El Complejo de Layo. Antecedentes e interrogantes de la política demográfica


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El Complejo de Layo. Antecedentes e interrogantes de la política demográfica

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EL DEDO EN LA HERIDA se ha convertido e¡ ferenda obligada de investigadores, de pe . de estudiantes, de trabajadores, de empresarios a quienes preocupe el destino de la nación colom­ biana, inserto en el porvenir de las áreas del ter­ cer mundo y singularmente en el destino de Amé­ rica Latina. Estos breviarios aparecen sin dogma­ tismos: se presentan en ellos problemas y solucio­ nes serias a esos mismos problemas, sean cuales fueren las creencias, fanatismos o predilecciones de los autores con tal de que el tratamiento del tema tenga rigor y profundidad. La serie azul ofrece siempre temas sociológicos de muy varia índole, con el único común denominador de que las solu­ ciones apunten hacia la revisión de lo consuetudi­ nario, hacia un cambio social, hacia nuevas formas de desarrollo. Valor del ejemplar: $ 15.00 mi/col. US $ 1.00

HERNAN VERGARA DELGADO

Nacido en Buga, Valle, en 1910. Estudios de Medicina en la Universidad Nacional de Colombia 1929-1935. Casado con María Carulla Soler en 1941. Siete hijos. Profesor de Psicología en la Universidad Javeriana y Universidad Nacional. Direc­ tor Fundador de la Clínica Psiquiátrica Santo Tomás, 1944. Miembro Fundador de la Sociedad Colombiana de Psiquiatría, 1944. Profesor de Psiquiatría en la Universidad Javeriana, 1965-1967. Director del Departamento de Psicología de la Universidad Nacional, 1950-1951. Delegado a Congresos Internacionales de Psiquia­ tría en México, D. F., 1951 y al Primer Congreso de la Asociación Psiquiátrica Latinoamericana. Fundador y Director de la Revista TESTIMONIO, 1947. Profesor

El C om plejo

de Layo

Hernán Vergara

Publicado en abril de 1968 por Ediciones Tercer Mundo, Apartado Aéreo 4817 Impreso por Antares - Tercer Mundo S. A. Bogotá. Derechos reservados.

El Complejo de Layo Antecedentes e interrogantes de la Política Demográfica

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Colección

EL DEDO EN LA HERIDA

DIRECTOR: BELISARIO BETANCUR

1 . Lauchlim Currie, Algunas barricadas en la vía del desarrollo. 2. Alfonso López Michelsen, La estirpe calvinista de nuestras instituciones, (en prensa 2· edición). 3. Hernando Agudelo Villa, La Alianza frustración.

para el

Progreso:

esperanza y

4. Gonzalo Arango, De la nada al nadaísmo, (en prensa la 2· edición). 5. Alberto Lleras, Belisario Betancur, Carlos Los caminos del cambio (agotado).

Lleras, Misael

Pastrana:

ó. Albert Waterston, Qué sabemos de la planificación? (agotado). 7. Augusto Ramírez Moreno, La nueva generación (agotado). 8. Fabio Lozano Simonelli, Política y Desarrollo, (agotado). 9. Mario Laserna, Estado, consenso, democracia y desarrollo. 10. Belisario Betancur, Colombia, cara a cara (3? edición). 11. Julio Nieto Bernal, Productividad y abundancia (agotado). 12. Jack W. Ames, Las cooperativas, Colombia (agotado).

instrumento para el

desarrollo en

13. Rodolfo Martínez Tono, Una revolución pacífica (2· edición en prensa). 14. Virgilio Barco, Belisario Betancur, Hernán Jaramillo, Misael Pastrana, Rodrigo Uribe: Estamos ante una revolución. 15. Banco Ganadero: Estudio socio-económico de la Costa Sur del Pacífico. 16. John K. Galbraith, Subdesarrollo y conducta social. 17. Godofredo Morote, Educación para el desarrollo. 18. Raimundo Sojo, Los grandes desequilibrios internos. 19. Rodrigo Botero, La Comunidad Económica Caribe Andina. 20. Belisario Betancur, A pesar de la pobreza. 2 1 . Oscar Alviar, Instrumentos de dirección monetaria en Colombia. 22. Hernando Agudelo Villa, Hacia un Liberalismo moderno. 23. Jorge Mario Eastman, E! "M ilagro" Alemán. 24. Fabio Lozano Simonelli, Liberalismo y Socialismo. 25. Hernán Vergara, El Complejo de Layo.

INDICE

PgS. NOTA DE LOS E D IT O R E S .........................................

9

P R O L O G O ............................................................................

11

EL PROBLEMA DE LA POBLACION, UN PRO­ BLEM A TAM BIEN P O L IT IC O ...............................

15

M EDIOS POLITICOS PARA FIN ES POLITICOS

49

UNA CAMPAÑA IN F R U C T U O SA ................

89

LA POLITICA DEMOGRAFICA DEL ACTUAL GOBIERNO COLOMBIANO, PROBLEMA DE VERACIDAD . ................................................................

97

LA IG LESIA Y LA DEMOCRACIA, PUESTAS A P R U E B A ................................................................ . . . .

111

ANEXOS

115

N ota

de

lo s

e d it o r e s

H e aquí uno de los grandes temas d el mundo contem ­ poráneo: se- analiza en las conferencias económicas internadónales? en las reuniones de carácter económ ico se estudia su incidencia en frente de las metas de desarrollo, en los simposios de índole social se advierten los factores que lo determinan, en el II Concilio Vaticano los padres concilia­ res se detuvieron ton profundidad en sus alcances desde el punto de vista del porvenir de las áreas periféricas pero también desde el ángulo de la dignidad de la persona hu­ mana. Todos los prismas imaginables se aplican ahora a la con­ sideración de este tem a. La controversia está abierta. Es un debate en el cual participan dondequiera criterios deI todas las inspiraciones, die todas las vertientes, de todas ¡as variantes. Y las directrices son siem pre9 también, m ate­ ria de controversia. En el último tercio del siglo X X nadie puede escapar al debate sobre la natalidad. A ese debate ha aportado Tercer Mundo varias obras den­ sas, de estricto rigor, que hasta 1968 son: “ La Revolución Dem ográfica” , del Centro de A cción e Investigación Social de la Pontificia Unifersidad Católica laveriana de Bogotá (C olom bia) dirigido por sacerdotes de la Compañía de jesú s; “ Estudios d e Planificación Familia/\ de la Asocia­ ción Colombiana de Facultades de M edicina con sede en Bogotá; “ Planificación Familiar y Programas de Población” , lo mismo que “ Introducción a la Dinámica de Población” , también de la Asociación Colombiana d e Facultades de Medicina.

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Ahora presentamos, en el volumen que el lector tiene en sus manos, un estudio crítico, no exento de ardentía, del m édico y psiquiatra colom biano Hernán Vergara, amplia­ m ente conocido por su vasta actividad psiquiátrica, por sus estrechas vinculaciones con el movim iento de católicos que se aglutinó en tom o a la revista “ Testim onio” y que\ tuvo com o campo de acción principalm ente a Colombia. Sin duda esta obra suscitará una más agitada discusión sobre tema de suyo controvertible y desde luego controvertido. Ese es el propósito de los editores: suscitar, promo­ ver, despertar el interés colectivo en temas que llevan en ­ vuelto en buena parte el destino de la humanidad. En este caso com o en otras publicaciones, sobra advertir que la publicación misma solo com prom ete la responsabili­ dad del autor y en modo alguno la de los editores. En otras palabras, el hecho de editar esta obra en nada com prom ete a los editores con su contenido. Lo cual filia en el mundo entero y en todos los tiem pos la misión de enlace del editor.

EDICIONES TERCER M UNDO

Prólogo

LAYO, según la leyenda recogida por Sófocles, era personaje de grande prosperidad en Tebas pero una revuelta lo derribó de su alto puesto y lo obligó a huir. Expatriado, se acogió al poderoso Pélope, rey de la península que lleva su nombre. Hom bre desleal, Layo traicionó la confianza de Pélope, quien había extremado con él su generosidad. Encendido por un amor infam e, profanó los m ás sagrados fueros de la hospitali­ dad, amistad, pureza y respeto a la divinidad tutelar del hogar. Pélope, inerme ante el despojo de Layo, le maldice diciendo: Que jam ás tengas un hijo, o que si llegares a tenerle, sea el asesino de su padre. Años m ás tarde Layo acude al oráculo de Delfos, preocupado por la maldición de Pélope; y Apolo, el vengador de las inocen­ cias ultrajadas, le dice: “ Un hijo te daré peg) está decretado que has de perder la vida a manos suyas. Porque así lo ha ordenado Zeuz Cronida, movido por las terribles maldiciones de Pélope, cuyo amado hijo tú arrebataste”. Layo ocupa de nuevo el trono de Tebas, y de su esposa Yocasta tuvo un hijo. Para librarse de la maldición de Pélope y de la sentencia, al tercer día lo entregaron a su criado para que lo matara. E l criado, heraldo de la naturaleza, elude la orden y lo lleva al monte Citeron donde lo deja oculto, amarrado con grilletes. Layo y Yocasta vivieron largos años, despreocupados y alegres, no sin un dejo de desdén para con los dioses y sus profecías. Un día, empero, caminante en una muerto por aquel de los cuales sólo

Layo tuvo un pequeño encuentro con cierto encrucijada. Se trabó la lucha, y el rey fué desconocido al igual que sus acompañantes, escapó uno para dar noticia en la ciudad.

Prólogo a Edipo Rey de Sófocles - Editorial Atenas Buenos Aires

Este caminante era Edipo, el hijo que sus padres habían mandado a matar y a quien el destino había preservado, por obra de un criado, de la sentencia de m uerte de sus padres, para que sobre Layo se cumpliera la maldición de Pélope y la sentencia de Apolo. No pretendem os que esta leyenda griega haya previsto ni los personajes ni las circunstancias en que se ha de­ senvuelto la política demográfica de estos países de Am é-

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Prólogo

rica, pero no es aventurado afirmar que ha seguido los mismos ocultos caminos, com unes al inconsciente colectivo de la humanidad. Si la psicología ha consagrado el com plejo de Edipo a pesar de que este personaje, com o él mismo lo dice a C reonte, fu é totalm ente inocente, esto es, que nun­ ca tuvo en la conciencia la m uerte de su padre, con mayor razón se debe hablar del Com plejo de Layo porque éste sí se sabía culpable fu é notificado de su destino, y quiso éludirlo con el genocidio. D espués de este crim en, y cre­ yendo haber burlado la sentencia de los dioses, c(vivieron largos años despreocupados y alegres, no sin un dejo de desdén para con los dioses y sus profecías5\ Es posible que el egoísm o? la am bición de poder y dinero, el odio a los pobres y el desprecio por las consideraciones morales y religiosas estén hoy representando al infame rey de Tebas y que el Estado colom biano esté representando al criado, ojalá que tan ineficientem ente com o aquél, quien apenas encadenó a Edipo, pero lo dejó pronto para el cas­ tigo. En este trabajo, com o en mis publicaciones anteriores, me ha preocupado ante todo el problem a de la veracidad y la lealtad. No estoy interesado en rebatir el uso de tales o cuales m edios anticonceptivos, porque su calificación mo­ ral corresponde, para nosotros los católicos, a las autorida­ des de la Iglesia; ni mucho menos tengo una posición natalista, com o los obsecuentes servidores de la poltica an­ ticonceptiva lo han querido hacer creer. M i propósito es defender la auténtica y honesta información para que sean los cónyugues y no el Estado ni sus epígonos, los que tra­ cen la responsabilidad de cada familia. La cual no es asun­ to sólo de las mujeres, com o lo pretende alguno, ni de los hombres, sino de la unidad conyugal. D efender lo que co­ mo simple fiel m e corresponde9 com o es la capacidad de autodeterminación de la Iglesia y su responsabilidad de tes­ timoniar la verdad contra el engaño y la coacción; proteger de la avanlancha del engaño apoyado en el dinero, el poder y las técnicas psicológicas a los pobres y humildes, y descu­ brir los artificios psicológicos con los que se ha querido pre­ sentar honorablem ente y con pretextos de salvación y libe­

Prólogo

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ración, lo qué es sólo un atropello a la dignidad de la per­ sona humana. Dem ostrar que los m étodos castrenses no son propiedad exclusiva de los militares, sino que se esgri­ men por donde menos se piensa, por antimilitaristas con­ sagrados. H e querido que esto sea un aporte documentado, honesto y pertinente a un problema que se encuentra entre las brumas de un clima rampante, en donde se respira to ­ do menos amor y solidaridad, que son los piwsupuestos in­ dispensables de una democracia que pueda llamarse ade­ más cristiana.

EL AUTOR

1

EI Problema de Población, un Problema también Político

No existen hoy prácticamente discusión acerca de la exis­ tencia misma de μη problema de población a escala mun­ dial, aunque existen grandes divergencias en cuanto a las situaciones regionales. Mientras no se pone en tela de jui­ cio, por ejemplo, la existencia de superpoblación en la In­ dia, hay países, tales como Francia y Venezuela en los que, según sus dirigentes, se requiere aumento de población pa­ ra mejorar su desarrollo. La situación de los países de Amé­ rica Latina no está determinada científicamente a este res­ pecto. Hasta hace poco la Organización Mundial de la Sa­ lud se mostró remisa a acatar las peticiones que le formu­ laban algunos países de acometer programas de control de natalidad, aduciendo la falta de conocimientos demográfi­ cos suficientemente precisos como para emprender tales campañas responsablemente. La idea de que los gobiernos pudieran tener una respon­ sabilidad frente al aumento de población y consiguiente­ mente que pudieran verse en la obligación de promover la reducción de ésta puede situarse en la obra del cura angli­ cano Maltus titulada ‘Ensayo sobre el principio de pobla­ ción” , obra que, a la verdad, tuvo un éxito muy limitado y fugaz. La preocupación por los problemas de la especie humana no ha acompañado nunca a quiénes apremia el apetito sexual, o la ternura conyugal, ya ocurran estos en un marco de legitimidad o de ilegitimidad respecto a las leyes y costumbres civiles y religiosas. Por lo demás, nin-

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gima idea se ha vuelto importante mientras se presenta fuera de un contexto polémico. A Maltus le preocupaba la suerte de la humanidad y es difícil encontrar personas em­ peñadas en perjudicar al género humano mediante el estí­ mulo a la procreación desmesurada. A la causa abandera­ da por Maltus le faltó contendor. La suerte de la causa an­ ticonceptiva empezó a tomar impulso en Inglaterra con la entrada a sus filas de Annie Bessant, ardiente polemista, quien encontró al final de su vida empleo más atractivo pa­ ra sus energías revolucionarias en la creación del movi­ miento teosófico. Sus ideas fueron publicadas en la obra # “ La Ley de Población’ 5. El movimiento antinatalista pasó a Estados Unidos en donde sufrió un fracaso inicial cuan­ do, a instancias de Anthony Comstock, el Congreso promul­ gó en 1873 una ley por la que se prohibían los anticon­ ceptivos y la información sobre los mismos por juzgarlos obcenos. Hacia 1921 surgió como líder de la anticoncepción Mar­ garet Sanger, mujer de gran coraje, constancia e iniciativa. * Su propósito no fue aún llevar la anticoncepción a la cate­ goría de iniciativa gubernamental, sino defenderla como un derecho de los individuos frente a Ley Comstock. Sus ideas no tuvieron inspiración en consideraciones económi­ cas, como las de Maltus, sino en los sufrimientos de las ma­ dres con familia muy numerosa. Su defensa de la anticon­ cepción estuvo subordinada a la planificación o manejo del tamaño de la familia en vista del bienestar de la madre. Pero al abrigo de motivos respetables como éste, la anti­ concepción fue ganando terreno, empezando por los gremios o sectores más responsabilizados del bienestar físico y mo­ ral de los individuos, tales com o los médicos y los pastores protestantes y orquestados por los fabricantes y vendedore de artículos anticonceptivos. En 1931 el Consejo Fede-á ral de las Iglesias de Cristo publicó una comunicación fa­ vorable al control de natalidad seguido de declaraciones similares de la Asociación Americana de Neurología, de la Sociedad Eugenésica y de la Conferencia Central de Ra­ binos. En 1937 la Asociación Americana de Medicina de­ clara que la anticoncepción “ es una parte integral de la práctica y la educación médica” . Hoy en día solamente la

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Iglesia Católica y las Iglesias Ortodoxas son las únicas ins­ tituciones en Estados Unidos que no aprueban el control de natalidad. Los progresos que ha venido haciendo la anticoncep­ ción en las costumbres pusieron cada día más a piueba las leyes que la prohibían y es bien sabido que en la lucha de la costumbre contra la ley sale siempre ganando la ley si se trata de impuestos y ganando la costumbre si se trata de moralidad. Como muy perspicazmente lo dice St. John Stevas: Las leyes que defienden algún precepto moral sen aplica­ bles solamente si ellas están respaldadas por un concenso moral correspondiente en la comunidad1,

Mitigaciones y hasta la abolición total de las leyes an­ ticonceptivas son de esperarse y, en efecto, en varios Es­ tados de la Unión se han levantado las barreras levantadas contra el control de natalidad. Lo que no se esperaba para# tan pronto era que la autoridad civil pasara no solamente de la prohibición a la tolerancia sino que fuera hasta re­ conocerle al Estado el derecho y el consiguiente deber de tomar la iniciativa de la anticoncepción, con lo que sé configuraba, por primera vez en la historia de la civiliza­ ción occidental, y posiblemente en la historia de la huma­ nidad, la política anticonceptiva. Ha correspondido al presidente Johnson, ha creído él que era uno de sus deberes de presidente de la nación más poderosa y dea del mundo, hacerle dar el giro a la políti­ ca demográfica desde la posición representada por la Ley Comstock hasta la acometida contra el aumento de po­ blación en los países subdesarrollados a que estamos asis­ tiendo. A este paso no se llegó bruscamente. Entre la posi­ ción idealista, ardiente, abnegada hasta el sacrificio de una Margaret Sanger y esta guerra declarada oficialmente 1 Birth Control and public Policy. Informe presentado por Nor­ man St. John-Stevas, del Centro para el Estudio de las Institucio­ nes Democráticas. Santa Bárbara. Calif, july 1960. Publicado en los Anales del Senado de los Estados Unidos. Committee On Govern­ ment Operations, Subcommitte On Foreign Aid Expenditures. Ju­ nio 22 y 23, 1965. Editado bajo el título de “ Hearings (audiencias) con el cual citamos en lo sucesivo dichos anales.

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por los gobiernos contra la fertilidad de las uniones marita­ les de los pueblos pobres, se interpone com o escalada inter­ media la gestión de agencias privadas entre las que se des­ tacan la Fundación Rockefeller y la Fundación Ford o las instituciones con denominaciones humanitarias o científi­ cas financiadas e inspiradas ideológicamente por esas po­ tencias económicas. A la audacia del presidente Johnson de desafiar a las úni­ cas instituciones que se oponen a cualquier política que implique coacción en las parejas en la determinación del número de sus hijos a saber, la Iglesia Católica y las Igle­ sias Ortodoxas, respondieron los obispos católicos, como era de esperarse, con una oposición tajante a las pretensio­ nes gubernamentales. La declaración correspondiente del episcopado norteamericano fue publicada, traducida al es­ pañol, en “ El Catolicismo” del 27 de X I de 66. En esta deu claración debemos destacar los latinoamericanos, el recha­ zo especial que hacen a la utilización de los fondos desti­ nados a la Ayuda Internacional para el Desarrollo (A ID )§ para promover campañas anticonceptivas en los países recipientes de la misma. En el momento actual el gobierno norteamericano se ha lanzado no solamente a emplear fon­ dos de la AID en campañas anticonceptivas sino que én el senado americano se ha empezado a pedir abiertamente, después de hacerlo secretamente, que cualquier clase de préstamo o ayuda a íos países pobres debe estar condicio­ nada y proporcionada a la acción anticonceptiva de sus respectivos gobiernos. Como se trata de una política que rio, y com o el blanco detesta ofensiva rica Latina, hemos de preguntamos: dêntïTjohnson a dar tal paso? Y por cipal es América Latina?

linda con lo temera­ antinatalista es Ame-, qué movio al presiqué el objetivo prin­

Para responder al primer interrogante habría que cono­ cer muchos datos que no están a nuestro alcance. Sin em­ bargo, podemos damos una idea de la clase de argumen­ tos que precedieron a su decisión tomando como muestra la siguiente exposición del señor Rockefeller ante el sub­ comité del Senado Americano para la ayuda al exterior:

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Es importante que nos demos cuenta de que el crecimien­ to de la población es un problema importante en los Esta­ dos Unidos... El problema, tal como yo lo veo, tiene tres dimensiones. Es cuestión no solo de cantidad de gente con­ tra cantidad de recursos materiales sino también de recur­ sos espirituales. Esta tareera dimensión es la suma total de todas las necesidades mentales, emocionales y espiritua­ les. Cada hombre merece la oportunidad de desarrollar una vida que sea más que la simple existencia. .. En conclusión, yo diría, más importante aún que los me­ dios con que el gobierno aborde el problema de la pobla­ ción es quizás la decisión que el gobierno tenga de acome­ ter tan formidable tarea. Las organizaciones privadas, co­ mo el Consejo de Población, la Planned Prenthood Federa­ tion y el Population Reference Bureau tienen un papel signi­ ficativo que jugar PERO SOLAMENTE EL GOBIERNO TIENE LA CAPACIDAD DEL ESFUERZO SOSTENIDO Y COORDINADO para comunicar el conocimiento que hará de la planeación voluntaria2 de la familia un hecho de al­ cance mundial 3

El señor Rockefeller sabe que la entrada "del gobierno a promover la anticoncepción es asunto peligroso dentro del sistema democrático. Si además tuviera en mente que se es­ taba tratando no propiamente de una acción del gobierno de los Estados: Unidos dentro de una población que ha te­ nido alguna oportunidad de oír y ser oída acerca de la po­ lítica anticonceptiva, como es el caso de la población nor­ teamericana, sino dé los sectores pobres e ignorantes de Latinoamérica entre los que este asunto era desconocido, no podría abrigar la menor duda de que estaba proponien­ do una acción despótica, impuestas por los gobernantes al pueblo antes de darle a este el mínimo de oportunidad pa­ ra pronunciarse al respecto. No obstante, como su propó­ sito en esa declaración ante el Senado era evidentemente comunicarle al presidente Johnson la audacia para dar el paso, se permite declarar la suficiente información: Reconozco que a veces es difícil para el gobierno tomar iniciativas en cuestiones que son consideradas políticamen­ te delicadas. El gobierno se mueve más efectivamente cuan­ do la necesidad ha sido demostrada, cuando la opinión pú2 Más adelante se verá qué confianza merece esta mención de lo voluntario. \3 Hearings 1965 - pág. 842. 3.

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Hernán Vergara blica ha empezado a formarse, cuando el asunto está sobre la marcha. En mi opinión HEMOS ALCANZADO ESTE PUNTO CON RELACION AL PROBLEMA DE LA POBLA­ CION 3.

El segundo interrogante: por qué es América Latina el objetivo principal de la acometida gubernamental nortea­ mericana, está respondido en las páginas siguientes. De momento se puede anticipar que el gobierno de los Esta­ dos Unidos ha enviado a nuestros países sus brigadas an­ ticonceptivas por la misma razón que el Imperio Romano enviaba sus legiones a algunas naciones de su zona de in­ fluencia: por petición de dirigentes significativos de di­ chas naciones. La analogía de situaciones debe hacemos pensar que Roma no violaba la soberanía de un país vasa­ llo sino por petición de dirigentes nativos, pero tampoco sacaba sus legiones del país al que entraban. Por el tiempo en que el presidente y el Senado de los Estados Unidos se reconfortaban con toda clase de razones y de autoridades para alcanzar la audacia necesaria para su paso a la anticoncepción gubernamental dentro y fuera de su país, la tensión con las autoridades católicas nortea­ mericanas alcanzaba su más alta intensidad. En ese mo­ mento estaba firmemente configurada la contraposición: política, antinatalista - Iglesia Católica. En los argumentos de los obispos y líderes católicos se destacan por ese en­ tonces los de índole política como: rechazo a la discrimi­ nación anti-pobre, anti-negro, anti-nativos latinoamerica­ nos, y rechazo a la libertad de las parejas matrimoniales para tener el número de hijos que en conciencia quieran tener. Una corresponsalía procedente de Washington para un periódico de mediana categoría, tomada al azar entre mu­ chas similares, da la tónica de espíritu con que se enjuicia­ ban las cautelas del Gobierno: Washington. El temor de que la Iglesia Católica Romana desapruebe el empleo de fondos públicos para servicios an­ ticonceptivos en familias de bajos ingresos, es la única ex­ plicación de que el Gobierno Federal no haya dado aún ese paso4 3 3 Hearings 1965 - pág. 843. 4 Charleston (W. Va.) Gazzette Mail. jan. 10-65.

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En el “ Journal of the Liberal Arts, Washington and Jef­ ferson College, fines del 64, Karl Sax, escribe: \

La oposición a cualquier método efectivo de control de nacimientos por el clero católico es el principal obstáculo para un programa racional de reducción d é l a tasa de na­ cimientos en los países subdesarrollados y en nuestras pro­ pias zonas rurales y barrios pobres.

DESCALIFICACION DE LA IGLESIA, PASO PREVIO AL GOLPE DE FUERZA. La irreductible oposición de las autoridades católicas co­ locaba los planes del presidente Johnson y de su grupo en la perspectiva de estancarse en un impase de duración im­ previsible. Uno de los expertos al servicio del Gobierno norteamericano pudo afirmar: La Iglesia Católica no puede detener las olas irreversibles de la planificación familiar aunque puede sin embargo, se­ guir aplicando frenos a las acciones de las agencias interna­ cionales en este campo, y hasta aplazar por períodos inde­ finidos programas decididos de regulación de nacimientos en áreas críticas 5·

Esta espectativa no presentaba otra alternativa que el llevarse de calle los derechos del sector católico, hecho que sería violentamente contrario a la tradición democrática de los Estados Unidos. Los planes de Johnson recibieron en este momento una ayuda de donde quizás menos podría esperarse. Al excelente periodista que es el Dr. Alberto Lie- £ ras Camargo se le ocurrió asimilar la Iglesia Católica a un tabú, es decir, un fenómeno irracional, una fuerza hostil al progreso, algo no civilizado. Una cosa, para decirlo todo, que no puede ser sujeto de derechos civiles. Un gobierno democrático está obligado a respetar los grupos de presión civilizados porque éstos son susceptibles de manejo polí­ tico pero está eximido de obligaciones para con los tabus. Üna sociedad civilizada que le diera beligerancia a un ta­ bú a cuenta de fidelidad a la democracia sería tan absur­ da como un Estado revolucionario que le diera beligeran­ cia a los grupos contrarrevolucionarios. El Dr. Lleras Ca5 Population Dilema.

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margo escribió en Visión, mayo de 1964 un artículo edito­ rial para presentar a la Iglesia en el museo de los tabús. He aquí los pasos de esta presentación: En primer término, el problema: El informe especial de Visión sobre población en Améri­ ca Latina, redactado de la manera más objetiva y perspi­ caz, presenta el drama de esa privilegiada región, un dra­ ma cuya causa principal parece estar en la explosión de su población... : Si América Latina no alcanza un desarrollo económico i fabuloso, del que hasta ahora no hay indicios, el crecimienI to de su población la convertirá inexorablemente en una de j las más indigentes regiones de la tierra. Sufrirá el hambre. j Y no es posible calcular cuáles serán las reacciones políti­ cas y sociales que ocurrirán en lo que fue llamado el con­ tinente de la libertad.

En segundo término, la desproporción entre la gravedad del problema y la reacción para enfrentarlo. Es que los es­ tadistas están bloqueados, inhibidos por un temor irracio­ nal y por lo tanto inexcusable: Si el problema es tan grave no podemos quedarnos impa­ sibles, viendo cóm o los americanos avanzan ciegos derecha­ mente hacia la destrucción de su civilización, tal como no­ sotros la entendemos. .. El problema es tan grave, que es difícil encontrar a al­ guien que quiera hacerle frente con la determinación de ha­ cer algo para resolverlo. Los partidos, los mismos demógra­ fos, prefieren quedarse en diagnósticos, y aún entonces, con toda clase de reservas... Ninguno de los que tienen responsabilidad gubernamen­ tal, y muy pocos de los que carecen de ella, se han detenido a examinar este problema con la intención de sugerir solu­ ciones... La población, o mejor el exceso de población, está con­ virtiéndose en un tabú de nuestra vida social latinoameri­ cana. ..

No habría que decir las grandes palabras: pero en fin, es preciso nombrar el tabú: A pesar de su gravedad, este problema es difícilmente mencionado en América Latina, ¿Por qué? La opinión ge­ neral es que la Iglesia Católica no quiere discusión alguna el respecto.

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La idea de asimilar la Iglesia Católica a un tabú hizo carrera en los círculos interesados en la reducción de la po­ blación latinoamericana. Karl Sax, ya citado, trae en otra parte de su escrito esta observación: Brock Chisholm, ex-director del Congreso Mundial de la Salud, expresó en “ The Humanist” la situación en estos tér­ minos: “ Ninguna persona consigue algo en las agencias de las Naciones Unidas cuando trata de hablar francamente acerca de los problemas de población. La Población de Co­ misión hace cada año aterradores informes pero se abstiene de hacer recomendaciones prácticas porque no es convenien­ te. Cada comité está bajo la influencia de la Iglesia Católi­ ca y ningún delegado de los Estados Unidos, Canadá, Fran­ cia, Inglaterra y muchos otros países de Europa está en po­ sición de desairar el tabú 6.

EL PROYECTO S. 1676 Y EL SUBCOMITE DE AYUDA AL EXTERIOR El Senador por Alaska, Ernest Gruening, veterano con más de 50 años de lucha en favor del control de natalidad, presentó ante el Senado Americano el proyecto distingui­ do como S. 1676 por el cual se autoriza al Gobierno Fede­ ral para que invierta fondos públicos en la promoción de la limitación de nacimientos dentro de los Estados Unidos y en los países influidos por éste a través de la Ayuda In­ ternacional para el Desarrollo (A ID ). Para promover la aprobación de este proyecto y de algunos similares, el sub­ committee On Foreigns Expenditures (Subcomité de Ayu­ da al Exterior) abrió audiencias especiales (Hearings), las cuales se iniciaron el 22 de julio de 1965. Las actas de estas audiencias adicionadas con copiosísimo material referen­ te al programa de población fueron editadas por el Senado Americano bajo el título de “ Hearings” . Hemos podido consultar los doce primeros tomos en los que se registra la actividad del mencionado Subcomité desde la sesión del 22 de junio de 1965 hasta la de junio 15 de 1966. El pre­ sente estudio alcanza a utilizar una pequeñísima parte de tan valiosa documentación, la suficiente, a nuestro juicio, para descubrir facetas hasta ahora no mencionadas en nues­ tro medio. V 6 Hearings 1965 - pág. 2361.

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UNA COMUNICACION PRESIDENCIAL .í A pocos días de iniciados los “ Hearings” , el 9 de julio de 1965, nuestro ex-presidente el Dr. Alberto Lleras Camargo compareció ante el Senado Americano, propiamen­ te ante el Subcomité de Ayuda al Exterior precedido por el Senador Gruening, como vocero de América Latina. No sabemos en qué ocasión o en qué circunstancias los países americanos de habla hispana y portuguesa delegaron en nuestro ex-presidente la misión de representarlos ante el Senado Americano, no solo como continente lacerado por miserias morales y materiales sino como un continente que es él mismo una lacra moral y material que solo puede dar de sí lo que es, miseria y revolución caótica, y supli­ car al Gobierno de los Estados Unidos que acuda a supri­ mir la fertilidad de sus pueblos, fuente, según el Dr. Lle­ ras Camargo, de todas las desdichas de estos países. No sabemos si al menos nuestro propio país, mediante el Con­ greso como vocero propio, le enconmendara tal misión. Por­ que si hay determinación que deba ser consultada con la nación es la de una política dé población: Como muy ho­ nestamente declaró Thomas C. Lyons en el mismo Senado Americano. Proponerle a un país si planea o no inaugurar o empren­ der una política de población es poner en tela de juicio con­ ceptos filosóficos, religiosos, culturales y sociales honda­ mente arraigados que afectan y continuarán afectando, consciente o inconscientemente, la política de planeación o la falta de la misma

En su discurso ante el Senado Americano el Dr. Lleras Camargo hace presentación del problema tal como lo for­ mulara un año antes en Visión. Hay una crisis hoy, causada por la explosión de pobla\ ción, que está afectando principalmente al cinturón racial\ mente mezclado, tropical y extremadamente pobre que cir­ cunda el globo y que separa las dos zonas blancas de la tie­ rra: la rica región industrial del norte y la del lejano sur. .. Este es también el motivo de que las naciones industriales encuentren un camino aceptable de convivir con los dos tercios de un mundo agriamente apremiado por profundas frustraciones y tensiones sociales extremas.7

í

7 Thomas C. Lyons. ír., analista en asuntos militares y demo­ grafía mundial. Del trabajo preparado a petición del Senador Gruening. Hearings. Appendix 19 part. 4 pág. 2197.

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Se trata, pues, del problema que tienen los ricos y los civilizados, en compartir la tierra con los pobres e igno­ rantes. Lo que ha causado la crisis es la velocidad a que está erecidendo la América Latina. Si el aumento de población no estuviera adelantando a tan desordenado ritmo, el proble­ ma sería manejable. Pero al ritmo que va, está más allá de las proporciones manejables, y ciertamente más allá de las posibilidades de los latinoamericanos para dominarlo.

Corresponde a los norteamericanos, indudablemente, en­ frentarlo. Es cuestión para ellos, además, de legítima de­ fensa: ,

LATINOAMERICA ESTA ALIMENTANDO MISERIA, PRESIONES REVOLUCIONARIAS, HAMBRE Y MUCHOS OTROS PROBLEMAS POTENCIALMENTE DESASTROSOS EN PROPORCIONES QUE SUPERAN NUESTRA IMAGI­ NACION AUN EN LA EDAD DE LA GUERRA NUCLEAR «.

Un año antes, ni el Dr. Lleras Camargo ni la revista Vi­ sión teman la fórmula. Ahora ya está lista: El único camino pára resolver este problema es el con­ trol de la población.

Pero el control de la población es realizable por distin­ tos procedimientos. Varias autoridades eclesiásticas lo han admitido, entendiéndolo como decisión responsable de los padres acerca del número de hijos. Interpretaciones seme­ jantes pueden operar lo mismo en el sentido del derecho a no tener sino pocos hijos como el de tener una familia numerosa. Es preciso, por lo tanto, concretar: Hoy en día esto puede y debe significar la reducción de la tasa de crecimiento.

No hay motivo para temer que en éste camino se les va­ ya la mano a los controladores. La producción de seres hu­ manos puede ser regulada como cualquier producción a fin de ajustarla a las demandas del mercado: En el futuro podría ser conveniente volver a permitir los nacimientos, si los efectos de la reducción llegaran a volverse excesivos o nocivos8 8 Destacamos esta frase, porque jugará como bandera en ma­ nos del Senador Gruening.

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La fórmula sirve solamente en manos de los gobiernos. Ya lo decía el señor Rockefeller en un contexto en el que se identifican, contracepción e instrucción de una parte y de otra, familia numerosa e ignorancia: Solamente los gobiernos pueden asegurar que las miría­ das de decisiones individuales que son la verdadera sus­ tancia del problema de la población se tomen a la luz del conocimiento más bien que en las tinieblas de la ignoran­ cia 9.

Y así como el señor Rockefeller dice que el problema de los medios no importa sino la decisión gubernamental de dar el paso, nuestro ex-presidente dirá que no importa cuá­ les leyes autoricen la movilización de medios anticoncep­ tivos, con tal de que la autoricen: Porque creo en esw, dice el Dr. Lleras Camargo, creo también que cualquier legislación que se proponga moví lizar medios de controlar la población, es benéfica.

% El discurso del Dr. Lleras Camargo pasó desapercibido a nuestros dirigentes políticos y religiosos, cosa que no es de extrañar, pues nadie podía pensar que asunto tan vital de nuestra vida nacional se discutiera y decidiera en el Se­ nado Americano antes que en el nuestro. En los Estados Unidos, en cambio, debió tener resonancia. Un indicio de ello puede ser hecho de que el Dr. William Ball, desta­ cado jurista, profesor de relaciones Iglesia-Estado en la Universidad de Villanova, pidió al Senador Gruening en comunicación del 3 de agosto del mismo año que se le per­ mitiera hablar ante el subcomité que éste preside, en ca­ rácter de consultor de la Conferencia Católica de Pensilvania, y es oído el 24 del mismo mes. La repetición del término “ población” a lo largo del tex­ to del proyecto S. 1676, la referencia en el texto al “ control” de población sin indicación alguna sobre los métodos, pre­ sentando el control de población como solución única a los problemas del crecimiento demográfico, nos lleva necesa­ riamente a la conclusión de que dicho proyecto es, lisa y lla­ namente, sun proyecto para establecer el control de naci­ mientos, en el ámbito nacional y en el internacional y para la creación de órganos permanentes del Gobierno Federal para llevarlo a cabo. 9 1965 - pág. 842.

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En vista de que el Congreso proyecta embarcar a la Na­ ción en un programa tan sin precedentes, la Conferencia Ca­ tólica de Pensilvania se siente en el deber de consignar su convicción de que el poder público y los fondos públicos no deben ser empleados en proveer servicios de control de na­ cimientos·

Una de sus conclusiones está encabezada por el título: “ No hay lugar para el G obierno” . Es fácil dejarse hipnotizar, sin duda, por conceptos de planificación social, así como es deseable desear los menos y más cortos pasos para resolver los peores y más comple- . jos problemas de nuestro tiempo. Pero debemos recordar que planear las familias es una cosa radicalmente diferen­ te a planear las vías de comunicación y que él control gurí bernamental de los nacimientos puede llegar muy cerca del control gubernamental de la vida. Pensamos que no hay lu­ gar para el Gobierno.

" El radicalismo de este último aserto se explica por la im­ posibilidad práctica de que la acción gubernamental pue­ da respetar, en este campo, los fueros de la conciencia, es­ pecialmente cuando dicha acción se ejerce sobre los pobres: El encuentro entre él gobierno y una persona pobre es un encuentro en él que alcanza su máximo el potencial coercitivo del Gobierno.

En el plano puramente jurídico, el Dr. Ball, admite la licitud de la gestión gubernamental. En otros apartes de su exposición examina las cautelas con que debería comple­ mentarse un proyecto de ley sobre control de población gu­ bernamental a fin de impedir que a través de una legisla­ ción imprudente se violara cualquiera de las libertades constitucionales. A la luz de enfoques jurídicos como el del Dr. Ball, no se puede menos de calificar de castrense una actitud como la adoptada por el Dr. Lleras Camargo al aplaudir de antemano e incondicionalmente “ CUALQUIER LEGISLACION que se proponga movilizar medios de con­ trolar la población” . SUGESTIVA EXPLOSION D E ENTUSIASMO El discurso del ex-presidente Lleras Camargo es recibi­ do por el Senador Gruening con una explosión de entusias­ mo, que es mucho más que un cumplido:

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Hernán Vergara Muchísimas gracias, doctor Lleras, por esta maravillosa y elocuente exposición en la que, a su condición de estadista se suma la de experto periodista, tanto por lo que ha dicho como por la forma como lo ha dicho. Su discurso es un gran documento. Espero que sea ampliamente reproducido no solo en este país sino en toda la América Latina. El tie­ ne un mensaje que dehe ser escuchado y dehe ser tomado a pechos.

La prueba de que el entusiasmo del Senador Gruening es sincero nos la dan las muchas veces en que vuelve a des­ tacar la excepcional importancia de este aporte. Sin agotar las citas de los “ hearings’’, alcanzamos a registrar las si­ guientes: Al hacer la presentación del Dr. Lleras Camargo para su discurso del 9 de julio de 1965, el Senador Gruening suscri­ be el exaltado elogio que se le había tributado un año an­ tes en ocasión memorable: El Dr. Lleras es un hombre muy modesto. Sin embargo, espero que él me perdonará unas cuantas notas introduc­ torias sobre sus notables contribuciones: El año pasado la Universidad de Harvard confirió al Dr. Lleras el grado Honoris Causa en Derecho, con la siguiente citación: “ La visión de Bolívar encuentra expresión contem­ poránea en la vida de este hábil hijo del Nuevo Mundo. “ Comparar a un americano vivo con el gran Libertador po­ dría parecer una exageración, pero en el caso del Dr. Lleras las palabras de Harvard fueron bien escogidas...

En las palabras de apertura para la sesión del 31 de mar­ zo de 1966, el Senador Gruening informa: Pronto hará un año que el proyecto de ley S 1676 fue pre­ sentado. Pienso que el Comité para la Ayuda al Exterior pue­ de informar que en este tiempo el diálogo sobre población se ha desenvuelto en forma calmada, considerable, conside­ rada. Si alguien pregunta: “ Cómo pueden discutirse las múl­ tiples ramificaciones de la explosión de población calmada­ mente y en detallen, este Subcomité no pretende tener la respuesta pero sugiere algunas razones para que esto haya sido posible.

Aquí enumera ocho razones, entre las cuales éstas cinco: 1?—El interés del Presidente Johnson, quien ha hablado 19 veces desde su elección, acerca de los crecientes problemas de nuestras crecientes necesidades. 2?—El interés del ex-Presidente Eisenhower...

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3?—El interés del ex-President e Harry S. Truman... 4?—El sincero deseo de la Iglesia Católica para encontrar caminos en que puedan marchar armoniosamente la moralidad pública y la privada. 5?—El interés de ciudadanos tan conocidos internacionalmente como el Dr. Alberto Lleras Camargo, ex-Presidente de Colombia, quien, en julio de 1965 dijo ante este Subcomité: “ Latinoamérica está alimentando mi­ seria, presiones revolucionarias, hambre y muchos otros problemas potencialmente desastrosos... etc. (en el texto el párrafo completo). El testimonio del Dr, Lleras en julio 9 del 65 cita los pro­ gramas que confronta América Latina. El dijo en conclu­ sión: Este subcomité ha recibido contribuciones al diálogo so­ bre población de 90 hombres y mujeres distinguidos, inclu­ yendo ciudadanos de Suecia y el respetado estadista latinoa­ mericano, el ex-Presidente Alberto Lleras Camargo. El tex­ to completo de sus declaraciones está a disposición de las personas interesadas.

El Dr. Lleras es la única persona mencionada entre las famosas noventa, y sus declaraciones las únicas ofrecidas a los interesados. ALBERTO LLERAS DICE: LA CRISIS LATINOAMERI­ CANA ES CAUSADA POR LA RAPIDEZ DEL CRECI­ MIENTO DE SU POBLACION. El testimonio del Dr. Lleras en julio 9 del 65 cita los pro­ gramas que confronta América Latina. El dijo en conclu­ sión: Lo que ha causado la crisis es la velocidad a que está creciendo la población de América Latina. Si el aumento de población no ocurriera a tal ritmo desordenado, el pro­ blema sería manejable. Pero a la tasa actual está por enci­ ma de las proporciones manejables, y ciertamente, por en­ cima de las capacidades de los latinoamericanos para en­ frentarlo. Latinoamérica está alimentando miseria, presio­ nes revolucionarias, hambre y muchos otros problemas po­ tencialmente desastrosos... etc.

En la presentación del Hon. Thomas C. Mann, Subsecre­ tario para Asuntos Económicos, en la sesión del 11 de abril, cita del discurso del Dr. Lleras para orientar el asunto en buena forma:

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La explosion de población en América Latina, decía el ex-presidente colombiano Lleras en este Subcomité el año pasado, está ciertamente por encima de las capacidades de los latinoamericanos para enfrentarla. LATINOAMERICA ESTA ALIMENTANDO MISERIA... etc. El ex-Presidente Lleras dijo: “ El único camino de resol­ ver estos problemas es el control de población” : Este Sub­ comité se da muy bien cuenta de la importancia de las pa­ labras del ex-Presidente Lleras10,

Cuando se han leído los anales de estas audiencias, en los que hay contribuciones con los aportes originales de fi­ guras· destacadas en los campos de la sociología, la Econo­ mía, la Demografía, la Biología humana, la Religión, el Derecho Internacional, tan favorables al proyecto S. 1676 como las del Dr. Lleras Camargo, hay lugar para preguntar­ se: qué es lo que comunica al discurso del Dr. Lleras Carnalgo la excepcional importancia con que lo destaca el sena­ dor Gruening? Si es el contenido, está constituido por los clichés sobre crecimiento demográfico desde la era cristia­ na hasta el próximo año 2.000 que sirven de introducción a cualquier cartilla o cursillo de la propaganda anticoncep­ tiva. Muchos otros lo habían dicho antes del Dr. Lleras Camargo y con la autoridad de expertos en demografía. Bastaría mencionar el testimonio antes citado de Brock Chisholm: “ La comisión de Población (de las Naciones Unidas) presenta cada año informes aterradores...” . Los textos del discurso del Doctor Lleras alusivos al aumento de la miseria, de la delincuencia, etc., son ge­ neralizaciones líricas de datos proporcionados por otras personas, sin crítica alguna sobre la validez sociológica de los mismos. Reducir todos los dinamismos sociales de Amé­ rica Latina a solo factores negativos: miseria, presiones re­ volucionarias, hambre, etc., y atribuir todos estos factores negativos a una sola causa, el aumento de población, no es sociología sino lirismo apocalíptico. No pudiéndose explicar el entusiasmo del Senador Grue­ ning ante el discurso del Dr. Lleras por su contenido, hay que buscarle explicación en las circunstancias. Viene al ca­ so recordar que para Ortega y Gasset las circunstancias son 10 Hearings 1966 - pág. 853 y siguientes.

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no solamente importantes para la configuración de una realidad concreta sino que llega casi a identificar la reali­ dad concreta con sus circunstancias.

UNA PROPUESTA VERDADERA A PESAR DE SER DEMASIADO BUENA La contribución del ex-presidente Lleras Camargo en­ cuentra al Senador Gruening y tras él, al presidente John\ son, a los ex-presidentes Einsenhower y Truman, a los se­ nadores y políticos interesados en reducir la población la­ tinoamericana y a los altos ejecutivos de las poderosísimas funciones que financian el movimiento antinatalista, en el punto culminante de tensión frente al problema. De una parte habían llegado a la convicción de que era urgente pasar el movimiento del nivel clandestino y de la iniciativa privada al nivel gubernamental, a cielo abierto y masivo; de otra parte, estaban temerosos de encender reacciones considerables en el sentimiento nacionalista de los países beneficiarios de la AID y en el sentimiento religioso de este continente de mayorías católicas. El Dr. Mayone Stycos, el funcionario norteamericano que más se ha destaca­ do por su ardor en la política antinatalista para América Latina, escribe en reciente artículo: ^ Pocos hubieran anticipado que hacia fines de la década de 1960 (es decir, hacia 1970), un continente tan identifica­ do con la tradición católica estaría tan interesado en la re­ gulación de la natalidad11.

En cuanto al sentimiento nacionalista y antiimperialista se preveía también fácilmente movilizadle por parte de los dirigentes de izquierda. De hecho, es el sector de re­ sistencia que, según el mismo Stycos, se ha hecho ¿entir más fuertemente: # A pesar de que la idea del control de la natalidad ha ga­ nado terreno, todavía es combatida por personas de ideas avanzadas en otros aspectos. Contra lo previsible, no es en la Iglesia Católica ni en otras instituciones tradicionales (se refiere a los partidos conservadores?) en las que ha sur11 Visión, 15 de marzo de 1968, pág. 20.

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gido una oleada más fuerte de oposición a esta nueva cam­ paña, Ocasionalmente son sus adversarios los intelectuales - o los políticos de tendencia izquierdista i*.

Lo que en este contexto, en estas circunstancias, ofrece el Dr. Alberto Lleras es nada menos que el desembotella­ miento del problema. Es el movimiento preciso sobre la lazada del nudo para hacerlo desanudable. El Dr. Lleras Camargo les pide a los hombres de gobierno de los Esta­ dos Unidos, y a nombre de Latinoamérica, que vengan en ayuda de los países latinoamericanos para librarlos de su catastrófica e irresponsable procreación. j Quien lanzaba este llamamiento, quien hacía esta petición í no era cualquier personaje errático, no era un ideólogo desi conectado de los grupos de presión. Era un ex-Jefe de Es­ tado y no cualquiera sino uno particularmente conocido ; por sus servicios a la democracia. No era tampoco un an­ ticatólico a quien el fanatismo le hiciera subestimar la inIfluencia social de la Iglesia Católica, pues había hecho buejna parte de su campaña contra el General Rojas Pinilla den;tro de algunos palacios episcopales. Esto era algo tan bue­ no que peligraba ser demasiado bueno o, como dice el re­ frán inglés “ too good, to be truth” . El Senador Gruening, viejo zorro de la política, no reprime su curiosidad y así, ter­ minada la felicitación, agrega: Le agradecería mucho que usted me permitiera hacer al­ gunas preguntas. Decía usted, muy acertadamente, que es­ ta información, (sobre anticonceptivos) debe estar al al­ cance de los países que la soliciten. Cuál sería su opinión respecto al estado actual de receptividad de los países la­ tinoamericanos? Por ahora, es un hecho que tal informa­ ción les es dada ocasionalmente y en algunos lugares a tra­ vés de la Agencia Internacional para él Desarrollo (AID). No está siendo dada regularmente. Una de las cosas que mi proyecto de ley trata de eliminar son estos procedimien­ tos semiclandestinos, más o menos por debajo de cuerda, y reemplazarlos por otros abiertos con agencias y funciona­ rios ad-hoc, tales como Asistentes, Secretarios de Estado, responsables por lo que se está haciendo y por lo que se ha­ ga. Cuál sería, a su juicio, la receptividad actual de los paí­ ses latinoamericanos para esta política? cuál sería, en Co­ lombia, su país, por ejemplo? *

El Dr. Lleras Camargo: 44Pienso que hay una gran recep­ tividad para toda clase de información sobre esta materia.1 2

12 Visión (loe. cit.).

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El primer paso ha de ser, por supuesto, establecer centros demográficos en las Universidades, cosa que estamos hacien­ do, a fin de que adapten esas informaciones a las condicio­ nes y circunstancias de Colombia. Pero lo que dije yo en la última parte de mi exposición es que si este proyecto llega a ser una ley de los Estados Unidos, debe haber una polí­ tica de tal ley, y pienso que al ocurrir esto son de esperarse algunas reacciones de los países y principalmente de los go­ biernos comprometidos. Pero puedo anticipar que será una reacción muy buena.

Si Latinoamérica se considera en cuanto comunidad po­ lítica una ciudad amurallada con su puerta y sus llaves; la acción del Dr. Lleras Camargo ante el Senado Americano podría definirse com o la entrega de las llaves de la ciudad. Acto que perteneció siempre al dominio de lo castrense. Pero quedaba un grave interrogante: La Iglesia. El Senador Gruening vuelve a preguntar: 4 Piensa usted que hay mucha oposición portel lado religio­ so en su país y en los demás de Latinoamérica? Dr. Lleras Camargo: “ Allí hubo una gran oposición hace diez años (?), pero pienso que la posición de la Iglesia Ca­ tólica ha cambiada mucho en cosa de los últimos cinco años (?) y que es posible esperar, cuando menos, si no un apoyo formal a las campanas de control de natalidad, sí cierta forma de neutralidad de la Iglesia en todas partes, bajo la cooperación individual de la mayoría o de un gran número de sacerdotes. Así pues, pienso que ese no es un gran pro­ blema hoy en día.

Las cosas que saben los grandes estadistas! Los hombres de gobierno de los Estados Unidos debieron ¿ quedar estupefactos. No era cualquier país latinoamerica­ no sino el que pasa por más católico, donde se cree que la Iglesia tiene una gran influencia social más propia de la Edad Media que de los tiempos de hoy, el que les entre­ gaba, por la mano del hombre más digno de fe en estos campos, las llaves de la ciudad y las de la Iglesia. El Dr. Lleras Camargo sabía que estaba diciendo cosas tremendas. Cuando él Senador Gruening le pide una prue­ ba de que su conocimiento de la situación colombiana es­ tá al día, lo encuentra preparado.

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Senador Gruening: Señor presidente, pienso que uno de los numerosos puntos importantísimos que usted ha mencionado en su exposición es el relativo a la gran crisis de Latinoamérica por la explo­ sión demográfica. Como usted lo dice: “ LATINOAMERICA ESTA ALIMENTANDO, MISERIA PRESIONES REVOLU­ CIONARIAS, HAMBRE Y MUCHOS OTROS PROBLEMAS POTENCIALMENTE DESASTROSOS EN PROPORCIONES QUE SOBREPASAN NUESTRA IMAGINACION AUN EN LA EDAD DE LA GUERRA N U C L E A R E sta es una parte tremendamente impresionante de su exposición, particular­ mente el punto de que a las actuales ratas de crecimiento el problema ” está por encima de proporciones manejables Para eso es precisamente para lo que nosotros estamos aquí. Estamos tratando de salirle al paso a ese problema, de traer­ lo a proporciones manejables Ahora ya estoy lleno de esperanza de que la legislación propuesta sea aprobada. Pienso que debe serlo. Pero la ac­ ción va siempre muy atrás de la legislación. No deberíamos esperar un día. No deberíamos esperar una semana. No de­ beríamos esperar un mes. Ahora usted regresa a su país y sería muy interesante y útil, si usted lo estima conveniente, informarnos si ha habi­ do algún cambio de sentimientos, algún cambio de activi­ dad en este orden de cosas desde la última vez que usted estuvo allí. Seria útil para nosotros saber si en Colombia, que fue el tema de un estudio especial que estoy haciendo para el Comité Operativo Gubernamental de nuestro pro­ grama de Ayuda al Exterior, haya habido algún cambio que pueda ser registrado en relación con el programa de explo­ sión de población y de control.

El Dr. Lleras Camargo: Señor Presidente del Comité, yo haré eso con mucho gus­ to. El mes de agosto habrá en Cali, Colombia, una reunión de la llamada Asamblea Americana dedicada enteramente a este problema. Es la primera vez que esto va a ser discu­ tido públicamente, supongo que por un gran número de di­ rigentes de la opinión pública colombiana, y yo deseo y pienso que esto va a tener tremendas repercusiones en el país.

En qué repercusiones pensaba el Dr. Lleras Camargo? Es lícito colegir que el autor del escrito publicado un año antes en Visión, en donde señala a la Iglesia Católica como el tabú que impide cualquier discusión sobre él control de natalidad, piensa en la reacción de la Iglesia de Colom-

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bia. En realidad no pasó nada. La única persona que pare­ ció notificarse de la acometida fue el Dr. Emilio Robledo Uribe, quien publicó en “ La República” la tesis central del Dr. Lleras Camargo, en doble columna con texto de Mater et Magistra, haciendo evidente la diametral oposición en los dos planteamientos del problema. El acto de pronunciarse en la forma en que lo hizo el Dr. Lleras Camargo fue registrado por los observadores del New York Times como un gesto audaz y corajudo. Una revolución callada está realizándose en América La­ tina. Una revolución que ni es espectacular ni violenta... Hace apenas tres o cuatro años era impensable que pudie­ ra realizarse una conferencia sobre control de población. En esta asamblea una de las más conocidas y respetadas figuras de Latinoamérica, el ex-Presidente de Colombia Al­ berto Lleras Camargo quien presidió la Conferencia, hizo un discurso para consumo público en el cual llegó a pedir clara y enérgicamente medidas para el control de población. Durante la conferencia, “ El Tiempo" de Bogotá, que como todos los demás diarios de Colombia cubrió completamen­ te la Asamblea, publicó un artículo con ilustraciones sobre un artefacto intrauterino. Esto fue sin duda, revolución.

Es ilustrativo el lenguaje bélico que inspira al cronista del New York Times la acción del Dr. Lleras Camargo. A la luz de los hechos, tal lenguaje resulta desmesurado. Qué revolución es ésta que, si bien es cierto que deja víctimas, no produce mártires? Qué revolución es ésta en donde no aparece la resistencia que permita medir la magnitud del riesgo asumido por los revolucionarios, así como su auda­ cia y su coraje? La crónica de ésa asamblea hace pensar más en “ El mago de Oz” o en “ El Gorrión ciego” que en una revolución. El monstruo contra el que arremetió este nuevo Sigfrido no era un monstruo. Era, lo que dirían los chinos, un tigre de papel. COLABORACION A NIVEL SACERDOTAL Continúa el cronista: Papel de la Iglesia. Colombia, a través de la historia de América Latina, ha sido uno de los países donde la Iglesia Católica Romana jugó un papel excepcionalmente fuerte en la sociedad. Pues bien, sacerdotes colombianos, lo mismo que sacerdotes de otras naciones del hemisferio no sola­

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mente tomaron parte en la conferencia sino que uno de los trabajos preparados para la Asamblea fue escrito por un joven sacerdote colombiano altamente estimado, el Padre Gustavo Pérez Ramírez, Director del Centro de Investiga­ ciones de Bogotá. Muchos delegados sacerdotes no solamente hicieron a tra­ vés de su intervenciones ataques frontales a la posición pre­ via de la Iglesia sobre control de natalidad, sino que tam­ bién presentaron algunos de los mejores y más atrevidos trabajos sobre el tem a18.

¿COLABORACION EPISCOPAL TACITA? Una particularidad del problema de población es la in­ seguridad respecto a sus posiciones con que aparece el Magisterio Eclesiástico, es decir, el Episcopado y el Pon­ tificado a este respecto. En realidad, hay interrogantes en el Magisterio con relación al aspecto estrictamente moral, estrictamente circunscrito a-la ética de las relaciones con­ yugales en cuanto determinen la procreación; la Conferen­ cia Episcopal ni ningún obispo aisladamente ni mucho me­ nos el Sumo Pontífice han mostrado vacilación alguna en rechazar la política anticonceptiva. No obstante, el hecho de que haya un aspecto del problema en estudio, ha dado pie a que personas interesadas en favorecer la política anticonceptiva, incluso sacerdotes desmedidamente agiornados, hacen aparecer las cautelas del Magisterio como una colaboración: la del dejar hacer. Esto fue sagazmente cap­ tado por el cronista del New York Times: Las discusiones dejaron la esperanza entre los médicos, economistas, sociólogos, profesores y demógrafos de Améri­ ca Latina que estuvieron presentes, de que si se presenta el control de nacimientos como asunto exclusivamente de método, de salud pública, de ciencia y de reforma social, el gobierno (Cuál, el de Colombia?} se comprometerá en el control CON EL CONSENTIMIENTO TACITO DE LA IGLESIA.

La posición de los sacerdotes colaboracionistas es, a juz­ gar por las impresiones del cronista, más avanzada, diría­ mos que francamente agresiva contra la postura de sus su­ periores, pues les atribuyen dos propósitos inaceptables en un obispo católico: oportunismo demagógico e inepcia pa-1 3 13 New York Times, Av. 5. 22 - 1965.

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râ el cargo. Así entendemos al menos esta parte de la cró­ nica: Naturalmente, dijeron los sacerdotes a la prensa, nosotros les mostramos nuestros trabajos a nuestros obispos para su aprobación. El silencio de sus superiores en su partici­ pación en discusiones públicas sobre control de natalidad fue interpretado por los clérigos aproximadamente de esta manera: la mejor actitud que nuestros superiores podrían asumir en estos temas vitales hasta tanto el Vaticano acla­ re la posición de la Iglesia, es permanecer callados. Esto no significa que la Jerarquía está de acuerdo con nosotros y que apoya el control de natalidad. Esto significa que la Iglesia (se entiende obviamente, los obispos) se da cuenta del peligro de enajenarse a millones de católicos romanos devotos si mantiene ciertas actitudes sociales. La Iglesia (nuevamente los obispos) sabe, por ejemplo, que por cada dos nacimientos en América Latina, hay un aborto y que casi la mitad de sus feligreses usan anticonceptivos.

\

Curiosa idea esta de que los Obispos, cuya función prin­ cipal en la Iglesia es hablar ·—para algo su cargo tiene el nombre de cátedra— están impedidos para hacerlo sobre un problema básicamente moral, en tanto que pueden ha­ cerlo libremente los sacerdotes y más libremente aún los laicos. Sin decirlo explícitamente lo sugiere también el P. Gustavo Pérez cuando escribía en un trabajo publicado en 1965: La Jerarquía latinoamericana no puede tomar posición pública diferente de la doctrina tradicional, hasta tanto no reciba una declaración formal del PapaU.

La afirmación anterior o quiere decir que los obispos latinoamericanos — y los otros por qué no?— deben poner­ se de acuerdo con el Papa, y en este caso no dice nada^ o quiere decir que los obispos latinoamericanos deben trans­ ferir a sus subordinados la responsabilidad de opinar sobre un asunto en estudio. Su silencio, si es que siguen esta cla­ se de consejos, será interpretado inevitablemente como co­ laboración tácita. Ya se ha visto cómo el doctor Lleras Camargo interpreta los silencios del episcopado y los pronun­ ciamientos de sacerdotes de avanzada como colaboración tácita de la Iglesia. Tal vez el Padre Gustavo Pérez no ha-1 4 14 Política de Planeación Familiar e Investigación en América patina.

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bía caído en la cuenta de que en materia de política demo­ gráfica NO HAY DOCTRINA TRADICIONAL. Como se verá más adelante, el más reciente documento que pueda inscribirse en la línea de la doctrina tradicional sobre el control de la natalidad es Casti Connubi, de Pío XI, pu­ blicada en 1930. Las primeras publicaciones dirigidas al control de natalidad como iniciativa de los gobiernos son netamente posteriores a la encíclica. Tomando los pronun­ ciamientos de Juan X XIII, los del Cardenal Montini cuan­ do aún era Cardenal y después de su elevación al Pontifi­ cado, los textos del Concilio Vaticano II, las declaraciones del Episcopado de los Estados Unidos, de Colombia, de Chile y otros documentos episcopales, hay una cierta doc­ trina tradicional qué rechaza firmemente la presión de los gobiernos sobre los esposos, particularmente sobre los p o ­ bres, en el sentido de la anticoncepción. La impresión qué recibió el cronista del New York Ti­ mes acerca de la esperanza que adquirieron los asistentes a la Asamblea de Cali de que la Iglesia dejaría obrar al go­ bierno si se presenta el control de natalidad “ como asunto exclusivamente de método, de salud pública, de ciencia y de reforma social” , es decir, como asunto exclusivamente profano, corresponde a la máxima aspiración de los políti­ cos comprometidos en la reducción de los nacimientos. Con solo esto que se ganara, todo estaría ganado. El problema de población, convertido en tema exclusivo de economis­ tas, demógrafos y políticos, se presta a manipulaciones ca­ paces de impresionar a los más cautelosos católicos. No hay duda de que la fuerza persuasiva de los escritos y discursos del Dr. Lleras Camargo se deben en gran parte a la habi­ lidad con que maneja el problema de población aséptica­ mente, limpiándolo de cualquier alusión a sus incidencias sobre la moral. El efecto de esta asepsia es anular cualquier presencia del espíritu polémico y hacer que — nuevo caba­ llo de Troya— la Iglesia reciba el audaz asalto sin notifi­ carse siquiera de que ha sido asaltada. El Presidente Lle­ ras Restrepo se muestra conocedor de esta táctica pues en una corresponsalía de Río de Janeiro destacada por “ El Tiempo” en primera página doble columna y bastardilla, se le atribuye la paternidad del artilugio:

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Río de Janeiro -Oct, 1-67, Recientemente el Presidente de Colombia, Carlos Lleras Restrepo propuso que al programa (de planificación familiar) se le supriman las implicaciones morales y religiosas debido al gravamen que el crecimiento incontrolado de la población impone a los pobres.

Esa corresponsalía no fue nunca rectificada. EXPECTATIVA FRUSTRADA. Los representantes del New York Times, informados se­ gún parece del pronóstico que hiciera el Dr. Lleras Camargo ante el Senado Americano de que la Asamblea de Cali', sin duda por causa del discurso que él había decidido pro­ nunciar, tendría “ tremendas repercusiones en el país” , vi­ nieron a cubrir una batalla que se anunciaba resonante. Co­ mo no hubo batalla ni resonancia, registran su propio asom­ bro ante esta especie de vacío: *

Bogotá, Colombia, agosto 21,- Lo que ha sido en efecto una de las más sensacionales noticias oídas en América La­ tina, no fue la guerra en las calles de Santo Domingo ni tampoco los temblores de Chile, Más bien fue el silencio de la Jerarquía de la Iglesia Católica de Roma durante la his­ tórica conferencié de cuatro días terminada en la semana anterior, sobre control de natalidad y otros problemas de población,

EL MEOLLO DEL ASUNTO Al registrar la intervención del ex-Presidente Lleras Camargo ante el Senado Americano y el entusiasmo del Se­ nador Gruening ante esa intervención, dijimos que lo en­ contrábamos desproporcionado al mérito intrínseco de su contenido y que, si había de dársele una explicación, ha­ bría que buscarla en las circunstancias. El reciente artículo de Visión (15) de marzo de 1938) ya mencionado, publica­ do como “ Informe Especial” , confirma nuestra hipótesis. Allí el Dr. Stycos, enterado como ninguno del meollo de todo este negociado gubernamental dice cuál fue el verda­ dero mérito de aquel discurso: Stycos (uno de los participantes) citó la reunión celebra­ da en Cali, Colombia, en 1965 como un hito del movimiento, porque la presidió UN DESTACADO POLITICO, ALBER·1 5 15 New York Times, agosto 22-1965.

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Hernán Vergara TO LLERAS CAMARGO (subrayado nuestro). POR PRI­ MERA VEZ EN LA HISTORIA, una importante figura po­ lítica latinoamericana habló públicamente en favor del pla­ neamiento de la familia en su propia patria, sin ambigüe­ dades 16.

No es posible excederse en destacar la importancia del anterior testimonio. En él una personalidad norteamerica­ na empapada com o nadie podría estarlo en la estrategia de este asalto a mi continente, a una forma de cultura y a una peculiar modalidad de cristiandad, declara lo que en boca de un colombiano y hasta de un latinoamericano de otro país sonaría a exageración presuntuosa y provinciana: que fue un colombiano, el Dr. Alberto Lleras Camargo, quien divide la historia de la política anticonceptiva americana en dos épocas, antes de la Asamblea de Cali y después de ella. O para ser justos, antes de Lleras Camargo y después de él. Es ante un público universitario del más alto nivel, en la Universidad de Cornell y no en cualquier cafetín de pueblo ante parroquianos desalumbrados, donde un hombre con mucho qué perder en materia de prestigio científico, como lo es Mayone Stycos, asegura que es Alberto Lleras Camargo quien POR PRIMERA VEZ EN LA HISTORIA pone al servicio de los planes antinatalistas preparados en Estados Unidos para consumo de los países latinoamerica­ nos el peso de su no discutido prestigio de hombre público latinoamericano. Nunca se sabrá lo bastante que fue un político, un ora­ dor, un lírico y si se quiere un poeta tremendista, el ver­ dadero primum mourns, el primer motor, la primigenia ins­ piración de la campaña genocida desencadenada sobre América Latina, y a la que el Presidente Lleras Restrepo, usando un eufemismo, ha llamado “ su política demográfi­ ca” . Nunca se sabrá lo bastante, para no caer en el enga­ ño de que fueron los demógrafos quienes convencieron a los hombres con responsabilidad gubernamental de que debían incluir en sus programas la esterilización humana, 16 Se sabe que Lleras no habló del planeamiento de la familia sino del control de natalidad y que, para que no se interpretara su expresión en el sentido de planeamiento de la familia explicó que esa expresión debe entenderse exclusivamente como reducción de nacimientos.

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sino que todo ha ocurrido al contrario. Son los políticos quienes, movidos por sus intuiciones, decidieron incluir en sus programas la esterilización humana y luego, para poner al pueblo en actitud receptiva o permisiva a la campaña, contrataron expertos en acción psicológica, los cuales, a su vez, procedieron a contratar gentes habilitables de demó­ grafos, de sociólogos, de higienistas, de predicadores reli­ giosos. Como lo hace constar el ya citado Dr. Stycos. Para que tenga mayor repercusión la cruzada por el control de la natalidad es necesario contar con el respaldo de la opinión pública.

Los contratistas de la acción psicológica dirán que ios go­ biernos se han visto obligados a proveer información y ser­ vicios anticonceptivos para responder a una “ necesidad sentida” de las clases pobres. Quizás existía esa necesidad sentida pero los políticos que acudieron a satisfacerla no pudieron conocerla por los medios ordinarios del conoci­ miento científico, sino por la intuición. D e lo que da testi­ monio Stycos es precisamente de que los expertos creían que el sentir popular repudiaría la anticoncepción. Su sor­ presa al encontrar poca resistencia los tiene aún asombra­ dos. Repetimos en parte un texto ya citado: Pocos hubieran anticipado que hacia fines de la década de I960, un continente tan identificado con la tradición ca­ tólica estaría tan interesado en la regulación (?) de la nata­ lidad. Aunque la intensidad de esfuerzos varía muchísimo de un país a otro, en la actualidad los gobiernos de Améri­ ca Latina y el Caribe proveen cierto grado de apoyo a los programas en referencia. En 1967, la FIPF gastó más en la región latinoamericana que en todas las demás regiones combinadas; y la AID invirtió en esa área durante 1965 y 1966 el doble en campañas de planificación de la familia/ de lo que en ese sentido gastó en otros continentes. La rapidez con que se ha producido esa situación, es tan notable como el hecho mismo de que ocurra. En 1960 no había en América Latina una sola entidad privada dedica­ da a planificación de la familia, excepto una en México, ad­ ministrada por norteamericanos. En 1967, las únicas nacio­ nes que carecían de tales programas eran tres: Nicaragua, Haití y Bolivia.

No habría por qué sorprenderse dé tales éxitos. La verda­ dera necesidad sentida en estos países subdesarrollados es la de ganar en dólares, necesidad que se ha mostrado par­ ticularmente apremiante en ciertos gremios con título uni-

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versitario. Actualmente en Colombia, — no conocemos el estado de la oferta en otros países — un médico recién gra­ duado y hasta acreditado como especialista está seguro de ser tomado por una de las múltiples agencias para la coloca­ ción de artefactos intrauterinos con sueldo generosamente superior al que le ofrecen, si hay plazas, en los Seguros So­ ciales o en Cajas de Previsión. La generosidad de la oferta es tánta, que no ha habido quién la absorba totalmente. Lo dice la directiva de Visión: Este año, el gobierno norteamericano ha ofrecido, a tra­ vés de la Agencia de Desarrollo Internacional (ADI), 35 mi­ llones de dólares con ese fin (el control de natalidad), su­ ma que representa más de lo que ahora pueden invertir en campañas apenas en proceso de organización los organis­ mos dedicados al ramo. Para el año próximo, se confía en que ya se dispondrá de los mecanismos necesarios para ab­ sorber esta ayuda financiera y cualquiera otra adicional ob­ tenida de los países desarrollados.

Quiere decir que el año próximo no habrá fuga de ce­ rebros! Quiere ésto decir también que si en Nueva Delhi se llegó a un fracaso total en las aspiraciones a una ayuda de los países desarrollados para los subdesarrollados, nues­ tras universidades, hospitales, centros de salud, clínicas privadas, obras sociales y hasta obras de apostolado religio­ so, no tienen que temer, pues se verán asediados por los colocadores de subvenciones en dinero. MANEJO POLITICO D EL PROBLEMA DE POBLACION Hemos intentado reconstruir a grandes trazos el proce­ so seguido por la anticoncepción humana hasta llegar a la etapa en que hoy la encontramos, de constituir punto prin­ cipalísimo de varios gobiernos, con perspectivas de verse adoptado en un futuro próximo por las Naciones Unidas como uno de sus propósitos fundamentales. En el curso de este recorrido panorámico hemos tenido que aludir ocasio­ nalmente a enfoques del problema distintos del políticos ta­ les como el religioso y el policivo o castrense. No podre(Pg. 16) Visión 15 III-68. (Pg. 17) Visión 15 marzo - 68.

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mos delimitar el enfoque político en sus fueros y en sus limitaciones sino destacando sus diferencias con los enfo­ ques limítrofes, el religioso y el castrense. Para establecer estas categorías tomamos como criterio indicador el respeto a la dignidad y a la intimidad huma­ na, el cual, en el orden práctico se traduce en el grado de complejidad en los planteamientos y en los procedimien­ tos. A mayor respeto, mayor complejidad. En el extremo del simplismo está lo castrense o policivo, con sus procedi­ mientos breves y sumarios y sus reultados, el triunfo o la derrota, a la vista y a corto plazo. En el extremo de la com­ plejidad está lo religioso, con sus múltiples imponderables y con sus resultados — la salvación o la condenación— aplazados hasta el fin de la historia. A la luz de este cri­ terio, lo político ocupa la zona intermedia, siendo más com­ plejo que lo castrense y menos que lo religioso. Respeto a la dignidad humana y complejidad son co­ rrelativos y directamente proporcionales, pues la conse­ cuencia más apremiante de la dignidad humana es su li­ bertad y es de la libertad de donde surgen precisamente las complejidades que ignora el comisario, que ponen a prueba el tacto del político y que hacen entrar en agonía al hombre de Dios. En el panorama histórico del problema de la población se pueden apreciar, tanto la impaciencia de los estadistas ante los plazos que se toman los dirigentes de la Iglesia com o las impaciencias castrenses ante las cau­ telas y demoras de los políticos.



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Para evitar los equívocos de una interpretación forma­ lista de los conceptos aquí usados — lo religioso, lo polítitico, lo castrense— y apreciar la necesidad de una delimi­ tación de estos campos, ponemos de presente algo que pudo quedar parcialmente implícito en el capítulo anterior. A sater, que el tratamiento dado por el Dr. Lleras Camargo al problema de población no es el propio de la acción política sino el de la acción castrense. Esto puede sonar a paradoja o a humorada por cuanto el Dr. Lleras Camargo hace figura precisamente de político a nivel de estadista, posición que tanto el Senador Gruening como el Dr. Styeos subrayan al mencionar sus aportes. Pero en ésto puede

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haber una trampa, y si efectivamente la hay, los hombres de gobierno de los Estados Unidos y nuestro propio presi­ dente Lleras Restrepo habrían caído en ella. La caída en la trampa estaría configurada en lanzarse a la esterilización de la población latinoamericana con modales de soldades­ ca en la creencia de que están desplegando una acción po­ lítica, de caer sobre estos pueblos que, a pesar de todo tie­ nen la fe católica, como mercaderes ricos, a una realiza­ ción de conciencias, de costumbres y de nacionalidades. Es cierto que los primeros efectos del asalto y del merca­ deo han superado favorablemente los cálculos más optimis­ tas. Pero si estos pueblos no están aún completamente ma­ duros para cambiarse por dinero, oficio que tiene por nom­ bre prostitución, los triunfos iniciales pueden trocarse en triunfos pírricos. Y si estuvieran maduros para la autoesterilización, al punto que lo hagan vendiéndose o también sin costo alguno para los Estados Unidos (I), no es aven­ turado pensar que el vacío dejado por ellos se vería colma­ do por los sobrantes asiáticos antes que por los descendien­ tes de los Rockefeller, de los Johson, de los Fulbright, de los Stycos, de los Saunders, de los Bogue y demás figuras epónimas de la esterilización latinoamericana. N o conoce­ mos los planes de Dios, pero estamos seguros de que El también los tiene. La clave del interrogante está en saber si las proposicio­ nes del Dr. Lleras Camargo son o no de índole política. Nuestra hipótesis es ciertamente muy atrevida, pero es la obligada por los testimonios que proporciona el mismo Dr. Lleras Camargo. Hemos visto cómo, en el artículo titulado: “ El problema demográfico, otro tabú” , publicado en Vi­ sión (mayo 24-64), se expresa de los políticos con la desI En Bolivia no ha invertido dinero para anticoncepción el gobierno norteamericano. Sin embargo, la prensa trajo el 26 de marzo del presente la siguiente noticia: La Paz.- En Bolivia se usan descontroladamente los anticoncep­ tivos con total indiferencia oficial. Se carece de un centro de pla­ nificación familiar que oriente la conducta de la población bolivia­ na respecto al uso de las píldoras que impiden la procreación. Bo­ livia es un país despoblado. Tiene apenas 4 millones de habitan­ tes y cuenta con más de un millón de kilómetros cuadrados de te­ rritorio. (El Tiempo, 26 de marzo 1968).

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pectïva impaciencia que solo cabe en los hombres de fuerza: Ninguno de quienes tienen responsabilidad gubernamen­ ta l... se ha detenido a examinar este problema con la in­ tención de sugerir soluciones... Los partidos, los mismos demógrafos, prefieren quedarse en diagnósticos, y aún en­ tonces, con toda clase de reservas...

Hay que ser un hombre de fuerza y no de respeto para despachar de un plumazo las complejidades que el proble­ ma de población presenta a los estadistas propiamente ta­ les y a los jefes religiosos, como lo hace el Dr. Lleras Ca­ margo en el cierre de su discurso ante la Asamblea de Cali: El problema de nuestro tiempo reside en que se ha in­ terferido eficazmente la fuente de la mortalidad y no hay ninguna capacidad de controlar la de la vida... La solu­ ción humana, la solución cristiana, la solución económica y la solución política es el control de la natalidad. Y cuanto antes, mejor.

Hay que ser hombre de fuerza y no de espíritu para que, “ haciendo de todo leño una lanza” , tergiverse un texto de Populorum Progressio hasta hacerle decir a Paulo VI que les sugiere a los gobiernos que limiten los nacimientos “ sin timidez y sin pereza” . La frase está en el artículo ti­ tulado “ La Roca de Sísifo” ( Visión,, marzo de 1967) y como en él se trae el tema del control de natalidad forzadamente, a propósito del Mercado Común Latinoamericano, hay que citar con alguna extensión: La industrialización ha sido hasta ahora una de las pana­ ceas que se han ofrecido a los pueblos atrasados para ha­ llar una salida a su tremenda, incontenible y hasta ahora incontenida fertilidad. El índice de crecimiento demográfi­ co de la mayor parte de los países de la zona latinoameri­ cana es vertiginoso,· es decir, que da vértigo. El aumento de las personas que necesitan empleo después de los 18 años es enorme; y el número de empleos de la agricultura, que tiene que estar más o menos mecanizada, ha de alimen­ tar esa población arrolladora y voraz, y de una industria incipiente, es bastante reducida. La industrialización crea­ ría esos empleos, se dice. Pero hasta ahora la explosión de­ mográfica va ganando la partida fácilm ente... El Merca­ do Común, pues, no sirve para remediar esa situación aflic­ tiva de la América Latina, que no puede manejarse sino por un solo medio: el control de la natalidad. De ésto solían hablar hasta ahora muy poco los gobier­ nos, y en Punta del Este no se incluyó en la agenda. EL

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PAPA LOS HA LIBERTADO DEL TEMOR CUANDO DE­ CLARA QUE ES LICITO A LOS GOBIERNOS HACER CAMPAÑAS DE CONTROL DE NATALIDAD. Es decir, cuando parece estar indicando QUE DEBE HACERSE SIN TIMIDEZ Y SIN PEREZA.

No basta que una proposición suene a paradoja o a hu­ morada para que no sea realista. Al contrario, la condición humana es de tal modo contradictoria que difícilmente se acierta con ella cuando no se la nombra con la paradoja o con el humor. “ Dime de qué te jactas, y te diré de qué ca­ reces’’, decían los antiguos castellanos; o también, “ Cada cual alardea de lo que carece” . Freud lo vio así y formuló la hipótesis del inconsciente como contrapunto de la con­ ciencia. Deseamos lo que pensamos temer y tememos lo qué pensamos desear. Qué de raro habría entonces en que una personalidad, adalid de la democracia en el nivel cons­ ciente estuviera dinamizada desde el inconsciente por un príncipe gótico? Por lo demás, el caso de civiles notables con alma de comisarios no es raro. El Dr. William Vogt? sa­ bio naturalista especializado en recursos naturales, d e c e p ­ cionado al no encontrar eco para sus planes en América Latina dentro de los funcionarios de la Ayuda al Exterior en su país, decidió convertirse al antinatalismo. Su crude­ za de biólogo llega a lo pintoresco y corresponde exacta­ mente a ese tipo de simplismo que nos parece característi­ co de la vocación castrense. En su exposición ante el Sub­ comité de Ayuda al Exterior del Senado Americano las em­ prende contra los políticos: Mientras ha habido gran aumento de actividad verbal, con la que las organizaciones gubernamentales e interna­ cionales sustituyen muy a menudo la acción efectiva, ha habido muy poco progreso en la separación del esperma y y el óvulo i*.

Lo político, lo mismo que lo religioso o lo castrense, es primero una mentalidad antes que un modo de vestir, o una habilidad electoral o un ejercicio de la presencia física. Planteamientos como éste del Dr. Vogt caracterizan la mentalidad castrense. Si ahora fuéramos a buscar en Co­ lombia ejemplos de acción política, en ninguna parte los1 8 (18) Hearings. 1965 pág. 1022.

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encontraríamos quizás tan logrados como en el Ejército. Allí la “ acción cívico-militar” que acaba de inaugurar su “ Operación Andes” con los profesionales y bachilleres cons­ criptos, constituye posiblemente la mejor escuela de civis­ mo, si acaso no la primera en nuestra historia, para el cam­ pesinado. Si en cambio buscáramos casos típicos de acción castrense, tendríamos uno excelente en la manera autocrática como el presidente Lleras Restrepo decidió reanudar relaciones diplomáticas con Rusia. Una mañana lo supimos los colombianos, igual que la tropa se entera al levantarse de la “ orden del día” . Ni aún el socio paritario del Gobier­ no, Dr. Ospina Pérez, ni una comisión llamada “ Asesora de Relaciones Exteriores” , fueron consultados.

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Medios Políticos para fines Políticos

Admitido que el problema de población constituye por ciertos aspectos un problema político, así como por otros entra en el dominio de la religión o en el del orden público, queda por aclarar el problema de los medids de manejar­ lo. Porque un asunto político puede ser —y debe serlo— manejado con medios políticos, pero también con medios religiosos o con medios policíacos, caso en el cual se incu­ rre en graves equivocaciones. Aún no acaba la Iglesia de enjugar las consecuencias de la Inquisición, que no fue si­ no la aplicación de medios policíacos en el manejo de la vi­ da religiosa; y también conocemos el dolorosísimo· caso del Mariscal Petain, héroe nacional si hubo alguno, quien tu­ vo el mal momento de darle al problema castrense de la invasión alemana un tratamiento religioso: Francia había pecado y los nazis estaban allí para purificarla de sus fal­ tas. Nuestro propósito frente a la política demográfica o po­ lítica de población es precisar lo que. constituiría el mane­ jo propiamente político del aspecto' igualmente político del crecimiento de la población. EÍ método que seguimos en esta investigación es el que en medicina se llama “ diagnóstico diferencial” . Consiste en avanzar hacia el diagnóstico exacto de una enfermedad mediante comparación con las enfermedades que más se le asemejan. Aspiramos a precisar los caracteres de lo po­ lítico en la procreación humana, por comparación y con­ traste con sus ámbitos limítrofes, lo religioso y lo castrense.

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Adoptando como criterio indicador el respeto a la liber­ tad, es fácil llegar a un acuerdo en la tesis de que lo reli­ gioso respeta absolutamente la libertad, lo castrense no la tiene en cuenta para nada y lo político ha de entretejer in­ cesantemente la libertad con la coerción. El gran filósofo francés Louis Lavelle presenta esta misma versión de lo político en su excelente conferencia sobre “ Le Politique” de Platón, de la que citamos con relativa amplitud: La virtud del político es la misma que la del sabio: es la moderación. Pero la moderación es un arte difícil. Ella no es como se cree, signo de debilidad sino de esta fuerza que, en lugar d é ceder a las pasiones, las contiene_ reteniendo en ellas la energía de todas. El más bello nombre que se le pueda dar a un hombre de Estado es el de moderador. .. Pero en eso mismo se puede definir a la vez el deber del político y los límites de su acción. El problema político na­ ce de la discordia que existe entre los hombres. El papel del jefe no es agravarla sino aplacarla. El no sirve a su par­ tido sino al Estado. El debe crear una alianza entre fuerzas contrarias, que están siempre enfrentadas, USANDO A LA VEZ LA COERCION Y LA PERSUACION. El no se aseme­ ja al pastor de los pueblos del viejo mito, sino al tejedor que da a la tela su urdimbre y su resistencia entrelazando con habilidad la cadena con la trama” %°.

LENGUAJE RELIGIOSO EN LA POLITICA DEM OGRAFICA La anticoncepción, por el hecho de haberse planteado pri­ mero y durante siglos como asunto exclusivamente moral y religioso, al iniciar su era de problema político ha traído consigo por simple inercia, por la compulsividad propia o lo tradicional, el aparato verbal de la religión y de la mo­ ral. Es así com o la literatura sobre política demográfica sue­ le presentar esta nueva iniciativa de los gobiernos como oferta, una simple información, que dejaría a las gentes completamente libres de utilizarla o de rechazarla. Esta clase de actitudes son las propias de una Iglesia pero nun­ ca las de un Estado. Y como' siempre se cumple el pronósti­ co pascaliano de que “ qui veut fair Pange, fait la béte” 21. 20 Panorama des Doctrines Philosophiques. Editions Albin Mi­ chel. Págs. 63-64. 21 Frase intraducibie al español con la fuerza de su forma fran­ cesa; habría que acudir a este desarrollo: El que quiere dárselas de ángel, acaba comportándose como bestia.

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Los políticos que ofrecen tal respeto a la libertad de los ciudadanos terminan haciendo totalitarismo estatal. Hay mentalidades en las que no pueden caber al mismo tiempo lo religioso y lo político, la iglesia y el Estado, el dominio de Dios y el dominio del César, y se ven compeli­ ólas a optar o por lo uno o por lo otro. Es así como pasan sin advertir siquiera que han pisado una frontera, — tal el caso de Enrique VIII— de la teocracia al totalitarismo es­ tatal o del totalitarismo a la teocracia.

LA POLITICA DEM OGRAFICA, ES FACTIBLE, O SIQUIERA PENSABLE? Nosotros diríamos que si en la determinación de acce­ der a la concepción de un hijo o de rehusarla se ha de res­ petar absolutamente la libertad de los cóñyuges, COMO LO EXIGE LA IGLESIA CATOLICA, es preciso con­ cluir con el Dr. Ball que NO HAY LUGAR PARA EL GO. BIERNO. Es decir, que la regulación política de los naci­ mientos entraña una contradicción conceptual, un absur­ do lógico, y por ello mismo no es solamente imposible pa­ sarla de la teoría a la práctica sino que es imposible la con­ figuración misma como teoría. Pero si aceptamos como pun­ to de partida, que la regulación política de los nacimientos es una necesidad intrínseca al funcionamiento mismo del Estado moderno, al punto que lo impensable seria un Es­ tado sin política de regulación de nacimientos, es preciso admitir que la libertad de la pareja humana para decidir sobre la concepción es una utopía en el dominio del Esta­ do. Tratar de liquidar este interrogante por él “ coupe de frappe” castrense, com o lo ha propuesto el Dr. Lleras Camargo y como han accedido a hacerlo el Gobierno de los Estádos Unidos y el nuestro, es pensar que entre la religión y la política hubo una coalición indesanudable sobre él pro­ blema de la población hasta que apareció un policía. Los hombres con responsabilidad moral e intelectual vie­ nen aplicados a precisar él problema de las relaciones en­ tre la Iglesia y los gobiernos à propósito del problema de

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población. Su responsabilidad se muestra en saber que hay allí realmente un problema, que debe haber una solución razonable y que el comienzo de la solución está en el cam­ po de las ideas que se acepten acerca de los fueros y limi­ taciones de la Iglesia o de la conciencia moral y del Estado. Esos hombres saben que no hay aquí una pura cuestión de dinero o de quién puede más, sino una cuestión de ve­ racidad o de engaño, de respeto o de violencia, de justicia o de abuso de fuerza. Así, para citar un ejemplo de esta cla­ se de contribuciones, traemos esta reflexión de Garry Willis, al final de un profundo y vigoroso artículo titulado “ Catholicis and Population” publicado en National, Re­ view” , julio- 27/1965: Pero este no es un problema solamente teológico, sino también cívico-social. Un arma de dos filos. Hemos dado al Estado gran responsabilidad por el bienestar social de aquellos que vienen al mundo pero son incapaces de soste­ nerse a sí mismos. Bajo crecientes presiones, el Estado se ve precisado a contrarrestar esto con exigencias de res­ ponsabilidad para con él. La tentación de emplear medios como la esterilización para castigar a los " irresponsablemen­ te fértiles” llegará a ser grave. En tales circunstancias, la so­ nada tolerancia liberal de la conciencia individual se podrá probar bajo el fuego. Los católicos y todos aquellos que rehúsan usar anticonceptivos, someterse a la esterilización, aceptar códigos eugenésicos o cuotas de hijos determina­ das por el Estado, deben tener su libertad garantizada, aún si eso echa abajo todos los sueños de los planificadores so­ ciales.

Como se ve, este autor acepta la perspectiva de que el Estado llegue a tener el derecho de influir con sus medios, necesariamente coactivos, sobre la procreación humana pe­ ro superponiendo, con riesgos de caer en ambigüedad, el pe­ ligro del abuso a que esta inclinado todo gobierno. Otras personas comprometidas en la campaña antinatalista se ponen radicalmente del lado del intervencionis­ mo estatal, hasta el punto de tratar la reinvindicación de la libertad de las parejas com o intolerable contrasentido. Ejemplo de esta posición nos lo ofrece el Dr. Eliécer Ruíz, funcionario del Population Reference Bureau, a cuyo cargo está la agencia de coordinación de los programas en el área latinoamericana con sede actual en Bogotá. En el bo­ letín dedicadoi a comentar la Reunión de Caracas sobre

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Políticas de Población en relación al desarrollo en América Latina, critica acerbamente las conclusiones finales de la misma por considerarlas faltadas de realismo político. Es preciso citar extensamente, pero esta citación nos gratifi­ cará al presentamos, en una elaboración nunca antes al­ canzada, lo que es ya una escuela de criteriología demo­ gráfica; La escuela colombiana. Esta escuela, iniciada indis­ cutiblemente por el Dr. Lleras Camargo y enriquecida con documentos tan importantes como “ El Informe al Congreso Nacional” del presidente Lleras Restrepo; declaraciones, eventuales a la prensa del Ministro de Salud, Dr. Antonio Ordóñez Plaja; folleto sobre la filosofía de la “ necesidad sentida” y aguerridas declaraciones a la prensa del Dr. Hernán Mendoza Hoyos, Director dé la División de Pobla­ ción de la Asociación de Facultades de Medicina; contribu­ ciones a los seminarios sobre problemas de Población en La Ceja, Popayán, Buga, Sogamoso y otras más que sería largo enumerar. De paso, antes de presentar los comenta­ rios del Dr. Ruíz, hemos de confesar la sorpresa que hemos tenido al descubrir que las conclusiones finales de la Reu­ nión de Caracas nó quedaron al gusto de la delegación colombiana, lo que indica que ésta quedó en minoría, pues las declaraciones concedidas a la prensa por el Ministro’ de Salud, jefe de nuestra delegación, nos hicieron pensar, que nuestros compatriotas habían dado allí la nota dominante. Nunca se sabe! En la reunión sobre estudios derno gráficos organizada en Caracas por la OEA, declaró el Dr. Ordóñez Plaja, la ac­ tuación de los delegados colombianos fue de franco liderato y la lectura del informe del Presidente Lleras al Congreso de la República causó un gran impacto y fue factor deci­ sivo en las conclusiones finales. (20) Ahora sí, el Dr. Ruíz: Una Declaración que elude el problema fundamental. La declaración emanada de la reunión en Caracas se basa en cuatro puntos fundamentales: a) El desarrollo es un fenómeno complejo, cuyo estudio ha tomado mucho auge en latinoamérica en ta década que co20 "El Tiempo", 31 Die. 1967.

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Hernán Vergara menzó en 1960. Debido a esta complejidad, en la mayoría de los programas de desarrollo formulados por los países no se han tomado en cuenta “ las repercusiones de los mis­ mos sobre las características cuantitativas y cualitativas de los recursos humanos b} Resulta de importancia cada vez mayor, y a veces ur­ gente, que los países latinoamericanos definan los térmi­ nos de una política de población, congruente con su aspi­ ración económica, social y cultural. c) Una política de población “ no debe adoptarse en forma aislada o unilateral, sino como parte total del desarrollo. d) En tanto no se mejoren las perspectivas de la coope­ ración económica internacional, en especial en materia de comercio de productos básicos, de los que depende ¿h alto grado la economía latinoamericana, la ejecución de los pro­ gramas de desarrollo no podrá alcanzar pleno éxito.

N o está mal, diríamos nosotros. Pero el Dr. Ruíz comenta: Estos enunciados de carácter general, sobre los cuales sería imposible no estar de acuerdo, sirven para enfocar al­ gunos fenómenos de desarrollo sectorial, principalmente en educación, agricultura y desarrollo urbano. El tacto y buen juicio con que se analizan estos aspectos sectoriales y la in­ tención casi aséptica con que se evita la mención de cualquier cifra o hecho que pudiera conferir dramatismo a los problemas que allí se mencionan, comunican a este pri­ mer documento, en conjunto, un frío y distante tono de “ no compromiso” , tal como si hubiera sido redactado por profesores de otro continente y no por líderes comprome­ tidos en la lucha por el mejoramiento de sus respectivos países y del Continente en su conjunto. Esto se echa de ver claramente cuando en el apartado ti­ tulado “ Objetivos y medios de Acción” , se dice que “ Los Objetivos fundamentales de una política de población, son, por una parte, contribuir a la política del desarrollo eco­ nómico y social, por otra, procurar que la familia, como sujeto y objeto del desarrollo, se desenvuelva en las mejo­ res condiciones posibles de bienestar material y espiritual, respetando, en lo que hace al tamaño de la familia la li­ bertad de la pareja humana para ejercer mediante la infor­ mación y los medios adecuados, su responsabilidad. Evidentemente, esta formulación, es de un estilo académi­ co impecable; pero es ineludible despertar una conciencia muy seria y profunda sobre los problemas que se encuen­ tran detrás de cada uno de sus términos. Estando tan íntimamente unidos el desarrollo económico y el crecimiento de la población; conociendo la limitada capacidad de ahorro de nuestras sociedades; teniendo da­ tos confiables y alarmantes sobre el crecimiento demográ-

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fico tan excesivamente rápido de nuestra población y lo que este crecimiento demanda en servicios, PUEDE REAL­ MENTE HABLARSE DE UN PLAN, CUANDO UNA DE LAS VARIABLES NO SE TIENE EN CUENTA O SE CONFIA A LA LIBERTAD DE LA PAREJA HUMANA?

Esta pregunta del Dr. Ruiz tampoco está mal. Ella apun­ ta nada menos que a la posibilidad misma de un plan res­ pecto a población dentro del marco de la democracia. En cuanto a lo que él califica peyorativamente de estilo pro­ fesoral, académico, extracontinental no es más que el esti­ lo común en que se expresan las gentes en la vida civil, es­ tilo ciertamente distinto a los que emplearon el “ Che” Gue­ vara y nuestro malogrado Camilo Torres3 estilo que es de rigor en la literatura castrense y al que ahora ha dado en llamársele estilo comprometido. Es el estilo que conocía­ mos allá por el año 30 bajo la bandera de la “ Acción Fran­ cesa” , de los “ faccios” de Mussolini y años después en “ Mein Kampf” de Hitler, y en la “ Falange Española” . No somos lectores de Mao? pero estamos seguros de que la li­ teratura de la “ revolución cultural” es de antología en ma­ teria de estilo comprometido. Se ve que las personas que se vinculan a los problemas de población con vocación po­ lítica buscan un camino moviéndose a tientas entre la ma­ raña de planteamientos religiosos y políticos entremezcla­ dos, y algunos de ellos no tienen con la vocación política la vocación a la mesura que, a juicio de Platón, debe ser in­ separable de aquella. Vienen entonces estas salidas de rom­ pe y rasga que tan bien le sientan a quienes tienen la vo­ cación castrense. Hay en el fondo de este intrincado problema una cues­ tión de paciencia, finamente señalada por Garry Wills en su escrito ya citado: Refiriéndose a la dificultad de conci­ liar el rigor de la enseñanza de la Iglesia sobre moral se­ xual con el hedonismo inseparable de la civilización occi­ dental, escribe:

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Como lo he dicho, la dificultad de encontrar la salida, está en hacer engranar las mentalidades. En el presente de­ bate, temo mucho que los americanos se resignen a la ta­ rea de adquirir algún conocimiento de la estructura del pensamiento católico.. . El pensamiento cristiano no se desa­ rrolla, como lo anotaba Newman, con ta rapidez de los silo­ gismos sino con la lentitud de la historia, en un revivir la historia de la Redención en cada nueva era.

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En este punto, impaciente lector, tiene usted perfecto de­ recho a su impaciencia. Qué tiene que ver todo esto con la reducción del espacio vital? El reloj anuncia su tic-tac, la humanidad se represa en cada continente mientras yo me entrego a una ensoñación teológica. Sin embargo, mi pun­ to es justamente que estas consideraciones son aguaamente importantes para comprometer a los católicos en una discusión sobre control de la natalidad. La cosa importan­ te en el mundo es comprender las fuentes de la resisten­ cia católica a la posición de los americanos y europeos mo­ dernos sobre anticonceptivos g*.

Hay personas cuya vocación política se expresa princi­ palmente en la irritación e impaciencia ante los plazos que se toman las supremas autoridades de la Iglesia frente a problemas humanos que parecen requerir únicamente tra­ tamientos de emergencia. Nuestro querido y malogrado Camilo fue víctima de esa impaciencia. Abandonó los rit­ mos de la Iglesia por demasiado parsimoniosos para buscar en la acción política una salida a su apremio de justicia, pe­ ro los de esta eran todavía demasiado lentos y saltó a la guerrilla. A los demógrafos de la escuela colombiana les pasa lo propio. No podemos evocar las arengas del Dr. Lle­ ras Camargo sobre el problema de población sin que se destaquen las frases de “ cuanto antes, mejor” , “ sin timidez y sin pereza” , y demás. Vimos también cómo el presidente Lleras Restrepo, a pesar de haberse comprometido solem­ ne y reiteradamente a integrar su política demográfica con la Iglesia,, propone según corresponsalía no rectificada 2 2 “ que se le supriman a los programas de planificación fa­ miliar las consideraciones morales y religiosas” . No es antirreligiosidad. Es impaciencia. Sería excesivo pedirle a un gobernante que tuviera la paciencia de un profeta, pero es preciso exigirle que no tenga las prisas de un cosaco. TANTEOS EN LA OBSCURIDAD Hombres verdaderamente ilustres y merecidamente exal­ tados a las más altas posiciones que puede conferir nuestra nación como son los presidentes Lleras Camargo y Lleras Restrepo no se comprometen en una postura, por rampan21 Hearings 1966 - pág. 212. 22 “ El Tiempo" 1967 - Sep. 2.

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te y simplista que sea, sin hacer contactos profundos y ge­ nuinos con la lealidad social y política. En el caso del con­ flicto entre las exigencias de respeto absoluto a la autode­ terminación de los cónyuges, que mantiene firmemente la Iglesia y la necesidad de ejercer coacción anticonceptiva so­ bre las parejas, de cualquier plan regulador de la natali­ dad, ambas personalidades han lanzado sugerencias a mo­ do de sondas y, quizás también, de bombas de profundidad. Ambos han pensado en esas uniones que se realizan al mar­ gen de toda norma religiosa, que son la fuente principal de la paternidad irresponsable y que contribuyen comp ningunas otras a configurar la procreación humana como “ explosión demográfica” , tanto por el número de nuevos seres humanos como por las pésimas condiciones de aco­ gimiento al venir a la vida y durante las etapas decisivas de la infancia. Con un matiz de diferencia entre las dos ilustres personalidades que es preciso destacar: todas las alusiones que el Dr. Lleras Camargo hace a la población indeseable transpiran misantropía, desilusión de la huma­ nidad y de sus instituciones religiosas, políticas, económi­ cas, familiares, etc. En las del Dr. Lleras Restrepo, en cambio, se siente ante todo la preocupación del economis­ ta. He aquí algunas muestras: En diálogo con el senador Gruening que siguió a su dis­ curso del 9 de julio 1965, al responder la pregunta sobre la oposición religiosa que podría presentarse en América Latina al control de natalidad, dijo el Dr. Lleras Camargo: Pienso que en ésto no hay un gran problema. De otra par­ te, aquí no hay un problema de índole solamente religiosa porque, como usted muy bien lo sabe, en América Latina hay cantidad de gente, una gran proporción de la pobla­ ción, que ha nacido fuera de matrimonio y, hasta donde yo entiendo, hay más pecado en eso que en cualquier clase de control de población

En el informe al Congreso Nacional, trae el Presidente Lleras Res trepo esta reflexión: Me resulta imposible detenerme a examinar la moralidad o la inmoralidad de las prácticas anticonceptivas, sin me­ ditar al mismo tiempo en las condiciones inmorales, a me­ l i Hearings. 1965 pág. 710.

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Hernán Vergara nudo delictuosas, del acto mismo de la concepción y de las situaciones que prolongan en el tiempo

Hay ironía ciertamente en ambos textos, en la manera desenvuelta de poner a los teólogos y al magisterio católi­ co frente al interrogante de si será mayor pecado fornicar con anticonceptivo que sin él. Pero, dejando al lado la su­ til irreverencia, en ambos se toma contacto con un proble­ ma nunca antes planteado a la Iglesia: El derecho que les niega a los gobiernos para coaccionar a los esposos unidos en matrimonio legítimo, lo niega también, o podría admi­ tirlo, respecto a las uniones de compañeros ocasionales? La ética conyugal incluye la absoluta libertad de la pareja res­ pecto a las condiciones que hacen posible o impiden la concepción en toda unión sexual, o solamente en las que se cumplen dentro dél ámbito de la ética general del matri­ monio? La Iglesia puede alegar ante el Estado que ella se encarga de la educación de los esposos con miras a la responsabili­ dad paterna y que para esta tarea está indiscutiblemente más autorizada y capacitada que el Estado. Pero las obser­ vaciones de los presidentes Lleras apuntan precisamente al hecho de que la población latinoamericana, siendo formal­ mente católica en su totalidad, se muestra irresponsable en su comportamiento sexual y en su fertilidad. Los esta­ distas en general y los nuestros en particular no dan indi­ cios de pensar que el comportamiento sexual irresponsa­ ble les plantee problema alguno a los gobiernos, en tanto que la fertilidad irresponsable estaría creando el peor pro­ blema de nuestro tiempo. Ellos se sienten obligados a limi­ tar él aumento de población pero no a limitar las uniones maritales que se cumplen fuera de matrimonio y toda la utilización comercial de la pornografía con que es explo­ tada la curiosidad de los jóvenes y del pueblo en general. Por lo demás, hay una cuestión de carácter práctico. Mien­ tras no se conoce método alguno para impedir la fornica­ ción, la ciencia acaba de inventar los anticonceptivos quí­ micos (píldoras) y los artefactos plásticos (devices) con los que se puede anular la fertilidad de las uniones marita-2 4 24 M ensaje pág. 313.

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les. Los expertos han podido llegar a cálculos tan adelan­ tados acerca de los costos per cápita de cada concepción interferida, que el presidente Johnson, en memorable alo­ cución a las Naciones Unidas pronunciada en San Francis­ co, California, con ocasión de su 2 0 9 aniversario, pudo decir. Encaremos en todas las tierras, incluyendo esta tierra—, los crecientes problemas de nuestras crecientes pobladones y busquémosle las respuestas a ésto que es el máximo reto al futuro del mundo· ACTUEMOS SOBRE EL HECHO DE QUE 5 dólares INVERTIDOS EN CONTROL DE PO­ BLACION EQUIVALEN A 100 DOLARES INVERTIDOS EN CRECIMIENTO ECONOMICO.

Así, frente a la impotencia de la Iglesia para inducir por medios morales la restricción de nacimientos en condicio­ nes de irresponsabilidad paterna, el Estado se encuentra ya con medios tan efectivos de restringir esós nacimientos que puede llegar a presupuestar los costos de esta opera­ ción. Y lo que es más importante aún, mientras faltan fuen­ tes de financiación para todos los renglones de servicio a la comunidad en estos países subdesarrollados, los fondos para campañas de esterilización de la población latinoa­ mericana, como lo informó Visión, SON SUPERIORES A LA CAPACIDAD ACTUAL DE GASTARLOS. Estos arguménteos son de efecto arrollador para la men­ talidad de un economista así como para la mentalidad de un hombre que, como ocurre al ex-presidente Lleras Camargo, ha tenido que contemplar y soportar la insensatez, que no tiene excepciones, de los hombres y de sus institu­ ciones religiosas, políticas y familiares. A este argumento nos permitiríamos hacerle una obje­ ción. Que no se ha podido asegurar hasta ahora la distri­ bución y utilización de los anticonceptivos en forma que vayan preferencialmente a las áreas en donde sería más útil su aplicación. Por el contrario, la tendencia compro­ bada, es la de un empleo preferential por parte de las pa­ rejas que estarían mejor capacitadas económica y cultural­ mente para una procreación responsable, en tanto que lle­ gan en cantidades ínfimas a las áreas miserables y analfa­ betas en donde se produce la clase de humanidad que apa­

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rece fotografiada en las publicaciones de la propaganda an­ ticonceptiva, y que le arranca al Dr. Lleras Camargo esas notas de lirismo antidemográfico, tan suyas: El problema de nuestro tiempo reside en que se ha inter­ ferido audaz y eficazmente la fuente de la mortalidad. .. (La Roca de Sísifo). ...y el número de empleados.... que ha de alimentar esa población arrolladora y voraz... (La Roca de Sísifo). Hay una crisis hoy, causada por la explosión de pobla­ ción, que está afectando principalmente el cintrón RACIALMENTE MEZCLADO, TROPICAL, Y EXTREMADAMENTE POBRE que circunda el globo... (Discurso ante el Senado Americano).

Esto constituye un indudable fracaso de la campaña. El Dr. Hernán Mendoza Hoyos, responsable de la misma en Colombia, es quien proporciona la información pertinente, acompañándola de algunas consideraciones necesarias pa­ ar exculpar el fracaso y tranquilizar a los financiadores: La información apareció en el reportaje a “ El Espectador5’, 26 de febrero de 1968. Reportero: Puede saberse si ha disminuido o aumentado la natali­ dad en el último año? Dr. Mendoza: Francamente, no creo que haya disminuido. Es posible que en las áreas muy modernizadas e industriales, donde la mujer está más emancipada, como en Bogotá y Medellin, la natalidad haya disminuído.Pero, en oposición, en las áreas tradicionales o marginales, tanto rurales cómo urba­ nas, donde habitan las gentes de menos recursos económi­ cos, la natalidad continúa siendo muy elevada. Tenemos ci­ fras aterradoras sobre la explosión demográfica en los ba­ rrios pobres, en los barrios de invasión de Bogotá. —Si el programa de planificación familiar se está adelan­ tando principalmente en las áreas de gentes pobres, por qué allí sigue en aumento la natalidad? —Falta mayor actividad y mayor difusión; el tiempo que llevamos es corto. Pero creo que podemos ser optimistas y obtener grandes resultados en un futuro no muy lejano. En qué sector femenino ha sido mayor la demanda de servicios?

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—La aceptación y la demanda han sido universales. Lo que sucede es que las clases altas y pudientes han venido practicando desde hace tiempo la planificación de la fami­ lia PQRQUE TIENEN MEDIOS. Las clases pobres no lo han podido hacer porque carecen de recursos para comprar los elementos indispensables.

El hecho de que mediante los progresos- técnicos de la anticoncepción, la población disminuye a expensas de las áreas de población en donde no interesa que disminuya y continúa poco menos que inalterada en las áreas a las que va dirigido el control de natalidad gubernamental, anula el argumento de los presidentes Lleras. El Estado no se muestra menos ineficaz que la Iglesia en la tarea de impe­ dir la procreación indeseable. El Dr. Francisco Socarras, veterano psicoanalista y quien podría tenerse en Colombia como decano de los intelectuales que han trabajado en el campo de la sociología, viene señalando, en conferencias y en escritos, el hecho de que la procreación en condicio­ nes de irresponsabilidad, está alimentado por el “ machis­ mo” . Se trata de un patrón cultural, más propiamente de un patrón de masculinidad muy dinámico en amplias zo­ nas rurales y aldeanas, según el cual el hombre vale por su sexualidad, por su condición de macho. Como se trata de un valor social, no basta que el hombre se realice en una formidable actividad sexual sino que produzca los tes­ timonios de la misma, que no pueden ser sino· los hijos. Aún si el machismo se ejercita sin buscar tan deliberada­ mente los hijos, el hecho de que se realice principalmente en la seducción, en condiciones violentas, hace que esas uniones se cumplan de improviso, y por lo tanto sin posi­ bilidad de utilizar los servicios anticonceptivos del próxi­ mo puesto de salud. Las mujeres más pobres e ignorantes se ven embarcadas en concepciones no deseadas ni planea­ das, porque se ven llevadas a acceder a relaciones sxuales, por lo menos no planeadas. UNA COYUNTURA QUE NO LO ES La existencia de áreas de población a las que no tiene acceso la Iglesia en América Latina, o que se comportan sexualmente lo mismo con la Iglesia que sin ella, podría constituir en principio, una coyuntura para llegar a cierto

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arreglo entre la Iglesia y los gobiernos, arreglo que consis­ tiría en ese acuerdo tácito del Episcopado al control guber­ namental de los nacimientos que pronosticara, el Dr. Lle­ ras Camargo en su diálogo con el Senador Gruening y que pide para su gobierno el Dr. Lleras Restrepo en su Infor­ me al Congreso Nacional. Esta coyuntura es ciertamente ilusoria. Para que fuera aprovechable sería necesario que el Estado ejerciera su función esterilizadora exactamente, o con gran aproximación, sobre las áreas ajenas a la influen­ cia real de la Iglesia. Pero la delimitación de tales áreas, sería ya un reto insostenible para los demógrafos y soció­ logos y, como si esto fuera poco, se puede afirmar sin te­ mor a estar contra los hechos, que la clientela principal de la Iglesia es, y si no lo es debe serlo, la población margi­ nal. Esas mismas gentes que se le representan al Dr. Lleras Camargo como visión de pesadilla para los felices civiliza­ dos blancos de las zonas templadas, se les representan a los seguidores de Cristo como apetitoso campo de labran­ za, como tierra virgen no extorsionada aún por el ateísmo peculiar de la civilización contemporánea. Sin duda, ha habido en la misma Iglesia Católica de America Latina un proceso de calvinización que ha tenido por efecto aproxi­ mar, y en determinados sectores hacer coincidir los gru­ pos de presión con los sectores predilectos de la Iglesia. Tal fenómeno ha tenido como consecuencia necesaria, la formación de áreas marginales que lo son simultáneamen­ te respecto a la influencia del Estado y de la Iglesia. A fa­ vor del hecho de que tales áreas marginales constituyen un peligro común para los gobiernos y para la Iglesia pue­ den haberse alimentado, en algunos estadistas, esperan­ zas sobre la posibilidad de un arreglo con la Iglesia, nece­ sariamente tácito, acerca de la esterilización masiva de ta­ les áreas. Pero si hay algo que está cambiando, y rápida­ mente, en la Iglesia de los países latinoamericanos, es esa situación. Más bien podría pensarse que, mientras están desapareciendo en todos los países latinoamericanos los motivos que enfrentaron en lucha a muerte a la Iglesia y a los gobiernos en el siglo pasado, el problema de control gubernamental de los nacimientos los enfrentará en una lucha que se prevee cada día más encarnizada. Es de pre­ ver que políticos, envueltos o seducidos cada vez más por

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el sentimiento de seguridad que transpiran los plantea­ mientos matemáticos de economistas y demógrafos, se radi­ calizarán más y más hacia el cesarismo totalitario res­ pecto al problema de población, en tanto que la Iglesia, to­ mando conciencia cada vez más de su verdadera esencia, y por el reajuste de todas sus estructuras al patrón de la Iglesia primitiva, será más y más decidida y eficazmente la Iglesia dé los pobres. RESPONSABILIDAD CIVIL, Y RESPONSABILIDAD MORAL EN LA PROCREACION El punto que sé presenta más promisorio como puente de acercamiento entre la Iglesia y los gobiernos es el de la responsabilidad paterna. En efecto, tanto S. S. Paulo VI como varios documentos episcopales incluyen una au­ torización a los gobiernos para promover \ql responsabili­ dad paterna. Sin embargo, con todo el respeto que nos me­ recen estos pronunciamientos, diremos que los encontra­ mos improductivos. Se trabaja con un concepto ambigüo, de diferente significación en el lenguaje político y en el lenguaje religioso, y mientras se tiene la impresión de un acuerdo sobre un punto determinado, la responsabilidad paterna, se está hablando en realidad de cosas diferentes. En efecto, la literatura antinatalista embandera el tema de la responsabilidad paterna pero con evidente propósi­ to de propaganda, sin ninguna seriedad. En boca de jueces de menores, de expertos en dilincuencia juvenil, dé tra­ bajadores sociales, el tema de la résponsabilidad paterna ha tenido y tiene significaciones completaménte alineadas con las que tiene el lenguaje de la Iglesia. Pero én esos con­ textos tiene más gravedad un hijo único y rico, mal acogido emocionalmente y mal educado, que una familia pobre de 15 hijos, como las hay muchas en Colombia y seguramente en los demás países latinoamericanos, pero suficientemen­ te acogidos y educados en los hábitos del respeto y de la fidelidad. En cambio, dentro de la literatura político-demo­ gráfica lo que cuenta en primer termino es el número de hijos.

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El criterio de cualidad se ha cambiado por el de can­ tidad. Si se tuviera suficientemente en cuenta este hecho, alguien debería abandonar el uso de la expresión “ responsa­ bilidad paterna” . O los estadistas o los jefes religiosos. Los políticos saben que cuando los obispos aceptan y hasta aplauden que los gobiernos promuevan la responsabilidad paterna están hablando de un hecho moral que a ellos — los políticos— no les interesa en cuanto tales; y los obis­ pos también pueden saber que cuando los políticos hablan de responsabilidad paterna están pensando en cifras de ninguna significación para la moral. En ese punto nos da excelente luz el Dr. William Vogt con su incomparable franqueza: Hemos superado, dice el Dr, Vogt, la simple aspiración de Margaret Sanger, por grande que haya sido en su período de pionera, y es preciso que miremos más lejos que el sim­ ple slogan “ cada hijo, un hijo deseado” , Hemos llegado al punto, me parece, en que no podemos permitirnos el lujo de ignorar el advenimiento de aumentos de millones de cuerpos humanos en nuestro limitado espacio, con la con­ siguiente necesidad de proveer a sus necesidades y de eli­ minar sus desperdicios. Después de tod o... la familia de millonarios de 8 niños, que ellos pueden sostener, ocupa más espacio,, consume más materias primas y contamina el aire y el agua cuatro veces más que la familia del maes­ tro de escuela con dos hijos y con un nivel de vida mucho más b a jo ... 25.

Esta significación estrictamente cuantitativa y numérica de la responsabilidad paterna está en el reportaje ya cita­ do del Dr. Hernán Mendoza Hoyos a “ El Espectador” , fe­ brero de 1968: Cuál es el número ideal que las mujeres pobres y ricas desean tener? El .número ideal es el de 3 hijos, tanto para las mujeres pobres como para las mujeres ricas.

Estas determinaciones de cuotas de hijos son hasta aho­ ra totalmente arbitrarias aún dentro de un contexto estric­ tamente demográfico y económico. El presidente Lleras Res­ trepo escoge el número 4 para los pobres, sin determina­ ción de la escala de cuotas que correspondería a la escala2 5 25 Discurso ante la Asamblea del Occidental College, en Palm Springs, Calif. Nov. 1963.

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de impuestos sobre la renta. En su informe al Congreso Nacional, utilizando la curiosa idea de que los mendrugos de nuestra asistencia social constituyen un estímulo para la procreación, y con el objeto de fijar sanciones a los culpables del nuevo delito de tener una familia numerosa, escribe: En este sentido de no crear estímulos para el aumento de población es claro que deben evitarse prácticas como las de otorgar preferencia para la adjudicación de viviendas ba­ ratas a las familias que tengan más hijos. Por supuesto, existen ya situaciones creadas, pero en ese caso, igual que en otros, la existencia de un número de hijos QUE EXCE­ DA DE CUATRO, por ejemplo, no deberá tomarse en cuen­ ta para el otorgamiento de ningún beneficio o privilegio ex cepcional SI LOS HIJOS HAN SIDO CONCEBIDOS CON POSTERIORIDAD A UNA FECHA DETERMINADA, (sub­ rayado nuestro), Ni los subsidios familiares, ni los siste­ mas para el cobro de derechos en las escuelas y colegios deben tener cualquier factor que estimule una prole nu­ merosa*6,

Sería interesante descifrar lo anunciado para la fecha determinada y reflexionar sobre la influencia que en nues­ tro régimen presidencial, ejerce sobre ios funcionarios pú­ blicos la fórmula negativa, “ no se deben crear estímulos” . Pero ello nos apartaría del tema. Lo importante es regis­ trar el empeño de los políticos por fijar un criterio concreto de responsabilidad paterna en función del bienestar social, del orden público y del desarrollo, idea a la que nos refe­ rimos con la expresión abreviada “ responsabilidad paterna civil” para distinguirla de la responsabilidad paterna mo­ ral. En cuanto a la fijación en cuatro del número de hijos permitidos a los matrimonios pobres, no tiene nada de ab­ soluto como tampoco lo tienen las cuotas del Dr. Mendoza Hoyos. Para los problemas que traen los hijos bien po­ dran ser tres, mejor dos, uno, y, por qué no decirlo todo? Mucho mejor ninguno. UNA NUEVA FORMA DE INTERDICCION CIVIL La política demográfica inspirada en la presunción ju­ rídica de que lös marginales no tienen derecho a procrear, o al menos no tienen el mismo derecho que se les reconoce 26 Informe al Congreso Nacional pág. 313.

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a las clases ricas, trae consigo inevitablemente la tesis de que tampoco tienen derecho, o el mismo derecho que los ricos, a sufragar. D e ser esto así, el plebiscito de 1957 que logró la más caudalosa votación en el país gracias al em­ peño que pusieron el Dr. Alberto Lleras, el episcopado y la prensa, estaría viciado por defecto en el consentimiento. En efecto, esa votación sin precedentes fue puesta en su mayoría por esa humanidad que solo produce “ miseria, presiones revolucionarias, hambre y muchos otros proble­ mas potencialmente desastrosos. . . población arrolladora y v o ra z... racialmente mezclada, tropical y extremadamen­ te p o b r e .. . ” gente que ha logrado nacer porque “ mientras se han interferido audaz y eficazmente la fuente de la mortalidad, no ha habido ninguna capacidad de controlar la de la vida” . Gente así, que ni siquiera tiene el derecho de haber nacido, que carece de la responsabilidad civil ne­ cesaria para saber cuántos hijos puede tener, por qué sí ha de ser responsable en la escogencia de sus mandatarios? Y si hay tanta evidencia para decretarles a tantos miles de ciudadanos mayores de edad la interdicción de procrear, no habría la misma evidencia para decretarles la interdic­ ción civil? Entendemos que los pioneros de la política demográfica andan a tientas en busca de criterios para definir y confi­ gurar esa nueva categoría cívico-social peculiar de nuestro tiempo que sería la responsabilidad civil paterna. Se debe tener comprensión y tolerancia con los inevitables errores de esta búsqueda mientras se presenten como tanteos y no como cuestiones ya juzgadas, pues el problema de pobla­ ción es un reto no solo para los gobiernos sino también para la Iglesia. Es sumamente deseable encontrar el punto en que el Estado y la Iglesia puedan honestamente integrar sus res­ puestas al problema y así mismo sólo pueden esperarse ca­ lamidades de un divorcio entre las dos potestades en rela­ ción a este problema como en cualquiera otro. Sabemos también que para llegar a una verdadera idea de esta nueva responsabilidad y a un verdadero acuerdo entre las potes­ tades civil y religiosa, hay que rechazar implacablemente la tentación dé las falsas soluciones. La vida pública de

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Jesús se inició por el rechazo de tres tentaciones consisten­ tes en tres falsas soluciones para la misión que el Padre le había encomendado. Hasta ahora, a falta de una verdadera idea de lo que se busca, se han utilizado ideas tomadas del ámbito religioso y moral como la responsabilidad paterna, o engendros sociológicos com o la necesidad sentida. Estos artilugios son de efectividad precaria. Engañan, adorme­ cen, anestesian, distraen y aseguran el éxito de los primeros golpes, como podemos comprobarlo en Colombia, pero no acaban con la vida que seria preciso aniquilar. Los pobres del mundo, y la Iglesia con ellos, tienen la vida dura, como la tuvo Edipo, el hijo de Layo, en la le­ yenda griega. No basta temerlos, no basta empavorecerse ante la perspectiva de su promoción, no basta querer ex­ terminarlos, no basta intentar su exterminio, no basta ven­ cerlos en los primeros golpes. Es preciso aniquilarlos. A menos que se opte por respetar su derecho a la existencia, tomarlos en serio y aliarse con ellos, codo a codo, para co­ rrer la aventura de su desarrollo. La responsabilidad civil de la fertilidad, para qué fuera verdaderamente lo que sugiere tal idea, consistiría en que cada pareja para regular el tamaño de su familia tuviera en cuenta las necesidades presentes y futuras de la pobla­ ción mundial, y si no alcanza a tanto, las de su continente y país. Pero cuántas, de cada millón de parejas, y en cada una de sus oportunidades de procrear, alcanzarían el sufi­ ciente grado de información demográfica y de solidaridad social para responder adecuadamente a esta nueva respon­ sabilidad? D e otra parte, admitiendo en principio que al­ gunas personas tuvieran acceso a esta responsabilidad, es evidente que los gobiernos no estarían interesados en que pequeñísimas minorías alcanzaran tan excelsa grandeza civil. Los gobiernos empeñados en el control de natalidad, sea como fmandadores, sea com o financiados, han declarado que necesitan producir en el lapso de una generación una disminución masiva del crecimiento de la población. RESPONSABILIDAD PATERNA NO ES LA SOLUCION La responsabilidad paterna, ya se la entiénda en el ám­ bito moral com o en el civil, no és pues tampoco la solución.

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No podría serlo. El probema de población excede absolu­ tamente el campo de acción de los jefes de familia. El con­ tiene hechos y requiere medios de acción que son accesibles exclusivamente a los políticos. El que se haya hecho de la política demográfica y de la responsabilidad paterna una misma cosa es un típico tanteo en la oscuridad. O un expe­ diente usado por los políticos para bloquear las resistencias que surgen del lado de la religión. Puesto el problema como asunto de responsabilidad moral, las religiones han de ceder forzosamente. El ya citado profesor Hauser registra el éxito del expediente: Es posible afirmar que en el momento actual no hay sis­ temas de valor, incluyendo los sistemas de valores religio­ sos, que estén opuestos a la responsabilidad paterna26.

Anteriormente hemos formulado la idea de lo que sería la responsabilidad paterna civil para mostrar que solamen­ te poquísimas parejas alcanzarían el grado de información demográfica y de solidaridad social para esa responsabili­ dad. Sería privilegio de los demógrafos, de los economistas y de los estadistas de envergadura internacional. Para la responsabilidad paterna moral basta que cada pareja ajus­ te el tamaño de su familia a su personal apreciación de su futuro, apreciación que bien puede no coincidir con los intereses de la población mundial. Pensando en ésto resulta muy interesante comprobar que el Dr. Mendoza Hoyos, quien parece encargado de mentalizar la campaña en Colombia, prescinde totalmente de referencias a la responsabilidad paterna para apuntar a un fenómeno estrictamente político: LA NO EMANCI­ PACION DE LA MUJER. En su más reciente reportaje a “ El Espectador” 26 de Febrero 1968 no menciona la res­ ponsabilidad paterna ni aún como señuelo. La literatura de sus declaraciones recuerda la de Margaret Sanger y de las sufragistas inglesas, que constituyeron noticia el siglo pasado con sus proclamas reivindicatorías del derecho de la mujer a votar, a escoger marido, a trabajar fuera de casa y a evitar los hijos. La explosión demográfica aparece a la luz de este enfoque como efecto EXCLUSIVO de la 26 Hearings, 1966 pág. 111.

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esclavitud de la mujer. Si la responsabilidad entra para algo en esta manera de ver no es en ningún caso la pater­ na especialmente en el significado de el padre, sino la res­ ponsabilidad que tiene la mujer, en cuanto· mujer, de lograr su emancipación política. El Dr. Mendoza es interrogado por el reportero: —Qué se ha hecho en desarrollo del programa de planifi­ cación familiar? —De enero a noviembre se dictaron 459 cursillos para pa­ rejas; asistieron 12.144 SEÑORAS, (las parejas eran enton­ ces, de ínujeres); se adiestraron 688 médicos (no propia­ mente en responsabilidad paterna), y 643 personas auxilia­ res. —Cuáles son las principales causas para el elevado índice de natalidad del país? —LA NO EMANCIPACION DE LA MUJER, el analfabe­ tismo, paternalismo por parte de las autoridades (?) pro­ tección excesiva (?), desigualdad de salarios y el trabajo de la infancia, (problemas todos de índole pólítica). —Cuáles son los anticonceptivos más aceptados en Colom­ bia? —Los anovulatorios son los de mayor acogida. Actualmen­ te hay en el país cuatrocientas mil SEÑORAS que usan la píldora... —Cuál es el número de hijos que las mujeres pobres y las ricas desean tener? —El número ideal es de tres hijos tanto para las MUJERES pobres como para LAS RICAS. Estos dos sectores FE­ MENINOS han expresado, en diferentes lugares del país el deseo de tener únicamente tres hijos. Pero aquí SE QUIE­ RE QUE LAS MUJERES POBRES tengan 8 y 10 hijos y que LAS RICAS tengan apenas dos o tres. Cuando se organizaron los primeros servicios de plani­ ficación familiar, una de las objeciones más frecuentes a su creación era la posibilidad de que a ellos acudirían una mayoría de MUJERES SOLTERAS. Fué demostrado lo in­ fundado de dicho temor, ya que las cifras de MUJERES NO CASADAS son inferiores a las correspondientes del país. El porcentaje de CASADAS que asistió a cada servicio fue ( aquí las cifras). Estas y otras encuestas demuestran que LAS MUJERES inscritas en los servicios de planificación familiar tienen una edad promedio de 30 años, en su mayoría solo han cur­ sado escuela primaria pero son escasas las MUJERES anal­ fabetas; son CASADAS y CATOLICAS, etc.

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No solamente desean LAS MUJERES limitar el número de hijos; también quieren que los deseados nazcan en la época en la cual los padres puedan estar en mejores condiciones biológicas para engendrarlos y a una edad de la MUJER que le permita formar su familia y luego criarla sin los problemas del nuevo embarazo. Por éso el grupo (de mujeres) estudiado, desea limitar su vida reproductiva a los diez años que van desde los 20 a los 30 de edad. En contraste con los motivos hedontstas que, en opinión de algunas personas impulsan a LAS MUJERES a limitar el número de hijos, LAS PACIENTES apoyan sus razo­ nes. .. Los diez servicios piloto, dispersos por todo el país, han tenido ocasión de recoger opiniones de LAS MUJERES co­ lombianas de bajo nivel socio-económico, las cuales indi­ can que no existe una cultura natalista en Colombia, que el deseo de planificar la familia no es exclusivo de este gru­ po de MUJERES, ya que con ellas están de acuerdo MUJE­ RES de todo el mundo. ..

Al leer e¡sta versión acerca del origen de los nacimientos, es el caso de preguntar: Y LOS HOMBRES, QUE? Si las observaciones del doctor Mendoza Hoyos y sus colabora­ dores en los diez centros pilotos y en las investigaciones que precedieron a la campaña corresponden a la realidad, es preciso admitir que la Nación Colombiana es el matriar­ cado más excluyente de cualquier iniciativa masculina de que haya noticia. A menos que las mujeres, en revancha por su “ no emancipación” se hayan reservado para ellas solas toda la iniciativa de la procreación. Ellas deciden no solamente cuántos hijos han de tener, cuándo los quieren tener, sino también cuándo sus hombres -habría que decir sus fecundadores- están de usar. Por lo demás nuestras mujeres, y e¡sk> que son las de más bajo nivel socio­ económico, muestran a través de las encuestas un excelente criterio acerca de las mejores oportunidades para la mater­ nidad. La “ no emancipación” las ha hecho tener más de tres hijos pero en cambio les ha formado un gran criterio. Tal vez sus hombres no se han resignado a esperar que los usen solamente en las oportunidades que ellas escogen, a pesar de su buen criterio. Cuesta trabajo admitir que mujeres no emancipadas hayan podido formar ideas sobre la sexualidad y la mater­ nidad tan juiciosas que resultan sorprendentemente igua-

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les a las del Dr. Mendoza Hoyos. No parece sino que son él y sus colaboradores quienes han aprendido de ellas y no ellas quienes han aprendido de ellos. Pero en fin, así aparece en las encuestas. Nos apena esté rastreo a través de reportajes que si no fuera por la posición decisoria del autor, carecerían de im­ portancia, pero no hay otra forma de indagar las ideas de quien representa al Presidente de la República en el frente de su Política Demográfica. Después de pasar revista a las complejidades de la relación entre el Estado y la Iglesia, hay que examinar con el mayor cuidado los documentos y hechos a través de los cuales se expresa el criterio de quien tiene la personería del Estado en este campo, pués el pre­ sidente Lleras ni tiene versación en problemas tan especí­ ficos, ni sus obligaciones de Jefe de Estado le permiten adquirirla. Los estadistas están, en lo que hace al proble­ ma de población, a merced, del buen juicio de sus asesores presuntamente especializados en demografía, sociología y ciencias de la fertilidad humana. No es posible, por lo tan­ to, pasar por alto ninguna de las declaraciones en que el Dr. Mendoza Hoyos traduce su criteriología sobre el pro­ blema del control de la natalidad. En los apartes transcritos anteriormente, hay algo que a nuestro juicio merece espe­ cial atención, a saber, la frase “ Aquí SE QUIERE que las mujeres pobres tengan 8 y 10 hijos y las ricas apenas tengan 2 o 3’\ El empleo de la forma impersonal SE, tiene una signifi­ cación especial en Psiquiatría, igual que la tercera persona del plural. Cuando una persona en quien se sospecha ano­ malía mental habla en impersonal (se dice, se influye, etc.) o en tercera persona del plural (ellos dicen, ellos influyen, etc.) se puede estar seguro de que el sujeto es un delirante que oculta su delirio. Casi siempre se trata de delirios para­ noides de persecución o de influencia. El impersonal o “ ellos” corresponde a la persona o entidad mágica por quien se siente perseguido o influido el paciente, lo que general­ mente corresponde en nuestro medio y cultura a los comu­ nistas, masones, jesuítas, espiritistas, o personalidades mundiales como jefes de estado, potentados de las finan­ zas, etc. La entidad persecutoria es tabú para el paciente,

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el cual por ese motivo se abstiene obstinadamente de nom­ brarla, pues en el mundo mágico el tabú es un poder ma­ léfico que nunca debe ser nombrado para no atraer sobre uno la atención de él; se supone que al nómbralo se des­ pierta si dormía, o lo determina a uno si estaba distraído en otra cosa. No quitamos pues la posibilidad de que el Dr. Mendoza haya tenido que vérselas con un tabú que mantendría so­ metidas a las mujeres para obligarlas a tener 8 o 10 hijos, si son pobres, y tres si son ricas. También el Dr. Alberto Lleras encontró uno, pero él hizo lo que hay que hacer en esos casos. Nombrarlo. El Dr. Mendoza Hoyos quiere suge­ rir insidiosamente que las mujeres están sometidas al clero, pero no tiene valor de decirlo. La Iglesia es también para el Tabú. D e allí el impersonal “ SE QUIERE” . VIA TO D AVIA CERRADA El camino adoptado por el Dr. Mendoza Hoyos y con él la División de Población de la Asociación de Facultades de Medicina, no es tampoco un camino en el que puedan reunirse ni aún tangencialmente la Iglesia y el Gobierno. Esto, a juicio nuestro, pero también a juicio de personali­ dades que no comparten con nosotros la obediencia a la Iglesia y que tienen además confianza irrestricta en el buen criterio gubernamental del Presidente Lleras Restrepo, es un callejón sin salida, en el que sin duda, puede andarse por algún tiempo, pero que no conduce ni al bienestar so­ cial ni al desarrollo, que es de lo que se trata finalmente. UN DAÑO INUTIL El hecho de que la intervención gubernamental para la reducción de nacimientos haya surgido principalmente en los Estados Unidos y allí haya encontrado su mayor obs­ táculo en la Iglesia Católica del país, llegó a formar la creencia de que el control de la natalidad estaba deten*do únicamente por la oposición de la Iglesia. Hemos citado al respecto en páginas anteriores al Dr. Alberto Lleras en su artículo “ El Problema Demográfico: Otro Tabú” , al Dr. Karl Sax y a Brock Chisholm. He aquí otros textos:

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La posición de la Jerarquía Católica fue expresada por el Rev. W. J. Gibbons en la reunión d,e la Asociación Ameri­ cana de Población en 1949 como sigue: “ El hombre necesita salud material, pero no al precio de perder su alma. De aquí que para el Católico, lo moralmente inaceptable en ma­ teria de sexo, lo mismo que en cualquier otro aspecto de la vida, no puede aceptarse para resolver problemas tempo­ rales. A esto no hacen excepción las dificultades ecológicas que surgen del aumento o del desequilibrio de la pobla­ ción” ... Esta posición fue afirmada por los obispos cató­ licos de los Estados Unidos en su reunión anual a fines de 1959. Ellos sostuvieron que, “ La promoción de la preven­ ción artificial de los nacimientos es una tentativa de afron­ tar el problema de población desastrosa desde el punto de vista moral, humano, psicológico y político.” En 1960 el Pa­ pa Juan en su “ Mater et Magistra” admite que la presión de excesiva población era un problema serio en algunos países, pero rechazó el control de población como una so­ lución. El urgió a una más equitativa distribución de los recursos mundiales; no una reducción del crecimiento de población sino un ajuste al crecimiento de población. Esta es, esencialmente, la misma posición comunista w.

En un artículo oublicado en la Revista Javeriana N9 332 con el título, “ La Planificación Familiar, Desafío a la Igle­ sia?” transcribí estos textos de la obra “ Population Dilema” publicada por varios expertos norteamericanos: La posición de la Iglesia Católica Romana presenta el úni­ co obstáculo mayor al control de población. La Iglesia Católica no puede detener las olas irreversibles de la planificación familiar aunque puede, sin embargo, se­ guir aplicando frenos a las acciones de las agencias interna­ cionales en este campo, y hasta aplazar por períodos inde­ finidos programas decididos de regulación de nacimientos en áreas críticas.

Allí mismo se insinúa que éste poder de la Iglesia no es de índole religioso sino político; que no está en la comu­ nidad sino en los jerarcas en cuanto constituyen un grupo de presión: La mayor dificultad en la posición de la Iglesia Católica, desde el punto de vista del incremento de la planeación fa­ miliar, reside menos en el impacto sustantivo que ésta po­ sición hace en sus adherentes propiamente dichos, que en la influencia política de la Iglesia.2 7 27 Karl Sax "Hearings”, 1965 - pág. 2360.

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Poder exclusivamente político de la Iglesia y, además, reaccionario, hostil al progreso social: La mayor influencia de la religión en el comportamiento reproductivo, se inspira a menudo por fuera del campo es­ trictamente teológico. Esa influencia apunta al cambio en el modo de vivir, al que la religión se opone, como por ejemplo, la elevación del status de la mujer, las aspiracio­ nes a la promoción social, los valores asociados a la educa­ ción laica y otros items semejantes.

Contra este supuesto poderío de la Iglesia se ha montado una batería de armas sicológicas. Para muestra, menciona­ mos estas: la necesidad sentida, lucha contra el aborto, el derecho a la información, la igualdad de oportunidades para todos. Veamos cuál es su validez: La necésidad sentida. El argumento de la necesidad sentida se funda en hacer ley, no ya de la costumbre, lo que ningún gobierno acep­ taría como programa sin beneficio de inventario, sino de algo más azaroso como son las necesidades sentidas. Desde Freud se sabe que el hombre tiene la particularidad de sentir tanto la necesidad de destruir y destruirse como la de experimentar placer. Cualquier tarea educativa tiene como meta abolir necesidades sentidas contrarias al progreso humano e inculcar nuevos patrones de conducta hasta vol­ verlos una necesidad. Tomar directamente, a base de en­ cuestas las necesidades sentidas para erigirlas en leyes, llevaría a disparates como suprimir los impuestos y el ser­ vicio militar. Engendro jurídico inimaginable. A nticonceptivos contra él aborto. Plato fuerte de la indoctrinación a grupos de médicos, utilizado con particular realce en los cursos de asistencia obligatoria dictados a grupos de médicos que trabajan al ser vicio del Instituto Colombiano de Seguros Sociales. Es uno de los tópicos que el Dr. Mendoza Hoyos presenta como cosa juzgada: —Qué se ha hecho para evitar el crecido número de abor­ tos?

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Doctor Mendoza: Esperamos, como sucedió en Santiago de Chile, que a medida que los servicios sobre planificación familiar au­ menten, disminuya la incidencia del aborto. Considero que el aborto es la expresión de una maternidad no deseada y de una carencia de información y de servicios de planifica­ ción. Cuando los servicios aumentan, los abortos declinan. ES UNA CUESTION COMPROBADA. La planificación fami­ liar es la prevención de la enfermedad s«.

Desde que leimos las consignas de los asesores extran­ jeros Donald Bogue y Lylien Saunders dadas a la Asocia­ ción Colombiana de Facultades de Medicina, en las que se aconseja SIMULAR INVESTIGACIONES, no hemos abrigado la menor duda de que toda la literatura que ha producido esta entidad para consumo de los colombianos se inspira en propósitos de propaganda, sin fidelidad al­ guna a las exigencias de una literatura verdaderamente científica. He aquí lo que dicen algunas personas verdade­ ramente científicas sobre la cuestión comprobada del Dr. Mendoza Hoyos. El Dr. Ulf Borrel, profesor de Obstétricia y Ginecología, y director del Sweddish International Development Autho­ rity (SIDA’S) dice en su exposición ante el Senado Ame­ ricano: Las revisiones científicas procedentes de diferentes paí­ ses indicarían que el aumento de motivación para la plani­ ficación familiar TRAE CONSIGO UN AUMENTO EN LA INCIDENCIA DE ABORTOS... Yo sugiero QUE LOS GO­ BIERNOS QUE SE EMBARCAN EN UN PROGRAMA NA­ CIONAL DE PLANIFICACION FAMILIAR TENGAN EN CUENTA ESTA POSIBLE INTERRELACION ™

Los artefactos intrauterinos, cuya presentación gráfica en El Tiempo y su evidente recomendación para el control de nacimientos en Colombia fue señalada por el New York Times com o “ revolución” , y que son el fuerte de varios centros de planificación familiar en Colombia, parecen más2 9 8 28 El Espectador Febrero 26 de 1968. 29 “ Hearings” 1966 pág. 556.

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activos que otros anticonceptivos como estímulo del aborto. Dice el mismo Dr. Borrel: Los artefactos intrauterinos son menos consistentemente efectivos que las píldoras, debido al porcentaje de expulsio­ nes, aproximadamente del 15 al 20°/o. Por consiguiente el amplio uso de estos artefactos puede causar aumento en las solicitudes de oborto

El Dr. Alfred C. Kinsey, en 1965, declaró en una confe­ rencia auspiciada por la Federación Americana de Plani­ ficación Familiar, Inc.: A riesgo de repetirme cansonamente, quisiera recordar al grupo, que nosotros hemos encontrado la más alta frecuen­ cia de abortos inducidos en el grupo que, en general, usa más frecuentemente anticonceptivos si.

No somos especialistas en ginecología, ni en obstetricia ni en planificación familiar y por eso no conocemos toda la literatura sobre relación entre anticonceptivos y abortos. Pero sí conocemos las exigencias generales de una litera­ tura científica y para nosotros bastaría una de las citas anteriores para sentimos impedidos de usar el lenguaje de “ cosa probada” . Tanta liberalidad en cuanto a exactitud del lenguaje hay que dejársela a los técnicos en publicidad comercial de estilo agresivo. D erecho a la inform ación. El derecho a la información sobre los anticonceptivos es otro de los argumentos contra la Iglesia Católica. Ya hemos visto cómo el Dr. Alberto Lleras señala como obs­ táculo para las campañas de control de natalidad la opo­ sición de la Iglesia a que se ventile el problema. La Iglesia, efectivamente, y con ella cualquier dirigente social con un mínimo sentido dé responsabilidad, piensa que no es lícito emplear los recursos del gobierno en cualquier informa­ ción. En respuesta a uno de tantos reportajes del Dr. Her­ nán Mendoza Hoyos en los que trae este cliché, hay este 30 “ Hearings" 1965. pág. 557. 31 “ Hearings" 1965. pág. 1309.

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párrafo de la pastoral de Cuaresma,, 1967, dêl Cardenal Concha: A nadie le es lícito proponer a los padres de familia el uso de métodos anticonceptivos condenados por la Iglesia Cató­ lica, con el falso pretexto de que se hace dejando en liber­ tad a los padres el usarlos o no usarlos. Sería lo mismo que sugerir el ejercicio de un acto notoriamente ilícito e inmo­ ral excusándose al hacerlo con la afirmación de que la rea­ lización de lo sugerido queda a libre voluntad de quienes recibieron la sugerencia.

Se dirá que la Iglesia tiene al estudio la revisión de lo enseñado hasta ahora sobre métodos permitidos y prohibi­ dos, pero a esto hay que oponer: Uno, que mientras el Papa no se pronuncie debe respetarse la enseñanza actual, al menos en informaciones al público indiscriminadamente; otro, que en el estado actual, los anticonceptivos tienen serias implicaciones médicas y su oferta debe permanecer circunscrita a las relaciones médico-paciente. Este argumento está dirigido, evidentemente, contra la censura de la Iglesia a ofrecer información anticonceptiva indiscriminadamente, como lo está haciendo en Colombia la División de Estudios de Población. Jamás se verá el ca­ so de que se ponga en tela de juicio, menos aún que se cen­ sure, la información para todos sobre conveniencia de apro­ vechar los servicios gubernamentales o privados en mate­ rias como la atención médica, educación, la vivienda ba­ rata, que son cosas reconocidas universalmente como bue­ nas. Si, com o lo enseña hasta ahoía el Magisterio Eclesiás­ tico, la anticonoepción artificial es moralmente mala, el ofrecimiento de información al respecto para todos, y ade­ más servicios gratuitos, con el argumento de que todos de­ ben tener acceso a esa información y a esos servicios, es exactamente como emplear los fondos del erario público en ofrecer información y servicios gratuitos sobre prostitu­ ción, drogas estupefacientes, bebidas alcohólicas y otras tantas maneras de atender necesidades sentidas, informa­ ciones y servicios a los que no tiene acceso, hay que recono­ cerlo, toda la población. Es paradójico que un gobierno al que no le alcanzan los fondos públicos para atender servi­ cios no discutidos como la educación pública y otros, se empeñe en gastar grandes sumas en imponer estos de la

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anticoncepción, tan discutidos. Esta actitud resulta espe­ cialmente inadecuada en Colombia después de tantas de­ claraciones del Presidente Lleras y hasta del Doctor Men­ doza Hoyos en el sentido de actuar “ en estrecha consulta con la Iglesia” . No resulta extraña en cambio, en socieda­ des de mayoría no católica, y así uno tiene la impresión de algo normal cuando encuentra posiciones como las siguien­ tes: En California, como en todas partes, las clases alta y me­ dia tienen acceso a los medios de control de natalidad y a los anticonceptivos. Sin embargo, a las personas de clases económica y socialmente bajas, cuya única ayuda está en las agencias oficiales, se les niega esa misma ayuda. Esto, a mi juicio, es pura y simple discriminación” 32.

Y esto otro, tomado del “ Charleston Gazzette Mail” (W /V a .). Enero 10 de 1965, que es la conclusión de un lar­ go alegato en favor de la acción del gobierno Federal con­ tra la oposición de los católicos a las campañas antinatalistas: Así, pues, un Gobierno Federal responsable será el que no tema estimular los servicios anticonceptivos que darían a mi­ llones de padres la oportunidad de obrar responsablemente.

A medida que los programas avanzan, se van compro­ bando dos hechos: Uno, que el poder de la Iglesia para bloquear la acción gubernamental no era tan grande como se pensaba. En Colombia, como se verá en este estudio, ha sido nulo. Otro, que el fracaso de los programas anticon­ ceptivos depende de otros factores distintos a la oposición de la Iglesia. El propio Dr. Lleras Camargo lo reconoce en Agosto de 1965, o sea un año después de haber señalado a la Iglesia como el tabú que tenía detenidos los programas guberna­ mentales en este campo. En su discurso a la Asamblea Pa­ namericana de Cali censura a los políticos y a otros teóri­ cos del problema demográfico por equivocarse de ene­ migo: 32 Congressional record Jun. 30-1-1965.

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Hasta ahora el problema ha sido soslayado y los políti­ cos y aún algunos economistas muy ortodoxos han saltado sobre él con frases no pertinentes. Otro argumento es que la Iglesia Católica, a la cual está afiliada, al menos teórica­ mente, la vasta mayoría de latinoamericanos es responsa­ ble del problema de la población porque ella se ha opuesto tradicionalmente a la contracepción. Este es otro camino de esquivar el problema. La Iglesia Católica, con toda la rigidez de su inflexible código moral ha sido incapaz de im­ pedir que millones de latinoamericanos entren en uniones maritales no bendecidas por los sacramentos. Ni ha sido ca­ paz de impedir que millones de niños nazcan fuera de ma­ trimonio. Es pues burdamente inexacto imputarle a la Iglesia la génesis y el desarrollo de la crisis de población.

Esto es realismo. Los millones de personas, formalmen­ te vinculadas a la Iglesia, que no tienen en cuenta para nada sus enseñanzas para uniones sexuales fuera del ma­ trimonio y que arrojan la porción más importante de mar­ ginales, no la tendrán tampoco en cuenta cuando las agen­ cias del Ministerio de Salud y otros, les recomienden y ofrezcan los servicios anticonceptivos. No hay duda de que la mayoría de los latinoamericanos que se reconocen católicos y que toman parte en algunas manifestaciones cultuales, ponen la sexualidad éntre paréntesis, por fuera de su vida religiosa. Una equivocación tan grande en la apreciación del pa­ pel que está jugando la Iglesia Católica en la génesis y desarrollo del problema de población, es índice de lo que valen las “ investigaciones” demográficas y sociológicas de la División de Estudios de Población y de sus asesores ex­ tranjeros. Se parte de un prejuicio, el prejuicio anticató­ lico; se parte de un resentimiento, el resentiminto anticle­ rical y luego se manipulan y barajan unos cuantos tecni­ cismos verbales para mostrar como descubrimientos cien­ tíficos los prejuicios que estaban en el punto de partida. La realidad es que la posición de la Iglesia, lo mismo la actual que la que promulgue el Papa Paulo VI, tiene y ten­ drá una influencia estadísticamente insignificante en rela­ ción a las aspiraciones de los economistas y de los gobier­ nos respecto a control del crecimiento de las poblaciones en América Latina. La Iglesia ha entrado a través del Con­ cilio y de los últimos papas en una etapa de ajuste cuali­ tativo a su verdadera esencia, con inevitable desinterés

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por resonancias cuantitativas, una dé las cuales sería la de influir en forma apreciable sobre las megacifras con que se cuentan los cambios de la población mundial. La liquidación de la cristiandad, que es- uno de los grandes fenómenos del mundo moderno, exigirá a la Iglesia en el futuro próximo un centrarse sobre sí misma; un pregun­ tarse a sí misma por sí misma en una especie de retiro es­ piritual ecuménico. “ Descansad un poco” , dijo Jesús en cierta ocasión al grupo que lo había estado siguiendo. Des­ pués del último orden cristiano que produjo la Iglesia, el que ahora consuma su liquidación, debe hacer como una pausa. No se produce un orden cristiano impunemente. Si el mundo se cristianizó hasta constituir un cristiandad, también la Iglesia se contaminó de mundanidad, y ahora debe mirarse a la luz de Cristo para ajustarse a El. En cierto alejamiento del César. La obsesión de culpar al exceso de población pobre de todas las frustraciones de los programas gubernamentales evoca la obsesión nazi de culpar a los judíos de todos los problemas de Alemania. Los gobiernos inflan la mística de algún cordero emisario cuando sienten que los problemas les quedan grandes, que los dinamismos sociales decisivos se les salen de las manos. Esta obsesión, y la correspon­ diente de culpar a la Iglesia del origen de la explosión de­ mográfica y de la imposibilidad de controlarla, imprimirá a la actual generación burguesa una peculiar irritabilidad contra los pobres y contra la Iglesia SIN BENEFICIO AL­ GUNO PARA LO QUE SE BUSCABA; LA REDUCCION DE LA POBLACION. El daño que ya se ha hecho en es­ te sentido, el que se está haciendo y el que se hará, porque aún correrá mucho dinero en esa dirección, es uno de esos daños inútiles que se leen de tiempo en tiempo en la crónica roja; “ Atracadores asesinaron a un hombre, pero no se lle­ varon nada. La víctima era un mendigo” . EN BUSCA DE UN M ILAGRO Hay pues que seguir buscando. Si el obstáculo no está en la oposición de la Iglesia, debe estar en la entraña de los di­ namismos sociales y psicológicos. El punto ha sido claramen­ te visto y señalado por los expertos que tienen ojos para ver.

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Las masas subdesarrolladas no están atadas a la procreación excesiva por causa de alguna entidad mágica que mantu­ viera a las mujeres en estado de no emancipación, sino por los mismos lazos que las atan a la pobreza y a la igno­ rancia. El punto por resolver es, cóm o puede interrumpirse el círculo férreo pobreza-ignorancia-procreación desmedida. Se requiere, ciertamente, dice Karl Sax, un grado consi­ derable de motivación para emplear efectivamente los an­ ticonceptivos hoy en uso. Esta motivación se desarrolla con la educación y los altos niveles de vida, y el pueblo de los países subdesarrollados nunca alcanzará estos requerimien­ tos por cuanto el crecimiento de sus poblaciones anula to­ dos los progresos económicos 88.

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El Dr. Philip M. Hauser, Profesor de Sociología y Direc­ tor del Centro para la Investigación y entrenamiento so­ bre Población, Universidad de Chicago, hizo una extensa comunicación al Senado Americano en lasque incluye la siguiente reflexión: Entre las naciones económicamente avanzadas, se con­ templa asegurar ej equilibrio de la población, amenazado por la disminución de los índices de mortalidad, disminu­ yendo los índices de natalidad mediante el control de na­ cimientos. Pero entre las naciones en vía de desarrollo, la perspectiva no es tan brillante. Nunca se ha dado el caso en la historia, de un pueblo que, habiendo logrado educa­ ción literaria y un alto nivel de vida, no reduzca el índice de su crecimiénto. Pero, desafortunadamente, la inversa de esta proposición es también verdadera. NOS FALTA EN­ CONTRAR AUN EL PRIMER EJEMPLO DE UN PUEBLO SUMIDO EN EL ANALFABETISMO Y LA POBREZA QUE SE LAS HAYA ARREGLADO PARA DISMINUIR SU INDI­ CE DE NACIMIENTOS. Este hecho constituye tal vez el más grave reto al mundo de hoy 8i.

Lo qué se necesita entonces para salir del paso, es una especie de milagro. Los países desarrollados no quieren o no pueden, como acaba de verse en el fracaso de la UNC­ TAD II (nueva Delhi) hacer lo mínimo que se les había pedido: destinar el 1% de su ingreso, a promover el desa­ rrollo de los países subdesarrollados. Si la procreación des­ medida ha de frenarse, ello no se hará sacando a las masas 33 Hearings 1966 - Pág. 2361. 34 Hearings 1966 - Pág. 111.

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pobres del círculo pobreza-ignorancia-procreación desm e­ dida. Es esto posible? El Dr. Hauser piensa que la dificultad está én la falta de mejores y más baratos anticonceptivos y también de mejores técnicas de acción psicológica o sea en fallas de la ciencia actual. El hecho es que las ciencias sociales son aún tan ignoran­ tes, que no han perfeccionado aún el conocimiento necesa­ rio para motivar y proveer incentivos a las masas de los pueblos subdesarrollados a fin de que limiten el número de sus hijos. El hecho es que las ciencias biomédicas son aún tan ignorantes de las causas que producen niños que no han desarrollado aún métodos anticonceptivos que sean suficientemente aceptables, suficientemente baratos, sufi­ cientemente prácticos y suficientemente eficaces para ade­ cuarse a las necesidades de las masas en la población mun­ dial S5.

Sin embargo los anticonceptivos actualmente conocidos son tan eficaces que con ellos se produce la reducción de los nacimientos a ritmos aceptados por los economistas en los países desarrollados y, según la noticia sobre lo que ocurre en Bolivia mencionada anteriormente, hasta en paí­ ses subdesarrollados. El verdadero problema es la motiva­ ción, pues dinero no falta para distribuir píldoras y arte­ factos intrauterinos a todo lo largo y ancho de América Latina. El presidente Lleras Restrepo, para no ir más le jos, tiene ya en mente la “ fecha determinada” , posiblemen­ te dentro de su período presidencial, en la que los servicios anticonceptivos hayan alcanzado tal distribución, que a ningún matrimonio pobre le será excusado tener más de cuatro hijos. El problema no es tampoco para romperse la cabeza. Es igual que si los gobiernos dependieran del progreso de las ciencias sociales para que los ciudadanos fueran sufi­ cientemente motivados y halagados como para pagar hon­ radamente sus impuestos o para prestar el servicio mili­ tar. Son acaso los gobiernos com o la Iglesia, que no tiene otros medios de imponer sus ensñanzas distintos a la persuación? Recordemos que, com o ya lo decía Platón, “ El po­ lítico debe crear una alianza entré fuerzas contrarias, que 3 5 35 Hearings 1966 - Pág. 112.

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están enfrentadas, USANDO A LA VEZ LA COERCION Y LA PERSUASION” . Aquí se da precisamente el caso de las fuerzas contrarias, a saber las exigencias de la eco­ nomía y las exigencias de la moral. Con encenderle una vela a Rockefeller y otra al episcopado tendría nuestro presidente resuelto el asunto. Que es precisamente lo que está haciendo. SI LA IGLESIA FUERA UN GRUPO D E PRESION Esta sería una solución no solamente efectiva sino tam­ bién justa, pero a condición de que la Iglesia sea un gru­ po de presión. La tarea del Estado es precisamente conci­ liar los intereses encontrados de los distintos grupos de presión. De donde el fondo del problema se traslada a es­ clarecer si la Iglesia Católica es o no un grupo de presión. El asunto es presentado como cosa juzgada en la reco­ pilación de ensayos de Frank Notestein y otros bajo el tí­ tulo “ Population Dilemma” de donde hemos citado dos tex­ tos que repetimos aquí por su excepcional importancia: La mayor dificultad en la posición de la Iglesia Católica, desde el punto de vista del incremento de la planeación fa­ miliar, reside menos en el impacto sustantivo que esta po­ sición hace en sus adherentes propiamente dichos, que EN LA INFLUENCIA POLITICA DE LA IGLESIA. La mayor influencia de la religión en el comportamiento reproductivo, se inspira a menudo POR FUERA DEL CAM­ PO ESTRICTAMENTAMENTE TEOLOGICO. Esa influen­ cia apunta al cambio en el modo de vivir, al que la religión se opone, como por ejemplo, la elevación del status de la asociados a la educación laica y otros items semejantes.

En esta última cita el autor contrapone el ámbito de la moral, al que alude como “ campo estrictamente teológi­ co” , al ámbito político, señalado como el campo del cam­ bio social “ al que la religión se opone” . Arroja, de paso, una luz sobre cuál sea la entidad o tabú a que alude el Dr. Mendoza Hoyos cuando atribuye la familia numerosa a “ la no emancipación de la mujer” . Con relación a este planteamiento, creemos posible for­ mular lo que sería, nombrándolo con frase contradictoria, el status dinámico de la Iglesia. El punto ha sido objeto de muy seria reflexión en la obra “ Introducción a la Pro-

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blemática del Subdesarrollo” , dé Ezequiel Ander-Egg, obra de la que es preciso citar con holgada extensión. Pa­ ra facilitar al lector que no tiene la oportunidad de leer la obra completa, la inteligencia de las páginas citadas, anticipamos que el autor contempla a la Iglesia Latinoa­ mericana tal como existía hasta hace 10 años o poco más, con sus tres cuerpos jerárquicos no integrados entre sí: el episcopal, el sacerdotal -técnicamente el presbiterial- y el laicado; con la acumulación o monopolio de la personería de la Iglesia para todas las relaciones con el Estado en sus supremas autoridades, generalmente en uno solo de los obis­ pos, el de la curia primada, personería que se desempeña­ ba en función de la fuerza política que detentaba. El autor formula al final el pronóstico del desvaneci­ miento de la Iglesia como fuerza política con el surgimien­ to simultáneo de la misma como comunidad de creyentes. La autoridad eclesiástica Cuando se habla de la autoridad eclesiástica como gru­ po de presión, no hay que confundirlo —como observan Poblette y Segundo— con “ la influencia que han tenido la ideología y los valores del catolicismo en la política latinoa­ mericana” , sino “ al influjo directo o indirecto que tiene sobre las decisiones políticas la autoridad constituida de la Iglesia Católica en cada país, es decir, la autoridad eclesiás­ tica” , actuante en determinado momento histórico y geo­ gráfico. Para comprender, valorar y prever su acción, agrega más adelante, hay que ver dónde su propia finalidad religiosa incide en el terreno político. Hay que tener en cuenta para ello que la Iglesia Católica se presenta ante todo como una sociedad religiosa que dis­ pone de medios para la salvación ültraterrena del hombre, y ello en cualquier situación material, cultural o política en que éste se encuentre. Por otro lado, es un hecho, que tiene la adhesión de una gran mayoría del continente la­ tinoamericano, y sea cual fuere la profundidad de esta ad­ hesión, ella la juzga suficiente para la salvación religiosa, si se traduce en un código de ritos sacramentales y de mo­ ralidad. Mantener intacta esta adhesión y ayudar a la masa de los hombres a practicar esa moralidad, se convierten en las tareas mayores de la Iglesia en el orden público, tareas pa­ ra las que solicita el apoyo estatal. Ese apoyo se concretu, por una parte, en medidas que favo­ rezcan la propaganda y la instrucción del catolicismo, con respecto a otras confesiones y sobre todo con respecto al

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laicismo corriente en las naciones latinas. La política de la autoridad eclesiástica se enderezará, en este aspecto, a lo­ grar que las instituciones políticas del país profesen la fe católica y practiquen oficialmente el culto, y que las insti­ tuciones oficiales de enseñanza enseñen la doctrina católica entre las demás asignaturas. Por otra parte, la protección a la moral católica se concretará por parte del Estado en unan legislación que cierre la puerta a costumbres de moral más amplia y de mayor facilidad, como por ejemplo, matri­ monio civil, divorcio, aborto, control de la natalidad, inicia­ ción sexual en la escuela, menor censura de espectáculos públicos, e tc ... Como en los países de América Latina se vive aún en el mito de la unación católica” , cuando en verdad se trata de países de misión, la autoridad eclesiástica suele hablar en nombre de una supuesta mayoría católica, mayoría que sólo está en los resultados censales, si tenemos en cuenta que religión y vida son inseparables en la concepción católica. Esto ha dado lugar a un cristianismo de formalidades vacías, hue­ cas, sin relación con la fe y sin exigencias de vida... Dentro de la Iglesia, por otra parte, los grupos más dinámi­ cos y comprometidos, partiendo del hecho de la pluralidad de nuestra sociedad, no sólo respetan las distintas posturas religiosas, sino que también van eliminando^todo el simbo­ lismo vacío y hueco, de formalidades que nada significan... Cuando esta concepción tenga vigencia, la autoridad ecle­ siástica, más ligaba a las bases_ adquirirá un significado distinto como grupo de presión; más aún, creemos que de­ jaría de operar como tal. sem

Las nuevas generaciones encontrarán bastantes dis­ torsiones con la realidad sociológica de la Iglesia lati­ noamericana en estos trazos. De la época en que fue hecha esta toma, a hoy, se han interpuesto el Concilio Vaticano II, el CELAM, la integración de las conferencias episco­ pales y el agrietamiento, si no la desaparición, de los mu­ ros que separan el pueblo de Dios en tres sociedades más o menos ajenas entre sí; episcopado, presbiterado y latea­ do. Lo importante para nuestro estudio es que los estadis­ tas, situados más en la periferia que en el corazón de la Iglesia, y que son más expectadores que actores del cam­ bio que ésta realiza. CONTINUAN TENIENDO DE LA IGLESIA PRECISAMENTE LA IMAGEN DE SU PE­ NULTIMA ESTRUCTURACION y se mueven en función de esa imagen. Hasta agregaríamos que, en virtud de la adaptación que han hecho a la penúltima imagen, necesi­ tan que ésta sea la verdadera. Dejarlos en su engaño o de-3 6 36 Introducción a la Problemática del Sub-desarrollo.

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sengañarlos no es tarea que les corresponda a ellos sino a la nueva Iglesia. Si ésta accede a funcionar como si con­ tinuara siendo la Iglesia constantiniana de antes, supedi­ tada al Estado como a su tutor, es cosa suya. La historia del proceso que ha seguido en Colombia la implantación de la política anticonceptiva es típica de un país en donde las relaciones Iglesia-Estado operan en el viejo esquema descrito por Ander-Egg. El problema se ha movido hasta ahora sobre la base de que la Iglesia es, pa­ ra efectos de su relación con el Estado, el tradicional grupo de presión. El historiador que, a base exclusiva de documentos históricos, reconstruya el proceso seguido por este asunto, no puede menos de sacar la impresión de que ha sido agenciado siguiendo dinamismos rigurosamente monárquicos, tanto en lo que hace al Estado como en lo que hace a la Iglesia, igual que cualquier arreglo medioe­ val entre el príncipe secular y el príncipe eclesiástico. En la tramitación de estos actos llamados a revulsionar nuestra nación en sus más profundas tradiciones cívicas, religiosas y familiares, no participó para nada el conglome­ rado social. Los colombianos no fueron consultados ni di­ rectamente ni a través del Congreso Nacional. En el pro­ pósito expresado por el doctor Lleras Restrepo de tener en cuenta a la Iglesia, lo hace en el subentendido de que ésta se identifica con las supremas autoridades eclesiásticas, como grupo de presión. No tuvo en cuenta que en asunto de tantas implicaciones temporales, la Iglesia es también el cuerpo de sacerdotes y de laicos. Pero si no tuvo en cuenta que hay una opinión pública en la sociedad civil, no es de extrañar que ignorara que en la Iglesia hay una opinión pública que debe ser consultada especialmente en los asuntos de más intensa resonancia secular, como es precisamente el de la política de población. Desafortuna­ damente, y hemos de decirlo porque si este escrito no es un servicio a la verdad no es nada, el Excelentísimo Se­ ñor Arzobispo, Monseñor Muñoz Duque, accedió a apersonar a la Iglesia según el esquema monárquico, excluyen­ do con ello automáticamente la posible intervención de la opnión pública católica y eximiendo al primer mandatario de tenerla en cuenta. Este paso, como se verá más adelan­ te, ha debilitado la posición de la Iglesia frente a la inicia-

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tiva gubernamental. La desventaja inicial es particular­ mente grave porque, com o dice el pueblo, “ el que pega primero, pega dos veces” . La Iglesia, en cuanto pueblo de Dios, tiene que tomar conciencia del problema, preparar su respuesta y organizar su acción bajo el fuego, es decir, cuando ya el país está ocupado por los agentes de la anti­ concepción y cuando la opinión general ha absorbido mu­ cho de la mentalidad anti-hijosy y se ha acostumbrado a considerar la anticoncepción com o asunto exclusivamen­ te medico y económico. Pero com o “ todo lo que sucede es adorable” , según la gran frase de León Bloy, bien podríá ser que esta emergencia fuera el estímulo decisivo para impulsar la Iglesia colombiana hacia la efectiva integra­ ción de sus tres cuerpos tradicionalmente desconectados. Inglaterra hubo de crear prácticamente desde el comienzo su aviación de guerra bajo los bombardeos de la Luftwaffe. Sea cual fuere el juicio que cada uno se forme de la ma­ nera como hasta ahora se han desenvuelto las relaciones entre el Estado colombiano y la Iglesia, una cosa es cier­ ta: La Iglesia aquí, como en los demás países latinoame­ ricanos, NO FUNCIONARA MAS COMO GRUPO DE PRESION POLITICA.

Una campaña infructuosa

En enero de 1967 presentamos en el semanario “ El Catolicismo” esta denuncia: La Asociación de Facultades de Medicina -División de Estudios de Población-, en cum­ plimiento de contrato con el Ministerio de Salud, viene adelantando una campaña antinatalista proinovida por el Gobierno norteamericano y financiada coñ fondos de la AID, en la que apela a falsedades y a tácticas d e acción sicológica. La falsedad más claramente establecida con­ siste en afirmaciones reiteradas del Ministro de Salud. Dr. Ordóñez Plaja y del Jefe de la División de Estudios de p o­ blación, Dr. Mendoza Hoyos, de que la campaña se ade­ lanta de acuerdo con las orientaciones de la Iglesia, esto es? de acuerdo con la Jerarquía Eclesiástica. La falsedad del aserto fue establecida por declaraciones de Su Emi­ nencia el Cardenal Concha (Pastoral de Cuaresma - 1967), de Monseñor Rubén Isaza (a la prensa) en su condición de Obispo Auxiliar de Bogotá, de la Conferencia Episco­ pal (pastoral colectiva, 1967), de Monseñor Tulio Botero Salazar Arzobispo de Medellin y de Monseñor Jesús Mar­ tínez Vargas, Obispo de Armenia. La acción sicológica consistía en consignas dictadas por asesores extranjeros, en particular los doctores Donald Bogue y Lile Saunders, publicadas en las actas del Seminario sobre problemas de población realizado en La Ceja (Antioquia), en 1964, editadas por la Asociación de Facultades de Medicina y reproducidas en “ El Catolicismo” (edición del 29 de ene­ ro 1967 - Véase anexo). En ellas se aconseja, entre otros procedimientos, simular investigaciones para impresionar a las autoridades civiles; simular discusiones o cambios

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de ideas con las esposas de matrimonios pobres para moti­ varlas al uso de anticonceptivos; utilizar la dinámica de grupos en reuniones de mujeres para vencer sus resisten­ cias morales a aceptar la anticoncepción, etc.? etc. La denuncia no tema por objeto señalar la inmoralidad de aconsejar y /o distribuir artículos contraceptivos — cosa que conesponde al magisterio eclesiástico— sino la in­ moralidad de las mentiras oficiales y del asalto a la inge­ nuidad de las gentes pobres o ignorantes mediante los artilugios de la acción sicológica. Se denunciaba propiamen­ te un cierto maquiavelismo en lo que el Presidente Lleras Restrepo ha llamado “ su política demográfica” . Ocasión y estímulo para la denuncia fue un hecho que nos pareció indicador de condiciones propicias, de parte del señor Presidente, para la revisión y rectificación de su posición en este punto de su programa de gobierno. En una de sus confidencias por T.V. al público se expresó en términos enérgicos contra exigencias del Fondo Monetario Internacional por considerarlas lesivas de la autonomía nacional. Se refirió a exigencias sobre cosas que están mu­ cho menos ligadas a la autodeterminación de los ciudada­ nos y a los valores nacionales de lo que está la decisión de los esposos respecto al número de hijos y al uso de méto­ dos anticonceptivos prohibidos hasta el momento por sus creencias religiosas. Mencionó, por ejemplo, la exigencia del FMI de eliminar ciertas plantaciones de café económi­ camente no remunerativas y las calificó de inaceptables por cuanto esas plantaciones, hechas por los padres y abuelos de los campesinos, tenían para éstos un valor afec­ tivo. Cualquiera que fuera el valor de los argumentos del Fondo y los contra-argumentos del Presidente, estaba en pie un criterio de jerarquía de valores en donde la econo­ mía no constituye la última instancia sino las exigencias de la intimidad humana y del nacionalismo. Había, pues, ocasión y estímulo para denunciar las actividádes de la División de Estudios de Población de la Asociación de Facultades de Medicina, y por consiguiente, de la política demográfica del Presidente por que en ésta hay agresión brutal contra la intimidad de la vida conyugal

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y contra valores de la nacionalidad, así como evidencia de pactos secretos entre nuestro Gobierno y una potencia extranjera. Aquella denuncia y la campaña que adelantó el sema­ nario El Catolicismo, con el 'respaldo de personalidades de solvencia moral y científica incontrovertible, han que­ dado hasta ahora infructuosas. Periodistas de quienes, por su profesión de liberalismo, se hubiera esperado que cap­ taran todo lo que significa esta maquinación contra la ve­ racidad y contra la autodeterminación, tomaron el asun­ to como una salida en defensa de la Iglesia a la que siguen considerando, según se hizo evidente, como grupo de pre­ sión antilaicista. De otra parte, si ha habido una gestión de la Jerarquía Eclesiástica destinada a impedir que el programa antinatalista gubernamental se presente ante la opinión pública como algo concebido y adelantado de acuerdo con ella, tal gestión habría sido poco menos que ineficaz, porque la campaña progresa con un despliegue de propaganda inusitado. En efecto, el 8 de febrero del año pasado el Presidente de la República recibió la visita del Presidente y Vicepre­ sidente de la Conferencia Episcopal, Excelentísimos seño­ res Aníbal Muñoz Duque y Alfredo Rubio Díaz y, a juz­ gar por el comunicado de prensa de palacio emitido al res­ pecto, en ella se trató de puntualizar el estado de la deba­ tida política demográfica del Gobierno. El Presidente Lle­ ras hizo notar a los señores Obispos que se trataba de un punto de su programa como candidato a la Presidencia, a saber: “ Iniciar cuanto antes una política demográfica en estrecha consulta con la Iglesia’ '; se defendió de las acusa­ ciones formuladas a los funcionarios de la División de Es­ tudios de Población arguyendo que, “ el Presidente y sus Ministros no pueden conocer, naturalmente, todos los de­ talles de la manera como viene actuando la Asociación de Facultades de Medicina” ; reafirmó que, “ en su concepto, los consejos sobre el problema de planeadón familiar, des­ de el punto de vista moral y religioso, son de natural com. petenda de la Iglesia, con preferencia a la del Estado” .

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En estas declaraciones no solo se pasaron por alto los hechos denunciados, lo que es negarles cualquier impor­ tancia, sino que se perfiló la descalificación de los escri­ tos de El Catolicismo en este aparte del comunicado: Tanto los Excelentísimos señor Presidente y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal como el Presidente de la Repú­ blica y sus Ministros presentes estuvieron de acuerdo en la conveniencia de adelantar el estudio de estas materias en un terreno objetivo de discreción y serenidad, en el más alto nivel, y expresaron su mutua seguridad de que se mantendrá invariable la actual atmósfera de respeto, armonía y con­ fianza entre las dos potestades.

La manera como los altos niveles del lado gubernamen­ tal han aprovechado y cultivado la “ atmósfera de respeto” hacia la Jerarquía Eclesiástica está en la tónica de este episodio: En su pastoral de cuaresma del año pasado Su Eminen­ cia el Cardenal Concha declaró que “ No es cierto que en la planificación del control de la natalidad se haya obra­ do de acuerdo con la autoridad eclesiástica” . Interrogado el doctor Mendoza Hoyos por “ El Espec­ tador” , marzo 15-67, a este respecto, declaró: Hemos encontrado un tanto extraño, y no ha dejado de sorvrendieron que se haya opinado que en ningún momento hayamos contado con la anuencia y la participación de la Iglesia; y la sorpresa deriva del hecho de que, en el desa­ rrollo de nuestros programas, hemos contado con la cola­ boración de sacerdotes a título de asesores morales.

Una declaración así incluye dos fallas inexcusables en un alto nivel, com o lo es el representante del Presidente de la República en su política demográfica. Una, que se refiera a declaraciones solemnes de la más alta autoridad eclesiástica del país en el impersonal del pronombre se y que haga de tal declaración una simple opinión. Otra, que si antes de la pastoral del Cardenal pensaba, como mu­ chas personas, que la autoridad eclesiástica en materias de moral está apersonada por los sacerdotes (presbíteros) que actúan a título personal, como se ve- que es el caso de quienes asesoraron al doctor Mendoza Hoyos, en vista de la declaración cardenalicia ha debido mejorar su informa­

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ción sobre este punto de la estructura de la Iglesia Católi­ ca. Las dos fallas tienen un común denominador: el irres­ peto a la Jerarquía Eclesiástica. Ello se muestra en la si­ guiente constancia: Nuestro pensamiento es que esos sacerdotes representan en alguna forma a la Iglesia docente, así como nosotros, inequívocamente, representamos a la Iglesia vigente

Una última muestra dé la manera discreta, serena, obje­ tiva y a alto nivel como este problema es presentado a lá opinión pública por parte de los funcionarios del Gobier­ no, es el siguiente acertijo, o charada o apunte picaresco: El problema es aceptado por la Iglesia. El Papa nombró una comisión para su estudio pero hasta ahora no se ha pronunciado. El Cardenal también lo acepta pero, mientras tanto, aconseja el heroísmo.

Nuevamente insistimos, para uso de quienes tergiversa­ ron nuestra campaña, que no censuramos, ni como ciuda­ danos ni como fieles católicos, el hecho mismo de que el Presidente Lleras Restrepo se haya creído en el deber de embarcar al país en un programa de reducción de natali­ dad. Los jefes de Estado no podrían cumplir su tremenda tarea si no gozaran de un amplio' margen de iniciativa y del derecho a tomar grandes riesgos. Si el pueblo los eli­ ge es porque reconoce en ellos una capacidad excepcional para intuir los problemas y para tomar decisiones. El drama del hombre, escriben Bouthoul y Ortuño, consiste en que es incapaz de esperar a comprender enteramente una situación antes de decidirla; es necesario resolver los problemas inmediatamente, intuitivamente, porque la vida nos empuja por todos lados y nos obliga a decidir sobre la marcha. En política, más que en cualquier otro campo, el “ homo faber“ (el hombre actuante) va por delante del “ Ho­ mo sapiens" (el hombre pensante) 37.

Lo censurable es que una intuición del Presidente Lleras Restrepo, o la fó que él le presta al criterio del éx-Presidente Lleras Camargo (el cual, a su vez, se fía de otras

37 Antología de las Ideas Políticas.

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autoridades), së le presente a la opinión como resultado de investigaciones realizadas en el país. Tampoco censuramos el que el Presidente Lleras Restrepo piense que a este problema haya que despejarlo de implicaciones religiosas y morales, tal como aparece afir­ mándolo en esa corresponsalía de Río de Janeiro38, que, a pesar de haber salido en primera página, a doble colum­ na y en letra cursiva en “ El Tiem po” , nunca fue rectifica­ da; ni que se pregunte si no habrá más inmoralidad en uniones irregulares y hasta delictuosas seguidas de emba­ razos, que en esa misma clase de uniones protegidas de sus consecuencias naturales mediante el uso de contracepti­ vos. L o censurable es que, pensando así y autorizando a la Asociación de Facultades de Medicina para que obre así, afirme que obra “ en estrecha consulta con la Iglesia” . No censuramos el que alguien piense, com o el doctor Alberto Lleras, que en vista de la situación de América La­ tina, tal como él la imagina, la política demográfica deba entenderse exclusivamente como reducción de la natali­ dad. Al contrario, encontramos que una de las alternati­ vas del problema de población, en América Latina o en otros países, cuando se ve fuera del contexto de la fé, sea la que ha escogido el doctor Lleras Camargo. Tampoco le reprochamos al Presidente Lleras Restrepo que en este punto se fíe incondicionalmente del criterio del ex-Presidente Lleras Camargo. La censurable es que el Presidente Lleras, estando convencido de esta tesis antinatalista, sa­ biendo que esa es la política de la Asociación de Faculta­ des de Medicina, en su mensaje al Congreso Nacional pro­ teste de que “ algunos le imputen a la Asociación de Facul­ tades de Medicina absurdas campañas antinatalistas” . Casi un año después de nuestra publicación en El Ca­ tolicismo y de que el Presidente de la República le reite­ rara a los Excelentísimos señores Presidente y Vicepresi­ dente de la Conferencia Episcopal su propósito de ajus­ tar su política demográfica a las enseñanzas de la Iglesia; 38 El Tiempo, 2 de septiembre de 1967.

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cuenta con la colaboración de la Asociación de Facultades de Medicina. L o censurable es la insistencia en declarar que la Asociación se limita a suministrar información so­ bre planificación familiar. Así, pues, aquella entrevista del 8 de febrero dél 67 en­ tre los máximos personeros de las dos potestades civil y religiosa, de la que era lógico esperar que saliera, o la rec­ tificación de los hechos denunciados en El Catolicismo, o la revisión de la política demográfica del Presidente Lieras, sirvió solo para subrayar la veracidad de esta parte de nuestra denuncia: La táctica seguida hasta ahora incluye el no economizar declaraciones tranquilizadoras para la Jerarquía Eclesiás­ tica, mientras en la práctica se adelanta la aplicación de métodos prohibidos por la Iglesia.

La Política Demográfica del actual Gobierno colombiano, problema de veracidad

Los documentos publicados por el subcomité de Gastos Extranjeros del Senado Americano señalan paso a paso el itinerario seguido por el problema demográfico hasta llegar a nuestro territorio. Ha sido importado de los Estados Unidos, desde las premisas estadísticas hasta los detalles de procedimiento, sin pasar siquiera por el proceso de en­ samblaje. Basta leer las actas de los seminarios sobre po­ blación realizados en ciudades colombianas como prepa­ ración a la campaña, todos ellos bajo los auspicios de funda­ ciones norteamericanas y bajo la dirección de expertos norteamericanos ? para advertir que el problema no ha sur­ gido de investigaciones realizadas en Colombia. Al con­ trario, hemos consultado algunos demógrafos y sociólogos de larga trayectoria, verdaderos especialistas y profesio­ nales en estas ciencias, y nos han dicho que ni aún para llenar apariencias fueron consultados por los médicos ha­ bilitados de demógrafos, antes de que el gobierno del Dr. Lleras Restrepo se comprometiera en el lanzamiento de su campaña antinatalista. La prueba decisiva de que este no es un problema descubierto por hombres de ciencia sino varios meses después de la Pastoral Colectiva del Episco­ pado en la que se denuncian las presiones antinatalistas de la Asociación de Facultades de Medicina apareció en “ El Espectador” — 14 de enero 1968— ? esta noticia:

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Hernán Vergara BAJA NATALIDAD EN A N T IO Q U IA Por la Campaña de Planificación.- La información sobre la conveniencia del control de natalidad, suministrada por la Asociación de Fa­ cultades de Medicina ha dado buenos resultados en varios Departamentos, según anunció el Ministro Encargado de Salud, Luis Carlos Ochoa. Dijo que a pesar de que Antioquia es uno de los departamentos más reacios a aceptar la plani­ ficación de la familia, en la Clínica del Seguro Social de Medellin, hubo el año pasado mil nacimientos menos que en 1966. La disminución del número de partos en Antioquia, no obstante el aumento de población y el aumento de afiliados al Seguro, demuestra que está calando en las gentes la nece­ sidad de planificar la familia.

La información no dice mediante qué motivaciones y por qué métodos anticonceptivos se ha logrado esta reduc­ ción de nacimientos. Tampoco menciona cuáles han sido los efectos distintos a la anticoncepción, que ha produci­ do la información suministrada por la Asociación de Fa­ cultades de Medicina. Sería útil ver cómo reportarían efectos en la responsabilización paterna, en el amor a los hijos y demás motivaciones de la propaganda. No es nuestro propósito censurar la inclusión de una fase operativa de la campaña de la Asociación dé Faculta­ des de Medicina, de cuya realidad es prueba fehaciente el hecho de que el doctor Mendoza Hoyos recibiera 15.000 tratamientos de lintiol 25, de la casa Organon, para no mencionar sino hechos fotografiados y utilizados por la propaganda comercial, o el hecho de que el Secretario de Salud del Distrito Especial en reunión de enero con los médicos que trabajan en agencias del Distrito, les infor­ mara que la natalidad de 14.000 niños del año pasado de­ be reducirse en el presente a 7.000 y que para ese efecto una intuición de políticos, la proporciona el Dr. Majone Stycos en declaración citada anteriormente, y que por su gran importancia vale la pena repetir: Stycos citó (en la universidad de Cornell) la reunión cele­ brada en Cali, Colombia, como un hito del movimiento, porque la presidió UN DESTACADO POLITICO, Alber­ to Lleras Camargo. POR PRIMERA VEZ EN LA HISTORIA una importante figura política latinoamericana habló públi­ camente a favor del planeamiento de la familia, en su pro­ pia patria, sin ambigüedades S9.3 9 39 Visión - Marzo 15 - 1968.

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A la luz de estas autorizadísimas declaraciones se hace evidente que el Dr. Mendoza Hoyos cumple una consig­ na rutinaria de publicidad cuando declara, refiriéndose a la Division de Población, que ...su s programas educativos e investigativos, no operativos, se iniciaron una vez que, después de todo un proceso de in­ vestigación y de estudio, se comprobó el tremendo pro­ blema de la población y su tremenda presión. W

El Senador Gruening, conocedor como ninguno de los desarrollos de la política antinatalista en todo el mundo revela algo, que sí es de creer, sobre los primeros pasos de la introducción del problema a nuestro país: Cuando estuve en Colombia, hace dos años, ( es decir, 1963), dijo el senador al Dr. Alberto Lleras, encontré al Decano de la Escuela de Medicina de Cali (Universidad del Valle) y él estuvo muy interesado en este problema y deseaba hacer todo lo que estuviera en su mano para promoverlo,

No consideramos censurable el que un Decano de Medi­ cina se muestre seriamente interesado en promover un problema porque se puede entender, y pienso que así lo entendió el Dr. Gabriel Velásquez Palau, promover el es­ tudio de los trabajos que los expertos de otros países han adelantado al respecto, e iniciar, en la escala accesible a los recursos humanos y económicos locales, investigacio­ nes sobre el tema. El dato adquiere significación al tener en cuenta qu e el primer contacto del problema con gen­ tes del país, a nivel universitario, se produce en 1963 y en 1965 el Dr. Carlos Lleras Restrepo incluye en su progra­ ma para la campaña presidencial el ofrecimiento de una política demográfica. De otra parte, durante algunos meses, quizás durante todo el lapso comprendido entre contacto del Senador Gruéning con el Decano de Medicina de la Universidad del Valle, y el programa presidencial, los profesionales mé­ dicos que én 1965 estarían habilitados de demógrafos, es-4 1 0 40 El Espectador, Marzo 15-1967. 41 Hearings, 1965 - Página 710.

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tuvieron dedicados a traducir del inglés. El dato es de fiar porque lo da el tru steeliZ de la Rockefeller, Dr. Alberto Lleras: Lo primero que hay que hacer est naturalmente, establecer -y estamos tratando de hacerlo- centros demográficos en las Universidades que puedan aplicar esa información dentro de nuestras condiciones y circunstancias nacionales. Noso­ tros estamos recibiendo, naturalmente, información de agen­ cias privadas de todo el mundo y principalmente de los Es­ tados Unidos.

No tenemos objeción a que directivos universitarios co­ lombianos traduzcan del inglés y hasta de otros idiomas las informaciones de agencias privadas (y gubernamenta­ les también, por qué no?) sobre el problema de la pobla­ ción. Alguien tiene que hacerlo. Pero cuando se trata de darle al país una política demográfica no es pedir mucho, diríamos que hay que exigirlo intransigentemente, que se le ofrezca una política sobre medidas, así cueste y demo­ re algo más, en vez de una política fabricada en serie pa­ ra todos los países subdesarrollados acondicionada con al­ gunos pespuntes. Somos entusiastas de la ropa hecha, in­ dustria en que han sobresalido los empresarios colombia­ nos, pero tratándose de la política demográfica, debe ser sobre medidas. Lo menos que podría exigirse es que la po­ lítica demográfica para un país “ racialmente mezclado, tropical” , com o diría el Dr. Alberto Lleras y por añadidura católico, debe ser estructurada por expertos racialmente mezclados, tropicales y hechos por añadidura al ambien­ te católico. No basta encontrar algunos nativos dispuestos a emplearse com o agentes de esta novedad política. En tiempo no remoto a esta clase de agentes se les llamó quis­ lings y la historia enseña que su labor no fue efectiva a lar­ go plazo. Somos convencidos de la constitución plural de la socie­ dad y por lo tanto también de la estructuración pluralista del Estado. En nuestro respeto a las convicciones e ini­ ciativas ajenas admitimos que un ciudadano, sobre todo 42 Síndico, fideicomisario, fiduciario, depositario; Director de una Compañía. (Appleton's Revised Dictionary).

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si tiene tanta personalidad e iniciativa que logre llegar a la presidencia de la República, llegue a la convicción de que al país hay que darle una política demográfica elabo­ rada en el exterior y en serie. Lo que encontramos censu­ rable es que se tome la decisión de implantar una política demográfica en el país sin más antecedente que convenios secretos con potencias extranjeras, y que una entidad aca­ démica como es la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina preste su nombre para cohonestar ese acto haciendo pasar la decisión política del mandatario como surgida de sesudos trabajos científicos. No somos profesionales de la demografía ni de la socio­ logía y por ello no nos afecta personalmente el que se to­ me el nombre de esas disciplinas para imputarles actos que tienen su verdadero origen en criterios políticos. Es evidente que el Dr. Lleras Restrepo no supo de la existen­ cia del problema demográfico en Colombia^ por el DANE o por otros centros de investigación demográfica y socio­ lógica, sino que sacó esa idea de sai cabeza o de fuentes dis­ tintas a la investigación colombiana. Y es por lo m ism o evidente también que el Dr. Antonio Ordóñez Plaja, co­ mo Ministro de Salud y el Dr. Hernán Mendoza Hoyos co­ mo presidente de la División de Estudios* de Población de la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina, se han comprometido a presidir la Agencia én Colombia pa­ ra la Anticoncepción Gubernamental sin más bases que la que tuvo el Dr. Fernando Tamayo para montar su generosamente financiado “ Centro de Planificación Fami­ liar” en Bogotá, puesto bajo el patrocinio de la “ Asocia­ ción Pro-Bienestar de la Familia Colombiana” . Ellos no pueden afirmar que se inspiran en estudios estadísticos por que la verdad es que, com o lo anota el comentarista del New York Times que cubrió la Asamblea de Cali y como lo reconocía hace muy poco la Organización Mundial de la Salud. El mayor dolor de cabeza de los expertos en población en latinoamérica es la jaita de estadísticas dignas de confianza.

En medio de esta atmósfera de simulaciones de oirden científico y político es de agradecer al Senador Gruening

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su rechazo a los métodos de juego sucio o dé clandestini­ dad que han venido empleándose en la infiltración de las campañas anticonceptivas en América Latina, métodos que él más que nadie está en condiciones de conocer. Comen­ tando el discurso del Dr. Alberto Lleras, tantas veces ci­ tado, dijo: Una de las cosas que mi ley se propone, es eliminar todo este procedimiento más o menos por debajo de cuerda o semiclandestino, y reemplazarlo por uno que sea abiertot con agencias y funcionarios responsabilizados para este pro­ pósito 4«.

ATMOSFERA D E ENGAÑO La declaración anterior del Senador Gruening indica que él sistema de manejar el problema de la población va­ liéndose de engaños no fue inventado en Colombia^ El es fruto como obligado del encuentro de dos situaciones irremovibles: La necesidad sentida por los privilegiados sec­ tores blancos no católicos de la zona templada, altamente desarrollada, de ponerle freno — o término, quién sabe!— a la procreación de los latinoamericanos, racialmenté mez­ clados, tropicales y católicos, y a la imposibilidad de lo­ grarlo por los caminos de la democracia. Es un hecho qué la democracia ha sido la gran pasión de la nación nortea­ mericana y que en ella ha alcanzado ésta palabra sus más logradas realizaciones. Hemos visto cómo, én el punto en que la colisión de es­ tas dos pasiones trascendentes — el miedo al cinturón lati­ noamericano, el amor a la democracia— alcanzan su clímax en el escenario del Senado Americano, llega el Dr. Alber­ to Lleras con su sin igual prestigio de demócrata y de ex­ presidente colombiano y con unos planteamientos que des­ tapan com o por encanto lo que parecía un callejón sin sa­ lida. Recordemos el suspiro dé alivio del senador Gruening al terminar su discurso el Dr. Lleras, su grito de esperan43 Hearings. 1965 - Pág. 709.

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za al vislumbrar, nuevo Simeón, el advenimiento del Re­ dentor: Ahora estoy lleno de esperanzas de que este proyecto de ley será aprobado. Pienso que debe serlo! U.

La fórmula del Dr. Lleras Camargo era la unión de los contrarios: el empuje castrense, totalitario, del “ sin mie­ do y sin pereza” , y la etiqueta de lo democrático; la inva­ sión del continente latinoamericano a petición del más des­ tacado vocero de Latinoamérica; el arrollamiento de la opinión católica con un personaje a quien la Jerarquía co­ lombiana rinde homenaje de un banquete en el acto mis­ mo en que violenta las puertas de la Iglesia. Pero hay en todo esto un engaño, cuya primera víctima es el gobierno de los Estados Unidos. Esto es, de verdad, demasiado bueno para ser verdadero. Es una emboscada. Es la emboscada que el Destino le tiende al poderoso y fe­ liz LAYO al inspirarle la idea de matar a su hijo cuando éste era apenas un germen de vida en las entrañas de su esposa YO CASTA. Bastó que LAYO, después de escu­ char el oráculo de Delfos entrara en pánico para que “ de­ sechando consideraciones religiosas y morales” decidiera matar a la inocente criatura. El Destino necesitaba qué Layo accediera a esta felonía para darle cumplimiento al decreto punitivo de Zeus Cronida. Es un engaño confundir la pasividad de un pueblo an­ te el avance de un asalto cuyas ármas son él fascinante di­ nero y la envolvente acción psicológica, con la falta de es­ píritu democrático. Nosotros pensamos — uno corre él ries­ go de equivocarse pensando así —que las gentes latinoa­ mericanas tienen realmente el gusto de la democracia y que éste espíritu hasta ahora dormido ante el asalto de las campañas antinatalistas puede eventualmente despertar. No queremos engañamos sin embargo sobre el hecho de que con los presidentes Lleras, espíritus autooráticos si los hay, se cumple la sentencia del gran Vasconcelos: “ Los pueblos tienen los gobiernos que sé merecen” , Los secto­ res decisorios de Colombia son tan entrañablemente al· 44 Heairngs - 1965 - Pág. 713*

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bertolleristas que Alberto Lleras ha podido darse el lujo de no ser colombianista y conservar sin embargo el ascen­ diente necesario para darle una mano decisiva al Dr. Lle­ ras Restrepo para su acceso a la presidencia de la Repú­ blica. Los dos presidentes Lleras son demócratas, hagan lo que hagan, porque los sectores decisorios de la política colombia tienen alienada en ellos su responsabilidad de pensar y decidir en el campo de la política, sin que esca­ para a esta alienación el gran Laureano Gómez. Pero to­ mamos el riesgo de pensar que hay en estos pueblos laten­ te, dormida, tal vez hibernante, una voluntad de democra­ cia, así como había la vida de un héroe en el feto que abri­ gaba el vientre de Yocasta. Es un engaño pensar que con exaltar la importancia del Dr. Alberto Lleras com o vocero de América Latina hasta el punto de declararlo un Bolívar redivivo, los países lati­ noamericanos van a seguir tras él y tras la escuela colom­ biana que de él ha nacido. La Reunión de Caracas, según lo podemos apreciar por los comentarios del Dr. Eliécer Ruiz, indica que los otros países latinoamericanos se per­ miten elaborar sus propias políticas demográficas con cri­ terios mucho más protectores de los valores familiares y nacionales. Es un engaño interpretar el silencio y el repliegue ini­ cial del episcopado colombiano ante los acontecimientos de Cali y ante el respaldo del presidente Lleras a la Aso­ ciación Colombiana de Facultades de Medicina como falta de lucidez y de carácter dé los obispos. Nosotros pensamos, y en esto sin correr ningún riesgo, que la acti­ tud de los obispos se debe a parsimonia pastoral, a ese re­ flejo de “ no quebrar la vara vencida, ni apagar la mecha que aún humea” , cautela que los lleva a aplazar sistemá­ ticamente los grandes gestos de ruptura con los contendo­ res de la Iglesia. Sobre esto, y en el nivel propiamente hu­ mano, cualquier obispo colombiano tenía motivos de es­ perar que el Dr. Alberto Lleras se sintiera obligado a la lealtad con el episcopado. Equivocación rectificable. Tam­ bién, seríamos parciales, faltos de objetividad, al fondo hipócritas y por todo esto malos fieles de la Iglesia, si pa-

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ra exculpar a nuestros pastores religiosos de toda culpa en esta pérdida inicial de posiciones, cargáramos sobre los presidentes Lleras mayor culpa de la que realmente puedan tenar. Cada quien ha de cargar cuando menos con lo suyo, después que Cristo cargó con lo de todos. a Hay que convenir en que la Iglesia colombiana estaba atravesando una fase de inseguridad y de debilidad al tiempo en que los hombres de gobierno movían este pro­ blema, que es el más grande reto que haya conocido la Iglesia Universal. El problema de la regulación de los hi­ jos, ya se tome en el ámbito de la moral conyugal, único en que fuera contemplado por el Magisterio Católico has­ ta hace pocos años; ya se tome en sus incidencias sobre el bienestar social a escala mundial, ha mostrado insuficien­ te la Encíclica Casti Connubi en cuanto al inventario de las situaciones que viven los casados, y necesitada de exégesis difíciles. El Concilio Vaticano II no logró llenar los* vacíos, y el asunto fue tomado por S. S. Paulo VI con el propósito de responder a sus interrogantes. En 1965, los® católicos estaban en pleno clima de interinidad de la doc­ trina sobre la anticoncepción. Por el mismo tiempo reina­ ba en Colombia la mayor confusión provocada por el en­ trecruzamiento de corrientes ideológicas debidas al desmon­ te de la Iglesia constantiniana y el montaje, todo al tiem­ po, de la Iglesia postconciliar. Los temas de interés doc­ trinario, pastoral, litúrgico, el diálogo, el agiomamento se disputaban el primer plano de interés en la atención de los superiores eclesiásticos. Difícil que en tales circuns­ tancias encontraran el tiempo y los incentivos necesarios para informarse sobre la lucha que venía sosteniendo el episcopado norteamericano frente a las avanzadas de la política antinatalista del presidente Johnson, y sobre to­ do, — pero quién lo iba a imaginar— , de las ofertas que el doctor Alberto Lleras había hecho un mes antes al Sena­ do Americano, de entregarles las llaves de la ciudad y las de la Iglesia a los grupos interesados en la esterilización de estas poblaciones. Luego, como las ideas van siempre muy adelanté de los hechos, o éstos muy atrás de las ideas, las obispos que se vieron abocados a tomar decisiones, aun­ que tenían y enseñaban ya las nuevas ideas resultaron

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actuando con las antiguas. Eli problema del control de la c natalidad es uno de esos que parecen exigir, según los tex­ tos conciliares, mayor aporte de los laicos. Hay en él tan­ tas implicaciones políticas, psicológicas, sociológicas, eco­ nómicas, médicas, que hacen absolutamente indispensable la utilización de la aptitud de los seglares no solo para los conocimientos científicos en estos campos sino para el manejo de las relaciones interpersonales en los ambientes en que se actúan normal y predominantemente esos temas. Uno de tales ambientes, el principal sin duda alguna, en que se agita y actúa el problema de la población, es el po­ lítico. Para él diálogo con el gobierno, la Iglesia tendría que haber estado representada por un equipo integrado por obispos, sacerdotes y seglares en el que éstos tuvieran una efectiva posición de mayores de edad. Era demasiado pronto para tal novedad. Los excelentísimos señores Pre­ sidente y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal asu­ mieron solos la responsabilidad de ventilar con el Presi­ dente Lleras Restrepo este problema. El resultado ha sido una verdadera explosión de la campaña antinatalista y lo que vemos es apenas el comienzo del “ hongo’". El informe o especial de “ Visión” revela que para este año hay más di­ nero del que se alcanzará a gastar y que está destinado preferencialmente a Colombia México y Brasil. Sabemos sin embargo que estos dos países no han adoptado aún la po­ lítica anticonceptiva de modo que el grueso del presupues­ to se quedará en Colombia. En lo que ocurrió no hubo especial felonía por parte del Presidente Lleras Restrepo. Fue la visión dé la penúl­ tima estructura de la Iglesia, o sea la que tienen en mente los políticos, de que ésta es un grupo de presión aperso­ nado por el más alto nivel dé la Jerarquía nacional. Los excelentísimos señores Presidente y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal fueron a él animados seguramente del nuevo espíritu, el del servicio humilde, el del diálogo, y el Presidente Lleras, que és hombre de presa, interpretó esta actitud seguramente como debilidad. La Iglesia, de-* bió pensar, ya no es lo qué era. Ya perdió esa seguridad, ese poder que la hizo temida én Colombia. Ya no es más que un ex-grupo de presión. El trato que le ha dado a

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propósito de la política demográfica es el que un hombre de presa le da a un ex-grupo de presión: ignorarlo o dis­ traerlo. Q De todos modos, pensar que la Iglesia de América Lati­ na ha perdido toda su fuerza política porque ha dejado de ser el grupo de presión que era en su anterior estructura, puede ser también un engaño. LAS TENTACIONES DEL PANICO Aquella campaña nuestra intentaba alertar a los diri­ gentes políticos y en particular al Presidente Lleras Res­ trepo contra las tentaciones de dos malos espíritus: el del pánico y el del engaño. Porque el llamado problema demo- # gráfico está siendo tratado en un clima de terror y con la mala conciencia de quien se embarca en caminos de vio­ lencia. Los temores qué suscita el problema deben ser mode­ rados por criterios como el formulado por Prebisch en la Reunión Ministerial del “ grupo de los 77” (octubre 1966): Si al promover el mejoramiento agrícola no se cuenta con los recursos internos y externos necesarios para acelerar y no comprimir la tasa de industrialización, se expondrá a los países en desarrollo a fenómenos de redundancia de población activa mucho más serios que los que estamos presenciando en forma cada vez más aguda en los países en desarrollo... Pero no se diga que este problema urgente puede ser resuelto obrando sobre la tasa de natalidad. Este Consejo es otra de las formas simplistas de pretender re­ solver el problema diciendo a los países en desarrollo : "M o­ deren su procreación, y todo vendrá por añadidura!".

Aquí está señalado, exactamente, el nudo gordiano del asunto. El simplismo en el planteamiento del problema y en las fórmulas de resolverlo. Aquí está el punto en qu e» se aparta y se apartará la Iglesia de políticas demográfi­ cas como la emprendida por nuestro gobierno. Lo que el Papa ha dicho en varias ocasiones, lo que está gritando, más que diciendo, con los aplazamientos de la definición que se le ha pedido desde dentro y desdé fuera de la Igle­ sia, es que se trata de un problema sumamente complejo. No podemos enorgullecemos del éxito obtenido por el ex-

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Presidente Lleras Camargo en sus intervenciones ante el Senado Americano, porque ese éxito está asociado, como puede comprobarlo cualquiera que siga la secuencia de sus intervenciones, al patetismo dramático, al género apo­ calíptico con que supo presentarlo; al simplismo de impu-« tar todos los males de América Latina al aumento de su población y al simplismo de su fórmula: Reducción de na­ talidad sin contemplaciones. PANICO VERSUS M ORAL Los verdaderos estadistas se distinguen de los simples mortales en lo mismo que distingue al capitán de un bar­ co de su tripulación. No pierden la cabeza ante el peligro. Son precisamente situaciones como la presentada en el panel citado*, que aparecen como la última oportunidad para salvarse del peligro, las que suscitan pánico. Y son c también las grandes catástrofes las que enseñan que el pánico no conoce moral. La tarea del ex-presidente Lleras y el Presidente Lleras Restrepo ante este problema de la población no ha sido la de quienes impiden a la masa to­ mar por las vías amorales del pánico. Ha sido más bien la de quienes se dejan empavorecer para convencerse de que están autorizados, como en las grandes emergencias, a prescindir “ de consideraciones religiosas y morales” , arras­ trando con ellos a las masas que les han entregado su con­ fianza. Nuestra nación hizo ya la experiencia de echar por la borda las complejidades de la moral bajo la impresión de estar viviendo una última oportunidad de salvación^ cuan­ do en 1948, desquiciada la confianza pública en el orden político por el nueve de abril, los dirigentes del gobierno y de la oposición se aventuraron por los caminos de la vio­ lencia. Para los conservadores, era la última oportunidad de salvar al país de la anarquía liberal, y para los liberales, la última oportunidad de salvar al país de la tiranía con­ servadora. Aún no se han liquidado las consecuencias de aquella política de pánico.

* Citado adelante - página 112.

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Es posible que si buscamos un criterio para diferenciar la actitud del cristiano de la del no cristiano, llegaríamos a la diferente disposición para entrar en mentalidad de última oportunidad frente al peligro, porque de esa dispo­ sición deriva la de entrar en mentalidad de pánico, así co­ mo de ésta deriva la impaciencia ante las complejidades y demoras de la moralidad. A la luz de este criterio la mentalidad cristiana estaría caracterizada por la fé en que ninguno de los grandes peligros que nos toca afrontar es verdaderamente el fin; en contraste, los falsos profetas tratarán de alarmar a las gentes con visiones de catástrofe. Y les dijo Jesús: Oiréis hablar de guerras y rumores de guerra; no os dejéis alarmar, porque aunque es preciso que eso suceda, no es aún el fin. (Mat. 24- 4-7).

Sin hilar delgado ni forzar similitudes uno piensa en las veces que se mueve la perspectiva de la guerra como efec­ to del aumento de población, para alarmar a las gentes. El pánico fue, recordémoslo, el estado de alma que im­ pulsó a LAYO hacia el infanticidio. Incapaz de confrontar­ se con su maldad, confió su designio a un intermediario que, incapaz él también de enfrentarse a la debilidad ino­ cente, hizo posible el cumplimiento de la sentencia divi­ na. El desdichado Edipo hubo de compartir la desgra­ cia con su desnaturalizado padre. Será también imposi­ ble para América Latina eludir el des lino de revoluciones vindicativas pero también autodestructivas?

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La Iglesia y la Democracia puestas a prueba

Al examinar las alternativas políticas que están puestas a la obra contra la llamada explosión demográfica se pue­ den clasificar en dos categorías: las malas y las peores. Las primeras son las que aconsejan afrontar el problema del genocidio frontalmente, sin eufemismos, sin escrúpulos de­ mocráticos. Los pobres, los ignorantes, los que procrean irresponsablemente no son aptos para decidir, no hay tiem­ po para esperar a que su culturización y la elevación de su nivel de vida los ponga en condiciones de limitar volun­ tariamente el número de sus hijos. Un “ paner’ preparado para la Conferencia de Cooperación Internacional d e la Casa Blanca (1966), proclama que El problema de la población es muy grave y esta puede ser la última generación que pueda enfrentarlo sobre la base de la libre determinación.

Después de conocer la realidad del Círculo pobreza-ignorancia-procreación desmesurada no es posible seguir ha­ blando ese lenguaje. Si ésta es la última generación que tie­ ne la oportunidad de ponerle coto al problema de la po­ blación, no será ciertamente sobre la base de la libre de­ terminación. El lenguaje adecuado, si la premisa de “ la última generación” es verdadera, es el lenguaje del Dr. Lleras Camargo: “ sin timidez y sin pereza” . O el lengua­ je del Dr. Eliécer Ruiz: “ Puede realmente hablarse de un plan cuando una de las variables se confía a la libertad de la pareja humana Con esta solución hemos de renunciar irrevocablemen­ te a los ideales de la democracia y también a cualquier en-

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tendimiento entre la Iglesia y el Estado. En cuanto a las soluciones peores son las que doblan el abuso del poder y del dinero con el engaño a la opinión pública. En una y otra de estas formas, la democracia está pues­ ta a prueba. La primera porque hace caso omiso del prin­ cipio de autodeterminación de las personas, de las pare­ jas y de las naciones. La segunda porque el conglomerado social es tratado com o “ vulgo profano odiable” *, “ vulgo que debe ser engañado porque quiere ser engañado” **. Si el pueblo es realmente así, la democracia es un mito.

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Pero la Iglesia también está puesta a prueba. Y más que la democracia. La democracia está destinada a lograr re­ gímenes políticos que faciliten a todos los ciudadanos su presencia en la organización de la sociedad civil; la Igle­ sia está destinada a la defensa de la vida en cuanto la vida es un invalidez, una indigencia, una pequeñez, una infancia, un desguameeimiento, una soledad, un abandono, una ver­ güenza de haber pecado, una pobreza, el dolor de no ser lo que se tendría que ser. El principal argumento de los abogados del control de la natalidad es la miseria de los miserables, la peligrosidad de los delincuentes, los hijos habidos en la desesperación de mujeres inermes, en la bru­ talidad de hombres violentos. Cada existencia de estas suscita el pensamiento: “ No debería haber nacido. D ebe­ ría morir, pero ahora que existe habría que matarlo!” . Y no se quiere uno manchar de sangre. Como LAYO. “ Mejor anticiparse; no dejarlo nacer!!” . Entre tanto la Iglesia Ca­ tólica profesa, y cada católico profesa, teológicamente, dog­ máticamente, que no hay vidas indeseables por sí mismas. Que cada ser humano, mi enemigo, mi sucio vecino, el ga­ min pedigüeño, el raponero, el violador y la que se hace prostituta, son imágenes y semejanza dé Dios, aptitudes para el amor, para la fidelidad, un tú que puede formar conmigo un nosotros. Cadá existente humano del que pen-

* 'O d i prophanum vulgum'\ Horacio. ** "Vulgus vult decipi, ergo decipiatur". Marco Aurelio - Pen­ samientos.

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samos: “ Mejor que no hubiera nacido! Por qué dejar na­ cer hijos para que lleguen a éso?” , es un prójimo, es de­ cir, un reto: “ A que no logras amarme! A que no logras que me respete! A que no logras hacerme sonreír! A que no logras que diga: Está bien que yo viva! A que no logras que busque a Dios desaforadamente hasta encontrarle pa­ ra poder decir: “ Gracias por la vida!” . * Hay tanta gente indeseable porque ha faltado presencia de la Iglesia. Y ha faltado presencia de la Iglesia porque ' los católicos habíamos alienado en el clero nuestra perso­ nal presencia de Iglesia. Y otras cosas más. La Iglesia ha­ ce figura de estar defendiendo un atado de dogmas, un en­ redo de abstracciones teológicas, de espaldas al hombre y a la mujer concretos, con sus cuerpos para alimentar y vestir, con sus hijos para criar, con sus anhelos de sur­ gir, en tanto que los demógrafos y los estadistas hacen fi­ gura de morir de angustia ante el dolor humano. Karl Sax, al mencionar la irreductible negativa de la Iglesia Católi­ ca a aceptar indiscriminadamente los anticonceptivos es­ cribe: Si el método del ritmo para el control de natalidad no re­ suelve el problema, no deberá haber control del ritmo de crecimiento demográfico, aún si las consecuencias han de llevar ineluctablemente a la miseria, al hambre y la gue­ rraK

La manera como los presidentes Lleras evocan en solem­ nes ocasiones la incapacidad de k Iglesia para prevenir la natalidad ilegítima con toda su cohorte de miserias es prác­ ticamente una invitación a la complicidad, bajo cierto chantaje: No nos digamos mentiras! ni ustedes, los ecle­ siásticos, ni nosotros los estadistas podemos con esté des­ bordamiento de irresponsabilidad. Ustedes ya han ensaya­ do su método y fracasaron; déjennos ahora ensayar el nues­ tro! La tentación es grande, pero la Iglesia, como dice Ches­ terton, se parece a las demás instituciones en que sufre de~ cadencias y se distingue de ellas en que se levanta para reintegrarse a la fidelidad a Cristo. La Iglesia se ha replev

1 Hearings, 1966 - Pág. 2360.

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gado en un silencio, en un aplazamiento. No da el brazo a torcer pero tampoco se pondrá a hacer literatura insin­ cera e irrealista. Una vez los discípulos de Jesús abando­ naron provisionalmente su campo para venir a consultar­ le: “ Señor, hay unos demonios que no hemos podido ex­ pulsar” . La Iglesia consulta a Cristo, en la oración desco­ nocida del Papa Paulo VI, en la meditación de sus obispos, en el silencio de sus contemplativos, en las austeridades de sus penitentes, en los trabajos y la paciencia de sus lai­ cos. Habrá que cambiar de sistema: “ Esa clase de demo­ nios no se expulsan sino con el ayuno y la penitencia” . Ha­ ce años que io dijo el P. Lebrel: Solo en la pobreza se en­ contrará la promoción humana y la paz social. Solamente la pobreza descarga la tensión entre la miseria y la rique­ za. La Iglesia tendrá que ser pobre, deberá aprender a dialogar, tendrá que ser fuerte. También lo decía el P. Le­ hret: “ Las virtudes de la fortaleza, son las grandes olvida­ das en la Iglesia de hoy” . La Iglesia no entrará por el ca­ mino de resolver el conflicto entre los grupos privilegia­ dos que han accedido al superdesarrollo y las generacio­ nes que esperan su oportunidad en la fertilidad de los po­ bres, dejando actuar a los genocidas empavorecidos. No se pondrá, en ningún caso, del lado de LAYO contra el ino­ cente e inerme hijo. Ella le habría dicho: “ No creas en oráculos, no seas supersticioso. A cada día le basta su pro­ pio afán. Vive tu present« en el respeto a la inocencia y a la debilidad. El mañana se encargará del mañana. Sobre todo, no te dejes empavorecer, no pierdas la cabeza. No prestes oídos a los profetas de calamidades apocalípticas. Hablan com o si vieran a ta lejos y no alcanzan a ver ni en su propio corazón, en donde hay un sentimiento de culpa de donde salen los vapores que los ciegan. Busca un buen amigo y él te dirá que antes de hacer matar al niño te cu­ res porque estás enferma Sufres un complejo: el Complejo de Layo!

A nexos

Consignas impartidas por Consultores extranjeros en Programas de Planeación Familiar a la DIVISION DE ESTUDIOS D E POBLACION DE LA ASOCIACION COLOMBIANA D E FACULTADES DE MEDICINA. Tomadas del Boletín del II Seminario sobre Demogra­ fía, publicado por la Asociación de Facultades de Medi­ cina, el cual se realizó en la Ceja, Antioquia, de Octubre 10 a 13 de 1965. Para mejor ilustración damos una lista del personal di­ rectivo de organismos de planeación familiar, responsa­ bles de la organización de este Seminario cuando se efec­ tuó, y dé cumplir las instrucciones y conclusiones qué en él se formularon: E jecutivos Colombianos: Dr. Hernán Mendoza Hoyos, Director Ejecutivo de la División de Estudios de Población de la Asociación de Fa­ cultades dé Medicina. Dr. Antonio Ordóñez Plaja, Director Ejecutivo de la Asociación Colombiana para el Estudio Científico de la Población. Consultores Extranjeros: Dr. Donald J. Bogue, Universidad de Chicago. Dr. J. Mayone Stycos, Universidad dé Cornell. Dr. Alvaro López Toro, Universidad de Princeton.

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Dr. Lyle Saunders, The Ford Foundation. Dr. Walter Mertens, Universidad de Montreal. Doctor DON ALD J. BOGUE, Director Comunity and Family Study Center, Universidad de Chicago. En su po­ nencia titulada: “ Recomendaciones sobre el uso de la co­ municación en la educación y motivación para la planifi­ cación familiar” . Documento preparado para las Naciones Unidas, Centro Latinoamericano de Demografía (CELAD E ), Santiago de Chile, para uso en un programa de con­ sulta técnica en programas de planificación familiar. Envia­ do también al II Seminario sobre Población, patrocinado por la División de Estudios de Población, Asociación Co­ lombiana de Facultades de Medicina. ACONSEJA: “ Legitimación, pérsuación, SIMULACION DE DISCUSION” (Cuadro página 290). Comprensión de la pareja que el problema del control de la fertilidad se aplica a ellos personalmentemy que su bie­ nestar y el de sus hijos se verá amenazado si no empiezan el control de la fertilidad. La fase termina con la decisión "mental" de hacer un ensayo, creyendo que es social y mé­ dicamente aceptable, (Ibid)» Existe una gama de cosas que un programa de comuni­ cación puede hacer para promover esta aceptación y apro­ bación. Se puede “ legitimar” la planificación familiar, pu­ blicando la firma de autoridades famosas, poderosas y dig­ nas de crédito. Los medios de masa se pueden utilizar con mucha efectividad propagando la información de que mé­ dicos, párrocos, actrices de cine, poderosos hombres de empresa, legisladores, “ doctos", etc. aprueban y apoyan la planificación familiar. También la información sobre el uso de la planificación familiar en otros países (España, Italia, Francia y otras naciones católicas romanas por ejem­ plo), promoverán la aprobación y aceptación” . Ibid pági­ na 299. A la conclusión de una discusión de grupo, el líder de la discusión puede preguntar a cada mujer individualmente si a ella le gustaría o no ensayar la planificación familiar. Una respuesta afirmativa hecha delante de los otros miem­ bros del grupo tiende a ser un compromiso que conduce a la acción. Aún si la acción no está próxima, este proce­ der compele a la persona a dirigirse la pregunta sobre pla­ nificación familiar directamente a ella misma. Ibid. Página 301. El atractivo que ofrece a las personas el venir a las Clínicas tiende a estimülar la prueba. El dar servicio gratis para la

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primera visita y elementos gratis para los primeros tres meses, por ejemplo, capacita a las familias con bajos ingre­ sos a empezar sin ver disminuido su pequeño presupuesto. El ofrecimiento de una “ retribución” a una mujer que ya practique la planificación familiar por traer a una amiga o una vecina como “ nuevo paciente” es también un estímu­ lo efectivo. Estas concesiones y retribuciones especiales pue­ den ser anunciadas por los medios masivos, cartelones, y otros medios de comunicación. Ibid. Página 303. Pequeñas tertulias para los pacientes, como un “ open house” o una tertulia de Navidad, a las cuales se invita a los pacientes para que se entretengan, refresquen y se vi­ siten. Ibid. Pág. 304. Ofrecimiento por parte de la Clínica, de servicios suple­ mentarios especiales a los pacientes no concernientes a la planificación familiar. Ellos pueden ser consejos matrimo­ niales, educación sexual de adolescentes, servicio de infor­ mación en la educación y cuidado de los niños u otros as­ pectos de la vida familiar, descuentos especiales en la com­ pra de cosméticos, materiales de primera ayuda y otros renglones semejantes.

El doctor LYLE SAUNDERS, Prograiú Associate, The Ford Foundation y Consultor de la División, en ponencia titulada: Investigación y Programas Nacionales de Plani­ ficación Familiar” , presentada a la Conferencia Interna­ cional sobre los Programas de Planificación Familiar, Gi­ nebra — Suiza— , agosto 23/27 de 1965? y también el II Se­ minario de Demografía de La Ceja, dice: En Colombia un programa de investigación se está utili­ zando como un vehículo para desarrollar una base institu­ cional para un programa nacional, y como una forma de estar listo para la época en que una más amplia gama de anticonceptivos pueda emplearse y (al igual que en Chile), como un medio de influenciar la opinión pública y oficial. Boletín del II Seminario sobre Demografía, La Ceja, Pág. 320

Muy probablemente necesitaremos continuar con ensa­ yos clínicos de nuevos anticonceptivos a medida que éstos se produzcan y también de los antiguos a medida que nue­ vos países se interesen en programas de planificación fa­ miliar. Particularmente importante será el desarrollo de programas orientados hacia el seguimiento de los acepta­ dores en programas masivos. Una de las lecciones de la pasada experiencia es que probablemente no hay nada tan poco convincente como los resultados clínicos de los de-

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más. Muy bien puede suceder que para los anticonceptivos en sus nuevas formas y ensayos a gran escala, repetidos desde un área hasta otra. Pero aún si de allí no pudieran derivarse nuevas lecciones , muy probablem ente sería ne· cesario continuar con tales ensayos9 asi solamente se tra· tara d e la necesidad política d e ganar la aprobación de los autores de decisiones en el campo m édico y también en el campo gubernamental. Ibid. 321. Estos puntos son acogidos tan plenamente por las direc­ tivas de la División de Estudios de Población que el Rela­ tor de la tercera sesión de dicho Seminario, Dr. Ramiro Delgado García, dice en el punto D del Relato: Finalmente se pondrán de relieve los puntos considerados como básicos en las presentaciones formales del día: Uso de los medios de comunicación en Planificación Familiar, por le Dr. DONALD J. BOGUE e “ Investigación y Progra­ mas Nacionales en Planificación Familiar” del Dr. LYLE SAUNDERS.

La primera edición de: “ El Complejo de Layo", libro de Hernán Vergara Delgado, se terminó de imprimir en abril de 1968 en Antares - Tercer Mundo. - Transy. 6? N? 27-10, Bogotá.