En torno a la denominada "concordancia adverbial" en español : tres casos de variación [1 ed.] 8400106148, 9788400106140

Este libro estudia tres casos de variación gramatical relacionada con la concordancia en la que se ven implicados divers

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PORTADA
CRÉDITOS
ÍNDICE GENERAL
INTRODUCCIÓN
LOS CUANTIFICADORES CONCORDADOS COMO MODIFICADORES DE ADJETIVOS
EL CUANTIFICADOR MUCHO EN ESTRUCTURAS COMPARATIVAS
EL CUANTIFICADOR TODO COMO MODIFICADOR DE ADJETIVOS Y NOMBRES
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA
CONTRACUBIERTA
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En torno a la denominada "concordancia adverbial" en español : tres casos de variación [1 ed.]
 8400106148, 9788400106140

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107 107 107 ELENA FELÍU ARQUIOLA ENRIQUE PATO ELENA FELÍU ARQUIOLA ENRIQUE PATO ELENA FELÍU ARQUIOLA ENRIQUE PATO

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aMón raMón raMón Menéndez Menéndez Menéndez Pidal Pidal ,PDocumentos idal , Documentos , Documentos lingüísticos lingüísticos lingüísticos de España de España de España I. I. I. 84. 84.r84. Reino Reino deReino Castilla de Castilla de Castilla (1966). (1966). (1966). aniel daniel daniel n. n. Cárdenas n. Cárdenas Cárdenas , El, El español , El español español de Jalisco. de Jalisco. de Jalisco. Contribución Contribución Contribución a laa laa la 85. 85.d85. geografía geografía geografía lingüística lingüística lingüística hispano-americana hispano-americana hispano-americana (1967). (1967). (1967).

86. 86.XI 86.XI Congreso XI Congreso Congreso Internacional Internacional Internacional de Lingüística de Lingüística de Lingüística y Filología y Filología y Filología Románicas. Románicas. Románicas. Ac-Ac-Actas tas (1968). tas (1968). (1968). ntonio antonio antonio GarCía GarCía GarCía Berrio Berrio B,errio España , España , España e Italia e Italia e ante Italia ante el ante conceptismo el conceptismo el conceptismo 87. 87.a87. (1968). (1968). (1968). lena elena ealena lvar alvar ,aC. lvar ,M C.as ,M C. , as P.M,Mas P.ulet ,MP.ulet Myulet V.yrV.oBles yrV.oBles roBles (cols.); (cols.); (cols.); Manuel Manuel Manuel 88. 88.e88. lvar (dir.), (dir.), Índices Índices Índices de voces de voces dey voces morfemas y morfemas y morfemas de lade RFE lade RFE la (Tomos RFE (Tomos (Tomos I- I- Ialvar alvar a(dir.), XLV) XLV) XLV) (1969). (1969). (1969). anuel Manuel Manuel alvar alvar a , Americanismos lvar , Americanismos , Americanismos en laen«Historia» laen«Historia» la «Historia» de Bernal de Bernal de Bernal Díaz Díaz Díaz 89. 89.M 89. del Castillo del Castillo del Castillo (1970). (1970). (1970). osé José MJosé ondéJar MondéJar MondéJar , El, verbo El, verbo Elandaluz. verbo andaluz. andaluz. Formas Formas Formas y estructuras y estructuras y estructuras (1970). (1970). (1970). 90. 90.J90.

91. 91.G91. uillerMo GuillerMo GuillerMo verdín verdín verdín díaz díaz ,d Introducción íaz , Introducción , Introducción al estilo al estilo allibre estilo libre indirecto libre indirecto indirecto en en en español español español (1970). (1970). (1970). osé José dJosé oMínGuez doMínGuez doMínGuez CaParrós CaParrós CaParrós , Contribución , Contribución , Contribución a laa historia laa historia la historia de las de las de las 92. 92.J92. xviii yxviii xix y xix (1975). y xix (1975). (1975). teorías teorías métricas teorías métricas métricas en los en siglos los en siglos losxviii siglos

93. 93.P93. ilar Pilar PGilar arCía GarCía GarCía Mouton Mouton Mouton (ed.), (ed.), El (ed.), El español El español español de América. de América. de América. 1992 1992 1992 (2003). (2003). (2003).

Este Este libro Este libro libro estudia estudia estudia trestres casos tres casos casos de de variación de variación variación gramatical gramatical gramatical relacionada relacionada relacionada concon lacon concordancia la concordancia la concordancia enen la en que la que la se que se vense ven implicados ven implicados implicados diversos diversos diversos cuantificadores cuantificadores cuantificadores enen español en español español actual, actual, actual, caracterizados caracterizados caracterizados porpor su por su polifuncionalidad: su polifuncionalidad: polifuncionalidad: i) i) medio, i) medio, medio, demasiado, demasiado, demasiado, poco, poco, poco, bastante, bastante, bastante, igual igual igual de;de; harto, de; harto, harto, mero, mero, mero, puro, puro, puro, algo, algo, algo, nada nada nada y suficiente; y suficiente; y suficiente; ii) ii) mucho ii) mucho mucho (en(en construcciones (en construcciones construcciones comparativas comparativas comparativas concon más con más /más me/ me/ menos; nos; mayor nos; mayor mayor / menor / menor / menor / mejor / mejor / mejor / peor); / peor); / peor); y iii) y iii) ytodo iii) todo (todo todo (todo (todo + A; + A; +todo A; todo + todo N). + N). + N). EnEn concreto, En concreto, concreto, se se analiza se analiza analiza enen todos en todos todos loslos países los países países de de habla de habla habla hispana hispana hispana la existencia la existencia la existencia o no o no odeno de de concordancia concordancia concordancia de de estos de estos estos cuantificadores cuantificadores cuantificadores concon lacon clase la clase la clase de de palabras de palabras palabras a laa que laa que lamodifican, que modifican, modifican, funfunfundamentalmente damentalmente damentalmente el adjetivo, el adjetivo, el adjetivo, contexto contexto contexto enen el en que el que ellas que las unidades las unidades unidades objeto objeto objeto de de estudio de estudio estudio se se consise consiconsideran deran deran tradicionalmente tradicionalmente tradicionalmente adverbios. adverbios. adverbios. Para Para Para ello, ello, se ello, se someten se someten someten loslos datos los datos datos de de variación de variación variación al conal conal contraste traste traste concon elcon uso el uso elestándar uso estándar estándar y con y con ylos con los trabajos los trabajos trabajos previamente previamente previamente publicados publicados publicados y sey se hace y se hace hace usouso de uso de la de la la estadística estadística estadística a laa hora laa hora la hora de de analizar de analizar analizar loslos datos. los datos. datos. EnEn suma, En suma, suma, la monografía la monografía la monografía ofrece ofrece ofrece unauna descripción una descripción descripción razonada razonada razonada de de unde un fenómeno un fenómeno fenómeno gramagramagramatical tical (la tical (la denominada (la denominada denominada «concordancia «concordancia «concordancia adverbial») adverbial») adverbial») enen auge en auge auge enen español en español español actual, actual, actual, fenómeno fenómeno fenómeno queque no que no había no había había recibido recibido recibido hasta hasta hasta ahora ahora ahora la atención la atención la atención adecuada adecuada adecuada enen losen los estudios los estudios estudios gramaticales. gramaticales. gramaticales.

arMen CarMen CarMen alBert alBert alBert y Myaría Myaría Mdel aría del Mdel ar Mar fM ernández ar fernández fernández veGa veGa ,vUn eGa , Un, Un 94. 94.C94. inventario inventario inventario anónimo anónimo anónimo en Castilla en Castilla en Castilla la Nueva: la Nueva: la Nueva: 1494-1506 1494-1506 1494-1506 (2003). (2003). (2003). aría María Maaría ntonieta antonieta antonieta andión andión andión Herrero Herrero Herrero , Los , Los indigenismos , Los indigenismos indigenismos en laen laen la 95. 95.M 95. Historia Historia Historia de las de las Indias de las Indias Indias de Bartolomé de Bartolomé de Bartolomé de Las de Las de Casas Las Casas (2004). Casas (2004). (2004). osé José eJosé nrique enrique enrique GarGallo GarGallo GarGallo GilG , il Habla G , il Habla , Habla y cultura y cultura y cultura popular popular popular en elen elen el 96. 96.J96. Rincón Rincón Rincón de Ademuz de Ademuz de Ademuz (2005). (2005). (2005). arCelino MarCelino MarCelino v. a v.Masuno a v.Masuno aMasuno , Sobre , Sobre , laSobre Ægritudo la Ægritudo la Ægritudo Amoris Amoris Amoris y otras y otras y otras 97. 97.M 97. cuestiones cuestiones cuestiones fisiátricas fisiátricas fisiátricas en La en La Celestina en La Celestina Celestina (2005). (2005). (2005). erea Perea Prerea odríGuez rodríGuez rodríGuez , Estudio , Estudio , Estudio biográfico biográfico biográfico sobresobre lossobre poetas los poetas los del poetas del del 98 98Ó98sCar ÓsCar ÓPsCar Cancionero Cancionero Cancionero General General General (2006). (2006). (2006). lfonso alfonso alfonso reyrey (ed.), rey (ed.), El (ed.), El Buscón. El Buscón. Buscón. Edición Edición Edición crítica crítica de crítica las de las cuatro de las cuatro cuatro 99. 99.a99. versiones versiones versiones (2007). (2007). (2007).

elena evlena arela varela varela Merino Merino M,erino Galicismos , Galicismos , Galicismos en elenespañol elenespañol el español de los de siglos los de siglos losxvi siglos xvixvi 100.100.100. elena xvii (2009). (2009). y xvii y xvii y(2009). 101.101.101. antonio antonio antonio quilis quilis qyuilis Cyelia Cyelia CCelia asado Casado Casado -fresnillo -fresnillo -fresnillo , La, La lengua , La lengua eslengua es- española pañola pañola en Filipinas en Filipinas en Filipinas (2008). (2008). (2008). MaxiMiliaan MaxiMiliaan P. A. P. A. M. P. A. M. KerKHof M. KerKHof KerKHof , La, La Coronación. , La Coronación. Coronación. Edición, Edición, Edición, 102.102.102. MaxiMiliaan introducción introducción introducción y notas y notas y(2008). notas (2008). (2008). José lJuis osé luis rlivarola uis rivarola rivarola , Documentos , Documentos , Documentos lingüísticos lingüísticos lingüísticos del Perú. del Perú. delSiglos Perú. Siglos xvi Siglos xvixvi 103.103.103. José y xvii y(2009). xvii (2009). (2009). y xvii

instituto instituto instituto dede lengua, de lengua, lengua, literatura literatura literatura Y antropología Y antropología Y antropología

EN EN EN TORNO TORNO TORNO A ALA ALALA DENOMINADA DENOMINADA DENOMINADA

104.104.104. María María Mtaría eresa teresa teresa eCHenique eCHenique eCHenique elizondo elizondo elizondo , M,aría M,aría MJosé aría José MJosé artí Martí M - artí - neznez alCalde nez alCalde alCalde , Juan , Juan ,PJedro uan Pedro Psedro ánCHez sánCHez sánCHez Méndez Méndez Méndez y franCisCo y franCisCo y franCisCo laoloMer laoloMer ColoMer (eds.), (eds.), (eds.), Fraseología Fraseología Fraseología española: española: española: diacronía diacronía diacronía y codificay codificay codificaP. PP.laPP.C PC ciónción (2016). ción (2016). (2016). ConCePCión ConCePCión CoMPany CoMPany CoMPany CoMPany CoMPany CoMPany y nyoroHella nyoroHella noroHella Huerta Huerta Huerta 105.105.105. ConCePCión (eds.), (eds.), (eds.), La La posesión La posesión posesión en laenlengua laenlengua la española lengua española española (2017). (2017). (2017). flores flores flores

consejo consejo consejo superior superior superior de de investigaciones de investigaciones investigaciones científicas científicas científicas

anejos anejos anejos dede la de la revista la revista revista dede filología de filología filología española española española

EN TORNO A LA DENOMINADA «CONCORDANCIA ADVERBIAL» EN TORNOEN A LA DENOMINADA «CONCORDANCIA ADVERBIAL» ESPAÑOL: TRES CASOS DE VARIACIÓN EN TORNOEN A LA DENOMINADA «CONCORDANCIA ADVERBIAL» ESPAÑOL: TRES CASOS DE VARIACIÓN EN ESPAÑOL: TRES CASOS DE VARIACIÓN

OT 2046359 K 032

82. 82.J82. osé José MJosé aría María MBaría az B,az El B,az habla El, habla Eldehabla ladetierra ladetierra ladetierra Aliste de Aliste de (1967). Aliste (1967). (1967). 83. 83.H83. elMut HelMut HelMut Hatzfeld Hatzfeld Hatzfeld , El, El «Quijote» , El «Quijote» «Quijote» comocomo obra como obra deobra arte de arte de delarte del lenguaje del lenguaje lenguaje (1966). (1966). (1966).

«CONCORDANCIA «CONCORDANCIA «CONCORDANCIAADVERBIAL» ADVERBIAL» ADVERBIAL» EN EN EN ESPAÑOL: ESPAÑOL: ESPAÑOL:

TRES TRES TRES CASOS CASOS CASOS DEDEDE VARIACIÓN VARIACIÓN VARIACIÓN ELENA ELENA ELENA FELÍU FELÍU FELÍU ARQUIOLA ARQUIOLA ARQUIOLA ENRIQUE ENRIQUE ENRIQUE PATO PATO PATO

MM AM A DA D RD R ID R ID ID 2020 2020 2020

ISBN: ISBN: 978-84-00-10614-0 ISBN: 978-84-00-10614-0 978-84-00-10614-0

106.106.106. Juan Juan PJedro uan Pedro Psedro ánCHez sánCHez sánCHez Méndez Méndez Méndez (coord.), (coord.), (coord.), Documentos Documentos Documentos parapara la para hisla hisla hisxvi xvi -xixxvi -xix ) (2018). -xix ) (2018). ) (2018). toriatoria lingüística toria lingüística lingüística de ladeAudiencia ladeAudiencia la Audiencia de Quito de Quito de(siglos Quito (siglos (siglos 9 788400 9 788400 9 788400 106140 106140 106140

CSIC CSIC CSIC

ElEna ElEna ElEna FElíu FElíu FaElíu rquiola arquiola arquiola es profesora es profesora es profesora titular titular titular de Universidad de Universidad de Universidad deldeldel Departamento Departamento Departamento de de Filología de Filología Filología Española Española Española de de la Universidad de la Universidad la Universidad de de Jaén. de Jaén. Jaén. SusSus líneas Sus líneas líneas de investigación de investigación de investigación se centran se centran se centran en la enmorfología la enmorfología la morfología deldel español del español español y eny la enyteoría la enteoría la teoría morfológica, morfológica, morfológica, así así como así como como en las en las relaciones en las relaciones relaciones de la demorfola demorfola morfología logía con logía con otros con otros componentes otros componentes componentes de la degramática la degramática la gramática (fonología, (fonología, (fonología, sintaxis sintaxis sintaxis y semántica). y semántica). y semántica). EnriquE EnriquE EnriquE Pato Pato P esato catedrático es catedrático es catedrático de Universidad de Universidad de Universidad en el enDepartamenel enDepartamenel Departamento de to de Literaturas to de Literaturas Literaturas y dey de Lenguas y de Lenguas Lenguas deldel Mundo del Mundo Mundo de de la Universidad de la Universidad la Universidad de de de Montreal. Montreal. Montreal. Su campo Su campo Su campo de investigación de investigación de investigación se centra se centra se centra en el enestudio el enestudio el estudio de las de las de las variedades variedades variedades dialectales dialectales dialectales en España en España en España y eny América, eny América, en América, desde desde una desde una perspecuna perspecperspectivativa tanto tiva tanto histórica tanto histórica histórica como como como actual. actual. actual.

107 107 107 ELENA FELÍU ARQUIOLA ENRIQUE PATO ELENA FELÍU ARQUIOLA ENRIQUE PATO ELENA FELÍU ARQUIOLA ENRIQUE PATO

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aMón raMón raMón Menéndez Menéndez Menéndez Pidal Pidal ,PDocumentos idal , Documentos , Documentos lingüísticos lingüísticos lingüísticos de España de España de España I. I. I. 84. 84.r84. Reino Reino deReino Castilla de Castilla de Castilla (1966). (1966). (1966). aniel daniel daniel n. n. Cárdenas n. Cárdenas Cárdenas , El, El español , El español español de Jalisco. de Jalisco. de Jalisco. Contribución Contribución Contribución a laa laa la 85. 85.d85. geografía geografía geografía lingüística lingüística lingüística hispano-americana hispano-americana hispano-americana (1967). (1967). (1967).

86. 86.XI 86.XI Congreso XI Congreso Congreso Internacional Internacional Internacional de Lingüística de Lingüística de Lingüística y Filología y Filología y Filología Románicas. Románicas. Románicas. Ac-Ac-Actas tas (1968). tas (1968). (1968). ntonio antonio antonio GarCía GarCía GarCía Berrio Berrio B,errio España , España , España e Italia e Italia e ante Italia ante el ante conceptismo el conceptismo el conceptismo 87. 87.a87. (1968). (1968). (1968). lena elena ealena lvar alvar ,aC. lvar ,M C.as ,M C. , as P.M,Mas P.ulet ,MP.ulet Myulet V.yrV.oBles yrV.oBles roBles (cols.); (cols.); (cols.); Manuel Manuel Manuel 88. 88.e88. lvar (dir.), (dir.), Índices Índices Índices de voces de voces dey voces morfemas y morfemas y morfemas de lade RFE lade RFE la (Tomos RFE (Tomos (Tomos I- I- Ialvar alvar a(dir.), XLV) XLV) XLV) (1969). (1969). (1969). anuel Manuel Manuel alvar alvar a , Americanismos lvar , Americanismos , Americanismos en laen«Historia» laen«Historia» la «Historia» de Bernal de Bernal de Bernal Díaz Díaz Díaz 89. 89.M 89. del Castillo del Castillo del Castillo (1970). (1970). (1970). osé José MJosé ondéJar MondéJar MondéJar , El, verbo El, verbo Elandaluz. verbo andaluz. andaluz. Formas Formas Formas y estructuras y estructuras y estructuras (1970). (1970). (1970). 90. 90.J90.

91. 91.G91. uillerMo GuillerMo GuillerMo verdín verdín verdín díaz díaz ,d Introducción íaz , Introducción , Introducción al estilo al estilo allibre estilo libre indirecto libre indirecto indirecto en en en español español español (1970). (1970). (1970). osé José dJosé oMínGuez doMínGuez doMínGuez CaParrós CaParrós CaParrós , Contribución , Contribución , Contribución a laa historia laa historia la historia de las de las de las 92. 92.J92. xviii yxviii xix y xix (1975). y xix (1975). (1975). teorías teorías métricas teorías métricas métricas en los en siglos los en siglos losxviii siglos

93. 93.P93. ilar Pilar PGilar arCía GarCía GarCía Mouton Mouton Mouton (ed.), (ed.), El (ed.), El español El español español de América. de América. de América. 1992 1992 1992 (2003). (2003). (2003).

Este Este libro Este libro libro estudia estudia estudia trestres casos tres casos casos de de variación de variación variación gramatical gramatical gramatical relacionada relacionada relacionada concon lacon concordancia la concordancia la concordancia enen la en que la que la se que se vense ven implicados ven implicados implicados diversos diversos diversos cuantificadores cuantificadores cuantificadores enen español en español español actual, actual, actual, caracterizados caracterizados caracterizados porpor su por su polifuncionalidad: su polifuncionalidad: polifuncionalidad: i) i) medio, i) medio, medio, demasiado, demasiado, demasiado, poco, poco, poco, bastante, bastante, bastante, igual igual igual de;de; harto, de; harto, harto, mero, mero, mero, puro, puro, puro, algo, algo, algo, nada nada nada y suficiente; y suficiente; y suficiente; ii) ii) mucho ii) mucho mucho (en(en construcciones (en construcciones construcciones comparativas comparativas comparativas concon más con más /más me/ me/ menos; nos; mayor nos; mayor mayor / menor / menor / menor / mejor / mejor / mejor / peor); / peor); / peor); y iii) y iii) ytodo iii) todo (todo todo (todo (todo + A; + A; +todo A; todo + todo N). + N). + N). EnEn concreto, En concreto, concreto, se se analiza se analiza analiza enen todos en todos todos loslos países los países países de de habla de habla habla hispana hispana hispana la existencia la existencia la existencia o no o no odeno de de concordancia concordancia concordancia de de estos de estos estos cuantificadores cuantificadores cuantificadores concon lacon clase la clase la clase de de palabras de palabras palabras a laa que laa que lamodifican, que modifican, modifican, funfunfundamentalmente damentalmente damentalmente el adjetivo, el adjetivo, el adjetivo, contexto contexto contexto enen el en que el que ellas que las unidades las unidades unidades objeto objeto objeto de de estudio de estudio estudio se se consise consiconsideran deran deran tradicionalmente tradicionalmente tradicionalmente adverbios. adverbios. adverbios. Para Para Para ello, ello, se ello, se someten se someten someten loslos datos los datos datos de de variación de variación variación al conal conal contraste traste traste concon elcon uso el uso elestándar uso estándar estándar y con y con ylos con los trabajos los trabajos trabajos previamente previamente previamente publicados publicados publicados y sey se hace y se hace hace usouso de uso de la de la la estadística estadística estadística a laa hora laa hora la hora de de analizar de analizar analizar loslos datos. los datos. datos. EnEn suma, En suma, suma, la monografía la monografía la monografía ofrece ofrece ofrece unauna descripción una descripción descripción razonada razonada razonada de de unde un fenómeno un fenómeno fenómeno gramagramagramatical tical (la tical (la denominada (la denominada denominada «concordancia «concordancia «concordancia adverbial») adverbial») adverbial») enen auge en auge auge enen español en español español actual, actual, actual, fenómeno fenómeno fenómeno queque no que no había no había había recibido recibido recibido hasta hasta hasta ahora ahora ahora la atención la atención la atención adecuada adecuada adecuada enen losen los estudios los estudios estudios gramaticales. gramaticales. gramaticales.

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elena evlena arela varela varela Merino Merino M,erino Galicismos , Galicismos , Galicismos en elenespañol elenespañol el español de los de siglos los de siglos losxvi siglos xvixvi 100.100.100. elena xvii (2009). (2009). y xvii y xvii y(2009). 101.101.101. antonio antonio antonio quilis quilis qyuilis Cyelia Cyelia CCelia asado Casado Casado -fresnillo -fresnillo -fresnillo , La, La lengua , La lengua eslengua es- española pañola pañola en Filipinas en Filipinas en Filipinas (2008). (2008). (2008). MaxiMiliaan MaxiMiliaan P. A. P. A. M. P. A. M. KerKHof M. KerKHof KerKHof , La, La Coronación. , La Coronación. Coronación. Edición, Edición, Edición, 102.102.102. MaxiMiliaan introducción introducción introducción y notas y notas y(2008). notas (2008). (2008). José lJuis osé luis rlivarola uis rivarola rivarola , Documentos , Documentos , Documentos lingüísticos lingüísticos lingüísticos del Perú. del Perú. delSiglos Perú. Siglos xvi Siglos xvixvi 103.103.103. José y xvii y(2009). xvii (2009). (2009). y xvii

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104.104.104. María María Mtaría eresa teresa teresa eCHenique eCHenique eCHenique elizondo elizondo elizondo , M,aría M,aría MJosé aría José MJosé artí Martí M - artí - neznez alCalde nez alCalde alCalde , Juan , Juan ,PJedro uan Pedro Psedro ánCHez sánCHez sánCHez Méndez Méndez Méndez y franCisCo y franCisCo y franCisCo laoloMer laoloMer ColoMer (eds.), (eds.), (eds.), Fraseología Fraseología Fraseología española: española: española: diacronía diacronía diacronía y codificay codificay codificaP. PP.laPP.C PC ciónción (2016). ción (2016). (2016). ConCePCión ConCePCión CoMPany CoMPany CoMPany CoMPany CoMPany CoMPany y nyoroHella nyoroHella noroHella Huerta Huerta Huerta 105.105.105. ConCePCión (eds.), (eds.), (eds.), La La posesión La posesión posesión en laenlengua laenlengua la española lengua española española (2017). (2017). (2017). flores flores flores

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EN TORNO A LA DENOMINADA «CONCORDANCIA ADVERBIAL» EN TORNOEN A LA DENOMINADA «CONCORDANCIA ADVERBIAL» ESPAÑOL: TRES CASOS DE VARIACIÓN EN TORNOEN A LA DENOMINADA «CONCORDANCIA ADVERBIAL» ESPAÑOL: TRES CASOS DE VARIACIÓN EN ESPAÑOL: TRES CASOS DE VARIACIÓN

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82. 82.J82. osé José MJosé aría María MBaría az B,az El B,az habla El, habla Eldehabla ladetierra ladetierra ladetierra Aliste de Aliste de (1967). Aliste (1967). (1967). 83. 83.H83. elMut HelMut HelMut Hatzfeld Hatzfeld Hatzfeld , El, El «Quijote» , El «Quijote» «Quijote» comocomo obra como obra deobra arte de arte de delarte del lenguaje del lenguaje lenguaje (1966). (1966). (1966).

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ISBN: ISBN: 978-84-00-10614-0 ISBN: 978-84-00-10614-0 978-84-00-10614-0

106.106.106. Juan Juan PJedro uan Pedro Psedro ánCHez sánCHez sánCHez Méndez Méndez Méndez (coord.), (coord.), (coord.), Documentos Documentos Documentos parapara la para hisla hisla hisxvi xvi -xixxvi -xix ) (2018). -xix ) (2018). ) (2018). toriatoria lingüística toria lingüística lingüística de ladeAudiencia ladeAudiencia la Audiencia de Quito de Quito de(siglos Quito (siglos (siglos 9 788400 9 788400 9 788400 106140 106140 106140

CSIC CSIC CSIC

ElEna ElEna ElEna FElíu FElíu FaElíu rquiola arquiola arquiola es profesora es profesora es profesora titular titular titular de Universidad de Universidad de Universidad deldeldel Departamento Departamento Departamento de de Filología de Filología Filología Española Española Española de de la Universidad de la Universidad la Universidad de de Jaén. de Jaén. Jaén. SusSus líneas Sus líneas líneas de investigación de investigación de investigación se centran se centran se centran en la enmorfología la enmorfología la morfología deldel español del español español y eny la enyteoría la enteoría la teoría morfológica, morfológica, morfológica, así así como así como como en las en las relaciones en las relaciones relaciones de la demorfola demorfola morfología logía con logía con otros con otros componentes otros componentes componentes de la degramática la degramática la gramática (fonología, (fonología, (fonología, sintaxis sintaxis sintaxis y semántica). y semántica). y semántica). EnriquE EnriquE EnriquE Pato Pato P esato catedrático es catedrático es catedrático de Universidad de Universidad de Universidad en el enDepartamenel enDepartamenel Departamento de to de Literaturas to de Literaturas Literaturas y dey de Lenguas y de Lenguas Lenguas deldel Mundo del Mundo Mundo de de la Universidad de la Universidad la Universidad de de de Montreal. Montreal. Montreal. Su campo Su campo Su campo de investigación de investigación de investigación se centra se centra se centra en el enestudio el enestudio el estudio de las de las de las variedades variedades variedades dialectales dialectales dialectales en España en España en España y eny América, eny América, en América, desde desde una desde una perspecuna perspecperspectivativa tanto tiva tanto histórica tanto histórica histórica como como como actual. actual. actual.

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EN TORNO A LA DENOMINADA «CONCORDANCIA ADVERBIAL» EN ESPAÑOL: TRES CASOS DE VARIACIÓN

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ANEJOS DE LA REVISTA DE FILOLOGÍA ESPAÑOLA, 107 Directora María Jesús Torrens Álvarez, Instituto de Lengua, Literatura y Antropología, CSIC Secretario Mariano Quirós García, Instituto de Lengua, Literatura y Antropología, CSIC Comité Editorial María Teresa Echenique Elizondo, Universidad de Valencia Pilar García Mouton, Instituto de Lengua, Literatura y Antropología, CSIC Ángel Gómez Moreno, Universidad Complutense de Madrid Esther Hernández Hernández, Instituto de Lengua, Literatura y Antropología, CSIC Humberto López Morales, Asociación de Academias de la Lengua Española Miguel Ángel Pérez Priego, Universidad Nacional de Educación a Distancia Consejo Asesor Carlos Alvar Ezquerra, Universitè de Gèneve-Universidad de Alcalá Germán Colón Domènech, Universidad de Basilea-Institut d’Estudis Catalans Concepción Company Company, Universidad Nacional Autónoma de MéxicoAcademia Mexicana de la Lengua Aurora Egido Martínez, Universidad de Zaragoza-Real Academia Española Margit Frenk, Universidad Nacional Autónoma de México-Academia Mexicana de la Lengua Maxim P. A. M. Kerkhof, Universidad de Nimega Rosa Navarro Durán, Universidad de Barcelona Bernard Pottier, Universidad de Paris-Sorbonne Gregorio Salvador Caja, Real Academia Española Manuel Seco Reymundo, Real Academia Española Barry Taylor, British Library

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ELENA FELÍU ARQUIOLA ENRIQUE PATO

EN TORNO A LA DENOMINADA

«CONCORDANCIA ADVERBIAL» EN ESPAÑOL:

TRES CASOS DE VARIACIÓN

CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS Madrid, 2020

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Reservados todos los derechos por la legislación en materia de Propiedad Intelectual. Ni la totalidad ni parte de este libro, incluido el diseño de la cubierta, puede reproducirse, almacenarse o transmitirse en manera alguna por medio ya sea electrónico, químico, óptico, informático, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo por escrito de la editorial. Las noticias, los asertos y las opiniones contenidos en esta obra son de la exclusiva responsabilidad del autor o autores. La editorial, por su parte, solo se hace responsable del interés científico de sus publicaciones. Este libro ha contado con la ayuda económica del grupo de investigación Análisis Lingüístico: Teoría y Aplicación (ALTYA) (HUM-834), a través de la Acción 1 del Plan de Apoyo a la Investigación 2019-2020 de la Universidad de Jaén.

Catálogo de publicaciones de la Administración General del Estado: https://cpage.mpr.gob.es Editorial CSIC: http://editorial.csic.es (correo: [email protected])

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ISBN: 978-84-00-10614-0 e-ISBN: 978-84-00-10615-7 NIPO: 833-20-075-5 e-NIPO: 833-20-076-0 Depósito Legal: M-7974-2020 Maquetación: Ángel de la Llera (Editorial CSIC) Impresión y encuadernación: Imprenta Kadmos Impreso en España. Printed in Spain En esta edición se ha utilizado papel ecológico sometido a un proceso de blanqueado ECF, cuya fibra procede de bosques gestionados de forma sostenible.

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Índice general Introducción.................................................................................................... 9 1. En torno a la variación gramatical..................................................................... 9 2. Sobre esta monografía........................................................................................ 12 3. Estructura de la monografía y contenido de los capítulos................................. 13 3.1.  L  os cuantificadores concordados como modificadores de adjetivos....... 13 3.2.  El cuantificador mucho en estructuras comparativas............................... 14 3.3.  El cuantificador todo como modificador de adjetivos y nombres............ 15 4. El corpus fuente de estudio................................................................................ 16 5. La metodología empleada.................................................................................. 18 5.1.  El uso de la estadística............................................................................. 18 5.2.  Sobre la frecuencia de uso....................................................................... 20 6. Cuestiones teóricas............................................................................................. 20  onsideraciones finales...................................................................................... 27 7.  C Los cuantificadores concordados como modificadores de adjetivos....................................................................................................... 

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1. Introducción....................................................................................................... 29 2. Presentación y descripción de los datos............................................................. 31 2.1.  Medio....................................................................................................... 32 Demasiado............................................................................................... 40 2.2.  Poco......................................................................................................... 49 2.3.  2.4.  Bastante................................................................................................... 55 Igual de.................................................................................................... 59 2.5.  2.6.  O  tros cuantificadores: harto, mero, puro, algo, nada y suficiente........... 63

2.6.1.  Harto........................................................................................... 63 2.6.2.  Mero............................................................................................ 65 2.6.3.  Puro............................................................................................. 67 2.6.4.  Algo, nada y suficiente................................................................ 70

 omparación de los cuantificadores en estudio................................................. 74 3.  C 3.1.  Panorama general..................................................................................... 74

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índice general

3.2.  Relación entre el uso concordado y el no concordado............................. 77 4.  C  onsideraciones finales...................................................................................... 79 El cuantificador mucho en estructuras comparativas......... 89 1. Introducción....................................................................................................... 89 2. El contexto mucho + {más/menos} + nombre................................................... 91 3. El contexto mucho + adjetivo comparativo....................................................... 99 3.1. Mucho + adjetivo comparativo sincrético............................................... 99



3.1.1.  Mucho mayor.............................................................................. 102 3.1.2.  Mucho menor.............................................................................. 107 3.1.3.  Mucho mejor............................................................................... 112 3.1.4.  Mucho peor................................................................................. 117

3.2.  Mucho + adjetivo comparativo analítico................................................ 120 3.2.1.  Mucho + más + adjetivo............................................................. 120 3.2.2.  Mucho + menos + adjetivo.......................................................... 127 4. El contexto mucho + {más/menos} + adverbio.................................................. 131 5. Comparación de los contextos en estudio.......................................................... 134 5.1.  Panorama general..................................................................................... 134 Relación entre el uso concordado y el no concordado............................. 138 5.2.  6.  C  onsideraciones finales...................................................................................... 149 El cuantificador todo como modificador de adjetivos y nombres........................................................................................................... 157 1. Introducción....................................................................................................... 157 2. El contexto todo + adjetivo................................................................................ 161 2.1. Todo + adjetivo femenino singular.......................................................... 161 2.2. Todo + adjetivo plural.............................................................................. 169 3. El contexto todo + nombre................................................................................. 173 4.  C  onsideraciones finales...................................................................................... 178 Conclusiones.................................................................................................... 183 1. Resultados del estudio........................................................................................ 183 2.  R  eflexiones teóricas........................................................................................... 189 Bibliografía...................................................................................................... 197

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Introducción

1. En torno a la variación gramatical Como su título indica —En torno a la denominada «concordancia adverbial» en español: tres casos de variación—, esta monografía tiene el objetivo principal de estudiar tres casos concretos de variación gramatical relacionada con la concordancia en la que se ven implicados diversos cuantificadores en español actual.1 Como es sabido, el modelo de lengua «ideal» ha estado basado tradicionalmente en la variedad lingüística de la clase alta y en la concepción de la gramática como el conjunto de reglas que rigen la estructura de una lengua. Además, la percepción monolítica del idioma se vio reforzada por varios ideales de la lingüística, como el método introspectivo con un solo hablante, las gramáticas normativas o el análisis de la lengua escrita. En nuestro caso concreto, la variedad castellana, la lengua literaria y los usos de la gente culta y educada. Por todo ello, la labor del gramático consistió fundamentalmente en describir la lengua más cercana a ese «ideal», esto es, describir la lengua culta escrita y no la lengua tal y como se habla o se escribe de manera espontánea. Sin embargo, desde hace tiempo la concepción de que solo hay una norma correcta (relacionada siempre con la lengua escrita culta o con el discurso planificado) y de que la lengua en su uso espontáneo —sea este oral o escrito— es una degeneración de aquella ya no es válida (Moreno Cabrera, 2008). El habla oral espontánea también tiene su propia gramática, que no tiene por qué ser totalmente coincidente con la de la lengua escrita culta, al igual que sucede en el caso de la lengua escrita empleada en los textos poco planificados, como los que son fruto de intercambios espontáneos en las redes sociales. Por otro lado, en los últimos años la variación gramatical ha comenzado a recibir mayor atención de la que había recibido previamente. Hasta ahora, numerosos fenómenos no habían sido descritos ni explicados porque se habían considerado «incorrectos», formas de la lengua oral que surgen del analfabetismo y que, por tanto, no se atienen a la norma adoptada en los ámbitos educativo, social y cultu1   Queremos agradecer los comentarios y sugerencias que tres revisores anónimos realizaron a una primera versión de esta monografía y que sin duda han contribuido a mejorarla. Los errores que puedan subsistir son únicamente responsabilidad de los autores.

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en torno a la denominada «concordancia adverbial»…

ral. Esto muestra que los fenómenos lingüísticos también están sometidos a un filtro de selección social. La Academia generalmente solo describía el habla culta y se encargaba de homogeneizarla, tanto en España como en América; por lo que numerosos fenómenos morfosintácticos no han aparecido hasta hace poco en las gramáticas. La observación de la variación lingüística es fundamental para la explicación de los hechos, también como fundamento del desarrollo diacrónico (cf., por ejemplo, Company Company, 2003), si bien la perspectiva adoptada en el presente trabajo tiene un enfoque sincrónico. La gramática puede ser variable. Las lenguas, y en nuestro caso el español, presentan ciertas estructuras que alternan, o pueden alternar, en un mismo contexto sintáctico y para un propósito comunicativo similar. El objetivo de los estudios de variación es estudiar las formas y los contextos en los que aparecen (Sankoff, 1988: 153-154), entendiendo el concepto de variable como dos o más realizaciones equivalentes de un elemento común que expresa lo mismo (Silva-Corvalán, 2001). Sin embargo, las variantes gramaticales no tienen que ser necesariamente sinónimas para ser comparables (Serrano, 2007: 109). Por lo general, los estudios gramaticales se han restringido a un problema específico del sistema lingüístico, por lo que el reconocimiento y el estudio detallado de la variación gramatical, como rasgo esencial en la naturaleza de las lenguas, es todavía objeto de debate. El análisis de la variación que se realiza dentro de la teoría de principios y parámetros, y más recientemente, en el programa minimista, depende directamente de la idea de que las lenguas obedecen a principios comunes de naturaleza gramatical, principios de una gramática universal (GU), que interactúan con parámetros específicos de las lenguas particulares. Por tanto, desde esta perspectiva de análisis, la variación interlingüística o intralingüística, es decir, la variación entre lenguas y entre dialectos, sería el resultado de la interacción de un conjunto finito de parámetros con los principios, reglas y mecanismos de la GU. Un parámetro se ha definido como la posibilidad de escoger entre varias opciones en la ejecución de un principio de la GU. Así las cosas, la adquisición de una lengua consistiría precisamente en la «fijación» de tales parámetros a partir de los datos (input) a los que los sujetos estamos expuestos. La labor del lingüista consiste, dentro de este marco teórico, en descubrir qué factores intervienen en la delimitación de esos microparámetros, o las variaciones de pequeña escala entre lenguas o dialectos próximos.2 Para autores como Kroch (1989 y 1994), la variación lingüística sería el resultado de múltiples gramáticas que están en competencia; por tanto, la variación se explicaría por la competencia entre gramáticas. Para otros autores, como Adger y Smith (2005), en cambio, la variabilidad surgiría por la elección entre elementos léxicos (paquetes de características morfosintácticas) antes de ingresar la sintaxis. La composición de estos elementos léxicos es lo que generaría variabilidad, en 2   Como indica Demonte (2016), la búsqueda de microparámetros es un intento de refinar los procedimientos para establecer parámetros prestando atención a diferencias de pequeña escala.

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lugar de que haya dos gramáticas independientes en competición. Adger y Smith (2010) avanzan que el lugar de la variación sería el léxico. Desde esta perspectiva, todos los parámetros de variación serían atribuibles a diferencias en los rasgos de elementos específicos del léxico (cf. Baker, 2008: 355), de manera que la información de las piezas léxicas determinaría la sintaxis. Por su parte, es sabido que la metodología sociolingüística permite descubrir diferencias estructurales entre las variedades de una lengua. Los trabajos pioneros de Labov (1972) hacen uso de la competencia gramatical para explicar la variabilidad (variables lingüísticas, o formas de decir lo mismo). Esta variabilidad interna está ordenada (Weinreich, Labov y Herzog, 1968: 100). El sistema dialectal, por tanto, no es estático, sino que participa del mismo proceso de cambio que la lengua estándar, como resultado de influencias sociales, culturales, políticas, entre otras. Muchas de las propiedades distintivas de las variedades dialectales se deberían a factores históricos y geográficos. Así vista, la variación es fruto de la in­ teracción. La propuesta de autores como Poplack y Tagliamonte (2001: 92) se basa en tres tipos de evidencias: i) la importancia estadística (significancia) de una restricción particular; ii) la fuerza relativa de un grupo de factores (el más alto y el más bajo); y iii) la jerarquía de restricciones de esos factores (el orden particular). Por tanto, siempre que sea posible, los datos deben ser estadísticamente representativos, aunque la representatividad lingüística no significa que los datos sean estadísticamente representativos. Tagliamonte (2013: 131) subraya, además, la necesidad de considerar la historia de la lengua para determinar si un cambio es el resultado de una innovación o no, pues, como ha sido propuesto por otros autores, cuando una variante es «creada» en la lengua, la variante más fácil de procesar es la preferida (Croft, 2000). Del mismo modo, cuando una innovación se difunde, la estructura más fácil de procesar es la preferida (Haspelmath, 1999). Con todo, la variación dialectal se ha percibido como una suerte de permanente diglosia sintáctica (Kroch, 2001: 722), efecto de la coexistencia de gramáticas. El estudio de la variación sintáctica dialectal es una de las subdisciplinas más recientes en la sociolingüística y la dialectología renovada. La explicación de esta variación vendría dada por la continuidad estructural de la variedad propia de la L1, el contacto lingüístico con una L2 o una L3 y con la nivelación dialectal que practican los hablantes, fruto del contacto con otras variedades de su L1. En definitiva, como toda lengua, los vernáculos también están sujetos a variación y cambio. En cualquier caso, el sistema dialectal no es estático, sino que participa del mismo proceso de cambio que la lengua estándar, como resultado de múltiples influencias (sociales, culturales, otras). Finalmente, no hay que olvidar que un mismo hablante puede emplear distintas variantes de una misma variable gramatical, en el mismo estilo o registro, lo que pone de manifiesto que la gramática individual también incluye la va­ riación.

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2. Sobre esta monografía Como decíamos al comienzo de esta introducción, la presente monografía tiene como objetivo principal estudiar tres casos concretos de variación gramatical relacionada con la concordancia en la que se ven implicados diversos cuantificadores en español actual. Para ello, estudiaremos la existencia o no de concordancia de estos cuantificadores con la clase de palabras a la que modifican (fundamentalmente el adjetivo), para lo cual someteremos los datos de variación al contraste con el uso estándar. Creemos que el desarrollo de la teoría gramatical sobre los (adverbios) cuantificadores debe pasar por una identificación, definición y descripción lingüística rica y completa de sus usos en español actual. Para ello, la información previa, recogida en los trabajos ya publicados sobre cuantificadores en español, nos sirve para llegar a un análisis más preciso y objetivo de los datos, pero también para considerar nuevos aspectos que antes no se habían tenido en cuenta. El método de análisis que empleamos, basado en los datos de un corpus lingüístico que pasaremos a describir en breve, es replicable, en el sentido de que cualquier investigador puede obtener resultados similares. No obstante, hay que recordar, siguiendo el Principio de convergencia de Labov, que el valor de los nuevos datos para confirmar los antiguos es directamente proporcional a las diferencias en los métodos de recopilación. Por otro lado, el uso de la estadística nos permitirá establecer una serie de afirmaciones, basadas en los datos cuantitativos del corpus, sobre la asociación que existe entre un factor, en nuestro caso «geográfico» (los países hispanohablantes), y el fenómeno concreto objeto de estudio (la concordancia o no concordancia del cuantificador con la palabra que modifica). La caracterización habitual del adverbio como clase de palabra invariable en español ha sido la general desde el establecimiento mismo de la Gramática como disciplina académica («parte indeclinable de la oración», RAE, 1796: 230; Lenz, 1925: 223-224). Esta caracterización de base morfológica suele combinarse con otra de tipo funcional, según la cual el adverbio es una palabra que modifica al verbo (escribe despacio), al adjetivo (es demasiado bueno) o a otro adverbio (escribe demasiado despacio) (Bello, 1995 [1860]: 31; Cuervo, 1881: 193; Alarcos, 1994: 128). Por otra parte, los cuantificadores presentan como una de sus características principales el hecho de que pueden pertenecer a diferentes categorías sintácticas o clases de palabras, como señala Leonetti (2007), entre otros autores. Así, se trata de una clase transversal, denominación que reciben en el trabajo de Sánchez López (1999: § 16.1.3) y que se retoma en la Nueva gramática de la lengua española (NGLE), clase que se define en términos semánticos y no en términos categoriales. De este modo, podemos encontrar cuantificadores que son determinantes (cada), sustantivos (mitad), adjetivos (diferentes, numerosos) o adverbios (muy, incluso). Sin embargo, todos estos elementos «tienen en común un conjunto de propiedades semánticas características que justifican su agrupamiento» (Leonetti,

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2007: 11). De igual modo, un mismo cuantificador, por ejemplo, demasiado, se adscribe a distintas clases de palabras desde la perspectiva tradicional: determinante (He comprado demasiados libros), pronombre (Faltaron demasiados al examen), adverbio (Este ejercicio es demasiado difícil). No obstante, la semántica de demasiado es la misma en los ejemplos anteriores, por lo que podría considerarse que nos encontramos ante un único elemento con variantes distribucionales. Como señala Leonetti (ibidem: 12), se trata del «clásico problema de duplicación innecesaria de categorías que surge en la gramática tradicional» (cf. también Di Tullio, 2010 [1997]: 136). Como veremos a lo largo de los tres capítulos que componen el núcleo de esta monografía, son precisamente los cuantificadores que pertenecen a distintas clases de palabras los que pueden mostrar concordancia en contextos en los que no se esperaría que esta se diera, porque presentan funciones consideradas propias de los adverbios, como la de modificador de un adjetivo (Maria está {demasiado/demasiada} cansada). Este tipo de fenómenos son los que nos van a ocupar en este libro, fenómenos de posible concordancia adverbial que vienen a poner en cuestión, bien la caracterización del adverbio como una clase de palabras invariable, bien la adscripción de determinados cuantificadores a la clase de los adverbios por motivos funcionales, como es el hecho de que puedan modificar a un adjetivo. En lo que sigue presentamos la estructura general de esta monografía y el contenido de cada uno de los capítulos (§ 3), el corpus objeto de estudio (§ 4), así como la metodología empleada (§ 5) y los problemas teóricos que se plantean (§ 6), para terminar con unas consideraciones finales (§ 7). 3. Estructura de la monografía y contenido de los capítulos La monografía consta de tres grandes capítulos, además de esta introducción, estructurados todos ellos de manera similar. Tras una introducción general, en la que se ofrece la caracterización gramatical del cuantificador considerado, se lleva a cabo la presentación y descripción de los datos correspondientes al cuantificador estudiado. Después se establece una comparación entre los cuantificadores, en la que se ofrece un panorama general de sus usos concordados o no concordados y la relación que hay entre ambos. Por último, unas consideraciones finales cierran cada capítulo. 3.1. Los cuantificadores concordados como modificadores de adjetivos El fenómeno de la concordancia de determinados cuantificadores con el adjetivo al que modifican, tanto en número (bastantes cansados) como en género y número (demasiadas cansadas), ha recibido cierta atención —desde distintos

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marcos teóricos— en la bibliografía especializada en el caso del italiano (Ledgeway, 2011; Ledgeway y Silvestri, 2016), del francés (Hummel, 2017a), del portugués (Hummel, 2017b) y del español (Hummel, 2015). En concreto, para el caso del español se han proporcionado descripciones parciales de cuantificadores concretos en su uso concordado: demasiado (Guirado y Jiménez, 2011), medio (Pato, 2010), harto (Pato, 2016), mero (Kany, 1970 y Pato, 2017), bastante, demasiado, medio, poco y puro (Felíu Arquiola, 2018). Sin embargo, no existe ningún estudio de conjunto acerca de este fenómeno, considerado no normativo. El objetivo de este primer capítulo es describir y analizar el empleo concordado de una serie de cuantificadores adverbiales cuando modifican a un adjetivo. Qué formas están implicadas (demasiado, poco, puro, harto, mero, medio, bastante, suficiente, algo, nada), en qué áreas lingüísticas se documentan y con qué frecuencia son tres de las preguntas de investigación que nos planteamos. Igualmente estudiamos los contextos sintácticos en los que se da este empleo y revisamos los factores sintácticos y semánticos que parecen intervenir en el mismo. En concreto, algunos autores hablan de concordancia adverbial. Entre los análisis propuestos en la bibliografía previa para dar cuenta de este fenómeno encontramos dos posturas bien definidas: a)  los cuantificadores concordados que modifican a un adjetivo son categorialmente adjetivos. Esta categoría adjetiva se explica en ocasiones por un proceso de adjetivación o recategorización (Pato y Heap, 2005 y Pato, 2010 para el caso de media cansada), mientras que otros autores consideran que se trata en origen de adjetivos que pueden aparecer como modificadores de otros adjetivos, bien porque esta pauta sintáctica es posible en español (Satorre Grau, 2005, 2009 y 2010 para el caso de La niña estaba toda asustada), bien porque estos adjetivos asumen funciones adverbiales (Hummel, 2014 para el caso de medios tontos). b)  se trata de adverbios flexionados o concordados, para Hummel (2015), quien emplea la expresión «concordancia adverbial» y afirma que «la definición tradicional del adverbio como clase de palabras invariable no es adecuada» (Hummel 2014: 616). La descripción y el análisis que hemos realizado se centra en los cuantificadores que suelen ser clasificados como adverbios en algunos de sus usos y que pueden presentar flexión (agregado de morfología de concordancia) cuando modifican a un adjetivo: medio, demasiado, poco, bastante, igual de y otros como harto, mero, puro, algo, nada y suficiente. 3.2. El cuantificador mucho en estructuras comparativas Este capítulo se centra en el estudio de un solo cuantificador (mucho) y en un contexto sintáctico preciso, el de las estructuras comparativas analíticas formadas por el cuantificador comparativo más/menos y un adjetivo (mucho más alta) o un adverbio (mucho más lentamente), así como ante comparativos sincréticos adjeti-

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vales (Mi casa es mucho {mayor/menor} que esta) o adjetivales y adverbiales (Mi casa es mucho {mejor/peor} que esta). Los fenómenos objeto de estudio, en relación con estos contextos sintácticos, son dos: a) Por una parte, en los casos en los que la forma invariable mucho se considera normativa (i. e. Es mucho mejor persona; una chica mucho más lista), estudiaremos el uso concordado del cuantificador (una chica mucha más lista). b) Por otra parte, en los casos en los que se acepta el cuantificador mucho en uso concordado (i. e. con mucha mayor intensidad), estudiaremos este fenómeno para comprobar si los datos corroboran las generalizaciones establecidas en la bibliografía previa. En resumen, emprendemos el estudio y descripción de estos tres contextos: mucho + {más/menos} + nombre; mucho + adjetivo comparativo; y {mucho más/ menos} + adverbio. Como en el capítulo precedente, desde el estudio de la variación y la dialectología, resulta de interés dar cuenta de los países y las áreas lingüísticas en que se documentan estos usos concordados y no concordados del cuantificador mucho. Asimismo, desde la gramática, es necesario conocer qué tipo de nombres, adjetivos y adverbios aparecen en estas construcciones comparativas, así como las características de los distintos contextos sintácticos en los que aparecen. 3.3. El cuantificador todo como modificador de adjetivos y nombres El último capítulo también se centra en el estudio de un único cuantificador (todo). El objetivo principal en este caso es describir y analizar los usos concordados y no concordados de este cuantificador cuando se combina con un adjetivo (María llegó toda nerviosa) y con un nombre en uso atributivo3 (María es toda corazón). Como veremos, se trata de un fenómeno distinto del estudiado en los capítulos anteriores, ya que, en el caso de todo, el uso concordado se considera mayoritario, mientras que el uso no concordado se limitaría, según las gramáticas de referencia, a determinadas zonas geográficas. En este capítulo, a diferencia de los dos anteriores, combinamos un enfoque cuantitativo (al estudiar la construcción todo/toda + adjetivo en singular) con un enfoque cualitativo (al estudiar todos/todas + adjetivo en plural), debido a la dificultad metodológica que entraña distinguir los casos en los que todos/todas modifica a un adjetivo plural de aquellos en los que funciona como cuantificador flotante.

3   Seguimos la denominación empleada por la NGLE (§ 19.8p) para caracterizar construcciones como María era {todo/toda} corazón: «uso atributivo de todo + sustantivo».

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En el caso de todo/toda + adjetivo en singular, resulta de interés dar cuenta de los países y las áreas lingüísticas en que se documentan el uso concordado y el uso no concordado del cuantificador. Por su parte, en el caso de todos/todas + adjetivo en plural, nuestro interés se centra en describir aquellos ejemplos en los que todos/ todas se emplea de forma no ambigua como cuantificador de grado y comprobar si este empleo se limita a determinadas zonas geográficas o si, por el contrario, se encuentra extendido por distintas zonas del mundo hispanohablante. Finalmente, en el caso de todo combinado con un nombre en uso atributivo (María es {toda/ todo} corazón), buscamos profundizar en la descripción del uso concordado y no concordado del cuantificador en este contexto, así como conocer mejor su distribución geográfica, aspectos escasamente tratados en las principales gramáticas del español y trabajos afines. 4. El corpus fuente de estudio Para la confección del corpus de los cuantificadores concordados objeto de estudio empleamos la opción «Web/Dialectos» del Corpus del español (Davies, 2016) por varios motivos. En primer lugar, se trata de uno de los corpus lingüísticos más extensos de que disponemos en la actualidad (además de estar accesible en línea y ser gratuito), ya que contiene más de 2 100 millones de palabras.4 En segundo lugar, incluye datos procedentes de más de 2 millones de páginas web (prensa escrita, comentarios y blogs) de los 21 países de habla hispana,5 publicadas entre 2013 y 2014, y los porcentajes de palabras que incluye por áreas lingüísticas están equilibrados y se corresponden con el peso demográfico de cada una de ellas (ver tabla 1 más abajo). En tercer lugar, las calas realizadas en una prueba piloto han mostrado una gran cantidad de datos válidos para el estudio de estos cuantificadores, en comparación con otros corpus lingüísticos donde los resultados obtenidos se tornan muy escasos. En efecto, el CORPES XXI (versión 0.83), por ejemplo, arrojaba solo 40 casos de demasiada/demasiados/demasiadas, 26 casos de bastantes y 22 casos poca/pocos/pocas. Por lo que respecta a los otros cuantificadores, este corpus ofrecía 5 casos de pura/puros/puras, 4 de media/medios/medias y 1 solo caso de mera/meros/meras. No hay ejemplos de harta/hartos/hartas, ni de suficientes, algos y nadas.6 Por último, en cuarto lugar, la utilización del Corpus del español genera resultados balanceados, ya que en su 4   En concreto, para todas las variedades del español de América el corpus contiene 1 641 448 407 palabras y para las variedades del español europeo 459 312 821 palabras. En el análisis de los datos que llevamos a cabo de cada uno de los cuantificadores veremos con detalle las diferencias halladas entre las distintas áreas y países. Todas las búsquedas en el corpus se realizaron entre los meses de marzo y diciembre de 2018. Desde entonces, el corpus ha sido actualizado en varias ocasiones. 5   Decidimos incluir los datos de los Estados Unidos dado el peso demográfico de la población latina (con cerca de 57 millones de personas), aunque, como es sabido, el español no es lengua oficial en este país. 6   Las búsquedas se han realizado en la pestaña de «Coapariciones», introduciendo el lema correspondiente a cada cuantificador y la clase de palabra (adverbio, y adjetivo o cuantificador en los casos

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confección se ha seguido el sistema de identificación de países de Google (lo que incluye el dominio del país, la dirección IP, la información de localización de la página, los links/enlaces a la página y toda información relevante de Google Places).7 Todo ello asegura que cada uno de los países de habla hispana está proporcionalmente representado en el corpus, lo que puede permitir conocer los patrones geográficos en el uso de los cuantificadores concordados, tal y como veremos a lo largo de los tres capítulos.

Países

Palabras

%

Población

España Cuba Rep. Dominicana Puerto Rico Estados Unidos México Guatemala El Salvador Honduras Nicaragua Costa Rica Panamá Colombia

459 312 821 67 655 690 37 222 350 35 656 640 179 928 189 260 598 272 59 890 872 39 147 035 38 933 083 34 637 028 31 693 292 24 698 769 180 145 658

21.86 3.22 1.77 1.69 8.56 12.40 2.85 1.86 1.85 1.64 1.50 1.17 8.57

46 773 055 11 270 957 10 276 621 3 667 084 53 000 000 120 847 477 15 082 831 6 297 394 7 935 846 5 991 733 4 805 295 3 802 281 47 704 427

Venezuela

107 978 889

5.13

29 954 782

Perú Ecuador Bolivia Argentina Uruguay Paraguay Chile

115 324 436 56 916 226 43 342 063 182 704 898 41 386 594 32 990 144 70 598 279

5.48 2.70 2.06 8.69 1.97 1.57 3.36

29 987 800 15 492 264 10 496 285 41 086 927 3 395 253 6 687 361 17 464 814

2 100 761 228

100

Totales

Áreas

%

España

21.86

Caribe insular Estados Unidos México

6.68 8.56 12.40

Centroamérica

10.87

Colombia + Venezuela

13.70

Los Andes

10.24

Río de la Plata Chile

12.23 3.36

Tabla 0. Número de palabras y porcentajes por países en el Corpus del español: Web/ Dialectos y su contraste con la población de cada uno de ellos en que la forma no figura lematizada como adverbio en el corpus). Para obtener todos los casos del corpus seleccionamos los diez «temas» de los documentos y todos los «orígenes» (España y América).  7   Como figura en Texts, y por ofrecer un solo ejemplo, para una dirección .com (donde no se incluye ningún dominio de nivel superior) intentará usar la dirección IP (que muestra dónde se encuentra físicamente la computadora). Si esto falla, Google todavía puede saber que el 95 % de los visitantes del sitio provienen de, por ejemplo, Costa Rica, y que el 95 % de los enlaces a esa página son también de Costa Rica. Por todo ello se supone que el sitio probablemente es de Costa Rica (la traducción es nuestra).

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Como podemos observar en la tabla precedente, aunque el número de palabras («Palabras») que incluye el Corpus del español: Web/Dialectos no presenta unos porcentajes equivalentes entre todos los países de habla hispana, y estos porcentajes oscilan entre el 21.86 % para España y el 1.17 % para Panamá, hay que tener en cuenta que los porcentajes por áreas lingüísticas («Áreas») sí están bien equilibrados (con un promedio de 11.1 %) y se corresponden con el peso demográfico de cada una de ellas («Población»).8 5. La metodología empleada Por lo que respecta a las búsquedas de los cuantificadores, estas se han realizado empleando la opción «Lista». Al igual que otros corpus, el Corpus del español: Web/Dialectos permite usar expresiones regulares para controlar y precisar lo que se quiere buscar. En nuestro caso, para obtener la mayor cantidad de ejemplos, las búsquedas han sido en su mayoría directas, esto es, empleando los parámetros de cada cuantificador y el país (en la opción «Secciones»: de Argentina a Venezuela), y aumentando las ocurrencias o número de resultados al máximo («Opciones»). El sistema ordena de manera automática los resultados para cada búsqueda por frecuencia de aparición («Frecuencia»). Además, y para estar seguros de que el corpus recupera toda la información requerida en las búsquedas, usamos la opción «Mostrar duplicados». Por ello, cada una de las listas confeccionadas con los ejemplos obtenidos para cada uno de los cuantificadores objeto de estudio en los tres capítulos ha sido depurada manualmente, para descartar los ejemplos idénticos (repetidos de una página web a otra sin cambio alguno), ya sea dentro de un mismo país o entre países distintos. Cuando el corpus recupera casos iguales en diferentes países (copiado en línea), optamos por mantener únicamente el primer ejemplo publicado, según la fecha que figura en la fuente; es decir, se emplea un criterio cronológico básico. Por último, en cuanto a la presentación de los ejemplos se refiere, mantenemos la edición y ortografía originales de los mismos, salvo cuando su lectura puede causar una mala interpretación en el significado de alguna palabra. En estos casos concretos reponemos algunos acentos y comas, sobre todo para facilitar la lectura del ejemplo. 5.1. El uso de la estadística En los trabajos de corte cuantitativo el número de ejemplos o de hablantes (por países) es muy importante a la hora de establecer generalizaciones con los datos 8   Los datos oficiales de población proceden del Banco Mundial. Disponible en: https://datos.bancomundial.org/indicador/SP.POP.TOTL. Cabe recordar que en España se distinguen tres grandes áreas dialectales (centro-norte peninsular, sur y Canarias), de ahí que su porcentaje sea el más elevado de todos. Para el caso de Estados Unidos solo se incluye el número de hispanohablantes.

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obtenidos. A este respecto, empleamos la estadística en cada una de las tablas presentadas. La pregunta clave cuando nos enfrentamos con una gran cantidad de datos es cómo alcanzar conclusiones válidas a partir de ellos. La respuesta se puede obtener gracias a las pruebas de significación de la hipótesis nula de Fisher (F). Con estas pruebas podremos extrapolar una conclusión en función de los resultados obtenidos, ya que la probabilidad (p) permite ofrecer un criterio objetivo en las conclusiones presentadas. Para conocer si los valores obtenidos son debidos o no al azar, el análisis estadístico nos permite cuantificar esa variabilidad en los datos.9 Por ello, podemos emplear la estadística para comprobar si hay similitud o diferencia entre los grupos de un estudio. En nuestro caso concreto, vamos a realizar un análisis comparativo para poder saber si las diferencias de un grupo con respecto a otro son significativas y qué fortaleza tienen dichas diferencias. La prueba clásica de ANOVA (análisis de varianza) de un factor parece ser la más indicada para esto, ya que relaciona dos variables: la variable dependiente que se va a explicar (cuantitativa o escalar) y la variable independiente o factor (categórica). En concreto, el ANOVA de un factor compara las medias de la variable dependiente entre los grupos o categorías de la variable independiente. En cada uno de los capítulos vamos a comparar las medias de la variable dependiente (concordancia o no concordancia del cuantificador) según los grupos o categorías de la variable independiente (los 21 países de habla hispana). Para ello se calcula un test F (de Fisher) y su significación. Lo que hace este test es dividir la variación entre los grupos por la variación dentro de los grupos. Si las medias entre los grupos varían mucho y la media dentro de un grupo varía poco, es decir, si los grupos son heterogéneos entre ellos y similares internamente, el valor de F será más alto; por tanto, las variables estarán relacionadas.10 En resumen, la significación de F se interpretará como la probabilidad de que el valor de F se deba al azar. Siguiendo un nivel de confianza del 95 %, cuando la significación de F sea menor de 0.05, quiere decir que las dos variables están relacionadas y, por tanto, hay diferencias significativas entre los grupos. En ese caso se concluye que la relación entre las variables es significativa, esto es, no se trata del resultado de una probabilidad aleatoria.11  9  Como es sabido, y por dar un ejemplo, si el valor obtenido de p  = 0.0004, esto significa que 4 de cada 10 000 veces nuestros datos se deben al azar. Sin embargo, y es algo que suele escapar en los trabajos de corte cuantitativo, no sirve de nada obtener una p muy significativa si no hay una teoría detrás de ese resultado que ayude a explicar el fenómeno objeto de estudio. De hecho, un resultado no significativo no quiere decir que la hipótesis nula sea cierta, sino que es compatible con ella, porque la discrepancia es pequeña; es decir, los datos no nos aportan las pruebas suficientes como para dudar de que la hipótesis nula sea verdadera. Por tanto, cuando un dato no es significativo debe interpretarse mejor como no demostrado o no concluyente. 10   Cuanto más difieren las medias de la variable dependiente entre los grupos de la variable independiente, más alto será el valor de F. Si hacemos varios análisis de ANOVA de un factor, aquel con F más alto indicará que hay más diferencias y, por tanto, una relación más fuerte entre las variables. 11  Cuanto más alto es F, más relacionadas están las variables, es decir, las medias de la variable dependiente difieren o varían mucho entre los grupos de la variable independiente.

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5.2. Sobre la frecuencia de uso Los conceptos de frecuencia de uso y de representatividad de una palabra o forma lingüística en un corpus dado no deben confundirse, ya que, como es sabido, no hacen referencia a lo mismo. Como indica Bybee (2007), la frecuencia de uso es un factor esencial en el análisis de las lenguas naturales, dado que puede influir en el cambio lingüístico y en la creación de nuevas estructuras (a través de procesos de repetición, regularidad y convencionalización, entre otros). Por otro lado, en términos lingüísticos, las formas más extendidas en un corpus no son necesariamente las «preferidas» (Fletcher, 2011). Por su parte, Dunning (1993) mostró que las palabras más representativas de un determinado registro en realidad presentan una frecuencia de aparición muy baja, en torno a dos o tres casos.12 Con todo, una idea compartida en los trabajos de corte estadístico es que la frecuencia de uso afecta la gramática de la lengua. En efecto, como mencionamos anteriormente, la diferencia en la frecuencia relativa de las formas es uno de los aspectos explicativos en el cambio lingüístico, por ejemplo, en relación con su consolidación (Bybee, 2007). 6. Cuestiones teóricas Tal como señala Bosque (2015 [1989]: 123), la clase del adverbio «es la peor definida de las gramáticas» y a menudo se convierte en un «cajón de sastre» (ibidem: 26) en el que se incluyen elementos con una sintaxis muy diversa que comparten la característica morfológica de no presentar flexión (al menos desde un punto de vista normativo). Por su parte, Kovacci (1999: 722-723) realiza una revisión de los distintos tipos de criterios empleados históricamente a la hora de definir el adverbio. Así, desde un punto de vista morfológico, el adverbio se considera habitualmente una clase de palabras invariable, pues carece de flexión, aunque puede combinarse con sufijos apreciativos. Sin embargo, como veremos a lo largo de esta monografía, para algunos autores esta característica morfológica no sería definitoria, pues cabría la posibilidad de que en determinadas construcciones —entre ellas, las que constituyen el objeto de nuestro estudio— el adverbio manifestara en español marcas flexivas. Así, por ejemplo, Hummel (2014 y 2015) emplea los términos «adverbios flexionados» y «concordancia adverbial», y considera que «la definición tradicional del adverbio como clase de palabras invariable no es adecuada» (idem, 2014: 616). Volveremos sobre esta idea más adelante. 12   Para conocer qué formas son más representativas en un corpus se puede emplear el test de razón de verosimilitud (log-likelihood ratio test). Para conocer la frecuencia de uso de las palabras, en cambio, se emplean otras pruebas estadísticas. La ley de Zipf, por ejemplo, es una relación matemática que determina la frecuencia de uso y aparición de las palabras (cf. Moreno-Sánchez, Font-Clos y Corral, 2016).

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En cuanto al criterio sintáctico, aunque en ocasiones se ha identificado la función del adverbio exclusivamente con la de complemento circunstancial,13 hay que señalar que en la actualidad se reconoce que el adverbio puede modificar a un verbo (Hablaba pausadamente), a un adjetivo (menos interesante) o a otro adverbio (bastante lejos, aquí cerca); también puede incidir sobre grupos nominales (solamente los jueves), preposicionales (incluso sin tu ayuda) o sobre toda una oración (desgraciadamente, no pudo llegar a tiempo) (RAE, 2005).

Finalmente, desde un punto de vista semántico, los adverbios pueden pertenecer a subclases semánticas muy diversas, como se muestra en el trabajo de Kovacci (1999). Esta autora, siguiendo a Alcina y Blecua (1975: § 4.9.0.1), distingue entre adverbios léxicos y pronominales. Dentro de los adverbios léxicos Kovacci (1999) incluye a su vez varios subtipos: adverbios calificativos (propios como bien, en -mente como claramente, adverbios adjetivales como fuerte en hablar fuerte), adverbios de lugar y de tiempo «transitivos» o con posibilidad de tener complementos (cerca, antes), adverbios temporales intransitivos (temprano) y adverbios modales (quizá). Por su parte, entre los adverbios pronominales, la autora distingue los adverbios deícticos espaciales (aquí) y temporales (ahora); los adverbios cuantitativos (demasiado), los cuantitativos temporales (siempre) y cuantitativos aspectuales (todavía); los adverbios numerales (primero); los identificativos (mismo) e identificativos polares (sí, tampoco); los relativos (donde) y los interrogativos o exclamativos (cuándo). La siguiente definición del adverbio, ofrecida por Espinosa Elorza (2014a: 10), sintetiza algunos de los aspectos mencionados en los párrafos precedentes: el adverbio es una categoría léxica que puede evolucionar a gramatical, […] su expresión puede manifestar ciertas variaciones —aunque suele ser palabra invariable—, ya que admiten afijos apreciativos y gradativos, y que puede actuar como argumento central y como complemento periférico del verbo.14

Nuestra monografía se centra en un tipo de unidades (bastante, demasiado, mucho, poco, etc.) consideradas tradicionalmente adverbios cuantitativos o de grado cuando modifican a un adjetivo (demasiado cansada), a otro adverbio (demasiado lentamente) o a un verbo (trabajar demasiado). Por otra parte, la gramática tradicional incluía estos elementos en la clase de los determinantes («adjetivos determinativos» en la terminología tradicional) cuando aparecen en 13   Alarcos (1994: 128), por ejemplo, define el adverbio como «clase de palabras indescomponible en signos menores a menudo y que en principio está destinada a cumplir por sí mismo la función de adyacente circunstancial». 14   Espinosa Elorza (2014a: 10) caracteriza el adverbio desde el punto de vista histórico como «una categoría compleja y heterogénea en la que se han ido integrando formas procedentes de la evolución de ciertos adjetivos, de algunas formas verbales conjugadas en tercera persona del singular y de otras no conjugadas —participios y gerundios—, de sintagmas circunstanciales sin preposición y con ella, y de determinadas estructuras oracionales».

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combinación con un sustantivo (demasiadas personas). Bosque (2015 [1989]: 123-124) sintetiza con precisión esta concepción tradicional de las clases de pa­ labras: Algunos de los acercamientos entre el adjetivo y el adverbio son producto de la forma tradicional de entender las clases gramaticales. La categoría de los cuantificadores, por ejemplo, está ausente de la mayor parte de los análisis tradicionales, y se reparte entre «adjetivos determinativos» y adverbios de grado o de cantidad. La naturaleza categorial de un cuantificador depende, en esa concepción, de la clase léxica del elemento sobre el que incida. Así, tanto será adjetivo en tanto arroz porque arroz es sustantivo, pero será adverbio en trabajar tanto porque trabajar es un adverbio [sic].15 Es indudable, sin embargo, que el calificar como adjetivo el primer tanto y como adverbio el segundo no nos ayuda gran cosa a entender la gramática de estas construcciones. De hecho, los llamados adjetivos determinativos figuran entre las clases de palabras peor entendidas de las descripciones tradicionales, probablemente porque la tradición gramatical poseía escasos instrumentos para abordar el complejo mundo de la cuantificación.

Actualmente las unidades objeto de estudio en esta monografía se incluyen en la clase de los cuantificadores (cf. Sánchez López, 1999: 1091; Leonetti, 2007: 11; NGLE: § 1.9l-n, entre otros). Los cuantificadores se conciben, como decíamos en apartados precedentes, como una clase transversal que se define en términos semánticos más que en términos categoriales. Así, por una parte, entre los cuantificadores se incluyen unidades que pueden pertenecer a clases distintas —sustantivos (mitad), adjetivos (numerosos), adverbios (muy), determinantes (cada)—; por otra parte, un mismo cuantificador puede adscribirse a una clase de palabras o a otra dependiendo de su combinatoria y de su morfología, como hemos visto anteriormente en el caso de demasiado. Precisamente son los cuantificadores que, desde una perspectiva tradicional, pueden pertenecer a distintas clases de palabras aquellos que nos interesan en este trabajo, pues presentan en determinados contextos sintácticos un uso concordado que desde la perspectiva basada en las clases de palabras no se esperaría que se diera. En concreto, los cuantificadores objeto de estudio pueden mostrar concordancia cuando modifican a un adjetivo, algunos de ellos en usos considerados no normativos (María está demasiada cansada) y otros, como todo, en usos considerados propios de la lengua estándar (María llegó toda nerviosa). Este fenómeno recibe distintas denominaciones en la bibliografía especializada: «adjetivación del adverbio» (NGLE: § 13.8d), «adjetivos adverbiales» (Hummel, 2014), «concordancia adverbial» o «flexión adverbial» (idem, 2015).16 Estas denominaciones ha15   Así en el texto original (Bosque 2015 [1989]: 124). Evidentemente, se trata de una errata; debería decir «verbo». 16   En la segunda edición de Las categorías gramaticales, Bosque (2015 [1989]: 141) recoge este fenómeno cuando dice «Se han estudiado con detalle en los últimos años los llamados ADVERBIOS CONCORDADOS. Algunos de ellos son característicos del español americano, como en Estaba me-

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cen referencia al empleo concordado o flexionado de determinados cuantificadores cuando modifican a un adjetivo. Desde nuestro punto de vista, se trata de un fenómeno que cuestiona bien la caracterización del adverbio como una clase de palabras invariable, bien la adscripción de determinados cuantificadores a la clase de los adverbios por motivos funcionales, como es el hecho de que puedan modificar a un adjetivo. Como señala Felíu Arquiola (2018: 101): El empleo flexionado de bastante, demasiado, harto, medio, mero, poco, puro y todo cuando modifican a un adjetivo plantea el siguiente problema gramatical. Por una parte, se suele asumir que en la construcción mencionada (costos bastantes asequibles, años medios difíciles) estos cuantificadores son categorialmente adverbios, pues es el adverbio la clase de palabras que funciona como modificador de un adjetivo (Esta novela es {muy/extremadamente/bastante/demasiado} larga). En ese caso, no se esperaría la presencia de flexión en el cuantificador, pues el adverbio se considera morfológicamente invariable. Por otra parte, la presencia de flexión puede hacer pensar que estos cuantificadores son categorialmente adjetivos, en cuyo caso surge el problema de cómo dar cuenta de una estructura sintáctica en la que un adjetivo modifica a otro adjetivo, construcción cuya existencia no se reconoce de manera general para el español.

Así pues, desde una perspectiva sincrónica, la discusión teórica gira en torno a dos aspectos principales (véase idem, 2018 para una exposición detallada). Por una parte, hay autores que consideran que se trata categorialmente de adverbios que presentan flexión, de manera que la invariabilidad morfológica —entendida como la ausencia de flexión— no sería una característica definitoria de los adverbios. Esta parece ser la postura defendida por Hummel (2015) en su trabajo «Los adverbios flexionados», en el que, bajo la denominación de «concordancia adverbial», se incluyen varios fenómenos parcialmente distintos: la flexión adverbial en el ámbito verbal (María habla rápida), la flexión de adverbios focalizadores (solos tres, solos los hombres; puros hijos de médicos) y la flexión en los cuantificadores que modifican a un adjetivo (muchachos medios perezosos; toda soñolienta; bastantes vagos). En este último caso, que es el que nos interesa en esta monografía, el autor considera que «las marcas flexivas reflejan y marcan la coherencia semántica de un grupo sintagmático» formado por modificador (el cuantificador) y modificado (el adjetivo) (ibidem: 209). Para este autor, por tanto, no resulta adecuado definir el adverbio como clase de palabras invariable, pues algunas unidades consideradas adverbios, en determinadas construcciones sintácticas como las que nos ocupan, podrían mostrar concordancia con el elemento al que modifican. Se trata de un enfoque en el que prima dia cansada, Siguen bastantes preocupados o Era demasiada cara, pero otros se atestiguan también en el europeo, como Toda manchada es como dejó la chaqueta, donde toda alterna con completamente. Sobre estas construcciones, puede verse Fábregas y Pérez Jiménez (2008), Pato (2010) y Soenen (2013), además del § 13.8 de la NGLE».

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una perspectiva funcional, según la cual la función de modificador de un adjetivo corresponde a los adverbios, sobre una perspectiva formal (existencia o no de flexión). Por otra parte, algunos autores consideran que los cuantificadores concordados que estudiamos son categorialmente adjetivos. En estos casos, la presencia de flexión en las unidades objeto de estudio prima sobre la función sintáctica que estas unidades desempeñan. Esto es, la flexión presente en los cuantificadores que modifican a un adjetivo lleva a algunos autores a adscribirlos a la clase de los adjetivos, bien de forma básica, bien como resultado de un proceso de adjetivación del adverbio o de recategorización. Así, por ejemplo, Satorre Grau (2005, 2009 y 2010) considera que los cuantificadores concordados que modifican a adjetivos son categorialmente adjetivos de forma básica, ya que para este autor la pauta (y viceversa) es una estructura sintáctica posible en español, pese a que no goza de reconocimiento general entre los gramáticos (véase, en este sentido, la NGLE: § 13.7o-q y § 13.8e). Para Satorre Grau (2009), la pauta se encontraría en casos como los siguientes: nombres de color como ojos verdes claros; expresiones semifijadas como tontos perdidos; adjetivos de defecto o minusvalía como en dos ciudadanos enfermos graves; denominaciones de estilos artísticos como arte gótico florido; esto es, estructuras sintácticas que en otros estudios se han analizado como aposiciones (Bosque, 2015 [1989] y 1999a). De igual modo, la pauta se daría en usos no normativos como muchachos medios perezosos y en usos normativos como Clara despertó toda soñolienta. Sa­ torre Grau (2009: 526) considera que el hecho de que un adjetivo modifique a otro adjetivo «no es suficiente para adscribir estas palabras a la categoría de los ad­ verbios».17 En cuanto a la adjetivación del adverbio o la recategorización, nos referimos a propuestas de análisis como las defendidas en los trabajos de Pato y Heap (2005) y Pato (2010), en los que el empleo concordado de medio se explica como un caso de recategorización del adverbio en adjetivo, entendiendo recategorización como conversión.18 Con este tipo de propuestas la discusión deja de limitarse a la sincronía para dar cabida a la dimensión diacrónica al poner el foco en el proceso por el cual los cuantificadores han llegado a presentar concordancia cuando modifican a un adjetivo. De este modo, el empleo concordado de los cuantificadores objeto de estudio podría ser considerado un ejemplo del enlace entre gradiencia sincrónica y gradualidad diacrónica, como señala Espinosa Elorza (2014a: 12):

17   También Hummel (2014: 615) parece adoptar esta postura cuando afirma, al referirse a los cuantificadores concordados, que «los adjetivos adverbiales son adjetivos que ocupan funciones sintácticas adverbiales». 18   En palabras de Hopper y Traugott (2003: 58), la conversión (o cambio de categoría/función) es entendida como «The change whereby a non-lexical item form […] becomes a fully referential lexical item».

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La evolución hasta el adverbio y desde el adverbio a otras categorías es buen ejemplo de la gradiencia sincrónica y de la gradualidad diacrónica. Se entiende por gradiencia la ausencia de fronteras nítidas entre las categorías; en sintaxis se observa en multitud de ocasiones la indeterminación gramatical, como cuando en la época medieval pero funciona en unos contextos como adverbio, en otros como conjunción y en otros resulta ambiguo; o en la actualidad cuando utilizamos ahora como adverbio en unos contextos y como adjetivo, con el significado de ‘actual’, en otros, como en el ahora ministro de Educación.19 Hablamos de gradualidad cuando constatamos que muchos cambios implican una serie de micro-cambios y las sucesiones de micro-cambios pueden en algunos casos dar lugar a macro-efectos. La gradiencia suele ser resultado de la gradualidad; es decir, la relativa indeterminación del sistema puede estar causada por los cambios graduales en uso, en los que los hablantes y los oyentes negocian el significado e incluso modifican los sistemas ya existentes para acomodar los nuevos empleos.

En concreto, para esta autora, la ausencia de fronteras nítidas entre clases de palabras se manifiesta históricamente en las conversiones intercategoriales (paso de sustantivo a adjetivo, paso de adjetivo a sustantivo, paso de adverbio a adjetivo, etc.). Espinosa Elorza (2014a: 14, siguiendo a Bauer, 1988 y a Valera, 1996) entiende la conversión como un proceso que «no implica alteración morfológica alguna si exceptuamos la adopción de la flexión de la nueva clase de palabras en que se convierte una unidad léxica». El proceso de conversión (esto es, cambio categorial sin marca derivativa formal, mediante la sola adopción de la flexión de la nueva clase de palabras) explicaría cambios producidos ya en latín como el empleo del adjetivo totus por el adverbio totum o del adjetivo solos por el adverbio solum (ibidem: 14-15). En lo que respecta al español, la autora considera que medio y puro sufren también recategorización por conversión de adverbio en adjetivo. Así, medio ante adjetivo o participio muestra concordancia ya en época medieval (Pato, 2010: 15), mientras que puro ante adjetivo se documenta concordado desde el siglo xvi (Santos Domínguez, 1998: 361). Finalmente, Espinosa Elorza (2014a: 15) señala que «Actualmente, en el español de América se atestigua la tendencia a la concordancia de bastante e igual: los invitados se retiraron bastantes mareados; los artículos son iguales de difíciles (NGLE: § 13.4.2f)». De este modo, los usos concordados de los cuantificadores objeto de nuestro estudio se entienden por parte de Espinosa Elorza (2014a) desde una perspectiva histórica como casos de recategorización por conversión de adverbio en adjetivo,20 para lo cual resulta necesario considerar, como hace la autora, que el adverbio es una categoría léxica ya que, si no lo fuera, «las evoluciones de adverbio a adjetivo se tomarían como contraejemplos a la teoría de la unidireccionalidad del cambio» (ibidem: 14). 19   Cabe señalar que ahora puede ser entendido también en este caso como adverbio, si se acepta que los adverbios pueden modificar a sustantivos. 20   Este planteamiento tiene que hacer frente igualmente al hecho de que nos encontraríamos con una estructura de no aceptada de forma general para la gramática del español. Retomaremos estas ideas en el capítulo final.

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Así pues, desde este punto de vista, el adverbio se entiende como categoría léxica que puede evolucionar a categoría gramatical. Como tal, sufre una recategorización por conversión y funciona como adjetivo, mostrando marcas de concordancia. En este fenómeno tendría lugar un proceso de gramaticalización que, desde el trabajo clásico de Timberlake (1977: 141), se entiende como el proceso de reanálisis (formulación de un nuevo conjunto de reglas y relaciones cuando una forma experimenta una reinterpretación) y de actualización del reanálisis (proyección y extensión gradual de dicho reanálisis). Los cambios lingüísticos fruto de la gramaticalización se producen, por tanto, a causa del reanálisis pero también de la analogía, ya sea considerada como mecanismo o como motivación (Hopper y Traugott, 2003; Traugott, 2011). Mientras que el reanálisis sería el «responsable del surgimiento de nuevas categorías en la gramática de una lengua», la analogía regularizaría el cambio «mediante nivelaciones paradigmáticas» (Company Company, 2017: 74). Como hemos visto, el reanálisis está asociado al concepto de gramaticalización. De hecho, para autores como Eckardt (2006: 235) «structural reanalysis predominantly occurs in connection with grammaticalization processes». La gramaticalización se entiende como el conjunto de cambios mediante los cuales una forma o construcción, en determinados contextos y distribuciones, asume una función gramatical; también es gramaticalización cuando una entidad/construcción ya gramatical adquiere una función más gramatical de la que tenía previamente. El reanálisis, por su parte, se entiende como un mecanismo de cambio en el estatuto funcional de una forma, que no viene acompañado por un cambio externo (Langacker, 1977: 58). La reinterpretación es el proceso que da lugar al reanálisis y la recategorización el efecto resultante del mismo (Company Company, 2017: 75). El empleo concordado de los cuantificadores objeto de estudio podría entenderse como resultado de un proceso de reanálisis siempre que la presencia de flexión no se entienda como un cambio externo, sino simplemente como la acomodación morfológica de las unidades que experimentan el reanálisis a la nueva clase de palabras (recategorización). Como se puede observar, las posturas teóricas en torno al uso concordado de los cuantificadores objeto de estudio cuando modifican a un adjetivo son variadas. Sin embargo, tanto desde una perspectiva sincrónica como desde una perspectiva histórica basada en el reanálisis, todas las propuestas presentadas se sustentan en la concepción de las clases de palabras tradicionales —adjetivo, adverbio— como elementos fundamentales o primitivos de la descripción y del análisis gramatical. De esta forma, las características morfológicas mostradas por los cuantificadores objeto de estudio —presencia de flexión— y su comportamiento sintáctico —funcionar como modificadores de grado de un adjetivo— resultan contradictorios entre sí. La variación recibe difícil acomodo en este sistema y da lugar a dilemas gramaticales como los mencionados en las páginas precedentes (si una unidad es un adverbio, no puede presentar concordancia; si una unidad modifica a un adjetivo, debe ser categorialmente un adverbio). Estos y otros planteamientos serán

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retomados al final de la monografía (apartado 2 de las conclusiones) con el fin de comprobar si nuestro estudio arroja algo de luz a este debate. 7. Consideraciones finales Como quedó indicado al principio de esta introducción, este libro no se concibe como una monografía teórica, sino más bien descriptiva y razonada, ya que se basa en ejemplos concretos de corpus (material idiomático) para la descripción del funcionamiento gramatical de los cuantificadores objeto de estudio, especialmente en sus usos concordados y no concordados —sean estos correctos o no desde el punto de vista normativo—, mediante el empleo de instrumentos de análisis rigurosos, con el fin de mostrar el carácter sistemático de la lengua. Estos usos concordados y no concordados forman parte de algunas de las cuestiones todavía no resueltas en la gramática del español, cuestiones que los trabajos previos no habían considerado en su justa medida. Sin embargo, hay que entender que no es posible tratar todos los usos y todos los cuantificadores en una sola monografía, por lo que varias cuestiones quedan necesariamente pendientes y merecen mayor estudio del que aquí les otorgamos en esta ocasión. La investigación sobre la concordancia o la ausencia de concordancia en el empleo de los cuantificadores como modificadores de adjetivos no está, por tanto, agotada. Finalmente, queremos señalar que la preparación de este libro se ha desarrollado parcialmente en el marco del proyecto de investigación de excelencia «Problemas de demarcación en morfología y sintaxis: diccionario de unidades y construcciones de difícil adscripción en español» (Ref. HUM673), financiado por la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía (España), y en el marco del proyecto sobre el estudio de las variedades del español en contacto con el francés y el inglés en Montreal «COLEM-Corpus oral de la langue espagnole à Montréal» (Ref. 435-2018-0526), financiado por el Conseil de Recherches en Sciences Humaines del gobierno de Canadá. Igualmente, la publicación ha sido posible gracias a una ayuda económica recibida por el grupo de investigación «Análisis Lingüístico: Teoría y Aplicaciones» (HUM-834) de la Universidad de Jaén, a través de la Acción 1 del Plan de Apoyo a la Investigación 2019-2020 de la esta misma universidad.

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LOS CUANTIFICADORES CONCORDADOS COMO MODIFICADORES DE ADJETIVOS

1. Introducción Dentro del objetivo principal de este volumen, que es estudiar algunos casos de variación que presentan algunos cuantificadores en español y evaluar los datos vernáculos en contraste con el estándar, el contexto sintáctico que estudiamos en este capítulo es el de cuantificador + adjetivo. El fenómeno de la concordancia de determinados cuantificadores con el adjetivo al que modifican, tanto en número (bastantes cansados) como en género y número (demasiadas cansadas), ha recibido cierta atención en la bibliografía especializada, sobre todo para el caso del italiano (Ledgeway, 2011; Ledgeway y Silvestri, 2016), del francés (Hummel, 2017a), del portugués brasileño (idem, 2017b) y, en menor medida, del español (idem, 2015 y 2017c). En esta lengua se han llevado a cabo descripciones parciales de cuantificadores concretos en uso concordado: demasiado (Guirado y Jiménez, 2011), medio (Pato, 2010), harto (idem, 2016), mero (Kany, 1970, Pato, 2017), bastante, demasiado, medio, poco y puro (Felíu Arquiola, 2018). Varias son las cuestiones que han despertado el interés en relación con este fenómeno gramatical, en especial, el estatuto categorial de los elementos implicados, la posible adjetivización del adverbio asociada al reconocimiento de la pauta sintáctica en español (Satorre Grau, 2005 y 2009), así como las relaciones generales entre adjetivos y adverbios. Sin embargo, no existe ningún estudio de conjunto acerca de este fenómeno en español, considerado no normativo. Como es sabido, muchos cuantificadores del español son polifuncionales, en términos de Hummel (2017c), como se observa en (1),1 motivo por el cual en la NGLE (§ 1.9l-n) se habla de los cuantificadores como una clase transversal: (1)

a. demasiado importante b. demasiado bien

1   Los ejemplos de (1) proceden de Hummel (2017c), aunque hemos modificado el ejemplo (1c) y hemos añadido el ejemplo (1e).

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c. hablar demasiado d. demasiadas casas e. comprar demasiadas

En concreto, desde la perspectiva de la gramática tradicional, se considera que se trata de unidades que pertenecen a distintas clases de palabras: adverbio en (1a-c), determinante2 en (1d) y pronombre en (1e). Así, desde un punto de vista normativo general, demasiado es invariable como modificador de un adjetivo (1a) —contexto en el que nos centraremos en este capítulo—, de un adverbio (1b) o de un verbo (1c), pues se trataría de un adverbio. En cambio, sería variable cuando funciona como determinante (1d) y cuando presenta el llamado «uso pronominal» (1e). El empleo concordado de los cuantificadores adverbiales cuando modifican a un adjetivo (mi vida es demasiada complicada, ejemplo procedente del Corpus del español: Web/Dialectos) recibe distintas denominaciones en los estudios gramaticales sobre el español. Aparece mencionado como «adjetivación del adverbio» en la NGLE (§ 13.8d) y como «concordancia adverbial» o «flexión adverbial» en otros trabajos (por ejemplo, Hummel, 2015): La llamada adjetivación del adverbio es un proceso vivo en el español de América, aunque no integrado en los registros formales de la lengua. Consiste en una marcada tendencia a usar concordados ciertos adverbios cuantificativos, como en Estoy media cansada; Los invitados se retiraron bastantes mareados; Lo dijo de pura entrometida; Los artículos son iguales de difíciles. En todos estos casos se recomiendan las variantes sin flexionar: medio cansada, bastante mareado, de puro entrometida, igual de difíciles (NGLE: § 13.8d).

Suele considerarse, tal y como se aprecia en la cita de la NGLE, un uso no estándar propio del español de América.3 El caso más estudiado probablemente sea el de medio (Van Wijk, 1969; Kanny, 1970; Lope Blanch, 1972; Graell y Quilis, 1991; Pato y Heap, 2005; Pato, 2010; Soenen, 2013; Buenafuentes, 2015; 2   Seguimos a Leonetti (1999: 18) en su concepción de los determinantes como una clase de palabras cuyos miembros pertenecen a un paradigma cerrado; se relacionan con las operaciones de referencia y cuantificación; pueden emplearse en la mayoría de los casos como pronombres en términos de la gramática tradicional (esto es, sin nombre explícito), «ocupan típicamente una posición prenominal y más externa, dentro del sintagma nominal, que la que corresponde a los adjetivos»; «suelen concordar en género y número con el núcleo nominal al que acompañan»; finalmente, «su presencia hace posible que un nombre (en singular) pueda aparecer como sujeto preverbal en español». 3   En el trabajo de Bosque (1999b: 226) aparece brevemente mencionado este fenómeno: «Los cuantificadores preadjetivales más característicos son los adverbios de grado: mucho/muy, bastante, demasiado, harto, más, menos, algo, nada, poco, un poco, medio, un tanto, tan, cuán […]. Los adverbios no poseen rasgos flexivos, luego su forma no se ve alterada por las propiedades morfológicas de los adjetivos. Sin embargo, como documentan Van Wijk (1969) en Honduras y Lope Blanch (1972) en México, algunos de estos adverbios toman las terminaciones flexivas de los adjetivos, de modo que se encuentran en esos países secuencias como Son unos muchachos medios perezosos o Están medias locas. Madero (1983) documenta, también en México, casos como Se requieren bastantes buenos técnicos o Hay muchos puntos históricos bastantes vagos».

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Felíu Arquiola, 2018, entre otros). De manera ocasional se menciona también el empleo flexionado de bastante (Madero, 1983; Pato y Heap, 2005; Pato, 2010; Buenafuentes, 2015), demasiado (Guirado y Jiménez, 2011), puro (Pato y Heap, 2005; Pato, 2010) y mero (Pato, 2017).4 Sin embargo, en los últimos años se ha empezado a matizar la afirmación de que el empleo flexionado de estos adverbios cuando modifican a adjetivos se limite al español de América. Así, a partir de datos procedentes del Atlas Lingüístico de la Península Ibérica (ALPI), Pato (2010) mostró que el empleo de medio flexionado cuando modifica a un adjetivo no es extraño en español peninsular: se registra en Galicia, en la zona leonesa y en Andalucía occidental, lo que podría explicar su presencia en América. Igualmente, a partir de los datos extraídos del Corpus del español, Pato (2010) pone de manifiesto, por una parte, que el empleo concordado de medio ante adjetivo y la vacilación (medio no concordado/medio concordado) en dicho contexto se documentan en español desde época medieval; por otra, también indica que este fenómeno de vacilación categorial puede registrarse en el habla de un mismo individuo. De igual modo, Buenafuentes (2015) registra en el CORPES XXI el empleo concordado de bastante ante adjetivos, tanto en textos procedentes de países hispanoamericanos como en textos procedentes de España. Finalmente, en el trabajo de Felíu Arquiola (2018) se documentan en el mismo corpus (corpes xxi), tanto en Hispanoamérica como en España, ejemplos de uso concordado de bastante, demasiado, poco y, en menor medida, de puro. Como quedó indicado, el objetivo de este capítulo es describir y analizar el empleo concordado de una serie de cuantificadores adverbiales cuando modifican a un adjetivo, con el fin de ofrecer un panorama lo más general posible de este fenómeno. Para ello, nos basamos en los datos obtenidos en el Corpus del español: Web/Dialectos y ampliamos la nómina de cuantificadores objeto de estudio a los siguientes (por orden alfabético): algo, bastante, demasiado, harto, igual de, medio, mero, nada, poco, puro y suficiente. En el apartado 2 presentamos cada uno de estos cuantificadores y analizamos los datos obtenidos, en relación con su uso concordado como modificadores de un adjetivo. En el apartado 3 comparamos los resultados de los distintos cuantificadores, en su uso concordado y no concordado. Por último, en el apartado 4 ofrecemos unas consideraciones finales. 2. Presentación y descripción de los datos En este apartado presentaremos y describiremos los datos, procedentes del Corpus del español: Web/Dialectos, relativos al empleo concordado de los cuan4   En Felíu Arquiola (2018) se abordan los problemas gramaticales que plantea el empleo concordado de los cuantificadores bastante, demasiado, medio, poco y puro cuando modifican a un adjetivo. Igualmente se compara este fenómeno con el uso concordado de todo en el mismo contexto sintáctico (La niña estaba toda manchada, NGLE: § 19.4i), que se considera normativo y se prefiere a la variante no concordada (La niña estaba todo manchada).

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tificadores seleccionados cuando modifican a un adjetivo. Comenzaremos presentando los cinco cuantificadores con más casos de uso concordado documentados, en el siguiente orden: en primer lugar, aquellos cuantificadores que poseen variación de género y número, ordenados según el número de ejemplos documentados (medio, demasiado y poco); a continuación, aquellos cuantificadores que poseen únicamente variación de número, ordenados según este mismo criterio (bastante, igual de). Posteriormente, nos centraremos en aquellos cuantificadores con un escaso número de ejemplos concordados documentados. El orden de presentación será el mismo: primero aquellos con variación de género y número (harto, mero y puro); finalmente, aquellos que únicamente poseen variación de número (algo, nada y suficiente). En el caso de los cinco cuantificadores con más casos de uso concordado documentados (medio, demasiado, poco, bastante, igual de), seguiremos una misma estructura en su descripción: primero presentaremos una breve caracterización gramatical del cuantificador en cuestión; después prestaremos atención al tipo de adjetivo con el que dicho cuantificador se combina en uso concordado; posteriormente nos centraremos en los contextos sintácticos en que cada cuantificador se documenta; y finalmente ofreceremos los datos cuantitativos relativos al uso concordado registrado en el corpus analizado. 2.1. Medio Como es sabido, el cuantificador medio puede ser categorialmente un adjetivo (medio kilo, media milla) o un adverbio (medio tonto, medio enamorarse).5 Cuando funciona como adjetivo, presenta concordancia de género y número con el sustantivo al que modifica. En cambio, como adverbio de grado (medio seca) se considera normativo el uso no concordado (NGLE: § 19.4k-m). El empleo concordado de este cuantificador se daría, según la NGLE (§ 19.4l), «en la lengua popular de México, parte de Centroamérica, Venezuela, Chile y del Río de la Plata, entre otras áreas americanas, así como en el noroeste de España y en las islas Canarias», aunque algunas expresiones como media loca «son de uso común en casi todos los registros en México, Centroamérica y el Río de la Plata, entre otras áreas. En los demás casos es variable, según los países, la valoración del prestigio que corresponde a la opción concordada». Como señala Espinosa Elorza (2014b: 962), los ejemplos de uso concordado de medio en la lengua antigua son muy escasos.6 5   Se ha propuesto también que en determinados casos se trate de un prefijo (NGLE: § 10.4o), ya que puede situarse entre un pronombre átono y el verbo (se medio enamoró vs. medio se enamoró). No abordaremos esta cuestión, que es tangencial para nuestro estudio. Sobre la evolución histórica de medio como modificador de verbos pueden verse los trabajos de Felíu Arquiola y Pato (2015a y 2015b). 6   La autora cita un ejemplo del Conde Lucanor: et Dos dízeles que prueben a los sanctos que son medios amigos, ejemplo en el que medio modifica a un nombre.

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En la NGLE, medio en combinación con un adjetivo recibe tres tipos de caracterizaciones semánticas distintas, no totalmente excluyentes entre sí. De este modo, medio es considerado un adverbio de grado (§ 19.2g); un adverbio aproximativo combinado con adjetivos no graduables como muerto (§ 10.9n y § 40.9u); y finalmente un modificador aspectual con adjetivos delimitados (medio lleno, medio cerrada) (De Miguel, 1999: § 46.3.2.4; NGLE: § 30.8). Por su parte, Felíu Arquiola (2012) considera que medio es un modificador de grado cuya interpretación variará dependiendo del tipo de adjetivo al que modifique. Así, en su uso mayoritario en el español europeo, medio se combina con adjetivos delimitados o participios (medio lleno, medio cerrada), casos en los que se interpreta como un modificador aspectual. Sin embargo, en el español americano, medio también funciona como modificador de adjetivos no delimitados, generalmente de sentido negativo, pero no necesariamente (medio difícil, medio linda). En estos casos, recibe una interpretación evaluativa, en el sentido de que medio parece indicar que la propiedad expresada por el adjetivo no se toma en su sentido pleno o prototípico, sino que resulta atenuada (valor atenuativo). En el Corpus del español: Web/Dialectos hemos documentado 700 ejemplos de uso concordado de medio como modificador de un adjetivo, como se observa en la tabla 1, que comentaremos más adelante. Esos 700 ejemplos se corresponden con 268 tipos7 de adjetivos distintos,8 entre los que se encuentran tanto adjetivos delimitados (2) como adjetivos no delimitados (3), como sucede también en el empleo no concordado de medio como modificador de un adjetivo:9 (2)

a. La voz de la luna llena entre sus labios zumbaba, media desnuda y mojada como si fuera una Sirena al final de una lluvia fresca (Guatemala). b. circunstancia sin importancia que la deja sola en el inicio de sus vacaciones, deambulando media perdida, pero sin dolor (Chile). c. el lavado, se encontraron en el asiento trasero con una cantidad de carpetas, medias abiertas y papeles que andaban por encima del asiento. Bueno, los recogieron (Uruguay). d. a 3.90! Acá por donde vivo con 3.90 con sí tres ramitas de margaritas medias marchitas: S pero bueno, también hay que decir que eso es normal (Ecuador). f. Despertador Xtreme Algunos amigos me comentaron que muchas veces apagan su despertador medios dormidos, y luego ni siquiera se acuerdan de haber lo hecho (México).

7   En el apartado 3.1 de este capítulo se establece una comparación de la capacidad combinatoria de los cinco cuantificadores más documentados en uso concordado. 8   Hay que señalar que los adjetivos que presentan morfología apreciativa, como, por ejemplo, flojito, se han contabilizado dentro del lema con el que se relacionan morfológicamente (en el ejemplo citado, flojo). 9   Como quedó indicado en apartado 4 de la «Introducción», el tipo de texto que recoge el Corpus del español: Web/Dialectos es fundamentalmente prensa escrita, comentarios y blogs personales, escritos y publicados en 2013 y 2014.

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g. dormido con toda la ropa puesta, un libro en sus manos y los lentes medios caídos? Te estaba esperando (Ecuador).

(3)

a. Yo tengo una gatita ahora muy parecida a tu negrini, pero es media violenta para jugar, me tiene toda arañada! (Chile). b. paveando mientras caminaba salían corriendo de la nada y me asustaban bastante. Igual son medias tiernas cuando esconden bellotas (Estados Unidos). c. me pruebo los 2 y veo cual me gusta. Pero dicen que son medios fragiles, y si algun dia se me da por hacer truchitrucos seguro me voy (Argentina).



De esos 268 adjetivos distintos documentados, aquellos de los que se registra un mayor número de ejemplos son los siguientes: raro (29 casos), triste (17), vacío (15), complicado, duro, feo (13 cada uno), loco, oscuro, perdido, rabioso (11), malo, nervioso (10). A tenor del comentario de la NGLE (§ 19.4l), según el cual algunas expresiones como media loca «son de uso común en casi todos los registros en México, Centroamérica y el Río de la Plata, entre otras áreas», cabría esperar que fuera el adjetivo loco aquel que presentara un mayor número de ejemplos. Sin embargo, esto no es así, y aunque loco se encuentra entre los adjetivos más documentados, con 11 ejemplos (todos ellos de media loca), se ve superado por otros como complicado, duro y feo (13 ejemplos), vacío (15), triste (17) y raro (29). Así pues, atendiendo a nuestros datos, es el adjetivo raro el que aparece con mayor frecuencia combinado con medio en uso concordado. Cabe destacar, además, el hecho de que de esos 29 ejemplos del adjetivo raro, 21 se corresponden con la forma femenina plural (medias raras) en relación siempre a un sustantivo [-humano] como cosas, razones o canciones. Se trata de una situación inesperada pues, como veremos al comentar la tabla 1, la mayoría de los ejemplos de uso concordado de medio se corresponden con la forma femenina singular.10 Igualmente, cabe destacar el hecho de que de los 15 adjetivos para los que se documentan más ejemplos, solo 5 de ellos sean claramente adjetivos delimitados (pueden ser modificados por completamente), con los que medio presentaría una interpretación aspectual: loco, lleno, oscuro, perdido y vacío. Los otros 10 adjetivos (complicado, duro, feo, flojo, lento, malo, nervioso, rabioso, raro y triste) darían lugar a la interpretación evaluativa del cuantificador medio que, como he10   Desde la perspectiva de la teoría morfológica abstracta (cf., por ejemplo, Blevins, 2016), donde la unidad básica de análisis es la palabra y la estructura es el paradigma o familia de palabras, se defiende que los hablantes memorizamos palabras enteras que se almacenan de manera redundante y se relacionan entre sí a través de vínculos léxicos. De este modo, el conocimiento léxico se corresponde con una gran base de datos relacional. El modelo word and paradigm (WP) no requiere que las representaciones morfosintácticas se expresen por medio de expresiones sintéticas únicas, de hecho, las observaciones «that the properties of words are not in general reducible to the properties of their parts applies not only to the properties of individual words but also to relations between words» (Blevins, Ackerman y Malouf, 2019: 275). Quizá este hecho —la memorización de palabras o combinaciones de palabras y no de morfemas— podría explicar la documentación de algunos casos (incluidas ciertas combinaciones de elementos).

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mos dicho, es propia del español americano. Como veremos en la tabla 1, esta situación es coherente con el hecho de que los países con mayor peso relativo en el fenómeno del uso concordado de medio sean, en orden decreciente, Chile, Argentina, México y Perú. Por otra parte, hay que señalar que, al igual que sucede en el empleo no concordado de medio como modificador de un adjetivo, entre los datos documentados relativos al uso concordado se encuentran algunos casos de estructuras del tipo medio X, medio Y, como las que mostramos en (4), que facilitan la aparición de adjetivos no delimitados (véanse en este sentido los ejemplos de 4a y 4b): (4)

a. Ella es seis años menor a mí, súper lógica, media francesa, media brasilera. Con medalla de mejor egresada y todo (Ecuador). b. hay otra cosa que le gusta a la Academia son esas películas medias dramáticas, medias chistosas con buenas actuaciones de actores de los que quizás no se espera mucho (Chile). c. yo crecí, ha quedado debajo de un par de botellas de mal vino, medias llenas, medias derramadas en alguna callejuela y ciertamente espero que vuelva junto a alguna (Chile).

También hemos documentado ejemplos en los que coaparecen una forma concordada de medio y una no concordada, como se muestra en (5), lo que prueba que la vacilación categorial se registra en el habla de un mismo individuo (Pato, 2010): (5)

a. ¿Medio vacía o medio llena?; Si la ves media vacía, entonces quiere decir que eres una persona pesimista, negativa (Puerto Rico). b. En todo caso lo que me sugirió la pregunta es si no estamos solo medios vivos y medio muertos (Estados Unidos).

En lo que respecta a las funciones sintácticas que desempeña el sintagma adjetivo al que pertenece medio, cabe señalar que son diversas, según se observa en (6) y según comprobaremos igualmente en el caso de otros cuantificadores objeto de estudio: (6)

a. Modificador directo del N: El señorón seguía clavado en la tortuga, con una risita media nerviosa, sabedor de que algo bueno vendría, casi casi, podemos adivinar (El Salvador). b.  Atributo: Canesy la vió y le empezó a ladrar y hasta estaba media asustada, cuando mi mami le habló se le pasó (España). c.  Complemento predicativo seleccionado11: con el asunto de... la firma de la Bachelet siempre la consideré media dudosa, eran todos los

11   Siguiendo a Demonte y Masullo (1999: 2469), entendemos por complementos predicativos seleccionados aquellos predicativos que «forman parte de una unidad seleccionada léxicamente» por el verbo. Así, son complementos predicativos seleccionados casos como Tiene el pelo largo, Hizo a su caballo emperador o Considero tu propuesta muy original (ejemplos tomados de ibidem: 2470-

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especialista que íbamos a tener nosotros y apenas nos atienden (Venezuela). c. Complemento predicativo no seleccionado12: espero saber explicar lo detallado jeje... hoy hice el post media apurada jajaja. Que majestuosidad!!! Espero poder ver toda esa belleza pronto (Argentina). d.  Adjunto libre13: Media aterrorizada, corrí la cortina, esperando encontrarme con quizás que espectáculo (Chile).

Cuando el sintagma adjetivo en el que aparece el cuantificador funciona como modificador directo de un nombre, como en el ejemplo anterior de (6a), casi siempre aparece pospuesto, aunque también se documentan casos en los que el sintagma adjetivo se antepone al nombre, como se observa en (7): (7)

a. es un Antiespañolista que se ha cargado de un plumazo la media buena relación que habia en antaño, el problema es nue[s]tros gobernantes porque si tuvieran (España). b. ningún tipo de relación con él (ni me agradaba) & ahí empieza una media desastrosa odisea... (República Dominicana). c. No imagino las posibles nefastas consecuencias que me podría traer esta media apática actitud mía en el futuro (Perú).

En relación con el contexto sintáctico, interesa analizar si el sintagma adjetivo en el que aparece el cuantificador medio en uso concordado se encuentra dentro del sintagma nominal cuyo núcleo es el sustantivo que induce la concordancia (el controlador, en términos de Corbett, 2006) o si, por el contrario, dicho sintagma adjetivo no forma constituyente sintáctico con el sustantivo controlador de la concordancia. Según Corbett (ibidem), cuanto más pequeño es el dominio en el que se da la concordancia, más canónica es esta. En el caso que estamos estudiando, si el controlador es el sustantivo que irradia los rasgos de género y número, podemos considerar que el dominio más pequeño (el dominio 2471). En estos casos, «el verbo principal exige sintácticamente una relación sujeto-predicado bien porque selecciona semánticamente un estado de cosas, bien porque, por su condición léxicamente débil, un verbo soporte o de apoyo exige otro predicado (que a su vez requiere un sujeto) para completar su significación» (ibidem: 2470). Se trata de complementos predicativos cuya aparición es necesaria. 12   Siguiendo de nuevo a Demonte y Masullo (1999: 2469), entendemos por complementos predicativos no seleccionados aquellos complementos predicativos «no seleccionados semánticamente por el verbo principal». Se denominan también complementos predicativos adjuntos. Demonte y Masullo (ibidem: 2469-2470) indican que «un complemento predicativo es adjunto cuando es sintácticamente optativo y su ausencia en la oración no implica merma en la gramaticalidad de ella». Serían complementos predicativos no seleccionados casos como Irene sonrió contenta o Juan guardó la camisa sucia (ejemplos tomados de ibidem: 2463). 13   Empleamos esta denominación siguiendo a Hernanz y Suñer (1999: 2546). Este tipo de construcciones han sido denominadas también complementos incidentales por otros autores. Entre las características que diferencian los adjuntos libres de las construcciones absolutas se encuentra el hecho de que aquellos carecen de sujeto expreso dentro de su constituyente (Una vez hervidas, las acelgas se sirven en una fuente), frente a lo que sucede en el caso de las primeras (Una vez lleno el hemiciclo, comenzó el debate) (ejemplos de ibidem: 2545-2546).

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local) será aquel en que el sintagma adjetivo en el que aparece el cuantificador forma parte del sintagma nominal cuyo núcleo es el sustantivo controlador de la concordancia. El resto de dominios (cláusula, oración) serán dominios no locales. Cabría esperar que el uso concordado de los cuantificadores se viera favorecido por la presencia en el mismo sintagma del sustantivo que induce la concordancia en el adjetivo. Sin embargo, si revisamos los casos que hemos documentado de uso concordado de medio, podemos comprobar que solo en un 32.42 % (227 ejemplos) se corresponden con este tipo de contexto sintáctico. Se trata de ejemplos como los de (8): (8)

a. yo busco una cancion media rockera tipo led zeppelin pero canta una chava (México). b. No puedo mentir y sé que la gente extraña mi personalidad media loca (Puerto Rico). c. siempre me he preocupado de ese tema, y lamento contar un poco estos temas medios íntimos, pero creo que es necesario hacerlo para hablar del producto (Chile).

En cambio, el 67.57 % (473 ejemplos) se corresponde con casos en los que el cuantificador y el adjetivo al que modifica no se encuentran en el mismo sintagma que el nombre que induce la concordancia, como en (9): a. Nos reímos porque nos dijo que también su tele estaba media mala, pero la conversa se fue yendo hacia otros rumbos (Chile). b.  [ Yo] Subí al escenario media preocupada y media emocionada... (Perú). c. venta de juegos usados acá en el foro, ya que igual los juegos son medios caros, y hoy por hoy creo que esta consola no se puede desbloquear (Chile). (9)

Como se observa en los ejemplos de (9), si se considera que el controlador de la concordancia es el nombre que induce la concordancia en el adjetivo al que el cuantificador modifica, cabría esperar que los dominios locales favorecieran el empleo concordado de medio como modificador de un adjetivo. No obstante, se registran más casos de dominios no locales (cláusula, oración) que de dominios locales (sintagma nominal). Parecería tratarse, por tanto, de un tipo de concordancia no canónica. Una segunda posibilidad sería considerar que el controlador de la concordancia en el cuantificador no sea el nombre que induce concordancia en el adjetivo, sino el propio adjetivo, de modo que en ese caso el dominio sí sería local. Por el momento nos limitamos a apuntar estas ideas que retomaremos en el punto 3 («Comparación de los cuantificadores») y en el 4 («Consideraciones finales»).

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Pasaremos a continuación a comentar la tabla 1, en la que se presentan los datos cuantitativos relativos al uso concordado de medio como modificador de un adjetivo (media, medias, medios), según el corpus empleado.

País

media

medias

medios

Totales

N

%

N

%

N

%

N

%

Chile Argentina México Perú España Estados Unidos Uruguay Puerto Rico Ecuador Colombia Guatemala El Salvador Venezuela Cuba Costa Rica Rep. Dominicana Paraguay Honduras Bolivia Panamá Nicaragua

109 68 57 49 58 28 17 18 8 9 6 6 4 7 5 5 4 1 1 1 0

58.60 64.76 69.51 67.12 85.29 65.11 60.71 78.26 38.09 75.00 60.00 66.66 50.00 100 83.33 83.33 66.66 25.00 50.00 100 0

36 14 14 12 4 8 4 3 9 3 2 2 1 0 0 0 1 1 0 0 0

19.35 13.33 17.07 16.43 5.88 18.60 14.28 13.04 42.85 25.00 20.00 22.22 12.50 0 0 0 16.67 25.00 0 0 0

41 23 11 12 6 7 7 2 4 0 2 1 3 0 1 1 1 2 1 0 0

22.04 21.90 13.41 16.43 8.82 16.27 25.00 8.69 19.04 0 20.00 11.11 37.50 0 16.67 16.67 16.67 50.00 50.00 0 0

186 105 82 73 68 43 28 23 21 12 10 9 8 7 6 6 6 4 2 1 0

26.57 15.00 11.71 10.42 9.71 6.14 4.00 3.28 2.99 1.71 1.42 1.28 1.14 1.00 0.85 0.85 0.85 0.57 0.28 0.14 0

Totales

461

65.85

114

16.28

125

17.85

700

100

Tabla 1. Casos (N) y porcentajes (%) de concordancia de medio

La tabla 1 puede interpretarse teniendo en cuenta dos aspectos distintos: por una parte, podemos prestar atención al peso relativo de cada uno de los países en relación con la concordancia de medio cuando modifica a un adjetivo; por otra, podemos centrarnos en cómo se comporta cada una de las formas del cuantificador (media, medias y medios). A continuación, abordaremos cada una de estas cuestiones. En primer lugar, los casos (N) y porcentajes (%) totales nos indican qué peso relativo tiene cada uno de los países en relación con el fenómeno en conjunto, esto es, en relación con el empleo concordado del cuantificador medio cuando modifica a un adjetivo en español actual. Para este caso concreto, podemos agrupar los

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países de la tabla 1 en cuatro franjas según el porcentaje de datos globales que se registra en cada uno de ellos (0-1 %; 2-4 %; 6-9 %; más del 10 %). El grupo de los países en que el empleo concordado de medio no se registra o se registra de forma más escasa se corresponde con la franja del 0-1 %: Nicaragua, donde el fenómeno no se registra; Panamá, Bolivia, Honduras, Paraguay, República Dominicana, Costa Rica, Cuba, Venezuela, El Salvador, Guatemala y Colombia. En la franja del 2-3 % se sitúan Ecuador, Puerto Rico y Uruguay. En tercer lugar, en orden creciente, encontramos la franja del 6-9 %, en la que se sitúan Estados Unidos y España. Finalmente, en la franja de más del 10 % aparecen Perú (10.42 %), México (11.71 %), Argentina (15 %) y, a distancia del resto, Chile (26.57 %). Si estos porcentajes tuvieran que ver únicamente con el número de hablantes de cada país, o con el número de usuarios de internet, esperaríamos que los porcentajes por país fueran similares entre un cuantificador y otro. Sin embargo, como podemos comprobar (cf. tabla 2 más adelante), mientras que el empleo concordado de demasiado se documenta sobre todo en México, España y Estados Unidos, en relación con el uso concordado de medio destacan Chile, Argentina, México y Perú; esto es, solo se da coincidencia en el caso de México. El empleo concordado de medio se concentra especialmente en las variedades del Cono Sur americano (fundamentalmente en Chile), aspecto que ya había sido indicado en trabajos previos, y que se verá corroborado más adelante en el contraste del cuantificador en su uso no concordado (§ 3.2 de este capítulo). Por otra parte, si nos centramos ahora en cada una de las formas concordadas de medio (media, medias y medios), podemos observar que, de los 700 casos documentados de empleo concordado de medio, el 65.85 % (esto es, 461 casos) se corresponde con la forma femenina singular media (F = 10.7529, p = 0.002). En cambio, la forma masculina plural medios (F = 5.4017, p = 0.025) y la forma femenina plural medias (F = 5.8043, p = 0.020) presentan unos porcentajes mucho más bajos y, además, muy próximos entre sí: un 17.85 % (125 casos) para medios y un 16.28 % (114 casos) para medias. Todos estos datos son estadísticamente significativos. Con todo, comprobamos que la concordancia de medio presenta el comportamiento esperable en los casos de extensión de un fenómeno de cambio gramatical de este tipo, del singular al plural, y del masculino al femenino: f. sg.> m. pl.> f. pl. En general, en la mayor parte de los países la concordancia de medio en femenino singular presenta unos porcentajes muy superiores a los de las formas plurales. Destacan, en este sentido, Cuba y Panamá (100 % para femenino singular), España (85.29 %), República Dominicana, Costa Rica (83.33 %), Puerto Rico (78.26 %) y Colombia (75 %), con unos porcentajes similares. En cambio, cabe señalar que Ecuador y Honduras son los únicos países en los que la forma femenina singular (media) presenta un porcentaje inferior a alguna de las otras dos formas. Así, en relación con Ecuador, destaca el 42.85 % de formas femeninas plurales, frente al 38.09 % de formas singulares. Por su parte, para Honduras se registra un 50 % de casos masculinos plurales, frente al 25 % de femeninos singu-

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lares. Finalmente, Bolivia presenta equilibrio entre media y medios, con un 50 % en cada caso. En cuanto a los países que presentan unos porcentajes más equilibrados entre las tres formas destaca el caso de Ecuador, con un 38.09 % para media, un 42.85 % para medias y un 19.04 % para medios. Este mayor equilibrio, junto con el hecho de que los porcentajes del femenino plural superen a los del femenino singular y masculino plural, parece apuntar hacia una mayor «estabilidad» del empleo concordado de medio en este país. La prueba estadística realizada (F = 10.1794, p = 0.002) nos indica que las variables «uso del cuantificador medio concordado» y «países» están relacionadas, es decir, que las diferencias en los datos obtenidos entre unos países y otros son significativas. Por todo ello, podemos concluir que, aunque en español actual el empleo de medio concordado se puede registrar en casi todo el mundo hispanohablante (cf. los datos de la tabla 1), existen normas areales (encabezadas por Chile y Argentina) en lo que respecta a dicho empleo. 2.2.  Demasiado La NGLE (§ 19.2a) caracteriza demasiado, en función de su naturaleza semántica, como un cuantificador débil evaluativo, al igual que bastante, harto, mucho y poco. Atendiendo a sus características flexivas, se trata de un cuantificador variable que posee flexión de género y número. Como se ilustró en los ejemplos de (1), el cuantificador demasiado puede presentar uso como determinante, con nombres contables y no contables, así como uso pronominal14 y adverbial, «sin mostrar diferencias morfológicas» (NGLE: § 19.2i). En concreto, en la NGLE se afirma que entre los cuantificadores que destacan por la facilidad con la que se adaptan a distintas clases de palabras se encuentran, además de demasiado, mucho, poco, bastante y harto, todos ellos cuantificadores débiles evaluativos que muestran el denominado «uso concordado» cuando modifican a adjetivos, objeto de estudio de este capítulo.15 Como es sabido, mucho experimenta un cambio formal. En concreto, adopta la forma apocopada muy ante adjetivos y adverbios, motivo por el que no se ha incluido en la nómina de cuantificadores estudiados en este capítulo (cf. capítulo siguiente). En (10) ofrecemos ejemplos de los distintos usos del cuantificador demasiado: como determinante, tanto con nombres contables (10a) como con nombres no 14  No discutiremos aquí la posibilidad de analizar los casos de uso pronominal de los cuantificadores recurriendo a un núcleo nominal nulo o tácito (Compró demasiados Ø), con el que se evita la duplicidad categorial entre determinante y pronombre. El lector interesado puede encontrar argumentos a favor y en contra de esta propuesta en la NGLE (§ 19.2j-m). 15   En concreto, la NGLE (§ 20.5e) afirma que «los cuantificadores evaluativos de uso general en todo el mundo hispánico son mucho, poco, bastante y demasiado, a los que cabe añadir un tanto y unos cuantos, que se utiliza solo en plural. Están más restringidos un tanto cuanto, propio del español de México, y harto, de uso más general, pero no común a todas las áreas hispanohablantes».

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contables (10b); en uso adverbial, modificando a un adjetivo (10c), a un adverbio (10d) y a un verbo intransitivo (10e);16 finalmente, en uso pronominal (10f): (10)

a. Hubo demasiadas cosas raras, cuenta alguien que estuvo a metros de la balacera (Argentina). b. No se debe poner demasiada agua en el recipiente que utilizaremos en el baño maría para evitar que cuando comience a hervir pueda salpicar y producir quemaduras (México). c. El problema es que estas explicaciones son demasiado grandes, o telúricas, para dar cuenta de lo que sucedió (Chile). d. Bedoya termina encontrando a Santiago demasiado tarde, agonizando en la puerta de su casa (Argentina). e. Y Ginny, la verdad es que nunca me gustó demasiado (México). f. Sigo tomando las pastis, que parezco una abuela… ya no me quedan demasiadas (España).

Desde el punto de vista semántico, los cuantificadores débiles evaluativos «se caracterizan por evaluar una cantidad interpretándola como inferior o superior a alguna norma o a alguna expectativa», aunque otras veces «la magnitud se evalúa como adecuada o inadecuada en relación con cierta finalidad que puede expresarse o no: bastante agua o demasiado público (donde se entiende ‘para algo’)» (NGLE: § 20.5a). En concreto, el cuantificador demasiado indica exceso y se sitúa en el extremo de la jerarquía: (un) poco > bastante > mucho > demasiado (NGLE: § 20.8a).17 Como es sabido, los cuantificadores bastante, mucho, demasiado, etc., se caracterizan por su vaguedad semántica, entendida como «la dificultad para encontrar límites definidos a la extensión de un término» (Escandell Vidal, 2007: 50). En el trabajo clásico de Kempson (1977: 124-128) se distinguen y ejemplifican (para el caso del inglés) cuatro tipos posibles de vaguedad: i) vaguedad referencial (city/ town); ii) indeterminación del significado (John’s book); iii) falta de especialización en el significado (neighbour); y iv) disyunción en la especificación del significado (or). La vaguedad semántica de formas como bastante (de bastar ‘ser suficiente y proporcionado’+ -nte) y demasiado (de demasía ‘exceso’) entraría, en principio, en el tipo ii) propuesto por esta autora. La semántica de los cuantificadores no especifica cuántos elementos son necesarios para considerar que hay bastantes, muchos o demasiados. No se trata tanto de ambigüedad léxica como de falta de precisión, esto es, de vaguedad semántica. Por lo que respecta a demasiado, en origen, semánticamente ocupaba el espacio más alto de la escala (‘en exceso’), pero 16  Tal y como señala la NGLE, cuando los cuantificadores evaluativos modifican a un verbo transitivo (Pides demasiado), cabe plantearse si presentan uso adverbial o uso pronominal. No trataremos con detalle esta cuestión, al no ser central en relación con nuestro objeto de estudio. Remitimos al lector interesado a la NGLE (§ 20.6b), donde se ofrecen argumentos a favor y en contra de los dos análisis mencionados. 17   Según la NGLE (§ 20.8a), «el lugar de harto en esta jerarquía es impreciso, ya que unas veces está más cerca de mucho y otras de demasiado».

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su significado se ha extendido a otros puntos. En español moderno, según el DLE, presenta estos significados: con excesiva intensidad (nieva demasiado), frecuencia (bebe demasiado), cantidad (trabaja demasiado) o tiempo (duerme demasiado). En cuanto a bastante, también indicaba un punto alto de la escala (‘suficiente’), para después ir ocupando más de una posición. En la actualidad su significado es variable, según el contexto: con intensidad suficiente (nieva bastante), frecuencia (bebe bastante), cantidad (trabaja bastante) o tiempo (duerme bastante). Cabe mencionar que, como señala la NGLE (§ 20.8b), en el habla de los jóvenes de algunos países americanos, especialmente en Perú y Puerto Rico, demasiado se emplea con un sentido equivalente a ‘muchísimo’, esto es, sin que implique exceso: La quiero demasiado (‘La quiero muchísimo’). Como veremos en la tabla 2, Puerto Rico es el país con un número menor de casos (1.14 %) de uso concordado de demasiado. En relación con el uso como modificador de un adjetivo, la NGLE (§ 20.5h) afirma que demasiado y el resto de cuantificadores evaluativos «funcionan gramaticalmente como un adverbio, por lo que carecen de rasgos de género o número y adquieren forma invariable»,18 motivo por el que se recomienda evitar su uso concordado en este contexto sintáctico: Cobraba honorarios demasiados altos (por demasiado altos). Además, para el caso de demasiado, se menciona el hecho de que suele preferirse la posición posnominal del adjetivo al que modifica (resultados demasiado malos) a la prenominal (demasiado malos resultados) (§ 20.5m) por motivos estilísticos. En los casos infrecuentes en los que demasiado modifica a un adjetivo prenominal, también se sanciona como incorrecta la concordancia del cuantificador, de manera que se recomienda demasiado pocos consumidores frente a demasiados pocos consumidores. En el corpus empleado hemos documentado 525 ejemplos de demasiado en uso concordado como modificador de un adjetivo, como se observa en la tabla 2, que comentaremos más adelante. Esos 525 casos se corresponden con 184 tipos distintos de adjetivos. Aquellos de los que se registra un mayor número de ejemplos son los siguientes: bueno (40), lento (21), extenso (16), caro (14), pequeño (14), ocupado (11), complejo (10), complicado (10) y elevado (10). Mostramos en (11) los distintos contextos sintácticos en que hemos registrado este uso concordado de demasiado, contextos similares a los mencionados en el caso de medio: (11)

a. Modificador directo del N: A lo mejor porque soy un poco parco y no me gustan las cosas demasiadas empalagosas (Argentina). b.  Atributo: en declaraciones a la prensa local indicaron que la puerta de la discoteca era demasiada pequeña para tantas personas (Mé­ xico).

18   Cuando modifican a un adjetivo, un adverbio o un verbo intransitivo, la NGLE denomina explícitamente a los cuantificadores evaluativos «adverbios cuantificativos», que «expresan cantidad, grado, intensidad y otras nociones similares» (§ 30.4b).

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c.  Complemento predicativo seleccionado: sus hijos estaban allí esperando a Betty, pero en ese momento se sentía demasiada enferma como para hablar les de lo que había sucedido (Puerto Rico). d.  Complemento predicativo no seleccionado: Al principio entramos demasiados dormidos y cuando salimos a buscar el partido, se nos complicó bastante atrás (Chile). e. Construcción absoluta: que por momentos no podía dejar de mirar el paquete de Charminjaja, demasiados ajustados los pantalones (España).

Cabe destacar que en algún caso concreto hemos registrado el empleo del cuantificador demasiado como modificador de un adjetivo antepuesto al nombre (12), frente a la posición posnominal habitual, preferida por motivos estilísticos, según la NGLE: (12) El entrenador, Jimmy McGrory, era demasiada buena persona para tener algo de autoridad (Honduras).

En cuanto al tipo de contexto sintáctico, hay que señalar que, al igual que sucedía en el caso de medio, se registran menos ejemplos de uso concordado de demasiado en los que el cuantificador y el adjetivo al que modifica forman parte del mismo sintagma nominal que el nombre que induce la concordancia en el adjetivo. En concreto, el 33.25 % (176 ejemplos) se corresponde con ese tipo de dominio sintáctico. Mostramos algunos ejemplos en (13): (13)

a. Aunque no teníamos mucha plata, nunca me vi obligada a trabajar a una edad demasiada temprana, como hoy sigue ocurriendo en nuestro país (Honduras). b. El desafío de este año será complejo, especialmente para recetas demasiadas ortodoxas con tendencias a subir la tasa de interés en tiempos de bonanza (Chile). c. La novela tiene pasajes demasiados descriptivos incluso para Murakami (España).

En cambio, la mayor parte de los ejemplos, el 66.47 % (349 casos), se corresponde con casos en los que el cuantificador y el adjetivo al que modifica no se encuentran en el mismo sintagma que el nombre que induce la concordancia, como en (14): (14)

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a. pero tienes razon al decir q la vida es demasiada bonita para sentir lastima (Argentina). b. El libro se cerrará cuando yo decida que se cierre, cuando las páginas salgan demasiadas amarillas por el tiempo o por algo más, simplemente se cerrará (Nicaragua).

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c.  los procesos judiciales son demasiados lentos y finalmente ineficaces pues cuando viene la sentencia de embargo contra los patronos (Costa Rica).

También queremos destacar el hecho de que demasiada/demasiadas puede modificar a un adjetivo invariable en cuanto al género, y aun así aparecer en forma femenina por concordancia con el rasgo de género del sustantivo con el que el sintagma adjetivo concuerda. Nos referimos a casos como los ejemplificados en (15): (15)

a. Como el protagonista del film, autor de una novela demasiada inocente, criticada con dureza, la película no es un profundo retrato psicológico (Argentina). b. Usted podría aún considerar la hipótesis de la simulación como demasiada improbable para ser tomada seriamente (Colombia). c. Cuando la planta siente que las condiciones de floración son demasiadas difíciles, el hermafroditismo es efectivamente una forma natural para ella de acortar este ciclo (España). d. los países cooperantes también tiene su cuota de responsabilidad [a] l tener posturas demasiadas indulgentes (Honduras).

En otros casos hemos documentado el empleo de demasiado concordado con un valor equivalente a ‘mucho’ o ‘muy’, esto es, sin el sentido de exceso. Se trata del uso propio del habla juvenil de muchos países americanos señalado por la NGLE (§ 20.8b), que ejemplificamos en (16): (16)

a. Esta película tiene un gran significado del verdadero amor, es demasiada linda... me fui a verla ayer (Argentina). b. lo bueno es que es para toda la familia sin importar la edad, es demasiada divertida! (Costa Rica).

También comentamos un caso en el que se registra en el mismo enunciado el uso concordado y el no concordado del cuantificador demasiado cuando modifica a un adjetivo. Como se observa en (17), en el empleo concordado se da concordancia de género pero no de número, lo que podría deberse a una errata: (17) cuando te las aplicas resultan demasiado grasas o demasiada secas. Eso es porque compras los productos equivocados para tu tipo de piel (Honduras).

En (18) se presentan otros ejemplos en los que se dan problemas de concordancia entre el adjetivo y el nombre del que se predica (18a, 18b) y entre el cuantificador demasiado y el adjetivo (18c). Estos problemas de concordancia podrían considerarse como erratas, descuidos de los usuarios a la hora de teclear sus textos, comentarios o noticias. No hay que olvidar que los datos que recupera el

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Corpus del español: Web/Dialectos son casos disponibles en línea, fruto muchas veces de intercambios informales donde el apego a la ortografía y a la gramática no es constante: (18)

a. en ese sentido la compensación otorgada no guarda relación ni por hectárea ni por zona ya que en algunas ocasiones es demasiada elevada y en otros casos demasiada bajo (Guatemala). b. Federico Quiroz y Ojo de Agua, los cuales se encontraba en una situación demasiadas delicadas) y los trasladaron a la Ciudad Socialista Caminos de los Indios (Venezuela). c. Es decir que si tienes unas caderas demasiada prominentes o anchas, no puedes utilizar una falda o pantalón rosa eléctrico (México).

Cabe destacar el caso de otros ejemplos, recogidos en (19), en los que se observa un patrón similar: el sustantivo con el que el sintagma adjetivo concuerda es femenino plural, el adjetivo modificado por demasiado es invariable en cuanto al género y el cuantificador aparece en forma masculina plural en lugar de hacerlo en forma femenina plural: (19)

a. El reconocimiento de que algunas áreas son ecológicamente o culturalmente demasiados sensibles para la minería (Guatemala). b. las consecuencias serían demasiados graves a mediano y a largo plazo (Panamá). c. No le haga preguntas demasiados difíciles, que no tenga posibilidad de responder (Estados Unidos). d. se lleva bien con todo el mundo, pero también creo que algunas personas son demasiados sensibles a cualquier comentario adverso (España).

Finalmente, para terminar la descripción del empleo concordado de demasiado, queremos llamar la atención sobre los ejemplos recogidos en (20), en los que este cuantificador aparece en género femenino pese a que modifica a distintos adverbios. En algunos casos, como en (20a), podría pensarse en un caso de concordancia de demasiado con el adjetivo femenino al que el adverbio modifica. En (20b), el rasgo femenino del cuantificador podría proceder del sustantivo hemo­ globina, del que se predica el sintagma adverbial demasiada abajo. Sin embargo, en los demás ejemplos, la presencia de la forma femenina del cuantificador resulta más difícil de explicar. Retomaremos este tipo de datos en el apartado 3 («Comparación de los cuantificadores»): (20)

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a. Pero creo que la posibilidad de una falsa bandera en Londres está demasiado difundida, demasiada bien recibida como para que pueda concretarse (España). b. todo se debía a una anemia aguda, la hemoglobina la tenía en 8.2 demasiada abajo del límite... (México).

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c. No coma abundante comida demasiada cerca de la hora de acostarse (Guatemala). d. Yo tenía pasaje a Comodoro Rivadavia para asistir a una reunión y por el retraso ya llegaba demasiada tarde. El único dato que la policía tenía de mí era lo que el empresario les había dicho: este chileno está haciendo líos (Chile). e. discutimos casi todos los días, pues nos vemos todos los días, a veces estamos demasiada bien y ya sea por celos o por que el quiere una cosa y yo otra, hay esta el problema (México).

Pasemos a comentar ahora los datos cuantitativos relativos al empleo concordado de demasiado cuando modifica a un adjetivo, según el corpus de datos analizado. País

demasiada

demasiadas

demasiados

N

%

N

%

N

%

Totales N

%

México

35

38.46

23

25.27

33

36.26

91

17.33

España

35

43.20

11

13.58

35

43.20

81

15.42

Estados Unidos

9

52.72

5

9.09

21

38.18

55

10.47

Argentina

21

42.00

7

14.00

22

44.00

50

9.52

Perú

19

48.71

7

17.94

13

33.33

39

7.42

Colombia

13

43.33

3

10.00

14

46.66

30

5.71

Guatemala

17

77.22

0

0

5

22.72

22

4.19

Venezuela

10

45.45

1

4534

11

50.00

22

4.19

8

44.44

3

16.66

7

38.88

18

3.42

Chile Costa Rica

4

28.57

2

14.28

8

57.14

14

2.66

Ecuador

4

28.57

1

7.14

9

64.28

14

2.66

El Salvador

7

53.84

1

7.69

5

38.46

13

2.47

Honduras

5

45.45

1

9.09

5

45.45

11

2.09

Uruguay

3

27.27

3

27.27

5

45.45

11

2.09

Panamá

3

30.00

1

10.00

6

60.00

10

1.90

Rep. Dominicana

3

33.33

3

33.33

3

33.33

9

1.71

Cuba

3

37.50

1

12.50

4

50.00

8

1.52

Nicaragua

4

57.14

2

28.57

1

14.28

7

1.33

Bolivia

2

28.57

0

0

5

71.42

7

1.33

Paraguay

1

14.28

1

14.28

5

71.42

7

1.33

Puerto Rico

4

66.66

0

0

2

33.33

6

1.14

230

43.80

76

14.47

219

41.71

525

100

Totales

Tabla 2. Casos (N) y porcentajes (%) de concordancia de demasiado

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LOS CUANTIFICADORES CONCORDADOS COMO MODIFICADORES…

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Por lo que respecta al empleo concordado del cuantificador demasiado cuando modifica a un adjetivo, nos centraremos, en primer lugar, en el peso relativo de los distintos países en relación al fenómeno en conjunto, al igual que hicimos al comentar la tabla 1 de medio. Así, podemos agrupar los países de la tabla 2 según el porcentaje de datos totales que se registra en cada uno de ellos (1-3 %; 4-6 %; 7-9 %; más de 10 %). De este modo, los países en los que el fenómeno se documenta en menor grado (1-3 % de los datos totales) son, en orden creciente, Puerto Rico, Paraguay, Bolivia, Nicaragua, Cuba, República Dominicana, Panamá, Uruguay, Honduras, El Salvador, Ecuador, Costa Rica y Chile. La siguiente franja está constituida por aquellos países en los que se documenta entre el 4 % y el 6 % de los datos: Venezuela, Guatemala y Colombia. En tercer lugar, podemos señalar los países situados en la franja de 7-9 %: Perú y Argentina. Finalmente, los países con un mayor peso relativo en el fenómeno de la concordancia de demasiado, con un porcentaje que oscila entre el 10 % y el 17 %, son, en orden creciente: Estados Unidos (10.47 %), España (15.42 %) y México (17.33 %). Por otra parte, tal como mencionábamos, en la tabla 2 podemos prestar atención no tanto a los datos globales del fenómeno del empleo concordado de demasiado, como a cada una de las formas de este cuantificador individualmente (demasiada, demasiadas y demasiados). Desde este punto de vista, cabe señalar que, de los 525 casos de formas concordadas de demasiado como modificador de un adjetivo documentadas en el corpus, el 43.80 % (230 casos) se corresponde con el femenino singular (demasiada), seguido muy de cerca por el masculino plural (demasiados), con un 41.71 % (219 casos registrados). En cambio, como es esperable, la concordancia de demasiado en femenino plural (demasiadas) se documenta mucho menos, 14.47 % (76 casos). De nuevo, vemos que la concordancia de demasiado presenta el comportamiento esperable en los casos de extensión de un fenómeno de cambio gramatical de este tipo (f. sg.> m. pl.> f. pl.), aunque, a diferencia de medio, la distancia entre el femenino singular y el masculino plural es más reducida en este caso. En esta misma línea, el número de casos y los porcentajes nos permiten comprobar cómo se comporta cada una de las formas (femenino singular y femenino y masculino plurales) en cada uno de los países. Los datos son de interés para mostrar que, por ejemplo, de entre los países que registran un mayor número total de formas concordadas de demasiado, la concordancia en masculino plural es más importante en Argentina y en España (44 % y 43.20 %, respectivamente) que en Estados Unidos y México (38.18 % y 36.26 %, respectivamente). En general, en la mayor parte de los países la concordancia en masculino plural presenta un porcentaje mayor que en femenino singular y plural, a excepción de cinco casos: Guatemala, con un 77.22 % para femenino singular y un 22.72 % para masculino plural; Puerto Rico, con un 66.66 % y un 33.33 % respectivamente; Estados Unidos, con un 52.72 % y un 38.18 %; Nicaragua, con un 57.14 % y un 14.28 %; y Perú, con un 48.71 % para femenino singular y un 33.33 % para masculino plural.

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en torno a la denominada «concordancia adverbial»…

Destacan México y República Dominicana por el hecho de ser los países que presentan unos porcentajes más equilibrados entre las tres formas concordadas del cuantificador demasiado. En concreto, en el caso de México los datos muestran un 38.46 % para el femenino singular, un 36.26 % para el masculino plural y un 25.27 % para el femenino plural. El mayor equilibrio en los porcentajes de aparición está representado por la República Dominicana, donde los casos se distribuyen equitativamente entre los tres tipos formales con un 33.33 % en cada uno de ellos. Este equilibrio se podría interpretar como un signo de «estabilidad» del empleo concordado de demasiado, especialmente en el caso de México, pues a dicho equilibrio se suma el hecho de que sea el país con un mayor peso relativo en el fenómeno global de la concordancia de demasiado (17.33 %). El contraste con lo que encontramos en los usos no concordados del cuantificador corroboran estos hechos (véase § 3.2 de este capítulo). Así las cosas, se comprueba una diferencia importante entre el empleo concordado de los cuantificadores demasiado y medio. En el caso de demasiado, como acabamos de ver, la forma masculina plural (demasiados) y la forma femenina singular (demasiada) presentan unos porcentajes muy similares (41.71 % para el primero y 43.80 % para el segundo), mientras que el femenino plural (demasiadas) se corresponde solo con el 14.47 % de los datos. En cambio, como se recordará, en el caso del uso concordado de medio, la forma femenina singular (media), con un 65.85 %, destaca sobre las otras dos formas (17.85 % para el masculino plural y 16.28 % para el femenino plural). A este respecto las pruebas estadísticas indican que los datos son muy significativos para el caso del femenino singular (F = 17.5165, p = 0.0001) y plural (F = 5.2480, p = 0.027), pero nada significativos para el masculino plural (F = 20.1697, p = 5.896*).19 Parece, pues, que solo hay normas areales para el uso concordado femenino. Cabe preguntarse qué motivos influyen para que el cuantificador demasiado concordado se comporte de este modo. Si este empleo no está del todo relacionado con el factor geográfico/área dialectal, otras razones deben explicar su uso concordado. En cuanto a la cuestión del género del cuantificador, se podría considerar que el hecho de que sea el femenino (singular y plural) el que más potencie el uso concordado de demasiado esté relacionado con la categoría semántica del sustantivo [+humano] y [+inanimado]. Siguiendo a Haspelmath (2013), el papel de la animacidad en el marcado plural hace que la distinción entre ‘uno’ y ‘más de uno’ sea mucho más relevante para los sustantivos animados que para los inanimados, por ello, según este autor, es más probable que los hablantes hagan uso de marcadores plurales cuando se refieren a una pluralidad animada. Sin embargo, 19   Como quedó indicado en el capítulo de «Introducción», la prueba ANOVA compara varios grupos en una variable cuantitativa, en nuestro caso la variable «cuantificador concordado» con el factor «país». La F obtenida refleja el grado de similitud entre las medias comparadas de cada «país», por lo que cuanto más diferentes sean mayor será el valor de F. Por su lado, el valor de p es arbitrario y representa la probabilidad de que la diferencia se deba o no al azar. A este respecto, el número de casos obtenido puede ser una de las consecuencias de que la p no sea significativa, ya que los valores atípicos que no siguen un patrón pueden afectar el resultado del ANOVA.

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LOS CUANTIFICADORES CONCORDADOS COMO MODIFICADORES…

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esta explicación no es viable para el caso que nos ocupa, pues de los 230 ejemplos registrados de demasiada solo el 15.21 % (35 casos) hace referencia a sustantivos humanos ([mujer] demasiada orgullosa), frente al 84.79 % (195 casos), que implica a inanimados (situación demasiada comprometida); y de los 219 casos de demasiados el 35.16 % (77 casos) se refiere a humanos (niños demasiados buenos), frente al 64.84 % (142 casos), que se refiere a inanimados (cambios demasiados importantes). Esta distinción, pues, tampoco ayuda a aclarar la preferencia y el empleo de este cuantificador.20 2.3.  Poco En función de su naturaleza semántica, poco es un cuantificador débil evaluativo, al igual que bastante, demasiado, harto y mucho (NGLE: § 19.2a). Morfológicamente es un cuantificador variable, con variación de género y número. Se encuentra, junto con mucho, bastante y demasiado, entre los cuantificadores evaluativos de uso general en todo el mundo hispánico (§ 20.5e). Sin embargo, poco presenta la particularidad de ser el único que admite modificadores evaluativos: «muy pocas críticas, cuán poco envidiable, tan poca vergüenza, demasiado poco relevante, bastante poco esfuerzo» (§ 20.5i). Al igual que sucede en el caso de demasiado o de bastante, el cuantificador poco puede pertenecer a diferentes clases de palabras. En (21) ofrecemos ejemplos de los distintos usos del cuantificador poco: como determinante, tanto con nombres contables (21a) como con nombres no contables (21b); en uso adverbial, modificando a un adjetivo (21c), a un adverbio (21d) y a un verbo intransitivo (21e); y finalmente en uso pronominal (21f): (21)



a. Por suerte yo conozco pocas personas que son así (Cuba). b. La idea es filmar con poca gente, con un equipo chiquito (Ecuador). c. lamento si has visto nacionalistas gallegos poco simpáticos, intransigentes en la defensa de su lengua (tan castigada) (España). d. Me caen tan poco bien los chiringuitos como al que menos (España). e. Importa poco si un poeta tiene o no un público vasto en su época (Argentina). f. Ser presidente de un país le cambiaría la vida a cualquiera, pero existen pocos que prefieren mantener la vida de siempre (Chile).

Tal como se indica en la NGLE (§ 20.8d), el cuantificador poco posee una orientación negativa, «ya que presenta la cantidad evaluada como insuficiente, 20  Otra posibilidad sería considerar que la diferencia está en la morfología propia del cuantificador demasiado, más cercana al adverbio en su forma concordada masculina (problemas demasiados graves; hechos demasiados complicados), lo que favorecería su adjetivización y la pauta , tal y como proponen autores como Satorre Grau (2005 y 2009) para el caso de otros cuantificadores del español.

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deficitaria o, en general, inferior a la esperable de acuerdo con alguna norma o alguna expectativa», por lo que suele combinarse con adjetivos que expresan una cualidad positiva (NGLE: § 20.8e): un libro poco interesante, una situación poco agradable.21 Como se muestra en la tabla 3, se documentan 314 casos de poco en uso concordado como modificador de un adjetivo. Esos 314 casos se corresponden con 121 adjetivos distintos. Aquellos de los que se registra un mayor número de ejemplos son los siguientes: conocido (22 casos), común (13), profundo (13), serio (13), saludable (9), afortunado (7), atractivo (7), claro (7) y significativo (7). Como es esperable por la orientación negativa ya comentada de este cuantificador, se trata de adjetivos que expresan cualidades positivas o consideradas como tales. Al igual que sucede en el caso de medio y de demasiado, hemos documentado poco en uso concordado como modificador de un adjetivo en sintagmas adjetivos que desempeñan distintas funciones sintácticas, como se ilustra en (22): (22)

a. Modificador directo del N: Mientras tanto yo haré lo imposible por contrastar su poca inteligente y absurda filosofía, basada obviamente en su falta de búsqueda y poco conocimiento (México). b.  Atributo: ya no se aprecia la ionización por ser demasiado poca densa (España). c.  Complemento predicativo seleccionado: no utilizar palabras vulgares, ya que tu forma de expresión puede ser vista como poca interesante (México). d.  Construcción absoluta: esa ciudad era la tercera en importancia de Sudamérica, poca desarrollada su educación a un nivel científico poco influyó, en los jóvenes aristócratas (Venezuela).

A diferencia de lo que sucede en el caso de los demás cuantificadores objeto de estudio, poco se documenta con mucha frecuencia en sintagmas adjetivos antepuestos al nombre y en sintagmas nominales introducidos por determinante, como en los ejemplos que mostramos en (23): (23)

a. Floreando tan bien como haces puedes seguir engañando a la poca educada gente de Perú (Perú). b. su poca glamurosa forma de sentarse como si se dispusiera a desarrollar una hazaña coprológica (Estados Unidos). c. Esta poca novedosa historia es el punto de partida (Argentina). d. La poca discreta llegada de Arancibia molesta a sus pares y al gobierno (Chile).

Como es esperable, hemos documentado casos de poco en uso concordado modificado por otro cuantificador evaluativo, según se observa en (24): 21   Mientras que poco expresa insuficiencia, un poco expresa cantidad pequeña, por lo que suele combinarse con adjetivos negativos (Resulta un poco raro, Parecía un poco torpe, cf. NGLE: § 20.8e).

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(24)

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a. a partir de 1000 km ya no se aprecia la ionización por ser demasiado poca densa, pero esto no quiere decir que no la haya (España). b. y la última propuesta es muy poca afortunada, al igual que las de las últimas décadas (República Dominicana). c. Esta interesante la pelicula... coincido en que esta desordenada y muy poca entendible cuando la ves, pero sin dudas es una pelicula impactante (Argentina). d. el cónsul británico Green los recibió en forma muy poca amistosa (Nicaragua). e. Me pareció fuera de lugar y sobró. Una seña de mal gusto, muy poca seria y una bufonada que se le habría podido ahorrar, la verdad (España). f. ¿Qué culpa tengo yo de que hayan escogido esta zona tan poca poblada para ir de acampada? (México). g. Por esa tan poca comprendida dualidad del Ser, a veces olvidamos que todos los humanos tenemos necesidades (Venezuela).

En relación con el contexto sintáctico, hay que señalar que en el caso del empleo concordado de poco se documentan más casos en los que cuantificador y adjetivo se encuentran en el mismo sintagma que el nombre que induce la concordancia que en constituyentes diferentes, en contraste con lo que ya hemos comentado para el caso de medio y de demasiado. En concreto, el 58.54 % (185 casos) se corresponde con este tipo de contexto sintáctico, que ejemplificamos en (25): (25)

a. En tu columna te refieres a la poca informada opinión de Stark (Perú). b. Tengo 3 años de noviazgo, peleamos casi siempre, tal vez por cosas pocas importantes (Colombia). c. Evite dejar su vehículo en la vía publica, menos en lugares pocos transitados, jamás dejen en su interior objetos que puedan ser sustraídos (Argentina).

En cambio, en el 41.71 % (131 casos) el adjetivo y el cuantificador al que modifica no forman parte del sintagma nominal al que pertenece el nombre que induce la concordancia. Se trata de ejemplos como los que presentamos en (26): (26)

a. Nuestra base exportadora todavía se encuentra muy poca desarrollada (El Salvador). b.  Las flores son pocas vistosas, caracterizada por tener un cáliz de cuatro hojas modificadas o sépalos (Colombia). c. Con la dosis recomendada, los efectos sistémicos de hidrocortisona son pocos probables (Paraguay).

Así pues, hay que destacar que poco se aleja del comportamiento de medio y demasiado en este aspecto. Creemos que el hecho de que se documenten más ejemplos de poco en uso concordando dentro del sintagma nominal en el que apa-

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rece el nombre inductor de la concordancia se relaciona con la tendencia de poco + adjetivo a aparecer antepuesto al nombre en sintagmas nominales introducidos por determinante (véanse los ejemplos de (23)). En cuanto a los problemas de concordancia que hemos encontrado, destaca el hecho de que en un 12.8 % (17 casos de 132) se documenta un mismo problema de concordancia: aparece la forma masculina plural pocos modificando a un adjetivo femenino plural. Además, de esos 17 casos, cinco se corresponden con el sintagma aguas pocos profundas y tres a la combinación pocos conocidas. Mostramos algunos ejemplos en (27): (27)

a. Las razones por la que algunos textos terminan siendo publicados son pocos conocidas (Estados Unidos). b. En la imagen aparecen aguas pocos profundas, mar abierto, islas coralinas y vegetación (España). c. debió salir ayer a aclarar la información vertida por este medio en torno a situaciones pocos claras que se conocieron sobre la licitación del transporte (Argentina). d. Los beneficios que pueden brindarte una dieta para adelgazar las piernas y caderas son pocos reducidas ya que este tipo de método no alcanza a combatir totalmente la grasa localizada (Estados Unidos). e. el guion se reserva algunas sorpresas, aunque a veces apele a soluciones pocos verosímiles (Argentina).

Antes de pasar a comentar los datos cuantitativos, nos detendremos brevemente en el caso de un poco. Según la NGLE (§ 20.8d-e), un poco cuando modifica a un adjetivo expresa el grado bajo de una propiedad (un poco mareado). A diferencia de poco, que posee orientación negativa, por lo que se combina con adjetivos positivos (Es poco simpático), un poco carece de esta orientación, por lo que se combina con adjetivos de significado contrario (Es un poco antipático). Aunque no hemos realizado un estudio detallado de un poco, sí hemos documentado casos de empleo concordado de poco en esta expresión cuando modifica a un adjetivo, según era esperable. Mostramos algunos ejemplos en (28): (28)

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a. He recibido bastantes correos electrónicos un pocos locos y amenazantes... Google Translate es una cosa fenomenal (República Dominicana). b. Son honestos al 90 %. Son un pocos impulsivos, algo agresivos, pero hay que solo saverlos [sic] manejar y punto (Ecuador). c. Fue un juego amistoso. Ahora es lo de verdad, ellos vienen un pocos relajados. Nosotros no estamos así, estamos motivados (Honduras). d. muchos de los asistentes ya estaban un pocos cansados por lo que decidieron ver el desempeño del grupo sentados desde las mesas (México). e. yo diaria que seamos un pocos serios, si se tiene la ocasión de fichar a Cavani, hay que ir (España).

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Pasaremos a continuación a comentar los datos del empleo concordado de poco como modificador de un adjetivo, según el corpus revisado, que se presentan en la tabla 3. poca

País

N

España México Perú Argentina Venezuela Estados Unidos Colombia Nicaragua Rep. Dominicana Guatemala Paraguay Cuba El Salvador Ecuador Chile Uruguay Panamá Costa Rica Bolivia Honduras Puerto Rico Totales

pocas

pocos

Totales

%

N

%

N

%

N

%

24 23 19 7 12 12 8 12 8 7 5 3 5 3 3 3 3 3 2 1 1

53.33 53.48 67.85 25.00 52.17 54.54 40.00 63.15 53.33 77.78 55.56 37.50 71.42 42.85 50.00 60.00 60.00 60.00 40.00 33.33 50.00

3 4 2 1 0 1 3 0 2 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 0 0

6.66 9.30 7.14 3.57 0 4.54 15.00 0 13.33 0 0 0 0 0 0 0 0 20.00 20.00 0 0

18 16 7 20 11 9 9 7 5 2 4 5 2 4 3 2 2 1 2 2 1

40.00 37.20 25.00 71.42 47.82 40.90 45.00 36.84 33.33 22.22 44.44 62.50 28.57 57.14 50.00 40.00 40.00 20.00 40.00 66.67 50.00

45 43 28 28 23 22 20 19 15 9 9 8 7 7 6 5 5 5 5 3 2

14.33 13.69 8.91 8.91 7.32 7.00 6.36 6.05 4.77 2.86 2.86 2.54 2.22 2.22 1.91 3.00 1.59 1.59 1.59 0.95 0.63

164

52.22

18

5.73

132

42.03

314

100

Tabla 3. Casos (N) y porcentajes (%) de concordancia de poco

Al igual que en los análisis precedentes, prestamos atención en primer lugar al peso relativo de los distintos países en relación con el fenómeno general del empleo concordado del cuantificador poco. Como se observa en la tabla 3, podemos agrupar los distintos países en cuatro franjas atendiendo al porcentaje de datos globales que se registra en cada uno de ellos (0-2 %, 3-6 %, 7-9 %, más del 10 %). El grupo más numeroso está constituido por aquellos países en los que el empleo concordado de poco como modificador de un adjetivo se registra de manera más escasa (0-2 % del total de los datos). En orden creciente, se trata de Puerto Rico, Honduras, Bolivia, Costa Rica, Panamá, Uruguay, Chile, Ecuador, El Salvador, Cuba, Paraguay y Guatemala. A continuación, nos encontramos con los países

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situados en la franja del 3-6 %, que son la República Dominicana, Nicaragua y Colombia. En tercer lugar aparecen los países ubicados en la franja del 7-9 %: Estados Unidos, Venezuela, Argentina y Perú. Finalmente, en la franja de más del 10 % se encuentran, en orden creciente, México (13.69 %) y España (14.33 %). Podemos observar que la situación se parece a la que describíamos para el caso del empleo concordado de demasiado (ver tabla 2), cuantificador para el que los dos países con mayor peso relativo en el total de datos eran también México (17.33 %) y España (15.42 %), aunque en orden inverso al que encontramos para poco. El contraste entre el uso concordado y no concordado de este cuantificador (§ 3.2) matizará estos datos. Si nos centramos en cada una de las formas concordadas del cuantificador poco (poca, pocas y pocos), podemos destacar el hecho de que de las 314 formas concordadas documentadas, el 52.22 % (164 casos) se corresponde con el femenino singular (poca) y el 42.03 % (132 casos) con el masculino plural (pocos). A mucha distancia se encuentra el femenino plural (pocas), con un 5.73 % (18 casos). En este aspecto los datos del empleo concordado de poco se aproximan a los de demasiado y se alejan de los de medio. Como vimos en la tabla 2, en el caso de demasiado, los porcentajes de la forma masculina plural (41.71 %) y de la forma femenina singular (43.80 %) estaban bastante próximos, aunque con una ligera ventaja para el femenino singular. En el caso de poco, los porcentajes de la forma masculina plural (42.03 %) y de la forma femenina singular (52.22 %) también se encuentran próximos, aunque algo menos y con cierta ventaja para el femenino singular. Por otra parte, los datos de poco se parecen a los de demasiado (ver tabla 2) y medio (ver tabla 1) en el hecho de que sea la forma femenina singular la más documentada. Así pues, la concordancia de poco presenta también el comportamiento esperable en los casos de extensión de un fenómeno de cambio gramatical de este tipo: f. sg.> m. pl.> f. pl. En todos los países la concordancia en femenino singular presenta un porcentaje mayor que la concordancia en femenino plural. Y en la mayoría de ellos el femenino singular iguala o supera al masculino plural, a excepción de los siguientes casos: Ecuador (con un 42.85 % para el femenino singular y un 57.14 % para el masculino plural); Colombia (con un 40 % para el femenino singular y un 45 % para el masculino plural); Cuba (con un 37.50 % para el femenino singular y un 62.50 % para el masculino plural); Honduras (con un 33.33 % para el femenino singular y un 66.67 % para el masculino plural); y Argentina (con un 25 % para el femenino singular y un 71.42 % para el masculino plural). En lo que respecta al mayor equilibrio entre los porcentajes de las tres formas concordadas del cuantificador poco, cabe señalar que esta circunstancia se da en Bolivia (40 % poca, 20 % pocas, 40 % pocos), Colombia (40 % poca, 15 % pocas, 45 % pocos) y República Dominicana (53.33 % poca, 13.33 % pocas, 33.33 % pocos). Recordamos que en el caso de demasiado la República Dominicana también se encontraba entre los países que presentaban un mayor equilibrio

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en los porcentajes de las distintas formas concordadas, hecho que podría relacionarse, según comentamos, con una mayor estabilidad del empleo concordado del cuantificador. En este caso concreto el ANOVA solo es significativo para la forma masculina plural (F = 18.1004, p = 0.0001), y no para poca (F = 20.4306, p = 5.387*) y pocas (F = 0.2803, p = 0.599*), justo lo contrario a lo que hemos encontrado en el resto de cuantificadores concordados analizados hasta ahora.22 Si el empleo del cuantificador poco solo está relacionado con el factor geográfico/área dialectal en el caso del masculino plural, las razones que podrían explicar este uso concordado deben ser parecidas a las que presentamos para el cuantificador demasiado, en relación a la categoría semántica del sustantivo [+humano] y [+inanimado]. Como vimos, siguiendo de nuevo a Haspelmath (2013), en el marcado plural el rasgo de animacidad de los sustantivos resulta relevante, de ahí que sea más probable el uso de marcadores plurales en los sustantivos animados. Sin embargo, esta explicación tampoco es viable para este cuantificador, ya que de los 132 casos registrados de pocos solo el 18.94 % (25 casos) refiere a sustantivos humanos ([los políticos] somos pocos creíbles), frente al 81.06 % (107 casos), en que se ven implicados sustantivos inanimados (resultados pocos favorables; alimentos pocos saludables). Lo mismo sucede con el resto de formas: el 94.5 % de los ejemplos tanto de poca (9 de los 164 casos) como de pocas (17 de los 18 casos) son de nombres inanimados (manera poca habitual, cosa poca seria; canciones pocas conocidas). Esta distinción no aclara el empleo del cuantificador. 2.4.  Bastante Según la NGLE (§ 19.2a), en función de su naturaleza semántica, bastante también es un cuantificador débil evaluativo, al igual que demasiado, harto, mucho y poco. Atendiendo a sus características flexivas, se trata de un cuantificador variable que posee flexión de número. Procede del participio presente del verbo bastar23 y, como otros cuantificadores evaluativos, puede tener dos interpretaciones (§ 20.8k): bien puede expresar evaluación relativa a una finalidad, especialmente si aparece acompañado por un complemento introducido por para (No soy bastante fuerte para levantar esa piedra); bien puede expresar evaluación relativa a una norma (Estoy bastante cansada), interpretación en la que bastante «expresa una medida estimable de cualquier magnitud» (§ 20.8k). La interpretación de evaluación relativa a una finalidad se ve inducida por elementos como la negación, como se observa en el contexto anterior, así como la posición posnominal cuando   Véase la nota 19 a este respecto, especialmente para el caso de pocas.   Espinosa Elorza (2014a: 19) indica que «se emplea como adjetivo desde el siglo xiii y ya da muestras de función adverbial en el siglo xv». Como cuantificador de grado empezaría a emplearse en el siglo xvi, aunque este uso comienza a ser más frecuente en el siglo xvii. 22 23

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bastante modifica a un sustantivo (Había público bastante para llenar el teatro) (§ 20.5c).24 Al igual que demasiado y poco, bastante puede pertenecer a diversas clases de palabras. En (29) ofrecemos ejemplos de los distintos usos del cuantificador bastante: como determinante, tanto con nombres contables (29a) como con nombres no contables (29b); en uso adverbial, modificando a un adjetivo (29c), a un adverbio (29d) y a un verbo intransitivo (29e); y finalmente en uso pronominal (29f). (29)



a. Y de eso hace ya bastantes años (Argentina). b.  Bastante tiempo tuvo, pero no se atrevió, agregó Chávez (Venezuela). c. Hace poco leí una noticia bastante interesante sobre Japón (España). d. Vivo bastante lejos de tu casa (Colombia). e. Estuve en la presentación de su nueva colección y tengo que decir que me gustó bastante (España). f. Aunque todavía faltan bastantes por inscribirse, creo, me parece que ya hay suficientes como para justificar un mensaje de bienvenida e inauguración (República Dominicana).

Al igual que sucede en el caso de demasiado y de poco, la NGLE considera que «cuando los cuantificadores evaluativos inciden sobre un adjetivo, funcionan gramaticalmente como adverbios, por lo que carecen de rasgos de género o número y adquieren forma invariable», motivo por el cual «se recomienda […] evitar secuencias como Son situaciones bastantes penosas (por bastante penosas)» (§ 20.5h).25 Como se muestra en la tabla 4, en el corpus consultado se documentan 638 ejemplos en los que bastante presenta uso concordado como modificador de un adjetivo, que se corresponden con 75 tipos de adjetivos distintos. Aquellos para los que se registran un mayor número de ejemplos son los siguientes: bueno (69), interesante (36), similar (35), diferente (27), común (26), grande (25), claro (24), difícil (18), distinto (17), simple (13), desagradable (11), frecuente (11), obvio (11) y significativo (11). En cuanto a la función sintáctica que desempeña el sintagma adjetivo en el que aparece bastante en uso concordado, cabe señalar que hemos encontrado fundamentalmente casos en los que dicho sintagma adjetivo es modificador directo del 24   Al hablar de demasiado mencionamos la cuestión de la vaguedad semántica que afecta a este tipo de cuantificadores. Así, como señala Espinosa Elorza (2014a:19-20), bastante «con el tiempo, de significar ‘que llega al punto más alto de una escala dentro de un volumen’, ‘que no falta ni sobra’ (Espinosa, 1998: 475-476), pasa a ser equivalente de mucho, forma semánticamente vaga; es decir, se ha decolorado». 25   El cuantificador bastante puede crear una forma femenina, tanto en singular como en plural. Los casos registrados en el corpus de bastanta en España proceden de hablantes catalanes, lengua donde esta forma es habitual: a) actualmente peso alrededor de 112 kg y mido 1.70 asi que estoy bastanta obesa (España); b) Como está de verdad la situacion de seguridad en el pais? hemos leido en la pagina [sic] del ministerio de exteriores italianos cosas bastantas preocupantes sobretodo de secuestros express a turistas (Ecuador).

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LOS CUANTIFICADORES CONCORDADOS COMO MODIFICADORES…

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nombre (30a) o atributo (30b). En menor medida se documentan casos en los que el sintagma adjetivo funciona como complemento predicativo seleccionado (30c): (30)

a. Modificador directo del N: me ha contado todas esas historias bastantes interesantes de esa epoca una de ellas en las que mi abuelo y mis tios... (República Dominicana). b.  Atributo: las formulas que se utilizan para calcular sus características de operación son bastantes simples (México). c.  Complemento predicativo seleccionado: El 73 % de los adolescentes manifestó que se sentían bastantes felices (Argentina).

Cuando bastante en uso concordado aparece en un sintagma adjetivo que funciona como modificador directo del nombre, la posición del sintagma adjetivo es siempre posnominal, salvo por el caso que presentamos en (31), en el que dicho sintagma aparece antepuesto al N: (31)

a pesar de sus bastantes escasos mb de ram corre excelente (España).

A diferencia de lo que sucede con medio y demasiado, para el caso de bastante en uso concordado en el corpus analizado no se registran casos en los que el sintagma adjetivo funcione como complemento predicativo no seleccionado ni tampoco en construcción absoluta ni como adjunto libre, hecho que no depende en sí del uso concordado del cuantificador, pues si realizamos búsquedas directas en línea podemos encontrar ejemplos como los de (32): (32)

a. Complemento predicativo no seleccionado: Llegamos bastantes cansados de la visita (www.erepublik.com). b.  Adjunto libre: Ya bastantes cansados, nos fuimos acercando hasta el faro de Higuer, que estaba lleno de gente (kepacastro.blogspot.com).

En relación con el contexto sintáctico, hay que señalar que el 41.84 % de los casos (267) se corresponde con ejemplos en los que el cuantificador concordado y el adjetivo al que modifica forman parte del mismo constituyente que el nombre que induce la concordancia, como se observa en (33). En cambio, son más numerosos los ejemplos (371 casos), un 58.16 %, en los que se da la situación contraria, según se aprecia en los ejemplos de (34). Se trata de una situación muy similar a la comentada en el caso de medio y de demasiado: (33)

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a. El artículo se traduce en cifras bastantes interesantes, como que el 63,9 % de las chilenas se ha cambiado de ropa (Chile). b. Acá existe un aislamiento social, falta de ruta, hambre, miseria, problemáticas bastantes densas y complicadas (Paraguay). c. En este caso nos encontraremos con rendimientos bastantes buenos y sin el problema de suministro y almacenamiento de combustibles (España).

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en torno a la denominada «concordancia adverbial»…

(34)

a. mis últimas fotos deben resultar bastantes mediocres para el resto de los mortales (Chile). b. en esta carta los datos aportados por los autores son bastantes escasos (Argentina). c. Sosa indicó que los resultados fueron bastantes positivos, porque los comunitarios comprendieron la gravedad de este tipo de concesiones (Nicaragua).

En la tabla 4 se recogen los datos relativos al empleo concordado de bastante registrados en el corpus empleado.

País

bastantes N

%

España

144

22.57

México

98

15.36

Argentina

64

10.03

Estados Unidos

53

8.30

Colombia

38

5.95

Chile

35

5.48

Perú

28

4.38

Venezuela

25

3.91

Nicaragua

14

2.19

El Salvador

14

2.19

Panamá

14

2.19

Cuba

14

2.19

Rep. Dominicana

13

2.03

Guatemala

13

2.03

Honduras

12

1.88

Ecuador

12

1.88

Paraguay

12

1.88

Costa Rica

10

1.56

9

1.41

Bolivia Uruguay

8

1.25

Puerto Rico

8

1.25

638

100

Totales

Tabla 4. Casos (N) y porcentajes (%) de concordancia de bastante

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LOS CUANTIFICADORES CONCORDADOS COMO MODIFICADORES…

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El cuantificador bastante solo presenta variación de número, por lo que los datos documentados se limitan a la forma plural bastantes. Así pues, no es posible realizar una comparación entre las distintas formas concordadas, por lo que únicamente se comenta el peso relativo que los distintos países tienen en el fenómeno del empleo concordado de bastante cuando modifica a un adjetivo. En este sentido, podemos agrupar los países en cuatro franjas (1-3 %, 4-6 %, 7-9 % y más de 10 %). En la franja inferior, con el 1-3 % de los datos, se encuentran, en orden ascendente, Puerto Rico, Uruguay, Bolivia, Costa Rica, Paraguay, Ecuador, Honduras, Guatemala, República Dominicana, Cuba, Panamá, El Salvador, Nicaragua y Venezuela. A continuación, en la franja del 4-6 %, nos encontramos con Perú (4.38 %), Chile (5.48 %) y Colombia (5.95 %). En la franja del 7-9 % se sitúa únicamente Estados Unidos (8.30 %). Finalmente, con más del 10 % de los datos se encuentran Argentina (10.03 %), México (15.36 %) y España (22.57 %), los dos países que presentan también un mayor peso relativo en el empleo concordado de poco y de demasiado (aunque en este último caso, en orden inverso). Igualmente, los datos de bastante y de demasiado se aproximan en el hecho de que Estados Unidos y Argentina son los siguientes países con mayor peso relativo en el fenómeno del empleo concordado de estos cuantificadores (en este orden para el caso de demasiado; en orden inverso, Argentina y luego Estados Unidos, en el caso de bastante). Parece, por tanto, que existe cierta regularidad en la nómina de países que presentan un mayor peso relativo en el empleo concordado de varios de los cuantificadores estudiados (demasiado, poco y bastante), lo que podría estar relacionado, como señalamos, con el mayor número de hablantes (población) y de usuarios de internet. Sin embargo, esta nómina de países no se repite en todos los casos, como vimos al tratar sobre medio, cuyo uso concordado se documenta sobre todo en Chile, Argentina, México y Perú. Esto es, solo se da coincidencia en el caso de México, lo que indica que otros factores, además del número de hablantes y de usuarios de internet, tienen que estar implicados en la distribución y uso de los cuantificadores concordados. La prueba ANOVA nos indica que las variables «uso del cuantificador bastante concordado» y «países» están relacionadas, ya que la probabilidad (p) es menor de 0.05 (en concreto, F = 15.2707, p = 0.0003). Por tanto, las diferencias en los datos obtenidos entre unos países y otros son altamente significativas, siendo España el país donde mayor uso se hace de la construcción bastantes + adjetivo. No obstante, este dato se verá matizado en el contraste con lo que sucede en la documentación de los usos no concordados del cuantificador, tal y como veremos en el apartado 3.2 de este capítulo. 2.5.  Igual de Igual puede ser un adjetivo (Nuestros coches son iguales; Mi coche es igual que el tuyo) y un adverbio. Tal como se señala en la NGLE (§ 45.9h), el adverbio

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se usa como cuantificador en construcciones comparativas de igualdad y puede modificar a un adjetivo (Es igual de alto que tú; Los dos coches son igual de caros) o a otro adverbio (Canta igual de bien que su hermana). La NGLE (§ 45.9h) menciona además que aunque «en el uso descuidado se hacen concordar a veces el adverbio con el adjetivo, no hay razón gramatical que justifique esa concordancia. Se recomienda evitar secuencias como Los dos coches son iguales de caros, por… son igual de caros». Como se observa en la tabla 5, se han documentado 162 casos de uso concordado de igual de, que se corresponden con 98 adjetivos distintos. Aquellos para los que se registra un número más elevado de ejemplos son: corrupto (20), importante (8), bueno (6), efectivo (6) y peligroso (5). En cuanto a la función sintáctica que desempeña el sintagma adjetivo en el que aparece igual de en uso concordado, se registran ejemplos correspondientes a las funciones sintácticas ilustradas en (35):26 (35)

a. Modificador directo del N: yo soy una persona que perdió a un hermano en circunstancias iguales de violentas (México). b.  Atributo: ¿Las pláticas serán iguales de placenteras? (Guatemala). c.  Complemento predicativo seleccionado: NO todos los helados salen iguales de cremosos, pero éste, en particular, se ve ideal (España). d.  Complemento predicativo no seleccionado: ya que existen muchísimas libres de este problema e iguales de efectivas (Argentina).

Cabe señalar que hemos documentado cinco ejemplos en los que igual de en uso concordado aparece modificado por otro adverbio. Se trata de los casos que mostramos en (36), en los que observamos dos adverbios en -mente (prácticamente y exactamente) y tan: (36)

a. forzado por un ventilador, hay distintos tipos de distribución y todos ellos son prácticamente iguales de eficientes (Uruguay). b. si hablamos de TACA los vuelos dentro de Centro America o hacia Miami son prácticamente iguales de caros que AA (Costa Rica). c. La existencia y la no-existencia de Dios son exactamente iguales de probables (Argentina). d. Pero, ¿acaso no darán los sacerdotes de otras religiones sermones exactamente iguales de convincentes en sus respectivas religiones? (República Dominicana). e. Por otro lado las sinagogas judías son tan iguales de corruptas como las iglesias católicas y demás que están envueltas en religión (Perú).

26   Aunque no hemos documentado en el Corpus del español: Web/Dialectos casos de igual de en uso concordado en un sintagma adjetivo que aparezca en una construcción absoluta, no resulta difícil encontrar casos en línea. Así, ofrecemos a continuación un ejemplo de igual de en uso concordado como predicado de una construcción absoluta precedida por la preposición con (seguimos en esta denominación a Hernanz y Suñer, 1999: 2548): Con los ojos iguales de abiertos, gira su cabeza hacia mí y dice «eeeh...» (pueblerinaenlaciudad.blogspot.com).

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LOS CUANTIFICADORES CONCORDADOS COMO MODIFICADORES…

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En relación con el contexto sintáctico, hay que señalar que solo el 20.75 % (33 casos) se corresponde con ejemplos en los que el cuantificador y el adjetivo al que modifica aparecen en el mismo sintagma nominal que el nombre que induce la concordancia. Son ejemplos como los de (37): (37)

a. Mi padre tiene males iguales de peligrosos que el cancer (Perú). b. Pero ganamos otras definiciones iguales de cerradas e importantes (Argentina). c. y otras figuras iguales de crueles inventadas por la especie humana (Uruguay).

Por contra, la mayor parte de los casos (126), esto es, el 79.24 %, se corresponde con ejemplos en los que igual de + adjetivo no forma constituyente sintáctico con el nombre inductor de la concordancia, como en (38): (38)

a. ¿Qué haré para no caer en el snob? ¿Las pláticas serán iguales de placenteras? (Guatemala). b. No todas las vacunas son iguales de efectivas (España). c. Las monjas son iguales de misteriosas que los malabaristas, domadores y payasos que viven en los circos (Colombia).

El caso de igual de en uso concordado puede considerarse parcialmente distinto del de los demás cuantificadores estudiados en este capítulo, pues cabría pensar en un posible reanálisis del adverbio igual en adjetivo. Ejemplos como el siguiente parecen apuntar hacia esa posibilidad: (39)

aquí las bodas siempre son iguales, iguales de aburridas (España).

Como se observa en (39), en su primera aparición, iguales se corresponde con un adjetivo (podría sustituirse por distintas). En cuanto a su segunda aparición, nos encontraríamos ante una estructura comparativa, en la que el uso normativo recomienda el empleo de la forma igual (adverbio). Sin embargo, podríamos pensar en un reanálisis de igual como adjetivo seguido de complemento. De hecho, este sería el análisis que daríamos a un caso como María y Juan son iguales de altura, en el que en el sintagma preposicional complemento de iguales aparece un nombre.27 Los datos del empleo concordado de igual de como modificador de un adjetivo, según el corpus revisado, se presentan en la tabla 5. 27   Aunque los casos no son muy abundantes, es interesante indicar que el cuantificador igual de en uso concordado también se puede mostrar en su forma diminutiva: a) y ahora Pedro J Garcia le esta [sic] siguiendo los pasos, pues igualitos de despotas, de arrogantes, mujeriegos, pero muy buenos administradores (Puerto Rico); b) Hola, LLA, todos son igualitos de bajos y sucios (Estados Unidos). Estos ejemplos muestran el reanálisis de la forma.

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País México España Argentina Colombia Estados Unidos Rep. Dominicana Perú Cuba Chile Venezuela Guatemala El Salvador Honduras Costa Rica Ecuador Puerto Rico Paraguay Uruguay Nicaragua Bolivia Panamá Totales

iguales (de) N

%

34 31 17 14 10 9 8 7 5 5 5 3 2 2 2 2 2 2 1 1 0

20.98 19.13 10.49 8.64 6.17 5.55 4.93 4.32 3.08 3.08 3.08 1.85 1.23 1.23 1.23 1.23 1.23 1.23 0.61 0.61 0

162

100

Tabla 5. Casos (N) y porcentajes (%) de concordancia de igual (de)

Se trata, al igual que bastante, de un cuantificador que presenta únicamente variación morfológica de número: iguales (de). Podemos agrupar los países en cuatro franjas, según los porcentajes que presentan (0-1 %, 2-4 %, 5-8 %, más de 10 %). Así, en la primera franja (0-1 %) se encuentran Panamá (0 %), Bolivia (0.61 %), Nicaragua (0.62 %); a continuación, Uruguay, Paraguay, Puerto Rico, Ecuador, Costa Rica y Honduras (todos ellos con un 1.23 % de los datos), seguidos de El Salvador (1.85 %). En la franja del 2-4 % se ubican Guatemala, Venezuela y Chile (3.08 %), seguidos de Cuba (4.32 %) y Perú (4.93 %). En la franja de 5-8 % encontramos la República Dominicana (5.55 %), Estados Unidos (6.17 %) y Colombia (8.64 %). Finalmente, los países que se sitúan en la franja de más del 10 % son, en orden ascendente, Argentina (10.49 %), España (19.13 %) y México (20.98 %). De nuevo, son México y España los países que presentan un mayor peso relativo, al igual que sucedía en el caso del empleo concordado de demasiado y, en orden inverso (España en primer lugar y México en segundo), en el caso de poco y bastante. También Argentina aparece habitualmente entre los países con un

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LOS CUANTIFICADORES CONCORDADOS COMO MODIFICADORES…

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mayor peso relativo en el fenómeno de concordancia de los cuantificadores cuando modifican a un adjetivo (cuarto lugar en el caso de demasiado, segundo en el caso de medio, tercero en el caso de bastante y de igual de). En relación con igual de, sin embargo, destaca un país en cuarto lugar, Colombia, con el 8.64 % de los datos, que en el caso de los otros cuantificadores ocupa lugares inferiores en la ordenación de países según su peso relativo: quinto en el caso de bastante, con el 5.95 % de los datos; sexto en el caso de demasiado, con el 5.71 %; séptimo en el caso de poco, con el 6.36 % de los datos; décimo en el caso de medio, con solo el 1.71 % de los datos. El contraste de lo que sucede con estos cuantificadores en sus usos no concordados nos ofrecerá una descripción más ajustada en el caso de México y Argentina, pero también para Cuba y República Dominicana. El ANOVA efectuado es altamente significativo (F = 10.7808, p = 0.002), por lo que se puede convenir que hay normas areales en el uso del cuantificador concordado iguales (de), lideradas por países como México y España. 2.6.  Otros cuantificadores: harto, mero, puro, algo, nada y suficiente 2.6.1. Harto De los cuantificadores restantes (harto, mero, puro, algo, nada y suficiente) se documentan escasos ejemplos de uso concordado en el Corpus del español: Web/ Dialectos. Tal como se señala en la NGLE (§ 19.2n), y recoge también Pato (2016), harto es un cuantificador evaluativo «propio de los registros elevados de la lengua cuidada en el español general» (§ 19.2a). Fuera del registro culto, se encuentra en la lengua estándar de Chile, Ecuador y Bolivia. Este cuantificador se comporta como poco, bastante y demasiado en el hecho de que se adapta con facilidad a distintas clases de palabras y puede presentar un uso como determinante, además de uso adjetivo, adverbial y pronominal. Así, harto empleado como determinante incide sobre sustantivos tanto contables (40a) como no contables (40b). En uso adjetivo, modifica a sustantivos en grupos definidos (40c) (§ 20.5p). En uso adverbial incide sobre adjetivos (40d), sobre adverbios (40e) e incluso sobre verbos (40f) en el español de Chile, Bolivia y México, entre otras zonas (§ 19.2n). Finalmente, también puede presentar el llamado uso pronominal (40g): (40)

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a. Yo creo que lo que pasa también es que hartas personas de este grupo trabajan con gente (Chile). b. ¿Qué te parece que había harta gente que te quería ver a ti? (Chile). c. las llamé las ¡Keiko-nceptuales!, por aquello de las ballenas y los hartos conceptos del arte que contenían (México). d. Aunque parezca trivial, si no estás acostumbrado, se puede convertir en algo harto complicado (por no decir imposible) (España).

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e. seamos honesto - esto va a suceder harto lejos de aquí (Perú). f. Me gustó harto tu historia (Perú). g. Eso niñas, esas son mis cosas amadas, faltan hartas pero si ponía mas iba a terminar quizás cuando (Chile).

Como se observa en la tabla 6, para el caso de harto se registran 27 casos de uso concordado. Ofrecemos algunos ejemplos en (41): (41)

a. Una cosa harta curiosa es que dijo adiós a El Club Perla (México). b. su vida era harta complicada por su incapacidad para decir NO (España). c. A este respecto, estas palabras de Gershom Scholem son hartas ilustrativas: La mística se manifiesta solo en un determinado momento de la historia religiosa (El Salvador). d. En nuestro particular territorio, contamos con problemas hartos conocidos por un lado, pero y al mismo tiempo de condiciones excepcionales (Perú).

De los 27 ejemplos documentados, en 8 de ellos harto concordado modifica a conocida/conocidas/conocidos, en 4 modifica a complicada/complicadas/complicados, y en 2 a difícil y a contraria, respectivamente, lo que podría indicar que existe cierta asociación léxica de este cuantificador con los adjetivos mencionados, especialmente en el caso de conocida/conocidas/conocidos. Además, cabe señalar que en el ejemplo de (42) el adjetivo conocidas y el cuantificador todas aparecen en femenino plural, mientras que harta aparece en femenino singular, de modo que se produce concordancia de género pero no de número: (42) todos los personajes funcionan como caricaturas que están caricaturizando a otras caricaturas mejores, todas harta conocidas y que en realidad ya cansan (Perú).

Además, como se observa en la tabla 6, la mayor parte de los 27 casos documentados se registran en España (22.22 %) y en México (18.51 %), tal y como sucede en el caso de los demás cuantificadores objeto de estudio. A continuación encontramos Perú, Costa Rica y Puerto Rico, con un 11.11 % de los datos en los tres casos. A estos países les sigue Venezuela, con un 7.40 % de los datos. En último lugar se sitúan Cuba, Ecuador, Colombia, Paraguay y El Salvador, con el 3.70 % de los datos, respectivamente. Cabe recordar que la NGLE (2009) indica que harto se encuentra en la lengua estándar de Chile, Bolivia y Ecuador. En el corpus analizado no ha sido posible documentar ningún ejemplo de uso concordado en los dos primeros países.28 28   El hecho de que no se registren casos de harto concordado en Chile y Bolivia, países en los que su uso como cuantificador (determinante y adverbio) está muy extendido, mostraría que harto en estas áreas es un adverbio invariable, resultado del proceso de gramaticalización que ha sufrido: de adjetivo a cuantificador.

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LOS CUANTIFICADORES CONCORDADOS COMO MODIFICADORES…

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Como resulta esperable, la gran mayoría de los casos documentados de uso concordado de harto se corresponden con la forma femenina singular (88.88 %), seguida a mucha distancia por la forma masculina plural (7.40 %) y la forma femenina plural (3.70 %). En este sentido, llama la atención que en el caso de El Salvador el único ejemplo documentado se corresponda con la forma femenina plural ([palabras] hartas ilustrativas).

harta

País

hartas

hartos

N

%

N

N

%

N

%

España

5

83.33

0

1

16.67

6

22.22

México Perú Costa Rica Puerto Rico Venezuela Cuba Ecuador Colombia Paraguay El Salvador

5 2 3 3 2 1 1 1 1 0

100 66.65 100 100 100 100 100 100 100

0 0 0 0 0 0 0 0 0 1

100

0 1 0 0 0 0 0 0 0 0

5 3 3 3 2 1 1 1 1 1

18.51 11.11 11.11 11.11 7.40 3.70 3.70 3.70 3.70 3.70

24

88.88

1

3.70

2

27

100

Totales

%

Totales

33.33

7.40

Tabla 6. Casos (N) y porcentajes (%) de concordancia de harto

2.6.2. Mero En la NGLE (§ 13.8s) se considera que mero es un adjetivo adverbial que, como solo y único, «focaliza dentro de una escala, un ejemplar o un representante de la noción expresada por el sustantivo modificado, al tiempo que excluyen a los demás miembros posibles». En su uso más extendido, mero, como simple, indica que el sustantivo focalizado «es el miembro más bajo de alguna escala» (§ 13.8t). Un ejemplo de este uso se ofrece en (43a). Según indican la NGLE (§ 13.8u) y Pato (2017), como adjetivo también puede significar en países como México y Centroamérica (sobre todo en El Salvador y Guatemala) ‘auténtico, genuino, puro’ (43b) y ‘mismo, preciso, exacto’ (43c): (43)

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a. La cosa no pasaría de la mera anécdota si no fuera por el catastrófico efecto que tuvieron las tesis de Foucault (Chile). b. Una vez ahi, empezó a buscar canales en español, pero la mera verdad eran todos una porqueria (México).

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c. terminamos dividiéndonos en grupos para que todas fuéramos acompañadas y nadie llegara sola, las que podían viajaron antes y las demás el mero día (Perú).

Por su parte, Pato (2017) pone de manifiesto otros usos de mero en el español americano, de entre los cuales nos interesa especialmente en este trabajo su uso adverbial como modificador de un adjetivo (44a), equivalente a ‘muy’. También aparece como modificador de un adverbio, en cuyo caso puede ser equivalente a ‘muy’ (44b) o a ‘justo’ (44c): (44)

a. este jefe que me tocó es mero raro por ratos pienso que tiene algún trastorno (El Salvador). b. Pablo se trepó al banquillo del piano, después de subirlo hasta mero arriba, rechinando el torniquete a más no poder (México). c. Cuando menos acordamos aquí estaban ya, mero enfrente de nosotros, todos desguarnecidos (Argentina).

Como se observa en la tabla 7, solo se han documentado 19 casos de uso concordado de mero como modificador de un adjetivo en el corpus empleado en este trabajo, en los que el cuantificador resulta equivalente a ‘muy’. Mostramos algunos ejemplos en (45): (45)

a. La isla verdegueaba, y la fragancia de la mañana venía mera cargada (El Salvador). b. en Canal 5 lo transmitian de amonton incluso cuando uno miraba en ese canal series meras raras como La Princesa caballero (Guatemala). c. mirabas a cada rato esa caricatura... jajaja. Pero sí, meros cómicos todos los detalles del anuncio, como el humito que le sale (Guatemala).

De esos 19 casos de uso concordado de mero registrados, como se puede ver en la tabla 7, la gran mayoría pertenece a Guatemala (73.68 %), seguido de El Salvador (10.52 %), México, República Dominicana y España (con el 5.26 % de los datos, respectivamente). Por tanto, el hecho de que Guatemala sea el país con un mayor peso relativo en el fenómeno del empleo concordado de mero pone de manifiesto que otros factores, además del número de hablantes o de usuarios de internet, tienen que estar implicados en la descripción y análisis de los cuantificadores. En este caso concreto, habría que relacionar el mayor peso relativo de Guatemala en el empleo concordado de mero con el empleo, en general, de mero como modificador de adjetivos. Siempre según los datos del Corpus del español: Web/ Dialectos, en Guatemala, en su uso concordado se documentan 14 casos de mero (73.68 %) frente a 106 casos (10.87 %) en su uso no concordado, lo que, en contraste con el resto de los países de la tabla 7, lo sitúa en una franja intermedia, por delante de El Salvador (6.15 %, 60 casos) y Perú (8.41 %, 82 casos), pero —como

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LOS CUANTIFICADORES CONCORDADOS COMO MODIFICADORES…

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cabría esperar— a distancia de México (28.10 %, 274 casos) y España (46.47 %, 453 casos). También en el caso de mero la mayoría de los ejemplos documentados de uso concordado se corresponden con la forma femenina singular (63.15 %), seguida de la forma masculina plural (26.31 %) y, finalmente, de la forma femenina plural (10.52 %), aunque la diferencia es algo menor que en el caso de harto. Destaca el hecho de que el único caso documentado en Perú se corresponda con la forma masculina plural (problemas hartos conocidos). País Guatemala El Salvador México Perú España Totales

mera

meras

meros

Totales

N

%

N

%

N

%

N

%

8 2 1 0 1

57.14 100 100

14.28

4 0 0 1 0

28.57

100

2 0 0 0 0

14 2 1 1 1

73.68 10.52 5.26 5.26 5.26

12

63.15

2

10.52

5

26.31

19

100

100

Tabla 7. Casos (N) y porcentajes (%) de concordancia de mero

2.6.3. Puro En cuanto a puro, la NGLE lo trata en dos ocasiones, en ambos casos como adverbio. Por una parte, aparece incluido entre los adverbios de foco (§ 40.9n), en concreto, entre los adverbios de exclusión, cuando admite la paráfrasis por ‘solo, nada más o no más que’, como en el ejemplo de (46a). El hecho de que admita la paráfrasis por los adverbios puramente, meramente o simplemente lo aproximaría a los adverbios de foco particularizadores, que «enfatizan la entidad denotada por su foco y llaman la atención sobre ella» (§ 40.9ñ). Además, puro puede adquirir, según la NGLE, el valor de un cuantificador intensivo, como en el ejemplo de (46b), en el que se puede parafrasear por ‘de tanto’: (46)

a. cuando le bajo el periodo le dio una crisis fea, la niña lo que hacía era puro llorar (Chile). b. Esta es la horrible situación íntima en que se encuentran ya las juventudes mejores del mundo. De puro sentirse libres, exentas de trabas, se sienten vacías (Argentina).

La otra ocasión en que se menciona puro en la NGLE tiene que ver precisamente con el fenómeno que nos ocupa, su empleo concordado, que la NGLE denomina «adjetivación del adverbio» y que ejemplifica para el caso de puro con la oración Lo dijo de pura entrometida. Frente a este uso concordado, se recomienda la forma

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en torno a la denominada «concordancia adverbial»…

sin concordancia: Lo dijo de puro entrometida (§ 13.8d). Santos Domínguez (1998: 361) documenta usos concordados de puro ante adjetivo desde el siglo xvi. Por su parte, podemos ampliar la caracterización de puro con el trabajo de Gutiérrez-González (2011), quien considera que puro es un adjetivo adverbial que funciona como un operador focal exhaustivo. Esta autora distingue usos generalizados en español, como Te dijo la pura verdad (‘la verdad misma’), de usos propios de las variedades hispanoamericanas, como Apareció con la pura malla (y nada más) (‘con solo/simplemente la malla’). Por su parte, Vázquez Rojas Maldonado (2015) se centra en el empleo del adjetivo puros en sintagmas nominales sin determinante en el español mexicano, uso en el que su significado es muy parecido al de los adverbios solo o solamente. Así, en el ejemplo que la autora ofrece: Los bueyes ya casi no se usa. Puros tractores son los que aran todo eso, «se asevera que los encargados de arar son exclusivamente tractores» (ibidem: 337). Si unificamos estas descripciones, podemos afirmar que, por una parte, puro funciona como adjetivo antepuesto, modificando a un sustantivo, con distintos significados. En el uso más general, que encontramos en casos como Te dijo la pura verdad, equivale a ‘la verdad misma’, como se observa en el ejemplo de (47a). En algunas variedades americanas, presenta además un uso como operador focal de exclusividad, como en Apareció con la pura malla (‘con la malla exclusivamente/solo’) o en Puros tractores son los que aran todo eso (‘exclusivamente tractores’). En este uso, puede aparecer en sintagmas nominales sin determinante,29 como se observa en el ejemplo de (47b). Por otra parte, puro funciona como adverbio, bien como modificador de un infinitivo (47c), bien como modificador de un adjetivo (47d). En este último caso, con frecuencia aparece en la construcción de puro + adjetivo (47e). En su uso como adverbio, además de ser un adverbio de foco particularizador, puede tener un significado equivalente al de un cuantificador intensivo (de puro llorar ‘de tanto llorar’): (47)

a. Dicho así suena tremendista si bien es la pura realidad (España). b. no tenía amigos hombres, ya que me bloqueaba al hablar con ellos, y me ponía nerviosa, por lo tanto, tenía puras amigas mujeres, y al no tener ninguna relación con chicos (Estados Unidos). c. Cada vez que habla dice una burrada y no dice qué va a hacer para bajar los precios de los alimentos. Puro hablar estupideces (Venezuela). d. Veinte años en oficinas dan fe de que lo que decís es puro cierto, como decía el pollo ronco (Guatemala). e. Le gana a las amas de casa de clase alta que pintan naturalezas muertas de puro aburridas y a los hippies profesionales que pintan pirámides y unicornios con spray en vinilos (Colombia).

29   Vázquez Rojas Maldonado (2015) discute la posibilidad de que en este uso puro se comporte realmente como un determinante.

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LOS CUANTIFICADORES CONCORDADOS COMO MODIFICADORES…

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En el corpus empleado se documentan únicamente 15 casos de puro en uso concordado como modificador de un adjetivo. La mayor parte de los ejemplos pertenecen a la construcción de puro + adjetivo, como se puede observar en (48): (48)



a. A ver, yo no tengo auto y no sé manejar pero si algo aprendí de mi abuelo que era chofer y un trome en esas cosas, era a cambiar una llanta, pero de pura curiosa, porque cada vez que ocurría yo siempre me bajaba del carro para ver cómo lo hacía y se me quedó grabado (Perú). b. El exfoliante de cuerpo lo conocía pero de pura floja nunca lo he probado (Argentina).

En (49) ofrecemos los únicos casos registrados que no se corresponden con dicha construcción. En ambos ejemplos, el significado de puro parece aproximarse al de un cuantificador intensivo como ‘muy’: (49)

a. el abuso por parte de los poetas de la metáfora lleva a una acumulación de metáforas puras tópicas que pueden hacer de la poesía algo ininteligible para el profano (Guatemala). b. que la próxima vez hablen de las otras agencias, aquella en que son dueños puros cercanos a la Dictadura, la que armaron las facultades de medicina para acreditarse (Chile).

Tal como se observa en la tabla 8, entre los países en los que se han documentado ejemplos de puro concordado como modificador de un adjetivo, destacan Argentina, Perú y Chile con un 20 % de los ejemplos cada uno, seguidos de Estados Unidos (13.33 %). Finalmente, aparecen México, España, Colombia y Guatemala, con el 6.66 % de los datos en cada caso. Parece, por tanto, que el empleo concordado de puro se concentra sobre todo en el cono sur del continente americano, distribución que cabría relacionar con el empleo en general de puro como modificador de adjetivos en esta zona. De nuevo, los datos del Corpus del español: Web/Dialectos confirman este hecho, pues de los países de la tabla 8 son precisamente Argentina (12.96 %, 210 casos), Perú (9.61 %, 156 casos) y Chile (8.81 %, 143 casos), seguidos de Estados Unidos (8.44 %, 137 casos), los que se sitúan en la franja intermedia, por delante de Colombia (5.85 %, 95 casos) y Guatemala (3.83 %, 62 casos). No obstante, como es habitual en el corpus empleado, son España (27.75 %, 450 casos) y México (22.75 %, 369 casos) los países que alcanzan mayores porcentajes. El contraste con los usos no concordados corroborará o no esta mayor «estabilidad» y extensión. Por otro lado, y como es esperable, el porcentaje de formas femeninas singulares (86.67 %) es muy superior al de formas femeninas plurales y masculinas plurales (con un 6.66 % respectivamente), de manera muy similar a lo que sucede con harto. Cabe señalar que solo en una ocasión el porcentaje de la forma femenina singular es inferior al del resto de formas: se trata de Guatemala, país para el

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en torno a la denominada «concordancia adverbial»…

que se documenta solo un ejemplo de uso concordado de puro, en concreto, en forma femenina plural (metáforas puras tópicas). pura

País Argentina Perú Chile Estados Unidos México España Colombia Guatemala Totales

puras

N

%

N

3 3 2 2 1 1 1 0

100 100 66.67 100 100 100 100

13

86.67

puros %

N

0 0 0 0 0 0 0 1

100

0 0 1 0 0 0 0 0

1

6.66

1

Totales %

N

%

3 3 3 2 1 1 1 1

20.00 20.00 20.00 13.33 6.66 6.66 6.66 6.66

15

100

33.33

6.66

Tabla 8. Casos (N) y porcentajes (%) de concordancia de puro

2.6.4. Algo, nada y suficiente Los tres cuantificadores restantes (algo, nada y suficiente) no aparecen habitualmente mencionados en los estudios que abordan el empleo concordado de cuantificadores cuando modifican a un adjetivo. Tanto Sánchez López (1999: § 16.5.3) como la NGLE (§ 30.4b) los incluyen entre los adverbios cuantificativos, idénticos a los correspondientes indefinidos cuantificativos (adjetivos o pronombres). En concreto, algo y nada serían cuantificadores indefinidos existenciales (§ 20.3b), que pueden presentar tanto usos pronominales (No hizo nada; Acaba de ocurrir algo increíble) como adverbiales (Estoy algo mejor del resfriado; Este tipo de cine no me gusta nada) (§ 20.3c). De hecho, son los únicos cuantificadores existenciales que funcionan como adverbios modificando a adjetivos (Estaba algo cansada), a adverbios (Era algo tarde) y a verbos (La película no le gustó nada). En este uso adverbial, estarían más próximos a los evaluativos que a los existenciales. Así, según la NGLE (§ 20.3c), «algo en Estoy algo mejor del resfriado alterna con un poco». Resulta relevante destacar, tal como se hace en la NGLE, el hecho de que el esquema algo/nada + adjetivo sea estructuralmente ambiguo. En efecto, por una parte, algo/nada pueden ser adverbios que modifican al adjetivo (Estoy algo cansada ‘Estoy un poco cansada’; No estoy nada cansada ‘No estoy en absoluto cansada’); por otra, algo/nada pueden ser pronombres y estar modificados por el adjetivo (Hizo algo raro ‘Hizo una cosa rara’; No hizo nada raro). Consecuentemente, la oración Este libro es algo raro admite dos interpretaciones: algo como adverbio (‘Este libro es un poco raro’) y algo como pronombre (‘Este libro es una cosa rara’).

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LOS CUANTIFICADORES CONCORDADOS COMO MODIFICADORES…

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En (50) ofrecemos los ejemplos documentados de uso concordado de algo como modificador de un adjetivo. Se trata de casos en que algo modifica a un adjetivo y el sintagma que forman modifica a su vez a un sustantivo (50a, 50d), en que algo modifica a un adjetivo y el sintagma funciona como atributo (50b) y, finalmente, en que el sintagma formado por algo más el adjetivo que modifica funciona como complemento predicativo seleccionado (50c): (50)

a. en mi casa no era tema, y en la escuela menos. Si tenía compañeros algos rebeldes y seguidores del rock de los Prisioneros (Chile). b. es una mierda, pero hay que tener en cuenta que los mulamaltecos solemos ser algos salvajes... si nos dicen que no fumemos en las gasofas, fumamos (Guatemala). c. varias herramientas útiles para la administración de servidores, sus productos en algunas veces cuestan algos caros, por eso algunos administradores de sistemas buscan soluciones mas baratas (México). d. a medida que el tiempo pasa yo llegue a ver casos algos similares, por ejemplo una Doña bien encopetada, con buena posición económica, blanca (Estados Unidos).

En relación con nada, hay que señalar que se han documentado tres ejemplos de uso concordado: en uno de ellos, nada modifica a un adjetivo y el sintagma adjetivo funciona como atributo (51a); en el ejemplo de (51b), nada forma con el adjetivo al que modifica un sintagma adjetival que funciona como modificador postnominal; finalmente, el tercer ejemplo se corresponde con un caso en el que nada modifica a un adjetivo que a su vez es modificador prenominal de un sustantivo (51c): (51)

a. los inconvenientes de las redes, pero también sus ventajas, las cuales no son nadas despreciables (España). b. al extremo que quienes fueron sus aliados toda la vida ahora hacen declaraciones nadas complacientes (Estados Unidos). c. y cuanto concepto sea engendrado en las nadas técnicas reuniones que se convoquen para discutir si proceden o no los necesarios ajustes (Venezuela).

Además, hay que mencionar que se han documentado tres ejemplos en los que la forma nadas modifica a un adjetivo singular, por lo que no puede tratarse de un caso de concordancia. En el ejemplo de (52a) podríamos pensar que la -s de nadas está condicionada por el adjetivo sorprendente, que comienza por s-, de modo que el contorno fonético siguiente favorecería la -s final en el cuantificador. Sin embargo, esta explicación no es posible para los ejemplos de (52b) ni (52c) que, a nuestro entender, deben interpretarse como instancias del fenómeno denominado «falsa pluralización» del adverbio, explicación propuesta por Pato y Casanova (2017) y Pato (2019) para dar cuenta de la -s final en adverbios como cercas de la variedad mexicana. Se trataría de una -s analógica, que se interpreta como un marcador adverbial:30 30   Como es sabido, algunos adverbios del español, etimológicamente y por evolución propia del latín vulgar al romance castellano, presentan una -s final, es el caso de lejos (laxius), más (magis>

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en torno a la denominada «concordancia adverbial»…

(52)

a. arrogarse el derecho de controlar lo que le gente hace con sus cuerpos. Nadas sorprendente que Uribe lo use (Colombia). b. Lo único que sé es que ser madre no es nadas fácil, por más des[e] ado que sea (España). c. Son los principales responsables de sus hijos e hijas y por lo tanto ellos deben velar porque nadas malo les pasé (Perú).

En cuanto a suficiente, cabe señalar que en el DLE solo se recoge como adjetivo, uso que ejemplificamos en (53a). Por su parte, además de considerarlo ad­ jetivo, la NGLE (§ 30.4b) lo incluye entre los adverbios cuantificativos. Como tal, puede incidir sobre verbos (53b), sobre adjetivos (53c) y sobre adverbios (53d), en alternancia con suficientemente, aunque estos dos últimos contextos no se mencionan explícitamente en la NGLE. Cabría añadir además el uso como determinante (53e) y el uso pronominal (53f): (53)

a. puesto que en Windows 8 aún no se han realizado las pruebas suficientes (Perú). b. De la final de la Copa del Rey entre el Real Madrid y el Atletico de Madrid se va a hablar suficiente en todos los medios de comunicación (España). c. Sin embargo, fue suficiente bueno como para convencerme de que comprara Heroes of the Sea (Estados Unidos). d. Para hacer un milagro hay que estar suficiente cerca como para sentir el dolor del otro (República Dominicana). e. El fundador del Aikido anhelaba que suficientes personas descubrieran su arte porque de esta manera las sociedades y el mundo también serían mejores (Colombia). g. Porqué otro sitio sobre estas temáticas. ¿No existen suficientes ya? Lamentablemente no (Cuba).

Además, según la NGLE (§ 20.8m), suficiente puede formar parte de la construcción lo suficiente + sintagma adjetival o adverbial, además de lo suficientemente + adjetivo o adverbio. La construcción con lo suficiente sería propia del español hablado de las áreas rioplatense, centroamericana y caribeña. Se discute el análisis sintáctico más adecuado para este tipo de secuencias. Según la NGLE, para el caso de lo suficiente, cabría pensar en un análisis sintáctico como el siguiente: [lo suficiente] [adjetivo/adverbio], dado que es posible concluir un periodo con la expresión pero no lo suficiente. En cambio, en el caso de lo suficientemente, la NGLE propone un análisis distinto: [lo] [suficientemente adjetivo/ adverbio]. maes), demás (de + maes), además (a + de + maes), jamás (iam + magis> ia maes), menos (minus) o después (de + ex + post). Otros adverbios terminados en -s se crean por analogía, como antes (ante + -s), entonces (entonce + -s), apenas (a pena + -s) o quizás (quiçab/quiça + -s) (cf. Espejo y Espinosa Elorza, 2012). Esta «falsa pluralización» se ha propuesto también para dar cuenta la -s final documentada en algunos adverbios en -mente que no puede interpretarse en términos morfológicos como marca de concordancia (Felíu Arquiola y Pato, 2019).

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LOS CUANTIFICADORES CONCORDADOS COMO MODIFICADORES…

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En (54) mostramos los ejemplos documentados de suficiente en uso concordado. Este cuantificador, por su constitución formal, solo experimenta flexión de número, mientras que es invariable para el género. Como podemos observar, en los tres casos el adjetivo suficiente podría alternar con el adverbio suficientemente. Se ha documentado un ejemplo de la construcción lo suficiente + adjetivo (54a) y dos casos en los que suficiente concordado modifica a un adjetivo fuera de dicha construcción (54b, 54c): (54)

a. Las prohibiciones penales han de ser lo suficientes claras para que las entiendan gentes de cualquier nivel intelectual pues son para todos (España). b. Las razones son suficientes conocidas. Por un lado se acostumbra a decir que el arbitraje es mucho más… (España). c. se decía que eran algo imprecisas, generales y que no eran suficientes claras como para ayudar al profesor (Perú).

Las siguientes tablas 9-11 resumen los casos registrados y los porcentajes de algo, nada y suficiente.

País

algos N

%

Chile

1

25.00

Guatemala

1

25.00

México

1

25.00

Estados Unidos

1

25.00

Totales

4

100

Tabla 9. Casos (N) y porcentajes (%) de concordancia de algo

País

nadas N

%

España

1

33.33

Estados Unidos

1

33.33

Venezuela

1

33.33

Totales

3

100

Tabla 10. Casos (N) y porcentajes (%) de concordancia de nada

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en torno a la denominada «concordancia adverbial»…

País

suficientes N

%

España Perú

2 1

66.65 33.33

Totales

3

100

Tabla 11. Casos (N) y porcentajes (%) de concordancia de suficiente

Es interesante comprobar, asimismo, que la prueba estadística para los totales del cuantificador harto concordado es significativa (F = 7.5739, p = 0.0122). Lo mismo sucede con los datos totales del cuantificador puro, también son significativos (F  =  6.2363, p  =  0.025). En cambio, no lo son para mero (F  =  1.1987, p = 0.3054). En este caso, y en los demás (algo, nada y suficiente), la no significatividad está directamente relacionada con el escaso número de casos documentados en el corpus revisado. Por último, aunque contamos con muy pocos ejemplos de estos tres últimos cuantificadores en uso concordado (4 en el caso de algo y 3 en el de suficiente y nada), el hecho de que se hayan registrado estos empleos parece sugerir que el fenómeno se estaría extendiendo desde elementos como demasiado, medio o bastante, cuantificadores intercategoriales por excelencia, a otros elementos cuantificativos que comparten el mismo contexto sintáctico, el de modificadores de adjetivos. Solo el tiempo, y la revisión de un corpus apto para el estudio de la variación en el español actual, podrán confirmar el avance y extensión de la concordancia en los cuantificadores cuando modifican a un adjetivo. 3.  C  omparación de los cuantificadores en estudio 3.1. Panorama general La siguiente tabla (tabla 12) resume los datos de los cinco cuantificadores principales en uso concordado. Como vemos, estos datos se presentan ordenados por área geográfico-lingüística y países: 1. España, 2. Estados Unidos, 3. México y Centroamérica, 4. el Caribe, 5. Venezuela y Colombia, 6. los Andes, 7. Río de la Plata y 8. Chile.

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LOS CUANTIFICADORES CONCORDADOS COMO MODIFICADORES…

Área

País

1 2 3

España Estados Unidos México Guatemala Honduras El Salvador Nicaragua Costa Rica Panamá Cuba Rep. Dominicana Puerto Rico Venezuela Colombia Ecuador Perú Bolivia Argentina Uruguay Paraguay Chile

4

5 6

7

8

Totales

75

bastante

demasiado

medio

poco

igual de

N (%)

N (%)

N (%)

N (%)

N (%)

144 (22.57) 53 (8.30) 98 (15.36) 13 (2.03) 12 (1.88) 14 (2.19) 14 (2.19) 10 (1.56) 14 (2.19) 14 (2.19) 13 (2.03) 8 (1.25) 25 (3.91) 38 (5.95) 12 (1.88) 28 (4.38) 9 (1.41) 64 (10.63) 8 (1.25) 12 (1.88) 35 (5.48)

81 (15.42) 55 (10.47) 91 (17.33) 22 (4.19) 11 (2.09) 13 (2.47) 7 (1.33) 14 (2.66) 10 (1.90) 8 (1.52) 9 (1.71) 6 (1.14) 22 (4.19) 30 (5.71) 14 (2.66) 39 (7.42) 7 (1.33) 50 (9.52) 11 (2.09) 7 (1.33) 18 (3.42)

68 (9.71) 43 (6.14) 82 (11.71) 10 (1.42) 4 (0.57) 9 (1.28) 0 (0) 6 (0.85) 1 (0.14) 7 (1.00) 6 (0.85) 23 (3.28) 8 (1.14) 12 (1.71) 21 (2.99) 73 (10.42) 2 (0.28) 105 (15.00) 28 (4.00) 6 (0.85) 186 (26.57)

45 (14.33) 22 (7.00) 43 (13.68) 9 (2.86) 3 (0.95) 7 (2.22) 19 (6.05) 5 (1.59) 5 (1.59) 8 (2.54) 15 (4.77) 2 (0.63) 23 (7.32) 20 (6.36) 7 (2.22) 28 (8.91) 5 (1.59) 28 (8.91) 5 (1.59) 9 (2.86) 6 (1.91)

31 (19.13) 10 (6.17) 34 (20.98) 5 (3.08) 2 (1.23) 3 (1.85) 1 (0.61) 2 (1.23) 0 (0) 7 (4.32) 9 (5.55) 2 (1.23) 5 (3.08) 14 (8.64) 2 (1.23) 8 (4.93) 1 (0.61) 17 (10.49) 2 (1.23) 2 (1.23) 5 (3.08)

638 (100)

525 (100)

700 (100)

314 (100)

162 (100)

Tabla 12. Casos (N) y porcentajes (%) de concordancia de los cuantificadores en estudio

Lo interesante de la tabla precedente es comprobar que varios de los países de habla hispana se comportan de manera similar en relación con el uso de estos cuantificadores concordados, es decir, los ejemplos y porcentajes de bastante, demasiado, medio, poco e igual de son muy parecidos. Es el caso de, por un lado, España, México y Argentina, los tres países donde se documenta con mayores proporciones el uso concordado de todos los cuantificadores objeto de estudio, y de Perú y Estados Unidos, por otro, donde se documenta el uso de dos de los cuantificadores en mayor proporción (medio y poco por lo que respecta a Perú, y bastante y demasiado para Estados Unidos). Como quedó indicado, el hecho de que haya más casos en todos estos países estaría directamente relacionado con el peso demográfico de cada uno de ellos en el mundo hispanohablante y con el tipo de corpus analizado (basado en datos en línea), ya que el número de palabras por países y áreas geográficas en el Corpus del español: Web/Dialectos está debidamente balanceado. El factor geográfico, por tanto, permite comprobar el mayor

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en torno a la denominada «concordancia adverbial»…

asentamiento y «estabilidad» de estos usos concordados en las comunidades de habla respectivas, pero es necesario contrastar estos datos con los del uso no concordado de los cuantificadores para conocer realmente dicha situación, tal y como haremos en el siguiente subapartado (§ 3.2). Otros países presentan una clara preferencia por alguno de los cuantificadores, como el caso de Chile (26.57 %) para medio, Venezuela (7.32 %) y Nicaragua (6.05 %) para poco, Guatemala (4.19 %) para demasiado y Colombia para igual de (8.64 %). Todo ello muestra que las diferencias en la frecuencia de uso y los porcentajes de aparición son una de las razones más importantes en la descripción y explicación de los fenómenos de variación de las construcciones gramaticales del español actual. En lo que respecta a la capacidad combinatoria de cada uno de los cinco cuantificadores más documentados en uso concordado, ofrecemos a continuación un resumen en la tabla 13. En concreto, esta tabla muestra la información relativa a la type-token ratio (TTR), esto es, el número de tipos o adjetivos distintos con que cada cuantificador en uso concordado se documenta (types), dividido entre el número de adjetivos o casos totales documentados (tokens).31 Si la ratio total es de 0.31, los cuantificadores que se alejan por arriba y por debajo de esta cifra son claramente bastante e igual de. En otras palabras, el cuantificador bastante se combina con un número muy bajo de adjetivos distintos (ratio de 0.11), pero estos se repiten mucho en los datos del corpus analizado, mientras que igual de es el cuantificador que presenta mayor riqueza combinatoria (ratio de 0.60). Según hemos podido comprobar mediante las búsquedas pertinentes en el corpus manejado, los adjetivos con los que se combinan los cuantificadores objeto de estudio en uso concordado y en uso no concordado son muy similares, lo que pone de manifiesto que, tal y como sucede en tantos otros casos de variación, los empleos «anómalos» siguen los mismos patrones de uso y distribución que los empleos «normativos o generales».

Cuantificadores

Casos

Tipos

TTR

medio

700

268

0.3828

demasiado

525

184

0.3504

poco

314

121

0.3853

bastante

638

75

0.1175

igual de

162

98

0.6049

Totales

2339

746

0.3189

Tabla 13. Type-token ratio de los cuantificadores 31   En concreto, la TTR «es la razón o cociente que existe entre el número de tipos (types) y el número total de palabras (tokens), y su valor está comprendido entre 0 y 1» (Capsada y Torruella, 2017: 349).

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LOS CUANTIFICADORES CONCORDADOS COMO MODIFICADORES…

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En cuanto a los dominios sintácticos, hemos comprobado que en el caso de cuatro de los cinco cuantificadores principales (medio, demasiado, bastante e igual de) la mayoría de los ejemplos documentados se corresponde con contextos sintácticos en los que el cuantificador concordado y el adjetivo al que modifica no forman parte del constituyente sintáctico al que pertenece el nombre que induce la concordancia en el adjetivo. Únicamente el cuantificador poco presenta unas cifras opuestas, pues predominan los ejemplos en los que la combinación de poco + adjetivo pertenece al mismo constituyente que el nombre que induce la concordancia. Hemos relacionado esta diferencia con el hecho de que poco es el único cuantificador que aparece frecuentemente modificando a adjetivos en posición prenominal (su poca glamurosa forma de sentarse), lo que explicaría su pertenencia al mismo sintagma que el nombre inductor de la concordancia. Retomaremos esta cuestión en las «Consideraciones finales» (§ 4 de este capítulo). 3.2. Relación entre el uso concordado y no concordado La tabla 14 muestra las frecuencias de aparición (número de casos y porcentajes en bruto) de cada uno de los cuantificadores objeto de estudio cuando van delante de un adjetivo (masculino, femenino, singular y plural), esto es, el número total de casos lematizados de bastante, demasiado, medio, poco e igual de en sus usos no concordados en el Corpus del español: Web/Dialectos (N = 544 425), ordenados por área geográfico-lingüística y países. Para saber si los resultados obtenidos muestran un comportamiento parecido entre sí, o si por el contrario varían mucho, la medida de dispersión que empleamos es la desviación típica (o promedio), la cual nos informa de la dispersión de los datos obtenidos respecto al valor de la media. Como es sabido, cuanto mayor es este valor mayor es la variabilidad de la muestra (poco, bastante, demasiado y medio); en cambio, cuanto menor es el valor más homogénea es la media (igual de). La comparación de esta tabla 14, que incluye los casos de los cuantificadores no concordados, con las tablas precedentes (tablas 1-5 y 13), que recogen los datos de los mismos cuantificadores pero en uso concordado, arroja resultados de gran interés para la correcta descripción y caracterización de cada uno de ellos en los diversos países hispanohablantes. En efecto, solo esta comparación nos permite conocer el grado de divergencia entre ambos usos (no concordado y concordado) en español actual, a través de los porcentajes alcanzados por los cuantificadores. De este modo la interpretación de los números obtenidos se torna más precisa y ajustada. En aquellos casos en que los porcentajes de aparición entre un uso y el otro sean similares, los datos nos indicarían que no habría diferencias significativas en el empleo del cuantificador considerado; esta situación es la que encontramos en varios de los países centroamericanos (El Salvador, Honduras, Costa Rica y Panamá) y en los andinos (Ecuador y Bolivia). Por el contrario, cuando los

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Área

País

bastante

demasiado

medio

poco

igual de

N (%)

N (%)

N (%)

N (%)

N (%)

1

España

57 809 (31.81) 33 357 (30.73)

9577 (20.61) 57 997 (29.96) 5199 (36.57)

2

Estados Unidos 15 401 (08.47)  11 125 (10.25)

2966 (06.38) 17 424 (09.00) 1252 (08.80)

3

México Guatemala

20 614 (11.34) 13 613 (12.54) 3775 (02.07)

2136 (01.96)

6093 (13.11) 23 692 (12.24) 1818 (12.78) 1099 (02.36)

4137 (02.13)

295 (02.07)

Honduras

1975 (01.08)

1200 (01.10)

544 (01.17)

2174 (01.12)

137 (00.96)

El Salvador

3294 (01.81)

1600 (01.47)

1152 (02.48)

3206 (01.65)

201 (01.41)

Nicaragua

1853 (01.01)

1019 (00.93)

536 (01.15)

2314 (01.19)

266 (01.87) 229 (01.11)

Costa Rica

2903 (01.59)

1497 (01.37)

721 (01.55)

3263 (01.68)

Panamá

1894 (01.04)

855 (00.78)

542 (01.16)

1827 (00.94)

111 (00.78)

Cuba

3951 (02.17)

2492 (02.29)

1469 (03.16)

4469 (02.30)

216 (01.51)

Rep. Domin.

2486 (01.36)

1350 (01.24)

920 (01.98)

2952 (01.52)

184 (01.29)

Puerto Rico

1958 (01.07)

1334 (01.22)

762 (01.64)

2355 (01.21)

205 (01.44)

5

Venezuela

7181 (03.95)

4203 (03.87)

1941 (04.17)

7382 (03.81)

465 (03.27)

Colombia

11 844 (06.51)

7320 (06.74)

4092 (08.80) 12 578 (06.49)

955 (06.71)

6

Ecuador

3354 (01.84)

2119 (01.95)

1256 (02.70)

4270 (02.20)

307 (02.15)

Perú

9913 (05.45)

5238 (04.82)

2909 (06.26) 10 806 (05.58)

722 (05.07)

4

7

8

14 964 (08.23)

9579 (08.82)

5142 (11.06) 16 122 (08.33)

760 (05.34)

Uruguay

3919 (02.15)

1841 (01.69)

1174 (02.52)

3790 (01.95)

152 (01.06)

Paraguay

2295 (01.26)

1109 (01.02)

694 (01.49)

2147 (01.10)

94 (00.66)

Chile

7815 (04.30)

4316 (03.97)

2127 (04.57)

7936 (04.10)

539 (03.79)

181 695 8652

108 526 5167

46 451 2211

193 538 9216

14 215 676

Argentina

Totales % (media)

Tabla 14. Casos (N) y porcentajes (%) de no concordancia de los cuantificadores en estudio

porcentajes de aparición varían entre el uso no concordado y el concordado en más de un 2.5 %, los datos parecen indicar que, según sean a favor o en contra de estos dos usos, el empleo del cuantificador se vería condicionado. Es lo que encontramos, por ejemplo, en el caso del cuantificador medio en Chile, país en el que el uso concordado llega al 26.57 % y el no concordado al 4.57 % del total de cada muestra; lo que nos indica que hay una diferencia de justo un 22 % entre un empleo y el otro a favor del concordado. La conclusión que se sigue de ello es que, en español actual, el área chilena es la que potencia y lidera el uso del cuantificador concordado medio en el mundo hispanohablante. También es el caso de Argentina, donde la diferencia, siempre a favor del uso concordado, es de un 3.94 %, y de Perú, con un 4.16 %. En el polo opuesto estarían España (10.09 %), Colombia (7.09 %) y Venezuela (3.03 %), países que potencian el uso no concordado de medio.

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Para el caso de bastante, en España se favorece el uso no concordado (con un 31.81 %) por encima del concordado (con un 22.57 %), esto es, la diferencia en la frecuencia de uso es de 9.24 %. Ningún país presenta una diferencia superior al 2.5 % a favor del uso concordado de este cuantificador (el país con una diferencia mayor es Argentina, aunque se queda en el 2.40 % a favor de este uso). En cuanto al uso concordado de demasiado, son México y Perú, con una diferencia de 4.79 % y 2.6 % respectivamente en los usos, los que se colocan a la cabeza; situación que contrasta con lo que encontramos en España, donde la diferencia (15.31 %) favorece el uso no concordado de demasiado. Para el caso de poco el país que más favorece el uso concordado es curiosamente Nicaragua (con una diferencia del 4.86 %), seguido de Perú (con 3.33 %); por el contrario, el país que favorece el uso no concordado de este cuantificador es España, con una diferencia del 15.63 % entre ambos usos. Para finalizar, por lo que respecta a igual de los países que favorecen el uso concordado, como vimos anteriormente, son México (8.2 %) y Argentina (5.15 %), pero en este empleo hay que incluir también a la República Dominicana (4.26. %) y a Cuba (2.81 %). España, por el contrario, y con una diferencia del 17.44 % a favor del uso no concordado, es, de nuevo, el país que lidera el empleo de los cuantificadores en sus usos «normativos». En el siguiente y último apartado presentamos las consideraciones finales del capítulo. 4. Consideraciones finales Los datos analizados en este capítulo muestran que podemos encontrar variedades en las que la concordancia en los cuantificadores ha alcanzado un grado de estabilidad alto, en el sentido de que el cuantificador se comporta casi del mismo modo en ambos géneros y números, hecho que pone de manifiesto una tendencia a la regularización, es decir, a «analogizar» paradigmáticamente.32 Dicha ten­ dencia gira en torno al problema de mantener o no las formas y la armonía en el sistema, aunque las soluciones no se consideren normativas (son bastantes diferentes; es demasiada grande). En este sentido, tal y como se ha establecido teóricamente, la alta frecuencia fija el uso de las formas, otorga apoyo paradigmático y crea estabilidad en el sistema. Todo ello produce «consistencia», en el sentido de Nichols (2003: 289) de ‘estabilidad areal’. Esta estabilidad33 se puede 32   Como quedó mencionado anteriormente, la teoría morfológica abstracta (Blevins, 2016; entre otros) mantiene que el hablante memoriza palabras enteras y no morfemas. De este modo, las palabras se almacenan y se relacionan entre sí por medio de vinculaciones léxicas; es decir, la información asociada facilita las deducciones sobre otras formas, gracias a las interdependencias sistemáticas que se crean. De ser cierto, este hecho podría explicar la documentación sistemática de casos de cuantificador + adjetivo. 33   Como indica Nichols (2003: 289), «The goal of a theory of stability and diversity is to account for the probability of various elements of language to be inherited or acquired, and the various conditions that may hold for particular elements and scenarios».

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medir por el grado de predictibilidad y cohesión interna del sistema gramatical en un nivel lingüístico dado: cuanto más cohesivo y menor variación muestra, más estable es. Por otro lado, el supuesto liderazgo de países como España en el empleo de los cuantificadores concordados, uno de los países donde se alcanzan los mayores porcentajes en todos los casos, debe matizarse a la luz de los datos comentados en el apartado 3.2 (tabla 14), ya que el contraste con los usos no concordados ha mostrado claramente que en España se potencian estos usos no concordados en todos los casos analizados. La mayor «estabilidad» en el empleo de los cuantificadores, por tanto, está en aquellos países en que los porcentajes de un uso y otro son similares. Además, como hemos visto a lo largo de los apartados precedentes, en la mayoría de los cuantificadores analizados en uso concordado el fenómeno muestra la evolución esperable en un proceso de cambio gramatical de este tipo, del singular al plural y del masculino al femenino: f. sg.> m. pl.> f. pl. Por lo que respecta a la gramática, y siguiendo a Corbett (2006: 35), vimos que los controladores son típicamente de naturaleza nominal. Dentro del sintagma nominal, podemos encontrar un nombre controlando la concordancia (el libro nuevo). Para la concordancia más allá del sintagma, suele entenderse que el controlador es el sintagma nominal (que puede construirse en torno a un nombre, pronombre u otro elemento).34 El concepto de targets de Corbett (2006) es de interés para los propósitos de este capítulo. Según este autor, los targets canónicos suelen ser adjetivos y verbos en distintos dominios, aunque también encontramos con frecuencia artículos (definido e indefinido) y determinantes como targets de la concordancia.35 En cuanto a los adverbios, y desde el punto de vista tipológico, diferentes lenguas tienen unidades que, de acuerdo con su comportamiento sintáctico y su semántica, son adverbios y muestran concordancia. Entre ellas Corbett (2006) menciona el archi (lengua del norte del Cáucaso), pero ejemplos de adverbios concordantes se encuentran en lenguas más familiares (aunque pueden analizarse de forma diferente), como la construcción en catalán del tipo L’he trobada tot-a 34   Tradicionalmente se ha entendido que los rasgos de concordancia se copian de los controladores formales a los targets (Corbett, 2006). Sin embargo, otros autores conciben la concordancia de manera diferente a la relación controlador-target y sostienen que las formas lingüísticas coinciden entre sí porque reciben sus rasgos de una misma fuente en la estructura cognitiva. Así las cosas, la concordancia no sería un mecanismo gramatical autocontenido, sino un efecto secundario del «mapeo» general cognición-forma (Kibrik, 2019: 50). En este sentido, la concordancia es entendida como un fenómeno basado en el discurso y en el uso, en el que «two or more forms agree with each other in certain features because each of these forms relates to a cognitive entity bearing these features» (ibidem: 39). Con todo, es el control nocional el que actuaría sobre los rasgos de concordancia. Cuando dos formas están de acuerdo con un controlador mental, el resultado es una concordancia en paralelo, es decir, la concordancia se ve influenciada sintácticamente por la proximidad extrema de las formas. Según Kibrik, la concordancia reside en los procesos discursivos cognitivamente motivados y asociados con la referencia. 35   Otro tipo frecuente es el pronombre. Además de estos targets comunes, hay una gran variedad de otros targets. Algunos tipos menos comunes son los numerales y otros cuantificadores (como, por ejemplo, el cuantificador adjetivo del francés tout).

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trist-a (Fabra, 1956: 82; Wheeler, 1995: 210), donde un adverbio de grado presenta marca de concordancia. Para Wheeler (1995), este hecho está fuera de lo ordinario, por lo que lo denomina «falsa concordancia flexiva» (o misagreement). En concreto, la concordancia de tot con un adjetivo en el ejemplo del catalán no es lo esperado, pero dado que funciona en ese uso Corbett (2006) considera que tenemos un caso concreto que se extiende de forma inesperada y la concordancia se retiene. En otras lenguas como el italiano, los adverbios también concuerdan en un grado limitado (Napoli, 1975), como en Maria parla svelta (Hummel, 2015). Como muestra el propio Corbett (2006), algo similar se encuentra en ruso (Mel’cuk, 1993: 343-344) con los superlativos, que se forman habitualmente como sigue: sam-yj(M.SG) interesn-yi(M.SG) žurnal(M.SG) (lit. ‘muy interesante revista’) ‘la revista más interesante’, donde sam-yj (‘la muy’) —que actúa como adjetivo pronominal según Mel’cuk— se usa para formar el superlativo y permanece como un target de la concordancia en ese papel. Para Mel’cuk esto da lugar a un nuevo dominio, ya que sam-yj concuerda con el adjetivo (interesn-yi ‘interesante’). Según Corbett (2006), este sería un dominio notable. Sin embargo, para este autor, aunque sam-yj pueda funcionar como un modificador de este adjetivo, no se sigue que tenga que concordar con él; es más sencillo decir que concuerda normalmente con el nombre que es el núcleo del sintagma nominal. Como hemos visto, Corbett y Mel’cuk tratan casos en los que la estructura cuantificador + adjetivo pertenece al mismo sintagma que el nombre que induce la concordancia. Mientras que Mel’cuk cree que el controlador de la concordancia en el cuantificador es el adjetivo al que el cuantificador modifica, Corbett considera, en cambio, que el controlador de la concordancia de ambos elementos es el nombre. Si el controlador de la concordancia en el cuantificador fuera el nombre, cabría esperar que el uso concordado de los cuantificadores en estudio se viera favorecido por la presencia en el mismo sintagma del sustantivo que induce la concordancia en el adjetivo. Sin embargo, hemos comprobado que esto no es así. Se pueden ofrecer dos posibles explicaciones. En primer lugar, podemos considerar que el inductor de la concordancia entre el cuantificador y el adjetivo sea el nombre, pero el fenómeno del empleo concordado de los cuantificadores está ya suficientemente avanzado para que no se limite al dominio del sintagma nominal y se dé también en dominios superiores como la cláusula. Solo un trabajo de corte histórico podría comprobar si esta hipótesis es cierta, esto es, que primero empezaron a concordar los cuantificadores modificadores de adjetivos dentro del sintagma nominal encabezado por el nombre al que el adjetivo modifica (niños demasiados cansados) y posteriormente el empleo concordado de los cuantificadores cuando modifican a un adjetivo se extendió a dominios mayores que el sintagma nominal, como la cláusula (Los niños están demasiados cansados). En este sentido, los datos procedentes de corpus históricos (Corpus del español: Género/Histórico, CORDE, CODEA+) parecen no apoyar esta hipótesis, pues desde los primeros ejemplos registrados de cuantificadores en uso concorda-

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do como modificadores de un adjetivo es posible hallar la concordancia en dominios superiores al sintagma nominal. Así sucede en el caso de medio, cuyos primeros ejemplos de uso concordado datan del siglo xiii, como ya señaló Espinosa Elorza (2014b: 962) y como se observa en (55): (55)



a. Et fue el dardo & diol grant colpe mortal por medio de los pechos & ella dio grant uoz & yo connoscie la mi leal mugier & entendi que aquella era. Et corri quanto pud commo desmentido & llegue & falle la ya media muerta & saliendo le la sangre por los uestidos (Alfonso X, General estoria I, M-ms. 816, s. xiii). b. El lampastro es vna malaudia que se faze ençima dela boca del cauallo entre los dientes de suso & esta dolençia naçe de mucha sangre et conosçe la ombre enesta gujsa que semeja el paladar de suso escalones Et otros ombres dizen le Rayes / et conoçen les enesto que esta el paladar jnchado & mas alto quelas dientes & non pueda comer. Et dexa la vianda caer media mascada (Tratado de menescalcia, P-Esp 21, s. xiv).

Por su parte, los ejemplos históricos registrados de poco en uso concordado (56) son de los siglos xvi-xvii. Se observa que en la mayor parte de los casos la combinación de cuantificador concordado + adjetivo/participio no forma parte del mismo constituyente que el nombre que induciría la concordancia. (56)





a. mas quiero que sepas que lo supe / por que no vendas a mi por engañada / y a ti por engañador que los que las enamoradas leyes seguys quando con cautela venzeys gran vitoria pensays que ganays pero mi acto por tan manso ni a mi por tan poca sentida tengas que no pueda entenderte (Diego de San Pedro, Arnalte y Lucenda, 1491). b. dezir, que es de tal condición vuestra dubda, que a nadie vi en ella dubdar, y aun es historia de que pocos se han puesto a escrebir, a cuya causa, me ha sido muy dificultosa de hallar, y no poca enojosa de copilar (Antonio de Guevara, Libro primero de las epístolas familiares, 1521-1543). e. Pero como la firmeza de Casandra era tan poca segura y su condición tan varia, c pocos días oyó con más piedad las desdichas de don Bernardo porque no tenía ánimo para estar mucho tiempo sin consolarse (Juan Pérez de Montalbán, La mayor confusión, 1620).

En cuanto a los registros de las formas demasiados (57a-b) y bastantes (57cd), son de finales del siglo xviii y del xix. En estos casos, tres de los cuatro ejemplos (57b-d) sí se corresponden con casos en los que la combinación de cuantificador concordado + adjetivo/participio forma parte del mismo constituyente que el nombre que induciría la concordancia. (57)

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a. Compatriotas: el mundo está ya muy ilustrado para que suframos tantos ultrajes, somos demasiados grandes para vivir en una tutela

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tan ignominiosa. Rompamos las cadenas de esta esclavitud vergonzosa (Francisco de Miranda, Escritos, 1783, Venezuela). b. mas sería gastar inútilmente las fuerzas intelectuales obligando a los discípulos a que aprendiesen trozos demasiados largos. Lo que necesitamos en la práctica es, o un modelo de frase bien hecha, o alguna expresión propia para la idea que queremos expresar (Alexander Bain, La ciencia de la educación [trad.], 1879). c. la necesidad de emplear en alguna empresa de crédito la fogosidad y energía de su carácter y más que todo quizá el deseo de venganza, fueron móviles bastantes poderosos para allanar toda clase de embarazos (Enrique Gil y Carrasco, El Señor de Bembibre, 1830). d. Jonama, más vano que yo, tenía mejor opinión de él en tiempos bastantes posteriores al de su existencia, y decía que había sido el principio, aunque no conocido, del partido que nació y vivió desde 1820 hasta 1823, con el título de exaltado (Antonio Alcalá Galiano, Memorias, 1847-1849).

Por último, el único caso que hemos podido documentar de igual de en su forma concordada resulta ambiguo, ya que el ejemplo se entiende en sentido comparativo, semejante a como o ‘iguales que / a las bestias’. (58) y fue siempre creciendo esta maldad, [de modo] que los apocaron hasta decir que no eran capaces de la fe, que no es chica herejía, y hacellos iguales de bestias (Bartolomé de las Casas, Historia de las Indias, c. 1561).

Pasemos a continuación a los cuantificadores harto, mero, puro, algo, nada y suficiente. Algunos ejemplos de puro en uso concordado son ambiguos, por el simple hecho de que los textos antiguos no presentan puntuación. Los siguientes casos podrían ser ejemplos de cuantificadores concordados si pensamos que no hay pausa entre el cuantificador y el adjetivo que le sigue: (59)



a. seyendo cortadas las vñas & los cabellos podrian casar entre ellos sus captiuas aforradas los judios & ljmpiadas fazer las ysrraelitas puras ljmpias y benditas ala su ley consagradas (Cancionero de Salvá, BNP Esp 510, c. 1480). b. en cuya noche se vieron los prodigios, que mostraron los cielos y la tierra con mil fuentes de agua y de olios puros aromáticos, ya floreciendo de Engadí las viñas, ya cayendo los templos de los ídolos (Lope de Vega, El peregrino en su patria, 1598).

Parecen claros, en cambio, los siguientes ejemplos de puro en uso concordado que datan del siglo xvi: (60)

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a. Informar asimismo, cómo, llegada esta gente, salí a conquistar la tierra, y constreñí tanto a los naturales rompiéndoles todos los fuertes

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que tenían, que de puros cansados y muertos de andar por las nieves e bosques, como alimañas brutas, vinieron a servir, e nos han servido hasta el día de hoy sin se rebelar más (Pedro de Valdivia, Cartas del descubrimiento y conquista del Reino de Chile, 1550). b. Tanto anduvieron en su porfía sin se conocer ventaja que de puros cansados uvieron de la dexar, sin se aver aventajado ninguno. Y cada cual a su parte se levantó, tornando a cobrar sus espadas (Pedro de la Sierra, Espejo de príncipes y caballeros, 1580).

Los casos de uso concordado de harto son del siglo xvii, como vemos en los ejemplos de (61), si se acepta que hermosas actúa como adjetivo (mujeres hermosas) y envidiosas también (amigas envidiosas): (61)



a. Incensóme y después me besó en el carrillo y luego fue viniendo toda la gente, los hombres primero y luego las mujeres, haciendo lo mismo. Cierto es que había hartas hermosas, de que no me pesaba sus besos (Alonso de Contreras, Discurso de mi vida, 1612). b. y ella, con aquella carilla hechicera y aquella lengua donosa, sabía tan bien granjearlas y obligarlas, que en pocos meses se halló con tantas amigas y tan de buen hábito, que ya tenía hartas envidiosas unas de otras (Antonio Liñán y Verdugo, Guía y avisos de forasteros que vienen a la Corte, 1620).

En cuanto a mero, hemos documentado el siguiente ejemplo de posible uso concordado, siempre que empíricos se considere un adjetivo. (62) ni conocida la razón de la enfermedad, de la causa o del accidente, acostumbran recetar medicamentos, ni siguen ningún método en las enfermedades que han de curar. Son meros empíricos y sólo usan para cualquiera enfermedad aquellas yerbas (Francisco Hernández, Antigüedades de la Nueva España, 1574).

Los ejemplos de suficiente concordado son de documentación reciente (siglo (63a). En cuanto a algo, el ejemplo localizado en Pardo Bazán parece remitir a un uso estilístico (63b):

xx)

(63)



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a. La ventaja de su empleo en el mundo de la informática radica en que permite, en condiciones de alta densidad de almacenamiento, que la cabeza escritora o lectora estén lo suficientes separadas del disco de registro para que éste pueda meterse y sacarse del sistema (Entrevista a José María Fernández-Rúa, abc.es, 29/04/1994). b. Ignacio no contestó. Comenzaba, en efecto, a parecerle algo y aun algos extraña la conducta de aquel recién casado, que así abandonaba a su mujer la noche de novios, dejándola en un vagón de ferrocarril (Emilia Pardo Bazán, Un viaje de novios, 1881).

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Con todo, lo importante de los ejemplos históricos que ofrecemos no es tanto fechar la primera documentación de los usos concordados (que también es relevante), sino comprobar que los usos son una posibilidad del sistema, algunos más antiguos que otros. En segundo lugar, cabría pensar que el inductor de la concordancia en el cuantificador sea el adjetivo. En contra de esta segunda posibilidad se pueden aducir ejemplos en los que un cuantificador concordado modifica a un adverbio, que carece de rasgos flexivos y por tanto no puede ser el controlador de la concordancia. Esto es lo que sucede, por ejemplo, en algunos de los casos que hemos presentado anteriormente al tratar el cuantificador demasiado (por ejemplo, en (20)) y otros ejemplos que se documentan en el mismo corpus analizado con los cuantificadores medio (cf. 64a), demasiado (cf. 64b-f) y bastante (cf. 64g-h), en países donde se potencia el uso concordado: (64)

a. gracia nuestro instinto de salir corriendo, a mí me pareció feo y me quedé media mal. Siempre me da miedo o vergüenza que me digan cosas o algo así (Argentina). b. recibió peticiones para abrir se también a los musulmanes. Por ahora no queremos ir demasiados lejos, primero demostraremos a nuestra comunidad (Chile). c. el índice y el mayor. -Dedos demasiados cerca de las puntas. -Dedos demasiados lejos de las puntas. -Pulgar sobre el índice. -Articulaciones en ángulos (México). d. versión que se desarrollará el presente escrito. El circuito de la responsabilidad: fuimos demasiados lejos... fui demasiado lejos La propuesta de este apartado consiste en ubicar (Argentina). e. advierte lo que está sucediendo, y entiende esto debe detenerse antes que vayan demasiados lejos (Argentina). f. y todo se debía a una Anemia Aguda, la hemoglobina la tenia en 8.2 demasiada abajo del limite... (México). g. salgo veo que siguen vendiendo esas pastillas en cada esquina. a mi me resultaron bastantes bien. y recuerden cada cuerpo tiene un diferente metabolismo y no a todos (México). h. sin caer en la adulación, he leído cosas estupendas y muy sensatas, y bastantes bien estructuradas. No soy una entendida en esto... (Es­ paña).

El controlador en estos ejemplos tiene que ser un elemento nominal (sintagma nominal, pronombre), en la línea de Corbett (2006). Por extensión, podríamos pensar que en los casos en los que los cuantificadores concordados modifican a un adjetivo el controlador es siempre un elemento nominal, presente en el mismo constituyente sintáctico (sintagma nominal, dominio local) o en dominios mayores (cláusula).

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Felíu Arquiola (2018) ofrece un resumen de los análisis propuestos para los casos de uso concordado de los cuantificadores cuando modifican a un adjetivo. Por una parte, algunos autores consideran que se trata de estructuras de , bien como resultado de la recategorización del adverbio en adjetivo (Pato, 2010, para el caso de medio), bien como combinaciones de un adjetivo básico que modifica a otro adjetivo (Satorre Grau, 2009 y 2014). Para otros autores, en cambio, se trataría categorialmente de adverbios modificadores del adjetivo que adoptan las marcas de género y número de la palabra modificada. Así, Hummel (2015: 209) afirma que «de esta forma, las marcas flexivas reflejan y marcan la coherencia semántica de un grupo sintagmático». Sin embargo, su postura respecto de la categoría de estos modificadores del adjetivo concordados presenta algunas vacilaciones. Por una parte, en Hummel (2015) parece proponerse que se trata de adjetivos (tal y como comentamos en el apartado 1 de este capítulo): Son, pues, marcas formales de cohesión grupal que adoptan las marcas flexivas de la unidad modificada, como cualquier adjetivo. En otras palabras, se comportan exactamente igual que el adjetivo que modifica a un sustantivo (ej. Las casas grandes). Sería asimismo un argumento a favor de su clasificación como adjetivos. Así las cosas, la única razón por la cual las normas de escritura no admiten la flexión adverbial en estos casos es el dogma de la invariabilidad del adverbio: se analizan como adverbios y, consecuentemente, no deben llevar marcas de flexión (Hummel, 2015: 209).

Sin embargo, en Hummel (2014: 616) se sostiene que la concordancia adverbial (adverbial agreement) es un fenómeno que «se observa regularmente sobre todo en la lengua hablada subestándar de las lenguas romances. De ello se desprende que la definición tradicional del adverbio como clase de palabras invariable no es adecuada». Es decir, considera que el adverbio no puede definirse en términos morfológicos como clase de palabras invariable, de manera que se da cabida a la posibilidad de que determinados adverbios, en determinadas construcciones sintácticas, presenten flexión. Uno de estos contextos es el que constituye el objeto de estudio de esta monografía: los cuantificadores que modifican a un adjetivo (muchachos medios perezosos; bastantes vagos; toda soñolienta). En Hummel (2017b: 6), donde se analiza el fenómeno en portugués, el autor aclara que la concordancia es perfectamente funcional, «na medida em que se trata da concordância do modificador com a unidade modificada: bastantes grandes, muitas grandes, meia louca, toda contente», y que la preferencia por las variantes no concordadas es un simple hecho de norma lingüística prescriptiva, norma que es «consequência direta de se considerar a função de modificação de um adjetivo ou advérbio como função adverbial».

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LOS CUANTIFICADORES CONCORDADOS COMO MODIFICADORES…

87

Por último, hay que señalar que la expresión «adjetivación del adverbio» empleada en la NGLE (§ 13.8d) parece más una denominación que una propuesta de análisis, pues se afirma que esta «se limita a otorgarle rasgos morfológicos; no altera, en consecuencia, la forma de significar de esas voces». Con esta formulación parece descartarse un cambio categorial, al tiempo que se acepta la posibilidad del uso flexionado de determinados adverbios.

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EL CUANTIFICADOR MUCHO EN ESTRUCTURAS COMPARATIVAS

1. Introducción El presente capítulo se centra en el empleo concordado y no concordado del cuantificador mucho en distintos contextos sintácticos. En función de su naturaleza semántica, mucho es un cuantificador débil evaluativo (NGLE: § 19.2a). Si tenemos en cuenta sus propiedades flexivas, se trata de un cuantificador con flexión de género y número (mucho, mucha, muchos, muchas). Y en función de su estructura morfológica, nos encontramos ante un cuantificador con variante apocopada (mucho ~ muy). Como se indica en la NGLE (§ 19.5b), el cuantificador mucho aparece en forma apocopada (muy) ante adjetivos (muy lista) y ante adverbios (muy bien).1 Se trata precisamente de los contextos sintácticos analizados en el capítulo precedente en relación con otros cuantificadores. Dado que la forma muy es invariable, para estudiar el empleo flexionado del cuantificador mucho será necesario elegir un contexto sintáctico parcialmente distinto, vinculado con las expresiones comparativas. En efecto, se utiliza la forma no apocopada mucho ante expresiones comparativas analíticas formadas por el cuantificador comparativo más/menos y un adjetivo (mucho más lista) o un adverbio (mucho más lentamente), así como ante los comparativos sincréticos, sean estos solo adjetivales como mayor y menor (Mi casa es mucho mayor que esta), o sean adjetivales y adverbiales como mejor y peor (Mi coche nuevo es mucho mejor que el antiguo/ Canta mucho mejor que yo) (§ 45.2i). En relación con estos contextos, la NGLE (§ 20.5k) afirma que se emplea mucho invariable porque es adverbio: {mucho ~ *mucha} más alta; con intensidad {mucho ~ *mucha} mayor. En cambio, en ejemplos como con mucha mayor intensidad la NGLE considera que la forma femenina mucha, que es la general, no sería esperable, pues «mucho no cuantifica al sustantivo intensidad, sino que gra1   Así como ante locuciones adjetivas (muy de agradecer) y adverbiales (muy de vez en cuando). Para un estudio sobre las reglas que determinaban el empleo de las formas mucho, mui y much en castellano antiguo, puede verse el trabajo pionero de Hanssen (1905), en el que se estudia la correlación entre la forma adoptada por el adverbio y sus distintos contextos sintácticos de aparición (ante verbo; separado del participio, adjetivo o adverbio; modificando directamente al participio, adjetivo o adverbio; ante comparativos sintéticos, etc.).

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en torno a la denominada «concordancia adverbial»…

dúa la medida en que es mayor. Se produce, por tanto, en estas combinaciones un desajuste entre las propiedades morfológicas de mucho y su naturaleza sintáctica» (§20.5k). Sin embargo, esta concordancia no esperable es considerada normativa, de forma similar a lo que sucede con todo en Estaba toda llorosa, que trataremos en el capítulo siguiente. En el presente capítulo estudiaremos los casos en los que mucho aparece en expresiones comparativas con adjetivos y adverbios sincréticos (mucho mejor persona; canta mucho mejor que yo; con mucha mayor intensidad) así como en expresiones comparativas analíticas en las que el núcleo de la comparación es un adjetivo o un adverbio (mucho más lista; mucho más lentamente). Los fenómenos objeto de estudio en relación con estos contextos sintácticos serán dos: a) Por una parte, en los casos en los que la forma invariable mucho se considera normativa (i. e. Es mucho mejor persona; una chica mucho más lista), estudiaremos el uso concordado del cuantificador (una chica mucha más lista). b) Por otra parte, en los casos en los que la NGLE acepta el cuantificador mucho en uso concordado (i.e. con mucha mayor intensidad), estudiaremos este fenómeno y comprobaremos si los datos corroboran las generalizaciones establecidas en la bibliografía previa. Además de lo anteriormente dicho, la NGLE (§ 20.5j) señala que el cuantificador evaluativo mucho es adjetivo cuando modifica a un sintagma nominal cuantificativo, por lo que lo esperable es que aparezca concordando con el núcleo nominal (mucha más frecuencia, muchos más años). Sin embargo, «en el habla popular de algunos países americanos» este cuantificador se mantiene invariable en el contexto mencionado (mucho más frecuencia), empleo que se considera poco recomendable desde el punto de vista normativo, por lo que se prefiere la variante concordada (§ 20.5j). Así pues, parece necesario también incluir entre los contextos objeto de estudio de este capítulo el caso de los sintagmas nominales cuantificativos modificados por mucho; en este caso, estudiaremos el empleo no concordado de mucho, considerado no normativo (mucho más frecuencia). En resumen, en este capítulo nos centraremos en el estudio de mucho en varios tipos de estructuras comparativas, en el siguiente orden:  ucho + {más/menos} + nombre. i)  m ii) mucho + adjetivo comparativo:

a) adjetivos comparativos sincréticos: mucho {mayor/menor/mejor/ peor}. b) expresiones comparativas analíticas: mucho {más/menos} + adjetivo.

iii)  mucho + {más/menos} + adverbio.

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EL CUANTIFICADOR MUCHO EN ESTRUCTURAS COMPARATIVAS 91

Nuestro objetivo es múltiple. Por un lado, desde el estudio de la variación y la dialectología, interesa dar cuenta de los países y las áreas lingüísticas en que se documentan estos usos concordados y no concordados del cuantificador mucho. Igualmente, desde la gramática, estudiaremos qué tipo de nombres, adjetivos y adverbios aparecen en estas construcciones comparativas, así como las características de los distintos contextos sintácticos en los que aparecen. Para ello, como en el capítulo precedente, empleamos los datos obtenidos en el Corpus del español: Web/ Dialectos (cf. § 4 de la «Introducción»). En el apartado 2 presentamos el contexto mucho + {más/menos} + nombre; en el apartado 3, mucho + adjetivo comparativo; en el apartado 4, {mucho más/menos} + adverbio. Finalmente, en el apartado 5 ofrecemos una comparación de los contextos objeto de estudio, así como del uso concordado y no concordado del cuantificador en cada uno de dichos contextos, mientras que cerramos el capítulo con unas consideraciones finales en el apar­tado 6. 2. El contexto mucho + {más/menos} + nombre Como es sabido, cuando mucho modifica a un grupo nominal comparativo ({más/menos} + nombre), el cuantificador presenta variación de género y número y concuerda con dicho nombre (muchos más libros, muchas más personas) (cf. Seco, 2000: 287; NGLE: § 20.5j). No obstante, tal como se afirma en la gramática de la Academia y como veremos en los datos obtenidos en el corpus analizado, el cuantificador mucho también puede permanecer invariable en este contexto sintáctico (mucho más libros, mucho más personas), uso que la NGLE (§ 20.5j) no recomienda. Hemos documentado 913 casos de uso no concordado del cuantificador mucho como modificador de grupos nominales comparativos formados con el cuantificador más (véase la tabla 15 más adelante). De ellos, el 78.97 % (721 casos) se corresponde con ejemplos en los que el nombre es femenino singular. Como es esperable, se trata de nombres continuos o no contables, la gran mayoría de ellos abstractos2 (628 casos, el 87.10 %). Entre los más documentados se encuentran información (49 casos), fuerza (44), energía (36), importancia (31) o frecuencia (23), como se observa en (1):3 2   Sobre la relación entre la clasificación de los sustantivos en continuos y discontinuos y la clasificación en abstractos y concretos puede verse Bosque (1999a), para quien se trata de clasificaciones que se entrecruzan, de forma que «tanto los nombres continuos como los discontinuos pueden aludir a clases de objetos materiales e inmateriales» (ibidem: 49). Habrá, pues, nombres continuos abstractos (paciencia) y concretos (arroz), así como nombres discontinuos abstractos (problema) y concretos (libro). Bosque (ibidem: 49) considera que «la división entre concretos y abstractos es mucho menos central en el sistema gramatical que la división entre contables y no contables y que, de hecho, puede remitirse en parte a ella». 3   En cuanto al tipo de texto, recordamos que el Corpus del español: Web/Dialectos recoge fundamentalmente textos procedentes de la prensa escrita, comentarios y blogs personales, escritos y publicados en 2013 y 2014 (véase en este sentido el apartado 4 de la «Introducción»).

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(1)

a. El resumen de una página ofrece mucho más información detallada sobre las metodologías y apoyo técnico de la organización (Estados Unidos). b. Gran triunfo, a trabajar con mucho más fuerza para octubre (Argentina). c. Hoy vengo a ratificarle mi promesa de campaña, pero con mucho más energía, pronunció (España). d. muchas compañías ven una oportunidad de crecimiento de manera que la competencia cobra mucho más importancia (México).

También es posible encontrar algunos ejemplos de nombres continuos concretos (93 casos, el 12.90 %), como gente (55 casos), agua (16), plata (6), droga, fibra, harina, piel, tierra (2 casos de cada uno), grasa, materia, mierda, pólvora, ropa, vitamina B2 (1 caso de cada uno). En (2) ofrecemos algunos ejemplos de este tipo de sustantivos: (2)

a. Tabacal Agroindustria tiene mucho más gente en las categorías más altas que Río Grande (Argentina). b. Usted debe estar consciente que un pollo de engorde consume mucho más agua en temperaturas caliente (Colombia). c. La pesca deportiva de estas especies deja mucho más plata que la pesca comercial de estas especies (Costa Rica). d. hoy en día se produce mucho más harina de mucha mejor calidad, además de muchísimo más aceite de pescado (Perú).4

En los casos en los que el nombre es femenino plural (116 casos, 12.70 %) y masculino plural (76 casos, 8.32 %), lógicamente, los nombres son discontinuos, generalmente concretos, como se observa en (3), aunque también se documentan algunos abstractos, como se aprecia en (4). Cabe destacar que en los ejemplos en los que el nombre es femenino plural, el 47.41 % (55 casos) se corresponde con el sustantivo cosa (mucho más cosas): (3)

a. Por supuesto, hay mucho más cosas, muy trascendentes (Venezuela). b. Creo que podrían haber participado mucho más personas si hubiésemos tenido la información a tiempo (Chile).

4  Cabría pensar que en este ejemplo el nombre harina se emplea como masculino. De hecho, en el Corpus del español hemos comprobado que en algunas variedades (Perú, Chile, Argentina y Venezuela, entre otras) el sustantivo harina se emplea precedido del artículo definido el, pero no deja de ser de género femenino, como se aprecia en la concordancia de los adjetivos del siguiente ejemplo: Incorporar el harina previamente cernida o tamizada (Perú). Esto no sucede necesariamente con otros cuantificadores: consumen pocas frituras pero mucha harina (Perú). En cambio, las búsquedas realizadas en la red social Twitter sí permiten registrar casos de mucho/demasiado harina, algún/ningún harina: Si al cocinar una torta ésta resulta con un copete luego de su cocción, es porque empleamos mucho harina o que el horno estaba muy fuerte (solopostrescom, 18/07/2016, Uruguay); Ahh Demasiado harina he comido los últimos días (Nelypadilla, 17/04/2012, El Salvador); ¿Algún harina en especial? (usofallido, 16/04/2017, Argentina); Tiene levadura jajaa ningún harina tiene sal... (CheriBoomb, 25/04/2014, Argentina).

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EL CUANTIFICADOR MUCHO EN ESTRUCTURAS COMPARATIVAS



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c. vende mucho más libros que cualquiera de los divulgadores de la ciencia en México (México).

(4)

a. el área privada tiene mucho más ventajas que el sector público (México). b. Sus dos primeras temporadas dejaron mucho más dudas que certezas (Perú). c. sobre todo para una temática que podría haber producido mucho más momentos cómicos y atractivos (Argentina).



Finalmente, hay que señalar que se registran algunos ejemplos en los que mucho modifica a un grupo nominal comparativo empleado de forma predicativa. En estos casos, el empleo no concordado de mucho es de uso general, como se observa en (5), por lo que no se han computado en la tabla 15: (5)

a. Cuando ella volvió del exilio fue mucho más mama y abuela (Chile). b. La paleta de colores es mucho más tierra, hay verdes oscuros, negro y café (Colombia). c. Mi historia es parecida a la tuya, sólo que mi blog es mucho más mierda porque robo las fotos (España). d. Scarlett es mucho más Estrella que varias de las que aparecen en el ranking (España). e. La mujer soy yo, y él es mucho más mujer que yo (El Salvador).

Comentaremos, a continuación, la tabla 15, en la que se presentan los datos cuantitativos relativos al empleo no concordado de mucho como modificador de grupo nominal comparativo formado con el adverbio comparativo más (mucho más + nombre) según el corpus empleado. En primer lugar, nos centraremos en el peso relativo de cada uno de los países respecto del uso no concordado de mucho ante grupo nominal comparativo formado por más + nombre. Así, podemos agrupar los países de la tabla 15 en cuatro franjas según el porcentaje de datos globales que se registra en cada uno de ellos (1-2 %; 3-5 %; 6-9 %; más del 10 %). El grupo de los países en que el empleo no concordado de mucho se registra de forma más escasa se corresponde con la franja del 1-2 %. Estos países son, en orden ascendente: El Salvador, Puerto Rico, Honduras, Bolivia, Panamá, Cuba, Paraguay, Nicaragua, República Dominicana y Guatemala. En la franja del 3-5 % se sitúan Ecuador, Costa Rica, Venezuela y Uruguay. En tercer lugar, en orden creciente, encontramos la franja del 6-9 %, en la que se sitúan Colombia, Estados Unidos y Perú. Finalmente, en la franja de más del 10 % aparecen España (10.51 %) y México (16.10 %). En el apartado 5 de este capítulo, en el que contrastaremos el uso concordado y no concordado del cuantificador mucho, se matizarán estos resultados. Si nos centramos en los rasgos de género y número del nombre, observamos que, como se ha señalado anteriormente, de los 913 casos documentados en los

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en torno a la denominada «concordancia adverbial»…

País

mucho más + N f. sg. N

mucho más + N f. pl.

%

N

%

mucho más + N m. pl. N

Totales

%

N

%

México

105

71.42

24

16.32

18

12.24

147

16.10

España

77

80.20

6

6.25

13

13.54

96

10.51

Perú

66

76.74

12

13.95

8

9.30

86

9.41

Estados Unidos

54

72.00

14

18.66

7

9.33

75

8.21

Colombia

60

85.71

7

10.00

3

4.29

70

7.66

Argentina

47

88.67

3

5.66

3

5.66

53

5.80

Chile

46

86.80

5

9.43

2

3.77

53

5.80

Uruguay

37

82.22

7

15.56

1

2.22

45

4.92

Venezuela

29

82.85

3

8.57

3

8.57

35

3.83

Costa Rica

25

80.64

5

16.12

1

3.22

31

3.39

Guatemala

22

81.48

3

11.11

2

7.40

27

2.95

Rep. Dominicana

22

88.00

3

12.00

0

0

25

2.64

Nicaragua

18

78.26

3

13.04

2

8.70

23

2.51

Paraguay

21

91.30

1

4.24

1

4.34

23

2.51

Cuba

18

85.71

1

4.76

2

9.52

21

2.30

Panamá

13

68.42

6

31.57

0

0

19

2.08

Bolivia

11

64.70

4

23.52

2

11.76

17

1.86

Honduras

12

75.00

2

12.50

2

12.50

16

1.75

Puerto Rico

10

83.33

2

16.67

0

0

12

1.31

El Salvador

7

63.63

1

9.09

3

27.27

11

1.20

721

78.97

116

12.70

76

8.32

913

100

Totales

Tabla 15. Casos (N) y porcentajes (%) del uso no concordado de mucho en mucho más + nombre

que mucho aparece en uso no concordado, el 78.97 % (721 casos) se corresponde con casos en los que el nombre es femenino singular, a mucha distancia de los casos en que el nombre es femenino plural (116 casos, 12.70 %) o masculino plural (76 casos, 8.32 %). Así pues, comprobamos que el uso no concordado de mucho presenta en parte el comportamiento esperable en los casos de extensión de un fenómeno de cambio gramatical de este tipo, del singular al plural, aunque no sigue completamente el patrón f. sg.> m. pl.> f. pl., ya que el femenino plural se ve afectado en mayor medida que el masculino plural (salvo en España y El Salvador, países en los que se documentan más casos de mucho en uso no concordado para el masculino plural que para el femenino plural).

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EL CUANTIFICADOR MUCHO EN ESTRUCTURAS COMPARATIVAS



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La prueba estadística realizada (ANOVA de un factor) nos indica, en un principio, que los datos son significativos en el caso de mucho más + nombre masculino plural (F = 7.3832, p = 0.009). En otras palabras, las variables «uso del cuantificador mucho + más» y «país» solo estarían relacionadas en este contexto sintáctico. Sin embargo, en el ANOVA efectuado al conjunto de los datos totales el valor de F = 42.5121 es mayor que el valor crítico de F = 4.0981, por lo que las diferencias en los datos obtenidos entre unos países y otros serían significativas, esto es, hay una relación entre los países y la construcción en estudio. Estamos, pues, ante un fenómeno de variación en español moderno. En cuanto al empleo del uso no concordado de mucho en el sintagma mucho menos + nombre, podemos comprobar en la tabla 16 que se registra un número muy inferior de casos, en total 254. Los tipos de nombres son similares a los que aparecen con mucho más, esto es, nombres continuos tanto abstractos como concretos en el caso de que el nombre sea femenino singular, según se observa en (6), y nombres discontinuos tanto abstractos como concretos cuando el nombre es plural, según mostramos en (7): (6)

(7)

a. Los partidos reformistas y movimientos sociales tienen mucho menos fuerza que en el resto de América Latina (Colombia). b. Otros investigadores tienen mucho menos confianza en que la telomerasa pueda aprovecharse de forma segura (España). c. las crecidas mueven piedras de más de 80 kilos de peso, mucho menos agua que va a la velocidad de una tortuga (Argentina). d. Recibirás todos los gustos que puedas desear y mucho menos grasa que una hamburguesa de carne de vacuna (Costa Rica). a. A lo largo estos productos tienen mucho menos efectos secundarios que los corticoides (España). b. No todos necesitan seguir ese camino y probablemente experimenten mucho menos problemas si van por ahí sin cuestionarse estas cosas (Venezuela). c. Nota que hay mucho menos personas trabajando en la industria azucarera (Estados Unidos). d. ya voy a cambiar el avatar por algo más actual... con mucho menos pelos (Estados Unidos).

La principal diferencia radica en que en los ejemplos en los que el nombre es femenino plural, el sustantivo cosas se documenta una sola vez (mucho menos cosas), lo que equivale al 2.56 % de los casos con sustantivo femenino plural. En cambio, como vimos, la expresión mucho más cosas supone el 47.41 % de los casos documentados de mucho más con sustantivo femenino plural. Este hecho podría explicarse si consideramos la expresión mucho más cosas como semifijada o propia del discurso repetido. Por el contrario, en el

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en torno a la denominada «concordancia adverbial»…

caso de mucho menos + nombre femenino plural, los sustantivos que más se documentan son calorías (10 casos), personas (9) y horas (3). El resto se documenta solo una o dos veces. Finalmente, en los ejemplos en los que el nombre es masculino plural, destaca el sustantivo recursos, que aparece en 28 casos de un total de 88, lo que supone el 31.81 %. Otros sustantivos masculinos plurales frecuentes son problemas (12 casos) y efectos (5), aunque con menos apariciones. Hay que señalar que también en el caso de mucho menos hemos encontrado algunos ejemplos en los que el sintagma nominal se emplea en uso predicativo, en los que la aparición de mucho no concordado es habitual en español, por lo que no se han computado en la tabla 16. Se trata de casos como los que presentamos en (8): (8)

a. Quien va a ser un gran jugador hoy es mucho menos defensa que francis (Ecuador). b. yo sugeriría que nos volvamos mucho menos expertos en el campo de la negación (Colombia). c. los católicos son mucho menos partidarios de su aplicación (Es­ paña).

Pasaremos ahora a comentar la tabla 16, que muestra los datos cuantitativos en relación con el uso no concordado de mucho como modificador de grupo nominal comparativo formado con el adverbio comparativo menos (mucho menos + nombre) según los datos obtenidos en el corpus empleado. En cuanto al peso relativo de los distintos países en el fenómeno, podemos agrupar los países de la tabla 2 en cuatro franjas según el porcentaje de datos globales que se registra en cada uno de ellos (0-2 %; 3-5 %; 6-9 %; más del 10 %). Los países en los que el empleo no concordado de mucho en mucho menos + nombre se registra escasamente son, en orden ascendente, Ecuador, Panamá, Bolivia, Paraguay, Nicaragua, Cuba, Costa Rica, Uruguay, Honduras, Puerto Rico y Guatemala. En la siguiente franja (3-5 %), en orden creciente, se sitúan El Salvador, República Dominicana, Perú, Colombia y Chile. El siguiente grupo (6-9 %) está formado, de forma ascendente, por Venezuela y Estados Unidos. Finalmente, por encima del 10 % se encuentran México, España y Argentina. Este país lidera el empleo de mucho no concordado en los grupos nominales comparativos con el adverbio menos, con un 14.17 % de los casos. En cambio, como se aprecia en la tabla 15, en el caso de mucho más + nombre, Argentina ocupa la sexta posición, con un 5.80 %. Se trata de una diferencia significativa. México y España se encuentran entre los países con mayor peso relativo en ambos fenómenos, aunque con ciertas diferencias. Así, como vimos en la tabla 15, México (16.10 %) se sitúa a bastante distancia de España (10.51 %) en el caso de mucho más + nombre, mientras que en el caso de mucho menos + nombre México y España van a la par (13.38 %). En el apartado final de este capítulo (§ 5) realizaremos la comparación entre los usos y veremos si estos primeros resultados son decisivos.

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EL CUANTIFICADOR MUCHO EN ESTRUCTURAS COMPARATIVAS



País Argentina España México Estados Unidos Venezuela Chile Colombia Perú Rep. Dominicana El Salvador Guatemala Puerto Rico Honduras Uruguay Cuba Nicaragua Paraguay Bolivia Panamá Ecuador Totales

mucho menos + N f. sg.

mucho menos + N f. pl.

mucho menos + N m. pl.

97

Totales

N

%

N

%

N

%

N

%

19 16 18 10 8 10 8 7 4 4 1 6 1 4 1 1 1 3 1 0

52.77 47.05 52.94 40.00 47.05 71.42 61.53 58.33 36.36 50.00 14.28 85.71 16.66 66.67 25.00 25.00 25.00 100 33.33 0

3 3 7 6 2 1 3 1 2 2 5 0 1 0 0 0 2 0 0 0

8.33 8.82 20.58 24.00 11.76 7.14 23.07 8.33 18.19 25.00 71.42 0 16.66 0 0 0 50.00 0 0 0

14 15 9 9 7 3 2 4 5 2 1 1 4 2 3 3 1 0 2 1

38.88 44.11 26.47 36.00 41.17 21.42 15.38 33.33 45.45 25.00 14.28 14.29 66.66 33.33 75.00 75.00 25.00 0 66.67 100

36 34 34 25 17 14 13 12 11 8 7 7 6 6 4 4 4 3 3 1

14.17 13.38 13.38 9.84 6.69 5.51 5.11 4.72 4.33 3.14 2.75 2.75 2.36 2.36 1.57 1.57 1.57 1.18 1.18 0.39

127

50.00

39

15.35

88

34.65

254

100

Tabla 16. Casos (N) y porcentajes (%) del uso no concordado de mucho en mucho menos + nombre

A continuación, tendremos en cuenta los rasgos de género y número del nombre. Como podemos observar, el uso no concordado de mucho en mucho menos + nombre sí presenta plenamente el comportamiento esperable en los casos de extensión de un fenómeno de cambio gramatical de este tipo: f. sg.> m. pl.> f. pl. Así, hemos documentado 127 casos (50 %) de empleo no concordado de mucho cuando el nombre es femenino singular, seguido de 88 casos (34.65 %) cuando el nombre es masculino plural y 39 casos (15.35 %) cuando el nombre es femenino plural. En varios países (Colombia, Guatemala, Costa Rica y Paraguay) el número de casos de mucho no concordado con nombre femenino plural supera al de casos con nombre masculino plural. Mención especial merece Guatemala, país en el que el 71.42 % de los ejemplos documentados se corresponde con casos de nombre femenino plural, mientras que tanto al femenino singular como al masculino plural les corresponde únicamente el 14.28 % de los casos.

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La prueba ANOVA realizada nos señala que los datos son significativos en el caso de mucho menos + nombre femenino singular (F = 15.0507, p = 0.0004) y mucho menos + nombre masculino plural (F = 10.4064, p = 0.0025). Por tanto, las variables «uso del cuantificador mucho + menos» y «país» están relacionadas en estos dos casos, es decir, las diferencias en los datos obtenidos entre unos países y otros son significativas. En cuanto a mucho menos + nombre femenino plural, el número escaso de casos registrados en el corpus (solo 39) impide obtener un resultado más favorable. Al igual que sucede en el caso de mucho más que hemos visto anteriormente, en el conjunto de los datos totales el valor de F = 20.6245 es mayor que el valor crítico de F = 4.0981, por lo que las diferencias en los datos obtenidos entre unos países y otros también serían significativas y habría una relación directa entre el país y la construcción en estudio. Estos datos serán matizados y revisados en el apartado 5, cuando llevemos a cabo la comparación y contraste entre los diversos usos del cuantificador mucho. Para finalizar este apartado, queremos plantear una posible explicación al uso no concordado del cuantificador mucho en el contexto mucho + {más/menos} + nombre. La concordancia del cuantificador mucho con el nombre núcleo del sintagma nominal comparativo es esperable si mucho es un modificador de dicho sintagma, esto es, si la estructura sintáctica es [mucha [más [agua]]]. En ejemplos como este, nos encontraríamos con un caso de concordancia canónica cuyo dominio sería el sintagma nominal. El nombre agua sería el controlador de la concordancia y el cuantificador sería el target, en términos de Corbett (2006). Dado que mucho se considera categorialmente un determinante, la concordancia no es extraña en este caso. Ahora bien, el uso no concordado de mucho puede explicarse si se propone que los hablantes hacen un reanálisis de la secuencia mucho + más/menos en el que mucho deja de ser modificador del sintagma nominal comparativo y pasa a ser tratado como modificador del cuantificador más/ menos: [[mucho más] agua]. En este análisis, mucho sería categorialmente un adverbio y la concordancia no sería esperable, tal como sucede en los datos estudiados en este apartado. Esta propuesta, sin embargo, es incompatible con los análisis desarrollados en la bibliografía para secuencias como muchas más casas. Así, trabajos como los de Sáez del Álamo (1997) y Brucart (2003) relacionan las construcciones muchas más casas y muchas casas más, de modo que proponen que en ambos casos muchas cuantifica al sustantivo. La diferencia radicaría en que en muchas casas más el sintagma cuantificativo ascendería en su totalidad a la posición de especificador del sintagma de grado encabezado por más, mientras que en el caso de muchas más casas ascendería únicamente el cuantificador y el nombre cuantificado quedaría en su posición básica.5 5  También resulta un obstáculo para la propuesta del reanálisis sintáctico de la secuencia [mucho más] en mucho más cosas el hecho de que en las zonas geográficas en las que se documenta este uso no concordado de mucho también es posible encontrar ejemplos en secuencias como mucho cosas más, donde la ausencia de concordancia no sería esperable según la explicación propuesta. Mostramos, a continuación, algunos de los ejemplos documentados: en fín ese antiguo inexperto cometió

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3. El contexto mucho + adjetivo comparativo 3.1.  Mucho + adjetivo comparativo sincrético Suele mencionarse en la bibliografía especializada que el cuantificador mucho puede presentar concordancia cuando modifica a un adjetivo comparativo sincrético, según vemos en (9): (9)

a. Sin embargo, en cierto sentido hay mucha mayor continuidad y estabilidad en la filosofía que en la ciencia (Colombia). b. A lo largo del día puedes seguir viendo estos puestos de venta improvisados pero en mucha menor cantidad (España). c. Le da la posibilidad de comprar (o no) a la gente con mucha mejor información (Argentina). d. Sin embargo no puedo decir lo mismo de otros sitios, he encontrado prendas de mucha peor calidad y más caras en otras cadenas de ropa (Chile).

A pesar de que existen cuatro adjetivos de este tipo (mayor, menor, mejor, peor), la bibliografía suele mencionar únicamente los casos de mucho mayor y mucho mejor. Además, no existe acuerdo entre los distintos autores acerca de la valoración que merece la presencia de concordancia en el cuantificador mucho en este contexto. Cuervo ya apuntó que cuando mucho va seguido de más o menos y un sustantivo, concuerda con él, pero «si en lugar de más o menos se pone mayor o menor, subsisten siempre invariables: mucha más razón, mucho mayor razón» (Cuervo, 1881: § 415). Justifica la ausencia de concordancia en mucho mayor razón de la siguiente forma: «se considera que en lugar de muchos más libros cabe decirse muchos libros más, de suerte que muchos se refiere directamente á libros; mientras que en mucho mayor razón no es admisible otra inversión que razón mucho mayor» (ibidem). En suma, para este autor mucho con un comparativo es un adverbio «que denota la medida del exceso» (ibidem) y, por tanto, no debe presentar concordancia en mucho mayor razón. Más de un siglo después, los juicios son parcialmente diferentes y se admite la posibilidad de que mucho manifieste concordancia en este contexto. Así, para Seco (2000: 288), cuando mucho mayor precede a un nombre la forma del primer elemento presenta oscilación si el nombre es femenino: «puede aparecer, o bien como invariable, o bien con terminación femenina». Para Seco (ibidem), la forma invariable (mucho mayor fuerza) es la más aceptada, «de acuerdo con la función adverbial de la palabra; pero también es frecuente, y también existe desde época antigua, la concordancia en femenino» (mucha mayor fuerza). Por otra parte, mucho errores más que tú (México); Saludos y que sean mucho años más! (México); y así tengo para agregarte mucho casos más míos y de clientes y hasta de clínicas privadas que armaron quiebras (Argentina).

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afirma este autor que cuando mucho mayor sigue a un nombre, el primer elemento siempre es invariable (una fuerza mucho mayor, frente a *una fuerza mucha mayor). Como vemos, para Seco la forma invariable del cuantificador (mucho mayor fuerza) es la más aceptada. En cambio, la NGLE (§ 20.5k) no se pronuncia acerca de la aceptación del fenómeno. En esta obra se afirma que se elige la forma mucho, sin concordancia, ante adjetivos comparativos analíticos como mucho más alta (frente a *mucha más alta) porque en estos contextos mucho es adverbio, al igual que en secuencias como con intensidad {mucho ~ *mucha} mayor, «donde mucho cuantifica al adjetivo comparativo mayor, por lo que es esperable que rechace el femenino mucha». Continúa la NGLE (§ 20.5k): «No es tan claro, en cambio, que el par mucho/ mucha se interprete con valor adjetival en secuencias como con mucha mayor intensidad, ya que mucho no cuantifica aquí al sustantivo intensidad, sino que gradúa la medida en que es mayor. Se produce, por tanto, en estas combinaciones un desajuste entre las propiedades morfológicas de mucho y su naturaleza sintáctica». Esto es, para la NGLE, cuando el cuantificador mucho aparece junto a un adjetivo comparativo sincrético en posición prenominal (con mucha mayor intensidad), modifica a mayor, por lo que categorialmente sería un adverbio y la concordancia no sería esperable. Sin embargo, la concordancia de mucho es habitual en este contexto, como se observa en los ejemplos de (9). Según la NGLE (§ 20.5k-l), existen diversos factores que favorecen la concordancia en femenino de mucho en sintagmas como mucha mayor frecuencia: a) Se daría principalmente con sustantivos no contables o continuos (con mucha mayor autoridad, mucha mayor envergadura), mientras que con los nombres contables o discontinuos la concordancia sería más rara. De este modo, se preferiría Era mucho mejor compañera frente a Era mucha mejor compañera. b) La concordancia solo se daría cuando el grupo formado por mucho + adjetivo comparativo sincrético aparece en posición prenominal (con mucha mayor autoridad), pero no cuando aparece en posición postnominal (*con autoridad mucha mayor ~ con autoridad mucho mayor). Por su parte, el trabajo de Fábregas y Pérez (2008) aborda detenidamente este fenómeno de concordancia. Estos autores consideran que se trata de un caso de concordancia excepcional, por tres motivos. En primer lugar, la concordancia sería excepcional por el hecho de que no hay dependencia gramatical directa entre el cuantificador mucho y el sustantivo núcleo del sintagma nominal (con mucha mayor atención). Así, Fábregas y Pérez sostienen que el cuantificador modifica al adjetivo comparativo mayor y afecta semánticamente a la comparación que este

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expresa. La estructura sintáctica sería con [[[mucha] mayor] atención], donde el cuantificador forma constituyente con el adjetivo comparativo (y no con [[mucha] [mayor] atención]). Los argumentos que Fábregas y Pérez aducen para considerar que el cuantificador modifica al adjetivo comparativo y no al sustantivo son los siguientes: a) La compatibilidad de mucha con adjetivos como escasa: Su aún escasa pero sin embargo mucha mayor atención. b) La compatibilidad de mucha con determinantes indefinidos: *Mostró una mucha atención, pero Mostró una mucha mayor atención. c) El movimiento de mucha + adjetivo, que mostraría que forman constituyente: Mucha mayor es la atención que muestra ahora. En segundo lugar, según estos autores, en este fenómeno de concordancia estaría implicado únicamente el rasgo de género. En cambio, la concordancia de número entre mucho y el sustantivo sería imposible. Así, Fábregas y Pérez (ibidem: 29) consideran que «si el nombre femenino está en plural, el adverbio mucho que modifica al adjetivo comparativo muestra la terminación -o y número singular», como en Las escasas pero mucho mejores oportunidades que ofrecen. Para Fábregas y Pérez, casos como con sus muchas mayores capacidades recibirían un análisis sintáctico distinto, en el que mucho no formaría constituyente con el adjetivo comparativo, sino que modificaría al nombre, dado que sería agramatical una oración como *Muchas mayores son sus capacidades. En nuestra opinión, sin embargo, este razonamiento es circular. Como veremos, en nuestros datos se documentan casos como Muchas mayores son sus capacidades, posibles para algunos hispanohablantes. Consideramos que, cuando mucho y el adjetivo comparativo sincrético no forman parte del mismo constituyente que el nombre controlador de la concordancia, esta resulta menos aceptable, aunque no imposible, porque se trata de un dominio no local, en el que la concordancia es menos canónica en términos de Corbett (2006). En tercer lugar, según Fábregas y Pérez (ibidem), este fenómeno de concordancia estaría limitado a una subclase de nombres. Habría concordancia en el caso de los nombres continuos o no contables y en el caso de los nombres abstractos, pero no la habría con nombres de entidades animadas y nombres discontinuos o contables. En los subapartados siguientes veremos si esta afirmación se ve corroborada o no por nuestros datos. Junto a estos tres motivos que harían de la concordancia de mucho en mucha mayor frecuencia un fenómeno excepcional, Fábregas y Pérez mencionan, al igual que la NGLE, el hecho de que la concordancia de mucho solo es posible cuando el adjetivo está en posición prenominal (una mucha mayor prodigalidad). Consideran agramaticales secuencias con adjetivos postnominales como *una prodigalidad mucha mayor. Sin embargo, veremos que nuestros datos contradicen esta afirmación.

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En el resto de este subapartado 3.1 estudiaremos la concordancia de mucho cuando se combina con cada uno de los cuatro adjetivos comparativos sincréticos: mayor (§ 3.1.1), menor (§ 3.1.2), mejor (§ 3.1.3) y peor (§ 3.1.4). Nuestro objetivo es conocer mejor este fenómeno y comprobar si los datos que manejamos corroboran o no las restricciones mencionadas en estudios previos, en concreto, la limitación de este fenómeno: a) al rasgo de género (mientras que el rasgo de número no se vería afec­ tado). b) a los casos en los que el adjetivo está en posición prenominal (mientras que no habría concordancia en los casos de adjetivos postnominales). c) a los nombres continuos o no contables y a los nombres abstractos (mientras que no habría concordancia con nombres de entidades animadas y con nombres discontinuos o contables).

3.1.1. Mucho mayor Como podemos observar en la tabla 17, que comentaremos con detalle más adelante, en el corpus empleado hemos documentado 1536 casos de concordancia del cuantificador mucho en la secuencia mucho mayor. De ellos, la inmensa mayoría (el 93.88 %) se corresponde con casos en los que el cuantificador presenta la forma femenina singular (mucha mayor). Los casos en que el cuantificador aparece en forma masculina plural (muchos mayores) constituyen el 4.16 % del total, mientras que los casos de forma femenina plural (muchas mayores) representan tan solo el 1.95 %. Según estos datos obtenidos, la afirmación de la NGLE de que la concordancia de mucho se ve favorecida cuando el nombre es femenino singular (al menos en el caso del adjetivo mayor) se ve confirmada. Sin embargo, no se sostiene, como indican Fábregas y Pérez (ibidem), que la concordancia de mucho se limite exclusivamente al rasgo de género, ya que se documentan casos de masculino plural y de femenino plural, aunque su porcentaje total sea escaso (6.11 %), lo que muestra que el rasgo de número también puede verse afectado en este fenómeno. Ejemplificamos, a continuación, los tres tipos de concordancia, femenina singular (10), masculina plural (11) y femenina plural (12): (10)

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a. Y en este momento vamos a mayores producciones y mucha mayor eficiencia (Guatemala). b. No extraña, por tanto, observar celulares muy pequeños con mucha mayor potencia que otros más grandes (Perú). c. El testimonio de esas personas tiene mucha mayor credibilidad que el de este hu milde bloguero (Venezuela).

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(11)

(12)

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a. Muchas de las funciones iniciadas por la Asociación son desarrolladas actualmente con muchos mayores medios por el Consejo Nacional de investigaciones Científicas y Técnicas (Argentina). b. puedes emplear esa misma cantidad en un colchón orgánico que a la larga aportará muchos mayores beneficios a tu salud (Colombia). c. sin embargo al estar boca abajo se corren muchos mayores riesgos de asfixia (España). a. Antes teníamos muchas mayores libertades económicas, más competencia por los productos importados (Argentina). b. su rareza le aporta un interesante atractivo sexual, y muchas mayores posibilidades de supervivencia (España). c. y muchas democracias nuevas —particularmente aquellas establecidas en sociedades agrarias— enfrentan muchas mayores demandas de servicios por parte de los habitantes a nivel local (México).

En segundo lugar, nos centraremos en la posición del adjetivo. Como hemos comentado, tanto la NGLE como Fábregas y Pérez (2008) afirman que la concordancia de mucho solo es posible en los casos en los que el adjetivo aparece en posición prenominal (con mucha mayor autoridad), mientras que resultaría agramatical cuando el adjetivo es postnominal (*con autoridad mucha mayor), contexto en el que se elegiría la forma mucho (con autoridad mu­­cho mayor). Según nuestros datos, es cierto que el contexto mayoritario en el que se da la concordancia de mucho se corresponde con aquel en el que la secuencia mucho mayor aparece en posición prenominal, como se observa en los ejemplos de (10), (11) y (12). No obstante, hemos documentado casos de concordancia en otros contextos, que se pueden considerar minoritarios, pero no inexistentes. En concreto, en el caso de mucha mayor, se documentan 14 casos de contextos minoritarios (0.97 %) en los que o bien mucha mayor aparece en posición postnominal (13a), lo que sucede en 3 casos, o bien mucha mayor no forma constituyente con el nombre (13b y 13c), lo que se atestigua en 11 casos: (13)

a. dicha fracturación ocurrirá en regiones desérticas y abandonadas y a una profundidad mucha mayor que los mantos acuíferos (México). b. Mucha mayor es la preocupación que ocasionan ciertos comentarios de los llamados analistas (Bolivia). c. Tu capacidad es mucha mayor de la que crees (México).

En lo que respecta a muchas mayores, hemos documentado 2 casos correspondientes a contextos minoritarios, de un total de 30 casos: (14)

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a. el voto a las mujeres a las dificultades actuales, pasando por las muchas mayores que tuvieron los negros cuyos efectos todavía se sienten ahora (Estados Unidos).

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b. Desventajas. —estas son muchas mayores que las ventajas; puesto que este testamento se puede destruir o sustituir (Perú).

Finalmente, en lo que respecta a muchos mayores, de 60 casos documentados, 41 (68.33 %) se corresponden con contextos que hemos denominado «minoritarios», denominación que no parece adecuada cuando la concordancia se da en masculino plural. Mostramos algunos ejemplos en (15): (15)

a. El uso de electrones posibilita llegar a aumentos muchos mayores (Argentina). b. hacían correr el rumor, que en Quito los tesoros eran muchos mayores que los del rescate (Perú). c. Mientras sobró algo, se repartió, junto con promesas de repartos muchos mayores que nunca llegaron a concretarse (Venezuela).

Hay que mencionar el hecho de que, de esos 41 casos de muchos mayores en contextos en los que esta expresión no aparece en posición prenominal, 13 constituyen casos de discordancia. En concreto, hay concordancia de número, pero no de género, como se muestra en (16): (16)

a. las probabilidades de éxito en el proceso de son muchos mayores por cuanto se genera una zona de coincidencia con los estudiantes (República Dominicana). b. Además, si adquieres varios kit, podrás formar librerías muchos mayores y con diseños súper originales (España). c. Luego siguió la caída de TJ, llegando a distancias muchos mayores y causando la muerte eventual a mucha gente más (El Salvador).

La tercera cuestión que abordaremos es la restricción según la cual la concordancia de mucho en la expresión mucho mayor + nombre está limitada a los nombres continuos o no contables y a los nombres abstractos, mientras que no habría concordancia con nombres de entidades animadas y con nombres discontinuos o contables. Lo que nuestros datos muestran es que, cuando la concordancia de mucho se da en femenino singular (mucha mayor + nombre), los nombres son continuos y, dentro de los continuos, abstractos. Así, encontramos sustantivos como medida (79 casos), razón (69), frecuencia (68), facilidad (60), importancia (40). Sin embargo, no encontramos ejemplos de nombres continuos concretos, esto es, nombres de materia como harina, agua, etc. Recordamos que la NGLE afirma que la concordancia se da principalmente con sustantivos no contables o continuos (con mucha mayor autoridad, mucha mayor envergadura), mientras que con los nombres contables o discontinuos sería más rara. Por su parte, Fábregas y Pérez (2008) afirman que habría concordancia en el caso de los nombres continuos o no contables y en el caso de los nombres abstractos, pero no la habría con nombres de entidades animadas y nombres discontinuos o contables. Nues-

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tros datos muestran que, cuando la concordancia es femenina singular, el fenómeno está más restringido: no se ven afectados todos los nombres continuos o no contables, sino únicamente los nombres continuos abstractos. Cuando la concordancia se da en plural, en cambio, pueden verse implicados nombres discontinuos o contables como pozos (17a), tesoros (17b) o células (17c) (este último caso constituye un ejemplo de discordancia de género): (17)

a. imite lo hecho en países como Colombia y Brasil, con muchos mayores pozos exploratorios que el Perú y a igual número de contratos (Perú). b. Y si estás decidido, crear conscientemente tu futuro ¡traerá muchos mayores tesoros para ti mismo y el mundo de lo que te puedas imaginar! (España). c. Las células nucleadas son muchos mayores y más complejas que las bacterias (Venezuela).

Para terminar la descripción de los datos, nos detendremos en un ejemplo concreto: Cuando baje el precio del oro habrá mucha mayor gente y actividad minera que ahora (Estados Unidos). En este caso lo esperable sería encontrar mucha más gente. Parece que se produce un cruce entre la construcción mucho mayor + nombre y mucha más + nombre. Como vimos en el apartado 2 de este capítulo, en el segundo caso (mucha más + nombre) la concordancia es esperable, ya que se considera que mucha es determinante y modifica al grupo nominal comparativo: mucha [más gente]. Lo que podría estar sucediendo en mucha mayor gente es que se reanaliza la secuencia mucha mayor, de modo que mucha no modifica al adjetivo comparativo ([mucha mayor] gente), sino a [mayor gente]: mucha [mayor gente]. Esto explicaría la presencia de concordancia en el cuantificador. De hecho, el Diccionario panhispánico de dudas atribuye la concordancia de mucho en mucha mayor frecuencia al influjo de la construcción mucho más + nombre. Creemos que ejemplos como el que acabamos de comentar (mucha mayor gente) apoyan esta hipótesis. De hecho, desde el punto de vista semántico, en muchos ejemplos mayor no parece indicar tanto tamaño como cantidad y podría sustituirse por más, lo que explica que aparezca fundamentalmente con nombres continuos y con nombres abstractos. Este es el caso de ejemplos como los de (18). Como vemos, mucha mayor facilidad en (18a) podría ser equivalente a mucha más facilidad, mientras que mucha mayor carga en (18b) sería equivalente a mucha más carga (18b): (18)

a. El peronismo se recompuso con mucha mayor facilidad (Argentina). b. Ganó por paliza al acumular mucha mayor carga, pesar menos y descargarse poco (Chile).

Nuestra hipótesis es que la concordancia del cuantificador mucho en mucho mayor + nombre surge por un cruce de esta construcción con la expresión mucho más + nombre, de manera que se reanaliza el cuantificador mucho, que deja de ser

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modificador de mayor ([mucho mayor]) y pasa a analizarse como modificador del sintagma nominal: mucho [mayor + nombre]. Este cruce se iniciaría en los casos en los que el nombre es continuo abstracto, porque es en esos casos donde puede aparecer el adjetivo mayor con un significado similar a más: mayor frecuencia ~ más frecuencia. Los nombres continuos concretos no pueden aparecer en este contexto: *mayor agua, *mayor harina. Por este motivo los casos de concordancia en los que se ve afectado el rasgo de número son escasos, porque para ello el nombre debe ser discontinuo o contable, aunque la existencia de algunos ejemplos en las variedades americanas apunta hacia la posibilidad de que este fenómeno esté ampliando su alcance en español actual. Pasamos a continuación a comentar la tabla 17, donde se presentan los datos cuantitativos relativos a la concordancia de mucho en la expresión mucho mayor.

mucha mayor

País

muchas mayores

muchos mayores

Totales

N

%

N

%

N

%

N

%

España

418

96.09

6

1.37

11

2.52

435

28.32

México

201

93.92

6

2.80

7

3.27

214

13.93

Argentina

163

91.57

4

2.24

11

6.17

178

11.58

Estados Unidos

115

95.80

1

0.83

4

3.33

120

7.81

Perú

86

87.75

5

5.10

7

7.14

98

6.38

Colombia

70

87.50

2

2.50

8

10.00

80

5.20

Chile

65

97.01

0

0

2

2.99

67

4.36

Venezuela

56

93.33

1

1.66

3

5.00

60

3.90

Cuba

35

94.59

0

0

2

5.40

37

2.40

Nicaragua

28

96.56

0

0

1

3.44

29

1.88

Guatemala

25

89.28

1

3.57

2

7.14

28

1.82

Ecuador

24

92.30

1

3.84

1

3.84

26

1.69

Bolivia

24

100

0

0

0

0

24

1.56

Paraguay

23

100

0

0

0

0

23

1.49

Uruguay

20

90.90

1

4.54

1

4.54

22

1.43

El Salvador

21

95.45

0

0

1

4.55

22

1.43

Costa Rica

19

95.00

1

5.00

0

0

20

1.30

Honduras

16

88.89

0

0

2

11.11

18

1.17

Rep. Dominicana

13

86.67

1

6.66

1

6.66

15

0.97

Puerto Rico

12

100

0

0

0

0

12

0.78

Panamá

8

100

0

0

0

0

8

0.52

Totales

1442

93.88

30

1.95

64

4.17

1536

100

Tabla 17. Casos (N) y porcentajes (%) de la concordancia de mucho mayor

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EL CUANTIFICADOR MUCHO EN ESTRUCTURAS COMPARATIVAS

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Nos centraremos, en primer lugar, en el peso relativo de los distintos países en el uso de este fenómeno. Para ello, podemos agrupar los países en cuatro franjas según el porcentaje de datos globales que se registra en cada uno de ellos (0-1 %; 2-5 %; 6-9 %; más del 10 %). La primera franja (0-2 %) incluye, de forma ascendente, los siguientes países: Panamá, Puerto Rico, República Dominicana, Honduras, Costa Rica, El Salvador, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Ecuador, Guatemala y Nicaragua. A continuación, los países que se sitúan en la franja del 2 al 5 % son: Cuba, Venezuela, Chile y Colombia. La franja del 6 al 9 % está compuesta, ascendentemente, por Perú y Estados Unidos. Finalmente, por encima del 10 % se encuentran Argentina (11.58 %), México (13.93 %) y España (28.32 %). Parece, pues, que este último país es el que lidera el fenómeno de la concordancia de mucho en mucho mayor + nombre. Estos primeros resultados indicarían que las construcciones mucha mayor y muchas/muchos mayores no son un fenómeno dialectal del español moderno, sino un rasgo gramatical de ámbito panhispánico, común a todos los países. En el apartado 5 de este capítulo matizaremos esta y otras ideas cuando contrastemos los usos concordado y no concordado de estas estructuras. En cuanto a los rasgos flexivos implicados, como ya anticipamos, en su gran mayoría la concordancia se produce en femenino singular (93.88 %), frente al 4.16 % de casos correspondientes al masculino plural y al 1.95 % de casos correspondientes al femenino plural. Estas cifras podrían indicar que se trata de un fenómeno de concordancia que aún no se ha extendido a todos los contextos posibles, esto es, el fenómeno de cambio gramatical está en sus inicios. La gran mayoría de los países presenta unas cifras muy bajas de concordancia en plural (tanto en masculino como en femenino). Sin embargo, en algunos de ellos la concordancia en masculino plural es algo más elevada que en el resto. Es el caso concreto de Colombia (10 %), Perú, Guatemala (7.14 % cada uno), República Dominicana (6.66 %) y Argentina (6.17 %), lo que podría indicar que en estos países, especialmente en Colombia, el fenómeno está en un estadio más avanzado. La prueba estadística realizada nos indica que, en el conjunto de los datos totales, el valor de F  =  17.8297 es mayor que el valor crítico de F  =  4.0981 (p = 0.001), por lo que las diferencias entre los países son altamente significativas y hay una relación directa entre el factor «país» y la construcción en estudio (mucha mayor y muchas/muchos mayores). 3.1.2. Mucho menor Pasemos a describir los datos relativos a la concordancia de mucho en mucho menor. Como veremos al comentar la tabla 18, el número de casos registrados es más reducido (493), en comparación con mucho mayor, hecho que estaría relacio-

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nado con la mayor frecuencia de empleo del adjetivo mayor frente a menor en español actual.6 En este apartado revisaremos los tres factores mencionados en la bibliografía previa: rasgos implicados, posición prenominal y tipo de sustantivo. En cuanto a los rasgos implicados, al igual que sucedía con mucho mayor, en la gran mayoría de los casos registrados la concordancia se da en femenino singular (456 casos, el 92.50 % del total). Ofrecemos algunos ejemplos en (19): (19)

a. El escándalo hubiera sido de mucha menor intensidad si Berni simplemente se hubiera puesto a disposición de la familia Massa (Argentina). b. Son menos y con mucha menor inversión económica (España). c. Por su parte, el sector primario, con mucha menor participación laboral, concentra las actividades en la agricultura (México).

Sin embargo, el porcentaje correspondiente a la concordancia en masculino plural es algo más elevado que en mucho mayor (31 casos, 6.29 %). Mostramos algunos ejemplos en (20): (20)

a. deciden tomar opciones tecnológicas de mucho menor nivel competitivo y por ende, con muchos menores beneficios para sus compañías (Estados Unidos). b. La mercadería había sido adquirida a precios muchos menores que los del mercado nacional (Argentina). c. Si el dinero que se invierte en la aerolínea en este caso Mexicana da muchos menores dividendos que los dividendos que se obtienen en otras líneas, los inversionistas no pondrán ni un solo centavo en la aerolínea (México).

Finalmente, la concordancia en femenino plural presenta unos datos muy bajos (6 casos, 1.21 %), al igual que sucedía con mucho mayor. En (21) presentamos algunos ejemplos: (21)

a. Destacó que las personas en situación de pobreza tienen muchas menores posibilidades de éxito social que quienes no están en esa condición (Chile). b. Un equipo en Colombia, de muchas menores aspiraciones nos da cátedra en el asunto (Colombia). c. La alternativa parece más cómoda, ofrece menores riesgos, pero también muchas menores ventajas (España).

Por lo que respecta a la posición del adjetivo, cabe señalar que cuando la concordancia se da en femenino singular (mucha menor), la inmensa mayoría de los 6   En términos generales, cabe indicar que los datos que contiene el Corpus del español: Web/ Dialectos son contundentes a este respecto: se registran 1 013 057 casos (78.70 %) de mayor, frente a los 274 227 casos (21.30 %) de menor.

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casos son de adjetivos prenominales. Solo hemos documentado 3 casos (0.65 %) de contextos minoritarios de un total de 456. Se trata, por tanto, de un porcentaje similar al que presenta mucha mayor en contextos minoritarios (0.97 %). Ofrecemos en (22) los tres casos de mucha menor en contextos distintos a la posición prenominal: (22)

a. Lilith es de importancia mucha menor, Karina (España). b. Resulta que GJ 504b, nombre que se le ha dado al planeta rosa, es cuatro veces mayor que Júpiter pero su masa es mucha menor (México). c. son decenas de miles de veces más potentes que el CO2, pero se liberan en una medida mucha menor (Argentina).

En cambio, cuando mucho aparece en masculino plural (muchos menores), 28 de los 31 casos registrados (90.32 %) se corresponden con contextos en los que el adjetivo no está en posición prenominal, al igual que sucedía en el caso de muchos mayores. Mostramos algunos ejemplos en (23): (23)

a. A esto se suma, que los riesgos son muchos menores y ya no están asociados a una alta tasa de mortalidad (Chile). b. se lanzan a por ello obteniendo unos resultados muchos menores que las expectativas que se habían generado (España). c. aprovechan este día para poder comprar todos aquellos productos que quieren a precios muchos menores (Venezuela).

De esos 28 casos de muchos menores en posiciones distintas de la prenominal, 7 constituyen casos de discordancia, esto es, mucho concuerda en masculino plural pero el sustantivo es femenino plural, algo que ya comentamos para el caso de muchos mayores. Mostramos en (24) algunos de estos ejemplos de discordancia: (24)

a. Pude ver además 6 pantallas plasma, muchos menores, frente al público del primer nivel (Guatemala). b. respecto al año pasado o años anteriores ahorita son muchos menores las denuncias que nosotros hemos recibido, expuso (México). c. Las barreras al proceso de integración (en Centroamérica) son muchos menores que Europa, aunque a veces parezcan descomunales, apuntó (Nicaragua).

En cuanto al tipo de sustantivo, al igual que sucedía en el caso de mucho mayor + nombre, cuando la concordancia se da en femenino singular, mucha menor se combina con nombres continuos abstractos. Resulta llamativo que el sustantivo medida (‘grado, intensidad’) se documente en 119 ocasiones de un total de 456 casos de concordancia en femenino singular, lo que supone el 26.09 % de los ejemplos. Así pues, la expresión mucha menor medida, más concretamente, en

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mucha menor medida, pues así se documenta en los 119 casos, podría haber sido el punto de partida de la extensión de la concordancia de mucha menor. Por detrás encontramos sustantivos como frecuencia (31 casos), cantidad (30), proporción (29), escala (20), importancia (19) y calidad (17). De nuevo comprobamos que no hay casos de nombres continuos concretos o de nombres animados, a excepción de gente en el ejemplo que mostramos a continuación: (25) se inyectaba la droga y así un rosario de cosas, que curiosamente, no suelen darse en los hospitales o clínicas privadas y donde con mucha menor gente, suelen marchar bien y su prestigio es notorio (Ecuador).

Se trataría de otro caso de cruce de construcciones entre mucha menos y mucha menor, de manera similar al ejemplo mencionado en el subapartado anterior en relación con mucha mayor: Cuando baje el precio del oro habrá mucha mayor gente y actividad minera que ahora (Estados Unidos). Este tipo de datos refuerzan la hipótesis de la influencia de mucha más/menos en la concordancia de mucha mayor/menor. En lo que respecta a los casos en que mucho menor concuerda en femenino plural, los nombres que aparecen son abstractos discontinuos, como posibilidades o ventajas, según se muestra en (26): (26)

a. Destacó que las personas en situación de pobreza tienen muchas menores posibilidades de éxito social que quienes no están en esa condición (Chile). b. La alternativa parece más cómoda, ofrece menores riesgos, pero también muchas menores ventajas (España).

Finalmente, en el caso de la concordancia de mucho menor en masculino plural (muchos menores), los nombres que aparecen son abstractos discontinuos o contables, como precios, problemas o salarios, tal como mostramos en (27): (27)

a. aprovechan este día para poder comprar todos aquellos productos que quieren a precios muchos menores (Venezuela). b. De esta forma los problemas de dependencias serán muchos menores y tendremos un sistema mucho más limpio (España). c. respecto de mi salario en COOPEMEX, solo imaginen, como quienes ganan salarios muchos menores al mío hoy son dueños de fincas y casas en la playa o quintas (Costa Rica).

A continuación, comentamos la tabla 18, que recoge los datos cuantitativos correspondientes al empleo concordado de mucho en el contexto mucho menor.

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mucha menor

País

muchas menores

muchos menores

Totales

N

%

N

%

N

%

N

%

España Argentina México Estados Unidos Colombia Perú Venezuela Chile Cuba Nicaragua Uruguay El Salvador Ecuador Panamá Bolivia Rep. Dominicana Costa Rica Guatemala Paraguay Puerto Rico Honduras

188 54 53 38 29 16 8 7 7 7 8 7 6 6 5 4 3 3 3 3 1

96.90 93.10 94.65 92.69 87.88 94.11 80.00 70.00 70.00 70.00 88.89 100 85.71 100 100 100 75.00 75.00 75.00 100 100

2 1 0 0 1 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

1.03 1.72 0 0 3.03 0 10.00 10.00 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

4 3 3 3 3 1 1 2 3 3 1 0 1 0 0 0 1 1 1 0 0

2.07 5.18 5.35 7.31 9.09 5.89 10.00 20.00 30.00 30.00 11.11 0 14.29 0 0 0 25.00 25.00 25.00 0 0

194 58 56 41 33 17 10 10 10 10 9 7 7 6 5 4 4 4 4 3 1

39.35 11.76 11.35 8.31 6.69 3.44 2.02 2.02 2.02 2.02 1.82 1.41 1.41 1.21 1.01 0.81 0.81 0.81 0.81 0.60 0.20

Totales

456

92.50

6

1.21

31

6.29

493

100

Tabla 18. Casos (N) y porcentajes (%) de la concordancia de mucho menor

Si nos centramos en el peso relativo de los distintos países en el fenómeno de la concordancia de mucho en la secuencia mucho menor, podemos establecer cuatro franjas: 0-1 %, 2-3 %, 4-9 % y más del 10 %. Entre los países para los que se documentan menos casos de mucho concordado (0-1 %), se encuentran, en orden ascendente, Honduras, Puerto Rico, Paraguay, Guatemala, Costa Rica, República Dominicana, Bolivia, Panamá, Ecuador, El Salvador y Uruguay. A continuación se sitúan los países de la franja del 2-3 %, que son Nicaragua, Cuba, Chile, Venezuela y Perú. En la tercera franja (4-9 %) se ubican, en orden creciente, Colombia y Estados Unidos. Finalmente, los países para los que se documenta un mayor número de ejemplos son México (11.35 %), Argentina (11.76 %) y España (39.35 %), que parece liderar el empleo de esta construcción. Como era de esperar, por el tipo de corpus analizado, la tabla precedente nos muestra que hay países que obtienen muchos más ejemplos que otros (cf. los por-

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centajes totales de España, Argentina o México, frente a los de Puerto Rico u Honduras); sin embargo, los porcentajes de aparición y uso de mucho menor son muy homogéneos en todos ellos, pudiendo establecerse un doble comportamiento en países cuyo porcentaje se sitúa entre el 70 y el 100 % (para el caso de mucha menor) y un porcentaje de entre 2 y el 30 % (para el caso de muchos menores). Los porcentajes de uso de muchas menores, por su parte, son muy bajos (entre el 1 y el 10 %), ya que los casos registrados también lo son. El hecho de que en varios países solo se pueda registrar la secuencia mucha menor nos indica que esta construcción no estaría generalizada en español actual. En concreto, esto sucede en Puerto Rico, República Dominicana, El Salvador, Honduras, Panamá y Bolivia (100 %). Otros países donde el porcentaje es mayor del 90 % son España (96.90 %), México (94.65 %), Perú (94.11 %), Argentina (93.10 %) y Estados Unidos (92.69 %). Estos primeros resultados parecen indicar que no estaríamos ante un fenómeno dialectal propiamente dicho, sino ante un rasgo gramatical de ámbito general en español moderno, común a todos los países de habla hispana (un universal vernáculo). El contraste entre los usos concordado y no concordado de esta construcción (§ 5 de este capítulo) matizará estos hechos. De nuevo, la prueba estadística realizada señala que en el conjunto de los datos totales el valor de F = 12.7433 es mayor que el valor crítico de F = 4.0981 (p = 0.0009), por lo que las diferencias entre los distintos países serían significativas y habría una relación directa entre el país y la construcción en estudio (mucha menor y muchas/muchos menores).

3.1.3. Mucho mejor La primera cuestión relevante que hay que señalar en relación con el empleo concordado de mucho en mucho mejor es que existe una diferencia significativa respecto de mucho mayor y mucho peor en cuanto al rasgo flexivo implicado. En efecto, en el caso de mucho mejor, como se observa en la tabla 19, que comentaremos más adelante, del total de 651 casos documentados, 341 (52.38 %) se corresponden con la forma femenina singular (mucha mejor), mientras que 310 (47.61 %) son casos de concordancia de mucho en plural (188 casos de muchos mejores y 122 casos de muchas mejores). Así pues, en el caso de mucho mejor, no se sostiene la afirmación de que en la concordancia de mucho solo se ve implicado el rasgo de género. Como veremos, la concordancia en plural se da en un número muy elevado de los ejemplos documentados, en el 47.61 % de los casos. A continuación, ofrecemos ejemplos de los tres tipos de concordancia: en femenino singular (28), en masculino plural (29) y en femenino plural (30): (28)

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a. Vamos a tener una televisión de mucha mejor calidad (Chile). b. Tito Nieves corre mucha mejor suerte en ese empeño (Colombia).

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c. el Banco de Venezuela fue quien terminó trabajando como el verdadero ente interventor y suministrando mucha mejor información que el propio FOGADE (Venezuela).

(29)

a. Luego para la serie Beast Wars Neo Takara lo intentó con muchos mejores resultados (Costa Rica). b. Las calles del pueblo te brindan comida típica a muchos mejores precios (Ecuador). c. he quedado además sorprendida de la publicación, ya que estoy segura que hay muchos mejores autores esperando ser publicados (España).

(30)

a. Toda esa reestructuración nos pone en muchas mejores condiciones (Cuba). b. De todos modos, este libro está teniendo muchas mejores críticas que el que el otro libro recibió (España). c. La organización se subvalora: es decir, tiene muchas mejores cualidades de las que reconoce y valora (México).

Nos centraremos, en primer lugar, en la cuestión relativa a la posición de mucho mejor en relación con el nombre. Recordemos que en la bibliografía previa se afirma que la concordancia se da únicamente cuando mucho más el adjetivo comparativo sincrético se encuentran en posición prenominal. Nuestros datos muestran que esta afirmación no se cumple siempre. Así, se registran 11 casos (3.22 %) de mucha mejor en contextos sintácticos distintos de la posición prenominal, como mostramos en (31): (31)

a. Desde mañana nos ponemos a laburar para dejar una imagen mucha mejor (Argentina). b. Pero la lupa no es exactamente ésa, sino otra mucha mejor (Estados Unidos). c. lo estan haciendo bien en Guatemala una liga mucha mejor que la nuestra ya que esa liga cuenta con jugadores de alto nivel (Panamá).

En el caso de muchas mejores, se registran 17 casos (13.93 %) de uso concordado en contextos distintos de la posición prenominal, como se observa en (32): (32)

a. Realmente le muestra a la gente carreras muchas mejores (México). b. existen otras alternativas muchas mejores (Perú). c. La falacia de esto es que existen decenas de formas de gobierno diferentes —muchas mejores (Estados Unidos).

Finalmente, hay que señalar que hemos documentado 88 casos (46.80 %) de muchos mejores en contextos sintácticos distintos de la posición prenominal. En muchos casos muchos mejores aparece en un sintagma distinto del encabezado por el nombre que funciona como controlador de la concordancia, como vemos en (33a) y (33b):

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(33)

a. Aunque algunos, los peludos, claro, son muchos mejores (Argentina). b. Actualmente los métodos de diagnostico son muchos mejores (Es­ paña). c. Microsoft, debido a sus herramientas de software potentes, terminara con productos muchos mejores más pronto y mas fácilmente (Mé­ xico).

Esta elevada cifra nos lleva a concluir que la concordancia de mucho en mucho mejor no se limita a la aparición de esta secuencia en posición prenominal, especialmente cuando se trata de concordancia en masculino plural, en contra de lo afirmado en la bibliografía, que descarta ambas posibilidades (tanto la concordancia en plural como la concordancia en contextos sintácticos distintos de la posición prenominal). Al igual que hemos comentado en los subapartados precedentes, se documentan algunos casos de discordancia en los que mucho concuerda en masculino plural mientras que el sustantivo es femenino plural, del tipo que mostramos en (34): (34)

a. yo creo que el Señor (Dios) me puede dar cosas muchos mejores (Nicaragua). b. cree que las previsiones futuras de la intensificación de los ciclones tropicales, serán muchos mejores (Estados Unidos). c. Hace poco llegaron las bombillas de bajo consumo pero estas que encontramos hoy son muchos mejores (España).

Por último, nos centraremos en el tipo de nombre que funciona como controlador de la concordancia. En nuestros datos, observamos que mucha mejor se combina fundamentalmente con nombres continuos abstractos, de entre los cuales el más documentado es calidad (80 casos, 23.46 %), a distancia de otros como pinta (18 casos), opción (15), manera (14), forma (12), suerte (9), información (8), condición, impresión, prensa, posición y salud (7). Hay que señalar, además, un ejemplo de nombre continuo concreto (No ganó ninguna medalla de oro en Moscú, pero en profundidad Brasil tiene mucha mejor gente que Colombia, Colombia). Especialmente se debe destacar el hecho de que encontramos ejemplos de nombres discontinuos, como se observa en (35), por lo que no se cumple totalmente la afirmación de que la concordancia de mucho en mucho mejor se encuentre siempre limitada a nombres continuos y abstractos: (35)

a. El Xperia tiene mucha mejor cámara (Argentina). b. Pero la lupa no es exactamente ésa, sino otra mucha mejor (Estados Unidos).

En cuanto a la forma femenina plural (muchas mejores), se documentan nombres abstractos discontinuos como condiciones (22 casos), cosas (15), opciones (11), formas (5), cualidades (4), posibilidades y prestaciones (3). También se re-

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EL CUANTIFICADOR MUCHO EN ESTRUCTURAS COMPARATIVAS



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gistran algunos ejemplos de nombres concretos discontinuos como cartas (36a), gráficas (36b) y pizzas (36c). Así pues, en la concordancia de mucho femenino plural en la secuencia mucho mejor no se cumple totalmente la afirmación de que se encuentra siempre limitada a nombres continuos y abstractos: (36)

a. Aunque hay personas que reciben de entrada muchas mejores cartas que otras (México). b. tengo mi pc funcionando mucho mas q el 360 y tengo muchas mejores graficas (España). c. el secreto de Telepizza NO está en la masa —seguro que hay muchas mejores pizzas— sino en su capacidad de comercialización a través de una extensa red (España).

En relación con la forma masculina plural (muchos mejores), hay que señalar que se documentan nombres abstractos discontinuos, entre los que destaca resultados (34 casos), seguido de argumentos, beneficios, días, efectos, ejemplos, gobiernos, sitios, términos, tiempos (con 2 casos cada uno). También se registran numerosos nombres concretos discontinuos, tanto de seres inanimados (véase 37) como animados (véase 38). Entre los primeros encontramos libros (3 casos), blogs, gráficos, productos (2), analgésicos, androides, autos, carretes, condimentos, dibujos, huggies (pañales), mecanismos (1). Y entre los segundos documentamos jugadores (6 casos), cantantes (2), artistas, atletas, autores, candidatos, entrenadores, filósofos, historiadores, luchadores, participantes, periodistas, raperos, relatores (1). Como puede verse, la concordancia en masculino plural de mucho en mucho mejor no se limita a nombres abstractos y continuos, sino que se da también con nombres que en la bibliografía han sido descartados como controladores de la concordancia en mucho, como los nombres concretos discontinuos de entidades animadas e inanimadas: (37) (38)

a. que hay libros muchos mejores y que es tontería perder el tiempo con este (España). b. en la etiqueta del cartucho se veia el juego pero con dibujos muchos mejores (España). c. Existen muchos mejores blogs cristianos... No veo el porqué de tanta enemistad y fanatismo (Estados Unidos). a. que pasará cuando jugueis contra los cocos de Europa q tienen muchos mejores jugadores? (España). b. Tendrá toda la técnica que quieras pero nada del otro mundo hay cantantes muchos mejores y no precisamente asiáticos (Perú). c. creo que estratégica y culturalmente es bueno, porque nos da acceso a tener muchos mejores atletas de toda la región (Chile).

Presentamos a continuación la tabla 19, en la que se recogen los datos cuantitativos relativos al empleo de concordado de mucho en mucho mejor.

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mucha mejor

País

muchas mejores

muchos mejores

Totales

N

%

N

%

N

%

N

%

España

111

56.93

39

20.00

45

23.07

195

29.95

México

40

43.01

17

18.27

36

38.70

93

14.28

Estados Unidos

40

65.57

7

11.46

14

22.95

61

9.37

Argentina

29

50.87

9

15.78

19

33.33

57

8.75

Colombia

30

63.82

9

19.14

8

17.02

47

7.22

Perú

11

33.33

9

27.27

13

39.39

33

5.06

Chile

19

59.37

5

15.62

8

25.00

32

4.91

Venezuela

15

50.00

4

13.22

11

36.67

30

4.60

Cuba

9

50.00

6

33.33

3

16.67

18

2.76

Ecuador

7

50.00

2

14.28

5

35.71

14

2.15

Guatemala

4

36.36

4

36.36

3

27.27

11

1.69

Costa Rica

3

33.33

3

33.33

3

33.33

9

1.38

El Salvador

3

37.50

2

25.00

3

37.50

8

1.22

Nicaragua

3

42.85

1

14.28

3

42.85

7

1.07

Puerto Rico

2

28.57

2

28.57

3

42.85

7

1.07

Paraguay

2

33.33

1

16.67

3

50.00

6

0.92

Uruguay

4

66.66

1

16.67

1

16.67

6

0.92

Rep. Dominicana

3

60.00

1

20.00

1

20.00

5

0.76

Honduras

1

25.00

0

0

3

75.00

4

0.61

Bolivia

2

50.00

0

0

2

50.00

4

0.61

Panamá

3

75.00

0

0

1

25.00

4

0.61

Totales

341

52.38

122

18.74

188

28.87

651

100

Tabla 19. Casos (N) y porcentajes (%) de la concordancia de mucho mejor

En cuanto al peso relativo de los distintos países en este empleo, podemos agrupar los países de la tabla 5 en cuatro franjas: 0-2 %, 3-5 %, 6-9 % y más del 10 %. En el grupo de los países en los que se registran menos casos del fenómeno de concordancia de mucho en mucho mejor (franja del 0-2 %) se encuentran, en orden ascendente, Panamá, Bolivia, Honduras, República Dominicana, Uruguay, Paraguay, Puerto Rico, Nicaragua, El Salvador, Costa Rica, Guatemala, Ecuador y Cuba. A continuación, en la franja del 3-5 % se sitúan Venezuela, Chile y Perú. En tercer lugar, en la franja del 6-9 % se encuentran, de forma ascendente, Colombia, Argentina y Estados Unidos. Y los países que arrojan cifras por encima del 10 % son México (14.28 %) y España (29.95 %). Estos dos países muestran unas cifras muy similares a las relativas a la concordancia de mucho en mucho mayor (véase la tabla 17, México 13.93 % y España 28.32 %). En cambio, en el caso de

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mucho menor España se situaba a más distancia del resto de países (39.35 %), seguido de Argentina (11.76 %, véase la tabla 18). En relación con los rasgos flexivos implicados, se documentan 341 casos de mucho en femenino singular (52.38 %), 188 casos en masculino plural (28.87 %) y 122 casos en femenino plural (18.74 %), lo que muestra el avance esperable en un fenómeno de este tipo: f. sg. > m. pl. > f. pl. Los únicos países para los que se han documentado más casos de formas femeninas plurales que masculinas plurales son Colombia (19.14 % frente a 17.02 %), Cuba (33.33 % frente a 16.67 %) y Guatemala (36.36 % frente a 27.27 %). Destacan también algunos países, como Perú, Puerto Rico, Paraguay y Honduras, para los que se documentan más casos de la forma masculina plural que de la forma femenina singular, aunque las cifras son bajas (véase la tabla 19). Por otra parte, como ya anticipamos, en el caso de mucho mejor se documentan casi tantos ejemplos en singular (52.38 %) como en plural (47.61 %), lo que sin duda resulta remarcable en comparación con mucho mayor y mucho menor, en los que los ejemplos de concordancia de mucho en plural eran muy escasos. Este hecho puede indicar que el fenómeno de concordancia de mucho en mucho mejor se encuentra en un estado más avanzado que en el caso de mucho mayor y mucho menor, hipótesis que se ve apoyada además por el alto número de ejemplos documentados en los que mucho mejor aparece en un contexto sintáctico distinto del considerado mayoritario, que sería la posición prenominal, y por el hecho de que en el caso de muchos mejores se documentan numerosos sustantivos concretos discontinuos de seres animados e inanimados. La prueba estadística realizada (F = 15.7402, p = 0.0003) indica que los datos son estadísticamente significativos. 3.1.4. Mucho peor Por lo que respecta a la concordancia de mucho en la secuencia mucho peor, hemos de señalar en primer lugar que se han documentado pocos casos (62 en total, véase la tabla 20), por lo que se trata de un fenómeno minoritario, en comparación al resto de contextos revisados anteriormente. Este hecho está directamente relacionado con el menor empleo del adjetivo peor en español actual, en relación a los otros comparativos sincréticos.7 Si tenemos en cuenta el tipo de rasgo flexivo implicado, como vemos en la tabla 20, entre los ejemplos documentados se encuentran casos tanto de femenino singular (22 casos, 35.48 %) como de femenino plural (11 casos, 17.74 %) y de masculino plural (29 casos, 46.78 %). Sorprendentemente, el número de ejemplos 7   En términos generales, los datos que arroja el Corpus del español: Web/Dialectos son, de nuevo, contundentes, pues mejor alcanza 1 606 166 casos (86.46 %), frente a los 251 614 casos (13.54 %) de peor.

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en los que la concordancia es plural (40 casos, 64.51 %) supera a aquellos en los que es singular (22 casos, 35.48 %). Así pues, la concordancia de mucho en mucho peor no está limitada al rasgo de género, como se afirma en la bibliografía previa para los casos de mucho mayor y mucho mejor. A continuación, ofrecemos ejemplos de los tres tipos de concordancia, en femenino singular (39), en femenino plural (40) y en masculino plural (41): (39) (40) (41)

a. he encontrado prendas de mucha peor calidad y más caras en otras cadenas de ropa (Chile). b. Y es que realmente si un ejército rodeaba una ciudad estaba en mucha peor situación allí afuera (Colombia). c.  Mucha peor fortuna tuvo el ciclista tarraconense Xavi Tondo, golpeado mortalmente por su vehículo en mayo (España). a. Pensé, además, estoy viviendo lo que están viviendo muchas mujeres, en muchas peores condiciones que yo (Chile). b. lo hemos visto en el pasado no muy lejano, en muchas peores situaciones que esta y con consentimiento (México). c. La decisión de los jueces podía haber tenido muchas peores consecuencias para los planes económicos del Ejecutivo (Uruguay). a. es que su querida sanidad privada es de mucha peor calidad y tiene muchos peores sueldos que mi querida sanidad pública (España). b. Has creado una situación que parece tu peor pesadilla, con muchos peores aspectos que la pesadilla misma (Estados Unidos). c. los líquidos pueden causar daños muchos peores que los causados por los sólidos (México).

En cuanto a la posición de la secuencia mucho peor respecto del nombre que funciona como controlador de la concordancia, en el caso del femenino singular solo es posible registrar un ejemplo de contexto distinto del considerado mayoritario en la bibliografía (posición prenominal), que mostramos en (42): (42)  apuesto q este dj es un cmaba cara de culo y con una traza mucha peor q de atahualpa (Bolivia).

En cambio, en el caso de la forma masculina plural, los ejemplos de contexto distinto de la posición prenominal son los más abundantes, 26 de 40 (65 %). Mostramos en (43) algunos ejemplos: (43)

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a. se que hay casos muchos peores pero a lo que voy es que si a una familia le va bien y derrepente tienen problemas económicos que todos traten de ayudar (Argentina). b. hay sitios muchos peores que no van a pisar dichos concursantes (España)

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c. les puedo asegurar que los servicios de telefonía son muchos peores que en Uruguay (Uruguay).

De esos 26 casos en contextos distintos de la posición prenominal, 10 constituyen ejemplos de discordancias, que se producen siempre en el mismo sentido, como también señalamos para el caso de mucho mayor, mucho menor y mucho mejor: el sustantivo es femenino plural pero mucho aparece en forma masculina plural. Mostramos algunas de estas discordancias en (44): (44)

a. pero no son como para expulsar a nadie, porque salen cosas muchos peores en todos los canales (España). b. Pero hay cosas muchos peores, como el robo de niños de madres solteras por monjas para venderlos (Estados Unidos). c. cuando me siento desalentada observo a mi alrededor personas que pasan situaciones muchos peores (Perú).

Para terminar, nos centraremos en el tipo de sustantivo que induce la concordancia en mucho en la secuencia mucho peor. En el caso de la forma femenina singular (mucha peor), todos los sustantivos documentados son abstractos continuos. Entre ellos, destacan calidad (10 casos), situación (3) y fortuna (2). En cuanto a la forma femenina plural (muchas peores), los sustantivos que aparecen en los casos registrados son abstractos discontinuos como condiciones, cosas o consecuencias, aunque también se documenta películas, que podría ser considerado concreto. Por su parte, en el caso de la forma masculina plural (muchos peores), la mayoría de los sustantivos son también abstractos discontinuos, como casos, problemas, servicios y sueldos, aunque se documenta también el sustantivo campos, que podría ser considerado concreto, y hombres, que es un nombre de ser animado. Así pues, pese al escaso número de datos, podemos afirmar que en el caso de mucho peor tampoco se ve corroborada la generalización de que la concordancia de mucho solo se da con nombres continuos o no contables y con nombres abstractos, sino también con nombres de entidades animadas y nombres discontinuos o contables. Pasaremos a continuación a comentar la tabla 20, que refleja los datos cuantitativos relativos al empleo de concordado de mucho en mucho peor. En primer lugar, cabe destacar que, como hemos mencionado anteriormente, los casos documentados de concordancia de mucho en mucho peor son solo 62, lo que constituye una cantidad reducida en comparación con los ejemplos documentados en el resto de contextos estudiados en este subapartado (1536 casos de mucho mayor, 493 casos de mucho menor y 651 casos de mucho mejor). Además, no es posible registrar este empleo en todos los países hispanohablantes. En cuanto al peso relativo de los distintos países en este fenómeno, la escasez de datos dificulta el establecimiento de generalizaciones. Se observa que el fenómeno se registra fundamentalmente en España (37.09 %), seguido de Argentina (11.29 %) y México (9.67 %), en porcentajes similares a los que vimos para mucha menor.

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120

en torno a la denominada «concordancia adverbial»…

País

mucha peor

muchas peores

muchos peores

Totales

N

%

N

%

N

%

N

%

12

52.17

3

13.04

8

34.78

23

37.09

Argentina

0

0

2

28.58

5

71.42

7

11.29

México

2

33.33

1

16.67

3

50.00

6

9.67

Colombia

3

60.00

1

20.00

1

20.00

5

8.06

Uruguay

0

0

3

75.00

1

25.00

4

6.45

Estados Unidos

1

25.00

0

0

3

75.00

4

6.45

Chile

1

50.00

1

50.00

0

0

2

3.22

Ecuador

1

50.00

0

0

1

50.00

2

3.22

Perú

0

0

0

0

1

100

1

1.61

Bolivia

1

100

0

0

0

0

1

1.61

Puerto Rico

0

0

0

0

1

100

1

1.61

Rep. Dominicana

0

0

0

0

1

100

1

1.61

El Salvador

0

0

0

0

1

100

1

1.61

22

35.48

11

17.74

29

46.78

62

100

España

Totales

Tabla 20. Casos (N) y porcentajes (%) de la concordancia de mucho peor

En relación con el rasgo flexivo implicado, como ya comentamos, se trata del único caso de los cuatro estudiados en este subapartado en que la forma masculina plural (46.78 %) presenta unas cifras superiores a la femenina singular (35.48 %), de manera que no se cumple plenamente el patrón esperable en un fenómeno de cambio lingüístico (f. sg. > m. pl. > f. pl.) A pesar del escaso número de ejemplos, la prueba estadística realizada (F = 11.5555, p = 0.0023) nos indica que los datos son estadísticamente relevantes. 3.2.  Mucho + adjetivo comparativo analítico 3.2.1. Mucho + más + adjetivo En este subapartado estudiaremos el empleo concordado de mucho cuando modifica expresiones comparativas analíticas formadas por el cuantificador comparativo más y un adjetivo (mucho más lista). Sobre este tipo de construcciones, la NGLE (§ 20.5k) señala que «se elige mucho, y no mucha, en el par {mucho ~ *mucha} más alta porque mucho es adverbio, no adjetivo». Sin embargo, el em-

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EL CUANTIFICADOR MUCHO EN ESTRUCTURAS COMPARATIVAS 121



pleo concordado de este cuantificador en dicho contexto se documenta con cierta frecuencia. Como comentaremos más adelante cuando analicemos la tabla 21, en el corpus empleado se registran 963 casos de mucho concordado en el contexto mucho más + adjetivo. Hay que destacar que 678 casos (70.50 %) se corresponden con la forma masculina plural del cuantificador (muchos más + adjetivo). Mostramos algunos ejemplos en (45): (45)

a. Ella pensó mal y empezó con celos muchos más frecuentes (Bolivia). b. Los riesgos de abandonar un tratamiento de este tipo pueden ser muchos más grandes que tratar el problema de la obesidad (Chile). c. Se preocupan menos por el qué dirán y hay movimientos muchos más juguetones y divertidos (Cuba).

En cambio, la forma femenina singular (mucha más + adjetivo) se registra en 230 casos (23.88 %). Se ilustra este contexto en (46): (46)

a. Dice esto con la voz mucha más ronca, el Toto, y subrayando el punto y aparte (Argentina). b. Duque pone en marcha una nueva operación mucha más ambiciosa y por la que espera conseguir un gran reconocimiento en este sórdido mundo (España). c. Le expliqué que la situación era mucha más grave (México).

Finalmente, la forma femenina plural (muchas más + adjetivo) se documenta únicamente en 54 casos (5.60 %). Ofrecemos en (47) algunos de estos ejemplos: (47)

a. Las tasas de sobrepeso y obesidad son muchas más bajas en Japón, Corea, Francia y Suiza aunque sus índices están creciendo (Colombia). b. Espero que lo hagáis en casa ya que son muchas más sanas (España). c. También se deberían hacer sanciones muchas más severas, expuso el abogado (Venezuela).

Al estudiar en el capítulo precedente el empleo concordado de otros cuantificadores evaluativos cuando modifican a un adjetivo, nos planteamos si la concordancia se daba con más frecuencia en aquellos casos en los que cuantificador y adjetivo formaban parte del mismo constituyente sintáctico que el nombre que funciona como controlador de la concordancia. En el caso que nos ocupa ahora (mucho más + adjetivo), cabe plantearse la misma pregunta. Como se recordará, según Corbett (2006), la concordancia es más canónica cuando el elemento controlador de la concordancia y el target pertenecen al mismo sintagma (en este caso, al mismo sintagma nominal), que constituye un dominio local. Los casos de concordancia en dominios mayores como la cláusula o la oración constituirían fenómenos de concordancia no canónicos. En lo que sigue, analizaremos los contextos sintácticos en los que se documenta el empleo concordado de mucho en

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en torno a la denominada «concordancia adverbial»…

mucho más + adjetivo, con el fin de comprobar si este uso se limita a dominios locales (sintagma nominal) o si se da también en dominios no locales (cláusula u oración). Comenzaremos estudiando los contextos sintácticos en los que aparece mucho concordado en forma femenina singular. De los 230 ejemplos documentados, 105 (45.65 %) corresponden a dominios locales, esto es, a casos en que la secuencia mucho más + adjetivo aparece en el mismo sintagma nominal que el nombre controlador de la concordancia. Ofrecemos en (48) algunos ejemplos de este tipo: (48)

a. Un día después del lanzamiento, con una tripulación mucha más relajada y bromista, la misión cruzó el punto medio del viaje (Argen­ tina). b. Disponemos de buses para el traslado colectivo de pasajeros hasta Varadero por una tarifa mucha más económica (Cuba). c. Es nuestra intención sentar las bases, este año, de una mucha más amplia participación en Actos Centrales en diversos puntos de la isla (España).

Por tanto, los dominios no locales (54.35 %), que ejemplificamos en (49), superan ligeramente a los dominios locales: (49)

a. Te diría que mi relación con la muerte era mucha más frívola antes (Chile). b. unas décadas después de los albores de esta supuesta revolución, la interpretación es mucha más pesimista (Ecuador). c. Maquillar los ojos es una forma de avivar la cara de una persona y hacerla mucha más atractiva a los ojos de los otros (España).

Hay que señalar que en solo cinco ejemplos (2.17 %) el elemento controlador de la concordancia en femenino singular es un infinitivo, como se muestra en (50): (50)

a. disfrutamos días en que enfrentarnos a esos mismos problemas nos resulta mucha más fácil (España). b. pero si tienes claro lo que no quieres en tu vida, es mucha más fácil alejarte de alguien cuando estas empezando (México). c. Curar una neurosis ya es mucha más difícil y requiere un tratamiento más o menos largo (Paraguay). d. Es mucha más eficaz a veces hacer actividad física (Venezuela). e. Cuando tienes esta certeza, entonces se hace mucha más fácil tener el valor de confiar en ti mismo (Venezuela).

Finalmente, en relación con la forma femenina singular hemos de comentar que en el corpus se dan 31 casos de discordancia de diverso tipo, normalmente de género (51a), pero también de número (51b) y de género y número (51c):

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EL CUANTIFICADOR MUCHO EN ESTRUCTURAS COMPARATIVAS



(51)

123

a. En el Oriente el rol de las diaconisas fue mucha más prominente y continuo, inclusive, hasta fines del siglo once (Colombia). b. también me estoy privando de las ideas que me puedan aportar personas mucha más expertas en el tema (Colombia). c. Las características físicas y químicas del agua del Lago Titicaca han sido objeto de observaciones puntuales en el curso de expediciones científicas y posteriormente, de datos sobre periodos mucha más amplios (Perú).

En lo que respecta al contexto sintáctico en el que aparece la concordancia de mucho en forma femenina plural, podemos decir que, de los 54 casos documentados, 26 (48.14 %) se corresponden con dominios locales, como mostramos en (52), mientras que 28 (51.85 %) son casos de dominios no locales, que ejemplificamos en (53). Así pues, las cifras correspondientes a los dos tipos de dominios son muy similares. (52) (53)

a. en el mercado negro muchas veces se encuentran muy adulteradas con otras sustancias muchas más peligrosas (México). b. Fue una medida bastante discriminatoria, nosotros hemos ido a canchas muchas más peligrosas que la nuestra (Uruguay). c. También se deberían hacer sanciones muchas más severas, expuso el abogado (Venezuela). a. En la reanudación salimos muchas más intensas en defensa y logramos dejarlas en 1 solo punto en el tercer cuarto (Argentina). b. Sus características y posibilidades son muchas más amplias que las que aquí describo (México). c. Son muchas más numerosas las adaptaciones fallidas o infelices que aquellas que logran hacer honor al espíritu de la obra original (Ve­ nezuela).

Hay que mencionar también que se han documentado 10 casos de discordancia. Predomina la discordancia de número, en concreto, mucho aparece en femenino plural pero el nombre que funciona como controlador de la concordancia es femenino singular, como en los ejemplos de (54): (54)

a. La democracia debe ser mucho más que eso, muchas más participativa (España). b. Allí se encontró con una lamia. Era una mujer muy bella, muchas más bella que las mujeres cristianas de estas tierras (México). c. Del relato que plantea Felicitas López Portillo se resume que la república cubana era muchas más compleja y rica, que la que por años ha asumido la historiografía cubana (Estados Unidos).

En cuanto a la forma masculina plural, el 51.62 % (350 casos) de los contextos sintácticos en los que aparece constituyen dominios locales. Mostramos algunos ejemplos en (55):

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(55)

a. Los ciudadanos comenzaron entonces a pagar impuestos muchos más altos porque los entendieron como provechosos para ellos mismos (Colombia). b. No van a la banca tradicional y recurren a las financieras con precios muchos más altos en las tasas de interés (Uruguay). c. la tolerancia me encanta, pero tengo la sensación de que hoy se dicen mensajes muchos más potentes sobre vencer los prejuicios (Vene­ zuela).

Por su parte, los dominios no locales representan el 48.37 % de los ejemplos documentados (328 casos), algunos de los cuales se ofrecen en (56): (56)

a. Por supuesto, que estos dos aspectos de la tradición judía eran muchos más antiguos (Chile). b. los robos con muertes se incrementaron en un 60 %, mostrándose muchos más agresivos los delincuentes (República Dominicana). c. a mi personalmente me gusta más la última versión, con ésta última están muchos más buenos, con el sabor tan particular que aporta la brasa (España).

Así pues, también en el caso de muchos los porcentajes correspondientes a ambos tipos de contextos son muy similares, aunque con ligera ventaja para los dominios locales. Para terminar la descripción de los datos correspondientes a muchos más + adjetivo, tenemos que mencionar que, al igual que en los casos de la forma femenina singular y femenina plural, se documentan ejemplos con discordancias. En concreto, para la forma muchos hemos registrado 176 ejemplos con discordancia, lo que sin duda representa un porcentaje elevado del total de ejemplos, el 25.95 %. De esos 176 casos de discordancia, 94 (53.40 %) se corresponden con ejemplos en los que el nombre controlador de la concordancia es femenino plural, pero mucho aparece en masculino plural, como se ilustra en (57): (57)

a. Pero es real que las fieras heridas son muchos más agresivas que las sanas (Paraguay). b. Deberíamos aprender de las sociedades muchos más viejas que las nuestras, como son las europeas (Uruguay). c. Sin embargo, estas decisiones se tornan muchos más fáciles cuando nuestra confianza esta puesta en Dios (Venezuela).

En el resto de casos las discordancias son solo de número (58a, 58b) y, en menor medida, de género y número (58c): (58)

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a. Personalmente, creemos muchos más correcto utilizar el término castellano aperitivo, en las invitaciones (España). b. Trabajando en conjunto sacaremos un producto muchos más fuerte (México).

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EL CUANTIFICADOR MUCHO EN ESTRUCTURAS COMPARATIVAS





125

c. Es un libro lleno de matices, con una gran sensibilidad y una historia muchos más profunda de la que se pueden sacar conclusiones igual de profundas (El Salvador).

El porcentaje de ejemplos con discordancia en el caso de muchos más + adjetivo es sensiblemente superior al resto de las formas de mucho en esta misma expresión (mucha, muchas). Podríamos pensar que se trata simplemente de errores de tipeo (no considerados como errores ortográficos, según la RAE) debidos al descuido propio de los tipos de textos incluidos en el corpus analizado, pero cabría plantearse también si la -s de la forma muchos en muchos más + adjetivo no puede constituir otro caso de marcador adverbial o falsa pluralización analógica, en la línea con lo propuesto por Pato y Casanova (2017) para el caso de cercas en el español de México y Pato (2019) para el caso de cadas. De hecho, el elevado número de ejemplos documentados de la forma masculina plural (678 casos) podría explicarse en parte si consideramos que se entrecruzan dos fenómenos: por un lado, la concordancia real de mucho en masculino plural, como en impuestos muchos más altos (cf. 55a); por otro, la presencia de -s en muchos como falso plural o marca adverbial, como en una historia muchos más profunda (cf. 58c), tal y como proponen Felíu Arquiola y Pato (2019) para el caso de los adverbios en -mentes. Como es sabido, en español antiguo la -s servía para marcar adverbios. Según, por ejemplo, Penny (2004: 131), era un medio informal para marcar la función adverbial. Volveremos a ello más adelante. A continuación, pasamos a comentar la tabla 21, que recoge los datos cuantitativos del empleo concordado del cuantificador mucho en la secuencia mucho más + adjetivo. Si atendemos al peso relativo de los distintos países en la documentación del fenómeno, podemos establecer una división en cuatro franjas: 0-1 %, 2-5 %, 6-9 % y más del 10 %. En la primera franja (0-1 %) se sitúan, en orden ascendente, Panamá, Honduras, Nicaragua, República Dominicana, Bolivia, Guatemala, Puerto Rico y Costa Rica. A continuación encontramos los países de la franja 2-5 %, que son El Salvador, Paraguay, Uruguay, Ecuador, Cuba, Chile y Venezuela. Por su parte, entre los países de la tercera franja (6-9 %) se sitúan Perú, Estados Unidos y Colombia. Finalmente, los países que superan el 10 % son México (10.17 %), Argentina (13.39 %) y España (21.49 %). Como acabamos de señalar, hay países que obtienen muchos más ejemplos que otros (cf. los porcentajes totales de España, Argentina, México y Colombia, frente a los de Panamá, Honduras, Nicaragua o República Dominicana). Sin embargo, los porcentajes de aparición y uso de mucho más + adjetivo son bastante similares entre todos ellos, pudiendo establecerse dos grandes grupos: aquellos países cuyo porcentaje se sitúa entre el 1 y el 20 % (para el caso de mucha más) y aquellos cuyo porcentaje está entre 25 y el 45 % (para el caso de muchas más). Los porcentajes de uso de muchos más son más elevados, dado que los casos registrados también lo son, y se colocan entre el 54 % y el 88 %.

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en torno a la denominada «concordancia adverbial»…

País España

mucha más

muchas más

muchos más

N

%

N

%

N

%

N

%

45

21.73

12

5.79

150

72.46

207

21.49

Totales

Argentina

26

20.15

4

3.10

99

76.74

129

13.39

México

21

21.42

10

1.02

67

68.36

98

10.17

Colombia

19

23.45

5

6.17

57

70.03

81

8.41

Estados Unidos

18

22.50

4

5.00

58

72.50

80

8.30

Perú

27

39.13

3

4.34

39

56.52

69

7.16

Venezuela

14

28.57

7

14.28

28

57.14

49

5.08

8

18.60

0

0

35

81.40

43

4.46

Chile Cuba Ecuador

4

16.67

3

12.50

17

70.83

24

2.49

11

45.83

0

0

13

54.16

24

2.49

Uruguay

4

17.39

1

4.34

18

78.26

23

2.38

Paraguay

9

39.13

0

0

14

60.87

23

2.38

El Salvador

1

5.00

2

10.00

17

85.00

20

2.07

Costa Rica

2

13.33

1

6.67

12

80.00

15

1.55

Guatemala

4

30.76

0

0

9

69.23

13

1.34

Bolivia

3

23.07

0

0

10

76.92

13

1.34

Rep. Dominicana

4

33.33

1

8.33

7

58.34

12

1.24

Nicaragua

3

30.00

1

10.00

6

60.00

10

1.03

Honduras

1

11.11

0

0

8

88.89

9

0.93

Panamá

2

33.33

0

0

4

66.67

6

0.62

Totales

230

23.88

54

5.60

678

70.50

963

100

Tabla 21. Casos (N) y porcentajes (%) de la concordancia de mucho más + adjetivo

En concreto, Ecuador (45.83 %), Perú y Paraguay (39.13 % respectivamente) alcanzan los porcentajes más elevados para mucha más + adjetivo, Venezuela (14.28 %) para muchas más + adjetivo, y Honduras (88.89 %), El Salvador (85 %), Chile (81.40 %) y Costa Rica (80 %) para muchos más + adjetivo. Creemos que estos resultados nos muestran que no estaríamos ante un fenómeno dialectal, propiamente dicho, sino más bien ante un fenómeno gramatical de ámbito general en español moderno (universal vernáculo), común a todos los países de habla hispana. Si nos centramos en el tipo de rasgo implicado, como ya anticipamos al comienzo de este subapartado, destaca el hecho de que se documentan muchos más casos correspondientes a la forma masculina plural (678 casos, 70.50 %) que a la forma femenina singular (230 casos, 23.88 %) y a la forma femenina plural (54

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EL CUANTIFICADOR MUCHO EN ESTRUCTURAS COMPARATIVAS



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casos, 5.60 %). Así pues, el empleo concordado de mucho en el contexto mucho más + adjetivo no presenta el patrón habitual en los fenómenos de cambio gramatical (f. sg. > m. pl. > f. pl.), sino que se ve claramente favorecido cuando la concordancia se establece en masculino plural. La prueba estadística realizada (F =  16.6804, p  =  0.0002 y valor crítico de F = 4.0847) señala que las diferencias entre los distintos países son significativas y que hay una relación directa entre el país y la construcción en estudio (mucha más y muchas/muchos más). 3.2.2. Mucho + menos + adjetivo La primera cuestión que debe remarcarse es el escaso número de ejemplos documentados correspondientes al empleo concordado de mucho en la construcción mucho menos + adjetivo. Como se observa en la tabla 22, únicamente hemos registrado 37 casos. Este hecho puede relacionarse con el menor uso del adverbio menos en comparación con más, diferencia similar a la que se ha comentado en el subapartado 3.1 para el caso de mayor y menor.8 Además, cabe destacar que, de esos 37 casos, 35 (94.60 %) se corresponden con la forma masculina plural (muchos menos + adjetivo), mientras que solo 2 (5.40 %) se corresponden con la forma femenina singular (mucha menos + adjetivo). Esta distribución indica que no se documentan ejemplos de la forma femenina plural (muchas menos + adjetivo). Así pues, y teniendo presente la escasez de datos, comprobamos que el predominio de la forma masculina plural —que ya señalamos para el caso de la construcción mucho más + adjetivo— se agudiza en el caso de mucho menos + adjetivo. De este modo, en la combinación de mucho con adjetivos comparativos analíticos, el masculino plural lidera el fenómeno del empleo concordado de este cuantificador, algo que no sucede en igual forma en el caso de los adjetivos comparativos sincréticos, como se vio en el apartado 3.1 de este capítulo. En el apartado 5 volveremos sobre esta cuestión al efectuar el contraste entre las distintas construcciones estudiadas en este capítulo. A continuación, ofrecemos los dos ejemplos registrados de la forma femenina singular (59a, 59b), así como algunos de los ejemplos correspondientes a la forma masculina plural (60): (59)

a. El sueño del otro, segunda novela del autor malagueño tras la mucha menos ortodoxa El asesino hipocondríaco (Plaza & Janés, 2012), podría leerse como una puesta en práctica de esos postulados (Cuba). b. Internet es la entrada directa al monumento, sin cola o con una mucha menos extensa (Estados Unidos).

8  El Corpus del español: Web/Dialectos ofrece las siguientes cifras, en términos generales, de aparición de más con 10 425 910 (87.56 %) casos, frente a 1 481 629 (12.44 %) de casos de menos.

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en torno a la denominada «concordancia adverbial»…

(60)

a. Y estos últimos comentarios no son una excepción, aunque, sí, son muchos menos frecuentes (España). b. Hay otros tipos de cuadros producidos por estos virus, pero son muchos menos frecuentes y aún menos en niños (México). c. Como todos los predios baldíos, que en aquel entonces abundaban dentro del propio conjunto urbano, aquél permaneció durante años inculto y a merced de plantas adventicias y yerbajos rastreros, cuando no aprovechado para basural y otros servicios muchos menos pulcros (Bolivia).

De esos 35 casos de muchos menos + adjetivo, 19 (54.28 %) presentan discordancias, algunas de las cuales ofrecemos en (61): (61)

a. Las fermentaciones de los mostos obtenidos con la utilización de adjuntos son muchos menos vigorosas (Argentina). b. he observado que muchas veces los emprendedores tienen una noción no clara, muchos menos específica, acerca de donde quieren llegar (Colombia). c. con el pptPlex, será posible que el hacer una presentación sea más ordenada y muchos menos monótonas que lo habitual (España).

El alto porcentaje de ejemplos con discordancias nos lleva a pensar de nuevo en la posibilidad de que la -s de muchos sea un caso de marcador adverbial o falsa pluralización. Pero esta hipótesis se ve reforzada por el hecho de que la secuencia muchos menos se documenta también en otro tipo de ejemplos, correspondientes a la expresión y/ni mucho menos, como mostramos en (62): (62)

a. Tenemos claro que no le debemos ningún favor político ni muchos menos publicitario al concejal Guerra (Estados Unidos). b. no quiero sonar demagoga ni muchos menos falsa, sinceramente le estaria eternamente agradecida con sus respuestas (Perú). c. El régimen actual en el país no es anticapitalista, socialista ni muchos menos ecologista (Ecuador).

Hemos registrado 28 ejemplos de ni/y muchos menos, que no hemos computado entre los datos correspondientes a mucho menos + adjetivo, pues se trata de una construcción distinta en la que la -s no se explica por la supuesta concordancia de mucho. De hecho, los casos documentados en los que la estructura y/ni muchos menos aparece seguida de un nombre singular (como mostramos en 63), en plural (64) o un verbo (65) respaldan la hipótesis de que esta -s es un marcador adverbial y no se debe a la concordancia, tal y como prueban los siguientes ejemplos.9 9   Un fenómeno diferente, estudiado por Company Company (2017), se daría en el caso de ciertos nombres (¡aguas!, ¡sopas!, ¡cielos!) y de determinadas formas verbales con pronombre átono (¡órales!), en los que se produce un reanálisis consistente en la reinterpretación y recategorización del morfema de plural -s como marca discursiva de intensidad expresiva al tiempo que se forman interjecciones impropias. Tal y como propone esta autora, el cambio sería de cuantificador plural a cuantifica-

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(63)



(64)

(65)

a. Sin libertad sexual, no puede haber libertad política... ni muchos menos independencia, dice el joven, que actualmente estudia justicia criminal (Puerto Rico). b. Creo que eso no es política sucia ni muchos menos intimidación, si para ellos decir la verdad de los abusos que hacen a sus trabajado­ res para que voten por ARENA no es política sucia ó intimidación... ¿¿ENTONCES QUÉ DIABLOS ES?? (El Salvador). c. téngnalo claro, tenemos dignidad, no aceptamos, ni robos ni muchos menos muerte, nos merecemos respeto, nos merecemos que nos gobiernen bien (Perú). d. alguien me puede decir k delito a cometido carlín? no veo que sea difamación ni muchos menos injuria ni calumnia (Perú). e. Luego de el incendio enfrenta una dura realidad, vive a la intemperie en la misma casa siniestrada, duerme en un colchón que le entrego hace poco el municipio, no tiene comida, ni muchos menos abrigo y calefacción (Chile). a. La creatividad no tiene horario ni muchos menos horas extras reflejadas en nuestro salario (México). b. La mera verdad es que no hay políticas ni muchos menos estrategias y acciones tendientes a reducir este problema que en el siglo 21 y en un país con tantos recursos como Guatemala (Guatemala). c. Pero el GOES no tiene buenos sistemas ni muchos menos conocimientos de seguridad de Internet, hasta donde yo sé (El Salvador). d. Pero a decir verdad yo no le encontre ninguna mezcla rara ni comdimentos exóticos ni muchos menos animales exoticos o ningun plato dificil de preparar (Perú). e. claramente no podemos eludir su veracidad e intriga justificando que es basura especial, polvo o pixeles muertos... todo ser humano con su vista en buen estado y mente en funcionamiento sabe que eso no lo hace el polvo ni muchos menos desperfectos en pixeles (Chile). a. le advierto mi hijo no necesita de nada ni de nadie y muchos menos pedirle algo a nadie no lo necesita porque no se acaba de interiorizar esta situación él no quiere hablar con nadie necesita estar solo (Cuba). b. te recuerdo Hugo que tu comandante ya no oye, ni ve, ni habla y muchos menos puede dirigir una nación... El único eterno es Dios, el Imperio romano se creía invencible y se acabó (Venezuela). c. El tiempo para los Mayas no simbolizaba oro, tampoco que el ser humano fuera un esclavo, y muchos menos significaba que alquien te pudiera poseer como un objeto, tal como lo hace la sociedad actual (Perú).

dor intensivo, es decir, de una cuantificación numérica de entidades (‘más de uno’) se pasaría a una cuantificación de grado o intensidad (‘mucho’). Según Company Company (2017), estos falsos plurales suelen situarse lo más a la izquierda posible del enunciado (ampliación de alcance) y se predican sobre tramos textuales más amplios. Como indica esta autora, estas formas se han vaciado, en diverso grado, de su significado referencial originario, y por ello han adquirido un valor pragmático subjetivo (punto de vista del hablante), han perdido la capacidad relacional sintáctica, pues no pueden tomar modificadores. Además, se han fijado del todo, pues no son conmutables por las formas en singular, forman una predicación completa por sí mismos y se vuelven prosódicamente independientes.

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d. No crean que el famoso compositor experimenta con pocos instrumentos, ni muchos menos esperen que use artefactos convencionales (Chile). e. nos creemos dueños, capos, genios de nuestras vidas, nadie como nosotros sabrá lo que nos conviene y muchos menos puede alguien decir nos como debemos hacer las cosas (Argentina).

Los datos del corpus manejado muestran que la construcción y/ni mucho menos es la general en español, con el 98.25 % (44 851 casos) de aparición, frente a y/ni muchos menos, que alcanza solo un 1.75 % (798 casos). El escaso porcentaje de empleo de la construcción con muchos indicaría que estamos ante un fenómeno reciente en español, sin olvidar que la inclusión de la -s en este contexto se percibe como un «error» gramatical. Pasemos a continuación a comentar la tabla 22, que recoge los datos cuantitativos correspondientes al empleo concordado de mucho en la construcción mucho menos + adjetivo.

mucha menos

muchos menos

N

%

N

Argentina España Estados Unidos México Perú Puerto Rico Bolivia Cuba Chile Colombia Costa Rica Panamá El Salvador Uruguay Venezuela

0 0 1 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0

0 0 25.00 0 0 0 0 100 0 0 0 0 0 0 0

8 8 3 4 2 2 1 0 1 1 1 1 1 1 1

100 100 75.00 100 100 100 100 0 100 100 100 100 100 100 100

8 8 4 4 2 2 1 1 1 1 1 1 1 1 1

21.62 21.62 10.81 10.81 5.40 5.40 2.70 2.70 2.70 2.70 2.70 2.70 2.70 2.70 2.70

Totales

2

5.40

35

94.60

37

100

País

%

Totales N

%

Tabla 22. Casos (N) y porcentajes (%) de la concordancia de mucho menos + adjetivo

En cuanto a los países de los que proceden los datos registrados, observamos cuatro grupos: nueve países para cada uno de los cuales se registra el 2.70 % de los ejemplos (Bolivia, Cuba, Chile, Colombia, Costa Rica, Panamá, El Salvador,

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Uruguay y Venezuela); dos países que aportan el 5.40 % de los datos cada uno (Perú y Puerto Rico); dos países que contribuyen con el 10.81 % de los datos cada uno (Estados Unidos y México) y, finalmente, los dos países de los que procede un mayor número de ejemplos, Argentina y España, con el 21.62 % de casos cada uno. En cuanto al tipo de rasgo flexivo implicado, como ya indicamos al inicio del subapartado, prácticamente todos los casos registrados se corresponden con la forma masculina plural (94.60 %), mientras que solo se documentan dos ejemplos de la forma femenina singular, correspondientes a Estados Unidos y Cuba, y ninguno de la forma femenina plural. Se trata de un patrón sin duda poco esperable si se tratara de un fenómeno de cambio gramatical, ya que lo habitual es que la expansión de este tipo de fenómenos siga el orden f. sg. > m. pl. > f. pl. Tal y como cabría esperar, dado el limitado número de casos registrados, la prueba estadística realizada (F = 3.9473, p = 0.057, y valor crítico de F = 4.2252) nos indica que los datos no son significativos, por lo que el factor «país» no se relaciona con la construcción concordada mucha/muchos menos + adjetivo. 4. El contexto mucho + {más/menos} + adverbio Para terminar el estudio de los distintos contextos seleccionados en este capítulo, nos centraremos ahora en el caso en que mucho modifica a un adverbio en construcción comparativa: mucho + {más/menos} + adverbio. La primera cuestión que cabe señalar es el escaso número de ejemplos documentados. Como se observa en la tabla 23, de la construcción mucho más + adverbio se han registrado únicamente 45 casos, de los cuales 34 (75.55 %) se corresponden con la forma masculina plural, algunos de ellos pueden verse en (66). Solo en 11 casos (24.44 %) se atestigua la forma femenina singular, como se observa en (67), mientras que no se documentan casos de la forma femenina plural. (66)

(67)

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a. DOGMÁTICA significa ir muchos más allá de lo que se piensa como DOCTRINA que es un simple criterio auxiliar (Colombia). b. Este autor va muchos más lejos que la tradición jungiana, a la que desprecia como antitradicional (Estados Unidos). c. reconocen la importancia de un afinamiento y puesta a punto de la cadena de suministros y por esto manejan muchos más estrechamente sus relaciones con sus proveedores importantes (Costa Rica). a. la justicia social se realiza en la historia, pero se fundamenta mucha más allá de cualquier circunstancia histórica (Argentina). b. Mientras tanto Lois, Hamilton, y el coronel llegan mucha más tarde a Metropolis (España). c. cuando paso en tinta lo que está dibujado a lápiz, bueno, puedo escuchar mucha más tranquilamente (Puerto Rico).

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Dado que el adverbio carece de rasgos flexivos, podría pensarse que el cuantificador mucho concuerda con algún elemento nominal presente en el contexto sintáctico próximo, que sería el controlador de la concordancia, como se observa en los ejemplos de (68): (68)

a. por el contrario, los conflictos de convivencia suelen estar muchos más cerca (Argentina). b. exigen nuevas deportaciones, la destrucción de antiguos barrios con el fin de empujar a la infame plebe a lugares muchos más lejos del centro estratégico (Ecuador). c. Todos ellos son, precisamente, problemas que pueden ser muchos más exitosamente enfrentados a escala regional (Nicaragua).

Sin embargo, en la mayoría de los ejemplos documentados no resulta posible identificar un supuesto elemento nominal controlador de la concordancia, por lo que puede pensarse, especialmente para el caso de muchos, que se trata de un caso de falso plural o marca adverbial, en la línea de lo señalado en apartados anteriores. Mostramos ejemplos de este tipo en (69): (69)

a. José Miguel Insulza ha permitido que en la actualidad el organismo se alce muchos más allá de la postura del Departamento de Estado (Honduras). b. mientras que la riqueza de las otras clases ha crecido muchos más rápidamente aún... (México). c. El sexo va muchos más allá que el coito con una mujer: es imaginación, experimentación, sensualidad (España).

Si nos centramos en el tipo de adverbio que aparece en los ejemplos documentados, podemos señalar que predomina el adverbio pronominal deíctico allá, que se documenta en 21 de los 45 ejemplos (46.66 %). Hemos registrado 6 casos de mucha más allá y 15 de muchos más allá, algunos de los cuales mostramos en (70): (70)

a. Mi invitación va muchos más allá de eso. Úsenla. Úsenla porque es útil para varias cosas (Colombia). b. Cada cual tiene sus límites presentes de excelencia pero se puede crecer muchos más allá del límite (Guatemala). c. Nuestra invitada a esta edición de las curiosidades del Chollywood va muchos más allá de un par de cirugías que le adornan su cuerpo (Paraguay).

Otros adverbios que aparecen en la construcción mucho más + adverbio son aún (5 casos), lejos (4), tarde (3), cerca y arriba (1 respectivamente) así como algunos adverbios en -mente (activamente, altamente, estrechamente, exitosamente, profundamente, rápidamente, tranquilamente), documentados una vez

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cada uno. Predominan, por tanto, los adverbios de lugar, pero no son la única clase semántica documentada. A continuación, comentaremos los datos cuantitativos de la tabla 23. País España Argentina México Estados Unidos Colombia Costa Rica Honduras Ecuador Perú Puerto Rico Venezuela Chile Guatemala Nicaragua Panamá Paraguay Totales

mucha más N

%

muchos más N

%

Totales N

%

4 1 0 1 0 0 0 1 1 2 1 0 0 0 0 0

50.00 14.28 0 20.00 0 0 0 50.00 50.00 100 100 0 0 0 0 0

4 6 6 4 3 2 2 1 1 0 0 1 1 1 1 1

50.00 85.71 100 80.00 100 100 100 50.00 50.00 0 0 100 100 100 100 100

8 7 6 5 3 2 2 2 2 2 1 1 1 1 1 1

17.78 15.55 13.33 11.11 6.66 6.66 4.44 4.44 4.44 4.44 2.22 2.22 2.22 2.22 2.22 2.22

11

24.44

34

75.55

45

100

Tabla 23. Casos (N) y porcentajes (%) de la concordancia de mucho más + adverbio

Como vemos en la tabla 23, el empleo concordado de mucho en el contexto mucho + más + adverbio no se registra en todos los países hispanohablantes. A pesar del escaso número de ejemplos documentados es posible establecer, como en otros contextos, una división por países en cuatro grandes grupos. Por una parte, se encuentran aquellos países en que el fenómeno se registra escasamente (2.22 %). Se trata de Paraguay, Panamá, Nicaragua, Guatemala, Chile y Venezuela. En segundo lugar se encuentran aquellos países para cada uno de los cuales se ha documentado el 4.44 % de los datos: Puerto Rico, Perú, Ecuador y Honduras. En tercer lugar se sitúan los países que aportan cada uno el 6.66 % de los datos: Costa Rica y Colombia. Finalmente, con más del 10 % de los datos cada uno se sitúan Estados Unidos (11.11 %), México (13.33 %), Argentina (15.55 %) y España (17.78 %). En cuanto al rasgo flexivo implicado, como ya señalamos al inicio del subapartado, se documentan bastantes más casos de la forma masculina plural

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(75.55 %) que de la forma femenina singular (24.44 %), algo que no se ajusta al patrón habitual en los fenómenos de cambio gramatical (f. sg. > m. pl. > f. pl), de manera similar a lo que vimos en el caso de mucho + {más/menos} + adjetivo. Retomaremos este hecho en la comparación entre contextos que realizaremos en el apartado 5 de este capítulo. La prueba estadística realizada (F  =  8.4069, p  =  0.0071 y valor crítico de F  =  4.1959) nos indica que los datos son significativos, por lo que el factor «país» se relaciona directamente con la construcción concordada mucho + más + adverbio. En cuanto a la construcción con menos, solo hemos encontrado un ejemplo, que mostramos en (71): (71) Muchos menos frecuentemente un quiste grande puede complicarse por hemorragia, torsión, infección (Chile).

Por otra parte, hemos documentado 5 casos de muchos menos + adverbio que se corresponden con la expresión (y/ni) muchos menos, ya mencionada en el subapartado anterior, en la que menos no modifica al adverbio, por lo que no han sido computados. Mostramos algunos ejemplos en (72): (72)

a. la radio no es una excepción y muchos menos hoy día en que vivimos un mundo tan agitado y extraño (Cuba). b. significa falta de confianza en sí mismo como pueblo para hacer lo posible. Muchos menos ahora cuando nuestra nacionalidad está en un momento histórico de debilidad (Puerto Rico). c. con mucho odio acumulado, gente que no toleró jamás y que no tolera (muchos menos ahora) mi libertad de expresión (España).

En suma, el empleo concordado de mucho + más + adverbio se documenta de forma muy escasa, mientras que el empleo concordado de ese mismo cuantificador en la construcción mucho + menos + adverbio es prácticamente inexistente. 5. Comparación de los contextos en estudio 5.1.  Panorama general A continuación, presentaremos los principales resultados del análisis realizado en los apartados precedentes y compararemos los distintos contextos estu­ diados. En primer lugar, nos centraremos en el contexto mucho + {más/menos} + nombre (§ 2). Cabe señalar que hemos documentado un número muy superior de

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ejemplos de uso no concordado de mucho cuando se combina con el adverbio comparativo más (913 casos) que cuando se combina con menos (254 casos). En ambos casos la ausencia de concordancia se da sobre todo ante nombres femeninos singulares (mucho más agua, mucho menos fuerza). Pero, mientras en el caso de menos se documenta el patrón de extensión esperable en un fenómeno de cambio gramatical (f. sg. > m. pl. > f. pl.), en el caso de más los ejemplos registrados de uso no concordado de mucho con nombres femeninos plurales (mucho más dudas) superan ligeramente a los documentados con nombres masculinos plurales (mucho más libros), por lo que el patrón es f. sg. > f. pl. > m.pl. En cuanto a las pruebas estadísticas, hay relación directa entre los países y las dos construcciones estudiadas, por lo que se trataría de un fenómeno de variación. Hemos propuesto una posible explicación que daría cuenta del empleo no concordado de mucho en este contexto sintáctico, basada en la idea de reanálisis de la secuencia mucho + más + nombre: mucho no se analizaría como modificador del sintagma nominal comparativo, sino como modificador del cuantificador más/menos ([[mucho más] agua]), de manera que sería categorialmente un adverbio y no manifestaría concordancia. En cuanto al contexto sintáctico mucho + adjetivo comparativo (§ 3), resulta necesario distinguir entre los casos en que aparece un adjetivo comparativo sincrético (§ 3.1) y los casos en los que aparece un adjetivo en construcción comparativa analítica (§ 3.2). En el primer contexto (mucho + adjetivo comparativo), hemos analizado el empleo concordado de mucho en las combinaciones mucho mayor, mucho menor, mucho mejor y mucho peor, fundamentalmente en relación con tres restricciones mencionadas en la bibliografía especializada: a) el rasgo flexivo implicado (en la concordancia de mucho solo estaría implicado el rasgo de género, mientras que el rasgo de número no se vería afectado); b) la posición sintáctica de mucho + adjetivo comparativo sincrético (la concordancia de mucho solo se daría en posición prenominal); y c) el tipo de nombre implicado (la concordancia de mucho solo se daría con nombres continuos y nombres abstractos, pero no con discontinuos). En primer lugar, hemos documentado un número de ejemplos de uso concordado de mucho ante adjetivo comparativo sincrético muy distinto dependiendo del adjetivo implicado, algo que se relaciona en parte con los datos globales de empleo de cada uno de esos adjetivos: a) 1536 casos de uso concordado de mucho en mucho mayor; b) 651 casos de uso concordado de mucho en mucho mejor; c) 493 casos de uso concordado de mucho en mucho menor; d) 62 casos de uso concordado de mucho en mucho peor. En segundo lugar, existe una diferencia clara en los datos relativos al rasgo flexivo implicado en la concordancia entre mayor y menor, por una parte, y mejor y peor, por otra. Así, cuando los adjetivos comparativos sincréticos son mayor y menor, el rasgo flexivo implicado en los ejemplos de uso concordado de mucho documentados es fundamentalmente el rasgo de género. En el caso de mucho mayor, el 93.88 % de los ejemplos se corresponden con la forma femenina singular,

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mientras que solo en el 6.11 % de los ejemplos está implicado el rasgo de plural. De igual modo, en el caso de mucho menor, el 92.50 % de los casos de concordancia de mucho registrados se corresponden con la forma femenina singular, mientras que las formas femenina plural y masculina plural suman solo el 7.50 % de los ejemplos documentados. En cambio, en el caso de la secuencia mucho mejor, la distribución de los porcentajes entre los rasgos flexivos es más homogénea, de manera que el 52.38 % de los ejemplos se corresponden con la forma femenina singular, mientras que en el 47.01 % de los casos se ve implicado el rasgo de plural. En lo que respecta a mucho peor, aunque el número de casos documentados de uso concordado de mucho en este contexto es reducido (62 casos), el 35.48 % se corresponde con la forma femenina singular mientras que el 64.51 % de los ejemplos se corresponde con formas plurales. Así pues, existe una diferencia fundamental en cuanto al tipo de rasgo flexivo implicado en la concordancia de mucho: mientras que en los casos de mucho mayor y mucho menor el rasgo implicado es fundamentalmente el de género, en los casos de mucho mejor y mucho peor se ven implicados tanto el rasgo de género como el rasgo de número, hecho que no solo no se había mencionado en la bibliografía precedente, sino que incluso se descartaba o se consideraba imposible. Si nos centramos en la restricción relativa a la posición sintáctica de la combinación mucho + adjetivo comparativo sincrético, recordaremos que en la bibliografía previa se indica que la concordancia del cuantificador se limita a la posición prenominal (con mucha mayor fuerza). En nuestro estudio hemos comprobado que esta generalización se cumple en los casos de mucho mayor y mucho menor cuando la concordancia se da en femenino singular. Así, solo el 0.97 % de los ejemplos documentados correspondientes a mucha mayor aparece en un contexto distinto del prenominal. De igual modo, solo el 0.65 % de los ejemplos documentados correspondientes a mucha menor se da en un contexto distinto de la posición prenominal. En cambio, cuando la concordancia se manifiesta en masculino plural, la situación varía: el 68.33 % de los casos de muchos mayores y el 90.32 % de los casos de muchos menores aparecen en un contexto distinto del prenominal. En el caso de mucho mejor, la situación es bastante similar: solo el 3.22 % de los ejemplos de forma femenina singular se da en un contexto distinto del prenominal, mientras que el 46.80 % de los ejemplos correspondientes a la forma masculina plural aparece en contextos sintácticos distintos del prenominal. La situación también es parecida para mucho peor: mientras que solo se documenta un ejemplo de mucha peor (4.54 %) en un contexto distinto de la posición prenominal, el 65 % de los casos de muchos peores se documentan en contextos sintácticos distintos de la posición prenominal. Así pues, la restricción que limita la concordancia de mucho + adjetivo comparativo sincrético a la posición prenominal solo es válida parcialmente, cuando la concordancia se da en femenino singular. En los casos en los que la concordancia se da en masculino plural, el número de ejemplos en los que el contexto es distinto del prenominal aumenta considerablemente, algo que tampoco se había indicado en la bibliografía precedente.

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Finalmente, en cuanto al tipo de sustantivo implicado, en los casos de mucha mayor y mucha menor los nombres registrados son fundamentalmente continuos abstractos cuando la concordancia es femenina singular. Cuando la concordancia es plural, se documentan nombres abstractos discontinuos, lógicamente. Hasta aquí se trata de una situación compatible con la restricción mencionada en los estudios precedentes. Sin embargo, en el caso de mucho mejor y mucho peor, hemos documentado ejemplos que muestran que el empleo concordado de mucho no se limita a nombres abstractos (continuos o discontinuos), sino que también se da con nombres discontinuos concretos (lupa, cámara, autor, libros), incluso animados (jugadores, atletas), algo que se descartaba en los estudios previos revisados. En suma, según el estudio que hemos realizado, el empleo concordado de mucho en la secuencia mucho mejor —también en la secuencia mucho peor, aunque el número de casos documentados es menor— muestra un comportamiento gramatical diferente de la concordancia de mucho en mucho mayor y mucho menor que contradice las restricciones establecidas en la bibliografía: el rasgo de número se ve implicado casi en la mitad de los ejemplos documentados; la concordancia no se limita a la posición prenominal, sobre todo en el caso del masculino plural; finalmente, la concordancia no está restringida a los nombres abstractos y continuos, sino que se documentan también nombres discontinuos concretos, tanto inanimados como animados. En cuanto al contexto mucho + adjetivo comparativo analítico (mucho + {más/ menos} + adjetivo), hemos documentado una cifra de ejemplos mucho más elevada en el caso del cuantificador más (963) que en el caso del cuantificador menos (37), algo que hemos relacionado con el mayor uso general de este cuantificador en español actual. Ambos contextos coinciden en el hecho de que el porcentaje de ejemplos en los que se da la forma masculina plural (70.50 % para muchos más + adjetivo y 94.60 % para muchos menos) es muy superior al correspondiente al femenino singular y al femenino plural, de manera que no se da el patrón habitual en los fenómenos de cambio gramatical (f. sg. > m. pl. > f. pl.). En este aspecto, los datos de la concordancia de mucho en mucho + {más/menos} + adjetivo muestran similitudes con los datos de la concordancia de mucho en mucho + {mejor/ peor}, mientras que difieren de los datos relativos a la concordancia de mucho en mucho + {mayor/menor}. Por otra parte, el elevado número de discordancias cuando la forma es masculina plural nos lleva a pensar que la -s de muchos podría constituir un caso más de falso plural o marca adverbial. En suma, podría tratarse de dos fenómenos entrecruzados, la concordancia real de mucho en masculino plural (impuestos muchos más altos) y la -s de mucho como marca adverbial (una historia muchos más profunda), en la línea de lo propuesto para los adverbios en -mentes por Felíu Arquiola y Pato (2019). Esta propuesta de que la -s de muchos pueda ser un falso plural o una marca adverbial se ve ratificada por los datos correspondientes al último contexto sintáctico estudiado, mucho + {más/menos} + adverbio. Hemos documentado solo 45 ejemplos de concordancia de mucho en este contexto, el 75.55 % de los cuales se

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corresponde con la forma masculina plural (muchos). Si el adverbio núcleo de la construcción comparativa carece de rasgos flexivos, el elemento controlador de la concordancia tendrá que ser un elemento nominal presente en el contexto próximo. Pero en la mayoría de ejemplos no es posible identificar un elemento nominal controlador de la concordancia plural. Así pues, todo parece indicar que la -s de muchos en muchos + {más/menos} + adverbio no sería un caso de concordancia real, sino una marca adverbial o falso plural. 5.2. Relación entre el uso concordado y el uso no concordado Las siguientes tablas muestran las frecuencias de aparición (número de casos y porcentajes en bruto) de cada uno de los contextos que faltan por revisar, esto es, el número total de casos lematizados de mucho más, mucho menos, mucho mayor, mucho menor, mucho mejor, mucho peor en sus usos concordados o no concordados (según el caso) en el Corpus del español: Web/Dialectos, ordenados por países. El contraste que establecemos entre estas tablas y las presentadas en los apartados anteriores de este capítulo nos proporcionará datos de interés para una mejor descripción y caracterización de cada uno de los usos de mucho en español actual. En efecto, esta comparación nos permitirá conocer el grado de divergencia entre el uso concordado y el uso no concordado en los distintos países hispanohablantes, gracias a los porcentajes alcanzados en cada uno de ellos, por lo que la interpretación previa de los datos será más precisa. En los casos en que los porcentajes de aparición entre un uso y el otro sean parecidos (inferiores a 2.5 %), los datos nos indicarían que no hay diferencias significativas en el empleo del cuantificador. Por el contrario, cuando los porcentajes de aparición varían entre el uso concordado y el no concordado en más de un 2.5 %, los datos confirmarían que el empleo del cuantificador se ve condicionado a favor de una construcción u otra. Nos centraremos, en primer lugar, en el contexto mucho + {más/menos} + nombre. En la tabla 24 ofrecemos los datos relativos al uso concordado de mucho en la construcción mucho más + nombre (N = 31158). Como vemos en la tabla 24, que recoge el uso concordado de mucho más + nombre, las tres formas concordadas obtienen porcentajes similares (F = 22.4459 y valor crítico de F = 4.0981). La forma femenina plural (muchas más) es la que presenta el porcentaje de aparición más elevado, con un 37.89 %, y la que se potencia en la mayoría de los países (Colombia, República Dominicana, Paraguay, México, España, Estados Unidos, Chile, Cuba, Ecuador, Guatemala y Costa Rica). Otros países, en cambio, favorecen más la concordancia femenina singular (Bolivia, Argentina, Uruguay, Perú, Venezuela, Panamá, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Puerto Rico). La concordancia masculina plural es la menos documentada en todos los casos.

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Países

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mucha más

muchas más

muchos más

N

N

%

N

%

N

%

%

Totales

España

3730

33.97

4407

40.13

2845

25.90

10 982

35.24

México

1112

33.90

1329

40.50

840

25.60

3281

10.53

Estados Unidos

1010

34.12

1130

38.17

820

27.70

2960

9.49

Colombia

712

29.90

909

38.17

760

31.92

2381

7.64

Argentina

973

41.60

759

32.45

607

25.95

2339

7.50

Perú

556

40.79

455

33.38

352

25.82

1363

4.37

Venezuela

425

40.36

354

33.61

274

26.02

1053

3.37

Cuba

263

32.87

288

36.00

249

31.13

800

2.56

Ecuador

235

35.23

248

37.18

184

27.58

667

2.14

Guatemala

206

32.75

234

37.20

189

30.04

629

2.01

Uruguay

228

40.86

184

32.97

146

26.16

558

1.79

El Salvador

188

37.75

171

34.33

139

27.91

498

1.59

Bolivia

160

40.92

121

30.94

110

28.13

391

1.25

Costa Rica

133

37.57

135

38.13

86

24.29

354

1.13

Honduras

132

38.26

122

35.36

91

26.37

345

1.10

Puerto Rico

131

38.53

112

32.94

97

28.52

340

1.09

Rep. Dominicana

116

35.04

142

42.90

73

22.05

331

1.06

Nicaragua

121

37.70

109

33.95

91

28.34

321

1.03

Panamá

119

40.75

99

33.90

74

25.34

292

0.93

Paraguay

95

33.93

114

40.71

71

25.36

280

0.89

11 002

35.31

11 808

37.89

8348

26.79

31 158

100

Totales

Tabla 24. Casos (N) y porcentajes (%) de la concordancia de mucho en mucho más + nombre

El contraste entre esta tabla 24 y la tabla 15, que recoge el uso no concordado de la construcción en estudio, nos indica que hay una gran diferencia entre un uso y el otro. En efecto, mientras que, como acabamos de ver, los porcentajes de aparición de las formas concordadas son similares entre sí (37.89 % f. pl., 35.31 % f. sg. y 26.79 % m. pl.), en el caso del empleo no concordado el uso se decanta claramente por la forma no concordada de mucho ante nombres femeninos singulares (78.97 %), mientras que el empleo de mucho no concordado ante nombres plurales es más equilibrado (12.70 % f. pl. y 8.32 % m. pl.). Por otro lado, si revisamos los porcentajes totales por países podemos comprobar que la mayoría de ellos presenta una variación entre el uso no concordado y el uso concordado menor a 2.5 % (es el caso de Argentina, Paraguay, Bolivia,

en torno.indb 139

02/03/20 12:28

140

en torno a la denominada «concordancia adverbial»…

Ecuador, Colombia, Venezuela, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala, Cuba, República Dominicana, Puerto Rico y Estados Unidos). Chile y Uruguay, en cambio, obtienen una diferencia un poco mayor (del 2.62 % y del 3.13 %, respectivamente). Pero son Perú (5.04 % de diferencia) y México (5.57 %) —a favor del uso no concordado— y España (24.72 %) —a favor del uso concordado— los tres países que presentan diferencias más importantes entre ambos empleos. Así pues, el contraste establecido nos indicaría que el uso concordado de mucho más + nombre es un rasgo propio del español europeo, frente al uso no concordado, propio de las variedades americanas (especialmente en México y Perú). Por su parte, en la tabla 25 presentamos los datos relativos al uso concordado de mucho en la construcción mucho menos + nombre (N = 2667).

Países

mucha menos

muchas menos

muchos menos

Totales

N

%

N

%

N

%

N

%

España

614

50.66

279

23.01

319

26.32

1212

45.44

México

103

42.73

52

21.57

86

35.68

241

9.03

97

42.73

66

29.07

64

28.19

227

8.51

Argentina

116

52.25

45

20.27

61

27.47

222

8.32

Colombia

54

36.73

43

29.25

50

34.01

147

5.51

Perú

32

40.00

22

27.50

26

32.50

80

2.99

Chile

30

41.67

18

25.00

24

33.33

72

2.69

Venezuela

24

33.80

23

32.39

24

33.80

71

2.66

Uruguay

25

39.06

12

18.75

27

42.18

64

2.39

Cuba

20

35.71

11

19.64

25

44.64

56

2.09

Guatemala

19

47.50

6

15.00

15

37.50

40

1.49

El Salvador

17

45.94

8

21.62

12

32.43

37

1.38

Puerto Rico

18

52.94

5

14.70

11

32.35

34

1.27

Ecuador

18

54.55

4

12.12

11

33.33

33

1.23

Rep. Dominicana

9

37.50

7

29.16

8

33.33

24

0.89

Costa Rica

9

42.85

7

33.33

5

23.80

21

0.78

Panamá

7

33.33

8

38.09

6

28.57

21

0.78

Honduras

7

36.84

4

21.05

8

42.10

19

0.71

Paraguay

4

25.00

7

43.75

5

31.25

16

0.59

Nicaragua

3

20.00

5

33.33

7

46.67

15

0.56

Bolivia

8

53.33

6

40.00

1

6.67

15

0.56

Totales

1234

46.27

638

23.93

795

29.80

2667

100

Estados Unidos

Tabla 25. Casos (N) y porcentajes (%) de la concordancia de mucho en mucho menos + nombre

en torno.indb 140

02/03/20 12:28



EL CUANTIFICADOR MUCHO EN ESTRUCTURAS COMPARATIVAS

141

Lo primero que llama la atención de la tabla 25 es que los datos obtenidos son diferentes a los del caso recién presentado de mucho más + nombre, ya que los porcentajes totales no son tan similares entre sí (F = 18.4122 y valor crítico de F = 4.0981), por lo que estas dos construcciones se comportarían de manera diferente en español actual. En efecto, la forma femenina singular es la que obtiene el porcentaje más elevado (46.27 %), seguida de la forma masculina plural (29.80 %) y luego la femenina plural (23.93 %). Sin embargo, en la distribución por países encontramos que la forma masculina plural es la más empleada en el caso de Nicaragua, Honduras, Cuba y Uruguay. Por el contrario, en Paraguay y Panamá es la forma femenina plural la que mayor porcentaje obtiene (en Estados Unidos y Costa Rica también supera a la forma masculina plural). El único país que presenta porcentajes nivelados en el uso de las tres formas es Venezuela. En el contraste entre esta tabla 25 y la tabla 16, que recoge el uso no concordado de mucho menos + nombre, podemos observar que los porcentajes en el caso de los nombres femeninos singulares (46.27 % para el uso no concordado de mucho frente a 50 % para el concordado) y en el caso de los nombres masculinos plurales (29.80 % para el uso no concordado de mucho y 34.65 % para el concordado) son relativamente parecidos. En cambio, en el caso de los nombres femeninos plurales la diferencia es mucho mayor, a favor del uso no concordado de mucho (23.93 %, frente a 15.35 %). Este hecho encajaría con el patrón establecido en todo cambio lingüístico. Los porcentajes totales por países son, asimismo, interesantes, ya que podemos comprobar que la mayoría de los países alcanzan porcentajes similares entre un empleo y el otro (es el caso de Uruguay, Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala, Cuba, Puerto Rico y Estados Unidos). Otros, en cambio, favorecen los usos no concordados con porcentajes superiores al 2.5 %; es el caso de Chile (2.82 %), República Dominicana (3.44 %), Venezuela (4.03 %), México (4.35 %) y Argentina (5.85 %). España, de nuevo, es el país que potencia el uso concordado de la construcción (con una diferencia del 32.06 %). A continuación, revisaremos el caso de los adjetivos comparativos sincréticos: mucho {mayor/menor/mejor/peor}. Para facilitar el contraste y la revisión de los datos entre los usos concordados y no concordados, revisaremos construcción por construcción. En cuanto a mucho mayor/mayores (N = 15127, F = 23.9621 y valor crítico de F  =  4.0981), la tabla 26 muestra los porcentajes de uso no concordado para el singular (85.69 %) y el plural (14.31 %). A este respecto cabe indicar que El Salvador obtiene un porcentaje algo superior al resto de los países (90.20 %) y que Guatemala, a la inversa, presenta un porcentaje ligeramente inferior (81.54 %). En la tabla 17 vimos que el uso concordado de mucho en mucho mayor alcanzaba un 93.88 %, por lo que ambos empleos se sitúan en porcentajes elevados. En cuanto a las formas plurales, y como cabría esperar teniendo en cuenta los porcentajes alcanzados en singular, el uso no concordado (14.31 %) es mayor que el concordado (6.12 %, si sumamos f. pl. y m. pl.).

en torno.indb 141

02/03/20 12:28

142

en torno a la denominada «concordancia adverbial»…

El contraste entre ambos usos indica que solo un país, Argentina, muestra un porcentaje de variación superior al 2.5 %, a favor del uso concordado (3.29 %). El resto de países logra porcentajes similares en ambas construcciones, concordadas y no concordadas. No obstante, hay que indicar que la mayoría de los países favorecen ligeramente el empleo no concordado (Uruguay, Bolivia, Ecuador, Colombia, Venezuela, Panamá, Costa Rica, El Salvador, Honduras, Cuba, República Dominicana, Puerto Rico y Estados Unidos).

Países España México Estados Unidos Argentina Colombia Perú Venezuela Chile Cuba Ecuador Uruguay Guatemala Honduras El Salvador Bolivia Rep. Dominicana Paraguay Nicaragua Costa Rica Puerto Rico Panamá Totales

mucho mayor N

%

3485 1730 1203 1112 831 675 514 512 385 289 286 243 236 230 216 195 191 181 182 149 118

83.96 86.02 86.36 88.67 87.19 84.79 83.84 85.33 85.17 86.01 86.40 81.54 87.08 90.20 85.04 88.64 89.67 84.98 88.35 87.65 86.13

12 963

85.69

mucho mayores N

Totales

%

N

%

666 281 190 142 122 121 99 88 67 47 45 55 35 25 38 25 22 32 24 21 19

16.04 13.97 13.63 11.32 12.80 15.20 16.15 14.67 14.82 13.99 13.60 18.45 12.91 9.80 14.96 11.36 10.33 15.02 11.65 12.35 13.87

4151 2011 1393 1254 953 796 613 600 452 336 331 298 271 255 254 220 213 213 206 170 137

27.44 13.29 9.21 8.29 6.30 5.26 4.05 3.96 2.99 2.22 2.19 1.97 1.79 1.69 1.68 1.45 1.41 1.41 1.36 1.12 0.91

2164

14.31

15 127

100

Tabla 26. Casos (N) y porcentajes (%) del uso no concordado de mucho + mayor(es)

En principio, el comportamiento de la construcción no concordada mucho menor/menores (N = 6924, F = 20.1550 y valor crítico de F = 4.0981) es similar a la anterior (mucho mayor/mayores); en singular el uso no concordado alcanza un 83.29 %, frente al concordado, que logra un 92.50 %. Solo dos países, República Dominicana (92.11 %) y Paraguay (90.20 %), presentan porcentajes de aparición ligeramente superiores al resto. En plural, el uso no concordado (16.71 %) es más elevado que el concordado (7.50 %, tras la suma del f. pl. y del m. pl.).

en torno.indb 142

02/03/20 12:28

EL CUANTIFICADOR MUCHO EN ESTRUCTURAS COMPARATIVAS



143

Sin embargo, la comparación entre la tabla 27 (uso no concordado) y la tabla 18 (uso concordado) deja ver que numerosos países (Uruguay, Paraguay, Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, Venezuela, Costa Rica, Honduras, Guatemala, Cuba, República Dominicana y Puerto Rico) alcanzan porcentajes más elevados en el uso no concordado de esta construcción. El caso más llamativo es el de México, donde el porcentaje de variación, a favor siempre del empleo no concordado, llega a 3.92 %. En comparación, los países que favorecen el uso concordado son menos (Argentina, Panamá, Nicaragua, El Salvador y Estados Unidos). Hay que notar el caso de España, pues la variación entre ambos usos es de 12.85 % a favor del uso concordado. Por último, cabe señalar que el único país que logra porcentajes similares en uno y otro empleo es Colombia. Países

mucho menor

mucho menores

Totales

N

%

N

%

N

%

España México Argentina Estados Unidos Colombia Perú Chile Venezuela Cuba Uruguay Ecuador Costa Rica Guatemala Rep. Dominicana Paraguay Bolivia Puerto Rico El Salvador Honduras Nicaragua Panamá

1557 841 531 455 368 313 222 216 136 138 122 118 119 105 92 86 81 77 70 62 58

84.85 79.56 82.20 82.88 79.65 83.69 81.62 88.16 82.93 85.71 84.14 81.38 83.80 92.11 90.20 85.15 87.10 87.50 79.55 86.11 84.06

278 216 115 94 94 61 50 29 28 23 23 27 23 9 10 15 12 11 18 10 11

15.15 20.43 17.80 17.12 20.35 16.31 18.38 11.84 17.07 14.29 15.86 18.62 16.18 7.89 9.80 14.85 12.90 12.50 20.45 13.88 15.94

1835 1057 646 549 462 374 272 245 164 161 145 145 142 114 102 101 93 88 88 72 69

26.50 15.27 9.33 7.93 6.67 5.40 3.93 3.54 2.37 2.32 2.09 2.09 2.05 1.65 1.47 1.46 1.34 1.27 1.27 1.04 0.99

Totales

5767

83.29

1157

16.71

6924

100

Tabla 27. Casos (N) y porcentajes (%) del uso no concordado de mucho + menor(es)

Como se observa en la tabla 28, la construcción mucho mejor/mejores (N = 40 418, F  = 20.7437 y valor crítico de F  =  4.0981) obtiene unos porcentajes muy uniformes en todos los países. En singular, el uso no concordado alcanza un

en torno.indb 143

02/03/20 12:28

144

en torno a la denominada «concordancia adverbial»…

93.52 %, frente al concordado, que es de 52.38 %. En plural, a la inversa, el uso no concordado (6.48 %) es inferior al concordado (47.62 %, tras la suma del f. pl. y del m. pl.). Estos datos nos indican que habría una diferencia entre ambos empleos y también con respecto a las construcciones anteriores (mucho mayor y mucho menor), ya que con el adjetivo comparativo sincrético mejor las diferentes variedades del español actual parece que prefieren la no concordancia entre el cuantificador mucho y este adjetivo; al menos esta es la solución que encontramos en Bolivia, Panamá, Honduras, República Dominicana, Puerto Rico y España, país este último donde el porcentaje de variación llega al 2.83 %. Otros países, en cambio, presentan porcentajes parecidos en ambos empleos (es el caso de Paraguay, Ecuador, Costa Rica y El Salvador). El resto favorece el uso concordado, con porcentajes levemente superiores (cf. tabla 19). Países

mucho mejor

mucho mejores

Totales

N

%

N

%

N

%

España México Estados Unidos Argentina Colombia Perú Chile Venezuela Guatemala Ecuador Cuba Uruguay Puerto Rico Rep. Dominicana Costa Rica El Salvador Honduras Paraguay Bolivia Panamá Nicaragua

12 354 4837 3264 2994 2490 1994 1394 1390 1017 802 740 699 622 512 494 454 404 380 346 317 293

93.23 91.96 94.20 94.96 93.86 92.96 93.24 94.05 95.94 93.15 93.32 93.95 96.59 92.42 92.68 92.84 93.30 96.45 94.02 95.20 93.91

897 423 201 159 163 151 101 88 43 59 53 45 22 42 39 35 29 14 22 16 19

6.77 8.04 5.80 5.04 6.14 7.04 6.76 5.96 4.06 6.85 6.63 6.05 3.41 7.58 7.32 7.16 6.70 3.55 5.98 4.80 6.09

13 251 5260 3465 3153 2653 2145 1495 1478 1060 861 793 744 644 554 533 489 433 394 368 333 312

32.78 13.01 8.57 7.80 6.56 5.30 3.70 3.66 2.62 2.13 1.96 1.84 1.60 1.37 1.32 1.21 1.07 0.98 0.91 0.82 0.77

Totales

37 797

93.52

2621

6.48

40 418

100

Tabla 28. Casos (N) y porcentajes (%) del uso no concordado de mucho + mejor(es)

Por último, por lo que respecta a los adjetivos comparativos sincréticos, comentaremos la construcción mucho peor/peores (N = 6814, F = 18.4449 y valor crítico de F = 4.0981). En singular, el uso no concordado logra un 86.22 %, frente

en torno.indb 144

02/03/20 12:28

EL CUANTIFICADOR MUCHO EN ESTRUCTURAS COMPARATIVAS



145

al concordado, que obtiene un 35.48 %; situación similar a la descrita para el caso de mucho mejor/mejores. En la tabla 29 podemos observar que cuatro países, Bolivia (94.44 %), Costa Rica (93.48 %), Honduras (93.02 %) y Ecuador (92.52 %), obtienen porcentajes ligeramente superiores a la media; y que en Nicaragua, en cambio, el porcentaje es inferior (78.95 %). Como era de esperar, teniendo en cuenta el caso del adjetivo mejor, en plural el uso no concordado de peor también es inferior (13.78 %) al concordado (64.52 %, tras la suma del f. pl. y del m. pl.). Cabe recordar que para el caso de mucho peor en su uso concordado no se habían obtenido datos de todos los países (cf. tabla 20), por lo que el contraste entre las tablas no puede ser completo. Sin embargo, podemos indicar que solo dos países, Estados Unidos (4.70 %) y Perú (2.66 %), alcanzan porcentajes más altos en el uso no concordado del cuantificado con el adjetivo peor; el resto de los países favorecen el uso concordado (Argentina, Bolivia, Ecuador, El Salvador, México, República Dominicana y Puerto Rico), especialmente Uruguay (4.28 %), Colombia (3.66 %) y Venezuela (2.87 %). Por último, España y Chile presentan porcentajes similares entre un uso y el otro. Países

mucho menor

mucho menores

Totales

N

%

N

%

N

%

España Estados Unidos Argentina México Colombia Perú Venezuela Chile Cuba Uruguay Ecuador Rep. Dominicana Guatemala Honduras El Salvador Bolivia Puerto Rico Paraguay Nicaragua Costa Rica Panamá

2157 657 604 548 255 259 211 183 142 129 136 83 70 80 69 68 55 53 45 43 28

84.22 86.45 87.28 90.28 85.00 89.00 86.48 83.94 86.06 87.16 92.52 86.46 81.40 93.02 84.15 94.44 88.70 88.33 78.95 93.48 82.35

404 103 88 59 45 32 33 35 23 19 11 13 16 6 13 4 7 7 12 3 6

15.78 13.55 12.71 9.72 15.00 11.00 13.52 16.06 13.94 12.84 7.48 13.54 18.60 6.98 15.85 5.56 11.30 11.67 21.05 6.52 17.65

2561 760 692 607 300 291 244 218 165 148 147 96 86 86 82 72 62 60 57 46 34

37.58 11.15 10.15 8.90 4.40 4.27 3.58 3.20 2.42 2.17 2.16 1.40 1.26 1.26 1.21 1.06 0.90 0.88 0.83 0.66 0.50

Totales

5875

86.22

939

13.78

6814

100

Tabla 29. Casos (N) y porcentajes (%) del uso no concordado de mucho + peor(es)

en torno.indb 145

02/03/20 12:28

146

en torno a la denominada «concordancia adverbial»…

Pasemos ahora al contexto en el que mucho aparece con expresiones comparativas analíticas del tipo mucho {más/menos} + adjetivo. En la tabla 30 presentamos los datos relativos al uso no concordado de mucho en la construcción mucho más + adjetivo (N = 56 801, F = 22.8467 y valor crítico de F = 4.0981), mientras que en la tabla 31 ofrecemos los datos relativos al uso no concordado de mucho en la construcción mucho menos + adjetivo (N = 3545, F = 21.0360 y valor crítico de F = 4.0981).

Países

mucho más + A f. sg.

mucho más + A f. pl.

N

%

N

%

España

7706

43.77

2657

15.09

México

3053

44.38

1057

15.36

Estados Unidos

2330

44.59

776

Argentina

2208

46.59

Colombia

1763

45.99

Perú

1394

Chile

1114

Venezuela

mucho más + A m. pl. N

Totales

%

N

%

7239

41.12

17 602

30.99

2769

40.25

6879

12.11

14.85

2119

40.55

5225

9.19

703

14.83

1828

38.57

4739

8.34

571

14.89

1499

39.10

3833

6.74

48.84

404

14.15

1056

37.00

2854

5.02

47.00

356

15.02

900

37.97

2370

4.17

1031

47.25

275

12.60

876

40.14

2182

3.74

Cuba

665

47.39

224

15.96

514

36.63

1403

2.47

Ecuador

523

43.33

163

13.50

521

43.16

1207

2.12

Guatemala

456

42.69

171

16.01

441

41.29

1068

1.88

Bolivia

389

47.38

108

13.15

324

39.46

821

1.44

Rep. Dominicana

422

52.88

100

12.53

276

34.58

798

1.40

Costa Rica

371

48.37

114

14.86

282

36.76

767

1.35

El Salvador

363

48.33

106

14.11

282

37.54

751

1.32

Puerto Rico

338

46.55

95

13.08

293

40.35

726

1.27

Paraguay

285

45.09

89

14.08

258

40.82

632

1.11

Nicaragua

309

49.28

89

14.19

229

36.52

627

1.10

Honduras

317

50.63

103

16.45

206

32.90

626

1.10

Panamá

249

46.36

81

15.08

207

38.54

537

0.94

Totales

25 811

45.44

8408

14.80

22 582

39.76

56 801

100

Tabla 30. Casos (N) y porcentajes (%) del uso no concordado de mucho en mucho más + adjetivo

Por lo que respecta a la construcción mucho más + adjetivo, en su uso no concordado ante adjetivos femeninos singulares mucho logra una media de 45.44 %, y los porcentajes son muy similares en todos los países. El único que

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09/03/20 08:58

EL CUANTIFICADOR MUCHO EN ESTRUCTURAS COMPARATIVAS



147

sobrepasa esta media es República Dominicana (con un 52.88 %). El empleo no concordado de mucho ante adjetivos femeninos plurales alcanza un 14.80 %. En cuanto a mucho más + adjetivo masculino plural, el porcentaje medio se sitúa en 39.76 %, salvo para el caso de Honduras, que obtiene un porcentaje más bajo (32.90 %).

Países

mucho menos + A f. sg.

mucho menos + A f. pl.

mucho menos + A m. pl.

Totales

N

%

N

%

N

%

N

%

España

455

41.28

148

13.43

499

45.28

1102

31.08

México

151

38.91

61

15.72

176

45.36

388

10.94

Estados Unidos

149

39.83

53

14.17

172

45.98

374

10.55

Argentina

142

43.03

40

12.12

148

44.84

330

9.30

Colombia

90

36.58

38

15.44

118

47.96

246

6.93

Cuba

60

38.70

18

11.61

77

49.67

155

4.37

Perú

59

39.59

17

11.40

73

48.99

149

4.20

Venezuela

47

37.60

19

15.20

59

47.20

125

3.52

Chile

31

27.19

24

21.05

59

51.75

114

3.21

Guatemala

22

26.82

11

13.41

49

59.75

82

2.31

Ecuador

25

35.71

10

14.29

35

50.00

70

1.97

Uruguay

24

47.05

8

15.68

19

37.25

51

1.43

Puerto Rico

10

21.27

8

17.02

29

61.70

47

1.32

Rep. Dominicana

24

52.17

6

13.04

16

34.78

46

1.29

Honduras

19

41.30

11

23.91

16

34.78

46

1.29

El Salvador

16

36.36

7

15.90

21

47.72

44

1.24

Paraguay

15

37.50

5

12.50

20

50.00

40

1.12

Costa Rica

20

54.05

4

10.81

13

35.14

37

1.04

Panamá

12

32.43

5

13.51

20

54.05

37

1.04

Bolivia

13

40.62

3

  9.37

16

50.00

32

0.90

Nicaragua

10

33.33

6

20.00

14

70.00

30

0.84

1394

39.32

502

14.16

1649

46.52

3545

100

Totales

Tabla 31. Casos (N) y porcentajes (%) del uso no concordado de mucho en mucho menos + adjetivo

Los datos de las formas concordadas son completamente diferentes, como se vio en la tabla 21. En estos contextos la forma más empleada es el masculino plural, con un 70.50 %, seguida de la forma femenina singular (23.88 %) y de la forma femenina plural (5.60 %).

en torno.indb 147

02/03/20 12:28

148

en torno a la denominada «concordancia adverbial»…

El contraste entre las tablas nos muestra que la gran mayoría de los países potencia el uso no concordado de mucho más + adjetivo; es el caso de Uruguay, Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Panamá, Costa Rica, Honduras, El Salvador, Guatemala, República Dominicana y Puerto Rico; pero donde mayor es la diferencia es en Argentina (con un 5.05 %). Por otro lado están los países que favorecen el uso concordado: Paraguay, México, Estados Unidos y España; en este último país la diferencia en la variación es de 9.50 %. Tres países, Bolivia, Nicaragua y Cuba, alcanzan porcentajes similares entre un uso y el otro. En cuanto a mucho menos + adjetivo en su uso no concordado (tabla 31), en el caso de adjetivos en femenino singular (39.32 %) varios países están por debajo de la media (Nicaragua, Panamá, Guatemala, Chile y Puerto Rico). En el caso de adjetivos en femenino plural (14.16 %), por el contrario, varios países se sitúan por encima del porcentaje medio (Chile, Nicaragua y Honduras). Teniendo en cuenta los datos anteriores, para el caso de adjetivos en masculino plural, donde la media es de 46.50 %, encontramos los países previamente mencionados (Guatemala, Puerto Rico y Nicaragua). Como recordaremos, en el uso concordado de esta estructura no teníamos casos de concordancia de mucho menos + adjetivo femenino plural (cf. tabla 22). El femenino singular solo alcanzaba el 5.40 %, mientras que de manera rotunda el masculino plural, con un 94.60 %, dominaba el uso concordado. El contraste entre países deja ver que la mayoría de ellos potencia el uso concordado (Uruguay, Bolivia, Perú, Panamá, Costa Rica y El Salvador), especialmente Puerto Rico (4.08 %) y, sobre todo, Argentina (12.32 %). Otros, en cambio, favorecen el uso no concordado (Chile, Venezuela y Cuba), pero es en Colombia (4.23 %) y España (9.46 %) donde se alcanzan las diferencias más notorias. Por último, México y Estados Unidos obtienen porcentajes similares en ambos usos. Finalmente, presentamos el último contexto estudiado: mucho + {más/menos} + adverbio. En la tabla 32 figuran los datos relativos al uso no concordado de mucho en este contexto sintáctico (N = 17 666, F = 21.7728 y valor crítico de F = 4.0981). El primer gran contraste que vemos en la tabla 32 es entre el número de casos registrados de mucho más + adverbio (96.40 %) y de mucho menos + adverbio (3.60 %). El escaso porcentaje de esta última estructura explicaría, en principio, que no haya casos de uso concordado. En efecto, como recordaremos (cf. tabla 23), en este uso concordado los casos de masculino plural eran mucho más abundantes (75.55 %) que los de femenino singular (24.44 %). Por otro lado, no en todos los países fue posible documentar este uso concordado. En términos generales, el contraste entre ambos empleos nos indica que los países que favorecen el uso no concordado son Chile, Colombia, Venezuela y España (país donde la diferencia es de 9.62 %). Por el contrario, aquellos que se inclinan por el uso concordado son Paraguay, Perú, Ecuador, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras,

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EL CUANTIFICADOR MUCHO EN ESTRUCTURAS COMPARATIVAS



149

Guatemala, México, Estados Unidos y, sobre todo, Argentina (donde la diferencia entre un uso y el otro llega a 5.71 %).

Países

mucho más

mucho menos

Totales

N

%

N

%

N

España

4698

97.02

144

2.98

4842

27.40

México

2139

95.74

95

4.26

2234

12.64

Argentina

1670

96.03

69

3.07

1739

9.84

Estados Unidos

1583

96.23

62

3.77

1645

9.31

Colombia

1370

96.82

45

3.18

1415

8.01

Venezuela

762

96.45

28

3.55

790

4.47

Perú

668

95.83

29

4.17

697

3.94

Chile

617

98.09

12

1.91

629

3.56

Cuba

450

93.17

33

6.83

483

2.73

Ecuador

426

97.26

12

2.74

438

2.48

Uruguay

342

98.27

6

1.73

348

1.97

Guatemala

334

96.25

13

3.75

347

1.96

Bolivia

261

94.22

16

5.78

277

1.56

El Salvador

262

95.97

11

4.03

273

1.54

Paraguay

239

97.55

6

2.45

245

1.38

Rep. Dominicana

232

96.67

8

3.33

240

1.35

Puerto Rico

219

94.40

13

5.60

232

1.31

Honduras

214

96.39

8

3.61

222

1.26

Costa Rica

197

96.09

8

3.91

205

1.16

Panamá

176

96.17

7

3.59

183

1.03

Nicaragua

170

93.41

12

6.59

182

1.03

17 029

96.40

637

3.60

17 666

100

Totales

%

Tabla 32. Casos (N) y porcentajes (%) del uso no concordado de mucho más + adverbio

6. Consideraciones finales En este capítulo hemos estudiado el empleo concordado y no concordado del cuantificador mucho en los siguientes contextos sintácticos: i) mucho + {más/ menos} + nombre; ii) mucho + adjetivo comparativo sincrético {mayor/menor/ mejor/peor} y en expresiones comparativas analíticas: mucho {más/menos} + adjetivo; iii) mucho + {más/menos} + adverbio. En el caso de los grupos nominales comparativos (mucho + {más/menos} + nombre), hemos comprobado que el uso no concordado de mucho se documenta

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150

en torno a la denominada «concordancia adverbial»…

especialmente ante el cuantificador más, aunque también hemos registrado ejemplos de este empleo ante el cuantificador menos. Este uso no concordado puede explicarse a partir de la hipótesis del reanálisis de mucho, que dejaría de entenderse como un modificador del grupo nominal cuantificado ([mucha [más [agua]]]) para concebirse como un modificador del adverbio comparativo ([[mucho más] agua]). En cuanto al contexto mucho + adjetivo comparativo, nuestro estudio ha puesto de manifiesto que, en el caso de los adjetivos comparativos sincréticos, existen importantes diferencias entre el empleo concordado de mucho en la secuencia mucho {mejor/peor} y el empleo concordado de este mismo cuantificador en las secuencias mucho {mayor/menor}. Así, la concordancia de mucho en mucho mejor no está sujeta a las restricciones mencionadas en la bibliografía previa para mucho mayor. En efecto, hemos comprobado que la concordancia de mucho en mucho mejor ni se limita únicamente al singular, ni tampoco se da solo cuando la combinación de mucho + adjetivo sincrético aparece en posición prenominal, ni se ve restringida a los nombres abstractos y continuos. En suma, la concordancia de mucho en mucho mejor presenta menos condicionamientos gramaticales y tiene una extensión mayor que la concordancia de mucho en mucho mayor. Finalmente, en el caso de los adjetivos comparativos analíticos nuestro estudio ha mostrado que el porcentaje de casos en los que se da la forma masculina plural (70.50 % para muchos más + adjetivo y 94.60 % para muchos menos) es muy superior al correspondiente al femenino singular y al femenino plural. Este hecho, unido el elevado número de discordancias cuando la forma es masculina plural, nos lleva a proponer que nos encontramos ante dos fenómenos que se entrecruzan: la concordancia real de mucho en masculino plural (impuestos muchos más altos) y la -s de mucho como marca adverbial (una historia muchos más profunda), propuesta que se ve apoyada por la documentación de la forma muchos en la secuencia muchos + {más/menos} + adverbio, en la que la -s no puede entenderse como una marca de concordancia. En cuanto al grado de divergencia entre el uso concordado y el uso no concordado en los distintos países hispanohablantes, presentado en el apartado 5.2 de este capítulo, el análisis de los datos ha mostrado que en algunos casos no hay diferencias significativas en el empleo del cuantificador mucho en su uso concordado y no concordado, pero en otros los porcentajes de aparición entre ambos usos sí varían. A continuación resumimos de manera escueta estos hechos: a) Para el caso de la construcción mucho más + nombre, Perú y México son los países que favorecen el uso no concordado, mientras que España potencia el uso concordado. En la construcción mucho menos + nombre, Chile, República Dominicana, Venezuela, México y Argentina favorecen los usos no concordados; España, por el contrario, los usos concordados. b) En cuanto a los adjetivos comparativos sincréticos, Argentina favorece el uso concordado de mucho mayor. Argentina, Panamá, Nicaragua, El Sal-

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EL CUANTIFICADOR MUCHO EN ESTRUCTURAS COMPARATIVAS

151

vador, Estados Unidos y, sobre todo, España presentan porcentajes superiores en el uso concordado de mucho menor, frente a México, donde el porcentaje de variación es mayor en el empleo no concordado. Para mucho mejor, en general, las diferentes variedades del español actual prefieren la no concordancia. En el caso de mucho peor Estados Unidos y Perú alcanzan porcentajes más altos en el uso no concordado, mientras que en Uruguay, Colombia y Venezuela, por el contrario, se potencia el uso con­ cordado. c) En la construcción comparativa analítica mucho más + adjetivo, Argentina favorece el uso no concordado y España el concordado. A la inversa, en mucho menos + adjetivo Argentina y Puerto Rico potencian el uso concordado y España y Colombia el no concordado. d) Por último, en la construcción mucho más + adverbio y mucho menos + adverbio el uso no concordado se favorece en España y el concordado en Argentina. En suma, vemos algunas diferencias significativas en el empleo de mucho entre ciertos países, con variaciones dependiendo del contexto en el que aparezca el cuantificador. En efecto, mientras que en Argentina se potencia un uso (concordado o no concordado) según la construcción, en España se favorece el contrario (concordado o no concordado). Por otro lado, y en términos generales, Perú y México suelen favorecer los usos no concordados. Para terminar, queremos retomar los conceptos de controlador de la concordancia, target y dominio (Corbett, 2006), empleados también en el capítulo anterior al tratar la concordancia de los cuantificadores allí estudiados. Al igual que constatamos en dicho capítulo, en el caso del empleo concordado de mucho en estructuras comparativas analíticas (mucho {más/menos} + adjetivo), el porcentaje de casos en los que la concordancia de mucho se da en un dominio local (sintagma nominal) es similar al que presenta la concordancia de este cuantificador en dominios mayores como la cláusula o la oración. Esto es, la concordancia de mucho en la secuencia mucho {más/menos} + adjetivo no se ve potenciada por el hecho de que el sustantivo que funciona como controlador de la concordancia se encuentre en el mismo sintagma nominal que el cuantificador mucho. Esta concordancia de mucho inducida por un sustantivo que funciona como controlador de la concordancia en dominios superiores al sintagma nominal como la cláusula o la oración, esto es, en dominios no locales, es considerada como un caso de concordancia no canónica en el marco teórico de Corbett (2006). En la línea de lo señalado en el capítulo precedente, podemos pensar que el empleo concordado de mucho en la construcción mucho {más/menos} + adjetivo está lo suficientemente avanzado como para que no se limite al dominio del sintagma nominal y se dé también en dominios superiores como la cláusula. Parece necesario un estudio diacrónico que nos permita comprobar si, en efecto, el cuantificador mucho en la secuencia mucho {más/menos} + adjetivo empezó a mostrar concordancia prime-

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152

en torno a la denominada «concordancia adverbial»…

ro cuando formaba parte del mismo sintagma nominal que el nombre que funciona como controlador de la concordancia (impuestos muchos más altos) y posteriormente este empleo concordado de mucho se extendió a dominios mayores que el sintagma nominal, como la cláusula (Estos dos aspectos de la tradición judía eran muchos más antiguos). En este sentido, resulta útil aportar cierta información de carácter histórico. Así, en cuanto a las documentaciones de los fenómenos objeto de estudio en este capítulo, cabe señalar que las búsquedas realizadas en algunos de los corpus históricos disponibles (Corpus del español: Género/Histórico, CORDE, CODEA+) muestran que los primeros empleos de mucho no concordado en la secuencia mucho más + sustantivo datan de finales del siglo xv y del siglo xvi, como se observa en (73): (73)





a. E si en los tiempos antigos fue tanto nombrada esta ciudad mucho mas gloria de fama gano por nuestros tiempos: que segun el turco tan poderoso los tuuo cercados (Martín Martínez de Ampiés (tr.), Peregrinatio in Terram Sanctam, 1498). b. y delos reyes de allende gano y por mar / y por tierra / lo que Francia: ni Castilla no pudo ganar. lo que toda la Africa no abasto a defender: ahun que les cahia mas çerca. y parecian mas ser dela conquista del Africa: y tenían mucho mas gente (Gauberto Fabricio de Vagad, Crónica de Aragón, 1499). c. Y aun vos digo que mucho más cortesía se les hazía que a el Caramillán, y esto por su mandamiento, que a maravilla folgava él d' ello (Platir, 1533-1540).

En cuanto al empleo no concordado de mucho en la secuencia mucho menos + nombre, los primeros ejemplos documentados proceden de textos de los siglos xvi-xvii: (74)



a. Como si en medio de estas ocupaciones y poca salud —dijo, ayudando a Juliano, Sabino— no supiésemos que tenéis tiempo para otras escrituras que no son menos trabajosas que ésa, y, son de mucho menos utilidad (Luis de León, De los nombres de Cristo, 1559). b. ¿Es ilusión lo que vi? ¿Beatriz con nuevo cuidado, con un don Luis estimado tan presto en lugar de mí? Pero tres años no es presto; que en mucho menos distancia suele caber la inconstancia de las mujeres (Agustín Moreto, La confusión de un jardín, 1644).

Si nos centramos en el empleo concordado de mucho ante adjetivos comparativos sincréticos, podemos comprobar que los primeros casos documentados, del siglo xiv-xv, se corresponden con la secuencia mucho mayor (75a-c), que aparece dentro del mismo sintagma nominal que el nombre inductor de la concordancia y en posición prenominal. También encontramos en el siglo xv algún ejemplo de mucho concordado en la secuencia mucho menor (75d):

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EL CUANTIFICADOR MUCHO EN ESTRUCTURAS COMPARATIVAS



(75)





153

a. Et otrosy quelos que vendian las viandas e las otras cosas, quelas vendian por muchos mayores presçios delo que valian e las deuian vender segund buena rrazon (Cortes de Toro, 1369). b. Et commo qujer que los ynfantes todos fuesen muy buenos & ljdiasen muy bien & muy esforçada mente pero gonçalo gonçales el menor fazia muchos mayores fechos que njnguno delos otros (Pedro Afonso de Barcelos (tr.), Crónica de 1344, c. 1400). c. E de las merçedes & cartas que fasta aqui son dadas para que aquellos tenian ofiçios o alcaldias de fortalezas de por vida los tengan de juro de heredat que les paresçia que des tas tales facultades & merçedes rresultan muchos mayores daños agrauios & jnconuenientes (Alfonso Díaz de Montalvo, Odenanzas reales, 1484). d. así aquellos a quien yo di licencia e abtoridad para que labrasen como otros algunos sin mi licencia e mandado an fecho e quieren fazer e an labrado e labran contra el dicho mi espreso defendimiento moneda de oro, e de plata e villón de mucha menor ley e talla de la que yo ordené e constituí (Documento notarial, Provisión de Enrique IV, 1470).

En cuanto al resto de adjetivos comparativos sincréticos, hay que señalar que los primeros casos de mucho en uso concordado ante mejor y peor datan del siglo xvii: (76)





a. el cacao que producen sus bosques y montañas, teniendo toda aquella humedad que necessita esta planta y no hallandose enteramente anegada, aun es de mucha mejor calidad por la mayor parte de manteca que encierra, por el tamaño del grano y por lo mas delicado de su gusto (Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, Viaje a la América meridional, 1608). b. Ni el uno ni el otro es digno de ser imitado, pero el ansia de adquirir tiene muchos mejores ratos que la pereza menesterosa. La suma pobreza tomada por Dios es alta virtud, pero abrazada por opinión humana es preámbulo para muchos y horribles vicios (Juan de Zabaleta, Errores celebrados, 1634). c. Al mejor esclavo del mundo es menester sufrirle mil imperfecciones, ¿qué mucho será sufrirle algunas a la mujer propia siendo de mucho más provecho que esclavo? Las que se habían de quejar eran ellas, pues tienen mucha peor suerte que el esclavo más infeliz (Juan de Zabaleta, Errores celebrados, 1634).

Si pasamos a los datos relativos al empleo concordado de mucho en la construcción mucho más + adjetivo, podemos comprobar que los ejemplos documentados datan del siglo xvi y principios del xvii (77a-c), mientras que el empleo concordado de mucho en la secuencia mucho menos + adjetivo se documenta en el siglo xix (77d). En relación con la hipótesis apuntada anteriormente de que el cuantificador mucho en la secuencia mucho {más/menos} + adjetivo podría haber empezado a mostrar concordancia primero cuando formaba parte del mismo sin-

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tagma nominal que el nombre que funciona como controlador de la concordancia, hay que señalar que desde los primeros ejemplos se observa que no es necesario que la combinación mucho más/menos + adjetivo aparezca en el mismo constituyente que el nombre inductor de la concordancia para que se dé el uso concordado del cuantificador, como se aprecia en (77): (77)





a. Eusebio, de sentencia de Platón, dice que Hidra fue un famosísimo sofista, que resolviéndole una cuestión, proponía otras muchas más difíciles (Juan Pérez de Moya, Philosofía secreta, 1554).10 b. el mismo tiempo ha ejecutado todo lo que en ellas venía bien proveído sin faltar nada, y otras cosas muchas más necesarias que fuera imposible acertarlas a proveer ni ejecutarse por entonces (Polo de Ondegardo, Notables daños de no guardar a los indios sus fueros, 1605). c. Bien parece, Señor, que en una duda como ésta, y falta de probanza, no se pudo hacer mucha más aguda, ajustada y delgada, y que se parece harto a la que hizo Salomón con las dos mujeres que pedían el hijo (Juan de Palafox y Mendoza, Memoriales, 1630). d. Mamá, yo veo que otros muchos menos inteligentes que papá, y generalmente palurdos y gentes de baja esfera, se han hecho poderosos con las minas (Francisco Navarro Villoslada, Historia de muchos Pepes, 1856).

Finalmente, el empleo concordado de mucho en la secuencia mucho más + adverbio se documenta desde el siglo xvii con un ejemplo en el que aparece un adverbio en -mente: (78) Todos los conjuros referidos en las curas antes desta, manifiestamente van embueltos en gentilidad; pero mucha mas claramente el que irá declarado en este parágrafo del echar ventoças (Hernando Ruiz de Alarcón, Tratado de las supersticiones entre los indios naturales de esta Nueva España, c. 1629).

En resumen, en relación con los tres contextos estudiados en este capítulo (mucho + {más/menos} + nombre; mucho + adjetivo comparativo [sincrético y analítico]; mucho {más/menos} + adverbio), los datos históricos muestran los siguientes hechos: a) El empleo no concordado de mucho en la secuencia mucho más + nombre se documenta desde finales del siglo xv, mientras que los primeros ejemplos relativos al uso concordado de mucho en la secuencia mucho menos + nombre datan del siglo xvii. 10   Este ejemplo es ambiguo entre la estructura [otras] [muchas más difíciles], que es la que interesa en este trabajo, y la estructura [otras muchas] [más difíciles], que no se correspondería con nuestro objeto de estudio.

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EL CUANTIFICADOR MUCHO EN ESTRUCTURAS COMPARATIVAS

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b) En el caso de los adjetivos comparativos sincréticos, el empleo concordado de mucho en la secuencia mucho mayor es el que se documenta desde fecha más antigua (siglo xiv), seguido de mucho menor (siglo xv), mientras que el uso concordado de mucho ante otros adjetivos comparativos sincréticos (mejor, peor) es posterior (siglo xvii). En relación con el empleo concordado de mucho ante adjetivos en construcción comparativa analítica, hay que señalar que los primeros datos son del siglo xvi (mucho más + adjetivo), mientras que en el caso de mucho menos + adjetivo hay que esperar hasta el siglo xix para documentar ejemplos. c) El empleo concordado de mucho en la secuencia mucho {más/menos} + adverbio se documenta desde el siglo xvii.

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EL CUANTIFICADOR TODO COMO MODIFICADOR DE ADJETIVOS Y NOMBRES 1. Introducción En este capítulo nos centraremos en el estudio de los usos concordados y no concordados del cuantificador todo cuando se combina con un adjetivo (María llegó toda nerviosa) y con un nombre en uso atributivo (María es toda corazón). Como es sabido, aunque todo procede de la forma latina totus, hereda los sentidos que en latín tenían totus (valor de integridad) y omnis (valor de univer­ salidad) (Fernández Ramírez, 1987: 351; Satorre Grau, 2010).1 Por ello sus va­ lores y su distribución sintáctica en español son diversos, como veremos a conti­ nuación. Si nos centramos en el tipo de cuantificador, todo es un cuantificador propio universal, al igual que cada2 y ambos (cf., por ejemplo, Sánchez López, 1999). Como indica la NGLE (§ 19.7), todo puede introducir sintagmas nominales defi­ nidos y no definidos. En el caso de los sintagmas nominales definidos, todo puede aparecer en singular (1a) o en plural (1b), y concuerda en género y número con el sustantivo núcleo del sintagma nominal. En singular (1a) indica «la totalidad de las partes integrantes de una entidad» (Leonetti, 2007: 23), mientras que en plural cuantifica sobre entidades (1b). En este contexto recibe también el nombre de predeterminante y puede prece­ der al artículo definido (1a, 1b), al determinante posesivo (todos mis amigos) o al demostrativo (todos estos libros). (1)

a. Me comí toda la tarta. b. Todas las tartas me gustaron.

En relación con este tipo de contextos definidos, hay que señalar también que todo puede combinarse con nombres propios (2a) y pronombres personales (2b). Finalmente, puede presentar el uso denominado tradicionalmente como «prono­ minal» (2c), esto es, aparecer con un nombre nulo o tácito: 1   Para una síntesis de los valores de todo en la lengua medieval pueden verse los trabajos de Espi­ nosa Elorza y Sánchez Lancis (2006), Camus Bergareche (2009) y Suárez Fernández (2012). 2   Para la pluralización de cada, véase Pato (2019).

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(2)

a. Recorrí toda Roma. b. Toda tú estás radiante. c. Vinieron todos a la fiesta.

En cuanto a los contextos no definidos, todo se combina con un sintagma no­ minal sin determinante, siempre con nombres contables en singular y con inter­ pretación inespecífica o genérica, como se ejemplifica en (3) (Leonetti, 2007: 23). En este tipo de contexto, carece de uso pronominal: (3)

a. Toda tarta de queso debe ser cremosa. b. *Todas tartas de queso deben ser cremosas.

Cabe señalar que, cuando todo es cuantificador universal y aparece en con­ textos definidos, puede dar lugar a la estructura denominada de cuantificación flotante (Sánchez López, 1999: 1072, cf. 4b). En este tipo de estructuras, el cuantificador se encuentra separado del elemento al que cuantifica, como se observa en (4), aunque concuerda con dicho elemento en género y número. Suele aparecer en posición posverbal y puede coaparecer con un sujeto expreso. Como indica la NGLE (§ 19.10), en ejemplos como los de (4), todos/todas «es asimilable a los complementos predicativos del sujeto pero a la vez es correfe­ rente con el grupo nominal definido en plural del que se predica, que es su an­ tecedente»: (4)

a. Los invitados llegaron todos tarde a la fiesta. b. Mis amigas adoran todas a María.

Por otra parte, además de cuantificador universal, todo puede ser cuantificador de grado (Sánchez López 1999; NGLE: § 19.4i)3 cuando se combina con adjetivos (5a) y cuando aparece en construcciones nominales atributivas (5b), contextos sobre los que nos centraremos en el presente capítulo: (5)

a. María llegó toda nerviosa. b. María es toda corazón.

Por otro lado, cuando todo aparece adyacente a un adjetivo, es posible distin­ guir dos construcciones distintas, en la línea de Satorre Grau (2010). Por una parte, todo puede ser anafórico y presentar el valor de universalidad, como en (6), en cuyo caso nos encontramos ante una estructura sintáctica en la que todo es pronombre o determinante con nombre nulo y el adjetivo se predica de él: (6) Y así se entretenía... escribiendo... muchos versos todos acomodados a su tristeza (Miguel de Cervantes, El Quijote, I, 26). 3   No aparece recogido, sin embargo, entre las expresiones de grado mencionadas en la monografía de Sánchez López (2006).

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El autor denomina este uso de todo como todo2, que podemos considerar un caso de cuantificación flotante. Esta estructura se caracteriza, según este autor, por la libertad posicional de todo (muchos versos acomodados todos a su tristeza) y por el hecho de que todo y el adjetivo no forman grupo fónico. Podríamos repre­ sentar la estructura como [todos] [acomodados]. Este contexto no es de interés para el presente capítulo, pues todo no es aquí modificador del adjetivo ni cuanti­ ficador de grado, sino cuantificador universal. Por otra parte, el mismo autor distingue un todo1, que ejemplifica con un caso como el de (7): (7) La detenida, toda desgraciada y mohína, dijo […] (Miguel de Cervantes, El Quijote, II, 10).

En este tipo de estructuras, todo no es un cuantificador universal anafórico, sino que puede considerarse cuantificador de grado, pues resulta equivalente a ‘completamente, sumamente, muy’. A este respecto, Gutiérrez Rodríguez (2008: 272) indica que el cuantificador universal todo también cuantifica a veces sobre propiedades, en cuyo caso denota el extremo máximo en la escala de la propiedad denotada por el adjetivo con el que se combina, por lo que es semejante en su significado a muy o al superlativo.

En este contexto todo carece de libertad posicional (*La detenida, desgraciada toda) y forma grupo fónico con el adjetivo, al que modifica y con el que forma constituyente: [toda desgraciada]. En cuanto a la adscripción categorial de este todo1, Satorre Grau (2010) considera que se trata de un adjetivo que modi­ fica a otro adjetivo, pues para este autor la pauta sintáctica es posible en español. Para otros autores como Hummel (2015 y 2017b), se trataría de un adverbio flexionado, similar a los casos estudiados en los capítulos precedentes de esta monografía. Por nuestra parte, en el presente capítulo nos centraremos en los casos en los que todo es cuantificador de grado, tanto cuando se combina con un adjeti­ vo (María llegó toda nerviosa, como todo1), como cuando aparece en expresio­ nes nominales atributivas (María es toda corazón). Como veremos en los apar­ tados siguientes, el empleo concordado de todo ante adjetivo femenino singular se considera de uso mayoritario, mientras que la variante no concordada es te­ nida por menos frecuente. Uno de los objetivos es comprobar si los datos pro­ cedentes del corpus base (el Corpus del español: Web/Dialectos) confirman o no este hecho. Igualmente, entre los objetivos de este capítulo se encuentra ofrecer un panorama lo más abarcador posible del empleo concordado y no concordado de todo cuando modifica a un adjetivo y cuando aparece en expre­ siones nominales atributivas. Los resultados de nuestra investigación mostra­

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rán que, en el caso del empleo concordado de todo como modificador de un adjetivo, nos encontramos ante un fenómeno distinto de los estudiados en los dos capítulos precedentes. En el apartado 2 nos centramos en el contexto todo + adjetivo. Por una parte, en el apartado 2.1 estudiamos el empleo concordado y no concordado de todo combinado con un adjetivo femenino singular (María llegó {toda/todo} nerviosa). Para ello hemos adoptado, al igual que en los capítulos anteriores, un enfo­ que cuantitativo y estadístico. Sin embargo, en el caso del estudio del uso con­ cordado y no concordado de todo combinado con adjetivos en plural, las dificultades metodológicas encontradas nos han obligado a sustituir dicho enfo­ que por uno de tipo cualitativo. En concreto, el principal problema que hemos tenido que afrontar al tratar de realizar un estudio cuantitativo del empleo con­ cordado de todo ante adjetivo plural ha sido la dificultad que entraña determinar si nos encontramos ante un caso de cuantificación flotante o ante un caso de todo como modificador del adjetivo. En este sentido, ya la NGLE (§ 19.8v-w) afirma que «La variante concordada en plural (todos manchados, todos enojados) se interpreta mayoritariamente en la lectura llamada flotante. Así pues, Las paredes estaban todas manchadas equivale a ‘Todas las paredes estaban manchadas’», aunque admite que en áreas como Bolivia y Perú una oración como Las niñas estaban todas asustadas es ambigua entre las interpretaciones ‘Todas las niñas estaban asustadas’ y ‘Las niñas estaban muy asustadas’. En nuestra opinión, esta ambigüedad se da en gran parte de los casos documentados en el corpus revisa­ do, por lo que nos hemos visto obligados a restringir nuestro estudio a aquellos ejemplos claramente no ambiguos en los que todo se interpreta como modifica­ dor del adjetivo, bien por motivos contextuales o de conocimiento del mundo (Y uno comiéndose ese muslo de pollo sin ganas, con las manos todas pegajosas, Costa Rica), bien por motivos gramaticales (Pasamos por el Estadio, la 70, le gritamos groserías a unas grillas todas buenas, Colombia). En el correspondien­ te subapartado (§ 2.2) volveremos con más detalle sobre esta cuestión meto­ dológica. En el apartado 3 nos centraremos en el contexto todo + nombre y estudiare­ mos, a partir de los datos procedentes del corpus base, el empleo tanto concordado (María es toda corazón) como no concordado (María es todo corazón) de este cuantificador en expresiones nominales atributivas, con el fin de profundizar en la caracterización de este fenómeno así como en su distribución geográfica. Para terminar el capítulo, en el apartado 4 se recogen unas consideraciones finales en las que, por una parte, se comparan los dos contextos estudiados y, por otra, se reflexiona sobre la distinta naturaleza del fenómeno del empleo concordado de todo en relación con el empleo concordado de los otros cuantificadores estudiados en esta monografía.

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2. El contexto todo + adjetivo 2.1. Todo + adjetivo femenino singular La NGLE menciona en varias ocasiones el empleo concordado de todo cuando funciona como cuantificador de grado modificando a un adjetivo. Así, en § 19.4i se indica que se documentan dos posibilidades de la construcción en la que todo es cuantificador de grado. Por una parte, podemos encontrar la variante concorda­ da (El niño estaba todo manchado ~ La niña estaba toda manchada), mayoritaria según la gramática académica. La obra alude asimismo al problema gramatical que esta variante plantea: «si todo es aquí un adverbio, no se esperaría la concor­ dancia; si es adjetivo, no se esperaría que modificara a otro adjetivo o a un parti­ cipio». Se trata, pues, de un problema similar al planteado por otros cuantificado­ res como medio, estudiado en el capítulo titulado «Los cuantificadores concordados como modificadores de adjetivos», con la diferencia —como hemos señalado— de que la variante concordada es la mayoritaria en el caso de todo, según la NGLE (§ 19.4k), pero no en el caso de medio. Con todo, este problema solo es tal si todo es considerado adverbio o adjetivo, pero creemos que son posibles otros puntos de vista, como trataremos de mostrar a lo largo de este apartado, que pueden dar cuenta de la presencia de la concordancia. Por otra parte, existe una segunda variante, menos frecuente, según la NGLE (§ 19.4j), en la que todo no concuerda con el adjetivo (Ella me dice todo compungida), «tal como se espera del funcionamiento general de los adverbios». La NGLE vuelve a mencionar el empleo concordado y no concordado de todo + adjetivo/participio en § 19.8v-w. Ambas variantes recibirían la misma in­ terpretación (‘por completo, por entero, completamente, sumamente’). La opción concordada (La niña está toda manchada) vuelve a ser considerada mayoritaria, mientras que la opción no concordada, en la que todo «se inmoviliza como adver­ bio» (La niña está todo manchada), sería minoritaria y se registraría «en el espa­ ñol americano (especialmente, aunque no solo, en las áreas andina y caribeña)». Junto con los dos usos de todo (concordado y no concordado), la NGLE (§ 19.4j) lleva a cabo una breve caracterización semántica de este cuantificador cuando se combina con un adjetivo. De este modo, se afirma que en ejemplos como El niño está todo manchado o La niña está toda manchada, el cuantificador todo/toda expresa que la propiedad de la que se habla afecta a la totalidad de la persona designada por el sujeto, lo que vincula esta construcción a la cuantificación flotante y, por tanto, con la interpretación adjetival de todo.

Sin embargo, en ejemplos como La niña estaba toda animosa, el cuantificador todo se interpretaría como ‘sumamente’. Por tanto, parece que la NGLE reconoce dos valores semánticos de todo + adjetivo (‘por completo, completamente’ y ‘muy, sumamente’) y vincula el primero de ellos con la cuantificación flotante, aunque parece considerar que en ambos casos todo es cuantificador de grado

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(§ 19.4i: «El cuantificador todo funciona como adverbio de grado en El suelo estaba todo manchado, donde expresa un contenido similar al de absolutamente, completamente o por entero»). En este sentido, hay que señalar que Sánchez López (1999) ya reconocía dos valores de todo cuando modifica a un adjetivo: un valor extensivo (similar a ‘com­ pletamente, entero, por completo, al completo, en su totalidad’) en ejemplos como el de (8a), y un valor ponderativo-gradativo (similar a ‘muy, sumamente’) en ejemplos como el de (8b): (8)

a. La casa estaba toda derrumbada. b. La niña estaba toda asustada.

Sánchez López considera que en el valor extensivo de todo (8a) se establece «una relación distributiva entre las partes materiales y un predicado», de modo que en La casa es toda roja se afirma que «es verdad de cada una de las partes de la casa que es roja» (ibidem: 1075). La autora relaciona este tipo de ejemplos (como el de 8a) con los cuantificadores separados del sintagma nominal, esto es, con los cuantificadores flotantes. En cambio, considera que en ejemplos como el de (8b) nos encontramos con el significado intensivo del cuantificador, emparen­ tado con los cuantificadores de grado. Para esta autora se trata no solo de dos valores distintos, algo con lo que esta­ mos de acuerdo, sino también de dos construcciones diferentes, para lo cual se apoya en los siguientes argumentos: a) la diferencia de significado ya comentada: valor extensivo en ejemplos como el de (8a) y valor ponderativo-gradativo en ejemplos como el de (8b). b) la relación con el antecedente: en el ejemplo de (8a) se obtendría un signifi­ cado equivalente si se sitúa el cuantificador precediendo al nombre al que supuestamente cuantifica (Toda la casa estaba derrumbada), mientras que en el ejemplo de (8b) esta equivalencia no se da (*Toda la niña estaba asustada). c) la posibilidad de que aparezca un pronombre personal tónico explícito tras el cuantificador, algo posible en ejemplos como el de (8a) (La casa estaba toda ella derrumbada), pero no en ejemplos como el de (8b) (?La niña estaba toda ella asustada). d) el tipo de adjetivos: en ejemplos como el de (8a) pueden aparecer adjetivos que admiten una lectura extensiva, aunque no admitan cuantificador de grado, como los relacionales (Este barco es todo americano), mientras que en los ejemplos como el de (8b) todo exige adjetivos graduables. Sin embargo, desde nuestro punto de vista, no resulta tan sencillo establecer una frontera tajante entre los dos tipos de construcciones propuestos por Sánchez López. Consideramos que el denominado «valor extensivo» puede entenderse como un caso de modificación aspectual, de ahí que el ejemplo de (8a) pueda in­

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terpretarse como ‘La casa estaba completamente derrumbada’. Como es sabido, la modificación aspectual y la modificación de grado están estrechamente relaciona­ das. Así, por ejemplo, González Rodríguez (2008: 197) caracteriza completamente como un modificador de grado elativo orientado al punto final, de manera que se aúnan en la misma definición nociones relacionadas con el grado y con el as­ pecto. En realidad, la relación entre la modificación aspectual y la modificación de grado constituye una cuestión ampliamente debatida en la bibliografía reciente sobre semántica formal, así como su manifestación transcategorial, especialmente en lo que concierne a verbos y adjetivos. De hecho, numerosos estudios tratan la modificación aspectual de los predicados verbales como un caso de modificación escalar (cf. Kennedy y McNally, 2005; entre otros muchos). En el caso de medio combinado con un adjetivo sucede algo similar. Como se señaló en el capítulo correspondiente, se ha propuesto (De Miguel, 1999) que este cuantificador puede tener tanto un significado aspectual (Lleva varios años construyendo la casa. La tiene medio construida), en el que enfocaría el desarrollo de un evento delimitado que aún no ha alcanzado su fin, como un significado inten­ sivo (Estoy medio dormida), equivalente a un poco. Desde esta perspectiva, medio puede ser considerado un modificador de grado. El valor aspectual surge cuando el adjetivo con el que se combina se asocia con una escala cerrada, esto es, es delimitado (medio lleno, medio vacío, medio limpio, medio sucio). En los casos en los que medio se combina con adjetivos de escalas abiertas (medio lindo, medio difícil), el tipo de modificación semántica podría ser caracterizada como evaluati­ va, en el sentido de que medio parece indicar que la propiedad expresada por el adjetivo no se toma en su sentido pleno o prototípico (Felíu Arquiola, 2012). Así pues, se trata de una propiedad del modificado más que del modificador, tal como señala Hernández Paricio (2011). Volviendo al caso de todo, podemos comprobar que las diferencias señaladas por Sánchez López (1999) entre las dos construcciones que propone no son tan claras. En lo que respecta a los dos significados de todo (extensivo frente a grada­ tivo), acabamos de mostrar que una diferencia semejante se da en el caso de otros cuantificadores como medio. De hecho, en el caso de todo podemos parafrasear este elemento como ‘completamente’ o como ‘muy, sumamente’ dependiendo del adjetivo, como se observa en (9): (9)

a. María apareció toda desnuda (‘completamente desnuda’). b. María apareció toda nerviosa (‘muy nerviosa’).

Se trataría, por tanto, de una diferencia relacionada con el tipo de adjetivo más que con la construcción en sí. En cuanto a la segunda diferencia señalada por Sánchez López (ibidem) —la equivalencia entre La casa está toda derrumbada y Toda la casa está derrumbada—, podemos observar en los ejemplos de (10) que la equivalencia entre la ora­ ción en que todo aparece adyacente al adjetivo y la oración en la que todo se sitúa precediendo al nombre al que supuestamente cuantifica depende del tipo de nom­

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bre. De este modo, mientras que la oración de (10a) La gente está toda nerviosa puede ser equivalente a ‘Toda la gente está nerviosa’, esto no sucede en el caso de (10b) (La niña está toda nerviosa ‘*Toda la niña está nerviosa’). (10)

a. La gente está toda nerviosa > Toda la gente está nerviosa. b. La niña está toda nerviosa > *Toda la niña está nerviosa.

El adjetivo (nerviosa) es el mismo en ambos casos (‘inquieta, incapaz de per­ manecer en reposo’, según el DLE). La diferencia radica en que un sustantivo colectivo como gente permite la lectura extensiva del cuantificador todo, ya que es posible entender que la propiedad de estar nervioso se predica de todos los elementos del conjunto denotado por ese sustantivo. En cambio, el sustantivo in­ dividual niña no permite esta interpretación, al no denotar una pluralidad o al no poder entenderse que la propiedad de estar nervioso se predica de las partes que componen al referente. Finalmente, en cuanto al tipo de adjetivo, Sánchez López (1999) indica que todo con valor extensivo puede combinarse con adjetivos que no admiten cuanti­ ficación de grado, como los relacionales. Se trataría de ejemplos como Este barco es todo americano. En cambio, cuando es cuantificador de grado todo exigiría adjetivos graduables (La niña estaba toda nerviosa). Como bien señala Gutiérrez Rodríguez (2008: 273), en realidad en ejemplos como Este barco es todo americano, todo se comporta como el adjetivo entero (Este barco es entero americano). Gutiérrez Rodríguez afirma que todo en lectura extensiva requiere adjetivos per­ fectivos, compatibles con completamente o enteramente (toda derrumbada), mientras que todo en lectura de grado extremo requiere que el adjetivo sea gradua­ ble (toda nerviosa). En nuestra opinión, es necesario invertir la formulación de esta generalización: cuando todo se combina con un adjetivo perfectivo (o delimi­ tado), se obtiene la lectura que Sánchez López (1999) denomina extensiva, esto es, todo es equivalente a completamente; mientras que cuando se combina con adjetivos no perfectivos (o no delimitados), se obtiene la lectura de grado extre­ mo, esto es, todo es equivalente a muy o sumamente. Como quedó indicado, y a diferencia de los dos capítulos anteriores, en este abordaremos de forma conjunta el uso no concordado y el uso concordado del cuantificador todo, debido a la restricción en los datos del primero de los dos em­ pleos mencionados. Así, como veremos al comentar la tabla 33, solo hemos docu­ mentado 81 ejemplos en los que todo aparece en masculino singular modificando a un adjetivo femenino singular (como en todo asustada) o plural (como en todo asustadas) o masculino plural (todo asustados). En cambio, como veremos en la tabla 34, el empleo concordado de todo ante adjetivo femenino singular (toda asustada) se documenta en muchos más casos, en concreto, se registran 1302 ejemplos de este uso concordado del cuantificador todo. Nos encontramos, por tanto, ante una situación contraria a la analizada en los capítulos precedentes, donde vimos que el uso no concordado de los cuantificadores objeto de estudio, como modificadores de un adjetivo, era la variante mayoritaria.

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Según se observa en la tabla 33, de los 81 casos documentados de uso no con­ cordado de todo, 44 (54.32 %) se corresponden con ejemplos en los que el adjeti­ vo es femenino singular, como se muestra en (11):4 (11)

a. La verdad es que parece una tarea fácil cuando vemos a una embara­ zada todo estilosa y la mar de estupenda (España). b. Al final de mi primer día en el teatro estuve todo sucia y sudada (Honduras). c. Doctor tengo una ratita albina, ella estaba un poco malita, respira agitadamente y se encuentra desganada, todo decaída (Perú). d. ¿Qué es esta cosa todo torcida? Respuesta: ¡Es una culebra! (Vene­ zuela).

En cuanto a la combinación de todo no concordado con adjetivo masculino plural, documentamos 34 ejemplos (41.98 %), algunos de los cuales mostramos en (12). Finalmente, solo hemos encontrado 4 casos (3.70 %) de todo modificando a un adjetivo femenino plural, que ofrecemos en (13). Dos de los ellos (13c y 13d) resultan dudosos, por lo que podemos concluir que el empleo no concordado de todo ante adjetivo femenino plural prácticamente no se documenta en el corpus manejado. (12) (13)



a. Por último, dijo que si bien los partidos son todo difíciles el Lobo debe seguir con la filosofía de juego que tiene (Argentina). b. Están todo recelosos pensando que me he venido a su país a robarles algo y lo único que quiero es ganarme mi pan dignamente (España). c. Ademas el simple hecho de caminar y cruzarte con parejitas, verlos asi todo melosos da urticaria (Perú). a. Y ahora veo que hay gente que hace sus montajes de las entradas de blog con él, y les quedan todo chulas... (España). b. Os digo yo que a partir de ahora creará escuela y cuando salgan el resto de famosas se alzarán la camiseta y se pondrán a enseñar las lorzas postnatales todo orgullosas (Estados Unidos). c. Un resultado interesante fue la destrucción de edificios construidos en los últimos siglos desde la conquista española, mientras que las paredes de piedra y puertas construidas por los artesanos incaicos eran casi todo intactas, mostrando poca o ninguna efectos del terre­ moto (Perú). d. No echen el agua pura y cristalina de la fuente en vasijas de todo sucias e infectadas por el pecado. Si éste no se halla ya en ellas, que­ da aún su mal olor, que contaminaría el agua (Perú).

Si prestamos atención al tipo de adjetivo que encontramos en los ejemplos documentados de uso no concordado de todo, podemos observar tanto adjetivos 4   En cuanto al tipo de texto, recordamos que el Corpus del español: Web/Dialectos recoge funda­ mentalmente textos procedentes de la prensa escrita, comentarios y blogs personales, escritos y publi­ cados en 2013 y 2014 (véase en este sentido el apartado § 4 de la «Introducción»).

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perfectivos (14a, 14b), con los que todo puede parafrasearse como ‘completamen­ te’, como adjetivos no perfectivos (14c, 14d), con los que todo equivale a ‘suma­ mente, muy’, aunque predominan estos últimos: (14)

a. Te hacen dar vueltas, mostrar las manos, los pies, todo desnuda (Ve­ nezuela). b. Fue un desastre en los baños que estaban todo sucios, las butacas también (Panamá). c. lo que pasó fue que vengo yo una noche que estaba todo intensa, y pongo en Twitter una frase así súper dramática de la soledad y qué sé yo (Venezuela). d. las huelgas, los paros, son del pasado, porque estan todo felices con el retorno de Pinocho (Argentina).

A continuación comentaremos la tabla 33, que recoge los datos cuantitativos correspondientes al empleo no concordado de todo cuando modifica a un adjetivo.

País

todo + A f. sg.

todo + A f. pl.

todo + A m. pl.

Totales

N

%

N

%

N

%

N

%

España Estados Unidos Perú Argentina México Venezuela Colombia Ecuador Chile Paraguay Uruguay Rep. Dominicana Cuba Honduras Nicaragua Costa Rica Guatemala El Salvador Panamá Bolivia Puerto Rico

11 7 6 2 2 4 2 2 1 1 1 1 1 1 1 1 0 0 0 0 0

47.83 58.33 60.00 40.00 40.00 80.00 50.00 100 50.00 50.00 50.00 50.00 100 100 100 100 0 0 0 0 0

1 1 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

4.34 8.33 20.00 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

11 4 2 3 3 1 2 0 1 1 1 1 0 0 0 0 1 1 1 0 0

47.83 33.33 20.00 60.00 60.00 20.00 50.00 0 50.00 50.00 50.00 50.00 0 0 0 0 100 100 100 0 0

23 12 10 5 5 5 4 2 2 2 2 2 1 1 1 1 1 1 1 0 0

28.40 14.81 12.34 6.17 6.17 6.17 4.94 2.47 2.47 2.47 2.47 2.47 1.23 1.23 1.23 1.23 1.23 1.23 1.23 0 0

Totales

44

54.32

4

3.70

34

41.98

81

100

Tabla 33. Casos (N) y porcentajes (%) del uso no concordado de todo + adjetivo

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Como ya hemos anticipado, de los 81 ejemplos registrados, 44 (54.32 %) se corresponden con casos en los que el adjetivo es femenino singular; 34 con casos en los que el adjetivo es masculino plural (41.98 %) y únicamente 4 con casos en los que el adjetivo es femenino plural (3.70 %). Observamos, pues, que el empleo del uso no concordado de todo ante adjetivo muestra la evolución propia de un fenómeno de cambio gramatical de este tipo: f. sg. > m. pl. > f. pl. En concreto, para el caso de Bolivia y Puerto Rico no se ha documentado nin­ gún ejemplo. A continuación, se encuentra un grupo de siete países a los que les corresponde el 1.23 % de los ejemplos, respectivamente (Panamá, El Salvador, Guatemala, Costa Rica, Guatemala, Honduras y Cuba). El siguiente grupo está formado por aquellos países a los que les corresponde un 2.47 % de los datos, res­ pectivamente (República Dominicana, Uruguay, Paraguay, Chile y Ecuador). En la franja del 4-6 % se encuentran Colombia (4.94 %) y a continuación Venezuela, México y Argentina (6.17 %). Finalmente, por encima del 10 % encontramos, en orden ascendente, Perú (12.34 %), Estados Unidos (14.81 %) y España (28.40 %), país este último que parece liderar el empleo no concordado de todo como modifi­ cador de adjetivos. Como mencionamos al inicio de este subapartado, según la NGLE (§ 19.8v-w), el empleo no concordado de todo ante adjetivo se registra sobre todo en las áreas andina y caribeña. Los datos de la tabla 33 apoyan solo parcial­ mente este hecho ya que, junto con Perú, país andino al que le corresponde el 12.34 % de los datos de uso no concordado de todo, encontramos Estados Unidos (14.81 %) y España (28.40 %). Aunque el número de datos registrados obliga a ser cautos, parece que la distribución geográfica de este fenómeno debe ser matizada. A continuación pasamos a describir el empleo concordado de todo ante adje­ tivo, uso considerado mayoritario en la NGLE. Nos centraremos en los casos en los que la concordancia se da en femenino singular. Como ya anticipamos, los casos en los que la concordancia se da en plural se estudiarán en el subapartado 2.2 del presente capítulo. Lo primero que llama la atención es que, a diferencia de lo que sucedía en el uso no concordado de todo, el número de ejemplos de este cuantificador en uso concordado ante un adjetivo femenino singular es mucho más elevado. En concre­ to, hemos documentado 1302 casos (véase tabla 34 más abajo). En (15) ofrecemos algunos ejemplos en los que todo en uso concordado se combina con un adjetivo perfectivo, de modo que su significado es equivalente a ‘completamente, por com­ pleto’: (15)

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a. Yo solamente soy una viejita con la piel toda ajada (Argentina). b. Y aparecía ella en el espejo toda desnuda, a pesar de las numerosas vestiduras que la cubrían (Bolivia). c. Mira hacia la luna, que resplandece, dejando su oscura cara toda llena de luz (Chile). d. se van a sus casas y le dejan la casa toda sucia y hecha un alboroto (Guatemala).

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e. La vi con mis propios ojos. Ella estaba toda azulada, completamente muerta (México).

Por su parte, en (16) mostramos ejemplos en los que el valor de todo en uso concordado es equivalente a ‘sumamente, muy’: (16)

a. un día vino una chica toda tímida pidiendo cajas con forma de bom­ bacha (Argentina). b. Entonces una, toda digna, le dice no necesito que me digas que esto se acabó (Chile). c. lo premian por asesino y además por descarado, si se acoge a una fi­ gura toda rara que se llama sentencia anticipada, también le rebajan la pena (Colombia). d. Pero es que yo lo digo toda contenta, no me parece algo grave ni mucho menos (España). e. cuando abren la puerta sale como loquita hacia la calle, en fin es toda brusca y ordinaria y no hace caso (México).

La tabla 34 resume los datos cuantitativos correspondientes al empleo concor­ dado de todo ante adjetivo femenino singular. Países México España Perú Argentina Estados Unidos Colombia Chile Venezuela Guatemala Uruguay Costa Rica Ecuador Nicaragua Cuba El Salvador Panamá Honduras Paraguay Bolivia Puerto Rico Rep. Dominicana Totales

toda + A f. sg.

todo + A f. sg.

N

%

N

%

N

229 226 116 116 106 94 64 51 46 37 35 28 26 23 23 19 16 15 14 12 6

17.59 17.35 8.90 8.90 8.14 7.21 4.91 3.92 3.53 2.84 2.69 2.15 2.00 1.77 1.77 1.46 1.22 1.15 1.08 0.92 0.47

2 11 6 2 7 2 1 4 0 1 1 2 1 1 0 0 1 1 0 0 1

4.54 25.00 13.63 4.54 15.90 4.54 2.27 9.10 0 2.27 2.27 4.54 2.27 2.27 0 0 2.27 2.27 0 0 2.27

231 237 122 118 113 96 65 55 46 38 36 30 27 24 23 19 17 16 14 12 6

1302

100

44

100

Totales %

Tabla 34. Casos (N) y porcentajes (%) del uso concordado y no concordado de todo + adjetivo femenino singular

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Los datos de la tabla 34 nos indican que se registran ejemplos del empleo concordado de todo en femenino singular en todos los países hispanohablantes, aunque hay dos países en los que la concordancia toda + adjetivo femenino sin­ gular es más elevada, estos son México (17.59 %) y España (17.35 %); seguidos de Perú y Argentina (con 8.90 % cada uno) y de Estados Unidos (8.14 %) y Co­ lombia (7.21 %). Sin embargo, si contrastamos estos porcentajes con los del uso no concordado (todo + adjetivo femenino singular) (véase la tabla 33), vemos que tanto en España (25 %) como en Estados Unidos (15.90 %) y Perú (13.63 %) el uso no concordado de todo es porcentualmente mayor que el concordado, por lo que en realidad solo en México, Argentina y Colombia se podría hablar de un uso de todo concordado más consolidado; países, por otra parte, en los que casi siem­ pre se potencia el empleo de otros cuantificadores (estudiados en capítulos ante­ riores) en sus usos concordados; especialmente el caso de Argentina. En cuanto al ANOVA de toda + adjetivo femenino singular, hay que señalar que es altamente significativo (F = 18.4031, p = 0.0001). A pesar de la escasez de datos la prueba estadística de todo + adjetivo femenino singular también es signi­ ficativa (F = 5.88, p = 0.021). 2.2. Todo + adjetivo plural En este apartado estudiaremos el empleo de todo ante adjetivos en plural. Se­ gún el Diccionario panhispánico de dudas (2005), el empleo de todo es muy raro «antepuesto a un adjetivo en plural; cuando esto ocurre permanece invariable». Sin embargo, esta afirmación no se ve corroborada por los datos encontrados en el corpus. Como mencionamos en el subapartado anterior (véase la tabla 33), única­ mente hemos documentado 34 ejemplos en los que todo no concordado modifica a un adjetivo masculino plural y 4 en los que modifica a un adjetivo femenino plural. No obstante, todos/todas se documenta de forma abundante ante adjeti­ vos plurales (Llegamos todos cansados), aunque este tipo de ejemplos resultan problemáticos. Como señala la NGLE (§ 19.8w), y como ya hemos mencionado anteriormente, «la variante concordada en plural (todos manchados, todos enojados) se interpreta mayoritariamente en la lectura llamada flotante. Así pues, Las paredes estaban todas manchadas equivale a Todas las paredes estaban manchadas». Sin embargo, la NGLE (§ 19.8w) considera que en Bolivia y Perú, «entre otros países, la oración Las niñas estaban todas asustadas es ambigua entre las interpretaciones ‘Todas las niñas estaban asustadas’ y ‘Las niñas estaban comple­ tamente asustadas’». Por nuestra parte, al realizar las búsquedas en el Corpus del español hemos podido comprobar que los casos de ambigüedad entre la lectura de todos/todas como cuantificador flotante y como modificador de adjetivo son constantes y no se limitan a la zona geográfica mencionada por la gramática académica. Creemos, por ello, que la ambigüedad entre estas dos posibles estructuras es mucho más

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frecuente de lo que se reconoce en la NGLE. En (17) mostramos algunos ejemplos en los que todos/todas podría interpretarse bien como un cuantificador flotante, bien como un modificador del adjetivo: (17)

a. Ellos están todos ansiosos esperando conectarse (Argentina). b. no me produjo ningún tipo de stress y en cambio ellos estaban todos nerviosos (España). c. Entiendo a Shane. Estamos todos cómodos en casa viendo la tele (España). d. nos alcanzó en su linda camioneta y eso que estábamos todos sucios y embarrados (Paraguay). e. por dios se ven mas feas esas modelos todas flacas que se privan del buen comer (Argentina). f. Ahí estaba yo... con un tubo metido por el pene, otro por la nariz, mis venas todas marcadas, una línea que me alimentaba directa al cora­ zón (Puerto Rico). g. En eso veo a las chicas que estaban todas nerviosas, intentando ayu­ darles pregunto que pasó (Estados Unidos).

La dificultad que entraña determinar si nos encontramos ante una estructura de cuantificación flotante o ante el empleo de todos/todas como modificador de un ad­ jetivo plural nos ha llevado a descartar en este subapartado el enfoque cuantitativo que hemos seguido en el resto de la monografía. Por este importante motivo, nos centraremos únicamente en aquellos ejemplos claramente no ambiguos en los que todos/todas se interpreta como modificador del adjetivo. Esto puede suceder por varios motivos. Por una parte, nuestro conocimiento del mundo nos puede hacer descartar la lectura de todos/todas como cuantificador flotante, porque sabemos que el sustantivo designa solo dos entidades o designa un objeto doble, en el caso de sustantivos no enumerables como gafas. Así sucede en los ejemplos de (18), en los que encontramos sustantivos femeninos como caderas (18a), manos (18b-d), piernas (18e-f), cejas (18g), gafas (18h), orejas (18i-j), tetillas (18k), nalgas (18l) o botas (18m-n), que facilitan la interpretación de todas como modificador del adjetivo: (18)

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a. se está desnudando. ¡Mira la panzota que tiene! ¡Y las caderas todas llenas de celulitis! (Argentina). b. en esa situación, tirada, boca abajo, con las manos ocupadísimas y todas enceradas la conchuda se va a buscar cera y te deja ahí toda dura esperando (Argentina). c. Y uno comiéndose ese muslo de pollo sin ganas, con las manos todas pegajosas, pero al final se lo comía uno (Costa Rica). d. un día estaba a medio desmaquillar y quise usar más pero ya tenía mis manos todas llenas de aceite y rimmel así que las tuve que lavar de nuevo (México). e. No saben que verguenza! 2) Mis piernas, todas manchadas. Y man­ chadas feo eh? Parecia un leopardo de lo pigmentadas que eran (Ar­ gentina).

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f. Siempre tuve admiradores, siempre tenía mi cola gigante y las piernas todas marcadas y eso les llamaba la atención a los compañeritos (Paraguay). g. no encontré ni pies ni cabeza a la parte musical del final y sus cejas todas raras (creo que las tengo parecidas... (Chile). h. ese equipo esta bonito yo tengo una ulles cap y unas gafitas sin slot todas rancias xddd rinde mas el equipo de int, sunglases con isilla y jasper (Chile).  i. Es super vergonzoso!!!!! y se le ponen las orejitas todas rojas del apuro que pasa el pobre. Por eso lo llamó pocholo (España).  j. El compadre le pregunta ¿Compa Briago, que le pasó que trae las orejas todas quemadas... (Estados Unidos). k. mis tetillas bien las dejaba todas rojas como si hubieran colocado la boca hay se veía bien claro que me hacia el amor pero de forma oral (México).  l. porque todo el dia andube [sic] para arriba y para abajo y las nalgas las anduve todas jugosas con esta pipe calor que hizo hoy (Hon­ duras). m. habría gustado quedarme con tus botas, eran bien chivas, pero las dejaste todas sucias, hasta con sangre, te pelaste. Pero me compré unas iguales (Estados Unidos). n. cuando estaba listo con mis botillas negras todas gastadas le dije que nos fuéramos. Un mes antes había cumplido siete años (El Salvador).

En (19) ofrecemos ejemplos similares pero en los que el sustantivo que nos lleva a descartar la lectura de todos como cuantificador flotante es masculino plu­ ral, como labios (19a-b), ojos (19c-i), pies (19j-k), brazos (19l-m), zapatos (19n): (19)

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a. no me gusta la textura, y que no tenga nariz y los labios están todos secos, se ve todo extraño, aún más freak de lo normal (Costa Rica). b. descubro que también mis labios están todos pintados. Me río sola y me pregunto como quitarme esas manchas (México). c. Eran como la de mi nene el día que tuve guita y le pude comprar un IronMan original, ¿entendés? Era un wow, con los ojos todos transparentes (Argentina). d. Yo creo que Chávez se murió desde que lo operaron, que salió el Maduro ese con los ojos todos morados a hablar m-rda de que el Chávez tenía complicación respiratoria (Estados Unidos). e. No digas eso, mejor platícame ¿qué sucede?, a lo mejor te puedo ayudar. Después de limpiarse sus ojos todos llorosos, empezó con su relato (Honduras). f. Un día aluciné al diablo, era como fuego, como llamas y tenía los ojos todos rojos (Honduras). g. vieron llegar a las dos mujeres... una bien de goma [‘con resaca’], toda mocosa, con los ojos todos colorados y la otra, toda arrugada, con el camisòn al revés (El Salvador). h. El compadre, después de limpiarse sus ojos todos llorosos y su nariz moquienta, empezó con su relato (México).

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i. —puedo tomarme una foto con ustedes... —dice la pequeña con sus ojos todos brillosos por ver a sus actrices favoritas enfrente de ellas (México). j. de repente vimos q tenia sus sandalias (si, sandalias, xq ni se cambio los zapatos) en un charco de sangre y los pies todos sucios (Panamá). k. no podía ni caminar, me agarraba la lluvia, tenía los pies todos cortados y la boca hecha pedazos (Uruguay). l. ella esta muy metida enel cutting yo me di cuenta que se cortaba cuando estabamos en su cumple le vi los brazos todos marscados me dio tanta tristeza (México). m. Granny Smith parecía un troll de esos horrendo con los brazos todos fofos (Chile). n. Se me hace que hasta traía los zapatos todos llenos de cemento, afir­ ma para enfatizar su logro (México).

En otros casos, es el contexto el que contribuye a desambiguar la oración, como sucede en los ejemplos de (20), en los que aparece un cuantificador como dos (20a) o en los que el contexto aclara que se está hablando de dos entidades (20b, 20c, 20d): (20)





a. Se trata de dos niñitas todas tiernas que quedan abandonadas en una cabaña (Chile). b.  Estaba en el colegio y una compañera jugando tuvo la excelente idea de ensuciarme con corrector. Entonces, le hice lo mismo y el juego se transformó en una guerra de corrector. ¡Nos manchamos enteras! Cuando ya estábamos todas sucias y con la cara manchada con plu­ món, entró a la sala un chico guapísimo y al ver nos comenzó a reír­ se y burlarse (Chile). c. De noche, por ahí a los diez días de estar fiesteando hacen siete mon­ tones de leña y les prenden candela y el que va ser el compadre con la que va a ser la comadre [‘2 personas’] se agarran de la mano y todos borrachos empiezan a brincar las candelas, pero como están borrachos se caen cada ratico en las hogueras y salen todos chamuscados y más negros que el culo de un caldero (Colombia). d.  Nancy y Nathan estaban todos preocupados. —Ah, claro. No vas a creer lo que me pasó (Venezuela).

En otros ejemplos la interpretación de todos/todas como cuantificador flotante se ve descartada al aparecer el cuantificador en contextos no definidos (con o sin la presencia del artículo indefinido) como los que se muestran en (21), en los que la ausencia de pausa facilita la interpretación de todos/todas como modificador del adjetivo: (21)

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a. millonarios de 85 años estaban ahí caminando en Marruecos, por ejemplo, entre ovejas todas sucias, sin ningún problema (Chile). b. esta casa tiene lápidas todas chuecas y terroríficas (Chile). c. Si, la gente si va a cine pero a unas cosas todas raras (Colombia).

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d. En mis tiempos eran unas galletas todas rancias y un mosh (sin li­ cuar)… (Guatemala). e. monterrey no deja de ser un pinche ranchote calles todas agrietadas Viejas fodongas tapando la circulación (México). f. Quiero diseñar unas invitaciones bien chistosas, dar unos recuerdos todos chidos, y recibir cafeteras y licuadoras y centros de mesa gira­ torios (México).  

Finalmente, también encontramos algunos casos en los que todos/todas apare­ ce en un sintagma adjetivo que funciona como complemento predicativo del com­ plemento directo, de modo que el cuantificador se interpreta como modificador del adjetivo, según se observa en el ejemplo de (22): (22) cada vez que la invitamos a salir asrgura que irá y al final nos deja todas alborotadas (Perú).

A nuestro entender, los ejemplos de (18) a (22) muestran que el empleo con­ cordado de todo como modificador de un adjetivo plural en español se da con mayor frecuencia de lo que se reconoce en la bibliografía previa. Para descartar la interpretación de todos/todas como cuantificador flotante, es necesaria la inter­ vención de factores relacionados con el conocimiento del mundo o con el contex­ to gramatical, como acabamos de comprobar. Esto significa que en los ejemplos en los que dichos factores no intervienen, como sucede en (17), puede existir ambigüedad entre la interpretación de todos/todas como cuantificador flotante y su interpretación como modificador del adjetivo. Consideramos que los datos pro­ cedentes de corpus ayudan a ampliar y mejorar la descripción del empleo de todo concordado como modificador de un adjetivo en español, pues con ellos se ha dado cabida a factores que en los datos construidos pueden ser pasados por alto y que resultan fundamentales en el fenómeno objeto de estudio, a saber, la aparición de sintagmas nominales con referente doble (Salió con los ojos todos morados), la aparición de cuantificadores como dos (dos niñas todas tiernas) o la presencia de todos/todas + adjetivo en contextos indefinidos (unas cosas todas raras). 3. El contexto todo + nombre En este apartado nos centraremos en el empleo concordado y no concordado de todo como modificador de un nombre o de un sintagma nominal en construc­ ciones atributivas. Según la NGLE, todo aparece en dos tipos de construcciones atributivas. Por una parte, nos encontramos con construcciones como El muchacho ya es todo un hombre o María es toda una artista, construcción en la que todo va seguido de un sintagma nominal introducido por el artículo indeterminado y que se usa «para indicar que una persona o cosa cumple todos los atributos que se asocian a cierto prototipo» (§ 19.8t). Portolés (1993) señala por su parte que el

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cuantificador todo indica que las propiedades, generalmente positivas, que se aso­ cian al nombre se dan en grado sumo. Asimismo, la NGLE (§ 19.8u) menciona también un uso adverbial no concor­ dado de todo en construcciones del tipo es todo una computadora, es todo una responsabilidad, uso que caracteriza como ponderativo, según ejemplificamos en (23), pero que no analizaremos en detalle en esta ocasión. Tal y como sucedía con todo cuando modifica a adjetivos en plural, muchos de los casos documentados resultan ser ambiguos, ya que todo puede ser el sujeto del verbo ser y no un mo­ dificador del sintagma nominal (Es [todo] [una novedad]), con el que no forma constituyente; o ser modificador del sintagma nominal (X es [todo una historia]), estructura que aquí nos interesa. Como recuerda la misma obra, «este uso no se debe confundir con el cuantificador flotante: Estos señores son todos (o todos ellos) unos caballeros» (§ 19.8u). Según la gramática académica, «la variante plural es más frecuente en el español americano que en el europeo: Mis muchachos se portaron como todos unos profesionales»; y así lo confirman los ejemplos del corpus revisado, especialmente en el caso del español de México y de Colom­ bia. En estos casos, como vemos en (23e-g), el sentido ponderativo viene facilita­ do casi siempre por el uso de como delante del cuantificador. Por lo que respecta a la variante en femenino plural, en los ejemplos registrados también se incluye el como comparativo modalizador delante de todo (23h-i). (23)







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a. el circuito a donde va es el peritoneo, pero en el peritoneo hacen quistes, hay que reoperarlos porque se tapan los cateteres, es todo una historia (Uruguay). b. pero vuelven al nido y siempre con mucho amor. Tu hija es todo una joya la cual siempre va a estar unida a ti por muchas cosas (Colom­ bia). c. las actividades que una persona sin discapacidad hace todos los días de una manera rutinaria, para nosotros son todo una hazaña. Nos facilitarían bastante las cosas si se colocaran, por ejemplo, rampas en las veredas (Bolivia). d. The Racing Sausages: las salchichas corredoras son todo una institución dentro de los Milwaukee Brewers, un equipo de beisbol ameri­ cano (España). e. en estos dias me han estado afectando una seria de enfermedades que de repente me he estado acobardando, solo espero seguir bie, tengo el apoyo de mi companeros de trabajo, se portaron como todos unos profesonistas (Argentina). f. Son varias cosas por las que los hombres maduros se sienten atraídos por mujeres más pequeñas. Se sienten como todos unos maestros. Poder enseñar le cosas nuevas a una jovencita les parece atractivo (México). g. una persona puede desarrollar varias habilidades, como la adminis­ tración de recursos, trabajo bajo presión, conocer estrategias, entre otros muchos más, así que amigos, podemos sentir nos como todos unos genios (Colombia).

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h. nuestras madres y abuelas nos han dicho que nos comportemos y nos vistamos como todas unas señoritas con clase (México). i. Muchas de estas que usan tatuajes se ven como todas unas marimachos. Desde épocas pretéritas, las mujeres dedicadas al meretricio marcan sus cuerpos (Perú).

Por otra parte, todo aparece en construcciones nominales atributivas sin artí­ culo, como en Adriana es toda nervios (NGLE: § 19.8p-q), de carácter enfático. Como se señala en esta gramática, el nombre al que todo modifica puede aparecer en singular o en plural. En cuanto al cuantificador, existen dos posibilidades, am­ bas aceptadas:5 puede permanecer invariable (María es todo corazón, María es todo sonrisas) o «puede concordar con el grupo nominal a cuyo referente se atri­ buye la cualidad de la que se habla» (María es toda corazón) (§ 19.8p-q). Autores como Sánchez López (1999) consideran que se trata de construcciones estereoti­ padas en las que no puede aparecer cualquier tipo de sustantivo, sino solo aquellos a los que se les asignan ciertas propiedades que les permitirían actuar como predi­ cados en combinación con todo. Se trataría, según esta autora, de un proceso de asignación de un significado metonímico de propiedad a un sustantivo, «por el cual se atribuye al todo las propiedades de una de sus partes» (ibidem: 1104). Según esta autora, por este motivo sería posible una oración como Juan es todo piernas pero no *Juan es todo médico. Además, la aparición del cuantificador es necesaria; en caso contrario la oración resulta agramatical (*Juan es piernas; *María es corazón). No obstante, tal y como ejemplificamos en (24), en algunas variedades del español actual es posible registrar casos como María es corazón, en los que no aparece el cuantificador todo delante del nombre, por lo que la res­ tricción no sería tan fuerte. (24)





a. Creo que si los padres y los padrinos no son casados por la iglesia no quiere decir que no creen en Dios, Dios no es un monumento, no es una habitación super decorada, Dios es corazón, es amor, es respeto, es preocupación por el otro (México). b. No supimos si echarnos a reír o vitorear la tenacidad de esa anciana por ver al equipo de toda su larga vida. Hasta que alguien lanzó un Olélé, olálá la madrina es de Alianza, la madrina es corazón. Todos coreamos sin excepción (Perú). c. ¿Qué tanto puede analizar la realidad alguien que asume consignas basadas en lo emotivo?: Chávez es pueblo... Chávez es tu pana, tu costilla, tu hermano, tu compadre, Chávez es corazón de mi patria (Colombia).

En cuanto al análisis de construcciones como María es todo/toda corazón, la NGLE (§ 13.8e) menciona que la variante en femenino es esperable si toda se in­ 5   Bello (1995 [1860]: § 376) censura el empleo no concordado de todo en estos casos, aunque en la actualidad la NGLE considera las dos posibilidades como correctas. Retomaremos estas ideas en las «Consideraciones finales» de este capítulo.

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terpreta como cuantificador flotante o como adjetivo equivalente a entero/entera, mientras que el empleo no concordado de todo sería más difícil de explicar. Según la NGLE, el cuantificador todo en uso no concordado en oraciones como María es todo corazón o María es todo nervios podría analizarse como un adverbio, de ahí la ausencia de concordancia. El significado sería similar a ‘Es corazón totalmente’ o ‘Es nervios totalmente’. Los datos del empleo concordado y no concordado de todo en expresiones nominales atributivas que se documentan en el Corpus del español no son muy abundantes. Hemos documentado 45 ejemplos en los que todo/toda aparece en un sintagma nominal atributivo que se predica de un nombre o de un pronombre femenino (Esta persona es todo/toda corazón). De esos 45 ejemplos, 20 (44.44 %) se corresponden con casos en los que el cuantificador aparece inva­ riable (todo). El nombre al que el cuantificador modifica suele ser singular (bondad, corazón, alegría), como se observa en los ejemplos de (25), pero también puede aparecer un nombre en plural (sonrisas, palabras, nervios), como en los ejemplos de (26): (25)

(26)

a. imaginemos a un buen hijo que escuche decir de otras personas que su madre es todo bondad, es un ser apreciado y de respeto (Argentina). b. Pero este hombre sin alma ha tropezado con una mujer que es todo corazón (España). c. Todos esperan con mucha ansiedad y felicidad la llegada de esta pe­ queñita que va a llenar la casa de risas y hasta de llantos, si eso es posible ya que esta familia es todo alegría siempre (Panamá). a. Para la edición de septiembre de la revista, ella era todo sonrisas en su atuendo casual, y el personal no tenía nada más que elogios para sus fotografías (Perú). b. Mis padres son igualikos a los tuyos. Mi madre era todo palabras (España). c.  Cuba fue todo nervios en esos minutos buscando el pase largo, y tragándose a la media cancha (Cuba).

En los 25 casos restantes (55.56 %), el cuantificador todo aparece en forma femenina. De igual modo, el sustantivo que aparece en la construcción atributiva puede ser singular (corazón, bolsillo, bondad, humildad, alegría), como en (27), o plural (risas, mentiras, ojos, emociones, nervios), como en (28): (27)



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a. y no se fije si el terapeuta es discipulo directo de Dios... fijese si la persona que le ayuda es toda corazón o es toda bolsillo... si le deja a usted la capacidad de decidir si esta terapia es para usted o le conven­ ce de que no hay terapia mejor que esta (Chile). b. pues ahora resulta que recomienda a su esposa que es toda bondad (pobre doña Patricia cuan obnubilada debe estar), pero ahora parece que la sociedad o eso cree el, ya olvido los negocios (Guatemala).

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(28)

c. Dios mio, cuando empezó a ser conocida era toda humildad, ahora se cree la última coca cola del desierto, es una creida patética ahora contando sus desgracias familiares (Paraguay). d. en el dichoso momento Presente, mi vida es toda alegría. Confío amorosamente en las personas que me aman (Venezuela). a.  Lirian Roxen tiene casi 9 meses y es la felicidad de la familia [...] es toda risas... aplaude y dice No cuando no quiere comer más (Argen­ tina). b. La literatura es toda mentiras, dice Vargas Llosa. El gentío inexis­ tente frente a Roncagliolo lo confirma (Costa Rica). c. Y si estoy equivocada, pues amiga, soy toda OJOS y leer lo correcto que nos hará la vida más práctica (México). d. sólo yo podía explicar lo que ella sentía y no podía verbalizar porque yo era (en realidad sigo siendo) controlada y cerebral y ella era toda emociones y yo siempre lo creí (Perú). e.  Rossana Nájera es toda nervios y felicidad ante la oportunidad de estelarizar la nueva telenovela de Tv Azteca (México).

Con relación al tipo de nombre, hay que indicar que los ejemplos más repeti­ dos son todo/toda corazón (10 casos) y toda ojos (9 casos), que se utilizan dirigi­ dos a personas o en personificaciones. La NGLE (§ 19.8p-q) considera todo/toda corazón como una construcción semilexicalizada, caracterización que podríamos aplicar también a toda ojos. Por otra parte, en (29) mostramos los dos únicos casos registrados en los que el nombre del que se predica el sintagma nominal atributivo es plural. En uno de ellos (29a), todo aparece invariable, mientras que en el otro (29b), el cuantificador aparece en forma concordada (femenino plural): (29)

a. Así es amiga, las mujeres somos todo corazón, por lo tanto creemos en el amor y muchas veces se lucha por salvar un hogar, ya sea por los hijos o por el motivo que sea (México). b. Con manos, que son todas corazón, acaricia el vientre muerto de su primogénita, que lleva en su seno igualmente muerto al nieto espera­ do (Costa Rica).

Por lo que respecta a la distribución geográfica de este fenómeno, y a falta de datos completos, solo podemos indicar que parece ser de uso general en es­ pañol actual. Tal y como muestra el siguiente ejemplo literario obtenido en el CORPES XXI (beta 0.91), un mismo autor/hablante puede utilizar ambas for­ mas en el mismo contexto, por lo que la diferencia de significado no estaría fi­ jada del todo: (30)

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a. no hizo otra cosa que revivir una y otra vez el encuentro con Nadia —toda voz y toda ojos— y a veces, limpiando la tapa de un cárter, cambiando una bomba del agua (Pablo Aranda Ruiz, La otra ciudad, 2003, España).

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b. Paco se puso colorado, se la quedó mirando un par de segundos más (Nadia todo ojos, todo sonrisa, así debía de haber sido Carmen a los dieciocho años) (Pablo Aranda Ruiz, La otra ciudad, 2003, España).

4. Consideraciones finales Como hemos podido comprobar a lo largo de este capítulo, el empleo concor­ dado y no concordado de todo como modificador de un adjetivo se aleja del resto de fenómenos de concordancia de cuantificadores estudiados en los capítulos pre­ vios de esta monografía. Esto se debe, por una parte, al hecho de que el cuantifi­ cador todo da lugar a un tipo de estructuras en las que no intervienen, en cambio, los demás cuantificadores estudiados previamente. Se trata de las estructuras de cuantificación flotante, que dificultan la descripción hasta el punto de que en mu­ chas ocasiones una misma oración resulta ambigua entre una estructura de cuan­ tificación flotante y otra en la que todo modifica a un adjetivo. Esta dificultad metodológica, que apenas ha sido tratada en la bibliografía previa, nos ha llevado a adoptar un punto de vista cualitativo y no cuantitativo en el estudio del empleo concordado de todo ante adjetivo plural. Por otra parte, como hemos podido com­ probar, para el empleo concordado de todo ante adjetivo se documenta un número superior de ejemplos que para el empleo no concordado. Así pues, la situación en el caso de este cuantificador es contraria a la de otros cuantificadores, especial­ mente los estudiados en el capítulo titulado «Los cuantificadores concordados como modificadores de adjetivos», para los cuales el uso concordado es el mino­ ritario. Nos encontramos, por tanto, ante procesos opuestos: la adopción de mar­ cas de concordancia inesperadas en el caso de algo, bastante, demasiado, harto, igual de, medio, mero, nada, poco, puro y suficiente, frente a la pérdida de las marcas de concordancia en el caso de todo. De forma paralela a lo señalado por Hummel (2017b) para el caso del portu­ gués brasileño, consideramos que en español la forma singular todo/toda se en­ cuentra en un proceso de gramaticalización avanzado de pronombre (como se ob­ serva en la cuantificación flotante) a adverbio de grado (como se observa cuando funciona como modificador de adjetivos). Su origen pronominal se refleja en la presencia de concordancia cuando modifica a un adjetivo (La niña llegó toda asustada), concordancia que se está perdiendo en algunas variedades del español, como hemos podido comprobar en los datos presentados en este capítulo. En el caso de las formas plurales (todos/todas), este proceso de gramaticalización se encuentra menos avanzado, de ahí que muchos ejemplos resulten ambiguos entre una lectura como cuantificador flotante y una lectura como modificador de grado. La lectu­ ra de cuantificador de grado se obtiene de forma no ambigua solo cuando nuestro conocimiento del mundo nos indica que no hay más de dos entidades (Mis piernas, todas manchadas, Argentina) o cuando existen elementos gramaticales que impi­ den la lectura como cuantificador flotante (Se trata de dos niñitas todas tiernas que

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quedan abandonadas en una cabaña, Chile). Resulta imprescindible un estudio diacrónico que confirme esta evolución propuesta de pronombre a cuantificador de grado, que iría acompañada de la progresiva pérdida de concordancia de todo en su nueva función de modificador de adjetivos. Esta pérdida de las marcas de concor­ dancia, reflejo formal del proceso de gramaticalización, se encuentra en un estadio aún muy incipiente, como hemos podido comprobar en este capítulo. Los datos históricos parecen apoyar esta hipótesis. Así, el empleo no concor­ dado de todo + adjetivo se documenta de forma escasa, y desde el siglo xv. Úni­ camente hemos registrado 6 ejemplos de todo + adjetivo femenino singular y 2 de todo + adjetivo femenino plural en el Corpus del español: Género/Histórico y en el CORDE. Mostramos algunos de ellos en (31): (31)





a.  Todo linpja. syn manzilla. eres bjen. aventurada obra de grand. ma­ raujlla es tu santjdad (Cancionero de Baena, c. 1445). b. & vn aguila volaua en el ayre que dexo caer delante el emperador vna gallina blanqua todo sangrienta la qual tenia de su pico vn ramo de laurel lleno de grano: & mandaron sus sabios que la gallina fuesse guardada (Vicente de Burgos, Propiedad de las cosas tr., 1494). c. Traían la comida cuatrocientos pajes, caballeros, hijos de señores; poníanla todo junta en una sala; salía Motezuma, miraba las viandas, e con una virita o con la mano, señalando las que mejor le parescía (Francisco Cervantes de Salazar, Crónica de la Nueva España, 1544). d. cuán suave es esta brevecica hora en la cual te amamos en esta vida presente. Mi ánima sea todo derretida con las suavísimas palabras de su Amado (Luis de Granada, Historia de sor María de la Visitación, 1546).

Por su parte, también hemos registrado dos ejemplos de todo + adjetivo mas­ culino plural. (32)



a. y cargó tanto, que la tirana y golpes de mar quebró una ancla por el hasta, de ludir en los peñascos del fondo, y rebentó el cable grueso de la otra ánfora; y así quedamos todo desarmados, y la Nao Capitana comenzó á ir atravesada á dar al traves en los arrecifes de la Costa (Pedro Sarmiento de Gamboa, Derrotero al Estrecho de Magallanes, 1562). b. Los cuales, afeando su mal hecho a los que huían, los detuvieron y, todo juntos, rodeando el pueblo porque no podían passar por el fuego que entre ellos y los enemigos avía, salieron por la parte de levante al campo a pelear con ellos (El Inca Garcilaso de la Vega, La Florida, 1578).

En cambio, los casos de toda + adjetivo femenino singular son más numerosos en la historia de la lengua española, tal y como se puede comprobar en los corpus lingüísticos disponibles. Como quedó indicado previamente, no es nuestra inten­

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ción llevar a cabo un estudio histórico sobre el uso de este cuantificador, por lo que nos limitamos a ofrecer solo un ejemplo concreto. Para ello, tomamos los casos en contraste respecto de (31b) (todo sangrienta). El Corpus del español: Género/Histórico recupera 9 casos, y la búsqueda en el CORDE ofrece como re­ sultado 16 casos de esta variante concordada (toda sangrienta). Mostramos algu­ nos de los ejemplos en (33): (33)





a. E antoiarse ta com esta delante ti descabennada e toda sangrienta. Y estonce diras que quanto periglo e quanto mal te uiene. que todo lo tu mereciste (Alfonso X el Sabio, Estoria de España I, 1270). b. & despues fue clamado/ el castiello de sant angel por aquel / angel qui la ora parecio alli. el qual tenie / enla mano .ia. espada toda sangrienta (Juan Fernández de Heredia, Gran crónica de España I, 1385). c. Pues como Tisbe fuesse más acuciosa en el andar y en el amor, llegó antes que Píramo a la fuente; y estando aconpañada de sola esperança dél, salió de una selva que allí se hazía una leona toda sangrienta y sañuda, de miedo de la cual Tisbe se fue a meter en el enterramiento dicho (Diego de San Pedro, Sermón de amores, c. 1485). d. Ella estando muy contenta/ De ver allí su persona, / Vió venir una leona, / La boca toda sangrienta. / La cual, habiendo aquel día / He­ cho carne frescamente, / Con la hartura reciamente / A matar la sed venía (Cristóbal de Castillejo, Poseías, 1541-1550).

También hay que mencionar que en el Corpus del español: Web/Dialectos se registran algunos ejemplos (13 en total) en los que todo concordado modifica a un adverbio, especialmente bien y mal. Se trata de casos como los que mostramos en (34), en los que la concordancia de todo —como cuantificador de grado— puede explicarse por su origen pronominal y en los que su valor se acerca al de ‘comple­ tamente’, ‘por entero’: (34)

a. ahora ya es tardee... esperoo que siga toda bien (México). b. Tuve una abertura de un centímetro en la cabeza, llegué a mi casa toda mal, sangrando y llorando (Bolivia). c. decir que no me queria casar que vieramos primero las cosas y se puso toda mal me dijo hasta de lo que me iba a morir y me mando a volar (Estados Unidos).

Finalmente, en lo que respecta al empleo de todo en expresiones nominales atributivas (María es todo/toda corazón), los datos que hemos documentado son escasos, pero parecen mostrar que el empleo concordado y no concordado de todo ante sustantivo se encuentra bastante equilibrado, con cierta preferencia por el uso concordado (25 casos, 55.56 %) frente al no concordado (20 casos, 44.44 %) cuando el sintagma nominal atributivo se predica de sustantivos femeninos. Re­ cordamos que Bello (1995 [1860]: § 376) censuraba el empleo no concordado de

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todo en estos casos, mientras que en la actualidad ambos usos se consideran co­ rrectos (NGLE: § 19.8p-q). Esta diferente consideración normativa podría ser un indicio de que en el caso de todo + sustantivo en expresiones atributivas la evolu­ ción es la misma que la propuesta en el caso de todo + adjetivo: el empleo prono­ minal de todo, que explicaría la concordancia del cuantificador con el sustantivo María en María es toda corazón, estaría dando paso a un uso de este cuantificador ya no como pronombre, sino como adverbio de grado, lo que explicaría la ausen­ cia de concordancia de todo en María es todo corazón. Se trataría de nuevo de un proceso de gramaticalización de pronombre a cuantificador de grado. La documentación histórica del empleo concordado (en el caso de toda corazón), según los datos del CORDE, se remontaría a finales del siglo xix y principios del xx, como vemos en los ejemplos de (35): (35)





a. los labios tenían movimientos y sonrisas en perfecta armonía con las miradas, y el corazón correspondía a los ojos y los labios; era toda ella sencillez y vivacidad, candor y vehemencia, dulzura de amor apasionado y acritud de orgullo; era toda alma y toda corazón (Juan León Mera, Cumaná o un drama entre salvajes, 1879, Ecuador). b. una mujer en aquel entonces como de veinticinco años, de mediana estatura, de color moreno bastante subido, de ojos negros, ardientes y vivísimos, decidora, espiritual y siempre de buen humor; una mujer toda corazón, capaz de sacrificarse en beneficio de quien solicitara su auxilio (Manuel Argüello Mora, Margarita, 1899, Costa Rica). c. Ricas las otras, quizá, estos lujos, al menos, no habían de constituir­ les el abismo en que ella velase hundida y, que aguardaba a la pobre Inés con las mismas peligrosas seducciones. Lujos que reveláronle muy tarde su estúpido sentido a la esposa dulce, a la madre tierna que era toda corazón (Felipe Trigo, Los abismos, 1913, España).

Por su parte, los ejemplos de uso no concordado (en el caso también de todo corazón) son más escasos y, según los datos del CORDE, también se registran desde finales del siglo xix: (36)



a. Los janotas, que frecuentaban más a Rafaela, aseguraban que ella era todo corazón. De aquí que sus negocios económicos fuesen de mal en peor en Lisboa, donde llegó a tener mil desazones y apuros (Juan Valera, Genio y figura, 1897, España). b. ¿Deverita? No lo repitas, niña. Lo que sufriría en el cielo niña Car­ men si llegase a pasá algo. —Diría —repuso María Luz, conmovida y con los ojos humedecidos por repentinas lágrimas— que tuve cora­ zón como ella. ¿No fue ella todo corazón? ¿No murió ella adorando y perdonando a mi padre? (Enrique López Albújar, Matalaché, 1928, Perú).

En suma, cabe pensar también en una evolución de todo/toda cuando aparece en este tipo de construcciones atributivas similar a la propuesta para el caso en que

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este cuantificador se combina con adjetivos, que iría de pronombre o determinan­ te a adverbio. Como señala la NGLE (§ 13.8e), la variante en femenino (María es toda corazón) se explica si toda se entiende como cuantificador flotante, bien como adjetivo equivalente a entero/entera. Por su parte, el empleo no concordado de todo (María es todo corazón, María es todo nervios) reflejaría el uso adverbial de este cuantificador, que se comportaría de este modo como otros cuantificadores estudiados en esta monografía, caracterizados precisamente por su polifunciona­ lidad. Retomaremos estas y otras ideas en el capítulo final.

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CONCLUSIONES

1. Resultados del estudio En esta monografía hemos estudiado, a partir de los datos obtenidos en el Corpus del español: Web/Dialectos, tres casos de posible concordancia adverbial que hasta la fecha habían recibido escasa atención en la bibliografía especializada. En el capítulo titulado «Los cuantificadores concordados como modificadores de adjetivos» nuestro objetivo ha sido describir y analizar el empleo concordado de una serie de cuantificadores adverbiales (por orden alfabético, algo, bastante, demasiado, harto, igual de, medio, mero, nada, poco, puro y suficiente) cuando modifican a un adjetivo. Nos hemos centrado en estudiar en qué áreas lingüísticas se documentan y con qué frecuencia, así como los contextos sintácticos en los que se da este empleo y los factores sintácticos y semánticos que parecen intervenir en el mismo. Hemos comprobado que los cinco cuantificadores con más casos de uso con­ cordado documentados son bastante, demasiado, medio, poco e igual de. Tres de ellos (bastante, demasiado y poco) son cuantificadores evaluativos caracterizados por su polifuncionalidad, en términos de Hummel (2017c), o por el hecho de que pueden pertenecer a distintas clases de palabras, desde la perspectiva de la gramá­ tica tradicional (determinantes, adjetivos, pronombres, adverbios). Por su parte, medio e igual pueden ser adjetivos además de modificadores de grado. Únicamen­ te como adverbios carecen todos ellos de concordancia desde una perspectiva normativa, mientras que en el resto de casos la concordancia es lo estándar. He­ mos comprobado que existe, sin embargo, una tendencia a emplear también las formas concordadas de estos cuantificadores en contextos en los que en principio no sería esperable, como es el de modificador de un adjetivo. En el caso de medio, por su parte, se trata de un elemento que desde una perspectiva normativa se con­ sidera categorialmente adjetivo (concordado) y adverbio (no concordado). Pero hemos podido comprobar que el uso concordado de este cuantificador cuando modifica a un adjetivo se encuentra muy extendido. Para los tres cuantificadores que presentan concordancia de género y número (demasiado, medio y poco), los datos ponen de manifiesto que su uso como modi­ ficadores de un adjetivo muestra la evolución esperable en un proceso de cambio gramatical de este tipo, del singular al plural, y del masculino al femenino: f. sg.>

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m. pl.> f. pl. Por su parte, bastantes posee solo flexión de número, por lo que este tipo de generalización no se le aplica. En lo que respecta a igual de, que también posee solo flexión de número, consideramos que se trata de un caso parcialmente distinto, pues igual puede reanalizarse como un adjetivo, lo que justificaría la presencia de la concordancia. Esta propuesta se ve respaldada por ejemplos como Aquí las bodas son siempre iguales, iguales de aburridas, en el que el segundo iguales podría analizarse no como un adverbio, sino como un adjetivo seguido de un complemento preposicional. La comparación que hemos realizado en el apartado 3.2 de dicho capítulo entre los porcentajes relativos al uso concordado y al uso no concordado de estos cuantificadores ha resultado fundamental para matizar y precisar los datos inicia­ les relativos al empleo concordado, ya que nos ha permitido conocer el grado de divergencia entre ambos usos. Cuando los porcentajes de aparición de un uso y otro son similares, hemos considerado que no existen diferencias significativas en el empleo del cuantificador en cuestión. En cambio, si los porcentajes del empleo concordado y del empleo no concordado muestran una diferencia supe­ rior a 2.5 % a favor de uno u otro uso, hemos considerado que el empleo del cuantificador puede estar condicionado. Así, esta comparación ha mostrado cla­ ramente que en España se potencian los usos no concordados en todos los casos analizados, pese a que se trata de uno de los países donde los usos concordados alcanzan cifras más elevadas para todos los cuantificadores estudiados. Median­ te el contraste entre los porcentajes relativos a los usos concordados y los usos no concordados, hemos llegado a las siguientes conclusiones en relación con la distribución geográfica del empleo concordado de los cinco cuantificadores prin­ cipales estudiados en este capítulo. En el caso de medio, el área chilena es la que potencia y lidera el uso concordado de este cuantificador, seguida de Argentina y Perú. Para el caso de bastante, ningún país arroja una diferencia a favor del uso concordado superior al 2.5 % (Argentina se queda en el 2.40 %). En cuanto al uso concordado de demasiado, son México y Perú los países que lideran este fenómeno. Para el caso de poco, el país que más favorece el uso concordado es Nicaragua, seguido de Perú. Finalmente, en lo que respecta a igual de, los países que favorecen su uso concordado son México y Argentina, seguidos de Repúbli­ ca Dominicana y Cuba. En relación con los dominios sintácticos en los que se da el empleo concorda­ do de estos cuantificadores cuando modifican a un adjetivo, hemos comprobado que en el caso de cuatro de los cinco cuantificadores principales (medio, demasiado, bastante e igual de) la mayor parte de los ejemplos documentados se corres­ ponde con contextos sintácticos en los que el cuantificador concordado y el adje­ tivo al que modifica no forman parte del constituyente sintáctico al que pertenece el nombre que induce la concordancia en el adjetivo. Esto es, predominan los dominios no locales frente a los locales, en términos de Corbett (2006). Esta situa­ ción, junto con el hecho de que los targets de la concordancia sean cuantificadores adverbiales, convierte al fenómeno objeto de estudio en un caso de concordancia

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conclusiones

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no canónico según Corbett (2006). Únicamente el cuantificador poco presenta unas cifras opuestas en relación con el dominio sintáctico, pues predominan los ejemplos en los que la combinación de poco + adjetivo pertenece al mismo cons­ tituyente que el nombre que induce la concordancia. Hemos relacionado esta dife­ rencia con el hecho de que poco es el único cuantificador que aparece frecuente­ mente modificando a adjetivos en posición prenominal (su poca glamurosa forma de sentarse), lo que podría explicar su pertenencia al mismo sintagma que el nom­ bre inductor de la concordancia. Para el caso de los restantes cuantificadores estudiados (harto, mero, puro, suficiente, algo, nada), los datos de uso concordado son muy escasos, especial­ mente en relación con los tres últimos. Sin embargo, el hecho de que se hayan registrado estos usos concordados parece sugerir que el fenómeno se estaría ex­ tendiendo desde elementos como demasiado, medio o bastante, cuantificadores intercategoriales por excelencia, a otros elementos cuantificativos que comparten el mismo contexto sintáctico, el de modificadores de adjetivos. Como decíamos al final de dicho capítulo, solo el paso del tiempo permitirá determinar el alcance de este fenómeno. En el capítulo titulado «El cuantificador mucho en estructuras comparativas» nos hemos centrado en el estudio de la concordancia o ausencia de concordancia de mucho en varios tipos de estructuras comparativas: a) mucho + {más/menos} + nombre; b) mucho + adjetivo comparativo; c) mucho + {más/menos} + ad­ verbio. En lo que respecta a mucho + {más/menos} + nombre, hemos analizado el empleo no concordado del cuantificador en dicho contexto (mucho más cosas), considerado no normativo. Hemos comprobado que, en el caso de mucho + más + nombre, el uso no concordado de mucho presenta solo en parte el comportamien­ to esperable en los casos de extensión de un fenómeno de cambio gramatical de este tipo, del singular al plural, aunque no sigue completamente el patrón f. sg.> m. pl.> f. pl., ya que el femenino plural se ve afectado en mayor medida que el masculino plural. En cambio, el uso no concordado de mucho en mucho menos + nombre —para el que hemos documentado un número de ejemplos muy inferior, relacionado con el menor empleo en español general de menos frente a más— sí presenta plenamente el comportamiento esperable en los casos de extensión de un fenómeno de cambio gramatical de este tipo: f. sg.> m. pl.> f. pl. En cuanto a la comparación entre los datos relativos al uso concordado y al uso no concordado de mucho en la secuencia mucho + más + nombre, hemos comprobado que los tres países que presentan diferencias más importantes entre ambos empleos son, por una parte, Perú (5.04 % de diferencia) y México (5.57 %) a favor del uso no concordado y, por otra, España (24.72 %) a favor del uso con­ cordado. De este modo, el contraste realizado entre los datos relativos al uso concordado y al uso no concordado nos indica que el uso concordado de mucho en la secuencia mucho + más + nombre es un rasgo propio del español europeo, frente al uso no concordado, propio de las variedades americanas (especialmente

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en México y Perú). En lo que respecta a la secuencia mucho + menos + nombre, hemos hallado que el uso no concordado se ve favorecido en el caso de Chile (2.82 %), República Dominicana (3.44 %), Venezuela (4.03 %), México (4.35 %) y Argentina (5.85 %). Por su parte, España es de nuevo el país que potencia el uso concordado de la construcción (con una diferencia del 32.06 %). En lo que respecta al contexto mucho + adjetivo comparativo, hemos revisado, por una parte, los casos en los que mucho se combina con un adjetivo comparativo sincrético (mucha mayor cantidad) y, por otra, los casos en que se combina con adjetivo en construcción comparativa analítica (mucho más alta). En el primer contexto (mucho + adjetivo comparativo sincrético), hemos analizado el empleo concordado de mucho en las combinaciones mucho mayor, mucho menor, mucho mejor y mucho peor. Nuestro estudio muestra que el empleo concordado de mucho en la secuencia mucho mejor —también en mucho peor, aunque el número de casos documentados es menor— presenta un comportamiento gramatical diferen­ te de la concordancia de mucho en mucho mayor y mucho menor, comportamien­ to que no se ajusta a las restricciones establecidas en la bibliografía. Por una parte, hemos mostrado que la concordancia no se limita al rasgo de género, sino que el rasgo de número se ve implicado en casi la mitad de los ejemplos documentados. Por otra, hemos comprobado que la concordancia se da también en posiciones distintas de la prenominal, especialmente en el caso del masculino plural. Por úl­ timo, hemos podido comprobar que la concordancia se da no solo cuando se ven implicados nombres abstractos y continuos, sino también nombres discontinuos concretos, tanto inanimados como animados. En cuanto al contraste entre los porcentajes relativos al uso concordado y al uso no concordado de mucho, la comparación ha puesto de manifiesto que en el caso de mucho mayor la mayoría de los países favorece ligeramente el empleo no concordado del cuantificador, frente a Argentina, que favorece el uso concordado. En lo que respecta a mucho menor, el contraste entre los porcentajes de uso con­ cordado y no concordado muestra que en numerosos países se prefiere el uso no concordado del cuantificador, situación que destaca especialmente en México. Por su parte, los países que favorecen el uso concordado son Argentina, Panamá, Ni­ caragua, El Salvador y Estados Unidos, con especial mención al caso de España, país en el que la variación a favor del uso concordado es sensiblemente más ele­ vada que en el resto. En lo que respecta a mucho mejor, hemos comprobado que se prefiere el empleo no concordado del cuantificador mucho en Bolivia, Panamá, Honduras, República Dominicana, Puerto Rico y España, mientras que otros paí­ ses presentan porcentajes parecidos en ambos empleos (es el caso de Paraguay, Ecuador, Costa Rica y El Salvador). El resto favorece el uso concordado, con porcentajes levemente superiores. Finalmente, en lo que respecta a mucho peor, hemos comprobado que solo dos países (Estados Unidos y Perú) alcanzan porcen­ tajes más altos en el uso no concordado del cuantificador con el adjetivo peor. De entre los demás países, favorecen el uso concordado especialmente Uruguay, Co­ lombia y Venezuela.

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conclusiones

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En cuanto al contexto mucho + adjetivo comparativo analítico (mucho + {más/ menos} + adjetivo), nuestro estudio ha mostrado que en ambos el porcentaje de ejemplos en los que se da la forma masculina plural es muy superior al correspon­ diente al femenino singular y al femenino plural, de manera que no se da el patrón habitual en los fenómenos de cambio gramatical (f. sg. > m. pl. > f. pl.). Además, hemos documentado un número elevado de ejemplos en los que mucho aparece en masculino plural cuando el sustantivo inductor de la concordancia no presenta estos rasgos. Estas discordancias nos han llevado a proponer que la -s de muchos podría constituir un caso más de falso plural o marca adverbial, de modo que po­ dríamos encontrarnos ante dos fenómenos entrecruzados: la concordancia real de mucho en masculino plural (impuestos muchos más altos) y la -s de mucho como marca adverbial (una historia muchos más profunda), de forma similar a lo que hemos propuesto para los adverbios en -mentes en otro trabajo (Felíu Arquiola y Pato, 2019). El contraste entre los porcentajes relativos al uso concordado y al uso no concordado de mucho en el contexto mucho más + adjetivo pone de manifiesto que Argentina es el país en el que el uso no concordado del cuantificador se ve más favorecido, mientras que los países que favorecen el uso concordado son Paraguay, México, Estados Unidos y, especialmente, España. En el caso de mucho menos + adjetivo, hemos podido comprobar que son Puerto Rico y Argentina los países que potencian el uso concordado del cuantificador, mientras que el uso no concordado se da sobre todo en Colombia y España. En relación con el contexto mucho + {más/menos} + adverbio, hemos docu­ mentado un número muy reducido de ejemplos, en la mayoría de los cuales apa­ rece la forma muchos sin que los rasgos de género y número se puedan justificar por la presencia de un elemento controlador de carácter nominal en el contexto próximo, por lo que esa -s podría entenderse de nuevo como una marca adverbial. Finalmente, en el capítulo titulado «El cuantificador todo como modificador de adjetivos y nombres» hemos estudiado los usos concordados y no concordados del cuantificador todo cuando se combina con un adjetivo (María llegó toda nerviosa) y con un nombre en uso atributivo (María es toda corazón). En el caso de todo como modificador de un adjetivo, hemos estudiado, por una parte, el empleo concordado y no concordado de todo combinado con un adjetivo femenino singular (María llegó {toda/todo} nerviosa), adoptando para ello, como en los capítulos anteriores, un enfoque cuantitativo y estadístico. Por otra parte, hemos estudiado el uso concordado y no concordado de todo combinado con ad­ jetivos en plural. En este caso, la dificultad metodológica que supone determinar si nos encontramos ante un caso de cuantificación flotante o ante un caso de todo como modificador del adjetivo nos ha llevado a realizar un estudio de tipo cuali­ tativo. En el caso de todo combinado con un adjetivo singular, el uso concordado, mayoritario, se considera normativo, mientras que el uso no concordado es mino­ ritario. Nuestros datos así lo corroboran, pues los ejemplos documentados de todo en uso no concordado como modificador de adjetivos son escasos. Aunque el

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número de datos registrados nos exige cautela, la distribución geográfica de este fenómeno debe ser matizada: así mientras la NGLE afirma que el empleo no con­ cordado de todo ante adjetivo se registra sobre todo en las áreas andina y caribe­ ña, nuestros datos apoyan solo parcialmente este hecho, ya que junto con Perú encontramos Estados Unidos y, especialmente, España como los países en los que se registran más casos de todo en uso no concordado como modificador de un adjetivo. En lo que respecta al empleo concordado de todo ante adjetivos plurales, he­ mos elegido únicamente aquellos ejemplos en los que la lectura de todo como cuantificación flotante queda descartada bien por nuestro conocimiento del mun­ do (Salió con los ojos todos morados), bien por el contexto gramatical (dos niñas todas tiernas). Hemos comprobado que el empleo concordado de todo como mo­ dificador de un adjetivo plural en español se da con mayor frecuencia de lo que se ha reconocido en la bibliografía previa y consideramos que los ejemplos ambi­ guos entre la interpretación de todo en uso concordado como cuantificador flotan­ te y como modificador de un adjetivo plural son más numerosos de lo que se había aceptado. Consideramos, asimismo, que el empleo concordado y no concordado de todo como modificador de un adjetivo se aleja del resto de fenómenos estudiados en esta monografía. Así, el caso de todo es hasta cierto punto diferente, debido al hecho de que ha sido objeto a lo largo del tiempo de una larga discusión gramati­ cal, discusión que llegó al ámbito educativo y su enseñanza formal. En realidad, nos encontramos ante fenómenos contrarios: la adopción de mar­ cas de concordancia no esperadas en el caso de los cuantificadores mucho, demasiado, poco, bastante, igual de, etc., por una parte, y mucho, por otra, frente a la pérdida de las marcas de concordancia en el caso de todo. Consideramos que todo se encuentra en un proceso de gramaticalización de pronombre a adverbio, que explicaría la presencia de concordancia cuando modifica a un adjetivo, proceso que se encuentra más avanzado en el caso del femenino singular que en el caso del plu­ ral. Esta hipótesis se ve apoyada por los datos históricos. Aunque sería necesario un estudio histórico en profundidad, según hemos podido comprobar, en el Corpus del español: Género/Histórico y en el CORDE se registran a lo largo de la historia de la lengua más casos de uso concordado de todo ante adjetivo que de uso no concor­ dado. Además, los casos de uso concordado se registran desde fecha más antigua. Para el caso del francés, Bouard y Glikman (2018) han estudiado la historia del adverbio tout delante de adjetivo en los siglos xvi-xviii. Según estos autores, la concordancia de tout ha ido cambiando a lo largo del tiempo, conforme a las re­ glas gramaticales: con el masculino no hay concordancia (es invariable), pero con el femenino sí la hay (salvo en algunos casos de excepción, por criterios ‘estéticofonéticos’, como cuando va delante de una vocal: tout autre). Con todo, a lo largo de la historia de la lengua francesa ha habido concordancia en femenino singular (toute étonnée ‘toda asombrada’), en masculino plural (tous étonnes ‘todos asom­ brados’) y en femenino plural (toutes étonnées ‘todas asombradas’). La categori­

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zación de tout, por tanto, se divide entre adjetivo (en concordancia) o adverbio (permanece invariable). En cuanto al empleo de todo en expresiones nominales atributivas (María es todo/toda corazón), aunque los datos documentados son escasos, parece que el empleo concordado y el empleo no concordado de todo en este contexto se en­ cuentran bastante equilibrados, con una ligera preferencia por el uso concordado. Hemos propuesto una evolución paralela a la defendida en el caso de todo como modificador de adjetivos: de pronombre (María es toda corazón) a adverbio (María es todo corazón, María es todo nervios), aunque se hace necesaria una revisión histórica que corrobore dicha hipótesis. 2. Reflexiones teóricas Para cerrar nuestro estudio, retomaremos, a continuación, las cuestiones teó­ ricas abordadas en el apartado 6 de la «Introducción» y las pondremos en rela­ ción con el contenido presentado en los capítulos previos. Como hemos visto, los cuantificadores estudiados en esta monografía, cuando se emplean como modifi­ cadores de un adjetivo, pueden presentar un uso concordado —considerado no normativo en el caso de todos los cuantificadores analizados salvo todo— así como un uso no concordado —considerado normativo salvo para el caso de todo—. Se trata de cuantificadores que se caracterizan por su polifuncionalidad o por el hecho de que desde una perspectiva tradicional se han considerado como pertenecientes a distintas clases de palabras dependiendo del contexto sintáctico en el que aparezcan. Retomamos la cita ya mencionada del trabajo de Felíu Ar­ quiola (2018: 101) para sintetizar el problema gramatical que las unidades objeto de estudio plantean: El empleo flexionado de bastante, demasiado, harto, medio, mero, poco, puro y todo cuando modifican a un adjetivo plantea el siguiente problema gramatical. Por una parte, se suele asumir que en la construcción mencionada (costos bastantes asequibles, años medios difíciles) estos cuantificadores son categorialmente adverbios, pues es el adverbio la clase de palabras que funciona como modifica­ dor de un adjetivo (Esta novela es {muy/extremadamente/bastante/demasiado} larga). En ese caso, no se esperaría la presencia de flexión en el cuantificador, pues el adverbio se considera morfológicamente invariable. Por otra parte, la presencia de flexión puede hacer pensar que estos cuantificadores son categorial­ mente adjetivos, en cuyo caso surge el problema de cómo dar cuenta de una es­ tructura sintáctica en la que un adjetivo modifica a otro adjetivo, construcción cuya existencia no se reconoce de manera general para el español.

Como vimos, varias son las respuestas planteadas en la bibliografía especiali­ zada a este dilema. Por una parte, hay autores como Hummel (2015) que optan por hablar de «concordancia adverbial» o «flexión adverbial», de modo que parecen

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admitir que el adverbio no es necesariamente invariable, en contra de lo reconoci­ do por la tradición gramatical. Por otra parte, autores como Satorre Grau (2005, 2009 y 2010) optan por considerar que los cuantificadores concordados cuando modifican a adjetivos son categorialmente también adjetivos, pues acepta que la pauta sintáctica (y viceversa) es posible en espa­ ñol, algo no admitido de forma general (cf. NGLE: § 13.8e). Con todo, consideramos que el problema radica en adoptar un enfoque basa­ do en las clases de palabras, pues se produce un desajuste entre criterios. Así, desde el criterio funcional o sintáctico, los cuantificadores objeto de estudio modifican a adjetivos, función que se atribuye tradicionalmente al adverbio. Esto es, por su combinatoria, parecerían adverbios. Sin embargo, si se tiene en cuenta el criterio formal o morfológico, las unidades objeto de estudio no pue­ den ser consideradas adverbios, pues presentan variación flexiva, y el adverbio se considera tradicionalmente una clase de palabras invariable. Desde nuestro punto de vista, un análisis basado en clases o categorías de palabras no es sufi­ ciente. De este modo, si se aceptara que los cuantificadores analizados son cate­ gorialmente adjetivos cuanto modifican a otro adjetivo —o a un adverbio— y muestran un uso concordado, nos encontraríamos con que una unidad como demasiado sería: a)  determinante en Demasiados alumnos suspendieron el examen. b)  pronombre en sentido tradicional en Demasiados suspendieron el examen. c)  adverbio en Los alumnos están demasiado cansados. d)  ¿adjetivo? en Los alumnos están demasiados cansados. Parece evidente que en el caso de los cuantificadores las clases de palabras tradicionales crean más problemas que soluciones. Como señala Sánchez López (1999: 1094-1095, la cursiva es nuestra): En conclusión, podemos afirmar que las restricciones sobre el tipo de elementos que admiten cuantificación de grado son semánticas y dependen de las propieda­ des significativas inherentes de los elementos cuantificados. Este hecho arroja cierta luz sobre el problema de la adscripción categorial de los cuantificadores de grado. Como se ha dicho, los mismos elementos parecen comportarse como de­ terminantes unas veces, como adverbios otras. El problema de la doble categoría de estos elementos dejaría de ser crucial si suponemos que en cualquier caso se trata de elementos cuantitativos que seleccionan su complemento no en función de su categoría sintáctica, sino de sus propiedades semánticas. El que estos cuantificadores no presenten rasgos nominales cuando cuantifican adjetivos o adverbios no se debería a un cambio categorial sino al hecho circunstancial de que dichos complementos no exijan la concordancia de sus modificadores. En otras palabras, los cuantificadores de grado no dejarían de tener rasgos nominales para convertirse en adverbios, sino que no los manifestarían como consecuencia de su combinatoria sintáctica.

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Según este planteamiento, los cuantificadores objeto de estudio poseerían ras­ gos nominales que solo se manifiestan formalmente en determinadas configura­ ciones sintácticas. La variación en el uso concordado y no concordado de estos cuantificadores cuando modifican a un adjetivo sería, así, hasta cierto punto espe­ rable: cabe la posibilidad de que los rasgos de género y número —o de número en el caso de bastante e igual— reciban manifestación formal en contextos sintácti­ cos distintos de los habituales, esto es, ante adjetivo y no solo ante sustantivo. La variación gramatical no se basaría tanto en una cuestión de cambio categorial de los cuantificadores, sino en una ampliación de los contextos sintácticos en los que los rasgos flexivos reciben manifestación formal explícita. El uso concordado de estos cuantificadores es una posibilidad que el sistema ofrece. La clave estaría en la función de las unidades (modifican a otras), la tendencia a constituirse en para­ digmas, la posibilidad de concordarse o no y su polifuncionalidad. Esto desembo­ ca en una situación que propicia la variación, al menos en los registros no norma­ tivos. De ahí también la variación geográfica. En este sentido, algunos trabajos de corte formalista han mostrado que la con­ cordancia no estaría motivada semánticamente, sino que se activaría por ciertas configuraciones formales, y que la información de género se dispersa en dos posi­ ciones diferentes dentro de la frase determinante o DP (cf. Fábregas y Pérez-Jimé­ nez, 2008, para el caso de mucho, como vimos en el capítulo correspondiente). Por otro lado, algunos dialectos del italiano (ripano, ariellese) muestran «concor­ dancia adverbial» en adverbios de nivel bajo, es decir, en aquellos que se ubican en una posición preverbo o verbo-final. Estos adverbios pueden presentar un con­ junto adicional del rasgo φ (phi), con marcado de género y número (cf. Ledgeway, 2012; Burroni et al., 2016). Estos datos confirman que en algunos dialectos ciertas piezas léxicas tendrían una composición de rasgos mayor que otras. Con todo, la variación sintáctica se explicaría —dentro de este marco teórico— gracias a los rasgos que poseen las categorías gramaticales y a sus diversas propiedades, junto con las configuraciones sintácticas en las que se insertan. Esta variación estaría restringida bien «to possibilities that the inflectional component makes available» (Borer, 1984: 3) bien «to the lexicon» (Chomsky, 2001: 2). En cuanto a la perspectiva histórica, aunque nuestro estudio es fundamental­ mente sincrónico, el hecho de que existan propuestas diacrónicas que analizan el empleo concordado de medio y puro, entre otros, como casos de recategorización por conversión (véase, en este sentido, Espinosa Elorza, 2014a) nos lleva a dete­ nernos brevemente sobre esta cuestión. Esta propuesta, que ya presentamos en el apartado 6 de la «Introducción», se basa en el concepto de reanálisis. Mediante búsquedas en los corpus históricos disponibles, en el capítulo titula­ do «Los cuantificadores concordados como modificadores de adjetivos» hemos mostrado que el uso concordado de los cuantificadores cuando modifican a un adjetivo empieza afectando a unos elementos de la categoría de los cuantificado­ res (medio en el siglo xiii, como ya se había señalado en estudios previos como los de Pato, 2010 y Espinosa Elorza, 2014a) e iría poco a poco afectando a otros

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miembros de esa misma clase (puro, poco e igual en el siglo xvi; harto y mero en el siglo xvii; demasiado en el siglo xviii; bastante y algo en el siglo xix; nada y suficiente ya en el siglo xx, usos incipientes que este trabajo saca a la luz y que no habían sido señalados anteriormente). De igual modo, en el capítulo siguiente hemos mostrado que el uso concordado de mucho ante adjetivo comparativo sin­ crético comenzaría primero en la combinación mucho mayor (siglo xiv) y se ex­ tendería a otros casos (mucho menor en el siglo xv, mucho mejor y mucho peor en el siglo xvii). Ante adjetivo en construcción comparativa, los primeros datos son del siglo xvi (mucho más + adjetivo), mientras que en el caso de mucho menos + adjetivo parece que hay que esperar al siglo xix para documentar ejemplos. En cuanto a todo como modificador de un adjetivo, en el capítulo correspon­ diente hemos visto que los casos de toda + adjetivo femenino singular son más antiguos y más numerosos en la historia de la lengua que todo + adjetivo femenino singular, es decir, el proceso parece ser el contrario, se produce la pérdida de marcas de concordancia en lugar de la aparición de marcas de concordancia, que es el fenómeno que se da en el caso de los demás cuantificadores estudiados. En nuestra opinión, estos datos muestran que, como recuerda Company Com­ pany (2017: 71), el cambio sintáctico nunca impacta a todos los miembros de una categoría en su totalidad ni al mismo tiempo, sino que afecta primero a ciertos ítems de esa cate­ goría en ciertas distribuciones y avanza progresivamente a otros contextos distri­ bucionales y/o a otros ítems; esta progresión gradual es prueba de que las catego­ rías gramaticales tienen una constitución interna asimétrica, no homogénea o no discreta.

Sin embargo, creemos que la propuesta de reanálisis y recategorización por conversión (de adverbio a adjetivo) planteada para algunos de los cuantificadores objeto de estudio desemboca igualmente en el dilema, ya mencionado, en torno a la clasificación categorial de estas unidades. En nuestra opinión, si se asume la idea de recategorización por conversión de adverbio a adjetivo, habría que solven­ tar varios problemas: a) En primer lugar, aunque el adverbio se considere una categoría léxica, y de ese modo no se incumpla la direccionalidad del cambio lingüístico (de léxico a gramatical) (cf. Espinosa Elorza, 2014a), habría que explicar por qué media (adjetivo) en media muerta es más «gramatical» que medio (ad­ verbio) en medio muerta. b) En segundo lugar, según la bibliografía especializada, el reanálisis es un fenómeno con una dimensión formal y otra semántica. Así, Company Company (2017: 75) indica que el «reanálisis es una reinterpretación de las relaciones estructurales y semánticas que una forma o construcción con­ trae con otra u otras» y que «es tanto una reinterpretación de las relaciones

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originarias que tenía la forma en cuestión así como una reinterpretación o manipulación del valor semántico originario de la forma en cuestión». Sin embargo, en el caso de los fenómenos que hemos estudiado (a excepción de todo), no parece darse ningún tipo de reinterpretación semántica cuando se emplean los cuantificadores concordados en lugar de los no concorda­ dos; es decir, no parece que haya diferencias semánticas importantes entre el uso no concordado y el uso concordado de estos cuantificadores. Así pues, estaríamos ante un caso de variación en sentido estricto, esto es, dos formas distintas de decir lo mismo, dos posibilidades formales alternativas que ofrece el sistema. c) En tercer lugar, hay que señalar que, según la bibliografía especializada, con la recategorización por conversión surge una nueva unidad que antes no existía. Sin embargo, en el caso de medio, demasiado, bastante y el resto de cuantificadores estudiados en ese capítulo, las formas concordadas ya existían en la lengua como adjetivos. Esto es, no se crean formas nue­ vas, sino que formas ya existentes (media, medios, medias, demasiada, demasiados, demasiadas, etc.) pasan a usarse en contextos nuevos (ante adjetivo). d) Por último, y como se ha mencionado previamente, si aceptamos que media en media muerta, demasiados en demasiados cansados, etc. son adje­ tivos en la actualidad, asumimos que una misma forma puede ser: i) deter­ minante (demasiados alumnos suspendieron); ii) pronombre en sentido tradicional (demasiados suspendieron); iii) adverbio (María trabaja demasiado; María está demasiado cansada); y iv) adjetivo (María está demasiada cansada), pero no resulta evidente de qué tipo de adjetivo se tra­ taría: ¿son adjetivos determinativos (en términos de la gramática tradicional), aunque habitualmente se reconozca que los adjetivos determi­ nativos se combinan con sustantivos?, ¿habría que identificar un nuevo subtipo de adjetivo modificador de grado?, ¿qué sucede cuando modifican a un adverbio (María estaba demasiada mal)? En suma, consideramos que el problema radica en adoptar un enfoque basado en las clases de palabras tradicionales. La solución estaría en hablar de cuantifi­ cador como clase semántica, cuyos miembros presentan la posibilidad de tener o no flexión. Las formas con flexión o concordadas se estarían extendiendo a con­ textos sintácticos en los que antes no aparecían, salvo en el caso de todo, que muestra el proceso contrario.1 Así pues, discutir si se trata de adjetivos o adver­ bios resulta vacuo, ya que las clases de palabras tradicionales no son primitivos del análisis gramatical en este caso, sino epifenómenos: «las clases de palabras 1   En el caso de todo sí parece posible hablar de reanálisis y gramaticalización de pronombre a adverbio, pues la ausencia de flexión va acompañada de un cambio semántico (todo pasa de ser cuan­ tificador flotante a presentar un valor extensivo equivalente a ‘completamente’ con adjetivos perfecti­ vos y una lectura de grado extremo equivalente a ‘muy’ con adjetivos no perfectivos).

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no son hechos contundentes, sino construcciones metalingüísticas que podemos fundamentar, hasta cierto punto, en hechos reales. Su función es básicamente heurística».2 Para finalizar, queremos señalar que desde la perspectiva del estudio de la variación, una lengua puede ser entendida como la colección de sus variedades. Como es sabido, el cambio gramatical suele ser acumulativo o estratificado, es decir, las formas de uso antiguo conviven con las formas de uso nuevo. En la teoría de la gramaticalización, el cambio lingüístico se entiende como innovación generada por principios cognitivos (cf., por ejemplo, Heine, Claudi y Hünneme­ yer, 1991), es decir, por quiebros en el proceso comunicativo, por reinterpretacio­ nes de naturaleza metonímica-metafórica y por manipulación discursivo-prag­ mática, hechos que también podrían ayudar a entender mejor el comportamiento de los cuantificadores en sus usos concordados y las diferencias halladas en las formas. En nuestro estudio nos encontramos con variedades en las que la concordancia de determinados cuantificadores ante adjetivos ha alcanzado un grado de estabili­ dad alto, en el sentido de que el cuantificador se comporta casi del mismo modo en ambos géneros y números, hecho que muestra una tendencia a la regulariza­ ción, es decir, a «analogizar» paradigmáticamente. Dicha tendencia gira en torno al problema de mantener o no las formas y la armonía en el sistema, aunque las soluciones no se consideren normativas (son bastantes diferentes; es demasiada grande). En este sentido, tal y como se ha establecido teóricamente, la alta fre­ cuencia fija el uso de las formas, otorga apoyo paradigmático y crea estabilidad en el sistema. Todo ello produce «consistencia», en el sentido de Nichols (2003: 289) de ‘estabilidad areal’. La estabilidad se puede medir por el grado de predictibili­ dad y cohesión interna del sistema gramatical en un nivel lingüístico dado: cuanto más cohesivo y menor variación muestra, más estable es. Como también es sabi­ do, la interacción entre los vernáculos y la variante estándar ha condicionado el proceso mismo de estandarización de las lenguas,3 la mayoría de las veces a través de la selección, codificación, elaboración de función y aceptación (Hudson, 1980: 33). Los vernáculos, por tanto, entran en competición en dicho proceso.4 Como indicábamos al final de la «Introducción» de esta monografía, el estudio de la concordancia de los cuantificadores no queda agotado, pues todavía hace falta describir y analizar varios asuntos. Aunque a lo largo de nuestro trabajo he­ mos ofrecido algunos datos históricos que ayudan a situar en el tiempo y a matizar   Agradecemos estas reflexiones a uno de los revisores anónimos.  Muy a menudo son factores subjetivos los que delimitan la noción de estándar; de hecho, la extensión geográfica del estándar no viene motivada por razones lingüísticas, sino por aspectos socio­ políticos. 4   Como es sabido, el aprendizaje de idiomas por parte del individuo es el mecanismo cotidiano de transmisión y cambio de la lengua; sin olvidar que otros factores sociolingüísticos «of contact and prestige are the major determinants of whether and to what extent borrowing, substratal effects, and selection take place» (Nichols, 2003: 287). 2 3

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el empleo actual de los cuantificadores objeto de estudio, queda pendiente, como hemos mencionado previamente, un estudio de corte diacrónico extenso que dé cuenta de la situación histórica (etapas y procesos) de todos estos cuantificadores concordados, siempre y cuando la documentación de las formas sea posible, pues como hemos podido comprobar su registro en época medieval es limitadísimo en los corpus lingüísticos revisados; hecho que acertadamente ya señaló Espinosa Elorza (2014b: 962) al indicar que son «muy raros los ejemplos en la lengua anti­ gua». También sería de interés un estudio contrastivo general con lo que sucede en otras lenguas romances. Asimismo, se podría ampliar el estudio a otros fenóme­ nos de concordancia con el nombre, como el que afecta por ejemplo a inclusive5 en ejemplos como los siguientes: ambos inclusives (NGLE: § 40.8e), además puedes subir otros juegos de datos, inclusives datos nada relacionados (República Dominicana). Esperamos que esta monografía contribuya a un mejor conocimiento del fun­ cionamiento gramatical de los cuantificadores analizados, así como de la varia­ ción gramatical relativa a su uso concordado y no concordado en el mundo hispa­ nohablante. De igual modo, esperamos que nuestra contribución abra el camino para futuros estudios sobre otros fenómenos de concordancia no canónica en es­ pañol.

5  Sobre inclusive, exclusive y respective puede verse el trabajo de Pons Rodríguez (2010), quien señala que inclusive, adverbio en origen, adquirió concordancia en el siglo xviii.

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Este Este libro Este libro libro estudia estudia estudia trestres casos tres casos casos de de variación de variación variación gramatical gramatical gramatical relacionada relacionada relacionada concon lacon concordancia la concordancia la concordancia enen la en que la que la se que se vense ven implicados ven implicados implicados diversos diversos diversos cuantificadores cuantificadores cuantificadores enen español en español español actual, actual, actual, caracterizados caracterizados caracterizados porpor su por su polifuncionalidad: su polifuncionalidad: polifuncionalidad: i) i) medio, i) medio, medio, demasiado, demasiado, demasiado, poco, poco, poco, bastante, bastante, bastante, igual igual igual de;de; harto, de; harto, harto, mero, mero, mero, puro, puro, puro, algo, algo, algo, nada nada nada y suficiente; y suficiente; y suficiente; ii) ii) mucho ii) mucho mucho (en(en construcciones (en construcciones construcciones comparativas comparativas comparativas concon más con más /más me/ me/ menos; nos; mayor nos; mayor mayor / menor / menor / menor / mejor / mejor / mejor / peor); / peor); / peor); y iii) y iii) ytodo iii) todo (todo todo (todo (todo + A; + A; +todo A; todo + todo N). + N). + N). EnEn concreto, En concreto, concreto, se se analiza se analiza analiza enen todos en todos todos loslos países los países países de de habla de habla habla hispana hispana hispana la existencia la existencia la existencia o no o no odeno de de concordancia concordancia concordancia de de estos de estos estos cuantificadores cuantificadores cuantificadores concon lacon clase la clase la clase de de palabras de palabras palabras a laa que laa que lamodifican, que modifican, modifican, funfunfundamentalmente damentalmente damentalmente el adjetivo, el adjetivo, el adjetivo, contexto contexto contexto enen el en que el que ellas que las unidades las unidades unidades objeto objeto objeto de de estudio de estudio estudio se se consise consiconsideran deran deran tradicionalmente tradicionalmente tradicionalmente adverbios. adverbios. adverbios. Para Para Para ello, ello, se ello, se someten se someten someten loslos datos los datos datos de de variación de variación variación al conal conal contraste traste traste concon elcon uso el uso elestándar uso estándar estándar y con y con ylos con los trabajos los trabajos trabajos previamente previamente previamente publicados publicados publicados y sey se hace y se hace hace usouso de uso de la de la la estadística estadística estadística a laa hora laa hora la hora de de analizar de analizar analizar loslos datos. los datos. datos. EnEn suma, En suma, suma, la monografía la monografía la monografía ofrece ofrece ofrece unauna descripción una descripción descripción razonada razonada razonada de de unde un fenómeno un fenómeno fenómeno gramagramagramatical tical (la tical (la denominada (la denominada denominada «concordancia «concordancia «concordancia adverbial») adverbial») adverbial») enen auge en auge auge enen español en español español actual, actual, actual, fenómeno fenómeno fenómeno queque no que no había no había había recibido recibido recibido hasta hasta hasta ahora ahora ahora la atención la atención la atención adecuada adecuada adecuada enen losen los estudios los estudios estudios gramaticales. gramaticales. gramaticales.

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instituto instituto instituto dede lengua, de lengua, lengua, literatura literatura literatura Y antropología Y antropología Y antropología

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104.104.104. María María Mtaría eresa teresa teresa eCHenique eCHenique eCHenique elizondo elizondo elizondo , M,aría M,aría MJosé aría José MJosé artí Martí M - artí - neznez alCalde nez alCalde alCalde , Juan , Juan ,PJedro uan Pedro Psedro ánCHez sánCHez sánCHez Méndez Méndez Méndez y franCisCo y franCisCo y franCisCo laoloMer laoloMer ColoMer (eds.), (eds.), (eds.), Fraseología Fraseología Fraseología española: española: española: diacronía diacronía diacronía y codificay codificay codificaP. PP.laPP.C PC ciónción (2016). ción (2016). (2016). ConCePCión ConCePCión CoMPany CoMPany CoMPany CoMPany CoMPany CoMPany y nyoroHella nyoroHella noroHella Huerta Huerta Huerta 105.105.105. ConCePCión (eds.), (eds.), (eds.), La La posesión La posesión posesión en laenlengua laenlengua la española lengua española española (2017). (2017). (2017). flores flores flores

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EN TORNO A LA DENOMINADA «CONCORDANCIA ADVERBIAL» EN TORNOEN A LA DENOMINADA «CONCORDANCIA ADVERBIAL» ESPAÑOL: TRES CASOS DE VARIACIÓN EN TORNOEN A LA DENOMINADA «CONCORDANCIA ADVERBIAL» ESPAÑOL: TRES CASOS DE VARIACIÓN EN ESPAÑOL: TRES CASOS DE VARIACIÓN

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82. 82.J82. osé José MJosé aría María MBaría az B,az El B,az habla El, habla Eldehabla ladetierra ladetierra ladetierra Aliste de Aliste de (1967). Aliste (1967). (1967). 83. 83.H83. elMut HelMut HelMut Hatzfeld Hatzfeld Hatzfeld , El, El «Quijote» , El «Quijote» «Quijote» comocomo obra como obra deobra arte de arte de delarte del lenguaje del lenguaje lenguaje (1966). (1966). (1966).

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TRES TRES TRES CASOS CASOS CASOS DEDEDE VARIACIÓN VARIACIÓN VARIACIÓN ELENA ELENA ELENA FELÍU FELÍU FELÍU ARQUIOLA ARQUIOLA ARQUIOLA ENRIQUE ENRIQUE ENRIQUE PATO PATO PATO

MM AM A DA D RD R ID R ID ID 2020 2020 2020

ISBN: ISBN: 978-84-00-10614-0 ISBN: 978-84-00-10614-0 978-84-00-10614-0

106.106.106. Juan Juan PJedro uan Pedro Psedro ánCHez sánCHez sánCHez Méndez Méndez Méndez (coord.), (coord.), (coord.), Documentos Documentos Documentos parapara la para hisla hisla hisxvi xvi -xixxvi -xix ) (2018). -xix ) (2018). ) (2018). toriatoria lingüística toria lingüística lingüística de ladeAudiencia ladeAudiencia la Audiencia de Quito de Quito de(siglos Quito (siglos (siglos 9 788400 9 788400 9 788400 106140 106140 106140

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ElEna ElEna ElEna FElíu FElíu FaElíu rquiola arquiola arquiola es profesora es profesora es profesora titular titular titular de Universidad de Universidad de Universidad deldeldel Departamento Departamento Departamento de de Filología de Filología Filología Española Española Española de de la Universidad de la Universidad la Universidad de de Jaén. de Jaén. Jaén. SusSus líneas Sus líneas líneas de investigación de investigación de investigación se centran se centran se centran en la enmorfología la enmorfología la morfología deldel español del español español y eny la enyteoría la enteoría la teoría morfológica, morfológica, morfológica, así así como así como como en las en las relaciones en las relaciones relaciones de la demorfola demorfola morfología logía con logía con otros con otros componentes otros componentes componentes de la degramática la degramática la gramática (fonología, (fonología, (fonología, sintaxis sintaxis sintaxis y semántica). y semántica). y semántica). EnriquE EnriquE EnriquE Pato Pato P esato catedrático es catedrático es catedrático de Universidad de Universidad de Universidad en el enDepartamenel enDepartamenel Departamento de to de Literaturas to de Literaturas Literaturas y dey de Lenguas y de Lenguas Lenguas deldel Mundo del Mundo Mundo de de la Universidad de la Universidad la Universidad de de de Montreal. Montreal. Montreal. Su campo Su campo Su campo de investigación de investigación de investigación se centra se centra se centra en el enestudio el enestudio el estudio de las de las de las variedades variedades variedades dialectales dialectales dialectales en España en España en España y eny América, eny América, en América, desde desde una desde una perspecuna perspecperspectivativa tanto tiva tanto histórica tanto histórica histórica como como como actual. actual. actual.

107 107 107 ELENA FELÍU ARQUIOLA ENRIQUE PATO ELENA FELÍU ARQUIOLA ENRIQUE PATO ELENA FELÍU ARQUIOLA ENRIQUE PATO

ÚLTIMOS ÚLTIMOS ÚLTIMOS TÍTULOS TÍTULOS TÍTULOS PUBLICADOS PUBLICADOS PUBLICADOS

aMón raMón raMón Menéndez Menéndez Menéndez Pidal Pidal ,PDocumentos idal , Documentos , Documentos lingüísticos lingüísticos lingüísticos de España de España de España I. I. I. 84. 84.r84. Reino Reino deReino Castilla de Castilla de Castilla (1966). (1966). (1966). aniel daniel daniel n. n. Cárdenas n. Cárdenas Cárdenas , El, El español , El español español de Jalisco. de Jalisco. de Jalisco. Contribución Contribución Contribución a laa laa la 85. 85.d85. geografía geografía geografía lingüística lingüística lingüística hispano-americana hispano-americana hispano-americana (1967). (1967). (1967).

86. 86.XI 86.XI Congreso XI Congreso Congreso Internacional Internacional Internacional de Lingüística de Lingüística de Lingüística y Filología y Filología y Filología Románicas. Románicas. Románicas. Ac-Ac-Actas tas (1968). tas (1968). (1968). ntonio antonio antonio GarCía GarCía GarCía Berrio Berrio B,errio España , España , España e Italia e Italia e ante Italia ante el ante conceptismo el conceptismo el conceptismo 87. 87.a87. (1968). (1968). (1968). lena elena ealena lvar alvar ,aC. lvar ,M C.as ,M C. , as P.M,Mas P.ulet ,MP.ulet Myulet V.yrV.oBles yrV.oBles roBles (cols.); (cols.); (cols.); Manuel Manuel Manuel 88. 88.e88. lvar (dir.), (dir.), Índices Índices Índices de voces de voces dey voces morfemas y morfemas y morfemas de lade RFE lade RFE la (Tomos RFE (Tomos (Tomos I- I- Ialvar alvar a(dir.), XLV) XLV) XLV) (1969). (1969). (1969). anuel Manuel Manuel alvar alvar a , Americanismos lvar , Americanismos , Americanismos en laen«Historia» laen«Historia» la «Historia» de Bernal de Bernal de Bernal Díaz Díaz Díaz 89. 89.M 89. del Castillo del Castillo del Castillo (1970). (1970). (1970). osé José MJosé ondéJar MondéJar MondéJar , El, verbo El, verbo Elandaluz. verbo andaluz. andaluz. Formas Formas Formas y estructuras y estructuras y estructuras (1970). (1970). (1970). 90. 90.J90.

91. 91.G91. uillerMo GuillerMo GuillerMo verdín verdín verdín díaz díaz ,d Introducción íaz , Introducción , Introducción al estilo al estilo allibre estilo libre indirecto libre indirecto indirecto en en en español español español (1970). (1970). (1970). osé José dJosé oMínGuez doMínGuez doMínGuez CaParrós CaParrós CaParrós , Contribución , Contribución , Contribución a laa historia laa historia la historia de las de las de las 92. 92.J92. xviii yxviii xix y xix (1975). y xix (1975). (1975). teorías teorías métricas teorías métricas métricas en los en siglos los en siglos losxviii siglos

93. 93.P93. ilar Pilar PGilar arCía GarCía GarCía Mouton Mouton Mouton (ed.), (ed.), El (ed.), El español El español español de América. de América. de América. 1992 1992 1992 (2003). (2003). (2003).

Este Este libro Este libro libro estudia estudia estudia trestres casos tres casos casos de de variación de variación variación gramatical gramatical gramatical relacionada relacionada relacionada concon lacon concordancia la concordancia la concordancia enen la en que la que la se que se vense ven implicados ven implicados implicados diversos diversos diversos cuantificadores cuantificadores cuantificadores enen español en español español actual, actual, actual, caracterizados caracterizados caracterizados porpor su por su polifuncionalidad: su polifuncionalidad: polifuncionalidad: i) i) medio, i) medio, medio, demasiado, demasiado, demasiado, poco, poco, poco, bastante, bastante, bastante, igual igual igual de;de; harto, de; harto, harto, mero, mero, mero, puro, puro, puro, algo, algo, algo, nada nada nada y suficiente; y suficiente; y suficiente; ii) ii) mucho ii) mucho mucho (en(en construcciones (en construcciones construcciones comparativas comparativas comparativas concon más con más /más me/ me/ menos; nos; mayor nos; mayor mayor / menor / menor / menor / mejor / mejor / mejor / peor); / peor); / peor); y iii) y iii) ytodo iii) todo (todo todo (todo (todo + A; + A; +todo A; todo + todo N). + N). + N). EnEn concreto, En concreto, concreto, se se analiza se analiza analiza enen todos en todos todos loslos países los países países de de habla de habla habla hispana hispana hispana la existencia la existencia la existencia o no o no odeno de de concordancia concordancia concordancia de de estos de estos estos cuantificadores cuantificadores cuantificadores concon lacon clase la clase la clase de de palabras de palabras palabras a laa que laa que lamodifican, que modifican, modifican, funfunfundamentalmente damentalmente damentalmente el adjetivo, el adjetivo, el adjetivo, contexto contexto contexto enen el en que el que ellas que las unidades las unidades unidades objeto objeto objeto de de estudio de estudio estudio se se consise consiconsideran deran deran tradicionalmente tradicionalmente tradicionalmente adverbios. adverbios. adverbios. Para Para Para ello, ello, se ello, se someten se someten someten loslos datos los datos datos de de variación de variación variación al conal conal contraste traste traste concon elcon uso el uso elestándar uso estándar estándar y con y con ylos con los trabajos los trabajos trabajos previamente previamente previamente publicados publicados publicados y sey se hace y se hace hace usouso de uso de la de la la estadística estadística estadística a laa hora laa hora la hora de de analizar de analizar analizar loslos datos. los datos. datos. EnEn suma, En suma, suma, la monografía la monografía la monografía ofrece ofrece ofrece unauna descripción una descripción descripción razonada razonada razonada de de unde un fenómeno un fenómeno fenómeno gramagramagramatical tical (la tical (la denominada (la denominada denominada «concordancia «concordancia «concordancia adverbial») adverbial») adverbial») enen auge en auge auge enen español en español español actual, actual, actual, fenómeno fenómeno fenómeno queque no que no había no había había recibido recibido recibido hasta hasta hasta ahora ahora ahora la atención la atención la atención adecuada adecuada adecuada enen losen los estudios los estudios estudios gramaticales. gramaticales. gramaticales.

arMen CarMen CarMen alBert alBert alBert y Myaría Myaría Mdel aría del Mdel ar Mar fM ernández ar fernández fernández veGa veGa ,vUn eGa , Un, Un 94. 94.C94. inventario inventario inventario anónimo anónimo anónimo en Castilla en Castilla en Castilla la Nueva: la Nueva: la Nueva: 1494-1506 1494-1506 1494-1506 (2003). (2003). (2003). aría María Maaría ntonieta antonieta antonieta andión andión andión Herrero Herrero Herrero , Los , Los indigenismos , Los indigenismos indigenismos en laen laen la 95. 95.M 95. Historia Historia Historia de las de las Indias de las Indias Indias de Bartolomé de Bartolomé de Bartolomé de Las de Las de Casas Las Casas (2004). Casas (2004). (2004). osé José eJosé nrique enrique enrique GarGallo GarGallo GarGallo GilG , il Habla G , il Habla , Habla y cultura y cultura y cultura popular popular popular en elen elen el 96. 96.J96. Rincón Rincón Rincón de Ademuz de Ademuz de Ademuz (2005). (2005). (2005). arCelino MarCelino MarCelino v. a v.Masuno a v.Masuno aMasuno , Sobre , Sobre , laSobre Ægritudo la Ægritudo la Ægritudo Amoris Amoris Amoris y otras y otras y otras 97. 97.M 97. cuestiones cuestiones cuestiones fisiátricas fisiátricas fisiátricas en La en La Celestina en La Celestina Celestina (2005). (2005). (2005). erea Perea Prerea odríGuez rodríGuez rodríGuez , Estudio , Estudio , Estudio biográfico biográfico biográfico sobresobre lossobre poetas los poetas los del poetas del del 98 98Ó98sCar ÓsCar ÓPsCar Cancionero Cancionero Cancionero General General General (2006). (2006). (2006). lfonso alfonso alfonso reyrey (ed.), rey (ed.), El (ed.), El Buscón. El Buscón. Buscón. Edición Edición Edición crítica crítica de crítica las de las cuatro de las cuatro cuatro 99. 99.a99. versiones versiones versiones (2007). (2007). (2007).

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