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SEMIOLOGIA DE LA
OBRA LITERARIA GI.()~EMÁTlCr\" TEDRIA DE l.A l.lTERr\TURA
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JURGEN 'fRABANT SEMIOLOGIA DE LA OBRA LITERARIA
Qué bien consuenan, hermanadas, Hngü(stica y literatura. Ya lo recomen· daba la cs~uda de Praga, por boca dc R. Jakobson. Siguiendo ese camino, Jürgcn Tnlbanl ha encuadrado su h.~ ria dc la obra literaria en el marcu del estructuralbmo lingüístico, y dc la gloscmática de L. Hjclmslcv en particular, asi como en la doctrina del signo estético propuesta por S. Johanscn. ¿Será \'crdad que la obra de arte constituye una estructura de signos -una semiótica- donde se correspunden c.,prcsión y conteniúo (o sea, furma y fundo)? ¿Hemos de situarnos ante un texto en actitud cmetaforizantc., a fin dc descifrar un mensaje estético no explici· lO, sino sulamente connotado? La empresa ha supuesto una intensa revisión crítica del cstructuralismo glosemático, aceptado por último, nun· que no sin rectificarle puntos impor. tantes (el nombre de E. Coseriu sale mucho por aquI). Lo lingüístico no puede consistir en las formas puras. '''acías, supcrabstractas. pensadas por Hjelmslc\'. Desde ese ciclo matemático baja Trabant a un ni\'el normal dc abstrncción, a la .Iengua-, donde se integran formas sustanciales (no \'acías) y sustancias, denlro dc los dos planos dI.' la'expresión y del contenido. (Ptua
el
la solapa slrulmte)
IVlen. d. lo. sol4po 1DI1crlor} y aún deja estabkcidas las dependencias entre unos y otros elementos. Finalmentc, llega el autor a la zona concretisima del -habla-, realización individual de la lengua. Durante el via· je ha tenido que explicar no pocos casos ilustrativos (tiempo imparfail, sistema fonológico del francés, etc.). Todo ello era necesario para la con· sideración de la obra literaria (el tex to), que es habla lijada artísticamcnte. El escritor ha seleccionado y moldeado con su arte los materiales de la lengua común; ha fundido lo fónico y lo sémico, lo abstracto y lo concreto, lo denotativo y lo connotativo. Su creación es una estructura lingüística -un mundo- íntegramente Cuncional, pues todos sus elementos están elegidos intencionalmente. Impera allí sobre cualquier otra la (unción estética del lenguaje. Por su parte, las ciencias literarias -estilística, análisis estructural, etcétera- no atienden más que al plano de la expresión textual. ¿Y el contenido estético, el mensaje? Ah! entra la tarca recrcadora del lector frente al texto silencioso, hasta que intuitivamente lo interpreta y le atrio buye un sentido. Tantas interpretaciones individuales nunca agotarán las posibilidades connotadas en la obra, pero irán retocando su imagen histórica. El acierto de Trabant ha sido exponer viejos problemas -por eso recoge las ideas de Hegel sobre lo puédeo- en términos nue\'os y coherentes.
SEMIOLOGíA DE LA OBRA LITERARIA
JÚRGEN TRABANT
SEMIOLOGÍA DE LA OBRA LITERARIA GlOSEMÁTlCA y TEORlA DE LA LITERATURA VEIlSIÓN ESPA1l0LA DE
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RUBIO
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BIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA EDITORIAL GREDOS MI\DIUD
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Copyright de la edición originol alemana por WI1.RnlC flslt VI!A1AG, Poiünchen, J970.
e
EDITORIAL CREDOS, S. A., Sánchez Pacheeo, 81, Madrid. 1975. para la \'o=rsión española.
Titulo original: ZUR SHflOl.OGlE DES I.1TER,(RISClfEN KUNST· WERKS. GI.oSSEMIITlK UND I.1TERATURTHEORIE.
Depósito Legal: M, 3Il663-1975.
ISBN 84-249-0657·8. Rústica ISBN 84-249-0658-6. Tela. GnI.6cas Cóndor, S. A., Sánchez Pacheeo, 81, Madrid, 1975.-4439.
Para C•
...a linguist deaf lo the poctic funClion of language and a litcrary scholar indifferent lo linguistic problcms and unconversant with linguistic methods are equaJIy flagrant anachronisms. ROMAN JAltOBSON
PROLOGO A LA TRADUCCION ESPAROLA
La presente obra ha sido directamente traducida del ori· ginal alemán, habiéndose tenido en cuenta las modificaciones efectuadas en un ejemplar corregido por su autor. A los lectores hispánicos puede, quizás, llamarles la atención la frecuente presencia de comillas aureolando términos y expresiones sobre todo glosemáticos. En ningún caso responde este hecho a un arbitrario proceder del traductor, que se ha limitado a transmitir objetivamente no sólo el con· tenido, sino -en )a medida de lo posible- también la forma de la expresión y los signos enfáticos que la acompañan. De este modo -la fidelidad como pauta de trabajo-, he tratado sencillamente de que estas páginas sean un reflejo hispánico de la voz de Trabant, quien en esta misma obra afirma: cEI autor en cuanto 'codificador' de su 'mensaje' debe, por con· siguiente, poner todo su empeño en manipular la conciencia de) lector: lo que él estime importante deberá ponerlo de relieve en el texto a fin de que también el lector 10 considere importante». Con todo, en la presente edición espanola desaparecen, previo el acuerdo con el autor, algunas comillas que hemos considerado innecesarias y algún pequeño párrafo. La bibliografía ha sido actualizada. Citas en otros idiomas, salvo las
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Semiologla de la obra literaria
de autores alemanes, en principio se han dejado intactas a lin de que el lector -presumiblemente filólogo o lingüistapueda tener un acceso directo a ellas. Sobre la peculiaridad e incómoda traductibilidad del lenguaje hegeliano no es preciso advertir. Como se observará, la grafía de los textos de Hegel no está puesta al día, pues permite una fácil lectura. Las anotaciones del traductor figuran, como de costumbre. entre corchetes. En el lndicc de Abreviaturas podrán hallarse las equÍ\·a· lencias en español de las fórmulas glosemáticas que esquemati7.an los niveles semióticos del lenguaje en sus relaciones recíprocas (p. ej., A$...+AF-IFof-IS). Por no hallar en espafiol abreviaturas que de modo tan conciso e inequívoco expresen tales relaciones. hemos mantenido en el texto las originales, que van aclaradas al final del libro (pág. 362), cuya consulta recomendamos al lector desde el momento en que le salgan al paso. Apra\'ccho la ocasión para dar públicamente las gracias al catedrático D. Manuel Avilés así como al praf. Dr. Walter Ji:ihr y a la Dra. Adelheid Hausen, que me han prestado su estimable ayuda en la revisión de la presente versión española. Josá
RUBIO S,(EZ
PROLOGO
l. El entusiasmo por la estructura parece corresponder al espíritu burocrático de la época y a la afición a integrar aparentemente en un sistema rígido los contrastes que aún perduran. El estructuralismo se da como fenómeno no ideológico; y. sin embargo, el pensamiento estructuratista tien· de a configurarse en ideología: Les idéologles de la fOrlction «onctionalisrne), de la forme (formalilOme). d~ la slruCluTe (sUucturalismc) onl eccl de como muo a\'cc le scicntisme el le positivismc, Qu'elles se donncnl pour non idc!ologiQucs. Le proccssus d'ldéologisaUon esl pour· lanl assa elalr; iI consiste en une extrapolation.r~duelion. L'ldc!ologie transforme en absolu un coneepl parlid el une v~· rité rclallve 1.
Para describir, por ejemplo. una lengua como estructura son precisas una serie de extrapolaciones y reducciones. Pero es la ideología estructuralista la que eleva el resultado de esas operaciones. la estructura. a verdad absoluta. Por cierto que Louis Hjelmslev ha señalado como hipótesis} en manifestaciones programáticas la admisión de una I Hmri Lefebvre. lA '\Iie quolidi~r1r1e dIJJu le monde moderrrc, París 1968, pál. 18S. 2 Véase Unfldstique slrueluraJe, en Essais linfllistiqucs, Copenha. auc t959, piS. 21. Trad. e5Jt., Madrid. GredO$, 1972.
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Semiologia de la obra literaria
estructura y en tal sentido parece permanecer singularmente atento ante una absolutización de la misma. Ahora bien. la afirmación de que 10 que se describe como estmctura. la lengua, sea una pura forma, en Hjclmslcv no es en modo alguno sólo una hipótesis. sino base axiomática de la nueva lingüística que él funda. la glosemática, pues ésta reduce la lengua a pura forma. La denominada «sustancia. queda eliminada de la ciencia del lenguaje precisamente por su índole extralingüística. Para esta escuela estructuralista tan «sustancia. es el modo concreto con que la lengua se nos ofrece en el habla como los «sustanciales. planos de forma· lización que se abstraen del lenguaje, la -norma. y el -sistema" J. Claro que Hjelmslev replicaría a esta argumenta. ción diciendo que también un a."s nolions qui nous intércs.c;cnt. L'usagc, comJ .Norma. 'Y «sistema- en d sentido dc Eugenio C05eriu, Sislt"ma, ttorma y habla, en Teorla del lenguaje y lingli/s,ica general, Madrid, 1962, págs. 11·113. El .slstema. no es una .estructura.- rfaida. sino que se corresponde con el de la dinámica concepción humboldliana sobre la prodlJQ:ión del lenguaje. [Recuérdese al respecto la dícotómica oposición entre tvlpyCla: y ~py6v, entendido éste como producto social 'Y aquélla como actividad Individual en el uso det len8Wljc o. en ténnlno$ saU$$u~anos, como .Iangue- y .parole.]. La «nonna. ciertamente l'S un conjunto dc coerciones, pero carece de .estructuray .función-. 4 L. Hjdmslcv. Op. cil. ~ 1.. Hjdmslcv, Structural Ana/ysis o( La"'lIlQge. en Essais linguistiques. pág. 30.
Prólogo
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prcnanl ('aCle. fle I'esl paso Le schéma non plus. Ces nolions representenl des realilés '.
Hjclmslev cn..-e. además, que c:1 -esquema. corresponde n lo que enlendemos normalmente por .. Iengua-; en s'3per~oil facilcrncnt que. d'cnlre ces lJ'Ois :lCCCptions du mol la}lll/lc!, edre qui con~oil la langue comme sc1réma, esl 13 plus proche du sen! qu'on ti h.abilude d'aS5igner !l ce mol?,
Este proceso de ideologización en la glosemática lo ha puesto ya en tela dc juicio Eugenio Coseriu. Sostiene él' que procede considerar la lengua como pura forma. como un objeto matemático, siempre que este modo de considerar la cuestión se c:xprese como convención científica. En principio, todos los objetos, incluso los culturales como la misma len· gua, podrían ser tratados como si fueran objetos matemá· ticos. Falso resulta cste enfoque sólo cuando el como si se eleva a la categoría de esencia del objeto, tal como lo hace la glosemática: Pero [la reducción de la lengua a objeto matemático) se vuchoe gra\'l! si se pretende que esta manera de considerar la lengua es .Ia más apropiada- (o la única apropiada) y corres· pondo a la realidad c!ccliva del objeto estudiado, pues ello implica reducir Tealmrnre un objeto cultural B objeto mal~· mátiro, L"S decir, transformar la lengua en otra rosa de lo que
es'.
Un estructurnlismo que no llegara a apasionarse hasta el punto de hipostasiar sus reducciones en verdades absolu· tas y que no acabara considerando las estructuras como L. Hjclmslev. lAngJle el parole, en Essais lingllisliques. p:\g. 80. L. Hjclmslev. Op. cir.• páS. 74. • Eugenio Coserlu. SincronÚf, diacronla e historia. Montevideo 1958, pág. 152; 2.· ed., Madrid, G~os, 1973. , SDH. pág. 152. 6 J
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Semiología de la obra literaria
extrapolaciones, tendoa por el contrario que eludir antes el peligro de la ideologización. Yeso bien tendrían que saberlo -dir-án algunos- los gcnstlinde, die vor uns lIegen, Raum zu gewinnen, Uber¡ehen
muss. (Estét. In, pág. 283). [Este lado lingüistico de la Poética podria ahora damos pie a disc\l$iones complicadas que no termlnarlan nunca y que yo he de puar por alto con el fin de ganar espado con vistas a los ternas más Importantes que se nos ofrettn.]
Sustancia del signo estético: la lengua e)
55 RELACIÓN EN'llt1! EXPJUl-
$IÓN POéTICA. Y CONTENIDO
El hecho de que la lengua se configure artísticamente como si fuera un material análogo a la piedra, al color o a los tonos musicales en las otras artes, ilumina la relación entre lenguaje poético y lo poético. Un principio formal domina en la lengua lo mismo que en lo poético. Y, similarmente a la cconcepción y organización del contenido", en lo poético ¿no se concebirá y organizará también la expresión, existencia objetiva del contenido? Se daría así una relación recíproca entre lo poético y la lengua artísticamente moldeada. De esta relación recíproca se encuentran ya en Hegel algunas alusiones. al hace notar que incluso la configura· ción lingüística de un texto puede convertirse en el punto de partida de nuevos pensamientos: In del freien Pocsie aber glebt ausserdem die Nothigung. den Ausdruck der Vorstellungcn hcriibcr und hinüber zu \!o'enden, zusarnmenzuziehen. auszubreiten. dem Dichter ebensosehr "eue Gcdanken, EinfiUle und Brfuadungcn. wdche ihIn ohne solch einen Anlass nichl gckonunen wliren. (ESlc!l. 111, pág. 290). [Pero en la poesía libre se da. además, la necesidad de hacer girar la expresión de las idea$ de uno y otro lado, de reslrin· sirias. darles mayor alcance -peMamientos. ocurrencias y luto lIazgos asimismo nuevos para el poeta, que a él sin lal mollva· clón jamAs se le hubieran ocurrido.]
Y, viceversa, la forma lingUfstica es determinada por el contenido: Wie nun in der musikallschen Deklamation der Rhythmus und die Melodie den Charaktcr des Inhalls in slch aufnehmen und
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Semiologfa de 14 obra literaria demselbcn a.ngemes.sc:n sein mUssen. so ist auch die Versifikatlon eme Muslk, we!che, obsleieh In entfemler Weise, doeh schon jene dunkle aber zuglcich bcstimmte R1chtung des Gan¡es und Charakten der Vorstellunaen in sich \Aoiedenonen IJlMt. Nacb di= Seile hin muss das Versmaass den all¡emeincn Ton und gelsli¡en Haueh rines pnzen Ged.iehles angebcn. (Esltl. m. págs. 291-92). [As1 como en la declamación musical el ritmo y la melodla asumen en si el carácter del CXIlllenido Y tienen que ser adecuados al mismo, Igualmente la versificación es una música que lejanamcnte recuerda aquel sentido oscuro y al mismo tiempo determinado de la andDdura y carActer de las Ideas. Por ese lado la m~lrica debe rdlejar d tono general y el hilito espirl· tual de la totalidad del poema.)
Esta relación recíproca entre lengua y contenido artístico, que Hegel no sugiere sino levemente. es corroborada por el modelo glosemático de literatura en virtud de la rela· ción de solidaridad entre expresión y contenido.
D)
HEGEL, MODELO CLOSEMÁTlCO
Podemos establecer un perfecto paralelismo o concordancia entre la idea hegeliana sobre la poesía y la de la glosemática. por lo que respecta a la existencia de los estratos del modelo estrocturalista. Evidentemente. en Hegel tienen otro valor posicional. A lo diferente que resulta la concepción del contenido nos hemos referido ya '. 1.0 importante. sobre todo, es que Hegel -yen esto se diferencia de la Glosemática- considera realmente la lengua como medio a pesar de su constitución como si fuera fin. Las funciones glosemáticas no conocen ninguna relación teleológica. Se re, Wanse págs. 47-49 Y 53-54.
Sustancia del signo estétIco: la lengua
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fieren únicamente a la presencia de los términos de una función. Por tanto. también la teona glosemática puede enumerar al lenguaje en el mismo renglón que los materiales de las otras artes y conformarse con indicar que la lengua. en oposición con aquéllas. está ya también estructurada 10. No obstante. por lo que a su materialidad se refiere. la lengua juega un papel menos importante que el tono musical. el color y la piedra: ella es sensorialidad negada. caccidenteJIere Xusserlichkeib (Estét. 111. pág. 226). esto es. «exterioridad más bien accidental-o Se comporta como un mat& rial susceptible de moldeamiento por constituir la única objetividad de lo «poético-. Sólo que esta objetividad no tiene toda la seriedad que resulta tener el material de las otras artes: Die bisher betrachtetcn Künste machten vollstlllndlg Emst mit dlml sinnlichen Element. In wclchem siC! sk:h bewe¡ten. Insolem sie dem InhaltC! nur eine Gcstalt ¡aben. wekhe durchWC!lli tonnte von den aulgethUrrnten sc:hwen:n Massen. dem En, Marmor. Ho1z. den Farben und Tonen aufgenommen und aUSo .eprllgt werden. (Esrir. 111. pág. 229), (Las artes hasta aquí consideradas armonizaban por completo con el elemento seD&Orial en el que se movian, por cuanto que al contenido le daban una lorma o fiiUra (Gestalt), la c:ual podia ¡eneralmente ser asumida y constituida por las pesadas masas almacenadas, el mineral metaUlero. el m6rmol, la ma· dera. los colores y los toOM.)
ID Adolf Stender·Petersen. Esqu{su. pág. 279: -l.es difficult~ ~ c:ifiques d'une t~r1e structurale de la Jlttérature. c:ompalie 11 une IMane de la mlUique ou des arts dits plasllques. semblent dues 8U falt que. tandls que la muslque. la peinlure el la sculpture se manlfestent dans une matim autrement amorphe. la mati~re de la Iiltératurc, la lansue. est en elle-m~ une structun: ou est regarcJée eomme telle par la Iinsuistique stnJcturale.
SemiologÚJ de la obra literaria
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De ese «quedar como suspendido» el lado material del lenguaje, que es s610 medio, resulta la primacía del contenido y, en consecuencia, de la idea o representación mental como material de la poesfa propiamente dicho. Ya antes nos referimos a la renovación decisiva que supone en la teoría gloscmática la integración del lenguaje «denotativo» en el modelo de literatura. Eso ha sido posible merced a los términos forma y sustancia de la doctrina hjelmsleviana, asociándose el lenguaje .denotativo» como sustancia de expresión con el texto concebido como forma. Reciente cabe considerar asimismo la inclusión de la sustancia estética del contenido. entendida COmo sentido atribuido por la interpretación, en el consorcio total dcl signo estético 11. Para Hegel son importantes sobre todo la lengua moldeada ya artísticamente y lo poético (en términos gloscmáticos: la forma de expresión y el contenido del signo estético), y en ese punto apenas aborda la relación que pueda cxistir entre ambos. Ahora bien, en el modelo glosemático aparecen las relaciones levcmente apuntadas por Hegel: la relación lengua común·lenguaje poético así como la existente entre lengua artísticamente culta y el contenido artfstico, y en el contenido la existente entre su forma y su sustancia, diferencia que parece insinuar ya el propio Hegel en la formulación .der Inhalt sowie Auffassung und Organisation desselben zuro poetischen Kunstwerb (Estét. In, pág. 274), es decir, «el contenido asf como su concepción y organización respecto a la obra poética». Habrá que examinar ahora más de cerca la primera tesis del modelo de literatura gloscmático. según la cual el lenguaje denotativo es sustancia de expresión en la obra litera· ria, o sea que la lengua adopta en el signo estético una 11
Véase pá¡. 312 Y 55.
Sustanc,i4 del signo estético: la lengua
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posición análoga a la de la sustancia lingüística de la expr«> sión. De esta tesis deriva de inmediato la cuestión de la relación entre forma y sustancia de expresión en la lengua. Quedarían luego por aclarar los interrogantes que salieran al paso a propósito de la aplicación de la relación AS-+AF a la poesía.
11. SUSTANCIA Y FORMA DE EXPRESION EN LA LENGUA
A)
TRES PASES EN BL PLANO DB EXPRESIÓN
La relación de forma y sustancia es uno de los puntos más discutidos de la glosemática. Eugenio Coseriu ha trata· do detenidamente el problema en «Forma y sustancia en los sonidos del lenguaje». Afirma Coserfu 12 que el concepto de sustancia en Hjelmslev es equivoco: señala por una parte la sustancia no formada, que Hjelmslev también llama a menudo «sentido» (incluso refiriéndose al plano de expresi6n) y, por otra, alude a una sustancia ya formada 13. Esta distinción entre sustancia no formada y sustancia formada se hace patente en el siguiente enunciado de Hjelmslev: y en virtud de la forma del contenido y de la forma de la expresión, y sólo en virtud de ellas, rosten respectivamente la sustancia del contenido y la sustancia de la expresión, Que se ITUInifiestan por la proyección de la forma sobre el sentido. de igual modo que una red abierta proyecla su sombra. sobre una superficie sin dividir. (PTL, pág. 85). a FyS, páS. 184 y ss. u Esta distinción Queda por primera vez del todo clara en La strafificafion du lanll41le, papo 49-50. donde Hjelmslev dlstlnsue entnl subsftmC4 (formada) y matiue (no formada).
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Semiologfa de la obra literaria
«Sustancia_ es aquí la sustancia que acompatla a una forma, en tanto que «sentido- es una masa de pensamientos amorfa o materialidad amorfa. Se perfila, por consiguiente, en Hjelmslev un sistema trifásico: 1) la fase de la sustancia amorfa, 2) la de la sustanda formada, 3) la de la forma. 1) La sustancia amorfa es por 51 misma inaccesible al conocimiento: El sentido es. por tanto. en s{ mismo Inaccesible al conocimiento. puesto que el requisito previo para el conocimiento es el análisis de algún tlpo; el sentido sólo puede conocerse a través de una conformación Y. uf. carece de existencia cientlfica fuera de áta. (PTL, pág. 110).
Este concepto de sustancia corresponde al de la materia, el «byle_, en la tradición filosófica '4. Hacer de éste el punto de partida para un estudio anaUtico de la lengua resulta realmente imposible. 2) _SI la materia es pensada como lo que subyace en el fondo de toda forma. I1ámase sustancia- B. En cambio, Hjelmslev no trata la sustancia como algo que subyace en el fondo de la forma: para él, no es más que algo que se adjunta a la forma. La forma es independiente de la sustancia. Ella es primordial y está en una relación de «determinaciÓn- respecto a la sustancia, es decir, la forma es la constante, condición necesaria para que exista la sustancia: la sustancia es la variable en esta función. La presencia de la sustancia no es conelitlo sine qua non para la presencia de la forma. Hjelmslev excluye también de la Lingüística la materia que se agrega a la forma, la sustancia: 14 Véase Johannes Hoffmcister, Wiirterbuch d~ philo$ophischm Be,riffe, Hamburgo 1955, pág. 395; consúltese M4teri~ ....eI elemento opuesto a fonoa, especlalmente el elemento primario, ori¡inal, aún DO formado, lo amorfo, lo no confiJUrado~. B Johannes HoffmelsteT. ibid., pág. 395.
Sustancia del signo estético: la lengua
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.••&si también la linJillstlea puede y debe cmprenaer un am\lisis de la forma lingüística sin considerar el sentido que puede alinearse con ella en ambos planos. (PTI.., p;ig. (12).
La sustancia es precisamente este sentido que se agrega a la forma lingüística. 3) La Ungiiistica se aplica únicamente al estudio de la forma, la cual según Hjelmslev es independiente de la sustancia. La crítica se opone a que la LIngUistica limite su objeto de estudio a la pura forma. ¿Y cómo reconocer esa pura forma? Al respecto escribe Coseriu: Pero esta forma ¿puede conocerse de otra manera que manifestada en una -sustancia. ( ... forma Inferior)? Platón y Plotino ensel'tan que la forma suprema, tola1mente pura, es ella misma _sin forma •• (FyS. pág. 186).
Por consiguiente, el enunciado de Hjelmslev sobre la irrecognoscibilidad de la materia podrla aplicarse igualmente a la (pura) forma y parafrasearlo de la siguiente manera: .la forma sólo puede conocerse a través de una manifestación sustancial y, asf, carece de existencia científica fuera de ésta•. Cf, arriba, pág. 60. Hjelmslev elimina del campo de la Ungüfstica cualquier tipo de sustancia, incluso la formada, y en su árca sólo cabe el estudio de la pura forma, Pero Coseriu ha demostrado que es inadmisible excluir de la ciencia del lenguaje la sustancia formada, pues en ella (formas con sustancia y formas de sustancia "'), en una serie de formas y sustancias, están basadas las distintas disciplinas lingüísticas según los grados de abstracción del habla, y no en la pura forma. Coseriu debate seriamente el juicio de Hjelmslev de que do que desde un punto de vista es 'substancia' desde otro es 'forma'. (PTL, pág. 115), al aducir una serie de formas y sustan'" FyS, pAp. 185 (6quema) y 222.
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Semiologla de la obra literaria
das, cuyas fases sustanciales más importantes en el plano de la expresión son las siguientes: «alófono_ (forma con sustancia, habla), «fono- (forma de sustancia, norma), .f~ nema- (forma de sustancia, sistema). El «ceneroa-, la unidad de expresión glosemática, es una última formalización del habla, una forma pura (forma sin sustancia, «esquema-). La primacía de la forma representa el axioma fundamen· tal de la glosemática, lo cual Coseriu lo considera un apri~ rismo sobre la esencia del lenguaje: A esta actitud que hemos Uamado .platónlca- ~ deben varios apriorismos de Hjelmslev acerca de la escncia de la .lengua-, como, por ej .• ala lengua es una forma-, .Ia lensua es una red de funciooC$_. (FyS, pá(. 2(3).
Con este extremo formalismo Hjelmslev cumple el enunciado de Saussure de que la lengua es una forma y no una sustancia 17. El que la sustancia (= todas las formas sustandales cin· feriores- ai cenema) se vea segregada de la lingilistica "" glosemática hace que Hjelmslev pueda aplicar entre forma (pura) y sustancia una función de «determinación_, mejor dicho, una «selección_ (.determinación_ en el «proceso-), la cual suele denominarse «manifestación-.
B)
«DI!TPJUollNACIÓN_ ENTRE FORMA Y SUSTANCIA
«Determinaci6n_
a)
Como ejemplo de _selección_ (la .determinadón_ en el -proceso-), Hjelmslev aduce la relación de la preposición latina sine respecto al ablativo (PTL, pág. 44). Sine rige incon· n
ew,
pág. 169: .la Ianeue el une fonne el non une lubstanc:e.•
Sustancia del signo estético: la lengua
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didonalmente un ablativo: sjn~blativo, pero el ablativo no presupone necesariamente la presencia de UD sine, puede funcionar en forma ab501uta o con otras preposiciones:
~~ . --....
sine
in~ablati\'o -----====::~;.
. ---:. .. ......
- ...
.".,.
'"
."..
sin prepos.
Asimismo se establece la relación entre forma y sustan· cia, es decir. la sustancia podrá ser de diferente tipo (según las diferentes preposiciones que rijan ablativo) o podrá sen· cillamente faltar (a tenor del caso del ablativo sin preposición). Tanto una sustancia determinada como la sustancia en general serian, pues, indiferentes con respecto a la forma. Si se considera la cuestión desde la forma, ]a .determi· nación» equivale exactamente al concepto de indetermina· ción, tal como Lalande la ]0 define:
n ya
BU
contralre buléJermirttUiort sI. le prender
[élé~nt
de connaissance} étant ~. le sccond peut ~tre de dlIférents mani~res
ou
m~me
ne pas !tre.
Si tenemos un ablativo, éste puede darse con varias preposiciones o sencillamente sin ninguna. En cambio, considerada la cuestión desde la sustancia, o en general desde la variable, e] concepto hjelmsleviano de «determinación» equivale igualmente al de la terminología filosófica tradicional: la Andd Lalande, V0C4butaire t«hnique et critíqlUl de la philo sophie, Parls 1956, pág. 220. Véase dirermi1Ullion D.
Semiologia de la obra literaria
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Relation entre dcwt éléments de connaissance telle que si le premier est p~, le second l'esl aussi 1t.
Así pues, si aparece la preposición sine, aparecerá tamo bién el ablativo. Puesto que la determinación implica ciertamente una orientación:IID, a la inversa le corresponde a ella una indeter· minación. La inversión o reversión del _debea en el juicio apodíctico es el «puedea del juicio problemático ~I. Formal· mente el concepto hjelmsleviano de «determinación- (con· siderado desde la sustancia) concuerda COn el tradicional. En cuanto al contenido, ello se evidencia inmediatamente en su ejemplo sin~ablativo. Pero, ¿es también atinada y concluyente en cuanto al contenido la relación de «determi· nacióna que se postula entre forma y sustancla?
13)
Lengua: forma pura
No le debe resultar nada senciUo al pensamiento tradi· cional imaginar la sustancia como variable, como algo d~ terminativo. Por ejemplo, ya en el principio de persistencia formulado por Kant aparece precisamente la sustancia como constante: AHc Erschcinungen eIlthalten das Behan1lehe
(Sub.sta,.~)
a1s
den Ge¡enstand selbst und das Wanddbare als des.5eD blosse Bestimmung d. i. cine Art, wie der Ge¡enstand exlstlrt 22.
[Todos Jos fenómenos contienen Jo persistente (sustdrtcia) como el objeto mIsmo, y lo variable como su menl determinación, e. d. una manera de existir el objeto.] 19 XI
Andn! Lalande, Op. ti,.. pág. 220. HjelmsJev habla de .Ia orientación fija de una determinación-
(PTL, pág. 53). 21 Bruno Baron von Freytag len. L6rinShoff, Log/k, Stuttgart, etc.
1966. pág.
~.
Kant. Crrtica de la razón pura, A. pág. 182. En la 2.· edición. la formulación de Kant es lIteralme1ue 18 que si¡ue: .Bd allem WeehseJ der Erschrinungen beharrt die Substanz. und das Quantum derselben 22
Sustancia del signó estético: la lengua
6S
En la definición de Hjelmslev la relación se formula justamente a la inversa: la forma es lo -persistente» (das .Beharrlíchc» en términos kantianos), cder Gegenstand selbsh n, -el objeto mismo», mientras que la sustancia es do mudable» (das .Wandclbare») en tanto que mera deter· minación de la forma. Sin embargo, de lo que se trata en Kant es de otro aspecto de la relación entre forma y sustan· cia: de la cantidad (Quantitat) de la sustancia en el mundo de los fenómenos, que a pesar de sus continuas modificaciones, sigue permaneciendo siempre la misma, incluso al destruir las formas, .bei aUem Wechsel der Erscheinungcn.., ..en todo cambio fenoménico». Por el contrario, Hjelmslev hace girar la cuestión en tomo a la presencia (Prasenz) de la sustancia, que él no considera necesaria para que exista la forma, y eventualmente de su cualidad (Qua/itat), que a su juicio resulta inadecuada a la forma. Al introducir el par de conceptos saussureanos de forma y sustancia, Hjelmslev escribe en contra del famoso profesor ginebrino, quien habla de la sustancia todavía en el sentido tradicional: En una ci~ncia que evIta ]IO$tuladO$ innecesarios DO hay base para afirmar gnItuitameilte que la sustancia del contenido (pens.'\miento) o la sustancia de la expresión (cadena de sonidos) pt=cda a la lengua ~n el tiempo o en orden jemquico. o vice\'ersa. (PTL, pág. 76).
Mas ¿cómo se explica que entre forma y sustancia exista la relación opuesta a la del mundo fenoménico? Es evidente wird In der Natur weder vermehrt noch vennindert.s (B, pág. 224). [Trad.: -En todo cambio fenom6lico persiste la sustancia, y su cantidad ni aumenta ni disminuye en la naturaleza.]. n Se refiere Coserlu a que la concepción hjelmslevlana de la lengua se nos ofrece absolutamente estática e inalterable: -Además. el colocarse en este plano (y sólo en él) implica, al mismo tiempo, con· siderar la 'lengua' (o su 'esencia') como absoluta estaticidad e Inmutabilidad-. (FyS. pág. 226). SEMIOl..OGfA. -
5
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Semiologia de la obra líteraria
que para Hjelmslev la lengua no pertenece precisamente al ámbito de los fenómenos, sino al plano platónico de la idea, de la forma pura. Coseriu puntualiza en tomo a la tesis glosemática, según la cual la forma puede transmitirse inalterada a otra sustancia, que eso es imposible en el plano en que la lengua es forma y sustancia -ésa sería la esfera fenoménica, la del «syoolon»)I aristotélico--, y que su posibilidad, por ende, sólo es concebible en el plano de la lengua como idea, el plano de la -lengua COmo idea_, mejor dicho, del .Ienguaje. como capacidad del hombre de comunicar a otros la interioridad de su conciencia, materializándola en signos de varia 1ndole. (FyS, pág. 201). tu
Con relación a ese plano de la lengua como idea, más allá del «synolon» de materia y forma, la lengua -natural» es solamente una de las manifestaciones posibles de ese -eidos» 2S y la glosemática, por tanto, una «ciencia de posibilidades. ». Desde el punto de vista de la concepción «platÓo nica. que Hjelmslev tiene del lenguaje, es absolutamente consecuente imaginar el «eldos» lengua como independiente de realizaciones concretas. Entre -eidos» y una sustancia determinada se da la relación de la indeterminación.
e)
FORMA PURA Y SUSTANCIALIDAD CENERAL
Pero tampoco las formas puras de Hjelmslev (los cenemas) pueden considerarse del todo independientes de la susAristóteles, MeraffsiClJ. VI. 3. 1029 en el ejemplo de la estatua. Louis HJelmslcv, Editorial, en AL IV. 3 (1944), pág. IX: ".. .Ia lanaue linguistique De constitue Qu'une des manifc:stations possibles de la 'Ianguc' dans le $CllS le plus 13r¡:e.• Véase también Coscriu. Fy5. páll. 212. que en ese pasaje se refiere a Hjelmslcv. :16 F-yS, pág. 201. )1
2S
Sustancia del signo estético: la lengua
67
tancia. No dependen de una sustancia determinada; presuponen, sin embargo, una sustanelalidad general. Referente a los cenemas escribe Coseriu: Estos últimos momentos (despué$ del fonema) representan ya formas que pueden llamarse _PUl"llSA: son fOrmaJ $i" SIlStanda. en el sentido que no presuponen una sustancia determinada para concretarse (aunque, si, una swlancialilhul gcn6rica). (FyS, pág. 223).
Esta especificación en la relación de forma y sustancia la hace también Hjelmslev cuando distingue entre paradigmático y sintagmático al referirse a los cuatro «estratos_ de la lengua en La st,.atif~ation du langage. Afirma ahf Hjelmsley (pág. 45) que la relación de «determinación- entre sustancia y forma vale sólo para el eje sintagmático. Y prosigue diciendo que la relación es una «selección- únicamente en 10 sintagmático. En los Prolegomena la relación fue señalada como «selección-; el aspecto paradigmático no se mencionó en absoluto seguramente por el hecho de que los Prolegomena esbozan una teorla del «análisis textual- (PTL, pág. 44 >, el análisis sintagmático 27 • Ante este análisis del dexto todavfa sin analizar- (PTL, pág. 35) se ofrecen las magnitudes in praesentia como coexistentes:
n est vnü que, en l'cspke, c'est la conc:cption syntaamatlque qui s'impose le plus, paree que les slrata se présentcnt • l'analyse immédiale comrne coexistant... Aussi la th&>rie a·t-elle jusqu'Icl insislé d'une fao;on exclusive, bien que toute naturelle, sur les rclations entre strata la. (Slrali/ic4lion, pág. 44). 27 Véase también, PTL, pág. 31: .El fin de la leona lingüística es dolllmos de un modo de proceder con el cual pueda comprenderse un tl"Xto dado mediante una descripción autoconsecuente y exhaustiva-, 2:1 -Relación_ o conjunción lógica se Uama a la función -tanto... como_ del eje sintaamático en OpOSición a la -correlación_, función alternativa (-0...0-) del eje paradigm:itlco (Véase PTL, pá,. 61).
Semiologla de la obra literari4
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Tratando de ser completo, Hjelmslev en Stratificalion recupera lo perdido y menciona el aspecto paradigmático, bajo el cual se alteran totalmente las funciones entre los estratos. La función entre forma y sustancia se representa desde el punto de vista paradigmático como «complementaridad. 29• esto es, como una función entre dos constantes: IndiquOlU simplement Que, de ce point de vue... k I'inlérieur de chaque plan, forme et subslance sonl mUluellement como pl6nt:ntaires. (Slratilicalion, p~. 45).
Ambos funtivos serían, pues, condición necesaria para la respectiva presencia del otro. Advierte Hjelmslev que el aspecto paradigmático tiene muy poco interés práctico JO. Sin embargo, la preclsación que experimenta ]a relación de sustancia y forma mediante el aspecto paradigmático, parece ser de considerable interés teórico. Si aceptamos la tesis de Hjelmslev de que al «proceso. (sintagmática) corresponde un «sistema. (paradigmática) n, dándose entre ambos la función de la «determina· ción», estando en la paradigmática la constante y en la sintagmática la variable D, el aspecto paradigmático resultará cada vez más importante precisamente porque la teoría apunta como objetivo a hallar tras el «proceso.. las constantes ». La función (paradigmática) de la «complementari. dad.. entre forma y sustancia sería entonces aquella que estuvIera basada en la función (sintagmática) de la «selecDef. 36. PTL, pág. 179. Strali/lcation, págs. ~5. 31 .Para cada proceso hay UD sistema correspondiente- (PTL, pé. 19
JO
gina 19).
El prouso determina Gl sistema (PTL, pág. 62). -l.a meta de la teoría lingüistica es probar... la tesis de Que todo prooeso tiene un sistema subyacente- (PTL, pág. 21). D
;u
Sustancia del signo estético: la lengua
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ción». Como miembros de un paradigma de «estratoslt, forma y sustancia serían interdependientes. Esta explicación complementaria refuerza el análisis efectuado por Coscriu sobre la relación de forma y sustancia en Hjelmslev, en el sentido de que la forma pura presupone como corolario una sustancialídad gcneral: En un «texto», que no resiste el «análisis inmediato.. (canalyse immédíatelt), la forma aparece junto con una sustancia determinada (en Hjelmslev «sintagmáticolt era aquí sinónimo dc «coexístentelt). La forma, siempre pensada como forma pura, es empero independiente de esa sustancia determinada, en la que se manifiesta aquí en cl «textOlt, puesto que -según Hjelmslev- podría ciertamente manifestarse también en otra sustancia. En consecucncia, la forma pura está en una relación de «selección» respecto a la sustancia concreta en la que justamente se manifiesta. Si forma y sustancia se consideran paradigmáticamente, como miembros alternantes in absentia, si foima y sustancia se miran por separado, se obtendrá por un lado la forma pura y por otro una serie de sustancias determinadas que acaso puedan manifestar la forma. Esta no es complementaria a ninguna de dichas sustancias tomadas individualmente, pero sí a la sustancia en general ( 101 Y no sólo como unidades definibles en sentido negativo, como parece postularlo IOZ la fórmula saussureana de la negatividad del lenguaje llij. Un 100 Vbse Eugl:Jli.o Coseriu, Pour lOIe shnanlique dÜJchronique struCturAle, Pá8- J39: _".par 'con ten u' nOUS enlendons. 'forme' et '$\Ibstance' sémantiQues A la fois ou, pour mieux din:, la 'substance' sémantiQue en tant que 1m,ui.5tiquement 'forméc'.• 101 FyS, pág. J98IOZ CLG. pág. J66: -dmU la langue il n'y a que des diffirtmce.sy -dans la langue il n'y a que des dlfférences .satis. Iflrmes posili/.s•• 1M Advierte Coseriu que la tradicl6n estrueturalista ha entc:ndido lo que Saussure dice en ese sentido, pero Que probablemente hay que interpretarlo de otra manera: ver FyS, p~ J16 y especialmente la J97: .PCTO tat enunclado... debe probablemente entenderse, no con
198
Semiología de la obra literaria
contenido como «la acción verbal es considerada desarn> liándose (plano del tiempo) en el primer plano (plano de fondo). o como «la acción verbal es considerada paralelamente (retrospectiva, prospectiva) al acto verbal (perspectiva). debe ser sustancia .pSíquica- para el punto de vista glosemático. Coseriu describe las unidades funcionales no por su distribución -. peine prononcée, la parole meurt. >. peine énoncée, la penséc dlsparait, si clle n'est pas repTÍse par une autre pc:nsée ou par une lnémolre 119.
o
Así pues, el lenguaje es por una parte pura energeia, -actividad., actividad sin obra. pero por otra parte el habla se ciiíe siempre a un determinado modelo. Y ese modelo, la guisa y estilo como se habla es la obra en cuanto resultado de un «movimiento-. del aprendizaje. Hablar es, por con· siguiente, actividad inoperante [N. del T. entiéndase este
11'
HenTÍ Lefcbvre, Le km,a,e ef la socíttt. Parls 1966, ])4g. 46.
216
Semiologla de la obra literaria
adjetivo en un sentido estrictamente etimológico, como _que no deja obra.} según el modelo de una obra (ergon de una kinesis = ]0 aprendido), que tiene por contenido una -acti. vidad- igualmente inoperante; se habla de procesos o antecedentes del modo de hablar recordados o aprendidos. Para nosotros lo importante aqu( es que el habla deba convertirse en contenido de un recuerdo o bien de un escrito, en una palabra de una actividad ergon-productora, para existir como obra, como texto, como ergon 120. El conservar un habla como texto, es decir. toda una manifestación o enunciado, es fundamentalmente un proceso idéntico al de aprender a hablar, esto es, un aprender y recordar. Pero, mientras que en esto son sistemas y elementos lo que se guarda en la memoria para luego combinar de nuevo uno mismo esos sistemas y elementos aplicándolos a las propias intenciones de expresión, en aquello lo que se recuerda (o guarda también en el espacio) es todo un discurso para poder luego reproducirlo en una combinación determinada.
B)
-RETENSIÓN- DIiL HABLA (CON-
SERVACtÓN DH LA CRAf1A y TONO)
El texto es una fijación individual del habla. El acontecer fónico que va extinguiéndose inmediatamente es -alzado. (caufgehoben.) en el sentido hegeliano de la palabra [muy afín por cierto al sentido que guarda este mismo vocablo en la tradición de nuestra lengua, entendido en la acepción de conservar, reservar. quitar de en medio y guardar para más adelante]; en ese digamos _almacenaje_ del habla se destruye UD Heno Lefcbvre. Op. cit., pág. 46, prosigue l\lC&o: -Et cependant ce phénom~ évanc:sccnt, cet ~vénement pur vient s'lnsc:rlre spatialoment dans "kriture.•
Forma del signo estético: el texto
217
una existencia concreta para ser elevada a otra m:is alta, es decir, más general. Se tennina de hablar y lo que era habla se convierte en algo puramente interno -en memoria- o se transforma en algo espacial: la escritura. La fijación del habla concreta por la escritura patentiza qué es lo que constituye la identidad del texto: los sonidos concretos que sue· nan aquí y ahora, .alófonos. según el esquema de Coserlu, no pertenecen al plano de expresión de un texto. Los fonemas concretos desaparecen con su articulación. Pero he aquí que se crea el texto precisamente para retener lo que va desapareciendo. Imágenes de sonidos, unidades lingüísticas, que el hablante cree realizar cuando está hablando m, no esas mismas realizaciones. son lo pennancnte y general con lo que el texto puede contar. Hegel denomina a las letras -Jo sensorial del discurso elevado a la categoría de lo general. (Enciel. § 459). Las unidades que se cxpresan en el texto corresponden al plano de la abstracción de la nonna (que incluye la del sistema), de modo que puede decirse que el texto presenta sólo elementos de lengua, de la lengua abstracta. Por consiguiente, el carácter «paralizado» del texto puede manifestarse únicamente en el plano sintagmático: la combinación de los elemcntos de lengua se convierte en el único factor portador de la individualidad del texto m, puesto que la individualidad de los elementos mismos, por ej. un sonido emitido aquí y ahora. es la materialidad que va desapareciendo. La rima y el ritmo, que Johansen cita como signos simples en el plano de expresión, son las formas resultantes de la libertad de combinación. Véa!'>e concepto saussureano de .imagen acústica-o Véase Saussurc, eLG, pAS. 172: .Ie proprc de la parole. c'esf la liberté des combinalsons-, In ,~
218
Semiología de la obra literaria
Con su verso .Quand le del bas et lourd-, Baudelaire ha fijado no una realización determinada, una existencia fónica concreta, sino que ha creado una secuencia compuesta de elementos de lengua: [kal~sjdbC1zelu:r l. Ahora bien, esta secuencia puede concretamente volver a pronunciarse en infinidad de realizaciones. Pero la escritura no ha fijado nin· guna de esas reali:r.acioncs concretas 113: [k/ll:ujdbaulu:r]
(escrilura: habla)
.-------J.--------. k5[;)Sjtlb a zelu :r l kll!¡l5jdbaze!u:r! kal;njclbazelu:rI ••• fftabla)
La grabación fonográfica fija, sin embargo, precisamente un acto concreto del habla 124, digamos por ej. kalélsjElbazelu: r. Este hecho parece contradecir nuestra idea de que sólo los elementos de lengua integran el material del texto. ¿No ha abierto acaso la técnica de reproducción fonográfica la posibilidad de conservar lo individual, lo que va desapa· reciendo? El acto del habla, la (onación concreta es sólo aparentemente retenida por la reproducción fonográfica: pues el hie et nune -lo mismo que en !a fijación escritaresulta reproducible en todas partes y a cualquier hora, dondequiera que se disponga de ciertos dispositivos técnicos (los aparatos técnicos hallan un paralelismo con el saber recitar del sujeto que lec en el texto escrito). Pero el acto del habla reproducido técnicamente es idéntico sólo en apa· In Para el esquema siguiente. véase Caseriu, SNR. pág. 72, esquema: O en espaftol: 101 ronema (sistema), [9J [QJ variantes nonnales (nonnal. realizaciones (habla). IN Por lo demás, el mismo Baudelaire no lIubiera aún podido grabar su voz de esta mllJlera, pues el fonógrafo no se In~ló hasta once años después de su muerte.
Forma. del signo estético: el tulo
219
riencia al acto del habla original. Al igual que éste, tiene lugar una sola vez, es un acontecimiento único, que tan pronto como se deja ofr empieza a desaparecer. Pero lo que suena en la reproducción técnica es SÓlo una de las infinitas variantes materiales del acto original del habla. El lector de un texto escrito se esfuerza en realizar algo general, algo que corresponda a lo idéntico de la escritura. Lo que le ocurre es que no lo consigue en absoluto, pues lo que él crea en su lectura o recitación es siempre algo indio vidual y único. Lo que pretende la reproducción técnica mediante el aparato es imitar idénticamente el acto individual del habla. Pero no lo consigue. La reproducción en cuestión jamás será físicamente idéntica a otra. Con todo, el plano de la variación infinita de la reproducción está por debajo del plano de los actos individuales del habla, de manera que el acto del habla individual que ha sido grabado no aparece ya precisamente como tal, sino sólo sus infinitas reproducciones técnicas: (Ic=n~u:a)
[kalasjdbazelu:rJ
(habla)
kál¡)SjtlbaltlN:r ' es fijado
kill_sjtlbaulu:rt
1______.
•• ,-
(rc;lroducción)
Lo que se demuestra, pues, es que la grabación en disco o magnetófono del acto individual del habla -en contraste con la grabación escrita- no es un cretensión» [cAufhebung», diría Hegel] por la que quede elevada a una categoría más general, sino una conservación por medios físicos, que sin embargo no mantiene idéntico el acto del habla, sino que lo somete a una ulterior particularización. Por eso las re-
220
Semiologla de la obra literaria
producciones no son actos del habla que puedan competir en igualdad de derechos con el acto del habla original, sino variantes materiales del mismo. Por la grabación fonográfica se refleja de un modo físico, en la medida de lo posible. lo puramente material del lenguaje. Esta representación física no hace más que conferir al acto del habla otra particularidad: que no le arrebata la ..mala infinitud•. De eso se encarga justamente la eseritura. La escritura no intenta fijar el acto del habla individual, sino que sólo anota 10 que tiene de general. Y es también este carácter general el que se considera identidad del texto. Nadie hallará dificultades en transmitir a la escritura el acto del habla grabado en un disco o en un magnetófono. Y ningún hablante dejará que la grabación fonográfica original sea obstáculo para repetir el texto, es decir, lo que hay de general en el acto del habla primigenio, en un nuevo acto del habla, con lo cual él welve a crear algo individual equiparable a la primera grabación. Si solamente tuviera validez el acto del habla grabado en una sola ocasión, las repeticiones que fuera realizando el mismo u otros hablantes habría que considerarlas como textos nuevos. Pero esto hasta ahora no ha sido sostenido. La fndole de su fenomenicidad única, de acontecer una sola vez, que más que acto decididamente irrepetible es una de las tantas reproducciones físicamente posibles, es considerada por el hablante como una entre las infinitas rcalilaciones imaginables. El texto es una estructura .esquemática- ideal l1S que nos brinda la posibilidad de unas ..realilaclones-, pero no la suma de esas ..realizaciones( ..Auffühnmgen.>, ni siquiera una concreta y determinada.
U5 Vt!ase Roman Ingarden, Das liter¡zrische Kunstwerk, Tubinga 1965, pll.gs. 132·33 y pág. 2&2.
Forma del signo estético: el texto e)
221
cPAROUS,. [REALlZACIONIlS CONCRETAS] DEL TEXTO
El dejar en blanco precisamente la realización fónica individual y concreta, la cual es irrelevante para la identidad de un texto, abre un extenso margen de posibilidades en tomo a la configuración ulterior del mismo. Es en ese amplio campo de posibilidades donde se desarrolla el arte de la -interpretación,.. del cbien decir,., La nobleza y justificación de ese arte la expresó ya Schiller en la estrofa dramática del prólogo a Wallenstein: Denn xhnell und spurlos geht des Mimen Kunst, Die wundcrbare, 3n dem Sinn voriibc:r, Wenn das Gcbild des Meissels, der Gesan¡ Des Dichlers naeh lahrlausenden noch lebc:n. Hier slirbt der Zaubcr mit dem KUnstler abo Und wie der Klang verhallet In dcm Ohr. Verrauscht des Augcnblicks geschwlnde Sch6prung. Und ihren Ruhm bewahrt kelD daurend Werk w. [Pues raudo y sln rastro pasa el arte mJmtco, como algo maravilloso. apenas percibido por el sentido. mientras la escultura cincelada y el canto del poeta perviven al1n al cabo de milenios. Muere entonces con el mista su duende Y. como un eco, se esfuma al instante la lnstantAnea creac::lón y ninguna obra perdurable guarda su rama.]
U6 Fríedrlch Schlller, SJImtliche Werke, vol. 11, Munich 1960, pá. Klna 271. Los discos c:antrlbuyen hoy, sin duda, como el filme. a prolongar en aleo esa rama (Ruhm), pero con la salvedad hecha en ti apartado anterior: la de que no es ya .Ia rauda creación del il\5tante. (.des Augenblicks gc:schwinde Schopfun¡.) la que suena.
222
Semiologia de la obra literaria
a) Dos tipos de .representación»
Esta -representación- (.Aufführen-) o realización concreta de un texto abarca desde el mero hablar, en que la persona sólo presta su voz al texto, hasta la puesta en juego de todo el cuerpo en la escena, donde se reproduce toda una situación conversacional. Por el hecho de haber concebido su texto para la representación en escena, el poeta ha renunciado de antemano a su propia voz. El poeta .hab]a» únicamente en las acotaciones escénicas, en caso de que existan. ~stas no son partes lingüísticas de la obra, sino apuntes que dan una idea general de la situación conversacional que se va a desarrollar en escena lZ7 o, en algunos casos, indicaciones que señalan e] tono gencral al que tiene que ccñirse el actor. El poeta dramático delega a otros medios no lingüísticos la producción de una situación conversacional en ]a que no tcnga que hablar é] mismo. Para cubrir con éxito esa situación .real» requiere, por tanto, la actuación del hombre entero, no sólo de su voz m. Otro es el caso en la poesfa épica o en la Unca: aquí no habla más que uno, el poeta. Es UD hablar sin situación conversacional directa. El drama, considerado .al margen de ]a representación-, viene a ser .algo similar, un hablar el poeta 111 Véase Hans Gllnz, Ansiit~ Vol e;P1a Sprachtheorie, Düssddorf 1962, págs. 12-13: para el estudio del acto del habla se trae aquí a colación precisamente una obra teatral, DeT Schwierige de Hofmannthal, y basándose en las notas escénicas se reoonstruyc la situación conversacional. lla Compárese la tesis de Kate Hambur¡er, segUn la cuaJ la escena en el drama viene a equivaler a la narración en la poesla épica: Dill Lcllik da Dichtunr, p:\¡. 131: .Pero comparable a la narración, a la funciÓD mimética del actor épico, es el mimo. '/ esto no quiere decir otra cosa que la escena misma., la función mim~ca, mejor dicho, una porción de la funclÓD ~tica del dramatUt¡o.•
Forma del signo estético: el tuto
22J
fuera de la situación. Pero en la representación teatral el poeta no habla: lo que dice es representado extralingüísticamente; y lo que se dice, )0 dicen sólo los personajes de su obra. El... digamos «silencio o mutismo.. (-particular extra-
estético, vamos a prescindir aquí de las euglosias y cacoglosiB!l, conceptos-ima¡m. que al leer provocan sensaciones subjetivas de lo agradable o desagradable.
272
Semiología de la obra literaria
pueden aparecer dispuestos por orden cronológico o en razón de su importancia subjetiva u objetiva y connotar, consiguientemente, una división temporal o una disposición emocional o racional. Ciertas licencias poéticas de tipo sintáctico, que Johansen clasifica como signos simples del tipo dIF=kI, cabría enumerarlas también en este apartado. Las figuras retóricas léx.icas y oracionales per ordinem lJ4 podrían considerarse asimismo como «instrumentos- de este tipo. b) La dimensidn o complejidad de los contenidos proporciona un contenido connotativo. Oraciones largas y como plicadas pueden, en ocasiones, tener una conexión lógica, en tanto que las breves y sencillas pueden connotar más bien un tipo de habla emocional. Las figuras retóricas de la acumulación lIS afectan a la dimensión de los contenidos. e) La repetición de elementos de contenido connota un refuerzo, un énfasis, intensidad o algo similar. Habría que sumar aqul las -idiosincrasias del texto_o Las figuras léxicas y oracionales de la repetición 1M forman parte de estos cÍDstrumentos ... d) La intensificación o magnificación de ]a importancia del contenido lingüístico mediante el relieve fónico o gráfico crea, al igual que la repetición, énfasis e intensidad. e) El quinto tipo de figuraciones debe ser, sin embargo, de nuestro especial interés. Se trata de las metáforas, esto CS, de los elementos del contenido cuya significación propiamente dicha connota un significado traslaticio: le .sens propre- des signes de lous degrés de complexité, utllisé cornme symbole w. l&l Consúltese Heinrich Lausbcrg, Elementos de ret6rica lilenrria. TI1ld esp., Madrid. Gredos, 1966-68, §§ 329-J62 Y §§ 412-415. "5 lbid., §§ 29l-316 Y §§ J68..377. l. lbid., §§ 240-316 y §§ 366-367. 1'7 Fl)'dal, Plan. 1.5.
Forma del signo estético: el texro
273
Flydal acentúa especialmente el hecho de que pueda tratarse del contenido de signos de eua1quier magnitud: le contenu de n'impone Qud signe peut servir d'expression il un COOlenu s}'IIlboliquc. depuls lC$ unitá IC$ plus ¡randes, comme le roman, jusqu'aux plus pctitcs, comme le morp~e.
(lnstruments, pág. 167).
Las «metáforas» de Fiydal pueden considerarse ya como signos estéticos complejos. El que en una obra de arte la lengua diga algo distinto del contenido lingüísticamente denotativo fue precisamente el punto de partida para la suposición de una connotación estética. El sentido metafórico de una obra arUstica lo dan las diferentes interpretaciones. Connotación estética es la meta(orización de un texto. Dentro del drea de t:sas «metáforas» pueden luego aparecer, además, otras metáforas de grado inferior, las cuales funcionan como «figuru. dentTO de dichas metMoras. Pongamos por caso el ejemplo que Flydal toma de la Consolation 4 Monsieur Du Périer de Malherbe, en el que designa como metáfora la palabra rose que aparece en aposiciÓn UI: Et rose elle a vescu ce Que vivenl les roses, L'cspace d'Wl malino
Rose es una metáfora referida a la muchacha. En una interpretación puede aún atribuirse a «rose» un sentido traslaticio, como pueda ser el de «belleza encantadora» o algo similar. La metáfora simple cubre el área de un objeto dado (aquí el de la joven: elle) mediante los entornos (de índole verbal o extraverbal) con otro nombre: rose '", Este nombre
•• lnstrununts. pág. 167. Consúltese DyE, pá¡. 293, nota 22 al pie de pá¡ina: .. una metárora se recoooce como tal en la medida en que ambos valores (el 'nombrado' Y el 'dcn