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TEORÍA Y PRAXIS DE LA IGLESIA LATINOAMERICANA EN COMUNICACIONES SOCIALES EPISCOPAL LATINOAMERICANO DE COMUNICACIÓN SOCIAL
CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN SOCIAL
dossier
TEORÍA Y PRAXIS DE LA IGLESIA LATINOAMERICANA EN COMUNICACIONES SOCIALES (25 Años después de ínter Mirifica)
Colección DECOS - 2 Bogotá, 1988
DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN SOCIAL DEL CELAM 1987- 1991 PRESIDENTE Mons. GREGORIO ROSA CHAVEZ Obispo Auxiliar de San Salvador Seminario San José de la Montaña Apartado 78. San Salvador. El Salvador Tel: (503) 264 979 y 266 066 COMISIÓN EPISCOPAL Mons. SERAFIM FERNANDES DE ARAUJO Arzobispo de Belo Horizonte Pea da Liberdade, 263 30140 Belo Horizonte _ M G Brasil Tels: 55 (31) 2223719 7 2247578
Mons. DESIDERIO COLLINO. Obispo de Lomas de Zamora Pórtela 433 1832 Lomas de Zamora Buenos Aires - Argentina Tel: 54 (1) 244-52-53
Mons. ARNOLD BOGHAERT, C.SS.R. Obispo de Roseau Bishop's House, Rosseau, Commonwealth oí Dominica West Indes - Antillas Tel: 1 (809) 283 7
Mons. FELIPE AGUIRRE FRANCO Obispo de Tuxtla Gutiérrez Catedral de San Marcos Tuxtla Gutiérrez, Chis-México Tels: 52 (961) 20 939 y 21 667
Mons. AUGUSTO VARGAS ALZAMORA Secretario General Conferencia Episcopal Peruana Ri'o de Janeiro 488 Jesús Man'a Lima 11 - Perú Tel: 51 (14) 631010
Mons. BOSCO VIVAS RÓBELO Obispo Auxiliar de Managua Apartado 2008 Managua DN - Nicaragua Tel: 505 (2) 71754
SECRETARIO EJECUTIVO Coordinador de la edición: P. Pedro Briseño Chávez ©
Consejo Episcopal Latinoamericano. CELAM ISBN 958-625-124-1 Diciembre 1988 - Bogotá, Colombia la. edición - 2.000 ejemplares Impreso en Colombia - Printed in Colombia.
P. PEDRO BRISEÑO CHAVEZ, SSP Calle 78 No. 11-17 Apartado Aéreo 51086 Bogotá (2) — Colombia Tels: 57 (1) 235 70 44 y 235 71 55
A Dom Romeu Alberti (1927-1988) Querido Arzobispo de Ribeirao Preto, comunicador y amigo de los comunicadores, como un sentido homenaje del CELAM en reconocimiento a sus valiosos aportes a la pastoral latinoamericana en los campos de la Liturgia y las Comunicaciones Sociales
CONTENIDO
Presentación
11
¿Tiene vigencia aun ínter Mirifica? Mons. Gregorio Rosa Chávez (DECOS-CELAM)
17
El Decreto Conciliar sobre los Medios de Comunicación Social — Comentarios— Mons. Ovidio Pérez Morales (Venezuela)
33
La utopía de la Comunicación Social Cristiana —Visión teológico-pastoral— Mons. Juan Luis Ysern de Arce (Chile)
83
Principales lineamientos del Magisterio Eclesiástico en cuanto a Comunicación Desde la Situación Pastoral de América Latina P. Benito Spoletini, SSP (Argentina) 101 La Iglesia y la Comunicación en América Latina: Treinta años en busca de Modelos P. Robert A. White, SJ (Inglaterra)
129
Hacia un inventario de recursos comunicacionales s de la Iglesia Latinoamericana P. Pedro Briseño Chávez (DECOS-CELAM)
17b
La ínter Mirifica y el Desafío de los Medios Masivos en América Latina Alejandro Bermúdez Rosell (Perú)
199
La propiedad de los Medios en América Latina. Andrés León (Ecuador)
215
Operatividad y Rentabilidad en Producciones Pastorales Pbro. Alberto Balsa (Argentina)
227
¿Producir con medios propios y contratar medios ajenos? Hno. Alejandro Mejía (SERTAL)
241
Organismos Nacionais de C o m u n i c a d o Social —O modelo brasileiro—. Irma María Alba Vega, FSP (Brasil)
249
Liturgia de Radio y Televisión Dom Romeu Alberti (Brasil)
259
Organizaciones Católicas de Comunicación: Fermento en la Masa P. Atilio Hartmann (Ecuador).
277
La Formación de Informadores y Comunicadores: Misión de las Escuelas de Comunicación Social Prof. Jesús Pavlo Tenorio (México)
297
La enseñanza de la Comunicación Social en los Seminarios P. Felipe Hernández Franco (México)
313
O ensino da Comunicacao Social nos Seminarios. Pe.Nereu de Castro Teixeira (Brasil)
329
¿O que fazer com o senso Crítico? Pe. Pedro Gilberto Gomes, SJ/ Dr. Ismar de Oliveira Soares (Brasil)
349
Percepción crítica de la Comunicación masiva en América Latina — Recuento y tareas pendientes— P. Pedro Briseño Chávez (DECOS-CELAM)
361
Comunicación Popular —Voz a los que no la tienen— Amparo Beltrán (Colombia)
379
La Jornada Mundial de las Comunicaciones -Balance LatinoamericanoPro/. Osear Lobo Oconitrillo (Costa Rica)
395
Desafíos Pastorales de la Revolución de las Comunicaciones Dr. Jerry O'Sullivan Ryan (Venezuela)
407
PRESENTACIÓN
Me complace presentar a la Iglesia latinoamericana y a todos los interesados en las Comunicaciones Sociales el presente Dossier, que publicamos en la doble coyuntura de la celebración del XXV Aniversario de ínter Mirifica, y de la preparación de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, que deberá celebrarse, Dios mediante, en 1992, en Santo Domingo. El título de este trabajo parece indiscriminadamente ambicioso: quiere abarcar "teoría y praxis" de toda una Iglesia continental en un ámbito tan amplio como el de las comunicaciones sociales. Nuestra pretensión creemos que se justifica por varias características del Dossier: 1. El conjunto de los temas constituye un panorama de los aspectos sustanciales de la pastoral latinoamericana de las comunicaciones. Hemos seguido en ello el esquema de ínter Mirifica como marco de referencia; pero no nos hemos restringido a él. El Decreto Conciliar es punto de partida: a estas alturas luego de 25 años de experiencias y reflexiones, la pastoral latinoamericana de las comunicaciones ha manifestado su creatividad y lealtad al espíritu de ínter Mirifica. Conocemos situaciones y desafíos que no se preveían en el lejano 1963. Por otra parte, se han fortalecido ciertos ámbitos en los cuales el documento del Concilio ya ponía el 11
acento, por ejemplo: la necesidad de organizar centros nacionales y diocesanos de comunicación social, la formación de los seminaristas en la pastoral de las comunicaciones, la participación de los laicos en dicha pastoral y la importancia de sostener medios propios y de insertarse en medios ajenos. 2. Los autores invitados forman un grupo representativo, no sólo por su procedencia geográfica, sino también por sus actividades pastorales y por su formación eclesial y académica. La Iglesia latinoamericana es rica en recursos humanos: de ello es una muestra este Dossier; sin embargo ese elemento también impone que muchos que podrían ser invitados queden por fuera: un libro como este no sería suficiente para contener todas las colaboraciones posibles. Por otra parte, un grupo así se conforma según una convención no estrictamente selectiva: a cualquiera a quien se le solicite una colaboración para un Dossier semejante se le está pidiendo que sacrifique un poco de su tiempo para sentarse a escribir. Además, el calendario es despiadado: algunos, invitados originalmente, dejaron su manuscrito a medias, en el tintero (o en la pantalla del ordenador, para ser más modernos...) En todo caso, un Dossier como este podría tener siempre una segunda y una tercera parte, si es que se animan a escribir todos aquellos que tienen un aporte que ofrecer a la Iglesia latinoamericana en las comunicaciones sociales. Sería interesante reunir a los colaboradores (de este Dossier, y de otros eventuales trabajos) para dialogar juntos sobre temas tan apasionantes. Nos encantaría que eso sucediera, pero para ello hay que resolver muchas cuestiones previas, comenzando por el financiamiento del encuentro. 3. Siendo este un trabajo lenguas fundamentales: CELAM reconoce como hemos querido respetar el dores brasileños, con la 12
latinoamericano, consideramos dos el castellano y el portugués. El oficiales ambos idiomas. Por eso texto original de nuestros colaboraseguridad de que la diferencia de
idioma no será obstáculo para que los lectores de uno y otro universo lingüístico saquen provecho de la totalidad del Dossier. Nos parece importante recalcar que, de acuerdo con la naturaleza de este Dossier, las colaboraciones presentan puntos de vista diversos, a veces quizá incluso contradictorios. Lógicamente esa diversidad no representa los postulados y principios de acción del DECOS-CELAM, que observan una línea clara y directa de fidelidad al Magisterio y de servicio pastoral. Es este servicio precisamente el que nos inspira el respeto a la diversidad: vivimos en un mundo pluralista, y el ámbito de las comunicaciones sociales es fiel reflejo de ello. ¿Cuál es pues —se preguntarán quizás los lectores— el punto de vista "oficial" de la Iglesia? El que aparece diáfanamente, respondemos sin duda, en la evolutiva trayectoria de los Documentos pontificios y conciliares. La Iglesia latinoamericana ha pronunciado también su valiosa palabra acerca de las comunicaciones sociales en las Conferencias Episcopales de Medellín (1968) y de Puebla (1979) y ahora se apresta a hacerlo en Santo Domingo. La diversidad a que hemos hecho referencia hace de este Dossier precisamente un interesante "documento de trabajo"en vistas a la Conferencia de Santo Domingo. Teon'a y Praxis de la Iglesia Latinoamericana en Comunicaciones Sociales es un alto en el camino... Pero un "alto" relativo, pues el mundo sigue caminando, y la Iglesia también. La pastoral de las comunicaciones en nuestro continente es precisamente uno de los ámbitos más dinámicos y creativos. Este Dossier lo demuestra. La celebración del XXV Aniversario de ínter Mirifica nos ha dado esta oportunidad de mirar hacia atrás: fuerzas y debilidades, luces y sombras, retos y esperanzas... con el fin de mirar más claramente hacia adelante. En el marco de una Nueva Evangelización la pastoral de las Comunicaciones Sociales está llamada a empeñar todos sus recursos, a ofrecer lo mejor de sí misma, desde su aporte a la cultura, que debe ser evangelizada.
13
A María, Estrella de la Evangelizacion, nos encomendamos y encomendamos nuestro trabajo. Nuestra comunicación debe reflejar el "Sí" que Ella ofreció en obediencia al Padre.
f GREGORIO ROSA CHA VEZ Obispo Auxiliar de San Salvador Presidente del DECOS-CELAM
¿TIENE VIGENCIA AUN "ÍNTER MIRIFICA"?
Mons. Gregorio Rosa Chávez
DECOS-CELAM TEORÍA Y PRAXIS 14
¿TIENE VIGENCIA AUN "ÍNTER MIRIFICA"? MONS. GREGORIO ROSA CHAVEZ Obispo Auxiliar de San Salvador Presidente del DECOS-CELAM (1987-199P
El 4 de diciembre de 1988 se cumplen veinticinco años de la promulgación del decreto del Concilio Vaticano II dedicado a los medios de comunicación social, conocido por sus dos primeras palabras latinas: "ínter Mirifica". Para celebrar las "bodas de plata" de "ínter Mirifica" (IM), el Departamento de Comunicación Social del CELAM ha preparado el presente "dossier" en el que colaboran algunas de las mejores plumas del continente dedicadas al apasionante campo de la comunicación social. Todos los temas del "dossier" se inspiran en este pequeño decreto conciliar de 24 números que recogió 1960 votos a favor y 164 en contra en el escrutinio final. Dentro de la variada temática prevista los responsables de esta publicación colectiva me piden tratar sobre la vigencia de "ínter Mirifica". Para valorar adecuadamente el Decreto "ínter Mirifica", debe situarse el contexto más amplio del Concilio, destacando algunos puntos. Las reflexiones sobre IM están coloreadas por inquietudes personales y por mi contacto con la realidad de la comunicación social en varios países de la América Latina. Al final del recorrido, el lector podrá sacar su propia conclusión sobre la cuestión: ¿tiene vigencia "ínter Mirifica'*? 17
1. VIGENCIA DEL CONCILIO VATICANO II
b.
2.
La esperanza y el rostro nuevo de la Iglesia fueron encarnados por Juan XXIII, el Papa que recibió la genial inspiración de convocar a un Concilio cuando muchos pensaban que esa institución ya estaba superada. Pero el Vaticano II no fue un Concilio más, reunido para condenar herejías; fue un Concilio eminentemente "pastoral", en el sentido que este término tomó en la luminosa visión del Papa bueno.
El Vaticano II, "primavera de la Iglesia".
Cuando, en 1965, concluyeron los trabajos del Concilio h u b o voces que expresaron su decepción con afirmaciones como estas: "el Vaticano II nació m u e r t o " ; "una vez más queda claro que la Iglesia va a remolque de la historia"; "los documentos conciliares son sólo un libro más para colocar en los anaqueles de las bibliotecas". Muy diferente fue la reacción predominante en la Iglesia latinoamericana, que se lanzó con entusiasmo a poner en práctica la rica doctrina del Vaticano II. El signo más claro de su decisión en cuanto a aplicar seriamente el Concilio a nuestra compleja realidad fue la célebre Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano que se reunió en Medellín, en 1968, y que produjo un impacto decisivo en la pastoral de nuestras Iglesias. Algunos achacan, todavía hoy, al Concilio la crisis que sacudió a la Iglesia, dejando menguadas las filas sacerdotales y religiosas; dejando también el clima de radicalización ideológica cuyos efectos perduran. El tema ha sido estudiado con profundidad y ya no caemos fácilmente en tales simplificaciones; que hubo crisis es innegable; pero que fue por culpa del Concilio, eso es otra cosa. Nadie que haya asumido los documentos conciliares en su totalidad, sinreduccionismosdeuno u otro signo —y lo mismo vale para las conclusiones de Medellín— se ha desviado. Al contrario, el fruto ha sido una profunda renovación. Más exacta es la apreciación de quienes ven en el Vaticano II, una "Primavera de la Iglesia". Al respecto, un conocido periodista francés se pregunta qué ha quedado de esa "primavera": "Al menos esto, que es esencial: la levadura evangélica está más en contacto con las realidades y la Iglesia parece más humana (...). El Vaticano II ha devuelto la esperanza a muchos hombres de buena v o l u n t a d " ( l ) . 18
Un Concilio eminentemente
pastoral
El Papa Roncalli, en su célebre discurso de apertura de la primera sesión conciliar, indicó claramente que éste debía ser ante todo pastoral, preocupándose en primer lugar de que "el sagrado depósito de la doctrina cristiana sea custodiado y enseñado en forma cada vez más eficaz" (2). Dijo también que para discutir alguno de los artículos de la doctrina fundamental de la Iglesia "no era necesario un Concilio". El carismático pontífice invitó a los Padres conciliares a dar un paso adelante "hacia una penetración doctrinal y una formación de las conciencias que esté en correspondencia más perfecta con la fidelidad a la auténtica doctrina, estudiando ésta y poniéndola en conformidad con los métodos de investigación y con la expresión literaria que exigen los tiempos actuales" (3). Sigue inmediatamente la aguda distinción que se revelaría tan fecunda: "Una cosa es el depósito de la fe, es decir, las verdades que contiene la venerada doctrina, y otra la manera como se expresa: y de ello ha de tenerse gran cuenta (...) ateniéndose a las normas y exigencias de un magisterio de carácter prevalen temen te pastoral" (4). Yves Congar piensa que esta intención pastoral fue el factor decisivo del "teologizar" del Concilio, en el que se enfrentaron dos mentalidades: una "Conceptualista", que insistía sobre todo en la verdad "en sí"; y otra —llamémosla "realista"— que buscaba la verdad para los hombres. 19
El Vaticano II n o se contentó, pues, con repetir lo adquirido a lo largo de los siglos, fijado de una vez por todas en fórmulas latinas. Después de diecinueve siglos en que la tegología se había centrado en Dios, el último Concilio sanciona el "descubrimiento" del hombre y del m u n d o que caracteriza el pensamiento posterior a la segunda guerra mundial. Esta dimensión "antropológica" de la teología encontró su consagración en la audaz afirmación de PABLO VI al clausurar los trabajos conciliares: "para conocer a Dios es necesario conocer al hombre" (5)..
creador": él no sólo encarnó institucionalmente los objetivos del Concilio sino que desempeñó un rol de educador. Todos recordamos la santa libertad con que "el Papa b u e n o " transgredía los aspectos "organizacionales" cuando lo exigían así los valores evangélicos. Y en su discurso de apertura —que ya hemos comentado— mostró su fino carisma de educador. En tan solemne ocasión, el Papa Roncalli indicó claramente que la Iglesia se encontraba en una hora de transición y que la misión del Cocilio era ponerla al día para que pudiera cumplir su misión en el mundo de hoy (8).
c.
Dejemos la palabra a un respetado filósofo de la universidad de Lovaina: Jean Ladriére. Para él, el Concilio es un "momento de cristalización" de un conjunto de investigaciones que maduraban en la Iglesia desde hacía medio siglo. Gracias al Concilio "una época termina y se dibujan ya las orientaciones que-van a marcar el comienzo de una época nueva. El tiempo de la cristiandad se acaba. Se constituye otro m o d o de relación entre la Iglesia y el m u n d o " (9).
En el Concilio la Iglesia entra en diálogo con el mundo
Es interesante escuchar el p u n t o de vista sociológico acerca del Concilio. Sobre el tema hay un libro de Thomas O'Dea (6) que ve el Vaticano II como una confrontación abierta de la Iglesia con la modernidad, lo cual suscita esperanzas positivas ante el desafío. Como prueba de su hipótesis examina tres de los grandes documentos conciliares: "Lumen Gentium", "Gaudium et Spes" y "Dei Verbum". Para O'Dea, Lumen Gentium pone las bases de una nueva imagen de la Iglesia como pueblo de Dios, concepción que provoca ciertos conflictos. En Gaudim et Spes, se constata "un gran avance con el intento católico de entender lo histórico". Y Dei Verbum es el lugar "donde las más modernas perspectivas de la modernidad entran en contacto con lo esencial de la fe" (7). Pero todavía queda mucho por hacer. Dentro del "aggiornam e n t o " —sostiene O'Dea— quedan elementos viejos que mantienen una situación conflictiva. Los mismos documentos conciliares son el resultado de un compromiso. A pesar de todo, el Vaticano II representa un grave avance. Otro sociólogo —F. Houtart— ha estudiado el papel insustituible que cumplió J u a n XXIII, gracias a su "liderazgo 20
Todo esto se escribió en los albores del posconcilio. Veinte años después de la clausura del Vaticano II, la II Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos —convocada para celebrar, verificar y promover el Vaticano II— decía en el n. 2 de su "relación final": "Hemos celebrado unánimemente el Concilio Vaticano II como una gracia de Dios y un don del Espíritu Santo, del que se han derivado muchísimos frutos espirituales para la Iglesia Universal y para las Iglesias particulares, así como también paa los hombres de nuestra época. También hemos verificado unánimemente y con alegría el Concilio Vaticano II, como expresión e interpretación legítimas y válidas del depósito de la fe, tal cual se contiene en la Sagrada Escritura y en la viva Tradición de la Iglesia. Por ello, hemos determinado seguir avanzando por el mismo camino que nos indicó el Concilio. Ha habido entre nosotros pleno consentimiento sobre la necesidad de promover el conocimiento y la aplicación del 21
Concilio en cuanto a la letra y en cuanto al espíritu. De este modo se darán nuevos pasos en la recepción del Concilio, es decir, en la interiorización espiritual del mismo y en su aplicación práctica".
sión sobre las fuentes de la Revelación y como si esto fuera poco, el esquema orignal que constaba de 144 artículos contenidos en un fascículo de 40 páginas, fue "masacrado" inmisericordemente, hasta reducirlo prácticamente a un "esquelet o " de 24 artículos que apenas llenaban 9 páginas.
2. ¿VIGENCIA DE "ÍNTER MIRIFICA"? No todo fue color de rosa en el Concilio ni en el posconcilio: hay luces y sombras en la manera como se recibieron sus enseñanzas, La "relación final" escrita por el cardenal Danneels, arzobispo de Malinas, Bruselas, las describe en el n. 3. Luego el documento enumera las causas externas e internas de las dificultades. Entre las externas anota "la lectura parcial y selectiva del Concilio y la interpretación superficial de su doctrina en u n o u otro sentido. Por una parte, han surgido decepciones porque hemos sido demasiado tímidos en aplicar la verdadera doctrina del Concilio. Por otra parte, con una lectura parcial del Concilio, se ha hecho una presentación unilateral de la Iglesia como una estructura meramente institucional, privada de su ministerio. (...) A veces ha faltado también discernimiento de espíritus, n o distinguiendo correctamente entre la apertura legítima del Concilio hacia el m u n d o , y la aceptación de la mentalidad y escala de valores del mundo secular i z a d o " (n. 4), Con esa lúcida evaluación, podemos entrar directamente en la cuestión que nos ocupa: la vigencia de "ínter Mirífica". a. La "cenicienta"del
Concilio
El decreto conciliar sobre los medios de comunicación social tuvo un "nacimiento desafortunado. Para comenzar, se discutió y aprobó cuando aún no se habían elaborado las dos grandes constituciones conciliares: Lumen Gentium y Gaudium et Spes. Además, el esquema entró al aula conciliar en un ambiente de cansancio y de prisa, después de la agotadora discu-
22
¿Cómo extrañarse, entonces, de las acerbas críticas que se le hicieron apenas al salir y los "golpes bajos" que sufrió durante el periodo de discusión? Muchos profesionales de la comunicación social abundaron en consideraciones negativas: no ofrecía elementos nuevos, era demasiado moralista, lucía tímido ante las realidades del m u n d o , le faltaba valentía en temas tan candentes como la información y la opinión pública, parecía demasiado clericalista, n o mostraba confianza en los laicos... En una palabra: era la "Cenicienta" del Concilio. Uno de los más profundos conocedores del tema, el P. En rico Baragli, cuenta con detalle las vicisitudes que debió afrontar el Esquema de IM. Como se sabe, fue concebido inicialmente como "constitución". Constaba de un proemio y cuatro partes; cada parte, a su vez, se subdividía en una breve introducción y algunos capítulos: "la primera parte trataba de la doctrina de la Iglesia acerca de los instrumentos de comunicación social; la segunda consideraba su función apostólica; la tercera exponía las normas disciplinarias de la Iglesia a este propósito; la cuarta y última se detenía en cada u n o de los instrumentos más importantes, esto es: la prensa, el cine, la radio y la televisen" (10). Los Padres conciliares pidieron que se redujera el texto a lo estrictamente esencial y que, teniendo en cuenta las consideraciones hechas, se retocara el Esquema sin cambiar la sustancia. El nuevo texto ya n o comprendía ni partes ni títulos, sin o tan sólo dos capítulos, entre un proemio y u n a cláusula. Apunta el P. Baragli: "esta brevedad y simplificación de estructura, además de la notable reducción que había sufrido aun la parte doctrina, indujeron a la X Comisión a titularlo, ya no Constitución, sino D e c r e t o " (11).
23
Afortunadamente parte de los elementos sacrificados pasaron posteriormente a la Instrucción Pastoral Communio et Progressio, publicada por expreso mandato del Concilio, el 18 de mayo de 1971. Pero esta ya es "harina de otro costal". b.
Releyendo
"ínter
Mirifica"
Los especialistas quizá no encuentren grandes novedades en el decreto del Vaticano II sobre los medios de comunicación social. Pero si las hay para la mayoría de los pastores y demás agentes de pastoral de la Iglesia. Además, para ser justos, hay que leer IM desde la perspectiva en que fue elaborado, cosa difícil de lograr cuando asistimos a un desarrollo tan vertiginoso de las nuevas tecnologías de la comunicación social. Cuando Pablo VI firmó solemnemente ínter Mirifica, j u n t o con la constitución sobre la Liturgia, dijo: "Otro fruto, y de no poco valor, es el decreto sobre los instrumentos de comunicación social, indicio éste de la capacidad que la Iglesia tiene de unir a la vida interior la exterior, a la contemplación la acción, a la oración el apostolado. También este resultado conciliar —Nos lo esperamos— podrá servir de guía y de estímulo a muchísimas formas de actividad, incluidas ya de aquí en adelante como instrumentos y como documento en el ejercicio del ministerio pastoral y de la misión católica en el m u n d o " (12). Palabras como esas jamás se habían escuchado en un aula conciliar porque nunca antes un Concilio se ocupó de los medios de comunicación social. Este es un dato que debe tenerse presente a la hora de juzgar sobre la validez o la vigencia de IM. Hay otros indicios, en el Decreto mismo, que invitan también a una valoración más positiva. La más notable es la publicación de la instrucción Pastoral Communio et Progressio, mandada expresamente en IM 23, "para que todos los principios y normas de este santo Sínodo 24
acerca de los medios de comunicación social se lleven a la práctica". De la entusiasta acogida dispensada a ese documento hay abundante literatura, siendo u n o de los textos más sugestivos el del P. Vicente Iannuzzi (13). No en balde la Instrucción Pastoral ha sido llamada "La Carta Magna de las comunicaciones sociales". Otro gran aporte de LM es la creación de estructuras para la pastoral de las comunicaciones sociales. Y esto abarca todos los niveles. Respecto a la Santa Sede, el Concilio pide al Papa que el "Secretariado parala Prensa y los Espectáculos" amplíe sus funciones a todos los medios de comunicación social, sin excluir la prensa, incorporando a él a especialistas de las distintas naciones, también seglares" (IM 19). Así surgió la Pontificia Comisión para las Comunicaciones Sociales, que trabaja con tanto dinamismo y apertura; después de la última reforma de la Curia romana, se llama Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales. IM también propone la creación de organismos nacionales "para los problemas de la prensa, del cine, de la radio y de la televisión" (IM 21) y una comisión episcopal para atender ese campo tan vital. Hay una mención explícita de las organizaciones internacionales de comunicación social. De las iniciativas más prometedoras propuestas por IM, es digna de ser destacada la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales (IM 18). En general la J o r n a d a transcurre modestamente y "la única colecta mandada por el Concilio" —como se dice a veces con un poco de humor— no suele despertar mucho entusiasmo. Sin embargo, la riqueza de la doctrina contenida en los mensajes del papa con ocasión de ese día especial, es realmente extraordinaria: un libro titulado "El Papa habla a los comunicadores" ha sido recientemente publicado por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) con los veintidós mensajes emitidos hasta hoy y un detallado índice de materias. 25
c.
Un documento
sin estrenar
El cardenal Danneels, en su "relación final" enumera cuatro pasos para lograr una más profunda recepción del Concilio: "conocer el Concilio más amplia y profundamente, asimilarlo internamente, afirmarlo con amor, llevarlo a la vida". Y a renglón seguido añade: "Sólo si se asimilan internamente y si se llevan a la vida, será posible que los documentos del Concilio resulten vivos y vivificantes" (n. 5). Esto vale también para el decreto sobre los medios de comunicación social. Allí se exhorta a los pastores "a cumplir en este campo su misión, íntimamente ligada a su deber ordinario de predicar" (IM 13), pero la toma de conciencia avanza con una lentitud que contrasta con la instantaneidad de las comunicaciones modernas. Han pasado veinticinco años y se ha avanzado poco en la formación de agentes para la pastoral de las comunicaciones sociales. La promoción del laico en este campo es deficiente. La presencia de la Iglesia en los medios ajenos —salvo contadas excepciones— es débil y, muchas veces, improvisada. Y hay una lamentable subutilización de los medios propios. Personalmente me preocupa el tema de la formación de la opinión pública en sentido cristiano. Es lo que algunos llaman "pastoral de la opinión pública". Igualmente importante es la cuestión de la opinión pública al interior de la Iglesia, tema que estamos reflexionando en las reuniones regionales del DECOS-CELAM y que esperamos ahondar en el Encuentro Latinoamericano que tendrá lugar en octubre de 1989 en Belo Horizonte, Brasil. Otro campo que necesita ser profundizado es el de la teología de la comunicación. Creo que podríamos "traducir" el documento de Puebla en esta clave: allí se habla de comunión y participación. Ambas suponen la información, como lo hizo
26
ver bellamente J u a n Pablo II en un discurso que dirigió a los miembros del COGECAL (Consejo General de la Pontificia Comisión para América Latina), en abril de 1987: "La obra de la evangelización, para que sea eficaz y produzca el fruto deseado, necesita contar con una información que sea fuente de comunión. Toda noticia inexacta, tendenciosa, injusta, contraria a la verdad o sometida a la manipulación de las ideologías, crea malestar en la comunidad, pone en peligro la paz, mina la comunión y desorienta; es, por así decirlo, antievangeliz adora". 3.
CONCLUSIÓN
Hemos planteado el tema en forma de interrogante: ¿Tiene aún vigencia "ínter Mirifica"? Llegados al final del camino cada u n o sacará su propia conclusión. Personalmente creo que este humilde decreto conciliar ha acelerado la historia de nuestras Iglesias en América Latina, la zona geográfica más fecunda en reflexión sobre la comunicación social, según testimonio del Padre Benito Spoletini. Como botón de muestra podemos referirnos al estimulante texto que aparece en las Conclusiones de Medellín bajo el título Medios de comunicación social; éste tiene la originalidad de examinar la cuestión desde la óptica de la encíclica Populorum Progressio. Diez años más tarde, en el Documento de Puebla (nn. 1063-1095), el tema será nuevamente tratado, pero a la luz de la Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi y bajo la inspiración de Communio et Progressio. Medellín cita 6 veces a IM y en algunos puntos anuncia ya el enfoque tan sugestivo de "Communio et Progressio". Al examinar la situación de América Latina, comienza afirmando: "La comunicación social es hoy una de las principales dimensiones de la humanidad. Abre una nueva época. Produce un impacto que aumenta en la medida en que avanzan los satélites, la electrónica y la ciencia en general" (n. 1). El documento 16 de las Conclusiones de Medellín es también lúci-
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do cuando reconoce que los medios de comunicación "forjan una nueva cultura, producto de la civilización audiovisual" que, si por un lado tiende a masificar al hombre, por otro favorece su personalización" (ib.). Y no vacila en subrayar que "en el mundo de hoy la Iglesia no puede cumplir con la misión que Cristo le confiara de llevar la Buena Nueva 'hasta los confines de la tierra', si n o emplea los medios de comunicación social, únicos capaces para llegar efectivamente a todos los h o m b r e s " (n. 7). Pero hay algo más: los obispos latinoamericanos ven en la comunicación social y en el empleo de sus instrumentos "el medio de presentar a este continente una imagen más exacta y fiel de (la Iglesia), transmitiendo al gran público no sólo noticias relativas a los acontecimientos de la vida eclesial, sino sobre todo, interpretando los hechos a la luz del pensamiento cristiano" (n. 8). Medellín también va más allá de IM al pedir a los estudiosos que "profundicen en el fenómeno de la comunicación en sus diversos aspectos, incluida la teología de la comunicación, a fin de especificar cada vez más las dimensiones de esta nueva cultura y sus proyecciones futuras" (n. 17).
los quinientos años de la llegada del Evangelio de Cristo a nuestras tierras. Las celebraremos también cuando asistimos al desarrollo inaudito de las nuevas tecnologías de comunicación. Esto plantea con particular urgencia la cuestión de la ética de la comunicación social y exige un cuidadoso discernimiento tal como lo acaba de proponer J u a n Pablo II. "A los corazones turbados por los riesgos de las nuevas tecnologías de la comunicación, yo les diría: ' i No tengáis miedo!' Lejos de ignorar la realidad en la que vivimos, leámosla con más profundidad. Discernamos, a la luz de la fe, los verdaderos signos de los tiempos" (Mensaje para la XXII J o r n a d a Mundial de las Comunicaciones Sociales, n. 4). Que Cristo, el perfecto Comunicador, nos conceda estar a la altura de los nuevos desafíos.
A Monseñor Ovidio Pérez Morales, antiguo presidente del DECOS-CELAM, lo emocionan las increíbles perspectivas que Puebla abre a la pastoral de la comunicación social cuando afirma: "La evangelización, anuncio del Reino, es comunicación: por tanto, la comunicación social debe ser tenida en cuenta en todos los aspectos de la transmisión de la Buena Nueva" (n. 1063). Por eso, a la hora de formular las opciones, el episcopado latinoamericano pide, en primer lugar, "integrar la comunicación en la pastoral de conjunto" (n. 1080). Tenemos aquí un vasto campo de trabajo que apenas comienza a ser roturado. Vamos a celebrar las bodas de plata de "ínter Mirifica" —< en
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III- IV- XII-XVI-XIX
— Responsabilidad de la comunicación e n la justicia, progreso, unidad, fraternidad y la p a z
II- V- VI- X- XII - XIII- XVII XX- XXI- XXII.
I- II- XI- XV - XVIII-
— C o m u n i c a c i ó n y Evangelización
VIII ( S í n o d o 1974)— XXIII
— C o m u n i c a c i ó n y Reconciliación
IX
(Año S a n t o 1 9 7 5 ) .
Algunos temas tratados tienen relación con la coyuntura del añp: la promulgación de u n documento pontificio o u n acontecimiento eclesial relevante.
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iones Publi cid homb com cae la soc iec peí de las com s com caci s com caci s com caci s com caci s com caci one one municací one mbres Relig ón
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— Familia, niñez, j u v e n t u d , ancianos
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JORNADAS
— El uso d e los medios, riesgos
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