El Cancionero de la corte de Carlos V y su autor, Luis de Ávila y Zúñiga 9783954879625

La edición crítica y el estudio de esta antología, hasta ahora inédita, de poemas y pequeños textos en prosa desvelan va

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Spanish; Castilian Pages 224 Year 2018

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Table of contents :
Índice
Introducción
Descripción del códice
Contexto histórico y fecha
Don Luis de Ávila y Zúñiga, “testigo de mis pensamientos” de Carlos V
Lista de textos
La compilación del códice
Los textos más notables del cancionero
Género poético y métrica
Lista de poetas cuyas obras aparecen en este cancionero (títulos, primeros versos, folios)
Bibliografía citada
Criterios editoriales
Siglas y abreviaturas
Cancionero de la corte de Carlos V
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El Cancionero de la corte de Carlos V y su autor, Luis de Ávila y Zúñiga
 9783954879625

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Nancy F. Marino El cancionero de la corte de Carlos V y su autor, Luis de Ávila y Zúñiga

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MEDIEVALIA HISPANICA Fundador y director Maxim Kerkhof

Vol. 24 Consejo editorial Vicenç Beltran (“La Sapienza” Università di Roma); Hugo Bizzarri (Université de Fribourg); Patrizia Botta (“La Sapienza” Università di Roma); Antonio Cortijo Ocaña (University of California, Santa Barbara); María Teresa Echenique Elizondo (Universidad de Valencia); Michael Gerli (University of Virginia); Ángel Gómez Moreno (Universidad Complutense, Madrid); Georges Martin (Université ParisSorbonne); Regula Rohland de Langbehn (Universidad de Buenos Aires) y Julian Weiss (King’s College, London)

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El cancionero de la corte de Carlos V Y SU AUTOR, LUIS DE ÁVILA Y ZÚÑIGA

Iberoamericana • Vervuert • 2018

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La publicación de este libro ha sido subvencionada por el Humanities and Arts Research Program de la Michigan State University (EEUU).

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

© Iberoamericana, 2018 Amor de Dios, 1 – E-28014 Madrid Tel.: +34 91 429 35 22 Fax: +34 91 429 53 97 [email protected] www.iberoamericana-vervuert.es © Vervuert, 2018 Elisabethenstr. 3-9 – D-60594 Frankfurt am Main Tel.: +49 69 597 46 17 Fax: +49 69 597 87 43 [email protected] www.iberoamericana-vervuert.es ISBN 978-84-9192-031-1 (Iberoamericana) ISBN 978-3-95487-959-5 (Vervuert) ISBN 978-3-95487-962-5 (e-book) Depósito Legal: M-29696-2018 Diseño de cubierta: Rubén Salgueiros

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Índice

Introducción............................................................................................... 9 Descripción del códice............................................................................... 11 Contexto histórico y fecha......................................................................... 15 Don Luis de Ávila y Zúñiga, “testigo de mis pensamientos” de Carlos V 33 Lista de textos............................................................................................ 45 La compilación del códice......................................................................... 55 Los textos más notables del cancionero..................................................... 63 Género poético y métrica........................................................................... 87 Lista de poetas cuyas obras aparecen en este cancionero.......................... 91 Bibliografía citada...................................................................................... 97 Criterios editoriales.................................................................................... 105 Siglas y abreviaturas.................................................................................. 107 Cancionero de la corte de Carlos V........................................................... 109

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Introducción

En la España del siglo xvi la publicación y diseminación de numerosas antologías de poesías en metros tradicionales atestiguan de su enorme y duradera popularidad. Además del Cancionero general, publicado por primera vez en 1511 y reeditado en varias ocasiones con nuevos textos hasta 1573, aparecieron varias silvas y cancioneros de romances, culminando en 1600 con el Romancero general. Esto es sin contar los miles de pliegos sueltos poéticos que fueron editados en esta época, que también alcanzaron una gran difusión. El interés en versos tradicionales no solo se manifiesta en el éxito de estos compendios famosos, sino también en la creación de compilaciones poéticas de carácter personal, coleccionadas y copiadas por personas aficionadas a la lectura de versos. Por su naturaleza particular estos pequeños cancioneros habrían tenido una circulación mínima, probablemente limitada a los amigos o familiares de su creador, y como consecuencia la mayoría de ellos han desaparecido. Pero de vez en cuando se puede encontrar una compilación de este tipo en alguna biblioteca pública o privada, y el hallazgo da ocasión a conocer los gustos literarios de un lector y coleccionista de versos en el siglo xvi. El Ms. 5602 de la Biblioteca Nacional de España es un códice con estas características. Esta colección, que hemos titulado el Cancionero de la corte de Carlos V, evoca el entorno de las cortes del emperador y de su hija María, reina de Bohemia, a mediados del siglo. Se trata de un compendio de dos tipos de obras: textos muy conocidos y diseminados en ese momento, y textos que aparecen exclusivamente en este manuscrito. Estos últimos llaman la atención no solo porque son unica, sino por sus méritos artísticos y la información que aportan sobre algunos acontecimientos históricos de la época y sobre los cortesanos que sirvieron en estas casas. En las páginas que siguen se ofrece un estudio de este códice y sus contenidos, con una edición crítica de sus cincuenta obras en verso y prosa. Un análisis de las obras y su contexto histórico-social nos ha llevado a la conclusión de que su autor fue Luis de Ávila y Zúñiga, fiel amigo de toda la vida de Carlos V, comendador de Alcántara, marqués de Mirabel, y autor del célebre Comentario de la guerra de Alemania. Algunos de los textos que coleccionó y copió son de

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gran importancia literaria por ser testigos únicos o por las variantes significantes de obras conocidas que ofrecen, todo lo que sugiere que Ávila tenía en su posesión testigos tempranos o desaparecidos. Los textos más destacados por estas razones son: • el único testigo de los versos que Garci Sánchez de Badajoz escribió a la reina Isabel sobre la muerte de su hijo, Juan de Castilla; • un villancico desconocido del mismo poeta; • dos versiones de una poesía de Hernando de Acuña, una de las que es inédita y que parece ser una versión temprana o borrador; • una serie de motes no documentados, compuestos por los cortesanos que viajaron a Innsbruck con los reyes de Bohemia a finales de 1551; • un romance del ciclo cidiano que los investigadores han considerado perdido; • variantes importantes de los romances del maestre de Calatrava, de Cipión, y de la conquista de Álora; • un romance inédito sobre Carlos V y la batalla de Mühlberg; • un credo glosado, también inédito, sobre el mismo tema; • una glosa burlesca de un romance del ciclo del conde Claros, no documentada; • un contrafactum desconocido del romance “Mis arreos son las armas” y de la canción popular “A las armas, Moriscote”; • dos glosas inéditas de villancicos famosos; • una carta inédita que Enrique II de Francia envió a los príncipes protestantes en febrero de 1551; • una serie de anécdotas escritas en cifras que figuran entre los textos más interesantes e importantes del códice, a través de los que vemos a los cortesanos amigos de Luis de Ávila, e incluso al mismo emperador, viviendo su día a día, gastando bromas, contando chistes. Estos y otros textos que recuentan episodios no documentados de las cortes españolas en Alemania son verdaderas microhistorias que nos dan la oportunidad de conocer a estos personajes en su entorno íntimo, y de saber de incidentes que los cronistas no recogieron. Quizás la característica más destacada del Cancionero de la corte de Carlos V es la presencia humana: la inmediatez de estas pequeñas narrativas tiene la capacidad de reanimar a Ávila, a sus amigos, y su entorno social.

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Descripción del códice

En el Inventario General de Manuscritos de la Biblioteca Nacional hay una descripción bastante breve del Ms. 5602 que, además de su tamaño, el número de folios y una fecha de composición que abarca dos siglos (xvi-xvii), solo nos da una idea muy general de sus contenidos. Divide estos contenidos en seis secciones (que no responden muy bien a la realidad de sus textos), menciona únicamente algunos de los poetas cuyas obras se incluyen, y da el título de un solo poema y de dos textos en prosa.1 Sin embargo, existe una relación más completa del manuscrito y sus obras en el Catálogo de manuscritos de la Biblioteca Nacional con poesía en castellano de los siglos xvi y xvii, que establece una lista de todos los textos con sus títulos (si los hay), los primeros versos y sus características formales.2 La primera mención del códice parece ser la de Agustín Durán, quien lo utilizó como punto de referencia para algunos de los textos recogidos en su Romancero general.3 Otras noticias sobre el Ms. 5602 son escasas hasta 1985, cuando José Manuel Blecua publicó una descripción general del manuscrito y una lista de sus obras. Blecua también edita algunas de las obras poéticas que considera únicas, y toma nota de otros testigos en los que aparecen varias de sus composiciones. Más recientemente los editores de la Bibliografía Índice de Poesía Aúrea (BIPA) de Philbiblon registraron los contenidos del códice,4 y algunos investigadores los han usado como fuente de variantes en sus ediciones de varios cancioneros del siglo xvi o xvii. Hasta ahora no ha habido una edición crítica con un estudio pormenorizado de esta compilación de textos; esta omisión será por las varias dificultades que presenta el códice, como más adelante veremos.   10, p. 422.   4, pp. 2170-2173. 3   No se sabe cuándo entró el Ms. 5602 en la Biblioteca Nacional de España, pero el hecho de que Durán lo usara para la compilación de su romancero parece indicar que ya estaba allí en la primera mitad del siglo xix. 4   De momento, José Labrador Herraiz y Ralph DiFranco, los creadores de BIPA, lo tienen retirado de Philbiblon. 1 2

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El Ms. 5602 mide 230 x 170 mm y consiste en sesenta y nueve folios de holandesa. Hay manchas de humedad en varios folios, pero en ningún caso obstaculizan la lectura de los textos. Las tapas del códice son de cartón cubierto de cuero; no hay nada escrito en las cubiertas. Dentro de la tapa el siglum original “P supl-159” fue tachado y el siglum actual está escrito por debajo de él. La encuadernación está descosida en algunos puntos, pero ningún folio ha quedado suelto del todo. El folio 25 es el que ha sufrido más; está conectado a la encuadernación solo en la parte inferior y tiene también tres roturas que han sido reparadas con papel más moderno. Hay tres hojas de guarda que preceden los textos: en la parte superior de la primera está estampado el sello moderno de la Biblioteca Nacional, y las otras guardas están en blanco. La numeración que aparece en la parte superior de los folios recto es moderna. La mayoría de los textos poéticos fueron copiados a dos columnas (con dos excepciones) con tinta de color sepia, por una sola mano del siglo xvi. Se trata de una letra humanística muy clara, aunque se nota de vez en cuando el cansancio o la prisa del copista. Además de los cincuenta textos originales del códice que probablemente fueron compuestos entre 1548 y 1554, existen algunas anotaciones completamente ajenas y añadidas mucho tiempo después. Por ejemplo, alguien se aprovechó de los espacios que el copista dejó en blanco al final de varios textos para ensayar su firma: “de la mano y pluma de Martín López vecino y morador del lugar de Caramanchel año de 1628. María, tú me guía la mano…” (26v, con algo similar en 51r y 53r). Otro pendolista firmó su nombre varias veces en diferentes folios: “de la mano y pluma de Alonso Gonzalez” (28v, 30r, 35r). Solo una de las adiciones está relacionada con una de las obras del códice. Se trata de una larga composición (53v-61r) que describe las normas de la “Cofradía de Grillimón” cuyos miembros sufren del mal francés.5 Al final del texto se ha apuntado alguna información sobre el costo del medicamento para curar la enfermedad, con fecha de 1649. Una de las características más destacadas del Ms. 5602 son los varios textos escritos en cifras que se encuentran en los folios 1r-9v, 15r-16r y 18v. Estos son una serie de anécdotas o cuentecillos en prosa que se refieren a diferentes incidentes que ocurrieron en la corte de Carlos V o de su hija María, reina de Bohemia. Otros describen las leyes que gobiernan los varios tipos de herencias (mayorazgos, haciendas, dotes) en Austria. En cifras también se recopilan varios chistes, adivinanzas, y juegos de palabras, además de ocho proverbios italianos.

  Véanse las páginas 82-85.

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Descripción del códice

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La mayoría de los textos del cancionero están compuestos en castellano, con la excepción de tres obras en italiano: los proverbios arriba mencionados; una estrofa del Orlando Furioso de Ariosto; y las primeras quince estrofas del Canto XXIV de la misma obra.

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Contexto histórico y fecha

Uno de los rasgos más distintivos del Cancionero de la corte de Carlos V son las muchas referencias históricas explícitas e implícitas que aparecen a lo largo del códice. A través de estas alusiones en sus textos a lugares, personas, sucesos y fechas, se puede colegir que su contexto histórico y social son las cortes de Carlos V y de su hija María, reina de Bohemia, en Alemania, aproximadamente entre los años 1550 y 1554. Las referencias contextuales en este cancionero son de gran importancia: en algunas de las anécdotas en prosa que salpican el manuscrito hay información sobre acontecimientos no recogidos por los historiadores. Estos son detalles sobre algunos episodios que al parecer son insignificantes, pero, sin embargo, contribuyen a nuestro conocimiento de algunas cuestiones de la época —la fuga de un galeote, el secuestro de una española por los turcos, los dotes en Austria— o nos dejan presenciar momentos del día a día de los cortesanos —una dama cantando en italiano, una broma gastada a un caballero principal, una cerveza compartida con el emperador—. De esta manera el cancionero tiene como fondo contextual las citadas cortes españolas en Alemania tan documentadas en las historias viejas y modernas, pero contienen a la vez una microhistoria no documentada de la vida de las personas que vivían y trabajaban en ellas. Por eso este cancionero se debe considerar un testimonio valioso que no solo recoge poesías y textos en prosa únicos, sino también nos da entrada al mundo desaparecido de la vida cortesana en ese lugar y en ese momento. Este códice de textos es a la vez una compilación personal. Se nota que el individuo que los coleccionó también vivió los momentos que describe en los cuentecillos, en los que se incluye a sí mismo con autorreferencias y el uso del yo. Se nota en el tono afectuoso de esos pequeños textos que los cortesanos que los protagonizan son sus amigos íntimos. A través de un estudio del contenido de las anécdotas, de los sitios y episodios recontados en ellas y en otros textos en prosa y verso del códice, se percibe la constante presencia de Luis de Ávila y Zúñiga, amigo de Carlos V de toda la vida hasta su final, comendador de Alcántara y marqués de Mirabel. Está presente en los lugares e incidentes que forman el contexto social e histórico de esta colección, como pronto veremos.

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Los cortesanos mencionados en los textos de este códice fueron los caballeros y las damas de la corte de la reina María de Bohemia (luego también reina de Hungría y finalmente emperatriz del Sacro Imperio Romano). La mayor de las hijas de Carlos V, María de Austria y Portugal nació en 1528 y tenía solo once años cuando murió su madre, la emperatriz Isabel de Portugal. A partir de ese momento fue criada con su hermana Juana de Austria en la Casa de las Infantas, establecida en Arévalo, donde fueron atendidas por los cortesanos que habían servido a la emperatriz. En 1548 María se casó con su primo, Maximiliano de Austria, hijo del hermano del emperador, Fernando, rey de Romanos.1 En las negociaciones matrimoniales Carlos V puso como estipulación que la pareja llevara el título de reyes de Bohemia, el territorio más rico del Sacro Imperio Romano; claramente tenía intenciones dinásticas para su hija.2 El emperador ya le había llamado a Alemania a su hijo Felipe, regente de España y su próximo rey, para que conociera sus futuras responsabilidades; por eso nombró a su hija y a su sobrino regentes de España hasta el futuro regreso de Felipe. Maximiliano salió de la corte imperial y viajó a Valladolid acompañado por los caballeros de su servicio, llegando a mediados de septiembre de 1548. Allí se celebró la boda con María, momento que marcó el principio de la regencia.3 En Valladolid el matrimonio estableció una corte a la borgoñona, con frecuentes y opulentos torneos, justas, saraos y caza, la mayor afición de Maximiliano. Este tenía también grandes ambiciones de ejercer el poder, pero fueron frustradas porque, desde lejos, Carlos V mantenía control del gobierno español y les daba a los regentes instrucciones específicas sobre su administración. El disgusto del rey de Bohemia con esta situación llegó a un punto culminante cuando en 1550 Carlos V convocó en Augsburgo una reunión familiar para tratar el asunto de la sucesión del título imperial: Maximiliano, que tenía sus propias aspiraciones al trono, no quedó muy satisfecho con el deseo del emperador de pasarle la sucesión a su hijo Felipe. Maximiliano no estuvo presente en las primeras negociaciones que empezaron en ese año, pero el rey Fernando le convenció a Carlos V que le permitiera salir de España para asistir a las reuniones. Tras fuertes discusiones y negociaciones, los términos del acuerdo final fueron que Fernando siguiera a su hermano como emperador, seguido por el príncipe Felipe y después por Maximiliano. Disgustado con esta resolución porque pensaba que nunca llegaría a liderar el imperio, el rey de Bohemia regresó a España en julio de 1551. Sin 1   Sobre la Casa de las Infantas y su servicio antes y después del matrimonio de María y Maximiliano, véanse los dos artículos de Ezquerra Revilla. 2   Fichtner, p. 16. 3   La información más detallada de la regencia se encuentra en Fernández Álvarez, pp. 725-751.

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Contexto histórico y fecha

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embargo, su retorno no fue para retomar la regencia del país, como su suegro le había demandado: su única intención fue volver para buscar a doña María y sus hijos y llevarles a su tierra para vivir allí permanentemente. Las frustraciones políticas y dinásticas de Maximiliano fueron un solo aspecto de su deseo de volver a Alemania; otro aliciente importante fue la nostalgia que sentía por su patria. En Valladolid vivieron muy bien los reyes de Bohemia, al estilo borgoñón, en una corte que acogió a la nobleza española y alemana. Esta opulencia requería enormes gastos que superaron las posibilidades económicas de Maximiliano. Pero a pesar de la ostentación de su vida en España, echaba de menos la montería con sus compañeros y parientes y los vinos alemanes, que importó a Valladolid. Si Maximiliano no se sentía del todo cómodo en España, la reina María tardó en adaptarse a la lengua y las costumbres de su nueva casa en tierras imperiales. Durante mucho tiempo prefirió la compañía de los españoles de su séquito para hablar con ellos en su idioma nativo, que usaba también con sus hijos. Con el tiempo la reina María consiguió implantar en su nueva corte el gusto por lo español: llegó a ser muy prestigioso vestirse a la española, leer libros en castellano, y comprar arte creado por españoles. Las damas españolas de la alta aristocracia que habían llegado con la reina para seguir sirviéndole fueron importantes en el establecimiento de esta influencia. La reina María mantenía una política de concertar los matrimonios de las damas de su casa, tanto las que se quedaron en España como las que se fueron con ella a nuevas tierras.4 El viaje de regreso a Austria de los reyes de Bohemia fue largo y arduo. A finales de julio salieron de Valladolid para embarcar meses después a Génova, desde donde siguieron su camino primero a Innsbruck, donde estaba instalado Carlos V, para acabar finalmente en la corte imperial en Viena. Antes de alcanzar la costa para embarcar a Italia, los viajeros recibieron noticias del peligro de los turcos en el Mediterráneo occidental, por lo que se tuvieron que quedar en el puerto de Rosas hasta principios de noviembre. Una vez arribados a Génova se dirigieron a Milán, donde llegaron en los primeros días de diciembre, y dos semanas más tarde alcanzaron Bolzano. Finalmente, a principios de 1552, después de cinco meses difíciles, llegaron a Innsbruck. Carlos V estaba allí esperándoles; había seguido de cerca la evolución de su viaje a través de cartas enviadas con varios mensajeros. Maximiliano y María hicieron el largo trayecto acompañados por damas y caballeros españoles y flamencos de su casa y de la casa del emperador. A pesar de las dificultades del camino y la larga demora en Rosas, la vida cortesana continuaba en alguna medida, con sus formalidades y sus momentos de ocio.   Marek, pp. 1008-1009.

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Por ejemplo, en una de las ocasiones de descanso este grupo aristocrático se divirtió escribiéndose poesías. Producto de este pasatiempo es una obra inédita del Cancionero de la corte de Carlos V que se titula “Los motes que se hezieron a las damas de la Reyna de Bohemia quando vino d’España en Ynspruch” (16v17v). Es un juego poético iniciado por los caballeros del emperador que empieza con un reto a las damas: “Señoras. Desseamos saber como han passado vuestras mercedes caminos tan travajosos porque travajos ya sabemos como se passan. Vuestras mercedes miren qual ha sido el mayor que han tenido y asi sabrán qual será el mayor que tenemos”. Aparte de los méritos que tienen estos versos como testigo de la pervivencia de un juego cortesano del siglo xv, tienen importancia como documento histórico de la presencia de dieciocho cortesanos que hicieron el viaje con los reyes de Bohemia, presencia que generalmente escapó la mención de los historiadores.5 Además de los cortesanos nombrados en los motes, en las otras obras de este cancionero vemos la presencia de muchas otras personas de las dos cortes; algunos son autores de poesías y otros, participantes en los episodios que Luis de Ávila recuenta en las anécdotas en cifras. En total se nombran a treinta y seis cortesanos en este códice. Un breve resumen de las vidas de estas personas contribuye a entender mejor el entorno de las cortes de Carlos V y de su hija María. En la casa de la reina María sirvieron varios miembros de la familia Lasso de Castilla, descendientes del rey Pedro I por vía ilegítima. Francisco Lasso de Castilla, señor de Villamanrique y comendador en la Orden de Santiago, nació en Madrid pero desde su niñez sirvió a los Austrias. Entró como paje en la casa de la emperatriz Isabel, luego sirvió de caballerizo mayor del rey Maximiliano, después fue mayordomo mayor de la reina María en su época de emperatriz. Más tarde acompañó a la hija de los dos, Ana de Austria, cuando entró en Madrid para casarse con el príncipe Felipe, llegando a ser su mayordomo mayor.6 Fue uno de los caballeros que Maximiliano llevó a Valladolid en 1548, y quien regresó a Austria con él tres años más tarde.7 La esposa de don Francisco fue su sobrina Catalina Lasso de Castilla, hija de su hermana Teresa Lasso y el comendador Fernán Ramírez. Como mujer de un cortesano valioso se le concedía a Catalina también cargos de importancia. Es mencionada como una de las damas encargadas de la corte femenina que acompañó a María a Augsburgo en 1556. Más tarde, en la época de Felipe II, la vemos ocupando un puesto vital en la entrada en Madrid de la cuarta esposa del   Un estudio de esta serie de motes se encuentra en las páginas 66-71. Véase la edición en las páginas 130-132 para la lista de los cortesanos que escribieron estas poesías cortas. 6   García Rodrigo, p. 264; Álvarez y Baena, 2, p. 95; Patrouch, p. 22. 7   Ezquerra Revilla, 2000b, pp. 216 y 231. 5

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Contexto histórico y fecha

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rey, Ana de Austria, entre los Grandes del reino, ricamente ataviada con joyas. Fue también aya de los hijos del rey Felipe.8 El hermano de Francisco Lasso, Pedro Lasso de Castilla, tuvo un trayecto profesional similar. Empezó su carrera en la corte de Fernando, rey de Romanos, como caballerizo mayor antes de pasar a la casa de Maximiliano en el mismo puesto. Como Francisco, viajó a Valladolid en 1548 y regresó a Alemania con los reyes de Bohemia en 1551. Entre 1550 y 1551 sirvió de mayordomo mayor de Maximiliano. Don Pedro se casó con Polyxena Ungad, una de los autores de los motes, cuyo padre fue gobernador de la provincia de Estiria. La hija del matrimonio, Ana María Lasso de Castilla, fue la madrina de Isabel, la hija de Maximiliano y María que nació en 1554; su mote está también en esta serie. Su hijo Pedro Lasso y Ungad sirvió como mayordomo de la reina Ana de Austria, mujer de Felipe II.9 Otro hijo suyo, Diego, también estuvo al servicio de esta casa; en una de las anécdotas se le llama “Diaguito” (15r). Otra de los autores de los motes es Margarita de Cardona, que alcanzó un puesto de gran importancia en la casa de la reina de Bohemia. Hija de Antonio de Cardona, barón de Sant Boi de Llobregat, nació hacia 1535 en Cerdeña mientras su padre ejercía de virrey allí.10 Cuando esta familia de alta alcurnia regresó a España, Margarita entró en el servicio de María de Austria antes de su matrimonio con Maximiliano, empezando su carrera como dama de honor. En 1551 cuando María y Maximiliano terminaron su servicio como regentes de España, la familia Cardona les siguió a Austria, donde se instalaron como miembros permanentes de su casa. La madre de Margarita llegó a ser la camarera mayor de la reina María y permaneció en este puesto hasta su muerte en 1577. Cuatro años después de llegar a Viena la reina María solicitó la ayuda económica de su padre, el emperador, para casar a algunas damas de su corte, siendo Margarita Cardona una de ellas. El matrimonio concertado para ella fue muy afortunado, ya que su prometido era Adán Dietrichstein, mayordomo mayor de Maximiliano y miembro de una de las familias más ricas y eminentes del imperio, servidores de los Habsburgos desde hacía mucho tiempo. Dietrichstein había acompañado a Maximiliano a España en 1548 y por eso habría conocido a Margarita unos siete años antes de casarse con ella. Juntos llegaron a ser uno de los matrimonios más influyentes de esta corte, tanto en los círculos políticos como en los culturales. Su posición favorecida continuó cuando Felipe II subió al trono; de hecho, el matrimonio Dietrichstein residió en su corte en Madrid   Álvarez y Baena, 2, p. 95; Patrouch, pp. 100 y 291.   Ezquerra Revilla, 2000b, p. 216; Patrouch, pp. 15, 22 y 123. 10   La información más completa sobre Margarita de Cardona se encuentra en Cruz Medina. 8 9

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entre 1564 y 1573, donde siguieron prosperando no solo ellos, sino también sus tres hijas, sirviendo a la familia real como damas de honor. Volvieron después a Viena, pero al morir Adán Dietrichstein en 1595 Margarita Cardona decidió volver a Madrid para pasar el resto de sus días en el convento de las Descalzas Reales, donde María de Austria, ahora emperatriz viuda del imperio, residía desde 1585 como Sor Margarita de la Cruz. María Maximiliana Manrique de Lara fue una de las cortesanas que viajaron con la reina María a Austria en 1551.11 Su nombre aparece dos veces en el Cancionero de la corte de Carlos V: en una anécdota escrita en cifras la vemos cantando en italiano a don Francisco Lasso de Castilla; es también autora de unos de los motes. Hija menor del gobernador imperial de Piacenza García Manrique de Lara y Mendoza (hermano de Diego Hurtado de Mendoza), doña María nació hacia 1538. Era adolescente cuando se incorporó al séquito español de la entonces María de Austria, llegando a ser su dama de honor y una de sus amigas más íntimas. Cuando tenía diecisiete años la reina la casó con Vratislao de Pernestán, uno de los cortesanos predilectos de Maximiliano y miembro de una de las familias más ricas de Bohemia. Es uno de los mejores ejemplos de los matrimonios entre españolas nobles y caballeros aristocráticos centroeuropeos que la reina de Bohemia arregló para sus damas. Según Marek, con el tiempo María Manrique llegó a ser una de las personas más influyentes de esta corte, sirviendo de intermedio entre la reina y las señoras de alta estirpe de la corte imperial, entre las que la dama de honor estaba especialmente apreciada.12 De hecho, cuando la reina María regresó a España en 1581 después de la muerte de Maximiliano, María Manrique se quedó en el reino de Bohemia, donde fue reconocida por los nobles y por los embajadores extranjeros como la mujer más importante de la corte imperial. Un testimonio de su singularidad en este mundo es el retrato de ella que Alonso Sánchez Coelho pintó. Mujer ilustre de gran cultura, doña María tenía a su disposición una biblioteca particular de libros españoles que había llevado a su nuevo hogar.13 Al morir viuda en 1608, la señora de Pernestán dejó a tres hijas bien casadas y colocadas en familias importantes en la corte praguense. Leonor de Noroña, una joven portuguesa que acompañó a la reina a Austria, se casó en 1567 con Alonso Borja y Castro, último hijo del futuro santo Francisco, quien fue el mayordomo de la reina María.14 11   Una biografía detallada de María Manrique se encuentra en Marek. Véase también el artículo de Ruzicka y Fritz, sobre todo las pp. 168-170. 12   Marek, p. 1015. 13   Kasparova detalla su colección de libros. 14   García Hernán, p. 75.

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El caballero flamenco Floris de Montmorency es nombrado en los motes con el título de una de sus señorías, Hubremont. Entre 1547 y 1548 sirvió de gentilhombre de la boca en la corte borgoñesa, y en 1548 acompañó a Maximiliano a Valladolid para su boda con María, ejerciendo de gentilhombre de la cámara desde ese momento hasta 1556. Fue uno de los caballeros elegidos por Carlos V para acompañarle al Monasterio de Yuste después de su abdicación. Después de la muerte del emperador Hubremont pasó al servicio de Felipe II, quien le nombró caballero de la Orden del Toisón de Oro. Sin embargo, cayó en desgracia en el tiempo de los problemas en los Países Bajos, al identificarse más con los caballeros de esa tierra por ser uno de ellos. Por esta razón fue llamado a España, arrestado y luego ejecutado en secreto.15 Juan de Figueroa tuvo una larga e impresionante carrera en la corte de Carlos V, pasando después a la casa de Felipe II donde se quedó hasta su muerte en 1559. En 1548 el emperador le mandó desde Augsburgo a Valladolid para obtener nuevas de Maximiliano, que se encontraba enfermo de cuartanas después de su viaje. Se quedó en esa ciudad hasta el regreso a Austria del rey de Bohemia tres años más tarde. Hermano de Fernando Álvarez de Toledo, III conde de Oropesa, Figueroa fue caballero de la Orden de Santiago, virrey de Nápoles y gobernador de Milán, embajador en Roma ante el Concilio de Trento, y presidente del Consejo de Carlos V y de la Cámara de Castilla. Fue testigo del testamento del emperador y uno de los ejecutores del mismo.16 Hernando de la Cerda fue hijo del II duque de Medinaceli, Juan de la Cerda. Criado en la casa del emperador y su gentilhombre de boca, de la Cerda fue después elevado a gentilhombre de la cámara de Carlos V, comendador de la Orden de Calatrava y miembro de su consejo.17 Fue uno de los jóvenes españoles que acompañaron al príncipe Felipe en su viaje a los Países Bajos en 1548; Calvete de Estrella le nombra varias veces entre los caballeros que se destacaron en las fiestas celebradas en Binche al año siguiente. Junto a Juan de Figueroa, fue uno de los testigos y ejecutores del testamento del emperador.18 El caballero identificado como “Piamonte” en los motes es Luis de Saboya, sobrino de Carlos V y príncipe de Piamonte. Fue hijo de Carlos III de Saboya y Beatriz de Portugal, hermana de la emperatriz Isabel. Segundo hijo del matrimonio, fue destinado a la Iglesia hasta la muerte de su hermano mayor, y después fue criado en la corte imperial como heredero de la casa de Saboya. Como   Pérez Mínguez tiene información valiosa sobre este cortesano.   Sobre su embajada a Roma, véase Giannini. Para lo demás, Ezquerra Revilla 2000a, p. 165. 17   Carlos Morales et al., p. 188. 18   Corpus documental de Carlos V, 4, p. 97. 15 16

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otros caballeros mencionados en este códice, estuvo presente en la llegada del príncipe Felipe a Flandes, donde algunos de los soldados de su ejército salieron a participar en los torneos organizados para celebrar el suceso. Participó en la guerra de Alemania como encargado del escuadrón de la casa y corte del emperador, y en 1553 Carlos V le nombró comandante del ejército imperial.19 Guiomar de Sá (Saa) fue hija de una dama de la reina de Portugal del mismo nombre y un caballero portugués natural de San Miguel (Azores). Con sus hermanas Isabel y Beatriz siguió a Isabel de Portugal cuando se casó con Carlos V y se incorporó a su casa como dama de honor. Doña Guiomar fue la esposa de Antonio de Melo, conde de Elda. Su hija, Isabel de Sá, fue dama de la corte de la reina de Bohemia, y esposa de Juan de Coloma, caballero también de su corte cuya biografía veremos más adelante.20 En una carta que la reina María le envió a su padre el 27 de abril de 1551 declara “la obligación que particularmente tengo a doña Isabel, por su tía y por lo que ella ha servido”, y le pide una ayuda económica para este matrimonio.21 Leonor de Guzmán fue otra dama de la corte de María de Bohemia, probablemente en el servicio de su hija Ana, quien la nombró su camarera. La vemos mencionada en un sitio de honor junto a Catalina Lasso de Castilla cuando la reina entró en Madrid.22 Gaspar de Quiñones fue hermano de Claudio de Quiñones, conde de Luna. Fue gentilhombre de la casa borgoñona del emperador desde 1543 hasta 1553, cuando fue nombrado gentilhombre de la boca. También estuvo presente en las celebraciones por la llegada del príncipe Felipe a Bruselas en 1548.23 En 1551 Carlos V le otorgó la encomienda de Mirabel en la Orden de Alcántara.24 Hernando de Vega, señor de Grajal, fue comendador de León y presidente de la Orden de Santiago, gentilhombre de la boca de la Casa de Borgoña y miembro del Consejo de Estado del emperador.25 Participó en los juegos de cañas en Gante en 1548, en honor al príncipe Felipe.26 A finales de noviembre de 1551 Carlos V le envió a reunirse con los reyes de Bohemia en el último mes de su viaje a Innsbruck, hecho que ayuda a poner fecha a la serie de motes escritas durante la última parte del trayecto.27   La información más completa sobre este famoso guerrero noble se encuentra en Merlin.   Pérez Saavedra, p. 28. 21   Rodríguez Raso, p. 272. 22   Álvarez y Baena, 2, p. 95. 23   Ezquerra Revilla, 2000b, 1.2, p. 310. 24   Carlos Morales et al., p. 310. 25   Fernández de Béthencourt, 4, p. 157. 26   Calvete de Estrella, pp. 204-205. 27   Fernández Álvarez, p. 746. 19 20

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Pedro de Guzmán, hijo del poeta Garcilaso de la Vega, entró primero de paje en la casa de la emperatriz Isabel hasta la muerte de ella. Luego pasó en el mismo puesto a la casa del príncipe Felipe.28 El caballero identificado como Pedro de Toledo en los motes parece ser el que primero sirvió en la Casa de Borgoña del Carlos V como gentilhombre de la casa (1531-1545) y después como gentilhombre de la boca, hasta la muerte del emperador.29 La poesía satírica que Antonio de Soria le dirigió a Isabel de Borja, condesa de Lerma, causó una reacción fuerte entre los caballeros que se encontraban en Valladolid en 1552, fecha de la poesía que originó la respuesta de varios de ellos. Isabel de Borja y Castro fue hija de Francisco Borja, IV duque de Gandía y futuro santo, y Leonor de Castro de Melo y Meneses, miembro de una noble familia portuguesa. Este matrimonio servía en casa de la Infanta María de Austria en la época del nacimiento de Isabel, por lo que fue criada en ese ambiente. Fue ahijada de Carlos V y la emperatriz Isabel, y fue nombrada en honor a su madrina.30 El nombre de Isabel de Borja figura en la lista de dueñas de acompañamiento de la reina Juana, madre de Carlos V, de quien recibió 40 000 reales de ración en la despensa desde 1552. Su marido, Francisco de Rojas, conde de Lerma (con quien se casó en 1548) cobraba 70 000 anuales desde el año de su matrimonio con ella.31 La condesa de Lerma murió inesperadamente en 1566, en el palacio de Valladolid. Los caballeros que contestaron a los versos satíricos de Antonio de Soria son personajes importantes de las cortes de los Reyes de Bohemia, de Carlos V, y del príncipe y luego rey Felipe II. Uno de ellos es Juan Coloma y Cardona, militar y escritor de una familia de alta alcurnia, y primer conde de Elda. En 1551, antes de volver a tierras alemanas del imperio, la reina María concertó su matrimonio con una de sus damas, Isabel de Sá, mencionada arriba. La pareja se quedó en Valladolid hasta 1557, cuando se marcharon al reino de Valencia para quedarse con las posesiones del fallecido padre de Juan.32 Poeta conocido y muy apreciado cuyas obras aparecen en el Cancionero general y otras colecciones de la época, Coloma fue elogiado por Luis Zapata en su Carlo famoso y en la Galatea de Miguel de Cervantes. Murió en Elda el mismo año en que fue elevado de barón a conde del lugar.

  Carlos Morales et al., p. 194.   Carlos Morales et al., p. 364. 30   Sobre la familia de San Francisco Borja, véase el artículo de García Hernán. 31   Rodríguez Villa, pp. 506 y 508. 32   Guill Ortega, pp. 26-28. 28 29

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Otro caballero presente en Valladolid en 1552 es Bernardino de Ayala. Entró en el servicio real como paje en la casa de la emperatriz Isabel, y luego pasó a la del príncipe Felipe.33 Fue uno de los caballeros del séquito del futuro rey cuando salió de España en 1548, embarcando en la galera que le llevó primero a Barcelona. En su Carlo famoso Zapata elogia los dotes poéticos de Ayala, aunque no nos han llegado otros versos que los que redactó contra Antonio de Soria. Zapata escribió de él: “y nos dio al escriptor mas soberano / de Lyricos, qu’es hoy don Bernardino / de Ayala”. Zapata también informa al lector de unos versos de Ayala que “cantan al son de la vihuela”. Más tarde es mencionado en una carta de 1568 que la reina María le escribió al duque de Alba, cuando “don Bernardino […] hijo de Ruy Gomes de Ayala, que murió en servicio de su Magestad” buscaba entrar en la casa del Gran Duque. Había servido a Maximiliano y a Felipe II.34 Luis Zapata fue hijo del comendador Francisco Zapata de Chaves, quien había servido al emperador en las guerras de las Comunidades. A los nueve años ya servía como paje en la corte de la emperatriz Isabel. Cuando Isabel murió Carlos V formó una casa para su heredero Felipe, y Zapata pasó a ella en el mismo puesto de paje al lado de Bernardino de Ayala. Con solo trece años el emperador le concedió la Orden de Santiago. Cuando en 1548 Felipe fue mandado por su padre a los Países Bajos, Zapata le acompañó y se quedó allí hasta el regreso del príncipe en 1551. La estrofa que contribuyó a la serie de versos contra Antonio de Soria puede ser, según Juan Menéndez Pidal, su primera obra poética conocida.35 Sería en esta época también cuando empezó a componer su obra más importante, el Carlo famoso: en su dedicatoria a Felipe II, escrita en 1565, Zapata dice haber tardado trece años en su composición. Cuando se casó en 1556 dejó definitivamente el servicio real y volvió a Extremadura, donde había nacido. Después de unos tumbos que le llevaron a Portugal, Talavera de la Reina, y Mérida (donde sirvió de regidor), Luis Zapata murió en Valladolid a los sesenta y nueve años. El “Garcilaso” nombrado en la serie de poesías sobre Isabel de Borja sería seguramente Garcilaso de la Vega, sobrino del famoso poeta e hijo de su hermano Pedro Lasso de la Vega. Había enojado a Carlos V en 1536 por su intento de casarse sin su permiso; luego se incorporó a su casa en Alemania. Ya retirado el emperador a Yuste, Felipe II le envió a este Garcilaso a España con una misión Carlos Morales et al., p. 73. Patrouch, pp. 384-385. 35   Este autor nos ha dejado no solo una detallada biografía de Luis Zapata, sino también un maravilloso retrato de la vida cortesana en España y los Países Bajos a mediados del siglo xvi. 33 34

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particular, la de informar a su padre de la prisión del mariscal señor de Termes en la victoria de San Quintín. Garcilaso fue recibido por el emperador solo un par de semanas antes de su fallecimiento. La misión de Felipe II y el que Garcilaso fuera uno de los testigos del testamento de Carlos V indican el alto aprecio de su persona. Murió en 1559.36 Otro de los poetas de esta serie es Alonso de Villaroel, que parece ser uno de los militares que acompañaron al conde de Alcaudete Martín Fernández de Córdoba en las expediciones en África en 1543. En la historia de estas batallas figura como maestre de campo de su ejército.37 Otro poeta que contribuyó a la recriminación poética de Antonio de Soria fue Juan Pacheco. Son varios los cortesanos con este apellido que sirvieron en la casa de Carlos V, pero parece tratarse del hijo del marqués de Villena y duque de Escalona Diego López Pacheco. Fue gentilhombre de la casa del emperador (1543-1556) y, finalmente, gentilhombre de la boca (1555-1556).38 La información sobre Juan Vázquez de Ayora es escasa. No parece haber nada en la documentación histórica que lo vincule en la corte en Valladolid, aunque su nombre está entre los poetas que defendieron a la condesa de Lerma. Sin embargo, el epígrafe de una poesía suya en el cancionero de Jorge de Montemayor (1554) sugiere su presencia en Castilla: “De Juan Vázquez de Ayora, llegado a la Corte y siéndole forçado de partirse luego”. Montemayor, quien estaba en Castilla en esas fechas, escribió una respuesta a esta obra. El Pedro de Ávila de esta serie de poesías será con toda probabilidad Pedro de Ávila y Zúñiga, marqués de las Navas desde 1533 y hermano de Luis de Ávila. Empezó su carrera en la corte de Carlos V, a quien sirvió como contador mayor. Después pasó a la casa del todavía príncipe Felipe en el puesto de mayordomo mayor. Siguió a Felipe en su viaje a los Países Bajos en 1548 y luego regresó a España con él en 1551, año en que participó en el debate poético iniciado por Antonio de Soria. En la época de Felipe II fue también su embajador en Inglaterra cuando se casó con María Tudor, y después su embajador en Roma.39 La presencia de Juan Manrique de Lara, marqués de Aguilar y conde de Castañeda, se nota una sola vez en el códice, en una de las anécdotas escritas en cifras, en la que aparece tomando cerveza con Carlos V (3r), prueba de la confianza entre ellos. Manrique de Lara fue canciller mayor de Castilla, capitán general de Cataluña, habiendo servido ya en la casa de Carlos como gentilhombre de la   CODOIN, 16, pp. 267-271.   Guerras de los españoles en África, pp. 28-237. 38   Carlos Morales et al., p. 288. 39   Carlos Morales et al., p. 140. 36 37

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boca y en otros puestos de honor. Estuvo también en Bolonia para la coronación imperial (1530), en la conquista de Túnez (1535), embajador en Roma (1537), y después siguió al lado del emperador. En todas estas actividades, coincidió perfectamente con Luis de Ávila. Manrique de Lara culminó su carrera haciendo una misión urgente durante la crisis de 1552: Carlos V le mandó a Génova a entregar unas instrucciones de gran importancia a su hijo Felipe, sobre cómo se debía proceder en la cuestión de la rebelión de los príncipes protestantes.40 Murió al año siguiente. Un poeta cuya obra se recoge en esta colección, sin atribución, es Hernando de Acuña.41 Nacido en Valladolid hacia 1518 en el seno de una familia noble (Zúñiga en el lado de su madre), Acuña empezó su carrera militar en el servicio de Carlos V en 1536.42 No hay documentación que lo vincule con Luis de Ávila hasta 1547, año de la batalla de Mühlberg, cuando el emperador le asignó la custodia del prisionero Federico de Sajonia, cargo que llevó hasta que el príncipe protestante fue liberado en 1552. En ese momento Carlos V le retiró a Acuña las tropas que tenía a su mando, por ya no serle necesarias, pasando la caballería ligera Ávila. Durante esta misma época, en 1548, Acuña acompañó al príncipe Felipe de España a los Países Bajos, junto a Ávila y otros de los caballeros de la corte del emperador. Sería por entonces que el emperador le pidiera a Acuña que tradujera uno de los libros predilectos, Le chevalier délibéré de Olivier de La Marche, traducción que fue por lo visto terminada a principios de 1551 (aunque el libro no fue publicado hasta 1553).43 Al final del texto hay una poesía titulada “Don Luys de Çuniga comendador mayor de Alcantara a don Hernando de Acuña” que alaba los esfuerzos del traductor. Otra conexión literaria entre ellos es la participación de los dos en una serie de coplas burlescas que se mofan de un embajador alemán que había llegado a España para visitar a la reina de Bohemia, episodio que tuvo que haber pasado antes de la salida de España de doña María en 1548.44 En las anécdotas en cifras se mencionan a otras personas de estas cortes: Fadrique de Portugal, de la Casa de Braganza, fue caballerizo mayor de la reina María; Hernando de Mazuelo fue su secretaria; Alonso de Idiáquez fue el secretario de Carlos V; el cardenal Antonio Perrenot de Granvela; Ramiro de Guzmán, hijo de Martín de Guzmán, el camarero mayor del rey Fernando; y la duquesa de Frías, Juliana Ángela de Velasco y Aragón.   Fernández Álvarez, pp. 765-770.   Véase también la página 59. 42   Su biografía, con toda suerte de detalles sobre su vida, fue publicada por Alonso Cortés. 43   Alonso Cortés, p. 66. 44   Acuña, 1591, pp. 112-115. 40 41

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Además de la presencia de estas treinta y seis personas, hay también obras en este cancionero que se refieren a acontecimientos específicos que nos ayudan a fijar su fecha y su contexto histórico. Una de las primeras referencias históricas en este cancionero es el “Testamento o sumario de cosas acaeçidas a Diego García de Paredes”. García de Paredes fue un militar conocido como el “Sansón de Extremadura” por sus grandes hazañas en el servicio de los Reyes Católicos, del papa Alejandro VI, en las campañas militares más importantes del principio del siglo xvi (Nápoles y el norte de África), para acabar su carrera y su vida sirviendo a Carlos V, a quien acompañó a Bolonia en 1529 para su coronación imperial. Se quedó en el servicio del emperador hasta que falleció en 1533, viajando con él hasta esa fecha a Flandes, Alemania, Austria y Hungría. No es de extrañar, por lo tanto, que el texto sobre su vida y sus hazañas fuera incluido entre las obras que Luis de Ávila coleccionó para este cancionero. Lo que tiene de extraordinario es el hecho de que el comendador de Alcántara poseía una versión manuscrita que difiere de maneras importantes de los otros testigos conocidos. Para su edición del texto de García de Paredes, Antonio Sánchez Jiménez utiliza la versión del Ms. 1752 de la Biblioteca Nacional, un códice del siglo xvi que contiene varias obras sobre la historia de España durante la época de los Reyes Católicos. Considera que esta versión es más fiable que las versiones impresas, la primera de las que fue publicada en Sevilla en 1580 al final de la Crónica del Gran Capitán, bajo cuyo mando sirvió durante un tiempo. Siguieron otras ediciones de la obra, en 1582 (también Sevilla), 1584 y 1586 (ambas en Alcalá de Henares), así como un libro titulado Diego García de Paredes: Relación breve de su tiempo (1621) que se basa en el texto impreso ampliándolo con información sobre el militar encontrada en documentos de la época de Carlos V. El texto de nuestro códice tiene variantes que lo distinguen de todos estos testigos: diferencias de léxico, en el orden de las palabras, además de numerosas omisiones y añadiduras. Estamos de acuerdo con Sánchez Jiménez en que el texto en el Cancionero de la corte de Carlos V tuvo su origen en un original o copia de un original al que no tuvieron acceso los copistas del Ms. 1752 ni los editores de las varias ediciones. Como versión de los hechos de Diego García de Paredes, es única. El testamento de este militar esforzado termina con la noticia de su muerte en “Bolonia do, siendo Dios servido, di fin a mis días” (48r). Esta referencia a su propio fallecimiento es la causa por la que varios investigadores hayan dudado de la autoría de este texto. Sin embargo, los testimonios sobre su muerte y las posesiones que dejó, firmados cuando falleció al caerse de su caballo en una prueba de destreza, incluyen “un libro de memorias” y otro “libro de escrituras de memorias” que parecen dar crédito a la suposición de que fuera autor de sus propias hazañas. Casi cien años después de su muerte su biznieto atestiguó que

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existían las memorias de Diego García de Paredes escritas de su puño y letra y firmadas por él.45 La mención de su fallecimiento al final de la obra puede haber sido una adición hecha por su hijo, a quien el militar se refiere en el texto: “Dexo estas cosas a Sancho de Paredes, por espejo en que haga sus cosas conforme a estas, en serviçio de Dios” (48r). No se sabe si todos los textos mencionados son la misma suma de sus hazañas, o si se trata de más de una versión. El que Luis de Ávila tuviera en su posesión una copia apoya la teoría de dos versiones que diferían en su expresión, pero no en los hechos. El comendador de Alcántara conocía personalmente a García de Paredes, probablemente desde el viaje a Bolonia en 1529 para la coronación de Carlos V. Juntos estuvieron con el emperador cuando este pasó después de su estancia en Italia al imperio alemán, participando en el viaje de socorro a Viena contra los otomanos. Juntos también estuvieron en Bolonia cuando García de Paredes tuvo el accidente que acabó con su vida. Es totalmente factible que Ávila se hubiese quedado con una copia de las memorias de un hombre que había vivido a su lado durante tres años. Las poesías tituladas el “Romance de Carlos V, emperador” y “El credo glosado con la victoria de Alemania” tienen como fondo histórico la batalla de Mühlberg, ocurrida en 1547, el triunfo más destacado de Carlos V en la campaña contra los electores protestantes que había empezado el año anterior.46 Los príncipes luteranos que querían destruir la hegemonía religiosa y política de España en territorios del imperio alemán formaron una coalición llamada la Liga de Esmalcalda; sus líderes fueron el landgrave de Hesse Felipe I y el elector de Sajonia Juan Federico. La batalla empezó en la madrugada del 23-24 de abril, cuando el ejército imperial español, encabezado por el duque de Alba Fernando Álvarez de Toledo, se aprovechó de la niebla para cruzar el río Elba. En la otra orilla sorprendieron a las tropas protestantes, muchas de las que tiraron sus armas al suelo y se echaron a la fuga. Las tropas españolas los persiguieron, y al final de la batalla habían matado a miles de hombres y tomaron presos a muchos más. Entre las personas arrestadas ese día fueron Felipe de Hesse y Juan Federico. El emperador ganó esta batalla, pero no ganó la guerra. Al año siguiente firmó el Ínterim de Augsburgo y en 1555 la paz que dividió el imperio bajo el principio de cuius regio, eius religio. Un año después abdicó, cediendo la soberanía de España a su hijo Felipe, y el imperio a su hermano Fernando. La crónica oficial de la campaña alemana es el Comentario de la Guerra de Alemania, escrito por Luis Ávila, quien acompañó a Carlos V y su ejército durante toda la guerra. El “Romance de Carlos V” y el “Credo glosado” están basados en la descripción de la batalla de Mühlberg en el Comentario. El autor 45 46

  Sánchez Jiménez, pp. 36-37.   Véanse las páginas 76-82 para un estudio de estas dos composiciones.

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de las dos poesías, seguramente el mismo Ávila, seleccionó los momentos claves de la confrontación con los protestantes, exagerando algunos de los hechos para exaltar al emperador. En el romance Carlos V participa plenamente en la batalla y arresta personalmente a Juan Federico, aunque en realidad Carlos estaba pasando un mal momento por la gota de la que sufría constantemente, y solo observó la acción sin estar presente en la captura del elector de Sajonia. Mientras el romance se enfoca en los sucesos del 23-24 de abril, el credo es más bien un resumen de toda la campaña alemana que había empezado en 1546. Para esta composición el comendador de Alcántara también saca la información directamente de su Comentario, a veces utilizando las mismas expresiones para describir los hechos, pero sin retocar la participación del emperador: la Dieta de Ratisbona, la ayuda militar del Papa, las primeras operaciones a orillas del Danubio, el estado físico desmejorado de Carlos V y su descanso necesario, la batalla de Mühlberg, y el regreso del emperador a Augsburgo unos meses después. El éxito de Mühlberg fue seguido por una serie de errores tácticos y fracasos militares que al final acabaron en la abdicación de Carlos V. El emperador estaba debilitado por la enfermedad que le dejó física y espiritualmente agotado, además de frustrado por el fracaso de su ideal de monarquía universal. Sus frustraciones no solo tenían que ver con los príncipes protestantes y su continua resistencia al programa imperial del monarca: fueron también malas sus relaciones con el rey Enrique II de Francia, quien en parte había heredado la animadversión de su padre Francisco I. En este cancionero hay una carta inédita que el rey Enrique mandó a los príncipes protestantes en febrero de 1551, que se puede considerar una parte clave de la alianza entre ellos que culminó en el ataque a Innsbruck, donde se alojaba Carlos V, en 1552. La rivalidad Valois-Habsburgo se originó en la elección de Carlos V al trono imperial, premio que anhelaba el rey Francisco. A su vez Enrique II opuso al papa Julio III (elegido en 1550) por su apoyo a Carlos y deseo de poner fin a las “herejías” que plagaban la Iglesia. Durante esta época Octavio Farnesio, duque titular de Parma y de Piacenza (que estaba casado con la hija ilegítima del emperador María de Austria) se vio destituido de sus posesiones porque las tropas imperiales invadieron estas ciudades. A pesar del apoyo de Julio III, Farnesio no pudo recuperar Parma porque el gobernador de la ciudad se negó a devolverle el sitio. Por eso buscó la ayuda de Enrique II, quien mandó tropas para invadir la ciudad de Parma, sin éxito. Al final, Farnesio llegó a un acuerdo con su suegro en 1551 sobre su posesión de Piacenza. Al mismo tiempo Mauricio de Sajonia estaba pactando agresiones contra Carlos V con el rey francés. Según esta alianza, llamada el Tratado de Chambord, Enrique II ocuparía Toul, Metz, y Verdún y después invadiría los Países Bajos, mientras que Mauricio, con la ayuda de otros príncipes protestantes, asaltaría a Carlos V en Innsbruck con la intención de poner en libertad a

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Felipe de Hesse, que seguía en prisión desde su captura en Mühlberg en 1547. Al saber del inminente ataque el emperador se dio a la fuga con lo puesto y con pocos hombres suyos. Como resultado de esta evidente debilidad, Carlos tuvo que firmar el Tratado de Passau, garantizando la libertad religiosa de los luteranos. Felipe de Hesse y Juan Federico de Sajonia fueron puestos en libertad. Fue una derrota moral para el emperador.47 La “Carta del Rey de Françia a los electores y prinçipes del ymperio” que figura en este códice (35v-40r) fue escrita once meses antes de que fuera firmado el tratado entre ellos. El rey Enrique empieza la misiva con un repaso breve de sus propios méritos y hazañas, y luego va directamente al ataque verbal contra Carlos V, a quien acusa de “mala boluntad y enemistad” y de “turbar y desligar esta amistad y liga”, a pesar de los deseos de Enrique de vivir en paz con él. Reconoce las quejas de los electores contra el emperador: Allende d’esto, muchas quexas que particularmente me an dado muchos electores prinçipes, Illustrissimos hombres de Alemaña, como son gravissimamente tiranizados y suprimidos del emperador y que con socolor de conçertar la religion y castigar los rebeldes, y de resistir las grandes y poderosas fuerças del turco, trata y busca la perdiçion d’ellos y ponellos para siempre en servidumbre. Y por esta razon con falsas y engañosas maneras puso partes enemistades y bandos en los mismos estados y prinçipes del Sacro Ymperio y sus fuerças d’ellos y poder; ya de tal manera á destruydo y enflaqueçido, que sin resistençia alguna espera y y piensa hazer monarca a él y a todos los de la Casa de Austria, como claramente se sabe y se conoze piensa hazer monarca a él y a todos los de la Casa de Austria, como claramente se sabe y se conoze.

El rey francés les informa que hasta ahora no ha querido levantar armas para socorrerles porque los veía divididos, pero que cambió de opinión porque entendía que estarían perdidos sin su intervención. Menciona específicamente el problema de Octavio Farnesio, quien le había pedido ayuda militar, “y no pudiendo en ninguna manera dexar desamaparado al dicho duque […] fui forçado tomar la guerra”. Enrique acaba dándole razón a los electores y acude otra vez a las quejas contra Carlos V y su hermano Fernando, que según él estaban intentando expandir su poder e influencia sobre todas las comunidades del imperio alemán. Pregunta por qué no dejan a ningún embajador protestante ir a las dietas, por qué han preso y matado a tantos valerosos militares, por qué rompen sus promesas a traición. Enrique prosigue diciendo que va a demostrar públicamente que, “haziendo solamente la liga con los dichos prinçipes y estados del Ymperio, pero aun con todo mi poder y con todas mis fuerças y de todos 47

  Martínez Millán, 2, pp. 267-274.

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mis amigos y de mi persona misma, los quiero socorrer y faboreçer”. Piensa también hacer todo lo posible para conseguir la libertad de Hesse y Sajonia. Refiriéndose otra vez a las divisiones que ha habido entre los príncipes electores, el rey declara las condiciones de su apoyo y protección: que solamente pretende recuperar lo que han perdido, sin hacerle daño a nadie; “que despues de recuperada la libertad, se hará una union y conformidad en la religion cristiana vera, y sin ambiçion ni provecho particular, como hasta aora sea tratado, por lo que travajaré y procuraré con todas mis fuerças”. Y al que cambia de opinión y decide ayudar o favorecer al emperador, le amenaza con “perseguir y destruyr con armas y con fuego […]. Y lo cortaré y echaré del todo, como se corta y echa un miembro malo del cuerpo sano para que siempre jamas quede castigado y afligido y ynabil”. La correspondencia entre Enrique II, los electores protestantes y los agentes de ambos lados ha sido editada y comentada por Jean-Daniel Pariset, quien publicó toda la documentación encontrada para los años 1545-1557. Para el año 1551 hay veintinueve cartas, pero ninguna de ellas es la que aparece en nuestro códice. Sin embargo, existe un documento del 23 de febrero de ese año según el que Mauricio de Sajonia entra en un pacto de unión con Juan de Brandenburgo-Custrin, que representaba los intereses de los electores del norte del imperio alemán.48 Este acuerdo parece responder a las preocupaciones que el rey francés expresó en la carta ya citada, sobre las divisiones entre los príncipes alemanes; de hecho, este documento parece ser uno de los primeros ––quizás el primero–– de las cartas intercambiadas entre Francia y los alemanes en 1551 y 1552. Satisfecho con el pacto entre las dos facciones, Enrique les envía una carta en julio del mismo año, prometiendo mandarles un embajador para tratar los términos con ellos, además de asegurarles socorro militar en la forma de tropas, caballos, y artillería.49 Toda la correspondencia entre el rey y los príncipes protestantes está escrita en francés; por lo tanto, es lógico que la carta en el cancionero también lo fuera, y luego traducida al castellano. Es curioso que no aparezca en la mucha documentación que Pariset publica, y más extraño aún que hubiera acabado en manos de una persona de la corte española de Carlos V. Es factible que esa persona fuera el mismo Luis de Ávila, que en 1552 fue nombrado capitán de la caballería ligera para la campaña contra Enrique en Metz y quien sabía francés. Una de las anécdotas escritas en cifras lleva una de las fechas más tardías del manuscrito, 1553. Se trata de un episodio ocurrido en Hungría en ese año, cuando una mujer cristiana fue raptada por los turcos. Fadrique de Portugal, mayor48 49

  Pariset, pp. 253-254.   Pariset, pp. 256-256.

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domo de la reina María, recontó la historia a Francisco Lasso de Castilla, que acaba (feliz y humorísticamente) cuando la señora es rescatada por su marido con la ayuda de su perrillo, que aprovecha la lucha entre el cristiano y el turco para morderle a este en una parte delicada. La anécdota tiene como contexto histórico el final de las batallas entre el imperio otomano y el imperio de Carlos V, una lucha que se caracterizó por varias invasiones turcas de Viena y de Buda. Luis de Ávila y Zúñiga parece haber puesto final a su colección de textos con un soneto suyo, escrito en un folio que había dejado en blanco (27r) y firmado con sus iniciales y el año 1554. No hay evidencia de que hubiese añadido más al manuscrito después de esa fecha. En ese momento seguía al lado del emperador, retirándose con él a Extremadura (don Luis al palacio de Mirabel, Carlos V a Yuste), probablemente en el año 1556.

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Nacido hacia 1500 en Plasencia, Luis de Ávila y Zúñiga fue el segundo hijo del conde del Risco, Esteban de Ávila Álvarez de Toledo, y su mujer Elvira de Zúñiga Guzmán.1 No se sabe con exactitud cuándo don Luis se incorporó al servicio del emperador, pero, según lo que escribe en su Comentario de la guerra de Alemania, puede haber sido a una temprana edad: “Yo no quiero encarecer sus cosas, porque demás de ser ellas grandes de sí mismas, seria muy mal, que yo pagase el haverme criado en su casa con ninguna manera de lisonja”.2 Sin embargo, vemos su nombre documentado por primera vez entre los caballeros que acompañaron a Carlos V a Bolonia en 1529 para su coronación como emperador. Desde ese momento Luis de Ávila estará al lado del soberano, o en contacto constante con él, hasta su muerte en Yuste en 1558. Esta continua conexión entre los dos fue notada por sus contemporáneos. En una carta dirigida al hermano de don Luis, Pedro de Ávila, el cronista Juan Ginés de Sepúlveda comenta que “casi nunca se despega del lado del Emperador, hasta tal punto que no solo parece que participaba en los hechos, sino incluso que era él quien estaba al frente”.3 El poeta italiano Pietro Aretino expresó la misma idea al escribir en una carta, que donde no estaba Ávila no estaría Carlos V.4 Pero quien   Aunque no existe documentación sobre el lugar del nacimiento de Ávila, en su Bibliotheca hispano nova Nicolás Antonio afirma que fue Plasencia, información que saca de una epístola escrita por el humanista del siglo xvi Juan de Verzosa (1:20-21). La detallada biografía de Ávila que González Palencia publicó en 1932 no ha sido superada, aunque a lo largo de los años los historiadores han encontrado nueva y valiosa documentación sobre Ávila. Digna de mención al respecto es la obra de Gonzalo Sánchez-Molero. 2   P. 236. El primogénito de la familia, Pedro de Ávila, marqués de las Navas, estuvo presente con Luis en la corte del emperador, y su nombre aparece entre los poetas cuyas obras son recogidas en este cancionero. 3   Ginés de Sepúlveda, p. 20. 4   Mele, p. 97. 1

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mejor describe la estrecha relación personal que existió entre el comendador de Alcántara y Carlos V es Luis Zapata: El emperador Carlos V, nuestro señor, tuvo por tan privado a don Luis de Avila […]; y esta amistad que se llama privança con los príncipes (porque el amor todo lo iguala) le duró inclusive hasta la vejez […]. Muy su privado fue también don Francisco de los Cobos, comendador de León […]. Cobos lo fue de sus negocios del reino, y don Luis de Avila de su persona real. Ni puede haber mayor loa en tanta multitud de caballeros que andan a rebatiñas por esta gracia, unos por la haber perdiendo hacienda, otros sangre, otros la vida, ser uno escogido en tantos llamados de un gran Rey.5

En 1530, el mismo año de la coronación, el emperador le otorgó una encomienda en la Orden de Santiago. Dos años más tarde vemos a Luis de Ávila en el viaje de socorro a Viena contra el segundo intento, fallido, de los otomanos de invadir la ciudad. En 1535 participa en la campaña de Túnez, ejerciendo en esa época una nueva función en el servicio del emperador, la de “protocronista”, que le dio la autoridad de seleccionar a los cronistas oficiales de Carlos V. Ávila escribió una relación sobre la expedición de Túnez, aunque la historia oficial fue luego compuesta por Ginés de Sepúlveda, según la recomendación que don Luis hizo al emperador.6 Para ayudarle con los detalles de la campaña, don Luis le hizo llegar a Sepúlveda su propia relación, a través de Garcilaso de la Vega.7 La vida diplomática de Luis de Ávila comienza en 1537 cuando el emperador le manda a Roma para consultar con el papa Pablo II y el capitán general italiano Andrea Doria sobre la necesidad de mandar una armada contra los turcos. Según Luis Zapata, en su carta a Doria Carlos V le asegura de su confianza en esta embajada con las palabras “Ahí os envío a Don Luis de Avila que es testigo de mis pensamientos”.8 Su segunda embajada a Roma empezó en noviembre de 1539. Juan Fernández Manrique, marqués de Aguilar, ya estaba presente allí en otra misión diplomática. Los dos se conocían de antes, quizás desde Túnez, y Aguilar seguiría en la corte del emperador en Alemania hasta su

  Miscelanea, pp. 184-185.   Gonzalo Sánchez-Molero (2010) explica estas nuevas funciones de Luis de Ávila en las páginas 426-432, que fueron instituidas para mejorar la imagen de Carlos V después del Saco de Roma en 1527. 7   Esta relación se encuentra en el Ms. 3825 de la Biblioteca Nacional, folios 10-14. Más tarde, Sepúlveda mencionará este informe al lado del Comentario de la guerra de Alemania entre las fuentes de su crónica de Carlos V, mención que dio origen a especulaciones sobre una supuesta crónica de la expedición de Túnez escrita por Ávila. Para un resumen de las opiniones al respecto, véase Costas Rodríguez, pp. 74-77. 8   P. 184. 5 6

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muerte.9 Hay un comentario sobre Ávila y el efecto que su residencia en Italia tuvo en su carácter en la correspondencia entre Rábago, el tesorero español en Roma y Cobos: “El señor Luis está aqui, y aunque entró muy hipocrita, ha ya lo que todos, en visitar las damas”.10 Las experiencias vitales de Ávila no le habían preparado para la conducta licenciosa que presenció en Roma. En su propia carta a Cobos confirma su sorpresa al ver las actividades de ciertas damas: “Van estas cortesanas a cantar a los banquetes y así fueron ayer a casa de la Marquesa, y una dellas me dixo que había cantado y bailado delante del Papa, a lo menos tañido y cantado; y allá en nuestra Castilla la Vieja espantámonos si una señora sevillana, muy honrada dama, va a cenar con una ‘gentilomo o bruto’”. A pesar del “espanto” que le causa don Luis, añade: “Vuestra Señoría no piense que es burlando el desealle yo acá cuanto veo” (60). Y así fue. Las cartas que envió desde Roma están llenas de chismes con indirectas sexuales, de visitas a condesas italianas sentado en su cama, de nombres de jóvenes italianas cuya belleza alaba con hipérboles, y demás indiscreciones. En una misiva que mandó a Cobos en febrero de 1540 don Luis reconoce su propia conducta disoluta: “yo confieso mi pecado, que pequé en Roma, mas entre trece mil putas no es mucho que hubiese alguna que me hiciese perder la vergüenza” (72). Todo esto es digno de mencionar porque estas palabras y estos episodios picantes luego marcarán sus escritos, desde los cuentecillos en cifras que incluye en este códice, hasta la glosa obscena del romance del conde Claros.11 Pero no todo en Italia fue diplomacia o perder el tiempo con frivolidades. Ávila era amante de la lengua y las letras italianas. Al final de noviembre de 1539 le escribió a Carlos V desde Roma: “Yo he tornado a la lengua italiana, que la hablo como español; yo prometo a V. M. que me espanto de mí mismo y que si quisiera, toda esta fuera en italiano”.12 Uno de sus amigos italianos fue el poeta Bernardo Tasso, a quien conoció en Flandes, y a quien don Luis pidió una poesía en italiano sobre un episodio de Amadís de Gaula. Antes de su estancia en Roma ya era amigo de Pietro Aretino, quien con la ayuda de Ávila (a quien llamaba su “benefattore et padrone”) había ganado una pensión anual del emperador en 1536. Ávila demostró su habilidad de escribir con estilo en italiano en las cartas que intercambió con Aretino. El aprecio del poeta por el amigo extremeño es evidente en la dedicatoria de su obra Ragionamento delle Corti, “al signor Don Luigi d’Avila, Ornamento de la gentileza e pompa de la   Para una breve biografía de Aguilar y su presencia en este códice, véase la página 25.   González Palencia, p. 61. El resto de las citas de este párrafo son del mismo libro. 11   Sobre los relatos cifrados, véanse las páginas 63-65. Un estudio de la glosa jocosa del romance está en las páginas 71-73. 12   González Palencia, p. 49. 9

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Cortigiania”.13 El amor de don Luis a la poesía italiana se manifiesta en el códice que compiló: contiene dos fragmentos del Orlando Furioso de Ludovico Ariosto (uno de quince estrofas, el otro de una sola), y se narra en un cuentecillo que una dama de la corte lo estaba cantando.14 Aunque Luis de Ávila evidentemente disfrutó de la compañía de unas damas italianas durante su estancia en Roma, ya había concertado un matrimonio beneficioso en España, celebrado en 1542. Doña María de Zúñiga y Sotomayor fue la mayor de dos hijas ilegítimas de Fadrique de Zúñiga, primer marqués de Mirabel y tío de don Luis. Al no tener descendencia masculina Fadrique legitimó a María y a su hermana Inés, acto que firmó Carlos V a principios de 1535. Por lo visto esto se hizo con la intención de formar mayorazgo a favor de María con la condición de que se casase con su primo segundo Ávila, documento legalizado un par de meses después.15 Seguramente el emperador quería asegurar un buen matrimonio con título nobiliario a su fiel criado y amigo, que había nacido segundón (y por alguna razón no fue destinado a la Iglesia). En 1540 Ávila escribe a Cobos que “yo gano con mi mujer”, porque los nobles de alta alcurnia en Italia le regalaron muchas cosas para ella, entre las que estaban ricas telas y “un diamante bonico”.16 Carlos V no estuvo presente en la boda, pero le mandó después un mensaje a Ávila que demuestra el interés de ambos en los chismes: “Lo que habrá pasado en las bodas espero saber de vos, que bien sé que no faltará algun buen cuento”.17 Al morir Fadrique de Zúñiga en 1537 María recibió el marquesado de Mirabel, herencia y título que compartió con don Luis desde este momento. Un año después de su matrimonio el emperador otra vez demostró su predilección por Ávila al firmar una cédula en que ordena que este deje el hábito de Santiago para vestir el de Alcántara: fue investido en esta orden en la presencia de Carlos V, quien le otorgó la encomienda del Moral de Calatrava en ese momento. No es difícil comprender el plan del emperador para el futuro de su favorito: le nombraría comendador mayor de Alcántara a la muerte de su mayordomo Pedro de Cuevas, ocurrida tres años más tarde. En cuatro años Luis de Ávila y Zúñiga consiguió un título nobiliario y la distinción de una orden militar. Si antes don Luis se movía por el mundo con autoridad personal, ahora lucía las dignidades que le prestaban poder y prestigio oficiales.

  Mele, pp. 106-109.  El Orlando causó furor en España, fenómeno estudiado por Chevalier (1966). 15   Mateos Calvo, pp. 120-122. 16   González Palencia, p. 62. 17   González Palencia, p. 88. 13 14

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Los meses después de su investidura como comendador mayor fueron muy agitados para Carlos V porque llevaron a la culminación de sus problemas con los príncipes electores de la Liga de Esmalcalda, la batalla de Mühlberg en abril de 1547. Cronistas ya había en el reino: Sepúlveda se encargaba de la campaña de Túnez y Pedro Mexía ya había publicado su Historia imperial y cesárea (1545). No obstante, fue Luis de Ávila el autor de la crónica oficial de la campaña alemana y la batalla, el Comentario de la guerra de Alemania. Se publicó la primera edición de esta obra en Venecia en 1548, un solo año después de la batalla; siguieron once ediciones más en español, publicadas en el siglo xvi en Salamanca, Amberes, Zaragoza y Venecia, y otra en 1767 en Madrid. En el mismo año de la edición prínceps apareció en Venecia una traducción al italiano, seguida por traducciones al francés, latín, alemán e inglés. Los elogios de este comentario empezaron a llover sobre el comendador. Otros autores aplaudieron no solo la relación detallada de los sucesos, sino también el estilo llano, sin pretensiones ni afectaciones. Para el humanista Alfonso García Matamoros el Comentario fue una feliz imitación de Julio César. Su amigo Aretino expresó admiración y envidia. Los poetas le dedicaron odas y los autores en prosa le dedicaron sus textos.18 Si antes Ávila y Zúñiga tenía fama por sus actividades al lado de Carlos V o sus propias misiones diplomáticas, a partir de 1548 cobró renombre como excelente historiador y escritor. El éxito en Mühlberg fue seguido por la decisión de Carlos V de llamar a los Países Bajos a su hijo Felipe, regente en España desde 1543, para conocer los Estados que estarían bajo su mando en el futuro. Para ello organizó una gran comitiva para acompañar a Felipe desde Valladolid, embarcando en Barcelona para Génova, pasando desde allí a Milán y Trento, y de estas ciudades italianas a Alemania y los Países Bajos, donde fueron recibidos por el emperador y su hermana, María de Hungría. El 1 de noviembre de 1548 salió de Rosas una armada de numerosas galeras que llevan Grandes de España, señores, y caballeros, organizados en sendas embarcaciones según su función: mayordomos de casas; capitanas de Sicilia y de España; galeras de prelados importantes, etc. En consideración a su importancia en la casa del emperador, Luis de Ávila viajó en la galera del príncipe, junto al duque de Alba y otros gentilhombres de la casa de Carlos V.19 Empezando en Milán se celebraron una serie de banquetes, fiestas, comedias, juego de cañas, torneos y demás diversiones de tipo medieval y

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114.

  Para un resumen de los muchos elogios y ejemplos de las odas, véase Mele, pp. 110-

19   Los detalles de la embarcación y los nombres de toda la comitiva, en Calvete de Estrella, pp. 32-37. Entre ellos están algunos de los caballeros nombrados en nuestro códice, como Juan Manrique de Lara, Hernando de la Cerda, Luis Zapata y otros.

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borgoñón que eran tan del gusto de los Habsburgos. Las descripciones de estas actividades que se encuentran en la crónica del viaje hecho por Calvete nombran a todos los hombres que participaron en ellas; es aquí que vemos mencionado varias veces al comendador de Alcántara en los juegos de cañas en Milán, Gante y Binche, o vestido de fraile en una actuación teatral en Bruselas. Una vez llegado Felipe a Bruselas, el emperador mandó a Ávila a Roma para visitar al Papa, desde donde regresó a Bruselas. A pesar de su derrota en Mühlberg los príncipes protestantes no se dieron por vencidos. Apelaron a Enrique II de Francia, quien formó una alianza secreta con ellos con la intención de limitar el poder soberano del emperador en tierras de los electores. Tras una serie de comunicaciones que empezaron en 1551, se firmó una alianza de apoyo a la causa protestante que culminó en 1552 cuando Mauricio de Sajonia, líder de los electores, persiguió a Carlos V y le forzó a huir de Innsbruck, donde residía, durante una tormenta de nieve y con poca gente. El emperador intentó recuperar su dominio sobre la situación asediando la ciudad de Metz, de la que Enrique II se había apoderado. Luis de Ávila estaba a su lado: sustituyó a Hernando de Acuña como general de la caballería ligera. Pero en vano pasaron los dos meses que las tropas imperiales se quedaron delante de la ciudad: lluvias y heladas constantes debilitaron a los soldados, que carecían de provisiones adecuadas, y el mismo emperador sufría uno de sus ataques frecuentes de gota. No tuvo más remedio que retirarse de Metz. Desde ese fracaso hasta su retiro al monasterio en Yuste hay una línea directa. Y desde ese momento siguió el comendador de Alcántara, su íntimo amigo, a su lado. Sobre esto comenta Luis Zapata en la Miscelánea: “Por él escogió el Emperador tierra donde, dejados los reinos en Yuste, encerróse, y Don Luis hasta la muerte con él estuvo, como San Juan al pie de la cruz con Nuestro Señor”.20 Por lo visto el emperador llevaba tiempo contemplando su retiro: Sandoval cuenta que durante una de las frecuentes visitas a Yuste de Francisco de Borja, Carlos V le preguntó si recordaba su conversación en Monzón en el año 1542 sobre los planes de apartarse de la vida imperial, un secreto que compartió solo con el jesuita y con “otro caballero principal”.21 Ese caballero bien podía haber sido el comendador de Alcántara, que tenía el palacio de Mirabel en Plasencia a su disposición desde su matrimonio en ese mismo año, cuando quizás el emperador y su fiel criado idearon su futuro en la zona. En todo caso don Luis fue uno de los testigos instrumentales de la abdicación que firmó el emperador en la Dieta de Bruselas.22   P. 185.   82, p. 504. 22   Vera y Zúñiga, p. 242. 20 21

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El emperador llegó a Yuste en febrero 1557 después de un arduo viaje por mar y tierra y varios descansos en diferentes ciudades y pueblos de España. Allí despidió a la gran mayoría de los servidores que le habían acompañado desde Bruselas, quedándose con un séquito muy reducido de solo unas cincuenta personas. En los veinte meses que le quedaban de vida a Carlos V fueron sus más asiduos visitantes Luis de Ávila y el conde de Oropesa Fernando Álvarez de Toledo, quien había hospedado al emperador en su castillo antes de su llegada a Yuste. Seguramente don Luis y Carlos V disfrutaron de recordar los muchos años y las muchas andanzas que habían hecho juntos. El comendador estaba renovando el palacio de Mirabel, y gran parte de la decoración servía de homenaje al emperador. La reverencia que sentía por su monarca le llevó a exagerar un acontecimiento histórico en los murales que mandó pintar en la escalera de la casa. Se trataba de una escena de una batalla contra Enrique II de Francia en 1554, que don Luis ideó como una retirada humillante de los franceses. Al escuchar esto, Carlos V le pidió que el pintor la cambiara para representar el hecho como “una honrosa retirada y no como una fuga, pues en realidad no lo fue”.23 En otra ocasión Ávila llegó al monasterio mientras el emperador comía un capón, y al saberlo el soberano dijo: “Guarden este para que coma Don Luis, que quiça no tendremos otro que darle”.24 Los que estuvieron con el emperador en Yuste fueron testigos de las molestias crónicas que sufría, las hinchazones de las piernas y de la boca que no le dejaron disfrutar de la comida, el último de sus placeres en el mundo. La muerte de su hermana predilecta, Leonor, en febrero de 1558 le sumió en una profunda tristeza. Cuando Ávila llegó desde Plasencia unos días después de la triste noticia, le encontró en muy mal estado. En una carta sobre esa visita, don Luis le escribió a Juan Vázquez de Molina, secretario del Consejo de Estado, que había consolado a Carlos V, pero que “el fallecimiento de su hermana y los rigurosos fríos de este invierno, le han dejado sumamente abatido”.25 Para septiembre el emperador estaba en los últimos trances. Desde el 11 del mes hasta la muerte del soberano el 21, don Luis no se apartó de su lado. Estuvieron presentes pocas personas: el confesor del emperador, su médico, su mayordomo Luis de Quijada, el arzobispo de Toledo, unos monjes de la orden de San Jerónimo, y solo dos señores nobles, el conde de Oropesa y Luis de Ávila. Cuenta Sigüenza en su historia de los Jerónimos que Quijada y don Luis “derramaron tantas lágrimas […] hazian tantas lastimas, que perdian la gravedad y ser de sus personas.   Mignet, p. 294.   Vera y Zúñiga, pp. 251-253. Este autor fue el nieto de Luis de Ávila, como él mismo declara en la dedicatoria de su Epítome. 25   Mignet, pp. 344-345. 23 24

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Davan gritos, arrimavanse a las paredes, enclavixavan las manos bolviendo los ojos al cielo, y hazien estremos como niños o mugeres, tan grandemente los apretó el dolor desta perdida, y la fuerça del amor les privó de la entereza que siempre mostraron en sus vidas”.26 Después de las exequias de su señor y gran amigo, Luis de Ávila se retiró al palacio de Mirabel. Ya llevaba tiempo decorando la casa y su jardín con piezas artísticas que había traído de otros sitios, o que le habían sido regaladas. Organizó el jardín al estilo italiano, con esculturas y piezas arquitectónicas colocadas alrededor de las fuentes, y galerías con nichos para exponer bustos de personajes mitológicos o de la antigüedad.27 En un terrado, que el comendador llamaba El Pensil, había varias esculturas que hizo traer desde Italia: un busto de Tiberio, otro de Antonino Pío, un busto de mujer sin cabeza de mármol rojo, un enorme pie con sandalia. En su viaje por España a mediados del siglo xviii para hacer un inventario artístico del país, el pintor Antonio Ponz produjo una descripción pormenorizado del palacio de Mirabel, su arquitectura, y de todas las obras de arte que todavía adornaban la casa y sus tierras. Es la relación más completa y detallada de la colección de Ávila, que incluye las inscripciones en latín en las esculturas. Para entonces los frescos que don Luis había descrito al emperador ya estaban en malas condiciones, que “apenas se conocen”. Entre las obras “modernas” Ponz alabó el busto de Carlos V.28 Antonio de Marichalar escribió en 1950 que Leone Leoni terminó la escultura en Flandes en 1556, que fue llevada a España cuando el emperador abdicó, y que Carlos V se lo regaló a Luis de Ávila.29 No fue el único regalo valioso que le hiciera el soberano. En el testamento de la viuda del comendador se mencionan joyas de oro y de piedras preciosas que el emperador había recibido como obsequio de varios prelados y nobles de la alta aristocracia, además de unos códices franceses ricamente miniados que Francisco I tenía en su tienda cuando fue capturado en 1525, todos artículos de gran valor que Carlos V dejó en manos de don Luis como expresión de su gran consideración.30 Ávila tenía el palacio de Mirabel hecho un verda-

  P. 162.   Di Dio y Coppel (p. 28), nos informan de que estas esculturas se encuentran actualmente en el Museo Arqueológico en Cáceres. 28   La información sobre Mirabel se encuentra en el tomo 7 de su Viage de España de dieciocho volúmenes, en las pp. 116-122. 29   Pp. 79-80. 30   González Palencia tiene una relación de los objetos mencionados en el testamento de María de Zúñiga en las pp. 210-213. La información sobre los manuscritos franceses se encuentra en Gonzalo Sánchez-Molero, 2005, 1, pp. 250-252. 26 27

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dero “museo carolino”,31 una viva representación de las décadas de servicio y amistad al lado del emperador. Hay escasa información sobre las actividades de Luis de Ávila en los años que siguen la muerte de Carlos V. Uno lo imagina en Plasencia ocupado con el palacio y con cuestiones familiares; tenía cuatro hijas que casar, y negoció matrimonios prestigiosos para tres de ellas, mientras la cuarta entró en un convento. Entre 1558 y 1563 parece haberse mantenido en comunicación con Felipe II, con quien había gozado una buena relación desde 1548 cuando le acompañó en el “felicissímo viaje”. El nuevo monarca sacó de retiro a Ávila al pedirle que fuera otra vez a Roma como embajador en el Vaticano, porque quería comunicarle a Pío IV su descontento con la falta de progreso en el Concilio de Trento. Llegó a Italia en marzo de 1563 y para septiembre quería volver a casa, probablemente aquejado por una cuestión de salud, problema que el rey menciona en una carta enviada a don Luis en noviembre de ese año. Desde ese momento parece haberse quedado en Plasencia, aunque no se apartó del todo de su servicio a Felipe II. En 1572 el rey le escribe sobre la necesidad de aumentar el número de soldados de su ejército, preguntando por los caballos y armas que Ávila poseía. La respuesta del comendador revela el nivel de sus recursos y de su participación en cuestiones del reino: le contesta al rey que había perdido una parte de su poder militar en la rebelión de los moriscos en Granada (1568-1571), pero podía poner a su disposición cien hombres armados y otros cien arcabuceros.32 Según consta en la apertura de su testamento, Luis de Ávila y Zúñiga, comendador mayor de Alcántara y marqués de Mirabel, murió el 24 de septiembre de 1573. Está enterrado con otros miembros de la casa de Mirabel en el convento de San Vicente en Plasencia, que se sitúa al lado del palacio. Su obra poética El texto más célebre de Luis de Ávila es su Comentario de la guerra de Alemania, aunque sus contemporáneos también conocían alguna relación que él compuso sobre la expedición de Túnez y su labor a favor de los cronistas del emperador. Sin embargo, el comendador de Alcántara fue también poeta, aunque no tan dedicado a la práctica poética como sus amigos Garcilaso de la Vega o Hernando de Acuña; fue más bien poeta ocasional. Dos de sus poesías conocidas fueron inspiradas por la muerte de soberanos. Ávila compuso la primera por el fallecimiento de Carlos V. Es una obra de seis octavas reales que representa la 31 32

  Expresión usada por Gonzalo Sánchez-Molero, 2010, p. 440.   González Palencia, pp. 137-138, 193, 203-205.

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voz poética del pastor llamado “Ila”, quien lamenta la pérdida del “gran Carlo” con la misma emoción que Ávila sintió en ese momento: Vivo eres tu, solo soy el muerto, pues no ay vida sin ti, mas llanto y duelo, porque el vivir sin quien yo tanto e amado morir es con dolor, pena y cuydado.33

La otra poesía funeraria es una lamentación por la muerte de Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II, que falleció en 1558. Curiosamente solo existe la versión francesa de esta obra, publicada en el mismo año, “composée par Loys de Avila y traduicte de langage espagnol”.34 Se le atribuye a don Luis también un romance satírico sobre las Cortes de Monzón, obra citada por Luis Zapata en su Miscelanea,35 que también aparece en el Cancionero de Íxar.36 Se trata de una obra en la que las identidades de las personas referidas se esconden en unos epítetos como “Simpliçiano” o “doña Coneja Huron”. La versión que cita Zapata tiene muchas variantes frente a la copia en Íxar. Como indica Zapata, “ha cuarenta y ocho años que se hizo, y que pasó sin entenderse entonces”. En el margen del texto que se recoge en Íxar van identificados los personajes en cuestión, cortesanos como Luis de la Cerda, Alonso Manrique, o el mismo Luis de Ávila. Lo impresionante es que Zapata lo hubiera recordado después de tanto tiempo, hecho que quizás indique la fama del texto en el siglo xvi. Identifica a Ávila como autor del romance, a quien caracteriza como “un muy principal caballero y de muy buen gusto”, y esta poesía como “gentileza, gracia de caballeros, y cosa muy para reir y holgar”.37 Uno de los libros predilectos de Carlos V fue Le chevalier délibéré de Olivier de La Marche, que fue traducido al castellano por Hernando de Acuña para cumplir los deseos del emperador. Estaba entre los relativamente pocos libros que formaron la biblioteca de Carlos V en Yuste, que tenía dos ejemplares de este texto: un manuscrito en francés y la traducción impresa, titulada “El caballero determinado”. Al final de esta versión aparece una octava real que compu-

33   Esta composición se encuentra en el folio 131 del Ms. Espagnol n.º 372 de la Bibliothèque Nationale de France, París. Ha sido recopilado por González Palencia y otros biógrafos de Ávila. 34   Rodríguez-Moñino dedica unas páginas a la historia de la búsqueda de la lamentación original (1980, pp. 417-419). 35   Pp. 449-454. 36   2, pp. 768-771. 37   Pp. 451 y 454.

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Don Luis de Ávila y Zúñiga, “testigo de mis pensamientos” de Carlos V

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so el comendador de Alcántara alabando la labor de Acuña: “Pues solo a vos no fue dificultoso / con lo dulçe juntar lo provechoso”.38 En el Cancionero de la corte de Carlos V hay solo dos poesías atribuidas a don Luis, un soneto que es, además, la única composición en castellano del códice escrita en metro italianizante, y el primero de la serie de motes escritas como pasatiempo en el viaje que hicieron los cortesanos de la reina María y de Carlos V, camino de Innsbruck.39 Sin embargo, como iremos justificando en el estudio de algunas de las poesías de esta colección, varias de las poesías anónimas y únicas de este códice parecen haber salido de la pluma de don Luis. Estas son: — “Romance de Carlos V, emperador” (29v-30r), inspirado en el Comentario de la guerra de Alemania; — “El credo glosado con la victoria d Alemania” (61v-68v), relacionado con la poesía anterior; — Una glosa burlesca de “Más envidia he de vos, conde” (19r-21r), un romance del ciclo del conde Claros; — Un contrafactum de dos obras conocidas de la época, la canción “A las armas, Moriscote” y el romance viejo “Mis arreos son las armas” (69r). Se le atribuye también a Luis de Ávila una poesía burlesca sobre las características de la araña, hoy perdida. El poeta Cristóbal Mosquera de Figueroa lo menciona en sus Paradojas en loor de la nariz muy grande y en loor de las bubas, entre los poetas que han escrito sobre asuntos de poco interés, como la cigarra o el mosquito. En su discurso leído en la Real Academia Española en 1865, Aureliano Fernández-Guerra y Orbe critica a los poetas de esta época que “malograban su ingenio […] cantando las alabanzas” del asno, la zanahoria, la araña, la pulga y los ratones, nombrando a unos de los más destacados autores del momento, como Diego Hurtado de Mendoza, Gutierre de Cetina, Pedro Mejía y Luis de Ávila. Fernández-Guerra y Orbe no pudo ver en estos “asuntos ridículos” la moda de las obras jocosas que existía en ese entonces al lado de las más serias. Las poesías burlescas en el Cancionero de la corte de Carlos V son solo un ejemplo de este género tan difundido en el siglo xvi.40

38   Cito el códice Ms. 1475 de la Biblioteca Nacional (127r), por no tener acceso a una versión impresa. Véase Gonzalo Sánchez-Molero, 2010, p. 382, sobre este libro en la colección de Carlos V. 39   Sobre el soneto, véase la página 60. Hay un estudio de los motes en las páginas 66-71. 40   Fernández-Guerra y Orbe, p. 4.

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Como veremos más adelante, el Ms. 5602 fue copiado por una sola persona, con una letra humanística muy clara. Se nota de vez en cuando que el copista se cansaba de escribir, o que tenía algo de prisa. Sin embargo, la formación de las letras y de muchas palabras enteras es uniforme. Afortunadamente existen en varios archivos algunas cartas escritas y firmadas por Luis de Ávila, la mayoría de las que datan de la década después de la muerte de Carlos V y tienen que ver con su servicio a Felipe II. Una comparación entre la letra de nuestro códice y la escritura de estas cartas nos lleva a la conclusión de que todas son de puño y letra de don Luis. Hay veces cuando se pueden comparar palabras exactas, con resultados convincentes. Muy persuasiva también es la firma que aparece al final del soneto del folio 27r, “AEZ”, o sea “Ávila y Zúñiga”. Las obras de este códice fueron no solo coleccionadas, sino también copiadas por él.

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No lleva título ni tabla 1r-2r: “Cuentos” Una serie de textos cortos cifrados. El primero es una anécdota sobre un galeote escapado de la galera de Andrea Doria que se refugió en una iglesia de Cartagena. En el segundo, de solo dos oraciones, doña María Manrique de Lara le canta en italiano a don Francisco Lasso y Castilla. Siguen dos observaciones de don Francisco (ambas de una sola oración) no conectadas. 2r-v: “Preguntas” Se trata de diez preguntas escritas en cifras, a manera de adivinanzas, con sus respuestas. 3r: [Sin título] Una corta anécdota en cifras sobre un comentario que el emperador Carlos V le hizo al marqués de Aguilar, Juan Fernández Manrique, cuando el marqués tomaba cerveza. 3r-4r: “La usança de Austria es en los dotes d’esta manera” Una descripción en cifras de las costumbres y leyes que gobiernan las herencias y los dotes en Austria. 4r-6r: “Cuento” Una anécdota presentada en cifras sobre la invasión turca de Hungría y el secuestro de muchas personas. Se recuenta que una dama española fue secuestrada por ellos en 1553, y que su marido fue a buscarla a Buda en la ayuda de su perrillo. La mascota le mordió al turco y así fue rescatada la señora. 6v-8v: “De Viena” Una serie de observaciones y cuentos cifrados sobre varios españoles en la corte imperial en Viena. Son, en general, anécdotas humorísticas sobre algún episodio de su vida. 8v: “De Viena” Una breve descripción de la ciudad, escrita en código.

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9r: “Cuentos. Austria” Una explicación en código de las leyes del mayorazgo en Austria. v 9 : “Viena” Dos párrafos breves en cifras. El primero es sobre las haciendas libres y las pecheras. El otro cuenta lo que en Austria hacen con el ganado en invierno cuando todo está cubierto de nieve. 10r-14v: “La historia de Pirramo y Tisbe que Ovidio scrive” 52x10 (coplas reales) 1x9 (remate de pie quebrado) BIPA texid 10585 AU: [Cristóbal de Castillejo] “Grandes, muy grandes, señores” // “también se quema el amor” Testigos: Obras (69); PN371 (281r-288v). 15r: [Sin título] Cuatro textos cortos en cifras, que son pequeñas anécdotas sobre miembros de la corte imperial. 15v: [En blanco] 16r: “Proverbios ytalianos” Ocho proverbios italianos escritos en cifras, seguidos por una tabla de números cuyo significado no queda claro. 16v-17v: “Los Motes que se hezieron a las Damas de la Reyna de Bohemia quando vino de Spaña en Ynspruch. Los caballeros del emperador” Introducción en prosa 1x3, 19x2 (motes) BIPA texid: sin registrar AU: Comendador de Alcántara [Luis de Ávila y Zúñiga]; Poliçena [Ungad]; Hernando de Vega; Guiomar de Sá; Hubremont [Floris de Montmorency]; Leonor de Guzmán; Juan de Figueroa; Catalina de Lasso; Hernando de la Çerda; Leonor de Noroña; Pedro de Guzmán; Ana María [Lasso]; Manuel Filiberto de Piamonte; Margarita de Cardona; Gaspar de Quiñones; Guiomar de Sá; Pedro de Toledo; María Madalena; María Manrique de Lara “En un camino tan largo” // “que travajos den contento” 17v: [Sin título] 1x4, 1x8 (canción trovadoresca) BIPA texid 3135 AU: anónimo “Aunque yo en mis males veo” // “que no me dexe morir’ Testigo: MN6 (267v), MN17 (7r). Se trata de un fragmento de la traducción al castellano del Trionfo de Petrarca.

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17v: [Sin título] 1x4, 1x8 (canción trovadoresca) BIPA texid 18482 AU: anónimo “Salid ya lagrimas mias” // “que mucho tiempo tardastes” Testigo: MN6 (367v), MN17 (7v). Fragmento de la traducción al castellano del Trionfo de Petrarca. r 18 : “Garçi Sanchez de Badajoz a la muerte del Prinçipe don Juan” 4x10 (coplas reales) BIPA texid 18462 AU: Garci Sánchez de Badajoz “Salgan ya palabras mias” // “vuestra vida sin consuelo” Testigos: BNE R/2253 y R/1388, donde solo se copian los primeros cinco versos. 18v: “Un cuento” Una anécdota en prosa cifrada, sobre don Diego López de Haro, que reprende a un joven caballero por haberle llamado viejo. 19r-21r: “Glosa” 12x10 (coplas reales) BIPA texid 6362 AU: [¿Luis de Ávila y Zúñiga?] “De vuestra presion me vino” // “conque os avéis de alegrar” Es una glosa del romance viejo “Mas envidia he de vos, conde”. 21v: [Sin título] 1x4 (villancico) BIPA texid 17986 AU: anónimo “Quien triste vida sustiene” // “las mas vezes se detiene” Testigo: Romance de don Manuel (1576). v 21 : [Sin título] 1x4 (redondilla) BIPA texid 16582 AU: anónimo “Pues el bien tampoco dura” // “que dexalla de tener” r 22 -23v: “Aqui comiença la glosa del rromançe que dize por el Val de las estacas el Zid a mediodia” 17x10 (coplas reales) BIPA texid 5198 AU: anónimo “Quando en Castilla y Leon” // “que por buen grado se os daría”

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23v-24v: “Romanze del maestre” 134 versos BIPA texid 3251 AU: anónimo “Ay Dios qué buen caballero” // “cada qual a uye se daba” Testigo: Silva de romances (1550) (2: 74), Rosa española (61v-62r). 24v-25r: “Otro” [romance] 65 versos BIPA texid 5872 AU: anónimo “De Granada parte el moro” // “porque supiese la causa” Testigo: Silva de romances (1550) (2: 74), Rosa española (64v). 25r-v: “Otro” [romance] 34 versos BIPA texid 2119 AU: anónimo “Álora la bien cercada” // “el alma le á salido” v 25 : “Otro” [romance] 6 versos (fragmento) BIPA texid 16072 AU: anónimo “Por los mas espeso montes” // “pasan…” v 25 : “Villançico” 1x3 (villancico) 2x7 (glosa) BIPA texid 22300 AU: anónimo “Cuidado no me congoxes” // “la vida do no hay bentura” Testigos: texto completo en CG14 (100), MN14 (17r), MN6 (97r). 25v: [Sin título] 1x5 (quintilla) (fragmento) BIPA texid 6988; ID 0225 AU: Garci Sánchez de Badajoz “Despues que mi bista os bido” // “de jamas ser socorrido” Testigos: MN14 (91), MN6 (340v-341r), CG14 (100r). 26r: [Sin título] 1x4 (villancico) BIPA texid 3888 “Carillo, por qué te bas” // “de las tierras de adonde heres” 6x8 (glosa)

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BIPA texid 7273 “Dime, pues fortuna hordena” // “que en mi vida te he querido” AU: Hernando de Acuña Este texto aparece también en los folios 30v-31r de este códice, sin el villancico inicial, y con algunos versos en otro orden. 26v: En blanco 27r: [Sin título] 1x12 (soneto incompleto) BIPA texid 7332 AU: Luis de Ávila y Zúñiga “Dios no permita, antes muera triste” // “y no el que tu merced me aprometiste” “1554 AEZ” 27v: [Sin título] 1x5 (villancico) BIPA texid: 12633 AU: anónimo “Mal aya el primero” // “fue casamentero” Testigo: CG1557 (cccxciii) 2x8 (glosa) BIPA texid: no reconocido AU: anónimo “Que le maldigamos” // “fue casamentero” v 27 : [Sin título] 1x2 (pareado) BIPA texid 76062 AU: ¿Andrade Caminha? “Los plazeres nuelan y vanse” // “y los pesares estánse” Testigo: Andrade Caminha, Poesías inéditas, 405. v 27 -28r: [Sin título] 1x4 (villancico) BIPA texid 14062 AU: anónimo “No me demandes, carillo” // “ni mis parinetes querrán” 2x8 (glosa) BIPA texid 14444 AU: anónimo “No tengas tal fantasia” // “ni mis padres querrán” v 28 : [Sin título] 1x4 (villancico)

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BIPA texid 7653 AU: anónimo “Zagala, duerme a buen sueño” // “sino a ti” 3x8 (glosa) BIPA: no reconocido AU: anónimo “Bien te puedes descuydar” // “pues que me an dado tal dueño” r 29 : “Romançe de Çipion” 52 versos BIPA texid 4082 AU: anónimo “Çitado está Çipion” // “donde s…rio mas honrado” Testigo: Flor de enamorados (109r-110r). v 29 -30r: “Romanze de Carlos 5 emperador” 81 versos BIPA texid 22452 AU: ¿Luis de Ávila y Zúñiga? “Ya se arma el sacro Marte” // “el duque en prisión tomado” v 30 : [Sin título]1 10x8 (coplas castellanas) BIPA texid 7273 AU: Hernando de Acuña “Dime, pues fortuna ordena” // “que en mi vida te he querido” r 31 : “Respuesta” 3x4 (coplas de pie quebrado) BIPA texid 13919 AU: Juan de Meneses “No hallo a mis males culpa” // “tiene culpa” Testigo: CG11 (cxxvv). 31v: “Romançe de Castillejo” 2x10 (coplas reales) BIPA texid 20657 AU: Cristóbal de Castillejo “Tiempo es ya, Castillejo” // “porque me es forçado partir” Testigo: Obras; atribuido a Juan de Meneses en PN617 (167v) y CG1557 (clxxxiv). 31v-32v: “Glosas”   Véase este texto también en el folio 26r.

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8x10 (coplas reales) BIPA texid 3074 AU: Cristóbal de Castillejo “Aunque mi seso se olvida” // “que me es forçado partir” Testigo: Obras. v 32 : [Sin título] 1x8 (copla castellana) BIPA texid 8092; ID 0715 AU: Garci Sánchez de Badajoz “El grave dolor extraño” // “a do llegó la tristeza” Testigo: CG11 (cxxiv). 32v: [Sin título] 1x8 (estrofa 61 del Canto LXIV del Orlando Furioso) BIPA texid 18374 AU: Ludovico Ariosto “Rugier qual siempre fui, tal esser voglio” // “logo mutai ne muterò in eterno” 33r-35r: “Cayó la condesa de Lerma junto a su posada en halto de una mula, y mostró un pedaço de pierna; de la qual cayda estuvo mala y se sangró. Este dia cayó Antonio de Soria en San Pablo y forçióse un pie y embió a la condesa una copla, que es la primera d’estas, y sobre ella se an scripto las demás” “De Antonio de Soria”, 1x9 (copla real incompleta), BIPA texid 16811 “Pues tantos hazéis caer” // “al dolor del pie quebrado” “Don Juan Coloma”, 1x10 (copla real), BIPA texid 3747 “Caistes por levantaros” // “tenéis el alma en los pies” “Don Juan Pacheco”, 1x8 (copla castellana), BIPA texid 15391 “Pareçe mal hordenado” // “con el de un pie casi muerto” “Don Bernaldino de Ayala”, 1x8 (copla castellana) BIPA texid 8258 “El prinçipio fue muy bueno” // “fue mexor que el pie” “Don Pedro de Avila”, 1x10 (copla real), BIPA texid 8017 “El dolor de un pie quebrado” // “a la cabeça es pasado” “Garçilaso”, 1x10 (copla real), BIPA texid 4520 “Con mal andar ya el amor” // “no os halléis un pie quebado” “Don Alonso de Villaroel”, 1x10 (copla real), BIPA texid 16600 “Pues es parte el pie quebrado” // “de ninguna mexoría” “Don Luis Zapata”, 1x8 (copla castellana), BIPA texid 3978 “Cayéndose alçaba Anteo” // “el seso a los calçañares” “Juan Vázquez de Ayora”, 1x10 (copla real), BIPA texid 7869 “El arbol que se á secado” // “como quando floreçió” “Muy illustre señora,” texto en prosa

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“Antonio de Soria a la Santa Junta”, 4x10 (coplas reales), BIPA texid 10036 “Estos días á aconteçido” // “quiza que sabrán trovar” “De otro cavallero”, 2x10 (copla real); 1x5 (quintilla), BIPA texid 11826 “La romana es de arte tal” // “los á alcançado por pies” “Al señor Antonio de Soria, porque quebrando un pie á sacado mas poetas que ya son hombres armados de los dientes de las sirpientes que sembró”, 1x10 (copla real), BIPA texid 1445 “A vuestro pie quebrado” // “engendre forçidos pies” Testigos: PN531 (83v- 84v); RAE 5371 (9v-10v). 35v-40r: “Carta del Rey de Françia a los electores y prinçipes del ymperio” Texto en prosa con fecha del 3 de febrero de 1551. AU: Enrique II de Francia v 40 -48r: “Testamento o sumario de cosas acaeçidas a Diego Garçia de Paredes que en gloria esté” Texto en prosa. AU: Diego García de Paredes Testigo: BNE Ms. 1752 (186r-189v). r 48 -50v: [Sin título] 15x8 (las primeras quince octavas del Canto XXIV del Orlando Furioso) BIPA TEXID 4053 AU: Ludovico Ariosto “Che’l lasçiar Durindana si gran fallo” // “tutta al servigio dedicar di Dio” r 51 : [Sin título] 1x4 (copla hexasilábica) BIPA texid 16400 AU: anónimo “Preguntáis, señora” // “en Bervería” r 51 : [Sin título] 1x4 (villancico quebrado) BIPA texid 2019 AU: anónimo “Alguno piensa que tiene amiga” // “no tiene nada” r 51 -53r: “Coplas que hizo Castillejo a la pluma” 16x10 (coplas reales; faltan quince estrofas) BIPA texid 20341 AU: Cristóbal de Castillejo “Sus, sus, péñola tardia” // “pues no lo pide mi renta” Testigo: Obras.

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53v-61r: [Sin título] 432 versos (pie quebrado) BIPA texid 14521 AU: anónimo “Sepan quantos son naçidos” // “so pena de siempre estar” Testigo: Segunda Silva (clxxxii). 61v-69r: “El credo glosado con la victoria de Alemania” 42x8 (coplas castellanas, cada una precedida por una palabra o frase del Credo en latín) BIPA texid 4503 AU: ¿Luis Ávila y Zúñiga? “Con lengua y memoria ruda” // “a esta çisma luterana” r 69 : [Sin título] 1x4, 1x8 (canción trovadoresca) BIPA texid 16560 AU: anónimo “Pues coraçon, no heres mio” // “que te me quitó el amor” Testigo: MN4 (367v). Es un fragmento de la traducción al castellano del Trionfo de Petrarca. v 69 : “Romance” 24 versos BIPA texid 1183 AU: anónimo “A las armas el buen conde” // “esto y mas se á de pasar” Se trata de un contrafactum del romance viejo “Mis arreos son las armas”.

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La compilación del códice

El códice que ahora llamamos Cancionero de la corte de Carlos V es una antología de diversas obras en prosa y verso concebida como una colección personal, unida y contigua, copiada por una sola persona que, al juzgar por la formación de las letras y algunas palabras enteras, fue Luis de Ávila y Zúñiga.1 No es, como muchos códices poéticos del siglo xvi, un cartapacio de obras coleccionadas o copiadas en cuadernos en diferentes momentos por diferentes copistas, y luego reunidas y encuadernadas. Al examinar los folios del manuscrito se puede llegar a la conclusión de que las obras fueron copiadas de manera continua desde principio al final, aprovechando el verso de los folios para empezar a copiar un texto nuevo, o colocando poesías cortas en los espacios dejados en blanco al final de una obra. Son muy pocos los casos en que los folios se dedican a un solo texto. Sin embargo, por lo visto Ávila recopiló las obras que tenía destinadas a esta colección sin tener un plan fijo del orden en que deberían aparecer: a veces los textos están agrupados según su género o autor, pero no todas las obras de un mismo género o autor están en la misma sección del códice. Este estudio de la compilación de los textos del códice nos lleva también a la conclusión de que don Luis tenía en su posesión una serie de fuentes diferentes de los textos que poco o nada tenían en común con otros testigos conocidos de la época de las mismas obras: quince de las poesías de este cancionero tienen variantes importantes que indican que originaron en testigos ahora desconocidos. Solo ocho de los poemas de este manuscrito son iguales a los testimonios existentes. Ávila también incluyó composiciones que no aparecen en ninguna otra colección manuscrita o impresa que haya sobrevivido: doce de las obras poéticas de este códice son textos únicos. Esto es sin contar con las anécdotas en prosa y la carta del rey Enrique II de Francia, todas ellas singulares. Así fue copiado el Cancionero de la corte de Carlos V:

  Véase la página 44.

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1. El manuscrito empieza con las anécdotas escritas en cifras que aparecen en los folios 1r-9v, 15r-16r y 18v, y que nos ayudan a darle contexto histórico a la antología, revelando a través de las personas mencionadas y algunos sucesos que lo referido en los cuentecillos tuvo lugar en Alemania, en la corte española de Carlos V y de su hija María, reina de Bohemia, más o menos entre los años 1548 y 1553. 2. Después de la primera serie de anécdotas en cifras se coloca la primera de tres obras de Cristóbal de Castillejo: la “Historia de Píramo y Tisbe” (10r14v), su “Romance” y la glosa de él (31v-32v), y el diálogo entre el autor y su pluma (51r-53r). El que las composiciones de Castillejo aparezcan en tres sitios diferentes del códice puede ser una indicación de que Luis de Ávila no tuviera delante una copia de conjunto de las obras de este poeta, sino tres cuadernos individuales con las poesías en cuestión. La evidencia que apoya esta hipótesis está en el folio 58r; aquí aparece una sola estrofa de la respuesta de la pluma, después de Ávila escribe “Bolver al quaderno tengo”, en reconocimiento de que había parado de copiar en ese momento. Sin embargo, no volvió al cuaderno para escribir el resto de la composición, dejándola incompleta. La edición de la obra completa de Castillejo no fue publicada hasta 1573, aunque circulaban algunas de sus composiciones mucho antes. Las tres poesías suyas en este códice aparecen en varios manuscritos que datan de mediados del siglo xvi, y el diálogo con la pluma fue publicado en la Silva de 1550, el mismo año que murió el poeta.2 Esta última es la única obra de Castillejo en el Ms. 5602 que tiene variantes significantes que la distinguen de los testigos en la Silva y la publicación de 1573. El cotejo con estos testimonios demuestra claramente que Ávila tenía a su disposición una copia del diálogo con la pluma que estaba a medio camino entre la Silva y la primera edición, con variantes de ambos libros.3 Una de las diferencias más interesantes es la eliminación en la obra completa de 1573 de una estrofa que se refiere a Fernando, rey de Romanos, a quien sirvió Castillejo durante décadas; se conserva esta estrofa en la Silva y en este cancionero. No consta en las biografías de Castillejo y de Ávila y Zúñiga que se hubiesen conocido en alguna ocasión, aunque este estuvo en Viena por lo menos una vez, con el emperador en 1532. Lo que sí tenían en común era una amistad con Pietro Aretino, a través de quien don Luis pudiera haber recibido las poesías de Castillejo.4

  Fue su poesía más difundida en el siglo xvi. Sobre las dificultades de editar la obra de Castillejo, véase Martínez Navarro. 3   Véase la edición crítica, pp. 195-200. 4   Sobre la relación epistolar entre Castillejo y Aretino, véase Reyes Cano, pp. 143-150. 2

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3. Después de la “Historia de Píramo y Tisbe” siguen cuatro anécdotas y ocho proverbios italianos escritos en cifras (15r-16r), y a continuación están los “Motes” compuestos por Ávila, los caballeros de la corte de Carlos V y las damas de la reina de Bohemia, durante el último tramo del viaje que hicieron desde Valladolid a Innsbruck hacia finales de 1551. Empiezan en el folio 16v, por lo que se puede colegir que no se trata de la inserción de un texto copiado previamente. 4. De igual manera, las dos poesías cortas que siguen a los motes figuran en el último folio de estos, el 17v. Se trata de dos canciones trovadorescas que aparecen también intercaladas en la traducción del Trionfo d’Amore de Petrarca, obra de Alvar Gómez de Guadalajara de finales de la primera década del siglo xvi. El hecho de que este poeta fue el traductor del Trionfo ha resultado en la atribución de estas canciones insertas al mismo Alvar Gómez, aunque ahora está probado que son de la pluma de un poeta desconocido. Tanto estas como la canción trovadoresca del folio 69r fueron colocadas en el texto de la traducción que aparece en los Cancioneros de Gallardo y de Híjar.5 En nuestro cancionero estas tres canciones son exactamente iguales a las copiadas en Gallardo e Híjar, lo que sugiere una fuente común. 5. A continuación (18r) se encuentran los versos que Garci Sánchez de Badajoz dedicó a la muerte del príncipe Juan de Castilla, fallecido en 1497 después de solo seis meses de matrimonio con Margarita de Austria. Es importante enfatizar que este es el único testigo conocido de esta poesía. Ni siquiera los editores modernos de la obra de Badajoz (Gallagher y Castillo) la recogen en sus ediciones, aunque Castillo publica los cinco primeros versos que aparecen en dos pliegos sueltos de la época, donde les acompañan glosas de tema amoroso.6 Puede parecer extraño que el único testigo existente de esta lamentación forme parte de nuestro cancionero, pero hay quizás razones que puedan explicarlo. La primera es el hecho de que Sánchez de Badajoz siguió a Carlos V entre 1525, cuando el emperador se encontraba en Toledo, y 1527, cuando estaba en Valladolid,7 coincidiendo en los dos momentos con Luis de Ávila. El otro argumento tiene que ver con la enviudada Margarita de Austria: al fallecer su hermano Felipe el Hermoso en 1506, doña Margarita llegó a ser regente de los Países Bajos y tutora del futuro emperador. Aunque no se sabe cuándo Sánchez

  Alvar, p. 267.   Estos pliegos, de la BNE, son el R/2442 (Desesperaciones de amor que hizo un penado galan y una glosa que dize salgan las palabras mias…) y R/1388 (Aqui comiençan dos maneras de Glosas. Y esta primera es de las lamentaciones que dizen Salgan las palabras mias...), con sendas glosas diferentes. 7   Gallagher, p. 13. 5 6

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de Badajoz compuso estos versos, es fácil imaginar que, en algún momento, quizás entre 1525 y 1527, el poeta se las regalara a doña Margarita, y que fueran luego copiadas por Ávila. 6. En el verso del folio donde aparece la lamentación por el príncipe está una de las cortas anécdotas en cifras; directamente después (19r-21r) se encuentra la glosa burlesca del romance que empieza con “Mas envidia he de vos, conde”, una de las obras originales en este cancionero.8 En el verso (21v) están dos villancicos sin glosa. La primera (“Quien triste vida sostiene”) era muy popular en el siglo xvi, formando parte, con y sin una glosa, de una novela pastoril, un libro de caballerías y una obra filosófica. El otro villancico (“Pues el bien tampoco dura”), que no tiene glosa, es texto único. No está claro si se trata de una poesía en circulación en esa época o si es una nueva composición. De todas formas, las dos obritas parecen estar en el folio 21v para aprovechar el espacio en blanco, antes del principio del próximo texto, de gran extensión, que empieza en el 22r. De hecho, la glosa del romance está relacionada con las cinco composiciones que siguen, que son todas romances o glosas de romances en los folios 19r-25v. 7. Hay un total de nueve romances o glosas de romances en este cancionero, pero no se presentan todos juntos. Además de la glosa de “Mas envidia” que acabamos de mencionar, hay cinco textos en los folios 23v-25v, dos en los 29r30r y el último romance es también la última obra del códice (69v). En general, estos versos tienen gran importancia textual: cuatro de ellos son textos únicos, y tres más se caracterizan por su independencia de otros testigos de la época. Este hecho nos ayuda a determinar que Luis de Ávila tenía en su posesión algunas versiones de romances o glosas de romances no documentadas en ningún otro testigo del siglo xvi, sea cancionero, romancero o pliego suelto. De los romances o glosas de romances originales en este códice, una es la glosa arriba mencionada del romance popular “Mas envidia he de vos, conde”. El segundo unicum es muy importante para la historia de los romances cidianos: es el que empieza con “Por el val de las estacas, el Cid a mediodia”. Para su Romancero Durán copió de este manuscrito, que identifica como “Códice del siglo xvi”, solo el romance, no la glosa.9 Los investigadores modernos han considerado “perdido” el testigo usado por Durán, y utilizan el texto publicado en su romancero para sus estudios de la obra.10

  Sobre esta glosa, véanse las páginas 73-75.   1, p. 492. 10   Trapero demuestra que existen otros seis romances relacionados con este, pero son tan diferentes que solo pueden haberse originado en fuentes distintas (pp. 673-676). El texto aparece en las pp. 138-143. 8 9

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El tercer romance que solo se encuentra en este manuscrito es el “Romance de Carlos V, emperador”, que se basa en los datos históricos del Comentario de la guerra de Alemania, de Ávila y Zúñiga.11 El último romance original es un contrafactum del famoso “Mis arreos son las armas”.12 Tres de los otros romances viejos en este cancionero también aparecen en otros testimonios de la época, pero Ávila los copió de fuentes ahora desconocidas, por lo visto anteriores a los impresos de la época. El “Romance del maestre” (“¡Ay Dios, qué buen caballero / el maestre de Calatraba!”) y “Alora, la bien cercada” no aparecen impresos hasta 1573, en la Rosa española de Juan Timoneda, con variantes importantes como, por ejemplo, versos completamente distintos. Existen también variantes importantes en el “Romance de Çipion” (“Çitado está Çipion, / el Africano llamado), publicado en la Flor de enamorados (1562), que ponen de manifiesto que la copia del Ms. 5602 tenía su origen en una versión distinta. Solo el texto del romance sobre el moro Alatar (“De Granada parte el moro / que el Alatar se llamaba”) tiene una relación estrecha con un impreso, la Silva de 1550; sería la versión que circulaba en ese momento. Hay también un fragmento del romance “Por los mas espesos montes / y lugares de Navarra” que es en realidad una mezcla de dos romances viejos, uno sobre el rey Sancho Abarca y otro acerca del conflicto entre castellanos y leoneses. Su condición fragmentaria impide su comparación con otros testigos. 8. Sigue una serie de seis villancicos en los folios 25v-28v, cuatro de ellos con glosas diferentes a las que suelen aparecer en otras colecciones del siglo xvi. El caso más curioso tiene que ver con el villancico famoso que empieza con “Carillo, ¿por qué te vas?”. Aparece a la cabeza de una poesía de Hernando de Acuña (“Dime pues fortuna ordena”, folio 26r), pero no es el villancico que esta poesía glosa (“¿Zagala, di qué harás?”). Este poema también aparece en los folios 30v-31r, sin este villancico, y con cuatro estrofas adicionales, además de numerosas variantes.13 Es posible que la que aparece en 26r sea una versión temprana de esta obra. No sería extraño que Luis de Ávila tuviera en su posesión estos textos de Acuña, que eran amigos y sirvieron juntos al emperador en varios momentos. Se puede decir que fueron amigos literarios también: don Luis participó en una serie de coplas burlescas iniciadas por Acuña, y también compuso un poema que fue publicado al final de la traducción de este del Caballero determinado.14   Hay un estudio de este romance en las páginas 76-80.   Sobre este texto, véanse las páginas 71-75. 13   Véanse las anotaciones de estos textos en la edición, pp. 152-154 y 163-165. 14   Sobre su relación profesional y literaria, véanse las páginas 41 y 44. 11

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En el folio 51r hay también dos villancicos sin glosa que son unica. 9. La única composición de este cancionero compuesta en endecasílabos es un soneto incompleto, en la misma letra del resto del códice, pero escrito de manera muy pulida. Es también el único texto que lleva año, 1554, pero lo más importante es que vienen las iniciales de su autor: AEZ, o sea, Ávila y (e) Zúñiga. Por lo visto el autor aprovechó un folio en blanco (27r), quizás reservado para una obra que luego no llegó a copiar, para incluir este soneto. Tal vez lo incluyera aquí como remate a la colección, ya que no hay ningún otro texto de la colección que se pueda fechar después de 1554. 10. A continuación aparece una serie de poesías escritas por varios caballeros de la corte real en Valladolid, que critican las coplas sarcásticas que Antonio de Soria le mandó a la condesa de Lerma cuando se cayó en esa ciudad (33r35r). Solo se registra esta serie en dos testigos más, el Cartapacio de Francisco Morán de la Estrella (PN531) y el llamado Cancionero mutilado (RAE 5371); ambas son colecciones de varias poesías de todo tipo, que datan de la segunda mitad del siglo xvi. Las composiciones en cuestión van acompañadas en todos los manuscritos por un comentario inicial que explica la caída de la condesa que motivó a Soria a dedicarle unos versos burlescos, y dos otros textos cortos en prosa que se intercalan entre las poesías que le contestan. Las versiones del Cartapacio y del Cancionero mutilado difieren de la misma manera de la copia en el Cancionero de la corte de Carlos V: son mayormente diferencias de léxico y de orden de las palabras que no cambian el significado de las estrofas. Sin embargo, se puede ver claramente que los otros testigos tienen su origen en una fuente común o muy similar que difiere de la que manejaba Ávila. En los tres códices los textos en prosa varían mucho, aunque todos tratan el mismo asunto; como es común en este tipo de compilación de obras, los copistas muchas veces ejercían cierta libertad al componer epígrafes y poner títulos a las obras. 11. La próxima obra en el códice empieza en el verso del final de esta serie de poesías: es la “Carta del rey de Françia a los electores y prínçipes del ymperio” (25v-40v). Como ya hemos comentado,15 parece que esta es la única copia existente, que el original seguramente fue escrito en francés (idioma de toda la correspondencia entre los príncipes protestantes y el rey francés Enrique II), y que probablemente fue traducido al español por el mismo Luis de Ávila, que conocía bien esa lengua. 12. En el verso de folio donde termina esta carta empieza el testamento de Diego García de Paredes (40v-48r). El cotejo de los otros testimonios de este

  Véanse las páginas 30-32.

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escrito demuestra claramente que la copia que utilizó Ávila difiere lo suficiente de ellos para concluir que no tienen una fuente en común.16 13. Empiezan las quince octavas del Orlando Furioso en el italiano original en el folio 48v, directamente después del testamento de García de Paredes. Luis de Ávila puede haberse servido de varias de las ediciones de esta obra de Ariosto: se publicó por primera vez en 1516 —aunque su versión definitiva no apareció hasta 1532— y fue reeditado varias veces entre esa fecha y la fecha probable de este códice. 14. En el verso del folio 53, donde termina el diálogo con la pluma de Castillejo antes comentado, comienza la poesía larga sobre la cofradía de los enfermos de Grillimón. Este texto también lo recoge la Silva de 1552, pero el cotejo de las dos versiones demuestra que se originaron en fuentes distintas.17 15. La poesía sobre la cofradía de sifilíticos termina en el folio 61r, y en el verso del mismo folio empieza “El credo glosado con la victoria de Alemania”, cuyo único testimonio es este códice. Atribuimos estos versos a Luis de Ávila, quien utilizó su propio comentario sobre esta guerra como su base, como lo hizo con el “Romance de Carlos V, emperador” antes referido. 16. Ávila aprovecha el espacio en blanco en el folio 69r, donde termina el credo glosado, para copiar una canción trovadoresca, “Pues coraçon no heres mio”, que, como las dos canciones similares que se mencionan arriba, fue intercalada en la traducción del Trionfo de Petrarca. En el verso del último folio del códice (69v) está un romance que comienza por “A las armas, el buen conde”, un contrafactum del famoso “Mis arreos son las armas” y de una canción muy popular que empieza con “A las armas, Moriscote”.18 No existen otros testigos de este texto.

  Véase la edición del texto, pp. 182-191.   Véase la edición, pp. 200-211. 18   Véanse las páginas 74-75 para un estudio de esta composición burlesca. 16 17

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A. Los textos cifrados: anécdotas, noticias, y chistes A lo largo siglo xvi fueron publicadas varias colecciones de cuentecillos, como las que aparecen en el Libro de los motes de Luis Milán (1535), o en el Miscelánea de Luis Zapata (1592) que recoge anécdotas desde tiempos de Carlos V y que tratan varios temas como la vida social, costumbres, o chistes y agudezas, todos recordados y recopilados en un tomo monumental. Juan de Timoneda también recogió este tipo de relatos en El sobremesa (1563) y El buen aviso y Portacuentos (1564). La colección italiana titulada la Zucca del Doni, editada en 1551 en Venecia y publicada en español en el mismo año, es asimismo una compilación de toda clase de anécdotas, dichos agudos y demás curiosidades. Los cuentos cortos de este tipo recogidos por Luis de Ávila representan una práctica ya en marcha; la diferencia es que el comendador de Alcántara no los mandó a la imprenta, y casi seguramente no tuvo ninguna intención de hacerlo, como ahora veremos en la naturaleza privada de estos textos. Como ya hemos señalado, Ávila creó una antología personal que refleja sus gustos literarios, sus amistades, su propia obra y la vida social en las cortes de Carlos V y de María de Bohemia. De todos los textos que eligió para su libro los que más lo personalizan son los relatos breves sobre cosas que vivió o escuchó, pequeñas anécdotas que narran episodios del entorno cortesano, que recogen noticias de otros sitios, o que cuentan chistes. Estos textos son microrrelatos únicos que no se han recopilado en ningún otro códice o impreso. Tienen ciertas características que dan al lector una sensación de inmediatez, de una conversación en el tiempo presente entre personas que todavía viven. De hecho, recuentan cosas de la intimidad de algunos cortesanos cuyos nombres, cargos y andanzas aparecen en las historias oficiales, pero cuya vida y carácter personal no entran en esas crónicas por no interesarles a los historiadores. Ávila apuntó y guardó en un libro de memorias una serie de microhistorias que luego recopiló en este códice. La vivacidad de estas historietas es tal que, unos 350

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años después, ese mundo, esas damas y esos caballeros vuelven a cobrar vida a través de ellas. La mayoría de los pequeños textos de este manuscrito responden perfectamente a la definición de Maxime Chevalier del cuentecillo en el Siglo de Oro: “un relato breve, de tono familiar, en general de forma dialogada, que suele concluir con una réplica aguda ––o, a la inversa, una bobada–– pero que, en todo caso, produce, o intenta producir, un efecto jocoso”.1 Uno de los rasgos que contribuyen a la sensación de estar presente en el momento recontado es el carácter oral de los relatos. El narrador, que entendemos ser el mismo Luis de Ávila, parece hablarnos directamente al recrear las conversaciones entre los cortesanos, usando muchas veces la palabra dijo seguido por el diálogo entre dos personas. El tono es familiar y frecuentemente jocoso. La brevedad de estas anécdotas dicta que no tengan ninguna estructura formal; empiezan y terminan in medias res, generalmente sin mención del tiempo ni del espacio (que será en todo caso la corte), sin elementos decorativos ni lenguaje figurativo. Todo es directo y real. Algunos ejemplos bastarán para ilustrar este efecto de presencia humana: Cantava doña Maria Manrrique [de Lara] delante de don Françisco [Lasso de Castilla] “Rujer, qual senpre fuy, tal esser vollo e piu si pote”. Dijo don Françisco: “Quita la .e. y pone una .a.” Y híçolo, y dijo “pota” (2r). Contó Gallegos que el marques de Aguilar, estando con el emperador comiendo en España, dijo el emperador: “Por vuestra vida, que provéis un poco de çerveça que el bevía”. Y el marques provólo y díjole al emperador: “¡O maldito sea hombre que tal beve!” (3r).

Otra característica de estos cuentecillos es el uso frecuente del yo del narrador, recurso que nos acerca a lo que relata y hace aún más real la experiencia vivida. La siguiente microhistoria es extraordinaria por lo que nos dice de la naturaleza de la amistad entre Ávila y Zúñiga y Francisco Lasso de Castilla, y la confianza que los dos disfrutaban con Carlos V (además de informarnos sobre los relojes despertadores de la época): Puse un relox a la cabeçera de mi cama y don Françysco otro a la suya, y al que tomó subióle la cuerda, y al que me dio a mí no. Y avíame de levantar a las quatro y la cuerda de mi relox acabóse a las tres. Y como yo despertava y le hallava a las tres, dormíame hasta que dieron las seis en otro relox. Y llamé a don Françisco y contéselo, y quando ffue a palaçio se iva ya el rey, y contóle don Françisco el cuento (7v-8r).

  Chevalier, 1975, p. 9.

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El humor es otro rasgo de las anécdotas. Los chistes y demás situaciones cómicas nos dan una idea del carácter de don Luis y de lo que hacía reír a las personas de su entorno: Las tudescas llamavan a las españolas pies de elefante por los chapines (2r). Dijo el secretario Maçuelo, que estando con Diaqueç [Idiáquez] en Ocaña, una señora donde Diaqueç posava, por haçelle mas honrra, hablando con él llamávale señor Maço. Díjole despues Dyaqueç, “Señora, no le llaméis Maço, sino Maçuelo, que es correcto”. Respondió, “¡Ay, señor, que es muy grande para llamalle Maçuelo!” (7v).

Otros relatos son simplemente informativos. Hay varios textos que tratan las leyes y costumbres en Austria, sobre todo las que se refieren a los mayorazgos, patrimonios y dotes. Quizás el interés de Ávila en estas cuestiones radica en los muchos matrimonios que se concertaron entre cortesanos españoles y alemanes una vez que los reyes de Bohemia se instalaron en Viena en 1552. Pero el rasgo más distintivo de estos relatos tan singulares es probablemente el hecho de que están escritos en cifras. El uso de texto cifrado parece indicar que el comendador de Alcántara no copió su libro con la intención de quedárselo para él solo. Todas las otras obras del códice estaban al alcance de quien lo tuviera en manos, pero únicamente los que conocían el código que Ávila usó podían leer estos cuentecillos. El uso de la criptología no era nada nuevo en la corte de Carlos V, pero se solía reservar para la correspondencia oficial o diplomática. La importancia de mantener una correspondencia secreta dio lugar al empleo de las cifras para intercambiar correo entre los reyes y sus embajadores en otros reinos. En la época de los Reyes Católicos, que vio un gran incremento en las relaciones internacionales, se registra el primero uso de textos cifrados.2 Los primeros cifrarios del siglo xv son sencillos en comparación con los métodos cada vez más complicados inventados en la época de Carlos V, cuando crecieron el número de países en cuestión además del número de embajadores y espías necesarios para llevar a cabo el trabajo del imperio. Todos los cifrarios tienen en común las sustituciones: las más simples reemplazan una letra con otra o con un símbolo; otros sistemas criptológicos utilizan la sustitución de sílabas; los más complejos sustituyen palabras enteras o cambian las cifras frecuentemente. El cifrario que Luis de Ávila utilizó es bastante sencillo y cualquier lector lo puede aprender rápidamente. Sustituye letras por otras o por símbolos, aunque algunas letras no sufren ningún cambio: la m y la n, por ejemplo, siguen iguales. 2   Galende Díaz cuenta la historia de la criptología en España (pp. 89-111) y da ejemplos de los sistemas de cifras y sus claves.

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B. Los motes, un juego cortesano La regencia en España de los reyes de Bohemia, que había empezado cuando el príncipe Felipe se marchó para acompañar a su padre en los Países Bajos en 1548, llegó a su fin cuando este regresó a su tierra natal tres años más tarde. Maximiliano, que desde 1550 había estado en Augsburgo en las reuniones que determinaron la sucesión del imperio, volvió con él en ese momento. Pocos días después de su llegada a Valladolid emprendió el viaje de vuelta con doña María y sus dos hijos. El viaje fue largo y arduo. Antes de llegar a la costa para embarcar para Génova, recibieron noticias del peligro de los turcos en el Mediterráneo occidental, por lo que se tuvieron que quedar en el puerto de Rosas hasta principios de noviembre. Desde Génova se dirigieron a Milán, adonde llegaron en los primeros días de diciembre, y dos semanas más tarde se encontraron en Bolzano. Finalmente, a principios de 1552 alcanzaron Innsbruck. Carlos V estaba allí esperándoles; había seguido de cerca la evolución de su viaje a través de cartas.3 Maximiliano y María hicieron el largo trayecto acompañados, como ya hemos comentado, por damas y caballeros españoles y flamencos de su casa o de la casa del emperador. Es de suponer que, a pesar de las dificultades del camino y la larga demora en Rosas, la vida cortesana continuaba en alguna medida, con sus formalidades y sus momentos de ocio. Fue en una de las ocasiones de descanso que se divirtió este grupo aristocrático escribiéndose poesías. Se trata de una serie de versos que lleva el título “Los motes que se hezieron a las damas de la Reyna de Bohemia quando vino d’España en Ynspruch”. En total el viaje fue de unos cinco meses, pero una carta escrita por el emperador nos ayuda a fijar la fecha de su composición con más exactitud. El 22 de noviembre le escribe a Maximiliano, alegrándose de haber tenido la noticia de su llegada a Génova, y le informa de que le envía a su gentilhombre Hernando de la Vega “para que os visite de mi parte y me traiga vuestras buenas nuevas”.4 El nombre de este caballero figura en la lista de cortesanos que participaron en la composición de los motes, por lo que podemos colegir que esta obra fue creada en el último mes del camino, entre Milán, Bolzano e Innsbruck. Los motes fueron un pasatiempo cortesano típico en la época de los Reyes Católicos, y su popularidad continuó en el siglo xvi. El éxito de esta forma poética se hizo notable en el Cancionero general (1511), que dedica una sección entera a los motes y sus glosas. Fueron especialmente apreciados en la corte de doña Germana de Foix, viuda del rey católico Fernando, en la corte literaria que reunió en Valencia cuando fue virreina allí entre 1526 y 1536. Uno de los   Los detalles del viaje en Fernández Álvarez, pp. 744-746, y Fichtner, pp. 26-27.   Fernández Álvarez, p. 746.

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poetas más importantes de esta corte, Luis Milán, juntó una colección de estas poesías, El libro de motes de damas y caballeros (1535). Los motes del siglo xv (los que se encuentran en el Cancionero general) son un juego sutil o adivinanza que mezclaba el texto del poema con alguna imagen (como una devisa heráldica) que invitaba a los cortesanos a acertar la conexión entre ellos. Pero con el tiempo se perdió el aspecto visual de los motes, y en el siglo xvi el juego era solo verbal: se trata de un intercambio entre caballeros y damas, una serie de preguntas o declaraciones que pedían respuestas y réplicas. El lenguaje usado era ingenioso, caracterizado por juegos de palabras, bisemias, ambigüedades, eufemismos y otras sutilezas de la retórica amorosa. Los caballeros del emperador empiezan la serie de motes en este cancionero con una invitación a las damas que lleva implícito lo arduo que ha sido el viaje hasta ese punto: “Señoras. Desseamos saber como han passado vuestras mercedes caminos tan trauajosos porque trauajos ya sabemos como se passan. Vuestras mercedes miren qual ha sido el mayor que han tenido y asi sabrán qual será el mayor que tenemos” (16v). Los motes que siguen están presentados por parejas: el primero de cada pareja es iniciado por un caballero y contestado por una dama. Se identifican a estas personas en el margen del texto, los nombres de los hombres a la izquierda y de las mujeres a la derecha.5 A primera vista cada par de motes parece formar una unidad independiente, pero al leer toda la serie se puede notar una relación entre los versos, además de cierto desarrollo léxico. La clave parece estar en la introducción en prosa ya citada: los autores de los motes deberían incluir en sus versos las palabras camino y trabajo o trabajoso. Los primeros participantes cumplen con esta norma, pero a lo largo de los textos se aprecia la eventual introducción de un vocablo nuevo que, como veremos, luego es repetido en los siguientes motes. Cabe mencionar que las palabras en cuestión (camino, trabajo) no solo representan el viaje que estaban haciendo estos señores y sus dificultades, también ocupan otro campo semántico, lo erótico. Estos vocablos figuran en el léxico erótico de los siglos xv y xvi:6 caminar, como el verbo andar, es uno de los muchos eufemismos por el acto sexual; trabajo (y trabajoso) se puede referir al sufrimiento amoroso. Teniendo en cuenta esa convención poética, los motes escritos en el trayecto a Innsbruck toman un tono picaresco. El caballero que inicia la serie es Luis de Ávila, quien dedica el único mote de tres versos a Policena de Ungad:

  Véase el texto de la serie en las páginas 130-132.   Véase, por ejemplo, el libro de Alzieu, Jammes y Lissorgues.

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Nancy F. Marino En un camino tan largo hallo solo un passo amargo que es veros de mi partir.

Se entiende con estos versos que don Luis está lamentando el final del camino/acto, que describe con otra palabra muy usada en el léxico erótico, partir. Doña Policena, quizás porque es la primera en contestar, no parece captar los dobles entendidos que los demás caballeros y damas irán entendiendo. Responde en sentido literal, que el paso más amargo del viaje queda atrás, implicando como en los primeros versos, que están a punto de terminar el largo itinerario: Ya por mí este es passado, pues he llegado hasta aquí.

Hernando de la Vega retoma lo sensual con lo siguiente, que parece referirse a la pena que uno sufre al faltarle amor: Donde faltan los caminos allí sobran los travajos.

Doña Guiomar de Sá le contesta con otro punto de vista sobre el acto sexual, que su mayor sufrimiento es no ver el final. Se trata, pues, del mismo camino, pero de otro tipo de sufrimiento: El mayor que puede haver es no verle ya acabado.

En el próximo mote Floris de Montmorency opta por un simple juego de palabras: Trabajo de no dezir el mayor travajo mio.

A lo que Leonor de Guzmán contesta que las penas no identificadas son difíciles de satisfacer: Travajo que no se dize difícil será de pagar.

Juan de Figueroa es el primero en introducir una nueva palabra al juego, perder, que como partir representa el final del acto sexual en el código erótico: Por el camino que voy piérdese quien va por él.

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Doña Catalina Lasso y Castilla continúa en el mismo tono, jugando con el doble significado de perder/perdido y de camino: Harto perdido será quien de esse no se guardare.

Hernando de la Cerda era evidentemente conocedor de la poesía amorosa cancioneril, cuya paradoja del amor cortés imita: espera padecer el sufrimiento amoroso. Vemos también en su contribución la incorporación de una nueva palabra, esperar (en varias formas), que se va a repetir cuatro veces más en los motes que siguen: Mi camino es de travajo y el que espero es el mayor.

Doña Leonor de Noroña parece darle la esperanza de un remedio, el deseo correspondido: No ay camino con travajo si sperasse trae remedio.

Como Luis de Ávila en la primera entrega, Pedro de Guzmán también siente pena por llegar al final de su camino, que caracteriza con el verbo sugestivo salir: Mi camino es travajoso çy mas el salirme dél.

Desafortunadamente la contestación de Ana María Lasso de Castilla parece incompleta, probablemente por un descuido del copista. Por lo tanto, su mensaje no está claro: Mas en tenello en todo.

Manuel Filiberto de Piamonte también recurre al dulce sufrimiento del amor cortés, temiendo lo que espera tener: Temo mucho lo qu’espero por que sé que son travajos.

Doña Margarita Cardona le sigue el juego con el uso de las palabras claves ya señaladas:

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Nancy F. Marino No tengo yo por travajo el que no es mas que temello.

Gaspar de Quiñones introduce una nueva palabra, deseo. Es importante porque no se trata de una bisemia ni parece admitir ambigüedad alguna. Esto nos hace comprender que los cortesanos sabían muy bien desde el principio que se trataba de un juego que encubría con vocablos ambiguos expresiones de deseo sexual: Camino de gran travajo me va llevando el desseo.

En su segunda contribución, Guiomar de Sá contesta expresando la necesidad de sentir pena por el deseo, concepto también típico del amor cortés. Se nota también el uso de descaminado, que juega con el concepto sexual: No va poco descaminado quien escusare travajo.

A continuación, Pedro de Toledo transforma el sustantivo deseo en verbo, anhelando que la pena no sea mayor que la que se espera, jugando también con el doble significado de trabajo: Desseo que no sea mas que trauajo el que se spera.

Doña María Magdalena responde por incorporarle a su mote los vocablos recién introducidos, temer y esperar: No temer el trauajo passara lo que se spera.

No se identifica al autor de mote final, que pone fin al juego poético, que aclara las cosas y reconoce que todo lo que los caballeros y las damas han escrito en estos versos tiene que ver con el deseo, y que el deseo no tiene fin. Quizás sea el mismo Luis de Ávila, quien inició el juego en primer lugar: No ay término en mis travajos si an de seguir al desseo.

Estos versos describen el estado preferido del amante cortés, el de anhelar el objeto de su deseo, a la vez que anhela no anhelarlo más.

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María Manrique de Lara responde a esto de manera resignada: Tal puede ser el desseo, que travajos den contento.

Los cortesanos están llegando literalmente al final de su camino, la última trayectoria hasta su llegada a Innsbruck. A lo largo de esta serie de motes se ve cómo han jugado con el concepto del camino y su final. Se nota también cierta progresión en la expresión. Se empieza hablando en código sobre caminos y trabajos y partidas y perderse, y después se incorporan las palabras temer, esperar, y deseo: los poetas temen el final del camino que han esperado, que luego se identifica de manera clara como el mismo deseo. Esta progresión sugiere que las parejas de motes no fueron compuestas de modo independiente y más adelante coleccionadas y copiadas sin poner atención al orden en que debían de aparecer. C. Romances y glosas de romances En el Cancionero de la corte de Carlos V hay nueve romances y glosas de romances, cuatro de los cuales merecen atención especial por ser unica. Dos de estos testigos únicos son contrafacta que aprovechan la popularidad de un par de canciones para reorientar su temática. El primero de ellos es la reescritura de una composición que Lope de Sosa escribió a partir de un romance famoso del ciclo del conde Claros de Montalván. El otro reescribe dos obras muy conocidas: la canción “A las armas, Moriscote” y el romance viejo “Mis arreos son las armas”. Ambas reescrituras tienen un tono jocoso y la nueva orientación es amorosa, y, en el caso del texto sobre el conde Claros, es claramente sexual. La temática y las referencias a cosas en la corte de Carlos V nos llevan a concluir que Luis de Ávila y Zúñiga fue el autor de ambas obras, y que fueron cantadas o recitadas allí para provocar risa entre los cortesanos. El romance de Sosa que es sometido a un tratamiento burlesco está en el Cancionero general de 1511, en la sección del libro dedicado a esta forma poética. Se trata de un contrafactum de un episodio del ciclo del conde Claros, el que empieza con “Media noche era por filo”.7 Un segmento de este romance,   Este es quizás el romance más popular del siglo xvi que, además de aparecer en los pliegos u otras colecciones impresas, alcanzó hasta 123 diferencias en los libros de música para vihuela. Por lo visto originó en el siglo xv, y consta que fue cantado por las damas y las hijas de Isabel la Católica (Querol Gavaldá, pp. 45-46). 7

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el que se inicia con el verso “Pésame de vos, el conde”, alcanzó gran fama. Recuenta el momento en que el arzobispo, tío del joven conde quien fue condenado a muerte por haber gozado a la hija de Carlomagno, lamenta su triste fortuna. La reescritura de Sosa va más allá del dolor que el eclesiástico siente, expresando envidia provocada por el motivo amoroso de su sentencia a muerte. De todas las diferentes reescrituras del “Romance del Conde Claros de Montalván”, esta fue sin duda la más conocida, la más difundida.8 No es de extrañar, por lo tanto, que otro autor hubiera escrito una obra basada en la de Sosa. La glosa jocosa de este romance que forma parte del Cancionero de la corte de Carlos V que subvierte su tono lírico y serio (19r-21r). En vez de envidiar la razón amorosa por el triste destino del conde, la voz poética de esta poesía expresa abiertamente su envidia sexual, su pesar por no haber tenido la oportunidad de acostarse con la infanta. Se entiende que es el mismo arzobispo que revela sus deseos sexuales a través de expresiones como estas: ¡Qué piernas deve tener! A mí me lo tengo antojo. Sobrino, podéis creer, que por podérselas ver, d’estos dos diera el un ojo. ¡Qué carnes tan cordiales, qué boca para besar! ¡O reniego de mis males! Gran ventura en hierros tales es saberla saltear.

El tío del conde también revela sus propias indiscreciones, indicando que se ha acostado con “prinçesas y gente asi”, y le aconseja al conde Claros que se en­fren­te sin miedo a su muerte, pensando en la causa de la condena, y no en su resultado. Termina con una blasfemia: Perdido aqueste temor que todos tienen muriendo, esclamaréis al Amor: “En las tus manos, Señor, el mi espiritu encomiendo”. 8   Aparece en todas las ediciones del Cancionero general hasta 1573, en las cinco impresiones del Cancionero de romances que aparecieron entre 1550 y 1581, en la Guirlanda esmaltada (1513 y 1535), en el pliego suelto titulado “Aqui comiençan ciertos romances con glosas y sin ellas” (s.l., s.f.) y en el desaparecido Dechado de galanes, publicado quizás entre 1514 y 1524.

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El efecto de esta reescritura es la distorsión y trivialización de un romance popular y su tema, el martirio por amor. Lo que parece ser una versión temprana de esta glosa se encuentra al final de la traducción al español de la Zucca de Anton Francesci Doni, autor florentino de varios tipos de obras literarias y de sátira social. La Zucca es una colección de proverbios, anécdotas y agudezas publicada en Venecia en 1551 por Franceso Marcolini, y traducida al español unos meses después por la misma editorial. Al final de este libro su traductor no identificado incluyó la “Glosa sobre el Romançe, que comienza mas envidia he de vos Conde que manzilla, ni pesar”. En vez de las doce estrofas de la glosa del Cancionero de la corte de Carlos V, este texto consta de solo ocho. Tiene además algunas variantes no muy importantes, pero a través de las cuales podemos apreciar una mejora en el lenguaje y el ritmo que se manifestarán más tarde en el cancionero. El texto en la Zucca da la impresión de una versión primitiva de la glosa que aparece en nuestro cancionero. ¿Por qué se encuentra la glosa burlesca de “Más envidia he de vos, Conde” al final de la traducción castellana de la Zucca? La respuesta puede quedar en la biografía de Anton Francesco Doni y su posible conexión con Luis de Ávila. En 1547 Doni se fue a vivir a Venecia, donde residía su íntimo amigo (y luego gran enemigo) Pietro Aretino.9 Aretino ya era gran amigo de Ávila, quien en 1536 le ayudó a alcanzar la protección de Carlos V, y a quien se refería Aretino como su “benefattore et padrone” en una carta escrita en 1547.10 En 1548 el Comentario de la guerra de Alemania de Ávila fue publicado por primera vez en Venecia en la casa de Marcolini, editor de la Zucca. Esta historia fue muy bien recibida en Italia y al año siguiente su traducción al italiano fue publicada en la misma casa. La versión original en castellano fue reeditada dos veces en Italia, en 1551 y 1552. No es de extrañar, por lo tanto, que Ávila tuviera conocimiento de la obra de Doni o que pudiera intervenir de alguna manera en la traducción al español de la Zucca, quizás a petición de Marcolini. Dado su conocimiento del italiano, cabe la posibilidad de que fuera el traductor de esta obra.11 El otro contrafactum en cuestión también reescribe dos canciones muy populares de la época. El primero es un romance fronterizo identificado en la Orphenyca Lyra de Miguel de Fuenllana (1554) como “Romance viejo de Bernal” (cxlv): 9   Los detalles de la vida y obra de Doni se encuentran en el Dizionario biografico degli italiani. 10   Mele, p. 107. 11   Existen no pocas cartas que Ávila escribió en italiano no solo a Aretino, sino en el transcurso de su embajada en Roma.

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Nancy F. Marino A las armas, Moriscote, si las has en voluntad; los franceses son entrados, los que en romería van: entran por Fuenterrabía, salen por San Sebastián.

La versión rehecha en este cancionero (69v) sustituye el tema fronterizo por otro amoroso: A las armas, el buen conde, si las has en boluntad; los amores son entrados en español y alemán. Entran por don García y salen por Pernestán.

Si bien las referencias a la corte española en Alemania son claras, no son completamente fáciles de entender. El bilingüismo fue una característica de las damas de María, reina de Bohemia, ya que algunas españolas la siguieron desde Valladolid cuando se trasladó allí en 1548 con su marido Maximiliano, y fue también atendida por damas alemanas de alta alcurnia. Quizás la mención de Pernestán tenga que ver con una de las españolas que llegó a ser su íntima amiga, doña María Manrique de Lara a quien la reina casó con Vratislao de Pernestán, uno de los favoritos de Maximiliano. La mención de don García es más opaca, a menos que se refiera al padre de doña María, García Manrique de Lara y Mendoza: ¿entró ella del brazo de su padre y salió del de su marido? De todas formas, por lo visto el conde no identificado del primer verso sufría por amor de ella. Después de describir a los galanes de la corte y sus lujosos vestidos, la voz poética cita las palabras de este conde. Esta parte es un contrafactum de otra canción de enorme popularidad en el siglo xvi, e incluso aparecieron sus cuatro primeros versos en Don Quijote de la Mancha: Mis arreos son las armas, mi descanso es pelear, mi cama las duras peñas, mi dormir siempre velar… Pero por vos, mi señora, todo se ha de comportar.

Según Querol Gavaldá, este romance es anterior al siglo xv, cuando formó parte de “Moriana y el moro Galván”. La música que lo acompaña se encuentra

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en El Maestro de Luis Milán (1536), antes de que el texto fuera publicado en los romanceros.12 Las palabras del conde en la reescritura representan un desvío en el tono, sustituyendo lo burlesco por lo heroico: Mis arreos son muchos cuentos, mi descanso es el burlar, mi cama blanda y mullida, mi dormir siempre engordar; lo que bevo no lo lloro, aunque avría que llorar; por amores de tal dama, esto y mas se á de pasar.

Seguramente el público cortesano que escuchaba esta versión se reía de la mofa de las canciones originales, además de las referencias que identificaban para ellos al conde y la dama en cuestión, y el amor imposible o no correspondido entre ellos. “Por el val de las estacas, pasó el Cid a mediodia” es otro romance de este cancionero que merece atención: es el único testigo existente de este romance viejo. Aparece incorporado en una glosa (22r-23v). Durán extrajo el romance de esta glosa y lo publicó en su Romancero general, citando como fuente del texto un “códice del siglo xvi”, notando su singularidad en el hecho de que no se había conservado en la tradición ni lo había visto impreso.13 El Ms. 5602 es el códice en cuestión; sabemos que Durán lo usó para copiar otros romances que incluyó en esta antología. Menéndez Pelayo considera que este texto, que a su vez sacó del Romancero de Durán, puede ser anterior al siglo xvi “porque no tiene resabios eruditos ni semiartísticos”.14 En su estudio del tema de “El Cid pide parias al rey moro”, Trapero reitera la opinión que el texto encontrado en el códice que copió Durán es testigo único del romance, y que este códice queda “actualmente en paradero desconocido”. Sin embargo, Trapero identifica seis otros romances de asunto parecido, todos los que empiezan con “Por el val de las estacas” o “Por las vegas de Granada”, que entiende como prueba de un episodio no incluido en el Poema de mío Cid: puede tratarse de un episodio anterior, quizás el incidente que provocó el exilio del Cid y que pudiera haber desaparecido del Poema con las hojas iniciales perdidas.15 12   Querol Gavaldá, p. 49. Aparece en el Cancionero de romances y en la primera Silva, ambos publicados en 1550. 13   1, pp. 491-492. 14   6, p. 312. 15   Trapero, pp. 670-673.

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Es imposible saber de dónde sacó Luis de Ávila este romance. Como ya hemos señalado en el estudio de la compilación de este cancionero, los textos de los romances que aquí se copian difieren de manera importante de otros testigos conocidos de la época, lo que nos lleva a concluir que Ávila se servía de testimonios no documentados en la actualidad. Puede ser que, entre estas hojas o cuadernos ahora desaparecidos, se encontrara “Por el val de las estacas” que, curiosamente, luego desapareció por completo de la tradición romancística. El último romance de este cancionero digno de interés no tiene origen en el romancero viejo por ser de un asunto contemporáneo con la compilación del códice. Es el “Romance de Carlos V, emperador”, que trata la victoria carolina en Mühlberg en 1547, batalla que fue la culminación de la guerra de Esmalcalda que había empezado en el verano del año anterior. Los príncipes protestantes pretendían destruir la hegemonía política y religiosa del imperio, pero al final su resistencia no pudo con las fuerzas militares de Carlos V. El triunfo del emperador en esta batalla no duró mucho, sin embargo: aunque logró poner fin a la liga de electores alemanes y capturar a dos de sus líderes principales (Felipe de Hesse y Juan Federico de Sajonia), los luteranos no se dieron por derrotados. Entre la batalla de Mühlberg y la abdicación del emperador y su retiro al monasterio en Yuste en 1556, ocurrieron una serie de sucesos que sirvieron para desmoronar su autoridad y su moral, entre ellos la alianza entre Francia, el imperio otomano y los electores protestantes. La división política y religiosa del imperio puso fin a su sueño de una monarquía universal. No obstante, antes de estos fracasos y concesiones, la victoria en Mühlberg se cristalizó en la mente de su corte como el momento culminante de toda la carrera de Carlos V. La hermana del emperador, la reina María de Hungría y gobernadora de los Países Bajos (1505-1558), fue una de las personas claves que montaron una campaña publicitaria para conmemorar el triunfo que fue, al final, más simbólico que políticamente significante.16 Una de las primeras obras propagandísticas fue el Comentario de la guerra de Alemania (1548), la crónica oficial de toda la serie de operaciones militares hasta el triunfo final en Mühlberg, escrito por Luis de Ávila, presente en todo momento y partícipe en la acción. El pintor Tiziano, que ya había realizado la imagen de Carlos V dos veces, fue comisionado para hacer el retrato ecuestre con el paisaje de Mühlberg en el fondo, obra icónica que cuelga hoy en el Museo del Prado. Se produjo también un libro de grabados hechos por el artista holandés Maarten van Heemskerck, una estatua de bronce de Carlos V realizada por Leone Leoni, y una serie de relaciones en verso (llenas de exageraciones), y por lo menos dieciséis ro16   Kagan, pp. 67-68 y 82. Una visión de conjunto del uso de la propaganda a lo largo de la vida de Carlos V se encuentra en Rubio Moraga.

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mances ocasionales que aparecieron en los pliegos sueltos de la época, todos publicados directamente después de la batalla para difundir las noticias. Dado el número elevado de pliegos perdidos a lo largo de los años, se puede conjeturar que existieron otros textos producidos para exaltar la imagen de Carlos después de Mühlberg. El romance en el Cancionero de la corte de Carlos V no llegó a publicarse en ningún impreso de la época. En esta composición (29v-30r) se conmemora la batalla recontando sus momentos claves, utilizando como base la información en el Comentario de Ávila, a quien consideramos autor del poema. Se nota que conocía muy bien las convenciones de los romances tradicionales y las seguía de cerca, empezando su obra con un resumen rápido del lugar, el momento y el conflicto, y con una caracterización concisa del emperador y de sus adversarios:17 Ya se arma el Sacro Marte, don Carlos 5 nombrado, por los campos de Saxonia camina con furia armado contra él que rebelde á sido al ymperio consagrado, contrario de los preçeptos que la Sacra Yglesia á dado, para darle aquel castigo que mereçe el tal peccado. Dia hera de San Jorge, San Jorge, nuestro abogado.

El poeta establece desde el primer momento que se trata de una cuestión tanto religiosa como militar, uniendo los dos conceptos en el epíteto Sacro Marte. Otra referencia muy acertada es la mención de San Jorge, cuya fiesta se celebra el 23 de abril, día en que empezó la batalla en Mühlberg. El lector del romance puede hacer la comparación entre el emperador y el santo, que, según la tradición, mató al dragón que representaba el diablo. San Jorge es también el santo patrón de la caballería, y este hecho contribuye a la caracterización de Carlos como a él le gusta verse, un héroe caballeresco.18 En estos primeros   Para un estudio de este romance, véase Marino, 2014.   De niño Carlos fue criado en casa de su abuelo, Maximiliano I, quien le transmitió su entusiasmo por la corte del rey Arturo. Con su tía Margarita de Austria leyó libros de caballerías. Al futuro emperador le encantaba participar en las justas y los torneos que seguían tan populares en ese momento, y acabó fabricando su imagen en imitación de los héroes caballerescos. 17 18

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versos los protestantes emergen como rebeldes en oposición al imperio y a la Iglesia, y por lo tanto son enemigos de la monarquía universal, la misión más deseada del emperador. La imagen heroica y religiosa de Carlos V es reforzada en los siguientes versos: En las albinas riberas, un rio tan celebrado, mostróse un alto misterio en tiempo muy señalado. Vino un villano corriendo, ante el Çesar se á humillado. Díxole: “Dios es contigo. Yo te mostraré este vado”.

En su Comentario Luis de Ávila cuenta que el villano asistió al ejército español a encontrar un vado, pero los hechos históricos son menos dramáticos que la versión poética. En realidad, el duque de Alba mandó a algunos soldados a buscar la ayuda de un paisano, y el villano en cuestión se ofreció porque el día anterior los protestantes le habían robado dos caballos, y vio la oportunidad de vengarse de ellos. En el poema, sin embargo, el villano se convierte en una figura angelical que, como el arcángel Gabriel ante la Virgen María en la Anunciación, se arrodilla delante del emperador para pronunciarle las mismas palabras, implicando de esta manera que su misión es divina. No satisfecho con crear un paralelo entre Carlos V y dos figuras religiosas, el poeta recurre al uso del epíteto César, asociado con el emperador desde la batalla de Pavía (1525), para compararle con Julio César. La comparación es fácil: el César de la antigüedad cruzó el río Rubicón en 49 a. C. para declarar la guerra contra Pompeyo, conflicto que terminó en la muerte de este. El autor del romance aprovecha el que Carlos cruzara el Elba para sugerir su futuro éxito contra los príncipes rebeldes. La importancia histórica de la intervención en la campaña alemana de Fernando Álvarez de Toledo, duque de Alba, es indiscutible. Como general de las tropas imperiales sirvió mucho tiempo a Carlos V en diferentes contiendas. Su liderazgo en la batalla de Mühlberg llevó directamente a la derrota del ejército protestante, y por esta razón su nombre aparece en prácticamente todas las páginas del Comentario. Sin embargo, los hechos presentados en el romance desvían de la historia verdadera al eliminar por completo al duque. Solo Fernando, hermano de Carlos V y rey de Romanos, figura como coprotagonista del ataque al otro lado del Elba. Quizás la intención del poeta es exaltar solo los miembros de la dinastía Habsburgo:

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[E]l rey de Romanos junto, serenissimo y amado, hermano del alto Çesar, con el esfuerço usitado puso gran soliçitud para passar aquel vado. Mandó a los cavalleros con seso muy usitado: “Ungaros, todas naçiones, en tal tiempo hera forçado que tomasen cada uno en las ancas un soldado.” El rey, con animo grande, fue presto en el agua entrado, con él la cavalleria.

El próximo segmento del romance narra el cruce furioso del río y la persecución de los soldados alemanes que, sorprendidos y temerosos, se escondieron en el bosque. En el poema, como en el Comentario, el emperador sigue a caballo a sus soldados, atravesando el río y después “corriendo por la llanura”. El Carlos V que describe Ávila en los dos textos participa plenamente en las acciones de sus tropas; sin embargo, quizás esta descripción se basa en el deseo de glorificar al monarca, que, durante las semanas que precedieron esta batalla e incluso durante esas jornadas, sufrió continuos dolores causados por la gota, y muchas veces tuvieron que llevarle en la litera de la que dependía cada vez más en esa época. Pero este detalle es, claro está, demasiado realista para los efectos de una obra de valor propagandístico. Solo vale un monarca vigoroso. El romance termina de la misma manera, exagerando el papel de Carlos V en la captura de Juan Federico de Sajonia. En realidad, el duque protestante fue capturado y entregado al duque de Alba, y después llevado a ver al emperador a la noche siguiente. Otra vez, no se menciona a Alba en la versión poética: Ya que en una selva entrava el duque mal acordado, alcançóle el Sacro Marte, por Dios estava ordenado. Con poca jente, con furia, apagó el fuego inflamado que tenia el duque ençendido. Alli fue desbaratado, en campo muerta gran jente, y el duque en prision tomado.

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El final del romance pone énfasis otra vez en la misión divina del emperador, repitiendo el epíteto Sacro Marte, implicando de esta manera que su victoria fue el plan de Dios, y que la herejía de Sajonia se extinguió con su arresto. Nada más lejos de la realidad de los últimos años del reinado de Carlos V. D. “El credo glosado con la victoria de Alemania” Mientras el “Romance de Carlos V, emperador” describe los sucesos del 23-24 de abril en las riberas del río Elba, “El credo glosado con la victoria de Alemania” (61v-68v) es un resumen de toda la campaña alemana que empezó en las orillas del Danubio en el verano de 1546 y culminó en Mühlberg un año más tarde. Uno de los elementos que estas obras tienen en común es la utilización del Comentario de la guerra de Alemania de Ávila y Zúñiga como fuente de los hechos históricos que recuenta, y la probabilidad de que sea autor de la composición poética.19 En el “Credo” se resume en verso una serie de sucesos que pasaron a lo largo del tiempo: la Dieta de Ratisbona; el coloquio de teólogos católicos y protestantes que tuvo lugar a principios de 1546; la contribución del papa Julio III de 12 000 tropas a la causa del emperador; la operación en el Danubio que tuvo lugar en el verano y el otoño del mismo año y que culminó en el retiro del ejército protestante bajo el mando del landgrave Felipe de Hesse; el estado físico de Carlos V que había empeorado y su descanso necesario en Ulma; la concentración de tropas luteranas en las orillas del Elba en abril de 1547, con la batalla de Mühlberg y la prisión de Juan Federico duque de Sajonia; y finalmente el viaje del emperador a Augsburgo para una reunión de la Dieta en septiembre del mismo año. Aunque esta composición es identificada como un “credo glosado”, no se trata de una glosa según las normas establecidas de los textos glosados. Responde más bien al modelo de credo glosado que compuso y publicó Pedro Manuel de Urrea en su Cancionero (1513). En esta composición, dedicada a su hermana, Urrea incorpora parte del Credo Niceno al final de cada una de las treinta y siete estrofas, de esta manera: 19   Hay una clara relación entre estas poesías. En ambas el autor conecta la religión con las acciones militares, retratando al emperador como un miles Christi. Para estos efectos en el “Credo glosado” también se utilizan los epítetos César y Marte, y también se menciona la intervención de Dios en la empresa (“nuestro Çesar confiava / en Dios Padre que le ayude”; “sin falta que Dios le guía / para dalle aquella victoria”). Al igual que en el romance, los protestantes son caracterizados por su pecado (“[…] el herror / que tiene contra la fee”) y son representados como traidores. En las dos composiciones el poeta se refiere a “San Jorge nuestro abogado” y usa algunas de las mismas expresiones (como, por ejemplo, las albinas riberas).

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Pues diste fe verdadera, trino Dios, a los christianos, yo te adoro pies y manos; haz que diga quando muera: Credo in unum Deum.20

Es el mismo modelo que se utiliza en el Credo glosado contra los judíos, escrito por Juan de Carvajal entre 1530 y 1540, cuyos pares de quintillas guardan una relación temática con el trozo del Credo que aparece a su final.21 En cambio, en el “Credo glosado” del Cancionero de la corte de Carlos V, el epígrafe de las cuarenta y dos estrofas es una palabra o frase corta del Credo en latín. Sin embargo, estas palabras no guardan ninguna relación con las estrofas que encabezan; estas quedan completamente independientes en cuanto a su forma (coplas de arte menor abba:acac) y a su tema, la lucha contra los protestantes. Sirvan de ejemplo de este desconecto las dos primeras estrofas de la obra: Credo Çierto passo en Alemaña, con vigurosos desseos, a quitar casos tan feos que en la fe ponen maraña; Dios le dé fuerça tamaña que les pueda deshaçer, pero tan alta çiçaña sin dubda que está el poder. Yn Deum Nuestro Çesar tan sin par, Carlos de dina alabança, como vido la puxança de luteranos al par, luego procuró juntar sus amigos y allegados, por do le pueden llamar, sin falta, muchos perlados (61v-62r).

¿Por qué habrá utilizado Ávila y Zúñiga el Credo de esta forma, sin conectarlo de manera clara con el poema? Quizás podamos encontrar la respuesta en la historia de esta declaración de fe cristiana, adoptada durante el reinado del empe-

  P. 23.   Esta composición no llegó a publicarse, y existe solo en tres manuscritos. Perea Rodríguez ve la influencia del Credo de Urrea en su composición (pp. 308-309). 20 21

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rador Constantino I. Los paralelos entre este y el emperador Carlos V son varios. En primer lugar, Constantino también luchó para evitar una división en la Iglesia, amenazada por la herejía arriana que cuestionaba la Trinidad. Para contrarrestar la expansión de esta interpretación de la naturaleza de Jesucristo, Constantino convocó el Concilio de Nicea, que acabó por adoptar el Credo como expresión de la fe ortodoxa. De igual manera, el Concilio de Trento fue convocado durante el reinado de Carlos V para tratar la controversia protestante, con la esperanza de reunificar la Iglesia. En la sesión de 1546 fue reafirmado el Credo Niceno, una fecha tan cercana a la victoria de Mühlberg. Tal vez se pueda entender “El credo glosado con la victoria de Alemania” en este contexto, un deseo de su autor de que los lectores vean en las acciones del emperador contra la división de la Iglesia el mismo éxito duradero que consiguió Constantino en el siglo iv. E. La cofradía del Grillimón, enfermos del mal francés El origen de la sífilis queda sin aclararse, aunque lo cierto es que no fue conocida en Europa hasta finales del siglo xv. Una hipótesis plantea que llegó a España en las galeras de Colón, con los hombres que habían sido infectados en el Nuevo Mundo; otra teoría es que ya existía, sin detectarse, en Europa en esa época. El primer brote documentado fue en 1495 cuando el ejército francés invadió Nápoles; de ahí, el nombre mal francés o morbo gálico. Los italianos fueron los primeros en escribir tratados sobre la enfermedad, y no tardaron en componer obras satíricas y burlescas sobre sus víctimas y los síntomas que sufrían. Es probable que los intercambios culturales entre España e Italia resultaran en la imitación, por parte de los autores españoles, de los textos burlescos en general, y, más específicamente, de la literatura “bubosa”. Una de las obras españolas más tempranas con mención de la sífilis es El retrato de la lozana andaluza de Francisco Delicado. A lo largo del siglo xvi algunos de los poetas españoles más conocidos trataron el tema, entre ellos Diego Hurtado de Mendoza, Cristóbal de Castillejo y Baltasar del Alcázar.22 Y en el siglo xvii el tópico de la sífilis se manifiesta en las obras satíricas de Francisco de Quevedo o El casamiento engañoso de Miguel de Cervantes, entre muchas otras. La más larga de las poesías burlescas del Cancionero de la corte de Carlos V es una parodia anónima de un documento legal que trata las ordenanzas de una cofradía cuyos miembros son víctimas de la sífilis, llamado grillimón en esta obra.23 Consta de 338 versos de pie quebrado (8-8-4, etc.) y está dividida 22 23

  Sobre estas obras, véase Díez Fernández, pp. 262-288.   Grillo era una palabra germanesca para denotar esta enfermedad venérea.

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en siete partes, cada una identificada por un epígrafe. Estas partes imitan las secciones de unas instrucciones jurídicas: • Patente (53v-54r) Se trata de la imitación de una cédula que reconoce a los miembros de una sociedad, empezando con la consagrada expresión Sepan quantos. En este caso, algunos de los enfermos se niegan a adherirse a la cofradía en cuestión, quizás por su rango social personal. El patente exige su afiliación: [M]andamos que les intimen tal patente a todos generalmente sin dexar ningun estado, aora sea consagrado o seglar; y a qual quier particular, ansi macho como hembra, en quien este mal se siembra.

• Título (54v) La voz poética de la composición (que habla de sí mismo en tercera persona) identifica su papel en la cofradía con una larga serie de títulos que se refieren a su preeminencia en cuestiones de sífilis. Son una verdadera letanía de las desgracias físicas de la enfermedad: “prinçipe galliano, prinçipe del mal françes”; “duque de todas las reumas”; “conde de llagas y humores”; “gran capitan general de […] coxos, mancos, y tollidos”. • Mandamiento (55r-56r) En esta parte el cofrade mayor descrito en el Título exige que todos los afectados sean reconocidos como miembros de la sociedad, y que se publique un arancel con las condiciones impuestas a todos los adherentes. • Arançel (55v-57r) En esta larga sección se enumeran unos veinte síntomas de la sífilis que distinguen a los sufridores y que les obligan a profesar la cofradía. Entre estos síntomas están estas señales públicamente visibles: El que saliere pintado con çereças garrofales, sea entre los prinçipales admittido…. El que en nariz o gallillo

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Nancy F. Marino tiene alguna occupaçion, bien podéis sin dilaçion rregistrallo…. El que tuviere hinchaçon salvo gota o opilaçion o ydropesia.

• Execuçion (57v) Aquí se nombran los procedimientos legales que serán adjudicados a los enfermos que se niegan a ser cofrades del Grillimón, incluyendo negarle participación en la Misa y otro castigo determinado por el brazo secular. • Yndulgençias (58r-60r) Las indulgencias son una serie de remisiones otorgadas a los cofrades que respetan sus limitaciones físicas u ocultan su dolencia en público: Ytem, que de pestaña o ceja si las tuviere peladas, las traiga alcoholadas o teñidas…

Y para los que se han quedado sin pelo: una gracia y exempliçion justa y fria, y es que haga cortesia con abaxar la cabeça, sin quitar bonete o pieça a ninguno.

Los que tienen llagas en las piernas o los pies pueden aflojar sus “calças y borçeguíes” y “puedan reçar en pie sin arrodillar”. • Regimiento (60r-61r) Si la intención de las indulgencias es aliviar el dolor y la humillación de los sufridores, las reglas de esta última parte de la composición son más estrictas. Se les prohíbe comer carne que no sea ternera o cabrito, ni pescados, ni nada salado, ni tomar leche, todos los que son considerados nocivos para estos pacientes. Tampoco es bueno que salgan de casa en días nublados o de niebla. El texto termina con la regla más importante de todas: Negamos, en conclusion, que carnal conversaçion

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Los textos más notables del cancionero

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puedan tener, lo qual por nuestro poder assi mandamos guardar, so pena de siempre estar en tormento.

Esta composición existe en otros testigos de la época, la Silva de romances de 1552, y en una serie de pliegos sueltos publicados entre 1600 y 1610.24 El texto en la Silva aparece en una sección titulada Chistes, mientras todos los pliegos más tardíos llevan el mismo título: “Nueva instruccion y ordenança, para lo que son, o han sido, cofrades del grillimon, o mal Frances, con las libertades y essenciones a el necessarias. A do claro se conocerán los que deven ser llamados a esta hermandad y cofradia”. En nuestro cancionero la composición no lleva ningún título. Existen también otras diferencias que distinguen el texto del Ms. 5602 de los demás. Los epígrafes que marcan las varias secciones de las instrucciones solo aparecen en este códice, mientras que en los otros testigos únicamente hay calderones. Aunque las variantes son a veces de escasa importancia, hay otras que son significantes. Por ejemplo, algunos de los versos son totalmente distintos, y la diferencia afecta el significado del grupo semántico. Existen además cambios léxicos que alteran el sentido de un verso (por ejemplo, en la Silva y los pliegos posteriores, aparece “por excelencia” en vez de “por obidiençia” de nuestro códice, siendo esto último lo más lógico). La comparación entre todos los testigos nos lleva a esta conclusión: los pliegos sueltos publicados después de 1552 están estrechamente relacionados con la copia en la Silva, y que pueden haberse originado en él o en un pliego más viejo, ahora perdido, del que se sirvió el compilador de la Silva; el texto que aparece en el Cancionero de la corte de Carlos V difiere de manera importante de este grupo, por lo que se puede conjeturar que fue copiado de un pliego distinto, también perdido. Lo que queda patente es que las reglas de la cofradía del Grillimón existieron antes de 1552 en dos testigos similares, pero no iguales, uno de ellos usado para nuestro cancionero, y el otro para la Silva.25   Tres de los pliegos fueron publicados en Cuenca por Cornelio Bodán en 1600, 1602 y 1603. En 1610 salió otro en Barcelona, por Sebastián de Cornelas. 25   Existen también dos obras que parecen haberse inspirado en estas instrucciones de la cofradía de Grillimón. Una de ellas se titula Capitulos y ordinaciones para los Cofrades del muy poderoso Balaguer o Grillimon, ordenados por Joan de Angulo, que tiene la misma forma métrica y también parodia los formularios legales, aunque nombra específicamente a los cofrades y las ciudades donde viven (Rodríguez-Moñino, 1962, pp. 225-228). La otra obra, de fecha incierta, es de la pluma de Sebastián de Horozco y se titula “Los privilejios de la Cofradia del Grillimon”, en la que se nota las semejanzas con el texto que hemos estudiado aquí (Farrell, pp. 6-10). 24

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Salvo las excepciones de las estrofas del Orlando Furioso de Ariosto, escritas en octavas italianas, y el soneto que añadió Luis de Ávila y Zúñiga en 1554, todas las otras poesías del Cancionero de la corte de Carlos V están compuestas en octosílabos. No nos extrañe este hecho, dado que la pervivencia de los metros tradicionales en el siglo xvi es un fenómeno reconocido. Ya lo notó hace tiempo Dámaso Alonso al escribir que “la Edad Media no quería morir”.1 Pero creemos que es más: la poesía en métrica tradicional no solo no quería morir, sino que renacía continuamente a lo largo de los siglos xvi y xvii. La poesía llamada medieval no tiene fecha de caducidad durante el periodo en cuestión. Se trata más bien de dos fenómenos paralelos. Por un lado, se ve la persistencia del octosílabo en publicaciones como el Cancionero general (editado nueve veces hasta 1573), en las varias colecciones de romances que empezaron a aparecer a mediados del siglo xvi, y en los pliegos sueltos de obras de diversa índole. Por otro lado, se ve claramente la restauración continua de la métrica tradicional desde mediados del siglo, culminando artísticamente en la obra de Lope de Vega y Luis de Góngora. Existe también otro aspecto de la cuestión que no tiene nada que ver con las fechas, sino con la geografía. Tomamos como ejemplo de esto el Cancionero general, que fue publicado por primera vez en Valencia en 1511. Valencia fue también la sede de la corte de doña Germana de Foix, viuda de Fernando el Católico, casada en terceras nupcias con Fernando de Aragón, duque de Calabria. Entre 1526 y 1536 (fecha de la muerte de doña Germana) esa ciudad brilló como centro cultural, atrayendo a muchos poetas y músicos de importancia.2 Y la característica más destacada de los poetas valencianos de esta corte es su fidelidad a las tradiciones poéticas medievales, tanto en métrica como en temática. Las obras de Luis Milán son un testimonio de este fenómeno: tanto su Libro del cortesano como el Libro de los motes son prueba de que los gustos literarios y sociales de las personas aristocráticas de esta corte siguieron   P. 171.   Sobre esta corte literaria, véase Marino, 1992.

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siendo iguales que en el siglo xv. Las obras poéticas del Cancionero de Valencia, producto en gran parte de la corte literaria de doña Germana, son otro testimonio de este mismo fenómeno.3 Otro ejemplo geográfico de la persistencia del medievalismo literario es el que estamos estudiando, la corte de Carlos V en Alemania. Como ya hemos visto, su abuelo Maximiliano I propagó una imagen caballeresca en su corte, y el joven emperador fue educado de la misma manera, leyendo libros de caballerías, participando en justas y torneos, tomando parte en la propaganda de la casa de Habsburgo que quería representarle como un héroe al estilo de Amadís o Tirant. La poesía coleccionada en el Cancionero de la corte de Carlos V sigue estas pautas, con sus romances, villancicos y sus glosas, composiciones de Cristóbal Castillejo (campeón del octosílabo donde los hay), y canciones trovadorescas. Estos son los géneros y métricas de las obras de esta colección: • Copla real Es una forma que remonta al siglo xv, donde se encuentra frecuentemente en la poesía cancioneril, y en el siglo xvi sigue siendo una forma muy cultivada. Consiste en dos semiestrofas de cinco versos cada una, con la rima más frecuente abbab:ccddc. En este cancionero son trece las composiciones que usan la copla real: dos de Castillejo, uno de Sánchez de Badajoz, y nueve poesías en la serie sobre la caída de la condesa de Lerma. • Copla castellana Esta forma se originó en la poesía provenzal y está compuesta por dos redondillas independientes y un total de cuatro rimas. Llegó a ser más importante en el siglo xvi que en el anterior, tanto en la lírica como en el teatro. En el Cancionero de la corte de Carlos V hay seis ejemplos: en una poesía de Hernando de Acuña, otra de Sánchez de Badajoz, tres en la serie sobre la condesa de Lerma, y finalmente en el largo “Credo glosado con la victoria de Alemania”. • Villancico Esta cantiga de estribillo cobró importancia en el siglo xv, cuando también empezó a asociarse con las canciones populares, como en la famosa poesía que el marqués de Santillana les dedicó a sus tres hijas. Ya en el siglo siguiente el villancico fue la forma más frecuente de la canción lírica, tanto en las obras de devoción como en las profanas. En nuestro cancionero hay diez villancicos, la mitad de los cuales contienen únicamente el estribillo (normalmente una clase de redondilla), y carecen del cuerpo o glosa. Estos estribillos son tradicional  Sobre las poesías del Cancionero de Valencia, véase el estudio preliminar a la edición.

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mente anónimos, aunque las glosas pueden tener autor conocido, como es el caso de una glosa compuesta por Acuña. • Romance Los romances viejos empezaron a aparecer en los cancioneros a mediados del siglo xv, y a partir de ese momento algunos de ellos fueron sometidos a reescrituras y glosas. En el Cancionero de la corte de Carlos V hay cuatro romances tradicionales (los del maestre, del moro Alatar, de Cipión y de Álora), y un fragmento de una mezcla de dos obras viejas. Más interesante que la recopilación de estas canciones clásicas es el “Romance de Carlos V, emperador”, una obra artística basada en el Comentario de la guerra de Alemania, de Luis de Ávila, su probable autor. Aparece después del romance sobre Cipión, como un ejemplo más del género. La última obra del códice se titula “Romance” también, y es un contrafactum del texto tradicional que empieza con “Mis arreos son las armas”. Además de estos dos romances nuevamente compuestos, hay en el cancionero una glosa del romance que empieza con “Por el val de las estacas, el Cid a mediodía”. • Canción trovadoresca Los tres ejemplos de esta forma lírica, muy cultivada en los siglos xv y xvi, son de autor desconocido, y aparecen intercaladas en su traducción al castellano del Trionfo de Petrarca. • Copla de pie quebrado En el siglo xvi esta forma medieval toma varias configuraciones, siendo la más común las estrofas de doble sextilla con seis rimas (abc:abc:def:def). El texto que da las instrucciones de la cofradía de Grillimón es una obra extensa de 338 versos de pie quebrado, no separadas en estrofas, que empieza con una sextilla (abc:abc), seguida por una serie de semiestrofas de cuatro versos (cdde: effg; etc.). • Mote El mote poético fue unos de los pasatiempos más populares en los siglos xv y xvi, con muchos ejemplos en el Cancionero general, las obras de Milán, y en las cortes españolas dentro y fuera de la península. Se trata de una poesía octosilábica corta, de uno o dos versos, que expresa un concepto e invita a una continuación o glosa. En este cancionero hay una serie de motes, mayormente de dos versos cada uno, compuestos por los caballeros y las damas de la corte de Carlos V y de su hija, la reina María de Bohemia, mientras viajaban de Valladolid a Innsbruck en 1551. El reto es contestar al mote anterior y avanzar el juego.

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Lista de poetas cuyas obras aparecen en este cancionero

(títulos, primeros versos, folios)

Hernando de Acuña (sin atribución) Sin título “Dime, pues, fortuna ordena” 26r y 30v-31r (dos versiones diferentes) Pedro de Ávila “Don Pedro de Avila” “El dolor de un pie quebrado” 33v (forma parte de la serie de poesías contra Antonio de Soria en 33r-35r) Luis de Ávila y Zúñiga 1. “El comendador de Alcantara a la Señora Poliçena” “En un camino tan largo” 16v (es uno de los motes de la serie en 16v-17v) 2. Sin título “Dios no permita, antes muera triste” 27r De probable atribución: 1. “Glosa” “De vuestra presion me vino” 19r-21r 2. “Romance de Carlos V emperador” “Ya se arma el sacro Marte” 29v-30r 3. “El credo glosado con la victoria de Alemania” “Con lengua y memoria ruda” 61v-69r 4. “Romance” “A las armas el buen conde” 69r

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Bernardino de Ayala “Don Bernardino de Ayala” “El prinçipio fue muy bueno” 33v (forma parte de la serie de poesías contra Antonio de Soria en 33r-35r) Ludovico Ariosto (sin atribución) 1. Sin título “Rugier qual sempre fui, tal esser voglio” 32v 2. Sin título “Chel lasciar Durindana si gran fallo” 48r-50v Ambos textos son fragmentos del Orlando Furioso. Margarita de Cardona “La Señora doña Margarita de Cardona” “No tengo yo por travajo” 17r (es uno de los motes de la serie en 16v-17v) Cristóbal de Castillejo 1. “La historia de Pirramo y Tisbe que Ovidio scribe” “Grandes, muy grandes, Amor” 10r-14v 2. “Romance de Castillejo” “Tiempo es ya, Castillejo” 31v 3. “Glosa” “Aunque mi seso se olvida” 31v-32v 4. “Coplas que hizo Castillejo a la pluma” “Sus, sus, péñola tardía” 51r-53r (es un fragmento de la obra) Hernando de la Cerda “Don Hernando de la Çerda a la Señora doña Leonor de Noroña” “Mi camino es de travajo” 17r (es uno de los motes de la serie en 16v-17v) Juan Coloma “Don Juan Coloma” “Caistes por levantaros” 33v (forma parte de la serie de poesías contra Antonio de Soria en 33r-35r) Juan de Figueroa “Don Juan de Figueroa a la Señora doña Catalina Lasso” “Por el camino que voy” 16v (es uno de los motes de la serie en 16v-17v)

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Garcilaso de la Vega (sobrino) “Garçilaso” “Con mal andar ya en el amor” 33v (forma parte de la serie de poesías contra Antonio de Soria en 33r-35r) Alvar Gómez de Guadalajara (sin atribución) Sin título “Aunque yo en mis males veo” 17v Leonor de Guzmán “La Señora doña Leonor” “Travajo que no se dize” 16v (es uno de los motes de la serie en 16v-17v) Pedro de Guzmán “Don Pedro de Guzmán a la Señora Ana María” “Mi camino es travajoso” 17r (es uno de los motes de la serie en 16v-17v) Ana María Lasso de Castilla “La Señora Ana Maria” “Mas en tenello en todo” 17r (es uno de los motes de la serie en 16v-17v) Catalina Lasso de Castilla “Doña Catalina mi Señora” “Harta perdido será” 16v (es uno de los motes de la serie en 16v-17v) María Madalena (sin apellido) “La Señora doña Maria” “No temer el travajo” 17v (es uno de los motes de la serie en 16v-17v) María Manrique de Lara Sin título “Tal puede ser el desseo” 17v (es uno de los motes de la serie en 16v-17v) Floris de Montmorency “Hubremont a la Señora doña Leonor de Guzmán” “Trabajo de no dezir” 16v (es uno de los motes de la serie en 16v-17v) Leonor de Noroña “La Señora doña Leonor” “No ay camino con travajo” 17r (es uno de los motes de la serie en 16v-17v)

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Luis de Saboya “Don Luis de Piamonte a la Señora doña Margarita de Cardona” “Temo mucho lo que spero” 17r (es uno de los motes de la serie en 16v-17v) Juan Pacheco “Don Juan Pacheco” “Pareçe mal hordenado” 33v (forma parte de la serie de poesías contra Antonio de Soria en 33r-35r) Gaspar de Quiñones “Don Gaspar de Quiñones a la Señora doña Guiomar de Sa” “Caminos de gran travajo” 17r (es uno de los motes de la serie en 16v-17v) Guiomar de Sá 1. “La Señora doña Guiomar” “El mayor que puede haver” 16v 2. “La Señora doña Guiomar” “No va poco descaminado” 17r Los dos textos son motes de la serie en 16v-17v. Garci Sánchez de Badajoz 1. “Garçi Sánchez de Badajoz a la muerte del Prinçipe don Juan” “Salgan ya palabras mías” 18r 2. Sin título “Despues que mi bista os bido” 25v 3. Sin título “El grave dolor extraño” 32v Antonio de Soria 1. “De Antonio de Soria” “Pues tantos hazéis caer” 33r (inicia la serie de poesías en 33r-35r) 2. “Antonio de Soria a la Santa Junta” “Estos dias á aconteçido” 34v (parte de la misma serie) Pedro de Toledo “Don Pedro de Toledo a la Señora doña Maria Madalena” “Desseo que que no sea mas” 17r (es uno de los motes de la serie en 16v-17v)

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Policena Ungard “La Señora Poliçena” “Ya por mí este es passado” 16v (es uno de los motes de la serie en 16v-17v) Juan Vázquez de Ayora “Juan Vazquez de Ayora” “El arbol que se á secado” 34r (forma parte de la serie de poesías contra Antonio de Soria en 33r-35r) Hernando de Vega “Hernando de Vega a la Senõra doña Guiomar de Sa” “Donde faltan los caminos” 16v (es uno de los motes de la serie en 16v-17v) Alonso de Villarroel “Don Alonso de Villaroel” “Pues es parte el pie quebrado” 34r (forma parte de la serie de poesías contra Antonio de Soria en 33r-35r) Luis Zapata “Don Luis Zapata” “Cayéndose alçaba Anteo” 34r (forma parte de la serie de poesías contra Antonio de Soria en 33r-35r)

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Criterios editoriales

Para mantener el carácter original del Ms. 5602, hemos reproducido sus textos con el mínimo de intervenciones editoriales. Las siguientes modificaciones sirven solo para facilitar la lectura de las obras de este códice: • La regularización del uso de u vocálica y v consonántica. • La puntuación según los criterios actuales. • La regularización de mayúsculas y minúsculas según las normas modernas.

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Siglas y abreviaturas

CG11 CG14 CG1557 Flor MN4 MN6 MN14 MN17 Nueva instrucción PN371 PN531 PN617 R/1388 R/2253 RAE 5371 Ms. 1752 Poesías Obra Rosa Silva Silva 1552 Zucca

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Cancionero general, 1511 Cancionero general, 1514 Cancionero general, 1557 Flor de enamorados Cancionero de Juan Fernández de Heredia Cancionero de Íxar Obras de Garci Sánchez de Badajoz Cancionero de Gallardo Nueua instruccion y ordenança, para lo que son, o han sido, cofrades del Grillimon, o mal Frances, con las libertades y essenciones a el necessarias Ms. espagnol 371, Bibliothèque Nationale de France, París Cartapacio de Francisco Morán de la Estrella Cancionero de poesías varias Coplas de un galán que llamava a la puerte del palacio de una señora Lamentación que dizen Salgan las palabras mias Cancionero mutilado BNE Testamento de Diego de Paredes Poesías de Hernando de Acuña (1981) Obra completa, Cristóbal de Castillejo (1998) Rosa de romances Silva de romances, Zaragoza (1550) Silva de romances, Zaragoza (1552) La Zucca del Doni (1981)

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[Cancionero de la corte de Carlos V]

[1r]

I Cuentos Un mayohrdomo del obispo de Cartajena hera de un cura del mismo obispado que estava en la costa de la mar, y Andrea Doria llegó con sus galeras a tomar agua; y huyósele un forçado y entrósele en la iglesia de donde hera cura y metióse en el hueco del altar. Y despues de aver dicho la Salve quedó el cura solo en la iglesia reçando sobre el altar; y hera ya anocheçido y el forçado no avía osado salir por no ser descubierto. Y como vio solo al cura atrevióse a salir por una ventana que estava en el altar. Asomó la cabeça y teníala rapada y en cueros como avía salido de la galera, y vava el medio cuerpo y dijo “¡O señor! Considerad”. Y a tal hora y solo y de aquel talle, y mirava a todas partes y no vía nada, y luego tornó a deçir “¡Señor!” [1v] y enpeçó a salir aprisa para pedille ffabor. Y el cura, pensando que era algun muerto, dio a huir por la iglesia y el fforçado tras él; y llevava tanto miedo el cura que al salir por la puerta avía 455 escalones y los saltó como si ffuera llano, y cagóse en las calças y toda. Dio a correr y el fforçado tras él, y llegaron a una casa que hera en ffrente de la iglesia, y quando le conoçió quedó desmayado. Mas despues lo hiço muy bien, porque le tuvo guardado hasta que fue ida el armada, aunque hiçieron toda la deligençia que de costunbre. Y despues le dio de vestir y le embió; y por çierto, que se parava tan blanco quando le contava como quando le aconteçió, y híçoselo contar el obispo en Linçe.

II [2r] Cantava doña Maria Manrrique delante de don Françisco “Rujer, qual senpre fuy, tal esser vollo e piu si pote”. Dijo don Françisco: “Quita la .e. y pone una .a.” Y híçolo, y dijo pota.1

1   María Manrique de Lara, dama de la reina María, nació y fue criada en Italia. Para más detalles sobre ella, véase la página 20.

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Luis de Ávila y Zúñiga

Dijo don Françisco que el puerco tenía la hiel como el hombre, dentro del higado, y no otro animal; y el çiervo en la punta de la cola, y que er[a] ponçoña. Las tudescas llamavan a las españolas pies de elefante por los chapines. III Preguntas ¿Qué cosa hyço Dios antes que naçiese? La primera, despues de aver cumplido 22 años, entrar en 23. [2v] ¿Quién fue el primer trompetero del mundo? El culo ¿Quál es la primera cosa que haçe el asno en saliendo al sol? Sombra ¿Por qué pica el gallo en la sarten? Por que no puede lamer ¿Por qué entra el perro en la yglesia? Sea por que halla la puerta abierta ¿Por qué es la pulga negra? Por que trae luto por los de su linaje ¿Por qué se echó el buey en el prado? Por que no puede estar sentado ¿Quál es la cosa que tenéis y otros usan mas d’ella? El nonbre ¿Quál es la cosa que mientras mas ay, menos se ve? La noche escura IV [3r] Contó Gallegos que el marques de Aguilar, estando con el emperador comiendo en España, dijo el emperador: “Por vuestra vida, que provéis un poco de çerveça que el bevía”. Y el marques provólo y díjole al emperador: “¡O maldito sea hombre que tal beve!” V La usança de Austria es en los dotes d’esta manera: Que un conde da a su hijo en dote mil y quinientos florines, un señor da mil florines, y un cavallero quinientos florines. Y si uno quiere dar mas, está en su mano y tambien está en manos del esposo si quiere açetar esto o mas. Aquello que el esposo açetare por dote, tanto a él de reponer y haçer bueno de sus propios bienes a la esposa, y darle la mitad del avido dote por arras. [3v] Y estas tres sumas que es dote y retornada y arras á de asegurar y obligarse por escritura el esposo sobre sus tenençias y bienes. Si acaesçiere que el uno muere antes que el otro, el que quedare en vida que tenga un hijo o no le quedará el dote y arras por su vida. Con condiçion que lo tal no lo deshaga malamente por que despues de su muerte quede a sus hijos; y si no tuviesen hijos juntos, a parientes mas propinquos o quien justamente lo deve heredar. Pero las harras son a la esposa libres, las quales podrá haçer d’ellas lo que quisiese.

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E el esposo deve en su vida a la esposa demostrar y nonbrar un castillo u casa en çiudad u fuera d’ella, como le conviniere. [4r] Para lo qual deve de prover de un numero de vino, trigo, y otras cosas neçesarias para su sustentamiene. Los bienes muebles se parten por mitad. El que mas biviere toma la mitad y los hijos la otra mitad. Para lo qual es exçepto todas las deudas, cavallos, arneses, y otras armas de hombre. Tambien a la señora sus vestidos y joyas. Esto no se pone en los bienes muebles. VI Cuento En el año de 1553 en Ungria, en un lugar del arçobispo de Setrigonia, aconteçió que los turcos robando, entraron en aquel lugar y cautivaron a muchas personas, d’entre las quales cautivaron a una muger cuyo marido [4v] estava ausente. Y ella era hermosa. Y despues de algunos dias su amo la hyço de rreñegar y la tomó por muger. Y el marido cristiano, cuando lo supo, partió luego a buscalla con intençion de rescatalla por lo posible, y llevó consigo un perrillo que avía criado de pequeño. Y despues de aver andado muchos dias y por muchas partes a buscar a su muger con un pasaporte, tuvo nueva estando en Costantinopla que su muger estava en casa. Y luego vino a Buda y su perrillo con él. Y yendo por las calles del logar mirando a las ventanas, no vía su muger ni hallava rastro d’ella. Y yendo un dia riberas del Danubio, que pasa por Buda, donde lavavan las mugeres, y el perrillo conoçía al ama que s’estava alli, y pósose delante y enpeçó [5r] de menear la cola. Y la muger bolvió y vio al perrillo y turbóse y dixo a las otras mugeres, “Por çierto si estuviera en mi casa, que dixera que hera esto mi perro”. Y estando en esto llegó el marido y alçó la cabeça ella, y viole su muger y conoçióle, y díxole, “¡O malaventurado de vos! ¿Quién os á traído aqui?, que nos harán pedaços a entramos si somos sentidos”. Y él le dixo, “No tengáis miedo. Sube a las ancas, y si no queréis yo os prometo de mataros con esta çimitarra”. Y ella al fin subió y fuéronse lo mas aprisa que pudieron. Las otras mugeres davan boçes y ffuéronlo a deçir al señor. E él, en sabiéndolo no curó de echar silla al cavallo, sino solo el ffreno. Y tomó una çimitarra y ffue tras ellos. Y como iva mas liviano y el canpo es llano, no tardó mucho en descubrillos. Y como llegava çerca, apeóse el marido y dixo a la muger que mientras él peleava se escapase ella. Y el turco [5v] apeóse y vinieronse a justar. Y despues de aver peleado con las çimitarras, vinieron a las manos. Y el cristiano cayó debajo y tenía asidas las manos al turco muy reçio. El turco pidió a la muger que nunca se quiso ir, que le diese una çimitarra que estava un poco

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lexos. Y el verdadero marido deçíala que no se la diese, mas que mirase lo que avía hecho por ella, y que le ayudase, pues tanbien lo podía haçer y pagársele entonçes. Y ella no quería ayudar a ninguno y al ffin el turco se la pidió y la muger se la dio. Y tan presto como el turco se la ffue a tomar, el ungaro ni mas ni menos, y entramos asieron a su tienpo d’ella. Y estando d’esta manera, el turco traía las calças ya desgarradas, y tenía los cojones colgando. Y el perrillo, como vía a [6r] su amo debajo, enpeçó a ladrar. Y como el amo le vio ladrar animóle con boçes, y el perrillo arremetió a los cojones del turco, como los halló a mano. Y el turco del gran dolor soltó la mano de la çimitarra por socorrer los cojones, y el ungaro asentóle un golpe y levantóse sobre él, y cortóle la cabeça. Y dijo a la muger, “¿Paréçete bien, siendo tú mi muger y aviendo hecho lo que yo he hecho por ti, no solo no ayudarme, mas dar armas a mi enemigo con qué me matase? Y pues tanto le quisiste en vida, raçon es que le acompañes en la muerte. Y por que a ti sei castigo y a otras enmienda, cortóle la cabeça”. Esto pasó çierto, en verdad lo contó don Ffadrique de Portugal2 delante de don Ffrançisco. VII De Viena [6v] Aconteçió en Viena que un hombre rico avíe reçebido siete años a rreo el Santo Sacramento en pecado mortal, y quando murió, despues de averle enterrado en San Ffrançisco, un monesterio de ffrailes, a la noche vinieron los diablos y llamaron a los ffrailes con gran ruido, y les dijeron que llevaren una patena y un calyç a la iglesia para sacar siete sacramentos que aquel tenía en el cuerpo, por que no esperavan otra cosa para llevársele a los ffrayles. Ffueron, y los diablos le asieron por los pies, y los sacramentos cayeron en la patena, y luego los diablos se le llevaron. Y los ffrailes hiçieron una capilleja adonde pusieron los sacramentos dentre [7r] de la misma pared. Y se están hasta oy dia. Dijo un hombre en España que el rascar ffuera pecado por ser tan gran viçio si no trujera la penitençia consigo, que es el escollimiento que queda despues. Bartolomé, un soldado del terçio de Aldana quando se ivan de Ungria.3 Y llamávanle el villano. Dijo a don Luis Osorio un maestresala la de la reyna,4 estando comiendo con él: “Ir tenemos, a pesar de ruines. Perdone vuesa merced, señor don Luis”.

2   Fadrique de Portugal, miembro de la Casa de Braganza, fue caballerizo mayor de la reina María (Fernández de Béthencourt, p. 103). 3   Los tercios de Aldana estuvieron en Hungría entre 1549 y 1552. Sobre estos famosos soldados, véase Martínez Laínez y Sánchez de Toca, pp. 199-205. 4   Es difícil precisar la identidad de Luis Osorio, cuyo apellido le coloca en el seno de esta familia noble. Algunos de los miembros de esta familia servían en la corte del emperador.

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[7v] Dijo el secretario Maçuelo, que estando con Diaqueç5 en Ocaña, una señora donde Diaqueç posava, por haçelle mas honrra, hablando con él llamávale señor Maço. Díjole despues Dyaqueç, “Señora, no le llaméis Maço, sino Maçuelo, que es correcto”. Respondió, “¡Ay, señor, que es muy grande para llamalle Maçuelo!” Un hombre conoçido del monseñor de Granvela6 vino de Jeruesalem, y estándole dando cuenta de lo que traía, una viçnaga para Madama de tal, que naçía en çierta parte, y séñalo en la mano. Un poco, desonesto respondió: “Monseñor de Gravela, no se linpiará mi muger los dientes con tal viçnaga, juro a Dios”. Puse un relox a la cabeçera de mi cama y don Françysco otro a la suya, y al que tomó subióle la [8r] cuerda, y al que me dio a mí no. Y avíame de levantar a las quatro y la cuerda de mi relox acabóse a las tres. Y como yo despertava y le hallava a las tres, dormíame hasta que dieron las seis en otro relox. Y llamé a don Ffrançisco y contéselo, y quando ffue a palaçio se iva ya el rey, y contóle don Françisco el cuento. En Roma sacando a un italiano un diablo del cuerpo. Deçía el diablo, “!Triste de mí! Dónde iré?” y otras muchas cosas. Dijo otro italiano de los que estavan mirando, “¿Dove, dove? Méteteme en este culo”. Despues de un rato salió el diablo donde está él, que dijo tal. El honbre ffue corriendo a la pila del agua bendita y sentóse dentro desatacado, y rogava a todos que reçasen por él. [8v]

De Viena El dia de Corpus Christi salieron treinta y tres perdones de offyçiales.

De Viena Es un lugar que está tanto edifficado debajo de tierra como ençima, por que no ay casa que no tenga una u dos u tres boledas, y los tejados haçen tan derechos que no se puede andar por ellos en nynguna manera. Y háçenlo por las grandes nieves, para que caigan, que de otra manera se hundirían las casas. Y por esto se tiene tanto miedo del ffuego, por no poder/andar sobre las tejados.

5   Hernando de Mazuelo fue el secretario de la reina María. Alonso de Idiáquez, secretario del emperador, fue el autor de la importante Paz de Crépy (1544), un pacto entre Carlos V y Francisco I. 6   Antonio Perrenot de Granvela, cardenal de la Iglesia Católica, fue el hijo de Nicolás Perrenot, secretario de Carlos V y su consejero imperial a partir de 1550.

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VIII Cuentos [9r] Austria En Austria no ay mayoraçgos, syno despues de muerto el padre, el hijo mayor toma la haçienda como un tutor, y da a cada hermano lo que quiere gastar. Y despues quando quiere partir, haçen cuenta de toda la haçienda y de lo que á rentado despues de la muerte del padre. Y el hermano mayor haçe la haçienda tantas partes como son los hermanos, que las hijas no heredan, syno en vida u muerte del padre les dan un tanto para su dote conforme a su calidad y no tienen mas que ver con la haçienda. Y sy no ay hijos, ay haçiendas que pueden heredar hijas, y otras que no. Y despues que el hermano mayor á hecho las partes, el hermano mayor es menester que escoja primero, y luego el que es tras él, de manera que el menor queda con lo mas ruin. Y despues de escojido, quita el mayor a cada uno lo que les á dado para gastar en el [9v] tiempo que á tenido la tutela. Viena En Viena ay esta costunbre que ay tantas haçiendas libres y tantas pecheras, y ya se sabe çierto la renta que tiene el rey. syn ffaltar nada. Y si un honbre libre conpra una haçienda pechera en Viena, no la aprovecha ver libre, sino que á de pechar, y ni unas ni menos. Si un pechero conpra haçienda libre, y aunque pechero no pechará, de manera que las haçiendas haçen que los honbres libres y no los honbres a las haçiendas. Viena En Austria ay esta costumbre, que nadie tiene mas ganado de aquello que puede sustentar en inbierno en su casa y mantenello con ffeno, por que son tantas las nieves y los hielos que en todo el inbierno no ay yervas, y la que ay, está cubierta con la nieve, la qual ay todo el invierno. [10 ] r

IX7 La historia de Pirramo y Tisbe que Ovidio scrive [Cristóbal de Castillejo] Grandes, muy grandes, amor, son tus hechos por do vas, y fueron siempre jamás; sabido fue tu dolor cinco mill años atrás. Con tus flechas triunfantes

7   Obra: La Historia de Piramo y Tisbe, traduzida de Ovidio, para la señora doña Ana de Xomberg.

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los morales que, de antes, blanco nos davan el fruto, tú los cubriste de luto con sangre de dos amantes. Pirramo, gentil galán, y Tisbe, muy linda dama, los quales, al que bien ama, puestos por exemplo están en los libros de la fama; siendo entrambos ygualmente, entre la florida gente de mançebos y donçellas, las dos personas más bellas que nunca tuvo el oriente. Açertaron a tener las casas de sus moradas pared en medio pegadas, pero, como suele ser, con fuerte muro çerradas. En aquella muy nonbrada çiudad y muy señalada que Semiramis çercó, donde amor siempre reynó, gran Babilonia llamada. Su primer conocimiento manó de la vezindad, y con el tiempo y hedad, con ygual contentamiento8, fue creçiendo el amistad. Y si libertad tuvieran, de buena gana quisieran juntarse por casamiento; mas vedáronlo sin tiento sus padres, que no devieran. Pero no pueden vedar que la amorosa porfía que en sus entrañas ardía los dexase de quemar,   Obra: consentimiento.

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amando más cada día. Antes el defendimiento y nuevo ençerramiento9, según suele acaezer, puso espuelas al querer y velas al pensamiento. Medianero no tenían, ni de nadie se fiaban; solamente se miraban, y por señas se entendían, y con los ojos hablaban; mediante lo que10 creçía su tormento todavía, y el fuego que los quemaba, quanto mas cubierto andaba, dos tanto mas se ençendía. De suerte, que en sus pasiones el mayor de sus cuydados era, viéndose penados, no serles sus corazones a boca comunicados. Y no pudiendo hallar camino para hablar, penaban sin resistençia, hasta que la diligençia al cabo halló lugar. A la11 pared, a la ventura, que las casas dividía, de luengo tienpo tenía un rezquizio o hendedura desde quando se hazía. Este viçio señalado, que en tanto tienpo pasado, aunque no estaba escondido, hasta allí nunca avíe sido jamás de nadie notado.

  Obra: encarecimiento.   Obra: lo qual. 11   Obra: La. 9

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Estonçes se echó de ver, ¡o gran Dios omnipotente! ¿que es lo que amor no siente, o qué se puede esconder a su calor diligente? Vosotros, amantes, fuistes los que primero lo vistes, ambos por un mesmo tino y dél hizistes camino para vuestras bozes tristes. Por aquel lugar estrecho pasaban después seguras las carizias y dulçuras de su lastimado pecho, mezcladas con amarguras. Por allí dentro enbiaban del fuego en que se quemaban, muy pasito12 sus zentellas, y las sabrosas querellas que el uno al otro se davan. Los sospiros afligidos y halagos delicados, de anbas partes enbiados, de anbas partes reçebidos, yban por allí guiados. Y muchas vezes que así a hablarse por allí Tisbe y Pírramo venían, y daban y recebían el dulçe aliento de sí, augmentándose la sed, con ello, de sus amores, y creçiendo sus ardores maldeçían la pared, dándole tales clamores: “¡O cruel muro embidioso, que estorbas nuestro reposo! ¿Qué te costaba dexar

  Obra: pasico.

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de todo punto juntar nuestro cuerpo desseoso? ¿Por qué se nos encareçe por ti lo que deseamos? Y si lo que demandamos muy gran cosa te pareçe, y así te lo confesamos; debrías, pues es más poca, si nuestra angustia te toca, abrirte y darnos lugar siquiera para gozar de la fruta de la boca. Pero no queremos serte yngratos, ni lo debemos13; antes claro conozemos y confesamos deberte el bien que aora tenemos, pues que por ti nos fue dado paso franco, libertado, para que nuestras fatigas a las orejas amigas llevasen nuestro mandado”. Aviendo hecho d’esta arte en vano, sin galardon, su triste lamentacion, cada uno por su parte anbos por un coraçon; ya que la noche llegava, que el tiempo les apartava, se despiden sospirando, cada qual d’ellos besando la parte por dond’estava. Mas la mañana siguiente, despues que del çielo avía quitado el alva del dia las lunbres generalmente de la escura noche fria; y aviendo el sol colorado

  Obra: queremos.

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con sus rayos enjugado las verdes yervas eladas, y las tinieblas pasadas de todo el mundo alunbrado, los dos amantes leales, no aviendo mucho dormido, buelven al lugar sabido a comunicar sus males con muy pequeño ruydo; y aviendo primero dado anbos, con ygual cuydado, muchas quexas, todas llenas de las angustias y penas de su bivir afanado; no pudiendo mas zufrir las batallas y torneos de sus ansias y deseos, ni para los conseguir andar por tantos rodeos, acuerdan, sin mas terçeros14, letrados ni15 consejeros que deven ambos tentar en la noche, de engañar las guardas y los porteros; y salir secretamente de casa, sin claridad, y en la misma escuridad, por huyr mas de la jente, desanparar la ciudad; y que fuesen a juntarse sin torçer ni desmandarse por el campo sin camino, al sepulcro del rey Nino por que no puedan herrarse. Y que despues de llegados, para que menos pudiesen, si acaso jentes viniesen,   Obra: miceros.   Obra: y.

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ser de ninguno mirados, ordena que se escondiesen so la cubierta sonbria de un gran moral que cubría parte del canpo labrado, de moras blancas cargado, çerca de una fuente fria. El conçierto les agrada y ya16 les pareçía que caminava tardia, tanto que ya los enfada la luz del sol aquel dia, la qual, sin se detener, de priesa por se meter en las mismas aguas, donde tanbien la noche asconde y d’ellas torna a nazer. Pues la noche ya venida, y siendo el tienpo llegado por anbos tan deseado, a Tisbe no se le olvida lo que estava conçertado; y aun que era dama ençerrada, de padre y madre guardada, personas de autoridad, no halla dificultad para cumplir su jornada. No da por ynconveniente aver sido su salida antes de tienpo sentida, ni aver estado doliente, ocupada ni17 enpedida; ni conpone aver estado toda la noche a su lado su madre, siempre despierta, ni aver quedado la puerta çerrada con el candado.

  Obra: y ya ya.   Obra: o.

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Guardóos Dios, que amor atize el fuego que el mesmo haze, que aunque el temor amenaze él haze en fin lo que dize, y dize lo que os aplaze18. De achaques anda desnudo, de manera que no dudo, antes lo doy por aviso, que aquella pudo que quiso y si no quiso no pudo. Asi que, Tisbe primera los de su casa desmiente y [a] escuras, muy diestramente, buelve el quizio y sale fuera, que ninguno no la siente; y con un belo delgado su lindo rostro tapado, al gran sepulcro llegó y a la sonbra se asentó del arbol atras contado. Amor le dava osadia, afiçion la aconpañava, deseo la apresurava, su fe la favoreçía, mas fortuna contrastava a desora sin mas cuenta, ella estando muy contenta de ver alli su persona, vio venir una leona, la boca toda sangrienta. La qual, aviendo aquel dia hecho carne frescamente, con la hartura reçiente a matar la sed venía a aquella veçina fuente; y como Tisbe la vio de lexos, y conoçió a los rayos de la luna,

  Obra: place.

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gota de sangre ninguna en su cuerpo no quedó. Y assi con vista tan nueva, casi muerta de espantada, fue corriendo apresurada a meterse en una cueva de alli no muy apartada; pero mientras assi huya, el manto que se cubría se le cayó por detras, y ella no curó d’el mas con el temor que tenía. La cruel leona brava, desque con agua ynfinita refrenó su sed maldita, quando al monte se tornava por do su furia la ynçita, hallando acaso alli hechada aquella ropa delgada sin la que alli la dexó, toda la despedaçó con su boca ensangrentada. Pirramo, que mas tarde hera salido, quando llegó y en el polvo claras vio las pisadas de la fiera, toda la color perdió; y como tambien cayda viesse, y en sangre teñida, la ropa de la ynocente, sospirando fieramente dixo con box dolorida: “Pues el manto tal está, muerta es Tisbe; y pues los hados assi se muestran ayrados, esta noche acabará a entrambos enamorados; de los quales ella fuera, si ley en la vida uviera, digna de muy larga vida;

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que mi alma, su omiçida, es la que es justo que muera. Yo, yo mismo, miserable, triste de ti19, te maté, que de noche yr te mandé a lugar tan espantable y antes que tú no llegué. ¡O leones y alimañas, que estáis en estas montañas, mi cuerpo despedaçad, y a bocados arrancad estas malditas entrañas! Pero de hombre de bil suerte, temeroso y menos fiel es en caso tan cruel dessear de otro la muerte, pudiendo dársela él”. Esto dicho, levantó el manto que alli halló de la su Tisbe leal, y a la sonbra del moral del conçierto lo llevó. Y despues de aver mojado con lagrimas a hartura la sangrienta vestidura, y muchas vezes besado, díxole con amargura: “¡O rropa sin alegria!, pues gustaste en conpañia la sangre de tu señora, resçibe tanbien agora algun gusto de la mia”. Luego con su mesma espada, de su propia voluntad, se hirió sin piedad, metiéndola por la hijada con estraña crueldad; mas tornó subitamente

  Obra: mi.

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a sacarla encontinente, ya muriendo desmayado, y cayó alli trastornado sobre la tierra caliente. La sangre surte muy alta ni mas ni menos que un caño, que acaso reçibe daño y se rompe por la falta del plomo, hierro, u estaño, y por un resquiçio estrecho arroja muy largo trecho las aguas, que van con pena, y con sus golpes barrena y rompe el ayre derecho. La fruta del arbol, siendo con la sangre roçiada, la raiz tambien mojada, luego se fue convertiendo en forma negra mudada; y las moras a desora, siendo la muerte pintora, si tiñieron dende alli en color de carmesi, como las vemos agora. Tisbe en este mesmo ynstante, aun no aviendo despedido el gran miedo reçebido, por no burlar al amante, buleve al puesto conoçido; y con ojos y cuydado buscase20 su enamorado, deseándole hallar para podelle contar su gran peligro passado. Y como mas se açercó, aunque el lugar conoçía, y el arbol tambien, que avía bien visto quando llegó,

  Obra: buscaba.

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y en memoria le tenía, la nueva color trocada de la fruta en él hallada la desatina y altera; que no sabe si aquél era a donde estuvo asentada. Mas estando desta suerte, dudosa, toda temblando, vio estar en el cuerpo sangrando con la vasca de la muerte en el suelo golpeando; y vista cosa tan fiera, retiróse para fuera con el espanto, de presto, llevando su blanco gesto mas amarillo que çera, Y mas frio que la nieve del pavor espeluçada, quedó tremiendo turbada, como se estremeçe y mueve la brava mar alterada, quando algun viento delgado d’ella mesma levantado, a desora la lastima, apremiándola por çima con rigor demasiado. Mas despues que reparó y conoçió sus amores, con claros llantos mayores sus lindos brazos hirió, d’ello no mereçedores; y sus cabellos mesando, el cuerpo amado abrazando, con sus lagrimas suplía en la herida vazia, la sangre que yva faltando. Y mezclándolas con ellas, y con muy grande agonia, besando la boca fria, clama y da tales querellas

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al alma que se salía: “¡O Pirramo desseado! ¿Qué caso tan desaztrado, qué desastre tan cruel á sido, señor, aquél que asi de mí te á quitado? Responde, Pirramo mio, tu amada Tisbe te llama, oye y mira a quien te ama, levanta tu rostro frio, hechado en tan dura cama”. Pirramo, quando esto oyó al nonbre de Tisbe alçó sus ojos mortificados, mas luego fueron tornados a çerrar, desque la vio. Y ella, como conoçiese alli su ropa subtil, y la vayna de marfil de Pirramo tambien viese sin el espada gentil, conoçiendo el mal recado, dixo luego: “¡O desdichado! Tu mesma mano, señor, y la sobra del amor, son los que te an acabado. Pues tambien tengo yo en mí manos fuertes [y] atrevidas, y amor a belas tendidas que me darán como a ti, fuerças21 para las heridas. Muerto de muerte tan fiera, te seguiré por do quiera, y si fuí, por que no huya causa de la muerte tuya, tambien seré compañera. Y tú, que con sola aquella podías ser apartado

  Obra: fuerça.

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de mí, mas no de mi grado, no lo serás ni con ella, pues yrás acompañado; mas vosotros, muy honrrados padres desaventurados, suyo y mio en conpañia, de su parte y de la mia, holgad de quedar rogados. Que aquellos a quien assi amor y fee verdadera y la ora postrimera ayuntaron oy aqui, con voluntad tan entera, porque su fuerte ventura que en vida les fue tan dura, aun despues d’ella convenga, no ayáis por mal que los tenga una mesma sepoltura. Y tú, moral, que al presente cubres aqui donde estás un cuerpo muerto, no mas del uno, y encontinente los de los dos cubrirás, guarda muy bien las señales y los yndiçios mortales de nuestra cruda matanza, pues tanta parte te alcança de nuestros ultimos males. Siempre tu fruta sea qual es mi triste thesoro, negra de color de moro, que es comunmente librea para luto y para lloro; del qual tu vista adornada, tu tristeza señalada, a todos será notoria en rremembrança y memoria de la sangre en ti juntada”. Esto dicho, levantó del suelo la triste espada,

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que aun no estava esfriada22 del calor que resçibio en la matança pasada; y poniéndola derecho en lo baxo de su pecho, dexóse caer sobr’ella, dando fin a su querella y a sus angustias de hecho. Mas su demanda, a la hora fue por los dioses oyda y por sus padres cumplida, como vemos ser la mora negra su sazon venida. Y lo que d’ellos sobró, al fuego que los quemó, una sombra lo cobija en una misma vasija, donde guardado quedó. Remate No ay temor que no le prive el amor. El peligro de la vida y a veces el de la fama, al que bien de veras ama, a mas osar le conbida. Si la llama está ençendida del amor, tambien se quema el temor.

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  Obra: enfriada.

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[15r] X Dijo Ramiro, hijo de Martin de Guçman,23 riñendo con don Diaguito, hijo de don Pero Laso,24 viendo que podía más que él ¿señores despartannes? que nos vimos en Olanda. Dijo la duquesa de Frias,25 hablando sobre dónde avía mejores truchas, que ningunas le sabían a ella tam bien como truchas de apalma de cuerpo de hombre. Dijo Peñaffiel que todos no avía males, mas secretos que los que haçían los dotores, por que luego los cubría la tierra. Dijo don Ffrançisco que todos los animales que tenían la pata hendida sudavan por la boca. [16r]

XI Provervios italianos Qui mal se govierna espeso se dole. Qui chama a Dio non é contento, e qui no le chama é disperato. Tuta la vita honora un bel morir. Dijo otro: Tuta la vita escanpa un bel ffugyr. Qualque jorno será la nostra. Qui non sa el arte, fferme la botica. naongane cabal que no es capuça, ne pota que no es puça. Povertad guasta ogni disegno. 5346 8932 5845 6486 27611

  Se trata de Martín de Guzmán, amigo de Castillejo y camarero mayor de Fernando, rey de Romanos. Castillejo le dedicó el “Diálogo entre el autor y su pluma”, folios 51r-53r de este cancionero, donde aparece sin la dedicatoria. La esposa de Guzmán fue Ana de Shaumberg, a quien se supone que Castillejo dedicó su “Historia de Píramo y Tisbe”, que precede este texto en el códice. 24   Pedro Lasso de Castilla, descendiente de Pedro I de Castilla por vía ilegítima, llevaba años sirviendo en la casa del emperador y después de su hermano Fernando. Sus hijos, Diego, Pedro y Francisco, continuaron en el servicio de la familia imperial. Véase la página 19. 25   En estas fechas la duquesa de Frías fue Juliana Ángela de Velasco y Aragón, hija de Bernardino Fernández de Velasco y, por lo tanto, prima hermana de su marido, el duque de Frías Pedro Fernández de Velasco y Tovar. 23

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XII Los Motes que se hizieron a las Damas de la Reyna de Bohemia quando vino de Spaña en Yspruch Los cavalleros del Emperador Señoras Desseamos saber cómo han passado Vuestras Mercedes caminos tan travajosos, porque travajos ya sabemos cómo se passan. Vuestras Mercedes miren quál ha sido el mayor que han tenido, y assi sabrán quál será el mayor que tenemos.

El Comendador En un camino tan largo Mayor de Alcantara26 hallo solo un passo amargo, A la Señora Poliçena27 que es veros de mi partir. La Señora Poliçena Ya por mí este es passado, pues he llegado hasta aqui. Hernando de Vega28 Donde faltan los caminos A la Señora Doña alli sobran los travajos. Guiomar de Sa29 La Señora Doña Guiomar El mayor que puede haver es no verle ya acabado. Hubremont30 Trabajo de no dezir A la Señora Doña el mayor travajo mio. Leonor de Guzman31 La Señora Doña Leonor Travajo que no se dize facil será de pagar. Por el camino que voy A la Señora Doña Don Juan de Figueroa32 piérdese quien va por él. Catalina Lasso33 Doña Catalina Harta perdido será mi Señora quien de ésse no se guardare.   Luis de Ávila y Zúñiga.   Policena Ungad, dama alemana casada con Pedro Lasso de Castilla, miembro de la corte del rey Fernando y maestresala de Maximiliano II. Véase la página 19. 28   Comendador de León de la Orden de Santiago y miembro del Concejo de Estado. Se unió a estos cortesanos a finales de noviembre de 1551 para acompañarles en el último trayecto de su viaje, de Génova a Innsbruck. Véase la página 22. 29   Dama portuguesa de la corte de la emperatriz Isabel, primera esposa de Carlos V. Estaba casada con Antonio Melo, caballero de la corte del emperador. Véase la página 22. 30   Floris de Montmorency, señor de Hubremont, caballero flamenco de la Orden del Toisón de Oro e íntimo amigo del emperador. Véase la página 21. 31   Camarera mayor de la reina María. Véase la página 22. 32   Presidente del Consejo de Estado del emperador y nombrado en su testamento como regente después de la muerte de este. Véase la página 21. 33   Dama de la corte de la reina de Bohemia y esposa de su camarero mayor, Francisco Lasso de la Vega. Véase la página 18. 26 27

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[17r] Don Hernando de la Mi camino es de travajo, A la Señora Doña Çerda34 y el que espero es el mayor. Leonor de Noroña35 La Señora Doña Leonor No ay camino con travajo si sperasse traer rremedio. Don Pedro de Guzman36 Mi camino es travajoso A la Señora Ana Maria37 y mas el salirme dél. La Señora Ana María Mas en tenello en todo.38 Don Luis de Temo mucho lo que spero, A la Senora Doña Piamonte39 porque sé que son travajos. Margarita de Cardona40 La Señora Doña No tengo yo por travajo Margarita el que no es mas que temelle. Don Gaspar de Caminos de gran travajo A la Señora Doña me va llevando el desseo. Guiomar de Sa Quiñones41 La Señora Doña No va poco descaminado Guiomar quien escusase travajo. Don Pedro de Toledo42 Desseo que no sea mas A la Señora Doña que travajo el que se spera. Maria Madalena43 La Señora Doña Maria No temer el travajo passara lo que se spera. [17v] No ay término en mis travajos A la Señora Doña

  Gentilhombre de la cámara de Carlos V y sobrino del duque de Medinaceli. Véase la página 21. 35   Emparentada con la casa real portuguesa y esposa de Alonso de Borja, hijo del futuro santo Francisco de Borja. Véase la página 20. 36   Posiblemente el I conde de Olivares. 37   El copista no incluye su apellido. Sin embargo, dado el hecho de que se trata de la corte de la reina María, y de la presencia de varios miembros de la familia Lasso, se puede conjeturar que se trata de Ana María Lasso de Castilla, hija de Policena Ungard y Pedro Lasso de Castilla, y madrina de Isabel, la hija de la reina (Patrouch, p. 100). 38   Es el único mote de un solo verso. No parece ser error del copista, quien pone una / después de la última palabra, por lo visto para indicar que se acaba allí. 39   Príncipe de Piamonte y sobrino nieto de Carlos V, quien lo crió en España como miembro de la familia real. Véase la página 21. 40   Doña Margarita entró en la casa de la futura reina de Bohemia y se quedó con ella hasta la muerte de esta, llegando a ser su camarera mayor. Véanse las páginas 19-20. 41   Hermano del conde de Luna Claudio Quiñones, don Gaspar sirvió de gentilhombre de la boca en la casa del emperador, quien le nombró comendador de Mirabel en la orden de Alcántara. Véase la página 22. 42   La persona más famosa de este nombre común es el duque de Alba. 43   Es difícil de identificar a esta persona por la falta de apellido. 34

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si an de seguir al desseo. Tal puede ser el desseo, que travajos den contento. Finis

Maria Manrique45

XIII46 [Sin título] Aunque yo en mis males veo que el mayor es el bivir, siempre ruego a mi desseo que no me dexe morir. Porque quiere el corazon que mientras seréis servida, no se me acabe la vida porque dure la passion; de manera, que aunque veo que es imposible el bivir, siempre ruego a mi desseo que no me dexe morir. XIV47 [Sin título] Salid ya, lagrimas mias, que mucho tiempo tardastes, que ya passaron los dias por cuya causa aqui entrastes. Ya no spero alegre ser ni libre de mi desseo, ya ninguna cosa veo que me pueda dar plazer; pues tan nuevas alegrias fueron las por que aqui entraste.   El copista no indica quién es el autor de este mote.   Hija de las casas de Manrique de Lara y de Mendoza, doña María acompañó a la reina María desde Valladolid hasta la muerte de esta. Llegó a ser una de las damas más importantes y cultas de su corte y la íntima amiga de la reina de Bohemia. Véase la página 20. 46   MN6 356v; MN17 7r. Poesía intercalada en la traducción de “El triunfo de amor” de Petrarca. Véase Alvar, p. 263, n. 17, sobre la inclusión de esta canción en estos cancioneros. 47   55 MN6 357r; MN17 7v. Aparece directamente después de la poesía anterior en MN6, y también se trata de una intercalación. Véase la bibliografía arriba citada de Alvar. 44

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Salid ya lagrimas mias que mucho tiempo tardastes. Finis [18 ] r

XV48 Garçi Sanchez de Badajoz a la muerte del Prinçipe don Juan Salgan ya palabras mias sangrientas del corazon, asonadas aquel son que cantava Geremias en el Monte de Sion.49 Y cantemos sobr’España con triste voz y sonido, de rronco pecho salido, la deventura tamaña que a todos nos ha venido. A la fee como se assienta que es mançilla de la ver, Castilla que estava ayer de todos males esenta; quan solo está de plazer, está muy desmanparada, muy triste y desconsolada, y mas sola çiertamente, llena de populo de gente, que otra siendo despoblada. A la Reyna Reyna de los afligidos, leona brava d’España, vuestra dolorosa saña nos conçede tres bramidos que asombren esta montaña; serán sobre el hijo muerto que delante vos tenéis, por el qual tales no créis

48   Sanz comenta esta poesía en su artículo sobre las obras escritas en la ocasión de la muerte del príncipe don Juan de Castilla, hijo de los Reyes Católicos (p. 264). 49   Estos cinco versos figuran en R/2253 y R/1388 con sendas glosas diferentes.

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que podrá ser que despierto d’este sueño nos le déis. A la Prinçessa Vos, Prinçessa esclareçida, eclipsada y en tiniebla, pues que assi os cubra essa niebla de su muerte dolorida, que por toda Spaña puebla; cantaréis, señora, vos, en triste llanto de duelo, un tiple que rrompa el çielo, porque rrepresente a Dios vuestra vida sin consuelo. Finis XVI [18v] Un cuento Don Diego Lopez de Haro,50 siendo viejo, pesávale mucho que se lo dijesen porque presumía de galan. Y çierto cavallero matávale mucho que era viejo, y él dijo: “No me matéis, señor, por vuestra vida, que mas viejo es un asno de quinçe años que un hombre de sesenta”. [19r]

XVII51 Glosa52 De vuestra presion me vino la nueva estando trovando, y luego, señor sobrino, cavalgué sin ningun tino, qué es la causa preguntando. Todo el mundo me responde que el rey os manda matar, mas sabido por qué53 y dónde,

  Don Diego fue miembro del distinguido linaje de Haro, militar, político y diplomático, y también poeta. 51   Véase Zucca, pp. 164-166, donde lleva el título “Glosa sobre el romançe que comienza mas envidia he de vos Conde: que manzilla, ni pesar”. Todas las variantes son de este libro. 52   Una mano más tardía añade “de mas envidia he de vos Conde”. Para un estudio de este texto, véanse las páginas 72-73. 53   sabido el como. 50

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mas embidia é de vos conde que mançilla ni pesar. Si es maldad que se os levanta, defendámosla a otros dos54, mas si es assi como se canta, que dormiste con la ynfanta, oxala fuera yo vos; y pues la cosa es passada, aved plaçer y holgad, alegráos no se os de nada, porque muerte tan honrrada55 por vida se á de tomar56. Si os manda matar el rey, que muráis como unas flores y él se quede con su grei, porque al fin no ya otra ley que goçar lindos amores; gente de façion alguna no os lo podrá retar, los otros desde la cuna llaman yerro a la fortuna quien no la sabe juzgar. ¡Qué piernas deve tener! A mí me lo tengo antojo. Sobrino, podéis creer, que por podérselas ver, d’estos dos diera el un ojo. ¡Qué carnes tan cordiales, qué boca para besar! ¡O reniego de mis males! Gran ventura en hierros tales es saberla saltear. Con duquesas por aí, a mi tiempo mal gastado, prinçesas ni gente asi, que de ruin nunca fui

  combatamosla los dos.   la ventura en casos tales. 56   es saber los acertar. 54

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para mas bien mal pecado. ¡O sagaz y gran concierto, cómo se puede tramar! Si le distes dentro çierto, mas quisiera ser vos muerto que el rey que os manda matar. No estéis, conde, desmayado: esforçad, que boto a Dios que diera todo mi estado por averla yo alcançado como la alcançastes vos; que morir, morir tenemos y a todo ley encarnar, y a quien sigue estos estremos, esta gloria no le demos pues no la sabe ganar. Una cosa me olvidava, que mucho desseo saber, si quando con vos estava, si os abraçava y besava como se suele hazer; que d’este arte yo le scrivo al rey que os la mande dar, y en ello no será esquivo, por que el morir es ser bivo, no quiriendo perdonar. Fuera mejor acordada lo que errastes como paje, que la uviera el rey casado con un cavallero honrrado de los de vuestro linaje; que por serviros yo fuera contento de la tomar, y en ello el rey no perdiera, que mayor victoria fuera que mandaros degollar. ¡Qué poco esfuerço tenéis, sobrino, para esta empresa! Si morís, qué mas queréis que saber, como sabéis,

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que a vuestra dama le pesa. Olvida este mundo falso, usado a dar y tomar, pues que sea de tragar la prisa del cadahalso, vos, conde, la deveis dar. Vuestros deudos cada qual. Yremos, que es bien que bamos. Nuestras lobas de sayal será este luto tal por los que bivos quedamos; No le hagáis reverençia al rey si os viere passar, mas sospira en su presençia por que tan recta sentençia no se puede revocar. Mandáos hazer vuestro bestido, que canten los cherubines, de alegre color luzido, de unas horlas guarnecido bordado de unos delfines; y por que todo sea cierto y nada pueda faltar, diga el mote d’esta suerte: En la vida está la muerte, y en la fin el descansar. Perdido aqueste themor que todos tienen muriendo, esclamaréis al amor: “En las tus manos, Señor, el mi espiritu encomiendo”. No mostréis ningun reçelo, no os bea titubear, y morid sin ningun çelo, pues la causa es el consuelo con que os avéis de alegrar. Finis

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XVIII57 [Sin título] Quien triste vida sustiene no le falte la esperanza, pues la gloria que se alcança las mas vezes se detiene. XIX [Sin título] Pues el bien tampoco dura y tan presto se va el plazer, esso se me da haver ventura, que dexalla de tener.

XX58 [22 ] Aqui comiença la glosa del rromançe que dize “Por el val de las estacas el Zid a mediodia” Quando en Castilla y Leon el rrey Alfonso rreynaba, aunque no hubo soluçion sobre el rreyno de Aragon, Nabarra ya suya estaba; y siempre por sus rrescates r

  Este villancico está al final del pliego suelto Romance de don Manuel, glosado por Padilla (1576). Durán lo presenta en su Cancionero y romancero (p. 247) con una glosa escrita por Bernardo de la Vega, la que incluyó en su novela pastoril El Pastor de Iberia (1591). Este estribillo también aparece en la Historia de los amores de Clareo y Florisea, de Alonso Núñez de Reinoso (p. 438). En la Farsa llamada custodia del hombre de Bartolomé Palau (1541), obra sobre la redención del hombre, estos versos aparecen como la primera mitad de una octava que está en medio del diálogo entre “Entendimiento” y “Hombre” con estas instrucciones: “Aqui se cantará esta copla siguiente para esforçar y consolar al Hombre” (p. 129). 58   Durán extrae el romance de esta glosa (sin publicar la glosa), citando su fuente como un “códice del siglo xvi” (1, pp. 491-492). A partir de esta información, los investigadores opinan que este texto es el primer testigo conocido del romance viejo “Por el val de las Estacas” y que el códice en cuestión (nuestro BNE Ms. 5602) está perdido. Trapero cita seis versiones conocidas del romance, a veces con variantes importantes, casi todas publicadas después de la compilación de este cancionero. El texto recogido en las Silvas de 1550 y 1552 es distinto. Por eso, se puede decir que el texto de este cancionero sirve para probar que existió la versión glosada del romance viejo antes de 1554. 57

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a los moros conpremiaba, por que con fuerzas no flacas por el bal de las estacas pasó el Zid a mediodia. De fuertes ojas armado yba por aquella sierra, vistido un arnes tranzado, su escudo y yelmo dorado, bien puesto a punto de guerra; aun que blasfema, no peca el Zid a medio dia, pues es dela moreria y de la casa de Meca, en su caballo Babieca, ¡ho quán bien que parezía! Enzendido y enojado sienpre maldize a Belido, pero no lleba holvidado a Santiago, su abogado, antes ba con su apellido; y pues ya en ellos n…o ocupo que nunca en su boca cupo, en quanto aquesto falsia; el rey moro que lo supo, a rrezebirlo salía. Sale con gran majestad de su jente acompañado, con tanta solenidad que de su gran potestad el Zid fue maravillado; el moro con buen ardid, con biba boz alterado, ya que conoze su Cid, dijo, “Bien bengas, el Cid, buena sea vuesa venida”. Mucho deseaba beros por vuestra gran nonbradia, y agora de conozeros huelga yo y mis caballos tanto quanto se podía’

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ya ques to —zid tene—59 por …da de muy sin falsia, y si no por hobras beldo, que si queréis ganar sueldo, yo muy bueno lo daría. Si queréys señorear, y’os daré parte en mi tierra, ho queréys conquistar para aber de pelear, y’os daré jente de guerra; daros he tanto poder que lo ayas a marabilla, muy gran señor podéys ser; ho si vienes por mujer, daros he una hermana mia. El Çid Mucho me huelgo, buen rrei, de beros tan franco y magno, mas con diferente grey la dibision de la ley queayste moros y cristianos; sabor me ponía en el fe azer tan gran boberia, vuestro tesoro, teneldo, que no quiero vuestro sueldo, ni de nadie lo quería. Mas vuestro buen desear, que todo quanto pudiere, yo lo pienso de pagar con azer vuestro mandar quando en algo se hofrezien; pero si queréys saber, buen rrei, a lo que benía, primero abéys de entender que no bengo por mujer, que yo viba la tenía.

59   El copista escribe muy cerca del margen derecho del folio, forzándole a apretar las letras. En este caso ha tachado la palabra final para corregirla, dejándola ilegible.

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Mujer tengo yo muy buena, con ella estoy muy ufano, y segun su nonbre suena, llamaré dona Ximena, hija del conde Lozano y el sobrina de don Arias; yo no quiero otra Sebilla mas dexando estas plegarias, vengo a que pagueis las parias que tu deves a Castilla. El rrei Yo nunca supe pechar, buen Çid, ni parias yo debo, ni las pienso yo pagar, mas entiendo trabajar por defendellas si puedo; por que a gran falta de ardid, vienes[?]pechar solo un dia, anque sobrello aya lid, no te las dare yo, el Çid, Çid, yo no te las daría. No me pienso someter por agora en vasallaje, pues que libre puedo ser, mi rreino quiero tener sin conozer omenaje; de mí el rrei no las ganó, yo no se las pagaré, ni las pienso pagar, no, si mi padre las pagó. hizo lo que no devía. El Çid Pues que yo bengo por ellas puedes, rrei, creer sin falta, que no bolberé sin ellas aunque sepa por abellas tener contigo batalla; en la qual conozerás la rrazon que yo tenía y al fin me las pagarás,

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y si por bien no las das, por mal te las tomaría. El rrei No pienses, Çid, que te temo, que rrazon quita el temor, quanto mas que a una’l extremo no é llegado a ser ageno d’esfuerzo ni de balor; si quieres comigo lid. no tengamos mas porfia. que anque tengas mas ardid, no lo arás asi, buen Çid, que yo buena lanza abía. El Çid No curemos de altercar, rrei, mas sobre esta rrazon, que las parias me as de dar, yo las tengo de llebar, o quedar en tu prision; y el conbate ningun loor por çierto me causaría, y puedes creer de coro que quanto a eso, rrei moro, creo nada te debía. Y si en batallas te as allado, en algunas yo me é bisto, si las harmas as usado, yo nunca las é dexado, que con ellas sirbo a Christo, por ellas alcanzo bienes, gran fama y gran nonbradia; tu guarda vien tus rrehenes, que si buena lanza tienes por buena tengo la mia. Y si aquello que asentaste no cunpliese por entero, por çierto que yo pensase y dixese ya n[sic] jurase que no hera caballero; y pues conforme a tu lei,

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siempre tributó Sevilla, no lo quebrantes, mulei, mas da sus parias al rrei, a ese buen rrei de Castilla. El rrei O buen Çid, lanza y escudo de los cristianos muralla, tanta bondad çierto as, qual nunca hombre aber pudo, quanta que bos, vuen Çid, escalla; y pues sois tal caballero, y por el rrei que os enbía, os doy, Çid, vuestro dinero, que por buen grado se os daría. Fin Finis XXI60 Romanze del maestre ¡Ay Dios, qué buen caballero el maestre de Calatraba! ¡O quan bien corre los moros por la Vega de Granada! Con treçientos caballeros todos con cruz colorada, dende la puerta del Pino asta la Sierra Nevada! Por esa puerta d’Elvira arrojará la su lanza. Las puertas eran de yerro de banda a banda las pasa, que no ay moro tan fuerte que a demándarselo salga. Oydolo á61 Albayardos en sus tierras donde estaba, harma justas y galeras, por la mar gran gente armaba;

  Rosa 61v-62r. Durán copia este texto en su Romancero, 2, pp. 117-118. Véase la página

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  Rosa: Halo sabido.

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sáleselo a rreçebir el rrei Chequito62 de Granada. “Bien bengais bos63, Albayardos, buen sea vuestra llegada; si venís a ganar sueldo, daros he paga doblada; si venis por muger dárosla é muy galana”. “Muchas graçias, el buen rrei, por merced tan señalada, que ni vengo por mujer, que la mia me bastaba64; mas vengo que me dixeron, allende el mar dond’estaba, qu’ese malo de Maestre tiene zercada a Granada; y por servirte, buen rrey, pago yo65 esta armada”. “La verdad, dixo el rrei moro, la verdad te fue contada, que no ay moro en mi tierra que l’espere cara a cara, ¡si no fuere el buen escudo66 que hera alcaide de Alama; y una vez que le saliera caro costó a Granada: veinte mill67 moros llebó, y ninguno no tornara. El enzima de una yegua, muy erido s’escapara.68 ¡O mal ubiese Maoma alla do dizen qu’estaba, por que un fraile capelludo

  Rosa: el rey Chico.   Rosa: Bien vengades. 64   Rosa: que la mia viva estaba. 65   Rosa: pago yo toda. 66   Rosa: el buen escudo. 67   Rosa: cinco mil. 68  En Rosa estos dos versos son: Y él, herido en una yegua, / De sus manos se escapara. 62 63

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arroxó en Granada lanza69! Diésesme tú70, el buen rrei, la gente que buena estaba, los xinetes de Jaen, los peones de tu casa, qu’ese71 malo de maestre yo te le traeré a Granada”. “Calles, calles, Albayardos, no digas la tal palabra, qu’el maese es niño y mozo72 y venturoso en batalla, y si el en canpo te toma, aráte tenblar la barba”. Rrespondiera73 Albayardos una muy fea palabra: “¡Si no fuera por el rrei, diérate una bofetada!” “Esa bofetada, moro, fuérate bien vengada, que tres hijos tengo alcaides en el rreino de Granada: el uno tengo en Guadix y el otro74 tengo en Baza y el otro tengo en Lorca75, en esa villa muy nonbrada. Y a mí, porque hera muy76 viejo, entregáronme77 al Alhama; y por que veas, perro moro, si te fuera vien vengada”78.

  Rosa: arroja lanza en Granada.   Rosa: Si tu me dieses. 71   Rosa: a ese. 72   Rosa: que el maestre es esforzado. 73   Rosa: Allí respondió. 74   Rosa: el segundo. 75   Rosa: el tercero tengo en Loja. 76   Rosa: era tan. 77   Rosa: entregóme el rey. 78   Rosa: si te fuera demandada. 69 70

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El rrei los puso79 en paz, que ninguno mas no ablaba80, sino Albayardos, que pide lizencia le sea dada, que con sola81 su gente quiere conplir su palabra. El rrei se la conzedió. Mucha gente le aconpaña por los canpos de Jaen, todo el ganado rrobaba mucha baca y mucha obeja, y el pastor que lo guardaba, mucho cristiano manzebo he a mucha linda cristiana. A la pasada de un rrio, a la horilla del agua82, soltádosele a un pastor de los que preso llebaba83. Por las puertas de Xaen al maestre bozes daba: “¿Dónde estás tú, el84 maestre? ¿Qu’es de tu noble compaña? Oy pierdes toda tu gloria, Albayardos te la gana”. Oydolo á85 el maestre en sus palacios do estaba. “Calles, calles tú, el pastor, no digas la tal palabra, que si oy pierdo mi honrra86, mañana será ganada. ¡Al arma, mis caballeros,

  Rosa: los pusiera.   Rosa: no habla. 81   Rosa: que con solo la. 82   Falta este verso en Rosa. 83  En Rosa, se lee: un pastor se les soltaba / que como un gamo corria. 84   Rosa: Dónde estás, dime. 85   Rosa: Oidolo habia. 86   Rosa: mi gloria. 79 80

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todo honbre, sus, al harma87! Luego que en canpo se vido, a los suyos esforzaba; a la baxada de un valle por zima do asomaba88 bio como yba Albayardos con toda de su89 cabalgada. El maestre que lo biera D’esta suerte rrazonaba: “A ellos, mis caballeros, que ninguno se nos baya”. Pone90 piernas al caballo y aprieta muy bien su lanza; al primero que encontró en tierra muerto le echara. Andando en la pelea91 con Albayardos topara; con la fuerza del maestre Albayardos se desmaya. Caye muerto del caballo, su fin alli acabara92. Los suyos que aquesto bieron93, cada qual a uyr se daba. XXII94 Otro De Granada parte el moro que el Alatar95 se llamaba, primo hermano de Albayardos96,   Rosa: presto, presto, al arma, al arma. Siguen estos dos versos, ausentes en nuestro códice: Aun no lo hubo bien dicho / cada cual a punto estaba. 88   Rosa: por cima de una asomada. 89   Rosa: con toda su. 90   Rosa: puso. 91   Rosa: andando en esta refriega. 92   Rosa: sin hablar una palabra. 93   Rosa: los suyos desque lo vieron. 94   Silva lxxiiiiv-lxxvv; Rosa 64v. Véase la página 59. 95   Silva: que Alatar. 96   Silva: de hayaldos. 87

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el que el maese matara97. Caballero en un caballo que de diez años pasaba, tres cristianos se le curan, el mismo le da zebada. Una lanza con dos yerros que de treinta98 palmos pasaba; yzola aposta99 el moro para bien señorealla; un adarga ante sus pechos, toda muza y cotellada; una toca en su cabeza, que nuebe bueltas le daba; los cabos heran de horo, de oro y seda de grana100; lleba el brazo arremangado so101 la mano alheñada. Tan sañudo yba el moro, que vien demuestra su saña, que mientras pasa la puente nunca102 a Darro miraba. Rrogando yba a Maoma, a Maoma103 suplicaba le demuestre104 algun cristiano en que ensangriente su lanza. Camino ba de Antequera, parezía que bolaba, sólo ba sin conpañia, con una furiosa saña. Antes que lleg[u]e a Antequera vido una seña cristiana; buelbe rriendas al caballo

  Rosa: que el maestre le matara.   Rosa: que treinta. 99   Rosa: aposta la hizo. 100   Rosa: con seda de fina grana | Silva: de oro y seda de granada. 101   Silva: solo. 102   Rosa, Silva: jamás. 103   Silva: a Ala le. 104   Rosa: que le muestre. 97 98

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y para alla le g[u]iaba105. La lanza yba106 blandiendo parezía que la quebraba. Sáleselo a rezebir el maestre de Calatraba, caballero en una yegua que ese dia la ganara, con esfuerzo y balentia a ese alcaide del Alama. Armado de todas armas, hermoso se dibisaba, una veleta traya en una lanza azerada. [Arrem]ete el uno al otro [el mor]o gran grito daba, “¡Por Alá, perro cristiano,107 yo te prenderé por la barba!” Y el maese108 entre sí mismo a Cristo109 s’encomendada. Y andaba cansado el moro, su caballo ya cansaba; el maestre, qu’es baliente, muy gran esfuerzo tomara. Acometió rrezio al moro, la cabeza le cortara; el caballo, que era bueno, al rrei se lo presentaba; la cabeza en el arzon, porque supiese la causa. Fin

  Rosa: a la seña le guiaba.   Rosa: la lanza lleva. 107   Se ha roto la esquina del folio, por lo que proponemos algunas de las palabras de estos versos. Rosa: Por Alá, cristiano. 108   Rosa: El Maestre. 109   Rosa, Silva: a Jesús. 105 106

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XXIII110 Otro Alora, la bien cercada, tú, qu’estás a par del rrio, zercóte el adelantado una mañana en domingo con peones y honbres d’armas, hecho l’abía un portillo. Viérades moros y moras que yban uyendo al castillo: las moras llebaban rropa, los moros arina y trigo. Por enzima del adarbe su pendon lleba tendido; alla detras de una almena, quedado se á un morillo con una ballesta harmada, y en ella puesto un quadrillo, a haltas bozes deçía, que la gente lo ha oydo111: “¡Treguas, treguas, adelantado, que por tuyo se da el castillo!” Alzó la visera arriba112 por ber quien lo abía dicho; apuntáralo113 a la frente, salido le á114 al collodrillo. Tómalo Pablo de rrienda y de mano, Jacobico,115 que eran dos esclabos suyos que abía criado de chicos.116 Llébanle a los maestros por ber si le dan guarida: a las primera palabras

  Rosa 61v. Durán copia el texto de nuestro cancionero (2, pp. 94-95).   Rosa: y a voces decia my altas, / que del rel la han odio. 112   Rosa: visera en alto. 113   Rosa: apuntó el moro. 114   Rosa: y salióle. 115   Rosa: Jacobito. 116   Rosa: que fielmente le han servido. 110 111

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el testamento les dixo: a Dios el s’encomendaba y el alma le á salido.117 Finis XXIV118 Otro Por los mas espesos montes y lugares de Nabarra, ese rrei don Sancho Hordoñez y el conde Fernan Gonzalez pasan. Lo que de otro tengo dicho, y en este punto [a]cababa.119 Ffin [25v]

XXV120 Villançico Cuidado no me congoxes, pues no dura la vida do no ay bentura. Ya harto debrías de estar de darme tan gran tormento, por tanto te rruego y te pido me dexe algun momento, y que algun tanto me afloxes,

 En Rosa el romance termina así: Llévanle a su tienda entrambos; / confesión allí ha pedido. / Ya después de confesado / El alma a Dios ha ofrecido, 118   Este pequeño texto es una mezcla de dos romances: los primeros dos versos son del romance del rey don Sancho Abarca; el resto parece tomado de un romance de la serie sobre las disensiones entre castellanos y leoneses, el que empieza: “Castellanos y leoneses / tienen grandes divisiones. / El conde Fernan Gonzalez / y el buen rey don Sancho Ordoñez”. En Rosa el “romance del rey Abraca” empieza así: Por lo mas espesos montes / y lugares de Navarra / ese rey don García Iñiguez / con su exército pasaba. Quizás sirve de ejemplo de cómo los romances viejos de la tradición oral se recordaban y se mezclaban entre sí, sometidos a la memoria defectuosa. 119   Nota del copista al texto anterior. 120   Un fragmento de esta poesía aparece en el CG como desfecha al romance de Quirós que empieza “Triste estava el caballero, triste y sin alegría”, pero la primera estrofa de esta glosa no aparece en el CG ni en ningún otro testigo. Véase Botta, p. 89. 117

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pues no dura la vida do no hay bentura. Harto hestoy, desbenturado, de llorar mis dias buenos, ya tus males son agenos; déxame, por Dios, cuidado: no me aquexes ni congojes, pues no dura la vida no do ay bentura. Ffinis XXVI121 [Sin título] [Garci Sanchez de Badajoz] Despues que mi bista os bido de amores quede zercado122, en sola fe sostenido d’esperanza descuidado, de jamas ser socorrido. Ffin [26 ] r

XXVII123 [Sin título] [Hernando de Acuña] “Carillo, ¿por que te bas de las tierras de adonde heres?” “Zagala, tú bien podrás azerme quedar si quieres”. Dime, pues, fortuna hordena mi pasion y mi partida, si será de ti sentida parte alguna de mi pena;

  MN6 340v-341r; MN14 91; CG14 100r. Es un fragmento de una poesía de dos estrofas.   CG14: e de amor me vi cercado | MN6: y de amor me abeis çercado. 123   El villancico que inicia esta poesía no es el que normalmente se asocia con esta composición, lo que se nota también en la vuelta al final de cada estrofa. Una versión de esta poesía sin el villancico aparece en 30v. Como iremos señalando en las siguientes notas, el presente testigo consta de cuatro estrofas menos que el texto en 30v-31r, las estrofas a veces aparecen en otro orden, y hay numerosas variantes. Sobre la posibilidad de que esta sea una versión temprana de esta poesía, véase la página 59. 121 122

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o si no, siendo partido, zagala, di ¿qué harás? “Carillo, quererte mas que en mi vida te he querido”.124 Fortuna tendrá poder para apartarme de verte, pero del bien de quererte jamas lo podrá hazer; mas quando sea partido125, dime, zagala, ¿qué harás126?” “Carillo, quererte mas que en mi vida te [he] querido”. ¡O si quando sea partido127 d’estos canpos y rribera, te fuese sienpre qual hera mi pena y hamor presente! Temo qu’en siendo partido128, de mí no te acordarás129. No, sino quererte mas qu’en en mi vida te querido.130 Mira qué131 grabe el dolor que me causa esta mudanza, y qué132 debil esperanza sienpre la benze el temor; creo que en siendo partido133, d’esto te desculparás.134 No, sino quererte mas135

  En 30v hay una estrofa entre esta y la próxima presentada aquí.   En 30v: mas he miedo que partido | Poesías: mas tú, viéndome partido. 126   En 30v: zagala qué sentirás. 127  En Poesías esta es la segunda estrofa del poema. | Poesías: Oh, si viéndome yo ausente. 128   Poesías: Mas temo que con ser ido. 129   Poesías: desto te disculparás. 130  En Poesías, siguen dos estrofas que no se incluyen en el presente texto. 131   Poesías: Mira que es. 132   Poesías: y que a. 133   Poesías: Y siendo asi, de tu olvido. 134   Poesías: ¿qué seguridad me das? 135   Poesías: Carillo, quererte mas. 124 125

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que en mi vida te é querido. Respuesta136 Si lo digo no fuese137 verdad en el alma mia, carillo, ¿quién me podría apremiar que138 lo dixese? Sé que si no mas creido139, que a la fin me creerás140, por que t’é de querer mas141 que en mi vida te he querido. Si confesar yo quererte142 no te quita de143 fatiga, carillo, no sé qué diga que vaste a sastifazerte. Aunque seas endurezido, d’esto no me mudarás, por que t’é de querer mas que en mi vida te he querido.144 [27 ] r

XVIII145 [Sin título] Dios no permita, antes muera triste, que yo te ofendo ni por pensamiento, mas acordarte no es atrebimiento de aquel bien que a mi alma aprometiste.

136  En Poesías, hay cuatro estrofas más. En el Ms. 5602, el copista deja en blanco los folios 26v y 27r, quizás para completar el texto, que no llegó a hacerse. En otro momento escribió en 27r el soneto que sigue. 137  En Poesías, esta es la última de las cuatro estrofas de la respuesta. 138   Poesías: forzar a que. 139   Poesías: bien podrás ser tú partido. 140   Poesías: mas en mí nunca sabrás. 141   Poesías: sino que te quiero mas. 142  En Poesías, esta es la primera de las cuatro estrofas de la respuesta. 143   Poesías: quita la. 144   El folio 26v en blanco. Más tarde otra persona se aprovechó de este espacio para escribir un texto ajeno en latín. 145   Es un soneto incompleto de doce versos. A juzgar por la tinta más oscura y la letra más cuidada que en los textos posteriores y siguientes, parece haberse copiado en otro momento. Las iniciales se refieren a Ávila y [e] Zúñiga.

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De tu devina boca te prendiste a do mi bien se enzierra y mi tormento; prermitirás que asi se llebe el biento vna dulze palabra que me diste. Un dia en tu partida ablarte quiero, deseo como ziego ver el dia, y veo el de mi muerte ya partiendo, y no el que tu merced me aprometiste. 1554 AEZ [27 ] v

XXIX146 [Sin título] Mal aya el primero, mal aya el segundo, mal aya el terzero qu’en aqueste mundo fue casamentero.147 Que le maldigamos es cosa muy justa, al traidor que gusta d’engañar a entranbos; a Dios le pidamos que mate al primero que en aqueste mundo fue casamentero. Quien no me cree por su casa lo bea, muger bieja y fea, coxa y sin dinero; que en aqueste mundo fue casamentero.

  Como el soneto que lo precede y por las mismas razones, este texto parece copiado en una fecha más tardía que el resto de las obras. Parte de esta obra parece en CG1557 entre las “Obras nuevas” (cccxciiii): el estribillo difiere un poco, y la primera estrofa de la glosa es igual, pero la tercera de este códice no está, sustituida por dos estrofas completamente diferentes: “Casado se vea / quien casar le plaze, / porque el mal que haze / por el suyo crea / muger vieja y fea / loca y sin dinero, / que empeço en el mundo, / a ser casamentero. / Infierno en la tierra / nos dexo el traydor; / vida con dolor / y perpetua guerra; / dos vivos entierra / aquel trapazero, / que empeço en el mundo, / a ser casamentero”. 147   CG1557 cccxciiii: que empeço en el mundo / a ser casamentero. 146

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XXX148 [Sin título] Los plazeres buelan y vánse, y los pesares estánse.

[28r]

XXXI149 [Sin título] No me demandes, carillo, pues que no te me darán, que no estoy aborreçida, ni mis parientes querrán. No tengas tal fantasia, para mientes a tu daño; cata que de desengaño, no tengas tal fantasia, porfiar en tal porfia; dos mill daños te vendrán, que ni estoy aborreçida ni mis parientes querrán. Cree que tengo plazer que no te cures de mí, que no te quiero querer pues no hazes para mí; torna, torna, torna en ti tus pensamientos do van, que no estoy aborreçida ni mis parientes querrán. No me quieras te requiero, pues que no te quiero yo, porque amor no verdadero siempre te dirá de no; cata que te aviso yo, no te fíes es ser galan,

  Andrade Caminha, Poesías (399), “Villancete LXXIII a este viejo cantar”, con una glosa de dos estrofas. 149   Este villancico aparece en siete pliegos sueltos del siglo xvi, con esta glosa o con otra diferente. Véanse Rodríguez-Moñino, 1997, p. 964, y Frenk, vol. 1, pp. 478-479. 148

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que ni estoy aborreçida ni mis parientes querrán. Si por loca fantasia tu muy desastrada suerte te diere penas de muerte, no será la culpa mia; aunque causas cada dia las penas que no te dan, que no estoy aborreçida ni mis parientes querrán. De mi padre soy querida, de mi madre muy amada, quiérenme como a la vida, yo soy bien auenturada pues que no me falta nada; no quiero tomar afan, que no estoy aborreçida ni mis parientes querrán. Si dizes que los amores son alegria y plazer, no los quiero conozer ni gozar de sus favores; estáte con tus dolores, no quiero tomar afan, que no estoy aborreçida ni mis parientes querrán. Finis [28 ] v

XXXII150 [Sin título] Zagala, duerme a buen sueño y descuydate de mí, que jamas tendré otro dueño sino a ti.

150   En el Sarao de amor de Juan Timoneda hay un villancico similar a este, —“Carillo, duerme a buen sueño / y descuidate de ti, / que yo te juro por mí / de no tomar otro dueño”—; en el Cancionero sevillano de Nueva York los dos últimos versos son: “pues tienes cierto de mí / que jamas terné otro dueño” (p. 360). En ambos casos las glosas son distintas. La glosa de nuestro cancionero es completamente original.

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Bien te puedes descuydar y tener tal confianza, que jamas haré mudanza aunque me des lugar; bien çierta podrás estar que te he de servir contino, aunque tu rostro divino contra mí muestra su zeño. Zagala Ya no es menester tener sobre mí guarda ninguna, pues mi dichosa fortuna tuya me quiso hazer; bien çierto podrás ya ser que es tuyo mi corazon, y no mudara afiction aunque huviese bele [...]? Zagala En ausençia y en presençia contino firme he d’estar, y no mudaré lugar aunque aya diferençia; ya está dada la sentençia por tuyo soy condenado, yo soy bien aventurado pues que me an dado tal dueño. Zagala151 Finis [29 ] r

XXXIII152 Romançe de Çipion Çitado está Çipion el Africano llamado, çitado le tiene Roma para delante el senado; acúsanle con ynvidia

  Falta la respuesta de la zagala, aunque el copista escribe “Finis” directamente des-

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pués.

  Flor 102r-v.

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y con motivo dañado, demándanle que dé cuenta153 mientra tuvo el consulado, del thesoro y la riqueza que en la guerra avíe ganado.154 Sabido por Çipion, que le fue notificado, fuese derecho al pretorio do tiene de ser juzgado155; díxoles: “Padres conscriptos, ¿para qué me avéis llamado?156 ¿qué es lo que me demandáis? ¿quién es él que me á causado? Responden los senadores: “Çipion, mal lo as mirado, por que con tu madre Roma fidelidad no as guardado157 de la riqueza y thesoro que en la guerra as ganado. Demándante que des cuenta, que se lo tienes robado; que si en Africa vençiste a Anibal muy nonbrado158, y heziste a Maxinizar, [sic] nuestro amigo y aliado. Muy bien te lo pagó Roma en159 los triumphos que te á dado, y otras muchas160 libertades que tienes161 y as gozado. Mas defiende tu derecho si no te sientes culpado.   Flor: para que les de la quenta.   Este verso y el anterior faltan en Flor. 155   Flor: a donde estava citado. 156   Los dos versos que siguen faltan en Flor. 157   Los cuatro versos que siguen faltan en Flor. 158   Flor: a Anibal el afamado. Los dos versos siguientes faltan en Flor. 159   Flor: con. 160   Flor: y de otras. 161   Flor: de que gozas. 153 154

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Respondiera Çipion mansamente y no alterado:162 “Yo os juro por los mis dioses163 y por164 Jupiter consagrado, que a Roma nada devo;165 juro por lo que he jurado, sino solo lo que de herençia mis padres me avíen dexado, y solas estas heridas y mi cuerpo amançillado. ¡O patria desconoçida! ¡O pueblo falsificado166! Mis huesos no sean167 en ti, ni mi cuerpo sepultado.168 fue a mi bivir a santerno [lanterno?] donde s…rio mas honrado finis [29 ] v

XXXIV169 Romanze de Carlos V emperador Ya se arma el Sacro Marte, don Carlos V nombrado, por los campos de Saxonia camina con furia armado contra él que rebelde á sido al ymperio consagrado, contrario de los preçeptos

 En Flor aparece lo siguiente en vez de los cuatro versos anteriores: Scipion desque lo oyera / su ropa se ha desnudado, / y mostrandoles su cuerpo / llagado y amanzillado, / a do con muy alta voz / desta manera les ha hablado. 163   Flor: por los dioses. 164   Flor: y a. 165  En Flor, en vez de este y los cinco versos siguientes, se lee: que lo que yo a Roma devo / y en ella huve usurpado / son solas estas heridas / que alla en Arica me han dado, / que lo que tengo y posseo / juro por lo que he jurado / es solo lo que mis padres /en herencia me han dexado. / Muchos quedaron confusos / los que havian acusado, / viendo tan claro varon / en todo justificado; / y no contento con esto, / esto mas ha proposado. 166   Flor: o pueblo tan mal mirado. 167   Flor: no estén. 168  En Flor el romance termina aquí. 169   Sobre este romance véanse las páginas 76-80 y Marino, 2014. 162

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que la Sacra Yglesia á dado, para darle aquel castigo que mereçe el tal peccado. Dia hera de San Jorge, San Jorge, nuestro abogado, en las albinas riberas, un rio tan celebrado, mostróse un alto misterio en tiempo muy señalado. Vino un villano corriendo, ante el Çesar se á humillado. Díxole: “Dios es contigo. Yo te mostraré este vado”. Cavalgara en una yegua, el buen Çesar le yva al lado, el rey de Romanos junto, serenissimo y amado, hermano del alto Çesar, con el esfuerço usitado puso gran soliçitud para passar aquel vado. Mandó a los cavalleros con seso muy usitado: “Ungaros, todas naçiones, en tal tiempo hera forçado que tomasen cada uno en las ancas un soldado”. El rey, con animo grande, fue presto en el agua entrado, con él la cavalleria. ¡O furor tan çelerado! Por un rio tan profundo pasar sin andar a nado. Gran parte de gente, çierto, por el Çesar fue mandado, secuten al enemigo que yva huyendo espantado. Viendo la gran furia que yva, con animo tan usado, tras él para darle muerte,

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por no ser despedaçado, retírase al mas correr, con campo mal acordado. El Çesar tras él sin falta, yva como ya es usado. Ser en la guerra el primero, por acabar su cuydado. Corriendo por la llanura, no muy del rio apartado, vido estar en la llanura un Jesus cruçificado: vídole por la cabeza con un arcabuz pasado. El Çesar como le vido tan espantoso pecado, humillóse al cruçifixo con coraçon lastimado; dio gracias al alto Dios que perdona al mas culpado, con animo cristianisimo, con dolor apasionado. Ya que en una selva entrava el duque mal acordado, alcançóle el Sacro Marte, por Dios estava ordenado. Con poca jente, con furia, apagó el fuego inflamado que tenia el duque ençendido. Alli fue desbaratado, en campo muerta gran jente, y el duque en prision tomado. finis

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XXXV170 [Sin título] [Hernando de Acuña] Dime, pues fortuna hordena mi pasion y mi partida, si será de ti sentida parte alguna de mi pena; o si no, siendo partido, zagala, di, ¿qué harás? “Carillo, quererte mas que en mi vida te he querido”. ¡O, si biendo171 ausente d’estos campos y ribera, te fuese siempre qual hera, mi pena y amor presente! Mas si no172 que con ser ydo, çierto173 te disculparás. “No, si no quererte mas, que en mi vida te he querido”. Fortuna tendrá poder para apartarme de verte, pero del bien de quererte jamas lo podrá hazer; mas he miedo que partido174, zagala, ¿qué sentirás?175 “Carillo, quererte mas que en mi vida te he querido”. Dóblame el dolor que siento176 de berme apartido de ti, el pensar que solo en mí se halla este sentimiento,

170   Véanse las notas al texto XXVII, que es una versión más corta de este y con muchas variantes. El villancico que Acuña glosa es uno de los más populares de la época, documentado en numerosos libros y pliegos. 171   Poesías: viéndome yo. 172   Poesías: mas temo. 173   Poesías: desto. 174   Poesías: Mas tú viéndome partido | 26r: mas quando sea partido. 175   En 26r: dime, zagala, ¿qué harás? 176   Esta estrofa y la siguiente faltan en la versión de los folios 26r-v.

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y que de berme partido, por ventura, holgarás. “Carillo,177 quererte mas que en mi vida te he querido”. ¿Cómo estará asegurado de tanto bien en ausençia, el que muriendo en presençia temió de ser olvidado? Temo que siendo apartado178 por muerto me juzgarás. “No, sino quererte mas que en mi vida te he querido”. Mira que es grave el dolor que me causa esta mudanza, y que a debil179 speranza siempre la venze el temor; y si assi es180 de tu olvido181, ¿qué seguridad me das?182 “Carillo,183 quererte mas que en mi vida te he querido”. Respuesta Si confesar yo quererte no te quita de184 fatiga, carillo, no sé qué diga que baste a satisfazerte; mas por ser tu185 endureçido d’esto no me quitarás186, porque he de quererte187 mas que en mi vida te he querido.

  Poesías: No, sino.   Poesías: siendo partido. 179   Poesías: y que debil. 180   Poesías: y siendo asi. 181   26v: creo que siendo partido. 182   26v: d’esto te disculparás. 183   26v: No, sino. 184   Poesías: quita la. 185   26v: aunque seas. 186   Poesías, 26v: me mudareas. 187   26v: porque t’é de querer. 177 178

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Partiendo, no lleves miedo,188 carillo, solo de ti, pues si tu partes sin mí tanbien yo sin ti me quedo; y quando fueres partido, mira que dexas atras, la que á de quererte mas que en su vida te á querido. ¿Qué mayor seguridad quieres de lo que a mi189 toca, que verme a mí por la boca descubrir tan gran verdad? Si hasta aqui no me as creído, sé que al fin190 me creerás, porque he de quererte mas que en mi vida te he querido. Si lo que digo no fuese verdad en el alma mia, carillo, ¿quién me podría forçar a que191 lo dixese? Bien podrás ser tu partido192, mas de193 mí nunca sabrás194, sino que te he de querer mas195 que en mi vida te he querido. finis

  Esta estrofa y la siguiente faltan en la versión de los folios 26r-v.   Poesías: que te. 190   Poesías: en fin. 191   26v: apremiar a que. 192   26v: Sé que no mas creído. 193   Poesías: mas en. 194   26v: que a la fin me creerás. 195   26v: por que t’é de querer mas | Acuña, 1591: sin que te quiero mas. 188

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XXXVI196 [Sin título] No hallo a mis males culpa, por que a mi terrible pena la causa que me condena me disculpa.197 A muerte me condenastes, Señora, que tanto os quiero, y luego me disculpastes por ser vos por quien yo muero; pues vuestra beldad disculpa los males que amor ordena, quien por vos no tiene pena, tiene culpa. finis [31v]

XXXVII 198 Romançe de Castillejo Tiempo es ya, Castillejo, tiempo es de andar de aqui, que me creçen los dolores y se me acorta el dormir; que me creçen muchas canas y arrugas otra que si; ya no puedo estar en pie, ni al rey, mi señor servir. Tengo verguença de aquellos que en mi juventud conoçí, viéndolos ricos y sanos, y ellos lo contrario en mí. Tiempo es ya de retirar lo que queda del bivir, pues se alexa el esperança quanto se açerca el morir;

196   Este villancico y su glosa son atribuidos a Juan de Meneses en CG1557 (clxxxiv) y PN617 (167v). En el cancionero de Jorge de Montemayor se titula “Cancion agena” (39r). El villancico está también en PN531 (76v) con una glosa escrita por Pedro de Lemos. 197   PN531: esa mesma me disculpa. | La glosa de Pedro de Lemos es distinta. 198   Obra: Glosa contrahaziendo el romance que dize “Tiempo es, el cavallero”.

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y el medrar, que nunca vino, no ay ya para qué venir. Adios, adios vanidades, que no os quiero mas seguir. Dadme liçençia, buen rey, porque me es forçado partir. Finis

[32r]

Glosas Aunque mi seso se olvida, bien me avisa la razon que para mudar de vida no solamente es venida, mas pasada, la sazon; y tomando este consejo yo mismo me digo a mí: Pues te vas haziendo viejo, tiempo es ya, Castillejo, tiempo es de andar de aqui. Passada la moçedad y el calor de su deporte, hallo que es gran199 çeguedad seguir sin prosperidad los travajos de la corte; ni ya por sus glorias vanas me doy un maravedi quando miro a las mañanas que me creçen muchas canas y arrugas otro que si. Si en treinta años que he seguido la conquista de ventura, ella siempre me ha huïdo, ya que haga algun partido, será honrrar la sepultura; y aun en200 esta confiança no deve el201 hombre dormir,

  Obra: Es muy grande.   Obra: y aun con. 201   Obra: no se deve hombre. 199 200

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conoçida su mudança, pues se alexa el sperança quando se açerca el morir. Porque haviendo entonçes sido señalado el fundamento, pareçe que estoy corrido de ver que no á respondido el sucesso al pensamiento; y de muchos cortesanos que en menos estados vi, tienen enpacho a mis manos, viéndolos ricos y sanos y ellos lo contrario en mí. Grande estado ni ynterese no ay para que deseallo, ya que tan caro no fuese, porque, aunque aora viniese, no ay tiempo para gozallo; y pues todo va de camino quanto se puede pedir, vaya como fue contino y el medrar que nunca vino, no ay ya202 para qué venir. Assi mismo me fatigo algun tanto y me confundo, que sirviendo, como digo, aunque he cumplido comigo, no he cumplido con el mundo; mis duelos, por conoçellos me tienen rendido assi, que a vezes por causa dellos tengo verguença de aquellos que en juventud conoçí. No se entiende que el desseo de servir esté mudado, aunque sé que es devaneo203; mas la angustia en que me veo   Obra: ya no ai.   Obra: que devaneo.

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me pone en otro cuydado; y por que con las hedades suelen de nuevo acudir diversas enfermedades, adios, adios vanidades, que no os quiero mas seguir. Ni me tengan por mal204 esta confesion que hago, porque de lo prinçipal, que es la fee de muy leal, ya tengo carta de pago; y pues he cumplido la ley, hasta aqui de bien bivir205, no me quiero detener206, dadme liçençia buen rey, que207 me es forçado partir. finis XXXVIII208 [Sin título] El grave dolor estraño que vuestra merced sintió, aunque en su209 cuerpo hirió en mi alma hizo el daño; y fue tanta su graveza que aunque sana os torne a ver, nunca llegará el plazer a do llegó la tristeza. XXXIX 210 [Sin título] Rugier, qual siempre fui, tal esser voglio, Fin ala morte, e piu, se pia si pote.

  Obra: Ni se me tenga por mal.   Obra: bien servir. 206   Obra: tras el yugo, como buey. 207   Obra: pues. 208   Atribuido a Garci Sanchez de Badajoz en CG. 209   CG11: aunque su. 210   Estrofa 61 del Canto LXIV del Orlando Furioso de Ariosto. 204 205

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O siame Amor benigno o m’use orgo[g]lio, o me Fortuna in alto o in basso ruote, immobel son di vera fede scoglio che de ogni intorno il vento en el mar percuote: ne gia mai per bonaccia ne per verno logo mutai, ne mutero in eterno. XL211 [33 ] Cayó la condesa de Lerma junto a su posada en halto de una mula, y mostró un pedaço de pierna; de la qual cayda estuvo mala y se sangró. Este dia cayó Antonio de Soria en San Pablo y forçióse un pie y embió a la condesa una copla, que es la primera d’estas, y sobre ella se an scripto las demas. Y es éste el argumento d’esta obra.212 Muy Illustrissima Señora213 Aviendo visto una copla que a Vuestra Señoria se embió, pareçía a algunos tan mal la mitad d’ella que no pudieron dexar de contradezir al que la hizo, y que vea que los muchos mas años que tiene fueron causa que dixese tan gran herror. Supplicamos a Vuestra Señoria faborezca nuestra opinion, pues es tan justa, y por que se acuerde della copla va aqui la mitad que vos ofendió.214 r

  PN531 83v-84v; RAE 5371 9v-10v.   PN531: Entrando doña Ysabel de Borja, hija del duque de Gandía y condesa de Lerma, en el Monesterio de Sant Pablo de Valladolid, cayó en una reja que está a la puerta de la entrada y destroncósele un chapín. Suçedió que en el mismo día cayó en la misma reja Antonio de Soria, hombre cortesano y muy viejo, trovador aprovado, y desconçertósele un pie de la cayda. Y llegando a su posada malo dél, emvió luego esta copla a la señora condesa. Año de 1552 | RAE 5371: Para entrar en San Pablo de Valladolid, está en la puerta una reja de hierro. Y en entrando por ella la condesa de Lerma, hermana del duque de Gandía, se cayó. E sucedióle el mesmo caso el propio dia a Antonio de Soria, antiguo cortesano, y de la cayda se le quebró un pie. Y dice asi el conde. 213   En PN531 y RAE 5371, este texto en prosa aparece después de la copla de Antonio de Soria. 214   PN531: Aviendo visto una copla que a Vuestra Señoría se envió, algunos caballeros d’esta corte, pareçió la media postrera tan mal que no an podido dejar de contradeçir al que la hiço y haçerle conoçer que los muchos años que tiene fueron causa de digese tan gran herror. Vuestra Señoría faboresca nuestra opinión, pues está tan justa y tan en serviçio de Vuestra Señoría Illustrísima. El primero que envió su copla a la señora condesa fue don Juan Coloma. | RAE 5371: Vista por algunos caballeros offendidos por los yncultisimos versos, escrivieron a la condesa esta carta, con cada uno su copla. Muy Illustre Señora: Aviendo visto una copla que a Vuestra Señoria s’enbió, parezió algunos cavalleros tan mal la mitad d’ella que no pudieron dexar de contradezir al que la hizo y hazerle que aquellos muchos años que tiene fueron causa de tan grande herror, suplicamos a Vuestra Señoria favoreszca nuestra opinión pues es tan justa y tan en serviçio de Vuestra Señoria. Diçe don Juan Colonia: 211

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De Antonio de Soria Pues tantos hazéis caer, no es mucho que vos caiáis215, al216 menos en conoçer lo que deven217 padeçer éstos218 que vos derribáis. Aora he caydo yo219, en que el mas enamorado …………………..220 nunca su pena221 llegó al dolor del pie222 quebrado. Don Juan Coloma223 Caístes por levantaros la segunda vez peor, pues confesastes, señor, que pudo mas pena daros el suelo224 que no el amor. No sé a quién se pueda225 hechar la culpa que aqui tenéis sino a los sesenta226 y seis, que de yros ya a227 acabar tenéis el alma en228 los pies. Don Juan Pacheco229 Pareçe mal hordenado que hable en cosas de amor

  PN531, RAE 5371: vos caygáis.   RAE 5371: a lo menos. 217   PN531, RAE 5371: lo que haçeis. 218   PN531, RAE 5371: a los. 219   PN531, RAE 5371: Mas agora caygo yo. 220   PN531, RAE 5371: quando más penas sintió. 221   PN531, RAE 5371: nunca su dolor. 222   PN531, RAE 5371: de un. 223   Juan Coloma y Cardona, I conde de Elda. Véase la página 23. 224   PN531, RAE 5371: la reja. 225   PN531, RAE 5371: se puede. 226   PN531: los setenta. 227   RAE 5371: que de veros. 228   PN531, RAE 5371: el alma a. 229   Hijo del marqués de Villena y duque de Escalona Diego López Pacheco. Véase la página 25. 215 216

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quien por años se á escapado de tal fatiga, señor230. Y aunque no es231 de los mayores, çierto fue gran desconçierto que olvides el mal de amores con el de un pie casi muerto. Don Bernaldino de Ayala232 El prinçipio fue muy bueno y çierto233 por tal lo alabo, mas despues de visto el cabo por ereje le234 condeno. Antes que dezir tal235 mengua y tanta falta de fee236, que os quebrárades la lengua fuera mexor que el237 pie. Don Pedro de Avila238 El dolor de un pie quebrado, casi ya en la sepoltura, avéis, señor,239 ygualado con el de un enamorado puesto en toda su verdura. Yo no sé con qué podré disculpar este peccado, un remedio sólo sé dezir, que el240 dolor del pie a la cabeça es pasado.

  PN531: fatiga y dolor.   PN531: aunque no de. 232   Sirvió en las casas de la emperatriz Isabel y después de María de Bohemia. Véase la página 24. 233   PN531: y agora. 234   PN531: erege la | RAE 5371 ereje lo. 235   RAE 5371: antes que de çierto. 236   PN531, RAE 5371: y mostrar tan poca fee. 237   PN531, RAE 5371: que no el. 238   Marqués de las Navas y hermano mayor de Luis Ávila y Zúñiga. Véase la página 25. 239   PN531: avéis muy mal. 240   RAE 5371: dezir qual. 230 231

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Garçilaso241 Con mal anda ya el amor enbuelto con tantos años, pues tan ançiano amador da leyes en su dolor y descubre sus engaños. Oylde y no le creáis, que de todo está olvidado, y quando viejos seáis, mira bien como habláis, no os halléis un pie quebrado. Don Alonso de Villaroel242 Pues es parte el pie243 quebrado para hazer desbariar un seso tan conçertado244 dél os devéis de quexar y no d’estar lastimado. Y pues caer en tal dia n’os pudo a vos levantar, quien tan rezio desbaria bien puede desconfiar, de ninguna mexoria. Don Luis Zapata245 Cayendo se alçaba Anteo muy mas fuerte, y mas m’espanta el que assi cayendo veo, que mas loco se levanta. Que çierto, quien comparó su pie con nuestros pesares, al caer se le boluió el seso a los calcañares.

241   PN531, RAE 5371: Garçilaso de la Vega. Sobrino del famoso poeta. Véanse las páginas 24-25. 242   Maestre de campo de Martín Fernández de Córdoba en sus expediciones en África en 1543. Véase la página 25. 243   PN531: un pie | RAE 5371: pues se parte un pie. 244   PN531: tan asentado. 245   Zapata es conocido por su obra más importante, el Carlo famoso y su Miscelanea. Véanse las páginas 23-24, 34, 38 y 42.

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Juan Vázquez de Ayora246 El arbol que se á247 secado, si de buena fruta á sido, por el pie a de ser cortado para que restituydo cobre el ser que avíe dexado. Con hazeros destroncar fortuna lo proveyó, que vuestro248 pinpollo de trovar tornéis por el pie a brotar, como quando floreçió.249 Muy Illustrissima Señora Por ventura le pareçerá a Vuestra Señoría grande atrevimiento de un hombre viejo consumido ya de la flaqueza y de los muchos años, enprender defenderse250 de tantos251 valerosos cavalleros en252 la flor de su juventud. Mas la verdad tiene mucha fuerça y yo un253 animo, que aunque more254 en una casilla pequeña y vieja255 es malo de256 sojuzgar, espeçialmente de una contradiçion que no es mucho, aunque es de muchos. Le supplico a Vuestra Señoria que me faborezca en este caso, porque quando le pida esta merced quiero que sea para mayor cosa.257

  PN531: Don Rodrigo Girón | Hay escasa información sobre Vázquez de Ayora. Véase la página 25. 247   RAE 5371: que ya. 248   RAE 5371: que un. 249   En PN531, entre el final de esta copla y el siguiente texto, aparece lo siguiente: Viendo Antonio de Soria todas estas coplas respondió a todos juntos, escriviendo esta carta de la señora condesa. En RAE 5371 aparece así: Vistas estas coplas Antonio de Soria responde a la condesa diziendo. 250   PN531: consumido en la flaqueça de sus últimos años quererse defender | RAE 5371: comsumydo ya de la flaqueza de los muchos año en querer defenderse. 251   RAE 5371: de tan. 252   PN531: cavalleros puestos en. 253   RAE 5371: y aun. 254   PN531: aunque metido | RAE 5371: aunque mora. 255   PN531: un casilla vieja | RAE 5371: casilla vieja y pequeña. 256   EN PN531, el resto de la carta sigue así: juzgar. Yo me defiendo, y o suplico a vuestra señoría más de que mire mi defensa y sus ladridos, que su fabor para cosas más arduas le pienso pedir. 257   RAE 5371: No suplico a vos me favorezca en este caso porque quando pidiere esta merced á de ser en negoçio mas arduo. 246

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Solamente le supplico que pues ha visto los ladridos que andan tras mí, vea la defensa.258 Antonio de Soria a la Santa Junta259 [34v] Estos dias á aconteçido260 lo que no fue en los pasados, que con esto261 que á llubido, trovadores an naçido, que nunca fueron sembrados. Qué tales262 yo no lo sé, mas si mi dicho se toma, mas milagros juraré que á hecho263 el mal de mi pie, que el çancarron de Mahoma. El galardon264 que me an dado es que juntos de consuno contra mí an apellidado como perros que an ladrado, oyendo ladrar a uno. Contradizen mi opinion, dizen que es dicho de viejo, y no dan otra razon; hablan todos a monton propia cosa de conçejo. Quien de amor á de tractar, á de tener entendido que primero á de mirar adonde puede llegar y no lançar al ruido265. No ay nadie266 que tanto ofende

  RAE 5371: solamente suplico a vos que pues á oydo los ladridos que andan tras mí oya tanbien la defensa. Dize en metro. 259   Este epígrafe no aparece ni en PN531 ni en RAE 5371. 260   PN531: Este tiempo a suçedido. 261   PN531, RAE 5371: con lo mucho. 262   RAE 5371: quáles son. 263   PN531: a hecho el mal de mi pie. 264   PN531, RAE 5371: el consuelo. 265   PN531: sin lançarse luego al ruido | RAE 5371: y no cansarse el rruydo. 266   PN531: no hay cosa. 258

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al amor en la verdad267, como quien mal268 se defiende. Esta es cosa269 que no entiende la sancta comunidad. Piensan que es muy gran270 primor, y desto se satisfaçen, tratar muy mal al auctor. Perdónalos Tú, Señor, pues no saben lo que271 hazen. Con todo, bien lo mirando, muy dignos son de loar, porque se andan ensayando, que cayendo y levantando, quiza que sabrán trovar272. De otro cavallero La rromana es de arte tal que con muy pequeña pesa, un peso muy desigual se yguala y haze caual? Pone en fil y contra pesa. Assi sea contrapesado el de Soria en su porfia, que su balança á pesado tal por fil, y aun á sobrado una muy gran conpañia. No está en muchos el vençer, ni al numero haze el hecho, mill huestes vemos perder de al enemigo temer, por campo flaco y estrecho; assi por su discrecion á hecho Antonio de Soria, que de un luçido esquadron,

  PN531: el amor como verdad.   PN531: como el mal que | RAE 5371 como a quien mal. 269   PN531: esta cosa es | RAE 5371 estas cosas. 270   PN531: que es grande. 271   PN531: que se. 272   En PN531 y RAE 5371 la serie de coplas termina aquí. 267 268

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de gran nombre y presunçion, alcançado á gran vitoria. Mas de lo que estó espantado, y çierto de espantar es, que flaco viejo y cansado, con un pie ni quebrado, los á alcancado por pies. Al señor Antonio de Soria, porque quebrando un pie á sacado mas poetas que ya son hombres armados de los dientes de las sirpientes que sembró. A vuestro pie lastimado, nunca podremos pagar el fruto que nos á dado, aunque sale tan forçado como de pie de lagar. Lo que en vos á suçedido razonable cosa es, sin repuñar al sentido que esse vuestro pie torçido, engendre forçidos pies. XLI [35v] Carta del Rey de Françia a los electores y prinçipes del ymperio273 Nos Enrrico, por la gracia de Dios Rey de Françia, a vos Rmos y Reverendos Illustrissimos electores y prinçipes, perlados, generosos nobles honrrados, condes, señores, varones, cavalleros, y çiudades del Sacro Ymperio de Alemaña, y a todos los otros estados del dicho ymperio conforme a la dignidad de cada uno. Nuestra amistad, salud, y nuestra boluntad y todo el bien hazemos saber a todos y a cada uno, particularmente que, desde el prinçipio de la juventud mia hasta aora, ninguna cosa he pensado ser mas conviniente y devida a mí, que despues de aver mantenido la sacra y vera religion cristiana, nuestra ayudar y socorrer a todo el mundo, y espeçialmente a amigos trabajando y procurando con esto conquistar nombre y fama ynmortal para siempre. Por esto, siendo despues de la muerte del cristianissimo Rey, mi Señor y padre, venido a reynar, puse todo el cuydado y fuerças mias para tornar al Reyno de Escoçia y al Rey en el primer estado y dignidad suya, [36r] la liga hecha de mi padre con mis amados compadres los zuizos; he renovado Bolonia pertinente a la Corona de Françia, torné a cobrar y conquistar ý los hechados moradores d’ella que heran por muchas par  Véanse las páginas 30-32 para un estudio de esta carta.

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tes repartidas, y privados de sus haziendas y posesiones; torné a restituyr y poner en el suyo allende d’este; hize las pazes con mi amado el Rey de Ingalaterra, y aun mas estrecha amistad y liga que antes. Mas el emperador, por diversas y antiguas platicas, quiso turbar y desligar esta amistad y liga, y puso al prinçipio mala boluntad y enemistad, y despues grande y peligrosa guerra entre estos dos reynos, la qual con ynfinita espesa y daño de entramas partes, por ordenaçion del emperador, á durado mucho tiempo. Hechas ya las pazes con Yngalaterra y siendo conçertado ya con todos mis vezinos, y aunque el emperador con muchos secretos y peligrosos tratos y con engañosa presa de los bienes mios y con forçosas fuerças a mí hechos, me aya dado harta causa para hazelle guerra, todavia mirando yo mas a los mandamientos de Dios y a la paz y tranquilidad de mis vasallos que a la venganza y honrra que [36v] por via de la guerra podía tomar y alcançar. Determiné de bivir en paz y governar mi reyno y tierras con loables costumbres y leyes y justas ynstituçiones en lo a mí posible. Y estando assi firme en este proposito, mis adversarios atribuyeron esta determinaçion mia a miedo y a poquedad de animo. Allende d’esto, muchas quexas que particularmente me an dado muchos electores prinçipes, Illustrissimos hombres de Alemaña, como son gravissimamente tiranizados y suprimidos del emperador y que con socolor de conçertar la religion y castigar los rebeldes, y de resistir las grandes y poderosas fuerças del turco, trata y busca la perdiçion d’ellos y ponellos para siempre en servidumbre. Y por esta razon con falsas y engañosas maneras puso partes enemistades y bandos en los mismos estados y prinçipes del Sacro Ymperio y sus fuerças d’ellos y poder; ya de tal manera á destruydo y enflaqueçido, que sin resistençia alguna espera y piensa hazer monarca a él y a todos los de la Casa de Austria, como claramente se sabe y se conoze. Lo qual en verdad a mí, como quien desçiende y trae su origen verdadero de los alemanes, me á pessado en estremo, y mas por que hallo que siempre an sido unidas y confederadas entre sí estas dos naçiones, ni jamas lo dexarán de ser, si no fuera por el dicho emperador. [37r] Porque mis antepasados, conformándose en las dichas costumbres y boluntades con los estados del ymperio, an sido siempre jamas amiçissimos d’ellos, de donde salieron grandissimos bienes y provechos y çierta seguridad al Reyno y Corona de Françia. Y porque muy bien conprehendo y veo que esta mudanza de la libertad en servidumbre y perpetuo cautiverio puede ser ympedimiento de toda la naçion alemana y ruyna del Sacro Ymperio, el qual estando en pie es verdaderamente fortaleza y muro, no solo de la naçion françesa, mas de toda la cristiandad. Y por esto he desseado siempre que estas dos poderosissimas naçiones de los cristianos juntasen sus fuerças y armas, porque ni los ynfieles con todo el poder suyo, ni otras quales quier gentes ni naçiones las pudiesen causar miedo ni daño alguno. Pero dexando los prinçipes y otros estados de tratar esto, y descuydándose de hazer tal

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conçierto, ni supe ni pude yo dar prinçipio, porque y aunque algunos, pidiendo socorro y ayuda mia, ayan tratado esto comigo como estavan tan repartidos y divisos entre sí, no he tenido yo lugar para hazello. Pero el summo y poderoso Dios, que solo es justo y todas las cosas a su tiempo haze, que siendo al Otavio duque de Parma y Plasençia274 contra todo dever y razon, [37v] hecha guerra del emperador y Papa Julio,275 y haziéndome él saber la gran sin razon y fuerza que le hazían, y pidiéndome socorro, y no pudiendo en ninguna manera dexar desamaparado al dicho duque ni al conde de Mirandola,276 fui forçado tomar la guerra. Y lo que mas me movió a esto á sido tantas quexas de tantos prinçipes y estados del Sacro Ymperio, los quales, rogando y supplicando, me fatigavan como cristianissimo Rey socorriese a la libertad de Alemaña, lo qual no pude negarles, viendo que no otorgando lo que pedían ellos, quedavan perdidos, y perdidos ellos se perdía toda la cristiandad. Y dexaré aora de contar las razones justas, la neçesidad grande que a los prinçipes y estados del ymperio a movido a hazer esta guerra, por que ellos mismos darán razon d’ello en cartas suyas, que sobre eso imprimirán y dexarán ymprimir por todo el Ymperio, de donde se comprehende por qual justa y devida razon hazen lo que an hecho. Ni contaré lo que a todo el mundo es notorio [38r] y manifiesto, de qué manera y por quáles modos á sido el Ymperio del dicho emperador y del Rey su hermano acresçentado. Dígolo al contrario, menguado y perdido; y por que quien tiene sojuzgadas las gentes y estados, quien perdió todas las comunidades en manos de quienes todando [?] los obispados de Lutuque, Camera y Costançia277 y otros ynfinitos, quien hizo mudanzas no acostumbradas antes en el obispado de Treves278 y en el ducado de Geldria,279 Bitemberg280 haze?, quien por mill maneras estos dichos y otros ynfinitos estados tiene destruidos y desalados, todos lo saben y lo sienten. ¿Por qué razon el emperador y su hermano, contra las costumbres y leyes antiguas, no dexan tratar ni venir nuestros embaxadores a las dietas del ymperio? ¿Por que á vedado que los alemanes no sirvan a mí ni a otro señor que 274   Octavio Farnesio, duque de Parma y de Piacenza, se casó con Margarita de Austria, la hija natural de Carlos V, en 1538. Entró en disputa con el emperador en 1547, cuando las tropas imperiales ocuparon Piacenza y se le anuló el título de este ducado y del de Parma. Por esta razón don Octavio se alió con el rey francés, aunque después llegó a un acuerdo sobre los ducados de Parma y e Piacenza. 275   El papa Julio III. 276   Ludovico II Pico della Mirandola, conde de Mirándola y Concordia. 277   Por lo visto, se trata de tres de los principados-obispados del Sacro Imperio Romano, probablemente Lübeck, Colonia y Constancia. 278   Tréveris fue uno de los electorados originales del imperio. 279   Hoy una provincia en Holanda. 280   Wittenberg, sede del electorado de Sajonia.

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sea su contrario? ¿Quántos y quántos valerosissimos hombres y capitanes presos, de los que a este fin tiene puestos hambrientos perros de la sangre germana, mandó miserablemente con grandissimas afrentas y penas matar, quiriéndose hallar presente, quando les davan la muerte por saçiar y hartarse de la sangre [38v] Alemana como ha hecho, haziendo matar en Agusta mi fiel y amado criado, Flugis Pergue.281 ¿Quántos desvergonçadissimos mandamientos á dado, prometiendo mucha cantidad de dineros y bienes a los que publicamente y a traiçion matasen mis criados y otros honrrados hombres? Mas no dexo estenderme mas en esto por que no ay hombre tan perdido que le pueda loar d’esto. Y lo que summariamente he dicho no se podría en grandisiimos libros comprehender. Y callo como todas las cosas y negoçios por las personas del juizio de su camara haze y trata, por las demas que él y su hermano an hordenado consejeros del ymperio, buscando y tratando el provecho suyo, de manera que se podrá dezir aquella gente sola y los del juizio de la camara causar todo el mal universal de Alemaña. Pero no me quiero mas detener en contar esto, ni menos en mostrar la grandissima boluntad que yo a los prinçipes y estados de Alemaña tengo, porque mas lo desseo mostrar. Y lo haré claro con los hechos, y hago protestaçion publicamente, que yo por lo que he sabido y conoçido y muy bien pensado, no he hallado razon ninguna justa por la qual yo, a los que sin razon son suprimidos, pudiese negar la defensa y socorro mio. Por esto, por ynspiraçion de Dios, haziendo solamente la liga con los dichos [39r] prinçipes y estados del Ymperio, pero aun con todo mi poder y con todas mis fuerças y de todos mis amigos y de mi persona misma, los quiero socorrer y faboreçer. Y por que por tan gran benefiçio no queden obligados todos, y quede para siempre memoria d’ello, juro y protesto aqui para delante de Dios, que por todo este travajo que tomo en peligrar mi persona y gastar mi hazienda, no pienso ni pretendo otra cosa, ni lo hago a otro fin, que por conservar la libertad del dicho Ymperio y por ganar nombre para siempre jamas ynmortal, como hizo en los tiempos passados Flaminio en Greçia;282 y por que todos los prinçipes, estados, y çiudades del Ymperio sean libertados de la miseria e yndigna servidumbre, espeçialmente por hazer soltar a mis amados parientes, el duque de Sax Federico y a Lanzgrave283 de la carçel, en la qual tan sin razon tanto tiempo son detenidos. Y por que todos estén seguros y no reçiban daño en sus personas y ha-

281   Pergue es un apellido francés que proviene de Bretaña. La identidad de esta persona no está clara. 282   Tito Quincio Flaminio, militar romano, fue uno de los personajes principales en la conquista romana de Grecia. 283   Juan Federico I fue elector de Sajonia y líder de la Liga de Esmalcalda. El landgrave de Hesse fue Felipe I de Hesse.

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ziendas, porné todo el cuydado para que nadie sea agraviado o quejoso de los mios, porque no pretendo yo con esta liga y presente guerra hazer daño a nadie, mas solamente recuperar lo que sin razon está tomado y perdido. Y prometo y juro a Dios y delante todos los reyes y prinçipes cristianos, que ni quiero ni [39v] consiento, ni consentiré, que nadie de qualquier estado o condiçion que sea, sea agraviado; por lo qual se conoçerá quán falso es lo que mis adversarios de mí an dicho, que tiniendo yo nombre de rey cristianissimo, pretendo a los Reverendíssimos obispos y abades y otras eclesiasticas personas, perseguir y perder, aviendo yo a vosotros resçebido en mi protection. Pero con esta condiçion, que quede asegurado de vos que consentiréis comigo y con mis amigos, quedando çiertos de lo que por muchas cartas os tengo prometido, que despues de recuperada la libertad, se hará una union y conformidad en la religion cristiana vera, y sin ambiçion ni provecho particular, como hasta aora sea tratado, por lo que travajaré y procuraré con todas mis fuerças. De todo esto quise u a vos, Illustrissimos y Reverendissimos prinçipes y electores y otros estados del Ymperio, para que sepáis y conozcáis la causa de la guerra y lo que me movió a hazella. Los provechos y bienes que d’ella saldrán, lo que a nadie desplazerá sino fuera hombre muy perdido y enemigo de sí mismo, y de su patria. Y digo que si uviere alguno tal como es, pero que no avrá que contradiga esta liga nuestra y pretendiere turballa y ayudar y faboreçer al emperador, que a este tal determino de perseguir y destruyr con armas y con fuego, [40r] con todo el poder y fuerças mia, y aunque contra el proposito mio. Y lo cortaré y echaré del todo, como se corta y echa un miembro malo del cuerpo sano para que siempre jamas quede castigado y afligido y ynabil, para deturbar los propositos mios, los demas que toca a mí, ya los estados del ymperio. Os dirá el Illustrissimo y nuestro amado, el obispo de Bolonia,284 el qual como a embaxador mio daréis entera fee y relaçion de la voluntad y determinaçion vuestra. De Fonte Moste y de hebrero tres de 1551 años

  El cardenal Alessandro Campeggio.

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XLII Testamento o sumario de cosas acaeçidas a Diego Garçia de Paredes, que en gloria esté.285 286 En el año de siete uve una diferençia con Ruy Sanchez de Vargas sobre un caballo de Coracho287, nuestro sobrino, que yo le tomé para venir a Ytalia. Y vino tras mí Ruy Sanchez con tres de a cavallo288 por nos le289 quitar. Y dímosles290 tantas cuchilladas hasta que cayó Ruy Sanchez y291 sus escuderos me acometieron de tal manera que me vi en292 aprieto, pero al fin los descalabré a todos y me fui mi camino. En el propio293 año llegué a Roma con muy gran294 neçessidad, yo y mi hermano Alvaro de Paredes295, en la qual çiudad no hallamos quién nos diese de comer, por la falta de la guerra que no avía. Y estando pensando como se podría salir de tal neçesidad296, acordamos de asentar con el Papa por alabarderos de su guarda297, quiriendo mas poner los cuerpos a la servidumbre que darnos a conozer al Cardenal de Sancta Cruz298, cuyos primos héramos, passando algunos meses en esta vida con otros españoles compañeros299 nuestros, cuyos nombres son: Juan de Urbina y Juan de Vargas y Piçarro, Çamudio y Villalva, y posando juntos.300 [41r] Nos tocó la guardia de la puerta, donde estávamos tirando a la barra unos con otros, de lo que el Papa se holgava. Llegaron algunos cavalleros ytalianos a301 tirar. Y entre ellos avíe uno que se tenía por gran tirador, y éste dixo a mi hermano si avíe quién tirase çien escudos, que se302 los tiraría. Fuele

[40v]

  En Ms. 1752, lleva el título “Suma de las cosas que acontecieron a Diego Garcia de Paredes y de lo que hizo, escrita por él mismo cuando estaba enfermo del mal de que murió”. Todas las variantes de este texto son de este códice. Sobre este testamento, véanse las páginas 27-28. 286   En el año de mil y quinientos y siete hubo. 287  Corajo. 288   de caballo. 289   po me lo. 290  Dímosnos. 291   y luego. 292   en grande. 293   el mismo. 294   con gran. 295   Alvaro Paredes. 296   tal fatiga. 297   de asentar por alabarderos en la guarda del Papa. 298   Cruz, don Bernardino de Carvajal. 299   españoles amigos. 300   posando todos juntos. 301   caballeros a. 302   que él se. 285

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respondido que si éste se desnudó, y puso los çien escudos303 y demandó el304 tirador qué avíe de tirar. Yo tomé la barra no tiniendo los escudos305, y quise tirar por gentileza. Y éste, enojado de mí, dixo que me fuese a tirar con otros como yo, que no hera su honrra tirar comigo. Yo le dixe que mentía él306, y sus compañeros y criados echaron mano a las espadas, y yo a la barra que tenia en las manos307 y con ella nos defendimos con su daño, por que matamos çinco d’ellos y diez308 heridos. Por donde se rebolvió la corte de tal suerte que mandó el Papa que se prendiesen los309 romanos por el poco respeto que tuvieron. Y assi fue hecho, y nosotros dados por libres. A ocho dias de310 março del dicho año se vieron mis compañeros y yo mas neçesitados que nunca. Y andávamos tan alcançados con el poco partido que hera fuerça que de noche fuesemos a buscar ventura311, y lo que se ganava yvamos a vender312 a Napoles, y alli teníamos [41v] moças313 ganando el vestido. Y pareçiéndome a mí mala vida, determiné de darme314 a conozer al Cardenal, para salir315 de tal caso, y assi lo hize, que fue provecho de todos. Que no passo abril y mayo316 se reveló Montefiascon y otras tierras confines de las tierras317 del Prospero Colona, para la qual cosa se hizieron seis vanderas, quatro de ynfanteria y dos de cavallo. Y alli me dieron la primera compañia que tuve. Fue mi alferez Juan de urbina y mi hermano sargento, y Villalva y Pizarro y Çamudio cavos d’esquadra. Fue general d’esta gente un sobrino del Papa. Hizimos el318 viaje caminando de noche por no ser sentidos, y llegamos a319 media noche al burgo de la tierra. Buscamos escalas, palancas, y baybenes y otras cosas convi-

  cien ducados.   demandó del. 305   los ducados. 306  mentía. 307   la barra que él había dejado. 308   y mas de diez. 309   a los. 310   A ocho de. 311   fuerza ir de noche a buscar ventura de enemigos. 312   a venderlo. 313   teníamos tambien mozas. 314   de me dar. 315   por salir. 316   Y no pasando abril. 317   y otra tierra que confina con tierra. 318   hizimos nuestro. 319   a la. 303 304

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nientes. Y yo tomé dos cuerdas320 que bastavan a la muralla y até dos leños321, y con picas los atravesé en las almenas, por do subí322 que no fui sentido.323 El general ordenó de saltar324 la tierra de la325 otra parte, mas con ruydo que no con obras326 por que cargase la gente alli. Yo hize subir mis compañeros por las sogas y mataron las çentinelas de la muralla327. Y baxaron a la guardia y mis compa[42r]ñeros peleavan con ella328. Y yo fui a la puerta y así el329 çerrojo, que estava con llave. Arranqué las armellas y abrí las puertas, por donde entraron los nuestros. Y fuimos a la plaça, do se recogieron para pelear los enemigos que heran330 por todos ocho vanderas de yanfanteria. Fueron rompidos, y la tierra saqueada, y la otra tierra rendida331 de miedo. De alli se despidió la gente, salvo mi compania, que bueltos a Roma me metieron en Santangel y estuve alli todo el año hasta la guerra del Papa y el duque de Urbino, que faboreçieron al332 Gran Capitan por mandado del emperador Maximiliano, por la liga que se hizo contra él. Salimos en compañia. Y siendo yo de guardia, los enemigos me acometieron por dos partes. Dímosnos tan buena maña con ellos que se perdieron los mas muertos y heridos. Y por que peleando con ellos dixe: ¡España! ¡España! fui reprehendido del capitan Çesare, romano333. Yo le desmentí. Fue neçesario334 combatir y dióme Dios335 victoria, que336 le corte la cabeza, no quiriendo entendelle que se rendía. Sabido por el Papa, mandóme quitar la compañia y que me prendiesen, y assi se hizo, que yo fui preso en la tienda del general. Y guardávanme ocho soldados. Y a media noche me [42v] aventuré a salvarme, tomando de la guarda una alabarda. Y con ella maté la çentinela y salí fuera, y la guardia tras mí hasta la guarda del campo. Y alli reparé por la mucha gente que venía

  tomé cuerdas.   atamos dos leños a los cabos. 322   subí tan presto. 323   sentido de los enemigos. 324   ordenó saltear. 325   tierra por. 326   que con obra. 327   de la mas alta. 328   guardia mis compañeros y pelearon con ella. 329   asi del. 330   enemigos. Eran. 331   tierra se rindió. 332   que favoreció el. 333   romano, diciendo que yo era traidor. 334   Y fue necesidad de. 335   y Dios me dio. 336   victoria y. 320 321

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con mano armada337, no sabiendo qué fuese. Yo sali a la çentinela y demandóme338 el nonbre. Yo no le sabía y339 acometióme y yo matéle340. Y assi salí fuera del fuerte y fuime al campo del duque, donde fui bien reçebido, aunque la noche passada avíe hecho daño en ellos. Fui llevado a la tienda del duque, el qual mostró comigo mucho plazer. Y dióme una compañia de arcabuzeros de un capitan que avíe341 muerto la noche passada, y offresçióme mas mercedes. Y estando de dia en dia para dar la batalla, suppliqué al duque que nos allegasemos mas, y assi lo hizo, que passamos un rio342 por barcas y entramos en una ysleta. Y alli nos ayslamos, porque los enemigos lo supieron que venían de socorro, y eran veneçianos y tomaron las barcas. Y por la otra parte del campo del Papa nos tenía343 una puente que estava al otro braço344 del rio, de que uvimos temor de la hambre. Y como yo fui causa345 d’este çerco, procuré el remedio por que no avíe vitualla para [43r] dos dias. Y dixe al duque que quería provar ventura, y tomé un cavallo en calças y en camisa, y hize esplanar la punta de arriva do se partían los brazos del rio, y con una lança entré en el rio346 entre las dos aguas. Y guióme347 Dios tan bien, que tentando hallé vado, pero alta348 la salida, que fue menester allanalla, y tornándome349 al duque demandé çinquenta cavallos y çinquenta escopeteros350. Y tomados a las ancas con las trompetas y atambores del campo, me partí dixiendo al duque que reposase hasta un ora antes del dia y aquella ora se pusiese çerca de la puente, que yo queria romper los enemigos y tomalles el artilleria. Y assi fue, que passando351 de la otra parte, el duque les tocó al arma toda la noche. Y estando desbelados352 y cansados, mandaron una carta a los veneçianos que passasen el rio353, la qual yo tomé. Y venida la ora puse en çinco partes la gente y comenzé a templar las cajas de los atambores. Y   que venía. Y el capitán, alborotado, detuvo la gente con mano armada.   y demandándome. 339   Como no se lo sabía dar. 340   yo le maté. 341   que fue. 342   el río. 343   nos tomó. 344   al otro lado. 345   fui la causa. 346   entré el río. 347   Y quísome. 348   aunque alta. 349   y tornando. 350   al duque le demandé quinientos caballos y quinientos arcabuceros. 351   que pasados. 352   estando de vela. 353   los venecianos. 337 338

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los enemigos pensaron que fuesen veneçianos, y assi pude llegar sin alboroto al campo, al qual acometimos todos a un tiempo354, entrando por él matando y quemando, de tal suerte que no hera bien de dia quando heran rotos sin saber quién los rompía. Y tomé el artilleria, haziendo bolver las bocas contra [43v] ellos355. Y saliendo356 el duque, acabamos la jornada, reposando357 quatro horas. Tuvimos modo de embiar la carta a los veneçianos que passasen el rio, y assi lo hizieron, que passaron todos, que heran seis mill. Y fui con dos mill escopeteros a un foso358 donde los puse secretos. Y el duque vino como a resçebillos, y ellos, no sabiendo cosa de lo pasado, salvo el ruydo del artilleria, passaron sin sospecha. Y quiriéndose poner359 en orden, les acometí con la escopeteria, donde murieron mas de dos mill, y los otros presos y ahogados. Feneçieron estas dos batallas por la boluntad de Dios aquel dia y cobró el duque360 lo que tenía perdido y sosegó su estado. De alli fui361 al campo del Prospero Colona. El Gran Capitan me recibió muy bien, y el Prospero me llevó consigo y me dio su compañia de cavallos y dos de escopeteros. Fui su coronel. Suçedió la guerra del rey de Françia por la parte del reyno de Napoles. Fuese a dar la batalla a Rebena, do la perdimos por la mucha gente, que heran ellos sesenta mill y nosotros quinze mill, pero quedaron dellos tan362 pocos como nosotros héramos. Escapamos363 dos mill y quinientos españoles. Recogiónos el364 duque de Urbino. Y rehízose el [44r] campo. Fuimos tras los enemigos alcançámoslos en el365 Ferrarés. Veneçianos tornaron con socorro, el Papa tambien, el duque de Ferrara en fabor de françeses366. Turó la guerra algunos dias escaramuçando unos con otros. Yva nuestro bagaje por sacomano de heno los enemigos fueron avisados367 hizieron una emboscada de dos mill hombres. Yo fuy por escolta con mis tres vanderas, dos de escopeteros y una de cavallos, do se hizo el sacomano. Dexé la ynfanteria y yo pasé adelante con los cavallos. Fui acometidos d’ellos y tomaron368 el   acometimos a un tiempo todos.   las bocas hacia ellos. 356   y salido. 357   donde reposamos. 358   dos mil arcabuceros a un soto. 359   Y queriendo ponerse. 360   Dios en aquel día y el duque cobró. 361   De alli fuimos. 362   quedaron tan. 363  Escaparon. 364   y recogímosnos al. 365  en. 366   de Francia. 367   bagaje dando sacomano en los enemigos, los cuales, siendo avisados. 368   y tomáronme. 354 355

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passo. Fue forçado pelear y romper por medio, lo qual se hizo a su pesar. Passado d’ellos, salió la escopeteria en nuestro socorro. Y tomamoslos369 en medio, y peleamos tanto los unos y los otros que de los mios quedaron370 dozientos bivos, y de los suyos quatroçientos. Todos los otros murieron, a mí me prendieron con tres heridas de escopeta y mi cavallo murió371. Tomáronme preso y lleuvándome quatro hombres a pie topamos372 una puente sin bordes. Y alli me abrazé con ellos que me llevarían373 assido, y assi abraçados, me dexé caer de la puente abaxo y ellos374 se ahogaron y yo escapé por buen nadador y boluntad de Dios, que si me llevaran al campo me dieran mill muertes. [44v] Y assi bolví a nuestro campo armado de todas armas, a pie, mojado, y seis millas de camino. Con todo, fui bien resçebido del Prospero. Los enemigos tomaron tanto miedo d’esta vez que pidieron tregua por seis meses; fueron hechas.375 El coronel Palomino se dexó dezir que avía ganado yo poca honrra con los enemigos, pues perdí mi gente, y que fue mas locura que valentia.376 Yo le embié un cartel diziendo que yo avíe hecho mas aquel dia qu’él haría en toda su vida. Él respondió feamente, por do convino combatir. Fue mi padrino Juan de Sodonia, maestro de campo; fue suyo Perucho de Garro; fueron señores del campo el Prospero y el Gran Capitan. Combatimos con espadas solas, en calzas y en camisa. Dióme una cuchillada en el braço yzquierdo377 hasta la uña del dedo pulgar. Dile yo a él otra, que le corté el brazo de la guarniçion y la mano. Arremetió a tomalla con la378 yzquierda y dile otra en el muslo que di con él en el suelo. Quise cortalle la cabeza. Pidiómele el Gran Capitan por hombre muerto, yo se le di. Cumplida la tregua, uvo conçierto entre los [45r] campos, con mandado de los reyes, que combatiesen doze con doze379. Vino a380 efecto, de nuestra381 parte fueron estos: el coronel Çamudio, el coronel Villalva, el coronel Aldana, el coronel Piçarro, el coronel Santa Cruz, el capitan Juan de Haro, el capitan Juan de Sodoma382, el capitan Alvarado, dos capitanes de gente de armas, y los demas ytalianos y yo.   y tomáronnos.  quedamos. 371   caballo muerto. 372   Tomáronme cuatro hombres de armas y, llevándome preso a pie, tomamos. 373   con los que me llevaban. 374   abajo con ellos en el rio, donde todos ellos. 375   termina la oración con “seis meses”. 376   fue más la saña que la. 377   izquierdo desde el codo. 378   la mano. 379   doze por doze. 380  A. 381   de una. 382   Juan de Gomado. 369 370

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Quiso Dios mostrar383 justiçia, que fueron vençidos y muertos384. Sobre este combate se rebolvió un capitan françes comigo, porque le maté dos hermanos suyos, y combatimos en medio de los dos campos armados de hombres de armas con dos porras385 de hierro que yo saqué. Y viendo la pesadumbre d’ellas386, hechó la suya en el campo, no pudiéndola menear, y echó mano al estoque y vino a mí, pensando que yo no pudiera menear387 la porra. Dióme un estocado por el escarçela del arnes y hirióme. yo le di con la porra en la cabeza, que le hundí el almete en ella y murió. Y por estas quatro cosas que me aconteçieron388 casi juntas me vinieron muchos rebeses, ansi de amigos como de enemigos, por que por espaçio de tres meses combatí otras tres vezes, y quiso Dios darme vitoria [45v] por la razon que tenía. Despues de a389 pocos dias fue la batalla de Biçença, y ganámosla que390 pensaron tenernos en la red. De ay fuy a España con el Gran Capitan, que fue391 a dar cuenta de lo hecho392, y alcançó al rey por çien mill ducados. Y estando un dia en la sala del rey muchos cavalleros, y entre ellos393 dos que dixeron qu’el Gran Capitan394 no hera el mejor criado suyo y de mejores obras, que tomase un guante que puse sobre395 la mesa. El rey me lo bolvió, que no lo tomó nadie, y dixo el rey que hera verdad lo que yo dezía. De alli el Gran Capitan estuvo bien comigo, que hasta alli no me pudo396 ver por que yo servía397 al Prospero. De alli me fui a mi tierra y en una villa que llamavan398 Coria. Llegué tarde con un399 paje, que a mi casa no pude andar tanto. Y hallé en la posada dos rufianes y dos putas y unos bulderos que querían çenar. Y como me vieron vestido de pardillo con un papahigo400 pensaron que hera mer  demostrar su.   fueron muertos. 385   con porras. 386   de ellas el francés. 387   yo no podría alzar. 388   me acaecieron. 389   Dende a. 390   y ganamos aunque. 391   que iba. 392   de los hechos. 393   entre ellos hubo. 394   el Gran Capitán no daba buena cuenta de sí. Yo respondí alto, que lo oyó el Rey, que cualquier que dijese que el Gran Capitán. 395   que yo le puse en. 396   no me podía. 397   porque no serví. 398   mi tierra por Coria. 399   con solo un. 400   cmo vestido de pardillo me viesen, y con un papahigo. 383 384

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chan de puercos. Y començáronme a preguntar que dónde yva, si yva a comprar puercos, que alli los avía buenos. Yo no respondiendo, pensaron que hera judio y sordo. Y llegó uno de los rufianes a tirarme del pagahigo, [46r] diziendo que si hera sordo. Yo estuve quedo por ver qué haría mas. Un buldero que pareçía hombre de bien le dixo quedito que no se burlase comigo, que no sabía quién hera, y que se me parecían armas por debaxo del sayo. Estos rufianes llegaron a mí por ver las armas. Desque me vieron armado, los judios no hizeron mas escarnio de Dios401. La puta dezía si avía escapado del sepulcro huyendo. En esto llegó mi gente, que traía de Ytalia beinte y çinco arcabuçeros. Y embié al paje a ellos, que no dixesen quién yo era ni hiziesen que me conoçían, por ver en qué pararía402 la fiesta. Y, tornados al tema, vino uno d’ellos y tiróme del papahigo, quiriendo que le mostrase las armas por que heran dorados, y aun me dixeron si las avía hurtado. Un cabo d’esquadra nuestro, no pudiendo403 zufrir, quiso poner mano a la espada. Yo me levanté y tomé un vanco en que estava sentado. Y comenzé por el rufian y las putas y abrí la cabeza al rufian404 y eché405 las putas y los bulderos en el fuego. La406 puta cayó debaxo y murió; los otros quemadas las caras y las manos. Salieron huyendo407, dando bozes a la justiçia, y el mesonero con ellos. Nosotros nos sentamos a çenar408 su çena hasta que409 el pueblo se junto a la puerta. Y vino un alcalde a quebrar la puerta y yo le hize abrir, y entraron410 [46v] de golpe los porquerones. Yo tomé la tranca de la puerta411 y derroqué dos u tres d’ellos y no osaron entrar mas. Y de fuera me requerían que me diese a prision, si no que me quemarían la casa. Y en fin vino el obispo, que hera mi deudo, y apaziguóse412 todo./ Desde413 a poco tiempo fueme mandado yr a Navarra. Fuy coronel de nueve vanderas. Tomamos a Maya, castillo fuerte. Fuimos a Pamplona; dimos la batalla; perdieron los françeses. Fuimos a Fuente rabia; tomóse414 por hambre. Despidióse la gente que no fue menester. Suçedieron las Comunidades y pararon en lo que sabemos. Bolvimos luego a Navarra   más escarnio.   en qué paraba. 403   no pudiendo ya. 404   y abrile la cabeza. 405   y eché al otro rufián y. 406  Una. 407  Salieron. 408   a tomar. 409   hasta que todo. 410  entrando. 411   Yo, que tenía la tranca de la puerta en las manos. 412   y asosegó. 413   Y dende. 414  tomámosla. 401 402

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con el prinçipe de Oranje y el condestable. Ganamos de françes[es] a Vidax415 y a Monleon de Sola y a Salvatierra. De ay fuymos a Ostariz416, y fue quemada por los alemanes y saqueada, mas de vino417 se pararon tales que los enemigos les tomaron el artilleria y quemaron los puentes y varcas que llevavan418. Yo yva de retaguardia con mill419 escopeteros y atravesé un monte y toméles el passo viniendo420 con la presa, que heran por todos çinco mill. Tomélos descuydados. Rompímoslos y quitámosles la artilleria, matamos mill dellos prendieronse muchos421. De alli fuimos a Fuente rabia; rindióse. De alli fue422 despedida la gente que no fue menester. Quedó Gutierre Quixada423 [47r] y yo, cada uno con su coronelia. Vino campo de françeses. Tomamos el castillo de Beovia424, que hera el paso; defendímosselo425. Tornáronse todos salvo çinco mill esquizaros escogidos entre doze mill. Despidióse nuestra gente; quedaron seis çientos españoles. Vinieron los esguiçaros contra ellos por una montaña arriba tan derecha que subían asiéndose con las manos por degollarnos. Quando fueron en lo alto arremetimos con ellos y rompimos los murieron despeñados y de426 nuestras manos y ahogados en un rio mas de quatro mill, y los otros427 fueron presos y llevados a los governadores de España a Vitoria. Luego vino Su Magestad de Flandes. Fuy yo a besalle las manos. Hizo cortes. Fuese luego a Ytalia, fue a Bolonia. Coronóse. Fuimos luego a Ungria. Retiróse el turco. Tornamos a Ytalia. Llegados al Friol428, una jornada atras me quedé en una casina429 en la campaña, por ser tarde, a una milla del campo. Yvan comigo unos criados del emperador con sus mugeres y carros y ropa430 y seis criados mios y mi hijo, Sancho de Paredes. A media noche sentí ruydo alderredor de la casa. Levantéme de un vanco en que estava armado y hize armar mis criados. Y escuchando por una finistra431 una   a Undabia.   a Tariz. 417   mas del vino que bebieron. 418   tomaron toda la artillería que llevaban. 419   con mis. 420   paso a los que iban. 421   y prendiéronse muchos y matamos mil de ellos. 422  Fue. 423   Quedó Gutiérrez, Quijada. 424   de Treavi. 425  defendímosle. 426   rompímoslos. Vinieron a morir despeñados por. 427   los demás. 428  Friuli. 429   una casa. 430   con carros de pan. 431   una ventana vino. 415 416

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lengua que yo [47v] tenía [y] dixo: Señor, quemarnos quieren y el dueño desta casa no432 consiente. Ellos dizen que se la pagarán”. Yo, por no ser quemado, salí fuera, y en saliendo diéronme quatro escopetaços. Quiso Dios que todos me hizieron poco mal, y tomáronnos en medio a todos y con alabardas y piedras començaron a pelear. Diéronnos tanta pedrada que nos descalabraron a todos. Y convino retirarse433 las espaldas a la casa, y alli nos defendimos lo mejor que se pudo hasta que un soldado que se quedó aquella noche alli escapó huyendo434. Y fue nuestra saluaçion, y fue al campo ya que hera de dia diziendo que matavan a Diego Garçia de Paredes. Bolvieron en nuestro socorro el alferez Diego de Ávila con çinquenta arcabuzeros, todos a cavallos. Y si tardaron mas todos heramos despachados435 porque estávamos todos mal heridos y yo de rrodillas en tierra entre algunos suyos muertos, do no podían herir en las piernas. Y assi llegó el socorro y matamos436 tantos que escaparon pocos de mas de çien hombres que heran. Yo prometto a Dios que fui el hombre mas cruel que nunca fui, porque maté mas de diez d’ellos. Mataron ellos un criado del emperador y una437 muger. Diéronme a mí seis heridas pequeñas dieron a Sancho de Paredes438 tres; dieron a Holguin dos439; de manera que a todos nos señala[48r]ron. Sea loado Dios, pues nos libró. Venimos a Bolonia do, siendo Dios servido, di fin a mis dias. Dexo estas cosas a Sancho de Paredes por espejo en que haga sus cosas440 conforme a estas, en serviçio de Dios441. D. Diego Garcia de Paredes [48v]

XLIII442 [Sin título] Che’l lasçiar Durindana si gran fallo le par, che piu de ogni altro mal le incresçe

  quieren la casa y el dueño no lo.   Y convínonos retirarnos. 434   escapó aquella noche huyendo. 435   más éramos todos despedazados. 436   y mataron. 437   y a su. 438   Hijo de don Diego. 439   Paredes tres, de manera que. 440   sus obras. 441   En el Ms. 1752 continúa así: Falleció Diego García de Paredes en Bolonia, de achaque de que unos caballeros mancebos derrocaban con el pie derecho una paja de la pared, poniendo de corrida en ella el izquierdo; él quiso probar también y cayó, y murió de achaque de la caída. 442   Estrofas 76-89 del Canto XXIV del Orlando Furioso de Ariosto. En lo alto del folio 48v está escrito con tinta roja y en otra mano más tardía, “Zerbino e Isabela – Ariosto”. 432 433

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quantunque apena star possa a cavallo pel molto sangre che l’e usçito de esse. Hor poi che dopo non tropo intervallo cessa con le ira il caldo, il dolor cresçe: cresçe el dolor si impetuosamente, che mancarse la vita se ne sente. Por dobolezza piu non potea gire si che fermosi appreso una fontana. Non sa che far ne che se debba dire per aiutarlo la donzella humana. Sol di disagio lo vede morire; che quindi e troppo ogni citta lontana, dove en quel punto al medico ricorra, che per pietade o premio li socorra. Ella non sa si non invan dolersi, chiamar fortuna en il cielo impio e crudele. —Perche ahi lassa (dicea) non mi sommersi quando levai nel occean le vele? Çerbin che i languidi occhi ha in lei conversi, senti piu doglia che ella si querele, che de la passion tenaçe e forte che le a conduto homai viçino a morte. Cosi, cor mio, vogliate (le diceva), dopo che io saro morto, amarmi anchora, como solo il lasçiarvi e che me agreva qui senza guida, e non gia perche io mora: che si yn secura parte me accadeva finir de la mia vita le ultima hora, lieto e contento e fortunato a pieno morto sarei, por che io vi moro in seno. Ma poi che’l mio destino iniquo e duro vol che io vi lasçi, e non so en man de cui; per questa bocca o per questi ochi giuro, pero queste chiome onde allaserato fui, che disperato nel profundo oscuro vo del inferno, onde il pensar de vui che habbia cosi lasçiata, assai piu ria sara de ogni altra pena a che vi sia. Aquesto la mestissima Yssabella, declinando la facia lachrimosa

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e congiungendo la sua bocca a quella di Çerbin, languidetta come rosa, rosa non colta in sua stagion, si possa impalidisca in su la siepa ombrosa, disse –– Non vi pensate gia, mia vita, far sença me questa ultima partita. Di cio, cuor mio, nessun timor vi tochi; che io vo seguirmi o in celo o nel inferno. Convien che el uno e l’altro spirito scochi, insieme vada, insieme stia in eterno. Non si tosto vedro chiudervi gli ochi, o che me uccidera il dolor interno, o se quel non po tanto, io vi prometo con questa spada oggi passarmi il petto. Di corpi nostri ho anchor non poca speme, che me morti che vivi habbian ventura, Qui forse alcun capitera, che insieme, mosso a pieta, dara lor sepoltura. Cosi dicendo, le reliquie estreme delo spirito vital che morte fura, va recogliendo con le labre meste, sin que una minima aura ve ne reste. Zerbin la debol boze riforçando, Disse: Io vi priego e supplico, mia diva, pero quello amor che mi mostraste, quando per me lasçiaste la paterna riva; e se comandar posso, io vel comando, che fin che piaccia a Dio, restiate biva; ne mai pero caso pogniate in oblio che quanto amar si puo, ve habbia amato io. Dio vi providera de aiuto forse, per liberarvi de ogni atto villano, come fe quando al spelonca torse, pero indi trarvi, il senator romano. Cosi la sua merçe gia vi soccorse nel mare e contra il Biscaglin profano: e se pure avverra che poi se deggia morire, alhora il minor mal se eleggia. Non credo che queste ultime parole potesse sprimer si, che fosse inteso;

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e fini come il debol lume sole, cui cera manchi od’altro in che sia acceso. Chi potra dir a pien come si duole, poi che si vede pallido e disteso, la giovanetta, e fredo come ghiaccio el suo caro Zerbin restare in braccio. Sopra il sanguino corpo se abbandona, e di copiose lachrime lo bagna, e stride si, che in torno ne risuona a molte miglia il bosco e la campagna. Ne a le guançe ne al petto si perdona, che l’uno e l’altro non percuota e fragna; e straccia a torto la aure crespe chiome, chiamando sempre invan le amato nome. In tanta rabbia, in tal furor sommersa la havea la doglia sua, che facilmente havria la spada in se stessa conversa, poco al suo amante in questo obbidiente; se uno eremita che ala fresca e tersa fonte havea usanza de tornar sovente da la sua quindi non lontana cella, no se opponea, venendo, al voler della. Il venerabel hom, che alta bontade havea congiunta a natural prudençia, ed hera tutto pien de charitade, de buoni esempi ornato e di eloquençia, a la guivan dolente persuade con ragioni efficaçi patientia; ed ynanzi le pon, come vn specchio, donne del testamento e novo e vecchio. Poi le fece veder, como no fusse alcun, si non in Dio, vero contento, e che eran le altre transitorie e flusse sperançe humane, e di poco momento; e tanto sepe dir, che la ridusse da che’l crudel e obstinanto intento, che la vita seguente hebbe dissio tutta al servigio dedicar di Dio.

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XLIV443 [Sin título] Preguntáis, señora, qué vida es la mia; es la del moro en Berveria. XLV444 [Sin título] Alguno piensa que tiene amiga y tiene una higa; alguno piensa que tiene amada y no tiene nada. XLVI445 Coplas que hizo Castillejo a la pluma Sus, sus, peñola tardia, descúbranse los engaños, perded ya la fantasia y dad446 cuenta de treinta años que os avéis llamado mia. Veamos447 qué avéis ganado en esta larga tardanza perdida tras confianza. No tengáis448 mas mi cuydado suspenso con esperança. Dezidme lo que avéis hecho con tanta tinta y papel gastados contra derecho pues ni de vos, ni d’ella, ni dél449

  Esta es la única versión de esta copla, recogida en el Nuevo corpus, p. 547, donde se cita este códice como su fuente, además de dos villancicos similares que aparecen en el Cancionero toledano y el Cartapacio de Pedro Lemos. 444   Se cita este estribillo en el Nuevo corpus, p. 489, que indica que el único testimonio es el Ms. 5602. 445   Para el cotejo de las variantes, uso Obra y Silva. 446   Obra: dadme. 447   Obra: Decidme. 448   Silva: No tengáis ya. 449   Silva: pues de vos della ni del. 443

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tengo tan poco provecho. Las muchas cuentas y sumas de450 cartas de tan gran cuento, ¿qu’es d’ellas?, que a lo que siento tales palabras y plumas son las que se lleva el viento. El gavilan o halcon por la pluma se mantiene, ella le da el galardon pues bolando al fin le viene a las manos451 la prision. Vos bolando tanto ha cabe la real laguna por vuestra mala fortuna, la noche se os viene ya sin hazer presa ninguna. ¿Qué causa452 me podéis dar de aver sido desastrada? Pues no podéis alegar que no fuistes empleada en excelente lugar, so las alas y fabor y serviçio muy leal del aguila prinçipal del mundo y la mejor, despues de la ymperial453. Çerca del esclareçido ynfante rey don Fernando, al qual solo avéis servido, poco menos desde quando por nuestro bien fue naçido; cuyo valor y virtud, adquirido y heredado,

  Obra: y.   Obra: a las uñas. 452   Obra: qué escusa. 453  En Silva lós últimos cinco versos aparecen de esta manera: y de contino llegaste / do no conoscistes falta, / mas despues que lo tratastes / cuando subistes mas alta / tanto mas baxa quedastes. 450 451

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an ya tan alto bolado que se halla en juventud tres vezes rey coronado454. Y aun le falta, siendo tal, mucho de lo que mereçe por humano y liberal, que es gracia que resplandeze en su persona real; la qual se á bien pareçido en muchos a quien sobró la dicha que me faltó, que cerca d’ella an tenido mas faborable que yo. Mas agora no digamos d’este señor excelente loores, pues no bastamos ni la materia presente lo pide de que tratamos; a vos, peñola, tornemos de quien hemos començado, que455 llevando tal recaudo de naves, velas, y remos, tan mal avéis navegado. Si por caso acaeçiera no daros tal amo Dios, medrando d’esta manera, deçid, ¿qué fuera de vos con otro que tal no fuera? Sin dubda nuestra lazeria llegara segun natura a morir de hambre pura, segun la larga miseria de nuestra corta ventura. Y aun con456 tanta mejoria y ventaja de tal dueño,

  Esta estrofa falta en la edición de Obra pero sí se conserva en Silva. En efecto, quita la referencia a Fernando rey de Romanos, en cuya casa sirvió Castillejo durante toda su carrera. 455   Silva: pues. 456   Silva: ya con. 454

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hallaréis muchos oy dia que con otro mas pequeño an hecho mas grangeria. Y mill no bien empleados, que con plumas de gallina, an bolado tan ayna que valen mas sus salvados que toda vuestra harina. Empacho devéis tener de mill vuestros conoçidos que començaron ayer, y los vemos oy457 subidos do no se soñavan ver. Vos, por llegar muy temprano a ver salir el estrella, distes causa a mi querella; que otros ganan por la mano yo vos perdistes por ella. Pues de mí, si la afiction de mi mismo no me ciega, pienso que no di occasion al galardon que se os niega, confesando la razon; porque fe con diligençia tuve siempre por ganançia, y tanta perserverançia, que, aunque os falte suffiçiençia, se suple con mi constançia. La qual y mi boluntad jamas se vieron mudadas por ninguna novedad, antes siempre458 confirmadas con verdad y lealtad459; caso que pude460 escoger otros amos generosos,

  Silva: vemos ya.   Silva: antes fueron. 459   Silva: contino con mi verdad. 460   Silva: que pudo. 457 458

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no para mí tan honrrosos, mas quiza pudiera461 ser para vos mas prouechosos. Y pues, como véis, cumplí mi dever tan a la luenga, bien se colige de aqui que no tengo por que tenga alguna462 quexa de mi. Y por que mas claro os diga en el caso mi opinion463, de nuestro mal galardon vuestra fue la culpa, amiga, vuestra fue, que mia non. Por donde estoy en cuydado de que podréis ya servir con que enmendéis lo pasado, pues en bolar y escrivir tan mal avéis aprovado. Y no hallo entre las gentes offiçio que os pueda dar, ni de qué me aprovechar de vos, que de mondadientes si tuviese que mondar. Y porque ya que yo presuma jugar con vos de mas botes, y por razon de ser pluma emplumar con vos virotes y que en ello me consuma, se que podréis alegar para quedar escusada por464 no servirme de nada, que no podéis emplumar estando tan desplumada. Assi que no sé que sea de vos y mí465 ni do vamos   Silva: pudieran.   Obra: ninguna. 463   Silva: el curso de mi opinion. 464   Silva: para. 465   Silva: de vos ni de mi do vamos. 461 462

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vestidos de una librea, segun en ella quedamos rrotos en esta pelea. La tierra toda tomada ninguna guarida466 çierta, la esperança casi467 muerta, yo rendido y vos cansada, y la vejez a la puerta. Responde la pluma468 Acabad, señor, por Dios, que hablais469 mas que conviene en mengua de ambos dos; no deis quexas a quien tiene por ventura mas que vos. Pero, pues me lo mandáis y pedís, yo soy contenta470 de venir con vos a cuenta: paga no me la pidáis [pues no lo pide mi renta.]471 XLVII472 Patente Sepan quantos son naçidos473 y fueren del Grillimon474

  Silva: guarda.   Silva: la esperança toda. 468   Silva: peñola. 469   Silva: que es hablar. 470   Silva: yo soy dello muy contenta. 471   A partir de aquí faltan quince estrofas de esta composición. Después del último verso el copista escribe “Bolver al quaderno tengo”, indicando que pensaba acabar de copiar el poema en el futuro. Nunca lo hizo. En el verso del folio se empieza otro texto. 472   Silva 1552: Chiste de la Confradia del Grillemon | En este testigo se usan calderones en vez de epígrafes. Nueua instruccion y ordenança, para lo que son, o han sido, cofrades del grillimon, o mal Frances, con las libertades y essenciones a el necessarias. A do claro se conoceran los que deuen ser llamados a esta hermandad y cofradia. Este testigo carece de epígrafes y calderones. Sobre este texto, véase la página 83. 473   Silva 1552, Nueva instrucción: son o han sido. 474   Silva 1552: o seran del Grillemon . 466 467

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estafados, como en corte es proveydo que sean sin dilaçion rregistrados, por que somos ynformados que en475 despreçio y rrebeldia de una çierta confradia que botaron, con el alma la juraron y el cuerpo no la rehusa, y agora quieren sin escusa476 exsemirse, abiendo de comedirse a un tan noble ayuntamiento, donde señores sin cuento an entrado. lo qual negar477 es pecado porque es çierto y muy notorio que el boto es obligatorio478 justo y firme; no avrá nadie que afirme jamas ver dispensaçion sobre tal obligaçion como ésta479; visto pues que480 es justa honesta y que sin raçon se exsimen, [mandamos que les intimen]481 tal482 patente a todos generalmente sin dexar ningun estado, aora sea consagrado o seglar;

  Silva 1552, Nueva instrucción: que es.   Nueva instrucción: con escusa. 477   Nueva instrucción: negar no. 478   Silva 1552, Nueva instrucción: ser el voto obligatorio. 479   Silva 1552, Nueva instrucción: como aquesta. 480   Silva 1552, Nueva instrucción: visto ques. 481   Este verso falta en el Ms. 5602. 482   Silva 1552, Nueva instrucción: la tal. 475 476

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y a qual quier particular, ansi macho como hembra, en quien este mal se siembra, o ramos dél, cuyo traslado fiel483 es aqueste que se sigue. Escuchen484 como prosigue, todo humano485. Titulo Nos, prinçipe galliano486, prinçipe del mal françes, soberano gran marques de las fle[u]mas, duque de todas las reumas, conde de llagas y humores, señor de çien mill dolores d’este mal, gran capitan general de todos los dél heridos, coxos, mancos, y tollidos y llagados, caudillo de los herrados487, deligados488 y marchitos, [consuelo de los aflictos]489 de la çorra490 de la vieja y la cachorra, muy antiguo original, al cardenal de los ojos, a todos sin mas antojos, nuestros subditos vasallos, mandamos amonestallos con la presente.

  Silva 1552, Nueva instrucción: traslado muy fiel.   Silva 1552, Nueva instrucción: escuchad. 485   Silva 1552, Nueva instrucción: todo vn año. 486   Silva 1552: Nos Micer Noc Galicano | Nueva instrucción: Nos Micero Galicano. 487   Silva 1552, Nueva instrucción: los pelados. 488   Silva 1552, Nueva instrucción: de lisiados. 489   Este verso falta en el Ms. 5602. 490   Nueva instrucción: de la zoera. 483 484

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Mandamiento Porque ante nos justamente que a ellos fuere pedido491, lo desuso contenido en nuestra causa492; y porque razon conçierta493 a proveer de rremedio de oy mas en el tal494 comedio les mandamos, y495 por ley firme ordenamos, que todos sean avidos y por cofrades conoçidos, sean quien fueren, en los quales concurrieren parte destas condiçiones; y por quitar disençiones496 les ponemos, y aqueste arançel queremos sea luego pregonado y en todas partes fixado, por muy çierto, y si biviendo por conçierto497 esta nuestra restituçion498, la primera condiçion sea aquesta: Arançel El que tuviere la cresta con qualquier daño o rrotura, o si ay dolor en juntura sea profeso499; si alguno llaga o divieso

  Silva 1552, Nueva instrucción: contra ellos fue perdido.   Silva 1552, Nueva instrucción: en esta carta. 493   Silva 1552, Nueva instrucción: razon coharta. 494   Silva 1552, Nueva instrucción: en tal. 495   Silva 1552: que. 496   Silva 1552, Nueva instrucción: quitar diuisiones. 497   Silva 1552: e siguiendo por muy cierto | Nueva instrucción: y siguiendo por concierto. 498   Silva 1552, Nueva instrucción: nuestra institucion. 499   Silva 1552, Nueva instrucción: sea confiesso. 491

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quinçe dias500 le turare, éste tal no se manpare con escusa; si qualquier501 dolor le acusa y no le basta ençerrado502; sea el tal çertificado por muy vero; si alguno de muy artero golpe o cayda503 fingiere, si testigos no tuviere no se exsima; el que a algun junco se arrima, no aviendo lo dicho suso, sea como los de yuso señalado; el que saliere pintado con çereças garrofales, sea entre los prinçipales admittido; qualquier que pluma á perdido bolando por monte espeso, por quanto fue muy travieso no se escuse; no cale que nadie acuse al que viene burujon, sino prueva con rrazon504 es patente; qual quiera generalmente que palo o unzion usare505, sean avidos los que incordias son naçidos506, o almorranas beis que tienen, mensajeros que dél vienen

  Silva 1552, Nueva instrucción: tres semanas.   Silva 1552, Nueva instrucción: al que algun. 502   Silva 1552, Nueva instrucción: encerado. 503   Silva 1552, Nueva instrucción: golpes caydas. 504   Silva 1552, Nueva instrucción: cozcorron. 505   Silva 1552, Nueva instrucción: uncion tomare. 506   Silva 1552, Nueva instrucción: los que en cordios o nacidos. 500 501

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son sin dubda; el que al tiempo que demuda507 se siente de algun dolor508 bien podéis por tal temor509 admitillo; el que en nariz o gallillo tiene alguna occupaçion, bien podéis sin dilaçion rregistrallo; tambien podéis asignallo por cofrade en tal510 misterio, aquel que de saumerio se aprouecha; no menos en tal endecha podéis poner sin engaños, al que sudores y baños exerçita; el que la color marchita tuviere sin açidente, si de humor está doliente, es gran seña; [El que tratare con dueña que haya sido sospechosa este por pequeña cosa se señala]511 tambien con esto se yguala el que tuviere hinchaçon512 salvo gota o opilaçion o ydropesia ansi que por esta via qual quier, aunque no discreto, [puede saber el secreto]513 del cuydado,

  Silva 1552, Nueva instrucción: el que quando el tiempo muda.   Silva 1552, Nueva instrucción: algun humor. 509   Silva 1552, Nueva instrucción: por tal dolor. 510   Silva 1552, Nueva instrucción: cofrade sin. 511   Estos versos faltan en el Ms. 5602. 512   Silva 1552, Nueva instrucción: tuuiere infection. 513   Este verso falta en el Ms. 5602. 507 508

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que del mal fuere tocado y como fuere sabido, luego al punto sea tenido por hermano; al que si por ser tirano no quisiere consentir, mandamos le requerir con aquésta; y siéndole manifiesta si procurare negallo, mandamos descomugallo alli junto. Execuçion Y si luego alli en un punto no afirma lo suso dicho, póngase luego entredicho donde mora; y si no prueva la ora pareçiendo514 el tal indiçio, çesen del divino offiçio en el templo; y por que dél aya exemplo, si procurare515 negar, dénsele el516 braço seglar por nefario; al qual, como es ordinario castigar517 criminalmente como al falso inobidiente, de su seta; y al que con fe muy perfeta confesada la verdad, entrare en nuestra hermandad conçedemos.

  Silva 1552, Nueva instrucción: confessando.   Silva 1552, Nueva instrucción: si porfiare a. 516   Silva 1552, Nueva instrucción: denselo al. 517   Silva 1552, Nueva instrucción: castigue. 514 515

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Yndulgençias Ansina como podemos por nuestras instituçiones, dosientos mill exçepçiones518 eminente519; la primera, y parad mientes, en520 que le es otorgado en qual quier tiempo vedado sin temer, que pueda carne comer con que no sea peliaguda, por que ésta es vianda rruda y indixesta; mas n’ostante se l’es presta, que de ternera y cabrito puedan comer un poquito, muy sin pena; yten, por segunda estrena, le damos al tal lisiado por521 astrologo formado y verdadero; ytem, se le da de vero por nuestra vida522 sellada, que traya rropa aforrada con pellexa; ytem, que de pestaña523 o ceja si las tuviere peladas, las524 traiga alcoholadas o teñidas; ytem, que traiga rraidos las barbas si se las pela525,

  Silva 1552, Nueva instrucción: dozientas mil essenciones.   Silva 1552, Nueva instrucción: eminentes. 520   Silva 1552, Nueva instrucción: es. 521   Silva 1552, Nueva instrucción: sea. 522   Silva 1552, Nueva instrucción: nuestra carta. 523   Silva 1552, Nueva instrucción: que pestaña. 524   Silva 1552, Nueva instrucción: que las. 525   Silva 1552, Nueva instrucción: si se le pelan. 518 519

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y el pelo si se rrepela526 escofiado; ytem, puede arreboçado yr sin que vaya a las527 velas, y que finxa mal de muelas premitimos; ytem, mas les528 consentimos que si estuviere muy lasçio, con junco vaya d’espacio libremente; ytem, mas se les529 consiente al herido en el alon, una gracia y exempliçion530 justa y fria531, y es que haga cortesia con abaxar la cabeça, sin quitar bonete o pieça a ninguno; ytem, si estafado alguno fuere en piernas o aguijando532, que haga tras cada tranco reverençia; ytem, mas por obidiençia533, le damos pueda reçar en pie sin534 arrodillar, sea do quiera; ytem, para en casa535 o fuera, le damos al tal vasallo pueda tener sin cavallo dos muletas;

  Silva 1552, Nueva instrucción: se repelan.   Silva 1552, que vayan a | Nueva instrucción: que vayan en. 528   Silva 1552, Nueva instrucción: mas le. 529   Silva 1552, Nueva instrucción: se le. 530   Silva 1552, Nueva instrucción: y essempcion. 531   Silva 1552, Nueva instrucción: y pia. 532   Silva 1552, Nueva instrucción: fuere en pierna al pasar charco. 533   Silva 1552, Nueva instrucción: por excelencia. 534   Silva 1552, Nueva instrucción: sin se. 535   Silva 1552, Nueva instrucción: para casa. 526 527

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ytem, si por hazer536 corbetas se tendiere el tal hermano, puedan llevarle de mano como a dueña; ytem, que de qualquier pena, en casa o fuera çeñido, traya çamarro garrido sin rreproche; ytem, que de dia y noche traiga despues de tocado537 buen beçoquin colorado538 y sombrero; ytem, que pueda de vero traer pantuflos pulidos con dos corchos bien creçidos todo el año; ytem, por evitar daño, le damos de buena gana que traiga almailla de grana539 junto al pecho; ytem, mas al540 contrecho, que pueda usar si le puja, de calça y manga de aguja por abrigo; ytem, se de al tal amigo, si en pierna uviere541 hinchazon, que traiga bota o calçon no ajustado; ytem, mas les otorgado al que [h]a piernas de añafiles, calça, y calça y borçeguies542 juntamente; ytem mas, se les consiente

  Silva 1552, Nueva instrucción: por her.   Silva 1552, Nueva instrucción: trayga y despues de acostado. 538   Silva 1552, Nueva instrucción: bonetico colorado. 539   Este verso falta en Silva 1552 | Nueva instrucción: almilla. 540   Silva 1552, Nueva instrucción: al tal. 541   Nueva instrucción: si en la pierna ay. 542   Silva 1552: borzeguines. 536 537

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que sobre forrada rropa traiga capa y sobreropa543 si le baga; ytem, si en la cara llaga tuviere o algun reçelo, de parche o544 terciopelo pueda usar; ytem, por mas abreviar545, para otra qual quier rotura, en tal parte546 ligadura le otorgamos. Regimiento Pero al tal le denegamos que jamas en tal jornada, la carne arriba exceptada, comer pueda; en espeçial se le niega547, por antiguo previlegio, toçino fresco y aniejo, que es noçibo; ytem mas, al tal cautivo negamos en general carne que aya sido en sal, que es dañosa; ytem, toda qual quier cosa que fuere hecha de leche, [porqu’es un mal escaveche]548 se le549 niega; ytem mas, se les deniega todo y qual quier pescado, por que es manjar reprovado por reçepta;

  Este verso falta en Silva 1552 | Nueva instrucción: trayga ropa y sobreropa.   Silva 1552, Nueva instrucción: de parche de. 545   Silva 1552: por abreuiar. 546   Silva 1552, Nueva instrucción: el dicho parche y. 547   Nueva instrucción: se les veda. 548   Este verso falta en el Ms. 5602. 549   Silva 1552, Nueva instrucción: se les. 543 544

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ytem mas, se les açeta550 toda y qual quier verdura, por que aguza y no asegura el tal humor; ytem mas, y por peor, qual quier agro les negamos551, porque por çierto hallamos por552 dañoso; ytem, todo lo flemoso, tinta manjar apetita553, mandamos que se les quite comun mente; ytem, no se les consiente que salgan de so techado554 aviendo niebla o nublado, o sereno; ytem, y aun despues de bueno, negamos555, en conclusion, que carnal conversaçion puedan556 tener, lo qual por nuestro poder assi mandamos guardar so pena de siempre estar557 en tormento. [Dada en el nuestro aposento de Setienbre a veynte dias]558 Finis

  Silva 1552, Nueva instrucción: les excepta.   Nueva instrucción: les tomamos. 552   Silva 1552, Nueva instrucción: ser. 553   Silva 1552, Nueva instrucción: fruta manjar apetite. 554   Nueva instruccion so tejado. 555   Silva 1552, Nueva instrucción: mandamos. 556   Silva 1552, Nueva instrucción: pueda. 557   Falta este verso en Nueva instrucción. 558   Este verso falta en el Ms. 5602. Nueva instrucción añade “años despues del Messias MDC. Fin”. 550 551

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XLVIII559 El Credo glosado con la victoria de Alemaña Con lengua y memoria ruda, Apolo y sus nueve hermanas, de gracias tan soberanas, supplico me den ayuda. Carlos, con espada aguda, deshará los luteranos, y la Trenidad sin dubda hará que digan paganas. Credo Çierto passo en Alemaña, con vigurosos desseos, a quitar casos tan feos que en la fe ponen maraña; Dios le dé fuerça tamaña que les pueda deshaçer, pero tan alta çiçaña sin dubda que está el poder. Yn Deum Nuestro Çesar tan sin par, Carlos de dina alabança, como vido la puxança de luteranos al par, luego procuró juntar sus amigos y allegados, por do le pueden llamar, sin falta, muchos perlados. Patrem Con soliçita porfia, su tan exçelsa persona, açerca de Ratisbona reduçió su infanteria; alli llegaron un dia de Italia los otros dos; el Çesar que lo inducía, le dará victoria Dios. Omnipotente

  Sobre este texto, véanse las páginas 80-82.

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Catholico en los christianos, el claro nuestro rey Marte, el Papa mandó a la parte doçe mill italianos, para contra luteranos el Çesar les hizo guerra; el que los traerá a sus manos, será el que fue de la tierra. Creatorem El Çesar, luego que fue su poca gente juntada, a buscar hizo jornada al luterano do esté; con vigor que Dios le dé, deshará sus potestades, pues puña por honra y fee; ganará las dos çiudades. Çeli et terre El campo del Lutero estaba en campaña con Landesgrave, el qual fue gobierno y llave de toda su gente brava; a nuestro campo esperaba, la parte franca le acude, nuestro Çesar confiaba en Dios Padre que le ayude. Et in Jesum Christum Con un estudio jocundo, caminó por dalle mate. Como llegó a Inglostate, vido el campo furibundo; no fueron tan sin segundo contraria a su defensor, el que saliendo del mundo, será de España señor. Filium tuum Asentó do fue ordenado, sin temer falsos agüeros; el campo de los luteros vino con furia a su lado,

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con furor desesperado, contra el valiente guerrero, el qual está profesado de las Asias heredero. Unicum ¡O caso tan de espantar! De agosto el ultimo dia, jugó tanta artilleria que no se pudo contar. O Çesar, tan sin par, ¿que fortuna ay que no te pruebe Pueden te çierto llamar, sin falta, todos los nueve. Dominum nostrum No Xerxes aquel potente, camina con furia tal, pareçía cosa infernal vernos al par tanta gente; vieras al Çesar valiente, a sus fuerças resestir, el qual si no çiertamente se formó para venir. Qui conceptus est Estandartes y banderas, gran numero de esquadrones, culebrinas y cañones, rompían nuestras trincheras; al Çesar con fuerças veras, siempre animando aquél, fiero sin duda le vieras, llevar la gracia con él. De Spiritu Sancto Quatro dias nos combatió con muy rabiosa porfia, disparando artilleria sin ora que descansó; nuestro Marte alli mostró esfuerço sin tener par, es como lo quento yo para la fee sublimar.

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Natus Viendo el bravo resestir de nuestro muy sacro rey, Lanzgrave retiró su grey, no pudiendo çufrir con temor del gran herir del valiente nuestro Marte, del qual podemos deçir que lleva el claro estandarte. De Maria Virgen Desde que reynó donçel, el Çesar siempre fatiga, porque tal caso le obliga, Fortuna que va con el; con gran travajo cruel, siempre puñando con ella, la brava fue la de Argel y en contra muchas y aquélla. Pasus Con un sosiego prudente, que a nuestro Çesar le dura, alli esperó a mos? de Bura con un sosiego eminente; Dios a su çetro potente toda la Alemaña viene, le será tanto obidiente quanto fue Jerusalem. Sub Ponçio Con un ardiente rigor, se partió el Çesar romano a buscar al luterano para romper su furor; pues no conoçe el herror que tiene contra la fee, irá sin dubda el traidor a do condenado fue. Pilatus Sin mucha reguridad, a poco que caminó Bijburque? se le rindió sin mostrar reguridad;

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no menos Su Magestad ganará el lugar supremo, de aquella sancta çiudad adonde fue Dios eterno. Cruçifixus Los campos fueron çercanos, dia de Sancto Francisco, donde se puso a rrisgo, casi venir a las manos. O Rey de castellanos, ¿qual será aquella jornada que el mexor de los paganos será por tu propia espada Mortus Su Magestad caminó por tener mas a la par, ………………………….. el mismo acuerdo tomó, açerca de nos plantó; nuestro Marte no se espanta, como el muera, creo yo, será en la tierra que es sancta. Sepultas Alli corriendo los dias, el Çesar con sus amigos santiguó los enemigos, con fuerças por todas vias. O Lutero, ¿qué porfías? Vuélvete a la fe perfeta, y el inventar de tu seta, pues los cantan profeçias. Desendit ad inferos Viendo las fuerças potentes, Langrave retiró su grey; Dios le dará a nuestro rey en tres dias, tres presentes. ¡O dadivas exçelentes! El primero darle a gloria, y el segundo con sus gentes, que triunfen la gran victoria.

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Terçer dia El luter fue retirado, deshecho, su campo çierto, …………………………….. al Çesar quitó cuidado á le tanto sublimado, puñando con su bandera; la fama dél que ha pasado, antigua que muerta era. Resurrexit La potençia retirada del luterano poder, nuestro Çesar con buen ser no dilató la jornada; el qual por su propia espada, sin ocuparle desden, la fee será rreformada, por do les vendrá gran bien. A mortuis D’él iba llena la tierra, antes que mas mal se çerque, caminó por Bitanberque, rindióle sin hazer guerra; su defensor se destierra, temiendo a su magestad, del qual mi lengua ni hierra, su mucha gran caridad. Asçendit ad çelos Rendido todo el estado, nuestro Marte se volvió a Ulma, do resposó de algun travajo passado; luego lo juró el senado, servando tal previlejio, …………………………. pudo dezir el conçejo. Sedet ad desteram Como reposó algun dia, supo que el duque de Saxa andaba rrevuelto al passo con Fernando, Rey de Ungria;

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partió con gran agonia a romper tal division, haziendo tan sancta via, alcançará el galardon. Dei Patris Sin poco reposo dar a su vigor exçelente, caminó con poca gente, en Eguer quiso passar; alli se vino a xuntar con el rey de Romanos, prudente Carlos llamar, entre moros y cristianos. Ominpotente Con campo no poderoso, caminó por la Franconia, açercándose a Saxonia con animo viguroso; el duque no temeroso esperaba en la campaña, nuestro Çesar tan famoso, con gran vitoria a su España. Inde uenturus es Sin perder tiempo camina, vitoria lleva consigo, a buscar al enemigo por dalle la deçiplina; el lutero que se inclina con superbia en la fe falto, Carlos, por gracia divina, podrá en el caso muy alto. Iudicare Por çiertas diversidades fue casi vuelta Bohemia; ligóse con la academia del lutero y sus çiudades, el Asia y sus potestades, todo Çesar te conviene, mandar sin adversidades, y a la tierra que sostiene.

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Biuos et mortuos El Çesar se fue açercando a do el duque Saxo estaba, con la rraçon que llevaba, Saxona toda temblando; como conozcan tu bando las francas todas se obligan; sin duda que por tu mando, harán que los turcos digan. Credo in Espiritu Sanctu En las albinas riberas do llegó el campo imperial, los saxones por su mal no s’esperaban de veras. El gran Çesar alli viene hazer lo que nunca fue, con dos plegadas banderas, favoreçe a nuestra fee. Et sanctam eclesiam Dia del beato santo San Xorge, nuestro abogado, el Çesar esgaçó el vado, el campo metió en espanto; no se puede deçir quánto animo puesto a la gente, sin duda como la canto, es su persona valiente. Et catholicam Passó la cavalleria por aquel vado tan fiero, cada qual su arcabuçero en las ancas se ponía; el Çesar que no dormía, en diçiendo tal vitoria, sin falta que Dios le guía para dalle aquella vitoria. Sanctorum Con un sancto continente, con veloçissimo passo, alcançó al duque Saxo, rompió su campo ynoçente,

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……………………………… Dios Padre que lo guiaba, sin duda, con poca gente alli le mató una brava. Comunion El duque fue preso luego con el duque Brançui, y el Çesar mitigó alli toda la calor del fuego; el duque fue tanto çiego con el pecado en que estaba, pues perdió tan alto juego su Magestad d’el auraba[curaba?]. Remision Y el Çesar buen conçierto fue luego sobre la tierra, adonde el duque se ençierra quando es para haçer tuerto; nuestro Çesar, ya de muerto, pues la justiçia mantiene, Dios le quitará por çierto toda la parte que tiene. Peccatorum Luego rindió la çiudad el duque, y capituló, que Su Magestad le dio, que haga su voluntad; buenas obras y verdad, estas dos son sus offiçios, el qual de su tierra hedad, fue enemigo de los viçios. Carnis Fue en Ala todo acordado, adonde vino Langrave a rendirse, y dio la llave al rey de todo su estado; la misericordia sea dado, pues su culpa sola infiere, dalle a Dios, que lo ha criado, a su anima que muere.

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Resurreccionem Alargó su peticion, mandóle que fuese preso hasta rever su proçeso, para dalle absoluçion; Dios Padre, nuestro leon de esfuerço tan sin segundo, y le dé por galardon, quando parta d’este mundo. Vita eternam De alli se partió a la Dieta por la Saxonia temblando, yendo la julio aquistando, nunca le fue tan sugeta. ¡O jornada tan açepta, dina de memoria fama! ¡Dios vuelva a la fee perfeta a esta çisma luterana! Amen XLIX560 [Sin título] Pues, coraçon, no heres mio, que te me quitó el amor; cosa de gran desvario es sentir yo tu dolor. Ya no tengo parte en ti, pues que ajeno de mí bives; la pena que tú rreçibes, ¿por qué me atormenta a mi? Cosa de gran desvario es sentir yo tu dolor; pues, corazon, no heres mio, que te me quitó el amor.

560   Es una de tres canciones trovadorescas intercaladas en la traducción al castellano del Trionfo de Petrarca. Véase el punto 4 de la página 57. Se encuentra también en MN4 (367v) y MN6 (357r) sin variantes.

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L Romance561 A las armas, el buen conde, si las as en boluntad, los amores son entrados en español y aleman. Entran por don Garçia y salen por Pernestan. No van solos los galanes, que al marques cuidado dan. Los bestidos que llevavan, arneses son de justar; y los gestos que traían relunbran como un cristal. Si no recuerdas, el conde, ellos te la llevarán. Recordado avía el conde, bien oiréis lo que dirá: “Mis arreos son muchos cuentos, mi descanso es el burlar, mi cama blanda y mullida, mi dormir siempre engordar; lo que bevo no lo lloro, aunque avría que llorar; por amores de tal dama, esto y mas se á de pasar”562.

  Es un contrafactum de dos canciones populares de la época. Véanse las páginas 74-

561

75.

562   Una rúbrica al final de la última palabra parece indicar que el copista ha llegado al final del poema.

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Por desgracia, la profesora Nancy Marino no ha llegado a ver impreso este libro, que compendia el saber acumulado a lo largo de los años y revela un entusiasmo que, en su caso, fue también a más incluso tras saber que estaba enferma. A pesar de todo, esta experta en la Edad Media peninsular, querida y admirada por sus discípulos y amigos (estos últimos los tenía a cientos, dentro y fuera de la profesión), tuvo fuerzas para entregar un original cuidado hasta el menor detalle en todo aquello que cuenta en la labor histórico-filológica, que alcanza su máximo nivel de exigencia al editar textos de otras épocas. En El cancionero de la corte de Carlos V y su autor, Luis de Ávila y Zúñiga, se dan a conocer textos históricos y literarios de la corte española de Carlos V (1516-1556) desconocidos hasta ahora. Estos textos incluyen 18 folios escritos en un código particular de signos y símbolos que su editora es capaz de descifra en este volumen. Estos textos se refieren a personas, lugares y eventos que, en principio, su autor solo deseaba revelar a los lectores selectos que conocían el código. El estudio de Marino demuestra que se trata de Luis de Ávila y Zúñiga, un aristócrata al servicio de Carlos V y uno de sus principales confidentes. Así se abre una nueva línea de investigación para los estudiosos de la poesía española del siglo xvi y, en un sentido más amplio, de la corte imperial como marco. Esta obra póstuma demuestra que la competencia probada de quien la escribió como medievalista no era menor cuando se adentraba en el Quinientos español. Nancy Marino nació en Brooklyn, Nueva York, se graduó de la Escuela Secundaria Notre Dame en la misma ciudad y culminó su formación universitaria al recibir su doctorado de la Universidad de Massachusetts, Amherst. Su carrera posterior se desarrolló en la Universidad de Houston y, de ahí en adelante, en la Universidad Estatal de Michigan, donde obtuvo el reconocimiento como “catedrática distinguida”. Como autora de nueve libros y docenas de artículos, es conocida como una de las mejores especialistas en la cultura, literatura y e historia medieval y renacentista de España.

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Posfacio

En esta publicación, el lector verá el resultado de la labor investigadora de una lúcida especialista que se hallaba en su mejor momento. Con este libro, que nos permite aventurarnos por los vericuetos de la corte imperial española, rendimos un sentido homenaje a una colaboradora especialmente querida. Dr. Anthony J. Grubbs Universidad Estatal de Michigan, octubre de 2018

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