181 56 23MB
Spanish Pages [558] Year 2014
Cíbrarp of »\3$\~]encontré yo una en Marchena de los Olivos, de las tierras de Alandalus. Llamábase Jazmín
( (
j-W6_w,Lj
),
y era de avanzada edad. Santifica Dios a estos
místicos mediante los gemidos que de sus pechos exhalan, porque se sienten
incapaces de alcanzar
la
perfección espiritual y se lamentan
al
encontrar en
sus corazones que no encuentran lo que creen perdido."
A
Fátima especialmente,
la
acompañó durante dos años
en calidad de discípulo y criado, conviviendo con
mente en una choza de cañas que de
Sevilla,
para habituarse a
la
él
ella
seguidos,
honestísima-
mismo construyó en
las afueras
vida eremítica y experimentar de cer-
ca los maravillosos fenómenos telepáticos que Fátima realizaba y las apariciones de los genios que se presentaban a su evocación, bajo apariencias corpóreas o sin ellas (2).
"Yo
serví
como fámulo y
de Dios y místicas
(1)
Fotahat,
Ií,
tivamente, "Sol, la (2)
discípulo en Sevilla a
intuitivas,
Fotahat, M, 459.
las
amantes
los
el
54 y 55, donde las llama, respecpobres" y "Nuña Fátima".
46. Cfr. Risalat al-cods, §
Madre de
una mujer, de
que se llamaba Fátima, hija de Almotsana
Vida en común
Cordobés. La serví dos años seguidos. Tenía y cinco de edad
ella,
más de noventa
a la sazón,
embargo, me daba vergüenza mirarle
sin
y,
53
al
pues
rostro,
a pesar de sus años, tan bello y hermoso, por lo regular de sus fac-
lo tenía,
muchacha
ciones y lo sonrosado de sus mejillas, que se la hubiera creído una
de catorce años, a juzgar por continuo trato con Dios.
De
la
gracia y delicadeza de su porte. Vivía en
como
entre todos los discípulos que,
vían, preferíame a mí, tanto,
yo, la ser-
que decía a menudo: "No he visto a nadie que
sea como fulano; cuando entra a hablar conmigo, entra con toda su alma, sin dejar fuera de mí ni un átomo de
sí,
y cuando sale, sale con todo su ser, sin
Una
dejar aquí tampoco nada de su espíritu."
ama
aquel que dice que
vez
"Maravillóme de
la oí decir:
a Dios y no se alegra en El, siendo
como
es
el
objeto
único de su contemplación, puesto que en toda cosa que sus ojos miran, a El
¿Cómo
tan sólo ven, sin que de sus miradas se oculte ni un instante.
amar a Dios
estas gentes que lloran?
mucho más
tienen a su Dios
acercarse, pues
cerca que
es
¿qué
lo
dices
que dices es
lo
de
I
verlo
mayor proximidad respecto de
la
llorar."
Yo
digo?"
Amado me
del Alcorán]
este criado de pensar en mi
que esta mujer ocupaba a
como
si
pueden tener cuantos a El intentan
Después me le
respondí:
"Y
tú,
hijo
"¡Madre mía,
que
dijo:
que hay que decir!" Luego añadió: "¡Por Dios que estoy en
capítulo
[el
el
que
esto
verdad maravillada! Mi Fátiha
pretenden
se avergüenzan de llorar,
objeto único de toda su contemplación? Por eso digo
el
que es cosa que maravilla mío,
le
que a Dios ama, goza de
el
como
siendo
El,
¿Cómo no
dió, y,
para que me sirva como criado, a
sin
embargo, no
me ha
Amado." Desde aquel día conocí
los ojos
de Dios, cuando
me
dijo
distraído
la
jamás
grado excelso
el
que
la
Fátiha
la
ambos un día sentados, penetró de improviso una mujer en el aposento y me dijo: "¡Hermano mío! Mi esposo, que está en Jerez de Sidonia, me cuentan que se ha casado allí. ¿Qué te parece?" Yo le respondí: servía
criado. Estando
"¿Quieres que venga?" Dijo: "Sí." Volví entonces mi rostro hacia y
dije:
le
"Madre, ¿oyes
que quieres,
es lo
hijo
lo
la
anciana
que dice esta mujer?" Ella me contestó: "Y ¿qué
mío?" Dije: "Pues que satisfagas sus deseos, que son
que venga su marido." Ella entonces exclamó: "¡Oído y obedecido! Voy a enviar por él a la Fátiha, encargándole que traiga al marilos míos,
es decir,
do de esta mujer." dió
forma
real.
Y poniéndose
a recitar conmigo
que iba recitando
la
capítulo
I
del Alcorán, le
Fátiha, iba también dándole forma corpórea,
rea,
y haciéndola nacer.
que
le
Una
vez que
la
aunque
hubo formado de esta manera,
etéle oí
decía: "¡Oh, Fátiha! Vete a Jerez de Sidonia y tráete al marido de esta
mujer! ¡No
lo
desde que se
dejes,
fué,
el
hasta que vengas con él!"
a tañer
el
Aún no había
tiempo indispensable para recorrer
marido llegó adonde estaba su mujer. Ella entonces dijo:
el
Entonces comprendí su excelso grado místico, pues a medida
adufe en señal de regocijo.
Y
al
[la
el
transcurrido,
camino, cuando
el
anciana Fátima] púsose
interrogarle yo sobre aquello,
"¡Por Dios que verdaderamente estoy contenta por
lo
me
mucho que de mí
—
54
Parte
me ha
se preocupa, pues
atraído hacia su persona!
I.
Vida de Abenarabi
Y
¿quién soy yo para que este Señor
ferido sobre los hijos todos de mi linaje? ¡Por la gloria de mi
amor
tan celoso de mi si
me ha me haya pre-
escogido como una de sus amigas íntimas y
está,
como yo no
Dueño
sabría ponderarlo! Tanto es
juro que así,
que
por descuido vuelvo alguna vez mis ojos hacia una cosa criada para buscar
en
ella
ción,
mi apoyo y mi sostén, no deja de probarme mi Dueño con alguna
que El
me
envía por medio de aquella
había vuelto mis ojos!" género.
Yo
Más
misma
adelante hízome ver otras maravillas del
le
construí una choza de cañas, justamente capaz para su
estatura, en la cual habitó ya continuamente hasta
"¡Yo soy
tu
madre
a visitarla mi madre, ella ¡Trátale con piedad
los
mismo Con
continué prestándole sin cesar personalmente mis servicios.
mis propias manos
decía:
aflic-
criatura hacia la cual yo
filial
divina y la luz de tu le dijo:
"¡Oh
luz!
que murió.
madre
A menudo me
terrestre!"
¡Este es mi hijo y
él
Cuando vino es tu padre!
y no lo aborrezcas!"
"Nosotros (1) hemos visto en Alandalus a muchos místicos de los que ven genios bajo apariencias sensibles y sin ellas. Así, por ejemplo, Fátima,
hija de Benalmotsana, de la gente de
mente, sin equívoco o ilusión alguna."
(1)
Fotuhat,
II,
821.
Córdoba,
la cual los
conocía intuitiva-
—
CAPÍTULO
II
PEREGRINACIONES POR ESPAÑA Y AFRICA
—Escribe en Morón su Tadbirat.—Su estan— — — Regresa a — Estancia en Fez. pasando por Tarifa. — Vuelve a Retorna Irxad. — Segunda estancia en Fez: sus primeros y redacta sus conferencias —Tercera aparición — Regresa a España, pasando por Granada. — Estancia en Murcia y Almería. —Redacta su Su vocación a
la
vida peregrinante.
en Marchena, Córdoba y Cabrafigo. Pasa a Bugía. Sus relaciones con Abumedín.— Segunda aparición del Jádir en Túnez. Estancia en Tremecén. cia
Africa.
Sevilla,
a Sevilla
el
éxtasis;
místicas.
del
Jádir.
Mawaqui.
Experto ya en todo género de disciplina
sufí,
pudo
decidir sobre
su vocación (1).
"No conozco grado de haya
visto
la
vida mística, ni religión o secta, de que yo no
alguna persona que
las practicase,
de palabra y en ellas creyera y he referido jamás opinión o herejía
las profesase
según confesión propia.
No
alguna, sino fundándome en referencias directas de individuos que fuesen se-
cuaces de
ellas."
La vida peregrinante parece que fué resto de su existencia,
que no fué
la preferida
corta, es
por
él.
Todo
un viaje incesante e
el
in-
quieto a través de todos los países musulmanes de occidente y de oriente, aprendiendo,
(1)
Fotuhat,
III,
enseñando y discutiendo. Los pueblos y ciuda-
683.
—
58
Parte
me
noche, y
Vida de Abcnorabi
I.
cama para hacer
levanté de la
rezo correspondiente a aquella
el
hora nocturna; pero he aquí que mientras yo estaba de pie en mi oratorio y cerradas perfectamente las puertas de mi cuarto y de la casa, penetra en mi habitación un individuo que
me
saluda, sin que yo supiese
Lleno de impaciencia y de disgusto cuanto antes y le devolví
Tomó
ta!"
después
mi oración
entrado.
me
"¡Oh Abdelmachid!
dijo:
trato con Dios, no se impacienta y disgus-
paño que estaba bajo mis pies y sobre el cual yo hacía lo arrojó y extendió en su lugar una pequeña este-
el
sacudiéndolo,
y,
que consigo
rilla
me
el
cómo había
abrevié mi oración para despachar
saludo. El entonces
el
que goza de familiaridad en
¡El
al verle,
traía,
diciéndome: "Haz la oración encima de esto." Luego
cogió y salió conmigo de
casa y de
la
pañía por una tierra que yo no conocía
ni
do estaba. En todos aquellos lugares por
la
población, caminando en mi com-
sabía tampoco en qué país del los
mun-
que íbamos pasando hacíamos
la
Luego me volvió a mi habitación, en la que me encontraYo le dije: "¡Oh, hermano mío! ¿Por cuáles virtudes llegan
recitación en común.
ba cuando
vino.
él
a ser abdales [es decir, santos intercesores]
"Por
que mencionó Abutálib
las cuatro
corazones". lencio
y
el
"Esta es
uno de
la
los
Y
a seguida
me
el
nombró; son éstas:
las
me
abdales?" El
los
respondió:
de Meca en su libro Alimento de los el
hambre,
me
aislamiento o soledad espiritual. Después
la vigilia, el si-
Abdelmachid:
dijo
misma esterilla. En ella hago mis oraciones. Aquel hombre era más grandes abdales y se llamaba Moads b. Axras." (1)
Las ruinas de Medina Azahra, cerca de Córdoba, sugiriéronle, a su paso por esta ciudad, tristes reflexiones sobre
dero de
"Yo
la gloria
leí
discreto
humana
las siguientes estrofas
un aviso para
y
Azahra (en
la
caduco y perece-
lo
(2).
(que son un recordatorio para
disipado)
el
cual estaba esculpida la
escritas
sobre
imagen de
la
la
hombre
el
puerta de Medina
propia Azahra) después
ciudad fué destruida y convertidas sus ruinas en guarida de las aves y las fieras. Esta ciudad era una construcción de maravillosa arquitectura, en tierras de Alandalus, cerca de Córdoba... (3)"
que
la
Cfr. Risalat al-cods, § 18,
(1) b.
Axraf,
el
(2)
Mohadara,
(3)
Todo
que
el
cita a la letra
de
la
le
llama correctamente
1,
Mohámed
106.
pasaje ha sido aprovechado por Almacari (Analectes, el
texto del
que son de carácter ascético, cido,
donde se
de Ronda.
Mohadara de Abenarabi. Fuera de
el
resto del pasaje contiene
el
I,
relato, bien
construcción de Medina Azahra por Abderrahman
III.
343-4)
las estrofas,
cono-
59
Una
que Dios
visión extraordinaria con
hízole conocer los
nombres y
Mahoma
místicos, anteriores a
"En cuanto
la
le
favoreció en Córdoba
fisonomía de todos los cótobs o polos (1).
a los cótobs o quicios perfectos de los pueblos todos de la hu-
manidad (con excepción de
este nuestro pueblo)
que nos han precedido en
el
son muchos. En lengua árabe fuéronme comunicados sus nombres,
tiempo,
cuando
los
contemplé y los
en la mansión de la fantasía, estando yo en
vi
la
ciudad de Córdoba."
La fama de su ciencia esotérica iba extendiéndose blos próximos a Sevilla, merced a sus viajes, y tros
no se desdeñaron de
difíciles
da) que, aunque profesaba
de
los motáziles, hizo
rabi. Este, al advertir
el
por los pue-
así
pronto los maes-
para someter a su juicio cuestiones
visitarle
Un famoso
de sufismo.
muy
doctor de Cabrafigo (aldea de Ron-
sufismo, pertenecía a la herética secta
un viaje a Sevilla para conferenciar con Abena-
más
tarde la heterodoxia de sus doctrinas dog-
máticas, se propuso convertirlo a Dios. Para conseguirlo, Sevilla
y dirigiéndose a Cabrafigo comenzó a
discutir
con
abandonó a día tras
él,
y a presencia de sus muchos discípulos y
día, en su propia escuela
secuaces. El éxito coronó sus esfuerzos, y,
muy
pronto, maestro y dis-
cípulos abjuraban sus erróneas doctrinas (2). "Disputan entre
los
si
autores sufics de nuestra escuela acerca de
hombre puede asimilarse por imitación divino el subsistente
los
caracteres esenciales del
[es decir, el ser necesario,
si
el
nombre
que existe por necesidad de
su esencia, y del cual todos los demás seres necesitan y dependen]. El maestro de espíritu Abuabdalá b. Chéber el de Cabrafigo, uno de los grandes doctores de esta vía mística en Alandalus,
como era motázil de escuela en teolonombre divino pudiese ser imitado
gía dogmática, rehusaba admitir que dicho
por
el
hombre. Yo discutí con
él
sobre este punto varias veces en su clase, a
presencia de sus discípulos, en Cabrafigo
Ronda), hasta que se convirtió a mi divino debía ser admitida
"Disputan (3) entre
sí
(1)
Fotuhat,
(2)
Fotuhat,
(3)
Fotuhat, IV, 228.
I,
196.
III,
58.
lo
tesis
mismo que
los sabios
la
(en Alandalus, de los distritos de
de que
la imitación
de ese nombre
de todos los otros nombres."
de nuestra escuela acerca de
si
la
imi-
—
60
Parte
tación (por
hombre) de
el
lo
es tanto
como
b.
Chonaid
[sic]
cuando vino a visitarnos en
me
Yo
nuestro juicio
encontré a Abuabdalá
Sevilla y le interrogué sobre este
contestó que era posible y
lícito
hombre
al
asimilarse
el
propiedad de ese nombre; pero después rehusó aceptar esa
la
que yo sepa cuál fuese
tesis, sin
A
aseidad divina es o no posible.
de todos los nombres divinos...
la
punto. Entonces
(por imitación)
la
Vida de Abenarabi
I.
la
causa de su resistencia... Era
éste,
quiero
decir,
Abuabdalá
tierra
de Alandalus. Yo no cesé de tratarlo con toda benevolencia en su alque-
ría en
medio de sus discípulos y secuaces, porque era motázil de escuela, hasta cuestión se le aclaró y abjuró de los errores de la herejía motázil... Y
que
la
me
hasta
Chonaid, de Cabrafigo, aldea de los distritos de Ronda en
b.
dió las gracias por
ello.
Por su conversión, convirtiéronse también
dos sus discípulos y secuaces. Sólo entonces
me
separé de
to-
él."
El espíritu inquieto de Abenarabi no se satisfacía ya dentro de los
reducidos límites de su patria. Antes del año 590 (1 193 de
pasar
Su principal objetivo debió ser
al Africa.
bre maestro sevillano
tratar
J.
C.) debió
de cerca
al céle-
Abumadián (vulgarmente llamado Abumedín),
que en Bugía había establecido su escuela mística desde hacía bastantes años
Abenarabi
No
(1).
lo
consta, sin embargo, de un
conociese
allí,
pues
el
597 (1200 de
J.
modo
seguro, que
C), fecha en que
que entró en Bugía, había ya muerto Abumedín en
los biógrafos dicen
Tremecén. Esto no obstante, Abenarabi
cita
repetidas veces, en su
Fotuhat y en su Mohadara, a Abumedín como maestro suyo, ponderando sus visiones, milagros, virtudes y doctrina (2). Por otra parte,
como luego diremos, Abenarabi estaba en Túnez de
J.
C.)
;
es,
el
año 590 (1193
pues, de creer que pasaría por Bugía antes de esa fecha,
y entonces pudo
tratarlo.
De
las
innumerables maravillas, de que fué
testigo entonces Abenarabi, recuerda especialmente un estupendo caso
de sugestión hipnótica realizada por Abumedín con un hijo suyo de
(1)
verse
Sobre Bargés,
la
vida y las ideas místicas de este famoso sufí sevillano puede
Vie
du
célebre
marabout
Cidi
Abou-Médien
(París,
Lé-
roux, 1884). (2) II,
Cfr. Fotuhat,
11, 24, 60, 67, 69,
166,
171. Sería
muy
I,
838.—Mohadara, I, 179.—Mawaqui, 69, 71, 96,
288, 318, 330,
111,
128,
76,
145,
171,
178;
114,
116,
151,
152,
interesante un estudio de síntesis de todos estos pasajes
anecdóticos que describen con pintoresco realismo la vida espiritual de este místico sevillano y completan la deficiente biografía de Bargés, arriba citada.
Pasa a Africa
años de edad,
siete
61
navegando
cual veía desde la playa un barco
el
fuera del horizonte sensible (1).
"El maestro de espíritu
Abumedín poseía
Abumedín
tenía un hijo pequeño, de
una negra.
virtud preternatural de conocer todas las cosas con
la
la
años de edad, miraba y decía: "Veo en el mar, en tal y cual lugar, unos barcos y en ellos está ocurriendo esto y lo otro." Cuando pasaban unos días y llegaban aquellos barcos a Bugía (que era
Aquel niño, que tenía
vista.
la
ciudad del niño, en
siete
la cual
estaba) resultaba que efectivamente era
niño había dicho. Decíanle entonces
"Con mis razón."
ojos."
Y
presente y
Pero a seguida
luego añadía: "¡No!
al niño:
rectificaba:
Tan
"¿Con qué
ves?"
lo
"¡No! Tan sólo
lo
Y
como
el
respondía:
veo con mi co-
sólo lo veo con mi padre: cuando está
miro, es cuando veo lo que os referí; y cuando se ausenta de mí,
lo
no veo nada de eso."
No to
que
nez,
muy
debió ser
muy
J.
gozando de extraordinario favor en
hade y estudiando
el
b. Casi, el iniciador
De
larga la estancia de Abenarabi en Bugía, pues-
pronto, en 590 (1193 de
C),
encontramos ya en Tú-
lo
la corte del
gobernador almo-
libro místico titulado ¡al al-nalain
de
la
de Abulcásim
rebelión del Algarbe contra los almorávides.
después un comentario, que existe manuscrito
este libro escribió
en Constantinopla (2). "Guárdate de aceptar un regalo de
la
persona en cuyo favor hiciste alguna
recomendación, pues eso es pecado de usura, prohibido por Dios y su Profe-
me
Algo parecido
ta.
ocurrió a mí en Túnez, de las tierras de Ifriquía:
de los personajes principales de
me
un agasajo que
me
en su casa y
favor para con
Uno
ciudad invitóme a su casa para hacerme
tenía preparado. Acepté el convite, pero así que penetré
ofreció
el
banquete, solicitó de mí una recomendación en su
gobernador de
el
la
la ciudad.
Como
efectivamente mi influencia
con éste era tanta, que seguía en todo mis indicaciones, accedí gustoso a hacer la
recomendación que me pedía; pero inmediatamente
sin fui
probar bocado a hacer
la
ni
aceptar los regalos que
me
me
ofrecía,
recomendación que fué completamente
eficaz.
levanté de la
Yo
en aquella oca-
sión no había leído aún la sentencia del Profeta [a que antes aludí]
que
si
obré
así,
mesa
aunque en seguida
;
de
modo
fué tan sólo por dignidad y pundonor. Dios por su gracia y
especial providencia
me
libró de incurrir en pecado."
(1)
Fotuhat,
(2)
Fotuhat, IV, 634.
I,
288.
—
62
Parte
"Esta es al-nalain,
el
Vida de Abenarabi
I.-
opinión que Abulcásim
la
Casi defiende en su libro titulado ¡al
b.
cual libro estudiamos nosotros, bajo
autor, en Túnez,
magisterio de un hijo del
el
año 590 (1)."
el
Durante su permanencia en Túnez, una nueva aparición
del Jádir
vino a fortalecer su devoción a este mítico profeta. Era una noche
de plenilunio y Abenarabi descansaba de sus estudios y ejercicios devotos en
do en
el
camarote de un barco anclado en
Aproximóse a
bordas y
las
Una
barco.
sobre
otro
el
después
La
lo
extender
al
la
Un
dolor agu-
tripulación dormía.
mirada por
humano que caminaba sobre
a lo lejos un ser al
puerto.
el
vientre le obligó a subir a cubierta.
el
mar, divisó
el
las olas en dirección
vez cerca de éste, levantó uno de sus pies apoyándose
y se
mostró completamente seco a Abenarabi. Hizo
lo
propio con
otro pie, dirigióle contadas frases y empren-
el
marcha sobre
dió de nuevo su
tuada en un monte de
la costa,
agua, dirigiéndose a una cueva
el
En dos o
a dos millas del puerto.
si-
tres
pasos salvó esta distancia, y Abenarabi, lleno de estupor, comenzó entonces a oír su voz, que entonaba las alabanzas divinas desde
fondo de aquella cueva. la
A
mañana
la
siguiente, al entrar
ciudad, tropezóse con un desconocido que
"¿Qué
tal
pasaste
noche con
la
"En otra ocasión me sucedió
Me
mi vista hacia
dirigir
levanté y el
mar
Jádir en
el
que, estando en la
mar, dentro del puerto de Túnez, tripulación dormía.
el
le
el
Abenarabi a
abordó diciéndole:
barco?" (2). cámara de un barco en
me entró de repente un me acerqué a las bordas
el
dolor de tripas. La del barco; pero al
distinguí a lo lejos, a la luz de la luna (pues
era noche de plenilunio), a una persona que venía andando sobre las aguas del mar, hasta
de sus
no había en vantó
el
que llegó a mí
apoyándose en
pies,
ella ni señal
otro,
deteniéndose entonces a mi lado, levantó uno otro.
Vi perfectamente la planta de su pie y
de mojadura. Apoyóse después sobre aquel pie y
que estaba igualmente seco. Luego conversó conmigo en
guaje propio de
él
y saludándome se marchó para dirigirse a
estaba en un monte a
(1)
y,
el
Fotuhat, IV,
la orilla del
165.
(2)
Fotuhat,
I,
241.
le-
len-
cueva que
mar, distante del barco más de dos millas.
Sobre Abencasi, su vida
masarra, páginas 109-110. Cfr. Fotuhat, IV, 164.
la
el
I,
176,
e ideas,
388, 407;
cfr.
III,
8,
Asín, 9,
Aben-
31, 465;
Segunda apari ción
Esta distancia
la
Yo
salvó en dos o tres pasos.
banzas del Señor desde
el
63
del J ádir
interior de la cueva.
su voz que cantaba las ala-
oí
Quizá se marchó luego a
tar a nuestro maestro de espíritu Charrah b. Jamís
visi-
Cataní, que era uno de
el
más grandes sufíes, que vivia solitario y consagrado al servicio de Dios en Marsa Abdún, adonde yo había estado visitándole el día anterior a aquella
los
noche misma. Cuando
me en
día siguiente
al
con un hombre santo que el
barco con
Otro de
el
me
¿Qué
Jádir?
me
a
fui
preguntó:
ciudad de Túnez, encontré-
la
"¿Cómo
te fué,
es lo que te dijo y qué
noche pasada,
la
le dijiste
tú?"
que debió tener cuando se dirigió a Túnez
los propósitos
safi,
Abumohámed
Abdelaziz, a quien volvió a visitar ocho años después,
como diremos
esta primera vez, fué
más
adelante.
Túnez, con los
el
En
el
el
visitar a
un gran santo
mismo año de 590 (1193 de
propósito de marchar por
la
J.
C.)
abandona a
costa a Sevilla. Ignoramos
motivos de este viaje, pero no es inverosímil que en su decisión
influyera bastante
el
estado de intranquilidad que reinaba en aquella
parte oriental del Norte de Africa, teatro de una guerra sin cuartel entre los almohades y los Beni
mecén detúvose para que, en
el
de algunos santos ascetas
barrio llamado Alobad, en las afueras de la ciudad, eran
el
Uno de
objeto de veneración.
Yogán,
Gánia de Mallorca. Al pasar por Tre-
visitar los sepulcros
ellos era el
sepulcro de su tío
rey asceta. Allí también, seis años
enterrado Abumedín,
el
daba
y virtudes
éste los méritos
amaba. Por
más
maestro de Abenarabi en Bugia (1).
eso, al saber
del
Aben
tarde, había de ser
No
olvi-
famoso taumaturgo a quien tanto
que uno de
los discípulos de
Abumedín an-
daba por Tremecén censurando a su maestro, Abenarabi concibió contra
un odio violento. Resurgían, pues, en su corazón
él
las
pasiones
de su disipada adolescencia, aunque disimuladas bajo apariencias de virtud.
Un
sueño en que
el
Profeta
le
hizo ver este sofisma diabólico,
fué para Abenarabi aviso saludable y, a la
mañana
siguiente, para
curar radicalmente su odio hacia aquella persona, fué a ofrecerle un Mohadara, II, 51. Abenarabi repite aquí la ejemplar historia de su tío (1) Aben Yogán, el rey asceta de Tremecén, casi con las mismas palabras que en Fotuhat, II, 23, y termina añadiendo: "Yo he estado visitando la tumba de ambos [su
tío
y
el
maestro de espíritu de éste] y
en las afueras de Tremecén."
la del xeij
Abumedín, en Alobad,
—
C4
Parte
Vida de Abenarabi
I.-
cuantioso regalo y a confesarle sinceramente su pecado. Esta humilde
determinó también
actitud
conversión
la
enemigo de Abume-
del
dín (1).
"Yo noticia
vi
en sueños
al
Profeta en Tremecén
que un hombre odiaba
al xeij
grandes místicos contemplativos.
Como
cual era uno de los
más
yo tenía de Abumedín un concepto
altí-
me preguntó
maestro Abumedín. El Profeta
Yo
fulano?"
respondí: "Porque
el
hombre por
simo, concebí profunda aversión a aquel el
año 590. Había llegado a mi
el
Abumedín,
el
odio que tenía contra
en sueños: "¿Por qué odias a
me
odia a Abumedín." El Profeta
él
replicó:
"Pero ¿acaso no ama ese individuo a Dios y me ama a mí?" Respondí: "Efectivamente, ¡oh Profeta de Dios!, ama a Dios y te ama a ti." Díjome entonces: "Pues entonces, ¿por qué le odias por el odio que él tiene a Abumedín, en vez de amarle por
el
amor que
tiene a
Profeta de Dios! Desde este
Dios y a su Profeta?" Yo
momento reconozco
le
respondí: "¡Oh
en verdad, ¡por Dios lo juro!,
que pequé y fui negligente! Pero ahora de ello me arrepiento, y aseguro que para mí será ya ese hombre la persona más amada, como tú, ¡oh Profeta de Dios!,
me
traje
precioso
casa;
le referí
lo
has aconsejado y advertido!" Así que desperté, tomé conmigo un de
y
cuanto
y tomó mi ensueño el
coste
me
incalculable;
como un
me amaba mucho)
cuencia venia a verme y lo
que Dios
en
te
Vida de Abenarabi
1.
ha mostrado de
él,
pués
que fué de
la reunión,
era
las
media
celentes amigos, hasta
nombre
su
di
más
ni
dijo: "Di
Y
al
decir esto, se
yo, pues, a referir a la tertulia
que Dios habíame revelado acerca de aquel hombre, y
maravillados, aunque no
quedaron
los oyentes
sus señas personales. Continuó des-
agradables, en compañía de aquellos ex-
que aquel hombre
tarde, sin darles a entender
me había referido. Cuando la r-unión se hubo disuelto, vino y me dijo: "¡Dios te ¡o pague! ¡Qué bien has hecho al no dar
cótob a que
el
a mí aquel cótob el
Comencé
me
nombre de esa persona que
el
rapto extático te ha sido señalada individualmente."
el
sonrió añadiendo: "¡Dios sea loado!" lo
volvióse hacia mi y
pero no des
nombre de
la
persona que Dios
te
mostró! ¡Quédate en paz y que
la
mise-
ricordia de Dios y su bendición sea contigo!" Aquel saludo lo fué para mí de
despedida, aunque de
en
la
ello
entonces no
me
di
Ya
cuenta.
no volví a verlo más
ciudad, desde entonces hasta hoy."
El experimentado criterio de Abenarabi decidía
en las cuestiones teóricas, y alguna vez también se testas, tachar
"Yo
vi
sin apelación
le
oyó, sin pro-
de iluso y visionario a un maestro eximio que se gloria-
ba de haber visto y hablado a rentaba sufrir
allí
los espíritus
durante
el
éxtasis que apa-
(1 ).
en la ciudad de Fez a un grupo de esos místicos a quienes los genios
hacen ver imaginariamente figuras de personas y les hablan lo que quieren para tentarlos, sin que realmente sean los genios mismos los que se les apa-
les
recen
ni
tampoco
los
fantasmas de los genios. Uno de estos místicos era Abu-
labás Adacac, que vivía en la ciudad de Fez. Equivocábase a materia, pues se imaginaba que los espíritus
guraba como cosa
cierta.
le
menudo en
esta
dirigían la palabra, y lo ase-
La causa de su error era que ignoraba cuál es el Cundo se sentaba a mi lado para asistir a mis
tono de voz de los espíritus.
conferencias, quedábase de repente extático, y después
había visto.
Yo me daba buena
en esto llegaba hasta
extremo de conversar con
el
me
describía lo que
cuenta de que era una ilusión fantástica. Pero ellos,
tratándolos
como ami-
gos y hasta bromeando con ellos. A las veces, surgía una acalorada disputa sobre cualquier cuestión, en la cual contradecía al espíritu que creía estar viendo. Otras veces los genios él
le
molestaban por otro cualquier procedimiento,
creía que aquellas figuras de personas
habían hecho realmente
el
que se
le
aparecían eran las que
y le
daño, y no los genios. Abulabás Adahán y todos
nuestros discípulos se daban perfecta cuenta de su ilusión, porque quien conoce bien
el
tono de voz de los genios, no se equivoca
ni
se deja engañar por las
apariencias de las figuras fantásticas. Lo que hay es que
(1)
Fotuhat,
II,
821.
como son pocos
los
Sus relaciones con que distinguen aquel tono de voz, verdad real que
Difícil es
les
el
sultán
Almohade
71
mayoría se extravia por
la
aspecto de
el
ofrecen las figuras que se les aparecen."
averiguar
si
este prestigio de
Abenarabi trascendía fue-
ra del limitado círculo de sus discípulos y admiradores.
Es
lo
más ve-
rosímil que en las altas esferas del gobierno no fuese conocido o que,
conociéndolo, se procurase hacer
vacío en su derredor para evitar
el
posibles efervescencias del fanatismo sufí, que fácilmente degenerasen
(como
es frecuente en
manos
favores que a
en
oriente,
islam) en revoluciones políticas.
el
que Abenarabi no gozó, entre
cierto es
la
los sultanes
los
musulmanes
del
llenas le otorgaron los príncipes
segunda parte de su
vida.
Lo único
almohades, de
Es más:
él
mismo
aunque muy vagamente, a discusiones violentas que tuvo con
Yacub Almansur, por motivos
tán
muy
salir
bien parado
el
religiosos, de las cuales
alude, sul-
el
no debió
prestigio y autoridad de nuestro místico (1).
"Yo entré a la casa de un santo varón en Ceuta, en el Estrecho de GibralHabíame ocurrido con el Sultán una discusión que había llenado de cólera mi pecho, además de rebajar mi prestigio. Esto había llegado a oídos de aquel santo varón. Por eso, tan pronto como me vió, me dijo: "¡Hermano mío! Bien tar.
poco vale
el
que no tiene un enemigo injusto que
pondí: "¡Y extraviarse ha
el
le
contradiga."
que no tiene un sabio que
entonces: "¡Hermano mío! ¡Mansedumbre, mansedumbre!" pre que quede a salvo
dad
dices."
Y
el interés capital,
De sospechar
el
Y
Yo
dirija!" El
le
res-
repuso
yo añadí: "¡Siem-
la religión!" El asintió:
"Ver-
calló después."
es también
sus gestiones en favor de su
quien
que es
le
que
el
disgusto naciese del fracaso de
amado maestro de Bugía, Abumedín,
Sultán había llamado a la corte, temeroso de posibles
a
com-
plicaciones políticas, y que acababa de morir entonces (594-1197) en Tremecén, agobiado bajo el peso de sus años, de sus achaques y de las
penalidades de aquel viaje precipitado. Desde ese
resolver en su interior Abenarabi
Mogreb y buscar en el ideas y menos sometido a del
(1) el
oriente un escenario la
momento debió
abandonar para siempre
las tierras
más favorable
a sus
absorbente influencia de los alfaquíes,
Fotuhat, IV, 701. Cfr. Risalat al-cods, § 26, donde narra por extenso
mismo
suceso.
—
72
Parte
Vida de Abcnarabi
I.
que acababan de perder con sus intrigas
No
maestro Abumedín.
al
consta positivamente que Abenarabi formase dicho propósito en esta fecha; pero es lo cierto que aquel rección a Murcia,
como
si
mismo año 594
quisiese dar
salía de
último adiós a
el
Fez en di-
la tierra
que
vió nacer.
le
En
este viaje debió pasar por Salé, puerto en
por Ceuta, para atravesar
el
ciudad, hoy desaparecida, de
la
dad, a
la orilla
misma
del
Océano
(entre Veger de la Frontera y
el
como Abenarabi,
Jádir
en las afueras de esta ciu-
Atlántico, volvió a aparecérsele por
andando sobre
tercera vez
grinos que, pita
Beca
En una mezquita medio arruinada
Conil).
Atlántico (1) y
el
Estrecho de Gibraltar, desembarcando en
aire,
el
a presencia de otros pere-
se dirigían por la costa a visitar la
Rá-
de Ruta (hoy Rota, cerca de Cádiz), lugar de gran veneración
para los sufics (2). "Algún tiempo después de esta fecha [590= 1193] por
la
Océano
costa del
Atlántico, en
de peregrinación
salí
compañía de un hombre que negaba
los
prodigios de los santos. Penetré con mi compañero en una mezquita ruinosa
y solitaria para hacer
oración del mediodía, cuando he aquí que una tur-
la
ba de peregrinos y eremitas penetraron a la vez que nosotros para hacer también la oración en aquella mezquita. Entre ellos se encontraba aquel
mismo hombre que me
me
dijo
que era
dirigió la palabra en
prestigio religioso y de
mayor dignidad que
de tiempo anterior relaciones de afecto. él
salí
yo en dirección a
dominando el
mar, y del cual entonces se ellos
un individuo de gran
los otros, con quien
Me
me
imam
quien se bía en
(1)
el
el
la
la oración, salió el
la
como imam
mezquita, y tras
puerta, que estaba situada a la parte occidental
Océano, en un lugar que se llama Beca. Plíseme a conversar con
dijo
que era
mihrab de
Fottihat,
la
III,
el
Jádir,
mezquita
90:
y,
"Uno de
extendiéndola en
los
más grandes
[ tierra..."
Fotuhat,
I,
Cfr. Fotuhat,
II,
el
hombre
l
460.
que ha-
santos, del vulgo iletrado, la
costa del
_í \jjJ\»Jaiu-e] porque
242. Cfr. Risalat al-cods, § 18.
aquel, de
esterilla
aire a la altura de siete
Mogreb, sobre
el
Océano, que es también llamada Finís terrae
ya no hay más
el
había tomado una pequeña
refirióme en la ciudad de Salé, ciudad en
(2)
imam de
a la puerta de la mezquita, cuando he aquí que
me
unían des-
levanté para saludarle, de lo cual
se alegró mucho. Adelantóse, pues, para dirigir la oración ritual
con nosotros. Cuando acabamos él
el
Estaba también entre
Jádir.
el
mar
tras ella
73
Tercera aparición del Jádir
pies sobre
zaba
el
pués de
aire de pie sobre la esterilla mientras re-
oración ritual del mediodía.
la
"Anda, vete a a
el
devoción supererogatorias que se acostumbran a recitar des-
"¿No ves acaso a
viaje:
fui
mantuvo en
suelo, se
las preces de
Yo
entonces
interrógale." Dejé, pues, a mi
él e
y así que hubo acabado sus preces,
él;
me
le
saludé y
al
has
para ese incrédulo", y señaló con
viaje,
prodigio]. El
que negaba
dijo:
Y
le recité
el
lo
incrédulo y
el
en seguida adonde se había quedado mi amigo, que estaba
puerta de
mezquita, y conversé con
rrido con
él
después y
aire?"
él
un rato. Le
(Yo no
en otras ocasiones anteriores.) El
la
muchedumbre
me
le
dije:
nada que decir!" Vol-
la
el
que
cual estaba sentado en
el
ví
hombre que ha hecho oración en
lo
añadió: "Para que sepa que Dios hace
El respondió: "¡Después de verlo, no hay
la
unos versos
dedo a mi compañero de
el
que quiere con quien quiere." Volví mi rostro hacia
"¿Qué dices?"
contestó:
"¡Oh, fulano!, no he hecho
prodigios de los santos,
los
patio de la mezquita mirándole.
me
compañero donde estaba y me
mios [alusivos visto, sino
a mi compañero de
le dije
ese individuo y lo que está haciendo?" El
mirándome desde "¿Quién es ese
dije:
que me había ocu-
le dije lo
contestó: "Es
el
Jádir." Calló
se marchó. Nosotros nos fuimos también en direc-
ción a Rota, lugar al cual acostumbran a
ir
en peregrinación los santos que
hacen vida eremítica. Está en una aldea de Ocsónoba, en
la
costa del Atlán-
tico (1)."
En
los
primeros meses del año 595 (1198 de
Abumohámed Abdalá enseñanzas sobre
el
J.
C.) pasó por Gra-
más estimados maestros,
nada, donde se detuvo a visitar a uno de sus
Xacaz, natural de Priego (Córdoba), cuyas
iluminación profética cita Abenarabi en su Fo-
la
tuhat (2). "Entré a visitar en Granada,
mohámed Abdala
el
el
año 595, a nuestro maestro de espíritu Abu-
Xacaz, natural de Priego, que era uno de los más grandes
místicos que he encontrado en esta vía espiritual, pues jamás he visto a nadie
que se
De
le
pareciese en
el
ejercicio del
combate
ascético."
su visita a su ciudad natal no tenemos
cho casi escueto y de El texto dice
(1)
la
más
noticia
^«alSJLi
,
nombre de lugar que
cionarios geográficos. Los editores del Fotuhat yerran a
de los nombres de lugar de Alandalus. Por eso
(3)
Fotuhat,
I,
243;
IV,
Fotuhat, IV, 644.
del he-
me
falta en todos los Dic-
menudo en
II.
Cfr.
la lectura
atrevo a suponer que
ms. diria (2)
que
fecha de 595 (3).
Risalat al-cods, §
15.
el
74
"Guárdate de
la
contumacia en
pecado; antes bien, arrepiéntete de
el
volviéndote hacia Dios en todo momento, así que
me
en Córdoba un santo varón de esta ciudad
decir que en Murcia vivía un
Abenarabi entre paréntesis
—y
me
lo
impide
el
muy
Yo
cuando ya no
mano. Uno de vino."
Pero
él
replicó:
cuando me
lo
"¡No haré
el
escanciador
ciencia y,
si
quedaba vino en
me
me
tal!
Dijo
le!"
el
si
insistí
lo
lo vea."
los
en que necesi-
que estoy ahora
Mandó, pues, que
vasos que tenían en
la
que nos envíe algo de
¿Es que acaso queréis que yo sea contu-
den, sin arrepentirme en seguida y pedir perdón a Dios, y ni
pensaré en
presente
el
él;
y cuando
vaso para que
parece bien tomarlo,
lo
tiéndome en seguida. ¡Puede ser que llegue al fin un
única ra-
la
temor de que
contra Dios? Por Dios juro que no beberé un vaso de
ya no esperaré otro vaso y
Yo
"Hazle saber en
los presentes le dijo: "Escribe a fulano
maz en mi pecado vino,
al criado:
les
el
—dice
año 595 en
propósito de visitarlo; pero se negó a
el
respondí: "Es indispensable que yo
le
el
Díjome, pues, aquel santo varón de
trata.)
por estar de juerga con sus amigos.
taba verlo personalmente. El dijo
entrase, y entré
"Había yo oído
desarreglada;
dar aquí su nombre es precisamente
Córdoba: "Fui un dia a su casa con
ocupado."
siguiente:
cual vi para asistir a su clase
al
nombro se sabrá de quién se
salir a recibirme,
lo
él,
hayas cometido. Refirió-
hombre muy sabio (a quien yo conozco
Murcia; era este sabio un hombre de conducta
zón que
lo
lo
me
llegue otra vez
turno
el
tomaré y me lo beberé, pero arrepinDios me otorgue la gracia de que
así
momento en que no me venga a
santo asceta: "Y
me
tome, examinaré bien mi con-
las
mientes
la
idea de ofender-
maravillé de que dijese aquello, a pesar de lo
inmoral de su conducta, es decir, cómo aquel hombre depravado no dejaba de
preocuparse de eso." El
tal
ya murió. ¡Dios
lo
haya perdonado!"
Breve debió de ser su permanencia en Murcia, puesto que a
ramadán
del
mismo año
11
de
(7 de julio de 1198) aparece ya de regreso
en Almería. Era esta ciudad foco de una escuela sufí de grande influjo en la vida religiosa el
maestro Abulabás
y política de
b.
Alarif,
la
España almotiade, desde que
autor del célebre libro Mahásin al-
machalis, fomentó con sus predicaciones la sublevación de los moridín
contra
la
dinastía almorávide, en la primera mitad de aquel siglo.
de sus predilectos discípulos, Abuabdalá
el
Uno
Gazal, continuaba en Al-
mería sus enseñanzas esotéricas. La amistad de éste con Abenarabi
y
la
circunstancia de estar en ramadán,
tro místico a
el
mes sagrado, movió
permanecer en Almería más tiempo
del preciso
a nues-
para sus
negocios. Allí, entregado a la oración y a la penitencia, en la soledad
de una celda, recibió una revelación de Dios, confirmada en un sueño
75
posterior,
que
ordenaba
le
para
a !a vida devota
escribir
un libro que sirviese de introducción
los novicios, sin
Abenarabi, obediente a
necesidad de director espiritual.
inspiración divina, púsose a redactar su
la
Mawaqui al-nochum, opúsculo
ascético-místico, en
el
cual, bajo
el
velo
de símbolos astronómicos, expone las luces sobrenaturales que Dios otorga
al sufí
en las tres etapas de su camino. La etapa del novicio,
puramente exotérica y material, que consiste en la práctica externa del islam, es simbolizada por Abenarabi con las estrellas, cuyo brillo
queda ofuscado tan pronto como sale
la
luna de las otras dos etapas ¿
durante las cuales
el
sufí interpreta los ritos externos en
un sentido
místico o esotérico (1).
"Hemos explicado todos
los carismas, luces, grados, misterios e ilustracio-
nes divinas que acompañan a
la
ablución ritual, en nuestro libro titulado
waqui al-nochum. Que yo sepa, nadie antes de mí acertó a tratar con la
el
mismo plan y método. Lo redacté en once el año 595. Con este libro
días del
ciudad de Almería,
maestro. Mejor diré:
al
maestro
le
el
el
Porque hay maestros ex-
más
a que pueda aspirar cualquier maestro... Por eso, todo curar, debe tomarlo por punto de apoyo, con la
pues es un libro de grande utilidad
espiritual. El
excelso rango místico de este libro fué que yo
dos veces y
las
dos
me
dijo:
mes de ramadán, en
novicio se puede pasar sin
es indispensable.
celentes y excelentísimos, y este libro sirve para
el
excelso grado místico
que se
ayuda de
motivo que vi
Ma-
materia
la
la
lo
pueda pro-
gracia de Dios,
me
hizo conocer
el
a Dios entonces en sueños
"¡Aconseja a mis siervos!"
"Hemos explicado las varias clases de estos carismas, sus grados y causas en el libro Mawaqui al-nochum, que no tiene precedentes, a nuestro juicio, en lo
que toca a su plan, aunque
de sano
criterio
guo volumen
para
los
tenga en cuanto a su materia. Es un libro
la vía espiritual
y de gran provecho, aunque sea de exi-
(2)."
"De este tema hemos tratado en el libro Mawaqui al-nochum, que compusimos en Almería, de las tierras de Alandalus, el año 595, por mandato divino. Es un noble
libro
los novicios
(3)."
que ahorra
el
"Cuando quiso Dios sacar
recurrir a maestros de espíritu para
este benéfico libro a la
luz
del
formar a
ser y
regalar
a sus criaturas con las gracias y bendiciones por El escogidas de los tesoros
de su generosidad para con ellas (empleando
(1)
Fotuhat,
I,
(2)
Fotuhat,
11,
(3)
Fotuhat, IV, 338.
436. 491.
como instrumento
a
aquel de
—
Parte
76
entre sus siervos que bien
le
I.
Vida de Abcnarabi
plugo), vínome de improviso
la
idea de emprender
Murcia a Almería, y montando a caballo sin demora, púseme en camino en compañía de virtuosas y honradas gentes, el año 595. Cuando llegué el
viaje desde
a Almería con
el
propósito de hacer
me
encontré que
de
muy generosos
algunas cosas que esperaba conseguir,
allí
mes de ramadán comenzaba entonces con su luna nueva, y por fuerza hube de permanecer en la ciuaad hasta que el mes santo terminase. Tiré, pues, el bastón de caminar y comencé a rezar y a suplicar, acompañado el
Y
y excelentes amigos.
mientras yo vivía
así,
consagrado
de Dios, lleno de contrición, humillado y compungido en mi retiro, permitió Dios que el creciente de su luz saliese y brillara a los
exclusivamente
al servicio
ojos de sus siervos y que lograsen Servicio,
pues envióme
al
el
fruto de los días y noches pasados en su
Mensajero de su inspiración para ayudarme con su
gracia y seguidamente reiteró
el
aviso a este su piadoso hijo por medio de
una revelación en sueños, que coincidía exactamente con hasta en
el
la inspiración anterior,
orden y enlace maravilloso con que las sentencias aparecen ensar-
tadas en este libro. Conocí entonces que era yo, efectivamente, como antes
dije,
aquel siervo de Dios a quien Este había elegido para dar a luz este libro y sacarlo a la realidad del ser,
y
el
que era yo
el
tesorero dispensador de esta ciencia
encargado de dar cumplimiento a sus altos decretos. En mi corazón sopló
su Santo Espíritu, y en
luna llena de su
el
horizonte del cielo de mi alma brilló
luz. El espíritu intelectual
concepción del libro con todo empeño, y
el
se puso a trabajar sin
Mawaqai,
4.
maravillosa
demora en
espíritu racional a darle
vada y un orden sistemático, bello y armonioso (1)."
(1)
la
forma
la
ele-
CAPÍTULO
íll
PEREGRINACIONES POR ORIENTE
La
extática
visión
de Marruecos.— Abenarabi marcha a Oriente.
éxtasis en Bugía y Túnez. ck
l
—Redacción
del Inxá.
Turchumán, Mixcat, Hilyat y Al-Dorra.
narabi toma
el
hábito del Jádir.
—Estancia
—Estancia
—Viajes
a
—
Visiones y en Meca: redacción
Bagdad
y Mosul.
—Abe-
en Egipto: Abenarabi acusado de
redacción del Maxáhid —Viaje a Conia: relaciones con Caicaus — Peregrinaciones por Anatolia. — Estancia en Bagdad. —Viaje a Meca: redacción del Dzajáir. —Peregrinación a Medina y Jerusalén. — Abenarabi profetiza toma de Antioquía por Caicaus — Estancia en Alepo: privanza de
panteísmo.
y
el
l.°;
Anwar.
la
1.°
la
Abenarabi con
los sultanes
Baibar y Xircuh.
Dos años después, en 597 (1200 de al otro
quex,
J.
C), Abenarabi reaparece
lado del Estrecho, en la capital del imperio almohade, Marralado de un asceta extraordinario, Abulabás de Ceuta, cuya
al
absoluta pobreza pasmaba a las gentes (1). Allí es donde una nueva visión en
el
regrinación
éxtasis al
le
determina definitivamente a emprender su pe-
Oriente. El
mismo
trono de Dios, destacándose sobre
un fondo de inconmensurables sombras y apoyado en sostenes ígneos que brillaban cual relámpagos, surgió un día ante el espíritu de Abenarabi extático.
Un
ave
celestial,
ordena de parte de Alá que se
revoloteando alrededor del trono,
dirija a la
trará a un
hombre llamado Mohámed
prender
marcha a Oriente. Abenarabi no
(1)
la
Fotuhat,
III,
386; IV, 154.
el
le
ciudad de Fez, donde enconcual debe
em-
vacila; encuentra en
Fez
Hasar, con
el
—
78
Parte
Vida de Abenarabi
I.
a su compañero, que había tenido también una revelación semejante,
y marcha en su compañía hacia Tremecén (1). número ignoro, aunque
"El trono de Dios tiene sostenes luminosos, cuyo
contemplé bien claramente y advertí que su luz se parecía al brillo del relámpago; pero, a pesar de esto, el trono proyecta una sombra en la cual se
los
disfruta de un reposo incalculable; esa
concavidad del trono, está sentado,
sombra
es la
cubre como un velo
la cual
ni
fuerza sino en Dios
este tesoro otros
excelso y
«1
me
me
saludó y
"Mohamed emprender dije:
Yo
la
le dije
quiere." le dije:
respondió: "Sí, efectivamente:
me
dijo:
"Fulano
tonces." Tomélo, pues, por ta las tierras del Egipto,
En
el
más hermoso que
todos,
le
me
le
permita
a
él
(que era aquel mismo pájaro):
Cuando luego
fui
a la ciudad de Fez,
"¿Pediste acaso a Dios alguna cosa?" pedí que
te llevará."
compañero mío
Yo el
donde murió. (¡Dios
te
me
llevase a las tierras de
estaba esperando desde en-
año 597, y lo llevé conmigo haslo haya perdonado!)"
mes de ramadán de aquel mismo año entra en Bugía.
llas del cielo
y con todas
me
respondió:
Tómalo, pues, por compañero." Yo
una noche, en sueños, contrae matrimonio místico con todas
este ensueño,
el
compañero para mar-
ciudad de Marruecos, cuando todo esto
"¡Oído y obedecido!" Entonces
me
a uno,
ciudad de Fez, ha pedido a Dios que
la
"Tú serás mi compañero, si Dios pregunté por él. Vino a verme y El
ellos vi
viaje a las tierras de oriente.
Oriente; y se
"¡No hay
jaculatoria:
la
pregunté: "¿Y quién será ese compañero?" Se
Hasar, en
el el
tesoro que está de-
grande!" Vi también debajo de
el
hizo saber que debía tomarlo por
char a Oriente. Estaba yo en fué revelado.
él
el
muchos, que conozco. Vi hermosos pájaros que revoloteaban
por los ángulos del trono. Entre cual
la
de Aquel que sobre
cual es El Misericordioso. Vi también
el
bajo del trono, del cual tesoro (que es Adán) sale
poder
sombra que proyecta
la luz
las letras del alfabeto.
Allí,
las estre-
La interpretación de
hecha por un maestro que no conocía personalmente a
Abenarabi, pronostica a éste su destino místico, sus extraordinarias aptitudes para la astrología judiciaria y, en general, para las ciencias esotéricas (2).
"Entró en Bugía en ramadán del año 597, y en
ella
encontró a Abuabdala
el
Arabí y un grupo de excelentes místicos. Cuando entró en Bugía en esa fecha, dijo: "Vi
(1) (2)
una noche que yo contraía nupcias con Fotuhat,
Fotuhat,
573.
II, I,
los astros todos del cielo, sin
8
[de la tarchama o biografía de Abenarabi.]
y éxtasis en Bu gia y Túnez
Visio nes
que con uno solo de
Una
ellos dejase
79
de unirme, y esto con un gran deleite espiritual.
me entregaron las Yo expuse esta visión
vez que hube terminado mis nupcias con los astros, se
también con
letras del alfabeto y
ellas contraje nupcias.
que había tenido en sueños a alguien que a su vez experto y entendido en
mi nombre. Cuando, pues, aquél
intérprete
ensalzó
pero yo
la oneirocrítica;
como de gran importancia
le
le
la
comunicó a un hombre
advertí que no
diciendo: "¡Esto es un
tal
dije-e a» lo
Océano cuya pro-
fundidad no es posible alcanzarla! Al que ha tenido esta visión
una
le
hubo narrado mi ensueño,
será revelada
le
cantidad de conocimientos altísimos, de las ciencias esotéricas y de
las virtudes ocultas
de las estrellas,
como
a ningún otro de su tiempo se
le
han levelado." Calló después un rato y después añadió: "Si el que ha t Q nido tal visión está en esta ciudad, debe ser ese joven andalusi que ha llegado a ella."
Tres meses después, dentro ya del año 598 (1201 de
marcha
a interrumpir su
canzaba uno de
los
más sublimes grados de
mezquita haciendo
la
C),
J.
volvía
Túnez, donde
la perfección mística,
acompañado de fenómenos anormales y
rante un éxtasis
Hallábase en
a Oriente, deteniéndose en
la oración,
al-
du-
patológicos.
detrás del imam, cuan-
do de improviso lanzó inconscientemente un grito tan estentóreo, que todos los
perdieron,
fieles asistentes a los oficios
como
él,
el
sentido,
y hasta algunas mujeres que estaban sobre las azoteas de las casas vecinas cayeron desvanecidas a los patios, aunque sin hacerse daño
alguno milagrosamente. Abenarabi añade que, a nadie en
el
al
volver en
primer momento; sólo vió un rayo del
cielo,
sí,
no vió
y poco des-
pués salieron de su letargo los circunstantes que, pasmados de admiración,
rodearon para averiguar qué
le
"Cuando yo
le
había sucedido (1).
entré en este grado, estando en Túnez, un grito salió de mi
garganta sin que yo supiese que había salido, a pesar de que sona de cuantas
lo
oyeron dejó de caer
al
ni
una sola per-
suelo sin sentido, y hasta las
mu-
jeres vecinas, que habían salido a las azoteas de las casas para ver lo que había
pasado, cayeron también desvanecidas todas y aun algunas de ellas se desplo-
maron de hicieron
las azoteas al patio
daño alguno. Fui yo
la oración,
detrás del imam.
de sus casas, el
Yo no
un rayo. Poco después volvieron en
(1)
Fotuhat,
1,
225.
si
bien, a pesar de la altura, no se
primero que volvió en vi, sí
al
los
sí.
Estábamos haciendo
volver en mí, a nadie.
demás y
les
Tan
sólo vi
pregunté: "¿Qué os ha
M)
pasado?" Ellos dijeron: "Y a grito
que ha producido en
¿qué
ti
la
te
ha sucedido?, porque has lanzado un
Yo
multitud los efectos que ves."
dije:
"
¡Por
Dios, que no tengo noticia de que yo haya gritado!"
"Yo estaba en Túnez en
el
año 598 (1)."
Cerca de un año entero, nueve meses menos unos días, según consigna Abenarabi con toda precisión, duró su estancia en Túnez. Aquel
famoso santo
Abumohámed
sufí,
Abdelaziz, a quien fué a visitar por
vez primera ocho años antes, sin conseguir que prestase entonces
grande atención a sus doctrinas esotéricas, honróse ahora hospedándole en su propia casa durante tan largo lapso de tiempo e invitándole
a redactar en ella uno de sus
más
el
el
titulado Inxá
los
cuadros), en
interesantes libros,
al-dawair wal-chadáwil (Formación de los círculos y
cual explica, mediante figuras geométricas, su complicada y caba-
lística
cosmogonía. Los anhelos de su
cuanto antes a
la
Meca,
hiciéronle, sin
espíritu,
que ansiaba por
llegar
embargo, suspender entonces
la
redacción de esta obra, cuyo término no consta en qué fecha acaeció (2).
"...
en nuestro libro titulado lnxá al-dawair, que en parte lo
en su generosa casa [la de
hicimos
Abdelaziz]
año 598, cuando nos dirigimos a
el
fámulo suyo, la
Abumohámed
el
la
mi viaje llevándome
original a la
el
compusimos visita
que
amo una
le
Un
copia de
redactado, y seguidamente yo reanudé Meca, en dicho año, con el propósito de
allí
su redacción; pero, ocupado luego en escribir este libro
acabar
allí
tuhatl
no pude dedicarme a acabar de redactar aquél
la
la
peregrinación de la Meca.
virtuoso asceta Abdelchabar, sacó para su
parte de dicho libro que yo había
,
durante
orden que de Dios recibimos nos obligó a redactar
ni
[el
Fo-
otros varios, porque
ésta, sin contar
además
con los ruegos de algunos hermanos y devotos ascetas que con grandes anhelos
nos
lo
pedían, por
atraer con
él
el
deseo de instruirse más y más [con
el
Fotuhat] y de
sobre sus almas las bendiciones que Dios tiene vinculadas en este
su bendito e ilustre templo de
la
Caaba, lugar de bendición y dirección para
las almas."
"El conocimiento intuitivo de las esferas del
mos (que
es
el
hombre)
(1)
Fotuhat,
\,
838.
(2)
Fotuhat,
I,
126.
(3)
Fotuhat,
\,
155.
(3).
macrocosmos y
del microcos-
Quiero decir con esto los mundos de sus catego-
Estancia en
Meca
81
de sus géneros y de sus principios imperantes, los que ejercen
rías universales,
su influjo eficiente en todos los otros seres. Quiero decir
debe establecerse entre ambos cosmos, en cuanto que
la
el
mutua uno de
relación que ellos es
una
copia del otro. Para ejemplificar esta relación mutua, hemos dibujado esos
mundos en
como
figura de círculos
quico de éstas, en
componer en Túnez, en casa amigo
rido e íntimo
Reanudando su
del doctor
Abumohámed
el
el
dolor de perder
Hasar, y parece que por entonces no se ni
en
el
Cairo, pues dentro del
llegó al término de su peregrinación, haciéndose ve-
cino de Meca. Pronto su
fama se extendió por
menzaron a buscar su amistad y y
Abdelaziz, maestro que-
pasar por Egipto,
viaje, tuvo, al
detuvo mucho tiempo en Alejandría
mismo año 598
la
Ciudad santa, y co-
trato personas de reconocida virtud
ciencia. Entre éstas, la familia del
imam encargado
imam una
de Abenarabi. Tenía este
además de poseer
Estas prendas de a Abenarabi
el
rabi confiesa en
a
ella,
hija de belleza física extraordina-
ilustración no vulgar en las ciencias esotéricas.
Nidam o Armonía, nombre de
el
a la doncella, formó
intimidad
la
la doncella,
asunto de uno de sus libros más célebres,
Turchumán al-axwac
Mucama
de la
de Abraham, llamado Abuxacha, mereció más que todos
ria,
orden jerár-
el
(1)."
Mohámed
a su compañero,
esferas celestes y en
las
¡nxá al-dawair wal-chadáwil, que comenzamos a
libro
el
(El Intérprete de los amores). El
sugirieron el
titulado
mismo Abena-
prólogo que, desde aquella época en que conoció proyecto de componer versos eróticos dirigidos
el
en cuanto a la
letra,
refieren a Dios, al cielo
aunque, entendidos en sentido místico, se
y a
los deleites sobrenaturales
de
la
unión
extática (2).
"Cuando, durante frecuenté
el
el
gente excelente, de los uno...,
año 598
(=
J. C), residía yo en la Meca, hombres y mujeres, todos ellos y virtuosos; pero, de entre ellos, no vi
1201
de
trato de unas cuantas personas,
que se asemejase
más al
cultos
sabio doctor y maestro Záhir Benróstam, natural
de Ispahán y vecino de Meca, y a una hermana suya,
la
venerable anciana, sa-
bia doctora del Hichaz, apellidada Gloria de las mujeres, Bintoróstam... Tenía este maestro
(1) (2)
una
hija virgen,
Cfr. Fotuhat,
Dzajair,
I,
esbelta doncella, que encadenaba con lazos de
11, 67, 71,
128, 273;
111,
523.
2.
6
—
Parte
82
Vida de Abcnarabi
I.
amor a quien la contemplaba y cuya sola presencia era ornato de las r.uniones y maravilla de los ojos. Era su nombre Armonía y su sobrenombre Ojo del sol. Virtuosa, sabia, religiosa y modesta, personificaba en
ancianidad de toda al Profeta.
fiel
la
Tierra Santa y
la
juventud ingenua de
La magia fascinadora de sus ojos
canto la gracia de su conversación (elegante cual
que
si
era prolija, fluía;
si
sí
la
la
venerable
gran Ciudad
tenía tal hechizo, y tal en-
la
de los nacidos en
el
Irac),
concisa, resultaba obra de arte maravilloso, y
si
retórica, era clara y transparente...
Si
tos al escándalo y predispuestos a
mal pensar, yo me extendería a ponderar
no hubiese espíritus pusilánimes, pron-
como
aquí las prendas con que Dios la dotó, así en su cuerpo
en su alma, la
cual era un jardín de generosidad..."
"Durante
el
tiempo que
la
yo observé cuidadosamente
traté,
dotes que a su alma adornaban y las tomé
como
gentiles
las
para las
tipo de inspiración
canciones que este libro contiene y que son poesías eróticas, hechas de bellas y galantes frases, de dulces conceptos, aunque con ellas no haya conseguido
expresar
que
el
ni
siquiera una parte de las emociones que mi alma experimentaba y
trato familiar de la joven en
que por
ella sentía, de!
mi corazón excitaba, del generoso amor
recuerdo que su constante amistad dejó en mi
memo-
de su bondadoso espíritu, de! casto y pudoroso continente de aquella virginal y pura doncella, objeto de mis ansias y de mis anhelos espirituales. Sin ria,
embargo, conseguí poner en rimas algunas de aquellas emociones de apasio-
nado amor que mi corazón atesoraba y expresar morado, con palabras que sugiriesen mi cariño, aquel tiempo ya pasado
me atormentó
la
los deseos
de mi pecho ena-
honda preocupación que en
y la añoranza que por su gentil trato
todavía siento. Por eso, todo nombre que en este opúsculo menciono, a refiere,
ella se
y toda morada cuya elegía canto, su casa significa. Pero, además, en
todos estos versos, continuamente aludo a las ilustraciones divinas, a las revelaciones espirituales, a las relaciones con las inteligencias de las esferas, según es corriente en nuestro estilo alegórico,
para nosotros preferibles a
muy
bien
el
las
de
la
porque
las cosas
de
la
vida futura son
presente, y porque, además, ella sabía
oculto sentido de mis versos... Preserve Dios,
al lector
de este can-
cionero, de la tentación de pensar lo que es impropio de almas que desdeñan [tales bajezas],
porque sus designios son más
cosas celestiales y sólo en
la
altos,
nobleza de Aquel que es
porque sólo anhelan el
las
Señor único ponen su
confianza..."
Su
actividad
se
literaria
aquella fecha (598), merced
desarrolló al relativo
extraordinariamente
desde
reposo de su vida, hasta en-
tonces intranquila, y a causa también de la exacerbación de su misticismo, favorecida por
el
ambiente religioso de
año siguiente, 599 (1202 de
J.
la
Ciudad santa. Al
C.) publica su Mixcat al-anwar
(Lámpa-
Estancia en
Meca
83
ra de las luces), compilación de cuarenta hadices o tradiciones que, por
una
serie
no interrumpida de transmisores, hace proceder de Dios mis-
mo, y en Taif, cerca de Meca, escribe su Hilyat al-abdal (Ornamento de los místicos perfectos) a ruego de dos amigos sufíes, Abdalá Béder
fí
y Abenjálid
abisinio (a quien luego dedicó su Fotuhat)
el
Sus relaciones con
(1).
desde
momento en que
el
solemnemente, como
lo
de
los sufíes
Meca pasan
es admitido dentro de la
el
Sada-
a ser ya oficiales,
hermandad mística
había sido en Sevilla muchos años antes, y más
tarde había de serlo en Mosul, recibiendo la investidura del hábito, del Jádir.
Las vueltas
templo de
rituales en derredor del
nan en su espíritu visiones y apariciones sin cuento. Harún Arraxid, gran asceta, muerto en el siglo n, se
ma
corpórea y
"De
me
Caaba determi-
Un le
hijo del califa
aparece en for-
dirige la palabra (2).
le
[Ahmed] el dábamos
era
estos...
la
Sabati, hijo
encontré, mientras
de
Harún Arraxid,
las vueltas rituales en torno
viernes, después de la oración pública de ese día,
el
de
año 599. Yo
al
la le
cual
yo
Caaba, un interrogué
y él me contestó; pero era su espíritu que había tomado un cuerpo sensible para aparecérseme, al dar las vueltas al templo, lo mismo que el ángel Gabriel
tomó cuerpo con
las apariencias de
un árabe."
Terribles calamidades, pronosticadas por Abenarabi a la vista de
una extraordinaria
lluvia de estrellas, tienen efectivamente lugar al si-
guiente año de 600 (1203 de el
Yemen un
de
la rodilla
día,
por
la
polvo,
oscuridad del
habitantes de
"Yo
vi
las gentes
y
Meca
una vez
C): un viento huracanado arroja sobre
J.
como de
zinc,
que cubre
el
suelo hasta la altura
no pueden andar sino con linternas, aun de cielo,
y una peste asoladora se ceba en los
(3).
las estelas
de luz [producidas por los bólidos] durar una
hora o más, mientras estaba yo dando
las
vueltas
(1)
Ms. Berlín, núm. 1.469, y París, nüm. 1.3381.
(2)
Fotuhat,
II,
20.
(3)
Fotuhat.
II,
592.
rituales
en torno de
la
84
Caaba. Lo
yo y
vi
vieron también las
lo
muchas personas que a
vez que
la
yo daban dichas vueltas. La gente se quedó maravillada de aquello, porque
jamás habíamos noche hasta
el
una noche más abundante en
visto
estrellas con cola: toda la
amanecer estuvieron apareciendo constantemente,
tanto, que por
su gran número y por la rapidez con que se entremezclaban unas con otras a la
manera de
chispas que saltan de la lumbre, llegaban a impedirnos
las
ver las estrellas del
cielo.
de algún grave suceso!" Y, en efecto, poco después nos llegó en
Yemen
el
viento de polvo
de
como de
zinc,
las rodillas; la
fera se oscureció en día, sino
de que
la noticia
había ocurrido una novedad en aquel mismo tiempo en que vimos
este fenómeno: los habitantes del
la altura
el
Dijimos entonces: "¡Esto no puede ser sino señal
en
Yemen habíanse tal cantidad,
visto sorprendidos por un
que cubrió
el
suelo todo hasta
gente se llenó de pavor, porque, además, la atmós-
forma que no podían andar por
con linternas, a causa de
la
los caminos, ni
aun de
aglomeración de las nubes de aquel polvo
que tapaban la luz del sol. Oían además en el mar, por la parte de Bab el Mandeb, un enorme ruido. Ocurría esto en el año 600 ó en el 599. Tengo en este punto alguna duda, porque no tomé nota de este fenómeno entonces, cuando
lo
esto
observé,
me
ni
tampoco en aquel
asalta ahora la
lugar, sino
düda a causa de
más
tarde, en
de
lo lejano
es conocido de todos los habitantes del Hichaz y del
el
la fecha;
Yemen,
año 627; por pero
el
hecho
altos y bajos.
En aquel mismo año vimos también otras muchas cosas extraordinarias: la peste se ensañó de tal manera con los habitantes de Táif, que no quedó ni uno solo sin ser atacado, desde el principio del mes de recheb hasta el de ramadán del citado año 599. De esta fecha estoy seguro. Esa peste era de tal condición, que cuando sus síntomas primeros aparecían en los cuerpos de los
atacados, no pasaban cinco días sin que muriesen; pero los que no morían
quinto día, se salvaban.
Meca
al
se llenó con los habitantes de Táif que huían de
su ciudad, dejando abiertas las puertas de sus casas y en ellas abandonados sus ajuares y en los campos sus bestias de carga. que, durante todo aquel período de tiempo,
Y
lo
más maravilloso
que pasaba por
fué
el
territorio
de Táif se apoderaba de alguna de aquellas cosas abandonadas, es
decir, los
si
el
comestibles, las ropas o las bestias que no tenían nadie que las guardase, se veía atacado de la peste inmediatamente; en cambio,
alguna, se salvaba.
De
esta
manera conservó Dios
si
pasaba
sin
tomar cosa
los bienes de los habitantes
de Táif, durante aquel espacio de tiempo, para sus legítimos dueños y sus herederos."
Fero todas estas pruebas no abaten
el
espíritu de Abenarabi, que,
en este mismo año y en medio de tantas calamidades, escribe su Al-
Dorra
al-fájira, epístola dirigida a su
ta las biografías
amigo de Túnez, en
la
cual inser-
de todos los sufíes del Mogreb a quienes trató como
Ba gdad
Viajes a
Mosul
y
85
maestros o compañeros y de cuya enseñanza aprovechó para su vida espiritual (1).
"A todos éstos los mencionamos, juntamente con nuestros maestros de espíen La Perla preciosa (Al-Dorra al-fájira), al tratar de las personas de cu-
ritu,
yas enseñanzas
me aproveché
Un nuevo
en
el
camino de
vida futura."
la
período de movilidad se inicia en su vida aquel mismo
año, pues al siguiente, 601 (1204), vérnosle pasar por Bagdad, donde sólo
permanece doce
ción a Mosul
reanudando sus peregrinaciones en direc-
días,
Un
(2).
maestro
sufi, Alí
En un
vecharse de sus lecciones.
el
honor de
recibir
por tercera
manos de Benchamí, que
vez la investidura del hábito del Jádir, de la
de apro-
el fin
huerto que poseía dicho maestro en
afueras de Mosul, Abenarabi tuvo
las
Benchamí, gran devoto del
Abenarabi hacia esta ciudad, con
Jádir, debió atraer a
había recibido directamente de este mítico profeta. Desde esta fecha,
confiesa Abenarabi que resolvió dar gran importancia a esta ceremonia sufí,
recomendándola a
símbolo de
la
los novicios,
hermandad
no sólo como fórmula
espiritual entre los místicos, sino
dicina eficaz para curar las imperfecciones morales
"Juntóse con
[con
él
Jádir]
el
Fotuhat,
(1)
escribió un
el
Una
libro
(en
Alí b.
Meca
el
fol.
54
donde dice que
v.,
año 600),
el
cual se titula
traducción anotada de este opúsculo hemos publicado en
fascículo segundo de los cuatro citados supra (Introducción, pág.
Fotuhat,
(2)
"Yo me
narabi:
l,
4 [de
biografía]
la
reuní con
él
:
los peregrinos,
Fotuhat,
en Meca, frente
Yahya
b.
él
mismo... El
me
refirió
año 601, permaneciendo doce días allí, y que yendo de peregrinación a la Meca, en compañía de la cara-
tarde volvió,
(3)
nota).
en Damasco, en un viaje que hice a esa ciudad, y
que había entrado en Bagdad
más
6,
"Dice Abenanachar respecto de Abe-
copié algunos versos suyos, tomándolos al dictado de
vana de
Abda:a
Motawáquil y de Abuabdala Cadib
268. Cfr. Bibl. Escur., ms. 741,
I,
compendio de este
Risalat al-cods.
el
y
(3).
uno de mis maestros, a saber,
Benchami, que había sido discípulo de Alí
ritual
como me-
I,
al
año 608."
242. Cfr. Ms. 2983 de Berlín,
templo de
Abulbaracat
b.
la
Haximí,
el
bién otra vez en Mosul,
sem Abderrahman
el
el
el
Alí."
Caaba, el
el
fol.
133
r..
"Vestí
el
hábito
año 599, de manos de Yunus
Abasí." Ibid.,
año 601. También en
fol.
Sevilla,
133
v.:
"Lo
vestí
b.
tam-
de manos de Abulcá-
—
86
Parte
Vida de Abenarabi
I.
albán. Habitaba en un huerto que poseía en las afueras de Mosul. El Jádir
había impuesto
hábito a presencia de Cadib albán.
el
su huerto en que
ceremonias con que aquél se
comencé ya a tratar de el
aprecio que
del hábito
me
rito.
le
mismo lugar de
el
la
dió luego
él
a
Desde aquella fecha
la dió...
investidura del hábito y a darla a las gentes,
la
Jádir hacía de este
el
en
Jádir le había dado la investidura,
el
mí, y con idénticas
Y
al
ver
Antes de esa época, yo no hablaba
que ahora es tan conocido. El hábito
es,
en efecto, para nosotros
hermandad o confraternidad, de educación espiritual, de adquisición (por imitación) de unas mismas cualidades o hábitos morales... Cuando los maestros de espíritu ven que uno de sus discípulos es imúnicamente un símbolo de
la
perfecto en una determinada virtud y desean perfeccionarle transmitiéndole
el
estado de perfección que ellos ya poseen,
él
a su discípulo, y para ello en aquel
momento
pone
toma su propio
el
maestro procura identificar con
hábito, es decir,
en que posee aquel estado espiritual,
discípulo y
le
da un abrazo, con
perfección espiritual que
le
faltaba. Este es
se lo
al
entre nosotros por tradición de nuestros
El
año 603 (1206 de
J.
C.) había
el
más
de
que
lleva puesto
comunica
grado de
la investidura,
conocido
verídicos maestros de espíritu."
abandonado ya aquellas
de Mesopotamia, trasladándose a Egipto.
Una
tierras
turba de sufíes, amigos
y compatriotas de Abenarabi, hacían vida común en una casa de
llamada de
calle
las
A
la
ellos se
agregó Abenara-
noches entregado a
las prácticas su-
los Candiles, en el Cairo.
y en su compañía pasaba
bi,
fíes
él,
el
lo cual le
rito
el
despojándose de
y,
y realizando milagros estupendos. Cierta noche, reunida toda
aquella turba en una habitación absolutamente oscura, advirtieron to-
dos con gran sorpresa que sus propios cuerpos emitían vivos rayos de luz que disipaban a Abenarabi un ser
mosas palabras
le
las tinieblas circundantes.
humano de
De
repente aparécese
bellísimo aspecto, que con las
comunica de parte de Dios doctrinas sobre
más la
her-
unión
mística, cuyo sentido esotérico era evidentemente panteísta (1).
"Pasaba yo una vez
la
noche en compañía de un grupo de santos devotos
el Cairo. Entre mis compañeros estaban: Abulimam; su hermano Mohámed el Jayat; Abdala el de Morón; Haximí el Yaxcorí, y Mohámed b. Abilfádal. De pronto mi per-
en la calle de los Candiles, en
abás
el
Jarraz,
Mohámed
el
sona se hizo
el
visible, a
pesar de que estábamos en un cuarto
otra luz que la que de nuestros cuerpos
(1)
Mohadara,
II,
24. Cfr.
emanaba:
Risalat al-cods §
9,
muy
los resplandores
10,
14.
oscuro y sin
que emitía-
Estancia en Egipto
mos
difundíanse a
lo
lejos y
87
una persona de bellísimo
palabras dijo: "¡Yo soy
mensajero que
"¿Y
cuál es
el
el
De impro-
nos alumbraban a nosotros mismos.
viso penetró en la estancia
rostro, y con elegantes
Verdad os envia!" Yo
la
mensaje que nos traes?" El respondió: "Sabed que
el
le
dije:
bien está
en el ser y el mal en el no ser. El da el ser al hombre por su generosidad y le hace caer en el éxtasis, incompatible con su propio ser. Con los nombres y atri-
butos de Dios revístese
el
hombre; mas
de aquellos nombres y atributos
a Dios, y
así retorna el
que sólo El
número a su
existe." Referí
sucederme en aquel unos versos sobre
dí
como
el
que haces
me
lo
tú,
la intuición
sino
que acababa de Lue-
almohada y me puse a componer mentalmente extática, mientras mis compañeros dormían. De
me
de Alorón se despertó y a gritos él,
sin
embargo,
me
llamó, pero no
dijo:
le dije:
le
respon-
"¡Tú no duermes! ¡Lo
extática de Dios y de su
la intuición
unidad!" Levanté yo entonces mi cabeza y
eso?" El
porque ya no existes
principio,
componer una poesía sobre
es
la divina esencia, pierde
Ve entonces en su propia alma
éxtasis, y ellos se alegraron y dieron gracias a Dios.
estuviese dormido;
si
contemplar
yo entonces a mis compañeros
go, recliné mi cabeza sobre mi
pronto, Abdala
al
la conciencia.
"Y ¿de dónde
te
has sacado
respondió: "Porque te he visto en sueños anudar una red
sutil y he interpretado los hilos sueltos, que tú anudabas en forma de red, como sím-
bolo de ideas dispersas que tú tratabas de compaginar y de palabras aisladas
con las que intentabas componer un verso, y poesía."
Yo
sacado que
me
le
la
me
dije:
"Este está haciendo una
respondí: "Efectivamente, tienes razón. Pero ¿de dónde te has
poesía trataba de
la intuición extática
"Porque me he dicho: "Con
de Dios y de su unidad?"
más hombre dotado de un espíritu vivo y no vulgar. Ahora bien, yo no encuentro poesía en que haya espíritu, vida y originalidad, si no es aquella que El
que
replicó:
la
red no es capaz de cazar,
el
trata de cuanto a Dios se refiere." Esta interpretación
en sueños
me
gustó
más que
que dió de su visión
todas."
Estas doctrinas, enseñadas quizá por Abenarabi
al
vulgo
sufí,
de-
bieron llegar a oídos de algunos alfaquíes celosos de la fe ortodoxa, los cuales
acusáronle de heterodoxo o
infiel
dieron su encarcelamiento y su cabeza.
ante las autoridades y pi-
Comenzaban ya
las
persecu-
ciones contra sus teorías y las seculares disputas entre los teólogos
musulmanes acerca de su ortodoxia. A Abenarabi no pudo sorprenderle
esta actitud de los alfaquíes, porque, de
bíale
una
parte, Dios
mismo ha-
anunciado años antes, viviendo en Meca, que habría de
sufrir
pruebas en su reputación, vivo y después de muerto, y, de otra parte, jamás se había ocultado para censurar acremente de palabra y por escrito la ignorancia e
inmoralidad de los alfaquíes de Occidente y de
—
Parte
88
I.
Vida de Abenarabi
Oriente. Por fortuna, en aquella ocasión las acusaciones debieron de
y benévola de Almálic Aládil, her-
estrellarse contra la política liberal
mano de
Saladino, pues bastó una simple recomendación del maestro
Abulhasán de Bugía, amigo de Abenarabi, para que sus doctrinas panteístas fuesen interpretadas alegóricamente
Por
noró un ápice sus entusiasmos sufíes
Apenas
y se decretase su libertad.
que este peligro a que acababa de verse expuesto no ami-
cierto
ni la sinceridad
de su espíritu.
de tan terrible trance, Abenarabi censuró a su mismo
libre
protector Abulhasán por haber trabajado en su defensa, exclamando:
"¿Cómo había
de ser encarcelado aquel en cuya humanidad reside
la
Divinidad?" (1). "Dice Abenarabi en su Fotuhat: "Estaba yo durmiendo en
Abraham
[en
blime pleroma
templo de
el
me
pues ciertamente
me
la
Meca], cuando he aquí que un
habló en estos términos: "Entra en
él
fué
hombre de gemidos y de
estación de
la
espíritu del su-
de Abraham,
la estación
paciencia." Entendí, pues, que
era forzoso sufrir pruebas en mi reputación, de parte de algunos que ha-
blarían mal de mí, y que yo habría de corresponderles con la paciencia."
"Las gentes de
la
tierra de Egipto concibieron contra él
por causa de sus doctrinas, y
mano
Dios, empero, lo libró por
empeño en
lo
un odio violento
acusaron para que fuese condenado a muerte. del maestro
Abulhasán de Bugía,
cual puso
el
libertarlo interpretando en sentido alegórico sus palabras.
Cuando
Abulhasán llegó adonde Abenarabi estaba, tras de haberlo libertado, éste:
"¿Cómo había
vinidad?"
A
lo cual
de ser encarcelado aquel en cuya humanidad reside
díjole la
Di-
repuso Abulhasán: "¡Oh señor mío! Esas son expresiones
de místico entusiasmo, propias del estado de embriaguez extática, y no es en
manera alguna responsable
el
que está ebrio! (2)."
Pronto, sin embargo, abandonó dría, dirigióse
(1207 de
J.
el
Cairo
y,
pasando por Alejan-
de nuevo a Meca, donde se detuvo durante
C), para
éste (Fotuhat,
II,
visitar a su
amigo Abuxacha y a
dar su vida peregrinante. Cierto día, en efecto, un santo
más
de
ilustre
de los hombres (Abenxaquir,
(1)
Xadsarat adsáhab, 815. Fotuhat,
8
sufi,
a cuyo
Abenarabi en Meca, anuncióle que Dios humi-
(2)
1,
año 604
495). Nuevos avisos del cielo moviéronle a reanu-
servicio habíase puesto llaría ante él al
el
la familia
[de la biografía].
II,
301).
No
89
tardó en ver
el
cumplimiento de esta profecía, pues en
peregrinaciones hacia
el
lconium de Licaonia), capital de tida al islam,
(1210 de
J.
cuyo rey Caicaus
la I
parte del imperio bizantino some-
acababa de subir
llegar a su corte, y el rey en persona púsose en
a permanecer de un
plata,
modo
Una
camino para
estable en la ciudad, ordenó que se le die-
que Abenarabi aceptó; pero, después de ocuparla algún tiempo,
la biog.)
la
dió de limosna,
como propio (Fotuhat,
1,
9 de
Este período de relativa quietud en Conia permitióle reanu-
redacción de sus obras. Dos son las que escribió en este lugar
y año: una, Maxáhid al-asrar (Intuiciones de
los misterios),
Risalat al-amvar (Epístola de las luces), en que
ciones con que Dios premia ocios,
salir a
una magnífica casa por valor de cien mil monedas de
diciendo que era lo único que poseía
la
trono en 607
vez en Conia, para obligarle, sin duda,
encontróse cierto día con un mendigo, a quien se
dar
al
C). La fama de Abenarabi habíale precedido antes de
recibirle honoríficamente.
ra en regalo
curso de sus
el
Asia Menor, llegó hasta Conia (la antigua
enumera
y otra,
las ilumina-
místico que vive en la soledad. Sus
al
que no debieron ser muchos, empleábalos en
sufíes que querían aprovecharse de sus ejemplos
el
trato con los
y enseñanzas. Uno
de sus más nombrados discípulos, Sadrodín de Conia, autor de muchos libros místicos, formóse en
la ciencia esotérica
en esta su ciudad natal. Por
testimonio de este discípulo sabemos
el
que Abenarabi se vió favorecido entonces con
bajo su dirección,
celestiales apariciones
de los espíritus proféticos que se presentaban a sus ojos bajo forma corpórea o se unían místicamente con
el
alma de Abenarabi en sobre-
naturales raptos extáticos (1). Las gentes, admiradas de su taumaturgia, acudían a cerciorarse de cerca,
Xadsarat adsáhab, 816: "Su discípulo de Conia, Sadrodín, dice de
(1)
"Tenía
para disipar sus dudas.
la
Un
él:
facultad de unirse con cualquiera de los espíritus de los profetas y 1.*, bajando ese espíritu a este
santos pasados, de tres maneras distintas:
mundo
y
tomando un cuerpo
fantástico, de
ble y física que poseyó en vida;
2.
a ,
forma semejante a
apareciéndosele en
jándose Abenarabi de su propio cuerpo para unirse con profeta."
el
el
la
figura sensi-
sueño;
3.',
despo-
espíritu del santo o
—
90
Parte
pintor de Conia pintó con
zóse sobre
por intuición que el
tal
realismo una perdiz, que un halcón lan-
si
estuviese viva; pero Abenarabi conoció
cuadro, cual
el
la
Vida de Abenarabi
I.
pintura adolecía de un defecto de proporciones y
pintor confesó haberlo hecho de propósito para probar las dotes in-
tuitivas de nuestro místico
(1).
"Del nombre de Dios "El Creador" deriva
la
inspiración divina que reciben
hombres de ingenio agudo, los ingenieros, los inventores y creadores en artes humanas, los autores de imágenes extraordinarias. De este nombre
los las
reciben todos ellos su inspiración. El es
para
artístico
la belleza
el
que inspira a
de sus pinturas. Lo
los pintores el criterio
más maravilloso que yo he
visto
en esta materia fué un pintor a quien en Conia, ciudad del país de los griegos, lo
sometimos a prueba en nuestra casa y
una cuestión de imaginación
una perdiz, pero poniendo en birse.
Vino con
ella
ella
le
enseñamos de su propio
algo que
artística,
un defecto tan oculto, que no podía perci-
que era de tamaño natural. Teníamos en casa un halcón,
mano
el
cual, asi
la
perdiz,
que
la vió,
del que lo tenía sujeto y se lanzó sobre la perdiz, gol-
peándola con su pata, porque se imaginó que era una perdiz viva, de figura y con
el
mismo
ella
Yo
le
misma
la
color en sus plumas. Maravillados los presentes de la
belleza y perfección de su arte, dijome
pintura?"
en
a nuestra casa para probar nuestras dotes de crítico en
materia de pintura. Habíala pintado en una tabla tan grande como
soltóse de la
arte,
no sabía. Pintó cierto día
él
el
pintor:
"¿Qué me dices
de esta
tú
respondí: "Que está hecha perfectísimamente, salvo que en
hay un defecto oculto." El pintor (que de antemano se
notar a los presentes, puestos con
él
de acuerdo),
defecto? ¡Porque estas proporciones de
la
me
dijo:
figura son exactas!"
lo
había hecho
"Y ¿cuál
Yo
le
es ese
respondí:
"En sus patas hay un pequeño exceso de longitud, cosa de un grano de cebada, más de lo que exige la proporción del cuerpo." Levantóse el pintor y besándome en la cabeza, exclamó: "¡De propósito lo hice para probarte!" Y los que estaban presentes acreditaron que así era y añadieron que de antemano se lo había dicho a ellos, antes de que
él
me
presentase la pintura."
Quizá pensó entonces Abenarabi sustraerse a estas demostraciones públicas de veneración, reanudando sus peregrinaciones a través de la
Anatolia, pues sucesivamente lo
vemos pasar por Caisaría
(la
an-
tigua Cesárea de Capadocia), Malatía (Mitilene), Siwas (Sebaste),
Arzán (en Armenia), Harrán (en Mesopotamia) y Dunaisir (en Diyarbéquer), acompañado de sufíes, y llegar hasta los lugares (1)
Fotuhat,
II,
558.
más
:
Peregrinaciones por la Anatolia
fríos
de
Armenia, donde
la
el
río
91
Eufrates se hiela durante
el
in-
vierno (1).
El viaje,
año 608 (1211 de y con
J.
C.) entró en
Bagdad, como término de su
propósito de conocer personalmente a un gran sufi que
el
en aquella ciudad tenía abierta escuela de oratoria homilética y de
Era
ejercicios místicos.
éste el
famoso Xihabodín
el
Xohrawardí, autor
tro
Awárif al-Maárif, y que ejercía en Bagdad el cargo de maessupremo de los sufíes. Los biógrafos refieren todos los pormenores
de
la
del libro
entrevista primera de
ambos maestros: miráronse largo
tarde, expresaba ante sus discípulos
rabi en estos términos:
De un
"Estando yo en Bagdad la astucia oí
juicio
el
merecía Abena-
le
intuitiva."
Bagdad, dice (2)
año 608, tuve una visión en
el
el
éxtasis: abriélos tesoros de
él
Señor prueba a sus elegidos, como desciende
la
luego la voz de un ángel que decía: "¿Qué gracias engañosas des-
cenderán esta noche?" Desperté sobresaltado y el
que
ante mis ojos, y descendieron de
cielo,
divina con que
el
"Es un océano de ciencia
éxtasis que tuvo en
ronse las puertas del
lluvia;
rato en
y se separaron sin pronunciar palabra. El Xohrawardí, más
silencio
me
puse a pensar cuál sería
mejor medio para librarme del engaño."
Pronto también adquirió Abenarabi en Bagdad discípulos tan sumisos y dóciles a sus enseñanzas, que llegaron a anteponer su autoriFotuhat,
(1)
10:
II,
"Uno de
éstos oí yo en Dunaisir, del Diyarbéquer."
"Contáronme que uno de éstos era de los habitantes de Arzán y luego lo conocí personalmente y me hice compañero suyo. El me trataba con gran consideración y atención. Estuve en compañía suya en Damasco, Fotuhat,
II,
20:
Siwas, Malatia y Cesárea. Fué mi fámulo algún tiempo.
En Harrán
me
la
junté con
gran piedad
si
allí
filial,
ya años que
aún o
él:
lo
estaba sirviendo a su madre, hacia
como jamás he
visto a otra persona.
perdí de vista, desde que estoy en
cual
Era hombre
rico.
Damasco, y no
sé
Fotuhat,
III,
599: "Nosotros
henos
visto en
el
río Eufrates,
en tierra sobre la cual caminan las caravanas, asi
(2)
si
Hace vive
se ha muerto ya."
cuando se
en los meses de diciembre y enero, en las tierras del Norte, convertirse
mientras
donde
es
mostraba tan
el
la
gente
como
agua sigue corriendo por debajo de aquella costra de
Fotuhat,
II,
698.
el
hiela
agua
las bestias, hielo."
—
Parte L
92
dad to,
Vida de Abenarabi
respeto que debía merecerles
al
mismo Abenarabi
el
propio Califa. Refiere, en efec-
el
que, paseando
aquella fecha Anásir)
montado a
a que
le
Los discípulos, siguiendo
y entonces respondieron
petuosamente. Esta actitud irreverente de Abenarabi para con
sumo
del islam, explícase
muy
que rodeaba a esta institución el
las
saludaron, sino que esperaron
Califa lo hiciese antes que ellos,
el
rodeado de sus
Califa (que debía ser en
el
caballo.
indicaciones de Abenarabi, no sólo no
cierto día
él
discípulos, acertó a pasar junto a ellos
bien por
el
resjefe
el
ambiente de indiferencia
que
del Califato hacía siglos, desde
poder temporal se había escapado de sus manos; pero además de-
nuncia
el
sufíes,
alimentaban contra toda
espíritu de rebeldía oculta que, así
Abenarabi como todos
los
la jerarquía oficial religiosa (1).
"Adelántate a saludar a quien sea más anciano que seas tú quien se adelante a saludar
al
que encuentres sentado. Con uno de
los Califas
que va a
pie,
me
y
si
tú.
Si
vas a
vas montado,
saluda
pie,
al
ocurrió cierto día que, es-
tando yo paseando en compañía de un grupo de discípulos, acertó a pasar por
donde estábamos
el
Califa.
Nos separamos un poco para
dejarle
el
paso franco,
y dije a mis compañeros: "¡Quién lo salude antes que él nos salude, perderá mi estimación!" Cuando el Califa llegó y pasó junto a nosotros con su caballo, esperó a que
lo
saludásemos, según es costumbre en
la
gente de saludar a los
hacíamos, nos echó una mirada y dijo con voz clara y sonora: "¡Salud! ¡La bendición de Dios y su misericordia
califas y príncipes; pero viendo
que no
lo
sea con vosotros!" Todos entonces a una voz respondimos: "¡Salud! ¡La bendición de Dios y su misericordia sea contigo!" El añadió: "¡Dios os lo pague!"
Y dándonos
las gracias
por
lo
que habíamos hecho, se marchó, dejando mara-
villados a todos los presentes."
del
En cambio,
vérnosle mantener relaciones cordialísimas con los jefes
poder
y
civil
militar constantemente. El sultán Caicaus
a Abenarabi por aquella
misma
cios de estado relativos a los cristianos
año 609 (1212 de
J.
escribía
I
fecha, consultándole, sin duda, nego-
que vivían en su
reino.
El
C.) contestábale, en efecto, Abenarabi con una
larga carta, cuyo texto nos ha conservado en su Fotuhat y en su
Mo-
hadara. Es esta carta un documento de política divina, en
cual
(1)
Fotuhat, IV, 638.
el
Sus relaciones con Caicaus
Abenarabi da
como un padre
rey sus consejos
al
enorme ascendiente que sobre
el
93
I
a su hijo, y que revela
que ponga en vigor
ejercía: exígele
él
todas las leyes represivas contra los cristianos que vivían en su reino
y
una
excita a tratarlos con
le
"Amonestación y consejo que Caicaus, rey de
que
la
cruzados (1).
por escrito
dirigí
Sultán El üálib Biamrilá,
al
región septentrional del Asia Menor, en respuesta a la carta
nos había escrito
él
que sólo podría
política tan intolerante,
justificarse a título de represalias contra los
año 609."
el
[En este extenso documento, Abenarabi se llama a
sí
mismo padre
del Sultán,
una amonestación de política divina, que será breve, pero que espera poder ampliarla de viva voz cuando pueda reunirse con el Sultán. He aquí los principales consejos que conpor cuya salud espiritual ruega a Dios. Dice que va a
tiene
el
"La islam
dirigirle
documento:] religión es un aviso de parte de Dios, del Profeta y de los príncipes del
al
Tú
pueblo.
eres príncipe y lugarteniente de Dios en tu reino.
juez de tus súbditos y
el
Tú
eres
el
guía que los ha de llevar a Dios. Si obras justamente,
y para ellos será el bien que hagas. Si obras injustamente, para tu será y para bien de tus súbditos en la otra vida. Tú eres el res-
para
ti
daño
ponsable ante Dios del mal de tus súbditos y de tus ministros. El más grave daño que contra el islam y los muslimes acaece en tu reino es la desvergüenza
con que se glorian el
la
los infieles de traspasar las prohibiciones
príncipe de los creyentes Ornar
ciudad
ni
que
impuso
les
Aljatab, a saber: que no construyesen en
b.
en sus alrededores iglesia, convento, celda
ni
ermita nueva; que
no restaurasen ninguno de estos edificios cuando se arruinase; que no impidiesen a ningún
que durante
rase
musulmán
el
habitar en sus iglesias durante tres noches y ni conspi-
alimentasen; que no ocultasen a ningún espia
ellas le
en secreto contra los musulmanes; que no enseñasen a sus hijos
el
Alco-
rán, ni hiciesen pública ostentación de su politeísmo, ni impidiesen a sus pa-
profesar
rientes
el
islam
si
éstos
preferían;
lo
que honrasen a
manes, levantándose de sus asientos cuando éstos quisieran que
tulias;
tocarse con
no el
se
en abrirse raya en limes, ni en
espada, sellos
de
el
en
el
a
cabello,
ni
de sus apellidos, llevar
musulmanes
los
en
turbante que éstos usan,
el
en
ni
cosa
alguna:
ni
en calzar zapatos,
en ni
empleo de nombres propios de mus-
el
en
ni
uso de
el
sillas
de montar,
consigo armas de ninguna clase,
ni
ni
en ceñir
grabar en sus
en
inscripciones árabes; que no vendiesen vino; que acortasen la fimbria
sus
tivo
ni
asemejasen
bonete o
musul-
los
asistir a sus ter-
túnicas
por
delante;
que
sujetasen
se
a
vestir
el
traje
distin-
de cristianos, sean quienes sean, llevando bien ceñidos los cinturones;
que no hiciesen (i)
pública
ostentación
Fotuhat, IV, 710, y Mohadara,
de
II,
sus
195.
ceremonias
religiosas
por
las
—
94
Parte
Vida de Abenarabi
I.
de los musulmanes, mostrando sus crucifijos o cualquiera de sus libros
calles
sagrados; que no enterrasen a sus muertos cerca de los musulmanes; que no hiciesen sonar sus campanas, sino ligeramente; que no levantasen su voz en
sus iglesias para los cantos litúrgicos en presencia de los musulmanes; que no
sacasen a
la calle la
procesión de los ramos,
ni
levantasen su voz
enterrar
al
a sus muertos, ni llevasen luces en público."
Por
lo
demás, todo
Fotuhat respira ese odio político de Abena-
el
rabi contra los cristianos, cuya convivencia anatematiza a cada paso,
aconsejando del islam a
unión de todos los musulmanes para evitar
la
manos de
los cristianos
"Guárdate de convivir con sible,
los infieles o
pues has de saber que quien con
de visitarlos,
ellos vive,
musulmanes
J¿>), porque se los confita en donde tiene su mausoleo y su mezquita Mohidin Abenarabi, el céley el más grande santo de los turcos; este santo y los pepinos son, por
bre de "vecinos de Mohidin" (^jojj^ la Salihía,
bre sufí
eso, vecinos."
(2)
Baedeker, Palcsíine
ct Syrie,
pág. 355: "La plus belle mosquee s'éléve
au-dessus du tombeau de Mouhicddin Ibn el-Arabi. luí
assigner sa place dans une chambre voisine de
en pélerinage."
—Massignon,
On la
prétend de nos jours
mosquee, oü
l'on vient
tomo I, tumba de
en su Al-Halíáj (París, Geuthner, 1922),
páginas 384-5, ha publicado un bello fotograbado que reproduce Abenarabi, en su estado actual.
la
Su influencia en
115
islam
el
Abenarabi hasta nuestros días (1). Hoy mismo, sus obras se reeditan de continuo por las prensas del Cairo, de pla (2)
;
los principios
Bombay y
de Constantino-
de su panteísmo místico y los símbolos de su
lenguaje secreto se catalogan e interpretan con religiosa solicitud en
de los sufíes (3)
los léxicos especiales
las
;
órdenes y cofradías del
mismas
oriente islámico siguen inspirándose en aquellas
reglas ascé-
y contemplativas que él dictó (4), y hasta en los tristes destinos sultán Abdulhamid, lanzado del trono de Turquía por la revolu-
ticas
del
ción triunfante, creyó ver los vaticinios
el
pueblo musulmán
la fatal realización
consignados en una de sus obras por
de
sufí de Murcia,
el
hace más de siete siglos (5).
La
Persia, separada del islam ortodoxo por
profesó, sin embargo, desde antiguo místicas,
el
el
cisma y
más fervoroso
la herejía,
culto a sus obras
y hoy mismo no hay quizá escritor que ejerza en sus poetas fecundo como Abenarabi, con la sola posible excepción de
influjo tan
Chalaledín Rumí. Cincuenta años después de
la
muerte del teósofo
murciano, uno de los poetas místicos de más nota, Fajrodín Iraquí, contribuía a crear ese influjo con su Lamaat, obra basada en
de Abenarabi y que ha venido siendo desde literario e ideológico sia.
Por otro lado,
to", eco lejano,
la
de toda
Cfr.
(3)
(5) rís,
Fosús
modelo
escuela de poetas místicos de la Per-
Revue de
Chilaní, autor del apocalíptico libro titu-
el
l'Orient chrétien, 1902,
núm.
1,
pág. 161; Blochet, Le
II i.
Cfr. Brockelmann, Gcschichte der arab. litíerature, I, 142 y siguientes. Dictionary de Sprenger; Tarifat de Chorchani; Istilahat al-sufia, edi-
ción Bengala; (4)
el
según veremos, del cristiano dogma teándrico, influyó
Mcsianisme, préface, (2)
el
doctrina de Abenarabi sobre "El hombre perfec-
directamente en Abdelcarim
(1)
la
xm
siglo
el
Cfr.
Suma de sufismo, de El Camaxjanui (Cairo, 1319). Suma de sufismo, op. cit., 3, 4, 6, 99 y passim.
Esa obra, titulada
¿ólJUÍ\ ¿Í^aM