Pedagogía de la resistencia
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Pedagogía de la Resistencia Cuadernos de Educación Popular

Equipo de Educación Popular Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo

América Libre - Ediciones Madres de Plaza de Mayo

Korol, Claudia Pedagogía de la resistencia: cuaderno> de educación popular. 1ª ed. 1ª reimp. - Ciudad Autónoma de Bul!nos Aires :Asoc. Madres de Plaza de Mayo, 2004.

256 p.; 22x 15 cm.

ISBN 950-99969-2-0 1. Derechos Humanos. l. Título CDD 323.

Fecha de catalogación: 09/03/2005

Pedagogía de la Resistencia Cuadernos de Educación Por- •la1Coordinación editorial: Claudia Korol Arte de Tapa: Beto 1º Reimpresión de 1000 ejemplares, abril 2005 Impreso en Imprenta de las Madres Impreso en Argentina

Ediciones Madres de Plaza de May' H.Yrigoyen 1432 (1089) Ciudad Autónoma de Buer.os Aires Tel: 54-11-4383-4188 Mail: [email protected] Web: www.madres.org Ediciones América Libre Mail: [email protected] Web: www.nodo50.org/americalibre

S umario 2.:..

A

modo de presentación.

Cla u dia Korol

De y sobre Paulo Freire

!.5.:.

Continúa soñando.

'D...:..

Pedagogía y revol ución.

En trevista a Pa ulo Freire rea lizada por Cla udia

Korol

En trevista a Pa u lo Freire rea liza da por Esther Pérez y Ferna ndo Martínez Heredia

Paulo Freire: educación y proyecto ético pol ítico de transformación. José Luis Rebel/a to. � Ética y Pedagogía ( o recreando a J osé Luis Rebel lato). Pilar Ubil/a .21_ Brasi l : e l camino recorrido. Ma ría Va/ería Rezende. 1QL Consideraciones sobre la form ación ( esquema sin pretensión de texto). Ra nulfo Peloso . La educación: un arma para la l ucha. Es ther Pérez .!.!.5.:. Pau l o Freire en el cruce de cam inos. Cla udia Korol � !:Ja:.

Sistematización de experiencias -.!.ll.:. �

E l aporte de l a s istematizaci ón a l a renovaci ón teórico-práctica de los movim i entos sociales. Osear Jara H. Encuentro con e l Movimiento_ Sin Tierra de Brasi l . Silvia Bignami,

Pablo Zisma n, L ucí/a D'Onofrio, Da niel Rodríguez, Diego Theis. !§i Centro de formación para promotores en educación "Semi/lita del sol" . (/a experiencia en Chiapas)



Cuba es un aula abierta. Memoria y reflexiones de Armando Hart.

En trevista realizada por Pedro de la Hoz � 221. 'D.L.. 'lJJ..:_ �

E l rol del coordinador, promotor y/o educador.

Hurtado

Carlos Nú ñez

Aportes desde e l trabajo grupal. Maria no Alga va. Cuando el pueblo se j uega. Maria no Alga va. Lo que aprendimos y l o que enseñamos. Ernesto Che Guevara Comentarios finales

A MODO D E PRESENTACIÓN C laudia Korol

Pasaron ya varios meses desde aquel las jornadas que sacudieron al país y conmovieron a m uchos hombres y mujeres en d istintas partes del mundo. El 19 y 2 0 de diciembre quedará para siempre en la h istoria co­ mo un grito cie los excluidos y excluidas. Grito frente a la injusticia, frente al hambre y la m i seria. Grito también de denuncia de la ausencia de alternativas de poder popular, con capacidad suficiente para trans­ formar la rebel ión en proyecto revol ucionario. El 1 9 y 2 0 de diciembre marcó l a frontera de un proyecto de país que se agotó, y de un nuevo país que aún no se levantó, sino que se va incubando en el corazón m ismo del pueblo que protagoniza la resistencia. No estábamos en ese tiempo a la vuelta de la revolución proletaria, como creían algunos com­ pañeros, n i estamos ahora ante el final de toda rebeldía. Atravesamos una etapa de resistencias, de acumulación de fuerzas, de construcción de organizaciones con capacidad de desafío y de creación de poder popular. Los desafíos son m ayores, cuando en e l campo internacional, el imperia l i smo avanza en sus pol íticas de apropi ación de los territorios y recursos necesarios para afirm ar l a hegemonía de la b urguesía n or­ teamericana en el m undo, recurriendo a las invasiones y a la guerra, a l a b urda manipulación de los medios de comunicación masiva, a los proyectos económi cos como e l ALCA, a l a instalación de bases m i l ita­ res, al contro l por la vía de la dip l omacia, al chantaje de los organi s ­ mos internacionales, a la guerra cultural . Los procesos de l iberación en América Latina tienden a avanzar, contradictoriam ente, desafian­ do estas pol íticas. De diferentes maneras, los p ueblos b uscan cam inos para levantar alternativas. En esta dinám i ca se inscribe el proceso pol ítico y social argentino, en el que la energía desatada el 19 y 20 de diciembre se fue canalizando en la gestación de m últiples orga n iza­ ciones populares: movimientos piqueteros, organ izaciones campesi­ nas, empresas recuperadas por los trabajadores y las trabajadoras, 9

mov im i entos estudianti les, movim ientos de mujeres, corrientes com­ bativas en a lgunas franjas del movimiento obrero. La rebel ión del 1 9 y 20 de diciembre l lamó la atención a l bloque de poder sobre l a imposibi l idad de seguir gobernando del mismo mo­ do, ap l i cando a rajatabla las pol íticas fondomonet aristas, convertidas en una sucesión de aj ustes antipopular es. Esa lección fue comprendi­ da por algun as franjas de l a burguesía, y los sectores pol íticos que la expresan intentan modificacion es en los modos de gobernar que detengan la crisis de representati vidad refl ej ada en el «que se vayan todos», asegurando la la confianza en un «capitalismo serio». El go­ bierno nacional busca diferenciarse de las mafias repudiadas por l a sociedad, rea l izando a lgunas d e l a s reivindicacio nes e n e l terreno de l os derechos h umanos, con una retórica de defensa de la soberan ía arg·entina que generó expectativas en una parte del movim iento popul ar. Sobre estas expectativas se despl i ega una intensa campaña de seducci ón de las organizaciones de resistencia, b uscando transfor­ mar el consenso pasivo en fuerza de apoyo, y aislar a los sectores más CQl'rthat ivos. Para esto se recurre a mecan ismos de cooptación, de int�gra�ión, que intentan acotar los espacios de autonom ía y rebeldía fórta:g'Os en los últimos años. La recomposición transitoria del b loque de7pQde_r, intenta estab' l ecer una n ueva hegemon ía sobre e l movi­ miértto popu lar y superar l a crisis de representatividad . Un desafío de estq� movimientos, es profundizar su capacidad para anal izar e l n���9 contexto, y encontrar estrategias que permi tan sostener su cons;-ttucción, en una perspectiva de rebeldía. ba educación popular puede constituir un aporte eficaz en esta dirección , como dimensión pedagógica de los procesos de resistencia y de creación de poder popular, como espacio para l a teorización de l as n uevas prácti cas populares y de creación colectiva de conocimien­ tos, como pedagogía de los oprimidos y oprimidas, pedagogía -como escribi ó Paulo Freire- de la indi gnación, de l a rebeldía, de la rabia, y de l a esperanza. Pensamos en una educación popular que se rehace en estas experiencias, que se revol uciona a sí mi sma, que se proyecta de manera diferente en este tiempo histórico, transformándose en un arma al servicio de la batal la cultural de los oprimidos y oprim i das 10

contra l os opresores de todos los tiempos: el imperial i smo, l as � l igar­ quías, l a burguesía, y sus instituciones : e l FMI y e l Banco Mundial, sus ejércitos, sus leyes y sus trampas. Educaci ón popular _que se reco�� ce en la experiencia histórica rec, o rrida en nuestro pa1s y en Amenca Latina, como una herram ienta de transformació n social y de revol u­ ción, de aporte a la creación, en la praxis, de sujetos h i stóricos con conciencia de sus intereses y de su estrategia de l ucha por hacerlos real idad. Educaci ón popular que hace del fortalecimient o de l as orga­ n izaciones populares una de sus defin iciones principales, porque reconoce en e l l as el l ugar donde se encuentran teoría y práctica, donde se ejercitan las n uevas ideas, donde se practica lo colectivo, donde se posibi l ita acumular fuerzas con capacidad de desafiar al poder. Porque reconoce que en el ancho campo del pueblo, han si .do abso l utamente funcionales a la dominación, las ideas que propusi e­ ron el divorcio entre lo pol ítico y l o social, la reproducción de la frag­ mentaci ón en pos del culto a lo local o l o particular; así como también aque l las prácti cas pol íticas que ignoraron la diversidad existente en el campo del pueblo, y pretendiero n homogen� izar -subordina nd? desde un patrón cultural o ideológico hegemonico b lanco, occ1 � enta.I , machi sta, heterosexua l , y «pretendida mente» clasi sta- a esta d1vers1dad de prácti cas, de i deas, de géneros, de creencias y de culturas. Desde esta concepción , conscientes de que existen otras con las cuales aspiramos a dialogar y a articularnos en redes, estamos buscan­ do desarrol lar la propuesta de educación popular que sostenemos en la Universi dad Popular Madres de Plaza de Mayo. Vemos -desde n ues­ tra experiencia concreta-, que se han diversificad o �os sujetos socia· l es que asumen este proyecto, en la medida en que se extien de :1 campo de los excluidos y excluidas, de los oprimidos y oprimidas, as1 como la conciencia en otras clases sobre las diversas maneras en que se ejerce la dominación, y un sentimiento de indignación ante la prepotencia guerreri sta del imperialismo. En la multiplicación de l os sujetos, encontramos también la j ustificación de acentuar, dentro de los pro­ gramas de educación popular, la dimensión de la forma.ció� pol ítica, que atiende a la necesidad de forjar mil itantes y organizac1o � es con capacidad de comprender y de transformar activamente la real idad en la que vivimos y l uchamos, evitando tanto el doctrinarismo , como la 11

despol itización. La pedagogía de los oprim idos y oprimidas va siendo construida por los movimientos populares, desatando una dinámica de-enorme creatividad y riqueza, que tendremos .oportunidades dis­ tintas para ir pon iendo en com ún, so�c ializando; compartiendo, como manera de r� -conocernos en la l ucha. Planteando al mismo tiempo n ueves desaf1os, entre los que subrayamos los siguientes: 1. E s �: cesario � ue desa�·ro l l � mos colectivamente una propuesta de formac1on de m .i l itantes de caracter integral en todos los n iveles de las organizaciones populares, desde la base hasta sus direcciones abarcando en estas propuestas e l campo de la reflexión crítica sobr� las propias prácticas, la interlocución de estas experiencias con las dis­ tintas corrientes del pensamiento social y político argentino, latinoa­ mericano y mundial, en la búsqueda de creación de n uevos conoci­ mientos que permitan desarrol lar las teorías revol ucionarias y el pen­ samiento social . Forjar en los hombres y mujeres, n iños y n iñas, que son pro: agonistas de estas experiencias educativas, así como en las organi­ zaciones que las desarrol lan, aptitudes m últiples que les permitan des­ plegar las capacidades de resistencia y de construcción, en los diferen­ tes terrenos que asume l a l ucha emancipatoria. En este campo, abarcar como parte de una misma práctica pedagógica, las reflexiones pol íti­ cas, el estudio de las teorías sociales y pol íticas, la capacitación técni ­ ca, la alfabetización, la formación d e capacidades concretas para l a autodefensa d e masas, y e l desarro l l o d e una perspectiva d e género que cuestiona las relaciones sociales de dominación en la vida cotidia­ na y en las organ izaciones po-pulares. La disociación de estos planos, tie�d� a reproducir la fragmentaci ón de los saberes, de la teoría y l a practi ca, con consecuencias también negativas e n cada una d e las organizaci ones. 2. Priorizar la educación popular en la base social de los movi­ mientos, en donde se desarrol lan sus proyectos productivos, de salud, de comun icación; en los piquetes, en las empresas recuperadas, en la organ ización en la cual se integran por primera vez m i les de hombres y mujeres a la l ucha popular. Esto supone multipl i car la formación de educadores y educadoras populares, con capacidad para l levar ade­ lante procesos de organ ización social;. integrar la educación popular como estrategia de construcción de las organizaciones populares; asumir en los procesos de educación popular los debates de la vida 12

cotidiana, que es e l ámbito en e l que se forjan los valores, las relacio­ nes sociales básicas, l as ideas y el sentido común popular y trabajar en la educación de los capacitadores técn icos de los movim ientos, para que estén integrados en las estrategias colectivas de los m i smos. 3. Promover, en estos procesos pedagógicos, l a creación de auto­ nomía de los movimientos populares respecto del Estado, las Iglesias, los partidos pol íticos, las ONGs, apuntando a que vayan rompiendo la dependencia pol ítica, ideológica, y financiera que condiciona la posi ­ bilidad d e crear sujetos colectivos que definan con conciencia crítica y autonomía sus estrategias de l ucha y criterios de organización. 4. Superar los proyectos meramente asistencial i stas, para aportar a estrategias de creación de poder popular, combati endo, como parte de la bata l l a cultural, algunos rasgos que surgen de la cultura de sobrevivencia como son el inmediatismo, el pragmatismo, el corto­ p lacismo y l a vulnerab i lidad. Estos factores favorecen los procesos de cooptación, así como la i dentificaci ón de los oprimi dos con los opresores. Los procesos de educación popular atienden de manera espe ­ cial a romper con las pol íticas que degradan a los seres h umanos, pro­ pici ando l a dignidad, l a autoestima, la forja de valores nacidos de l a resistencia, antagóni cos a aque l l os q u e sostienen y reproducen l a dominación. 5. Avanzar en la sistematizaci ón de las experiencias, como cami no para la creaci ón colectiva de conocimiento s, para la constituci ón de las organi zaciones populares como intelectuales col ectivos, para la formación de intelectual es orgánicos de los movimientos, y para la articulación de redes de educación popular que actúen como aportes a la c irculación del pensamiento crítico, al diálogo de l as experien­ cias, y de éstas con e l saber académico, en l a perspectiva de apunta­ l ar, procesos pol íticos más amp l ios de unidad popul ar. 6. Desarro llar en los proyectos de educación popular una pers­ pectiva de género, que enriquezca l a refl exión y organ ización de los movimientos populares, combatien do todas las discrim inaciones que se reproducen al interior de estos movimientos , por la introyección de la cultura de dominación en n uestras propias concepciones . La bata­ l la al machismo, a la discriminació n por opciones sexuales diferentes del patrón heterosexua l , la actividad sistemática contra la vio lencia de género, no sólo aportará a la creación de hombres y mujeres más 13

l ibres y plenos, sino que anticipará en n uestras organ izaciones el tipo de re laciones que aspiramos a crear en el conjunto de l a sociedad. 7. Rescatar en n uestras experiencia s el concepto de hombre n uevo del Che, enriquecié ndol o con l a posibi l idad de crear en la l ucha hombres n uevos y m ujeres nuevas, que sostengan, como parte sustancial de la bata l l a cultural, la pedagogía del ejemplo, de la sol i ­ daridad, d e la resistencia , d e la rebeldía, d e la memoria, d e la imag i ­ n ación, d e la creatividad . Hombres n uevos y nuevas mujeres, plenos de sueños l ibertarios, con vocación y vol untad de creación de una nueva sociedad, en la que no seamos esclavos y esclavas de los dueños del poder, una sociedad en la que predomine la propiedad social y co lectiva sobre la propiedad privada, una sociedad en la que se extienda una conciencia emancipat oria de todas las opresiones . Hombres n uevos y m ujeres nuevas, haciendo en las resistencias actua­ les, el socialismo que honrará la memoria de todos los caídos y las caí­ das en las batal las de n uestro pueblo por la Independe ncia, la Soberanía, la J usticia, y la Fel icidad. Aspiramos a q ue este l ibro, producido por el equipo· de Edu­ cación Popular de la Universidad Popular Madres de P laza de Mayo, sea un compañero en ese camino , para e l encuentro con otra expe­ rien cias, con el pensami ento crítico que nace de las m ismas, con las n uevas prácticas que podamos desarrol lar colectivame nte, resonando con los dolores, las urgencias, las necesid(lde s, pero sobre todo con los deseos y las esperanzas , los sueños y las ansias de l ibertad de los hombres y muj eres, n iñas y n iños de n uestro país, de n uestro conti ­ nente y el m undo, que merecemos una vida que s e conj ugue e n clave de dign idad, de bel leza y de alegría.

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CONTINUA SOÑANDO Entrevista a Paulo Freire real izada por Claudia Korol 1

Cuando fue p ub l i cado en el Brasi l el libro de Paulo Freire:

«Pedagogía de l a Esperanza. Un reencuentro con la Pedagogía del Oprimido» pude charlar con Paulo una mañana de marzo de 1993.

Habló con entusiasmo sobre l os orígenes y contenidos de su nueva obra. Me encontré con un compañero de l ucha que mantiene j untos el pensamiento polém ico y el optimi smo intacto, fruto no sól o de su compromi so con la época y de su opción por los oprim idos, sino tam­ bién de su reflexión sobre la esperanza, a la que define como una «necesidad o n tológica ».

Ta n to Pedagogía del Oprimido, como su nuevo libro Pedagogía de la Esperanza, expresa n importa n tes polémicas con los tiempos en que fueron realizados. ¿ Es así?

Sí, yo creo que ésta es una h ipótesi s de comprensión de ambos l ibros. En la tentativa de explicarlos, l a estructura misma de la Peda­ gogía de la Esperanza a m í me convence. Es exactamente l a siguiente: busca demostrar que en el fondo, todo lo que usted crea, un libro, un arma o una obra de arte, todo siempre emerge de un proceso produ­ cido én ciertas tramas, que algunas veces no dejan clara la h ipótesis de gestación de l a obra. Por eso trato en la primera parte del libro argunos casos, que yo l lamaría historias, que experimenté cuando era joven y cuando n iño; y que al menos para mí hoy, tomando distancia, eran tramas que anunciaban la Pedagogía del Oprimido. Que podrían no haber ocurrido, pero que al l legar crearon marcas. Por ejemp lo un caso que cuento de un malestar que sufrí durante años sin saber sus causas; que me sorprendía de repente y me dejaba abatido, desan imado. 1.Publicado e n l a Revista América Libre N º 2 . 1993

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Al l legar a San Pablo pude anal izar las causas y entender lo que sucedía; en un proceso de concientización individua l , que yo expl ico y distingo de la h ipótesis de concientización del otro. En ese caso, mi concientización funcionó y me l iberó. Pero l o que nosotros no pode­ mos esperar es que la concientización sola pueda resolver esa l ibera­ ción, cuando se da en torno a las tramas estructural es de la sociedad. Al l í e l l a continua siendo importante, pero no es suficiente. Es preciso que a l concientizarme sobre l a real idad expol iadora, me rnoyi ltce. y organic:: e·.�(j. f(?!f9}Y luchemos juntos por l a transformación radicaí de las estn.;tctl:Aras que generan la explotación. Bto tiene que ver indiscu­ tiblemente con la ���-�ggg!ª-.f!.gÜ),.,pJ:,lmJ�;tQ. La forma en que yo traba­ j é este l ibro sobre·· el otro, l a forma en que yo intenté comprenderlo, generó a éste. Cuanto más anal icé y anal icé el proceso en el que escri ­ b í Pedagogía del Oprim ido, tanto más pude escribir este l ibro. El segundo momento de Pedagogía de la Esperanza es el análi­ sis que hago del l ibro Pedagogía del Oprimido haciéndose, o sea, el l ibro siendo trabajado, siendo escrito. Allí yo hablo un poco de la fase de la oralidad: antes que nosotros escribamos, hablamos de lo que vamos a escribir o de lo que estamos escribiendo. É ste para mí es un momento importante, sobre todo para la gente j oven que no tiene experiencia en el esfuerzo de redactar. Yo creo que es interesante que los más viejos cuenten su historia, por ejemplo que digan como tienen también dificultades para escribir. Hay otro momento en Pedagogía de la Esperanza que yo consi­ dero importante, que es aquel en que intento, sin rabias pero con derecho, conversar con los lectores de este l ibro sobre las críticas que se hicieron en los años 70 a la Pedagogía del Oprimido. Es interesan­ te, porque por ejemplo, las críticas marxistas eran casi todas mecan i­ cistas. La mayoría de e llas, con excepciones, claro, se fundamentaban en una comprensión mecanicista de la h istoria. Eran críticas marxistas y por lo tanto proclamativas de la concepción dialéctica; p�ro eran profundamente no dialécticas. Y algunas de e llas eran