas que pueden producirse en verano. Las cajoneras incorporan una luz superior que deberá abrirse cuan­ do sea necesario, para proporcionar una buena ventilación; una cajonera de luz holandesa estándar es adecuada, pero existen otros tipos disponibles. Las lu­ ces pueden retirarse en verano, pero deben mantenerse en su lugar si la ca­ jonera contuviera bulbos inactivos. Las plantas que no toleran el sol vera­ niego directo pueden protegerse cu­ briendo la cajonera con material de sombreado (véase I n v e r n a d e r o s y C a ­ jo n e r a s , «Mallas y tejidos», p. 484). Los tiestos de una cajonera generalmente es­ tán inmersos en un material tipo arena de construcción lavada, encima de una capa de escombro, para dar buen dre­ naje.

F lorecer

Las alpinas que toleran climas veraniegos variables, como las saxifragias, pueden sumergirse en cajoneras abiertas después de florecer.

B u l b o s e n e l I n t e r io r

Tiestos con bulbos enanos (aquí, lirios,/ que han dejado de florecer pueden mantenerse secos sumergidos en arena o grava debajo de los andamios.

P r o t e c c ió n d e A l p in a s F l o r id a s

Las alpinas a punto de florecer pueden cultivarse en cajoneras en el exterior, antes de llevarlas a la casa alpina para su exhibición.

Alpinas en tiestos El cultivo de alpinas en tiestos asegura la satifacción de sus necesidades espe­ ciales de riego, abono o alimentación.

man almohadillas son muy sensibles al agua que se forma alrededor de sus cue­ llos, de manera que, además de revestir con gravilla, introduzca pequeñas cuñas de roca debajo de las almohadillas, para evitar que toquen la superficie.

Tiestos de plástico y arcilla

Aunque los de plástico son adecuados para el cultivo de alpinas y conservan la humedad, los de arcilla son más atrac­ tivos —lo que resulta importante si las plantas han de exhibirse. La tierra en los de plástico se seca más lentamente, así que cuide de no regar demasiado. Lim­ pie y esterilice todos los tiestos antes de usarlos: los esterilizantes basados en so­ luciones diluidas de hiperclorito de so­ dio resultan adecuados, pero no use los de base de alquitrán.

Cambio de tiesto

Cuando una planta haya desbordado su tiesto, transfiera cuidadosamente a otro más grande, tocando el cepellón lo me­ nos posible. Cambie las herbáceas en C a m b io

de

T ie st o

de una

primavera y en verano, cuando crecen con fuerza; los bulbos deben cambiar­ se durante su período inactivo. Plante al mismo nivel que en el tiesto anterior, añada tierra fresca y afirme y luego agre­ gue una capa de revestido nueva. Riegue bien después del cambio, co­ locando el tiesto en al menos 2,5-5 cm de agua, hasta que la superficie de la tie­ rra se humedezca. Después retire para evitar el riesgo de que las raíces se pudran.

Plantar en macizos Éstos pueden estar al nivel del suelo o en relieve, a 1 m de altura. Uno en re­ lieve permite cuidar y observar las plan­ tas con mayor facilidad y resulta espe­ cialmente útil para jardineros mayores o incapacitados. El andamiaje debe dre­ nar bien y estar sólidamente construi­ do para soportar el peso del macizo (véase también I n v e r n a d e r o s y C a jo ­ n e r a s , «Macizos elevados», p. 486).

S a x if r a g ia

Tierras

Todas las alpinas requieren una tierra que permita un buen drenaje y se bene­ ficiarán de una capa de tiestos rotos en el fondo de los de arcilla, o una de gravilla en los de plástico, ya que incluso las plantas amantes de la humedad no toleran estancamientos. La mayoría de las especies se desarro­ lla bien en mezclas de tierra negra, mez­ clada con igual cantidad de gravilla. Las de hábitats alpinos elevados, como la­ deras pedregosas y grietas en la cara de las rocas, como las especies de Androsace y otras plantas que forman almo­ hadillas, requieren una mezcla menos fértil y de mayor drenaje para conser­ var su hábito pulido y natural. En tie­ rras ricas, se tornan rápidamente blan­ das y frondosas y más propensas al ataque de plagas y enfermedades. Para éstas, use una mezcla de hasta 3 partes de gravilla por 1 de mezcla de tierra ne­ gra. Coloque las plantas en estas «mez­ clas escasas» cuando son jóvenes, ya que podrían no adaptarse con facilidad si se ¡as cultiva en un medio más fértil. Una serie de especies, generalmente de hábitats boscosos, o las que se dan en bolsas ricas en tierra negra dentro de los rocosos, como Haberlea y Ramonda, prefieren tierra bien drenada, rica en materia orgánica. Para éstas, una mez­ cla de 1 parte de mezcla de tierra negra y gravilla, con 2 partes de moho de ho­ jas, sustituto de turba o turba, será ade­ cuado. Cuide de controlar las necesida­ des individuales de cada planta antes de seleccionar la tierra adecuada, y asegu­ re que para las que odien la cal, ningu­ no de los ingredientes la contenga.

Las raíces de esta saxifragia asoman por el agujero de drenaje. La planta tiene raíces apiñadas y debe cambiarse de tiesto.

I

Elija un tiesto una medida mayor que aquel en el que crece la planta. Úse trozos de tiesto y gravilla para proporcionar drenaje en la base.

2

3

Retire la planta del tiesto, golpeando la base para aflojar el cepellón; extraiga las raíces para estimular que otras nuevas penetren dentro de la tierra fresca.

4

Cubra los trozos de tiesto del tiesto mayor con tierra; coloque la planta para que el cuello esté al mismo nivel que en el original y rellene con tierra.

5

6

7

8

9

Disponga los trozos cuidadosamente sobre el agujero de drenaje. Después cubra con una capa de grava.

Esparza el revestido de grava sobre la superficie de la tierra, cuidando de meterlo bajo el cuello de la planta para mantenerla bien drenada.

Revestidos

Después de plantar en los tiestos (véase derecha) revista con una capa de esquir­ las de piedra o gravilla, para realzar el aspecto de la planta, mantener su cue­ llo bien drenado y evitar el desarrollo de musgos y hepáticas. Utilice uno ade­ cuado a las necesidaes del pH de la plan­ ta, por ejemplo astillas de piedra caliza para las amantes de la cal o gravilla gra­ nítica para las que la odian. Algunas alpinas pequeñas que for­

Coloque el tiesto en un Retire el tiesto y coloque sobre recipiente con agua y déjelo una capa de arena en una hasta que la superficie de la tierra cajonera, donde el exceso de y la grava aparezca húmeda. humedad drenará con facilidad. Ello evitará que se pudran las raíces.

Sumerja la planta en arena, en una cajonera o macizo para seguir cultivándola.

Q u it a r H o ja s M u e r t a s

Utilice regularmente pinzas pequeñas para eliminar hojas marrones o marchitas de las plantas alpinas, como esta Campanula pilosa. Utilice tierra compuesta por 3 partes de tierra negra (o tierra buena del jar­ dín, esterilizada), 2 partes de sustituto de turba grueso (o turba) y dos partes de arena aguda o gravilla. Agregue ro­ cas para formar un jardín de rocas en miniatura. La toba es especialmente útil, porque es liviana, retiene la humedad y se pueden cultivar plantas dentro de ella. Plante alpinas en el macizo, pero evite las especies invasoras y productoras de semillas abundantes, deje algunos hue­ cos para sumergir una sucesión de ejem­ plares estacionales, cultivados en tiestos. Cultive helechos y otras especies aman­ tes de la sombra debajo de un macizo en relieve.

Mantenimiento rutinario Como las alpinas tienen unas necesida­ des de desarrollo específicas, requieren bastante atención durante la estación del desarrollo. Las que se cambian de ties­ to de manera regular, rara vez requieren un alimento suplementario, pero si usa fertilizantes, asegure que sean bajos en nitrógeno: un alimento rico en nitróge­ no producirá un desarrollo blando y frondoso no característico de las alpi­ nas y propenso a las plagas y enfer­ medades. Ventilación Las superficies de ventilación deben ocu­ par al menos un 25 % del área del cris­ tal, ya que la meta consiste en propor­ cionar la mayor ventilación posible en todo momento. En primavera y en ve­ rano, las luces y la puerta del inverna­ dero pueden quedar abiertas permanen­ temente, a menos que haya vientos fuertes o lluvias intensas. Utilice una pantalla de malla de galga fina sobre ventilación y puertas, con el fin de evi­ tar que penetren los gatos y los pájaros. Durante las lluvias y vientos intensos, cierre las huecos de ventilación del lado del que llueve para evitar el goteo sobre el follaje y reducir corrientes fuertes, que podrían dañar el follaje y las flores. Du­ rante ventarrones fuertes, es mejor ce­ rrar las ventilaciones y la puerta.

En invierno, abra las ventilaciones por completo (a menos que esté ventoso, llu­ vioso, o que nieve), pero cierre antes del anochecer para conservar el calor resi­ dual. Durante tiempos muy fríos, per­ mita que la temperatura interior de la casa aipina se eleve gradualmente antes de ventilar; en días soleados, abra las ventilaciones cuanto antes, para evitar que la temperatura suba con demasia­ da rapidez. En tiempo húmedo y nebli­ noso, especialmente en zonas de alta contaminación atmosférica, cierre la casa por completo para evitar que pe­ netre el aire frío y húmedo y utilice un ventilador de aire fresco para conservar la circulación. Temperatura Desde fines de primavera hasta el oto­ ño, será necesario sombrear durante el tiempo soleado, para evitar abrasar el desarrollo nuevo y tierno y para ayudar a reducir la temperatura. No use un sombreado intenso, ya que éste podría provocar el blanqueo y la «atracción» despareja de las píantas hacia la luz dis­ ponible. En tiempos muy calurosos, humedez­ ca el suelo de la casa para reducir la temperatura y mantener la humedad at­ mosférica; al atardecer, puede humede­ cer las plantas con un rociado de agua fresca. Durante fríos intensos, debe usar la calefacción para evitar que los tiestos se congelen y el mejor es un sistema que no produzca humos o humedades exce­ sivas (véase I n v e r n a d e r o s y C a jo n e ­ r a s , «Calefacción», p. 482). Higiene Elimine el follaje muerto y las flores marchitas con regularidad, con el fin de evitar ataques fúngales. Controle las plantas para evitar plagas y enfermeda­ des y trate cualquiera de inmediato (véa­ se P ro b lem a s d e P la n ta s , pp. 545-577). Para minimizar el riesgo de enfermeda­ des, conserve siempre limpio el suelo de la casa y asegure que los cristales están P r e p a r a c ió n

I

de

P lantas

limpios para que las plantas reciban la mayor cantidad de luz posible.

T r a sl a d o

Riego Riegue con regularidad a lo largo de toda la estación, especialmente en días soleados de verano y de primavera, cuando la pérdida de humedad es rápi­ da. Si se deja secar las plantas entre rie­ gos, el desarrollo podría reducirse mu­ cho y los pimpollos se marchitarían. En el caso de tiestos colocados sobre andamios, riegue desde arriba, pero evite sal­ picar el follaje. Los que están sumergi­ dos absorben humedad del material circundante, pero pueden requerir un riego adicional en períodos cálidos. En el caso de plantas con follajes sensibles a la humedad, riegue el material en el que están sumergidas. Al aproximarse el otoño, reduzca el riego cuando las plantas se preparan para la inactividad. Durante el invierno es necesario man­ tener las alpinas secas, pero no tan se­ cas como el polvo (en el caso de los ties­ tos sumergidos, el medio circundante debería estar apenas húmedo al tacto). Mantenimiento invernal Un intervalo de tiempo seco y claro a fines de invierno es un buen momento para almacenar las plantas en una ca­ jonera y limpiar la casa alpina (véase I n v e r n a d e r o s y C a jo n e r a s , «Mante­ nimiento rutinario», p. 491). Limpie o vuelva a llenar los macizos de arena o gravilla y renueve las etiquetas. Después transfiera los tiestos a la casa.

Exposición El día de la exposición, las alpinas de­ ben estar en su mejor momento. Sin im­ portar la perfección de la planta, ésta perderá puntos si está pobremente pre­ sentada en un tiesto que no esté impe­ cablemente limpio, o si los revestidos son poco espesos y muestran un desarrollo de algas. Elimine todas los rastros de

para

de

P la n ta s

A l trasladar plantas frágiles (aquí, Fritillaria uvavulpisj haga un «trípode» con cañas partidas, ligadas con cuerda en el extremo y sujete los tallos. malezas, plagas y enfermedades. Exami­ ne las plantas para eliminar hojas muer­ tas, descoloridas o malformadas y las flores marchitas y retire cuidadosamente con pinzas pequeñas. Debe limpiar los tiestos de arcilla con un cepillo de alambre. Otra opción con­ siste en usar dos tiestos: introduzca el ejemplar con su tiesto dentro de uno mayor y cubra el borde interior con re­ vestido. Renueve todos los revestidos con materiales adecuados al hábitat natural de la planta; después vuelva a etiquetar. Sostenga las plantas altas y frágiles con trípodes de cañas partidas. Riegue las plantas concienzudamente el día antes de la exhibición y deje drenar antes de ampaquetar para el transporte. Lleve re­ vestido suplementario para renovar el que pudiera perderse en el camino.

E x p o s ic ió n

2

Use arena fina y un cepillo Rellene el revestido. Para esta de alambre o un estropajo Dionysia aretioides se utiliza para limpiar la parte exterior de grava gruesa; pero podrá utilizar los tiestos de arcilla. Así esquirlas, gravilla o pinocha, según eliminará las algas o manchas la planta. de cal.

3

Ponga etiquetas nuevas. Sitúe los tiestos en una bandeja sujetándolos con papel de periódico; aporte revestido suplementario para rellenos de último momento.

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P lantas B ulbosas narciso dorado que proclama la llegada de ¡a primavera hasta el ciclamen, heraldo del otoño, las plantas bulbosas anuncian los cambios de las estacio­ nes con despliegues espléndidos de flores. Algunas poseen un fo ­ llaje elegante, mientras que otras son valoradas por su fragancia, pero son sus flores las que las hacen esenciales. Ofrecen una am­ plia variedad de colores y formas, desde brillantes tonos prima­ esde e l a le g r e

rios hasta delicadas gamas de pasteles, desde la alta majestuosi­ dad de los gladiolos hasta las delicadas campanillas de liláceas. Los bulbos llevan vitalidad a las plantaciones más permanentes del jardín, formando dibujos audaces en un macizo formal, lle­ nando los detalles de una orla mixta, proporcionando una pince­ lada de color a un contenedor, o creando puntos de luz bajo los árboles o entre las hierbas.

Diseño con bulbos cultivo de bulbos es una mane­ ra fácil de avivar el jardín con des­ pliegues decorativos, a menudo extrava­ gantes y a veces aromáticos. Los bulbos cultivados en jardines están dominados por los resistentes favoritos, como los crocos, ciclámenes, narcisos, jacintos y tulipanes, de los que existe una inmen­ sa variedad, tanto de especies como de cultivares. Muchos bulbos no resisten­ tes también merecen un lugar en el jar­ dín, incluyendo la estrellada Ixia, Sparaxis de espigas llamativas y sueltas, y la ardiente Tigridia. la característica clave de los bulbos es proporcionar interés visual durante una sola estación, permaneciendo inactivos e invisibles el resto del año. Con una pla­ nificación cuidadosa, esto puede ser una ventaja que convierta a los bulbos en inapreciables como plantas de orla, ade­ más de ser ideales para aclimatarlos en­ tre hierbas o cultivados en contenedores. En muchos jardines, es posible dejar­ los que se incrementen de manera na­ tural de un año a otro, mientras su fo­ llaje moribundo queda oculto por el desarrollo de las herbáceas o los arbus­ tos, que proporcionan un atractivo per­ Uso E f ic a z d e B u l b o s e n u n a O r l a M ix t a proporcionando un fuerte acento de color y forma entre manente. Muchos bulbos, incluyendo Los globos oscuros púrpura rosados de Allium perennes herbáceas de varios tonos de rosa. los populares crocos, narcisos y campa­ sphaerocephalon imitan el colorido de esta orla mixta, nillas de invierno (Galanthus), se pro­ pagan con gran velocidad en la mayo­ en invierno —cuando la mayor parte del los bulbos están entre las plantas de jar­ incluso los descritos como «amantes del ría de los emplazamientos. Los bulbos jardín está inactiva—, los bulbos tem­ dín más fáciles de cultivar. Hoy día exis­ sol», son felices a la sombra ligera pro­ también pueden retirarse después de flo­ pranos, como los rosados Cyclamen ten numerosas especies y cultivares dis­ yectada por muros, arbustos o espalde­ recer y volver a plantarlos cada año para coum , los diminutos Iris histrioides ponibles que prosperan en todos los ras cercanas. También la sombra seca es dejar espacio a otras plantas estaciona­ ‘M ajor’ azul intenso y las blancas cam­ aspectos, salvo en la sombra profunda. soportada por la mayoría de los ciclá­ les, lo que los hace especialmente con­ panillas de invierno, pueden cultivarse Muchos de los bulbos actualmente menes resistentes. Aquellos de flores venientes para jardines pequeños o es­ en el exterior y forzar el desarrollo de cultivados provienen de un clima medi­ blancas o pálidas parecen casi lumino­ pacios reducidos. otros en el interior. Los bulbos que flo­ terráneo, de modo que hay que cultivar­ sos a una luz tenue, de manera que ofre­ recen en verano o en otoño son a me­ los en emplazamientos soleados y pre­ cen un aspecto muy efectivo cultivados Estaciones de interés nudo más grandes y de formas y tonos fieren los veranos secos y cálidos, en un emplazamiento sombreado. La estación principal de los bulbos es más exóticos que los de primavera. Sea cual fuere el emplazamiento, los aunque una gran gama de ellos prospe­ desde principios de primavera hasta ra en regiones de lluvias veraniegas. bulbos presentan el mejor aspecto plan­ principios de verano, pero muchos otros Dónde cultivar bulbos Los bulbos que crecerían normalmen­ tados en grupos de la misma especie o florecen en el exterior o a cubierto en Si tienen el suelo que requieren bien dre­ te en zonas boscosas prosperan en som­ cultivar, ya sea rozando otras plantas, otro momentos del año. Para dar color nado para desarrollarse y florecer bien, bras ligeras y húmedas. Muchos otros, ya formando un único océano de color.

E

l

Tipos diferentes de plantas bulbosas

B ulbo

(Hyacinlhoides hispánico)

T allo B u l b o so

(Gladiolus ‘PerkyV

Macizos formales Los bulbos contribuyen valiosamente a los despliegues formales en macizos. Los que florecen en primavera son ideales para plantar en grandes masas dentro de un macizo, que más tarde estará ocupa­ do por anuales en verano, ya que se los puede retirar y conservar durante la es­ tación de inactividad. Los clásicos son D e sfile d e C o l o r e s

Hileras escalonadas de tulipanes desfilan a lo largo de este macizo formal en bloques audaces y brillantes de color contrastante, creando un contrapunto enérgico con la formalidad tranquila del jardín. Túlipanes blancos están diseminados entre los de colores más intensos para evitar estridencias.

En este libro, la palabra «bulbo» se re­ fiere a todas las plantas bulbosas, com­ prendiendo tallos bulbosos, tubérculos y rizomas, además de los verdaderos bul­ bos. Las palabras «tallos bulbosos», «tubérculo» y «rizoma» se utilizan sólo en su sentido estricto. En todas las bul­ bosas, una parte de la planta se hincha, transformándose en un órgano que al­ macena alimento, que permite que la planta sobreviva en el estado inactivo o en condiciones inadecuadas para el de­ sarrollo. Bulbos Los bulbos verdaderos se forman a par­ tir de hojas carnosas o bases de hojas, y con frecuencia consisten en anillos concéntricos de escamas, sujetas a una lámina basal. Las escamas exteriores forman a menudo una piel protectora seca, como en el caso de los narcisos, lirios Reticulata y tulipanes. En el caso de algunas especies de azucenas (LUium) y Fritillaria, las escamas están separa­ das y no se forma una piel protectora. Las azucenas Juno son poco comunes, pues tienen una raíz de almacenaje hin­ chada debajo del bulbo. Tallos bulbosos Los tallos bulbosos se forman a partir de las bases hinchadas de los tallos, y los jacintos y los tulipanes, a causa de sus fuertes aspectos esculturales; en ge­ neral, las flores más grandes y llamati­ vas de los bulbos híbridos se adecúan mejor a una posición formal dentro del jardín. Plante en bloques de color, cada uno de un solo tipo de bulbo, o en gru­ pos mixtos que florecen en momentos diferentes, para proporcionar un largo despliegue de coior a lo largo de la pri­

T ubérculo

R iz o m a

(Dalia ‘Monk MarcV

(Iris ‘White City V

mavera. Los bulbos pueden llenar el ma­ cizo por completo o pueden combinar­ se con otras plantas de flores en colo­ res contrastantes o complementarios, como no-me-olvides (Myosotis) de un intenso color azul, o ardientes alhelíes (Cheiranthus). También existe un campo para una plantación formal efectivo con bulbos que florecen en verano o en otoño: Galtonia, con sus espigas elegantes verdes o blancas, o los cultivares más compac­ tos de los gladiolos, especialmente los grupos de Primulinus o Butterfly, de as­ pecto notable plantados en grandes blo­ ques junto a violetas azul púrpura o cualquier otro tapizante similar. Los hí­ bridos Headbourne de Agapanthus, con sus capítulos grandes azules y blancos, combinan bien con las graciosas flores rosadas de Nerine bowdenii.

Orlas mixtas de herbáceas y arbustos Los bulbos rellenan la plantación per­ manente de una orla con una alegre va­ riedad de colores estacionales. Unos montones sueltos pueden fundirse con el esquema general o llamar la atención con pinceladas de color. Los arquitec­ tónicos, como Crinum x powellii, con sus grandes trompetas blancas o rosa­ das, puntúan el flujo de una orla con

son reemplazados por nuevos tallos cada año. Son comunes en la familia de las iridáceas, que comprende los crocos, gladiolos, Romulea y Watsonia; en gene­ ral, tienen una piel formada por las lá­ minas del año anterior. En las liliáceas y familias relacionadas, se las encuentra en géneros como Brodiaea y Colchicum. Tubérculos Tubérculo es una palabra aplicada a mu­ chas plantas con tallos y raíces hincha­ das, a veces de formas irregulares, que sirven para almacenar alimento. A me­ nudo está mal aplicado, por ejemplo a las raíces tipo tubérculo —en realidad, rizomas— de Anemone blanda y a los largos rizomas delgados de A. nemorosa (por motivos de conveniencia, aquí se las incluye a ambas como «plantas bul­ bosas»). Los tubérculos verdaderos de varios tipos se encuentran en Corydalis, en algunas orquídeas, como Dactylorrhiza, en especies de ciclámenes y en Ranunculus asialicus, cuando son lo­ bulares o aparecen en ramilletes. Rizomas Los rizomas son tallos hinchados, gene­ ralmente bajo tierra y más o menos ho­ rizontales, que se encuentran entre las iridáceas, especialmente los lirios, y en las liliáceas. un llamativo contraste de altura y for­ ma. Cultive algunos bulbos a través de tapizantes bajas, de modo que sus flo­ res parezcan flotar por encima de la mata de follaje. Para una orla rústica más informal, elija bulbos de especie, pues los híbridos ornamentales podrían parecer fuera de lugar. Plantaciones mixtas que florecen en primavera Plantar bulbos en una orla mixta alar­ ga la estación de floración y proporcio­ na color fresco y brillante desde finales de invierno hasta principios de verano. Antes de que las perennes herbáceas y los arbustos caducos comiencen a cre­ cer y extenderse, ofrezca vida a la parte delantera de la orla con las especies más pequeñas de los narcisos, los lirios Re­ ticulata azul pálido u oscuro, y las co­ pas doradas de los acónitos de invierno (Eranthis hyemalis). Plante estrelladas alfombras de Ane­ mone blanda, Chionodoxa y Scilla bi­ folia, o montones amarillo pálido de las especies e híbridos de narcisos enanos, debajo de arbustos de floración tempra­ na, como Corylopsis, forsitia y hamamelis (Hamamelis), para complementar su despliegue. Más avanzada la primavera, se pone de una gama mucho mayor de bulbos y plantas más grandes, como los narci­ sos altos, las especies de Fritillaria (por ejemplo, la F. pérsica púrpura negruz-

Uso d e B u lb o s e n u n a O r l a M ix ta En esta orla se ha plantado una variedad de bulbos entre arbustos y perennes herbáceas, creando un macizo que cambia de tono con las estaciones. L a O r la e n P r im a v e r a

La orla de arbustos y perennes comienza a desarrollarse y los bulbos adquieren importancia. Grupos informales de narcisos y tulipanes llenan la parte delantera de la orla con colores frescos y limpios, creando una escena brillante.

L a O r i .a e n V e r a n o

En la orla adulta, los bulbos más altos se abren paso a través de la plantación de base, proporcionando contrastes agradables de altura y aspecto. Los colores ricos y las formas intrincadas de los bulbos como Allium, Crinum, Galtonia y azucenas (Lilium) crean opulencia en la orla veraniega.

1 Campanula lactiflora ‘Prichard’s Variety’ 2 Prunus glandulosa ‘Alba Piena’ 3 Echinacea purpurea ‘Robert Bloom’ 4 Crinum x powellii 5 I.ilium regale 6 Galtonia candicans 7 I.ilium ‘Bright Star’

co y la majestuosa F. imperialis), o los tulipanes, pueden usarse en grupos ac­ cidentales para dar altura entre los ar­ bustos y las perennes. Plantados mixtos para florecer en verano o en otoño En verano, cierto número de bulbos aña­ den belleza al jardín. Aunque a veces se los considera de importancia secunda­

ria, muchos bulbos que florecen en ve­ rano y en otoño son de hecho lo bas­ tante altos y robustos como para resal­ tar entre las perennes en flor y ofrecen una gama deslumbrante de colores y flores. A principios de la estación, pruebe Camassia leichtlinii ‘Alba’, con sus pe­ nachos de flores blanco cremosas, gla­ diolos intensos, Triteleia laxa (sin. Bro-

8 Allium giganleum 9 Tulipa ‘White Triumphator’ 10 Aster frikart ii ‘Mònch’ 11 Fritillaria imperialis ‘Lutea’ 12 Knautia macedonica 13 Agapanthus ‘Dorothy Palmer’ 14 Tulipa ‘West Point’ 15 Salvia nemorosa ‘May Night’ 16 Narcissus ‘Actaea’

diaea laxa) por sus ramilletes sueltos púrpura azulados, y los globos audaces escarlatas de TUlipa sprengeri. Entre mediados y finales de verano, siga con Allium aflatunense, de gran­ des globos púrpura, ramos arqueantes rojo ardiente o amarillo de Crocosmia, azucenas (Lilium) amantes del sol, y después, las espigas rosadas, blancas o rojas de Schizostylis. En jardines más

17 Euphorbia polychroma 18 Osteospermum jucundum 19 Narcissus ‘Thalia’ 20 Viola ‘Haslemere’ 21 Narcissus ‘Hawera’ 22 Geranium ‘Johnson’s Blue’ 23 Diascia vigilis

cálidos, Eucomis verde blancuzco, con sus capítulos como piñas, aportan un to­ que exótico a la orla. En otoño, continúa el despliegue con las trompas fragantes y rosadas de Amaryllis belladonna, los brillantes em­ budos amarillos de Sternbergia lútea o S. sicula, o a través de las formas blan­ cas y azules de los crocos que florecen en otoño.

Aclimatación de bulbos Dejados intactos, nuchos bulbos se mul­ tiplican, formando grandes pinceladas de color. Al aclimatarse de este modo, dan interés a zonas del jardín que, de no ser así, no estarían ocupadas por plantas florecidas. Las especies —de co­ lores y formas más delicadas que la ma­ yoría de los cultivares— crean un efec­ to natural plantadas en grandes grupos informales. Plantación con especímenes arbóreos Los bulbos acompañan perfectamente a los especímenes arbóreos de raíces pro­ fundas y copas ligeras y caducifolias. Use bulbos que florecen en primavera y en otoño para conformar un tapizan­ te decorativo cuando los árboles tienen pocas hojas que intensifiquen la som­ bra. En primavera, el suelo bajo el ár­ bol es húmedo y soleado, ideal para ané­ monas, crocos, narcisos y Scilla. Los ciclámenes resistentes de otoño, de fo­ llaje plateado y moteado y pétalos sua­ vemente plegados, toleran las condicio­ nes veraniegas y la sombra ligera. Las flores de los bulbos complemen­ tan los hábitos de un árbol con efica­ cia. Los bulbos de flores blancas refle­ jan las flores blancas de los cerezos ornamentales (Prunus), las formas pre­ cisas de los crocos imitan las formas de cáliz de las flores del magnolio, y los de flores colgantes, el hábito de un árbol llorón. Utilice cultivares enanos para aclima­ tar la zona bajo un árbol o arbusto re­ cién plantados, pues los bulbos que se multiplican con velocidad, tales como los narcisos, reducen el alimento dis­ ponible. Emplazamientos boscosos Los bulbos son inestimables plantados en grandes manchas de color para real­ zar la belleza del bosque caducifolio.

B u lb o s c o m o P u n t o s d e L u z

Pinceladas sueltas de tulipanes no resistentes llevan colores brillantes a esta orla mixta y contrastan con el follaje suave y amontonado de las perennes. Muchos gozan con las condiciones bos­ cosas, fundiéndose con otras plantas del área, como helechos, heléboros (Helleborus) y primaveras. Plante bulbos para obtener una suce­ sión de formas, alturas y colores con­ trastantes, con variaciones sutiles en los esquemas de colores, para reflejar el tono tranquilo del bosque. Campanillas de invierno (Galanthus) y las especies de ciclamen en rosados y malvas ofre­ cen una combinación llamativa, mien­ tras que pinceladas de Scilla y Chionodoxa agregan tonos azules. Los jacintos

españoles (Hyacinthoides hispánico, sin. Scilla campanulata), o muchos de los más rampantes jacintos de pena­ cho (Muscari), proporcionan pinceladas de azul, blanco y rosa, junto con peque­ ñísimos ramos de mugueto (Convalla­ ria majalis). Todas éstas pueden colo­ nizar zonas bastante considerables, una vez establecidas. Los jacintos ingleses (Hyacinthoides nonscriptus) deben plantarse solos porque son muy inva­ sores. U n a P l a n t a c ió n N atural

Montones naturales extendidos de Colchicum byzantinum de floración otoñal emergen de una mata de verdor, exhibiendo sus flores estrelladas. El musgo aterciopelado verde oscuro en la base del árbol proporciona un realce atractivo a las brillantes flores púrpura rosadas.

E n c a n t o B o sco so

Resistentes Cydamen coum y crocos en tonos pálidos y profundos de rosa, lila y violeta colonizan un bosque, arremolinadas alrededor de la base de los árboles con un despliegue de color cuando están desnudos.

Plantación entre hierbas Los bulbos son capaces de transformar la hierba —ya sea una ladera, un cés­ ped o un prado entero— en una alfom­ bra alegre de color otoñal o primaveral, que se amplía año tras año. Los bulbos deben ser de especies robustas que re­ sistan la competencia de las raíces de la hierba. Muchos de los bulbos más grandes ofrecen su mejor aspecto entre la hier­ ba, donde su follaje, marchitándose des­ pués de florecer, se destaca menos. Plante los bulbos los de floración tem­ prana entre la hierba segada a partir de la primavera, de modo que sus hojas tengan tiempo de marchitar antes de cortar aquélla. Los de floración tardía, como las orquídeas terrestres (Dactylorrhiza), pueden cultivarse con hier­ bas y flores silvestres en «prados» que no se siegan hasta mediados o finales de verano. Los que florecen en otoño co­ mienzan a desarrollarse y florecen an­ tes de la estación habitual de segado, de manera que hay que dejar la hierba sin cortar hasta después de finales de vera­ no. Alternativamente plante bulbos en zonas irregulares pero definidas, de ma­ nera que sea posible segar alrededor de ellos. Los narcisos son la selección clásica para plantar entre la hierba, y una gama considerable —especialmente las espe­ cies e híbridos más robustos— pueden plantarse de este modo. Muchos crocos se desarrollan bien entre la hierba, don­ de están protegidos hasta cierto punto de ratones y ardillas. Se logra un efecto más delicado con las campanillas col­ gantes de las campanillas de verano (Leucojum aestivum) y las fritilarias de cabeza de serpiente (Fritillaria meleagris), que tiemblan suavemente entre la brisa. Algunos de los bulbos más pequeños se desarrollan bien donde la hierba es

D E spectá cu lo P r im a v e r a l

Los crocos aclimatados en flor cubren este césped de vividos rosas, violetas, púrpuras y amarillos. Están plantados en grandes pinceladas de un solo tono, entremezclados para formar un mar de color. Las campanillas de invierno (Galanthus) proporcionan puntos de luz. blancos.

menos robusta, especialmente en zonas de sombra parcial: el Crocus tommasiniartus púrpura, las especies de Chionodoxa, algunas especies de narcisos (p. ej. Narcissus cydamineus), especies de Sa­ lla, y las campanillas de invierno, pros­ peran en estas condiciones. Una zona aclimatada con bulbos en los alrededores de un jardín ofrece una transición armoniosa entre los macizos de un jardín formal y los prados de hier­ bas del campo circundante, combinan­ do elementos de ambos.

Bulbos con alpinas Puesto que la mayoría de alpinas llorece a finales de primavera, prolongará la estación plantando bulbos en jardines de rocas o en macizos de turba. El há­ bito y las flores verticales y las hojas tipo lanza de los bulbos hacen un buen con-

traste con el hábito bajo, extendido y de mata de la mayoría de las alpinas, ade­ más de agregar una mayor variedad de aspectos. Elija bulbos enanos con flo­ res delicadas para complementar el ca­ rácter de las alpinas y plante algunos que crezcan completamente y eleven la plan­ tación con alpinas. Evite las alpinas formadoras de matas, que agotan el suelo alrededor de los bulbos, privándolos de alimento. En el jardín de rocas

Muchos bulbos más pequeños, en espe­ cial las especies más difíciles, para las que el drenaje severo es importante, prosperan en jardines de roca, al sol o parcialmente sombreados. Los enanos quedan bonitos plantados en huecos en las rocas o contrastando con el revesti­ do de gravilla del macizo, que también evita que sus flores delicadas se enloden durante las lluvias. Si planta alpinas muy pequeñas, no use las especies de bulbos más altos, que parecerían despro­ porcionados junto a sus vecinas. Bulbos en jardineras

U n E m p l a z a m ie n t o A l p in o

La extraña belleza de las flores tipo campana de Fritillaria acmopetala goza de un realce mayor en un jardín alpino.

Las viejas jardineras de piedra son un emplazamiento atractivo para una co­ lección de bulbos enanos y las alpinas más pequeñas, donde sus encantos di­ minutos se apreciarán de cerca. Los bul­ bos se benefician del suelo arenoso y bien drenado, y es fácil darles el riego cuidadoso que requieren. Para conservar las proporciones del despliegue, cultive las especies más pe­ queñas y sus híbridos menos robustos; los bulbos de multiplicación rápida po­ drían abrumar a las alpinas. Cultive las especies de l-'ritillaria más pequeñas, ya sea las púrpura marrones F. michailovskyi o la de cuadrículas verdes F. whittallii. Los Rhodohypoxis son excelentes para jardineras, y producen flores estre­ nadas rojas, rosadas o blancas a lo lar­ go de la mayor parte del verano. Man­

tenga los bulbos húmedos durante la estación de desarrollo y, ocasionalmente, aplique un alimento líquido. El género de las Cyclamen comprende especies adecuadas para jardineras en primave­ ra y en otoño, con gamas que varían en­ tre el blanco puro y el púrpura rosado más profundo. En un macizo de turba

Un jardín de turba, con sus macizos es­ calonados, «muros» de bloques de tur­ ba y una tierra compuesta fundamen­ talmente por moho de hojas o de turba, proporciona condiciones perfectas para los bulbos «boscosos» más enanos, plantados solos o con arbustos ericáceos o alpinas. Pruebe Corydalis ambigua, de flores bonitas color púrpura azula­ do, o Scoliopus bigelovii, de flores con venas púrpura tipo orquídea, entre otras. La elección está determinada hasta cier­ to punto por el grado de sombra.

Bulbos para asociar con jardines acuáticos Algunos bulbos prosperan en condicio­ nes húmedas y poco drenadas y propor­ cionan algunas de las flores más llama­ tivas para cultivar junto al agua. Sus formas y colores fuertes crean reflejos agradables; plante en montones, para contrastar con la superficie plana y abierta del agua. Diversos y bellos lirios rizomatosos y las calas (Zantedeschia aethiopica), con sus espatas blancas y B u l b o s e n T ie s t o s

Los bulbos más grandes resultan excelentes para cultivar en contenedores. Aquí, Liliutn regale proporciona un centro de interés en este grupo de tiestos, dispuestos en niveles diferentes y en tamaños graduados para llevar la vista hacia arriba. Las grandes trompetas blancas de las azucenas combinan con los pelargonios blancos y los tonos terracota, conformando una composición atractiva, en armonía con la pared de piedra natural y el verdor detrás de ellas.

is eñ o

con

B

ulbos

grandes sobre hojas en forma de flecha, prosperan en los márgenes de los estan­ ques. Tanto la fritilaria cabeza de ser­ piente como la campanilla de verano (Leucojum aestivum) crecen natural­ mente en los prados húmedos, de modo que disfrutan de un emplazamiento hú­ medo o de macizos alrededor de es­ tanques. Otro bulbos que realzan los jardines acuáticos son los magníficos Iris ensa­ ta fsin. /. kaempferi) rojo púrpura y Dierama pendulum, con sus ramos como bastones floridos, aunque ambos prefie­ ren suelo húmedo pero bien drenado.

Bulbos en contenedores El cultivo de bulbos en tiestos ornamen­ tales, jardineras y otros contenedores ofrece un despliegue variado y especta­ cular a lo largo de toda la estación. Una selección cuidadosa alargará la estación hasta comprender el final del invierno, además de la primavera y verano. Plan­ te una única especie o cultivar en cada contenedor para proporcionar un efec­ to uniforme y homogéneo, y después agrupe los contenedores para formar una masa de color. Coloque tiestos de bulbos de flores fragantes (por ej., jacintos o narcisos Tazetta) cerca de la entrada de la casa para su total apreciación. Los tiestos utiliza­ dos para bulbos de primavera servirán más tarde para plantas que florezcan en verano: cuando los bulbos se marchiten,

retire y plante en el jardín (o almacene) y reemplace con anuales o perennes no resistentes. Algunos de los bulbos más grandes son lo bastante llamativos como para plantarlos solos en contenedores. Las azucenas altas (Lilium), o las formas de Crinum x powellii, blancas o rosadas, son particularmente efectivas. Cualquier especie o híbrido de Agapanthus pro­ porciona una estación larga de flores lla­ mativas. Otra opción consiste en agru­ par varios de diversas alturas y colores en un contenedor grande. Jardineras

Al plantar en jardineras, elija bulbos más pequeños, proporcionados al tama­ ño del contenedor. Resultan excelentes para plantar en capas debajo de otras plantas a fin de aprovechar un espacio limitado; los bulbos atraviesan la super­ ficie de la plantación, creando un con­ traste de altura y formas agradable. La mezcla de bulbos con violetas de flora­ ción invernal ( Viola x wittrockiana) y hiedras (Hederá), seguidas de perennes y anuales colgantes no resistentes, ofrece un despliegue de colores prolongado.

Bulbos a cubierto El cultivo de los bulbos a cubierto in­ crementa la gama que se puede cultivar, comprendiendo muchas especies raras

que necesitan un cuidado especial. En regiones templadas o frías, se pueden cultivar bulbos no resistentes, que no so­ brevivirían en el jardín sin protección. En regiones de lluvias veraniegas, resulta el sistema más práctico para cultivar mu­ chos de los bulbos de especies que se cul­ tivan corrientemente, porque requieren un período seco de descanso veraniego. Se pueden plantar en tiestos, en un ma­ cizo de invernadero, y también en una cajonera. Esto permite un control más fácil del medio ambiente local para satisfacer las necesidades individuales de una gama amplia, ya sea un período de secado ve­ raniego, ya una protección de frío, llu­ via o heladas invernales excesivas. Bulbos en tiestos

El cultivo de bulbos en tiestos permite cultivar a cada uno en las condiciones que más se adecúan a las necesidades in­ dividuales, en especial cuando se culti­ van pequeñas existencias de bulbos poco comunes. Los tiestos pueden trasladarse con fa­ cilidad desde el exterior a la protección de cajoneras o invernaderos cuando sea necesario; o del invernadero al jardín de verano, para disfrutarlos cuando flo­ recen. El cultivo en tiestos en un invernade­ ro sin calefacción permite el cultivo de muchas especies, que, de otro modo, casi no son resistentes en climas templados.

Muchas provienen de Africa o de Amé­ rica del Sur, con una excitante diversi­ dad de flores en colores opulentos, como Watsonia, con sus tupidas espigas rosa profundo y rojas. Para disfrutar de los no resistentes, como Gloriosa, y Vellheimia, que florece en invierno, es necesa­ ria la protección de un invernadero li­ bre de heladas. Inverne otras especies y cultivares no resistentes, como begonias, Can na o Crinum, en un invernadero fresco y lleve al exterior cuando florez­ can para realzar el despliegue del jardín en verano. Si lo desea, puede cultivar bulbos a la sombra y acondicionar la tierra co­ rrespondiente para el cultivo de peque­ ños bulbos «boscosos», incluyendo Tri­ llium rivale, que posee pétalos moteados de rosa y blanco; u orquídeas terrestres no resistentes, como las especies de Ca­ lamite, de abundante floración. Los jardineros que posean una casa alpina podrán agregar cierta altura y pinceladas de color al despliegue inter­ calando tiestos con bulbos enanos de primavera entre las plantas. El medio ambiente dentro de una casa alpina es especialmente adecuado para bulbos poco comunes o no resistentes (por ej., Narcissus cantabricus blanco hielo o Tecophilaea cyanocrocus azul brillante).

de invernadero preparados, en vez de tiestos, para lograr un despliegue más natural y vigoroso. Pueden combinarse en un macizo mixto con otras plantas que florecen en verano cuando los bul­ bos están inactivos. Elija plantas que to­ leren un período seco que coincida con el que requieren los bulbos, o que pue­ dan sumergirse en tiestos de plástico y regarse sin que la humedad alcance a los bulbos circundantes. Pueden utilizarse plantas extendidas y amantes del calor, como Osteospermum, o gazanias y muchas otras de fo­ llaje plateado, y después retirarlas o re­ cortarlas severamente cuando los bulbos comienzan a desarrollarse. Las Brodiaea, Calochortus y Triteleia, de flo­ ración tardía, prolongan aún más la es­ tación de floración: agrupe, pero riegue separadamente. Los bulbos de desarro­ llo veraniego, como Eucomis, algunas especies de Gladiolus, y las especies no resistentes de Nerine, no requieren una plantación intercalada. Cajoneras para bulbos en relieve

y

macizos

Los bulbos no resistentes se pueden plantar directamente fuera en macizos

La expresión «cajonera para bulbos» se refiere en general a un macizo en relie­ ve dedicado sólo a bulbos; se lo cubre con una cajonera o luces holandesas en verano, durante el período natural de descanso de los bulbos, y también en in­ vierno, para protegerlos de las lluvias ex­ cesivas que podrían pudrirlos. También

tar, y se utilizan de este modo con fre­ cuencia, ya que los cultivares más altos son difíciles de ubicar en una orla en el exterior. Las bonitas y maravillosamente per­ fumadas fresias son los únicos bulbos no resistentes —o semiresistentes— que

habitualmente se cultivan a cubierto para proporcionar flores cortadas. Tienen una larga estación de floración en invierno, pero, como plantas de tiestos, son un tanto desgarbadas y necesitan estacado, por lo que es me­ jor cortarlas para interior.

Macizos de invernadero

Bulbos para cortar Muchos bulbos poseen flores que pueden cortarse para la casa, ya que sus flores bien proporcionadas, y a ve­ ces solitarias, sobre largos tallos las hacen especialmente adecuadas para arreglos florales. Algunas tienen per­ fumes intensos que pueden llenar una

habitación y son más duraderas si las flores se recogen antes de alcanzar la madurez. Algunas, como los narcisos, son tan vigorosas y prolíficas que pue­ den cortarse sin dejar huecos en el des­ pliegue. Los gladiolos son excelentes para cor­

Schizostylis coccínea ‘Sunrise’

Crocosmia

Zanledeschia aetliiopica

Nerine bowdenii

‘CrowborouRh’

Narcissus

Dalia

'Cheerfulness'

‘Early Bird’

Alstroemeria,

Tulipa ‘Clara Butt’

Híbridos Liglu

Freesia ‘Everett’

Gladiolus ‘Tesoro’

Allium gigameum

I.iliu m

‘Enchantment’

una cajonera podría cubrir sencillamen­ te los bulbos en tiestos sumergidos en un macizo de arena. Tales cajoneras pue­ den hacerse más atractivas usando pie­ dra para construir los lados. Las cajoneras para bulbos son la me­ jor alternativa a una casa alpina como lugar de cultivo para especies no resis­ tentes o exigentes, sin la restricción de las raíces propias de los tiestos, y gene­ ralmente son utilizados por los entusias­

tas o los coleccionistas. Este método de cultivo se adecúa a la mayoría de los bul­ bos, salvo aquellos acostumbrados a al­ gunas lluvias en verano, como las espe­ cies «boscosas» y de alta montaña. Algunas especies de crocos, narcisos, Fritillaria y tulipanes, lirios Juno y Re­ ticulata, y las especies más difíciles de Brodiaea y Zigadenus, suelen tener me­ nos éxito como plantas de jardines abier­ tos en climas templados.

Cultivo forzado de bulbos Una buena manera de llevar color y fra­ gancia al interior durante el invierno y a principios de primavera es el cultivo forzado de bulbos en tiestos. Se los con­ serva en un sitio oscuro y fresco duran­ te algunos meses antes de llevarlos has­ ta la luz para estimular una floración más temprana que la natural. Todos los

Hippeastrum, de flores gigantescas y exóticas, los jacintos perfumados y los narcisos resultan adecuados. Algunos re­ sistentes, como los crocos, podrían abor­ tar sus flores si se los fuerza con excesi­ va rapidez. Un sistema menos brutal consiste en cultivarlos a cubierto en ties­ tos y después llevarlos al interior una o dos semanas antes de su floración na­ tural en el jardín, de manera que el ca­ lor los estimule a florecer.

Guía de plantas bulbosas para el jardinero E m p l a z a m ie n t o s E x pu e s t o s Bulbos que toleran emplazamientos expuestos o ventosos Anemone Chionodoxa Colchicum Crocus Cyclamen, algunas * Fritillaria (esps. enanas) Galanthus Ipheion Iris reticulata (cvs) Muscari, algunas * Oxalis, algunas * Oxalis depressa

Scilla, algunas * Sternbergia tutea Triteleia Tulipa (esps. enanas) P r o t e c c ió n d e u n M u r o Bulbos que prefieren la protección de un muro Agapanthus, algunas # (mayoría de esps.) Alstroemeria (salvo híbridos Ligtu) Amaryllis belladonna Anomatheca laxa Belamcanda chinensis Bloomeria crocea Eucomis Fritillaria persica Gladiolus * (esp. no resistente) Gynandriris sisyrinchium Habranthus, algunas # (algunas esps.) Hippeastrum advenum Ixia # Lycoris squamigera Moraea spathulata Nerine bowdenii Scilla peruviana Sparaxis * Sternbergia lutea, S. sicula Tulbaghia, algunas # Watsonia # Zephyranthes candida

Som bra Seca Bulbos que toleran sombra seca Anemone nemorosa Arum italicum ‘Pictum’ Cyclamen coum, C. hederifolium, C. repandum Galanthus nivalis (formas) Hyacintlioides non-scriptus Ranunculus ficaria (cvs) Som bra H úm eda Bulbos que prefieren sombra húmeda Anemone apennina, A. blanda, A. ranunculoides Arisaema, algunas # (mayoría de esps.) Arum italicum Cardiocrinum Corydalis (algunas esps.) Eranthis Erythronium Fritillaria camschatcensis, F. cirrhosa, F. roylei Galanthus Ipheion uniflorurn Leucojum aestivum, L. vernum Lilium (algunas esps.) Litium hansonii

Narcissus cyclamineus, N. triandrus Nomocharis Notholirion Scilla bifolia Trillium Tulipa sylvestris F lores pa r a C o rta r Agapanthus, algunas * Allium (algunas esps.) Alstroemeria (esps. más altas y cvs) Amaryllis belladonna Anemone, Series De Caen A., Series Camassia Clivia # Crinum, algunas * Crocosmia

Cyrtanthus purpureus * Dierama, algunas # Freesia # Galtonia Gladiolus, algunas # Iris, Híbridos Dutch, I. latifolia, I. xiphium Ixia # Lilium Narcissus Nerine, algunas * Ornithogalum, algunas # (esps. más altas) Ranunculus asiaticus # (formas) Sparaxis # Tulipa Watsonia # Zantedeschia, algunas # P l a n t a s A r q u it e c t ó n ic a s Allium Christophii, A. giganteum Canna * Cardiocrinum giganteum Crinum x powellii Fritillaria imperialis Lilium (mayoría de esps. y cvs.) J a r d in e s d e R oc a s Bulbos adecuados para plantar en jardines de rocas Albuca humilis # Allium (esps. enanas) Anemone (algunas esps.) Bellevalia (algunas esps.) Brodiaea (esps. más pequeñas) Bulbocodium vernum Colchicum (esps. pequeñas) Bulbocodium vernum Colchicum (esps. pequeñas) Corydalis (algunas esps.) Crocus Cyclamen (esps. resistentes) Fritillaria (muchas esps.) Gagea, algunas # (algunas esps.) Ipheion Iris (esps. enanas) Leucojum (algunas esps.) Merendera Muscari, algunas * (esps. no invasoras) Narcissus (esps. enanas e híbridos) Ornithogalum, algunas * (esps. enanas) Oxalis, algunas * (algunas esps.) Puschkinia

Rhodohypoxis Romulea, algunas * (algunas esps.) Scilla, algunas * Sternbergia lútea, S. sicula Thlipa (esps. enanas) Zephyranthes candida Zigadenus B u lb o s p a r a C a s a s A lp in a s Albuca * Anemone (algunas esps.) Anomatheca Arum, algunas * (algunas esps.) Babiana # Bellevalia Biarum Bongardia chyrosogonum Bulbocodium vernum Calochortus Colchicum (esps. pequeñas) Crocus Cyclamen, algunas * Fritillaria (mayoría de esps.) Gagea, algunas * Galanthus Habranthus, algunas * Hippeastrum, algunas * (esps. enanas) Moraea huttonii

Iris (esps. enanas) Leontice Leucocoryne * Leucojum (algunas esps.) Merendera Moraea, algunas # (algunas esps.) Muscari, algunas # (algunas esps.) Narcissus (esps. enanas) Ornithogalum, algunas * (esps. enanas) Oxalis, algunas # (algunas esps.) Pancratium, algunas * Pinellia Rhodohypoxis Romulea, algunas # Scilla, algunas * Sternbergia Tecophilaea Tulipa (esps. enanas) Zephyranthes, algunas # Zigadenus C lave

# No resistente

Tulipanes y narcisos

L

os tulipanes y narcisos son muy va­ lorados por las pinceladas auda­ ces de color que confieren al jardín primavera. Cultive juntos en una orla mixta, para alargar la estación de flo­ ración: algunos narcisos florecen muy temprano, mientras que muchos tulipa­ nes duran hasta fines de primavera. Los tulipanes son excelentes para macizos u orlas, mientras que muchos narcisos son especialmente adecuados para naturali­ zar entre hierbas. Las formas enanas son ideales para jardines de roca, casas al­ pinas o contenedores.

Tulipanes enEste género diverso y versátil está clasi­ ficado horticulturalmente en 15 divisio­ nes, basadas en las formas de las flores, pero pueden agruparse convenientemen­ te por estación de floración y uso en el jardín.

res duraderas abiertas en forma de bol, a menudo moteadas u orladas en colo­ res a tono. Tradicionalmente usados para cortar, en macizos formales o como festones de orlas, muchos también pue­ den cultivarse en tiestos en el interior. En esquemas informales, sus contornos elegantes contrastan bien con plantas de­ cumbentes o extendidas.

Tulipanes precoces

Los tempranos de una sola flor tienen llores clásicas en forma de copa, algu­ nas con pétalos rayados, ruborosos u or­ lados. Los dobles tempranos tienen flo­

Tulipanes de media estación

Este grupo comprende los Triumph, con sus flores sencillas y cónicas, y los hí­ bridos Darwin, de flores opulentas y co­ lorido intenso, a menudo con una man­ cha satinada en la base y anteras oscuras y aterciopeladas. Ambos tipos son fuer­ tes, robustos y notables por su resisten­ cia climática.

Muchos tienen follaje de dibujos atrac­ tivos. Las especies enanas resultan idea­ les para contenedores, macizos elevados y jardines de rocas. Tulipa sprengeri y T. sylvestris tole­ ran una sombra ligera y se naturalizan entre hierbas finas. y propagación La mayoría prospera en suelos fértiles, bien drenados y ricos en tierra negra, en el sol y protegidos y, en condiciones ideales, algunos cultivares persisten año tras año. Pero es mejor considerar a la mayoría como plantas anuales para ma­ cizos, retirando después de florecer o descartando (si estuvieran enfermos) o replantando hasta que marchiten. Raras Cultivo

Tulipanes tardíos

Éstos presentan algunos de los colores más vibrantes y las formas más intrin­ cadas. Incluyen los graciosos tipos de flores estilo azucena, los extravagantes y vividos tulipanes papagayo, Viridifloras teñidas de verde y Rcmbrandts plu­ mosos de rayas exuberantes. Los de flo­ res tipo peonías son adecuados para los jardines rústicos. Todos resultan efecti­ vos cultivados informalmente entre ta­ pizantes verde oscuro o gris o en esque­ mas de macizos formales. Especies enanas e híbridos

Los híbridos compactos Kaufmanniana producen sus flores de colores brillan­ tes muy a principios de primavera, mien­ tras que los algo más altos Fosteriana y Greigii florecen un poco más larde.

T u l ip a n e s e n u n a O r l a P r im a v e r a l

Los tallos verticales fuertes y las pulidas copas de las flores de los tulipanes, proporcionan altura y estructura, y vivos colores, a una orla primaveral.

Tipos de tulipanes

S e n c il l a s

Los tulipanes comprenden una impresionante gama de formas de flores, desde las copas individuales y rectas de los de una sola flor hasta los pétalos frun­ cidos y retorcidos de los tulipanes papagayo y las flores abiertas y dobles de las formas con llores tipo peonías. Están disponibles en la mayoría de los co­ lores, salvo el azul, desde el blanco más puro hasta el púrpura más profundo, con tonos de rojo, ama­ rillo y carmesí. Muchos de los tulipanes enanos tie­ nen hojas de dibujos atractivos.

Tulipa ‘Dawnglow’ Híbrido Darwin

D obles

E s p e c ie s E n a n a s

y

P a pa g a y o

T. 'Peach Rlnssnin' Doble, temprano

T. ‘Kstella Rijnveld’ Papagayo

T. tarda Especie enana

T. ‘Queen of Nighl’ Sencilla, tardía e

C u l t iv o e n C o n t e n e d o r e s

Los tulipanes «West Point» despliegan aquí sus vistosas flores.

T. ‘Spring Green’ Viridi flora

H íb r id o s

T. ‘Dreamhoal’ Híbrido Greigii

T. ‘Giuseppe Verdi’ Híbrido Kaufmanniana

T. ‘Greuze’ Sencilla, tardía

tulipanes (véase p. 553) y otros proble­ mas de los bulbos (véase p. 236).

Narcisos Cultivados por sus alegres flores de pri­ mavera, los narcisos (Narcissus) están entre los bulbos de cultivo más fácil y satisfactorio. Horticulturalmente se di­ viden en 12 grupos, basados en la for­ ma de las flores.

» ¡ ¡ ¡ p - . '. •

Narcisos en contenedores La mayoría puede cultivarse en tiestos, si éstos son bastante profundos para cu­ brir el bulbo una vez y media su propio largo. Los Tazzetas, con ramilletes de hasta 12 flores perfumadas, se cultivan bajo cristal o en tiestos, para florecer de final de otoño a principios de primave­ ra. Los híbridos fragantes de los junqui­ llos también son útiles como plantas en contenedores para la decoración interior. Las especies pequeñas, como N. cantabricus y N. romieuxii, florecen a princi­ pios de año en una casa alpina. P r o l o n g a c ió n d e l a E s t a c ió n d e F l o r e c im ie n t o

Tulipanes y narcisos juntos ofrecen color continuado de primavera a verano. veces florecen bien el segundo año, pero replantados en otoño, podrían volver a alcanzar el tamaño de floración después de dos años. Los tulipanes enanos generalmente prefieren suelos abiertos y gredosos y pleno sol; sólo retire y vuelva a plantar si se apiñan. Propague por medio de acodos (véase p. 237) o, en el caso de las especies, por semillas (véase p. 238). Los tulipanes son propensos al fuego de

Narcisos en el jardín Útiles para macizos formales de prima­ vera y para ofrecer interés temprano en orlas mixtas, los narcisos están entre los más fiables para naturalizar: rara vez hace falta retirarlos de orlas o entre hier­ bas. Aún las especies diminutas, como N. cydamineus y N. minor, prospera­ rán en turba fina. Los enanos resultan ideales para los jardines de rocas y ma­ cizos en relieve algunas, como N. ro­ mieuxii, N. ‘Téte-á-téte’ y N. ‘February Gold’, florecen a principios de año. Cultivo y progagación Los narcisos se desarrollan en casi cual­ quier tipo de suelo, pero prefieren con­

Tipos de narcisos

E s p e c ie s E n a n a s

Los narcisos proporcionan una gran variedad de as­ pectos y formas, desde los híbridos pequeños y ex­ quisitos de Cydamineus, con sus pétalos inclinados hacia atrás, hasta los altos narcisos trompones y las formas dobles más vistosas. Los desarrollos moder­ nos comprenden los tipos corola partida y collarcte. Además de las flores amarillo brillante caracte­ rísticas, los cultivares comprenden los de flores pálidas amarillo cremoso o de brillantes pétalos blan­ cos y copas naranja ardiente.

Narcissus triandrus Especies enanas

S en cillos

e

A c l im a t a c ió n d i : N a r c is o s k n t r e H ie r b a s

En un jardín informal o silvestre se pueden cultivar narcisos entre la hierba, llevando color a un rincón oscuro o al suelo debajo de un árbol. diciones bien drenadas, húmedas y lige­ ramente alcalinas. Prosperan al sol o en sombra ligera y moteada. Plante los bul­ bos a 12-15 cm de profundidad a fines de verano o a principios de otoño. Cuan­ do los bulbos han sido naturalizados en­ tre hierbas, no corte el follaje viejo hasta cuatro o seis semanas después de flore­ cidos. Los bulbos en tiestos deben cul­ tivarse en condiciones frescas, con mu­ cho aire fresco. Las temperaturas superiores a los 7°-10° C abortarán las flores. Coloque los tiestos en una cajo­ H íb r id o s

N. Romieuxii Especies enanas

N. ‘Jumblie’ Híbrido cydamineus

D o b les

u

N. ‘Passionale’ Copa grande

N. ‘Fortune’ Copa grande

N. ‘Ambcrgate’ Copa grande

nera después de plantar y lleve a un in­ vernadero frío 12-16 semanas más tar­ de. Una vez formados los pimpollos, el florecimiento puede adelantarse elevan­ do la temperatura con suavidad, pero no por encima de los 13° C. Propague por acodos (véase p. 237) o por astillado (véase p. 241); también puede cultivar híbridos y especies nue­ vas a partir de semillas (véase p. 238). Los narcisos pueden verse afectados por angilulas de narciso (p. 567) y moscas de bulbos (p. 567).

N. ‘Irene Copeland’ Doble

N. 'Tahiti' Doble

N. ‘Pride of Cornwall’ Tazclla

Dalias dalias florecen desde mediados neral cultivadas anualmente a partir de de verano hasta las primeras hela­ semillas (véase A n u a i .e s y B ie n a l e s , das, proporcionando colores brillantes«Sembrado en tiestos o bandejas», p. en el jardín durante varios meses. Son182), son adecuadas para plantar en plantas no resistentes a las heladas. Se contenedores. Los capítulos de las da­ pueden cultivar en varios tipos de sue­ lias tiene una diversidad de pétalos en los, siempre, que sean fértiles y bien dre­ una amplia gama de colores, desde el nados, y son excelentes plantas de orlas. blanco al amarillo brillante, pasando Si las cultiva para exhibir o como flo­ por rosas y rojos hasta el púrpura. Las dalias se clasifican según el tama­ res para cortar, es mejor plantarlas en hileras en macizos especialmente prepa­ ño y forma de los capítulos. Los deco­ rados. Las enanas para macizos, en ge­ rativos y tipo cactus se subdividen por

L

as

T ipo s

de

F lo r es

de

D alias

el tamaño de las flores: miniatura me­ nos de 15 mm; pequeñas 115-70 mm; medianas 170-220 mm; grandes 220-260 mm y gigantes, de más de 260 mm.

D. ‘Yellow Hammer’ Capítulos de 8-10 f/ósculos anchos rodeando un disco central abierto.

A ném ona

D. ‘Comet’ Capítulos completamente dobles con uno o más anillos de flósculos aplanados en forma de rayo, rodeando flósculos más cortos y tubulares.

C ollarette

D. ‘Eastcr Sunday’ Un único disco amarillo de estambres en el centro, con un collar de flósculos pequeños entre los estambres y los flósculos exteriores más grandes.

Las dalias prosperan en suelos bien dre­ nados y fértiles, con un pH de 7. Pre­ pare el suelo a principios de año. Nece­ sitan mucho alimento: cave y mezcle un revestido rico en estiércol o abono para jardines; después agregue polvo de hue­ sos a razón de 125 g por m2, dejando el macizo con un cavado grueso para que las heladas puedan romper el suelo. y cuándo plantar Las dalias pueden plantarse como plan­ tas cultivadas en tiestos, como tubércu­ los inactivos o como esquejes arraiga­ dos de tubérculos. Las plantas con hojas son preferibles a los tubérculos, ya que en general son más vigorosas. Los tu­ bérculos inactivos pueden plantarse di­ rectamente, unas seis semanas antes de las últimas heladas; las que tienen ho­ jas no deben plantarse hasta que las he­ ladas hayan pasado. Elija un emplazamiento abierto y pro­ tegido, que no esté sombreado. Inmedia­ tamente antes de plantar, revista con sangre, pescado y hueso a razón de 125 g por m2, bien mezclado con el suelo. Sujete las plantas jóvenes a estacas para sostenerlas mientras se desarrollan. Plantación de dalias cultivadas en tiestos

A zucena

de

A gua

D. ‘Vicky Crulchl'ield’ Como indica su nombre, estos capítulos parecen lirios de agua y tienen flósculos anchos y planos.

P om pó n

D. 'Small World’ Similar a las dalias bola pero mucho más pequeña, con un diámetro máximo de 52 mm y más globular; los pétalos están enrollados en toda su extensión.

D e c o r a t iv a

Bola

D. ‘Frank Hornsey’ Completamente doble. Los flósculos tienen pétalos dobles, abiertos en los extremos, encurvados a todo lo largo, planos y ligeramente torcidos.

D. ‘Wootton Cupid’ Capítulos redondeados con flósculos en espiral. Los pétalos están enrollados hasta la mitad.

C actus

S e m i -C a c t u s D. ‘S o D a in ty ’

IX ‘Majeslic Kerkradc’ Completamente doble, de pétalos estrechos y puntiagudos, recurvados o encanillados, o rectos o encurvados.

Al plantarlas, debe colocar cañas a las distancias adecuadas. Para las que mi­ den 120-150 cm de altura hay que dejar 60-90 cm de distancia entre cada una, y las que miden 90-120 cm a 60 cm de distancia. Riegue dentro de sus tiestos y deje drenar. Plante con cuidado, evi­ tando tocar el cepellón, y afirme con suavidad, dejando un ligero hueco en la S e l e c c ió n

Completamente doble. Los flósculos en rayos tienen pétalos puntiagudos, rectos o encurvados, de bases anchas y recurvados.

de

T ubérculos

Cultivo

Dónde

S e n c il l a

P l a n t a c ió n

de

P lantas

Clave una estaca de 1 m en un agujero de plantado. Coloque tierra alrededor del tubérculo de manera que la base de los vastagos nuevos esté a 2,5 cm bajo tierra. base del tallo. Riegue a fondo. Las plan­ tas producirán un tubérculo a fines de otoño; éste puede retirarse y guardarse para replantar en primavera. Plantación de tubérculos

Los tubérculos inactivos pueden plan­ tarse directamente en la orla antes de las últimas heladas. El suelo se prepara como para las cultivadas en tiestos. Pre­ pare un agujero de plantado de 22 cm de ancho y 15 cm de profundidad, co­ loque el tubérculo en el agujero y cubra. Marque la ubicación del tubérculo con una caña partida etiquetada, colocada al lado: indicará la posición exacta del tubérculo al introducir la estaca de sos­ tén. Tarda unas seis semanas en produ­ cir un vástago sobre la superficie del suelo. Plantación de esquejes arraigados

Los tubérculos establecidos pueden se­ guir cultivándose en el invernadero o ca­ jonera para proporcionar esquejes (véase «Propagación», p. 227). Píame los es­ quejes arraigados en el exterior, después de pasado el peligro de heladas. Al de­ sarrollarse, riegue las plantas modera­ damente; para retener humedad, aplique «mulch» de estiércol o abono bien des­ compuesto, cuando las plantas alcancen los 30-38 cm de altura. No aplique de­ masiado «mulch» cerca de la base, ya que podría estimular la descomposición de los tallos. En caso de utilizar hierba cortada convertida en compost, asegúrese de que no haya sido tratada previamente con al­ guna clase de herbicida selectivo. y «desbrotado» Cuando las dalias hayan alcanzado los 38 cm de altura, detenga las plantas, eli­ minando los extremos de desarrollo para estimular laterales. Introduzca dos ca­ ñas más para hacer un soporte triangu­ lar y sujete los vástagos cada 15 centí­ metros. «Despuntado»

A l plantar una dalia cultivada en tiesto o un esqueje arraigado en el exterior, elija plantas jóvenes con un sistema de raíces robusto y follaje sano.

« D e t e n c ió n »

Cuando la planta mida alrededor de 38 cm, elimine el vastago central para estimular el desarrollo de laterales.

Cuando la planta tenga 6-8 laterales, elimine los dos pimpollos superiores. Sujete los tallos a estacas. El número de vástagos que se permi­ te desarrollar debe depender del tama­ ño de las flores deseado. Para obtener flores gigantes o grandes, deje 4-6 vás­ tagos por planta; para las medianas y pequeñas deje 7-10. Para producir flores de alta calidad, elimine la pareja de pimpollos que se forma en las axilas de la hoja, detrás del pimpollo terminal. Elimine al menos dos pares de dichos brotes laterales (de ala); cuando se tra­ ta de flores gigantes, conviene eliminar tres pares de brotes. E l im in a c ió n

de

B rotes

Alimentación veraniega Entre cuatro y seis semanas después de plantar, alimente con fertilizante rico en nitrógeno y potasa, o en forma de gra­ nulos o por aplicaciones semanales de fertilizante líquido, como alimento ra­ dical o foliar. Al desarrollarse los pimpollos, una cantidad suplementaria de potasa en el fertilizante produce tallos fuertes y buen color de flores, especialmente para los rosas y los lilas, muy importante en el cultivo para exhibiciones. El desarrollo del tubérculo a fines de verano y principios de otoño se estimu­ la acortando la duración del día. Duran­ te este período, proporcione una aplica­ ción dividida de sulfato de potasa y superfosfatos, según indique el fabrican­ te. Evite el contacto con tallos y hojas, ya que puede causar el abrasado. Plagas y enfermedades Las dalias se ven afectadas especialmen­ te por pulgones (p. 550), thrips (p. 551), ácaros de araña roja (p. 550) y tijeretas (p. 548). Éstos se pueden controlar ro­ ciando con regularidad. Retire y queme las plantas infestadas por virus.

Retirado y almacenado de tubérculos Cuando el follaje haya enegrecido por las primeras heladas de otoño, recorte los tallos, dejando 15 cm. Levante y lim­ pie la tierra de los tubérculos, recorte las raíces finas y trate con fungicida. Co­ loque cabeza abajo durante algunas se­ manas, para asegurar que no quede hu­ medad en los tallos y hojas. Etiquete y empaquete en cajas de ma­ dera con vermiculita, fibra de corteza de coco o similar. Almacene en sitio seco, fresco y a prueba de heladas. Examine regularmente durante el invierno; si se desarrollase moho o se pudrieran, recor­ te con un cuchillo limpio y afilado y es­ polvoree las superficies de corte con azufre.

R e t ir a d o

y

A lm acenado

Corte los tallos a 15 cm del nivel del suelo. Afloje el suelo y retire los tubérculos. Elimine el exceso de tierra.

2

Almacene los tubérculos cabeza abajo durante unas 3 semanas en un sitio libre de heladas para que los tallos sequen por completo.

los tallos 3 seCuando hayan secado, coloque en un sitio fresco y libre de heladas y cubra con una capa de astillas de corteza. Manténgalos secos hasta la primavera.

Propagación Divida los tubérculos establecidos en primavera. Primero provoque el desarro­ llo en un invernadero o cajonera. Intro­ duzca con suavidad en una bandeja con tierra, rocíe con agua y conserve tibio y húmedo. Al desarrollarse los vástagos, divida el tubérculo en trozos con un cu­ chillo afilado, asegurando que cada tro­ zo tenga al menos un vástago. Coloque cada uno en un tiesto con tierra. También puede forzar los tubérculos a fines de invierno a 15°-18° C. Cuan­ do los vástagos midan 7,5 cm, tome es­ quejes de base, corte en un nodulo, y arraigue en un propagador con calor ba-

sal. Siga cultivando bajo cristal y tem­ ple antes de plantar en el exterior.

Exposición de dalias Corte las flores con un cuchillo afilado por la mañana o al atardecer, aseguran­ do que el largo del tallo sea proporcinado a la flor. Al ir a ser expuestas, las flores deben estar siempre bien desarrolladas y con pétalos sin daños. Lea el programa y presente el número correcto de tallos, en un florero, con las llores mirando ha­ cia fuera.

CÓMO PROPAGAR ESQUEJES BASALES

Elimine los brotes laterales (de ala) que crecen debajo del brote terminal de cada planta joven, de manera que el pimpollo que quede se convierta en una flor más grande.

A finales de invierno, fuerce los tubérculos de! invernadero. Tome esquejes cuando los vástagos jóvenes tengan 2 o 3 pares de hojas cada uno.

Retire cada vástago con un cuchillo, junto a un trozo delgado o estaca, del tubérculo madre. Elimine las hojas de la base de cada esqueje.

Introduzca los esquejes en un 3Coloque tiesto con tierra húmeda. en propagador o saco de

plástico para que arraiguen. Después individualmente en tiestos.

Preparación del suelo y plantación mayoría de las bulbosas tienen C ó m o E l e g ir largos períodos inactivos bajo tie­ E je m p l a r e s B u e n o s rra después de florecer y no requieren demasiada atención durante buena parte del año. Sin embargo, las etapas inicia­ T u l ip á n les, elegir buen material, preparar el sue­ lo y plantar los bulbos correctamente, contribuyen significativamente al éxito a largo plazo del cultivo de bulbos.

L

a

B ulbos

N a r c is o ( d e u n a n a r iz )

N a r c is o ( n a r iz d o b l e )

J a c in t o

Adquisición de bulbos Existe una variedad considerable en la calidad y el tamaño de los bulbos dis­ ponibles comercialmente, de manera que examinic con cuidado antes de comprar­ los. Se venden distintos tipos en diferen­ tes épocas del año; compre siempre cuando sean lo más frescos posible. Se­ leccione aquellos adecuados al empla­ zamiento de plantación: la mayoría pre­ fiere el sol, algunos la sombra y otros se naturalizarán entre la hierba.

Indicios de enfermedad

no y la mayoría de los que florecen en primavera comenzarán a crecer a prin­ cipios de otoño. Los crocos de floración otoñal y las especies e híbridos de Col­ chicum se benefician especialmente de una plantación temprana: los viveros es­ pecializados los venden a mediados de verano. Es mejor comprar y plantar los que florecen en otoño a fines de verano. Si se los conserva secos durante demasia­ do tiempo, los bulbos tienden a deterio­ rarse; tendrán un período de desarrollo más corto y tardarán en recuperarse y florecer de manera satisfactoria; mejor compre y plante apenas estén disponi­ bles. Algunos bulbos secos, en general los que se desarrollan en verano, como

Conservación La conservación de bulbos en la natu­ raleza es de suma importancia y existen reglas estrictas que gobiernan la impor­ tación. En la medida de lo posible, con­ trole que la existencia de bulbos en venta en viveros y centros de jardinería han sido obtenidos a partir de bulbos culti­ vados, en lugar de existencias silvestres. Bulbos secos

La mayoría de los bulbos se venden se­ cos durante el período inactivo. Com­ pre lo antes posible, antes de que co­ miencen a crecer; la mayoría de los narcisos produce raíces a fines de vera­

T allos B u lbosos

y

T u bércu lo s Sanos

A n e m o n e R a n u n c u l o id e s

Galtonia, los gladiolos y Tigridia están a la venta en primavera. Al comprarlos, asegúrese de que sean sanos y firmes, con puntos de desarro­ llo fuertes y ninguna zona blanda o en­ ferma, ni indicios de daño por insectos. Los bulbos mucho más pequeños que el promedio de su tipo y los acodos de bul­ bo no producirán flores la primera es­ tación. Los lirios Juno son poco comunes al contar con raíces permanentes de alma­ cenamiento debajo del bulbo; si están rotas, no los compre, ya que no se de­ sarrollarán satisfactoriamente. Los tu­ lipanes deben tener la piel intacta, de otro modo serían vulnerables a las en­ fermedades.

Campanillas de invierno «verdes»

C yclam en Tubérculos firm es y gordos E r y t h r o n iu m OREGONUM

I r is A u c h e r i (G r u p o J u n o )

Raíces bien desarrolladas Raíces vigorosas

Tubérculos firm es y gordos Raíces de almacenamiento carnosas e intactas

Sustituto de turba o envoltura de turba húmedas

Compre campanillas de invierno «verdes» (es decir, con hojas) des­ pués de florecidas (justo cuando las hojas comienzan a amarillear por las puntas). Los bulbos secos, aun­ que más baratos, a menudo no se establecen bien. Los viveros espe­ ciales tienen campanillas verdes, sujetadas o empaquetadas en cor­ teza húmeda o material similar.

Bulbos húmedos

Aunque la mayoría de bulbos pueden al­ macenarse secos, algunos se conservan mejor en corteza un poco húmeda, sus­ tituto de turba o materiales similares. Esto se aplica en especial a algunas es­ pecies amantes de la sombra, como Erythronium, Anemone nemorosa y 7bllium, que normalmente crecen en zonas boscosas húmedas. Al comprar tubérculos de ciclamen, busque los de raíces fibrosas conserva­ dos en corteza húmeda o que están arraigando en tiestos. Los que tienen raí­ ces sanas se establecen con mucho más facilidad que los tubérculos secos y, aun­ que son más caros, son una compra más ventajosa. Bulbos cultivados en tiestos

A menudo, se venden tiestos con bul­ bos en desarrollo, y frecuentemente flo­ recidos, en los viveros y centros de jar­ dinería. En general, son bulbos que no fueron vendidos durante la inactividad y que han sido colocados en tiestos. Se desarrollan satisfactoriamente y se los puede plantar enseguida, sin tocar las raíces. También puede conservarlos en tiestos hasta que florezcan y luego plan­ tarlos como bulbos secos después que se hayan marchitado. Son más caros, sin embargo, que los secos.

Influencia de los distintos tipos de suelos Los bulbos crecen en una gama de sue­ los, hábitats y climas en todo el mun­ do; las condiciones en las que aparecen en la naturaleza indican sus necesidades de cultivo. La mayoría de los resisten­ tes provienen de climas tipo mediterrá­ neo y prosperan en un emplazamiento cálido y soleado, en suelos bien drena­ dos que se calientan rápidamente en pri-

mavera y se secan en verano. Algunas especies toleran suelos pesados que es­ tán húmedos durante el período de de­ sarrollo, a condición de que en verano se sequen por completo. Si el suelo es moderadamente fértil y rico en tierra ne­ gra, muchos bulbos se multiplican año tras año por semillas o vegetativamen­ te. La mayoría prefiere suelos casi neu­ tros o ligeramente alcalinos. Un buen drerraje resulta vital, ya que la mayoría de los bulbos son propensos a pudrirse, mientras están inactivos, si el suelo está mojado y mal ventilado. Al­ gunos surgen en la naturaleza, en hábi­ tats ribereños o pantanosos, y prosperan en suelos húmedos o permanentemente mojados que no se resecan en verano. Suelos ligeros Los suelos ligeros o arenosos se calien­ tan generalmente con rapidez en prima­ vera y proporcionan el buen drenaje que requiere la mayoría de los bulbos, aun­ que a menudo son deficientes en nu­ trientes y tierra negra. Cave e incorpo­ re buenas cantidades de tierra de jardín o estiércol bien descompuesto y, a prin­ cipios de primavera, revista con fertili­ zante equilibrado, aplicado en la propor­ ción recomendada por el fabricante. Simpere agregue estiércol en menores cantidades para bulbos plantados para evitar enfermedades o daños químicos. Si utiliza estiércol fresco, incorpórelo al menos tres meses antes de plantar. Los suelos más fértiles y arenosos se bene­ fician de la incorporación de materia or­ gánica, pero el revestido con fertilizan­ te es innecesario durante el primer año. En jardines de roca, incorpore grava gruesa, mezclada con un tercio al me­ nos de los 30 cm de la superficie para obtener el drenaje suplementario que re­ quieren la mayoría de bulbos enanos. Sucios pesados Los suelos de arcilla pesados requieren generalmente mucho trabajo para me­ jorar el drenado; para cultivar bulbos P r o f u n d id a d d e P l a n t a c ió n C o r r e c t a

O

La profundidad del plantado depende del tamaño del bulbo. Plántelo a una profundidad 2-3 veces mayor que su longitud.

con éxito en suelos de drenaje muy es­ caso, primero debe instalar un sistema de drenaje. Necesitará incorporar arena gruesa o grava a razón de 1 o 1 y medio cubos por m2 en todo el área de plan­ tado para que haya una diferencia sig­ nificativa. La estructura del suelo también me­ jora —y por ende el drenado— a través de la incorporación de materia orgáni­ ca bien descompuesta. Para más infor­ mación, véase «Estructura del suelo y contenido de agua», p. 526. Zonas umbrías Los bulbos amantes de la sombra cre­ cen espontáneamente en hábitats bosco­ sos, pero también en cualquier sitio um­ brío, a condición de que el suelo esté correctamente preparado: debe ser rico en nutrientes y humus, y retener asimis­ mo la humedad. Antes de plantar, incorpore bastante moho de hojas u otro material orgáni­ co, como estiércol bien descompuesto o tierra para jardines. Los bulbos «boscosos» amantes del ácido prosperan en los jardines de tur­ ba, donde por lo menos la mitad del sue­ lo está compuesta de moho de hojas, sustituto de turba o turba.

Momento para plantar Los bulbos secos deben plantarse lo an­ tes posible después de adquiridos. Si han estado almacenados a lo largo del invier­ no (véase «Retirado, secado y almace­ nado», p. 235), plante al final del pe­ ríodo inactivo, antes de que comiencen a desarrollarse. Los cultivados en tiestos pueden plan­ tarse después de ser adquiridos durante toda la estación de desarrollo, o conser­ vados en sus tiestos hasta que marchi­ ten y plantados seguidamente al igual que los secos. Plante los de floración ve­ raniega —incluyendo los que florecen a finales de verano— a cubierto, y los ver­ des entre principios y mediados de pri­ mavera.

Plantación exterior Es mejor plantar varios bulbos en un mismo agujero grande, cavado con una pala. También pueden ser plantados in­ dividualmente. No haga un contorno de la plantación —ni un espaciado— simé­ trico, ya que presentaría un aspecto poco natural y, si uno o dos bulbos fallasen, dejarían huecos desagradables. En un jardín de rocas, retire todo el revestimiento antes de plantar bulbos y vuelva a colocarlo después. Profundidad de plantación y espaciado Plante los bulbos a una profundidad dos o tres veces mayor que su longitud (a más profundidad en suelos livianos que en pesados) y a dos o tres anchos de dis­ tancia entre cada uno. Retire tierra has­

P lantado

de

B u lbo s

en el

Cave un agujero grande y plante los bulbos (aquí, tulipanes) con los extremos de desarrollo hacia arriba, separados por al menos dos veces su ancho y largo.

E x t e r io r

2

Espacie los bulbos al azar; una vez estén en posición, cubra con tierra a mano suavemente, para evitar moverlos o dañarlos. B u lbo s P l a n t a d o s I n d iv id u a l m e n t e

^ Apisone el suelo plantado con la parte de atrás de un rastrillo. Evite pisar la superficie del suelo, ya que podría dañar los extremos de desarrollo. ta la profundidad correcta, incorpore un poco de polvo de huesos con una horca e introduzca los bulbos. Ocasionalmente, resulta difícil iden­ tificar la «parle superior» de un bulbo, especialmente en el caso de los tubércu­ los de ciclamen, que no tienen raíces. La parte superior es, generalmente, más plana que la inferior, o a veces es cón­ cava. Los tubérculos de Corydalis pue­ den ser casi redondos, pero normalmen­ te hay algún indicio del desarrollo de los vástagos en la parle superior. Si resul­ tara imposible asegurarse, plante el bul­ bo de lado. Vuelva a llenar, desmenuzando cual­ quier terrón. Afirme con suavidad, para no dejar bolsas de aire alrededor de los bulbos.

Plante cada uno en agujeros separados a la profundidad adecuada. Retire la tierra preparada con una paleta y después afirme con suavidad. te, lo bastante anchos como para exten­ der las raíces, y plante cada bulbo indi­ vidualmente, al mismo nivel que antes. Este nivel está indicado por el cambio de color entre el desarrollo superior ver­ de y las bases cloróticas de hojas verde amarillentas que estaban bajo tierra. Después de plantar, riegue concienzu­ damente. P lantar

en

Verde

Bulbos verdes Si transfiere bulbos de otro jardín, po­ dría ser necesario plantarlos verdes si el espacio fuese limitado y los bulbos se retiran todos los años para dejar espa­ cio para otras plantas, o si planta cam­ panillas de invierno que hayan sido ad­ quiridas verdes. Use una paleta o una espátula para hacer agujeros espaciados aleatoriamen­

Plante el bulbo (aquí una campanilla de invierno) en un agujero ancho y profundo para extender las raíces a la misma profundidad anterior. Cubra con tierra y afirme.

C óm o P l a n t a r u n C ic l a m e n Elija un suelo rico en moho de hojas y tierra negra, o prepárelo con materia orgánica por debajo de la profundidad del agujero para plantar para estimular el crecimiento de las raíces. Deje asentar uno o dos días y haga un agujero profundo para plantar el tubérculo con las raíces extendidas por debajo.

Bulbos cultivados en tiestos Los bulbos adquiridos como plantas cul­ tivadas en tiestos pueden plantarse como los secos después de que se hayan mar­ chitado. Al plantar, haga un agujero lo bastante grande como para alojar el ties­ to entero a fin de poder plantar el con­ tenido intacto. P l a n t a r B u lbo s G r a n d e s i Limpie los bulbos (aquí, narcisos) eliminando cubiertas exteriores flojas y raíces viejas. Desparrame los bulbos al azar sobre la zona de plantación y asegúrese de que estén separados por al menos su propio ancho.

de

R a íc e s D e sa r r o l l a d a s

Plante el tubérculo de manera que su superficie superior esté visible justo a ras de suelo. Rellene con tierra alrededor de las raíces, cuidando de no dañarlas. Si los bulbos quedan apiñados en el tiesto, extraiga las raíces de la base an­ tes de plantar para estimular la penetra­ ción en el suelo. Si crecen en tierra con basa de turba, conserve a cubierto du­ rante el invierno. De otro modo, la tur­ ba actúa como una esponja y los bul­ bos inactivos se pudren dentro de la tierra.

entre

Plantar tubérculos y tallos bulbosos durante el desarrollo de raíces Es mejor plantar cierto número de es­ pecies «boscosas», como los ciclámenes, cuando crecen sus raíces en lugar de ha­ cerlo cuando son bulbos secos, ya que

H ie r b a s

Haga un agujero individual para cada bulbo para retirar un círculo de césped y una cuña de tierra de unos 10-15 cm de profundidad.

Coloque una pizca de polvo de huesos, mezclada con un poco de tierra de la cuña, dentro de cada agujero e introduzca un bulbo, comprobando que el extremo de desarrollo esté hacia arriba.

la parte inferior de 4fin deDesmenuce la cuña por encima del bulbo, a cubrirlo completamente con tierra suelta. Después vuelva a colocar el resto de la cuña encima del bulbo.

Vuelva a colocar la tapa de césped y afirme con suavidad, cuidando de no dañar el extremo de desarrollo. Rellene huecos con más tierra.

^ Afirme el suelo alrededor del tubérculo con los dedos, con el punto de desarrollo apenas expuesto. Cubra ligeramente con un «mulch» suelto. se establecerán más rápidamente. Tam­ bién es más probable que florezcan du­ rante la primera estación después de ser plantados; los tallos bulbosos secos o los tubérculos son mucho menos confiables al respecto. Plantando en esta etapa del desarrollo también elimina el problema de diferenciar entre la parte superior y la inferior de los tallos bulbosos o tu­ bérculos. Incorpore bastante moho de hojas o materia orgánica al suelo antes de plantar para crear las condiciones hú­ medas y ricas en tierra negra que requie­ ren los bulbos «boscosos»; de otro modo, no prosperarán. Profundidad de plantación y espaciado Calcule el espaciado y la profundidad de plantación para tallos bulbosos y tu­ bérculos del mismo modo que para bul­ bos secos (véase «Plantación exterior» y Profundidad de plantación y espacia­ do, p. 229), pero deje espacio adicional para las raíces. Los ciclámenes son poco comunes, ya que crecen silvestres cerca de la super­ ficie del suelo, de modo que no plante los tubérculos a demasiada profundi­ dad, o podrían no florecer. Asegúrese que sus extremos estén al mismo nivel que el suelo circundante. Pueden plan­ tarse más estrechamente, pero deje un espacio de al menos su propio ancho. Plantación Plante los tallos bulbosos o tubérculos individualmente o agrupados. Es impor­ tante que el agujero sea lo bastante an­ cho y profundo como para albergar las raíces. Extiéndalos dentro del agujero, ya que esto ayuda a que la planta se es­ tablezca con mayor rapidez. Rellene y afirme bien para evitar las bolsas de aire. Los extremos de los tubérculos de ciclamcn pueden dejarse expuestos o, si lo prefiere, ligeramente cubiertos por un «mulch» flojo. Use moho de hojas o, si el macizo ya está revestido, gravilla gruesa.

P l a n t a r B u lbo s P e q u e ñ o s

entre

A c l im a t a c ió n e n t r e H ie r b a s A llium moly Anemone apennina, A. blanda (mayoría cvs.) Camassia Chionodoxa forbesii Colchicum autumnale, C. speciosum

H ie r b a

Con una pala o un tiracantos curvo, corte una «H» en el césped. Corte hasta el fondo para asegurar que penetra el suelo por debajo.

Corte por debajo del césped y doble las solapas, exponiendo el suelo desnudo debajo. Cuide de no romper o resquebrajar el césped.

Con una horca pequeña, afloje el suelo hasta al menos 7 cm de profundidad, mezclando con un poco de polvo de huesos a razón de 15 g/m 2.

Presione los bulbos (aquí, crocos) dentro de la tierra suavemente y no dañe los puntos de desarrollo. Espacíe al azar al menos a 2,5 cm de distancia.

Rasque la parte inferior del césped con una horca pequeña para aflojar la tierra a fin de que los bulbos puedan penetrarla con facilidad.

Vuelva las solapas de césped a su posición; no desplace los bulbos ni dañe el césped. Afirme a lo largo de las uniones.

P l a n t a r B u lb o s P e q u e ñ o s

con una

H orca

Crocus pulchellus

\j



Crocus biftorus, s\ / / C. chrysanthus, C., Híbridos Duich, C. flavus, C. nudiftorus, C. ochroleucus, C. pulchellus, C. speciosus, C. tommasinianus Dactylorrhiza fucltsii, D. macúlala Eranthis hyemalis Erylhronum dens-canis, E. revolutum, E. ‘White Beauty’ Fritillaria meleagris, F. pyrenaica Galanlhus caucasicus, G. etwesii, G. nivalis Gladiolus communis subesp. byzantinus Hyacinthoides hispánico Leucojum aeslivum, L. vernum Muscari, algunas * Narcissus ‘Fortune’

Clave una horca dentro del césped hasta la profundidad adecuada e incline hacia uno y otro lado. Repita en el resto de la zona de plantado.

Aclimatación entre hierbas Para aclimatar bulbos entre la hierba, primero corte ésta lo más corta posible. Una plantación casual tiene un aspecto más natural que uno regulado o formal; esparza los bulbos a mano por encima de la zona elegida y plante donde cai­ gan, asegurándose que estén a una dis­

Mezcle bien un poco de polvo de huesos con tierra de jardín. Deje caer un poco de esta mezcla en el fondo de cada agujero con una espátula o cucharita. tancia de al menos su propio ancho. Cave agujeros con una paleta o use un plantador de bulbos; este instrumento útil extrae cuñas de tierra hasta una pro­ fundidad de 10-15 cm y es muy adecua­ do para los bulbos mayores. Controle que todos los agujeros ten­ gan una profundidad correcta y que los bulbos estén colocados en la dirección correspondiente antes de introducir y volver a colocar el tepe.

Coloque un solo bulbo en cada agujero, con la punta de desarrollo hacia arriba, enterrado a dos veces su propio largo. Cubra con tierra.

Plantar grupos grandes de bulbos entre la hierba

Es más fácil y lleva menos tiempo plan­ tar muchos bulbos pequeños, como los crocos, levantando una sección de cés­ ped y plantando un grupo de bulbos en ia tierra, debajo de éste, en lugar de ha­ cerlo individualmente. Afloje el suelo debajo del césped, ya que podría estar compactado; con una horca pequeña, incorpore un poco de fertilizante equi­

Narcissus (algunas esps. enanas y la mayoría de las grandes) N. bulbocodium, N. cyclamineus, N. nanus, N. obvallaris, N. poeticus, N. pseudonarcissus, N. pumilus, N. triandrus Ornithogatum nulans Puschkinia scilloides Scilla bifolia, S. siberica Tulipa sprengeri C lave

No resistente

librado o polvo de huesos. Coloque los bulbos de manera aleatoria a no menos de su ancho de distancia. Vuelva a co­ locar el césped y afirme a mano o pre­ sionando ligeramente con la parte pos­ terior de un rastrillo. También puede utilizar una horca de púas gruesas, practicando una serie de agujeros, e incline ésta de un lado a otro para ensanchar los agujeros, de mane­ ra que los bulbos se acomoden con fa-

B ulbos q u e R e q u ie r e n P e r ío d o d e D e sc a n so Anemone biflora, A. tscliernjaewii Bellevalia (algunas esps.) Bongardia

un

Calochortus (sólo esps.) Colchicum (mayoría de esps.) Corydalis (algunas esps.) Crocus (algunas esps.) Cyclamen algunas * (algunas esps.) Gladiolus, algunas * Iris, Grupo Onocylcus Leontice Leucocoryne * Merenderà (mayoría de esps.) Moraea # (esps. de desarrollo invernal) Narcissus atlanticus, N. cantabricus, N. marvieri, N. romieuxii, N. rupicola, N. watieri * Pancratium, algunas * Ranunculus asiaticus * Narcissus watieri

Romulea, algunas * (sólo esps.) Tecopliilaea cyanocrocus Tigridia * C lave # No resistente

C ó m o P l a n t a r B u lbo s

en

Extremo de desarrollo hacia arriba

1

Plante los bulbos (aquí, narcisos) a una profundidad de dos veces su propio largo y una del ancho.

cilidad. Debe introducir las púas a una profundidad tres veces mayor que el lar­ go de los bulbos: 7 cm para los crocos. Repita aleatoriamente en toda la zona plantada a fin de lograr un aspecto na­ tural. Antes de plantar cada bulbo, mez­ cle un poco de polvo de huesos con tie­ rra e introduzca en cada agujero; después, revista toda la zona con más tierra preparada.

Tierras para bulbos a cubierto Es posible preparar una buena mezcla para bulbos con la cantidad necesaria de tierra negra y buen drenaje, para su uso en cajoneras e invernaderos, de la manera siguiente: mezcle 2 partes de sus­

Tiestos de rejilla Los bulbos cultivados en macizos a cubierto se plantan a menudo en ties­ tos de rejilla, lo que permite plantar diferentes tipos de bulbos apretada­ mente, sin mezclarlos ni restringir sus raíces. Plante los bulbos en los tiestos, eti­ quete y sumerja en un macizo para P l a n t a r en T iesto s d e R e jil l a

Plante bulbos en los tiestos de rejilla del modo habitual. Sumerja los tiestos etiquetados en un macizo de bulbos hasta el borde, de manera que la tierra justo los cubra. Escalone las hileras para economizar espacio.

T ie sto s

bulbos que contenga el mismo abo­ no que los tiestos. Más tarde podrá retirar los bulbos del macizo sin to­ car sus vecinos. Otra opción menos conveniente consiste en separar gru­ pos de bulbos en macizos introdu­ ciendo azulejos o trozos de pizarra entre ellos.

2

Cubra los bulbos con abono hasta 1 cin por debajo del borde. Revista con gravilla (véase detalle) y etiquete. tituto de turba o turba, 3 partes de gra­ villa gruesa y 4 partes de tierra negra; después agregue un fertilizante básico o un poco de polvo de huesos a razón de 25 g por cada 5 litros y, salvo para las plantas que rechazan, cal para jardines a razón de 25 g por cada 18 litros. Mez­ cle suficiente tierra como para crear un macizo para bulbos de al menos 30 cm de profundidad, con una capa de 5 cm de tierra bien descompuesta, o estiércol, por debajo. Una tierra similar resulta adecuada para la mayoría de los bulbos en tiestos u otros contenedores. Si emplea tierrapatentada, agregue gravilla o arena grue­ sa —al menos, un tercio del volumen— porque estos abonos no están a menu­ do suficientemente bien drenados para su uso con bulbos. Los «boscosos» cultivados en conte­ nedores requieren tierra bien drenada, con materia orgánica adicional rica en nutrientes; por ejemplo una mezcla de 2 partes de tierra negra, 3 de moho de hojas y I de gravilla.

P r e p a r a c ió n d e T ie st o s d e A r c il l a

Antes de plantar bulbos en un tiesto de arcilla, coloque un trozo —o varios, según las necesidades de drenaje de la planta — encinta del agujero de drenado en la base del tiesto. Elección de tiestos de arcilla o plástico

I.os bulbos pueden plantarse en tiestos de arcilla o de plástico. Los de arcilla son un poco más difíciles de encontrar, pero resultan más adecuados para bulbos que no toleran una humedad excesiva, por­ que la tierra se seca con mayor rapidez después del riego que en los de plásti­ co. Estos se usan ampliamente y resul­ tan perfectamente satisfactorios, a con­ dición de que se los llene con abono de buen drenaje; riegue con menor frecuen­ cia que en el caso de los de arcilla. Para las plantas que requieren condi­ ciones húmedas, como sucede con los bulbos «boscosos», el mayor poder de retención de los de plástico es especial­ mente valioso. Si utiliza los de arcilla, coloque dos o tres trozos sobre los agujeros de dre­ naje; esto no es necesario en el caso de los de plástico, a condición de que la tie­ rra tenga un buen drenaje. Un trozo de zinc perforado evita que los gusanos pe­ netren en el tiesto. Plantar bulbos en tiestos

Plantar en tiestos y a cubierto Es fácil cultivar la mayoría de bulbos en tiestos a cubierto porque pueden defi­ nirse las condiciones de desarrollo espe­ cíficas para la planta. Se emplean tie­ rra adecuadas para los distintos tipos de bulbos y se puede proporcionar el cui­ dado estacional correcto, como un pe­ ríodo veraniego de secado, riego inver­ nal restringido, o inmersión en un macizo. El mismo control es posible al culti­ var bulbos plantados en un macizo de invernadero o cajonera; el sistema de plantar a cubierto es el mismo que para los cultivados en el exterior (véase «Plantación exterior», p. 229).

Los bulbos han de plantarse en tiestos a la misma profundidad que aquellos plantados en el exterior (véase «Profun­ didad de plantación y espaciado», p. 229). Esto podría no ser posible en el caso de los bulbos mayores, en cuyo caso asegúrese que cada uno tenga al menos 2,5 cm de tierra húmeda por de­ bajo del tiesto. Plante bulbos que hayan alcanzado el tamaño de floración a una distancia de, al menos, su propia anchura. Si planta una mezcla de bulbos más grandes jun­ to con acodos más pequeños, espacíe los que estén florecidos a mayor distancia y reparta los acodos pequeños entre ellos. Cubra con tierra, dejando espacio suficiente para un revestido y afirme bien. Revista el tiesto con una buena capa de gravilla horticultural, que ayu-

P M a c iz o

de

I n m e r s ió n

Sumerja los tiestos etiquetados hasta los bordes en un macizo de arena o cajonera. Compruebe con regularidad que la tierra no se reseque. da a conservar la humedad y realza el aspeclo del tiesto. Etiquete con el nom­ bre de la planta, fecha de plantado y ori­ gen. No requiere regado hasta que la tie­ rra esté casi seca. Cuando las raíces comienzan a desarrollarse, vuelva a regar. Inmersión de tiestos

Después de plantar, conserve los tiestos en invernadero frío o cajonera. Los bul­ bos en tiestos son más susceptibles a los daños por heladas que los del jardín; en inviernos severos, los tiestos en un in­ vernadero sin calefacción pueden con­ gelarse por completo. Protéjalos sumer­ giendo en un macizo de arena gruesa o gravilla, mezclada con el suficiente sus­ tituto de turba como para que la gravi­ lla no caiga dentro del agujero al retirar el tiesto. Alternativamente, proporcione un mí­ nimo de calor en períodos muy fríos. Es importante sumergir los bulbos en ties­ tos de arcilla en verano, ya que se rese­ can rápidamente, pero también es acon­ sejable para los de plástico a fin de evitar el recalientamiento.

del

S

uelo

y

P

l a n t a d o

Plantar en contenedores ornamentales

B u lb o s

Los bulbos pueden plantarse en tinas, jardineras, tiestos de patio, o en cual­ quier contenedor ornamental limpio, y con la suficiente cantidad de agujeros de drenaje en la base para permitir que el agua salga con rapidez. Coloque una capa de trozos de tiesto, u otro material de drenaje, de al menos 3 cm de espesor, en el fondo del contenedor. Eleve del suelo con ladrillos o «pies de tiesto» es­ peciales. Esto evita que se acumule agua en la base y, si el tiesto es de cerámica o terracota, protege contra las heladas. Cambie la mezcla con tierra negra rica en moho de hojas o muy arenosa, para adecuarla a diferentes tipos de bulbos. Debe ser de buen drenaje o podría ane­ garse, y los bulbos, pudrirse. Introduzca con el mismo espaciado y profundidad como en los tiestos estándar (véase p. 232). No presione los bulbos dentro de la tierra demasiado firmemente, ya que podría comprimir la tierra justo deba­ jo de las raíces e impedir su desarrollo.

Para proporcionar un despliegue de flores durante un período prolongado, elija dos o más tipos de bulbos que florezcan en épocas diferentes durante la estación y plántelos juntos en el mismo contenedor. Coloque los de floración temprana y tardía en capas, cada uno a una profundidad de aproximadamente el doble de su propio largo. Disponga al azar y no en hileras para lograr un efecto informal.

Bulbos para el cultivo forzado Algunos bulbos se pueden plantar en re­ cipientes y conservar en la oscuridad para inducirlos a una floración tempra­ na. La mejor manera de efectuar un cul­ tivo forzado en la mayoría de otros bul­ bos para el interior de la casa es plantando en bols ornamentales, del mismo modo que en el caso de los ties­ tos (véase p. 232), y llevarlos al interior cuando florezcan. Es mejor exhibir los tiestos de bulbos en una habitación fres­ ca, con una temperatura apenas mayor que la del invernadero o cajonera don­ de fueron cultivados. En condiciones más cálidas, los tallos floridos crecen de­ masiado rápido y presentan un aspecto extraño, y las flores no duran tanto como en condiciones frescas. Vuelva a

Cultivo de jacintos en agua Se puede efectuar un cultivo forzado de jacintos en agua en vasos especial­ mente diseñados para un bulbo, con la base justo a nivel del agua. Colo­ que un bulbo dentro del vaso en una habitación fresca —apartado del sol— y mantenga el nivel del agua hasta la base misma del bulbo. Pro­ duce raíces con rapidez, que crecerán en el agua. Espere a que los brotes de flores co­ miencen a colorearse antes de trasla­ dar el jacinto arraigado a una habi­ tación cálida y bien iluminada. Entonces se desarrollan los vástagos floridos y producen flores. Después de florecer, descarte el bulbo, ya que es improbable que produzca un buen despliegue para el año siguiente.

r e p a r a c i ó n

como

A t r a c t iv o P e r m a n e n t e

llevarlos al invernadero o cajonera de bulbos apenas se marchiten las flores. Jacintos

El bulbo más popular para cultivo for­ zado es el jacinto perfumado. Se pue­ den comprar bulbos especialmente pre­ parados y, si los trata adecuadamente, florecerán a mediados de invierno. Compre los bulbos de jacinto a prin­ cipios de otoño y plante en cuencos lle­ nos de fibra para bulbos bien humede­ cida. Plante apretadamente pero sin que se toquen entre sí, con sus extremos de desarrollo justo encima de la superficie. Coloque los bulbos recién plantados en un sitio fresco y oscuro: un armario ce­ rrado en una habitación fresca resulta­ rá adecuado. Esto estimula el desarro­ llo de los tallos de florecimiento antes que las hojas y permite que los sistemas de raíces se establezcan bien. Manten­ ga la fibra para bulbos apenas húmeda, regando con cuidado entre los bulbos si ésta comenzara a secarse. Deje los cuencos en la oscuridad du­ rante 8 semanas, o hasta que los vástagos nuevos midan 4-5 cm; los brotes de flo­ res emergentes, apenas visibles entre los extremos de las hojas amarillo verdosas, deben apenas comenzar a colorearse. Una vez alcanzada esta etapa, lleve a un sitio iluminado, pero no al sol direc­ to. No retire los cuencos del sitio oscu­ ro antes de esto; de otro modo, las ho­ jas crecerán con mucha rapidez, oscureciendo las flores, una de las prin­ cipales causas de desencanto en el caso de bulbos cortados. Una vez expuestas a la luz, las hojas adquirirán su color verde natural al crecer las plantas y co­ menzar a florecer.

Hippeaslrum

Los híbridos de flores grandes de Hippeastrum son muy populares como plantas floridas de interior. Los centros de jardinería y las tiendas los suminis­ tran junto con tierra adecuada, listos para plantar en tiestos y cultivar en una habitación iluminada y cálida, hasta que dejen de florecer. Es más fácil conser­ var los híbridos de Hippeaslrum año tras año si se los cultiva durante la ma­ yor parte del año en un invernadero, lle­ vándolos sólo a la casa cuando florecen. F o r z a d o d e J a c in t o s e n un C ontenedor

1

Ponga un poco de fibra para bulbos húmeda en el fondo. Coloque los bulbos y llene con más fibra, dejando las corolas apenas visibles. Deje en un sitio oscuro y fresco.

Narcisos

Llene el vaso con agua hasta el «cuello» y coloque el bulbo en la parte superior, justo encima del agua. Deje en un silio fresco. A l desarrollarse las raíces, rellene con más agua.

Muchos narcisos, como Narcissus ‘Pa­ per White’, pueden cultivarse en fibra al igual que los jacintos. Pero requieren más luz y debe colocarlos en un alféi­ zar soleado apenas aparezcan los vás­ tagos en la superficie de la tierra. Si la luz es inadecuada, los narcisos se diri­ gen hacia la luz y crecen demasiado al­ tos, con lo que requerirán un estacado.

Cuando las espigas de flores 2 sean visibles entre las hojas pálidas, lleve el contenedor a una luz brillante e indirecta.

P

lantas

B

ulbosas

Cuidados rutinarios el medio ambien­ Fertilización te correcto, los bulbos no requie­ No alimente bulbos entre hierba de ma­ ren mucho mantenimiento. Si florecennera regular, especialmente con fertili­ escasamente, la razón más probable eszante nitrogenado, porque éste aumen­ el apiñamiento: esto tiene fácil remedio ta el vigor de la hierba a expensas del dividiendo y volviendo a plantar en un bulbo. emplazamiento diferente. Los bulbos no Si se requiere un alimento (en el caso son propensos a las plagas o enferme­ de narcisos que no florezcan, por ej.), dades, pero, si éstas aparecen, deben utilice un fertilizante rico en potasa para estimular la producción de flores. controlarse con rapidez.

P

r o p o r c io n a n d o

Bulbos entre hierbas

Una eliminación regular de capítulos marchitos alarga la estación y mejora el vigor de los bulbos, evitando que gas­ ten energía en una producción no desea­ da de semillas. Después de florecer, pe­ llizque los tallos debajo de las cápsulas de semillas. Si éstas deben cosecharse, o dejadas para que se inseminen naturalmente, deje algunas para que maduren sobre la

Estacado

Deje los montones de bulbos (aquí, narcisos) plantados entre la hierba hasta que las hojas amarilleen. Después recorte con cizallas a ras de suelo al cortar el césped. planta y después corte los tallos a ras de suelo.

Algunos bulbos de tallos delgados re­ quieren una estaca. Estaque estas plantas apenas sean lo bastante altas como para sujetarlas con una ligadu­ ra; vuelva a sujetar cuando apenas ha­ yan alcanzado su altura final y estén a punto de florecer. Si están planta-

Sostenga una planta alta (15 cm) y de un solo tallo, como un gladiolo, con una caña de bambú. Sujete el tallo a la caña con cordel o rafia. en

dos en grupos, coloque cañas de bam­ bú del lado interior de los tallos para que queden ocultos por las plantas desarrolladas. Introduzca las estacas alejadas de la base de los tallos para no dañar los bulbos.

Cuando se formen los pimpollos, sujete el tallo a la caña justo debajo de los pimpollos para evitar que el tallo se quiebre cuando éstos se abran.

cluya bulbos de floración tardía, como orquídeas resistentes, retrase la siega hasta mediados o finales de verano, cuando haya muerto todo el follaje.

Bulbos en orlas y en zonas boscosas

Eliminación de capítulos

Los bulbos que se aclimatan entre hier­ bas no requieren tanta atención como aquellos plantados en otro sitios del jar­ dín, pero el correcto momento de siega es muy importante. Una eliminación de capítulos regular y un alimentado oca­ sional ayuda a que se conserven sanos y proliferen durante años.

E sta c a d o d e B u lbo s Para plantas como azucenas, que crecen en montones, coloque una o más cañas en el centro del montón. Sujete los tallos circundantes a cada caña con una lazada en ocho para evitar que los tallos rocen las cañas.

R e c o r t e d e B u lbo s e n t r e H ie r b a t r a s F l o r e c e r

Cuándo segar

El nivel de mantenimiento requerido por bulbos cultivados en orlas mixtas o zo­ nas boscosas depende de si están pen­ sados para que sean «rellenos» tempo­ rales o permanentes. lx)s permanentes requieren poco man­ tenimiento hasta que los bulbos quedan apiñados, que es cuando debe retirarlos y dividirlos (véase p. 235). Si el suelo está bien preparado, no es necesario alimentar durante el primer año pero, una o dos veces por estación, una aplicación de fertilizante bajo en ni­ trógeno y rico en potasa —que alienta la floración en lugar del desarrollo de las hojas— (véase S u e l o s y F e r t il iz a n ­ t e s , «Tipos de fertilizante», p. 530) es­ timulará un buen despliegue en años subsiguientes. Los bulbos requieren una humedad adecuada durante el período de desarro­ llo, especialmente en zonas boscosas, y puede ser necesario regarlos si hay una prolongada sequía temprana. Elimine capítulos a la manera de los que crecen entre hierbas. El cuidado de las plantaciones tem­ porales es el mismo que el del primer año para los permanentes. Retire los bul­ bos para almacenar al final de la esta­ ción de desarrollo.

Si cultiva bulbos de floración tempra­ na, como narcisos, no corte la hierba hasta al menos seis semanas después de florecidos, o hasta que el follaje amari­ llee. Si cultiva bulbos que se multipli­ can por auto-inseminación, 110 siegue antes de que las cápsulas de semillas se hayan despojado de todas ellas —en ge­ neral, tres semanas después de que las hojas comienzan a extinguirse. Los bulbos que florecen en otoño, como Colchicum, comienzan a desarro­ llarse antes del final de la estación de sie­ ga. Cuando aparezcan los primeros ex­ tremos de los vástagos floridos o de las hojas, siegue con las hojas del cortador de césped lo bastante altas como para evitarlas; deje de segar cuando los vás­ tagos sean demasiado altos para evitar las hojas de la segadora. En un prado de flores silvestre que in­

Después de que los bulbos de la orla de­ jen de florecer, permita que las hojas mueran por completo antes de elimi­ narlas. No «ordene» las hojas, atándolas mientras aún están verdes, porque esto

E l im in a c ió n

C u á n d o C o s e c h a r S em illa s

de

C a p ít u l o s

Eliminación de hojas muertas

G ru po s

Salvo que las semillas se utilicen para la propagación, recorte con podaderas todos los tallos floridos muertos de los bulbos dentro de la orla (aquí, AlliumJ a ras de suelo.

Si precisa semillas, no elimine capítulos hasta que la cápsula de semillas (aquí, Fritillaria^ se vuelva marrón y comience a partirse, señal de que ya está madura.

C reduce su capacidad de fotosíntesis y de almacenaje de energía en el bulbo, en preparación para la siguiente estación de desarrollo y, por lo tanto, el bulbo pierde vigor. También hacc que mueran prema­ turamente.

C ó m o D iv id ir

un

u i d a d o s

R

u t i n a r i o s

T e r r ó n A p iñ a d o ^ '1

Retirada y división de bulbos apiñados

Si los bulbos adultos florecen menos que el año anterior, el deterioro se debe ge­ neralmente al apiñado. Esto puede no resultar obvio, salvo que los bulbos apa­ rezcan en la superficie, como es el caso de Nerine. Retire terrones apiñados durante la es­ tación inactiva, antes de que comience el desarrollo de las raíces. Separe los te­ rrones en bulbos individuales y vuelva a plantarlos en grupos irregulares. In­ troduzca individualmente a una profun­ didad dos o tres veces mayor que su al­ tura y a una distancia de dos o tres veces su anchura. Plante pequeños acodos o bulbillos entre los que hayan alcanzado el tamaño de floración. Otra opción alternativa consiste en cultivarlos en tiestos o en un «macizo semillero», en una cajonera o en el jar­ dín, del mismo modo que para planto­ nes de dos años (véase «Cuidado de plantones», p. 238). Si, al retirarlos, los bulbos no estu­ vieran apiñados, sino que se deterioran y ya no prosperan, examine para ver si existen plagas o enfermedades (véase p. 236). Si no hubiera una explicación evidente del fracaso, vuelva a plantar en un sitio diferente, bien drenado y con suficien­ te luz y nutrientes. También puede cul­ tivar en tiestos en un invernadero o ca­ jonera hasta que se repongan. Retirado, secado y almacenado

Los bulbos plantados temporalmente en macizos u orlas deben dejarse in si tu hasta que el follaje comience a amari­ llear. Después, retire, limpie y disponga so­ bre una bandeja para secar y almacene en sacos de papel (no de plástico), en un sitio seco, hasta la siguiente estación de plantación. Si hubiera rastros de una enfermedad fungal, espolvoree con fun­ gicida. Alternativamente, retire duran­ te el desarrollo, poco tiempo después de florecer, o al morir el follaje, y vuelva a plantar inmediatamente en otra parte del jardín, de manera que puedan extin­ guirse con naturalidad.

Cuando los bulbos plantados en el exterior se apiñan, levante todo el terrón con una horca cuando mueran las hojas. Cuide de no dañarlos. sarrollo, en especial durante sequías, y alimente con regularidad con fertilizante rico en potasa y bajo en nitrógeno. Si se requieren semillas, coseche las cápsulas cuando estén maduras; después elimine las hojas muertas para mejorar el aspecto del macizo y evitar enfer­ medades.

Bulbos en contenedores en el exterior Durante su desarrollo, no deje secar los bulbos en contenedores y alimente con regularidad con fertilizante rico en po­ tasa para estimular la aparición de flo­ res. Espere hasta que el follaje de los que C ó m o R e t ir a r , S e c a r

y

Divida el terrón de bulbos (aquí, Nci incJ a mano, en terrones más pequeños y después en bulbos individuales. Elimine el material muerto o dañado.

Descarte bulbos enfermos. Limpie los buenos con cuidado, retirando la piel suelta, para volver a plantarlos, si cabe, individualmente en suelos recién preparados.

florecen en primavera se haya extingui­ do naturalmente; después, retire, limpie y almacene en un sitio fresco y seco du­ rante el verano. Vuelva a plantar en un contenedor con tierra nueva a principios de otoño para su exhibición en la pri­ mavera siguiente. O, si necesita el con­ tenedor para exhibirlo en verano, trans­ fiera los bulbos mientras aún estén «verdes» a un macizo suplementario y deje que se extingan antes de retirar, lim­ piar y secar al modo acostumbrado. Las especies que florecen en prima­ vera, como crocos, narcisos y jacintos, también pueden trasplantarse directa­ mente al jardín para aclimatarlos. Al­ macene los que florecen en verano en un sitio fresco y seco durante el invierno y vuelva a plantar en primavera.

Bulbos en cajoneras y macizos en relieve cubiertos Los bulbos cultivados en cajoneras o a cubierto requieren un tratamiento simi­ lar después de ser plantados que los en orlas (véase p. 234), pero requieren cui­ dados especiales de riego y alimen­ tación. Retire las cubiertas de los macizos en relieve o cajoneras durante la estación de desarrolio, pero vuelva a colocarlas si el tiempo fuese excesivamente frío o lluvioso. Mantenga los bulbos regados en períodos secos. Cuando la mayoría comience a extinguirse, vuelva a colo-

A l m a c e n a r B u lbo s

Bulbos enanos en el jardín de rocas o macizo elevado Los principios de cuidados rutinarios para bulbos en orlas también se aplican a las especies enanas, cultivadas en ma­ cizos elevados o jardines de rocas. Mu­ chos de los menos comunes tardan en multiplicarse y no se apiñan durante va­ rios años. Manténgalos razonablemen­ te húmedos durante la estación de de­

! Cuando las hojas se vuelvan amarillas, alrededor de un mes después de florecer, retire los bulbos (aquí, tulipanes) con suavidad con una horca. Coloque en tiestos etiquetados para no confundir las diferentes plantas.

2

Retire la tierra de los bulbos y cualquier piel suelta o escamada. Corte o arranque cuidadosamente el follaje muerto. Descarte los que muestren indicios de daño o enfermedad.

Coloque los bulbos sobre una 3 bandeja de alambre sin que se toquen y deje secar durante una noche. Después espolvoree con fungicida y guarde en sacos de pape! limpios y claramente etiquetados.

P

lantas

B

u l b o sa s

car las cubiertas hasta el principio de la siguiente estación de desarrollo. Mejore el vigor de los bulbos, alimen­ tándolos una vez que los nutrientes de la tierra original se agoten. Al desarro­ llarse los bulbos, use un fertlizantc gra­ nulado, esparcido sobre la tierra, o apli­ que un alimento líquido cada dos o tres semanas. Al finalizar la estación, apli­ que un alimento rico en potasa y po­ bre en nitrógeno para estimular la flora­ ción.

Bulbos en tiestos a cubierto Los bulbos que requieren un verano cá­ lido y seco y un período de desarrollo en primavera e invierno se desarrollan bien en un invernadero sin calefacción o fresco, donde pueda controlar el ali­ mento, riego y secado según sus nece­ sidades. Mantenga dichos bulbos se­ cos desde que las hojas se extingan hasta que comience su período de desarrollo, a finales de verano o principios de otoño. Durante la estación de desarrollo, em­ pape los tiestos cuando estén casi secos, pero cuide de no anegarlos, especial­ mente en invierno. Riegue suplementa­ riamente durante el desarrollo hasta que florezcan, reduzca el riego poco a poco hasta que las hojas se extingan. No deje que algunos bulbos resistentes, como los crocos de zonas montañosas o algunos bulbos «boscosos», se sequen por com­ pleto; mantenga la tierra ligeramente hú­ meda durante el verano. Los bulbos como Galtonia, de zonas de lluvias intensas, como África y Amé­ rica del Sur, deben regarse con regula­ ridad para que sigan creciendo durante el verano; después, estarán en condicio­ nes de secarse durante el período inac­ tivo en invierno. Renovación de la tierra

Al cambiar la capa superior de tierra de un tiesto con bulbos, se les proporcio­ na los nutrientes suficientes para un año ulterior. Antes de que comiencen a cre­ cer, rasque la tierra vieja, descubriendo la parte superior de los bulbos. Si están sanos y no apiñados, cubra con tierra nueva y húmeda, del mismo tipo que ya existía. Separe y cambie de tiesto a los apiñados o, si son resistentes, plante fuera.

se «Plantar en tiestos y a cubierto», p. 232). Plante bulbos pequeños o bulbillos entre los adultos —o coloque en tiestos separados (véase «Cuidado de plantones», p. 238). A principios de primavera, cambie de tiesto a los no resistentes, inactivos en invierno, cuando comience el desarro­ llo nuevo. Fertilización Si conserva los bulbos dentro del mis­ mo tiesto durante varios años, aliménteloscon regularidad a lo largo de la es­ tación de desarrollo, en riegos alternados con un alimento líquido que contenga fertilizante bajo en nitrógeno y rico en potasa. La alimentación suplementaria no es necesaria si se los cambia de tiesto o si reemplaza la capa superior de la tierra todos los años. Cuidado de bulbos forzados

Cuando estén preparados para llevar a la luz, colóquelos (v. p. 233), según sus necesidades, en un alféizar sombreado o en una habitación fresca y luminosa. Los bulbos toleran condiciones ligera­ mente más tibias cuando los brotes de flores están bien formados. Gire el cuen­ co de cuando en cuando, si los vástagos C a m b io

de

T ie st o

de

se dirigen hacia la luz, y mantenga la tie­ rra húmeda. Los bulbos forzados están general­ mente en mal estado después de que ha­ yan florecido. Descarte o plante en el jardín, donde, finalmente, después de dos o más años, volverán a florecer en la estación normal. Los híbridos de Hippeaslrum forza­ dos se conservan en buenas condiciones año tras año si son replantados después de florecer en tierra rica y bien drenada dentro del mismo tiesto. No riegue des­ de principios de otoño hasta mediados de invierno, y cambie de tiesto si estu­ vieran apiñados.

Problemas de los bulbos A veces los bulbos no florecen y se les conoce como «ciegos». En una masa es­ tablecida de tiempo atrás, este proble­ ma es causado por el apiñado, de ma­ nera que retire y plante por separado en suelo nuevo (véase «Retirada y división de bulbos apiñados», p. 235). Otra cau­ sa posible es la falta de riego durante el desarrollo. Los ciegos recién plantados tal vez no han sido almacenados correctamente o

pueden no estar del todo maduros. Iris danforcliae, especies de FritiUaria, como /-.' recurva o /•.' Ihunbergii, y algunos otros, no florecen con regularidad, ni si­ quiera en la naturaleza, y se los descri­ be como «de floración tímida». No los excave, a menos que parezcan poco sa­ nos o apiñados, ya que, en última ins­ tancia, podrían florecer si no los toca. Puede resultar de ayuda plantarlos a gran profundidad, ya que impide que se dividan en bulbillos. y enfermedades Durante el desarrollo, controle que no aparezcan síntomas de plagas y enfer­ medades y trate los problemas apenas aparezcan. Al plantar, propagar o cam­ biar de tiesto los bulbos inactivos, exa­ mine y destruya los que están muy afectados. Los bulbos tienden a sufrir enferme­ dades fúngales o por descomposición, incluyendo la mancha de tinta (p. 567), que afecta severamente a los lirios Reticulata. Los narcisos pueden sucumbir a las moscas del narciso (véase «Moscas de bulbos, p. 567). A veces los pulgo­ nes (p. 550) infestan los bulbos y oca­ sionan la extensión de virus (p. 553). Los ácaros araña roja (p. 550) afectan a ve­ ces a los bulbos cultivados a cubierto. Plagas

B u lbo s A p iñ a d o s

2

Vuelque el contenido del tiesto y retire los bulbos de la tierra. Descarte el material muerto o los bulbos con señales de enfermedad o plagas.

1

Retire un poco de tierra del tiesto para examinar los bulbos (aquí, narcisos). Si están apiñados, cambie de tiesto.

Cambio de tiesto

Los bulbos pueden conservarse dentro del mismo tiesto durante varios años, pero finalmente se apiñan y hay que cambiarlos de tiesto; esto se nota por­ que no florecen bien y por un follaje de poco tamaño o enfermo. Al final de la inactividad, cambie los bulbos de ties­ to para estimular el desarrollo; los más grandes, individualmente, como en el primer tiesto y en tierra similar (véa­

suavemente los pares Elija sólo los bulbos sanos, 4 frotando 3acodosdeSepare bulbos o terrones con con el índice y el grandes en bulbos pulgar para eliminar las pieles individuales con las manos.

sueltas exteriores.

5

Vuelva a plantar en un tiesto con tierra para bulbos fresca y húmeda. Introduzca a una profundidad de dos veces el largo y espacíe a dos veces el ancho de cada bulbo.

P

r o p a g a c i ó n

Propagación uchos

bulbos se multiplican de

M forma natural, formando acodos o bulbillos alrededor del bulbo, y pue­

CÓMO PROPAGAR BULBOS A PARTIR DE

División de bulbos

En primavera, antes de comenzar el desarrollo activo, retire un terrón de bulbos (aquí, Crinurn) con una horca. Sacuda para eliminar la tierra sobrante y separe con las manos.

den propagarse separando éstos del bul­ bo madre. Los que no se dividen solos pueden multiplicarse cortando en trozos y tratándolos como bulbos nuevos. Al­ gunos se propagan por otros medios ve­ getativos, como el escamado o la extrac­ ción. La propagación a través de semillas proporciona existencias más grandes, pero los bulbos pueden tardar varios años en florecer.

Durante la estación de desarrollo, mu­ chos bulbos se multiplican formando acodos a partir del bulbo madre, en ge­ neral dentro de la piel protectora. Separe cada uno o dos años, y plante fuera o coloque individualmente en tiestos. Si los deja, podrían apiñarse y tardar más en alcanzar el tamaño de floración. Los acodos pueden ser pequeños y numero­ sos, como en algunas especies de Allium, o más grandes y en menor can­ tidad, como narcisos y tulipanes. Otros pueden formar bulbillos en la axila de las hojas, como las azucenas

hasta tonos llamativos rojos, amarillos e incluso azules. Algunas están realza­ Nymphaea A/, pygmaea /V. ‘Fire Crest’ das por hojas púrpura verdosas, mien­ ‘Attraction’ ‘Hclvola’ tras que otras tienen un follaje de man­ chas atractivas. Algunas especies poseen llores muy perfumadas; es mejor culti­ varlas en un estanque en relieve, donde será fácil apreciar su perfume. Mientras que la mayoría de los lirios acuáticos florecen durante el día, algu­ nos cultivares tropicales, como ‘Misssouri’ y ‘Red Fiare’ se abren al atarde­ cer —es mejor realzarlas con una iluminación complementaria, creando N. marliacea N. ‘Blue Beauty’ un despliegue audaz al caer la oscuri­ ‘Chromatdla’ dad. Oriundos de zonas tropicales y sub­ tropicales, estos lirios pueden cultivar­ se en zonas templadas en un estanque de invernadero o en el exterior en vera­ nos cálidos. Los lirios acuáticos requieren varias horas de pleno sol cada día, de otro modo desarrollan muchas hojas pero pocas flores, por ello debe cultivarlas en una parte abierta y soleada del estanque. También prefieren aguas en calma; si A1. ‘Esearboucle* A/. ‘Virginalis’ existiera una fuente o cascada, cultive los lirios en una posición alejada, para evitar que se muevan. Las especies tro­ picales en general crecen con más velo­ cidad que las resistentes y requieren una intensidad lumínica elevada, amplias mente cerca de la superficie del suelo. existencias de alimento y agua templa­ da a un mínimo de 20°. La mayoría de los lirios acuáticos po­ Plantación Además de ser decorativos, los lirios seen tubérculos gruesos de desarrollo Plante entre fines de primavera y fines ayudan a mantener limpia el agua, por­ más o menos vertical, y raíces fibrosas de verano de manera que las plantas es­ que sus hojas grandes y extensas gene­ por debajo; los cultivares de N. odora- tén bien establecidas antes del invierno; ran sombra, ayudando a controlar el de­ ta y N. tuberosa poseen rizomas más lar­ no plante lirios tropicales en el exterior sarrollo de algas. gos y pulposos, que crecen horizontal- antes de pasadas las heladas.

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Cuidados y cultivo

P la n t a d o

I

de un

Para plantar, utilice contenedores de 30-35 cm de ancho y 15-19 cm de pro­ fundidad, según el tamaño y el vigor del cultivar. O plante en macizos sumergi­ dos de 30-45 cm de profundidad y 45-60 cm cuadrados. Prepare la planta recortando las raí­ ces largas y eliminando hojas dañadas y brotes de flores antiguos. Las hojas más viejas hacen que la planta sea más boyante y difícil de anclar bajo el agua y producen poco alimento para la plan­ ta. Serán reemplazadas con rapidez por hojas nuevas. Al plantar lirios tropica­ les, introduzca un saquito con fertilizan­ te de acción lenta. Si el contenedor con plantas no resul­ tase demasiado pesado, riegue bien an­ tes de colocar en el estanque, para po­ der rectificar el encogimiento de la tierra. Baje el cesto hasta su lugar co­ rrespondiente por medio de cuerdas, como para la plantación en aguas pro­ fundas (véase p. 257). En un estanque nuevo se pueden co­ locar los contenedores en el fondo an­ tes de llenarlo. Inicialmentc, cubra sólo con 8-15 cm de agua; si fuera necesario eleve el contenedor sobre bloques, de manera que tengan la profundidad de agua correcta por encima. Al crecer las plantas, baje el contenedor en etapas hasta que finalmente se apoye en el fon­ do. Los lirios tropicales pueden plantarse en la profundidad permanente de inme­ diato, ya que crecen con velocidad y pre­ fieren aguas menos profundas que la mayoría de los cultivares resistentes. Alimentación Los lirios acuáticos en general se bene­ fician de un alimento adicional limita­ do; introduzca un saquito de fertilizan­ te de acción lenta patentado dentro del suelo cada seis semanas durante la es­ tación de desarrollo. Éste soltará peque­ ñas cantidades de alimento para plan­ tas sin decolorar el agua ni estimular la producción de algas.

L ir io A c u á t ic o T u b e r o so

Con podaderas o un cuchillo afilado, recorte las raíces dañadas o demasiado largas, dejando 5 centímetros.

2

Elimine las hojas dañadas o Revista el canasto y llene muertas o de tallos rotos. parcialmente con tierra Conserve las jóvenes y nuevas y los humedecida. Coloque el tubérculo de brotes de flores. manera que la corona esté a 4 cm de! borde.

3

4

Afirme la tierra alrededor del tubérculo, asegurando que la corona quede a 4 cm del nivel de la tierra.

A P r o p a g a c ió n p o r E s q u e je s Retire la planta del contenedor y lave. Con un cuchillo afilado retire brotes de desarrollo fuerte de la raíz, cortando a ras del tubérculo.

U n Ja r d

ín

Flo

de

c u a r i o s

Brotes

tante

Las líneas fuertes y rectas de un puente de madera de tablones realza las hojas tipo plato y las flores coloridas de los lirios de agua. División

Para conservar un desarrollo sano, di­ vida los lirios acuáticos cuando el follaje se apiñe en la superficie o cuando las raíces sobresalgan del contenedor. Corte trozos de la corona, cada uno con un vástago joven y fuerte y 15 cm de tu­ bérculo adjunto y vuelva a plantar en suelo nuevo. Puede descartar la corona vieja.

Propagación La mayoría de los lirios acuáticos tube­ rosos pueden propagarse por medio de esquejes de brote; en el caso de los rizomatosos se puede dividir sus rizomas (véase p. 260). Algunos pueden cultivar­ se a partir de semillas o separando plántulas. Ksquejes de brote Algunos lirios tuberosos producen vástagos laterales u «ojos» que sirven para

propagar plantas nuevas. Corte los ojos de las raíces y espolvoree con carbón o azufre. Introduzca cada esqueje en un tiesto preparado, revista y sumerja en agua; deje los tiestos en un invernadero o cajonera a 15-18 °C. Al crecer, cam­ bie de tiesto y aumente la profundidad del agua hasta que estén preparadas para plantar en el estanque la siguiente pri­ mavera. Semillas Salvo N. odorata y N. tetrágono , los li­ rios resistentes no producen semillas con facilidad, pero los no resistentes o los tropicales producen grandes cantidades. Antes de recolectar las semillas, encie­ rre las cápsulas que maduran en sacos de muselina, para evitar que se alejen flotando. Siembre las semillas resisten­ tes de inmediato, antes de que se sequen; las de los lirios tropicales deben lavarse y dejarse secar, después almacene en sa­ cos a temperatura ambiente. Es mejor sembrarlas en primavera. Siembre de forma homogénea, aún

Llene tiestos de 10 cm con tierra o mezcla para acuáticas, afirme e introduzca un único esqueje dentro de ¡a superficie. Revista con gravilla. sujetas a sus ampollas gelatinosas, den­ tro de bandejas con tierra para semillas. Esparza tierra, riegue y después coloque las bandejas en un contenedor y cubra con 2,5-5 cm de agua. Las semillas de lirios resistentes re­ quieren una temperatura mínima de 13 °C para germinar; las de los tropi­ cales 23-27° centígrados. Cuando los plantones son bastante grandes para manipular, retire, enjuage y plante en bandejas sumergidas en 5 cm 7,50 cm de agua. Más adelante, cambie a tiestos de 6 cm en 8 cm-10 cm de agua. Después de invernar, los tu­

3

Sumerja los tiestos en agua y conserve en una cajonera o invernadero, parcialmente sombreado; plante en el exterior la siguiente primavera. bérculos producen plantas jóvenes que se pueden separar y plantar en otro tiesto. Plántulas Ciertos lirios acuáticos tropicales que florecen durante el día producen plán­ tulas que se forman y florecen mientras aún están pegadas a la hoja madre. Tam­ bién puede trasplantarlas a bandejas poco profundas en agua y después se­ guir cultivando a una temperatura de 15-18 °C; aumente el nivel del agua de manera gradual, después cambie de ties­ to a contenedores acuáticos.

Acuarios Es fácil cultivar pequeñas plantas tro­ picales sumergidas en el ambiente controlado de un acuario. Además de ser atractivas, éstas proporcionan co­ bijo a los peces. Elija peces pequeños y gregarios, evitando los que devoren o que pue­ dan perturbar a las plantas. También aumentará el interés decorando con rocas y maderas. Al igual que en un estanque de jar­ dín, se mantiene un buen equilibrio de la química del agua, logrando los niveles correctos de luz, temperatura, existencias y materia orgánica. No co­ loque los acuarios demasiado cerca de una ventana soleada, ya que una gran intensidad de luz estimula la apari­

ción de algas. Use arena o ripia sin cal y lavada para cubrir la base del acua­ rio, en una capa de 8 cm de espesor en la parte delantera y de 10-12,5 cm en la trasera. Si calienta el agua hasta alcanzar una temperatura de 23°-26 °C, por medio de cables controlados por un termostato dentro de la arena, podrá cultivar una amplia gama de plantas. Proporcione iluminación artificial durante 12 horas por día; los tubos fluorescentes gro-lux proporcionan la luz ultra violeta ne­ cesaria. Para lograr una claridad prístina del agua, haga circular a través de un filtro de decantado por medio de una peque­ ña bomba eléctrica.

A

c u a r io

de

A

g u a

D

ulce

Este estanque constituye un buen marco para plantas como Baldellia ranunculoides, con hojas erectas y ovales, y la plumosa Hygrophila difformis. Los peces tropicales añaden color y movimiento.

E

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J

a r d í n

A

c u á t i c o

Construcción de estanques y corrientes de agua muchos años, los estan­ ques artificiales se construían ge­ neralmente de materiales pesados, como piedra, cemento o ladrillos. Pero desde ia llegada del plástico y la fibra de vi­ drio la instalación de un estanque pro­ pio resulta más fácil, como también la creación de un diseño más naturalista, si lo desea. La mejor forma, tamaño y material para el estanque dependen en gran me­ dida del tamaño y estilo de su jardín, el método de construcción y el coste. Los revestimientos flexibles permiten la má­ xima libertad en cuanto a la selección del tamaño y medida y son ideales si de­ sea un aspecto natural, ya que es fácil disimular los bordes y el material de re­ vestimiento no llama la atención; es la mejor opción en el caso de estanques grandes. Los rígidos y prefabricados son más fáciles de instaíar, pero sólo exis­ ten en una gama limitada de tamaños y formas. Mientras que resultan excelen­ tes para estanques pequeños, las unida­ des de tamaño mayor son difíciles de manipular y no existen tamaños muy grandes. Los materiales duros, como el cemento, proporcionan los estanques más sólidos y duraderos, pero también son los más difíciles y lentos de cons­ truir. Existen varios métodos para construir corrientes de agua. Los revestimientos flexibles son versátiles y especialmente aptos para los diseños naturalistas. En los casos donde la solidez y durabilidad son más importantes o donde el diseño comprende una serie de casacadas, las unidades prefabricadas rígidas resultan más adecuadas. Los revestimientos y las unidades rígidas pueden emplearse en combinación. D

u rante

rrollo de bacterias o temperaturas extre­ mas. Para revestir un estanque informal, especialmente si una parte del material queda expuesta al soi, es mejor un re­ vestimiento de butilo de 7 mm de espe­ sor, de la mejor calidad. Los revestimientos de polivinilo son bastante sólidos y resistentes al desga­ rro y algunos tienen diez años de garan­ tía. Resisten los ataques de hongos y las heladas, pero tras varios años de expo­ sición al sol tienden a endurecer y par­ tirse. Suelen ser azules o negros, o bien negros de un lado y beige del otro; se suelen instalar con ia cara oscura hacia arriba pues los colores oscuros absor­ ben luz y calor y tienen un aspecto más natural que los claros. El polietileno es el más barato de to­ dos los revestimientos; se rompe con fa­ cilidad y se agrieta expuesto constante­ mente al sol. En los casos en que se lo puede proteger de la luz y los daños, re­ sulta económico. Es muy adecuado como revestimiento para jardines de pantano, donde queda cubierto por una capa de tierra. Medición del revestimiento

Para calcular el tamaño necesario, pri­ mero establezca la anchura, profundi­ dad y extensión máximas del estanque. El revestimiento debe medir el ancho máximo del estanque más dos veces su profundidad por la máxima longitud más dos veces su profundidad. Agregue 15 cm al largo y ancho para las solapas de los bordes, que evitarán las filtraciones. Un estanque que mida 2 m x 2,5 m y 60 cm de profundidad requerirá un revestimiento de 3,5 x 4 metros. Instalación

Revestimientos flexibles La mayoría de los estanques de jardín actuales están construidos empleando una lámina de revestimiento flexible, de caucho sintético o plástico, que propor­ ciona una barrera a prueba de agua en­ tre el suelo y el agua. Dichos revesti­ mientos flexibles existen en una amplia gama de tamaños y pueden cortarse para adecuarlos a cualquier forma de es­ tanque. Antes de comprar un revestimiento, decida el emplazamiento y tamaño del estanque: si demarca la forma deseada con cordel y cañas resultará más fácil controlar el efecto. El caucho de butilo es el material de revestimiento de uso más amplio. Es mu­ cho más resistente que el polietileno o el polivinilo, con una vida útil de 40-50 años, pero también es más caro. El bu­ tilo es muy flexible y lo bastante sólido como para no desgarrarse ni deteriorarse a causa de la luz ultravioleta, el desa­

I n s t a l a c ió n d e u n R e v e s t im ie n t o F le x ib l e Marque el contorno del estanque con cordel y cañas o con un tubo de goma y después comience a excavar el agujero. Forme bancos para plantar marginales de 23 cm de ancho y 23 cm de profundidad, donde sea necesario.

Primero extienda el revestimiento aleja­ do de la ubicación definitiva, en lo po­ sible al sol, ya que el calor lo hará más flexible y fácil de manipular. Señale la forma deseada del estanque con cordel y cañas, un tubo de goma o una cuer­ da, después marque el suelo por dentro de esta línea. Cave hasta 23 cm de pro­ fundidad, inclinando las caras del estan­ que hacia el interior en un ángulo de 20°; esta inclinación evitará que los la­ dos se hundan, facilitando la instalación del revestimiento y asegurará que si el estanque se congela en invierno el hielo puede expandirse hacia arriba sin cau­ sar daños. Si cuenta con plantar al margen, corte un banco de 23 cm de ancho para propocionar un lugar para plantar adecua­ do y siga cavando ligeramente en ángulo hasta alcanzar la profundidad deseada —generalmente 50-60 cm. Controle que el borde del estanque esté a nivel en todo el contorno por medio de un tablón rec­ to y un nivel de burbuja, tanto a lo lar­ go del ancho como del largo del aguje­ ro. Esto es muy importante, pues si el

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Compruebe que el agujero está nivelado por medio de un tablón y un nivel de burbuja. Retire todas las raíces y piedras puntiagudas del agujero para que no desgarren el revestimiento.

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Extienda material aislante para buhardillas de fibra de vidrio sobre la base y las caras como acolchado para el revestimiento. Recorte el material al nivel del borde del agujero.

| Extienda el revestimiento sobre el agujero y coloque pesas en los bordes. Llene lentamente con agua, tirando de los bordes del revestimiento. Recorte el sobrante, dejando una solapa de 15 centímetros.

Disponga un borde alrededor del estanque con planchas de pavimento o piedras, asentadas sobre mortero o césped. Compruebe que las piedras o planchas estén niveladas y después afirme.

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Las piedras deben sobresalir del borde unos 5 cm para ocultar el revestimiento. No deje que el mortero caiga dentro del estanque o tendrá que vaciarlo y volver a llenar.

estanque no está nivelado, el agua po­ dría derramarse. Si pone piedras en los bordes, retire 5 em de tierra a 30 cm de distancia alrededor del estanque, para poder asentar las piedras con firmeza. Una vez excavado el agujero, retire raíces y piedras agudas que podrían da­ ñar el revestimiento y afirme el suelo. Para proteger el revestimiento y como almohadilla, extienda una sabána infe­ rior de acolchado de poliéster o de ais­ lante de fibra de vidrio o una capa de 2,5 cm de arena húmeda dentro del agujero. Las sábanas inferiores son preferibles, pues son estables y duraderas; la arena podría desplazarse, dejando una parte del revestimiento expuesto a daños por piedras no controladas. Cubra el agujero con el revestimien­ to de manera que el centro toque el fon­ do, dejando una solapa encima de todo el contorno. Fíjelo alrededor del contor­ no antes de comenzar a llenar el estan­ que con agua lentamente. Con el peso del agua, el revestimiento se estirará y hundirá, hasta amoldarse a los con­ tornos. Si necesita más revestimiento, retire al­ gunas piedras de anclaje y tire de los bordes, asegurando que está recto, y for­ me pliegues pulidos a los lados si co­ menzara a arrugarse. Cuando el estanque esté lleno, retire las piedras que quedan y vuelva a con­ trolar que el borde está nivelado en todo el contorno; agregue o quite tierra has­ ta que esté nivelado. Recorte el sobran­ te, dejando una solapa de 15 cm en los bordes, que puede ocultar bajo rocas, piedras o césped asentados sobre cemen­ to. Las piedras deben asomar un poco sobre los bordes del estanque para ocul­ tar el revestimiento. Cuide que no cai­ ga cemento al agua; si ocurriera, vacíe el estanque y vuelva a llenarlo.

Construcción de macizos de plantación Si incluye plantas acuáticas vigorosas dentro de un estanque grande, puede ser mejor plantarlas en macizos permanen­ tes o contenedores, como tubos de ce­ mento o medios cubos de basura, más que en cestas de plantado. Estos maci­ zos más grandes permiten una extensión mayor de las raíces y las plantas altas tendrán menos posibilidad de desplazar­ se por el viento. Los macizos pueden situarse en los bancos del borde o en el fondo del es­ tanque para el cultivo de acuáticas de aguas profundas. Se podrán construir muros de reten­ ción de ladrillos con mortero o de blo­ ques de construcción encima del reves­ timiento antes de llenar el estanque, protegiendo primero el revestimiento con una tira de sobrantes del mismo. Debe dejar un ancho y profundidad mí­ nimos de tierra de 23 cm. Aplique se-

M o l d e s P r e f a b r ic a d o s

Existen estanques de fibra de vidrio o plástico prefabricados, disponibles en una amplia gama de tamaños y formas. ¡m mayoría comprende bancos plantar para plantas marginales. llador de estanques antes de plantar. En el caso de un estanque de cemento se pueden incorporar los macizos durante la construcción.

Estanques prefabricados Los más fáciles de instalar son los de fi­ bra de vidrio o plástico. Existen una va­ riedad de formas y a menudo tienen un perfil sobre el que puede cultivar plan­ tas marginales. Los prefabricados de fibra de vidrio son más caros que los de plástico, pero son sólidos y resistentes al clima, y du­ ran al menos diez años.

Instalación

Nivele el emplazamiento todo lo posi­ ble y elimine escombros. Si el molde es simétrico, inviértalo y marque el contor­ no con cañas y cordel. En el caso de los asimétricos, coloque el molde cara arri­ ba, sosteniendo con.ladrillos si fuera ne­ cesario para que permanezca estable y a nivel; marque el contorno con cañas largas clavadas verticalmente y un cor­ del o cuerda. Para cavar una agujero igual al mol­ de, primero retire la tierra hasta el nivel del banco marginal. Puede conservar la tierra negra para su uso en el jardín, mientras que el subsuelo debe reservar­ se para rellenar alrededor del estanque.

I n s t a l a c ió n d e u n E s t a n q u e P r e f a b r ic a d o Sostenga el estanque de fibra de vidrio o plástico firmemente con ladrillos para mantenerlo nivelado y recto y después marque el contorno con cañas largas clavadas alrededor del borde. Coloque un cordel alrededor de las cañas para marcar el contorno a excavar.

Con una tabla dispuesta a lo ancho y un metro, compruebe que la profundidad es correcta; use un nivel de burbuja para comprobar que la base es plana.

Elimine raíces y piedras y después revista el agujero con una capa de arena de 5 cm. Coloque el molde y compruebe, con una tabla y un nivel de burbuja, que el molde esté nivelado.

Coloque el estanque en el agujero pre­ parado y apriete contra el suelo firme­ mente, con el fin de dejar marcada la forma de la base. Retire el molde y des­ pués excave la zona central más profun­ da que quedó marcada por la base, de­ jando 5 cm de profundidad suplemen­ taria en todo el agujero para acoger el material protector. Elimine piedras puntiagudas, raíces y escombros del agujero, compacte el sue­ lo con firmeza y cubra con una capa de 5 cm de acolchado de poliéster, mate­ rial aislante de fibra de vidrio o arena húmeda. Coloque el molde en su lugar y controle que esté nivelado, de otro modo, el agua quedará en un extremo cuando lo llene. Asegure que el molde está afirmado sobre la capa protectora y después agre­ gue 10 cm de agua. Vuelva a rellenar los costados hasta el mismo nivel del agua con arena o tierra tamizada, compactan­ do la tierra debajo del banco; asegure que no quedan huecos y que el estan­ que está nivelado. Siga con el proceso de agregar agua, rellenar y controlar el nivel hasta que el estanque esté Ueno.Finalmente, afirme el suelo alrededor del estanque y oculte los bordes con cantos rodados sobre cemento o césped.

Excave el agujero 5 cm más profundo que el molde, siguiendo el perfil de los bancos y la base lo más fielmente posible.

Llene con agua (aquí, agua de estanque) hasta 10 cm de profundidad. Rellene alrededor con tierra tamizada o arena. Afirme. Continúe agregando agua, rellenando y afirmando.

Estanques de cemento Al crear estanques formales, la rigidez del cemento es una ventaja. Es durade­ ro y adecuado a estanques de casi cual­ quier tamaño. Pero su construcción re­ quiere más conocimientos y habilidad que para instalar un estanque revestido o prefabricado. En zonas propensas a largos períodos de heladas severas, debe construir los de cemento con las caras inclinadas hacia afuera en un ángulo de 30°-45°; ello m¡niminiza el riesgo de grietas, pues el hie­ lo puede expandirse hacia arriba y afue­ ra al congelarse. Los estanques del mismo tamaño con paredes verticales proporcionan un área más amplia de agua profunda, lo que puede ser impor­ tante si piensa criar peces. La construc­ ción es más laboriosa que en uno de ca­ ras inclinadas, pues el cemento mojado debe sostenerse con un encofrado de madera hasta que endurezca (véase abajo). Construcción

Al cavar el agujero para un estanque de cemento, agregue 15 cm a todas las di­ mensiones para compensar el volumen ocupado por el cemento; si requiere un banco para plantas marginales, véase «Revestimientos flexibles, Instalación», p. 250. Revista el agujero con lámina de plástico de galga 500, después extienda 5 cm de cemento sobre la base. Para una mayor solidez, coloque una lámina de malla de refuerzo de alambre galvani­ zado sobre la capa y otra capa de 5 cm de cemento sobre esta última. Cuando el cemento se haya endurecido ligera­ mente, rasque la superficie alrededor del borde para proporcionar un agarre fuer­ te a las paredes laterales. Después de 48 horas, o cuando la base esté seca, instale un encofrado de ma­ dera vertical a 10 cm de los lados, apun­ talando las esquinas. Empape el enco­ frado con agua, deslice un trozo de malla de alambre galvanizado entre el C o n s t r u c c ió n

de un

encofrado y las caras del agujero, des­ pués llene con cemento. Si requiere un baco marginal y amurallado, el encofra­ do deberá ser más alto (véase abajo). Deje el encofrado durante unos dos días para que el cemento seque por comple­ to. Para un banco marginal, repita el procedimiento en dos etapas más, al igual que para el estanque principal. Re­ tire una faja de tierra alrededor del bor­ de del estanque de 8 cm de profundidad; asiente una base dura para colocar las piedras del borde. Algunos días después, aplique un se­ nador que evite que la cal del cemento lixivie dentro del agua, dañando las plantas y peces. Finalmente, llene el es­ tanque de agua y controle la alcalinidad con un equipo para examinar el pH. Si es casi neutro (pH7) puede introducir plantas sin riesgos y, dos semanas más tarde, peces. Si fuese alcalina, ello pue­ de deberse a aguas corrientes duras o un sellador ineficaz. En ambos casos, re­ trase la plantación de lirios acuáticos y plantas marginales durante algunas se­ manas, ya que el pH gradualmente se volverá más neutro. Las oxigenadoras y las flotadoras en la superficie general­ mente toleran aguas alcalinas y, por tan­ to, podrá plantarlas antes.

Estanques elevados Las paredes de los estanques elevados deben ser lo bastante sólidas como para resistir la presión del agua; si fuera ne­ cesario, obtenga ayuda profesional. Son más vulnerables a las heladas que los hundidos y se requiere una profundidad mínima de 60 cm para criar peces. Construcción

La mejor manera de construir estanques elevados es con paredes dobles, pareci­ das a las de las casa. La pared exterior puede construirse de piedras para mu­ ros o ladrillos. La interior, que quedará

E stanque

de

C em ento

de

E sta n q u e E levado

Para este estanque elevado se han utilizado planchas anchas, de manera que el borde también sirve de asiento. El patio adjunto también está construido en las mismas planchas para crear un diseño armonioso.

oculta, puede construirse de ladrillo o piedras más baratas. Las paredes deben estar lo bastante juntas como para unir­ las con ligaduras de alambrada paten­ tadas. La pared interior se cubre con un revestimiento flexible. Marque la forma deseada con cañas y cordel, después construya bases de ce­ mento para las paredes (véase Cómo construir una base de cemento, p. 504) de 10-15 cm de profundidad y 38 cm de ancho. Rastrille la base, retire piedras pe­ queñas y cubra con una capa de arena fina o acolchado de poliester. Después construya las paedes dobles, incorporan­ do ligaduras de alambre a intervalos, para unirlas. Revestimiento de un estanque de cemento

El revestimiento puede ajustarse para de­ jar una superficie atractiva de piedra o ladrillo asomando por encima del agua sobre la pared interior. Requerirá una su­ perficie de revestimiento suplementaria (alredeor de 1 m en el ancho y el largo). Antes de colocar los dos cursos de agua superiores, ajuste el revestimiento en el estanque, después, sobre la pared inte­ rior y la cavidad de la pared doble. Lue­ go fije los cursos superiores con cemen­ to, sujetando el revestimiento; lleve entonces el excedente de revestimiento alrededor del extremo de los dos cursos

superiores c introdúzcalo debajo del re­ mate. El revestimiento no queda visible al borde del agua y por tanto no apare­ cerán «líneas de marea» blancas sobre los revestimientos negros cuando el nivel del agua baja en verano; también asegu­ ra que no haya filtraciones a través de las piedras. Recorte el sobrante del revesti­ miento y asiente las piedras de remate encima de la pared doble con cemento.

Utilización de revestimiento para construir una corriente de agua Los cursos de agua pueden construirse para discurrir por encima de pequeños desniveles o con una corriente mayor por encima de un declive más entorna­ do, con varias cascadas y un estanque en el fondo. El curso debe marcarse y debe tomar nota de la ubicación y la profundidad de los cambios de altura. Emplee revestimientos flexibles para lo­ grar un aspecto natural Si el movimiento del agua es impul­ sado por medio de una bomba, la sali­ da para la corriente, generalmente un es­ tanque colector, debe contener el agua suficiente para no presentar variaciones

P a r e d e s V e r t ic a l e s

C o n s t r u c c ió n d e u n E stanque

Revista el área con una lámina de plástico. Construya por etapas, dejando que el mortero fragüe en cada una. Asiente la base con malla de alambre reforzada entre 2 capas de mortero. Instale un encofrado vertical apuntalado en las esquinas, ponga malla de alambre entre la pared y el encofrado y eche mortero.

Malla de alambre galvanizado

para piedras del borde

Encofrado

C o n s t r u c c ió n d e u n B a n c o M a r g in a l ' c o n P a r e d e s

Este banco permite un plantado directo. Proceda como antes, haciendo el encofrado vertical más elevado para retener al menos 23 cm de tierra (izquierda). Una vez fraguado, aplique mortero a Ia base del banco como antes y después a la pared exterior del banco. Una vez fraguado, asiente las piedras del borde dejando sobresalir 5 cm. Selle y llene el banco marginal con tierra. Plante y luego llene el estanque con agua.

altas de nivel al encender y apagar la bomba. Una manera disimulada de crear una salida es a través de un estan­ que colector subterráneo, cubierto por un revestimiento flexible. Cubra el estan­ que con malla sólida y coloque una capa de rocas y cantos rodados encima de ésta; el agua se derrama entre las rocas dentro de la corriente de agua. Además del revestimiento flexible, re­ querirá rocas porosas para enmascarar los bordes de la corriente y crear las cas­ cadas, mientras que piedras o cantos pe­ queños contribuirán a embellecer la base. Cantidad de revestimiento necesaria para el curso de agua

La ruta, dimensión y cambios de nivel en la corriente son los factores que de­ terminan la cantidad de revestimiento re­ querida. Si la rula es bastante recta, puede uti­ lizar un trozo de revestimiento. Éste debe ser del ancho máximo, más dos veces la profundidad por el largo de la corrien­ te, contando con los cambios de altura entre la parte superior y la inferior, ade­ C o n s t r u c c ió n

de una

más de 15 cm en cada extremo de la co­ rriente, de manera de solapar dentro del estanque colector y el de la base. Es major construir una corriente serpentean­ te de varios trozos de revestimiento, cada uno solapando al próximo en 15 cm para evitar pliegues incómodos y sobrantes excesivos. Al calcular la cantidad de re­ vestimiento requerida tenga en cuenta dichas solapas. Construcción

Construya un banco de tierra un poco mayor que las dimensiones de la corrien­ te de agua, con el punto más alto en el lugar donde ubicará el colector o la fuente de agua y el más bajo a un lado del estanque de base. Después marque el contorno en el suelo. Comenzando por la parte más baja, corte escalones en el banco para formar las cascadas; las secciones más planas —los «pelda­ ños» de los escalones deben tener una ligera caída en dirección opuesta a la co­ rriente, para que queden cubiertas de agua aún cuando ésta esté desconecta­ da. Para el colector, cave un agujero en la parle superior de al menos 60 cm2 y

C o r r ie n t e

Construya un banco de tierra de la altura deseada y marque la forma de la corriente. Desde la parte inferior, forme los escalones y el estanque.

Siga hacia arriba, colocando rocas y piedras para conformar los lados y las caídas de la corriente. Compruebe que los lados son lo bastante altos para evitar que el agua escape.

de

A gua

con

40 cm de profundidad. Rastrille el fon­ do y retire las piedras puntiagudas, des­ pués compacte la tierra con la parte pos­ terior de una pala. Extienda una capa de acolchado de poliester o materila si­ milar por encima de la corriente de agua. Entonces podrá ajustar el reves­ timiento flexible dentro del canal, dejan­ do unos 30 cm de revestimiento a cada lado, que después formará las paredes laterales verticales. Si usa más de un tro­ zo, solape éstos en 15 cm. Coloque el trozo más elevado solapando el de más abajo donde haya una caída o una in­ clinación hacia abajo, de modo que el agua fluya en dirección opuesta a la jun­ ta. Cave un canal al lado de la corrien­ te para la tubería por la cual circulará agua desde el estanque de base hasta el recolector (véase Recirculación de agua en una corriente, p. 254). Coloque las rocas para formar los es­ calones y los lados de la corriente, or­ denando hasta obtener un agrupado sa­ tisfactorio. Levante el revestimiento de los lados hasta detrás de las rocas y re­ llene con tierra hasta justo encima del nivel del agua. Si incluye plantas en los

márgenes, plante en esta etapa en el sue­ lo detrás de las rocas. Para proporcio­ nar mayor estabilidad, fije las rocas con cemento impermeable.

Construcción de una corriente de agua por medio de unidades rígidas Se pueden combinar unidades modula­ res prefabricadas de distintas maneras e instalarlas de forma que incorporen cascadas de alturas diferentes. Es poco probable que unas unidades sólidas y trabadas entre sí se muevan en el caso de que el suelo o la tierra por debajo se muevan. Se recomienda la instalación por medio de dos personas, pues los ajustes finales de nivel podrían reque­ rir levantar la unidad de un lado mien­ tras se rellena con arena por debajo. Marque la zona con cordel y excave la corriente de agua para colocar las uni­ dades. Deje una profundidad suplemen­ taria para disponer una capa de arena

R e v e s t im ie n t o F le x ib l e

^ A l terminar, compacte el suelo con la parte posterior de la pala. Elimine piedras y revista la corriente con un alcochado de poliéster, recortando para ajustarlo.

Coloque el revestimiento dejando que la parte inferior solape el estanque. Recorte dejando 30 cm de cada lado. Ajuste a los contornos del canal.

Para suavizar los bordes, coloque plantas entre las rocas. Entierre la tubería al lado, dejando que sobresalga por encima del colector.

Disimule el extremo de la tubería con piedras estratégicamente colocadas. Acabe la construcción con un revestimiento de 2,5 cm de grava decorativa alrededor de los bordes, creando un emplazamiento natural y decorativo. Compruebe que el agua fluye correctamente y con el efecto deseado. Ajuste la posición de las rocas si fuera necesario, antes de asentarlas con cemento.

Comenzando por la base, coloque rocas para formar los escalones y meta los bordes del revestimiento detrás de ellas. Rellene firmemente con tierra.

nivelada debajo de aquéllas. Comience la tarea desde abajo, situando la unidad inferior de manera que el borde sobre­ salga por encima del estanque de la base, asegurando que esté nivelada. Retírela y atornille una placa vertical que deter­ minará la altura de la cascada. Selle con silicona alrededor de los tornillos. Ins­ tale las unidades trabadas, efectuando los ajustes finales rellenando o retiran­ do la arena sobrante. Una vez que la pri­ mera unidad esté nivelada, puede agre­ gar un poco de agua para aumentar su estabilidad. Las unidades siguientes y el estanque colector se atornillarán del mismo modo. Una vez que todas estén atornilla­ das y haya controlado el nivel, llene con agua parcialmente y rellene los bordes exteriores con arena. Disimule los bor­ des de la corriente con rocas y plantas.

Circulación del agua Para lograr la circulación de agua des­ de el estanque inferior hasta el colector, C o n s t r u c c ió n

de una

una ambos con una tubería flexible, ad­ junta a una bomba. Introduzca la tube­ ría profundamente dentro del recolec­ tor para ocultarla; en este caso, debe instalar una válvula que impida el regre­ so del agua. O puede mantener el extre­ mo de la tubería por encima del nivel del agua y disimularla en el borde del estanque con una piedra o plancha so­ bresaliente. Hunda la tubería en una zanja al lado de la corriente, cubriendo con trozos delgados de piedra. Bombas y filtración Existen dos tipos de bombas para jar­ dines: modelos de superficie y sumer­ gibles. Una bomba sumergible es per­ fectamente adecuada para instalaciones pequeñas que comprendan una fuente o una corriente de agua. Las mayores requieren una bomba montada en ia su­ perficie, albergada en una cámara sepa­ rada y ventilada. Si emplea una bomba sumergible, colóquela dentro del estanque de base, montada sobre ladrillos o bloques para impedir la absorción de deshechos a tra­

C o r r ie n t e

Marque el perímetro de la corriente, prepare el estanque de base, retire la tierra de acuerdo a la dimensión de las unidades, dejando espacio suficiente para una base de arena.

Instale una bomba sumergible en el estanque principal, conecte una tubería flexible e introduzca dentro de una zanja junto a la corriente. Introduzca el otro extremo dentro del recolector.

de

A gua

con

R e c ir c u l a c ió n d e A g u a e n u n a C o r r ie n t e Coloque una bomba Rocas pura ocultar tubo sumergible sobre bloques en el fondo Válvula de del estanque. Fije un no-retorno tubo flexible; saque por un costado y entierre en una zanja Bomba de de 25 cm de profundidad y 7 cm Revestimiento de ancho, junto al acolchado estanque. Introduzca el otro extremo Estanque de base dentro del colector. vés del filtro de entrada. Si hace circu­ lar agua a través de una corriente, co­ necte una tubería a la bomba para lle­ var agua hasta el colector (véase diagrama). Proteja los cables en el ex­ terior con manguitos reforzados y siem­ pre incluya un aparato para la corrien­ te residual. Generalmente, el filtrado no debería

Recolector

resultar necesario. Si existe un gran nú­ mero de peces o resultara difícil mante­ ner las plantas sumergidas, un filtrado biológico o físico puede ser necesario. Existen equipos de filtrado que se ajus­ tan sobre la entrada de agua de las bom­ bas sumergibles, pero las instalaciones más amplias podrían requerir un filtro biológico.

U n id a d e s R íg id a s

Extienda una capa de I cm de arena sobre la base y coloque la primera unidad de manera que sobresalga por encima del estanque base. Compruebe que está nivelada y rellene con tierra.

Rellene la zanja con tierra. Coloque la placa de revestimiento de guijarros. Sitúe piedras alrededor de la corriente y del estanque, ocultando la entrada de la tubería que sale del estanque principal y entra en el recolector.

Retire la unidad y atornille a una placa que forma la caída. Selle las juntas y luego instale la unidad, agregando o retirando arena hasta que esté nivelada. Rellene detrás de la base de la plancha. Si lo desea, coloque piedras debajo del borde de la unidad inferior para ocultar el borde del estanque. Agregue plantas en los bordes para realzar y suavizar la rigidez. Algunas unidades tienen bancos incluidos para acomodar plantas marginales. Llene el recolector con agua y encienda la bomba.

Prepare la base para el recolector, cubriendo con arena. Atornille la base a la parte superior de la placa y selle las juntas. Rellene la base con arena para que quede firme y nivelada.

P

l a n t a d o

y

S

u r t i d o

Plantado y surtido que la mayoría de las plantas se cultivan por sus ele­ mentos decorativos, algunas también sir­ ven para conservar la apariencia y la ca­ lidad del agua, reduciendo la producción de algas (véase «Plantas para el jardín acuático», p. 246). Existe una gran gama de contenedores disponibles, que permi­ te flexibilidad al plantar y que facilita los cuidados rutinarios. M

ie n t r a s

S e l e c c ió n

d e P la n t a s pa r a el P l a n ta M a rg in a l E je m p l a r B ueno

Contenedores y macizos para plantar El modo más conveniente de cultivar acuáticas es en cestos o canastas espe­ cíficas. Ello facilita retirar y dividiro el reemplazo de las plantas si fuera nece­ sario y también resultará sencillo cam­ biar su disposición.

Contenedores patentados

Los acuáticos tienen bases anchas para proporcionar estabilidad en el agua, lo que es importante en el caso de las mar­ ginales altas o en los bancos angostos. Los contenedores tienen paredes enre­ jadas abiertas, permitiendo la circula­ ción de agua y gases a través del suelo. Debe revestir la mayoría con una lámi­ na de polipropileno densa o con arpi­ llera para evitar que la tierra rezume, aunque también existen unos contene­ dores de malla muy fina que eliminan la necesidad de revestimiento. Los canastos y contenedores existen

C a n a st o s p a r a P l a n t a r Existen en varios tamaños adecuados a plantas diferentes. Deben revestirse todos, salvo los de malla muy cerrada.

M a lla E s t á n d a r

C r is p u s

Desarrollo joven y fresco

E je m p l a r P obre

E je m p l a r P obre

Desarrollo sano y vigoroso

M a lla m u y C e r r a d a

OIDIS Desarrollo dañado

Desarrollo débil Las malezas indican que la plañía puede estar apiñada

Bueno

E je m p l a r B ueno

POTAMOGETON

E je m pl a r P obre

C altha P a l u s t r is

F l o t a d o r a S u p e r f ic ia l

O x ig e n a d o r a

j^ Íw a t^ ÍB r~ W m & Jh t

Plañía bien desarrollada

Selección de plantas acuáticas Al seleccionar plantas, busque ejempla­ res que tengan un aspecto limpio, fres­ co y vigoroso, cultivadas en tanques li­ bres de algas y lentejas de agua (Wolffia). Controle que la parte inferior de las hojas esté libre de los depósitos gelatinosos de huevas de caracoles o buccinos y que no haya tiras de maleza de manta en el follaje. Las plantas en­ vasadas al vacío deben presentar un as­ pecto regordete y verde; si están débiles y laxas pueden no desarrollarse bien. Si compra plantas por correo, hága­ lo a través de un proveedor especialis­ ta. Merece la pena pagar un precio algo más alto ya que es más probable que las plantas estén limpias y sanas y propa­ gadas en el viviera. Los proveedores de confianza empaquetarán las plantas con cuidado para despacharlas el mismo día en el que fueron retiradas. Al comprar oxigenadoras para un es­ tanque nuevo, calcule al menos cinco grupos por metro cuadrado de superfi­ cie de agua. En general, se venden como racimos de esquejes no arraigados de 23 cm de largo y deben tener una pesa de plomo en el extremo para mantener­ las ancladas, en el caso de que se suel­ ten después de plantadas. Ya que las oxigenadoras son extrema­ damente propensas a resecarse, debe mantenerlas húmedas dentro de una bolsa de plástico o sumergidas en agua, antes de plantar en el estanque.

J a r d ín A c u á t ic o

Tallos laxos y cansados

en una gama de tamaños que alcanzan desde los 28 cm de diámetro, con una capacidad de 10 litros, aptos para lirios acuáticos de tamaño medio, hasta 4 cm de diámetro y 50 mi de capacidad, para plantar en acuarios. Para los lirios vi­ gorosos también existen tinas circulares sin enrejado. Plantar directamente en macizos de tierra

En los estanques de fauna silvestre se pueden plantar acuáticas directamente dentro de una capa de tierra en el fon­ do y en bancos marginales. Pero en la mayoría de los estanques ello no es aconsejable, ya que las especies vigoro­ sas se extienden con velocidad, ahogan­ do a sus vecinas de desarrollo más len­ to. Además, el entresacado o eliminado ulterior puede ser bastante difícil. Macizos permanentes

Una buena solución es la construcción de macizos o huecos para plantar per­ manentes en la base del estanque y en los bordes durante la construcción, que son fáciles de plantar antes de llenar el estanque (véase también «Construcción de macizos de plantación», p. 251). Ello posibilita un aspecto natural y controla la extensión de plantas.

Plantación Llene el estanque de agua algunos días antes de plantar para que la temperatu­ ra del agua alcance la del aire y para que «madure». Durante este período el agua del estanque se poblará de microorga­ nismos que difunden impurezas y crean un medio beneficioso para plantas, pe­ ces y otra fauna de estanques. Al contrario que la mayoría de las te-

Follaje viejo podrido

rrestres, las acuáticas deben plantarse durante el período de desarrolio activo, preferentemente entre fines de primavera y mediados de verano, cuando la tem­ peratura del agua es tibia y hay mucho sol. Si planta a fines de verano o prin­ cipios de otoño, las plantas tienen poco tiempo para establecerse antes de extin­ guirse. Los lirios acuáticos tienen que disponer de tiempo suficiente para aco­ piar reservas de alimento antes del in­ vierno para sobrevivir y desarrollarse en la siguiente estación. El medio para plantar

Las acuáticas se desarrollan bastante bien en tierra negra de jardín, preferi­ blemente un mantillo pesado; dentro de lo posible, emplee tierra que no haya sido fertilizada ni mezclada con estiér­ col recientemente. Elimine la materia or­ gánica suelta por tamizado, ya que ésta flotará o se pudrirá cuando sumerja la canasta de plantación. No utilice tierras patentadas indica­ das para plantas terrestres para las acuá­ ticas; además de turba, que tiende a flo­ tar, contienen fertilizantes agregados que estimulan el desarrollo de algas (véase p. 258). Todo el fertilizante necesario consiste en un puñado de polvo de hue­ sos grueso, mezclado con la tierra, en el caso de un canasto grande. Si tiene dudas acerca de la conveniencia de la tie­ rra de jardín, emplee tierra para acuá­ ticas preparada, a un proveedor especia­ lizado. Profundidad de plantación

La profundidad ideal varía, según el tipo de planta y puede ser diferente inclu­ so dentro de un grupo dado. Las pro­ fundidades de plantación deberían me­ dirse desde la superficie de la tierra den­ tro del canasto o hueco para plantar

hasta la superficie del agua (véase de­ recha). Es importante no plantar demasiado profundamente: sin la luz del sol ade­ cuada para la fotosíntesis, la planta mo­ rirá. Al plantar ejemplares jóvenes pue­ de resultar necesario colocar los contenedores sobre ladrillos o bloques, para que la planta no quede completa­ mente sumergida. Al crecer éstos, hun­ da los contenedores hasta alcanzar la profundidad adecuada.

Plantas amantes de pantanos y humedad La zona que rodea un estanque natural es ideal para éstas, pero puede crear las condiciones de desarrollo correctas jun­ to a un estanque artificial con macizos especiales. Marque los macizos, después excave al menos 45 cm de tierra, eliminando raíces de malezas perennes, como la gramilla colorada. Haga los bordes incli­ nados. Coloque un revestimiento flexi­ ble (una lámina de plástico de galga gruesa es adecuada) dentro del aguje­ ro, asegurando que el borde superior del revestimiento acabe justo debajo del ni­ vel del suelo. Aunque unas cuantas plantas vigoro­ sas y amantes de la humedad toleran P lantar

una

P lanta

de

P antano

Cave un agujero lo bastante ancho y profundo para acomodar el cepellón de la planta en un macizo preparado.

Coloque la planta en el agujero a la profundidad correcta; la tierra siempre debe estar al mismo nivel que en el contenedor.

suelos saturados, la mayoría crecerán mejor si practica agujeros en el revesti­ miento, permitiendo que el macizo re­ zume agua lentamente. Este ligero mo­ vimiento de agua a través del suelo también ayuda a prevenir el estanca­ miento. Cubra los agujeros de drenaje con grava para que la tierra 110 los obstruya. Simplifique el regado en verano su­ mergiendo una tubería rígida perfora­ da dentro del macizo. Bloquee la tube­ ría en un extremo y cubra con una capa de grava o piedras para evitar que los agujeros se obstruyan. Ajuste el otro ex­ tremo a un conector de regado, que debe quedar por encima de la superficie del suelo. Vuelva a llenar el macizo con tierra y después aplique una capa profunda de «mulch» de materia orgánica pasada por un tamiz grueso, para evitar la pér­ dida de humedad. No incorpore aditi­ vos voluminosos a través de todo el ma­ cizo, ya que el revestimiento retendrá la humedad suficiente. La plantación, mejor en primavera, se efectúa al igual que en suelos comu­ nes, aunque después debe empapar todo el macizo a fondo. Las plantas que dis­ frutan de estas condiciones húmedas crecerán con vigor, de manera que las especies muy invasoras deben cultivar­ se en contenedores sumergidos, para evi­ tar que abrumen a las otras plantas.

Sosteniendo la planta (aquí, Caltha palustris^ con una mano, deslice el cepellón fuera del contenedor, cuidando de no dañar las raíces.

Afirme el suelo concienzudamente con las manos alrededor de ¡a corona. Empape toda la zona con agua.

P r o f u n d id a d d e P l a n t a c ió n Coloque las plantas a la profundidad adecuada para la especie, medida desde la superficie de la tierra hasta la del agua. A l plantar lirios de agua (Nymphaea) jóvenes, levante los canastos sobre ladrillos. Bájelos al crecer las plantas.

Plantas marginales Fundamentalmente incluidas por sus flores y follaje ornamentales, éstas se cultivan en los bordes del estanque con las raíces en agua poco profunda. Los estanques ornamentales generalmente incluyen un banco para acomodar las plantas marginales, que o bien se pue­ den cultivar en canastos o en huecos di­ rectamente construidos sobre el banco (véase también «Construcción de maci­ zos de plantación», p. 251). La mayoría de las marginales requie­ ren 8-15 cm de agua encima de sus co­ ronas; puede ser necesario levantarlas por medio de ladrillos o bloques para asegurar que están a la profundidad ade­ cuada hasta que se establezcan. Las es­ pecies más vigorosas, conocidas como marginales profundas, deben plantarse a 30 cm de profundidad o más, o bien sobre un banco más profundo o en el fondo del estanque, lejos de los már­ genes. Al plantar marginales, tenga en cuen­ ta su altura, extensión y vigor. Plante las de crecimiento rampantc individualmen­ te en contenedores, para evitar que aho­ guen a las de desarrollo más lento. Si planta en contenedores, asegure siempre que existe bastante espacio para el de­ sarrollo de las raíces; para la mayoría de las marginales resulta necesario un con­ tenedor de al menos 23 cm de diáme­ tro. Plante en contenedores preparados

o en macizos de tierra negra y revista con ripia de guisante; si emplea contenedo­ res, coloque sobre el banco del margen o en el fondo del estanque, de manera que las plantas estén a la profundidad correcta.

Plantas de aguas profundas Al igual que las marginales, éstas gene­ ralmente se cultivan en contenedores o macizos acuáticos. Es mejor plantar la mayoría primero a poca profundidad, para que sus ho­ jas puedan flotar sobre la superficie y realizar la fotosíntesis al sol. Ya sea plantando en macizos o en con­ tenedores autoportantes, afirme bien las plantas en ei suelo, ya que son bas­ tante boyantes y pueden líegar a des­ plazarse. Plante siempre en tierra húmeda y empape los contenedores antes de su­ mergirlos en el estanque. Un revestido de gravilla pequeña o ri­ pia de guisante de 2,5 cm impedirá que la tierra flote y nuble el agua, y que los peces toquen las raíces. Al sumergir los contenedores en agua profunda, sujete cuerdas a los lados para formar asas; ello facilita en gran mane­ ra la ubicación y luego se podrá bajar­ los hasta el fondo.

Flotadoras de superficie En el caso de una plantación nueva, incluya flotadoras para desalentar la producción de algas. Cuando las plantas ornamentales estén más esta­ blecidas, debe retirar algunas de las flotadoras. En un estanque grande puede tender una cuerda a través de éste, para alcanzar las plantas. Las lentejas de agua son muy persisten­ tes, así que elija plantas menos vi­ gorosas. Las flotadoras no tienen anclaje, ya que sus raíces absorben alimento di­ rectamente del agua. Su posición ini­ cial carece de importancia porque los grupos flotan sobre la superficie im­ pulsados por el viento.

Las flotadoras (aquí, Stratiotes aloidesj se pueden colocar sobre la superficie del agua; en tiempo cálido se multiplican con velocidad.

P

l a n t a d o

y

S

u r t i d o

Plantar oxigenadoras Al plantar en un estanque nuevo, la incorporación de oxigenadoras es prioritario. Esto es a causa de que sus propiedades limpiadoras y oxigenadoras son vitales para la salud de los pe­ ces y el contenido de oxígeno del agua. Mantenga las plantas mojadas des­ pués de comprar y hasta que tenga que plantarlas. Incluso durante laplantación no deben exponerse al aire más tiempo de lo estrictamente ne­ cesario. La oxigenación depende de la es­ pecie, según la época del año y el pH del agua, así que plante una selección

Provisión de peces Al igual que las acuáticas, es mejor in­ troducir peces en el estanque durante los meses más cálidos. En temperaturas más frescas, los peces se vuelven semiinactivos y tienden a ser más propensos al estrés al ser movidos. Deje pasar al menos dos semanas des­ pués de plantar antes de introducir pe­ ces a fin de permitir que las raíces se es­ tablezcan. A menos que exista un filtrado suple­ P la n tas

de

de cuatro o cinco especies para asegu­ rar que prosperen el número de plantas suficiente como para mantener el nivel de oxígeno correcto a lo largo del año. Cultive únicamente una especie en cada contenedor para evitar que las plantas más vigorosas ahoguen a las más débiles. Prepare un canasto para plantar y efectúe agujeros en el suelo, después in­ troduzca manojos de esquejes en los agujeros y afírmelos. Cubra el suelo con gravilla o ripio de guisante, riegue a fon­ do y coloque el canasto en el fondo del estanque preparado a una profundidad de 45-60 centímetros. mentario, un exceso de peces podría es­ timular la producción de algas, que se alimentan de desechos excesivos. Como guía, calcule un máximo de 50 cm de longitud de cuerpo de pez (adulto) por metro cuadrado de superficie de agua o 5 por 1000 cm. Es aconsejable apro­ visionar el estanque en dos etapas, in­ troduciendo la mitad de peces entre 8 y 10 semanas antes que los demás. Ello permite que las bacterias que se alimen­ tan de desechos de peces se multipliquen hasta una nivel suficiente como para ab­

A guas P r o fu n d a s

y

Revisía un canasto y casi llénelo con tierra húmeda y afirme. Haga agujeros de plantado e introduzca manojos de esquejes (aquí, Lagarosiphon m ajor/

Afirme las plantas. Recorte el revestimiento sobrante, revista con 1-2,5 cm de ripia de guisante e introduzca el canasto en el estanque.

sorber los desechos. Si introduce dema­ siados de una sola vez el agua puede polucionarse y faltará oxígeno para los peces. Dejando una fuente o cascada conec­ tada durante la noche proporcionará un alivio temporal. En general, los peces se entregan den­ tro de un saco grande de plástico trans­ parente conteniendo un poco de agua e hinchado con oxígeno; no suelte el pez directamente dentro del estanque: son muy sensibles a cambios bruscos de tem­

peratura y es probable que la del agua sea más fría que la del saco. Deje flotar sin abrir sobre la superficie, hasta que la temperatura del agua del saco sea igual a la del estanque. En tiempo cáli­ do y soleado, sombree el saco con un pe­ riódico. Deje penetrar un poco de agua del es­ tanque dentro del saco antes de soltar el pez. No levante el saco para exami­ nar el pez de cerca, ya que esto les oca­ siona un estrés extremo.

M a r g in a l e s

Elija un canasto de plantado para albergar las raíces y revista con polipropileno de malla cerrada o arpillera.

Llene con tierra negra pesada y húmeda hasta al menos 5 cm de profundidad. Coloque la planta (aquí, Aponogeton distachyosj en el centro.

Añada más tierra hasta I cm del borde, afirmando la planta para que quede bien anclada.

Revista el contenedor con una capa de 2,5 cm de gra villa lavada o ripia.

Recorte el sobrante con tijeras. Sujete «asas» de cuerda en los bordes opuestos del canasto.

Sostenga el canasto por las asas y descienda suavemente sobre los bloques o el banco marginal. Suelte las asas.

Otras criaturas acuáticas Además de los peces, puede incluir otras formas de vida acuáticas dentro del es­ tanque, para que actúen como carroñeros. A menudo se venden los caracoles carroñeros con este fin y en los Estados Unidos, los Viviparus maniatus cum­ plen la misma función. Los caracoles de estanque comunes tienden a ser más bien un estorbo por­ que comen las hojas de los lirios. Los mejillones, especialmente el mejillón cis­ ne, son excelentes carroñeros, limpian­ do donde se ha sobrealimentado a pe­ ces decorativos. Los mejillones requieren aguas pro­ fundas que permanezcan frescas inclu­ so en verano. P eces

en un

E stanque

Deje flotar el saco sin abrir hasta que la temperatura del agua iguale la del estanque. Introduzca un poco de agua del estanque en el saco lentamente, antes de liberar el pez.

E

l

J

a r d í n

A

c u á t i c o

Cuidados rutinarios buena construcción y empla­ zamiento y un equilibrio correc­ to de agua, plantas y peces mantendrán el estanque sin problemas, pero ocasio­ nalmente puede requerir reparaciones estructurales, por ej. si el estanque fil­ tra o queda dañado. También debe con­ trolar las algas y malezas, mientras que muchas plantas se benefician de una di­ visión periódica. U

na

R e p a r a c ió n

Cualquier pérdida de agua repentina o persistente indica una filtración. Si un estanque filtra, es necesario vaciarlo y revisarlo. Aloje las plantas y peces en un contenedor adecuado, como una pisci­ na de chapoteo. 1.a mayoría de estanques pueden dre­ narse por medio de una bomba eléctrica o por un sifón. Primero controle que los bordes del estanque estén nivelados; el agua puede derramarse en la parte más baja. En el caso de una corriente de agua, apague la bomba y controle el ni­ vel del estanque de base: si fuera cons­ tante, el filtrado está en la corriente. de

G r ie t a s

Aplique cinta adhesiva selladora de dos caras encima del desgarro y deje que se vuelva «pringoso».

Revestimientos flexibles

Si el nivel del agua de un estanque re­ vestido baja o el flujo de agua en una corriente disminuye, controle que el bor­ de del revestimiento no se ha deslizado debajo del agua. Las filtraciones tam­ bién pueden estar causadas por aguje­ ros. La manera más sencilla de reparar un revestimiento de butilo es con tela ad­

en u n

Si la grieta fuese muy delgada, ensanche con martillo y escoplo.

R e v e s t im ie n t o F le x ib l e

j Seque la zona de revestimiento dañada y limpie cuidadosamente con alcohol metílico y un trapo suave.

Reparaciones estructurales

R e p a r a c ió n

de

E stanque

de

C em ento

Limpie de algas y desechos la zona circundante con un cepillo de alambre.

para

E stanques

Recorte un trozo de revestimiento y apriete, sujetando al adhesivo; compruebe que los bordes estén pegados.

hesiva por ambos lados, disponible en proveedores de jardines acuáticos. Éste sirve para sujetar un trozo de revesti­ miento de butilo sobre,el agujero. Pue­ de volver a llenar el estanque después de una hora. Estanques y unidades prefabricadas Si un estanque o unidad de corriente de agua tienen un soporte inadecuado o el suelo debajo de éstos no está correcta­ mente consolidado, puede llegar a par­ tirse por el peso del agua. Repare las grietas con un equipo de reparaciones de fibra de vidrio, al igual que para ca­ rrocerías y cascos de embarcaciones. Deje que el compuesto endurezca por completo, ya que puede ser tóxico en es­ tado fluido. Antes de volver a llenar con agua, asegure que la base esté firmemen­ te asentada y que la tierra alrededor esté compactada para soportar la presión del agua. En el caso de unidades rígidas traba­ das, controle el sellado alrededor de los tornillos y vuelva a sellar si fuera ne­ cesario. Kstanques de cemento

Las filtraciones más comunes ocurren a través de grietas generadas por heladas o por sedimentación. Examine el estan­ que con cuidado, ya que el agua puede filtrarse incluso a través de grietas dimi­ nutas. Si la grieta es muy fina, en gene­ ral es necesario ensancharla y eliminar escombros sueltos antes de sellarla con mortero. Deje secar y pinte con sellador.

rrollo desagradable pero inocuo de algas. Algas Las algas dependen para sobrevivir de la luz solar, el dióxido de carbono y sa­ les minerales disueltas. Reduzca la can­ tidad de luz que reciben, cultivando plantas suficientes (lirios acuáticos, acuáticas de aguas profundas y flotado­ ras) para que sus hojas flotantes cubran entre 50 y 70 por ciento de la superficie del agua. La introducción de oxigenadoras, eficaces para absorber minerales y dióxido de carbono, ayuda a la inani­ ción de las algas. Además, cuide de re­ ducir la presencia de material orgánico, retirando flores y hojas muertas y po­ dridas con regularidad. En un estanque recién plantado o en uno recién limpiado el agua puede vol­ verse verde a causa de las algas; dicho problema se resuelve sólo después de un tiempo corto. Si el agua está persistentemente tur­ bia, incluso con una población adecua­ da de hojas flotantes y sumergidas, pue­ de ser necesario el uso de un alguicida o, en aguas muy ácidas, un cambio en el pH; éste último debe ser gradual, agre­ gando pequeñas cantidades de piedra caliza desmenuzada una vez a la sema­ na, hasta que el agua se vuelva neutra. En el caso de un estanque pequeño, con una superficie de 4 m o menos, no in­ troduzca más de 110 gr de piedra caliza por aplicación. Capa de maleza

Una forma filamentosa de alga (Spyrogira) en forma de capa de maleza se en­ cuentra a veces en estanques de aguas que, por otra parte, son claras; si no se las controla, ahogan las plantas y res­ tringen el movimiento de los peces. Re­ tire periódicamente enrollando sobre un palo o levantando con un rastrillo; en casos graves, emplee un alguicida. E l im in a c ió n

de

M a leza s

Calidad del agua Llene la grieta con mortero o un sellador patentado por medio de una paleta. Deje secar.

4

Pinte con un sellador para estanques para evitar que cualquier toxina lixivie el agua.

Una vez establecido el equilibrio entre plantas y fauna, el agua debe permane­ cer clara sin requerir otros cuidados. Pero si se producen cambios notables en la cantidad de peces o plantas o si hay una irrupción repentina de agua corrien­ te o de inundación, puede alterarse el equilibrio del agua y aparecer un desa­

Introduzca un palo en una masa de malezas (Spirogyra) y enrolle. La maleza se enrolla sobre el palo y puede retirarse.

E x pu rg ad o

P elota F lo ta n te

O x ig e n a d o r a S o b r e c r e c id a El expurgado de las oxigenadoras evita que se apiñen. No elimine demasiadas, ya que podría dejar la superficie del estanque demasiado expuesta al sol y ello permitiría la proliferación de algas. Es mejor expurgar las oxigenadoras poco y a _______ menudo. En primavera u otoño, expurgue las plantas sumergidas sobrecrecidas, ya sea «peinándolas» de la superficie de! agua con un rastrillo o levantando el canasto y recortando con un cuchillo a f ilado. de una

2

Elimine el material muerto con rapi­ dez, ya que la materia en descomposi­ ción reduce el contenido de oxígeno del agua.

general normalmente hace que sea ne­ cesario controlarlas más que estimular­ las, aunque algunos cultivares de lirios necesitan algún alimento (véase 248).

Limpieza del estanque Si el agua se mantiene libre de hojas caí­ das y las plantas se recortan con regu­ laridad, sólo habrá que limpiar el estan­ que cada varios años para eliminar la materia orgánica podrida del fondo. Después de la limpieza, debe volver a equilibrar la química del agua cuidado­ samente.

Aclarado y división A fines de primavera y principios de oto­ ño aclare o divida las plantas sobrecre­ cidas o que abruman a sus vecinas. Re­ tire las plantas desarrolladas en contenedores y controle si las raíces es­ tán apiñadas. Si fuera así, retire del con­ tenedor y divida con horcas manuales espalda con espalda o a mano. Puede tener que cortar o partir las raíces api­ ñadas o gruesas con una pala o cuchi­ llo. Replante los terrones divididos de manera individual. Después de la primera estación de de­ sarrollo, las oxigenadoras sumergidas pueden sobrecrecer y quedar enredadas de malezas. En estanques pequeños, re­ sulta fácil entresacar oxigenadoras, arrancando algunos manojos; en estan­

Cuidado de plantas y control Las plantas acuáticas no requieren mu­ cha atención, pero una división y un cambio de tiesto periódicos ayuda a mantenerlas sanas y atractivas. Su vigor C a m bio d e T ie st o Las plantas cultivadas en contenedores acabarán por tener las raíces apiñadas y requieren un aclarado. Las raíces que asoman a través del contenedor indican que hay que dividir la planta y cambiarla de tiesto. Esta planta es Iris pscudacorus.

de una

En invierno deje flotar una pelota sobre el agua. Cuando se forme hielo, vierta agua hirviendo sobre la pelota, retírela y cubra el agujero con un saco.

ques más amplios emplee un rastrillo para arrancar el desarrollo excesivo. O bien retire el contenedor del estanque y recorte las plantas hasta la mitad o un tercio. No expurgue todas las plantas drásticamente, ya que ello ocasiona un cambio repentino en el equilibrio del agua y estimula la producción de algas.

Mantenimiento en otoño La tarea otoñal más importante es man­ tener el estanque libre de vegetación en descomposición. Cuando las plantas al borde del agua comienzan a extinguir­ se, elimine el follaje muerto y en des­ composición con regularidad y pode el desarrollo suplementario de las sumer­ gidas. Si hay árboles y arbustos cadu­ cos en las cercanías, cubra la superficie del estanque con una red de plástico de galga fina para recoger las hojas caídas

M

Retire la planta del contenedor y divida en terrones más pequeños, extrayendo las raíces a mano. Las muy apiñadas pueden separarse con dos horcas espalda con espalda.

3

Vuelva a colocar cada planta en un contenedor separado Heno de tierra húmeda. Riegue bien y revista con gravilla o ripia antes de colocar en el estanque. Recorte la arpillera sobrante con tijeras.

y mantenga en el lugar hasta que los ár­ boles hayan perdido el follaje. En zonas frías, proteja las plantas no resistentes retirando del estanque y co­ locando en un cubo de agua en un sitio libre de heladas para que invernen. Cor­ te las cápsulas de semillas maduras de las invasoras para evitar que inseminen. Alimente los peces antes de que entren en hibernación. Si hay una bomba instalada, retire del estanque y limpie completamente. Reemplace partes desgastadas y alma­ cene en un lugar seco hasta la primavera.

Cuidados de invierno En invierno puede formarse hielo, atra­ pando el gas metano generado por la ve­ getación sumergida descomponiéndose, cuyos efectos son potencialmente leta­ les para los peces. El hielo también pre­ siona contra las caras de los estanques de cemento al expandirse y puede cau­ sar grietas. Si mantiene una pequeña zona del estanque libre de hielo lo evi­ tará, permitiendo que el metano esca­ pe. Deje flotar una pelota en la super­ ficie o utilice un calentador de estanques flotante eléctrico.

Plagas y enfermedades Las plagas son un problema menor en un estanque con peces porque éstos de­ voran las larvas de los insectos. Cual­ quier infestación se puede limpiar a mano o lavando las plantas con una manguera; el uso de rocíos insecticidas resulta inadecuado para jardines acuá­ ticos y muy tóxico para los peces. A fi­ nes de verano, los pulgones (p. 550) a menudo atacan las partes aéreas de los lirios acuáticos y otras plantas, decolo­ rando y pudriendo. Elimine con un cho­ rro de agua o sumerja las hojas 24 ho­ ras por medio de un trozo de arpillera. Las enfermedades que afectan a las acuáticas son relativamente pocas y en general afectan a los lirios. Una enfer­ medad fungal se conoce por un amari­ lleo o manchado prematuro de las ho­ jas. Si los síntomas persistieran, trate la planta afectada con fungicida de cobre en un tanque separado.

E

l

J

a r d í n

A

c u á t i c o

Propagación s posible propagar la mayoría de las acuáticas, en especial las mar­ ginales, dividiéndolas. También se em­ plean otros métodos, según el tipo de planta: p. cj. se propagan muchas oxi­ genantes sumergidas y algunas margina­ les reptantes por medio de esquejes, mientras que una serie de plantas flo­ tantes produce rastreras, plántulas o turiones, que se transforman en plantas nuevas. Las especies amantes de la hu­ medad que crecen alrededor del borde de los estanques, así como algunas acuá­ ticas, pueden cultivarse a partir de se­ millas o multiplicarse por división. Es mejor tomar esquejes y dividir plantas a principios de verano, cuando las temeperaturas elevadas y las largas horas de sol proporcionan condiciones E

P l a n ta s P r o p a g a b l e s a p a r t ir d e E s q u e je s d e L eña Blanda

Bacopa monnieri Cabomba caroliniana # Callitrlche hermaphroditica Ceratopliyllum demersum Decodon verlicillatus Egeria densa * Hydrilla verticillata Hydrocleys parviflora * Hygrophila polysperma # Lagarosiplion major Limnopliila lieterophylla Ludwigia arcuata Myriophyllum, algunas * Potamogeton crispus Tillaea recurva Trapa natans

excelentes para el desarrollo de plantas nuevas.

Rizoma Acorus calamus Butomus umbellatus Calla palustris Caltlia palustris

O c

Cryptocoryne ciliata * Damasonium alisma Decodon verlicillatus Eriophorum angustifolium C lave

♦ No resistente

por

E s q u e je s

de

M adera

División Un gran número de plantas marginales se propaga por división, la técnica a uti­ lizar dependerá tanto del sistema de raí­ ces de la planta como de su pauta de de­ sarrollo. Para más información, véase «Divi­ sión de perennes», p. 164. Plantas de raíces fibrosas o reptantes

Las plantas que poseen raíces extensas fibrosas o reptantes, como Typha latifolia, se pueden dividir separando los ri­ zomas. Separe éstos con las manos; si las raíces están apiñadas, separe con dos horcas espalda con espalda, haciendo palanca. Cada porción dividida debe poseer un punto de crecimiento (un vástago termi­ nal colocado horizontalmente). Elimi­ ne las raíces marrones viejas y las hojas muertas. Recorte las raíces nuevas antes de vol­ ver a plantar en contenedores individua­ les. Nivele el suelo con la base de los vástagos. Afirme y revista ligeramente con gravilla. Cubra el contenedor con 5-8 cm de agua. Se puede dividir Butomus umbella­ tus pero también propagar a partir de bulbilos que se forman en las axilas de las hojas. Éstos se separan y después si­ guen desarrollándose individualmente (véase i .ir io s , Propagación a partir de bulbilos de tallo, p. 243). Plantas rizomatosas

En el caso de plantas de raíces rizomatosas sólidas, como los lirios, separe la masa de raíces y corte en secciones con un cuchillo afilado, cada uno con al me­ nos un brote y algunas raíces jóvenes. Corte las raíces largas y recorte el folla-

P la n tas A c u á t ic a s D iv isibles Tubérculos Aponogeton distachyos Colocasia esculenta # Nelumbo nucífera * Zantedeschia, algunas *

P r o p a g a c ió n

D iv is ió n

de

En primavera y verano, corte brotes jóvenes sanos (aquí, de Myriophyllum/ Átelos con alambre formando manojos de 3 a 6 esquejes de 10-15 cm de longitud. je si fuese necesario. No lo recorte has­ ta debajo del nivel del agua ya que el te­ jido superficial recién cortado puede pu­ drirse. Plante la división en un contenedor adecuado, afirmando la tierra alrededor de las raíces pero dejando el rizoma casi descubierto. Cubra la tierra con una capa de gravilla y sumerja el contene-

Con un plantador, haga agujeros en tierra húmeda en una cesta para plantar revestida de arpillera. Introduzca los manojos de esquejes a una profundidad de unos 5 centímetros. dor en el estanque de manera que las raí­ ces estén cubiertas por 5-8 cm de agua. I>as rizomatosas de tallos reptantes su­ perficiales, como Calla palustris, pue­ den retirarse y dividirse en secciones, cada una con un brote. Vuelva a plantar las secciones indivi­ dualmente, al igual que para las demás rizomatosas.

D iv isió n d e R iz o m a s F ibro so s Retire la planta del contenedor o levántela del suelo con una horca. Introduzca dos horcas espalda con espalda dentro del terrón de raíces y separe haciendo palanca, dividiendo la planta. Recorte y vuelva a plantar las divisiones. Esta planta es Acorus calamus.

P l a n t a s R iz o m a t o sa s



Retire la planta (aquí, Acorus calam us/ Separe la masa de raíces con las manos. Cada trozo debe tener un buen sistema de raíces y vastagos sanos.

Recorte las raíces largas y el follaje con un cuchillo afilado, dejando entre una tercera parte y la mitad de la longitud original.

Revista un contenedor con arpillera y llene a medias con tierra húmeda. Plante cada división de manera que el rizoma quede apenas cubierto por una capa delgada de tierra.

P

Esquejes Es fácil propagar la mayoría de oxigenadoras sumergidas por esquejes de leña blanda tomados en primavera o verano; este procedimiento también ayuda a controlarlas. Las plantas oxigenadoras de desarrollo rápido, tales como Elodea canadensis o Potamogeton crispus, tie­ nen que ser reemplazadas regularmen­ te por plantas nuevas. Prepare los esquejes cortando vástagos jóvenes sanos e introduzca en ties­ tos o bandejas de tierra negra y sumer­ ja. Los esquejes pueden introducirse de manera individual o atados en peque­ ños racimos de seis. Los esquejes de al­ gunas plantas reptantes marginales, como Mentlia aquatica y no-me-olvides acuático (Myosolis scorpioides), deben introducirse individualmente, no en racimos. Los esquejes se establecen con velo­ cidad y puede colocarlos en tiestos y plantarlos en su posición correspondien­ te después de dos o tres semanas.

Rastreras y plántulas Muchas de las plantas flotantes que son invasores en los lagos y ríos tropicales se propagan por medio de rastreras o plántulas producidas sobre vástagos ad­ venticios largos. El jacinto de agua (Eichhornia crassipes) y Pistia stratio­ tes pueden poblar amplias zonas acuá­ ticas de esta manera. En aguas poco profundas, las plán­ tulas jóvenes arraigan con velocidad en el fango fértil del fondo, absorbiendo nutrientes frescos y produciendo aún más rastreras. Las plántulas pueden ser, sencillamen­ te, separadas y se reemplazan sobre la superficie para seguir creciendo indivi­ dualmente. Una forma enana del papiro de pa­ pel egipcio, Cyperus papyrus ‘nanus’ (sin. C. papyrus ‘Viviparus’) forma plántulas jóvenes en el capítulo. Si do­ bla el capítulo y lo sumerge en un con­ tenedor con tierra y agua, las plántulas arraigan y se desarrollan; éstas pueden dividirse y colocarse en tiestos de ma­ nera individual.

P r o p a g a c ió n

de

R a strera s

1

o

P lántulas

2

Algunas flotadoras (aquí, Coloque los acodos jacintos de agua, Eichhornia directamente sobre la crassipes,) forman hijuelas. En superficie del agua, sosteniendo primavera retire los hijuelos de la suavemente hasta que flote planta madre, cortando el tallo cabeza arriba. que las conecta.

desarrollen en plantas jóvenes antes de retirar y plantar en sus nuevas ubica­ ciones. También puede recolectar turiones en otoño y almacenarlos en tierra negra en una bandeja semillera sumergida, cu­ bierta por 15 cm de agua a lo largo del invierno. En primavera, cuando los brotes emergentes flotan hasta la superficie, pueden ser recolectados y plantados en contenedores con tierra negra.

Semillas La mayoría de las amantes de la hume­ dad y algunas acuáticas, comprendien­ do Aponogeton dislachyos, Euryale ferox, Orontium aqualicum, Trapa natans y lirios acuáticos tropicales (véase Lirios acuáticos resistentes y tropicales, p. 248) pueden cultivarse a partir de semillas maduras recolectadas en verano u otoño. Conserve las semillas frescas y húme­ das hasta plantar. Si utiliza semillas se­ cas, la germinación se retrasará o las se­ millas pueden dejar de ser viables. Las semillas de las acuáticas deben cultivarse en condiciones sumergidas o parcial­ S ie m b r a

de

mente sumergidas, similares a su hábi­ tat natural. Al plantar semillas, prime­ ro prepare contenedores —como bande­ jas o cacharros semilleros— llenos de tierra para acuáticas adecuado o tie­ rra negra de jardín tamizada en un ta­ miz de 7 milímetros. El medio de desarrollo no debe con­ tener fertilizantes, ya que estimulan la producción de algas, que ahogarían los plantones que germinan. Siembre en la superficie del medio de desarrollo y después cubra con una capa fina de gravilla, antes de colocar la ban­ deja en un contenedor grande e imper­ meable, como un bol de plástico o un acuario. Llene el contenedor con agua hasta cubrir la bandeja y déjela sobre un ban­ co de invernadero en sombra parcial o en un alféizar bien iluminado, a una temperatura mínima de 18° centígrados. Las semillas han de empezar a germi­ nar la primavera siguiente. Cuando aparezca el primer par de ho­ jas legítimas, trasplante los plantones cuidadosamente a tiestos individuales y deje inmersos en agua dentro del inver­ nadero un año más. Transfiera las plan­ tas al estanque en primavera, cuando el agua se entibie.

r o p a g a c i ó n

P l a n t a s A c u á t ic a s D iv isib les ( c o n t .) Rizoma (cont.) Lysichiton Mentha aquatica Menyanthes trifoliata Myosotis scropioides Nuphar lutea Peltiphyllum peltatum Pontederia cordata Ranunculus lingua Sagittaria sagittifolia Saururus cernuus Thalia dealbata # Typha latifolia Lysichiton camtschatcensis

Esquejes Eichhornia crassipes # Hydrocharis morsus-ranae Limnanthemum lacunosum Limnobiutn stoloniferurn Marsilea quadrifolia Pistia stratiotes * Sagittaria gramínea, S. sagittifolia ‘Flore Pleno’ Salvinia auriculata * S. natans # Stratiotes aloides

Plántulas Aponogeton undulatus * Azolla caroliniana # boldellia ranunculoides Ceratopteris cornuta # Eichhornia crassipes * Hottonia palustris Nuphar advena Nymphaea, algunas * Utricularia exoleta * Wolffia arrhiza # Cl.AVK

# No resistente

S em illa s

Turiones Algunas acuáticas, p. ej. Hydrocharis morsus-ranae, producen brotes hincha­ dos, conocidos como turiones, que se se­ paran de la planta madre y sobreviven al invierno en el fondo del estanque. En primavera, éstos suben hasta la super­ ficie del agua y se convierten en plan­ tas nuevas. Los turiones de Hottonia palustris se desarrollan del fango en primavera, sin flotar hasta la superficie. Como son di­ fíciles de recolectar, espere hasta que se

1

Siembre de manera homogénea, sacudiéndolas desde un papel sobre el tiesto lleno de tierra para acuáticas afirmado o tierra de jardín tamizada.

2

Cubra las semillas con una capa delgada de gravilla fina. Después coloque dentro de un cuenco de plástico amplio.

Agregue agua poco a poco hasta cubrir el tiesto. Coloque en un lugar bien iluminado a 18° C hasta que germinen.

11

C actus y otras Su c u l e n t a s os c a c t u s y o t r a s suculentas despliegan una variedad única de tamaños y aspectos y muchos colores y texturas. A Igunos son de superficie lisa y gruesa, mientras que otros tienen espinas curvadas o rectas, a veces coloridas, o están cubier­ tas de pelos sedosos. Sus formas varían entre las rosetas simétri­ cas de Echeveria hasta las Echinocactus gruesas y globulares y las columnas acanaladas y los candelabros de algunos cactus del de­ sierto. Muchos florecen sólo brevemente y tienen flores grandes y de colorido brillante, mientras que otros florecen durante pe­

L

ríodos más largos con flores exquisitas. En los climas frescostemplados, la mayoría de cactus y otras suculentas se cultivan en el invernadero o como plantas de interior, pero las especies más resistentes también proporcionan un bello despliegue en los jar­ dines. En los climas más cálidos, existen posibilidades de crear un jardín desértico exterior. Cultivados individualmente o agru­ pados para que contrasten sus form as y texturas, la diversidad de cactus y otras suculentas y su tolerancia a las condiciones secas los hacen ideales para contenedores en interior y exterior.

Diseño con cactus y otras suculentas cactus son oriundos de las regiones desérticas de Esta­ dos Unidos y México, donde las lluvias son pocas e intermitentes y existen gran­ des extremos de temperatura. Por el con­ trario, algunos de los cactus más florí­ feros son originarios de los bosques tropicales lluviosos de América Central y del Sur. Estas plantas son generalmen­ te epífitas, es decir que crecen sobre otras, ya sea entrelazadas a través de ár­ boles anfitrión o albergadas en nichos de las ramas. Otras suculentas aparecen en una gama de hábitats mucho más amplia que la de los cactus y, al encontrarse en al menos 20 familias de plantas, mues­ tran una gran diversidad de caracterís­ ticas. Sus hábitats naturales compren­ den las regiones semi-áridas de América Central, Africa y Australasia, además de los climas más templados y frescos de Asia, partes septentrionales de Europa y América. M

uchos

Características de las suculentas Los cactus y otras suculentas muestran un cierto número de adaptaciones, como un tamaño de hojas reducido y la pér­ dida de éstas en tiempos muy secos, di­ señadas para conservar agua reducicndo'la transpiración. Pero la característica distintiva común a todas es la presen­ cia de tejido pulposo para conservar el agua en los tallos, hojas o raíces. Este

tejido es el que permite que almacenen agua para soportar grandes períodos de sequía. Los cactus son fáciles de diferenciar de otras suculentas por estructuras de­ nominadas aureolas: los crecimientos tipo almohadilla sobre sus tallos, de los que se desarrollan las espinas, pelos, flo­ res y vástagos. Las suculentas pueden dividirse libre­ mente en tres grupos, según la parte de la planta que contiene el tejido conser­ vador de humedad. Algunos géneros, por ej. Euphorbia, pueden estar repre­ sentados en más de un grupo. La ma­ yoría de los cactus son suculentas de tallo, al igual que algunas plantas sucu­ lentas del grupo de las familias de las Asclepiadáceas y Euforbiáceas. Otras, comprendiendo Aloe, Echeveria, Lithops y Sedum, son suculentas de hoja. Las del tercer grupo se conocen por el nombre de suculentas caudiciformes y tienen el tejido conservador de agua en un rizoma hinchado (el caudex), aunque éste frecuentemente se extiende dentro del tallo, como en Adenium obesum. Las plantas de este grupo se encuentran generalmente entre las familias de las Apocináceas, Cucurbitáceas y Convol­ vuláceas.

Forma y hábito Las diversas formas y características de desarrollo de los cactus y otras suculen­ tas sirven para crear una gama de efec­ tos. Las elevadas columnas de Cleislo-

U n G r u p o N a t u r a i.

Una colección de suculentas crea un panorama impresionante. Aquí, Euphorbia canariensis se eleva sobre Agave americana ‘Variegata’ y A. attenuata.

S u c u l e n t a s F l o r id a s

Ferocactus setispínus

Oroya neoperuviana

Parodia chrysacanthion

Strombocactus disciformis

l.ithops pseudotruncatella var. putmonuncula

Rebutía muscula

V a r ie d a d df . F o r m a s

Las hojas fuertes y arquitectónicas de Agave americana (centro) son un buen contraste para las espigas de flores naranjas de las especies de Aloe (izquierda) y las hojas verde grises alicaídas del cultivar de Senecio. cactus strausii generan líneas verticales fuertes que contrastan con plantaciones de formas más pequeñas y esféricas en la parte delantera, como Echinocactus grusonii o los segmentos aplanados ca­ racterísticos de algunas especies de Opuntia. Varias especies son reptantes, lo que agrega un elemento horizontal al dise­ ño. Carpobrotus edulis , además de es­ pecies de Lampranthus y Ruschia crean alfombras densas que son excelentes ta­ pizantes. Las trepadoras suculentas, p. ej. las especies de Ceropegia woodii y Schlumbergera y Rhipsalis, producen cascadas de tallos u hojas delgadas, que presen­ tan su mejor aspecto en cestas colgan­ tes. Algunas son trepadoras reptantes: las especies de Aloe ciliaris y SeleniceS u c u l e n t a s R e s is t e n t e s

y

reus agregan altura a plantados mixtos sostenidas por espalderas o las ramas de un árbol. En los climas cálidos y libres de he­ ladas, los tallos articulados y trepado­ res de las especies de Hylocereus presen­ tan el mejor aspecto cuando se des­ pliegan en desorden sobre muros.

Cactus floridos y otras suculentas Éstos a menudo producen flores exqui­ sitas y florecerán regularmente una vez alcanzada la madurez, aunque ésta pue­ de tardar entre un año y cuarenta. La mayoría florece de día y algunas flores

S e m ir e s is t e n t e s

Beschorneria Maihuenia poeppigii yuccoides(semiresistente) (resistente)

Sedum spectahile 'Brilliant’ (resistente)

individuales perduran varios días. Algu­ nos cactus epífitos son de floración in­ vernal y tienen flores que aparecen su­ cesivamente a lo largo de períodos ex­ tensos. Pero otras, sin embargo, florecen sólo brevemente, y sus flores aparecen poco después del atardecer y se extinguen al avanzar la noche. Muchos de los cactus grandes en forma de columna producen pimpollos que se abren gradualmente durante el atardecer y se extinguen al amanecer. Las flores, a menudo de apariencia delicada y textura sedosa, son general­ mente muy grandes comparadas con el tamaño de la planta y la gama de colo­ res ocupa el extremo cálido del espec­ tro, con una profusión de amarillos opu­ lentos, escarlatas cálidos y carmines vividos. Cierto número de géneros, en especial los de la familia de las Mesenbriantemáceas y algunas de las epífitas, tiene flo­ res dulcemente perfumadas. Algunas especies, particularmente los miembros de las Agaváceas son monocárpicas, es decir, que mueren después de haber florecido y haber producido se­ millas. Con frecuencia, algunos retoños pe­ queños y no floridos se forman alrede­ dor de ía roseta florida y florecen en años subsiguientes.

Despliegue exterior Agave filifera (semiresistente)

Opuntia humifusa (resistente)

Sempervivum montanum (resistente)

Con una selección cuidadosa y un buen arreglo se pueden cultivar colecciones bonitas de cactus y otras suculentas en el exterior, incluso en condiciones más bien frescas.

Pero pocas suculentas toleran una hu­ medad excesiva; incluso las especies re­ sistentes requieren un buen drenaje: és­ tas crecen bien en macizos elevados donde el agua drena libremente. Entre las más resistentes se encuentran Opuntia humifosa, Sedum y las siem­ previvas mayores (Sempervivum), jun­ to a algunas especies de Crassula y Um­ bilicus. Con un drenado profundo y un buen caldeado en verano, algunos cactus del desierto, particularmente ciertas especies de Lampranthus y Opuntia, resisten sor­ prendentemente las bajas temperaturas, pero no la combinación de frío y humedad. En las zonas templadas de pocas he­ ladas, la gama de plantas se amplía, con la inclusión de las rosetas espectacu­ lares de Agave americana y sus culti­ vares, A. filifera y Beschorneria yuccoides. Las especies semiresistentes necesitan un emplazamiento bien drenado, abri­ gadas por un muro cálido y soleado para mayor protección. En sitios donde es poco probable que las temperaturas caigan por debajo de los 7°-10° C, como en el sur y el sudoes­ te de Estados Unidos y las partes más meridionales de Europa, existen pocas restricciones al elegir suculentas para el exterior. Plantaciones mixtas Al cultivar suculentas y no suculentas juntas, es importante elegir plantas que tengan necesidades similares de luz, tipo de suelo y riego. En jardines libres de heladas, las no suculentas compatibles comprenden es­ pecies de Fuchsia, Nerium, Gazania y Rehmannia, todas ellas aptas para pro-

porcionar, a un tiempo, colorido y va­ riedad. Los bulbos y rizomas de las especies como Clivia, Cyrtanthus y Sprekelia también son una buena elección en plan­ taciones mixtos. En regiones más frescas, las especies anuales y las plantas que son cultivadas como anuales, tales como las especies de Lampranthus y Portulaca grandiflo­ ra, son adecuadas para plantar en el ex­ terior entre grupos de cactus perennes y suculentas. Jardines desérticos En climas áridos, donde las temperatu­ ras pocas veces descienden debajo de los 10° C, es posible cultivar la gama com­ pleta de cactus y otras suculentas en un jardín desértico, creando un bonito ele­ mento paisajístico. En lugares de subsuelos muy pesados, es posible cultivar colecciones de plan­ tas en macizos en relieve con la finali­ dad de asegurar el excelente drenaje que estas plantas requieren. Use especies más pequeñas en la parte delantera del macizo para que su deli­ cada belleza no quede oculta por las plantas más altas. Deje el espacio suficiente para que pueda tener lugar el desarrollo comple­ to de las plantas que forman grupos, como, por ejemplo, las especies de Echeveria, llawortltia y Mammillaria. Estas especies de desarrollo bajo que forman racimos florecen en períodos di­ ferentes entre primavera y otoño, pro­ porcionando color durante los meses más cálidos. Para una plantación de contrafondo, resultan ideales los cactus y otras sucu­ lentas columnares y elevadas. Elija, a tal efecto, plantas como, por ejemplo, Ceplialocereussenilis, alta y de tallo único, Cleistocactus strausii ramificada, o la forma elevada tipo árbol de Euphorbia candelabrum. P la n t a d o M ix t o

Las rosetas pulidas y los capítulos delicados de Echeveria proporcionan un contraste delicado con las hojas tipo faja de Agace filifera (centro), el punto de atención de este atractivo arreglo.

U n J a r d ín D e s é r t ic o

Las ramas de Euphorbia candelabrum equilibran los cactus redondeados y en forma de columna que completan esta llamativa selección.

Contenedores en el exterior La mayoría de los cactus y suculentas tienen raíces poco profundas y crecen bien en contenedores. Elija aquellos que realcen el aspecto y la forma de las plan­ tas: un cuenco amplio y bajo, por ejem­ plo, resulta ideal para el despliegue de especies de desarrollo bajo y reptante, mientras que las de formas más marca­ das, como Agave attenuata, resultan mucho más adecuadas para tiestos o ur­ nas grandes. Las jardineras resultan particularmen­ te muy útiles para combinar plantas de hábitos y tamaños harto diferentes, y las cestas colgantes son adecuadas para ex­ hibir las especies trepadoras y colgantes.

Kleccinn y emplazamiento de las plantas En regiones frescas, pero donde las tem­ peraturas pocas veces descienden bajo cero, muchas especies prosperarán en el exterior colocadas en jardineras y ties­ tos, a condición de estar elevadas sobre el suelo para que el agua drene con fa­ cilidad. Una posición cálida y protegida, como un rincón en un patio o balcón cubierto, donde es más fácil proteger­ las de la lluvia, resulta ideal. Las formas tipo follaje de Sedum y las rosetas pulidas de Sempervivum sir­ ven como contraste con las formas ho­ josas y flores brillantes de las especies y cultivares de Lewisia o con Echinocereus viridiflorus, de flores verdes, y las flores escarlatas de principios de vera­ no de Lobivia silvestri. Otras especies, U n C ontenedor E x t e r io r

Esta colección de cactus colgantes, extendidos y altos y otras suculentas crea un elemento decorativo e inusual.

como Agave parryi, que posee rosetas simétricas de hojas regordetas verde gri­ ses u Opuntiu potyacantha, con su des­ pliegue brillante de flores amarillas, con­ figuran centros de interés llamativos cultivadas individualmente en cuencos amplios. En climas cálidos existe mucho ma­ yor campo para el cultivo de cactus y otras suculentas en contenedores en el exterior. En tiestos grandes, agrupe las plan­ tas que florecen en períodos diferentes y tienen follaje de aspectos llamativo: Aeonium arboreum de hojas púrpura, Aloe barbadensis, de flores amarillas y Crassuta falcata de llores escarlatas, proporcionarán interés estructural a lo largo de todo el año, así como flores atractivas durante de los meses más calidos. En los sitios donde las temperaturas no bajan de los 13° C, muchos cactus enanos, como las especies y cultivares de Gymnocalycium, Mammillaria y Re­ butía producen despliegues fascinantes de formas y texturas en cuencos y jar­ dineras en el exterior. Estas especies enanas y arracimadas también despliegan colores magníficos, que perdurarán durante semanas en verano.

Despliegue interior El medio protegido del jardín de invier­ no o del invernadero, que permite un control casi completo de la humedad, luz, temperatura y agua, ofrece condi­ ciones ideales para una variedad exten­ sa de cactus y otras suculentas: la ma­ yoría de las plantas recomendadas para cultivar en el exterior en climas cálidos prosprerarán a cubierto en regiones más frescas. Las adaptaciones que han hecho es-

desarrollarse y florecer correctamente. Éstos comprenden las especies trepa­ doras de Selenicereus (la más notable es la especie de Reina-de-la-noche, S. grandifloras) y varias de las espe­ cies Hylocereus; todas prefieren luz fil­ trada. Al dibujar los planos para un inver­ nadero o jardín de invierno, combine grupos de cactus y otras suculentas con necesidades de cultivo similares para fa­ cilitar su conservación.

Cultivo en contenedores de interior U n M a c iz o I n t e r io r

El follaje claro de Agave americana ‘Medio-picta’, realzado por las rosetas de Orostachyis chanetii, es un buen centro en este macizo de invernadero. tas plantas para sobrevivir en medio am­ bientes áridos y duros en la naturaleza también las adecúan a las condiciones secas y cálidas del hogar con calefacción central, donde muchas otras no prospe­ rarían. La variación de sus aspectos y hábi­ tos —y sus bellas flores— aseguran el interés que estas plantas ofrecen todo el año y, puesto que las especies dife­ rentes están adaptadas a una varie­ dad de condiciones medioambientales, se las puede seleccionar para que se ade­ cúen a diferentes lugares dentro del hogar. Provisión de condiciones adecuadas

La gran mayoría de cactus y otras su­ culentas requieren niveles elevados de luz, calor y buena ventilación para pros­ perar, aunque algunas, en particular las suculentas de hojas, podrían necesitar una protección del sol directo para evi­ tar el abrasado de las hojas. Existe un grupo importante que re­ quiere condiciones sombreadas o al me­ nos una luz filtrada: éstas son las epífi­ tas procedentes de los bosques húmedos de América central y del sur. Las epifítas se encuentran entre los cactus y otras suculentas más floríferas y son muy eficaces para agregar pince­ ladas audaces de color a rincones um­ bríos del hogar o jardín. Las más conocidas de este grupo son los cactus de Navidad (Schlumbergera bridgesii), Rhipsalidopsis gaertneri y R. rosea. Algunas de las más hermosas son los híbridos logrados al cruzar las especies de Epiphyllum con las de Echinopsis, Heliocereus, Hylocereus y Nopalxochia. Estos híbridos producen flores bellí­ simas a veces fragantes en primavera y verano, en colores que van desde el blan­ co puro a través del crema, amarillo y naranja, hasta el rojo y el púrpura más intensos.

Plantas para el invernadero y el jardín de invierno

Las plantas para invernadero y jardín de invierno pueden cultivarse en tiestos o macizos abiertos, ya sea a nivel del sue­ lo o sobre bancos. Si planta en macizos abiertos podrá cultivar especies más grandes e incluso crear un jardín desér­ tico en miniatura. Durante el desarrollo, muchas espe­ cies de hábitats cálidos requieren clari­ dad, atmósfera bastante seca y una tem­ peratura de 18° centígrados para desarrollarse por completo todo su po­ tencial de hojas y florecer. Estas condiciones son más fáciles de lograr a cubierto bajo cristal que en el hogar, y muchos cactus crecen y flore­ cen mejor en un invernadero. Algunas, en especial las especies de Rhipsalis, requieren niveles bastante al­ tos de humedad (un 80 %) para pros­ perar y casi siempre se desarrollan me­ jor en la atmósfera húmeda de un jardín de invierno. Otros grupos que están bien adapta­ dos al invernadero y jardín de invier­ no son los que necesitan espacio para D e s p l ie g u e d e In ver n a d ero

El color opulento y las formas diversas de las especies de Crassula, Echeveria, Echinocactus y Mammillaria proporcionan una hermosa colección de plantas para un banco de invernadero.

Si se les proporciona condiciones claras, cálidas y sin corrientes de aire, es posi­ ble cultivar muhos cactus y otras sucu­ lentas en tiestos interiores. Emplee tiestos pequeños para plan­ tas individuales o cuencos grandes para plantar una variedad de especies com­ patibles juntas. Lleve guantes al manipular plantas pinchudas como Agave, Aloe y Opuntia; sus espinas afiladas se clavan con fa­ cilidad si las roza, causando dolor. Jardines en cuencos

Los jardines de cuencos resultan espe­ cialmente eficaces para el cultivo en el interior de especies diferentes de sucu­ lentas con necesidades de cultivo simi­ lares. Una o dos plantas de hábito vertical, como los ejemplares jóvenes de Cephalocereus, Cleistocactus u otros géneros tipo columna, proporcionarán el centro de interés del cuenco. O bien emplee una suculenta hojosa, como Crassula ova­ la, como planta principal. Llene el resto del cuenco con plantas más pequeñas, como Echeveria y Lithops. Los cactus muy floridos, como Mammiliaria, Notocactus y otros cactus glo­ bulares, también son una buena elección para plantar en un jardín de cuenco in­ terior.

U n a C esta C o lg a n te

Los tallos y flores gráciles de Kalanchoe manginii semejan una cascada a lo largo de una pared. Cestas colgantes

Las suculentas en cestas colgantes pro­ porcionan despliegues coloridos en la casa o invernadero. Los cactus colgan­ tes, como Aporocactus flagelliformis y las plantas suculentas rampantes, tales como las especies y cultivares de Kalanchoe, Rhipsalidopsis gaertneri y Schlumbergera son las más adecuadas para elegir, ya que caerán atractivamente por encima del borde de la cesta. Sedum morganianum y otras especies semirampantes también son efectivas en cestas colgantes. Plante las cestas colgantes únicamente con un solo ejemplar, o emplee varias especies, con el fin de obtener un arre­ glo armónico pero variado de forma y textura. En general, las plantaciones no epífitas requieren mucha luz, pero los epifítos necesitan condiciones semisombreadas o luz clara pero filtrada, de modo que póngalas en posiciones ade­ cuadas en la cesta.

Guía de cactus y otras suculentas para el jardinero C o n d ic io n e s H ú m e d a s

rn X T T M P IA X T E C

U

l T I / n n A

C

Suculentas que toleran condiciones húmedas

Crithmum marílimum Salicornia europaea Suaeda fruticosa, S. marítima Umbilicus intermedius, U. rupestris S o m bra Suculentas que toleran sombra

Lewisia, Híbridas de cotiledón L. leeana Orostachys chanetti * , O. spinosus * Rhodiola crassipes Sedurti dasyphylium, S. montanum, S. rosulatum, S. sediforme, S. spectabile, S. ternatum, S. villosum Sempervivum arachnoideum, S. ruthenicum C uencos

y

J a r d in e r a s

Sol

Adenium obesum * Aeonium arboreum * , A. nobile * Agave filífera # , A. strida # , A. victoriae-reginae * Aloe humilis * , A. longistyla # , A. rauhii * Astrophytum myriostigma * , A. ornatum # Cephalocereus senilis * Cereus forbesii # , C. peruvianus * Cleistocactus strausii * Cotyledon teretifolia * , C. undulata * Crassula falcata * , C. ovata * , C. rupestris # , C. socialis * Echeveria agavoides * , E. derenbergii * , E. pilosa * Echinocactus grusonii # Echinocereus blanckii * , E. pentalophus *

Echinopsis eyriessi * , E. multiplex # , E. oxygona # Espostoa lanata * Euphorbia flanaganii, E. milii E. obesa * Eaucaria felina * Eerocactus acanthodes * , F. latispinus # Gasteria batesiana * , G. liliputana * Glottiphyllum linguiforme # Gymnocalycium baldianum # , G. gibbosum * , G. mihanovichii *

Haworthia cooperi * , H. limifolia # , H. reinwardtii * Jatropha podagrica Kalanchoe blossfeldiana # Lithops bella # , L. dorotheae * Lobivia densispinu * , L. jajoiana * , L. pentlandii * , L. silvestri * MammUlaria bocasana * , M. compressa * , M. gracilis # , hi. hahniana # , M. mystax * , M. rhodantha * , M. spinosissima * , M. zeilmanniana * Opuntia microdasys # Orbea variegata Pachypodium geagy * , P. lameri # Pardoia leninghausii * , P. mutabilis * Rebutia albiflora * , R. aureiflora * R. Ileiiosa # , R. marsoneri # , R. minuscula * , R. senilis * Sansevieria trifasciata ‘Hahnii’ S.t. i.aurcntii’ # Sulcorebutia glomeriseta # , S. steinbachii # Thelocactus bicolor # , T. nidulans # ----------------------------:

Thelocactus bicolor

Trichocereus pachanoi # , T. pasacana # , T. spachianus # Sombra parcial

Epiphyllum oxypetalum * (e híbridas) Hoya australis * , H. carnosa * Rhipsalidopsis gaertneri * , R. rosea * Schlumbergera bridgesii * , S. trúncala # (e híbridas) C esta s C o l g a n t e s Aporocactus flagelliformis * Ceropegia haygarthii * , C. woodii # Epiphyllum oxypetalum * (e híbridas) Hatiora salicornioides ♦ Hoya bella * , H. linearis # , H. polyneura * Kalanchoe jongsmanii # , K. manginii * , K. pumila # Rhipsalidopsis gaertneri ¡fc, R. rosea * Rhipsalis cereuscula * , R. mesembryanthemoides # , R. pachyptera # Schlumbergera bridgesii * , S. trúncala * (e híbridas) Sedum morganianum &

Su cu len ta s q ue toleran T e m p e r a t u r a s h a st a o ° c Agave americana # , A . lophantha # , A. parryi # , A. utahensis * Echinocereus viridiflorus * Lobivia silvestri # Opuntia humifusa, O. hystricina * Sedum anglicum # , S. cyaneum * , S. dasyphylium, S. formosanum * , S. hispanicum * , S. lanceola!tim S. rupestre # , S. spectabile Sempervivum (mayoría de esps.) Umbilicus * (sólo esps.) C t t /-* t t í p u t

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S u c u le n ta s q u e to le r a n T e m p e ra tu ra s h a s ta r c Agave attenuata * , A. parviflora * Aloe arborescens # , A. aristata A. barbadensis * , A. brevifolia * , A. distans # , A. spinosissima * , A. variegata * Bulbine frutescens * , II latifolia # , B. mesembryanthemoides * Caralluma europaea # Carpobrotus acinaciformis # , C. edu lis * Cereus chalybaeus * , C. jamacaru * (y otras esps. de columna) Conicosia communis # , C. muirii # Crassula sarcocaulis * , C. sarmentosa * Echeveria cuspidata * , E. elegans * , E. gibbiflora # , E. pubescens * Echinocereus chloranthus # , E. enneacanthus # , E. pentalophus * Gasteria angulata * , G. distichia * , G. verrucosa # Kalanchoe marmorata * , K. tubiflora #

Kalanchoe tubiflora

Lampranthus falcatus # , L. multiradiatus * Lewisia, híbridos de cotiledón Lobivia silvestri * Maihuenia poeppigii # Opuntia exaltata # , O. fragilis # , O. polyacantha * , O. rasiera # , O. robusta # , O. subulata * Orostachys chanetii * , O. spinosus * Pelargonium acetosum * , P. ecliinatum # , P. tetragonum # Rosularia modesta * Senecio haworthii # , 5. macroglossus *

C a c t u s F l o r id o s P

a p t t t

Floración diurna

Aporocactus flagelliformis * Astrophytum myriostigma * Astrophytum myriostigma

Echinocereus engelmannii # , E. triglochidiatus # , E. viereckii * Echinopsis aurea * , E. kermesina # , E. multiplex * Epicactus * Gymnocalycium bruchii # Hatiora salicornioides * Heliocereus speciosus var. superbus * Lobivia famatimensis * , L. silvestri * MammUlaria blossfeldiana * , M. bocasana # , M. hahniana * , M. microcarpa # , M. nana * , M. spinosissima # , M. zeilmanniana * Matucana aureiflora * Nopalxochia phyllanthoides * Opuntia lanceolata * , O. paraguayensis # Parodia brevihamata * , P. graessneri # , P. haselbergii # , P. leninghausii # , P. mammulosa * , P. mutabilis * Rebutia aureiflora * , R. marsoneri * , R. senilis * Rhipsalidopsis gaertneri * , R. rosea * Schlumbergera x buckleyi # , S. trúncala * , S.t. var. delicata * Sulcorebutia glomeriseta * Thelocactus bicolor * Weingartia ¡anata * Floración nocturna

Cephalocereus senilis # Cryptocereus anthonyanus # Echinopsis eyriesii # Epihyllum cartagense * Eriocereus bonplandii * Espostoa Ianata * , E. melanostele * Haageocereus acranthus # , H. setosus * , H. versicolor * Uarrisia gracilis # Hylocereus ocamponis * Pachycereus pringlei * Selenicereus grandiftorus * , S. macdonaldiae * Setiechinopsis mirabilis * Trichocereus fulvitanus * , T. spachianus * , T. terscheckii * C lave

ífc No resistente

P

r e p a r a c i ó n

del

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y

P

l a n t a c i ó n

Preparación del suelo y plantación cactus otras suculen­ S sólo crecen en forma natural M tasen condiciones desérticas o en la selva, uchos

e l e c c ió n d e

y

C actus

y

Su culentas E je m p l a r B u e n o

E je m p la r B u e n o

pero también proporcionan despliegues ¡lamativos en el exterior en climas más fríos. Ya sea cultivadas en el exterior o interior, una tierra bien drenada y espe­ cialmente preparada resulta esencial. Un emplazamiento soleado y protegido de las heladas también es necesario para la mayoría de las especies.

E s p e c ie s

de

R e b u t ía

Adquisición de cactus y otras suculentas Al comprar cactus y otras suculentas, elija plantas sanas y sin daños que os­ tenten desarrollo nuevo o brotes de flo­ res. No compre ejemplares dañados o algo marchitos ni ninguno con segmen­ tos secos, opacos o fláccidos. Rechace los sobrecrecidos de sus tiestos.

Plantado en un macizo en relieve o jardín desértico Los cactus y otras suculentas requieren condiciones bien drenadas, de manera que se beneficiarán plantados en maciM a c iz o E l e v a d o Revestimiento

Material drenaje

Base de grava y tierra de drenaje libre para un macizo elevado.

Hojas gruesas y

Formación pimpollos nuevos

Desarrollo nuevo y sano

E je m p l a r P obre

E je m p l a r P obre

C ra ssu la O vata

Desarrollo dañado

zos elevados al menos 25 cm del nivel del suelo. Para asegurar un buen drena­ je, construya el macizo ligeramente incli­ nado y proporcione una base espesa de gravilla o trozos de tiesto de al menos un tercio de la altura total del macizo. Nunca construya el macizo encima de una base de cemento u otro material im­ permeable, ya que impediría el drena­ do. Elija un emplazamiento claro y so­ leado, con una temperatura mínima de 5o C. En zonas más frías, proporcione protección adecuada para las especies no resistentes (véase P r o t e c c ió n c o n t r a H e l a d a s y V i e n t o s , pp. 520-521). Preparación del suelo y de la mezcla de tierra Los cactus y otras suculentas en gene­ ral no prosperan en el suelo común del

Hojas arrugadas

Manipular cactus La mayoría tienen espinas agudas. Al mover o plantar, lleve guantes o adopte otras medidas pro­ tectoras.

Para manipular cactus espinosos, como este Ferocactus, rodee la planta con un papel doblado.

jardín, porque no está suficientemente bien drenado; debe ser reemplazado o suplementado con un medio de desarro­ llo cuidadosamente preparado. Se pue­ de emplear tierra negra de jardín de bue­ na calidad, de un pH de 4-5, como base para tierra casera. Pero debe esterilizar­ lo primero para matar plagas o semillas de malezas y para eliminar enferme­ dades. Prepare la tierra mezclando 2 partes de tierra esterilizada con 1 parte de sus­ tituto de turba o turba esfagnácca tri­ turada fina o turba de juncias, 1 parte de arena o gravilla lavada y un poco de fertilizante de acción lenta. Si la tierra del jardín fuese alcalina, utilice una mezcla patentada con base de tierra negra, mezclado con arena o gravilla a razón de 3 partes por 1.

Colocación de la planta en el macizo Riegue la planta y retírela de su tiesto con cuidado. Examine el cepellón por si existieran infestaciones de plagas o enfermedades (véase también p. 269) y trate cualquier infección antes de plantar. Excave una agujero de tamaño apro­ piado y coloque la planta de manera que ia base esté al mismo nivel dentro del suelo que en el contenedor. Rellene al­ rededor de las raíces con tierra y afir­ me, asegurando que los tallos y las ho­ jas estén por encima del nivel del suelo. Revista con gravilla para proteger las plantas de la humedad excesiva y redu­ cir la evaporación de la humedad del suelo. Deje que las plantas se asienten, después riegue, primero ligeramente y

2

3

P l a n t a d o e n u n M a c iz o E x t e r io r Para plantar una suculenta en el exterior (aquí, Espostoa lanataj humedezca el abono del tiesto, después excave un agujero lo bastante grande para acomodar el cepellón en un macizo bien preparado y drenado. Deje espacio para el desarrollo de la planta y de las circundantes.

I

Retire el cactus del tiesto y coloque en el agujero a la misma profundidad que antes. Afirme la tierra alrededor del cepellón.

Revista con una capa de 5 mm de grava limpia de 3 mm. Riegue después de 2-3 días, cuando la planta esté asentada.

después aumentando de manera gradual hasta que las plantas estén establecidas y produzcan un desarrollo nuevo.

Plantar en contenedores

Éste debe ser de buen drenaje y ligera­ mente ácido, con un pH de 4-5. Use una parte de arena o gravilla por 3 partes de mezcla con base de tierra negra o 2 par­ tes de mezcla sin tierra. Para las suculentas epifítas puede ser necesario una tierra algo menos ácida, como en el caso de ciertas especies de Hoya y para los cactus originarios de zo­ nas boscosas, especialmente Rliipsalis y Schlumbergera. Mezcle 1 parte de tierra negra (tal como sustituto de turba, turba esfagnácea o mantillo de hojas) con 2 partes de tierra para tiestos estándar; agregue are­ na o gravilla a fin de asegurar un dre­ naje adecuado.

Siempre lávelos muy bien antes de usar­ los, para eliminar fuentes de infección. Coloque una capa de material de dre­ nado (gravilla lavada o trozos de ties­ to) en el fondo, hasta aproximadamen­ te un tercio de la profundidad del contenedor; las jardineras grandes, así como los tiestos profundos en forma de urna o campana, requieren una base de al menos 8 cm de grava o trozos de tiesto para asegurar un drenaje correcto. Lle­ ne el contenedor con tierra hasta I cm del borde. Retire la planta del tiesto, descarte el revestimiento e introduzca dentro del contenedor nuevo, asegurando que el ce­ pellón está al mismo nivel dentro de la tierra que en el contenedor original. Afirme y revista con grava o gravilla gruesa. Al plantar varios cactus y otras sucu­ lentas en un solo contenedor, deje el es­ pacio suficiente entre planta y planta para que puedan desarrollarse. Para crear un efecto más natural, puede agre­ gar rocas o piedras decorativas. Deje que las plantas se asienten du­ rante un par de días antes de regar; rie­ gue de manera rutinaria (véase p. 269) sólo cuando las plantas estén bien esta­ blecidas.

Elección del tiesto o contenedor

Cestas colgantes

Suculentas en contenedores Una colección de cactus y otras sucu­ lentas cultivadas en tiestos, cuencos o jardineras ofrecen un centro de interés atractivo en un alféizar o un patio. Preparación de la tierra

Tanto los contenedores de plástico como los de arcilla son adecuados para el cul­ tivo de cactus y otras suculentas. La tie­ rra en los contenedores de plástico con­ serva la humedad durante más tiempo que en los de arcilla, por tanto las plan­ tas requieren menos riego, pero los de arcilla permiten una ventilación mejor de las raíces. Elija aquellos contenedores con más de dos agujeros de drenaje para segu­ rar que el agua drene con velocidad. El tamaño del tiesto o contenedor debe ser adecuado al de la planta, pero nunca debe medir menos de 10 cm; para las es­ pecies de raíces tuberosas, como las de Witcoxia, es preferible uno de 15 cm de profundidad. P la n t a r

1

en u na

Para crear un elemento atractivo y lige­ ramente inusual, plante especies rampantes suculentas en una cesta colgan­ te. Asegure que ésta esté completamente limpia. Revista las de alambre con mus­ go esfagnáceo o un revestimiento paten­ tado. No la revista con plástico, ya que éste impide el drenaje. Si utiliza una ces­ ta de plástico que tenga una bandeja de drenado fija, coloque una pequeña capa de gravilla o piedrecillas en la base, en lugar del musgo esfagnáceo. Llene la cesta con tierra para tiestos adecuada, sin tocar el musgo o las pie­ drecillas, después introduzca las plan­ tas como en los demás casos. No apiñe la cesta, ya que la mayoría de las espe­ cies adecuadas tienen un hábito natu-

P lantar

en un

C uenco Cereus perù viañus Mammillaria

Seleccione un grupo de plantas de exigencias de cultivo similares y humedezca la tierra de los tiestos. Arregle el grupo colocando los tiestos en el contenedor, con las plantas más elevadas atrás.

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Prepare el contenedor colocando una capa de 5 cm de materiaI de drenado —gravilla o trozos de tiesto— en la base y cubriendo con una capa de tierra de I parte de arena y 3 de mezcla para tiestos de tierra negra.

3

¡ Revista el contenedor plantado con una capa de 5 cm de gravilla.

Retire las plantas de sus tiestos, coloque en el contenedor y rellene con tierra.

raímente colgante y extensivo; a menu­ do resulta suficiente una sola planta para llenar una cesta normal. Si requiere un drenaje adicional, revista con grava o

gravilla; deje asentar durante algunos días antes de regar. Una vez que la plan­ ta esté establecida y muestre desarrollo nuevo, puede regar rutinariamente.

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4

C est a C o l g a n t e

Revista una cesta colgante con una capa de musgo esfagnáceo húmedo. Ésta debe medir 3 cm al ser comprimida.

Llene la cesta hasta casi el borde con una mezcla de / parte de arena por 3 de mezcla para tiestos de tierra negra. Prepare un agujero en el centro de la cesta.

Introduzca la planta (aquí, una SchlumbergeraA extendiendo las raíces. Rellene con tierra para que no queden bolsas de aire.

Espere 2-3 días después de plantar antes de regar la cesta acabada.

C

u i d a d o s

R

u t i n a r i o s

Cuidados rutinarios os cactus y otras suculentas requie­ ren pocos cuidados para prospe­ rar, pero necesitan luz, calor y ventila­ ción adecuadas. Alimente y riegue de un modo adecuado para cada especie en particular y examine regularmente, por si hubiera señales de plagas y enferme­ dades. Cambie de tiesto apenas los so­ brecrezcan para evitar el apiñamiento de las raíces. L

El medio ambiente correcto Coloque cactus y otras suculentas en po­ siciones adecuadas a sus necesidades. La mayoría de las especies requieren sol di­ recto, aunque algunas prefieren sombra moteada. La temperatura máxima diurna de­ bería ser de 27-30° C en primavera y verano, y la nocturna de 13-9° centí­ grados. Durante la estación inactiva, conser­ ve la mayoría de las plantas a tempera­ turas de al menos 7-10° C, aunque las especies de las regiones tropicales o ecuatoriales pueden requerir un ambien­ te más cálido, con una gama de tempe­ raturas mínimas comprendidas entre 13-19° centígrados.

Ventilación Ésta es esencial, aunque los cactus y otras suculentas no deben exponerse a corrientes de aire. Para las cultivadas en invernaderos, puede resultar necesario el uso de persianas o la aplicación de pintura de sombreado patentada a la parte exterior del cristal, en el caso de que la ventilación fuera insuficiente como para conservar la temperatura de­ bajo de los 27°-30° C (véase «Sombrea­ do», p. 484). En tiempos excepcionalmente cálidos, el regado del suelo del invernadero ayudará a bajar la tempe­ ratura. Ocasionalmente, las plantas cul­ tivadas en el exterior pueden requerir sombreado en condiciones de calor ex­ tremo.

Riego y alimentación Sólo riegue cuando las plantas crecen ac­ tivamente (no durante el período inac­ tivo). Para la mayoría de los cactus y otras suculentas, ello ocurre en verano, pero las epífitas y las suculentas prove­ nientes de zonas boscosas florecen prin­ cipalmente entre fines de otoño y prin­ cipios de primavera. Durante la estación inactiva no riegue, salvo que las tempe­ raturas permanezcan elevadas y en ese

caso sólo para evitar la deshidratación total. Riego Durante la estación de desarrollo, hu­ medezca el suelo o la tierra con agua ti­ bia, dejando que casi se seque antes de volver a regar. Si las plantas se cultivan en suelos bien drenados, la humedad ex­ cesiva drena rápidamente. Riegue a la mañana o a fines del día, ya que las plantas pueden abrasarse si quedan cubiertas de gotitas de agua al sol. También puede regar las plantas en tiestos colocándolos en cacharros poco profundos llenos de agua, de manera que ésta moje la tierra pero no loque los tallos o las hojas. Retire el contenedor del agua apenas la tierra aparezca hú­ meda, para que drene; las plantas se pu­ drirán si las deja en agua. Las plantas epífitas y las que requie­ ren condiciones sombreadas deben man­ tenerse húmedas pero no mojadas: un rociado ocasional conservará un nivel de humedad razonable. Alimentación Durante la estación de desarrollo, ali­ mente los cactus y otras suculentas para mantener un crecimiento sano y vigo­ roso y estimular la floración. Existen va­ rios fertilizantes patentados, pero un fer-

C a m b io d e T ie st o d e S u c u l e n t , Cuando una suculenta (aquí, Aloe arborescens^ ha sobrepasado su tiesto, cambie a otro contenedor de una medida más grande que_ el anterior. Humedezca la tierra antes de deslizi la planta fuera del tiesto.

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Extraiga las raíces enrolladas o apiñadas con cuidado.

4 Coloque algunos trozos de tiesto y un poco de tierra en el tiesto nuevo. Sitúe la planta a la misma profundidad que antes.

Rellene alrededor del cepellón con más tierra. A l agregarlo, afirme en etapas para eliminar bolsas de aire entre las raíces. Aguarde hasta que esté asentada antes de regar.

W'y' iÉÉ®

tílizantc líquido bien equilibrado, que contenga todos los nutrientes principa­ les, resultará satisfactorio. Aplique de acuerdo a las instrucciones del fabrican­ te, en intervalos de cuatro semanas. Nunca aplique fertilizante en los esta­ dos inactivos o cuando el suelo está seco, ya que podría dañar los tallos y el fo­ llaje.

Higiene Los cactus y otras suculentas pueden re­ querir una limpieza ocasional, ya que a veces se acumula polvo sobre las hojas o entre las espinas. Durante la estación de desarrollo, las plantas de interior pue­ den rociarse ligeramente con agua; pue­ de lavar las suculentas en el invernade­ ro o jardín cuidadosamente con una manguera, siempre que no estén direc­ tamente al sol.

Plagas y enfermedades Controle los cactus y otras suculentas de manera regular, por si presentasen plagas y enfermedades. Las plagas más corrientes son los cocos (p. 550), los in­ sectos de escama (p. 552), los ácaros ara­ ña roja (p. 550), ios cocos de raíz (véa­ se «Cocos», p. 550) y las moscas sciarid (véase «Mosquitos de hongos o moscas sciarid», p. 570). Las enfermedades de los cactus y otras suculentas son raras, aunque unas condiciones de cultivo pobres o un ex­ ceso de nitrógeno en el suelo podría es­ timular la podredumbre negra, que afec­ ta principalmente a los cactus epifíticos y a las especies de Stapelia. Las plantas se deforman y pueden morir. No existe tratamiento: si cabe la posibilidad de que la planta muera, tome vástagos o seccio­ nes sanas como esquejes y siga cultivan­ do, para reemplazar la planta enferma.

Cambio de tiesto Los cactus y otras suculentas deben cam­ biarse de tiesto apenas aparezcan las raí­ ces a través de los agujeros de drenaje: para las especies de desarrollo rápido, cada dos o tres años. Cambie las de de­ sarrollo lento cada tres o cuatro años. Siempre riegue la planta antes de cam­ biarla de tiesto para que las raíces no se resequen. Retire con cuidado del tiesto original, examine las raíces por si hubiera indi­ cios de plagas y enfermedades, y trate si fuera necesario.Elimine las que estén muertas o deshidratadas y espolvoree con fungicida. Elija un contenedor de tamaño mayor que el original y plante, asegurando que la planta está a la mis­ ma profundidad que antes.

C

actus

y

otra s

S

u c u l e n t a s

Propagación cactus y otras suculentas pue­ propagarse a partir de semi­ L osden P r o pa g a c ió n a p a r t ir d e S em illa s llas, esquejes de hojas o tallos, por di­

visión o injertos. La división y los es­ quejes son los sistemas más sencillos. El cultivo a partir de semillas es más lento y difícil, pero proporciona la oportuni­ dad de obtener variantes seleccionadas de las especies y cultivar híbridos nue­ vos por polinización manual. El injer­ tado es útil para especies raras e híbri­ dos y para aquellas suculentas de desarrollo lento, difíciles de propagar de otro modo.

Propagación de plantas a partir de semillas

I

1

2

Cubra la base del tiesto Llene hasta I cm del borde con trozos de tiesto y agregue con tierra para semillas al menos I cm de grava gruesa húmeda. Esparza semillas finas mezclada con un poco de carbón. de manera homogénea.

Las semillas de cactus y otras suculen­ tas varían mucho de aspecto y tamaño y algunas tienen necesidades específicas. Algunas semillas finas tardan en germi­ nar, mientras que algunas de las más grandes tienen una cobertura gruesa (p. ej. las de varias especies de Opuniia) y pocas veces germinan salvo estratifica­ das: debe colocarlas en una nevera du­ rante 48 horas. Siembra Siembre semillas a cubierto entre fines de invierno y fines de primavera. Colo­ que una capa de gravilla gruesa, com­ binada con una pequeña cantidad de as­ tillas de carbón, en el fondo de una bandeja semillcra o un tiesto. Llene has­ ta casi arriba con tierra para semillas, después alise y afirme ligeramente. Esparza semillas finas de manera ho­ mogénea, riegue ligeramente y cubra apenas con arena esterilizada o una mezcia de arena y gravilla. Las semillas más grandes deben intro­ ducirse en la tierra, dejando bastante es­ pacio entre cada una y cubriendo de are­ na gruesa o gravilla. Coloque las bandejas o los tiestos con semillas más grandes en agua tibia y deje T r a spl a n t e

de

ligeramente la superficie 3de nodeRocíeanegar. la tierra con agua. Cuide P o r S em illa G r a n d e

__

Etiquete y coloque en bolsa de plástico. Mantenga en sombra parcial a una temperatura de 21° C como mínimo.

5

Introduzca cada semilla dentro de la tierra a dos veces su propia longitud. Espacíe las semillas a I cm dejando lugar para su desarrollo.

hasta que se humedezca la superficie de la tierra, despúes retire y deje drenar el excedente. Coloque los contenedores en un pro­ pagador, manteniendo la temperatura a 21° C. O bien selle las semillas en ties­ tos dentro de sacos de plástico transpa­ rente. Conserve en sombra parcial has­ ta que germinen.

Cuidado de plantones Cuando éstos aparezcan, retire los ties­ tos de los sacos de plástico o del propa­ gador y proporcione ventilación adicio­ nal. Rocíe con fungicida para evitar el pudrirse por el pie. Mantenga la temperatura a 21° C, proporcionando más aire y luz al desa­ rrollarse los plantones.

Trasplante Después de seis a doce meses (según las especies), cuando los plantones sean lo bastante grandes para manipular sin da­ ñarlos, trasplante individualmente a ties­ tos de 6 cm. Prepare éstos con una capa de trozos de tiesto y llene hasta casi el borde con tierra húmeda, después afir­ me con suavidad. Retire un grupo de

Divida el terrón en plantitas 2 individuales, conservando tanto

Introduzca cada plantón en un tiesto con 3 partes de tierra para cactus y I de arena rugosa. Mantenga el desarrollo superior alejado de la tierra.

Cubra las semillas con un revestido de arena gruesa esterilizada —sólo se requiere una capa muy fina.

4

P lantones

Cuando los plantones son lo bastante grandes para manipular, retire un terrón del tiesto sin dañar las raíces.

abono como sea posible alrededor de las raíces.

4

Revista con una capa de 5 mm de grava de 3 mm y etiquete. No riegue antes de 3-4 días.

P plantones y separe con cuidado; plán­ telos de manera individual, revista con capa fina de gravilla y etiquete cada ties­ to. Mantenga las plantas jóvenes a una temperatura como mínimo de 15° cen­ tígrados. Riegue después de algunos días, pri­ mero escasamente, pero después aumen­ te la cantidad gradualmente; pasadas tres semanas, puede continuar con la ru­ tina de riego normal (véase página 269).

Esquejes de hojas Algunas suculentas, como, por ejemplo, varias especies de Crassula y Echeveria, pueden propagarse a partir de esquejes de hojas. Estos deben tomarse de la planta madre en primavera o a princi­ pios de verano, cuando existe mucho de­ sarrollo nuevo. Elija hojas firmes y carnosas y retí­ relas cuidadosamente de la planta ma­ dre. Sepárelas con un cuchillo afilado o arránquelas, tirando suavemente ha­ cia abajo, asegurándose de que un tro­ zo pequeño de tallo quede sujeto a cada una. Coloque los diversos esquejes sobre un papel limpio y póngalos en sombra parcial, a una temperatura de 10° C. Deje durante un día o dos, hasta que cada uno haya desarrollado un callo visible.

P r o p a g a c ió n

a p a r t ir d e

E s q u e je s

1

Retire una hoja sana, arrancada cuidadosamente de la planta madre. Debe romperse en la base junto con un pequeño trozo de tallo.

de

H o ja s

2

Espere 24-48 horas para que la herida forme un callo (véase detalle). Llene un tiesto con partes iguales de sustituto de turba fino (o turba) y arena. Introduzca el esqueje de manera que la tierra sostenga la base.

Llene tiestos casi hasta el borde con sustituto de turba fino (o turba) y gra­ villa o arena. Debe introducir cada es­ queje de manera vertical en el tiesto, de forma que el tallo de la hoja quede in­ móvil en su emplazamiento en la super­ ficie de la tierra. Afirme éste alrededor del esqueje con los dedos. Cubra la superficie con un revesti­ miento ligero de arena o gravilla para ayudar a mantener los esquejes en po­ sición.

Etiquete el tiesto y coloque en som­ bra moteada, asegurando una tempera­ tura regular de 21° C. Mantenga los es­ quejes húmedos regando lodos los días con agua tibia, empleando un rocío fino para no dañarlos. El arraigo tarda poco, normalmente tiene lugar en unos pocos días. Un par de semanas después, aproximadamen­ te, de que aparezca el desarrollo nuevo, plante en tiestos de tamaño adecuado, llenando con mezcla para tiestos están­ dar tierra negra.

nización. Éste puede servir para más plantas de la misma especie que conser­ van las características de los padres o producir retoños híbridos a partir de es­ pecies diferentes (que combinarán las ca­ racterísticas de los progenitores). Para producir híbridos nuevos, elija los progenitores (en general especies del mismo género) intentando combinar las mejores características (p. ej. forma de hojas o color de las flores) de ambos. Para evitar que ocurra la polinización libre a través de los insectos, antes de que

los estigmas parezcan receptivos o las anteras están listas para abrirse, su­ jete un pequeño saco de papel sobre las flores a utilizar. Transfiera a mano el polen desde las anteras de una de las plantas ma­ dre a los estigmas de la otra, utilizan­ do un pincel fino y suave. Después vuelva a cubrir la flor polinizada con un saco de papel. Muchos cactus y otras suculentas no son auto-fertilizantes y el polini­ zado cruzado resulta esencial para ob­ tener semillas. Pero si una especie es auto-fertilizante, cubra las flores con un saco, (igual que arriba), para evi­ tar la polinización cruzada a través de los insectos. Para extender el polen so­ bre los estigmas dentro de la flor y efectuar la autopolinización, general­ mente basta con golpear el saco con suavidad. Al madurar, cambiando del verde al rojo, los frutos se vuelven blandos y carnosos y pueden soltar semillas. Si no ocurriera, abra los frutos prac­ ticando un corte, dejando durante 2-3 días en un sitio parcialmente som­ breado pero cálido para que las pul­ pas se resequen. Después lave la semilla para elimi­ nar la pulpa y seque sobre papel se­ cante antes de sembrar.

Producción de híbridos Al cultivar cactus y otras suculentas mezcladas, puede ocurrir una polini­ zación cruzada, es decir que el polen de las flores de una especie o varie­ dad puede polinizar las de otra, pro­ duciendo un híbrido. Algunas veces, éstos son mejores que otros tipos cul­ tivados y puede merecer la pena pro­ pagarlos. Pero en general no cabe conservarlos. Para asegurar que cultiva plantas de las características correctas, es ne­ cesario controlar el proceso de poli­

Para producir una serie de híbridos de semilla (aquí, de una Schlumbergera/ espolvoree polen de las ameras de una de las flores progenitoras seleccionadas en los estigmas del otro progenitor, utilizando un pincel fino.

r o p a g a c i ó n

Revista con grava o gravilla y etiquete. Cuando el desarrollo nuevo ha estado creciendo durante 2 semanas (véase detalle), el esqueje arraigado está preparado para plantar en mezcla de tierra negra. Suculentas que pued en P r o p a g a r s e a p a r t ir d e E s q u e je s d e H o ja s Adromischus cooperi * , A. festivus * Aeonium arboreum * Begonia incana * , B. venosa # Colyledon ladismithiensis # , C. undulóla # Crassula ovata * , C. perfoliata * Dudleya ingens * , D. rigida * Echeveria agavoides # , E. elegans # Fenestraria aurantiaca # Gasteña batesiana # Glottiphyllum linguiforme * Graptopetalum amethystinum *■ llaworthia attenuata # , H. planifolia * Hoya australis # , H. carnosa # Kalanchoe beharensis # , K. tomentosa * Lenophyllum pusillum * , L. texanum # Orostachys chanetii

Pachyphylum oviferum

Othonna dentata Pachyphylum oviferum # P. viride * Peperomia dolabriformis # Sedum hinlonii, S. sempervivoides # Senecio fulgens # , S. jacobsenii * Streptocarpus saxorum * Thompsonella platyphylla * Umbilicus chloranthus * Xerosicyos danguyi * Cl.AVE

No resísteme

Esquejes de tallo y secciones de tallo

Suculentas q ue pu ed en P r o pa g a r se a p a r t ir d e E sq u eje s y S e g m e n t o s d e T allo Adromischus * Aeonium * Aporocactus * Bergerocactus * Carallu/na # Cephalocereus * Cereus # Ceropegia # Cleistocactus # Cotyledon # Crassuta # Echeveria * Epiphyllum * Euphorbia, algunas # Greenovia # Heliocereus # Huernia * Kalanchoe #

Los esquejes de tallo sirven para propa­ gar muchas especies de suculentas, com­ prendiendo Euphorbia, Stapelia y la mayoría de los cactus de columna. Tome esquejes de tallos o secciones entre principios y fines de primavera. La cantidad y el tipo del material de los ta­ llos que se emplea dependen de la plan­ ta. Algunos cactus, como Opuntia, con­ sisten en una serie de almohadillas o secciones redondeadas, que pueden cor­ tarse con un cuchillo en la articulación o la base para propagarlos. En el caso de las que poseen tallos aplanados tipo hoja, como Epiphyllum, practique un corte a través del tallo, retirando un tro­ zo corto. Para evitar desfigurar la planta, reti­ re una «hoja» completa en el lugar de unión con el tallo principal y trate como esqueje o corte en varios trozos (véase abajo). A la mayoría de los cactus de co­ lumna y algunas especies de Euphorbia se les puede retirar una sección del ta­ llo para proporcionar esquejes (véase abajo). Todas las Euphorbias y algunas Asclcpiadáceas producen un látex lechoso al cortarlas; para detener el flujo, sumer­ ja en agua tibia durante algunos se­ gundos. Selle el corte en la planta madre sos­ teniendo un trapo húmedo contra la he­ rida. Evite el contacto con la savia: pue­ de ser irritante. Deje los esquejes de tallo en un sitio seco y tibio durante 48 horas para que se forme un callo, antes de plantarlas en tierra adecuada.

Nopalxochia # Opuntia, algunas Oreocereus * Oscuiaria * Pachycereus * Pachyphytum * Pedilunthus # Pelargonium # Pereskia * Rliipsalis # Ruschia # Sarcocaulon * Schlumbergera * Sedum, algunas * (algunas csps.) Selenicereus * Senecio, algunas # Stapelia #

Introducción de esquejes Introduzca un esqueje de tallo en el cen­ tro de un tiesto preparado o coloque va­ rios pequeños alrededor del borde. Debe

C lave

* !Vo resistente

P r o p a g a c ió n

a p a r t ir d e

S e c c io n e s

A lm o h a d il la

E s q u e je s

de

T allo

2

Recorte el tallo, dejando I cm (véase detalle). Elimine el par de hojas inferior si conviniera.

1

Elija un tallo vigoroso y sano (aquí, de Kalanchoe ‘Wendy’/ Haga un corte recto, cortando el tallo tan cerca de la base como sea posible.

introducirlos a la suficiente profundidad como para que permanezcan verticales, pero no demasiado profundamente, ya que la base de los esquejes podría pu­ drirse antes de que los mismos hayan arraigado. Debe retirar las hojas inferio­ res de esquejes de tallos de suculentas de hojas legítimas, como las especies de Pereskia, antes de introducirlos, de la

) Introduzca el esqueje en un tiesto con partes iguales de sustituto de turba fino (o turba) y arena o grava y etiquete. Una vez arraigado, plante en tierra para tiestos estándar.

misma manera que con las plantas no suculentas. Aplique ocasionalmente un rocío fino, pero no riegue en exceso, ya que los esquejes pueden pudrirse. El arraigo suele tener lugar después de dos semanas, aproximadamente, aunque los esquejes de algunos géneros, como Selenicereus, pueden tardar un mes o más.

Propagación a partir de secciones de tallo Muchos cactus y otras suculentas se pueden propagar a partir de una pe­ queña sección del tallo en lugar de utilizar uno completo. Emplee trozos de 5-10 cm, según la especie. En el caso de cactus de columna, retire un trozo de tallo (abajo) cortando en el sitio adecuado; en el caso de cactus de tallos planos tipo hoja, corte el ta­ llo en trozos de manera lateral (dere­ cha). Después trate cada sección como un esqueje de tallo.

Corte una almohadilla de manera recta a través de la articulación y deje en un sitio tibio y seco durante 48 horas para que la herida forme callo (véase detalle).

Introduzca cada esqueje dentro de tierra compuesta a partes iguales son sustituto de turba fino (o turba) y gravilla o arena. Las hojas no deben tocar la superficie.

S e c c ió n d e T a i .i .o T ip o C o l u m n a

Las secciones del tallo de los cactus tipo columna pueden tratarse como esquejes.

S e c c ió n d e T a llo T ip o H o ja

Retire un tallo (aquí, Epiphyllum> y corte en secciones. I n t r o d u c c ió n d e u n T r o z o d e T a llo

Trozos de lieslo y grava

P

División de retoños

D iv is ió n

de

R etoños

q u e fo rm a n

T errones

Un gran número de cactus y otras su­ culentas que forman terrones, tales como Conophytum, Mamillaria y Sedum , pueden propagarse a partir de re­ toños a principios de la estación de de­ sarrollo. Retoños que forman terrones Retire la capa superior de tierra alrede­ dor de la planta madre para descubrir la base de los retoños y separe con un cuchillo los que requiera —uno o m á s de la planta madre. Trate las heridas de los retoños con fungicida, dejando secar durante dos o tres días, hasta que se forme un callo. Coloque los no dañados en tiestos in­ mediatamente. Los retoños sin raíces deben colocar­ se en tierra compuesta por partes igua­ les de sustituto de turba fino (o turba) y arena. Si los retoños ya hubieran de­ sarrollado raíces, utilice tierra estándar. Emplee contenedores del tamaño ade­ cuado, con una capa de trozos de tiesto en el fondo. Coloque en tiestos indivi­ duales y riegue ligeramente. Mantenga los esquejes en tiestos en semi-sombra durante dos semanas, a una temperatura mínima de 15° C, y vuelva a regar después de la primera semana. Una vez que aparezca el desarrollo nuevo, debe cambiar las plantas a tie­ rra para tiestos estándar y aplicar el rie­ go normal (véase p. 269). Tubérculos de retoño Algunas suculentas de raíces tuberosas, como Ceropegia, producen pequeños tubérculos de retoño alrededor del tu­ bérculo principal de la planta madre. És­ tos pueden tratarse como si fueran di­ visiones y seguir cultivando para producir plantas nuevas. Durante la es­ tación inactiva, retire un poco de tierra para descubrir los retoños y separe de la planta madre con un cuchillo limpio y afilado. Trate las superficies de los D iv is ió n

1

de

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T ubérculos

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Rasque un poco de tierra de alrededor del tubérculo principal y separe los tubérculos de retoño con cuidado. Retire sin dañar las raíces (véase detalle).

Rasque la superf icie de abono alrededor del retoño. Corte recto a través de la articulación y deje que la herida forme callo (véase detalle).

1

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3

4

Revista con 5 mrn de gravilla, etiquete y coloque en semi­ sombra. Riegue pasados 3-4 días.

retoños sin raíces con fungicida y deje formar un callo. Introduzca cada tubér­ culo de retoño en un tiesto limpio con una mezcla a partes iguales de sustitu­ to de turba (o turba) y arena gruesa. Si tuvieran raíces, coloque directa­ mente dentro de tierra estándar. Revis­ ta con una capa de gravilla fina lavada y etiquete. Coloque en semisombra y mantenga a 18° centígrados.

Introduzca el retoño debajo de la superficie de la tierra. Éste debe estar compuesto a partes iguales de sustituto de turba (o turba) y arena gruesa.

Cuando aparezca el desarrollo nuevo, cambie a tiesto con tierra estándar, revistiendo igual que antes.

Permita que se asienten durante tres o cuatro días y después riegue con re­ gularidad con rocío fino. Apenas co­ mience el desarrollo y aparezcan algu­ nos vástagos, siga la rutina de riego normal (véase p. 269). Cambie de tiesto a otro con tierra es­ tándar apenas las plantas jóvenes ten­ gan varios vástagos y ya estén bien es­ tablecidas.

R eto ñ o

2

Trate las heridas con fungicida y deje formar callo. Si hay raíces, introduzca en tierra para tiestos, o use partes iguales de sustituto de turba fino (o turba) y arena.

Revísta con una capa de 3Etiquete, 5 mrn de gravilla de 3 mm. pero no riegue durante

r o p a g a c i ó n

Su culentas que pu ed en P ro pa g a rse po r D iv is ió n d e R e t o ñ o s Agave, algunas * Aloe * Aloinopsis # Caralluma * Carruanthus # Conophytum # Copiapoa * Coryphantha * Crassula * Dactylopsls * Delosperma # Dinteranthus # Dracophilus * O uvalia # Ebracteola * Echídnopsis # Echinocereus # Echínopsis # Epithelantha * Erepsia * Escobaría * Faitearía * Gasteria # Glottiphyllum * Greenovia * Gymnocalycium * Hawortltia * Juttadinteria # Lilhops kurasmontana

Lilhops karasmontana * I.obivia # Mammiltaria * Meyerophylum * Milrophyllum # Orbea * Orostachys # Parodia * Pleiospilos # Plerocactus # Pygmaeocereus * Rebutía * Rhombophyllum # Sarcozona * Sedum, algunas * Semmanthe * Sempervivum Stapelia * Stomatium # Sulcorebutía # Tephrocactus Thelocactus # (unas pocas esps.) Weingartia # Wigginsia vorwerkíana # Wigg'msia vorwerkiana

varios días.

C lave

# No resistente

Suculentas q ue pu ed en P r o p a g a r s e p o r D iv isió n d el R izo m a Agave, algunas Aloe * Argyroderma * Caralluma * Carpobrotus Aloe variegata

Delosperma * Duvalia * Faucaria * Fenestraria # Frithia * Glottipliyllum # Gymnocalycium * Huernia * Mammillaria # Rebutía * Ruschia # Stapelia * Sansevieria * Sulcorebutia * Titanopsis * C lave

♦ No resistente

I n je r t o

por

División de patrones Muchas especies de Aizoáceas, com o Delosperma y Frithia, algunos cactus formadores de terrones y los géneros como Aloe, se propagan fácilmente por división. Para algunos cultivares de Sansevieria, la división es el método más fiable para conservar el estriado, ya que los esqujes de hojas pueden producir plantas que revierten. Divida cactus y otras suculentas que forman terrones a principios de la esta­ ción de desarrollo. Retire toda la planta de su tiesto y se­ pare cuidadosamente o corte el rizoma en varios trozos más pequeños, cada uno con un brote o vástago sano y raí­ ces bien formadas. Trate todas las zonas cortadas con fungicida y coloque cada sección en ties­ tos con tierra estándar por separado. Eti­ quete, riegue y coloque en semi-sombra hasta que estén bien establecidas. O bien corte un trozo del patrón sin retirar la planta y excave una sección del suelo con una horca manual. Espolvo­ ree las partes cortadas con fungicida y coloque en tiestos al igual que para tu­ bérculos de retoño (véase p. 273). Lle­ ne cualquier hueco que quede alrededor de la planta madre con tierra estándar y riegue ligeramente.

D iv isió n

I

de

R iz o m a s

Tome la planta (aquí, Sansevieria trifasciata/ Divídala en secciones cortando recto a través del rizoma.

Injerto Algunos cactus y otras suculentas, es­ pecialmente ciertos miembros de las Ascelepiadáceas, como Edithcolea y Pseudolithos, maduran y florecen con lentitud cultivadas sobre raíces propias.

2

Deseche el material viejo y leñoso y las raíces blandas o dañadas antes de plantar cada nueva sección.

Injertando sobre ejemplares establecidos de especies relacionadas que maduran más rápidamente, se las puede inducir a florecer en un lapso relativamente cor­ to. Durante la estación de desarrollo se injerta el desarrollo superior —o p ú a de la planta requerida sobre el patrón

C u ñ a A p ic a l

Seleccione el 3 material para la púa y separe de la planta madre (aquí, Schlumbergera/ con cuchillo afilado, cortando recto a través de un nòdulo.

1

2

4

5

Prepare el patrón cortando el extremo recto a través del tallo con un cuchillo limpio y afilado.

Recorte el extremo inferior de la púa, formando una cuña estrecha que encaje en la «V» del patrón.

Practique una hendidura estrecha, en «V», de 2 cm de profundidad (véase detalle) en el rizoma.

Introduzca la cuña de la púa dentro de la hendidura del patrón (véase detalle), asegurándose de que estén pegadas.

6

Para fijar la púa dentro del patrón, sujete con espina de cactus, atravesando el injerto.

M é t o d o A l t e r n a t iv o

Sujete el injerto firme, pero no apretado, con rafia.

P de una de las especies más vigorosas. Se pueden emplear tres métodos de injer­ to: injerto por cuña apical, injerto pla­ no c injerto lateral. Injerto por cuña apical Los cactus epifítos se propagan por este sistema con frecuencia, con el fin de crear una planta erecta «estándar» o tipo árbol. Emplee Pereskiopsis o Selenicereus, que son fuertes pero delgadas, como patrón. Para producir el patrón, tome un es­ queje de tallo (véase p. 272) de la plan­ ta elegida. Cuando éste haya arraigado y muestre un desarrollo nuevo, está pre­ parado para emplear como injerto. Re­ bane el extremo y después haga dos cor­ tes inclinados hacia abajo dentro del extremo del tallo del patrón para pro­ ducir una hendidura estrecha en forma de «V» de 2 cm de largo. Seleccione un vástago sano de la plan­ ta púa y prepare cortando el extremo in­ ferior en forma de cuña, para amoldarse al corle en el patrón. Introduzca la «cuña» de la púa dentro del corte, in­ tentando que las superficies de corte concuerdcn lo más posible. Sujete la púa y el patrón o bien introduciendo una es­ pina de cactus dentro del injerto o su­ jetando con rafia.

Coloque la planta injertada en som­ bra parcial a 21° de temperatura. Debe­ rían unirse después de algunos días; una vez unidas, retire la espina o la rafia, es­ polvoreando los agujeros causados por la espina con fungicida. Cuando aparezca el desarrollo nue­ vo, riegue y alimente al igual que para las plantas establecidas (véase página 269). Injerto plano

Este método de injerto puede ser utili­ zado para propagar variantes con cres­ ta: suculentas con mechones de pelos o cerdas suaves, y también Gymnocalycium mihanovichii y Lobivia silvestri, ya que a sus plantones puede faltarles clorofila. Los géneros que sirven de rizomas comprenden Echinopsis, Harrisia, Hylocereus y Trichocereus. Corte horizontalmente a través del ta­ llo del patrón, a la altura requerida. Des­ pués elimine los bordes de la nervadura con un cuchillo para formar un borde biselado y elimine las espinas junto al corte. Prepare la púa de un modo similar y coloque su base sobre la superficie cor­ tada del patrón. Coloque tiras elásticas sobre el patrón de la púa y debajo de la base del tiesto para mantener la púa

I n je r t o P la n o

Rebane el extremo del patrón con cuchillo afilado para obtener una superficie plana.

2

Recorte para obtener un borde ligeramente biselado; sujete el tallo sin tocar la herida.

bien segura en su sitio; asegúrese de que las tiras no aprieten demasiado para no dañar la púa. Deje la planta injertada en un lugar bien iluminado pero no al sol. Manten­ ga la tierra apenas húmeda hasta que las dos partes se hayan unido (tardan unas dos semanas), luego puede retirar los elásticos. Después, riegue y alimente como para las plantas establecidas. Al injertar asclepsias, los tubérculos pulposos de Ceropegia o los tallos ro­ bustos de Slapelia pueden ser utilizados como patrones. En especial, los primeros resultan pa­ trones excelentes para algunas de las as­ clepsias de Arabia o de Madagascar, que, de otro modo, pueden ser difíciles de propagar. Injerto lateral

Este método resulta útil si la púa es de­ masiado delgada para injertar dentro del patrón. Es muy parecido al injertado por escudete, utilizado para plantas leñosas. Prepare el patrón cortando el extre­ mo en ángulo oblicuo, y, a continuación, corte la base de la púa para que coinci­ da lo más posible con el patrón. Sujete con una espina o con rafia y trate como para el injerto plano. I n je r t o L a t e r a l Si la planta de la púa es delgada, puede injertarse sobre un lado del patrón. Practique un corte en ángulo tanto en la púa como en el patrón, una las superficies de corte y sujete con espina de cactus y rafia. Deje en sitio bien iluminado a 16" C hasta que aparezca el desarrollo nuevo.

r o p a g a c i ó n

S u c u l e n t a s a pt a s p a r a I n je r t a r Injerto plano

Alluaudiopsis * Asírophytum * Aus trocad us * Aztekium * Blossfeldia * Buiningia # Discocactus * Du valia # Editlicoleu * Epithelantha * Frailea * Gymnocalycium mihanovichii (y cvs) * Gymmocalycium mihanovichii ‘Red Hcad’

Hoodia * Lobivia silvestri Lophophora * Luckhoffia * Maihuenia # Mammillaria * Mila * Nopalxochia # Notocadus * Orbea * Parodia * Pediocadus * Pelecypliora * Pseuclolithos * Pygmaeocereus * Sulcorebutia # Tavaresia * Trichocaulon * Turbinicarpus # Uebelmannia * Aporocactus flagelliformis Injerto lateral

Aporocactus flagelliformis * Cryptocereus * Disocadus *■ Lepismium * (esps. de tallo plano) Rhipsalidopsis # Rhipsalis $ (esps. de tallos redondeados o angulares) Weberocereus * (esps. de tallo redondeado) Wilcoxia * Schlumbergero ‘Gld Charm’ Injerto por cuña apical

el material para Ia púa 3 aCorte través de la base. Bisele el

borde de la púa (detalle) para que encaje estrechamente en el patrón.

4

Coloque la púa sobre el patrón y fije firme, pero no estrechamente, con tiras elásticas. Etiquete con el nombre de la púa.

5

Ponga el tiesto en sitio bien iluminado a temperatura mínima de 160 C. Retire los elásticos al aparecer el desarrollo nuevo.

Hatiora * Rhipsalidopsis * Schlumbergera # Strophocadus # Wittiocereus * Cl.AVK

♦ No resistente

12

E l C ésped e s d e e l c é s p e d verde y aterciopelado en un jardín for­ agradable de pisar, resistente al desgaste, y porque se lo puede se­ ma! tradicional hasta el campo minuciosamente segado gar muy corlo sin dañarlo. Algunas otras especies, como la man­ de una zona deportiva o el prado basto bajo una arbole­ zanilla y el tomillo, también pueden utilizarse para los céspedes, da frutal, existen diferentes tipos de céspedes. Ya sea considerado pero generalmente son mucho menos resistentes que la hierba. como una obra sobresaliente de derecho propio, un realce de ma­ Aunque frecuentemente poco valorado y considerado como una cizos y orlas coloridas, una superficie de juego para niños, o sen­ mera superficie plana para pisar, el césped puede hacer una con­ cillamente un refugio relajante, el césped puede ser una parte del tribución mucho más importante al jardín: sirve para complemen­ jardín tan atractiva como funciona!. Durante siglos, la hierba ha tar las plantaciones, suavizar las superficies duras, separar y defi­ sido elegida para crear céspedes porque es visualmente atractiva, nir elementos distintivos, y unificar el conjunto del jardín.

D

Creación de céspedes césped sano y bien conservado mente inclinados. Algunas plantas de es un elemento atractivo que tam­ hojas anchas, p. ej. camomila (Chamaebién ofrece una zona despejada en la que melum nobile), también sirve para crear pascar, jugar y relajarse. Para algunos céspedes; pero debería considéralas pri­ jardineros el césped es fundamentalmen­ mordialmente como ornamentales, para te ornamental, mientras que para otros ser admiradas, más que para utilizarlas su función es importantísima y la du­ extensamente, porque son menos tole­ rabilidad es la consideración fundamen­ rantes al desgaste que la hierba (véase tal. Además de estos céspedes formales «Céspedes que no son de hierbas», p. y utilitarios, la hierba sirven para otras 279). zonas, como céspedes para deportes o Al decidir el tipo y aspecto del cés­ juegos, en huertos y jardines silvestres, ped, además de su emplazamiento, tenga para senderos anchos y bancales suave- en cuenta cómo se relacionará con el res-

U

n

U n C ésped F orm al

Aquí, la prístina extensión cortada a ras de un césped formal de alta calidad ofrece un realce uniforme para una plantación elegante de Agapanthus blancos, Senecio

to del jardín —con otras plantas, ele­ mentos y esquemas— de manera que forme una parte congruente y unificadora del diseño.

Hierba La hierba es la planta más habitualmen­ te elegida para los céspedes, porque es duradera y en general resulta atractiva todo el año. También puede cortarse muy corta de manera repetida sin dañar­

plateados y otras plantas complementarias, y una plataforma para realzar un asiento ornamental y tiestos con margaritas (Argyranthemum frutcscens).

la, ya que su punto de desarrollo está en la base de la planta. Céspedes segados Las zonas de hierbas segadas compren­ den céspedes de alta calidad, utilitarios y de deportes. Un césped primordial­ mente ornamental y de alta calidad re­ sulta adecuado donde sea importante un aspecto perfecto y homogéneo; aguan­ ta cierto desgaste pero requiere bastan­ te mantenimiento para conservarlo en las condiciones originales. Si es proba­ ble que la hierba sufra un desgaste se­ vero —por ejemplo, utilizada como zona de juegos— opte por un césped uti­ litario; éste también es atractivo pero ad­ mite imperfecciones menores y requie­ re menos mantenimiento. Las zonas deportivas para tenis de césped o bolos requieren una superficie especialmente duradera que pueda se­ garse muy corta. Para evitar un desgaste adicional, es mejor emplazarlas separadas del césped principal. Hierbas largas y prados La hierba sin segar o los prados flori­ dos resultan muy seductores como par­ te de un jardín silvestre o de un huerto, pero dado que las hierbas son relativa­ mente largas, no resultan prácticos para un césped utilitario. Pero como requie­ re muy poco mantenimiento puede re­ sultar adecuado para una ribera o un bancal, difíciles de segar. Los prados floridos prosperan sobre suelos empobrecidos, suerte que es una buena manera de usar una parte del jar­ dín donde pocas otras cosas suelen crecer. En jardines informales o semisilves-

so aspecto; un sendero o escalones pue­ den conducir a un césped utilitario más alejado, además de incluir una zona de hierbas largas y flores silvestres en el ex­ tremo del jardín. La mezcla de hierbas de esta manera es tanto práctica como atractiva, ofre­ ciendo áreas de juego, silvestres y orna­ mentales complementarias, pero con­ trastantes; también se reduce el tiempo de siega, ya que una parte del área re­ quiere poca frecuencia de segado.

Forma y posición T ex tu r a s C o n t r a s t a n t e s

Cree dibujos geométricos en bajorrelieve y ofrezca definición o texturas interesantes variando la altura de la siega. tres, las bulbosas, como los narcisos, re­ sultan bellas aclimatadas entre hierbas. Es mejor plantar bulbos en una zona es­ tablecida de hierbas largas o semilargas que no requiera un segado frecuente, como en un bancal (véase también P lantas B u l b o s a s , «Plantado entre hierbas», p. 220). y largas El uso de hierbas diferentes en diversas partes del jardín, o variando la altura del segado, ayuda a definir zonas sepa­ radas y agrega contraste de texturas. Un sendero muy segado, por ejemplo, recorriendo un prado florido extenso, ofrece un cambio llamativo de altu­ ras, colores y textura, y también estimu­ la que las personas utilicen sólo el sen­ dero. En jardines amplios, tome en consi­ deración tener un césped pequeño y de alta calidad emplazado cerca de la casa donde se pueda disfrutar de su hermoMezcla de hierbas cortas

S e n d e r o s d e H ie r b a

Un sendero de hierba bien cortada a través del jardín permite una vista clara de las plantas adyacentes; aquí, un sendero amplio y recto contrasta con la plantación informal de narcisos y arbustos e indica la zona de paseo con claridad.

El césped puede ocupar muy bien la zona más amplia del jardín, de manera que es importante planificar su forma y posición cuidadosamente dentro del contexto total del diseño. Tenga en cuenta tanto el aspecto prác­ tico como el estético para que el césped sea placentero de usar, conveniente de mantener y para que constituya una par­ te realzada e integral del jardín. Forma

La forma del césped podrá armonizar con el estilo del jardín o servir para de­ terminarlo. Un esquema simétrico de céspedes de formas geométricas bordea­ dos por senderos serían elegantes y ade­ cuados para un jardín muy estilizado y formal. En uno pequeño, una forma sencilla, como un círculo, resultará vi­ sualmente llamativa y puede ser imita­ da imaginativamente con la introduc­ ción de un estanque circular o un patio y contenedores llenos de plantas orna­ mentales. Un diseño curvado e irregular propor­ ciona al jardín una fluidez atrayente, uniendo los elementos diferentes con un plano de color homogéneo. Las curvas amplias y fluidas realza­ rán la plantación de una orla y condu­ cirán las miradas a un centro de aten­

C é s p e d In fo r m a l

El recorrido audaz y curvado de un césped informal flanqueado por un sinuoso sendero de gravilla y una cinta dorada en una orla adyacente. ción, como una planta arquitectónica o una fuente. Procure descartar la creación de bordes recargados y festoneados o de ángulos incómodos, ya que distraen del impacto de una plantación y dificultan la siega. Si el espacio lo permite, podría ser más eficaz tener más de un solo césped: así, por ejemplo, se pueden relacionar dos o más formas similares o comple­ mentarias por medio de senderos o arcadas. El césped más alejado debería estar parcialmente oculto para que pueda pro­ porcionar un reflejo intrigante, entrevis­ to a medias, del más cercano. Funciones del diseño

Además de resultar atrayente por dere­ cho propio, el césped puede cumplir con diferentes criterios de diseño tanto para plantas como para elementos duros. Las zonas de hierba uniformes generan una unión natural entre elementos dispares, llevando la mirada de una parte del jar­ dín a otra. Una estatua o árbol indivi­

dual emplazado en un césped ofrece el máximo impacto visual, ya que la zona circundante de color liso lo separa de otros elementos de distracción. En un césped amplio, uno o dos macizos de flores o árboles pueden resultar extre­ madamente eficaces si se los ubica para que interrumpan la extensión verde, pero resista a la tentación de salpicar toda la superficie con elementos llamativos: además de aumentar el tiempo del man­ tenimiento, el efecto total puede pare­ cer abrumador y desarticulado. La textura y el color uniforme de la hierba forman un contrafondo neutral que realza otros plantados satisfactoria­ mente. La superficie plana realza las plantas más esculturales: la silueta sóli­ da de un árbol tipo columna y el aspec­ to sobresaliente de un arbusto a ras de suelo, además de la variedad de aspec­ tos, colores y texturas de una orla mix­ ta o herbácea. y accesos Las áreas estrechas de hierba están su­ jetas a un desgaste concentrado y son difíciles de segar; a causa de esto, los senderos más estrechos de 1 m son poco prácticos. Para una ruta utilizada con frecuencia, como en el caso de la que va de la casa al cobertizo, instale un sen­ dero duro o piedras para evitar un des­ gaste irregular. Dentro de lo posible, deje al menos un lado del césped abierto para permi­ tir el acceso; si sólo existieran una o dos aberturas extrechas, la hierba podría da­ ñarse en estos puntos. Senderos

Bordeado

Al bordear el césped con una faja de pa­ vimento de piedras o ladrillos ayudará a definir su forma y la de las orlas, y también tiene ventajas prácticas. Faci­ lita segar hasta los bordes mientras que evita el riesgo de dañar otras plantas. Se puede permitir que las rastreras o tre­ padoras sobresalgan por encima de los bordes, interrumpiendo cualquier aspec­ to rígido, pero sin privar de luz a la hier­

ba bajo éstas. Además puede colocar contenedores ornamentales sobre este borde duro como centros de atención o para proporcionar cambios de nivel in­ teresantes. Alternativamente, puede de­ jar una banda angosta de suelo desnu­ do para facilitar el segado en el borde de un césped; es particularmente útil si el césped está junto a un muro o verja, ya que el césped se puede segar con fa­ cilidad hasta los bordes.

Consideraciones climáticas Las hierbas de céspedes se dividen ge­ neralmente en dos grupos, según su to­ lerancia a la temperatura. Las que cre­ cen sobre todo en climas tempíados y prefieren temperaturas de 15°-24° C, se conocen como hierbas de estación fresca, mientras que las que crecen me­ jor en climas subtropicales o tropica­ les, prosperando a temperaturas de 2635° C, se denominan hierbas de estación cálida. En los países grandes, que abarcan un cierto número de zonas climáticas, se puede pedir consejo localmente acerca de cuáles son las mejores especies de hierbas a utilizar. En las zonas templadas, generalmente no se emplean las hierbas de estación cá­ lida para céspedes, aunque algunas son cultivables satisfactoriamente, porque se vuelven marrones en invierno al volverse inactivas. Hierbas de estación fresca

Las hierbas templadas o de estación fres­ ca se emplean extensivamente para cés­ pedes en el Reino Unido, Europa del Norte, América del Norte y otras regio­ nes de clima similar (véase «Zonas cli­ máticas», p. 514). Las hierbas más comunes de los cés­ pedes de estación fresca son las agrostis (Agroslis), las cañuelas (Festuca), las hierbas de prado (también conocidas como hierbas azules, Poa) y el ballico perenne (Lotium perenne). Las agrostis son de desarrollo bajo y también las que más toleran un segado a ras de suelo. Las cañuelas tienen ho­ jas angostas y pueden cortarse bajas; son bastante duraderas y algunas espe­ cies crecen en suelos pobres. Las hier­ bas de prado son más resistentes al uso, pero no pueden cortarse a ras y algunas tienen hojas bastante gruesas. El balli­ co es muy resistente y tolera la mayoría de los suelos, incluso aquellos de arci­ lla pesada, pero es de textura gruesa y no ie agrada el segado a ras. 1.a hierba de prado anual (Poa annua) también se encuentra en muchos céspedes, pero los jardineros frecuentemente la consideran una maleza, ya que grana con rapidez y forma zonas gruesas entre las hierbas finas. Las hierbas de estación fresca se ven­ den generalmente como mezcla de más

¿ D e A l ta C a l id a d Las hierbas varían en aspecto, tasa de desarrollo y resistencia al uso: la de alta calidad (derecha) es de textura fina; la utilitaria (extrema derecha) es mejor para un césped familiar.

o

Céspedes funcionales

A lta C a l id a d

de una especie, aunque en algunas zo­ nas templadas de América dei Norte la hierba de prado de tallo liso, también co­ nocida como hierba azul de Kcntucky (Poa pratensis), se cultiva sola. Pero al sembrar un césped de especie única, es habitual mezclar varios cultivares, ya que esto aumenta la resistencia del cés­ ped a las enfermedades y mejora el coior total (véase también «Elección cul­ tivar adecuado», p. 279). Hierbas de estación cálida

sequía y un uso intenso. Las hierbas zoy­ sia también conforman un césped de alta calidad, de desarrollo lento.

U t il it a r io ?

Estas hierbas aparecen espontáneamente en las regiones tropicales y subtropica­ les, comprendiendo América del Sur, África y Asia, en especial la parte me­ ridional de China y, por lo tanto, están adaptadas para desarrollarse en una am­ plia gama de zonas climáticas. Las principales hierbas de estación cá­ lida plantadas en céspedes y otras áreas de uso intenso son las diversas especies y cultivares de la hierba de Bcrmuda (Cynodon), la hierba Stenotaphrum secundatum y las hier­ bas zoysia (Zoysia). Las hierbas de Bermuda comprenden la hierba de Bermuda común (Cynodon dactylon), hierba de Bermuda africana (C. transvaatensis), hierba de Bermuda Bradley (C. incomplelus var. hirsutus) y la hierba de Bermuda Magennis (C. x magennisii). Existen tres especies de hierbas zoy­ sia adecuadas para céspedes: la hierba japonesa para céspedes (Zoysia japóni­ ca), hierba de Manila o hierba de tapiz japonesa (Z. matrella), y también la hierba Mascarena (Z. tenuifotia). Las hierbas zoysia se desarrollan particular­ mente bien en zonas de veranos muy cá­ lidos e inviernos frescos. Las hierbas de estación cálida gene­ ralmente se cultivan como césped de es­ pecie única, ya que poseen un hábito reptante fuerte y no se mezclan bien en­ tre sí. Si se incluyen otras hierbas, tienden a formar áreas desagradables y distin­ tivas de color y textura diferentes. Las de estación cálida se vuelven inactivas y pierden el color a temperaturas por de­ bajo de los 10° C, lo que puede resul­ tar problemático donde las condiciones son ideales sólo en verano. En estas zo­ nas, se pueden plantar hierbas de esta­ ción fresca, como ballico y cañuelas, en otoño para mejorar el color del césped en invierno.

U t il it a r io

Selección de la hierba adecuada Antes de seleccionar semillas o césped, valore la importancia relativa del aspec­ to, durabilidad y necesidades de man­ tenimiento del césped. De la muchas mezclas de diferentes hierbas disponi­ bles, algunas son especialmente adecua­ das para zonas de mucho uso, mientras que otras ofrecen colores y texturas atractivos. Las semillas también deben adecuarse a las condiciones de cultivo, tales como el tipo de suelo, el drenaje, y el grado de sombra. Céspedes de alia calidad

Para crear céspedes formales de alta ca­ lidad, donde un aspecto perfecto es de importancia primordial y no se espera un desgaste intenso, seleccione especies de hierbas que generen un aspecto de textura y color uniforme. Estación fresca Para los céspedes de má­ xima calidad, se emplea una mezcla de agrostidas y cañudas de hojas delgadas. Las agrostis de extremo marrón y de las tierras altas (Agrostis tenuis y A. caste­ llana) se mezclan con las cañuelas de Chewing y las cañuelas reptantes rojas delgadas (Festuca rubra var. commutata y F.r. var. rubra). Estación cálida Los cultivares de la hier­ ba de Bermuda resultan excelentes para céspedes de alta calidad. Existen varios cultivares mejorados que toleran calor, Z ona s d e J uegos

Si el césped debe incluir una zona de juegos, emplee una hierba especialmente resistente para evitar que el césped se desgaste de manera despareja.

Los céspedes destinados a proporcionar funcionales, básicamente una zona de juego para niños o un espacio para re­ cibir invitados, necesitan ser relativa­ mente robustos, pero deben ofrecer una superficie homogénea y atractiva; las hierbas para este fin no crean general­ mente la textura ni el color perfectos para un césped de alta calidad, ya que esto resulta inevitablemente de impor­ tancia secundaria. Estación fresca Para céspedes durade­ ros, la hierba principal es el ballico pe­ renne; en general, está mezclado con ca­ ñuela roja (Festuca rubra var. rubra), hierba del prado de tallo liso y agrostis de extemo marrón o de tierras altas (Agrostida tenuis, A. castellana). En las regiones templadas de América del Nor­ te está muy difundido el uso de céspe­ des plantados sólo con hierbas de pra­ do de tallo fino. Estación cálida Las hierbas de Bermu­ da (véase «Céspedes de alta calidad», iz­ quierda) son lo bastante resistentes para los céspedes utilitarios, pero requieren una siega frecuente. La hierba de San Agustín tiene una textura más fina pero también es adecuada, en especial para áreas sombreadas. Para un césped de mantenimiento bajo, elija hierba de ba­ hía (Paspalum notatum), hierba de ta­ piz (Axonopus) o hierba ciempiés (Eremochloa ophiuroides). Éstas requieren una siega menos frecuente, pero, como que tienen hojas de textura gruesa, no proporcionan un acabado muy atrac­ tivo. Zonas de juegos y deportes

Las zonas de hierba usadas para jugar a la pelota o practicar deportes requie­ ren especies y cultivares particularmen­ te resistentes al desgaste. Además, algu­ nos céspedes para deportes deben poder tolerar un segado muy a ras y tener un

acabado fino con el fin de minimizar el efecto sobre el recorrido de la pelota. Estación fresca Una mezcla de agrostis y cañuelas, al igual que para los céspe­ des de alta calidad (véase p. 278), tole­ ra un cierto desgaste y es adecuado para áreas como céspedes de croquet, «greens» para bolos y «greens» de golf; pero un uso muy intenso pronto dete­ riora las hierbas. Si requiere una super­ ficie más duradera, como para el tenis sobre hierba, es mejor optar por una mezcla que contenga ballico perenne (véase «Céspedes utilitarios», p. 278). Estación cálida Las hierbas de Bcrmuda (véase «Céspedes de alta calidad», p. 278) deberían proporcionar una super­ ficie razonablemente atractiva y durade­ ra. Algunos cultivares toleran el desgaste mejor que otros, de manera que convie­ ne elegir los recomendados para zonas de juegos. Prados floridos Para las zonas de llores abundantes, use dentro de lo posible especies de hierbas locales: además de ser más propensas a prosperar, no parecerán artificiales ni in­ congruentes (véase también J a r d in e r ía de

F lo res S il v e s t r e s y P r a d o s , p.

169). Generalmente, una mezcla de se­ millas rica en flores cuenta con hierbas de desarrollo lento y varias especies na­ tivas floridas. La elección de las espe­ cies a sembrar también está afectada por factores como el clima, tipo de suelo, humedad de éste, y aspecto; algunas pre­ fieren condiciones extremadamente se­ cas y bien drenadas, mientras que otras se desarrollan bien en suelos pan­ tanosos. Estación fresca En general, las agrostis y cañuelas están incluidas, mientras que una hierba de vida corta, como el balli­ co italiano ( Lolium multiflorum), se puede agregar para un tapizado rápido inicial. Al ser segado, el ballico italia­ no se extinguirá después de dos años, quedando detrás las hierbas de hojas fi­ nas y las plantas floridas de hojas an­ chas. Algunas especies requieren inver­ nar o un período frío antes de que germinen, de modo que pueden no apa­ recer durante el primer año después de sembrar. Estación cálida En áreas donde crecen hierbas de estación cálida es difícil cul­ tivar prados de floración abundante; puesto que las hierbas de estación cáli­ da crecen vigorosamente, las mismas tienden a sofocar a las plantas en flo­ ración. Areas problemáticas

Para los céspedes en emplazamientos di­ fíciles, como los umbríos, mojados o se­ cos, elija una mezcla de hierbas diseña­ da específicamente para tales condicio­ nes. Si el problema fuera severo, puede ser mejor cultivar plantas tapizantes (véase T a p iz a n t e s , pp. 150-151). Estación fresca En zonas sombreadas y mojadas, la hierba, en general, no se convierte en un césped tupido y vigoro­

so. Pero existen algunas especies más to­ lerantes que otras: la hierba de prado boscoso (Poa nemoralis) se planta a me­ nudo junto con hierba de prado gruesa (P. trivialis), aunque ninguna de las dos sobrevive al segado a ras o a un desgas­ te intenso. También puede incluir cañuelas, ya que crecen razonablemente bien en es­ tas condiciones y toleran un segado más a ras. El fleo de céspedes (Phleum pratensis subesp. bertolonii) a veces se em­ plea en lugar del ballico perenne en zo­ nas húmedas no demasiado sombreadas. En regiones muy áridas, emplee hier­ bas nativas de tales áreas, como la hierba de trigo occidental (Agropyron smithii) que crece de manera natural en las gran­ des planicies de América del Norte, o también hierba de trigo penachuda de pista de golf (A. cristatum ), nativa de las planicies frías y secas de Rusia y Siberia. Las hierbas de trigo generalmen­ te producen céspedes de calidad media a baja; la gramilla colorada (Elymus re­ petís) puede transformarse en maleza en céspedes que crecen más allá de los 2,5 m de altura. Estación cálida Para zonas sombreadas, la Stenotaphrum secundatum es buena elección; también tolera la sal y, por lo tanto, es valiosa para jardines costeros. Es más gruesa, sin embargo, que las va­ riadas formas de la hierba de bermuda o zoysia, por lo que, en general, sólo se la emplea en sitios donde las especies más finas no prosperan.

Elección del cultivar adecuado Muchos cultivares de hierbas modernos han sido especialmente cultivados para proporcionar las calidades valoradas es­ pecialmente en céspedes, tales como co­ lor homogéneo, resistencia a las enfer­ medades, resistencia al desgaste y desarrollo compacto. Por lo tanto, al ele­ gir semillas de hierbas, compruebe que la mezcla incluya no sólo las especies adecuadas (como Festuca rubra var. commutata), sino también un cultivar moderno de aquella especie, por ejem­ plo ‘Frida’, ‘Lobi’ o ‘Atlanta’. Cada año se introducen cultivares nuevos, de ma­ nera que consulte con su proveedor acer­ ca de cuáles son los mejores disponibles para sus necesidades particulares. La mezcla de hierbas no debe contener cul­ tivares de agricultura; éstos se cultivan para producir un desarrollo de las ho­ jas vertical y vigoroso para el pastoreo y requieren una siega frecuente. También tienden a extenderse menos, y no siem­ pre producen un tapiz denso y uniforme.

Céspedes no herbáceos Aunque habitualmente los céspedes se establecen por medio de hierbas, a ve­

F l o r e s e n t r e H ie r b a s

La hierba está punteada con ranúnculos (Ranunculus) amarillo brillantes y las copas vividas rojas, blancas y púrpuras de los tulipanes aclimatados. ces se usan otras especies siempreverdes. Éstas comprenden las camomilas (Chamaemelum nobile), especies de Cotula, Dichondra micrantha, e incluso varias especies de musgos. A diferencia de las hierbas, estas ta­ pizantes no toleran un desgaste severo y continuo, y raramente son la mejor elección para el césped principal, pero pueden servir para zonas primordialmente decorativas. Cultive en un patio o jardín de atrio para ofrecer una agra­ dable mancha verde, rodeando la base de una fuente, estanque elevado, urna de pedestal o estatua, o junto a un pa­ tio o sendero para reptar por encima de los bordes y suavizar la rigidez de la su­ perficie dura. Las hojas de manzanilla desprenden una fragancia dulce tipo manzana al ser aplastadas bajo el pie, pero no toleran un uso intenso; el clon no florido ‘Trencague’ es de desarrollo natural bajo y CÉSPED DE

M a n z a n il l a

La almohadilla suave y extensa de un césped de manzanilla proporciona un centro de atención en un jardín de hierbas o en un patio, suavizando el efecto duro del sendero de gravilla y la formalidad del reloj de sol.

especialmente adecuado para céspedes. Cotufa, que tiene hojas tipo helecho, es considerablemente más duradera, ya que forma un tapiz espeso de tallos rep­ tantes; también prospera en condiciones húmedas. Dichondra crece más exitosa­ mente en zonas cálidas y no sobrevive a temperaturas más bajas de —4o cen­ tígrados. Otra opción es la creación de un «cés­ ped de tapicería» con un efecto «patchwork», cultivando juntas una serie de plantas bajas formadoras de matas. Es mejor utilizar plantas de desarrollo si­ milar, como los diversos tomillos reptan­ tes (Thymus praecox var. arcticus ‘Coccineus’, T. p. var. a. ‘Doone Vallcy’, Thymus caespititius, etc.), o, de lo con­ trario, una especie podría predominar y desequilibrar el diseño original. En cuanto a otros céspedes no de hierbas, el uso de céspedes de tapicería no con­ viene que sea exagerado.

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é s p e d

Suelo y preparación del emplazamiento concienzuda preparación del em­ También pueden resultar adecuados plazamiento es la clave para esta­ otros suelos, pero si el suelo no drena blecer un césped nuevo. Aunque puedabien y es probable un uso intensivo del consumir mucho tiempo y resultar caro,césped, incluso en condiciones húmedas, a la larga es más fácil y barato preparar entonces debe mejorarse el drenaje. el emplazamiento correctamente al prin­ Si el mantillo es poco profundo o po­ cipio que intentar solucionar problemas bre, puede ser necesario tener que agre­ más adelante. Los principio generales de gar más mantillo; éste puede provenir de preparación se aplican a todos los em­ otras partes del jardín o puede comprar­ plazamientos, pero las decisiones acer­ se, aunque para zonas extensas este úl­ ca del drenado, mejora del suelo y rie­ timo es muy caro. go dependen del emplazamiento y clima Si el suelo tuviera un contenido alto individuales. de arena y drena demasiado, incorpore materia orgánica bien descompuesta para ayudar a la retención de nutrien­ tes y agua (véase «Estructura del suelo y contenido de agua», p. 526). Pero cui­ de de no agregar demasiado, ya que la materia orgánica se pudre con facilidad, Es importante limpiar el lugar por com­ lo que produce el hundimiento del sue­ pleto, eliminando las piedras grandes y lo y una superficie despareja. los escombros y todas las plantas, inclu­ Después de limpiar el emplazamien­ yendo tocones y raíces. Si el emplaza­ to, excave, roture o labre toda la zona, miento ya está parcialmente encespeda­ retirando las piedras grandes que apa­ do, pero en una condición demasiado recen en la superficie; después, rastrille pobre para renovarlo, elimine también la tierra para producir un mantillo fino. el césped (véase también «Renovación Este desmenuzamiento facilitará el ni­ de un césped abandonado», p. 289). velado posterior, además de reducir el compactamiento y mejorar la estructu­ Erradicación de malezas ra del suelo. Pero, en suelos arcillosos Cuide de eliminar todas las malezas pe­ y pesados, el roturado o labrado puede rennes de rizomas subterráneos o raíces causar un compactamiento debajo de la primarias profundas, como la gramilla superficie que podría impedir el drena­ roja (Elymus repetís), diente de león (Ta­ je; si fuese necesario, desmenuce por raxacum officinale), romaza (Rumex) y medio de una máquina para desmenu­ la ortiga urticante perenne (Urtica dioi­ zar subsuelos o por cavado doble. Para ca), ya que se regeneran con rapidez a más información , véase «Cultivo del partir de pequeños trozos de raíces o ri­ suelo», pp. 524-527. zomas. Resulta difícil excavarlas por completo conque antes de cultivar el Drenaje suelo, rocíe con un herbicida sistèmico Los céspedes en suelos de drenaje libre y deje que las malezas mueran por el ex­ y los de regiones de lluvias escasas pro­ tremo completamente, antes de quitar­ bablemente no requerirán drenaje. En las con el rastrillo. Una vez establecido los suelos pesados y arcillosos, el dre­ el césped, aún se pueden eliminar las naje se puede mejorar incorporando malezas de hojas anchas por medio de aproximadamente 2 partes de arena a herbicidas selectivos, pero las malezas una parte de tierra por cavado doble, tipo hierba serán más difíciles de elimi­ pero esto resulta caro y laborioso. En los nar, de manera que resulta razonable el suelos que no son de drenaje libre, es empleo de un herbicida para limpiar el mejor instalar un sistema de drenaje du­ terreno inicialmente. rante la etapa preparatoria para evitar Las malezas anuales, tales como Che- intentos continuos y costosos de aliviar nopodium album y bolsa del pastor el problema después de que el césped se (Capsella bursa-pastoris), pueden ser haya establecido. controladas mediante siega después de El mejor sistema de drenaje para cés­ que la hierba haya germinado. Es pre­ pedes consiste en una hilera de tubos coferible, no obstante, erradicar las male­ iocados en una zanja que ha de ser re­ zas anuales antes de sembrar como parte llenada con grava. de la preparación del emplazamiento. La profundidad ideal y la distancia entre los tubos varía de un emplaza­ miento a otro, dependiendo del tipo de suelo y de las lluvias. Para la mayoría de sueios de tierra negra que reciben llu­ La tierra ideal para un césped es un vias moderadas, se requiere una tubería mantillo bien drenado y arenoso de una de desagüe cada 5-8 metros. profundidad de al menos 20 cm, y me­ Los suelos arcillosos más pesados o jor 30 cm, por encima de un subsuelo emplazamientos en zonas de lluvias in­ bien estructurado y de drenaje libre. En tensas requerirán tubos de desagüe en estas condiciones, la hierba desarrolla intervalos más cercanos (véase también raíces profundas, obteniendo agua y nu­ S u e l o s y F e r t il iz a n t e s , «Mejora del trientes abundantes del suelo. drenaje», p. 529).

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a

Limpieza del emplazamiento

Preparación del suelo

Ajuste del pH del suelo En el caso de céspedes nuevos, el pH probablemente no necesite ajustarse, a menos que el uso previo haya dejado el emplazamiento en malas condiciones. La mayoría de las hierbas crecen de ma­ nera satisfactoria con niveles de pH de 5,5-7. Las cañuelas y agrostis finas se desarrollan mejor con pH de 5,5-6,5, mientras que el ballico perenne, las hier­ bas de los prados y muchas de estación cálida crecen mejor con un pH de 6-7. En la mayoría de los viveros hay equi­ pos disponibles para medir el pH. Si el suelo fuese muy ácido (menos de pH5), cave o roture cal dentro del sue­ lo: la cantidad exacta dependerá del gra­ do de acidez (véase «Tratamiento con cal», p. 531). Después de una semana, aplique fertilizante. Puede agregar cal una vez establecido el jardín, pero, al ex­

tender cantidades grandes sobre el cés­ ped, podría estimular la aparición de ciertas enfermedades; emplee sólo una pequeña cantidad y repita al año si­ guiente si fuera necesario. Si no está se­ guro de lo que debe hacer, hágase acon­ sejar en un colegio de agricultura u horticultura o en un servicio de asesoramiento para la agricultura.

Nivelado del emplazamiento En los jardines que sólo tienen ondula­ ciones menores y una capa profunda de tierra negra, el emplazamiento puede ni­ velarse rastrillando tierra de las partes altas para rellenar los huecos, afirman­ do a intervalos para consolidar el sue-

C ó m o N iv e l a r e l S u e l o Afirme bien, especialmente en los bordes. Marque algunas estacas a la misma distancia de los extremos. Introduzca una hilera de estacas en el borde del emplazamiento. Si estuviese junto a un pavimentado, las marcas deben coincidir con la superficie de éste.

Agregue una seguna hilera paralela de estacas a I m de distancia de la primera. Coloque un nivel de burbuja encima de éstas para comprobar que están al mismo nivel que la hilera anterior. Ajuste las estacas si fuera necesario. Repita el procedimiento, creando una rejilla de estacas, todas al mismo nivel. Rastrille el suelo, levantando hasta la marca de las estacas, agregando tierra negra para llenar huecos. Una vez que el suelo esté nivelado, retire las estacas.

S

u e l o

N iv ela d o d e P r e c is ió n Para nivelar el suelo, establezca primero una rejilla de estacas previamente marcadas y clávelas a igual profundidad. Agregue o retire tierra hasta el nivel de las marcas en las estacas. lo. Aunque no es esencial que el suelo esté completamente nivelado, bultos y huecos incómodos pueden causar pro­ blemas al segar. En algunos casos, por ejemplo, para una dehesa o una zona de hierba gruesa, resultará suficiente un ni­ velado a ojo. Pero si requiere una super­ ficie completamente nivelada, como en el caso de un césped formal, debe em­ plear un método más preciso. Obtención de un nivelado preciso

Después de nivelar el suelo por aproxi­ mación, se puede lograr un nivel preci­ so clavan estacas en el suelo, todas a la misma profundidad para formar una rejilla. Comience a partir de un borde recto, como el de un sendero o patio, o tire una línea tensa con cordel. Después coja una serie de estacas idénticas y marque cada una a la misma distancia del extremo su­ perior. Comenzando desde el borde rec­ to, clave las estacas en el suelo a inter­ valos iguales para que las marcas estén todas al nivel que requiere el césped o a unos 2 cm por debajo si está encespe­ dado. Agregue una segunda hilera de es­ tacas y más hileras hasta que el empla­ zamiento esté cubierto por una rejilla de estacas. C r e a c ió n

de una

y

P

r e p a r a c i ó n

cesiva de estacas se marca más abajo o más arriba para formar una rejilla incli­ nada. Para crear una gradiente de 1:100, haga las marcas sobre cada hilera de es­ tacas sucesivamente más bajas a 1/100 de la distancia entre las hileras. Si incli­ na la ladera del césped hacia la casa, ins­ tale un desaguadero o sumidero para evitar que el agua alcance la casa.

Emplee un nivel de burbuja —colo­ cado sobre un tablón recto si fuera ne­ cesario para alcanzar todas las h ileraspara que las estacas de la hilera están todas a la misma altura. Después ajus­ te el nivel del suelo para que esté alinea­ do con la marca de cada estaca. Nivelado sustancial

Si el emplazamiento requiere un nivela­ do más sustancial o la capa de tierra su­ perior fuese poco profunda, primero debe nivelar el subsuelo. Para esto, reti­ re la capa superior, roture o cave el sub­ suelo, rastrille, nivele y afirme antes de volver a colocar la capa superior de tie­ rra en una capa homogénea de unos 20-30 cm de profundidad. Para evitar que las zonas rellenadas se hundan más adelante, afirme concienzudamente a in­ tervalos, agregando más tierra negra si fuera necesario y deje asentar antes de preparar la superficie. Creación de una ladera

Si el césped se inclina suavemente en di­ rección opuesta a la casa o el patio, una ladera de césped mejorará el drenado y asegurará que el agua no se filtre en los cimientos. Se emplea un método simi­ lar al del nivelado, pero cada hilera su-

P e n d ie n t e

Decida cuántas hileras de estacas utilizará y marque las de cada hilera a alturas diferentes, para lograr el gradiente deseado. Emplee un nivel de burbuja, haga una rejilla de estacas como para el nivelado y coloque tierra hasta las marcas.

I n st a l a c ió n d e u n D e s a g ü e Ubique el desagüe en Tierra negra . Desnivel opuesto el punto más bajo, a la casa Desagüe al nivel inclinando el suelo cE más bajo en oposición a la casa. Excave una zanja, coloque tuberías en la base y cubra con material duro. Agregue tierra negra, encespede Material duro o siembre.

Tubería

E

del

m p l a z a m i e n t o

P r e p a r a c ió n d e la S u p e r f ic ie d e l S u e l o

Preparaciones finales del emplazamiento Una vez drenado y nivelado el suelo, se puede preparar la superficie final para que el emplazamiento esté preparado para establecer el césped. Afirmado y rastrillado

Apisone el suelo de manera homogénea para afirmarlo y para asegurar que no quedan partes blandas que después po­ drían hundirse, dejando el césped vul­ nerable al escalpado durante la siega. Puede ser necesario apisonar la zona tres veces antes que el suelo esté suficiente­ mente consolidado, pero cuide de no comprimirlo demasiado y no afirme suelos mojados, porque se compacta­ rían. Incluso después de afirmado, el suelo puede asentarse más durante uno o dos años, dejando pequeños huecos. Nivele aplicando un revestido arenoso tamizado (véase p. 288). Después de afirmar, rastrille concien­ zudamente para formar un mantillo fino. El suelo debe estar nivelado, sin protuberancias ni huecos, y de una tex­ tura como de migas finas. Si siembra se­ millas, elimine cualquier piedra de más de 1 cm de diámetro durante el rastri­ llado; si colocara tepes, elimine sólo las piedras de más de 2,5 centímetros. Deje descansar el emplazamiento pre­ parado durante tres a cuatro semanas para impedir que germinen las semillas de malezas; cualquier maleza que apa­ rezca debe ser eliminada con la azada o tratada con herbicida de contacto y re­ tirada suavemente con el rastrillo dos o tres días después una vez muertas, cui­ dando de no desbaratar excesivamente el suelo nivelado. Fertilización Unos días antes de haber establecido el césped y una vez que haya sido prepa­ rada la superficie, aplique fertilizador en el emplazamiento. Éste debe contener tres nutrientes principales para asegurar un buen desarrollo: nitrógeno (N), fós­ foro (P) y potasio (K). Los emplazamientos que no han sido fertilizados durante muchos años po­ drían ser deficientes en los tres. El fós­ foro es especialmente importante duran­ te las primeras etapas de desarrollo. Utilice un fertilizante sencillo, como el superfosfato o, preferentemente, un fer­ tilizante compuesto granular o microgranular que contenga los tres nutrientes; aplíquelo según las instrucciones del fa­ bricante a razón de 150-200 g por m2.

Afirme la superficie con el pie o con un rastrillo. Repita hasta que todo el emplazamiento esté bien afirmado.

2

Rastrille el suelo creando un mantillo fino y déjelo para que germinen las malezas. Aplique un herbicida y, después de 2-3 días, rastrille las malezas y no deje raíces.

3

Aplique un revestido de base de fertilizante compuesto granulado o microgranulado e introduzca ligeramente en la superficie con un rastrillo. Espere unos días a encespedar o sembrar.

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C

é s pe d

Establecer un césped

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d iv e r s o s m é to d o s p a r a e s ­ ta b le c e r u n c é s p e d . En e l c a s o d e h ie rb a d e e s ta c ió n fre s c a e n z o n a s te m ­ p la d a s , el j a r d i n e r o p u e d e e le g ir e n tr e s e m b r a r y e n c e s p e d a r; p a r a la s d e e s t a ­ c ió n c á lid a e n z o n a s tr o p ic a le s o s u b tr o ­ p ic a le s , ta m b ié n p u e d e n e m p le a r s e m é ­ to d o s d e p r o p a g a c ió n v e g e ta tiv a . x is t e n

En general, la siembra es el sistema más barato, pero puede tardar un año antes de que el césped pueda ser utili­ zado intensivamente. El establecimien­ to a través de métodos vegetativos lleva más tiempo y es más caro que la siem­ bra. El encespedado, aunque más cos­ toso, tiene un efecto visual inmediato y el césped puede utilizarse dentro de dos o tres meses; el uso de tepes es aconse­ jable si posee animales domésticos que puedan interferir con los plantones de hierba antes de que se establezcan.

C ómo E stablecer

un

C ésped

T epes Coloque un tablón sobre la primera hilera de tepes para arrodillarse encima de ella. Después tienda la hilera y con las uniones escalonadas, como en una pared de ladrillos. Proceda de la misma manera para el resto del césped.

p o r m e d io d e

2

Tienda Ia primera hilera de tepes junto a un borde recto de un patio o sendero. Coloque cada tepe nuevo alineado con el vecino.

Encespedado Existe una amplia gama de tipos de cés­ ped disponibles, comprendiendo el cul­ tivado a medida y el diseñado, el de pra­ do y el de prado tratado, y el de pantano costero; el tipo a elegir depende princi­ palmente del coste y emplazamiento. Compre siempre en un vivero fiable o en un fabricante de céspedes. Dentro de lo posible, examine el cés­ ped antes de comprar, para comprobar que se encuentra en buenas condiciones, de la calidad correcta (véase «Selección de la hierba adecuada», p. 278) y que la tierra es un mantillo de drenaje libre y no arcilla pesada. Compruebe que no existan malezas, plagas o enfermedades, ni una cantidad excesiva de barda (la materia orgánica consistente en hierbas en descomposición, estolones y rizomas que se acumulan en la superficie del sue­ lo); pero debe existir la suficiente mate­ ria orgánica para mantener unido el césped. Césped diseñad» El césped diseñado es fácil de obtener y contiene diferentes hierbas para usos diversos. Se lo cultiva a partir de los cul­ tivares de hierbas más nuevos y está tra­ tado para verse libre de malezas y en­ fermedades. También existe el césped garantizado libre de hierba de prado anual (Poa anima), disponible en los centros de producción más importantes, pero a un elevado precio. Si necesita una cantidad muy importante de césped es­ pecial y está preparado a esperar 18 me­ ses para que se lo cultiven y cosechen, también puede encargarlo a medida, pero esto resulta caro. Césped de prado El césped de prado generalmente se cul­ tiva con fines agrícolas y, por lo tanto, es de textura menos fina; puede haber

3

Afirme cada lepe con un rastrillo para asegurar que no quedan bolsas de aire o bien recorra el césped con un rodillo liviano.

Aplique un revestido ligero de tierra tamizada arenosa y repase con una escoba, llenando los huecos entre los tepes.

Si no están anunciadas lluvias, riegue bien los tepes. Cuide de que permanezcan húmedos hasta que hayan arraigado, o podrían encoger y aparecer huecos.

sido sembrado recientemente o cultiva­ do en un prado establecido hace tiem­ po. En general, es el más barato, ya que puede contener hierbas agrícolas grue­ sas y vigorosas y malezas de hojas an­ chas, como margaritas (Bellisperennis). Pero la calidad varía mucho, de mane­ ra que resulta especialmente importan­ te comprarlo de un proveedor de con­ fianza para asegurarse que es de una calidad razonable. Si las malezas han sido eliminadas con herbicida selectivo, se lo denomina césped de prado tratado. Los céspedes de este tipo tienen un aspecto tosco y re­ quieren una siega más frecuente, pero son perfectamente adecuados para usos utilitarios o familiares.

cañuelas de calidad, ya que generalmen­ te se lo cultiva en suelos mejores y es fá­ cil de obtener.

Almacenado de césped Es mejor retirar y volver a colocar el cés­ ped en su nueva ubicación el mismo día. Si existiera un retraso inevitable, colo­ que el tepe plano sobre sábana de plás­ tico, preferentemente en una zona som­ breada y manténgalo regado; en tiempo seco puede resecarse con rapidez, de modo que examínelo regularmente. Si lo deja enrollado, no recibirá luz suficiente y la hierba amarilleará y, fi­ nalmente, morirá.

Césped de pantano costero Considerado en una época el mejor cés­ ped disponible, éste contiene agrostis y cañuelas de buena calidad. Pero como crece frecuentemente en estuarios de ríos, donde existen depósitos de cieno y arcilla, puede contener un estrato ce­ nagoso, que restringe el drenaje, redu­ ciendo su tolerancia al desgaste. A me­ nudo se prefiere el césped diseñado, que contiene cultivares nuevos de agrostis y

Tamaños de los tepes Los tepes de alta calidad a menudo se venden en cuadrados de 30 cm y los de menor calidad en tiras de 90 x 30 cm. Los productores más importantes pro­ veen en general tepes de todas las cali­ dades en unidades de 1 metro cuadra­ do de superficie. A lm acen ado de T epes Tienda los tepes lo antes posible; si debe almacenarlos, extiéndalos planos con la parte de la hierba hacia arriba para que reciban luz suficiente y manténgalos regados.

Tendido de césped El césped puede tenderse en cualquier época del año, salvo durante los perío­ dos largos de temperaturas extremas. Si es posible, elija un momento en el que estén anunciadas lluvias en uno o dos días. El césped debe tenderse sobre suelo húmedo pero no mojado, para estimu­ lar un arraigo. Comenzando por el borde del empla­ zamiento, tienda la primera hilera de te­ pes en línea recta. De pie sobre tablas encima del césped, rastrille el suelo don­ de tenderá la hilera siguiente. Tienda los tepes alternados, como en una pared de ladrillos. No acabe una hilera con un un peque­ ño segmento de tepe en el borde, ya que podría dañarse y resecarse. Si fuese ne­ cesario, tienda el último segmento en­ tero en el borde y llene el hueco que que­ da con el segmento recortado. Siga tendiendo hileras hasta que el emplaza­ miento quede cubierto. Configuración del borde

Cuando haya tendido todo el césped, corte la forma del borde. En el caso de uno curvado, coloque un tubo de goma o una cuerda a lo largo de la curva re­ querida y corte justo por el interior. Para

R e t ir a d o

de

C ésped

para

V olver

Corte el césped a retirar en tiras; introduzca dos cañas corlas un poco separadas a 30 cm del borde del césped y coloque una tabla junto a éstas. Corte de pie sobre la tabla a lo largo del borde. obtener una línea recta, emplee un cor­ del tendido entre dos estacas para mar­ car el borde. Coloque un tablón alinea­ do con esta guía y corte a lo largo con un tiracantos de media luna o mecáni­ co. Siga cortando a lo largo de la línea de guía moviendo el tablón hasta cor­ tar todo el contorno. Cuidados ulteriores

Recortado del C é s p e d

del

Borde

Bo r d e C u r v o

Tienda una manguera o una cuerda con la forma deseada y asegure con aros de alambre. Corle de la manguera adentro.

Afirme los tepes con la parte posterior de un rastrillo o empareje con un rodi­ llo liviano, comprobando que no que­ den bolsas de aire entre los tepes y el sue­ lo. Pero en condiciones húmedas, no pase el rodillo hasta que los tepes ha­ yan arraigado y estén unidos. Aplique un revestido ligero con una escoba o un aplanador entre los tepes para estimu­ lar la extensión de las raíces. No deje que el césped se seque antes de que la hierba haya arraigado. Es esen­ cial regarlo concienzudamente para que el agua alcance el suelo por debajo, de otro modo los tepes podrían encogerse en tiempo seco o caluroso, dejando hue­ cos grandes entre cada uno.

Traslado de céspedes

a

T enderlo

Corte cada tira en tepes de 45 cm de largo y corte por debajo a una profundidad de al menos 2,5 cm. Para apilarlos, tiéndalos hierba sobre hierba y tierra sobre tierra en un sendero o trozo de plástico. Retirado

Una vez cortados, levante los tepes con una pala plana, separándolo cuidado­ samente de las raíces y el suelo. Retire una cuña de césped junto al primer lepe a retirar, después introduzca la pala de­ bajo del tepe sin dañar el borde. Corte por debajo de cada tepe a una profun­ didad de al menos 2,5-3 cm. Apile los tepes hierba con hierba, tie­ rra con tierra, encima de una superficie dura.

Recorte los tepes de manera que todos tengan la misma profundidad; coloque cada tepe boca abajo en una caja preparada y rebane la tierra que sobrepase el nivel correcto. Vuelva a colocar los tepes. Recortado Después de retirar los tepes, recorte to­ dos a la misma profundidad por medio de una caja poco profunda especialmen­ te construida, del mismo tamaño que los tepes cortados. Deje uno de los lados más estrechos abierto y cubra el resto de los bordes superiores con una tira lisa de metal. Coloque cada tepe cabeza aba­ jo dentro de la caja y retire la tierra so­ brante con un cuchillo afilado, cortan­ do sobre la superficie de la caja.

Establecimiento de un césped no herbáceo Para crear un césped nuevo de espe­ cies de hoja ancha, como la manza­ nilla (Chamaemelum nobile), prepare el emplazamiento como para un cés­ ped de hierba, incluyendo un revesti­ do de fertilizante en la base. Plante ejemplares cultivados en tiestos, esquejes arraigados, divisio­ nes o plantones en intervalos de 15-30 cm. Puede plantarlos más estrecha­ mente o más separados —cuanto más cercanos, más rápidamente formarán un césped y más costosa será la opc-

ración. Mantenga el emplazamiento bien regado en períodos secos. Una vez que las plantas hayan cubierto el emplazamiento, siegue con segadora rotativa, recortadora de hilo de nylon o cizallas. Si cultiva manzanilla, es mejor el uso del cultivar no florido ‘Treneague’, de desarrollo muy bajo. Se pueden cultivar formas floridas a partir de semillas, pero entonces re­ quieren un cortc más continuado y los capítulos muertos pueden tener mal aspecto.

Plante esquejes arraigados o divisiones (aquí, manzanilla) a 15-30 cm de separación en suelo preparado. Mantenga la zona bien regada y Ubre de malezas.

Después de varias semanas, cuando las plantas hayan formado un césped, recorte ligeramente con un recortador de hilo de nylon o cizallas.

A veces puede resultar necesario retirar y volver a colocar una zona del césped. Debe cortarlo y retirarlo en trozos uni­ formes para que encajen con facilidad una vez vueltos a tender. Cortado

Bo rd e R ecto

Tienda una cuerda tensa a lo largo de la línea requerida y alinee una tabla con ésta. Después, de pie sobre la tabla, corte a lo largo del borde.

Primero divida el césped a retirar en ti­ ras de 30 cm de ancho, cortando a lo lar­ go del borde de una tabla con un tira­ cantos de media luna. Coloque la tabla a 30 cm del primer corte para formar cada trozo nuevo. Después corle cada uno en ángulo recto, formando trozos de 45 cm de largo. O puede alquilar un levantador de céspedes mecánico; éste corta el césped a la profundidad y ta­ maño requeridos, y también lo retira.

Siembra Es mejor sembrar las semillas de hier­ ba en condiciones cálidas y húmedas para que germinen y se establezcan con velocidad: en general, el principio del otoño es la mejor época. También pue­ de hacerlo en primavera, pero el suelo está más frío que en otoño y las male­ zas compiten más. Se puede sembrar en verano si hay irrigación disponible, pero, en condiciones calurosas, los plantones de hierba jóvenes sufren estrés por ca­ lor y pueden marchitarse e incluso morir. Tasas de sembrado

Las tasas de sembrado varían según la mezcla o especies (véase diagrama más abajo). Aunque existe cierto margen con respecto a factores como la reducción de semillas devoradas por pájaros, es im­ portante no sembrar semillas en canti­ dades mayores o menores de la tasa re­ comendada. Si siembra demasiado poco podría permitir que los plantones de ma­ lezas tengan espacio suficiente para competir con la hierba y el césped tar­ dará más en establecerse. Sembrando de­ masiadas semillas puede causar más problemas, produciendo condiciones húmedas entre los plantones. Esto esti­ mula el pudrirse por el píe (p. 568), lo que puede dañar el césped joven con mucha velocidad, especialmente en tiempo caluroso y húmedo (véase «Pro­ blemas de los céspedes», pp. 571-572).

Siembra de semillas Se puede sembrar a mano o, más rápi­ da y homogéneamente, a máquina. Pri­ mero calcule la cantidad de semilla re­ querida multiplicando la superficie del terreno que se ha de sembrar (en m2) por la tasa de sembrado recomendada (la cantidad de semilla por metro cua­ drado). Antes de sembrar las semillas, sacuda el contenedor para mezclar las

semillas a fondo y asegurarse de que las pequeñas no se asienten en el fondo, lo que generaría, de ser así, una distribu­ ción despareja de tipos de hierba.

E s t a b l e c im ie n t o

de

Esta es la mejor manera de sembrar se­ millas de hierba en una superficie am­ plia. Calcule la cantidad correcta de se­ millas para el césped y divida por la mitad. Para cubrir de manera homogé­ nea, siembre la mitad de la semilla en una dirección y la otra en ángulo recto respecto de las anteriores. Se logrará un borde bien definido tendiendo una lá­ mina de plástico o arpillera en el borde del emplazamiento, recorriendo éste con la máquina; esto también evitará la dis­ tribución despareja que ocurre al dete­ ner la máquina ai final de una banda. Sembrado a mano

Si emplea este sistema, primero divida el terreno en secciones pequeñas del mis­ mo tamaño con estacas y cordel; esto fa­ cilitará la siembra más homogénea de las semillas. Después calcule la cantidad correcta de semillas para un sector y divida las semillas por la mitad. Coloque la mitad de las semillas en una taza pequeña para facilitar el cálculo de la cantidad para cada sector. Siembre un sector por vez, sembran­ do la mitad de las semillas en una di­ rección y, a continuación, la otra en án­ gulo recto con respecto a la primera, antes de seguir con el siguiente sector.

Siembre, con máquina, la mitad de las semillas en una dirección y la otra en ángulo recto con respecto a ella. Defina el borde con una lámina de plástico.

V—

Cañuelas y agrostis Ballico perenne y otras especies Mezclas ricas en flores (según la mezcla)

Después de sembrar, rastrille la super­ ficie ligeramente. A menos que estén anunciadas lluvias, riegue el emplaza­ miento con una regadera rotativa para céspedes. La germinación ocurrirá a las dos o tres semanas, según la especie de hierba, suelo, temperatura del aire y hu­ medad. Proteja de los pájaros cubrien­ do con malla o ramas hasta que los plan­ tones se establezcan.

gr. x m2 25-30 35-40 2,5-5

E s p e c ie s I n d iv id u a l e s Agrostis (Agrostis) Hierba tapizante (Axonopus) Hierba de bermuda común (Cynodon dactylon)

8-10 8-12

Hierba de Bahía (Paspalum notatum)

5-8 1,5-2,5 20-40 30-40

Hierba de tallo liso/Hierba a/ul de Kentucky (Poa pratensis)

10-15

Hierba ciempiés (Eremochloa ophiuroides) Ballico perenne (Lx)lium perenne)

,



por

Sem brado

de

S em illas

O p c ió n A l t e r n a t iv a

A mano, haga áreas iguales. Pese semillas suficientes para uno y esparza la mitad en una dirección y la otra en ángulo recto con respecto a ella.

'•

2

Después de sembrar, rastrille la superficie ligeramente. En condiciones secas, riegue regularmente para estimular la germinación.

Cuidados ulteriores

S ie m b r a

M e zc l a s

C ésped

Siembra a máquina

Riegue regularmente en tiempo seco, ya que las hierbas jóvenes son muy sus­ ceptibles a las sequías. Una vez emergidos los plantones, pue­ de afirmar la superficie con un rodillo liviano (100 kg), aunque esto no es esencial. Siega

T asas

de un

Cuando la hierba mida alrededor de 5 cm, siegue hasta los 2,5 cm. Para las primeras dos o tres siegas emplee una segadora rotativa, porque una máquina cilindrica con rodillo podría desgarrar las hojas jóvenes y vulnerables. Después retire toda la hierba cortada con un ras­ trillo. Si el césped se sembró a finales de ve­ rano o principios de otoño, continúe se­ gando si fuese necesario hasta finales de otoño, con el fin de mantenerlo a 2,5 cm de altura. Durante la primavera siguiente, dis­ minuya la altura de segado hasta alcan­ zar la deseada, según el tipo de hierba utilizada (véase también «Frecuencia y altura del segado», p. 285). Las hierbas jóvenes son especialmente vulnerables a daños por el uso, de ma­ nera que intente utilizar el césped lo me­ nos posible durante la primera estación de desarrollo.

*3 Los plantones tardarán 7-14 días en aparecer. Una vez que la hierba mida 5 cm, corte con segadora rotativa, dejando una altura de 2,5 centímetros.

Propagación vegetativa Los céspedes cultivados a partir de hier­ bas de estación cálida, o la agrostis rep­ tante de estación fresca (Agrostis stolonifera), que produce estolones y rizomas vigorosos, también puede establecerse por medios vegetativos, como el estolonizado, el ramificado, y por esquejes. El mejor momento del año para la creación de un césped por estos métodos es a fi­ nales de primavera o principios de ve­ rano, en un emplazamiento preparado al igual que para sembrar semillas de hierbas. Llevará alrededor de dos me­ ses para que el material arraigue y se ex­ tienda encima del suelo. En el caso de plantones de hierbas, el riego regular es esencial. Para establecer un césped a través de la estolonización, extienda estolones de forma pareja sobre el suelo en la tasa recomendada por el proveedor, revista con tierra ligera y arenosa, pase un ro­ dillo y riegue. Para el ramificado, se plantan estolones y rizomas en aguje­ ros o hileras de 2,5-5 cm de profundi­ dad, separadas por 8-15 cm de distan­ cia, después se afirma y riega. Para plantar esquejes, se plantan pequeños trozos de tepe, o esquejes, a intervalos de 25-45 centímetros.

C

u i d a d o s

R

u t i n a r i o s

Cuidados rutinarios vez que el césped está bien cuadas. Una cilindrica con rodillo incor­ establecido, requiere un manteni­ porado proporciona el acabado más fino miento regular para asegurar su saludy crea fajas, pero una rotativa genera y aspecto atractivo. La cantidad depen­ una superficie perfectamente aceptable derá del tamaño y tipo, además del em­ para un césped utilitario. El tipo a ele­ plazamiento y el clima. En general, las gir ha de depender del tipo de césped tareas más frecuentes son la siega y el y del acabado requerido. Para más in­ riego, pero el mantenimiento anual tam­ formación, véase «Segadoras», pági­ bién incluirá tarcas como fertilizar, re­ na 465. vestir, ventilar y, en los casos necesarios, controlar los musgos, malezas, plagas Frecuencia y altura y enfermedades. En el caso de los cés­ de la siega pedes amplios, el uso de herramientas La frecuencia y la altura de la siega de­ mecánicas o eléctricas, que se pueden al­ penden de una serie de factores, que in­ quilar, facilitan y agilizan las tareas de cluyen el tipo de hierba que se cultiva, mantenimiento (véase «Herramientas el uso del césped y la época del año, pero para el cuidado del césped», páginas poco y seguido es una buena regla ge­ 466-467). neral a seguir. Intente no eliminar más de un tercio del desarrollo de las hojas en cada sie­ ga. Si la hierba es segada esporádica y drásticamente, luchará por recobrarse después de cada siega y la calidad del Además de convertir el césped en un lu­ césped declinará. gar placentero para pasear, un corte re­ En verano, cuando la hierba crece con gular de la hierba ayuda a crear un cés­ rapidez, será necesaria una siega fre­ ped denso y saludable, con un acabado cuente; en primavera y otoño debe re­ bonito y homogéneo. La siega es más ducir la tasa y, en invierno, un corte oca­ necesaria durante las condiciones cáli­ sional de las puntas será todo lo das y húmedas de principios y finales necesario a realizar. de verano; durante las sequías es mejor Los céspedes de mucha calidad pue­ no segar o colocar las hojas de la sega­ den segarse incluso hasta los 0,5 cm, dora a una altura de corte mayor. Re­ pero debe segar con frecuencia —cada trase la siega en tiempo muy húmedo o dos o tres días en verano— para conser­ helado: la hierba mojada puede obtu­ var su aspecto. rar la segadora o ésta puede patinar y Deje crecer los céspedes utilitarios la siega, durante una helada, daña la hasta una altura un poco mayor, ya que hierba. Si siega un césped de calidad, ce­ las hierbas no toleran una siega tan baja; pille el césped con una escoba, levantan­ también ayudará a proteger la superfi­ do las hojas y logrando un corte mejor. cie del desgaste. Si cepilla el césped por las mañanas ayu­ No es necesario segar todas las zonas dará a eliminar el rocío, secando la su­ a la misma altura. Intente segar a dos perficie y facilitando considerablemen­ o tres alturas en diferentes áreas de hier­ te la siega. ba para añadir textura e interés al jar­ dín. Por razones prácticas, corte la zona Segadoras principal de juegos y paseo hasta una Para la mayoría de céspedes, una sega­ altura de 1-2,5 cm. Conservada a esta dora de cilindro o una rotativa (inclu­ altura, protegerá la superficie del yendo el tipo flotante) resultarán ade- desgaste. Siegue la zona debajo de los árboles con menor frecuencia —cada semana o E l im in a c ió n d e R o c í o dos semanas en verano— a una altura de 5-10 centímetros. Deje las zonas de hierbas de prados floridos a 10 cm de altura o más; no re-

U

na

Siega

F r e c u e n c ia

y

A ltu ra

del

según necesidad

10 cm -

8 cm-

Para eliminar la humedad excesiva y levantar la hierba antes de segar, elimine el rocío con una escoba; en zonas grandes, arrastre un trozo de arpillera por encima del césped.

4 cm 2 cm

según necesidad

de

S ie g a

F orm a R ecular

Siegue una franja ancha en cada extremo para tener espacio donde girar y siegue arriba y abajo en hileras un poco solapadas.

Siegue el contorno y después una franja recta a lo largo del centro. Siegue arriba y abajo una mitad del césped y después la otra.

q u ie r e n m á s d e tr e s c o r te s a l a ñ o y n o d e b e n s e g a rs e h a s ta q u e la s e sp e c ie s flo ­ rid a s h a y a n p e r d i d o la s s e m illa s a m e ­ d ia d o s d e v e r a n o (v é a s e J a r d in e r ía d e F l o r e s S il v e s t r e s y P r a d o s , p . 169).

abajo de una mitad del césped, después regrese al centro y siegue la otra mitad de un modo similar.

Como que se las siega con poca fre­ cuencia, estas zonas producen muchos más desechos que deben juntarse con un rastrillo después de segar. Segado a franjas

Emplee una segadora equipada con un rodillo para obtener un acabado a fran­ jas clásico. Si el césped fuese cuadrado o rectangular, primero siegue una fran­ ja ancha en cada extremo del césped con el fin de obtener un espacio para girar. Después siegue arriba y abajo en fran­ jas rectas, solapando ligeramente la pa­ sada anterior para asegurarse de que sie­ ga toda la hierba. Si el césped fuera de forma irregular, primero siegue todo alrededor de su bor­ de. Después, comenzando por el centro de un extremo, siegue en linca recta a lo largo del centro, eligiendo un objeto o árbol más allá del final del césped y dirigiendo la segadora directamente ha­ cia éste. Siegue franjas rectas arriba y

En las zonas a usar para juegos de pe­ lota, como croquet, bolos o golf, varíe la dirección cada vez que siegue para evi­ tar que se desarrolle un «grano». Éste se produce porque la hierba crece en una sola dirección y afecta al recorrido de la pelota. Recortes de hierba

En céspedes de buena calidad, donde se requiere un acabado perfecto, emplee una segadora que recoja recortes de hier­ ba al cortar, o bien recoja después con rastrillo y agregue en capas al montón de compost. Retirando recortes de hier­ ba evitará la producción de lombrices de tierra y disminuirá la difusión de la hier­ ba de prado anual y malezas como la verónica. También podría ayudar a evitar una acumulación de barda, conservando así un mejor acabado del césped. Los céspedes utilitarios que contienen lombrices de tierra pueden beneficiarse

V erano

2 por mes

10 cm 8 cm 6 cm

según necesidad

A l t a U t il it a r io C a l id a d

Segado de céspedes deportivos

C orte P r im a v e r a / O t o ñ o

I n v ie r n o

6 cm -

F r a n ja s

4 cm 2 cm B asto

1-2 por semana A lta C a l id a d

1 por semana U t il it a r io

B asto

A l t a U t il it a r io B a s t o C a l id a d __________________________

de una capa delgada de recortes dejada sobre el césped, ya que será reciclada por las lombrices, devolviendo asi los nu­ trientes de las plantas al suelo. Pero la mayor parte de los recortes debe juntarse con el rastrillo, ya que unas cantidades excesivas dañan el suelo al descom­ ponerse. En general, es mejor retirar los recor­ tes, reemplazando los nutrientes perdi­ dos por medio de la alimentación.

E l im in a c ió n

de

H o ja s

Diminución de hojas caídas

En otoño e invierno, retire del césped las hojas caídas rastrillándolas o barrién­ dolas y eliminándolas; una capa de ho­ jas dejada sobre el césped reduce la eva­ poración, y la humedad resultante puede estimular, por consiguiente, enfermeda­ des de los tepes. Recortado de los bordes

Después de segar, cree un acabado pu­ lido recortando los bordes del césped con cizallas para bordes de mango lar­ go, una máquina de recortar bordes me­ cánica o una recorladora con hilo de nylon con una cabeza ajustable para el recorte de bordes. Si los bordes se vuelven irregulares, recorte una o dos veces al año con un tiracantos de media luna, cortando con­ tra un tablón para lograr un borde rec­ to; en el caso de céspedes muy amplios, es más rápido y menos laborioso el em­ pleo de una máquina tiracantos eléctri­ ca para esta tarea. C orte

d el

Bo rd e

del

Elimine hojas y desechos caídos con una escoba o rastrillo. Para los céspedes grandes, emplee un barredor o un aspirador de hojas para acelerar la tarea.

Riego En general, la hierba es resistente a la sequía una vez establecida, pero el de­ sarrollo se frena y el césped se vuelve marrón durante sequías prolongadas. Para conservar el desarrollo y el color, resulta esencial regar durante períodos muy secos. El mejor momento es a prin­ cipios o a finales del día para minimi­ zar la evaporación. Comience a regar apenas note que la hierba no vuelve a levantarse al ser pi­ sada —un estado conocido como «hue­ llas del pie». Es vital proporcionar al

C ésped

C o r t a d o a M á q u in a

Fertilización

Recorte el borde periódicamente para conservar la forma y crear un acabado bien definido. Para céspedes amplios, emplee una máquina tiracantos eléctrica: alinee la cuchilla con el borde requerido y guíe la máquina hacia delante.

R eco rta d o del Bo rd e

Después de segar, recorte la hierba que sobresalga del borde con podaderas para bordes de mango largo; o use un recortador de hilo de nylon adaptado a trabajar verticalmente.

césped la cantidad de agua suficiente; después de regar, el suelo debe estar hu­ medecido hasta 10-15 cm de profundi­ dad. Un riego superficial estimulará que las raíces permanezcan cerca de la su­ perficie, haciendo que el césped sea más susceptible a la sequía. Excave un agu­ jero pequeño para asegurar que el cés­ ped está húmedo hasta la profundidad requerida; tome nota del tiempo que le llevó el riego suficiente para que le sir­ va de pauta la próxima vez. Alternativamente, puede emplear un medidor de humedad eléctrico, clavado en el suelo para registrar el nivel de humedad. En suelos pesados de drenaje restrin­ gido, es importante no aplicar demasia­ da agua, ya que esto limita la absorción de oxígeno y sales minerales a través de las raíces. Si quedaran charcos de agua sobre el césped después de lluvias o rie­ gos intensos, el césped podría requerir un drenaje adicional (véase «Mejora del drenaje», p. 529). Las zonas de hierba que requieren un riego regular quedan mejor abastecidas por un sistema de rociado subterráneo. Cuando se conecta el agua, la presión levanta las cabezas rodadoras de bajo tierra y el agua surge. Cuando se cierra el agua, las cabezas quedan ocultas bajo tierra. Tales sistemas también pueden ser automáticos, pero son mucho más cos­ tosos que una manguera o un rociador, perfectamente satisfactorios para la ma­ yoría de céspedes. Para más informa­ ción, véase «Ayudas al riego», páginas 468-469.

Como todas las plantas, las hierbas ne­ cesitan nutrientes para desarrollarse y las aplicaciones regulares de abono ayudan a asegurar un césped sano y vigoroso. La mayoría de los nutrientes para el de­ sarrollo son abundantes dentro del sue­ lo, pero cuatro de ellos, nitrógeno (N), potasio (K), fósforo (P) y hierro (Fe), se aplican como suplemento con frecuen­ cia. El que se agrega más habitualmentc es el nitrógeno: se elimina con los re­ cortes y es esencial para producir un desarrollo ulterior, estimulado por la sie­ ga. La hierba con deficiencias de nitró­ geno tiene un aspecto verde amarillen­ to y le falta vigor.

Bo rd ea d o a M ano

Si recorta a mano, emplee un tiracantos de media luna, cortando a lo largo de una tabla para obtener un borde recto.

P e n e t r a c ió n d e l A g u a Un regado poco profundo puede exponer el césped a sequías (derecha); aplique bastante agua para mojar el suelo a una profundidad de 10-15 cm (extremo derecha).

La manera más fácil y habitual de aplicar nutrientes al césped es por me­ dio de fertilizantes; existen productos tanto orgánicos ccomo artificiales (véase también «Nutrientes para el suelo y fer­ tilizantes», pp. 530-531). La cantidad exacta requerida depende de la rapidez del drenado del agua, cuánta lluvia o irrigación recibe el césped, si se retiran o no los recortes, y del tipo de hierbas cultivadas. En los suelos arcillosos pesados, ri­ cos en nutrientes y donde las tasa de llu­ via o irrigación son bajas, sólo resulta necesaria una fertilización leve. Pero los suelos ligeros y arenosos, bien regados y que pierden nutrientes con ra­ pidez a través de la lixiviación, requie­ ren cantidades mayores. Tipos y composición de fertilizantes Para la mayoría de los céspedes, dos aplicaciones anuales de fertilizante son suficientes (véase diagrama, pág. opues­ ta). Aplique uno de primavera/verano a principios de verano y uno de oto­ ño/invierno después del mantenimien­ to rutinario a principios de otoño. Am­ bos contienen nitrógeno, fósforo y potasio, pero en proporciones diferen­ tes, porque el nitrógeno, aplicado dema­ siado avanzado el año, puede causar un desarrollo frondoso y blando y estimu­ lar enfermedades como el moho neva­ do/mancha de Fusarium (p. 571). Elija un fertilizante que contenga tanto nitró­ geno de acción lenta como rápida; esto ayuda al césped a «reverdecer» después de dos o tres días y a permanecer verde durante varias semanas. El hierro (Fe), aunque en general no se emplea solo, es un constituyente de la arena para céspedes, que se empica para controlar musgos. Algunos ferti­ lizantes completos también contienen hierro. Los compuestos de «supresión de maleza y alimentación» están disponi­ bles para el control de musgos y male­ zas de hojas anchas y fertilizar el cés­ ped en una sola operación. El hierro oscurece la hierba, haciendo que parezca más verde, sin estimular su desarrollo. Es útil en otoño, cuando el césped pier­ de color, pero un desarrollo excesivo no es deseable. Cómo aplicar fertilizante

Es esencial aplicar el fertilizante de ma­ nera homogénea para evitar variaciones del desarrollo y el riesgo de dañar c in­ cluso matar las hierbas.

C C ómo A p l ic a r F e r t il iz a n t e Pese la cantidad correcta de fertilizante para Ia zona y divida por la mitad. Aplique la primera mitad en una dirección, recorriendo el césped en hileras adyacentes pero no solapadas. Aplique la segunda mitad en ángulo recto con respecto a la primera. Interrumpa la distribución en las curvas de los extremos.

Cualquier variación en las cantidades aplicadas se pondrá de manifiesto des­ pués de una semana y unas dosis exce­ sivas podrían dejar una zona desnuda. Aunque se los puede aplicar manual­ mente, es más preciso y más fácil ferti­ lizar a máquina. Probablemente, el método más sen­ cillo consista en usar una cinta transpor­ tadora o un distribuidor. Éste se empu­ ja arriba y abajo del césped, como si segara, pero de manera que cada paso linde con el previo, sin sobrepasarlo. Para asegurar un cubrimiento parejo, es mejor dividir el fertilizante en dos tan­ das y aplicar una en una dirección y la otra en ángulo recto respecto a la primera. Otra opción consiste en emplear un distribuidor de disco giratorio para la aplicación en áreas más amplias, pero la distribución puede ser despareja. Para reducir el riesgo de una distribución des­ pareja, regule la máquina a la mitad de la tasa de distribución y efectúe recorri­ dos adyacentes a la mitad de la distan­ cia del ancho de la máquina. Si la dis­ tribución alcanza 2 m, por ejemplo, haga los recorridos a 1 m de distancia. Después de emplear cualquiera de las dos máquinas, asegúrese de lavarlas por completo, porque los fertilizantes son corrosivos y pueden dañar las partes me­ tálicas. Antes de aplicar fertilizante, calibre D is t r ib u c ió n D e s ig u a l

zona medida. Continúe hasta que la tasa sea la correcta. •vV-'-l

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portes de tablas o paja sobre el piso de un cobertizo o cuelgue en redes. Alma­ cene las cabezas por encima de los 0o, en humedad relativamente alta. También puede almacenar en cajonera, a condi-

Coles de Bruselas (Brassica oleracea Grupo Gemmifera) Éstas son bienales cultivadas como anuales, y su altura varía entre los 35 cm de las enanas hasta los 75 cm de las al­ tas, con una extensión de 50 cm en am­ bos casos. Las coles de Bruselas se di­ viden, según el momento de madurez, en grupos tempranos, de mediana esta­ ción y tardíos. Los tipos tempranos tien­ den a ser más pequeños y menos resis­ tentes. Los cultivares F1 modernos son

P i .a n t a d e C o l d e B r u s e l a s e n a n a

una mejora de los más antiguos, de po­ linización abierta; dan mejores resulta­ dos en suelos fértiles, tienen menor ten­ dencia a inclinarse (porque tienen un sistema de raíces más sólido) y produ­ cen retoños más compactos y parejos. Los retoños prietos que crecen sobre los tallos se cuecen; también pueden con­ sumirse crudos, rallados en ensaladas. También son comestibles las hojas ma­ duras de los extremos superiores. Exis­ te un cultivar colorado, menos produc­ tivo pero más sabroso: ‘Rubine’. Las de Bruselas son coles típicas de estación fresca; los cultivares más resis­ tentes toleran temperaturas de —10° C. Sembrados sucesivamente, dan una co­ secha constante desde principios de oto­ ño hasta fines de primavera. Poco an­ tes de plantar, se puede aplicar un revestido de base general; se requieren niveles de nitrógeno altos (véase p. 314). Evite el uso de suelo con aplicación re­ ciente de estiércol, ya que estimula el de­ sarrollo de retoños sueltos y flojos en lugar de prietos. Para información so­ bre el suelo y emplazamientos véase

E n t e r r a d o d e C oles Alrededor de un mes después de plantadas fuera, entierre las coles de Bruselas rodeando el tallo con tierra para aumentar la estabilidad. En esta etapa también puede estacarlas si estuvieran en un emplazamiento expuesto.

de

«Emplazamiento de coles occidentales», p. 317. Siembra y plantación Siembre en serie de mediados a fines de primavera, empezando por los cultiva­ res de maduración temprana. Para ob­

tener una cosecha muy temprana, siem­ bre bajo calor suave a cubierto a prin­ cipios de primavera. Siembre en bande­ jas o en macizos semilleros para trasplantar, o in situ en suelo firme; la mayoría de las de Bruselas no crecen bien en módulos.

C A principios de verano, entresaque o trasplante con el espaciado requerido, generalmente cuatro o cinco semanas después de sembrar. Plante los cultiva­ res enanos separados por 45 cm y los al­ tos por 60 cm. Emplee un espaciado más estrecho a fin de obtener retoños más pequeños de tamaño más uniforme, y uno más amplio para obtener retoños más grandes que maduran sucesivamen­ te, por lo que pueden recogerse a lo lar­ go de períodos más extensos. Un espa­ ciado amplio también estimula una buena circulación del aire, lo que man­ tiene las plantas sanas y libres de enferE lim in ació n d e H o ja s

medades. Plante los cultivares altos pro­ fundamente y entierre los tallos al cre­ cer proporcionando estabilidad suple­ mentaria. Las coles de Bruselas, con su tasa de desarrollo baja, pueden intercultivarse en los primeros meses con hortalizas de maduración rápida. Cultivo rutinario

Mantenga los macizos libres de maleza. Dado que las plantas están muy espa­ ciadas, sólo se requiere un riego suple­ mentario en condiciones muy secas, cuando deben regarse igual que los cul­ tivos hojosos (véase «Períodos de riego críticos», p. 312). Si las plantas no cre­ cieran vigorosamente, a fines de verano se puede aplicar un revestido de fertili­ zante nitrogenado, o alimento líquido orgánico. Elimine las hojas marchitas o enfermas de los tallos apenas aparezcan. Si se desea obtener retoños para con­ gelar, críe un cultivar temprano que ma­ dure en otoño y elimine el extremo de desarrollo a fines de verano, cuando los retoños inferiores midan 1 cm de diá­ metro. Entonces todos los retoños ma­ durarán al mismo tiempo. y enfermedades El problema más común son los cocos (p. 550), que pueden colonizar los reto­ ños individuales, y el moho esponjoso (p. 550). Para información de otras en­ fermedades que afectan a las coles de Bruselas, véase «Cultivo de coles occi­ dentales», p. 317. Plagas

Corle las hojas amarillentas o enfermas que se desarrollen, ya que pueden llevar enfermedades fúngicas que dañarían todo el cultivo. Esto también mejora la circulación del aire.

y almacenado Las coles de Bruselas están listas para cosechar unas 20 semanas después de Cosecha

Brécoles (Brassica oleráceo Grupo Italica)

Estas plantas bienales grandes alcanzan alturas de 60-90 cm y se extienden has­ ta los 60 cm. Existen formas púrpuras y blancas; las púrpuras son más prolíficas y resistentes. Los vástagos floridos que se desarrollan en primavera se con­ sumen cocidos.

Br é c o i . P ú r p u r a

El brécol se cultiva sobre todo en las islas Británicas, donde se la considera una de las hortalizas de invierno más re­ sistentes, sobreviviendo a temperaturas de —12° C. Por ser una hortaliza de ma­ duración lenta, que ocupa el suelo casi un año entero, ei brécol requiere suelo

oles

O

c c i d e n t a l e s

B r é c o l e s F i y d e P o l in iz a c ió n A b ie r t a Los híbridos modernos Fl producen brotes compactos, espaciados homogéneamente y de tamaño uniforme. Los cultivares H íb r id o C u l t iv a r tradicionales de Fi T r a d ic io n a l polinización abierta tienen una tendencia mayor a producir brotes abiertos de tamaños muy variables. sembradas. Su sabor mejora después de estar expuestas a alguna helada. Reco­ ja los retoños inferiores, separando de la base; los superiores continuarán cre­ ciendo. Si piensa congelarlos, recoja an­ tes de que las hojas exteriores queden dañadas por el clima invernal; sólo con­ gele las de alta calidad. Se puede cosechar los extremos supe­ riores de las coles cortándolos al final de la estación. Después de cosechar, excave las plan­ tas y quiebre los tallos con un martillo. Esto impide el aumento y difusión de enfermedades de coles y permite que los tallos se descompongan a mayor velo­ cidad al utilizarlos como abono. En zonas de inviernos muy crudos, desarraigue la planta entera antes de que el suelo se congele y cuelgue en un sitio fresco y libre de heladas; las coles se con­ servarán frescas durante varias semanas.

fértil y niveles de nitrógeno medios (véa­ se p. 314). Evite sucios poco profundos y arenosos y emplazamientos expuestos a vientos invernales fuertes. Siembra, plantación y cultivo rutinario

Siembre en primavera, en un macizo se­ millero o en módulos. Trasplante de principios a mediados de verano, espa­ ciando las plantas 60 cm al menos y plantando a profundidad para lograr es­ tabilidad. Pueden requerir un estacado en oto­ ño. Si las palomas del bosque (p. 549) se comen las hojas, cubra las plantas con redes durante el invierno. Para más ne­ cesidades del cultivo, véase «Cultivo de coles occidentales», p. 317. Plagas y enfermedades En teoría, el brécol se ve afectado por las plagas comunes a las coles, pero en la práctica tiene pocos problemas. Los escarabajos del polen (p. 561), que atacan a los vástagos fioridos, son un problema creciente en algunas zonas.

C o les d e B r u se l a s RECOMENDADAS Tempranas

‘Lancelot’ ‘Oliver’ Fl ‘Peer Gynt’ Fl ‘Peer Gynt’

Media estación

‘Evesham Special’ ‘Mallard’ Fl ‘Roger’ Fl

Tardía ‘Fortress’ Fl ‘Widgeon’ Fl

Br éc o l R ec o m en d a d o ‘Minaret’ ‘Nine Star Perennial’ ‘Purple Sprouting’

‘Purple Sprouting’

‘White Sprouting’ Cosecha y almacenado

Recoja los vástagos entre principios y fi­ nes de primavera. Corte cuando midan unos 15 cm, mientras las llores estén brotando. Recoja con regularidad para estimular la producción de vástagos; las plantas pueden rendir durante dos me­ ses. El brécol se congela bien.

También conocidas como brécol ameri­ cano o italiano, las calabresas se culti­ van como anuales o bienales y produce una planta compacta de unos 45 cm de altura y una extensión en torno a los 38 cm. Los cultivares se dividen en tempra­ nos, de media estación y tardíos; los tempranos son los que maduran antes. Los híbridos F1 son más productivos que los cultivares originales. La cabeza terminal compacta y los jóvenes vástagos laterales se consumen ligeramente cocidos. Las calabresas son un cultivo de es­ tación fresca y no deben cultivarse en áreas con temperatura media superior a 15° C. Las plantas jóvenes toleran al­ gunas heladas, pero podrían dañar las cabezas jóvenes y embrionarias una vez comiencen a desarrollarse. Las calabre­ sas requieren un emplazamiento abier­ to, de suelo conservador de humedad bastante fértil y niveles de nitrógeno me­ dios (véase p. 314). Siembra y plantación

Siembre sucesivamente desde primave­ ra hasta principios de verano para ob­ tener cosechas en verano y otoño. Los plantones de las calabresas son difíciles de trasplantar, así que siembre dos o tres semillas por vez ¡n situ, o siembre en módulos y trasplante a suelo húmedo, alterando las raíces lo menos posible. Para obtener una cosecha temprana, pri­ mero siembre en el interior; pero éstas estarán especialmente propensas a dis­ pararse al trasplantar.

C o sech a

de

C a la b r esa s

C a la b r esa s R eco m en da d as Tempranas

‘Emperor’ Fl ‘Empcror’

‘Green Belt’ ‘Green Comet’ Fl ‘Mercedes’ Fl Media estación

Justo antes de abrirse los pimpollos, coseche la primera cabeza centra! cortando el tallo.

Las calabresas se desarrollan bien en espaciados diversos. Para un rendimien­ to óptimo, espacie a 22 cm de distancia hacia cada lado o a 15 cm en hileras se­ paradas por 30 cm. Un espaciado más estrecho produce vástagos terminales menores, que maduran al mismo tiem­ po y son adecuados para congelar.

2

Ello estimulará el desarrollo de vástagos laterales; éstos también son cosecliables y aparecerán más vástagos laterales.

muy secas, riegue como para los culti­ vos de hojas (véase «Períodos de riego críticos», p. 312). Para estimular la apa­ rición de vástagos laterales adicionales aplique un revestido nitrogenado o ali­ mento orgánico líquido, una vez que las cabezas terminales se hayan cortado. Plagas y enfermedades

Cultivo rutinario

Mantenga el macizo libre de malezas. Las calabresas requieren mucha agua para producir buenas cosechas: 111 por m2 cada dos semanas. En condiciones

Sobre plagas y enfermedades de las ca­ labresas, véase «Cultivo de coles occi­ dentales», p. 317. Los escarabajos del polen (p. 561) y el moho esponjoso (p. 550) también pueden causar problemas.

‘Citation’ Fl ‘Stolto’ Fl Tardía

‘Corvet’ Fl ‘Shogun’ Fl

Cosecha y almacenado

Las calabresas son coles de maduración rápida, listas después de 14-16 semanas de plantadas. La cabeza principal debe cortarse cuando mida 7-10 cm de diá­ metro, mientras siga firme y antes de que se abran los pimpollos. Después se de­ sarrollarán vástagos laterales; corte cuando midan unos 10 cm. Las calabre­ sas se congelan bien.

Extremos de nabos y brécol raba {Brassica rapa)

Durante siglos se han cultivado coles di­ ferentes para cortar en la etapa inma­ dura y utilizarlas como verduras de ma­ duración rápida. Los dos tipos actualmente más empleados con este fin son los extremos de nabos (Brassica rapa Grupo Rapit'eraj y brécol rapa (Brassi­ ca rapa Grupo Ulilisj, también conoci­

da como rapa de nabo y por varios nom­ bres italianos, tales como cime di rapa, rapini y broccolelli. Se cultivan como anuales o bienales, de tallos únicos que alcanzan unos 30 cm de altura máxima. Las hojas, tallos jóvenes y capítulos de sabor dulzón se consumen cocidas

como verduras de primavera o crudas en ensaladas. Los extremos de nabos y el brécol rapa son coles de estación fresca. Cul­ tive en primavera y otoño en climas ca­ lurosos, o todo el año si los veranos son frescos. Todos los cultivares de nabo son adecuados; el brécol rapa no posee cul­ tivares con nombre propio. Ambas cre­ cen mejor en suelo fértil y húmedo y re­ quieren niveles de nitrógeno entre bajos y medianos (véase p. 314). Siembra, plantado y cultivo rutinario

Siembre a volco escasamente o en hile­ ras separadas unos 10 cm. En el caso de plantas más grandes, entresaque hasta dejar 15 cm. Para una cosecha tempra­ na en áreas frías, siembre en el interior a principios de primavera. Las plantas requieren poca atención subsiguiente. Cosecha y almacenado

B r é c o l R a pa

Coseche pasadas 7 u 8 semanas después de sembrar. Realice el primer corte cuan­ do estén hojosas y midan 10 cm, o es­ pere hasta que aparezcan los vástagos floridos inmaduros y la planta mida

C a b e z a s d e N a bo s

20-25 cm. Corte a 2,5 cm del nivel del suelo. En tiempo fresco, las plantas vuel­ ven a brotar ofreciendo dos o tres cor­ tes más durante cuatro a cinco semanas. Corte mientras los tallos sean tiernos. Consuma el brécol rapa y los extremos de los nabos frescos, ya que no se con­ servan bien.

Coles orientales se están introducien­ hasta primavera, aunque dejarán de cre­ do varias coles orientales en Oc­ cer en temperaturas muy bajas. cidente. Tienen muchas características Las orientales requieren condiciones en común con las occidentales, pero similares a las aoccidentales (véase «Em­ tienden a crecer a mayor velocidad y tie­ plazamiento de coles occidentales», p. nen una gama de usos más amplia. En 317), pero como son plantas de desarro­ condiciones adecuadas son altamente llo rápido, hambrientas y sedientas, el productivas. Se cultivan como anuales suelo debe ser rico en materia orgáni­ o bienales. ca, fértil y conservar la humedad. Nunca Se las cultiva sobre todo por sus ho­ se desarrollan en suelos pobres y secos. jas y tallos hojosos, pero también por La mayoría requiere altos niveles de ni­ sus vástagos floridos jóvenes, de sabor trógeno (véase p. 314). dulzón. La forma y color de las hojas varía entre las lustrosas y de venas blan­ Siembra y plantación de coles orientales cas de algunos cultivares de pak choi y Se pueden emplear todos los sistemas las verdes y plumosas de las verduras mi- normales de sembrado; si existe el ries­ zuna, hasta el verde púrpura de algunas go de que las plantas granen prematu­ mostazas orientales. Las coles orienta­ ramente, siembre en módulos o in situ. les son alimenticias, suculentas y riza­ Muchas tienden a granar prematura­ das, de un sabor entre suave y picante. mente cuando los días se alargan, en es­ Cocine preferentemente fritas o al vapor pecial si esto se combina con tempera­ o emplee las hojas y vástagos jóvenes turas primaverales bajas. En estos casos, crudos en ensaladas. en latitudes septentrionales, retrase el Las coles orientales se adecúan me­ sembrado hasta mediados de verano, jor a climas de veranos frescos e invier­ salvo que haya plantado durante un pe­ nos templados, aunque existen muchos riodo caluroso o si emplea cultivares con cultivares adaptados a climas más calu­ resistencia a granar prematuramente; si rosos. La mayoría soporta heladas lige­ esto supone un problema, cultive las co­ ras, especialmente cosechadas a medio les orientales como plantones y coseche madurar, como cultivo de cortar-y- las hojas antes de que las plantas granen. volver-a-brotar (véase p. 316). Su tasa de desarrollo rápida las hace Algunas, como komatsuna y algunas ideales para cultivar entre hortalizas de mostazas, son extremadamente resis­ maduración más lenta, especialmente tentes. como cultivo de plantones de cortar-yEn climas templados, las orientales volver-a-brotar, cuando su sabor es so­ crecen mejor a fines de verano y en oto­ berbio. ño. En las zonas en las que las tempe­ raturas invernales descienden a varios Cultivo de coles orientales grados bajo cero, se las puede cultivar En general, son de raíces poco profun­ en invierno a cubierto en estructuras sin das y requieren un riego regular. calefacción; si las planta a fines de ve­ En condiciones muy secas, riegue al rano, puede cosecharlas desde otoño igual que para un cultivo hojoso (véase

A

ctualm ente

Mostazas orientales (Brassica juncea) Las mostazas son un grupo variado de anuales y bienales, que forman plantas grandes de hojas a menudo gruesas. Su textura puede ser lisa, ampollada o pro­ fundamente rizada (p. ej. ‘Art Green’). Algunos cultivares tienen hojas púrpu­ ra. Las mostazas son naturalmente muy robustas y menos propensas a plagas y enfermedades que las occidentales. Va­ rias, comprendiendo la azul púrpura ‘Miike Giant’, ‘Osaka Purple’ y ‘Xue Li Hong’ sobreviven a temperaturas de —10° C. En algunos cultivares, el sabor característico puede ser picante, volvién­ dose más fuerte al granar. Las hojas se consumen cocidas, pero también crudas en ensaladas cuando son jóvenes, o picadas. En climas templados, siembre desde mediados hasta fines de verano, y has­ ta principios de otoño en climas cálidos, para cosechar desde otoño hasta prima­ vera. Las semillas son pequeñas y se las planta en suelos poco profundos in situ o en módulos. Entresaque los plantones

o plante fuera a 15 cm de distancia para cosechar jóvenes, y a 35 cm para plan­ tas más grandes. Si las planta a cubier­ to en otoño, las plantas serán más tier­ nas, pero granarán más temprano la siguiente primavera. Las mostazas orientales maduran en 6-13 semanas, según el cultivar. Corte hojas individuales según su necesidad.

M o s t a z a O r ie n t a l P ú r p u r a

Repollo chino de hojas sueltas

Repollo chino de cabeza prieta NSS\ Pak choi Pak choi

«Períodos de riego críticos», p. 312). También debe aplicar «Mulch». Las orientales suelen padecer las mis­ mas plagas y enfermedades que las oc­ cidentales (véase «Cultivo de coles oc­ cidentales», p. 317). Las de hojas tiernas son muy propensas a ataques de babo­ sas y caracoles (p. 548), orugas (p. 549) y escarabajos de pulga (p. 548). Puede cultivarlas bajo redes finas para prote­ gerlas. y

Cosecha almacenado de coles orientales

La mayoría madura dos o tres meses después de sembradas. Puede cosechar­ las en cuatro etapas diferentes, desde plantones hasta la planta madura. En la etapa de plantón, puede cose­ char empleando la técnica de cortar-yvolver-a-brotar (véase «Cosechado de plantar-y-volver-a-brotar», p. 316), o de­ jarlas algunas semanas más y cortarlas

cuando estén semi maduras. Cuando es­ tén completamente maduras, puede co­ sechar todas juntas o cortarlas a 2,5 cm del nivel del suelo, de manera que vuel­ van a brotar, ofreciendo una segunda co­ secha. Los vástagos floridos que se de­ sarrollan naturalm ente de plantas maduras también pueden cosecharse an­ tes de que las flores se abran. En Occidente, las orientales general­ mente se emplean frescas, aunque la ma­ yoría se conservarán unos días en la ne­ vera. En Oriente, las hojas se encurten o secan, y los repollos chinos se alma­ cenan para tener existencias fuera de la estación.

Brécol chino

(Brassica rapa var. alboglabra) Estas anuales, también conocidas como coles rizadas chinas, forman plantas só­ lidas de hojas verdes gruesas, que alcan­ zan los 45 cm de altura. Los tallos flo­ ridos gruesos, suculentos y de fino sabor, que miden 2 cm de espesaor, ge­ neralmente se cocinan. Toleran temperaturas veraniegas más elevadas que otras coles y también so­ porta heladas ligeras. En climas cálidos y templados, siembre desde fines de pri­ mavera hasta fines de verano. Para ob­ tener una cosecha muy temprana, siem­ bre a cubierto en primavera para después trasplantar fuera. Para una cosecha in­ vernal temprana, plante a cubierto en otoño. En climas frescos, retrase el sem­ brado hasta mediados de verano si plan­ ta antes podrían granar prematu­ ramente. Siembre in situ o en módulos. En el caso de plantas pequeñas, a cosechar apenas aparezcan los vástagos floridos, cultive a 12 cm de distancia y a 10 cm

B r é c o l C h in o

entre hileras. Para obtener plantas más grandes y cosechar durante períodos más prolongados, espacie a 30 cm por lado. Primero corte el vástago principal, al igual que para las calabresas (véase p. 322); se desarrollarán más vástagos para cosechar más adelante. Las plan­ tas grandes tardan entre 9-10 semanas en madurar.

Repollos chinos (Brassica rapa var. pekinensis)

Pak choi

(Brassica rapa var. chinensis) Esta es una bienal que generalmente se cultiva como anual y forma una cabeza suelta de hojas bastante rígidas con ner­ vaduras centrales que se ensanchan des­ tacadamente y se solapan en la base. Hay muchos tipos; las más comunes tie­ nen nervaduras blancas o verdes, dispo­ nibles como cultivares F1 ‘Joi Choi’ (blancas) y ‘Shanghai Green’ (verdes). Su tamaño varía entre las bajas, de unos 10 cm de altura, hasta las grandes, de unos 45 cm. Son suculentas y de sabor suave y pueden consumirse cocidas o crudas. Crecen mejor en temperaturas frescas entre los 15-20° C. La mayoría de los cultivares toleran algunas heladas en el exterior, pero soportan temperaturas más frías cultivadas a cubierto, como cultivos invernales tipo cortar-y-volvera-brotar. Algunas toleran climas más ca­ lurosos. En climas templados, siembre semi­ llas a lo largo de toda la estación de de­ sarrollo. Si siembra en primavera, exis­ te cierto riesgo de granado prematuro, de modo que reduzca estos a cultivos de plantones de cortar-y-volver-a-brotar. Siembre in situ o en módulos. El espa­ ciado depende del cultivar y del tama­ ño deseado, variando entre los 10 cm para cultivares pequeños hasta los 45 cm para los más grandes. A fines de vera­ no, trasplante pak choi a cubierto para obtener una cosecha otoñal. Se las puede cosechar en cualquier etapa, desde los plantones hasta los vástagos floridos jóvenes de las plantas ma-

P ak C hoi

C o sech a d o

de

P l a n to n es

Los pak choi pueden cosecharse como plantones. Si se cortan a 2,5 cm del suelo, volverán a brotar. duras. Las hojas de plantones estarán lis­ tas para cosechar en tres semanas. Corte a 2,5 cm del nivel del suelo. Volverán a brotar. Las plantas maduras pueden cor­ tarse a más altura y también volverán a brotar.

Verduras mizuna (Brassica rapa var. nipposinica) Son anuales o bienales, según las con­ diciones climáticas. Tienen hojas verde oscuro, lustrosas, profundamente hen­ didas y casi plumosas y tallos delgados, blancos y jugosos que forman una ro­ seta de hasta 45 cm de diámetro y de 23 cm de altura. Son muy decorativas, en especial cultivadas como bordes de orla o en bloque. Las verduras mizuna se consumen cocidas, o crudas cuando las hojas se cosechan jóvenes y tiernas. Son muy adaptables, capaces de so-

V e r d u r a s M iz u n a

portar tanto temperaturas elevadas en verano (a condición de que estén en sue­ los conservadores de humedad) y bajas de hasta —10° C en invierno. Pueden sembrase durante toda la es­ tación de desarrollo. La resistencia al granado prematuro es buena y se las puede plantar en módulos o bandejas semilleras, in situ o en un macizo para trasplantar. Para obtener una cosecha suplementaria no resistente invernal, siembre a fines de verano y trasplante a cubierto. El espacio para plantas pequeñas a cosechar jóvenes es de 10 cm y hasta 45 cm para las más grandes. Si las corta en la etapa de plantones, son útiles para intercultivar. Maduran entre ocho y diez semanas después de sembradas y se pueden co­ sechar en cualquier momento; las hojas de los plantones estarán preparadas en dos o tres semanas (véase «Cosecha y almacenado de coles orientales», p. 323). Las plantas son vigorosas, capaces de volver a brotar varias veces después del primer corte.

Son anuales y bienales, generalmente cultivadas como anuales. Tienen cabe­ zas densas y verticales. Las hojas están marcadas por nervaduras blancas pro­ minentes y las centrales se solapan en la base, como las pak choi. Las de tipo barril forman una cabeza gruesa de unos 25 cm de altura; las cilindricas, una más alargada y menos compacta, de unos 45 cm. El color de las hojas varía entre ver­ de oscuro y blanco casi crema, especial­ mente en el centro. También existen unos tipos muy atractivos de hojas sueltas. De sabor suave y textura crujiente, son ex­ celentes en ensaladas y ligeramente cocidas. Para información sobre condiciones climáticas preferidas, véase «Pak choi» (izquierda). Sembradas en primavera, la mayoría de las de cabeza granarán pre­ maturamente, salvo que se mantenga una temperatura de 20-25° C durante las primeras tres semanas del desarrollo. Es más seguro retrasar la siembra hasta principios de verano. Algunas de hojas sueltas pueden sem­ brarse en primavera. Si comienzan a gra­ nar, trate como cultivos de cortar-yvolvcr-a-brotar, aunque las hojas de al­ gunos cultivares pueden ser ásperas y pi­ losas cuando jóvenes. Siembre en módulos o in situ\ entre­ saque los plantones o trasplante a 30 cm de distancia. Una buena cantidad de hu­ medad durante el desarrollo es vital. Los repollos chinos tienen hojas blandas y son propensos a plagas (véase «Cultivo de coles orientales», p. 323). Maduran entre 8 y 10 semanas des­ pués de sembradas y pueden cosechar­ se en eulaquier etapa, ya que responden bien a la técnica de cortar-y-volver-abrotar, tanto después de cortar la cabe­ za principal como durante el desarrollo, como plantas semimaduras.

R epollos C h in o s R ec o m e n d a d o s ‘Jadc Pagoda’ F1 (cilindricos) ‘Kasumi’ (barril) ‘Tip top’ Fl (barril)

m

i-

‘Jade Pagoda’

C o se c h a d e R epo l lo s C h in o s

li Coseche repollos chinos (aquí un cultivar de hojas sueltas) cortando a 2,5 cm por encima del suelo.

Tras algunas semanas se 2 formarán hojas nuevas que podrán cortarse. Los tocones pueden rebrotar varias veces.

Komatsuna (Brassica rapa var. perviridis) El grupo de las komatsuna, también co­ nocido como mostaza de espinaca, es muy diverso; sus miembros forman plantas grandes, productivas, robustas y sanas, a menudo con hojas lustrosas de hasta 30 cm de largo y 18 cm de an­ cho. El sabor de las hojas se parece al repollo, con un toque de espinaca, y se las consume cocidas o crudas, finamente cortadas en ensaladas. Soportan una gama de temperaturas amplia y sobreviven a —12° C. Algunos cultivares son adecuados para climas tropicales. Estas plantas tienden menos a granar prematuramente que la mayoría de las coles orientales y toleran mejor las se­ quías. Para información del sembrado y espaciado, véase «Verduras mizuna» (izquierda). Constituyen una cosecha in­ vernal de éxito cultivadas a cubierto. Las hojas pueden cosecharse en cual-

Ko m a tsu n a

quier etapa (véase «Cosecha y almace­ nado de coles orientales», p. 323). Las plantas maduras podrán cose­ charse ocho semanas después de sem­ bradas.

H

o r t a l i z a s

de

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oja

y

E

n s a l a d a

Hortalizas de hoja y ensalada grupo se cultiva por la gran

guran existencias durante todo el año.

Lechuga de cabeza de mantequilla

cidas. Las hojas recién cortadas son de­ liciosas y muy nutritivas. La gama de co­ lores de las hojas también le da un valor decorativo. Una elección cuidadosa del cultivar y las condiciones adecuadas ase­

rando al mismo tiempo. Dado el alto contenido de humedad de las hojas, muchas sólo pueden con­ servarse dos o tres días, pero algunas se pueden congelar.

lechuga de hojas sueltas

ste

de hojas que produce, Si siembra semillas sucesivamente, se E variedad consumibles crudas en ensaladas, o co­evitará cultivos excesivos, todos madu­

Espinaca

Amarantáceas (esps. de Amaranthus) Estas anuales de desarrollo rápido alcan­ zan alturas de unos 60 cm y se extien­ den entre los 30-38 cm. Amaranthus cruentas, las más comúnmente cultiva­ das como comestibles, tiene hojas ova­ ladas verde claro; la mayoría de los cul­ tivares de las amarantáceas son locales —comprenden ‘Fotete’, ‘Green Spinach’ y ‘Stubby’. A. tricolor, o espinaca chi­ na, tiene hojas coloradas, verdes o ama­ rillas y flores blanco verdosas; los cul­ tivares comprenden ‘Lal Sag Rouge’, ‘Tampala’, ‘Banerjcc’s Giant’ y ‘Crystal’. A. caudatus tiene hojas verde pálido y a menudo se la cultiva como ornamen­ tal por sus flores vividas tipo borla. Las especies de las amarantáceas también se conocen como espinacas africanas o de la India. Las hojas de las plantas y los brotes de flores inmaduras se cocinan y con­ sumen al igual que las espinacas. Son plantas tropicales y subtropica­ les que requieren temperaturas de 22-30° C con una humedad del 70 % para ren­ dir buenas cosechas. En climas templados, también pueden cultivarse en invernaderos o en un em­ plazamiento soleado y protegido. Se re­ quiere un suelo moderadamente profun­ do, bien drenado y fértil, con un pH de 5,5-7 y niveles de nitrógeno entre medio y elevados (véase p. 314).

9 cm cuando sean lo bastante grandes para manipular. Trasplante fuera cuan­ do midan 7-9 cm, espaciando a 10-15 centímetros.

Cosecha y almacenado Cultivo rutinario

A m aranthus C ru en tos Siembra y plantación

Siembre en el exterior en primavera, una vez que la temperatura sea lo bastante elevada, en hileras separadas por 20-30 cm. Entresaque los plantones dejando 10-15 cm de separación, cuando midan 10 cm de altura. Proteja cubriendo con plástico o campanas hasta que se hayan establecido. En zonas frescas, o para obtener una cosecha más temprana, puede sembrar semillas en bandejas en un invernade­ ro; trasplante plantones a tiestos de 6 o

Mantenga los macizos sin malezas y rie­ gue con regularidad. Aplique un ferti­ lizante equilibrado o un alimento líqui­ do orgánico cada 2-3 semanas. En suelos menos fértiles, aplique un revestido ni­ trogenado y de potasio cada tres sema­ nas. Aplique un «mulch» orgánico al­ rededor de la base de las plantas para conservar humedad y calor. Cuando midan 20 cm de altura, eli­ mine el extremo de desarrollo para es­ timular vástagos laterales y una cosecha más abundante.

Sembrado y plantación

Siembre en bandejas scmilleras o en ties­ tos de 6-9 cm, manteniendo las tempe­ raturas correctas. Cuando los plantones midan 10-15 cm trasplante a macizos bien preparados espaiando a 40-50 cm a ambos lados. Cultivo rutinario

Sostenga las plantas con estacas o suje­ tando los tallos a una espaldera verti­ cal u horizontal. Mantenga libre de ma­ lezas y riegue cuando sea necesario. Aplique «mulch» de materia orgánica, y un fertilizante equilibrado o alimento líquido cada dos o tres semanas duran­ te la estación de crecimiento. Cuando los plantones alcancen unos 45 cm de altu­ ra, elimine el extremo de desarrollo para

Estarán preparadas para cosechar diez semanas después de sembradas. Con un cuchillo afilado, corte vástagos jóvenes de hasta 10 cm de largo cuando las plan­ tas midan 25 cm; producirán más vás­ tagos durante varios meses. Siga cortan­ do cuando lo requiera. Es mejor comerlas frescas; o puede conservarlas hasta una semana a una temperatura de 0° C y una humedad del 95 por ciento.

Plagas y enfermedades

En el exterior pueden estar afectadas por moho esponjoso (p. 550), moho polvo­ so (p. 550), orugas (p. 549) y pulgones (p. 550) y, a cubierto, por thrips (p. 551) y podredumbres por el pie (p. 568). Cultivo a cubierto

Cuando los plantones midan 7-9 cm, trasplante a tiestos de 21 cm, sacos de desarrollo o macizos, espaciando a 38-50 cm. Mantenga a una temperatu­ ra mínima de 22° C.

Espinacas de Ceylán (Basella alba) También conocidas como de la India o de viña, estas perennes de vida corta y enrolladas crecen hasta los 4 m si se las sostiene. La var. alba tiene hojas verde oscu­ ro; la var. rubra tiene hojas y tallos co­ lorados. Las hojas ovaladas o redondas se con­ sumen cocidas; en general, las bayas púrpura no se comen. Es una planta tropical y subtropical que requiere temperaturas de 25°-30° C. Las inferiores reducen la tasa de desa­ rrollo, produciendo hojas más pequeñas. Sin embargo, se producen hojas más grandes en sombra ligera. Se requiere un suelo bien drenado y altamente fértil, con un pH de 6-7,5 y altos niveles de nitrógeno (véase p. 314).

Riegue y mantenga una humedad del 70 %, humedeciendo en tiempo ca­ luroso.

S o p o r t e s p a r a E s p in a c a s Las espinacas de Ceilán pueden sostenerse por medio de una espaldera paralela al suelo, a 30 cm de distancia de éste. Los tallos deben espaciarse homogéneamente para que no apiñen.

de

A m a r a n t h u s T r ic o l o r

C e il á n

estimular la ramificación. Elimine vástagos floridos para estimular la produc­ ción de hojas. Propague recogiendo esquejes de 10-15 cm; introduzca en tiestos peque­ ños hasta que arraiguen y después tras­ plante, al igual que en el caso de plantones.

Plagas y enfermedades En general, las espinacas de Ceylán es­ tán libres de plagas y enfermedades. Pero los nemátodos de nudos de raíz (p. 564) pueden afectarlas y, a cubierto, pul­ gones (p. 550), moscas blancas (p. 550) y ácaros araña roja de invernadero (p. 550) también pueden causar problemas.

Cultivo a cubierto TYasplante plantones a sacos de desarro­ llo o tiestos de 20-25 cm. Elimine los ex­ tremos cuando los plantones midan unos 30 cm, para estimular la ramifica­ ción, y humedezca con regularidad para conservar la humedad. Sujete los vástagos en desarrollo.

Cosecha y almacenado Coseche 10-12 semanas después de tras­ plantar, cortando vástagos terminales jó­ venes de 15-20 cm; ello estimulará el de­ sarrollo de más vástagos. Consuma las hojas dentro de los dos días de recogi­ das o coloque en la nevera durante al­ gunos días.

Acelga suiza y espinaca de betarraga [Beta vulgaris Grupo Cicla) Estas bienales parecidas a la espinaca pertenecen a la familia de las betarra­ gas. La acelga suiza, también conocida como betarraga «seakale», forma plan­ tas grandes de hojas lustrosas. Las in­ dividuales pueden medir hasta 45 cm de largo y 15 cm de ancho. Las nervadu­ ras centrales se ensanchan y forman ta­ llos de hojas de hasta 5 cm de diáme­ tro, blancas, coloradas, cremosas o rosadas. El color de las hojas varía se­ gún el cultivar, del verde profundo (‘Fordhook Giant’) al amarillo verdoso (‘Lucullus’) y verde rojizo (‘Rhubarb Chard’). Las hojas y las nervaduras cen­ trales se suelen cocinar; éstas últimas re­

A c elg a s S u iz a s d e T a i .i .o B l a n c o

quieren cocción más prolongada y a me­ nudo se las trata como una hortaliza di­ ferente. La espinaca de betarraga, o es­ pinaca perpetua, forma plantas de hojas más pequeñas de tallos angostos. Se consume poco cocida o cruda. Aunque ambas son esencialmente cul­ tivos de zonas frescas, desarrollándose mejor en temperaturas de 16-18° C, to­ leran temperaturas veraniegas más altas que las espinacas (véase p. 329), sin gra­ nar prematuramente, y toleran tempe­ raturas invernales de —14° C. Se pue­ den cultivar en una gran gama de suelos no ácidos, siempre que conserven la hu­ medad y sean fértiles, con mucho ma­ terial orgánico. Pueden estar en el sue­ lo hasta 12 meses, por lo que requieren niveles de nitrógeno altos (véase p. 314). Sembrado y plantado Para obtener existencias continuas, siem­ bre en primavera (las plantas darán co­ sechas hasta fines de primavera del año siguiente) y otra vez entre mediados y fines de verano (en el caso de plantas que se cosechen el siguiente verano). Siembre las espinacas de betarragas in silu en hileras con 38 cm de separación o, para las acelgas suizas, a 45 cm; ex­ purgue plantones temprano a 30 cm. Se pueden cultivar más juntas en hileras

te la estación de desarrollo si las plan­ tas no crecen bien. y enfermedades Los pájaros (p. 561) pueden atacar a los plantones. Las manchas fúngicas de ho­ jas (p. 552) y el moho esponjoso (p. 550) también pueden causar problemas.

A c e l g a s S u iz a s d e T a llo C o l o r a d o

más separadas, pero evite apiñarlas, ya que estimulará el moho esponjoso. Alternativamente, plante semillas en bandejas o módulos para trasplantar; la germinación es rápida. La betarraga de espinaca se puede sembrar estrechamen­ te para cultivar como plantones de cortar-y-volver-a-brotar (véase p. 310). Cultivo rutinario Las acelgas y las betarragas son natu­ ralmente sanas y vigorosas y requieren poca atención. Aplique «mulch» orgá­ nico para conservar humedad y evitar malezas; aplique fertilizante nitrogena­ do o alimento orgánico líquido duran-

Cultivo a cubierto En climas frescos, acelgas y betarragas son excelentes cultivos invernales a cu­ bierto. Siembre en módulos a fines de verano y trasplante a cubierto a princi­ pios de otoño, o siembre las betarragas de espinaca al voleo para obtener cose­ chas de plantones de cortar-y-volver-abrotar. Suelen dar cosechas a lo largo del invierno y de principios de pri­ mavera. Cosecha y almacenado Las hojas pueden cosecharse entre ocho y doce semanas después de plantar. Pri­ mero corte las hojas exteriores; o cose­ che toda la planta, cortando a 2,5 cm del nivel del suelo. Entonces se producirán más hojas desde la base a lo largo de muchos meses. Acelgas suizas y espinacas de betarra­ gas pueden ser congeladas.

Escarola (Cichorium endivia) E scarola R e c o m e n d a d a Rizada (Temprana y verano) ‘Fine Maraichere’ ‘Pancaliere’ ‘Rul'fec’ 0\v ‘Wallonne’ Ow Escarola (todos los sembrados) ‘Full Heart Italian’ Ow ‘Golda’

C lave

Ow Invenían a cubierto

La escarola es una planta anual o bie­ nal que forma una roseta plana o semicrguida de hojas, de 20-38 cm de diá­ metro. Los dos tipos más característicos son las de hojas rizadas y las de hojas anchas, pero también existen tipos in­ termedios. Las hojas exteriores son verde oscuro hasta claro y las interiores más tiernas amarillo cremoso. Las escarolas son ligeramente amargas y se las blan­ quea para endulzarlas. Empleada sobre todo en ensaladas, se las tritura para re­ ducir el amargor o se cocinan. Las escarolas son un cultivo de esta­ ción fresca que crece mejor en tempe­ raturas de 10-20° C, pero tolera heladas ligeras en el exterior; los cultivares más resistentes sobreviven a los —9° C. El amargor suele aumentar en temperatu­ ras elevadas. Algunos tipos rizados son bastante tolerantes al calor, mientras que las tipo escarola tienden a tolerar fríos más intensos. Si las temperaturas bajan

más allá de 5° C, existe un riesgo de que los sembrados primaverales granen pre­ maturamente. Las escarolas dan mejo­ res resultados que las lechugas en los ba­ jos niveles lumínicos de los inviernos septentrionales, y es un buen cultivo para invernaderos invernales. Sobre necesidades del suelo y empla­ zamiento véase «Lechugas», p. 328. En verano se pueden cultivar en sombra li­ gera; siempre cultive cultivos otoñales en suelo bien drenado para evitar la des­ composición. Las escarolas requieren poco nitrógeno (véase p. 314). Siembra y plantación Elija cultivares adecuados para cada es­ tación. Siembre a fines de primavera para una cosecha veraniega o en vera­ no para una otoñal, in silu o en módu­ los o bandejas. Entresaque los planto­ nes o plante fuera a 25-38 cm de distancia, a mayor distancia para culti­

vares extensos. Las rizadas pueden plan­ tarse como cultivos de cortar-y-volvera-brotar (véase p.310), mejor a fines de primavera y fines de verano. Cultivo rutinario Para blanquear las hojas, elija plantas casi maduras con hojas secas y blanquee unas pocas por vez, pues se deterioran pronto después de blanqueadas. Para un blanqueo completo in situ, cubra toda la planta con un cubo. Para uno parcial, coloque un plato grande o trozo de cartón sobre el centro. En el caso de los tipo escarola, sujete las ho­ jas en un manojo. Proteja las plantas de babosas hasta que estén preparadas para cosechar, alrededor de 10 días después. En otoño, las plantas deben retirarse an­ tes de que el tiempo frío las desfigure; trasplante a cajonera oscurecida o de­ bajo de un estante oscurecido del inver­ nadero, después blanquee al igual que

Bl a n q u e a d o

de

tivo de plantones de cortar-y volver-abrotar a cubierto para una cosecha tem­ prana, y a principios de otoño para una tardía.

para las endibias Witloof (véase más abajo).

E scaro la

Plagas y enfermedades Las babosas (p. 548) y los pulgones (p. 550) son los problemas más comunes. Sobre otras plagas y enfermedades que afectan a las escarolas, véase «Lechu­ gas», p. 328.

1

Asegúrese de que la escarola esté seca; coloque un plato encima del centro para blanquear parcialmente las hojas.

2

El centro se blanqueará y estará listo para cosechar después de unos 10 días.

Cultivo a cubierto Las plantas protegidas a cubierto dan cosechas todo el año. Para cosumirlas en invierno y a principios de primave­ ra, trasplante plantones a principios de otoño desde bandejas o módulos a cu­ bierto. En primavera, siembre como cul­

Cosecha y almacenado Coseche entre 7 y 13 semanas después de sembrar, según el cultivar y la esta­ ción. Corte hojas individuales o toda la corona, para que la planta vuelva a brotar. Las maduras responden bien al cortar-y-volver-a-brotar (véase «Cultivo de cortar-y-volver-a-brotar», p. 316). Las hojas de escarola no se almace­ nan bien, por lo que se han de consu­ mir frescas.

nes podrían causar daños o podrían pu­ drirse. En general, las endibias Witloof están libres de plagas y enfermedades. Coseche las forzadas en el exterior después de 8-12 semanas, cuando midan unos 10 cm de alto, removiendo la tie­ rra y cortando las cabezas a 2,5 cm por encima del cuello. Las plantas forzadas

en el interior estarán listas en 3-4 se­ manas. Los tocones pueden volver a brotar, dando una segunda cosecha de hojas más pequeñas. Después de cortadas, mantenga los vástagos envueltos o en la nevera, pues verdean y amargan expues­ tos a la luz.

Achicoria (Cichorium intybus) Existen muchos tipos de achicoria, to­ dos ellos de un gusto ligeramente amar­ go. Casi todas son resistentes y son un cultivo invernal útil. Sus colores diver­ sos las hacen atractivas para ensaladas, y algunas también se pueden cocer. To­ das requieren poco nitrógeno (véase p. 314).

Endibia Witloof o belga De una apariencia similar al diente de león, estas bienales tienen hojas puntia­ gudas de unos 20 cm de largo que se ex­ tienden hasta los 15 cm. Sus vástagos hojosos, compactos y blanqueados, ob­ tenidos a través de retirar las raíces, for­ zándolas y blanqueando para volverlas más dulces, se consumen crudos o co­ cidos. Las hojas verdes también sirven, pero son más amargas.

A c h ic o r ia Recom endada Witloof ‘Normato’ ‘Witloof Zoom’ FI Achicoria colorada ‘Cesare’ (temprana) ‘Red Treviso’ ‘Rossano’ (temprana) ‘Verona Palla Rossa’ ‘Cesare’ Pan de aziicar ‘Bianca di Milano’ ‘Biondissima di Trieste’ ‘Poncho’ ‘Snowflake’

Las endibias Witloof crecen mejor a 15°-19° C. En general, se las fuerza para su uso en invierno. Cultive en un em­ plazamiento abierto, de suelo fértil, pero donde no se haya aplicado estiércol re­ cientemente. Requieren una estación de desarrollo relativamente larga. Siembre en el exte­ rior in situ en primavera o a principios de verano, en hileras separadas por 30 cm. Entresaque los plantones, dejando 20 cm. Elimine las malezas; riegue cuan­ do sea necesario para evitar el reseca­ miento del suelo. Se puede forzar las endibias Witloof in situ en suelos ligeros y zonas de in­ viernos suaves. A principios de invier­ no, corte las hojas verdes a 2,5 cm del suelo. Cubra los tocones con tierra, rea­ lizando un reborde de 15 cm de altura; las hojas crecerán a través de éste. Fuerce en el interior si el suelo del huerto es pesado, si los inviernos fue­ ran severos, o si requiere una cosecha más temprana. Excave las plantas a fi­ nes de otoño o principios de invierno. Corte las hojas dejando 2,5 cm y las raí­ ces a 20 cm; rechace las muy delgadas. Las raíces pueden forzarse de inmedia­ to o almacenarlas para forzar varias de una sola vez sucesivamente durante el invierno y principios de primavera. Para almacenarlas, coloque las plantas en ca­ jas, con arena húmeda entre las capas y conserve en un cobertizo o sótano li­ bre de heladas hasta que las necesite. Para forzar en el interior, plante va­ rias de las raíces preparadas en un ties­ to o caja grandes, llenas de mezcla o tie­ rra negra, y cubra con un tiesto o caja invertidas del mismo tamaño. Tape los agujeros de drenaje para evitar que pe­ netre la luz. Mantenga la tierra húme­ da y una temperatura de 10°-I8° C. También puede plantarlas debajo de un estante del invernadero o en cajonera. Produzca una zona oscura tendiendo plástico negro sobre aros de alambre o sujeto a un soporte de madera. Si las temperaturas suben, no emplee plásti­ co negro en primavera, pues los pulgo­

F orzado

y

Blanqueado

de

A c h ic o r ia

de otoño o principios de invierno, retire la planta madura. Las hojas centrales podrían estar lo bastante tiernas como para consumir.

Con un cuchillo afilado, 2 corte las hojas dejando 2,5

3

Revista otro tiesto con 4 película de aluminio o

1 /4 fines

Coloque una capa de mezcla o tierra de jardín húmedas en un tiesto de 24 cm. Introduzca tres raíces recortadas en la mezcla y a f irme para que permanezcan verticales; después llene el tiesto hasta 2,5 cm del borde y afirme, dejando las coronas expuestas.

cm desde la corona, y corte la base de la raíz y las raíces laterales, dejando 20-22 cm de

plástico negro para cubrir los agujeros de drenaje y coloque encima de las raíces para tapar la luz. Mantenga a IO°-¡8°. Coseche los chicones 3-4 semanas más tarde, cortando justo encima del nivel de la tierra.

Achicoria colorada Este es un grupo variado de perennes cultivadas como anuales. La achicoria colorada típica, también conocida como radicchio, es una planta de desarrollo bajo, con hojas exteriores amargas y colorado-verdosas y un corazón com­ pacto. Se consume cruda en ensaladas y rallada para reducir el amargor, o cocida. Soportan una amplia gama de tem­ peraturas y condiciones del suelo, pero generalmente se las cultiva para consu­ mir durante los meses más fríos. Los cul­ tivares varían en cuanto a su tolerancia a las heladas. ’Treviso’ es muy resisten­ te; puede forzarse al igual que las endibias Witloof (véase p.327). Los nuevos híbridos F1 tienen cabezas más sólidas que los cultivares tradicionales. Siembre

in situ entre principios y mediados de verano o en bandejas, para trasplantar. Plante a 24-35 cm de distancia, según el cultivar. Trasplante los cultivos plan­ tados en verano a cubierto en otoño. Ocho o diez semanas después de plan­ tadas, corte hojas o toda la planta. Las achicorias aguantan mucho tiempo en el suelo después de madurar; en climas fríos, proteja con túneles bajos a fines de otoño para que las plantas desarro­ llen cabezas más sólidas.

Achicoria de terrón de azúcar Éstas tienen hojas verdes, formando una cabeza cónica como la lechuga Cos (ro­ mana), en tamaño y en forma. Las ho­ jas interiores están blanqueadas de

forma natural y tienen un sabor algo dulzón. Para consumo y necesidades de suelos, clima y cultivo, véase «Achico­ ria colorada» (izquierda). Se pueden sembrar en primavera como cultivo de plantones de cortar-yvolver-a-brotar (véase p. 310); coseche los plantones antes de que suba la tem­ peratura, que endurece las hojas. En el caso de plantas maduras, entresaque plantones a 25 cm y coseche entre fines de verano hasta otoño. Toleran heladas ligeras y dan cosechas invernales culti­ vadas a cubierto. Coseche hojas o cor­ te toda la cabeza cuando esté madura. Se conservan algunas semanas en con­ diciones frescas, secas y sin heladas. También puede apilarlas, vueltas hacia el interior y cubiertas de paja forman­ do montones (véase Cómo formar un montón de betarragas, p. 353)

A c h ic o r ia P a n d e A z ú c a r

Lechugas (Lactuca sativa) Son plantas anuales de desarrollo bajo; son de hojas verdes, aunque en algunos cultivares son coloradas o colorado verdosas. Existen varios tipos distintivos. Las cos (romanas) tienen hojas largas, sus­ tanciosas y de buen sabor, con corazo­ nes bastante sueltos; las semi-cos son más cortas, de hojas dulces y muy cru­ jientes. Las de cabeza de mantequilla tie­ nen hojas suaves y lisas que forman un corazón compacto y redondeado; las de cabeza rizada (conocida como iceberg cuando se comercializan sin las hojas ex­ teriores) tienen hojas crujientes que for­ man un corazón. Las de hojas sueltas, caracterizadas por las tipo «ensaladera», no forman corazones, son de granado lento y pueden corlarse durante bastante tiempo; a menudo, sus hojas son serra­ das y muy decorativas. Son las más nu­ tritivas, y también sirven como cultivos de plantones de cortar-y-volvcr-a-brotar (véase p. 310). La extensión de las lechugas varía en­ tre los 10-30 cm. Las de tipo cos miden unos 25 cm de largo, otras unos 15 cm. Se consumen como ensaladas, pero las hojas exteriores y las más viejas pueden consumirse cocidas o en sopas. Son cultivos de estación fresca, que crecen mejor en temperaturas de 10-20° C. Para obtener buenos resultados son esenciales las noches frescas. Algunos cultivares toleran el calor o las heladas. La germinación es pobre por encima de los 25° C; en estas temperaturas, tien­ den a granar con velocidad y pueden volverse amargas, aunque las de hojas sueltas tardan más tiempo en granar que otros tipos. Cultive en emplazamientos abiertos, o en sombra ligera en tiempo muy ca­ luroso. Requieren suelos fértiles que con­ serven la humedad y, aunque no están en ningún grupo de rotación, no debe cultivarlas en la misma parcela durante dos años seguidos para evitar el aumento

L echugas R ecom endadas Cos ‘Lobjoits Green Cos’ ‘Valmaine’ ‘Winter Density’ ‘Winter Density’

Semi-cos ‘Bubbles’ ‘Jewel’ ‘Little Gem’ L e c h u g a s d e H o ja s S u e l t a s ( ‘L o llo R o s s a ’)

de enfermedades fúngicas. Requieren ni­ veles de nitrógeno medios (véase p. 314). y plantación Debe sembrar cultivares adecuados a la estación. En climas frescos, para obte­ ner existencias lodo el año, simbre en­ tre principios de primavera y fines de ve­ rano, en intervalos de 2-3 semanas. A fines de verano o principios de otoño, siembre cultivares resistentes que invernen en el exterior o a cubierto, para ob­ tener una cosecha de primavera. En cli­ mas cálidos, sólo siembre cultivares resistentes al calor en verano. En climas frescos, siembre in situ, en una bandeja scmillera o en tiestos y mó­ dulos, para trasplantar. Es mejor sem­ brar in situ en verano, ya que los plan­ tones se marchitan al trasplantarlos, salvo que hayan sido cultivados en mó­ dulos. En temperaturas elevadas, las se­ millas pueden volverse inactivas; tiende a ocurrir varias horas después de sem­ brar y puede vencerse regando después de sembrar, para enfriar el suelo, colo­ cando bandejas semilleras y módulos a Siembra

la sombra para que germinen o sem­ brando a la tarde, de manera que el pe­ ríodo crítico acontezca por la noche cuando las temperaturas son más bajas.

C o sech a d e L ec h u g a s H o ja s S u e l t a s

Cabeza de mantequilla ‘Avondefiance’ ‘Dolly’1 ‘Sabinc’ ‘Valdor’ Ow Hojas sueltas ‘Lollo Rossa’ ‘Marvcl of Four Seasons’ ‘Salad Bowl’

de ‘Salad Bowl’

Cabc/a ri/ada ‘Lake Nayah’ ‘Malika’ ‘Minctlo’ ‘Saladin’ ‘Warpath’

Las lechugas de hojas sueltas pueden cosecharse cortando a través de las hojas a 2,5 cm del suelo. Deje rebrotar el tocón.

‘Lake Nayah’

C lave

Ow Invenían a cubierto

Trasplante las lechugas en condicio­ nes húmedas, cuando tengan cinco o seis hojas, con la base de éstas justo por en­ cima del nivel del suelo. En tiempo ca­ luroso, sombree las plantas jóvenes hasta que se establezcan. Espacie los cultiva­ res pequeños a 15 cm y los mayores a 30 cm de distancia. Siembre cultivares resistentes para que invernen en el exterior in situ o bajo campanas o en cajoneras; en otoño, ex­ purgue a 7 cm y en primavera, a la dis­ tancia completa. Los «mulch» flotantes o las campa­ nas, colocadas sobre las plantas en pri­ mavera, mejoran la calidad y ayudan a que maduren antes. La mayoría de las lechugas puede cul­ tivarse como plantones de cortar-yvolver-a-brotar, especialmente las de ho­ jas sueltas, incluyendo los cultivares europeos tradicionales para «corlar» y algunos tipos de eos (véase «Cultivos de cortar-y-volver-a-brotar», p. 310).

Cultivo rutinario Mantenga los macizos de lechugas sin malezas. Si el desarrollo fuera lento, aplique fertilizante nitrogenado o un ali­ mento orgánico líquido. En condiciones secas, riegue a razón de 2 2 1 por m2 por semana. El período de riego más críti­ co ocurre entre 7-10 días antes de ma­ durar (véase p. 312). A fines de otoño o principios de invierno, proteja las le­ chugas con campanas para mejorar su calidad.

Estas son anuales de desarrollo rápido, que alcanzan unos 15-20 cm de altura y se extienden a 15 cm. Las hojas, alta­ mente nutritivas, son lisas o arrugadas y redondas o puntiagudas, según el cul­ tivar. Se cosumen ligeramente cocidas o crudas en ensaladas cuando son jóvenes. Son de estación fresca y crecen me­ jor a 16°-18° C; también crecen bien en temperaturas más bajas. Las plantas pe­ queñas y los plantones sobreviven a tem­ peraturas de —9o C. Cultive cultivares recomendados para la zona; muchas tienden a granar prematuramente duran­ te días largos (véase «Extensión del día», p. 307), especialmente tras un período frío o en condiciones secas y calurosas. Los cultivares recomendados que pue­ den emplearse como cultivos de plan­ tones o plantas jóvenes comprenden ‘Jovita’, ‘Norvak’ y ‘Sigmalcaf’. Las es­ pinacas toleran sombra ligera en verano

y requieren suelos con niveles de nitró­ geno medios (véase p. 314). Sobre nece­ sidades del suelo, véase «Acelga suiza y betarraga de espinaca», p. 326.

Plagas y enfermedades Los problemas comprenden mosca ver­ de y pulgones de raíz (véase p. 550), oru­ gas nocturnas (véase p.559), «chaque­ tas de cuero» (véase p.564), babosas (p. 548), virus mosaico (véase «Virus», p. 553), moho esponjoso (p. 550), déficit de boro (p. 558) y moho gris /Bolrylis (p. 557); los pájaros pueden atacar a los plantones (p. 561). Algunos cultivares resisten a los pul-

Espinacas (Spinacia oleracea)

Siembra y plantación Siembre en estaciones frescas, ya que la espinaca no germina por encima de los 3 o C. Siembre in situ , colocando semi­ llas individuales a unos 2,5 cm de dis­ tancia entre una y otra, en hileras a 30 cm de distancia. Para obtener cosechas continuadas, siembre sucesivamente, después de aparecer los plantones de sembrados previos. Expurgue pronto, al igual que para las acelgas (véase p. 326), a unos 7 cm para plantas jóvenes o a 15 cm para las más grandes. También pueden cultivarse como plantones de cortar-y-volver-a-brotar, para emplear en ensaladas (véase p. 310). Para lograrlo, siembre a principios de

P r o t e c c ió n • •

de

P lantones • • • *•

..........................................................* •



........................ ..... ’

. . . .................................... * * Los plantones protegidos con película perforada maduran más rápidamente al principio de la estación. gones; otros pueden tolerar el virus mo­ saico y el moho esponjoso. Cultivo a cubierto En climas frescos, se pueden obtener co­ sechas de lechugas tempranas sembran­

do o plantando a principios de prima­ vera en un invernadero sin calefacción, bajo campanas o películas lanudas o en cajoneras. También puede cultivar algu­ nos cultivares a cubierto en invierno: tendrá una cosecha a principios de pri­ mavera; para cosechas a mediados de in­ vierno se requiere una calefacción suave. Cosecha y almacenado Las lechugas de hojas sueltas estarán lis­ tas alrededor de 7 semanas después de plantar, las de cabeza de mantequilla después de 10 u 11 y las eos y de cabeza rizada después de 11 o 12 semanas. Cor­ te las eos, las cabeza de mantequilla y las rizadas poco después de madurar para evitar que granen prematuramen­ te. Puede conservarlas algunos días en la nevera. Corte las hojas de las de hoja suelta algunas por vez, ya que no se con­ servan bien, o corte 2,5 cm por encima del nivel del suelo, dejando que los to­ cones vuelvan a brotar pasadas algunas semanas.

primavera y principios de otoño a cu­ bierto, y también a fines de verano para obtener una cosecha que inverne en el exterior. Para información sobre culti­ vos rutinarios, plagas y enfermedades y cultivo a cubierto, véase «Acelga suiza y betarraga de espinaca», p. 326. Cosecha y almacenado Corte hojas entre 5 y 10 semanas des­ pués de sembrar en cualquier etapa, des­ pués de que las plantas midan unos 5 cm. O bien corte hojas individuales o corte las cabezas a 2,5 cm del suelo y deje que vuelvan a brotar; o retire toda la planta. En zonas cálidas, coseche plantas jóvenes, antes de que granen. Consuma las hojas frescas después de poco tiempo o almacene congeladas. E s p in a c a s

Espinacas de Nueva Zelanda (Tetragonia tetragonioides, sin. T. expansa) Las espinacas de Nueva Zelanda son pe­ rennes reptantes semi resistentes, tam­ bién cultivadas como anuales. Son de hojas gruesas y triangulares de unos 5 cm de largo, con una extensión de 90-120 cm. Las hojas se emplean como las de espinaca (véase más arriba). Toleran temperaturas elevadas, inclu­ so tropicales y sequías, pero no las he­ ladas. Crecen mejor en un emplazamien­ to abierto, de suelo razonablemente conservador de la humedad y fértil, y requieren poco nitrógeno (véase p. 314). Generalmente, tienden a granar menos prematuramente que la espinaca. Las semillas tienden a germinar des­ pacio; para estimularlas, sumerja en agua 24 horas antes de sembrar.

En climas frescos, siembre a 45 cm de distancia después de pasadas las hela­ das. O siembre in situ en el exterior des­ pués de la última helada, entresacando en etapas hasta alcanzar el espaciado de­ finitivo. Mantenga los plantones sin malezas (las plantas maduras cubren el suelo, eli­ minando las malezas). Son raros los pro­ blemas por plagas y enfermedades. Comience a cortar las hojas jóvenes y los extremos de los tallos 6 o 7 sema­ nas después de sembrar. Corte con frecuencia para estimular la aparición de desarrollo nuevo durante 3 o 4 meses. Debe consumirlas frescas de inmedia­ to o congelar.

C o s e c h a d e E s p in a c a s Corte las hojas jóvenes y los extremos de los tallos de las espinacas de Nueva Zelanda antes de que se formen las cabezas de semillas. Las plantas seguirán produciendo desarrollos nuevos que pueden cosecharse hasta las primeras heladas.

de

N u ev a Z elanda

E

l

H

u e r t o

de

H

o r t a l i z a s

Hortalizas de ensalada menores hortalizas menos conoci­ protegidas contra el viento. En climas das que vale la pena cultivar para frescos, se puede cultivar la mayoría a consumir crudas en ensaladas, solas cubierto o en invierno, para lograr rendi­ mezcladas con otras hortalizas. Se pue­mientos elevados. La mayoría de las den cultivar en jardines pequeños o en plantas para ensaladas son de desarro­ contenedores. Las hojas tienen un sabor llo rápido, y producen un desarrollo más característico y son muy nutritivas, en frondoso en suelos ricos en nitrógeno. especial consumidas jóvenes. Salvo la Es mejor cultivar varias de ellas como verdolaga y las escarchadas, toleran he­ cultivos de cortar-y-volver-a-brotar (véa­ ladas ligeras, e incluso temperaturas más se p. 310). No suelen sufrir plagas y en­ bajas, cultivadas en suelo bien drenado fermedades.

E

x is t e n

Berro de tierra (Barbarea verna) Esta bienal de desarrollo bajo tiene una extensión de unos 15-20 cm; también se la conoce como berro de tierras altas. Las hojas lustrosas, de un verde profun­ do, tienen un sabor intenso, similar al berro de agua y se emplean como susti­ tuto de éste, ya sea crudo o cocido. Es muy resistente, permaneciendo verde en invierno. Crece mejor a la sombra, al ca­ lor grana con velocidad, volviéndose ás­ pero y de gusto muy picante. Se lo pue­ de interplantar entre hortalizas más altas o emplear como borde pulido de macizo. Cultívelo en suelos fértiles, conserva­ dores de humedad. Siembre semillas en primavera para cosechas veraniegas tem­ pranas o a fines de verano, para una oto­ ñal e invernadora. En invierno se pue­ de cultivar en invernaderos sin calefacción. Siembre in silu, entresacan­ do a 15 cm o en bandejas semilleras, para trasplantar. Corte hojas 7 semanas después de sembrar, cuando midan 7-10 cm de largo. Si deja algunas para que

Esta anual tiene hojas verde claro de sa­ bor suave y se la emplea con frecuencia como sustituto de la mostaza en com­ presas de mostaza o berros. Es de desa­ rrollo veloz, pero más lento que la mos­ taza o el berro. Las hojas se consumen crudas como plantones, y las más gran­ des pueden cocerse como verdura. La naba o rutabaga de ensalada tole­ ra temperaturas de —10° C y calor mo­ derado. Crece en una amplia gama de suelos. En climas templados, siembre a cubierto a principios de primavera y fi­ nes de otoño. En el interior, cultive en el alféizar, al igual que la mostaza (abajo, a la iz­ quierda). En el exterior, siembre al voleo o en hileras y surcos anchos. Realice el pri­ mer corte después de 10 días; cuando las plantas alcancen los 60 cm, corte hojas pequeñas a lo largo de varios meses.

Oruga B e r r o d e T ie r r a

granen en primavera, se autoinseminarán con rapidez y podrá trasplantar los plantones. Los escarabajos pulga (p. 548) pueden afectar las plantas jó­ venes.

Mostaza (Brassica hirta) Ésta tiene hábitos similares al berro y se adjunta a éste con frecuencia. Se la cultiva por las hojas de plantones, de sa­ bor fuerte, que pueden consumirse cru­ das en ensaladas. Es un cultivo de esta­ ción fresca, que grana con gran rapidez en climas cálidos; sus hojas tienden a volverse rugosas, cultivada en zonas muy lluviosas. En climas templados, los sembrados en el exterior tienen más éxito en prima­ vera y otoño, sembrados in silu, em­ pleando cualquiera de los métodos sugeridos para cultivos de cortar-yvolvcr-a-brotar (véase p. 310). La mostaza, al igual que el berro, es una planta útil para cultivar a cubierto desde otoño hasta primavera. Puede sembrarse sin tierra, ya sea en un plato cubierto de papel húmedo colocado en el alféizar o bien en un brotador; o se la puede sembrar en una bandeja de tie­ rra para tiestos o tierra negra. Estos métodos se pueden emplear todo el año. La mostaza germina a más velocidad que el berro, de manera que si requiere ambas juntas, siembre la mostaza dos

Naba (rutabaga) de ensalada (Brassica napas) COSECHADO DE NAPA

Corle las hojas de la napa para ensaladas en cualquier etapa, desde los plantones hasta medir 7 cm de largo. En condiciones adecuadas, son posibles hasta tres cortes.

(Eruca vesicaria)

Esta planta mediterránea de hojas espe­ ciadas se consume en ensaladas; las más viejas pueden cocerse. La oruga también se conoce como rucóla, erugala, oruga mediterránea o roquette. Crece mejor en clima fresco en suelos conservadores de humedad; en climas frescos, es excelente a cubierto en invierno y como cultivo de cortar-y-volver-a-brotar. Siembre al vo­ leo o en hileras, para cosechar como plantones, o entresaque a 15 cm, para cosechar más grande. Los plantones es­ tarán listos en 3 semanas. Los escaraba­ jos pulga (p. 548) pueden atacar la oruga.

O ruga

Mastuerzo (Lepidium salivum)

M ostaza

o tres días después del berro. Un sem­ brado cada 7 o 10 días asegura existen­ cias permanentes. Para cosechar la mostaza puede pro­ ceder a corlar los plantones cuando éstos midan entre 3,5 y 5 cm. Grana mu­ cho más rápido que el berro y normal­ mente sólo proporcionará dos o tres cortes.

Esta planta de desarrollo rápido se cul­ tiva por las hojas de sus plantones, que se consumen crudas; también se cono­ ce como mastuerzo de jardín rizado o de pimienta. Existe una forma de hoja angosta y otra de hoja ancha. Es un cul­ tivo de estación fresca, moderadamen­ te resistente, que grana pronto en tiem­ po caluroso, salvo sembrado en sombra iigera. En climas frescos, crece bien a cu­ bierto en invierno. Puede dejar de cre­ cer en temperaturas bajas, pero vuelve a comenzar cuando éstas suben. Es útil para interplantar o plantar al pie. Salvo en zonas muy frescas, es mejor plantarlo en primavera y a fines de ve­ rano o principios de otoño; evite sem­ brar en tiempo caluroso. O bien siem­ bre sobre papel en un plato colocado en el alféizar o en un brotador; esto pro­ porcionará un corte. Para obtener varios consecutivos, siembre en bandeja con tierra ligera o en el suelo, a voleo, en hileras individua-

M a s t u e r z o d e H o ja A n c h a

les o surcos anchos. Corte 10 días des­ pués de sembrar, cuando los plantones midan hasta 5 cm. Sembrado en tierra, se pueden efectuar hasta 4 cortes su­ cesivos.

Verdolaga escarchada (Mesembryanthemum crystallinum)

Berro de agua

Cultivadas como perennes en climas cá­ lidos y como anuales no resistentes en otros, las escarchadas tiene un hábito reptante, tallos suculentos y hojas grue­ sas y carnosas, cubiertas de ampollas brillantes. Las hojas y los tallos jóvenes tienen un sabor refrescante y ligeramente salado. Se consumen crudas en ensala­ das o cocidas, como las espinacas. Requieren una posición soleada, en suelos ligeros y bien drenados. En cli­ mas cálidos, siembre in situ en el exte­ rior; en los frescos, en el interior en pri­ mavera , trasplantando a 30 cm después de pasadas las heladas. Las babosas (p. 548) pueden atacar los plantones. Pue­ den propagarse por esquejes (véase P e ­ r e n n e s , «Esquejes de extremos de ta­ llo», p. 166). Los primeros cortes de hojas jóvenes y trozos tiernos de tallos pueden efectuarse 4 semanas después de plantar. Coseche regularmente para es-

Es una perenne resistente acuática (tam­ bién conocida como Nasturtium offici­ nale), de hojas nutritivas de sabor fuerte, empleada en ensaladas y sopas. Su há­ bitat natural son los arroyos corrientes frescos, de aguas ligeramente alcalinas y 10° C de temperatura. Arraigue los esquejes colocando en agua fresca; pronto arraigarán y podrá plantarlas al borde de un arroyo en pri­ mavera , a 15 cm de distancia. Se pue­ den cultivar en tierra de jardín húme­ da, pero es más fácil en tiestos de 1521 cm. Coloque una capa de gravilla o mus­ go en cada uno de ellos, llene con tie­ rra rica y coloque sobre un plato con agua fresca y limpia. Plante 3 o 4 esque­ jes arraigados en cada tiesto, en una po-

Verdolaga de invierno

timular un desarrollo ulterior y elimine las flores. Las hojas y tallos se mantie­ nen frescos varios días.

(Momia perfoiiata)

Anual resistente de hojas en forma de corazón y vástagos floridos delicados. Las hojas, tallos y flores de sabor sua­ ve, ligeramente suculentas, se consumen crudas en ensaladas. También conocida como lechuga de minero o claytonia, prospera en tiempo fresco. Prefiere con­ diciones bien drenadas, pero crece inclu­ so en suelos pobres y ligeros. Una vez establecida, se autoinsemina pronto;los plantones invasores son de raíces poco profundas y fácilmente arrancables. Efectúe el sembrado principal a fines de verano para cosechar entre principios de otoño e invierno en el exterior, y en primavera para obtener una cosecha ve­ raniega. Cultive al voleo, como cultivo de plantones de cortar-y-volver-a-brotar, o en hileras o surcos de 10 cm de ancho; puede sembrar in situ o en bandejas.

Verdolaga de verano

V ERDOI.AGAS

V e r d o l a g a d e I n v ie r n o

Trasplante o entresaque los plantones a 15-23 cm de distancia. Corte 10 sema­ nas después de sembrar, dejando que las plantas vuelvan a brotar.

(Portulaca oleráceo)

Estas plantas semiresistentes de desarro­ llo bajo tienen hojas y tallos ligeramente suculentos, que se consumen crudos o cocidos. Existen formas de hojas verdes y amarillas; el tipo verde tiene hojas más delgadas, es más vigorosa y de mejor sa­ bor, pero la forma amarilla o dorada re­ sulta atractiva en ensaladas. Requieren un emplazamiento cálido y protegido con suelos ligeros y bien drenados. Cultive ya sea como un cultivo de cortar-y-volver-a-brotar o como plantas individuales. En climas frescos, siembre en bandeja a fines de primavera, plan­ tando fuera a 15 cm, pasadas las hela­ das. Efectúe sembrados de fines y prin­ cipios de verano, para obtener una cosecha de plantones de cortar-y-volvera-brotar. En climas cálidos, siembre in situ a lo largo del verano. Corle los plan­ tones o vástagos de plantas individua­ les unas 4-8 semanas después de sem-

brar. Corte de manera regular, siempre dejando dos hojas basales, y elimine las flores. Las babosas (p. 548) pueden atacar a las plantas.

(Rorippa nasturtium-aquaticum)

B e r r o d e A g u a c u l t iv a d o e n u n T ie s t o

sición protegida bien iluminada. Cam­ bie el agua al menos una vez al día y cor­ te las hojas que requiera.

Diente de león (Taraxacum officinale) Son malezas resistentes perennes, que se extienden hasta los 30 cm. Se cultivan formas silvestres y cultivadas por sus ho­ jas jóvenes, consumidas crudas. Las for­ mas cultivadas son más grandes y tar­ dan más en granar. Las hojas son ligeramente amargas, pero se dulcifican blanqueadas. También son comestibles las flores y raíces. Toleran una gama de suelos bien drenados. Siembre en primavera, en bandejas semilleras para trasplantar o in situ, es­ paciando a 35 cm. Blanquee sucesiva­ mente a fines de verano, cubriendo las plantas secas con un cubo grande opa­ co. Coseche las hojas cuando se hayan vuelto alargadas y amarillo cremosas. Mueren desde el extremo en invierno, pero reaparecen en primavera; continua­ rán creciendo durante varios años.

Milamores (Valerianella locusta) Cultivadas para consumir en ensaladas en otoño e invierno, estas anuales resis­ tentes forman plantas pequeñas de sa­ bor suave. También se las conoce como lechuga de cordero o mache. Existen dos tipos: el de hojas grandes y blandas y el tipo más pequeño y erecto, de hojas de un verde más oscuro, reputadamen­ te más resistente. Toleran una amplia gama de suelos. En climas fríos, culti­ ve a cubierto en invierno para obtener plantas más prolíficas, de hojas más tier­ nas. Es un cultivo útil para intcrplantar o plantar al pie de hortalizas de invier­ no, como las coles. Puede cultivarse como cultivo de plantones de cortar-y-volver-a-brotar o como plantas individuales. Siembre in situ a partir de mediados de verano, a voleo en hileras o en sur­ cos anchos. Mantenga las semillas hú­ medas hasta que germinen. Expurgue plantones a 10 cm de distancia. Crece lentamente y puede tardar 12 semanas

B l a n q u e a d o D ie n t e

de

L eón

Cuando la planta tenga varias hojas, cubra con un cubo de 30 cm de altura. Coseche las hojas alargadas amarillo cremosas después de varias semanas.

M il a m o r e s d e H o ja s G r a n d e s

en madurar. Coseche las hojas indivi­ dualmente o corte toda la planta, dejan­ do que vuelva a brotar para un segun­ do corte.

El H uerto

de

H o r t a l i z a s Melón rocío de miel

Hortalizas de frutos y flores de las hortalizas más exó­ lida. En los climas templados, otras, ticas y suculentas pertenecen al como los chayotes, el maíz y las cala­ grupo de hortalizas de frutos y flores. bazas, deben germinar en el interior, Muchas de ellas —tomates, berenjenas, pero pueden cultivarse fuera hasta que pimientos y melones—, son oriundas de maduren. Todas requieren una situación zonas subtropicales o tropicales; en zo­ cálida y protegida para que sus frutos nas más frescas, podría tener que culti­ maduren y para que la polinización ten­ varlas a cubierto o en una ubicación cá­ ga éxito.

A

Berenjenas

Chayóte

Pimientos morrones

lg u n a s

Pimientos morrones (Capsicum annuum Grupo También llamadas cápsicos o pimientos campana, estas anuales tienen un hábi­ to arbustivo y alcanzan los 75 cm de al­ tura, con una extensión de 45-60 cm. En general, los frutos son oblongos y mi­ den entre 3-15 cm de largo por 3-7 cm de diámetro; son de color verde, crema, amarillo, naranja, rojo o púrpura oscu­ ro. Los frutos maduros se consumen crudos o cocidos, enteros o cortados en rebanadas. Son plantas tropicales y subtropica­ les que requieren temperaturas mínimas de 21° C y una hum edad del 70 °/o-75 »/o. Las temperaturas superio­ res a 30° C pueden reducir la produc­ ción de frutos y causar la caída de flo­ res y pimpollos. En climas templados, se pueden cultivar fuera en un empla­ zamiento soleado y protegido, a cubier­ to. Se requiere un suelo moderadamen­ te profundo, fértil, bien drenado y con niveles de nitrógeno medios (véase p. 341).

y plantación Siembre las semillas en primavera, en in­ vernadero en bandejas con abono de un pH de 5,5-7. Trasplante los plantones a

Siembra

‘Canape’

‘Carnival’ ‘Clio’ FI ‘Early Prolific’ FI ‘Giallo 2000’ ‘Giallo 2000’

‘Gold Star’ ‘Gypsy’ FI ‘Midnight Beauty’ FI ‘Yellow Bell’ FI ‘Yolo Wonder’

Tomates cereza

Melón «musk»

Grossum)

Tomates perita Pepino de invernadero

morrones

M a d u r a d o d e P im ie n t o s M o r r o n e s A l madurar, los frutos cambian de color, del verde al rojo, amarillo o púrpura oscuro y el sabor se hace más dulce. tos. Mantenga la humedad y tempera­ tura recomendadas, humedeciendo con regularidad.

C osech a

de

P im ie n t o s

y almacenado Coseche 12-14 semanas después de tras­ plantar y antes de las primeras heladas si crecen en el exterior. Es mejor consu­ mir algunos cultivares cuando los fru­ tos están verdes, pero otros pueden per­ manecer en las plantas durante 2-3 semanas, hasta que el color se vuelva amarillo cremoso o rojo. Corte pimien­ tos individuales; podrá almacenarlos en condiciones húmedas durante hasta 14 Coseche algunos pimientos verdes; días a 12°-15° C. También podrá alma­ otros pueden dejarse hasta que se cenar plantas enteras (véase «Hortalizas vuelvan amarillos o rojos. Corte el frutícolas», p. 316). fruto dejando unos 2,5 cm de tallo. Cosecha

P im ie n t o s M o r r o n e s

tiestos de 6-9 cm y plante fuera 10-12 se­ manas después de sembrar, en macizos bien preparados, espaciando a 45-60 cm de cada lado. En climas templados, cambie los plantones de tiesto y no los plante fuera hasta que hayan pasado las heladas. Cultivo rutinario

P im ie n t o s M o r r o n e s R ecom endados ‘Ace’ fi ‘Bell Boy’ F1 ‘Californ ‘Canapé’

Calabacines

Elimine el extremo de desarrollo de las plantas establecidas para estimular un hábito arbustivo y estaque los cultiva­ res de más de 60 cm de alto. Riegue re­ gularmente para evitar la caída de ho­ jas y brotes y aplique «mulch» orgánico, fertilizante equilibrado o alimento líqui­ do cada dos semanas durante la estación de desarrollo. Si es necesario, proteja las plantas en el exterior con plástico. Plagas y enfermedades Pueden padecer pulgones de maíz (p. 550); a cubierto, también ácaros araña roja de invernadero (p. 550), moscas blancas (p. 550), podredumbre del ex­ tremo de las flores (véase «Déficit de cal­ cio», p. 562) y thrips (p. 551). Cultivo a cubierto

Siembre como arriba, a principios de primavera. Cuando los plantones midan 8-10 cm, coloque en tiestos de 21 cm o trasplante a sacos de desarrollo o maci­ zos de invernadero bien preparados. Es­ pacie las plantas más altas a 50 cm como mínimo y estaque los cultivares más al­

Guindillas (Capsicum annunm Grupo Longum) Esta forma de Capsicum annum tiene frutos puntiagudos de hasta 9 cm de lar­ go. Los cultivares comunes comprenden ‘Chili Serrano’, ‘Hot Gold Spike’, ‘Red Chili’ y ‘Apache’. Las plantas se cultivan al igual que los pimientos morrones (véase más arriba); sin embargo, las guindillas toleran tem­ peraturas más elevadas. Pueden recoger­ se en cualquier etapa de su desarrollo, cuando sean de color rojo o verde. Si se las cultiva en el exterior, deben cortarse antes de las primeras heladas. El sabor picante aumenta cuanto más maduras sean y proviene del meollo y semillas blancas en el interior. Si el sabor fuera demasiado picante, pueden descartarse el meollo y las se­ millas.

G u in d il l a s M a d u r a n d o

G u in d il l a s C o l o r a d a s

Pimientos picantes (Capsicum frutescens) Éstos, también conocidos como pimien­ tos de Cayena, son perennes ramifica­ das que crecen hasta 1,5 m de altura: tie­ nen frutos pequeños y angostos amarillos, rojos y naranja, que cuelgan de las ramas o crecen verticales, según el cultivar. Son muy picantes y se con­ sumen en salsas y para dar sabor en general. Son tropicales y subtropicales y no to­ leran las heladas. Espacie a 60 cm en cada dirección y cultive al igual que los

pimientos morrones (véase p. 332), aun­ que generalmente requieren más agua. Normalmente no necesitan estacado. Suelen requerir un período de desa­ rrollo largo y los primero frutos apare­ cen después de 15-18 semanas de ser plantadas. Deje madurar por completo antes de cosechar. Pueden congelarse o secarse, y almacenar durante varios meses.

P im ie n t o s P ic a n t e s R ecom endados ‘Cayenne Large Red Thick’ ‘Cayenne Long Slim’ ‘Hungarian Yellow Wax Hot ‘Red Cherry Small’ ‘Super Cayenne’ FI ‘Super Cayenne’ P im ie n t o s P ic a n t e s (« B ic h o s » )

Sandías (Citrullus lanatus) Son anuales, tropicales o subtropicales, de tallos extendidos que crecen hasta los 3-4 m. Los frutos son redondos o alar­ gados, verde o crema, rayados o motea­ dos, y que alcanzan hasta 60 cm de lar­ go; se consumen crudas. Necesitan temperaturas de 25°-30° C y pueden cul­ tivarse fuera sólo en emplazamientos so­ leados y protegidos, pero también a cu­ bierto. Necesitan suelos bien drenados de tierra negra arenosa, de niveles de ni­ trógeno medios (véase p. 314) y un pH de 5,5-7. Incorpore abono bien descom­ puesto y un fertilizante para todo uso antes de plantar. Siembra y plantación Siembre a principios de primavera a cu­ bierto, en bandejas o tiestos de 6-9 cm, en temperaturas de al menos 22°-25° C. Temple los plantones cuando midan 10-15 cm. Plante fuera después de pasadas las heladas, a 1 m de distancia. Proteja del viento y el tiempo frío con mamparas de plástico.

las flores a mano (véase «Chayotes y ca­ labacines», p. 336). Reduzca desarrollos sublaterales de los vástagos laterales, de­ jando dos o tres hojas después de que los frutos comiencen a desarrollarse y coloque una almohadilla de hierba seca o un bloque de madera debajo de cada fruto como protección contra plagas y enfermedades del suelo.

S a n d ia

Cultivo rutinario Aplique «mulch» para conservar la hu­ medad y un fertilizante equilibrado o un alimento líquido cada dos semanas has­ ta que los frutos comiencen a desarro­ llarse. Elimine los extremos de desarro­ llo de los vástagos principales cuando midan 2 m de largo y guíe los laterales entre otras plantas de la hilera. Para ayu­ dar a la formación de frutos, polinice

Plagas y enfermedades Los niveles de humedad superiores al 75 % estimulan las enfermedades de las hojas, en particular el moho polvoso (p. 550) y el virus de mosaico (véase «Vi­ rus», p. 553). Las plagas probables com­ prenden los pulgones (p. 550), nemátodos de nudo de raíz (p. 564) y moscas de la fruta (p. 563). Cultivo a cubierto Las sandías son extremadamente vigo­ rosas y normalmente no se cultivan en invernadero. Pueden cultivarse bajo plástico a I m de distancia; retire las cu­ biertas durante la floración para redu­

S a n d ía s R ecom endadas ‘Black Sugar Baby’ Fl ‘Dixie Queen’ FI ‘Dixie Queen’

‘Florida Favorite’ ‘Golden Midget’ ‘Royal Charleston’ FI ‘Sugar Jade’ ‘Yellow Doll’ FI cir la humedad y estimular la poliniza­ ción a través de insectos. Cosecha y almacenado Coseche 11-14 semanas después de sem­ brar; las sandías maduras suenan a hue­ co al golpearlas. Pueden almacenarse durante 14-20 días a temperaturas de 10°-12° C.

Melones (Cucumis melo) Estas trepadoras anuales, generalmen­ te guiadas como cordones, alcanzan al­ turas de hasta 2 m, con laterales que se extienden hasta 60 cm. Los tres tipos principales son los «cantaloupe», de in­ vierno o «casaba» y «musk» (incluyen-

M elón « M u s k »

do los de rocío de miel). Los melones cantaloupe son de piel gris verdosa, gruesa y rugosa con ranuras profundas; los frutos individuales pesan hasta 750 g. Los de invierno tienen piel amarilla o amarilla y verde a rayas, lisa, y pesan hasta 1 kg. Los musk varían de tama­ ño, pero, en general, son más pequeños que los cantaloupe y los de invierno, y a menudo llevan dibujos reticulados pe­ queños sobre pieles lisas. Los de invier­ no y algunos cultivares de los cantalou­ pe son adecuados para cultivar en invernadero. Los melones son plantas tropicales que requieren temperaturas mínimas de 18° C para germinar, que se elevan a 25° C durante la estación de desarrollo. Pue­ den cultivarse en el exterior en empla­ zamientos muy soleados y protegidos, pero en climas templados se cultivan en invernaderos o cajoneras. Requieren sue-

lo bien drenado y fértil, de un pH de 6,5-7, alto contenido de tierra negra y de nitrógeno (véase p. 314). Agregue un fertilizante todo uso y abono o estiér­ col bien descompuesto. Siembra y plantación Siembre a cubierto a principios de pri­ mavera en bandejas o tiestos de 6-9 cm (dos semillas por tiesto), eliminando la más débil si ambas germinan. Después de unas 6 semanas, pasadas las heladas, temple los plantones y plante fuera, es­ paciados a 1 m, en hileras a 1-1,5 m de distancia. Plante cada plantón sobre un montículo y proteja las plantas jóvenes del viento y tiempo frío con túneles de plástico, hasta que estén establecidas.

M elones R ecom endados ‘Alaska’ FI ‘Blenheim Orange’ ‘Charentais’ ‘Charentais’

‘Classic’ FI ‘Minnesota Midget’ ‘No Name’ ‘Ogcn’ ‘Romeo’ FI ‘Sweet Dream’ ‘Sweet Dream’

‘Seethcart’ Fl ‘Sweet’n’ Early’ ‘Venus’

w

« D e t e n c ió n »

de

M elones

Deje formar una flor por vastago lateral y corte el extremo de cada lateral, dejando 2-3 hojas detrás de cada fruto en desarrollo. Cultivo rutinario

Después de que se hayan desarrollado cinco hojas, elimine cada extremo de de­ sarrollo para estimular la producción de vástagos nuevos. Cuando estén bien de­ sarrollados, reduzca dejando unos cua­ tro de los más vigorosos. Guíe dos de cada lado entre plantas adyacentes en la

hilcra. Retire cualquier protección cuan­ do comiencen a florecer, para estimu­ lar la polinización a través de insectos. Polinice a mano si fuera necesario (véase «Chayotes y calabacines», p. 336). Entresaque dejando un fruto por vástago cuando éstos midan 2,5 cm de diá­ metro y detenga todos los sublaterales, dejando 2-3 hojas detrás del fruto en de­ sarrollo. Elimine los vástagos principa­ les cuando midan 1-1,2 m y también cualquier otro sublateral. Coloque una almohadilla de hierba seca, un ladrillo o un bloque de madera debajo de cada fruto para proteger de enfermedades del suelo. Riegue regularmente y alimente cada 14 días con alimento líquido al desarro­ llarse los frutos, reduzca el riego y la ali­ mentación al madurar los frutos. Plagas y enfermedades Los pulgones (p. 550) y el moho polvo­ so (p. 550) pueden causar problemas. A cubierto, las plantas pueden verse afec­ tadas por los ácaros araña roja de in­ vernadero (p. 550), moho polvoso (p.

550), moscas blancas (p. 550) y marchi­ tamiento Verticillium (p. 557). Cultivo a cubierto

Para cultivar melones en cajonera, plan­ te los plantones individualmente en el centro. Guíe los cuatro laterales hacia las esquinas. Al desarrollarse, aumente la ventilación y reduzca la humedad gra­ dualmente. Una vez que los frutos co­ miencen a formarse, retire las luces, vol­ viendo a colocar por la noche sólo en tiempo frío. En tiempo caluroso, som­ bree ligeramente. Los melones pueden cultivarse en in­ vernadero a condición de que la distan­ cia entre la base de la pared lateral has­ ta la arista sea de, al menos, 2 m. Plante los plantones en montículos bien prepa­ rados (véase «Pepinos y pepinillos», más abajo). Cultive en cordones sencillos o dobles, guiando a lo largo de cañas su­ jetas a alambres horizontales hasta la arista del invernadero. Espacie a 38 cm de distancia los cor­ dones individuales y a 60 cm los dobles. También pueden cultivarse en sacos de

cultivo o en tiestos de 24-25 cm en el in­ vernadero. Para obtener un cordón individual, elimine el extremo de desarrollo cuan­ do el vástago principal mida 2 m, para estimular el desarrollo lateral. Detenga los laterales a cinco hojas más allá de las flores y los sublaterales a dos. Para un cordón doble, elimine el vástago prin­ cipal, dejando que se desarrollen dos verticales; guíe al igual que más arriba. Sostenga los frutos en desarrollo con re­ des sujetas a la arista. Para facilitar la polinización, no hu­ medezca durante la floración. Manten­ ga la temperatura a 24° C de noche y 30° C de día. y almacenado Coseche 10-12 semanas después de sem­ brar. Los melones cantaloupe y musk tienen un aroma dulce cuando están ma­ duros y los tallos que los sostienen se parten. Separe suavemente de los tallos. Al­ macene durante 14-50 días, a tempera­ turas de 10-15° C, según el cultivar. Cosecha

Pepinos y pepinillos (Cucumis sativus) La mayoría son enredaderas que alcan­ zan entre 1-3 m de altura; hay pocos cul­ tivares arbustivos compactos. Los fru­ tos inmaduros se consumen crudos, encurtidos o cocidos en sopas. Los de exterior, o de arista, son ca­ racterísticamente de piel gruesa y pin­ chuda y miden entre 10-15 cm de largo. Los cultivares modernos mejorados, muchos de origen japonés, son más li­ sos y miden hasta 30 cm, con una resis­ tencia mayor al frío y a las enfermeda­ des. Se cultivan principalmente en el exterior o en cajoneras y son poliniza­ dos por los insectos. Los pepinillos son pepinos de arista, de frutos cortos y gruesos de hasta 7 cm, cosechados jóS ie m b r a

y

P l a n t a c ió n

venes y generalmente empleados para encurtir. Los pepinos manzana y limón son redondeados de piel amarilla y 6 cm de diámetro. Los europeos o de inver­ nadero son lisos y miden hasta 30 cm. No necesitan polinizarse para producir frutos y, si se les poliniza, pueden pro­ ducir frutos amargos e hinchados; use los cultivares modernos, todos femeni­ nos, para evitar el riesgo de una polini­ zación accidental. Los pepinos son vegetales de estación cálida, que crecen mejor en temperatu­ ras promedio de 18°-30° C. No toleran heladas y la mayoría se dañan a tempe­ raturas por debajo de los 10° C. En la­ titudes septentrionales, los tipo arista

e x t e r io r

Llene un tiesto de 5 cm con tierra para semillas hasta 2,5 cm del borde. Coloque 2 o 3 semillas de costado encima de la tierra, después cubra hasta 2 cm de profundidad. Riegue concienzudamente y etiquete.

Haga un agujero de 30 cm de profundidad y ancho y llene con abono descompuesto. Eche tierra encima, haciendo un montículo de 15 cm de altura. Plante el pepino sobre el montículo. Afirme y riegue.

pueden producir sólo flores masculinas a principios de la estación; las femeni­ nas, que se convierten en frutos, apare­ cen después. Cultive en emplazamiento fértil y protegido, de tierra negra bien drenada pero que conserve la humedad: no debe dejar resecar las raíces. Aplique cal a suelos muy ácidos. Requieren ni­ veles de nitrógeno bajos (véase p. 314). Rote los cultivos de interior. Los de tipo de invernadero deben cul­ tivarse en temperaturas nocturnas míni­ mas de 20° C y humedad alta. Nunca cultive los de tipo arista en el mismo in­ vernadero que los cultivares sólo feme­ ninos, ya que se produciría una polini­ zación cruzada. y plantación Los pepinos son difíciles de trasplantar; las semillas para las variedades de exte­ rior deben plantarse in si tu después de las heladas o en tiestos o módulos pe­ queños. Si siembra en el exterior, pre­ pare agujeros de 30 cm al menos de diá­ metro y profundidad, incorporando bastante estiércol o abono bien descom­ puesto al rellenar. Cubra con unos 15 cm de tierra con estiércol, en un montículo pequeño para asegurar un drenaje inten­ so. Coloque las semillas de costado a unos 2 cm de profundidad, dos o tres por tiesto o emplazamiento. Las semillas germinan a una tempe­ ratura del suelo mínima de 20° C. Ex­ purgue cada plantón después de la ger­ minación. En tiestos, las semillas requieren temperaturas nocturnas míni­ mas de 16° C hasta que los plantones se planten fuera, alrededor de 4 sema­ nas después de sembrar. Espacie las tre­ padoras a 45 cm; las de tipo arbusto y Siembra

P e p in il l o

las trepadoras deben espaciarse a 75 cm, si reptan a lo largo del suelo. En climas frescos, proteja con cam­ panas o plástico velludo después de plantados. Cultivo rutinario

Cultive los trepadores a lo largo de ver­ jas, redes o cañas, o deje que se enro­ llen por encima de cordeles. Elimine el extremo de desarrollo cuando aparezcan 5 o 6 hojas y guíe los desarrollos más fuertes resultantes a lo largo del sopor­ te, sujetando si fuera necesario. Cuan­ do alcancen la parte superior, elimi­ ne dejando dos hojas detrás de cada flor; se desarrollarán laterales con más frutos. Al continuar la frutación, alimente cada 2 semanas con fertilizante rico en potasio o un alimento orgánico líquido equivalente. Riegue durante el período de desarrollo, en especial después de

moho polvoso (p. 550), orugas noctur­ nas (p. 559), ácaros araña roja de inver­ nadero (p. 550), moscas blancas (p. 550), virus de mosaico de pepinos (véase «Vi­ rus», p. 553) y podredumbre del pie y de la raíz (p. 558).

P e p in o s y P e p in il l o s R ecom endados Pepinos de arista

‘Burpless Tasty Green’ F1 ‘Champion’ F1

Cultivo a cubierto

Cultive como al exterior, usando los cul­ tivares correctos: mejor si son todos fe­ meninos. Detenga el vástago principal de cada planta cuando alcance el extre­ mo del soporte y elimine los laterales más allá de la primera hoja. Humedez­ ca invernaderos para controlar plagas. P epin o s d e A r b u s t o

trasplantar, para que las plantas se es­ tablezcan con rapidez y también durante la floración y frutación (véase «Perío­ dos de riego críticos», p. 312). Plagas y enfermedades Los pepinos pueden verse afectados por caracoles (p. 548), pulgones (p. 550),

‘Champion’

Pepinos lisos ‘Brunex’ F1 ‘Pepita’ F1

y almacenado Coseche los pepinos regularmente a par­ tir de 12 semanas después de sembrar, cuando los lados del fruto sean parale­ los y midan 15-20 era de largo. Coseche pepinillos cuando midan 2,5-7 cm de largo o cuando hayan alcanzado el ta­ maño adecuado para encurtir.

Cosecha

Pepinos japoneses

‘Tokyo Slicer’ FI ‘Kyoto’ Pepinillos

‘Bestal’ F1 ‘Conda’ F1 ‘Hokus’

P e p in o s T r e p a d o r e s

‘Hokus’

Calabazas (Cucurbita maxima, C. moschata, C. pepo) Este es un grupo de anuales muy diver­ so, también conocido como calabazas de invierno, de frutos que pesan entre 450 g hasta más de 30 kg. La piel puede ser lisa, granulosa o de aristas y de color verde, crema, azul verdoso, amarillo, na­ ranja, rojo o rayada. El color cambia a menudo al madurar. Su forma varía mu­ cho, pudiendo ser redondas, alargadas, aplanadas, en forma de cebolla o en for­ ma de turbante. La mayoría son plan­ tas muy trepadoras de hojas inmensas; algunas son compactas y arbustivas. Tanto los frutos jóvenes como los ma­ duros se consumen cocidos, ya sea fres­ cos o almacenados. Se pueden consu­ mir los vástagos y las hojas jóvenes cocidos y las flores crudas o cocidas. Al­ gunos cultivares tienen semillas comes­ tibles.

Sobre necesidades climáticas, del sue­ lo y emplazamiento, véase «Pepinos y pepinillos», p. 334. Las calabazas nece­ sitan niveles entre medios y altos de ni­ trógeno (véase p. 314). y plantación Puede humedecer las semillas a lo lar­ go de la noche para acelerar la germi­ nación. Siembre al igual que los pepi­ nos (véase p. 334). Espacie las plantas a 2-3 m de distan­ cia, según el cultivar. Para los cultiva­ res grandes, prepare agujeros de 45 cm de profundidad y 60 cm de diámetro. Al plantar, introduzca una caña para po­ der encontrar el centro de la planta si necesitara regar. Proteja y aplique «mulch» después de plantar. Siembra

Cultivo rutinario

Después de plantar, aplique un revesti­ do de fertilizante general. Puede guiar los vástagos en círculos sobre el suelo, con alambres doblados para mantener los tallos a ras del suelo, o cultivados so­ bre soportes, como trípodes, que deben ser muy sólidos en el caso de cultivares vigorosos. Si sólo requiere unos pocos frutos grandes, retire todos salvo dos o tres cuando son jóvenes. Polinice a mano, al igual que los chayotes (véase p. 336) si fuera necesario. Las calabazas tienen raíces profundas, por ello sólo será necesario regar en tiempo muy seco. y enfermedades Las más serias son las babosas (p. 548), en las primeras etapas, y los virus de mo­ saico de pepinos (véase «Virus», p. 553). Plagas

C a l a b a z a s s o b r e u n T r íp o d e

y almacenado Recorte el follaje que sombree los fru­ tos para estimular la maduración. Co­ seche 12 semanas después de plantar. Deje los frutos destinados a ser alma­ cenados en la planta la mayor cantidad de tiempo posible, con el fin de que ma­ duren: los tallos se rompen y la piel se endurece cuando están maduros. Reco­ ja antes de la primera helada, dejando un tallo largo en cada fruto. Después de cosechadas, la mayoría de los tipos para almacenar deben perma­ necer al sol durante 10 días para «cu­ rar», o sea endurecer la piel para que forme una barrera, retrasando la pérdi­ da de agua. Cubra los frutos de noche si amenazan heladas o cure en el inte­ rior, a 27-30° C, durante 4 días. ‘Acorn’ puede almacenarse sin curar. Almace­ ne en un sitio bien ventilado, a 10° C y con una humedad del 95 %. Pueden consevarse durante 6-8 meses y, en al­ gunos casos, incluso más, según las con­ diciones y el cultivar. Cosecha

C u r a d o d e C alabazas Cuando la calabaza esté madura, separe de la planta dejando un tallo lo más largo posible. Deje las calabazas al sol durante unos 10 días para que la piel se endurezca.

C ala baza s R e c o m e n d a d a s ‘Acorn’ ‘Buttercup’ ‘Butternut’ FI ‘Hubbard’ ‘Hundredweight’ ‘Queensland Blue’ ‘Queensland Blue’

‘Red Kuri’ ‘Spirit’ FI ‘Sweet Dumpling’ ‘Table Ace’ ‘Triple Treat’ (semillas comestibles) ‘Turk’s Cap’ ‘Swcei Dumpling’

E

l

H

u e r t o

de

H

o r t a l i z a s

Chayotes y calabacines (Cucurbita pepo) También conocidos como calabazas ve­ getales, los chayotes son anuales que reptan varios metros o forman plantas compactas de 90 cm de extensión. En ge­ neral tienen frutos cilindricos de 30 cm de largo y 13 cm de diámetro. Los cala­ bacines son chayotes cosechados jóve­ nes; sólo son adecuados los cultivares de piel tierna. En general, los chayotes son reptantes, y los calabacines son arbus­ tivos. La piel de los chayotes puede ser verde, amarilla, blanca o rayada. Los chayotes de flan tienen frutos aplana­ dos de bordes ondulados; los de cuello en forma de gancho tienen frutos hin­ chados de cuello doblado. También exis­ ten cultivares de frutos redondos. Los chayotes espaguetti tienen forma de cha­ yóte pero son de piel dura; su pulpa co­ cida se parece a los espaguettis. En ge­ neral, los frutos se consumen cocidos. También se puede cocer las hojas jóve­ nes y los extremos de los vástagos; las flores se consumen crudas o cocidas. Ambos son cultivos de estación cáli­ da y requieren temperaturas de 18-27° C. La tolerancia a las heladas, el suelo requerido y su preparación son los mis­ mas que para los pepinos (véase p. 334). Requieren poco nitrógeno (véase p. 314). Sembrado y plantación

Siembre al igual que los pepinos (véase p. 334) cuando la temperatura del sue­ lo alcance al menos 15° C. Coloque

Polinización manual

C hayotes y C a l a b a c in e s R eco m en da d os

Los chayotcs y calabacines en gene­ ral son polinizados por insectos, pero en estaciones frías, si los frutos no se produjeran, puede ser necesario po­ linizarlas a mano. La flor femenina tiene un bulto diminuto (la fruta em­ brionaria) detrás de los petalos, que le falta a la flor masculina (véase aba­ jo); ello hace que sean fácilmente difercnciables.

F i .o r M a scu ­ l in a

F lo r F e m e n in a

F ru ta e m b rio n a ria

cada semilla a unos 2,5 cm de profun­ didad en suelos ligeros. Siembre in situ pasadas las heladas, o germine en ties­ tos en el interior. Espacie las arbustivas a 90 cm y las restantes a 1,2-2 m. En zonas frescas, proteja las plantas jóvenes bajo campa­ nas o «mulch» flotantes. En zonas ca­ lurosas, los «mulch» flotantes protege­ rán contra insectos. Aplique «mulch» después de plantar. Cultivo rutinario

Las reptantes pueden cultivarse a lo lar­ go de soportes firmes. También puede guiar los vástagos en círculos, usando alambre doblado para estaquillar los tallos. A fines de la estación, elimine los ex­ tremos de los vástagos. Alimente y rie­ gue igual que los pepinos (véase p. 334). Plagas y enfermedades Al principio pueden atacar las babosas (p. 548); también los virus mosaico de los pepinos (véase «Virus», p. 553) y los escarabajos del polen (p. 561).

Chayotes

‘All Green Bush’ ‘Butterstick’ ‘Custard White’ ‘Long Green Trailing’ ‘Custard White’

Para polinizar a mano, coja una flor masculina, elimine lodos los pétalos y presione contra la flor femenina. O use un pincel fino para transferir el polen de los estambres de la flor masculina a los estigmas de la femenina.

‘Scallopini’ FI ‘Tender and True’ ‘Tiger Cross’ FI ‘Vegetable Spaghetti’

‘Tivoli’ FI ‘Zebra Cross’ FI Cosecha y almacenado

Coseche chayotes 7-8 semanas después de plantar. Algunos chayotes pueden al­ macenarse durante algunas semanas, a condición de mantenerlos a 10° C y bien ventilados, con una humedad del 95 %. Los chayotes espaguetti pueden almace­ narse varios meses. Recoja los calaba­ cines cuando midan unos 10 cm de lar­ go, preferentemente con la flor adjunta, ya que indica frescura. Coseche frutos de los 15 cm superiores del tallo; pron­ to aparecerá desarrollo nuevo. Si cose­ cha flores, recoja las masculinas antes de que aparezcan las femeninas.

Chayotes espaguetti

‘Orangetti’ FI ‘Vegetable Spaghetti’

Calabacines

‘Ambassador’ FI ‘Brimmer’ ‘Cocozelle’ ‘Early Gem’ FI ‘Elite’ FI ‘Gold Rush’ FI ‘Tondo di Nizza’ ‘Zucchini’ FI

C o s e c h a d e C a l a b a c in e s Corte los calabacines cuando midan 10 cm de largo, dejando un tallo corto. Manipule los frutos con cuidado, evitando golpearlos. Una cosecha regular estimulará la producción de más frutos.

Cultivo a cubierto

C o se c h a d e A r b u st o

Sólo es adecuado en climas muy fríos donde requiera una cosecha temprana. Emplee cultivares arbustivos.

Alcachofas (Cynara seolymus) Estas perennes tienen hojas verde grises y llores tipo cardo. Pueden alcanzar 1,2-1,5 m de altura y extenderse hasta los 90 cm. Se las cultiva por los brotes de flores púrpura verdosos, que tienen al­ mohadillas carnosas comestibles (los «corazones») en la base de las escamas exteriores y la parle superior del tallo

florido; los corazones se cuecen o se en­ curten. Un cultivar de confianza es ‘Vert de Laon’. Crecen mejor en climas frescos a 13-18° C y toleran heladas entre ligeras y medianas. Requieren un emplazamien­ to abierto, pero no expuesto, de suelo fértil y bien drenado, al que se ha incor­

porado bastante abono o estiércol bien descompuesto y poco nitrógeno (véase p. 314). Siembra y plantación

Las alcachofas se multiplican por divi­ sión. Por medio de un cuchillo afilado, dos horcas o una pala, divida plantas

sanas y establecidas en primavera; cada división debe tener al menos dos vásta­ gos, un penacho de hojas y un buen sis­ tema de raíces. Plante a 60-75 cm de dis­ tancia y recorte el extremo de las hojas, dejando 13 cm. Las alcachofas pueden cultivarse a partir de semillas en el in­ terior o fuera en primavera, pero los re-

D ivisión

de

A lcachofas

sultados son variables; expurgue o plante los plantones fuera a las distancias co­ rrectas. En años posteriores, divida las plantas más productivas paa acumular unas buenas existencias. Los cultivares con nombre propio sólo pueden culti­ varse a partir de esquejes divididos. Las plantas deben reemplazarse cada tres años para conservar el vigor y el nivel de cosechas. Cultivo rutinario

£>i primavera, retire una planta establecida y divídala, empleando dos horcas manuales, una pala o un cuchillo. Cada división debe tener al menos dos vastagos y raíces fuertes.

Mantenga la plantación libre de male­ zas y con un buen «mulch» para con­ servar la humedad del suelo. No deje que las raíces se resequen en verano o se aneguen en invierno. Si están anun­ ciadas heladas severas, cntierre la base

Tomates (Lycopersicon esculentum)

de cada planta, cubriendo con una capa gruesa de paja. Retire en primavera. Placas y enfermedades

Los pulgones de la raíz de las lechugas (véase «Pulgones», p. 550) pueden crear problemas. Cosecha y almacenado

En condiciones favorables, puede cor­ tar algunas cabezas a finales de verano de la primera estación. En la segunda, deberían producirse más tallos floridos. Recoja antes de que las escamas se abran, cuando los frutos parezcan pe­ sados. Retire la parte pilosa y el tallo an­ tes de congelar; puede encurtir los co­ razones.

Estos son plantas anuales en zonas tem­ 10° C y hayan pasado las heladas. Plan­ te cuando aparezcan las flores del rami­ pladas y perennes de vida corta en las tropicales. El tallo reptante principal de llete inferior. Cordones Guíe los tipos indetermina­ los tipos indeterminados (tamaño me­ dos y semideterminados como cordones, dio, no-arbustivos) alcanzan más de los dejando 38-45 cm entre las plantas en 2,5 m en climas cálidos, con vástagos la­ hileras individuales a 45 cm de distan­ terales vigorosos. Los tipos más bajos cia, o en dobles, dejando 90 centímetros. (semideterminados) y los tipos arbusti­ vos (determinados) dejan de desarrollar­ Tipos arbustivos y enanos Los prime­ ros reptan sobre el suelo; espacie a 30-90 se antes que los indeterminados; sus ta­ cm, según el cultivar. Los enanos pue­ llos acaban en un ramillete de frutos. den estar a menor distancia. Cubra con Los tipos compactos enanos alcanzan campanas o «mulch» flotantes en las hasta 23 em de ancho y de alto. primeras etapas. Los arbustivos gozan Los tomates maduros son colorados, de un buen desarrollo cubiertos por un amarillos, anaranjados, rosados o blan­ T o m a t e s d e A r b u s t o «mulch» de plástico (véase «Mulch», p. cos y en formas redondas, de pera, de 312). ciruela o planos. Los tomates pasa (Lycopersicon pimpinellifolium) miden da, a temperaturas de unos 15° C, en I cm de diámetro, los tipo cereza 2,5 cm, bandejas semillcras o módulos. Tras­ Cultivo rutinario los nervados marmande y los tipo bis­ plante a tiestos de 5-6 cm cuando ha­ Cuando el suelo esté tibio, debe regar tec gigantes miden hasta 10 cm. Todos yan aparecido 2-3 hojas; proporcione concienzudamente y aplicar «mulch» a se consumen crudos o cocidos. mucha ventilación, espacio y luz. Tole­ todos los tipos de tomates. En condicio­ Se desarrollan mejor a temperaturas ran períodos breves de temperaturas ba­ nes secas, riegue scmanalmente, a razón de 21-24° C, pero no crecen bien deba­ jas si las diurnas suben en compensa­ de 11 litros por planta. Las cultivadas jo de los 16° C o por encima de los 27° ción. Temple antes de plantar fuera, en contenedores requieren riego más fre­ C, y no toleran heladas. Necesitan mu­ cuando las temperaturas nocturnas al­ cuente y un alimento suplementario con cha luz. En climas frescos, cultive en em­ cancen 7° C o las del suelo al menos fertilizante para tomates. Cuide de no plazamiento protegido en el exterior o a cubierto; a menudo se cultivan en con­ tenedores. Toleran una amplia gama de G u ia d o d e T o m a t e s d e C o r d ó n suelos bien drenados y fértiles, con un pH de 5,5-7; aplique cal a los suelos muy ácidos (véase «Aplicación de cal», p. 531). Es necesario rotar los cultivos (véa­ se p. 307). Prepare el suelo introduciendo tierra compuesta a unos 30 cm de profundi­ dad, pues los tomates tienen raíces pro­ fundas y son grandes comedores. Apli­ que fertilizante básico antes de plantar: los tomates necesitan mucho fósforo (véase «Nutrientes del Suelo», p. 313), y niveles bajos de nitrógeno (véase p. 314). y plantación En climas cálidos, siembre in situ en pri­ mavera y expurgue plantones dejando el espaciado correcto. En climas frescos, siembre a 2 cm de profundidad entre 6 y 8 semanas después de la última helaSiembra

En los tomates de cordón, elimine los vástagos laterales con regularidad al desarrollarse, para concentrar la energía en el desarrollo de los frutos. I

2

Cuando el cordón haya alcanzado la altura requerida a f ines de verano, elimine el extremo del vástago principal 2 hojas por encima de! ramillete de flores superior.

A lca ch o fa

regar ni alimentar en exceso, ya que po­ dría reducirse el sabor. Cordones Ate cordones a las cañas o alambres de soporte durante el desarro­ llo y elimine los vástagos laterales cuan­ do midan unos 2,5 cm. A fines de vera­ no, elimine el vástago terminal dos hojas por encima de un ramillete, a fin de que los demás frutos maduren antes de las primeras heladas. En climas frescos, re­ tire los soportes al final de la estación, doble las plantas in situ hacia abajo so­ bre paja y cubra con campanas para es­ timular la maduración (véase p. 338).

T o m a t es R ecom endados Cordón

‘Dombito’ F1 (bistec) ‘Gardener’s Delight’ (cereza) ‘Golden Sunrise’ (amarillo) ‘Mirabellc’ ‘Mirabelle’

‘Shirley’ FI (mediano redondo) ‘Sungold’ FI ‘Super Marmande’ FI ‘Tigerella’ Arbusto

‘Ida Gold’ ‘Pixie’ ‘Plumito’ ‘Plumito’

# | ll

‘Sleaford Abundance’ FI ‘Tornado’ FI ‘Totem’ FI

T o m a t es q u e M a d u r a n En climas frescos, los tomates seguirán madurando al final de la estación si se los separa de sus soportes, acostándolos horizontalmente sobre un lecho de paja limpia y seca y cubiertos por una campana. Las raíces quedan en el suelo.

ba jo

Plagas y enfermedades

Los plantones plantados en el exterior se ven afectados por la podredumbre por el pie (p. 564), saltahojas (p. 551), angilulas del quiste de la patata (p. 570) y plaga del tomate (p. 562). Los tomates a cubierto, por moscas blancas (p. 550), virus de mosaico de las patatas (véase «Virus», p. 553), moho de la hoja del

C a m pa n a

tomate (p. 552), moho gris/tíotrytis (p. 562), déficit de magnesio (p. 555), défi­ cit de boro (p. 558), plaga de plantones (p. 558), podredumbre del pie y de las raíces (p. 565) y descomposición del ex­ tremo de las flores (véase «Déficit de cal­ cio», p. 562). Utilice cultivares resisten­ tes a las enfermedades. Un interplantado de claveles de China puede refrenar las moscas blancas.

Solanos (Solanum x burbankii) Estas anuales crecen hasta alcanzar los 75-100 cm de altura y se extienden has­ ta 60 cm. Se cultivan varios tipos de so­ lanos; todos tienen hojas verde claro ovaladas y bayas redondas púrpuras de hasta 1 cm de diámetro. Las hojas y vástagos jóvenes se con­ sumen al igual que las espinacas. Las frutas no maduras contienen un alcaloi­ de peligroso, de manera que sólo reco­ ja las maduras y cueza concienzu­ damente. Los solanos son plantas tropicales y subtropicales, que necesitan temperatu­ ras de 18°-25° C, con una humedad mí­ nima del 70 °/o. Se los puede cultivar en el exterior en emplazamientos soleados y protegidos, pero en zonas templadas se recomienda el cultivo en inverna­ dero. Es preferible un suelo fértil y bien dre­ nado, con un pH de 5,5-7 y niveles de nitrógeno medios (véase p. 314).

B e re n je n a s

Siembra y plantación Siembre los solanos en bandejas semillcras en primavera, en el invernadero. Trasplante los plantones cuando sean lo bastante grandes para manipular a ties­ tos de 6-9 cm. Cuando midan 8-10 cm, temple y tras­ plante; espacie a 40-50 cm, dejando 60 cm entre las hileras. Cultivo rutinario

Los solanos requieren niveles de hume­ dad bastante elevados; aplique «mulch» y riegue con regularidad. Aplique un fertlizante para todo uso o un alimento orgánico líquido cada 10-14 días durante la etapa el desarrollo. Elimine el extremo de desarrollo cuando las plantas midan 30 cm para es­ timular la ramificación, y estaque las que crezcan más de 60 cm. Mantenga el suelo libre de malezas.

Cultivo a cubierto

En climas frescos se pueden cultivar to­ mates en invernaderos o politúneles. Es­ tos últimos son los mejores, ya que se los puede trasladar a un emplazamien­ to nuevo. En los invernaderos pueden desarrollarse enfermedades a menos que cambie la tierra cada tres años. También puede cultivar en contenedores o en ani­ llos (las plantas se cultivan en «anillos», o sea tiestos sin fondo, llenos de tierra y apoyados sobre ripia o gravilla); pue­ de injertar cultivares en patrones resis­ tentes a las enfermedades. Cuando aparezca el primer ramillete, alimente semanalmcntc con fertilizante rico en potasio o alimento orgánico líquido. y almacenado Recoja los tomates al madurar. Coseche los arbustivos tempranos 7 y 8 semanas después de plantar; antes de las prime­ ras heladas, estos pueden ser arranca­ dos y colgados cabeza abajo en el inte­ rior, para que maduren. Coseche los tipo cordón después de 10-12 semanas. Los tomates se congelan bien.

Sa cos

de

D e sa r r o llo

Cosecha

Los tomates pueden plantarse en sacos de desarrollo, en el exterior o en un invernadero. El cultivo en sacos evita que las enfermedades llevadas por el suelo infecten las plantas.

y enfermedades La principal son los pulgones (p. 550). A cubierto, también los ácaros araña roja (p. 550) y los thrips (p. 551). Plagas

Cultivo a cubierto

Cuando los plantones midan 10-15 cm, trasplante a sacos de desarrollo o ties­ tos de 21 cm, dejando, al menos, 50 cm entre las plantas, o trasplante a macizos de invernadero bien preparados, espa­ ciando a 50-60 cm. Reduzca el nivel de humedad durante el periodo de flora­ ción para estimular la polinización. y almacenado Coseche vástagos 9-11 semanas después de trasplantar; siga retirando los que mi­ dan 10-15 cm de largo para estimular de­ sarrollos laterales. Para producir bayas, no elimine vástagos: permita que las plantas se vuelvan arbustivas y florez­ can. Coseche los frutos 14-17 semanas Cosecha

S olanos

después de sembrar, cortando racimos con un cuchillo afilado. Las bayas maduras pueden alma­ cenarse durante 10-14 días a 10-15° cen­ tígrados.

(Solanum melongena)

Las berenjenas son perennes de vida cor­ ta, normalmente cultivadas como anua­ les; forman pequeños arbustos de 60-70 centímetros de altura y una extensión de 60 centímetros. Los cultivares difieren sobre todo en el color, aspecto y tamaño de los frutos, que pueden ser ovalados, en forma de pera o redondos, púrpura oscuro, ver­ de amarillento o blanco, y pesar 200-500 g. En general, se consumen en rebana­ das y cocidos.

Las berenjenas son plantas tropicales y subtropicales; necesitan temperaturas de 25°-30° C y humedad del 75 %. Por debajo de los 20° C, el desarro­ llo puede detenerse, aunque muchos cultivares son cultivables en zonas tem­ pladas en invernaderos o fuera, en em­ plazamientos bastante soleados y pro­ tegidos. Requieren un suelo profundo, bien drenado y fértil, y nivel de nitrógeno me­ dio (véase p. 314).

Siembra y plantación

En primavera, siembre a cubierto en abono ligero y un poco ácido (pH de 6-6,5): primero sumerja las semillas en agua durante 24 horas para estimular la germinación. Trasplante a tiestos de 6-9 cm. En climas cálidos, plante los planto­ nes fuera en macizos bien preparados cuando éstos midan 8-10 cm, espacian­ do a 60-75 cm. Elimine los extremos de desarrollo para estimular un hábito ar-

B e r e n je n a s Recom endadas ‘Black Beauty’ ‘Black Bell’ F1 ‘Black Prince’ F1 ‘Easter Egg’ ‘Long Purple’ ‘Easier Egg'

A

bustivo. En climas templados, coloque en tiestos de 15 cm; plante fuera después de las heladas. Proteja contra el viento y las lluvias intensas y temperaturas bajas. Cultivo rutinario Estaque los cultivares que midan más de 60 cm. Mantenga bien regadas, o po­ drían caer las hojas y brotes, y aplique «mulch» para conservar la humedad. Aplique fertilizante equilibrado o ali­ mento líquido cada dos semanas durante el desarrollo. Pode las plantas adultas para estimu­ lar el desarrollo. Para obtener frutos grandes, restrinja éstos a 5 o 6 por planta.

B e r e n je n a s

Plagas y enfermedades Las berenjenas pueden padecer pulgo­ nes (p. 550). A cubierto, también ácaros araña roja (p.550), cocos (550), oru­

gas (p. 549), thrips (p. 551), y moho es­ ponjoso y polvoso (p. 550).

C o sech a

de

B e r e n je n a s

Cultivo a cubierto Siembre a principios de primavera, a 20°-30° C. Cuando los plantones midan 8-10 cm, transfiera a tiestos de 20 cm o sacos de desarrollo y elimine extremos. Durante el desarrollo, mantenga la tem­ peratura por encima del mínimo re­ querido. Humedezca el suelo del invernade­ ro para desalentar a los ácaros araña roja. Cosecha y almacenado Coseche 16-24 semanas después de sem­ brar, cuando los frutos ostenten un co­ lor pleno y no estén arrugados. Corte los tallos cerca del tallo princi­ pal. Puede almacenar berenjenas hasta dos semanas en condiciones húmedas y a I2°-15° C.

Corte las berenjenas mientras la piel siga siendo púrpura y brillante; una vez perdido el brillo, amargarán. Corle el tallo a, al menos, 2,5 cm del fruto.

Maíz (Zea mays) El maíz es una anual que alcanza los 75-170 cm de altura, con una extensión de 45 cm. Los penachos masculinos y las mazorcas femeninas aparecen sobre la misma planta. Las mazorcas son do­ radas, blancas o bicolores (blanco y amarillo), y se consumen cocidas o cru­ das cuando son jóvenes. Existen culti­ vares «superdulces». Necesita una estación de desarrollo larga: 70-100 días sin heladas después de plantar. Requiere tem peraturas de 16°-35° C, pero la polinización es po­ bre en condiciones calurosas y secas; en climas cálidos, cultive en emplazamien­ tos abiertos. En los frescos, cultive los cultivares de maduración temprana en emplazamientos libres de heladas y pro­ tegidos. E¡> de raíz poco profunda y crece en una gama amplia de suelos fértiles, bien drenados y de nitrógeno medio (véase p. 314). Siembra y plantación Las semillas no germinan en tempera­ turas de suelo por debajo de 10° C. En climas cálidos, siembre in silu en prima­ vera, a 2,5 cm de profundidad y 7 cm de distancia, entresacando a la distan­ cia correcta después de germinar. Es po­ sible sembrar semillas a través de «mulch» de plástico. En climas frescos, siembre en el interior en módulos y plan­ te plantones fuera cuando la tempera­ tura del suelo alcance los 13° C; o siem­ bre in situ después de las heladas. En suelos mojados, emplee semillas trata­ das, que no se pudran. Para asegurar una buena polinización y mazorcas repletas, plante el maíz en bloques de al menos 4 plantas por lado. El espaciado medio es de 30 cm; los cul­ tivares más bajos pueden estar más cer­ ca, y los más altos, más separados. En climas frescos, cubra con campanas o «mulch» flotantes después de sembrar

M a íz P l a n t a d o e n b l o q u e La misma planta lleva flores masculinas y femeninas. Las masculinas (detalle arriba) que sueltan polen, se producen en penachos de hasta 40 cm de largo en el extremo de la planta. Las femeninas (detalle abajo) son hebras sedosas bajo las que se forma la mazorca. Las hebras son pringosas con el fin de recolectar polen. Las flores femeninas son polinizadas por el viento; es preferible plantar en bloque y no en hileras para asegurar una buena polinización. o plantar, retirando cuando aparezcan 5 hojas. Los «mulch» de malla fina pro­ tegen las plantas de las moscas «frit» (Occinelta frit). Los tipos superdulces re­ quieren temperaturas más altas para ger­ minar y crecer, y no deben plantarse jun­ to a otros tipos porque el dulzor desaparece si se polinizan cruzados. El mini-maíz se obtiene plantando cultiva­ res tempranos a 15 cm de distancia, co­ sechando cuando las mazorcas midan 7 cm de largo. Cultivo rutinario Labre superficialmente al arrancar ma­ lezas, para no dañar las raíces. En zo­ nas expuestas, entierre los tallos a 13 cm para estabilizarlos. No hace falta regar, salvo en condi­ ciones muy secas, hasta que comience la floración, y después, cuando los gra­

M a íz R ecom endado Temprano ‘Butter Imp’ Fl ‘Earliking’ Fl ‘Sunrise’ Fl ‘Sunrise’

Tardío ‘Pilot’ (bicolor) ‘Reward’ F1 ‘Silver Queen’ ‘Sundance’ FI Superdulce ‘Butterscotch’ FI ‘Candle’ FI ‘Sweet 77’ FI (tardío) ‘Sweet Nugget’ FI

nos se hinchen. Riegue a razón de 22 1 por m2.

C o m p r o b a c ió n d e la M a d u r a c ió n d e l M a íz

Plagas y enfermedades Ratones (p. 566), babosas (p. 548) y pá­ jaros son las más serias. Las larvas de la mosca «frit» atacan la base de los plantones, causando la muerte y mar­ chitamiento de los extremos en desarro­ llo. Cultive plantones en tiestos o bajo redes finas, hasta pasada la etapa de 5-6 hojas. Cosecha y almacenado Las plantas suelen producir una o dos mazorcas. Recoja justo antes de consu­ mir, ya que el dulzor se deteriora pron­ to; los de tipo superdulce conservan el sabor una semana. Se congela bien.

Cuando las hebras se hayan vuelto marrones, retire las hojas y clave una uña en un grano. Si el líquido que aparece es lechoso, la mazorca está madura; si es acuoso está verde y si es pastoso está pasada.

E l

H uerto

de

H ortalizas

Vegetales de vaina las hortalizas de este grupo plantas son decorativas además de fun­ producen vainas con semillas. Al­ cionales, y sirven como mamparas o se gunas se cultivan por las vainas, que selas puede guiar sobre arcos. A menudo consumen cocidas, mientras que otrasrequieren condiciones protegidas, a tem­ se cultivan por sus semillas, que se ex­ peraturas específicas para la poliniza­ traen y se consumen cocidas o crudas. ción; por lo general, requieren suelos ri­ Algunas semillas pueden conservarse se­ cos, con materia orgánica agregada cas; la mayoría puede congelarse. Varias antes de plantar.

T

odas

Quimbombó (Abelmoschus esculentus) Son plantas anuales no resistentes. Los cultivares de maduración rápida pueden alcanzar 1 m de altura y una extensión de 30-40 cm; los de maduración lenta (cultivados sobre todo en zonas tropi­ cales) miden hasta 2 m. Las vainas mi-

Q u im b o m b ó

Judías comunes — Judías escaríala Judías comunes secas Guisanles Guisantes «mangetout»

Habichuelas

Judias comunes

Cacahuetes pelados dulces

den 10-25 cm y son blancas, rojas o ver­ des. Los cultivares recomendados com­ prenden ‘Clemson Spineless’, ‘Groen Velvet’ y ‘Tender Pod’. Las vainas no maduras se consumen como hortaliza cocida; las maduras pueden secarse y pulverizarse, sirviendo como aderezo. En zonas de temperaturas cálidas y subtropicales, se pueden cultivar en el exterior sólo en condiciones muy favo­ rables y soleadas. Las semillas sólo ger­ minan por encima de 16° C en el suelo; para obtener un desarrollo óptimo, se requieren temperaturas de 20°-30° C después de la germinación. La mayoría de los cultivares moder­ nos son de extensión del día neutral (véa­ se «Extensión del día», p. 307). Plante en suelo bien drenado, incor­ porando bastante materia orgánica. Los quimbombós requieren un nivel de ni­ trógeno medio (véase p. 314).

20-30 cm entre las plantas. En climas cálido-templados, siembre a cubierto en primavera a 20° C o más, en bandejas o tiestos de 6-9 cm. Cuando los planto­ nes midan 10-15 cm temple y trasplante a macizos bien preparados, espaciando como se indica más arriba.

Siembra y plantado Para mejorar la germinación, sumerja las semillas en agua durante 24 horas an­ tes de sembrar. Cuando la temperatura del suelo es de 18°-20°, siembre in silu en hileras separadas 60-70 cm, dejando

Plagas y enfermedades Las principales son pulgones (p. 550), orugas (p. 549), y moho polvoso (p. 550); a cubierto, ácaros araña roja (p. 550), thrips (p. 551) y manchas fúngicas (p. 552).

Cultivo rutinario Estaque las plantas altas y proteja de vientos fuertes por medio de plástico o mamparas. Desmalece por completo, riegue regu­ larmente y aplique «mulch» orgánico para conservar la humedad. Elimine los extremos cuando los plantones midan 60 cm para estimular la ramificación. Aplique un fertilizante todo uso o ali­ mento líquido en intervalos de dos semanas. No alimente excesivamente con nitrógeno, ya que retrasará la flo­ ración.

Cacahuetes

Cultivo a cubierto Puede trasplantar plantones a macizos bien preparados o sacos de desarrollo en invernadero, espaciando por lo menos a 40 cm. Mantenga la temperatura por encima de los 20° C y la humedad superior al 70 %. Rocíe las plantas cuando sea ne­ cesario, para controlar las plagas y en­ fermedades, y aplique un alimento or­ gánico líquido o un fertilizante todo uso. Cosecha y almacenado Se producen entre 4-6 vainas por plan­ ta. Podrán cosecharse 8-11 semanas des­ pués de sembrar, según el cultivar. Se­ pare las vainas de la planta con cuchillo cuando sean verde brillante; las dema­ siado maduras pueden volverse fibrosas. Se las puede almacenar en sacos perfo­ rados durante aproximadamente diez días a una temperatura de 7-10° C.

Cacahuetes (Arachis hypogaea) Estas anuales no resistentes son oriun­ das de América del Sur. Alcanzan 60 cm de altura y se extienden a 30 cm los ti­ pos más verticales, cspañolas-Valencia, o hasta 1 m en el caso de las menos co­ munes, rastreras, tipo Virginia. Los ti­ pos española-Valencia a menudo se di­ viden en españolas, con dos semillas por vaina y cáscaras marrón claro, y las Va­ lencia, de cuatro semillas por vaina y cáscaras rojo oscuro. Los tallos de és­ tas últimas son generalmente más grue­ sos que los de las españolas. Las Virgi­ nia tiene dos semillas por vaina y cáscaras marrón oscuro. Las flores fertilizadas producen es­ tructuras tipo vástago que penetran en el suelo, donde los frutos no maduros se convierten en cacahuetes. Retiradas de las vainas, las nueces se consumen frescas o tostadas, o se empican en la cocina. Los cacahuetes son plantas tropicales

que requieren temperaturas promedio de 20°-30° C y humedades relativas de 80 %, aunque algunas crecen mejor en las zonas subtropicales más cálidas. Re­ sulta esencial un emplazamiento libre de heladas. Las lluvias durante la floración pueden afectar la polinización de ma­ nera adversa. Los cultivares de cacahuetes son neu­ trales a la extensión del día (véase «Ex­ tensión del día», p. 307). Son preferi­ bles las tierras negras arenosas y bien drenadas, con un pH de 5,5-6,5, que contengan potasio, calcio y fósforo. Re­ quieren poco nitrógeno (véase p. 314). Siembra y plantado Siembre las semillas in siiu, retiradas de las cáscaras, en primavera o cuando las temperaturas del suelo excedan los 16° centígrados. En los climas templados, siembre a cubierto en bandejas o tiestos de 9 cm,

procurando mantener la temperatura por encima de los 20° C. Cuando los plantones midan 10-15 cm, temple y trasplante a macizos bien preparados. Si siembra o trasplanta di­ rectamente, espacie a 15-30 cm en hile­ ras separadas por 60-70 cm. Si lo con­ sidera necesario, proteja con campanas o politúneles. Cultivo rutinario Entierre las raíces cuando las plantas mi­ dan 15 cm y labre con regularidad, para que las llores fertilizadas penetren en el suelo. Elimine todas las malezas y riegue concienzudamente en períodos secos. No riegue durante la floración para no dañar la polinización. Plagas y enfermedades Pulgones (p. 550), thrips (p. 551) y oru­ gas (p. 549); a cubierto, ácaros araña

P lanta d e C a ca h u etes E s p a ñ o l a -V a l e n c ia

roja de invernadero (p. 550) y moscas blancas (p. 550). Además, manchas fúngicas en las ho­ jas (p. 552), podredumbre del tallo y raí­ ces (véase «Plaga de plantones», p. 558) y virus de roseta (véase «Virus», p. 553).

V Cultivo a cubierto

Siembre las semillas como se indica más arriba. Trasplante plantones cuando mi­ dan 10-15 cm a sacos de cultivo o maci­ zos de invernadero. Mantenga temperaturas de 20° cen­ tígrados, reduciendo la humedad duran­ te la floración para estimular la polini­ zación.

Cosecha y almacenado

En el caso de las verticales, coseche las vainas entre dieciséis y veinte días des­ pués de sembrar y tres o cuatro sema­ nas después para el tipo rastrero. Las de tipo Virginia, que producen dos semi­ llas por vaina, requieren hasta veinticin­ co semanas entre la siembra y la co­ secha.

e g e t a l e s

V

aina

Valore el estado de madurez de los ca­ cahuetes desenterrando una o dos vai­ nas; se conservan bien durante varios meses. Seque al sol, después retire los caca­ huetes y almacénelos asegurando que las condiciones sean frescas y secas. Vainas de cacahuetes

Chimbolos (Lablab purpureus) Estas perennes de vida corta, enanas o trepadoras, también se conocen como habichuelas jacinto o lablab. Existen cul­ tivares de vainas largas y cortas. Las tre­ padoras pueden alcanzar 4-6 m, mien­ tras que las enanas alcanzan 1 m y se extienden hasta 60 cm. Las vainas van desde el verde al púrpura. Las vainas jó­ venes y las semillas maduras se consu­ men cocidas; estas útimas deben cocer­ se concienzudamente. Los plantones jóvenes cultivados a oscuras pueden consumirse como brotes tiernos. Los chimbolos pueden cultivarse en regiones tropicales o subtropicales, en emplazamientos muy protegidos y so­ leados. Requieren temperaturas de 18-30° centígrados con una humedad mínima del 70 %; el tiempo fresco puede afec­ tar la polinización de manera negativa, ya que desalienta a los insectos polinizadores. Existen cultivares neutrales a la extensión del día (véase «Extensión del día», p. 307). La mayoría de suelos resulta adecua­ da para los chimbolos, en especial aque­ llos con mucha materia orgánica; un buen drenaje resulta esencial. Algunos cultivares se benefician con la aplicación de superfosfatos. Requieren poco nitró­ geno (véase p. 314).

de

Espacie los cultivares trepadores a 30-45 cm, dejando 75-100 cm entre hi­ leras; espacie los enanos a 30-40 m, de­ jando 45-60 cm entre hileras. Cultivo rutinario

Sostenga los cultivares trepadores con estacas de 2 m de altura. Riegue regu­ larmente y aplique «mulch» para con­ servar la humedad. Proteja con mam­ paras de plástico y elimine todas las malezas. Aplique un fertilizante todo uso o un alimento líquido cada 10-14 días hasta que florezcan. Elimine los extremos de desarrollo de los cultivares enanos para estimular un hábito arbustivo; los vástagos de los trepadores deben sujetarse a estacas.

Cultivo a cubierto

Trasplante plantones a sacos de cultivo o macizos en invernadero, espaciando a 50-60 cm por lo menos. O siga cultivan­ do los plantones en tiestos de 21-25 cm (en los más grandes pueden cultivarse dos). Mantenga las temperaturas a un mí­ nimo de 20° C y reduzca la humedad ventilando durante el periodo de flora­ ción para mejorar la polinización. Los chimbolos también pueden propagarse a partir de esquejes de leña blanda (véa­ se P r in c ip io s d e P r o p a g a c ió n , «Esque­ jes de tallos», p. 538), recogidos a prin­ cipios de la estación de desarrollo, que suelen arraigar con facilidad en altos ni­ veles de humedad. y almacenado Coseche las vainas jóvenes después de 6-8 semanas de sembrar, cuando estén completamente desarrolladas, pero an­ tes de que las semillas se desarrollen; las vainas maduras con semillas pueden co­ secharse después de 10-14 semanas, an­ tes de que se vuelvan fibrosas. Si las plantas siguen sanas después de la pri­ mera cosecha, recorte los tallos princi­ pales hasta la mitad de su longitud para estimular una segunda cosecha. Se con­ gelan bien. Cosecha

CHIMBOLOS

y plantado Siembre in silu , en primavera o en otras épocas del año si hace calor sufi­ ciente. En zonas templadas, siembre a cubier­ to en bandejas o en tiestos de 6-9 cm a 2,5 cm de profundidad. Cuando los plantones midan 10-15 cm, temple y trasplante a macizos. Siembra

Plagas y enfermedades

Pulgones (p. 550), thrips (p. 551), oru­ gas (p. 549), nemátodos de nudo de raíz (p. 564), moho polvoso (p. 550), man­ chas fúngicas de hojas (p. 552) y algu­ nos virus (p. 553) pueden causar pertur­ baciones; a cubierto, moscas blancas (p. 550) y ácaros araña roja de invernade­ ro (p. 550) pueden también afectar a las plantas como plagas y enfermedades más corrientes.

Judías escarlatas (Phaseolus coccineus)

J u d ía s E s c a r l a t a

Estas trepadoras perennes se cultivan como anuales en climas templados y frescos. Alcanzan más de 3 m de altura y una extensión de 30 cm; algunos cul­ tivares naturalmente enanos forman ar­ bustos de 38 cm de alto. Tienen flores rosadas, blancas rojas o bicolores. Las vainas planas, de más de 25 cm de largo y 2 cm de ancho, se consumen cocidas; también se aprovechan las se­ millas no maduras y las maduras secas. En algunos cultivares es necesario eli­ minar los hilos de las vainas, pues re­ sultan duros. Son cultivos de zonas frescas o tem­ pladas que no resisten las heladas. Re­ quieren una estación de desarrollo de 100 días libres de heladas y crecen me­ jor a 14°-29° C. En temperaturas más altas, en especial combinadas con hu­ medad elevada, pueden dejar de produ­ cir vainas, salvo en sombra ligera. En cli­

mas frescos, elija un emplazamiento protegido para atraer insectos polinizadores. Son plantas de raíces profundas y re­ quieren suelos fértiles que conserven la humedad. Prepare el suelo excavando una zanja de una pala de profundidad y 60 cm de ancho, incorporando paja o abono bien descompuesto. Rote las co­ sechas (véase p. 307); requieren bajos ni­ veles de nitrógeno (véase p. 314). y plantado Antes de plantar trepadoras, construya un sistema de soporte fuerte de palos o cañas de más de 2,5 m de largo, sujetas a una caña horizontal o entre ellas, for­ mando un «wigwam». Existen soportes o torres comerciales disponibles. También puede enrollarlas alrededor de mallas de nylon, cuerdas o alambres estaquillados en el suelo; no Siembra

J u d ía s E s c a r l a t a R

ecom endadas

Ksfándar

‘Crusader’ ‘Enorma’ ‘Liberty’ ‘Crusader’ Knanas

‘Gulliver’ ‘Hammond’s Dwarf Scarlet’ ‘Pickwick’

Sin hilos

‘Desi rèe’ ‘Polestar’ ‘Red Knight’

se fijan a ellas. Siembre semillas in situ a 5 cm de profundidad, pasado cual­ quier riesgo de heladas (temperatura mí­ nima necesaria del suelo para la germi­ nación: 12 °C). En zonas más frescas, siembre las semillas en el interior en ban­ dejas semilleras y temple los plantones

antes de trasplantarlos al exterior. Cul­ tive trepadoras en hileras dobles a 60 cm de distancia entre cada una o en «wig­ wams» circulares, dejando 15 cm de se­ paración entre las plantas. Las arbusti­ vas pueden cultivarse en grupos con el mismo espaciado. Aplique abundante

S o p o r t e s J u d ía s Existen diversas maneras de sostener judías trepadoras, según el espacio disponible. Las plantas maduras ocultarán la estructura. W ig w a m

«mulch» para conservar la humedad después de la germinación o de plantar en el exterior. Cultivo rutinario Proteja plantones con campanas o «mulch» flotaptes.

Hilera de Cañas Cruzadas

Plagas y enfermedades Babosas (p. 548), en las primeras etapas, escarabajos del polen (p. 561), moscas de la semilla de judía (p. 570), antracnosis (véase «Manchas fúngicas de ho­ jas», p. 552), podredumbre del pie y de las raíces (p. 558), plaga de la aureola (véase «Manchas y manchones bacteria­ nos», p. 552), plaga de plantones (p. 558) y virus (p. 553). Todas estas plagas y enfermedades relacionadas están en­ tre las más corrientes a las que son sus­ ceptibles las judías.

Dos hileras de cañas de 2,5 ni, cruzadas y sujetadas a una barra horizontal Soporte M a lla

de

Cañas de 2,5 m sujetadas cerca del extremo

Malla de 10 cm cuadrados sujet* a un marco de palos

Judías de Lima (Phaseolus lunatus)

J u d ía s d e L im a e n a n a s

Son plantas anuales no resistentes y pe­ rennes de vida corta. Algunas son tre­ padoras y otras enanas y ramificadas. Los cultivares trepadores alcanzan los 3-4 m, los cultivares enanos 90 cm, con una extensión de 40-50 cm. Las vainas jóvenes y las semillas adul­ tas se consumen cocidas; las semillas también se pueden secar o germinar a oscuras para consumir como brotes. La judía de Lima es una planta tro­ pical que requiere temperaturas mínimas de 18° C para germinar; las superiores a 30° C dificultan la formación de polen. En zonas subtropicales o templadas, sólo se pueden cultivar en el exterior a pleno sol, usando mamparas o sábanas de plástico para protegerlas hasta el mo­ mento en que estén establecidas. Los cultivares de semillas pequeñas sólo florecen en extensión diarias cor­ tas, de unas 12 horas, pero los cultiva­

J u d ía s E s c a r l a t a c u l t iv a d a s so b r e u n «Wigwam»

res de semillas grandes son neutrales. La mayoría de los cultivares prosperan en una amplia gama de suelos, pero es pre­ ferible la tierra negra arenosa, con un pH de 6-7. Requieren niveles de nitró­ geno entre bajos y medianos (véase p. 314). Los procedimientos de sembrado, plantado, cultivo rutinario y cultivo a cubierto son los mismos que en el caso de los chimbolos (p. 341). Plagas y enfermedades Pulgones (p. 550), thrips (p. 551), oru­ gas (p. 549), moscas blancas (p. 550) y ácaros araña roja de invernadero pue­ den causar perturbaciones. Las enferme­ dades que más comúnmente pueden pa­ decer pueden incluir moho polvoso (p. 550), manchas fúngicas de las hojas (p. 552) y virus (p. 553).

Judía común (Phaseolus vulgaris) Estas plantas anuales tiernas tienen for­ mas trepadoras, enanas e intermedias. La altura y la extensión son las mismas que las de las judías escarlatas (véase p. 341). Las vainas miden 7-20 cm de lar­ go. Pueden ser redondas, planas o cur­ vadas; el diámetro varía entre el de un lápiz (para las de tipo encaje) y 2 cm; pueden ser verdes, amarillas, púrpuras,

rojas, o verdes moteadas de púrpura. Las vainas amarillas cerosas tiene un sa­ bor excelente y una textura cerosa. Los tipos varían según la fibrosidad de las vainas; existen cultivares sin hilos. No coma nunca las vainas crudas, ya que las semillas en su interior contienen to­ xinas que primero debe destruir cocien­ do. Consuma las vainas no maduras, las

Para convertir trepadoras en arbusti­ vas, elimine los extremos cuando las plantas midan 23 cm de altura. Éstas se pueden cosechar con toda probabilidad más tempranamente, pero rinden menos. El riego es importante cuando apa­ recen los pimpollos y las vainas (véase «Períodos de riego críticos», p. 312). En este momento, riegue a razón de 5-11 1 por m2 dos veces por semana.

semillas semimaduras o las secas madu­ ras. Se cultivan cultivares especiales para secar. Las condiciones de desarrollo son si­ milares a las de las escarlatas (véase p. 341), pero las semillas requieren una temperatura mínima de 12° C para ger­ minar; la óptima para el desarrollo es 16°-30° C; los plantones no toleran tem­

Cosecha y almacenado Coseche después de trece a diecisiete se­ manas. Recoja vainas cuando midan al menos 17 cm y estén tiernas; siga reco­ giendo para prolongar la cosecha. Se congelan bien.

J u d ía s d e L im a R ecom en da d as Trepadoras ‘Challenge’ ‘Florida Butter’ ‘Wilber’ F.nanas ‘Fordhook 242’ ‘Henderson’ ‘Fordhook 242’

fX y-

< ¡y .

Cosecha y almacenado Coseche vainas enteras jóvenes, semillas maduras unas 12-16 semanas después de sembrar. Almacene ambas a más de 4° C a un 90 °/o de humedad durante dos semanas. También pueden congelarse.

peraturas inferiores a 10" C. Las plan­ tas se autopolinizan y crecen mejor en suelos ligeros y ricos. Para prevenir el pudrimiento de las raíces es esencial un buen drenaje. Incorpore bastante estiér­ col o tierra bien descompuestos al sue­ lo antes de plantar, y siempre rote los cultivos (véase p. 307). Las semillas pue­ den revestirse con el inoculo de rizoma

V adecuado o puede agregar gránulos de rizobio al suelo al plantar; este trata­ miento estimula el rendimiento corriente y subsiguiente, alentando la formación de nodulos de raíz que fijan el nitróge­ no. Las judías requieren bajo nivel de nitrógeno (véase p. 314).

G erminado p r e v io J udías C o m u n es

de

1 Ponga las judías sobre papel 1 tisú húmedo en una bandeja sin agujeros de drenado. Mantenga húmedas, a una temperatura de al menos 12°.

'J Cuando comiencen a aparecer L los brotes delicados y antes de que se vuelvan verdes, plante en tiestos o siembre directamente en su lugar definitivo en el exterior.

Siembra y plantación Se pueden pre-germinar las semillas an­ tes de sembrar. Siembre éstas a 4 cm de profundidad in situ o en el interior, al igual que para las judías escarlatas (véa­ se p. 341), y siembre en serie todo el ve­ rano. Sí fuera necesario, caliente el sue­ lo previamente con campanas. Espacie las trepadoras al igual que las escar­ latas. Las enanas pueden cultivarse a 22 cm en hileras escalonadas, para obtener ren­ dimientos altos. En climas fríos, prote­ ja después de plantar con campanas o «mulch» flotantes. Cultivo rutinario Sostenga las trepadoras al igual que las escarlatas; sujete las intermedias con ramitas. También puede enterrar los tallos para mantenerlas verticales. Aplique «mulch» y no deje resecar las plantas completamente; si las condiciones du­ rante la floración son secas, riegue de manera suplementaria a razón de 22 1 por m2.

de

vaina

E nterrado Plante las judías en el exterior a 15 cm de distancia entre cada una y, una vez que se hayan formado varios pares de hojas, entiérrelas para sostenerlas.

Cosecha y almacenado Coseche después de 7-13 semanas. Re­ coja judías jóvenes para consumir fres­ cas o congelar. Para las sin vaina, véase abajo; almacene en tarros herméticos. Secado

de

J u d ía s C o m u n e s

Plagas y enfermedades Babosas (p. 548), moscas de la semilla de judía (p. 570), pulgones de raíz y de judía negra (véase «Pulgones», p. 550) antracnosis (véase «Manchas fúngales de hojas», p. 552), podredumbre del pie y de las raíces (p. 558), plaga aureolada (véase «Manchas y manchones bacteria­ nos de hojas», p. 552) y virus (p. 553) pueden afectar a las judías comunes. Cultivo a cubierto En climas fríos, las enanas pueden cul­ tivarse en un invernadero o politúnel hasta alcanzar la madurez, o bajo cam­ panas. Espacie al igual que en el ex­ terior.

e g e t a l e s

J u d ía s C o m u n e s R ecom endadas Enanas ‘Aramis’ (red) ‘Chevrier Vert’ (para semillas y secar) ‘Delinel’ (red) ‘Dutch Brown’ (para secar) ‘Kinghorn Wax’ (vaina acerosa) ‘Loch Ness’ (sin hilos) ‘Pros’ (sin hilos) ‘Purple Qucen’ (vaina púrpura) ‘Purple Teepee’ (vaina púrpura) ‘Tendergreen’ (sin hilos)

‘Purple Podded’

En climas húmedos, arranque las plantas y cuelgue cabeza abajo en lugar seco y sin heladas. Ya secas, retire las vainas y extraiga las judías.

Trepadoras ‘Blue Lake’ ‘Marvel of Venice’ ‘Purple Podded’

Guisantes (Pisum sativum) Éstos son anuales que alcanzan desde 45 cm hasta más de 2 m, de altura, con una extensión promedio de 23 cm. Las plantas se sujetan a soportes por medio de zarcillas; los tipos modernos semi deshojados son casi autoportantes. Se agrupan según el tiempo que tardan en madurar. Los grupos más tempranos son más enanos y de rendimiento más bajo. En general, las vainas son verdes, pero existen cultivares de vainas púrpura. Las de desgranar se cultivan por los guisantes frescos; algunas pueden secar­ se. Las petit pois son pequeñas y de sa­ bor fino. Los cultivares de semillas arru­ gadas son más dulces pero menos resistentes que las de semillas lisas. Las de vainas comestibles («mangetout», guisantes dulces) se consumen antes de que los guisantes maduren. Las prime­ ras son de vainas planas y se consumen jóvenes; las dulces de vaina redonda se consumen semimaduras. Los guisantes y las vainas suelen cocerse, pero pueden consumirse crudas. Son cultivo de esta

estiércol bien descompuesto antes de plantar. Debe rotarlos (véase p. 307). Tienen nodulos fijadores de nitrógeno sobre las raíces; no requieren nitrógeno suplementario durante el desarrollo.

G u is a n t e s s e m id e s h o ja d o s

ción fresca, creciendo mejor a 13°-18° C. Las flores y vainas no toleran hela­ das. Cultive en emplazamiento abierto, en suelos razonablemente fértiles, bien drenados y conservadores de la hume­ dad; no toleran suelos fríos y mojados, ni sequías. Incorpore bastante tierra o

Siembra y plantación Siembre en el exterior apenas el suelo tenga una temperatura de 10° C. La ger­ minación es más lenta a temperaturas más bajas. Los primeros sembrados pue­ den hacerse bajo campanas o «mulch» flotantes, empleando cultivares enanos. Para obtener cosechas sucesivas, plan­ te a intervalos de 14 días o siembre cul­ tivares de grupos diferentes a la vez, para que maduren sucesivamente. Evite sem­ brar a mediados de verano en zonas cá­ lidas, ya que las temperaturas elevadas afectan la germinación. Si siembra uno de tipo temprano tarde, calcule unas 10 semanas antes de que lleguen las hela­ das, para que las vainas puedan madu­ rar. En zonas de inviernos suaves, siem­ bre cultivares resistentes de maduración

temprana a fines de otoño para dejar­ las invernar. Existe riesgo alto de pérdi­ da a causa de los ratones, pero las su­ pervivientes rinden muy temprano. Siembre las semillas a 3 cm de pro­ fundidad en pequeñas áreas, para que las plantas se sostengan entre sí, dejan­ do entre las semillas individuales 5-7 cm. O realice un surco de fondo plano de hasta 23 cm de ancho, espaciando a 5 cm (véase «Surcos anchos», p. 310). Los surcos deben estar separados 60-90 cm, y más para cultivares altos. También puede sembrar en hileras dobles a 23 cm, espaciando las semillas a I centímetro. Cultivo rutinario Proteja los plantones de pájaros con re­ des horizontales. Una vez desarrolladas las zarcillas, retire las redes y construya soportes: emplee malla de alambre, re­ des para guisantes o brozas a ambos la­ dos del surco. Las semideshojadas y las enanas requieren menor soporte. Cuando tengan varias hojas, agregue

«mulch» para mantener las raíces frescas. Cuando las plantas florecen y forman vainas, riegue cada semana (salvo si caen lluvias intensas) a razón de 22 1 por m2. Plagas y enfermedades Grajos (p. 563), palomas (p. 549), poli­ llas de guisantes (p. 563) y thrips de gui­ santes (p. 563) son las más comunes; los ratones (p. 566) devoran las semillas. También podredumbre por el pie (p. 564) y podredumbre del pie y de las raíces (p. 558), plagas de plantones (p. 558) y mar­ chitamiento Fusarium (p. 558). Cultivo a cubierto A principios de primavera y fines de oto­ ño puede sembrar a cubierto; cultive gui­ santes enanos, hasta que maduren, bajo campanas para cosechas tempranas o de invernar. Cosecha y almacenado Coseche los de tipo temprano 11-12 se­ manas después de sembrar, y la cosecha principal después de 13-14. Recoja las de vainas comestibles cuan­ do los guisantes no maduros se están

H âbaS

S o p o r t e p a r a G u is a n t e s

G u is a n t e s R e c o m e n d a d o s Tempranos ‘Douce Provence’ ‘Early Onward’ ‘Feltham First’ ‘Hurst Beagle’ Cultivo principal ‘Dark-skinned Perfection’ ‘Hurst Green Shaft’ ‘Poppet’ ‘Tristar’ Cuisantes diilccs y «mangetout» ‘Carouby de Maussane’ ‘Oregon Sugar Pod’ ‘Sugar Bon’ ‘Sugar Dwarf Sweet Green’

Cuando los plantones hayan desarrollado zarcillos, clave ramitas de guisantes en el suelo, alrededor del borde exterior de la parcela (arriba). A l crecer los guisantes, las zarcillos se enrollan alrededor de las ramitas y crecen a lo largo de éstas (derecha). formando; las de desgranar y las arve­ jas, cuando las vainas se hinchen. Las de vainas comestibles pueden dejarse madurar y desgranarlas de manera nor­

‘Sugar Bon’

mal. Todas pueden congelarse. Para al­ macenar vainas en las plantas, véase Se­ cado de judías comunes, p. 343.

f

‘Sugar Rae’ ‘Sugar Snap’

(Vicia faba)

Estas anuales también se conocen como judías fava. Su altura varía entre los 30 cm de los cultivares enanos hasta 1,5 m, con una extensión promedio de 45 cm. Las habas están agrupadas según el tiempo que tardan en madurar. Las vai­ nas anchas miden hasta 2,5 cm de an­ cho y 7-15 cm de largo, con semillas ver­ des, blanco rosadas o blancas, que miden 2-2,5 cm de largo. Las semillas inmaduras de las habas, las vainas jó ­ venes y los extremos hojosos de los vástagos, pueden consumirse cocidos. Las semillas desgranadas se congelan bien. Las habas son un cultivo de estación fresca, desarrollándose bien sólo en tem­ peraturas inferiores a 15° C. Algunos cultivares son muy resistentes; las plan­ tas inmaduras sobreviven a temperatu­ ras de —10° C en suelos bien drenados. Se han criado algunas adaptadas a tem­ peraturas más altas. Cultive sembrados de primavera y principios de verano en un emplazamiento abierto, y sembrados de otoño para invernar en un emplaza­ miento protegido, en suelos fértiles y con bastante estiércol incorporado. Rote los cultivos de habas (véase p. 307). Las plantas requieren niveles de nitrógeno bajos (véase p. 314) porque los nodulos de las raíces fijan el nitrógeno de la at­ mósfera. Siembra y plantación Siembre semillas in situ en primavera y a principios de verano, apenas el suelo sea cultivable: germinan en temperatu­ ras relativamente bajas. Para obtener una cosecha temprana, siembre semillas

vernan y los sembrados a principios de primavera podrán protegerse con cam­ panas o «mulch» flotantes en las prime­ ras etapas del desarrollo. Cultivo rutinario No permita que las plantas se sequen; riegue como para las judías comunes. Comenzada la floración, elimine los ex­ tremos floridos: estimula la formación de vainas y combate las moscas negras. Entierre las plantas que invernan para protegerlas de los elementos. Plagas y enfermedades Ratones (p. 566), grajos (p. 563), paloH abas E nanas

desde fines de otoño hasta principios de invierno del año anterior —las plantas sólo deberán medir 2,5 cm antes del in­ vierno. En zonas muy frías siembre se­ millas en el interior en invierno y tras­ plante al exterior en primavera, pasado el riesgo de heladas. Siembre las semillas a 4 cm de pro­ fundidad, espaciadas a unos 23 cm de distancia hacia cada lado. Cultive en hi­ leras dobles, dejando 90 cm de distan­ cia entra las hileras, o espaciadas de for­ ma homogénea en bloques a través del macizo. Sostenga los cultivares más al­ tos con alambres sujetos a cañas fuer­ tes o palos, colocados alrededor de las hileras o bloques de plantas. Si es nece­ sario, sostenga los cultivares enanos con ramitas, al fin de mantener sus vainas alejadas del suelo. Los cultivos que in-

E l im in a c ió n d e E x t r e m o s

mas del bosque (p. 549), podredumbres tropicales de raíces (p. 565), moscas ne­ gras (véase «Pulgones», p. 550), la man­ cha de chocolate (p. 553) y las podre­ dumbres de pie y de raíces (p. 558) pueden afectar a las habas. Cosecha y almacenado Coseche las habas sembradas en prima­ vera después de 12-16 semanas y las sem­ bradas en otoño después de 28-35 sema­ nas. Recoja mientras las vainas estén hinchadas por las semillas y antes de que se vuelvan correosas. Podrá congelar las semillas o secarlas al final de la estación, para consumirlas en invierno, al igual que las judías comunes (véase p. 342).

H a bas R ecom endadas Enanas ‘Bonny Lad’ ‘Sutton’ Tempranas ‘Aquadulcc Claudia’ (siembra sólo en otoño) ‘Express’ ‘Red Epicure’ ‘Witkiem M ajor’ ‘Witkiem

Florecidas las habas, elimine el extremo de desarrollo de cada planta: eliminará las moscas negras y concentrará la energía de las plantas en la producción de habas.

Tardías ‘Hylon’ ‘Jubilee Hysor’ ‘Reion’ (vaina larga)

Major’

Hortalizas de bulbo y de tallo hortalizas cultivadas por sus

cima del nivel del suelo, en lugar de bul­

grupo variado de otras plantas que, sal­ vo el hinojo de Florencia, en su mayo­ ría son resistentes y de maduración len­ ta. El apio nabo, el colirrábano y el hinojo forman tallos hinchados por en-

po; sobre los grupos de rotación para otras hortalizas, véase p. 307. Tanto los espárragos como el ruibarbo son hor­ talizas perennes que deben plantarse en macizos permanentes, especialmente preparados para éstos.

as

Puerros

Cebollas

o tallos comprenden miem­ bos legítimos. Debe rotar la familia de L bulbos bros de la familia de las cebollas, y unlas cebollas como si fuera un sólo gru­

Cebollas de bulbos (Allium cepa) Éstas se cultivan como anuales. Los bul­ bos pueden ser planos, redondeados o de forma larga tipo torpedo. Suelen te­ ner pieles marrones o amarillas y pulpa blanca, aunque algunas tienen pieles ro­ jas y pulpas rosadas; las hojas alcanzan los 15-45 cm de largo. Los bulbos ma­ duros y no maduros se consumen cru­ dos o cocidos. Algunos cultivares sirven para almacenar. Las hojas verdes entre­ sacadas pueden consumirse como cebo­ llas de primavera (véase p. 364). Las cebollas de bulbo son un cultivo de estación fresca; tolera las heladas, pero crecen mejor en temperaturas de 13°-24° C. Al principio del desarrollo requieren temperaturas frescas. Los cul­ tivares necesitan una extensión del día diferente para que los bulbos se hinchen; elija las de tipo día extenso para las zo­ nas septentrionales y las de días cortos para las meridionales (véase también «Extensión del día», p. 307). Cultive en emplazamiento abierto, en suelo fértil, entre medio y ligero y bien drenado. Prepare el suelo incorporando materia orgánica bien descompuesta, preferiblemente el otoño anterior al plantado. No plante en suelos a los que haya incorporado estiércol recientemen­ te. Puede aportar un alimento general al macizo semillero antes de sembrar. Requieren poco nitrógeno (véase p. 314). A l m a c e n a d o d e C eb o lla s Prepare las cebollas para almacenar con cuidado. Rechace las de cuello grueso (véase derecha). Cuide de no dañar las cebollas a almacenar, ya que eslo estimula la putrefacción. Coloque en capas en una caja y almacene en un lugar bien ventilado y libre de heladas.

Siembra y plantación Pueden cultivarse a partir de semillas o bulbos (pequeños criados especialmen­ te y cosechados no maduros I año an­ tes). Las semillas son más baratas pero tardan más en desarrollarse. Estos bul­ bos especiales son más fáciles de culti­ var, pero sólo existen para algunos cul­ tivares. Las cebollas de bulbo tienen una estación de desarrollo larga, particular­ mente si se requieren bulbos grandes o para almacenar. En primavera cuando el suelo sea labrable, en un macizo semillero firme, siembre las semillas muy escasamente a 1 cm de profundidad, en hileras sepa­ radas 23-30 cm. Entresaque los planto­ nes en etapas. Para obtener cebollas de tamaño medio, espacie a 4 cm de dis­ tancia; para cebollas más grandes, en­ tresaque los plantones a 5-10 cm de dis­ tancia entre cada uno. Para alargar la estación de desarro­ llo en latitudes septentrionales, comien­ ce a cubierto en módulos o bandejas semilleras, a temperaturas de 10°-15° C de fines de invierno a principios de prima­ vera. Temple los plantones cuando ha­ yan aparecido dos hojas y plante fuera a la distancia adecuada. Puede multisembrar en módulos, con cinco semillas por sector, plantando cada sección fue­ ra como una unidad, dejando 25 cm en­

en u na

C a ja

Cebollas de bulbo Hinojo Cebollas coloradas de bulbo

tre cada una (véase también Trasplan­ tado de puerros, p. 347). Puede sembrar ciertos cultivares en verano u otoño, para que invernen, y ob­ tener cosechas más tempranas el año si­ guiente. Ello no es aconsejable donde los inviernos son muy severos o muy lluvio­ sos, ya que las semillas podrían pudrir­ se antes de germinar. Los cultivares tra­ dicionales, cultivados en verano son razonablemente resistentes y pueden sembrarse in situ a fines de verano, en­ tresacando a una distancia de 2,5 cm de separación en otoño y en etapas, hasta alcanzar el espaciado final en primave­ ra. Las cebollas japonesas, o cebollas para invernar, también resultan adecua­ das para sembrar en esta época; son más resistentes que las cebollas de bulbo, pero resultan inadecuadas para almace­ nar. La fecha precisa de sembrado para éstas es crítica. Siembre en verano, en la fecha recomendada para la zona, es­ paciando y entresacando como se indi­ ca más arriba. Cultivo rutinario Mantenga el emplazamiento sin male­ zas, especialmente cuando las cebollas son jóvenes y piten a competir con las malezas. La cebollas tienen raíces poco profundas y requieren poca agua una vez establecidas, salvo en condiciones muy secas. Podrá aplicar un fertilizan­ te nitrogenado o un alimento orgánico líquido a las cebollas que invenían. Plagas y enfermedades Moscas de la cebolla (p. 567), moscas de la semilla de judía (p. 570), podre­ dumbre blanca de las cebollas (p. 567), moho esponjoso (p. 550) y, almacena­ das, podredumbre del cuello de la cebo­ lla (p. 567), son problemas comunes. Cosecha y almacenado la s cebollas de bulbo sembradas en pri­ mavera tardarán 12-18 semanas en ma­ durar; las sembradas en verano, hasta 42 semanas. Arranque o retire cuando las requiera para consumir frescas. Para almacenar, espere hasta que las hojas se hayan extinguido naturalmen­ te (no las doble a mano), y después de­ sarraigue todas las cebollas con cuida­ do. En condiciones soleadas, déjelas al sol unos 10 días, ya sea colgadas en re-

Espárragos

Cebolletas

C e b o lla s d e B u lbo s R ecom endadas Cebollas para cosechar en otoño ‘Giant Fcn Globc’ ‘Rijnsburger Balstora’ ‘Rijnsburgcr Robusta’ ‘Sturon’ ‘Stuttgarter Giant’ Cebollas coloradas (consumir frescas o almacenar) ‘Long Red Florence’ ‘l,ong Red Florence’

‘Mammoth Red Onion’ ‘Red Barón’ Cebollas tradicionales y japonesas para invernar ‘Express Yellow’ ‘Imai Early Yellow'’ ‘Kaizuka Extra’ ‘Reliance’ ‘Southport Red Globe’ Bulbos para plantado en otoño ‘Unwin’s First Early’

des o lejos del suelo en una bandeja scmillera invertida, para permitir la má­ xima ventilación. En condiciones lluviosas, cuelgue en un invernadero. Las pieles exteriores y las hojas deben estar secas antes de al­ macenar los bulbos. Manipule con suavidad, ya que cual­ quier golpe estimula las podredumbres del almacenado. No almacene cebollas de cuello corto; éstas siempre deben con­ sumirse antes. Almacene las cebollas ya sea colgando en redes o trenzadas (véa­ se Almacenado de ristras de cebollas, p. 316) o empaquetadas cuidadosamente en capas en cajas. Deben conservarse a 0°-7° C y en hu­ medad baja (es decir, menos del 40 °/o). La vida media de las cebollas alma­ cenadas es de 3-6 meses, según el cul­ tivar.

Cebollas de primavera

E n tresacado

de

C ebo lla s

Las cebollas de primavera europeas tra­ dicionales son cultivares de cebollas de bulbo, aptas para consumir jóvenes, cuando las hojas verdes miden 15 cm de largo, con un pedúnculo blanco y un bulbo diminuto. Un cultivar muy culti­ vado es ‘White Lisbon’. Sobre necesida­ des del suelo, plagas y enfermedades, véase «Cebollas de bulbo», p. 345. Apli­ que cal en suelos ácidos (véase p. 531). En primavera, siembre escasamente in silu, en hileras separadas 10 cm o en fa­ jas de 7 cm de ancho, separadas 15 cm. Para obtener cosechas continuas, siem­ bre cada tres semanas en verano. Los cultivares para invernar (p. ej. ‘White Lisbon Winter Hardy’) pueden sembrar­ se a fines de verano para una cosecha a principios de primavera; en invierno, proteja con campanas. Riegue las cebo­ llas en condiciones secas. Las cebollas de primavera estarán listas para arran­ car después de dos meses.

Si están sembradas de forma tupida, coseche los plantones dejando 2,5 cm de distancia entre las que deje. Éstas seguirán creciendo y podrá cosecharlas a medida que las necesite.

Estos bulbos, de sabor característico con forma de cebolla, forman terrones de unos doce bulbos. Existen formas de piel amarilla y roja; todas pueden con­ sumirse frescas o almacenar y se con­ sumen crudas o cocidas. Las hojas de las escalonas jóvenes pueden consumirse como cebollas de primavera. Las necesidades de clima y suelo, el cultivo rutinario y las plagas y enferme­ dades, son las mismas que las de las ce­ bollas de bulbo (véase p. 345). Las es­ calonas son muy resistentes. Compre bulbos especiales sin virus que midan 2 cm de diámetro. Plante a principios de primavera o durante el invierno en zo­

nas templadas. Plante como los bulbos especiales para cebollas (véase p. 345), espaciando a 18 cm de cada lado. Cada bulbo especial se convertirá en un terrón, madurando a principios de verano. Para una cosecha temprana de hojas verdes, plante bulbos especiales pequeños en otoño, espaciando en el suelo o en ban­ dejas semilleras a 2,5 cm. Coseche las hojas verdes cuando las requiera. Para obtener bulbos de buen tamaño, no re­ coja las hojas; retire los bulbos cuando el follaje se haya extinguido. Para alma­ cenarlos, seque como las cebollas de bul­ bo (véase p. 345); las existencias de ca­ lidad se pueden almacenar un año.

Cebolletas Estos cultivares de cebollas producen bulbos pequeños blancos (conocidos como miniccbollas) en latitudes septen­ trionales, y bulbos más grandes en las meridionales. Pueden consumirse cuan­ do alcanzan el tamaño de una uña gran­ de, frescas o encurtidas. Los cultivares incluyen «Barletta» y «Paris Silver Skin». Prefieren suelo fér­ til, pero toleran uno pobre. Sobre clima, cultivo y plagas y enfermedades véase «Cebollas de bulbo», p. 345. En primavera, siembre semillas in situ a voleo o en franjas de unos 10 cm de ancho espaciadas a 1 cm. Expurgue sólo si requiere cebollas más grandes. Coseche después de unas 8 semanas, cuando haya caído el follaje; consumir frescas, o seque y almacene como las cebollasde bulbo (véase p. 345) hasta que las encurta.

C e b o lla s p a r a E n c u r t ir

Escalonas {Allium cepa Grupo Aggregatum)

P l a n t a d o d e E sc a lo n a s Haga un surco de I cm de profundidad. Introduzca los bulbos en el surco a 18 cm de distancia entre cada uno, dejando que los extremos se vean.

E sc a l o n a s

Cebollas de Gales europeas (Allium fistulosum)

Estas cebollas son perennes muy resis­ tentes. Tienen hojas huecas de hasta 45 cm de largo y 1 cm de diámetro; crecen en terrones de 23 cm de diámetro de pro­ medio; las bases de las hojas se engra­ san en y debajo del nivel del suelo. Las hojas son verdes todo el año, incluso en temperaturas de —10° C, de manera que son una hortaliza de invierno útil. Las hojas y los bulbos diminutos se consu­ men crudas o cocidas. Las necesidades del clima y suelo, el cultivo y las plagas y enfermedades son iguales a las de las cebollas de bulbos (véase p. 345). Siembre semillas in silu en primavera o verano, en hileras sepa­ radas por 30 cm. Entresaque los plan­ tones en etapas, hasta que estén a unos 23 cm de distancia o propague dividien­ do terrones establecidos, volviendo a plantar los sectores exteriores y más jó ­ venes en el mismo espaciado indicado más arriba. Puede cosechar las hojas 24 semanas después de sembrar; corte las

Cebollas orientales de manojo

C eb o l l a s d e G a les

hojas individuales cuando las requiera o arranque una parte del terrón o el te­ rrón completo. Los terrones establecidos pueden vol­ verse muy espesos: divídalos cada dos o tres años. Las cebollas de Gales no se almacenan bien.

Éstas se han desarrollado a partir de las cebollas de Gales europeas. Son peren­ nes; se cultivan como anuales o biena­ les, cosechables en cualquier etapa des­ de plantones hasta plantas grandes. Las plantas maduras tienen tallos gruesos blancos de 2,5 cm de diámetro y 15 cm de altura. Todas las partes son comesti­ bles. Existen cultivares para plantar y co­ sechar a lo largo de todo el año y en una amplia gama de condiciones climáticas. Sobre necesidades del suelo, véase «Cebollas de bulbo», p. 345. Siembre se­ millas in silu en primavera y verano, en hileras separadas 30 cm. Entresaque por etapas hasta dejar 15 cm de separación, según el tamaño que requiera. También puede sembrar semillas en bandejas y plantar fuera. Siembre los cultivares más resistentes, como ‘White Evergreen’ o

‘Ishikura’ en otoño, e inverne para con­ sumir en primavera. Algunos cultivares, como ‘Ishikura’, pueden enterrarse va­ rias veces durante el desarrollo para ob­ tener tallos blancos largos. Arranque las hojas jóvenes cuatro semanas después de sembrar.

C eb o lla s O r ie n t a l e s A p iñ a d a s

Puerros (Allium porrum) Éstos son bienales cultivados como anuales, alcanzando los 45 cm de altu­ ra y 15 cm de diámetro. La parte comes­ tible es un pedúnculo grueso y blanco, dulce, formado debajo de unas hojas largas verde azulado. Se la puede blan­ quear enterrándola o plantando a gran profundidad. Los puerros de pedúncu­ los cortos y gruesos se llaman puerros de olla. Todos los tipos se consumen co­ cidos, como hortalizas, o en sopas. Los puerros son cultivos de estación fresca y crecen mejor a menos de 24° C, pero toleran temperaturas más altas si están húmedos. Los cultivares varían entre tempranos y moderadamente re­ sistentes hasta tardíos y muy resistentes. Cultive en emplazamientos abiertos, de suelos fértiles y conservadores de hume­ dad, con bastante abono o estiércol y fertilizante nitrogenado si el suelo es po­ bre en nitrógeno (necesita niveles eleva­ dos véase p. 314). No plante en suelos compactados. Rote los puerros (véase p. 307). Siembra y plantación Los puerros necesitan una estación de desarrollo larga; comience a sembrar pronto, sembrando sucesivamente a 1 cm de profundidad en un macizo semi­ llero exterior, para trasplantarlos cuan­ do midan 20 cm. O siembre in silu en

S em brado

en u n

M ódulo

AjOS

de

P uerros P l a n t o n e s I n d iv id u a l e s

Llene un módulo con abono para semillas hasta I cm del borde. Siembre 4 semillas de puerro en cada uno sobre la superficie. Cubra con otra capa de tierra y riegue. hileras separadas 30 cm. Entresaque o trasplante los plantones cuando tengan tres hojas, a 15 cm de distancia. Emplee un espaciado más estrecho si prefiere puerros más pequeños. Para obtener ta­ llos bien blanqueados, practique aguje­ ros de 15-20 cm de profundidad y pon­ ga un plantón en cada uno, asegurando que las raíces toquen el suelo del fon­ do. Riegue y eche tierra en los agujeros al crecer las plantas. Los puerros tam­ bién pueden plantarse planos y blan­ quearlos tapando los tallos con tierra, 5 cm por vez mientras se desarrollan. Para alargar la estación de desarro­ llo, siembre a cubierto igual que las ce­ bollas de bulbo (véase p. 345). Los pue­ rros crecen bien en módulos, con hasta cuatro semillas por celdilla. Plante los plantones en el exterior espaciando a 23 cm. Cultivo rutinario Riegue bien hasta que los puerros se es­ tablezcan, y después sólo en condicio­ nes excepcionalmente secas. Mantenga los macizos sin malezas. Si es necesario, aplique «mulch» para conservar la humedad. Plagas y enfermedades Angilulas de tallos y bulbos (véase «Angilulas», p. 556), moscas de la cebolla (p. 567), royas (p. 552) y podredumbre

Puerros

T ra spla ntad o

Puede plantar cada sección de un módulo completa; plante los terrones a 23 cm de separación. blanca de las cebollas (p. 567) pueden causar problemas. Cosecha y almacenado Coseche los puerros 16-20 semanas des­ pués de sembrar, pero pueden dejarse en I n c l in a d o

de

P uerros

Para almacenar en el exterior, retire los puerros y apoye contra una cara de una zanja en forma de «V». Cubra raíces y tallos blancos con tierra y afirme. Retire cuando los requiera.

Trasplante los puerros sembrados en el exterior a su ubicación final en agujeros de 15-20 cm de profundidad a 10-15 cm de distancia. el suelo durante muchos meses. Retire los que requiera en verano; los cultiva­ res resistentes pueden retirarse durante todo el invierno hasta la primavera, sal­ vo en climas muy severos. Los puerros no se almacenan bien fuera del suelo. P u erros R ecom endados ‘Autumn Mammoth - Argenta’ 1 ‘Autumn Mammoth Goliath’ e, m, I ‘Autumn Mammoth - Pancho’ e ‘Blauwgroenc Winter Alaska’ I ‘Cortina’ m ‘Gennevilliers - Splendid’ c ‘King Richard’ e ‘Swiss Giant - Albinstar’ e, in ‘Swiss Giant - Pancho’ e ‘Tilina’ e ‘Wintra’ I ‘Zorba’ e Cl.AVE

Temprano m Media estación I Tardío

c

(Allium sativum)

Son bienales cultivadas como anuales, que crecen hasta los 60 cm de altura, con una extensión de unos 15 cm. Cada uno produce un bulbo subterráneo de hasta 5 cm de diámetro. Existen formas de piel blanca y rosada y hay muchas seleccio­ nes disponibles adaptadas a zonas cli­ máticas diferentes. Los ajos se cultivan sobre todo por sus dientes de sabor in­ tenso que forman el bulbo y que pue­ den almacenarse proporcionando exis­ tencias todo el año; se consumen frescos

o después de almacenados para sazonar y pueden comerse tanto crudos como cocidos. Los ajos toleran una amplia gama cli­ mática, pero necesitan un período de en­ tre uno y dos meses a 0°-10° C en in­ vierno. Algunas variantes son muy resistentes; emplee los recomendados para su zona. Lx)s ajos crecen mejor en un emplazamiento abierto y soleado, en suelos ligeros que no necesitan ser muy fértiles; no cultive en suelos con estiér­

col recién incorporado. Resulta vital un buen drenaje. Los ajos requieren nive­ les de nitrógeno muy bajos (véase p. 314). Siembra y plantación Para plantar, separe del bulbo maduro dientes individuales de al menos 1 cm de diámetro. Emplee siempre existencias sanas y sin virus. Para producir bulbos grandes, los ajos requieren una estación de desarrollo larga, de manera que, den­

tro de lo posible, plante los dientes en otoño. En zonas muy frías y en suelos pesados, retrase la plantación hasta prin­ cipios de primavera, o plante en módu­ los en invierno, uno por sección. Des­ pués coloque los módulos en una ubicación protegida en el exterior para proporcionarles el período de frío ne­ cesario. Plante fuera, en el suelo, cuan­ do hayan comenzado a brotar, en pri­ mavera. Plante los dientes verticales, con las

P l a n t a c ió n d e D ie n t e s A jo en M ó d u lo s

láminas basales planas hacia abajo, a unas dos veces su propio largo. Espacie a 18 cm de separación de cada lado o a 10 cm en hileras separadas 30 cm. Los bulbos tienden a empujarse hacia arri­ ba al desarrollarse.

de

Cultivo rutinario Durante el desarrollo, requieren poca atención más alia de mantener el maci­ zo sin malezas. Sobre las plagas y en­ fermedades que pueden afectar a los ajos, véase «Cebollas de bulbo», p. 345.

Plante un diente a 2,5 cm de profundidad en cada sección del módulo. Cubra con abono.

Apio (Apium graveolens) El apio es una planta bienal que alcan­ za los 30-60 cm de altura y una exten­ sión de 39 cm. El tallo de surco tradi­ cional tiene tallos grandes blancos, rojos o rosados que se blanquean antes de consumir. Los tipos autoblanqueantes tienen tallos amarillo cremosos parcial­ mente blanqueados. Los tipos america­ nos verdes tienen tallos verdes. También existen los intermedios. Los tallos se consumen crudos o cocidos y las hojas se emplean como aderezo o adorno. Al ser un cultivo de climas templados, el apio crece mejor a 15°-21° C. Según el cultivar y las condiciones, tolera he­ ladas ligeras; los más resistentes son los cultivares del tipo surco. Algunos tienen una resistencia mejorada al granado pre­ maturo. Cultive apios en emplazamien­ tos abiertos, fértiles y conservadores de la humedad pero bien drenados; aplique cal a suelos ácidos (véase p. 531). Rote los apios (véase p. 307), pero no plante cerca de los nabos ya que ambos son sus­ ceptibles a las moscas del apio. Incor­ pore buenas cantidades de materia or­ gánica bien descompuesta al suelo antes de plantar. Para apios de surco, prepaBlanqueado

de

Cosecha y almacenado Los ajos tardan 16-36 semanas en ma­ durar, según la variedad y el momento

re un surco de 38 cm de ancho y 30 cm de profundidad en otoño, antes de plan­ tar; abone y rellene con tierra hasta el nivel del suelo. Los apios requieren ni­ veles de nitrógeno altos (véase p. 314).

la mancha de la hoja del apio. Esparza sobre la tierra o cubra superficialmen­ te, ya que la luz es necesaria para la ger­ minación. No siembre muy temprano; las plantas pueden granar prematura­ mente si la temperatura cae por debajo de los 10° C. Entresaque plantones con 4-6 hojas legítimas; plante plantones sembrados en el interior fuera pasado el riesgo de heladas. Rechace los de hojas ampolla­ das. Plante los tipos autoblanqueantes en bloques a 23 cm de distancia para aumentar el blanqueo natural. Puede cubrir las plantas jóvenes con campanas o película, que debe retirar después de un mes. Plante plantones de apio de sur­ co a 38 cm de distancia en hileras indi­ viduales. Pueden plantarse en surcos o planos.

Siembra y plantación

Cultivo rutinario

P l a n t o n e s d e A p io e n B l o q u e

Siembre en primavera in situ, después de pasado el peligro de heladas, o en bandejas scmilleras o módulos, a 15° C, no más de 10 semanas antes de la últi­ ma helada pronosticada. Emplee semi­ llas tratadas con fungicida para evitar

A p io s Collar a prueba de luz sujeto con cordel. Segundo collar, agregado al desarrollarse los tallos.

1

Cuando el apio mida unos 30 cm de alto, envuelva los tallos sin apretar con papel impermeable a la luz, dejando las hojas expuestas a la luz.

de plantado. Desarraigue las plantas apenas las hojas comiencen a marchi­ tar, de manera que los bulbos no vuel­ van a brotar; si esto ocurriera, es más probable que se pudran una vez alma­ cenados. Seque concienzudamente después de retirarlos, como para las cebollas de bul­ bos (véase p. 345). Manipule los bulbos cuidadosamente para evitar golpearlos. Almacene los bulbos colgados en raci­ mos o trenzas hechas con las hojas se­ cas o coloque sueltos en bandejas con­ servadas en condiciones secas, a 5°-10° C. Los ajos pueden almacenarse durante 10 meses, según la variedad y las con­ diciones de almacenado.

2

A l seguir creciendo los tallos, puede agregar un segundo collar para blanquear el desarrollo nuevo.

Los apios requieren un desarrollo homo­ géneo, sin interrupciones causadas por falta de agua o caídas de temperatura repentinas. Aplique fertilizante nitroge­ nado o alimento orgánico líquido un mes después de plantar. Una vez que las plantas estén establecidas, riegue semanalmente a razón de 22 I por m2. Para endulzar los tipos autoblan­ queantes, envuelva los tallos con paja suelta cuando midan 20 cm de altura. Para blanquear los apios de un surco, sujete los tallos con cordel suave y llene el surco gradualmente, enterrando los ta­ llos al crecer éstos. Si esuvieran planta­ dos planos, envuelva los tallos con co­ llares hechos a propósito o tiras de 23 cm de papel grueso opaco cuando las plantas midan 30 cm de alto. Para ex­ tender la zona blanqueada, agregue un segundo collar tres semanas más tarde. Cubra los apios de surco con paja o helechos para protegerlos del frío en in­ vierno. Plagas y enfermedades

Babosas (p. 548), moscas del apio (véa­ se «Mineros de hojas», p. 551), moscas de la zanahoria (p. 564), déficit de boro (p. 558), manchas fúngicas de las hojas

A l m a c e n a d o d e A jos Después de cosechar los ajos, sujete las hojas con rafia o trenzadas. Después cuelgue cada ristra en un lugar seco y fresco.

A p io R e c o m e n d a d o Autoblanqucante

‘Celebrity’ ‘Ivory Tower’ ‘Lathom’s Self Blanching’ Zanja

‘Giant Pink’ ‘Giant White’ ‘Marline’ (rojo)

^

Verde americano

‘Hopkins Fenlandcr’ ‘Tall Utah’ ‘Tall Utah’

R e t ir o

de

A pio s

Retire las plantas de apio autoblanqueantes antes de las primeras heladas. Quite la paja y desarraigue la planta con una horca. (p. 552) y podredumbre violeta de las raíces (p. 565) son las más comunes. Cosecha y almacenado

Coseche apios blanqueados y verdes 11-16 semanas después de plantar, y los de surco a fines de otoño. Corte los tallos antes de que se vuel­ van medulosos. Antes de que amenace heladas, retire los apios y almacene las plantas en humedad elevada en lugar fresco y libre de heladas. Se conserva­ rán varias semanas.

Apio nabo (Apium graveolens var. rapaceum) Esla es una planta bienal que alcanza unos 30 cm de altura con una extensión de 38 cm. El «bulbo» hinchado en la base del tallo se cuece o se ralla crudo para ensaladas. Las hojas sirven de ade­ rezo y adorno. El apio nabo es un cultivo frescotemplado, que tolera temperaturas de hasta —10° C si protege las coronas con paja. Las plantas toleran sombra ligera P lantado d e A p io N abo d e sd e un M ó d u l o a l e x t e r io r

en suelos húmedos. Para necesidades del suelo, véase «Apio», p. 348; el apio nabo requiere poco nitrógeno (véase p. 314). y plantación El apio nabo requiere una estación de desarrollo de 6 meses para que el bulbo se desarrolle. La germinación puede ser caprichosa. Siembre semillas en el inte­ rior, mejor a principios de primavera, en módulos. Si usa bandejas, trasplan­ te plantones a 5-7 cm de distancia o co­ loque individualmente en tiestos peque­ ños o módulos. Temple las plantas jóvenes antes de plantar fuera cuando midan unos 7 cm. Espacie a 30-38 cm de distancia, con las coronas a ras de suelo, no enterradas.

C u l t iv o

y

P r o t e c c ió n

de

A p io N a b o

Siembra

1

A fines de verano, al Antes de Ias primeras heladas, desarrollarse las bases aplique «mulch» de 15 cm de hinchadas de los tallos, elimine paja alrededor de la base de las algunas hojas exteriores para plantas para proteger las coronas. descubrir las coronas.

Cultivo rutinario

Aplique «mulch» después de plantar y riegue a fondo, en especial en condicio­ nes secas. Puede alimentar las plantas durante la estación de desarrollo (véase «Apio», p. 348). Hacia fines de verano, elimine algunas hojas gruesas exteriores para descubrir la corona; ello estimula el desarrollo de los bulbos. Para protejer de heladas, coloque una capa suelta de paja de 10-15 cm alrededor de las coronas.

Plante los apio nabos desde un módulo al exterior cuando midan 8-10 cm y tengan 6-7 hojas. Espacie las plantas jóvenes a 30-38 cm de distancia; cuide de no enterrar las coronas.

E sp árrag o s

Plagas y enfermedades El apio nabo puede padecer las mismas enfermedades que los apios (véase p. 348), pero generalmente es sano.

Cosecha y almacenado Es posible cosechar apios nabos desde fines de verano hasta la primavera si­ guiente. Los bulbos pueden consumir­ se cuando miden 7-13 cm de diámetro. El sabor mejora y los bulbos se con­ servarán más tiempo si los deja en tie­ rra durante el invierno. Donde los inviernos son muy severos, excave las plantas a principios de invier­ no sin dañar los bulbos; recorte las ho­ jas exteriores, dejando un penacho cen­ tral y almacene las plantas en cajas con tierra húmeda en un sitio fresco y libre de heladas.

A p io N abo Recom endado ‘Balder’ ‘Marble Ball’ ‘Monarch’ ‘Snow White’

(Asparagus officinalisj

Los espárragos son perennes y pueden ser productivos hasta 20 años. Su folla­ je ligero, tipo hclecho, alcanza los 90 cm de altura, con una extensión de 45 cm. Se los cultiva por los deliciosos vástagos jóvenes o lanzas que aparecen a tra­ vés del suelo en primavera. Hay plan­ tas masculinas y femeninas; las femeninas producen bayas. Las plantas masculinas tienen un rendimiento más alto; también existen cultivares F1 sólo P l a n t a c ió n d e C o r o n a s Cave una zanja de unos 30 cm de ancho y 20 cm de profundidad con una arista central de 10 cm de altura. Coloque las coronas de espárragos sobre la arista a 38 cm de separación. Extienda las raíces homogéneamente y cubra con unos 5 cm de tierra hasta el nivel de las coronas.

de

masculinos muy productivos, fácilmente disponibles. Los espárragos se consu­ men cocidos. Los espárragos son un cultivo de es­ tación fresca, que crecen mejor a 16°-24° C, en zonas de inviernos fres­ cos que proporcionan el período inac­ tivo necesario. Elija un emplazamiento abierto, evitando situaciones expuestas y bolsas de heladas. Los espárragos to­ leran una amplia gama de suelos mode­

E s pá r r a g o s

radamente fértiles, aunque debe aplicar cal a los suelos ácidos (véase p. 531). Un buen drenaje resulta esencial. No plan­ te un macizo de espárragos nuevo don­ de ya han sido cultivados ames, porque pueden persistir enfermedades surgidas del suelo. Elimine todas las malezas pe­ rennes del emplazamiento y prepare el suelo labrando e incoporando abono o estiércol. Para mejorar el drenaje, pue­ de cultivar espárragos en macizos en re­ lieve. Tiene pocas necesidades de nitró­ geno (véase p. 314). y plantación Los espárragos se cultivan plantando plantas o «coronas» de un año adqui­ ridas comercíalmente, en primavera. Las coronas son pulposas y no debe dejar que se resequen antes de plantar. Cultive a unos 38 cm de distancia, ya sea en hileras individuales o dobles, de­ jando 30 cm de distancia entre las hile­ ras. Plante las coronas a unos 10 cm de profundidad, primero haciendo una zanja pequeña con un montículo redon­ deado en el centro a lo largo de la base plana. Extienda homogéneamente las raíces sobre el montículo y cubra con tie­ rra hasta el nivel de la corona. Rellene Siembra

E spá rrag o s R ecom endados Tradicionales

‘Connovcr’s Colossal’ ‘Giant Mammoth’ ‘Martha Washington’

Cultivares sólo masculinos

‘Angela’ ‘Cito’ ‘Franklin’ ‘Lucullus’ ‘Sorbonne’

‘Lucullus’

la zanja con tierra gradualmente mien­ tras crecen los tallos, dejando siempre 8-10 cm de tallo expuesto. El cultivo de espárragos a partir de semillas es más barato pero más incier­ to. Siembre semillas a 2,5 cm de profun­ didad in si ni, en primavera, y entresa­ que dejando 7 cm de distancia. Plante

R e c o r t e d e T allos d e E s pá r r a g o s

los más grandes fuera la primavera si­ guiente. Alternativamente, siembre se­ millas en módulos a principios de pri­ mavera, a 13°-16° C. Los plantones crecen pronto y pueden plantarse fue­ ra, en ubicaciones permanentes, a prin­ cipios de verano.

Plagas y enfermedades Babosas (p. 548), en las primeras etapas, y escarabajos (p. 548), en plantas más

Cosecha y almacenado Deje que los espárragos se conviertan en una planta fuerte antes de cosecharlos a mediados de primavera. Los cultiva­ res modernos de buena calidad podrán cortarse ligeramente en su segunda es­ tación. Al año siguiente, limite el corte a un período de 6 semanas; después, puede seguir cortando durante 8 sema­ nas si las plantas se desarrollan bien. Coseche cuando los espárragos midan unos 15 cm y sean bastante gruesos. Corte en ángulo, sin dañar otros espá­ rragos cercanos.

púrpura más resistentes para plantacio­ nes tardíos. En climas calurosos, siembre en primavera y otoño. Siembre in situ, en hileras separadas 30 cm, entresacan­ do plantones a 18 cm, o espacie las semi­ llas a 25 cm de separación hacia ambos

lados. A cubierto, siembre más tempra­ no con calor suave en bandejas o mó­ dulos. Plante los plantones fuera cuan­ do no midan más de 5 cm. Proteja cultivos tempranos en el exterior con campanas o «mulch» flotantes.

Cultivo rutinario Los espárragos requieren pocos aten­ ción, excepto preservar de malezas los macizos. Cave a poca profundidad para mantener libres las raíces. Cuando las hojas estén amarillas en otoño, recorte los tallos a unos 2,5 cm sobre el nivel del suelo.

Recorte los tallos en otoño con podaderas hasta unos 2,5 cm del nivel del suelo.

Colirrábanos (Brassica oleracea Grupo Gongyloides) Estas plantas anuales de la familia de las coles se cultivan por el tallo hincha­ do, o «bulbo», tipo nabo de pulpa blan­ ca que se forma a ras de suelo. Los co­ lirrábanos alcanzan los 30 cm de altura y 30 cm de extensión. La piel exterior es verde ( a veces descrita como «blan­ ca») o púrpura. Los bulbos son nutriti­ vos, de sabor agradable y se consumen cocidos o crudos. Los colirrábanos son un cultivo de es­ tación fresca, que crecen mejor a 18°-25° C. Las plantas jóvenes tienden a granar prematuramente a temperatu­ ras por debajo de los 10° C. Sobre ne­ cesidades del suelo, véase «Emplaza­ miento de coles occidentales», p. 317. Los colirrábanos crecen bien en suelos ligeros y toleran las sequías mejor que la mayoría de las coles. Requieren poco nitrógeno (véase p. 314). Siembra y plantación En climas templados, siembre semillas en el exterior sucesivamente, de prima­ vera a fines de verano, usando los tipos

H inO JO

Cultivo rutinario Los colirrábanos maduran pronto; du­ rante el desarrollo necesitan poca aten­ ción, salvo eliminar las malezas de los macizos. Plagas y enfermedades Escarabajos pulga (p. 548), moscas de la raíz de las coles (p. 564) y raíz defor­ me (p. 564). Véase también «Cultivo de coles occidentales», p. 317.

C ourrá ba no V erde

(Foeniculum vulgare

Cultivado como anual, el hinojo dulce es distinto de la hierba perenne del mis­ mo nombre. Las plantas alcanzan 65 cm de altura y una extensión de 45 cm. El «bulbo» aplanado de escamas solapa­ das, de sabor anisado, que se desarro­ lla en la base de los tallos se consume crudo o cocido. El follaje tipo helecho, altamente decorativo, se emplea como aderezo o adorno. El hinojo dulce tolera una amplia gama de climas, desde templados a sub­ tropicales. Prosperan en temperaturas ti­ bias y homogéneas, pero las plantas adultas toleran heladas ligeras. Cultive en emplazamientos abiertos, en suelos muy fértiles, bien drenados y conserva­ dores de la humedad, a los que haya in­

grandes, son las más serias. Una enfer­ medad fúngica producida por la tierra, la podredumbre violeta de las raíces (p. 565), puede destruir plantas en macizos establecidos.

Cosecha y almacenado Según el cultivar y la estación, los coli­ rrábanos estarán listos para cortar en­ tre 5 y 9 semanas después de sembrar. Los cultivares tradicionales deben con­ sumirse cuando no sean mayores que una pelota de tenis, si no, se volverán

C o sech a do

Siembra y plantado En latitudes frescas septentrionales, siembre semillas de principios a media­ dos de verano; los cultivares tradiciona­ les sembrados en primaveragrana pre­ maturamente; por ello, para sembrados tempranos, emplee cultivares modernos resistentes al granado prematuro. En cli­ mas más cálidos, siembre en primavera para cosechar en verano y otra vez a fi­ nes de verano para una cosecha otoñal. El hinojo dulce no se trasplanta bien y

COLIRRÁBANO R ecom endado Tradicional ‘Green Vienna’ ‘Purple Vienna’ ‘Purple Vienna’

Moderno ‘Kolpak’ ‘Rowcl’ leñosos; los cultivares modernos mejo­ rados siguen siendo tiernos con diáme­ tros de 10 cm. Deje los cultivos más tardíos en tie­ rra hasta que amenace heladas severas, ya que el sabor se deteriora una vez re­ tirados. En zonas frías, retire en otoño. Deje un penacho central de hojas en cada bulbo para que permanezcan fres­ cos; almacene en cajas de arena húme­ da hasta 2 meses.

puede granar prematuramente si se lo in­ terrumpe: siembre semillas in situ o en módulos para trasplantar plantones de no más de 4 hojas. Espacie los planto­ nes jóvenes a 30 cm hacia cada lado. Los cultivos tempranos y tardíos pueden pro­ tegerse de las heladas con campanas o «mulch» flotantes. Cultivo rutinario Requieren poca atención. Conserve los macizos sin malezas. El hinojo dulce debe conservarse húmedo: riegue bien y aplique «mulch». Cuando los bulbos comiencen a hin­ charse, entiérrelos hasta la mitad para hacerlos más blancos y dulces.

E s pá r r a g o s

Cuando los tallos midan 12-15 cm de altura, corte cada uno a 2,5 cm por debajo del nivel del suelo.

var. dulce)

corporado buenas cantidades de tierra negra. El hinojo dulce crece bien en sue­ los ligeros, pero no debe dejar que se re­ sequen. Requiere poco nitrógeno (véa­ se p. 314).

de

H in o jo

C o se c h a

de

Plagas y enfermedades Los hinojos dulces pocas veces sufren plagas o enfermedades. La mayoría de problemas se deben a falta de agua, tem­ peraturas fluctuantes o trasplantados; todo ello puede causar el granado.

H in o jo

1

Corle el bulbo del hinojo a 2,5 cm del nivel del suelo. Deje la base en posición.

En unas semanas, brotarán ¿ unas hojas plumosas de la base del tallo.

Cosecha y almacenado Coseche los bulbos cuando sean redon­ deados, alrededor de 15 semanas des­ pués de sembrar, o dos o tres semanas después de enterrados. Arranque ente­ ros o corte a través de los bulbos a 2,5 cm del suelo. Normalmente, el tocón brotará, produciendo pequeñas ramitas de follaje helechoso que sirve como ade­ rezo o decoración. El hinojo dulce no se almacena bien; consúmalo lo antes posible.

H in o jo R ecom endado ‘Cantino’ Br ‘Herald’ ‘Perfection’ ‘Sirio’ ‘Sweet Florence’ ‘Zefa Fino’ lir

‘Zefa Fino’

\lfr \y

C la v e Br Resistente al granado prematuro

Ruibarbo (Rheum x cultorum) Esta perenne dura más de 20 años en buenas condiciones. El ruibarbo alcan­ za 60 cm de altura y 2 m de extensión. Las hojas miden hasta 45 cm de ancho. Los tallos de hojas verde pálido o rosa verdoso, que pueden medir hasta 60 cm de largo, se cosechan jóvenes y se con­ sumen cocidos. El ruibarbo es un cultivo de estación templada y no prospera a temperaturas elevadas; las raíces sobreviven a al me­ nos —15° C. Los cultivares aconsejables comprenden ‘Champagne’, ‘Timperley Early’ y ‘Victoria’. Crece en una amplia gama de suelos, a condición de que sean fértiles y bien drenados. Antes de plan­ tar, incorpore buenas cantidades de es­ tiércol o abono. Los ruibarbos requie­ ren niveles de nitrógeno medios cuando son jóvenes y niveles altos cuando son maduros (véase p. 314). Siembra y plantación Los ruibarbos se propagan a través de «tubérculos»; cada uno consiste en un rizoma pulposo con al menos un brote. Miden unos 10 cm de diámetro. Plante en la estación inactiva, desde otoño has­ F o r z a d o d e R u ib a p ™ Para obtener cosechas tempranas y tiernas, cubra los brotes inactivos (véase detalle superior) en invierno con paja u hojas dentro de un tiesto para forzar o cualquier contenedor grande que excluya la luz. La planta producirá unos tallos rosados tiernos tras de algunas semanas (véase detalle inferior).

ta primavera, mejor en otoño. Compre tubérculos sin virus o separe un tubér­ culo de una planta sana de 2-3 años, una vez que sus hojas se hayan extinguido, retirando la planta y cortando a través de la corona; vuelva a plantar la madre. En tierras ligeras, plante el tubérculo de manera que 2,5 cm de tierra cubran los brotes; en suelos pesados o mojados, plante dejando los brotes justo por en­ cima del suelo. Espacie las plantas a 90 cm de distancia. Los ruibarbos también pueden culti­ varse a partir de semillas, pero con re­ sultados variables. Siembre semillas en primavera a 2,5 cm de profundidad en hileras de 30 cm de separación, en un macizo semillero en el exterior. Entre­ saque los plantones a 15 cm de distan­ cia y plante los más fuertes en sus posi­ ciones definitivas en otoño o en primavera el siguiente año. Cultivo rutinario Aplique mucho «mulch» y riegue en tiempos secos. Revista con abono o es­ tiércol cada primavera y otoño y con un revestido nitrogenado o alimento orgá­

D iv isió n

de

R u ib a r b o

Descubra la corona. Corte a través cuidadosamente con una pala, asegurando que hay al menos un brote en cada sección. Incorpore estiércol. nico líquido en primavera. Elimine los tallos floridos. Se puede forzar el ruibarbo a oscu­ ras, para obtener tallos muy tiernos. A fines de invierno, cubra las coronas inac­ tivas con una capa de 10 cm de paja u hojas, y después un cubo grande de al menos 45 cm de alto; deje en su lugar durante unas cuatro semanas, hasta que los tallos sean suficientemente grandes.

Replante las secciones a 75-90cm 2tierra(bulbos) de separación. Eche alrededor de cada raíz para que el brote esté encima de la superficie. Afirme y rastrille. C o sech a

de

R u ib a r b o

Plagas y enfermedades El hongo de miel (p. 565), la podredum­ bre de corona (p. 569) y los virus (p. 553) pueden atacar a las plantas establecidas. Cosecha y almacenado Coseche en primavera y principios de ve­ rano. En plantas cultivadas a partir de tubérculos, comience a arrancar poco el primer año después de plantar; en las cultivadas a partir de semillas, espere hasta el segundo año. En los años siguientes, arranque mu­ cho hasta que la calidad empiece a de­ teriorarse en verano. Los tallos forzados podrán cosecharse 3 semanas antes que los no forzados.

Cuando los tallos de ruibarbo estén preparados, pueden cosecharse cogiendo cada tallo por la base y retorciendo, mientras que se arrancan hacia arriba y afuera.

Boniato

Hortalizas de raíces y tuberosas hortalizas de raíces son el pi­ también producen semillas comestibles. lar del huerto. Como su propio Diversas hortalizas de raíces pueden ser nombre indica, la mayoría son cultiva­cultivadas y cosechadas en serie para das por sus excelentes raíces o tubércu­una provisión regular; muchas son de fá­ los. Unas cuantas, como nabos, betarra­ cil aimacenado, a veces inmóviles en el gas y colocasias, se consum en, suelo, para usarlas durante el invierno. asimismo, por sus hojas jóvenes como El salsifí puede ser invernado por sus verduras; algunos cultivares de rábano pimpollos, que florecen en primavera.

L

as

Zanahorias

Boniato Nabos

Betarraga (remolacha) (Beta vulgaris subesp. vulgaris) La betarraga o remolacha es una plan­ ta bienal cultivada como anual. Crece hasta los 15 cm de alto y a una exten­ sión de 12 cm. la raíz hinchada se for­ ma a nivel del suelo y puede ser redon­ da, plana o cilindrica. El diámetro es de 5 cm de promedio y 10 cm de largo en los tipos largos. La pulpa es normalmen­ te roja, pero puede ser amarilla, blanca o tener anillos concéntricos rojos y blan­ cos. También la piel puede ser roja, ama­ rilla o blanco sucio. Las raíces, de sa­ bor dulce se consumen cocidas, sea frescas o almacenadas, pero también pueden encurtirse. Las hojas jóvenes frescas se consumen como verduras. Las betarragas crecen mejor y desa­ rrollan los colores más intensos en tem­ peraturas homogéneas y frescas, ideal­ mente 16° C. Cultive en un emplaza­ miento abierto, de suelos fértiles y lige­ ros y alto contenido de nitrógeno (véa­ se p. 314). Aplique la mitad del nitró­ geno antes de sembrar. Aplique cal a suelos muy ácidos. E x pu r g a d o

de

P lantones

Cuando los plantones de betarraga hayan producido 3 o 4 hojas, expurgue los grupos apiñados hasta alcanzar el espaciado requerido; elimine hojas verdes de los extremos sin tocar los restantes plantones.

y plantación Las «semillas» de betarraga contienen cada una un racimo de 2-3 semillas, cu­ yos plantones deben entresacarse tem­ prano. Cultivares como ‘Cheltenham Mono’ o ‘Monopoly’, han sido cultiva­ dos para producir una sola semilla, o mono germinal, que requiere muy poco entresacado. Para vencer la germinación lenta, su­ merja las semillas en agua durante 30 minutos antes de plantar. Algunos cul­ tivares pueden granar sembrados dema­ siado temprano o en condiciones desfa­ vorables: elija cultivares resistentes al granado para sembrados tempranos. En primavera, siembre semilias in situ en el exterior cuando el suelo sea labrable y su temperatura alcance al menos 7o C. Siembre las semillas a 1-2 cm de profundidad, con un espaciado determi­ nado por el tipo de betarraga y el tama­ ño requerido. Cultive las betarragas del cultivo principal a 30 cm de distancia, entresacando hasta dejar 7-10 cm. Para encurtir betarragas de 2,5 cm de diáme­ tro, espacie las hileras a 7 cm de distan­ cia, entresacando plantones a 6 cm. Para cultivos más tempranos, simbre a principios de primavera bajo campa­ nas, en cajoneras o en el interior en ban­ dejas semilleras o módulos; trasplante fuera cuando los plantones midan 5 cm. Siembre 3 semillas monogerminales por módulo (véase «Módulos y contenedo­ res pequeños», p. 311), entresacando a las distancias necesarias. Las betarragas tempranas necesitan bastante espacio: plante plantones sembrados en el inte­ rior en hileras a 23 cm de separación, después entresaque dejando 9 cm entre planta y planta. Para obtener existencias continuas de remolachas jóvenes, siem­ bre semillas en intervalos de dos o tres Siembra

Rutabagas (Brassica napus Grupo Napobrassica) Son bienales de la familia de las coles que alcanzan una altura de 25 cm y se extienden a 28 cm. La pulpa de la raíz es habitualmentc amarilla, pero a veces blanca, y la piel es generalmente púrpu­ ra, beige o una combinación de ambos. Las raíces grandes subterráneas, a me­ nudo de forma irregular, que pueden te­

ner 10 cm de diámetro y de largo, son de sabor dulce y se consumen cocidas. Este cultivo resistente de estación fres­ ca crece mejor en suelos ligeros y férti­ les de bajos niveles de nitrógeno (véase p. 314). Sobre clima y necesidades del suelo, véase «Emplazamiento de coles occidentales», p. 317.

C o sech a

Rutabaga

de

Betarraga

Betarragas R ecom endadas ‘Albins Vercduna' ‘Boltardy’ Br ‘Bull’s Blood’ ‘Burpee’s Golden’

Coja el tallo y arranque la betarraga del suelo; debería ser fácil de retirar ya que es de raíz poco profunda. Evite dañar las raíces, que sangrarán si las corta. semanas todo el verano. Siembre los cul­ tivares destinados a ser almacenados a fines de verano, al menos 10 semanas antes de las primeras heladas severas. Cultivo rutinario

Sólo riegue para evitar que el suelo se seque, 11 1 por m2 cada 2 semanas. Aplique el resto del fertilizante nitroge­ nado durante el desarrollo activo. Plagas y enfermedades

Las más comunes son: gorriones (véase «Pájaros», p. 561), orugas nocturnas (p. 559), pulgones (p. 550), podredum­ bre por el pie (p. 564), manchas fúngicas de hojas (p. 552) y déficit de boro (p. 566).

y plantación Para madurar, requieren una estación de desarrollo de 26 semanas. Siembre semi­ llas in situ, desde principios hasta fines de primavera, a 2 cm de profundidad en hileras separadas por 38 cm, entresacan­ do temprano y en etapas, hasta que los plantones estén a 23 cm de distancia. Siembra

‘Burpee’s Golden’ (almacenado bueno) Br ‘Cheltenham Mono’ (aimacenado bueno) Ur ‘Chioggia Detroit - Little Ball’ ‘Forono’ (almacenado bueno) ‘Monopoly’ ‘Regala’ Br Cl.AVK

Hr Resistente al granado prematuro

y almacenado Coseche las betarragas en cualquier eta­ pa, desde pequeñas raíces inmaduras de 2,5 cm de diámetro hasta las maduras; esto ocurrirá entre 7 y 13 semanas des­ pués de sembrar, según el cultivar, la es­ tación y el tamaño requerido. En zonas templadas, podrá dejar las betarragas en el suelo durante el invierno, protegidas por una capa de paja de 15 cm de espe­ sor; pero se vuelven más bien leñosas. De otro modo, retire antes de las hela­ das severas. Arranque las hojas (si las corla, causará un «sangrado») y al­ macene las raíces en arena húmeda en un sitio libre de heladas. Las betarragas se conservan hasta mediados de pri­ mavera.

Cosecha

R u ta b a g a s Recom endadas ‘Acme’ ‘Devon Champion’ ‘Marianne’ ‘Marianne’

Cultivo rutinario Mantenga los macizos libres de malezas y, si las condiciones son muy secas, rie­ gue a razón de 11 1 por m2.

Plagas y enfermedades

Moho polvoso (p. 550), moho esponjoso (p. 550), déficit de boro (p. 566) y po­ dredumbre violeta de las raíces (p. 565) pueden afectar a las rutabagas. Algunos cultivares resisten al moho. Sobre otras plagas y enfermedades, véase «Cultivo de coles occidentales», p. 317.

Cosecha y almacenado Generalmente, las rutabagas maduran en otoño y, dado que son resistentes, pueden permanecer en el suelo hasta fi­ nes de año, cuando debe retirarlas con

cuidado para evitar que se vuelvan le­

ñosas; salvo en climas muy fríos, cubier­ tas con una capa de paja estarán sufi­ cientemente protegidas hasta retirarlas. Almacene las rutabagas en montones en el exterior o en cajas de madera a cu­ bierto (véase Almacenado de zanaho­ rias, p. 354) hasta cuatro meses.

CÓMO FORMAR UN MONTÓN DE RUTABAGAS Elija un emplazamiento abrigado y bien drenado y amontone las raíces encima de una capa de 28 cm de paja, en forma de pirámide, los cuellos hacia fuera. Cubra con una capa de pajas más largas. En climas J'ríos, proteja con otra capa de 10 cm de tierra.

Nabos (Brassica rapa Grupo Rapifera) Éstas son bienales de la familia de las coles, cultivadas como anuales. Las plantas miden unos 23 cm de alto y se extienden hasta unos 25 cm. Las raíces subterráneas se hinchan alcanzando un diámetro de 2,5-7 cm, y son redondas, bastante planas o largas. La pulpa es amarilla o blanca y la piel amarilla, blanca, rosada o roja. Las hojas jóve­ nes pueden consumirse como verdura ( véase «Cabezas de nabo y brécol raba», p. 322). I^s raíces de los nabos se con­ sumen ya sea frescas o almacenadas, ge­ neralmente cocidas. Los nabos son un cultivo de estación templada y crecen mejor a 20° C. Son bastante resistentes y toleran heladas li­ geras. Sobre necesidades de clima y sue­ los, véase «Cultivo de coles occidenta­ les», p. 317. Cultive los nabos en suelos húmedos, ya que granan prematuramen­ te en condiciones secas. Los tipos tem­ pranos, muchos de los cuales son peque­ ños y blancos, son de desarrollo rápido y excelentes como cultivo de principios de primavera y verano; los más resisten­ tes se consumen frescos en verano e in­

vierno, y se almacenan. Requieren nive­ les de nitrógeno medios y bajos (véase p. 314). Siembra y plantación Siembre semillas de nabos tempranos en primavera apenas el suelo se vuelva labrable, o a cubierto. Siembre sucesivaC osech a

de

N abos

Cultivo rutinario Mantenga los macizos libres de malezas. Riegue en condiciones secas a razón de II 1 por m2.

Coseche nabos arrancando del suelo por las hojas. No deje que permanezcan en el suelo demasiado tiempo ya que se volverían leñosos.

Colocasias (Colocasia esculenta)

Estas perennes herbáceas no resistentes alcanzan I m de altura y se extienden hasta los 60-70 cm. Las plantas tienen hojas grandes de tallos largos, verdes o verde púrpura. Las colocasias, a veces conocidas como taros, se cultivan por sus tubérculos grandes e hinchados, que se consumen cocidos. Las hojas y vás-

Pl.ANTA DE COI.OCASIA

mente en intervalos de 3 semanas hasta principios de verano. Siembre los de tipo de cultivo principal desde mediados has­ ta fines de verano in situ, a 2 cm de pro­ fundidad. Espacie los tipo temprano en hileras separadas por 23 cm, entresacan­ do plantones a 10 cm de distancia; es­ pacie los de cultivo principal en hileras separadas por 30 cm, entresacando a 15 centímetros.

tagos jóvenes también son comestibles y se consumen como verduras cocidas. Las colocasias son plantas tropicales y subtropicales que requieren tempera­ turas de 21°-27° C, con niveles de hu­ medad por encima del 75%. En zonas templadas, requieren un emplazamien­ to muy protegido y soleado o pueden cultivarse a cubierto. Las colocasias es­ tán adaptadas a extensiones de días cor­ tas de unas 12 horas (véase «Extensión del día», p. 307); raramente producen flores. Algunas variedades toleran la sombra ligera. Resulta esencial un suelo conser­ vador de la humedad, porque muchos tipos de colocasias son sensibles a con­ diciones de suelo secas. Se recomiendan suelos fértiles de contenido orgánico alto y un nivel de pH ligeramente ácido de 5,5-6. Las colocasias requieren niveles de nitrógeno entre medio y alto (véase p. 314).

Plagas y enfermedades Los escarabajos pulga (p. 548) pueden afectar a los plantones; otros problemas son la podredumbre violeta de las raí­ ces (p. 565) y el déficit de boro (p. 566). Los gorgojos de la agalla del nabo oca­ sionan bultos huecos en las raíces que pueden confundirse con raíz deforme, pero no son serios; descarte las plantas afectadas. Sobreotras plagas y enferme­ dades, véase «Cultivo de coles occiden­ tales», p. 317.

Siembra y plantación Como raras veces hay semillas disponi­ bles, propague a partir de tubérculos existentes. Plante tubérculos maduros o porciones de éstos con brotes inactivos in situ en macizos bien preparados. Es­ pacie los tubérculos a 45 cm de distan­ cia, en hileras separadas por 90 cm. Las colocasias también se propagan por esquejes. Corte la parte superior de los tubérculos con un corte recto; cada esqueje debe estar constituido por diver­ sas hojas de 10-12 cm de largo, un pun­ to de desarrollo central y una pequeña porción de tubérculo. Plante los esquejes en sus ubicacio­ nes finales con un espaciado como el mencionado arriba; si la temperatura fuera inferior a los 21° C óptimos, plante en tiestos de 21-25 cm con tierra están­ dar y siga cultivando a cubierto hasta que la temperatura sea lo bastante alta para trasplantar fuera.

Cosecha y almacenado Coseche los nabos tempranos después de unas cinco semanas, los del tipo co­ secha principal después de seis o diez se­ manas. Extraiga antes de que se vuel­ van leñosos. Retírelos antes de las primeras heladas, después almacene du­ rante tres a cuatro meses en montones en el exterior, cubiertos de paja. N abos R e c o m e n d a d o s ‘Golden Ball’ ‘Green Top Stone’ ‘Manchester Market’ ‘Orange Perfection’ ‘Purple Top Milan’ ‘Snowball’ ‘Tokyo Cross’ FI ‘Golden Ball’

Cultivo rutinario Para su mayor rendimiento, las coloca­ sias requieren agua permanente; riéguelas con regularidad. Aplique un «mulch» orgánico para conservar la hu­ medad y alimente con un fertilizante todo uso en intervalos de 2-3 semanas. Mantenga los macizos libres de malezas. Debe enterrar los tallos de las plantas una vez que estén establecidas para es­ timular el desarrollo de los tubérculos. Plagas y enfermedades Pocas veces son serias en el caso de co­ locasias cultivadas en el exterior, pero pulgones (p. 550), thrips (p. 551), ácaros araña roja (p. 550) y manchas fúngicas de hojas (p. 552) reducen el rendi­ miento de los tubérculos. A cubierto, las colocasias padecen las mismas plagas y enfermedades que en el exterior; las moscas blancas (p. 550) también pueden causar problemas.

Cultivo a cubierto Propague a partir de tubérculos (véase p. 553). Cuando hayan arraigado, trans­ fiera a un macizo de invernadero bien preparado, tiestos de 21-30 cm o sacos de desarrollo, asegurando que las raíces se alteren lo menos posible. Riegue y alimente las plantas con re­ gularidad, manteniendo una temperatu­ ra de 21°-27° C y una humedad de más

del 75 % humedeciendo el suelo. Los tu­ bérculos cultivados a cubierto tienden a ser más pequeños que los cultivados en el exterior. Cosecha y almacenado Las colocasias tardan en desarrollarse y alcanzar la madurez. Coseche los tubér­ culos 16-24 semanas después de plantar, cuando las hojas amarillean y las plan­

Zanahorias (Daucus carota) Estas bienales se cultivan como anua­ les. Sus raíces primarias gruesas color naranja pueden alcanzar hasta 5 cm de diámetro en el cuello y un largo de 20 cm. Su follaje plumoso verde crece hasta 23 cm, con una extensión de 15 cm. Nor­ malmente, las zanahorias son largas y ahusadas, pero pueden ser redondas. Existen muchos tipos: las tempranas ge­ neralmente son pequeñas y delgadas, y se consumen jóvenes; las del cultivo Z a n a h o r ia s R e c o m e n d a d a s Tempranas ‘A msterdam Forcing - Amstcl’ ‘Amsterdam Forcing - Amstel'

‘Amsterdam Forcing Sweetheart’ ‘Early French Frame’ (de raíz redonda) ‘Nairobi’ ‘Early French Frame’

‘Naneo’ FI ‘Nandor’ FI ‘Nantes - Express’ ‘Nantes - Tiptop’ ‘Parmcx’ (de raíz redonda) ‘Suko’ ‘Sytan’ Cultivo principal ‘Autumn King - Vita Longa’ ‘Berlicum - Berjo’ ‘Camberlcy’

principal son más grandes y se consu­ men frescas o almacenadas. Las zana­ horias se consumen crudas o cocidas. Las zanahorias son un cultivo de es­ tación fresca y toleran las mismas tem­ peraturas que las betarragas (véase p. 352). Cultive en emplazamiento abier­ to, en suelos ligeros y fértiles. Las de raí­ ces profundas requieren un suelo pro­ fundo y sin piedras. Incorpore mucha materia orgánica, mejor en otoño antes de sembrar. El suelo fértil y suelto de macizos en relieve establecidos es muy adecuado para cultivar zanahorias. Haga un mantillo fino con un rastrillo antes de sembrar. Debe rotar las zana­ horias (véase p. 307). Requieren niveles de nitrógeno muy bajos (véase p. 314). Siembra y plantación Siembre las de tipo temprano in situ en primavera, apenas el suelo sea labrable y se haya entibiado hasta 7° C. Puede sembrar más temprano bajo campanas, en cajoneras o bajo «mulch» flotantes; retire éstos después de algunas semanas. Siembre las de tipo cultivo principal en­ tre fines de primavera hasta principios de verano. Se puede efectuar un segun­ do sembrado de tipos tempranos a fi­ nes de verano y protegerlos con campanas. Siembre las semillas escasamente, a 1-2 cm de profundidad, al volco o en hi­ leras separadas 15 cm. Entresaque za­ nahorias tempranas a 7 cm de distan­ cia; las zanahorias del cultivo principal deben entresacarse a 4 cm para obtener zanahorias de tamaño medio, o a más distancia zanahorias grandes. Las zanaS ie m b r a E sca sa

tas se extinguen. Retire las colocasias cultivadas en el exterior cuidadosamente con una horca; las plantas a cubierto se pueden retirar con suavidad de sus ties­ tos o sacos de desarrollo. No dañe los tubérculos ya que esto estimulará la pu­ trefacción. Los tubérculos sanos pueden almace­ narse 8 -1 2 semanas en una temperatura de 11°-13° C y una humedad del 85 %-90 »/o.

P r o t e c c ió n c o n t r a Rodee la parcela de zanahorias jóvenes con una barrera protectora de 60-90 cm de altura. La barrera puede ser de malla fina o plástico rígido transparente. Ambos ayudan a calentar el suelo del interior.

la

M o sc a

horias no se trasplantan bien salvo plan­ tadas en módulos: siembre las semillas de los cultivares de raíces profundas in­ dividualmente; las de raíces redondas, varias juntas. Las zanahorias de raíz re­ donda sembradas en módulos no requie­ ren entresacado; deben plantarse fuera en grupos con espaciado mayor que para zanahorias de cultivo principal.

T u b é r c u l o d e C o l o c a s ia

d e la

Z a n a h o r ia

de suelo y retirando los extremos del em­ plazamiento. Los pulgones de raíz y de hojas (véase «Pulgones», p. 550), el vi­ rus multicolor enano de las zanahorias (véase «Virus», p. 553), la podredumbre violeta de las raíces (p. 565) y el déficit de boro (p. 566) pueden causar pro­ blemas.

Plagas y enfermedades Las moscas de las zanahorias (p. 564) son un problema serio. Entresaque al atardecer, cortando los plantones a ras Z a n a h o r ia s J ó v e n e s

Cosecha y almacenado Coseche los cultivares tempranos 7-9 se­ manas después de sembrar; los cultiva­ res del cultivo principal después de 10 -11 semanas. Arranque a mano o con una horca. En suelos bien drenados en zonas de inviernos templados, las zanahorias pueden quedar en el suelo en invierno (véase Protección de chirivías, p. 356). De otro modo, retire antes de las heladas severas, corte o arranque el follaje y al­ macene las raíces sanas en cajas en lu­ gar fresco y seco durante hasta 5 meses. A l m a c e n a d o d e Z a n a h o r ia s

Los cultivares tempranos pueden cosecharse muy jóvenes. Arranque en manojo cuando midan 8-10 cm de largo.

Arranque el follaje; coloque las zanahorias sobre una capa de arena en una caja. Cubra con más arena y siga haciendo capas.

Cultivo rutinario Retire las malezas regularmente una vez que las zanahorias hayan germinado y hasta que el follaje impida un desarro­ llo ulterior de las malezas. Riegue a ra­ zón de 16-22 I por m 2 cada dos o tres semanas.

‘Favourite’

‘Cardinal’ Fl ‘Chantenay Red Cored Supreme’ ‘Favourite’ ‘Liberno’ ‘Narman’

Siembre semillas a 2,5 cm de distancia, para que los plantones requieran poco entresacado. Las semillas deben estar a 1-2 cm de profundidad.

T u p in a m b o s

(Helianthus tuberosus)

Éstas son plantas perennes, también co­ nocidas como aguaturmas. Los tubér­ culos de sabor característico miden 5-10 cm de largo, unos 4 cm de diámetro y la mayoría de los cultivares están llenos de bultos. Sin embargo, ‘Fuseau’ pro­ duce tubérculos lisos. Las plantas pue­ den alcanzar unos 3 m de altura. Nor­ malmente, los tubérculos se cuecen, pero pueden consumirse crudos. Los tupi­ nambos crecen mejor en climas templa­ dos y son muy resistentes. Toleran am­

tubérculos lisos ‘Fuseau’

de tupinambo con bultos

plias gamas de suelos y requieren nive­ les de nitrógeno medios (véase p. 314). Pueden servir como mampara corta­ vientos. Siembra y plantación Plante los tubérculos apenas el suelo sea labrable en primavera. Los del tamaño de un huevo de gallina pueden plantar­ se enteros; corle los grandes en varios trozos, cada uno con varios brotes. Prac­ tique un surco, plantando a unos 12,5 cm de profundidad y una separación de 30 cm. Cubra con tierra. Cultivo rutinario Cuando las plantas midan unos 30 cm, entierre los tallos hasta la mitad para proporcionar estabilidad. A fines de ve­ rano, recorte los tallos dejando 1,5 m y elimine los capítulos al mismo tiempo. En emplazamientos muy expuestos, sos­ tenga los tallos con estacas. Riegue en condiciones muy secas. Cuando las ho­ jas amarilleen, corte los tallos por en­ cima del suelo.

P lantado

Haga un surco de 10-15 cm de profundidad. Coloque los tubérculos en el surco a 30 cm de distancia, con el brote principal orientado hacia arriba. Cubra con cuidado para no moverlos. Cosecha y almacenado Coseche 16-20 semanas después de plan­ tar. Sólo retire cuando los necesite, ya que los tubérculos se conservan mejor en el suelo y cuide de no dañar las raí­ ces. Conserve algunospara volver a plan­ tar o deje algunos en la tierra hasta el

Boniatos (Ipomoea batatas) Estas perennes no resistentes se cultivan como anuales. Tienen tallos reptantes que alcanzan los 3 m o más si no se los poda. Los cultivares varían mucho en cuanto al tamaño de las hojas y tubér­ culos, aspecto y color. Los tubérculos se consumen cocidos; las hojas, como las espinacas (véase p. 329). Los boniatos son plantas tropicales y subtropicales y requieren temperaturas de 24“-26° C. F.n climas cálidos necesi­ tan un emplazamiento soleado; en tem­ plados deben cultivarse a cubierto, pero el rendimiento es menor. La mayoría son plantas de extensión diaria corta (véase «Extensión del día», p. 307). Se requieren tierras negras bien dre­ nadas, arenosas y fértiles con un pH de 5,5-6,5 y niveles medios-altos de nitró­ geno (véase p. 314). Siembra y plantación En los trópicos y subtrópicos, plante bo­ niatos al principio de la estación de las lluvias. En climas cálidos y templados, plante en primavera. Efectúe aristas de tierra en relieve a 75 cm de distancia, después plante los tubérculos a 5-7 cm de profundidad en la arista, espacian­ do a 20-25 cm de distancia. O recoja es­ quejes de tallo de 20-25 cm de largo de plantas maduras e introduzca hasta la mitad del largo, justo debajo del vérti­ ce de la arista. Los cultivares criados a partir de se­ millas ofrecen cosechas razonables. Siembre en el interior en bandejas o en tiestos de 21-25 cm en temperaturas de al menos 24° C. Cuando los plantones

midan 10-15 cm, temple y plante en el exterior. Cultivo rutinario Riegue y desmalece con regularidad; aplique «mulch» para conservar la hu­ medad. Guíe los vástagos para que se enrollen alrededor de la planta. Aplique fertilizante multiuso en intervalos de 3-4 semanas hasta que los tubérculos se ha­ yan formado. Proteja del viento. Plagas y enfermedades Pulgones (p. 550), orugas (p. 549), nemátodos de nudos de raíz (p. 564), man­ chas fúngicas de hojas (p. 552), marchi­ tamiento de Fusarium (p. 565), plagas de plantones (p. 558) y varios virus (p. 553) afectan a boniatos plantados en el exterior. A cubierto, las moscas blancas (p. 550), thrips (p. 551) y los ácaros ara­ ña roja (p. 550).

Cultivo a cubierto Siembre semillas, como se indica más arriba, trasplantado plantones a maci­ zos o sacos de desarrollo. O recoja es­ quejes e introduzca en tiestos de 15 cm. Mantenga una temperatura mínima de 25° C y una humedad superior al 70 %, humedeciendo el suelo del invernadero. Cuando las raíces se desarrollen, trans­ fiera las plantas a macizos de inverna­ dero o sacos de desarrollo. Riegue con regularidad y elimine los extremos de de­ sarrollo de los vástagos cuyo largo so­ brepase los 60 cm para estimular la pro­ ducción de vástagos laterales. Mantenga la temperatura a menos de 28° C y la zona bien ventilada. Cosecha y almacenado Coseche entre doce y dieciséis semanas después de plantar, cuando los tallos y hojas amarilleen. Los cultivos a partir

E s q u e j e s d e T a l l o p a r a C u l t iv a r a C u b ie r t o

Elija vástagos sanos y vigorosos y separe de la planta madre con podaderas.

Corte las hojas inferiores y recorte cada vástago bajo de un nodulo dejando 20-25 cm. Entieste y cultive a cubierto.

R ecorte

Hacia fines de verano, recorte los tallos dejando unos 1,5 m, de manera que el viento no dañe las plantas. Los tubérculos seguirán desarrollándose.

año siguiente. De otro modo, retire in­ cluso los tubérculos pequeños, ya que se vuelven invasores con velocidad. En climas severos o en suelos pesados, re­ tire a principios de invierno y almacene en un sótano o en montones en el exte­ rior (véase Cómo formar un montón de rutabagas, p. 353) durante unos 5 meses.

P l a n t a d o B o n ia t o

de semillas estarán listos tres semanas más tarde. Retire los tubérculos con una horca, sin dañarlos. Para almacenar boniatos, primero debe curarlos durante 4-7 días a temperaturas de 28°-30° C y una hu­ medad del 85 °/o-90 % (véase «Calaba­ zas», p. 335). Pueden almacenarse en bandejas poco profundas a 10°-15° C durante varios meses. B o n ia t o s R ecom endados ‘Centennial’ (pulpa naranja) ‘Eland’ (pulpa naranja)

‘Gem’ (pulpa blanca) ‘Gold-rush ’ (pulpa naranja) 'Jewel' (pulpa blanca) ‘Ne mago Id’ guiado Las plantas jóvenes pueden guiarse en forma de arbusto, cordón o abanico, como las grosellas rojas. Sin embargo, algunos cultivares de uva espina, como ‘Leveller’, tienen un hábito decumben­ te natural; para evitar que los tallos lle­ guen hasta el suelo, pode hasta alcan­ zar brotes que miren hacia arriba, en especial al guiar arbustos jóvenes.

Arbusto Sobre la poda inicial, véase gro­ sellas rojas (p. 415); tenga como meta la creación de un arbusto de centro abierto sobre un tallo de 10-15 cm de lar­ go. Los arbustos establecidos pueden po­ darse por medio de una poda regulado o una de espolones en invierno. La poda regulada es el método más sencillo: elimine el desarrollo apiñado, cruzado y bajo para conservar un desa­ rrollo bien espaciado en el centro del ar­ busto; también elimine las ramas viejas c improductivas y elija vástagos nuevos jóvenes para reemplazarlas. La poda de espolones es más laborio­ sa: se acorta todos los vástagos late-

A rbusto

d e U v a E s p in a A ño i, P o d a d e I n v i e r n o

Pode lodos los vastagos dejando entre la mitad y tres cuartas parles hasta un brote mirando hacia fuera. A rbusto E s t a b l e c id o , P o d a R e g u l a d o , I n v ie r n o

Elimine las ramas más viejas: evita el apiñamiento y mantiene un centro abierto. A rbusto E s t a b l e c id o , P o d a

de

El arbusto debe tener vástagos jóvenes, bien espaciados, mirando hacia arriba o fuera.

E s p o l o n e s , I n v ie r n o

U vas E s p in a R ecom endadas Temprana

‘Broom Girl’ ‘Golden Drop’ ‘May Duke’ (roja) ‘Invicta’

Media estación

Á r b o l E s t á n d a r d e U v a E s p in a

rales hasta un brote adecuado a 8 cm de las ramas principales. Las ramas guía también requieren una poda de sus ex­ tremos. Estándar Los cultivares guiados como estándar se injertan sobre patrones de Ribes odoratum o de R. divaricatum. Elija un vástago del patrón y guíe ver­ ticalmente, manteniendo los vástagos la­ terales existentes cortos. Tardará unos tres años hasta alcanzar una altura ade­ cuada. Cuando el tallo se haya engro­ sado y alcanzado uno 1 , 1- 1 ,2 m de alto, recbrte los vástagos laterales e injerte so­ bre el cultivar seleccionado por medio de un injerto de acoplamiento (véase p. 373). Sostenga el tallo con una estaca só­ lida. El siguiente verano, la púa se de­ sarrollará y ramificará de un modo na­ tural. El siguiente invierno, establezca la estructura como para un arbusto y pode y guíe del mismo modo. Cordón y abanico Se guían igual que las grosellas rojas (véase p. 416); ya estable­ cidos, pode en verano, reduciendo los vástagos laterales nuevos hasta dejar cin­ co hojas. En invierno, acorte los vásta­ gos dejando 8 cm y pode los extremos de los guías. y almacenado Los frutos maduran a mediados de ve­ rano. Las uvas espinas para cocer deben recogerse mientras estén verdes, pero deje que los cultivares con calidades para Cosecha

E s q u e je s

dejando I brote a unos 8 cm de la base.

Pode los extremos de las ramas guía, dejando 3 o 4 brotes en el desarrollo nuevo: estimula la formación de espolones.

I

de

‘Bedford Red’ (roja) ‘Careless’ (blanca) ‘Crown Bob’ (roja) ‘Invicta’ (verde) Rm ‘Keepsake’ (verde) ‘Langley Gage’ (blanca) ‘Leveller’ (amarilla) ‘Whinham’s Industry’ (roja) ‘Whitesmith’ (blanca) ‘Whinham’s Industry’

Tardía ‘Captivator’ (roja) Th ‘Lancashire Lad’ (roja) Rm ‘Lancer’, sin. ‘Howard’s Lancer’ (verde) ‘London’ (roja) ‘Lord Derby’ (roja) ‘White Lion’ (blanca) C lave

Um Alguna resistencia al Mildiú Th Casi sin espinas

consumir en la mesa maduren sobre el arbusto para obtener el mejor sabor, protegidos contra pájaros. Los cultiva­ res amarillos, rojos y blancos deben ma­ durar hasta alcanzar todo su color. Las uvas espina se congelan bien. Propagación

Recoja esquejes de leña dura en otoño; éstos, en las uvas espina, pueden ser de arraigue difícil. Si conserva todos los brotes aumentará las posibilidades de éxito. Elimine brotes inferiores y vásta­ gos laterales. Si no, se desarrollarán chu­ pones problemáticos.

L eña D ura

-

2

En otoño, coja esquejes de Retire los esquejes arraigados vástagos jóvenes maduros. el siguiente otoño. Elimine Recorte, dejando 30-38 cm, en brotes o vastagos basales que ángulo por encima de un brote en estén a menos de 10 cm de la el extremo y recto en la base. base (véase inserción), antes de Meta en una zanja hasta la mitad trasplantar las plantas jóvenes. del largo.

E l

H u e r t o

F r u t a l

Mirtilos (Vaccinium corymbosum) Los mirtilos de gran tamaño se derivan del mirtilo silvestre americano. Produ­ cen racimos de frutos de un color azulpúrpura oscuro y nebuloso con una pelusilla gris; su sabor se realza cocidos o conservados. Requieren un clima fres­ co y húmedo y necesitan 700-1.200 ho­ ras a menos de 7o C y suelos muy áci­ dos (pH 4-5,5). Los mirtilos de gran tamaño alcanzan 1,3-2 m de altura y son caducifolios, con flores blancas en pri­ mavera y llamativos colores dorados y escarlata en otoño. Los mirtilos ojo de conejo (Vaccinium ashei) se cultivan de la misma manera que los del grupo de gran tamaño, pero toleran suelos menos ácidos y condicio­ nes más secas; principalmente, se culti­ van en Australia y EEUU. Los frutos son más pequeños y ásperos que los de los mirtilos de gran tamaño. Las cosechas, que se efectúan entre mediados y fines de verano, son poco abundantes al principio, pero después de cinco o seis años se pueden obtener co­ sechas de hasta 2 ,2 k de fruta por ar­ busto y considerablemente más en ar­ bustos más viejos. Los mirtilos son autofertilizantes, pero ofrecen mejores cose­ chas cuando dos o más cultivares se plantan en proximidad.

A rbu sto

de

M ir t il o E s t a b l e c id o , P o d a d o

Los mirtilos requieren un emplazamien­ to soleado, pero toleran un poco de som­ bra. El suelo debe estar bien drenado. Limpie el suelo de malezas perennes an­ tes de plantar y, si el suelo fuera alcali­ no, corrija incorporando una capa de 15 cm de tierra ácida al suelo existente hasta una profundidad de al menos 60 cm. O aplique flores de azufre a razón de 50-120 g por m2. Los mirtilos también pueden cultivar­ se en tiestos o tinas grandes, de al me­ nos 30-38 cm de diámetro, llenos tierra ericácea. Plante desde fines de verano hasta fi­ nes de invierno, espaciando los arbusM ir t ilo s d e A r b u st o G ra nd e R ecom endados Temprano

‘Bluecrop’ ‘Bluetta’ ‘Earliblue’ ‘Patriot’

I n v ie r n o

Recorte los vástagos débiles o no productivos hasta donde otro joven y fuerte pueda reemplazarlo. A rbu sto

de

M ir t il o

muy

G rande

tos a 1,5 m de distancia. Cubra las raí­ ces con 2,5-5 cm de tierra y aplique un «mulch» de abono ácido o mantillo de hojas. Si cultiva una mezcla de cultivares ob­ tendrá una fertilización mejor y cose­ chas más abundantes.

estimular el desarrollo de vástagos basales nuevos.

Cuidado rutinario

Emplazamiento y plantación

de

Para estimular el desarrollo y la cose­ cha y conservar la acidez, cada prima­ vera aplique un revestido de sulfato de amonio a razón de 35 g por m2, sulfa­ to de potasa a razón de 35 g por m 2 y polvo de huesos a razón de 105 g por m2. Siga aplicando un «mulch» de tie­ rra ácida y riegue con agua de lluvia. Evite tocar las raíces al desmalezar. Plagas y enfermedades

Los frutos pueden ser comidos por pá­ jaros; proteja cubriendo los arbustos con redes (véase «Protección contra pája­ ros», p. 367). Las demás plagas y enfermedades rara vez ocasionan problemas. E s q u e je s

de

L eña Blanda

de

Poda y guiado

Los mirtilos frutan sobre leña de dos o tres años. Los arbustos nuevos requie­ ren poco poda durante dos o tres años; elimine los vástagos débiles para dotar de una estructura básica sólida. En adelante, pode para segurar una producción regular de vástagos nuevos a partir de la base, al igual que para las grosellas negras (véase p. 414), eliminan­ do una parte de la leña más vieja cada año. Cosecha y almacenado

Los frutos maduran durante varias se­ manas. Recoja los frutos con cuidado,

Recorte las ramas bajas o mirando hacia abajo hasta su origen o hasta una rama que crezca en la dirección deseada. cosechando sólo los maduros, que se se­ paran con facilidad de los racimos. Los mirtilos pueden almacenarse bien para un consumo posterior conservados al natural, embotellados o congelados. Propagación

Recoja esquejes de leña blanda de 10-15 cm de largo a mediados de verano, su­ merja en polvo de arraigue hormonado y después introduzca en un medio de arraigue ácido, mitad turba mitad are­ na. Coloque los esquejes en un propa­ gador hasta que arraiguen, después tras­ plante a un tiesto más grande. Temple antes de plantar fuera.

M ir t il o

‘ßluclta’

Media estación

‘Berkeley’ ‘Herbert’ ‘Ivanhoe’ Tardío

‘Coville’ ‘Darrow’ ‘Goldtraube 71’ ‘Jersey’

1

Seleccione material de leña blanda adecuado y tome esquejes de al menos 10 cm de largo. Corte justo encima de la articulación de una hoja.

2

Recorte la base de cada esqueje debajo de un nodulo con un cuchillo y elimine las hojas del tercio inferior de los esquejes. Sumerja los extremos en polvo de arraigue hormonado.

3

Prepare un tiesto con abono para esquejes ácido. Haga agujeros con una espátula; meta los esquejes para que las hojas de la base estén por encima del abono. Riegue, etiquete y coloque en propagador.

ES

Frutos no resistentes a mayoría de los frutos n o resis­ calurosos, donde el suelo puede ser fal­ tentes son originarios de zonas tro­ to de nutrientes, es importante prepa­ picales o subtropicales, donde prospe­rar el emplazamiento adecuadamente ran en las condiciones cálidas y secas antes de plantar: una cantidad suple­ existentes. Salvo las olivas, que deben mentaria de fertilizante de acción len­ tratarse para eliminar su amargor, mu­ ta, aplicada a razón de 110-180 g ayu­ chos pueden consumirse directamente dará al rápido establecimiento de las del árbol, o después de almacenados du­ plantas. En los climas fresco-templados, algu­ rante un período corto en condiciones adecuadas. Los miembros de la familia nos frutos no resistentes pueden cultivar­ de los cítricos que son demasiado áci­ se en contenedores o a cubierto, a condi­ dos para consumir, como los limones y ción de proporcinar la temperatura y ni­ las limas, se cultivan ya sea por su jugo veles de humedad correctos. Aunque los o para emplear en conservas y merme­ frutos de muchos no maduran de un mo­ ladas. Dado que los frutos 110 resisten­ do consistente a cubierto, sin embargo tes generalmente se cultivan en climas resultan plantas ornamentales atractivas.

L

N a ra nja s du lces

A g u a ca te

L im a s

L im o n es M ango

PlñaS (Ananas comosus) Las pinas son perennes tropicales que producen frutos terminales, cada uno compuesto de hasta 2 00 frutos peque­ ños sin semillas. Para obtener los me­ jores resultados, requieren pleno sol y temperaturas de 18°-30° C, con una hu­ medad del 70-80 %. Los grupos de cul­ tivares comprenden el de Cayena, el Rei­ na y el Español, entre los que el Español tiene el sabor más dulce. Emplazamiento y plantación Elija un emplazamiento soleado, prote­ gido de vientos fuertes. Las piñas tole­ ran una amplia gama de suelos, pero prefieren tierra negra mediana arenosa, con un pH de 5-6,5. Plante «hujuelas» o chupones a unos 30 cm de separación, dejando 60 cm de distancia entre las hi­ leras, o espaciados a 50 cm en cada sentido. Cuidado rutinario Utilice un fertilizante de uso general con niveles de potasio medios y altos nive­ les de nitrógeno en intervalos de dos o tres meses, a razón de 50 g por planta.

Corrija las deficiencias posibles de hie­ rro y zinc rociando con una solución al 2 % de sulfato ferroso o de zinc. Rie­ gue las piñas con regularidad durante el tiempo seco y aplique un «mulch» or­ gánico para conservar la humedad del suelo. Plagas y enfermedades Las plagas que pueden afectar las piñas comprenden los cocos (p. 550), nemátodos de nudos de la raíz (p. 564), in­ sectos de escamas (p. 552), ácaros ara­ ña roja (p. 550) y trips (p. 551). La enfermedad más grave que afecta las piñas cultivadas en el exterior es la podredumbre por calor, causada por Phytoplithora cinnamoni y P. parasíti­ ca, que son hongos que afectan con fre­ cuencia las piñas cultivadas en condicio­ nes mojadas. Ya que esto resulta difícil de tratar, es aconsejable prevenir las in­ fecciones plantando cultivares resisten­ tes en los lugares que éstos estén dispo­ nibles; todos los chupones requeridos para la propagación deben sumergirse en un fungicida, ya que el hongo pe­

P r o p a g a c ió n

de

P iñ a s

netra a través de las heridas. Cultivo a cubierto Plante los «hijuelos» o chupones de pi­ ñas arraigados en macizos bien prepa­ rados con un buen drenaje o emplee ties­ tos de al menos 30 cm de diámetro. Utilice tierra de alto contenido orgáni­ co y aplique alimento líquido cada 3-4 semanas. Mantenga una temperatura de al menos 20° C y una humedad de alre­ dedor del 70 %. Riegue regular y con­ cienzudamente, en especial meintras las plantas jóvenes se establezcan. Cosecha y almacenado Coseche los frutos cuando comiencen a volverse amarillos cortando el tallo a 2,5-5 cm debajo de cada fruto. Las pi­ ñas pueden almacenarse durante hasta tres semanas a 8 o C de temperatura y 90 % de humedad. Propagación El vástago terminal de la corona puede emplearse como esqueje; retire junto a alrededor de 1 cm del fruto. Las piñas

a p a r t ir d e u n

V a sta g o

de

C orona

P r o p a g a c ió n d e por C h upones

P iñ a s

Corte vástagos basales o chupones y deje secar antes de meter en tierra para esquejes arenoso (véase inserción). también se propagan por «hijuelos» o chupones que surgen de las axilas de las hojas, de la base del tallo o de la parte inferior del fruto; éstos pueden separarse con un cuchillo afilado. Sumerja las su­ perficies de corte de los hijuelos o vás­ tagos en un fungicida y deje secar duarnte algunos días. Elimine las hojas inferiores e introduzca los esquejes en tiestos con tierra arenosa. Cambie a ties­ tos de 15 cm una vez arraigados. P iñ a s R ecom endadas Grupo Cayena ‘Baronne de Rothschild’ ‘Smooth Cayenne’ ‘Sugar Baby’

1 Piña

2

Meta el esqueje en un tiesto Quite el vástago de corona de un piña madura con un con tierra para esquejes y mantenga a temperatura de al cuchillo, asegurando de no cortar menos 18° C. El esqueje arraigará a través de la base del vástago. y estará preparado para cambiar Sumerja la herida en fungicida y deje secar durante varios días. de tiesto tras unas semanas.

Grupo Reina ‘Natal Queen’ ‘Ripley Queen’ G rupo Kspañol ‘Red Spanish’ ‘Singapore Spanish’

Las papayas (o paw-paw) son árboles tropicales delgados, generalmente de un solo tallo, que alcanzan alturas de 4-5 m y una copa que se extiende hasta 1-2 m. Maduros, los frutos pueden alcan­ zar un largo de hasta 20 cm. Normal­ mente, se requiere una gama de tempe­ raturas entre los 22°-28° C con una humedad del 60-70 %; algunos cultiva­ res toleran temperaturas de hasta 15° C, aunque en ese caso, la floración y frutación puede ser pobre.

naje resulta esencial, ya que los árboles son sensibles al anegado. Muchos cultivares de papayas son dioicos, con flores masculinas y feme­ ninas producidas en plantas separadas, pero a veces existen cultivares hermafroditas disponibles. Un árbol macho generalemntc resulta suficiente para poli­ nizar cinco o seis árboles femeninos. La polinización normalmente se efectúa a través de insectos y del viento. Plante a 2,5-3 m de distancia.

Emplazamiento y plantación Elija un emplazamiento cálido y solea­ do, protegido de vientos fuertes. Las pa­ payas requieren suelos fértiles y bien dre­ nados, con un pH de 6-7; un buen dre-

Cuidado rutinario Aplique un fertilizante equilibrado todo uso, a razón de 1-1,5 k por árbol por año, en dos o tres revestidos separados durante la estación de desarrollo. Rie­ gue con regularidad en condiciones se­ cas y conserve la humedad por medio de un «mulch» orgánico. Después de tres o cuatro años, las papayas pueden verse afectadas por nemátodos y virus; si esto ocurriera, reemplace con plantas jóvenes de cultivares identificados o con plantones.

P a pa y a s R e c o m e n d a d a s ‘Bluestcm’ H ‘Fairchild’ D ‘Graham’ D ‘Guinea Gold’ ‘Higgins’ H ‘Higgins’

‘Hortus Gold’ I) ‘Sunny Bank’ I) ‘Solo’ Il C lave

1) D ioica s H H enn a frod ita

Cítricos fesps. de Citrus) El género de los Cilrus comprende las naranjas, limones y una serie de otras especies comestibles (véase p. 421). Los cítricos son árboles pequeños de rami­ ficación extensa y troncos de 50-60 cm de circunferencia. Los árboles alcanzan unas alturas de 3-10 m y una extensión de 5-8 m. Las limas son los más compactos, los pomelos los más grandes y vigorosos. Los limoneros tienen un hábito más ver­ tical que las demás especies. Aquí tam­ bién se menciona el kumquat, que an­ tes estaba incluido en el género de los Cilrus pero que ahora se clasifica como Fortunella. Sus necesidades de cultivo son similares a los de los Cilrus. Los Cilrus son un género subtropical. Todas las especies e híbridos tienen ho­ jas aromáticas y son perennes. Para un desarrollo óptimo, requieren temperatu­ ras de 15°-30° C, aunque la mayoría de las especies sobrevive períodos cortos a 0o C. Prosperan a 100 m de altura o más, en niveles de humedad de 60-70 %, salvo que se manifieste lo contrario.

Cultivo a cubierto En las zonas templadas, las papayas pueden cultivarse a cubierto eficazmen­ te, a condición de proporcionar niveles de luz y temperatura adecuados. Culti­ ve plantones o esquejes como se indica en «Propagación», abajo. Trasplante cuando midan 20-25 cm de alto a ma­ cizos preparados o tiestos de un diáme­ tro mínimo de 35 cm. Use tierra fértil, al que le agregará un fertilizante de ac­ ción lenta. Mantenga una temperatura de al menos 22° C y una humedad del 60-70 %. Aplique un alimento líquido o un revestido ligero de fertilizante con un contenido entre medio y alto de ni­ trógeno cada tres o cuatro semanas. Las plantas deben regarse con regularidad. Poda y guiado Elimine las ramas laterales, ya que és­ tas son improductivas. Después de fru­ tar, pode dejando 30 cm desde el suelo; de los vástagos nuevos que surjan selec­ cione el más fuerte, como el guía nue­ vo, y recorte los demás.

Plagas y enfermedades En el exterior, las plagas comunes son los nemátodos de nudo de la raíz (p. 564); las enfermedades comprenden la antracnosis (véase «Manchas fúngales de las hojas», p. 552), virus arracima­ dos del extremo (véase «Virus», p. 563) y la podredumbre por el pie de los plan­ tones (p. 568). Los árboles de papaya cultivados a cubierto también pueden verse afectados por los ácaros araña roja (p. 550), trips (p. 551), moscas blancas (p. 5509 y cocos (p. 550).

Cosecha y almacenado Coseche los frutos cuando su color esté entre el naranja y el rojo. Pueden alma­ cenarse a I0°-13° C con una humedad del 70 % durante hasta 14 días.

La floración no es estacional, sino que ocurre durante períodos cálidos de llu­ vias regulares; las flores y los frutos pue­ den coincidir. Muchas especies de cítri­ cos son plantas excelentes para cultivar en contenedores a cubierto en zonas templadas.

gosos producen árboles vigorosos de co­ secha precoz, resistentes a los virus de la «tristeza» (decadencia precoz), pero sus frutos pueden tener cáscaras grue­ sas y bajos contenidos de ácido y azú­ car. Las naranjas amargas constituyen un buen patrón universal, pero suscep­ tible a los virus de la tristeza. Los naranjos trifoliados son patrones empcqueñeccdores adecuados para zo­ nas más frescas. Poseen cierta resisten­ cia a los nemátodos pero no son com­ patibles con algunos cultivares de limonero. También se emplean la man­ darina Cleopatra y la lima Rangpur como patrones. Asimismo pueden criar­ se patrones de plantones: para más de­ talles, véase «Propagación», p. 421.

Emplazamiento y plantación Los cítricos prefieren una orientación soleada y deben protegerse por medio de rompevientos en zonas ventosas. To­ leran una amplia gama de suelos, pero prosperan en aquellos fértiles, bien dre­ nados y ligeramente ácidos (pH 6-6,5). Los cítricos jóvenes responden bien a una alta fertilidad del suelo. Patrones

Se pueden usar los de las naranjas dul­ ces, ya que son compatibles con todas las especies y cultivares usualmcntc cul­ tivados. Los patrones de limoneros ru­

Propagación

El sistema habitual de propagación es a partir de semillas. Siembre las semi­ llas a cubierto en bandejas o, preferen­ temente, en tiestos sin fondo de 6-9 cm de diámetro. Manipule los plantones con cuidado, ya que las papayas son sensi-

Á

rbol d e

P a pay a

bles a la manipulación de sus raíces. Temple y plante fuera cuando midan 30-45 cm de alto. Para obtener la cantidad adecuada de plantas femeninas, si emplea cultivares dioicos, plante los plantones en grupos de tres o cuatro, entresacando para de­ jar una planta femenina después de que comiencen a florecer. Los plantones hermafroditas pueden plantarse sin problemas de manera in­ dividual. En general, los esquejes se obtienen podando árboles maduros hasta 30-40 cm del suelo y usando los vástagos nue­ vos como esquejes. Sumerja las bases en polvo de arrai­ gue hormonado y siga cultivando a cu­ bierto.

Plantación Las distancias de plantado varían entre los 5 m y los 10 m en cada dirección, según el vigor y la especie del cultivar elegido; hágase aconsejar por los espe­ cialistas de un vivero al comprar un ár-

Polinización

La mayoría de cítricos, incluyendo los naranjos dulces, son autofertilizantes, por lo que no se requiere un poliniza­ d o s muchos, como el naranjo dulce ‘Washington’, también producen frutos sin semillas.

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rbol de

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bol. Los cítricos son susceptibles al ane­ gado: en un emplazamiento donde el suelo no está suficientemente bien dre­ nado, plante cada árbol sobre un ligero montículo de 5-7 cm de altura, para que el agua sobrante se escurra.

Cuidado rutinario Durante los primeros años, alimente los árboles cítricos con un fertilizante equi­ librado de niveles de nitrógeno altos y medios de potasio a razón de I k por árbol por año. El fertilizante debe pro­ veerse en dos o tres dosis, aplicadas en intervalos regulares alrededor de la base de cada árbol, durante el desarrollo ac­ tivo de los árboles. Duplique la canti­ dad de fertilizante después de cinco años. La aplicación de un «mulch» ayu­ dará a conservar la humedad. Elimine las malezas alrededor de las bases de los árboles y riegue concienzu­ damente en tiempo seco, en especial du­ rante el desarrollo de las flores y los fru­ tos. El hábito no-estacional de la frutación hace innecesario el entresaca­ do de los frutos. Elimine los chupones. Plagas y enfermedades

Varios cocos (p. 550), insectos de esca­ mas (p. 552), trips (p. 551), ácaros ara­ ña roja (p. 550), pulgones (p. 550), po­ dredumbres de las raíces y las coronas (véase «Podredumbre Phylophlhora de las raíces», p. 558), antracnosis (véase «Manchas fúngales de las hojas», p. 552) y escaras (p. 552) pueden afectar los cítricos cultivados en el exterior y a cubierto. Los nématodos de nudos de raíz (p. 564) pueden constituir plagas se­ veras en algunos suelos. En los trópicos y subtrópicos, las moscas de los frutos (p. 563) pueden causar problemas. Muchos cultivares y especies de cítri­ cos pueden padecer los virus tristeza, di­ fundidos por pulgones y que ocasiona tallos hoyosos en pomelos, limas y ci­ dras. Los árboles infectados pierden vi­ gor y producen frutos pequeños. Los vi­ rus afectan más a cultivares injertados sobre patrones de naranjo amargo. Ro­ cíe para eliminar pulgones o emplee ri­ zomas alternativos.

Cultivo a cubierto En las zonas templadas, varios cultiva­ res de naranjo dulce, mandarina, limo­ nero y lima, además de los naranjos se­ villanos y los kumquat, pueden culti­ varse a cubierto, aunque no se puede confiar en que produzcan frutos. Pre­ pare los macizos correctamente o emplee contenedores grandes de al menos 60 cm de diámetro, llenos de tierra rica en nu­ trientes. Mantenga una temperatura mí­ nima de 20° C con al menos 75 °/o de humedad y riegue las plantas con regu­ laridad. Aplique un fertilizante líquido cada mes, una vez que los árboles jóve­ nes estén bien establecidos.

Poda y guiado

C ít r ic o s R e c o m e n d a d o s

Acorte las ramas principales de los ár­ boles recién plantados en un tercio du­ rante el primer año. Ello estimula un de­ sarrollo lateral y genera una forma más redonda. Después de la frutación, sólo pode para eliminar las ramas enfermas, dañadas o cruzadas y todas las que to­ quen el suelo. Los cítricos también pue­ den guiarse como estándar o medio es­ tándar (véase p. 379), especialmente si los cultiva como ornamentales.

Cosecha y almacenado Los frutos de los cítricos pueden tardar entre seis y ocho meses —o incluso más— en madurar, a partir de la fruta­ ción, según el clima (cuánto más baja sea la temperatura, tanto más tardarán en madurar). En las zonas con poco sol, los frutos de los cítricos pueden perma­ necer verdes. Coseche los frutos cuando hayan ma­ durado, cortando el tallo del fruto con podaderas o un cuchillo afilado o arran­ cando el tallo del fruto torciendo lige­ ramente. Los frutos no dañados pueden almacenarse durante varias semanas a 4-6° C de temperatura.

Propagación Algunos cítricos pueden cultivarse a par­ tir de semillas. La mayoría de las semi­ llas de los cítricos son poliembriónicas, y por lo tanto «clónales», reproducien­ do las características del árbol madre. La calidad de los frutos producidos por cultivares no policmbriónicos es va­ riable. En el caso de los cultivares con nom­ bre propio, el sistema de propagación habitual es a través de los injertos de brotes. Para criar árboles cítricos a partir de semillas, emplee semillas frescas, sem­ bradas en bandejas o tiestos con tierra para semillas a una profundidad de 3-5 cm. Riegue las semillas con frecuencia y mantenga temperaturas de 25-32° C. Cuando los plantones sean lo bastante grandes paa manipular, trasplante a ties­ tos de 10 cm o 12 cm. Cuando midan 20-30 cm de alto, trasplante a tiestos de 21-30 cm o plante fuera después de tem­ plarlos. O cambie a tiestos de 25-38 cm y plante fuera cuando midan 60-90 cm de altura. El sistema más frecuente para propa­ gar los cítricos vegetativamente es el in­ jerto de brote en forma de «T» (véase p. 373). Use patrones de plantones de cí­ tricos con tallos de 1 cm de diámetro. Cuando el vástago del brote mida 2,5 cm de largo, el desarrollo del patrón por en­ cima del vástago brotado puede elimi­ narse por completo.

Limas

‘Persian’, sin. ‘Tahiti’ (dulce) ‘West Indian’, sin. ‘Mexican’ (ácidas) ‘Persian’ Naranjas amargas

‘Bouquet de Fleurs’ ‘Chinotto’ n a r a n j a s d u i .c e s

M aduras

Especies de cítricos Limas (Cilrus auranliifolia) Existen dos grupos principales de limas. Uno tiene un sabor ácido y el otro es bastante dulce y a menudo se lo emplea como patrón. Uno de los cultivares áci­ dos más frecuentemente cultivados es el ‘West Indian’. Sus frutos son redondos, pequeños y de cáscara fina, con pocas semillas; la cáscara y la pulpa son verdes. La mayoría de las limas se cultivan como plantones pero también pueden reproducirce por injerto de brotes sobre patrones de limonero rugoso.

‘Primafiori’

Limones ‘Eureka’ ‘Fcmminello’ ‘Lisbon’ ‘Meyer’s Lemon’ ‘Primafiori’ Pomelos ‘Duncan’ (pulpa rosada) ‘Foster’ (pulpa rosada) ‘Marsh Seedless’ (pulpa blanca)

‘Thompson’

Naranjas acidas, sevillanas o amargas

(Cilrus auranlium) El naranjo ácido —o amargo— se em­ plea sobre todo como patrón. Los fru­ tos, que se usan para hacer mermelada, tienen un diámetro de unos 7 cm y una cáscara gruesa. Son bastante ácidas, pero algunas formas de las especies lle­ van frutos de un contenido de ácido cí­ trico menor. (Cilrtis limón) La mayoría de cultivares de limoneros producen frutos con semillas que pue­ den permanecer verdes en lugar de vol­ verse amarillos, incluso completamen­ te maduros. Para crecer con éxito en el exterior, requieren una altitud de 300-500 m, con pocas variaciones de temperatura y una mínima de 20° C. Un híbrido interesante entre el limo­ nero y la lima es el «limolima»; éste pue­ de cultivarse en el exterior en zonas sub­ tropicales, o como ornam ental a cubierto en las zonas templadas. Limones

(Cilrus medica) Los frutos del cidro son ovoides y ama­ rillos, de cáscara gruesa y superficie ru­ gosa y alcanzar los 15 cm de largo; la pulpa es ácida y de poco zumo. No se han registrado cultivares de ci­ dro específicos; las cidras se cultivan so­ bre todo por su cáscara, generalmente confitada y empleada en repostería. Los cidros constituyen ornamentales atrac­ tivos; en zonas templadas pueden culti­ varse a cubierto (véase p. 421). Cidras

‘Star Ruby’ (pulpa roja) ‘Thompson’, sin. ‘Pink Marsh’, ‘Red Blush’ (pulpa rosada) Mandarinas

‘Clementine’ (comunes) ‘Dancy’ (comunes) ‘King’ (King) ‘Clementine’

Tángelos

‘Minncola’ ‘Orlando’ Naranjas dulces

‘Hamlin’ (común) ‘Jaffa’ (común) ‘Malta Blood’ (sanguina) ‘Moro’ (sanguina) ‘Robertson’ (navel) ‘Ruby’ (sanguina) •Jaffa'

‘Valencia’ (común) ‘Washington’ (navel)

l’omcios (Citrus paradisi) Los frutos del pomelo son grandes, re­ dondeados, de hasta 10-15 cm de diáme­ tro y amarillos. La mayoría de los cul­ tivares están bien adaptados a desarrollo al nivel del mar o justo por encima, siempre que las temperaturas superen los 25° C. Existen dos grupos principales de pomelos en cultivo: uno de pulpa blanca, el otro de pulpa rosada; en am­ bos grupos existen cultivares disponibles con y sin semillas.

(Citrus reticulata) Las mandarinas generalmente requieren temperaturas por encima de los 18° C, pero las temperaturas muy elevadas pue­ den ocasionar una bajada de la calidad de los frutos; la plonización cruzada en­ tre los árboles ocurre con frecuencia; esto da lugar a frutos con muchas se­ millas. El grupo Satsuma es el más habitual­ mente cultivado; los frutos de los culti­ vares pertenecientes a este grupo son ge­ neralmente un tanto aplanados y no Mandarinas

tienen semillas, con un color naranja bien desarrollado y de sabor dulce. Al­ gunos cultivares tienen un «ombligo», un fruto en miniatura que se desarrolla en un extremo del fruto. Los otros tres grupos son el Cleopatra, ampliamente utilizado como patrón, pero de frutos incomestibles, el King y el grupo de mandarina común (que comprende el cultivar ‘Clementine’).

(Citrus reticulata X C. paradisi) Este híbrido entre el pomelo y la man­ darina hereda algunas características de cada uno de sus progenitores; los fru­ tos anaranjados son más grandes que los del mandarino, pero tienen una cásca­ ra delgada y fácil de mondar. Pueden cultivarse también a cubierto en zonas templadas, y ocasionalmente producirán frutos.

Tángelos o frutos ugli

(Citrus sinensis) La mayoría de las naranjas dulces, in­ cluyendo la ampliamente cultivada na­ Naranjas dulces

ranja ‘Jaffa’, pertenecen al grupo Valen­ cia (o común). Los frutos son entre me­ dios y grandes y entre esféricos y ovoi­ des, de pocas o ninguna semilla. Las naranjas de este grupo pueden tener un gusto ligeramente ácido pero son de un sabor excelente. Las naranjas dulces se cultivan gene­ ralmente a partir de semillas, pero al­ gunos cultivares específicos se propagan vegetativamente a partir de injertos de brotes. Los plantones también se emplean ampliamente como patrones, para injer­ tar con otras especies. Habitualmente, los cultivares de los naranjos dulces se clasifican en tres grupos: naranjas navel, sanguinas y Valencia. Las naranjas navel poseen un peque­ ño fruto secundario en el vértice prin­ cipal del fruto y generalmente no tienen semillas. Se desarrollan bien en climas ligeramente más frescos, se mondan y separan con facilidad y son de excelen­ te sabor. Las naranjas sanguinas son similares

pero su pulpa, jugo y cáscara son rojas (salvo cultivadas en temperaturas ele­ vadas). Un árbol puede producir dos cosechas de naranjas dulces en diferentes etapas de desarrollo al mismo tiempo. Kumquats o mandarinas chinas

(Fortunella japónica, F. margarita) Originarios de China, los kumquats son más resistentes que los frutos cítricos descritos arriba: toleran temperaturas de hasta —5o C durante períodos cortos. Los frutos, que pueden consumirse con cáscara, son pequeños y amarillos. Los de Fortunella japónica son redon­ deados, mientras los de F. margarita son ovoides. La calamondina (x Citrofortunella microcarpa) es un híbrido de mandari­ na y kumquat; está particularmente ex­ tendido su cultivo como planta orna­ mental en zonas donde las temperaturas son templadas.

Tomates de árbol (Cyphomandra betacea) Los tomates de árbol, también conoci­ dos como tamarillos, son árboles sub­ tropicales que alcanzan 3-5 m de altu­ ra, con una extensión de 1,50-2,50 m. Son más productivos a 20-28° C, con una humedad del 70 %. Los frutos ro­ jos, amarillos o naranja son ovoides y pueden medir 7,5 cm de largo.

Emplazamiento y plantado Los tamarillos requieren un emplaza­ miento soleado y necesitan protección contra el viento en sitios expuestos. Los suelos de tierra negra fértil producen los mejores resultados. Calcule una distan­ cia de plantado de 3 m en cada di­ rección. Cuidado ritinario

Cada dos o tres meses, debe aplicar un fertilizante de uso general con nitróge­ no medio o alto a razón de 110 g por m 2 para cada árbol. Riegue bien duran­ te períodos secos y aplique un «mulch» orgánico alrededor de las bases de las plantas para evitar la pérdida de hume­ dad del suelo. Plagas y enfermedades

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aduros

Los tomates de árbol pueden verse afec­ tados por pulgones (p. 550). Son suscep­ tibles al virus mosaico de los pepinos y al virus «Y» de las patatas (véase «Vi­ rus», pp. 553 y 563); Phytophthora palmivora y p. infestans (véase «Plaga de las patatas», p. 553) también pueden causar problemas A cubierto, las plan­

tas pueden ser atacadas por trips (p. 551), moscas blancas (p. 550) y ácaros araña roja (p. 550). Cultivo a cubierto

Los tomates de árbol pueden cultivarse en contenedores de un diámetro de al menos 35 cm o en macizos bien prepa­ rados. Emplee tierra fértil a la que agre­ gará un fertilizante todo uso. Manten­ ga la temperatura y humedad correctas, riegue con regularidad y aplique un ali­ mento líquido cada tres o cuatro se­ manas.

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color. Pueden almacenarse hasta dos se­ manas a temperaturas de 4-6° C.

Poda y guiado

Cuando las plantas alcancen 1 m de al­ tura, elimine el extremo de desarrollo para estimular la ramificación. Necesi­ tan poco poda, salvo la eliminación de las ramas cruzadas o apiñadas y la leña muerta o enferma.

Propagación

Los tomates de árbol generalmente fru­ tan uno o dos años después de planta­ dos. Separe los frutos con un cuchillo afilado cuando comiencen a cambiar de

Siembre semillas a cubierto; coloque los plantones en tiestos individuales de 10 cm, cuando midan 3-5 cm de alto. Cuando alcancen 15-25 cm de altura, temple y plante en el exterior. La pro­ pagación a partir de esquejes de leña blanda también resulta fácil: seleccione vástagos de 10-15 cm de largo y emplee un abono arenoso (pero no ácido). Siga el mismo procedimiento que para los mirtilos (véase p. 418).

Los patrones adecuados para los nís­ peros japoneses comprenden los mem­ brillos (Cydonia oblonga), los espinos ( esps. de Crataegus) y plantones de nís­ pero japonés vigorosos. La mayoría de los cultivares de los nísperos japoneses son autofertilizantes, pero también puede ocurrir una polinización cruzada a través de in­ sectos.

Emplazamiento y plantación Elija una situación cálida y soleada. Construya rompevientos para reducir el daño ocasionado por vientos y la eva­ poración de la humedad. Los nísperos toleran una amplia gama de suelos, pero los más aptos son los bien drenados y fértiles de tierra negra. Plante los árbo­ les a 4-5 m de distancia en cada di­ rección.

Cosecha y almacenado

Níspero japonés (Eriobotrya japónica) El níspero japonés, un miembro de la familia de las rosáceas, es un árbol pe­ renne bonito que alcanza los 7 m, o más, de altura, con una extensión de unos 5 m. Los nísperos japoneses son más ade­ cuados a ambientes subtropicales y re­ quieren temperaturas mínimas de 15° C para florecer y frutar con regularidad. Son ampliamente cultivados en las re­ giones mediterráneas. En climas

más frescos, es posible cultivar nísperos japoneses a cubierto, ya que toleran tem­ peraturas bajas durante períodos cortos. Algunos cultivares tienen necesidades de enfriamiento bajas. Los nísperos japoneses tienen rami­ lletes de flores fragantes de color crema, seguidos por racimos de frutos redon­ dos y amarillos de 3-8 cm de largo y piel dura. La pulpa es blanda y dulce.

Cuidado rutinario

Aplique un revestido de fertilizante todo uso a razón de 450 g por árbol cada tres o cuatro meses. Debe regar los nísperos japoneses con regularidad, a fin de man­ tener húmedas las raíces en los períodos secos; una aplicación regular de un «mulch» orgánico ayuda a conservar la humedad. Mantenga la zona circundan­ te sin malezas. Asegure la producción de frutos gran­ des entresacando los ramilletes en una etapa temprana del desarrollo; elimine los débiles o dañados, dejando los sa­ nos y bien espaciados. Plagas y enfermedades

Las plantas cultivadas en el exterior tie­ nen pocos problemas. A cubierto, los nísperos japoneses pueden verse ataca­ dos por trips (p. 551), cocos (p. 550), ácaros araña roja (p. 550) y moscas blan­ cas (p. 550).

preparados cuando midan unos 45 cm de altura. Use una mezcla de tierra ne­ gra, incorporando un fertilizante de ac­ ción lenta y mantenga una temperatura de al menos 18° C durante el verano. Riegue con regularidad y aplique un ali­ mento líquido cada mes. y guiado Los nísperos japoneses requieren un po­ dado mínimo, salvo podar los extremos de los vástagos demasiado vigorosos y la eliminación de ramas desordenadas; elimine también todas las ramas cruza­ das, dañadas, enfermas o muertas. Poda

y almacenado Coseche cuando los frutos comiencen a ablandarse y se vuelvan de color ama­ rillo o naranja. Un almacenado a corto plazo es posible en temperaturas de 5-10° C. Cosecha

Propagación

Cultivo a cubierto

Las plantas jóvenes criadas a partir de semillas pueden cultivarse en contene­ dores o plantarse fuera en macizos bien

Los nísperos japoneses pueden propa­ garse por semillas sembradas a 2-3 cm de profundidad en contenedores lle­ nos de tierra para semillas arenoso y

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ís p e r o s

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aduros

mantenidos a no menos de 18° C. Tras­ plante los plantones a sus ubicaciones definitivas cuando midan 7-10 cm de alto. Las otras técnicas utilizables para la propagación de nísperos comprenden

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de

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los injertoss de brotes en «T» (véase p. 373), los injertos de escudete (véase Propagacióin de árboles por injerto de es­ cudete, p. 58) y por acodo aéreo (véase E J I , p. 456). l

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Mangos (Mangifera indica)

Los mangos son árboles tropicales siempreverdes que a menudo alcanzan 30 m de altura, cultivados a partir de planto­ nes vigorosos. Si emplea patrones empequeñecedores y clones de desarrollo compacto, la altura del árbol puede res­ tringirse a 7-10 m. La extensión de los de tipo enano es de unos 8 m. El largo de los frutos del mango va­ ría entre 5 y 30 cm, y pueden pesar des­ de 100 g hasta 2 k. Tienen una piel co­ rreosa y pueden ser anaranjados, amarillos, verdes o rojos, según el cul­ tivar. La semilla única puede ocupar 25 % del volumen total del fruto. Exis­ ten cultivares disponibles adaptados al cultivo en zonas subtropicales en una gama de temperaturas entre los 21° y 25° C, en humedades de más del 60 %; para la mayoría de los cultivares la tempera-

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ango

tura más elevada es la óptima. Para una floración y frutación de éxito, los man­ gos requieren mucha luz y un período seco. Kmplazamiento y plantación Elija uno con una orientación soleada y cálida. Si fuera necesario, proporcio­ ne protección contra vientos fuertes, ya que una pérdida de humedad elevada puede afectar seriamente el desarrollo de los árboles; una humedad muy baja puede empeorar la situación y condu­ cir a la caída de las hojas, aborto de las semillas y caída de los frutos. El tipo de suelo es menos importante en el caso de los mangos que para la ma­ yoría de los demás cultivos de árboles, y resultan adecuadas tanto las tierras ne­ gras arenosas como las arcillosas media­ nas, a condición de tener un buen dre­ naje. Los mangos necesitan un pH de entre 5,5 y 7,5. Comienzan a existir patrones empequeñecedores disponibles; a menudo, es­ tos resultan más aptos, especialmente para jardines pequeños, que los culti­ vares no seleccionados locales. Si no hubiera patrones empequeñecedores dis­ ponibles, debe preferir plantones poliembrionarios, producidos a partir de árboles madre seleccionados por la ele­ vada producción y calidad de los frutos. La polinización sólo es eficaz en tiem­ po relativamente seco, pues una hume­ dad elevada y unas lluvias intensas limi­ tan la fertilización (la floración habi­ tualmente comienza después de un pe­ ríodo fresco o seco). Una solución de nitrato de potasio, aplicada en forma de rocío, puede estimular la floración. La

polinización se produce sobre todo a tra­ vés de insectos, aunque algunos cultiva­ res de mango son autofertilizantes. Espacie los cultivares enanos y com­ pactos a 8 m de distancia en cada direc­ ción; los cultivares más vigorosos requie­ ren un espaciado de 10 -12 m. Cuidado rutinario

Alimente con un fertilizante todo uso con niveles de potasio medios y de ni­ trógeno altos, a razón de 1-1,5 k por ár­ bol, por año. Éste debe aplicarse en tres o cuatro dosis durante la estación de de­ sarrollo; después del cuarto año de de­ sarrollo, duplique la cantidad. Durante períodos secos, riegue los mangos concienzudamente, en especial durante los primeros tres años de desa­ rrollo, pues el desarrollo de las raíces re­ quiere mucha humedad. Un «mulch» orgánico conservará la humedad y su­ primirá las malezas. El entresacado de frutos raramente resulta necesario. Plagas y enfermedades En el trópico, los mangos tienden a ser atacados por las moscas de los frutos (p. 563) y cocos (p. 550); también pueden ocasionar problemas varios tipos de in­ sectos de escamas (p. 552). Las enfer­ medades que pueden afectar árboles cul­ tivados en el exterior comprenden la antracnosis (véase «Manchas fúngales de las hojas», p. 552) y el moho polvo­ so (p. 550). Los mangos cultivados a cu­ bierto también pueden sufrir ataques de pulgones (p. 550), moscas blancas (p. 550), trips (p. 551), ácaros araña roja (p. 550) y ciertas formas de moho, tanto es­ ponjoso como polvoso (p. 550).

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angos

Cultivo a cubierto

Los mangos cultivados a partir de semi­ llas tienden a ser demasiado vigorosos para cultivar a cubierto, salvo que se ha­ yan injertado sobre un patrón empequeñecedor, en cuyo caso formarán árbo­ les atractivos y ornamentales. Pueden cultivarse en contenedores grandes o macizos bien preparados. En las regio­ nes templadas, generalmente sólo flore­ cerán a cubierto a fines de la estación de desarrollo y ello si les ha proporcio­ nado unas condiciones de desarrollo óp­ timas. Sin embargo, no se puede garan­ tizar la frutación y ésta depende de una polinización lograda. Trasplante las plantas jóvenes cuan­ do midan alrededor de 1 m de altura. Requerirán la aplicación de un abono que contenga un fertilizante de acción lenta, con un contenido de potasio me­ dio y uno de nitrógeno elevado. Asegu­ re unas temperaturas mínimas de 21°-25° C y una humedad del 75 %. Debe regar los mangos cultivados a cu­ bierto con regularidad y debe aplicar un

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angos

R ecom endados

‘Alphonso’ ‘Bcnnett’ ‘Haden’ ‘Irwin’ ‘Kent’ ‘Tommy ‘Ziir Tomniy Atkins’

alimento líquido cada mes. Suplemente con rociados de fertilízame nitroge­ nado si observa que las hojas amarillean por falta de nitrógeno. y guiado Limite el podado a podar los extremos del vástago guía cuando mida alrededor de 1 m para estimular la ramificación. Elimine el desarrollo sobrecrecido o muy vigoroso durante los primeros años para I’udado

Olivos (Olea europaea) Los olivos son árboles perennes que al­ canzan 9-12 m de altura y una extensión de 7-9 m. Los frutos pueden cosechar­ se cuando aún están verdes o cuando es­ tán completamente maduros y se han vuelto negros. Pueden medir hasta 4 cm de largo. Los olivos se desarrollan bien en zo­ nas subtropicales con una gama de tem­ peraturas óptima entre los 5°-25° C. Re­ quieren veranos largos y calurosos para que las semillas se desarrollen, seguidos por temperaturas invernales lo bastan­ te bajas como para alcanzar las necesi­ dades de enfriamiento del cultivar espe­ cífico; hágase aconsejar acerca de qué cultivares se desarrollan mejor en su zona. Unas temperaturas invernales muy bajas pueden causar daños por heladas. Los vientos secos y calurosos y un tiem­ po fresco y lluvioso reducen la frutación. En zonas templadas, los olivos a veces se cultivan como árboles ornamenta­ les en jardines cálidos, pero raras veces florecen o frutan. En condiciones de de­ sarrollo adecuadas, los olivos son lon­ gevos. O

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R ecom endadas

Cultivares europeos

‘El Greco’ ‘Manzanilla’ ‘Mission’ ‘Sevillana’ ‘Verdal’

Cultivares subtropicales

‘Allegra’ ‘Oblonga’

Olivas negras de mesa

asegurar la conformación de una copa redondeada y bien espaciada. Una vez que el árbol esté establecido, el podado se limitará a las ramas cruzadas, enfer­ mas, dañadas o apiñadas. y almacenado Los mangos frutan dos o tres años des­ pués de plantados. Recoja los frutos cuando comiencen a cambiar de color. Manipule cuidadosamente para evitar daños por golpes. Ixis mangos ligeramente inmaduros pueden almacenarse a 10° C durante dos a cuatro semanas, manteniendo la hu­ medad a 90 %-95 %; deberían madu­ rar durante este espacio de tiempo. Cosecha

Propagación

Se pueden propagar los cultivares poliembriónicos a partir de semillas o pue­ den emplearse varios métodos de injer­ to en su lugar. Para la propagación a partir de semillas, elimine la pulpa de frutos maduros; para acelerar la germi­

Emplazamiento y plantado Existe una gran gama de suelos adecua­ dos, aunque resulta preferible una fer­ tilidad entre media y baja, pues los sue­ los muy fértiles pueden producir un desarrollo vegetativo excesivo. El empla­ zamiento debe estar bien drenado. Los olivos crecen bien en suelos alcalinos, in­ cluyendo los de un nivel de sales alto, siempre que el nivel del pH no supere 8,5. En zonas expuestas, emplee rompevientos. La mayoría de los cultivares son autofertilizantes, pero en climas frescos, los polinizadores pueden ser necesarios para aumentar la cosecha de frutos. Los oli­ vos se polinizan a través de los insectos y del viento; los niveles elevados de hu­ medad inhiben la polinización. La distancia de plantado habitual va­ ría entre los 7 m y los 12 m en cada di­ rección, dependiendo del hábito del cul­ tivar; debe estacar todos los olivos para evitar daños causados por el viento. Los árboles plantados muy juntos pueden entresacarse eliminando árboles alternos cuando sus copas comiencen a so­ laparse. Cuidado rutinario

Revista con un fertilizante todo uso de niveles de nitrógeno entre medios y al­ tos a razón de 0,5-1 k por árbol, por año, aplicado en dos o tres dosis cuando los árboles están en desarrollo activo. En al­ gunos suelos, puede resultar necesaria una aplicación suplementaria de pota­ sio e incluso de boro. Riegue los olivos con regularidad durante períodos secos, en particular después de los primeros dos o tres años después de plantados. También resulta beneficiosa la aplica­ ción de un «muich» orgánico. Manten­ ga la zona de plantado sin malezas. El

nación, sumerja las semillas en agua du­ rante 48 horas y retire la corteza de las semillas cuidadosamente. Siembre de in­ mediato en macizos o contenedores, usando un abono bien preparado y co­ locando las semillas con la parte con­ vexa hacia arriba; cubra ligeramente con tierra y riegue. Los plantones resultantes pueden ser policmbriónicos y similares al árbol ma­ dre, pero también es probable que sean muy vigorosos y tarden entre cinco y ocho años en producir frutos, que pue­ den resultar de calidades variables. Una semilla de mango produce al menos uno de estos plantones vigorosos, resultan­ tes de una autopolinización o de un cru­ zado; todos estos plantones deben des­ cartarse. El resto de los plantones estará listo para trasplantar a contenedores de al menos 15 cm de diámetro al cabo de entre cinco y ocho semanas y pueden utilizarse como patrones. O pueden se­ guir cultivándose como árboles fru­ tantes.

También se pueden propagar los man­ gos vegetativamente, aunque los esque­ jes de tallo a veces no arraigan con éxi­ to. El injerto de «aproximación» es una alternativa recomendada. Tome un pa­ trón cultivado en contenedor de alrede­ dor de un año. Coloque el contenedor cerca de la rama púa, aún creciendo so­ bre el árbol madre. Con un cuchillo afi­ lado, corte una rebanada vertical poco profunda de 5-6 cm de largo de los la­ dos del patrón y de la púa, descubrien­ do las capas de cámbium. Junte ambas superficies de corte y sujete con fir­ meza. Después de dos o tres meses, ambos deberían haberse unido; corte el extre­ mo del patrón y separe la púa de la plan­ ta madre. Otros métodos probadamente muy eficaces para la propagación de los man­ gos son a través de injertos de brote en forma de «T» (véase p. 373) y por aco­ do aéreo (véase E l J I , p. 456).

O liv o

O l iv a s

entresacado de frutos podría ser nece­ sario si los árboles muestran indicios de una frutación bienal (véase «Manzanos: Entresacado de flores y frutación bie­ nal», p. 376). El entresacado general­ mente se hace a mano, pero también re­ sultará eficaz el rociado con ácido acético alfa naftalínico 4-18 días después de florecer.

niveles medios de potasio y nitrógeno. Aplique un alimento líquido cada tres o cuatro semanas y riegue los árboles con regularidad. Mantenga temperaturas elevadas: 21° C en verano, y lo más bajas posibles en invierno. Los olivos cultivados en con­ tenedores pueden trasladarse al exterior durante los meses de verano.

y enfermedades I .os olivos cultivados fuera pueden ver­ se afectados por varios insectos de es­ camas (p. 552) y nemátodos de nudos de raíces (p. 564). Las enfermedades de los olivos comprenden el marchitamien­ to Verlicillium (p. 557). Los árboles cul­ tivados a cubierto pueden verse afecta­ dos por ácaros araña roja (p. 550), trips (p. 551) y moscas blancas (p. 550). Plagas

Cultivo a cubierto

Los esquejes arraigados o las plantas con injertos de brotes deben cultivarse ya sea en macizos preparados o en con­ tenedores de no menos de 30-35 cm de diámetro; emplee un abono fértil que in­ cluya un fertilizante de acción lenta, con

a r d ín d e

n t e r io r

Poda y guiado

Pode olivos recién plantados eliminan­ do el vástago guía cuando midan unos 1,5 m de largo; seleccione entre tres y cuatro laterales fuertes para formar la estructura básica de las ramas. El po­ dado subsiguiente consistirá en la elimi­ nación de las ramas más viejas para es­ timular el desarrollo de vástagos nuevos, ya que los frutos se producen sobre leña de un año generalmente en los bordes de la copa. Cosecha y almacenado

Los olivos cultivados en el exterior tien­ den a frutar después de tres o cuatro años de plantados; generalmente, las co­ sechas aumentan hasta que el árbol ten-

ga 15 años, después de lo cual perma­ necen bastante constantes. Las olivas se procesan para eliminar el amargor. Los frutos para fermentar deben cosecharse completamente madu­ ros pero aún de color verde. Las olivas para consumir sin procesar pueden co­ secharse cuando estén negras y firmes y después envueltas en sal seca. Una vez completamente deshidratadas, se las conserva en aceite. Los frutos destina­ dos a la producción de aceite deben per­

manecer en el árbol hasta que estén completamente maduros. Se los cosecha sacudiendo el árbol de manera que cai­ gan sobre un paño o una red fina, co­ locada en el suelo alrededor de la copa del árbol. Propagación

Generalmente, los olivos se propagan a través de esquejes de tallo, pero también pueden multiplicarse cultivares seleccio­ nados por injerto de brotes. Los esque­

jes pueden ser tanto de leña dura (de leña de uno o dos años de antigüedad) como de esquejes hojosos semimaduros del desarrollo de la estación en curso. Los esquejes de leña dura, que se re­ cogen en invierno, deben medir unos 30 cm de largo. Elimine las hojas de la mi­ tad inferior de cada esqueje, y sumerja la base durante 24 horas en una solu­ ción de arraigue hormonada. Introduzca los esquejes hasta la mitad en tierra para esquejes, dejando durante 30 días

para que arraiguen, mientras mantiene una temperatura de 13-21° C. Trasplante los esquejes individualmente a tiestos y cultive en condiciones de invernadero. Otra opción consiste en recoger esque­ jes semimaduros de 10-15 cm de largo (véase Á r b o l e s O r n a m e n t a l e s , p. 55). Los cultivares de nombre propio pueden propagarse con éxito por injertos de bro­ te «T» (véase p. 373) injertando siempre sobre patrones vigorosos de plantones de olivo.

Higos chumbos (Opuntia ficus-indica) Este miembro de la familia de los cac­ tus se cultiva sobre todo en las zonas subtropicales. Aunque muchas de sus formas son de desarrollo relativamente bajo y de un hábito extensivo, algunos pueden alcanzar alturas de hasta 2 m. La mayoría de los higos chumbos to­ leran condiciones semiáridas, con una gama de temperaturas óptima de 18-25° C; sobreviven a temperaturas más bajas, de un mímino de 10° C. Para un desa­ rrollo satisfactorio necesitan pleno sol. Los tallos de los higos chumbos con­ sisten en secciones aplanadas elípticas de 30-50 cm de largo, que, en muchas de las formas cultivadas, casi no tienen

espinas, pero que son muy espinosas en el caso de plantas aclimatadas o sil­ vestres. Los higos chumbos, que se producen en la parte superior de las secciones, son púrpura o rojo cuando están maduros y miden unos 5-10 cm de largo. Contie­ nen una pulpa blanda y jugosa con mu­ chas semillas. Los higos chumbos son polinizados por insectos. y plantación Los higos chumbos prosperan en regio­ nes subtropicales, donde son capaces de tolerar períodos de sequía prolongados. Sin embargo, son sensibles a un mal dre­ naje y condiciones salinas y prefieren suelos arenosos y bien ventilados, con un pf-l ideal de 5,5-7. Generalmente, las secciones arraiga­ das se establecen a 2-2,4 m de distan­ cia, dejando 2-3 m entre cada hilera.

de

H ig o s C h u m b o s

por

S e c c io n e s

de

T allo

Emplazamiento

Cuidado rutinario

Salvo que el suelo sea particularmente pobre, los fertilizantes no son necesarios. Mantenga el emplazamiento de planta­ do libre de malezas. Las plagas muy po­ cas veces son graves. Sin embargo, al­ gunas formas de las especies de Pythium (véase «Podredumbre por el pie», p. 564), pueden afectar los higos chumbos en condiciones húmedas. Cultivo a cubierto

H igo C h u m b o

P r o p a g a c ió n

Use una tierra arenosa al que habrá agre­ gado un fertilizante de acción lenta. Mantenga la temperatura a 18-25° C y

1

2

Separe una sección entera de Después de que la sección se la planta madre con un haya secado durante algunos cuchillo. Es aconsejable llevar días, coloque en tierra arenosa y guantes ya que las espinas irritan afirme. La sección debe arraigar la piel. en 2 o 3 meses.

la humedad a 60 °/o o menos. Una vez que las plantas se hayan establecido ne­ cesitarán poco riego. y almacenado Los cactus producen higos chumbos tres o cuatro años después de plantados. Se­ pare cuidadosamente de las secciones del tallo con un cuchillo afilado. Es mejor consumirlos a los pocos días después de cosechados, pero podrá al­ macenarlos durante períodos breves en condiciones frescas, si fuera nece­ sario. Cosecha

Propagación

Separe secciones de tallo completas de la planta madre; si fuesen muy grandes, corte horizontalmente en dos o tres tro­ zos. Permita que formen un callo en un sitio protegido y soleado durante varios días antes de introducirlos en tierra are­ nosa. Las secciones deberían tardar unos dos o tres meses en arraigar; entonces podrá cambiarlas a tiestos de 15-20 cm o trasplantarlas a sus posiciones finales. Riegue las plantas nuevas con regulari­ dad hasta que se establezcan.

Aguacates (Persea americana) Los aguacates son árboles subtropica­ les perennes que pueden alcanzar una altura de 10-15 m y una extensión simi­ lar. Sus frutos tienen forma de pera, con una semilla central grande y redondea­ da. El tamaño de los frutos y la textura de la piel varían según el cultivar y los colores van desde el verde hasta el ber­ mejo. I.os tres principales tipos de agua­ cate son guatemaltecos, mexicanos y an­ tillanos. La gama óptima de temperatura para el desarrollo de frutos y el crecimiento

es de 20-28° C, con una humedad de más del 60 °/o; algunos cultivares mexi­ canos y guatemaltecos son capaces de tolerar temperaturas de hasta 10-15° C, pero en temperaturas tan bajas general­ mente no producen flores. y plantación En zonas subtropicales se pueden culti­ var aguacates en el exterior, a condición de que las temperaturas estén dentro de la gama indicada arriba. Sus ramas son quebradizas, de manera que resulta ne­ Emplazamiento

cesario proporcionar rompevientos en zonas expuestas para evitar que el vien­ to los dañe seriamente. Dentro de lo posible, elija un empla­ zamiento donde reciba la máxima can­ tidad de sol. Los aguacates requieren suelos muy bien drenados, ya que sus raíces son muy susceptibles al anegado. Resultan preferibles los suelos con una cierta cantidad de tierra negra y un pH de 5,5-6,5, pero los arenosos o arcillo­ sos también pueden ser aptos si el dre­ naje es bueno o ha sido mejorado

A guacates R ecom endados ‘Ettinger’ (Mexicano x Guate.) ‘Fuerte’ (Mexicano x Guale.) ‘Hass’ (Guat.) ‘Lula’ (Guat.) ‘Nabal’ (Guat.) ‘Pollock’ (Antillano) ‘Waldin’ (Guat.) ‘Lula’

Plagas y enfermedades

La podredumbre del pie de los aguaca­ tes (véase «Podredumbre Phytophtho­ ra de las raíces», p. 558) y manchas o manchones de Cercospora (véase «Man­ chas fúngales de las hojas», p. 552). Pueden ser atacados por ácaros araña roja (p. 550), moscas blancas (p. 550), trips (p. 551) y cocos (p. 550). Cultivo a cubierto

Á rb o l d e A g u a c a t e

(véase también «Preparación del empla­ zamiento», p. 364). Si piensa utilizar plantas injertadas, son preferibles aquellas injertadas sobre patrones vigorosos y resistentes a la po­ dredumbre de las raíces de los aguaca­ tes (Phytophthora cinnamoni). Los aguacates pueden ser autofertilizantes, pero las mejores cosechas se producen plantando al menos dos cultivares jun­ tos. Elija cultivares cuyos períodos de floración coinciden o se superponen. Al plantar, deje 6 m de distancia en cada dirección entre los árboles.

Establezca las plantas jóvenes ya sea en macizos bien preparados o en contene­ dores de un diámetro mínimo de 2 1 cm. Mantenga la temperatura a 20-28° C y la humedad a un 70 %. En el caso de plantas cultivadas en contenedores, cam­ bie a tiestos de al menos 30 cm de diá­ metro, cuidando de no tocar los siste­ mas de raíces de las plantas. Riegue los aguacates en contenedores con regularidad y aplique un fertilizan­ te de uso general con niveles medios de potasio y nitrógeno en intervalos de dos o tres semanas o un alimento líquido. En los climas templados, la floración y frutación a cubierto es poco común, de­ bido a las necesidades de extensión del día e intensidad de la luz del árbol. y guiado Los aguacates requieren poco podado, más allá de la configuración del árbol Poda

C u l t iv o

de

A guacate

a

con el fin de asegurar el desarrollo de una copa con un espaciado homogéneo y redondeado. Una vez que el árbol se haya establecido, elimine todas las ra­ mas muertas, dañadas, enfermas o cru­ zadas, después de la frutación. y almacenado Los árboles cultivados a partir de semi­ llas comienzan a producir frutos cuan­ do tienen entre cinco y siete años; las plantas producidas por injerto o injer­ to de brote producen frutos entre tres y cinco años después de plantadas. Los frutos pueden permanecer hasta 18 me­ ses en el árbol sin madurar, pero tien­ den a madurar con rapidez una vez co­ sechados. Corte los frutos del árbol con poda­ deras. Manipule con cuidado para evi­ tar golpes. Almacene a 10° C y una hu­ medad del 60 %. Todos los frutos dañadaos deben descartarse. Cosecha

Propagación

Los aguacates se cultivan bien a partir de semillas y se reproducen conforme a lo esperado. Elija semillas sanas y no da­ ñadas y sumerja en agua caliente unos 30 minutos, a 40°-50° C de temperatu­ ra a fin de inhibir la infección de la po­ dredumbre de las raíces de los aguaca­ tes. Corte una rebanada delgada del

P a r t ir

de

A guacates M aduros

extremo puntiagudo y sumerja la heri­ da en fungicida. Siembre la semilla en tierra arenosa, con el extremo cortado por encima de la superficie del abono; la germinación tarda unas cuatro sema­ nas. Los plantones pueden seguir culti­ vándose en contenedores hasta que mi­ dan unos 30-40 cm de altura. Entonces estarán listos para trasplantar a sus po­ siciones definitivas. Para propagar cultivares de nombre propio a patrones resistentes a las enfer­ medades, se puede emplear el injerto por cuña lateral (véase P r in c ip io s d e P r o ­ p a g a c ió n , p. 542) o el injerto de sillín (véase A r b u st o s O r n a m e n t a l e s , p. 90).

S em illa s

Cuidado rutinario

Aplique un fertilizante todo uso, con un contenido medio de potasio y nitróge­ no, cuando los árboles estén en desarro­ llo activo. La cantidad recomendada es de 1,5-2 k por árbol por año, preferible­ mente en dos o tres dosis. Emplee un «mulch» orgánico alrededor de la base de cada árbol, dejando 25 cm libres al­ rededor de los tallos. Riegue los aguacates durante los pe­ ríodos secos, en particular durante los primeros tres años, cuando se están es­ tableciendo. Mantenga el área alrededor de la base de los árboles libre de male­ zas. Normalmente, no resulta necesario entresacar los frutos de los aguacates.

G llü y a b a S

1

Sumerja la semilla en agua caliente y prepare cortando alrededor de I cm del extremo puntiagudo con un cuchillo. Sumerja la herida en fungicida.

2

Introduzca la semilla en un tiesto de 15 cm con tierra para semillas húmedo dejando que el extremo cortado asome a la superficie.

3

Varias semanas más tarde, la semilla habrá germinado produciendo un vástago y raíces.

(Psidium guajava)

Los guayaberas alcanzan alturas de has­ ta 8 m y se extienden hasta 7 m. Son am­ pliamente cultivados en regiones tropi­ cales y subtropicales, y prosperan en temperaturas que oscilan entre 22-28° C. El nivel de humedad preferido es del 70 % o menos: un nivel más elevado puede afectar la calidad de los frutos producidos. Las guayabas miden entre 5-10 cm de diámetro, con la pulpa blanca o rosa­ da. Normalmente, las flores son polini­ zadas por insectos.

Emplazamiento y plantación

Es preferible un emplazamiento prote­ gido, si fuera necesario por rompevicntos. Los guayaberas toleran una amplia gama de suelos, pero uno de tierra ne­ gra bien drenada es ideal. El pH puede oscilar entre 4,8 hasta 8 , pero uno de aproximadamente 6 es el preferible. Al plantar, deje 5 m de distancia en cada dirección entre los árboles. Debe sujetar los árboles jóvenes firmemente a estacas en las zonas expuestas a vien­ tos fuertes.

Cuidado rutinario

Los guayaberas tienen una buena res­ puesta a la aplicación de un fertilizante de todo uso, con contenidos medios de potasio y nitrógeno. Utilice a razón de 1 -2 k de fertilizante por cada árbol, di­ vidido en dos o tres revestidos a lo lar­ go de la estación de desarrollo. Desmaleze a fondo la zona alrededor de la base de los árboles, mantenga bien regados y aplique un «mulch» de materia orgá­ nica que ayudará a conservar la humedad.

G uayabas

diámetro, utilizando tierra patentada bastante rica al que agregará un fertili­ zante de acción lenta. Mantenga una temperatura mínima de 22° C y una hu­ medad del 70 %. Riegue las plantas con regularidad y aplique un fertilizante lí­ quido cada dos o tres semanas. Para me­ jorar las posibilidades de frutación pue­ de ser necesaria una polinización cruzada a mano. Debería mantenerse una atmósfera relativamente seca duran­ te el período de floración. G uayabero Plagas y enfermedades

Las plagas no son un problema serio, pero en el exterior, pulgones (p. 550), moscas de frutos (p. 563) c insectos de escamas (p. 552) pueden requerir un control. Las plantas cultivadas a cubier­ to pueden verse infestadas por moscas blancas (p. 550) y trips (p. 551). Los plantones de guayabas son sensibles a la podredumbre por el pie. (p. 508). Cultivo a cubierto

Los guayaberas pueden cultivarse sea en macizos bien preparados o en contene­ dores grandes de al menos 30-35 cm de

Podado y guiado Cuando los árboles jóvenes midan al­ rededor de 1 m de altura, acorte el vástago guía en dos tercios para estimular la ramificación. El podado subsiguien­ te puede limitarse a eliminar las ramas cruzadas, enfermas, muertas o dañadas y todas las ramas bajas que toquen el suelo.

y almacenado Los guayaberas cultivados en el exterior suelen producir frutos después de uno a tres años, según el cultivar y las con­ diciones medioambientales. Los frutos maduran unos cinco meses después de la fertilización y pueden recogerse cuando comiencen a amarillear. Manipule con cuidado ya que se machucan fácilmente. Cosecha

Pueden almacenarse durante tres o cuatro semanas a una temperatura de 7-10° C y humedad relativa del 75 °/. Propagación

Los guayaberas se propagan a partir de semillas; para aumentar las existencias de cultivares específicos, emplee el aco­ do aéreo, esquejes o el injerto de brotes. Siembre semillas en tierra estéril y fér­ til en bandejas o contenedores de 6 cm; la germinación generalmente ocurre des­ pués de dos o tres semanas. Las calidad de los plantones puede variar: coloque los más fuertes en tiestos de 15 cm cuan­ do midan 20 cm de alto. Temple las plantas jóvenes y trasplante cuando mi­ dan 30 cm de altura. Algunos cultivares seleccionados de guayabas pueden propagarse por injer­ tos de brote (véase p. 372) sobre patro­ nes vigorosos de plantones de guayabe­ ra, cuyos tallos midan al menos 5 mm. No existen patrones específicos reco­ mendados; elija plantas fuertes y sanas, preferiblemente autopolinizadas, como madres para semillas de patrones. Los guayaberas también pueden mul­ tiplicarse por esquejes de leña blanda de 12-16 cm de largo (véase p. 538). Las plantas producidas a través de estos in­ jertos o esquejes pueden plantarse fue-

G uayabas R ecom endadas ‘Bcaumont’ (pulpa rosada) ‘Malhcrbe’ (pulpa rosada) ‘Miami White’ (pulpa blanca) ‘Parker’s White’ (pulpa blanca) y' ‘Parker’s White’

‘Patillo’ (pulpa rosada) ‘Patnagola’ (pulpa blanca) ‘Pink Acid’ (pulpa rosada) ‘Red Indian’ (pulpa rosada) ‘Ruby’ (pulpa rosada) ‘Supreme’ (pulpa blanca) ra cuando midan unos 30 cm de alto. En el exterior, es posible incrementar los guayaberas por acodo sencillo (véase Á r b o l e s O r n a m e n t a l e s , p. 57) o por acodo aéreo (véase E l J a r d ín I n t e r io r , p. 456). En el último caso, la aplicación de polvo de arraigue hormonado a las secciones circulares de corteza aumen­ ta la tasa de éxitos.

Granadas (Punica granatum) Los granados forman árboles ornamen­ tales pequeños o arbustos de 2-3 m de alto y una extensión de 1-1,5 m. En cli­ mas subtropicales son siempreverdes, pero en los más frescos son perennes. Los frutos en forma de globo tienen has­ ta 10 cm de diámetro, con cáscaras co­ rreosas rojas o amarillas. La gama de temperaturas óptima es de 18-25° C, pero toleran unas temperaturas por de­ bajo de los 0° C durante períodos cor­ tos. Para que fruten, es necesario un tiempo seco y una temperatura elevada, de al menos 35° C. Por lo tanto, en cli­ mas templados, los granados general­ mente se cultivan por sus flores rojasanaranjadas veraniegas y sus colores otoñales; una variante enana de la es­ pecie —Púnica granatum var. nana fru­ ta abundantemente a cubierto en zonas templadas.

Emplazamiento y plantación Elija un emplazamiento soleado, abri­ gado por rompevientos en condiciones expuestas. En general, los suelos pesa­ dos de tierra negra, con un pH de 7, re­ sultan adecuados, a condición de estar bien drenados. La mayoría de los culti­ vares son autofertilizantcs. Plante plan­ tones, esquejes arraigados o chupones a 4-6 m de distancia hacia cada lado.

Poda y guiado Seleccione tres o cuatro ramas principa­ les para configurar una estructura y eli­ mine las ramas cruzadas, apiñadas o en­ fermas. Elimine también los chupones no empleados para propagar.

y almacenado La frutación comienza dos o tres años después de plantar. Coseche las grana­ das cuando se vuelvan rojas o amarillas; entonces podrá almacenarlas durante varias semanas a 4-6° C de temperatura. Cosecha

Cuidado rutinario

Establecidas las plantas, aplique un fer­ tilizante todo uso cada dos o tres meses a razón de 110 g por árbol/año. Apli­ que un «mulch» en el emplazamiento y mantenga sin malezas; riegue los árbo­ les regularmente durante el tiempo seco y elimine todos los chupones. y enfermedades Los granados cultivados en el exterior suelen carecer de problemas; a cubierto pueden verse afectados por pulgones (p. 550), ácaros araña roja (p. 550), trips (p. 551) y moscas blancas (p. 550). Plagas

Cultivo a cubierto

F lor y F r u t o d e G r a n a d o

contenedores pueden trasladarse al ex­ terior en verano.

Plante los granados en macizos bien pre­ parados o en contenedores de al menos 35 cm de diámetro, empleando un abo­ no fértil, con fertilizante de acción len­ ta incorporado. Mantenga temperaturas de 18-25° C y 60-70 °7o de humedad. Aplique un fertilizante líquido cada tres o cuatro semanas y riegue las plantas con regularidad. Las plantas dentro de

Propagación

Habitualmente, los granados se propa­ gan a través de esquejes o chupones de raíz. Introduzca esquejes de leña dura (véase p. 374) en tierra arenosa y pro­ porcione calor basal hasta que arraiguen. Los esquejes de leña blanda (véase Es­ quejes de leña blanda de mirtilo, p. 418) requieren calor basal y un rociado (em­ plee tierra de pH neutro). Cuando ha­ yan arraigado, cambie ambos tipos a tiestos de 10-15 cm. Los chupones de raíz pueden separar­ se cuidadosamente de la planta madre y volverse a plantar. O también puede secar las semillas; siembre en tiestos o bandejas con tierra para semillas, manteniendo una tempe­ ratura de 22° C.

G ranado

G ranadas

E

l

H

u e r t o

F

r u t a l Nueces

Frutos secos árboles y arbustos produc­ dras en climas cálidos. Avellanos y filitores de nueces son aptos para jar­ bertos pueden podarse en forma de ar­ dín; prefieren lugar soleado y abierto.busto compacto en un jardín de frutos Algunos, como castaños dulces, noga­ o plantarse en grupos informales en uno les y nogales pacaneros, se hacen árbo­ silvestre. La mayoría de nogales (pero no les grandes y bonitos. En jardines pe­ los almendros) son monóicos con flo­ queños, un almendro es un elemento res femeninas y masculinas independien­ atractivo, aunque sólo producirá almen­ tes en la misma planta.

V

a r io s

Castañas dulces Almendras

Nueces de Pacana (Carya illinoensis)

Castaños (Castanea sativa)

Los nogales pacaneros son árboles ca­ ducos de hasta una altura de 30 m, con una extensión de 15-20 m, de manera que sólo son aptos para jardines gran­ des. Se desarrollan mejor en climas cálidos-templados: las temperaturas por encima de los 38° C pueden conducir a daños en la corteza y una producción de frutos de inferior calidad; las flores pueden dañarse a temperaturas inferio­ res a 1° C. Para que florezcan, los pa­ caneros tienen una necesidad de enfria­ miento de 150-200 horas a menos de 7° C. Los pacaneros son monóicos pero a menudo las flores masculinas están abiertas antes que las femeninas en el mismo árbol, así que es mejor cultivar dos o más cultivares cercanos uno al otro para asegurar que la fertilización tiene lugar. Ya que los pacaneros se po­ linizan a través del viento, unas lluvias intensas durante la floración de los ár­ boles podría afectar la polinización; des­ pués de estas condiciones, las cosechas pueden ser pobres. Las nueces son ovoidalcs, de 2-2,5 cm de largo y con una cáscara relativamente delgada.

Los castaños dulces —o españoles— son árboles caducos de floración veraniega, que alcanzan los 30 m de altura y se ex­ tienden hasta 15 m. Son monóicos y po­ linizados por el viento. Algunos culti­ vares podrían requerir un polinizador. Las nueces brillantes, de un opulento co­ lor marrón, se producen con mayor con­ sistencia en zonas de inviernos fríos y veranos cálidos. Habitualmcnte apare­ cen dos o tres semillas, pero en algunos cultivares, como ‘Marrón de Lyon’ y ‘Paragon’, se forma una sola.

Emplazamiento y plantación Elija cultivares seleccionados, injertos sobre patrones de plantones de pacane­ ro, ya que los árboles criados a partir de semillas pueden dar frutos de mala calidad. Los pacaneros desarrollan pronto una raíz primaria larga, de ma­ nera que plante árboles jóvenes: las plantas más viejas cultivadas en tiestos pocas veces tienen éxito. Los pacaneros requieren un emplazamiento protegido contra vientos fuertes y prosperan en suelos profundos y fértiles, con un pH de 6-6,5.

N ueces de P acana R ecom endadas ‘Desirable’ ‘Elisabeth’ ‘Elliot’ ‘Mohawk’ ‘Moore’ ‘Moreland’ ‘P 22’ ‘P 24’ ‘P 176’

N ueces de P acana

Plante cuando los árboles están inac­ tivos (véase Plantado de un árbol fru­ tal, p. 365), a 8 m de separación. Cuidado rutinario

Aplique un revestido de fertilizante equi­ librado a razón de 70-140 g por m 2 anualmente. Mantenga el emplazamien­ to de plantado sin malezas y riegue los árboles durante los períodos secos has­ ta que estén establecidos. Los pacane­ ros son algo resistentes a las sequías, pero requieren mucha agua en verano. Los pacaneros rara vez se ven afecta­ dos por plagas y enfermedades; a veces pueden causar problemas las podredum­ bres Phytophthora de las raíces (p. 565) y los pulgones (p. 550). Poda y guiado Inicialmente, guíe los pacaneros con un guía central (véase «Árboles estándar con guía central», p. 48). Una vez que los árboles estén establecidos, el poda­ do se limita a la eliminación de ramas cruzadas y apiñadas y de la leña muerta. Cosecha y almacenado La primera cosecha se da tras 5 años; la producción completa se alcanza des­ pués de 15-20 años. Las nueces se co­ sechan a mano. Pueden almacenarse durante varios meses en condiciones frescas, secas y ventiladas.

I'.mplazamicnto, plantación rutinario

y cuidado

Prefieren suelo fértil, conservador de la humedad deje pH de 6 ; 10-12 m entre cada planta (véase Plantado de un ár­ bol frutal, p. 365). Riegue los árboles jóvenes y mantenga el emplazamiento sin malezas. En emplazamientos bien preparados no hace falta aplicar fertili­ zantes. Los árboles pueden sufrir el hon­ go de la miel (p. 569). Poda y guiado Guíe como estándar de guía central (véa-

C a stañ as D ulces

se p. 48). Elimine ramas apiñadas, cru­ zadas o muertas de árboles establecidos. y almacenado Las castañas aparecen tras unos 4 años. Coseche en otoño. Desvaine las casta­ ñas, sumerja en agua 48 horas y alma­ cene en sitio fresco y ventilado. Cosecha

Propagación

Propague a partir de cultivares selectos por injerto de brote o injerto de acopla­ miento (véase pp. 372 y 373).

Avellanas y filibertos (CoryIus avellana y C. maxima) Los avellanos y los filibertos se valoran por sus frutos invernales y sus candeli­ llas. Sin podar, alcanzan una altura y ex­ tensión de 4-5 m. Son caducos y monói­ cos y ofrecen las mejores cosechas en veranos frescos y secos. Las necesidades de enfriamiento son de 800-1200 horas a menos de 7° C. Las temperaturas in­ vernales de menos de 10° C pueden da­ ñar las flores masculinas (candelillas), aunque en general, las flores femeninas

son menos vulnerables. La cáscara ex­ terior —o calix— de la avellana no en­ vuelve la fruta por completo. El filiberto tiene una cáscara más larga que la fruta y a menudo la envuelve por com­ pleto; cierto subgrupo de filibertos tie­ ne cáscaras rizadas y se conoce como fi­ libertos rizados. Los avellanos y filibertos son polinizados por el viento; muchos son autofertilizantes. En el caso de los avellanos, los cultivares autofer-

A vellanas

F il ib e r t o s

Propagación

El método más común es el injerto de acoplamiento de cultivares selecciona­ dos sobre patrones de plantones vigo­ rosos (véase p. 373). Los plantones des­ tinados a plantas patrón deben cultivarse en tiestos profundos o fundas de plás­ tico; sus raíces primarias largas pueden sufrir daños al trasplantar.

N tilizantes recomendados comprenden ‘Cosford’ y ‘Nottingham’ (sin. ‘Pearson’s Prolific’); un filiberto autofertilizante recomendado es ‘Kentish Cob’. Los frutos de avellanos y filibertos son marrones y tienen forma de huevo. Emplazamiento y plantación Mejor un lugar parcialmente sombrea­ do y protegido. Un pH del suelo de 6 es el mejor; un suelo muy fértil facilita un desarrollo blando excesivo, en detri­ mento de los frutos. Una humedad ade­ cuada y un buen drenaje es importan­ te. Plante en otoño o a principios de invierno, a distancia de 4,5 m (véase Plantación de un árbol fruta!, p. 365). Cuidado rutinario

Desmaleze y aplique un «mulch» con re­ gularidad; riegue en períodos secos. En suelos pobres, aplique fertilizante equi­ librado en primavera, 105 g por m2. Los árboles están libres de problemas, pero pueden ser atacados por gorgojos de las nueces; rocíe con fenitrothion o permethrin a fines de primavera y a principios de verano. y guiado Los avellanos y filibertos se cultivan en forma de arbustos de centro abierto, con un tallo de 45 cm de largo y 8-12 ramas principales. Pode los guías de las plan­ tas jóvenes en invierno, dejando 55 cm; después se desarrollarán buenos latera­ les, Elimine los vástagos de la parte in­ ferior del tallo principal y todos los vás­ tagos, salvo los más fuertes y mejores, para configurar la estructura. Acorte és­ tos en un tercio en invierno. El invierno siguiente, elimine todo el desarrollo ver­ tical demasiado vigoroso y, si es nece­ sario, pode los extremos de los vástagos laterales para formar una estructura equilibrada. Poda

Nogales

« B r u t t in g »

de

A vellanas

Los arbustos establecidos dan cose­ chas mayores si los poda a fines de ve­ rano con una técnica llamada «brutting»: quiebre los vástagos laterales más largos a la mitad de su extensión y deje que cuelguen. Esto abre el arbusto y es­ timula la producción de flores femeni­ nas. En invierno, cuando las candelillas sueltan polen, acorte los vástagos que­ brados dejando tres o cuatro brotes; eli­ mine los vástagos viejos o apiñados. y almacenado Los árboles producen avellanas tras 3-4 años. Recoja cuando las cáscaras co­ miencen a amarillear. Seque y almacene. Cosecha

Propagación

Para la propagación utilice chupones producidos a partir de las raíces del ár­ bol. En invierno, retire junto al cepellón y siga cultivando en un macizo vivero o plante directamente en sus lugares de­ finitivos. También puede propagar árbo­ les por acodo sencillo (p. 88 ) en otoño.

(Juglans regia)

Los nogales ingleses (estrictamente ha­ blando, persas) son árboles caducos que pueden alcanzar 18 m de altura y una extensión similar; sólo son aptos para jardines grandes. Para obtener frutos, siempre plante cultivares con nombre propio, ya que los plantones pueden pro­ ducir nueces de poca calidad. Los no­ gales son monoicos y polinizados por el viento. La mayoría son autofertilizantcs, pero algunos cultivares producen candelillas masculinas y polen antes de que las flores femeninas sean receptivas. Para vencer este problema, plante un polinizador confiable en las cercanías, por ejemplo el antiguo cultivar francés ‘Franquctte’. Los nogales necesitan un enfriamiento de 500-1000 horas a menos de 7° C. Las nueces rugosas se desarro­ llan dentro de una cáscara hoyosa. Emplazamiento, plantación rutinario

y cuidado

Mejor un suelo bien drenado y conser-

bolfrutal, p. 365), dejando 12-18 m en­ tre los árboles. Los nogales tardan en establecerse, pero después de 2-3 años, con el siste­ ma de raíces bien desarrollado, se da un crecimiento más fuerte. Las manchas y plagas bacterianas pueden causar pro­ blemas (véase «Manchas y manchones bacterianas», p. 552). y guiado Los nogales deben guiarse como están­ dar con guía central (véase p. 48). Pode a mediados de invierno, ya que los ár­ boles no sangran cuando están inacti­ vos. Elimine los vástagos fuertes que for­ men un ángulo agudo con el tallo, dejando una estructura equilibrada de ramas espaciadas homogéneamente. A partir de aquí, necesitará poco poda, sal­ vo la eliminación de ramas cruzadas o apiñadas en invierno y la eliminación de leña muerta cuando sea necesario. Poda

A fines de verano, se quiebran los vástagos fuertes del desarrollo de la estación en curso y se dejan colgar. Esto ayuda a la formación de brotes de flores.

N ueces R ecom endadas Todos los cultivares enumerados son autoferlitizantes

‘Broadview’ ‘Buccaneer’ ‘Franquette’ ‘Granjean’ ‘Lara’ ‘M arbot’ ‘Parisienne’

vador de la humedad y un pH de 6,5-7, pero toleran cierta alcalinidad. Ya que las flores y los frutos jóvenes son suceptibles a daños por heladas, evite empla­ zamientos fríos. Los nogales tienen una raíz primaria larga; elija plantas jóve­ nes en lugar de otras más viejas culti­ vadas en tiestos, cuyas raíces pueden es­ tar apiñadas. Plante a fines de otoño o en invierno (véase Plantación de un ár­

u e c e s

y almacenado Pueden pasar años antes de que los no­ gales produzcan nueces. Las nueces para encurtir deben recogerse en verano, an­ tes de que cáscaras y envolturas endu­ rezcan. En otoño, la envoltura se parte Cosecha

Almendras

soltando la nuez, aún dentro de la cás­ cara. Recoja antes de que las cáscaras se decoloren. Limpie y luego seque las nueces suavemente. Almacene en con­ diciones frescas, ventiladas y ligeramente húmedas. Propagación

Injerto de lengüeta (véase p. 373) o de brote (véase p. 372) en plantones de nuez negra americana (Inglans nigra). En cli­ mas fríos, mantenga el árbol injertado bajo una campana hasta que agarre; después, trasládelo a un recipiente en lu­ gar protegido al abierto. Plante a fines de invierno en sus lugares definitivos.

(Prunus dulcís)

Los almendros dulces sin podar alcan­ zan los 5-6 m de alto y una extensión similar. Dan cosechas regulares sólo en zonas con veranos secos y cálidos e in­ viernos sin heladas. Las necesidades de enfriamiento comprenden 300-500 ho­ ras a menos de 7° C. En zonas frescas suelen cultivarse como ornamentales. Los almendros son polinizados por in­ sectos. La mayoría de cultivares son par­ cialmente autofertilizantcs, pero las co­ sechas mejoran si planta un polinizador cerca. Las nueces son planas y puntia­ gudas, con una cáscara hoyosa. Emplazamiento, plantación y cuidado rutinario

Los almendros requieren suelo bien dre­ nado y emplazamiento protegido y sin heladas, mejor con un pH de 6,5. Plante separando 6-7 m (véase (Plantación de un árbol frutal, p. 365). L,os almendros se cultivan como los melocotones (véase p. 391); enrollado de las hojas del melocotonero (p. 555) y el cancro bacteriano (p. 569) pueden afec­ tarlos. Poda y guiado Los almendros se guían y podan en for­ ma de arbustos, como los melocotone­ ros (véase p. 392). Las nueces aparecen sobre leña de un año. En verano, en ár­ boles establecidos, elimine una cuarta parte de los vástagos viejos que fruta­ ron en estaciones previas para estimu­ lar un desarrollo nuevo.

y almacenado Las almendras aparecen después de 3-4

Cosecha

N ueces

A lm endras

años. Recoja cuando las envolturas co­ miencen a partirse. Limpie y seque las almendras antes de almacenarlas. Propagación

Los almendros se propagan por injerto de brote (véase p. 372). Los patrones va­ rían según el tipo de suelo: en zonas secas se utlizan frecuentemente plantones de almendros. Los plantones de melocoto­ nero son más aptos para sucios pesados. A lm e n d r a s R e c o m e n d a d a s ‘Ayles’ Sf ‘Fcrraducl’ Psf ‘Ferragnes’ Psf ‘Guara’ Sf ‘Stclicttc’ Sf C lave

Sf Autofertilizante Psf Parcialmente autofertilizante

16

E l J a r d ín de In t e r io r cómodamente, a pesar de los caprichos de las estaciones, llevándolo al interior o cu­ bierto —dentro de la casa, en un jardín de invierno o en un invernadero. Para un despliegue de sobremesa, se pueden agru­ par plantas floridas en tiestos en una cesta de mimbre, un alféizar soleado puede convertirse en un jardín en miniatura, y en un jar­ dín de invierno es posible crear una jungla frondosa a pequeña escala. La paleta de colores, formas y texturas de flores y hojas es tan opulenta como la de las plantas de exterior. Puede variar

S

e puede d is f r u ta r d e l J a rd ín

la propuesta, desde el uso de plañías como accesorios del diseño de interiores, compradas en su estado de máxima perfección, ex­ hibidas, disfrutadas y descartadas, hasta el cultivo de colecciones de plantas poco comunes que exigen entusiasmo a largo plazo y atención al detalle. En regiones sujetas a heladas, el follaje siempreverde y las flores exóticas de las plantas subtropicales y tropi­ cales que no sobrevivirían en el jardín exterior prosperan en su medio protegido, alegrando incluso los días más grises con una decoración viva y siempre cambiante de follaje y flores.

Despliegue de plantas en el interior gama de plantas que pueden o grandes cantidades de hojas delicadas, cultivarse en el hogar y en el inver­ como las de Soleirolia soteirolii, sin. nadero ofrece un caudal de formas, co­Helxine soleirolii. Las hojas pueden ser lores y texturas. Se pueden elegir plan­de colores y dibujos llamativos, como tas por su follaje bonito o por la belleza las de las especies de Calathea, o tener de sus flores, desde los tonos cxhuberan- formas interesantes, por ejemplo la cos­ tes de Bougainvillea hasta la fresca ele­ tilla de Adán (Monstera deliciosa). gancia de Zantedeschia aethiopica. El follaje también posee texturas di­ Otras, como Solanum capsicastrum, ferentes, desde el brillo acusado de la son valoradas por sus frutos de brillan­ planta del caucho (Ficus elástico) has­ tes colores. ta las superficies arrugadas de Pilea in­ La elección de las plantas depende de volúcrala y el terciopelo suave de Gynusi el despliegue ha de ser permanente, ra aurantiaca. Algunas plantas se eligen en cuyo caso las plantas de follaje y as­ por sus formas contundentes, ya sean las pecto interesantes son la mejor elección bromelias pinchudas, las palmeras y hepara un despliegue a lo largo de todo el lechos gráciles o los Lithops parecidos año, o temporal, en cuyo caso el interés a guijarros. estacional de plantas como Cyclamen persicum servirá para dar toques de color. Las plantas pueden subrayar o con­ trastar el estilo del ambiente interior, ya sea una cocina de campo rústica o una Al planear un despliegue, elija bien sala urbana formal y sofisticada. Las plantas con flores de colores vivos u ho­ plantas pueden dominar la escena y con­ jas con dibujos, de manera que no se ferir a la habitación su carácter esencial, desmerezcan ¡as unas a las otras. Experi­ generar rincones interesantes o sencilla­ mente con contrastes agrupando las plan­ mente sumar detalles. Sea cual fuere el tas en las tiendas, viveros y centros de efecto deseado, elija plantas que pros­ jardinería antes de efectuar una compra. peren a la vez que realzan su situación Las plantas arquitectónicas, como las destinada. palmeras, resultan plantas individuales muy bonitas o crean centros de atención vistosos dentro de un grupo. Las plan­ tas más pequeñas tienen impacto cuan­ do se las agrupa sobre un estante, pero pueden servir individualmente como to­ Las plantas de follaje atractivo son va­ que final delicado. Un grupo apretado liosísimas para un despliegue a largo de plantas idénticas, por ejemplo una U n a h a b it a c ió n J a r d ín plazo en el interior. Pueden tener hojas vasija llena de jacintos blancos, crean Abutilón amarillo, Agapanthus azul y Streptocarpus blanco y púrpura, y enormes, como las de Fatsia japónica, una manifestación fuerte pero sencilla. follaje frondoso crean un emplazamiento tipo jardín donde relajarse.

L

a

Plantas agrupadas

Follaje y forma

ramente al regar. Si los niveles de luz fue­ ran demasiado bajos para un desarrollo sano (la mayoría de las plantas necesi­ tan 12-14 horas de luz diaria) unas «lám­ paras de desarrollo» resultan eficaces.

Ubicación de las plantas Con un poco de planificación se puede encontrar una planta de interior bonita que prospere en casi cualquier lugar del interior, desde una habitación brillan­ temente iluminada hasta un pasillo o ni­ cho poco iluminado. Emplazamiento interior

U n c o n t r a st e d e fo rm a s fu er te s

Hiedra estriada (Hederá), Dieffenbachia, Fatsia japónica y los frondes esculturales de Platycerium bifurcatum, complementan el Plumbago azul pálido.

El medio ambiente interior Las necesidades específicas de luz y tem­ peratura de las plantas son los factores más importantes al decidir dónde situar­ las en el interior (véase «Guía de plan­ tas de interior para jardineros», p. 435). Si las condiciones fuesen incompatibles con las necesidades de la planta, pron­ to se volverán estresadas y enfermas. Las plantas recién compradas que provienen de condiciones controladas son especial­ mente vulnerables. Temperatura

Aunque la mayoría de los hogares mo­ dernos se mantienen calientes durante el día en invierno, a menudo se permite que la temperatura baje considerable­ mente por la noche —un problema para muchas plantas de interior de origen tro­ pical. Sitúe estas plantas donde estén protegidas de las corrientes de aire y donde no estén sujetas a grandes fluc­ tuaciones de temperatura. No deje plan­ tas no resistentes sobre los alféizares por la noche, especialmente si las cortinas corridas impiden que el calor residual de la habitación las alcance, ni coloque plantas directamente sobre un radiador o calefactor en funcionamiento. Las plantas de interior necesitan calor para florecer, pero si la temperatura fuese de­ masiado elevada para las especies indi­ viduales, las llores se marchitan y mue­ ren con rapidez.

Pocas plantas de interior, efectivamen­ te, toleran el sol directo. Una iluminación insuficiente tiene como resultado unas plantas de hojas pálidas, jóvenes y poco desarrolladas, un desarrollo extendido —o descolori­ do— y tallos largos, débiles y delgados. Algunas plantas estriadas podrían co­ menzar a producir hojas lisas. Con el tiempo, las hojas maduras amarillearán y caerán. Una planta debilitada resul­ tará especialmente vulnerable a plagas y enfermedades. La cantidad de luz natural de una ha­ bitación depende del número, tamaño, altura y orientación de las ventanas. Los niveles de luz bajan rápidamente al aumentar la distancia desde la ventana. En invierno hay mucha menos luz na­ tural que en verano y podría ser nece­ sario trasladar algunas plantas según la variación estacional de la luz: para ello es ideal una mesa rodante para plantas. Si las plantas comenzaran a inclinar­ se hacia una fuente de luz, gírelas ligeP e l ig r o s d e u n ft

A l f é iz a r

Considere bien el impacto de las plan­ tas en una habitación. ¿Son proporcio­ nadas a la habitación? Una diminuta planta de tiesto se perderá en un espa­ cio grande. ¿Es adecuado el fondo? Las paredes lisas y de color pálido realza­ rán las plantas floridas. ¿El color de las flores y el follaje, armonizan con la de­ coración? Los cestos elevados colgantes y los es­ tantes se adecúan a las plantas trepado­ ras; las plantas de flores y follaje deli­ cado se disfrutan situadas al nivel de la vista. Guíe plantas trepadoras, como Cissus antarctica, Philodendron scandens y hiedra (Hederá) por encima de una espaldera o un soporte autoportante para formar una mampara. Emplee plantas para avivar rincones o espacios vacíos, tales como un hogar que no se usa y que proporcionará un marco instantáneo para un despliegue.Las plantas grandes o los grupos de éstas pueden jugar un papel arquitectó­ nico como división de ambientes o como nexo entre la casa y el jardín. Plantas aptas para diversos niveles de luz

Unas condiciones claras y soleadas son adecuadas tanto para plantas suculen­ tas como para aquellas de hojas lanu­ das, cerosas o grises. Hoya carnosa, los geranios y Ananas comosus ‘Variegatus’ también aprecian la luz solar directa. En V a r ia c ió n

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------— —

=

Demasiado sol, calor excesivo de los radiadores y corrientes de aire a través del marco pueden debilitar o matar las plantas de interior colocadas sobre un alféizar.

Dirección de la luz desde una ventana al interior de la habitación

y cuartos de baño Las temperaturas y la humedad de co­ cinas y cuartos de baño varían, especial­ mente los pequeños; elija plantas que to­ leren estas variaciones. Las superficies lisas y duras de los cuartos de baño son un buen contraste con los aspectos sua­ ves y plumosos de helechos y hierbas y algunas especies de Cyperus. Los cuar­ tos de baño con poca iluminación son ideales para Episcia, Nephrolepis o Pi­ tea. Llene los espacios altos de los cuar­ tos de baño con plantas trepadoras, como Philodendron scandens. No ubi­ que trepadoras sobre los aparadores de la cocina ya que podrían dificultar la apertura de las puertas. En sitios bien iluminados, utilice cestas colgantes para cultivar una selección de hierbas o de cultivares de tomate diminutos, como ‘Tumbler’, un híbrido Fl. Las hierbas también son ideales para cultivar sobre un alféizar de cocina soleado. Cocinas

Plantas tolerantes

Las plantas de follaje atractivo, que to­ leran una amplia gama de condiciones, comprenden Aspidistra, Ghlorophytum, Cissus antarctica y Sansevieria. Las plantas floridas son más exigentes, pero los crisantemos en tiestos (véase pp. 152-154) o los bulbos forzados (véase p. 223) pueden ofrecer color a corto plazo.

Contenedores Elija un contenedor cuyo material, co­ lor y forma armonice con la decoración H a b it a c ió n Cuanto más alejada de una ventana se sitúe una planta, menos luz natural recibirá. Si la planta está a 2 m de distancia, el nivel de luz puede reducirse al 20 % de la luz junto a la ventana. Las plantas colocadas cerca de una ventana pero a un lado de ésta obtienen poco beneficio de la de menor situación, cantidad de luz especialmente si los natural alféizares son muy profundos.

d e los n iv e l e s d e l u z e n u n a

Luz

La mayoría de las plantas prosperan con luz solar clara y filtrada o en una situa­ ción bien iluminada fuera del sol direc­ to. Las plantas de hojas estriadas requie­ ren más luz que las de hojas verdes uniformes, pero una luz solar excesiva dañará el follaje. Las plantas floridas, como Hippeastrum, necesitan buena luz para florecer bien, pero una iluminación excesiva acortará la vida de las flores.

lugares con luz indirecta o filtrada, cul­ tive begonias de follaje, como Begonia rex, orquídeas epífitas como Phaleanopsis y Spathiphyllum, con sus llamativas espatas blancas. Para rincones alejados de una venta­ na, elija helechos y plantas de hojas du­ ras, como Chamaedorea, Fatsia japó­ nica y hiedra. Exponga las plantas a una luz algo más clara ocasionalmente, aun­ que sólo sea durante algunos días.

mayor cantidad de luz natural

U n J a r d ín C olgante

Este plantado temporal crea un elemento instantáne­ amente atractivo de alto nivel.

Stephanotis Ficus ‘Starlight’

blumei

jasm ino ides

Parlhenocissus quinquefolio

y muestre mejor la planta individual o el grupo. La selección es muy amplia, tanto en estilo como en materiales, per­ mitiendo una gama de fectos desde lo rústico hasta lo ultramoderno. Existen algunos contenedores de plástico dispo­ nibles con un depósito incorporado, que reduce la necesidad de riego; otros tipos están especialmente fabricados para la hidrocultua (véase Corte trasversal de un tiesto de liidrocullivo, p. 449). Los objetos hogareños más improbables, como jaulas de pájaros, cubos para car­ bón, utensilios de cocina, hervideras y urnas pueden transformarse en tiestos poco comunes y vistosos.

Cestas colgantes Las cestas colgantes son elementos po­ pulares en portales, patios, balcones y terrazas, pero también pueden ser un sis­ tema atractivo para el cultivo de plan­ tas de interior. Cuelgue en huecos de es­ caleras, travesarlos, junto a ventanas o soportes autoportantes usando el espa­ cio de un modo económico y colorido. Un grupo de cestas colgadas a varias al­ turas resulta un despliegue bonito. Los frondes arqueados de los helé­ chos, las rosetas de la epifítas y el hábi­ to de derramarse en cascadas de muchas plantas de follaje se prestan perfecta­ mente a cestas colgantes. Varíe la plan­ tación durante el año para aprovechar los despliegues estacionales. En un arre­ glo invernal, el cactus navideño (Schlumbergera bridgesii) proporciona una masa de color brillante, al igual que las fucsias en verano. Se pueden crear arreglos temporales llenando una cesta con plantas en tiestos, pero deberá vol­ ver a plantarlas cada año. Las cestas con un plantado permanente son más fáci­ les de manejar, especialmente si están dedicadas a una sola planta grande.

Selección de un contenedor colgante Las cestas colgantes están disponibles en varios materiales y diseños. Al elegirlas y situarlas, tenga en cuenta que la ma­ yoría de las plantas requieren un rega­ do frecuente. Las cestas colgantes de alambre revestido de plástico sólo son prácticas en el interior si las habitacio­ nes tienen suelos resistentes al agua; al­ gunas cestas de plástico duro tienen pla­ tos de goteo que constituyen una solución práctica. También existen ties­ tos de terracota y cerámica, atractivos pero pesados, así como cestas de hierro forjado, mimbre o madera. Una cesta plantada es pesada, espe­ cialmente después de regar, de manera que debe colgarla de una cuerda fuerte o una cadena fijada a un gancho o a una ménsula sujeta firmemente a un travesaño o pared sólida.

Terrarios y jardines en botellas Los terrarios son contenedores de vidrio cerrados, decorativos por derecho pro­ pio, empleados para exhibir plantas pe­ queñas en el hogar. Eran muy popula­ res en el siglo XIX como una manera de proporcionar un microclima adecua­ do para los helechos, pero cualquier planta ornamental de desarrollo lento que requiera una atmósfera húmeda prosperará en de un terrario. Lo más efectivo es una selección de plantas de texturas de hojas y colores contrastan­ tes: evite las plantas floridas porque las flores muertas se pudren en condiciones húmedas. Los terrarios pueden incorpo­ rarse a una ventana para albergar un arreglo frondoso de plantas grandes. Las botellas también sirven para crear un paisaje diminuto de plantas de folla­ je. Si el cuello es lo bastante amplio para introducir las plantas y permitir un cui­ dado posterior rutinario, se pueden usar botellas de cualquier forma o color, pero tenga en cuenta que el vidrio coloreado evita que penetre parte de la luz.

el ruido, refrescar el aire y crear un am­ biente menos tenso. En un despacho moderno de planificación abierta con aire acondicionado y completamente acristalado, las temperaturas son cons­ tantes, la polución del aire es mínima y hay mucho espacio y luz: condiciones de cultivo casi ideales. Los edificios más antiguos, de ventanas más pequeñas y poco control climático suponen unas condiciones de mayor desafío. Utilice contenedores de autoriego, es­ pecialmente si las plantas están ubica­ das cerca de equipos eléctricos, o sumer­ ja varias plantas en un contenedor grande. Salvo que contrate empleados de mantenimiento, asegure que la respon­ sabilidad de los cuidados esté asignada. Plantas adecuadas Las plantas siempreverdes y de hojas lus­ trosas son tan tolerantes y resistentes en un despacho como en el hogar. El po­ pular género de los Ficus comprende plantas de todos los tamaños y aspec­ tos, desde el brillante F. lyrata, de ho­ jas enormes (coloque en solitario esplen­ dor en un espacio amplio) hasta el F. deltoidea, rampante y de hojas peque­ ñas correosas. Otro género grande y notable, de ho­ jas hermosas, es el de los Pliilodendron, que comprende trepadoras y replantes. La costilla de Adán (Monstera delicio­ sa), tenaz y longeva, trepa con lentitud pero finalmente alcanza varios metros de altura y extensión.

Habitaciones jardín y jardines de invierno El jardín puede llevarse al interior, o a una habitación jardín, que es un espa­ cio habitable guarnecido con plantas en contenedores, o a un jardín de invier­ no, que se dedica principalmente a plan­ tados. En climas templados, ambos sir­ ven para proporcionar abrigo invernal a plantas cultivadas en contenedores que pasan el verano en el exterior; un jar­ dín de invierno proporciona el ambien­ te húmedo y cálido que requieren las plantas tropicales y subtropicales. Los altos niveles de luminosidad que habitualmente se encuentran en los jar­ dines de invierno estimula a que las ho­ jas coloridas asuman tonos intensos y que las plantas florezcan bien. En un es­ pacio confinado, donde la fragancia per­ manece en el aire, resultan muy adecua­ das las plantas floridas perfumadas, como Jasminum polyanthum. Elija plantas adecuadas a la tempe­ ratura y orientación del jardín de invier­ no, teniendo en cuenta que las estruc­ turas de cristal pueden ser caras de calentar en invierno y muy calientes en verano. Cree una profusión frondosa de plan­ tados aprovechando el espacio disponi­ ble al máximo: cultive plantas a distin­ tos niveles en macizos de tierra en relieve y a ras del suelo, en tiestos sobre el sue­ lo o en alféizares, estantes y en cestas

Iluminación de interior Un despliegue puede realzarse por me­ dio de proyectores o reflectores comu­ nes, o proporcionando contrastes de lu­ ces y sombra con una iluminación superior o inferior. No coloque las plan­ tas demasiado cerca de la fuente de luz, ya que el calor puede dañarlas. Las bombillas incandescentes comunes no aumentan mucho la producción de ali­ mento (fotosíntesis) o el desarrollo.

Plantas para el despacho La introducción de plantas en un des­ pacho no sólo lo aclara visualmente, sino que también sirve para amortiguar

Ό

C o l o r E s t a c io n a l

Aquí, una Flor de Pascua blanca (Euphorbia pulcherrima) una azalea carmín (Rhododendron) .y un naranjo calamondín (x Citrofortunella microcarpa) suman interés invernal a una estructura de plantas de follaje siempreverde.

In v e r n a d er o F resco El follaje y las plantas floridas aquí ilustradas están entre las que prosperan en las condiciones frescas pero sin heladas de un invernadero colgadizo, creando un despliegue bonito.

D e s p l ie g u e a v a r io s N iv e l e s

Los estantes, el andamiaje y el espacio del suelo se aprovechan al máximo en este invernadero fresco. Las balsaminas (cultivares de impatiens), Plumbago y las flores de Streptocarpus son complementadas por­ uña variedad de plantas de follaje, comprendiendo la hiedra (Hederá), geranios de hojas perfumadas, Hypoestes, Pellaea y Tolmiea.

1 Plumbago auriculala fsin. P capensis) 2 Chlorophytum comosum fsin. C capense de jardines^ 3 Campanula isophylla 4 Saxifraga stolonifera ‘TYicolor’ ( sin. S. sarmentosa) 5 Pelargonium ‘Mini Cascade’ 6 Camellia japónica 7 Sedum morganianum 8 Streptocarpus ‘Heidi’ 9 Ceropegia woodii 10 Callistemon citrinus ‘Splendens’ 11 Correa pulchella 12 Calceolaria ‘Sunshine’ 13 Nierembergia hippomanica var. violacea ‘Purple Robe’ 14 Prostanthera rolundifolia 15 Polygala myrtifolia ‘Grandiflora’ 16 Reh man nia ela la 17 x Citrofortunella microcarpa fs'm. Citrus mit is)

saladas, hortalizas tempranas e incluso frutos. Muchas plantas se desarrollan más rápido a cubierto y frutan o flore­ cen en mayor profusión que cultivadas en el exterior. Las plantas semiresistentes pueden cultivarse en contenedores en el exterior y pueden trasladarse a una protección temporal en el invernadero en el momento necesario. El invernadero puede contener una colección de plantas especializada, como las alpinas (véase pp. 214-216), cactus (véase pp. 262-275) helechos (véase pp. 158-159) y orquídeas (véase p. 442-445). Y también una colección mixta de plan­ tas de follaje y floridas, de condiciones similares, pueden proporcionar un des­ pliegue a lo largo de todo el año.

colgantes. Las plantas y trepadoras tro­ picales y subtropicales grandes autoportantes son útiles para guiar sobre espal­ deras o alambres fijados a las paredes; las vides de uvas crecerán, cubriendo las paredes y el techo. En el jardín de in­ vierno, emplee plantas que se comple­ menten con las del jardín exterior; esto creará un nexo visual entre ambas ade­ más de una sensación de espacio. Klementos acuáticos interiores Un estanque hundido o en relieve, o me­ dio barril, podría acoger lirios acuáti­ cos tropicales u otras planas no resisten­ tes acuáticas o marginales. Un grifo de agua y elegante proporciona el murmu­ llo sosegado del agua al caer y ayuda a conservar la humedad (véase también E l J a r d ín A c u á t ic o , pp. 244-261).

Cultivo de plantas en un invernadero La capacidad de controlar luz, hume­ dad y temperatura en un invernadero permite cultivar una gama mucho más amplia de plantas que en un jardín su­ jeto a heladas. También alarga la esta­ ción de despliegue y cosecha desde prin­ cipios de primavera hasta fines de otoño, e incluso todo el año si lo descara. Usos de un invernadero Un invernadero resulta muy útil en cli­ mas fresco-templados, donde se produ­ cen heladas, vientos fuertes y lluvias: sir­ ve para la propagación, la crianza y el cultivo de plantas no resistentes o flo­ res para cortar; o para cultivos como en­

La disposición del invernadero El interior de un invernadero autoportante tradicional comprende un sende­ ro central con estantes a media altura a los lados y en el fondo; los invernade­ ros más anchos también pueden poseer estantes centrales. Los estantes (véase también p. 487) son esenciales; incluso retirados en verano para cultivar en or­ las, en otros períodos del año sirven para criar plantones, propagar esquejes y ex­ hibir plantas en tiestos. Se emplean es­ tantes de listones o de alambre tejido para evitar charcos de agua estancada y asegurar que el aire circula con liber­ tad, en especial en invierno. Para obtener un espacio de exhibición suplementario, utilice estantes escalona­ dos, macizos sobre bancos u orlas de tie­ rra. Si el cristal comienza a nivel del sue­ lo, cultive o apoye los helechos y demás plantas amantes de la sombra bajo los estantes. Los macizos en relieve sirven

para exhibir plantas pequeñas, como las alpinas y los cactus, plantados directa­ mente en los macizos o en tiestos sumer­ gidos en grava o arena. El invernadero ornamental Aunque un invernadero es más prácti­ co que un jardín de invierno, una parte o la totalidad puede emplearse para des­ pliegues decorativos. Generalmente, los grupos de plantas son más atractivos que las plantas individuales muy sepa­ radas. Exhiba un género único, por ejemplo Streptocarpus, o bien mezcle las plantas y despliegue de forma capri­ chosa o como paisaje en miniatura. In­ tente incluir contrastes de forma de ho­ jas, tamaño y textura y controle el uso del color, ya sea de las flores o del fo­ llaje, para crear un arreglo armónico. Un invernadero colgadizo apoyado contra un muro de la casa también de­ sempeña el papel de jardín de invierno. Aproveche el muro del fondo al máxi­ mo, cultivando trepadoras, que requie­ ren un macizo o tiesto de sólo 30 cm de ancho. Pinte el muro de blanco para que refleje la luz y proporcione un contra­ fondo contrastante para las plantas.

El ambiente del invernadero Las necesidades esenciales para tener éxito son una ventilación y calefacción adecuadas, además de un sombreado en verano; el agua corriente y la electrici­ dad también resultan útiles. La gama de las temperaturas de un in­ vernadero depende de sus fines, pero existen cuatro tipos básicos de inverna-

Kl invernadero templado Si las temperaturas se elevan hasta los 10°-13° C con unas nocturnas mínimas de 7° C, se amplía aún más las posibi­ lidades. Si se las mantiene en un inver­ nadero templado, las plantas asociadas a los climas esencialmente libres de he­ ladas de California, el Mediterráneo, África del Sur y partes de Australia y América del Sur podrán disfrutarse en climas más severos de los que normal­ mente podrían soportar. Éstas compren­ den géneros como Brunfelsia, Jacaran­ da y Strelitzia, además de orquídeas como las especies e híbridos de Cymbidium. Si se mantienen geranios locales a 9° C florecerán todo el año.

U n J a r d ín d e I n t e r io r

Si hay espacio, se puede crear un paisaje naturalista dentro de un invernadero. Aquí, unas plantas de follaje, Cordyline, Eucomis, Justicia y Phormium, proporcionan dero: frío o sin calefacción, fresco o li­ bre de heladas, templado y tibio. Para más información, véase I n v e r n a d e r o s y C a jo n e r a s , pp. 481-485; véase tam­ bién «Guía de plantas de interior para jardineros», p. 435. Kl invernadero frío Un invernadero sin calefacción protege contra extremos de viento y lluvia y es significativamente más tibio —aún en verano— que el exterior. Alarga la es­ tación de desarrollo, proporcionando a las plantas una primavera artificialmente precoz y un otoño más tardío. La mayoría de anuales, bienales y ar­ bustos resistentes pueden invernar en un invernadero sin calefacción, y las anua­ les semiresistentes, las bulbosas y los ar­ bustos que se siguen cultivando para plantar fuera posteriormente en verano, cuando el suelo del jardín se ha entibia­ do y ha pasado el peligro de heladas. Un invernadero frío también es útil para criar semillas y dar un comienzo precoz a frutos y hortalizas. Como casa alpina servirá para proporcionar las condicio­ nes especializadas requeridas para el cul­ tivo de alpinas y plantas de roca (véase C asas A l p in a s y C a jo n e r a s , pp. 214-216). Un invernadero sin calefacción no ex­ cluye las heladas durante más de una hora o dos, de manera que no es apto para invernar plantas no resistentes a las heladas. El, sol e incluso la luz filtrada clara, eleva la temperatura durante el día, pero las temperaturas nocturnas pueden descender casi tanto como en el

una estructura exhuberante realzada por las flores coloridas de las plantas floridas como el Agapanthus azul, las fucsias rosadas y los geranios blancos y salmón.

jardín exterior. En climas templados, la mayoría de los invernaderos apoyados contra la pared tibia de la casa propor­ cionan condiciones similares a las de un invernadero fresco (véase abajo), pero esto no impedirá la muerte de las plan­ tas no resistentes durante algunos días de heladas realmente severas. Kl invernadero fresco La ausencia de heladas aumenta la gama de plantas cultivables. Un invernadero libre de heladas también resulta más fá­ cil de mantener, ya que las medidas de protección son innecesarias. Unas tem­ peraturas diurnas de 5°-10° C y, por la noche, unas mínimas de 2° C permiten disfrutar de plantas ornamentales a lo largo de todo el año. En un invernadero fresco, las plantas bulbosas resistentes, en particular aque­ llas con flores delicadas que no se ad­ vierten en un jardín exterior, florecen más temprano, proporcionando color a fines de invierno y principios de prima­ vera. Aquí se pueden cultivar e invernar plantas de patio no resistentes; es posi­ ble reavivar plantas de interior y propa­ garlas en los meses más cálidos, y se pueden cultivar plantas de floración in­ vernal, como la aromática Prostanthera, en macizos de estantes o en tiestos. Cultivados a cubierto, los crisantemos y los claveles de floración perpetua (Dianthus) ofrecen buenas existencias de flores para cortar, mientras que las anuales resistentes cultivadas a partir de semillas sembradas a fines de verano dan flores precoces. El invernadero fresco re­

quiere una calefacción capaz de excluir las heladas y que mantenga unas tem­ peraturas mínimas en todos los climas (véase I n v e r n a d e r o s y C a jo n e r a s , p. 482). Aun si no se calienta el inverna­ dero al completo, un propagador calen­ tado eléctricamente o un estante de pro­ pagación permitirá un comienzo precoz del cultivo de plantas nuevas en pri­ mavera. U n a C o l e c c ió n O rnam ental

Un invernadero tibio puede dedicarse a exhibir una colección de plantas de un grupo en particular, como las orquídeas o los cactus. Las plantas tropicales, como estos cactus del bosque, prosperan en el calor y la elevada humedad proporcionadas por el invernadero. Las flores de tonos opulentos y el follaje fresco y carnoso de Epiphyllum, Heliocereus, Pfeiffera y otros cactus del bosque, en la altura máxima de su gloria veraniega, ofrecen un espectáculo exhuberante.

Kl invernadero tibio Unas temperaturas mínimas de entre 13° C y 18° C permiten el cultivo de plan­ tas tropicales y subtropicales, además de una propagación y exhibición durante todo el año. Las plantas no resistentes, por ejem­ plo las bromelias (véase pp. 436-437) y cierto número de orquídeas (véase pp. 442-445) se pueden cultivar con el fin de llevarlas al interior de la casa en su me­ jor momento. El invernadero tibio requiere calefac­ ción durante todo el año, incluso en ve­ rano en los climas más frescos. Esto im­ plica unos costos de calefacción considerables en zonas templadas. Equi­ pamientos como un acristalado doble, termostatos, ventiladores y una ventila­ ción automática, un sistema de riego y humectación automáticos y el sombrea­ do ayudan a controlar las condiciones y facilitan el cuidado rutinario. Una op­ ción útil más barata es un sector cálido en un invernadero fresco; otra posibili­ dad es un jardín de invierno —o habi­ tación para plantas.

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a r d i n e r o s

Guía de plantas de interior para jardineros I n v e r n a d e r o T ib io

In v e r n a d er o F resco

(Mínimo de 13°-19° C)

(Extensión del día 5-10" C; mínima nocturna 2" C)

Plañías floridas Aeschynanthus # © Anthurium # Aphelandra * ffi Brunfelsia * ® Columnea # ® Euphorbia fulgens * , E. pulcherrima * Hibiscus rosa-sinensis * Hoya bella *■ Justicia * Kohleria * ® Medinilla % © Pachystachys # Ruellia # © Saintpaulia # ffi Sinningia

*Rcd

Flicker*

Sinningia # ffi Smithiantha & ffi Spalhiphyllum # ffi Plantas de follaje Aechmea * ffi (y la mayoría de bromelias) Agía o nema # ffi Begonia rex * ffi (y otras esps.) Calathea # ffi Chamaedorea # ffi (y la mayoría de las palmeras) Codiaeum # ffi Dieffenbachia * ffi Dracaena * ffi Ficus, algunos # Fittonia * ffi Maranta # ffi Peperomia * ffi Pliilodendron * ffi Tradescantia, algunos ffi In v e r n a d e r o T e m p l a d o (Extensión del día 10-13° C; mínima nocturna 7° C) Plantas floridas Achimenes # Begonia * ffi Catharanlhus # Cyclamen, algunos # Exacum # ffi Haemanthus * Impatiens, algunos#® Impatiens Novelte Series 'Red Star’

Schlumbergera # ® Strelitzia # Streoptocarpus * ® Plantes de follaje Asparagus, algunos * Coleus * ffi Jacaranda #

Flores de plantas Abutilón, algunas # Bougainvillea * Browallia # Calceolaria, algunas # , ffi Callistemon, algunas * ffi Cestrum, algunas # Chrysanthemum, algunas * , ffi X Cilrofortunella # Cuphea * Datura, algunas * Freesia # Fuchsia, algunas # Gerbera # Hippeastrum, algunas # Hoya # Jasminum, algunos * Lachenalia # La n tan a # Lapageria * Nerium # Passiflora * Pelargonium # Plumbago, algunas # Primula, algunas * Schizanthus * Senecio, algunas * Senecio articúlalas ‘Variegatus’

Sprekelia * Streoptosolen ♦ Tibouchina * ffi Veltheimia # Zantedeschia, algunas * Zephyranthes, algunas # Plantas de follaje Aspidistra ¡fc Chlorophytum # Cissus rhombifoUa * Rhoicissus # Ricinus ♦ I n v e r n a d e r o F r ío Plantas floridas Agapanthus (esps. resistentes) Anemone Antirrhinum (esps. resistentes) Camellia (esps. resistentes) Cheiranthus (esps. resistentes) Crocus Cyclamen (esps. resistentes miniatura) Dicentra Erica Hyacinthus Jasminum (esps. resistentes) Narcissus Rhododendron (azaleas resistentes en invernadero sombreado)

Plantas de follaje Adiantum ffi (esps. resistentes) Euonymus Fatsia ffi Hederá ffi (esps. resistentes) Laurus nobilis Phormium Tolmiea P la n ta s q u e P re fie re n D ire c ta en I n te r io r

Luz

Habitación tibia (18° y más) Ananas # ffi Bougainvillea # Euphorbia pulcherrima # Hibiscus rosa-sinensis # Hippeastrum, algunas * Justicia # Opuntia, algunas * Senecio, algunas # Solanum capsicastrum * ffi Habitación fresca (5-18° C) Billbergia # Browallia * Campanilla isophylla * ffi Capsicum # ffi Chlorophytum * Cli via # Coleus * ffi Crassula, algunos # Cyclamen, algunos * ffi Cyrtanthus * Echeveria # Gerbera # Hyacinthus Jasminum, algunos # Kalanchoe # Nerine, algunos * Pelargonium ‘Caligula’

Pelargonium # Streptocarpus * Veltheimia # P la n ta s q u e P re fie re n In d ire c ta en In te rio r

Luz

Habitación tibia - Luz media (18° y más) Adiantum, algunas # , ffi Aechmea # ffi (y todas las bromelias) Caladium # Codiaeum * ffi Cryptanthus # ffi Dieffenbachia # ffi Howea # Hypoestes * Kohleria # ffi Mandevilta * ffi Maranta # ffi Neoregelia # ffi Peperomia * ffi

Pitea # ffi Saintpaulia # Sansevieria * Schefflera # Sinningia # Spalhiphyllum Stephanotis * Streptocarpus # Syngonium # ffi Thunbergia # Tradescantia, algunas # ,

Pitea

ffi cadim i

Habitación tibia - Luz pobre (18° C y más) Asplénium, algunas * Calathea * ffi Chamaedorea # ffi Cissus * Dracaena # ffi Episcia * ffi Fittonia # ffi Hederá, algunas ffi Philodendron # Habitación fresca - Luz media (5-18° C) EpiphyUum # ffi Epipremnum # Fatsia ffi Grevillea # ffi Monstera # Platycerium # ffi Prímula malacoides * , P. obconica * Schefflera * ffi Sparmannia # ffi Habitación fresca - I.uz pobre (5-18° C) Aspidislra # x Fatshedera ffi Hederá, algunas # , ffi Pteris # , ffi Rhoicissus * H id r o c u l t iv o

Anthurium # Chamaedorea # ffi Cissus * Codiaeum * ffi Dieffenbachia * ffi Dracaena # ffi Euphorbia milii # Ficus benjamina # Hederá, algunas # , ffi Monstera # Nephrotepsis # ffi Saintpaulia * ffi Schefflera * Spathiphyllum # ffi Streptocarpus * ffi Yucca, algunas * C lave

* No resistente © Requiere humedad elevada

Bromelias bromelias, los 2 0 0 0 o más miembros de una de las familias M é t o d o s d e E x h ib ic ió n más exóticas y diversas, las bromeliáceas, son un grupo de plantas fascinan­ tes que pueden constituir ejemplares be­ llísimos para el hogar, un invernadero tibio o un jardín de invierno. La mayo­ ría son epífitas tropicales que crecen de manera natural sobre ramas de árboles y rocas, sostenidas por medio de raíces de anclaje. Estas piantas obtienen hu­ medad y alimento a través de sus hojas directamente de la atmósfera, frecuen­ temente de nieblas y nubes cargadas de humedad. Otras son terrestres y crecen en el suelo. Casi todas las bromelias forman ro­ setas, frecuentemente con follaje de co­ lores llamativos o estriado, y muchas producen flores extravagantes. Sus for­ mas varían entre los filamentos platea­ dos largos y gráciles del musgo español (Túlandsia usneoides) hasta la imponen­ te Puya alpeslris, que sostiene su gran espiga de flores tubulares azul-metálicas Árboles de bromelias encima de una roseta de follaje arquea­ Si utiliza una rama vertical, sujete fir­ do y pinchudo. memente en un contenedor profundo con cemento o, si fuera pequeña, con un adhesivo fuerte. Otra opción consiste en construir un árbol o rama artificial a partir de una estructuta de alambre o metal, cubierta de corteza. Existe una La mayoría de las epífitas ostentan su amplia gama de epífitas aptas para ser mejor aspecto fijadas a un árbol o rama, exhibidas de este modo, comprendien­ simulando su desarrollo natural; el «ár­ do muchas especies de los géneros de bol de bromelis» también evita los ries­ Aechmea, Catopsis, Guzmania, Neoregos de la podredumbre de la base, que gelia, Nidularium, Tillandsia y Vriesea. puede afectar si se cultivan las plantas Dentro de lo posible, utilice plantas jó­ en tiestos. Viejos trozos de árboles ra­ venes, ya que resultan más fáciles de mificados, cortados a medida, resultan montar y tienden a establecerse con más ideales. rapidez.

L

as

Exhibición de epífitas

B ro m elia s

a pt a s p a r a

A nanas bracteatus ‘Tricolor’

C u l t iv a r

F ija c ió n c o n M u sg o

F ija c ió n c o n A d h e s iv o

Envuelva las raíces de plantas grandes con musgo esfagnáceo (aquí una Tillandsia purpurea^ y sujete a la montura atando las raíces con alambre o rafia. El musgo debe estar siempre húmedo.

Aplique adhesivo a la montura y plante raíces (véase inserción), después apriete las plantas suavemente en su sitio (aquí Tillandsia argentea, arriba y T. ionantha debajo).

Prepare las plantas eliminando la tie­ rra suelta alrededor de las raíces con sua­ vidad, después envuelva las raíces en musgo esfagnáceo húmedo y fije a los soportes. Las plantas arraigarán en los soportes en poco tiempo y podrá reti­ rar la ligadura. Es posible alojar algu­ nas plantas pequeñas en huecos sin su­ jetarlas o fijadas con adhesivo, como se describe más abajo en el caso de Ti­ llandsia. Exhibición de una Tillandsia Las especies de Tillandsia se pueden montar individualmente o en grupos so­ bre trozos de madera arrojada a la pla­ ya o corteza de corcho, sobre rocas e in­

cluso sobre cristal natural. Sitúe cada planta con un poco de adhesivo. Ase­ gure que la base de la roseta está libre de adhesivo para no inhibir el desarro­ llo de raíces nuevas. Apriete la planta contra la montura y sujete con una ban­ da elástica, hilo o alambre, hasta que el pegamento se fije. Epífitas como plantas en tiestos Ciertos géneros naturalmente epífitos, en particular aquellos de follaje colorea­ do y las especies habitualmente epífitas de Aechmea, BUlbergia, Neoregelia, Ni­ dularium y Vriesea, también pueden cul­ tivarse en tiestos, a condición de usar un abono adecuado. Debe ser un mezcla ex-

e n el I n t e r io r

Tillandsia strida

Tillandsia caput-medusae

Neoregelia carotinae f. tricolor

Aechmea fasciata

Cryptanthus bivittatus

Guzmania Ungulata

llrometia hatansae

Guzmania Ungulata minor

var.

Vriesea splendens

tronadamente abierta y porosa, con mu­ cha tierra negra y casi sin cal. Para ob­ tenerla, emplee una mitad de arena grue­ sa o perlita y otra de sustituto de turba (o turba). Para asegurar que el exceso de humedad se escurra rápidamente, agregue trozos de corteza de árbol par­ cialmente convertidas en tierra en me­ dio del tiesto.

D iv is ió n d e R iz o m a s

Cultivo de terrestres Existen varios centenares de bromelias terrestres que pertenecen a los géneros de Abromeitiella, Ananas, Dyckia, Hechlia, Portea y Puya. En regiones donde las temperaturas nunca descien­ den por debajo de los 7°-10° C, se pue­ de cultivar una amplia variedad de te­ rrestres en el exterior. Fascicularia bicolor incluso puede cultivarse en el ex­ terior sin protección en temperaturas de 0° C. Las bromelias terrestres a menudo tie­ nen hojas tiesas y pinchudas y un hábi­ to extensivo. Pueden cultivarse en ties­ tos como plantas de interior, pero prosperarán mejor cultivadas con más espacio dentro de una orla de inverna­ dero o jardín de invierno o —donde las condiciones lo permiten— en el exterior. Dados su follaje llamativo y contorno fuerte, se convierten en un agregado dis­ tintivo del jardín, especialmente combi­ nadas en esquemas con cactus y otras suculentas o con plantas subtropicales.

Cuidado rutinario Dado que la mayoría de las bromelias son originarias de los bosques tropica­ les muy densos donde llueve todo el año, requieren condiciones cálidas y húme­ das para prosperar; la mayoría requiere temperaturas mínimas de 10° C. En con­ diciones apropiadas requieren pocos cui­ dados; en el interior, debe estar atento para mantener la humedad necesaria. Riego

Dado que las epífitas absorben hume­ dad del aire, debe rociarlas una vez al día en lugar de regarlas de manera con­ vencional; dentro de lo posible, utilice agua blanda o agua de lluvia, en parti­ cular para los géneros que no toleran la cal, como Aechmea, Neoregelia, Nidularium, Tillandsia y Vriesea. En prima­ vera y verano, agregue un alimento lí­ quido diluido a un cuarto de fertilizante para orquídeas al rocío cada cuatro a cinco semanas para que las plantas se conserven sanas y vigorosas (véase O r ­ q u íd e a s , «Alimentación», p. 444). En el caso de plantas creciendo con musgo esfagnáceo alrededor de las raí­ ces, mantenga el musgo húmedo rocian­ do regularmente con agua tibia y tam­ bién rocíe el follaje ocasionalmente. Las bromelias, cuyas rosetas forman una ca-

Separe el retoño de la planta madre con cuidado (aquí Billbergia nutansj para no dañar el sistema de raíces. vidad o «pozo» natural en el centro, de­ ben mantenerse llenas de agua, en es­ pecial durante condiciones calurosas y secas. Cambie el agua y aplique un ali­ mento foliar diluido ocasionalmente.

tio hasta que midan alrededor de un ter­ sia se emplea un método menos conven­ cio del tamaño de la planta madre. En cional. Estas se siembran sobre mano­ muchos casos, los retoños pueden sepa­ jos de ramas de conifera, como las Thurase a mano, pero en algunos tendrá que ja, rellenos de musgo esfagnáceo bien hacerlo por medio de un cuchillo afila­ humedecido y después sujetados. Cuel­ do, lo más cerca posible de la planta ma­ gue los manojos en un lugar ligeramente dre. Vuelva a plantar la planta madre. sombreado, rocíe regularmente y asegure Una vez separados, deberá trasladar que el aire circule con libertad pero sin los retoños inmediatamente a contene­ corrientes. Si los mantiene en una tem­ dores preparados con tierra de muy buen peratura de unos 27° C, las semillas ger­ drenaje, con sus bases apenas sosteni­ minarán después de tres o cuatro sema­ das firmemente dentro del abono (véa­ nas. Entonces podrá trasladar las se «Epífitas como plantas en tiestos», plantas jóvenes a ramas u otro tipo de p. 436). Mantenga las plantas jóvenes li­ soporte y seguir cultivando. geramente sombreadas a unos 21° C y rocíe suavemente con agua tibia todos los días. Los retoños de las especies nomonoCÓMO PROPAGAR cárpicas pueden separase de las plantas madre y sujetarse a monturas de la mis­ T il l a n d s ia a p a r t ir d e ma manera que las plantas adultas. Lx>s S em illa s retoños pueden carecer de raíces, pero éstas pronto se desarrollarán si rocía las plantas con regularidad y si fija algu­ nas hebras de musgo esfagnáceo húme­ do a la base de las rosetas para conser­ var la humedad. Retoños de terrestres

Las bromelias se propagan por sistema vegetativo o por semillas. La mayoría de las plantas epífitas producen retoños que pueden retirarse y seguir cultivando se­ paradamente, mientras que los tipos estoloníferos terrestres pueden dividirse al comienzo de la estación de desarrollo.

Algunas bromelias terrestres, por ejem­ plo algunas Ananas y Hechtia, tienen rizomas estolonífcros que también pro­ ducen retoños. A principios de la esta­ ción de desarrollo, retire la planta ma­ dre del suelo o del contenedor, de manera que los retoños puedan cortar­ se sin dañar la planta madre. Después vuelva a plantar la madre y coloque los retoños jóvenes en tiestos con tierra de 1 parte de sustituto de turba (o turba) desmenuzado, I parte de mantillo de ho­ jas y 1 parte de arena gruesa.

Retoños de epífitas

Cultivo de plantas a partir de semillas

Propagación

Muchas bromelias epífitas son monocárpicas, es decir, que las rosetas flore­ cen una sola vez y después mueren. Sin embargo, antes de florecer forman re­ toños alrededor de la base de la roseta madura. Debe dejar los retoños en su si­

La mayoría de las semillas de bromelias se siembran como las demás, aunque es importante sembrarlas frescas porque, con pocas excepciones, no permanecen viables durante mucho tiempo. En el caso de las semillas de Tilland­

CÓMO PROPAGAR POR DIVISIÓN DE RETOÑOS

Cuando los retoños midan un tercio del tamaño de la planta madre (aquí Aechmea^, corte en la base con un cuchillo. Conserve las raíces que tengan.

2

Coloque cada retoño en un tiesto con mezcla a partes iguales de turba, mantillo de hojas y arena rugosa, de forma que la base quede en la superficie.

I

Haga un manojo con ramas de Thuja, mezcladas con musgo esfagnáceo húmedo; sujete con hilo, rafia o alambre.

2

Esparza las semillas de manera homogénea sobre el manojo; se pegará fácilmente al musgo húmedo.

3

Riegue las semillas con un rocío ligero y cuelgue el manojo en la situación correspondiente (véase inserción). Rocíe regularmente.

E

l

J

a r d í n

de

I

n t e r i o r

Preparación del suelo y plantación n a s plantas sanas y fuertes, ade­ S e le c c ió n d e u n a P l a n t a d e I n t e r i o r cuadas a un ambiente interior son imprescindibles para tener éxito. Dado E je m p l a r B u e n o que las plantas en tiestos crecen en una cantidad limitada de tierra, es importan­ te el uso de tierras adecuadas y mante­ Desarrollo ner el nivel de nutrientes de la tierra con superior una alimentación correcta. vigoroso

U

Selección de las plantas La mayoría de plantas de interior se cul­ tivan en tiestos. Si és posible, compruebe la fecha de entrega en el punto de venta y compre las recientemente llegadas. Cada planta debe estar etiquetada con su nombre completo y detalles de cultivo. Busque plantas sólidas, de tallos fuer­ tes, follaje sano y puntos de desarrollo vigorosos; rechace las que presenten un desarrollo débil, muerte desde los extre­ mos u hojas descoloridas, marchitas o bordeadas de marrón. Elija plantas más jóvenes, que se adaptarán más fácilmen­ te que los ejemplares de mayor tamaño a las nuevas condiciones. No compre plantas que hayan sobrecrecido su ties­ to o aquellas con tierra seca, con male­ zas o cubierta de musgo: no han recibi­ do suficientes nutrientes y raras veces se recuperan por completo. Asegure que los extremos de desarrollo y las hojas es­ tén libres de plagas y enfermedades. Las plantas floridas deben tener mu­ chos brotes que apenas comiencen a co­ lorearse. Las trepadoras deben estar co-

E je m p l a r P o b r e

y sano

Tallos fuertes Hojas tie buen color Abono húmedo. Ubre de malezas infestada por malezas

C oleus

rrectamcnte podadas y guiadas. No compre plantas tropicales en invierno, ya que unas fluctuaciones repentinas de temperatura pueden haberlas dañado. Si transporta plantas en tiempo frío, en­ vuelva en plástico para protegerlas.

Ubicación de una planta Ubique cada planta en una habitación con ios niveles de temperatura, hume­ dad y luz requeridos. Las plantas flori­

das de interior de origen tropical o sub­ tropical florecen poco o 110 florecen en absoluto si están en ambientes demasia­ do frescos o con poca luz, mientras que muchas plantas de follaje toleran zonas sombreadas y frescas. Los cactus y otras plantas de atmósfera seca requieren con­ diciones claras, aireadas y secas; las plantas como Begonia rex necesitan más humedad. Si las condiciones de su ho­ gar no son las ideales para alguna planta en particular, resultará más adecuado un cultivar del mismo género.

Mezclas de tierra para tiestos Utilice tierras preparadas de buena ca­ lidad para las plantas de interior. Las mezclas de tierra negra son las más ade­ cuadas, porque contienen y conservan más nutrientes, se resecan más despa­ cio y son más fáciles de volver a hume­ decer que el sustituto de turba o las mez­ clas con una base de turba. También son más pesadas, proporcionando una base para plantas de tiesto grandes. A menudo se emplean tierras con base de sustituto de turba o turba para plan­ tas menos longevas, como Prímula malacoides. Poseen poca fertilidad, com­ paradas con mezclas con una base de tierra negra, y las plantas cultivadas en éstos requieren un alimento cuidado­ so y regular. Estas tierras tienden a per­ der su estructura con el tiempo, ocasio­ nando dificultades en ventiiación y el riego. Las que odian la cal, como las came­ lias, necesitan tierras sin cal o ericáceos. Otros grupos, como las orquídeas (véase pp. 442-445) necesitan tierras especiali­ zados; véase S u e l o s y F e r t il iz a n t e s , «Composts», pp. 533-534).

Agrupación de plantas Para facilitar los cuidados, agrupe plan­ tas con necesidades

Soportes de plantas Existen varios soportes disponibles para plantas de interior. Elija uno adecuado al hábito de desarrollo de la planta, teniendo en cuenta la velo­ cidad de desarrollo y su tamaño final. Las plantas de raíces aéreas crecen bien sobre una columna de musgo; sujete los vástagos hasta que las raí­ ces puedan penetrarla; mantenga la columna húmeda rociándola. • Las plantas trepadoras o reptantes de va­ rios tallos pueden guiarse sobre aros de alambre. Use un aro o varios, se­ gún el vigor de la planta. Una forma globular de hasta ocho alambres re­ sulta atractiva, permitiendo una bue­ na circulación del aire y acceso a las plantas con muchos tallos. Muchas trepadoras se sostienen por medio de tallos que se enrollan, ta­ llos de hojas o zarzillas, y crecen sobre trípodes de bambú con facilidad; intro­ duzca la caña antes de plantar para no dañar las raíces. Para más detalles acerca de los soportes, véase H e r r a m ie n t a s y E q u ip a m ie n t o , «Fijaciones y sopor­ tes», p. 472.

F ic u s B e n ja m in a ‘V a r ie g a t a ’

P h il o d e n d r o n Scandens Musgo húmedo Dirección del desarrollo natural

T ra ch elo sperm u m J a s m in o id e s

Aros de alambre atados en Fijación de plástico

J a s m in u m O f f ic in a l e A ro d e A l a m b r e

C o l u m n a d e M u sg o

Enrolle tallos de raíces aéreas a la columna, sujetando para que estén en contacto con el musgo.

E staca

Guíe plantas trepadoras alrededor Introduzca una estaca de aros de alambre clavados en en la tierra antes de tierra para tiestos. Sujete al plantar. Sujete el tallo desarrollarse, agregando aros de la planta joven. suplementarios si es necesario.

T r íp o d e d e B a m b ú

Estimule los tallos o zarzillas de una planta trepadora a enrollarse a las cañas sujetándolos a ellas.

temperatura, humedad y luz. Si las plan­ ta en el mismo contenedor, asegure que la tierra es apta para todas ellas. En arre­ glos permanentes, use plantas con una tasa de desarrollo similar, de otro modo los ejemplares vigorosos podrían aho­ gar sus vecinos más delicados. Para aumentar los niveles de hume­ dad en un edificio seco con calefacción central, agrupe plantas en tiestos indi­ viduales sobre grava mojada en vasijas o bandejas poco profundas. Otra op­ ción: coloque las plantas sobre tiestos invertidos en una bandeja con agua, con las raíces por encima del nivel del agua. Inmersión de plantas en tiestos Las plantas dispuestas en contenedores grandes pueden sumergirse dentro de sus tiestos en material que conserve el agua, como bolitas de arcilla, para reducir la pérdida de agua y mejorar la humedad. (La arcilla puede absorber agua hasta un 40 % de su propio peso, de manera que utilice un contenedor exterior imper­ meable). Entonces podrá retirar cual­ quier planta que haya declinado con facilidad. O bien divida (véase «Propa­ gación por división», p. 451) y vuelva a plantar. La fibra de coco, cortezas y turba se emplean como material dentro del cual sumergir las plantas, pero éstas podrían arraigar, dificultando el retirarlas. El rie­ go excesivo de la turba puede ocasionar el anegado, lo que pudriría las raíces. Los higrómetros son útiles para indicar cuándo las plantas requieren agua. I n m e r s ió n d e P l a n t a s e n u n

Plantar en una cesta colgante Para un balcón, jardín de invierno o in­ vernadero, use cestas de tablillas o de alambre cubierto de plástico, con una malla de 5 cm. Introduzca las plantas por los lados para formar una pelota de flores y follaje. En el interior, donde las cestas que goteen podrían causar daños, use cestas sólidas con bandejas de go­ leo incorporadas o un contenedor exte­ rior sin agujeros de drenaje. Riegue las cestas colgantes con cuidado de no ane­ garlas. Al plantar la cesta, coloque sobre un cubo o un tiesto grande para mantenerla estable y separada del suelo. Las cestas de alambre tienden a resecarse a mucha velocidad; un revestido de espuma ver­ de de florista o una película de plástico reduce la pérdida de humedad. Al prin­ cipio es poco atractivo, pero las plantas que crecen pronto lo ocultarán. Otra op­ ción consiste en revestir la cesta con musgo esfagnáceo; un plato colocado entre el musgo y la tierra forma una pe­ queña reserva de humedad. Las tierras multi-uso, con una base de tierra negra, sustituto de turba o turba son adecua­ das, aunque los de tierra negra son más fáciles de volver a humedecer. Plante en etapas a partir de la base. Si es necesario, corte el plástico para in­ troducir plantas por los lados; puede proteger su desarrollo superior con un rollo de papel durante el proceso. C ontenedor G rande

C ómo P la n tar

una

C esta C o lg a n te

Revista el fondo de la cesta con una capa de musgo esfagnáceo vivo y húmedo, bien apretado en una capa de 3 cm. Agregue 5 cm de tierra para tiestos de tierra negra húmedo. Afirme la tierra.

1

2

3

Festonee la parte superior con 4 musgo. Introduzca plantas de

Agregue musgo y tierra, al tiempo que introduce más plantas a distintos niveles alrededor de los lados de la cesta para lograr un despliegue equilibrado. Afirme la tierra mientras agrega las plantas. Siga hasta que el abono esté a 2,5-5 cm del borde.

Schefflera arboricola ‘Gold Capella’

Ficus

benjamina

Introduzca las plantas trepadoras guiando sus cepellones cuidadosamente a través de los lados de la cesta desde el exterior, de manera que los cepellones estén al mismo nivel que la tierra. Agregue más tierra alrededor de las raíces y afirme.

hábito vertical en la parte superior. Rellene con tierra. Afirme alrededor de las plantas para que la superf icie se incline hacia el centro para un regado eficiente.

‘Reginald’

Cordyline australis ‘Purpurea’ Hibiscus rosa-sinensis

Llene el contenedor hasta la mitad de su profundidad con bolitas de arcilla y sitúe las plantas dentro de sus tiestos sobre la superficie. Rellene con bolitas alrededor de los tiestos, para que cada tiesto esté sumergido hasta el borde.

Begonia rex

Fatsia japónica ‘Variegata’

5

Riegue la cesta a fondo y deje escurrir. Coloque en un invernadero para seguir desarrollándose 4-6 semanas. No coloque una cesta con plantas no resistentes en el balcón o terraza hasta que pasen las heladas; suspenda de un soporte sólido.

(Hederá)

Lobelia

P la n ta s R e c o m e n d a d a s

pa r a

Acorns granimeus ‘Pusillus’ Adiantum raddianum * Asparagus densiflorus ‘Sprengeri’ # Asplenium nidus # Begonia ‘Tiger Paws’ * Callisia * Chamaedorea elegans * Cissus discolor * Codiaeum * Cryptanthus acaulis # , C. biviitatus # , C. brornelioides # , C. zonatus Dracaena sanderiana # Episcia # Ficus pumila # Filionia verschaffellii # Hedera (miniatura) Hypoesies phy Ilostachya Maranla leuconeura # Nertera granadensis Pellaea rotundifolia # Pellionia daveauana #

T e r r a r io s

Peperò mia caperata * Pitea cadierei # , P. spruceana * Plectranthus oertendahlii # Pteris crética * Saintpaulia (miniatura) * Sansevieria tri/asciata ‘Hahnii’ # ScheJflera elegantissima (plantones) * Selaginella é Soleirolia soleirolii

Filloma verschaffellii

Strobilanthes dyerianus * Syngonium hoffmannii # Tradescantia cerinthoides * , T. fluminensis # , T. spathacea #

P la n t a r en u n T e r r a r io Planifique el arreglo con las plantas más Asparagus altas en la parte posterior densiflorus (como aquí) o en el ‘Sprengeri’ centro, según si el terrario se verá sólo desde la parte delantera o desde todos los ángulos. Las plantas utlizadas aquí son:

1

Las cestas plantadas pesan: asegure que las cadenas y las fijaciones sean só­ lidas. Una fijación por medio de un gan­ cho universal permite girar la cesta para que reciba una cantidad de luz ho­ mogénea.

Plantar en un terrario Antes de plantar, limpie el terrario a fon­ do para evitar la contaminación por al­ gas y enfermedades fúngales que pros­ peran en los ambientes cerrados y húmedos. Elija una mezcla de plantas altas y verticales y otras más pequeñas y reptantes y decida cómo disponerlas antes de plantar. Ya que un terrario es autónomo, debe tener una capa de material de drenado, como bolitas de arcilla, grava o guija­ rros, además de un poco de carbón para horticultura, que absorberá subproduc­ tos gaseosos y ayudará a mantener fresca la tierra. Una tierra para tiestos liviana, de buen drenaje pero que conserva la humedad es el medio para plantar más apto. Se puede agregar una canti­

dad suplementaria de turba o sustituto de turba para conservar una buena ven­ tilación de la tierra. Use plantas jóvenes, con un sistema de raíces lo bastante pequeño para es­ tablecerse con facilidad en tierra poco profundo. Empape bien antes de plan­ tar y elimine el follaje muerto que po­ dría estimular la podredumbre. Intro­ duzca las plantas en la tierra, calculando el espacio suficiente para que puedan ex­ tenderse. Si el terrario es demasiado pe­ queño para acomodar su mano con fa­ cilidad, fije una caña partida a una espátula para ayudar al plantado y un corcho o un carrete de hilo de algodón como instrumento para afirmar. Cubra las zonas desnudas con musgo o guija­ rros para evitar que el abono se seque y riegue antes de volver a colocar la tapa. Los terrarios establecidos requieren muy poco riego (véase «Mantenimien­ to de terrarios y jardines de botella», p. 447). Si apareciera una condensación ex­ cesiva sobre el cristal, ventile hasta que sólo haya un ligero empañado por las mañanas.

Maranla leuconeura

Ficus pumila ‘Variegata’

Selaginella marlensii

4

Soleirolia soleirolii

5

kraussiana ‘Aurea’

Haga agujeros para las plantas Rellene alrededor de las con una espátula u otro plantas con más tierra húmeda instrumento pequeño e introduzca y afirme la superficie. Un corcho con cuidado, dejando espacio fijado al extremo de una caña entre ellas para su desarrollo partida servirá para afirmar. ulterior.

Cubra la base del terrario con una capa de 2,5-5 cm de guijarros y algunos trozos de carbón horticultural. Agregue 2,5 cm de abono para tiestos húmedo.

2

Retire cada planta de su tiesto y sacuda, eliminando la tierra suelto. Extraiga las raíces, reduciendo el tamaño del cepellón, para ayudar a que la planta se establezca.

6

Rocíe las plantas y el musgo con rocío de agua fino y 7coloque la tapa. Ahora el terrario

Coloque una capa de musgo (o guijarros) con unas pinzas encima de las zonas con tierra desnudas entre las plantas. Asi evitará que la tierra se reseque.

está listo para exhibir.

C ultiv o

de

P lantas

e n u n Ba n c o d e Pelargonio zonal ,

T ie r r a

Plantar un jardín de botella Ficus benjamina

Superficie al mismo nivel que la ventana del invernadero Banco de 38 cm de profundidad Capa de 7 cm de gravilla gruesa para el drenaje Agujeros de

Marco de madera reforzado

Prepare el banco de tierra con una capa de materiaI de drenaje en el fondo; llene el banco con tierra para tiestos. Piante una selección de ornamentales para un bonito despliegue en el invernadero.

Preparación del suelo y plantado a cubierto Los jardines de invierno y los inverna­ deros permiten un control del medio am­ biente y amplían la gama de plantas cul­ tivables en climas templados o frescos. Macizos de tierra y estantes de macizos Aunque las plantas ornamentales de in­ vernadero o jardín de invierno pueden cultivarse en tiestos, muchas, especial­ mente trepadoras y arbustos leñosos, pueden plantarse permanentemente en orlas de tierra. En un jardín de invier­ no nuevo, tenga en cuenta la necesidad de orlas de tierra cuando lo planifique. Los macizos de tierra en relieve y bien drenados son un buen sistema de exhi­ bición. Prepare bien los macizos de tie­ rra, ya que las plantas ornamentales per­ manecerán en su sitio durante varios años. Construya los macizos unas cua­ tro semanas antes de plantar para per­ mitir que la tierra se asiente y hágalos de al menos 30-45 cm de profundidad, colocando, 7-15 cm de material de dre­ nado en la base. Un macizo sobre un banco es útil para propagar y criar plantas diferentes y para colecciones de plantas especializa­ das. Los macizos sobre bancos son ma­ cizos en relieve poco profundos, gene­ ralmente a la altura de la cintura, colocados sobre estructuras portantes o pilares. Son ideales para plantas peque­ ñas y para usarlos con cables que calien­ ten el suelo (véase p. 488), unidades de rocío (véase p. 488) y sistemas de riego automáticos (véase p. 485). Emplace el banco para aprovechar al máximo la luz disponible. Los macizos de banco suelen cons­

truirse de aluminio o de madera, forra­ dos de malla de alambre o plástico per­ forado. Deben tener al menos 15-22 mm de profundidad y no más I m de ancho para ser fácilmente accesibles. Un capa de 7 cm de material de drenaje será su­ ficiente. Tierras a cubierto Para macizos de tierra, use abono bien drenado con base de tierra negra enri­ quecido con materia orgánica a razón de 10 1 por m2. No utilice tierra de jar­ dín sin esterilizar ya que podría conte­ ner plagas, enfermedades y malezas. No hay sistemas de esterilización de tierra seguros disponibles para no profesiona­ les y las unidades de esterilización por calor, aunque efectivas, son caras. Use mezclas con base de tierra negra a cubierto ya que contienen nutrientes propios y microelemcntos que no se li­ xivian con tanta facilidad como la mez­ cla con una base de sustituto de turba o turba; las mezclas de tierra negra son más fáciles de volver a humedecer. Elija tierra apta para específicos y para los grupos de plantas con necesi­ dades especiales. La mayoría de las plan­ tas cultivadas en contenedores requieren mezcla con base de tierra negra de bue­ na calidad, buen drenaje y con un pH aproximadamente neutro. Las tropica­ les prefieren una tierra más fértil y rica en tierra negra, además de hojosa; in­ corpore mantillo de hojas adicional al abono antes de llenar contenedores o macizos de tierra. La mayoría de los helechos, brezos y muchos lirios (Lilium) necesitan tierra ericácea, como las hor­ tensias, para producir flores azules en lugar de rosadas. Las plantas ornamentales cultivadas en orlas requieren un revestido anual de

Los jardines de botella proporcionan una buena manera de cultivar plan­ tas muy pequeñas de desarrollo len­ to en un microclima cerrado. Muchas de las plantas más pequeñas cultiva­ das en un terrario resultan adecuadas (véase Plantas de terrarios recomen­ dadas, p. 440). Utilice cualquier botella de cristal limpia, incolora o coloreada, a con­ dición de que el cuello sea lo bastan­ te ancho como para introducir las plantas con facilidad. Si el cuello fue­ ra demasiado angosto como para que pueda caber una mano, fabrique he­ rramientas especiales con cañas par­ tidas, aros de alambre y utensilios del hogar corrientes, como una cucharita de café, para ayudar con la plan­ tación y el cuidado rutinario. Ayudándose con un embudo ancho o un tubo de cartón, vierta bolitas de arcilla dentro de la botella para pro­ porcionar una capa de 3 cm de ma­ terial de drenado y agregue un puña­ do de carbón horticultural para mantener fresca la tierra. Cubra con Hypoestes phyllostachya ‘Purpuriana’ Dracaena sanderiana

una capa de 5-7 cm de tierra para ties­ tos de sustituto de turba. Si la bote­ lla se observará desde la parte delan­ tera, amontone la tierra en la parte posterior con una espátula. Nivele la tierra si la botella se observará desde todos los ángulos. Comience a plantar desde los bor­ des hacia el centro. Retire las plantas de sus tiestos y sacuda, eliminando la tierra sobrante. Introduzca cada plan­ ta en un agujero de plantado cuida­ dosamente, por medio de pinzas, te­ nacillas o un trozo de alambre en forma de nudo corredizo. Espacie las plantas a al menos 3 cm de distancia para que puedan desarrollarse. Cubra las raíces con tierra y afirme suave­ mente con un pisón de corcho. Deje gotear una taza de agua a lo largo de las caras interiores de la bo­ tella para humedecer la tierra y cu­ bra las zonas desnudas con musgo esfagnáceo para evitar que se reseque. Limpie la parte interior del cristal con una esponja sujeta a una caña o alambre rígido. Asplénium nidus

Cvs de Sainlpaulia

Hederá helix ‘Eva’ Selaginella kraussiana Hypoestes phyllostachya ‘Splash’

2-3 onzas por m 2 de fertilizante equili­ brado, junto con un «mulch» de abono bien descompuesto en primavera para mantener un desarrollo fuerte. Si el plantado requiere renovación después de algunos años, retire y elimine las plan­ tas tras haberlas propagado. Después in­ corpore una cantidad de abono o estiér­ col descompuesto, y un fertilizante de acción lenta o revestido de base antes de volver a plantar. En macizos de plantas ornamentales, no se dan tantas plagas y enfermedades como para tener que cambiar y esterili­ zar la tierra. En el caso de plantas cul­ tivadas en orlas que dan cosechas don­ de plagas y enfermedades pueden aumentar con rapidez, el suelo general­ mente debe reemplazarse anualmente o esterilizarse si existe un método adecua­ do. Asegure que las bases de los conte­

Musgo esfagnáceo

nedores con agujeros de drenaje no en­ tren en contacto con el suelo de la orla; evitará la contaminación cruzada de pla­ gas y enfermedades. Plantación Elija plantas que crezcan bien en la gama de temperatura provista (véase «Guía de plantas de interior para jardi­ neros», p. 435). Asegure que las orna­ mentales o las plantas productoras es­ tán plantadas en un espaciado que permite la libre circulación del aire, in­ hibiendo la extensión de plagas y enfer­ medades. Ubique las plantas para que reciban la óptima iluminación y venti­ lación para sus necesidades. Aproveche al máximo los controles de la intensidad de la luz, humedad, temperatura y cir­ culación del aire provistas en un jardín de invierno bien construido y equipado.

Orquídeas familia de las orquídeas com­ Simpódico y monopódico prende unos 750 géneros, casi Las epífitas tienen dos sistemas de de­ 20.000 especies y muchos miles de hí­ sarrollo: el simpódico y el monopódi­ bridos más. Sus flores exóticas y hábi­co. Las orquídeas simpódicas, como las tos curiosos las transforman en plantas especies e híbridos de Caltleya y Odondecorativas muy deseables, mayormen­ loglossum, poseen rizomas reptantes. te para exhibición en el interior, aunque Cada estación surgen desarrollos nue­ existe un número significativo de hermo­ vos de los puntos de crecimiento de los sas especies terrestres que son resisten­ rizomas y éstos se transforman en es­ tes. Al elegir cuáles cultivar, de entre las tructuras de tallo hinchadas, conocidas amplias gamas de tipos disponibles, ten­ por el nombre botánico de pseudoga en cuenta las condiciones y el cuida­ bulbos. do que puede proporcionarles. Algunas Las orquídeas monopódicas se desa­ orquídeas tienen unas necesidades bas­ rrollan en lo que se conoce como un tante rigurosas en cuanto a sus condi­ modo indeterminado. El talllo continúa ciones de desarrollo, pero muchos híbri­ alargándose de manera indefinida, ha­ dos han sido especialmente criados para ciéndose cada vez más alto al desarro­ facilitar su cultivo y pueden cultivarse llarse hojas y tallo nuevos creciendo des­ y propagarse con éxito en el hogar. de el extremo. Las monopódicas comprenden muchos de los géneros de orquídeas más espectaculares, como Phalaenopsis y Vanda. Estas provienen originariamente de las zonas más cáli­ Como su nombre indica, estas orquídeas das del mundo, trepando hacia arriba crecen en la tierra, en hábitats muy va­ hacia la luz a través del denso follaje de riados. La mayoría de las que habitan la selva. La mayoría de las monopódi­ en regiones desde templadas a frías se cas llevan las flores en capítulos rami­ extinguen después de florecer y existen ficados y frecuentemente arqueados de en estado inactivo como tubérculos u manera grácil, que surgen de puntos axi­ otros órganos subterráneos de almace­ lares a lo largo de sus tallos, de los cua­ namiento durante el invierno. Estas te­ les a menudo surgen raíces aéreas pro­ rrestres resistentes y semi-resistentes a porcionando un nuevo desarrollo. menudo tienen flores que, aunque indi­ vidualmente pequeñas, aparecen sobre espigas densas. Muchas son plantas atractivas para el jardín de rocas o la casa alpina (véase pp. 214-216). Si es usted un aficionado, es mejor ob­ Algunas terrestres, como las orquí­ tener las plantas de un vivero de orquí­ deas «zapatilla» que pertenece al géne­ deas especializado, donde éstas habrán ro Paphiopedilum, provienen de regio­ disfrutado de un medio ambiente ideal nes más cálidas donde habitan y no habrán sufrido ningún revés. Los emplazamientos protegidos, como el especialistas también son una buena suelo del bosque. Como no tienen que fuente de consejos acerca de las especies enfrentarse a condiciones climáticas se­ adecuadas a las condiciones de su ho­ veras, permanecen siempreverdes duran­ gar. Las orquídeas híbridas son general­ te todo el año, pero —a causa de su mente las más fáciles de cultivar, ya que delicadeza— deben cultivarse en un in­ ellas mismas han sido criadas en parte vernadero. por su vigor y la facilidad de su cuidado.

L

a

O r q u íd e a s R e c o m e n d a d a s

Dendrobium nobile

Cymbidium

S lra lh

tunda

K o lh s c liild ia n a

RanaUl

Orquídeas terrestres

Selección de plantas

Orquídeas epífitas Las orquídeas epífitas, que conforman una gran parte de las cultivadas por los entusiastas, son fundamentalmente di­ ferentes en su estructura y hábito de de­ sarrollo. Como se desprende de su nom­ bre (derivado del griego ep¡: sobre y phiton: planta), se albergan en las ra­ mas de los árboles. No son parásitas (porque no se alimerntan del árbol) sino «huéspedes»: las orquídeas se alimentan de sustancias di­ sueltas en el agua de la lluvia y de los detritus acumulado alrededor de sus raí­ ces. Algunas orquídeas conocidas como litófilas viven de un modo similar sobre rocas. En los climas templados, las epí­ fitas deben cultivarse siempre bajo cristal.

T ie r r a

para T

urba

F

ib r o s a

I ’apliiopeditum callosum

Cattleya bowringiana

Las especies prosperan mejor en los me­ dios ambientes similares a aquellos en los que crecen naturalmente, y estas con­ diciones no siempre resultan fáciles de recrear. A causa de las técnicas comerciales de producción masiva, las orquídeas han dejado de ser prohibitivamente caras. Por un precio modesto, las plantas bo­ nitas pero que aún no han ganado un premio pueden adquirirse al visitar un vivero especializado y observarlas en flor. Las menos caras de todas son las que se venden en forma de plantón no florecido que puede tardar todavía va­ rios años en florecer; el resultado es incierto, pero siempre existe la excitan­ te posibilidad que uno de los plantones podría ser el futuro ganador de un premio.

O r q u íd e a s E p íf it a s Los componentes se combinan para dar el medio de cultivo perfecto: la corteza y el sustituto de turba conservan la humedad, la gravilla ayuda drenado y el carbón evita que la tierra se vuelva demasiado acida.

C

o rteza

M

e d ia n a

Miltonia candida var. grandiflora

Cultivo La estructura y el hábito de desarrollo poco comunes de las orquídeas epífitas íes han dado la reputación de ser muy delicadas y, por lo tanto, difíciles de cul­ tivar. Sin embargo, conociendo algunas pautas y con una preparación cuidado­ sa, es fácil remediar o evitar la mayoría de las dificultades. Tierra Aunque es posible cultivar la mayoría de las epífitas en tiestos, sus raíces es­ tán especialmente adaptadas a condicio­ nes abiertas sobre árboles o rocas (litófitas), y no soportan los abonos de texturas cerradas aptos para la mayoría de las demás plantas. Las tierras para orquídeas deben drenar muy libcralmente después de regados: si quedan moja­ dos mucho tiempo, las raíces tienden a pudrise. Las cortezas picadas de pinos o abetos son un excelente medio de cul­ tivo, con algunos agregados para man­ tener la mezcla abierta y evitar que fer­ mente. La siguiente es una mezcla de la tierra adecuada: 3 partes de corteza de grado medio (libre de polvo), 1 parte de gravilla gruesa o perlita, 1 parte de tro­ zos de carbón y í parte de hojas secas rotas o sustituto de turba o turba fibro­ sa. Se pueden obtener estas mezclas es­ pecializadas en los viveros de orquídeas. Las orquídeas terrestres también re­ quieren una mezcla de drenaje mucho más libre que la mayoría de las demás plantas. Una tierra adecuada puede componerse de 3 partes de sustituto de turba o turba fibrosos, 3 partes de gra­ villa gruesa y 1 parte de perlita, con el agregado de 1 parte de carbón.

Colocación en (¡estos

Cuando una planta ha llenado su con­ tenedor, debe trasladarla a un tiesto, una o dos veces mayor para facilitar espa­ cio al desarrollo ulterior. Elija un ties­ to que albergará las raíces y calcule un desarrollo de uno o dos años, pero no más; un tiesto demasiado grande para el sistema de raíces tenderá a producir condiciones estancadas en la tierra. Para facilitar el drenado, muchos cultivado­ res llenan la parte inferior del tiesto con trozos de tiesto rotos, trozos de poliestireno o guijarros grandes. Esto también añade peso a los tiestos de plástico, im­ posibilitando su caída. Sostenga la planta con una mano, de manera que la corona se encuentre jus­ to debajo del borde del tiesto, y espar­ za la tierra alrededor de las raíces, gol­ peando el tiesto fuertemente para que el abono se asiente. Utilice tierra relati­ vamente seca, que debe regar concien­ zudamente después del cambio de ties­ to. Debe tocar la planta, especialmente las raíces, lo menos posible. Algunas epífitas prosperan en conte­ nedores que permiten que una mayor cantidad de aire alcance las raíces, como las cestas colgantes de alambre o de lis­ tones de madera. Tales contenedores son esenciales para especies como Stanhopea, porque sus flores crecen hacia abajo a través de la tierra y emergen de la parte inferior.

Durante el cambio de tiesto de las sinpódicas, se pueden separar los pseudobulbos viejos de dos o tres estaciones de desarrollo (habitualmente llamados «bulbos retrasados») que han perdido las hojas y usarlos para propagar (véa­ se p. 445). Coloque la parte posterior de la planta contra una de las caras del ties­ to, dejando espacio del lado opuesto para el desarrollo del bulbo nuevo. Soporte

Muchas orquídeas son lo bastante fuer­ tes como para no necesitar un soporte. Otras, sin embargo, requieren un esta­ cado cuidadoso para ofrecer su mejor aspecto, en particular aquellas con ta­ llos floridos largos que llevan muchas flores pesadas. Emplee cañas verticales o alambres sólidos, a los que los tallos se sujetarán de la manera más disimu­ lada posible. Efectúe mientras los tallos crecen y antes de que se abran los bro­ tes de flores. Evite cambiar la posición de las plantas o estropeará el efecto por­ que las flores mirarán en direcciones di­ ferentes. Cultivo sobre corteza

Algunas orquídeas que no se desarro­ llan con éxito en contenedores prospe­ rarán montadas sobre trozos ya sea de corteza o helecho arbóreo con musgo al­ rededor de sus raíces, aunque en ese caso requerirán una atmósfera constantemen­

te húmeda. Inicialmente, deben sujetarse con firmeza al trozo; con este fin, el hilo de nylon resulta ideal. Aparecerán raí­ ces nuevas que se adherirán al trozo y fijarán la planta.

Cuidado rutinario Para un cultivo de éxito resulta vital pro­ porcionar las necesidades particulares de cuidados a las orquídeas; éstas varían se­ gún las especies. Temperatura Mientras que las terrestres resistentes (en particular las especies de Cypripedium) prosperan en un jardín de rocas o en una casa alpina, otras (habitualmcnte llama­ das semi-resistentes) también pueden cultivarse en estas condiciones sin cale­ facción en zonas templadas. Compren­ den el género de desarrollo fresco Pleione y Bletilla, que sólo necesitan el calor suficiente como para asegurar condicio­ nes libres de heiadas. Un invernadero fresco, con tempera­ turas nocturnas mínimas de 10° C, es apto para un gran número de orquídeas diferentes, comprendiendo algunas es­ pecies c híbridos de Brassia, Coelogyne, Cymbidium, Dendrobium, LaeUa, Odontoglossum, Oncidium y Paphiopedilum. El invernadero intermedio, con tem­

Riego y humedad Estos tal vez sean los factores más im­ portantes del cultivo de orquídeas. El riego debe ser lo bastante frecuente como para evitar que la tierra se rese­ que, pero no tan frecuente como para que se anegue: una o dos veces por se­ mana suele ser suficiente. Durante los meses de verano, las plantas podrían re­ querir un riego diario, y durante el pe­ ríodo de días invernales cortos, sólo una vez cada dos o tres semanas. En general, es recomendable usar agua de lluvia, pero el agua potable del grifo resulta segura. Riegue las plantas por la mañana temprano. No permita

C u l t iv o s o b r e C o r t e z a

C ó m o e x h ib ir O r q u íd e a s E p íf it a s La mayoría de las epífitas pueden cultivarse en tiestos; también pueden cultivarse con éxito en una cesta colgante o sobre corteza. Mantenga las plantas en un atmósfera permanentemente húmeda hasta que se establezcan.

Sujete musgo humedecido a un trozo de corteza y fije las raíces de la orquídea (aquí Dendrobium ‘Happiness’y con de nylon.

C u l t iv o e n T iesto s

Elija un tiesto para 2 años de desarrollo, coloque trozos de tiesto en la base; llene con tierra para orquídeas estándar. Plante (aquí Zygopetalum mackayij y afirme.

peraturas invernales medias de I3°-15° C, aumentará la gama de posibilidades en gran medida, comprendiendo espe­ cies e híbridos de Callleya y sus parien­ tes, y una selección más amplia del gru­ po Odontoglossum y de las especies e híbridos de Paphiopedilum , además de muchas otras orquídeas atractivas y hermosas. El invernadero tibio, con temperatu­ ras nocturnas mínimas de al menos 18° C, proporciona las condiciones necesa­ rias para las especies e híbridos de Phalaenopsis y Vanda y sus muchos parien­ tes, además de las especies amantes del calor e híbridos de Dendrobium y or­ quídeas de las tierras bajas cálidas y hú­ medas de trópicos y subtrópicos.

C esta C o l g a n t e

Plante la orquídea en tierra estándar en una cesta con musgo esfagnáceo. Los tallos floridos de algunas orquídeas (aquí Stanhopca tigrina> crecen a través de la tierra y emergen en la parte inferior.

que el agua permanezca demasiado tiempo sobre el follaje o podría ocasio­ nar el abrasado de las hojas si las plan­ tas están expuestas al sol caliente. Debe evitar el exceso de riego, pero riegue con­ cienzudamente para que la tierra esté ho­ mogéneamente húmeda. Deje que la tie­ rra casi se seque —pero no del to d o antes de volver a regar; si tuviera dudas, retrase el riego. Las orquídeas necesitan niveles altos de humedad durante la estación de de­ sarrollo. Esto se logrará humedeciendo el invernadero de orquídeas rociando el suelo y los senderos y las estanterías en­ tre las plantas. Hágalo por la mañana temprano; durante el día, el agua se eva­ porará. Este rociado diario puede inte­ rrumpirse cuando las condiciones natu­ rales fueran frías y húmedas. Sin embargo tenga cuidado, porque en tiem­ po extremadamente frío el sistema de ca­ lefacción puede volver el aire muy seco y deberá humedecer el invernadero con mayor frecuencia. Las orquídeas cultivadas en el hogar sobre un alféizar deben elegirse entre aquellas que no requieren niveles de hu­ medad muy elevados. Incluso éstas se beneficiarán de una humedad local adi­ cional colocadas sobre una capa de gra­ va húmeda o agregado expandido de ar­ cilla en una bandeja o un plato hondo.

Aireación Las orquídeas, en especial las de inver­ nadero fresco, requieren condiciones en las que el aire se mueva con libertad. Sin embargo, les disgustan las corrientes de aire frías, que pueden ocasionar la caí­ da de los brotes de flores y retrasar el desarrollo. En primavera, abra las ven­ tilaciones sólo parcialmente, cuando los días soleados estén acompañados de vientos fríos, y ciérrelas antes de que las temperaturas comiencen a caer al final de de la tarde. Al entibiarse los días, las ventanas pueden abrirse más y durante más tiempo. Pero recuerde que el vapor de agua se pierde pronto a través de las ventilaciones abiertas y que la humedad se reduce, así que se necesitará un humedecimiento suplementario. Un peque­ ño ventilador eléctrico, cuyo coste y funcionamiento es poco costoso, man­ tendrá el aire en movimiento sin que la humedad escape ni penetren corrientes de aire. Sombreado Aunque las diferentes orquídeas pueden tener necesidades lumínicas distintas, desde la Paphiopeditum, amante de la sombra, hasta las especies e híbridos amantes del sol de Laelia, será necesa­ rio algún sombreado para proteger el de­ sarrollo nuevo del abrasado del sol y para evitar el recalientamiento del inver­ nadero. El método más barato consiste en el uso de una preparación para som­ breado de invernaderos. El blanco es más eficaz que el verde reflejando los rayos del sol y se vuelve casi transparente durante las lluvias, dejando pasar más luz durante los días grises. Más eficaz, pero más costosas, son las persianas cnrollables manuales o automáticas, he­ chas ya sea con listones de madera o ma­ lla de plástico.

Alimentación

Dado que la tierra moderna para orquí­ deas contienen poco alimento, las orquí­ deas requerirán alimento durante su pe­ ríodo de desarrollo. Los fertilizantes líquidos son los más convenientes y pue­ den agregarse durante el riego. Puede usarse cualquier marca patentada de uso general vendida para plantas en tiestos. Las orquídeas no consumen mucho ali­ mento, de manera que será necesario di­ luir el fertilizante a la mitad de la po­ tencia recomendada para otras plantas de tiesto. Alimente las orquídeas una vez cada tres semanas entre primavera y oto­ ño y sólo cada seis semanas (o nada) du­ rante el invierno. C óm o P r o pa g a r

I

por

Inactividad

El período de inactividad, cuando el de­ sarrollo se detiene, es una parte impor­ tante e integral del ciclo vital de las or­ quídeas. Durante ese tiempo que, en el

E s q u e ie s

de

1

por

D esa r r o llo s A d v e n t ic io s

2

Los esquejes elegidos deben tener hojas sanas y un sistema de raíces de desarrollo homogéneo.

Sostenga la plántula por el 3 tallo al nivel de plantado, coloque la planta joven en un tiesto de 6 cm con las raíces debajo de la superf icie de la tierra.

caso de algunas orquídeas puede durar sólo algunas semanas y en el de otras varios meses, necesitan muy poca agua —o ninguna— para sobrevivir. Aunque las necesidades de las plan­ tas varían, la regla es que las orquídeas que pierden las hojas durante la inacti­ vidad no deben regarse hasta que co­ mience el nuevo desarrollo. Primero rie­ gue poco, después con normalidad (sin

Para el novato, los métodos de propa­ gación vegetativos son los más fáciles de

3

4

regar en exceso). Las plantas que con­ servan las hojas sólo requerirán algo de agua durante el período inactivo para evitar la deshidratación.

Propagación

T allo

Con un cuchillo, Divida en trozos de 7 cm, corte un trozo de tallo de cortando a mitad de camino unos 25 cm de largo, encima de entre nodulos de hojas. Cada un nodulo de hojas o en la base esqueje debe tener al menos un de la planta. nodulo.

2

C ómo P ro pa g a r Cuando se haya formado una plántula con raíces aéreas a partir de un nodulo de hoja, separe con cuidado de la planta madre con un cuchillo afilado.

Tienda los esquejes en una bandeja sobre musgo esfagnáceo húmedo y almacene en un sitio húmedo fuera del sol directo.

Tras semanas, los brotes inactivos se habrán convertido en plántulas, que estarán preparadas para colocar en tiestos.

aprender. También tienen ia ventaja de producir retoños idénticos a la planta madre, de manera que los resultados son previsibles. Desarrollos adventicios

Los esquejes más sencillos, conocidos entre criadores de orquídeas como «keikis», son pequeñas plántulas que apa­ recen de un modo adventicio (es decir, de un modo atipico) a partir de los nó-

dulos sobre los tallos de las orquídeas monopódicas, como las Dendrobium. Apenas estas plántulas hayan desarro­ llado algunas raíces vigorosas, deberá se­ pararlas de la planta madre con un cu­ chillo afilado y después colocarlas en tierra para orquídeas estándar. Al prin­ cipio riegue escasamente, pero recuer­ de rociar las hojas con rocío fino hasta que se establezcan bien las raíces y las plantas hayan tenido la oportunidad de

acostumbrase a su nuevo medio am­ biente. Esquejes de tallos

También se pueden hacer esquejes con los tallos (a menudo llamados cañas) de muchas orquídeas Dendrobium y Epidendrum. Corte trozos de hasta 30 cm de largo con un cuchillo afilado. Divi­ da estos trozos en esquejes de 7,5-10 cm de largo, cada uno con al menos un bro-

C ó m o P r o p a g a r p o r D iv is ió n Cuando la orquídea se haya vuelto demasiado grande para su tiesto y tenga varios bulbos sin hojas, podrá dividirla. La planta aquí ilustrada es una Cymbidium.

1

2

Retire la orquídea de su tiesto y después divida la planta separando o cortando en 2 trozos; cada trozo debe tener al menos 3 pseudobulbos sanos. P r o p a g a c ió n p o r Bulbos R etra sad o s

3

A l dividir la orquídea podrá arrancar los bulbos retrasados. Descarte los arrugados y conserve los firmes para colocar en tiestos individualmente.

5

Para volver a plantar cada trozo, sostenga la planta con los pseudobulbos más antiguos en la parte posterior del tiesto y al nivel del plantado, y coloque la tierra a su alrededor. Se desarrollará un crecimiento nuevo de la parte delantera de la planta.

4

Recorte cada trozo de planta dividida eliminando la tierra sobrante y cortando las raíces muertas con podaderas.

1

Plante bulbos retrasados elegidos en tiestos de 6 cm. a un lado del tiesto, dejando lugar para el desarrollo nuevo.

2

Después de 2 o 3 meses, el bulbo retrasado viejo producirá un vástago nuevo sano.______________________

te inactivo. Tienda los esquejes sobre musgo esfagnácco húmedo u otro ma­ terial húmedo similar y conserve en un lugar húmedo y sombreado. Cuando los brotes se hayan desarrollado producien­ do plántulas, sepárelas y coloque indi­ vidualmente en tiestos.

División

El método para propagar orquídeas sinpódicas, como Cattleya, Cymbidium y Odontoglossum es la división. Corte a través del rizoma entre los pseudobul­ bos y coloque los trozos en tiestos indi­ vidualmente. Cada trozo debe tener al menos tres prcsudobulbos sanos y un brote inactivo sano que producirá un nuevo desarrollo. Los bulbos retrasados son otra forma de propagar las sinpódicas como las Cymbidium. Retire un bulbo retrasado, mejor con raíces, arrancando o cortan­ do el rizoma por detrás de éste. Intro­ duzca el bulbo retrasado en gravilla, are­ na gruesa o tierra estándar para orquídeas, coloque en un lugar fresco y sombreado y mantenga húmedo. En 2-3 meses aparecerán algunos vástagos. Cuando los bulbos hayan desarrollado raíces, cambie de tiesto.

Técnicas comerciales

El cultivo de orquídeas a partir de se­ millas es una técnica difícil y requiere conocimientos y habilidades especiales. Las orquídeas cultivadas comercialmen­ te a partir de semillas se germinan en va­ sos con jalea nutriente en un medio am­ biente de laboratorio estrictamente controlado. A veces también se las pro­ paga por cultura de meristema, en la cual unos trozos microscópicos de teji­ do de la planta se cultivan en condicio­ nes de laboratorio a fin de reproducir copias de la planta original de forma masiva. El resultado es que hoy en día pueden adquirirse cultivares de prime­ ra clase a un precio razonable. Sin em­ bargo, ambas son técnicas sumamente especializadas, rara vez practicadas por jardineros aficionados.

P r o p a g a c ió n

en

B o tella s

La cultura meristemálica se produce en condiciones estériles. Se colocan trozos microscópicos de tejido en una botella sobre nutriente especial como gel agar-agar, convirtiéndose en orquídeas.

C

u i d a d o

R

u t i n a r i o

Cuidado rutinario A

Limpieza

Riego y humedad

Siempre retire las hojas y flores muer­ tas con rapidez, ya que pueden albergar plagas o enfermedades. No permita que se acumule el polvo ni la mugre, blo­ queando los poros de las hojas; limpie el follaje con un pincel suave. Rocíe las plantas a fondo de manera ocasional para conservarlas limpias y frescas, pero no rocíe cactus ni plantas con hojas ve­ lludas salvo que haga el calor suficien­ te como para que el exceso de humedad se evapore con rapidez, de otro modo las hojas pueden pudrirse. Sólo emplee un lustre para hojas en plantas de ho­ jas lustrosas y compruebe que sea com­ patible con las especies individuales.

d if e r e n c ia de las plantas culti­ vadas en el exterior, las de inte­ rior no están expuestas a las condicio­ nes extremas del ciclo estacional, y re­ quieren una atención limitada. Sólo necesitan riego y fertilización y un cam­ bio de tiesto anual para un buen desa­ rrollo.

Un problema común de las plantas de interior es el riego excesivo. Riegue cuan­ do la tierra esté casi seca. Tenga un cui­ dado especial con las tierras de fibra de coco porque la superficie tiende a secar­ se mientras que el resto sigue húmedo. Riegue las plantas con frecuencia du­ rante el periodo de desarrollo activo, y menos en invierno cuando están inacti­ vas: dos veces al mes o incluso menos puede ser suficiente. Moje la tierra por completo, pero no deje el tiesto en agua. Algunas plantas, como el ciclamen, son susceptibles a la podredumbre de las raí­ ces; para regarlas, coloque los tiestos en un poco de agua hasta que la tierra se vuelva oscura y húmeda... Si el agua del grifo fuera dura, use agua destilada o agua de lluvias para las plantas que odian la cal. Con frecuencia, los edificios están mal ventilados y la atmósfera es seca y no apta para muchas de las plantas de interior. Mantenga la humedad agru­ pando plantas en tiestos encima de grava mojada, en bandejas o en contenedores (véase «Agrupado de plantas», p. 438) o encima de esteras capilares (véase «Cuidado de plantas de interior antes de un viaje», p. 448). Existen humidificadores eléctricos y cerámicos fácilmente disponibles; tam­ bién sin eficaces los bols con agua co­ locados en una habitación, para que el agua se evapore. Las plantas que requie­ ren niveles altos de humedad se benefi­ cian de un rociado con agua blanda. En el caso de plantas de hojas velludas, ro­ cíe y evite la luz del sol.

d e la

H ig ie n e

L im p ie z a d e P l a n t a s d e H o ja s S e c a s

Limpie cada hoja (aquí Ficus elastica estriada) con un trapo limpio, húmedo, blando y sin pelusas.

Fertilización

Plantas descuidadas

Las plantas en tiestos crecen sobre can­ tidades relativamente pequeñas de tie­ rra y pronto consumirán los nutrientes disponibles. Los riegos frecuentes tam­ bién lixivian los nutrientes y las plantas podrían morir por inanición sin una ali­ mentación regular a lo largo de la esta­ ción de desarrollo. Los fertilizantes equilibrados están disponibles bajo formas diversas: solu­ bles en agua o líquidos (la forma más conveniente para plantas de interior) en gránulos y sólidos. Siempre cuide de se­ guir las instrucciones del fabricante y nunca aplique fertilizante sobre tierra seca ya que no se repartirá de manera homogénea y podría dañar las raíces.

Salvo orquídeas y palmeras, la mayoría de plantas que presentan un desarrollo débil, larguirucho o dañado, u hojas poco espaciadas, producirán un desarro­ llo nuevo vigoroso bien recortadas has­ ta un brote o articulación sanas a prin­ cipios de primavera. Recorte un hclecho descuidado hasta la corona; mantenga el cepellón húmedo y con iluminación media para estimular un nuevo desa­ rrollo. Remueve las plantas de arraigue fácil a partir de esquejes otras se renuevan por acodos aéreos (véase p. 456). Rea­ vive las plantas exhaustas cambiando el tiesto o dejando descansar en un inver­ nadero sombreado. Para salvar una planta regada en exceso, elimine la tie­ rra empapada de alrededor del cepellón, corte el follaje y raíces podridas y colo­ que en abono freco. Refresque una plan­ ta poco regada sumergiendo el tiesto en agua hasta que dejen de aparecer bur­ bujas; después deje drenar.

Detención El aspecto de muchas plantas en tiestos, como las trepadoras, mejora eliminan­ do los extremos de desarrollo de las plantas jóvenes para estimular la pro­ ducción de vástagos laterales: mantiene el hábito arbustivo del follaje y aumen­ ta el número de brotes de flores.

C o n s e r v a c ió n d e H u m e d a d e n P l a n t a s Genere condiciones Pi,ea húmedas aptas para cadieni plantas de interior proporcionando su propio microctima. Llene una bandeja con bolitas de arcilla o grava no muy apretadas y llene con agua. Agrupe varias plantas en tiestos sobre la bandeja. Mantenga las bolitas o la grava húmedas. Slretocarpus

M a n t e n im ie n t o

en

T ie sto s

Begonia

Cambio de tiesto y revestido Las plantas de interior requieren cam­ bio de tiesto para acomodar su desarro­ llo y renovar su tierra. Una planta de raí­ ces sobrecrecidas presenta un desarrollo retrasado, deja de prosperar y el agua atraviesa su tiesto. Cambie de tiesto an­ tes de esta etapa para que el desarrollo de la planta no se vea impedido. Algu­ nas plantas, como Hippeastrum, disfru­ tan del apiñado de las raíces; no las cam­ bie de tiesto. Cambie de tiesto a principios de la es­ tación de desarrollo; las plantas que cre­ cen con rapidez pueden tener que cam­ biarse de tiesto varias veces durante la estación de desarrollo. Ello podría re­ trasar la floración porque la planta con­ centra sus energías en el desarrollo de raíces nuevas. No cambie de tiesto una planta en estado inactivo.

d e las

P la n t a s

E l im in a c ió n d e H o ja s M u e r t a s

Elimine las hojas y tallos muertos de la base de las plantas (aquí Ncphrolcpis exaltataj o córtelas. Cambio de tiesto Asegure que el cepellón esté completa­ mente mojado para extraerlo de su tiesto con facilidad sin dañar las raíces. Invier­ ta el tiesto y deslice la planta fuera, sos­ teniendo con la mano. Si el tiesto es de­ masiado grande para levantar con facilidad, recorra el interior con un cu­ chillo; después tienda el tiesto de cos­ tado. Sostenga la planta con una mano C ómo R enovar el R e v e s t id o

H ip p e a s t r u m

1

Retire 2,5-5 cm de abono viejo con una espátula, cuidando de no dañar las raíces de las plantas.

2

Reemplace con tierra fresca y húmeda, al que habrá agregado fertilizante. Afirme la tierra alrededor de la corona y riegue.

C y gire el tiesto, golpeando los costados suavemente con un bloque de madera con el fin de aflojar la tierra por com­ pleto antes de retirar la planta. Coloque tierra para tiestos fresca en el tiesto nuevo hasta que la planta ocu­ pe la misma posición que antes, dejan­ do espacio para el riego. Compruebe que las raíces están extendidas y que la plan­ ta está centrada, rellene con más tierra y afirme con suavidad. Riegue pero no alimente la planta antes de cuatro a seis semanas, de manera que emitirá raíces nuevas dentro del abono en busca de ali­ mento. Mantenga la planta fuera del sol directo durante algunos días para que se recobre. Cambio de tiesto (2) Si una planta está dentro del contene­ dor más grande disponible, ha alcanza­ do su tamaño final o crece muy despa­ cio, cambie a un tiesto del mismo tamaño para renovar la tierra. Quite la planta de su tiesto, eliminando la ma­ yor cantidad de tierra posible. Pode las raíces dañadas o enfermas antes de vol­ ver a colocar la planta en tierra fresca. Revestido En plantas de reacción negativa frente a una alteración de sus raíces o las que disfrutan de raíces apiñadas, no cambie de tiesto; al comienzo de cada estación de desarrollo cambie la tierra vieja por tierra fresca del mismo tipo, enriqueci­ do con fertilizante equilibrado.

Cestas colgantes Las cestas colgantes requieren un cuida­ do regular. Nunca deje que el abono de una cesta se reseque. Riegue concienzu­ damente; en tiempo muy cálido, debe­ rá repetirlo por la mañana y por la tar­ de. Si las plantas se marchitasen, sumerja la cesta en un bol con agua. Alimente las plantas en una cesta de manera regular con un alimento líqui­ do equilibrado y controle las plagas. Eli­ mine los capítulos de las plantas flore­ cidas, recorte las plantas trepadoras demasiado largas y entresaque los de­ sarrollos desarreglados o enredados. Eli­ mine y reemplace las plantas muertas.

M antenimiento de terrarios y jardines de botella Un contenedor cerrado raras veces re­ quiere agua; si tuviera que regar, use una regadera de cuello largo, dejando gotear el agua por los lados, sin tocar la tie­ rra. Emplee la cantidad justa para lim­ piar el cristal y humedecer la superficie. Si el cristal estuviera siempre empaña­ do, la tierra está demasiado mojada: re­ tire la tapa o el corcho hasta que se de­ sempañe. Para eliminar las algas o la

CÓMO CAMBIAR UNA PLANTA DE INTERIOR DE TlESTO Antes de cambiar una planta de interior de tiesto (aquí Dracaena sanderianaj, asegure que su cepellón está húmedo regando a fondo una hora antes. Elija un tiesto más grande que el antiguo. Asegure que el tiesto está limpio (ya sea lavado, desinfectado o nuevo) para evitar la extensión de enfermedades. La tierra para tiestos nueva debe ser del mismo tipo que el anterior.

u i d a d o

R

u t i n a r i o

1

Extraiga el cepellón con la mano o con una horca manual. Ponga abono para tiestos en el fondo del tiesto nuevo.

2

Retire la planta invirtiendo el tiesto y golpeando el borde contra una superficie dura para aflojar el cepellón; sosténgala mientras sale.

Introduzca la planta hasta que la marca del suelo esté al nivel de la base del borde. Rellene con tierra hasta 1,5 cm del borde, afirme, riegue y coloque en la posición correcta (derecha).

Conservación de plantas de un año a otro Pasadas las heladas, sumerja las plan­ tas floridas, cultivadas por sus colo­ res invernales en el interior, dentro de sus tiestos en macizos exteriores para que «descansen» durante los meses más tibios. Elija un lugar fresco con

luz indirecta y mantenga regadas con agua blanda (sin cal). A fines de vera­ no, cambie de tiesto o revístalas, lleve al interior y alimente con regularidad cuando aparezcan los brotes de flores. Para conservar un ciclamen florecido, no

riegue hasta el desarrollo nuevo, lue­ go elimine raíces viejas, coloque en un tiesto con «compost», dejando el tallo bulboso nivelado con la super­ ficie. Ponga en lugar fresco e ilumi­ nado. Riegue.

P l a n t a s d e T ie s t o s d e F l o r a c ió n In v ern a l

A f ines de primavera, transfiera, aquí azaleas (Rhododendron), a un macizo para sumergir en semisombra en el exterior. Sumerja el tiesto hasta el borde en tierra sin malezas u otro material para sumergir adecuado, dejando espacio para que las plantas se desarrollen. Llévelas al interior antes de las heladas.

C ic l a m in o

Deje que las hojas se extingan tras florecer. Coloque la planta de lado en su tiesto, debajo de un banco del invernadero o en una cajonera fría.

V o lv er

a

P lantar

un

Asparagus densiß o rus ‘Sprengeri’

T e r r a r io Ficus pumita ‘Variegata’

Hypuestes phyllostachya ‘Splash’

Cvs de Dracaena re/lexa

| Cuando un terrario se vuelve sobrecrecido, retire las plantas demasiado grandes; divídalas o elija plantas pequeñas nuevas. Intente no mover la tierra circundante.

Si es necesario, recorte las plantas restantes con tijeras. Entresaque el musgo de la superficie con pinzas donde sea necesario, manteniendo las plantas adyacentes firmemente en su sitio con un corcho y un pisón de caña.

Divida las plantas de desarrollo bajo sobrecrecidas. Utilice una 3espátula para volver a plantar divisiones y plantas nuevas (véase inserción). Afirme con un poco de tierra fresca mediante el pisón.

agua por el interior 4 delSalpique cristal hasta que la tierra

condensación dentro del cristal, utilice una esponja pequeña sujeta a una caña. Mantenga el contenedor fuera del sol di­ recto y muévalo ocasionalmente, en es­ pecial si está en lugar sombreado duran­ te el invierno. Elimine las hojas muertas y controle plagas y enfermedades. Recorte las plantas de vez en cuando para que todas tengan espacio y luz su­ ficientes. Una cuchilla de afeitar clavada en una caña es útil para podar plantas dentro de jardines en botellas pequeñas. Si unas plantas ahogan otras, reemplace con plantas más pequeñas o vuelva a plantar lodo el contenedor (véase arriba).

varios riegos durante un día caluroso. Deje la regadera en el invernadero has­ ta que la temperatura del agua es la mis­ ma que la de las plantas. No riegue en exceso, especialmente en invierno, ya que podrían pudrirse las raíces dentro de la tierra mojada. Sobre instrucciones de re­ gado (es decir, esteras capilares, alimen­ tos por goteo o sistemas de goteo) véa­ se p. 485. También son útiles los tiestos autoregantes: un tiesto exterior contie­ ne agua que llega a la tierra del tiesto interior por medio de una mecha a tra­ vés de la acción capilar.

Humedad Las plantas necesitan aire húmedo pero no estancado. En tiempo caluroso y so­ leado, humedezca salpicando el suelo con agua cada mañana y cada tarde, es­ pecialmente las superficies duras. Esto mantiene el invernadero húmedo y re­ fresca el aire temporalmente. (Los sue­ los de tierra conservan la humedad du­ rante más tiempo; los de baldosas o cemento se secan con mayor rapidez). Si el aire es demasiado húmedo, las plantas no pueden transpirar vapor de agua desde las hojas para mantenerse

frescas y podrían recalentarse y marchi­ tar; ventile el invernadero para secar el aire. En climas muy calientes o en el caso de plantas con necesidades particulares, serán necesarios sistemas automáticos de humidificación y también humidificadores especiales (véase I n v e r n a d e r o s y C a jo n e r a s , «Humedad», p. 484). El aire frío y húmedo estimula la apa­ rición de enfermedades fúngales en las plantas. En invierno, mantenga el aire seco ventilando cuando el tiempo lo per­ mita, o bien instale un ventilador o un dehumidificante.

Plantas en invernaderos Éstas requieren una atención regular, in­ cluso diaria, aun si el invernadero está equipado con sistemas automáticos. En verano, el riego, la alimentación, el ro­ ciado y la ventilación son importantes, al igual que la calefacción en invierno y la higiene en todo momento. El cui­ dado rutinario de las plantas en tiestos, alimento y colocación en tiestos (véase pp. 446-447), es similar al de las plan­ tas de interior. Riego En el ambiente cerrado de un inverna­ dero, el riego correcto es crucial. La can­ tidad necesaria varía con las estaciones y el clima. En verano, riegue más en días soleados que en los nublados. En un in­ vernadero grande emplee una mangue­ ra a baja presión, para evitar arrastrar el abono superficial, descubriendo las raíces; en uno pequeño o mixto, donde las plantas tienen necesidades de agua distintas, es mejor usar regadera: algu­ nas plantas en tiestos pueden requerir

krassiana ‘Aurea’

verschaffeltii

Selaginella martensii

esté apenas húmeda; vuelva a colocar la tapa.

Cuidado de plantas de interior antes de un viaje Al irse de viaje, puede asegurar que las plantas no se sequen. Para man­ tener la pérdida de agua al mínimo, coloque las plantas a la sombra y use uno de los siguientes métodos de rie­ go. Para emplear una estera capilar, agrupe plantas en tiestos sobre una bandeja invertida, escurridera o es­ tante. Deje que la estera cuelgue den­ tro de otra bandeja, la pila o la ba­ ñera llenas de agua para las plantas. Los agujeros de los tiestos de plástico dejan pasar el agua y los tiestos de arE s te r illa C a p ila r

cilla son igual de eficaces si se los empa­ pa con antelación. Coloque tiestos gran­ des o individuales sobre aguadores de mecha, que llevan el agua a la tierra a través de una mecha desde un depósito. Guzmania Ungulata

O bien riegue la planta a fondo, deje escurrir, y coloque en un saco de plás­ tico sellado para evitar perder la hu­ medad. Compruebe que no existan plagas y enfermedades.

Syngonium podophyllum

Calatliea

Adiamum

Coloque las plantas capiltus-veneris en tiestos sobre el extremo de una esterilla mojada. Deje el otro extremo dentro de un depósito í con agua. Las plantas m deben estar por encima del agua para absorberla cuando la necesiten. Ficus puníilu ‘Variegata’

S a c o d e P l á st ic o

Mantenga un saco de plástico alejado del follaje por medio de cañas. Selle atando con plástico o doble el cuello del saco debajo de! tiesto.

C Regulación de la temperatura

Use la ventilación para controlar la tem­ peratura en los invernaderos y evitar fluctuaciones acusadas que podrían da­ ñar las plantas. Demasiada ventilación retrasa el desarrollo; demasiado po­ ca conduce a temperaturas altas. En los días ventosos, ventile el inverna­ dero a sotavento para evitar las corrien­ tes dañinas. Para más información, véa­ se I n v e r n a d e r o s y C a jo n e r a s , «Ven­ tilación», (p. 483) y «Sombreado», (p. 484). Higiene

Mantenga el invernadero sin basuras que podrían albergar plagas y elimine hojas y flores muertas antes de que se pudran. Si los agregados de los bancos se infes­ tan de caracoles diminutos o se taponan con tierra, lave o renuévelos. En otoño, saque las plantas fuera y limpie el inver­ nadero. Elija un día tranquilo y tibio, cuando el cambio de ambiente afecte menos a las plantas. Es preferible una buena cepillada con agua, de otro modo barra y lave el invernadero (véase I n v e r ­ n a d e r o y C a jo n e r a s , «Mantenimien­ to rutinario», p. 491). Protección contra las heladas

En invernaderos sin calefacción, evite que se congelen las raíces en tiempos fríos teniéndolas casi secas. Cubra las plantas con una capa de plástico, vellón de fibra o papel de diario, y los maci­ zos con helechos o paja. Revista la base de arbustos y trepadoras con material aislante, fijado con malla o cordel. Su­ merja los tiestos pequeños en arena.

Plagas y enfermedades Controle los brotes, la parte de atrás de las hojas y los puntos de desarrollo con regularidad y tome medidas preventivas. Destruya las plantas infestadas y aísle los ejemplares menos afectados hasta que estén sin problemas. Aísle plantas recién adquiridas duran­ te dos semanas y controle las plagas y enfermedades antes de colocarlas jun­ to a otras plantas. Las larvas de gorgo­ jos de la vid (p. 564) y los ácaros araña roja (p. 550) podrían causar problemas específicos, especialmente en el aire seco de calefacción central en invierno. En condiciones de invernadero tibias y húmedas, las plagas y enfermedades, como el moho gñs/Botrylis (p. 557), el moho polvoso (p. 550), los pulgones (p. 550), así como los virus (p. 553) y las moscas blancas (p. 550), pueden exten­ derse rápidamente. Durante la limpieza anual (véase «Mantenimiento rutinario», p. 491) re­ tire las plantas propensas a sufrir daños por productos químicos; fumigue el in­ vernadero y controle plagas y enfer­ medades antes de volver a colocar las plantas. Véase también P r o b l e m a s d e P l a n t a s , pp. 545-577).

u i d a d o

R

u t i n a r i o

Hidrocultivo Este sistema se ha desarrollado a par­ tir de la hidroponía, que es una téc­ nica para el cultivo de plantas en agua a la que se agregan todos los nutrien­ tes necesarios. En el hidrocultivo, las «raíces acuáticas» (que son ligera­ mente diferentes de las raíces de plan­ tas desarrolladas en la tierra) quedan sostenidas dentro de un tiesto de ma­ lla abierta construido con un medio de desarrollo inerte, y los nutrientes se agregan al agua dentro de un con­ tenedor exterior impermeable. Un marcador calibrado flotante dentro de un indicador de plástico transparen­ te mide los niveles del agua: «máxi­ mos», «óptimos/mejores» o «mí­ nimos». El hidrocultivo tiene varias venta­ jas: es fácil proporcionar cantidades precisas y adecuadas de aire, agua y nutrientes a las plantas; el medio de desarrollo es limpio, inodoro, bien drenado, libre de los excesos de aci­ dez y no atascado, lo que desalienta la producción de malezas, plagas y enfermedades; y el desarrollo a me­ nudo es más rápido y fuerte que en tierra. Los bulbos, cactus, orquídeas y muchas de las plantas habitualmen­ te cultivadas en despachos prosperan en hidrocultivos; véase también la «Guía de plantas de interior para jar­ dineros», p. 435.

T ie st o d e H id r o c u l t iv o Tiesto de hidrocultivo interior con la planta indicador del nivel y el medio de de agua dentro de desarrollo (aquí sostén moldeado bolitas de arcilla); se puede colocar en un contenedor impermeable. Tiesto de hidrocultivo interior de plástico flexible

Plantación

Si utiliza un cartucho con fertilizan­ te, fije firmemente a la base del ties­ to para hidrocultivar antes de plantar. L avado

de

R a íc e s

J__ Contenedor

Malla abierta para permitir un flujo libre de agua y nutrientes

exterior impermeable

Agua Hueco para cartucho con fertili:

D e s p l ie g u e d e s o b r e m e sa Aucuba Chamaedorea -------------k japónica elegans ‘Variegata’

Planta desarrollando «raíces acuáticas»

agua y nutrientes hasta que el nivel suba unos 3 cm. Alimentación

Existen varios fertilizantes solubles disponibles; siga las instrucciones del proveedor. Los minerales del agua del grifo reaccionarán frente a los ferti­ lizantes, soltando nutrientes, que en­ tonces son absorbidos cuando la planta los necesita. Propagación por esquejes

Preparación de las plantas

Compre las plantas en viveros espe­ cializados o críelas a partir de esque­ jes, aunque algunas se pueden trans­ ferir desde el suelo. Entre principios de primavera y principios de otoño, elija una planta joven y sana y retire de su tiesto. Empape el cepellón en agua a temperatura ambiente duran­ te media hora hasta que la tierra se desprenda de las raíces, y lave con suavidad para limpiarlas.

B o l it a s d e A r c il l a

Syngonium podophyllum

\ Euphorbia milii

Agrupe varias plantas en tiestos interiores en un recipiente mayor. Lave y empape algunas bolitas de arci­ lla, después llene con ellas un tiesto para hidrocultivo hasta la mitad. Coloque la planta en el tiesto y extienda las raíces, llenando el tiesto cuidadosamente has­ ta el borde con bolitas. Introduzca el in­ dicador del nivel del agua. Coloque ties­ tos de hidrocultivo plantados, individualmente o agrupados, dentro de contenedores impermeables; los de vi­ drio transparente son inadecuados por­ que permiten que la luz alcance las raí­ ces. Riegue hasta que el nivel del indicador marque «óptimo/mejor». Mantenga las plantas a 18°-25° C.

Prepare esquejes del modo normal (véase p. 453), después arraigue en una jarra de agua o plante directa­ mente en tiestos de hidrocultivo pe­ queños. Introduzca los esquejes a 3-4 cm de profundidad entre bolitas de arcilla de 2-4 mm. Para reducir la eva­ poración, cubra con un saco de plás­ tico o coloque en un propagador y mantenga en luz clara e indirecta du­ rante dos semanas. Apenas aparezca un desarrollo nuevo, retire la tapa. Comience a regar y alimentar normal­ mente dos semanas después de plantar. T ip o s

d e F e r t il iz a n t e Los fertilizantes para tiestos de hidrocultura tienen fórmulas aptas al agua de grifo de diversas durezas.

Riego

Elimine restos de tierra bajo agua corriente mientras sostiene la planta (aquí una Dieffenbachia/

Las raíces se mantienen húmedas por la acción capilar del medio de desarrollo poroso. Si mantiene el nivel en «míni­ mo» durante 2 o 3 días estimulará la for­ mación de nuevas raíces. Nunca man­ tenga el nivel en «óptimo» duarnte más de dos semanas. Antes de marchar de viaje, lleve los contenedores al nivel «máximo» o pon­ ga los tiestos en una bandeja. Agregue

Ferìizan le soluble granulado

. Tabletas solubles

Cartucho de acción lenta con fertilizante granulado, para fijar a la base del tiesto interior.

E

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de

I

n t e r i o r

Guía y poda de plantas cultivadas a cubierto

L

os principios básicos del guiado y E s t a b l e c im ie n t o poda a cubierto son los mismos Tienda alambres que para las plantas en el exterior, aun­tensos entre que podría ser necesario adaptarlos para amellas (véase acomodarse a períodos de floración ex­ tendidos y un espacio limitado. Las inserción). Sujete más plantas trepadoras demasiado poco re­ los vastagos y pode sistentes como para cultivar en el exte­ fuertes brotes rior pueden cultivarse a cubierto con hasta hacia facilidad. Podadas y guiadas correcta­ mirando para mente aprovechan el espacio disponible abajo estimular un de manera eficiente y proporcionan desarrollo horizontal. sombra para otras plantas.

Soportes de plantas Las plantas que requieren soporte cul­ tivadas a cubierto comprenden trepado­ ras ornamentales, algunos arbustos, anuales, hortalizas frutantes, árboles de frutos y vides (Vilis). Las trepadoras le­ gítimas trepan por cuenta propia a lo largo de soportes (véase «Métodos tre­ padores y soportes», p. 94), mientras que los arbustos cultivados contra mu­ ros como soportes, por ejemplo, requie­ ren que se los sujete. Algunas vides necesitan un soporte rí­ gido permanente, bien sujeto a la estruc­ tura de un invernadero de madera o a las barras que sostienen los cristales de uno de estructura de aleación. Los alam­ bres, tendidos a lo largo de las paredes P lantas T r e p a d o r a s pa r a C u l t iv a r a C u b ie r t o Pode después de florecer

Allemanda calharlica ‘Hcndersonii’ # © Clerodendrum thomsoniae # © Disliclis buccinatoria * Jasminum, algunas Kennedia rubicunda # Mandevilla splendens # © Mandevilla splendens

Pandorea jasminoides * Passiflora # Senecio, algunas * Solanum wendlandii * S Slephanotis floribunda * Thunbergia # Pode según necesidades

Agapeles macrantlia * Hoya * Asarina erubescens * Cissus # Cobaea scandens * Gynura aurantiaca # © Ipomoea horsfalliae * C lave

* No resistente © Requiere humedad elevada

d e la

E structura

de un invernadero, son útiles para guiar todas las trepadoras. En el caso de in­ vernaderos colgadizos, tienda los alam­ bres entre armellas fijadas a la pared posterior para no impedir la entrada de la luz. O bien sujete los alambres a lis­ tones verticales de pared taladrados y atornillados. Mantenga los alambres tensos con un tornillo tensor al final de cada alambre. Espacie los alambres a in­ tervalos iguales: las vides requieren un espaciado de 25 cm; los árboles fruta­ les 38-45 cm. Sujete los tallos de las tre­ padoras con hilo blando a alambres de soporte verticales u horizontales. Se pueden fijar mallas a la estructu­ ra del invernadero, que servirán para sostener plantas. La malla de plástico se descompone y deberá cambiarla después de una o dos estaciones, de manera que no es apta para perennes. En su lugar, utilice malla de alambre revestida de plástico. También existen algunas estructuras de malla de alambre fabricadas expre­ samente y varios tipos de espalderas de madera sujete: bien a los listones fija­ dos a la pared del invernadero. Guíe las plantas a lo largo del alambre tejido o de las mallas al crecer y sujete con hilo blando. Las trepadoras anuales ornamentales, o las hortalizas frutantes, como los to­ mates, pueden sujetarse con hilo blan­ do a cañas clavadas verticalmente en in­ tervalos de 15-30 cm. Otra opción consiste en dejar colgar cordeles fuer­ ces, fijados bien al techo hasta la base de las plantas. Sujete el hilo de manera floja debajo de la primera hoja legíti­ ma de la planta, después enrolle alrede­ dor de los tallos y vuelva a llevar hasta la estructura. No deje que el cordel apriete el tallo de la planta. Para deta­ lles sobre el trataminento de cada plan­ ta en particular, véase los apartados so­ bre podado y guiado en los capítulos correspondientes.

Poda de plantas cultivadas en el interior Al igual que las plantas cultivadas en el exterior, muchas plantas de interior re­ quieren un podado regular para mante­

de

So po rte

con el fin de producir frutos en vides (pp. 401-407) y frutos de árbol (pp. 375-400). Poda para limitar el desarrollo

ner su vigor y estimular la floración. Otras se vuelven demasiado grandes para el espacio disponible o requieren un recortado para conservar una estruc­ tura atractiva y equilibrada. Gracias a la poda, al recortado y eliminado, se pueden conformar y guiar la mayoría de plantas. El podado drástico sólo es ne­ cesario para eliminar trozos viejos y dé­ biles o para renovar una planta des­ cuidada. Utilice herramientas con cuchillas afi­ ladas para evitar daños a los demás ta­ llos y practique un corte inclinado ha­ cia abajo por encima de un brote para estimular el desarrollo de vástagos nue­ vos. Un cuchillo afilado es ideal para ta­ llos blandos; use podaderas para los leñosos. y cuándo podar El mejor momento para podar depen­ de de la estación de florecimiento de la planta y de la edad de la leña sobre la que las plantas florecen. Algunas plan­ tas sólo florecen sobre el desarrollo de la nueva estación y sobre éstos se puede recortar, en primavera, el desarrollo an­ tiguo sin riesgo de dañar la producción de flores en la estación siguiente. Otras florecen sobre leña más antigua y sólo deben recortarse después de florecer. Véase las pautas dadas acerca de la poda de arbustos ornamentales (pp. 75-82), trepadoras (pp. 104-107) y de la poda Qué

R eco rte despu és d e F lorecer

Recorte los vástagos florecidos dejando 2-3 , brotes; estimulará la producción de los vástagos floridos de la siguiente estación, que deben sujetarse i ^ d e manera horizontal a los alambres.

Bajo cristal, el espacio para arbustos y trepadoras siempre es limitado. Aunque se pueden evitar problemas eligiendo la planta más adecuada con respecto al ta­ maño del invernadero, podría ser nece­ sario limitar el desarrollo para evitar que las plantas impidan la entrada de la luz. Las trepadoras que crecen en el suelo de­ ben controlarse bien cuando hayan lle­ nado el espacio disponible, ya que po­ drían aplastar otras plantas. Hay pocos arbustos y plantas orna­ mentales, cultivados bajo cristal, que florezcan sobre leña antigua (pero com­ pruebe primero), de manera que un buen podado después de la floración es generalmente aconsejable y seguro; el momento de la floración no sólo varía de una especie a otra, sino también se­ gún la temperatura y la situación. Re­ corte los tallos demasiado largos en oto­ ño; elimine los vástagos desordenados apenas aparezcan, sin tener en cuenta si es el momento de podar o no. Algunas plantas florecen bajo cristal durante gran parte del año, pero hay que podarlas para controlarlas. A principios de primavera, recorte el desarrollo de la estación previa en el caso de híbridos adultos de Abutilón y recorte Coroni­ lla e Hibiscus. Las especies y cultivares de Hoya siguen floreciendo sobre tallos antiguos, así que no los elimine. Agapetes también florece sobre leña vieja, pero puede requerir un recorte para es­ timular un hábito arbustivo. Eliminación de extremos

Para mejorar el aspecto y aumentar el número de vástagos floridos que se pro­ ducen sobre arbustos jóvenes, escandentes o guiados, elimine los extremos de los vástagos nuevos a lo largo de la es­ tación de desarrollo. P o d a o t o ñ a l pa r a L im it a r el D e sa r r o llo

En otoño, recorte los vástagos más débiles y reduzca el desarrollo tupido; ello permitirá que la luz penetre abundantemente iluminando el follaje y estimulará el desarrollo de vástagos fuertes para formar una estructura sólida.

Propagación a

propagación de plantas de inte­

División del rizoma

es un modo económico de Antes de dividir una planta de tiesto, rie­ L rior aumentar existencias y de reemplazargue el cepellón concienzudamente y deje

plantas viejas con ejemplares más jóve­ nes y vigorosos. Una propagación efi­ caz requiere luz, condiciones limpias, ca­ lor y la suficiente humedad. El método de propagación más sen­ cillo es la división, que sólo produce al­ gunas plantas cada vez. La mayoría de las plantas nuevas para cultivar en el in­ terior o a cubierto, sin embargo, se cul­ tivan a partir de semillas o esquejes, dado que estos métodos habitualmente producen un mayor número de plantas. Algunas plantas pueden multiplicarse por acodos.

Propagación por división La división es uno de los sistemas más rápidos para propagar plantas. Muchas plantas producen plántulas, vástagos, re­ toños o bulbilos autoarraigantes, que pueden ser separados de la planta ma­ dre y colocados en tiestos individuales. C óm o P r o p a g a r P l a n t a s

por

1

Riegue la planta a fondo (aquí Calathea^ una hora antes de dividirla. Sostenga la planta y golpee el borde contra una superficie dura. Deslice la planta fuera.

4

Recorte las raíces gruesas con un cuchillo, de manera que los trozos quepan en sus tiestos nuevos; cuide de dejar las raíces fibrosas delicadas intactas.

que escurra. Las plantas herbáceas y las que forman terrones pueden separarse con suavidad o cortarse en trozos sepa­ rados, cada uno con su propio sistema de raíces, y vueltos a colocar en tiestos. Emplee un cuchillo afilado para sepa­ rar ¡as raíces carnosas de las plantas rizomatosas; conserve los trozos vigoro­ sos con desarrollo nuevo y raíces de alimentación fibrosas. Pode las raíces largas y gruesas y las que estén daña­ das. Espolvoree las heridas con fungi­ cida. Vuelva a plantar cada división en un tiesto limpio, utilizando un abono si­ milar al de la planta madre. Riegue las plantas y mantenga bien iluminadas — pero fuera del sol directo— hasta que se establezcan. Véase también «Cambio de tiesto y revestido», p. 446. División de plántulas Las plántulas son pequeñas versiones de la planta madre que crecen sobre sus ho­ jas, estolones, tallos o inflorescencias. Una vez que sean lo bastante grandes

como para manipularlas, separe junto con 3 cm del tallo de hoja o estolón, se­ gún cada caso. Introduzca el tallo de la plántula en un tiesto con tierra de sus­ tituto de turba o turba, para que las plántulas se apoyen en la superficie. Rie­ gue el tiesto y coloque en un saco de plástico para conservar la humedad. Las raíces deberían formarse después de unas tres semanas. Después de esto, la plántula tarda hasta cinco semanas en volver a crecer, momento en el que se la puede volver a cambiar de tiesto. División de vástagos arraigados Algunas plantas, como Saxífraga stolonífera (sin. S. sarmentosa) y Episcia, se extienden por medio de vástagos reptan­ tes. Si éstos se arraigan de manera indi­ vidual en tiestos con tierra, luego podrán separase de la planta madre para formar plantas nuevas. División de retoños y bulbilos Los retoños son plantas pequeñas que se desarrollan en la base de las plantas. Elija uno bien desarrollado con algunas raíces; corte o arranque limpiamente del

P l a n t a s d e I n t e r io r D iv isib les Plantas/vástagos Chlorophytum # Cryptanthus # © Haworthia # Saxífraga stolonifera * ©

Moranla leuconeura var. kerchoviana

Rizoma Adiantum * © Anthurium # Aspidistra # Calathea # ffi Cyperus # Maranta leuconera Microlepia strigosa # Phlebodium aureum * ffi Phyllitis # ffi Pteris eretica # ffi Stromanthe # ffi C lave # ©

No resísteme Requiere humedad elevada

D iv is ió n

P r o p a g a c ió n p o r V á sta g o s A r r a ig a d o s

2

Estaquille vástagos (aquí Saxifragia stolonifera ) en tiestos individuales de 6 cm con tierra húmeda estándar para tiestos. Mantenga bien regados.

{ Separe el cepellón en trozos Elimine la tierra sobrante, ya sea sacudiendo la planta con con las manos o una horca suavidad o eliminando una parte de manual. Hágalo cuidadosamente para no dañar los tallos o las la tierra con los dedos, de manera raíces fibrosas. que las raíces se vuelven accesibles.

3

Para volver a plantar, elija ¿g trozos con vástagos ' jóvenes sanos (véase inserción). Introduzca cada trozo en un tiesto con mezcla de tierra negra. Afirme con suavidad y riegue bien para estimular el establecimiento de las raíces. Etiquete.

2

Tras varias semanas, separe cada plántula arraigada, en su tiesto, de la planta madre, cortando el vástago cerca de la planta joven. Etiquete.

tallo principal e introduzca en un tiesto con tierra para tiestos húmeda. Cubra el tiesto con un saco de plástico hasta que se haya producido el desarrollo. Algunas plantas producen bulbilos sobre los frondes o las axilas de las ho' jas. Sepárelos y arraigue en mezcla para tiestos húmeda de tierra negra. Para más información, véase L irios, Propagación a partir de bulbilos de tallo, p. 243.

Cultivo de plantas de interior a partir de semillas Las semillas de especies puras producen plantas legítimas; las de muchas plan­ tas híbridas de interior no lo hacen. Se pueden obtener resultados uniformes de selecciones o híbridos de primera gene­ ración (Fl) de bienales, anuales y algu­ nas perennes, como ciclaminos o ge­ ranios. Tierras y contenedores para semillas Use un abono preparado específicamen­ te para semillas (véase S u e l o s y F e r t i ­ lizantes , «Tierras para la propagación», p. 534). Debe ser una mezcla que drene bien y de textura abierta, que conserva la humedad sin empaparse ni formar una costra dura en la superficie. Se puede usar una variedad de con­ P la n tas d e I n t e r io r F lo r id a s c r ia b l e s a p a r t ir d e S em illas Alonsoa ♦ Begonia (tipos de raíz fibrosa y tuberosos) * © Browallia * Caesalpinia pulcherrima # Campanilla # © Clitoria * Cobaea # Cuphea * Cyclamen, algunas * ffi Exacum affine * © Impatiens # ffi Jacaranda mimosifolia # Pelargonium (híbridos modernos de flores múltiples) Prímula x kewensis * ffi P. matacoides # ffi, P. obconica # ffi, P. sinensis # ©

tenedores, como medios tiestos, cacha­ rros y la mitad o un cuarto de una ban­ deja semillera. Use un contenedor de ta­ maño adecuado a la cantidad de plantas requerida. También existen bandejas ce­ lulares especiales, fácilmente obtenibles, que permiten que cada semilla crezca en su propio taco de tierra. Cuándo sembrar La mayoría de las semillas se siembran en primavera, pero las de las especies de floración primaveral precoz se siembran en otoño. Las de anuales pueden sem­ brase en varias tandas, desde primave­ ra hasta principios de verano, para ob­ tener floraciones sucesivas. Las semillas de muchas especies exóticas se siembran en primavera, pero germinan libremen­ te apenas están maduras. Sin embargo, puede resultar difícil mantener los plan­ tones jóvenes vivos durante el invierno. Preparación de las semillas Para germinar, algunas semillas requie­ ren tratamiento especial. Las de cásca­ ra dura requieren un tratamiento antes de sembrar, como sumergirlas en agua tibia; el tiempo necesario varía entre 10 minutos para una Cordyline australis hasta 72 horas para las semillas de plá­ tano. Otras semillas de cáscara dura, como las de Caesalpinia pulcherrima, no germinarán salvo si se corta la cásC u l t iv o J

de

P la n ta s

cara con un cuchillo o una lima. Si la semilla fuera demasiado pequeña para manipular, raspe con suavidad entre dos hojas de papel de lija fino. Para asegu­ rar del éxito, siga las instrucciones del proveedor explicadas en el paquete de semillas. Sembrado de las semillas Rellene el contenedor con abono para semillas estándar y golpee contra el ban­ co; elimine el sobrante para que el abo­ no esté al nivel del borde del contene­ dor. Afirme hasta una profundidad de 1 cm. Riegue la tierra antes de sembrar las semillas y permita que el contenedor se escurra correctamente. Si riega con una regadera después de sembrar, el agua puede juntar o arrastrar las semillas, agrupándolas, lo que conduce a apiña­ mientos y podredumbre por el pie. Siembre todas las semillas escasa y homogéneamente. Es más fácil sembrar semillas diminutas si antes las mezcla con arena horticultural. Coloque las se­ millas grandes a distancia suficiente para que los plantones se desarrollen sin un entresacado posterior. O plante las se­ millas individualmente en tiestos peque­ ños, bandejas celulares o bloques de tierra. Como regla general, cubra las semi­ llas con tierra hasta una profundidad

d e I n t e r io r a

C lave

# No resistente ® Requiere humedad elevada

de

S em illa s

t

; Mezcle las semillas tipo polvo (aquí Campanula^ con arena seca y fina en un saco; facilitará un sembrado más homogéneo. Siembre las más grandes a mano.

la mezcla en un tiesto 2 conSiembre tierra para semillas húmeda por medio de un papel sostenido cerca de la superficie de la tierra... Etiquete y coloque en propagador.

Prímula matacoides

Salpiglossis # Schizanthus ♦ Senecio x hybridus * Sinningia # ffi Thunbergia * Torenia #

P a r t ir

¡* k S i Cuando los plantones se puedan tomar por las hojas, 3trasplante a un contenedor con tierra para tiestos húmeda por medio de una espátula.

4

Una vez que los plantones se hayan establecido, coloque en tiestos o módulos individuales y siga cultivando. Riegue y etiquete cada tiesto.

equivalente a su diámetro menor. Debe dejar las semillas muy pequeñas —o las que requieren luz para germinar— des­ cubiertas encima de la superficie de la tierra. Cubra el contenedor con un cris­ tal, un saco de plástico o la tapa de un propagador a fin de conservar la hume­ dad y evitar que el abono se reseque. Co­ loque el contenedor a la temperatura co­ rrecta, bien iluminado pero fuera del sol directo y deje germinar las semillas. Temperaturas de germinación Las semillas generalmente germinan a 50 C más que la temperatura mínima ne­ cesaria para la misma planta durante su desarrollo. Como regla general, una temperatura de 15°-18° C es adecuada. La temperatura correcta varía para se­ millas diferentes, de manera que siga las instrucciones del paquete de semillas. Las plantas cultivadas a cubierto para crecer fuera germinan a 10° C o menos. Muchas plantas tropicales y subtropica­ les necesitan 24°-26° C para germinar. 51 resultara difícil mantener estas tem­ peraturas en el interior, considere el uso de un propagador con calefacción. Aun­ que existen muchos tipos y tamaños di­ ferentes, la mayoría posee un termosta­ to que perm ite m antener una temperatura específica. Cuidados posteriores al sembrado de semillas Elimine la condensación formada sobre las tapas para no alentar enfermedades fúngales. Tras 7-10 días, examine los contenedores diariamente para descubrir señales de germinación y retire las tapas apenas aparezcan los plantones. Los tiempos de germinación varían mucho, y algunas semillas más grandes pueden tardar varios meses en germinar. Man­ tenga el abono húmedo; utilice bien una regadera o bien, en el caso de planto­ nes muy delicados, un rociador. La alimentación no será necesaria si las semillas han sido sembradas en tie­ rra con un poco de nutriente, aunque los plantones que deben permanecer en su contenedor durante cierto tiempo se be­ neficiarán de una alimento líquido du­ rante su desarrollo. Si los plantones co­ menzaran a inclinarse hacia la luz, gire el tiesto diariamente y sombree con un cartón o con malla de sombreado si exis­ tiera peligro de abrasado por el sol. Trasplante de plantones Cuando los plantones midan 1 cm de al­ tura, pueden trasplantarse a tiestos más grandes o a paquetes de tierra. Primero riegue, deje escurrir durante una hora, después afloje golpeando contra el cos­ tado del contenedor. Retire los planto­ nes del contenedor usando un instru­ mento pequeño y plano. Si los plantones estuvieran apiñados, separe con una es­ pátula o un lápiz, manipule los planto­ nes con cuidado por las hojas, ya que los tallos se dañan con facilidad. Haga agujeros en tierra fresca en un contenedor con una espátula. Introduz­

ca cada plantón de manera que esté a la misma profundidad que antes. Apli­ que más tierra alrededor de las raíces y afirme cada plantón ligeramente. Los plantones pequeños deben estar a 2,5 cm de distancia y los más grandes a unos 5 cm. Riegúelos con una regadera de ro­ seta fina. En el caso de plantones plan­ tados individualmente en una bandeja celular, retire el plantón junto con su taco de tierra y coloque en un tiesto.

mente por esquejes de leña blanda (de los extremos, arraigados en abono o en agua), esquejes de brote de hojas o de hojas. Se pueden tomar esquejes semimaduros o leñosos de arbustos de inte­ rior. Los factores importantes para lo­ grar el éxito con los esquejes son el momento de corte, la higiene, el calor y la humedad. Esquejes semimaduros Tome esquejes de leña semimadura del desarrollo de la estación en curso en ve­ rano, después de la primera floración primaveral repentina, pero antes de que la leña esté completamente madura; el material adecuado será firme pero fle­ xible y ofrecerá cierta resistencia al do­ blarlo. Las plantas cultivadas a cubier­ to alcanzarán la madurez antes de mediados de verano, así que examine los vástagos nuevos con cuidado a partir de principios de verano. Para detalles de esta técnica, véase A r b u s t o s O r n a m e n ­ t a l e s , «Esquejes semimaduros», p. 84.

Cambio de tiesto Una vez que las raíces de las plantas ha­ yan llenado el contenedor, debe cam­ biarlas de tiesto (véase p. 446). El tiesto nuevo debe ser lo bastante grande como para que queden 2,5 cm alrededor del cepellón. Introduzca la planta de mane­ ra que la base del tallo esté al mismo ni­ vel que la superficie de la tierra. Asien­ te la tierra golpeando el tiesto contra un banco, afirme ligeramente y riegue con una roseta fina. Una vez cambiadas de tiesto con tie­ rra normal, las plantas nuevas pueden tratarse como ejemplares maduros. Ase­ gure las condiciones correctas.

Esquejes de brotes de hojas Los géneros como Ficus y Hoya pueden multiplicarse por esquejes de brotes de hojas, que son cierto tipo de esquejes se­ mimaduros. Corte tallos en trozos de 2,5-5 cm, cada uno con una hoja única y un brote de axila de hoja. Después in­ troduzca en tiestos con tierra para ties­

Propagación por esquejes La mayoría de las plantas no resisten­ tes de interior pueden propagarse fácilP r o p a g a c ió n

por

E s q u e je s

1

Llene un tiesto de 13 cm con tierra para tiestos húmedo y nivele apisonando.

de

Con podaderas o un cuchillo 2 corte algunos vástagos, de unos 10-15 cm de largo, con nódulos cortos, por encima de un nodulo. Aquí, la planta es una Gynura aurantiaca.

5

4

Esquejes de leña blanda Éstos se recogen a principios de prima­ vera. Elija vástagos laterales nuevos de nódulos cortos y retire por medio de un cuchillo limpio y afilado. Al preparar los esquejes, haga cortes limpios y precisos que no desgarren los tallos. Sumerja la base de cada tallo en polvo de arraigue hormonado y, con una espátula o un lá­ piz, introduzca varios esquejes en un tiesto con tierra para esquejes estándar. Los esquejes pueden estar cerca unos de otros o distribuidos alrededor del bor­ de, a condición de que las hojas no se toquen. Coloque el tiesto en un propagador o cubra con un saco de plástico para re­ ducir la pérdida de agua: sin embargo, asegure que el saco no toque los esque­ jes. Deje el tiesto en un lugar cálido e iluminado, pero fuera del sol directo. Examine los esquejes cada uno o dos días y, si fuera necesario, elimine la con­ densación abriendo el propagador o el saco durante un rato. Las raíces tardarán entre cuatro y seis semanas en formarse. En este punto, cuando pueda observarse un desarrollo joven, traslade los esquejes a tiestos in-

L eñ a B landa

Riegue y etiquete los esquejes. Coloque el tiesto en un propagador en un sitio tibio y claro y mantenga la temperatura de la tierra a I8°-2I° C hasta que los esquejes arraiguen y pueda cambiarlos de tiesto.

Espolvoree los esquejes con polvo de arraigue hormonado; coloque en el tiesto sin que las hojas toquen la tierra.

tos y coloque los tiestos en un propa­ gador a 15°-18° C. Para más detalies, véase A r b u s t o s O r n a m e n t a l e s , «Es­ quejes de brotes de hojas», p. 85.

3

Recorte cada esqueje hasta debajo de un nodulo, eliminando las hojas inferiores para obtener un trozo de tallo limpio en la base (véase inserción). No desgarre.

P l a n t a s d e I n t e r io r P r o pa g a b le s p o r E sq u e je s d e L eñ a B landa Abutilón, algunas # Acalypha # © Aeschynanthus ♦ © Alloplectus ♦ Bougainvillea # Brunfelsia paueißora

lirunfelsia pauciflora # © Callisia * Catharanthus # Cissus * Codiaeum # © Coleus blumei * © Columnea # © Crassula, algunas # , © Crossandra ♦ © Epiphyllum # © Epipremnum * Euphorbia pulcherrima ¡fc Ficus benjamina # Fittonia i © Gardenia # © Gynura * © Hibiscus, algunas * Hibiscus rosa-sinensis ‘The Prcsidcr

Hoya % Impaliens repens # © ¡resine # © Ixora coccínea * © Jasminum mesnyi * Justicia # Kalanchoe * Mandevilla splendens * © Pachystachys # Passiflora * Pelargonium * PeUionia * Penlas lanceolata # Peperomia # © Pilca * © Plumbago auriculata # Polyscias & © Rhipsalidopsis gaertneri ©, R. rosea # Rltipsalis # © Rhoicissus capensis # Ruellia # © Schlumbergera # © Sonerila $ © Sparmannia # © Stephanotis # © Streptosolen $ Syngonium & © Tibouchina # © Tradescantia, algunas # , © C lave

# ©

No resistente Requiere humedad elevada

dividuales con mezcla de sustituto de turba o de tierra negra para seguir cul­ tivando. Mantenga las plantas jóvenes en un lugar tibio, ligeramente sombrea­ do hasta que estén bien establecidas. Arraigue de esquejes de leña blanda en agua El método más sencillo de arraigar es­ quejes de leña blanda consiste en colo­ carlos en un vaso o jarro con agua en un sitio iluminado y tibio. Prepare cada esqueje como un esqueje de leña blan­ da normal, asegurando que las hojas in­ feriores han sido limpiamente elimina­ das. Sostenga el esqueje con malla colocada sobre el vaso, para que el ta­ llo quede suspendido en el agua. Cuan­ do se desarrollen las raíces y aparezca el desarrollo nuevo, coloque los esquejes en tiestos. Prepare tiestos con material de drenaje y 2,5 cm de tierra. Sostenga cada esqueje dentro de un tiesto con sus raíces extendidas y rellene con tierra has­ ta que las raíces estén cubiertas. Afir­ me y riegue los esquejes a fondo.

P r o p a g a c ió n d e E s q u e je s Con un cuchillo a f ilado y limpio, retire esquejes sanos de nódulos cortos de 10-15 cm de largo de una planta sana y vigorosa (aquí Coleus/ Corle cada uno por encima de un nodulo.

I

de

L eña Blanda

en

2

Recorte cada esqueje debajo de un nodulo y elimine las hojas inferiores para obtener un tallo limpio en la base (véase inserción).

Propagación a partir de hojas Algunas plantas pueden propagarse fá­ cilmente a partir de hojas enteras o tro­ zos de hojas. En algunos casos, las ho­ jas se introducen en tierra (o agua), mientras que en otros se cortan o ras­ pan antes de introducirlas o colocarlas planas sobre la tierra. Cada hoja debe­ ría producir un número de plántulas, una vez que se hayan cortado las venas de las hojas. Hojas enteras Ciertas plantas, con frecuencia las de hojas carnosas que crecen en rosetas, como las violetas africanas (Saintpaulia) y las gloxíneas (Sinningia speciosa), además de begonias Rex y rizomatosas y algunas suculentas (véase p. 271), pue­ den multiplicarse por esquejes de hojas. Elija hojas sanas no dañadas y com­ pletamente desarrolladas para los esque­ P r o p a g a c ió n

de

P lantas

de

3

Meta los esquejes en un Rellene con agua para que el jarro con agua, sostenidos extremo inferior de cada esqueje por un trozo de malla de alambre. siempre esté debajo de la superficie. Los tallos deben estar en agua. Se desarrollará una red de raíces.

4

jes y corte cerca de la base de los tallos de las hojas. Acorte cada tallo con un corte recto a 3 cm más abajo que la hoja; introduzca los esquejes individualmen­ te en tiestos preparados con tierra para esquejes (1 parte de arena y 1 parte de sustituto de turba o turba), etiquete y riegue. Coloque los tiestos en un pro­ pagador o cubra cada uno con un saco I n t e r io r

a p a r t ir d e

de plástico transparente o con una cam­ pana improvisada (véase abajo). Cuan­ do cada esqueje produzca plántulas, re­ tire la tapa. Siga cultivando hasta que cada plántula sea lo bastante grande para separarla. O arraigue hojas de ta­ llo largo (especialmente las de las vio­ letas africanas) en agua, aunque el arrai­ gue tarda más que en tierra.

5

Cuando los esquejes estén bien arraigados, plante cada uno en un tiesto de 6 cm con tierra para esquejes arenosa.

M it a d e s

de

H ojas

E sq u e je s

1

Divida la hoja (aquí Streptocarpus/' elimine la costilla central y descubra las venas.

1

Corle hojas sanas de la planta madre (aquí Saintpaulia/ Ponga cada tallo en un tiesto con tierra para esquejes sin que la hoja toque la tierra.

2

Riegue, etiquete y cubra los tiestos. Unas campanas pequeñas (bases de botellas plásticas de bebidas) son adecuadas. Deje en lugar claro y tibio, sin sol directo.

3

Cada hoja producirá varias plántulas. Cuando se desarrollen, retire las cubiertas y cultive hasta que sean bastante grandes para poner en tiestos individuales.

2

Meta los trozos con la parte cortada hacia abajo en zanjas poco profundas. Afirme.

Hojas raspadas o corladas

Las hojas de plantas con venas sobre­ salientes, como las begonias Rex y va­ rios miembros de la familia de las gesneriáceas, por ejemplo Slreplocarpus, producirán plántulas pequeñas si se las raspa o corta y luego se mantienen las venas cortadas en contacto con la tie­ rra húmeda; las hojas pueden cortarse por la mitad o pueden rasparse. Sea cual fuere el método empleado, mantenga el contenedor dentro de un propagador o un saco de plástico trans­ parente en un sitio claro pero fuera del sol directo, impidiendo que toque la su­ perficie de las hojas, y selle. Las hojas que se propagan deben mantenerse a !8°-24° C. Cuando se hayan desarrollado grupos de plántulas a partir de las venas corta­ das, retire y separe con cuidado, conser­ vando un poco de abono alrededor de las raíces de cada una y coloque indivi­ dualmente en tiestos de 6 cm con tierra para esquejes. Algunas plantas suculentas, incluyen­ do Sansevieria y aquellas con tallos aplanados tipo hoja, como Epiphyllum , también pueden propagarse por trozos de «hojas», aunque éstas se tratan de un modo ligeramente diferente. Para más detalles, véase C a c t u s y O tr a s S u c u l e n t a s , «Propagación a partir de trozos de tallo», p. 272.

P r o p a g a c ió n a p a r t ir Elija una hoja joven y sana (aquí Begonia rex) y practique un corte de I cm con un cuchillo a través de cada una de las venas más fuertes en la parte inferior de la hoja (véase inserción).

1

de

H o ja s C o r t a d a s

2

C uadrados —

de

H ojas

1

Recorte 4 o 5 trozos del tamaño de un sello postal de una hoja sana. Cada trozo debe tener una vena fuerte.

Coloque la hoja con la parte Deje la bandeja en lugar tibio, cortada hacia abajo, en una sin luz directa del sol. Cuando bandeja con tierra para esquejes. las plántulas se hayan desarrollado, Clave las venas a la tierra. separe de la hoja (véase inserción) Etiquete y coloque en un y coloque en tiestos individuales. propagador o saco de plástico.

3

los trozos con 2 lasColoque venas hacia abajo en

tierra húmeda. Clave con aros de alambre, y trate como a otros trozos de hoja._________

Propagación de begonias tuberosas Cuando los tubérculos de las bego­ nias mueren por los extremos de ma­ nera natural durante el otoño, alma­ cene dentro de sus tiestos a 5°-10° C en un lugar seco a lo largo del invier­ no. O bien retire y limpie los tubér­ culos, espolvoree las coronas con fun­ gicida y almacene en cajas con arena seca, sustituto de turba o turba. A principios de la estación de de­ sarrollo, coloque los tubérculos en una bandeja de tierra húmeda areno­ sa (I parte de arena, I parte de susti­ tuto de turba o tierra de turba). Al­ macene a una temperatura mínima de 13°-16° C. Cuando los brotes nuevos sean claramente visibles, corte el tu­ bérculo en trozos, asegurando que cada uno tiene al menos un brote y algunas raíces. Espolvoree los trozos con fungicida y deje secar durante al­ gunas horas en un sitio tibio. Cuan­ do las superficies de corte hayan for­ mado callos, coloque los trozos en mezcla de tierra negra. No afirme la tierra en exceso ni la riegue, ya que ello estimula ataques fúngales. Otra opción consiste en permitir que se desarrollen vástagos nuevos so­ bre los tubérculos y usar éstos como esquejes basalcs. Tome esquejes con un ojo. Sumerja la base de cada es­ queje en polvo de arraigue hormonado e introduzca, a 2 cm de profundi­ dad, alrededor del borde de un tiesto o cazuela llenos de mezcla para esque­ jes de tierra negra.

I

2

En otoño, retire los En primavera, ponga tubérculos con el lado cóncavo arriba tubérculos inactivos y limpie. Espolvoree las coronas con fungicida separados 5 cm y a 2cm de e inverne en lugar seco. profundidad en abono húmedo.

aparecer vástagos corte el 3 Altubérculo en trozos con brotes y raíces. Unte las superficies con fungicida y deje secar. E sq u eje s

4

Coloque los trozos individualmente en tiestos de 13 cm, con los extremos a nivel de la superficie de la tierra. Riegue y etiquete.

5

Mantenga los tiestos en un propagador en lugar tibio y sin heladas. Cuando estén establecidos, ponga en tiestos.

de

B ase

Retire vástagos de 5 cm del tubérculo, con un ojo en la base. Ponga en tiestos y trate como un tubérculo individual.

Propagación por acodo El acodo implica practicar un corte en el tallo de una planta, induciéndolo a producir raíces y separando el tallo arraigado después. Este método tiene una tasa de éxitos elevada, ya que el ta­ llo acodado recibe nutrientes de la plan­ ta madre durante su desarrollo. Algunas plantas de interior son propagables por acodos —ya sean aéreos o en tierra. Los acodos aéreos producen plantas nuevas bastante grandes a par­ tir de un ejemplar más viejo, pero pue­ de llevar un tiempo considerable. El aco­ do sencillo en tierra produce existencias nuevas bastante rápidamente. Acodo aereo Este es un método excelente para reem­ plazar plantas de interior viejas o daña­ das, como la planta del caucho (Ficus elástico) y sus parientes. Se puede esti­ mular el extremo de la planta o de un rama para que forme raíces nuevas y después separarlo de la planta madre. Elija un trozo de tallo del desarrollo nuevo de unos 10 cm de largo y del gro­ sor de un lápiz. Corte la parte inferior de un saco de plástico transparente para hacer una manga transparente y deslice por encima del tallo o, si las hojas fue­ C óm o P r o p a g a r

por

ran demasiado grandes para permitirlo, envuelva el tallo con un trozo de plásti­ co transparente y selle con cinta adhe­ siva. Fije la manga debajo de la zona del tallo elegida. Con un cuchillo afilado, haga un cor­ te poco profundo inclinado hacia arriba en el lado del (alio, después mantenga esta lengüeta levantada introduciendo un poco de musgo esfagnáceo húmedo. En el caso de plantas leñosas, otra op­ ción consiste en raspar dos anillos a 2 cm de separación debajo de una articu­ lación sana de una hoja en la parte del tallo elegida; las raspaduras deben ser lo bastante profundas como para pene­ trar la corteza sin dañar la leña. Elimi­ ne la corteza entre los anillos sin tocar el cámbium. En ambos casos, espolvoree polvo de arraigue sobre los cortes. Llene la man­ ga con musgo húmedo y selle, para que la zona esté completamente cerrada para evitar que se reseque. Si el tallo fuera pe­ sado, sostenga con una caña. Pueden transcurrir meses antes de que aparezcan las raíces. Si el musgo comen­ zara a secarse, abra el plástico, agregue un poco de agua y vuelva a sellar. Cuan­ do aparezcan las raíces, separe de la ma­ dre el tallo acodado y coloque en un ties­ to con abono para tiestos de tierra negra.

Acodo sencillo Los vástagos trepadores o reptantes pue­ den acodarse en tierra mientras siguen sujetos a la planta madre. Elija un vástago largo y vigoroso y estaquiile dentro de un tiesto pequeño con tierra para esquejes húmeda. Después de tres o cuatro semanas, las raíces de­

berían comenzar a arraigar en la tierra y comenzar a formarse vástagos nuevos; entonces, el acodo arraigado puede se­ parase de la planta madre. Si los requie­ re, puede acodar varios vástagos al mis­ mo tiempo, cada uno en su propio tiesto. Cuando separe las plantas nuevas, siempre cuide de no estropear el aspec­ to de la planta madre. Para mayor in­ formación, véase el apartado P la n ta s T r e p a d o r a s , p. 115.

A c o d o S e n c il l o Planta madre

Elija un vástago largo sano y estaquille el desarrollo joven en un tiesto pequeño lleno de abono para esquejes húmedo. Cuando se formen raíces, sepárelo de la planta madre.

húmedo

A co do A éreo

1

Elimine las hojas (aquí, Ficus Doble la manga hacia abajo. clástica,/ de un trozo recto de Sostenga el tallo y corte una tallo (véase inserción). Deslice una «lengüeta» con una incisión manga de plástico por encima del inclinada hacia arriba de 5 mm de tallo y fije la parte inferior con cinta profundidad y 2,5 cm de largo. adhesiva.

Una vez que la manga esté 5 bien rellena de musgo, fije la parte superior al tallo con cinta adhesiva.

Riegue la nueva planta escasamente has­ ta que se establezca.

2

polvo de arraigue Coloque la manga en 3musgoAplique hormonado al corte e introduzca 4 posición alrededor de la esfagnáceo húmedo en la incisión con musgo. Rellene con incisión por medio de una caña partida o el reverso de una cuchilla. Afloje la bola de y extraiga 7lasmusgo raíces. Coloque el

acodo arraigado en un contenedor en el que queden 5 cm de espacio alrededor del cepellón. Rellene con mezcla de tierra negra y afirme con mucha suavidad, asegurando que las raíces nuevas no se dañen. Riegue, etiquete y coloque el Cuando las raíces nuevas tiesto en lugar sean visibles, corte el tallo sombreado hasta que debajo del cepellón con podaderas. la planta joven se Retire la manga de plástico. establezca.

6

más musgo esfagnáceo húmedo.

S eg u n d a P arte

M a n te n im ien t o

del

a r d ín Cómo elegir herramientas y equipos para el invernadero, diseñar su propio jardín con estructuras y superficies, manejar los efectos del clima y del suelo y controlar plagas, enfermedades y malezas

1

H er r a m ien ta s con su mejor aspecto a ¡o largo del año implica cierta cantidad de mantenimiento, desde tatareas rutinarias, tales como segar y rastrillar el césped, hasta procedimientos ocasionales como el corte de setos y turación. Mientras que resulta innecesario y costoso invertir en todo un catálogo completo de equipos de jardín, la posesión de la herramienta correcta para la tarea indudablemente facilita y ace­ lera el trabajo y produce resultados más profesionales. Además de herramientas básicas, por ejemplo una pata o una horca, que o n s e rv a r e l ja rd ín

C

y

E q u ipo s

estarán en uso casi constantemente, habrá oíros utensilios del equi­ pamiento de los que no podrá prescindir. Según las necesidades individuales, éstos podrían comprender elementos como una ca­ la rretilla ro­ para trasladar materiaI del jardín y basuras, un rociador para regar o varias bandejas semilleros de plástico. La valoración del tipoy la cantidad de trabajo que realizará en el jardín facilita­ rá la decisión acerca de exactamente qué herramientas necesita; si las elige con cuidado asegurará que resulten duraderas y cómo­ das de utilizar, además de funcionales y eficaces.

Compra y uso de herramientas mayoría de las herramientas mo­ resultarán adecuadas si sólo las necesi­ dernas de jardín se basan en dise­ ta para podar algunos rosales una vez ños tradicionales, aunque algunas pue­al año; pero si las requiere para un uso den ser mejoras o variantes de concep­intensivo, es mejor invertir en un par de tos antiguos. Sin embargo, existen alta calidad para trabajos duros. Antes herramientas completamente nuevas. de comprar una herramienta intente Por ejemplo, hasta los años 80, las dcs- comprobar que es: menuzadoras y las recortadoras de hilo • el mejor tipo de herramienta para la de nylon eran casi desconocidas; ahora tarea; están consolidadas porque cubren unas • del tamaño y modelo correcto para necesidades que las herraminentas tra­ sus necesidades; dicionales no cubrían. • cómoda de usar. Antes de comprar una herramienta, En jardines grandes o para tareas la­ lo más importante es tener en cuenta su boriosas y que llevan tiempo, considere función: debe realizar la tarea encomen­ la posibilidad de emplear herramientas dada correctamente. Considere para qué mecánicas; sin embargo, como son cos­ necesita una herramienta en particular tosas y requieren una manipulación cui­ y con cuánta frecuencia la utilizará. Un dadosa y precauciones con respecto a la par de podaderas sencillas, por ejemplo, seguridad, vea si realmente las necesita.

L

a

Para asegurar que las herramientas cumplen con su cometido y duran mu­ cho tiempo, es importante un manteni­ miento adecuado. Después de usarlas, limpie los restos de tierra, recortes de hierba u otros restos de plantas y pase un trapo con grasa por las partes metá­ licas; todas las herramientas para podar o cortar necesitarán un afilado regular. Las herramientas que no use durante los meses de invierno deben engrasarse bien y almacenarse en un lugar seco. Además debe tener en cuenta facto­ res como los costos y el espacio de al­ macenado: si una herramienta se usa poco, alquilarla puede ser una opción más razonable, especialmente en el caso de herraminetas relativamente caras y grandes.

Seguridad en uso de Si no sabe cómo usar una herramien­ ta, pida consejo al comprar o alquilar. Un uso correcto da buenos resultados y evita accidentes. Asegure que el lar­ go y el peso de la herramienta son los adecuados: una herramienta de­ masiado pesada será difícil de mani­ pular; una demasiado corta puede ocasionar dolores de espalda. Man­ tenga las herramientas mecánicas en buen estado y siga las recomendacio­ nes de seguridad. Para evitar riesgos, asegure que una herramienta que fun­ ciona con electricidad tenga un acce­ sorio para la corriente residual —a ve­ ces llamado interruptor de circuito a tierra— que corta la corriente en microsegundos si el circuito tiene una fuga (véase también «Seguridad eléc­ trica», p. 464).

C avado C o rrecto

A! cavar, rastrillar o usar la azada, tenga la espalda erguida y no curvada; evitará los dolores de espalda.

Uso d e H e r r a m ie n t a s M e c á n ic a s Tenga cuidado al usar herramientas mecánicas y lleve siempre vestimenta protectora adecuada.

Alquiler de herramientas Si decide alquilar, reserve el equipo con antelación, especialmente las herramien­ tas de uso estacional, como rastrillos y cultivadores para césped mecánicos, y compruebe si la empresa entrega y re­ coge las herramientas a domicilio. El estado en el que se encuentran las herramientas de alquiler varía conside­ rablemente. Algunas, en especial las me­ cánicas, pueden incluso ser peligrosas de usar. • Compruebe si faltan piezas o si están flojas. Esto puede no ser demasiado evi­ dente, pero si tiene dudas, no acepte la herramienta. • Compruebe si hay tornillos y piezas flojas en herramientas como cultivado­ res mecánicos, sujetos a vibraciones. • Exija que las herramientas mecánicas sean puestas en marcha y compruebe los niveles de vibración y ruido. • En el caso de herramientas eléctricas, compruebe que el voltaje sea el correc­ to o que se adjunte un transformador adecuado si fuera necesario. Comprue­ be que no existan cables pelados o cor­ tados. No presuponga que el cableado es satisfactorio sólo porque la herra­ mienta funciona. • En el caso de motores de cuatro tiem­ pos, compruebe el aceite del motor y de la transmisión. • Si nunca ha operado la herramienta, exija una demostración o instrucciones. Esto es muy importante en herramien­ tas como sierras de cadena, cuyo uso puede ser peligroso. • Compre o alquile la ropa protectora recomendada (p. ej. antiparras, guantes y protectores para los oídos). • Antes de firmar el albarán, comente el contrato si ha notado cualquier fallo.

H

Herramientas de cultivo El tipo de herramientas de cultivo ne­ cesarias depende de las características de su jardín. Si cultiva principalmente hor­ talizas o está cultivando un jardín nue­ vo, las herramientas para excavar ten­ drán prioridad. Sin embargo, si el jardín está bien establecido, con céspedes y or­ las perennes, las herramientas para el cultivo de la superficie, como las aza­ das, serán más importantes.

Palas Una pala es una herramienta esencial, excelente para el cultivo en general, para excavar la tierra y para excavar aguje­ ros para plantar. Existen dos tipos prin­ cipales: las palas para excavar estándar y otras más pequeñas para orlas (tam­ bién denominadas palas para señoras). Algunos fabricantes producen una de ta­ maño intermedio o mediano, apta para la excavación en general pero más livia­ na que una pala estándar. Algunas palas tienen un escalón, lo que facilita clavarla en el suelo y evitan la tendencia a estropear el calzado; sin embargo, estas palas son más pesadas y más caras. Si debe efectuar una exca­ vación más amplia, puede resultar más rápida de usar una pala más grande (de­ nominada «pesada»), con una cuchilla de 30 x 20 cm. Si le cuesta excavar o si el suelo es muy pesado, vale la pena comprar una pala automática para facilitar la tarea.

P ala pa ra C avar E stá n d a r

H o ja d e A c e r o I n o x id a b l e

Es útil para trasladar grandes cantidades de tierra, pero es pesada y podría resultar poco adecuada o incómoda para algunos jardineros. Tiene una hoja rectangular de unos 28 cm x 19 cm.

El mango en form a (le «D» proporciona un buen asidero.

Es útil para una pala, ya que facilita el cavado y nunca se oxida.

P a l a A u t o m á t ic a

Opera con un sistema de muelle y palanca; eche la tierra hacia adelante sin inclinarse. Es cara, pero vale la pena para incapacitados o quienes sufren de la espalda.

El mango ite plástico es cómodo, incluso en tiempo frío.

El escalón facilita el excavado P a la pa r a O rlas

Con una hoja de soto 23 x 13 cm, ésta pata sirve para cavar en sitios limitados, por ejemplo un agujero para plantar en una orla; también es útil para cualquier tarea ligera.

La hoja recubierta se limpia con facilidad.______ L

Horcas Las horcas de jardín sirven para el cul­ tivo en general, para retirar cosechas de raíces (que pueden resultar dañadas por una pala) y para el traslado de materia­ les voluminosos, como estiércol o abo­ no de jardín. La mayoría de las horcas de jardín tienen cuatro dientes cuadra­ dos de metal y suelen existir en dos ta­ maños: estándar y de orla. Las horcas medianas —o para jóvenes: un tamaño intermedio entre las estándar y las de macizo —son menos comunes. Hay otras variantes. Por ejemplo, una horca para patatas tiene dientes anchos y planos y, generalmente, una cabeza más grande que las horcas estándar; si excava suelos pesados puede ser de uso más fácil que una pala. La cabeza y el cuello de una horca de­ ben estar forjados en una sola pieza, sin soldaduras ni superficies rugosas, y el mango debe encajar dentro de un man­ guito largo en el cuello. Algunas horcas tienen cuellos más cortos y la cabeza está sostenida por dos planchas largas de me­ tal remachadas a la parte anterior y pos­ terior del mango de madera. Éstas son actualmente más débiles y no se usan.

e r r a m i e n t a s

H o rca para P atatas

H orca Estánd ar

Esta horca resulta útil para cultivar suelos pesados, retirar hortalizas y trasladar cargas abultadas, pero para algunas personas puede ser pesada de maniobrar. La cabeza mide unos 30 x 20 cm. Cuello y cabeza hechos de una sola pieza de metal para mayor resistencia -

Horca de dientes planos utilizada sobre todo para retirar patatas; también sirve para excavar y trasladar abono o desechos del jardín. Vara de madera que encaja dentro de un manguito largo en el cuello -

O t

Cabeza.

de

C

u l t i v o

¿Qué metal? Para la mayoría de las herramien­ tas del jardín se emplea el acero carbónico. Si lo limpia y engrasa después de usar, no debería oxidar­ se y es afilable. Aunque el acero inoxidable es más caro y no puede afilarse, facilita el cavado, ya que la tierra se despega de la hoja con más facilidad. Las herramientas re­ vestidas con un producto «nopegajoso» facilitarán el cultivo y el cavado del suelo, pero el revesti­ miento podría desgastarse tras de un uso prolongado.

Mangos y empuñaduras La caña de una pala u horca debe ser de un largo correcto con respec­ to a la altura del usuario para mi­ nimizar el esfuerzo de la espalda. El largo estándar es de 70-73 cm; un caña más larga, disponible has­ ta un largo de 98 cm, serámás có­ moda para personas de más de 1,7 m de altura casi con seguridad. Las cañas son de madera o me­ tal; las últimas a veces están recu­ biertas de plástico o nylon. Ambas son fuertes, pero incluso las de me­ tal pueden romperse si se las some­ te a demasiado peso y, a diferen­ cia de las de madera, es imposible reemplazarlas. Las cañas de metal, incluso las recubiertas, son más frías al tacto en invierno que la ma­ dera. Manipule la herramienta como si la usara, para valorar cuál le resulta mejor. M a n g o T ip o «D» Son los más comunes, pero podrían ser incómodos para personas de manosgrandes, particularmente llevando guantes. M a n g o T ip o «Y» Similares a los «D», pero más débiles, ya que se forman partiendo la madera de la caña.

H o r c a p a r a O r la s

Ésta es la mejor para tareas ligeras en orlas y otras zonas limitadas. El tamaño de la cabeza, 23 cm x 14 cm, la hace apta para quien necesite una pequeña horca liviana.

M a n g o s T ip o « T »

Tienen una pieza en cr unida al extremo de la caña. Son cómodos, pero no están disponibles y podría tener que encargarlos.

V ¡i

Azadas

Rastrillos

Las azadas son excelentes para desma­ lezar y ventilar el suelo; algunas sirven para hacer surcos para semillas. Proba­ blemente, la azada holandesa sea la más versátil y es ideal para desmalezar en­ tre hileras de plantas y para hacer sur­ cos. Además de las azadas de arrastre, de excavar y para cebollas, existen aza­ das patentadas para usos específicos.

Los rastrillos son excelentes para nive­ lar y desmenuzar la superficie del suelo antes de plantar y para juntar los des­ hechos del jardín. Existen dos tipos principales: rastrillos generales para el jardín y rastrillos de césped (véase «Ras­ trillos y aereadores», p. 467). Una cabeza de rastrillo de una pieza es más fuerte que una acolchada (rema­ chada) y, cuantos más dientes tenga, an­ tes recorrerá la zona; 12 dientes son ade­ cuados, para zonas más amplias son preferibles 16 o más. Un rastrillo de 1 m de ancho es útil en un jardín grande.

. El mango moldeado asegura un asidero firme

Cabezas y cañas Uso d e u n a A z a d a H o l a n d e sa Sostenga la azada paralela a la superficie del suelo. A za d a H o l a n d e sa

Esta hazada es excelente para desmalezar alrededor de las plantas. Corta a través de las malezas superficiales sin dañar las raíces.

A za d a C o m b in a d a

Es útil para cercenar malezas, marcar surcos y enterrar. Utilice los dientes para desmenuzar la tierra y marcar surcos semilleros. A za d a T r ia n g u l a r

Use la punta para marcar surcos en forma de «V»; la cara plana desmaleza en espacios pequeños entre plantas.

A za d a E xcavadora

Tiene una o dos hojas en forma de escoplo. Se usa con un movimiento oscilante para desmenuzar pequeñas zonas de suelo duro.

A zada C ebollera

Esta azada pequeña (arriba), también denominada azada manual o de jardín de rocas, sirve para desmalezar entre cebollas y otras plantas cultivadas estrechamente, donde una azada normal puede ocasionar daños. Es la versión de mango corto de una azada de arrastre y se emplea estando en cuclillas o arrodillado. A zada de A rrastre

La mayoría de las cabezas de ras­ trillos y azadas son de acero car­ bónico; las de acero inoxidable son más caras y no funcionan mejor, aunque se limpian con mayor fa­ cilidad y no se oxidan. Algunos rastrillos tienen un revestimiento «no-pegajoso». Las cañas son de madera, alumi­ nio o metal recubierto de plástico. El largo de la caña es importante: debe poder estar erguido al rastri­ llar o utilizar la azada para evitar dolores de espalda. La mayoría en­ cuentran cómoda una caña de 1,5 m, pero puede ser preferible una más larga.

R a s t r il l o d e J a r d ín

Tiene dientes cortos, separados y redondeados y sirve para nivelar el suelo, limpiar la tierra y tareas de limpieza generales.

R a st r il l o A colchado

Este rastrillo, más barato, posee dientes tipo clavo remachados.

Paletas y horcas manuales Una paleta es útil para excavar aguje­ ros para plantas pequeñas y bulbos y para trabajar en contenedores y maci­ zos en relieve. Una horca manuai —o de malezas— puede empicarse para desma­ lezar, retirar plantas pequeñas y plantar. La mayoría de las cuchillas de pale­ tas y horcas manuales son de acero ino­ xidable, acero bañado (p. ej. bañado en cromo) o acero carbónico común. A di­ ferencia del acero carbónico, el inoxida-

ble no se oxida y resulta fácil de mante­ ner limpio, pero es caro. Los baños tien­ den a desgastarse gradualmente con el tiempo. Algunas paletas tienen mangos extra largos —hasta 30 cm— para ofre­ cer más fuerza. Las horcas manuales de mangos de 1 ,2 m reducen la necesidad de inclinarse al desmalezar la parte pos­ terior de una orla. Los mangos de ma­ dera, plástico y revestidos de plástico suelen ser agradables al tacto.

H orca M anual

Esta azada (derecha) sirve para cortar malezas, rodear plantas con tierra, hacer surcos de base plana y, con el ángulo de la hoja, marcar surcos en forma de «V».

Se emplea para retirar plantas pequeñas o aflojar la tierra a! desmalezar. A diferencia de la paleta, no compacta el suelo, por lo que su uso es preferible al plantar en suelos pesados.

El cuello curvo , facilita el uso de la azada entre las plantas sin dañarlas

Esta es útil para plantar bulbos u otras plantas pequeñas, especialmente en zonas limitadas como contenedores o jardineras.

P a l e t a d e H o ja A n c h a

P a l e t a d e H o ja E s t r e c h a

Conocida como paleta de jardín de rocas o de trasplante, ésta es ideal para trabajar en zonas muy limitadas como los jardines de rocas, y para tareas generales de trasplantado.

H

Desmalezar a mano Para desmalezar entre el pavimen­ to, ladrillos o rocas es ideal un desmalezador de patio, con una ho­ ja estrecha terminada en gancho; el de margaritas tiene una hoja prolongada apta para desmalezar césped. D esm a leza do res E s p e c ia l iz a d o s

Un desmalezador \ para palios o pavimentos (derecha) puede utilizarse en grietas; el í/e_ margaritas (extrema derecha) sirve para desmalezar el césped sin dañarlo.

de

C

u l t i v o

Cultivadores manuales Un cultivador manual, o de dientes, sir­ ve para desmenuzar la superficie de los suelos compactados o para aflojar ma­ lezas. Tiene una cabeza metálica de tres o cinco dientes, fijada a un mango largo, y se arrastra a través de la tierra, gene­ ralmente de pie. Algunos modelos ajustables tienen dientes centrales móviles. Unos cultivadores manuales especia­ lizados pueden ser útiles para ciertas ta­ reas regulares, como un cultivador de rueda en forma de estrella, o de moli­ no, que forma un mantillo fino al ser arrastrado de un lado a otro a través del suelo, por lo que es útil al preparar un macizo semillero.

M odelos A d apta bles

Los cultivadores con dientes centrales móviles sirven para tareas como el cultivo de los lados de una hilera de plantones. Algunos tienen un mango móvil ajustable a otros tipos de cabezas de herramientas compatibles, como un rastrillo o una azada. C u l t iv a d o r d e R u ed a s d e E strella

Crea mantillo fino para macizos semilleros.

Un único mango móvil puede combinarse con una variedad __de cabezas de herramienta D ie n t e s M ó v il e s

A l trabajar en zonas muy delimitadas, es útil retirar algunos dientes para reducir el tamaño de la cabeza.

Cultivadores mecánicos Un cultivador mecánico sirve para de­ sarrollar tareas laboriosas como roturar el suelo en terrenos descuidados. Des­ menuza los suelos compactados y los re­ duce a un mantillo lo bastante fino como para plantar. Pero su uso no es práctico en zonas densamente plantadas y 110 elimina la necesidad de cavar a mano. Los cultivadores a gasolina son potentes y poseen una amplia gama de accesorios, pero requieren más mante­ nimiento que los eléctricos. Estos últi­ mos son excelentes para pequeñas tareas. Son de fácil maniobra, hacen menos rui­ do y son más baratos que los de motor a gasolina, pero los cables que arrastra pueden ocasionar problemas. En la mayoría de los cultivadores, la altura del mango es ajustable. Algunos también tienen mangos que giran y en­ cajan de lado, permitiendo la marcha al costado de la máquina sin pisar el sue­ lo ya cultivado. Hay 3 tipos principales de cultivado­ res; de motor delantero, central o trasero. Ix>s cultivadores de motor delantero tie­ nen rotores detrás de las ruedas de con­ ducción. Son fáciles de conducir pero, a causa de la distribución del peso, sólo son adecuados para un cultivo poco profundo. Ixis cultivadores de motor central están impulsados por rotores en lugar de rue­ das. Esto puede dificultar su control, pero el peso del motor por encima de los rotores facilita el cultivo profundo, a diferencia de los de motor delantero. Los cultivadores de motor trasero son los mejores para maniobrar en sitios di­ fíciles y para formar agujeros profundos. Los rotores, sobre un pescante delante­ ro, barren de un lado al otro al avanzar el cultivador. Estas máquinas pueden re­ sultar cansadoras de manipular.

e r r a m i e n t a s

A c c e s o r io c u l t iv a d o r d e D ie n t e s F in o s

R e t ir a d o r d e P atatas

Este accesorio saca las patatas a la superficie del suelo para facilitar la cosecha.

Sirve para desmalezar entre hileras y para el cultivo en general. La profundidad y el ancho de los dientes es ajustable.

C u l t iv a d o r M e c á n ic o

Este modelo a gasolina con motor delantero es estable y fácil de controlar. Es caro pero desarrolla una tarea excelente de cultivo sobre una superficie amplia.

Palanca del m acizo. de anclaje (corla la corriente si se suelta)

Engranaje de las cuchillas Acelerador

Regulador de la palanca horizontal

Regulador manual de la altura Carburador Palanca que regula la profundidad del cultivo

Soporte plegable_______ que asegura la estabilidad cuando la máquina no está en uso Los rotores deben estar alejados de los pies del maquinista

Rueda transportadora que facilita . la conducción rotores traseros producen un mantillo fino para el macizo semillero

Al podar, es importante usar la herra­ mienta adecuada para la tarea y asegu­ rarse que esté afilada, para cortar lim­ pia, fácil y seguramente. Si emplea una cuchilla mal afilada podría dejar una he­ rida serrada en la planta propensa a las infecciones o que podría causar la muer­ te desde un extremo. Tenga cuidado al trabajar con herramientas mecánicas, como las cortadoras de setos o las se­ gadores de matorrales (véase «Seguridad eléctrica, p. 464).

P o d a d e r a s d e P aso

Tienen un movimiento de tijera y una cuchilla superior de acero, afilada y convexa, que corta contra otra cuchilla inferior cóncava o cuadrada para efectuar un corte limpio.

manijas de colores brillantes son fáciles de localizar P odaderas de Yunque

El mango moldeado es cómodo usar

Deben conservarse afiladas, si no, la cuchilla aplasta el tallo contra el yunque en lugar de cortarlo.

Podaderas Las podaderas se utilizan para cortar ta­ llos leñosos de hasta 1 cm de grosor y vástagos blandos de cualquier grosor; también sirven para tomar esquejes para propagar. Pueden usarse con una sola mano y son más fáciles de controlar y de manipular con seguridad que un cu­ chillo, sobre todo por jardineros afi­ cionados. Existen tres tipos principales de po­ daderas: de paso, curvas o de yunque la­ teral; de pico de loro, y de yunque. Las podaderas de paso o de pico de loro ac­ túan como tijeras; las de yunque poseen una cuchilla superior afilada que corta contra un yunque inferior de borde cua­ drado. En algunos diseños (yunque de pivote), la cuchilla pivota de forma que queda paralela al yunque al cortar, evi­ tando que el tallo se deslice hacia fuera. Para cortar plantas de tallo blando, son adecuadas unas podaderas livianas, comparativamente más baratas. Para podar árboles frutales y arbustos de ra­ mas leñosas de hasta 1 cm de grosor, son preferibles unas podaderas para traba­ jos rudos. Dentro de lo posible, pruebe las po­ daderas para comprobar que sean fáci­ les y cómodas de manipular; el material de las asas y su forma, su abertura y la presión del resorte que las mantiene abiertas varían considerablemente. Las asas de metal pueden ser de tacto muy

de acero a f ilada efectúa un corte limpio

seguridad puede desplazarse con el pulgar

P o d a d e r a s d e P ic o d e L oro

R ec o g ed o r d e F lores

Está diseñado para aferrar el tallo tras cortar las flores.

R e t é n d e S e g u r id a d

Este retén mantiene las manijas unidas.

frío, pero actualmente la mayoría son de plástico o de metal revestido de plásti­ co. Todas las podaderas tienen un retén de seguridad que fija las cuchillas en la posición cerrada. Compruebe si es fá­ cil de operar con una mano y que no pueden abrirse accidentalemte. Las cuchillas de las podaderas pueden ser de acero inoxidable, de acero carbó­ nico o de acero revestido. Las revestidas son fáciles de limpiar pero es poco pro­ bable que duren tanto como las cuchi­ llas de alta calidad de acero inoxidable o carbónico, que conservan el filo y cor­ tan fácil y limpiamente. Al comprar po­

Cortan limpiamente, pero pueden dañarse cortar leña de más de I cm de espesor

S is t e m a d e T r in q u e t e

Facilita el corte de tallos duros. daderas de alta calidad, asegure que sean desmontables, para afilar sin necesidad de herramientas especiales, y que exis­ tan cuchillas nuevas disponibles. Algunos modelos tienen un sistema de trinquete para cortar a través de un vástago en etapas. Estas requieren menor esfuerzo y son adecuadas para las per­ sonas para las que los modelos conven­ cionales implican un efuerzo excesivo, pero son de uso más lento. Los recogedores de flores sostienen el tallo de la flor después de cortar. Son útiles si se corta flores con frecuencia; si no, bastarán unas tijeras o podaderas.

Mantenimiento Limpie las cuchillas de las herra­ mientas cortantes con un trapo en­ grasado o lana de acero tras de cada uso para eliminar la savia seca; después engrase. Ajuste la tensión de la cuchilla de las ciza­ llas de jardín periódicamente; esto las hará cortar de manera más efi­ ciente y produce un acabado mejor. Es fácil afilar la mayoría de las herramientas de podado. Retire las cuchillas muy romas o dañadas y vuelva a afilar o reemplace.

Podadoras o podadoras de árboles de mango largo Un par de podadoras de mango largo —o podadoras de árboles— resulta útil para eliminar tallos o ramas leñosas de 2-2,5 cm de grosor, que podrían dañar las podaderas, y para ramas mas delga­ das difíciles de alcanzar. Los mangos largos permiten ejercer más fuerza de palanca, facilitando el corte a través de tallos gruesos. Gene­ ralmente, son de acero o aluminio tu­ bular, cubiertos de madera o de plástico. Las cuchillas son de acero inoxidable, acero carbónico o acero bañado, al igual que las podaderas. El peso y el equilibrio de las podade­ ras de mango largo son importantes, ya que podría tener que sostenerlas total­

mente estirado o por encima de su ca­ beza. Asegure que podrá manipularlas con facilidad y sin realizar demasiado esfuerzo. La mayoría de las podaderas de man­ go largo tienen cuchillas de paso, otras las tienen en forma de yunque. A veces existen diseños de trinquete disponibles, particularmente útiles para cortar a través de ramas gruesas o du­ ras y para reducir el esfuerzo de corte necesario. Toas las podaderas de mango largo re­ quieren un mantenimiento regular para mantenerlas en un estado de funciona­ miento óptimo; limpíelas tras cada uti­ lización.

P o d a d e r a s d e P aso d e M ango L argo

El uso de podaderas de mango largo posibilita la poda de tallos altos o demasiado duros o gruesos para las podadoras. P odadoras de Yunque

Los topes evitan las vibraciones al emplear podadoras

Las hojas tienen una abertura ancha para cortar tallos gruesos.

Podaderas para árboles Un podador de árboles sirve para cor­ tar ramas de hasta 2,5 cm de grosor que de otro modo estarían fuera del alcan­ ce. El accesorio de corte está colocado en el extremo de un palo que suele me­ dir 2-3 m de largo, aunque algunos al­ canzan los 5 m. La cuchilla de acero car­ bónico funciona por un sistema de palancas o una cuerda; ambos son efi­ caces, aunque el de palanca sea más po­ pular. Algunos modelos de cuerdas tie­ nen palos telescópicos, por lo que su longitud es ajustable; éstos también re­ sultan más fáciles de almacenar. Los podadores de árboles pueden tener acceso­ rios tipo serrucho o para recoger frutos.

Navajas de jardín P odadora de Á rboles El extremo en forma} de gancho aferra la rama a cortar

Serruchos podadores

Utilice un serrucho podador para cor­ tar ramas de más de 2,5 cm de grosor. Dado que serrar en poco espacio entre otras ramas —y a menudo en un ángu­ lo incómodo— puede ser difícil, existen varios tipos de serruchos podadores. Los más habitualmente disponibles son: se­ rruchos todo uso, griegos o curvos de mango rígido, de doble filo o de dos fi­ los, plegables o en arco. Si el podado es una tarea principal dentro del jardín, puede ser necesario tener más de un se­ rrucho para las distintas taresas. El se­ rrucho griego es una de las herramienSerr u c h o pa ra po d a r d e u so G e n e r a l

tas para podar más útiles para los jar­ dineros novatos. Todos los serruchos podadores debe­ rían tener dientes de extremo duro y tra­ tados por calor, que son más duros y permanecen afilados más tiempo que los de serrucho comunes. Deben afilarse profesionalmente. Los mangos son de plástico o de madera; elija los que le re­ sulten más cómodos y tengan un aga­ rre más seguro. Practique un corte en la rama por donde introducir la cuchilla del serrucho con el fin de reducir el ries­ go de que se deslice mientras sierra.

S e r r u c h o P le g a b l e

La cuchilla de este serrucho se pliega dentro del mango como una navaja. Sólo sirve para cortar ramas pequeñas ya que cabe en un bolsillo y no es especialmente sólido. S er r u c h o d e P o d a r de D oble F ilo J |V | . t

Es muy flexible ’" ’''"■'''■'■'■'■"s j j ya que tiene dientes finos y gruesos; su uso es difícil en espacios limitados sin que los dientes superiores dañen alguna rama cercana.

fija o plegable dentro del mango. Si elige el tipo plegable, compruebe que sea fá­ cil de abrir y que el resorte que mantie­ ne la hoja en posición no sea ni dema­ siado fuerte ni demasiado flojo. Siempre seque las navajas después de usarlas y frote con un trapo engrasado. Afile las navajas con regularidad. La mayoría de jardineros prefieren navajas con mango de madera o plásti­ co en lugar de uno metálico, que podría resultar frío al tacto y desagradable.

N a v a ja d e J a r d ín d e U so G eneral

Útil para todas las tareas de corle salvo el podado intensivo. N a v a ja M u l t iu s o

Existen varios modelos. Éste tiene una hoja grande para uso general y para efectuar cortes precisos al injertar.

I n je r t o

Navaja de hoja recta de uso general, y para cortes precisos al injertar. D esbrota d o

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Ideal para la mayoría de tareas de poda, este serrucho tiene una cuchilla pequeña, no mide más de 45 cm, de manera que su uso resulta fácil en zonas delimitadas y en ángulos incómodos.

En lugar de emplear podaderas, para podados ligeros se puede usar una na­ vaja de jardín, que resulta más versátil. También es útil para cortar esquejes, pre­ parar material para injertos, cosechar ciertas hortalizas y cortar cordeles. Existen diversos tipos de navajas de jardinería disponibles, comprendiendo los de uso general, para injertos, para cortar brotes, podadores o podadores de melocotones. La mayoría de las nava­ jas tiene una hoja de acero carbónico,

La parte saliente de la cuchilla mantiene abierta la incisión del rizoma al propagar por injerto de brote. P oda

S e r r u c h o G r ie g o

Excelente para espacios pequeños; tiene una cuchilla curva y sólo corta al arrastrar. En zonas delimitadas, es más fácil usar presión en el corte de arrastre que en el de empuje.

La cuchilla grande está curvada hacia abajo para lograr un corte controlado al podar.

Cizallas de jardinero

Las cizallas sirven para recortar setos, pero también para cortar superficies pe­ queñas o incómodas de hierba alta (véa­ se también «Herramientas para el cui­ dado del césped», p. 466-467), recortar plantas de jardinería ornamental y plan­ tas herbáceas. Para setos con tallos blandos, será adecuado un par ligero; para otros más grandes de tallos duros y leñosos, nece­ sitará unas adecuadas a trabajos rudos. El peso y el equilibrio son importan­ tes; al comprar, compruebe que las ci­ zallas están, equilibradas y que las cu­ chillas no son demasiado pesadas o resultaría cansado usarlas. La mayoría de cizallas tienen cuchi­ llas rectas, y otras, cuchillas con bordes ondulados: éstas cortan la leña madura con facilidad y ayudan a retener los vástagos, de manera que no resultan expul­ sados por la acción de tijera de las cu­ chillas. Son difíciles de afilar (véase «Mantenimiento», p. 462).

C iz a l l a s E s t á n d a r

Tienen cuchilla con muescas para sostener un vástago grueso al cortar.

C iz a l l a s d e u n s o l o M a n g o

Tienen un mecanismo de resorte, como las podaderas, que permite manejarlas con una mano. Algunas tienen cuchillas giratorias —útiles para cortar en ángulo o verticalmente (como al cortar el borde del césped). Sólo sirven para hierbas o tallos blandos.

Podadoras de setos Para aquellos jardineros que deban po­ dar setos grandes, puede merecer la pena adquirir una podadora de setos mecá­ nica, ya que su uso minimiza el tiempo y el esfuerzo necesarios, al contrario que las podadoras manuales. Cuanto más larga sea la cuchilla, más rápido se podrá podar el seto y resulta­ rá más fácil alcanzar el extremo de un seto alto o abarcar la anchura de uno amplio. Sin embargo, las podadoras de cuchillas muy largas suelen ser pesadas y mal equilibradas. Una cuchilla de 40 cm de largo resulta adecuada para los jardines normales, pero si corta setos ex­ tendidos una cuchilla de 60 cm ahorra­ rá bastante tiempo. Las cuchillas pue­ den tener dos caras o una sola; las primeras aceleran el corte pero no son tan fáciles de controlar como las de una sola cara, por lo que dificultan la con­ formación de los setos. La facilidad de manipulación también se ve afectada por el movimiento de las cuchillas. Para la mayoría de jardineros resultan preferibles las cuchillas dobles o recíprocas, que se mueven unas con­ tra las otras. Los modelos de un solo movimiento, en los que una cuchilla mó­ vil corta contra otra fija, causan vibra­ ciones, por lo que su manejo puede re­ sultar cansado. El acabado del corte está principal­ mente controlado por el espaciado de los dientes de la cuchilla. Los dientes estre­ chamente espaciados producen un aca-

V e s t im e n t a s P r o t e c t o r a s

A l usar herramientas mecánicas, lleve vestimenta protectora, como antiparras, protectores de oídos y guantes gruesos (véase también p. 471).

T

•7

C o r t a d o r d e S e t o s M e c á n ic o

Facilita y agiliza el corte setos más que las podaderas. Los modelos eléctricos son ligeros y fáciles de manejar; los de gasolina son potentes y no tienen cables colgantes molestos.

bado parejo y liso en setos podados con regularidad, mientras que los dientes más separados cortan las ramas más gruesas con facilidad pero dejan un cor­ te menos homogéneo. ¿Gasolina o electricidad? Las podadoras de setos pueden ser de gasolina o eléctricidad, ya sea con co­ rriente o a pilas. Las podadoras de se­ tos de gasolina pueden utilizarse en cual­ quier parte y generalmente son potentes y vibran poco. Sin embargo, son más pe­ sadas, ruidosas y caras que las eléctri­ cas y generalmente requieren mayor mantenimiento. Los novatos tienden a

usar podadoras de setos eléctricas, que dan mejores resultados en tareas peque­ ñas. Como son más livianas, resultan más fáciles de manejar que las de gaso­ lina. También son más limpias y más baratas. Las podadoras que funcionan con co­ rriente eléctrica son las más convenien­ tes para setos que se encuentren en un radio de 30 m del enchufe. Al igual que otras herramientas eléctricas, el cable colgante puede resultar inconveniente y hasta peligroso, y no debe emplearse la máquina en condiciones húmedas. Al manejar una herramienta potencialmen­ te peligrosa como ésta, los elementos de

La cortadora es excelente para segar ma­ lezas duras, crecidas en profundidad, y hierba muy larga. La cabeza rotatoria tiene una cuchilla metálica o finamente dentada, lo que la hace útil para tareas más pesadas que las que pueden llevar­ se a cabo con una podadora de hilo de nylón (véase «Herramientas para el cui­ dado del césped», pp. 466-467), pero su uso es cansado. Algunos modelos llevan

cuchillas de plástico, menos fuertes y du­ raderas. Además de la cuchilla, algunas pueden incorporar hilo de nylón para corlar la hierba. Al necesitar motores potentes para funcionar eficazmente, la mayoría son de gasolina. Los modelos eléctricos son más ligeros, más silenciosos y requieren menos mantenimiento, pero son menos eficientes para tareas fuertes.

Cortadora

El segundo mango facilita el equilibrio y control de la herramienta —

Sierra de cadena eléctrica Sirven para serrar ramas grandes o tron­ cos y para el trabajo intensivo en árbo­ les. Dado que cortan con una cadena dentada eléctrica que gira a gran velo­ cidad, pueden ser peligrosas, y se han de usar con cuidado. Las tierras de ca­ dena eléctrica son útiles para pequeñas tareas, y más baratas que las de gasoli­ na; pero las precauciones de seguridad son esenciales (véase derecha). Las sierras de cadena a gasolina son más potentes; ideales para jardines gran­ des o bosques, pero son ruidosas, pesa­ das, difíciles de arrancar y producen humo.

S ie r r a d e C a d e n a E l é c t r ic a

Una sierra de cadena sirve para la mayoría de las tareas de serrado; es más ligera y fácil de manejar que la versión de gasolina y requiere menos mantenimiento.

seguridad adquieren mucha importan­ cia: por ejemplo, siempre debe operar con un accesorio para la corriente resi­ dual —o interruptor de circuito a tierra (véase también «Seguridad eléctrica», abajo). Las podadoras a balería son buenas para cortar setos en partes alejadas de un jardín grande o donde no haya un enchufe a mano. Funcionan por medio de una batería de coche suplementaria. Cuando están completamente cargadas, son bastante potentes, pero mantener una batería cargada y trasladarla por el jardín puede ser pesado y llevar mucho tiempo. Son más caras que los modelos que funcionan con corriente.

Cortadoras de setos recargables Las cortadoras de setos impulsadas por baterías recargables no tienen cables, son fáciles de manejar y comparativamente baratas. Resul­ tan excelentes para setos pequeños regularmente cortados, pero no tie­ nen el suficiente poder como para cortar raíces gruesas y setos largos de una manera satisfactoria. Como no tienen cables, las máquinas re­ cargables presentan menos peligros que otros tipos de cortadoras eléc­ tricas. Pueden recargarse a través de una unidad especial conectada a la corriente.

Seguridad eléctrica • Mantenga los conductos del lar­ go necesario. Los cables colgantes son inconvenientes y peligrosos, ya que pueden resultar cortados por cuchillas en movimiento. • Instale tomas de corriente exte­ riores en lugares estratégicos del jardín para mantener las conduc­ ciones cortas y seguras. • Si necesita conducciones de alar­ gue, asegure que tengan la misma cantidad de cables que la herra­ mienta: si ésta tiene una conexión a tierra, el cable de alargue también debe tenerla. • Si el circuito no estuviera prote­ gido, fije un enchufe con un acce­ sorio para la corriente residual (ACR) a la herramienta, o compre un ACR adaptador para introdu­ cirlo entre el enchufe y la toma de corriente. • No utilice una herramienta eléc­ trica mientras llueve o después; ya podría ocasionar fallos eléctricos. • Desconecte la corriente antes de ajustar, examinar o limpiar una he­ rramienta. • No toque cables dañados o cor­ tados sin desconectar la corriente.

Cortadoras de césped Al elegir una cortadora de césped, tenga en cuenta el tamaño de su césped y el tipo de corte requerido. Si sólo necesita cortar un área pequeña, será suficiente una cortadora manual; para un césped más amplio, compre una mecánica. Existen modelos a cilindro, rotativos y flotantes: los de cilindro proporcionan un acabado más fino, mientras que los de tipo rotativo son mejores en el caso de hierbas largas sobrecrecidas; las flo­ tantes son las más fáciles de manipular. En invierno dejará la hierba más corta que en verano; compruebe que la altu­ ra del corte sea fácilmente ajustable (véa­ se también E l c é s p e d , «Frecuencia y al­ tura del corte», p. 285). Si requiere un acabado fino que no deje recortes suel­ tos, elija un modelo con recolector de hierbas (véase también «Recortes de hierba», p. 285).

Cortadoras de césped manuales Las cortadoras manuales son más ba­ ratas, silenciosas, sin cables incómodos y requieren poco mantenimiento. Existen dos tipos de cortadora de cés­ ped manual: las impulsadas por ruedas a los lados y aquellas impulsadas por una transmisión de cadena a partir de un rodillo pesado. Una cortadora de ruedas laterales es más fácil de empu­ jar, pero puede ser difícil de usar en los bordes del césped: si sus ruedas latera­ les no están en contacto con la hierba no hacen girar las cuchillas del cilindro. Como no tiene rodillo posterior, no pro­ duce un efecto rayado en el césped. Las cortadoras con rodillo posterior facili­ tan el corte alrededor del borde.

S e l e c c ió n

de una

C ortadora

C ésped

C o r t a d o r a M a n u a l d e R o d il l o P o s t e r io r

Este tipo facilita segar hasta el borde del césped y más allá, pues un rodillo posterior sostiene el cilindro.

C o r t a d o r a M e c á n ic a a C il in d r o

Proporciona un acabado f ino y al ras y quizás sea la mejor para un césped de alta calidad. El cilindro con cuchillas es impulsado por un rodillo posterior. C u c h il l a d e P l á s t ic o

Gira horizontalmente, cortando la hierba; el recambio es barato.

C u c h il l a s d e C il in d r o

Las cuchillas están dispuestas sobre un cilindro que gira hacia adelante y de corta contra macizo de anclaje una cuchilla (corta la corriente fija. si se suelta) C o r t a d o r a E l é c t r ic a F l o t a n t e

Ideal para segar la hierba de céspedes pequeños y en sitios incómodos, como debajo de plantas bajas y cerca de un pavimento. Es fácil de manejar sobre superficies planas y en laderas poco inclinadas, pero puede desequilibrase y cortar el suelo en laderas inclinadas. La mayoría carece de recolector de hierbas.

Cortadoras de césped mecánicas Hay dos tipos básicos de cortadoras me­ cánicas: a cilindro y rotativas o flotantes (las flotantes funcionan con los mismos principios que las rotativas). La mayo­ ría funciona con gasolina o electricidad. Estas cortadoras son potencialmente pe­ ligrosas en laderas inclinadas porque es­ tán diseñadas para superficies planas. Las cortadoras de cilindros son comple­ tamente auto propulsadas o tienen una cuchilla mecánica; estas últimas son pe­ sadas y cansadas de manejar. La mayo­ ría tiene un rodillo trasero, esencial si desea un césped con efecto rayado; cuanto más pesado sea el rodillo, más pronunciada será la raya. Las cortadoras de cilindro a gasolina suelen tener anchos de corte más am­ plios que las eléctricas. Esto reduce el tiempo de segado pero dificulta su ope­ ración. Los modelos portantes o tirados por un tractor son ideales para céspe­ des muy extendidos.

de

C o r t a d o r a a G a s o l in a d e A c c ió n R o t a t iv a

Es útil para grandes zonas de hierbas, incluso altas y gruesas, ya que posee un motor potente. La cuchilla de metal recambiable corta de manera horizontal, y no daña los céspedes desiguales.

Colector grande de hierbas que requiere un vaciado menos frecuente

Las cortadoras rotativas y las flotantes tienen cuchillas rccambiablcs de metal o plástico que cortan la hierba con un movimiento igual al de una guadaña al rotar horizontalmente. Las rotativas tie­ nen ruedas mientras que las flotantes se mueven sobre un colchón de aire. Sólo algunas cortadoras rotativas poseen ro­ dillos. Ambos tipos funcionan mejor que las cortadoras de cilindros en los emplazamientos desiguales o de hierba muy alta, pero la mayoría de modelos no cortan la hierba muy corta. ¿Que fuente de potencia? La electricidad es más conveniente y más limpia que la gasolina, pero no resulta adecuada para motores potentes. Una cortadora eléctrica, utilizada para tareas muy pesadas —como hierba muy alta o áreas muy amplias— puede recalen­ tarse. También debe considerar la con­ veniencia y la seguridad. El acceso a una fuente energética es esencial, mientras que el cable puede constituir un peligro. No emplee cortadoras eléctricas sobre hierba mojada. Las cortadoras a gasolina no tienen el obstáculo de los cables pero son más caras de comprar y mantener. Pueden no arrancar fácilmente si no llevan un arranque eléctrico. Seguridad • Las cuchillas deben estar bien prote­ gidas para que no entren en contacto con los pies del quien las maneja. A pe­ sar de lo segura que pueda parecer la cortadora, al usarlas debe llevar siem­ pre zapatos sólidos. • El freno de las cuchillas debe detener­ las 5 segundos después de apagado. • La cortadora debe poseer un interrup­ tor de seguridad, que requiera dos ope­ raciones para poner el motor en marcha. Esto reduce el riesgo de que un niño en­ cienda el motor accidentalmente. • Se debe instalar un macizo de ancla­ je. Se lo sostiene al segar y éste apagará el motor al soltarlo.

Mantenimiento • Después de usar, desconecte la corriente y limpie motor y cuchillas. • Compruebe que las cuchillas es­ tén afiladas y reemplace las romas. • Lubrique y engrase regu­ larmente. • Haga examinar la cortadora cada año. • Periódicamente limpie y ajuste las bujías. • Limpie regularmente filtros y en­ tradas de aire de las cortadoras a gasolina. • Compruebe el nivel del aceite de los motores de cuatro tiempos. • Antes de guardar un modelo a gasolina, vacíe el depósito.

Herramientas para el cuidad Además de la cortadora de césped, hay otras herramientas útiles para mantener un césped sano y bonito. Las herramien­ tas manuales suelen ser adecuadas para la mayoría de céspedes pero, para zonas más amplias, las mecánicas son más rá­ pidas y fáciles de utilizar.

Herramientas para bordes Un borde limpio y bien definido es el toque final perfecto para un césped bien cortado y realza su forma y contorno (véase también Corte de! borde del cés­ ped, p. 286). Hay dos herramientas prin­ cipales para cortar el borde del césped: cortadoras de media luna y cizallas de mango largo, aunque se pueden usar ciertas cortadoras de hilo de nylon y má­ quinas de cortar bordes. l as cañas de las cizallas de mango lar­ go son de acero, madera, o acero recu­ bierto de plástico; todas son sólidas y la elección depende del gusto personal.

Materiales para bordar céspedes C o rta do ra de M e d ia L u n a

C iz a l l a s d e M a n g o L argo

Éstas sirven para cortar la hierba que sobresale del borde del césped. Los mangos deben ser suficientemente largos para no tener que inclinarse. Si son demasiado cortas o pesadas, el uso de las cizallas es cansado.

Para evitar que un césped disminu­ ya gradualmente de tamaño al re­ tirar tepes con una herramienta como una cortadora de media luna, contornee el césped con la­ drillos, planchas de pavimento, baldosas de terracota para bordes o tiras para bordes de metal o plás­ tico. Esto ayuda a mantener un borde parejo e inhibe la extensión de las hierbas por senderos y orlas. Un borde de ladrillos o planchas de pavimento también permite lle­ gar hasta el borde con cortadoras de césped flotantes o de ruedas la­ terales. Las tiras de plástico, gene­ ralmente de color verde, tienen me­ nos tendencia a dañar las cuchillas de las cortadoras que las tiras de metal, y son más baratas.

También conocida como hierro para bordes o bordeadora para céspedes, se emplea con un movimiento de hamaca, cortando los bordes desgastados o desiguales del césped para acondicionarlo. Tiene una hoja de metal curva afilada, fijada a un mango de madera o metal largo. La espiga de la hoja está fijada al cuello de la vara

Cortadoras de hilo de nylon Una cortadora de hilo de nylon resulta útil para cortar hierba en lugares incó­ modos, difícilmente alcanzables por una cortadora de césped. También sirve para cortar plantas tapizantes o malezas de tallo blando, aunque para desbrozar ma­ lezas fuertes puede ser necesario una cortadora más potente (véase p. 464). Como el hilo de corte de nylon es flexi­ ble y fácilmente reemplazable, se pue­ de cortar junto a un muro, árbol o pa­ vimento sin dañar la herramienta. En

caso de accidente, también es más segura que una cortadora o cuchilla fija. Sin embargo, lleve siempre antiparras, ya que las piedras voladoras pueden resul­ tar peligrosas. Al igual que la mayoría de las demás herramientas mecánicas, las cortadoras de hilo de nylon pueden estar impulsa­ das por electricidad o gasolina y se apli­ can condiciones de seguridad, conve­ niencia y peso similares. Los modelos eléctricos son más comunes y adecua­

C ortadora

Ésta tiene un hilo de corte de nylon flexible que gira a alta velocidad, cortando la hierba y otras plantas y malezas de tallos blandos. Algunos modelos son de cabeza ajustable que puede inclinarse verticalmente para corlar los bordes del césped.

Escudo protector que cubre el hilo de corte

Rodillos de jardín

dos para jardines donde sólo son necesa­ rias para pequeñas superficies. Son lige­ ras y de fácil funcionamiento, pero la zo­ na de uso está limitada por el largo del cable. Para mayor seguridad, deben po­ seer un macizo de anclaje y emplearse con un accesorio para la corriente resi­ dual (véase también «Seguridad eléctri­ ca», p. 464). En jardines grandes resulta ideal una cortadora de hilo de nylon a gasolina y en zonas donde no existen fuentes de energía disponibles. Es más cara y re­ quiere más mantenimiento que una eléc­ trica. También pesa más, por lo que su uso puede resultar más cansado. Para su seguridad, debe haber una manera fá­ cil y rápida de parar el motor.

Un rodillo de jardín, de metal o de plástico hueco rellenado de agua, sirve para nivelar la superficie du­ rante la preparación inicial del sue­ lo, antes de sembrar semillas de hierba o aplicar tepes. También asienta el suelo alrededor de plan­ tones de hierba jóvenes. Ya no se recomienda pasar el rodillo sobre céspedes establecidos; en el caso de suelos pesados, tiende a compac­ tar el césped y, por lo tanto, impe­ dir el drenaje, lo que podría cau­ sar problemas como el desarrollo de musgo y un crecimiento pobre de la hierba.

Cizallas para césped de mango largo Las cizallas para césped de mango lar­ go sirven para recortar la hierba en lugares incómodos, como debajo de plantas salientes o alrededor de árbo­ les, pavimento o muros, y para em­ parejar los tallos que no fueron sega­ dos. Las cuchillas, que están en ángulo recto con los mangos, se co­ locan paralelas al suelo, no vertica­ les como en las cizallas para bordes. G u ía d e C o r t e

Mantiene el hilo de nylon sin tocar el suelo para evitar un corte demasiado al ras y producir un corte homogéneo.

Aunque las cizallas para césped son útiles para zonas muy pequeñas, se van sustituyendo por cortadoras de hilo de nylon, más rápidas y versáti­ les. Sin embargo, las cortadoras son más pesadas y difíciles de ma­ nejar que las cizallas y al ser herramientas mecánicas, son más caras.

C iz a l l a s p a r a C é s p e d d e M a n g o L a r g o

Pueden ser útiles para cortar la hierba en superficies pequeñas, difíciles de segar con cortadora de césped.

H

e r r a m i e n t a s

p a r a

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C

u i d a d o

C

del

é s p e d

Rastrillos y aereadores Las herramientas para recoger hojas caí­ das y desechos del jardín, reducir el bá­ lago (una capa de material orgánico en descomposición), y para el compactado del suelo ayudan a conservar el césped en buenas condiciones. Los rastrillos para césped se usan para recoger hojas caídas. Algunos tipos son útiles para recoger bálago y musgo muerto. Existen tres tipos de rastrillo pa­ ra césped: de dientes elásticos, de dien­ tes planos y rastrillos escarificadores o aereadores (véase también «Rastrillos», p. 460). Además hay rastrillos mecáni­ cos, adecuados a grandes céspedes. Los aereadores ayudan a reducir el bá­ lago y a que el aire penetre en el suelo, estimulando un buen desarrollo de las raíces. En áreas pequeñas se puede aerear con una horca de jardín, pero pa­ ra la mayoría de céspedes es mejor una máquina específica. R a strillo d e C é s p e d M e c á n ic o

Es más fácil de usar que un rastrillo común y sus dientes de metal o plástico escarifican el césped; su caja recolectora retira los desechos.

R a s t r il l o d e D ie n t e s pa r a C éspedes

R a st r il l o d e D ie n t e s P la n o s

F l e x ib l e s

Sirve para deshacerse de hierba y musgo muertos, piedras pequeñas y desechos, y para airear el césped. Su cabeza tiene dientes de alambre largos, redondeados y flexibles.

Excelente para recolectar hojas y material sueltos; tiene dientes largos, planos y flexibles de plástico o metal y una cabeza ligera para minimizar el daño al desarrollo nuevo.

C o r t a d o r a D is c o e n fo rm a d e E strella

Éste aerea el césped con más velocidad que un aereador de dientes huecos; en suelos duros es menos eficaz. A ereador de D ie n t e s H u e c o s

Este aereador mecánico penetra a fondo a través del césped y dentro del suelo. Los retiran cuñas de tierra, abriendo el suelo compactado.

Distribuidores de fertilizantes

Barredoras y sopladoras La expresión más sencilla de una barre­ dora de hojas puede ser un manojo de ramas o una escoba, utilizada para ba­ rrer pequeños desechos; este tipo de ba­ rredora básica es ideal para limpiar sen­ deros y pequeñas zonas del jardín. Sin embargo, para los céspedes am ­ plios, el uso de una barredora de hojas M a n o jo d e R a m a s

Esta es una escoba barata adecuada para barrer hojas y desechos ligeros.

B a r r e d o r a d e H o ja s

Ésta recolecta hojas del jardín por medio de cepillos giratorios, acumulándolas en un saco grande. Es liviana, fácil de usar y silenciosa.

R a s t r il l o E s c a r if ic a d o r

Corta profundamente el bálago y el propio césped. Sus dientes rígidos de metal son planos y de extremos afilados. Su uso puede ser pesado y cansador; es preferible un modelo con ruedas a ambos lados de la cabeza.

específicamente diseñada ahorra tanto trabajo como tiempo. Las hojas se re­ cogen de la superficie del césped por me­ dio de cepillos rotativos y son arrojadas dentro de un saco grande, desde el cual es fácil deshacerse de ellas. En los jardines muy grandes puede merecer la pena poseer aspiradores y so­

pladores de hojas, pero son caros y ruidosos. Algunos modelos mecánicos tienen dispositivos flexibles muy adecuados para ser utilizados en macizos de flores y otras zonas del jardín que sean de di­ fícil acceso.

S o p l a d o r a d e H o ja s M e c á n ic a

Ésta acumula hojas del jardín soplando en lugar de barrer y amontonar para su recolección. Se adecúa mejor a un jardín grande ya que es ruidosa, voluminosa e innecesaria en jardines donde la limpieza se realiza a mano o con herramientas sencillas.

Sirven para distribuir fertilizantes, semi­ llas de hierba y herbicidas granulares. Comprende una tolva sobre ruedas con un mango largo. Compruebe que la tasa de distribución sea ajustable y que el flu­ jo pueda desconectarse al girar en el bor­ de del césped. Al ajustar la tasa de apli­ cación compruebe que sea la correcta fertilizando una zona de prueba (véase «Aplicación de fertilizantes», p. 531). Para alimentar un césped es útil un dis­ positivo de manguera para aplicar ferti­ lizante mezclado con agua (véase Dispo­ sitivos de extremos de manguera, p. D is t r ib u id o r d e F e r t il iz a n t e

Aplica el fertilizante de manera homogénea y evita abrasar la

La irrigación posibilita el cultivo de plantas que requieren más agua que la de las lluvias y el cultivo de plantas tanto en interior como en invernadero. Unos equipos constituidos por mangueras y rociadores ayudan a hacer el riego ruti­ nario más fácil y rápido.

R e g a d e r a s p a r a J a r d in e s

Qué Roseta elegir

Deben tener bastante capacidad a fin de reducir el rellenado repetido. Para uso general, una regadera de 9 litros, que contiene 8 kg de agua, es un buen tamaño.

Roseta de perforación ancha ,

^

Roseta en latón de

Regaderas ¿ P l á s t ic o o M e t a l ?

Una regadera resulta práctica en la casa, invernadero o en pequeñas zonas del ex­ terior. Elija una regadera liviana que no será demasiado pesada para transpor­ tar una vez llena. La abertura de la re­ gadera debe ser lo bastante amplia como para rellenarla con facilidad y la rega­ dera misma debe resultar cómoda y bien equilibrada. Una regadera con un cola­ dor en la base del surtidor ayudará a que las impurezas del agua no taponen la roseta.

Actualmente, la mayoría de regaderas es de plástico, pero las tradicionales de metal galvanizado, más pesadas y más caras, siguen existiendo; ambas son fuertes y duraderas. R egadera de Inverna d ero

Ésta tiene un pico largo para alcanzar la parte posterior de un banco, y una roseta reversible para rocíos finos y gruesos para regar plantones y plantas adultas.

Toneles de agua Un tonel de agua recolecta agua de llu­ via del tejado de la casa o del inverna­ dero, que resulta valiosísima durante pe­ ríodos secos o para las plantas amantes del ácido. El tonel debe tener un grifo y una tapa para evitar que penetren los insectos y las basuras, que polucionan el agua y podrían obstruir el grifo. Si fuera necesario, coloque el tonel sobre bloques a fin de que quepa una regade­ ra debajo del grifo. Algunos toneles des­ vían el agua al desagüe cuando están llenos.

Precauciones con los herbicidas

R e g a d e r a d e I n t e r io r

Debe tener un pico largo para alcanzar el interior de tiestos y jardineras y ayudar a controlar el flujo. _

;

No utilice la misma regadera para regar el jardín y aplicar herbicidas líquidos. Conserve una regadera es­ pecial con una barra de goteo, cla­ ramente marcada, para aplicar pro­ ductos químicos.

Mangueras

Rociadores

Una manguera resulta muy útil para irri­ gar partes alejadas del jardín y para zo­ nas que necesitan un riego abundante. La mayoría de las mangueras son de polivinilo; su acabado o reforzado varía, lo que afecta su resistencia a las enros­ caduras y su flexibilidad. Las enrosca­ duras interrumpen el flujo del agua y terminan por debilitar la manguera. Las mangueras de doble cara y las reforza­ das son resistentes a las enroscaduras pero resultan relativamente caras. Sea cual fuere el tipo de manguera que eli­ ja, asegure que sea lo bastante larga para alcanzar todas las zonas del jardín; al­ gunos tipos pueden alargarse con alar­ gadores. Las mangueras planas están monta­ das sobre un carrete propio y no pue­ den utilizarse salvo completamente ex­ tendidas. Las mangueras planas vienen en largos fijos con conectores y lanzas ya conectadas. Algunas se enroscan con facilidad, salvo tendidas en línea recta, y también son difíciles de enrollar porque todo el agua debe escurrirse primero.

Para aplicar pesticidas herbicidas y fer­ tilizantes, para regar o rociar, utilice ro­ ciadores, ya sea portátiles o en forma de accesorios fijados al extremo de una man­ guera. Los de compresión, bombeados antes de utilizar, son los más adecuados para uso general; los pequeños de bomba de gatillo sirven para ro­ ciar plantas de interior o aplicar pesticidas a algu­ nas plantas. Para zonas amplias, use un rociador de mochila.

C arrete de M anguera

Un carrete con empuñadura o ruedas es fácil de mover por el jardín. Algunos dejan salir el agua estando parcialmente enrrollados. M anguera P la n a

Se enrollan ordenada­ mente en sus carre­ tes y son cómodas de guardar.

A c c e s o r io G a t il l o para M ang ueras

a

La boquilla permite ajustar el rociador a chorro o rocío A c c e s o r io P u lsador p a r a F e r t il iz a r

Depósito central para fertilizante

Roseta de rocío fino en plástico y lámina de ¡alón

Para las semillas y los plantones, una roseta fina dará mejor re­ sultado. El rocío que produce no las daña y tampoco elimina el abono o la tierra. En el caso de plantas más establecidas, utilice rosetas con agujeros más grandes para regar a mayor velocidad. Las rosetas pueden ser de mate­ riales diversos: latón, plástico con revestimiento de latón, o todo plás­ tico; éste es menos duradero y más barato, pero es aceptable para mu­ chos usos. Generalmente, las rose­ tas de metal rocían más fino. Para aplicar desmalezadores lí­ quidos es mejor una boquilla fue una roseta. Es más precisa y redu­ ce el salpicado que, en las rosas, se­ ría un problema.

R o c ia d o r d e M o c h il a

El líquido es bombeado por la palanca y es apto para grandes superficies. A c c e s o r io s d e M a n g u e r a s

Éstos se conectan a una manguera para rociar grandes cantidades de plantas. Algunos tienen una boquilla accionada a gatillo, y la mayoría un rociador ajustable. Existen accesorios especiales (abajo izquierda) para aplicar fertilizante y agua a la vez.

Instrumentos de riego Un rociador de jardín dispersa automá­ ticamente un rocío fino de agua sobre una superficie específica. Como funcio­ na solo, ahorra tiempo y esfuerzo. Tam­ bién distribuye el agua de un modo eco­ nómico ya que el rocío, aplicado durante un períodod largo, penetra mejor en el suelo que el agua distribuida por medio de una regadera o una manguera. Un ro­ ciador está generalmente adosado a una manguera o a un caño de agua fijo. Existen varios tipos de rociador ade­ cuados a una serie de necesidades: al­ gunos ofrecen mejores resultados en un césped, mientras que otros son mejores para regar un macizo de flores o una parcela de hortalizas. La forma más sen­ cilla es un rociador fijo, que generalmen­ te irriga en círculo en una zona limita­ da. Es adecuado para céspedes, pero tiende a formar charcos, de manera que es necesario moverlo para lograr una distribución homogénea. Dentro de un macizo, un rociador a menudo se ve obs­ truido por el follaje, dando resultados poco satisfactorios, aunque algunos mo­ delos se venden junto con una estaca lar­ ga para elevar la cabeza por encima de las plantas circundantes. Otras formas de rociador, en los que la presión del agua hace girar el rocia­ dor, dan un resultado mejor y más ho­ mogéneo. Los rociadores rotativos y los de chorro intermitente giran, distribu­ yendo agua en grandes círculos; los os­ cilantes distribuyen agua en una zona rectangular a través de una serie de agu­ jeros en una barra que se inclina de un lado a otro al conectar el agua. Un rociador móvil, (también llama­ do ambulante) resulta útil para áreas grandes y planas como un césped gran­ de; es conveniente pero caro. El rocia­ dor lleva agua a una superficie rectan­ gular al ser impulsado a lo largo de un carril recto (habitualmentc una mangue­ ra) por la fuerza del agua. La tasa de recorrido y el tamaño de la zona cubier­ ta a ambos lados del carril dependen de la presión del agua.

T ip o s

de

R ie g o

R o c ia d o r E s t á t ic o

Los rociadores estáticos se utilizan principalmente en céspedes; van montados sobre una estaca clavada en el suelo. Distribuyen agua en círculo, aunque algunos riegan en forma rectangular, semicircular o en abanico.

R o c ia d o r R o t a t iv o

Apto para céspedes, orlas y macizos, cubre una gran superficie circular y distribuye el agua homogéneamente. El rocío se aplica a través de boquillas sobre las varillas, que están sujetas a un pivote giratorio, impulsado por la fuerza del agua. Los de brazos largos son los mejores para regar macizos y orlas.

Sistemas rociadores subterráneos Estos son sistemas permanentes, idea­ les para irrigar céspedes y jardines de ro­ cas. No llaman la atención y son fáciles de operar; mejor instalarlos en el mo­ mento de la construcción de la zona que requerirá irrigación, preferiblemente por un profesional. Se tienden tuberías y em­ palmes de conexión de polivinilo en for­ ma de parrilla, para que abastezcan va­ rias cabezas regadoras, a las que se fijan mangueras o rociadores. El rociador fi­ jado a cada cabeza distribuye agua de manera pareja sobre una superficie circular. Riegue siempre hasta que el suelo esté completamente mojado, porque esto ayudará a distribuir agua de manera ho­ mogénea a zonas superpuestas. Este sis­ tema de riego es el más caro y requiere válvulas que impidan el efecto sifón para cumplir con las normas de las autori­ dades, y posiblemente un medidor de agua y otros accesorios especiales.

R o c ia d o r a C h o r r o p o r P u l s a c ió n

Rezumadores Los rezumadores sirven para regar cés­ pedes o hileras de plantas. Son mangue­ ras de plástico o de goma perforadas en toda su longitud. Con los agujeros mi­ rando hacia arriba, los rezumadores pro­ ducen un rocío fino por encima de una zona rectangular y sirven para regar cés­ pedes. Si los agujeros miran hacia aba­ jo, el agua se dirigirá a las raíces de las plantas: una cxccicntc manera de regar hortalizas y otras plantas que crecen en hileras. Elija bien ios rezumadores, por­ que algunos no pueden ser utilizados como rociadores, ya que sus agujeros son tan pequeños que el agua apenas re­ zuma, incluso con ellos mirando hacia arriba. Las mangueras porosas son una va­ riación de los rezumadores. Una red de mangueras porosas permite que el agua se filtre lentamente a través del suelo. Son especialmente aptas para macizos

Sistemas de riego por goteo Éstos se usan para plantas que mejoran con riego individual, como las que ne­ cesitan más agua que otras a su al­ rededor. El agua gotea suavemente junto a la planta, sin perturbar el suelo en torno a las raíces. El sistema de goteo es ideal para bordes de arbustos, o en hileras de hortalizas. A menor escala, va bien para plantas en contenedores y sacos de crecimien­ to. Si no llevan temporizador, tienden a derrochar agua, y necesitan limpieza para evitar que tubos y cabezales se ob­ turen con impurezas.

S is t e m a d e R ie g o p o r G o t e o

La manguera conductora está conectada a una unidad que filtra el agua y reduce la presión. Después el agua fluye a lo largo de una red de tuberías sostenidas por estacas clavadas en el suelo. Estos sistemas pueden ampliarse con cabezas de goteo y trozosde tubería adicionales. Empalme para tubería

IEmpalme de la manguera

I Unidad central reductora de la presión del agua

f " ““ — Cabezas .................................. de goteo ____Estaca

1

1Herramienta limpiadora

R o c ia d o r O s c il a n t e

Es mejor utilizarlo a nivel del Este tipo es ideal para suelo; no es adecuado en cubrir grandes zonas situaciones donde el follaje circulares de céspedes, circundante interfiera con el macizos y orlas. Posee alcance del rocío. El agua sale un solo chorro montado en forma de rocío a través de las boquillas del brazo sobre un pivote central, que gira en una serie de oscilante, y se distribuye de pulsaciones, proyectando forma bastante pareja por chorros de agua. Salvo encima de una zona rectangular, sobre céspedes, la cabeza cuyo tamaño se puede ajustar con facilidad. rodadora se coloca encima de una varilla larga para una cobertura de mayor alcance. y orlas recién plantadas. Las conexiones pueden ser variadas y el sistema puede moverse por encima de la superficie del suelo según las necesidades, o pueden enterrarse las mangueras a una profun­ didad de 10-15 cm debajo de la superfi­ cie, como sistema de riego permanente.

Temporizadores Éstos pueden usarse con rociado­ res de jardín o con sistemas de rie­ go más elaborados. Caben entre un grifo y la manguera o la tubería de irrigación. La mayoría desco­ nectan el agua tras un tiempo pre­ determinado. Los más sofisticados también la conectan. Algunos pue­ den conectarse a un detector de hu­ medad del suelo, que anula el pro­ grama si el suelo está bastante mojado. T e m p o r iz a d o r C o m p u t e r iz a d o

Permite programar el tiempo y la duración de regado anticipadamente, para regar plantas cuando esté ocupado o de vacaciones. T e m p o r iz a d o r d e A gua

»

Puede disponerse para que desconecte el agua tras un período predeterminado de 5 minutos a 2 horas.

Además de las herramientas para el cul­ tivo y la conservación del jardín, una amplia gama de accesorios, como equi­ pos de transporte y ayudas para el plan­ tado pueden resultar útiles, según sus propias necesidades individuales.

Carretillas Las carretillas sirven para transportar plantas, tierra y materiales como abo­ no y desechos del jardín. Pueden ser de metal o de plástico; las primeras son más duraderas. El metal pintado se oxida con rapidez si la pintura salta; incluso las ca­ rretillas de metal galvanizado finalmente se oxidan. Las de plástico, aunque más livianas, pueden partirse. Una carretilla con rueda en forma de bola es más estable que un modelo es­ tándar, facilitando su uso en suelos re­ cién cultivados. Para trabajos muy pe­ sados es mejor una carretilla de constructor, que tiene una rueda hinchable para amortiguar la carga. Las carre­ tillas con dos ruedas y un mango tipo cochecillo de niño (a veces llamadas ca­ rros de jardín) son estables y fáciles de cargar y descargar, pero en suelos desi­ guales son menos maniobrables que las normales.

Sábanas y sacos Una sábana transportadora o un saco son aptos para trasladar desechos de jar­ dín livianos pero voluminosos, como los recortes de setos; fuera de uso ocupan poco espacio. Deben ser ligeros, con asas fuertes, hechas de un material sólido y B olsa T ra n spo r­ ta d o r a

Sábana T ra n spo r ­ tadora

T ip o s

de

Incineradores

C a r r e t il l a

Los incineradores queman desechos me­ jor que las hogueras, pero actualmente muchos jardineros prefieren reciclar los desechos del jardín desmenuzándolos y convirtiéndolos en compost. Algunos in­ cineradores de malla abierta pueden ple­ garse después de usados y sirven para quemar material seco como ramas y ho­ jas; los de acero galvanizado, tipo con­ tenedor de basuras, son adecuados para quemar material húmedo y leñoso con lentitud. Todos deben estar bien ven­ tilados.

C a r r e t il l a T r a d ic io n a l

La mayoría de carretillas tiene una única rueda sólida y una tolva poco profunda; algunos modelos pueden tener una extensión para aumentar su capacidad.

C a r r e t il l a d e R u e d a d e B o la

Si transporta cargas muy pesadas o utiliza la carretilla sobre suelos desiguales, un modelo con una rueda en forma de bola o una hinchable es más fácil de empujar que el de una rueda sólida, pero la rueda puede pincharse.

Bolsas de plástico Las bolsas de plástico transparentes son excelentes para varios fines, como evi­ tar que el material para esquejes se re­ seque después de cortado, o para cubrir esquejes en tiestos, con el fin de elevar el nivel de humedad a su alrededor. La mayoría de bolsas de comida y para el congelador son aptos, a condición de no ser demasiado delgados; entonces son menos eficaces para conservar la humedad.

Reclinatorios y rodilleras Una banqueta o unas rodilleras, acol­ chados y cubiertos de material imper­ meable, facilitan el arrodillarse, al des­ malezar por ejemplo. Las rodilleras se fijan a las rodillas; a menudo se venden en un solo tamaño, de manera que com­ pruebe que le calzan antes de comprar. Los reclinatorios sostienen las rodillas encima de una plataforma ligeramente

elevada y tienen brazos para proporcio­ nar un apoyo al ponerse de pie o arro­ dillarse. También pueden invertirse, sir­ viendo como pequeño banco al trabajar en macizos en relieve o en estantes de invernaderos. R e c l in a t o r io s

Una banqueta para arrodillarse (arriba) puede invertirse como banco y es ligera de trasladar. Una almohadilla acolchada (abajo) separa las rodillas del suelo duro y húmedo.

Desmenuzadores Un desmenuzador de abono corta y pica desechos de jardín leñosos o duros, como viejos tallos de coles de Bruselas o recortes de setos y podados, hasta que sean lo bastante finos para descompo­ nerse con rapidez sobre de una pila de abono. Los desmenuzadores suelen ser eléctricos y no deben dejarse en el exte­ rior si no se usan. Son demasiado pe­ sados para mover, así que elija uno con ruedas, a menos que exista espacio para usar y almacenar en el mismo lugar. Por seguridad, mejor que la corrien­ te se desconecte de manera automática cuando se quita la tolva (véase «Segu­ ridad eléctrica», p. 464). La chimenea debe ser de uso fácil, sin que se puedan tocar las cuchillas.

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Recipiente para compost C e st a d e L á m in a s de M adera

no desgarrable, como plástico tejido. Los sacos tienen mayor capacidad que las sábanas. Las cestas poco profundas, hechas de láminas de madera, y los ces­ tos resultan adecuados para las tareas li­ geras, como el transporte de flores o de frutos.

Un recipiente para compost debe te­ ner tapa para conservar el calor, ac­ ceso fácil al compost a través de lis­ tones o paneles y una capacidad de al menos 1 m 3 para generar calor su­ ficiente para que comience el proce­ so de descomposición. Evite los de malla de alambre o aquellos con gran­ des huecos entre los listones porque dejan escapar el calor generado. Existen recipientes tradicionales para abono listos para armar uno

mismo con facilidad. Los recipientes para compost de plástico son más efi­ caces que los de madera o metal por­ que conservan la humedad y reducen la necesidad de regar. Existen reci­ pientes de plástico que permiten la ro­ tación del compost, pero esto no ge­ nera compost de calidad con más rapidez que un recipiente tradicional bien diseñado. Véase también S u e l o s y F e r t il iz a n t e s , Construcción de un recipiente para abono, p. 533.

Uso d e u n a D e s m e n u z a d o r a La chimenea de acceso no debe permitir contacto directo con las cuchillas. Lleve antiparras y guantes para protegerse.

Ayudas para plantar y sembrar Para sembrar y plantar, se emplean ele­ mentos habituales del hogar; por ejem­ plo, se puede hacer un agujero de plan­ tado con un palito o un lápiz en lugar de un almocafre. Sin embargo, las herra­ mientas especializadas facilitan y agili­ zan algunas tareas tediosas y repetitivas. Sembradores de semillas y plantadores

Facilitan un sembrado parejo y preciso. Existen 4 tipos principales: agitadores, émbolos y sembradores con ruedas y para bandejas semilleras. Los agitadores son adminículos manua­ les, que sirven para sembrar semillas en hileras preparadas. Se requiere habilidad para asegurar una distribución ho­ mogénea. Los émbolos introducen cada semilla a una profundidad predeterminada. Los sembradores con ruedas son buenos para distribuir semillas homogéneas en hileras en el exterior. Por tener un man­ go largo, se pueden utilizar de pie, lo que hace más descansado el sembrar. Los sembradores para bandejas semilleras son tablillas de plástico o madera delgadas con bultos moldeados a un lado. Al presionarlos contra el abono para semillas afirman la superficie y producen agujeros para sembrar semi­ llas con un espaciado parejo. Plantadores de bulbos

Un plantador de bulbos es útil si plan­ ta bulbos de manera individual; para plantar grupos de bulbos más pequeños, es mejor usar una paleta o una horca manual. El plantador retira un tarugo de tierra o césped, que luego se vuelve a colocar encima del bulbo después de plantado; los de disparador tipo garra sueltan el tarugo presionando el mango.

Guantes de jardinería Existe una gama de guantes de jardinería para di­ versos fines: algunos mantienen las manos limpias al trabajar con tierra o abono, mientras que otros también proporcionan protección contra espinas. Los guantes de cuero o de tela son útiles para ta­ reas como podar rosas, para proteger de las espi­ nas. Al comprar guantes de cuero, compruebe que el cuero cubra toda la palma de la mano. Los guan­ tes de cuero o de ante proporcionan una excelente protección, pero pueden resultar muy calurosos en tiempos cálidos. Los tipo manopla cubren las mu­ ñecas y los antebrazos. Muchos guantes son de tela y vinilo. Algunos es­ tán impregnados de vinilo, otros sólo tienen las pal­ mas cubiertas de vinilo. Son buenos para la mayo­ ría de las tareas y mantienen las manos más limpias que los de tela. Los guantes recubiertos de vinilo son útiles para tareas sucias, como mezclar cemento, pero son demasiado gruesos para tareas que requieren un tacto delicado.

Almocafres y espátulas Un almocafre es una herramienta en for­ ma de lápiz que sirve para hacer aguje­ ros de plantado. Emplee un almocafre pequeño para trasplantar plantones o in­ troducir esquejes, uno grande para tras­ plantar vegetaíes como puerros, que re­ quieren un agujero de plantado grande que permita ei desarrollo, y también para plantar a través de un «mulch» de plástico. Las espátulas son buenas para retirar plantones y esquejes arraigados sin apenas tocar las raíces.

Cuerda para jardines Las cuerdas para jardines se utilizan so­ bre todo en parcelas de hortalizas, como guía para hacer hileras rectas, pero tam­ bién es muy adecuada para otras tareas,

H e r r a m ie n t a s p a r a P l a n t a r y S e m b r a r

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A lm ocafre P equeño

A lm ocafre d e M a d er a pa ra u s o E x t e r io r

P lantador d e B u lb o s

T e jid o y c u b ie r t a d e v in ii .0

A n t e y t e jid o

tales como demarcar zonas al planear o diseñar, o para formar un borde rec­ to al plantar un seto, o construir un muro o un patio. C u e rd a p a ra J a rd in e s

La mayoría de cuerdas para jardines tienen una j estaca puntiaguda l en cada extremo __ para clavarlas en = el suelo. Las muescas permiten — tender líneas ~~ niveladas entre las estacas.

I

El mejor tipo de termómetro para utili­ zar en el jardín o invernadero será uno que indique las temperaturas mínimas y las máximas alcanzadas. También ayu­ da a determinar las partes más frías y más cálidas del jardín a la hora de de­ cidir el emplazamiento de plantas espe­ cíficas. Un termómetro de suelos regis­ tra la temperatura del suelo y sirve para determinar cuándo sembrar. T erm óm etro in d ic a d o r d e M á x im a s y M ín im a s

Tamices

Los tamices de jardín generalmente tie­ nen mallas de 3-12 mm y sirven para se­ parar los materiales gruesos del suelo o del abono para tiestos. Elija un tamiz de malla grande para retirar ramitas y piedras del suelo antes de plantar; use uno de malla más delgada al cubrir se­ millas pequeñas después de sembradas. Los de malla de alambre son más prác­ ticos y duraderos que los de plástico.

Sem brador d e S e m il l a s a

A lm ocafre M e t á l ic o d e J a r d ín

Termómetros

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T a m iz d e M a lla d e A lam bre E spá t u l a

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T erm óm etro de In v ern a d ero

Pluviómetros Un pluviómetro sirve para medir la llu­ via o los niveles de irrigación; se utiliza para identificar las áreas del jardín afec­ tadas por la sombra de lluvias. Debe es­ tar claramente marcado y la superficie interior debe ser lisa para facilitar la lim­ pieza. Muchos pluvió­ metros tienen una esta­ ca corta para clavarlos en el suelo. Las medidas son claras,— facilitando la lectura del nivel del agua Estaca para la estabilidad

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P l u v ió m e t r o d e p l á s t ic o

Fijaciones y soportes

Etiquetas y marcadores

Las fijaciones tienen diversos usos den­ tro del jardín, pero en particular para sostener una planta reptante, trepadora o frágil; los soportes son necesarios para proteger algunas plantas del viento y la lluvia. Las fijaciones deben ser seguras sin constreñir el tallo; use un material ligero como cordel o rafia en plantas de tallo blando, fácilmente dañadas. Fijaciones generales El hilo de jardín o cordel trenzado sir­ ve para la mayoría de las tareas de fija­ ción. La rafia, buena para sujetar unio­ nes después de injertar y como fijación liviana, e hilos blandos, como cí yute, pueden desintegrarse después de uno o dos años. La cinta adhesiva transparente es excelente para los injertos; también existen fijaciones especiales de goma dis­ ponibles. El hilo alquitranado o el cordel de polipropileno son fijaciones fiables y resistentes pero, utilizados para suje­ tar plantas a un soporte, han de aflo­ jarse y volver a sujetarse anualmente. El alambre recubicrto de plástico es sólido y, como dura varios años, debe­ rá ajustarlo al desarrollarse la planta. Sirve para fijar etiquetas a almabres de guiado o espalderas y para sujetar ca­ ñas. Se vende en carrete con un corta­ dor incluido, cómodo de usar.

dad alrededor de una planta y su sopor­ te. Sirven para tareas ligeras, como fi­ jar una planta de interior a una caña. Fijaciones para árboles Las fijaciones de goma para árboles son fuertes y duraderas para fijar un árbol joven a una estaca. Deben ser fácilmente ajustables para no apretar el tallo en de­ sarrollo. Elija uno con separador para que la estaca no raspe contra el tallo, o utilice una fijación acolchada en forma de ocho (véase también «Fijaciones de árboles», p. 41). Clave las fijaciones a las estacas.

Anillos para plantas Son anillos de alambre partidos; tam­ bién los hay rccubiertos de plástico. Los anillos para plantas están diseñados para que se puedan abrir y cerrar con faciliS o po r t e s F ija c io n e s

y y

F ija c io n e s

Fijaciones para muros Se pueden emplear etiquetas engomadas diseñadas a propósito para tareas como

para

P l a n ta s

Soportes

C o rdel para J a r d in e s

Estaca para árboles

F ij a c ió n

_ Caña de bambú

para

Á rboles

Estaca para rosales Caña de bambú verde

I I

Las etiquetas para jardines deben ser duraderas, resistentes al cli­ ma y lo bastante grandes para contener toda la información que quiera anotar. Las de plástico son baratas y pueden volverse a uti­ lizar; si las anota a lápiz deberían ser legibles durante una esta­ ción. La mayoría de las etiquetas de plástico se decoloran gradual­ mente con el tiempo y se vuelven quebradizas, pero son ideales para etiquetar bandejas con semillas y esquejes. Las etiquetas de lazada y aquellas con fijaciones pueden sujetarse alrededor del tallo de una planta y son útiles en el caso de necesitar etiquetas a la altura de los ojos. Para marcadores impermeables más permanentes, emplee los que están recubiertos con un material negro; éstos se inscriben ras­ cando hasta el plástico blanco que se encuentra por debajo, pero no podrá marcarlos con un nombre nuevo. Las etiquetas de alu­ minio, que son más caras, durarán casi indefinidamente, pero tal vez tenga que renovar la inscripción cada varios años.

F i j a c ió n

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R o sas F ij a c io n e s

1 de

Columna de musgo A n il l o s

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P l a n t a s F i j a c io n e s d e E nrollar

A n il l o

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E sla bó n

fijar un tallo de una trepadora directa­ mente al muro u otro soporte. Los cla­ vos de cabeza de plomo son más fuer­ tes; tienen una espuela blanda que puede doblarse, fijando tallos y ramitas peque­ ñas a un muro. la s armellas sostienen alambres esti­ rados a los que se fijan plantas de muro. Utilice armellas planas en maniposterías de pared; para tarugos de madera y de pared, atornille armellas de ojete. Cañas y estacas Las cañas de bambú sirven para soste­ ner plantas de tallo único, pero al final se parten y se pudren. Más permanen­ tes y caras son las estacas de plovinilo y las varas de acero recubiertos de plás­ tico. Sostenga grupos de plantas de orla con estacas de metal o eslabones (véase P e r e n n e s , «Estacado», p. 156). Los ár­ boles y los rosales estándar deben sos­ tenerse con estacas de madera sólidas.

Mallas

lia de 2,5 cm. Es posible colocar malla de alambre alrededor de las plantas para protegerlas de animales. También resulta útil para reforzar el cemento al construir un estanque o una jardinera. Utilice mallas rompevientos para pro­ teger plantas vulnerables en emplaza­ mientos expuestos (véase «Rompevien­ tos», p. 521). La malla de plástico tejida se deteriorará en unos 4 años, mientras que el plástico moldeado debería durar al menos el doble. Las redes rompevien­ tos son aún más duraderas. Si se requiere un rompevientos temporal, la durabili­ dad es menos importante. M allas M alla d e P l á s t ic o

Malla sombread'ora

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Las mallas existen en varios materiales y tamaños para una gama de usos, como sostener plantas, proteger los frutos de los pájaros y sombrear plantas de inver­ nadero (véase «Sombreado», p. 484). Para sostener plantas, seleccione una malla de 5 cm o más; es difícil desenre­ dar una planta de una malla de galga más pequeña. Para plantas como los guisantes de olor, una malla delgada y flexible de plástico resulta adecuada; las plantas más pesadas requieren redes de plástico semi-rígidas. Para proteger fru­ tos, emplee redes de plástico diseñadas con este propósito, con una galga de 1-2 cm. Proteja plantones y hortalizas de in­ vierno contra los pájaros con una ma-

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FlJACIONES PARA MUROS A rm ella P lana A rm ella

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Tiestos y bandejas

Los tiestos existen en una amplia gama T ie s t o s y C a c h a r r o s de tamaños pero básicamente en dos Los tiestos, además de otros contenedores como jardineras y formas: redondos y cuadrados. Aunque urnas, sirven para cultivar y exhibir plantas en el interior y en el los tiestos redondos son tradicionales, exterior. Los tiestos, medio-tiestos y cacharros sirven los cuadrados contienen más tierra en para propagar y seguir el mismo diámetro; para ahorrar espa­ cultivando plantas Tiestos ornamental* cio, utilice tiestos cuadrados, que enca­ jovenes. ------. de terracota jan unos con otros. Los redondos se cla­ sifican por el diámetro interior del Tiestos estándar. borde; los cuadrados por el largo de uno de los lados. La mayoría de los tiestos tiene caras ligeramente inclinadas de ma­ nera que la planta y su cepellón puedan retirarse intactas para cambiarlas de ties­ Mediotiesto to o plantarlas en el exterior. Los tiestos son de arcilla (terracota) o plástico. La arcilla es tradicional; el plástico es más común. La mayoría de los tiestos de plástico son de polipropi­ Tiestos para semillas, plantones y esqueje. Cacharros leno, que se deteriora en climas fríos. Los tiestos hechos de una mezcla de po­ tes de olor o —para plantas que perma­ base de los tiestos dentro de la tierra cir­ lipropileno y polietileno no se vuelven necerán en el tiesto durante cierto cundante. Suelen ser de turba compri­ quebradizos en tiempos fríos y son me­ tiempo— se usan los «Tom» largos. Los mida y varias otras fibras (musgo esfagjores para cultivar plantas en el exterior. tiestos de anilla, hechos de piel de ba­ náceo y fibra de madera, a veces Los tiestos hechos sólo de polietileno llena, están diseñados para el cultivo de impregnadas de alimento para plantas). son más baratos y menos duraderos; se tomates en anilla (véase «Tomates: Cul­ Las bolitas de turba son adecuadas pueden plegar para almacenarlos. tivo a cubierto», p. 338) en invernaderos. para semillas y esquejes de raíces y de­ Los tiestos estándar tienen anchos y Otros tiestos diseñados para usos es­ ben expandirse con agua antes de ser uti­ profundidades iguales; son el tipo más pecíficos comprenden los de rejilla (con lizadas. Muchos jardineros crean sus común. Los cacharros o cacharros se­ lados de malla), los tiestos para el hi- propios tiestos degradables, hechos de milleros tienen un tercio de la profun­ drocultivo (que son formas de tiesto do­ conos de papel de diario doble. didad de un tiesto estándar del mismo ble) y los tiestos para forzar, especial­ diámetro. Son útiles para germinar se­ mente diseñados, que se colocan sobre Platillos para tiestos millas. Los medio-tiestos tienen entre un las plantas para evitar que penetre la luz. Éstos son especialmente útiles para el in­ tercio y la mitad de profundidad de un terior, al regar plantas desde abajo y tiesto estándar del mismo diámetro; se Tiestos y bolitas dcgradablcs para recoger el agua sobrante, que des­ los emplean en el comercio para plan­ Están indicados para plantas cuyas raí­ pués siempre debe desecharse para evi­ tas con cepellones relativamente peque­ ces se resienten al ser movidas, ya que tar el anegado del medio de desarrollo. ños, como las azaleas siempreverdes. se pueden plantar en el exterior, direc­ Existen platillos disponibles a juego con Para los plantones de raíces muy pro­ tamente en el macizo. Las raíces de las los tiestos de arcilla o plástico. fundas se emplean tubos para guisan- plantas crecen a través de los lados y la Bandejas semilleras B a n d e j a s y S is t e m a s Las bandejas semilleras de madera tra­ M odulares dicionales han sido sustituidas en gran Se usan para sembrar parte por las de plástico, más fáciles de semillas, introducir esquejes limpiar pero más frágiles. Las bandejas o seguir cultivando plantas de plástico muy delgadas son baratas jóvenes. Use una bandeja pero generalmente sólo duran una esta­ exterior rígida para ción. Las de plástico fuerte son más rí­ sostener módulos de un gidas y caras; pueden volverse quebra­ solo uso de células de dizas y partirse con el tiempo pero, plástico; éstas sirven para almacenadas fuera del sol directo cuan­ trasplantar plantones y do no están en uso, duran varios años. sembrar semillas individuales.

«Tom » L argo

Tiesto apto para plantas de raíces profundas; quedarían constreñidas en tiesto estándar.

T ie s t o A n il l a d o

Util para el cultivo en anilla; conserva la tierra sobre el agregado.

T ubos

para

G u is a n t e s

Excelentes para plantones que desarrollan sistemas de raíces largas rápidamente.

T ie s t o

de

H id r o c u l t u r a

El tiesto exterior contiene el agua; el interior el medio de desarrollo.

iestos

y

B

a n d e j a s

¿Qué material? Ix>s tiestos de plástico son: • ligeros de manejar c ideales don­ de el peso es importante (por cj. en estantes interiores o en balcones); • baratos; • fáciles de limpiar; • duraderos, aunque al final pue­ den partirse o quebrarse; • algo impermeables, por lo que la tierra se seca más lentamente que en los de arcilla; • aptos para sistemas de riego ca­ pilares (véase p. 485); • disponibles en varios colores. Ix)s tiestos de arcilla son:

• pesados y estables, ideales para plantas grandes que podrían resul­ tar inestables en uno de plástico; • caros pero bonitos; son preferi­ bles para la exhibición de plantas; • difíciles de limpiar; • rompibles y, salvo que sean a prueba de heladas, pueden rajarse o mellarse; • porosos, evitan que la tierra se anegue, aunque las plantas podrían necesitar riego más frecuente; • excelentes para las alpinas al pro­ porcionar un drenado suple­ mentario; • bastante buenos para sistemas de riego capilares (véase p. 485). Sistemas modulares Con el empleo de módulos, o sistemas modulares, las raíces de las plantas no resultan dañadas al separar cada módu­ lo, mientras que las raíces de los plan­ tones sembrados en bandejas semilleras sufren cierto daño inicial al trasplantar. Las bandejas de policstireno expandido con células de plantado individuales, aís­ lan la tierra, estimulando el desarrollo. Son útiles para semillas o plantones tras­ plantados y son igual de caras que las bandejas semilleras de polipropileno, pero no tienen la misma duración.

T ie s t o s B io d e g r a d a b l e s

Emplee para plantas cuyas raíces se dañan a! trasplantarlas.

T ie s t o

de

R e jil l a

En este tiesto para acuáticas penetra el agua; revista con arpillera para conservar la tierra.

2

In v e r n a d er o s y C a joneras a instalar un invernadero que los invernaderos, son una bendición para la jardinería y se en la creencia errónea de que es caro o de que se re­ integran con facilidad en los espacios más pequeños. En terrenos quiere un gran conocimiento de la jardinería para man­ grandes, los invernaderos y cajoneras pueden disimularse en el jar­ tenerlo y usarlo bien, y no es así. Además de constituir el espacio dín por medio de arbustos, plantas trepadoras o árboles. En te­ perfecto, en cualquier tiempo, para realizar las tareas que surgen rrenos más pequeños, el invernadero requiere una integración más durante el año, un invernadero puede ser una inversión con muy cuidadosa para que no resulte visualmente chocante o se trans­ buena relación precio-eficacia, que le permitirá propagar y seguir form e en un elemento discordante. Los beneficios de la jardinería cultivando plantas que más tarde podrán trasladarse al exterior a cubierto compensan ampliamente el coste y el esfuerzo inicial del jardín con un esfuerzo mínimo. Las cajoneras frías, igual que y descubren un nuevo mundo de placeres jardineros. u c h a s p e rs o n a s se r e s is te n

M

Jardinería a cubierto

L

os invernaderos, cajoneras frías y campanas son agregados útiles a cualquier estilo de jardín y existen una gama de tamaños adecuados al es­ pacio disponible. Cada tipo de estruc­ tura tiene una función específica, pero generalmente se emplean conjuntamen­ te. Los jardines más productivos gene­ ralmente usan las tres.

Estructuras sin calefacción Los invernaderos sin calefacción sirven en primer lugar para adelantar o alar­ gar la estación de desarrollo de plantas resistentes y semiresistentes. Las cajone­ ras frías cumplen una función similar, aunque a menudo también se utilizan para templar las plantas propagadas en el invernadero y para almacenar plan­ tas que «descansan». Las campanas se emplean in situ encima de plantas en el jardín propiamente dicho.

Estructuras con calefacción Un invernadero con calefacción es mu­ cho más versátil que sin ella o una ca­ jonera fría y permite el cultivo de una gama de plantas más amplia. Éstas com­ prenden muchas especies no resistentes a las heladas que, sin protección, no cre­ cen bien en climas templados o fríos. Además, un invernadero con calefacción proporciona un medio ambiente adecua­ do en el que propagar plantas.

E s t il o d e In v e r n a d e r o

enEste invernadero de estilo tradicional forma parte integral del jardín, que llega hasta los lados del invernadero. Los setos y árboles proporcionan protección, pero no están lo bastante cerca como para impedir la penetración de la luz. La estructura de madera deberá tratarse cada año con un conservante para maderas para proteger contra la intemperie, pero si no, sólo requiere un mantenimiento mínimo.

J

a r d i n e r í a

C o l o c a c ió n d e l I n v e r n a d e r o Si el invernadero se Curso del sol utiliza sobre todo en en verano __ verano, su eje más largo debe ir de norte a sur. Sin embargo, si una buena iluminación en primavera tiene prioridad —cuando el sol está más bajo en el cielo— oriente el invernadero de este a oeste para aprovechar la luz al máximo.

D is e ñ o E l e g a n t e

Los invernaderos con estructuras recubiertas de plástico son atractivos además de funcionales. Éste constituye un elemento decorativo por derecho propio.

Emplazamiento del invernadero La mejor ubicación de un invernadero para aficionados es aquella en la que se confundía con el resto del diseño del jar­ dín. También debe situarse en un lugar protegido, pero con bastante luz para que las plantas crezcan y prosperen: de­ masiada sombra limitará la gama de plantas que pueden cultivarse con faci­ E le c c ió n d e l E m p l a z a m ie n t o Para un invernadero, un emplazamiento abierto y protegido es el mejor —no debe colocarlo en la zona de paso de un embudo de viento. Si no existe protección natural contra el viento, construya un rompevientos.

lidad, mientras que un emplazamiento expuesto aumentará el coste de la cale­ facción o significará que las plantas no estén bien protegidas en las noches frías. Planificación adelantada Siempre merece la pena invertir el tiem­ po necesario para asegurar que se ha ele­ gido el sitio adecuado antes de comprar un invernadero. Dentro de lo posible, tome notas detalladas en invierno o pri­

mavera de las sombras proyectadas en el jardín por las casas y los garajes ve­ cinos existentes, árboles o cualquier otro elemento cercano, para de no emplazar el invernadero en un sitio donde estará sombreado durante más de algunas ho­ ras al día. La luz del verano se aprove­ cha mejor orientando el invernadero so­ bre el eje más largo en dirección norte-sur. Para cultivar plantas en pri­ mavera o invernar especies no resisten­ tes, una orientación este-oeste propor­ ciona buena iluminación durante la mayor parte del día. Si existiera la posibilidad de que de­ seara ampliar el invernadero más ade­ lante o construir un segundo más peque­ ño, calcule el espacio que necesitará. Invernaderos autoportantes El mejor lugar para emplazar un inver­ nadero autoportante es en un sitio cla-

Este invernadero está en una ubicación abierta, alejado de ¡a sombra proyectada por y árboles.

Una hilera de árboles proporciona protección contra el vienta

C

u b i e r t o

Curso del sol

ro, protegido y alejado de edificios o ár­ boles grandes. Si el emplazamiento fuera elevado y expuesto, elija una ubicación protegida por un seto que actúe como rompevientos o construya una verja o alguna otra clase de mampara. Sin em­ bargo, los rompevientos no deberían proyectar demasiada sombra sobre el propio invernadero; no necesitan ser al­ tos: un seto de 2,5 m proporciona pro­ tección a lo largo de una distancia de 12 m o más. No sitúe un invernadero autoportante cerca o entre edificios, ya que esto crearía un efecto de túnel de viento que podría dañar el invernadero y las plan­ tas en su interior. No debe situar inver­ naderos en la parte inferior de una pen­ diente o cerca de muros, setos o verjas en pendiente, porque el aire frío podría quedar atrapado en esos sitios (véase E l C l im a y e l J a r d í n , «Bolsas de heladas y daños por heladas», p. 515). Invernadero colgadizo Sitúe un invernadero colgadizo contra una pared que reciba una mezcla de sol y sombra. No lo sitúe donde haya sol todo el día, porque el invernadero se re­ calentaría en verano, incluso sombrea­ do y con un buen sistema de ventilación. Acceso Tenga en cuenta la necesidad de que el acceso debe ser fácil. Una ubicación ra­ zonablemente cercana a la casa es pre­ ferible a una lejana. También asegure que exista una zona libre delante de la puerta del invernadero para la carga y descarga. Todos los senderos que con­ ducen al invernadero deben ser planos. Preferentemente, deberían tener una su­ perficie dura y flexible y ser lo bastante amplios para acomodar una carretilla.

S it u a c io n e s M alas

Sombra proyectada en verano

Este invernadero está en la sombra proyectada por el árbol cercano y también se verá afectado por las hojas caídas en otoño, si el árbol fuera caduco. Este invernadero está directamente colocado en el paso de un posible embudo de viento. También está demasiado cerca del seto, lo que podría dificultar el mantenimiento.

a

crearse un embudo de viento entre 2 edificios adyacentes.

Servicios principales Elija un emplazamiento cómodo en cuanto a las conexiones con el agua co­ rriente y la electricidad, en el caso de re­ querir estos servicios. Aunque la elec­ tricidad no es esencial para la calefacción, es útil para iluminar ade­ más de para algunos controles termostáticos y temporizadores. Una conexión con la red de agua corriente facilitará el riego de las plantas, sobre todo si utili­ za un sistema automático y reduce la ne­ cesidad de arrastrar largas mangueras.

I

n v e r n a d e r o s

y

C

a j o n e r a s

Elección de un invernadero Antes de comprar un invernadero, refle­ xione bien sobre cómo lo utlizará, con el fin de elegir el tamaño, estilo y mate­ riales más adecuados: por ejemplo, un invernadero que se utilizará como ha­ bitación en un jardín, será significativa­ mente distinto de otro puramente fun­ cional. Si cultiva plantas tropicales y subtropicales, un invernadero con una forma bonita —tal vez con espacio su­ ficiente para algunos estantes centra­ les— podría realzar el despliegue floral. Existen muchos estilos diferentes de invernadero disponibles. Algunos apro­ vechan mejor el espacio o proporcionan una ventilación óptima; otros conservan bien el calor o permiten una mejor pe­ netración de la luz. Una vez decididas las prioridades, la elección final depen­ derá del gusto personal.

Invernaderos convencionales Los tipos más convencionales de inver­ nadero son aptos para una amplia gama de plantas y comprenden los de tramo tradicional, luz holandesa, tres cuartos de tramo, colgadizos y de mansarda (o curvilíneos). Todos estos pueden tener una estructura de madera o aluminio y T res C u a r t o s

de

T ramo

Tres cuartos de tramo Un invernadero de tres cuartos de tra­ mo se ubica con una de sus caras con­ tra una pared. La luz resulta un poco más restringida que en un modelo autoportante, por lo que es mejor ubicar este tipo de invernadero contra una pared so­ leada, aunque signifique que requerirá un sombreado suplementario en verano. La pared proporciona calor y aislamien­ to suplementario en el invernadero, es­ pecialmente si es la pared de una casa (véase también «Colgadizo», derecha).

T r a m o T r a d ic io n a l

paredes completas de cristal o parcial­ mente acristaladas (salvo los invernade­ ros de luz holandesa). Los invernaderos convencionales también poseen una am­ plia gama de accesorios compatibles, comprendiendo estantes y estanterías. Tramo tradicional Las caras verticales y el techo de tramo homogéneo de un invernadero de tramo tradicional resultan extremadamente prácticos en cuanto al espacio de culti­

C o l g a d iz o

Colgadizo Si no hay espacio suficiente para una es­ tructura autoportante, un invernadero colgadizo es una buena elección en es­ pecial si se prefiere un invernadero de exhibición fundamentalmente deco­ rativo. Muchos tienen una apariencia simi­ lar a los jardines de invierno y pueden usarse como habitaciones de jardín. Si instala electricidad, gas o agua corrien­ te en un colgadizo adyacente a la casa, resultará más barato y en general impli­

Luz H o la n d e s a

vo y la altura libre. Un invernadero de tramo tradicional tiende a proporcionarel mejor uso del espacio por el menor coste. Luz holandesa Las caras inclinadas de los invernade­ ros de luz holandesa están diseñadas para permitir la máxima entrada de luz, por lo que estos invernaderos son ade­ cuados para cultivar plantas de orlas, es­ pecialmente las de desarrollo bajo como

las lechugas. Las grandes hojas de cris­ tal son caras de reponer por su tama­ ño: las dimensiones tradicionales son 145 x 77 cm. Las hojas de cristal se des­ lizan dentro de la estructura y se fijan con abrazaderas sujetas por clavos gal­ vanizados. Las hojas de cristal del techo se su­ perponen ligeramente para evitar que penetre la lluvia y aumentar la rigidez. Esto puede ocasionar una pérdida de ca­ lor si las hojas están flojas.

M a n sa rd a

cará menos trabajo que tender cables o tuberías hasta un invernadero alejado de la casa. Además, el calor de la pared de la casa puede reducir el nivel de calefac­ ción necesario; las paredes de ladrillos almacenan calor, tanto del sol (especial­ mente si la pared mira al sur) como del sistema de calefacción doméstica, que pasa al invernadero. La pared de ladrillos también es un buen aislamiento, de manera que se pro­ duce una fuga menor de calor desde un colgadizo que de cualquier otro tipo.

Mansarda El invernadero de mansarda (curvilíneo) tienen las caras y los paneles del techo inclinados, diseñados para permitir la máxima entrada de la luz. Sólo se ob­ tiene el mayor beneficio en una situación abierta, no sombreada por árboles o edi­ ficios circundantes. Un invernadero de mansarda es adecuado para plantas que requieren un máximo de claridad duran­ te el invierno, cuando las horas de luz diarias son pocas y los niveles de luz también son frecuentemente bajos.

En Form a

de

C ú pu la

Invernaderos especializados Existen muchos tipos de invernaderos especializados, comprendiendo aquellos en forma de cúpula, poligonales, casas alpinas, de conservación, mini y «politúneles», cuyas apariencias difieren no­ toriamente de los tipos más convencio­ nales. Algunos están diseñados como elementos del jardín altamente decora­ tivos por derecho propio, mientras que en otros la relación precio-utilidad es es­ pecialmente buena o que están diseña­ dos para un tipo específico de planta. D e C o n s e r v a c ió n

Invernadero de conservación Este tipo presenta muchos elementos es­ peciales, diseñados para ahorrar la ma­ yor cantidad de energía posible. Por lo tanto, es más costoso que otros tipos de invernadero de tamaño similar. Los pa­ neles del techo están inclinados para per­ mitir la máxima penetración de luz y las superficies de espejo también se utilizan para reflejar luz dentro del propio in­ vernadero. Un acristalado doble de plás­ tico y un aislamiento específico forman parte del equipamiento estándar.

C asa A l p in a

P o l ig o n a l

En forma de cúpula Este es un diseño elegante, particular­ mente útil en emplazamientos expues­ tos, ya que es estable y ofrece menor re­ sistencia al viento que los invernaderos tradicionales. La transmisión de la luz es excelente porque las hojas de cristal multi-ángulo y la estructura de alumi­ nio permiten una entrada máxima de claridad. Las estructuras en forma de cúpula pueden tener un espacio libre li­ mitado alrededor de los bordes y las plantas podrían ser difíciles de alcanzar. En general no existen extensiones dispo­ nibles y los accesorios pueden limitarse a aquellos producidos por el fabricante.

M in i

Mini invernaderos Estos pueden ser una introducción de coste bajo a la jardinería de invernade­ ro. Los mini invernaderos son general­ mente de aluminio y se apoyan contra una pared o verja. Es preferible que mi­ ren al sudeste o al sudoeste para que pe­ netre la máxima claridad. Si sólo culti­ vará una pequeño número de plantas, constituye la mejor elección, ya que el espacio es limitado. A menudo existe un espacio útil debajo de la estantería para invernar plantas o como almacén.

Poligonales Los invernaderos octagonales y los po­ ligonales son una elección frecuente cuando la apariencia es importante, y pueden proporcionar un centro de aten­ ción en el jardín. En general, son más caros que los invernaderos tradiciona­ les de un tamaño similar y, dado que no son muy comunes, puede haber una gama de accesorios limitada. El espa­ cio irregular también puede limitar el es­ pacio del desarrollo. En un invernade­ ro poligonal resulta más difícil encajar cristales de repuesto que en una estruc­ tura convencional.

Casa alpina Este tipo de invernadero tiene tradicio­ nalmente una estructura de madera con celosías de cristal a lo largo de los la­ dos con el fin de obtener la ventilación más eficaz. En general, las casas alpi­ nas no tienen calefacción y sólo se cie­ rran durante los inviernos más severos, de manera que no requieren aislamien­ to. Inadecuados para plantas no resis­ tentes, se emplean para plantas que pros­ peran en condiciones claras y bien ventiladas, pero que necesitan alguna protección superior de la humedad y las lluvias. Son de forma similar a un in­ vernadero de tramo tradicional.

P o l it ú n e l

parcela de hortalizas— un invernadero tipo «politúnel» ofrece muchas venta­ jas. Comprende una estructura grande en forma de túnel, cubierta con láminas de plástico transparente sólidas y se em­ plea ampliamente para cultivos que re­ quieren cierta protección pero no las condiciones cálidas de un invernadero tradicional. Los politúneles evitan la peor parle de los fríos invernales y pro­ porcionan una protección útil contra el viento a lo largo del año. Como son li­ vianos y relativamente fáciles de trasla­ dar, a menudo se los usa en parcelas donde se lleva a cabo la rotación de cultivos. En el caso de superficies de cultivo amplias, los politúneles son una versión eficaz en cuanto al costo, pero para un jardín pequeño, una forma más tradi­ cional puede constituir una mejor elec­ ción. Algunos politúneles incluyen es­ tantes, aunque la mayoría sirve sobre todo para cultivar plantas a nivel del sue­ lo, plantadas ya sea directamente en tie­ rra, en tiestos o en sacos de desarrollo. La ventilación puede ser un proble­ ma: la puerta ofrece un sistema de ven­ tilación razonablemente eficaz —espe­ cialmente en túneles grandes con aber­ turas en cada extremo— y algunos tie­ nen caras enrollables. Debe reponer las láminas de plástico cada uno o dos años —gradualmente se volverán opacas, li­ mitando la penetración de la luz.

El acceso puede ser un problema: to­ das las tareas deben realizarse desde el exterior. La ventilación puede ser ina­ decuada y podrían darse cambios de temperatura rápidos. Es esencial som­ brearlos en verano para que las plantas no resulten abrasadas. Invernadero de plástico en forma de «politúnel» En los casos en que la apariencia no tie­ ne importancia y se requiere una pro­ tección de coste bajo —como en una

Selección del tamaño El invernadero parecerá demasiado pe­ queño, una vez lleno de plantas; dentro de lo posible, compre uno que pueda ampliarse. Aunque un invernadero gran­ de es más costoso de calentar que uno pequeño, se puede separar una parte en invierno y dejar el resto sin calefacción (véase «Mamparas térmicas», p. 482). Consideraciones espaciales Un invernadero que fundamentalmen­ te se emplea para exhibir ornamentales debe tener mucho espacio interior para estanterías, que pueden ser escalonadas, y un sitio para un despliegue central o en un extremo. A fin de proporcionar espacio para la propagación y para se­ guir cultivando, puede dividir el espa­ cio con un tabique. También puede usar una cajonera fría para la propagación. Longitud, anchura y altura Para un invernadero todo uso tradicio­ nal, un largo de 2,5 m y un ancho de 2 m son las dimensiones mínimas prác­ ticas. Un invernadero más pequeño li­ mita la cantidad de plantas que pueden cultivarse y podría dificultar el control del medio ambiente —las corrientes de aire y el rápido aumento de la tempera­ tura en verano son un problema mayor en invernaderos pequeños y pueden con­ ducir a fluctuaciones súbitas de la tem­ peratura. En el caso de invernaderos que no mi­ den más de 2 m de ancho, también pue­ de resultar difícil llegar hasta los tiestos y las ventilaciones en la parte posterior del andamiaje. Si coloca una estantería de hasta 60 cm de ancho a cada lado se formará un sendero del mismo ancho a lo largo del centro. Si cultiva plantas de orlas, elija un in­ vernadero de 2,5 m de ancho y orlas de hasta 1 m de ancho. Un ancho de 2,5 m también resulta adecuado si se requie­ re un sendero más ancho para una silla de ruedas o para facilitar el uso de una carretilla. Muchos invernaderos pequeños po­ seen aleros bajos y cumbreras relativa­ mente bajas, por lo que resulta cansa­ do trabajar en la orla o encima de las estanterías durante períodos largos. Para obtener más altura, construya el inver­ nadero sobre una base de ladrillos o ex­ cave un sendero hundido.

C o m pra d e u n In v er n a d er o Antes de comprar un invernadero, revise la siguiente lista; podría ahorrarle decepciones.

E l crista l debe s e r f á c il de reem plazar; use h o ja s de un tam año estándar — 60 cm 2 o 60

x

45 cm. L as h o ja s grandes de lo s L o s respiraderos d e l techo en

invernaderos de lu z holandesa son

g eneral resultan inadecuados

caras de reponer. Tenga en cuenta

E l cum b rero debe estar a

— la su p e rficie com pleta de

un acristalado d o b le s i debe

a l m enos 1,7 m de altura;

ventilación debe ser ig u a l a un

co n serva r tem peraturas m uy

recuerde d e ja r espacio

sexto d e la s u p e rficie d e l suelo.

elevadas, a un que aum entará

p a ra q u e sobresalgan los

P o d ría n ecesitar respiraderos

bastante e l coste.

respiraderos del techo.

suplem entarios. La altura de los aleros

L o s tirantes cruza dos

afecta e l espacio

de lo s in vernaderos de

s u p e rio r — debe ser de

aleación de a lu m in io

a l m enos 1,35 m para

deben se r lo bastante

fa c ilita r las tareas.

fu e rtes co m o pa ra q u e la estructura sea rígida. L a s p uertas p o d rá n ser de bisagra o deslizantes. D eben s e r lo bastante anchas: 60 cm es el ancho m ínim o. S i deben d a r p a so a silla s de ruedas o carretillas, deben s e r m ás anchas y s in reborde. Las p uertas deslizantes se pueden a ju star con fa c ilid a d p a ra p e rm itir la ventilación y tienen m en o r tendencia a g olpearse a causa del viento. C o m p ru eb e que las p u erta s estén bien a justadas a l cerrarlas, s i no, p erm itirá n la entrada d e co rrien tes de aire. E m p lee un a n claje al

U tilice un revestimiento

su elo s i la estructura no

red u cir la pérdida de

la drillos.

U na base p o d ría ser u n a \

ca lo r en invierno, salvo

o p c ió n suplem entaria

q u e pien se cultiva r en orlas.

— téngalo en cuenta a l U n p a n e l s ó lid o en

c o m p ara r p recios, y a q u e la

L o s respiraderos laterales

la pa rte delantera de

m a yo ría d e lo s invernaderos

p erm iten la lib re

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de m adera la necesitan.

circu la ció n del aire. Las

A lg u n o s tienen un escalón

ventanas de celosía deben

h o ja de cristal.

q u e d ificu lta e l acceso de silla s d e ruedas y carretillas.

cerra r b ien para m in im iz a r la p érd id a de c a lo r en tiem po f r í a

La estructura Las estructuras de madera han sido la elección tradicional y en general se con­ sideran las más bonitas. Sin embargo, tienden a ser costosas y su construcción resulta pesada. Dentro de lo posible, eli­ ja madera dura, duradera. El cedro es una opción excelente. Es resistente a la

M a t e r ia l e s

de

descomposición, no se deforma con fa­ cilidad y, si lo trata cada uno o dos años con un preparado para cedros, conser­ va correctamente su color. Los invernaderos construidos de se­ coya y pino son más baratos que los de cedro pero, antes de armarlos, deben tra­ tarse a presión con un preservante; tam-

bién necesitan un pintado regular para evitar que se pudran (véase también «Es­ tructura de madera», p. 491). Los invernaderos cuya estructura es de una aleación de alumnio casi no ne­ cesitan mantenimiento. No conservan el calor tan bien como los de madera pero la diferencia es mínima y no debe con-

A

A

C o n s t r u c c ió n

Elección de materiales Los invernaderos están construidos en una amplia gama de materiales. Lo más importante a tener cuenta al elegir la es­ tructura y el acristalado para el inver­ nadero son los aspectos prácticos, el cos­ te y la exigencia de mantenimiento requerida. También puede ser importan­ te el aspecto que presentan de los mate­ riales.

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m etálico en la base para

está f ija d a a una base de

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ad era

Las estructuras de madera son las tradicionales para invernaderos de jardín. Las maderas duras son de mantenimiento bajo.

l u m in io

Las estructuras de aleación de aluminio son ligeras pero muy sólidas y sólo requieren un mantenimiento mínimo.

cero

Las estructuras de acero revestido de plástico son muy fuertes pero deberá tratarlas regularmente para evitar que se oxiden.

siderarse como una desventaja impor­ tante. El acero galvanizado también se em­ plea con frecuencia para la estructura de invernaderos. Los de acero son ligeros y fáciles de construir, pero son extrema­ damente fuertes. Son más baratos que las estructuras de aluminio o madera pero deberá pintarlos regularmente (véa­ se «Estructuras de metal», p. 491). Las estructuras de aluminio y acero son más estrechas que las de madera y permiten el uso de paneles de cristal más grandes, lo que redunda en una mejor penetración de la luz. Paneles de cristal El cristal para la horticultura es el ma­ terial de acristalado más satisfactorio para un invernadero: permite una exce­ lente penetración de la luz y es más del­ gado y barato que el cristal común. Es fácil de limpiar, no se decolora y con­

serva bastante más calor que los mate­ riales de acristalado de plástico. Sin em­ bargo, el cristal no es tan robusto como el acristalado de plástico y las grietas pueden ser un problema, ya que los pa­ neles deben reponerse pronto. Acristalado de plástico Los plásticos generalmente son más ca­ ros y menos duraderos que el cristal; se decoloran con más facilidad y también tienden a rayarse con el tiempo lo que resulta desagradable a la vista y, más im­ portante, reduce la cantidad de luz que transmite si la decoloración fuera severa. Se utilizan planchas de acrílico para acristalar los aleros curvos de muchos invernaderos, porque el acrílico se do­ bla con facilidad, logrando una estruc­ tura con un contorno elegante. La con­ densación se forma con mayor facilidad sobre estas superficies que sobre un pa­ nel de cristal convencional. También se

utilizan paneles rígidos de policarbonato para acristalar invernaderos. Éstos son fáciles de manipular, livianos, práctica­ mente irrompibles y con buenas propie­ dades aislantes. Sin embargo, se rayan con facilidad y tienden a decolorarse. El policarbonato doble posee unas cualidades aislantes particularmente buenas, pero su opacidad puede cons­ tituir un problema importante en el in­ vernadero.

M a t e r ia l

Tam año de los paneles La mayoría de los comerciantes locales de cristales cortarán paneles de cristal de tamaños precisos por un coste poco elevado. Es importante asegurar que las me­ didas que dé sean precisas; calcule con precisión, asegurando que exista el espacio suficiente como para que el cris­ tal concuerde con el sistema de mon­ taje elegido. Si emplea material de

El material plástico rígido para acristalar es ligero y fácil de instalar. Esto es policarbonato doble faz, que proporciona un buen aislamiento.

te en cuanto al método exacto de fijar la estructura a la base o cimientos, ya que los diseños varían. El pie de la es­ tructura puede incluir puntos de ancla­ je integrados para atornillarlo con segu­ ridad. Atornille los tabiques interiores a la estructura, después agregue las sec­ ciones del techo y atorníllelas. Algunos invernaderos de madera se entregan en partes con estructuras no acristaladas, y los acristalados de cristal o plástico se entregan por separado. Otros tienen es­ tructuras previamente acristaladas, pero éstas son pesadas de trasladar —hace falta varias personas para sostenerlas. Si la madera no ha sido tratada y no es re­ sistente a la descomposición, en esta eta­ pa será importante pintar toda la ma­ dera con un producto preservante, antes de encristalar el invernadero.

Acristalado Si se utiliza masilla para acristalar el in­ vernadero, generalmente la entregan junto con el invernadero. Aplique a las barras de acristalado y asiente el cristal cuidadosamente. Generalmente, las ho­ jas de cristal se fijan en su lugar apro­ piado con clavos remachados de acero galvanizado o de cobre; si no los pro­ veen, podrá comprarlos en cualquier fe­ rretería. Si utiliza un sistema de acristalado seco (los que no emplean masilla), sen­ cillamente siga las instrucciones del fa­ bricante. Sea cual fuere el método utili­ zado, primero acristale los lados y los aleros, solapando las hojas en 1 cm. Em­ plee grapas de solapado metálicas blan­ das para unir los paneles de cristal fir­ memente.

de

A c r is t a l a d o

acristalado de plástico, se lo suministra­ rán en láminas y no resultará difícil cor­ tarlo a medida en el hogar con un cu­ chillo afilado y un escantillón.

Construcción del invernadero Un invernadero requiere mucho menos mantenimiento y durará mucho más si está bien construido de entrada. La in­ formación indicada más abajo es nece­ sariamente de carácter general, porque se aplica a muchos tipos y diseños dife­ rentes de invernadero: siempre siga las instrucciones del fabricante para obte­ ner consejos espécíficos. Si tiene dudas acerca de cualquier punto, compruebe los detalles con el proveedor o con el fa­ bricante del invernadero. Algunos fabricantes que envían inver­ naderos por correo también construyen los invernaderos sobre pedido del cliente, pero habitualmente pretenden que el te­ rreno esté nivelado de antemano y que la base de ladrillo (véase abajo) también esté preparada.

Preparación del emplazamiento Construya siempre el invernadero sobre terreno firme y nivelado, de otro modo la estructura puede deformarse y torcer­ se, haciendo que el cristal se parta. Pri­ mero deberá desmalezar el emplaza­ miento elegido, ya que las malezas persistentes son muy difíciles de erradi­ car una vez que el invernadero esté cons­ truido y en posición. Si el emplazamien­ to elegido para el invernadero ha sido cultivado recientemente, permita que la tierra se asiente durante algunas sema­ nas y después consolide con un rodillo pesado. Cimientos Los invernaderos de aluminio de medi­ das menores a 2,5 m de largo y 2 m de ancho en general no requieren una base de cemento grueso. Sencillamente cave una agujero en cada esquina de 25-45

cm de profundidad, después introduz­ ca anclajes a tierra (véase p. 480) con es­ combros y llene con una mezcla de ce­ mento para fijarlos firmemente. Si necesita unos cimientos más con­ sistentes, excave una zanja de unos 25 cm de profundidad, rellenando con 15 cm de escombros duros consolidados. Fije los pernos en posición y acabe con hormigón o con planchas de pavimen­ to, asegurando que el suelo esté ni­ velado. Bases de ladrillo Una base de ladrillo debe construirse con las medidas precisas indicadas por el fabricante del invernadero, sobre ci­ mientos de hormigón sólidos de apro­ ximadamente 13 cm de profundidad (véase Cómo realizar un cimiento de hormigón, p. 504). El nivel final de los cimientos debe estar a nivel del suelo o por debajo.

C o n s t r u c c ió n

d e la

B a se

de

L a d r il l o

Invernaderos de madera Las secciones de un invernadero de ma­ dera generalmente se entregan comple­ tas y sólo hay que atornillarlas y luego fijarlas a la base. Base Se pueden usar bloques de hormigón trabados para la base, oconstruír unos cimientos de hormigón sólidos o una base de ladrillo (véase «Cimientos» y «Bases de ladrillo», arriba). Lados, aleros y techo Antes de que le entreguen el invernade­ ro, compruebe qué clase de tornillos o fijaciones requerirá y si se los suminis­ trarán. Primero atornille los lados y los aleros para formar la estructura princi­ pal. Siga las instrucciones del fabrican­

Si emplea una base de ladrillo para el invernadero, construyala antes, al igual que los cimientos. Consulte con el fabricante de invernaderos antes de construir la base para asegurar que las dimensiones son las correctas. C im ie n t o s d e H o r m ig ó n Para obtener unos C a p a de cimientos sólidos h o rm ig ó n de para el invernadero, 10 cm excave una zanja igual a las C a p a de _ dimensiones de éste, esco m bro s rellenando con de 15 cm escombros y una capa de hormigón.

B arras

Barras A

de

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de

c r is t a l a d o

Éstas forman la estructura del invernadero.

y

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A

de

Invernaderos de metal Los invernaderos de estructura metáli­ ca se entregan en forma de «kit» para armar en casa y la estructura se entrega en secciones: base, lados, aleros y techo. Las secciones están divididas a su vez en piezas separadas que deberá atornillar. Base Arme primero la base, asegurando que está perfectamente nivelada y cuadrada para evitar que la estructura se defor­ me o se tuerza; mida desde cada esqui­ na hasta la opuesta en diagonal: las me­ didas deben ser las mismas. La base debe estar firmemente anclada; esto re­ sulta especialmente importante en áreas ventosas o expuestas. Si fija anclajes a tierra a un cimiento de hormigón, use los pernos de anclaje al

lam bre

en

«W» Use este tipo de grapa para ajustar las hojas de cristal y plástico. form a

Ventilaciones y puerta Las ventilaciones se entregan como una parte integral de las secciones previa­ mente armadas, de manera que las que haya pedido estarán en su lugar corres­ pondiente. Atornille puertas con bisa­ gras y deslice las puertas deslizantes den­ tro de sus guías.

A n c l a je

para I nvernaderos

S u elo

Los invernaderos pequeños se fijan al suelo con un anclaje. Primero fije con escombros y después vierta hormigón.

G

rapas

E

l á s t ic a s

P

M etálicos

lan as

Una grapa alternativa que se fija a la estructura.

provistos, de otro modo sencillamente fije los anclajes a tierra en escombros y cemento en cada esquina de la base. Lados, aleros y techo Arme las secciones de los lados, aleros y techo en la secuencia recomendada por el fabricante en las instrucciones. Habitualmcnte, primero se arman los lados. Primero asegure que todo ha sido in­ cluido; luego, antes de armar, coloque todas las piezas de cada sección en el suelo, en sus posiciones correctas rela­ tivas. Atornille las partes de cada sec­ ción (lados y aleros) juntas. En este pun­ to, decida dónde situará las ventilaciones y deje huecos adecuados en la medida necesaria. No ajuste los tornillos hasta armar todas las secciones por comple­ to y unirlas sin ajustar. Atornille las secciones entre sí y des­ pués a la base; después atornille las ba­ rras del techo y la cumbrera.

Ventilaciones Las estructuras de las ventilaciones se ar­ man por separado, después se atornillan al techo y lados en la medida necesaria, antes de acristalar. Esto otorga una ma­ yor flexibilidad que en los invernaderos de madera, al elegir tanto la cantidad como la posición de las ventilaciones. Las bisagras de las ventilaciones del te­ cho generalmente se deslizan dentro de una muesca en la moldura. Acristalado En el caso de invernaderos de metal, ha­ bitualmente se emplean tiras para acris­ talar. Corte las tiras a la medida adecua­ da y después presione dentro de las muescas en las barras de acristalar: tro­ zos de metal moldeados que forman la estructura para mantener el cristal en su posición correcta. Primero acristale los lados del inver­ nadero, colocando el cristal exactamente entre las barras de acristalado, dejando 3 mm de espacio a cada lado de las ho­ jas de cristal para sujetar las grapas de acristalar. Las hojas de cristal superio­ res deben solapar las inferiores en 1 cm.

Instalación de electricidad, gas y agua La instalación de electricidad en el ex­ terior no es una tarea que puedan rea­ lizar los aficionados. La instalación de electricidad en un invernadero la debe llevar a cabo un electricista pro­ fesional, aunque se puede ahorrar bastante excavando la zanja para el cable uno mismo y rellenando tam­ bién uno mismo una vez acabada la tarea. Otra alternativa consiste en tender un cable aéreo, en el caso de que el invernadero esté cercano a la casa y no ofrezca un aspecto visualmcnte de­ sagradable; su electricista le podrá aconsejar al respecto. Siempre debe usar cable blindado y accesorios im­ permeables para garantizar su se­ guridad. La electricidad tiene muchos usos prácticos en el invernadero: propor­ ciona potencia para la calefacción, iluminación, propagadores, temporiFije con grapas de acristalado solapa­ do: trozos de metal con forma de «S» que se enganchan por encima de la hoja inferior y mantienen la superior firme­ mente en su posición adecuada. Una vez que cada hoja esté en posi­ ción, utilice grapas de acristalar, intro­ duciéndolas a presión entre las barras del acristalado y los cristales para sos­ tenerlos. Deberá apretar un poco para vencer la elasticidad del metal. Acristale los aleros del invernadero y luego el techo, empleando la misma técnica. Encaje de la puerta Los invernaderos de metal suelen tener puertas deslizantes. Éstas deben atorni­ llarse entre sí y deslizarse dentro de las guías provistas junto a la estructura del extremo. Se entrega un tope que se ator­ nilla para evitar que la puerta se deslice fuera de las guías si se abriera con de­

I n s t a l a c ió n d e In v e r n a d e r o d e M eta l Fije grapas superpuestas de acristalado a la base de la hoja. Lleve guantes. Coloque la hoja en su sitio, apretando el borde superior con suavidad antes de enganchar el borde a la hoja inferior. Fije la hoja con grapas de abajo (véase inserción), apretando hasta que ocupe la posición correcta.

zadores, cables para la calefacción del suelo y herramientas de jardinería, que funcionan con electricidad, de va­ rios tipos. El gas natural resulta muy útil para calentar el invernadero, aunque exis­ ten menos calefactores a gas natural que embotellado. Consulte sobre las posibilidades y el coste de instalar gas natural a un instalador profesional. En este caso también puede ahorrar dinero del presupuesto realizando una parte de la tarea usted mismo. Si ya tiene instalado un grifo exte­ rior, podría conducir un ramal que llegase hasta el invernadero. La tube­ ría debe estar enterrada por debajo del nivel que alcanzan las heladas —al menos a 30 cm de profundidad— y las partes que quedan por encima de la superficie del suelo deben estar muy bien revestidas. masiada rapidez. Deberá acristalar la puerta una vez fijada en su posición co­ rrespondiente.

Instalación de las estanterías Las estanterías suministradas por el fa­ bricante están diseñadas para atornillar­ se a la estructura. Hágalo al tiempo que construye el invernadero, en especial en el caso de invernaderos en forma de cú­ pula u octogonales, que disponen de unas estanterías especialmente diseña­ das. Si utiliza un andamiaje sólido, deje un espacio de varios centímetros de an­ cho entre el interior del invernadero y la estantería, para permitir la libre cir­ culación del aire.

C

r e a c i ó n

M

del

A

ed io

m b i e n t e

C

o r r e c t o

Creación del medio ambiente correcto La esencia del éxilo de la jardinería de invernadero bien consiste en la creación de condiciones bien equilibradas para las plantas que se cultivan en su interior. En el caso de plantas no resistentes, la temperatura que se mantiene es vital. En un invernadero con calefacción, eli­ ja un buen calefactor, fiable y económi­ co. En cualquier invernadero, un buen aislamiento para conservar el calor y evi­ tar las corrientes de aire debe estar equi­ librado con la necesidad de una buena ventilación. En verano, el sombreado es esencial en la mayoría de los invernade­ ros, para evitar que las plantas se calien­ ten en exceso; véase P P ­ , Sombreado de invernaderos (Climas templados), p. 542. La humedad de la atmósfera debe mantenerse en un nivel adecuado a las plantas cultivadas. Los sistemas de rie­ go automáticos aumentan la humedad, por ello para la mayoría de las plantas, no son esenciales los humidificadores es­ peciales. A menudo se utiliza ilumina­ ción especializada para aumentar el po­ tencial de desarrollo de las plantas. r in c ip io s d e

ro

p a g a c ió n

Temperatura del invernadero La elección de las plantas a cultivar en un invernadero está determinada en gran parte por la temperatura mantenida den­ tro de éste (véase «El medio ambiente del invernadero», p. 433). Existen cua­ tro categorías de invernadero: frío, fres­ co, templado y tibio. El medio ambien­ te se controla de manera ligeramente diferente en cada tipo. C ómo E q u il ib r a r C

el

M e d io

a l e f a c c ió n

(véase P. 482)

Frío

Ninguna

Frío Un invernadero frío carece completa­ mente de calefacción. Se requiere un ais­ lamiento (véase p. 482) para evitar que penetre el frío invernal más intenso, y alguna forma de sombreado (véase p. 483) es importante durante todo el año. Un invernadero frío sirve para culti­ var plantas de cosecha veraniega, para invernar plantas ligeramente no resisten­ tes o para propagar esquejes (aunque un propagador aumentará la tasa de éxitos, véase p. 488). Un invernadero sin cale­ facción también permitirá un despliegue temprano de plantas resistentes y mu­ chos tipos de bulbos primaverales. Un invernadero sin calefacción es apto para alpinas —algunos están espe­ cíficamente diseñados para proporcio­ nar el máximo de ventilación para este tipo de planta (véase «Casa alpina», p. 477), aunque cualquier invernadero con celosías a los lados es adecuado. Fresco/libre de heladas Se llama invernadero fresco al que tiene una calefacción que apenas evita las hela­ das. Esto significa que requiere una tem­ peratura diurna mínima de entre 5o y 10° C y una nocturna no menor de 2° C. Para asegurar que estas temperaturas se mantienen, se necesita un calefactor capaz de elevar la temperatura conside­ rablemente en invierno, en el caso de que la temperatura exterior caiga varios gra­ dos por debajo de los 0o C. Un calefac­ tor eléctrico provisto de termostato (véa­ se p. 482) es el aparato que realizará la tarea con mayor eficacia. El aislamien­ to, ventilación concienzuda y un control del sombreado son necesarios, al igual que en invernaderos fríos. a m b ie n t e d e u n A

is l a m ie n t o

(véase p. 482)

Un invernadero libre de heladas sir­ ve para el cultivo de todos los tipos de plantas mencionados en el caso de los invernaderos fríos. Además se pueden invernar las plantas no resistentes a las heladas y cultivar plantas de cosecha ve­ raniega y plantas de tiesto floridas. Ne­ cesitará un propagador para germinar semillas. Los plantones jóvenes se beneficiarán de la claridad suplementaria aportada por una lámpara de desarrollo (véase p. 485). Templado Un invernadero ligeramente más cálido, con una gama de temperaturas diurnas mínimas de entre 10“ y 13° C y con una temperatura nocturna mínima de 7° C, es apto para cultivar una buena selec­ ción de plantas de tiesto resistentes, semi-resistentes y no resistentes, además de hortalizas. En primavera , se requiere calor su­ plementario para propagar, provisto por un propagador o aumentando la tem­ peratura normal durante el período ne­ cesario. Resultará útil la claridad suple­ mentaria aportada por una lámpara de desarrollo. También son necesarios una buena ventilación y sombreado, espe­ cialmente en verano. Tibio Un invernadero tibio tiene una gama de temperaturas diurnas que oscila entre los 13° y los 18° C y las nocturnas mínimas deben ser de 13° C. Estas temperaturas tan elevadas permiten que el jardinero novato cultive toda una amplia gama de plantas, comprendiendo ornamentales tropicales y subtropicales, frutos y hor-

E l « E fe c t o In v e r n a d e r o » Ondas c o rla s O ndas largas

La luz atraviesa el cristal como radiación de onda corta, calentando el interior, suelo, estantes, tierra y plantas. Luego el calor es reirradiado en ondas largas, que no pueden atravesar el cristal, llevando a la creación de calor en el interior del invernadero. talizas. Un invernadero tibio también puede utilizarse para la propagación de plantas y el cultivo de plantones sin la ayuda de un equipo especial de propa­ gación, aunque una lámpara de desarro­ llo siempre resultará útil. Son esenciales una muy buena venti­ lación, un sistema de sombreado eficien­ te y una humedad elevada (véase p. 484) muy especialmente durante el tiempo ca­ luroso.

In v e r n a d e r o V

e n t il a c ió n

(véase p. 483)

Som

F Iu m

breado

(véase p. 484)

edad

(véase

p.

R

484)

ie g o

Ilu

m in a c ió n

(véase p. 485)

(véase p. 485)

Aislé contra corrientes

En invierno, una burns

Sombree

las plantas

Es poco probable que sea

En invierno, riegue a

N o serán necesarias

Sin temperatura

de aire muy frías y clima

ventilación es necesaria

vulnerables en verano

un problema en verano.

mano. En verano, use

las lámparas de desa­

mínima

húmedo y neblinoso en

para evitar condiciones

con pintura sombrea-

Mantenga una atmósfe­

un sistema capilar, una

rrollo para el tipo de

invierno

húmedas y estancadas.

dora, persianas, mallas

ra «seca » en invierno,

manguera rezumadora o

plantas cultivadas.

o tejido, o con láminas

ventilando.

un sistema de goteo.

rígidas.

F resco

Un calefactor eléctrico de

En invierno, al igual que

Ventile abundandamen-

Sombree para contro­

La «hu m idificación» es

A l igual que para un in­

Las lámparas de de­

Temperatura

control termostático es

para un invernadero frío.

tc, en especial si usa un

lar la temperatura en

beneficiosa para aumen­

vernadero

salvo

sarrollo pueden ser

mínima de 2o C

preferible, pero también

En primavera, un buen

calefactor a gas o para-

verano — las pinturas

tar

que en verano se puede

útiles, especialmente

puede usar calefactores a

aislamiento es extrema­

fina, para dispersar el

sombreadoras

verano.

usar un sistema de goteo

en primavera cuando

gas o parafina. Si cultiva

damente importante si

vapor de agua y los hu­

persianas lo hacen con

plantas no resistentes es

cultiva plantas no resis­

mos tóxicos.

mayor eficacia.

útil una alarma contra

tentes a las heladas.

o

las

la

hum edad

en

frío,

superior.

la luz natural es po­ bre, para plantas en una etapa precoz de

heladas.

desarrollo.

T emperatura

Es necesario un calefactor

Igual que para inverna­

A l igual que para inver­

Igual que para el inver­

Mantenga una humedad

Un sistema de

riego

Las lámparas de de­

mínima de 7o C

(preferiblemente eléctri­

deros fríos y frescos. En

nadero fresco. En vera­

nadero fresco.

elevada en primavera y

automático es útil todo

sarrollo son útiles en

co), con un termostato

primavera, las mamparas

no, los abridores de res­

verano, especialmente al­

el año.

invierno y primavera

instalado. También resul­

térmicas son útiles para

piraderos automáticos

rededor de esquejes y

para alargar la luz

ta esencial una alarma

la propagación.

son especialmente úti­

plantones.

diurna.

contra heladas.

les.

Tibio

Igual que para un inver­

Un buen aislamiento es

Los abridores de respi­

Dentro de lo posible

Se requiere una humedad

Igual que para un inver­

Igual que para un in­

Temperatura

nadero templado.

esencial a lo largo del

raderos

instale persianas auto­

elevada a lo largo de

nadero templado.

vernadero templado.

año para reducir los cos­

instalados en varios res­

máticas.

todo el año.

tes de la calefacción.

piraderos

mínima de 13° C

autom áticos simplifican

mucho control de la temperatura.

Calefacción Es importante mantener la temperatu­ ra correcta para la gama de plantas que ha elegido cultivar dentro del inverna­ dero. Elija un calefactor lo bastante po­ tente como para mantener la tempera­ tura mínima necesaria de una manera eficiente. Otros factores a tener en cuen­ ta al elegir un calefactor para el inver­ nadero son la conveniencia y el coste de la instalación y del funcionamiento. Calefactores eléctricos Éstos son los más fiables, eficaces y con­ venientes para usar en el invernadero, aunque necesitará una instalación eléc­ trica para que funcionen (véase «Insta­ lación de electricidad, gas y agua», p. 480). Habitualmente el control es termostático, lo que significa que no se de­ rrocha calor y no requieren repostar combustible ni necesitan mantenimien­ to. Además, los calefactores eléctricos no producen humos ni vapor de agua. Existen varios tipos de calefactores disponibles, que comprenden calefacto­ res con ventilador y calefactores tubu­ lares impermeables: ambos calientan el invernadero con eficacia. También se emplean calefactores de convección, pero éstos no distribuyen el calor con la misma eficacia. Los calefactores tubu­ lares deben ajustarse a las paredes del invernadero, justo por encima del nivel del suelo. Otros calefactores pueden tras­ ladarse de un lado a otro. Los calefactores eléctricos, provistos de un ventilador, son especialmente efi­ caces porque proporcionan una buena circulación del aire, lo que ayuda a man­ tener una temperatura homogénea y mi­ nimiza la extensión de enfermedades. También sirven para enfriar el inverna­ dero en tiempo caluroso si apaga el ele­ mento calefactor. Calefactores de gas Se pueden hacer funcionar calefactores a gas a partir de la tubería principal (véase «Instalación de electricidad, gas y agua», p. 480) o a partir bombonas. Su uso no es tan conveniente como el de los calefactores eléctricos: aunque puedan tener termostatos, generalmen­ te no están calibrados en grados, de ma­ nera que deberá ir probando para des­ cubrir la graduación correcta. Si emplea gas embotellado, deberá reemplazar las bombonas con regulari­ dad: tenga siempre dos bombonas co­ nectadas por válvula de cambio automá­ tica en caso de que una se acabe. El gas propano produce humos y vapor de agua, de manera que la ventilación es importante. Mantenga las bombonas en un lugar seguro y hágalas controlar regu­ larmente por un proveedor autorizado. Calefactores de parafina Éstos no son tan eficientes como los eléctricos o los de gas en su uso del com­ bustible porque no llevan termostato. Por tanto, el funcionamiento de los ca­

lefactores de parafina puede ser caro si se deben mantener temperaturas eleva­ das, ya que se perderá cierta cantidad de energía, aunque son baratos de com­ prar y no tienen gastos de instalación. Si emplea calefactores de parafina, necesitará una buena ventilación porque se producen algunos humos tóxicos para las plantas, además de vapor de agua como subproducto de la combustión — una atmósfera húmeda y estancada po­ dría estimular la aparición de enferme­ dades si la ventilación es pobre. Otras desventajas comprenden la necesidad de transportar y almacenar combustible y comprobar el nivel de éste y la mecha todos los días (para asegurar que que­ ma limpiamente). Agua caliente circulante Actualmente los sistemas de agua calien­ te de combustible sólido se emplean poco en los invernaderos. A veces se uti­ lizan sistemas de agua caliente de petró­ leo y de gas, pero pocas veces en la pe­ queña escala de un invernadero de aficionados. Aunque la distribución de calor a tra­ vés de tuberías de agua caliente propor­ ciona una buena transferencia, a menudo sólo se utiliza un 50 % de la energía —el resto se pierde a través de las paredes de cristal. La necesidad de cargar y limpiar la caldera también hace que el combus­ tible sólido sea poco conveniente. Termómetro y alarma de heladas Si el calefactor de un invernadero no está controlado por un termostato, use un termómetro de máximas y mínimas para comprobar que se mantienen las tempe­ raturas nocturnas correctas para las plantas cultivadas. En las regiones que sufren tempera­ turas extremadamente bajas, una alar­ ma de heladas es una salvaguarda útil en el caso de que el invernadero conten­ ga plantas no resistentes. Si la tempera­ tura del aire desciende hasta casi 0o C, por ejemplo a través de un corte de la corriente o una avería del calefactor, so­ nará una alarma remotamente (esto en general se producirá en alguna patc del hogar), dándole tiempo para proteger las plantas.

M a t e r ia l A is l a n t e

El plástico de burbuja es útil para aislar un invernadero y reduce mucho la pérdida de calor. Corte a medida y sujete con firmeza a la estructura.

Aislamiento El aislamiento del invernadero reduci­ rá los costes de calefacción de manera considerable; si se requiere una tempe­ ratura mínima de 7o C por ejemplo, el coste del aislamiento se recupera después de pocas estaciones —e incluso duran­ te un único período invernal en zonas particularmente frías. Cuanto más ele­ vada la temperatura a mantener y cuan­ to más fría la región, tanto más com­ pensado el coste del aislamiento. Sin embargo, debe tener cuidado al elegir el material apropiado, ya que algunos ma­ teriales aislantes pueden reducir la luz que llega a las plantas. Doble acristalado El método más eficiente para aislar el invernadero es aplicar un doble acrista­ lado. Es mejor efectuarlo durante la construcción. Por supuesto que el do­ ble acristalado es costoso, pero los be­ neficios podrían ser enormes. Aislamiento de plástico flexible El plástico de burbujas, que consiste en películas dobles o triples de plástico transparente con células de aire entre­ medio, es un medio de aislamiento muy eficiente. Una capa única de una lámi­ na de plástico no es tan eficaz como el plástico de burbuja para reducir la pér­ dida de calor, pero es más barato y no reduce tanto la claridad. En invierno se pueden utilizar sábanas de plástico como una forma de doble acristalado

Para sujetar el material aislante, emplee fijaciones tipo almohadillas de succión o grapas que se ajusten a la estructura del invernadero. Mamparas térmicas Éstas consisten de láminas de plástico transparente o de material traslúcido, como una tela laminada cruzada, que se sujetan a alambres entre los aleros y se tienden de manera horizontal a tra­ vés del ancho del invernadero al atarde­ cer. Son útiles para conservar el calor por la noche, porque reducen la canti­ dad de calor que se eleva por encima de los aleros, atrapando el calor más aba­ jo, alrededor de las plantas. También se pueden emplear mampa­ ras verticales para separar una sección con calefacción en un extremo del inver­ nadero con láminas de plástico, dejan­ do el resto sin calefacción. En la sección con calefacción es posible invernar plan­ tas y cultivar plantones tempranos. Existen equipos especiales disponibles para fabricar mamparas térmicas o se pueden obtener láminas de plástico y las fijaciones necesarias separadamente. Revestimiento metálico de base Un revestimiento metálico de base en el suelo de invernaderos acristalados has­ ta el suelo reduce la pérdida de calor. En invierno, coloque paneles de poliestireno en la parte inferior de las hojas de cristal para dar un aislamiento suple­ mentario, retirándolos antes de plantar los cultivos de orlas veraniegos.

M a m p a r a s T é r m ic a s M am para

M am para vertical q u e fu n c io n a com o

A larm a co n tr a H eladas

A l cultivar plantas no resistentes, instale una alarma antiheladas, evitando daños o su muerte en temperaturas bajas.

Se pueden tender mamparas térmicas horizontalmente entre los aleros. También verticalmente, para dividir una sección del invernadero que requiera calefacción suplementaria.

Ventilación Una buena ventilación es esencial en un invernadero, incluso en invierno, para evitar la acumulación de aire sofocante o húmedo y controlar la temperatura. Es importante que la superficie barrida por los respiraderos sea igual a al me­ nos un sexto de la superficie del suelo. Ventilación suplementaria Pocos invernaderos están provistos de los respiraderos suficientes de manera estándar, de modo que encargue respi­ raderos suplementarios, ventanas de bi­ sagra y celosías o ventiladores de extrac­ ción al comprar un invernadero. Esta es una cuestión particularmente importan­ te en el caso de invernaderos de made­ ra, ya que generalmente resulta difícil in­ corporar más adelante. La ventilación suplementaria es espe­ cialmente importante si los sistemas de calefacción son de parafina o de gas em­ botellado, para evitar que el vapor de agua o los humos se acumulen hasta ni­ veles inaceptables. Sistema de ventilación por viento El cambio de aire dentro de un inver­ nadero se produce cuando el aire del ex­ terior se agita, reemplazando el aire in­ terior tibio y húmedo por otro fresco. Si coloca respiraderos en los lados y el techo del invernadero y éstos también es­ tán escalonados, asegurará que el aire circula a través de todo el ambiente — si coloca respiraderos uno enfrente del otro, el aire sencillamente pasará a tra­ vés del invernadero. Para aumentar la ventilación, también puede mantener las puertas abiertas du­ rante el verano; sin embargo, merece la pena sujetar un trozo de malla a través de la puerta, para evitar que los pája­ ros y animales domésticos penetren. Sistema de ventilación por chimenea La ventilación por el efecto chimenea depende de que el aire tibio y húmedo se eleve de los respiraderos del techo y sea reemplazado por aire fresco que, como resultado, se absorbe a través de los respiraderos inferiores, situados a lo largo de los lados del invernadero, ya sea por encima o por debajo de la estantería. Sistema de ventilación por ventilador La ventilación por ventilador es un sis­ tema mecánico que funciona extrayen­ do aire del invernadero a la altura de la cabeza o un poco más arriba, y absor­ biendo aire fresco a través de respirade­ ros inferiores y generalmente ubicados en el extremo opuesto del invernadero. Respiraderos de bisagra Estos respiraderos pueden ajustarse a los costados o techo del invernadero y de­ ben poder abrirse por completo hasta un ángulo de unos 45°. Esto permitirá un flujo de aire máximo y evitará al mis­ mo tiempo que las ráfagas de viento pe­ netren en el invernadero y posiblemen­

P r in c ip io s d e la V e n t il a c ió n d e I n v e r n a d e r o s

E

fecto

V

ie n t o

Penetra aire fresco dentro del invernadero, circula y sale a través de un respiradero abierto del otro lado.

E

fecto

C

h im e n e a

El aire cálido sube y escapa a través de los respiraderos abiertos del techo, haciendo que penetre aire fresco en la parte inferior.

te causen daños a las plantas en su in­ terior o incluso a la misma estructura del invernadero. Respiraderos de celosía Generalmente ubicados más abajo que las estanterías, los respiraderos tipo ven­ tana de celosía son particularmente úti­ les para controlar el flujo del aire a tra­ vés del invernadero en invierno, cuando los respiraderos del techo dejarían esca­ par demasiado calor. Sin embargo, los respiraderos de celosía deben cerrar co­ rrectamente, para así evitar todas las co­ rrientes de aire. Abridores autom áticos de respiraderos Los abridores automáticos simplifican el control de la temperatura, ya que es­ tán diseñados para abrirse automática-

V

e n t il a c ió n

V

e n t il a d o r

por

El aire es extraído por un ventilador en el techo del invernadero y atraído por respiraderos abiertos más bajos.

mente cuando la temperatura interior aumenta más allá de un nivel predeter­ minado. Estos dispositivos resultan esen­ ciales si se ha instalado un sistema de calefacción sin termostato dentro del in­ vernadero. En el caso de cualquier tipo de inver­ nadero, deben instalarse abridores auto­ máticos de respiraderos para al menos algunos de los respiraderos a bisagra o de celosía; esto resultará fácil siguien­ do las instrucciones del fabricante. Pueden regularse para que se abran según cierta gama de temperaturas, pero asegure de elegir un sistema automáti­ co que funcione dentro de la gama de temperaturas necesaria en su invernade­ ro. Es mejor regularlo para que opere con una temperatura justo por debajo de la óptima para las plantas. De este

R e s p ir a d e r o s DE C e l o s ía

Éstos se instalan en los lados del invernadero por encima del nivel del suelo para mejorar el flujo de aire a través del interior. El mecanismo de apertura es de palanca y fácil de manejar (véase inserciones).

modo, los respiraderos se abrirán y el in­ vernadero estará bien ventilado antes de que la temperatura se eleve hasta un ni­ vel inadecuado para las plantas. Existen muchos diseños diferentes de abridores automáticos disponibles. Al­ gunos modelos funcionan a través de la expansión y la contracción de un taru­ go de cera, contenido dentro de un ci­ lindro de metal o de plástico; el movi­ miento de la cera funciona como un pistón que abre y cierra el respiradero. Otros modelos emplean varillas de me­ tal que cambian de forma a medida que la temperatura se eleva y desciende, ac­ tivando el oportuno mecanismo de ven­ tilación. Extractores El tipo de extractor diseñado fundamen­ talmente para funcionar en las cocinas y los cuartos de baño también resulta ideal en el caso de los invernaderos. Una de las ventajas adicionales de utilizar es­ tos extractores es que la mayoría tiene instalado un control termostático, una necesidad esencial en un invernadero. Elija un extractor que sea lo bastan­ te potente para el tamaño específico de su invernadero —en general, la tasa de extracción se cita en metros cúbicos por hora. Como guía general, un invernadero de 2,5 x 2 m necesitaría disponer de un ex­ tractor con una capacidad de 300 m 3 por hora, pero otro más pequeño pue­ de ser perfectamente adecuado si tam­ bién se emplean otros tipos de venti­ lación. Una ventana de celosía —situada en el extremo opuesto al extractor y colo­ cada más abajo— resulta esencial para proporcionar un flujo de aire fresco que reemplace el aire viciado que es absor­ bido por el extractor. Compre un extractor con alerones de celosía que se cierran cuando el extrac­ tor no está en funcionamiento para evi­ tar las corrientes. Para alargar la vida útil del extractor, no regule el motor a su capacidad máxima; es mucho mejor elegir un modelo ligeramente más po­ tente de lo estrictamente necesario para el invernadero y regularlo en una posi­ ción media. A b r id o r A u t o m á t ic o

R e s p ir a d e r o s d e B is a g r a

Los respiraderos que se abren a través de un mecanismo de bisagra normalmente se instalan en el techo del invernadero. Asegure que la abertura sea amplia y que queden abiertos de forma segura. Éste funciona por expansión y contracción de cera en un cilindro al subir y bajar la temperatura.

Sombreado Si el sistema de ventilación fuera insu­ ficiente, el sombreado ayudará a contro­ lar la temperatura del invernadero. Tam­ bién protege las plantas vulnerables de una excesiva exposición al sol directo, re­ duciendo el riesgo del abrasado de ho­ jas y evitando la decoloración de las flo­ res por acción del sol. El sombreado aplicado fundamentalmente para con­ trolar el calor debe estar en la parte ex­ terior del invernadero; un sombreado in­ terior tiende a no reducir la temperatura de manera significativa. La cantidad de sombra necesaria den­ tro del invernadero depende de la esta­ ción y de las plantas cultivadas. En los meses más soleados, un sombreado que reduzca la claridad en un 40 %-50 % es suficiente para un invernadero mixto tí­ pico. Los helechos generalmente prefie­ ren alrededor de un 75 % de luz filtra­ da, mientras que la mayoría de cactus y otras suculentas requieren muy poco o nada de sombreado. Pinturas sombreantes Este es con frecuencia el método más eficaz para reducir el calor del sol, y al mismo tiempo deja penetrar suficiente luz para el buen desarrollo de las plan­ tas. Pinte o rocíe la capa delgada de pin­ tura sobre la parte exterior del cristal a principios de la estación soleada y reti­ re a fines de verano lavando o frotando por medio de una solución limpiadora. Las pinturas sombreantes son baratas pero su aplicación y eliminación poste­ rior pueden ser sucias y su aspecto puede ser desagradable en un jardín pequeño donde el invernadero es un elemento im­ portante. Algunas pinturas se vuelven más transparentes cuando están moja­ das, de manera que dejan penetrar ma­ yor claridad en días grises o luviosos. Persianas Éstas se utilizan fundamentalmente en la parte exterior del invernadero y con­ trolan la temperatura de un modo efi­ caz. Son más versátiles que las pinturas sombreantes ya que pueden enrollarse y desenrollarse, según la intensidad de

S o m b r ea d o d e l I n v ie r n o Se aplican pinturas sombreantes al exterior del invernadero para evitar que las temperaturas en el interior aumenten demasiado, sin reducir excesivamente la penetración de la luz. La pintura puede dejarse durante toda la estación.

luz requerida. También sirven para som­ brear sólo una parte del invernadero. Sin embargo, las persianas manuales nece­ sitan una atención constante. Las per­ sianas automáticas, que entran en fun­ cionamiento apenas la temperatura se eleva más allá de un nivel determinado, son más convenientes, aunque resultan más costosas. Mallas y tejidos Los materiales de sombreado de malla flexible son adecuados para su uso in­ terior o exterior. Son menos adaptables que las persianas, porque generalmente quedan fijas durante toda la estación, y su resultado es menos satisfactorio que las pinturas sombreantes en cuanto al control del desarrollo de las plantas. Los tejidos lisos y los de punto tam­ bién sirven para el uso en el interior y exterior del invernadero. La cantidad en la que reducen el nivel de luz varía con­ siderablemente según el tipo de tejido instalado, pero la calidad de la luz que penetra hasta las plantas generalmente resulta adecuada para lograr un buen de­ sarrollo, aunque la temperatura no se re­ duce de un modo significativo. Los tejidos laminados y algunas ma­ llas de plástico sólo son recomendables para un sombreado interior.

M alla F lex ib le

P er s ia n a s E n r o lla b les

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Las persianas son un sistema versátil para sombrear el invernadero. Deben ser resistentes ya que permanecerán en posición durante períodos largos. También se puede utilizar plástico hin­ chado coloreado para sombrear. Redu­ ce la claridad en casi un 50 %, pero sólo baja la temperatura ligeramente. Láminas rígidas A veces se empican láminas rígidas de policarbonato (generalmente colorea­ das) para sombrear invernaderos. Las lá­ minas pueden fijarse en el exterior o en el interior, según las recomendaciones del fabricante del invernadero. Reducen la luz con eficacia, pero a menos que sean de color blanco, la luz transmitida puede no ser suficiente para el buen de­ sarrollo de las plantas.

Humedad La malta de plástico puede cortarse a medida y utilizarse en el interior o exterior para sombrear las plantas del invernadero.

tilación. Sin embargo, muchas plantas tropicales oriundas de climas húmedos requieren altos niveles de humedad para prosperar y no sobrevivirían en una at­ mósfera seca. Si el aire es seco y el nivel de hume­ dad bajo, las plantas transpiran a ma­ yor velocidad y a menudo pierden una gran cantidad de humedad. Como re­ sultado, las plantas que no están adap­ tadas para arreglárselas con una hume­ dad baja se marchitarán, salvo que se les proporcione agua adicional en las raí­ ces. Las plantas de climas secos frecuen­ temente poseen elementos anatómicos específicos que ayudan a reducir la tasa de transpiración durante las sequías (véase E C J , «Sequía», p. 517).

La humedad es la medida de la canti­ dad de vapor de agua suspendida en el aire. La humedad del aire afecta la tasa de transpiración de las plantas; este es el mecanismo que les permite absorber agua (además de nutrientes) desde las raíces a las hojas, donde el agua se eva­ pora en el aire desde los poros de las ho­ jas. Al evaporarse el agua, la planta se refresca. Establezca los niveles de humedad que prefieren las plantas de su inverna­ dero; después controle el nivel de hume­ dad de la atmósfera que les resulte ade­ cuada. La humedad se puede aumentar por medio de diversas técnicas (véase «Humidificadorcs», abajo) y reducirse ventilando (véase p. 483). Necesidades de las plantas Una atmósfera muy húmeda reduce la tasa de transpiración y evaporación has­ ta un nivel que podría resultar perjudi­ cial para algunas plantas, que pueden sufrir daños a causa del calor excesivo, a menos que aire más fresco y seco sea llevado hasta ellas por medio de la ven­

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Medición de la humedad El nivel de humedad dentro de un in­ vernadero depende, hasta cierto punto, de la temperatura del aire —el aire ca­ liente es capaz de contener más hume­ dad que el frío antes de saturarse. La hu­ medad relativa es una medida de la cantidad de vapor de agua en el aire, ex­ presada como un porcentaje del punto de saturación a la misma temperatu­ ra. Se considera una atmósfera «húme­ da» la que tiene una humedad relativa del 75 °/o; una atmósfera «seca» tiene una humedad relativa de alrededor del 35 «lo. Se pueden utlizar termómetros de bul­ bo secos y mojados, junto con tablas higrométricas, para medir la humedad re­ lativa de la atmósfera. Hay higrómetros disponibles que tienen un cuadrante que indica tanto la temperatura como la humedad. Como guía general, una humedad re­ lativa más baja que el 75 a/o, pero más elevada que el 45 °/o, resulta benéfica para la mayoría de las plantas de in­ vernadero muy especialmente durante la estación de desarrollo; a niveles más elevados que el 80 °/o, las enfermeda­ des tipo moho gris/Botrytis y el mildiú pueden convertirse en problemas serios. En invierno, la humedad debe man­ tenerse en un nivel inferior, pero el ni­ vel exacto requerido dependerá del tipo de plantas cultivado y de la temperatu­ ra del invernadero. Humidificadores Los invernaderos pueden «humedecer­ se» en verano salpicando agua —sobre lodo en el suelo y las estanterías— con una manguera o una regadera. Esto aumenta el nivel de la humedad atmos­ férica. Un sistema de rociado automático simplificará el control de la humedad, especialmente en el caso de plantas que requieren una humedad muy elevada. En un invernadero pequeño, el rociado a mano o la provisión de una bandeja llena de agua que se evapora lentamen­ te en el aire, en general resultan ade­ cuadas.

Riego Una regadera tradicional sigue siendo el método más eficaz, aunque lento, para regar una colección mixta de plantas en un invernadero pequeño. Como se pue­ de controlar el ñujo con facilidad, ase­ gura que todas las plantas reciben el rie­ go conveniente. Sin embargo, un sistema de riego automático es un agregado útil al inver­ nadero en verano; si 110 se ocupa del in­ vernadero de manera regular, un siste­ ma automático resulta esencial, ya que algunas plantas de tiestos podrían ne­ cesitar un riego varias veces al día du­ rante un tiempo muy caluroso. Sistemas capilares En un invernadero se emplean frecuen­ temente sistemas de riego basados en la capilaridad para absorber agua. Los tiestos con plantas se pueden co­ locar sobre una capa de 2-5 cm de are­ na limpia (que conserva la humedad co­ rrectamente) encima de la estantería del invernadero y que se conserva perma­ nentemente húmeda. Sin embargo, la arena húmeda aumenta considerable­ mente el peso cargado sobre la estante­ ría, de manera que asegure que ésta sea lo bastante sólida como para soportar el peso suplementario. Además, prote­ ja las estanterías de madera de la arena húmeda cubriéndolo con láminas de plástico o de aluminio, porque de otro modo se pudriría. Otra opción consiste en colocar la arena en bandejas de aluminio. Agregue un trozo de canalón de plás­ tico al borde del banco y mantenga lle­ no de agua. Esto puede realizarse a mano o automáticamente desde un de­ pósito superior conectado al agua co­ rriente, en cuyo caso el sistema debe con­ trolarse por medio de un grifo de bola. Las esterillas capilares, ampliamente disponibles en rollos y que sencillamente se cortan al tamaño adecuado, son mu­ cho más ligeras, fáciles de mantener lim­ pias e igual de eficaces que la arena. Para mantener las esterillas capilares siempre húmedas, deje que el extremo cuelgue dentro de un recipiente con agua u otro tipo de depósito. El agua puede rellenarse a mano o a partir de un de­ pósito automático, al igual que arriba. Para que un sistema capilar sea efec­ tivo, debe haber un contacto suficiente entre el abono dentro de los tiestos y la fuente de humedad, de manera que el agua llegue permanentemente al siste­ ma de raíces de las plantas. Los tiestos de plástico generalmente permiten un buen contacto entre el abono y la arena o la esterilla húmedas. Sin embargo, los tiestos de arcilla podrían requerir una mecha individual. Ésta se recorta de un trozo sobrante de esterilla capilar y se coloca en el agujero de drenaje del ties­ to para llenar cualquier vacío entre el abono y la esterilla. No use sistemas de riego capilares en invierno en el invernadero, ya que la ma­

yoría de las plantas están inactivas o sólo crecen lentamente y por lo tanto requie­ ren menos agua. La arena o esterilla per­ manentemente mojada también puede aumentar la humedad del invernadero hasta niveles no satisfactorios para las plantas (véase «Humedad», p. 484).

S is t e m a s

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Sistemas elevados En los invernaderos comerciales está muy extendido el uso de un sistema de tuberías elevadas, con boquillas desde las que surge un rocío y cae sobre las plantas situadas bajo él. Este sistema es ideal para regar un gran número de plantas, todas en la misma etapa de de­ sarrollo. Sin embargo, no es adecuado para el invernadero pequeño de un no­ vato, que contiene una gran variedad de plantas. Los sistemas de riego elevados también son de instalación costosa y, usados en invierno, crean una atmósfe­ ra demasiado húmeda. Mangueras re/um adoras Su uso está muy difundido en los jardi­ nes y también pueden utilizarse en el in­ terior del invernadero para regar plan­ tas en orlas o para conservar húmedas las esterillas capilares. Pero durante pe­ riodos muy cálidos, las mangueras rezumadoras podrían no aportar bastan­ te agua a las plantas. Sistemas de irrigación por goteo Este sistema de irrigación consiste de una serie de tubos de diámetro interior pequeño, cada uno con una boquilla ajuslable. Los tubos se colocan dentro de los tiestos o sacos de desarrollo in­ dividuales o cerca de las plantas culti­ vadas en la orla del invernadero. La mayoría de los sistemas de irriga­ ción por goteo se alimentan por medio de un depósito que a su vez se rellena a través de una manguera conectada al agua corriente. Pero también se puede utlizar agua aportada directamente de la acometida general. Debe controlarse bien la tasa de agua aportada y ajustarse a las necesidades de las plantas; estas necesidades varían según la época del año y los caprichos del clima.

Iluminación Si la electricidad ya está conectada en el invernadero (véase «Instalación de electricidad, gas y agua», p. 480), no re­ sulta caro agregar unidades de ilumina­ ción en cualquier momento y los costes de funcionamiento también son bajos. Además, las luces producen algo de ca­ lor suplementario para las plantas. Los tubos fluorescentes comunes proporcio­ nan suficiente iluminación para traba­ jar cómodamente. Lámparas de desarrollo La especial calidad de la iluminación proporcionada por las lámparas de de­ sarrollo es necesaria para prolongar la

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Un depósito superior vierte agua en una canaleta fijada a la estantería. La esterilla absorbe agua, que es absorbida por el abono en las bandejas.

Los sistemas de goteo proporcionan agua directamente a cada tiesto por medio de tuberías, alimentadas por un depósito superior.

extensión del día (véase E H H , «Extensión del día», p. 307) para fines específicos en los meses de primavera e invierno, cuando los ni­ veles lumínicos son bastante bajos. Se pueden obtener tubos fluorescen­ tes que producen una buena luz para mejorar el desarrollo de las plantas en tiendas de proveedores de acuarios y en centros de jardinería. Como no produ­ cen mucho calor, se los puede instalar cerca de las plantas. Los tubos tienen re­ flectores instalados que proyectan la luz hacia abajo, donde será mejor aprove­ chada. Para lograr una eficacia óptima, instale los tubos a 25-30 cm por encima del follaje. Los tubos fluorescentes de mercurio y los de vapor de mercurio también proporcionan una calidad lu­ mínica adecuada para estimular un buen desarrollo de las plantas. Las bombillas halógenas de metal son el mejor tipo de lámpara de desarrollo, pero son las más caras y emiten una luz cercana al espectro de la luz natural. Ilu­ minan una superficie amplia pero cir­ cular, lo que podría resultar inconve­ niente en un invernadero pequeño, ya que las esquinas no quedarían bien ilu­ minadas. La mayoría de las bombillas y tubos de desarrollo adecuadas para el invernadero requieren accesorios espe­ ciales a causa de la atmósfera húmeda. Si tuviera alguna duda, pida consejo a un electricista especializado.

Fotómetro En caso de que la iluminación sea un factor muy importante, se pueden em­ plear fotómetros especiales para medir la iluminación de las plantas en el in­ vernadero, porque miden los niveles lu­ mínicos con una exactitud mucho ma­ yor que la que miden los ojos. Los fotómetros vienen con informa­ ción sobre los niveles lumínicos que pre­ fieren una amplia gama de plantas ha­ bitualmente cultivadas; siga las instruc­ ciones para estas plantas específicas.

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Ésta aporta luz adicional para mejorar el desarrollo de las plantas. Fije directamente encima de las plantas.

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Utilización del espacio

Para aprovechar el limitado espacio del invernadero, planifique bien el esquema. El cultivo en macizos en relieve, orlas, sacos de desarrollo o contenedores co­ locados en el suelo, estantes o estante­ rías son sistemas adecuados; a menudo la combinación de éstos es lo mejor.

Macizos en relieve

no penetre en la pared. Para más deta­ lles, véase E s t r u c t u r a s y S u p e r f i c i e s , p. 507. Los macizos a la altura normal de un banco sólo son adecuados para inverna­ deros colgadizos o para aquellos con una base de ladrillos elevada. Para las plantas pequeñas que no requieren un suelo muy profundo, se puede usar una jardinera de piedra colocada sobre co­ lumnas —o «patas»— de ladrillo. Otra opción consiste en construir un conte­ nedor en relieve fijando láminas rígidas de metal o planchas de pavimentación encima de columnas de ladrillo, cons­ truyendo las paredes con varios ladrillos superpuestos y revistiendo con una lá­ mina de goma butílica. La lámina de bu­ tilo debe estar perforada por varios

Éstos se utilizan sobre lodo en casas al­ pinas, donde un buen drenaje resulta ne­ cesario. Puede ser costoso construir ma­ cizos en relieve con ladrillos nuevos, pero los viejos también sirven. Deje un espa­ cio grande entre el macizo en relieve y la pared del invernadero, para que el aire pueda circular y la humedad de la tierra D entro d el In v e r n a d er o Organice los elementos dentro del invernadero de un modo razonable para aprovechar el limitado espacio al máximo. Aquí se ilustra un esquema bien planeado para un invernadero de cobertizo.

Depósito de agua que irriga las plantas en la bandeja inferior

agujeros para asegurar que el macizo tenga un drenaje adecuado. Los macizos en relieve para plantas más altas no necesitan ser tan elevados y por tanto no requieren columnas de ladrillos. Generalmente se construyen a nivel del suelo, con agujeros rezumadores para el drenaje y sencillamente re­ llenos de tierra.

Orlas y sacos de desarrollo Para cultivar plantas directamente en una orla es necesario un invernadero de cristales hasta el suelo, para asegurar que las plantas reciben una iluminación su­ ficiente. Las orlas de 1 m de ancho son Respiradero.

aceptables en un invernadero de 2,5 m de ancho, pero ensanche los macizos si coloca una estantería por encima de las orlas, para que éste no le impida alcan­ zar el lado opuesto con facilidad. Si fue­ ra necesario, también puede colocar plantas en contenedores encima de la orla en vez de sobre la estantería. Si cultiva las mismas plantas repeti­ damente a lo largo de muchos años, la tierra de las orlas en el invernadero pue­ de infestarse con enfermedades. Si éste fuera el caso o si el suelo del invernade­ ro se cubriera con cemento, se pueden emplear sacos de desarrollo. Los sacos de desarrollo proporcionan un método de cultivo conveniente, ya que conser­ van bien la humedad y eliminan la ne­ cesidad de cavar y fertilizar el suelo an-

Abridor automático del respiradero

Persianas sombreadoras exteriores

Termómetro Estante para exhibir plantas

Estante fijado a la pared

Enchufes Respiraderos de celosía , Propagador con calefacción

Suministro de agua

Estanterías de listones Plantones

y esquejes creciendo en bandejas Calefactory a ventilador

Planta amante de la sombra debajo de la estantería Saco de desarrollo

Tiestos sumergidos en arena debajo del banco ___ Superficie pavimentada

E x h ib ic ió n d e P la n ta s Despliegue las plantas del invernadero de forma t® atractiva. Si el invernadero tiene calefacción, se puede cultivar una amplia gama de plantas a Io largo del año para mantener el despliegue de flores y follaje. Coloque las plantas inactivas o «en descanso» debajo de la estantería para dejar espacio para otras plantas de ¡a estación.

tes de plantar. La mayor parte de los nu­ trientes que contiene la tierra dentro de los sacos de desarrollo se agota duran­ te la estación, de manera que deberá uti­ lizar sacos nuevos cada año.

Estanterías Las estanterías son importantes dentro de cualquier invernadero mixto u orna­ mental —estimula un desarrollo más sano acercando las plantas a la luz. Aun­ que las retire para cultivar plantas de co­ secha veraniega en orlas, las estanterías son necesarias para propagar y seguir cultivando plantas jóvenes. Ubicación de las estanterías El arreglo más satisfactorio para un in­ vernadero pequeño o mixto es que ten­ ga un paso central con estanterías a los lados y posiblemente a lo largo de uno de los extremos, retirando la mitad para dejar espacio para los cultivos de orlas cuando sea necesario y conservando las estanterías permanentes para exhibir or­ namentales. Las estanterías permanen­ tes deben colocarse del lado donde pro­ yecten la menor cantidad de sombra sobre los cultivos de la orla.

E s t a n t e r ía F ija La mayoría de los fabricantes de invernaderos suministran estanterías permanentes construidas expresamente y del mismo material que el invernadero. Es mejor instalarlas al construir el invernadero.

rías deben estar construidas con solidez para aguantar el considerable peso de plantas, contenedores y abono. Siempre deje un espacio generoso entre la parte posterior de las estanterías y la pared del invernadero para permitir que el aire cir­ cule con libertad. la mayoría de los invernaderos de no­ vatos también se usan como cobertizo. Una altura conveniente para las estan­ terías, que también sirven de superficie de trabajo, es de aproximadamente 75-90 cm; debe ser más baja si se traba­ ja sentado. Estanterías autoportantcs A veces resulta útil tener estanterías que pueden desarmarse y almacenarse, lle­ vándolas al interior del invernadero du­ rante períodos cortos, por ejemplo al cultivar plantones en primavera. Las es­ tanterías autoportantes podrían no caE s t a n t e r ía A u t o p o r t a n t e

Estanterías permanentes Las estanterías y los estantes permanen­ tes pueden forzar la estructura del in­ vernadero, especialmente si ésta es lige­ ra en aleación de aluminio. Si usa arena o grava agregará un peso suplementa­ rio a la estantería, especialmente si es­ tán mojadas. Dentro de lo posible, com­ pre estanterías diseñadas a propósito; si tuviera dudas, consulte con el fabricante del invernadero antes de instalar cual­ quier estantería permanente. Estanterías de listones y de mallas Si cultiva alpinas o cactus y suculentas en tiestos, es mejor usar bancos de lis­ tones o de malla, que permiten un flu­ jo de aire más libre que las estanterías sólidas. Sin embargo, las estanterías de-

Estanterías centrales Los invernaderos más amplios, diseña­ dos fundamentalmente como casas de exhibición, pueden poseer estanterías centrales, con un paso alrededor de los bordes. Se pueden colocar dos bancos de estanterías espalda con espalda, pre­ ferentemente con estanterías escalona­ das en el centro para realzar el desplie­ gue de las plantas. Tamaño y altura correctos La mayoría de las estanterías miden 45-60 cm de ancho. En invernaderos grandes resultan útiles los bancos más anchos, pero puede ser difícil de alcan­ zar el lado opuesto. Todas las estante­

ber tan bien en el invernadero como las estanterías incorporadas y pueden tener un aspecto menos bonito, pero su uso es más flexible. Deben ser fáciles de ar­ mar y sólidas pues se utilizarán duran­ te muchos años. Si cultiva plantas en or­ las durante la mayor parte del año, unas estanterías de malla abierta que se do­ blan limpiamente contra los lados del in­ vernadero resultan convenientes durante períodos cortos. Los sistemas de estanterías autopor­ tantes modulares pueden construirse en hileras, proporcionando un modo atrac­ tivo de exhibir plantas. Existen sistemas modulares de listones, de malla o sóli­ dos disponibles.

Los bancos móviles permiten gran flexibilidad; pueden trasladarse de un lado a otro para acoger las plantas o retirarse por completo.

E s t a n t e r ía d e L is t o n e s Las estanterías de listones de madera son una opción atractiva. Los listones permiten una mejor circulación del aire alrededor de las plantas que las superficies sólidas, pero los listones no son adecuados para un sistema de riego capilar, salvo que coloque los tiestos en bandejas encima del banco.

listones o malla no se adecúan a siste­ mas de riego capilares. Use bancos de listones de madera para un invernadero de madera; para los dea­ leación de aluminio o de acero galvani­ zado, son más apropiados los bancos de metal o malla de plástico. Estanterías de superficie sólida Las estanterías sólidas permiten acoger más tiestos que las de listones (resulta difícil mantener los tiestos verticales en­ tre los listones), pero pueden necesitar una mayor ventilación. Si emplea un sistema de riego capi­ lar, elija estanterías de aluminio sólido con una superficie plana para las este­ rillas o la arena. Algunas estanterías tie­ nen secciones reversibles que producen superficies planas en relieve para este­ rillas de un lado y secciones tipo plato para arena o grava del otro lado.

Estantes Los estantes del invernadero sirven tan­ to para almacenaje como para exhibi­ ción. Los estantes permanentes a menu­ do proyectan sombra sobre las plantas situadas debajo, por lo que es preferi­ ble instalar estantes plegables, que po­ drán usarse en primavera cuando el es­ pacio es limitado y después guardarse plegadas el resto del año. En un inver­ nadero pequeño, los estantes sirven para exhibir plantas colgantes si no hubiera espacio para cestas colgantes.

Muchas plantas requieren temperaturas para su propagación más altas que las que pueden mantenerse en el invernade­ ro. Por lo tanto, para ahorrar en las cuentas de combustible, frecuentemente se utilizan ayudas a la propagación para proporcionar el calor suplementario ne­ cesario. También pueden aumentar la tasa de éxito al sembrar semillas o to­ mar esquejes arraigados. Elija un pro­ pagador para el invernadero que sea lo bastante grande como para contener al menos tres bandejas semilleras estándar. Si piensa utilizar propagadores con calefacción, unidades de rocío o cables calentadores del suelo, un tomacorriente es esencial. Las unidades de rocío tam­ bién requieren que el agua corriente esté conectada, además de la electricidad. Los propagadores no calefaccionados tienen un uso limitado dentro del inver­ nadero, pero generalmente proporcionan la suficiente humedad para arraigar es­ quejes en verano.

Propagadores con calefacción Un propagador con calefacción debe te­ ner un elemento de calefacción capaz de proporcionar una temperatura mínima del abono de 15° C en invierno y a prin­ cipios de primavera, cuando las tempera­ turas del exterior pueden estar bajo cero. Si piensa propagar plantas tropicales, el elemento de calefacción debe ser más potente, capaz de mantener la tempera­ tura a 24° C. Preferentemente, el pro­ pagador debe tener un termostato ajustable instalado, que permite mayor flexibilidad de las temperaturas. Utilice tapas de plástico rígido, más capaces de conservar el calor que las del­ gadas. Los respiraderos ajustables son útiles porque permiten que escape la hu­ medad y evitan que la atmósfera dentro del propagador sea demasiado húmeda. Propagadores domésticos

Algunos propagadores pequeños con ca­ lor están diseñados para usar en los al­ féizares. En general sólo tienen capaci­ dad para dos bandejas semilleras, y son demasiado pequeños para un uso prác­ tico en el invernadero; a menudo no tie­ nen termostato. Podrían no generar el calor suficiente en un invernadero fres­ co o frío, ya que el elemento de calefac­ ción está pensado para funcionar en el interior de una habitación.

Un P r o p a g a d o r d e A l f é i z a r

Es mejor utilizar los propagadores diseñados para alféizares dentro del invernadero sólo en verano, cuando las temperaturas son altas.

Bases con calefacción

Éstas están diseñadas para usar junto con propagadores sin calor o bandejas semilleras comunes —cualquiera de ellos puede colocarse sobre la base con cale­ facción; Para conservar el calor y la hu­ medad, coloque una tapa de plástico so­ bre las bandejas semilleras. Las bases con calor 110 elevan la temperatura con tanta eficiencia como los propagadores de bandeja con calor (véase abajo), y sólo son aptas para una o dos bandejas. Propagadores de bandeja con calefacción

U n id a d d e P r o p a g a c ió n Un termostato de suelos controla la temperatura del abono, calentado por cables. La cabeza rociadora está controlada por un sensor (conectado a un solenoide) situado cerca de los esquejes —cuando la atmósfera está demasiado seca, se activa la cabeza rociadora.

Éstos tienen un elemento de calefacción independiente en la base y son más úti­ les que las bases con calor (véase arri­ ba), sobre todo si llevan termostato.

Unidades de rocío Frecuentemente, los esquejes arraigan antes y en mayor número dentro de una unidad de rocío que por otros medios más convencionales. Las unidades de ro­ cío son convenientes porque evitan tener que regar los esquejes con frecuencia. Las unidades de rocío más fáciles y más convenientes de usar son unidades autónomas que comprenden un elemen­ to de calefacción, termostato, tapa trans­ parente y una cabeza rociadora. La at­ mósfera constantemente húmeda creada por la cabeza rociadora proporciona un medio ambiente adecuado para arraigar esquejes rápidamente, manteniendo una película de agua constante encima del material a propagar. También se reduce la pérdida de calor por evaporación y existe un riesgo menor de que los esque­ jes se vean atacados por una enferme­ dad fúngica porque, cuando la cabeza rociadora está en funcionamiento, la mayoría de las esporas portantes de en­ fermedades son arrastradas, desapare­ ciendo del aire y de las hojas antes de que puedan infectar los tejidos de las plantas. En pequeña escala, se genera un efecto similar cubriendo un tiesto con esquejes con un saco de plástico trans­ parente. Para un número grande de plantas, una unidad de propagación de rocío es más práctica. Algunas unidades están diseñadas para usar sin tapa encima de un banco de propagación en un inver­ nadero abierto; se usan junto a cables que calientan el suelo y también requie­ ren un banco de invernadero especial­ mente construido. Si se emplaza en un

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Tubería vertical

Tubería de agua

Termoslato de suelos Cable calentador------------Control del termostato de suelos

invernadero donde se cultiva una selec­ ción mixta de plantas, la elevada hume­ dad generada por una unidad de rocío abierta puede ser inadecuada para cier­ tos tipos de plantas. En este caso insta­ le una unidad de rocío cerrada.

Cables de calefacción del suelo Su finalidad primera es la de calentar el abono de un propagador convencio­ nal o el de un banco de rocío en un in­ vernadero, pero los cables calentadores de suelos también sirven para calentar el aire en un espacio cerrado, como una cajonera fría o un propagador casero. El sistema más seguro es un cable con un termostato incorporado, conectado

a un enchufe aislado y fundido. Com­ pre un cable protegido, porque implica un peligro menor si lo cortase acciden­ talmente. Los cables para calentar el sue­ lo se venden en largos diseñados para calentar una superficie dada. Por ejem­ plo, un cable de 75 watios mide 6 m de largo y genera el calor suficiente para una superficie de 0,7 m 2 en un inverna­ dero que tenga algún sistema de calefac­ ción. Evidentemente, se requeriría un ca­ ble de más watios para utilizarlo en una superficie similar en un invernadero sin calefacción o en cajonera fría en el ex­ terior del invernadero. El cable debe tenderse a 5-8 cm de profundidad, en una serie de curvas en forma de «S» (asegurando que las la­ zadas no se toquen) dentro de un maci­ zo con arena húmeda.

Uso d e c a b le s c a l e n t a d o r e s d e s u e lo s

Termostato del aire

En este caso, los cables Cables calentando se usan para calentar et aíre suelo y aire. Cada juego de cables lleva termostato, que garantiza que la temperatura nunca caiga por debajo del nivel marcado. Caja de control

Termostato de

Cable del suelo

Arena drenaje

Cajoneras frías y campanas Las cajoneras frías y las campanas am­ plían el espacio del invernadero, pero también son extremadamente útiles por derecho propio. Tienden a ser utilizadas más intensamente en primavera, para templar plantas cultivadas en el inver­ nadero, pero también pueden utilizarse a lo largo de todo el año para cultivar una amplia gama de plantas. Durante los meses más fríos sirven para proteger flores de invierno, invernar las semillas de las anuales resistentes sembradas en otoño y proteger las alpinas delicadas de la peor parte del tiempo lluvioso.

Cajoneras frías La cajonera fría más común tiene los la­ dos de cristal (o de plástico transparen­ te), además de «tragaluces» de cristal (cubiertas superiores con paneles de cris­ tal), aunque se emplea un poco de ma­ dera y ladrillos para su construcción. Los modelos acristalados hasta el suelo generalmente tienen estructura de metal. Tragaluces de cajoneras

Elija una cajonera que tenga tragaluces móviles o deslizantes que faciliten el ac­ ceso; algunas también tienen paneles de­ lanteros deslizantes, útiles para propor­ cionar una ventilación suplementaria. Los tragaluces con bisagra que se dejan abiertos con una cuña siguen proporcio­ nando protección contra lluvias inten­ sas, pero los tragaluces deslizantes a ve­ C ó m o U t il iz a r C

P la ntar

en

C

a jo n e r a s

ces se retiran por completo durante el día, dejando las plantas muy expuestas a dichas lluvias. Sin embargo, las estruc­ turas ligeras de aluminio con los traga­ luces abiertos pueden correr riesgos du­ rante vientos intensos, de manera que elija un modelo que tenga una cubierta con bisagras y batientes con soportes ajustables para fijar los tragaluces con seguridad.

S is t e m a s

de

V e n t il a c ió n

C a j o n e r a s F r ía s

para

Cajoneras de madera

Las cajoneras tradicionales de madera son difíciles de obtener actualmente y caras, pero pueden construirse a bajo costo en el hogar con madera de segun­ da mano. Las caras laterales de madera conservan muy bien el calor. No resul­ ta difícil instalar cables de calefacción del suelo (véase p. 488) en el interior de la cajonera para proporcionar calor adi­ cional. Pinte o tiña la madera para con­ servarla. Cajoneras de aleación de aluminio

Éstas están disponibles y son relativa­ mente baratas. Su diseño varía conside­ rablemente, pero en general se venden en paquetes planos para facilitar el trans­ porte y se montan in situ. Las cajoneras de aleación de aluminio permiten una mayor entrada de luz que las de madera o ladrillo, pero no tienen características aislantes tan buenas y pueden no ser igual de fuertes y robustas. En el caso de cajoneras muy ligeras, podría ser ne­ cesario el uso de anclajes a tierra.

F r ía s

a jo n e r a

Si es necesario, las plantas se pueden plantar directamente en la cajonera. Siempre prepare la base con una capa espesa de material de drenaje, como trozos de tiesto o gravilla gruesa, antes de agregar una capa de 15 cm de mezcla de buena calidad para jardines o tierra.

T

ragaluces de

Cajoneras de ladrillo

Éstas ya no se usan mucho, pero aún puede construiirlas en su hogar si exis­ ten ladrillos viejos disponibles y si pue­ de construir los tragaluces. En general, las cajoneras de ladrillos son templadas y a prueba de corrientes de aire. Tamaños adecuados

El tamaño práctico mínimo de una ca­ jonera fría es de 1,2 x 60 cm. Sin em­ bargo, la cajonera frecuentemente debe caber en el espacio disponible (lo más cerca posible del invernadero), de ma­ nera que elija la cajonera más grande posible que quepa en el espacio. La altura es importante si la utiliza para plantas en tiestos o cultivo de hor­ talizas altas. Para aumentar su altura de manera temporal, puede colocarla so­ bre ladrillos sueltos. Aislamiento

P r o t e c c ió n C u l t iv o s

de

Aquí, la cajonera fría se ha colocado sobre el suelo en la parcela de hortalizas. Las hortalizas se cultivan a través de cortes en un «mulch» de plástico (véase el sistema «Sin excavar», p. 534) tendido sobre la superficie del suelo.

B is a g r a

Las tapas con bisagras pueden quedar abiertas en días cálidos para evitar que las plantas se recalienten.

Si la cajonera goza de un buen aisla­ miento, se puede aumentar la gama de las plantas que invernarán dentro sin problemas. La cajonera debe ser a prue­ ba de corrientes de aire; no deben exis­ tir huecos alrededor del cristal o de la estructura y los paneles superiores y otros deslizantes deben encajar perfec­ tamente. Las cajoneras acristaladas has­ ta el suelo y las que tienen laterales de plástico deberán aislarse durante el tiem­ po frío por medio de láminas de poliestireno expandido. Corte las láminas a medida y coloque contra las caras inte­ riores de la cajonera para reducir la pér­ dida de calor. En noches frías, en especial si se han anunciado heladas fuertes, las cajone­ ras podrían requerir una protección ex­ terior adicional: cubra las tapas con ca­ pas de arpillera o alfombras viejas, sujetadas o fijadas con trozos pesados de madera. Retire estas protecciones du­ rante el día, si no las plantas sufrirán por falta de luz. Otra opción consiste en uti­ lizar varias capas de plástico para una protección suplementaria —éstas pue­

T

ragaluces

D

e s l iz a n t e s

Las lapas deslizantes son menos vulnerables al viento, pero las plantas no quedan protegidas contra lluvias intensas.

den dejarse puestas durante el día, ya que no reducen los niveles lumínicos. Ventilación

Durante el tiempo cálido, la buena ven­ tilación es esencial. La mayoría de ca­ joneras posee tragaluces que pueden mantenerse abiertos con cuñas para per­ mitir la entrada de aire fresco; a menu­ do los tragaluces también se deslizan, permitiendo una mayor ventilación y que finalmente se los retire por completo para seguir templando plantas jóvenes. Luz

Las cajoneras de aluminio (pero no las de madera o ladrillos) pueden trasladar­ se alrededor del jardín para aprovechar la mejor iluminación en los diferentes períodos del año. Si una cajonera se em­ plaza de manera permanente, debe ha­ cerse donde reciba la mayor cantidad de luz en el invierno y en primavera, a con­ dición de que el emplazamiento no esté demasiado expuesto. Las cajoneras deben sombrearse en verano, pero para un uso a lo largo de todo el año, la que deje penetrar mayor cantidad de luz será la mejor. Materiales de acristalado

El cristal para la horticultura es el me­ jor material de acristalado para cajone­ ras frías; transmite la luz correctamen­ te y conserva el calor mejor que la mayoría de plásticos. Deberá reponer las hojas rotas o quebradas lo más rápida­ mente posible, de manera que elija una cajonera que permita reponer las hojas individuales con facilidad. Algunas es­ tán acristaladas por medio de grapas de acristalar o paneles de cristal que se des­ lizan sobre la estructura, haciendo que el reemplazo de cristales sea relativamen­ te sencillo. En los casos en que el cristal consti­ tuya un peligro para niños y animales, o cuando el coste de la cajonera sea lo principal, emplee un acristalado de plás­ tico.

Campanas Existe una variedad de diseños y mate­ riales para campanas disponible —elija una campana adecuada al tipo de planta a cultivar. Las campanas tienden a uti­ lizarse sobre todo en el huerto de hor­ talizas, pero son igual de útiles para la protección de plantas ornamentales y plantones que necesitan calor suplemen­ tario a principios de la estación. Materiales El cristal es el mejor material posible si las campanas deben utilizarse amplia­ mente durante la mayor parte del año y trasladarse de un cultivo a otro. Es una buena transmisora de la luz y permite que la cajonera se caliente rápidamente a la luz del sol. Otra alternativa es el ma­ terial plástico transparente (de varios es­ pesores); en general, las campanas de plástico son más baratas que las de cris­ tal, pero no permiten una penetración de la luz tan satisfactoria ni conservan la misma cantidad de calor. El plástico de un solo espesor es el material menos indicado en cuanto a la conservación del calor, pero es barato y útil cuando no son necesarias las tem­ peraturas elevadas. Las campanas de plástico duran más si han sido tratadas con un inhibidor ultravioleta y si se las almacena fuera de la luz del sol directa cuando no están en uso. El espesor mínimo apto para campa­ nas es de una galga de 150, pero las gal­ gas de 300,600 u 800 proporcionan una protección mucho mayor. El polivinilo es más espeso y más rígido y sus carac­ terísticas son similares al polipropileno (véase abajo). El polivinilo moldeado y las láminas de polivinilo deberían du­ rar al menos cinco años o más, tratadas con un inhibidor ultravioleta. Las campanas hechas de policarbonato doble ofrecen un buen aislamiento y duran diez años o más. En la construc­ ción de algunas campanas moldeadas por inyección se emplea polipropileno, y en láminas onduladas; conserva me­ jor el calor que el plástico, pero peor que las de cristal o de policarbonato de do­ ble cara. Tratada con un inhibidor ul­ travioleta, dura 5 años o más.

C a m p a n a T ip o T

ie n d a

C am pana

de

G

ranero

Piezas de los extremos Éstas son una parte importante de la campana, ya que sin ellas se transfor­ maría en un túnel de viento, dañando las plantas del interior. Las piezas de los extremos deben encajar correctamente para evitar las corrientes de aire, pero debe ser fácil retirarlas con el fin de pro­ porcionar una ventilación suplementa­ ria cuando sea necesario. Campana tipo tienda Una campana tipo tienda es fácil y ba­ rata de construir con dos hojas de cris­ tal en forma de tienda. Es apta para ger­ minar semillas, para proteger plantones jóvenes en primavera y para el cultivo de plantas de desarrollo bajo. Campana tipo túnel Una campana tipo túnel puede cons­ truirse de plástico rígido o flexible. En general, las campanas tipo túnel de plás­ tico flexible continuas se usan para cul­ tivos como fresas y zanahorias tem­ pranas. Deberá sostener el plástico por medio de aros de alambre (colocados encima de la hilera de hortalizas) y tensado con alambres. Use plástico para tareas fuertes tratado con un inhibidor ultra­ violeta. Los modelos rígidos son generalmente más bonitos pero más caros que los de plástico flexible. También es más fácil trasladarlos, ya que no tendrá que des­ montarlos antes. Algunas campanas tipo túnel tienen elementos de auto-riego (véase derecha).

C

a m pana d e

T

únel

Campana de granero Éstas tienen caras casi verticales que sos­ tienen una parte superior en forma de tienda inclinada. Su altura suplementa­ ria las hace útiles para el cultivo de plan­ tas altas, pero los materiales suplemen­ tarios y accesorios complicados las encarecen. Algunas campanas de granero, en cristal o plástico rígido, tienen cubier­ tas retirables o móviles para proporcio­ nar ventilación en tiempo cálido, al tiempo que ofrecen protección contra el viento. Esto facilita el desmalezado, el riego y la cosecha. A veces se emplea polivinilo flexible para las campanas de granero, pero re­ sultan más bajas y, por tanto, menos ver­ sátiles que las hechas de otro tipo de ma­ terial, salvo que la cubierta se puede retirar o dejar abierta con cuñas. Campana en forma de cúpula Las campanas en forma de cúpula es­ tán hechas de plástico rígido y son fá­ cilmente trasladables, pero son más ca­ ras que las campanas tipo túnel o tienda. Disponen de más espacio en los bordes que las otras, aunque la altura total pue­ de no ser mayor.

permiten la entrada de aire a través del material y tienen características de ais­ lamiento útiles; el vellón de fibra tam­ bién protege las plantas de uno o dos grados de helada. Para más informa­ ción, véase E l H u e r t o d e H o r t a l i z a s , p. 315. Láminas y vellones de fibra han de anclarse bien al suelo en el extremo de los macizos con tierra o piedras. Si se desea, se pueden cubrir todo el macizo con una campana flotante, o cortar pie­ zas para adaptar a zonas pequeñas o a plantas individuales. Campana individual Éstas se emplean para proteger las plan­ tas individuales en las primeras etapas del desarrollo, pero también pueden co­ locarse sobre cualquier planta pequeña y vulnerable durante un tiempo inver­ nal severo, como heladas, nieve profun­ da, lluvias y vientos intensos. Los modelos caseros de campanas in­ dividuales, como las de papel de grasa o de botellas de plástico cortadas, son fáciles de fabricar y mucho más bara­ tas que los modelos hechos expresamen­ te, pero resultan menos atractivas.

Campana de auto-riego Si ha de levantar o retirar las campanas, el riego de las plantas es difícil y lleva tiempo. Una campana de auto-riego está diseñada para permitir que el agua de la lluvia gotee a través de ella hasta al­ canzar las plantas debajo. También pue­ de tener un sistema de tuberías conec­ tado a una manguera. C a m p a n a In d iv id u a l

C

am pana

A

utoregadora

Campana flotante Una campana «flotante» (también co­ nocida como «mulch» flotante) consis­ te en una lámina de plástico perforada o un vellón de fibra de polipropileno que se coloca encima del suelo después de sembrar. Las campanas flotantes son permea­ bles, permitiendo que el agua de lluvia penetre en el suelo. Esto constituye una gran ventaja, ya que reduce la necesidad de regar. Las perforaciones de las cam­ panas de plástico flotantes permiten que la lámina se estire un poco al crecer los cultivos debajo de éstas. El vellón de fi­ bra es lo bastante ligero como para le­ vantarse junto con el cultivo en desarro­ llo. Tanto las campanas de plástico perforado como las flotantes de fibra

Campana de pared de agua Este diseño de campana inusual sirve para plantas individuales y consiste en un círculo de tubos de plástico transpa­ rentes llenos de agua. Los tubos forman las paredes de la campana, que cambia de forma según el nivel del agua. Si los tubos están medio llenos, la parte supe­ rior se dobla hacia dentro, protegiendo la parte superior de la planta, además de los lados.

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de

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Mantenimiento rutinario Un mantenimiento regular es necesario para conservar los invernaderos y man­ tener limpias cajoneras y campanas. El otoño es un buen período para ocupar­ se del mantenimiento: la limpieza y de­ sinfección de la estructura del inverna­ dero y del equipo en ese momento del año minimizará los problemas de pla­ gas y enfemedades que invernan. Es importante efectuar estas tareas en un día tibio, antes de que comience el tiempo muy frío. En este momento se pueden colocar las plantas no resisten­ tes en el exterior mientras lleva a cabo la preparación para el invierno. L im pieza e n t r e H o ja s

Para eliminar la suciedad entre las hojas superpuestas del invernadero, use una tira delgada de plástico rígido para aflojar los depósitos de suciedad, antes de lavar o rociar con manguera de agua.

M antenimiento exterior Elija un día seco y sin viento para efec­ tuar los trabajos rutinarios en el exte­ rior del invernadero. Antes de empezar, reúna todos los materiales necesarios para limpiar, reparar y volver a pintar. Limpieza del cristal de plástico

y del acristalado

El cristal puede limpiarse solo con agua por medio de una manguera y un cepi­ llo de mango largo, pero si está muy su­ cio, se obtienen mejores resultados ce­ pillando con una solución de desincrustante de cacharros. Proteja la piel y los ojos con antiparras y guantes y elimine la solución concienzudamen­ te con agua corriente. También puede usar un limpiacristales patentado, pero éste no eliminará la suciedad incrustada. La suciedad tam­ bién tiende a quedar atrapada entre las hojas de cristal superpuestas. Introduzca una etiqueta delgada de plástico entre las hojas para aflojar la suciedad y las algas, despúes elimine por medio del chorro de la manguera. Es mejor elimi­ nar la pintura de sombreado frotando con un trapo. Reparación de cristales

Las hojas de cristal y las de plástico que estén ligeramente quebradas podrán re­ parase de manera temporal con cinta para cristales transparente. Sin embar­

M a n t e n im ie n t o d e l I n v e r n a d e r o Una comprobación anual en otoño será suficiente para conservar su invernadero en un buen estado operativo.

a n t e n i m i e n t o

go, debe reponer las hojas rotas después de notar el daño, para evitar perjuicios las plantas. Para reponer una hoja en un inverna­ dero de aleación de aluminio, retire las grapas de acristalado flexibles y la hoja adyacente si fuera necesario y vuelva a acristalar usando las grapas antiguas (véase p. 480). Si la hoja se asienta sobre masilla de semilla de lino (como en muchos inver­ naderos de madera más antiguos), reti­ re las chinchctas y las hojas de cristal. Elimine la masilla con un escoplo, de­ jando una superficie lisa. Limpie las ba­ rras de acristalado con papel de lija an­ tes volver a colocar los cristales. Aplique una pintura de imprimación sobre la madera de las barras que no esté pintada o tratada. Preste una atención especial a los nudos en la madera, que podrían constituir puntos de entrada para la humedad. Cuando la pintura esté completamente seca, reponga los cristales asentándolos sobre masilla o mástique de acristalar, empleando chinchetas de acristalar para sostenerlos. Canalones y desagües del techo

Compruebe que los canalones y los de­ sagües estén en buen estado. Emplee una manguera para desbloquearlos. Las pe­ queñas filtraciones de los canalones pue­ den reparase con mástique o algún otro sellador, pero las secciones con grandes filtraciones deben reemplazarse.

Compruebe todos los respiraderos y asegure sean impermeables.

Elimine hojas, etc., de los canalones.

Limpie las hojas a fondo, por dentro y por fuera.

Cubra los vmhufes con plástico antes de limpiar el invernadero.

Reemplace hojas rotas

Elimine malezas del interior del invernadero.

Rasque zonas de pintura descascarillados y vuelva a pintar o trate con preservante.

Limpie la suciedad entre paneles que se solapan. Elimine madera podrida y reemplace.

Limpie y desinfecte todas las superficies interiores.

u t i n a r i o

Estructura de metal

Los invernaderos de aluminio requieren una atención estructural mínima. Aun­ que pierden su color brillante, la páti­ na gris que se forma protege el metal del clima. Las estructuras y accesorios de acero deben examinarse para descubrir la pre­ sencia de óxido y, si fuera necesario, tra­ tarse con eliminador de óxido. Vuelva a pintar cada varios años. Estructura de madera

Elimine la madera podrida y reempla­ ce, aplicando anti carcoma, y renueve las bisagras oxidadas. Los invernaderos de madera blanda requieren un pintado re­ gular: rasque la pintura descascarada, lave y aplique una imprimación y una buena pintura para exteriores. Los in­ vernaderos de madera dura son más re­ sistentes a la podredumbre y sólo requie­ ren una capa de conservador de madera cada 1 -2 años, que también les devuel­ ve el color. Respiraderos

Debe comprobar el funcionamiento de los respiraderos y de las ventanas, en­ grasar las partes móviles si fuera nece­ sario y limpiar el plástico o el cristal.

Interior del invernadero Antes de limpiar y desinfectar el inte­ rior del invernadero o la cajonera, des­ conecte la electricidad, cubra los enchu­ fes y accesorios con plástico y retire todas las plantas a un lugar seguro. Limpieza y desinfección

Repare accesorios de respiradero rotos.

Compruebe el estado de las bisagras y trate con eliminador de óxido o reponga.

R

Los materiales de acristalado de cristal y de plástico deben limpiarse como se indica bajo «Mantenimiento exterior», arriba. Limpie las barras del acristala­ do frotando con una solución desinfec­ tante —se puede usar lana de acero (pe­ ro no sobre aluminio anodizado «co­ loreado»). Cepille la manipostería de ladrillo y los pasillos con un desinfectante para jardinería y lave con agua limpia. Se puede usar el desinfectante, diluido se­ gún las instrucciones del fabricante, para esterilizar las estanterías y otras super­ ficies. Pinte con un pincel o rocíe en for­ ma de rocío grueso, y lleve guantes pro­ tectores y antiparras, así como una máscara al rociar. Fumigación

Vuelva a colocar las plantas dentro del invernadero y, siguiendo las instruccio­ nes del fabricante con cuidado, use un humo insecticida y fungicida para fumi­ gar el interior. Asegure que todos los res­ piraderos están cerrados antes de encen­ der el fumigante. No inhale el humo y cierre la puerta hasta que pueda volver a entrar con seguridad.

3

E structuras y Su p e r f i c i e s las superficies duras de un jardín ac­ en la parte posterior del jardín, podría ser un lugar ideal para re­ túan como marco alrededor del que las plantas crecen y lajarse a! calor del sol de la tarde. Además de ser elementos prác­ maduran a lo largo de las estaciones. Si las diseña cuida­ ticos, las estructuras y superficies son elementos atractivos por de­ dosamente, las pérgolas, verjas o mamparas pueden agregar una recho propio, proporcionando interés arquitectónico y de texturas elevación vital a cualquier esquema de plantado, además de pro­ durante todo el año. Pueden diseñarse de manera que se mezclen porcionar intimidad y abrigo. Los senderos pueden guiar a los vi­ o contrasten en el plantado: la forma audaz de un patio circular sitantes a lo largo de rutas planeadas, revelando gradualmente el ofrecería un contraste llamativo con los contornos más suaves de esplendor del jardín; una terraza adyacente a la casa es un empla­ las plantas esparcidas, mientras que un arco rústico conformaría zamiento perfecto para desayunar, mientras que un patio, tal vez un soporte complementario para las rosas y otras trepadoras.

L

as e s tr u c tu ra s y

Diseño a través de estructuras y superficies

L

os elementos paisajísticos duros D i s e ñ o c o n P a i s a j e ayudan a formar el marco del dise­ D u r o ño de un jardín y pueden ser tan orna­Aquí se han utilizado mentales como funcionales. En un jar­ materiales duros para dín nuevo, los elementos como una terra­ formar la estructura za o pérgola son valiosos para ofrecer in­ principal del diseño, terés mientras las plantas se desarrollan generando interés y establecen. En un jardín más antiguo, mientras las plantas se unas estructuras diseñadas cuidadosa­ establecen y mente complementan elementos más proporcionando un blandos, como el césped o una planta­ realce para sus formas ción en una orla, y dan solidez y sus­ más suaves. El sendero tancia al jardín a lo largo de todo el año. sinuoso ofrece una Al planificar y diseñar estructuras, sensación de considérelas en el contexto de su empla­ movimiento, mientras zamiento y relacionadas entre sí. Los que el uso innovador de materiales, tamaños y aspectos deben ser materiales mixtos congruentes tanto con la casa como con proporciona contrastes el diseño total del jardín. Una terraza de texturas satisfactorios. o muro adyacentes a la casa a menudo tienen un aspecto mejor si están cons­ truidos de los mismos materiales, for­ mando un puente coherente entre la casa y el jardín. Con frecuencia, los materia­ les de la zona son preferibles, porque tienden a parecer adecuados en el em­ plazamiento. Otra consideración impor­ nea unificadora, mientras que un sen­ tante es el grado de formalidad; en un dero ancho y recto separa los elemen­ jardín formal, por ejemplo, sería ideal tos a cada lado. Los escalones generan un límite construido de ladrillos enve­ un cambio de nivel interesante y defi­ jecidos, mientras que en un jardín cam­ nen zonas separadas además de relacio­ pestre informal, una verja de estacas o narlas visualmente y proporcionar ac­ una valla de zarza entretejida resultarían ceso de una parte a otra. Si los escalones más adecuadas. están junto a un patio, tendrán mejor Las estructuras sirven para unir, de­ aspecto construidos del mismo material finir o separar los diferentes elementos y en un estilo similar —por ejemplo y partes del jardín. Un sendero suave­ unos escalones curvos quedarían bien re­ mente sinuoso conduce la mirada a lo lacionados con un patio circular. El or­ largo del jardín, proporcionando una lí- den de los trabajos emprendidos depen­

de en gran parte de sus prioridades in­ dividuales y las necesidades del empla­ zamiento. Por ejemplo, primero podría resultar necesaria la construcción de un muro divisorio porque ayudará a con­ tener la tierra de un macizo en relieve; en otro jardín, la primera prioridad podría ser tender un sendero para per­ mitir un acceso fácil por medio de ca­ rretillas a la parte posterior del empla­ zamiento donde se llevan a cabo tareas. Este capítulo se refiere a la mayoría de los proyectos estructurales que pue­

de llevar a cabo un aficionado, desde su­ perficies duras como un patio, terraza o senderos, hasta límites y divisiones, como muros y verjas, además de otras estructuras como macizos en relieve y pérgolas. Ciertos elementos duros apa­ recen al completo en otros capítulos: véase E l j a r d í n A c u á t i c o , pp. 250-254 para detalles acerca de la construcción de estanques y corrientes de agua; véa­ se E l J a r d í n d e R o c a s , pp. 196-206 para detalles sobre de jardines de rocas, jardineras alpinas y macizos de turba.

Patios y terrazas Un patio es un elemento ornamental, además de funcional, que proporciona una zona para comidas y para relajar­ se, con plantas en macizos y contenedo­ res, y tal vez un estanque en relieve. Una zona abierta pavimentada, rodeada por una balaustrada o un muro bajo, cons­ tituye una terraza. Los patios y las te­ rrazas suelen estar pavimentados, aun­ que las plataformas de madera (véase pp. 499-500) son una alternativa en al­ gunos países.

truir un patio alejado de la casa, apro­ vechando un buen panorama sobre el jardín. Dos o más patios pequeños podrían ser más útiles que uno grande. Podría situar uno en un sitio abierto y soleado y el otro en un lugar más fresco, para proporcionar un retiro umbrío y atrac­ tivo para un día de verano. Abrigo e intimidad Un patio cálido y protegido se puede disfrutar tanto al principio como duran­ te la estación avanzada. Si el empla­ zamiento estuviera expuesto al viento, proporcione abrigo e intimidad con mamparas cubiertas de plantas trepado­ ras. Una pérgola (véase pp. 511-512), cu­ bierta por un enrejado protegerá el pa­ tio desde arriba y proporcionará sombra. Sin embargo, evite situar el pa­ tio cerca de árboles grandes: éstos pro­ yectarán demasiada sombra y gotearán mucho después que haya cesado la llu­ via, sus raíces podrían levantar el pavi­ mento, los insectos podrían ser pro­ blemáticos y las hojas caídas un en­ gorro.

Elección del emplazamiento Los patios y terrazas se emplazan cerca de la casa, a menudo con puertas para un acceso fácil. Esto es conveniente para la conexión eléctrica de las luces y otros equipamientos, pero si el emplazamiento no es cálido y protegido, será mejor una situación diferente. Si diseña el patio para situarlo en un ángulo de 45° con respecto a la casa, tal vez en una esqui­ na, podría asegurar que recibe sol la ma­ yor parte del día. También puede cons­ B a se

in f e r io r p a r a

P a t io s

y

1

Marque el área con estacas y cordel, colocando el cordel en el nivel final del sendero o patio. Compruebe que las esquinas están en ángulo recto con una escuadra de constructor.

Senderos

2

Cave hasta alcanzar subsuelo firm e y apisone con un compactador de plato. Calcule una profundidad de 10 cm de escombros, una capa de arena de 5 cm si hace falta además del espesor de la capa superficial.

L a d e r a d e D r e n a je Marque una serie de estacas, a la misma distancia del extremo de cada una, y clávelas en hileras a 2 m de separación —la primera en la parte superior de la ladera. Coloque un recorte de 2,5 cm encima de una estaca de la segunda hilera. Nivele ambas hileras de estacas, retire el recorte y repita. Tamaño adecuado El tamaño es menos importante en el caso de una terraza, que es sencillamente un puente entre la casa y el jardín, que en el caso de un patio, que servirá «ha­ bitación exterior». Debe ser proporcio­ nado al jardín: si es demasiado pequeño tendrá un aspecto trivial, si es demasia­ do grande, podría ahogar un jardín pe­ queño. Como guía, calcule unos 3,3 m 2 por cada persona que lo use. Para una familia de cuatro miembros, un patio de 13 m 2 es un tamaño práctico.

Elección de la superficie La sencillez es la clave de un buen dise­ ño. Si el patio ha de llevar muebles, plantas trepadoras y contenedores, el pa­ vimento no debe llamar la atención. Ten­ ga en cuenta que el pavimento colorea­ do puede parecer remilgado y a menudo se decolora, adoptando colores tristones. Es mejor conferir variedad mezclando las texturas: pequeñas zonas de ladrillo o grava entre planchas de pavimento, traviesas interpuestas entre ladrillos o pavimentos de arcilla o cantos rodados entre planchas de piedra. También decida si necesita una super­ ficie dura o una que no sea deslizante al mojarse: elija entre materiales como cemento (p, 494), planchas de pavimen­ to (p. 495), piedra natural (p. 496), azu­ lejos (p. 496), ladrillos y pavimento (p. 497) o piedras de pavimentación o can­ tos rodados de granito (p. 499).

Cimientos

3

Clave una cuadrícula de tacos de estaca nivelado cada 2 m. Para un patio, indine ligeramente para que escurra el agua. Compruebe que los tacos están nivelados respecto a los hilos con un nivel de burbuja y un tablón.

Vierta 10 cm de escombros por encima del emplazamento y compacte hasta que esté nivelado, utilizando los tacos como guía. Si fuera necesario, agregue arena y vuelva a compactar.

Los patios, senderos y avenidas (véase p. 501) requieren cimientos firmes para asegurar que la superficie permanece es­ table una vez en uso. También tendrá que tomar en cuenta las necesidades de la carga a soportar: habrá pocos patios que soportarán cargas muy pesadas; las avenidas requerirán cimientos más fuer­ tes porque podrían servir para vehícu­ los pesados además de coches. El clima es otro factor a tener en cuenta: en zo­ nas con períodos secos prolongados, los cimientos de hormigón podrían partir­ se si no fuesen lo bastante profundos; hágase aconsejar si fuera necesario.

Antes de emprender cualquier exca­ vación, compruebe la situación de to­ dos los cables y tuberías de su terreno con las autoridades locales o con el pro­ veedor para evitar dañarlas. Drenaje del agua Para que tenga un buen drenaje, la su­ perficie del patio debe estar ligeramen­ te inclinada; una inclinación de 2,5 cm en generla será suficiente. Calcule las profundidades de la base inferior y del material de superficie y marque con una línea midiendo la misma distancia des­ de una hilera de estacas niveladoras. Clave una hilera en la parte superior de la ladera de manera que la marca esté al nivel del suelo y el extremo de la es­ taca indicará el nivel deseado del pavi­ mento acabado. Clave una segunda hi­ lera de estacas 2 m más abajo. Coloque un recorte de madera pequeño, de 2,5 cm de espesor, un «calzo», sobre cada estaca y tienda un nivel de burbuja en­ cima de una tabla entre dicha estaca y una de la primera hilera. Ajuste la al­ tura de la estaca inferior hasta que la parte superior del calzo esté al mismo nivel que la estaca superior. Retire el cal­ zo y repita el procedimiento a lo largo de la inclinación. Después pase un ras­ trillo por el suelo hasta que éste esté al mismo nivel que la marca de cada ctsaca. La base y la superficie de la cons­ trucción acabada deben ser paralelas. Procedimiento básico Retire todas las plantas de la zona, com­ prendiendo raíces de árboles, y excave y retire la capa superficial suelta hasta alcanzar la capa más profunda y firme. Compacte con un compactador de pla­ to. Para la mayoría de los patios y sen­ deros, pero no para aquellos que po­ drían tener que soportar cargas pesadas (véase p. 494), una capa de subsuelo fir­ me o una de 10 cm de espesor de escom­ bros duros, cubierta por 5 cm de arena, constituirá un cimiento adecuado. Si hace falta, emplee más escombros du­ ros para llevar el nivel del subsuelo a la altura requerida. En suelos poco estables, como turba o arcilla pesada (que puede encoger du­ rante tiempo seco y dañar el pavimen­ to), tienda una capa de 15 cm de escom­ bros compactados como sub-base.

Rellene con arena o balasto para pro­ ducir una superficie plana donde tender los cimientos.

CÓM O TENDER H O RM IG ÓN

Superficies que soportan cargas

I

2

Tras marcar el emplazamiento, Retire las líneas de cordel y cave hasta una profundidad clave tablas de madera a la de 20 cm. Clave tacos niveladores cara interior de los tacos a I m de distancia entre cada uno encaradas en las esquinas. Este a lo largo de las líneas de cordel. encofrado mantiene el hormigón Fíjelos horizontales con un tablón en posición hasta que fragüe. y un nivel de burbuja.

En el caso de superficies, como las ave­ nidas, que deben soportar pesos pesa­ dos (como coches), aplique una base in­ ferior de al menos 10 cm de escombros o escombros duros, con 10 cm más de hormigón por encima. Este hormigona­ do sirve de superficie o como base para otros materiales, como asfalto o pavimentadores asentados sobre cemento. En el caso de arcilla u otros suelos ines­ tables, o si la superficie será utilizada por vehículos pesados, aplique 15 cm de hormigón sobre los escombros duros. Si mezcla su propio hormigón para los ci­ mientos, véase abajo. Si tiende hormi­ gón en zonas amplias, hay que dejar huecos para la expansión (véase «Jun­ tas de expansión», p. 502).

Hormigón El hormigón es fácil y rápido de tender y proporciona una superficie sólida y duradera. Puede hacerse más atractivo agregando un acabado con textura (véa­ se p. 502). Pedido de hormigón

emplazamientos grandes partes de no más de 4 m 3deenDivida largo por medio de encofrados. Extienda 10 cm de escombros; apisone con un rodillo o madero fuerte.

4

Comenzando por el primer sector, vierta el hormigón y nivele, dejándolo debajo del borde del encofrado. Cuide de rellenar bien las esquinas.

Con un tablón que abarque el 5ancho del encofrado, compacte el hormigón dando golpes hacia abajo. Deslice el tablón de un lado a otro para nivelar la superficie.

Si piensa aplicar hormigón en una zona amplia y existe un acceso para vehícu­ los grandes, la tarea se facilitará y se hará menos lenta si contrata la entrega de hormigón pre-mezclado. Informe al proveedor del tamaño del emplazamien­ to y del uso que tendrá la superficie para asegurar que le entregan la cantidad y el tipo de mezcla correctas, o contrate un proveedor que realice la mezcla en el mismo sitio. Esto ahorrará tiempo y esfuerzo, pero requiere una preparación previa y varios ayudantes, ya que tendrá que emprender la tarea de inmediato. Mezclas de cemento y de hormigón Las siguientes proporciones de mezclas son adecuadas para la mayoría de los proyectos. Para una explicación de los términos, véase p. 499. Pies de muros, cimientos de avenidas y bases para pavimentos premoldeados

parte de cemento partes y media de arena gruesa 3 partes y media de agregado de 20 mm (o 5 partes de agregado combinado por 1 parte de cemento, sin arena) Pavimentado de hormigón in situ 1 parte de cemento 1 partes y media de arena gruesa 2 partes y media de agregado (o 3 partes y media de agregado combi­ nado por 1 parte de cemento, sin arena) 1 2

6

Rellene los huecos que queden Iras nivelar con hormigón fresco y vuelva a nivelar.

Cubra el hormigón con una lámina de plástico impermeable hasta que se seque. Retire el encofrado cuando el hormigón haya fraguado.

7

Mortero de asiento (para asentar pavi­ mento unir ladrillos de pavimento)

y parte de eccmento 5 partes de arena gruesa 1

Mortero de alhañilería (para muros de jardín)

I parte de cemento de albañilería 3 partes de arena suave

Todas estas proporciones se miden en volumen, no en peso. La consistencia de la mezcla necesaria para las diferentes tareas varía considerablemente. Al mez­ clar hormigón o mortero, comience por agregar sólo media parte de agua por 1 parte de cemento. Esto producirá una mezcla bastante espesa. Siga agregando agua gradualmente hasta alcanzar la consistencia necesaria. En climas cálidos, a veces podrían ser necesarios productos retrasadores del fraguado para las mezclas de morteros y hormigones, mientras que en climas fríos, podría tener que incorporar mez­ clas anticongelantes. Hágase aconsejar localmente si fuera necesario. Es mejor evitar aplicar mortero y hormigón cuan­ do la temperatura está cerca a los 0o C o sube más allá de los 30° C.

Tendido de hormigón Primero delimite la zona donde aplica­ rá el hormigón con cordeles y excave hasta unos 20 cm de profundidad hasta alcanzar un subsuelo firme. Clave unas cuantas estacas niveladoras de madera en el suelo a intervalos de 1 m alrede­ dor del borde, usando el cordel como guía. Clave tablones en la cara interior de las estacas niveladoras para realizar un encofrado de al menos 20 cm de pro­ fundidad, que contendrá el hormigón hasta que fragüe. Divida emplazamientos grandes en pequeños sectores de no más de 4 m de largo, por medio de más tablones. Ex­ tienda una capa de 10 cm de escombros duros encima del subsuelo. Trabajando en un sector por vez, vierta el hormigón recién mezclado dentro del encofrado hasta una profundidad de 10 cm y cui­ de de rellenar las esquinas y los bordes. Compacte la mezcla por medio de una tabla de madera del ancho del encofra­ do, después nivele el hormigón pasan­ do la tabla de un lado al otro sobre el encofrado.

Tapas de registro Las tapas de registro que permiten el acceso a los servicios públicos siempren deben estar libres. Exis­ ten bandejas metálicas patentadas en las cuales asentar planchas de pavimento, pavimentadores de ar­ cilla u otros materiales. Estas mi­ nimizan el impacto desagradable de una tapa de registro situada en una zona pavimentada y podrá re­ tirarla cuando sea necesario. En los casos en que resulta importante conservar el mismo dibujo de ten­ dido que en la zona circundante, podría ser necesario cortar plan­ chas o pavimentadores que enca­ jen dentro de la bandeja. Las ban­ dejas también pueden llenarse con tepes o usarlas para plantados.

Losetas de pavimento El uso de losetas de pavimento es útil para patios, senderos y avenidas. Exis­ ten en una gama de tamaños, texturas y colores y su colocación es fácil una vez que la base ha sido preparada. Muchos centros de jardinería y vendedores de materiales de construcción tienen exis­ tencias de losetas de hormigón prcmoldeadas. Alguños diseños podrían qui­ zás ser obtenibles en una sola zona. Los proveedores grandes generalmente edi­ tan catálogos y entregan directamente. Tamaños y formas

La mayoría de las losetas mide 450 x 450 mm o 450 x 600 mm, con otras lo­ setas más pequeñas diseñadas para com­ binarse con éstas. No todas las losetas tienen bordes diseñados para encajar unos con otros; una media loseta pue­ de ser menor que la mitad de una lose­ ta completa, para dejar espacio para el mortero entre las juntas. Las losetas cir­ culares sólo son aptas para servir de pa­ sos y pequeñas zonas pavimentadas, re­ llenadas con un material suelto, como gravilla. Las losetas hexagonales resultan útiles si prefiere un dibujo sin líneas pa­ ralelas y regulares; existen medias lose­ tas para bordes rectos. Algunas losetas se fabrican con un «mordisco» en una esquina, de manera que cuatro losetas juntas forman un agujero de plantado. Cantidades

Si tiende un dibujo de colores y tama­ ños diferentes, dibuje un plano en pa­ pel cuadriculado calculando la cantidad necesaria de cada una y calcule un 5 % suplementario para roturas (especial­ mente si tiene que cortar muchas lose­ tas, véase p. 496). Intente trabajar con dimensiones que minimicen la necesidad de cortar losetas.

Tendido de losetas de pavimentación Si tiende un patio, establezca una línea

que le sirva de escantillón y asegure que exista una pequeña inclinación para el drenado; siempre incline el patio en di­ rección opuesta a los edificios. La pa­ red de una casa es un línea básica prác­ tica a partir de la cual trabajar, pero podrá dejar un pequeño espacio entre la pared y el pavimento para plantar. La parte superior del pavimentado debe es­ tar a al menos 15 cm por debajo de la línea impermeable. Delimite la zona a pavimentar con estacas y cordel. Hágala de un tamaño que requiera un corte mí­ nimo de losetas. Si las losetas no se han de empalmar por los topes, calcule unos 0,5-1 cm de espacio para las juntas con mortero; las losetas métricas general­ mente están diseñadas con juntas más estrechas que las losetas imperiales. Preparación del emplazamiento

T ip o s

de

L o se t a s

T extu ra

Las texturas superficiales son granuladas, rayadas o de piedrecitas rugosas.

Limpie el emplazamiento y prepare una subbase o base de escombros duros (véa­ se p. 493). Deeberá colocar espaciado­ res de madera de 1 cm de espesor entre las losetas de pavimento para dejar es­ pacio para el mortero.

L o setas H e x a g o n a le s

Son una alternativa atractiva a los rectángulos y cuadrados. Los medios bloques sirven para los bordes rectos.

Colocación de las losetas

Comience a trabajar en una esquina, co­ locando una hilera de losetas en cada di­ rección con espaciadores entre cada una para asegurar que las dimensiones son las correctas. En esta etapa, es fácil ha­ cer ajustes. Tienda un tira de mortero de asiento con una paleta de albañil a lo largo del borde donde irá cada lose­ ta, formando una zona un poco más pe­ queña que cada una de las losetas. Si la diagonal de la loseta mide 45 cm o más, coloque mortero en cruz dentro de la caja. Los bordes del mortero deben me­ dir unos 3-5 cm de altura. Este sistema de «caja y cruz» combina la solidez con un ajuste fácil. Coloque la loseta en po­ sición y afirme con el mango de un mar­ tillo o mazo. Compruebe que está fir­ me y recto con un nivel de burbuja. Repite con losetas sucesivas, utilizando espaciadores entre cada una. Comprue­ be los niveles en cada dirección después de colocar cada tres o cuatro losetas. Re-

L o setas D esg a sta d a s

Si desea un aspecto más natural, existen gamas de piedra «desgastada» disponibles. L o setas R e m a t a d a s

Algunas losetas están rematadas para ofrecer efectos o dibujos especiales. Las «mordidas» en los ángulos se pueden juntar formando un hueco para plantar.

D ib u j o s d e P a v im e n t o s

Se puede crear una variedad de dibujos bonitos con losetas de diferentes tamaños y formas.

L o setas M o ld e a d a s y P r en sa d a s

Las losetas moldeadas (bordes inclinados) son para usos ligeros/ medios. Las prensadas (rectas) son más ligeras y más fuertes.

CÓMO TENDER LAS LOSETAS DE PAVIMENTACIÓN

Marque el área y prepare la base inferior (véase p. 493). Tienda tiras de mortero formando un cuadrado algo menor que la loseta. Agregue una tira en diagonal si son losetas grandes.

Coloque la loseta y afirme. Compruebe el nivel con un nivel de burbuja. Repita, utilizando espaciadores para obtener huecos de 1 cm entre planchas.

3

Retire los espaciadores antes de que el mortero fragüe. Tras unos 2 días, rellene las juntas con mortero duro. Afirme para que estén embutidas 2 mm. Limpie las losetas con cepillo.

U t il iz a c ió n d e u n « J i g g e r »

Es un instrumento con una hendidura central. Tras alinear la hendidura con la junta, se puede rellenar el hueco sin volcar mortero sobre las losetas.

tire los espaciadores mientras pueda al­ canzarlos sin pisar el pavimentado y an­ tes de que el mortero fragüe. Si tiene que pisar el pavimentado antes de que el mortero haya fraguado, póngase sobre tablones para repartir el peso. Acabado Después de un par de días, rellene las juntas con una mezcla muy dura de mortero (casi debería «desmenuzarse» para evitar que manche la superficie del C óm o C o r t a r L o setas

Coloque ¡a ¡oseta en una superficie firme y plana y, con la esquina de un cortafrío y un escantillón, marque una muesca en las caras y en los bordes para hacer una línea de corte.

Con un cortafrío y un martillo, profundice la muesca en las caras y bordes de la loseta cuidadosamente.

pavimento). Frote la superficie con una clavija o un trozo de madera redondea­ do para obtener un acabado pulido a unos 2 mm por debajo de la superficie del pavimento. Otra opción consiste en espolvorear una mezcla de mortero seco compuesto por 1 parte de cemento por 3 partes de arena sobre las juntas. Barra el sobrante de la superficie. Rocíe las jun­ tas finamente por medio de un rociador a compresión o una regadera de roseta fina. Retire el mortero sobrante con una esponja de manera inmediata, antes de que manche la superficie de las losetas.

Corte de losetas de pavimentación Si debe cortar muchas losetas, es mejor alquilar un cortabloques o un esmerilador angular. Si sólo debe cortar algu­ nas, utilice un cortafrío de borde ancho y un martillo. Siempre lleve antiparras al cortar losetas de pavimento. Marque la línea de corte con un borde del cor­ tafrío alrededor de toda la loseta, des­ pués practique una muesca de 3 mm de profundidad a lo largo de esta línea; es posible que tenga que efectuarlo varias veces, definiendo y profundizando la muesca con el cortafrío. Si la loseta ha de caber dentro de un espacio ajustado, corte a unos 6 mm menos de los nece­ sario para dejar espacio para cualquier borde serrado que pueda quedar. Colo­ que la loseta sobre de una superficie fir­ me y levante la parte a cortar más pe­ queña por medio de un trozo de madera. Golpee con firmeza con el mango de un martillo hasta que se forme una grieta a lo largo de la línea de la muesca. Re­ corte los trozos serrados con el cortafrío.

Pavimento de piezas irregulares Este pavimento tiene un aspecto infor­ mal. Puede tenderse sobre arena, lo que C óm o T e n d e r

Coloque la loseta sobre J un trozo de madera. Alinie la muesca con el borde de la madera y golpee la loseta con el mango del martillo hasta que se parta.

1

un

permite cultivar plantas entre las juntas, o sobre mortero, para un acabado más firme. Si emplea éste último, rellene las juntas con mortero de asiento. Definición de los bordes Delimite la zona a pavimentar con lineas de cordel y prepare una base inferior para el pavimentado (véase p. 493). Cal­ cule una ligera inclinación para el dre­ naje (véase «Drenaje del agua», p. 493). Defina los bordes cubriendo unos po­ cos metros con material para bordear, trabajando desde una esquina si cons­ truye un patio y desde ambos bordes en el caso de un sendero. Éste puede estar constituido sencillamente por grandes trozos de pavimentado irregular, con al menos un borde recto, que pueden ten­ derse formando los lados del patio o sendero, o podrían ser de madera, ladri­ llo u hormigón. Si utiliza losetas, fije en sus posiciones con mortero, incluso si asienta el resto de las losetas sobre arena. Tendido del pavimento irregular Cubra una zona de alrededor de 1 m2, tendiendo los trozos al igual que un rompecabezas, pero sin mortero deba­ jo. Deje separaciones pequeñas. Podría ser necesario cortar algunos trozos a me­ dida. Introduzca un trozo más grande de vez en cuando y rellene con trozos más pequeños. Asiente los trozos sobre arena o mor­ tero, empleando un nivel de burbuja so­ bre un escantillón para asegurar que es­ tán nivelados. Asiente los trozos bien por medio de un mazo de madera o un martillo. Retire trozos y agregue o eli­ mine arena y mortero en la medida ne­ cesaria hasta que estén nivelados. Relleno de las juntas Si asienta un pavimento irregular sobre arena, acabe la superficie esparciendo arena seca entre las juntas. Si usa mor­ tero, haga una mezcla de mortero casi seco y rellene las juntas con una paleta de punta (véase «Acabado», arriba). Si

usa piedra de color oscuro, como piza­ rra, emplee una tintura para hormigón (un polvo que se mezcla con la arena y el cemento) para disimular las juntas. El color parecerá diferente una vez seco, de manera que pruebe la tintura en una zona pequeña y deje secar antes de de­ cidir qué cantidad de color agregar.

Piedra natural La piedra natural ofrece un buen aspec­ to, pero es cara y difícil de tender. Al­ gunos tipos, como la arenisca, se pue­ den comprar cortados a medida y con un borde regular. Las piedras «revesti­ das» tienen un aspecto más natural; es­ tán cortadas en forma regular y tienen un acabado desigual atractivo. Tienda las piedras revestidas o serra­ das de la misma manera que las losetas de pavimentado, agregando o eliminan­ do mortero para lograr una superficie nivelada. La piedra fortuita tiene una circunferencia y grosor irregualres y no tiene bordes rectos. Este tipo de piedra es adecuado para el pavimento irregu­ lar y tiene un aspecto más bonito que los trozos rotos de pavimento de hor­ migón.

Superficies de azulejo Los azulejos de cantera, que están he­ chos de arcilla cocida a temperaturas muy elevadas, son útiles para relacionar las zonas exteriores e interiores —tal vez donde el pavimento interior de un jar­ dín de invierno se junta con el de fue­ ra. Los azulejos vidriados de cerámica pueden ser más decorativos, confirien­ do un aspecto de atrio mediterráneo a un patio cerrado por ejemplo, pero mu­ chos no resisten las heladas. Al seleccio­ nar azulejos, siempre compruebe que son aptos para utilizar en el exterior en su zona antes de comprarlos. Los azu­ lejos son difíciles de cortar, en especial

P a v im e n t o I r r e g u l a r

Prepare una base inferior (véase p. 493) con cordeles y estacas para marcar la altura de los bordes. Primero tienda los trozos de los bordes, colocándolos con los bordes rectos mirando hacia fuera.

Llene el centro con placas grandes, rellenando luego con otras más pequeñas. Compruebe que las placas centrales estén al nivel que las de los bordes y asiente sobre arena o mortero con un bloque de madera y un mazo.

3

Llene las juntas con mortero casi seco o introduzca arena con un cepillo. Si usa un acabado de mortero, bisele el mortero con una paleta para que el agua superf icial escurra.

si no son rectangulares, de manera que, dentro de lo posible, diseñe la zona para usar azulejos enteros.

C ómo T en d er

Tendido de azulejos Los azulejos son delgados y a veces que­ bradizos; hay que tenderlos sobre una base inferior de hormigón (véase «Su­ perficies que soportan cargas», p. 494). Los azulejos de cantera pueden tender­ se sobre mortero de asiento (véase p. 499). Empape los azulejos en agua du­ rante dos horas antes de usarlos, para que no absorban demasiada humedad del mortero. Pegue los azulejos de cerámica vidria­ dos a una base de hormigón nivelado por medio de un adhesivo para azule­ jos en el exterior (se compra en las tien­ das de materiales de construcción). Ex­ tienda en la parte posterior de los azulejos, siguiendo las indicaciones del fabricante, y coloque los azulejos en po­ sición, afirmando sobre la base de hor­ migón preparada. Acabe una superficie de azulejos vi­ driados con una lechada de cemento (disponible en tiendas de materiales de construcción) para rellenar huecos, tal vez coloreada para complementar o con­ trastar con el color de los azulejos.

1

Ladrillos y plaquetas Los ladrillos y plaquetas de arcilla u hor­ migón tienen mejor aspecto tendidos en zonas pequeñas; es mejor interrumpir las extensiones amplias con otros ma­ teriales, como grava o traviesas; si no el efecto podría resultar abrumador. En patios situados cerca de una casa construida de ladrillos, el uso de ladri­ llos o plaquetas es un buen modo de re­ lacionar visualmente casa y jardín. Los ladrillos y plaquetas ofrecen mayor fle­

un

P a v im e n t o

de

L a d r il l o s

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3

perfil más delgado que las plaquetas de hormigón o los ladrillos; los primeros pueden carecer de los colores cálidos de ios ladrillos, pero proporcionan una su­ perficie práctica. En general, se encuen­ tran en tonos de gris, gris azulado y ante y se producen en una gama de tonos di­ ferentes.

mogéneamente para dejar juntas a re­ llenar con mortero; puede utilizar tiras delgadas de madera o de conglomera­ do como espaciadores entre los ladrillos. Una vez completada el área, esparza un mortero seco por encima de los ladri­ llos. Durante el tiempo húmedo, la hu­ medad del suelo y del aire hará fraguar la base; en tiempo seco, acelere el fra­ guado rociando con agua.

Fije los ladrillos de los bordes Primero prepare la base con mortero y asiente los inferior (véase p. 493), dejando espacio para los ladrillos restantes formando el dibujo requerido, afirmando hasta nivelar. del borde. Coloque los ladrillos Compruebe el nivelado en todas las del borde a ¡a altura deseada por direcciones. medio de cordeles y estacas.

xibilidad en cuanto al diseño que las pie­ dras grandes o las baldosas, ya que pue­ den tenderse en infinidad de dibujos. Elección de ladrillos La gama de ladrillos disponibles es lo bastante variada para poder encontrar un tipo adecuado a un patio o terraza construidos en cualquier estilo. Si necesita una gran cantidad de la­ drillos, póngase en contacto con una empresa de ladrillos para averiguar si ha­ cen entregas a domicilio. Las empresas de construcción suministran ladrillos en cantidades diversas. Elija ladrillos ap­ tos para un pavimento exterior, resisten­ tes al agua y a las heladas. Elección de plaquetas Las plaquetas de arcilla son tan atracti­ vos como los ladrillos y generalmente se producen en gamas de rojo. Tienen un

Tendido de ladrillos Primero construya una base inferior adecuada (véase p. 493). Idealmente, los ladrillos deben asentarse sobre mortero. Tienda tiras bordeadoras (o ladrillos para bordes), asentados sobre una base de hormigón y después fijados con mor­ tero entre las juntas. Prepare el morte­ ro de asiento (véase p. 494) y tienda con una profundidad de 2,5 cm. Asiente los ladrillos sobre esta base, espaciando ho­

Tipos de ladrillos Los ladrillos existen en una gran gama de estilos, texturas y colores, propor­ cionando un material de construcción atractivo y práctico; cuide de elegir el tipo más adecuado para el fin desea­ do y que coordine bien con la casa, patio u otros elementos paisajísticos duros.

L a d r illo s d e F a c h a d a

L a d r il l o s d e I n g e n ie r ía

Los ladrillos de ingeniería son muy resistentes al clima. Si los usa para pavimentar, asegure que no sean deslizantes en tiempo húmedo. Son más caros que los ladrillos comunes.

Se usan en las fachadas de edificios, pues proporcionan un acabado atractivo. Existen en muchos colores, y pueden ser de textura suave o rugosa. No son muy adecuados para pavimentar porque no resisten condiciones climáticas duras.

L a d r il l o s P e r f o r a d o s

Los ladrillos perforados tienen agujeros. Colocados de canto, sirven para pavimentos de perfil más estrecho, pero no son económicos para zonas más amplias.

L a d r il l o s c o n « H e n d id u r a s »

Estos tienen hendiduras en una cara. Se pueden usar para pavimentar colocados de canto o con las hendiduras hacia abajo.

Esparza una capa delgada de mortero seco sobre la superficie e introduzca entre las juntas con cepillo. Rocíe con agua para que el mortero fragüe y limpie la superficie.

Corte de ladrillos y losetas

Losetas, plaquetas, tobas y palet de río

Los ladrillos y las losetas gruesas po­ drían ser difíciles de cortar. Si el corte es necesario, la opción más fácil es el uso de un cortador de bloques hidráulico. Éstos suelen estar disponibles en tien­ das que los alquilan, y funcionan apli­ cando presión a una palanca. Con este método, es fácil cortar los ladrillos y lo­ setas de un modo pulido y rápido. Otra opción consiste en cortar los la­ drillos y losetas con un cortafrío y un martillo (véase «Corte de losetas de pa­ vimentación», p. 496).

Tendido de pavimentadores Los pavimentadores se asientan sobre arena por medio de un compactador de plato; se juntan unos con otros, dejan­ do pequeños huecos intermedios. Dado que los pavimentadores pueden retirar­ se y volver a colocarse, este tipo de pa­ vimento se denomina «pavimento flexi­ ble». Los bloques de 6-6,5 cm de espesor son aptos para proyectos de jardín.

Preparación del emplazamiento y tendido de limitadores de bordes

Primero, prepare una base inferior de 7,5 cm de escombros compactados so­ bre suelo firme (véase p. 493). Si no exis­ tieran bordes firmes (como una pared), tienda tiras permanentes para bordear. La manera más sencilla de efectuarlo es usando limitadores o piezas para bor­ dear especialmente fabricados, disponi­ bles en empresas de venta de productos para pavimentar. Éstos deben asentar­ se sobre hormigón. Otra opción consiste en emplear tablas de 100 x 38 mm de madera tratada o creosotada, sostenidas con tacos de al menos 50 mm2. Las zonas grandes deben dividirse en partes manejables, como cuadrados de 1 m, por medio de guías de madera pro­ visionales. Extienda una capa de arena C óm o T e n d e r

I

un

Las plaquetas varían mucho de tama­ ño, color, y grosor. Su acabado tam­ bién varía, por lo que su textura y for­ ma finales, sean form ales o geométricos, o más naturales e infor­ males, contribuyen mucho al estilo del jardín. Efectos aún más distinti­ vos se logran con losetas de terraco­ ta, piedra artificial o palet de río (can­ tos rodados).

P l a q u e t a s d e A r c il l a

Estas plaquetas rojas pueden tenderse bien longitudinalmente o contrapeadas. P laquetas corta d as

Estas plaquetas tienen como acabado una superficie áspera que sirve para proporcionar mayor «agarre» al pavimento acabado.

L o se t a s c u r v il ín e a s

Estas losetas de barro o cemento pueden tenderse formando originales dibujos. Las losetas prensadas en bloques (extremo derecha) se producen en gran variedad de colores. L o se t a s h e x a g o n a l e s

A l igual que los ladrillos, estas losetas están hechas de barro, pero se han secado al sol. Son porosas y pueden rajarse si se usan en zonas donde hiela.

P a l e t d e Río (o c a n t o s r o d a d o s ) El palet de río (abajo) son piedras grandes y redondeadas formadas por la acción del mar o glaciares. Pueden fijarse con mortero para formar una textura de acabado interesante, pero andar sobre ellas es incómodo por lo que deben usarse sólo en pequeñas zonas o combinadas con otros materiales de pavimentación. A l tender palet de río, forme bordes firmes con ladrillos o largos de bordeador de cemento, fijados con cemento.

G r a n it o

Cortado de granito duro, este material de pavimentación es muy duradero. A l igual que el palet de río, la áspera superficie de los bloques crea un efecto natural. P ie d r a a r t if ic ia l

Estas losetas de piedra artificial son más ligeras y económicas que el granito. Los bloques belgas tienen un aspecto más suave.

P a v im ie n t o F l ex ib le

Tras preparar la base inferior (véase p. 493), coloque tiras de bordeado de madera u hormigón en los bordes del emplazamiento. Golpeando con un martillo y con un nivel de burbuja, nivele los bordes.

2

Divida las zonas grandes en cuadrados de I m por medio de listones. Agregue 5 cm de arena. Nivele la arena con los listones por medio de un madero. Retire los listones y llene los espacios vacíos con arena.

3

Tienda las plaquetas con el dibujo requerido, comenzando desde una esquina del emplazamiento. En esta etapa, tienda bloques enteros, dejando los cortados para el final y para rellenar los huecos de! dibujo.

las plaquetas 4 enAsiente la arena por vibración o

apisone con un martillo y un trozo de madera. Esparza arena seca sobre la superficie con una escoba y pase un compactador de plato 2 o 3 veces.

P gruesa de manera homogénea a una pro­ fundidad de unos 5 cm. Si utiliza pavimentadores de 6 cm, la superficie supe­ rior de la arena debería estar a unos 4,5 cm bajo el nivel deseado del pavimento acabado, o a unos 5 cm por debajo, si utiliza bloques de 6,5 cm de espesor.

Explicación de Términos

Colocación y asentamiento de las losetas

No camine sobre la arena al tender las losetas y manténgala seca. Comience a tender las losetas desde una esquina del emplazamiento. Cuando haya tendido algunas, cubra las losetas con una tabla para arrodillarse y continúe con la ta­ rea. Tienda la mayor cantidad posible de bloques enteros y después rellene con bloques cortados alrededor de obstácu­ los, como tapas de inspección, en la me­ dida de lo necesario (véase p. 494). Cuando haya cubierto una superficie de unos 5 m 2 de pavimento, asiente los pavimentadores en arena. La forma más fácil de hacerlo es con un compactador de plato, pero no se acerque demasiado al borde incompleto. Si sólo tiende una zona pequeña de pavimento, podrá asentar los bloques con un martillo y un bloque de madera lo bastante grande como para abarcar varios pavimentadores a la vez. Siga tendiendo pavimenta­ dores y asiente o compacte. Cuando haya acabado con toda la zona, intro­ duzca arena seca en las juntas y asiente con un compactador de plato. Un borde para segar

Utilice ladrillos, pavimentadores o bal­ dosas de cemento en los sitios difíciles de segar el césped hasta el borde. Asién­ telos sobre mortero, con los extremos justo por debajo de la hierba, de mane­ ra que no dañen la cortadora de césped.

Plataformas

Las plataformas de madera se usan como superficies duras en climas secos y cálidos. Sin embargo, las plataformas pueden utilizarse en cualquier parte, a condición de emplear madera tratada a presión con un conservante. Es mejor construir la plataforma en un emplazamiento nivelado o ligeramen­ te en declive. Pida consejo especializa­ do si piensa construir una plataforma en un emplazamiento muy empinado, ya que tendrá que estar bien diseñada y construida. En algunos países existen re­ glamentos de construcción que prevén que todas las zonas de plataformas ex­ teriores deben poder soportar un peso mínimo estipulado. En algunas zonas, también podría ser necesario obtener un permiso de construcción y hacer exami­ nar las obras. Si tuviera dudas con res­ pecto a la normativa, diríjase al depar­ tamento de obras públicas local. Una plataforma de entarimado sencillo (véa­ se p. 500), tendido sobre gravilla y are­ na, no debería necesitar permiso.

l a t a f o r m a s

C o m b in a c ió n d e E f e c t o s d e P a v im e n t a c ió n

Mezcla de diferentes materiales de pavimentación: losetas de piedra cuadradas, pavimento irregular y bordes de ladrillo forman un plantado informal.

Piedras de pavimentación y cantos rodados Asiente piedras de pavimentación de granito o artificiales encima de 5 cm de mortero de asiento (véase p. 494) e in­ troduzca mortero duro entre las juntas (véase «Acabado», p. 496). Rocíe la su­

P la tafo rm a d e M a dera

Un patio o galería mirando al jardín se convierte en un elemento muy llamativo, especialmente si está coronado por una pérgola para proporcionar sombra en verano. Las plataformas de madera deben estar muy bien construidas y suele ser mejor que las realicen los expertos. Los elementos como vigas, escalones y soportes de madera requieren un mantenimiento regular (véase p. 500).

perficie con agua para limpiarla y para que fragüe la mezcla del mortero. También puede asentar cantos roda­ dos sobre mortero. Son incómodos para caminar por encima, de manera que uti­ lícelos en zonas pequeñas o junto con otros materiales. Al tender, conforme bordes sólidos con ladrillos o trozos de borde de hormigón. Tienda una capa de 3,5 cm de mortero sobre 7,5 cm de es­ combros duros.

Agregado Piedra triturada o gra­ va rota usada para hacer hormi­ gón. El agregado de 20 mm es apto para la mayoría de trabajos de hor­ migonado. El agregado combina­ do contiene arena además de piedra. Balasto Agregado combinado. Mortero de asiento Se usa para tender piedra de pavimentado. Lle­ va arena gruesa en lugar de la sua­ ve (de construcción). Cemento Polvo gris que contiene piedra caliza, agente fijador de hormigón y mortero. Hormigón Material de construc­ ción de fijación dura hecho de mezcla de cemento, agregado, are­ na y agua. Mortero seco Mezcla rígida usada para rellenar juntas al pavimentar. Escombro Material constituido por ladrillos rotos que sirve como base bajo cimientos de hormigón. Cemento de manpostería Lleva aditivos que lo hacen inadecuado para hormigón. Se usa sólo para morteros. Mortero Mezcla de cemento, are­ na y agua usado principalmente para tender ladrillos. Cemento Portland No es una mar­ ca sino un tipo de cemento; el Por­ tland corriente se usa para tareas de hormigonado y también en morteros. Arena Se gradúa por el tamaño de las partículas. La de moriera es ás­ pera; la arena suave es más adecua­ da para mortero de manpostería.

Madera para plataformas El cedro rojo occidental es una bue­ na elección porque es naturalmente resistente a la podredumbre, aunque si lo trata regularmente con conser­ vante asegurará una duración mayor. Otras maderas también son aptas, pero deben tratarse a presión con con­ servante. Los proveedores de madera le aconsejarán acerca de la madera y la calidad más adecuadas. Se pueden formar paneles para plataformas con trozos cortos de madera, creando una variedad de dibujos atractivos.

T a blero d e D amas

_T ir a s

E s p ig a

paralelas

_T a b l e r o en

Plataformas de listones Este tipo de plataformas es adecuado para terrenos a nivel o algo inclinados. Es de construcción sencilla y requiere pocos accesorios especializados. En el caso de una zona adyacente a una casa, construya unos cimientos de hormigón (véase Cómo tender hormi­ gón, p. 494) algo inclinados hacia el lado opuesto de la casa para que el agua es­ curra. Sobre la base de hormigón, fije una hilera de ladrillos con mortero a una distancia de un ladrillo y en ángulo recto a los listones de la plataforma. Agregue hileras ulteriores de ladrillos en interva­ los de 40 cm. Compruebe constantemen­ te que todos los ladrillos estén nivela­ dos, porque soportarán los cabios. Tienda cabios de 75 x 50 mm sobre los ladrillos, introduciendo una lámina de plástico u otro material a prueba de humedad entre los ladrillos y los cabios. Si une trozos de madera, asegure que haya un ladrillo debajo de la unión de los cabios y atornille una grapa sencilla a través de la unión. Compruebe los ni­ veles entre cabios con exactitud con un nivel de burbuja y un escantillón. P asos en P la tafo rm a

Las plataformas sirven para crear un sendero poco común de «pasos» a través de un estanque. Situadas en ángulo para obtener un efecto estético, los cuadrados suman un elemento geométrico con estilo al plantado informal y al juego suave de la luz sobre la superficie del estanque. Aquí se han tendido listones paralelos en direcciones alternas para agregar una sensación dinámica de movimiento al diseño en su totalidad.

Tienda tablones de 250 x 25 mm en ángulo recto con respecto a los cabios. Calcule huecos de 10 mm para el dre­ naje y cierto desplazamiento de la ma­ dera. Asegure que las junturas de la pla­ taforma están escalonadas de una hilera a la otra y que los tablones encajan con precisión por encima de un cabio de so­ porte. Fije los tablones con tornillos de bronce u otro material inoxidable, ave­ llanados debajo de la superficie. Rellene los agujeros con pasta de madera que se complemente con el color de la madera. Acabe la plataforma de manera puli­ da con un borde bajo de ladrillos o blo­ ques, cortando la plataforma de mane­ ra que sobresalga del borde unos 5 cm. Otra opción consiste en clavar o ator­ nillar un trozo de madera de acabado a lo largo de los bordes cortados.

Compre madera tratada de 10 x 50 mm, cortada en largos de 1 m y lije los extremos. Dos largos formarán los so­ portes en lados opuestos del cuadrado, mientras que los restantes se tienden por encima como listones. Utilice espacia­ dores apara asegurar que los listones cu­ bren la superficie de manera homogé­ nea y fije los listones por medio de dos clavos en cada extremo. Prepare una base sobre suelo o subsuelo afirmado con una capa de 7,5 cm de gravilla com­ pactada, cubierta de 7,5 cm de arena. Nivele y apisone antes de tender los cua­ drados en direcciones alternativas. Clave para unirlos si fuera necesario, clavan­ do en ángulo.

Plataforma de parquet

El cedro rojo occidental se vuelve de un color rojo muy evidente al mojarse. Sin embargo, se puede teñir de cualquier co­ lor adecuado al entorno. Es mejor usar tintes microporosos, que dejan escapar cualquier humedad de la madera; si que­ dara atrapada debajo de una capa im­ permeable, finalmente haría que el co­ lor de la superficie desaparezca. Todas las superficies de madera a teñir deben estar secas y limpias. Siga las instruc­ ciones con respecto al agitado y dilui­

Es posible adquirir pequeños cuadrados de madera tipo parquet, pensados fun­ damentalmente para senderos, los cua­ les también sirven para plataformas. Un tamaño práctico es de alrededor de 1 m2.

Aplicación de tintes

de

Á ngulo

D amas

U n io n e s P aralelas

do y aplique el tinte con un pincel de buena calidad, pintando en la dirección del grano. No recargue el pincel de pin­ tura, ya que conduciría a una cobertu­ ra desigual, pero haga penetrar el tinte dentro de la madera. Necesitará efectuar varias aplicaciones; espere hasta que cada capa esté completamente seca an­ tes de aplicar la siguiente.

Mantenimiento Las superficies de madera requieren un mantenimiento regular. Una vez al año, compruebe que la superficie no mues­ tra grietas. Las maderas dañadas debe­ rán ser reemplazadas. Compruebe que los tornillos, arandelas, grapas y clavos no se hayan oxidado. Si los accesorios galvanizados se hubieran desgastado, podría haberse dañado su revestimien­ to protector y oxidarse. Para platafor­ mas de madera es mejor instalar acce­ sorios de bronce, que no se oxidan. Si el tinte estuviera desgastado, limpie la superficie y vuelva a aplicar el tinte (véa­ se arriba). En alguna etapa es probable que aparezcan desarrollos fúngicos. Existen fungicidas, pero es mejor elimi­ nar los hongos cepillando con una es­ coba dura o empleando un cepillo para suelos y una solución floja de lejía.

SOPORTE PARA PLATAFORMA DE MADERA

Juntas unidas sobre un cabio

Cabios unidos sobre un ladrillo de soporte

Membrana a prueba de humedad

A l unir dos trozos de madera para formar un cabio, asegure que la unión caiga sobre dos ladrillos de soporte. Tienda los tablones en ángulo recto con los cabios, situando todas las juntas encima de un cabio de soporte.

Senderos y escalones Los senderos y escalones cumplen un pa­ pel importante en el buen diseño de jar­ dines. Ayudan a formar la estructura del jardín, relacionan sus diversos elemen­ tos y pueden conducir la vista a un cen­ tro de atención. Piense en trazar un sen­ dero en ángulo, descentrado o siguiendo un camino indirecto. Los escalones pro­ porcionan cambios de nivel interesantes y generan efectos muy diferentes, según sean rectos o curvos, anchos o estrechos y poco profundos o profundos. Consideraciones prácticas

Los senderos que conducen al coberti­ zo o al invernadero deben ser lo bastante anchos como para que pase una carre­ tilla y también deben proporcionar una superficie seca y sólida. Los que condu­ cen a la puerta principal o aquellos para pasear por el jardín, deben ser lo bas­ tante anchos como para que quepan dos personas una al lado de la otra: alrede­ dor de 1 o 1,2 m. Materiales y diseño

La elección de los materiales y el reco­ rrido sirve para fijar o realzar el carác­ ter del jardín. La combinación de ma­ teriales, como piedras de pavimentado con cantos rodados, ladrillos con grava o baldosas de hormigón con pavimentadores de ladrillo o arcilla, crean dise­ ños de senderos muy atractivos. En muchas partes del jardín pueden tenderse senderos tipo «paso». Son una buena elección si no quiere estropear la línea de un césped, pero pueden derivar en barro durante las lluvias. Primero co­ loque las piedras de pavimentación so­ bre la superficie para comprobar el es­ paciado: deben estar a una distancia natural del paso. En céspedes, coloque bajo el nivel de la hierba, para que la superficie esté bien por debajo del ni­ vel de segado. En zonas de inviernos secos, los sen­ deros podrán ser de madera, ya sea en

forma de trozos de troncos empleados como pasos o formando una serie de unidades cuadradas a listones, como se describe en «Plataformas de parquet» en la página contigua. En los emplaza­ mientos inclinados, los escalones pue­ den formar parte de un sendero y pue­ den resultar valiosos como elementos de diseño en uno plano. Los escalones de­ ben estar en armonía con el emplaza­ miento: en un jardín boscoso, resulta­ rían adecuados unos escalones bajos de troncos y gravilla, mientras que en un emplazamiento moderno, los escalones de ladrillos y baldosas de hormigón son más apropiados.

S e n d e r o s d e L a d r il l o s

Un sendero de ladrillos puede transformarse en un elemento de diseño por derecho propio, agregando textura y color a la entrada del jardín. A quí el rosa suave de los ladrillos armoniza con las plantas circundantes y conduce la mirada hacia el arco cubierto de rosas y la zona de hierbas informal trasera.

Avenidas

Una avenida puede tener un impacto considerable sobre un diseño, especial­ mente en un jardín pequeño. Quizás ha­ ya poca alternativa en cuanto a la ubica­ ción de la avenida, salvo que se cons­ truya un garage nuevo al mismo tiem­ po; sin embargo, se puede lograr un as­ pecto atractivo para una avenida eligien­ do una superficie adecuada y situando plantas ornamentales en las cercanías.

Asfalto El asfalto es un buen material para uti­ lizar en avenidas y senderos que no ne­ cesitan ser atractivos —por ejemplo, el sendero que conduce al cobertizo. Tam­ bién sirve para recubrir un sendero de hormigón dañado. Además de negro, el asfalto existe en verde y rojo. Se pueden sumar astillas de piedra a la superficie para agregar estructura. Es mejor ten­ der asfalto durante el tiempo cálido. Sal­ vo que esté bien tendido, el asfalto pue­ de resquebrajarse después de algunos años; en los sitios de mucho tránsito, una avenida principal, merece la pena hacer tender el asfalto por un construc­ tor especializado.

Preparación

El asfalto puede tenderse sobre cualquier superficie firme, como hormigón o gra­ va. No lo tienda sobre la tierra desnuda ni sobre escombros; sería difícil lograr una superficie duradera firme y nivela­ da. Haga una base estable esparciendo una mezcla de grava y arena de unos 5-8 cm de grosor sobre suelo firme o escom­ bros. Si la base fuera un sendero o ave­ nida antiguo, pinte antes por dentro los agujeros o fisuras con emulsión bitumi­ nosa y déjelo 20 minutos antes de relle­ nar con macadán. Para garantizar un buen drenaje, tienda la avenida en una ligera pendiente. Los bordes de los senderos de asfalto tienden a debilitarse y quebrarse; use bloques de hormigón para bordes, ladri­ llos para que quede un borde firme. Aplicación:

Aplique una capa de emulsión bitumi­ nosa para ligar la superficie. Primero re­ muévala, vuélquela del contenedor y ex­ tiéndala con un pincel duro. (Después, lave el pincel en agua caliente jabono­ sa.) Cuando la emulsión se ennegrezca aplique el macadán y rastrille forman­ do una capa nivelada de unos 2 cm. Afirme con el mango del rastrillo para eliminar bolsas de aire y efectúa varias pasadas con un rodillo de jardín pesa­ do. Mantenga húmeda la superficie del rodillo para que no se pegue el maca­ dán. Cubra cualquier bache visible y pase de nuevo el rodillo. Si usa astillas de piedra, distribuyalas homogéneamen­ te y pase el rodillo para asentarlas.

Ladrillos y pavimentadores S u t il e z a e n P ie d r a

Aquí la textura moteada de las piedras asentadas se complementa con Alchcmilla mollis y se define por costuras de musgo.

S e c c io n e s d e T r o n c o s

Los troncos serrados en secciones forman una serie armónica de pasos a través de una zona boscosa, integrándose con el emplazamiento.

Los colores agradables de ladrillos y pa­ vimentadores de arcilla los convierten en materiales excelentes para construir sen­ deros dentro del jardín. Como las uni­ dades individuales son pequeñas, resulta relativamente fácil ajustarse a los cam­

bios de nivel e incluso tender un sende­ ro en curva. Se pueden lograr diversos efectos según el dibujo del tendido (véa­ se «Dibujos con ladrillos», p. 497). Construcción

Delimite el recorrido del sendero con cordel y estacas, calculando dónde ne­ cesitará ladrillos o pavimentadores cor­ tados para marcar una curva pronuncia­ da. Si el sendero sufrirá un desgaste severo, prepare un cimentado de hormi­ gón (véase «Superficies portadoras de cargas», p. 494). Para una superficie de uso menos intenso, una base inferior de 8 cm de escombros duros afirmados, ni­ velados con balasto, será suficiente. Primero tienda un borde adecuado (véase p. 502) a un lado del sendero, des­ pués tienda el sendero propiamente di­ cho en secciones de 1 m. Debe asentar los pavimentadores sobre una capa de 5 cm de arena seca (véase «Tendido de pavimentadores», p. 498), mientras que ios ladrillos necesitarán asentarse sobre mortero de 2,5 cm de espesor (véase «Tendido de ladrillos», p. 497). Al com­ pletar cada sección, apisone los ladri­ llos o pavimentadores, comprobando que están a nivel con un escantillón y un nivel de burbuja. Después tienda el borde del otro lado del sendero hasta completar cada sector. Repita el proce­ dimiento hasta que el sendero esté com­ pletamente tendido. Para acabar un sendero de pavimen­ tadores, introduzca arena seca entre las juntas. En el caso de un sendero de la­ drillos, introduzca mortero seco entre las juntas (véase «Acabado», p. 496), ase­ gurando que no existan grandes bolsas de aire. Si fuera necesario, compacte el mortero con un trozo de madera más delgado que el espacio de las juntas. Fi­ nalmente, rocíe con un regadera de ro­ seta fina, o emplee un rociador a com­ presión para humedecer el mortero y limpiar los ladrillos si fuera necesario.

Hormigón El hormigón fraguado in situ es un ma­ terial para superficies práctico y dura­ dero, especialmente apto para senderos anchos y avenidas. Su aspecto puede embellecerse agregando textura (véase abajo). También se puede teñir el hor­ migón por medio de tintes especiales agregados a la mezcla. Como el color a menudo tiene un aspecto diferente una vez que el hormigón se ha secado, use los tintes con prudencia. Coloree un tro­ zo pequeño primero y deje secar, en lu­ gar de juzgar el efecto en la mezcla mojada. Interrumpa un sendero de hormigón ancho con ladrillos o trozos de madera que formarán parte del diseño acabado; así no tendrá que tender juntas de ex­ pansión durante la construcción. Preparado de la base Prepare unos cimientos adecuados (véa­ se «Procedimientos básicos», p. 493). Después construya el encofrado para mantener el hormigón en su sitio hasta que fragüe. Utilice trozos de madera de 2,5 cm de espesor y de al menos la mis­ ma profundidad que el hormigón. Em­ plee tacos de 5 x 5 cm a no más de 1 m de separación para sostener el enco­ frado. Los trozos de madera podrán

unirse bien clavando un bloque de ma­ dera a la parte exterior de los dos tro­ zos para mantenerlos juntos. Curvas Para efectuar curvas suaves, marque la forma que desea crear y clave estacas en el suelo muy cerca unas de otras. Sumer­ ja trozos de leña blanda en agua para que estén flexibles y después doble y cla­ ve sobre las estacas. Las curvas cerradas pueden realizar­ se de un modo similar, agregando una serie de cortes con serrucho al interior de la curva. Los cortes de serrucho de­ ben llegar hasta la mitad de la madera para aumentar su flexibilidad. También puede usar varias capas de aglomerado delgado que es fácil de doblar y con­ formar. Juntas de expansión El hormigón se parte si no se calcula la expansión y un cierto grado de movi­ miento. Divida la superficie en sectores de no más de 4 m de largo, utilizando trozos fijos de madera como divisiones provisionales. Si usa hormigón ya pre­ parado, donde resulta necesario utili­ zar toda la carga junta, utilice aglome­ rado cortado en trozos y déjelos en po­ sición hasta que el hormigón haya fraguado.

Agregado de textura Un sendero de hormigón in situ se puede embellecer agregando textura. Use estas técnicas sólo en algunos sec­ tores o alterne dibujos entre un sec­ tor y otro creando un efecto final in­ teresante. El agregado visto da un acabado bonito y antideslizante. Es­ parza gravilla o piedra triturada de manera uniforme sobre el hormigón, antes de que fragüe, despúes apiso­ ne, introduciendo la gravilla o piedra en la superficie con suavidad. Cuan­ do el hormigón casi haya fraguado, barra la superficie para descubrir más cantidad de agregado, después rocíe con agua para arrastrar las partícu­ las finas. Los acabados a cepillo son muy fáciles de crear. Después de api­ sonar suavemente el hormigón, arras­ tre las cerdas de una escoba blanda

por encima de toda la superficie para obtener un acabado bastante liso; para lograr un efecto rugoso, use una escoba dura una vez que el hormigón haya comenzado a fraguar. También puede barrer en círculos o en líneas rectas o curvas, según lo desee. Se pueden hacer dibujos estampa­ dos con herramientas especiales, pero también puede usar objetos corrien­ tes del hogar o del jardín de un modo imaginativo, por ejemplo cortadores de pastelería o conchas marinas. Es mejor aplicar esta técnica en super­ ficies muy pequeñas. Para crear un di­ bujo de hojas bonito, utlice hojas grandes, como las de sicomoro o de castaño. Apriete la hojas contra la su­ perficie con una paleta y después eli­ mine una vez seco el hormigón. Textura gruesa Textura semigruesa

m mm Textura fina .

CÓMO TENDER UN SENDERO DE G r AVILLA

■ Excave la base del sendero a 18 cm de profundidad y fije los bordes. Compacte la base. Clave estacas separadas por I m como anclaje de los bordes.

Tendido de hormigón Mezcle el hormigón (véase p. 494) y vier­ ta dentro del encofrado. Si mezcla en pe­ queñas cantidades, rellene partes alter­ nadas del encofrado y después retire los divisores una vez que el hormigón haya fraguado, vertiendo hormigón dentro de los restantes sectores. Apisone el hormi­ gón con un trozo de madera hasta ni­ velarlo, desde el centro hasta las juntas. Si el sendero o avenida fueran anchas, la tarea se facilitará si un ayudante afir­ ma con una apisonadora. El apisonado deja una superficie ligeramente irregu­ lar. Si requiere un acabado liso, utilice una tabla flotante, repasando con mo­ vimientos de barrido suaves.

Baldosas de pavimentado de hormigón Estas baldosas existen en una amplia gama de colores, formas y acabados. Son más fáciles de tender que el hormi­ gón in situ, pero es más difícil tender curvas con ellas que con ladrillos o pavimentadores. Se combinan bien con otros materiales, como cantos rodados colocados en los bordes, o con peque­ ñas tiras de gravilla entre cada baldosa. Esta técnica es útil para crear senderos curvos, ya que disimula las juntas desi­ guales. Para más detalles acerca del ten­ dido de baldosas de pavimentación.

Hierba Los senderos de hierba sirven para co­ nectar una serie de céspedes o para sen­ deros anchos entre macizos. Deben ser lo más anchos posibles o no resistirán mucho uso. Coloque tepes para cons­ truir un sendero de hierbas, al igual que para un césped —para detalles comple­ tos, véase C é s p e d e s , «Tendido de tepes», p. 283.

el sendero bordea un césped, 2 Siexcave 2,5 cm más para que el sendero esté por debajo del nivel del césped (inserción). Aplique capas sucesivas de escombros duros, arena, gravilla gruesa y gravilla fina. Rastrille para nivelar.

Gravilla La gravilla es fácil de aplicar, no presen­ ta problemas al crear curvas y es bara­ ta. Sin embargo, tiene algunas desven­ tajas: salvo bien asentada y utilizada con bordes de retención, la gravilla suelta puede invadir las superficies adyacentes, y ser incómoda y ruidosa al pisarla; no es una superficie que facilite el tránsito de sillas de ruedas o carretillas. Construya una base firme excavando el suelo hasta alcanzar una profundidad de 10 cm de escombros duros compac­ tados, 5 cm de arena y 2,5 cm de gravi­ lla. Para un acabado fino, elija gravilla fina. En un emplazamiento formal princi­ palmente compuesto por líneas rectas, se pueden usar tiras bordeadoras de hor­ migón; en otros emplazamientos po­ drían ser más aptos los ladrillos o la ma­ dera. Si emplea madera, haga un anclaje con tarugos separados por 1 m de dis­ tancia. Aplique la gravilla en varias eta­ pas, rastrillando y pasando el rodillo con el fin de producir un peralte ligero para el drenaje. Para ayudar a compactarla, riegue la gravilla al pasar el rodillo.

Bordes de senderos Existen bordeadores de plástico corta­ dos a medida con facilidad, que sosten­ drán un sendero de ladrillos o pavimentadores en su sitio de forma invisible. Cubra el extremo del bordeador con te­ pes para ocultarlo. También puede utiizar trozos de madera tratada, sosteni­ da por tarugos de madera. También es posible utilizar maderas de manera pro­ visional mientras construye el sendero, que después se retiran llenado los hue­ cos con hormigón. Si requiere un bor­ de de ladrillos, colóquclos de canto o en un ángulo de 45° con respecto al borde del sendero y fije con un poco de­ mortero.

Construcción de escalones Para calcular la cantidad de escalones que ha de construir, divida la altura de la ladera por la de un contraescalón (comprendiendo la profundidad de la baldosa de pamentación más el morte­ ro). Podría resultar necesario ajustar la altura de los escalones con respecto a la ladera. Marque la posición de los con­ traescalones con estacas de madera y después excave el suelo, formando una serie de escalones de tierra. Construya una base de hormigón (véase p. 504) para el contraescalón de

base y deje fraguar. Después construya el contraescalón con ladrillos o bloques asentados sobre mortero de manipostería (véase p. 494). Compruebe la nivelación y un nivel de burbuja y rellene el espa­ cio detrás del contraescalón con escom­ bros compactados o arena y gravilla. Prepare un asiento de mortero sobre el contraescalón y tienda el primer pel­ daño; debe estar algo inclinado hacia de­ lante para que el agua escurra y sobre­ salir por encima del contraescalón de la parte delantera unos 2,5-5 cm. Marque la posición del siguiente contraescalón sobre el peldaño y fije con mortero.

Relación entre peldaño y contraescalón Para la facilidad de uso, es importante que el ancho del peldaño y la altura del contraescalón estén en una pro­ porción correcta. Como regla gene­ ral, el ancho del peldaño y el doble de la altura del contraescalón debe­

Para que los escalones sean seguros, los peldaños deben medir al menos 30 cm de adelante hacia atrás. La altura de los contraescalones suele ser de entre 10 y 18 cm.

Contraescalones de ladrillo

rían sumar unos 65 cm. Primero de­ fina la altura del contraescalón, mul­ tiplique por 2 y reste el resultado de 65 cm para obtener el ancho del pel­ daño. Puede agregar 2,5-5 cm de sa­ liente.

Relleno de gravilla

C ó m o C o n s t r u ir E s c a l o n e s t Mida la altura de la ladera para calcular cuántos escalones necesita (véase izquierda). Para efectuarlo, clave una estaca en la parte superior de la ladera y un poste en el fondo. Sujete un cordel horizontalmente entre ambos, y mida la distancia entre el nivel del suelo y el cordel.

Construya una base para el contraescalón de 15 cm de 3profundidad y dos veces el ancho

Cuando el hormigón haya 4 fraguado, tienda el primer

5

6

E sc a l o n e s d e M a d e r a y G r a v il l a

L adera

Marque los lados con cordel y estacas, después tienda cordel para marcar la parte delantera de los escalones. Excave los escalones y compacte la tierra de cada escalón.

peldaño sobre la base. Utilice cordel y estacas para asegurar que los ladrillos están derechos y nivelados.

Aquí el espacio entre unas traviesas se rellena con gravilla, creando unos escalones suavemente curvados, con plantas a los lados que suavizan los bordes.

en una

Las losetas deben sobresalir 2,5-5 cm en la parte delantera y tener una pequeña inclinación hacia adelante para que el agua escurra. Marque la posición del segundo contraescalón en las losetas y fije los ladrillos con mortero. Rellene y asiente los peldaños como antes. Aplique mortero a las juntas entre las losetas.

de los ladrillos. Rellene con hormigón sobre una base de escombros de 7 cm.

Rellene con escombros hasta la altura de los ladrillos y apisone. Coloque las losetas sobre una capa de 1 cm de mortero, dejando un hueco entre cada una.

Muros Los muros de separación han constitui­ do un elemento de los jardines desde los primeros tiempos de acotamientos, y en el siglo pasado, los jardines amuralla­ dos eran un elemento común de las grandes propiedades. Sin embargo, ac­ tualmente los muros de separación gran­ des son poco comunes, habiendo sido reemplazados por setos y verjas menos costosos. Los muros del jardín son frecuente­ mente decorativos, además de prácticos. Si poseen una cavidad para plantar, los muros bajos pueden ser eficaces y, dado que requieren cimientos y pilares de so­ porte menos sólidos, también son fáci­ les y baratos de construir.

Materiales Los muros de separación pueden cons­ truirse de materiales diversos, compren­ diendo ladrillos y, para muros bajos, bloques de hormigón para paredes. Los muros tipo tabique hechos de bloques (véase página contigua) son una alter­ nativa práctica y decorativa a los mu­ ros sólidos y también son aptos para di­ vidir el jardín en sectores. Estos bloques se construyen expresamente para uso en

el exterior. Sin embargo, al comprar la­ drillos, compruebe siempre con el pro­ veedor que son aptos para usar en mu­ ros de jardín: deben ser a prueba de heladas y capaces de resistir la penetra­ ción de la humedad desde ambas caras. También podrá construir muros de va­ rios materiales, por ejemplo ladrillos con paneles de revestimiento de piedra local, como pedernal. Las paredes gran­ des y lisas pueden pintarse con pintura para manipostería (generalmente en blanco o un color pálido) del lado del jardín. Ésta refleja la luz y contrasta con los arbustos u otras plantas.

¿Hasta qué altura construir? Pueden existir límites a la altura de los muros en los registros de propiedad del terreno o en reglamentos de las autori­ dades locales o de las autovías. Com­ pruebe antes de construir. Un muro bajo tipo mampara es una tarea de bricolaje directo, pero las paredes de ladrillos y hormigón de más de un 1 m de altura requieren los consejos de un construc­ tor o de un aparejador. Cualquier pa­ red más alta que 1 m debe tener un pi­ lar de refuerzo cada 2,5 m.

Materiales para muros Los ladrillos son el material más co­ rriente para muros, aunque los blo­ ques de hormigón que imitan ladri­ llos naturales de arcilla también

M a t e r ia l e s C o m b in a d o s

A quí se yuxtaponen ladrillos y pedernal creando una divisoria de jardín llamativa. La mezcla de líneas curvas y rectas refuerza la combinación de estilos. Combinados de este modo, materiales diversos se realzan unos a otros.

Bases de hormigón para muros

cho de un solo ladrillo), excave una zan­ ja del largo del muro y de 38 cm de pro­ fundidad. Coloque 13 cm de escombros duros en el fondo y apisone. Después vierta 10 cm de hormigón. Deje que se seque por completo durante algunos días antes de tender los mahones o blo­ ques de hormigón. Para un muro de la­ drillo completo, cuyo ancho es de dos ladrillos, o para un muro doble con un

El ancho de la base para todos los mu­ ros debe ser dos o tres veces el ancho del muro. Para los muros de menos de 1 m de altura, no son necesarios cimientos profundos ni sólidos. Para muros mahones (es decir, del an­ C ó m o C o n s t r u ir

una

B a se

de

H o r m ig ó n

pueden utilizarse. Si desea un muro que combine con la manipostería de los edificios existentes, hay ladrillos usados en muchos estilos y colores.

1

2

Empape la zanja con agua y deje drenar; agregue 13 cm de escombros y apisone. Vierta hormigón, cortando la mezcla con una pala para mezclarla y eliminar burbujas de aire.

Compacte el hormigón apisonando con un trozo de madera. Nivele hasta el extremo de las estacas. Deje la superficie rugosa como clave para el mortero de ¡a primera hilera de ladrillos.

Marque el emplazamiento de los cimientos con cordel tendido entre estacas de madera.

L a d r il l o s M o t e a d o s d e I n g e n ie r ía

Éstos proporcionan un aspecto rugoso; también son los ladrillos más duros.

Cave una zanja a Ia profundidad necesaria. Compruebe que la base esté nivelada y las caras verticales. Clave estacas hasta el nivel que tendrá el hormigón. Alinie con un trozo de madera y un nivel de burbuja.

B l o q u e s d e H o r m ig ó n P rem oldeados

Éstos contienen agregado de textura media. U f e s i& m . B l o q u e s d e H o r m ig ó n T ip o R o c a

El color rojo ladrillo imita el aspecto de ladrillos de arcilla. También existen otros con aspecto de arenisca.

B l o q u e s L isos

Estos bloques de hormigón se adecúan a un diseño moderno.

M C ó m o C o n s t r u ir

una

P ared

de

uros

M am pa ra

Aplique una base de mortero de I cm alrededor de la varilla. Coloque el pilar sobre el mortero y nivele con nivel de burbuja. Después llene la parte inferior del pilar con hormigón para reforzarlo.

Aplique mortero a la base y al primer bloque de la mampara. Repita en el otro extremo del sector.

Sitúe el siguiente bloque y coloque en su posición golpeando con suavidad con el mango de una paleta. Repita el procedimiento a lo largo de la hilera de bloques, comprobando la alineación con un nivel.

Comience la segunda hilera colocando los pilares y llenándolos con hormigón. Tienda la segunda hilera de bloques, colocando alambre tejido fino asentado en el mortero para reforzar la unión.

Acabe la segunda hilera. Fije los sombreretes de los pilares y las piedras de la albarditla con mortero. Compruebe los niveles, limpie et acabado y escuadre el mortero de la base del muro con una paleta.

la base podrá estar justo debajo del ni­ vel del suelo, a condición de usar vari­ llas de refuerzo. Sobre arcilla pesada o en zonas frías, aumente la profundidad de la base para que esté por debajo de la línea de heladas. Para muros más al­ tos, hágase aconsejar por un profe­ sional.

mera hilera que quede sobre el nivel del suelo. Antes de que el mortero se seque, utilice la punta de la paleta para dar un acabado pulido y biselado a las juntas. Las juntas verticales deben biselarse en la misma dirección y las horizontales de­ ben estar inclinadas hacia abajo para que el agua escurra con facilidad.

Aparejos populares

Dibujos de bloques

Albañilería

Existen bloques para muros de mampara en muchos dibujos geo­ métricos y libres para la fácil cons­ trucción de muros de jardín.

Para que la primera hilera quede recta, tienda dos cordeles paralelos a lo largo de la base, con el espacio entre ambas igual al del ancho de la pared. Tienda un asiento de 10 mm de mortero de al­ bañilería (p. 494) a lo largo de la base. El primer ladrillo de la hilera se coloca sin mortero, luego se «unta» el segun­ do en un extremo y se tiende junto al anterior. Al tender, vaya comprobando que los ladrillos están nivelados y hori­ zontales por medio de un nivel de bur­ buja. Si están demasiado altos, golpee ligeramente con el mango de la paleta. Introduzca más mortero debajo de cual­ quiera que esté demasiado bajo. Tam­ bién compruebe que las juntas de mor­ tero tengan todas 10 mm de espesor. Repita el procedimiento en las siguien­ tes hileras. En muros con agujeros de plantado, deje espacios sin mortero en­ tre los ladrillos para drenaje en la pri­

Aparejos de ladrillos Existen muchos aparejos de ladrillos. Si es usted novato en albañilería, dediqúese a uno fácil de tender y que no requiera cortar muchos ladrillos. El aparejo más sencillo es uno a soga, en el que todos los ladrillos se tienden horizontalmente.

Haga una hilera de bloques y pilares a lo largo de una base preparada para situar as varillas de hierro de soporte. Antes de que la base fragüe, clave las varillas, dejando un trozo descubierto suficiente para alcanzar la mitad del pilar más alto.

Coloque un bloque en cada extremo del primer sector. Para alinear los bloques intermedios, clave estacas en el suelo y tense un cordel entre éstas, sobre los pilares y los bloques. espacio para huecos de plantado, exca­ ve la zanja a 5 cm más de profundidad y agregue 5 cm suplementarios de hor­ migón. Para un muro de ladrillo o de bloques de hormigón, la parte superior de la base sólo debe estar a 15 cm por debajo del nivel del suelo. Para las mam­ paras de hormigón, la parte superior de

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H o ja

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R ombo C urv o

Construcción de mamparas En zonas del jardín donde un muro de ladrillos formaría una barrera demasia­ do sólida, una mampara construida de bloques perforados prefabricados (véase izquierda y arriba) será más adecuada. Las paredes de este tipo se sostienen en cada extremo y cada 2,5-3 m por pila­ res de bloques huecos para pilares. És­ tos se refuerzan con varillas de metal en­ cajadas en la base y se rellenan con mortero u hormigón. Aun así, las pare­ des tipo mampara no son sólidas; para las que midan más de 2 m, obtenga con­ sejo profesional.

Para muros de un ladrillo de es­ pesor se utiliza un aparejo de so­ ga; los aparejos flamencos e ingle­ ses combinan ladrillos de canto y al hilo en paredes de ladrillos com­ pactas.

A p a r e jo d e S o g a

A p a r e jo d e T iz ó n

i r - .. ii ■ ii ]□ □ □ □ □ □ □ [ ....... i ...... 11...... A p a r e jo I n g l é s

T ipo s

de

A lb a rd illa

S u a v iz a d o d e l M u r o

La línea dura del borde del muro se suaviza con un desplegue colorido de plantas rastreras floridas, creando un efecto de cortina. Las grietas entre las piedras secas proporcinan un espacio idela para el cultivo de plantas de rocas de raíces poco profundas.

U n A c a b a d o D e c o r a t iv o

Se han asentado piedras verticales en mortero como albardilla para un muro de piedra caliza seca. U n M u r o d e L a d r il l o

Este muro de aparejo de tizón esta rematado por una hilera de ladrillos de canto a lo largo de lodo el ancho del muro. A lb a r d illa d e P ie d r a

Grandes planchas de piedra forman una albardilla que se complementa con un muro de cantos en hileras, asentados en mortero.

Albardilla La albardilla, que es la hilera superior de una pared, previene daños por hela­ das dejando que el agua de lluvia escu­ rra no rezume dentro de las juntas. Tam­ bién confiere un aspecto «acabado» a la pared. Existen ladrillos curvos especiales para albardillas, pero a menudo estos sólo son del ancho de la pared y en rea­ lidad son cubiertas, ya que no despiden las gotas de la pared. Sobre las paredes de ladrillos y sobre las de bloques de hormigón se emplean baldosas de hor­ migón más anchas como albardillas. Si quiere un acabado común de ladrillos, tienda dos hileras de tejas planas de te­ cho antes de la hilera final. Las albar­ dillas son muy importantes en las pare­ des de bloques perforados de hormigón, porque ayudan a unir los bloques.

Paredes de piedra seca Las paredes de piedra seca pueden ten­ derse sobre una base de hormigón (véase p. 504) o unos cimientos de escombros. Pueden plantarse con alpinas (véase p. 204) y ofrecen un aspecto muy atracti­ vo si se deja un hueco en la parte supe­ rior para plantas rastreras. Cave una zanja y haga una base fir­ me de escombros compactados. La base de la pared debe estar dos hileras más abajo que el nivel del suelo. Utilice un cordel tensado para mantener la cons­ trucción nivelada y construya la pared con piedras de traviesa y otras más pe­ queñas casuales, uniéndolas entre sí para sostener la pared. La parte inferior de la pared debe ser más ancha que la su­ perior. Para lograr una inclinación cons­ tante, fabrique una estructura de madera con la forma deseada del corte transver­ sal de la pared. Una inclinación hacia el interior de 2,5 cm cada 60 cm suele ser suficiente. Mantenga la estructura de conformación vertical por medio de un

nivel de burbuja. Remate con piedras grandes y planas o con una hilera de pie­ dras verticales colocadas de canto (y fi­ jadas con mortero si lo desea) como al­ bardilla decorativa.

Muros de contención Los muros de contención sirven para aterrazar un jardín o contener la tierra de un macizo elevado (véase p. 507). Se pueden usar piedras secas, bloques de hormigón para paredes o ladrillos. Bus­ que consejo profesional si piensa cons­ truir un muro de más de 75 cm de altu­ ra o en una ladera inclinada, porque podría ser necesario reforzarlo para que aguante el peso de la tierra y del agua.

En lugar de aterrazar el jardín con un solo muro grande de contención, es más fácil hacerlo en una serie de escalones bajos. En algunos países hace falta un permiso para construir un muro de con­ tención elevado y pueden existir regla­ mentos que exijan que se contrate cons­ tructores para hacerlo de hormigón. Intruduzca un desagüe (véase «Insta­ lación de desagües», p. 529) horizontal­ mente a lo largo de la parte posterior del muro y rellene la parte inferior de éste con gravilla o escombros. Si usa ladri­ llos o bloques de hormigón, construya la pared sobre una base de hormigón (véase p. 504) colocada bajo el nivel del suelo y deje huecos de para el drenaje entre cada dos o tres ladrillos en las hi­ leras inferiores del muro.

Los muros de piedra seca son una buena elección para uno de contención bajo, ya que las alpinas podrán plantarse en el lado expuesto. Coloque piedras grandes sobre cimientos de hormigón o de escombros duros compactados y fir­ mes y vaya tendiendo a hileras ulterio­ res de piedras inclinadas hacia dentro a 2,5 cm por cada 30 cm de altura. La cara interna del muro debe ser perpendicu­ lar (véase E l J a r d ín d e R o c a s , Cómo construir un muro de contención de pie­ dra seca, p. 204). Si no ha de plantar plantas de grietas, podrá aplicar mor­ tero al muro para robustecerlo (véase «Albañilería», p. 505); de otro modo, introduzca tierra de jardín entre las pie­ dras, para una mayor estabilidad.

Construcción de muros de contención Albardilla

Relleno de

Agujero de drenaje

Borde de siega

El muro de contención utilizado para contener tie­ rra en una ladera debe ser muy sólido. Tenga en cuen­ ta que cuanto más alto el muro, más sólido deberá ser. También recuerde que la tierra mojada es más pesada que la seca y que se debe permitir que el agua drene hacia fuera a través de agujeros de drenaje en la base del muro. Si las unidades de construcción fueran grandes, el muro de contención será aún más sólido que si emplea ladrillos o bloques pequeños.

C o n s t r u c c ió n

A la izquierda, un sector de muro de ladrillos con una junta vertical sin mortero que actúa como agujero de drenaje. A la derecha, muro construido de bloques de hormigón huecos (véase abajo). Se pueden llenar los huecos con hormigón mojado o tierra piara plantas. V a r il l a s d e R e f u e r z o

La solidez de un muro construido con bloque de hormigón huecos aumentará mucho si se fijan varillas curvas en los cimientos de hormigón. Se pueden agregar varillas de refuerzo ulteriores a través de los bloques.

Borde de siega embutido Mortero

de hormigón lleno de tierra Varillas de refuerzoi Base de la varilla vertical asentada en hormigón

Varillas curvas que refuerzan los cimientos de hormigón

M

Macizos elevados Los macizos elevados proporcionan un elemento de diseño importante en el jar­ dín, tal vez rodeando un jardín hundi­ do o proporcionando cambios de nivel. Para una zona mayormente pavimenta­ da, unos grupos pequeños de macizos elevados o una serie de macizos relacio­ nados son ideales, mientras que un ma­ cizo elevados único es un realce eficaz para una planta atractiva. Donde el suelo del jardín sea pobre o inadecuado para el cultivo de ciertas plantas, los macizos elevados pueden ser de gran utilidad: por ejemplo, permiten crear condiciones ácidas en un jardín de suelo alcalino. Además, las plantas en macizos elevados disponen de más es­ pacio para desarrollarse y necesitan me­ nor atención que aquellas en tiestos y otros contenedores, en los que el suelo se reseca con velocidad. La gran ventaja de los macizos eleva­ dos es que se pueden abarcar desde una posición sentada. Una serie bien plani­ ficada de macizos elevados permite que las personas ancianas, minusválidas o enfermas puedan dedicarse a la jardine­ ría. La altura de los macizos debe estar de acuerdo a las necesidades de cada jar­ dinero y deberán ser lo bastante estre­ chos como para que todo el macizo sea fácilmente abarcable. Los macizos de­ ben estar conectados por senderos de jardín amplios, fácilmente transitables (véase pp. 501-502). Materiales

Los macizos elevados pueden construirse de una gran variedad de materiales: la­ drillos con mortero (véase «Tipos de la­ drillos», p. 497), bloques de hormigón para paredes», p. 504), piedra natural sin mortero (véase «Paredes de piedra seca», p. 506), traviesas o troncos serra­ dos. Si utiliza ladrillos o bloques de hor­ migón, podría desear rematar el macizo con una atabardilla (véase p. 506) lo bas­ tante ancha como para poder sentarse.

Macizos de ladrillo Un macizo grande y rectangular de la­ drillo es fácil de construir, pero puede denotar falta de imaginación. Una cierta cantidad de macizos conectados entre sí, más pequeños y a diferentes alturas, creará un elemento más estimulante vi­ sualmente, al igual que un macizo ele­ vado circular. Elija ladrillos a prueba de heladas; los ladrillos comunes podrían ser inadecuados: compruebe con el pro­ veedor. Una pared de medio ladrillo re­ sultará bastante fuerte. Macizos rectangulares

Prepare una base (véase Cómo construir una base de hormigón, p. 504) a una profundidad que permita que la prime­ ra hilera de ladrillos quede bajo el nivel del suelo. Una vez que la base haya fra­

guado, utilice una mezcla de mortero para albañilería (véase p. 494) para ten­ der las hileras de ladrillos (véase «Al­ bañilería», p. 505). Use ladrillos ente­ ros en ángulo recto para formar las esquinas.

M a t e r ia l e s

para

M a c iz o s

a c i z o s

E

l e v a d o s

elevados Pared de medio ladrillo de aparejo de soga

Macizos circulares

Para un macizo circular, idealmente los ladrillos han de cortarse para lograr una curva lisa, pero se pueden usar ladrillos enteros: primero disponga los ladrillos en una circunferencia lo bastante gran­ de como para asegurar que no quedan huecos grandes en el borde. Prepare la base y, cuando ésta haya fraguado, tien­ da los ladrillos casi tocándose a lo lar­ go del borde interior de la pared. Relle­ ne los huecos de la superfcic exterior con mortero. Escalone las hileras como en un aparejo convencional y use mitades de ladrillos en la hilera final para obte­ ner una curva mejor.

Nivel del suelo

Base de hormigón de 2,5 cm M a c iz o d e L a d r il l o s

Deben construirse con ladrillos a prueba de heladas. Tras preparar la base de hormigón (véase p. 504), tienda la primera hilera de ladrillos bajo el nivel del suelo. Escalone las hileras para fortalecer las paredes. Traviesas tendidas como ladrillos en hilera

Plantas ericáceas

Si cultiva plantas que requieren suelo ácido en el macizo elevado, revista las paredes interiores, una vez terminadas, con caucho butílico o con varias capas de pintura bitumínica impermeables; evitará que la cal del mortero lixivie den­ tro del macizo.

Macizos de bloques de hormigón Los bloques de hormigón para paredes sirven para macizos elevados si se han usado materiales similares para otras es­ tructuras y superficies del jardín. Los bloques son demasiado grandes para construir macizos circulares, pero son ideales para los rectangulares. Los ma­ cizos se construyen igual que los de la­ drillos.

Piedra natural Se pueden construir macizos elevados usando piedra natural tendida seca. Em­ plee la misma técnica que para construir muros de retención de piedra seca (véa­ se «Muros de piedra seca» y «Muros de contención», p. 506), pero mantenga los macizos bajos y pequeños. Si construye un macizo de más de 60 cm, es mejor fijar las piedras firmemen­ te con mortero. Incluso en un macizo bajo, podría ser necesario aplicar cier­ ta cantidad de mortero en los ángulos para ganar estabilidad.

Traviesas Las traviesas, que se integran sin llamar la atención con la mayoría de las plan­ tas y las superficies del jardín, son idea­ les para macizos elevados grandes y ba­

\Ti \U ¿ '"

Base de gravilla rola

T r a v ie s a s

Las traviesas son muy aptas para construir macizos elevados bajos. No requieren base porque las traviesas son muy estables. Asegure que no hayan sido tratadas con conservante tóxico para plantas. jos, pero son pesadas y difíciles de ma­ nipular: no construya paredes de más de tres traviesas de altura. Corte las travie­ sas con una sierra de cadena, pero haga las paredes con trozos de medio o cuarto de traviesa; reducirá la cantidad de ma­ dera que deberá serrar. No es necesaria una base, ya que el largo y el peso de las traviesas las ha­ cen extremadamente estables. Genere una superficie nivelada de gravilla aplas­ tada para apoyarlas, después apareje las traviesas como los ladrillos y, si fueran de más de dos hileras de altura, fíjelas con varillas de metal clavadas en el sue­ lo: o bien taladre agujeros para las va­ rillas en las traviesas o coloque las vari­ llas en el exterior del macizo elevado, como soporte. Las traviesas podrían ya estar impregnadas con bitumen o con­ servante de madera, tóxico para las plan­ tas, de manera que consiga algunas que no estén tratadas del proveedor.

Troncos serrados Los troncos constituyen bordes atracti­ vos para macizos muy bajos en empla­

zamientos silvestres. Para construir ma­ cizos elevados más altos, use troncos de tamaño y grosor uniformes. Sin embar­ go, éstos podrían ser difíciles de obte­ ner y las juntas de las esquinas son di­ fíciles de encajar. Si piensa construir este tipo de macizo, podría ser mejor com­ prarlo en piezas fácilmente montables.

Riego El medio de desarrollo en un macizo ele­ vado drenará con más velocidad que la tierra de las orlas de jardín comunes, de manera que es importante regar las plan­ tas con una frecuencia mayor. Particu­ larmente, la tierra en contacto con las paredes exteriores tiende a resecarse y encojcr. En condiciones extremas, esto podría descubrir las raíces fibrosas de alimentación de las plantas que crecen en los bordes del macizo, haciéndolas vulnerables a heladas, sequías o calor. Según las plantas a cultivar, también po­ dría ser necesario agregar más tierra ne­ gra al suelo para ayudar a conservar hu­ medad (véase «Uso de aditivos para el suelo», p. 527).

Verjas Las verjas generalmente se utilizan como demarcadores de los límites de las pro­ piedades, pero también sirven como rompevientos o como elemento decora­ tivo dentro del jardín. Pueden levantarse antes y con menor coste que los muros construidos de ladrillos o bloques y tie­ nen la ventaja adicional de proporcio­ nar una intimidad casi inmediata. Sin embargo, generalmente requieren más mantenimiento que una pared. Para convertir una verja en un elemento de­ corativo puede revestirla con trepadoras o fijar una mampara entretejida en la parte superior. El primer paso antes de levantar cual­ quier verja es demarcar la línea de ésta con cordel. Si ha de estar en el límite en­ tre dos propiedades, toda la verja y los postes deben estar a su lado del límite.

Para más detalles acerca de los requeri­ mientos legales en cuanto a verjas, véa­ se «Leyes relativas a las verjas», p. 510.

Verjas de paneles Una de las verjas más sencillas es la de paneles. Puede construirse usando pos­ tes de madera u hormigón. En el caso de postes de hormigón, los paneles sen­ cillamente se deslizan dentro de mues­ cas a cada lado de los postes. Para más detalles, véase Cómo levantar una ver­ ja de paneles, pág. contigua. Otra ven­ taja del hormigón es que no se pudre. Si prefiere postes de madera, deberá clavar o atornillar los paneles. Proteja las bases de los postes de verjas de ma­ dera utilizando ya sea soportes para pos­

tes de metal o puntales de hormigón (véase pág. contigua). Estos últimos son postes cortos sumergidos en cimientos de hormigón firmes. Se compran ya fa­ bricados con dos agujeros a través de los cuales los postes de madera se atorni­ llan a los puntales justo por encima del nivel del suelo. Para construir una verja de postes de madera, primero excave un agujero para el primer poste, después tienda un cor­ del a lo largo de la extensión de la verja para asegurar que está recta. En el caso de paneles de 2 m de altura, necesitará trozos de madera de 2,7 m para los pos­ tes y los agujeros para éstos deben ser de 75 cm de profundidad. Rellene el fon­ do con 15 cm de escombros duros, des­ pués coloque el poste en el agujero y re­ llene con más escombros duros para

Ba rren o Si ha de hacer una serie de agujeros para postes de verjas, alquile un barreno tipo tirabuzón. Este instrumento es fácil de operar: haga girar el mango y aplique un poco de presión para hacer agujeros limpios y profundos. También existen modelos mecánicos pero son pesados de sostener y su uso resulta difícil inicialmente.

Tipos de verja Las tejido de esterilla se venden bajo la forma de paneles prefabricados en gamas de diferentes alturas. Se fijan listones entretejidos delgados de pino o alerce dentro de un marco ligero de madera blanda. Proporciona intimidad y no es muy sólida. Las verjas de tablas verticales superpuestas son de tablas de bordes biselados, generalmente de madera blanda, cla­ vadas a dos travesaños horizontales de arista. Los bordes gruesos de las tablas se clavan sobre los bordes delgados. Pueden construirse in situ, pero también se ven­ den en forma de panel (como se ilustra aquí). Este sistema es una de las formas de verjas más sólidas, ofreciendo seguridad e intimidad. Las tipo tablón mermado, hechas de tablas horizontales superpuestas, son una de las formas más habituales de verjas paneles (véase también p. 513). Proporciona niveles de segu­ ridad adecuados. Las verjas de tejas de made­ ra consisten de tejas de ma­ dera de cedro superpuestas clavadas a una estructura de madera, produciendo una verja sólida y fuerte. Ofrecen una seguridad c intimidad, dependiendo de su altura. Las verjas de zarza son paneles poco sólidos de tallos leñosos entretejidos. Aquí se ilustran dos ejemplos. Pueden fabricarse in situ o comprarse como paneles prefabricados. Se sostienen con estacas fuertes y son muy útiles cuando un seto nuevo se está estableciendo en el jardín, ofreciendo intimidad provi­ sional y una buena protección contra animales tanto pequeños como grandes. Sin embargo, después de un período re­ lativamente breve, comienzan a tener un aspecto desastrado y poco atractivo y también son tra­ bajosas de mantener y reparar. Las verjas de enrejado están hechas de made­ ra serrada o leña rústi­ ca. Parecen grandes ta­ biques de espalderas en forma de rombo. Son útiles como dclimitadores informales y garan­ tizan poca intimidad.

Las verjas de estacas puntiagudas tienen «estacas» espaciadas a unos 5 cm, fi­ jadas a travesaños horizontales y son más decorativas que funcionales. Existen verjas de estacas de plástico que requieren mucho menos mantenimiento que las tradicionales de madera. Ninguna de ellas aporta mucha seguridad o intimidad. Las verjas tipo granja son de tablas desbastadas fijadas horizontalmcnte a postes sólidos. La madera se pinta o senci­ llamente se trata con conservante. Existen versiones de plás­ tico de este tipo de verja, que requieren menos manteni­ miento, pero ninguna de ellas es segura. Las verjas de castaño partido consisten en esta­ cas verticales partidas, separadas por unos 7,5 cm, unidas por alambre galvanizado. Sólo sirve como verja provisional. Las verjas de poste y travesano tienen dos o más palos horizontales, o travesaños de made­ ra serrada toscamente fijados entre postes ad­ yacentes. Forman un delimitador poco costoso. Las verjas de interferencia tienen ta­ blas horizontales fijadas a ambos la­ dos de los postes, con las tablas de un lado mirando los huecos del otro. Es un rompevientos mejor que una verja sólida y proporciona una inti­ midad aceptable pero incompleta. Las verjas de tejido de alambre están generalmente fijadas a postes de hierro, madera u hormigón. El tejido de alambre galvanizado dura unos diez años, el tejido de alambre recubierto de plástico aún más. Es una buena elección si re­ quiere un delimitador a prueba de animales. Las verjas de alambre soldado son de malla de alambre abierto fi­ jada a postes y travesaños de madera. Actúan de barrera y encie­ rran animales más grandes y su aspecto no tiene mucha importancia. Las verjas de poste-y-cadena tienen cadenas de plás­ tico o metálicas fijadas a postes de madera, plástico u hormigón. Sirven para demarcar límites en lugares donde no están permitidas verjas más consistentes. Las verjas de hormigón están hechas de paneles de hormigón, generalmente per­ foradas, que encajan en muescas de pos­ tes de hormigón. Ofrecen la seguridad de una pared de manipostería y requie­ ren menos mantenimiento que una verja de madera.

Verjas sostenerlo. Controle que está vertical con un nivel de burbuja. Usando el pa­ nel como guía del ancho, excave otro agujero para el segundo poste, aseguran­ do que esta alineado con el cordel. Ni­ vele el suelo entre el poste y el agujero y tienda una tabla de gravilla: un trozo de madera u hormigón fijado entre los C ómo L ev a nta r

una

V e r ja

postes de la verja a ras del suelo, con el fin de evitar que los paneles entren en contacto con el suelo y se pudran. De­ berá sujetar una tabla de gravilla de ma­ dera al primer poste con clavos galva­ nizados. Fije un panel de la verja al poste por medio de clavos galvanizados de 75 mm, clavados a través de aguje­ de

P aneles

ros pre-taladrados o atornille con cor­ chetes de fijación metálicos. Coloque el segundo poste dentro de su agujero co­ rrespondiente, asegurando que está ver­ tical y encaja correctamente dentro del panel; fije la tabla de gravilla al panel igual que en el caso anterior. Repita la operación con el resto de las tablas de gravilla, los postes y los paneles. Sierre el extremo de los postes y trate las su­ perficies de corte con conservador de madera y remate cada poste con un som­ brerete de madera sobresaliente para que desvíe el agua de la lluvia. Fije los postes en su posición firme­ mente con cuñas de restos de madera y escombros, comprobando su verticali­ dad con un nivel de burbuja. Introduz­ ca una mezcla de hormigón dura (véa­ se p. 494) alrededor de la base de cada poste y haga una inclinación a cada lado con una paleta para que el agua escurra.

Soportes de metal para postes En lugar de hacer agujeros para los pos­ tes de la verja, los soportes metálicos

Excave un agujero de 75 cm de profundidad e introduzca 15 cm de escombros en su base. Inserte el primer poste de hormigón y compruebe su altura con respecto al panel.

3

Introduzca más escombros alrededor del poste y vierta hormigón. Apisone. Agregue más hormigón y vuelva a apisonar. Compruebe la verticalidad del poste.

para postes pueden clavarse en el suelo, insertando los postes de madera dentro de ellos. Esto reduce el largo de las ma­ deras para los postes y los mantiene fue­ ra de contacto con el suelo, prolongan­ do así la vida de la madera. Emplee soportes de 60 cm para verjas de hasta 1,2 m de altura y soportes de 75 cm para verjas hasta 2 m de alto. Antes de clavar el soporte en el sue­ lo, encaje un recorte de madera de un poste dentro del manguito. Esto evitará daños al soporte. La mayoría de los fa­ bricantes suministran un accesorio es­ pecial que encaja encima del recorte de madera mientras se clava el soporte en el suelo. No deje de comprobar que la estaca penetra en el suelo de manera vertical. Sostenga un nivel de burbuja contra los cuatro lados del soporte por turno. Para afirmar el poste, ajuste los tor­ nillos de las abrazaderas del manguito o, si no los tiene, fije con tornillos o cla­ vos a través de los agujeros de rejilla. Para una mayor solidez, los soportes metálicos de los postes también pueden fijarse en unos cimientos de escombros y hormigón.

i

4

Tienda un panel sobre el suelo Encaje una tabla de gravilla para situar el siguiente poste. entre los agujeros de los Empleando un cordel como guía, postes. Nivele el suelo hasta que cave el siguiente agujero. la tabla esté horizontal. Compruebe el nivel. P u n t a l e s d e H o r m ig ó n

V e r ja

con

S o p o r t e s M e t á l ic o s

para

P o ste s

Coloque un recorte de madera y el accesorio de fijación en el manguito del soporte para el poste. Clave el soporte al suelo con una almádena.

1

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3

| Siga clavando más soportes guiándose con un cordel. Clave un panel de estacas — soportado por ladrillos para mantener los travesanos horizontales— a los postes.

Compruebe constantemente que el soporte penetra de manera vertical. Sostenga el nivel de burbuja contra cada uno de los cuatro lados.

Poste de madera Tabla de gravilla

Para evitar el contacto con suelos húmedos, atornille postes de madera para verjas a un puntal fijo clavado en hormigón.

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Inserte el panel en la muesca del primer poste. Meta el siguiente poste y fije con escombros. Fije la albardilla moldeada de madera sobre el pane!.

Introduzca el poste de la verja dentro del manguito en el extremo del soporte y fije clavando a través de los agujeros. Algunos manguitos llevan tornillos de abrazadera.

Uso d e T r a v e s a n o s d e A r i s t a

más grueso. Después coloque el canto más grueso de la siguiente tabla encima del canto delgado de la primera, super­ poniéndolo 1,2 cm y clave clavos a tra­ vés de las tablas y los travesaños. Corte un espaciador de un trozo de madera so­ brante para asegurar que la superposición de todas las tablas sea uniforme.

Terreno inclinado Los exiremos han de encajar en muescas embutidas cortadas en los postes de soporte. Clave tablas verticales de canto biselado a la parte posterior de los travesanos.

Verjas de tablas superpuestas

Las tablas superpuestas verticales de una verja de tablas superpuestas tradicional están clavadas a dos travesaños horizon­ tales de sección triangular, conocidos por travesanos de arista. Existen postes de verjas con muescas embutidas talladas en los lados para sostener los travesaños, pero también puede cortar las muescas uno mismo. La altura normal para los travesaños es de 30 cm por debajo del ex­ tremo superior de la verja y 30 cm sobre el nivel del suelo. Conforme los extremos de los travesaños de arista para que que­ pan dentro de las muescas embutidas y trate los extremos cortados con con­ servante. Eleve los postes para la verja igual que para una verja de paneles (véase p. 508). Vaya insertando los travesaños de arista en las muescas embutidas. Fije el primer poste firmemente con escombros, des­ pués coloque el siguiente en su posición correspondiente sin sujetarlo. Introduz­ ca el primer par de travesaños de arista dentro de las muescas, tirando del segun­ do poste haste que ocupe una posición correcta. Sujete los travesaños de arista de manera que la parte posterior plana encaren el lado correcto de los paneles. Compruebe con un nivel de burbuja que el segundo poste está vertical y los tra­ vesaños horizontales. Quizás tenga que elevar o bajar el poste ligeramente. Cuan­ do esté correcto, introduzca escombros alrededor del poste para fijarlo. Monte el resto de los postes y travesa­ ños de la misma manera y clávelos para mayor solidez. Coloque cemento alrede­ dor de la base de los postes creando ci­ mientos permanentes. Como soporte de base, tienda tablas de gravilla a lo largo del extremo inferior de la verja (véase «Verjas de paneles», p. 508). Clave tro­ chos de madera a la base de los postes de la verja como puntales para las tablas o clave las tablas a tarugos clavados en el suelo. Para fijar la primera tabla de canto bi­ selado, apoye sobre la tabla de gravilla y fije a la parte posterior de los travesa­ ños de arista clavando a través del canto

Existen dos maneras de levantar una ver­ ja en un terreno inclinado: se puede cons­ truir en una serie de secciones escalona­ das o puede tener la misma inclinación que el terreno. El método a emplear está fundamentalmente dictado por el tipo de verja que quiera utilizar. Verja escalonada Las verjas de paneles, que no pueden cor­ tarse de manera satisfactoria, deben es­ calonarse. Los postes verticales deberán ser más largos que en terreno nivelado; la altura suplementaria dependerá del an­ cho de los palos y de la inclinación. El hueco triangular bajo cada panel podrá T e r r e n o I n c l in a d o

V e r ja E s c a l o n a d a

La verja de paneles se levanta como sobre terreno nivelado, salvo que el largo de los postes debe sumarse a la altura de la pared de ladrillo portante.

rellenarse construyendo un muro bajo de ladrillos, escalonado de manera que los paneles se apoyen sobre él. Otra opción consiste en cortar tablas de gravilla en án­ gulo y fijarlas en los huecos. Verja inclinada Para construir una verja con la misma inclinación del terreno, coloque un pos­ te provisional en el extremo de la ladera y tienda un cordel entre éste y el poste inferior. Use un sistema de construir ver­ jas consistente en tablas individuales cla­ vadas a travesaños (como una de tablas verticales superpuestas o de estacas pun­ tiagudas). En lugar de recorrer los pos­ tes horizontalmente, los travesaños son paralelos a la ladera. Corte la base de cada tabla con igual ángulo al de la in­ clinación. Fije las tablas a los travesaños verticalmente, apoyados sobre una tabla de gravilla.

Conservantes para madera Si es posible, compre madera que haya sido impregnada con conservante en fá­ brica, en una prensa al vacío especial, ya que los tratamientos caseros, aplicados con pincel, penetran bajo superficie de la madera de forma menos eficaz. Salvo que las verjas estén hechas de madera resistente a la podredumbre —co­ mo el roble o el cedro—, trate con con­ servante para madera de manera regular. Vuelva a aplicar creosota o conservantes de base de agua cada cuatro años, y los de base disolvente cada dos o tres años. La creosota es un conservante muy usado para conservar verjas. Sin embar­ go, tiene un olor fuerte, que muchas per­ sonas encuentran desagradable. Lleve ves­ timenta protectora al aplicar esta substancia, ya que es venenosa si la tra­ ga, aspira o absorbe a través de la piel. La creosota no es recomendable para ver­ jas que sostienen plantas. También po­ drían ser eficaces unos conservantes or­ gánicos. Éstos y la creosota existen en una gama de colores. Los conservantes de base de agua son menos desagradables de utilizar y menos tóxicos para las plantas. Mejoran el as­ pecto de la madera y evitan la formación de mohos superficiales. Sin embargo, ge­ neralmente son menos eficaces para el control de la podredumbre. Sólo aplique conservantes a maderas

secas. Al levantar una verja, debe empa­ par todos los extremos cortados en con­ servante durante 24 horas antes de usar­ los. Mantenga todos los conservantes alejados de las plantas. También existen varios conservantes basados en resinas de árboles. Éstos crean una barrera que evita la penetración del agua, volviendo la madera demasiado seca para que actúen las bacterias.

Mantenimiento Uno de los problemas más comunes es la rotura de los postes de soporte de ma­ dera. Si el daño se produce a ras del sue­ lo, el sistema de reparación más eficaz consiste en el uso de un puntal de hor­ migón (véase p. 509). Se trata de un poste corto clavado en el suelo al lado del existcnetc y atornillado a éste para sostenerlo. Cave un agujero de 45-60 cm de pro­ fundidad alrededor del poste dañado y sierre eliminando la parte dañada. Pinte el extremo cortado de la madera con con­ servante. Coloque el puntal de hormigón dentro del agujero, apoyado contra el poste e introduzca escombros para sos­ tenerlo. Meta tornillos a través de los agu­ jeros del puntal y golpee con un marti­ llo, lo bastante fuerte como para dejar una marca sobre el poste de madera. Re­ tire los tornillos y el puntal, después ta­ ladre agujeros a través del poste para alo­ jar los tornillos. Atornille el puntal de hormigón al poste, ajustando los torni­ llos del lado del puntal de manera que no dañe el poste de madera. Asegure que el poste y el puntal están verticales, si es necesario sosteniéndolos en la posición correcta de manera provi­ sional con estacas clavadas en el suelo. Después rellene el agujero con una mez­ cla de hormigón bastante duro (véase «Mezclas de hormigón y de mortero», p. 494), clavando con firmeza para evitar bolsas de aire. Cuando el hormigón haya fraguado, retire las estacas de sostén y sie­ rre, eliminando los trozos de tornillos que sobresalgan. Los travesaños de arista ro­ tos son fáciles de reparar con corchetes metálicos en ángulo. Algunos están di­ señados para apuntalar un travesaño roto en la mitad, otros para sostener un tra­ vesaño que se ha podrido en la parte don­ de el extremo encaja en el poste. Ambos tipos se atornillan en el lugar correspon­ diente.

Leyes relativas a verjas

V e r ja I n c l in a d a

La línea de ¡a verja es paralela a la inclinación; los postes y las tablas de la verja son de la misma altura que sobre un terreno nivelado.

Antes de construir una verja, siempre resulta prudente consultar con sus ve­ cinos. En algunos emplazamientos, también podría verse obligado a con­ sultar el Departamento de Control de la Construcción, dependiente de las autoridades locales, para obtener un permiso según los reglamentos de pla­ nificación: dichos reglamentos regulan el tamaño y aspecto de las construc­ ciones y su efecto sobre jardines veci­

nos y senderos adyacentes. Las estruc­ turas que miran hacia un límite al bor­ de de una calle deben estar en normas respecto a los reglamentos de construc­ ción, especialmente en cuanto concier­ ne a la seguridad. Tenga en cuenta los siguientes puntos en cuanto a porta­ lones, paredes y verjas: no deben me­ dir más de 2 m de alto y no deben me­ dir más de 1 m de alto si están juntos a una vía pública.

P

Espalderas Las espalderas, generalmente construi­ das de madera, son tanto prácticas como elementos decorativos en el jardín. Se pueden fijar a los extremos de muros o verjas, o contra éstas. Otra opción con­ siste en usarlas solas como tabiques o mamparas. Existen paneles de espalde­ ras curvadas o de un diseño más com­ plicado para crear glorietas de jardín. Los paneles existen en una gama de for­ mas y dibujos, la mayoría en rombos o cuadrados estándar; las espalderas tipo punto de Hungría resultan especialmen­ te eficaces como mamparas. El uso más frecuente de las espalde­ ras es el de sostener plantas trepadoras. Para una mampara autoportante, resulta esencial una espaldera sólida, en espe­ cial si ha de sostener una trepadora vi­ gorosa; el corte transversal de la estruc­ tura de madera debe ser de al menos 2,5 cm. Si piensa utilizar la espaldera para aumentar la altura de una pared o verja, podría ser aceptable una de un peso me­ nor. Al comprar espalderas, asegure que hayan recibido un tratamiento a presión y pinte todos los extremos serrados con conservante para madera (véase p. 510).

Las espalderas fundamentalmente uti­ lizadas para sostener trepadoras también existen en alambre o plástico.

Colocación de una espaldera Para espalderas autoportantes, los pa­ neles pueden fijarse a postes de verja igual que los paneles de verjas corrien­ tes (véase «Verjas de paneles», p. 508). Para sujetar paneles a una verja de pos­ tes de madera, use alargadores para pos­ tes de metal. Retire el bonete del poste y deslice el alargador metálico sobre el extremo del poste. Introduzca el largo necesario y vuelva a colocar el bonete original encima del alargado. Para fijar una espaldera ligera a la parte superior de un muro de mampostería, sujete lis­ tones largos de madera de 5 x 2 cm a los lados de la espaldera y atornille a la pared. Si la espaldera irá fijada a una pared, deje al menos 2,5 cm entre la es­ paldera y la pared para que circule el aire. Los accesorios con bisagras permi­ ten el acceso para efectuar el manteni­ miento (véase «Fijación de un panel de espaldera a una pared», p. 100 ).

é r g o l a s

y

E spalderas Las espalderas complementan los detalles arquitectónicos de la estructura a la que están sujetas, y proporcionan soportes para las plantas trepadoras. Existen en madera dura desbastada o madera blanda serrada, más barata. Las espaldera de juntas son más sólidas que las tipo concertina, sostenidas por pequeñas chínchelas.

T

r a b a j o s

R

ú s t i c o s

P anel d e E spald era

P a n e l d e E s p a l d e r a R o m b o id a l

E spaldera d e C u ad ra d os G ra n des

Pérgolas y trabajos rústicos El término pérgola originalmente signi­ ficaba un paseo cubierto formado por plantas que crecían sobre espalderas. Ac­ tualmente, la palabra describe cualquier estructura consistente en montantes que soportan vigas horizontales, sobre las que crecen plantas. Tradicionalmente, las pérgolas se construían con palos rústicos, pero la madera cortada a serrucho es más con­ veniente, en especial si la pérgola está combinada con una plataforma de ma­ dera o si la casa es uno de sus soportes. La madera cortada a serrucho puede uti­ lizarse en combinación con columnas de ladrillos o postes de entablado pintados, que sirven de montantes. A menudo se emplean maderas duras, como el roble, para las pérgolas cortadas a serrucho, pero las maderas blandas son muy ap­ tas (si se tratan con un conservante).

Construcción de una pérgola Esboce su diseño sobre papel para cal­ cular la cantidad de materiales necesa­ rios, pero compre algo más por si de­ sea modificar el diseño ligeramente durante la construcción. La altura de la pérgola debe ser de al menos 2,5 m si ha de recubrirse con plantas, para que quede espacio suficiente debajo para po­ der pasear. Si la pérgola abarca un sen­ dero, debe situar los montantes a sufi­ ciente distancia para que haya espacio para plantas a ambos lados.

Soportes Coloque soportes de madera clavados en escombros y hormigón dentro de agu­ jeros de al menos 60 cm de profundi­ dad (véase «Verjas de paneles», p. 508) o utilice soportes de metal para postes (véase p. 509). Si construye una pérgo­ la por encima de un patio, existen unas zapatas metálicas especiales —que se fi­ jan a una base de hormigón. Para eviP érgola d e M a dera e n u n P a t io d e L a d r il l o

Los materiales usados para construir esta pérgola son pocos y sencillos, pero el diseño resulta muy eficaz. Se ha fijado una gran espaldera cuadrada tras los pilares cuadrados de ladrillo que sostienen las vigas transversales.

tar romper una superficie ya existente de hormigón o pavimentada, construya una zapata de ladrillos y encaje el poste en ella (véase Juntas y soportes, p. 512). Los postes de soporte de madera se­ rrada deben tener una sección transver­ sal de 10 x 10 cm. Se pueden usar pos­ tes de entablado en lugar de montantes de madera, pero deberá fijarlos con hor­ migón a causa de su mayor peso. Op­

cionalmente, si el peso a soportar es con­ siderable, construya columnas de ladri­ llos o de bloque de hormigón sobre ba­ ses sólidas (véase «Albañilería», p. 505). Vigas transversales Para las vigas transversales (vigas de te­ cho), utilice la misma madera que para los montantes o tablas de una sección transversal de 5 x 15 cm. A veces, és-

J untas

y

So po rtes P érgola d e L a d r il l o y M adera

Columnas de ladrillos sostienen un travesaño horizontal de madera. P ér g o l a d e M a d e r a

La unidad de construcción básica de la mayoría de pérgolas es un arco sencillo.

J unta d e M u esca

Un travesaño horizontal de madera encaja sobre un soporte vertical.

Z a p a t a d e L a d r il l o

Emplee la zapata revestida de metal sobre una superficie sólida y plana como el hormigón.

J u n t a d e M e d io E n sa m b l e

J u n t a d e t ip o B o c a d e PÁJARO

Travesanos horizontales Esta junta fija un cruzados unidos de puntal horizontal a un forma casi invisible. poste vertical rústico.

las se encuentran comercialmente ya for­ madas y con las muescas específicas para encajar en los extremos superiores de los montantes. Para las vigas decora­ tivas puede utilizarse madera más lige­ ra, tendida entre las vigas transversales. Juntas para vigas y montantes Se puede montar todo el maderamen su­ perior por medio de corchetes y torni­ llos galvanizados, pero la estructura será más sólida y bonita si utiliza juntas de carpintero (véase arriba). Para fijar una viga superior a un montante, utilice una junta sencilla de muesca. Este tipo de junta es especialmente útil si las vigas transversales se proyectan más allá de los montantes —como soportes para con­ tenedores colgantes, por ejemplo. Trate las superficies de corte de la jun­ ta con conservante para madera (véase p. 510) antes de unirlas con clavos. Evi­ te clavar los clavos en ángulo recto; las juntas unidas por clavos oblicuos tien­ den a sostenerse mejor cuando la estruc­ tura se dobla por el viento. Si requiere un refuerzo suplementario, atornille un corchete en «T» donde el montante se encuentra con la viga horizontal. Si utiliza postes de entablado para sostener vigas transversales de madera, se pueden crear juntas eficaces taladran­ do agujeros circulares, del mismo tama­ ño que el poste, en las vigas. La profun­ didad de los agujeros debe ser igual a la mitad del espesor de la madera. Las pérgolas de madera suelen eslar sostenidas por una pared de la casa. Para fijar una viga transversal a la pa­ red deberá utilizar una zapata de cabio metálica sujetada a la manpostcría con mortero. Si los soportes son columnas

de ladrillos, las vigas horizontales de madera se sujetan con clavijas, fijadas al ladrillo con mortero (véase arriba). Si desea cubrir la pérgola con una es­ tructura de vigas cruzadas, tenga en cuenta que en el sitio en el que se en­ cuentran dos vigas del mismo grosor, una junta de medio ensamble ofrece un acabado limpio y sólido. Muchos diseños también incorporan abrazaderas de esquina entre los mon­ tantes y las vigas transversales para pro­ porcionar mayor rigidez a la pérgola. La madera para las abrazaderas debe me­ dir unos 5 x 5 cm y debe encajar lo me­ jor posible en muescas cortadas en las vigas. Corte las abrazaderas del largo reque­ rido, después sostenga contra la estruc­ tura para marcar la posición y forma de las muescas. Para cortar las muescas use un taladro y un escoplo. Cuando haya realizado todos los ajustes necesarios, trate todas las superficies de corte con conservante antes de clavar las abraza­ deras dentro de las muescas.

Obras rústicas Las obras rústicas comprenden toda cla­ se de estructuras del jardín construidas troncos (generalmente de alerce o de pino), en vez de madera cortada a se­ rrucho. Al ser un material popular para arcos y mamparas, además de pérgolas, los troncos pueden estar desbastados —es decir, con la corteza arrancada— o con corteza como acabado atractivo. Si usa troncos con corteza, tenga en cuenta que ésta probablemente albergue plagas del jardín.

J u nta de C l a v ija

Para fijar una tabla de madera al extremo de una columna de ladrillo, use una clavija de madera fijada con mortero al ladrillo. F unda de H o r m ig ó n

P é r g o l a d e u n so lo L a d o

El travesaño horizontal de madera se sostiene de un lado por un poste entablado y del otro por una zapata de cabio instalada en la pared.

Z a p a t a d e C a b io

*

Si utiliza montantes de metal, sumérjalos en una funda de hormigón.

Una zapata de cabio proporciona un soporte adecuado pura una viga ligera. Las vigas peasdas necesitan una placa de madera.

Los troncos verticales que sostienen la estructura deben tener unos 10 cm de diámetro. Pueden asentarse en hormi­ gón (véase «Verjas de paneles», p. 508) o clavarse en terreno abierto. En este úl­ timo caso, clave a 45-60 cm de su pro­ pio largo para asegurar su estabilidad. Si piensa dejar la corteza, arránquela de las bases de los palos hasta dejar 2,5 cm por encima del nivel del suelo, una vez en su posición correspondiente. Ya sea con corteza o sin ella, sumerja los ex­ tremos de los palos en conservante du­ rante una noche. Las vigas transversales y las abrazaderas de esquinas necesarias para completar la estructura pueden fi­ jarse más adelante, una vez que el hor­ migón colocado alrededor de los sopor­ tes haya fraguado (en caso de usarlo). Los troncos utilizados para las vigas transversales principales y las abrazade­ ras deben tener un diámetro de 7 cm, pero se pueden usar troncos más delga­ dos para el entejado decorativo. Es posible montar algunas partes de la estructura colocándolas en el suelo se­ gún el diseño y después cortando algu­ nos de los troncos a la medida corres­ pondiente y efectunado las juntas necesarias. Sólo sierre las vigas transver­ sales a medida que las necesite para ase­ gurar que encajan con precisión. Hay distintas juntas utilizables en la construcción de una pérgola o un arco rústico. Las juntas de medio ensamble (véase arriba), similares a las utilizadas para madera serrada, son útiles en el cruce de los palos. Para fijar una viga transversal horizontal a un montante, utilice una junta de boca-de-pájaro (véa­ se arriba). Debe pintar todos los cortes con conservante para madera antes de

montar la estructura. Al igual que con la madera, es mejor clavar las juntas en ángulo para proporcionarles mayor rigidez.

Otros soportes para plantas Es posible proporcionar soportes per­ manentes para plantas treapadoras sin levantar una espaldera o pérgola. Se pueden obtener efectos llamativos con estructuras relativamente sencillas. Trípodes Los trípodes rústicos son un sistema ex­ celente para integrar trepadoras en una orla mixta o herbácea. Para este propó­ sito, son mejores los troncos sin corte­ za que los que la conservan, ya que tie­ nen menor tendencia a atraer plagas potenciales. Para plantas grandes, em­ plee troncos de unos 15 cm de diáme­ tro. Si el trípode está en un macizo, su­ merja los troncos en agujeros llenos de gravilla. Pilares Para un efecto más formal a lo largo de la parte posterior de una orla o para flanquear un sendero, levante una hile­ ra de pilares de ladrillo o piedra artifi­ cial. Las bases de los pilares deben es­ tar bien asentadas en hormigón. Para ayudar a las trepadoras a subir por los pilares, use redes de malla de plástico de galga grande. Fije la red alrededor de los pilares sujetándola con alambre re­ vestido de plástico.

C

Cobertizos de jardín Los cobertizos son edificaciones útiles para almacenar herramientas y equipos de jardinería. Pueden albergar diversos artículos domésticos, desde chucherías hasta bicicletas; también sirven como ta­ ller. Un depósito sencillo para herra­ mientas las conservará secas y limpias, pero un cobertizo más amplio, con es­ pacio para un banco de trabajo a lo lar­ go de una de las paredes es una mejor inversión.

Diseños Existen diferentes diseños de cobertizos. Algunos tienen un techo en punta (como una «V» invertida), mientras que otros tienen un techo que sólo se inclina en una dirección o un techo plano. Un co­ bertizo de techo en punta tiene más es­ pacio superior en el centro que uno in­ clinado en una sola dirección —una ventaja si ha de colocar un banco a un lado. Un cobertizo con techo inclinado hacia un sólo lado generalmente tiene

la puerta y la ventana del lado más alto. Una disposición inteligente consiste en colocar el banco de trabajo bajo la ven­ tana y almacenar las herramientas del lado más bajo. Como regla general, sólo los coberti­ zos de hormigón tiene un techo plano.

M ateriales Los cobertizos pueden construirse de avrios materiales: madera, hormigón, ace­ ro, aluminio o fibra de vidrio. La elec­ ción del material depende de lo que se quiera que dure y del uso del cobertizo, además del coste y necesidades de man­ tenimiento. Madera

El material más difundido para cober­ tizos es la madera; se confunde agrada­ blemente con las plantas, en especial cuando la madera nueva ha envejecido. Son preferibles las maderas duraderas como el cedro, ya que son resistentes a

la podredumbre. Pero la mayoría de co­ bertizos son de leña blanda, que es mu­ cho más barata que el cedro. Busque un cobertizo fabricado de madera tratada a presión, en lugar de con la madera simplemente sumergida o pintada. Tra­ te con conservante después de comprar y mantenga con regularidad. Los cober­ tizos de madera deben revestirse con papael de construcción impermeable (de venta en tiendas de productos para la construcción) para reducir la penetra­ ción de humedades y evitar que las he­ rramientas se oxiden. Hormigón

Los cobertizos de hormigón son robus­ tos y duraderos, pero no son muy boni­ tos; es mejor emplazarlos al lado de la casa y no en un lugar importante del jar­ dín. En general están construidos de sec­ ciones premoldeadas y el techo es pla­ no; muchos tienen partes de plástico en el techo que permiten la entrada de la luz. Debe levantarse sobre una base de hormigón firme (véase p. 494). T ip o s

E l e c c ió n d e u n C o b e r t iz o d e M a d e r a La vida de un cobertizo de madera depende de la calidad de la construcción y de la madera. Compare cobertizos montados —la mayoría de los proveedores más importantes tendrá una buena selección entre la cual elegir Preste atención a los elementos indicados abajo. F ie l t r o p a r a T e c h o s

Elija un fieltro grueso con un acabado de astillas de piedra. El fieltro de mala calidad deja entrar humedad que dañará la madera después de 3-4 años.

T echo

Debe ser fuerte y no debe hundirse ni doblarse si empuja contra el centro de uno de los paneles

A leros

Deben tener un saliente de al menos 5 cm en los lados y los extremos. E s pa c io S u p e r io r

Asegure que pueda estar de pie cómodamente; recuerde que algunos diseños llevan abrazaderas horizontales. P uerta

Debe ser sólida, poseer buenas abrazaderas horizontales, bisagras fuertes, una buena cerradura y accesorios metálicos S u e l o inoxidables. Debe ser firme, compruebe saltando encima.

C a naletas

o b e r t i z o s

de

J

a r d í n

Las paredes de hormigón pueden es­ tar acabadas con agregado descubierto o imitación de ladrillo. Si las pinta, cons­ tituirán un fondo excelente para trepa­ doras y arbustos. Metal

Los cobertizos metálicos son muy du­ raderos si han sido tratados con antio­ xidante durante su fabricación. En ge­ neral son verdes, pero pueden pintarse; no suelen tener ventanas. También existen cobertizos de plan­ chas de aluminio superpuestas. La ma­ yoría tiene una puerta deslizante y al­ gunos una ventana de hoja de acrílico. Generalmente pequeños, la función de estos cobertizos es servir de almacén de herramientas y virtualmente no requie­ ren mantenimiento alguno.

de

Fibra de vidrio

Existen pequeños cobertizos de fibra de vidrio, fáciles de montar y que no re­ quieren mantenimiento. Son suficiente­ mente grandes como para almacenar he­ rramientas. R e v e s t im ie n t o

L engüeta y M u esca

V entanas

Ayudan a alargar la Deben encajar bien vida del cobertizo y tener accesorios manteniendo seco el inoxidables. Si las revestimiento. Aunque bisagras están en la no son un accesorio parte superior, no estándar, son fáciles de entrará agua si las deja abiertas aunque llueva. El alféizar debe estar inclinado para que el agua no dañe el revestimiento.

R e v e s t im ie n t o

Examine el interior del cobertizo para comprobar que no entra luz entre las tablas. Véase los distintos tipos de revestimiento a la derecha. So portes

Si el cobertizo no se apoya sobre una base de hormigón, unos soportes impregnados a presión ayudan a mantener seca la madera. Si no usa soportes, sitúe el cobertizo sobre material impermeable.

Este revestimiento ofrece buena protección climática. T a b la s So lapa da s d e C antos B is e l a d o s

Puede deformarse o doblarse si no es espeso.

T ablas So lapa da s a R e b a jo

Encajan mejor que las solapadas de canto biselado. T ra sla po a R e b a jo

Además de ser duradero, tiene un acabado bonito. T ablas S o l a pa d a s df . C a n t o M e r m a d o

Tablero de bordes irregulares (denominado revestimiento rústico) de menor resistencia climática.

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4

E l C lim a y J a r d ín

el

una gran influencia en el desarrollo de las ciones adecuadas. Los efectos del clima sobre las plantas son com­ plantas y, tal vez incluso más sobre la práctica de la jardi­ plejos y aún se vuelven más complejos porque el clima cambia nería. Gran parte de la satisfacción que proporciona la jar­ constantemente, con frecuencia con una interacción entre dos o dinería está basada en enfrentarse a los desafíos climáticos, a me­ más elementos. La respuesta de una planta frente a las condicio­ nudo aprovechando los efectos a favor del jardinero. La elección nes climáticas también depende de su situación dentro del jardín, de plantas que prosperan en el clima local es fundamental para su madurez, y el tiempo y la intensidad durante los que la planta tener éxito, pero aunque algunas plantas sólo se desarrollan bien ha estado expuesta a condiciones climáticas inclementes. A tra­ en su hábitat natural, muchas son más adaptables y se pueden cul­ vés de la comprensión de! clima y sus efectos, el jardinero podrá tivar bien en otros lugares, a condición de proporcionar condi­ cultivar plantas sanas, productivas y bonitas con mayor facilidad. l c lim a t i e n e

E

Zonas climáticas

E

c lim a m u n d ia l p u e d e d iv id irs e El continente europeo e n c u a tr o z o n a s a m p lia s p e ro c la ­ Los grandes extremos de las temperatu­ ra m e n te d e f in id a s ; é s ta s s o n tr o p ic a le sras , verniegas e invernales en las zonas d e s é r tic a s , te m p la d a s y p o la r e s . del nordeste y del centro de Europa es­ l

Los climas tropicales se caracterizan por sus altas temperaturas y lluvias in­ tensas, a veces estacionales, y sostienen una vegetación siempreverde frondosa. Los desiertos tienen temperaturas me­ dias diurnas de más de 38° C pero a me­ nudo noches muy frías, con unas lluvias anuales de menos de 25 cm; en estas condiciones, sólo sobreviven las plantas adaptadas, como los cactus. Las regio­ nes templadas tienen esquemas diarios cambiantes, pero en general, las lluvias están distribuidas de manera uniforme a lo largo del año y las temperaturas son menos extremas que en los trópicos o en los desiertos; las plantas caducas son más comunes que las siempreverdes, ya que están mejor adaptadas a éstas con­ diciones. Las regiones polares experi­ mentan fríos extremos, vientos fuertes y pocas lluvias, de manera que muy po­ cas plantas pueden desarrollarse. Además de estas cuatro zonas am­ plias, también se reconocen otras inter­ medias, comprendiendo las subtropica­ les y las mediterráneas.

tán influenciadas por la latitud y por la gran área de tierra continental. El océa­ no Atlántico y el mar Mediterráneo es­ tán demasiado alejados como para te­ ner una influencia moderadora sobre las temperaturas invernales, momento en el que la gran área de tierra fría de Asia tiene una influencia mayor. Sin embargo, más al sur la influen­ cia combinada del mar y la relativa pro­ ximidad del ecuador hacen que el clima mediterráneo consista en inviernos sua­ ves con lluvias limitadas y veranos se­ cos y cálidos. Las Islas Británicas

El clima marítimo de las Islas Británi­ cas está influido por unas corrientes aire cálidas y lluvias de los océanos circun­ dantes. Las partes occidentales en par­ ticular se benefician de la influencia mi­ tigadora de las corrientes de aire tibias de la Corriente del Golfo, de manera que los inviernos son más suaves y las hela­ das prolongadas escasas. El continente norteamericano

Clima regional Las condiciones en las zonas climáticas están determinadas por factores geográ­ ficos como la latitud, altura y la proxi­ midad al mar, que aumenta las lluvias y modera la temperatura.

América del Norte tiene grandes varie­ dades con respecto a las regiones. Por ejemplo, la temperatura mínima prome­ dio en la región que se extiende entre Saskatchewan hasta Labrador, al norte del continente, es de —50° y —35° C, mientras que ia comprendida entre la zona de Arizona y Virginia es entre 5 o y 10° C.

H e l a d a s P r im a v e r a l e s

El juego de la luz sobre el follaje y flores de plantas resistentes tocado por las heladas confiere una característica etérea al jardín. Si obra junto con el clima en lugar de contra él asegurará buenos resultados todo el año.

E

Elementos climáticos Los elementos del clima que afectan a las plantas de manera directa y las tóni­ cas que se usan para cultivarlas son la temperatura, heladas, nieve, humedad, sol y viento. De éstos, la temperatura es generalmente considerada por los jardi­ neros como el más importante: determi­ na la elección de plantas a cultivar ade­ más de la extensión de la estación de desarrollo.

Temperatura Los procesos vitales de las plantas, como la fotosíntesis, transpiración, respiración y desarrollo están afectados por la tem­ peratura de manera significativa. Cada una de las especies de planta tiene una temperatura máxima y mínima más allá de las cuales estos procesos no tienen lu­ gar. La temperatura máxima es de unos 35° C para la mayoría de las plantas, mientras que la mínima es muy varia­ ble. En los lugares donde se dan tem­ peraturas extremadamente bajas, el te­ jido de las plantas puede destruirse físicamente (véase «Congelado y deshie­ lo», abajo). Los factores climáticos más importan­ tes que influyen el comienzo y la inte­ rrupción de la inactividad de las plan­ tas son las temperaturas del aire y del suelo, que a su vez determinan la dura­ ción de la estación de desarrollo. Temperatura del aire La luz del sol produce energía radiante que eleva la temperatura ambiente —o temperatura del aire— de manera signi­ ficativa. El climas templados y más fres­ cos, un emplazamiento protegido que se beneficia de los efectos entibiadores del sol servirá para cultivar plantas de re­ giones más cálidas, que de otro modo no prosperarían. La altura tiene un efecto importante sobre la temperatura ambiente: dada la misma latitud, los emplazamientos ele­ vados son más frescos que los bajos: por cada 300 m más de altura, la tempera­ tura desciende 0, 5o C. Por ello, los em­ plazamientos elevados tienen una esta­ ción de desarrollo más corta la que, junto con las temperaturas más frescas, afecta la gama de plantas cultivables. Temperatura del suelo La temperatura del suelo es importante para un desarrollo sano y bueno de las raíces y afecta la tasa de absorción del agua y nutrientes del suelo de la que la planta es capaz. La buena germinación de semillas y desarrollo de vástagos tam­ bién dependen de que existan tempera­ turas del suelo adecuadas (véase P r in ­ c ipio s d e P r o p a g a c ió n , p. 536). La velocidad a la que el suelo se ca­ lienta y la temperatura mantenida du­ rante el año dependen del tipo de suelo y la orientación del emplazamiento. Los

suelos arenosos se calientan antes que los de arcilla y los suelos fértiles y bien drenados permanecen tibios más tiem­ po que los compactados e infértiles (véa­ se también (¿Tipos de suelo», p. 522). Los emplazamientos con una inclina­ ción natural ligera hacia el sur se calien­ tan pronto en primavera porque apro­ vechan mejor el sol que los terrenos planos u orientados hacia el norte. Por lo tanto, resultan ideales para cultivar hortalizas tempranas. Por otra parte, las laderas orientadas hacia el norte perma­ necen relativamente frescas y servirán para cultivar plantas que prosperan en condiciones más frescas. Inactividad Las plantas quedan inactivas para limi­ tar su exposición al clima invernal y la mayoría tiene al menos un período corto de inactividad completa. Muchas plan­ tas leñosas pierden las hojas en otoño para evitar una transpiración excesiva, mientras que la mayoría de plantas her­ báceas y bulbos se extinguen por com­ pleto en invierno y permanecen inacti­ vas bajo el suelo. Las temperaturas del suelo y del aire son los factores más importantes impli­ cados en el comienzo y la interrupción de la inactividad. Es posible aprovechar este conocimiento por ejemplo mante­ niendo las plantas en un estado de inac­ tividad a través de un almacenado en frío, —unas púas inactivas para injer­ tar pueden almacenarse hasta que la sa­ via comience a ascender dentro del ri­ zoma y los arbustos pueden almacenarse de la misma manera, si fuera necesario, hasta que el suelo esté lo bastante tibio como para plantar. En el caso de bulbos cultivados en tiestos y azaleas de floración invernal, por ejemplo, se puede interrumpir la inactividad y provocar una floración temprana si se las coloca en un inver­ nadero tibio.

Heladas Las heladas son un gran peligro para la jardinería y se las considera más crucia­ les que la temperatura mínima prome­ dio de la zona. Una helada severa ines­ perada tiene implicaciones serias; incluso las plantas resistentes pueden ser vulnerables a temperaturas inusualmente bajas, en especial después de producir desarrollos nuevos en primavera. la s heladas acontecen cuando la tem­ peratura cae bajo cero de una manera consistente y adopta varias formas: en una helada blanca, se forman cristales de hielo a partir de agua condensada de una atmósfera húmeda; las heladas ne­ gras ocurren con más frecuencia en una atmósfera seca y enegrecen las hojas y tallos de las plantas. Las heladas terre­ nas ocurren cuando la temperatura del

B olsa s

de

l e m e n t o s

C

l i m á t i c o s

H eladas

Ya que el aire frío desciende, las heladas siempre se acumularan en el punto más bajo alcanzable, formando una «bolsa de heladas» de aire. Por tanto, los valles y las depresiones del suelo son más susceptibles a las bolsas de heladas y las plantas cercanas sufrirán. Las heladas también se acumulan detrás de setos muy densos y otros obstáculos sólidos, como paredes y verjas, con el mismo efecto. suelo cae bajo cero; la profundidad de la penetración de las heladas terrenas de­ pende de su intensidad y duración. Las noches claras y tranquilas, cuando el aire frío se acumula encima del nivel del sue­ lo, son particularmente peligrosas. Los que corren mayores riesgos son los ár­ boles, arbustos y trepadoras cuyos teji­ dos leñosos no han madurado (no se han endurecido) bien, generalmente a causa de falta de sol y calor en otoño. El riesgo de las heladas primaverales en cualquier zona determina la fecha después de la cual se pueden plantar fue­ ra o sembrar las plantas no resistentes, como crisantemos, judías, tomates, da­ lias y plantas de macizo semiresistentes, y el comienzo de las heladas de otoño determina el final de su estación de de­ sarrollo. Si pretende conservarlas de un año a otro, debe colocar las plantas no resistentes en el interior o proporcionar­ les una protección adecuada (véase P r o ­ t e c c ió n c o n t r a

pp. 520-521).

H e l a d a s y V ie n t o ,

Bolsas de heladas y daños por heladas En los lugares donde un aire denso y frío fluye hacia abajo, tienden a acumular­ se bolsas de heladas y quedar atrapadas; por lo tanto, cualquier valle o hueco es una bolsa de heladas en potencia. Se acumula aire frío en el hueco, aumen­ tando la zona de daños potenciales al subir por las laderas inclinadas del valle. Las barreras densas formadas por ár­ boles establecidos o setos a lo largo de laderas pueden obstruir el paso del aire frío a lo largo de la ladera, pero delan­ te de ellos se formarán bolsas de hela­ das. El problema puede evitarse entre­ sacando o eliminando los árboles o setos para permitir el paso del aire frío. Cuando el suelo se congela, ya no hay agua disponible para las raíces de las plantas. Los árboles de raíces profundas no se ven afectados por heladas severas, ya que sus raíces penetran más allá de

la línea de heladas, pero las plantas de raíces menos profundas, como los pe­ queños arbustos siempreverdes, podrían no ser capaces de reponer la humedad perdida a través de la transpiración con­ tinuada. Las heladas terrenas severas también causan que las plantas recién plantadas o de raíces poco profundas se levanten o «eleven» fuera del suelo; debe afirmarlas nuevamente con cuidado ape­ nas comience el deshielo. Se puede reducir los riesgos de daños por heladas en el caso de plantas que se conservan en el exterior. Para detalles completos, véase P r o t e c c ió n c o n t r a H e l a d a s y V ie n t o , pp. 520-521. Heladas y deshielos Las heladas en sí mismas no siempre ocasionan grandes daños a las plantas, pero heladas y deshielos alternados sí. La savia helada de las células se expan­ de con el deshielo, destruyendo las pa­ redes celulares de las plantas y matan­ do plantas no resistentes. Las flores, brotes, vástagos y hojas de las plantas más resistentes también pueden dañar­ se al comenzar el deshielo y a veces in­ cluso las raíces resultan dañadas. En ca­ sos de heladas severas, la corteza de algunas plantas leñosas puede partirse. Las heladas severas repetidas, segui­ das por deshielos rápidos y el anegado del suelo subsiguiente ocasionan el ma­ yor daño a las raíces. Las heladas tardías en primavera son particularmente dañi­ nas para el desarrollo superior nuevo, ocasionando un cncgrccimiento de las hojas y daños a brotes nuevos y flores. Duración de las heladas La duración de las heladas también está relacionada con la cantidad de los da­ ños ocasionados: una temperatura de menos de 3o C durante un cuarto de hora no causaría daños, mientras que la misma temperatura mantenida durante tres horas podría tener como resultado unas pérdidas substanciales.

E

l e m e n t o s

C

l i m á t i c o s

E f e c t o s d e l a N ie v e

Temperatura y precipitaciones Este mapa muestra las temperaturas medias míni­ mas invernales y también las precipitaciones medias anuales de Europa. Las zonas de más precipitacio­ nes están en los lugares en que vientos cargados de humedad chocan contra cadenas montañosas; a grandes alturas, los vientos se enfrían y dejan caer la humedad en forma de lluvia. Tanto la altura como la latitud tienen un efecto claro sobre la temperatu­ ra; en zonas montañosas, como en los Pirineos o los Alpes, la precipitación a menudo cae en forma de nieve. El interior del continente soporta tempe­ raturas invernales muy bajas, comparadas con las zonas marítimas más ecuánimes, cuyos climas es­ tán influidos por el efecto entibiador de los océanos. En estas zonas, las aguas circundantes también ase­ guran precipitaciones más intensas a lo largo del año. T e m p e r a t u r a M ín im a m e d ia I n v e r n a l o r

P r e c ip it a c ió n M e d ia A n u a l

°F

4 a 6

39 a 43

a A4

36 A 39

0 A 2

32 A 36 J 5 A 5° 28 A 32

-5 A -2

23 A 28

-IO A -5

14 A 23

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-4 a 5

-2 5 A -20

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-3 0 A -25

-2 2 A -13

-3 5 a -3 0

-3 1 A -22

50 A 75

75 a 1

) a 150

30 a 40

40 a 60

60 A 96

--

El considerable peso de ¡a nieve espesa puede partir setos o arbustos siempreverdes si se la deja asentar demasiado tiempo. Elimine la nieve de estas plantas lo antes posible. Heladas como ayudas al cultivo A pesar del peligro para las plantas, las heíadas a veces pueden proporcionar be­ neficios al cultivo. Por ejemplo, el agua del suelo se expande al congelarse, rom­ piendo los terrones en partículas de tie­ rra mucho más pequeñas; esto resulta muy útil para suelos de arcilla, que de otro modo podrían ser incultivables.. Las temperaturas terrenas bajas también reduce el número de algunas plagas que viven en el suelo.

Nieve

O A 25

-2 A 0

D años ca u sad os po r la N ie v e

Cuando la temperatura atmosférica des­ ciende (pero no cae por debajo de los 0o C), gotitas de agua se congelan en nubes o lluvia y pueden caer en forma de nieve. Durante el deshielo, las nevadas apor­ tan existencias útiles de agua y a menu­ do proporcionan un valioso aislamien­ to para las plantas; un manto de nieve evita que la temperatura del suelo des­ cienda más allá de los 0o C, aunque la temperatura del aire pueda descender más allá de este punto. Una nevada se­ vera, seguida de heladas intensas, pue­ de dañar los vástagos y las ramas. Eli­ mine las capas espesas de nieve de las plantas vulnerables en la medida de lo posible.

Precipitaciones El agua es el elemento principal de la savia de las células y es vital para la foto­ síntesis: el complejo sistema por el que el dióxido de carbono y el agua se convier­ ten en tejidos vivos de las plantas. La fo­ tosíntesis también es fundamental para la transpiración, por medio de la cual la planta permanece turgente y los nutrien­ tes son transportados a través de ella. La respiración, germinación de semillas y el desarrollo subsiguiente de raíces, vás­ tagos, hojas, flores y frutos también de­ penden de buenas existencias de agua. Para las plantas cultivadas en el exte­ rior, la lluvia es la principal fuente de agua. Se pierde una gran parte de las precipitaciones a través de la evapora­ ción y el drenaje, pero la humedad que se acumula en el suelo es absorbida por partículas de tierra o queda en forma de película delgada alrededor de éstas. El agua y los nutrientes esenciales, que se absorben como solución, después se ex-

Seto A rqueado

Configure un seto para evitar que la nieve se deposite sobre él.

N ie v e P r o t e c t o r a

Un manto de nieve protege las plantas de altura de temperaturas bajo cero. traen del suelo por los pelos de las raí­ ces de las plantas. Para un desarrollo óp­ timo, las plantas requieren una existen­ cia regular de agua. Sin embargo, las precipitaciones son variables, tanto en regularidad como en cantidad. Anegado En terrenos mal drenados, una acumu­ lación de agua conduce al anegado. La mayoría de plantas es capaz de sobrevi­ vir a un chaparrón intenso ocasional, pero en los casos en que el anegado se prolonga, las raíces pueden morir por asfixia, salvo en el caso de plantas es­ pecialmente adaptadas, como las acuá­ ticas marginales, cipreses de pantano (Taxodium distichum) y los sauces (Sa­ la). En los emplazamientos permanen­ temente anegados, la mayoría de las plantas no se establecerán, salvo que se mejore el drenaje (véase S u e l o s y F e r ­ t il iz a n t e s , p. 529). Sequía El desarrollo de las plantas se ve restrin­ gido con más frecuencia por demasia­ da poca agua disponible que por un ex­ ceso. Las sequías durante el verano, cuando las temperaturas y la luz deis sol alcanzan sus niveles máximos, son un problema habitual. La primera señal ex­ terna de la sequñia es el marchitamien­ to; las funciones de la planta se hacen más lentas hasta que haya más agua dis­ ponible y la pérdida de agua a través de ¡a transpiración se reduce por medio de la oclusión parcial de las estomas en la superficie de las hojas. Las plantas originarias de regiones de bajas precipitaciones a menudo dispo­ nen de adaptaciones especiales, como hojas velludas, pegajosas, lustrosas, pin­ chudas, estrechas o carnosas que ayu­ dan a reducir la pérdida de agua a tra­ vés de la transpiración. Los cactus y otras suculentas, que tienen tejido con­ servador de agua en sus hojas, tallos o raíces, pueden sobrevivir a períodos ex­ tensos de sequía.

S o m bra

de

L lu v ia

medad atmosférica como humedad «re­ lativa», que es la cantidad de vapor de agua presente en el aire expresada como porcentaje del punto de saturación. Efectos de la humedad

El terreno a sotavento de una pared o verja sólida (véase zona sombreada, arriba) recibe menos lluvia que el terreno a barlovento, ya que la pared o verja genera una zona de sombra de lluvia. El suelo

En zonas de precipitaciones bajas, exis­ ten varias técnicas para aumentar la can­ tidad de agua disponible para las plan­ tas, como la eliminación de malezas (véase pp. 573-577), aplicación de un «mulch» y aumentar el contenido de tie­ rra negra incorporando materia orgánica (véase S u e l o s y F e r t il iz a n t e s , «Mulches», p. 532 y «Uso de aditivos para el suelo», p. 527). Además, las plantas aprovechan más las precipitaciones si se las cultiva en una situación abierta, ale­ jadas de edificios, verjas y árboles, que producen zonas de sombra. Las lluvias torrenciales pueden dañar la estructura del suelo, pero los peores efectos pueden evitarse cultivando en te­ rrenos bien drenados. Donde sea impo­ sible, el drenaje puede mejorarse exca­ vando a fondo o instalando ayudas al drenaje artificiales (véase S u e l o s y F e r ­ t il iz a n t e s , «Cavado doble», p. 526 e «Instalación de desagües», p. 529).

Humedad Los niveles de humedad se determinan por la cantidad o proporción de vapor de agua en la atmósfera y el contenido de humedad del suelo. El punto en el que el aire se satura va­ ría según el sol, la temperatura y el vien­ to. En general, uno se refiere a la hul y S o m bra \ Sombra proyectada

En las zonas de precipitaciones elevadas, la humedad atmosférica es alta. Algu­ nas plantas prosperan en condiciones muy húmedas, por ejemplo los helechos y musgos. Si fuera necesario, se puede aumentar la humedad humedeciendo el suelo alrededor de las plantas (véase I n ­ v e r n a d e r o s y C a jo n e r a s , «Humidificadores», p. 484). Esto también resulta muy valioso al propagar plantas, a fin de reducir la pérdida de agua por trans­ piración. Sin embargo, una humedad relativa alta puede tener efectos negativos: las enfermedades fúngicas —por ejemplo el moho gris, prosperan el las condiciones creadas por la alta humedad.

T u r b u l e n c ia c a u s a d a p o r Las zonas expuestas en terrenos inclinados pueden sufrir daños severos a causa de! viento. Las ráfagas de aire que encuentran resistencia ofrecida por el terreno son desviadas hacia los lados y por encima de la colina, al tiempo que aumenta su intensidad. E m budo

de

el

V ie n t o

V ie n t o

Un embudo ventoso generado entre edificios y árboles puede ocasionar grandes daños a plantas en su recorrido, ya que el aire pasa a través del canal estrecho a gran velocidad. Si cultivar en dicha zona es inevitable, construya un rompevientos para proteger las plantas.

Luz solar La luz solar aporta energía radiante para elevar la temperatura y humedad del suelo y del aire, y ocupa un papel prin­ cipal en la estimulación del desarrollo de las plantas. En la mayoría de plantas, la luz so­ lar y las temperaturas altas consiguien­ tes estimulan el máximo desarrollo de crecimientos nuevos, flores y frutos. Un verano soleado también ayuda a que las plantas aumenten mucho su capacidad de almacenar alimentos y a afirmar el tejido protector, lo que significa que se produce material para propagar de me­ jor calidad. Extensión del día

La duración de la luz diurna durante un período dado de 24 horas (extensión del día) está determinada por la latitud y la estación y afecta la floración y frutación de algunas plantas, como las fresas, Kalanchoe y crisantemos. Los días «cor­ tos» tienen menos de 12 horas de luz diurna, mientras que los «largos» tienen más de 12. Por medio de la iluminación artificial o eliminando la luz natural, es posible manipular los momentos de flo­ ración de las plantas sensibles a la ex­

La sombra proyectada sobre un jardín por edificios y verjas, además de árboles y arbustos grandes, cambia según ¡a inclinación del sol, que varía según las estaciones.

tensión del día, si fuera necesario, para exhibiciones o «shows» de flores. La germinación y el desarrollo de planto­ nes se adelantan con los mismos méto­ dos (véase I n v e r n a d e r o s y C a jo n e r a s , «Lámparas de desarrollo», p. 485). Respuesta de las plantas a la luz solar

Las plantas siempre crecen en dirección a la luz solar: un arbusto situado cerca de una pared, por ejemplo, desarrolla­ rá más vástagos y follaje del lado más alejado de la pared. Del mismo modo, las plantas sujetas a una iluminación lo­ calizada o pobre, se estiran o blanquean al intentar alcanzar la luz. En algunas plantas, la intensidad de la luz dicta el momento de apertura de las flores: por ejemplo, Ornithogalum umhellatum sólo abre sus flores en buenas condicio­ nes lumínicas. Sol o sombra

La mayoría de plantas frondosas requie­ ren la máxima cantidad de luz para lo­ grar un desarrollo óptimo. Algunas plantas de jardín prosperan en la luz so­ lar directa, mientras que otras no la to­ leran. Todas las plantas semiresistentes, la mayoría de frutos y hortalizas, las ro­ sas y las plantas de origen mediterráneo prosperan en la luz solar directa. Por otra parte, muchos rododendros prefie­ ren algo de sombra, mientras que las hie­ dras (Hederá) y las hierbas doncella (Vinca) tienden a prosperar en zonas muy sombreadas. Luz solar excesiva

Sombra proyectada en invierno

estos problemas ocurran, elija siempre un emplazamiento adecuado al plantar y proporcione sombra artificial para plantas vulnerables en verano, muy es­ pecialmente en invernaderos y cajone­ ras (véase I n v e r n a d e r o s y C a jo n e r a s , «Sombreado», p. 484).

La luz solar intensa puede abrasar las flores y hojas de las plantas, en especial si han sido regadas recientemente. Tam­ bién puede partir los frutos o las corte­ zas de arbustos y árboles. Para evitar que

Viento El viento daña las plantas y su medio ambiente con frecuencia, pero también ofrece algunos beneficios: juega un pa­ pel importante en la dispersión del po­ len y de las semillas y también puede ser­ vir para refrescar las plantas, a condición de que tengan el agua sufi­ ciente como para evitar resecarse. Ade­ más, los vientos suaves evitan la crea-' ción de atmósferas estancadas y desalientan enfermedades de plantas que de otro modo podrían prosperar. El viento puede desalentar la presen­ cia de insectos benéficos y dificultar el control de plagas, enfermedades y ma­ lezas: el rociado es peligroso en condi­ ciones ventosas porque el rocío flota acercándose a otras piantas. Sin embar­ go, muchos problemas más serios son causados por el viento, aunque existen varios modos de proteger las plantas. Daños causados por vientos

Si las plantas leñosas están constante­ mente expuestas a vientos fuertes, su de­ sarrollo superior se desequilibra, confi­ riéndoles un aspecto unilateral. Los extremos expuestos de los vástagos tam­ bién son propensos a sufrir daños o a ser «abrasados». Los árboles que crecen en colinas y en emplazamientos coste­ ros expuestos son un ejemplo.

M Vientos fuertes y ventarrones Cuanto más alta sea la velocidad del viento, más daños ocasiona. En vientos fuertes, los vástagos y los tallos de las plantas pueden romperse y, durante ven­ tarrones, los árboles pueden resultar arrancados o su sistema de raíces que­ dar seriamente debilitado. Los vientos fuertes también pueden causar daños a invernaderos, verjas y otras estructuras del jardín. En suelos arenosos o de tur­ ba, el viento puede ocasionar la erosión. Abrasado y daños causados por heladas Los vientos fuertes junto a temperatu­ ras elevadas aumentan la tasa de evapo­ ración del agua de las plantas, condu­ ciendo al resccamiento de las hojas y vástagos. Incluso los vientos moderados tienen efectos negativos y podrían im­ pedir que las plantas alcancen el máxi­ mo potencial de desarrollo. En el caso de temperaturas bajas y viento continuo, las plantas sufrirán daños ocasionados por las heladas (véase p. 515). Efectos de la topografía La severidad del viento depende en gran medida de la topografía. Los emplaza­ mientos costeros a menudo carecen de protección natural contra los vientos

cargados de sal provenientes del mar. Los emplazamientos en las cimas de co­ linas pueden estar igualmente expuestos, porque el viento sopla por encima y al­ rededor de la colina, ocasionando una turbulencia adicional. Los embudos de viento se generan por la canalización del aire entre caras de co­ linas y a lo largo de valles, a través de pasillos de árboles establecidos o entre edificios adyacentes. Como resultado, el viento y la velocidad se refuerzan con­ siderablemente, de manera que evite plantar en estas zonas. Los rompevientos son un sistema eficaz para proteger contra el viento. Pueden ser tanto arti­ ficiales, como verjas o mamparas, o na­ turales, como setos de árboles o ar­ bustos. Funcionamiento de un rompcvicntos Sea cual fuere el tipo de rompevientos utilizado, debe ser permeable en un 50 %. Las barreras sólidas desvían el viento hacia arriba, produciendo una zona de baja presión directamente de­ trás de ellos, lo que absorbe el aire ha­ cia abajo, creando una turbulencia adi­ cional. Las verjas o mamparas deben tener hasta 4 m de altura para propor­ cionar la máxima protección como lími-

R o m p e v ie n t o s Sitúe los rompevientos a distancias equivalentes a 10 veces su

R e d u c c ió n d e i .a V e l o c id a d d e l V ie n t o

Un rompevientos debe ser semipermeable. El aire sigue atravesándolo, pero a menos velocidad. S e r ie s d e R o m p e v ie n t o s

Construya varias verjas o setos semipermeables a lo largo de una superficie amplia y plana para romper la fuerza del viento. te del jardín, pero pueden medir sólo 0,5 m para plantas de desarrollo bajo, como fresas y hortalizas. Para obtener los ma­ yores beneficios por encima de una su­ perficie amplia, debe colocar rompevientos a intervalos regulares, aproxima­ damente iguales a 10 veces su altura.

Microclima Las diferencias topográficas a menudo significan que el clima local puede va­ riar respecto al de una zona climática. Un emplazamiento dentro de un hueco o depresión natural puede ser relativa­ mente tibio si está protegido del viento; por otra parte, si el hueco está sombrea­ do será bastante fresco. Las precipita­ ciones pueden ser menores en jardines situados a sotavento con respecto a un terreno elevado, que otros de la misma localidad pero situados a barlovento. El jardín y sus plantas también adap­ tan el clima local e introducen elemen­ tos que dan lugar a un microclima es­ pecífico del jardín; éste puede ser bastante diferente del de la zona cir­ cundante.

Aprovechamiento del microclima Para alterar el microclima de un jardín, el jardinero puede adaptar ciertos ele­ mentos con facilidad para proporcionar condiciones específicas. Por ejemplo, el suelo en macizos en relieve o inclinados orientados hacia el sol se calentará con rapidez en primavera, generando condi­ ciones ideales para cultivos tempranos de flores. Si el suelo tiene un buen dre­ naje, se puede utilizar la misma zona para plantas que prefieren condiciones secas. Las verjas y muros orientados al sur son sitios excelentes para cultivar tre­ padoras no resistentes, arbustos de muro

y frutales guiados, ya que estarán al sol la mayor parte del día; también absor­ ben una gran cantidad de calor, que des­ pués se transmite a las plantas, lo que mejora la floración y frutación. Protección contra el viento Una hilera de árboles o una verja ofre­ ce una zona protegida para plantas que de otro modo podrían sufrir daños por el viento. Las condiciones de desarrollo a cada lado de un rompevientos de esta naturaleza serán diferentes: el suelo cer­ ca de un seto o verja a sotavento rara­

mente recibirá lluvias y también quedará excluido del efecto entibiador del sol. Zonas sombreadas Las zonas de sombra en el jardín deba­ jo de copas de árboles, setos o arbustos grandes reciben la misma iluminación que en un bosque natural y son aptas para plantas que disfrutan de un medio ambiente como éste. Si requiere una sombra más pronunciada, se pueden cultivar plantas contra muros orienta­ dos al norte, aunque estos emplazamien­ tos pueden ser más fríos.

E l M ic r o c l im a d e l J a r d ín Incluso en los jardines más pequeños existen diversos microclimas de cultivo diferentes en potencia. Los Los árboles actúan como rompevientos elementos naturales natural. __________ generan sus propias zonas microclimáticas y los elementos del jardín pueden aprovecharse o manipularse en la medida necesaria, para proporcionar las condiciones que disfrutan las plantas de regiones diferentes. Un invernadero proporciona un ambiente adecuado para muchas plantas no resistentes.

i c r o c l i m a

Los macizos en relieve ofrecen buenas condiciones de drenaje.

R o m p e v ie n t o s I m p e r m e a b l e

Un rompevientos sólido es ineficaz. El aire es forzado hacia arriba y después impulsado hacia abajo, creando una corriente hacia abajo.

Un jardín de pantano Los márgenes de un estanque o arroyo, o una parte baja del jardín, pueden uti­ lizarse para crear las condiciones pan­ tanosas en las que prosperan las plan­ tas amantes de la humedad. Invernaderos y cajoneras Si emplea invernaderos, cajoneras y campanas, tendrá un control completo sobre los elementos, lo que permite ge­ nerar una variedad de microclimas en un espacio pequeño (véase I n v e r n a d e r o s y C a jo n e r a s , pp. 474-491).

Evite plantar en áreas de turbulencia causada por

márgenes del estanque pueden plantarse con plantas de pantano. Una terraza soleada es adecuada para plantas no resistentes y amantes del sol. Las plantas acuáticas prosperan en un estanque.

Protección contra heladas y viento e l e c c io n e plantas que prospera­ severos, ofrecerles protección contra rán en una zona climática dada en viento y heladas constituye una precau­ lugar de intentar cambiar las condicio­ción razonable. Una protección eficiente nes de desarrollo. Si intenta cultivarcontra el viento permite al jardinero cul­ plantas no resistentes en un clima muy tivar una amplia gama de plantas y re­ frío, es casi seguro que se desilusiona­ sulta especialmente útil en el caso de rá. En el caso de especies que normal­ plantas grandes que no se pueden llevar mente prosperan en un cierto emplaza­ a cubierto con facilidad y para plantas miento pero sufren durante inviernos y árboles de floración precoz, más sus­

S

P r o t e c c ió n

de

Á r b o les

pequeños y

ceptibles a las heladas que las especies de floración tardía. También necesitan protección contra vientos fuertes, que pueden quebrar los tallos de plantas le­ ñosas y dañar las frágiles; los vientos también pueden llevar rocíos cargados de sal desde caminos cercanos o el mar, ocasionando que el follaje se vuelva marrón.

T ir a s d e A r p il l e r ia

Sujete las ramas, después rodee al árbol con malla metálica f ijada a tres cañas, en un semicírculo a 30 cm del árbol. Introduzca helechos en el hueco y fije la malla a una cuarta estaca. Cubra el extremo con más paja. Fije una lámina de plástico a la malla.

B a r r e r a d e P a ja

Introduzca una capa espesa de paja entre dos capas de malla de alambre. Rodee la planta, llenando los huecos que queden con más paja y sujete. C u b r ir u n a estru ctu ra con M a lla

A b r ig o d e A r p il l e r a y P a ja

Proleja la unión del injerto de rosas de arbusto del frío excesivo amontonando tierra encima de la corona hasta 12 cm de profundidad.

Sujete las ramas u hojas de la corona, después envuelva el árbol con tiras de arpillera, rodeándolo y sujetando las tiras con cordel o hilo. Proteja la base del tronco con paja o helechos.

P a ja y M a lla s pa ra P lantas G u ia d a s c o n t r a una P ared

Cuando florecen los árboles frutales guiados sobre un muro, proteja contra heladas durante la noche con tejido de malla de nylon, desenrollado hacia abajo para cubrir el árbol y alejado de éste por cañas.

I n t r o d u c c ió n

A m o n t o n a m ik n t o d e T ie r r a

Los jardineros podrán tomar precaucio­ nes para evitar los peores efectos de las heladas: no plante en bolsas de heladas y elija emplazamientos protegidos (como delante de una pared tibia o en una ladera soleada) para plantas suscep­ tibles. Por ejemplo, las trepadoras no re-

A r b u st o s

A is l a m ie n t o d e H e l e c h o s o P a ja

Introduzca paja alrededor de las ramas del arbusto empezando por abajo. Envuelva con arpillera sin apretar y sujete con cordel.

Medidas preventivas

Proteja un árbol o arbusto creciendo contra una verja o muro con paja o helechos entre las ramas. Fije las mallas en la parte inferior y superior de la verja. Añada paja entre la malla y la planta hasta cubrirla. de

R o sa les

Afloje el cepellón y excave una zanja lo bastante larga como para albergar la altura del rosal tendido de lado y a 30 cm más de profundidad que el ancho del arbusto.

en

Z a n ja s

2

Revista la zanja con una capa de 10 cm de paja y tienda el arbusto. Introduzca paja encima y alrededor de los vástagos.

Clave estacas y sujete hilos entre éstas para mantener el 3arbusto horizontal. Rellene apilando tierra hasta cubrir el arbusto con 30 cm de tierra.

sistemes pueden cultivarse contra la pa­ red de una casa (que será más cálida que una del jardín) o en contenedores fácil­ mente trasladables a una situación pro­ tegida. Los plantones, bulbos veranie­ gos y tubérculos sólo deben plantarse fuera cuando haya pasado todo el peli­ gro de las heladas primaverales y no debe alimentar rosales y otros arbustos a fines de la estación, ya que ésto esti­ mulará el desarrollo de crecimiento nue­ vo y blando que entonces podrá sufrir daños ocasionados por las heladas de otoño. Si deja que las plantas herbáceas se extingan naturalmente, significará que el follaje y los tallos protegerán la co­ rona en invierno, mientras que un «mulch» profundo de materia orgáni­ ca descomponiéndose con lentitud pro­ porciona una protección útil para las raí­ ces de todas las plantas. Examine las plantas durante el invierno con regula­ ridad, afirmando todas las que hayan sido levantadas por encima del suelo por las heladas.

Protección contra heladas La meta de la protección contra heladas es aislar las plantas de las condiciones de heladas y deshielos extremas, man­ teniendo una temperatura constante. Aislamiento Si envuelve las plantas en arpillera, al­ fombras o papel de diario doble, prote­ gerá el desarrollo superior eficazmente contra daños. Todo el aire tibio que es­ cape del suelo queda atrapado debajo del cubrimiento y actuará como una capa aislante. La arpillera ayuda a re­ tardar el proceso de calentamiento cau­ sado por el deshielo y mantiene la planta inactiva a lo largo de cualquier período invernal tibio. La paja o helechos que envuelven la planta debajo de la arpi­ llera proporciona un aislamiento adicio­ nal y es apta para árboles y arbustos co­ rrectamente guiados, trepadoras, pata­ A b r ig o s

C am pana

pa ra

P roteger

tas, fresas y pequeños arbustos y árbo­ les frutales. Una vez que las temperatu­ ras asciendan por encima de 0o C, este cubrimiento puede retirarse. Debe sepa­ rar las plantas guiadas sobre muros de sus soportes dentro de lo posible y debe juntar los tallos antes de envolverlas. Los arbustos y árboles pequeños cul­ tivados en zonas cuyas temperaturas son más bajas que su resistencia invernal pueden protegerse construyendo una jaula de malla de alambre floja a su al­ rededor y rellenándola con hojas secas y paja. Si envuelve la jaula con una lá­ mina de plástico, ésta mantendrá seca la capa aislante. También puede colocar la paja alrededor de los tallos y por de­ trás antes de cubrir. Amontonado con «mulch» o (ierra En el caso de plantas perennes que se extinguen hasta dejar una corona inac­ tiva, cubra la corona con un «mulch» o algunas paladas de hojas y mantenga en su sitio por medio de helechos o ra­ mas de siempreverdes podadas. Es po­ sible proteger los rosales y otras plan­ tas leñosas am ontonando tierra alrededor de la base o tendiéndolas en una zanja. En regiones muy frías, el montón de tierra debe cubrirse con una capa de paja. Se pueden proteger las hortalizas de raíz contra heladas del mis­ mo modo y luego podrán cosecharse in­ cluso durante períodos de heladas. Campanas Si sólo requieren protección algunas plantas individuales, la mejor solución es utilizar una campana, que actúa al igual que un invernadero en miniatura, calentando el suelo y manteniendo una temperatura uniforme. Los vástagos emergentes de plantas sensibles a las he­ ladas, como los espárragos, pueden pro­ tegerse con cualquier contenedor hoga­ reño: un cubo viejo, un tiesto grande o una caja de cartón sólida llevarán a cabo la faena adecuadamente. Existen cam­ panas de plástico transparente especial­

contra

Proteja plantones, plantas no resistentes herbáceas o arbustos jóvenes con una campana. Cubra los extremos abiertos con cristal o plástico para evitar que el viento la atraviese.

H eladas

P o l it ú n e i . B a jo

y

R o m p e v ie n t o s

M a lla D o b l e

Proteja plantas de tallos frágiles contra el viento con malla doble flexible sostenida por cañas clavadas en el suelo.

R o m p e v ie n t o s P atentados

Proteja las plantas con rompevientos patentados fijados a estacas sólidas.

V a l l a s T e jid a s

Coloque vallas tejidas a intervalos entre las plantas, situándolas en ángulo con respecto al viento, para desviar las ráfagas fuertes. mente diseñadas, disponibles comercial­ mente. Se puede proporcionar una pro­ tección más permanente con campanas de cristal, paneles de polietilcno, politúneles o cajoneras frías (véase I n v e r ­ n a d e r o s y C a jo n e r a s , pp. 474-491).

La meta de la protección contra el viento es reducir su velocidad antes de que al­ cance cualquier planta, reduciendo el daño físico a ramas y tallos y evitando una mayor pérdida de agua de este modo. Muchas plantas no resistentes aumentan sus posibilidades de sobrevi­ vir si están plantadas a sotavento de un

buen seto. Un seto de 1,5 m reducirá la velocidad del viento en un 50 % para plantas dentro de los 7,5 m de distan­ cia del seto (véase S e t o s y M a m p a r a s , pp. 60-62). La resistencia al viento de las diferentes especies de árboles y arbus­ tos varía mucho. Las más tolerantes son las de hojas pequeñas, gruesas, pinchu­ das o cerosas, como x Cupressocyparis leylandii, Escallonia y acebos (Ilex). En­ tre los árboles caducos, los alisos (Alnus), serbales (Sorbus aucuparia), sau­ ces (Salix), saúco común (Sambucus nigra) y espinos (Crataegus monogyna) son muy resistentes al viento. Mientras crece el seto, se pueden utilizar rompevientos hechos de cañas y mallas, o tam­ bién rompevientos patentados.

P a p e l d e p e r ió d ic o

E s t r u c t u r a c o n t r a N ie v e

Protección contra el viento

N ie v e

Proteja las plantas de bajo desarrollo con un politúnei tendido encima de aros de alambre. Se podrá levantar el polietileno a cada lado para ventilar durante el día.

Proteja el desarrollo nuevo de patatas y otros cultivos no resistentes contra las heladas nocturnas cubriendo con papel de periódico, enterradas a los lados para mantenerlas en posición.

Utilice paneles de contrachapado, sostenidos por un puntal de madera para proteger arbustos, como algunos tipos de enebro (Juniperus), contra nevadas.

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Su e l o s

y F er tiliza n tes os s u e lo s s o n materiales muy complejos y dinámicos, compuestos por partículas minúsculas de rocas de dife­ rentes tipos y material orgánico acumulado, conocido como humus, además de vida animal y vegetal hasta niveles directamente microscópicos. Para el buen desarrollo de las plantas, un suelo sano es imprescindible: sostiene las plantas físicamente y les pro­ porciona agua, aire y una gama de nutrientes minerales. Si el sue­ lo de su jardín no parece el ideal a primera vista, existe una gama de soluciones posibles: cualquier suelo puede mejorarse con algo de tiempo y esfuerzo. Por ejemplo, es posible drenar el suelo si

L

está anegado y mejorar su estructura y su capacidad para conser­ var agua incorporando materia orgánica, por ejemplo tierra de jardín o estiércol descompuesto. Se pueden agregar nutrientes su­ plementarios al suelo por medio de fertilizantes y es posible agre­ gar cal para hacer más alcalinos los suelos ácidos. Los «mulch» y los revestimientos mejoran el desarrollo de las plantas, evitan­ do que las semillas de malezas germinen y reduciendo la pérdida de agua del suelo; algunos también poseen funciones ornamenta­ les. Para plantas cultivadas en contenedores existe una amplia gama de abonos para tiestos disponibles y adecuados a cada una.

El suelo y su estructura La mayoría de suelos se clasifican a tra­ vés de su contenido en arcilla, cieno y arena. El tamaño y la proporción de es­ tas partículas minerales afectan el com­ portamiento físico y químico del suelo. Las partículas de arcilla tienen un diá­ metro menor a 0,002 mm; las de cieno son hasta 25 veces más grandes que la mayor partícula de arcilla y las partícu­ las de arena pueden ser hasta 1000 ve­ ces mayores —con diámetros de hasta 2 mm.

Tipos de suelo Los suelos de tierra negra poseen el equi­ librio ideal con respecto al tamaño de las partículas minerales, con un porcen­ taje de entre 8 y 25 % de arcilla, cuyo resultado es un buen drenaje, buena con­ servación del agua y alta fertilidad. Los suelos de arcilla son pesados, de drenaje lento y se calientan lentamente en primavera, pero a veces son muy fér­ tiles. Sin embargo, se compactan con fa­ cilidad y pueden cocerse hasta volverse duros en verano. Tanto los suelos arenosos como los ce­ nagosos tienen baja proporción de par­ tículas de arcilla, y conservan menos el agua. Los suelos arenosos son muy li­ vianos y de drenaje fácil y requieren una irrigación y alimentación frecuente; sin embargo, se calientan pronto en prima­ vera y es fácil mejorarlos con materia orgánica. Los cienos son más conserva-

Características del suelo Los suelos de arcilla tienen más de un 25 % de partículas de arcilla y son ca­ racterísticamente húmedos y pegajo­ sos. Los suelos que contienen menos del 8 % de arcilla se clasifican como cieno o como suelo arenoso, según si predominan partículas de cieno o de arena. La turba se forma en los lu­ gares en que las condiciones mojadas y ácidas evitan la descomposición completa de la materia orgánica, que, por lo tanto, permanece encima o cer­ ca de la superficie del suelo. Sin em­ S u e l o A r e n o s o bargo, el suelo gredoso es alcalino y Suelo seco, ligero y de drenaje de drenaje libre y permite la descom­ libre, fácil de cultivar pero no muy posición completa del material or­ fértil. gánico.

A r c il l a

Suelo pesado, de drenaje lento, con un alto valor de nutrición.

G reda

La greda es pálida, poco profunda y pedregosa, de drenaje libre y moderadamente fértil.

T urba

Rica en materia orgánica, la turba es oscura y conservadora de humedad.

C ie n o

El cieno conserva ¡a humedad; razonablemente fértil, pero se compacta fácilmente.

dores de agua y fértiles que los suelos arenosos, pero tienden a compactarse. Los suelos orgánicos o de turba son húmedos y ácidos pero producen un buen desarrollo de plantas a condición de drenarlos, fertilizarlos y aplicarles cal. Los suelos de greda o piedra caliza son poco profundos, de drenaje fácil, al­ calinos y moderadamente fértiles.

El perfil del suelo Los suelos pueden dividirse en tres ca­ pas —u horizontes—: tierra negra, sub­ suelo y una capa derivada de la roca ma­ dre. La tierra negra contiene la mayor parte de los organismos del suelo y mu­ chos de los nutrientes. Es generalmente de color oscuro, porque contiene mate­ rial orgánico agregado artificialmente o naturalmente por la caída de las hojas. En general, el subsuelo es de color más claro; si es blanco, la roca madre pro­ bablemente sea greda o piedra caliza. Si el color entre la tierra negra y el subsuelo cambia poco, la tierra negra puede es­ tar falta de materia orgánica. Las malezas y las plantas silvestres ayudan a identificar el tipo de suelo de un jardín y sus características, aunque su presencia sólo sirve de guía. Los abe­ dules (Betula), brezos (Calluna, Daboecia, Erica), dedaleras (Digitalis) y aula­ gas (Ulex europaeus) son todos indicadores de suelo ácido, al igual que muchas plantas del jardín, como los roP e r f il e s d e l S u elo La tierra negra contiene materia orgánica y suele ser oscura.

El subsuelo es más claro y menos fértil que la tierra negra. ----------

El suelo está compuesto por capas de tierra negra y subsuelo, y una capa inferior derivada de la roca subyacente. La profundidad de cada capa puede variar.

Identificación de su propio suelo Frote una pequeña cantidad de sue­ lo húmedo entre los dedos. Un suelo arenoso tendrá un tacto arenisco y no se pega ni formará una bola, aunque un mantillo arenoso es ligeramente más pringoso. El tacto de un suelo de cieno es sedoso o jabonoso. Un man­ tillo cenagoso puede mostrar huellas

S uelo A ren o so

Tiene un laclo de arenisca al frotarlo entre los dedos. Las partículas no se pegan entre sí. dodendros. Las hayas (Eagus) y los fres­ nos (Fraxinus) indican que el suelo tien­ de a ser alcalino. Las plantas silvestres también pueden indicar el perfil del sue­ lo: las ortigas y romazas, por ejemplo, sugieren un suelo rico y fértil alto en contenido de fósforo, mientras que el trébol indica un suelo bajo en nitrógeno.

Acidez y alcalinidad El pH del suelo es una medida de la aci­ dez o alcalinidad: la escala varía entre 1 y 14. Un pH menor que 7 indica un suelo ácido, mientras que uno de más de 7 indica uno alcalino. El suelo neu­ tro tiene un pH de 7. El pH del suelo está generalmente controlado por su nivel de calcio. El cal­ cio es un elemento alcalino que casi to­ dos los suelos tienden a perder a través de la lixiviación (lo que significa que el agua lo arrastra). Los suelos sobre greda o piedra caliza, ricas en calcio, casi no se ven afectados; otros suelos, especial­ mente las arenas, tienden a volverse gra­ dualmente más ácidos. Si es necesario, la alcalinidad se puede aumentar aplicando cal (véase p. 531) o incorporando material rico en calcio, como abono para setas. Se pueden emplear medidores electróA n á l is is d e l N iv e l d e l p H Los equipos para analizar suelos usan una solución química que cambia de color mezclada con la tierra en un tubo de ensayo. Después, el color se compara con un gráfico que indica el nivel del pH de la muestra.

si lo aprieta con los dedos. Un suelo arcilloso se pega bien y puede adop­ tar la forma de un cilindro al ama­ sarlo. Con un suelo de arcilla pesado se puede hacer un cilindro más delga­ do y éste desarrolla un brillo al alisar­ lo. Todos los suelos de arcilla pare­ cen pegajosos y ligeramente pesados.

S u e l o A r c il l o s o

El suelo arcilloso es pegajoso si está mojado y puede formar una bola que cambia de forma al oprimirla. nicos del pH y equipos para examinar suelos y medir su pH. Examine varias muestras del jardín, ya que el pH varía con frecuencia; las lecturas son poco fia­ bles después de aplicar cal. El efecto del pH El pH afecta principalmente la solubi­ lidad de los minerales del suelo y, por lo tanto, su disponibilidad respecto a las plantas. Los suelos ácidos tienden a con­ tener poco fósforo y a veces exceso de manganeso y aluminio. Los suelos alca­ linos tienden a ser faltos en mangane­ so, boro y fósforo. El pH del suelo afecta el número y tipo de organismos benéfi­ cos del suelo, además de las plagas y en­ fermedades. Por ejemplo, a los gusanos les desagradan los suelos ácidos, pero el moho de raíz deforme, los «chaquetas de cuero» y las larvas del escarabajo de resorte son comunes en ellos. En los sue­ los alcalinos, la escara de las patatas se da con mayor frecuencia. pH óptimo La gama de pH para un buen desarro­ llo de las plantas fluctúa entre 5,5 y 7,5. Un pH de 6,5 es óptimo, dependiendo de las plantas a cultivar. Sin embargo, los suelos turbosos tienen un pH ópti­ mo de 5,8. Los suelos neutros son los que producen los rendimientos de hor-

talizas más altas, pero la mayoría de las ornamentales toleran una amplia gama de pH. Algunas son más sensibles; las caldcólas (amantes de la cal) y las calcífugas (odian la cal) están adaptadas a un pH de gamas extremas y su desarro­ llo sufre en suelos con un nivel de pH incorrecto.

Organismos del suelo Para mantener la fertilidad del suelo al­ gunos organismos del suelo son impres­ cindibles. Las bacterias y hongos bené­ ficos prefieren un suelo aireado y toleran un pH amplio, aunque la mayoría de hongos prefieren suelos ácidos. Un gru­ po de hongos (micorrizas) viven asocia­ dos a raíces de plantas y mejoran la ab­ sorción de nutrientes del suelo. Los pequeños animales del suelo, como los ácaros, juegan un papel vital con respecto al desmenuzamiento de la materia orgánica. Los gusanos y nemátodos microscópicos (angilulas) ayudan a controlar las plagas, aunque algunos son plagas en sí. Los animales del suelo más grandes, como los gusanos de tierra, mejoran la estructura del suelo al comer y horadar; el pasaje de tierra a través del cuerpo del gusano de tierra forma migas entre las partículas de suelo, aumentando la aireación y mejorando el drenaje. O r g a n ism o s B e n e f ic io s o s E s c a r a b a jo C a b a llo

El suelo sano contiene gran cantidad de gusanos de tierra y otros organismos, que ayudan a ventilar el suelo y descomponen la materia orgánica.

Unos métodos de cultivo del suelo co­ rrectos, comprendiendo el cavado, des­ malezado y agregado de mejoradores del suelo, son vitales respecto a un buen de­ sarrollo de plantas a largo plazo. Las malezas compiten con las plan­ tas cultivadas por el espacio, luz, nu­ trientes y agua —de hecho, todo lo esen­ cial. También pueden albergar enferme­ dades de muchos tipos, lo que hace vi­ tal su control o erradicación. Para cultivar el suelo de diferentes ma­ neras se emplean diversas técnicas de ca­ vado, según la condición del suelo y las plantas a cultivar. Si la condición del suelo es pobre, se puede mejorar incor­ porando materia orgánica en el mismo momento de cavar.

Limpieza de un jardín sobrecrecido Las parcelas abandonadas y sobrecreci­ das pueden limpiarse con herramientas o productos químicos: use el método más conveniente (véase también P r o b l e ­ m as d e las P l a n t a s , «Control de ma­ lezas», p. 574). Limpieza mecánica

Recorte la mayor cantidad posible del desarrollo superior con una cortadora de hilo de nylón, cortadora de brozas o guadaña, y retire de la zona. Después, con una segadora rotativa, corte el de­ sarrollo restante lo más bajo posible, an­ tes de excavar y eliminar toda la vege­ tación del emplazamiento. Otra opción consiste en usar un cul­ tivador rotativo para remover toda la tie­ rra y cortar las malezas en trozos. Haga pases sucesivos con el cultivador rota­ tivo para romper la vegetación enmara­ ñada, después recoja con un rastrillo y retire de la superficie. Sin embargo, la acción cortadora de los dientes cortará las raíces o rizomas de las malezas pe­ rennes en trozos que se regeneran con R o t o c u l t iv o d e l S u e l o Para el cultivo de grandes parcelas de suelo merece la pena alquilar un rotocultivador con motor. Ajuste el manillar a una altura cómoda y apriete el manillar hacia abajo para que las hojas del cultivador penetren completamente en el suelo.

rapidez. Por tanto, después de roturar, es esencial pasar un rastrillo por enci­ ma de la parcela y retirar todas las ma­ lezas restantes a mano.

E l im in a c ió n

de

M a leza s

de un

E m p l a z a m ie n t o

Limpieza química

Siguiendo las instrucciones del fabrican­ te, rocíe con un herbicida traslocado, deje que surta efecto y después corte el desarrollo superior. Si es necesario, vuel­ va a rociar la vegetación donde no lle­ gó el herbicida la primera vez. Elimine la vegetación muerta o incor­ pore al suelo. La mayoría de jardineros prefieren preparar todo el emplazamien­ to para plantar, pero los árboles, arbus­ tos y otras ornamentales vigorosas pue­ den plantarse directamente en agujeros preparados en la vegetación muerta. En terrenos arenosos, muchos herbi­ cidas son arrastrados por la lixiviación, de manera que sólo use herbicidas de contacto, que se descomponen en con­ tado con el suelo. En los huertos orgá­ nicos, donde el uso de productos quí­ micos no es deseable, o si el diseño del jardín dificulta una aplicación unifor­ me de herbicida, utilice métodos mecá­ nicos u otros métodos de control de las malezas, como la aplicación de un «mulch» (véase p. 532) y prácticas or­ gánicas como el sistema de macizos pro­ fundos (véase p. 534).

Control de malezas En prácticamente todos los jardines, el suelo está repleto de semillas de male­ zas y fragmentos de raíces de malezas perennes. Las semillas de malezas llegan al jardín desde terrenos vecinos a través del viento y dentro de la tierra el abono alrededor de las plantas compradas. El cultivo, por su misma naturaleza, agita el suelo, y a menudo lleva semillas de malezas a la superficie, donde pueden germinar (véase «Técnica del macizo se­ millero rancio», p. 526). El cultivo del

Uso d e H e r b ic id a Un emplazamiento abandonado o infestado por malezas debe limpiarse bien antes de plantar. Trate las malezas gruesas con herbicida químico. suelo también permite que pequeños tro­ zos de raíces de malezas perennes se re­ generen y comiencen un nuevo ciclo de desarrollo. Es virtualmente imposible limpiar el suelo de malezas por completo, pero el desmalezado regular, más que unos es­ fuerzos esporádicos seguidos por perío­ dos de abandono, es uno de los méto­ dos más eficaces de controlar malezas. Aunque tedioso, el desmalezado manual con una horca es uno de los métodos más eficaces de control, ya que garan­ tiza la eliminación de la planta comple­ ta. También es el que causa menos mo­ lestias a las plantas existentes. Cavar con azada

Las azadas sirven para eliminar male­ zas anuales y también par airear el sue­ lo (véase también p. 460). Sin embargo, salvo que las use con cuidado, pueden dañar las raíces superficiales y el desa­ rrollo superior de las plantas cultivadas circundantes. Cavar con azada afecta so­ bre todo la superficie del suelo y pocas

E l im in a c ió n c o n H o r c a

Levante las raíces grandes con una horca y arranque, sosteniendo el tallo principal cerca del suelo para retirar todo el sistema de raíces. veces es lo bastante profundo como para destruir las raíces de malezas perennes; arránquelas a mano o destruya con un herbicida traslocado (véase P r o blem a s d e la s P l a n t a s , p. 575).

Esterilización del suelo Algunas plagas y enfermedades del sue­ lo, como el hongo de la miel (Armillaria) y los nemátodos, son tan agresivos y persistentes que la esterilización del suelo podría ser el único método eficaz para eliminarlos. Los esterilizantes para suelos sólo de­ ben utilizarse como último recurso, ya que son indiscriminados y matan todos los organismos, tanto los benéficos como los dañinos. Esto puede condu­ cir a problemas a largo plazo dentro del jardín, porque las plagas maléficas tien­ den a volver a invadir y a prosperar sin obstáculos, ya que no habrá depredado­ res naturales para controlarlas. E s t e r il iz a c ió n

2

Después de rotocultivar, elimine los trozos de malezas perennes con un rastrillo, de otro modo volverán a establecerse y desarrollarse.

del

Suelo

La esterilización del suelo puede ser el único método para erradicar ciertas plagas y enfermedades. Cubra el suelo esterilizado con plástico sostenido por el peso de la tierra (tierra que después descartará).

Los esterilizantes químicos para sue­ los son muy venenosos y sólo debe apli­ carlos alguien especializado. El esterili­ zante se aplica en forma de baño que se filtra y vaporiza a través de los poros del suelo. Después se cubre la superfi­ cie del suelo con un plástico para evitar que escapen los gases. Después de apli­ car el esterilizante, pasarán varias sema­ nas antes de que pueda plantar con se­ guridad en el suelo tratado.

Cavado y ahorquillado El cultivo del suelo a través del cavado y ahorquillado ayuda a proporcionar condiciones adecuadas para el buen de­ sarrollo de las plantas y desmenuzar toda la costra superficial. Si fuera ne­ cesario, se pueden incorporar fertilizan­ tes y materia orgánica al mismo tiem­ po. En los suelos muy compactados, el cavado mejora tanto la estructura del suelo como el drenaje. El método más cómodo de cultivar es cavar con una pala; los métodos más efi­ caces y menos trabajosos son el cavado sencillo y el doble. Sin embargo, algunos macizos de jar­ dín no son aptos para una aproximación tan metódica de cultivar el suelo, espe­ cialmente si ya existen muchas plantas establecidas. En estas circunstancias, el ahorquillado y el cavado sencillo pue­ den ser alternativas útiles. Desventajas de cavar Existen algunas desventajas asociadas al hecho de cavar. Aumenta la tasa de la descomposición de materia orgánica, particularmente en suelos arenosos que, a largo plazo, reduce la fertilidad del suelo. Además, mientras que la estructura del suelo queda momentáneamente me­ jorada por el cultivo, después de un tiempo el suelo se asienta y puede com­ pactarse, con el resultado de una mala aireación y drenaje, salvo que se vuelva a cavar el suelo. A h o r q u il l a d o

Ahorquille el suelo húmedo, pero no anegado. Trabaje melódicamente, introduciendo la horca y girándola (véase inserción) para roturar el suelo y ventilarlo.

Cuándo cavar Dentro de lo posible, es mejor cavar en otoño. Entonces, el suelo quedará ex­ puesto a heladas invernales y nieve, que ayudan a desmenuzar los terrones gran­ des de tierra y mejoran la estructura del suelo, especialmente la de los pesados. Desde mediados de invierno hasta principios de primavera, el suelo está fre­ cuentemente mojado o congelado y re­ sulta imposible cultivarlo. Nunca cave suelos pesados mientras están mojados, ya que esto puede causar daños estruc­ turales graves y permanentes. Utilización de una horca Muchas de las tareas de excavación con­ sisten en levantar y girar la tierra. Las horcas, cuya forma permite una fácil pe­ netración del suelo, son excelentes para abrir y aflojar d suelo, pero no para le­ vantarlo. El uso de una horca es menos dañino para la estructura del sudo que una pala, porque tiende a romper los te­ rrones siguiendo una línea de fractura natural, en vez de seguir las cortadas ar­ tificialmente. El uso de una horca sirve para un ca­ vado grueso y para girar la tierra pero no para crear mantillos finos (véase «Formación de mantillo», p. 526). Tam­ bién sirve para eliminar malezas del sue­ lo, en especial las malezas perennes, como la gramilla colorada (Elymus re­ pe ns), sin dejar pequeños trozos que se regenerarían. Cavado sencillo Al cavar, algunos jardineros prefieren sencillamente levantar una palada de tie­ rra, invertirla, dejarla caer en su posi­ ción original y desmenuzarla. Este mé­ todo se denomina cavado sencillo. Es una forma rápida y relativamente fácil de cultivar y sirve para eliminar los de­ sechos superficiales y las malezas no persistentes del sudo, incorporando pe­ queñas cantidades de estiércol y fertili­ zantes, o para crear un mantillo super­ ficial. El cavado sencillo es, a menudo, la mejor opción al trabajar en macizos de forma irregular o alrededor de plan­ tas existentes. Cavado único Cavado único es el término aplicado a una aproximación metódica, y que aho­ rra esfuerzo, al cutivo, que asegura que una zona ha sido completamente cava­ da con respecto a una norma uniforme y a la profundidad de una pala (cono­ cida por «espetón»). Marque la zona a cultivar con cordel; luego, comenzando por un extremo de la parcela, excave zanjas de una pala de profundidad y unos 30 cm de ancho. Apile la tierra de la primera zanja en un montón en la parte delantera. Trabaje hacia atrás a lo largo de la parcela, in­ troduciendo la tierra de cada zanja sub­ siguiente en la zanja de delante. Adopte este sistema en parcelas de forma regular y en los sitios donde la uniformidad del suelo es importante:

C a v a d o S e n c il l o

La mayoría de palas tiene hojas de 25 cm de largo. Esta es la profundidad necesaria de la zanja al cavar a un «espetón» de profundidad.

Clave la pala completamente en el suelo, manteniendo la hoja vertical. Pise la hoja firmemente con el pie.

Tire el mango hacia atrás, haciendo palanca, y levante la tierra con la pala. Doble las rodillas y los codos para levantar; no intente levantar demasiado si el suelo es pesado.

Gire la pala, roturando el A sí introducirá aire en 3elsuelo. suelo y estimulará la

C a v a d o Ú n ic o Delimite el macizo; después cave una serie de zanjas, trabajando hacia atrás para no compactar el suelo. Vuelque la tierra de cada zanja dentro de la que está delante, llenado la última con tierra de la primera.

Cave una zanja de un espetón de profundidad y 30 cm de ancho. Meta la pala verticalmente y deposite la tierra en la parte delantera del suelo.

descomposición de la materia orgánica.

í'T '^ Í ? rí\

Excave una segunda zanja, volcando la tierra en la zanja delantera. Invierta la tierra para enterrar malezas y semillas de malezas anuales.

por ejemplo en huertos y parcelas con hortalizas. El cavado único también es útil si debe incorporar grandes cantida­ des de materia orgánica. Aproveche para incorporar cal (si fue­ ra necesario) y fertilizantes, como pol­ vo de huesos, en el fondo de cada zan­ ja antes de volver a llenar con tierra. Debe eliminar malezas, especialmente las perennes de raíces profundas, de ma­ nera rutinaria. Cavado doble El cavado doble —o de zanja— en el que el suelo se cultiva a dos espetones de profundidad en vez de uno, debe lle­ varse a cabo si el suelo no ha sido culti­ vado previamente o si debe mejorar el drenado. En zonas con hierbas, el césped pue­ de retirarse de la superficie, arrojarse al fondo de la zanja y cortarse con una pala antes de volver a rellenar con tie­ rra. Si fuera necesario, también incor­ pore cal y fertilizantes y elimine las ma­ lezas perennes, al igual que en el cavado único. Al efectuar el cavado doble, es esen­ cial no mezclar la tierra negra con el sub­ suelo. En los emplazamientos donde la tierra negra es menos profunda que dos espetones, debe utilizar el cavado doble normal, ya que este método asegura que el suelo del espetón superior no se mez­ cle con el del inferior. No es necesario llevar el espetón inferior hasta la super­ ficie: se puede cavar o trabajar con una horca in situ, aunque si requiere un cul­ tivo más a fondo también deberá girarlo. Primero delimite la zona con corde­ les, al igual que en el cavado único, des­ pués retire la tierra del espetón superior e inferior de la primera zanja y del es­ petón superior de la segunda, colocan­ do a un lado sobre el suelo en tres mon­ tones separados y claramente marcados. Entonces podrá trasladar tierra del es­ petón inferior de la segunda zanja a la base de la primera zanja y del espetón superior de la tercera zanja a la parte su­ perior de la primera. De este modo, la M a n tillo S u p e r f ic ia l

Un suelo grumoso, de textura uniforme y partículas finas proporciona un buen mantillo para germinar semillas. Conserva el agua y facilita un buen drenaje.

M e jo r a

C a v a d o D oble

d e la

E st r u c t u r a

C a vado D oble E stá n d a r

Cave zanjas de dos espetones de profundidad y vuelque la tierra de cada zanja en la delantera; no mezcle la tierra de los espetones superiores e inferiores.

^Ti$nnr C ava d o D oble pa ra T ie r r a N e g r a P ro fu nd a

Si la tierra negra tiene una profundidad de al menos 2 espetones, la tierra de éstos puede mezclarse o trasladarse. Excave 2 espetones de la primera zanja, dejando la tierra para rellenar la última zanja, después traslade tierra del espetón superior de la segunda zanja al fondo de la primera. Debe trasladar la tierra del espetón inferior de la segunda zanja a la parte superior de la primera, etc. tierra negra y el subsuelo quedan com­ pletamente separados. Siga excavando más zanjas de la misma manera y, al fi­ nal del macizo, utilice tierra que quedó de las primeras dos zanjas para llenar los espetones correspondientes de las dos últimas. Si la tierra negra tiene una profundi­ dad mayor de dos espetones, no es ne­ cesario mantener la tierra de los espe­ tones superiores e inferiores separada y toda la tierra de una zanja se traslada sin más a la zanja de delante (véase arriba).

Formación de mantillo El «mantillo» consiste en tierra super­ ficial adecuada para la germinación de semillas. Está compuesta sobre todo de pequeñas partículas de suelo, conserva la humedad y tiene una superficie uni­ forme. Un mantillo superficial asegura un buen contacto entre las semillas y el suelo, de manera que la humedad se ab­ sorbe con facilidad. Prepare los maci­ zos semilleros alrededor de un mes an­ tes de sembrar, cavando el suelo y luego dejando que se airee. Antes de sembrar,

Para mejorar la estructura del suelo, incorpore materia orgánica, como estiércol bien descompuesto o abono, según las necesidades del suelo. desmenuce los terrones que queden con un rastrillo, nivele el suelo apisonando con suavidad y después rastrille la su­ perficie para proporcionar el mantillo fino que requieren las semillas.

Estructura del suelo y contenido de agua Para que las plantas crezcan y prospe­ ren durante muchos años, el suelo debe poseer una estructura inherente buena. En el caso de suelos medios y pesados, el desarrollo de las plantas depende de la buena estructura del suelo. En un suelo bien estructurado, las partículas forman una especie de migas que existen como parte de una red de poros interconectados, a través de la cual circulan agua, nutrientes y aire. Por lo tanto, la estructura del suelo afecta su capacidad de almacenar agua, la tasa de drenado y la fertilidad. Un suelo de estructura pobre pue­ de propiciar un drenado demasiado li­ bre o anegarse, y los nutrientes se po­ drían perder a través del proceso de la lixiviación.

La técnica del macizo semillero rancio Este sistema de cultivo implica remo­ ver el suelo cavando a poca profun­ didad para que las semillas de male­ zas suban a la superficie. Al mismo tiempo se eliminan las malezas exis­ tentes. Después se deja que las semi­ llas germinen y crezcan y se elimina los plantones por medio de un her­ bicida de contacto o cultivando a baja profundidad con un azadón, remo­ viendo el suelo lo menos posible en esta ocasión. Entonces podrá sembrar semillas en el suelo libre de malezas cuando sea necesario. Inevitablemente germinarán más semillas de malezas durante la estación, pero dado que la principal cantidad de malezas ha sido destruida, su control continuado será relativamente sencillo.

| El suelo de la derecha de esta parcela ha sido excavado experimentalmente, mientras que el de la izquierda no se ha tocado.

Después de algunas semanas, las semillas de malezas habrán germinado en el suelo cultivado. El suelo intacto presentará pocas malezas.

Suelo de estructura pobre

Un suelo de estructura pobre tiende a ser demasiado húmedo en invierno y de­ masiado seco en verano. El agua se es­ curre con frecuencia de la superficie, en lugar de filtrarse hacia abajo, pero una vez que el suelo está mojado, drena len­ tamente. Un suelo de este tipo es difícil de cultivar y, en verano, puede volverse duro y parecido al hormigón. Como re­ sultado, las raíces de las plantas tienen grandes dificultades para penetrarlo y el desarrollo de las plantas sufre efectos adversos. El cultivo de suelos pesados durante un tiempo lluvioso puede com­ pactarlos. Cuando partículas de suelo se comprimen, se reduce la cantidad de aire del suelo y por lo tanto se dificulta el drenaje. Si camina sobre el suelo en condicio­ nes húmedas dañará la estructura de la capa superficial del mismo —los grumos de tierra se rompen y las partículas fi­ nas de la superficie forman una especie de costra, que entonces efectivamente impide la llegada del aire y, por lo tan­ to, del oxígeno, hasta las raíces de las plantas y también impide que las semi­ llas germinen. Esto se conoce como «cu­ brir» y puede ocurrir en algunos suelos, especialmente los cienos, después de llu­ vias intensas, o si el suelo ha sido exce­ sivamente regado. Mejora de la estructura del suelo

Para mejorar una estructura pobre, cul­ tive el suelo lo más profundamente po­ sible utilizando un cavado doble (sin mezclar la tierra negra con el subsuelo), incorporando aditivos orgánicos o inor­ gánicos para ayudar a que las partícu­ las de suelo se unan formando grumos. En emplazamientos muy anegados, po­ dría ser necesario instalar un sistema de desagüe (véase p. 529). Uso de aditivos para el suelo

La elección del aditivo a utilizar depende del tipo de suelo. La mayoría se puede C o m p a r a c ió n d e Suelo Bu eno

S u elo s

aplicar a la superficie o incorporarse al suelo. La materia orgánica, como el es­ tiércol de animales y el abono para jar­ dines, mejora la estructura de cualquier tipo de suelo y también proporciona nu­ trientes valiosos. Además, el estiércol alienta la aparición de gusanos de tie­ rra, lo que constituye un beneficio adi­ cional para la estructura del suelo (véa­ se «Organismos del suelo», p. 523). Un suelo ligero y arenoso puede me­ jorarse agregando pequeñas cantidades de arcilla (un procedimiento conocido como margar), pero se necesitarían can­ tidades enormes de arena o gravilla para aligerar un suelo muy pesado. En el caso de suelo compactado y de arcilla, agregue estiércol, abono y/o cal (pero no en el caso de plantas amantes del ácido) para mejorar la estructura es­ timulando la formación de grumos. En el caso de cieno, agregue peque­ ñas cantidades de arcilla para mejorar la estructura del suelo y use estiércol y abono para estimular la formación de grumos. La cantidad de aditivo necesaria de­ penderá de la condición del suelo, pero una buena regla aproximativa es aplicar una capa de unos 5-10 cm de aditivos voluminosos. Algunos materiales, en es­ pecial los compuestos inorgánicos y los geles conservadores de agua, deben agre­ garse en cantidades mucho más peque­ ñas; siga las instrucciones del fabricante. Beneficios subsidiarios de aditivos para suelos

Los aditivos también mantienen un buen equilibrio entre el contenido de aire y agua del suelo. En los suelos cenanagosos, compactados y pesados de arcilla se puede utilizar arena, gravilla y mate­ ria orgánica gruesa para mejorar el dre­ naje. Debe usar la arena o la gravilla es­ parciendo a lo largo de regueros en el suelo, conservando un paso abierto para el agua en lugar de incorporarlas. Al­ gunos aditivos, como la turba, sustitu­ P roblem as d el C o m pactado

A d it iv o s p a r a la t ie r r a Añadir abonos, estiércol bien fermentado o sustitutos de la turba, como la fibra de coco, que mejora ¡a calidad de la tierra y ayuda a mantener la humedad. El abono a base de hongos es A bono alcalino, por lo que no debería usarse con las placas que necesitan mantener la acidez. La cal (también alcalina) endurece las partículas de la tierra arcillosa a través de un proceso conocido como floculación.

de hongos

to de turba, abono bien descompuesto y geles conservadores de agua (que con­ servan una cantidad de agua muchas ve­ ces superior a su peso), actúan como «esponjas» y pueden servir para mejo­ rar la conservación del agua en suelos arenosos de drenaje libre. En suelos compactados, los geles conservadores de agua sirven para mejorar la conserva­ ción de agua sin reducir la aireación. Si agrega arcilla mejorará la fertilidad de suelos empobrecidos. La arcilla, los sustitutos de turba (o turba) y, hasta cierto punto, la corteza, ayudan a con­ servar nutrientes que de otro modo po­ drían perderse por lixiviación. Problemas con aditivos

Algunos aditivos no deben utilizarse con suelos en ciertas condiciones. La arena fina, por ejemplo, agregada a suelos pe­ sados en pequeñas cantidades podría empeorar un drenaje pobre obstruyen­ do los poros del suelo. En su lugar, uti­

F ib r a d e c o c o

lice un material más abierto, compo are­ na gruesa o gravilla. El estiércol fresco despide amoníaco y a veces otras substancias tóxicas para las plantas. Si no fuera posible conver­ tir el estiércol en abono o dejarlo ma­ durar hasta que se descomponga, apli­ que sobre la superficie del suelo en otoño y déjelo sin cultivar durante el in­ vierno. El estiércol se descompondrá gradualmente y los gusanos de tierra lo incorporarán al suelo. Las hojas frescas, la paja y la corte­ za consumen nitrógeno durante su des­ composición, ayudando a paliar una po­ sible falta de nitrógeno en el suelo, salvo que se aplique un fertilizante nitrogena­ do suplementario al mismo tiempo. Para hacer abono de jardín (véase p. 533), nunca use desechos de plantas in­ festadas por virus ni cualquier material que contenga malezas perennes — ambos son difíciles de erradicar o con­ trolar. Este material debe quemarse.

Suelo C a p a S u p e r io r D u r a

Un suelo de buena estructura tiene textura grumosa y húmeda, con una red de poros que contienen aire y agua. Los grumos de tierra se pegan entre sí sin formar costra.

En el suelo compactado, los poros entre las partículas de suelo están muy comprimidos: el drenaje es lento y mala la ventilación.

Esta es una capa casi impermeable de suelo profundamente compactado. El agua no drenará hasta que la capa se rompa y se instale un desagüe.

Suelo P obre

M o tea d o A zul

C o stra

Esta tierra es dura y compacta, casi imposible de cultivar. El drenaje será pobre. Aparecerán grietas en los lugares resecos.

Un moteado azul en la superficie del suelo indica suelo estancado y anegado que requiere drenaje. Puede presentar un olor desagradable.

E s t ié r c o l .

Se forma una costra sobre el suelo cuando los grumos de suelo de la superficie resultan dañados por precipitaciones o riegos intensos o caminando sobre el suelo cuando está mojado.

Agua Una provisión adecuada de agua es cru­ cial para el buen desarrollo de las plan­ tas; la cantidad disponible depende, has­ ta cierto punto, de la misma planta, pero también del tipo de suelo y su estructu­ ra y del sistema de riego. A menudo el agua escasea y no debe derrocharse, de manera que resulta importante utilizar técnicas de riego y conservación del agua correctas. También es útil saber qué plantas son susceptibles a la sequía (y cuándo) y cuáles son resistentes. Un exceso de agua en el suelo (ane­ gado) puede ser tan dañino para las plantas como su falta. Si cultiva el sue­ lo y agrega materia orgánica y grava, mejorará bastante el drenaje de suelos saturados, pero en los emplazamientos severamente anegados deberá instalar un sistema de drenaje.

Agua del suelo En un suelo con una buena estructura, el agua está contenida en poros capila­ res finos (que generalmente tienen me­ nos de 0,1 mm de diámetro), con aire en los poros más grandes; por lo tanto es posible describir un suelo como «hú­ medo y bien drenado a la vez». Para las plantas, el agua es más fácil­ mente asequible a través de los poros cuyo diámetro es mayor. Al empeque­ ñecerse los poros, cada vez se vuelve más difícil para la planta absober humedad, lo que significa que cierta cantidad de agua contenida en el suelo nunca esta­ rá disponible. Suelos de arcilla Los suelos de arcilla contienen una gran cantidad de agua, pero tienen un alto porcentaje de poros capilares finos, de manera que frecuentemente las plantas no pueden extraer todo el agua que ne­ cesitan. C ómo

no

R eg a r

S istem a s

de

Déficit de agua

R ie g o p o r A r t e s a

Extraiga tierra de alrededor de la base de la planta y llene la artesa resultante con agua. Suelos arenosos Los suelos arenosos contienen poros gruesos, de manera que el agua que con­ tienen es más fácilmente asequible que en los de arcilla. Sin embargo, los sue­ los arenosos tienen una tasa de drena­ do muy elevada y hay relativamente poco movimiento capilar del agua ha­ cia los costados o hacia arriba. Mantillos Los mantillos en general tienen una mez­ cla equilibrada de poros gruesos y rela­ tivamente finos —los poros gruesos per­ miten un drenaje rápido mientras que los más finos conservan el agua, una gran parte de la cual puede ser absorbi­ da por las plantas en condiciones secas. El nivel freático La humedad surge a la superficie del suelo a través de la acción capilar des­ de el nivel freático inferior. Los suelos pesados de arcilla pueden estar satura­ dos hasta 2 m por encima del nivel freá­ tico, con alguna humedad disponible para las raíces de las plantas hasta 1,5 m más arriba de aquél. El cieno y la ma­ yoría de los suelos arcillosos están sa­ turados a 1,5 m, con la humedad dis­ ponible para las raíces que están a 2,5 m por encima del nivel freático. Los nú­ meros, en el caso de la arena fina, son 1,5 m y 2,4 m respectivamente, y para arena más gruesa, 30 cm y 1 m. En la gravilla el agua no surge en absoluto.

Técnicas de riego

No riegue las plantas con una tasa que ocasione la formación de charcos en la superficie, ya que esto conduce a un escurrimiento y erosiona el suelo.

poración. Controlando las malezas con eficacia (véase p. 524) asegurará que el agua del suelo no se malgasta en plan­ tas no deseadas.

R ieg o

La meta del riego es recargar el suelo de manera que las reservas sean suficien­ tes hasta el próximo riego o lluvia. Siempre riegue concienzudamente de manera que haya agua disponible a gran profundidad. Las aplicaciones frecuen­ tes de un poco de agua tienen un valor limitado, porque la mayor parte senci­ llamente se evapora de la superficie del

R ie g o p o r T ie st o

Entierre un tiesto grande con un agujero de drenaje cerca de la planta y llénelo con agua lentamente. suelo antes de penetrar hasta las raíces de la planta. Absorción de humedad La provisión de agua a una planta está limitada por su sistema de raíces. Si me­ jora el drenaje (véase p. 529) y rectifica el compactado con el cavado doble (véa­ se p. 526) si es necesario, las plantas pue­ den desarrollar un sistema de raíces más profundo, con un aumento del desarro­ llo comparativo. Sin embargo, la limitación principal al regar, es la tasa de absorción de agua del suelo. Como promedio, los suelos sólo absorben una capa de 8 mm de agua por hora. El agua aplicada al sue­ lo a mayor velocidad de lo que éste es capaz de absorberla (por ejemplo, a tra­ vés de una manguera sostenida con la mano o una regadera con roseta) forma un charco en la superficie hasta que la zona cubierta se vuelve lo bastante gran­ de para absorberla por completo. Des­ pués de regar en condiciones secas, me­ rece la pena examinar el suelo por medio de una sonda —podría resultar sorpren­ dente cuán poca agua ha penetrado. Si el suelo alrededor de las raíces de la planta sigue seco, aplique más agua a la zona, una vez que el agua de la pri­ mera aplicación se haya absorbido. Para reducir el escurrimiento del agua, se puede modificar el terreno creando terrazas o «platos» en forma de artesas huecas alrededor de cada plan­ ta (véase arriba), lo que asegurará que el agua llega hasta las raíces. El riego por tiesto (véase arriba), los rociadores de jardín (véase p. 469) y los sistemas de riego por goteo o rezumadores (véa­ se p. 469) son métodos eficientes, ya que se aporta agua a las raíces durante va­ rias horas. Técnicas para la conservación del agua Si aplica un «mulch» a la superficie del suelo (véase p. 532) mejorará la pene­ tración de la lluvia y minimizará la eva­

Una vez que una planta comienza a marchitar, su tasa de desarrollo ya ha co­ menzado a hacerse más lenta. En mu­ chas zonas, el uso del agua excederá el agua disponible durante el verano, de manera que el suelo sufre una reducción neta de humedad. Si incorpora aditivos, como estiércol, al suelo mejorará la es­ tructura (véase p. 527) y la conservación del agua, lo que ayuda a evitar que haya déficit de agua, pero salvo que un défi­ cit existente se remedie regando, el sue­ lo se vuelve progresivamente más seco. Por lo tanto, el riego regular es esencial. El instituto meteorólogico local dis­ pondrá de las cifras de la pérdida de agua mensual típica a través del suelo y las hojas por transpiración (conocida como evapotranspiración potencial) y también las de las precipitaciones pro­ medio mensuales. Estas cifras son úti­ les al calcular la frecuencia del riego, pero para mayor precisión, es mejor me­ dir las precipitaciones personalmente cada mes, en lugar de utilizar las cifras promedio. Necesidades estacionales El momento en el que al déficit de agua comienza a afectar el desarrollo de la planta depende de la planta misma. Las plantas de alto rendimiento generalmen­ te necesitan bastante agua, de manera que debe mantener el suelo húmedo. Al­ gunas plantas tienen períodos de desa­ rrollo críticos, durante los cuales la pro­ visión de agua es vital: la primera mitad del verano, por ejemplo, es mucho más importante que la segunda, en el caso de árboles ornamentales jóvenes. Los frutales necesitan mucha agua cuando los frutos se hinchan, al igual que los tubérculos de patatas y los árboles de pie probablemente necesiten riego a lo lar­ go de la primera estación, pues su de­ sarrollo superior es desproporcionado con respecto a sus raíces. El riego es muy importante para plan­ tas recién plantadas o trasplantadas y para aquellas en suelos poco profundos y contenedores. También los plantones tienen poca resistencia a la sequía; una existencia de agua fiable es esencial. Condiciones de sequía Incluso las plantas de jardín bien esta­ blecidas sufren durante una sequía pro­ longada, aunque no se observen daños visibles durante cierto tiempo. Sin em­ bargo, una sequía moderada puede me­ jorar el sabor de algunos frutos y hor­ talizas, especialmente los tomates. En zonas de pocas precipitaciones,

A hay un creciente interés en el uso de plantas adaptadas a la sequía (serófitas): Cistus, lavandas (Lavandula) y Plilomis, además de muchas plantas de ho­ jas grises y plateadas, son buenos ejem­ plos. La hierba tolera bien el tiempo seco prolongado; aunque los céspedes pue­ dan volverse marrones, se recuperan pronto una vez que caiga la lluvia. Por lo tanto, un riego regular durante el ve­ rano no es esencial, salvo que quiera conservar el aspecto verde de su césped.

Suelo anegado El anegado ocurre cuando la cantidad de agua que penetra en el suelo excede la que se escurre. Las zonas en las que la capa freática es alta son las más vul­ nerables (véase p. 528), o en las que el suelo está compactado y por lo tanto su estructura es pobre. Las raíces (salvo las de plantas de pan­ tano) son incapaces de funcionar con eficacia en suelos anegados y acabarían por morir si el drenaje no se mejora. El suelo mojado a veces carece de ciertos nutrientes (especialmente nitrógeno) y, en consecuencia, las carencias en mine­ T u b e r ía s

de

D esagüe

en u n

rales pueden constituir un problema. Como el suelo mojado tiende a ser frío, el desarrollo de las plantas en primave­ ra puede ser lento. Las enfermedades, como la raíz deforme, también prospe­ ran en suelos anegados. Si crecen juncos, juncias y musgos en el terreno es probable que éste esté ane­ gado. Una línea de división muy mar­ cada entre la tierra negra turbosa y el subsuelo también señala un drenaje de mala calidad. Los suelos de arcilla ane­ gados pueden tener olor a estancado y ser de un color amarillo o gris azulado, conocido como «bizquera». Se puede confirmar un drenaje pobre echando agua dentro de un agujero de 30-60 cm de profundidad. Si el agua per­ manece durante horas e incluso días, en­ tonces el suelo necesita un drenaje. Si excavar a más profundidad o clavar una varilla metálica sólida resulta difícil, esto indicará que existe una capa de suelo re­ sistente (v. Problemas del suelo, p. 527).

M ejora del drenado En los lugares donde el anegado no es grave y sólo hay un exceso de agua su­ E m p l a z a m ie n t o P la n o

perficial, ésta puede desviarse del em­ plazamiento conformando las superfi­ cies del jardín de manera que el agua flu­ ya en zanjas de desagüe. Para mejorar el drenaje en emplazamientos donde la capa freática es elevada, instale un sis­ tema de drenaje subterráneo, preferible­ mente llevando a cabo la tarea a través de un operario especializado. Si ya exis­ tieran desagües en el emplazamiento, compruebe que las tuberías de desagüe no estén obstruidas ni rotas. Zanjas de desagüe y desagües franceses Un sistema de zanjas abiertas es el me­ jor método de alejar el agua sobrante. Éstas deben tener 1- 1,2 m de profundi­ dad, con caras inclinadas. Igual de efi­ caces, pero menos visibles, son los de­ sagües franceses, que consisten en zanjas de desagüe llenas de gravilla, cubiertas por tepes invertidos y tierra negra. Sistemas de desagüe y fosos de remojo Un foso de remojo es un pozo lleno de gravilla hacia el que fluye el agua so­ brante desde desagües o zanjas de de­ sagüe subterráneas (véase abajo). Este sistema de drenaje es eficaz en empla­ zamientos donde existe un compactado

Tepes invertidos Arena o gravilla gruesa Grava gruesa o piedra triturada

S is t e m a

Desagüe

superficial, ya que atraviesa cualquier capa dura. Para construir un foso de re­ mojo, excave una zanja de aproximada­ mente 1,5 m de ancho y 2 m de profun­ didad. Llene con piedra triturada, corone con una capa de arena gruesa o grava y coloque tepes o una rejilla en la superficie. Instale un desagüe a unos 60 cm de profundidad (véase abajo) que conduzca desde el terreno circundante hasta el foso de remojo. Zonas de almacendo de agua Otra opción consiste en crear una zona de almacenado de agua, donde el agua se acumula en un estanque o un conte­ nedor grande o rezuma gradualmente. Un estanque es beneficioso para los ani­ males silvestres, pero su éxito depende del grado de sedimento en el agua del desagüe: un exceso hará que el estanque sea rico en nutrientes, y por lo tanto pro­ penso a enlodarse y al desarrollo exce­ sivo de algas. El agua que se acumula en contene­ dores puede reciclarse para usar en el jardín. La acumulación de agua que re­ zuma gradualmente ayuda a surtir las reservas de agua del suelo y reduce la polución de lodo en los ríos.

Instalación de desagües Un sistena de tuberías de plástico per­ foradas o de cerámica tendidas en pun­ to de Hungría proporciona un método de drenaje eficaz. Tienda las tuberías o los desagües de cerámica sobre un lecho de grava, después cubra con más capas de grava y arena, antes de rellenar la zan­ ja con tierra negra. El agua del empla­ zamiento circundante puede filtrarse a través de la grava y dentro de las tube­

Tierra negra

gua

de

D r e n a je

Este corte transversal de una zanja de desagüe muestra una tubería de cerámica colocada sobre una capa de piedra triturada, con otra capa por encima, seguida de arena gruesa y tepes invertidos.

en un

rías, que entonces la conducen hasta una zanja de desagüe o rezumadero. En terrenos planos, incline las tube­ rías para que el agua fluya con rapi­ dez. Si el suelo fuera inclinado, sen­ cillamente tienda tuberías paralelas al suelo. Dentro de lo posible, instale los desagües antes que las plantas, ya que las obras ocasionan un desbarajuste considerable.

E m p l a z a m ie n t o I n c l in a d o En un terreno inclinado, Terreno tienda las tuberías o los elevado desagües de cerámica paralelos al suelo. Empálmelos dentro de una zanja llena de grava. Las flechas muestran la dirección del flujo del agua

inclinada hacia la zanja.

En un emplazamiento plano, las tuberías de plástico o los desagües de cerámica deben estar inclinados. Esto permitirá que el agua acumulada fluya en una zanja conectada o un rezumadero en otra parte del emplazamiento.

Grava dentro de la zanja circundando tuberías o desagües de cerámica

Zanjas para tubos o desagües de cerámica a unos 60 cm de profundidad.

7 / in ìn H o

...

.

o rezumadero Heno de grava.

Nivel más bajo

Los nutrientes que necesitan las plantas están compuestos por iones minerales, que se absorben diluidos a través del sue­ lo por medio de las raíces y se emplean junto al dióxido de carbono para fabri­ car alimento. Los macronutrientes com­ prenden nitrógeno (N), fósforo (P), po­ tasio (K), magnesio (Mg), calcio (Ca) y azufre (S); las plantas los necesitan en cantidades relativamente grandes. Los micronutrientes —o microelementos— son igualmente importantes pero sólo necesarios en pequeñas can­ tidades; comprenden hierro (Fe), man­ ganeso (Mn), cobre (Cu), zinc (Zn), boro (Bo), molibdeno (Mb) y cloro (Cl). Para asegurar un desarrollo sano de las plantas, se pueden agregar al suelo fertilizantes que contengan nutrientes, pero ésto sólo resulta necesario cuando el suelo es incapaz de aportar unas can­ tidades adecuadas de los nutrientes ne­ cesarios. En la mayoría de los suelos, sólo el nitrógeno, que estimula un de­ sarrollo Vigoroso, el fósforo (fosfato), para ayudar a un desarrollo fuerte de las raíces y el potasio (potasa) que mejora la floración y frutación, deben agregarse de manera regular. Esto es a causa de que los problemas de nutrición más co­ munes de las plantas están ocasionados bien por déficit de nitrógeno o de pota­ sio. La carencia de nitrógeno (véase p. 554) ocasiona un desarrollo reducido y la falta de potasio (véase p. 554) oca­ siona la decoloración de las hojas. La carencia de fosfatos (véase p. 554) es me­ nos común. El déficit de mangane­ so/hierro (véase p. 555) vuelve las ho­ jas marrones y puede ser un problema si se cultivan plantas amantes del ácido en suelos alcalinos o se las riega con agua dura.

Tipos de fertilizante La decisión sobre la cantidad y el tipo de fertilizante a comprar puede ser com­ pleja. La comprensión de cómo funcio­ na cada tipo hará que la jardinería sea más productiva e incluso tal vez más res­ petuosa con el medioambiente.

Fertilizantes orgánicos voluminosos Si se compara el peso, los fertilizantes orgánicos voluminosos proporcionan menos nutrientes que los fertilizantes inorgánicos. Por ejemplo, una tonelada métrica (0,98 toneladas) de estiércol con­ tiene 6 kg de nitrógeno, I kg de fósforo y 4 kg de potasio; la cantidad de nutrien­ tes equivalente en forma de producto químico es proporcionada por sólo 30 kg de fertilizante inorgánico. Pero los es­ tiércoles son una parte integral del de­ sarrollo orgánico, porque el material de «desecho» orgánico que los hace tan vo­ luminosos proporciona un beneficio ma­ yor que lo que sugeriría un sencillo anáíisis de nutrientes. Normalmente, los estiércoles contienen altos niveles de microelementos y son una fuente a largo plazo de nitrógeno; algunos lotes tienen un contenido de nutrientes pobre. Los estiércoles también proporcionan el me­ dio en el que prosperan los gusanos. El agregado de estiércol mejora la estruc­ tura y el contenido de agua de la mayo­ ría de los suelos (véase p. 526) y ya que esto estimula el desarrollo de las raíces, aumenta la absorción de nutrientes de las plantas. Fertilizantes concentrados Las mezclas patentadas de sangre, pes­ cado y hueso son buenos ejemplos de fertilizantes orgánicos concentrados; son fáciles de manipular y contienen propor­ ciones de nutrientes bastante consisten­ tes, pero cada unidad de nutriente resul­ ta relativamente cara. La acción lenta característica de los nutrientes depende parcialmente de su descomposición a través de organismos del suelo, de ma­ nera que pueden no ser eficaces cuan­ do estos organismos están inactivos du­ rante tiempos fríos. Fertilizantes solubles Comparando su peso, los fertilizantes inorgánicos solubles contienen un alto porcentaje de un nutriente dado y la ma­ yoría son fáciles de transportar, mani­ pular y aplicar, aunque algunos son desagradables de manipular. General­ mente, son la fuente más barata de nu-

C o n t e n id o

de

FU TRIEN TES DE LOS FERTILIZANTES % N it r ó g e n o (N )

% F osfa to

% P otasa

0,6 0,5

0,1 0,3

0,8

3,5

20

3,5

8

(p 2o 5)

(KjO)

O r g á n ic o s

Estiércol de animales Abono para jardines Polvo de huesos Pescado, sangre y hueso Cuerno y pezuña Polvo de algas marinas Abono de setas Potasa de roca Fosfato de roca Ceniza de madera Cáscaras de coco

13

0,5

— — —

2,8

0,2

2,5

0,7

0,3

0,3

5

8

10



26

12

0,1 3

0,3

1

3,2

7

7 44

7 — —

-

49

1

I n o r g á n ic o s

Growmore (Crecemás) Nilrato de amonio Superfosfato triple Cloruro de potasio Sulfato de potasio

35

— -

trientes, unidad por unidad. Proporcio­ nan un refuerzo de acción rápida a plan­ tas con déficit de nutrientes, y permi­ ten un control preciso del momento de emisión del nutriente. Sin embargo, en suelos arenosos una gran parte de ferti­ lizante soluble se perderá por lixiviación. Al usar fertilizantes orgánicos solu­ bles, sea selectivo con respecto a los iones minerales que aplica al suelo, ya que algunos pueden dañar ciertas plan­ tas. Las grosellas rojas, por ejemplo, son sensibles a las sales de cloro, como el cloruro de potasio, de manera que debe utilizar sulfatos en su lugar. La aplica­ ción abundante de ciertas sales inorgá­ nicas vuelve el suelo más salino y pue­ de dañar organism os del suelo beneficiosos. Aplique fertilizantes inor­ gánico solubles en varias veces, de ma­ nera escasa pero bastante frecuente, en vez de en una sola dosis grande.

60

Fertilizantes de acción lenta Éstos tienen fórmulas complejas diseña­ das para soltar los nutrientes de mane­ ra gradual. Algunos se degradan lenta­ mente en el suelo, mientras que otros absorben agua hasta hincharse y reven­ tar. Muchos tienen membranas que suel­ tan nutrientes gradualmente desde un depósito interno. Variando el espesor de estas membranas, se produce una mez­ cla que proporcionará nutrientes a las plantas a lo largo de meses, e incluso años en algunos casos. Los fertilizantes inorgánicos de acción lenta son caros pero vencen muchas de las desventajas de los fertilizantes solu­ bles, como la necesidad de aplicaciones múltiples y la pérdida de nutrientes del fertilizante por lixiviación. Hacen que la alimentación de plantas cultivadas en contenedores sea mucho más rápida, ya que evitan la necesidad de agregar fer-

COMPARACIÓN DE FERTILIZANTES

Estas comparaciones muestran las cantidades relativas de diferentes tipos de fertilizante necesarias para aportar la misma cantidad de nutrientes.

i: A b o n o d e J a r d ín

A bono d e S etas

C áscaras d e C o co

P esc a d o , S a n g re y H ueso

F e r t il iz a n t e I n o r g á n ic o S o l u b l e

F e r t il iz a n t e s d e A c c ió n L e n t a El agua penetra Capa de a través de porost polímero Tres cuartos de sección de , granulo

nitrógeno del aire en el suelo. La mate­ ria orgánica que estas plantas aportan puede proporcionar tanto nitrógeno como el que se agregaría durante un ré­ gimen de fertilización estándar; tiene un porcentaje carbón:nitrógeno bajo, de manera que se descompone con veloci­ dad, proporcionando nitrógeno fácil­ mente asequible.

Aplicación de fertilizantes Salida del alimiento diluido

El agua penetra en los granulos de fertilizante a través de poros en la capa de polímero, que provoca un aumento de presión interior, partiendo los granulos.

(¡tizante cada vez que se riegan las plan­ tas durante la estación de desarrollo. Sin embargo, puede resultar difícil predecir la tasa de la emisión de nutrientes de fer­ tilizantes de acción lenta, especialmen­ te en el caso de fórmulas a largo plazo, ya que la descomposición depende del nivel del pH del suelo, además del con­ tenido de humedad y de la temperatura del mismo. Estiércoles verdes

Están constituidos por plañías que sólo se cultivan para volver a incorporarlas al suelo para mejorar su fertilidad y aumentar el contenido orgánico. Se usan en terrenos que, de otro modo, no se cul­ tivarían y pueden ayudar a que los nu­ trientes no sean arrastrados, ya que la tierra sin cultivar es más propensa a la lixiviación. Sin embargo, no utilice plan­ tas invasoras como estiércol verde. Las borrajas (Borago officinalis), el ballico (Lolium perenne) y el sínfito (Symphiytum officinale) son estiércoles verdes perennes excelentes. También se usan mezclas de anuales de germinación rápida. Las plantas como los guisantes y los lupinos anuales (Lupinus) poseen bacterias en nodulos de raíz que fijan el nitrógeno, lo que les permite obtener E s t ié r c o l V e r d e

Siembre semillas para estiércoles verdes en suelo sin cultivar. Corte las plantas a ras del suelo cuando midan 20 cm, incorporando con una pala tras 1-2 días.

Los fertilizantes pueden esparcirse so­ bre la superficie del suelo o aplicarse al­ rededor de plantas individuales. Tam­ bién existen fertilizantes líquidos para aplicar a la superficie del suelo o como alimento para las hojas, aplicado a és­ tas directamente. Al aplicar fertilizantes, siempre lleve guantes y no aspire el polvo o vapor que desprenden. Sólo utilice las cantidades recomendadas, ya que un exceso de fer­ tilizante podría dañar las plantas. Fertilización a voleo

Si esparce fertilizante encima de toda la superficie del suelo proporcionará be­ neficios al área más amplia y minimi­ zará el riesgo de dañar las plantas por sobrealimentación. Sin embargo, duran­ te el tiempo seco, la absorción de nu­ trientes puede ser pobre, particularmente en el caso de nutrientes inmóviles, como los fosfatos; dentro de lo posible, incor­ pore fosfatos al suelo cavando. Al esparcir fertilizante a voleo, no per­ mita que el producto entre en contacto con las hojas y tallos de las plantas, ya que podría causar abrasado. Colocación del fertilizante

La aplicación de fertilizante alrededor de la base de una planta (sin tocar el ta­ llo) es un sistema de alimentación eco­ nómico y eficaz: las raíces se extende­ rán con rapidez a través de la zona fertilizada. Fertilizantes líquidos

Un método muy eficiente de aplicar nu­ trientes consiste en disolver el fertilizante en agua antes de aplicarlo, en particu­ C ó m o A p l ic a r F e r t il iz a n t e A V oleo Para aplicar grandes cantidades de fertilizante sobre una superficie amplia, delimite la parcela en m2 con cordel o carias. Llene un cubo o un bol con la cantidad de fertilizante recomendada y esparza sobre cada sección de la pacela.

lar si el suelo está seco. No emplee ali­ mento líquido si han anunciado lluvias, ya que el líquido podría resultar arras­ trado; aplique los alimentos por la ma­ ñana para evitar el abrasado por el sol.

A p l ic a c ió n

de

C al

Fertilizantes foliares

Los fertilizantes líquidos rociados sobre las hojas se denominan alimentos folia­ res; sirven para corregir carencias de mi­ nerales causadas por ciertas condiciones del suelo, como un pH elevado. Para plantas de raíces profundas, como los árboles frutales, los alimentos foliares también pueden emplearse para corre­ gir carencias de nutrientes que son re­ lativamente insolubles.

Tratamiento con cal El tratamiento con cal o la incorpora­ ción de material rico en cal, como el abono de setas, aumenta el equilibrio al­ calino del suelo. Esto a veces resulta de­ seable para aumentar el rendimiento de los cultivos de hortalizas, pero nomerece la pena en el caso de las plantas or­ namentales —es preferible elegir plan­ tas adaptadas a las condiciones existentes.

Esparza la cal sobre la superf icie del suelo con una pala; distribuya uniformemente con un rastrillo (véase inserción). No plante ni siembre durante un mes. tiparras. No aplique cal todos los años, porque su exceso puede contribuir a una carencia de nutrientes; siempre efectúe lecturas de pH en diversos lugares de la parcela, ya que cualquier tasa de des­ composición no uniforme puede causar problemas locales temporales. El si­ guiente gráfico indica la cantidad pro­ medio de cal necesaria (en m2) para un tipo particular de suelo de un pH dado para lograr un nivel de pH de 6,5 (véa­ se también «pH óptimo», p. 523).

Tipos de cal

Generalmente, la mejor elección es la cal común (carbonato de calcio) porque, aunque es voluminosa, es fácil de ma­ nipular y su uso es relativamente segu­ ro. La cal viva (óxido de calcio) es más eficaz en cuanto a elevar el pH, pero como es cáustica podría abrasar las plantas; también existe el riesgo de una aplicación excesiva en el caso de la cal viva. La cal hidratada es cal viva mez­ clada con agua; es un poco menos efi­ caz que la cal viva, pero es menos cáus­ tica y más fácil de manipular. Aplicación de cal

La cal puede esparcirce sobre el suelo en cualquier momento del año, pero debe aplicarse con el mayor adelanto posible antes de plantar y preferentemente bien incorporada por medio de una pala. Eli­ ja un día sin viento y siempre lleve an-

l‘H DE C o m ien zo

4,5 5,0 5,5 6,0

A rena

(g/m2 190 g 155 g 130 g 118 g

M a n tillo A r c il l a

(g/m2) 285 g 235 g 190 g 155 g

(g/m2) 400 g 330 g 260 g 215 g

Para elevar el pH del suelo con rapi­ dez, agregue cal al cavar o durante otros métodos de cultivo. Si lo requiere para plantados establecidos, la cal puede apli­ carse como revestimiento y después in­ corporarla regando. No aplique cal al mismo tiempo que estiércol, porque la cal reacciona, fren­ te al estiércol rico en nitrógeno, soltan­ do nitrógeno en forma de amoníaco. Esto puede dañar las plantas y derro­ cha nitrógeno. Si fueran necesarios, apli­ que cal y estiércol en años alternos.

C o l o c a c ió n

Esparza el fertilizante alrededor de la base de la planta, sin que toque hojas ni tallo.

S

uelos

y

F

e r t i l i z a n t e s

Revestimientos y «mulch»

Los revestimientos y los «mulch» son materiales que se aplican a la superfi­ cie del suelo. Se usan para mejorar el de­ sarrollo de las plantas de alguna mane­ ra, ya sea agregando nutrientes al suelo, aumentando el contenido de materia or­ gánica o reduciendo la pérdida de agua del suelo. También pueden utilizarse de un modo decorativo.

Revestimientos La palabra revestimiento se utiliza en dos sentidos. En primer lugar, describe la aplicación superficial de fertilizantes solubles alrededor de las plantas. En se­ gundo lugar, se refiere a aditivos apli­ cados a la superficie del suelo o de cés­ pedes. Por ejemplo, un césped puede revestirse con arena u otro material or­ gánico fino, que acabará siendo absor­ bido junto con la lluvia. A veces se utiliza grava o gravilla como revestimiento para plantas en ma­ cizos o contenedores, a fin de propor­ cionar un drenaje rápido alejando el agua de los «cuellos» de las plantas sen­ sibles al exceso de humedad. También actúan como «mulch» y desalientan la formación de musgos o liqúenes en la superficie del suelo. Las plantas pueden revestirse con gra­ va o astillas de piedra, sencillamente para lograr un aspecto decorativo.

«Mulch» Los «mulch» están disponibles en for­ ma orgánica e inorgánica y mejoran el desarrollo de las plantas en varios mo­ dos: regulan la temperatura del suelo, « M u l c h » Sueltos A p l ic a c ió n d e l «M ulch»

Un «mulch» suelto regula la temperatura del suelo, conserva la humedad y desalienta las malezas. Debe tener una profundidad de unos 10-15 cm. Z o n a a A p l ic a r el «M ulch»

En el caso de plantas entre pequeñas y medianas, tienda un «mulch» siguiendo la extensión completa de la copa de hojas.

M a t e r ia l e s U t il iz a d o s

com o

R e v e s t im ie n t o

R e v e s t im ie n t o s U sa d o s c o m o A d it iv o s

Algunos revestimientos, como turba y abono descompuesto, se agregan al suelo alrededor de las plantas para aportar humus y existencias regulares de nutrientes. En los céspedes se utiliza un revestimiento de arena con mantillo y turba para mejorar la ventilación.

T urba

conservando las raíces de las plantas ti­ bias en invierno y frescas en verano; re­ ducen la pérdida de agua desde la su­ perficie y ayudan a evitar que las semillas de malezas germinen impidien­ do que la luz las alcance. Elimine todas las malezas perennes antes de la aplicación de un «mulch», de otro modo éstas se beneficiarían de los efectos del «mulch», en detrimento de sus plantas. No aplique un «mulch» cuando el suelo está frío o congelado, ya que el efecto aislante será contrapro­ ducente y el suelo permanecerá frío —en su lugar, espere hasta que el suelo se haya calentado en primavera.

R e v e s t im ie n t o s D e c o r a t iv o s

A rena

Se agregan materiales como grava y arenisca a la superficie del abono de los contenedores o a la tierra superficial de un macizo de orla, en particular alrededor de plantas de desarrollo bajo, como las alpinas. Estos materiales mejoran el drenaje además de realzar las plantas.

G rava

A r e n is c a G r u e s a

A r e n is c a d e C o r n u a l l e s

A bono «M ulch» orgánicos

Para surtir efecto, un «mulch» orgáni­ co debe ser duradero y difícil de elimi­ nar a través de las precipitaciones. Tam­ bién debe tener una estructura floja que permita que el agua la atraviese con rapidez. La corteza gruesa es uno de los «mulch» orgánicos más útiles, porque evita la germinación de las semillas de malezas en el suelo y las que aparecen son fácilmente climinables. El abono de jardín y el sustituto de turba (o turba) no son tan eficaces por­ que ofrecen un medio ideal para la ger­ minación de semillas de malezas y se in­ corporan rápidamente al suelo, aunque es cierto que mejoran la textura del mismo. «M ulch» inorgánicos

Los «mulch» inorgánicos de papel horticultural o láminas de plástico delga­ das o vellón de fibra existen y son fáci­ les de utilizar. Extiéndalos sobre la superficie del suelo y fije con tacos de metal para evitar que se vuelen. Los «mulch» de lámina de plástico « M u l c h » d e L á m in a Un «mulch» de lámina de plástico es un modo eficaz de controlar las malezas en una zona amplia y elevará la temperatura del suelo ligeramente. Proporcione un bandaje enterrando los bordes con una pala en cortes de 5 cm excavados en el suelo.

elevan la temperatura del suelo ligera­ mente y resultan muy útiles para los cul­ tivos. Una de las desventajas de los «mulch» de lámina es que, una vez ex­ tendidos, es imposible incorporar ma­ teria orgánica al suelo; también se des­ compone más lentamente debajo de un «mulch» de lámina. Si fuera necesario, se pueden agregar nutrientes suplemen­ tarios a través de agujeros practicados con un almocafre en la lámina de plás­ tico y después vertidos dentro. Salvo que se perforen los «mulch» de lámina, casi no se evapora agua del suelo y la lluvia no puede penetrarlo; por lo tanto, no ex­ tienda un «mulch» de lámina sobre sue­ los secos o anegados. Los «mulch» flotantes son láminas de plástico ligero o vellón de fibra que se emplean como las campanas: al crecer el cultivo, el «mulch» flotante es eleva­ do por las plantas. Los «mulch» flotan­ tes suelen estar perforados o ser permea­ bles para permitir que las lluvias y el aire penetren hasta el suelo. Su fin es aumen­ tar la temperatura del suelo; también ac­ túan como barrera contra las principa­ les plagas.

A

Abonos («Composts») Existen dos tipos de «composts» dife­ rentes: el «composts» de jardín consis­ te en materia orgánica descompuesta y es un aditivo para el suelo; los «compost» para tiestos y propagación son compuestos precisos de (principalmen­ te) materiales orgánicos y sirven para el cultivo de plantas en contenedores y para la propagación.

Abonos de jardín La aportación del abono de jardín a la productividad de éste es enorme. Debe agregarse al suelo cuando la tasa de des­ composición de la materia orgánica se haya nivelado; en esta etapa, debe ser oscuro, grumoso y tener un aroma dulce. Fabricación de «composts» de jardín

composición completa. Un olor a amo­ níaco indica que el «compost» es dema­ siado rico en nitrógeno; un olor a hue­ vos podridos indica que el montón carece de aire. Transformación en «compost» lenta

Se puede emprender la transformación en «compost» de una manera no intensi­ va. Los montones de hojas húmedas, por ejemplo, terminan por descomponerse, incluso fuera de un contenedor. No se agrega material para comenzar el proce­ dimiento y no se remueve el montón. Sin embargo, habrá una parte del material que no se descompondrá por completo: éste deberá volverse a convertir en abono.

Las plantas en tiestos requieren un me­ dio de desarrollo bien aireado y conser­ vador del agua, con una estructura fle­ xible que soporte un riego intenso. Para obtener buenos resultados, use el tipo más adecuado para cada propósito. La fórmula de los «composts» para tiestos estandarizados fue creada por el Insti­ tuto Horticultural John Inncs de Gran Bretaña en los años Treinta. Estos tie­ nen una base de mantillo y también con­ tienen turba y arena gruesa. Los «com­ posts» para tiestos sin mantillo (o sin tierra), fundamentalmente compuestos por turba, no se promocionaron hasta los años Sesenta.

Aditivos para «composts»

«Composts» para tiestos basados en mantillo

l’occdimicnto de fabricación de «compost»

El procedimiento de fabricación de «compost» genera temperaturas eleva­ das, lo que estimula la descomposición natural del material orgánico y ayuda a matar las semillas de malezas y algunas plagas y enfermedades. Para calentarse suficientemente, un montón de «com­ post» debe ser de al menos 1 m3, pero 2 m3 son preferibles. El «compost» al­ canza la máxima temperatura después de dos o tres semanas y madura en unos tres meses. La remoción del montón ace­ lera el procedimiento y asegura una des­

un

C ontenedor

para

A bono

Abonos para tiestos

Para efectuar un montón de «composts» de jardín, acumule una mezcla de ma­ teria rica en nitrógeno (como recortes de hierba) y materia rica en carbono (como corteza y papel desmenuzado), preferen­ temente en una relación de 1:2. Casi cualquier desecho vegetal puede conver­ tirse en «composts», pero la carne y la comida cocida no debe emplearse, ya que atrae plagas. No use capas espesas de recortes de hierba, porque inhiben el movimiento del aire. Se pueden utilizar recortes de podado, pero los recortes le­ ñosos deben desmenuzarse primero. Sólo use malezas jóvenes; las que ten­ gan semillas o estén a punto de produ­ cirlas deben quemarse, al igual que to­ das las malezas perennes perniciosas. Existen muchos materiales que se trans­ forman bien en «compost», pero el nitrógeno adicional acelerará el proce­ dimiento. El nitrógeno puede proporcio­ narse como fertilizante artificial, «com­ post» de comienzo patentado o, prefe­ rentemente, como estiércol, que tiene la ventaja de contener altos niveles de orga­ nismos del suelo. Agregue este material al montón de «compost» en los casos necesarios, de manera que haya capas alternas de materia orgánica y estiércol. Si el material del montón de «com­ post» fuera ácido, los microrganismos no funcionarán con eficiencia: si agre­ ga cal lo hará más alcalino.

C o n s t r u c c ió n d e Para construir el primer lado, tienda 2 listones de madera (que liarán de montantes) en el suelo, separados al menos 1 m. Clave tablas a través de éstos, ensamblando las juntas. Deje un hueco de 8 cm en la parte superior e inferior.

bonos

Éstos deben contener un mantillo de alta calidad, rico en materia orgánica. El mantillo generalmente se obtiene apilan­ do tepes durante seis meses o más y debe esterilizarse, ya sea químicamente o ele­ vando la temperatura del suelo, para ma­ tar plagas y semillas de malezas y eli­ minar las enfermedades. Los «composts» de mantillo propor­ cionan mejores condiciones de desarro­ llo a largo plazo que los que no lo con­ tienen; tienen existencias regulares de nutrientes y son de drenaje libre, con una estructura y ventilación buenas. No se resecan con tanta rapidez como los basados en turba y son menos propensos a anegarse. Las plantas también se siguen cultivando con mayor facilidad cuando se las trasplanta al suelo del jardín. «Composts» para tiestos sin mantillo

Son livianos y limpios de utilizar. Mu­ chos tienen una base de turba, que com­ bina la conservación de humedad con una buena ventilación y son relativa­ mente estables y duraderos. Sin embar­ go, la turba es baja en nutrientes y no los conserva bien en comparación con los mantillos, de manera que debe alimen­ tar las plantas con más frecuencia que en el caso de los «composts» de manti-

Construya el segundo lado; clave restos de madera por encima para mantener los lados unidos provisionalmente. Clave las tablas de la parte trasera.

2

Clave 2 listones en la cara 3 interior de cada montante

Clave tablas a través de la 4panelparte superior e inferior del delantero para estabilizar el

Compruebe que las tablas delanteras se deslizan bien entre los listones. Si es necesario, sierre un poco los extremos.

contenedor al retirar las tablas delanteras. Uso d e l C o n t e n e d o r Coloque una capa gruesa de ramitas en la base; construya el montón en capas de 15 cm, esparciendo un poco de estiércol sobre cada capa.

(inserción) para que las tablas de la delantera se deslicen entre éstos. Fije un taco en la base como tope.

Estiércol Desechos de la cocina y el jan

llo. La mayoría de los «composts» para tiestos sin mantillo se descomponen pronto, de manera que el volumen del «compost» se reduce y el material res­ tante pierde gran parte de su estructu­ ra. Para las plantas cultivadas en con-

tenedores a largo plazo, cuanto más fi­ broso sea el «compost», mejor. Los «composts» sin mantillo se resecan pronto y es difícil volver a humedecer­ los. También se anegan si las plantas se riegan en exceso.

Sustitutos de turba

El uso de «composts» para tiestos ba­ sados en la turba plantea problemas de medio ambiente en los países en que los campos de turba son un hábitat en pe­ ligro. Existen «composts» alternativos, como los basados en fibra de coco y cor­ teza, pero todavía no se han completa­ do las pruebas con respecto a su eficacia.

zante con respecto al JI N.° I y, por lo tanto, son adecuados para las plantas de mayor tamaño ya establecidas. Actualmente el uso de «composts» sin mantillo es extenso. Se fabrican de 3 par­ tes (en volumen) de sustituto de turba gruesa (o turba) de buena estructura y I parte de arena, y pueden contener va­ rios niveles de nutrientes.

«Composts» en bloque

Estas son formulaciones de turba que se comprimen cuando están mojadas y después se moldean para fabricar con­ tenedores y módulos semilleros. Se pue­ den plantar directamente en el suelo de manera que las raíces de las plantas ape­ nas se tocan. «Compost» de fibra de bulbo

«Compost» estándar para tiestos

El «compost» para tiestos puede tener una base de mantillo o turba. Las fór­ mulas de John Innes tienen una base de mantillo y se fabrican con 7 partes (en volumen) de mantillo esterilizado de buena calidad, 3 partes de sustituto de turba (o turba) y 1 parte de arena. A cada metro cúbico se agregan 594 g de piedra caliza triturada o 1,2 k de pezu­ ña y cuerno, 1,2 k de superfosfato de cal­ cio y 594 g de sulfato de potasio. La cantidad de fertilizante que con­ tienen los «composts» para tiestos pa­ tentados puede variar, adecuándose a las diferentes necesidades de las plantas. El «compost» para tiestos JI N.° 1 contie­ ne relativamente poco fertilizante; es adecuado para un uso a corto plazo, como al seguir cultivando plantones y para la siembra de semillas grandes. Los «composts» para tiestos JI N.° 2 y N.° 3 contienen dos y tres veces más fertili­

«Composts» universales

Las propiedades físicas y las existencias de nutrientes de éstos están aproxima­ damente entre las de los «composts» para semillas y para tiestos, y tienen una amplia gama de aplicaciones, desde se­ guir cultivando plantones hasta servir para muchas plantas en tiestos. «Composts» especiales

Éstos sirven para las plantas que tienen unas necesidades de desarrollo especia­ les. Los «composts» para las orquídeas son de drenaje libre y a menudo contie­ nen carbón y corteza fina. Los abonos para alpinas y cactus son de drenaje ex­ tremadamente libre y a veces pobres en nutrientes, adecuados a las necesidades de las plantas. Los «composts» ericáceos tienen un pH bajo y son adecuados para el cultivo de plantas que odian la cal, como los rododendros.

Sistemas orgánicos meta de los métodos de cultivo El sistema de «no-cavado» orgánicos suele consistir en mini­ El cultivo del suelo, paradójicamente, mizar la necesidad de cultivo del suelogenera las condiciones en las que las ma­ para conservar su fertilidad natural y re­lezas prosperan y a veces ocasiona el de­ ducir el contenido de malezas. El estiér­ terioro de la estructura. El sistema de col y otros fertilizantes orgánicos son «no-cavado» es un método de cultivo del una parte integral del sistema de culti­ suelo que, a fin de conservar su estruc­ vo orgánico, ya que ayudan a conservar tura y evitar la pérdida de nutrientes, una buena estructura del suelo. emplea un mínimo de cavado, prefirien­

L

a

Éste se fabrica a partir de musgo esfagnáceo no descompuesto que tiene una estructura abierta y se utiliza para el cul­ tivo de bulbos en contenedores sin agu­ jeros de drenado, cuando una ventila­ ción pobre podría ser un problema. Ofrece un soporte físico y conserva la humedad razonablemente bien. Su ca­ rencia de nutrientes no tiene importan­ cia, ya que los bulbos poseen reservas de alimento.

«Composts» para la propagación Al sembrar semillas (especialmente se­ millas finas) y arraigar esquejes, se lo­ gra una tasa de éxitos más elevada usan­ do «composts» para la propagación. «Compost» estándar para semillas

Para germinar, las semillas finas requie­ ren un buen contacto con el «compost»

do el uso de una paleta en todos los ca­ sos posibles. El sistema de «no-cavado» también hace uso de «mulch» para eli­ minar malezas y conservar la humedad. En casos extremos, las patatas, por ejemplo, no se entierran en el suelo sino que en su lugar se «plantan» sobre la su­ perficie del suelo debajo de una capa de «mulch» espesa.

y deben sembrarse en «compost» para semillas hecho a propósito, que es de textura fina, conservador de la hume­ dad y bajo en nutrientes, ya que las sa­ les pueden dañar los plantones. El «compost» estándar para semillas (basado en la fórmula de John Innes) se fabrica con 2 partes (en volumen) de mantillo esterilizado, 1 parte de sustituto de turba (o turba) y 1 parte de arena. A cada metro cúbico se agrega 1,2 k de superfosfato de calcio y 594 g de piedra caliza triturada. «Compost» estándar para esquejes

Las mezclas de «compost» para arrai­ gar esquejes son de drenaje libre y su uso está pensado para medioambientes de alta humedad. Su base puede ser de cor­ teza, perlita o mezclas que contengan un alto porcentaje de arena gruesa. Los abonos para esquejes son bajos en nu­ trientes, de manera que, una vez arrai­ gados, los esquejes requieren alimento. Un abono estándar para esquejes sue­ le contener 50:50 de arena y sustituto de turba (o turba). A cada metro cúbico se agregan 4,4 k de calcio de las Dolomi­ tas, 1,5 k de pezuña y cuerno o sangre seca, superfosfato de calcio y carbona­ to de calcio respectivamente, y 148 g de nitrato de potasio y sulfato de potasio respectivamente. Si no hubiera mantillo podría tener que agregar un fertilizante especial que contenga micro-nutrientes.

S is t e m a

de

« N o -c a v a d o »

Sistema de macizo profundo

E l M é t o d o d e l M a c iz o P r o f u n d o f Cultive el suelo en ' profundidad e incorpore materia orgánica. Para hacer el macizo, amontone la superficie, utilizando tierra negra de la zona circundante, para que el macizo quede ' ligeramente elevado.

2

El macizo no debe tener más de 1,5 m de ancho, para permitir un acceso fácil. Como la condición del suelo ha mejorado se puede plantar en una densidad 4 veces mayor que en un macizo convencional.

Con el uso del sistema de macizo pro­ fundo se mejora la estructura del suelo hasta la profundidad necesaria con un solo cultivo a fondo (véase «Cavado do­ ble», p. 526). Al mismo tiempo se in­ corporan grandes cantidades de mate­ ria orgánica, con lo que se evitan cavados ulteriores. Si el macizo no se compacta por andar sobre él los culti­ vos ulteriores se vuelven innecesarios. Se desarrolla una estructura natural del suelo, estimulada por la materia orgá­ nica y las grandes cantidades de gusa­ nos. Sólo se agrega más materia orgá­ nica en forma de «mulch» y revestidos. Como la única alteración de la super­ ficie se produce al plantar, todas las se­ millas de malezas que están debajo del nivel de germinación quedan inactivas y sólo hay que eliminar los plantones de malezas llevadas por semillas arrastra­ das por ei viento.

I

Para cultivar patatas, coloque los tubérculos sobre la superficie del suelo y cubra con un «mulch» de 15-20 cm de espesor.

2

Cubra las patatas con plástico negro, sujetándolo con firmeza. Practique cortes para que los plantones crezcan a través.

6

de

P r in c ipio s P r o pa g a c ió n

es empren­ zadas comprenden la hibridización, cuyo fin es crear plantas con dida por el jardinero de un modo instintivo, por ejemplo características nuevas —como por ejemplo un hábito de desarro­ cuando divide un grupo apiñado de perennes o bulbos, y llo y un colorido de las flores diferente. Para muchas personas, la transición de una semilla hasta convertirse en una planta sana, es una extensión natural de la jardinería. Una vez que los princi­ pios fundamentales se hayan comprendido, la propagación de el desarrollo de un esqueje de leña dura aparentemente sin vida plantas no resulta difícil, y es el mejor modo, aparte del más ba­ en un árbol o arbusto nuevo y vigoroso o la formación de una rato y satisfactorio, de aumentar la cantidad de plantas de! jar­ planta joven sobre un trozo de hoja es un proceso fascinante. La dín. Además, ofrece muchas oportunidades para intercambiar ma­ comprensión de las técnicas ilustradas en este capítulo debería si­ terial de plantas con otros jardineros y así aumentar aún más la tuar las múltiples gratificaciones obtenidas a través de la propa­ gama de plantas cultivables disponibles. Las técnicas más avan­ gación eficaz de las plantas al alcance de todos los jardineros.

F

r e c u e n t e m e n t e , l a p r o p a g a c ió n d e p l a n t a s

Semillas

Las semillas son el sistema más común de reproducción de plantas floridas en la naturaleza. Es un método sexual y presenta la posibilidad de diversas com­ binaciones genéticas, de manera que los plantones resultantes son variables. Esta variación aporta la base por la que las plantas se adaptan a su medio ambiente y permite la crianza y la selección de cul­ tivares con nuevas combinaciones de ca­ racterísticas. Las semillas pueden criarse más o menos legítimas y a menudo va­ rían dentro de una especie. Para la hor­ ticultura, la variación no ofrece ventajas si las plantas cultivadas deben conser­ var características precisas, pero es venta­ josa si se buscan mejores características.

P artes R eprod u cto ras Pétalos

de una

Estambres eliminados para mostrar el ovario hinchado

Estambres (parte masculina)

Ovario hinchado

Ovario (parte femenina) Flor completa

I Pétalos eliminados para mostrar las partes femeninas y masculinas

Las partes de la flor necesarias para la reproducción son los estambres —la parte masculina que lleva el

Recolección y almacenado Desarrollo de las semillas de semillas

La mayoría de plantas son hermafroditas —es decir que cada flor tiene partes masculinas y femeninas. Al madurar la flor, el polen se transfiere sobre uno o más estigmas de la misma flor (autopolinización) o sobre los de una flor de otra planta de la misma especie (polinización cruzada) a través de insectos, pájaros, agua o viento. Los granos de polen pro­ ducen tubos de polen, que crecen hacia abajo a lo largo del estilo encontrándose con los huevos en el ovario; la fertiliza­ ción ocurre cuando se fusionan los nú­ cleos masculinos y femeninos. Los em­ briones se desarrollan a partir de éstos, que, alimentados por un tejido adyacen­ te de almacenamiento dentro de una se­ milla, forman plantas nuevas completas.

R osa

En general, deben recolectarse las semi­ llas apenas estén maduras y después al­ macenarlas en sitio seco, oscuro y bien ventilado a l°-5° C de temperatura hasta que se utilicen (ciertas semillas tienen ne­ cesidades especiales). Algunas son via­ bles sólo durante períodos cortos y de­ ben sembrarse lo antes posible. Ótras pueden almacenarse períodos largos a temperaturas bajas sin perder viabilidad. Los frutos carnosos deben empaparse y ablandarse en agua, retirar las semillas de la pulpa y secarlas al aire a una tem­ peratura de 10°-20° C. Antes de secar­ se, las semillas de la mayoría de frutos con carozo (p. ej. las cerezas) y las de algunos arbustos con bayas (p. ej. Ber­ berís y cotoneaster) deben estratificarse.

Estigma

Semillas desarrollándose en el ovario

polen— y la parte femenina, con uno o más estigmas, estilo y ovario. Los pétalos atraen polinizadores.

Observe los frutos que se parten para soltar sus semillas; apenas un cápsula de semillas se parta, coseche junto a otras cápsulas casi maduras, aunque todavía no se hayan abierto. Seque dentro de sa­ cos de papel limpios antes de separar las semillas. Cuando algunas semillas dis­ tribuidas por el viento se vuelan, reco­ lecte las maduras cubriendo las ramas semilleras con muselina fina o sacos de papel, o corte una o dos ramas semilleras y coloque en agua en el interior para que maduren.

Cómo vencer la inactividad Las semillas de algunas plantas poseen mecanismos propios que ayudan a con­ trolar el momento de la germinación; por ejemplo, muchas semillas no germi­ nan a fines de otoño, cuando las condi­

ciones no son favorables para el desa­ rrollo de plantones, sino que quedan inactivas hasta que la temperatura y otros factores sean más adecuados. Esta inactividad se logra a través de varios medios, como la presencia de inhibido­ res químicos dentro de las semillas, a tra­ vés de cáscaras de semillas duras que de­ ben romperse o pudrirse antes de que la semilla pueda germinar, o por la nece­ sidad de la semilla de experimentar pe­ ríodos fríos y calientes alternativos. Se han desarrollado varios métodos horticulturales para vencer esta inactividad natural y que las semillas germinen más rápidamente y por lo tanto tengan una tendencia menor al fracaso. Escarificación La meta es romper la cáscara dura de la semilla y permitir la entrada de agua, acelerando así la germinación.

E s c a r ific a c ió n

Requerimientos para la germinación

Antes de plantar, melle la cáscara dura de semitas como Paconia lútea con un cuchillo afilado para que la semilla pueda absorber humedad. Las semillas grandes de cáscara dura, como las de las leguminosas, pueden mellarse con un cuchillo. Las semillas más pequeñas se sacuden en un bote re­ vestido de papel abrasivo o con gravilla. Estratificación tibia Se emplea para las semillas de cáscara dura de muchas especies leñosas (véase Semillas de árbol que requieren estra­ tificación, p. 57, y Semillas de arbusto que requieren un tratamiento especial, p. 87). Coloque las semillas en un saco de plástico con volúmenes iguales de arena y mantillo o volúmenes iguales de sustituto de turba (o turba) y arena y al­ macene a 20°-25° C durante 4-12 sema­ nas. Seguirá una estratificación fría an­ terior a la siembra de las semillas. Estratificación fría

Empape las semillas durante 24 horas; agréguelas a una mezcla de turba húme­ da y arena en un saco de plástico o colo­ que en una fuente con papel de filtro hú­ medo. Refrigere las semillas a l°-5° C durante 4-12 semanas hasta que empiece la germinación. También puede colocar­ las en una lata perforada con 1 parte de semillas por 3 partes de arena húmeda; entierre la lata en el exterior a 60 cm de profundidad durante uno o dos invier­ nos. Periódicamente, excave la lata y compruebe si las semillas han germinado. Una vez que ocurra, siembre las semillas. E s t r a t if ic a c ió n e n F r ío

• * ^ • '/ Antes

, Después

Las semillas de lupinos, tras estar en agua 24 horas durante la estratificación enfrio, se habrán hinchado ligeramente.

Para germinar, una semilla requiere ca­ lor, aire, agua y, algunas especies, luz. El medio de desarrollo debe ser tierra fino capaz de absorber agua hasta la al­ tura de las semillas colocadas cerca de la superficie. Para ayudar a este surgi­ miento capilar, la tierra se afirma por medio de un prensador. Sin este afirma­ do habría bolsas de aire y las columnas de agua esenciales para el surgir capi­ lar se rompen. La tierra no debe estar compactada ni tan húmeda que el aire no pueda penetrar; casi seguramente, las semillas no germinarán en una tierra sin aire ya que no podrán obtener oxígeno, vital para el desarrollo. Las tierras para semillas sólo contienen un cuarto del fertilizante que contienen las tierras para tiestos y a menudo llevan fungicida para evitar las enfermedades de «Podredum­ bre por el pie» (p. 568). Para obtener re­ sultados de éxito, la temperatura para la germinación de la mayoría de las semi­ llas debe ser de 20°-30° C; los propa­ gadores con calefacción son útiles para mantener temperaturas constantes (véase «Unidades de propagación con calefac­ ción», p. 543). Las necesidades de luz varían duran­ te la germinación: algunas semillas ne­ cesitan luz (p. ej. Atyssum, begonias, Calceolaria y Genista); otras se inhiben en presencia de la luz (p. ej. Allium, es­ puelas, Nigella y flox). Si desconoce las necesidades de luz/oscuridad, siembre a oscuras; si tras unas semanas no ger­ minan, coloque a la luz.

Sembrado y cuidados posteriores

D esa r r o l l o

de un

P lantón

Follaje de opulento color verde uniforme P lantones S anos

Unos mastuerzos (Tropaleum) fuertes y bien espaciados prosperando bajo cristal y listos para trasplantar. milla, que proporcionan las reservas ali­ menticias iniciales. Cuando los plantones son lo bastan­ te grandes como para manipularlos, debe trasplantarlos (véase A n u a l e s y B ien a les , «TVasplantado», p. 183). El no hacerlo tiene un desarrollo débil como resultado, porque los plantones apiña­ dos compiten por la luz y los nutrientes y sucumben a infecciones fúngicas con facilidad. Una vez trasplantados, vuel­ va a colocar los plantones en el medio ambiente tibio de la germinación para reestablecerse; después temple gradual­ mente, colocando los contenedores en H o ja s L eg ít im a s

Hoja legitima

Cotiledones

Después de sembrar las semillas en con­ tenedores o terreno abierto, no permita que la tierra se reseque o se anegue de­ masiado; cubra los contenedores con cristal o plástico y coloque en un me­ dio ambiente adecuado (véase «El medioambicnte para la propagación», p. 542). El primer indicio de la germina­ ción es la aparición de la radícula o raíz A l marchitarse los cotiledones, u hojas primaria, seguida en la germinación epi- de semilla, las hojas legítimas asumen gca por los cotiledones, u hojas de se- gradualmente el proceso de fotosíntesis. C óm o G e r m in a u n a S em illa Hojas legítimas En la germinación hipogeo (derecha), los cotiledones, u hojas de~ ^ ¡r Hojas legitimas semilla, quedan bajo el nivel del suelo; en Cotiledón la germinación epigea, (extrema derecha), aparecen sobre el suelo. Nivel del suelo

fi Radícula

Cotiledón

largos y delgados

P l a n t o n e s E n f e r m iz o s

Si no se trasplantan a tiempo, los plantones se volverán pálidos, apiñados, blancuzcos y podrían morir. condiciones más frescas (véase «Templa­ do», p. 543).

Producción de plantas híbridas Al hibridizar plantas, es importante evi­ tar la autopolinización. Para lograr una polinización cruzada controlada, se eli­ minan los pétalos, sépalos y estambres de la flor madre femenina y se protegen las flores desnudas contra insectos por medio de sacos de papel o plástico has­ ta que los estigmas de la planta femeni­ na estén pegajosos y receptivos. El po­ len, previam ente recolectado de estambres secados al aire, se transfiere a los estigmas; se vuelven a proteger las flores contra los insectos una vez más hasta que se produzca la fertilización. En los ovarios se desarrollarán semillas híbridas y deben recolectarse cuando es­ tén maduras y según sus necesidades (véase también E l J a r d ín d e R o sa s , «Hibridización», p. 134). Híbridos F1 y F2 Para el jardinero que busca uniformidad y cuasi-perfección, existen semillas hí­ bridas F1 y F2 disponibles para algunas plantas, mayormente anuales. Tales se­ millas requieren una técnica de crianza compleja y por esto es más cara. La primera generación que se produ­ ce al cruzar dos plantas de la misma es­ pecie, bien conservadas y genéticamen­ te endogámicas, se denomina híbrido de «primera generación filial» o Fl. Este proceso combina las ventajas de la ma­ yor uniformidad resultante de la endogamia con el vigor que puede generar el cruce. Los híbridos Fl son más vigo­ rosos que sus padres y ofrecen una uni­ formidad de las características de las flo­ res como el color y la forma, que rara vez ocurre con semillas de polinización abierta. A veces dos cruces controlados de cuatro líneas seleccionadas se utili­ zan para producir un híbrido de una segunda generación filial o F2 —que conservará algo del vigor y de la unifor­ midad de los padres Fl, pero a menudo con otras características favorables me­ nos evidentes en los FL

A

Acodo Los acodos son una forma natural de propagación: se estimula la aparición de raíces enterrando un tallo en tierra mien­ tras sigue sujeto a la planta madre. Des­ pués se separa la parte arraigada del tallo de la planta madre y se sigue cultivando. El tallo a acodar suele cortarse, cor­ tarse en anillo o torcerse. Esto interrum­ pe el flujo de hormonas e hidratos de carbono parcialmente, los cuales al acu­ mularse, estimulan la aparición de raí­ ces. Los tejidos más allá de la constric­ ción se riegan un poco más y esto también favorece el desarrollo de raíces. Otro estímulo para las raíces es la ex­ clusión de luz del tallo: las células ca­ rentes de luz se vuelven de paredes del­ gadas y las raíces se forman con mayor facilidad. Para una mayor estimulación del arraigue, aplique polvo hormonado de arraigue en el punto de acodo.

Estaquilla manteniendo tallo de clemátide \ bajo un montón de tierra

A c o d o d e S e r p e n t in a Planta madre

Caña portante

Ligadura

Nivel del suelo1

Acodo de serpentina Esta forma modificada del acodo sen­ cillo se utiliza para plantas de tallos fle­ xibles, como las clemátides. Se amon­ tona tierra sobre tallos largos jóvenes, dejando los brotes descubiertos para producir vástagos aéreos.

ro de 7-10 cm de profundidad. Tras unas semanas, aparece un vástago nuevo; en­ tonces separe la planta joven de la ma­ dre. Siga cultivando el acodo arraigado in situ ; si fuera necesario, trasplante la siguiente primavera. Retoñado

Tallos jóvenes y vigorosos podados

Acodo natural Planta de fresa nueva

Raíces desarrollándose a patir del tallo mellado

Es mejor llevar a cabo este método en­ tre otoño y primavera. La planta madre debe ser joven y haber sido podada la estación anterior para producir tallos vi­ gorosos y flexibles que se pueden bajar hasta el nivel del suelo y que arraigarán con facilidad. En la parte inferior del ta­ llo a acodar se practica un corte sesga­ do y en este punto se estaquilla o fija en el suelo firmemente. El extremo del vástago se sujeta a una caña vertical cla­ vada en el suelo. El siguiente otoño, si el acodo ha arraigado bien, puede se­ pararse de la planta madre (véase tam­ bién A r b u s t o s O r n a m e n t a l e s , «Aco­ do sencillo», p. 115).

Tierra amontonada sobre vástago

4codo arraigado

Tallo estaquillado

El acodo francés, o continuo, es una for­ ma modificada del retoñado. A fines de invierno, estaque vástagos jóvenes del ta­ llo madre en el suelo. Todos los desa­ rrollos nuevos se van enterrando hasta unos 15 cm de profundidad. Estos vás­ tagos nuevos deben haber arraigado en otoño y después de que pierdan las ho­ jas, pueden separarse y seguir cultivan­ do (véase «Acodo francés», p. 89). Acodo aéreo

Vástago

Manga de plástico sellada rellena de musgo esfagnáceo

Nodulo Planta madre

Algunas plantas, como las fresas, se re­ producen naturalmente emitiendo una serie de vástagos. Después estos arrai­ gan en un nodulo, formando una plan­ ta nueva. Una vez que la planta nueva esté establecida, separe de la planta ma­ dre y siga cultivando. Acodo de extremo

Vastago de magnolia joven y

Acodo francés o continuo

Raíces apareciendo entre nodulos

Métodos de acodo Los métodos de acodo se clasifican en tres grupos: aquellos en los que un ta­ llo se baja hasta el suelo (sencillo, de ser­ pentina, natural y acodo de extremos); aquellos en los que se amontona tierra sobre un tallo (retoñado, acodo en zan­ jas y acodo francés); y el acodo aéreo, donde el «suelo» se lleva hasta el tallo de la planta. La palabra «suelo» aquí se utiliza libremente para referirse a cual­ quier medio de desarrollo como la tur­ ba, arena, musgo esfagnáceo o serrín. Acodo sencillo

codo

Vástago d e ____ zarzamora joven y vigoroso Brote de desarrollo en planta nueva

Raíces emergiendo en planta nueva

Planta de zarzamora nueva Planta madre

Acodo arraigado

Este método sirve para arbustos y tre­ padoras que producen raíces desde los extremos de sus vástagos; uno de los ejemplos silvestres más comunes son las zarzamoras. En verano, se entierra el ex­ tremo de un vástago joven en un aguje-

Acodos arraigados

Aunque es importante para la produc­ ción comercial de rizomas, el retoñado o acodo por amontonado es utilizado por los aficionados sólo para algunas plantas leñosas. Los tallos de una plan­ ta madre joven se recortan a fines de in­ vierno o principios de primavera hasta 8 cm del suelo. Cuando los vástagos nuevos midan 15-20 cm de largo, amon­ tone tierra sobre sus bases y dos veces más hasta el verano. En el caso de plan­ tas que arraigan con facilidad, como to­ millo y salvia, no hay querecortar los ta­ llos antes de amontonar la tierra. Los tallos habrán arraigado para otoño; se­ pare de la planta madre y trasplante (véase también E l J a r d ín d e H ie r b a s , «Acodo por amontonado», p. 301). Acodo de zanja El acodo de zanja o de blanqueo sirve sobre todo para rizomas de frutales, en especial los de arraigue difícil. La plan­ ta madre se planta en ángulo de mane­ ra que sus vástagos se pueden estaqui­ llar con facilidad en zanjas poco profundas y cubrirse con tierra. Los vás­ tagos arraigados pueden separarse de la planta madre y formar plantas nuevas. A c o d o d e Z a n ja Madre plantada en ángulo de 30°-40°_____________

\ Corte en diagonal en el tallo formando lengüeta Después del arraigue, separe el acodo de la planta madre

\ Raíces desarrollándose alrededor de la mella del tallo

Utilice el acodo aéreo —o acodo chino, también conocido como «marcottage»— para algunos árboles, arbustos y plantas de interior. En primavera o ve­ rano, corte un vástago aéreo y llene la lengüeta con musgo esfagnáceo; cubra con plástico hasta que se desarrollen las raíces (véase Acodo aéreo de un arbus­ to, p. 89, y E l J a r d ín d e I n t e r io r , «Acodo aéreo», p. 456). \

\

Zanja de 5 cm de profundidad

Nivel del suelo

Vástagos jóvenes vigorosos, estaquillados

Esquejes El método vegetativo más corriente es la propagación por esquejes. Existen tres tipos principales: tallo, hoja y raíz. Los esquejes de tallo producen raíces desde el mismo tallo o desde el tejido cicatri­ zante (callo) que se desarrolla en la base. Estas raíces se llaman adventicias, que significa agregadas o artificiales. Se pue­ den usar algunas hojas grandes como material de esqueje y desarrollarán raí­ ces adventicias desde sus venas. Las raí­ ces jóvenes y vigorosas también sirven como esquejes —la propagación a par­ tir de esquejes de raíz es un método sen­ cillo y económico. Las especies aptas producirán brotes de tallo y raíces ad­ venticias sobre el esqueje de raíz.

E s q u e je s

de

L eñ a Blanda

Esqueje, preparada recortado por debajo del nodulo

Esqueje arraigado

Cómo se forman las raíces Las raíces adventicias se desarrollan des­ de células jóvenes producidas por el cámbium —una capa de células que ge­ nera tejidos implicados en el engrasa­ miento de los tallos. Generalmente, es­ tán situadas cerca de los tejidos transmisores de alimento y agua, que proporcionan alimento al desarrollarse. El desarrollo de raíces adventicias también recibe ayuda de las hormonas naturales llamadas auxinas, que se acu­ mulan en la base de un esqueje. Las auxinas silvestres pueden complementar­ se con auxinas sintéticas, en forma de polvos o soluciones con una base tipo talco. Estas ayudan al arraigue al apli­ carlas en la base de los esquejes y su uso se recomienda para todas las plantas sal­ vo las que arraigan con facilidad. Utili­ ce un poco de hormona, ya que una can­ tidad excesiva puede dañar los tejidos inmaduros. Las hormonas para el arrai­ gue pueden adquirirse con una concen­ tración baja del ingrediente activo para esquejes de leña blanda y en concentra­ ciones más altas para el más duro; al­ gunos contienen un fungicida que evita que las infecciones penetren los esque­ jes a través de tejidos heridos. A lm o h a d illa

El tallo verde y blando del esqueje (aquí Hydrangea macrophylla) se vuelve marrón al madurar y desarrollar su sistema de raíces.

Esquejes de tallo

Los esquejes de tallo se clasifican según la madurez del tejido del tallo en leña blanda, leña verde, leña semimadura y leña dura ( o leña madura). La diferen­ ciación es útil pero imprecisa, porque el tejido está en permanente desarrollo du­ rante la estación de desarrollo. Esquejes de leña blanda Éstos se recogen en primavera, cuando los vástagos nuevos de la planta madre están casi desarrollados y comienzan a endurecer; son generalmente de los ex­ tremos de los vástagos (esquejes de ex­ tremo), pero los vástagos basales jóve­ nes (esquejes de base) de las perennes herbáceas también se utilizan (véase P e ­ r e n n e s , «Esquejes de tallo basales», p. 166). Como el material joven es el que arraiga con facilidad, los esquejes de leña blanda encarnan la máxima posi­ bilidad de arraigar especies difíciles de propagar pero requieren apoyo del me­ dio, ya que pierden agua y se marchi­ tan con rapidez (véase «El medio am­ biente de propagación», p. 542).

. Almoadilla callosa protectora

Esquejes de leña verde Éstos se recogen entre principios y me­ diados de primavera, de leña algo más madura, cuando el desarrollo se hace más lento. Arraigan con menos de faci­ lidad pero sobreviven mejor que los de leña blanda, aunque necesitarán un me­ dio ambiente que los apoye donde se de­ sarrollarán hasta convertirse en plantas nuevas, antes de ser templadas.

Las plantas de arraigue difícil (aquí Choisya ternata) forman una almohadilla callosa de tejido cicratizado en la base del esqueje de tallo, donde se cortó de la planta madre.

Esquejes semimaduros Éstos se recogen a fines de primavera y son menos propensos a marchitar ya que los tejidos de los tallos son más firmes y leñosos (véase «Esquejes semimadu-

Raíces adventicias desarrollándose de la almohadilla callosa

ros», p. 84). Algunas especies de hojas grandes, como Ficus y camelias, pueden propagarse de modo más económico to­ mando un trozo corto de un tallo semimaduro por encima y por debajo de un brote de hoja, conservando una única hoja (véase «Esquejes de brotes de ho­ jas», p. 85). Esquejes de leña dura Los esquejes de leña dura maduros se recogen a fines de la estación de desa­ rrollo, de otoño a primavera, cuando los tejidos están maduros. Los esquejes de leña dura se dividen en dos categorías: caducos sin hojas y siempreverdes de ho­ jas grandes. El desarrollo de muchas siempreverdes de hojas lustrosas se mar­ chita con facilidad durante su juventud a principios de la estación porque la cera protectora de sus hojas se desarrolla con lentitud; es mejor propagarlas por es­ quejes semimaduros o de leña dura (véa­ se también Á r b o l e s O r n a m e n t a l e s , «Esquejes de leña dura», p. 54; P l a n ­ t a s T r e p a d o r a s , «Propagación a par­ tir de esquejes de leña dura», p. 113 y E l J a r d ín d e R osas , «Esquejes de leña dura», p. 131). E s q u e je s S e m im a d u r o s

I tallo con brotes opuestos corlado bajo un nodulo Desarrollo nuevo a partir de cada nodulo

de

Brotes

de

L eña D ura

Tatto leñoso sin hojas

Kan

c .\

Raíces

Los esquejes de leña dura (aquí Salix alba) son los más largos, ya que necesitan grandes reservas de alimento mientras sus raíces se desarrollan.

Cuándo recoger esquejes de tallo No existen reglas precisas sobre cuándo recoger esquejes de tallos de una espe­ cie en particular, de manera que si los esquejes recogidos en primavera no arraigan, se pueden recoger otras más tarde en la estación y tratarlos según la madurez relativa de los vástagos. Es mejor propagar las plantas de arraigue difícil temprano, para que las plantas nuevas tengan tiempo de madu­ rar antes del invierno. Como la acción de las hormonas productoras de raíces se suprime por las que inician las flo­ res, utilice esquejes sin brotes de hojas en la medida de lo posible; ha de utili­ zar esquejes con brotes de flores, eli­ mínelos. Preparación de esquejes de tallo Los esquejes de tallo se preparan cor­ tando por debajo de un nodulo —o ar­ ticulación de una hoja— donde el cám­ bium (la capa de células implicada en

El tallo verde (aquí Weigela) tiene una base más oscura y leñosa E s q u e je s

E s q u e je s

de

H o ja

E s q u e je s

de

N odulo

La hoja afilada---------y limpia reduce las posibilidades de infectar el esqueje

NoduloI

Un trocito de tallo semimaduro (aquí una camelia) aporta alimento para un esqueje de brote de hoja, ya que produce alimento a través de su hoja.

La mayoría de esquejes (aquí Hydrangea paniculata) arraigan bien a partir de sus nodulos, así que recorte justo debajo de un nodulo.

E E sq u e je s I n t r a n o d u l a r e s

P r e p a r a c ió n

de

E s q u e je s

Esqueje sin preparar

jas grandes se formarán plántulas. Pro­ pague plantas como Sinningia y Streptocarpus a partir de secciones cortadas de hojas extendidas y no dañadas. Las violetas africanas (Saintpauita) y Peperom ia también pueden propagarse a par­ tir de hojas enteras con tallos (véase tam­ bién E l J a r d ín d e I n t e r io r , «Esquejes de hojas», p. 454).

E s q u e je s Corte recto en el extremo proximal, junto a ¡a corona de la planta

de

s q u e j e s

R a íz Los vástagos aparecen por encima las raíces

Esquejes de raíz Los esquejes intranodulares (aquí Clematis montana) usan el escaso materia! de propagación económico aumente. el engrasamiento del tallo) es más acti­ vo. Algunos esquejes de arraigue fácil, como los de los sauces (,Salix), tienen raíces preformadas en los nodulos que comienzan a desarrollarse al separarlas de la planta madre. En el caso de éstas y de los esquejes con hojas muy agru­ padas en cada tallo, corte entre nódulos (corte internodular). El largo del esqueje dependerá de la especie, pero en general medirá 5-12 cm o alrededor de cinco o seis nodulos de largo. Las hojas inferiores se eliminan a fin de dejar un trozo de tallo limpio para insertar. Para facilitar el arraigue, los esquejes de leña semimadura y dura a menudo se «hieren» cortando una as­ tilla de corteza de los 2,5 cm inferiores del esqueje. Esto descubre una superfi­ cie de cámbium más grande, estimulan­ do la formación de raíces. Algunos es­ quejes, en especial los semimaduros, pueden recogerse arrancando un vástago lateral del vástago principal junto con una pequeña «estaca» de corteza (véa­ se A r b u s t o s O r n a m e n t a i .e s , «Esque­ jes de estaca», p. 85). La estaca aporta protección adicional hasta que el esqueje arraigue, aunque no existe explicación científica satisfactoria para esta respues-

En la mayoría de árboles y arbustos, los esquejes de raíz se recogen en la esta­ ción inactiva de raíces jóvenes y vigo­ rosas del grosor de un lápiz, pero las raí­ ces pueden ser algo más delgadas en el caso de plantas herbáceas como el flox.

Esqueje listo para introducir

Para reducir el estrés ocasionado por ¡a pérdida de agua en esquejes con hojas (aquí rododendro) elimine algunas y corte otras por la mitad. ta. Salvo los esquejes de leña dura sin hojas, que contienen reservas de alimen­ tos de la estación de desarrollo previa, existen pocos esquejes capaces de pro­ ducir raíces y vástagos sin una alimen­ tación suplementaria a través de la fo­ tosíntesis. Sin embargo, las hojas en actividad pierden agua a través de sus poros y ésta es difícil de reemplazar, y una pérdida de agua excesiva malogra­ rá el esqueje. Para lograr un equilibrio entre la conservación del tejido fotosintético y la reducción de la pérdida de agua, elimine todas las hojas salvo tres que hayan alcanzado su tamaño com­ pleto y dejando las hojas inmaduras. Si las hojas restantes fueran demasiado grandes, reduzca cada hoja a la mitad para minimizar la pérdida de agua.

Esquejes de hojas En algunas plantas, se pueden tomar ho­ jas enteras (con o sin tallo) o trozos de hojas y utilizarlas como esquejes, intro­ duciendo o clavando sobre el abono. Si coloca hojas enteras planas, deberá me­ llar las venas a intervalos, ya que en las superficies de corte de las venas de ho-

H e r id a Corteza

H o ja s G r a n d e s Esqueje de hoja recortado

Centro verde y meduloso del tallo

Capa de cámbium descubierta tras herir la base del tallo

Haga un corte poco profundo, inclinado hacia abajo, en la base de esquejes semimaduros y de teña dura como una vid (Vitis).

Se ha formado una plántula nueva en la vena mellada

Las hojas grandes de plantas como las begonias pueden dividirse en trocitos; cada uno formará un callo en la mella de la vena y raíces adventicias.

Ixmgitud del esqueje Esto depende del medio ambiente en el que deberá desarrollarse el esqueje de raíz: cuanto más tibio sea antes apare­ cerán vástagos nuevos y, por tanto, se pueden emplear esquejes más cortos con unas reservas alimenticias menores, aun­ que no deben medir menos de 2,5 cm de largo. Es mejor cultivar los esquejes de raíz que miden 2,5-5 cm en un inver­ nadero y los que midan más de 5 cm en una cajonera fría. Para Ailanthus y li­ las (Syringa), que pueden propagarse en terreno abierto, deben utilizarse esque­ jes de 10-15 cm de largo. Introducción de esquejes de raí/. Hay que introducir los esquejes de raíz en la posición correcta, ya que las raí­ ces se forman en el extremo distal (es de­ cir, el extremo más alejado de la coro­ na de la planta madre). Los esquejes deben introducirse de manera vertical para que sus otros extremos (proximales) estén al ras de la superficie del sue­ lo; los esquejes de raíces herbáceas se in­ troducen de manera horizontal con frecuencia (véase también P e r e n n e s , «Esquejes de raíz», p. 167).

El medio de arraigo Los esquejes requieren aire (para obte­ ner oxígeno) y agua en su medio de arraigo, pero si el medio es demasiado P equeñas Esqueje de hoja

Hojas de plántula nueva Raíces adventicias

Para estimular ¡a formación de un callo y el arraigue, recorte el borde de las hojas pequeñas de, por ejemplo, una Peperomia.

Corte inclinado en el extremo distal

Para ayudar a diferenciar los extremos de los esquejes de raíz (aquí Acanthus mollis/ corte en ángulos diferentes. M e d io a m b ie n t e P r o t e c t o r

Los esquejes con hojas se desarrollan mejor en un medio húmedo, como un saco de plástico, que no toque las hojas, fijado sobre un contenedor. húmedo, se pudren. Por lo tanto, el abo­ no estándar para esquejes debe tener una estructura más abierta que la mezcla para tiestos de tierra negra. El medio de arraigo también debe ser tibio a fin de acelerar el desarrollo de las raíces.

Cuidado de los esquejes

Después de introducirlos, mantenga los esquejes turgentes dentro de la atmós­ fera de un contenedor cerrado, unidad de rocío, propagador u otro ambiente si­ milar. Los esquejes sin hojas plantados en el exterior deben protegerse ya sea con un túnel de plástico transparente o en una cajonera fría. Riegue el medio de arraigue ligera­ mente cada diez días si hace falta y ro­ cíe con fungicida para evitar las enfer­ medades; al mismo tiempo, levante los tragaluces o retire las cubiertas de plás­ tico que cubren los esquejes para per­ mitir la circulación de aire durante 5-10 minutos. Una vez arraigados, los esque­ jes deben colocarse individualmente en tiestos y los cultivados a cubierto deben templarse gradualmente (véase p. 543).

P

r i n c i p i o s

r

de

P

r o p a g a c i ó n

Organos de almacenamiento Los órganos de almacenamiento tienen estructuras diversas y comprenden bul­ bos, tallos bulbosos, rizomas tubércu­ los de raíz y tallo y timones. La mayoría de plantas con orgános de almacena­ miento aumentarán naturalmente pro­ duciendo retoños, que deben retirarse y dividirse para evitar el apiñamiento. Los retoños florecerán antes que las plantas cultivadas a partir de semillas y serán idénticas a la madre; las plantas culti­ vadas a partir de semillas pueden ser de características variables. Los principa­ les métodos de propagación, además de la división, consisten en cortar el órgano de almacenamiento en trozos y estimu­ larlos a producir retoños hiriéndolos; es­ tos retoños producirán plantas comple­ tas si se les proporciona un lugar tibio y oscuro donde desarrollarse. Las superfi­ cies de corte deben tratarse con fungicida.

M ellado Entre las hojas de escama de un bulbo de campanilla de nieve (Galanthus) se desarrollan bulbillos si la temperatura del aire no supera los 25° C.

Bulbos

División de retoños Cuando retire los bulbos a fines de la estación de desarrollo, éstos pueden se­ pararse y plantarse fuera de manera in­ dividual (véase «División de bulbos grandes», p. 237).

B u lb o sin E sc a m a s o d e T ú n ic a flojas interiores de escama

Nuevo brote surgido de Ia hoja exte­ rior

Hojas exteriores membranosas y secas de escama en bulbo de Narcissus B u lbo d e E sc a m a s

Vastago

Hojas de escama estrechas y carnosas de bulbo de azucena.

Los bulbos pueden propagarse por as­ tillado, división de retoños, bulbilos o bulbillos, escamado o escamado doble y vaciado o rayado. Deberá decidir la ex­ periencia qué procedimiento conviene a cada bulbo; para obtener una lista de plantas adecuadas a cada método, véa­ se P la n ta s B u lb o sa s , «Propagación», pp. 237-242. Astillado Los bulbos sin escamas —o de tú n ic acomo las campanillas de nieve (Galanthus) que no se multiplican con veloci­ dad naturalmente pueden aumentarse por astillado. Este método consiste en cortar cada bulbo en hasta 20 trozos, se-

Bulbillo

gún su tamaño. Cada trozo, que está compuesto por tres o más escamas y un trozo de base, se empapa o espolvorea con fungicida. Las escamas podrán in­ cubarse (véase «Escamado», p. 241) o colocarse en una mezcla 1:1 de sustitu­ to de turba (o turba) y perlita, en un contenedor o un invernadero libre de he­ ladas y dejarlas sin tocar hasta dos años. Después separe los bulbillos y vuelva a colocar en tiesto o a plantar fuera.

D iv isió n d e R e t o ñ o s Retire el retoño del bulbo con cuidado (aquí Narcissus); corte o arranque. Htilbo madre

Bulbilos o bulbillos Los bulbilos se producen sobre capítu­ los de flores o tallos; los bulbillos se de­ sarrollan sobre el mismo bulbo o raíces bulbosas. Se pueden separar ambos y plantar para lograr bulbos nuevos (véase también L ir io s , «Bulbillos y bulbilos», p. 243). Escamado El escamado implica retirar las escamas de los bulbos y estimularlas para que produzcan bulbillos. Se utiliza para bul-

B u lb ill o s y B u lbilo s Algunas azucenas (Lililum), como L. lancifolium, producen estructuras similares a bulbos conocidas como «bulbilo» en sus tallos por encima del suelo. Otras, como L. longiflorum, desarrollan bulbillos similares sobre bulbos o raíces de tallo dentro del suelo.

E scam ado En la base de cada hoja de escama de los bulbos de escamas flojas, aquí azucena (Lilium), aparecen bulbillos.

Hoja de

R ayado Tejido calloso

Desarrollo superior Bulbillos desarrollándose en el corte

Bulbillo arraigado Disco basal

E s c a m a d o D o ble Para los bulbos noescamados se usan dos escamas de brote y un trozo de disco basal (aquí Narcissus/

El desarrollo de bulbillos se estimula rayando el disco basal de algunos bulbos (aquí jacinto).

Butbilto

Disco basal

bos como las fritilarias (Fritillaria) y li­ rios (Lilium) que están compuestos de escamas bastante flojas. Se arrancan es­ camas individuales del disco de la base de un bulbo maduro y se dejan en un saco de plástico con vermiculita húme­ da o una mezcla de turba y arenisca en un lugar tibio y oscuro. Tras unos dos meses, aparecen bulbillos en la base. Siga cultivando las escamas en un con­ tenedor hasta que los bulbillos sean lo bastante grandes como para separarlos (véase también «Escamado», p. 240). Escamado doble En los bulbos sin escamas, o de túnica, como narcisos y campanillas de nieve, puede efecturase un escamado doble. El bulbo se corta verticalmente en 8 -10 tro­ zos y cada uno se divide en pares de es­ camas de brote junto a un pequeño tro­ zo de disco. Después se los incuba y sigue cultivando del mismo modo que para el escamado más arriba. (Véase también «Escamado doble», p. 241).

centro del disco de un bulbo maduro, dejando intacto el borde exterior del dis­ co de la base; el rayado consiste en ha­ cer dos cortes poco profundos en ángulo recto en el disco de base, después se al­ macena el bulbo en un lugar tibio y os­ curo hasta que se formen los bulbillos; entonces se separan y cultivan separa­ damente (véase también «Esquejes sen­ cillos», «Vaciado de jacintos» y «Vacia­ do y rayado de Trillium», p. 242).

Tallos bulbosos T a li.0 B u lb o s o Tejido de Base de! tallo DE G l a d i o l o almacenado de engrosado alimentos.

Éstos son tallos subterráneos reducidos y compactos de estructura interna sóli­ da. La mayoría producen varios brotes cerca del vértice; cada brote forma una raíz bulbosa nueva de manera natural. Los tallos bulbosos en miniatura —o taBulbo nuevo

B u lb o s S e c u n d a r io s

Vaciado y rayado Algunos bulbos, como los jacintos, pue­ den propagarse ya sea por vaciado o por rayado lo que estimula la formación de bulbillos. En el primer caso, se vacía el

D esarrollo de u n B ulbo S e c u n d a r io

Tallo antiguo que ha desarrollado

Pueden tardar hasta 3 años en alcanzar el tamaño de florecimiento. Aquí se muestra su desarrollo el primer año.

En otoño, separe tallos bulbosos y bulbos secundarios de la planta madre y siga cultivando.

I líos secundarios— se producen en forma de retoños entre la raíz bulbosa nueva y la antigua (véase «Tallos bulbosos de gladiolo», p. 237). Los tallos bulbosos más grandes pue­ den mutiplicarse artificialmente cortán­ dolos en trozos, cada uno con un brote de desarrollo, antes de la estación de de­ sarrollo. Si los planta en un tiesto o en terreno abierto, cubiertos de tierra, se convertirán en tallos bulbosos nuevos.

Patrones R izo m a

del

uno o más brotes de desarrollo, que se plantan individualmente (véase también P e r e n n e s , «División de plantas rizomatosas», p. 165; P l a n t a s B u lb o sa s , «Va­ ciado y rayado de Trillium, p. 242; y O r q u íd e a s , «División», p. 445).

Tubérculos de raíz Tubérculo de raíz.

Raíz antigua

L ir io

Vastago en desarrollo sobre planta madre Vastago Tejido pulposo de Joven almacenamienU)

D alla

antiguo

Tejido para almacenar alimento

se en primavera dividiendo un grupo de tubérculos en trozos sanos, cada uno con un vástago en desarrollo (véase también Cortado de bulbos para su propa­ gación, p. 241); también pueden propa­ garse a partir de esquejes de disco de los vástagos jóvenes que emergen en prima­ vera (véase D a lia s , Cómo propagar a partir de esquejes de base, p. 227).

Tubérculos de tallo Los tallos de algunas plantas (por cj. tu­ pinambos y patatas) se modifican a fin de producir tubérculos, que actúan como órganos de almacenamiento. Por ejemplo, las begonias de tubérculo for­ man tubérculos perennes en la base de sus tallos, que se engrasan cada año. En primavera éstos pueden cortarse en tro­ zos, cada uno con un brote de desarro­ llo, que producirán vástagos basales que servirán como esquejes de base (véase D a lia s , Cómo propagar a partir de es­ quejes de base, p. 227). T u pin a m b o

Injertos y brotado

En una amplia gama de plantas leño­ sas y algunas herbáceas, un tallo brota­ do, o púa, se injerta sobre un patrón de otra especie o cultivar para obtener una planta compuesta con mejoras caracte­ rísticas. La mayoría de manzanos, pe­ rales y árboles frutales de hueso se pro­ pagan así. El patrón puede ser más resistente a las enfermedades de las raí­ ces que la púa o más adecuado a un me­ dio en particular. A menudo, especial­ mente en el caso de los árboles frutales, se elige el patrón porque es capaz de controlar el desarrollo de la púa para producir una planta empequeñecida o muy vigorosa. A veces se injerta una púa de un cultivar difícilmente multiplicable a partir de esquejes sobre un patrón fáciimente arraigable. El patrón también influye en la edad en la que el árbol pro­ duce frutos, además de su tamaño y la calidad de su piel los patrones empequeñccedores en general producen frutos antes. Por el contrario, el ciclo de desa­ rrollo del patrón puede verse afectado por la púa del cultivar, que a su vez in­ fluencia la resistencia al frío. Las reac­ ciones frente a la acidez del suelo tam­ bién pueden verse afectadas por la interacción entre el patrón y las púa de los cultivares.

y

B

r o t a d o

Otros tipos de órgano de almacenamiento Las plantas como Saxífraga granúlala y algunas especies de Kalanchoe y es­ párragos desarrollan brotes redondos tipo bulbo alrededor de las axilas de sus vástagos, que pueden separarse y culti­ varse individualmente de la misma ma­ nera que los bulbillos o los tallos bul­ bosos pequeños (véase p. 540). En algunas plantas acuáticas, como Hydrocharis y Myriophyllum, estas es­ tructuras de brotes se conocen como «turiones». Cuando maduran, caen de la planta madre con naturalidad, se hun­ den en el agua y se convierten en plan­ tas nuevas. *

Hoja

L

S mk H y d ro c h a ris ” \MORSUS-RANAE

Tallo antiguo

Tubérculo de tallo

\ Trozo joven y sano cortado para propagar

Éstos son vástagos que crecen de manera horizontal, generalmente debajo pero a veces encima de la superficie del suelo. Se propagan cortando los rizomas en trozos jóvenes y sanos, cada uno con

n j e r t o s

Turión

Es una porción de raíz en la base del ta­ llo que se hincha en verano y se modi­ fica, convirtiéndose en un órgano de al­ macenamiento, o tubérculo, como las dalias. Tales plantas pueden propagar-

Cuándo injertar Los injertos se llevan a cabo entre fines de invierno y principios de primavera, cuando el cámbium está más activo; es­ tas condiciones tibias también estimu­ lan la formación de células de callos. El tiempo caluroso de fines de estación po­ dría resecar las células de cámbium. El injerto de brotado en forma de «T» se suele llevar a cabo entre mediados y fines de verano, cuando existen brotes de púa bien desarrollados disponibles y el material de patrones jóvenes es de un diámetro apto. La planta del patrón debe estar en desarrollo activo, de ma­ nera que la corteza pueda levantarse de la leña y permitir la inserción del brote —acción que se conoce como desliza­ miento de la corteza. El injerto de bro­ tado de astilla puede hacerse durante un período extenso porque la astilla se co­ loca al lado del patrón en vez de desli­ zaría bajo la corteza.

Tejido para Ialmacenar alimentos

tas y las células de paredes delgadas de la unión del injerto son vulnerables a hongos y bacterias, de manera que un único corte sea suficiente. El medio am­ biente de propagación, el material de plantas preparado y las ligaduras tam­ bién deben estar limpios. Una vez que el material para el rizo­ ma y la púa han sido seleccionados y cortados a medida según el tipo de in­ jerto, sitúe los dos trozos cuidadosamen­ te para obtener un contaco cámbico máC a p a d e C á m b iu m Nodulo Corteza Cámbium Centro meduloso

Cómo injertar Las navajas han de ser estériles y afila­ das, ya que los cortes producidos duran­ te el injerto dañan las células de las plan­

Para un buen injerto, el cámbium de la púa debe encajar bien sobre el de ¡a corteza.

ximo. Si los materiales a injertar fueran de anchos diferentes, asegure que la capa de cámbium de al menos una cara del injerto esté en contacto. La actividad del cámbium es central en el proceso de in­ jerto —un tira estrecha continua de cé­ lulas de paredes delgadas entre la cor­ teza y la leña— que produce células nuevas responsables del engrasamiento del tallo. Unos días después de injertar, la zona entre el rizoma y la púa debe lle­ narse de células de callo de paredes del­ gadas. Las células cámbicas del rizoma y la púa junto al callo joven influencian las células vecinas, y se genera un puente cámbico completo entre ambas partes. Antes, los injertos se sujetaban con rafia y se cubrían con cera para evitar el resecado, ahora la cera se usa menos y la rafia ha sido substituida por cinta adhesiva de plástico transparente, que sella mejor la unión. Las existencias cul­ tivadas en tiestos deben conservarse en un medio ambiente protector adecuado, una vez injertadas (véase «Invernade­ ros», p. 542 y «Cajoneras frías», p. 543). Examine el injerto y retire la cinta una vez que el injerto haya prendido. Duran­ te la siguiente estación, recorte la plan­ ta del rizoma encima del vástago nuevo desarrollado desde la púa injertada.

Injerto de brote de

Injerto de escudete

Se retira una «astilla» de leña madura del patrón y se reemplaza con otra equi­ valente de la púa —o palo de b ro te de un tamaño similar que tenga un brote (véase E l J a r d ín d e F r u t o s , «Injerto de brote de astilla», p. 372).

Se practica un corte cor­ to a través de la capa de cámbium del patrón, se­ guido por un corte incli­ nado hacia la base del pri­ mer corte. Se retira la astilla, reemplazando por la púa, cuya forma enca­ ja en el corte del patrón (véase Á r b o l e s O r n a ­ m e n t a l e s , «Injerto de es­ cudete», p. 58 y A r b u s t o s O r n a m e n ­ t a l e s , «Injerto de escudete», p. 90). Injerto de cuña lateral

Injerto de brote en forma de «T»

Injerto de cuña apical

El patrón se corta plano y se retira una astilla en for­ ma de cuña del centro, en el que se introduce la púa (véase A rb u sto s O r n a m e n ­ ta les , «Injerto de cuña api­ cal» p. 91).

Injerto de plantón

y lengüeta

Injerto de sillín

La parte superior del rizo­ ma tiene forma de sillín con las caras inclinadas hacia arriba. Después se confor­ ma la púa de manera que encaje firmemente por en­ cima del extremo del patrón (véase A r b u sto s O r n a m e n ­ t a l e s , «Injerto de sillín», p. 90).

Haga cortes inclinados que encajen en la púa y el patrón; corte lengüetas poco profundas a lo largo de los cortes incli­ nados para que la púa quede bien fija al patrón (véase E l J a r d ín d e F r u t o s , «Injerto de plantón y lengüeta», p. 373). Puente cámbico

Injerto de acoplado basal

En esta técnica, sólo se injerta el brote de la púa en el patrón cortando una «T» en la corteza del patrón e insertando el brote debajo (véase E l J a r d ín d e R o ­ sas , «Injerto de brotes», p. 132).

Se hace un corte hacia abajo y ligera­ mente hacia dentro en un lado del pa­ trón. Se prepara la púa haciendo dos cortes oblicuos en la base. Se introduce la base en forma de cuña de la púa en el corte del patrón, de manera que el cámbium esté alineado, y se sujeta.

El medio ambiente de propagación Durante la propagación, las plantas son muy vulnerables y, por tanto, el medioambiente es muy importante. El tipo de medio ambiente depende del méto­ do de propagación elegido y de la rela­ tiva madurez del material de las plan­ tas. Por ejemplo, la propagación a partir de esquejes con hojas requiere un me­ dio ambiente más estrechamente contro­ lado que los esquejes sin hojas.

Invernaderos Es esencial que el invernadero tenga una ventilación adecuada y, durante la esta­ ción de desarrollo, un sombreado apto (véase «Creación del medio ambiente correcto», p. 481). Durante los dos me­ ses anteriores y posteriores al verano, aplique una pintura sombreadora al ex­ terior del invernadero para que las plan­ tas propagadas no sufran un estrés in­ necesario a causa de condiciones climáticas extremas (véase «Pinturas de So m b r e a d o

de

Invernaderos

sombreado», p. 484). Se puede proveer un sombreado protector adicional mon­ tando un tejido sombreador sobre guías de alambre o a lo largo del banco o in­ vernadero. Protección de esquejes hojosos

Como los esquejes con hojas no tienen raíces y no pueden absorber agua para reemplazar con facilidad la perdida a través de las hojas, deben tener una pro­ tección ulterior dentro del invernadero. Una lámina de plástico transparente o un saco de plástico colocado encima de una bandeja con esquejes es perfec­ tamente satisfactorio, a condición de proveer la sombra adecuada. El vapor de agua que se condensa en el interior del plástico ayuda a evitar que los es­ quejes se deshidraten. Los esquejes blan­ dos pueden sucumbir a las enfermeda­ des si el plástico los toca; introduzca una estructura de cañas o alambres en el abono para mantener el plástico sin to-

(Climas templados)

Para evitar que el invernadero se recaliente durante la propagación, aplique una o más capas de pintura de sombreado, según las condiciones climáticas y la estación. Los invernadero en emplazamientos abiertos y soleados son especialmente propensos a recalentarse. P r im a v e r a D ía s G r is e s

Blanqueado

D áas

C a p a d e tela

So le d a d o s

so m b r e a d o r a

T ela s o m b r e a d o r a a d ic io n a l

Blan qu eado

Verano

O toño

I n v ie r n o

Recorte el patrón en ángulo oblicuo de­ jando 5-8 cm. Después prepare la púa. Si la púa fuera más delgada que el pa­ trón, corte el patrón horizontalmente y después en sentido oblicuo para que encaje. Injerto plano

El extremo del patrón y el de la púa se cortan horizontalmente (véase C a c t u s y O t r a s S u c u l e n t a s , «Injerto plano», p. 275). Propagador

de

■ B | Restos de lengüeta Rizoma I n je r t o d e P l a n t ó n y L e n g ü e t a

La púa y el patrón se unen gradualmente, formando una planta nueva.

T a p a R íg id a

Los esquejes están turgentes porque la mayor parte de la humedad en un propagador de tapa rígida se conserva dentro de la unidad y así arraigan más sana y rápidamente. car los esquejes. Sin embargo, en estos esquemas cerrados, una temperatura del aire excesiva puede acumularse en con­ diciones de mucho calor; los contene­ dores con esquejes deben mantenerse en un sitio sombreado pero luminoso ale­ jado de la luz del sol. Los propagadores de plástico rígido requieren un sombreado similar al de las láminas de plástico y generalmente pro­ porcionan un medio ambiente más seco, porque el vapor de agua puede filtrarse a través de sus agujeros de ventilación: éstos deben mantenerse cerrados hasta que los esquejes arraiguen y estén pre­ parados para templar. Una unidad de rocío proporciona el mejor sistema de propagación veranie­ ga, pero en el caso de una propagación de principios y fines de estación debe combinarse con calor basal. Idealmen­ te, la unidad de rocío debe mantener una película de agua constante encima de la superficie de las hojas; una cierta can­ tidad de agua seguirá perdiéndose des­

de las hojas a causa de la transpiración, pero ésta será reemplazada por el agua «aplicada» durante el proceso de ro­ ciado. Sin embargo, como el rocío se aplica en chorros, la humedad del invernade­ ro fluctúa y, por lo tanto, la película de agua encima de cada hoja inevitable­ mente será imperfecta y se producirá una cierta pérdida de agua. Los sistemas de rocío completos comprenden tuberías de alimentación, filtros de agua, boquillas y un solenoide y un censor que regulen la frecuencia del rociado (véase «Uni­ dades de rocío», p. 488). Para los esquejes de leña blanda, que marchitan con facilidad, el mejor siste­ ma consiste en instalar un tienda de plás­ tico transparente baja justo encima de las boquillas rociadoras. Esto asegura una humedad ambiental más elevada en­ tre chorros de rocío que el rociado per­ manente. Es importante sombrear un sistema cerrado de este tipo durante los días soleados.

E fecto s

del

C a l o r B asa l

Calor basal La mayoría de los procesos biológicos se aceleran a temperaturas altas, por lo tanto, si eleva la temperatura del abono acelerará la velocidad con la que germi­ nan las semillas y arraigan los esquejes. Para los invernaderos pequeños, lo mejor son los cables o las esterillas de calefacción (véase «Ayudas a la propa­ gación», p. 488). La temperatura está controlada por un termostato de vari­ lla o un controlador electrónico. Si se usan en sistemas de rocío cerrados, pue­ den acumularse temperaturas del aire ex­ cesivas en días soleados, durante los que la calefacción debe desconectarse.

C ir c u l a c ió n d e A ir e Como el aire frío se expande y se eleva al calentarse, la tapa de una cajonera fría debe estar abierta durante tiempo cálido para permitir que un poco de aire escape y que la temperatura permanezca fresca.

en u na

sarrollarse temperaturas dañinamente altas durante los días calurosos.

Unidades de propagación calentados Cajoneras frías

Raíces corlas y pobres Raíces largas y sanas

Estas unidades independientes son muy útiles para alargar la estación de propa­ gación en invernaderos sin otra calefac­ ción (p. 488). Como las unidades poseen cargas de calefacción superiores a los 160 vatios por m2, recomendados para los sistemas de rocío, deben instalarse termostatos eficaces; si no podrían de-

Cultivo de la planta propagada

Para la buena propagación de las plan­ tas, el jardinero no sólo debe preparar bien el material sino que también será necesario cuidar y seguir cultivando las plantas jóvenes en un medio adecuado, hasta que hayan alcanzado un desarrollo suficiente como para sobrevivir en el jar­ dín. En etapas claves de la propagación, la inexperiencia práctica o el descuido pueden matar plantas bien arraigadas.

Cuidado de plantas durante la propagación Como la mayoría de formas de propa­ gar implican el corte de varias partes de las plantas que se multiplican, los teji­ dos de las plantas están expuestos a en­ fermedades; por lo tanto, es importan­ te mantener condiciones de higiene en la zona de propagación. Debe limpiar las herramientas y bancos a fondo (por medio de un desinfectante suave si fue­ ra necesario) y eliminar el material de plantas muertas o dañadas. La tierra para tiestos siempre debe ser fresco y es­ téril. También puede aplicar soluciones fungicidas para proteger los plantones (por ej. compuesto de Cheshunt) y los esquejes con hojas (por ej. con captan o benlate), siguiendo las instrucciones del fabricante. Al preparar tiestos o bandejas con tie­ rra para semillas, afirme el abono con un prensador, en especial alrededor de los bordes del contenedor. El agua sur­ ge a través de la tierra por acción capi­ lar y, sin el afirmado, pueden formarse

A f ir m a r la T ie r r a Asegure que las semillas germinen en una tierra afirmada y nivelado, para que la acción capilar y el desarrollo de los plantones no se vea impedido por bolsas de aire en la tierra. bolsas de aire y las columnas de agua, esenciales para la capilaridad, se rom­ pen. Sin embargo, no afirme la tierra de mantillo: un medio lleno de raíces debe estar bien aireado y tener una estructu­ ra abierta para lograr el óptimo desarro­ llo de las plantas. La tierra en el que crecen las plantas propagadas debe estar húmedo pero no empapado. Un medio empapado redu­ cirá el oxígeno disponible y las raíces po­ drían morir o sucumbir a alguna enfer­ m edad. También es im portante mantener el medio ambiente correcto hasta que las plantas jóvenes sean lo bas­ tante fuertes para ser templadas (véase «El medio ambiente de propagación», p. 542). TVasplante plantones para evi­ tar que se apiñen, ya que sin la libre cir­ culación del aire alrededor de las plan­ tas jóvenes, podrían producirse condiciones estancadas y causar la po­ dredumbre por el pie (p. 564). Retire las hojas caídas y el material muerto. La mayor parte de las mezclas de tie­ rra para tiestos orgánicas son ácidas, con

Sirven para criar plantones a principios de la estación y para propagar esquejes con y sin hojas. Si fuera necesario, tam­ bién se puede instalar una calefacción en la base (véase p. 542). Cuando las temperaturas caen por debajo de —5o C, las cajoneras deben aislarse con ca­

C a jo n e r a F r ía

pas gruesas de arpillera o esterillas de coco para evitar daños por las heladas al material de las plantas.

Campanas y politúneles en el exterior Se usan para que los plantones comien­ cen a desarrollarse de manera precoz en' el huerto. En este medio ambiente tam­ bién prosperará una amplia gama de es­ quejes fácilmente arraigados (p. 490).

siado ácido puede indicar déficit de cal­ cio y manganeso.

Templado

Acción I capilar interrumpida

un pH de menos de 7 y la proporción ideal para una mezcla orgánica es de 5-5,5. Existen equipos sencillos para me­ dir el pH. Una tierra o suelo muy alca­ lino reduce la cantidad de hierro, fós­ foro, manganeso y boro disponible para la planta, mientras que un suelo demaPODREDUMBRE DEL PlE

El templado de las plantas propagadas, proceso por el cual las plantas jóvenes se aclimatan a las condiciones del exte­ rior, no debe ser apresurado porque las ceras naturales que recubren las hojas de­ ben variar la forma y el espesor para re­ ducir la pérdida de agua. Los poros esto­ máticos de las hojas también necesitan adaptarse a condiciones de menor apoyo. Si fuera adecuado, comience por des­ conectar el calor del propagador o uni­ dad de rociado y durante el día, levante la cubierta durante períodos cada vez más prolongados. Finalmente, se pue­ den retirar las cubiertas de día y de no­ che. Si la planta ha estado en el medio ambiente protector del invernadero y debe ser plantada en el exterior, el pró­ ximo paso será colocarla en una cajo­ nera fría. Ésta también debe cerrarse al principio y después abrirse por etapas. El templado puede tardar unas dos o tres semanas.

Macizos viveros exteriores

Los plantones pueden pudrirse por el pie si están apiñados, si están cultivados en condiciones húmedas y poco ventiladas o si sufren daños por heladas.

Si propaga plantas en cierta cantidad, un macizo vivero exterior puede propor­ cionar las mejores condiciones para se­ guir cultivando plantas y plantones jó ­ venes recién propagados en tiestos y otros contenedores, una vez templadas. El macizo vivero puede ser de cualquier

M a c iz o d e T ela P e r m e a b l e Encierre el macizo de vivero con labias bordeadoras y revista con una tela permeable al agua colocada sobre el suelo.

al

Nivel del suelo

tamaño. Primero prepare un emplaza­ miento nivelado y después acátelo con tablas para bordear de madera de 8 cm de alto. Hay dos tipos de macizo exte­ rior: macizos de tela permeables al agua y macizos de arena. Macizos de tela permeables al agua En esta opción más sencilla, se tiende polipropileno negro, tejido o esterillas

Técnicas avanzadas

Desde mediados del siglo XX, se han in­ troducido muchos métodos nuevos de propagación en el comercio. Éstos de momento se reducen a «viveros de la­ boratorio» que utilizan tecnologías avanzadas, pero los resultados de sus in­ vestigaciones están afectando a varias ra­ mas de la horticultura.

Micropropagación La micropropagación utiliza «explan­ tas», diminutos trozos de material de plantas. Cada cxplanta se sigue cultivan­ do en un contenedor de cristal o plásti­ co en un medio con nutrientes orgáni­ cos, sales minerales, hormonas y otros elementos necesarios para el desarrollo y se coloca en un medio ambiente con­ trolado y estéril. La explanta se multi­ plica, formando numerosos vástagos o plántulas completas, que entonces se arraigan como «microesquejes» o, si ya M ic r o p r o p a g a c ió n En condiciones estériles se extrae una porción microscópica de tejido de una planta. Dicha porción —o explanta— se divide Iderecha) y se sigue cultivando bajo condiciones de tubo de ensayo (extrema derecha). Una vez que sea lo bastante grande, puede seguir dividiéndose o cultivar para formar plántulas.

A gua

Tabla bordeadora colocada a 8 cm ™bre el nivel del suelo

Tela permeable al agua

Flujo del agua en dos direcciones a través del suelo

M a c iz o d e En este tipo de macizo de vivero, los contenedores se colocan encima del relleno de arena gruesa.

suelo no fuera bien drenado y arenoso o si la superficie preparada sigue desi­ gual, cubra con un poco de arena antes de tender la tela.

hubieran arraigado, se los adapta a las condiciones del invernadero. Es vital mantener condiciones estériles todo el tiempo; el traslado del material de plan­ tas desde la cultura a un invernadero es muy difícil. La micropropagación se utiliza prin­ cipalmente para plantas de mucho va­ lor, por ejemplo para la introducción rá­ pida de nuevos cultivares, para plantas difíciles de propagar por otros medios y para producir existencias libres de en­ fermedades. Las mejoras técnicas y la automatización acabarán por bajar mu­ cho los costes.

ga, tomates y pimientos susceptibles al virus mosaico de los pepinos se les puede dar un gen que minimiza el efecto. Tam­ bién se puede lograr que las petunias y las plantas del tabaco sean resistentes a ciertos herbicidas. El potencial de la ingeniería genética es muy amplio, especialmente en cuan­ to al desarrollo de cultivos horticulturales como el arroz y otras hortalizas. Los ejemplos comprenden ciertas pata­ tas que no sufren un endulzamiento a bajas temperaturas para fabricar pata­ tas fritas; semillas de nabo alteradas para aumentar el rendimiento de aceite para margarina y tomates a los que se les ha introducido un gen que permite cose­ charlos cuando están rojos y maduros (en lugar de verdes e inmaduros), de ma­ nera que sean más sabrosos pero firmes y menos propensos a daños durante el transporte hasta el mercado.

Ahora se puede identificar e incluso ex­ traer ciertos genes de las células de las plantas e introducirlos en otra célula, no necesariamente de la misma especie. Por ejemplo, a algunos cultivares de lechu­

Planta embrionaria

Condiciones de tubo de ensayo estériles

Arena Flujo de agua en dos direcciones a través de la arena

Plástico cortado 2,5 cm por debajo de la superior dé. las tablas

de malezas sobre la superficie del suelo acotada por las tablas de madera. El te­ jido suprime las malezas y ayuda a ais­ lar las plantas colocadas sobre la super­ ficie de enfermedades transmitidas por el suelo. Estos macizos también permi­ ten que los contenedores drenen libre­ mente, permitiendo, sin embargo, que las plantas tengan acceso al agua del suelo a través de la acción capilar. Si el

Ingeniería genética

Tabla bordeadora a 8 cm sobre el del suelo

Macizos de arena Un macizo de arena tiene la ventaja, so­ bre el de tela permeable, de reducir el riego necesario. Tienda una lámina de plástico doble sobre el suelo prepara­

Adelantos en la propagación de semillas Se han desarrollado nuevos métodos para mejorar la velocidad y uniformi­ dad de la germinación de las semilla. Las semillas se sumergen en soluciones de sales, como cloruro de sodio o nitrato de potasio, o en soluciones de polietileno glicólico. Así, se las prepara para la germinación pero se secan antes de la aparición de la radícula y se las emba­ la, listas para la venta. Las semillas pue­ den sembrarse convencionalmente según las necesidades. Se han desarrollado semillas en hile­

Nivel del suelo Macizo semillero preparado

do y por encima de las tablas bordea­ doras. Cubra el plástico con arena gruesa sin cal dejando 2,5 cm del borde superior de las tablas bordeadoras. Después recorte la lámina de plásti­ co hasta el nivel de la arena. Rellene con más arena hasta el borde superior de las tablas y nivele arrastrando una tabla por encima.

ras líquidas y otras recubiertas para fa­ cilitar un sembrado uniforme. Las hile­ ras líquidas contienen semillas prepara­ das para germinar dentro de un gel, por ejemplo una pasta para empapelar libre de hongos, que entonces puede aplicarse en los surcos para semillas como si fue­ ra pasta dentífrica. Las semillas recu­ biertas lo están de un material inerte que puede contener fungicidas, nutrientes y/o tintura fluorescente. Entonces las se­ millas se pueden manipular individual­ mente y sembrar de manera más uni­ forme.

Semillas producidas artificialmente Algunos tejidos de flores introducidos en un medio de cultivo líquido especial, desarrollan numerosos embriones —ca­ da uno similar al embrión dentro de la semilla. Si se los separa del medio y se los recubre con un material sintético, es posible producir semillas artificiales. Este procedimiento, embriogénesis so­ mático, puede conducir a la fabricación de grandes cantidades de así llamadas «semillas» genéticamente uniformes.

Hidrocultivo Las semillas y esquejes se propagan en una solución de cultivo o en un medio de soporte inerte, como arena, gravilla, gránulos de arcilla o lana de roca, ba­ ñada en una solución nutriente (p. 449). Esta técnica se emplea en regiones donde es difícil obtener una tierra adecuada.

P roblemas

7 de las

P lantas

puede sufrir problemas después decidir qué acción es la correcta para resolver ¡a situa­ causados por enfermedades y trastornos de las plantas, ción. Los tratamientos disponibles actualmente comprenden una por estragos ocasionados por plagas y por plantas aho­ diversidad de métodos orgánicos y biológicos, además del uso de gadas por malezas. Siguiendo todos los principios del buen culti­ productos químicos. Un buen manejo del jardín depende del vo delineados en este libro, debería ser posible mantener estos pro­ aprendizaje de cómo evitar que estos problemas se den y, si esto blemas al mínimo. Sin embargo, en algunos casos graves, fallara, reconocerlos en una etapa temprana, cuando se los puede ocasionalmente resultará necesario diagnosticar un problema y tratar con mayor facilidad.

H

a s t a e l j a r d in e r o m á s e x p e r t o

Plagas, enfermedades y desórdenes fisiológicos La mayor parte de los síntomas de los problemas de las plantas son fáciles de observar. Un árbol, arbusto o planta puede no producir hojas ni florecer en absoluto. Los insectos —que pueden ser la causa de la mala salud de la planta— podrían verse en partes o en la totali­ dad. A veces, una infestación o enfermedad de las raíces se nota primero por síntomas en las hojas. Este capí­ tulo aporta información detallada acerca de cómo pre­ venir y controlar las plagas, enfermedades y trastor­ nos fisiológicos que pueden causar dichos problemas.

C ó m o D ia g n o s t ic a r

los

S ín t o m a s

d e las

P lantas

¿Qué es una plaga? Las plagas son animales que causan daños a plantas cultivadas. Algunas, como las de babosas, caracoles y conejos, son bien conocidas; pero la mayoría son in­ vertebrados pequeños, como ácaros, angilulas, cochi­ nillas y milpiés, que son plagas de plantas menos evi­ dentes. El mayor grupo en esta categoría es el de los insectos. Las plagas pueden dañar o destruir cualquier parte de la planta y, en algunos casos, la planta ente­ ra. Se alimentan de varias maneras: chupando savia, minando hojas, desfoliando u horadando tallos, raí­ ces o frutos. A veces ocasionan desarrollos anorm a­ Donde resulte obvio que las hojas han sido devoradas les, conocidos por agallas. Algunas plagas dañan las por alguna clase de plaga, diríjase a la sección relativa plantas de manera indirecta, extendiendo enfermeda­ a «Hojas comidas» para identificar ¡a causa. des víricas o fúngales, mientras que otras las recubren con un excremento azucarado que estimula el desarrollo de mohos tiznados. Los trastornos están causados por deficiencias de nu­ trición o por condiciones de almacenamiento o desa­ rrollo inadecuadas. Una temperatura, una alimenta­ ción o riego inadecuados o caprichosos, poca luz o Cualquier condición patológica ocasionada por otros condiciones atmosféricas insatisfactorias pueden lle­ organismos, como virus, bacterias u hongos. Las fún- var a trastornos fisiológicos. También pueden causar gicas son las más comunes, las bacterianas relativamen­ problemas las deficiencias en sales minerales, esencia­ te raras. Los síntomas varían en cuanto a su aparien­ les para el buen desarrollo. Tanto el tiempo como lascia y gravedad, pero el desarrollo y la salud de la planta condiciones de cultivo o del suelo pueden afectar una casi siempre se ven afectadas y, en ataques severos, in­ gama de plantas. Los problemas se aprecian a través cluso puede morir. La velocidad de la infección depende de síntomas como la decoloración de las hojas o el mar­ del clima y las condiciones de desarrollo. En algunos chitamiento de los tallos. Una planta que carece de casos, el organismo causante de enfermedades (pató­ agua, alimento o las condiciones ambientales adecua­ geno) se difunde por un portador, como un pulgón. das parecerá enferma y estará mucho menos capacita­ El patógeno a veces es visible bajo la forma de una da para resistir ataques de plagas o enfermedades fúndecoloración, como en el caso de las royas. Los sínto­ gicas, víricas o bacterianas. A menos que los problemas mas como decoloración, distorsión o marchitamiento se diagnostiquen y traten correctamente, las plantas son señales típicas de infestación. afectadas podrían morir.

¿Qué es un trastorno?

¿Qué es una enfermedad?

Cuando una planta muestra varios síntomas, diríjase a la sección relativa a la planta completa o a la relativa al peor aspecto, en este caso las hojas descoloridas.

Cómo utilizar este capítulo Esta parte del libro permite al jardinero diagnos­ ticar y tratar problemas de las plantas. Está or­ ganizada según el lugar de los síntomas (como flo­ res deformes u hojas descoloridas) en secciones referidas a hojas, tallos, llores, frutos, raíces y tu­ bérculos, bulbos, plantas completas y césped. En las secciones principales los problemas están agru­ pados según el tipo de síntoma; por ejemplo, to­ das las manchas amarillas de las hojas están jun­ tas. Para identificar un problema, véase la sección correspondiente. Si no lo encuentra, consulte las remisiones al final de dicha sección. Cada entra­ da enumera las plantas afectadas, síntomas, cau­ sas del problema y cómo controlarlo. En la p. 572 hay una lista de los controles mencionados, jun­ to al nombre de los tratamientos disponibles.

Prevención de problemas

T r a m pa

o r g á n ic a p a r a

T ije r e t a s

Siempre compre plantas fuertes y vigorosas de aspec­ to sano. No compre las que muestran indicios de muerte desde los extremos o tallos descoloridos, con tengan hojas de un color anormal para la época del año o que estén marchitas o deformadas. No compre las que muestren señales claras de infestación por plagas o en­ fermedades. Examine el cepellón de los árboles y ar­ bustos cultivados en contenedores: no compre si tu­ vieran las raíces apiñadas o poco desarrolladas. Controle que la planta sea adecuada a su ubicación final, teniendo en cuenta el tipo, textura y pH del sue­ lo, el aspecto del emplazamiento y si es resistente a las heladas. Plante con cuidado, asegurando que el suelo esté bien preparado y que las raíces estén correctamente extendidas. Cada tipo de planta tiene necesidades de riego, alimentación y, donde haga falta, podado, dife­ rentes. Si una planta estuviera muy enferma o ataca­ da por plagas, sería imposible revivirla; debe retirar­ Un tiesto invertido lleno de hierbas secas colocado la, especialmente si el problema pudiera extenderse a sobre una caña atrae tijeretas (véase p. 548). Retire otras cercanas. Si no prospera, intente descubrir la cau­ el tiesto y queme la hierba cada dos días. sa y trate de vencer el problema.

Control orgánico Éste utiliza métodos naturales para ayudar a que las plantas se recobren y resistan a las plagas y enferme­ dades. Dichos métodos han jugado su papel en los jar­ dines durante mucho tiempo, pero en años recientes han despertado mucho interés. Tratamientos orgánicos y trampas

Algunos preparados químicos tienen un origen natu­ ral: por ejemplo el piretro se origina de la margarita de piretro. Otros tratamientos orgánicos son el polvo de rotenona, el jabón suave y el polvo de azufre. Es­ tos pueden obtenerse en polvo o como rocíos líquidos; su uso es seguro y los daños por el rociado no son un problema. Pero son de corta duración y sólo actúan en contacto con la plaga o la enfermedad, por lo que requieren aplicaciones regulares y concienzudas. Las trampas orgánicas son de fácil construcción. Las tije­ retas pueden atraparse con tiestos invertidos y las lar­ vas del escarabajo de resorte con patatas o zanahorias viejas clavadas en un palo y enterradas. En los inver­ naderos, las moscas blancas (que son atraídas por el color amarillo) pueden atraparse con una tarjeta ama­ rilla engrasada. Examine dichas trampas regularmen­ te y deshágase de las plagas.

Plantado de acompañamiento

Ciertas plantas acompañantes, cultivadas junto a un cultivo, pueden ayudar a reducir el ataque de plagas y enfermedades. Algunas hierbas de olor fuerte, como ia hierbabuena o el ajo, pueden repeler plagas atraí­ das a las plantas por su olor, alejándolas de las plan­ tas cercanas. Un plantado deliberado de plantas hués­ ped puede alejar plagas de otras plantas o atraer predadores que coman tales plagas: como los mastuer­ zos (Tropaeolum) son susceptibles a los pulgones, plan­ te claveles de la China (Tagetes patula) cerca, ya que éstas atraen hoverflies, que se alimentan de pulgones. Plantas resistentes

Algunas plantas son resistentes al ataque de plagas y enfermedades. Los cultivadores han podido aprove­ charlo y han producido cultivares con una resistencia frente a algunas plagas y enfermedades más alta que el promedio. Las plantas cultivadas resistentes compren­ den algunas lechugas cabeza de mantequilla, raramente afectadas por ef pulgón de la raíz de lechuga. Las plan­ tas resistentes a las enfermedades incluyen algunos cul­ tivares de tomates, resistentes al moho de las hojas de tomate y la rosa trepadora ‘Maigold’, que muestra cier­ ta resistencia a enfermedades como el moho polvoso, royas y la mancha negra. En algunos casos, la resistencia parece total, pero aún una planta resistente puede sucumbir a una en­ fermedad dada si sus condiciones de desarrollo son po­ bres, o si otros factores, como el clima, la debilitan. Antes de comprar, controle si existen cultivares resis­ tentes a plagas y enfermedades disponibles con facili­ dad. La disponibilidad de plantas resistentes varía de año en año, así que examine catálogos cada año para obtener esta información. Higiene del jardín

P l a n t a d o d e A c o m p a ñ a m ie n to

Los claveles de la China atraen ‘hoverflies’, alimentadas por pulgones que atacarían plantas cercanas.

Una de las maneras más efectivas de controlar las pla­ gas y enfermedades es la buena higiene del jardín. Elija plantas vigorosas y asegure que tengan las condicio­ nes óptimas de cultivo para un desarrollo eficaz. Exa­ mine las plantas para identificar un problema nuevo lo antes posible, ya que una infestación bien estableci­ da es mucho más difícil de erradicar que una identifi­ cada y tratada de inmediato. La eliminación de partes enfermas y algunas plagas, como las orugas blancas de la col, ciertamente ayuda­ rá a controlar infecciones. Cualquier resto de plantas enfermas o infestadas (o cualquier material sospecho­ so de lo mismo) debe quemarse; de otro modo, la pla­

ga o el patógeno podrían sobrevivir, invernar y volver a infestar en primavera. La basura del jardín debe des­ truirse o, donde se pueda, convertirse en compost. de los cultivos La rotación de cultivos de vegetales cada 3 o 4 años ayudará a prevenir que las plagas y enfermedades por­ tadas por el suelo se establezcan y aumenten hasta un nivel peligroso. Sobre cómo planear un sistema de ro­ tación de cultivos véase E l H u e r t o , «Rotación», p. 307. Aunque en el caso de las hortalizas se utilice una planificación de rotación estricta, vale la pena rotar anuales y bulbos en los casos posibles, pues reduce el incremento de enfermedades como la de las violetas y el abrasado de tulipanes. Si cultiva un tipo de planta en el mismo suelo du­ rante unos años también puede tener problemas (por ejemplo, «Suelo enfermo de rosas», p. 122). Si apare­ ce una enfermedad como la de las violetas, retire las plantas y cultive otras no relacionadas botánicamente que no sean susceptibles en el emplazamiento. Rotación

Control biológico Esta expresión describe la restricción del daño causa­ do por plagas introduciendo enemigos naturales deli­ beradamente, como predadores, parásitos y enferme­ dades. En el interior del invernadero, donde las plagas pueden desarrollar una inmunidad a los químicos, a menudo es la única manera eficaz de controlarlas. Este control biológico es menos practicable en las condiciones relativamente poco controladas del jardín, especialmente si usa pesticidas, ya que podrían matar los controles además de las plagas. No todas las pla­ gas y enfermedades pueden controlarse con eficacia por controles biológicos adecuados; dado que se efec­ túan más trabajos sobre la ecología de insectos y en­ fermedades, se podrán introducir mayores controles. Controles de invernadero

Se pueden obtener controles biológicos para emplear en el invernadero de proveedores especializados. La lista que sigue proporciona algunos ejemplos. P la g a

C o n t r o l B io l ó g ic o

Ácaros araña roja

Ácaros depredadores

Moscas blancas

(Phytoseiulus persimilis)

La avispa parasitaria Encarsia formosa

Cocos

Mariquitas (Cryptolaemus montrouzieri)

Insectos de escamas blandas Pulgones

La avispa parasitaria Metaphycus helvolus

Depredadores de larvas de moscas (Aphidoletes apliidimyza)

Trips

Ácaros depredadores fesps. de Amblyseius)

Larvas del gorgojo Depredadores nemátodos de las viñas fesps. de Heterorhabditis) Orugas

Enfermedades bacterianas (Bacillus íhuringiensis)

Introduzca el control antes de que las plantas estén muy infestadas, ya que puede tardar varias semanas antes de ser efectivo. La mayoría de predadores y parásitos requieren tem­ peraturas diurnas de 2 1 ° y una buena intensidad lu­ mínica, con el fin de criar más rápidamente que las plagas. Restrinja el uso de pesticidas, ya que la mayo­ ría es dañina para los controles biológicos; las excep-

P A m ig o s

y

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A m ig o : P uer co espín

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ClBNPIÉS E nem ig o : M ilipiés

A m ig o : A r añ a de

Cienpiés plano

Cienpiés serpiente

J ard ín

ciones son el pirimicarbonato contra pulgones y los jabones insecticidas, que controlan una gran gama de pequeños insectos y ácaros. Algunas de las plagas más problemáticas, como los ácaros araña roja, las mos­ cas blancas y las larvas de gorgojos de viña, han desa­ rrollado un grado de inmunidad tan alto a los pestici­ das usados contra ellos que el control biológico es en la actualidad el único tratamiento eficaz disponible. Animales de jardín benéficos

No todos los insectos y otras criaturas del jardín son dañinos. Muchos no sólo son útiles para la planta sino que resultan esenciales para su supervivencia; muchos frutos, hortalizas y flores dependen de la polinización a través de insectos, como las abejas de miel, para lle­ var el polen de una flor a otra, permitiendo la fertili­ zación. En otros casos, algunas especies de predado­ res naturales pueden ayudar a controlar ciertos tipos de plaga y, por lo tanto, hay que estimular su visita al jardín. Los erizos, las musarañas, las ranas y los sa­ pos se alimentan de muchas plagas que habitan en el suelo. Los pájaros ocasionan ciertos daños en el jar­ dín, pero esta desventaja está ampliamente compen­ sada por la cantidad de plagas de insectos que devo­ ran. Algunos invertebrados, como los ciempiés, rapiñan plagas habitantes del suelo. Es posible diferenciar los ciempiés de los milpiés (que a menudo son dañinos) por el número de patas que lleva cada segmento de sus cuerpos: los ciempiés sólo tienen un par por segmen­ to, mientras que los milpiés tienen dos pares. Las arañas también son aliados útiles, ya que sus telas atrapan a innumerables insectos. Pero algunos insec­ tos son valiosísimos. Las mariquitas son un ejemplar conocido en muchos países y tanto las larvas como las adultas se alimentan de plagas como los pulgones. Las hormigas y las avispas, cuyas actividades dañan algu­ nas plantas, pueden ayudar al jardinero devorando otras plagas de insectos.

Control químico Esta es la expresión utilizada para describir la acción de destruir las plagas y enfermedades por medio de la aplicación de compuestos sintéticos a las plantas o sucios. Aunque actualmente el énfasis acerca del con­ trol orgánico está en aumento, el uso responsable y fru­ gal de químicos sigue jugando un papel valioso en el control de las plagas y enfermedades. Una combina­ ción sensata de los aspectos más adecuados de ambos métodos a veces proporciona la mejor solución a es­ tos problemas difíciles y recurrentes. y fungicidas La mayoría de los primeros (que se emplean para ma­ tar insectos, ácaros y otras plagas) y los segundos (que se emplean para controlar las enfermedades fúngicas) por bien funcionan por contacto o son sistémicos. Los de contacto matan la plaga al arrastrarse sobre una superficie tratada o cuando el producto los alcanza de lleno (al rociarlos). Los fungicidas de contacto ma­ tan las esporas fúngicas que germinan y evitan una in­ fección ulterior, pero tienen poco efecto sobre los de­ sarrollos fúngales establecidos. Los químicos sistémicos son absorbidos ppor los te­ jidos de la planta y luego el flujo de savia los trans­ porta a toda la planta. Los fungicidas de este tipo, como el benomyl, el metil tiofanato y el carbendazim ma­ tan los hongos dentro de los tejidos de la planta. Los pesticidas sistémicos, como dimelhoale y heplenophos se usan sobre todo para las plagas que chupan sa­ via, y resultan menos útiles, salvo que estén mezcla­ dos con uno de contacto, contra plagas que tienen bocas masticadoras, como las orugas, escarabajos y tijeretas. Un rociado concienzudo de las plantas afec­ tadas, especialmente la parte inferior de las hojas, re­ sulta esencial para todos los pesticidas. A .veces se dan cepas resistentes a los pesticidas, especialmente con las plagas de invernadero persistentes, como la mosca blan­ ca y los ácaros araña roja. Los hongos tratados frecuentemente con fungicidas sistémicos también pueden desarrollar cepas resisten­ tes. A veces se puede vencer este problema utilizando mezclas diferentes, pero en el caso de las plagas de in­ vernadero el uso del control biológico (en la medida de lo posible) es a menudo una alternativa mejor (véase p. 546). Pesticidas

Formulación de preparados químicos

C o n tr o l B io ló g ic o

luis avispas Encarsia formosa parasitan las larvas de la mosca blanca, que ennegrecen y mueren.

El ingrediente activo de un preparado químico mata el organismo, y su fórmula determina su eficacia y uso. Los pesticidas y fungicidas están disponibles como lí­ quidos concentrados, pulverizados y polvos (a los que se puede incorporar un humectante para asegurar la penetración del ingrediente activo), humos, cebos y lí­ quidos diluidos listos para usar. Actualmente, éstos es­ tán formulados para asegurar su eficacia y seguridad óptimas, tanto para los jardineros como para el me­ dio ambiente, y no se expenden los dañinos.

D

e s ó r d e n e s

F

i s i o l ó g i c o s

Empleo de productos químicos sin riesgos Siga las instrucciones con precisión, en la forma y para el uso que el fabricante describe; los pro­ ductos químicos serán eficaces con un riesgo mí­ nimo para el usuario o el medio ambiente. Es ile­ gal, en algunos países, que los jardineros empleen productos químicos de un modo no acorde a las instrucciones. Siempre tome las siguientes precau­ ciones: • antes de rociar piense: ¿es realmente necesario? • elija el producto con cuidado: asegure que es el indicado para la tarea; • aplique el preparado en la proporción y frecuen­ cia manifestada en la etiqueta; • no mezcle los productos, salvo recomendación del fabricante; • observe siempre las precauciones sugeridas; • no rocíe al viento, para evitar daños a las plantas cercanas; • no rocíe durante a mediodía (ni durante días calurosos); el tiempo cálido y soleado aumenta el peligro de abrasar las plantas; • evite el contacto con piel y ojos; • no inhale polvos, humos o rocíos; • asegure que el producto no afecte los jardines de otros; • durante el tratamiento, mantenga alejados a los animales domésticos y a los niños; • no coma, beba o fume mientras aplica un producto; • elimine el sobrante con cuidado y lave bien los instrumentos utilizados; • 110 utilice los instrumentos para ninguna otra cosa que no sean los productos; • almacene los productos fuera del alcance de ni­ ños y animales; • guarde los productos en sus contenedores ori­ ginales, con sus etiquetas originales y conserve los prospectos.

Fitotoxicidad

Algunas plantas tienden a sufrir reacciones adversas a fungicidas e insecticidas. Esto se conoce por fitoto­ xicidad. Frecuentemente, las instrucciones del fabrican­ te enumeran las especies que no deben ser tratadas. Pero esa listas no pueden ser completas, ya que la reacción de planatas ornamentales a ciertos productos quími­ cos es aún desconocida. Si duda si cierto producto es adecuado, primero pruebe el fungicida o el insectici­ da en una zona pequeña de la planta, para medir la reacción probable, antes de tratarla por completo. 0 , si cultiva varias plantas del mismo tipo, pruebe con una sola. Varios otros factores, incluyendo la etapa de desa­ rrollo y las condiciones medioambientales en las que la planta se encuentra, también podrían aumentar la posibilidad de los daños por el producto utilizado. Los plantones, esquejes y pétalos de flores son mu­ cho más sensibles que el follaje maduro a variacio­ nes en las condiciones de desarrollo y, por lo tanto, podrían verse negativamente afectados por el trata­ miento. De manera similar, las plantas que padecen algún estrés nunca deben tratarse con productos químicos. Para evitar efectos secundarios en plantas adultas, nunca rocíe a pleno sol o cuando el área que rodea las raíces esté muy seca, o si han sido expuestas a temeperaturas muy altas o muy bajas.

P

r o b l e m a s

de

las

P

l a n t a s

Problemas de las hojas

Hojas comidas Babosas y caracoles

Cochinillas

Todos los plantones, trepadoras, pe­ rennes herbáceas, anuales pequeñas, plantas bulbosas, hortalizas, incluyendo patatas (véase también, «Babo­ sas», p. 566) y fresas. Síntomas Aparecen agujeros en el follaje y los tallos quedan pelados; quedan trazas plateadas de babas so­ bre las hojas o la superficie del suelo, y agujeros pe­ queños en la parte exterior de los bulbos y en la inferior

Plantas afectadas Plantones y otros desarrollos blandos, incluyendo fresas. Síntomas Aparecen agujeros en los plantones y en hojas de los extremos de los vás-/tagos, pero las cochinillas no \ S son plagas en general; co­ men material descompuesto de las plantas y suelen estar en plantas que ya han sido afectadas por otras plagas y enfermedades. Causa Cochinillas (Oniscus, Porcellio y esps. de Armadillium), también conocidas como cochinillos de tie­ rra o insectos de bolita. Son grises o gris marrón, a veces con dibujos amarillos o blancos, de I cm de lar­ go y cuerpos duros y segmentados. Comen de noche y de día se ocultan en sitios oscuros. Control Elimine desechos de plantas y mantenga los invernaderos limpios para reducir el abrigo. Proteja plantones con polvo de HCH o esparza bolitas de metiocarbono.

Plantas afectadas

Babosas debajo de las hojas

Agujeros en las hojas

-

Milpiés Rastro de babas plateado

Tallos pelados

de los tallos, que llevan a grandes cavidades interiores. Causas Babosas (Milax, Arion y esps. de Deroceras) y caracoles (Helix aspersa), moluscos de cuerpo ba­ boso que se alimentan de noche o después de la lluvia. Control Cultive con regularidad para descubrir los hue­ vos y evite el uso de «mulches» y fertilizantes orgánicos. Esparza bolas para babosas de mctiocarbono o de metaldehído entre las plantas o rocíe conmetaldchído lí­ quido o productos basados en el sulfato de aluminio.

Tijeretas

Escarabajos del espárrago Espárragos. Hojas carcomi­ das; la epidermis de los ta­ llos desaparece, haciendo que el desarrollo superior muera y se vuelva marrón. El daño ocurre entre fines de primavera y principios de otoño. Causa 1.a larva y el escara­ Larvas bajo del espárrago adulto Adultos (Crioceris asparagi). Los es­ carabajos adultos miden 7 mm y tienen élitros negros y amarillos y tórax rojo. Las larvas son amarillo grisáceas. Control Retire infestaciones ligeras a mano. Si son se­ rias, rocíe con piretro, derris o permethrin , si las plan­ tas están en flor, rocíe al atardecer para proteger las abejas. Viburnum Plantas afectadas Síntomas

Plantas afectadas Plantones y otros desarrollos blandos, fresas y tubérculos de pa­ tatas. Síntomas Los plantones y otros desarrollos blandos es­ tán carcomidos; aumenta el daño por babosas en bulbos y tubérculos de patatas. Éste rara vez es grave. Causa Milpiés (Blaniulus, Milpiés común Plantas afectadas Viburnum. Brachydesmus y esps. comu­ Síntomas Agujeros en las nes de Cylindroiulus), animales negros, grises marro­ hojas. Esto ocurre prime­ nes o blanco cremosos, que se alimentan a ras del sue­ ro a principios de verano, lo o debajo. Tienen cuerpos duros, segmentados, con cuando el follaje puede dos pares de patas por segmento (los ciempiés, que son quedar reducido a las ve­ predadores beneficiosos, sólo tienen un par por seg­ nas, y otra vez fines de mento). El milpiés serpiente moteada (Blaniulus gut- verano. tulalus) es la especie más dañina. Su cuerpo delgado Causa El escarabajo de vi­ blanco cremoso mide hasta 2 cm, con una hilera de burnum (Pyrrhalla viburpuntos rojos a cada lado. Las tierras de alto conteni­ ni). El período de daño inicial a principios de verano do orgánico estimulan los milpiés. está causado por las larvas blanco cremosas, que mi­ Control Cultive el suelo a fondo y mantenga una bue­ den hasta 7 mm y tienen dibujos negros. La segunda na higiene. En zonas donde los milpiés son un proble­ fase, que ocurre a fines de verano está causada por los ma, use fertilizantes inorgánicos, en especial en zonas escarabajos adultos, de color gris marrón. de cultivo de patatas. Una vez aparecen difíciles de con­ Control Rocíe con piretro, permethrin, malathion, trolar, pero el polvo de HCH o las bolitas de mctio­ pirimiphos-methyl o fenitrothion cuando las larvas carbono pueden tener efecto. aparecen.

Escarabajos de

Arbustos, perennes y anuales, habi­ tualmente dalias, crisante­ mos y clemátides. También albaricoques y melocotones. Síntomas Las hojas jóvenes están comidas en verano. Véase p. 561 para otros sín­ tomas. Causa Las tijeretas (Forfí­ cula auricularia), insectos amarillo marrones de 15 mm de largo con un par de pinzas curvadas. Comen de noche y se ocultan de día. Plantas afectadas lajs plan­ Control Coloque tiestos in­ tones de col, hortalizas ho­ vertidos, rellenos de paja o josas, rabanitos, alelíes heno, sobre cañas entre las amarillos (Cheiranlhus) y plantas susceptibles; las ti­ Hojas comidas alelíes (Malliiola). jeretas las utilizan como re­ Síntomas Pequeños aguje­ fugios diurnos, de los que pueden ser retiradas y des­ ros y hendiduras en la su­ truidas. O rocíe al atardecer con permethrin, pirimi- perficie de las hojas; las phos-methyl o HCH. plantas pueden morir. Plantas afectadas

Pequeños escarabajos, negros o azul metálico (esps. de Phyllotreta), a veces con una raya amarilla en las alas. Miden 2 cm, con patas traseras grandes, que les permiten saltar de la superficie de las plantas si las tocan. Invenían entre desperdicios de plantas. Control Retire los desechos de plantas, especialmente en otoño. Siembre en suelo tibio y riegue los planto­ nes con regularidad para estimular un desarrollo rá­ pido en las etapas vulnerables. Aplique un revestido de HCH antes de sembrar o espolvoree los plantones con HCH, derris, pirimiphos— methyl, piretro o carbaryí Causa

Escarabajos pulga

Escarabajos rojos de azucena Plantas afectadas Plantas bulbosas, especialmente azucenas (Lilium) y fritilarias (Fritillaria) y ocasio­ nalmente Polygonalum. Síntomas Las flores y ho­ jas están comidas desde principios de primavera hasta fines de otoño.

Causa Las larvas del escarabajo de azucena rojo (Lilioceris Hlii) y los ejemplares adultos. Éstos miden 8 mm y son rojo brillante. Las larvas son marrón rojizo, con cabezas negras y están cubiertas de excremento negro. Control Éste se ve dificultado por un largo período de desove (desde mediados de primavera hasta mediados de verano). Retire a mano; si no, rocíe con permeth­ rin, pirimiphos-methyl o fenitrothion.

Gorgojos de las viñas

sus nidos. Miden hasta 1 cm y tienen pelos color jen­ gibre en la parte inferior del abdomen. Control Las abejas corta-hojas son beneficiosas como insectos polinizadores y, si las plantas no están muy afectadas, el control es innecesario. Si molestan, gol­ péelas cuando regresan a las hojas.

Larvas de mosca de sierra

de primavera y principios de otoño; puede haber oru­ gas en los centros y hojas de coles. Causa Orugas de la mariposa blanca grande de las coles (Pieris brassicae), que son amarillas y negras, con pe­ los distintivos; las de la blanca pequeñá (P. rapas), verde pálido con pelos aterciopelados y las de la polilla de la col (Mamestra brassicae), verde amarillentas o ma­ rrones, con pocos pelos. Control Retire las orugas jóvenes con la mano. En ca­ sos graves, aplique piretro, derris, permethrin, pirimi­ phos-methyl, carbaryl o use el control bactérico Baci­ llus thuringiensis.

Plantas afectadas Árboles, arbustos, perennes, plantas bulbosas y frutos. Conife­ ras, sauces (Salix), Aruncus dioicus, Geum, Aqui­ legia, Sello de Salomón (Polygonatum), rosas, uvas Plantas afectadas Coles y pasas y grosellas, se ven frutos de arbusto, especial­ particularmente afectadas. mente casis y las semillas Síntomas Las plantas pier­ de guisantes, judías y otros den el follaje. cultivos de hortalizas. Causa Las larvas de varias Síntomas Las hojas de las Larvas de la mosca de coles son comidas, espe­ especies de moscas de sie­ la sierra comiendo cialmente en tiempo frío, y rra (Nematus, Pristiphora y esps. de Diprion); larvas las plantas jóvenes resultan tipo oruga que miden has­ arrancadas; los casis pier­ ta 3 cm, generalmente ver­ den los brotes, hojas y frutos; se comen las semillas. des y con pintas negras. Las Causa Palomas del bosque. larvas de la mosca de sie­ Control Las redes son el único sistema efectivo para evitar daños a los cultivos. Los sistemas para asustar, rra del Sello de Salomón (Phymatocera aterrima) en como cintas zumbadoras, espantapájaros o tiras de hoja general son gris blancuz­ de aluminio sólo son eficaces al principio; al acostum­ cas. La mayoría agarra el brase las aves, pierden efectividad. Los rocíos repelen­ Hojas comidas tes, basados en cuasia o en sulfato de aluminio amó­ borde de las hojas y agita su cuerpo en forma de «S» nico deben usarse con mucha frecuencia para ser si se las molesta, salvo las que están sobre Geum o Se­ eficaces. llo de Salomón. Control Dentro de lo posible, retire a mano. Rocíe in­ festaciones graves con piretro, permethin, fenitrothion, pirimiphos-methyl o malatliion. Plantas afectadas Arbus­ Plantas afectadas Muchas plantas de jardín. tos perennes (fucsias, cri­ Síntomas Las hojas, y a veces las flores, resultan santem os, hortensias, comidas. Caryopteris y dalias) Causa Orugas de varias especies de mariposas y poli­ Plantas afectadas Mu­ anuales, hortalizas (raro) llas, que se alimentan de plantas. En los jardines, las chos árboles caducos, y frutos. más comunes son de las las polillas de invierno y las frutales y las rosas. Síntomas Las hojas de los de repollo (véase izquierda), las de la polilla de telara­ Síntomas Las hojas son extremos de los vástagos están de­ ña (véase p. 551) y las de la polilla tortrix (véase p. 552). comidas entre la abertu­ formadas, con muchos agujeros Control Dentro de lo posible, retire las orugas a mano. ra de los brotes y fines de pequeños. El daño se produce en En el caso de infestaciones graves, rocíe con pirimiphosprimavera. Las flores y verano. Véase p. 561 para más sín­ methyl o fenitrothion. los frutos pequeños tam­ tomas. bién pueden quedar muy Causa Los insectos caspid (Lygus rugulipennis y Ligocaris pabulinus), insectos verdes o marrones que chu­ dañados. pan savia de los extremos de las hojas. Su saliva tóxi­ Causa Orugas verde pálido de las larvas de la polilla de ca mata los tejidos, causando que las hojas se rasguen. invierno (Operothoptera brumata), de 2,5 cm de largo. Plantas afectadas Plantas bajas y árboles jóvenes. Control A mediados de otoño, coloque tiras engrasa­ Control En invierno, elimine los desechos. A la pri­ Síntomas Se comen las hojas inferiores y roen la cor­ mera señal de daños, rocíe con dimetoato , fenitrothion, das y pegajosas de al menos 15 cm de ancho alrede­ teza, especialmente en tiempo frío. dor de los troncos de árboles, para evitar que la poli­ Causa y control Véase p. 570 para detalles. pirimiphos-methyl, HCH, permethrin o piretro. lla femenina sin alas trepe por los troncos para desovar sobre las ramas. Rocíe después de abiertos los brotes con piretro, derris, permethrin, o pirimiphos-methyl, o utilice el control bactérico Bacillus thuringiensis. Plantas afectadas Sobre todo ro­ sas; también árboles y otros ar­ Plantas afectadas Las de jardín, especialmente árbo­ bustos. les, arbustos (incluyendo rosales) y las herbáceas. Síntomas Se eliminan Plantas afectadas Sobre Síntomas Se comen vástagos y hojas; la corteza de los trozos en forma de todo coles, comprendiendo árboles rozada, deshilacliada y pelada en invierno. losange o circula­ repollos, coliflores y coles Causa y control Véase p. 570 para detalles. res de los bordes de Bruselas. Algunas orna­ de las hojas. mentales perennes y anua­ Causa Abejas cortales, como los mastuerzos Véase también «Orugas de polilla de telaraña», p. hojas (esps. de Mega­ (Tropaeolum). 551; «Orugas de polilla Tortrix», p. 552; «Manchas chile), que utilizan los Síntomas Aparecen aguje­ bacterianas», p. 552; «Agujero de disparo», p. 552; trozos para construir ros en el follaje, entre fines «Orugas nocturnas», p. 559; y «Pájaros», p. 561.

Arbustos, sobre todo rododendros, hortensias, Euonymus y camelias; también viñas de uva (Vilis vinifera), fresas y otras plantas herbáceas. Síntomas Aparecen mues­ cas en los bordes de las ho­ jas, a menudo cerca del sueGorgojo de las vinas adulto lo, desde mediados de pri­ mavera hasta mediados de otoño. Causa El gorgojo de viña adulto (Otiorliynchiis sulcatus), un escarabajo gris negruzco de 8 mm, con una Agujeros irregulares trompa corta y un par de c" bordes de hojas antenas acodadas, que se alimenta de noche y se oculta de día. Control El daño ocurre durante un período extenso y es difícil de controlar, aunque una buena higiene y la eliminación de desechos reduce los condites. Las plan­ tas establecidas soportan los daños, pero si el proble­ ma fuese serio, rocíe al atardecer con permethrin, HCH o pirimiphos-methyl. Véase también «Larvas de gorgojo de viña», p. 570. capsid Plantas afectadas

Palomas del bosque

Insectos

Orugas

Orugas de la polilla de invierno

Conejos y liebres

Abejas corta-hojas

Orugas de la col

Ciervos

P

r o b l e m a s

de

las

P

l a n t a s

Hojas descoloridas y marchitas

Pulgones

Cocos

Plantas afectadas Árboles, arbustos, perennes, trepa­ doras, anuales, bulbos, hor­ talizas y frutos. Síntomas Las hojas están pegajosas por la ligamaza (excremento de los pulgo­ nes), ampolladas o oscure­ cidas por mohos tiznados; también pueden estar cu- Mosca ne>¡ra en "" 'all° biertos los tallos y los bro­ tes. Véase también p. 555. Causa Los pulgones (inclu­ yendo los conocidos como mosca verde, mosca negra o piojos) que se arraciman so­ bre tallos y la parte inferior de las hojas, chupando la savia; algunos atacan las raíces; miden hasta 5 cm de largo, con o sin alas, y son w se forma como resultado de un engrosamiento secundario —un procedimiento que produce nuevos tejidos de conducción que contienen lignina en las células.

Una capa protectora nueva, la corteza, se forma en la epidermis (piel)

Este tallo modificado sirve de órgano subterráneo de almacenado de alimentos; así, la planta (aquí Narcissus,) puede quedar inactiva en condiciones de desarrollo desfavorables. Un bulbo consiste en el disco basal y hojas carnosas modificadas o bases de hojas en forma de escamas.

I bulbo rodeado

por una cubierta exterior. o tunica

H oja P in a t íf id a

F o t o sín t e sis

H o ja T ip o E s c a m a

(Chamaecyparis obtusa ‘Nana i . v Aurea’) %

Aunque sólo un 1 °7o del peso de una planta fresca corresponde a los minera­ les, éstos son esenciales. Diluidos, están directamente relacionados con el equi­ librio de agua en las células y ayudan a regular el paso de substancias de una célula a otra. Mantienen el pH correc­ to para las reacciones bioquímicas y son componentes esenciales de la clorofila y las enzimas, los catalizadores biológi­ cos de la química interna de las plantas.

de agua por

Las hojas contienen clorofila verde

H o ja P in a d a

(Robinia pseudoacacia)

Dióxido de carbono

Frutos y semillas

Dióxido de carbono

Las semillas son el medio que emplean las plantas floridas para su reproduc­ ción. Cada semilla se desarrollo a par­ tir de un único huevo fertilizado, y los frutos contienen una o más semillas. Hay muchos tipos de frutos que dise­ minan sus semillas de diversas maneras; algunas germinan rápidamente sin nin­ gún tratamiento especial; otras requie­ ren un tratamiento específico durante el cultivo para germinar de un modo más o menos veloz. Para más información, véase P rin c ip io s d e P r o p a g a c ió n , «Cómo vencer la inactividad», p. 535. Las vainas y las cápsulas son frutos dehiscentes que se parten a lo largo de una línea o líneas regulares para soltar las semillas, como en el caso de Aqui­ legia y las violetas (Viola). Los frutos indehiscentes no se parten. Los frutos del avellano (Corylus) y del castaño dul­ ce (Castanea sativa) son buenos ejem­ plos, en los que una única semilla (ca­ rozo) está envuelta por una cáscara gruesa. Estas semillas grandes tienen un alto contenido de humedad y grasa, de­ teriorándose pronto salvo plantadas frescas o almacenadas en condiciones frescas y húmedas. En el caso de las ro­ sas, muchos pequeños frutos indehiscen­ tes, cada uno con una semilla grande, están envueltos por un receptáculo hue-

H o ja s A n c h a s A o v a d a s (Camelia

japónica) H o ja P in a tíf id a

(Costilla de Adán, Monstern deliciosa)

/

/ ^

~

F ronde P in a d o

C o m pu esto

(Dryopterís filix-mas)>

H o ja / V D ig it a d a H o ja s L in ea les

/ (Castaño de Indias, (Hierba del prado Aesculus hippocastanum) anual, Poa annua) otras conducen agua y sales minerales (el xilcma) o alimento fabricado (el floe­ ma) desde las hojas a todas las partes de la planta. Los tallos se modifican fre­ cuentemente para cumplir otras funcio­ nes. Los tubérculos, tallos bulbosos y ri­ zomas, por ejemplo, son tallos subterrá­ neos hinchados modificados para alma­ cenar alimento; los tallos hinchados de los cactus contienen tejidos que alma­ cenan agua.

Hojas La forma de las hojas es muy variada T r a n s p ir a c ió n

y puede estar modificada, transformán­ dose en espinas, como en algunos cac­ tus, o en zar/illas, como el guisante de jardín, y son los centros de fabricación de las plantas. Contienen un pigmento verde llamado clorofila, que absorbe la energía del sol para convertir el dióxi­ do de carbono del aire y agua del suelo en carbohidratos mediante el proceso de la fotosíntesis. El producto secundario, el oxígeno, es esencial para todas las for­ mas de vida. La energía necesaria para impulsar el metabolismo de las plantas se produce a través de la respiración, que descompone carbohidratos producien­ do energía, dióxido de carbono y agua.

El agua y el dióxido de carbono se transforman en carbohidratos y oxígeno utilizando la energía de la luz solar, que queda atrapada por la clorofila de las hojas de las plantas. Las hojas tienen una superficie gran­ de para aumentar la absorción de luz al máximo; son lo bastante delgadas como para que la luz penetre en las células que contienen clorofila y permitir un rápi­ do trasvase de gases a todas las células. Sus superficies contienen numerosos po­ ros (estomas) a través de los cuales el oxí­ geno y el dióxido de carbono entran y salen de la hoja. Los estomas también controlan la pérdida de agua por trans­ piración. La razón por la que las plan­ tas se marchitan en condiciones secas es una evaporación elevada del agua den­ tro de las hojas y una carencia de agua a través de las raíces. T ipo s

de

F rutos

Estoma (poro) en hoja de lirio

Envoltura protectora de castaña dulce (Castanea sativa)

Semilla

Fluidos de la planta

F r u t o s D eh isc e n t e s

F r u t o I n d e h is c e n t e Restos de estigma

Revestimiento duro exterior

Semilla conteniendo tejido conservador de alimento

Revestimiento pulposo exterior de escaramujo

Semillas de Aquilegia

Restos de estigma _

Agua y minerales absorbidos por las raíces

guardián que controlan el abrir y cerrar de los estomas Pérdida de agua a través de estomas abiertos (poros)

La evaporación de agua desde la superficie de las hojas crea un flujo de agua y nutrientes desde las raíces hasta el follaje «corriente de transpiración».

Frutos, cada uno conteniendo* una semilla Semillas de lunaria (Lunaria)

El revestimiento exterior tipo papel se parte a lo largo, soltando las semillas

Revesti­ miento exterior tipo papel . encerrando muchas / semillas

co —el escaramujo. Las semillas indi­ viduales (estrictamente frutos) deben ex­ traerse antes de sembrar. Los frutos suculentos, en los que la semilla está envuelta por una pulpa, comprenden las bayas (por ej. plátanos, tomates, uvas) que tienen muchas semi­ llas; las drupas (por ej. ciruelas, cerezas, melocotones) que típicamente poseen una semilla en forma de carozo o pepi­ ta; y los pomos (por ej. manzanas, pe­ ras) que se desarrollan a partir de par­ tes de la flor, además de los ovarios. En todos estos tipos de frutos, las semillas deben extraerse de la pulpa y limpiarse antes de sembrar.

Flores Las flores son la cuarta parte básica de las plantas y ostentan una enorme di­ versidad en cuanto al color, perfume y forma, con muchas adaptaciones para asegurar que cumplen su función repro­ ductora. Pueden aparecer como flores individuales llamativas (Hibiscus, tuli­ panes) o en espigas de flores múltiples (Kniphofia), en racimos (jacintos), pa­ nículas (Gypsophila), umbelas (Agapanthus) o en cabezas con numerosos flósculos, como las dalias de la familia de las compuestas. La flor tiene cuatro partes principaP a rtes d e u n a F lo r Antera -i |—Estambres Filamento -J

Estigma Columna tipo estilo

Pedúnculo. (tallo floral)

Mutación Una mutación consiste en un cambio genético, ya sea natural o inducido, que se puede aprovechar horticulturalmente propagando el material mutado con el fin de introducir un cul­ tivar nuevo. Las mutaciones pueden darse en todas las partes de la plan­ ta, pero las de interés horticultural son las de color o flores dobles y vástagos estriados que se dan en una planta de hojas normalmente verdes. Los cultivares de crisantemos producen mutaciones con frecuencia, por ejemplo un capítulo de un racimo de color diferente al de la planta madre.

L

S e x u a l id a d d e las F lo r es Las plantas dioicas —masculinas o femeninas— necesitan una planta de cada sexo junto a ellas para formar semillas; las monoicas presentan flores masculinas y femeninas separadas en la misma planta. Las flores bisexuales (hermafroditas) contienen partes masculinas (estambres) y femeninas (carpelos) M o n o ic a en la misma (Begonia) flor.

P la nta F em e n in a

P la nta M ascu lin a

C lases

F lo res Las plantas floridas se agrupan en dos clases: monocotiledóneas y dicotiledóneas.

de

cantidad de pétalos es de múltiplos de dos, cuatro o cinco

D ic o t il e d ó n e a

D io ic a

(Ranunculus repens)

(Skimmia japónica)

Los estambres

B is e x u a l

(Schlumbergera) Estigma (parte femenina)

h Plores masculinas (con estambres)

Flor femenina (sin estambres)

les: pétalos o tépalos, sépalos, estambres y uno o más carpelos, conocidos como pistilo. La parte más conspicua son los pétalos, que aparecen sobre una espiral de sépalos (generalmente) verdes. Los núcleos de reproducción masculinos es­ tán en los granos de polen, encerrados en una antera fijada a un tallo, el fila­ mento —toda la parte masculina es el estambre; la cantidad de éstos varía mu­ cho, desde los 3 que aparecen en los cro­ cos hasta los más de 30 de los ranúncu­ los. Los carpelos encierran los núcleos de los huevos femeninos y poseen un es­ tilo sobresaliente —o columna en for­ ma de stilo, con un estigma en el extre­ mo para recibir el polen, que germina encima del estigma, y un tubo de polen que contiene los núcleos masculinos cre­ ce a través del tejido del estilo para fun­ dirse con los núcleos femeninos (proce­ so de fertilización) y formar las semillas.

Estambres (parte mesculina)

M o n o c o til ed ó n ea

(Lilium)

V enas Muchas plantas tienen flores (unisexua­ les) masculinas y femeninas en la mis­ ma planta, como abedules (Betula) y avellanos (Corylus). Se las conoce como monoicas. Las flores de las plantas bi­ sexuales —o hermafroditas— tienen las partes femeninas y masculinas dentro de cada flor. Algunas especies tienen flo­ res unisexuales y bisexuales y se las co­ noce como plantas polígamas. En las plantas dioicas, las flores son de un solo sexo; los ejemplos son muchas especies de acebo (Ilex), Garrya y algunas varie­ dades de Skimmia. Para que las plan­ tas produzcan semillas, es necesario plantar las femeninas junto a las mas­ culinas; esto es muy importante en el caso de plantas cultivadas por sus ba­ yas ornamentales, como muchos acebos y especies y cultivares de Pernettya. Las plantas floridas de la familia de las angiospermas producen semillas en­ cerradas en un ovario. Son diferentes de las gimnospermas, que comprenden plantas no floridas que llevan semillas desnudas. Las angiospermas se dividen en monocotiledóneas y dicotiledóneas, según tengan una o dos hojas de semi­ lla (cotiledones) dentro de la semilla mis­ ma. Las monocotiledóneas también tie­ nen hojas con (generalmente) venas paralelas, las partes de las flores son tres o múltiplos de tres y tallos que frecuen­ temente son insignificantes y no leño­ sos. Las dicotiledóneas tienen hojas con una red de venas amplia; la cantidad de pélalos y sépalos es de múltiplos de 2, 4 o 5 y los tallos son más gruesos (en árboles y arbustos, leñosos), que se ori­ ginan de una capa especial de células lla­ mada cámbium. Los tallos de las monocotiledóneas no tienen capa de cámbium.

d e las

H ojas

Monocotiledónea Dicotiledónea

Los dibujos formados por las venas de las hojas de las monocotiledóneas (aquí Curculigo recúrvala^ son paralelos; los de las dicotiledóneas (aquí prímula).

Clasificación y nomenclatura

Las plantas tienen dos nombres cientí­ ficos, escritos en cursiva. El primero, cuya letra inicial siempre es mayúscula, se refiere al género, el segundo es el de la especie, o epíteto específico: por ejem­ plo Rosa canina. En la naturaleza sil­ vestre, las características de las especies a veces denotan variaciones menores; se les da un tercer nombre, con el prefijo «subesp.» (subespecie), «var.» (variedad) o «f.» (forma): por lo tanto, Rhododen­ dron rex subesp. fictolacteum. Un cul­ tivar ha sido seleccionado de la natura­ leza o de jardines y se ha desarrollado en cultivo, y cuyas características se con­ servan por medios de propagación con­ trolada. El nombre de una planta tal se escribe con letras romanas y la primera es mayúscula y entre comillas sencillas: Choisya ternata ‘Sundance’.

Recordatorios estacionales C lave ® X

$

Preparación del suelo y plantado Cuidado rutinario Podado y guiado Propagación

E

notas, resumidas de la Primera retrasar algunas tareas; si vive en una cáli­ Parte de este libro, sirven de recorda­ da, podría comenzarlas antes y acabarlas torio de tareas importantes a llevar a cabomás tarde. Cada jardín es único: su posición durante el año jardinero y del mejor momen­ (abrigada o expuesta) y su tipo de suelo (seco to para realizarlas. Sólo debe tomarlas como o mojado, pesado o ligero) afectan la tasa guía, no como reglas a seguir rígidamente. de crecimiento de las plantas y, por tanto, Si vive en una región fría, podría tener que el momento en el que es mejor llevar a cabo s ta s

ciertas actividades. Algunas tareas que se rea­ lizan todo el año no están mencionadas aquí (p. ej. el control de plagas, enfermedades y malezas o la colocación en tiestos de los es­ quejes). Para detalles completos sobre cómo llevar a cabo las tareas mencionadas, con­ sulte los capítulos específicos.

Primavera Á

rboles

O

rnam entales

A

rbustos

O

rnam entales

P lantas Trepadoras

E l J a r d ín

de

R osas

Perennes

A

nuales y

B ie n a l e s E l J a r d ín

de

R ocas

P lan tas Bulbosas

E l J a r d ín A

c u á t ic o

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y

O

Su c u len t a s

El C

ésped

tras

¿ Cuando las condiciones lo permitan, plante árboles en suelo preparado o en contenedores. ® Aplique fertilizante artificial. Riegue los árboles recién plantados o aquellos en contenedores. Apli­ que «mulch». Compruebe las estacas y ligaduras a principios de primavera. Elimine chupones. Revis-

ta o cambie de tiesto los árboles en contenedores, x A principios de primavera, elimine la leña muerta, dañada o enferma; pode las raíces. Lleve a cabo el podado de conformación, desmochado y corte en «coppice» entre principios y fines de pri­ mavera. Pode los árboles caducos que florecen a fi­

nes de verano (salvo los que «sangran» mucho). Comience el recortado regular de la jardinería or­ namental. Renueve setos siempreverdes a media­ dos de primavera. * Recoja esquejes de leña blanda. Siembre semi­ llas. Efectúe los acodos aéreos y, a principios de primavera, los acodos sencillos.

tt Plante los arbustos en suelo preparado o con­ tenedores cuando las condiciones lo permitan. ® Alimente y aplique un «mulch» a los arbustos establecidos a principios de primavera; a fines de ésta, elimine los capítulos de los arbustos lloridos, salvo que requiera semillas. Elimine chupones y vástagos revertidos. Trasplante los arbustos cadu­ cos. Cambie de tiesto o revista todos los arbustos

en contenedores. x Pode los arbustos que florecen sobre leña nue­ va y las hortensias. Pode las raíces de arbustos vi­ gorosos o en contenedores; a principios de prima­ vera, renueve los caducos. Corte en «coppice» o desmoche las plantas cultivadas por su follaje ve­ raniego o tallos invernales. A mediados de prima­ vera, lleve a cabo el guiado y podado de configu-

ración; pode y renueve las siempreverdes. Pode los arbustos que florecen en invierno o principios de primavera a fines de primavera. Recoja esquejes de leña blanda y después los de leña verde. Siembre las semillas de arbustos no resistentes a cubierto. Haga los acodos aéreos y de extremos y el retoñado. Divida los arbustos con chupones a principios de primavera.

tt A mediados de primavera, cuando las con­ diciones lo permítan, plante trepadoras en suelo preparado o en contenedores. ® A principios de primavera, alimente y aplique un «mulch» a las plantas establecidas. Riegue las plantas jóvenes si fuera necesario. Elimine los ca-

pítulos de las especies de floración repetida, salvo que requiera las semillas. Cambie de tiesto o re­ vista las trepadoras en contenedores (salvo las que florecen en primavera). x A principios de primavera, lleve a cabo el po­ dado de configuración y renovación; pode las tre-

padoras caducas que florecen sobre leña nueva y las siempreverdes. A fines de primavera, después de florecer, pode las especies de floración prima­ veral que florecen sobre leña vieja. ® A fines de primavera, recoja esquejes de leña blanda.

tt Si las condiciones lo permiten, plante los ro­ sales cultivados en contenedores en suelo prepa­ rado. Plante rosales de raíz desnuda a principios de primavera en zonas frías. ® Riegue rosales recién plantados. Después de podar, elimine malezas y alimente y aplique un

«mulch» a los rosales establecidos. A fines de pri­ mavera, rocíe contra plagas y enfermedades. Cam­ bie de tiesto o revista los rosales en contenedores, x Pode los rosales arbustivos grandes y de raci­ mos y también los miniatura y los estándar, Bourbon, perpetuos híbridos y los recién plantados. Ha-

ga la poda de configuración de los rosales de es­ pecies. Recorte los rosales sobre pilares, ijjjj A principios de primavera, divida chupones arraigados de rosales creciendo sobre sus raíces propias.

tt A principios de primavera, si las condiciones lo permiten, comience a plantar perennes resisten­ tes en suelo preparado o contenedores. ® Alimente y aplique un «mulch» a plantas es­ tablecidas. Riegue plantas nuevas. Entre principios y mediados de primavera, elimine el desarrollo

muerto de plantas semiresistentes y recorte las pe­ rennes arbustivas. Entre mediados y fines de pri­ mavera, entresaque vástagos tupidos; estaque plan­ tas que requieren soporte más adelante. A fines de primavera, «detenga» vástagos jóvenes. Trasplan-

te plantas semiresistentes. Cambie de tiesto o re­ vista plantas en contenedores, iS ie m bre semillas del otoño anterior. Divida plantas de raíces pulposas. Recoja esquejes de base y de extremos de tallo.

tt y sembrado Comience a plantar las bienales, anuales resistentes y plantas cultivadas como anua­ les en suelo preparado o contenedores, cuando las

condiciones lo permitan. Siembre semillas de anua­ les semiresistentes y resistentes en el exterior y, a fines de primavera, las de bienales resistentes.

® Riegue. Estaque trepadoras y plantas altas. A fines de primavera, comience a «detener» plantas si es necesario.

tt A principios de primavera, plante plantas de jardín de rocas en el exterior en suelo preparado o jardineras. ® Retire la protección invernal de las alpinas en el exterior. Alimente plantas establecidas. Aplique revestido en las plantas de exterior si es necesario.

Recorte las plantas demasiado vigorosas o desor­ denadas y las partes muertas desde el extremo a principios de primavera; pode arbustos de jardín de rocas y perennes leñosas. Elimine rosetas muer­ tas. A mediados de primavera, cambie de tiesto las herbáceas o arbustivas. Sumerja las alpinas y bui­

bos enanos después de florecer. ® Recoja esquejes de base y de hoja. A princi­ pios de primavera, divida plantas que forman ma­ tas o grupos. A fines de primavera, recoja esque­ jes de leña blanda.

tt Entre principios y mediados de primavera, plante campanillas de invierno «verdes» y bulbos de floración veraniega en suelo preparado, en con­ tenedores o a cubierto. ® Alimente y riegue plantas establecidas. Elimi-

tre capítulos, salvo que necesite semillas. Estaque las plantas altas. Cambie de tiesto o revista bul­ bos en contenedores. A fines de primavera, siegue la hierba al extinguirse los bulbos; cubra las cajo­ neras con bulbos después de que florezcan.

* Recoja semillas maduras de plantas de flora­ ción precoz. Recoja esquejes de tallo de base de dalias y begonias a principios de primavera. Divi­ da los tubérculos de las dalias.

tt A fines de primavera, prepare los emplaza­ mientos de plantado y comience a plantar acuáti­ cas y marginales. Plante plantas de pantano, aman­ tes de la humedad y de aguas profundas. ® A mediados de invierno, elimine las algas tipo

manta. Entresaque plantas oxigenadoras. Divida y vuelva a plantar o cambie de tiesto plantas acuá­ ticas o de pantano apiñadas. A fines de primave­ ra, reacondicione estanques abandonados.

St) Siembre semillas de lirios acuáticos tropicales. Recoja esquejes de leña blanda de plantas oxige­ nadoras. A fines de primavera, divida plantas mar­ ginales y recoja turiones para replantar.

tt Entre mediados y fines de primavera, plante suculentas en macizos en relieve preparados o en jardines desérticos. ® A principios de primavera, alimente y riegue.

Mantenga el suelo húmedo para las epífitas que aún florecen. Comience a cambiar de tiesto don­ de sea necesario. # Siembre semillas a cubierto hasta fines de pri-

mavera. Entre principios y fines de primavera, re­ coja esquejes o secciones de hojas y tallos. Co­ mience a llevar a cabo los injertos planos y de es­ cudete.

tt y sembrado Prepare a fondo el emplazamien­ to para un césped nuevo al menos un mes antes de sembrar semillas o colocar tepes entre media­ dos y fines de primavera.

d) Pase un rodillo sobre el césped si los lepes fue­ ron levantados por heladas. A mediados de prima­ vera, repare zonas dañadas. Entre mediados y fi­ nes de primavera, escarifique y aplique fertilizante

o arena para céspedes si hubiera musgo. Trate cés­ pedes de alta calidad con un lombricida si fuera necesario. Comience con una rutina de segado adecuada.

E l J a r d ín H

de

ie r b a s

E l J a r d ín

de

H o r t a l iz a s

E l J a r d ín

de

Frutos

E l J a r d ín

de

I n t e r io r

¿ Plante plantas cultivadas en contenedores en suelo preparado o tiestos cuando las condiciones lo permitan. ® y cosecha Riegue y alimente hierbas recién plantadas. Recorte las plantas herbáceas de zonas frías antes de que comience el desarrollo. A prin-

cipios de primavera, cambie de tiesto o revista las plantas en contenedores; comience a regar y ali­ mentar a fines de primavera. Coseche hojas cuan­ do las requiera. x Pode bien hierbas arbustivas. ® Siembre semillas de hierbas perennes. Siembre

semillas de anuales y bienales regularmente en siembras sucesivas. Recoja esquejes de leña blan­ da a fines de primavera. Efectúe acodos por amon­ tonamiento en el caso de hierbas arbustivas.

Comience a alimentar y aplicar «mulch». rie­ gue si fuera necesario. Proteja las llores contra he­ ladas. Entresaque frutos pequeños de abanicos de melocotones y nectarinas cultivadas a cubierto.

Examine redes, estacas y ligaduras. Polinice flores de melocotón y nectarina y fresas a cubierto; ayu­ de a la polinización de las vides, x Elimine y desbrote los vástagos nuevos de las vides. Desbrote/elimine vástagos de frutos de hueso a cubierto. Pode árboles de frutos de hueso jó-

venes, cerezas ácidas, mirtilo rojo, avellanas, filibertos, higos y ramas guía de árboles guiados y ci­ ruelos en forma de pirámide. Anille la corteza de perales y manzanos excesivamente vigorosos. * Siembre fresas alpinas. Injerte árboles frutales.

tt Prepare macizos de invernadero y bancos de tierra y plante todas las ornamentales. Plante te­ rrarios, jardines de botella y cestas colgantes. ® A principios de primavera, «despunte» plan­ tas colgantes jóvenes.Cambie de tiesto, siga culti­ vando o revista plantas establecidas si hace falta.

Comience a alimentar y aumente el riego una vez que comience el desarrollo; rocíe las plantas que necesitan humedad alta. Elimine hojas y flores muertas, salvo que necesite semillas. Sumerja plan­ tas de floración invernal en el exterior, x Recorte el desarrollo débil o dañado. Pode ar-

bustos y trepadoras que florecen sobre leña nue­ va. A principios de primavera, recorte arbustos y trepadoras que se desarrollan durante todo el año. Comience a sembrar las semillas de anuales. Re­ coja esquejes de leña blanda a principios de primave­ ra y secciones de hojas. Efectúe divisiones y acodos.

tt Plante árboles cultivados en contenedores a principios de verano si fuera necesario. ® Riegue lo necesario. Elimine chupones, x A principios de verano, pode árboles de flora­ ción primaveral. A mediados de verano, pode ár-

boles caducos que «sangren» intensamente y ár­ boles entrelazados. Pode árboles entrelazados jó­ venes a fines de verano; elimine las ramas enfer­ mas o muertas de las siempreverdes. Recorte la jardinería ornamental si fuera necesario. A fines

de verano, pode setos caducos. # A mediados de verano, lleve a cabo el injerto de brotes de astilla. A fines de verano, comience a recoger esquejes semimaduros.

%,

te arbustos en contenedores. Elimine vástagos laterales con regularidad para producir estándares. Después de la floración, pode arbustos que florecen sobre leña vieja, estándares maduros y setos informales. Pode arbustos cadu­ cos que «sangran» mucho a mediados de verano.

Entre mediados y fines de verano, recoja esquejes semimaduros y de mallete; comience a recoger es­ quejes de brote de hoja. A fines de verano, lleve a cabo injertos de astilla de brote e injerte arbus­ tos caducos en escudete.