Relatando México: Cinco textos del período fundacional de la colonia en tierra firme
 9783964563835

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Roland Schmidt-Riese Relatando México

Textos y documentos españoles y americanos Vol. III Directores: José Jesús de Bustos Tovar, Universidad Madrid. Rafael Cano Aguilar, Universidad de Sevilla. Wulf Oesterreicher, Universität München. José Luis Rivarola, Università di Padova.

Complutense

Roland Schmidt-Riese Relatando México Cinco textos del período fundacional de la colonia en Tierra Firme

Vervuert • Iberoamericana • 2003

Bibliographie information published by Die Deutsche Bibliothek Die Deutsche Bibliothek lists this publication in the Deutsche Nationalbibliografie; detailed bibliographic data is available in the Internet at http://dnd.ddb.de

Reservados todos los derechos O Iberoamericana, 2003 Amor de Dios, 1 - E-28014 Madrid Tel.:+34 91 429 35 22 Fax: +34 91 429 53 97 [email protected] www. ibero-americana.net © Vervuert, 2003 Wielandstr. 40 - D-60318 Frankfurt am Main Tel.:+49 69 597 46 17 Fax: +49 69 597 87 43 [email protected] www. ibero-americana.net ISBN 84-8489-066-X (Iberoamericana) ISBN 3-89354-274-4 (Vervuert) Depósito Legal: M. 4.599-2003 Cubierta: Carlos Pérez Casanova Printed in Spain The paper on which this book is printed meets the requirements of ISO 9706

ÍNDICE

Reconocimientos

7

Estudio

9

Introducción: ¿qué preguntas hacer? Acercamiento: etapas de la conquista de México

11 21

1. Análisis diplomático

30

1.1. Criterios de la edición

30

1.1.1. Material inferido

31

1.1.2. 1.1.3. 1.1.4. 1.1.5. 1.1.6.

Borrados, añadidos y sustituciones Abreviaturas Separación de palabras Puntuación y separación de párrafos Foliación y apartes

31 32 33 34 36

1.2. Variantes e interpretación de grafemas

36

1.2.1. Distinción entre minúsculas y mayúsculas 1.2.2. Ambigüedades vocálicas y de 1.2.3. Tres casos conflictivos: , ,

36 37 38

1.3. Descripción de los manuscritos: características, confección, trayectorias

44

1.3.1. El manuscrito de Diego Godoy 1.3.2. El manuscrito de García del Pilar 1.3.3. El manuscrito de Andrés de Tapia 1.3.4. Los manuscritos anónimos 1.4. Copias y ediciones anteriores

44 46 47 53 54

2. Análisis discursivo

58

2.1. La carta de Diego Godoy

58

2.1.1. Autoría, condiciones de producción y datación 2.1.2. Exposición y orden argumentativo 2.1.3. Manejo de tradiciones discursivas

58 59 62

2.2. La memoria de Garcia del Pilar

63

2.2.1. Autoría, condiciones de producción y datación 2.2.2. Exposición y orden argumentativo 2.2.3. Manejo de tradiciones discursivas

63 64 67

2.3. La relación de Andrés de Tapia

68

2.3.1. Autoría, condiciones de producción y datación 2.3.2. Exposición y orden argumentativo 2.3.3. Manejo de tradiciones discursivas

68 71 82

2.4. Las relaciones anónimas

84

2.4.1. Autoría, condiciones de producción y datación 2.4.2. Exposición y orden argumentativo 2.4.3. Manejo de tradiciones discursivas

84 86 91

Edición

93

Diego Godoy, 1524: Muy magnifico señor, ... García del Pilar, 1531: Muy poderosos señores, ... Andrés de Tapia, ca. 1530-1545: Relación de algunas cosas de las que... Anónimo-1, ca. 1545-1560: Desdel rrio de el espíritu santo ... Anónimo-2, ca. 1545-1560: Desde culiacan hasta el rrio ...

Sistema de notación Referencias Láminas Mapas

95 111 127 165 175

187 188 199 206

Reconocimientos La presente edición tiene una historia en dos etapas. La primera corresponde al período de 1991 a 1996 cuando estudiamos en Friburgo, bajo la dirección de Wulf Oesterreicher, textos historiográficos de la época colonial. Procuramos centrar nuestro análisis en documentos hispanoamericanos divergentes, en cuanto a la selección de sus recursos lingüísticos, del español normal del siglo áureo. Paralelamente se estudiaron también las estrategias textuales seguidas por autores con escasa formación intelectual. Como ambas metas se vieron pronto entorpecidas por unas ediciones poco escrupulosas, tuvimos que emprender nuevas transcripciones tomando como base los manuscritos. Quisiera expresar mis reconocimientos a quienes colaboraron en esta tarea, especialmente a Elisenda Padrós Wolff, Astrid Rohfleisch y Nieves Vázquez Núñez. La segunda etapa corresponde a los años que han transcurrido desde 1998 en Múnich. La historiografía indiana se estudió ahora desde una perspectiva diferente, otorgando interés a la constitución discursiva de la realidad americana. Como un aspecto esencial de tal perspectiva se reveló luego el impacto del sistema legal sobre los textos. Integrado desde 2001 al Área de Investigación 'Pluralización y autoridad en la Temprana Edad Moderna (siglos XV-XVII)' (SFB 573, patrocinado por la DFG), este segundo proyecto retomó el estudio de textos redactados por individuos autorizados por su participación en los conflictivos sucesos de la conquista y la colonización americanas. En consonancia con estos objetivos, fue llevada a término la labor diplomática iniciada en años anteriores. Quisiera agradecer por su colaboración a María-José Vázquez Paz, Felizitas Brandenstein, Marta Guzmán y Graziela Romanha, así como a Robert Folger, Eva Stoll, Carlos Garatea y Wulf Oesterreicher, director también de este segundo proyecto, por sugerencias pertinentes, a Christian Baader por su apoyo técnico. Doy las gracias, además, a la Biblioteca Nacional de Austria (Viena), a la Real Academia de la Historia (Madrid) y a la Universidad de Texas (Austin) por haber facilitado el acceso a los manuscritos. Múnich, mayo del 2002

Estudio

Introducción: ¿qué preguntas hacer? El objetivo de este libro es promover el estudio de textos históricos desde una investigación acerca de su materialidad y funcionalidad primitivas. Se dan a conocer cinco escrituras marginales referidas a desarrollos fundacionales de México, y al decir 'escrituras marginales' no se ha querido decir 'voces marginales'. Pues 'voces' sugiere la percepción de un cuerpo presente en un espacio propio, y la percepción de un manuscrito cualquiera es bastante menos que eso. Pero quizá precisamente por ello, reeditar unos textos a base de un criterio diplomático riguroso no tiene otra finalidad que la de recuperar las circunstancias de la escritura y, a veces, incluso las hesitaciones de una voz que dictaba. De modo alguno, los textos aquí reunidos pretenden ser representativos - ni siquiera de su propia marginalidad. Son, sin embargo, fragmentos preciosos - y asombrosamente variados - de aquellos intentos iniciales de 'relatar México'. Los cinco textos han sido ordenados cronológicamente, según las supuestas fechas de su redacción. Si bien a todos ellos puede aplicarse el calificativo de 'relación', la funcionalidad primitiva del primer texto se capta mejor recurriendo al clasificador de 'carta' y la del segundo texto, recurriendo al de 'memoria'. Si se atiende a la cronología de los sucesos, es el tercer texto, la relación de Andrés de Tapia, el que se refiere a la etapa más temprana, al período de 1519 a 1520. La carta de Diego Godoy, publicada en primer lugar, aborda sucesos del año 1524, la memoria de García del Pilar se ocupa de los años del 1529 al 1531 y, finalmente, las relaciones anónimas de los años 1530 a 1534, sobre todo. Entre las fechas de los sucesos y las de los textos se establece, así, un contraste debido a la mayor o menor distancia temporal para con lo relatado, variable de la producción del relato que debe tomarse en cuenta. En tercer lugar, se presenta la cuestión de averiguar el momento de la confección de los manuscritos, posiblemente distinto del momento de la primera redacción. Pero, con excepción del manuscrito de Godoy, parece que se trata de originales. Se antepone a la edición de los cinco manuscritos un análisis escindido en dos niveles: un primer nivel diplomático y un segundo discursivo que, repetidas veces, remite al primero. El estudio no comprende un análisis lingüístico de los documentos aunque sí se esbozan, a continuación, algunas perspectivas de trabajo que los propios textos sugieren. Además, la discusión de los problemas diplomáticos pasa, en ocasiones, de un nivel más bien técnico al nivel de la interpretación lingüística de los hechos gráficos.

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Nivel histórico - horizonte referencial y condiciones de producción El análisis diplomático y discursivo es precedido por un resumen, no tan breve como proyectado, de las etapas de la conquista de México. Como la finalidad de este resumen es apoyar el análisis de los textos, se han incluido fundamentalmente datos a los que remiten éstos. Dicho resumen debería servir tanto como andamiaje para identificar las informaciones dadas por los autores - muchas veces incompletas y de carácter alusivo - como para acercarse, en alguna medida, a las condiciones de producción de los textos, tanto materiales como políticas. Ahora bien, proponer de entrada otra historia de México, por más selectiva y escueta que sea, puede parecer una insensatez en relación al propósito formulado: estudiar fragmentos del discurso 'histórico' de la época. Sin embargo, y a pesar de que este resumen es evidentemente un discurso superpuesto a otros innumerables, puede favorecer un distanciamiento respecto de las proposiciones de los textos, aprovechando las posibilidades del saber heterogéneo atesorado en la escritura. Se aplicó deliberadamente un estilo lo menos explicativo y lo más cronístico posible. Aun así, no hay garantía de que no sean, quizá, precisamente los textos aquí publicados la primera fuente de algunas afirmaciones. Nivel diplomático - constitución material y variantes El análisis diplomático contribuye a la reconstrucción de las situaciones en las que surgieron los textos y, en ocasiones, deja entrever el proceso de la constitución del texto definitivo, pues permite acceder a una serie de variantes suprimidas. Ya que las razones que mueven a modificar un texto son de índole muy diversa, las variaciones pueden incidir en todos los niveles de análisis. Aunque no es siempre evidente que las opciones de notación gráfica representen, al mismo tiempo, variaciones fonológicas, la interpretación de las notaciones - y más aun la de las correcciones - da indicios sobre el posible desarrollo de ciertos cambios fonológicos. El tipo de abreviaturas, por su lado, permite inferir perfiles de prominencia perceptiva en la medida en que la notación confiere relevancia a determinados elementos en detrimento de otros, al parecer prescindibles para la transmisión del mensaje. En la descripción individual de los manuscritos se señalan, además, algunos rasgos fonológicos y morfológicos sobresalientes de cada texto.

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Nivel lingüístico - pragmática y análisis cuantitativo La relativa brevedad de los textos aquí publicados impide, en cierta medida, servirse de ellos para un análisis cuantitativo. Este inconveniente evidente podría verse contrarrestado, sin embargo, por otras consideraciones metodológicas. Así, la probabilidad de ocurrencia de determinadas estructuras debería variar en relación con factores pragmáticos, es decir, la pragmática de los textos incide no solamente en su estructuración sino también en los recursos lingüísticos empleados. En este sentido, la selección de los materiales que integren un corpus diacrónico debería hacerse en función de consideraciones de orden pragmático, teniendo en cuenta las estructuras específicas que se quiera estudiar. La memoria de García del Pilar - una declaración justiciable - permite estudiar, por ejemplo, la variación sintáctica de los verbos cognitivos, sobre todo, los relacionados con la facultad mnemónica, como ocurre con acordarse.1 Al mismo tiempo - y por la misma circunstancia de ser declaración jurídica la memoria de García del Pilar se presta a un estudio del dequeísmo cuando y en la medida en que el nexo de que se interpreta de antemano como un recurso con valor evidencial (Schwenter 1999: 81).2 La selección de materiales, claro está, requiere en estos casos una hipótesis sintáctica formulada previamente (Klein-Andreu 1999: 209), que vincule la funcionalidad de los recursos a la de los textos. Otro ejemplo es el de las construcciones de referencia arbitraria - o, más bien, de referencia implícita - es decir, las construcciones con se pasivo e impersonal. Este recurso a la referencia implícita ya es menos esperable en declaraciones jurídicas, pero, de hecho, es empleado a menudo en los ensayos historiográfícos de autores comprometidos con los sucesos. Estos autores procuran minimizar, precisamente mediante el se, la representación de su implicación subjetiva en los sucesos (Schmidt-Riese 1998a: 194).3

' Cf.

(1 v 30), ) que tiene valor de 'transformado en'. Cuando el material sobrescrito resulta ilegible, es indicado solamente en caso de fragmentos algo extensos. Letras aisladas sobrescritas - fácilmente variantes de las mismas letras - no se indican, ya que éstas no inciden, de todas formas, en el nivel textual. Los segmentos añadidos fuera de la línea, pero en el interior del cuerpo principal de la página, son señalados /por barras/ siempre que se deban a la misma mano. Cuando se deben, obviamente, a otras manos, figuran . Como los añadidos fuera de la línea son, de todos modos, posteriores a la primera redacción, es evidente que no se deben necesariamente a la mano del cuerpo principal. Los añadidos realizados en los márgenes reciben un tratamiento distinto: mientras las ampliaciones apuntadas en los márgenes superior e inferior y en los blancos entre párrafos se integran, ¡cónicamente, en el cuerpo principal, las glosas y acotaciones en los márgenes izquierdo y derecho, por el contrario, pasan a las notas siempre que no integren la sintaxis de las correspondientes líneas. En las sustituciones, es decir, en los borrados y añadidos simultáneos, se distinguen, nuevamente, las sustituciones a continuación de la línea, indicadas por paréntesis (agudo>) y las sustituciones posteriores a la redacción primitiva, señaladas después de {lo tachado) /por barras/. Cuando las letras tachadas no forman parte del cuerpo de la palabra van {po) separadas por espacios en blanco. En muchos casos, los segmentos tachados parecen anticipar el inicio de constituyentes realizados más 'abajo', es decir, el tachado supuestamente sir-

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vió para integrar un constituyente no proyectado de antemano. Algunos casos más intricados se comentan en las notas a pie de página. 1.1.3. Abreviaturas Las abreviaturas se desatan indicando las letras suprimidas por cursiva y manteniendo rectas las letras que cooperan en la abreviatura, incluso si aparecen fuera de la línea. En el interior de segmentos borrados, las abreviaturas se desatan sin señalarlo, manteniendo la cursiva del borrado. Además de las elisiones de y de la nasal, comentadas más extensamente en (1.2.3.), son frecuentes las abreviaturas , , , , , , , . Son menos frecuentes, pero sí sistemáticas las abreviaturas de , y , . Mientras todas éstas, altamente convencionalizadas, sirven para identificar las correspondientes unidades léxicas, las abreviaturas y indican tanto palabras como unidades silábicas al interior de palabras más extensas. En las sílabas iniciales /pro-/, /pre-/, /par-/, /per-/, hay una serie de abreviaturas diferentes con tendencia a manifestar la vocal en y , pero recurrir a soluciones más integrativas y menos analizables en los casos de y . Es apreciable, además, que el empleo de estas abreviaturas silábicas se limita a la posición inicial de determinados lexemas, principalmente , , , y sus derivados, pero que no se aprovechan en otros casos.21 De un modo similar, la de la desinencia plural del verbo es abreviada frecuentemente en los indefinidos y con mucha menor frecuencia en los imperfectos: se oponen a . 22 La abreviatura es, en el manuscrito de Tapia, sistemático cuando es modificador adnominal, pero varía con completo cuando forma parte del predicado verbal. Pasando del nivel descriptivo a otro más interpretativo cabe señalar que las abreviaturas discutidas apoyan sin duda el procesamiento lingüístico en función de su capacidad de identificación morfológica. No importa que los recursos gráficos empleados para tal tengan un estatus parcialmente idiosincrático - como lo pueden tener también los hábitos articulatorios. De hecho, tanto

21

Tomando en cuenta la distribución de las variantes internas en los manuscritos, se destacan algu-

nas notaciones menos esperables como , en Godoy (222v 1), y . en las anónimas. Tales desataduras se ven apoyadas por notaciones completas, aun cuando éstas no ocurren siempre en los mismos documentos, como en García del Pilar (2r 29). 22

Es tentador, evidentemente, aproximar este contraste al de la velarización, en el nivel fónico.

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la función identificadora como el carácter parcialmente idiosincrático de las abreviaturas se extienden al ámbito de los nexos gráficos.23 Las abreviaturas y apuntan a la antigüedad de las tradiciones gráficas. Se transcribe, en el primer caso, , no , porque en los tres manuscritos en los que se recurre a esta abreviatura (Godoy, Tapia, García del Pilar), el término se da paralelamente como . La abreviatura radical , empleada en y , se desata y , transliterando las dos letras griegas por latinas. Ya que esta abreviatura es altamente eficaz al nivel cognitivo, pareció adecuado dar por representado, según la regla general, el inicio del segmento abreviado.24 Resulta ambigua, finalmente, la interpretación de que representa tanto maña como manera, siendo la tilde serial o de palatalización o de abreviatura. Además, los dos parónimos comparten ciertas acepciones como 'destreza' y 'costumbre'. 25 La abreviatura se desata como , la de , supuestamente basada en la primera, como . 1.1.4. Separación de palabras La escritura continua se ha desatado en todos los casos en que ella se explica por razones de técnica gráfica. Reproducir estas ligaduras en letra impresa hubiera sido totalmente anacrónico. Han sido conservadas, por el contrario, las ligaduras que reflejan procesos de resilabificación: ocurre elisión vocálica fundamentalmente en los clíticos de y que como en , , .26

23

Así, el nexo cursivo , que es sistématico en la mano (II) de Tapia, se limita en la mano (I) al paradigma de otro (aun sin cubrir la totalidad de los empleos). En las anónimas (y parcialmente en Godoy), otro y su paradigma se señalan por omisión de la con superposición de la vocal final, es decir, por la notación . 24

La presencia de material gráfico no latino justifica que se desate en , aun cuando esta grafía, de aire culto, no se ve apoyada por notaciones completas en los manuscritos aquí publicados. En Godoy, Tapia y en las anónimas, la abreviatura es sistemática en los dos términos mencionados, mientras que en el manuscrito de García del Pilar se escribe, por un lado, y, por otro, . 25

Cf. (A—1, 4r 9). Se mantuvo con valor de 'engaño/artificio' en Godoy (222r 32, 223v 15) y Tapia (392r 8, 392v 12), con valor de 'habilidad/destreza' en Tapia (396r 26) y la anónima primera, con valor de 'ardid' en Tapia (392r 41). Se desató en en Tapia (396v 2), teniendo valor de 'costumbre'. 26

La grafía ocurre varias veces en García del Pilar, , (5r 15). Podría tener, en la variedad o gramática correspondiente, un estatus morfémico.

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De modo similar, las separaciones de palabras han sido suprimidas cuando parecen deberse a razones técnicas, pero se han conservado en los casos en que parecen operar consideraciones morfológicas. Así, por ejemplo, se conservaron las separaciones en Tapia (392r 3), , , , invariablemente escritos por separado. Aun en contra de supuestas consideraciones de la época, se transcriben ligados, por razones de transparencia, las separaciones originales y mientras no sean comparativos, , y los enclíticos verbales. De cualquier manera, las separaciones varían con escrituras ligadas en estos casos ya en los originales. Más difícil resulta la interpretación de abreviaturas que puedan implicar contracciones, frecuentes sobre todo en el manuscrito de Godoy y en las anónimas, del tipo , . Tomando en consideración las preferencias generales en escritura no abreviada, estas abreviaturas se desataron suponiendo sistemáticamente resilabificación en caso del clítico de, pero no en el de que, transcribiendo, por ello, , por un lado, pero , , por otro. Tanto las distribuciones en los propios manuscritos como los usos de la imprenta renacentista parecen justificar tal escisión.27 Al contrario de las contracciones con de, los casos de contracción con que sin abreviar son extremamente raros, si bien a veces ocurren, por ejemplo, en Tapia (389r 6, 390v 10, 397r 19, 397v 15) y en la primera anónima, (lv 14). No deja de ser sugerente que dos de los cuatro empleos en Tapia se den en discurso directo, teniendo quizá cierto valor mimético. 28 1.1.5. Puntuación y separación de párrafos Las señales de puntuación - escasas y variadas - forzosamente tuvieron que adaptarse a las convenciones modernas. Para separar períodos en el interior de los párrafos, se emplea en los manuscritos tanto el punto como la barra oblicua, ésta última a veces reduplicada, precedida o seguida de punto o, en ocasiones, los dos a la vez, , , , , y seguida incluso de mayúscula. Todos estos signos se representan por punto y mayúscula indiscriminadamente - salvo el punto y la barra sencilla que preceden a una copulativa, representada por O . Estos se representan por una coma, al igual 27

Aun cuando se escribe sin abreviar, representa en los manuscritos - a diferencia del uso moderno - tanto el grupo 'preposición más determinante' como el de 'preposición más pronombre', o sea, ocurre sin tomar en cuenta el estatus prosódico del constituyente el/él. 28 Cf. , (Tapia 390v 10, 397v 15). En consonancia con lo dicho, se conservaron también algunas grafías aisladas y poco convencionales - o de sustrato occidental - como , en Tapia (386r 8, 389v 37).

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que los puntos que separan constituyentes de una misma oración. Cualquier signo ante enumeraciones y ante discurso directo - en el original generalmente un punto, pero también la barra - se transcribe por dos puntos. 29 Se sigue con mayúscula tras punto, pero con minúscula tras coma y dos puntos. Así, se pretende representar la estructuración sintáctica señalada en los manuscritos sin completarla. No se introducen más señales de puntuación de las que contienen los manuscritos, mientras que las existentes se someten a interpretación, pasándolas sea a coma y minúscula sea a punto y mayúscula, o, finalmente, suprimiéndolas siempre que dejan de coincidir con una frontera sintáctica cualquiera. 30 Téngase en cuenta también que la copulativa a principio de oración, representada por minúscula tras coma, hubiera podido representarse por mayúscula tras punto, si se hubiera aplicado un criterio más interpretativo, considerándola inicio de período. La división de párrafos se mantiene tal como queda indicada en los originales. Los finales de párrafo se señalan ahí, además del aparte, muchas veces por una barra o por punto y barra, de modo idéntico al de las unidades menores, y en los manuscritos de Tapia y García del Pilar, además, por invertido.31 Los inicios de párrafo se destacan generalmente por una señal, de forma muy variada, antepuesta a la primera línea, semejante a una cruz, a , o a mayúscula. 32 En la transcripción, la repartición de párrafos se representa, igual que aquí, por punto, aparte y sangría. Sólo en las respuestas a las preguntas de la memoria de García del Pilar se conservan, por razones de transparencia, las marcas de inicio de párrafo originales, representadas aquí por T: se trata, en estas respuestas, de fragmentos independientes, no de un texto seguido.

29

El discurso directo se emplea únicamente en el texto de Tapia. Son originales los dos puntos en

Tapia (383r 3) que, de manera ambigua, señalan el límite del período titular. 30

Los puntos separadores de constituyentes o de palabras son especialmente frecuentes en el ma-

nuscrito de García del Pilar. 31

D e hecho, en los últimos folios del manuscrito de Tapia se da cada vez menos separación de pá-

rrafos y cada vez más barras al interior de un texto que se presenta c o m o continuo. En muchos casos, estas barras insertadas en el minúsculo blanco separador de palabras, de trazado fino, parecen deberse a una lectura posterior. 32

En el manuscrito de García del Pilar, el que más insiste en la separación de párrafos, la cruz de

inicio de párrafo se complementa o se sustituye, a partir del segundo folio, por otra señal, una especie de < © > muy ancha, generalmente con raya 'ecuatorial' doble y completada por puntos en los 'hemisferios', que invade el cuerpo del párrafo. El escribano de esta memoria separó los párrafos, además, por una raya horizontal que corta toda la hoja, posiblemente posterior a la redacción primitiva. Parecen deberse a lecturas posteriores también las marcas de inicio de párrafo, antepuestas a las primeras líneas en el margen izquierdo: en (390v 29) del manuscrito de Tapia es apreciable que la marca se encuentra, erróneamente, antepuesta a la segunda línea.

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1.1.6. Foliación y apartes Los cambios de página originales se señalan por indicación del recto/ verso de folio, entre corchetes y en cursiva, [fol. 384v], recurriendo, siempre que sea posible, a la foliación original. Para facilitar la ubicación de las referencias a determinados pasajes textuales, se indica, además, cada quinta línea original 5 por una cifra arábiga, posicionando esta cifra en el lugar exacto del apar25 te, incluso en interior de palabra. 33 En las partes de acceso y desenlace, al principio y final de los documentos, se mantienen, además, los cambios de línea originales y las mayúsculas cuando existen. Con respecto al formato de página, se desistió, en la medida de lo posible, de introducir en la edición nuevos apartes en interior de palabra. Donde resultaron imprescindibles, no presentan guión.

1.2. Variantes e interpretación de grafemas 1.2.1. Distinción entre minúsculas y mayúsculas La distinción entre minúsculas y mayúsculas, en documentos del siglo XVI, no resulta obvia. Sí hay variantes de letras - que en muchos casos sirven para señalar los límites de palabra - y las empleadas en posición inicial se asemejan a la serie mayúscula moderna. Sin embargo, en los manuales, estas variantes se incluyen a menudo tanto en la serie minúscula como en la mayúscula, resultando así el tamaño de la letra el criterio principal de su evaluación (Muñoz y Rivero 1970: 58). Ya que la función principal de esas variantes, procedentes de las capitales antiguas, parece ser la de diferenciar las posiciones relativas respecto de la palabra, es totalmente inapropiado reproducirlas en letra impresa, que señala los límites entre palabras por espacios normales. Entre las variantes iniciales que se asemejan a las mayúsculas modernas destacan la y la , y éstas a menudo encabezan o representan las preposiciones a y de. Transcribirlas por mayúsculas impresas dificultaría la lectura, cuando en el manuscrito su función es precisamente facilitarla. Por todas estas razones, la transcripción emplea rigurosamente las minúsculas modernas, salvo tras punto y a principio de párrafo, contexto en el que la mayúscula apoya la puntuación. Sí se transcriben, siguiendo la tradición diplomática, las variantes que han sido conservadas en la tradición gráfica como 33

El cómputo comprende las líneas intercaladas en el espacio interlineal y en los blancos, pero no

las notas de archiveros, títulos y encabezamientos por considerarlos ajenos al cuerpo principal.

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letras propias, es decir, se transcribe la i griega por , pero no la 5 griega por , aunque, en el original, ambas señalan, en muchos casos, inicio o fin de palabra. 1.2.2. Ambigüedades vocálicas y de La interpretación de grafemas puede resultar dudosa sobre todo en el ámbito vocálico. La se confunde con la cuando adopta ésta su posición invertida, semejante a , y cuando viene ligada en trazo medio desde la izquierda. Tal ambigüedad resulta intricada en los casos en que la forma lexical es variable, como ocurre en los indefinidos de traer que presentan variación radical entre /trax-/ y /trux-/. 34 García del Pilar demuestra una variación análoga a la de /trax-, trux-/, o que se dio por tal, en . en Godoy (222v 38) podría leerse . El nexo adquiere, en determinada variante gráfica, con la vocal puesta encima de la línea, un formato aparente de . Es empleada esta variante en Godoy (223r 3), en la anónima primera (2v 25) y en la segunda (lv 8). Sin embargo, siendo las respectivas formas lexicales inequívocas, se transcribió , , , no , , . Otra licencia debe suponerse en el caso del lazo característico de la , que en grafía rápida debió representar, en ocasiones, tanto como . Esto ocurre en las grafías regulares del manuscrito de García del Pilar en las que el lazo integra la abreviatura y que sería aberrante transcribir . De manera análoga, las notaciones , , , (Tapia 387r 22, 390v 5, 394r 37, García del Pilar 3v 21) fueron transcritas , , , . Con respecto al valor de , se ha transcrito (Tapia 392r 37), no . Aun deduciendo de esos casos lexicalmente definidos la posibilidad de que el lazo en trazo medio represente, en vez de la , una , no pareció adecuado suponer un recurso a tal licencia indiscriminadamente. Siempre que se supuso un espacio de variación morfológica o sintáctica, el lazo característico de fue transcrito por . Se impuso ese citerio de rigor mimètico en los frecuentes imperfectos y condicionales en —ie del manuscrito de Tapia y fue aplicado también a formas nominales correspondientes, es decir, a inequívoca y otra tr anscrita . La forma lexical resulta ambigua, por otro lado, en préstamos y en topónimos indígenas.

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lles>, , . 35 De igual modo, se conservó la notación en algunos casos en que, sobre una base sintáctica, sería esperable , contracción del determinante con la preposición. 36 La variante de < e > que consiste en una raya vertical enlazada en trazo medio, por otro lado, coincide con la < i > mientras ésta sea de trazo medio y no lleve ni punto ni raya característicos en el trazo superior. Esta ambigüedad fue resuelta invariablemente a favor de , aunque, de hecho, una idéntica opción interpretativa produjo formas normales en unos casos y formas de índole variacional en otros. 37

En el ámbito consonántico, se presenta cierta ambigüedad con respecto a la distinción entre < v > y : la < v > se aproxima de la cuando adquiere su trazo característico inicial una posición vertical y no forma esquina con el trazo final que sube, sobre todo si, además, viene ligada desde la izquierda y adquiere por ello un lazo en el trazo superior. Casos dudosos tienden a darse por , el grafema menos marcado y más frecuente. En el manuscrito de Tapia se observa, por lo demás, cierta vacilación entre < v > y < b > al nivel de las correcciones. 1.2.3. Tres casos conflictivos: , , La letra que sin duda muestra más variantes es la . El lazo y la raya vertical enlazada en trazo medio, las variantes (i) y (ii), ya discutidas, se transcriben por rectas. Sobre todo tras y y en la desinencia del plural, sin embargo, la < e > es a menudo (iii) abreviada, por punto o raya, o incluso (iv) no deja rastro. Estas variantes (iii) y (iv) se transcriben en cursiva. La abreviatura por punto es extremamente frecuente en el manuscrito de García del Pilar. La se representa, además, (v), (vi) y (vii), por tres 'mayúsculas' semejantes a < 2 > , < A > y (€), y, finalmente, (viii) por un lazo sin cerrar que invade el trazo inferior cuando no el trazo inferior y superior a la vez. Este lazo - que constituye la imagen inversa de abreviado - se emplea ex-

35

C f . T a p i a ( 3 9 1 r 3 6 , 3 9 8 r 1, 3 8 5 r 2 0 , 2 7 , 3 8 5 v 3). D e hecho, que incluso es mayoritario con 4 de los 7 empleos. 36

S e mantuvo en Tapia ( 3 9 7 r 3 1 , 3 9 7 v 1), en Tapia ( 3 8 6 r 3 0 ) y en la se-

gunda anónima ( 4 v 4 ) , c o n t e x t o s en los que c a b e esperar , . 37

En Tapia, ocurre la raya en trazo medio sin punto en 4 de los 13 e m p l e o s de , ( 3 9 I r 18, 3 9 2 r 3 1 , 3 9 2 v 6 , 3 9 2 v 2 5 ) . En la anónima primera - donde no se dan c a s o s normales complementarios - se transcribió igualmente por < i > en y , ( I r 3 4 , 4 r 15, 3 2 y 3 5 ) .

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elusivamente como unidad autónoma de palabra, representando, principalmente, la conjunción copulativa. 38 Aun cuando es cierto que este lazo representa la copulativa tanto en el interior de constituyentes sintácticos como en el límite de oraciones, no cabe duda de que tiene, además de su valor fónico y lexical, un valor de estructuración equiparable a la puntuación. Recuérdese que, en la época, las señales de puntuación (principalmente barra y punto) operaban indiscriminadamente en diferentes niveles sintácticos (Martínez Marín 1994: 442). Heredero del et medieval, el lazo en cuestión podría traducir el ritmo narrativo o, incluso, el ritmo del dictado. Su funcionalidad lo acerca al signo tironiano que sigue representando, en la imprenta, el significado copulativo, con cierta independencia del significante fónico. Es notable, además, que el manuscrito de Tapia presente una serie de fronteras oracionales que vinieron a señalarse posteriormente por copulativa, en cuatro ocasiones por , en ocho por . Por todas estas razones, transcribir el lazo mayor por sin más, habría conferido a los textos un perfil infinitamente más plano que el que poseen en los originales. Intentando captar a la vez los valores fónico, lexical y sintáctico, se ha transcrito por , salvo en posición inicial de párrafo. Tal opción supuso dos interrogantes. El lazo en cuestión, siempre aislado, representa en los manuscritos menos esmerados - en pocas ocasiones - la primera de singular del indefinido de haber. ( A - l 4r 27, A-2 5r 11, García del Pilar 6v 21), (A-2 4r 24 y 25). Pareció conveniente no enmendar esta ambigüedad. Por otro lado, en cuanto a la función copulativa, el lazo mayor se halla en distribución complementaria no sólo con , sino también con las variantes (v), (vi) y (vii) de la , es decir, con , y (€). Mientras y son marginales en Tapia, ya cubren porciones mayores en Godoy. Las anónimas emplean, al lado del lazo mayor, la variante y García del Pilar la variante , aun cuando prefiriendo el lazo. Como la distribución lexical de todas estas 'mayúsculas' frente al lazo propio de la 'minúscula' es altamente estable, las variantes , y de la copulativa se transcribieron, igual que el lazo, por

. 39 Esta opción, claro está, no se extendió a la posición inicial de palabras más extensas, ocupada a veces por y . Se exceptúa de todo lo dicho la mano (II) del manuscrito de Tapia: ésta nunca emplea, en función copulativa, 38

Borges N u n e s (1981: 3) lo trata, j u n t o al signo tironiano, b a j o el rubro „sinais de s i g n i f i c a í a o

especial/de origem taquigráfica/sinal da c o n j u n t o e, E, he, et." A g r a d e z c o esta referencia a Maria Carlota Rosa (Rio de Janeiro). 39

En Tapia (397v 21), regular - quizá inicio de - incluso q u e d ó sobrescrita por < p > para

indicar la copulativa.

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el lazo mayor sino siempre el lazo en trazo medio, que fue transcrito , con mimètica llaneza.

La tendencia de la a abreviarse, incluso por 0 , - y la del segmento /e/ a elidirse, manifiesta en las contracciones (1.1.3) - encuentra cierto contrafuerte en el ámbito consonàntico de las nasales. Como la nasalidad es indicada con frecuencia en forma 'suprasegmental', es decir, por una raya o por un punto encima de la línea que enumera los segmentos, puede resultar conflictiva la cuestión de restituirla o no como segmento. Porque la raya indicadora de la nasalidad se da (i) sin letra nasal y (ii) con letra nasal - y puede ser redundante en ambos casos. La raya indicadora de la nasalidad ocurre, por ejemplo, en el manuscrito de Tapia (383r 14), encima de , caso en que difícilmente se restituiría una nasal y ocurre, en el mismo manuscrito, con bastante frecuencia en , y otros términos con inicial en los que ni siquiera modifica el segmento indicado por la letra. Generalmente, sin embargo, la raya indica o nasalidad en posición implosiva, o geminación/palatalización del segmento en posición intervocálica, . En Godoy y en Tapia, la grafía lleva la tilde con marcada sistematicidad, pero este lexema no se escribe nunca con geminada. Por ello, se desistió de transcribir por .40 El paradigma de mucho se da en Godoy invariablemente como y en Tapia invariablemente con raya. No obstante, siendo atribuible esta raya, al mismo tiempo, a la inicial y no darse en Tapia ni una sola vez con todas sus letras, se desistió, también aquí, de restituir el segmento en cuestión. De haber optado por lo contrario, sería en Tapia tan sistemático como lo es en Godoy. Debe ser restituida sin lugar a dudas la nasal abreviada en posición implosiva ante bilabial oclusiva. El problema que se plantea aquí consiste en saber cuál de las dos nasales restituir, ya que los usos no abreviados no están normalizados y varían entre y . Este uso variable, sumado a la alta frecuencia de la abreviatura, hacen pensar que el segmento nasal, en realidad, no está especificado en cada caso. Puesto que es el grafema menos extenso y el menos marcado de los dos, la preferencia por el grafema no refleja

40

Corresponde esta solución, de hecho, al aviso de Valdés: „M: [...] y dezidnos de qué sirve la til-

de sobre como y sobre muy? V: Solamente se pone por ornamento de la escritura. M: Y un rasgui11o que ponéis delante de la o? V: De lo mesmo." (Valdés 1990: 188). Claro está, el punto de vista de Valdés no coincide necesariamente con él de ningún amanuense contemporáneo. De representar la communis opinio, hubiera sido inútil manifestarlo.

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necesariamente las realidades fónicas sino que puede transmitir, sencillamente, la preferencia por una notación menos prolija. Por otro lado, es cierto que la nasal alveolar también es el fonema menos marcado de los dos. 41 Al desatar las abreviaturas, se tomaron en cuenta las tendencias generales características de cada documento, los usos no abreviados de los mismos lexemas y, en caso de variación, las frecuencias relativas y las posiciones relativas de usos abreviados y completos en el interior de cada texto. La abreviatura se desató en Godoy y en las anónimas considerando las preferencias generales de estos tres manuscritos, manifiestas en la notación constante del lexema , de idéntica rima. En Tapia pareció preferible la misma opción, pero no en función de sus preferencias generales, sino porque sin abreviar precede inmediatamente a los dos usos abreviados. Mientras en Godoy, García del Pilar y en las anónimas se desató invariablemente - con nueve instancias de completo en Godoy - se desató en Tapia, en ausencia de usos completos, considerando las tendencias generales del manuscrito.42 Ante bilabial sorda se desató 41

Así, es notable una decidida preferencia general por la ante bilabial sonora en todos los documentos, excepto en el de Tapia: Godoy y la mano (11) de Tapia no recurren nunca a y en las anónimas y en García del Pilar hay, a favor de , muy contadas excepciones (, en A - l (4r 2), A - 2 (4r 17), en García del Pilar (3r 20), siendo mucho más frecuente , así en , ). La mano (I) del manuscrito de Tapia, menos decidida, prefiere a , a y pone invariablemente , , . Vacila entre y , pero prefiere decididamente, a diferencia de las restantes manos, y . Es notable además que en dos ocasiones parece estar corrigiendo en (390v 31, 3 9 I r 27). Ante bilabial sorda, la preferencia por la es menos marcada y más variable al comparar los manuscritos. García del Pilar no recurre nunca a , sino que emplea en cualquier contexto. Godoy manifiesta únicamente en (221v 38) y en , apellido que en una de las cuatro ocasiones anota también como (224r 16). Ya en las anónimas, se desprende cierta preferencia por , ocurriendo en algunas instancias de , , , . Tapia prefiere a , a , a y decididamente a aunque las últimas grafías también ocurren ( en Tapia 394v 5). El manuscrito de Tapia presenta siempre con , pero siempre con . Además, corrige a favor de en cuatro ocasiones, ()mpo> (389v 42), (398r 10), )mpre> (390v 31), )mpo> (39Ir 34). Es curioso constatar que casi todas las correcciones en favor de , ante y ante

, ocurren en este manuscrito en tres folios seguidos, (389-391), con una sola corrección posterior, en (398r 10). Es apreciable, además, que los empleos de se acumulan en los últimos folios, redactados, al parecer, más de prisa. Hay una sola corrección en sentido opuesto, )n falta)> (Tapia 395r 9), en contexto asimilatorio ante labiodental. Cf. también

(Tapia 396r 40). 42

Incluso, la mano (I) de Tapia parece estar anotando , sin abreviar, en (385v 11), pero el grafema nasal se encuentra justamente en el margen deteriorado de la hoja, por lo cual pudo

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en Godoy, García del Pilar y en la mano (II) del manuscrito de Tapia, pero en la mano (I) de Tapia y en las anónimas. 43

Un auténtico rompecabezas fue la distinción entre y . Al lado de los grafemas normales se recurre, sobre todo en la mano (I) del manuscrito de Tapia, a un grafema cursivo que parece ser variante de en el siglo XV, pero variante de en el siglo XVII. 44 Este grafema es empleado generalmente en contextos en los que caben ambas letras y, ante todo, en posición inicial. En contextos pleonásticos, sin embargo, en los que no 'cabe' sino ,45 ésta se representa por el grafema normal y muy raras veces por el cursivo. Ahora bien, precisamente estas excepciones y los empleos de la variante cursiva en el dígrafo abogan decididamente por una interpretación como . No por eso la variante cursiva - un lazo doble que cubre los trazos superior e inferior deja de ocurrir en contextos en los que etimológica y fonológicamente no cabe sino como en Tapia (385r 22). De este modo, el hecho de emplearse la cursiva ambigua sobre todo en los contextos que históricamente sufrieron la evolución fonética de la labiodental - que pasando por una aspirada llegó a cero, [f > h > 0 ] - parece reflejar, en alguna medida, el cambio fonológico, aun no enteramente concluido a principios del siglo XVI (Cano 1988: 238). Ya que este cambio debió propagarse en varias dimensiones, la geográfica, la social y la de las tradiciones discursivas, la situación del dictado complica este tema sobremanera: mientras el dictante debió orientarse tanto por sus hábitos nativos como por sus ambiciones sociales y literarias, el escribiente debió apoyarse no tanto en el dictado como en su formación y sus hábitos gráficos, dimensiones reticentes a adoptar el cambio. 46 ser tanto como . Es decir, no constituye evidencia suficiente para justificar una transcripción con en todas las instancias abreviadas. La mano (II) de Tapia anota (386r 24), al igual que Godoy. 43

En las anónimas, que de manera general prefieren , se desató además y en la mano (I) de Tapia , , , . Esta mano pone invarablemente con todas sus letras. En Godoy se desató, además, (222r 40), que sigue inmediatamente a un completo.

44

Cf. Muñoz y Rivero (1970: 58), Cortés Alonso (1986: 107, 117, 187, 197). La reinterpretación del grafema a lo largo del siglo XVI se muestra muy claramente en los documentos reproducidos en Cortés Alonso (1986): son de 1492 y 1501 los documentos que lo emplean como , de 1606 y 1620 los que lo emplean como . 45

Principalmente en los imperfectos de ser, , , en el paradigma de echar, , y en los presentes e indefinidos etimologizantes de haber, , etc.. 46 Lapesa (1995: 386) señala la resistencia de la , sobre todo en textos provenientes del ámbito jurídico y en los casos de fablar, fallar, fasta, fijo, fincar y fecho, hasta muy entrado el siglo XVI.

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Si bien en (Tapia 385r 22) la inicial cursiva tiene un aspecto más perpendicular - y más puntiagudo - que la mayoría de las variantes en cuestión, resultó imposible determinar el valor de los empleos del grafema cursivo no definidos contextualmente sobre la base del trazado. Basta, al parecer, con un grado más alto de cursividad, con continuar el trazado en el espacio inferior - en suma, con ser menos cuidado - para convertir una regular en cursiva.47 Llevar el principio icónico hasta el punto de representar las cursivas por algún signo especial tuvo cierto atractivo, pero habría resultado completamente fuera de propósito en contextos pleonásticos y de dígrafo. Además, las cursivas debieron representar, en la intención y percepción de los amanuenses, en cada caso, instancias de o de . En los verbos , y , que ocurren con normal y con cursiva, nunca con recta, se aprecia, no obstante, una curiosa correlación entre la relativa frecuencia de la cursiva y su dibujo: así, las instancias de son anotadas, en comparación con las de , más frecuentemente con cursivas cuyo dibujo se acerca, en muchas ocasiones, al dibujo de la cursiva en , es decir, al dibujo de la . 48 Manteniendo, con todo, el criterio de transcribir cualquier cursiva ambigua por , baste con decir que en Tapia no solamente las instancias de y pudieron ser más frecuentes de lo que indica la transcripción, sino que, incluso, el amanuense pudo realizar, por regla general, , , , ya menos frecuentemente y , y, en contadas ocasiones, , , . Considerando la alta frecuencia 47

La mano (I) de Tapia escribe , , , , con regular, emplea, al lado de ésta, la cursiva en las instancias de , y , y apunta , , , , instancias de , y únicamente con la inicial cursiva, aunque sin indicios gráficos de . La mano (II) no emplea en contextos ambiguos más que normal. En , 15 de las 27 instancias muestran o parecen mostrar regular en la mano (I), presentándose las restantes con cursiva inicial. En , se da regular en una sola ocasión (390r 32) frente a diez instancias con cursiva. Puesto que el cambio lingüístico se presenta fácilmente como variación en sincronía, es decir, puesto que el amanuense puede variar, perfectamente, entre una variante y otra, las instancias con cursiva se transcribieron con , y . Cabe señalar que la cursiva tiende, en estos casos, y más en el de , a presentar los rasgos gráficos de la cursiva inicial en y que, en fin de cuentas, el límite entre la y la cursiva no podría ser más borroso. 48

muestra regular en 4 de 25 casos, limitados, curiosamente, al único folio (387), muestra regular en 11 de 22 ocasiones. La interpretación del trazado, claro está, resulta menos obvia que la distinción entre la cursiva y la . En , la distribución y el dibujo apuntan hacia un tratamiento diferente de las distintas raíces: faz-, far-, fag- pues, no solamente tienden a una variante cursiva cercana a la , sino que en ellas, la frecuencia de la cursiva es bastante más alta que en las raíces en vocal cerrada, hiz-, hez- y hech-.

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absoluta de estas formas, el texto se presentaría, por consiguiente, por lo menos estéticamente modificado. En consonancia con las indicaciones de Lapesa (1995: 386), se hallan, además, en Godoy instancias de (22 lv 18 y 21, 224r 33) y (222r 25) con regular, este último siguiendo de cerca un empleo con regular.49 El amanuense de las anónimas emplea la variante cursiva, sobre todo en ( A - l , Ir 6 y 9, 2v 28, A-2, 3r 21) y en instancias de , especialmente . De manera un tanto arbitraria, las ediciones anteriores transcriben algunos de estos empleos por , otros por . Aquí han sido transcritos invariablemente por , con las reservas anotadas.

1.3. Descripción de los manuscritos: características, confección, trayectorias 1.3.1. El manuscrito de Diego Godoy El manuscrito de la carta redactada por Diego Godoy para Hernán Cortés se encuentra en la Biblioteca Nacional de Austria, encuadernado en un precioso volumen del siglo XVI que contiene, además, las cartas de relación de Hernán Cortés, dos cartas de Pedro de Alvarado para aquél, del afio 1524 (en las que relata la conquista de Guatemala), y pocos documentos más. El manuscrito de Godoy, que recibió la foliación 219-224, si bien de otra mano que las cartas de Alvarado (fols. 213-214, 215-218), comparte con éstas tres características que, al mismo tiempo, diferencian estos tres documentos de los restantes: (i) se hallan escritos en papel de menor calidad, (ii) se han perdido los márgenes derechos de los versos a causa de la encuademación 50 y (iii) son de idéntica mano las notas de archivero añadidas en las portadas. El volumen, designado actualmente como 'Codex Vindobonensis, series nova 1600', fue catalogado por primera vez en 1576 por Hugo Blotius para la Biblioteca de la Corte Imperial y Real. En Godoy (1960: X) se señala sin embargo que el volumen debió llegar a Viena antes de 1556 - año de la dimisión de Carlos V, (I de España) - y se sospecha que su confección pudo ser contemporánea a los manuscritos que contiene. La foliación se debe a una mano del siglo XVIII (Godoy 1960: XXI). Domingo de Iriarte, embajador español en Viena, hizo copiar el volumen en

49

Cf. hermosos aposentos Q muy fermoso valle de labrarlas a par del d/cho rrio> (Godoy 222r

25). 50

Quiere decir que! los escribientes no tuvieron presentes los efectos de la encuademación y que la

confección de los manuscritos fue, por lo tanto, anterior e independiente de la del volumen.

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1778 para la Real Academia de la Historia, copia manuscrita que se designa aquí como Iriarte (1778). El manuscrito de Godoy consta de seis folios en cuarto escritos por ambas caras, en letra del siglo XVI, excepto el último donde el texto termina en el recto. El recto del primer folio lleva en el blanco superior la nota , (Godoy 221 v 12). 52

El cociente de paginas manuscritas por impresas traduce, en realidad, el tamaño y la anchura de

las letras individuales, computables con más exactitud como número de renglones por página y número de signos por renglón. El tamaño y la anchura de los blancos superior, izquierdo e inferior, claro está, influyen en ambas variables. Cuanto más bajo este cociente, tanto más texto contiene la página original. De hecho, en una cédula que pretende normalizar el uso de las escrituras cortesana y procesal, Isabel la Católica hace describir, entre otros, los respectivos formatos de página (Millares Cario 1983: vol. 1,225).

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, sino también en las posiciones inicial y final absolutas, , , , , . Llaman la atención algunas ligaduras con elisión de segmentos repetidos que apuntan a reestructuraciones silábicas, (219v 5, 220v 5), (221r 18), (223r 4). Son constantes las abreviaturas y , ésta ultima con un índice de recurrencia tan elevado que hace dudar de una realización fonética plena. En el nivel de variación morfológica, ya indudablemente lingüístico, destacan el constante empleo de y el empleo del clítico de primera del plural como reflexivo lexicalizado en contextos de infinitivo. 53 Dado el tipo de escritura, puede suponerse que el manuscrito fue confeccionado en una cancillería real. El hecho de haberse copiado la carta de Godoy con tal esmero no se adecúa a la proyección de utilidad inmediata que confiere el autor a sus informaciones. Al esmero de esta primera copia se suman otros hechos: no sólo fue incluida con las cartas de Cortés en el precioso volumen descrito, sino que también fue editada junto a la cuarta carta de Cortés (firmado el 10 de octubre de 1524) y las dos cartas de Alvarado: en 1525 por Gaspar de Avila en Toledo y en 1526 por George Castilla en Valencia. En 1556, fue publicada, incluso, en traducción italiana, en Venecia. Al parecer, la administración real no sólo se ocupó en asegurar la conservación de los datos que suministra Godoy sino que también promovió su difusión. Esta repragmatización metropolitana sorprende, en cierto modo, en un texto tan imbricado en sus inmediatas circunstancias de producción. 1.3.2. El manuscrito de García del Pilar El manuscrito de García del Pilar se encuentra en la Benson Latin American Collection de la Universidad de Texas, SRH 1.109. Comprende ocho folios en cuarto, sueltos y sin foliar, escritos de ambas caras, salvo el último que sólo muestra seis líneas escritas en el recto. Estas hojas formaban parte del patrimonio documental reunido por el historiador mexicano Joaquín García Icazbalceta, y fueron adquiridas más tarde por dicha universidad. El manuscrito consta de dos textos diferentes, escritos por una misma mano y encabezados con acierto por otras dos manos distintas como (LAMINA 2), folios (1-6), y , folios (7-8). 53

Cf. (219r 21), (219r 35), (220r 21). Contrasta con estos empleos (219v 38), contexto sintáctico idéntico de infinitivo, pero con reflexivo gramatical, (Schmidt-Riese 1998a). El reflexivo lexicalizado se presenta como además en una ocasión con verbo flexionado, , (220r 38).

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La mano principal del documento emplea una cortesana muy redondeada, de iniciales poco acentuadas. No sólo respeta generalmente los límites de palabra, sino que tiende a separar las letras incluso en interior de palabra. Sobresalen, por otra parte, las frecuentes puntuaciones entre constituyentes y la constante abreviatura de . La separación de párrafos es claramente indicada. Se calculó un cociente de páginas manuscritas por impresas de 1.0. Hay una mancha bastante grande, al parecer de tinta, en la parte inferior de la portada. En el margen izquierdo se hallan preguntas de otra mano, 37 en total, a las que se da respuesta en los dos últimos folios, exceptuando cuatro preguntas, correspondientes a las posiciones [no. 10, 11, 27 y 36], que quedaron sin contestar. Ni preguntas ni respuestas llevan numeración, ésta se agrega en la transcripción. Se registraron 18 correcciones en total, entre las cuales destacan, deslices gráficos aparte, las enmiendas que consideran la cronología y los personajes referidos. 54 Aunque las correcciones no son muy numerosas sí permiten sospechar que, al menos algunas, se deben al autor y que, por lo tanto, el manuscrito es original. Esta hipótesis se ve confirmada por la firma en folio (6v), de otra mano y de letra puntiaguda poco hábil, a todas luces autógrafa. Correcciones, preguntas al margen, respuestas y el propio texto principal convergen al establecer una trama en un espacio-tiempo preciso, pero divergen en su interés por aclarar la naturaleza justiciable de los acontecimientos. Que este manuscrito haya terminado junto a los de las dos relaciones anónimas, lleva a pensar que fue manejado, posteriormente, con un interés muy distinto de su funcionalidad jurídica original. Sin embargo, resulta difícil averiguar si esta repragmatización como fuente historiográfica ocurrió en el siglo XIX o con anterioridad a éste, incluso ya en la propia época como, de hecho, ocurrió en el caso de las relaciones anónimas. 1.3.3. El manuscrito de Andrés de Tapia El manuscrito de la relación de Tapia se conserva en la Real Academia de la Historia, insertado en el tomo 115 de los Papeles Varios de Jesuítas. Este volumen contiene 217 documentos que abarcan 766 folios en cuarto fechados en su mayoría en el segundo tercio del siglo XVI, con algunos documentos anteriores. Los más tempranos debieron ser los fechados en 1519 y 1522. Los

S4

Cf. (Ir 4), )lio poco mas o menos> (3r 27), ( l v 7). Hay, además, dos errores léxicos corregidos, (2v 11), )/le/guas.> (7r 38).

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documentos son de índole muy diversa, y no se desprende una preocupación dominante por América. Llama la atención que una nota del siglo XVI, que se halla en la portada, califique el texto de Tapia, que ocupa los folios (383-398), como ( L Á M I N A 3). Podrían ser idénticas la mano de esta nota y la de la foliación que corresponde a la confección del volumen. Los documentos fueron inventariados con lápiz rojo, al parecer posteriormente, correspondiendo al de Tapia la posición de documento 130. El manuscrito consta de 15 folios en cuarto, escritos por ambas caras, salvo el último en el que se aprovechó media página del recto. Destaca el cuarto folio por ser de otro tipo de papel, más blanco, fino y transparente y por haber sido escrito por otra mano ( L Á M I N A 5 ) . Además, los folios segundo, tercero y quinto llevan, al lado de la foliación referida al volumen, una página que confirma su unidad primitiva y que seguramente es anterior. Dicha página les confiere a estos folios las posiciones 2, 3 y 4 de una secuencia original alterada por inserción de la hoja que llegó a ser el cuarto folio. Sin embargo, esta hoja no fue insertada totalmente al azar: leyendo el verso de la tercera hoja y siguiendo en el recto de la hoja insertada, se aprecian varias isotopías. 55 A pesar de ello, el cuarto folio corta el texto original que continúa desarrollándose a partir del quinto. Por esta razón, el cuarto folio es publicado aquí, al igual que en García Icazbalceta (1866) y ediciones subsiguientes, a continuación del texto principal. Tal decisión obedece, además, a la lógica de las fechas de redacción - según se argumenta en (2.3.1.), si bien no toma en cuenta el hecho de que insertar la hoja en este lugar preciso probablemente respondió a una intención premeditada. No solamente el cuarto folio, insertado, se destaca entre los demás por una diferencia de papel. Los tres primeros folios (383-385) presentan un papel que es aproximadamente ocho milímetros más corto que el de los restantes folios - los cuales, a su vez, corresponden al tamaño normal del volumen. Los primeros tres folios se diferencian, además, hasta el (385r 3), por un trazado propio, ocasionado o por una pluma y propuesta gráfica distintas o por una mano distinta. Curiosamente, son del tamaño sobresaliente de estos folios (383385) también los folios (390-392) que, sin embargo, no presentan otro trazado que los circundantes. A diferencia de los demás documentos del volumen, los folios del manuscrito de Tapia están doblados por el medio, siendo más notable tal doblez en el último, cuyo lado izquierdo, además, quedó más oscuro que el derecho:

55

Aparecen en el verso del tercer folio y en el recto del cuarto

(385v 36, 38, 386r 1), (385v 40, 386r 11), . Sobre la variación morfológica de imperfectos y condicionales, Malkiel (1959), Moreno Fernández (1984). 60

A tal contraste de trazado parece corresponder otro de orden textual. Así, cuando se compara la nota descontextualizada (385r 3 - 5 ) con el acote metatextual (387r 19-23). Los añadidos en (395r) tienen, además, cierta afinidad con el cuarto folio en sentido de enumerar 'curiosidades mexicanas'. 61

Cf. /(lo) yndios que serien los que con nosotros avien peleado hasta quarenta y ocho mili ombres/>, (385v 15). Hay un caso análogo en (389r 4-5), donde mano (II) termina un añadido dejado, al parecer, incompleto por (I). Sin embargo, es menos obvio aquí que se trata de una sola intervención, realizada entre ambas manos.

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Considerando ya las correcciones efectuadas por la mano (I), éstas parecen revisar, en ocasiones, errores de procesamiento silábico, )sotros> (385v 1), atribuibles al escribiente, 62 errores de procesamiento lexical, más difícilmente atribuibles sea al escribiente sea al autor. 63 Otras sustituciones léxicas, simultáneas a la redacción o posteriores a ella, parecen deberse a un afán de precisión referencial, )xeles> (383v 24, 25), 64 al afán de modificar determinado valor variacional, 65 o, finalmente, al de conferir al hecho referido un enfoque distinto. 66 Otro tipo de correcciones son las de índole gramatical referidas al empleo de determinantes y marcas de caso, al empleo y a la selección de los clíticos de objeto y a la morfología verbal, principalmente la de los imperfectos. 67 Las modificaciones del tiempo verbal - generalmente sustituye presentes por imperfectos 68 - operan ya en el nivel de la deixis temporal, en el del espacio-tiempo narrado. De modo parecido se sustituye en ocasiones, en lo tocante a la deixis personal, un pronombre por una frase nominal, al parecer, para asegurar la identidad del tópico. 69 Con frecuencia, unas letras tachadas se presentan como principio de un constituyente realizado más abajo. 70 En el nivel de la organización del discurso, se aprecia que, en una serie de ocasiones, 62

Ocurren más casos como éste en (385v 25, 26), (387r 2), (390r 25, 29, 40), (390v 20) y (393v 22). 63 Cf. )dera tan larga que basta a hazer della puentes en las d/chas quebradas> (392v 4), )z> (384v 28). Compárese también (385r 5), (389v 19), (396r 31). 64 Cf. (387r 12). 65 Cf. (390v 19). 66 Cf.

(389r 23). 67

En (385v 16), (389v 7), (390v 37), (393v 1), (397r 1) y (397v 35) el imperfecto en - i e parece substituirse por la variante en -ia, en (389v 3) y (396v 37) parece establecerse posteriormente el diptongo de la vocal radical de . Los determinantes se modifican en (384v 12), (386r 43), (387r 8), (387v 27), (39lv 41), se introduce a ante complemento directo en (396r 18). Se suprime o se introduce le o se le sustituye por lo en (384r 13), (384v 13, 36), (386r 30), (387r 39), (393v 3), (394r 37), (397v 42). Parece suprimirse un dativo ético - se me caye - en (395v 33). 68 Esto parece ocurrir en (387r 1), (390r 33), (391 r 19), (391 v 21) y (395r 25). 69 Cf. (385v 40). Compárese también (385r 25), (387v 24), (389r 8). 70 Esto parece ocurrir en (384r 24), (384v 2, 3, 6, 9, 11, 16), (387v 12, 18), (391v 18), (395r 43), (395v 10, 41). Para cambios de estrategia no identificables como tales insertos, (384v 37), (385r 10, 28, 36), (385v 13, 36), (386v 22), (387r 8), (397r 1).

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el nexo asindético entre oraciones fue sustituido posteriormente por o por . En dos ocasiones, (387r 19-23), (389v 29), las acotaciones anticipan desarrollos del texto que no llegaron a realizarse. En los folios escritos por mano (I), destacan, en el nivel lingüístico, la variación morfológica de los clíticos verbales y la de los imperfectos y condicionales - ámbitos incluidos también en los procesos de corrección, así como ciertos empleos de la inicial, por ejemplo , plurales femeninos en , por ejemplo , los conectores , , , , , subjuntivos de futuro y segundas del plural en , , o monoptongadas, , y formas aisladas como , todas ellas o de procedencia regional o deliberadamente arcaizantes. Teniendo en cuenta el tipo de escritura de los 14 folios, resulta probable que la confección de éstos tuvo lugar en la metrópoli y durante el primer tercio de siglo, aunque la reconstrucción de las fechas de redacción en base al trazado nunca puede ser precisa. Parece significativo, además, que a diferencia de su autor, el manuscrito de la relación de Tapia permaneció en la Península, insertado en una colección preciosa, pero abigarrada. 1.3.4. Los manuscritos anónimos Los manuscritos de las dos relaciones anónimas aquí publicadas formaron parte, al igual que el de García del Pilar, del patrimonio de Joaquín García Icazbalceta y se conservan hoy en la Benson Latin American Collection de la Universidad de Texas, SRH 1.109. Constan de cuatro y de seis folios en cuarto no foliados y, al parecer, no encuadernados, escritos por ambas caras, salvo el último folio de la segunda anónima. García Icazbalceta (1866: xlv) afirma que se deben al mismo escribano y discute la posibilidad de que sean originales, aunque, como él mismo señala, no presentan las firmas de los autores. Ambos manuscritos muestran escritura procesal, con frecuentes ligaduras (LÁMINAS 6, 7). Sus cocientes de páginas manuscritas por impresas se sitúa en 1.0 y 1.1, respectivamente, y comparten algunas opciones como el empleo de la variante en función copulativa, ya mencionada, las desinencias plurales cursivas , y determinado nexo cursivo para . A pesar de esas similitudes se puede apreciar que el trazado de la segunda anónima es más regular: respeta el trazo medio, al menos en los primeros folios, con bastante precisión y muestra, en estos períodos, iniciales de gran tamaño. En ambos manuscritos se hallan acotaciones de otra mano que resumen, cada vez, el contenido de unos cuantos renglones, muchas veces apuntando poco más que un topónimo recién introducido. Deben de corresponder a estas acotaciones varios subrayados en el texto, ubicados a la altura de aquéllas. Las glosas parecen ser contemporáneas a los documentos y establecen una estruc-

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tura paralela que facilita la ubicación de las informaciones. 71 Quien las introdujo, debió estar interesado en una reconstrucción objetiva de los hechos positivos, interés que hace pensar en el aprovechamiento de las relaciones anónimas por parte de Herrera y Tordesillas, según señala García Icazbalceta (1866: xlv). A pesar de ello, las acotaciones no fueron transcritas, por ser, en su mayoría, de muy difícil lectura. Las correcciones son frecuentes en ambos manuscritos: se registraron 44 correcciones individuales en la primera anónima y 63 en la segunda. Estas modificaciones se refieren en principio a todos los niveles, si bien muchas inciden en el rumbo de lo narrado. Lo que sí establece cierto contraste con respecto a las correcciones en el manuscrito de Tapia es el hecho de que en los manuscritos anónimos las correcciones son menos sutiles - se tachan trozos más largos - y son, por lo general, simultáneas a la redacción. Todo esto permite inferir, con toda seguridad, que los manuscritos son, de hecho, originales. Que carezcan de firma, más bien apoya esta hipótesis, ya que la ausencia de firma apunta simplemente a un carácter no oficial. 72 Ahora bien, los dos documentos carecen, además, de todo encabezamiento, empezando simplemente con la misma preposición ablativa, , que abre cada vez el primer párrafo insinuando la idea de 'trecho'. 73 Este paralelismo se ve reforzado por aquél de las fechas, y , añadidas posteriormente en las portadas. La pragmática de los textos, sin embargo, no se expresa en los manuscritos con claridad. No muestran indicios de haber sido utilizados en la residencia contra Ñuño de Guzmán, iniciada en 1531, proseguida hasta 1538 en México y a partir de esa fecha en España.

1.4. Copias y ediciones anteriores Las ediciones anteriores, sobre todo las de Joaquín García Icazbalceta, han sido, evidentemente, de gran utilidad en la preparación de la presente. Caben, sin embargo, algunas matizaciones. En cuanto a la carta de Godoy, copia 71

La secuencia de las acotaciones del primer folio de la segunda anónima reza así: , , , , , . 12 Que un supuesto copista se olvide de trasladar la firma del autor en un documento público resulta mucho menos probable que el que un autor deje de firmar un manuscrito que, de todas formas, no tiene por qué firmar. Recuérdense los manuscritos de Tapia y de Godoy, contrarios a este respecto: mientras que el de Tapia, considerado particular, no lleva firma, la copia del de Godoy, considerada documento oficial, incluye la firma del autor. 73

Cf. , . Estos inicios de texto parecen establecer los dos textos en una serie.

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coetánea del original, existe, en primer lugar, una copia manuscrita del año 1778, ya mencionada, que comprende 15 folios en cuarto, escritos por ambas caras y foliados como (305-319). Esta copia, Iriarte (1778), es bastante fiel a su original - ortografía aparte - aunque, en ocasiones, no deja de enmendar el texto. Suprime trozos poco extensos que le parecieron prescindibles al copista y que se vieron motivados, en un principio, por el ritmo parcelado y las finalidades expresivas de ese texto.74 No deja de intrigar el hecho de que se mandara hacer tal copia a finales del siglo XVIII, teniendo en cuenta las dos ediciones anteriores, de 1525 y 1526. Pero es probable que cada una de esas etapas anteriores, tanto la copia manuscrita coetánea como las ediciones del siglo XVI, implicaron modificaciones respecto de sus originales que sería interesante estudiar en detalle. La primera edición moderna es la preparada por Enrique de Vedia en 1877 para la Biblioteca de Autores Españoles. Aunque Vedia no indica su fuente, debió apoyarse en la copia designada aquí como Iriarte (1778). Vedia optó por una auténtica reescritura del texto, sobre todo en los dos últimos folios donde el autor discute los problemas políticos de la colonia de Chiapa. Sirvan de ejemplo a lo dicho los siguientes fragmentos. Se trata de un mismo período, primero según Vedia, luego según el manuscrito legado: Vea vuestra merced qué se dará á este tal por el regimiento, para hacer lo que á este oficio pertenece, además de otras malas calidades que tiene, de que podrá vuestra merced informarse de cuantos vienen de allá; aviso esto porque sé cuán mal informado y engañado está vuestra merced de él, y de las astucias y artes de que se vale. No niego el que sea caballero, y que merezca que vuestra merced le haga beneficios; pero digo que, dándole semejante cargo, cargara mucho vuestra merced su conciencia, por no estar bien informado de él. No crea vuestra merced que escribo esto porque le tenga algún odio, antes le deseo mucho bien; sino porque me duele el ver que no salga bien lo que es del servicio de vuestra merced, me he movido á escribir lo que es pura verdad, y todavía paso otras cosas que sobre esto mismo se podian escribir. (Vedia 1877: 470)