El Espiritismo

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EL

ESPIRITISMO

DR. P A U L GIBIER _

ESPIRITISMO (FAQUIRISMO OCCIDENTAL)

HISTORIA, DOCTRINA Y HECHOS TRADUCCIÓN Y NOTAS DE

ENEDIEL

SHAÍAH

BIBLIOTECA D E L MÁS L I S T A

66.

I922

ALLÍ.

M A D R I D

E s propiedad. Derechos reservados.

Imprento de «El Adelantado de Segovla»

PAUL

GIBIER

El doctor Pablo Gibier, personalidad de la ciencia médica muy conocida, y una verdadera autoridad en cuestiones de bacteriología, fué, en tiempos, alumno interno de los hospitales de París, teniendo a su cargo el Laboratorio de Patología experimental. En su larga vida científica, ha realizado labores de gran importancia. Se le deben varios descubrimientos, y la Facultad de Medicina, premió con la más alta recompensa destinada a las memorias, la presentada por el doctor Gibier, acerca de la rabia y su tratamiento. También ha desempeñado diversas comisiones científico-profesionales, por mandato del gobierno francés, demostrando en todas sus excepcionales condiciones de observador y de hombre de ciencia. Se le deben interesantísimos trabajos, entre los cuales mencionaremos los siguientes: Note sur un cas de persistance du trou de Botal. Note sur un cas de tuberculose testiculaire. Note sur un cas de kyste ovarique. Du siège insolite des ulceres syphilitiques primitifs. Des accidents secondaires tardifs de la syphilis. Des blessures du poumon par fracture de la clavicule. Des causes et du traitement de la — 5 —

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fièvre typhoïde. Mémoire sur les accidents nerveux produits par la foudre. La bactérie du pemphigus. De l'enteroclysme. De la possibilité de faire contracter le charbon aux animaux a sang froid en élevant leur température. Recherches sur la rage et sur son traitement. Recherches sur la rage nés oiseaux. Etude sur le choléra. Atténuation du virus rabique. Rapport sur une mission scientifique en Allemagne. Rapport sur •une mission scientifique en Espagne. Nouveau traitement de la phtisie. Y últimamente Analyse des choses. Tal es el hombre que, co'mo declara en la obra que hoy presentamos, consagra su ilustrada atención a los fenómenos del espiritismo, en tiempos en que esto equivalía a comprometer seriamente la reputación mejor adquirida, y con una franqueza que le honra, exhibe, desnudo de atenuaciones, un criterio fundado en la más severa experimentación, manteniendo, desde el primer día, todas las prudentes reservas que ha de establecer el sabio cuando se trata de estos tenebrosos misterios que parecen surgir de las regiones del más allá. En su otro libro, Análisis de las cosas, que próximamente traduciremos, generaliza el concepto adquirido a la luz de los estudios psiquistas, y valientemente penetra en los dominios que constituirán el campo de la psicología del mañana. Sus coincidencias, en más de un punto, con las doctrinas esotericistas, es uno de los aspectos más interesantes de este ilustre autor, cuyo nombre ya es una indiscutible gloria del movimiento psiquista en Francia.

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PREFACIO No hay labor tan ingrata como la de presentar a los contemporáneos un. conjunto de hechos que ignoran, o sobre los cuales oyeron hablar de modo que había de prevenirles contra los mismos. Y sin embargo, ésta es la misión que nos hemos impuesto. Haremos constar con relación a nuestros lectores que no lo sepan,~que el tema de que vamos a ocuparnos, casi desconocido entre nosotros, está puesto a la orden del día desde hace tiempo entre nuestros vecinos, particularmente en Inglaterra, donde no transcurre. el mes sin que las revistas y los diarios filosóficos más serios dejen de tratarlo con idéntica atención que la acordada a los problemas oficialmente científicos. En vista del silencio por regla general observado entre nosotros los franceses, creemos realizar una obra útil al hacer que sea conocido el estado presente actual de lo que se denomina el ESPIRITISMO, asunto que no sólo hemos estudiado en los 'libros, sino que además hemos investigado en multiplicadas experiencias y observaciones. Rogamos al lector que al hojear esta obra, le conceda la atención y paciencia necesaria para formular respecto de ella un juicio definitivo cuando haya llega—7—

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do a la tercera parte, consagrada a nuestros experimentos personales. Este linaje de experimentaciones que pocos sabios han querido acometer, nos autorizan para decir, desde ahora, que el asunto merece sobradamente la atención que se le conceda, y que de él hablamos con perfecta seriedad. No desconocemos que semejante actitud está rodeada de peligros. Sin duda nos fuera más fácil, sin descubrirnos, llamar la atención del público y de los sabios, acerca de determinados hechos—hechos naturales según opinamos, pero que resultan gobernados por leyes que aún desconoce la ciencia moderna—describiéndolos en tono agridulce y chancero; mas ni un solo instante hemos acariciado la idea de seguir tal_proceder. Eso hubiera sido indigno del verdadero filósofo, y, además, creemos que es una cobardía. He aquí por qué prejerimos ir, franca y noblemente, a nuestro fin (i). París-Octubre, 1886. (1) Desde que Gibier escribió lo que antecede hasta ta fecha actual, han cambiado mucho las circunstancias en todo el mundo. Hoy es Francia una de las naciones donde más se ha escrito y experimentado acerca de losfenómenos espiritistas, y en Francia y en todas partes se puede ya hablar en serio de tales cosas.—(N. DEL T).

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«...Debemos declarar que somos enemigos de lo místico y de lo maravilloso, y que no aceptamos que nada pueda producirse fuera del dominio de las leyes naturales».— Paul Gibier. («Introducción» a la 1. Edición). a

PRIMERA PARTE CAPÍTULO PRIMERO RESUMEN

DE

LA

FISIOLOGÍA

DEL

ESPIRITISMO

Un día, en las primeras épocas de nuestros estudios de medicina, vimos entrar en la tienda de un modesto librero de la margen derecha del Sena, donde por casualidad nos hallábamos, un hombre de gesto original, de cara pálida y huesosa, en la que lucían unos ojos de mirar febril. Llevaba en la mano un manuscrito que ofreció al editor, diciendo con tono misterioso: —Aquí hay cosas de la más alta importancia; pero debo advertir a usted que no soy su verdadero autor, porque me han sido dictadas por los espíritus. Como es natural, nuestro autor fué despedido con todos los honores correspondientes a su categoría de colaborador de las entidades invisibles. Pero la expresión de aquella rara fisonomía no se ha borrado aún de nuestra memoria, y en estos últimos tiempos, cuando obligados por el estudio o por el hecho de seguir ciertas observaciones en el seno de las sociedades espiritistas, acudimos a ellas, pudimos notar nuevamente la expresión de aquel individuo en— 11 —

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tre los fanáticos adeptos. En los primeros cristianos debióse encontrar el propio aspecto entre los que iban a ofrecerse espontáneamente para ser pasto de las fieras del circo. Por lo demás, creemos que si fuera preciso en testimonio de su fe, muchos espiritistas afrontarían igualmente la persecución, cosa que, por otra parte, nada prueba. Sin embargo, si un cierto número de espíritus—terrestres, bien entendido—se dejan entusiasmar por las prácticas espiritualistas, hasta el punto de permitir que su razón desvaríe^ es justo declarar que constituyen escasa minoría; en París, por lo menos. En cambio, conocemos muchas personas sinceras e ilustradas, que estudian fríamente esta cuestión, con esperanza de sorprender en ella el misterio, el por qué de la vida. Es cosa que generalmente se ignora en el mundo científico y entre el público, que los adeptos del espiritismo están diseminados en gran número por todos los pueblos del globo, y en todas las clases sociales. Poseen sus asociaciones de estudio, de socorros mutuos, y sin llegar a constituir una confabulación secreta, cuyas vastas ramificaciones socaven el mundo—como los topos socavan la tierra, según dice un periódico clerical—, es necesario reconocer que el espiritismo conquista, de día en día, tal importancia por el número creciente de sus neófitos, que pronto habrá imperiosa necesidad de ocuparse de él en las esferas oficiales, así en las de la ciencia como en las de la política. El espiritismo se ha organizado en forma de creencia y constituye una verdadera religión. i_ ; i — 12 —

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En Francia, el número de los espiritistas es menor que en Inglaterra y América; pero de todas suertes no es exagerado afirmar que en París llegan a cerca de cien mil. En todos los países se publican diarios espirititás, revistas y hojas periódicas, y se tendrá una idea más exacta de la importancia adquirida por la nueva doctrina, considerando la cantidad a que ascienden las principales publicaciones que son órgano de la misma, y cuyo número aumenta incesantemente. Trece revistas y diarios se publican en francés (La Revue spirite, la Pensee, el Spiritisme, y la Lumiere, en París, la Religión laique, en Nantes, etc.), veintisiete en inglés, treinta y seis en español, qinco en alemán, tres en portugués, una en ruso, dos en italiano. Un diario espiritista franco-español, aparece en Buenos Aires y otro franco-flamenco, en Ostehde. En el número de estas publicaciones, se destacan dos redactadas por personas a. quienes distingue su científico carácter: tal sucede con los Proceedings de la Sociedad de investigaciones psíquicas de Londres, en tre cuyos miembros hallamos los nombres de Gladstone, primer ministro, que fué, en Inglaterra, W . Crookes y Alf. Russel Wallace. Los dos últimos, pertenecen también a la Sociedad Real de Londres, corporación similar al Instituto de Francia. El presidente, profesor Ballfour-Stevart, es también miembro de la Sociedad Real. Actualmente la Sociedad de investigaciones, psíquicas, cuenta con doscientos treinta y cuatro miembros efectivos, vientiún honorarios y doscientos cincuenta y cinco asociados. Al— 15 —

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gunos sabios franceses, forman parte de dicha sociedad, a título de miembros correspondientes de ella. Recordemos a los doctores Bernheim y Liébeault de Nancy y Carlos Richet, profesor agregado a la Facultad de Medicina de París, y director de la Revue scientífique La Sphynx, periódico espiritista alemán, está también redactado por hombres de ciencia. Uao de los más ardientes propagandistas del espiritismo en Petrogrado es M. Alejandro Aksakoff, consejero secreto del Czar Alejandro III (i). (i) Los datos recogidos por Gibier respecto de la difusión y desarrollo del espiritismo en todos los países, no pueden servir hoy para dar idea cabal de su estado, a causa de las notables variaciones que, en todas partes, experimentó desde la fecha en que fué escrita la obra que hoy traducimos. Comenzando por España, hay que advertir que si hubo época en que el movimiento espiritista, desde Barcelona y Madrid, principalmente se extendió a casi todas las provincias españolas, creándose, en muchas de ellas, importantes centros de experimentación y fundándose en varias, revistas y periódicos de mayor o menor importancia, llegó el momento de la desunión y los centros comenzaron a verse abandonados por muchos investigadores. Quedaron, no obstante, en ellos, eminentes excepciones, hombres de ciencia que como a Paul Gibier, tampoco les asustaba la burla de las gentes. En este grupo de notables investigadores sobresalen figuras como las del doctor Manuel Otero Acevedo, médico de vastíma cultura, de conocimientos profundos en todo lo referente a las ciencias biológicas y psicológicas: arrostando mil dificultades, marchó a Italia, reunióse allí con los más eminentes observadores del psiquismo italiano, experimentó repetidas veces, sirviéndole de médium la célebre Eusapia Palladino, estableció relaciones y cambio de ideas - 14 -

CAPITULO II LA

DOCTRINA

ESPIRITISTA.

LOS

MÉDIUMS

El fundamento de la doctrina profesada por los espiritistas, radica en un axioma que constituye el apoyo de su fe, y respecto del cual todos se muesy hechos con hombres de tan reconocida importancia en estos estudios como Richet, Ochorowicz, Ghaia, Lombroso, Zoelnér de Rochas, Encausse, etc., y producto, tanto d'e sus lecturas e investigaciones, cuanto de esta luminosa correlación con los psiquistas de otros países, fueron sus obras Lo?nbroso y el Espiritismo y Los Espíritus. Quintín López, el director de la revista Lumen, que continúa publicándose, es otra de las figuras que han conseguido la más merecida fama como hombre de vasto saber y de sana opinión dentro de las ideas espiritistas. En Barcelona reside un hombre de ciencia, el ilustre astrónomo señor Comas y Sola, que ha realizado importantísimas investigaciones y la poco grata, y muy necesaria labor, de desenmascarar los fraudes de los médiums. Merece también ser citado el doctor Melcior y Farro, por sus investigaciones y por sus escritos. Es el traductor de la notable obra de Rochas titulada La Exteriorización de la Motilidad. En Francia, el espiritismo, después de conseguir una enorme difusión, empezó a decaer. En Inglaterra, Italia y Alemania, permanece estacionario. En la América del Norte y en la del Sur, es donde existe mayor námero de sociedades espiritistas, y donde gozan de una vida más floreciente. -

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tran conformes: Poaemos —según dicen— comunicar con los espíritus, o sea con las almas de las personas fallecidas. Más adelante, se evidenciará que las opiniones se muestran separadas acerca de otros muchos puntos de vista, y que el espiritismo, aunque protesta de que se le: considere como idea religiosa, no por eso ha dejado de sufrir idéntica suerte que la de todas las religiones: los creyentes se dividieron en varias sectas. Pero ¿en qué forma los espíritus admiten la posibilidad de relaciones entre muertos y vivos? Según ellos, estas relaciones, o comunicación, se establecen con el auxilio de personas dotadas de un poder especial, no definido todavía, y por tal medio, los espíritus llegan a adquirir la fuerza necesaria para poder actuar sobre la materia que cae bajo el dominio de nuestros sentidos corporales. Los sujetos poseedores de esta cualidad particular, que sirven de enlace, de medio de comunicación, de intermediarios entre los dos mundos, son los llamados médiums. Todos lo somos —en este instante hablamos según enseña la teoría espiritista— en mayor o menor medida; pero sólo un reducido número de personas disponen del poder mediumnímico (otro neologismo más) o medianímico, en grado suficiente para producir fenómenos de carácter indudable. Sin pretender dar aquí un vocabulario completo Sin embargo, el movimiento de expansión hace tiempo está detenido y parece que hoy deja franco el paso a otras manifestaciones del pensamiento esotérico, a las que acude la gente, quizá por razón de novedad antes que por otros más serios motivos de preferencia.—(N.DELT), -

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del lenguaje espiritista, nos vemos obligados si queremos ser bien comprendidos por los que totalmente ignoran esta cuestión, a dar algunas explicaciones respecto de los términos que forzasamente habremos de usar. Por lo demás, la mayoría de dichos términos se comprenden sin tener que interpretarlos, y es justo advertir que si generalmente resultan adecuados, cierto número no constituye una feliz invención. Con frecuencia tienen un carácter fúnebre, y el sello sepulcral que distingue á'algunos, no ha contribuido poco a rodear con cierto velo de vaga tristeza los misterios del credo espiritista: determinados profanos podrían inclinarse a considerarle como una especie de vampirismo. En los escritos doctrinales se menciona con frecuencia la vida de ultratumba, las comunicaciones de ultratumba: nosotros somos espíritus encarnados: Si un hombre abandona la vida, es que ha desencarnado, y así sucesivamente. Si fuéramos espiritistas, nos preocuparíamos de hacer desaparecer todo lo que pueda llenar de sombras la doctrina que tiene por una de sus principales aspiraciones la de poder consolar a los vivos de la pérdida de sus muertos, y la de hacerles concebir la muerte como la concebían nuestros padres, los galos; como un despertar lleno de delicias, y la vida futura como un ñn deseable. Después nos ocuparemos de las diferentes clases de médiums. ~~

CAPITULO III ORÍGENES

DEL

ESPIRITISMO

Como pronto hemos de demostrar, si el término espiritismo es de fecha reciente, la doctrina que se le aplica y que quiere definir, en una palabra, es tan antigua como el mundo. De todas suertes, en nuestra moderna civilización europeo-americana, la aparición de los fenómenos espiritistas, su clasificación, su determinación metódica, datan de ayer, por decirlo así. La historia de estas manifestaciones extensamente referidas por los creyentes de los primeros momentos, tiene un sabor sui géneris, tan especial, que nos creemos en el deber de referirla siquiera sea brevemente. En Diciembre de 1847, según la autora americana Emma Hardinge (History of modern american spiritualism), una familia de origen alemán, los señores Fox—cuyo nombre primitivo (Voss) fué americanizado—fué a establecerse en el lugar de Hydesville, pueblo perteneciente al condado de Wayne, circunscripción de Arcadia, en Norteamérica. La familia Fox se componía del padre, John Fox, su esposa y tres hijas. Si el espiritismo llega a ser (como lo pretende) la religión del porvenir, el nombre de las dos últimas hermanas Fox se hará célebre

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en la historia. La una, Margaret, contaba quince años de edad; la otra, Kate, no tenía más que doce. Todos los individuos de esta familia, pertenecían a la Iglesia episcopal metodista, en la cual alcanzaron fama, dice la escritora Hardinge, «de personas ejemplares e incapaces de ser objeto de ninguna sospecha de fraude o de duplicidad.» Algunos días después de su instalación en su nueva morada de Hydesville, ciertos hechos extraños y cuya intensidad iba en aumento, se desarrollaron en la vivienda que ocupaban. Cuenta Emma Hardinge que se oyeron golpes repetidos en las paredes, en el techo, en las habitaciones inmediatas, etc. Ocurría también que cuando los de la casa se reunían en el momento de la cena, producíase un gran estrépito en la alcoba de las muchachas. Levantábanse todos para correr al lugar de los ruidos y averiguar su origen; pero no obstante estar herméticamente cerradas ventanas y puertas, a nadie encontraban dentro, y los muebles aparecían desplazados y puestos patas arriba, o reunidos en confuso montón. Aun en presencia de la familia, se movían en cadencia oscilatoria como si sobrenadasen en las olas del mar. Particularmente ocurría esto a la cama de lea jóvenes. La familia Fox contemplaba atónita los movimientos de sus muebles, que parecían dotados de una vitalidad extraña. También oían pasos y las muchachas notaban el contacto de tinas manos invisibles. ' 1

Les sucedió igualmente experimentar la sensación "de urí perro que sé restregase contra el lecho; Frecuentemente, por las noches, seguidos de las — 20 —

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jóvenes, el padre y la madre, vigilaban alrededor de su vivienda, para sorprender en acción a los bromistas vecinos, a quienes suponían autores de todo aquel ruidoso y desagradable desconcierto que no les daba punto de reposo. Pero ni el menor indicio hallaron que revelase la intervención de persona viviente. En fin, en Febrero de 1848, la existencia llegó a ser un insoportable tormento en la morada de la familia Fox: las noches pasaban sin que nadie pudiese dormir y aun durante el día.tampoco se gozaba de tranquilidad. En el transcurso de Marzo, los ruidos siguieron oyéndose con varia energía, y el 31 del mes, resultaron más fuertes que de costumbre. Por centésima vez el señor Fox y su esposa inspeccionaron el cierre y movimientos de puertas y ventanas, inquiriendo dónde podría esconderse la causa de los ruidos, y notaron un nuevo fenómeno que inesperadamente, entonces, se dio a conocer: escucharon una serie de sonidos especiales que, como por burla, imitaban los chirridos de puertas y ventanas al abrirse y cerrarse. Con tales cosas sobraban motivos para que los Fox perdiesen la cabeza; La más joven de las muchachas, la pequeña Kate, notando que los ruidos no le causaban ningún mal, • había acabado por familiarizarse con ellos, y como quiera que lógicamente se atribuían al diablo* la chiquilla, no teniendo nada que tetaer,.se había acostumbrado a bromear con el invisible autor, a quien denominaba señor Pata-Ganchuda. i Cierta noche haciendo sonar sus dedos cierto número de veces, dijo al. misterioso escandalizador—. Señor Pata-Ganchuda, haz cOmo.yo— ..En e} acto fué r

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obedecida, repitiéndose el ruido idénticamente y el mismo número de veces. La niña después hizo sólo el ademán con sus dedos; mas con no poco asombro, vio que su leve indicación tuvo por respuesta un número igual de golpes al de movimientos señalados silenciosamente: —¡Mamál^-exclamó la niña—|Lo mismo oye que vé! La señora Fox, tan maravillada como su hija, dijo al misterioso visitante: —Cuenta hasta diez—y diez golpes repercutieron. A varias cuestiones formuladas, respondió con notable exactitud y sí a la pregunta: —¿Eres un hombre?— nada contestó, en cambio, daba señales de asentimiento con sus rápidos y destacados golpes, cuando se le dijo: —¿Eres un espíritu? Previo el consentimiento del invisible interlocutor, varios vecinos fueron llamados y una gran parte de lcj noche se pasó haciendo estos experimentos, siempre con el propio resultado. Tal es el origen, el punto de partida del modern spiritualism; «la primera comunicación—dice M. Eugenio Ñus, en una obra a la que tendremos ocasión de referirnos repetidas veces—establecida por una criatura de doce años con el prodigio que en breve había de conquistar la América y la Europa, negado por la ciencia, ridiculizado por los periódicos, anatematizado por las religiones, condenado por la justicia, teniendo en contra suya a todo el mundo oficial, pero a su favor esa fuerza que todo lo puede: la atracción de lo maravilloso. (Eugenio Ñus.— Ckoses de l'autre monde, 3 . ed. París). a

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De esta suerte llegóse a comprobar que los ruidos eran obra de un agente invisible, y que este invisible agente se hacía pasar por un espíritu. Quedaba por hallar la manera de comunicarse con él, y no se tardó mucho en conseguirlo. Como si los fundamentos del espiritismo hubieran de establecerse al propio tiempo, en pocos días se descubrió la mediumnidad y la forma de establecer la comunicación entre el mundo de la materia y el invisible, mediante el concurso del spiritual télegraph, o sea por los rappings o golpes dados, que corresponden a las letras del alfabeto. El descubrimiento de la mediumnidad resultó de haber observado que las manifestaciones de los espíritus se efectuaban más frecuentemente a presencia de las señoritas Fox, y, sobre todo, por medio de Kate, la más joven. Los modern spiritualist opinarán, sin duda, que referimos el caso con un acento menos respetuoso del que ellos pedirían para hablar de los comienzos de su fe; pero advirtámosles que nosotros todavía no compartimos las creencias que tanto adoran. Nos limitamos a relatar, imparcialmente, los hechos según están descritos, sin comentarios, lo propio que sin discusión expondremos los que hemos llegado a ver, teniendo, sí, el cuidado de indicar minuciosamente todas las precauciones, también-poco respetuosas, de que nos hemos rodeado en cada uno de nuestros experimentos. Pero volvamos a la historia de la familia Fox. Según la escritora Hardinge, resultó comprobado que, gracias a ciertas fuerzas magnéticas, algunos indivi— 25 —

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dúos poseen aptitudes de médiums de las que carecen la generalidad de los mortales, y que este poder, o mejor, esta fuerza especial, difiere extremadamente según la clase de individuos que la demuestran, y que es muy sensible a las diversas emociones morales, de forma que éstas la hacen variar de energía en el propio individuo, según el momento dado. Resulta también de las observaciones recogidas en las primeras épocas, por medio de las comunicaciones o mensajes, que el movimiento espiritista, es decir, la inauguración de estas comunicaciones entre los habitantes del mundo visible y. del invisible, ha sido dispuesto por los espíritus científicos y filosóficos que, durante su permanencia en la vida terrestre, se consagraron con especialidad a trabajos de investigación respecto de la electricidad y otros diversos fluidos imponderables. Al frente de estos espíritus hallábase Benjamín Franklin, quien, según se dice, daba instrucciones para explicar el fenómeno, e indicó la manera de favorecer y perfeccionar los modos de comunicación entre vivos y muertos. Igualmente, numerosos espíritus, tanto para dar una nueva manifestación del fenómeno, cuanto por ceder a la atracción de los afectos familiares, acudieron a traer irrefutables pruebas de su identidad, y a anunciar que continuaban viviendo, pero bajo otra forma de vivir: que continuaban queriendo a sus amigos terrestres, y que desde la esfera, más dichosa, donde moraban, seguían velando por los que aquí lloraron su fallecimiento, de forma que suplían,.en cierto modo, las veces de los ángeles guardianes. Los círculos, los armoniosos meetings recoxnenda— 24 —

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dos por espíritus, se constituyeron pronto, y numerosos médiums se revelaron. Las prácticas espiritistas se difundieron como un reguero de pólvora; mas no dejaron de ocurrir algunos incidentes desagradables, y no todo fueron dichas para los médiums y sus gentes. Con frecuencia los spiritual circles eran invadidos por los fanáticos de diferentes sectas, desarrollándose brutales episodios en estas irrupciones, en los que hubo que deplorar videncias y desmanes de toda especie (i). Reinó entonces una confusión indescriptible. Unos decían que este movimiento anunciaba la próxima vuelta del Mesías, que el millenium había llegado, y que el fin de este mundo de perversiones estaba próximo, etc.. Naturalmente, muchos clérigos de las numerosísimas sectas existentes, trataron del asunto. Los curas católicos, creyéndose en la situación más ventajosa, (i) El espíritu de intransigencia de los protestantes que miraban con horror las manifestaciones del espiritismo, atribuyéndolas unas veces a pura farsa de los mediumi y sus secuaces, y otras a peligrosas argucias del diablo y de los poderes infernales, engendró un deseo tal de cohibir el creciente aumento de los partidarios del espiritismo, que todas las formas de salirle al paso, les parecían buenas. En repetidas ocasiones se asaltaron los centros de propaganda, pistola en mano; se cometían toda suerte de violencias con las mujeres, se amenazaba de muerte a los hombres, se disparaban tiros dentro del local, se perseguía a los espiritistas en la calle, y, ciertamente, fué necesario todo el valor y entusiasmo que animaba a los propagadores de la nueva doctrina, para llegar a sobreponerse a la bestial repulsión que en todas partes se les demostraba.—(N. DEL T.) • -

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acudieron llenos de confianza, con gran lujo de hisopazos, a exorcizar a los espíritus y a las diabólicas mesitas; pero los endemoniados veladores hacían coro a las palabras del ritual y contestaban con un «amén» a las oraciones de los exorcistas. El efecto, p ues,resultó fracasado: ¡El agua bendita de la Edad Media, había perdido su eficacia! La familia Fox, que no quiso someterse y que se consideró encargada de la misión de difundir el conocimiento de tales fenómenos, fué proscripta de la Iglesia episcopal metodista. Los Fox se refugiaron en Rochester, a consecuencia de las persecuciones del espíritu golpeador que continuó, con más desenvoltura todavía, su cometido de no dejarles vivir en paz. Pero en Rochester, cuya población, de mojigata índole, como todas las ciudades de América, está repartida en una multitud de sectas, las persecuciones adquirieron otro carácter, siendo entonces debidas, no a los muertos, sino a la perversidad de los vivos. La multitud se amotinó contra los predicadores del espiritismo; los Fox ofrecieron dar pública prueba de los fenómenos, ante las gentes de Rochester congregadas en un amplio local, en Corynthian hall. La primera sesión fué coreada con gritos y silbidos. A pesar de todo, y después de soportar uno de esos magníficos escándalos que se supondrían» de la exclusiva pertenencia de las reuniones anarquistas, se nombró una comisión, y después del examen más minucioso, contra lo que esperaban los espectadores, contra lo que esperaba la propia comisión, ésta tuvo que declarar la certidumbre de los fenómenos enunciados. — 26 —

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Poco satisfechos los vecinos de Rochester, eligieron otra que procedió más desconsideradamente (perdónesenos la frase) que la primera. Los médiums, es decir, las señoritas Fox, fueron registradas y desnudadas por comisionados femeninos; la segunda comisión dio su informe, resultando todavía más favorable que el de la primera. La indignación de los habitantes de Rochester iba llegando al colmo, y acto seguido, fué nombrada una tercera comisión para la que se escogieron los individuos más caracterizados por su incredulidad y espíritu de burla. El proceso de las investigaciones resultó esta tercera vez aún más ultrajante para las pobres muchachas, y sin embargo, al final la comisión se vio obligada a decir que en Rochester, la gente no estaba en lo cierto. La exasperación de la multitud fué entonces indescriptible; se hablaba nada menos que de linchar a las médiums y sus comisarios, y cuando fué dada lectura del informe en el estrado de Corynthian hall tanto la familia Fox, como sus amigos y los comisionados, salvaron la vida, según refiere Madame Hindarge, gracias a la intervención de un quákero llamado George Willets, que en virtud del carácter pacifista de la religión por él profesada, gozaba en aquellos dramáticos momentos de un prestigio especial. George Willets se puso valientemente en lo alto del estrado afrontando a la multitud que iba a invadirle y «declaró, que la tropa de rufianes que pretendía linchar a las jóvenes, no llegaría hasta ellas sino pasando sobre su cuerpo». Efectivamente, en poco estuvo el que el espiritismo en sus comienzos tuviera por mártires a sus primeros apóstoles. — 27

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• Es lógico presumir cómo la curiosidad ayudada por la atracción de lo maravilloso, despertó en la gente el deseo de ver. Todo el mundo en América se preocupó entonces de la nueva doctrina, los unos para impugnarla, los otros para defenderla, y en tanto que los hombres serios, especialmente los sabios de todos los órdenes, no daban su parecer, muchas personas que ignoran el modo de constituir una opinión por sí mismas, se abstuvieron de opinar. Cuando llegó el día en que la discusión hubo de elevarse a las alturas de un debate científico, ya fué cosa distinta, y puede decirse que en muy poco tiempo Norteamérica se vio completamente sumergida en las corrientes del espiritismo. Pronto el juez Edmonds, publicó una obra (The Amer spiritualism) a propósito de las investigaciones que había acometido con la intención de demostrar la falsedad de los fenómenos espiritistas; pero las conclusiones finales fueron diametralmente lo contrario de lo que al principio se propuso el autor. Luego el sabio Mapes, profesor de Química de la Universidad, después «de haber desdeñosamente rechazado estas cosas», no tuvo más remedio que convenir en que «nada tenían de común con la casualidad, con la superchería o con la ilusión». El doctor Roberto Haré, profesor de la Universidad de Pensilvania, publicó un libro que tuvo considerable repercusión (Experimental investigation of the spirit manifestations.—(Filadelfia, 1856). El doctor Haré, preparó una serie de experimentos muy ingeniosos para demostrar que, fuera de toda presión efectiva, por el sólo contacto de los dedos del -

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médium, el instrumento usado en.las experimentaciones acusaba un aumento de peso de varias libras. Como veremos más adelante, el profesor Crookes repitió esta observación, reconociendo su rigurosa exactitud. El sabio y original escritor, que lleva un nombre bien conocido entre cuantos se ocupan de cuestiones sociales, M. Roberto Dale Owen, hijo del famoso Roberto Owen, de Inglaterra, ha publicado una obra respecto del propio asunto, donde el lector hallará una gran suma de hechos, positivamente sobrado curiosos para que no se pueda emplear el calificativo de extraordinarios (Footfalls on the boundary of anpther World.—Filadelfia, 1877). Pero este estudio es de fecha casi reciente, y ha sido escrito en momentos en que una calma relativa se adueñaba de las mentes. Es necesario, pues, volver un poco tiempo atrás para tener idea de las proporciones adquiridas por la agitación provocada en los comienzos del asunto modern spiritualism en la libre América. De 1850 a 1860, no se hablaba de otra cosa en todas partes. Los centros sabios examinaban; el clero discutía; los hombres cultos, los letrados, todo el mundo, por decirlo así, disputaba, se movía y... se injuriaba. A tal punto llegaron las cosas que el Consejo legislativo de Alabama, para echar un poco de agua fría en la epidémica efervescencia que se había apoderado de los cerebros americanos, dio un bilí, decretando que toda persona que fuese convicta de entregarse a las manifestaciones espiritualistas, sería •condenada a pagar una multa de quinientos dpllars, 1

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¿No recuerda esto la famosa inscripción De part le Roy déjense a Dieu De faire miracle en ce Ueul de los convulsionarios de San Medardo? (i). Es sensible que el gobernador se negara a sancio(i) bier

La inscripción, oportunamente rememorada por GiDe orden del Rey, se prohibe a Dios Hacer milagro en este lugar.

tiene un origen que merece consignarse. Muerto Franeisco de París en 1727 en la capital de Francia y enterrado en el cementerio de San Medardo, al lugar de su sepultura comenzaron a acudir los muchos que le tenían por frombre de santidad bien probada y que esperaban resultase, una vez muerto, de condición, milagrera. Efectivamente, a poco comenzó a extenderse la fama de las curaciones obtenidas al contacto de la losa sepulcral, y creciendo el fanatismo de las gentes, el cementerio se convirtió en el lugar donde se desarrollaban las escenas de exaltación ofrecidas por los convulsionarios de San Medardo. Mientras vivió el Cardenal de Noailles que se mostraba favorable a la llamada causa de los apelantes, los prestigios del milagrero París iban de triunfo en triunfo, y tanto, que mientras esperaba la decisión eclesiástica acerca de las anormalidades ocurridas ante la tumba, se acordó, con carácter provisional, la autorización para elevar una magnífica estatua en mármol que anticipara el testimonio de admiración de las gentes crédulas; pero ocurrió que al suceder al Cardenal de Noailles el Obispo Vintimille, quien por pertenecer a los Jesuítas resultaba enemigo de las opiniones de su antecesor, este prelado sólo vio en los convulsionarios una taifa de impostores, y sin perder tiempo publicó una — 30 —

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nar el bilí adoptado en Alabancia: así carecemos de este botón de muestra para señalar el magnífico enloquecimiento que marcaría un punto de la historia del modern spiritualism. De todas maneras ya constituye un detalle curioso que una Asamblea, compuesta por personas respetables, dictara un acuerdo de un draconismo tan cómico (i). Si hubiésemos de seguir la marcha del espiritismo desde 1860 hasta el día de hoy, entraríamos seguidamente en la exposición de investigaciones llevadas a efecto por distintos hombres de ciencia; mas como quiera que hemos prometido demostrar que el espiterminante condenación contra los milagros de la iglesia de San Medardo. Los veintidós curas de París que, por ser agradables al Cardenal, habían firmado la petición de que se hiciera informe respecto de las milagrerías de los convulsionarios, se guardaron muy bien de protestar. El cementerio fué cerrado para impedir la reproducción de los famosos hechos, y un bromista tuvo la ocurrencia de escribir en la pared, en grandes y negros caracteres, el letrero antes copiado. El cementerio ha desaparecido, como otros de su época, hace bastante tiempo; pero según Wilfrid de Fonvielle (Comment se font les miracles en dehor de l'église) la tumba de Francisco de París, se ha conservado; según parece, existe dentro del recinto de un pequeño jardín que pertenece al presbiterio del curato.—(N. DEL T.) (I) Como detalle complementario, merece recordarse que el movimiento espiritista ofreció tal intensificación en 1854, que hubo de redactarse una instancia dirigida al congreso de Washington apoyada en-quince mil firmas, pidiendo que se nombrara una comisión encargada de estudiar los fenómenos y de descubrir sus leyes. El escrito no fué tomado en consideración, pero no por eso lo espiritistas cejaron en sus propagandas.—(N. DEL T.) -

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ritismó es tan viejo como el mundo, necesario es volver los ojos al pasado para hacer nuestra demostración, que quizás nos conduzca a probar de paso, qué el mundo es mucho más viejo de lo qué suele imaginarse.

CAPITULO IV EL

ESPIRITISMO

ENTRE

NORTE.

LOS LA

INDIOS

K.ÁFALA

DE

LA

AMÉRICA

DEL

HEBRAICA

La mayoría de los autores que han escrito en defensa del espiritismo prestan singular atención a antiguas leyendas de casas encantadas, a relatos de apariciones, de visiones, etc., todo ello con el propósito de demostrar que las manifestaciones de los que denominan los espíritus, se han verificado en todos los lugares y en todos los tiempos: lo que probaría, según dichos escritores, que las relaciones existentes entre vivos y muertos, son perfectamente auténticas, dado que resultan evidenciadas y observadas en épocas en que se desconocía hasta el nombre del espiritismo. Por nuestra parte, ignoramos si tal argumentación tiene valor ante determinadas personas: por lo que se refiere a nosotros, diremos que no podríamos aceptar dichos relatos más que como documentos de provisional importancia, e, igualmente, creemos que, en su mayor parte, es imposible invocarlos a título de pruebas decisivas de la existencia del alma humana. Sea como fuere, y con el objeto de quitar a este volumen lo que pudiese tener en su lectura de excesivamente árido, si se limitase a presentar una serie — 35 -

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de hechos puramente experimentales, opinamos que es conveniente reproducir algunas de las aludidas narraciones, que damos pura y simplemente, como mera curiosidad. Puesto que ya hemos narrado el nacimiento del espiritismo en Norteamérica no abandonaremos estos países sin haber hecho una corta excursión a los lugares que ocupan las razas autóctonas del Nuevo Mundo. Se verá que los médiums están notablemente dotados de especiales facultades entre los pieles rojas, quienes posiblemente, representan, según datos modernísimos de la historia del hombre, los restos de una raza muy antigua y que goza, hace muchísimo tiempo, de preponderancia en la tierra (i). (i) Efectivamente, los modernos estudios de Antropología, confirman que lo que hoy existe en las regiones de la América del Norte de la raza roj a, es degenerada porción de antiquísimos pobladores, pertenecientes a pueblos cuyo período de esplendor, ni siquiera es alcanzado por los más lejanos recuerdos de la Historia. Hoy es casi una verdad adquirida la existencia de la Atlántida a que alude Platón y que tan elocuentemente defendió el sabio Bailly. Dicho continente sumergido bajo las aguas del Atlántico, del que quedan, como restos más próximos a nosotros, las islas Canarias y las Azores, hubo de ser asiento de una poderosísima civilización alcanzada por los hombres de color rojo. Porciones de esta raza perduraron en la América del Norte y América Central, y los pieles rojas actuales] serían los degenerados descendientes de la raza Atlante, que aún conserva vagas reminiscencias de un estado de cultura antiquísimo, que sólo de esta forma se pueden explicar. Es notable y muy significativo el hecho de que la expresada teoría constituya una de, las más terminantes afirmaciones del ocultismo oriental, y es de justicia reconocer que -

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¿Será la proximidad de los pieles rojas la que haya determinado la aparición de los fenómenos antes descritos? Tal origen nos parece que sería ocioso averiguarlo. De una interesante obra de Eugenio Ñus recogemos los siguientes detalles (i): Veamos ante todo la narración escrita por un tal Alejandro Henri, a quien cogieron los indios en la guerra de 1759- Sir Willians Johnson dirigió un mensaje a los pieles rojas al efecto de invitar a sus jefes, instalados en Sant-Sainte Marie, a acudir para firmar la paz en el fuerte del Niágara. «Era cosa de demasiada transcendencia para someterla simplemente a la decisión de la sabiduría humana. Se hicieron, pues, los preparativos necesarios con el objeto de evocar solemnemente y consultar a la gran tortuga. Se comenzó por construir una casa grande o wigwan, en cuyo interior fué puesta una especie de tienda de campaña para uso del sacerdola expresada afirmación esotérica, ni ha sido añadida, ni tomada en tiempos modernos, sino que, por el contrario, resulta pertenecer a épocas en que la ciencia occidental ni siquiera existía.—(N. DELT.) (I) Recomendamos con especial interés la lectura Choses de Pautre monde, a los que se dedican a los estudios psicológicos. Aunque el autor declara no aceptar íntegramente las teorías de los espiritistas, resulta ser, sin embargo, convencido defensor de la existencia del espíritu, y para probarlo ahí está todo su libro. Cuando más, podría reprochársele haber confundido a la totalidad de los sabios bajo idéntica reprobación, y de censurarles demasiado acremente; pero es cierto que lo efectúa con tanto ingenio y gracia, que resulta imposible al hombre de ciencia más laureado que pueda guardarle rencor por mucho tiempo.—(N. DEL A.) — 35 —

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te y recepción del espíritu. Esta tienda, próximamente de unos cuatro pies de diámetro, estaba construida con pieles de alce, recubriendo un armazón, construida por puntales hundidos a dos pies de profundidad en el suelo, de diez de altura, y ocho pulgadas de grueso, fuertemente enlazados entre sí por medio de traviesas. Las pieles estaban sólidamente unidas al armazón con correas de cuero, todo alrededor de la tienda, excepto por el lado donde se dejó una pequeña abertura para que el sacerdote pudiese entrar. «Este llegó a poco tiempo, presentándose en un estado de completa desuudez. Se aproximó a la tienda, en la que se introdujo arrastrándose a gatas sobre manos y rodillas. Apenas había desaparecido su cabeza por la abertura, cuando la armazón sólida y firme de la tienda comenzó a oscilar, fuertemente sacudida; tan pronto como hubo caído el trozo de piel que cerraba la entrada, se escucharon dentro ruidos y voces distintas, todo un discordante conjunto de gritos salvajes, unas veces de ladridos y de aullidos, otras imitando al perro y al lobo. «Mezclábase a este horrible desconcierto, el de voces, quejas y llantos de desesperación, de angustia y de dolor intenso. Oíanse también ruidos articulados como emitidos por bocas humanas, pero siempre en una lengua desconocida para todos los allí presentes. «Al cabo de cierto tiempo, un silencio absoluto sucedió a la horrible algarabía de antes. Luego una voz, hasta entonces no oída, anunció el desarrollo de un nuevo prodigio dentro de la tienda. La voz resul— 56 —

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taba de entonación débil y queda, semejante al chillido de un perro de cría. «Tan pronto como fué oída por los indios, comenzaron a palmotear llenos de júbilo, exclamando que ya había llegado el jefe de los espíritus, la Tortuga, el espíritu que no miente jamás. Precedentemente recibieron a silbidos las otras voces que se oían de vez en cuando, y que reconocían por ser la de ciertos espíritus malos y embusteros que engañan a los hombres. Nuevos sonidos se escucharon dentro de la tienda, y durante hora y media, no cesó de producirse una sucesión de ruidos, en los que se destacaban a veces distintas voces. «Desde el momento en que el sacerdote penetró en la tienda hasta el de cesar todo este estrépito no se le oyó pronunciar palabra; pero cuando cesaron los ruidos, habló a la multitud anunciando la presencia de la Gran Tortuga y el consentimiento del espíritu a responder a las preguntas que se le dirigieran. Las preguntas fueron hechas por el jefe del poblado, quien preliminarmente metió por la abertura de la tienda una gran cantidad de tabaco. «Hacíale tal oferta al espíritu, porque los indios suponen que ama el tabaco tanto como ellos. Aceptado que fué, pidió al sacerdote que preguntara si los ingleses irían a hacer la guerra a los indios, y sí en el fuerte del Niágara estaba concentrada mucha cantidad de «uniformes rojos». «Al punto que estas preguntas fueron hechas por el sacerdote, la tienda comenzó a estremecerse, y minutos después sus conmociones eran tales, que ya se creía verla derrumbada. — 37 —

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«Supúsose que esto era el preludio de la contestación; pero un grito espantoso anunció claramente que la Gran Tortuga acababa de partir. Un cuarto de hora transcurrió quedando todo en silencio. En tanto me consumía de impaciencia, pensando cuál sería el nuevo incidente de este episodio. Consistió en el regreso del espíritu, cuya voz fué oida en un largo discurso. El idioma de la Tortuga, resultaba ininteligible, como ya queda advertido, para todos los presentes, excepto el sacerdote. Hubimos de esperar a que el espíritu terminara, y a que el sacerdote tradujese la respuesta, para enterarnos del contenido de esta extraordinaria comunicación. El espíritu, según la frase de su traductor, durante la ausencia, había atravesado el lago Husón, había ido al fuerte del Niágara, y desde allí a Montreal. En el fuerte del Niágara observó que había pocos soldados; pero descendiendo desde Saint-Laurent hasta Montreal, había visto cubiertas las aguas del río de barcos llenos de tropa tan numerosa como las hojas de los árboles. Cuando llegó hasta ellos, navegaban para venir a combatir a los indios. El jefe preguntó entonces, si en el caso de que los indios fueran a visitar a sir Willeams Johnson, les recibiría como amigos. El espíritu respondió, siempre traduciendo el sacerdote, que sir Willeams Johnson llenaría sus canoas de presentes; que tanto como pudieran contener, las traerían llenas de mantas, calderos, fusiles, pólvora, balas y amplios toneles de ron, y que todos volverían sanos, y salvos, a sus moradas. «Entonces el desbordamiento de la alegría fué ge— 38 —

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neral y entre aplausos cada uno exclamaba: —Yo también iré. «En el transcurso de los hechos, me mantuve alerta desconfiando tenazmente de los compadrajes que hubieran podido existir, pero es positivo que no pude descubrir indicio alguno de superchería. tEl resultado de la expedición que está relatado en la historia de Drake, confirma por completo las promesas del espíritu que jamás mintió-». En la historia de la Nueva Francia, de Charles Boix, está escrita por M. de Champlin la descripción de una escena semejante, realizada entre los algodonquinos y los hurones. He aquí otro relato más moderno que tomamos del propio libro y que está sacado de una carta escrita por M. Larrabíe, juez de Wisconsin, al gobernador Taillmage: «He conversado la semana pasada, con L. John du Bay, a quien trato algo. Ha pasado toda su vida entre los indios y fué, durante varios años, agente de la Compañía Americana de pieles. Me ha contado varios hechos que prueban que la comunicación con los habitantes del otro mundo, es cosa corriente para los indios. Dijo que, en diferentes ocasiones, vio construir a uno de sus médicos tres chozas cuyos puntales clavaba en la tierra y los recubría con pieles de gamo, formando pequeñas tiendas de campaña, cuya capacidad sólo permitía estar dentro a una persona sentada. Estas tiendas estaban separadas entre sí por una distancia de dos pies próximamente. En una el evocador colocaba sus mocasines, en la otra sus polainas, y él se metía en la de enmedio. Entonces, cualquier indio que quisiera conversar — 59 —

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con un bravo difunto, formulaba sus preguntas. Inmediatamente las chocitas comenzaban a balancearse de uno a otro lado, como si fuesen sacudidas por alguien que estuviese en su interior, y se oían voces que salían de una o de otra y a veces de las tres al propio tiempo. «Estas voces sólo eran inteligibles para el médico indio que se encargaba de traducirlas. Du Bay, añade que, frecuentemente, cogió la cubierta de estas tiendecitas empleando toda su fuerza para detener el balanceo sin conseguirlo, y que entonces, levantando las pieles, se cercioraba de que, dentro no había nadie que pudiera causar los movimientos. «También me ha referido algunos casos del clarividente poder de estos médicos. Hace años fué a parar a un puesto comercial situado en las vertientes del Wisconsin. Allí esperaba a otro comerciante que venía de otro puerto situado más al Norte, sobre el Lago Superior. Ya habían transcurrido varios días en vano, cuando el indio propuso revelarle el momento en que su amigo llegaría. La proposición fué admitida, aunque no con mucha confianza. El médico se sentó sobre el césped, y cubriéndose la cabeza con sus ropas, al cabo de pocos minutos se levantó y dijo: —Mañana las nubes cubrirán el cielo; pero cuando el sol se ponga, habrá un trozo de cielo despejado y en ese trozo, el sol. Entonces, si miras hacia allá abajo, a la punta de tierra que avanza sobre el lado opuesto de los lagos, verás llegar a tu amigo. Al día siguiente, como se había predicho, el cielo estuvo cubierto de nubes hasta la caída de la tarde; entonces las nubes se abrieron y el sol apareció. Du -

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Bay dirigió la vista al punto señalado; mas no vio llegar a la persona esperada, y volviéndose hacia el indio comenzó a gastarle bromas referentes a su profecía. El piel roja, respondió sobriamente: —Voy a ver—. Se sentó en la forma antes descrita: levantóse al cabo de un instante y dijo: —Dentro de cinco minutos le verás. Al cabo de este tiempo, añade Du < Bay, mi hombre apareció llegando enseguida donde estábamos...» Según el doctor Fizgibbon, último gobernador de Bay Island, un gran número de pieles rojas resultan ser médiums espontáneamente, y por tal motivo, obtienen efectos más poderosos y más extraños que los conseguidos por cualquier médium de raza blanca. Los espíritus que se manifiestan mediante la intervención de aquellos, se distinguen, los unos por el nombre de Españoles Americanos; otros, pretenden pertenecer a razas más antiguas que construyeron las ciudades cuyos restos maravillosos se encuentran bajo el suelo de los bosques «supuestamente vírgenes» de América; otros, según los médiums rojos, que traducen su descorocido lenguaje, se tienen por más remotos todavía y se hacen pasar por antiguos fenicios, japoneses, tártaros y árabes, llegados hasta aquí en distintas ocasiones en tribus y en tiempos en que, no existiendo aún el estrecho de Bering, Asia y América, constituían un sólo continente. Pero dejemos ya la América para trasladarnos a otros países.

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§ II En la actualidad tenemos pruebas de que entre los antiguos hebreos, ni el texto vulgar de los Libros de Ley (cuya lectura Moisés recomienda a todos), ni el Génesis, lo propio xme las otras partes del Pentaténco, estaban consideradas por los iniciados del Templo y de las Sinagogas, como la manifestación completa de la verdad. Un reducido número de personas, formando parte de lo que se llamaba la fiábala, tenían su Génisis particular y también su Teología y su Filosofía, que el vulgo no llegaba a conocer. Si los documentos que poseemos acerca de la fiábala resultan muy deficientes, - consiste en la forma de la iniciación hecha a la sombra de los tabernáculos y constituida, casi exclusivamente, por la enseñanza oral. Es posible que ocurriese otro tanto en la mayoría de las iniciaciones. Cada religión tiene su esoterismo simbólico, más o menos grosero, destinado a la multitud, y su esoterismo en el cual solamente los sacerdotes estaban iniciados bajo la salvaguardia del más temible juramento. «No olvides hijo mío, —decían los brahamas hindos al neófito— que no hay más que un solo Dios, dueño soberano y principio de todas las cosas, a quien todo brahma ha de adorar en secreto. Pero sabe también que esto es un arcano que jamás ha de revelarse a la estupidez del vulgo. Si tu quebrantases el secreto, te sobrevendrían grandes desgracias» [La Bible daus linde.—L. Jacolliot). — 42

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La quinta esencia de la doctrina o hermetismo, estaba reservada para un número muy corto de iniciados. § III Los que consideran la Biblia como la palabra de Dios, no pueden oponer ninguna dificultad para admitir las apariciones de los muertos: el relato de la evocación de la sombra de Samuel, a presencia de Saúl, realizada por la pitonisa de Endor, les obliga a creer en ellas. Por lo que se refiere a nosotros, que exclusivamente nos atenemos a los hechos, nos limitamos a testimoniar que la pretendida comunicación de los vivos con los muertos y las prácticas conducentes a provocarla, constituían un conocimiento vulgar entre los hebreos, recogido ciertamente de los egipcios. Es lo curioso, que esta clase de necromancia era, en alguna forma, una de las bases de la doctrina kabalística, como lo prueban los escasos escritos que hasta nosotros han llegado que tratan de esta teo-cosmogonía secreta. En el siguiente extracto de las leyendas kabalistas, queda demostrada la práctica de las evocaciones. «Un día, nuestro maestro Jochanan ben Zachai, se puso en viaje, jinete sobre un asno y seguido del rabí Eleazar ben Aroch. Este le rogó que le enseñara un capítulo de la Mercaba. ¿No te he dicho,—respondió el maestro—, que está prohibido explicar la Mercaba a alguien, salvo el caso que su sabiduría y su propia inteligencia, no pueda bastar? Al menos — 45 —

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replicó Eleazar, permite que repita delante de ti lo que me has enseñado de esta ciencia. —Pues bien, habla, respondió el maestro, y diciendo asi, se apeó de su cabalgadura, se cubrió la cabeza y fué a sentarse en una piedra a la sombra de un olivo... Apenas Eleazar, hijo de Aroch, comenzó a hablar de la Mercaba, descendió un fuego del cielo que envolvía todos los árboles de la campiña, que parecían cantar himnos, y en medio del fuego se oía un espíritu que expresaba su gozo al escuchar estos arcanos... ...El cielo se cubrió de pronto de espesas nubes: un meteoro muy parecido al arco iris, brilló en el horizonte, y se vio acudir a los espíritus para escucharles (a los que recitaban un capítulo de la Mercaba), como los curiosos que se agolpan para ver pasar una boda» (Thal. Bab. Traü.—Chaginga, fol. 14 y Jacolliot ob cit). «Los espíritus, las almas de los justos, dice el Zohar, obra kabalística, pueblan los espacios infinitos». Los descubrimientos modernos nos han suministrado detalles de gran valor respecto de la antigua civilización egipcia y de la doctrina isotérica de los sacerdotes de Isis. Pero como estos últimos evidentemente proceden de la India, podemos afirmar, sin temor de incurrir en grave error, que los misterios de Isis debían ser, con muy poca diferencia, los de los templos donde era adorado Brahma, algunos millares de años antes de que los valles del Nilo y las llanuras de Memphis, hubiesen sido dominadas por las primeras dinastías de los Faraones. — 44 —

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Nos dedicaremos, pues, a buscar, especialmente en la India, el origen de las prácticas espiritualistas, tema de estudio a que estará consagrado el capítulo que sigue; pero antes de terminar éste, recordaremos de pasada, que la costumbre de hacer girar diversos objetos, tales como mesas, vasos y con espcialidad los arneros, era conocida en Grecia, y ciertos escritores satíricos, tales como Teócrito, Luciano, etcétera, etc., se burlan de tales manejos supersticiosos (i). (i) Gibier hace referencia, en lo que antecede, a las doctrinas de la Kábala, y creemos no ha de ser inoportuno ocuparse un momento de esta forma de opinar, que constituye la doctrina isotérica de los hebreos. La Kábala hebraica fué importada a Israel por los judíos del cautiverio de Babilonia, y también cuenta con partidarios otra opinión, según la cual la Kábala fué enseñada por el propio Moisés, que la recibió con las enseñanzas de la iniciación egipcia. Sea como fuere, es lo cierto que, desde remota fecha, transmitíase de uno en otro entre los doctores hebreos, la doctrina kabalística, siempre en forma oral, siempre bajo la condición de secreto, y siempre comunicada al reducido número de los recién admitidos que se distinguían por sus dotes de prudencia, de talento y de jaber. Ad Franck, la denomina ciencia misteriosa, terrible para las inteligencias débiles, puesto que puede conducirlas a la locura o a la extravagancias de ia impiedad. En el período comprendido entre los siglos x y xm, de nuestra Era, es cuando aparece mayor número de obras kabalísticas, distinguiéndose en esta labor los hebreos españoles. De los textos que tratan de la Kábala son los más importantes la Historia del Génesis y la Santa Mercaba. Ocúpase aquélla de la cosmología, y ésta de Dios, de los espíritus y del alma humana. La metafísica. Cabalística sostiene la doctrina de la pre- 45 -

CAPÍTULO V UNA

PALABRA

ACERCA

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INDIA

§ I Persistamos en que no compartimos las ideas de la escuela espiritista, y que rechazamos, por prematura e insuficientemente demostrada, la teoría de la existencia y la de la emanación. Admite la creencia en la transmigración de las almas, y además de profesarla a la manera de los hindos, los kabalistas defienden otra forma llamada ibbur, que consiste en la reunión de varias almas en un solo cuerpo, cosa que se realiza cuando el alma tiene necesidad de cierto auxilio para llegar a determinado objeto. No vaya a creerse—dice el Zohar—que el hombre es únicamente de carne y de hueso: lo que le constituye positivamente es su alma, y la materia no es más que un velo que la esconde, pero nunca el hombre mismo. Cuando el ser humano muere, se despoja de todas sus envolturas. Los kabalistas afirman la existencia de ángeles y de demonios; éstos, según ellos, constituyen las formas más groseras y más imperfectas; todo cuanto representa ausencia de vida, de inteligencia y de orden. El universo está poblado de espíritus, habitando los más puros el mundo de Beriah, superior al mundo de las esferas o Fetzirah. Las apuntadas indicaciones sólo pueden dar una idea muy imperfecta de la doctrina kabalística; pero bastan para evidenciar que los hebreos en su enseñanza secreta o ini-

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intervención de las almas de los fallecidos, para producir fenómenos especiales con el auxilio de cierto número de personas a las que se denominan médiums. Pero lo que sí afirmamos una vez más, y lo probaremos, es que existe toda una categoría de fenómenos, en apariencia contrarios a las leyes conocidas de la naturaleza e inexplicables hasta el presente; lo que no quiere decir que se haya de renunciar a descubrir la explicación. Hagamos notar también, que la familia Fox, «perteneciente a la Iglesia episcopal metodista», es posible que jamás hubiese oído hablar de la religión de Brahma —acaso sólo de su simbolismo trivial—, y que, no obstante, la doctrina espiritista ciática, resultan unos perfectísimos precursores de las doctrinas predicadas por el espiritismo, y que estas enseñanzas se mantenían tan en secreto, que en los primeros libros de la Biblia ni se alude a la inmortalidad del alma, ni cuando Dios premia o castiga lo hace más que dentro de los límites de la vida humana, sin mencionar ninguna especie de pena futura. En tiempos bastante avanzados de la historia de los judíos, como por ejemplo en los de Salomón, puede verse expresado el materialismo de las creencias externas hebraicas, en textos de estructura tan perfecta como el Eclesiásiés, y precisamente la deliberada abstención de los doctores hebreos de publicar el verdadero concepto que tenían de Dios y de la inmortalidad del alma, ha servido de base para que se haya opinado que determinadas doctrinas metafísicas las recogieron los hebreos en Babilonia y en Egipto Repetimos que la Kábala es la mejor prueba de la índole espiritualista de la filosofía isotérica de los hebreos, como también de que estaban en posesión de las más altas doctrinas ocultas, y de que les eran perfectamente conocidos los arcanos de la magia y de las evocaciones nicrománticas (mediunurnismo).—(N. DEL T.) -

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actual en la que poco han cambiado sus creencias del primer instante, resulta estar de completo acuerdo con la religión isotérica de los brahmas. Y como quiera que esta religión se enseñó a los iniciados de las categorías inferiores én los templos del Himalaya, hace más de cien mil años, la coincidencia advertida es, por lo menos curiosa, y permite afirmar, sin incurrir en lo paradógico, que el espiritismo no es más que el brahmanismo isotérico sacado a la publicidad. Lo expuesto no permite deducir que de esta comparación se pueda extraer argumentaciones, ni en favor ni en contra, de las doctrinas del esplritualismo moderno; pero aun sin llegar a esta forma de argumentación, el hecho no resulta menos interesante. La India sin duda nos dará la clave de los misterios que nos colman de inquietud: ella nos dirá algún día, cuáles son los frutos de este árbol del que un inesperado brote acaba de surgir en tierra americana para lanzar sus gérmenes en todas direcciones y en todos los países civilizados, como un reto dirigido a ese saber de que los hombres de hoy se muestran tan ufanos. ¿Será este árbol el de la ciencia del bien y. del mal; de la vida y de la muerte? [Quién lo sabe! De aquí a pocos años, los que componen la intelectual aristocracia de la científica cultura, puede ser que busquen en los experimentos psíquicos los últimos misterios de la fisiología transcendental. Es seguro que no serán los que ya llegaron quienes sirvan de instrumento a tal renovación: más bien corresponderá a los jóvenes del mañana, a los del por-

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venir, a aquellos cuyas arteriolas cerebrales no están incrustadas por el ateroma de los conocimientos adquiridos y de las teorías filosóficas completamente hechas. Los hombres del presente, somos ya demasiado viejos. Y no exceptuamos tampoco a los de la escuela positivista, cuyo jefe lo era del modo más definitivo, cuando afirmó que eran absurdos, rechazándolos como imposibles, una serie de fenómenos que no había examinado. Somos muy viejos, repitámoslo, porque hemos recibido una deplorable educación. Estamos moldeados en la Edad Media; nos han atiborrado de historia apoyada en el exoterismo bíblico, historia que de tal sólo tiene el nombre. (Cómo ha de serl Dentro de poco sabremos lo bastante de la verdad para distinguir el error, y cuando la evidencia nos deslumbre con la intensidad de sus resplandores, nos veremos forzados a rendirnos a discreción. Entonces será cuando rechazaremos en bloque todas las inservibles antiguallas, todas nuestras manidas creencias, para apagar nuestra sed, bebiendo a grandes sorbos en la fuente de la verdad. ¡Feliz juventudl ¡Dichosa infancia! Sin embargo, más dichosos han de ser lo que han de venir: ¡Ellos sabránl Sus inteligencias no han de estar obscurecidas por los errores, que se han infiltrado en nuestra sangre con los jugos de la leche ..maternal. Podemos repetirlo con plena persuasión, porque sabemos que los hechos no nos desmentirán. ¡Los tiempos se avecinanl Dentro de.poco la luz aparecerá como un globo en ignición, proyectando por doquier sus rayos deslumbradores. No es del Norte, de donde vendrá, -

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sino del Oriente, cuna del género humano, y natural guardador de sus conocimientos. Allí es donde las diversas razas, que sucesivamente predominaron sobre la superficie terrestre, han vuelto a hallar, después de varios milenios de reconstitución y de barbarie, la historia de la humanidad y el hilo mil veces roto, de la ciencia imperecedera. ¡Nuestro siglo del saberl |Tan orgullosos como nos mostramos de los descubrimientos de estos últimos tiempos! Y es el caso que -aunque no falte motivo para envanecerse en muchas ocasiones, no hemos hecho más que descubrir lo que ya había sido descubierto. Seamos más humildes y hagamos justicia más completa a nuestros antepasados. En vuestros futuros libros, señores autores clásicos que tratáis de la historia del mundo, tened la comodidad de no hacerla principiar hace seis mil años. De no hacerlo así, los jóvenes lectores sonreirán ante vuestros libros que les han de inspirar lástima. Porque nosotros les diremos muy alto lo que el estudio de la India nos enseña a cada instante. A saber: que no conoceremos la época en que el hombre comenzó a vivir en sociedad; tal es su lejanía, que se pierde en la noche de los tiempos. Por lo demás: ¿no sabemos ya que las huellas del hombre y de su industria, se hallan en lo que provisionalmente denominamos capas geológicas, del período, o mejor, de los períodos glaciales? ¿No se han hallado estas huellas muy recientemente hasta en los depósitos de una de las tapas terciarias? ¿Y no indica esto que los que dejaron esos vestigios, vivieron -

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en épocas de tal modo distantes de la nuestra qué la imaginación apenas puede abarcarlas, y que nos sentimos ante ellas casi dominados por el terror? Pero ¿por qué sondear así profundamente en las entrañas de nuestra madre común? Para arrancar sus secretos a los hijos que en su seno duermen millares de centurias, meciendo en un gigantesco vaivén su eterno reposo en el espacio infinitó; este balanceo gigantesco que emplea veinticinco mil años para completarse, ¿no tendrá algo que ver con los cataclismos periódicos de que nos hablan los libros hindos? ¿Será cierto que durante estos veinticinco mil años, el sol iluminó alternadamente los continentes y el Océano sobre los mismos puntos del mismo hemisferio? ¿Será verdad que dentro de algunos siglos, las aguas, arrastrando enormes hielos provinentes de los mares australes, destruirán toda nuestra labor penosamente realizada, y nos han de cubrir bajo sus ondas por espacio de centenares de siglos? ¿Qué pensarán de nuestros cráneos fósiles los sabios geólogos y antropologistas de las academias del siglo trescientos veinte de nuestra era, si practican escavaciones en el lodazal donde esté enterrada lo que fué la Europa de hoy, cuando las aguas se hayan retirado otra vez del hemisferio boreal... |Oh! ¡Estos son problemas enloquecedores! ' Pero volvamos a la India, porque solo por ella nos será permitido ver claro el camino que, con esfuerzo, sigue nuestra raza. Aún estamos lejos de saberlo todo; los sacerdotes de Brahma, guardan sobrado celosamente sus científicos tesoros. Sus templos contienen inestimables riquezas, que, sin embargo, no - 51 -

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afrontan la comparación con las que están cuidadosamente ocultas en ciertos subterráneos, santuarios del Asia, situados fuera del alcance periódico de las aguas diluvianas, en las pocas altitudes donde no se pueden encontrar conchas fosilizadas, indicios de una sumersión anterior (i). (i) Los más acreditados escritores de la escuela teosófica y particularmente la inmortal creadora del moderno movimiento teosófico occidental, H. P. Blavastky, menciona de modo preciso y terminante, la existencia de verdaderos pueblos subterráneos en las altas mesetas de la cordillera himaláyica y en el interior de las regiones del Thibet. En estas vastísimas galerías a modo de inmensos salones que están bajo tierra, se conservan curiosos documentos de la historia del hombre, escritos ignorados que se remontan a la época del mundo atlante, y obras de las que se habla entre eruditos, deplorando su desaparición. Existen allí también, detalles de asombrosos descubrimientos, de raras perfecciones alcanzadas en épocas de las que'ya ni se tiene memoria y, en suma, todo un incalculable tesoro de recuerdos y de obras humanas que, según dicen los que de esto hablan, si fuesen dados a la publicidad, transformarían en absoluto la historia de la civilización y de las ciencias. Claro es, que de estas maravillas no tenemos otro testimonio que el aportado por dichos escritores, quienes se apoyan en antecedentes facilitados por los misteriosos iniciadores de la India; pero ofrecen muy chocantes coincidencias con varias cosas que se han ido sabiendo y que resultan de acuerdo de manera sorprendente con las afirmaciones de Madame Blavastky y otros teosofistas. En anteriores párrafos habla Gibier de descubrimientos hechos ahora y que fueron conocidos en muy vieja fecha. Esto es tan exacto que en los comienzos del SIGLO XIX publicó Dutens una obra, en dos volúmenes, titulada Origine des Découvertes attribués aux Modernes, en la que el autor pasa revista a cuanto era conocido en su época ( 1 8 2 5 ) y — 52 —

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En todas partes se traducen y se estudian los libros sánscritos que la casualidad, o las pacientes investigaciones, han puesto a nuestra disposición. Con tal objeto, nuestros vecinos los ingleses han constituido escuelas especiales. Una sociedad que se impone la obligación de difundir en el mundo entero las doctrinas altamente altruísticas de Buddha, y las obras escritas en la India, se ha constituido, hace pocos años, y cuenta ya por centenares el número de sus «Ramas» y de sus publicaciones. Esta sociedad ha tomado el título de «Sociedad Teosófica»¡ cuenta con una gran cantidad de socios, divididos en agrupaciones desigualmente distribuidas en la India, Europa, América y Australia. Existe un centro de esta clase en París, y el presidencial de dicha asohalla pocas cosas que no tengan una antigüedad de muchos siglos. Podría consultarse también lo que dicen Fabre 'dOlivet y Saint Ivés d'Alveydre, como igualmente curiosas y muy bien documentadas observaciones de Baylli. Leyendo las obras de estos escritores y de otros varios, sin olvidar una moderna, muy notable, publicada por Albert de Rochas, se llega a la persuasión de que, efectivamente, más allá de las tenebrosidades de la protohistoria, ha existidc todo un mundo anterior de poderosas civilizaciones y de prodigiosos adelantos y que nosotros los hombres actuales no tan solo no hemos llegado a igualar, sino que nos quedan por volver a descubrir prodigios y realidades que parecerían hoy solo propias del mundo de la fantasía y de las fábulas. No se nos oculta lo atrevida que resultará semejante afirmación; pero repitamos, que no somos los primeros en formularla; que cada vez es mayor el número de sus partidarios, y que de momento en momento, cada vez son mejor acogidas las afirmaciones que a este propósito hallamos en los más célebres textos del ocultismo.—N. DEL T. -

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ciación reside en Adyar (la India), donde posee una importante instalación que contiene riquísima biblioteca, salones de conferencias, etc„ etc. Los teosoñstas, que es como se llaman los miembros de dicha sociedad, dicen que reciben sus instrucciones de una «fraternidad» de hombres extraordinarios, especie de taumaturgos, que moran en las soledades del Thibet. Inversamente a comí* actúan los propagandistas de las religiones, tienen por precepto no acudir a las multitudes, sino a las personas más distinguidas de cada país. Por lo demás, declaran que no les reúne ningún dogma, y que buscan y enseñan la verdad, que está «por encima de todos los credos religiosos», según consta en su lema (i). (i) Estos detalles relativos a la Sociedad Teosófica resultan hoy muy por debajo de la actual extensión e importancia de dicha sociedad. Téngase en cuenta que Gibier se refiere a cómo estaban las cosas en 1886, y que desde entonces hasta la fecha presente, la asociación fundada por Mme. Blavastky ha recorrido un enorme camino. El número de «Ramas,» de «Grupos» y de colectividades con que cuenta la Sociedad Teosófica en todo el mundo, es grandísimo. La cantidad de obras publicadas respecto de la Teosofía y de la literatura y ciencia hinda, constituye un riquísimo caudal de conocimientos, escrito en casi todos los idiomas. El movimiento teosófico está hoy dividido en tres grandes tendencias: una la representada por los que pudiéramos llamar herederos del movimiento inicial, aunque no muy legítimamente, que preside Annie Bessent; otra que comprende el teosofismo norteamericano, y que ha establecido ciertas diferencias con el de la India, regentado por la teosofista C. Tingley, sucesora de William G. Judje, y otra que contiene el movimiento separatista germánico, creado por Rodolfo Steiner, No nos detendremos aquí a detallar las — 54 —

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No queremos anticipar nada que no podamos probar. Hemos hablado de la antigüedad de la India, y nos resta ofrecer las pruebas que la establecen. Para dar una noción de lo remoto de la ciencia indiana, recordaremos, lo primero, el parecer de un autor clerical, que no se distingue ciertamente 'por su afecto al pueblo indio. Este autor que no repara en adaptar los cálculos astronómicos a las exigencias del Génesis bíblico, siguiendo el método tan usado por su émulo Loriquet, dice: «Los indios aplicaban el álgebra a la geometría: discutían en sus escuelas respecto de la cuestión del movimiento de la tierra, provinente de la rotación diurna sobre su eje, en el seno del espacio: estudiaban la causa de la caída de los graves, comparando a la tierra como un imán: calculaban senos y cosenos y construían tablas: obtenían, como cosa vulgar y sencilla, la suma del cuadrado de cada uno de los lados de un ángulo recto, en un triángulo igual al cuadrado de la hipotenusa (Astronomie ináienne, según la doctrina y los libros antiguos de los brahmas, por el cura M. Guerin). Diodoro de Sicilia, historiador griego del siglo de Augusto, citado por Ammiano Marcellín, ¿no afirma que los caldeos aprendieron la astronomía de los sabios de la India? Y según Eusebio, los etiopes, de quien los egipcios extrajeron su saber, ¿no eran una diferencias que separan a las enumeradas manifestaciones del teosofismo. De todas maneras, no tienen ninguna importancia doctrinal, y más bien han nacido en las disparidades de criterio referentes al modo de entender la organización y desarrollo de la propaganda teosófica.—(N. DBL T.) -

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colonia de dicho país? Pero acerca de este asunto también puede que la ciencia moderna iluminada por la luz de Oriente venga a rectificar los escritos de los historiadores griegos. Con relación al tema indicado, se hallarán todos los desarrollos deseables en el notable librito del ingeniero Tremeschini, (La Cosmographie vulgarisée, par la méthode plastique de Pingenieur Tremeschini), del cual tomamos una parte de lo que en esta obra se refiere a la astronomía indostánica. Uno de los más antiguos textos de la literatura indiana contiene innegables pruebas de antiguos conocimientos de astronomía, y son testimonio de ello los párrafos siguientes de los escritos famosos del legislador Donu, Monou o Manou: «Los Pitris (dioses manes antepasados del género humano) residen eu la Luna. Como la Luna sólo da una vuelta sobre sí misma (con relación al Sol), en un mes, los Pitris, situados en su ecuador, no tienen más que un día y una noche, mientras que nosotros contamos en la zona ecuatorial treinta noches y treinta días, a causa de las treinta revoluciones de la Tierra ante el Sol, que hace el día y la noche para los hombres y para los Pitris». (Manou, cap, I, versículo 65-66). «Pero los Debtas, que están situados en el polo Norte de la Tierra, cuentan aún menos días y noches que nosotros y los Pitris en igual período de tiempo, porque ellos no tienen más que un día y una noche, durante los doce días y las doce noches de los Pitris del Ecuador de la Luna y los trescientos sesenta días y trescientas sesenta noches de los habi-

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tantes de Lanka (Ceilán) en el ecuador terrestre (Manou, cap. I, vers. 67) (i). A continuación reproducimos un cuadro indicador de la diferencia que existe entre el lugar que ocupaban algunas estrellas, escogidas al azar en el catálogo de Souryo-Shiddhanto, y la posición que en el cielo ocupan actualmente: (1) Antecedentes comunicados a Paul Gibier, por M. Tremeschini.—(N. DEL A.)

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(1) En la actualidad, esta estrella no e s visible a simple vista.

NOTA.—Teniendo en cuenta estas diferencias, estas.desviaciones considerables en todos sentidos, el cálculo IMPARCIAL demuestra que las observaciones de Suryo-Shiddhanto se remontan a los 58.000 años.

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El catálogo de Suryo-Shiddhanto es una recopilación análoga al anuario metereológico de nuestras modernas observaciones, y en aquél, el astrónomo hindo registraba sus observaciones celestes y anotaba lo posición de las estrellas fijas. Nunca llamaremos lo bastante la atención del lector, respecto de este documento, verdaderamente magnífico, de la historia de la humanidad. Se verá que, aparte de las diferencias debidas a la precesión, este cuadro acusa desvíos considerables en todas las direcciones, entre la posición de las estrellas anotadas por el astrónomo hindo, y las que ocupan actualmente. Estos desvíos originánse necesariamente, en el movimiento propio de las estrellas. El cálculo imparcial hecho según los documentos hindos, y basados sobre estas diferencias de posición de estrellas fijas, prueba que las observaciones de Souryo-Shiddhanto se remontan a los ¡cinc uenta y ocho mil años! Y, en sus escritos, Suryo-Shiddhanto, habla de libros sagrados (los Vedas), en concepto de escritos ya muy venerables por su antigüedad. También es interesante observar, según lo consignado en los libros de Suryo-Shiddhanto, que este astrónomo se servía para sus observaciones de una ecuatorial perfectamente instalada, cuyo tubo, provisto de pínulas, estaba movido por una clepsidra en la cual el agua era sustituida por el mercurio. Estos detalles, lo propio que el cuadro reproducido, nos fueron facilitados por M. Tremeschini. Ningún testimonio permite opinar que los tubos astro-

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nómicos estuviesen provistos de cristales de aumento (i). Hasta la fecha presente, si se admitía la gran antigüedad de la civilización de la India, a justo título se consideraba fabulosa la división dada por los hindos, a la duración del mundo. Recordemos ahora cómo está detallada dicha división, según los traductores que toman al pie de la letra los documentos hindos. Para estos, la duración del mundo abarca cuatro períodos, edades, yugos o yugas. I.° El Krita-Yuga, que ha durado un millón setecientos ventiocho mil años años. Durante este perío(i) Indudablemente no queda vestigio de que los tubos usados para las observaciones astronómicas, tanto en la India, como en la Persia y el Egipto, estuviesen dotados de lentes convexas o biconvexas; pero es también un hecho averiguado, que en las escavaciones practicadas en las ruinas de Babilonia y Ninivé, se encontraron trozos de vidrio de forma lenticular cuyas ópticas aplicaciones no ofrecen duda. Además, la propiedad de los cristales de aumento la vemos bien conocida en tiempo de los romanos. Nerón usaba cierta especie de monóculo tallado en una enorme esmeralda, que por su limpided y tamaño debía tener un casi incalculable valor. El uso de los cristales lenticulares, tiene en la China una antigüedad que no se conoce exactamente. Todos estos detalles hacen suponer que las observaciones astronómicas de antiquísimos tiempos debieron realizarse con el auxilio de aparatos que de modo detallado desconocemos; pero que debieron existir, toda vez que hasta nosotros han llegado indicios de investigaciones, alguna de las cuales no pudieron realizarse a simple vista.— N. DEL T. — 60 —

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do, el hombre vivía cien mil años y su estatura era de ventiún codos. 2° El Treta-Yuga, cuya duración ha sido un millón doscientos noventa y seis mil años. Durante esta edad los hombres vivían diez mil años. 3. El Devapara-Yuga, su duración ha sido de ochocientos sesenta y cuatro mil años. La vida humana en él, no excedía de los mil años. 4. El Kali-Yuga, o sea la edad actual, que no debe subsistir por más tiempo que cuatrocientos treinta y dos mil años, y durante el cual la vida humana está reducida a ciento. Según los documentos astronómicos, dicha edad habrá comenzado un viernes, día 28 de Febrero, tres mil ciento un años, (Prinsep), antes de nuestra Era. Pero después de los trabajos de Wiliam Jones que especialmente nos dio a conocer los Vedas, de Wilkins, Forster, Wilson, Prinsep y otros sabios ingleses a quienes debemos la iniciación en los estudios sánscritos, de Hipólito Fauche, que tradujo el Ramayana, los estudios de la literatura hinda han adelantado bastante, y pronto es indudable que conoceremos la realidad que se oculta detrás de este conjunto fabuloso de siglos, acerca de los cuales sólo el conocimiento de una exacta manera de interpretarlos puede reducirlos a sus verdaderas proporciones. Ya es tiempo de que detalles más precisos nos pongan en lo justo respecto de la manera de apreciar los escritos brahmánicos, pues su exacta significación hasta el presente la desconocen los mlecchas (paganos, infieles, extranjeros impuros) como queda 0

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evidenciado leyendo la obra del general Biorsterna (Tableaupolitique et statistique de VEmpire brüanique dans l'Inde), de donde copiamos las siguientes líneas, que resumen el criterio general de casi todos los autores que han hablado de la India antigua. «En la cronología hinda, el mundo se desarrolla en cuatro períodos; en cada uno de estos cuatro períodos, hubo un diluvio universal que contribuyó a dar la forma ulterior al muudo; ¿no resulta ésto enteramente confirmado por los descubrimientos recientes de los geólogos? ¿Y de dónde pudo provenir este sorprendente conocimiento? Atribuirlo a una revelación en un pueblo idólatra, sería ponerse en contra de nuestras ideas religiosas (i) e imputarlas a una tradición popular es aún menos posible, puesto que el origen de la especie humana, al menos según los principios de la geología, no corresponde a los primeros períodos de la formación de la tierra y sí solamente al último de ellos. ¿Qué otro partido podría tomarse si no es el de admitir que los indios en estas remotas épocas, aunque no poseyesen la ciencia de los Cuvier, de los Werner, de los Buckland, de los Berzelius, tenían ya el presentimiento filosófico, presentimiento acerca del cual las admirables investigaciones de los grandes naturalistas modernos han probado su positivo valor? Es cosa admirable, y muy cómoda, atribuir un (i) ¡Oh nefasta influencia del exoterismo bíblico! ¿No es esta la ocasión de decir con el Apóstol «la letra mata»?.— (N.DBLA).

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presentimiento, una intuición de lo que sucede a las personas a quienes se quiere negar que hayan tenido en determinada ocasión el exacto saber de las cosas. Pero no nos maravillará tanto como le maravilla al bravo general Biorsterna, y él mismo no pensará, sin duda, alabar tan calurosamente las cualidades intuitivas de los pueblos idólatras, que no han tenido como nosotros la revelación de las cosas estupendas que se sabe, cuando ía Sociedad Atmica haya publicado los comentarios del Sómodsevo de Gótomo, de los cuales ya se dio a la publicidad el prefacio (i). El Sómodcevo, escrito por Gótomo, hace próximamente treinta mil años, contiene datos precisos, irrefutables, según se nos dice, acerca de la periodicidad de los cataclismos diluvianos a que está supeditada la tierra, desde tiempo inmemorial. De este documento resulta que los diluvios no concuerdan en manera alguna, con los períodos señalados antes (los yugas) a que hace alusión el general Biornstierna, sino a otras fases cronológicas que coinciden con fenómenos bien caracterizados, todos de orden físico, astronómico y meteorológico, respecto de los cuales da Gótomo las explicaciones más exactas. Deseamos vivamente que la Sociedad Atmica nos dé pronto a conocer esta importante obra, escrita,

(i) Préface des commentaires sur le Sómodcevo, de Gótomo, imprenta Champon. París, 1885. Desgraciadamente hay que temer que la publicación del prefacio no sea seguida por la de la obra. Hace ya algunos años que se espera el anunciado trabajo.—(N. DEL A.) -

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según queda dicho, hace unas trescientas centurias próximamente. § II Quisiéramos finalizar aquí esta digresión histórica; pero al tratar de poner de relieve la antigüedad del espiritismo, no podemos realizarlo si no es demostrando paralelamente la antigüedad de las sociedades humanas y de sus religiones. Pedimos al lector que aún nos escuche un momento en lo relativo a la remota civilización de la India. Los documentos astronómicos son para nosotros pruebas rigurosamente matemáticas; pero una prueba más no estorba. Los estudios filológicos demuestran que la cultura india es muy anterior a la de los griegos, y que ha dejado huellas en todos los países de la antigüedad. Algunos nombres de la mitología helénica, resultan ser sánscrito casi puro. Los ejemplos siguientes tomados de un conocido autor que residió en la India más de veinte años, son más elocuentes que puedari serlo los mejores discursos. HÉRCULES.—En sánscrito: Harakala, héroe de las batallas. Manera comunmente adoptada en la poesía india para nombrar a Siva, dios de los combates. THESEO.—En sánscrito: TAa-saka, el compañero asociado de Siva entre los hindos. EAQUE.—Juez de los infiernos en la mitología griega. En sánscrito: Aka-ka, juez severo, adjetivo calificativo que acompaña ordinariamente al nombre de Yama, juez de los infiernos páralos indios (L. Jacolliot-Loc. Cit). — 64

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ARIANA.—La desgraciada princesa abandonada por Theseo y que tuvo la desdicha de someterse a un enemigo de su familia. En sánscrito: Ari-ano, seducido por un enemigo. REHADAMANTO.—Otro juez de los infiernos según la mitología, En sánscrito: Rhada-manta, que castiga el crimen. ANDRÓMEDA.—Sacrificada a Neptuno y socorrida por Perseo. En sánscrito: Andha-ra-medha, sacrificio a la pasión del dios de las aguas. PERSEO.—En sánscrito: Para-sha, socorro llegado a tiempo. CRESTES.—Célebre por sus furores. En sánscrito: O-rahsatea, entregado a la desgracia. PÍLADES—El amigo de Orestes. En sánscrito: Pillada, que consuela con su amistad. IFIGENIA.—La virgen sacrificada. En sánscrito: Apha-gano, que acaba sin posteridad. CENTAURO.—Personaje de la fábula, mitad hombre mitad caballo. En sánscrito: Ken-tura, hombre caballo. Las divinidades del Olimpo, tienen el mismo orígen. JÚPITER.—En sánscrito: Zu-pitri, padre del cielo o Zeus-pitri, de que los griegos formaron la palabra Ze-us y los hebreos Jeovah (i). PALLAS.—La sabia diosa En sánscrito: Pala-sa, sabiduría que protege. (i) La consonante 2 no existe en sánscrito y es reemplazada por la ( o la s. Su significa: dueño, procurador.—NOTA DEL AUTOR.

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ATHENAIA.—Diosa de la castidad entre los griegos. En sánscrito: A-tanaia, sin hijos. MINERVA.—Es la misma diosa entre los romanos, pero revestida además de los atributos del valor. En sánscrito: Ma-nara-va, que sostiene a los fuertes. BELLONA.—Diosa de la guerra. En sánscrito: BalaKa, fuerza guerrera. NEPTUNO.—En sánscrito: Na-pata-na, que domina el furor de las olas. POSEÍDON.—Otro nombre griego de Neptuno. En sánscrito: Pasa-iida, que calma las aguas. MARTE.—Dios de la guerra. En sánscrito: Mri, que da la muerte. PLUTON.—Dios de los infiernos. En sánscrito: Plushta, que hiere con el fuego. Daremos algunos ejemplos tomados de diversos países. De ninguna manera se prueban mejor las emigraciones que por medio de la etimología de los nombres. Los PELASGOS.—En sánscrito: Palaca-ga, que combate sin piedad. Los LELEGES —En sánscrito: Lala-ga, que camina esparciendo el temor. ¡De qué modo la significación de estas palabras corresponde al gusto de los pueblos jóvenes y guerreros, que aman los calificativos en relación con sus costumbres! Los HELOS.—En sánscrito: Hela-na, guerreros adoradores de Hela, o sea la Luna. Recuérdese que a Grecia también se la nombra Hélade. Los ESPARTANOS.—En sánscrito: Spardhta, los rivales. -

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Y las siguientes palabras sánscritas que pasando a Grecia, constituyen nombres de célebres personas. PITÁGORAS.—En sánscrito: Pitha-guru, maestro de escuela. ANAXÁGORAS.—En sánscrito: Ananga-gurn, maestro del espíritu. PROTAGORAS.—En sánscrito: Prata-guru, el maestro distinguido en todas las ciencias. Si de la Grecia pasamos a Italia, Galia, Germania y Escandinávia, hallamos las mismas correlaciones, los mismos orígenes sánscritos. Los ITALIANOS.—Nombre que proviene de ítalo, hijo del héroe troyano. En sánscrito, ítala, hombre de las castas inferiores. Los BRETONES.—En sánscrito: Bharata, pueblo, de la casta de los artesanos. Los TIRRENOS.—En sánscrito: Tyrana; guerreros rápidos. Los SABINOS.—En sánscrito: Sabka-fta, casta de los guerreros. Los SAMNITAS.—En sánscrito: Samnata, los desterrados. Los CELTAS.—En sánscrito, Kalla-ta los jefes inva-: sores. Los GALOS.—En sánscrito: Ga-lata, pueblo que avanza conquistando. Los BELGAS.—En sánscrito Bala-ja, hijos de los fuertes. ' .' . * Los SECÜANOS.—En sánscrito: Saka-na, los guerreros por excelencia. Los SICAMBROS.—En sánscritos: Su-kam-bri, ;los buenos jefes de la tierra. — 67 —

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Los ESCANDINAVOS.—En sánscrito: Skanda-nava, adoradores de Skanda, dios de los combates. ODIN.—El jefe de las tribus emigrantes por las mesetas del Norte. En sánscrito Yodin, el jefe de los guerreros. Los SUECOS.—En sánscrito: Su-yodka, los buenos combatientes. LA NORUEGA.—En sánscrito: Nara-vaja, país de los hombres de mar. EL BÁLTICO.—En sánscrito: Bala-taka, el agua de los poderosos conquistadores. Los ALEMANES.—En sánscrito: Alamanú, los hombres libres. Los VALACOS.—En sánscrito: Va-la-ka, de la clase de los servidores. Los MOLDAVOS.—En sánscritos: Mal-dha-va, hombres de la última casta. LA IRLANDA.—Llamada por los poetas la verde Erin. En sánscrito: Erin, rocadas rodeadas de agua salada. ELTHANE.—Nombre de los antiguos jefes del clan

escocés. En sánscrito: Tka-na, jefe de los guerreros. En Asía todas las dinastías de Jerjes y de Artajerjes, son de origen indio. Todos los nombres de plazas fuertes, villas y localidades, resultan denominadas en sánscrito, casi puro. Véanse algunos ejemplos. MA.—Deidad lunar de las tribus de Asia y de todo el Extremo Oriente. En sánscrito: Ma, la luna. ARTAJERJES.—En sánscrito: Artha-Xatrías, el gran rey. Y así le calificaban los griegos. LA MESOPOTAMIA.—Región muy rica en ríos y corrientes de agua. En sánscrito: Madyapotama, tierra en medio de ríos. — 68

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CASTABALA.—Plaza fuerte. En sánscrito: Kastha-bala, la fuerza impenetrable. ZOROASTRO.—Instauró en Asia el culto del sol. En sánscrito: Surya-stara, que difunde el culto del Sol.

§ ni Añadiremos que los antiguos poemas sánscritos parecen ser los inspiradores del «divino Homero». Efectivamente se encuentran en ellos asuntos que recuerdan, en más de una ocasión, al de la Iliada. Pudiera ocurrir que esto sólo fuese mera coincidencia; pero, de todas suertes, opinamos que estamos en vísperas de ver deshecha otra ilusión más, dado que un sabio conferenciante francés, se ha consagrado a hacer ver cómo el sitio de Troya es suceso acaecido en Inglaterra; y que Ulisis, rey de Itaca, «en Andalucía» fué a la Habana, mientras que Menelao, prototipo del infortunio conyugal, marchaba a París (Isla de los Pharos), para consultar al oráculo acerca de sus desgracias, que no podían ser mayores. Y ciertamente habremos de decir que los argumentos aducidos por Teófilo Cailleux en apoyo de su tesis, dan que pensar; aunque no nos sintamos inclinados a suponer, como afirma, que los druidas fueron los antecesores de los brahmas, (Theorie nouvelle sur les orígenes humaines, por Theophile Cailleux) (i).

(i) Lo anteriormente copiado por Gibier, es una de tantas originalidades de cierta especie de eruditos que manejando hechos y nombres a su gusto, llegan a las más peregrinas consecuencias. Hace tiempo que del modo más grave -

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§ IV . Una digresión más. Puesto que hablamos de ilusiones que se pierden y de historia que cambia, ocupémonos un instante del transformismo relacionado con las ideas espiritistas. En la presente ocasión, cuando se discute el valor de la teoría de Lamarck, recogida por Darwin y Russel Wallace, en lo concerniente al hombre, he aquí que se presenta un inesperado argumento, argumento viviente bajo la forma de uua raza de hombres monos que acaba de descubrirse en las selvas pantanosas de Laos. Estos hombres ictiófagos y vegetarianos, aparecen cubiertos completamente de pelo, tienen una cola rudimentaria, carecen de cartílago nasal y de músculos opuestos a los pulgares, o al menos no están más pronunciados que en el mono, y parecen estar provistos de bolsas bucales donde retienen los alimentos. Su inteligencia está y documentado se trata de negar la personalidad real y efectiva de Homero. Con independencia de ciertos trabajos dignos, de toda atención existen otros varios que llegan a tocar los límites de lo fantástico y lo ridículo. En la misma Francia un ingenioso escritor se ha burlado de estas manías interpretativas publicando un ingeniosísimo estudio en el que se demuestra, apoyándose en razones biográficas, filológicas y mitológicas, que Napoleón I no existió nunca y que es, sencillamente, una leyenda basada en el mito solar. No será necesario advertir que el doctor Gibier está muy lejos de conceder ninguna importancia a los descubrimientos de su compatriota Cailleux.—(N. DEL T.) — 70 —

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muy poco desarrollada; saben contar hasta diez; pero ignoran cuantas unidades hacen el total de dos más. dos, etc. Por último, establecen su vivienda entre las ramas de los árboles, y los verdaderos seres humanos de la región les denominan hombres-monos. Uno perteneciente a esta raza (raza de Krao) ha sido enseñado públicamente hace poco en Londres y en París. La demarcación de Laos no está muy lejos de la India. ¿Serían los Kraos el postrer vestigio de una gran raza que pobló el continente asiático con anterioridad al hombre propiamente dicho? ¿Serán un resto de aquellas poblaciones sometidas a «dos reyes de monos*, que Rama llamó en su auxilio para combatir a Ravanas, caudillo de los gigantes? (i). Sea como fuese, los Kraos parecen ser un anillo de la cadena que enlaza al hombre con los animales, y el hecho de existir toda una raza que constituye un pequeño país, que ofrece parecido con el hombre y con el mono (aunque sea mayor con aquél que con éste), aporta un dato de importancia a la teoría evolucionista del transformismo, lo propio para los que pertenecen a la escuela monogenista de Lamark que para los que se suman a la poligenista de Darwin (2). (1) Hippolyte Fauche. Lac Bámáyana, 1.1, p. 1 6 - 1 7 . Estos dos reyes de los monos, se llamaban Hanuman y Sugriva. Rama fué una encarnación de la segunda persona de la Trinidad Hinda, o sea de Vischnú, hijo de Brahma.— (NOTA DEL AUTOR(.

(2) La hipótesis de la descendencia directa del antropóida cada día está más lejos de la aceptación general. Los estudios modernos tienden a establecer que la raza hu— 71 —

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Pero volvamos a la India y veamos rápidamente cuales eran los principios fundamentales de la antigua religión de nuestros antecesores, los arias. La doctrina fundamental de los brahmanes, es decir, de los hombres ilustrados y esclarecidos de la mana y la de los monos, se enlazan, en tiempos remontísimos, en otra antecesora común a ambas. Dicho más claramente: de un tipo antropoideo ancestral divergen dos formas. Una, la de los simios que, abarcando sus muchas variedades, llega hasta nuestros días, y otra, la de los hombres primitivos que, en el transcurso de los tiempos, se van elevando y apartándose de la animalidad para convertirse en el ser razonador y consciente. De tal forma, en una de las dos ramas predomina el animal (el antropoideo), y en la otra se desarrolla el ser mental (el hombre). En cuanto al «por qué» de esta diversificación del tipo antropoideo original, el ocultismo da una explicación muy digna de ser meditada. Afirma que al propio tiempo que el proceso evolutivo aproxima las formas orgánicas a la del ser humano, el involutivo hace descender los principios superiores intelectuales al encuentro de la transformación ascendente de los organismos, y cuando éstos, a modo de conos invertidos, se tocan por sus opuestos vértices, se realiza la fusión del elemento material animal y del elemento espiritual mental, surgiendo el ser inteligente y razonador, el hombre. Y como ocurre que no todas las formas evolucionadas llegan en el mismo momento a recoger el destello superior de la espiritualidad, en cada ocasión un número, relativamente corto, de individualidades ascienden al plano superior de la existencia propiamente humana, y un número considerable queda reducido al estado de seres puramente animales. En cuanto al antropóide que marca orgánicamente el ani— 72 -

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India, reposa por entero en los dos siguientes artículos de fé. I.° Existencia de un Dios único. 2.° Existencia del alma. Luis Léblois en su libro respecto de las Biblias (i) hace notar que la religión de los brahmanes, «es entretodas las existentes, la única que no ofrece ni el nombre ni la huella del carácter o de los pensamientos impresos por la personalidad ilustre de su fundador o su reformador». Precisamente invocan la expresada circunstancia como una prueba de la superioridad de su religión sobre todas las demás (Max Muller.—Einleitung in die vergleichende Relígionswissenschaft. Estrasburgo 1876). El budismo fué una reforma del brahmanismo en el que se suprime la organización social de las castas. La cualidad de brahmán, que era hereditaria en el brahmanismo, la hizo libremente accesible para todo hombre virtuoso. El trozo de diálogo siguiente entre un budista y un brahaman, contiene en germen el principio de varias revoluciones. El modo de hablar del budista, no difiere del que empleará Cristo unos seiscientos lio o punto de enlace entre el mono y el hombre, buscado tan asidua como estérilmente en todas partes, la doctrina oculta afirma que quizá se halle en inexploradas regiones del Asia, como por excepción, pues sus restos están hundidos en el fondo del mar, en lo que fueron las tierras de los continentes Atlante y Sesmírico.—(N. DEL T.) (I)

Les Bibles et les initiateurs religieux de Vhumaniti.

Obra de gran valor por la cantidad de trabajo y de documentos interesantes que contiene. Mas adelante volveremos a hablar de ella.—(N. DEL A.) -

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años más tarde (F. Laurent. L'Orient). «Las diferencias de razas, dice, están señaladas en los seres por la diferencia de organización. Así la pata de un caballo, no se asemeja a la del elefante; pero desconozco que el pie de un kchattrya difiera del pie de un sudra (esclavo). Todos los hombres de la propia manera salen del vientre de una mujer; todos están sujetos a las propias necesidades; todos tienen iguales órganos, y los mismos sentidos; todos son iguales. No existe otra diferencia entre ellos, que la que establecen las virtudes que posean. El sudra que invierte su vida entera en la ejecución de buenas acciones, resulta ser un brahmán; el brahmán cuya conducta es mala, no vale más que un sudra, y llega a valer aún menos» (i). El budismo ha dignificado a la mujer, que el brahmanismo declara impura; ha nivelado la sociedad y el Bouddha Qakyamouni (apelativo de Bouddha que quiere decir, solitario de la familia real de Gakya), fué el gran reformador de la India. Se le ha titulado el Lutero oriental; fuera más propio decir de Lutero que ha sido un pequeño Brouddha, sin el espíritu de tolerancia que a Qakyamowni distinguió. El número de creyentes que componen el budismo, es mayor que el de ninguna otra religión conocida y se extiende dominando en cierta porción de la India (Norte y la isla de Ceilan), en el Thibet, la Birmania, la China, el Japón, etc. Imperaría hoy en (i) Kchcttrya, hombre perteneciente a la casta de los guerreros.—(N DEL A.) — 74 —

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todo el Oriente, y en la India habría desarraigado completamente el brahmanismo, respecto del cual, afirma que es la doctrina primordial, que luego alteraron los brahmanes en provecho de sus ambiciones, sin la sangrienta reacción provocada por éstos, hacia el siglo vi de nuestra Era, que la expulsó del centro de la península gangética. Comparando ambas religiones, se ve que si la parte social difiere, el fondo doctrinal es casi el mismo en ambas. En las dos, existe un dios en tres personas; en una y otra, se sostiene la inmortalidad del alma, y en brahminismo y budismo existe una organización que recuerda de tal modo la católica que los primeros misioneros cristianos al ver como se practicaba el budismo en el Thibet, creyeron que se trataba de una falsificación del catolicismo ideada por el propio diablo. Los mahometanos también notaron estas analogías. Efectivamente, lo mismo en las dos religiones de la India que en el catolicismo, se halla una gerarquía sacerdotal, los ayunos, las procesiones y perigrinaciones, el bautismo, la confesión, el uso de los rosarios, y en particular en el budismo, además de todo lo enunciado, las reliquias, el agua bendita, los exorcismos, los conventos de hombres y de mujeres, el celibato eclesiástico, los, concilios codificadores de la doctrina, los gran-lamas especie de obispos que llevan una vestidura morada parecida a una capa pluvial y usan mitra y báculo. A la cabeza de la gerarquía sacerdotal budista, está un papa infalible e inmortal. Por último, el fundador de la religión es reverenciado como un ser divino (véase la obra del padre misionero Huc: Souvenirs — 75 —

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d'un vo yage dans la Tartarie et le Thibet) (i). El budismo no pudo copiar la religión católica por la sencilla razón de que es anterior a ella; pero ¿habría ésta tomado algo de aquél? La pregunta ya se ha formulado repetidas veces y ciertos autores (Jacolliot, loe. cit.) han pretendido que los apóstoles y el propio Jesús conocían los textos sagrados de la India, si es que no habían estado en ella. También se ha supuesto que Jesús pudo haber recibido la iniciación en Egipto, donde las doctrinas del Indostán merecían una alta estimación, por lo menos en el secreto de los templos. Sería preferible admitir con Renán que la doctrina del cristianismo fué fabricada por los judíos helenizantes de Alejandría, teniendo presentes los libros budistas que se conservaban en la famosa biblioteca, libros que el fuego destruyó, desapareciendo así la huella de todo lo tomado (2).

(1) Conviene advertir que todos estos detalles se refieren más bien al lamaísmo o sea el budismo tal y como se profesa en el Thibet, y al budismo denominado del Norte. La forma más perfecta del budismo encarnada en el llamado budismo del Sur, está desprovista de las ritualidades de las otras, y de toda tendencia a lo milagroso y lo divino. La creencia en Dios de este budismo y su manera de imaginar la inmortalidad del alma es tan distinta, se aparta tanto de la manera de ver de casi todas las doctrinas religiosas, que es costumbre llamar al budismo del Sur, religión atea.— (N. DEL T.) (2) Son muy curiosos los detalles aportados por Carlos de Nottovicc en su libro Une vie inconnue de Jesús, con referencia a esta cuestión. Resulta, que en un convento lamaista del Thibet, los religiosos enseñaron al autor una biografía de Jesús de antigüedad indudable y que excluye toda sospe— 76 - -

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Una de las analogías más sorprendentes del catolicismo, no sólo con el budismo, sino que también con el brahmanismo, nos lo ofrece la encarnación de Vischnú (hijo de Dios) bajo la forma de Rrischna. Krischna, que ciertos autores escriben Christna o Kristna, fué concebido «sin pecado»; su nacimiento se anuncia en profecías numerosas y de muy vieja fecha. Su madre, Devanaguy, le concibió por operación del Espíritu, que se le aparece en figura de Vischnu, segunda persona de la Trinidad indostánica. Según la tradición hinda y el Bhajaveda-Gita, habiendo anunciado una profecía que el hijo de Devanaguy llegaría a destronar a su tío, el tirano de Madura, éste encerró a la madre y iué liberada por Vischnú. Entonces el tirano dio la orden de que en todos los lugares de sus dominios se degollaran las criaturas de sexo masculino que resultasen nacidas durante la noche en que Krichua había venido al mundo; pero éste resultó salvado milagrosamente, y¡ tres mil quinientos años antes de Jesucristo, predicó su cha de superchería, donde se refiere que el fundador del cristianismo estuvo en las regiones del Himalaya; que fué iniciado en el esotericismo de los budistas y brahmanes, y que al reaparecer en Judea llevaba consigo el precioso tesoro de las enseñanzas del Oriente. La obra de Nottovicc causó gran sensación, originando también ciertas corrientes de incredulidad, pero es lo cierto que nadie hasta ahora, ha llegado a hacer evidente que el escritor ruso citado propalase una mentira. Respecto de la posibilidad de que el documento"thibetino pueda ser de fecha posterior a la que sus guardadores le señalan, el citado autor asegura, y da los necesarios antecedentes para demostrarlo, que no existe fraude, y que por tanto hay que tener por verídica la estancia da Jesús