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Osvaldo Lamborghini, una biograffa
Satrafaccc, Ricardo Osvaldo Lamborghini, una biograffa Primnrz EJ~itJn Mansalva. Col«ritJn C.mpo Rrlll
Buenos Aires, 2008 ISBN 978-987-1474-05-9 I. Osvaldo Lamborghini - Biografia. I. Tftulo COD 925
C Ricardo Satrafacc, 2008 C Mansalva. 2008 • FJ Salvador 4199 - (Cl 175ACG) Buenos Aires, Argentina
Di"ccidn: Francisco Garamona Aru: Javier Barilaro
Foco de tapa: Arcuro Car~ra. Archivo Estacl6n Pringks
N"mauna i-nc ck csia publicaci6n. induido d dildlo de la cubicna. puedc - reproducicla. almacemda o uuumitida en manna alguna ni por ningdn medio. ya - dklrico. qutmico, mednia>. 6pcico. infurrmtiC.O.
ck ph.:i6n o de fotocopia, sin pennllo prnio dd cfuec:tor. cdirorialmansaln~oo.com .ar
E.tc libro fue publicado con d apoyo ck Lc6n Fcnari y d pattDCinio de:
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Ricardo Strafacce Osvaldo Lamborghini, una biograffa
! MANSALVA CAMPO lEAL
A Mar/4 Celia LttbaNkira
SI qut st urrkn a costa de ml infamts patrafias "4/ts crlaito algunas tk t"4s son txlUtllS
Nlstor Ptrlonghtr
Pr6logo
Hac.c mas de veintc afios, en invicrno, dcspues de leer en el numcro 4/5 de la revista Sitio "La novia del gendarme" (quc sc anunciaba como capftulo de una novcla in&lita cuyo solo drulo -I.As hijas tk Htgtl- ya l!mbriagaba) pc~ por prirncra vc en estc libro, en su ncccsidad. Obviamcntc, lo pense cscrito por otro, y csa ncccsiclad no sc rcfcda al campo litcrario, ni al dcsarrollo de la crltica ni, en general, a ningt!n cntc plat6bico sino a mi propio asombro. Dcspues de leer "La novia del gendarme" {en csa q>oca yo conoda parcialrncntc -Elfiord, Sebrrgondi rttrocttie tal v~ la obra de Osvaldo Lamborghini y algo, muy poco, de la lcycnda quc rodcaba su figura) cmpcce a prcguntarmc, con cicna urgcncia, c6mo scda la persona quc cscribfa as(. Mi curiosidad era, para dccirlo con cicna impostaci6n, borgcana: (el hombre sc parcc.crfa a la voz? En el invicmo de 1985, tras la lectura de "La novia del gendarme" cmpcc:C a ncccsitar csc libro quc me revelara c6mo era Osvaldo Lamborghini. Y me promed quc iba a scr uno de los primcros en leerlo, de punta a punta y a toda velocidad, en cuanto alguicn lo cscribiera. Pasaron unos afios. Lcl otras cosas. Supongo -no lo rccuerdo cspccialmente- que aquella prcgunta principal {"(C6mo seni una persona quc cscribc asl?") no me habla abandonado dc1 todo; de lo quc s( cstoy seguro cs de quecuando en 1988 la editorial cspafiola Del Scrbal public6 un volumen de mas de trcscicntas ~inas con buena pa.rte de la obra in&lita de Lamborghini mi vida, litcralmente, cambi6. Eso era la literatura argentina, pense. Asl habfa que cscribir en la Argentina. Con ser grandc, no fue este el unico sobrcsalto de aqucllos dlas: todavla nadie habfa cscrito csc libro quc yo csperaba leer para cnterarmc c6mo era -c6mo habla sido- la persona quc cscribfa como cscribla Osvaldo Lamborghini, pero el volumcn de Del Scrbal indufa un prefacio de dicz paginas firmado por CCsar Aira quc proporcionaba algunos datos biograficos y en cuya elcgantc ambigiicdad iba a abismarmc dcc.cnas de vcccs durantc los afios quc siguicron. Mc fuc ncccsario.cl transcurso de una decada para dccidir quc era yo quicn ten fa quc cscribir aqucl libro. Que cs estc.
Estc trabajo no cont6 con bcca, subsidio ni ayuda ccon6mica de ninguna clasc. La invcstigaci6n sc dcsarroll6 en Buenos Aires, Mar dd Plata, Necochea, Tandil y Barcelona. Alejandra Valente particip6 de ella dcsdc su comicnw en 1998 (co-rcdact6,
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incluso, una primcra versi6n del capitulo l, que sc public6 en d n° 8 dcl Boktln de/ Cmtro de Estudior de Teorla y Crltica Litmzria de la Facultad de Humanidadcs de la Univcrsidad Nacional de Rosario) hasta fines de 2002, momento en quc dccidi6 abandonarla para cscribir un libro que sc complemencara - sc rcfutad- con d quc el lcctor tiene en las manos.
Al cabo de casi diC'L afios de averiguar, pcnsar y cscribir sobrc Osvaldo Lamborghini dcbo dccir que gran parte de las ideas que tenfa al comenzar la invcstigacicSn eran cquivocadas. Y quc cstoy convencido de que, al menos en lo que me concierne, d conocimiento del reference real de los tcxtos o la rcposici6n de su ~ncsis a craves dd cotejo entrc distintas versioncs o la noticia de ellos que sc encucntra en la corrcspondencia dd autor pcrmite leer mas y mejor csa obra. En cste punto me rcsulta imposible no cvocar mis propias prcvencioncs y prejuicios contra d gcnero biografico. Si bien mientras cscribfa cl libro me rcpcda una y otra vcz que no sc trataba de rcstituir - de volver a ascsinar- la catcgorfa de "autor" ni, mucho menos, la de "sujcto" (asuntos para los que, por otra parte, soy por completo incompetence) sino I.a de reponer contcxtos y rclacionar textos, cl fantasma de cierta "incorrccci6n liter.aria" me rond6 muchas vcccs, sobre todo al comienzo. En aqucl entonccs, un amigo al que enterc de cstas vacilacioncs me dijo que no me preocupara porque, mas alJa de }os avatarcs 0 de }a cvo}uci6n de la tcorfa y de }a crfcica }iterarias, SC siguen cscribiendo y leyendo biograflas de cscritorcs porque aquella curiosidad ("(C6mo scra una persona que cscribc asP.") siempre existe y siemprc va a cxistir. Entiendo que sc trat6 de un sabio dictamen. Adicionalmente, sc me ocurrc que si d gcnero consiste, en csencia, en reponer contextos &miliarcs, amorosos, ambientalcs, culturalcs, ccon6micos, etc. como tel6n de foudo o marco de una obra, la biografla podda pcnsarsc como la menos humanista de las opcracioncs, en la mcdida en que vendrfa a mostrar que nadie cscribc lo que quierc sino lo que pucde (o, incluso, debc) cscribir.
Todos los entrevistados (algunos, pocos, por tdcfono o por mcdio de correo dcctr6nico; la mayorla, pcrsonalmente, muchas vcccs durance varias horas e, incluso, en mas de una oporrunidad) mostraron la mejor disposici6n. Hubo quicncs me proveycron de matcrialcs de archivo valioslsimos, otros proporcionaron datos que pcnnitieron
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avanzar en la bUsqueda de fuentcs, todos, en fin, accptaron mmpartir sus ~ Tengo con cllos una inmensa deuda de gratitud. Y si bicn mencionarlos aqu{ (ya figuran al final dd volumcn como "Fuentes tesrimonialcs") rcsultaria rcdundantc quicro dcjar constancia de quc sin su aporte cste trabajo no habda sido siquicra imaginable. Tambi~n cs justo agradeccr a Washington Pereyra, Danid Link. Guillermo Korn, Danid Parccro, Horacio Tarcus, Gabrid Tcssio, Stella Maris Cao, Martin Prieto, Claudio Zusman, Ricardo Gariboni, Viviana Roscnzwit, Marcelo Damiani, Danid D{az, Luis Chit2lroni, Silvana Aorcs, Veronica Picabca, Marta Campo, Martin Arias y Cecilia Vega, quicnes, de un modo u otro, respond.icron mis consulw, se intcresaron por mi crabajo o me alcntaron a concluirlo. I No puedo, por fin, menos que rccordar a quiencs me atendieron en d CcDinCi, la hemerotcca de la Bibliotcca dcl Congrcso de la Naci6n y d lnstituto de Cultura de la Provincia de Buenos Aires, ni, sobrc todo, a los que he omitido involuntariamentc en cste listado. Hay muchos -cllos sabcn qui~ncs son- que mercccdan un agradccimiento aparte, tantos que voy a scr dolorosamente injusto nombrando aqu{ s6lo a cuatro pcrsonas: agradczco de manera especial a Pierangela Taborclli y Hanna Muck, la primera y la Ulrima compafiera de Lamborghini, a CCsar Aira, su albacca, y, muy intcnsamente, a EJvira Lamborghini, su hija. Mis hijas Julia y Sofla, que aportaron solucioncs graficas, logisticas y an{micas, no ignoran que cstc libro cs de ellas.
Esta cs una biografla "no autorizada", fundamentalmentc porque no sc le pidi6 autorizaci6n a nadie. En cualquier ~qui~n podda otorgar scmejante vcnia? Borgcanamente otra vcz: (qu~ cs conoccr a un hombre? He privilcgiado las fuentcs documentalcs por sobrc los tcsrimonios y cuando existi6 contrad.icci6n entrc ~tos no tuve otra alternativa que dirimir, con d auxilio de otras fuentcs pcro, sob.re todo, de mi interprctaci6n de csas fuentcs, a qui~n darle c~to. Mis conjcturas han sido, como no podla ocurrir de otra furma, fuentc principallsima. No obstantc, cua.ndo no han encontrado apoyo en otra fuentc objetiva me he prcocupado por modalizar suficientemente la sincaxis. Dcmasiado largo cs cste libro como para no acortar su pr6logo. Conduyo, entonccs, dcclarando -quizas inncccsariamente- que he procurado scr mcnos injusto que rcspctuoso y mas prudence que suspicaz. Pero no sc me cscapa que la tarca que emprcndl hac:c: ya una decada cstaba plagada de ricsgos y dificultadcs, tanto por la matcria sobrc la queiba a uaw cuanto por los Umitcs que me impondrlan mi capacidad y mi visi6n subjctiva de los hcchos, las palabras y las cosas. Ccntenarcs de
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pcrsonas cstan de alguna forma involucradas en cste rdato. No tengo la ilusi6n de que todas acuerden con mi punto de vista. En cuanto a la pc:rtinencia -o la lcgitimidad- de incluir en un rdato biografico ciertos aspcctos, o detallcs, que suclen denominarsc "privados" o "lntimos", no sc me ocurre mejor modo de dcscribir cualcs fueron mis clcccioncs al rcspccto que citar cl prc&cio de una biografla de Foucault: He tornado la dccisi6n de conw los hechos, en d contcxto de RI realidad, cuando era nccesario conwlos para comprender ta! o cual acontccimiento, ta! o cual aspecto de la carrcn.. de la obra, dd pcnsamiento, de la vida -de la muerte- de Foucault. Los he silmciado cuando sc limitaban cxdusivamente al territorio sccreto que todos y c:ada uno de nosouos sc rescrva en su propia cxistmcia. [Eribon, 1992: 12-13)
La cucsti6n atafie, por cierto, a una de las leycs -quizas la Ley Fundamental- dcl gcnero. Y en torno a cllo no puede agrcgarsc nada mas.
RS. Buenos Aires, enero de 2008.
SISTEMA DE CITAS Y NOTAS. R£GIMEN TIPOCRAFICO. POSIBIUDADES DE UNA LECruRA TRANSVERSAL.
Estc libro cs, cscncialmcntc, un rdato, cicno quc un rclato cuya principal pcripccia cs la mancra en quc algunos tcxtos sc rclacionan con otros. Esta circunstancia, sumada a nucstra voluntad de privilcgiar la continuidad narratiw, motiv6 algunas clcccioncs de caractcr gdfico quc cs convenience addantar: l. Todas las not» a pie de pagina rcmitcn a cucstioncs incidentalcs o latcralcs, cs
dccir, sc trata de lo quc sc sudc llamar "notas de contcnido" {en ning\ln caso sc trata de citas bibliogrificas). Las hcmos rcducido al mfnimo pcro las quc sc incluycn ticncn su importancia.
La bibliograffa sc cita en cl cucrpo dd tcxto, cntrc corchctcs y scg1in cl sistcma llamado "autor fecha". Por cjcmplo: la indicaci6n [Lamborghini, 1980: 45) sc rcponc 2.
consultando las "Fuentes bibliogrificas" incluidas al final (Lamborghini, Oswldo, Pomuzs, Tierra Bald.la, Buenos Aires, 1980, pagina 45). Los tc:xtos de otros autorcs sc citan en la mayoda de los casos por su primcra cdici6n. Cuando cllo no cs asf, en la sccci6n Fuentes Bibliogrificas sc indica, adcmas de la cdici6n por la cual sc cita, cl afio de la primcra. Los tcxtos en. lcngua cxtranjcra sc citan por la traducci6n castdlana. En la inmcnsa mayoda de los a.sos, de todos modos, sc cita por la traducci6n quc lcy6 Lamborghini. 3. Los tcxtos de Oswldo Lamborghini sc citan por las cdicioncs de Editorial Sudamcricana de 2003, 2004 y 2005. A pcsar de quc cstc tcmpcramcnto contradicc d critcrio onodoxo de citar por la primcra cdici6n, nos ha parecido quc cs lo mas practico pucsto quc sc trata de la cdici6n mas complcta quc cxistc hasta la fccha y, adcmas, la unica actualmcntc acccsiblc. De todos modos, y para cvitar las imprcci.sioncs quc SC dcrivan de citar por una "Obra Complcta", cuando no surge claramcntc dd contcxto a quc pocma, rclaco o novcla pcrtcnccc la cita sc lo indica cxprcsamcntc.
Las abrcviaturas con las que sc citan los tcxtos de Oswldo Lamborghini son las sagu1cntcs:
-Now/as y cumtos I (Sudamcricana, 2003): [S. I) -Now/As y cuentos II (Sudamericana, 2003): [S. II] -Pomuzs (Sudamcricana, 2004): [S. III] -Tlkkys (Sudamcricana, 2005): [S. IV] -uatro Proktmio ek Cdmara (lnedito, 1984-1985): [Lamborghini, 1985b] Cuando por alguna raz6n sc citan las primcras cdicioncs, sc cita asf: -[Lamborghini, 1969) (El fiorJ, Chinatown, Buenos Aires, 1969)
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-[Lamborghini, -[Lamborghini, -[Lamborghini, -[Lamborghini,
1973] (~onJi rdroc~Je. Noe, Buenos Aires, 1973) 1980] (Pomuu, Tierra Baldla, Buenos Aira 1980) 1994] (Tlkieys, Edicioncs dcJ Scrbal, Barcelona 1994) 1997] (Stegmllnn 533' bilz y ob'Os pomuu, Mare, Buenos Aira, 1997)
Los textos de LcOnidas Lamborghini sc citan [L Lamborghini] 4. Las cartas sc citan entrc corchetcs con la abrcviatura de rcmitentc y dcstinatario y
su fccha. Por cjcmplo:
[OL a CA dcl
24-8-76] significa cana de Osvaldo Lamborghini a
CCsar Aira dcl 24 de agosto de 1976. Las abrcviaturas empleadas rapecto de las cartas son las siguientcs; CCsar Aira: C.A Javier Aramburu: JA Rodolfo Fogwill: RF Vladimir Herrera: VH Tamara Kamenszain: TI< Osvaldo Lamborghini: OL Hktor Libcrtclla; HL Vdma Marwa: VM Hanna Muck: HM Manuel Puig: MP Roberto Scheuer: RS Ernesto Schoo: ES Pierangcla Taborclli: PT Paula Wajsman: PW En todos los casos las cartas han sido consultadas en los archivos de sus dcstinatarios, con c:x.ccpci6n de la corrcspondencia con Javier Aramburu, que sc conscrv6 entrc los papdcs p6stumos de Lamborghini, y de la de Paula Wajsman, de la cual sc consult6 una copia en d archivo de CCsar Aira. 5. Las fuentcs tcstimonialcs, que sc detallan al final, s6lo sc individualizan cuando de cllas sc cxtrae una cita textual (o que aparccc como textual). Sc indican entrc corchctcs
con menci6n abreviada dcl entrevistado. Las abmiaturas cmplcadas son, adcm~ de las ya aclaradas en lo rdativo a la corrcspondencia, las siguicntcs: jA: Jorge Asls
Diana Bilrncz.is GG: German Gart:fa LG: Laura Grimbak LG: Luis Gusman DB:
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Eduardo FcrnandC'L · RF: Rodolfo Fogwill. Ej: Eduardo jo7.allli EF:
TIC: Tamara Kamenszain JL:
Jc* Lamarca
Maria Teresa Lamborghini LCL: Lc6nidas Canuto Lamborghini HL: H6ctor Libcrtdla VM: Vtlma M2rzoa AP: Alan Pauls RS: Roberto Scheuer OS: Oscar Steimberg PT: Picnngda Taborclli MU: Marcdo Uzal M'I1.:
Las citas tcxtualcs aparccen de dos maneras: dcntro del tcxto o diferenciadas de Cl. En d primer caso sc transcriben entrc comillas y en italica. Esta indicaci6n doble -que 6.
tambicn sc apana de las prcccptivas ortodoxa.r tiene la vcntaja de que, por una parte, no deja dudas accrca dd caracter textual de la cita (comillas) y, por otra, pcrmite idcntificarla daramentc en cl cuerpo del tcxto (icalicas}. Cuando la cita sc induye scparada dd tcxto sc la transcribe en redonda, en un cucrpo menor y con margcn acotado. La dccisi6n de transcribir las citas tcxtualcs dentro dcl tcxto 0 scparadas dcl cl, en fin, no ha scguido d criterio de SU cxtensi6n (las breves dentro del tCXtO y las ffiU cxtensas difcrcnciadas de Cl) sino cl de su funci6n narrativa. Las primeras tienen en la inmensa mayorfa de los casos cl objcto de ilustrar o ejemplificar una afirmaci6n y casi sicmprc su naturalC'La sincactica cs apositiva, por lo que puede prcscindirsc de ellas sin pcrder cl hilo de la narraci6n (en cste scntido, las italicas facilitan csta posible lcctura transversal). Las citas que sc incluycn scparadas dd tcxto (redonda, cuerpo menor y margcn acotado}, en.cambio, intcgran generalrnente la narraci6n por lo que su lcctura, siquicra somcra, cs rccomendable. 7.
La p sefialada voluntad de privilcgiar la continuidad dcl rclato y la circunstancia
de que muchos de los tcxtos aludidos en Cl son de acc.cso harto dificultoso, sumadas a nucstra prctensi6n de que csc rclato sea lo mlis aut6nomo posible, nos ban dccidido a induir en ciertos casos citas algo cxtensas (sin cup inclusi6n hubicramos debido derivar pcrrnancntcmentc a nucstro lector a hemerotccas y colcccioncs privadas} que casi sicmprc admitcn, tambicn, una lcctura transversal. En algY.n otro caso, en fin, la dccisi6n de transcribir una larga cita obcdcci6 a su importancia dicgetica o documental {1os subrapdos de Lamborghini en algunos tcxtos de Borges o Macedonio Fernandez, por ejemplo}.
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Tambicn hemos incluido cxtensas citas de las cartas de Lamborghini, aunque en cste caso la decisi6n obedcci6 a motivos distintos: por una pane, a la convicci6n de que la mayorla de las vcccs ninguna glosa o parafrasis nucstra hubiera rcsultado mas util a la narraci6n; por otra, a la imposibilidad absoluta de rcsistir la tentaci6n de compartir con cl leccor la dclicia de esc estilo. Aqu{, una vcz mas, rcsulta posible una lcccura transversal, aunque invercida: cl lector podra solazarsc con los fragmentos de las cartas que incluimos y prescindir sin cscrupulos dcl rcsto dcl libro.
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I. Fotos (1940-1968)
1.
Bayauca
Marfa Arribau sonre!a complacida cada vcz que alguno de sw nictos le prcguntaba accrca de las figuras y dibujos de ese escudo familiar del cual todos sus mayorcs sc enorgulledan pcro que ninguno dcclaraba haber contcmplado y, ya porque la auscncia de evidencias materiales que corroborascn o desmintiesen su rcspuesta la ponfa a cubierto de la incredulidad, o de la refutaci6n, de sus hijos, ya porquc la considcraba vcrdadera, rcpeda, incansablc, una f6rmula quc viaj6 muchas vcccs dcsdc su convcncida imaginaci6n hacia la escucha fascinada de los nifios. En cl escudo de la familia Lamborghini -ascguraba la abucla Marfa- SC distingufa un arbol de grucsas rakes quc una vaca, cmpccinada y absorta, lamc al pie de la csccna. La versi6n, quc tomaba un tropo inmcmorial {la progcnic como "arbol'') y lo dcvolvfa transfigurado, real (la vaca no podrla lamer un arbol mctaforico), era diffcil de contradccir mcrced a su nistico pcro scnsato scntido de la invcnci6n: de la cnigmatica acci6n dcl animal -cxplicaba Marfa Arribau- sc dcrivaba "Lamber", con accnto agudo, y de alU, sin mas, "Lambor". Los ccos de una crccncia familiar muy anterior -atribuida al abudo Canutoscglin la cual cl apcllido Lamborghini provcn!a de "Lamber", con accnto grave, en virtud de avatarcs lingiifsticos tan dificiles de rcconstruir como de rccusar podrlan sugcrir quc la dcscripci6n dcl escudo que afios mas wde, tras la mucrtc de Canuto hada su mujer, bwc6 ajwtarsc a aquclla postulaci6n ctimol6gica. No dcscarta, sin embargo, la infercncia contraria, scgun la cual la asociaci6n lambor/lamber habr!a surgido de la trasposici6n hcrl.ldica de una esccna rural {la vaca quc lame cl arbol) contcmplada miles de vcccs en las dcmoradas tardes de Bayauca a la cual el cmprcndcdor Canuto dot6 de un origcn mas ilwtrc. Esta hip6tcsis, tan valida o invalida como la anterior, plantca el intcrrogantc de quc fuc primcro y quc dcspues, si la dcriva filol6gica quc sostcnfa Canuto o las figuras y dibujos dd escudo quc imagin6 Marla c, incluso, obliga a interrogarsc si hubo rcalmcntc un primcro y un dcspues o si, en cambio, la ctimologfa y d escudo, la palabra y la cosa que durantc siglos sc habfan buscado end Asia Menor yen cl nortc de Africa y en toda la E.Uropa no sc habran encontra.do por az.ar, en un instance irrcpctiblc, en una wdc interminable, en la Provincia de Buenos Aires para quc un bolofies cuyo nombrc evocaba. sanguinarias dinastfas cscandinavas sc fabricara un pasado y un futuro. Canuto Lamborghini, quc de Cl sc trata, habfa llcgado de Italia durance la prcsidcncia de Juarez Cdman y sc instal6 en laratc, dondc cnamor6 a Marfa Arribau, a la quc casi doblaba en cdad, y vio naccr a Lc6nidas Aniccto, su primer hijo. Dcspues, dccidido a aprovcchar d pals intacto quc, tras la irrupci6n en la pampa del fusil automatico, 21
aparcci6 dcbajo dcl galopc dcl ultimo mal6n, SC trasJad6 a Bayauca, un c:aserfo pcgado a Lincoln, para abrir la que scda durance largo tiempo la unica farmacia dcl lugar y engcndrar otros diez W5tagos en menos tiempo dcl que a muchos de sus compauiotas le demandada pronunciar la lengua nueva o rcnunciar definitivamentc a hacerlo. Hijo mayor de los siete (Argia, Mada, Gertrude, Vittorio, Astolfo, Leonora y el mismo) que nacieron de Ulisse Lamborghini y Albina Robersi, Canuto cngendr6, adem:is de a Le6nidas Aniceto, a diez hijos m:is (Ulises, Albino, Marla Angelica, Argia, Astolfo, Victorio, Nestor, Renato, Matilde y Aurora). Las razoncs por las que Canuco abandon6 a su familia y sc cstablcci6 en la Argentina quedaron sepultadas para siempre bajo una impenetrable bruma de misterio y de leyenda. Los rclatos menos imaginativos le asignaron un arrebato maximalista o un prematuro asunto de mujeres lo suficientemente deshonrosos como para que se viera obligado a poner cantos miles de kil6metros de distancia entrc el y sus odgenes. Los mas audaces, un temperamento aventurero que lo habrfa impulsado a embarcarsc en busca de fortuna con destino a America del Sur, donde cl amancebamiento con una india lo habda obligado a cortar vfnculos con su familia y con su pauia y que tal vez fuera la causa por la cual, durance muchos afios, los Lamborghini de Italia creyeran que sus parientes de Argentina eran todos negros. De odgcnes presuntamente anarquistas, Canuto sc hizo radical al enterarse de la revoluci6n del '90 y, dadas sus mUltiples funciones en d pueblo (que pronto desbordaron la farmacopca para asomarse a tarcas tan previsibles como suturar heridas o frenar hemorragias, o tan inveros{miles como embalsamar animales), poco le cost6 postularse como dclcgado municipal, puesto que ocup6 por varios pcdodos en alternancia con los conservadores. El candidato conservador que sc le oponfa, y con el que comparda m:is que disputaba la funci6n, era Francisco Galeano quien, provenience de San Antonio de Arceo y casado con Marfa Calabria, iba a convertirse en su consuegro cuando su primer hijo, Le6nidas Aniceto, sc casara con Teresa Galeano. Tras la muerte de Canuto, ocurrida en 1920, la familia dccidi6 trasladarse a Buenos Aires. Los hijos m:is grandes eran demasiado grandes (Le6nidas, d mayor, ya vivfa en la Capital), los m:is pcquefios demasiado pcquefios (Marfa AngClica, la menor, casino lleg6 a conocer a su padre) y Bayauca -como Lincoln, como el pals- sc modernizaba irreversiblemente, de manera tal que el antiguo prestigio de la farmacia como instituci6n local, cas:i al mismo nivel que la delegaci6n municipal y la iglcsia, empezaba a decaer, al tiempo que el mejoramiento de las comunicaciones con Lincoln y la circunstancia de que ni Marfa ni sus hijos pudieran atenderla como Canuto, habfa disminuido su rentabilidad tornandola insuficiente para la manutenci6n de la familia. La amplia propiedad de la calle Thompson 633 en el barrio de Caballito que la viuda alquil6 entonccs albcrg6 durance mas de medio siglo a los hijos, las nueras, los yernos y los nietos del matrimonio de Canuto Lamborghini y Marfa Arribau, y sus paredes, tcstigos de las interminables sobremesas familiarcs, cal vcz conservaron por rnucho tiempo los garabatos con los que los nifios buscaron rcprescntar aquel problem:itico escudo. 22
Esc escudo, de cuya ex.istencia cvancsccntc y, a la vcz, indiscutiblc los nictos de Marfa y Canuto cscuchaban hablar con frccucncia, sobrc todo cuando sus padres y sus dos sc rcunlan en la casa de la callc Thompson, era la garanda de quc los Lamborghini de Italia eran nobles y de quc la rama argcntina de la familia confirmaba, sino en las riquczas, en la distinci6n y singularidad de sus modalcs, csc origcn lustroso y antiguo de sus anccstros. En la cvocaci6n de aqudlos odgcncs, sin embargo, todos -los mayorcs y los nifios- encontraban un impcdimcnto dccisivo en cl halo de mistcrio quc rodcaba al abuclo Canuto y, en.consccucncia, a los odgcncs de la familia y dcl apcllido. Fuc N~tor, uno de los hijos mcnorcs de Canuto y Marfa, de profcsi6n marino mcrcantc, quicn trajo de uno de sus viajcs una noticia quc, al igual quc la vcrsi6n de sus padres, anotaba la variantc Lamber/Lambor, pcro le sumaba un matiz conuovcrtido, apropiado al rol de polemista quc dcscmpcfiaba en todas las rcunioncs familiarcs: cl apcllido "Lamber", sostenla cl marino, rcgistrada un origcn judlo-belga, impronta ttnica rcforzada por la tcrminaci6n "-ghini" o "-ini", que en los apcllidos italianos dcnotada, scglin csta cxplicaci6n, asccndcncia judla. Ascntado en cl norte de Italia, la modificaci6n dcl apcllido y la adquisici6n de dtulos de noblcza habdan significado para cstc grupo cl pasaportc hacia la dignidad y cl bucn nombrc. No pcrcibia cl marino provocador, sin embargo, que sc trataba de un nombrc cuya tcrminaci6n "-ini" -en italiano un plural y un diminutivo- contradcda morfol6gicamcnte aquclla intenci6n de cnnoblcccrsc, scfialando mu bicn una indifcrcnciaci6n y un cmpcqucfiecimicnto. En cualquicr ca.so, las conjcturas de NMor no sc deb{an a que simpatizara panicularmcntc con cl pueblo de la diupora sino a quc si habla algo quc amaba por sobrc todas las cosas, cso era la discusi6n, y gozaba grandcmcntc instalandola en su familia y en dondc fucsc. La novcdad aportada por cl marino no enrusiasmaba dcmasiado a los hcrmanos, cspccialmente al ultramontano Victorio que, casado con una mujcr alcmana y sin hijos, brcgaba para quc sus hcrmanos y sus sobrinos, a la par de rcafumar la ex.istcncia dcl escudo hcrildico {cuya propia vcrsi6n sustitufa a la vaca de la dcscripci6n matcma por un cstilizado lc6n, cicrtamcntc mu distinguido quc cl padfico rumiantc), accpwan· su tcoda de quc cl apcllido Lamborghini sc derivaba aristocraticamcnte de "lamb", "cordcro" en ingl~. y dcl diminutivo plural "borghini", "pucblitos" en italiano. De csta combinatoria rcsultarla cl top6nimo "Lamborghini", cuyo significado, "pucblitos de ovcjas o cordcros", por mu quc pudicsc sciialar una proksi6n modcsta (la de ovcjero o pastor de ovejas) cncontraba mas honroso quc cl nombrc supucstamcntc scmita divulgado por su hcnnano NMor, cuyo significado y real vinculaci6n con la onomastica hcbrca, por lo dcmu, nadic en la familia, ni siquicra cl propio NMor, sc ocup6 de indagar hasta cl final, asl como tampoco si habla ex.istido de hccho una vinculaci6n cntrc cl apcllido Lamborghini y cl rcrnoto c irnpreciso "Lamber". No obstantc la auscncia de csas precisioncs, lo cicrto cs quc, comulgando todos con cl narcisismo gcncal6gico de su madrc, ninguno de los hcrmanos Lamborghini sc mostraba indifcrentc ante la cucsti6n de sus odgcncs. Mucrto tempranamcnte Canuto, Mada sc ocup6 de mantcncr vivas la mcmoria y la mitologla domMicas hasta donde clla podla saber o imaginar, pero insisti6 cxclusivarncntc en la lfnca de su csposo. Tanto 23
lo hizo como poco habl6 de su propia familia y de sus origcncs, lo quc dio lugar a que sc le atribuyera algllrt antcpasado indfgcna. A juzgar por la proc.cdencia gru:o-criolla dd nombre de su madre, Eleuteria Torres, y accptada la asccndcncia vasco-fra.ncesa de Francisco Arribau, su padre, la cxistcncia de aqud incierto antcpasado indio rcsulta problematica y quizas no rcconocicra otro origen que la tcz cctrina y los ojos ncgros de Maria Arribau {rasgos que, al rcapa.rcccr en sus hijos y nietos, rccibieron una interprctaci6n harto disimil, alimentando las conjcturas ac.crca dd prcsunto origcn judio) y, cal vcz, csa rcsignaci6n con que ella fue borrando su propia memoria micntras exaltaba la de su marido. Estas imprccisioncs y vados en torno al origen de la familia, cmpcro, no impidicron que todos los hermanos, fundamentalmente los varoncs, olvidados de aqudla incicrta sangre india sc aferraran al apcllido patcrno, convcnciendosc unos a otros de quc los Lamborghini, honrando cl cspfriru aventurcro y las dotes distinguidas dd abuclo Canuto, debian dcstacarsc de la gcnte dd comun. Firmcs en csa supucsta noblcza, entonc.cs, todos, aunque algunos mas notoriamentc, dcscollaron en cl artc de la diauiba, la ironia, cl sa.rcasmo, cl humor acido, la polemica y, en general, en la convcrsaci6n y la discusi6n prolongadas al infinito, terrcno cste Ultimo que parccia scr en d que mas c6modos sc encontraban. Cclosos de su madrc, guardiancs de una fiddidad que dla dcbia ofrcndar a su marido aun dcspu~ de muerto, procuraron que comprcndicsc claramcntc que no hubieran visto con buenos ojos que ella volviera a casarsc. Sobrc cste particular los hermanos dcsplcgarqn una energia que fue mas a.Ila de csc moralismo quc, a la hora de juzgar a las mujercs, dcsdc su madre y sus hermanas hasta sus csposas y sus hijas, todos profcsaban. En csto los Lamborghini dejaban entrcver su tcmor a alguna accchanza rclacionada con lo sexual que paredan conoccr bien. Sabian, por ejemplo, que su padre Canuto, hombre atractivo y gran conquistador, ya sc hallaba viviendo con su madrc, entonc.cs muy jovencita, antes de que los sorprendiera cl momento de pcnsar en casarsc, c.cremonia que por otra pane nunca concrctaron. Muchos afios dcspu~ de aqudla rumultuosa uni6n y dcsde la cwpide de su juventud ctcmizada en un imponente retrato de cristal combado y moldura de ebano que presidia d oscuro comcdor de la casa de la calle Thompson, un Canuto de mirada incscrutable continuaba aquclla vigilancia. Sc trataba de una imagcn sepia a la que sc le habian colorcado los ojos para dcstacar su cclcstc aguado, que los nictos interrogaban una y otra vez en vano para csclarcccr con alglin atisbo de luz las lcyendas que unos a otros sc contaban sobrc Cl, sin que lograran sonsac:arle un solo indicio que rompiera su silencio y que le dcscubricsc alguna fisura al bronc.c que sus padres sc empcfiaban en brindarle. El rctrato era incluso la Wiica imagcn dcl padre que tenian los hcrmanos menorcs como Nestor, Maria Angelica y Renato, que eran muy pcquefios en cl momento de su mucrtc, y quiza dlos tambien al final de alglin encuentro familiar sc qucdascn contcmplando · · inquisitivamcnte aqudla cstampa.
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Ese comcdor, prcsidido por d rctrato vigilante del abudo Canuto, cuya lobrcguez sc rd"orzaba con unos mueblcs enormcs y oscuros, era la sala principal de la casa, rcscrvada para las comidas de la f.unilia cuando la cstaci6n no pcrmida que sc sacara la mesa al patio. Se ingresaba a el por una puerta lateral del hall de distribuci6n ubicado al frcntc de la casa, a la que sc llcgaba lucgo de atravcsar un largo pasillo, ya queen la parte dclantera del tcrrcno sc ubicaban otras dos casas de similares caractcrfsticas. Dcsde d comcdor y wnbi~n dcsde cl hall sc accedfa a un gran patio lateral al cua1 ventilaban las habitacioncs, las que -- strd un tkmmto muy utii para ti pals• [fd.]. El informe rcmitido por el mayor Banj un afio dcspues, en octubre de 1928, scrfa aun mas halagiieiio ("Ha tvidmciado tn toda circunstancia SU txctkntt tsplritu tk trabajo
y un gran inttrls por todo aqueilo qut putda signi.ficar una ampliaciOn tk los conocimimtos llllquirUlos tkntro ~ su tsptcia/UlaJ y fomz tk ell.a. Por su bum crittrio, contracciOn al tstudio y amplios conocimimtos proftsionaks ha sido un colaborador inuiigmu, mtusiasta y tk gran tflcimcia. St ha tksnnpriiado a mttra satisfacciOn tki suscripto" [Id.]) y, dcspues de proponer a Lc6nidas Aniceto para un nuevo asc.cnso, concluirfa: "Su inttrwncion m ti informt producido por tsta ComisiOn sobre la organir.aciOn y sistnna tk trabajo tk la Coit ha rrveiado no solo muy buen tsplritu tk andlisis sino tambiln capaciJaJ para asimilar rdpU/ammu las observacionts recogidas durantt su ptrmanmcia m ti txtranjtr0. Strd un mantro muy utiiJ tk gran porvtnir" [Id.] Efcctivamente, cuando Lc6nidas Anic.cto rcgrcs6 al pals rccibi6 un nuevo asccnso y pa.s6 a rcvistar como "scgundo jefe accidental" de la fundici6n, con un salario de trcscientos veinticinco pesos. Este aumento, sumado a los ahorros derivados de su cstada en Connecticut (durance los dos aiios de pcrmanencia end cxuanjero rccibi6 un sobrcsuddo de ciento cinco pesos), lo dccidicron a embarcarse en la compra de la casa de la calle Argerich, su primera vivienda propia. La pasanda en Hardford y su destacado dcscmpcfio en la fabrica Colt rcdundaron para Le6nidas Aniccto en un crcciente prcstigio profcsional y social que, concretado en su flamante condici6n de propietario, sc proycctarfa en d barrio de las "casitas baratas" a traves de una soc.iabilidad dcsprejuiciada y cxpansiva. Teresa Galeano, en cambio, {ntimamente aliviada por rcgrcsar al pals (durance todo cl tiempo de pcrmanencia en Estados Unidos apcnas habla incorporado un puiiado de palabras dcl ingles y sc habfa mantenido dentro del drculo de relaciones limitado a las familias de los demas tccnicos y militarcs argentinos que compon{an la dclcgaci6n, sin cstablcc.cr otros vfnculos) tard6 en rcponersc de csos dos aiios de aislamiento. Modista diplomada, aunque sin ncc.csidad ccon6mica de ejercer su oficio, sc dcdicarfa dcsde que la familia sc instal6 en la calle Argcrcih a rcgentcar la casa, a supcrvisar a la empleada domestica, a vigilar al pcquefio Lc6nidas y a sw jaquccas, que la iban a ascdiar con indcscable frccuencia imprimiendo a SU caracter una impronta de parqucdad, distancia f fastidio que no ccdeda sino dcspues de muchos afios. Los logros profcsionalcs de su marido, entre tanto, continuaban. El informe de su superior inmcdiato corrcspondiente a 1930, que lo consider6 apto para un nuevo asccnso y lo calific6 con "Sobrcsaliente" en todos los items, consignaba a su rcspccto:
·Es una pmona prdctica y m ti putsto tk stgundo jeft ha puesto mucha mtrtfa y ha sabido acop/ar ttor/4 con prdctica J obuntr muJtados. £s muy utii por SUS conocimimtos UOrUOS
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especia/ir.aa'os" [fd.]. Un aiio despues, en noviembre de 1931, asccndi6 al grado de "auxiliar de tercera" y del cargo de "scgundo jefe accidental" pas6 al de "scgundo jefe a prueba". Si bien csta vez la nueva posici6n no sc tradujo en un aumento de salario, su nombramienco como profesor de Teorfa de la Fundici6n para scgundo y terccr afio de la Escuela de Mednicos del Ejercito, de la que el mismo habfa egrcsado una decada atras, le report6, ademas del prestigio propio del cargo doccnce, un ingrcso adicional de cien pesos mensuales. Por esos dfas Teresa Galeano le anunci6 un nuevo embarazo y ambos decidieron que si era una nifia llevarfa los nombres de la abuela paterna y de la madre, asl como d primogenico Uevaba los del abuelo paterno y dd padre. El 13 de junio de 1932 naci6 efeccivamente una nifia a la que llamaron, cal como cstaba prcvisto, Marfa Teresa. Los encomios que afio a afio rccibfa la foja de scrvicios del asccndente tecnico mecalurgico, entre canto, no cesaban: "Como jefo accuuntal lkl ta/In tk fonJicion St'
eksmipena satisfactoriammte. lime muy buena p"f>arrtciOn gmmzl. Es aaivo, inuligmu y laborioso" [fd.], habfa informado el director general de la fundici6n el 10 de noviembre de 1931. Poco tiempo despues, el 4 de febrero de 1932, sc lo confirmaba como scgundo jefe de raller, con lo que accedfa al grado de oficial 9° y sc elevaba su salario a quinientos pesos. Pero las aspiraciones de Le6nidas Aniceto Lamborghini no sc agotaban en los logros que iba obteniendo en su carrera; tampoco la familia colmaba todos sus dcseos. Es cierto que con el nacimiento de Marfa Teresa habfa empezado a concretar buena parte de lo que sc habfa prometido -profesi6n, prole, compafiera- quince afios atras, al tomar la dccisi6n de abandonar Bayauca y Lincoln para inscalarsc en Buenos Aires. Sinceramente orgulloso del hijo que crccfa sano y ya cstaba pronto a iniciar la escuda primaria, y al que ya sofiaba ingeniero, y de la hija que acababa de llegar, a la que no tardarfa en imaginar contadora, exitoso, cstablccido economicamente, inscalado en la casa de Argerich que pagaba con holgura y, en fin, respctado en todos los ambientcs que frecuentaba, donde sus lccruras y sus dotes de gran conversador lo distingufan, no era poco lo que, medido con los parametros que Cl mismo emplcaba para juzgar las rcalizacioncs ajenas, habfa logrado a los treinta y cinco afios. Ysin embargo, en este hombre que sostendrfa durance toda la vida habcrlo tratado a Roberto Arlt (aseveraci6n, por cierto, harto verosfmil: (c6mo suponer que Arlt no iba a interesarsc por la Fundici6n Esteban De Luca?}, anidaba una voluntad de realizaci6n artfstica a la que nunca renunci6 del todo y cuyo hito fundacional sc ubicaba en alg\ln momento impreciso de su juventud. Le6nidas Aniccto dccfa habcr escrico una novela. Es mas: sostenfa que la novela sc habfa publicado. En muchas ocasiones, preferencemente durance las reunioncs familiarcs, sus hijos Leonidas Canuco y Marfa Teresa lo cscucharfan referirsc al libro que, segun los dcslizamientos de la memoria inf.mtil de los hermanos, a vcces sc llamaba Mnnorias tie un pobrr hombrr y otras El hombrr que fracaso. A pcsar de ese dtulo tan desalentador, la novda habrfa pertenccido al genero sadrico,
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o a cualquier otro donde el humor descmpcfiara un papel preponderance, si es que habfa que dar credito al relato que trafa a colaci6n Le6nidas Aniccto cacla v~ que mencionaba el libro: en una oportunidad -aseguraba- el mismo habfa visto en un tranvfa a un hombre que lefa su novela sacudido por la risa. Este relato del hombre del tranvCa maravillaba a los niiios: mas alla de las condiciones literarias de su padre, lo verdaderamente sorprendente para ellos era que tuviera dotes humorCsticas. Y cs que la gravedad con la que Le6nidas Aniccto se habCa dirigido a sus hijos desde la mas tierna edad pareda incompatible con la autorfa de relatos hilarantes. La educaci6n que juzgaba debfa brindarle a los pcquefios, que relacionaba vagamente con el ideario sanmartiniano, solfa excluir las bromas y las risas a favor de lo que consideraba capital: el futuro, la realizaci6n personal. "Ser:is lo que debas ser y si no no ser:is nada", solfa repctir, sentencia que durance muchos aiios Le6nidas Canuto iba a relacionar con la ingenicrCa y Marfa Teresa con las ciencias contables. Este aspecto de la pcrsonalidad de Leonidas Aniccto serfa ficcionalizado con mano segura muchos aiios dcspues por su hijo mayor: Dios sabc que siempre he querido scr un hombre. Pero a mi progenitor le imponaba mas que fuera ingeniero y, mas aun, que lo fuera con dtulo. Recibido. Sc un ingeniero recibido y sew un hombre por afiadidura. Pero yo no querla ser un hombre por afiadidura. Yo querla. primordialmente, :scr un hombre. Reclbete de ingeniero y sew un hombre. (Que impona que lo seas primordialmentc o por afiadidura? Entonces, (cOmo sc lo hada cntcndcr? Rcdbctc de ingcnicro y parecctemc. Y en cl parcccrtcme scras disrinto, hijo. cC6mo hacertclo cntcndcr? (L Lamborghini, 1996: 11]
Seda equivocado atribuir esta aspereza en el trato a una carencia en el afecto. Antes bien, durance toda su vida Leonidas Aniceto fue un padre carifioso e, incluso, sobreprotector, aunque no pocas veces sus hijos no se enteraron, o se enteraron tarde, de csa indulgencia. Los modales castrenses, de todos modos, con su distancia siemprc algo teatral, sumados a las contradicciones inherentes a la propia instituci6n militar a la que pcrtenecfa desde los diecinueve afios, no podfan sino imprimir huellas indelebles en el caracter del tecnico asimilado al Ejercito. Buena prueba de ello es el trato -tan parecido al que dispensaba a sus hijos- que desde su puesto en la fundici6n Esteban de Luca daba a sus subordinados. Siempre dispuesto a alentar a los que vela capaces y voluntariosos, partidario de fomentar la iniciativa y la responsabilidad de todos los que
crabajaban bajo sus direccivas, reaccionaba con vehemencia cuando consideraba que la confianza que habfa depositado en el personal habfa sido defraudada. Baste consignar, a modo de ejemplo, la sanci6n que recibi6 el 28 de julio de 1936 ("St k llama la atmcwn tkbimdo procedn con mayor tacto y sertnidad en ti trato con sus subordinados" [Arch. Direcci6n de Fabricaciones Milicares]), episodio ciertamente inusual (no debe de ser frccuentc quc milirares de carrera pidan "tacto y serenidad" en el mando a un civil asimilado) que nos proporciona una idea de la severidad de su talante. Como contrapartida, el 25 de marzo de 1938 recibi6 quince dias de suspcnsi6n "por tlevar ti
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reclamo tk sue/dos tk varios operarios" [fd], lo que constituye una buena mucstra de su pcrfil moral, no pocas veccs concradiccorio pero siemprc principista. En cualquicr caso, la circunstancia de que, a pcsar de cstas sancioncs, y de otras menorcs aunque rclacivamentc numerosas, Lc6nidas Aniccto haya rccibido de manera constance las mcjorcs calificaciones, asccndiendo sin pausas en cl cscalaf6n tanco durance los gobiernos radicales como durance los militarcs y los conscrvadorcs, habla de la calidad profcsional de cste tecnico mecalurgico que Ida y trad.uda tcmas de su cspccialidad en ingles, frances c italiano y que, en cl cenit de su carrcra, llcgarfa a scr
asesor del General Savio. Ciertamente, no era en esos afios un "hombre que fracas6" ni, mucho menos, un "pobre hombre". En lo quc rcspccca a la novcla, y a pcsar de las rccurrcncias del relato paterno, ni Lc6nidas Canuco ni Marfa Teresa vicron jamas un ejemplar, por lo quc su cxistencia lcs rcsulc6 siempre problematica. Lo quc sf vicron y vivicron durante afios fuc la tcrtulia liccrario-filos6fica quc, para desplegar sus apuncadas cualidadcs de gran conversador -o para hablar de la novcla-, su padre presidia en la casa de Villa dcl Parque dcsdc poco dcspues dcl nacimicnco de la nifia hasta quc la familia dcjara la casa de Argerich. Fucran cualcs fueran los mocivos que llevaron a Le6nidas Aniccco a .rccibir regularmcncc a una hcterogenca concurrencia quc en ocasioncs dcsbordaba las posibilidadcs dcl mobiliario, lo cierco cs quc cl anfitri6n sicmprc lograba, a pcsar de la prcscncia de docenccs, profcsionalcs y, en general, de pcrsonas cultas, informadas y de buen tono, convercirsc en cl ccntro de la reuni6n, liderazgo quc s6lo consenda dcclinar de canto en tanto a favor de su amigo y vecino Roberto Alamprcsc, maestro de scxto grado de la cscuela publica de Arcigas y Mor6n quc vivfa con su hcrmana Amanda y la madrc de ambos enfrencc de la familia Lamborghini. El csccnario de aquella terculia era una gran biblioceca con vitrinas quc ocupaban trcs paredcs de la sala cuya ventana daba a la callc Argcrich, donde Lc6nidas Aniccco acesoraba, ademas de los libros de su cspecialidad, volUmcncs de hiscoria, polftica, liceratura y filosofla. En aquella bibliotcca de la sala convivfan los nacionalistas dcl momcnto oomo lrazusta, lbarguren o Ramon Doll con los novelistas rusos del siglo XIX y cl Siglo de Oro cspafiol; las cdicioncs de lujo de los poctas gauchcscos con los rusticos cjemplarcs de la editorial Tor; Sarmiento con Fray Mocho, Martel con lngenieros, Cambaccrcs con Lugones, Almafuerte con Ricardo Rojas y Cane con Payr6, encrc muchos otros mas. En cl estante superior de la biblioccca, al que habfa que acceder mcdiance una pcquefia cscalera, sc cnconcraban los libros que Lc6nidas Aniceto juzgaba, por alguna raz6n, inconveniences, y, a pesar de que la dcscinataria cxplkita de csa prohibici6n era Marfa Teresa, la circunstancia de que la misma hubiera sido formulada mucho antes de que la nifia aprendiera a leer o, incluso, de que cuviera altura suficicnte para alcanzar el primer estante de la biblioceca, hizo comprender al rcsco de la familia cl caniccer general dcl anacema. La prohibici6n, de codos modos, pronto sc moscr6 casi dcl todo inneccsaria. El primogenico Lc6nidas* se sirvi6 de la cscalerica en cuanto su impaciencia adolescence • En lo succsivo se mcnciona a Leonidas Canuto Lamborghini simplcmcntc como "LeonidasM.
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asf sc lo dicc6 y, sacisfccha su curiosidad, dcj6 de haccrlo; Teresa Galeano, a su turno, esboz6 una debil procesca por la cxiscencia misma de esos libros aunquc sus jaquecas, o cl cuidado de los hijos, o su sincero desinceres, mocivaron que jamas abriera ninguno de ellos. Marfa Teresa, en cambio, aceptarfa la incerdicci6n paterna con amor y convicci6n, a pesar del desconcierto que debi6 de haberle provocado enterarsc -por una confidencia de Le6nidas hijo, por un descuido de Lc6nidas padre- que entre los volumcncs prohib.idos sc encontraba uno ticulado Memorias de una princesa rusa. Que una princcsa evocara cosas "indecentes" -cl cermino, cal vcz, sc lo hubicra cscuchado a su madre- debi6 de intrigar soberanamente a la nifia que, no obscante, preferirfa convivir con csas dudas durance toda la infancia antes que exponer a los mayores el mocivo de su perplejidad. Volvicndo a la tertulia, que ante la curiosidad asombrada de sus hijos, la indifercncia scrvicial de su esposa y la expansi6n, a veccs grandilocuencc, de su propia ansiedad, Lc6nidas Aniceco mantuvo viva durance muchos aiios, constituy6 sin dudas una cifra del apogco y la declinaci6n de este hombre polifacecico que alccrnaba su cscado cuasi milicar con su interes por la literatura como si hubiera querido cumplir estrictamente su d~cino honrando de manera pareja al signo de las armas que evocaba su primer nombre y al de las letras que brillaba en el segundo. Esc cquilibrio, o esa tensi6n, de codos modos, no podfa prolongarsc dcmasiado y cuando en 1935, en una decisi6n tal vcz algo apresurada, Lc6nidas Aniccto dccidi6 dejar la "casica barata" y rcgresar al sur de la ciudad, la terculia qued6 clausurada para siempre. Yes quc conforme iba asccndiendo en la fundici6n De Luca -en 1935 ya era oficial 7° con una remuneraci6n de seiscientos pesos- las exigcncias de su crabajo se incremencaban a la par que disminufan sus horas de descanso. Considerando quc el viaje desdc Villa del Parq~e hasta el taller acorcaba aun mas cscas ultimas, puso en alquiler la casa de la calle Argerich para alquilar a su vez el departamento 9 de Solfs 1529 en el barrio de Consticuci6n, muy pr6ximo a su lugar de trabajo. Pero el alivio que signific6 para el la circunscancia de vivir ccrca de la fundici6n cenfa su enves en el encicrro que para su familia, acostumbrada al patio trasero, a las amplias habicaciones y a la tranquilidad casi pueblerina del barrio de las "casicas baracas", implicaba el departamento de Conscicuci6n, sobre todo durance el verano. Para compensarles cste malestar, Lc6nidas Aniceco dccidi6 enconces que llegado el mes de dicicmbre, una vcz terminado el ciclo lcctivo, Teresa Galeano viajarfa con los ninos a la ciudad de Necochea para disfrutar del sol y la playa. .e.1 se les unir{a unos dfas antes de la Navidad para qucdarse con ellos hasta mediados de enero, momenco en que recornarfa solo a Buenos Aires para reinccgrarse al crabajo miencras su familia segufa en la costa hasca el mes de marzo cuando las obligacioncs escolares de los nifios impusieran el rcgreso. Las razones por las cuales Leonidas Aniccco eligi6 Necochea para aquellas primeras vacacioncs quizas fueran puramente azarosas, pero lo cierco cs que desde esc verano de 1935-36 en el que la familia sc aloj6 en el hotel Bell Mar, ubicado en el 364 de la Avenida Abasolo, a cuacro cuadras de la playa, cscablecerfa con el balneario una relaci6n que SC iba a prolongar por mas de veinte afios. 37
Por aqud entonccs Nccoc:hca progresaba sin urgcncias. Todavla no sc babfan afumado las arenas de la zona sur con la crcaci6n de "Fl Bosque• (d Parquc Lillo). quc sc comenzaria a forcstar en 1948, pcro la ciudad ya mostraba, bicn quc de mancra provinciana e incipience, csc cosquillco cosmopolita, apcnas pcrccpciblc pcro inncgahle, quc tienen los pucrtos. La diagonal Adantica. que vcnfa dcsdc d ccnuo de la ciudad atravcsando su cwdricula lucgo de abrirsc de Alsina, la avcnida principal, para dcscmbocar en la Avenida Abasolo, sc babfa asfalcado en 1926, y d pucnte colgante sobre cl rio, que unfa Necochea con la ciudad de Qucquen, sc babfa inaugurado en 1929. En cse mismo afio comenz.6 a funcionar cl imponente Hoed Royal, cl primer odificio de altos de la ciudad, ubicado en la Av. Coscanera y A Butty, una.s cuadras al sur dd hoed Bell Mar. En 1931 sc habfa inaugurado en cl ccntro de la ciudad d Cine Tcatro Paris, en cuyas instalacioncs cant6 Gardcl en 1922, y tambien cl primer colcgio sccundario, d Nacional "Jo~ Manud Estrada". Por csc entonccs comenz6 a transmitir LD4 Radio America, justo a ciempo para anunciar la llcgada dcl Astrida, de bandera belga, primer barco de pasajeros que arribaba al puerto de ultrarnar de Nccoc:hca. La Villa Ofaz Velcz, cl barrio donde cstaba ubicado el hotel Bdl Mar, alejada dcl ccntro de la ciudad unas treinta cuadras y que databa de 1902, rccibi6 un renovado impulso edilicio con cl proyecco dcl Parque Lillo. Asf, de scr una zona habitada exclusivamente durance los meses de verano, poco a poco los grandcs hotclcs y las grandcs casas de los turistas mas pudientcs comenzaron a verse rodeadas de construcciones mis modcstas que otros curistas de menores rccursos comenzaron a edificar. Con cl tiempo, tambien algunos necochenses sc animaron a alejarsc dcl ccntro tradicional (orientado mas hacia cl rfo Qucquen que hacia el mar, cuyos vientos y areniscas, sobre todo durance cl inh6spito invierno, los fundadorcs habfan querido evitar) para instalarsc con SUS familias en la Villa Ofaz v elcz. Cuando la forestaci6n todavfa era un proyccto y a partir del conscjo de algunos de los turistas que todos los afios sc alojaban en cl Bell Mar, Lc6nidas Aniccto consider6 que tambien el podfa aventurarsc a comprar, en cuotas, un chalet en la zona dcl hotel. No prcvi6 entonccs los rigorcs dcl invierno, ni la lejanfa dcl ccntro de la ciudad, ni la oscuridad de sus callcs, apenas afirmadas, ni la soledad de sus noches puesto que sc crataba, a fin de cuentas, de una vivienda que la familia s6lo habitarfa durante los veranos. Prescindir durance csos meses de algunas de las comodidades de las que disfrutaban en Buenos Aires -pens6- constituirfa apenas una pcquefia privaci6n para la
quc cl mar y la playa resultaban compcnsaci6n mas quc suficientc. El chalecito que Le6nidas Aniceto compr6 a credito estaba ubicado en Amadeo Munoz y A Bucey bis, una pcquefia cortada a unas scis cuadras dd hotel Bell Mar y a tan s61o cuatro del terreno donde mas tarde iba a erigirse cl vivero con cl que comenzarfa cl proyectado Parque Lillo, que se irfa extendiendo hacia cl sur a medida que avanzaran las expropiaciones y la forestaci6n. Se trataba de una sencilla edificaci6n de paredes blanqucadas y techo de chapa, construida en la esquina noroeste, a la que Lc6nidas Aniccto, tal vcz recordando aquella ampulosa declaraci6n estampada por su
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hermano Renato en la cocina de San Antonio de Padua, bautiz6 con cl nombre de Ergo Sum, leyenda que hizo inscribir en la entrada de la casa con letras de metal. El dcsahogo quc significaban estas vacaciones no impidi6 que al rcgrcsar a Buenos Aires los nifios siguieran afiorando cl barrio de las "casitas baratas". Lc6nidas Aniccto revi6 entonccs su anterior decision y sc resign6 a rctomar los largos viajes hasta la fundici6n en bien de la comodid!ad de su familia. Asf, en 1937 aprovcch6 d vencimiento de los contratos para despcdir a sus inquilinos y dejar d departamento de Constituci6n, con lo cual la f.unilia volvi6 a instalarsc, satisfccha, en la casa de la calle Argerich, alivio y bienestar que, sin embargo, no pusieron fin a las prolongadas vacaciones en Necochea, quc originalmente habfan nacido para mitigar la scnsaci6n de agobio que a todos produda d dcpartamento de la calle Solfs y que, desde enconccs, pasarfan a constituir, ya sin cxcusas, la holganza que se permida una familia de buen pasar. Es probable que esta coscumbrc sc haya intcrrumpido en cl vcrano de 1940 pucsto que Teresa Galeano, entrada ya en su cuarta dccada de vida y con un embarazo, que dificilmentc escuvicra prcvisto, llcgando a su scxco mes no debfa de enconcrarsc en condicioncs de andar corriendo por la playa acras de los pequefios Lc6nidas y Marfa Teresa, aun cuando contara con la ayuda de la empleada domestica. Despues dcl verano, cl 12 de abril, naci6 un nifio al que sus padres llamaron Osvaldo Vfctor.
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3.
Cuenca [1946-19471
Trccc afios mcnor quc su hcrmano Lc6nid.as y scis quc su hcrmana Marfa Teresa, Osvaldo parcda habcr llcgado tardc induso para csa costumbrc tan arraigad.a por cntonccs de cvocar en los nombres de los hijos a los padres, dos o abudos. Micntras quc su hcrmano, al quc apodaban "Poli", sc llamaba Lc6nid.as como su padre y Canuto como su abuclo y su hcrmana -"Chichita" para la familia- sc llamaba Marfa como su abucla y Teresa como su madrc, el, a quicn todos llamaban "Ncgrito", llcvaba un nombrc quc no rccohoda un solo antcccdcntc familiar y cuya clccci6n por partc de sus padres no pucdc explicarsc sino por la circunstancia de quc sc trataba, cntonccs, de un nombrc en boga, a punto tal quc cuando ingrcsara a primer grado lo cornpanirfa con tres de sus compancros de dasc. Quizas para corrcgir aqucl dcsvfo, o por cl especial afccto quc Lc6nidas Aniccto profesaba por su hcrmano Pitoco, al "Osvaldo" sc le ados6 un "Vktor" quc aludfa a su do y, de alguna mancra, lo amarraba a la familia. Como si quisicra rcforzar cstc v{nculo yen franco contrastc con su hcrmano, quc durantc toda la vida ocult6 cclosamcntc su scgundo nombrc, el firm6 durantc muchos aiios "Osvaldo Vfctor" c incluso, durantc su primcra juvcntud, como "Vktor" a sccas. · Dcmorado para la saga onomastica, arribado a la familia cuando los mcjores brfos de Teresa Galeano habfan quedado accls, el pcquciio tambien habfa llcgado tardc para los rigores y los desvclos de su padre quien, absorbido por su descmpcfio en cl Ejercito primcro y por sus cmprcndimientos indepcndicntes dcspues, fuc resigna.ndo paulacinamcntc la vigilancia y cl cuidado dcl niiio rcnunciando tambien a imponerlc por s{ mismo las scver{simas normas que habfa inculcado a sus dos hijos mayorcs. As{, micntras Lc6nidas Aniccco dedicaba las pocas cncrgfas quc podfa rcscrvar para su familia a los entredichos cada ve:z. mas intensos quc, por mocivos cotidianos o idcol6gicos, mancenfa con su hijo mayor, estc iba ocupando naturalmente para el pcqucfio cl lugar que su padre dejaba vacantc. Pero Poli, ya por sus cscudios, ya por su cada ve:z. mas fucrtc dcsco de cmancipaci6n y sus consccucnces cnsayos laboralcs, ya por el crccicntc dcscncucntro con su padre quc sc accncuarfa cuando, de mancra simulcanea, lo ganara la pasi6n por el pcronismo y la pocsfa, faltaba de la casa casi canto como aquel, de mancra quc el nifio sc cncontraba la mayorfa de las vcccs rodeado de mujeres: su madre, su hermana, la da Elsa (una joven hcrmana de Teresa Galeano quc vivi6 durance algunos afios con la familia y que despcrtaba en cl niiio una intcnsa atraccion, a punto tal que en alguna ocasi6n se filtr6 de nochc, furtivamente, en su lecho, cravesura o indinaci6n por la quc fuc rcprendido con acricud), la emplcada domescica, alguna vccina como la scfiora Alamprcsc y su hija Amanda, sus das Aurora, Kika y Mary o sus primas Marfa Elena, Renata y Liliana. 40
Esta profusi6n de figuras femeninas, que con sus solicitudes y ternczas hadan contrapunto con la actitud scvera y a la vez distante de su madre, no lograban compcnsar del todo los sobrcsaltos que en ocasioncs le deparaba al pcqucfio aquel talante de Teresa Galeano. Un recuerdo dcsapacible de csos dfas que no lo abandonarfa nunca cs d de csa tarde en la que, eras un paseo, sc detuvieron en una confiterfa a tomar un refrcsco. Excitado por el colorido del vcstido que llevaba su maclre, el nifio se habfa incorporado por encima de la mesa para tocar la tela y, al hacerlo, volc6 las bebidas sobre la prenda. Teresa Galeano, sorprendida por el incidence, empapada, aparcntemente no pudo evitar que por un instance su mirada sc endurec.iera mientras que, con palabras que no solla emplcar y que incluso habfa vedado emplcar a sus hijos, se quejaba no de la indisciplina del pcquefio sino de su estolidez. Ciertas restricciones, no siempre razonables, impucstas a sus movimientos, por fin, tambien dejarfan una huella importance en su memoria y las sensaciones vividas tras la puerta enrejada que clausuraba el pasillo lateral de la casa ~e la calle Argerich volvedan a visitarlo una y otra vez. En las siestas de Villa del Parque, cuando Teresa Galeano sc recostaba para recuperarse de las labores de la mafiana, para reponersc de alguna jaqueca o para soportar mejor los rigores del verano (o del invierno: ambas cstaciones la fastidiaban por igual}, la puerta enrejada era el limite hasta cl que le era permitido aventurarsc, aun cuando los chicos del barrio lo llamaran desde la calle para que saliera a jugar y corretear con ellos, requisitoria que, por su reiteraci6n, pareda derivarsc menos dcl dcsco de disfrutar de su compafifa que dcl de mortificarlo. Esta severidad de Teresa Galeano no ccdfa ni siquiera ante los pcdidos de su hermana Vica, tambien madre de varones aunque, es cierto, algo mayorcs que Osvaldo, a los que conccdfa amplfsimas libercades que, ascguraba, habfan resultado muy beneficiosas para la maduraci6n de sus hijos. El viaje a Ciudadcla en compafifa de su madre para devolverles las visitas a la tfa Vica, entonccs, era para el pcqucfio Osvaldo un ligero desahogo ya que, encontrandosc en casa ajena, su madre no podfa ncgarle permiso para salir a jugar a la calle con los otros chicos. Esc viaje, sin embargo, era tarnbicn una aventura temida porque las corredas y las bromas de sus primos mayores parcdan demasiado osadas e inquietantes para su corta edad. El fin de esta primera infancia coincidi6 con el abandono de la "t:asita barata". Si bien Le6nidas Aniceto continuaba ascendiendo en el cscalaf6n y, por tanto, regularmente recibfa una mejora en sus ingresos, a fines de 1945, yen virtud de un movimiento financiero que nunca qued6 suficientemente claro para la familia, malvcndi6 la casa de Argerich y alquil6 la vivienda de Cuenca 1144. Como habfa ocurrido diez afios antes con el traslado al barrio de Constituci6n, la mudanza arroj6 un saldo negativo para la familia. La propiedad, si bien confortable, carcda de la discreta belleza de la casa de Argerich y su localizaci6n, aunque pertcnccicnte al mismo barrio3, desmejoraba notablemente en la medida en que sc alejaba de la estaci6n de Villa del Parque, el sector mas dcsarrollado de la zona. Se trataba de la vivienda del frente de una propiedad horizontal que tenfa codas sus habitacioncs en la planta baja, raz6n por la cual algunas eran sumamentc oscuras; en la planta superior habfa solamente una gran terraza y el cuarto de scrvicio. 41
A pcsar de la mudanza, Teresa Galeano consider6 convenience que su hijo menor estudiara en cl mismo lugar en cl que lo habfa hecho su hermano, por lo que lo inscribi6 en la escucla n° 12 "Jorge Newbery", ubicada en la calle San Blas 2962, a unas pocas cuadras de la calle Argerich, donde cl 15 de marzo de 1946 inici6 su instrucci6n primaria. Pocos dlas antes, en febrero, Per6n se habla impuesto en las clecciones presidenciales a la f6rmula Tamborini-Mosca. Empezaba otro pals. El traslado de la casa de Argerich a la de Cuenca, los temorcs propios dcl inicio del ciclo cscolar, las ausencias cotidianas de Poli que ya no rcgrcsaba al mccliodla confluyeron para. acentuar en OsValdo un tempcramento tfmido y retrafdo. La da Elsa ya no vivla con ellos, su padre, que habla sido designado ascsor dd general Savio, pareda mas ocupado que nunca, su hermana Marla Teresa comenzaba csc afio la escucla secundaria en cl instituto "La Virgen Nina" de Villa dcl Parque, todo lo cual hada que cl nino pasara la mayor parte dcl tiempo con su madre, que no era quicn mas lo consenda y que ademas habla marcado llmites en las efusiones carinosas que Clofe, la empleada domestica, estaba autorizada a descinarle. Con csc animo iba a cncontrarlo cl dla en quc, de pantalones cortos y tiradores, zapatos brillantes, camisa blanca, corbata oscura, guardapo.lvo almidonado y rcluciente y cabcllo alisado a la gomina, llcg6 a la cscucla 12 de la mano de su madre para iniciar su primero grado inferior. Scguramcnte los temores propios dcl momcnto hicieron quc la macstra quc se accrc6 para animarlo a desprendcrse de la mano de su madrc aparccicra, ante los ojos dcl nifio, dotada de una belleza y una bondad singulares. Era la senorita Elvira de Figueroa Castex y habrla de ocupar un lugar imborrable en su mcmoria, canto por la dulzura de aquelia mirada y de aquellas palabras con las quc debi6 de pcrsuadirlo de entrar a la escucla cuanto porque le causarla la primera gran deccpci6n de su ciclo escolar: con inocultable desaz6n iba a comprobar enscguida quc su macstra no scrla ella, quc tenla a cargo la divisi6n "A", sino la senorita Marla Alcira Siffredi, quc era la cncargada de primero inferior "B", dondc el habfa sido inscripto. La escucla Jorge Newbery contaba con una poblaci6n compuesta principalmcnte por hijos de obreros; muy en scgundo termino, habla hijos de cmpleados, aunquc en general sc trataba de familias de bajos ingresos y, en algunos casos, ccrcanas a la indigcncia. Muchos de los nifios de los grados supcriorcs realizaban por la manana algl1n trabajo; era frecuente que sc ocuparan del reparto de verduras, leche, productos de granja o hielo, tarea que desempenaban normalmcntc en un carro tirado por un caballo al que estos nifios deblan cuidar y alimentar. Como a la escuela concurrlan principalmente nifios proveniences de barrios, aunque lindcros, mas humildes que el quc habitaba la familia, y la mayorla de los que vivlan en el asisdan a cscuclas situadas en barrios mas favorecidos quc el propio, Osvaldo se cncontraba ligcramentc dcsacomodado respccto de la mayorla de sus compafieros. Por algunas de estas razones, seguramente el pequefio repar6 en las diferencias cntre su atuendo nuevo, holgado y siempre impecable con las pobrlsimas ropas quc vestfan la mayorla de los otros.ninos, muchas veces uno o dos talles mas chicos quc cl que hubicra correspondido y casi siempre gastadas cuando no rafdas. 42
Eran los aflos del primer pcronismo y la cscuela comparda su influjo sobre las vidas de csos sectorcs bajos y medios con la de la Unidad Basica, flamante instituci6n que empczaba a constituirsc end lugar donde, a cambio de lcaltadcs vastas y difusas, sc podfa solicitar y obtener una variada gama de socorros. Esta conjunci6n entre la cscuda y la Unidad Basica sc hada cspccialmente notoria durante cl fcstcjo de las fcchas patrias, en las que un verdadero carnaval cclebratorio y organizativo sc apoderaba del barrio y hada que cl trayccto entrc la cscucla 12 de San Blas y Juan B. Justo y la Unidad Basica de Indio entrc Vilardeb6 y Uavallol sc viera literalmente rcbasado por una multitud
compuesta de vocales de cooperadora, feligreses de las parroquias cercanas, incipientes caudillos de barrio y un sinnumero de comedidos entrcgados de Ueno a los preparativos de csas jomadas en las que la exaltaci6n dcl pasado quedaba algo cdipsacla por la apotcosis de un presence que, en csos dfas, parcda eterno. En aqucllos dw de fiesta cl barrio sc transformaba: sc cortaban calles, sc SCfVia chocolate, sc rcgalaban golosinas, sc tocaba mlisica, sc saludaba a los desconocidos, sc hablaba a los gritO·S. la CCrtC7.a de que SC viv{an jornadas tantO 0 mas grandiosas que las que sc conmemoraban cl 25 de mayo o cl 9 de julio, que sc propalaba sin dcscanso por la radio, tambicn sc alentaba, en voz mas queda, en las aulas a partir dcl dcscubrimiento de algtin polfrico genial: si dcsde que exisda la instrucci6n publica sc procuraba inculcar a parvulos de scis o siete afios ideas tan abstractas como las de indepcndcncia, patria, libcrtad y similarcs, (por quc no proponerlcs, ademas dcl crucc de los Andes, la crcaci6n de la bandera o cl Congrcso de Tucuman, la rcdacci6n de trabajos cscolarcs en torno a temas talcs como "El Plan Econ6mico Nacional", "Las Veinte Verdadcs dcl Justicialismo", "Fomento de la Producci6n Agropccuaria", "Gas para cl Pueblo", "La Casa de la Moncda" o "Prestamos de Fomento Minero"? Quiencs conscrvan los cuadernos de aqucl primer grado de 1946 pucden dar cuenta de que en la cscucla Jorge Newbery sc puso en practica con particular cclo cste criterio pcdag6gico. Prcvisiblcmentc, en las scmanas prcvias al fcstcjo la cscucla rdajaba su scvcra normativa. El dfa scfialado sc entonarfan cancioncs alusivas, sc dcclamadan pocmas, sc rcprcscntadan las gcstas patri6ticas, todo lo cual exigfa largas horas de ensayos y prcparativos por lo que, a cualquier hora, sc podfa ver c6mo los alumnos circulaban fuera de las aulas sin guardapolvo o los maestros postergaban la lccci6n para controlar los detalles de un disfraz. Paralclamente a las actividadcs conmemorativas, donde la cscucla jugaba un papcl preponderance, la Unidad Basica organizaba las de rccrcaci6n como las carreras de embolsados, de bicicleta y de sortija, cl dcsfile de gauchos a caballo o la actuaci6n de alglin cantor. Tambicn cstaban a su cargo la fogata que soHa arder en la cuadra de tierra de Tokio entre Indio y Alvarez Jonte y cl partido de fUtbol entre "Canillita", credito dcl barrio, y alglin cquipo invitado, que sc disputaba en cl potrero que delimitaban las callcs Alvarez Jonte, Oran, Santo Tomey Joaquin V. Gonzalez, al que los vecinos Uamaban "las canchas de Terrabusi" y donde cl publico, a falta de otra dcmarcaci6n, ddimitaba con su cuf6rica prcscncia el pcrimetro de jucgo.
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Osvaldo no cenfa otra inccrvenci6n en cstos fcstejos que la dcriv:ada de sus obligacioncs escolarcs. A las fies.ta.s callejeras, en cambio, no podia asistir (como s{ lo hada, con gran concenco, su hermano mayor) pucsto que cl accndrado antipcronismo de su padre sc lo vcdaba. Su panicipaci6n, en consccuencia, sc limitaba a contcmplar dcsde la tcrrai.a de la casa de la calle Cuenca cl paso de los cidista.s con sus ajustados trajcs mulricolorcs, las piernas lisas y lustrosas, cl cuerpo indinado contra cl viento, o cl andar de los caballos que los gauchos disfraz.ados hadan caracolcar sobrc cl empcdrado dd barrio. En cuanto a su dcsempcfio cscolar, las planillas de calificacioncs que aun sc
conscrvan en la escuela Jorge Newbery dan cuenta de que acraves6 el ciclo primario sin mayores sobresaltos, cal como lo atestigua un lac6nico "suficiente" en todas las asignaturas, avaricia cvaluaciva que no refleja su prcdisposici6n para cl dibujo (sus padres, a instancia:s de Poli, desde los siece afios hab{an dispucsto que tomara clascs con una profcsora particular), asignatura en la que algunos de sus compafteros, como Bertolo o Acevedo, recibieron "muy buenos" y "sobrcsalientcs". A pcsar de que las enscfianzas de su profesora particular no lo hicieron dcscollar en la cscucla, en csos afios su entusiasmo por cl dibujo tuvo cierta importancia e incluso lo llcv6 a exponer junco a otro nifios en la Mucualidad de Estudiantcs de Bellas Artcs un trabajo (sc trataba de un rccraco al 6lco de su hermano Lc6nidas). Esa exposici6n, que cuvo una moderada crasccndencia al punco de que algr enfermedad que por esos dCas comenz6 a tomar Le6nidas Aniccto. Y contra I.a explicaci6n familiar, el fragmento transcripto parecc relacionar la compra fraudulenta que sostiene esta versi6n, operaci6n ilegal a la que da por efectivarnente rcalizada, con el proyecto de fabricaci6n de tanques. No hay que perder de vista, sin embargo, dos circunstancias: por un lado, la deliberada ficcionalizaci6n que Sebrtgondi se exce~ podrfa estar haciendo de un hecho tan traumatico para la familia; por otro, las trampas que un recuerdo de primera infancia pudo tenderle al propio autor. En cualquiera de los dos casos, el "sabio cxpatriado" del texto se parecc notablemente a Ronald Richter, aqud impostor que dej6 en ridkulo a Per6n, episodio que no ruvo lugar en 1947 sino en 1952, aunque tambien a un fa1so ingeniero polaco que engan6 a Savio por esos afioslO. En lo que sl coinciden plenamente la versi6n familiar y la que nos proporciona Sebregondi se exceek es en el efecto devastador que la salida de Lc6nidas Aniccto del Ejercito tuvo para la economfa de su familia. Mientras la creciente inflaci6n erosionaba sin pausa el impone de su jubilaci6n, el pequefio taller textil que instal6 en Mataderos -y en cl que habrCa invertido gran parte de sus ahorros-- insinu6 enseguida una pcrspectiva de crecimiento que, lejos de otorgarle un respiro, demand6 aun mayores inversiones, es dccir, mayores privaciones y pcnurias. De esos anos sus hijos guardarfan los peores recuerdos: Marfa Teresa iba a recordar por mucho tiempo que, alguna vez, ante la necesidad impcriosa de haccr frente a una deuda menor, su padre tuvo que sacrificar buena parte de su biblioteca; Le6nidas se empcfiarfa en olvidar la venta de su bicicleta. En Osvaldo, en fin, quedarla para siempre la huella de que en esos dCas la familia estaba siendo cxpulsada de un paralso al que el habla llcgado demasiado tarde. El crecimiento ilusorio del taller textil, entre tanto, demand6 su traslado a Villa Lynch y la incorporaci6n de un socio capitalista. Tambien aqul la versi6n familiar sostiene que cl tal socio --Ocl que s6lo se recuerda un apcllido: L6pez- result6 un estafador y determin6 que, a dos anos de iniciada, la expcriencia industrial de Lc6nidas Aniccto concluyera para siempre. Con la jubilaci6n como unico ingreso, la manutenci6n de la familia se fue haciendo cada dfa mas difkil. Cuando la situaci6n se torn6 ya insostenible, Lc6nidas Aniccto se
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dccidi6 -en rcalidad sc acogi6 a la ultima scguridad que le qucdaba- por una salida que lo habfa rondado en los momentos de mayor angustia e inccrtidumbre: todavfa contaban con la casa de Necochea. Habl6 entonccs con su hermana menor, Marfa Angelica, que con su familia buscaba una casa para alquilar y accpt6 qucdarsc en la de Cuenca, y le transfiri6 cl contrato de alquiler para, sin darle tiempo a su mujcr ni a su hija para pensarlo, ni a Osvaldo para despedirse de sus compaiieros y maestros, sc present6 en la escucla 12 y pidi6 cl pasc de su hijo. Era cl 28 de mayo de 1952. El 2 de junio Osvaldo ya figuraba como alumno de la cscucla n° 28 de la Villa Diaz Velcz que, situada tres cuadras al Este de Ergo Sum, estaba practicarnente en la playa. En cl libro de matrlcula de la escucla, ademas de los datos de Osvaldo qucd6 cl testimonio de la rcsignaci6n de su padre: alH se lo registraba como "jubilado". Estrictamentc hablando, no sc faltaba a la verdad; sin embargo, la anotaci6n, rcflejo de la respucsta brindada por Lc6nidas Aniceto o por su mujer a las autoridades de la escuela, dejaba lac6nica constancia del fin de sus ilusiones y de sus emprcsas. Tenfa 54 afios. Ahora sf era, finalmente, "El hombre que fracas6". Escucla dcsconocida, casa conocida pero extrafia a fucrza de la ventisca de arena, dcl frfo pcnctrante ni siquiera sospechado en los veranos, del ambiente familiar enrarccido, a cal punto quc paredan ser otros los que antafio veraneaban desprcocupados en la misma Villa Dfaz Velez, sc tradujeron para Osvaldo en sentimiento de cxtranjerfa, en soledad, en replicgue sobre sf mismo, en dolor por la scparaci6n de su hcrmano Lc6nidas Canuto, que permaneci6 en Buenos Aires, en nostalgia por cl biencstar perdido. Nucvos compafieros, nucvos maestros y nuevas inquietudes, todo ello suptado al malestar familiar derivado del fracaso paterno y de su, ahora sf definitiva, resign~ci6n. Golpe a SU tcmperamento taciturno, el traslado fue probablemente para el un buen ensayo para posteriores dcsarraigos. Atras quedaba aquella fotogra.ffa solcmnc y almidonada de la primera comunion o csa ocra de algiln carnaval en quc visti6 un disfraz de pistolero. En Necochea, de todos modos, lo espcraba otra fotografla en la que, junto a su madre, su hermana y una amiga de la &milia junco a su hijo, posa frente a Ergo Sum. Tomada quiza algun tiempo dcspues del traslado definitivo de la familia a la ciudad balnearia, la desgarbada androginia de su figura parccc marcar cl momento cxacto en el que la nifiez cedfa paso a la adolcscencia. Acras quedaba, por fin, perdido en la contratapa de cse ejemplar de El hulsped y la melanco/14 de Ricardo Molinari [Molinari, 1946] que Poli habfa regalado en 1950 a su hermana Marfa Teresa en ocasion de sus dicciocho afios, cal vez olvidado en la dcvastada biblioteca de la casa de Cuenca, cal vez acarrcado entre las pcrtenencias que la familia traslado a Necochea, el rcsultado de sus primeros intentos en cl terreno de la pocsfa. En aquella contratapa, probablemente motivado por los versos de Molinari o, quiz.a, por la dcdicatoria de Poli a Chichita ( ·~ tu pie/ bim tirante I oh, castidtzd lucimte I 18 anos· [Arch. Pers. En fotocopia]), Osvaldo esboz6 el que es, hasta cl momento, el primer escrito suyo del que ~ tiene noticia:
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Trcs vcccs en la nochc sonaron las campanas micntras mi Infancia recorda ticrras cxtratias. Porquc todavfa, todavfa, mi lnfancia vicnc a buscarmc con un galope ci;i las picrnas y en sus labios una sonrisa salvajc. Cuando anda por ciudadcs, para quc no la vca la gcntc, mi Infancia, sc disimula en cl dcmonfaco airc. Porquc clla cs rnuy linda muy suave y muy fragil y ticnc micdo de las gcntcs grandcs. Mc vicnc a buscar a mi cuarto de sucfios y me cucnta quc con una hoja de palmcra navcga los mares como atravicsa las sdvas dcsliUndosc por los arboles Despues cntrc lloriqucos me cucnta, scntada sobrc :mis rodillas quc un nifio casi la atropella, con su bicidcta y c6mo en un r{o, una anguila la azot6 con su c;ola clectrica. Mi Amor, cntonces le cura las hcridas · porquc con su prcancia mi cuano de sucfios sc convicrtc en un Valle de Vida. jMi lnfancia, mi Infancia! Con un galope en sus picrnas todavfa vienc a buscarmc. [S. Ill: 7-8)
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5. Dinamarca (1953-19561
Un mar desordenado y alcivo, escampado con corpcza por alguna mano an6nima en una lamina a la que los duefios del bar Rex habfan querido rcsaltar con un marco de madera oscura, arremeda contra un cielo de tormenca cuyos nubarrones asperos y oscuros paredan rcpecir, en negacivo, cse dibujo frenccico en el que sc empefiaban las olas. Lo desapacible del dima que evocaba el dibujo, en cuyo centro una embarcaci6n zozobraba bajo los caprichos del viento, sumado a las decenas de fotografias colgadas en las ocras paredes dcl lugar que, en silenciosos blancos, negros y griscs, recrataban esccnas marlcimas igualmcnte cormentosas, y, sobre codo, los escudos rafdos de los anciguos reinos de Noruega, Suecia y Dinamarca con sus leones rampantes y sus hachas guerreras, cuyos colores brillances sc adivinaban bajo una impenetrable capa de polvo, no dejaban dudas acerca de que aquella lamina enmarcada no querfa evocar al oceano Aclancico ni a las coscas de Necochea sino a los gclidos paisajes del Mar del Norte, de donde proccdfan Pedro Shutten y Pedro Berner, los duefios del escablecimiento. Socios, cocayos y cocerraneos, escos dos daneses habfan llegado al pals en 1926 para afincarsc en la zona aledaiia a Tres Arroyos, en el sur de la provincia de Buenos Aires, donde ya muchos de sus compacriocas cracaban de progresar explocando pequefias excensiones de cierra. Las adversas condiciones que por aquel enconces enfrentaban los chacareros, sin embargo, hicieron que muchos de escos esforzados n6rdicos abandonaran las careas rurales para asencarse en las ciudades donde prosperarfan moderadamence en accividades comerciales ode scrvicios. Tai el destino de los duefios del taller meclnico La Danesa o los del hotel Col6n, ambos en pleno cencro de Necochea; cal el que Jes toc6 a Shutten y Berner cuando en 1938, despuC.s de que el primero, arruinado, ruvo que malvender su chacrica en la localidad de Colonia Rivadavia, decidieron probar forcuna con el bar Rex. Ubicado jusco enfrence del hotel Col6n, donde sc alojaban los danescs que, con el final de cada cosecha, llegaban desde el campo para descansar, para festejar, para encontrarsc con otros danescs y, fundamentalmence, para beber, el bar de Shutten y
Berner r.ipidamente c:obr6 predicamento por sus ex6ticos sandwiches escandinavos y por el ambience familiar de su sal6n, que pronto comenz6 a acoger, ademas de a la importance comunidad danesa ya asencada en la ciudad, a los nccochenses que iban por las cardes con sus familias a deguscar los placos dpicos, a tomar cerveza y a gozar de la buena acenci6n de sus duefios, miencras las mujeres sc encretenfan con el juego de damas o con la simple conversaci6n y los hombres con el ajedra, los dados o a las carcas. Por las noches, el bar cambiaba en parte su fisonomfa y sc poblaba de hombres, en su mayorfa danescs, que iban a beber y a conversar. Si bien sc expendfa cerveza,
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ginebra, whisky, Cinzano y Ferroquina, la bcbida quc distingufa al lugar era cl Altvavit, un vodka cxccpcionalmencc fucrce y perfumado quc sc bcbfa muy fdo y en vasos pcqucfios, acompafiado de cervC?.a rubia scrvida en enormes porroncs. Tambien concwrian al Rex los alumnos dd Colcgio Nacional de Necochea "Jose Manuel Escrada", muchos de los cualcs dcsgranarfan en csc lugar sus primcras cxpcricncias dd cabaco, dd alcohol o de la amiscad. Algunos de ellos, como Fernando G6mcz Bcllocq, Marcelo lrala, Boris Canosa y Osvaldo Lamborghini, sc rcfugiarfan allf en las cardcs de vicnco para asomarse a la ilimicada diversidad dcl mundo que sc adivinaba en los roscros, ora cxpansivos, ora cacicurnos, pero siemprc incscrucablcs de los dancscs y en las inacabablcs hiscorias anciguas y lejanas que parccian rcspirar las parcdcs del lugar. Percencccr al Colegio Nacional "Jose Manuel Estrada" conscicufa cicrcamcnce un privilegio, no canto por cl prcscigio de su planed docence -que lo cenfa- sino porque fue el primer colcgio sccundario de la ciudad. Fundado en 1930, habfa sabido mancencr sicmprc un pcrfil laico c independiencc, pcrfil que en 1953, cuando Lamborghini ingrcs6, sc enconcraba ligeramente afcccado por los pcri6dicos e irrcsistiblcs actos de homcnajc a Eva Pcr6n, fallecida en julio del afio anterior. La adapcaci6n forzada a la que debi6 somctcrsc durance csc sepcimo grado comenzado en la cscuela n° 12 de Villa de Parque y concluido en la n° 28 de Necochea iba a scrvirle para quc, al momenco de enfrencar csc otro gran cambio que implicaba cl comienzo def ciclo secundario, no codo fuera can nuevo y can ajeno. Con cxcepci6n dcl csfuerzo que le signific6 prepararsc para cl examen de ingrcso -que rindi6 satisfactoriamenc~. el rcsco de las obligaciones que le imponfa el ciclo lcctivo no le cxigirfan, al menos durance el primer afio, demasiados sacrificios. La obligaci6n mas gravosa, por cierco, era prccisamcncc la de crasladarsc codas las mananas al colegio, scparado de su casa por veince cuadras de vicnco y arena. La cscolaridad de un solo turno, por lo demas, le dejaba libres las inmensas cardcs en las que comprobada que aquella ciudad, luminosa y amada en los veranos de la infuncia, sc mostraba ahora, sobre codo durance el invierno, hostil y tcdiosa a la vcz. Cuatro cines, dos conficerfas, dos bares, cl Centro Vasco, la cscaci6n dd ferrocarril y la biblioccca publica eran los lugarcs disponiblcs para que los alumnos def Colcgio Nacional pudieran llcnar csa abundancia de tiempo libre de que disponfan codas las tardcs. Y si bien todo era nucvo para Lamborghini y sus ocasionalcs compinchcs, la pcqucfia ciudad balncaria cenfa en rcalidad pocas novedadcs para ofreccr. Tambicn era nueva la cxpcriencia de la amiscad, la que en csos primeros afios de cscucla sccundaria Lamborghini comparci6 con Fernando G6mcz Bellocq, Marcelo lrala y Boris Canosa, crcs compafieros del Colegio Nacional que cenian un rasgo comun (todos pcrcenccfan a familias acomodadas y prcstigiosas de Necochea}, rasgo que, a la vcz, los distingufa de el. El padre de G6mcz Bellocq, de origcn cspaiiol, era cl propiccario de la cienda mas importance de Necochea y Qucquen, la "Casa G6mcz"; d de Marcelo lrala, un clfnico y cardi6logo de renombre, director def Hospital Municipal; el de Boris Canosa, por fin, cjecutivo de una firma nortcamericana dedicada a la venca de
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maquinaria agdcola. 1.a situaci6n menos desahogada que sc vivfa en Ergo Sum, sin embargo, no impidi6 que Lamborghini se intcgrara plenamentc, como uno mas, con sus trcs amigos, con quienes emprendfa casi codas las wdcs un pcrcgrinaje detalladarnente consensuado durance las ultimas horas de dasc matutinas. El rccorrido se iniciaba, por lo general, en la confiterfa La Armonfa, emplazada sobre la avenida Alsina, la arceria principal, a dos cuadras de la plaza. En csta confiterla, la mas cradicional de la ciudad, comenzaba una ronda de cafes y charlas o discusioncs en las que Lamborghini solla mostrarse algo retraido, rcservando por lo general su i.ntervenci6n para el final. cuando se imponfa un rcmate o un cierrc conclusivo. Sicmpre algo cauco que sus contertulios, conciliador, transmida una suerte de calmosa disconformidad que capcuraba la acenci6n de sus interlocutores tanto por la melodiosa parsimonia con la que se expresaba como por su concenido, donde la mordacidad quedaba atenuada por una mansedumbre, o un cansancio, que nunca dejaba de sorprender a sus amigos. En estas dilatadas cardcs, los cemas de conversaci6n no siempre les sobraban. Transicado y gastado el c6pico de la inscicuci6n escolar con su plantel docence y sus inevicables injuscicias; repasado su grupo de compafieros y compafieras, entre las cualcs se descacabao las blondas descendientes de daneses; excluidos de los fervores fucbollscicos en una ciudad en la que no habfa siquiera un equipo de tercera, necesariamence la conversaci6n tenfa que abrevar en la pollcica, en el cine -falcaba mucho codavfa para la llegada de la celevisi6n- yen las lcccuras. Ademas de Ecos, el diario local, a Necochea Ucgabao, con algun acraso, La NaciOn, La Prensa y La &wJn, que los amigos podfan hojcar en la Biblioceca '~dres Ferreyra", donde solfa concinuar la recorrida iniciada en La Armonfa. Fue prccisarnence la Biblioceca "Andre.s Ferreyra" la que pcrmici6 que empczaran a frccuentar, en el orden que les imponfa su propia impaciencia o las carencias del caca.logo, algunas de las obras capicales de la lice.racura universal. Seda all£ donde aprendedan a pronunciar "Dostoievsky", "Flaubert" o "Dickens" con regocijada suficiencia, con familiaridad impostada. Como si nombraran calles del pueblo. Cuando no iban a la biblioccca y dependiendo del escado del ciempo, del dfa de la semana o del dinero con que concasen, Necochea les brindaba un acocado abanico de posibilidades para su vagabundeo: el bar Rex, el Centro Vasco, el cine, la cstaci6n del ferrocarril, las vlas o la orilla del do. Hasca que no escaba bien avanzado el mes de noviembre raramence se acercabao al mar porque el fdo y el vienco en la cosca eran mucho mas penecrances que en la ciudad. Si la cemperacura era baja, si cenfan dinero, si optaban por el cine, por lo general iban al Rivadavia que, can cencrico como el Pads, el Gran Sud o el Atlantic, era el preferido por sus sesiones en continuado en las que se proyeccaban dos o cres pelfculas, que alcernaban encre el cine argencino de la epoca y las grandes producciones norccamericanas. Asa, el Hitchcock de Rebeca podfa convivir en una misma carde con la Nini Marshal de Yo no soy la Mata Hari; el Marlon Brando en Viva Zapata, con el Hugo del Carril en Las aguas bajan turbias; La gunra de los mundos, de Byron Haskin, con las accuaciones de Mecha Ortiz y Roberto Escalada en la adaptaci6n local de Madame
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&vary. De ranco en ranco, una dosis de cine curopco, sobre codo icaliano, lcs ofreda ocra perspecciva dominada por los nombrcs de Gassman, De Sicca, Mangano, Monicclli yd Fellini de Los inutiks, quc en julio de 1954 sc proyccc6 en cl cine Grand Sud. Cuando sc combinaban cl frfo con la falca de dincro, la visica al Centro Vasco constitufa una alcernaciva accpcablc. En cl lugar sc rcservaba cl dcrccho de admisi6n, pcro los hermanos Mendiola, los cantincros de aqucllos afios, miraban con simpada al grupo de amigos cuyas bucnas mancras cran rccompcnsadas con largufsimas horas de pcrmanencia en cl csrablccimiento cncregados al mus, al codillo o al cas{n a cambio de una modcsca consumici6n y, las mas de las vcccs, de ninguna. Marcelo lrala pasaba muchas cardcs en aqucllas instalacioncs jugando a la pclorapalera, deportc quc lo cncretcnfa grandcmcncc. A Lamborghini, quc muchas vcccs lo acompanaba, en cambio, jamas le entusiasm6 cse dcportc ni ningtin otro, c:xccpto la nataci6n, quc practicaba por los vcranos en las largas playas de Qucquen con su hcrmana Marfa Teresa. La jovcn, sujcra a la rigida vigilancia de sus padres, aprcciaba muchfsimo la compafifa y la complicidad de su hcrmano mcnor y mas de una vcz programaron juncos falsas salidas en las que, lucgo dcl anuncio "me voy con cl Ncgrico", rccorrian d trayccto rumbo a la parada dcl colcctivo para tomarlo ambos y scpararsc luego al llcgar al Centro, Marfa Teresa para la cica con alguna amiga -, cal vcz, un pretcndicncc-; Osvaldo para cnconcrarsc con Irala, G6mcz y Canosa. Otra discracci6n sc las provcfa El Lambare, un campo de cxplotaci6n mixra quc los abuclos de lrala poscfan en la localidad de Pieces, a dondc con regular frecucncia Marcelo inviraba a sus crcs amigos a pasar cl fin de scmana. Uegaban al carnpo el vicmes al atardeccr y sc volvfan cl domingo a la nochc y cntre el arribo y la partida apcnas salfan de la. cocina dcl casco para reponcrsc, en los dormitorios, de csas nochcs dcmoradas hasca la primcra daridad en las que, a la sombra de) mace, cl cafe, ·los cigarrillos ncgros y las primcras gincbras de sus vidas, sc revelaban, unos a otros, poco mcnos que d mundo. Aprcndiccs en la cdad en quc codo cscaba para scr aprendido, la primera habilidad campcra quc sc cncusiasmaron en adquirir fuc el arte de montar. Marcelo, que moncaba dcsdc pcquefio, sc divertfa con los csfucrzos quc hadan sus amigos para no mostrar tcmor frcnte a los animalcs, todos hellos, alguno mcnos pacience quc ocro. Sicmpre habfa algtin pc6n quc sc ofrccfa para la cnscfianza y a veces, en complicidad con los mas cxpcrimcntados, para tender alguna crampa a los principiantcs. Tai fuc el caso de Fernando G6mcz Bcllocq, a quicn alguna vcz le
dcscinaron un animal arisco quc, cuando cl incxpcrto jinctc preccndi6 bajar por la dcrccha, le propin6 un sacud6n quc ni el ni sus amigos habrian de olvidar. A pesar de su ya problcmatica ductilidad corporal quc, al compas de la explosi6n adolescence, empczaba a lindar con la corpcza, Lamborghini, a poco de iniciarse en los primeros rudimcntos, sc cncontr6 muy a gusto como jinctc, lo quc lo aocrc6 a los pcones, cuyas dcstrczas admiraba. Sin embargo, a pcsar dcl respeto que la familia Irala habfa inculcado a su hijo respccto del trato quc dcbfa proporcionarsclc al personal, el capataz, su mujcr y sus hijas bajaban la vista cuando sc dirigfan al "nino" Marcelo y a sus invicados, actitud quc debi6 de imprcsionar al jovcn Osvaldo pucsto quc, si bicn se 57
enorgulleda dd reconocimicnto que hadan los pconcs de sus habilidades ccucstrcs, cxpcrimcncaba una curiosidad y una atracci6n irrcsistiblcs por csc trato sefiorial quc rccibfa SU amigo por dcrccho propio Y el, SU invitado, por afiadidura. Con cl rctorno a la ciudad, a sus casas y al colcgio, la rutina volvcrfa a apodcrarsc de csos j6vcncs que iban a rener que csforzarsc para cnconrrar orros csdmulos quc sacudicran la molicie provincial de Necochea y rcalimcntaran la amiscad con nucvas complicidadcs y secrctos. En csc cmpcfio, algunas cardcs, cal vcz cuando sc saturaban de los tcmas habicuales, compardan un intcres quc otros juzgaban morboso y quc para
dlos era un mocivo mas de afinidad Empczaban a recordar, por ejemplo, como si hubicra ocurrido cl dfa anrerior, cl caso de Nielsen, un compafiero de primer afio que habfa quedado en csrado vcgccarivo lucgo de habcrsc arrojado al mar dcsdc la cscollcra, o volvfan a pcrderse en los dctallcs dcl cscado en quc habfa sido hallado otro jovcn dcl Nacional de apcllido Monacci, quc habfa quedado atrapado cntrc dos vagoncs dcl trcn o, en fin, intercambiaban parecercs sobre Canela Erchcgoycn, cl muchacho quc sc habfa rirado por pura divcrsi6n al mar desdc un barco cncallado en la costa y habfa cncontrado la muerte en cl intcnto. Mcnos sangrienro que cl r6pico de los accidentcs pcro merccedor de una curiosidad quc cambien los inquieraba, hubo otro mundo que, confurme los afios iban cargando sus cuerpos de urgcncias, los amigos dcscubrieron juncos. Ycs quc Lamborghini, G6mcz Bcllocq, Canosa e lrala no compardan solamentc las mafianas de colcgio y las cardes de vagabundco. Tambien cl crepusculo, sobrc todo durance cl afio 1955, iba a enconrrarlos indagando unidos en una Necochea mas sccrcta y mas adulta que tenfa otras cosas quc mostrarlcs. Ademas de la confiterfa La Armonfa y cl Centro Vasco, de la Biblioteca "Andres Ferreira" y cl cine Rivadavia; adcmas dcl bar Rex, la cscaci6n dcl fcrrocarril, las vfas o la orilla dcl rfo, algunos dfas, cuando las sombras ya cafan sobre la ciudad, los j6venes se arrimaban al Bar Danes, csrablccimiento situado casi enfrcnte dcl Rex quc rcgcnteaba otro n6rdico de apellido Jensen. De concurrcncia casi exclusivamente masculina y predominantcmentc vcspcrtina o nocturna, la leyenda afirmaba que en este bar sc expendfa cl scscnta por ciento de las bcbidas alcoh6licas que sc consumfan en coda la ciudad. Probablemcntc Lamborghini y sus amigos saborcaron allf cl iniciarico ardor de la primcra borrachcra y, micntras cxhalaban a grandes bocanadas cl humo de sus cigarrillos ncgros ante los marincros dancscs y cruzaban las piernas teatralmenre para lucir sus pantalones largos rccien cstrenados, cscucharon absortos, tambien por primcra vez, rcfcrcncias dircccas sobrc la casa y las mujercs de "Rosa Marga" y de "Trompa de Oso". Del otro lado dd rfo, la ciudad conraba con un abigarrado ascntamiento de prosdbulos, casi en su tocalidad conccntrados en cl puerto de Quequen, en un nlimero mas o mcnos proporcional a la gran afluencia de barcos de carga nacionales y cxtranjcros quc llcgaban all! y que iban a scr para los j6vencs cscudiantcs una inacabable fuente de rdatos cscuchados con rcspcco y con remor de boca de alglin alurnno mayor dcl Nacional o de alglin marinero con d que, ansiosos y excitados, lograban trabar convcrsaci6n en d Danes.
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En cl ir y venir de csos relatos, Lamborghini sc distingufa de sus compafieros por cl modo de rcferirlos y, sobrc todo, por la manera de denominar al sitio donde estos transcurrfan: con voz nasal de cadencia lenta y acompasada que, por csc tnnpo, obligaba a una cscucha mas atenta, mientras sus compafieros aludfan a los prosdbulos llamandolos "quilombos", el los denominaba "casas de tolerancia" 0 "clandcstinos". De encre todos los cstablccimientos de csta clasc instalados en la ciudad y sus alrcdcdorcs, habfa dos que, por razoncs inciertas, habfan cobrado mayor nocoricdad y rcnombrc: "La Casa Amarilla", que sc ubicaba, solitario, a la salida de Qucquen, ccrca de las vfas dcl crcn y de la ruta 88, que comunicaba a Necochea y Qucquen ,c on Mar del Plata, y cl que dirigfa una mujer a la que codos apodaban "Trompa de Oso'', ascntado mas cerca de la prccaria zona urbana de Quequen, a unas pocas cuadras dcl mar. Rosa, la rcgenca dcl cstablecimiento cercano a la ruta, conocido como "La Casa Amarilla", era una mujer de llamativa bcllcza. Rubia, de tez finfsima y clara y de ojos color agua marina, muy probablemente de ascendencia dancsa, habfa reacondicionado una ca.sa a la que sc accedfa por una c:xplanada en pcndience debajo de la cual, al costado de la calle de tierra, SC cstacionaban los veh£culos de los mas afortunados que no neccsitaban recurrir a la bicicleta o al coleccivo y a la posterior y largufsima caminaca a pie que sc rcquerfa para llegar hasta el lugar. Al final de la explanada, habfa una amplia terraza a la que, durance el verano, en algunas nochcs aceptablemence templadas, sc sacaban las mesas para que los clientes pudicsen disfrutar allf de la compafi{a de las alcernadoras, mientras sonaban tangos y, de a ratos, alguna picza de jazz. En la parce delantera de la construcci6n habfa un bar, a concinuaci6n, un largo pasillo a cuyos lados sc ordenaban las habicaciones y en el fondo la vivienda de Rosa y sus pupilas. A diferencia de Rosa, "Trompa de Oso" era una mujer poco favorccida por la naturaleza y debfa su apodo al resulcado que csta carencia habfa cstampado en su rostro. Mientras que el establecimiento de Rosa era habirualmente visicado por hombres de Necochea, Quequcn y las zonas aledafias, el de "Trompa de Oso", debido a su cercanfa con el puerto, contaba con una concurrencia consticuida principalmente por marineros de diversas nacionalidades y por cstibadores, meclnicos y otros operarios. Aunque no quedaba prccisamente cerca, era habitual que los marineros sc trasladaran desde el puerco de Qucquen, del otro lado del rfo, hasta el Bar Danes de Necochea, aun en las mas crudas noches del invierno, para tomar unas copas de ginebra antes de recalar en lo de "Trompa de Oso". Para llcgar hasta el bar habfan tenido que atravcsar cl puente colgantc y haccr a pie o en omnibus - scgun la hora de la noche- las veinte cuadras que habfa desde allf hasca el Danes, para lucgo reanudar el trayecco inverso hasta atravesar el rfo por el puence colgante y llegar por fin a dcstino. De "La Casa Amarilla" y del establecimienco de "Trompa de Oso" -donde cs probable que Lamborghini y sus amigos sc hayan iniciado sexualmentel L han quedado dos rcgistros documencales, ambos de los afios '80: una Historia Clfnica del Hospital Argerich, que da cuenca de la blenorragia que Osvaldo padcci6 por csos dfas; el Ttatro Proktario ek Cdmara, que evoca a cstos prosdbulos y a cstas madamas.
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En la pagina 85 dcl Torno II de este trabajo12 -a la fecha inedito*- una mujer morena, ni demasiado atractiva ni demasiado fca, posa dcsnuda con las piernas abiercas mientras con ambas manos abre y exhibe su vagina, rodeada de profuso vello oscuro. Sobre esta fotograffa; un tltulo: "ROSA MARGA (a} La trompa de Oso... ". En la pagina siguience, una mujer rubia de inconfundible aspecto escandinavo, sin otras prendas que unas medias negras con ligas, yacc con los ojos cerrados contra cl respaldo de un sill6n. Con la mano derecha se acaricia el pubis con ostensible desgano; la mano izquierda esta capada por cl hombre que, de pie, totalmente vestido, ofrece un miembro erecto que la mujer rubia besa con la misma negligcncia que la mano derecha dedica a su propia encrepierna. Sobre la foto, un dtulo que se hace cargo de los puntos suspensivos abiertos en la pagina anterior: "... y ASTA TODD {a) "La Tromba de Oslo". En las paginas 87/88, finalmence, la fotograffa de un hombre joven de ojos claros y vivaces, dcl que se alcanza a ver hasta cl cuello {lleva corbata}. Apoyado en su sien, un rev6lver y la mano que lo sosciene. Bajo la imagen, el siguiente relato: "BYRON OMEGA SANDOVAL, En apuros. (Ncc6-Echea agosto de 1956). Asiduo al 'glandestino', como cl dida, de La Trompa de Oso. duefia y "macama" dcl burdd establccimiento. Le gustaba a Omega jugar con las cqu{voca.s palabras, aunque los ticmpos eran duros. El binomio Arambwu-Rojas y su Junta Consultiva, euf6rico.s, cumplfan al pie de la mctra (Oh Byron Sandoval, deja de tcntarme, te lo rucgo!) cl programa de su rcvoluci6n libcral/fusiladora. Hab{an dccidido que la demcncia era de mala lcchc, y rcpardan la picana casi a domicilio. ((pros, pros, sigue, pros? pros? Pros, contras, y un descomunal etc. Pero aclaremos las cosas: tanto Omega como la Trompa eran pcronisw al mango, complctamente jug:ados (otros sc ponfan cl cscudico s6lo para ir al quilombo o prosdculo: pdotudos, as{ sus mujeres les dicron la cana; llcgaban a sus casas con cl sol alco, en pcdo y 'jlos muchachos pcronistas.. .!' -jEstuviscc de pucas. malparido! - lo barajo su bruja canosa y desgrcfiada al contablc Isaac Nccrero Lapla1Jc, una mafiana de esas. -jTodo cl dla. rompicndome los ovarios con la monscrga: Pcr6n cs un truhfo, un granuja y sc la come doblada, mas puto y mas judlo quc cl mismo Hider. Y ahora escudo y marchita!" (Lamborghini. l 985b. T II, s/f]
La fusi6n de las dos madamas en una sola - "Rosa Marga {a) La Trompa de Oso"podrfa deberse a una trampa de la memoria aunque, m:is probablemente, obedezca a razones de economfa expositiva. Y su traslaci6n metonfmica - "Asta Todd {a} La Tromba de Oslo"- revela, adem:is de un procedimienco harto frecuence en la obra del autor, la relacion existente entre su adolescencia en la Necochea de los daneses y su atracci6n por las tradiciones escandinavas. . Las referencias pol!ticas, en cambio, son menos ficles -por no dccir contrarias- a las opiniones que aquel adolescente tenfa en esos dfas de 1955 cuando, en compafifa de sus compafieros de colegio, habfa recorrido euf6rico las calles desiertas de la Villa Dfaz Velez festejando la "revoluci6n liberal/fusiladora". Por cierto, el clima que se respiraba por entonces en el Colegio Nacional "Jose Manuel Estrada" no era precisamente de oposici6n al regimen de facto: durante el mes de octubre los alumnos de tercero y cuarto afio forzaron, huelgas y protestas mediante, la cxpulsi6n de los profesorcs Olga
• AJ cicrrc de csta cdici6n el Teatro Prok111rio tk Cdm4ra sc public6 en Espafia por AR EOICIONES. 60
Tcyscyrc, Berta Rivero y Juan Jose Sanchez, y de Agusdn Iglesias, jcfc de prcccptorcs, bajo cl cargo de "obsccucncia al regimen dcpuesto en desmcdro de SU deber doccnte", ta1 como lo inform6 cl cliario local Ecos en su primcra plana cl 12 de octubrc de esc afio. El conflicto, quc durance todo cl mes mantuvo ocupados a los nccochcnscs y hasta dcmand6 la intervenci6n del ministro Dell'Oro Maini, constituy6 la primera c:xpcricncia de participaci6n polfcica de Lamborghini y, si bien siempre se mantuvo en segundo piano, lo mucstra d6cil a la opinion dominance entre sus condisdpulos. Ese antipcronismo ccrril aprcndido en la casa de Gomez Bellocq y rea.firmado luego dd golpe de sepciembre en el Colegio Nacional, iba a proporcionarlc tall va. la ultima oportunidad de coincidir con su padre, cada vcz mas rescrvado y silencioso, cada vcz mas resignado a quc su hijo menor, a pesar de este circunstancial acuerdo, se le fuera cscapando de las manos. El desempcfio escolar, quc sc fue hacicndo cada vcz mas dcficiente y colapsarla hacia fines de 1955 cuando cursaba cerccr afio, el vagabundeo, las llcgadas tarde y, en general, la desacenci6n absoluca de codos sus conscjos cran la moncda con la quc, involuntariamentc, el ahora adolescence devolvla a su padre - a su resignaci6n, al descredito de su palabra- los sinsabores de la nificz. Docado de una singular inccligencia que difkilmencc sinconizaba con la inscituci6n cscolar, alumno ni exccsivamente aplicado ni del codo displiccnce, durance el primer afio de su ciclo sccundario habla cenido que rendir tres examcnes finales en cl mes de cliciembrc: cultura musical, accividadcs practicas y gcografla. Tai vcz azar, quizas inclinaci6n que empczaba a perfilarsc, cstas matcrias mostraban la oricntaci6n de una dctcrminaci6n subjctiva (ni la musica, ni las descrczas manualcs, ni los viajcs iban a cnrusiasmarlo nunca). No se conscrvan, lamcnrablcmcnce, registros de su paso por scgundo afio, pcro sf por cerccro, cuando un racimo de calificacioncs quc no superaban los cuatro puntos cmpez6 a poblar su boledn. Su deficicncc desempefio se combin6 con una significaciva cosccha de sancioncs disciplinarias y fuc cal su falra de apcgo a las rcsponsabilidadcs cscolarcs que mereci6 un aplazo hasra en dibujo, para el que, como sabemos, tenla cierta facilidad. Tambicn fue reprobado en ingMs, en matcmaticas, en gcograHa, y en ciencias ffsico-quimicas. En cscc desalenrador panorama, la excepci6n habfa sido la hiscoria, unica matcria en la cual SU dcscmpefio fuc mas quc accptablc pucsro quc obtuvo un promedio de siecc secenta y dos (en primer afio habla merccido nuevc en cl primer trimestre, ocho en cl segundo y nueve en el cercero). Nose trataba tampoco de una casualidad: las leccuras nacionalistas heredadas de su padre y esta prefcrencia cscolar ya marcaban el rumbo de una predilecci6n que cstaba pronca a consolidarsc en los afios de su primera juventud.
•Declarado Lib" por el mdximo tk amonestaciones, no Jue reincorporado tkbido a los aplar.os" [Arch. Colegio Nacional Jose Manuel Estrada de Necochea], anot6 de su pufio y lecra cl sccrecario academico en el registro anual de calificaciones. Era diciembrc de 1955, Osvaldo cenla quince afios y medio y por primcra vcz su rebeldla o su indolencia, o una mczcla de ambas cosas, lo exclulan del siscema inscicucional. Con la expulsi6n del colegio el contacto con Fernando G6mcz Bellocq, Marcelo
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lrala y Boris Canosa.se fue haciendo cada vez menos frecuente, hasta ccsar casi por completo. La interrupci6n de esta amiscad -una de las mas sinceras y fraternales de las cantas que anud6 a lo largo de su vida- signific6 para el una perdida quiz.as mayor que la de la regularidad escolarl3. Fuera del sistema escolar, liberado de la obligaci6n de madrugar y rapidarnentc acostumbrado al ocio y al vagabundeo, la no concurrencia al colegio acentu6 sus rasgos caciturnos y su falca de habitos. La ausencia del sosten que habfa represencado la escuela, la disoluci6n de su grupo de amigos y otras razones mas inasibles vinculadas a la impronta de la ad.olescencia lo hicieron entrar en un perCodo oscuro del que no tenemos otra noticia que la preocupaci6n creciente de su padre, el crecimiento de la relaci6n con su hermano mayor, la intensificaci6n de algunas lecturas... Nada sabemos, en cambio, de su incansable deambular por esa Necochea de comienzos de 1956 que iba a merecer los brochazos malhumorados y agudos del diario argentino de un extranjero queen las inevicables noches de Quequen meditaba sobre la juventud y la madurez, sobre la literatura y la sexualidad, sobrc la Argentina, sobrc Polonia y sobre tantas otras cosas.14 Esa fue cal vez la misma imagen de Osvaldo que sorprcndi6 a Poli cuando viaj6 aquel verano. Ya no era d muchachito que habfa encontrado en viajes anteriorcs, un Osvaldo casi nifio, todavfa apegado al dibujo. Ahora la familia, que ignoraba d6nde iba cuando salfa, lo vela regresar ensimismado, silencioso, apagado, esquivo. El control del joven se tornaba casi imposible para Le6nidas Aniceto, que comen7.6 a vislumbrar en el notable ascendiente que su hijo mayor tenfa sobre el menor una esperanza, una posibilidad de rescate. Pero para ponerla en marcha hubo de dar un paso mas en sus daudicaciones c investir a Le6nidas de una misi6n que habfa sido la suya. Desasosegado por la deriva de su hijo menor, un dfa de incertidumbre esper6 hasta tarde el anunciado regreso del mayor, lo sent6 a la mesa apenas este hubo arribado, le traslad6 largamente la siruaci6n, le habl6 de la desaz6n de su madre y de su propio desaliento y le record6 su pertenencia a la familia y su deber hacia eUa para conduir encomendandole, resignad!o pero optimista, que lo sustituyera: "vos tmls que ser el padre de esu chico" [Entrevista LCL], dijo, y Le6nidas no ruvo ocra alternativa que aceptar la delicada misi6n. Habicuado desde los tiempos en que vivfan en Villa del Parque a supervisar las tareas de su hermano, a encomendarle lecturas, a jugar con el, Le6nidas comprendi6 enseguida la preocupaci6n de su padre y rapidamente puso manos a la obra. Entendi6 que la deriva de su hermano se debfa principalmente a la ausencia de estudio y obligaciones y crey6 que lo mejor era colaborar para que comenzara a preparar libre las materias de cercer afio. Con este comccido sc propuso viajar a Necochea lo mas seguido que su precaria economfa le permiciese, a fin de seguir de cerca el cumplimiento del plan que el mismo iba trazandole a su hermano. Esta mucua dedicaci6n, que Osvaldo en los comienzos acepcaba de manera fluccuante, los fue predisponiendo anfmica y hasta oorporalmente a la conversaci6n en torno a la mesa, en una escena de intimidad que sus padres
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propiciaban dcjandoles libre un sicio de la casa para que estudiasen tranquilos. Como si no hubiesc ido apuntando en su memoria, durante sus visitas peri6dicas, los cambios de aqud Osvaldo desgarbado y hello, de rasgos todavfa indefinidos y de ojos a veces esquivos que habfa partido de Buenos Aires con sus padres y su hermana cuatro aftos atras, d hermano mayor vela repentinamente que no exisda mas el "Negrito" que tantas vec.es habla llevado firme de la mano. Redprocamente, Osvaldo contemplaba, asombrado de sf mismo, que, por encima de la admiraci6n o el temor, un nuevo impulso lo acercaba a su hcrmano y lo hada anhelar su llegada como cuando nifio lo esperaba para que revisara su cuaderno de tareas o para jugar al ajedrcz. El lugar elegido por los hermanos para el estudio fue al principio la sala, pero pronto encontraron que cuando no habfa ni demasiado viento ni demasiado fr£o era mas estimulante sacar la pcquefia mesa al porche y repasar las lecciones as{, de cara al vivero incipience, con el roscro expuesto al roce del aire del Atlantico que estaba all!, a pocas cuadras, casi tangible, frente a sus ojos, detras del horizonte, donde asomaban, codavfa j6venes pero promisorios, los pinos del bosque, plantados diC"Z afios antes. Progresivamente, conforme Osvaldo y Le6nidas sc entusiasmaban con sus charlas, cada VCZ mas y mas extensas, el intercambio fue pasando de las matematicas, la f£sica y la geografia a la poesfa. As£, en horas de la tarde, en torno al te scrvido por Dofia Teresa, los hermanos olvidaron el estudio, sc olvidaron de ellos mismos y comenzaron a scntirse dos caballeros que sc disponen a una ceremonia. Un dfa los sorprendi6 el crepusculo paladcando unos versos de W. H. Auden. Entonces los textos escolares fueron suplantados por libros que iba proveyendo Le6nidas, cuya dedicaci6n a la escritura creda sin pausa (ya habfa publicado, en 1955, El sabouador a~entido, su primer libro) en los esbozos de lo que luego iba a scr El solicitante tkscolocado, aunque a veces Osvaldo pudiera sorprenderlo con alguna perla encontrada en la bibliotcca publica, uno de los pocos derroteros que aun conscrvaba de los itinerarios compartidos con sus ex compafieros del Colegio Nacional. Anos despues, el hermano mayor iba a evocar aquellos encuentros en el pasaje mas sereno del que, tal va, sea su pocma mas crispado: cuando entonces le recorde la screna parodia de la ccrcmonia del te quc hadamos
hacc al\os al cacr la tardc frcntc al mar tc acucrdas tc acucrdas la ccrcmonia parodia serena del te frcnte al mar al cur la tardc
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los dos frcntc a frcntc rcpartiendonos cl mundo y rcpartamonos cl mundo le digo [L. Lamborghini, 1971: 137 ]'S
La pocsfa, y tambicn la polftica -poco le cost6 a Poli dcsbaraw d antipcronismo escolar de su hermano menor-, no dejaron demasiado cspacio para la gcografia, la ffsica o las macematicas. En los rcgistros dd Colcgio Nacional "Jose Manuel Estrada" no cxiste constancia de que Osvaldo haya rendido uno solo de los cxamencs correspondientes al terccr afio de su Bachillerato.
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6.
Ciudadela (1956-19611
Era bastantc mcnos quc cl mundo lo quc en aqucllos Ultimos dfas de 1956 ten{an los hcrmanos para rcpartirsc. Micntras Leonidas, dcspues de dcarnbular por varias pcnsioncs, habfa dcbido solicitar cobijo en la vieja casa de la calle Thompson 633 dcl barrio de Caballito, ahora habitada por su do Nestor, cl marino, la siruaci6n econ6mica de la familia en Necochea se habfa tornado casi insostenible. La jubilacion de don Lc6nidas continuaba deteriorandose y ni Marfa Teresa ni, mucho menos, Osvaldo aportaban al prccario prcsupucsto familiar. En alg\ln momento, la cuota de Ergo Sum fue dcmasiado para los menguados ingresos de Le6nidas Aniccto y ya no pudo pagarla. Fue entonccs cuando cste hombre rcsignado, inactivo dcsdc 1952, pr6ximo a cumplir los scscnta afios, junc6 como pudo las fuerzas que le qucdaban y una de csas tardcs en quc la auscncia de los hijos lo dejaba solo con Teresa Galeano le anunci6 a su mujer que volverfa a trabajar. Viajar{a a Buenos Aires donde juzgaba que, con su expcriencia y conocimientos cspccializados, no le serfa tan dificil emplcarsc. Paralclamcntc, buscarfa vivicnda. Al comienz.o, tal vcz, podrfa rccurrir para ello a alguno de sus hermanos. Cuando una y otra cosa cscuvicran concretadas, sc trasladarfa cl rcsco de la familia. Para sorprcsa de Le6nidas Aniccto, le fue mas f.kil encontrar trabajo -casi inmcdiacamcnce sc cmplc6 en la firma Instilar- quc vivienda, no ya para trasladar a la f:unilia sino para inscalarsc el mismo. Tuvo quc accpcar enconccs queen aquellos dias en que hacfa carrcra en el Ejercito habfa gcnerado vaya a sabcrsc que rcncorcs en algunos de sus hermanos. En Marfa Angelica, por ejcmplo, que, a pcsar de ocupar la casa de la callc Cuenca cuyo concraco de alquilcr le habfa sido ccdido por cl propio Lc6nidas Aniceto al crasladarsc a Necochea, sc neg6 a alojarlo en Villa dcl Parque. Scrfa la intcrvcnci6n de su cufiada Consuelo la quc iba a resolver, al menos temporalmcnte, la situaci6n. La circunstancia de quc su segundo embaraz.o coincidiera con uno de los viajcs de su marido Nestor habfa determinado que sc trasladara a Villa dcl Parque junto a su pcquefia hija Alicia micntras duraba la auscncia dcl marino. Ante la negativa de Marfa Angelica, Consuelo ofrcci6 a Le6nidas Aniccto la casa de la calle Thompson para
que se instalara allf con su familia mientras Nestor se encontrara en alta mar. La cstadfa en la vieja casa de Caballico, aunque breve, debi6 de habcr sido difkil para Le6nidas Aniccto, que deambul6 incredulo por las cspaciosas habitacioncs, mir6 cl rctrato de su padre que segufa prcsidiendo cl comcdor, sali6 al patio y volvi6 a perdersc en cl largo pasillo con cl recuerdo de aquellas sobremcsas en las cualcs quiza habfa prcsumido en exccso en torno a su ascendence carrcra o se habfa mostrado demasiado altivo al dcscchar una opini6n de algunos de sus hermanos que ahora, tal vcz con cruddad inneccsaria, le sefialaban su dccadencia.
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Fuera por el peso de los rccuerdos que moraban en la casa de la calle Thompson, fuera para que el rcgreso de su hermano el marino no lo sorprendiera, lo cierto es que apenas unos dfas despues de instalada toda la f.tmilia en Caballito, se dccidi6 a buscar vivienda definitiva inmcdiatamente. Claro que ya no podfa permitirse como en otros tiempos alquilar una casa en la Capital Federal, por lo que su busqueda se orient6 al Gran Buenos Aires. Al final, recal6 en Ciudadela, donde consigui6 alquilar un deparramenro en planta baja en la calle Viamonte 264, cerca de donde todavfa vivfa la tfa Vica, hermana de Teresa Galeano, lejos -unas treinta cuadras- de la estaci6n del Ferrocarril Sarmiento. Poli, entre tanto, habfa vuelto a las pensiones y Maria Teresa, que desdc ya hada tiempo noviaba con Edgardo Castagna, sc habfa c:asado y radicado en Mar del Plata donde su flamante marido estaba afincado, por lo que cuando llcg6 el momenro de dejar Caballiro e insralarse en Ciudadela s6lo Osvaldo acompafi6 a sus padres en esa nueva mudani.a. Como en 1945, cuando hablan dejado la c:asa de Argerich a poco de empezar la escuela primaria, como en 1952, cuando habfan dejado la de Cuenca unos meses antes de que le llegara el curno a la cscuela secundaria, el craslado a Ciudadela lo cncontrarla ante una nucva etapa que, dada la situaci6n ccon6mica de la f.tmilia, ya no podfa postergar: pr6ximo a cumplir los dicciocho afios, le habfa Degado el momento de salir a trabajar. Contra lo que pudiera pensarsc, no fue necesario que don LcOnidas insistiera al respecto. El muchacho alto y desgarbado que sc insta16 con sus padres en Ciudadela pareda haber abandonado definirivamenre la incuria de aquel adolescence que se dejaba estar despreocupado por las calles de Necochea y en los primeros dfas de 1958 ya correreaba para sus primos, los hijos de la tfa Vica, los artfculos mis diversos. No era ese el unico sfntoma de madurez: si bien influido por las palabras de SUS padres y, fundamentalmente, por las de Poli, lo cierto es que por propia iniciativa se inscribi6 en el lnsrituto Urcola, un establecimiento ubicado en los alrcdedores del cruce de las avenidas Santa Fey Pueyrred6n, para preparar las materias del tcrcer afio del Bachillerato, que planeaba rendir como alumno libre a fin de afio. Paralelamente, la lcctura, que en la adolescencia no era mucho mis que una de las formas de llenar las interminables tardcs de Necochea, ya empezaba a constituir una pasi6n aut6noma que de a poco le ocupaba casi todo el tiempo libre, ya se tratara de csos veinticinco minutos que el Ferrocarril Sarmiento empleaba en trasladarlo desde Ciudadela a la estaci6n Once (donde se apeaba para caminar hasta cl lnstituro Urcola) o para devolverlo desde el Instituto a su c:asa, ya del cuarto de hora que su madrc
demoraba en recalencarle y servirle la cena en la mesa de la cocina cuando, ya encrada la noche, regresaba de estudiar, ya de esos instances finales del dfa en los quc, arropado en la cama, se demoraba en alguna pagina de Dickens, Flaubert, Ooscoicvski, Balzac, Melville, Ascasubi o HernandC'Z (que lefa por enfatico consejo de su hermano), de los aucores nacionalistas como lrazusca, Doll, Scalabrini Ortiz, lbarguren o Palacio (que conspiraban desdc la biblioteca de su padre) o, incluso, de Marx, Lenin o Trocski (quc con cimidez y seguramence por indicaci6n de algl1n compafiero de estudios empezaba a curiosear).
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Transcurrla 1958, cl afio de Frondizi y de Cuba. A la cxpcricncia dcl rccicnte dcrrumbc ccon6mico familiar sc sumaba cl dialogo cada vez mas intenso con su hermano mayor, quc ya simpatizaba abicrtamcntc con los scctorcs mas combacivos del peronismo, lo cual no impcdfa (al contrario, favorcda) quc en cl hcrmano mcnor cxisticra, todav!a, cl dcseo mclanc61ico de rccupcrar aunquc mas no fucra.n los jironcs de la palabra paccrna, cs dccir, dcl nacionalismo, a vcccs romantico, a vcccs fascisca, sicmprc drastico y trcmebundo quc las fantasias· sanmarcinianas y cl filomilitarismo profcsional de Lc6nidas Aniceco habfan asimilado sin bcncficio de inventario (sin ninguna clasc de bcncficio en rcalidad). En cstc marco, Osvaldo no pod!a sino scntirsc atrafdo por las posicioncs de la Hamada "lzquicrda Nacional" quc, si por una partc disolvfan la contradicci6n entrc socialismo y nacionalismo, por otra pcrmidan a los j6vcncs mcdianamentc cultos y rccicntemcntc empobrccidos como cl adhcrir a una corricntc de izquicrda quc rcvindicaba sin culpas a una ut6pica "burgucsfa nacional" y a un no mcnos fantasmatico "Ejcrcito Pacriota". Motejados por izquicrda y por dcrccha como pertcnccientcs a ramas pobrcs de familias ricas o a gcncracioncs dcsfavorecidas de familias otrora ilustrcs ((quc otra cosa eran, o quc otra cosa imaginaba Osvaldo quc eran, los Lamborghini?), los intclcctualcs de la "lzquicrda Nacional" rccortaban su contcstaci6n ante d establishment, quc no los tomaba en cuenta, dcsmarcindosc de los dos unicos enemigos que realmente le interesaban (porque s{ los tomaban en cucnta, porque les disputaban cse espacio de la contcstaci6n): "cl nacionalismo oligarquico", atcstado tambicn de parientcs pobrcs de familias ricas, aunquc afectos a un antiintelecrualismo y un clericalismo cerriles, y "la izquierda cipaya", cs decir los partidos comunista. y socialista, que habfan celcbrado a la Rcvoluci6n Libcrtadora, y los grupos trotskistas de fuerte componente obrcro que cmpezaban a emergcr. Como no pod!a scr de otra manera, Osvaldo sc deslumbrarfa rapidamente por la figura de un polcmina incisivo y descarado, un rcvisionista dotado de un singular talento narrativo cuya dcstreza en el arce de la diacriba le habfa bastado para scducir a unos cuantos intelecrualcs dcscncantados que vefan en su predica la posibilidad de sostencr posicioncs de izquierda sin rcnunciar a las maneras y los valorcs de su clasc. Jorge Abelardo Ramos -que de cl SC trata-, ademas, rcivindicaba al Hernandez pol!tico contra Mitre y al Hernandez escritor contra Sarmiento, lo que agradaba sobcranamente al joven Lamborghini, quc iba haciendo del Mart!n Fierro la raz6n de su vida o poco mcnos. Las posicioncs de la "lzquicrda Nacional", en fin, le scrvfan a Osvaldo para conciliar su incipiente inter~ polltico con su "novela familiar" (la condici6n de civil asimilado al Ejcrcito de su padre, cl peronismo de su hermano) y con su propia situaci6n de clasc (pronto pretender!a afianzarse como cucntapropista, pcrfil paradigmatico de aqucllas corrientes, siemprc cscasas de militancia obrera). Uno de los primeros quc lo cscuch6 encendersc al rcpctir las invcctivas de Ramos fue un compafiero dcl lnstituto Urcola de apcllido Fonseca que codas las tardes, terminadas las clascs, viajaba con cl en el Ferrocarril Sarmiento desdc Once hasta Villa Luro, en donde el muchacho, tal vez algo aturdido, bajaba dcl trcn. Para alivio de Fonseca, para
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sacisfacci6n de Osvaldo, pronco sc Jes unidan en d crayccco dos muchachas icalianas -Luciana Grosso y Pier:ingela Taborelli- que cambicn cscudiaban en d lnscicuto Urcola y viajaban hasca Cascelar. La conversaci6n sc hada enconces mas general y con frecuencia recalaba en lo csfon.ado que Jes rcsulcaba a codos perscverar en d inccnto de concluir d Bachilleraco a un.a edad en la cual las obligaciones laboralcs, queen mayor o menor mcdida los cuacro soporcaban, lcs quicaban d ciempo y la energfa que querian descinar al cscudio. En d rubro de las quejas, Osvaldo comaba la ddancera y, mientras sciialaba cl malecfn, don de, ademas de los libros y carpecas, a vcces llevaba alguno de los articulos que correccaba, describfa sus jornadas con cinccs poco menos que heroicos. Hablaba, sob.re codo, para Luciana, una muchacha bonita y dcscnvudca que, a pcsar de su baja escacura, cxhibfa formas generosas, y a la que no tard6 en invitar al cine. Para sorpresa de su amiga Pier:ingela, que la conoda bien, Luciana acept6 la invitaci6n y, de acuerdo a lo convenido, el sabado siguience, a la tarde, Osvaldo la csper6 en el andcn de la escaci6n Cascelar. Dcsgarbado pcro_de aspecto saludable, su largo mecro ochenca daba la imprcsi6n de enconcrarsc siempre en equilibrio incscable sobre unos pies que parcdan demasiado pequeiios para su cscatura. Sus faccioncs arm6nicas y su andar cansino, de todos modos, lo cornaban elegance a su manera, aunque a veccs los ojos negros y profundos pcrdieran codo protagonismo frence a los llamacivos contornos de su boca, pequefia como los pies y las manos, pero de alg\Jn modo exccsiva, con unos labios que paredan dibujados y cuyo carmfn apenas insinuado sc dcstacaba contra la piel cetrina. Vcscido con correcca sencillez, llegado el dfa convenido arrib6 puntual a la cita. Pero Luciana, que en cse momento cenfa dieciocho afios, sc dej6 convenccr por su hcrmana mayor (quc ya cenfa veince y la habfa acompaiiado a la cscaci6n del Ferrocarril Sarmiento donde escaba paccado el encucncro) de quc el prcccndicnce era dcmasiado "morochico", por lo quc prctext6 un contraciempo y cancel6 cl pasco. Osvaldo, que ignoraba cl motivo del desaire, tram6 entonces una pcquefia venganza y dfas despues, cuando los cuacro cstudiantes rcgrcsaban en el tren, le pidi6 distrafdamente a Luciana que le colocara el maletfn en el portaequipaje. Luciana sc puso en puncas de pie, se cstir6 y lo incent6 una y ocra vcz, sin cxico pcro sin darsc por vencida. Cuando Osvaldo disfrutaba de su venganza, Pierangcla intervino en defcnsa de SU amiga: "No seas carada, che -dijo-, que SC arrcgle cl que cs mas alto" [Entrevista PT]. Osvaldo la mir6 entonces con sorpresa y con rabia. La mir6, tambicn, por primera VC'l.. Menos verborragica que Luciana, dos afios mayor, Pier:ingcla era mas alta que su
amiga. y tcnfa una bcllcza mas fr.igil. 0 mas profunda. Adcmas, habfa lcldo casi tanto como el. Pronto empezaron a evitar a Fonseca y a Luciana. Y cuando viajaban solos, el trayecco encrc Plaza Miscrcre y Cascdar -Osvaldo, que ya la llamaba Piera, la acompafiaba y despues volvfa a comar el cren para rcgrcsar a Ciudadda- Jes pareda cada vez mas cono. Las raz.ones de csca refutaci6n del ciempo y dcl cspacio eran faciles de comprender hasca para el menos perspicaz de los vecinos que los contemplaban caminar abrazados por las callcs de Cascelar, dcsde la estaci6n del ferrocarril Sarmienco hasta cl 3111 de la Avenida Zcballos, donde Osvaldo se despedfa, rehada las docc cuadras quc scparaban la casa de los Taborelli de la estaci6n y volvfa a comar el tren hacia Ciudadcla. 68
El romance -tcmpcstuoso, exasperado- dur6 lo quc dur6 cl invicrno 1958. Las discusioncs (en las quc Osvaldo cmpe"Laba a dcsplcgar un incipicntc arsenal rct6rico para dar visos de racionalidad a las rccriminacioncs mas absurdas micntras Picra, guarccida en un orgullo de hicrro, no s6lo aguantaba a pie firmc todas y cada una de las cmbcstidas de su novio sino quc, tan cncrcspada como cl, rcplcgaba su natural dulzura y sc mostraba frfa, cntcra, irrcductiblc) cran permancntcs. Dcspues, las rcconciliacioncs los dejaban tanto 0 mas agocados quc las pelcas. Cuando Osvaldo dcsisti6 de su intcnto de prcparar las matcrias de tcrcer afio y, en consccucncia, dcj6 de concurrir al lnstituto Urcola, dcj6 tambicn de vcr a Piera. Ella, en cambio, sin abandonar los trabajos de costura que le demandaba un mlmcro modcsto pero crccicntc de clicntas, persisti6 en terminar su cido secundario. Ambos sufrieron la perdida y sc rcfugiaron, mas que nunca, en las lccturas, lccturas quc, para futuro dcsagrado de Osvaldo, en muchos casos iban a coincidir, frustrando as{ su ilusi6n de imprcsionarla con sus primeras crudicioncs. El corrctajc para los hijos de la tfa Vica, micntras tanto, rcsultaba mucho mas csforzado y mucho menos redituable de lo cspcrado y, probablemente, de lo promctido. Un golpc de sucrtc y, otra vez, la intervenci6n de Poli pondrlan fin a csta primera cxpericncia laboral. Marcelo Uzal, un jovcn de 23 afios quc acababa de abandonar la carrcra de dcrccho y cuya amistad scrfa, con el tiempo, una de las mas fielcs y duraderas que habrfa de tcncr Osvaldo, nccesitaba por esc entonces de mancra imperiosa cncauzar su vida laboral. Natural de Necochea, amigo de la nifiez de Edgardo Castagna, el flamantc marido de Marfa Teresa Lamborghini, habfa simpatizado inmcdiacamcntc con Poli, a punto cal quc durantc un cicmpo fabricaron y vendicron juncos, al principio con cicrto Cxito, llamativas pieias de ceclmica. Cuando csta actividad se agot6, Le6nidas, que ya trabajaba en d diario Crltica, supo por sw compaficros del diario quc la fotografl'a social resultaba razonablcmcnte rcdiruablc. Y cuando, al pasar,. Marcelo le comcnt6 quc su mujcr habla tornado un curso de fotografl'a, lo inst6 a que probara suerte. De paso, sugiri6 Poli, podfa intcresar a Osvaldo en d proyccto. Marcelo, quc no tcnla otra cosa que perdcr mas que el ticmpo quc le llevaria aprcndcr los rudimentos del oficio y la suma nccesaria para adquirir un cquipo modcsto, acept6 codas las sugcrcncias de Poli: se hiw explicar por su mujcr lo que esta rcco:rdaba dd curso; se compr6 d cquipo mas adccuado a su prcsupuesto quc cncontr6; y se asoci6 con
Osvaldo que, como no cenfa clmara, empez6 ayudandolo en las encregas y cobranzas. Por csos dlas, cuando caminaba por Diagonal Norte, casualmentc en compafila de Marcelo Uzal, Poli vio, en la pucrta del Hotel Continental, un pufiado de d6larcs -cnscguida comprobarfa quc cran sciscicntos- tirado en la vereda. "La camara para el Negro" [Encrcvista LCL], casi gric6 despues de recogerlos y antes de entr~rselos a Uzal. Con la Voightlandrr rcsultado del hallazgo, Osvaldo sc intcgr6 plcnamcnte a la socicdad con Marcelo y, en aquellos dfas finales de 1958, se lanz6 a inmortalizar baucismos, casamicntos, graduacioncs y cvcncos en general, como promcdan las tarjctas quc ambos j6vcncs scguramcntc repardan con ahfnco. 69
Un entusiasmo cxcesivo o, por lo menos, prematuro con cste nucvo proyccto laboral hizo que sc sintiera preparado no s6lo para rccupcrar sino, incluso, para profund.izar la rclaci6n con Piera. Asf, cl 22 de diciembre de 1958 le envi6 una carta q ue, a pcsar de los errorcs en cl apellido de su novia ("Tavorelli" por Taborelli) y en cl nombre de la calle ("Ceballos" por Zeballos), llcg6 sin inconvenientcs a su dcstinataria quc, tal va conmovida, tal vez reticcnte~ ley6: Como tc podras dar cucnta, soy cspccialista en rctornos. Ya no pudc mas sin ·csctibinc. Hoy sc produjo la cclosion y me alcgro. Hay algo quc me unc a vos y logra supcrar mi vcncno. Hay algo quc me ticnta a rcpctir la cxpcricncia. Ya se quc mi palabra no vale nada, quc la uso sicmprc como un arma, como mcdio de ganar, quc sicmprc tcngo presence la idea de un publico quc me c.scucha y al quc me cs muy importance convcnccr. Pero asC y todo cspcro quc tcngas alin un poco mas de pacicncia conmigo y. me accptcs csto: me he dado cucnta de quc sos un moj6n en mi vida. [OL a PT dcl 22-12-58)
Era un chico de dieciocho afios cl que escribfa, y un chico enamorado. Sin embargo, la carta era levemcnte insincera. No era exacco, como simulaba csce primer parrafo, que Osvaldo hubiera abandonado a su novia y ahora, concesivo, retornara. Antes bien, la moment:inea scparaci6n habfa obedecido, precisamence, a que Piera sc rcsisda a fungir incondicionalmence de "publico" para su novio. Por cso, debi6 de habersc rcfdo de csc "retorno", como tambien, acoscumbrada a las exageracioncs de Osvaldo, dcl "veneno" que su corrcsponsal se acribufa. Dcspues de alcjarmc; de no llamanc por tclcfono; de no ir a visitartc; de no cscribirtc; me tcngo quc armar de valor para informartc quc no pucdo vivir sin vos. Durante todo cstc ticmpo he vivido anhclandotc. Y cl anhclo cs s61o un mcdio de vida para los otarios. Adcmas, ya cstoy tan colmado de dcscos quc dcscar me pone como si anduvicra con cl mes. [OL a PT dcl 22-12-58)
Si exprcsioncs co mo "no p~do vivir sin vos'' o "he viviJo anheldndote" no pudieron sino conmover a la joven enamorada, cs posible que haya lamentado que para comunicar scmejances ternezas Osvaldo hubiera clcgido un verbo tan extrafio al ~nero amoroso como "informarce". El parrafo que scgufa, en cambio, debe de haberla entusiasmado desde la primera lfnea, aunquc, quiw, la haya decepcionado vagamente hacia cl final: c:Quc podtfa ofreccttc?: lo de siempre: unirtc a mi avcntura. Quieto conscguir cl dcsahogo ccon6mico. Pongo un laboratorio. Mc cmpcflo en docc mil pesos. Si pudicra me cmpcflarCa en cicn mil. Tc ofrczco codas las vcmajas de la incstabilidad. Caminarcmos juncos. Yo me mctcrc en polCtica: cscoy harto de dirigir apcnas mi propio dcstino. Vos cscribiras un manual para cl inmigrantc, o discflaras un nucvo modclo de vcstido, o rcdactaris proclamas tcndicntcs a llcvar la rcvoluci6n a las amas de casa. En fin, lo quc quicras dcntro de lo quc pucda constituir un succso. Cualquicr cosa cs posiblc mcnos la inacci6n. [OL a PT dcl 22-12-58)
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Quiz.as en las prodamas cuya rcdacci6n sc le encomendaba ella reconoci6 las lecturas de Arlt que habfan compartido; quizas qued6 intrigada acerca de la naturaleza dd "Manual para d lnmigrante" que carnbien sc ponCa a su cargo; quizas, en fin, Piera sc volvi6 a enterneccr con los esfuerzos de Osvaldo para darle scrieda.d a la propucsta mediante el empleo del futuro simple ("me metnl m poiltica': "caminarmios juntos~ "'esmbirds~ "Ji.sriiArds': ''retlactards") y el detalle de las cifras de la supucsta invcrsi6n que, curiosamente, aunque todavfa no se habfa realizado, se consignaba en tiempo presence como clindola por hecha ("pongo un laboratono': 'me empdio m tloce mil pesos"}. Lo que no sabfa Piera cs que para entonces Osvaldo apcnas habfa conscguido hacersc de una clmara -la Voightlandn comprada con los d6larcs que LeOnidas habfa encontrado frente al hotel- y revelaba en el modcsto laboratorio de Marcelo Uzal. La aptitud que sc acababa de dcscubrir tanto para sacar fotografias socialcs como para venderlas, de todos modos, y el proyccto de trasladarsc en el verano a Mar del Plata con su "socio" Marcelo para fotografiar ruristas, lo llenaban de optimismo. Un optimismo laboral que terminaba por relegar a scgundo piano el originario m6vil amoroso de la Carta:
Acabo de proponerte socicdad en una cmpresa dondc no cstara auscntc cl amor. [OL a PT dcl 2212-58)
Este final no era prccisamente "romantico". Comprensiva y enamorada, no obstante, y a pesar de los terminos casi comerciales de Osvaldo, Piera iba a acceder una vez m:is a los hclados rcquiebros de su novio: Lo cscncial, por ahora, cs volver a comunicarnos. Voy a cspcrarte cl 28 del corrientc de 19 hs. a 19 hs. y 30 m. en la estaci6n de Mor6n sobre cl andc!n donde sc toma cl trcn para ir a Castclar. Una va mas, aunquc s.ca, se consccucnte conmigo. Esu tratando de rccupcrartc Vfctor (OL a PT dcl 22-12-58)
Que Osvaldo firmara Victor, como s6lo ella lo llamaba, debc de habc.r complacido a Piera. La cita, de todos modos, podfa razonablemente fracasar a pcsar de la voluntad de ambos: dcspu~ de scmanas, quizas meses, de no verse, Osvaldo la cicaba en un anden ... d dia de los inocentes. Tai vez porque no advirti6 el lapsus o porque lo advirti6 y confi6 y dcsc6 que sc tratara de cso y no de un chiste, Piera, afortunadamente, concurri6 a la cita y el noviazgo sc reanud6. La sociedad con Marcelo Uzal, entre tanto, segufa en marcha y ese verano encontr6 a los aprendices de fot6grafo en Mar del Plata. Pero a pcsar de que el ma.rido de Marfa Teresa les cedi6 un departamento para que sc ahorraran ese gasto, no todo iba a ser tan facil: les bast6 un solo dfa para comprobar que la fuena de recorrer las playas bajo el sol
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de enero con la camara a cucsw era demasiado para cllos. Dccidicron por lo tanto conccntrarsc en el crabajo nocturno. Salfan entonccs cuando c:afa d sol a tratar de haccr fotos en la rambla; mas carde visitaban los rcstauranccs y al terminar la rccorrida deposicaban los carrctcs en cl buz.On dcl laboracorio "Marte". Al dia siguicntc rctiraban las copias y las cliscribufan a los dientcs. De rcgrcso a Buenos Aires, encusiasmado porque durantc d verano habfan podido mantenersc e incluso rcalizar un m6dico ahorro, Osvaldo sinti6 que la rclaci6n con Piera atravesaba uno de sus mejorcs momentos. Las dgidas convenciones socialcs impcranccs, sin embargo, cspccialmence en cl ambico familiar de Piera, hadan que la pareja dificilmencc encontrara incimidad con la frccuencia quc, sobrc codo cl, rcquerfa. Todavfa no habfa cumplido diecinueve afios cuando sac6 la cuenca de que si ella accpcaba vivir en la casa de Ciudadela podfan casarsc sin modificar sus rcspcccivos prcsupucstos. Mas aun -calculaba-, en el marco de una cconomfa conjunca era probable quc hasca pudieran ahorrar. Su fucuro laboral, que imaginaba mejor que cl presence -(por quc no habrfa de haccrlo a csa edad?-, confiaba lcs pcrmitida, mas adelance, alquilar una vivienda para ellos solos. Para julio de 1959 ya llcvaba trcs meses cratando de convencer a Piera que, como ocurrirfa siempre, sc moscraba mas prudence: Querida Picrangcla: Si est» dispucsta a vivir con mis padres nos casamos cuando vos quicras. La vcrdad, dcseo una contcstaci6n catcg6rica. Nucstra situaci6n ha hccho crisis: as{ no podcmos scguir. Espcrar a tcncr una vivicnda propia scrla prolongar las cosas quifo sabc hasta cuwdo. Vos tc prcguntaras porqu~ no tc voy a vcr: La respucsta cs muy scncilla: cstoy cansado del amor csporadico. Y crco quc vos tambifo cstu muy, pcro muy cansada de csa inmoralidad. Habli claro, plantealc la situaci6n a tus padres. Si cs nccesario quc yo vaya a hablar con ellos no tcn~s mu quc cscribirmc. No ~ si tc he dado las prucbas suficicntcs, la scguridad de quc tc quicro. Mc parcce quc no. Pero sos la unica. Yo mismo me asombro de la fidelidad quc tc he guardado. Tuyo: Victor [OL a PT del 24-7-59)
La sefialada falta de incimidad, sin embargo, no explica por sf sola la urgencia de Osvaldo. Podrfa pcnsarse en el deseo de avencajar en algo a su hermano mayor -que aun no SC habfa casado- O, mas genericamente, en la de ingrcsar lo mas rapido posiblc a una ecapa que, poir aquel enconces, si bien prevista para unos afios mas tarde, apareda como condici6n ineludible de lo que se encendfa como una vida "normal". Tarnbicn, sin ocros fundamencos que los de una conjecura, podrfa avencurarsc que Osvaldo buscaba ascgurarse una instancia -cl matrimonio- de cuya efectiva concreci6n, por alglin motivo, dudaba; o que querfa ascgurarsc a Piera, ascgurarsc su amparo y su scrcna belleza, ascgurarse su sencido praccico y su prudencia que, incufa, lo podfan salvar de csa intempcrie a la que su conducca impulsiva solfa arrojarlo.
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La intransigcntc acogida de la madrc de Picra cuando Osvaldo fuc a pcdir la mano de su hija (;Como lava a mantener?" I "No sl, pero cuantlo yo Jigo que mt caso, mt caso" I "Usttd es un fanfarrtJn" [Encrcvista P. T.]), cl cscaso aprccio quc dcsdc un primer momcnto mostr6 cl padre para con cl jovcn prctcndicntc, las ra:zonablcs dudas de Picra y los constantcs descncucnuos y discusioncs cnuc ambos, dondc los crccicntcs cdos de cl jugaban un papcl dccisivo, postergarfan de momcnto la uni6n. Quiz.is porque la acticud de los padres de Picra al scfialarlc su prccaria sicuaci6n ccon6mica lo humill6, quiz.is solamcncc porquc su curiosidad y su imprudcncia cmpczaban a carcccr de lfmiccs, de csos dias data su frocucntacion de nucvas amiscadcs quc lo iniciarlan, al mismo cicmpo, en una scxualidad azarosa y en una disidcncia no politica con cl conccpto de propicdad privada de las quc nunca sc rcpondrfa def todo. El pals, cncrc tanto, sc descncantaba de las cspcran7.a5 pucstas en Frondizi. Dcsdc novicmbrc de 1958, y con la cxcusa de una huclga de los pctrolcros de Mendoza, irnpcraba d cstado de sitio. Otra huclga, la de los fcrroviarios, habfa concluido con su movilizaci6n bajo mando militar y cl somctimicnco de cualquicr actividad grcmial dcl sector a los cribunalcs castrcnscs. Al mismo ticmpo, una cnridad todavfa cnigm:{cica para la mayorfa de la poblaci6n pcro cuya inff ucncia iba en asccnso cntraba en csccna; los argcntinos cmpczaban a conoccr al Fondo Monctario Internacional en mcdio de un cmpobrccimicnto y de una inccrtidumbrc igualmcntc nucvos. Sc congelaban salarios; sc libcraban prccios; sc empczaba a ceder al capital privado algunas de las emprcsas del Estado. Un ejcmplo de csto ultimo lo conscituy6 la dccisi6n tomada por cl gobicrno en cncro de 1959 de vendcr partc de) Frigorlfico Nacional "Lisandro de la Torre" situado en d barrio de Mataderos, ocasi6n en que la rcsistcncia de trabajadorcs y vccinos a la mcdida dcsat6 una inusitada represi6n donde, adem:{s de la polida, intcrvinicron tanquctas del Ejcrcito. Los grcmios nudcados en las 62 Organizacioncs Pcronistas dccrctaron una huelga por ciempo indctcrrninado, lo quc dio lugar a la movilizaci6n, otra vez bajo mando militar, de todos los trabajadorcs afcctados al transportc publico. lntervcntorcs militarcs ocuparon todos los sindicatos dondc las clccciones hablan sido ganadas por dirigcntcs pcronistas y cicntos de estos fucron cncarcclados. La prescncia de uniformados en las calles, en los 6mnibus y en los fcrrocarriles daba a Buenos Aires cf aspccto de una ciudad ocupada. Empczaba cl invicrno de Alvaro Alsogaray. En esc pals de 1959, la "lzquierda Nacional", a la que Osvaldo adhcrla cada vcz con mayor entusiasmo, moscraba una vitalidad de la quc no volvcrfa a gozar. Un nucvo accrcamiento a Picra, la efervcsccncia social que crcda conformc avanzaba cl afio, un rcnovado intcrcs en la lcctura o la deccpci6n, o cl tcmor, dcrivado de quc alguno de sus nucvos amigos hubiera terminado en la clrcel de Villa Devoto lo dcvolvi6 a aqucl desco de intervenir en polltica. Sus primeros intcntos de participaci6n, sin embargo, arrcbolados por la primavcra hormonal de sus diecinucvc afios, aparcdan casi bajo las formas de una estudiantina:
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Querida Picringcla: Durante los d{as 14, 15 y 16 dcl corricntc sc llcvar:l a cabo un congrcso por la. libcraci6n nacional en la callc Estados Unidos 1532 (Cap. Federal) (a dos cuadras de Entrc Rlos, continuaci6n de Callao). le{ cl anuncio en "Solucioncs", pcri6dico antiimpcrialista y, pcsc a no saber qui~n lo organiza ni qui~ncs van a asistir, cstoy scguro quc scd muy intcrcsantc dado cl tcma a tl'2tar. El movimicnto obrcro y las fucnas de libcraci6n nacional cstan pasa.ndo por uno de los momcntos mas difkilcs de SU historia. El Fondo Moncta.rio Internacional SC ha apodcrado de la. cconomla argcntina y, cvidcntcmcntc, no cjcrcc su podcr en bcncficio de los argcntinos. Nucstra burgucs{a industrial ha traicionado sus propios intcrcscs (industrializaci6n en gran cscala, crcaci6n de un amplio mcrcado intcrno, toma dcl podcr 'cfcctivo') por un pufiado de lcntcja.s. La upiraci6n maxima de nucstros industrialcs gordos y cobardcs cs convcrtirsc en socios de los monopolios yanquis en la cxplotaci6n dcl rcsto dd contincntc... Podrla scguir hablandotc de la conducta de los partidos polfticos, de los intclcctualcs, ccc. Pero no, mcjor lo deja.mos para cl 14 en cl congrcso. Ah{ cspcro cncontrartc. Vktor.
P. D.: No s~ a
qu~
hol'2 cs, pcro scguro quc lo haccn a la tardc a cso de las sictc. Trata de ir. Es una obliga.ci6n. Si pod~s llcva gcntc. Tuyo. Vktor. [OL a PT dcl 11-12-59)
So/uciones, el semanario efimero pero vigoroso a craves del cual Osvaldo sc habfa encerado del "Congreso por la Liberacion Nacional", escaba dirigido por Ismael Vinas y concaba encre sus colaboradores a John William Cooke, Juan Jose Sebreli, Fcrm{n Chavez, Jorge B. Rivera y David Vinas, cncrc ocros. Sus ocho paginas en formaco tabloide daban la palabra a Hderes sindicales de la resisccncia como Sebascian Borro, Andres Framini y Augusco Vandor o a frondiciscas desencancados como Ramon Alcalde o los propios hermanos Vinas. El "Congreso por la Liberaci6n Nacional", al que Osvaldo invicaba a Piera, escaba organizado por cl Seminario tk £studios Sociaks tk /a Fundacion Raul Scalabrini Ortiz, scgun lo anunciaba Cl numero 10 de So/uciones de diciembre de 1959. En la misma cdici6n, cl peri6dico convocaba con grandes citularcs a un aero organizado por cl Movimienco Obrero Unificado (MOU), nucleamienco recienrementc conscicuido con gremios de oriencaci6n peronisca, aunque contaba cambien con los comuniscas y con algunos independi.ences. En la concratapa, como comentario al "Congreso por la Liberaci6n Nacional", se cditorializaba desde los copctes: "Hubo ingmuos que pensaron
qia ti rtvanchismo oligdrquico habla lkgado a su //mitt durantt la 1ibmadora: Nos gobernaban mtonus los mds conspicuos represmtantes tk la polltica vacuna y mtreguista y ni siquiera las senoras gordas tk Ba"io Norte sospechaban que se pod/a conseguir un ejecutivo mds sumiso': [Soluciones, IO de diciembre, 1959: 8] Tai vcz por pura formalidad, cal vcz por pudor, a pesar del panegfrico que sc hada en esa concratapa del congreso en cuesci6n, un rccuadro publicitario anunciaba formalmentc el acto. El caracter milicancc, minoritario, vircualmcncc {ncimo dcl cvenco, sin embargo, habfa craicionado a quien redact6 cl anuncio. Tcnfa raz6n Osvaldo: canto
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sc conodan los participantcs del "Congreso", tan co dcscartaban la concurrcncia de quiencs no cscuvieran ya incegrados a esc cspacio pollcico, que habian olvidado indicar en d aviso que convocaba formalmence al acco la hora en que cl mismo sc rcalii.arfa: CONGRESO
El Congrcso por la Libcraci6n Nacional organizado por cl Instituto "Scalabrini Ortiz" sc llcvar.i a cabo los dias 14. 15 y 16 en cl Tcatro Sindical de C.imara, callc Estados Unidos 1532. Sc invita a las pcrsonas quc quicran participu. [1d.)'6
Lo cierco cs quc en la invicaci6n formulada a Piera sc mczclaban cl genuino interes de Osvaldo por cl momenco poHcico que vivfa cl pafs y su dccidida, aunque algo acrfrica, coma de parcido en csa franja dcl cspcccro idcol6gico, con cl dcsco de impresionar a Piera a craves de sus leccuras polfcicas, en las que sabfa que ella no podfa -en rigor, no querfa- compecir con el. En cualquier caso, cl "Congrcso pot la Llbcraci6n Nacional" le scrvfa para volver a llamar su acenci6n y, con una cxcusa planccada casi en ccrminos pacri6cicos ("es una obligaciOn [...] linld gmu"), rccnconcrarsc con clla. Picra, en rcalidad, fuera de su amiga Luciana que, por lo demas, difkilmence sc incercsara por la "libcraci6n nacional", no cenfa ocras pcrsonas a quiencs invicar, dcsvinculada como cstaba de los scccorcs policizados con los que s{ sc empczaba a concctar Osvaldo. Prcvisiblementc, Piera no concurri6 al "Congrcso por la Libcraci6n Nacional". No sabcmos, en cambio, si Osvaldo lo hizo. De codos modos, y como tancas ocras vivencias de aquellos afios, d episodio rcaparecerfa mucho ciempo despues en cl Teatro Proktario tk Cdmara-. cse local de Estados Unidos• 1556, donde alg\ln grcmio a.Rn al cspacio de la "lzquierda Nacional" realizaba accividades culcurales y que habfa cedido para cl congrcso, recibfa el nombre, algo pomposo, de "Tcacro Sindical de camara" y as{ era dcsignado en cl aviso de la concracapa del pcri6dico Soluciones. A codo csto, ya habfan p~do el invierno y la primavera dd '59 y la sicuaci6n ccon6mica de Osvaldo, como la de Piera, como la de los padres de ambos, como la de Lc6nidas, como la de Marfa Teresa y su marido, como la de buena parce de la poblacion, habfa seguido deceriorandose. En esce contcxco desfavorable, SU unica fuence de ingresos -la pcquefia empresa que cenfa en sociedad con Marcelo Uzal- se moscraba cada vez mas insuficiente, por lo que comenz6 a pcnsar en abandonar la accividad. La cxpcriencia, sin embargo, no serfa dcl codo esceril: Marcelo pcrsevcrarfa hasta convercirse en foc6grafo profesional y Osvaldo iba a aprovcchar algo de lo aprcndido para que la primera cransmisi6n del Canal 9 de celevisi6n, donde ingres6 el 15 de mayo de 1960, lo cncontrara como ayudante de camar6grafo. Las pclcas y los desencuencros con Piera, que no desaparecerfan nunca, ccsaron casi complecamence por esos dlas. Ambos empczaban a sencir que el ocro, masque un amor, era un descino. El sueldo modesco pcro fijo y seguro que Osvaldo cobraba codos los meses cermin6 de avencar codas las dudas de Piera, por lo menos las rclacivas a la scriedad con la que el ~e cuya inconstancia ya empczaba a preocuparse- encaraba el
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proyecco comun. Por csos dfas, ademas, los medicos del Discrito Milicar Ciudadda le detectaron un problema bronquial -que hasta entonces ignoraba y que no volverfa a molestarlo- que lo exceptu6 del servicio milicar obligacorio, con lo que quedaba dcspejado otro obsclculo. De todos modos, ni los ingresos de cl en Canal 9 ni los que ella obtenfa con su trabajo de modista, que fluctuaba conforme las neccsidades, o las posibilidades, de sw dientas, y quc ademas sc supcrponfa con sus esfucrros por tcrminar el Bachillcrato, eran suficicnccs como para alquilar una vivienda. Por estas razoncs, poco a poco la idea de vivir en la casa de Ciudadela iba dcjando de parccer descabellada. La pcquefia vivienda de Viamontc 264 -dos dormitorios chicos, uno ocupado por los padres de Osvaldo, una pcquefia cocina, un patio intcrno y un modcsdsimo c,o medor- no promeda demasiada intimidad, es cierto, pcro, comparada con la que disponfan entonces, implicaba un gran avancc. Ademas, en los frecuences viajcs que Lc6nidas Aniceto y Dofia Teresa rcalizaban a Mar del Plata para visitar a su hija, la casa quedarfa para ellos solos. Cuando, en diciembre de 1960, Piera lograra convcnccr a sus padres, s6lo restarfa iniciar los tramitcs en el Rcgistro Civil de Ciudadela -a ninguno de los dos se les ocurri6 pensar en una ccrcmonia rcligiosa- y cspcrar la fecha. La inescablc siruaci6n en la que la parcja arribaba al matrimonio qued6 en evidencia cuando, a fines de abril de 1961, Osvaldo rccibi6 de las autoridadcs del Canal un tclcgrama dondc sc le aplicaba una suspensi6n de tres dCas j>or reiteradas faltas tk disciplina" [Arch. Canal 9]. Lcjos de amilanarlo ante cl temor de un fururo, quiz.is inmincntc, despido -no tcnfa aun siquiera un afio de ancigiledad- despach6 su celcgrama de respucsta a la empresa: "&chazo suspenswn por improcetknte. Apelo paritaria ky 12.908" [fd.]. El incidence, de todos modos, no impidi6 quc el 23 de junio solicicara la liccncia por matrimonio, la quc le fue conccdida sin inconveniences. La cercmonia civil ruvo lugar el 5 de julio de 1961, en Ciudadela. Los festejos fueron tan sencillos quc no hubo ni siquiera fotos. Teresa Galeano, prcocupada por los detalles de la cclcbraci6n, quc scguramente dcseaba mas importance, no concurri6 al Rcgiscro Civil puesto quc sc habfa quedado cocinando en su casa, a dondc acudirfan los novios y unos pocos invicados a almorzar. La concurrcncia sc redujo a los padres de Osvaldo, su hcrmano Lc6nidas, cambien recien casado, y su esposa Ilda. los padres de Piera y los Brussolo, un matrimonio que habfa comparcido cl barco con Picra y su madrc alla por 1948 y con quienes los Taborelli habfan trabado amistad. Al terminar el almuerzo, Piera y Osvaldo partieron en viaje de luna de miel rumbo a Mar del Plata. AUf sc cncontrarfan con Marfa Teresa y Edgardo Castagna, su marido, quc no habfan podido viajar para el casamiento. Los recicn casados sc al,o jawn por poco mas de una semana en un residencial cercano a la casa de Chichita, a mcnos de una cuadra dcl mar. En la foco que Marfa Teresa o quiza Edgardo Castagna les tomaron, en el fondo de la ~a de los padres de este ultimo, SC los ve feliccs, radiances, Picra abrazada a Osvaldo que, inclinado, devuelve la mirada amorosa quc ella., algo mas abajo, le rcgala con cl rostro alzado hacia el suyo.
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De regrcso a Ciudadda, Dofia Teresa los esperaba con un juego de dormitorio de caoba oscura, regalo de boda de los Lamborghini, cuyo enorme ropero a Piera se le asemej6 a un ataud, impresi6n que no trepid6 en comunicar a su suegra. Como si presintiera que muchas vcces tendrfa que mediar entre cstas dos mujeres, Osvaldo intervino en la pequefia discrepancia tomando una foto donde la figura de su mujer y la dd ropero regalo d.e su madre aparedan en arm6nica composici6n. Con la Voightl.antkr apoyada en un tripode, dispar6 contra cl espejo que sc encontraba en la pared de enfrcnte al mueble. En primer piano, la clmara caprur6 su propia imagen en cl momento de disparar; acras, la figura de Piera, casi de cspaldas y con aire distance; mas lejos, cstilizado por d encuadre de la coma, el ropero de la discordia, cuyo espejo repeda al infinito, como en cl cuadro famoso, coda la cscena. Despues, los reci~n casados terminaron de descmbalar sus pertenencias y empezaron a tomar poscsi6n de cse dormitorio de parcdcs griscs que constituirfa cl primer espacio comun de la pareja. Piera tenfa entonces veintitres afios; Osvaldo acababa de cumplir veintiuno.
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7. Lurate [I96Il
Pierangcla Taborelli habfa nacido en 1938 en Lurate, una pequefia poblaci6n ubicada a veintidnco kil6metros de la ciudad de Como, al norte de Italia. Su madre, Luisa Luraschi, obrera textil de la entonces incipiente industria de la seda, y su padre, Hector Taborelli, un operario metalurgico al que su participaci6n en la campaiia dcl Africa habfa marcado para siempre, sobrevivfan por entonces con grandes dificultadcs en la Italia fucista pr6x.ima a entrar en la Segunda Guerra Mundial. Iba a bastarlcs el espccclculo del pa{s arrasado a la finalizaci6n dcl conflicto para que, al igual que tantos otros, decidieran probar suerte en America. Hector tenfa treinta y seis afios, Luisa, treinta y dos y Picrangela, nueve. Para Hector Taborelli -que parti6 solo a comienzos de 1947 con la csperanza de establecersc cuanto antes para que pudieran un{rscle su mujer y su hija-, sin embargo, no era nuevo ese viaje interminable hasta el ultimo pals del continente que no hada sino dcsandar aquel otro viaje que habfa emprendido con su padre cuando tenfa la misma edad de la nifia que acababa de dejar junto a su madre en Luratc. Angelo Taborclli -cl padre de Hector, el abuclo de Piera- habfa llegado a la Argentina a comienzos del siglo XX y, dcsechando la por entonces convulsionada Buenos Aires, como as{ tambien las chacras y colonias de Santa Fe, C6rdoba o Entre Rios, habfa optado por el frlo, el viento y la extensi6n de la Patagonia. Enseguida, sc cas6 con una mesciza, Angela Abrigo, con la que se instal6 en Rio Gallegos, donde nacieron Hector y sus muchos hermanos, algunos de los cuales, los mayores, quedaron en el pals cuando su ·padre, junto a Angela y los menores, emprendi6 el retorno a Italia casi veinte afios despues de su Uegada. Ahora que Hector regresaba los encontrarfa radicados, con suerte dispar, en Entre Rios, C6rdoba y la Patagonia. Casi un afio tard6 Hector Taborelli -que, a diferencia de su padre, cligi6 establecersc en Buenos Aires- en decidirsc a hacer venir a Luisa y a la pequefia Piera, que llegaron en los primeros d{as de 1948. El empleo que habfa conseguido en La Canclbrica no le reportaba un ingreso superlativo pero le permiti6 instalarsc con su familia en la casa de la Avenida Zeball.os de Cascdar, en la que el y su mujcr pasarfan el resco de sus vidas. Consciente de su pertenencia a una familia obrera, Piera crcci6 en la convicci6n de que provccr a la propia subsistencia era una lucha de todos los d{as. Dcsde muy nifia, fue testigo del esfuerzo de su padre y de su madre para progrcsar lentamente, a fucrza de ahorros y sacrificios, hasta acceder a un pasar digno, ligeramente superior al que habfan dejado atras en Europa pero, a la VC'Z, permanentemente ascdiado por las convulsioncs de un pals al que habfan llegado cuando todo parecfa cambiar. Rccclosos
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canto dcl pcronismo como de los gobiernos de la "Revoluci6n Libcrtadora" y los que le siguieron, H&:tor Taborelli y Luisa Luraschi SC fueron replegando cada Vet mas sobre sf mismos y sobre su unica hija para la que deseaban una cxistencia mejor que la de ellos. Tal vcz fue esta obscsi6n de sus padres en torno a la tranquilidad de un empleo, un ingrcso seguro y una vivienda, que habfa ido asimilando desde que tcnfa memoria, lo quc hizo que Pierangela, una vcz concluido el ciclo primario en el colegio Sagrado Coraz6n de Haedo, decidiera, con la firmcza de caractcr que ya asomaba a sus trece afios, quc no irfa a la escuela secundaria. Sc trataba de una elecci6n que dcspues iba a rcconsidcrar pcro quc no resulcaba extravagance. Antes bicn, el aprcndizaje de cortc y confecci6n que inmcdiacamente cmprendi6 a inscancias de su madre era un camino que por aquel cntonces segufan no pocas nifias de su cdad y condici6n. La paulatina adquisici6n de las destrczas de este oficio quc, de alguna manera, la accrcaba a su madrc, no habfa impedido que durance aquellos afios empczara a despuntar en Piera una avidcz intelectual que ya no la abandonarfa. Cuando, al ccrminar la adolcscencia, advirci6 que no le bastaba con la formaci6n que ella sola, a los tropiezos, con marchas y contramarchas, se habfa dado, y que necesicaba sistcmacizar de alguna manera los conocimientos dispersos de los quc sus leccuras solicari.as la habfan provisto durance codos esos afios, revi6, sin arrcpcncirse, aquclla decisi6n de clausurar su instrucci6n al concluir el ciclo primario para decidir que scrla, por lo mcnos, Bachiller. Para la epoca en quc conoci6 a Osvaldo en el lnstituto Urcola ya era una joven de talle csbclco, piel blanqufsima y cabcllo dorado cuyos ojos, ora azules, ora cdestes, cautivaban sin proponcrsclo y otorgaban al conjunto un atractivo profundo pcro fragil que alguno de sus amigos vincularla, afios mas wde, con Botticelli. En contrastc con esta imagcn, su caractcr, sercno pcro de un talance tan firme que lindaba oon la frialdad, causaba la i.mpresi6n de quc en su bcllcza habfa algo irrecupcrablc. Tai vcz por eso, y mis alli de su tcmprana afici6n a las tradiciones n6rdicas, Osvaldo jamas la relacionarfa con las madonas dd fforcntino sino quc al mirarla iba a evocar, con satisfacci6n pcro cambicn con inquietud, a las wa.lquirias de la mitologfa escandinava. En todo caso, ambas asociaciones coincidfan en atribuir a Picrangela una bcllcza casi rdigiosa o al mcnos inasible. Estc porte y este caracter singulares SC adornaban en los dfas de SU primera juventud con una sorprendente perspicacia para pcrcibir que en aquellos primeros meses de la d&:ada del '60 el mundo cambiaba para siempre, cualidad del todo infrecuente en una jovcn que no tenfa mas contactos con esc mundo que cambiaba que los que podfa proporcionarlc su concurrencia al lnstituto Uroola y que futidi6 a Osvaldo desde el comienzo dcl noviazgo, sobre todo cuando pretcndfa impresionarla con la Ultima novcdad de librcrfa y conscacaba que Picra ya la conocfa; o cuando, insuflado de fervor polfcico, pcroraba largamcntc ante clla quc, intcrcsada pcro, a la vcz, practica -a diferencia de cl, no aspiraba a regir otro dcstino quc cl propio, cmpresa que, por cierto, consideraba suficientcmente ardua- dcsandaba el discurso de su novio con observacioncs, a veccs escepticas, a veces ir6nicas, pero invariablementc agudas. A pesar de ello, no pocas veces, menos por propio convencimiento quc por la
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insisccncia de Osvaldo, Picra ccdfa a la argumcncaci6n cnvolvcntc, incansablc y, en ocasioncs, cxcraviada de su novio al quc qucrfa sinccramcntc pcro cuyos planccos la cxccnuaban porquc clla, a difcrcncia de cl, no vivfa csos afios de juvcntud con la impacicncia de las cosas no realiz.adas sino quc scnda quc, prccisamcntc, a csa edad todo cscaba para scr hccho y disfrucado. Con satisfacci,6 n, con una ingcnuidad cxcnta de toda malicia, con la suficiencia scrcna de csc cucrpo jovcn que no sc culpaba de agradar, no sicmprc sc ncgaba a conccstar a alguno de los j6vcncs quc de mancra harto frccucntc uacaban de cncablar convcrsaci6n con clla. Tai lo quc ocurri6 con un grupo de csrudianccs bolivianos quc sc le accrcaron en cl crcn y con los quc, dcspues de hablar de liccratura y de Lacinoamcrica, inccrcambi6 dacos y scfias pcrsonalcs y promcci6 cscribirsc. Los cstudiantcs bolivianos sc dcspidieron con la promcsa de un rcgalo -una ancologfa de Jose Martf- quc le scrfa cnviada por corrco. Picra cspcr6 cl cnvfo con ansiedad: Cuba ya cscaba en cl ccntro de la cscena polftica y Mard formaba parte de su mitologfa. Pero cuando llcg6 la cncomicnda y, cntusiasmada, quiso comparcir cl rcgalo con Osvaldo, sc dcsac6 la tormcnca. No sc cracaba, sin embargo, de una ccmpescad originada en motivos cstccicos o pollcicos sino de algo can antiguo y elemental como los cclos. A pcsar de su voluncad de conscrvar d libro, quc juzgaba bcllfsimo, su dcsco de satisfaccr a Osvaldo -o d agobio de sus argumcncacioncs, quc cmpezaban a rcsulcarlc can absurdas como irrcbatiblcs- hizo quc sc dcjara convcnccr y dcvolvicra cl libro por cncomicnda. Los cstudiances bolivianos, ajcnos a coda mczquindad, tcmcrosos de habcr ofendido o molcscado en algo a su amiga, no conformcs con la dcvoluci6n, cnviaron a vudca de corrco una carca en la quc, con amabilidad, sinceramcnce incrigados, prcguncaban a Piera cual habfa sido. cl problema. Ella sc vio cnconccs en la inc:Omoda situaci6n de ccncr quc cxplicar a los bolivianos que cenfa un novio ccloso hasca de los libros, y a su novio, que sc encer6 de la exiscencia de la caeca, quicncs cran csos bolivianos que sc inccrcsaban canco en clla. Osvaldo cmpez.aba a ser una persona excesiva. Excedido en su amor a Piera, de la quc, durante muchos afios, depcnderfa afcctiva y psicol6gicamentc; cxccdido en cl papcl preponderance quc sc acribufa en la parcja, ~mo si cualquicr otro dcstino que no fuera cscar a su lado implicara para clla la accpcaci6n de un dcscino mediocre y rcsignado; cxcedido, en fin, en su micdo a perdcrla, un micdo quc incvicablcmcncc dcscmbocada, con crccicncc frccuencia, en esccnas can insensatas como la dcsacada a rafz dcl rcgalo de los cstudianccs bolivianos. Estc miedo a perdcr a Piera, quc quiz.as lo habfa llevado a aprcsurar el casamicnto hasca la imprudencia, sc irfa sumando a sus permanences fracasos en cl intento de convertirsc en doccncc, gufa o mencor de su compaficra, para quien cl amor quc scntfa por cl y la dulzura quc le era connatural no rcsulcaban incompaciblcs con la lUcida alcivcz de quc sc valfa para rcchazar codo conato de avasallamicnto. En cstc scntido, no s6lo Osvaldo cuvo quc cnfrencarsc con cscc caclctcr ind6mito. Tambicn cl infacuado do Pitoco hubo de cscuchar, cuando en una visica a la casa de 80
Ciudadcla trajo a colaci6n los blasoncs de los Lamborghini, quc Picra -sicmpre orgullosa, sicmpre pragmatica- sugiricra quc, en caso de cncontrarsc el dichoso escudo de la familia, bicn podrfa scrvir para tapar las grictas de la pared. Es quc micntras los Lamborghini afioraban un linajc imaginario que, indepcndicntcmcntc de las rcalizacioncs pcrsonalcs, los cngrandecicra y los justificara, la familia de Picra, espccialmcntc la rama matcrna -los Luraschi-, guardaba una mcmoria muy d.istinta, por no dccir contraria, de la nobleza italiana. Osvaldo, que participaba de la misma nostalgia heraldica de casi toda su familia, advirti6 cuando conoci6 a Picra quc, mas alla de lo problcmatico que le resultaba la rcconstrucci6n de SW blasones, carcda clc narraciones familiares que siquicra pintaran las costumbrcs, los vicios, los palacios o los crfmencs de csa noblcza magnffica y hicratica de la quc suponfa -de la quc deseaba- descender. A Picra, en cambio, los rclatos le sobraban. Uno de esos relatos, quc sc rcmontaba a la Roma del siglo IV D. C. y a la Europa de Metternich y sc habfa pcrpctuado hasta el siglo XX, imprcsion6 tanto a Osvaldo que podrfa afirmarsc sin cxagcraci6n que, de un modo u otro, lo acompafiada durantc toda la vida. La historia comcnzaba con una de las Ultimas imagcnes que Picra conscrvaba de su ricrra. Era cl mes de agosto de 1945 y csos conclcs romanos quc tenfan su villa de vcrano en Luratc, a 25 kil6mctros del Iago de Como, habfan sacado en proccsi6n a la imagcn de Santa Gaudcncia, aquclla jovcn virgen quc en el afio 303 cncontr6 el martirio en la Ultima pcrsccuci6n desatada por el empcrador Dioclcciano. Encerrada en una uma de cristal, la imagcn tenfa el rostro como el de una muficca de cera; sus cabdlos, finlsimos y dorados, parccfan humanos y llevaba un manto laminado en oro y rcvestido con brocato de scda. Querfa la tradici6n que los restos 6scos encontrados en una cacacumba romana pcrtencclan a la santa y que esos mismos hucsos eran la reliquia sobre la que sc habfa moldeado la imagen de cera que los condcs hablan dispuesto exhibir ante los cstupcfactos pobladores de Lurate, un cascrlo de poco mas de un centenar de habitantcs. Picra, como sus padres, como sus vecinos, como toda la gente del pueblo que sc agolpaba a los costados del camino por dondc pasarfa la imagen, contemplaba la escena arrobada. Los rcws en latln, los clnticos, el silencio de la muchcdumbre y la circunstancia de encontrarse dentro de la villa de los condes otorgaban a la escena un caractcr entre beadfico y espectral. {De hccho, dlas mas tarde la niiia soiiarla, volando de fiebre, que la santa sc prcsentaba frente a su camita y la instaba a seguirla hacia la muerte). Cuando la imagcn recorriera el trayecto desde la capilla privada situada a la izquierda de la imponentc construcci6n en la que los scfiores sc alojaban durantc los veranos hasta la otra capilla, algo mas grande, ubicada a la derccha, donde en las fechas magnas los condes acccdlan a compartir con el pueblo la devoci6n propia del lugar, sc iniciaria el oficio religioso de agradccimiento a la santa. El culto a Santa Gauclcncia databa de 1802, cuando fueron hallados los restos 6seos que sc le atribuycron. Desde entonces, su devoci6n fue insistentcmentc alentada por la Iglesia: se la declar6 "patrona de los cantorcs"; sc le adjudicaron prodigios y milagros. Y 81
cuando el papado se.sinci6 amenazado por las oleadas revolucionarias de 1820 y, sobre codo, de 1830, que en la penfnsula se cradudan, fundamentalmence, en el tantas veces postergado ideal de la unificaci6n nacional, hubo un conde romano que logr6 que Metternich, por entonccs arbicro de Europa. dccidiera la intervenci6n en Italia del poderoso ejcrcico austro-hungaro frenando de momenta las reformas que, alencadas por Garibaldi y otros anatemas, habfan temido primero Pio VII y. mas tarde, Gregorio XVI. Fue durance el papado de cste ultimo -cl 2 de agosto de 1834- cuando a aquel conde romano cuya intervenci6n providencial habfa salvado a los Estados Pontificios sc le retribuyeron sus favorcs con la donaci6n de las rcliquia.s de Gaudcncia. Dos afios despu~. en junio de 1836, fos condcs agraciados con los sacros dcspojos decidieron trasladarlos dcsde su palacio de Roma a la villa de Lurate, donde sc erigieron las dos capillas, una a la izquierda de la residencia, otra a la derccha, consagradas al culto de la santa. Los lugarefios se prendaron rapidamente de la historia de la virgen y martir cuyos huesos habfan morado durance quince siglos en las cacacumbas de Santa Priscilia, bajo la Vfa Salaria Nova, en la periferia de Roma. Pero al mismo tiempo que creda la devoci6n, credan las leyendas, que empezaron por centrarsc en el martirologio de la santa y, sobre todo, en sus causas: la insistencia del culto oficial en rccordarla como "virgen y martir", la homologaci6n que esa definici6n hada de arnbos tcrminos e, incluso, la prclaci6n que estableda entre uno y otro habfan determinado que el imaginario popular dedujera una relaci6n de causalidad entre ambos, como si el segundo fuera una consccuencia directa, inevitable del primero. De alH a la crcencia de que Gaudencia habfa ido al martirio por no resignar su vircud habfa un trayecto tan breve como el que mediaba dcsde csta deducci6n impecable hasta la conjecura, menos firme, de que no habfan sido los esbirros de un emperador desquiciado sino los hermanos de Gaudencia, quiza hasta con el concurso del propio padre, quiencs, al no lograr los favorcs de la joven, la habfan inmolado. En cste ultimo aspecto, la leyenda interpolaba y confundfa la concupiscencia que usualmente los habicantes de Lurate atribufan -no siempre infundadamente- a los nobles, en este caso a los condes custodios de las reliquias, con la historia de Gaudencia, adjudicindole al martirio de la santa las motivacioncs abcrrantcs que, en realidad, habfan excicado las fantasfas populares a partir de las repentinas auscncias de csos j6vencs, a veccs nifi.os, que los lugarefios juraban haber visto entrar al atardccer a alguna de las villas cercanas al Iago y cuyos gritos desgarradorcs, cspeluznantcs, crefan cscuchar en las noches de Como y de Lurate. A pesar de cstas leyendas y de estas sospcchas, los condes bajo cuya custodia el Papa Gregorio XVI habfa puesto las reliquias de Santa Gaudencia gozarfan por mucho tiempo de un notable ascendiente sobre los pobladorcs. Cierto es que con el paso de los afios fue menos la presencia material de los huesos de la santa en la capilla de la izquierda que la influencia concreta de los condes en los asuntos del siglo lo que mancuvo esa devoci6n. Casi cien afios despues de la encronizaci6n de Gaudencia en Lurate, una bisnieta de aquel conde romano cuya intervenci6n diplomatica dio sosiego al papado se
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solazaba rccibiendo a las mujeres del pueblo que venfan a pedirle que interccdiera para que su hombre, rcclutado con los primeros aprestos de la guerra del '14, regresara con vida y, en lo posible, en breve plazo. Una de aquellas pobres mujeres, orgullosa y altiva como ninguna, maldijo en silencio, de rodillas, a la condesa que escuchaba su ruego sin que los cinco hijos, que sc criaban como podfan, y ese scxto vastago que ya le pesaba en el vientre, le arrancaran a la otra un mfnimo gesto y que, despues de una espera inconmensurable -no hay fisica ni aritmetica que puedan sostener sin sonrojo que el tiempo transcurrfa a la misma velocidad para las dos mujeres-, le record6 que su marido era un hombre del pueblo y que, como tal, sc debfa a la patria. La mujer, entonces, maldijo en silencio tambien a los hombres, al pueblo ya la patria; maldijo la mano de la condesa y maldijo el anillo que tuvo que bcsar antes de levantarsc y emprcnder el camino de regrcso a su hogar maldiciendo, ahora en voz alta, a su marido, a sus hijos, a sf misma, a la guerra ya la santa, sin que la condesa le dirigiera una sola palabra de alienco o esperanza. Giuseppina Ferranti, que engendr6 a Luisa Luraschi y Ferranti, que cngendr6 a Piera Taborelli y Luraschi, que engendr6 a Elvira Lamborghini y Taborelli, no sabfa que la c:Ondcsa habfa dlccidido favorecerla, que su rucgo habfa sido cscuchado y que el padre de la nifia que ya pugnaba por asomarsc al mundo estarfa de regrcso antes del nacimiento. No sa:bfa tampoco que su marido, Giweppe Luraschi, llevaba el mismo nombre que cl bisabuclo de la condesa, aquel conde romano cuya intervenci6n salv6 al papado de la furia revolucionaria de 1830, el diplomatico de todas las cortes, el amigo del implacable Metternich, el preferido de Pio VII y Gregorio XVI, el afortunado, el dichoso, cl ficl devoto de Santa Gaudencia Giuseppe Sebregondi.
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Ciudadela (1961 - 19631
En el invierno de 1961, de regreso de la luna de mid en Mar del Plata, Osvaldo, que se reintegr6 enseguida a su trabajo de ayudante de clmara en Canal 9, mostraba una particular ansiedad: en agosto daban comienz.o los cursos en la escucla de periodismo que dirigfan Jorge Abelardo Ramos y Jorge Enea Spilimbergo en la que, siguiendo el consejo de Le6nidas, se habia inscripto a comienz.os de afio. El rccuerdo d~ esa tarde en la que su hermano mayor lo habfa llevado a la vieja casona de Callao y C6rdoba, donde ademas de la escuela de pcriodismo funcionaba la rcdacci6n de! semanario Po/ltica. redoblaba su expcctativa. En aquella oportunidad Ramos y Spilimbergo se ocupaban precisamcnte de los detallcs dcl cierre de la cdici6n de Polltica, una publicaci6n en sepia con formato de revista que diagramaban Ricardo Carpani y Manuel Sanchez, dirigfa Ramos y donde firmaban Arturo Jaurctche, Alberto Methot Ferre, Juan Jose Hernandez Arrcgui, Luis Alberto Murray, Jose Ignacio Cornejo, Carlos Strasser, Spilimbergo y el propio Ramos, y que reproduda cextos de Bollvar, Alberdi, Ugarte, Scalabrini Ortiz o Haya de la Torre. En lineas generalcs, cl semanario sc definfa por su rcconocimiento cdcico del pcronismo y cl cucstionamiento a "la vicja izquierda"; la dcfensa de la Cuba revolucionaria y la crlcica del "cubanismo" local; el rcdamo de una policica "nacional" para las Fuerzas Armadas y la advertencia en torno a la cstrategia filomilitar de las "62 Organizacioncs"; la insistcncia acerca de la "cucsti6n nacional" y cl alerta frcnte al "cipayismo" de la "pcquefia burgucsfa intelcctual". Al ver llegar a los hermanos Lamborghini, Ramos y Spilimbergo dcjaron su tarca y recibieron a Poli con la cordialidad que se dispcnsa a quien se considera un camarada. Arnbos conodan y aprcciaban dcsdc hada afios a Lc6nidas, cspccialmencc Spilimbcrgo, queen 1955 habfa publicado en Crltica una encomiastica resefia de El sabotea4or
a""pmtido. Cuando Lc6nidas present6 a Osvaldo habl6 de su simpada hacia las ideas dcl grupo que por cntonccs editaba Polltica y manifest6 su dcsco de poner en manos de Spilimbergo y Ramos la formaci6n politica y profesional de su hermano que, como no podfa ser de otra manera, se inscribi6 de inmediato en la escucla de pcriodismo donde, ademas de Ramos y Spilimbergo, dictaban cursos Rodolfo Puigross, Juan Jose Hernandez Arregui y otras figuras de pcrfil semejantc. Los cursos, que duraban un cuatrimestre, no exigfan cstudios secundarios completos y consisdan en cl diccado de un pufiado de asignaturas de ostensible contenido poHtico ("Historia de las ideas politicas", "Economfa pollcica"), otras de caracter mas general
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pcro igualmente pcrmcablcs a la aspcrsi6n idcol6gica que sc derramaba dcsde la direcci6n dd inscituto ("lniciaci6n literaria", "Iniciaci6n filos6fica") junto a las materias que, en tcorla, parcclan mas afincs a la currlcula ("Tecnica pcriodlscica", ..Redacci6n pcriodtstica" o alguna similar). La matrkula dcl curso cstaba mayoritariamente conformada por aspirantcs a pcriodistas e incluso por pcriodistas en ejercicio, la mayorfa provinientcs de scctorcs socialistas y dcl pcronismo de izquierda. Estos cursos pcrmitieron a Osvaldo profundizar y rcvisar sus lccturas marxistas e induso ampliarlas y extenderlas a otros ambitos de la filosoffa y la tcorfa polltica. A los libros comprados y lcldos hacia d fin de la adolcsc:cncia como La Ukolotfa alnntzna, de Marx y Engels o Sew y rrvoludon, de Rcazanov, sc sumaron El prlndpe, de Maquiavclo o B trabajo tkl partiJb mtw las masm y ;Qui hacn-?, de Lenin, lccturas que iban a completarsc en los afios inmcdiatamente siguientcs con EJ W,uin-Jismo, mfermt""4 infantil Jel romunismo, tambicn de Lenin, y con los Manuscritos tcontJmico-filosofoos, de Marx. Posiblementc la frccuentaci6n de la cscucla de pcriodismo dcbc de habcrle pcrmicido familiarizarsc tambicn con los titulos que publicaba la editorial Coyacln, dirigida y patrocinada por Ramos, en la que fueron editados dtulos como Prosa tk hacha y tizA, El paso tk los librrs y Forja y la JlcaJa infomt, de Jaurctche; La polltica m ti arte y AIU y rrvolMciOn latinoamericana, de Ramos; COmo hicimos ti 17 de Octubrr, de Angel Perelman, La rrvolMciOn ptrmanmtt, La rrvolucion rusll y la bu1"0CTtlCi4 soviltica y Por los Estados Unielos Socialistas tk Amlrica Latina, de Trotski, La cuestiOn nacional m Marx, de Spilimbcrgo y Pro y contra tk AlbnJi, de Luis Alberto Murray, cntrc otros. La lccrura de csta literatura poHtica iba a darle la oportunidad de reutilizar d considerable bagajc aprcndido en los autorcs nacionalistas de la bibliotcca paterna, bien que adcaWtdolo a la nueva pcrspcctiva de izquicrda que campcaba en la cscuda de pcriodismo y a la que empczaba a adherir con crccientc entusiasmo. El caracter ·nacional" de csa izquierda, ademas, rcvitaliz6 su intcres por la pocsla gauchcsca que, sin mengua dcl encant:amiento que le empczaba a producir su frasco, aparccfa ahora como punto de confluencia entre una incipience practica polfrica y una no menos inaugural pr.ktica litcraria. En .la misma sintonla, en fin, su gusto por la novcla rcalista dcl siglo XIX, cstctica que csa izquierda oponla a las vanguardias, tambiCn sc rcsignific6 y lo que no habla sido mas que placcntero abandono al avatar de csas narracioncs impccablcs sc le rcvdaba ahora como material de cstudio profcsional y formaci6n milicante. As{, cl c.onocimiento de los novelistas rusos acompafiaba la lcctura de Trotski; cl de los inglcscs y francescs, la de Marx. Sus primeros intentos literarios tambicn encontraron vigoroso impulso en la cscuda de Ramos y Spilimbcrgo. Curiosamente, a poco mas de un afio dd incidence con los cstudiantcs bolivianos que hablan rcgalado d libro de Marti a Picra, fue un hombre dd alciplano, cl profcsor Pefiaranda, quien lo cstimul6 a pcrscvcrar no s6lo en la lccrura sino en la faaura de sus propios tcxtos. Tan profunda fue la imprcsi6n que Pefiaranda caus6 en Osvaldo que insisci6 en que su prima Liliana -la hija todavfa adolcsccnte de su do Renato quc manifcstaba inclinaci6n hacia la litcratura y con la quc sc empczaba a
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reunir en los bares alCdatios a la escuela- sc entrcvistara con su profcsor. Ademas de Pefiaranda y de Piera, fue Liliana quien ley6 SW primeros trabajos, los que cl le cxhibi6 con la promcsa, algo solemne, de que estaba preparando "cosas mejorcsn. Por esos dfas, Piera lo vefa cscribir en papelcs sueltos y scrvilletas. No era mucho, de todos modos, lo que Osvaldo le hada conoccr, aprensivo ya de los juicios, cdticos hasta la impiedad, con que ella evaluaba sus escritos. Marcelo Uzal, cuya amistad con Osvaldo crcda dfa a dfa, en cambio, sc mostr6 dcsde el comienzo como su lcctor mas entusiasta y cada vez que lo visitaba en la casa de Ciudadela cscuchaba atentamente csos
primeros versos que Lamborghini declamaba para el y, a veces, para Enrique Medina, un joven amigo de Marcelo que tambicn borroncaba en esos dfas sw primeros textos. Es precisamente la memoria de Uzal el unico registro de un pocma IJamado "lribarne" que data de aquellos afios. lnspirado en quicn sabe cual de las lecturas de entonccs o en la ventana abierta al patio de la habitaci6n que comparda con Piera en la casa de Ciudadcla, eras un comienzo sugerente ("La cara tk Dios se pasea lenta mm los malvones tk/ alftizar '), Osvaldo SC referfa al otofio ( "Estacwn extraortlinaria: fdci/ u~. fdci/ escampa') en medio de un clima buc6lico que ni siquiera el enigm:hico dtulo lograba disipar. La vida en Ciudadela, no obstance, era menos apacible que lo que evocaban esos versos. Los malvones del patio, plantados en law de aceite por Dofia Teresa, rcquedan pocos pero imprescindibles cuidados. Cuando los padres de Osvaldo viajaban a Mar del Plata para visitar a Chichita, quedaba sobrccntendido que correspondfa a Piera (ninguna de las dos mujeres esperaba que el autor de "lribarne" rcparara en la cuesti6n) ocuparsc de las plantas. El caracter t~cito de la funci6n, el dcsdcn hacia su suegra o el mas sinccro dcscuido hadan que, cuando Lc6nidas Aniccto y Teresa regrcsaban de Mar del Plata, el cstado de salud de los malvones motivara el silencio, crispado y elocuente, de Dona Teresa, la indiferencia de Lc6nidas Aniccto y las posteriorcs discwiones, ya en el dormitorio, encre Piera y Osvaldo, en las que esce, indefcctiblemcnte, sc bada en defensa de los malvones y de su madre. Las discusioncs con Piera, que por escc o por cualquier otro motivo sc succdfan con desalentadora frec.uencia, implicaban para Osvaldo, adcmas de la dcsaz6n natural quc les provocaban a ambos estos dcsencuencros, una mortificaci6n adicional: despues de las pelcas y por un lapso directamence proporcional a la intensidad del conflicto, clla sc negaba a oficiarle de craductora. Es que Osvaldo, luego de una corta experiencia fruscrada, habfa renunciado prematura y definitivamente a leer en otra lengua que no fuera la propia, y la dependencia que al respecco tenfa con Piera lo ponfa rabioso de impotcncia. Alguna vcz, motivado por cl ambience de la escuela de Ramos y Spilimbergo y cl vago malcstar que le produdan las descrezas de su mujer, quc Ida naturalmcntc en italiano y sc las arreglaba bicn con el frances, Osvaldo quiso estudiar ingles. Fue as{ como, recostado en el cspfritu cmprendedor de Piera y su siempre intacto desco de aprender, le traslad6 la inquietud. Ella se ocup6 enconces de buscar una profesora y, quiw prcvcnida de la
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poca propcnsi6n de su marido para los emprendimientos duraderos, eligi6 a una mujer inglesa que vivia a la vuelta de la casa de Ciudadela con la que inmediatamente arnbos ernpczaron a tomar dases. El entusiasmo inicial, sin embargo, abandonarfa rapidarnente a Osvaldo que, por una combinaci6n de impaciencia e inconstancia, dej6 el curso a poco de iniciarlo, mientras vela, con resentimienco y desdcn, c6mo Piera perseveraba y progresaba. Asi, mieiuras vivi6 con ella, depcnderfa de su buen grado o de su desaire cada vez que sc topaba con una palabra o una fuse que el traductor no habfa querido, o habfa considerado inneccsario, traducir. futa dependencia fue un motivo mas de confficto antes que una posibilidacl de comuni6n, ya que no siempre Piera sc mostraba dispuesta a atender los rcquerimientos de Osvaldo en el mismo momento en que sc produdan mientras que cl no toleraba la idea de tener que espcrar, quiza porque el tiernpo de la espcra dejaba mas a la vista SU carcncia. Como su madre, que habfa vivido dos afios en Estados Unidos sin aprender practicamente una .sola palabra en ingles, Osvaldo definfa con esta daudicaci6n la posici6n que tendrfa de all£ en adelante ficnte a las lenguas c:xtranjcras y sc harfa, por obra de la necesidad, un amante y un buscador de "buenas traducciones" y ediciones bilingilcs. La frecuentaci6n de los cursos de la cscuela de Ramos y Spilimbcrgo, entre tanto, lo habfa puesto en contacto con deccnas de pcriodistas o aspirantes a talcs que en su mayorfa trabajaban en medios graficos, algunos mas o menos conocedores del oficio, otros meros aprendiccs, todos inmersos en un mundo enteramente nuevo para Osvaldo que obscrvaba con voracidad, escuchaba mas de lo que hablaba, sc mostraba invariablemente conciliador y estableda pequefias alianzas cuando las discusiones sc trasladaban desde la cscuela a los bares de la zona o a alguna de esas reunioncs a las que comenzaba a scr invitado y a las que concurrfa con excitaci6n apcnas contenida. A pesar de que senda que todos cuantos lo rodeaban lo aventajaban en lecturas, expcriencias y relaciones, un dfa, en medio de una rueda casual que sc habfa formado en los pasillos de la escuela o en torno a la mesa de un bar, advirti6 que sus palabras rccibian una cscucha especialmente atenta e, incluso, admirada. Y aunque todavia sc iba a tomar un tiempo durance el cual scguirfa administrando cuidadosamente cada una de sus intervencioncs, registr6 el episodio. Ese mundo ~da vez mas lejos de Ciudadelasegufa siendo nuevo para cl pcro ya sc movfa con la cautela, y a veccs con la astucia, de un veterano. Paralelarnente, su desempcfio en Canal 9 le habfa abierto los ojos al sc>rdido universo de los ca.sos policiales al que estuvo asignado hasta el 29 de diciembre de 1961 cuando, sin sanciones ni reproches, la empresa le remiti6 el telcgrama de despido ( "Hnnos
d«Ulido prescintlir de sus snvicios dla 31 tie tnmJ tie 1962. ~da prtavisado sin obligacion de asistmcia. ColacWnese" [Arch. Canal 9]). De nada vali6 su propio, y algo tardfo, telcgrama ( "Rechar.o Prtaviso por improcetlenu por tncontrarme con /ictncia por tstudio acordtt.ti4 df4 2 Jicinnbrt y vacaciones a partir tie/ 3 tie/ corrimu. ColacWnese· [fd.]), despachado recicn el 12 de enero de 1962, como no fuera para ha,ccr sus primeras armas, en causa propia, en el terreno gremial.
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En d lcgajo nro. 3076 de la Compafifa Argentina de Tdcvisi6n, cntonces liccnciataria de la scii.al dd Canal 9, no consta csa liccncia por csrudio quc Lamborghini alcgaba {como sf sc conscrva rcgisuo de la quc cl 23 de junio de 1961 le habia sido conccdida por mauimonio). No parccc en todo caso quc, por muy arduos quc fucran los cxamcncs en la cscucla de Ramos y Spilimbcrgo, y aun cuando sus drulos fucran oficialcs {lo cual CS mas quc dudoso), SUS alumnos cstuvicran habilitados para gozar de scmcjantes liccncias por cstudio {la quc Lamborghini invocaba sc habda cxtcndido por un mes, dcsdc cl 3 de dicicmbrc de 1961 hasta cl 3 de cncro de 1962) cuando la legislaci6n laboral vigente concedfa dos dlas por examen con un mwmo de diez dias por afio. Antes bicn, todo indica quc Lamborghini sc autoconccdi6 csa "liccncia", quc prctcndfa cmpalmar con las vacaciones, y durance todo d mes de dicicmbrc de 1961 dircccamcntc dcj6 de ir al canal, lo quc habrfa motivado su dcspido aun cuando, scguramcntc para simplificar las cosas, la cmprcsa no haya c.onsignado csa causal en cl tclcgrama. Su indolcncia con rclaci6n a la conscrvaci6n dd cmplco, en todo caso, qucda demostrada por la circunscancia de quc dcsdc quc rccibi6 d tdcgrama de despido sc tom6 docc dias para contcstarlo. Lo cierto cs quc en febrcro de 1962 cscaba sin trabajo y con nucvos sucfios de cucncapropista. Considcr6 cntonces rccditar la cxpcricncia de las fotograflas socialcs, para lo cual solicit6 y obtuvo de sus padres la anucncia para instalar en su casa cl laboratorio. El padre de Picra, quc ya tcmfa por la cscabilidad ccon6mica de su hija, sc comidi6 a ayudarlo y tom6 a su cargo cl cared quc, a la mcdida justa de la vcntana dcl comcdor de la casa de Ciudadcla, anunciaba cl scrvicio a los potcncialcs clicntcs. FJ proyccto, sin embargo, no sc concrct6, cal va porquc fuc cntonccs cuando Poli logr6 haccdo ingrcsar en Crltica como archivista, dd mismo modo quc, poco mas tardc, cuando d gobicmo de Guido clausurara cl diario, gcstionarfa su incorporaci6n al scmanario Ahora. Fuc probablcmcntc a traves de alguno de sus nucvos compaficros de trabajo quc conoci6 a Pedro Leopoldo Barraza, un pcriodisca apcnas unos afios mayor quc cl pcro ya afirmado en cl oficio quc inmediatamcnte lo fucin6. De cucrpo magro y andar . dcsgarbado, Barraza cultivaba un humor filoso quc a veces lindaba con cl cinismo, a pcsar de lo cual, tal vcz debido a una particularidad oratoria dcl todo involuntaria {notoriamcntc tartamudo, su voz scmcjaba un ncrvioso cacarco) ya otra concienzudarncntc decidida (la homoscxualidad, que no cxhibfa ni ocultaba, imprin 1i;; ;l su entonaci6n una dosis jusca de ironfa), poscfa un singular carisma quc hada muy difkil no apreciarlo. Fogueado en cl oficio en cl diario Dmwcracia, arrepcntido como cantos otros de su frondizismo csperanzado y rccicnte, sc probaba por csos dias en un sector dcl pcronismo de la resistencia dccidido a ponce sus mcjorcs cuadros al scrvicio de la candidatura del dirigente tcxtil Andres Framini a la gobcrnaci6n de la provincia de Buenos Aires para las clccciones prcvistas para cl 18 de man.o de 1962. Sicmprc a la zaga de Barraza y seguramcnte vislumbrando que la participaci6n en la campafia de Framini podfa canalizar canto sus busqucdas politicas c.omo sus ncccsid.adcs laboralcs, Osvaldo iba a visitar asiduamente durance los meses de fcbrcro y macro la scde dcl Sindicato Obrcro Tcxtil de Solis e lndependencia. 88
El anlficc idcolc:Sgico de la campafia de Framini era Salvador Buscta, un linotipista vcterano de la rcsistencia que en su juventud habfa sido bibliotccario barrial y ahora poscfa una vasta bibl.iotcca de la que era infutigable lcctor. lniciado en cl nacionalismo de la Alianza Libcrtadora, su encuentro con algunos hombrc:s dcl Comando Nacional dd Peronismo como John William Cooke, cesar Marcos y Saul Hecker lo accrcarfa rc6ricamente al marxismo hasta convertirsc en uno de los impulsorcs de lo que en los primcros afios sescnta sc conoci6 como cl "giro a la izquierda" dcl movimiento, tcndcncia encarnada en cl programa prescntado en cl Congrcso de las 62 Organizacioncs quc tuvo lugar en la localidad cordobcsa de Huerta Grande en junio de 1962 y en cuya rcdacci6n intervinieron Buscta y Hecker. Habrfa sido de todos modos CCsar Marcos, suegro de Hecker, ex suboficial del ejcrcito y tozudo autodidacta, quien habfa introducido al marxismo a algunos micmbros del Comando Nacional, entre ellos a Cooke, de quien habfa sido ascsor cuando este fue diputado durance la primera prcsidencia de Per6n. Junco a CCsar Marcos y Raul Lag:0marsino, otro miembro dcl Comando Nacional, Buscta tuvo a su cargo la organizaci6n civil de la asonada dcl 9 de junio de 1956, raz6n por la cual habfa pa.sado muchos meses detenido17. · Concctado a la vcz con los scctorcs gremialcs y pollticos dcl peronismo, Buseta sc fue convirtiendo en idc6logo y asesor de los grupos m~ combativos dcl movimiento proscripto (cl framinismo, posteriormente las antivandoristas "62 de pie junco a Per6n", entre otros), y asl es como sc ocup6 personalmente de r~actar los discursos y confercncias de Andres Framini y de cuidar que no sc dcsviara ni una letra de lo que le cscribla. Tan obscsivo era con sus cscritos como omnlvoro y preciso con sus lcccuras. Todos los dlas compraba bien temprano los diarios y, munido de un lapiz rojo, los subrayaba rapida pcro certeramente. Lo mismo hada con los libros, de un modo tan particular que sc deda que su forma de leer y su intransigence principismo llevaron a que Per6n, cuando no acordaba con cl, lo motejara diciendo que Buscta habfa lcldo cantos libros "que sc le habfa mczclado la biblioteca". Lo cieno cs que Buseta habfa llcgado a entrevistarsc con Per6n en Caracas junco a Cooke y a Framini y que en las oficinas que tenfa en cl ccntro de Buenos Aires las cintas grabadas por el ex prcsidente cxiliado sc cscuchaban incansablemente, una y otra vcz, para que con cada nucva cscucha Buscta enoontrara siemprc un giro, un matiz, una interpretaci6n d.ifercnte -complementaria o contradictoria- entre las inflcxioncs de aqucl inconfundible frasco.
El papel que Buseca tuvo en la vida de Lamborghini fue el de un maestro, tal vcz cl unico que reconoci6 exprcsamente. Por azar o prcdcstinaci6n, muchos afios despues, en Barcelona, iba a cvocar la manera de leer y subrayar de Buscta en un rclato irrepetible que le hada justicia, al parecer sin cstar enterado de que mientras cl cscribfa csc rclato, Buscta, ·no tan viej.o pero al bor~ ~la mume" [La causa justa en S. II: 9), pasaba sw ultimos dlas cxiliado en Marbclla. En lo que respccta a Barraza, la influencia de Buscta no fue menor y su pcronismo abnegado e irreductible iba a ser cl filcro que atenuarfa la ironfa con la que aqucl ejerda el periodismo en Democracia, Companero o &belwn, entre otros tantos mcdios. El 89
mejor ejemplo de ello lo conscicuye la scrie de nocas rcferidas al sccuescro y asesinaco de Felipe Vallcsc que, con cl seud6nimo de Mardn Guay, Barraza public6 durance 1963 en las reviscas 18 tk Marz.o y Compaiiero. No mucho despues de que fueran anulados los comicios de la provincia de Buenos Aires, en los que Framini resulc6 clecco gobcrnador por arnplia mayorfa y cuando ya habfa cafdo cl gobierno de Frondizi, Vallesc, un joven obrero mecalurgico, habfa sido sccuescrado por la polida en el barrio de Caballico, a pocas cuadras de su casa. En ese momenta -23 de agosto de 1962-, las "imputaciones" que cl regimen tenfa que formularle eran dos, a saber: ser el delegado de la fabrica metalurgica TEA, donde trabajaba en el turno noche; haberse criado en los alrcdedores de Plaza lrlanda junco a Alberto Rearte, que tenfa la capcura rccomendada desde 1958. Ademas de Vallese -O no estaba. Su wz ascmJitJ por 1/ portno 1/lctrico m crujiJo lammtabk" [S. II: 232]) de que da cuenta "Porchia cstaba loco". Por otra parte, las evidences alusioncs al Mayo frances ("Porque nadU lo habla pmnsto. Totios cw/an q~ Francia mz ttnna, hasta ~ las barriclUias nnpaAron a desmrnizarla. Dtspuls foe ntcesario destternizar a las barriclUias. C"J"On ~ mtn ttnnas" [S. II: 234]) de la primera versi6n de cste pocma, postcrionnente suprimidas,
autorizan a pcnsar que su cscricura ocurri6 en un tiempo posterior pcro ccrcano a la rcvudta cscudiantil. Finalmente, para sicuar aquclla primera versi6n de &brtgonJi mroctde debcn ponderarsc las marcas rcfercncialcs de "TCo Bewrkzogucz" ("La portertz
pmmtiUJ impttiimu la mtra44 a mi propia cllSll I cosas ~a ml mt pllSlln I luchamos junto al ascmsor I no qutrla tkjarmt mtrar a mi propia cllSll I tehaJo de mi cllSll pmsl lkgul a pms4rlo I si mt teha no vutlw mJ.s a nta cllSll" [S. II: 288]) y, fundamentalmcnte, las cinco vcccs que Picdngda Taborclli era nombrada en cstc conjunto de pocmas:
·
"Pina I palabras ~ uno ha deciJido salvar de la mutrtt I ya ~ no puttit salvarst tit/ hoyo I uno mismo" [...] "NaturalnA m jlor ~ va a morint I Pina I pa/4bras ~ uno ha t:ltciJiJo" ("Una canci6n" [S. II: 235]); "';COmo son las nalgas de su mujer' II Pina b/ancas des/umbrantn" ("Dialogo con un liberal intcligente" [S. II: 232]) y "Piera: ya van para tiitz anos, 1/ cancer I Piera.: cuchi//a de cuchi//a de, tsptcialista" ("TCo Bewrkzogucz" [S. II: 286)). La constataci6n de que la solcdad conduda al alcohol al - que, a la vcz, sc le atribufa scr la causa de csa solcdad en mcdio de la cual ~ no qucdaba sino bcbcr ("Anochefoe /intio. Comprl una pttaca de cofillc para nnborracharmt con mi mujer Garba. Garba no tstaba, ni siquitra arrtpol/aJa m 1/ 1SJ>90. Mt nnborrachl solo como un itiiota, santo soy. Pero 1/ probkma 11 ~yo ya ntaba borracho antes. Por ts0 Garba no 11taba" ["Porchia cstaba loco" en S. II: 232]), robustccc, en fin, la pcrtincncia de situar cstos poem~ en csos primeros dCas dcl departamento dd barrio de Once, inmcdiatamente dcspues de la scparaci6n, lo que los hacc practicamente contemporancos, aunque ligcramente posteriorcs, a Elfiortl. A la misma conclusi6n sc arriba si sc tiene en cuenta que ninguna de las rcfercncias a Piera iba a scr mantenida cuando, en 1973, Lamborghini corrigiera csta primera venion -pasaje de verso a prosa induido- para su publicaci6n en la editorial Noe, lo que hacc suponer que su rcpctida prcscncia en aquellos pocmas sc debc, prccisamente, a su cercanla con la scparaci6n y al dcsanimo que ~ta le provoc6. Esta dataci6n,
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finalmente, se ve confirmada por esa dccada ("'Piml: ya van para din afios" [S. II: 286]) que en "Tio Bewrzogues" parecc establec.erse entre el presente de la escritura y un punto precise del pasado que, si como crccmos, sc ubica en 1958, afio en el que Lamborghini conoci6 a su mujer, sitlia este poema en 1968. El clima de afioranza que domina todo d tcxto confirma nuestras conjeturas. Este Ultimo poema, no obstante, problematiza como ninglin otro la cronologfa que venimos ensayando puesto que si bien apareccn en cl las marcas referenciales de las que nos hemos valido para fccharlo, la cita que hacc de El. fiord y de otros tcxtos que sc le rcunidan en Sebregondi rrtrocede habla de permanences reescrituras, sin duda algo postenores. Desde otra pcrspcctiva, y a pesar de su cscritura casi contemporinea, la cxpcriencia de la scparaci6n, que estos versos evocaban a traves de un nombre y siemprc en medio de una scnsaci6n de perdida y de culpa, y que en El.fiord, en carnbio, habfa funcionado como irrupci6n "sorpresiva" de lo que estaba afuera del espacio de la narraci6n, accrcaba y alejaba a los poemas de la novela y, en esc movimiento de c.ercanfa y distancia, sc establcda una perceptible marcaci6n gencrica: mientras estos tcxtos, que empezaban a rcunirse en un conjunto o scrie que despues scrfa Sebrtgondi rrtrocede, un libro de poemas, nombraban a esa mujer -Piera- con todas las lctras, El.fiord, desde siemprc novela, nombraba a la misma de distinta manera, difercncia que, en tcrminos de sorprcsa, se cxplicitaba en "Tio Bewrkzogucs", uno de los poemas: "En El. Fiord se lee, sorpmivammte: 'Entonces aparrciJ mi mujer~ Entonces se lee. ,. [S. II: 287] Tambien habfa ccrcanfas y distancias en la rclaci6n que los poemas y la novela habfan establcciclo con los modelos y los procedimientos de los que se scrvfan. Porque mientras los pocmas parcdan respirar una frialdad "dJsica" y eran, en general, muy lentos (Que pmda mirada cs csa quc no se apodera que. Que no recorta ning\in objeto? No. Yo no quiero que csa Sea mi mirada. Ni scr mirado Por ese rdampagueo screno Cadavcrioo. ["La vudta" en S. II: 299)
si se le cortaba la prosa a la novela era posible descubrir un fraseo veloz muchas veces rimado y ritmado, Ueno de mU.Sica gauchesca: Laceraba la duke entrafia maternal la dulce tripa quc lo oontenla quc no lo podia vomitar [S. I: 9) . [ ...]
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mancjaba la pa1a como h~iJ fogoncro y a la mierda la tiraba aJ fucgo [S. I: I0) [ ...)
una gcografla dd harnbrc un judfo de campo de conccnuaci6n un miserable y ventrudo infantc
famelico pcro barrig6n [S. I: I OJ [...]
Pero no hay amargura quc a mi me derroce: hasta d dormitorio fui aJ trotc. [S. I: 19)
La novda, por fin, era cerrada; los versos, abiertos. Por eso, fundamentalmente por eso y no porque ella hubiera sido la primera, la novela no citaba a los versos. Los versos, en cambio, hablaban de El fiord aunque no siemprc lo dijeran ( "P"° m la /ml4, crujimte fractura tie las jergas y la lmf;UA· ·· ["fl Marques de Scbrcgondi llcga y rctroc:cde" en S. II: 264]) y sc hadan cargo de csa instancia virtualmente inaugural de la vacilaci6n de los generos (... m esta prosa I cortaJa. .. ,. [id]). La "prosa cortada", esa mancra de llamar a los versos scglln su disposici6n cspacial, nombraba tambien una invcrsi6n generica quc parcda habcr cstado en d principio de todo. Porquc si bicn ·e n csos primcros pocmas la autorcfcrcncia era, aun dcsdc cl punto de vista formal, omnipresence micntras quc en esa primcra novda la irrupci6n autorcfcrcncial ( "Entonces apareciO mi mujer• [S. I: 17]) rcsultaba, como advcrtlan los pocmas, "sorprcsiva", difcrcncia quc respctaba, en principio, la tradici6n de uno y otro gencro, los pocmas narraban pnkticamentc en todos los versos y la novela rimaba y ritmaba su prosa. lncluso los ardidcs rct6ricos comunmcntc llamados "rccursos poeticos" como cl uso de los pronombrcs enclfricos ("rrvmtdbak", •quebrdbak·, "agigantdbanse·, iorndbanse" [S. I: 10]), casi dcl todo auscntes en los pocmas, sc rcpcdan, disimulados, entrc las llncas de la novela. La novela, adcmU, cmpczaba a invcncar otra forma de "cortar la prosa" quc no le asignaba a los tcxtos una disposici6n espacial de poema sino que dctcnfa arbitrariamcntc la frasc como si quisicra subrayar quc su continuidad era, de alguna forma, indcpcndiente, o difcrcntc, de la quc dictaba la sincaxis usual {"Y El Loco, ni lndo. Ni perezoso. u atO a las pin-nas... • [S. I: 14]; •y
todos nos pereclamos por miMtear o garchar o ftanekar o rompernos l.os cuios l.os unos a l.os otros: con l.os porongos" [S. I: 15]). Los pocmas de lo quc scrfa Seb"Kondi rrtrocetie, en fin, parcc!an cscritos en paraldo a El fiord, no en scntido estrictamentc temporal {aunquc hcmos visto que ambas
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cscrituras son casi contemporaneas) sino mu bien espacial, como si la disposici6n grafica detenninara, ademu de la rcspiraci6n de los tcxtos, su relaci6n con los materiales ideol6gicos, expcriencialcs y lingiHsticos de los que se nutdan y, tarnbien, su forma de relacionarsc con el relato, cse gran objeto de deseo que El fiord, sin renunciar a nada de lo que tramaba cada una de sus frascs, habla atrapado con una naturalidad que no sc repetirfa por muchos anos. Como contrapartida, los poemas paredan leer en la novda personal todo lo que El fiord, en su vdocidad conc:Cntrica, dejaba afuera. (Fundamentalmente, la autoconciencia de la cscritura, su presence material). Elfiorti, mientras tanto, se leCa en Ciudadda, en Rosario y en Buenos Aires. Le6nidas, que habfa rccibido la novela en la casa patema, donde todavfa vivfa con su csposa Ilda y sus trcs hijos, la habni encontrado irrisoriamente breve y tal vcz la mir6 primcro con desden y luego con temor. Envi6 de todos modos una copia a sus amigos rosarinos de la rcvista-cditorial La vmtantt, no porque pcnsara seriamente que los voluntariosos Odando Calgaro y Luis Garcia Brarda, cditorcs de la revista y sostcncdorcs de la ~itorial, tuvieran posibilidades econ6micas y civiles de publicar un tcxto semejantc sino, quiza, para que, con otra distancia, lo sacaran de su cstupor. Probablemence con d mismo animo le llcv6 d relato de SU hermano a Leopoldo Marcchal. Pr6ximo a cumplir secenta anos y a morir, pr6ximo a cmpanar con Megaftn o la gwmz todas las glorias de El ba~k ek SnlmJ Arrdngelo, Marechal, que habCa sido vfctima de una injusticia grande con Addn Bumos Aym, tuvo entonccs, a prop6sito de ElfiorJ. la oportunidad de cometer una injusticia aun mayor. Aristotelico, comista y, tal va, rcncoroso, al pareccr le dijo a LcOnidas que El fiord era pcrfecto como una esfera. Pero una csfera de mierda. La opini6n de Marcchal, en la versi6n que difundi6 Le6nidas, circul6 profusamence ha.sea hacerse un cluico de la injuria. El canictcr csferico dd comentario, de codas formas, le pcrmiti6 a Osvaldo emender de otra manera la bouuuk y, enscguida y a su modo, tarnbien hizo circulAr su propia versi6n: "Es """ esfmz ek minrla, pno es """ efmz. .. perfecta", deda Cl que habCa dicho Marechal. Pronto Oscar Masotta -sin que nadie supiera nunca con certcza a craves de que vfaiba a tcner tarnbien una copia de ElfiorrJI y, con dla, sorprenderla a esos crcs j6venes que, sintiendose algo as{ como adelantados de algt.in reino inminence, asisdan a uno de los primeros cursos sobre Lacan que dictaba en un departamenco de aspccto bohcmio pero ind.iscuciblemente confortable de Tucuman al 600. Sin aviso, el aucor de &xo y tntkiOn m Robmo Arlt lecda a sus trcs alumnos aquel original mccanografiado y micntras Jorge Jinkins sc refa con coda la alegda de su cara y Mario Levin scnda que cstudiando con Masotta estaban en el camino correcto y ambos, Levin y Jinkins, espcraban que Masotta tcrmina.ra de leer para preguntarle que, quien, o quien o que era d autor de cse texco, Arturo L6pcz Guerrero, disidence o futidiado, sin entender las r:u.ones por las cualcs Masotta Ida y los otros cscuchaban, tambien era, con su lectura, o con su escucha, una partc del futuro, una parte de lo que el aucor de El fiord podfa espcrar de su novcla.
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Que pcnsaba rra/mmte Masotta de EJfiord en csos dfas cs difkil dccirlo, aunque cs probable que si hubiera sabido que quien habfa cscrito no era un muchacho de barrio, ciertamente intercsado por la liceratura y cal vcz, de manera incipience, por Freud, pcro que, al fin y al cabo, no queda otra cosa que vivir con su mujer en Don Torcuato, un muchacho pcronista que hasta apcnas unos meses antes cscUchaba pcrorar a Arbo y Blanco, sc habrfa scntido racificado en su incipience cruzada lacaniana y hasca pod.rfa habcr exagerado en csa direcci6n afirmando que, de alguna manera, EJ fiord sc habfa cscrito solo o que Elfiord era algo que cl lenguaje le habfa cscrito a la literatura. Tambicn cs probable que de habcr sabido que cl autor de Eifiordhabfa nacido a menos de dicz cuadras de la casa de Villa dd Parque donde Cl sc habfa criado sc habrfa sorprendido menos que si sc hubiera enterado de que, con d inccrvalo de csa dCcada que scparaba sus rcspcctivos nacimientos, sc enamorar{an de la misma mujer, que a la que cl le habfa dedicado SU libro mas famoso d Otro le dedicarfa UDO p6stumo y quc ambos ~l y cl autor de EJ fiord- sedan objeto de una parccida mczcla de admiraci6n rcscncida y compasi6n fraternal de parte de los mas ccrcanos y, de casi todos los demis, de los mismos temorcs fundados e infundados, de la misma atribuci6n de las mi.smas infamias, de la misma acusaci6n de no leer los libros sino por arriba, de las mismas lcyendas accrca de SU,dcsasco personal, de SU caracter violento, de SUS manipulacioncs, de sus fraudcs, de sus vicios, de su scducci6n, de su hcteroscxualidad, de su homoscxualidad, de su psicosis, de su paranoia, de sus pcrversioncs, de su histcria. Scguramente I...affiborghini no sc enter6 en su momento de cstas lccruras iniciaticas, y aun cuando sc hubiera enterado posiblementc no habda sabido c6mo sacar partido de ellas. En todo caso, no le habrfa otorgado al hccho la misma importancia que sin dudas otorg6 a csa fortuica "concxi6n" familiar que, sin buscarla, aparcci6 ante Cl en alguna visita a Ciudadda: Hector Galeano, su do matemo, trabajaba en la sucursal que la librerfa Fausto tenfa en Corrientcs 885 ("Faustito") y su compafiero de tarcas en d turno noche era German Garda, csc muchacho de provincias que sc cstaba convirtiendo en una m6dica cdebridad antes de publicar su primer libro. Dcspues de aquel temprano elogio con cl que un articulista de Primna P'4nA habfa cclebrado ya en diciembre de 1967 a Nanina, csa novcla que todavfa Jorge Alvarez, la editorial en la que el articulista trabajaba, no habfa siquiera mandado a la imprcnta ("Su primmz nove/4 -dccfa Rodolfo Walsh de German Garda- narra fibril y
eksmesuradamente las andanzas de Teti, hijo de Antonio, que es 14pa/irAy14 borrachnv; hijo de B'4nca, que es '4 escua/idez y la desgracia. [...] El es mtoncn 14 humi/Jacion y el hambre, la sokdtui, el trabajo servi/ desde /os ocho afios, la /ocura de/ sexo aritJ/ncmu, el extravlo m Bumos Aires y ese /ibro heroico que lo acompafill Jurante cuatro afios y que no perdona a /os adultos 'trdgicos de dnrota'. [...] jQul se propone este German? Mokstar con su mokstia',. [Ortiz, 1969: 9]), los elogios sc habfan succdido sin pausa y scguramcntc cuando su do le cont6 d6nde y con quicn trabajaba Lamborghini ya cstaba enterado de cstos panegfricos que, desde mediados de 1968, habfan empczado a rcferirsc a Nanina, la novela que Alvarez iba a editar, no ya como un best-seller sino como poco mcnos que un dasico. 146
Hoy pucde rcsulw invcrosfmil pcro lo cierto cs que dcsdc mayo de 1968 Gcrmin Garda, cuya funa sc cimentaba cxclwivamente en una novela que todavfa no sc habfa publicado, ya conccdla rcportajcs. En uno de cllos ~1 que le n:aliW la rcvista Atldntitlacl autor, scgwamente entwiasmado con los trabajos de Herbert Marcusc, sc rcfcda en csa cuerda a su, hasta entonccs, inedita NaninA'. "Es IA historia tk una "J'miOn; el asninato tk
un chico pnpetraJo por gmte a4ulta. El libro ntabkce IA contJmeiOn (;tznomud?) tk una manoria qw g cumta a sf misma. Elfinal n el comimrP: IA rueJa tk IA mnnoria nos arroja sinnprr hada elpmmte, a amr, el tkspojo. La uniaz posibiliJAJ n faturiur el pasaJo, y si J comimr.o a un final a porque toJa memoria n un pmmte m movimimto, un faturo. Por otra parte, Nanina a IA historia tk una rrpmiOn porque sus llMas gmmtla g basan m el conf/icto mtrr el tkseo y IA rraliMd La optica ntd invmida; el tkseo a rraliJaJy IA pmunta rraliJaJ no n mJ.s qw IA rrprtsion tk IA rtaliJaJ tkl tkseo: IA rralitlaJ se niega m tanto que no k a posibk ninpn pumte no impuesto con Im subjdividaJes actuantn. Objetivamente, no pwdo amr 'f"I a Nanina. La nove/4 se rraUztJ m el contaao con IA mnnoria. La mnnori4 a una miratla que suplanta a IA visiOn inmediata. ~ Jirla: los hechos se JTC'Upmln mJ.s tart:k. Los hechos inrN.Ukn, IA mpunta, sinnprr a tkstinnpo, a una mpuata a IA concimcia que vivi.O los hechos, no a los hechos mismos. ~ids no hubimz acrito IA nove/4 sin habn- klJo a Clli1Je, a Hmry Mi/In ya otros nmtom que Bloch-Michael bautiza con el nomm tk amtom vagabuntkJs~ [Ortiz, 1969: 10] Es cierto quc por aqudla cpoca SC acostumbraba acompafiar las cdicioncs de los libros nacionalcs con comcntarios prcvios y favorables de las rcvistas que "formaban" la opini6n y que cl cmprcndcdor Jorge Alvarez ponfa especial c.clo en la cucsti6n. Pero la continua tarea de pcrsuasi6n a la quc sc somcti6 a los fururos lcctorcs durante los meses previos a la publicaci6n dcl libro no dcbfa de tcncr antcccdcntcs o, al mcnos, no dcbla de tcner demas~dos. Como pane de csc afin, cl 7 de julio de 1968 Primmt PIAna, csta VC'L a craves de la pluma de Alberto Coustc, volvfa a la carga con un articulo quc tcnfa la virtud de mostrar las rclacioncs, las similitudes y las ambiguas fronteras cntrc cl gencro rccensi6n y cl gencro campafia de prcnsa: "Nanina, un '4rgo rr'4to ftrormmte conftsional, qw
incorporll a IA litnatura argmtina el rigor autobiogrdfico, los "J'mtinos vuelos llricos, IA /ibtrtaJ de tiempo y npado qw atravinan IA obra tk Hmry Mi/In o Louis FmJinanJ ClliM. LUdJo y agudo m sus juicios ('antes me prtOCUpaba por citar autom, pero ahora crro qw hay que ponn una cortina sobrr IA biblioteca que uno time a Im npa/Jal; 'la continuU/4J n una ilusiOn tkl que kl; cuantkJ ocurrm cosas m un rr'4to, m rralitlaJ lo unico qw ocurw es 'fW las ntoy nmbinulo?, "'prtOCUpaciOn por el acto Je nmbir-un paso inJispmsabk m ne camino tk tkmutkcn- n ahora uno tk los pivotn tk su segunda nove/4, Virajc, m IA qw se sumnge Jiariammte". [Ortiz, 1969: 11] No cabc ninguna duda de quc Gcrmin Garda habfa rccorrido concicnzudamcnte las ~inas de Heney Miller y de CClinc ni de quc Alberto Coustc habfa lcldo, tambicn con atcnci6n, las dcclaracioncs del autor de Nanina a AtldntiJa {o, simplemcntc, le hab!a preguntado a estc quc Ida) para cstablcccr las filiacioncs de la novcla. Mis difkil
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era disccrnir d6nde situaba este muchacho de vcintitr~ afios csc pasado dd que, antes de publicar su primer libro, pareda ya repucsto ( ifntn me P"°'"paba citllr autom, pn-o
ahora crro q~ hay qw poMr una cortina sob" /a biblioteca qw uno tinu a lllS espa/.Jmj y cuan anchas eran csas cspaldas, cuan vasta la bibliotcca que, a menos que la meclfora que la situaba deer.is dcl novelista quisicra exprcsar que era tiempo de enfrentarla, sc proponfa silenciar. Nanina, en todo caso, arlriana hasta la medula (y al mismo tiempo rayudcsca), proporcionaba una idea de cualcs eran los libros, algunos verdaderamente recientcs, que iban a qucdar eras csas cortinas que ccgarfan la biblioteca: La sabidurla de los ancianos, la ultima batalla, nochcs de amor y de alcgria, hccho a rnano, d podcr y la gloria, la bascarda, rctrato de un dcsconocido, los caminos de la libcrtad, cl casam.icnto, otras inquisicioncs: dculos de libros con los cualcs pcnsaba haccr un tcxco. Un rclaco hccho de tlculos de libros y csccrcotipos: las armas sccrew tracn cl podcr y la gloria, no son ncccsarias otras inquisicioncs y cs nccesa.rio vivir muchas nochcs de amor y de alcgrfa antes dd casam.icnto. La impura cs bastarda pcro no codas las bastardas pasan por cl mismo roncl. La vida en scrio, d ocio acador cs lo ncccsario para pcrdcr cl micdo a la libcnad. No sc va al mucrc por un kilo de oro, no sc vive sobrc una alfombra roja y si sc hacc no sc dcbc confundir cso con una tcmporada en cl in6cmo. Al vcnccdor sc le cacn las medias si dcscubrc quc cl cros y la civilizaci6n sc cxcluycn y quc la condici6n humana, la cspcranza, d
pano sin dolor, cl sf de las nifias, son ticrra de nadic, intcrcscs crcados. Y porquc todos nos vamos a morir la scmantica no pucdc con cl final dcl jucgo y sobrc los h~roes y las rumbas una mcada dcl mundo, am~n. [Garda, 1968: 41-42)
Para mcdiados de julio, la misma Primna Plana ya publicaba un adclanto de la novcla y la nota que prcscntaba cl texto avanzaba en la idea, que ya habfan merodcado comentarios anteriorcs, de vincular la originalidad dd libro con la vida que hasta entonccs habfa llcvado su autor, cuyo caclcter azaroso o agitado era prcscntado como un mcrito en sf mismo: "NaciO m junln (provincia de Bumos Aim}, el Jla de NavidaJ tie
1944, y rlurante los primeros veinte anos de su viJa desnnpmo una elocma de ofoios eliversos. Todos ellos -y casi todas lllS a/urnativas de esa vida- le sirvimm Jntk 1964 para intmtllT una now/a daprolija, imposibk de subdividir m capllulos, abima como toda verda4era avmtura de lmguaje, toTTrncial Es la qw publicard, a fines de em mes, la EditorialJorge Aivarrz, con cuyo permiso se anticipa ate ttxto. Se ha prefmdo transcribir sus primnas pdginas, ya qw lllS tmcimtas qw /a componm gozan de/ mismo alimto, y cualquier pdnrlfa p~de dar solo una Uka aproximativa de esa mpiraciOn qw equivak a winte anos tie historia, a Jin horas de conftsiones, o a una noche tk amor". [Ortiz, 1969: 11] No era s6lo Primera P/ana la quc aturdfa casi scmanalmente con la promoci6n de Nanina. A comienzos de agosto, la rcflcxiva And/isis le dcdicaba una cxtcnsa notareportaje que tambien asignaba importancia dccisiva al hecho de que su autor hubicra nacido en Junfn ("En la EdaJ Media hubinrzn asegurado qw al cumplir la mayor/a tie edad. m las noches de luna ~na. se conwrtirla m hombre-lobo coma castigo por habn-
nacido el Jla tie Navidarl. Pero m /a ciudad de junln, m dicinnbw de 1944, segurammte nadie wcordtJ la siniestra traJiciOn y Germdn Leopoldo Garda no foe mokstlldo con
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fantlisticas prtdicdonn ni absurJos aorrismos" [Ortiz, 1969: 11-13]) ya la diversidad de oficios en los que sc habfa dcscmpcflado ( "Dtst.k los ocho anos vmJUJ tscobas y cepillos. comprtJ botellAs vaclas y objetos t.k plomo, trabajo m un talkr mecdnico junto a su patirt" [fd.]). Alli, Garcia cxprcsaba su entusiasmo por La tnticiOn t.k Rita Hayworth, la primera novda de Manud Puig que, dos meses antes, habfa cditado Jorge Alvarez y, tal vcz acalorado por cl rccibimiento triunfal que cstaba coscchando su novcla antes de publicarsc, aprovcchaba para verter su dcsalentadora opini6n accrca de la literatura nacional: "NaJie se anima a plantearse m smo -sc animaba a plantcar Garcia- que nuatros autores son t.k tnrml categorla y que m general no pasan t.kl niwl mediocre que m otras pams maria tiAJo por julim Grtme, por ejnnplo". [id.] Si bien cl cronista de Andlisis sc abstenfa de tomar partido por tan drastico dictamen, tampoco lo contradeda. Y en lo referente a la novcla no diferfa demasiado de los ouos comentarios ( ..Una minuciosa autobiogra.fo:z cartnte t.k grant.ks sucesos: s0rdiJa, triste, sobrtcogedora, provincillna; un collage que partce brotar t.k una moviola mloquedJA tiont.k la vU:Uz surge r.ksordmaJa, t.ksparramdnJose sobrt el kaor, agreJilnJolo con un aluviOn de imdgenes, obligdnJolo a participar m ti libro, a integrane m II o a abanJonarlo (()mo g ~de una txperimcill inlJita que puet.k tscont.kr algUn peligro secreto" (id.]). Sobrc cl final de la nota, sin embargo, habfa una sorprcsa, o una rcctificaci6n, puesto que, sin rencgar de la meta.fora de la cortina, cl autor de Nanina rcfutaba aquella afirmaci6n que poco mas de un mes atras Alberto Couste le habfa auibuido en Primera P"zna: ·p~ a que afirma -deda Andlisis que deda Garcia- que no St puet.k COrrtr una (()rtina sol»T kJdos los libros k/Jos: tscribt como si tnttara t.k invmtar la litmztura". [id.] Cuando tcrmin6 d mes de julio la novela todavfa no habia llcgado a las librcrlas pcro los cnoomios no ccsaban: pareda una campafta electoral. Panorama no quiso scr mcnos que sus compctidoras Primera Plana (que dcsde scmanas auas habia dcstacado un cronista en Junln d.ispuesto a cntrcVistar a los lugarefios aludidos en Nanina Una VCZ que salicra la novda) y AnJ/isis (que prcparaba una formidable cobcrtura para d momcnto que todos cstaban cspcrando) y encomend6 a Miguel Grinberg que sc ocupara de la cucsti6n. •EJ libro no ts la historia t.k un animalito -cxplicaba Grinberg en las primeras Hncas, para acomcter inmcdiat.amcnte lo que ya casi sc cstaba constituyendo en un subgener~. Narra con implacabk rigor autobiogrdfoo ti ptrtgrinajt t.k Gtnndn Jesde un rincon pueblnino hasta la gran ciudad, r.kst.k un ba/Jlo t.k junln a la nocht t.k Buenos Aim. [...] Habla t.kl SC«J, de plactrts solitarios, de un tortuoso ingmo al munJo t.k los llliultos. Pn-o los Jidl.ogos y r.kscripdonts rtspont.kn a la rea.IUJaJ.. Nanina ts parte t.k la viJa tie a/guim qru crecitJ mtrt chatarra humana. [...] Por sobrt tot.las las cosas. Nanina ts un canto a la McesiJAJ t.k pknitud, un hommajt a las horas sin hue/la". [Ortiz, 1969: 13-14] La nota de Grinberg sali6 cuando en la imprenta ya sc habfan terminado de pcgar csas tapas verdirojas que le cligi6 Jorge Alvarez y cl libro cstaba presto a volar al cncucntro de su grandioso destino. La portada cstaba ocupada casi intcgramente por nucve fotograflas dd autor, que sonrcfa dcsde todas ellas como si ya saborcara d Cxito quc tenla ascgurado. 0 como si quisiera dcsmentir csc calvario que, scglin los
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comentaristas, habla sido su vida. En la contratapa, un tal Hktor Pedro Requejo, cuya tarca habla devcnido inutil merccd a la labor de los rcscfiistas, no tcnfa mucho de nucvo para dccir: 'Nanina n "' 1UIW'4 ek un chico muti"'44 cuya murrttdOn prtazriA "" sum 16 Ill norma sino Ill nccq>ciOn. La inoccncia n lllfUI el rumor qw surge ekl tksampllTO. Gn-mJn Garrla nacUJ m junln m I 944 ya los I 7 anos, m Bumos Aim, g mcontrd con qw tmUI qw invmtllrse el nacimimto. El trdnsito, las institucionn y Ill gmu no piu/in'on ayudlzrlo m nta tarta. Hubo tilas m qw, si nofana por Ill costumbrr qw ~ ek ~. los huaos se
k hubimzn Jispm44o. Y bubo otros tilas m qw, pant mponJn. al quiln SO} ekbiJ acuJir a Ill fotografoz qw ilustra su Librtta ek Enrolllmimto. Despuls commr.O a ncribir ata nowlll. nta autobiografoz Jonde el yo ftagmmtatio mcontrd """ nwva uniJllJ pam volwr a Jispmarse m otros Gnmdn Garda cuyo mcau, cuya invmciOn, probahlnnmu k lkwn el mto ek Ill vUIA que va hacimtio. Totios los crlmma que figumn m Nanina son pnfoctos, t.Uminutos, ;innntabks? La suma ek nos crlmma m los cualn Ill vlctima y el vnriugo swim intnrambiar ftaurna/menu las mdscaras, no a mds qw un ftagmmto ek Ill viJa el.el llMkJr. asunto pn'SOnAl)' como poeird wrse, comunicabk~ Fue en cl invierno de 1968, en mcdio de csa euforia, cuando Lamborghini, rccomendado por su do H~or Galeano, entr6 una noche a la sucursal de la librcrla Fausto de Corrientcs 885 y prcgunt6 por German Garcia. Aprctaba bajo d braw d original de una novcla quince vcccs mis breve y mil vcccs mis dcsconocida que Naninll.
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14. Callao [1968)
A pcsar de que a German Garda csc compafiero suyo dcl turno noche en la librcrfa Fausto llamado H&:tor Galeano le cvocaba parcjamente a los pcrsonajes de Roberto Arlt (dcsahuciado en un hospital publico a causa de una scvera afccci6n pulmonar -contaba H&:tor Galeancr- sc habfa prcstado a que un cirujano eminente ensayara con cl nucvas c&:nicas quin.lrgicas, con lo cual, para sorprcsa de codos, no solamente habfa salvado la vida sino que enamor6 a Isidorita, la enfermera que lo atendi6 en csa convaleccncia y que lo atenderfa, despu~. durantc coda la vida) y al que componfa Fidel Pintos (en las tcdiosas noches de la librerfa solfa rccomendar con murmullos convencidos a los desprcvenidos clientes obras no solo inexistentes sino inverosfmiles cuyos tftulos, a vcces cacof6nicos, otras dircctamente obsccnos, qucdaban afortunadamente mitigados por la dicci6n inintcligible que Galeano pareda habcrle copiado al exitoso c.6mico), no lo querfa mal. Se sorprcndfa, dcsde luego, de la obscsi6n que solfa dcdarar cl otro por la prcscncia de mujercs atractivas en los colcctivos atestados o de los dogios y piropos con los que aga.sajaba a las dientas jovencs aun cuando ~tas estuvieran visiblemente acompafiadas por quien tenfa toda la apariencia de scr cl marido. No podfa, sin embargo, dejar de apreciar las dotes actoralcs que mostraba Galeano cuando, habicndosc cxccdido en sus rcquiebros, aplacaba las iras del hombre que acompafiaba a la homenajcada con gemidos de disculpa que atribufan SU imprudencia al parccido de la mujer con SU unica hija, rccientemente &llecida, scgtin crcfa emender, algo confundida, la parcja, que sc rctiraba con alguna cxcusa, jamas concebida, como el propio Galeano no dejaba de rccordarlc a Garda que, entonces, sc rcfa a carcajadas en las largas nochcs de la librcria. No le faltaban al autor de Nanina motivos para cstar de buen humor. No s6lo la inminentc y scguramentc consagratoria cdici6n de su novela cimentaba su optimismo sino que por csos dfas empczaba a vislumbrar en cl campo de la tcorfa y sobrc todo en los del psicoaruilisis y la lingiifstica un terrcno quiza mas vasto y mas fcrtil que d de la literatura. La notoriedad que le habfa dado el libro era fundamental, dcsde luego, para empezar a cumplir los planes que sc habfa trazado dcsde su llcgada a Buenos Aires. Pero apcnas como plataforma de lanzamiento. La novela en la que ahora trabajaba, de hecho, era ostensiblcmcnte menos "torrcncial" y sc embarcaba en cxploraciones que querfan dar cucnta de que d nifio terrible habfa madurado y SC disponfa a rcdamar algo mas que d patemalismo condcsccndiente y algo frfvolo que hasta entonces le habfan granjcado su tozudcz de autodidacta y la simpatfa que dcspcrtaba en los mcdios intclcctuales su gcsta uni personal. En csc marco Lamborghini, a quien Galeano habfa anunciado como "un sobrino que quierc publicar algo" y con el que Garda simpati7.6 inmcdiatamente, llcgaba al lugar justo
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en d momento indicado, y cs probable que desde d prim~r instantc de eae primer encucntro hay.a germinado csc acuerdo cacito que, micntras dur6, fuc n:dituablc para ambos. (Que mejor para Garda que un dcsconocido a quicn pueda no iba a disguscarle posar de artista "diflcil", alguien que parcda haber vivido para scr "dcscubierto" y quc, encima, le tr:Ua un libro que hasta en su brcvecbd era extrawganr.e? (Que mcjor para Lamborghini que enucgarsc, mansamentc al principio, para que csc otro que hasta pueda m2s megal6mano que Cl mismo "explicara su obra" para un vu1go ignaro y superficial? (Que mejor para ambos que probarsc los trajcs dd intdcctual avisado y dd artista maldito para salir juntos --,si hasta sc c.aian bien- a conquistar, si no la ciudad, por lo menos csa media doccna de manzanas donde lo que tenlan para ofrcccr dcspcrtaba int.crCs? Para que la flamante alianza comenzara a rendir sus frutos, de todos modos, era ncccsario dar a cono.:::cr csa novclita cuy.a brevcdad, si bien obstaba casi decisivamentc su publicaci6n en una editorial grande, f.lcilitaba por csa misma raz6n la tarca de convencer del emprendimiento a una pcquefia pucsto que los costos de papcl e imprcsi6n sedan apcnas supcriorcs a los de un cuadernillo, un fasdculo o cl manual de algl!n electrodomestico. En cualquier caso, habfa que aprovechar cl impacto que sin dudas provocarfa cl inminentc lanzamiento de la novela de Garda. El incipience renombre de Garda, por cierto, cautivaba a Lamborghini en grado infinitamentc mayor que Nanina, cuyo aucor, por lo demas, no vefa en Elfiord otra cosa que una inmejorable oporrunidad para recibirsc de cdtico. Con parecido dcsprecio, entonccs, por los ripios de la novela larga y por la brcvcdad de la novda buena, Osvaldo Lamborghini y German Carda fundaron en esas nochcs del invierno de 1968 una singular amistad, a la que pronto sc sumarfa un joven alto, dclgado y de aspccto mclanc6lico amigo de Garda que en los viajcs cotidianos dcsde su Avellaneda natal hasta la farmacia dcl Ministerio de Hacienda de C6rdoba y Reconquista donde trabajaba cambien cramaba una novela. Luis Gusman yd aucor de Elfiorrl tambien congcniaron cnseguida. Les bast6 dcscubrir que tenlan muchos gustos literarios comuncs y, sobre codo, que ninguno de los dos juigaba que cl unico dcstino de la pocsfa era "La Revoluci6n" ni, mucho mcnos, quc la pocsia debia accptar csas mayUsculas o humcdecersc los ojos solamentc por csas nobilisimas causas que cl populismo y d milicantismo en boga amenazaban dcgradar hasta d ridlculo. Si bicn Oltimo round codavfa cstaba en prcnsa, la admonici6n que CorW.ar destilaba en "Casi nadie va a sacarlo de sus casillas" ("No cikJ mds qw apenas tstas cosas, I S4CO de sus casi/Jas a unos cuantos I~ todAvla crrm m I.a poesla I mcasi/lada con su vocabulario I /Jena de compromisos con lo absmzcto" [C.Orclzar: 1987: 152]) y.a sc pcrcibfa end airc. A partir de cstas coincidencias iniciales y de otras empatfas mas difusas, Lamborghini, Gusman y Garda iban a conscicuir, bajo cl liderazgo inicial de cstc Ultimo, un trlo inseparable que, con cstratagemas de guerrilla, pronto proclamarfa la existcncia de una marginal pcro perceptible zona literaria liberada de cualquicr otra cosa quc no fucran sw ganas de instalarsc como diferencia cstCtica, como pcquefia vanguardia. Promcdiaba 1968 y pareda que lo mas vanguardista era scr cauto. Y aunque a los trcs amigos no los unfa sino cl compartido cspanto por la pocsfa llena de compromisos 152
con "El compromiso", csc malcstar rcacrivo era mas que suficiente para sostener una amistad, una politica de la litcratura y una fascinaci6n por las viejas maneras de la conspiraci6n y de la intriga que mas tarde, cuando sus postulados empczaran a tensarsc, llevaria a quc cada uno terminara traicionando a su modo a los otros o sc sinriera dolosarnente traicionado o ambas cosas o, simplcmentc, qucdara daro que, en rcalidad, no hablan companido nada nunca, ni siquiera d mismo proyecto literario. Esto ocurriria, sin embargo, afios dcspues. En agosto de 1968 d tdo sc scntfa invulnerable y unido. La aparici6n de Naninll en csc mismo mes de agosto fue, como sc cspcraba. apotc6tica. lnstalada r.ipidamente en la cima de la lista de ~sellns (en poco mas de un par de meses vendi6 vcinte mil ejemplarcs), rccibi6 los mismos elogios que habian preccdido su cdici6n. Ademas de las entusiasmadas Primmz Planll ( ·un tlaajimuJD intmlO por romper el cw/14 Juro de la nave/a mgmtinll• [Ortiz: 1969: 23]), Confort ( •Gnmdn GtmUz rumpe los mo/Jes de la Ulmztum conformistll e iruzugimz sin puJom un azmpo de la novelistica mgmtinll sin ant«esom· [fd.]), Andlisis ("Una catmata de imligmn pwbl4n desorJmaJllmmk los pasos de estll sobre~dora autobiografta [...] De los 1Njom tlnJos argmtinos surgU/os m los ultimos afiosH [fd.: 29]), Nueva SUJn ("Una sincnidaJ que tlesborJ4 la JescripcUJn ruti111lria y simpk, eluM los !Mgam comunes e imprrgna al libro con Oil fon'zA 111rope/WJqra que solo time la vida" [fd.: 30]) y Critnio ( 'Nanina puJo habnY convtrtiJo m una aciJultuh crltica soda/ o m un mnbrlo lammto, pero aun m sus mtis Juros pastzjn campea un palpitll~ optimismo, unll pujank akgrla qw la reJi1M de 1UfW°'1s cargos pant conwrtirla m la historia de un hombre mtregaJo con amoral Jijlcil oficio de vivir,. [fd.: 32]) yde las mas cauw Sim Dias ( "Estll novela Ja pie a la pollmica. se convinte m un puro inkrrogllnk: el mcanto de me gritnlo de aJolncmcia guarJa pdginas wmzmmk olviJabln, pero suginT la posibi/iJaJ de qw esta promesa. de qw ak nwvo 1lllTTtkitw. pase a conwrtim m un pnioJista de sus Jlas" [fd.: 29]) y Femirama ("Time acintos anto/Ogicos, time bacha lllmhiln; time ca/Jas, incluso m su atructura. Pero, sobre toJo, smala aa vma poderosa qw Jice JonJe hay Un amtor. EJ e/aacimo, taJ vt'Z, ml m apfauJir como Unll obnz final, /o 'ft« silo mulJa un primn- libro. El tinnpo dird lo demtis" [fd.: 46]), wnbien los diarios sc hicicron eco dd fen6meno. Mientras Felix Luna sc complada en Clarln ( ·Pocas vem nos htz siJo Jm/o ker un libro tan vivo, tlln vivimk; una confoiOn tlln despiat/aJa e implacabk, ~ con una IMcUkz y destrn'A tlln impmionanta" [fd.: 26]) y LcOnidas en Cronica de las 1111TTt1Ciones md.s conmovedoras qw hayamos klJo de un tinnpo a est/I parte [...] 1rlmlllazo de poesla JonJe la viJa irrumpe con la mismafonztz, con la misma pasiOn qw ha puato Gnm4n Garcia al ncribirla,. [fd.: 24]), Gudino Kramer avisaba a los lectores de IA Voz de/ Interior. •EJ libro estJ muy bim escrito y la utilirNUJn de un vocabulario a wees cruJo J por mommtos poltico conform a la nave/a el cardctn de un docummto autobiogrdfico de INllor no fircumk,. [fd.: 31]. La rcsdia de IA Nacion era menos halagiiefia: ·.s:e ha Jicho qw lo primn-o qw haem los tscrilom jtJvmn es volcar m su ohm inicial su autobiqgrafla; UNI vez libmulos, pwden iktiic~ seriammu a la tana Utmlria. Si ato ultimo es toJavla imprevisibk m el caso de me prom«Uma.Jo autor de veinticuatro afios, 1UfW°'1 a unll realiJaJ tai vez fatiganu, seg"n el dnimo con que g mcaw esta inconatt e impulsiva narraciOn de 277pdginas. [...] Como es ik
c·Una
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"""'4, manqa con soltura la pornografta mmor tie las maim palabras; ello aproxima dmos pasajes a los tie aquellos libros que antn se vnullan a esconJidm, m algunos lugares conocitlos por los iniciados, con la difermcia tie que tmllln cima gracia. Aqul la mllla palabra es m CllSi todos los casos gratuita. El autor ha procurado el esain44/o y el lxiJo in1MJialo; lo ha conseguido, pero oja/d que elpr«io que tleba pagar no sea t1nntzsiaJo alto" [fd.: 25). Extra, la rcvista que dirigla Bernardo Neustadt, tampoco se pleg6 a los festejos ("Como Jiario lntimo Nanina es respetllbk, pero como libro es mon0tono y no tinu Jnnasiado smtido" [fd.: 30]). Lo mismo que Sur, dondc Alicia Alonso se quejaba, igual que La NaciOn, de las malas palabras ("No se explica la profoswn gratuita, y por qui no, pedante, tie todo el "J>n"torio imaginllbk m todo el aspeao tie la aceptabilidtuiy tie los niveks ling;Jlsticos" [fd.: 36]) para pegar, hacia d final dd articulo y antes de sefialar las numerosas faltas de ortografla que presencaba la edici6n de Jorge Alvarez, donde, suponla, mas podla doler: ..Lo mismo habrla que tlecir tie/ Jespliegue tie las adquisirionn inukctuaks tie/ autor: la pasion por citllr tltulos y nombm se parece bastanu a la aparmu Jisplicmcia con que algunos 'lectorrs' lkvan los best-selkrs bajo el brar,o, cuiJanJo tie que todo el munJo puetle ver la cubima" [fd.: 37]. La "operaci6n Nanina" no podla haber salido mejor. Garda estaba en condiciones de ufanarse no s6lo de los que lo vivaban sino tambien de los que se habfan mostrado menos complacidos (La NaciOn, Neustadt, Sur: la oligarqula y sus lacayos, en suma). Tanta notoriedad, empero, le ocasion6 algun disgusto puesto que los duefios de Fausto pronto se cansaron de que su empleado hubiera convertido la librcrla donde trabajaba de vcndedor en poco mcnos quc su propia oficina (Garda se la pasaba firmando ejemplarcs, atendicndo curiosos, cal vcz hasta conccdiera rcportajes durance su jomada laboral) y le sugirieron quc buscara otros aires. Para ese cntonces, la rccomendaci6n era casi innccesaria para d autor de Nanina, que ya cstaba decidido a dejar la librerfa. El transitorio desempleo, en cualquier caso, no harla sino permitirle dcscinar casi todo su tiempo a profundizar sus csrudios, a sesionar con Lamborghini y con Gusman en los bares La Academia o El Paulista y a buscarle editor a Elfiorrl. Lamborghini, entre canto, habla abandonado la rcvista dcl SUPE, por lo que no tcnfa otros ingresos que los proveniences de unas muy csporadicas colaboraciones en alguna publicaci6n sindical y, cal vcz, y de manera no menos aleatoria, en una o dos agencias de publicidad. Si bicn no habla cambiado demasiado sus habitos, la mera intensificaci6n que la ausencia de Piera habla producido en algunos de ellos alejaba cada vcz mas la posibilidad de que encontrara un buen emplco y, sobre todo, de que, aun habiendolo encontrado, lo conservara. Todavla habitaba su departarnento en d barrio de Once, pero no h~bla neccsicado mucho tiempo para haccr dcl el algo bastante parccido a la habitaci6n de Gregor Samsa. Su absoluta incapacidad para cualquier tarea praccica, sumada a esa tendencia natural, que los afios no hadan sino accntuar, a permancccr en la cama durance todo el tiempo que pasaba en su casa habla ido convirtiendo al "departarnencito" en un lugar casi inhabitable.
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Como habfa cntrevisto en Don Torcuato dcspues de la Ultima partida de Picra, comprobaba, ahora dcfinitivamcntc, quc no podfa -o quc no sabla y al parcccr no iba a podcr aprcndcrlo nunca- vivir solo. Ncccsitaba, con una ncccsidad vital c impcriosa, quc alglin otro cstablccicra un ordcn elemental, una cuota basica de razonabilidad en la forma de ocupar y aprovcchar cl cspacio dcl quc sc disponfa para dotarlo de una confortabilidad, m6dica tarnbicn, pcro indispensable. Tai vcz fuc un dcspcrfccto domestico mfnimo, trivial pcro dcsdc todo punto de vista insoluble para cl lo quc lo llev6 a prcguntarsc cuanto ticmpo podrfa vivir sin prcocuparsc por sus ingrcsos si conscgufa instalarsc en algtin sitio -la casa de sus padres, por cjcmplo- dondc algun otro provcycra de sabanas limpias a la cama, barriera rcgularmentc los pisos, quitara los restos de comida de la vajilla o abricra de tanto en tanto las vcntanas y, rcspaldado en csas scguridadcs y ccrtczas, vcndfa cl dcpartamcnto. Es muy probable quc su iniciativa en esc scntido no haya cncontrado dcmasiada adhcsi6n en Ciudadda. (Habra sido cntonccs la carta de Jose Hernandez a Jose Z.Oilo Migucns ("Mi pobre Martin Fierro, pu me ha ayud4Jo m algunos mommtos a akjar ti fastUJia ek la W1a ek hou/j incluida en todas las cdicioncs dcl pocma nacional lo quc_lc sugiri6 quc habfa una manera de vivir solo y, a la vcz, dcscntcndido de los mencstcrcs domesticos? (La cxpcricncia de cstar en un hotel tcnla alglin otro antcccdcntc quc las doradas vacacioncs de la infancia? En cualquicr caso, lo cicrto cs quc en algUn momcnto, antes de quc sc tcrminara 1968, vcndi6 cl dcpartamcnto y sc instal6 en cl Hoed Callao, en d numcro 292 de la avcnida, justo en la csquina de Callao y Sarmiento. Como habfa ocurrido menos de un afio atr.is, cuando su dcscmbarco en cl "dcpartamcntito", "Callao", uno de los versos de csos dlas, quc pudo scr cscrito en su primcra noche en la habitaci6n dcl hotel -a la que cl pocma describe y en dondc sc sinia bucna partc dc ·su cnunciaci6n-, tcmatizaba cl traslado. Tambicn ahora, igual que "En cl exilio", la madrc parcda descmpcfiar un importantc papcl en la mudanza: "Ltz
pie?A ekl hotel I st cemJ sobrt II I Solo st ~Ive un actor II Encmekr ti cigam/Jo I Preparar ti agua para ti matt I Ajlojarst la corbata ftmte al tsptjo: Gtstos, I convocan una platea plateaJa por la pldtica I Una la I Platea ek labios murmurantes I que no k hablan a nadU I por lo tanto a II II Por lo tanto I Esos rtllUOs ekscosidos I Dt palabras II Esp/a: g arrodi/Ja y mira por la cnradura para tscuchar hablar II st somtte solitariammte al anlilisis ekl ldtigo II m la ptllcula carwtas ek gunrtros Im Pot anochtctr ek tablas I st simta ftmte a la mesita ek taptte jloreaJo y toma ti matt una vez mds, que no serd postrtT II la madrt apartct m su sumo invn"SO, invmamente, como ti poekr ek la pldtica II la madrt oscila un reloj colgaJo al cue/Jo por una cadma ek plata II hablar II la casa ml puras vmtantts I ml una fortaln.a para mcastillarst y mirar I la madrt surcaba tsa su casa I mirando la hora m ti mplanekcimte II reloj ek plata I Lo ayutiAba a prtparar su mudanr,a I Lo ayudaba apulsdnJolo I Y ti btso I El btsUtfUM I Ausmte I A/vi I Olo I Salvt: II mvtjtctr m la pit/ ek sus manos I ffechar sus talonn II Ltz horca ts I ts su ani/Jo, la hora I Y m~lto por su eutrpo I Y al mismo tinnpo munto por su tspada I Ltz madrt surgt I Navt: surca I Dt un mar I Y m la humedaJ I Toda la kngua II A/vi I Olo I Salve I 0. L." [S. II: 276-278]
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Si cl poema fue escrito en aquella primera noche en Sarmiento y Callao -y aun cuando hubiera sido escrito en cualquier otro momenta y en cualquier otro lugar, aunque esto es poco probable-, su larga deriva verbal recostada t6picamencc en "la vida de hotel" definfa una idencidad de escritor. El Mardn Fierro, a fin de cuenw, sc habfa escrito en un hotel. Las iniciales con las que conclufa "Callao" eran un comicnzo. Los dos versos finales ("Salve I 0 . L. ") eran ciercamente un pedido de auxilio ("Salvelo") pcro cambicn una clausula de pleitesfa ("jSalve, Osvaldo Lamborghini!") que saludaba cl advenimiento de un nombrc de autor: German Garcfa escaba a punto de convenccr a Carlos Marcucci de que edicara Elfiord Marcucci habfa tenido la forcuna o la desgracia de inscalar su oficina en Viamontc y San Mardn, a menos de una cuadra de donde vivfa cl autor de Nanina. Periodisca y humorista mas o menos empleado, mas o menos desocupado, habfa comparcido con Lamborghini cl grupo de colaboradores de aqucl segundo numero de La Hipotmusa de mayo de 1967. En c:Sa oportunidad, bajo el dtulo "Microbiografias de macropersonajes", habfa escrito: •Nico/ds tk Pisa (1206-1273). Clkbrr arquit«to italUzno If'" Jntk nino tuvo
inclinacUJn por I.as torm. Atila (m. 453): Rey tk los Hunos, mnnigo tk los otros, UamaJo el IUD~ tk Dios, descubriO el numero /Ill al"" tksfi/ar a SU tropa. Su Jama tk gun'"1TJ J conquistador, conocida por todos, caytJ vmiginosamm~ m desgracia el JIA m If'" se aprobO el tkt-reto municipal If'" ikcla: 'Prohibido pisar el clspea: Toulouse--Laumc: Aunque destk pequdio tuvo inc/inacion por la pintura, su mania mds pertinaz mz conwsar. Un J'4 k Jijmm: 'Por favor, Toulouse, sea brrw: Josi(?): Gkbre carpin~ juJlo protagonista ikl primn drama conyugal ik la historia cristiana. "[La hipotmusa, 2: s/f] Ademas de al humorismo, Marcucci sc le animaba a la literatura. El primer resulcado de esa afici6n era Cumtos pornogrdficos, una colecci6n de docc rdatos breves que la Editorial Freeland, cuyo catalogo se rcparda entrc cl humor (Wimpi, Aldo Cammarota) y cl tango (Homero Exp6sito, Enrique Cad{camo, Celedonio Flores). habfa publicado en la primera semana de diciembrc de 1968 a inscancias de Miguel Brasc6 y Alberto Vanasco y con un breve pr6logo de Dalmiro Saenz. Mucho mas logrados que sus chistes, los cuentos de Marcucci tenfan riano (•las 1'11Jtirn, simipre //mas tk mt dosis tk tn-nura que nos hace seguir abogada CUlln"'1
hubilsmws querido ser mlrlicos, medidna cuando hubilsmws queriJo ser ingmieros, ingminla cuando hubilsmios queritlo ser economistas y economla cuando hubilsnnos queriJo ser proxmetas. "[Marcucci, 1968: 17-18)), ironfa ( •Marquicio, podll por la minu/4 y el suspiro" [fd.: 33]) y hasca lirismo ("Dos man tk intkmniuciOn, preaviso, vacacionn propordonaks, aguina/Jo y qui sl yo, apmAS me echm tmgo para tiTdr seis meses tk poesla y nochn estrrllatias" [fd.: 35]) pcro no eran... "pomograficos". El mismo autor lo admida con fingida pesadumbre en una breve nota que prcccdfa a los cuentos: La pornognfia cs una ncc.csidad de la q,oca, una espc:cie de desaato incauto e iluso, una reiteraci6n neur6rica y feroz de los publiciscas que creen que las mujeres dcsnudas venden mas que las vcscidas y que el sexo es mis comercializable que el amor (lo contrario es signo de manificsta debilidad o de mca.so). Digo todo csto porque cengo una lamentable e lntima confesi6n que haccr: me, no cs un libro pornografico - • ~• .
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1. Mecanografiado de la primera version de "Tadeys", 1974. 2. Ger man Garcia y Luis Gusm an en la epoca de Literal.
3. Agen da pcrpctua Centinela en donde sc escribicron "El tren ..." y "El Nirio taza''.
FEBRERO 29
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\ ; . . . trO la pmupont. Comtr la autoridaJ, deficar.ftmtt a tlla" [fd.: 42]). Coincidfa, tal vez inadvertidamente, con Marcchal al describir al relato como "un ttXto qut no admitt tSJHICios vaclos, un texto circular m ti qut no poelemos mtrar." [fd.: 33] Y accrtaba al sostcner que Elfiorti era, a fin de cuent2S, una cclebraci6n ( "Ftsttja un na.cimimto: ti de la tscritura. Es la tscritura quim mata a la autoridaJ, quim rtalim ti na.cimimto y tifistejo" [fd.: 36]). Comprensiblemente, no cstimaba atinado mencionar a cste rcspccto que d relato le prcdicaba a Atilio Tancredo Vacio, el que nacia, "uNl boquita no mayor qut ti punto de un ltipiz" [El fiorti, en S. I: 15] y, mucho menos -en el clima de ideas de la cpoca habrfa constituido un suicidio intelectual-, scfialar que esa "boquita" de Atilio Tancredo Vaan rccordaba una de las particularidades fison6micas mas notorias dd autor del relato. En cualquier caso, "Los nombres de la negaci6n" iba a darle a German Garcia una gran satisf.tcci6n, no tanto por mcrito de su innegable y ardua trabazOn sino por un malentendido o una casualidad y merced a las resonancias de una sola fnsc: "Los poJem fdlicos t.kl plkirt st han convtrtido m poelem perversos de la madrt. Y digo per-versos
porqut los contmid.os fdlicos de/ ldtigo, m sus manos, van contra la onto/ogla fdlica de/ pot.kr tkl Pa.clrr"' [Garcia, l 969a: 40], decia el posfacio, lo cual, una vez que Elfiorti sc tcrminara de imprimir, harfa creer err6neamcnte a Oscar Masotta que su aucor era conoccdor de Lacan y, en esa inteligencia, lo invitarfa a cstudiar con cl. Antes de eso, cuando el texto estaba todavfa inedito, Masotta ya le habfa quitado la primicia, o por lo menos la exclusividad, a los concurrentes a los cursos lacanianos que dictaba en Tucuman y Florida desde esa nochc en la que, en la casa de Elpidio Gonzalez 3502, entre Tokio y Vilardeb6, en el barrio de Villa del Parque (en realidad Villa Santa Rita), dondc todavla vivfa su madre, ante una concurrencia integrada en su mayorfa por psicoanalistas o psiconalizados, despues de recitar un poema de su autorfa provisoriamente titulado "Los siete pelos end culo", ley6 E/fiorei. Por esos mismos dfas, cuando German Garcia termin6 su posfacio y Elfiorti lleg6 a los tallercs de Anes Graficas Sapimtia, Lamborghini, que merccd a cse relato que ya cstarfa asombrando a algun tip6grafo de la calle Matheu y, principalmente, a la
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circunsrancia de que csc rclato cstuviera pr6ximo a publicarsc, ya sc scnda, ahora sin a.somo de duda, cscritor, debi6 de prcguntarsc c6mo cstar a la altura de csa &ma modcsta e incipience que empczaban a granjcarle las lccturas scmipublicas o scmiprivadas pero siempre colectivas de Masotta, la alharaca del propio Garda y la difusi6n soterrada aunque efcctiva en la que parcda empcliado un pufiado de advertidos que hablan lcldo cl tcxto mccanografiado (o habfan sido enterados de su cxistencia por otros, lcctorcs s{ de los originalcs o, tal vcz, avisados a su turno por terccros} y, ademas 'i sobrc codo, c6mo ir mas alla, c6mo cscribir algo todavfa mas provocador e "incorrccto". Empczaba 1969 y hada calor en cl cuano piso de Lavalle 2295 cuando cscribi6, a mano, las primeras y las Ultimas Uncas de "El nifio proletario", csc rclato que, en la versi6n que all! mismo mccanografi6 Luis Gusman, iba a circular mucho tiempo en calidad de incdito de manera similar a Elfiord y que, una vcz induido en &bregondi retrocetk, sc convenirla en su texto mas divulgado. "Fl nifio proletario"4 era una bucna respucsta para los dos intcrrogantcs, al menos en lo rclativo a csc dcsignio de "cortar tkfinilivammte con "'4kfuier tipo tk militancitl' [S. II: 237] que, con cinismo o dcccpci6n, sc hab{a vcrtido no mucho ticmpo arras en "Dialogo con un liberal intcligcntc", un pocma cuya primcra frasc podrla considcrarsc un rcsumen perfccto de algunas de las cosas que hac{a Flfiord ( '% no hablaria asl tk polltica I p'4ntearla IA cosa m otros tlrminos"' [S. II: 236)) y que, lincas mas addantc, pervcrtla un t6pico cstdar de csos afios como cl de la rcforma agraria ( ";GJmo son '4s Nligas tk su
mujer? I Pina blAncas tkslumbrantes I Eh, I k gustarl4 cortarlas I~ con tajos horizontaln y vmialks Is~ como a/ambrar un Cllmpo, I ~lo" [S. II: 237]). Por algunas razoncs en cieno modo ajenas a Lamborghini y por otras si sc quicrc forruitas (su pa.so dcl ambience del Sindicato de Prcnsa al dcl SUPE, cl golpe militar quc habla llcvado a Onganfa al poder y la consccuente prohibici6n de las actividadcs gremialcs, cl ingrcso de algunos de sus viejos compafieros a organizacioncs armadas o scmidandcscinas, camino en cl que jamas pens6 internarsc, d disranciamiento de Lc6nidas y, sobrc todo, la cruzada contra cl "populismo cstctico" en la que acababa de embarcarsc con Garda y Gusman, sus flamantcs amigos), de csa militancia, que dcsde siempre habfa obstado a la cscricura, tanco porque dcsplazaba a la literatura como proyccto de rcalizaci6n personal cuanto porque scgrcgaba productos como lAs coplAs tkl Che, no habla qucdado nada mas -nada menos- que cl rcvolcarsc de la pollcica, su pucsta en juerga, cl refocilarsc de sus jergas en un atigrado... jerg6n. Con mayor violencia que en Fl fiord aunque de manera menos musical, mas programatica, menos inspirada, mas dasica, "El nifio prolctario" era encrc otras cosas un verdadero ajuste (como ajusta un alambre que cscrangula} de cuentas (en cl scntido mafioso de cscribir todos los numeros de una deuda) con la propia, la crCdula traycctoria personal -y la concomitante prosa prcstada- dcsde la cscucla de periodismo de Ramos y Spilimbcrgo hasta los comunicados "antivietnamitas" de la etapa final dd Sindicato de Prensa y dcsde d "Congrcso por la Libcraci6n Nacional" dd Tcatro Sindical de camara a la cscucha ad.mirada de lAs cop'4s tk/ Che.
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En este movimiento, tras la csccna de pano que, como en EJforJ, sc nombraba desde el primer parrafo, aunque ahora con aircs didacticos e inBcxioncs castizas ( ·Mimtras lit autora de sus Jlas lo echa al mundo, asistiJlz por u111l curanJnrz vieja y MJiciosa, el plkin, el autor, mm vtJmitos que apagan los gmUJos lkitos de lit parturimtll. st nnbomzcha con un vino mds timso que lit mugre tie su misnia.. [S. I: 56]), venfa lo que, cuando en d entero mundo todavia circulaban las imllgcncs de algdn victorioso operario parisino en trance de cenir d talle de una bclla cstudiante de Nanterre y en la mera Buenos Aires sc estilaba noviar con un obrero, era una provocaci6n reactiva ("Mt congratulo por eso de no ser obrero, de no haber n.aciJo m un hogar proletttrio • [!d.]) que parcda explorar hasta d6nde sc podla llegar en la vituperaci6n de todo aquello que d clima de ideas de la cpoca habfa vudto poco menos que sagrado. Desde este punto de vista, la afinidad entre uno y otro trabajo era evidente, como si "El nino proletario" fuera la continuaci6n, por otros medios, de todas las,guerras dcclaradas en EJ ford. En esos otros medios, sin embargo, habla una diferencia, cactica pero crucial, que llevaba al nuevo relato, efcctivamente, "mas alla" de aqud punto en apariencia extremo al que habfa Degado d relato anterior: mientras d pandemonium orgiastico de Elford hada tolerable cualquicra de las cosas que d rdato decfa, la screnidad glacial de "El nifio proletario" no conccdfa ni siquiera esos puntos de fuga; mientras d barroquismo aleg6rico de EJfiorJ cnuegaba corrcspondencias m{ticas o "de acrualidad" politico-sindical que, a su modo, pcrmidan digcrir aqud banquete, d "realismo" de "FJ nifio prolctario" no uazaba ninguna figura, no remida a nada, era algo quc no tcnfa mas aUa (o era ens{ mismo un mas alla: lo real de1 realismo). Habla en d nuevo relato, sin dudas, una simulaci6n de remcdo a cicnos modos •cicntfficos" del vicjo naturalismo practicado por los cscritorcs "de Bocdo", a punto tal quc, incluso, sc evitaban las "palabrotas" y sc ponla especial cuidado en dcsignar algunas de las panes principales de los cucrpos con modalcs de cirujano ("ano", "vaginaj o de psicoanalista ("f.ilo")..Pcro csa cntonaci6n no era mucho masque una coartada para quc sc pudicra cscribir con cicrtas garantlas de impunidad ts0 quc no sc pod.la cscribir (d fucismo, desde lucgo, pero dcsde su misma zanja), para pcrmitir quc, incluso, sc lcycra (o no sc leycia) cualquicr oua cosa: una cntica extrema de la barbaric burgucsa, una lUcida dcnuncia dd capitalismo apauida (o puuido o frauicida), una parodia dd naturalismo... Entrc la mala fc y las ilusioncs de cualquicr lcctura, d cqufvoco, la cquivocaci6n realista. '"FJ nino prolctario" sc limitaba a comentar que era la literatura lo quc no servla (ademas de todo lo demas). Dd mauimonio uosko-staliniano-nacional-peronista entre Abelardo Ramos y FJlas Castdnuovo habfa nacido un relato pcrfcao y monsuuoso, narrado a>n los remilgos y los pudores de quicn todo sc permite haccr pero ticmbla al nombrar ("El ano qwJJ hWneJD sin ~ como p4Tll facilitar J lll:tO que prtparJbamos• [S. I: 58]). FJ "acto" quc sc preparaba en "FJ nifio proletario" no era cicrtamcnte una rcprescntaci6n cscolar. FJ "aero" parccla mas "real" (violltn a un nifio) quc cualquicr oua "actuaci6n" humana, aun aquellas de las quc daba cucnta EJfomJ. Y si los aircs cdcbratorios de aqud tcxto inaugural, su final de revoluci6n carnavalcsca podian habcr
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hccho olvidar a sus primcros lcctora, obviar inclusive, su voluntad de provocaci6n ( •s; tS que a/gunll vez aistimm los campos tk conemmriin" [S. I: 11)), si "End exilion ya habCa tantcado d tcrrcno ("FJ mito tk la nalga obrmln [S. II: 302)), "FJ nifio prolctario" instalaba un malcstar quc ni la-cita de Ruben Dario ( "}O soy lkfU4I que ayn- nom4s tl«l4 J ao ts lo queJigo"[S. I: 61-62]S) ni la "lunajoyocd' [S. I: 62] {o joyccana) podlan disimular. No, ahora no habfa cxcusas. No podfa no lccrsc quc para la dcgustaci6n bicnpcnsantc de "FJ nifio prolctario'" era ncccsario, prccisamcntc, no lccrlo. Y sin embargo, en "El nifio prolctario" lo prolctario era lo de mcnos. 0 era una nificz. En lo anifiado de lo prolctario -no pcrtcncccrsc, no tcncr dcrcchos sobrc d propio cucrpo-, en lo protcico de la palabra "prolc", quc nombraba ambas carencias, habfa un dcstino. Como si los nifios y los prolctarios cstuvicran en d mundo para scr violados. Como silos burgucscs, no, exccpto quc fucran nifios (como csc nifio quc, scgt1n Lamborghini habfa cscuchado en d Sindicato de Prcnsa, a los ocho o nucvc afios fuc violado y ahorcado en la cstancia de la f.unilia Pereyra lraola, cxpropiada afios mas tardc por Peron), o quc csos nifios, burgucscs o no, fucran violadorcs (como Gustavo, Esteban y d nifio narrador de "El nifio prolctario" 6). Como si la historia de la nificz fuera la propia historia. Como si congratularsc de no scr obrcro cxprcsara d alivio de no scr, de ya no scr, un nifio7. El nuevo rdato, en fin, constitufa otra forma de abordar la prcgunta quc en su momcnto mu dramatico plantcaba FJfiorrJ. (Cra indispensable figurar en d gran libro de los vcrdugos ("l«o [L. Lamborghini, 1971: 137) para no qucdar inscripto end de las vktimas ("bo/uJo no" [fd.])? (0 habla que accptar d dcsganamiento, d cxtravfo, la cscisi6n quc le atribufa cl verso de su hcrmano ("loco sl I bo/wio sl I violmto sf' [fd.: 139]) de figurar en ambos libros? Una cosa parccfa scgura: lo absolutamcntc intolerable era figurar solammu en d libro de los vcrdugucados ("bo/uJo no" [L. Lamborghini, 1971: 137]). Como para quc csta cucsti6n quodara clara, y porquc la lcctura dd libro de Sartre sobrc Genet, adcmu de provocarlc la tcntaci6n casi irresistible de scr -o acruar- un pcrsonajc analogo lo habfa convcncido de quc, en medio de una epoca y de un clima idcol6gico dondc "lo vivido" constitufa un capital tanto o mu valioso quc lo lcCdo y cstudiado, no tcnfa porque avcrgonursc de una cxpcriencia quc pocos por no dccir ninguno de sw intcrlocutorcs habitualcs podfa parangonar con la propia, Lamborghini SC habfa lan?.ado en CSOS primcros dfas de 1969 a rcfcrir no sin tcmcridad aqucllas andanza.s lumpen-juveniles quc, de no habcr mcdiado cl a6an7.amicnto en la rclaci6n con Picra y, cnscguida, cl tcmprano matrimonio, lo habrCan llevado a la carccf como a algunos de sw camaradas de cntonccs. Aunquc cs difkil cstablcccrlo con ccrtcza, no parccc avcnturado conjcturar quc en d momcnto en quc tuvo la scguridad de que FJfiorrl finalmcntc sc cditaria, y micntras Nanina continuaba baciendo records de repcrcusion pcriodfsrica a pcsar dd jucz Sanmartino, Lamborghini dcbi6 de &ntascar en alg1in momcnto con la posibilidad de quc su libro provocara un impacto scmcjantc. Tai vcz por csa raz6n pudo habcr pcnsado
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que era necesario acompaiiar al tc:xto con la crcaci6n de una leycnda personal al gwto de la q>oca. Si German Garda, d cscritor dcl momento, habla vendido cscobas o cepillos o buloncs y, sobrc todo, habfa expcrimentado en came propia todo aquello sobre lo que habla cscrito en su primera novela, circuµstancia que las rcscfias habfan valorado mas que cualquier ocra, cl, proximo a publicar su, tambicn, primcra novcla, no era menos (era, incluso, mas) pucsto quc apcnas salido de la adolcsccncia habia pcrtcnccido a "La banda de los Espartanos", una gavilla ccmatica que, dcspues de una primera ctapa dcdicada a los asaltos de "ramos gcneralcs", sc habla cspccializado en los auacos a hocclcs alojamiento y quc, un poco hacienda honor a su nombrc, un poco por contigilidad con cl objcto de sus corrcrlas, practicaba una moral, prccj.samencc, cspa.rtana: eran todos hombres duros y mis6ginos (y prcvisorcs: si llcgaban a scr dcccnidos, si "pcrdlan", los consabidos protocolos de la sexualidad carcdaria no deblan tomarlos dcsprevenidos) que dcsfogaban sus urgencias, fraccrnalmente, en cl interior de la banda. El carismatico jcfc habla scguido conducicndo a la cofradla aun despues de cacr en prisi6n. Lamborghini a vcccs hada de "campana" y a vcccs sc ocupaba de otras tarcas log{sticas. Por cjcmplo de poncr a bucn rccaudo todas las armas despues de cada •crabajo". En una oportunidad, dcda, en Ciudadela, Dona Teresa Galeano sc las habfa dcscubieno debajo de la cama y sc habia limitado a prcguntarle si, ademas de clla y el, alguien mas cstaba cnccrado de la cucsti6n, quc no rclacion6 con cl mundo del delito sino con d de la militancia polltica o gremial. Durante muchos afios Lamborghini tracrla a colaci6n, de tanto en tanto, cscc rclato. Pero una sola vcz, cl 12 de febrcro de 1969, cscribio sobrc cl asunco, cal vcz como consccucncia de la tcrapia rccicn iniciada con Paula Wajsman o quiz.as impulsado, como vcrcmos, por cl entcndiblc ~csco de scducir a su analista.
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16. San Antonio de Areco [19691
Paula Wajsman habfa nacido un 26 de agosto de 1939 en la provincia de San Juan. Sus padres, inmigrantes polacos llegados al pals en los primeros afios de la d&:ada del '30, en 1943, tras el terrcmoto de Caucete, sc trasladarian a Buenos Aires para instalarse en una amplia propiedad de la wna del Mercado de Abasto. Ya viuda, la madrc de Paula iba a explocar la casa como pensi6n estudiantil. Conscntida por sus padres y sus trcs hermanos -dos varones y una mujer- mayorcs, Paula pas6 una infancia y una adolesc.encia sin sobrcsaltos ni privaciones tras las cuales, en 1961, sc inscribi6 en la carrcra de psicologfa en la Universidad de Buenos Aires, de donde egrcs6 en 1967. Cuando Lamborghini la conoci6 tenfa veintinucve afios y no hada mas que unos meses vivfa y atendfa sus primeros pacientes en d octavo piso de Billinghurst 1496. Triguefia de mirada profunda y sonrisa amplia, menuda de talla pero vivaz y dccidida, Paula practicaba una sexualidad apenas mas cxpansiva que la media de la cpoca. Divorciada poco tiempo antes del emotivo poeta y convencido militante Horacio Pilar ("A Paula[...] Por qui entregarst aunque vmgan grit11nJo 1-Putira Ii~! I Y
me hayas dncubitrto detrds de lo ~ voy a ser, I aun mtaio vmle y apmas conjuganJo I por tu rincon de amor, tu napa citga, I tu smsaciOn de/ munJo m '4 bane/era de cojn- amanJo I de estllbkcn- ti horir.onk I por mtdio de/ caballo ~ formamos I como Job/es cmtlluros o siameses I cargatios de una gracia sin par m los kjiJos• ["Carta I" en Pilar, 1996: 52]), dcclaraba a quien quisiera ofrla que con haber tenido un marido era suficiente y que desde entonces s6lo accpcarfa novios. La picardfa cosrumbrista con la que afios despues cvocarfa esa cpoca la rctratan de manera inmejorable: Hacc mucho ricmpo las idcologfas hervlan. FJ General softaba en Madrid y nosotros deliclbamos su vudta: hubo una vida donde fui ama de casa. Pero, por muy casada que estc, toda mujer necesita novio. Una jovencita iba de compras con su vestido c:scotado. Se deslizaba por veredas amarillas de luz. Una canasta la acompafiaba en el bosque de estudiantes d~ piropo ripido. Ella se nutrfa de ese ramo fresco y equfvoco; solo su falda respondfa. Un espfa apostado a vcinte metros no hubiese visto nada. (Sefiorita? Soy sefiora, que se va a alimenw a su maridito. Aquf le Uevo los bifcs que le gwtan: golosina de gourmet. En los ojos verdes despuntaba un destello como un rayo de sol entre los Uboles, y se encendfa un brillo en los dientes dd camicero de la esquina cuando ella entraba. Un vals en las pupilas, y en la boa un punto (el coco de vccinas zumbaba. (Con cu:l.ntas de esas mujercs habrc compartido mi novio? Que loca fui: yo crda en sus prucbas de amor al cendgramo: d coraz6n me dcda que en nucstra mesa se servfan los mejores trows). ["Mcrnorias de una histcrica", en Wajsman, 1999: 35-36].
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Muy probablemente las primeras scsioncs de csa tcrapia hayan dcspcnado en Lamborghini, ya por la posici6n dcsigual en la que la dinamica propia dcl tratamiento los situaba, ya por cl dcsparpajo con que Paula pcrforaba su vieja misoginia de barrio, una inmcdiata atracci6n por su psicoanalista. Tal vcz haya sido la voluntad de scducir a csa mujer que lo cstaba scduciendo cl disparador de un largo pocma titulado "Hoy, rclacionarsc: y como sea" fcchado el 12 de febrcro de 1969 que sc dccia, cxplicitamente, "autobiografico" y que parcce scr cl cuaderno de bitacora de csc analisis y, a la vcz, su temprano balance: TERESA GALEANO, mi madrc, nacida cl 20 de novicmbrc dcl 1900 en un pucblito de la provincia de Buenos Aires -San Antonio de AleaJ, hija de un caudillo c:onscrvador: yo, su nicto, hijo de csa scfiora soy un dcsgarrado / la historia pasa por mf -ynopor cl vicjo caudillo cnmohccido en sus pucrilcs actos de mala fc la historia no pasa por ~: por mf pasa fui lo digo ahora quc mi madrc sc ha c:onvcnido en una pasita fui un avcnturcro y Sartre lo cntcndi6 I pr6logo a Stephane I cl YO cstaba primcro FUI ladnSn y Sartre lo cntcndi6 I San Genet, y yo fui homosexual activo y pasivo y Same lo cntendi6 I San San~nct
y yo -yo-- tambicn pucdo cntcndcrlo pcro hay ouas oosas, sobrc todo, quc pucdo cntcndcr: las palabras las la mdodfa la mclodla de las palabras I cada I palabra I cada I mdodfa y fui un homosexual pasiw cl ano d ano c:omplacicntc ofrccido al falo de las palabras -y entonces-y aquf mi autobiografla c:omienza- [S. III: 11 J
A difercncia de lo que ocurrCa en cl conjunto de tcxtos intcgrados mas tarde en
&bregondi rdroeede, donde Teresa Galeano pr.kticamente no aparcda, aqu{ encabczaba no s6lo cl pocma (y la scsi6n analfcica que, al modo de "Dialogo con un liberal intcligcntc" [S. I: 33; S. II: 236], cl pocma mimaba) sino tambi~n cl linaje, dcl que cstaba dcl todo au.scntc lc6nidas Aniceto. Probablemente la imantaci6n de San Antonio de Arceo como "locus litcrario" y la circunstancia de que cl tcxto cruzara lo "autobiografico" con la cxpcricncia dcl analisis que su aucor comenzaba al momenta de cscribirlo fueran las causas de que, as{ como sc tematizaba una rclaci6n atipicamente cdfpica con la madrc, los propios orlgencs sc f4eran a bu.scar en la rama de los Galeano. Esa gencalogla materna, a
la que sc daba por iniciada en los pagos de Don Segundo Sombra, en cualquier caso, nunca dcsaparccerla dcl todo y a ella sc volveria afios dcspuCs8.
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El caudillo conscrvador aludido en los versos cs Francisco Galeano, abudo de Osvaldo que, como hemos visto, llcgaria a scr intendente de Bayauca. En cuanto a la doble menci6n de Jean Paul Sartre, son casi explfcitas sus referencias al cClcbre San Gmet, comediante y mJrtir [Sartre, 2003] ya su pr6logo a Rrtrata de un avmturtTO de Roger Stephane [Sartre, 1968], donde cl autor de LA ndusea exploraba las rdacioncs entre cscritura, dclin~uencia y homosexualidad. El andaje autobiografico en cste caso no podfa scr otro que cl rccuerdo de "La banda de los cspartanos", en la que la expcriencia de robar ("Fui ladrtJn y Sartrt lo mtmdi01 parcda contemporanca con la de una scxualidad tambicn itinerante unida, a la vcz e indisolublemente, con algo que tenia que ver con cl lenguaje ( •yfai un homosexu.a/pasivo el ano I el ano comp'4cimte ofocido alfalo de !AS palabrasj. La circunstancia de que las traduccioncs castellanas dcl libro de Sartre y dcl de Stephane hubieran sido distribuidas en Buenos Aires por Losada (1967) y de la Flor (1968) rcspcctivamente muy poco tiempo antes de la fccha (12-269) dcl pocma, dcl que, por otra parte, Paula Wajsman, interpclada explfcitamente en cl, fue casi con scguridad la primera -y muy probablemente la unica- lcctora (de hccho fue ella quien conscrv6 cl original entre sus papclcs y ninguno de los amigos dcl autor tuvo entonccs conocimiento de cl), robustccc la imprcsi6n de que Lamborghini cscribi6 buena parte de csta "aucobiograffa" con cl dcsignio de scducir -merccd a un c6ctcl que mezdara de manera irresistible y en dosis parcjas las ultimas novcdadcs de librcrla y una vida de aventuru- a su analista y, por lo tanto, algunas de las experiencias de juventud que cl pocma rccrca fueran algo exagcradas. No todo era inautentico, sin embargo, en csta autobiografla que, tras las autoatribucioncs genetianas comentadas, continuaba con una rcndici6n de cuenw ante aqucl viejo impcrativo -sanmartiniano, paterno y personal- de rcalizaci6n. Para bien y para mal, lo unico digno de menci6n que sc habla hccho era cscribir: tuvc cicnamcntc la cencza: yo no iba a comctcr ning\in /acto dcslurnbrantc I Salvo la pocsCa tc pocma: d.lvatc aquC comicnz.a aquC siguc cl sabor de una historia rccupcrada cl cstallido, afiicos quc sc junta con los afioscl cstallido autobiogrifico EscribC El Fiord Escribf El Nillo Prolcwio Escribf un libro de pocmas: Fctichismo Escribf (le} una cana dcscspcrada a Chichita Maria Teresa Lamborghini mi hcrmana pidicndolc plata y clla no me fall6 I cl fallo de csc oro me fuc grato le CJCCibC diciendolc (aunquc mcntira, sicmprc sc cscribc cscribicndo} cscribicndolc como justificaci6n quc mi cscritura cstaba a punto de triunfar [S. III: 12)
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Asf como la expcriencia dcl anilisis sc volcaba en un gcnero literario (la autobiografla), la propia vida aparcda en tcrminos de bibliografla ode curriculum. Esta urgencia de balance y rcalizacioncs, sin embargo, no impcdfa que sc nombrara a El fiord ya "El nifio proletario" no como lo que eran -dos rclatos brevfsirnos e incditos- sino como lo que sedan. El aplomo con cl que Lamborghini cscribfa "Escribl El Fiord I Escribl el Nino Proktario~ como quien nombra dos hitos de la literatura universal, mostraba sin dudas una ccrtcza en torno a su valor literario. Pero tambien una prcmura en haccrsc de un pasado que justificara, si no cl futuro, por lo menos cl presence. Un pasado casi de "Obras Completas" sin cl cual pareda no tenerse derccho ni siquiera al suicidio ("Me asomo al balcon -sc dir.i en cste mismo pocma- pero no para tirarmt I gguirl acribimJD" [S. III: 17]). En franco contraste con la convicci6n con que sc nombraban El fiord o "El nifio prolctario", la menci6n dcl terccr cslab6n de csta traycctoria ("un libro tie ponnas: Fetichismo") era vacilante. Tal como sc la lee en los versos transcriptos, cs diflcil dccidir si "Fetichismo" era cl dtulo dcl libro de pocmas o si sc trataba dcl comentario que la rcflexi6n autobiogr.ifica hada rcspccto de la circunstancia de habcr cscrito un libro de pocmas, aun sin dtulo, donde la prcdicaci6n de "fetichismo" constituirfa un comentario sobre d gcnero. En uno u otro caso, la postergaci6n al terccr lugar, dcspues de "El nifio prolctario" que, como hemos visto, era lo ultimo que Lamborghini habfa cscrito antes dd pocma autobiogr.ifico, cs decir, alterando cl orden cronol6gico (que debi6 scr El fiorti., cl libro de pocmas, "El nifio proletario") parccc indicar una ccrtcza distinta -menor- en cuanto a la calidad del trabajo. Crccmos que cste Ii bro de pocmas, titulado o no titulado "Fctichismo", inclufa una muy aprcsurada rccopilaci6n de algunos de los textos que, dcspues, intcgrarlan la primera versi6n de &lnrgondi rrtroctek. De todos modos, y ya sea que sc tratara de un libro de pocmas cfcctivamentc titulado Fetichismo (en cuyo caso la adaraci6n de la pcrtenencia gcncrica indicarfa que Fetichismo, tan inedito como "El nifio prolctario" y apcnas un poco mas inedito que Elfiord -que para entonccs cstaba en prcnsa-, no tenfa un nombrc suficientemente fuerte para su autor y por cso ncccsitaba de la acocaci6n) ya de un libro de pocmas aun sin titular (dcl que, con pudor, Lamborghini SC distanciaba-o SC justificaba- prcdicindole una pcrversi6n dasica - "Fttichismo"- que rcprochara al genero una "dcsviaci6n" consistcnte en la sobrcstimaci6n de las palabras indepcndientemente de su "finalidad" o su significado), lo cierto cs que, ademas de la menor cstimaci6n que pattda tcnerle su autor, sc situaba, gr.ificamentc, contiguo a la cana a "Chichita", cana quc, real o fingida (suponemos que real), no cumplfa end poema autobiografico otra funci6n que la de dcgradar la cscritura a la subaltcma facna de obtener dadivas y, a la vez, la de dcjar cstablccido que la circunstancia de habcr cscrito aquellas obras - por las que nadic aun cstaba dispucsto a pagar- justificaba la de rccurrir a la propia cscritura para solicitar, casi exigir, ayuda econ6mica. La Ultima lfnca dd fragmento transcripto ( "escribihulok como justificaciOn que mi m:ritun:z tstaba por triunfarj, en fin, muestra que, pcsc a la ironfa, Lamborghini cspcraba algo, ta1 vez demasiado, de la inminente cdici6n de Elfiord. Como habfa
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ocurrido en "Tfo Bewrkzogues", como ocurrida desde entonccs y para siempre, Elfiord estaba cambien citado en "Hoy, rclacionarsc: y como sea", y d pasaje que cl pocma autobiografico citaba era, precisamente, cl pasaje mlwr- un faego para calmtar I dnto rrgrr-so) lo que se rrvwlw posee dntas caracterlsticas. Lo rrvuelto, el humo tie las codnas I un viaje m f4anladistancUz. La nnbarraciOn, Iese humo I Nave I gaciOn II pn-o esta sopa se tlescodna I al lkgar a los labios tie Crialura I se Jeshace m el airr Im el humo tie/ viaje hacia la bOCll (labios...) I (Jimtn...) (palaJar. ..} (lmgua. ..). I La sopa vuelw, rrgma-mJOlver: I Critltura no atd, tie totlos modos, m los rasgos tie lo rrvuelto I Crilltura implica mderro m la codna I Joruk el humo cin-rrl las salitlas. I Crilltura I Llanto I Humo I Lagrimas como pn-las -hUmetlas I Perlas a secas I-Perlas" [S. II: 267]. Si cortllT era un vcrbo dcmasiado "fdo" para aplicarle a los clias en f.unilia. parcda que tampoco sc los podla borrar de una mcmoria cmpcftada en revisar en ordcn cronol6gico, aunque inverso, todos los lugarcs (Callao, Don Torcuato, Castdar, Ciudadcla) donde habia tcnido lugar csa csccna dcl cafe o la sopa humcantcs y que didia prolijamente al dcpartamento de la calle Tucuman que, como sabcrnos, no tcnia rocina. En los Ultimos dias de csc mismo mes de julio de 1969 en cl que sc situaba "Borras", tal vcz durante la misma scmana en la que Gombrowicz moda en Paris, El fiorti sc terminaba de imprimir en unos tallercs graficos de la calle Matheu al mil cien, en d barrio de San Crist6bal de Buenos Aires. Y cl 9 de agosto de csc afio, scguramente d mismo dia en quc recibi6 cl paqucte de la imprcnta, Lamborghini tom6 un marcador vcrdc y, a solas con cl libro, cscribi6 en la p~na blanca de protccci6n de un ejcmplar:
us
A mi padre, con cl afeao de su hijo Osvaldo, por los diilogos y los silcncios. 0. V. Lamborghini 9/8/69 [Arch. personal, en fotocopia)
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Despues, o antes, tom6 otro ejemplar, y cscribi6: Para Elvira. que tarnbi~n hace sus primcns leuas. Su papa 0. V. Lamborghini 918169 [!d.]
Y en un tercer ejemplar de El fiord, cscribi6 tambicn: Para Piera Pier Pier:ingcla, Aun lalllU
Hermosa 0. V. Lamborghini 918169 [!d.] 9
Como si cumpliera un destino, Elfiord habfa salido bajo d impcrio dcl F..stado de Sitio dccretado tras d ascsinato de Vandor, uno de sus "pcrsonajes", ocurrido apcnas un mes antes de la publicaci6n, d 30 de junio de 1969. Fl librcro Hernandez de todos modos mantuvo su compromiso de distribuirlo pcro siemprc y cuando cl comprador conocicra la contrascfia: habla que prcguntar por "cl vcndcdor gordo". Para csc entonccs ya la camara de Apelaciones hab!a ratificado la scntencia dd juez Sanmartino y Jorge Alvarez trataba de esconder los ejemplarcs de Nanina que sc habfan salvado dcl sccuestro (y que d vcrano siguientc distribuir!a en Punta dcl Este). Marcucci, entrc tanto, buscando rcsarcirsc de la cdici6n de Elfiord que, calculaba, no le traerla mas que perdidas, public6 en d mes de agosto Procao a Nanina, un volumen donde indufa varias piczas dd cxpcdientc judicial y una muy completa rccopilaci6n a cargo de Danid Ortiz de la rcpcrcusi6n que habfan tenido tanto cl libro como cl proccso. Para la cdici6n, que no dejaba de traer aparcjados algunos ricsgos, Marcucci hizo gala de una nucva astucia: la portada de Proceso a Nanina rcproduda {ntcgramente la portada de Nanina, portada en Ii que cl scllo editorial Jorge Alvarez qucdaba mas descacado que d dtulo de la novcla y d nombrc de su autor, de manera tal que si no sc miraba con dccenimiento cl libro de Ediciones L. H. (cuyo crCdito sc disimulaba contra un margen, en scncido vertical yen tipograRa pcquefia) Procao a Nanina parcda un libro de Jorge Alv:ltt'l. Conmovido por la situaci6n, Lamborghini, que no pudo pasar por alto el hccho de que cl jucz Sanmartino hubiera larnencado que no cxistieran institutos adecuados para confinar a los porn6grafos, sc dio cuenta de que, llegado cl caso, cl no tendrfa ni siquiera cl respaldo de alguien como Jorge Alvarez que, por lo menos, sc hiciera cargo de pagar un abogado. Verdaderamente asustado, y por conscjo de Carlos Sastre, viejo compinche de Paula Wajsman y futuro gran amigo suyo, acccdi6 a consultar a un compafiero de escuela primaria de Sastre, cl joven abogado Alvaro Ab6s, que lo rccibi6
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en su modcsta o6cina de Lavalle al 1500, lo confon6 como pudo y, al dcspcdirlo, le prometi6 que si rccibCa una citaci6n judicial cl lo acompafiada. A pcsar de cstos tcmorcs, d libro le empczaba a dar satis&ccioncs. En algunos lugarcs sc hablaba de Cl con una mczcla de cxtraficza y admiraci6n quc lo enorgullcda. A la tcmprana dcclaraci6n de Masotta a Pmona, la revista que dirig{a I..mnardo Bctta.nin, donde d autor de ~ y twliciOn m R.obmo Ar/J hab{a dcstacado a la hom tk /.os homos y a EJfiord como las exprcsioncs arrlsticas mas rdevantcs del momentolO, sc sum6 a poco de salir d libro una rcscfia en Confirm""". Fl breve anfculo, que no llevaba tfrulo ni firma, aunque s{ la futografla de la portada de Elfiord, fue publicado en d n° 227 dd 22 de octubrc de 1969, y era, apane dd pos&cio que inclula la cdici6n de Chinatown, lo primero que sc escribla, o por lo mcnos lo primero que sc publicaba, sobrc cl texto. Ciertamente, sus horirontcs crlticos parcdan hano mas modcstos que los de German Garda: Los originalcs de El fiord, guardados durantc meses en una carpcta, llcvados de caf~ en caf~. de rcuni6n litcraria en rcuni6n litcraria, sirvicron sin duda a su autor como clcmcnto detector de la psicolog{a de aqucllos quc cntraban en contacto con cl tcxto. Su lcctura provoc0 sicmprc rcaccioncs cxtrcrnas, ira o cntusiasmo, difkilmcntc indifcrcncia. Las pol~micas continuann sin duda. Un tcxto den.so, dondc la s~tira, cl cjcrcicio de la crucldad, la crudcza cdt.ica, crcan slmbolos quc rcvclan las contradiccioncs de un mundo quc cs sin duda de Lamborghini pcro quc pcrtcnccc tambi~n a todos. Una actitud librc, falta de prcju.icios, son las condicioncs incvitablcs quc rcquicrc cualquicr intcnto de acercamicnto a csta prosa. El libro incluyc un cnsayo de Leopoldo Fcrn~dcz, "Los nombrcs de la ncgaci6n", un IUcido y cxtcnso trabajo dondc El fiord cs cnfocado dcsdc un punto de vista intcligcntc y sumamcntc valido, sin quc por cso qucdcn agotadas las posibilidadcs de su intcrprctaci6n. [ Confimuuio dd 22-10-69]
El an6nimo rcsciiista de Confirmado -el scmanario de Jacobo limerman que en sus entrcgas anteriorcs habfa anunciado la inminente salida de Boquitas pintatlas, scgunda y ya cclebrada novcla de Manuel Puig, y la inauguraci6n dcl BarbarO, cuya dientcla, sc dccfa, no scrfa otra que la que hasta poco antes frccuentaba cl Bar Moderno- cxageraba muy tempranam.ente los avatares de un texto cuyo momento inedico. as{ descripto, lo enccrraba entre dos mitologfas: cl car.kter poco menos que mendicante de su encuentro con los primeros lcctorcs ( "/kvado tk caft m cafl, tk rrunion litmzria en rrunion Uterariaj; la instancia supuesta, ap6crifamente interactiva ( sirvimm sin Juda a SU autor como elnnmto tktector tk Ill psicol.ogla tk aque/Jos que mtraban m contacto con el texto j de su versi6n final. Y sin embargo, en mcdio de la franciscana austeridad de su analisis y de su chapucco conceptual ("satira", "sfmbolos"), la rescfia de Confirmado pcrcibfa un s{ntoma que con d correr de los afios acabarla por supcrponersc a EJflora e, inclusive, a su autor: algo habla all{ quc debCa asimilarsc rapidamente a la pintorcsca marginalidad, menos por designio del texto o dcl escritor que lo firmaba que por ncccsidadcs casi compulsivas de buena pane de quienes se encontraban con csc rclato. Tai vcz resignado a este destino, tal vcz en ejercicio de csc reflejo defensivo que rcchaza anticipadamente lo que sc teme no rccibir, cuando Oscar Steimbcrg, csc joven
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semi6logo de asccndente prcstigio que acababa de conocer a trav~ de Oscar Masotta {en uno de cuyos cursos Lamborghini habia ingrcsado con cntusiasmo para dcscl'W' casi inmcdiatamente por percza o prcdcstinaci6n) y que enseguida habia simpatizado con ~l, le anunci6 que comentarfa cl libro en Los libros, sc mostr6 csc:Cptico. •Fijau ~ no u ID mant.kn al rincon ~las paval'ias .. [Entrevista os], le dijo a Steimbcrg con dcsd~n. Sin embargo, aguard6, ansioso, cl ardculo, que sc public6 en noviembre de 1969 en la p4.gina veinticuatro 4cl n° 5 de la revista que dcsde su creaci6n dirigfa H&:tor Schrnucler. Decla Steimbcrg: ("Y por quc, si a fin de cucntas• la pornolucidcz ad pmcntc en la litcratura desdc hace tanto ticmpo El Fiord dcspicrta tanta rcsistcncia en SUS lccrorcs, 0 les impidc rcftcxionar sobrc cl? Podcmos volvcrnos -fcrozmcntc- ingcnuos, fcrouncntc incomprcnsivos y responder quc Ea raz.6n dcbe buscarsc en cl hccho de quc las paJabras de El Fiord intcntan rcscatar otro mundo de palabras todav(a sumcrgido, todav(a prohibido, constituycndo algo asC como litcratura "underground· para adultos, cscrita por adultos dcvucltos a la tcrnura de la vocalizaci6n no compromctida despues de habcr mordido, a concicncia, la mordaza voluntaria de la raz.6n, de la raz6n de partido y de la raz6n supcradora de la irracionalidad de partido. Y habrla algo de cso, en la mcdida de quc cl objcto mayor dcl trituramicnto al quc los pcrsonajcs de FJ Fiord sc somctcn unos a otros cs cl lucido Scbastiin, al quc "no sc le da de comer ni de cogcr" porquc su problcma cs saber si alguicn figura "en cl gran libro de los vcrdu.gos" o "en cl de las vCctimas•. Pero para que fucra rcalmcntc posiblc buscar cl nudo y cl origcn de El Fiord en cl abandono de la moral por las paJabras -las palabras dcl sentimicnto, las palabras prohibidas de los cxabruptoshubicra sido ncccsario quc en algtin sector dcl habla cotidiana hubicsc cxistido, alguna vcz, la posibilidad de cncontrar cxprcsioncs como "atigrado colch6n" o "turro malz". Y no: El Fiord dificulta en cada ICnca la divisi6n de tarcas quc conficrc s6lo al critico la condicion de privilcgiado "bricolcur" de signos ya plasmados, hablados, organizados en discurso. AquC la crltica parccc habcnc iniciado antes de ticmpo: invadicndo la cscritura litcraria en su mismo dom~nio. y llcvando la rcflcxi6n sobrc los signos ya cxistcntcs -en cstc caso, los signos de una rct6rica lunfardo-hispanizantc quc atravicsa toda la narraci6n- a la tcmpcratura, la cspontancidad y la imprcvisibilidad de un rclato apocalCptico. Por supucsto, son muchos los quc actualmcntc -tarnbicn cntrc nosotros- convoca:n los sentidos dcl mundo a traves de una trasposici6n o un cambio de contcxto de los lcnguajes ya cxistcntes; pcro no cs faciJ cstablcccr una concxi6n inmcdiata cntrc un lcnguajc como cl quc en la obra de Manuel Puig cs hablado por los pcrsonajcs para disfrazar y socializar los dcscos quc harCan cstallar su mundo, y cl lcnguajc de Osvaldo Lamborghini en El Fiord. AquC las palabras cstcrcotipadas de la poUtica partidista o la cotidiancidad cscatol6gica no ocultan dcscos cicgos, mudos; atracn hacia sC al pcrsonajc quc los invoca arrastrindolo a travcs de transfonnaciones quc articulan la toma de concicncia poletica con cl terror a la castraci6n, la prcocupaci6n por la bucna fonna con la imposibilidad de ·dcfinir con ccrtcza los lemitcs dcl propio cucrpo o dd propio scxo. La lucidcz y cl dcseo no se cxduycn: cohabitan en una corricntc de palabras quc c:xduyc, s,, d momenta -tan atroz como pucdc scrlo una orgCa de monstruos en dos ambicntcs unicos, ccrrados y quc adcmas sc comunican- en quc las palabras cmpiczan a vocalizarsc, en quc la ncccsidad de pronunciarlas sc manificsta como una pulsi6n quc no podrla surgir sino de nosotros mismos. El protagonista de FJ Fiord no conocc cl momenta en quc cl tono de las paJabras se cnsaya, en quc se eligc cl grado de caJidcz de la voz; y csto no constituyc s6lo una amputaci6n, sino tambien una vcntaja. Hay una infinita scguridad dctras de la afirmaci6n de quc "la obliguc -y no oguchc, c.omo dice Scbas"; hay un jucgo infantil y jubiloso quc brota dcl dcscubrimicnto de quc sc vive en un mundo hccho de tonalidadcs de significaci6n quc scran las nucstras, rccortadas por un mapa de palabras quc
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enconrmnos, ada una en d momenta debido, a nuemo pa.so. La conciencia, d tenor, la anomia y d bucn gusto hablann, por etapas, a uaves nuc:stro; sc confirmari la exisuncia de esa 16gica que habfamos pc:rcibido, ya, en los discursos de los que son hablados en tomo nucsuo; sentircmos en nucsua propia boca la diafanidad de la corriente que arrastra, unicndolas, las postulacioncs de la atrema izquierda y de la extrema derccha. Pero de pronto, punto. Cerrar, cortar, y a otra oosa. Porquc dcscubrimos quc las palabras sc rcpiten, quc d rdato rccomicnu. El Fiord cs un jucgo para adultos; exigc condusioncs, fallos definitivos. 0 cl rcconocimiento de que no cs solamente la verdad lo que nos intercsa. [S mtre los amigos lntimos I j>mJ tU te obstinaste m volver a las moJas napo!Mnicas [...] oh madrt I i}'Or '["I has h«ho nupdtts tan costosas I si tu hijo no pru:de permanecer erguidoftmte a tir [S. II: 206]), donde cxistc, s{, una rcfercncia puntual, cl proccdimienco era cl de la inversi6n: su casarniento sc hab{a rcsuclto cfcctivamente, c:omo hemos vista, en cl simple civil, seguido de un almuerzo encre los amigos {ntimos y algunos pocos parientcs. Yen lo unico en que sc obstin6 Dofia Teresa fue en cl csmero que puso en prcparar, prccisament.c, csc almuerzo, lo que le impidi6 c:oncurrir al rcgistro civil (ral vcz el pocma hablara de csto). Luisa Luraschi, por fin, indiscutiblemente habfa impactado a su yemo pucsto que si bien su nombre no cstaba dicho en ninguno de los vcinticinc:o pocmas de csta primera versi6n de &bregonJi retrocede, su prcsencia, prcscncia ciertamente menos t6pica que la de padre, madrc y compafiera -(que pocra le ha cantado a la sucgra?-, era verdaderamente central en uno de ellos. Sin asomo de ironfa ni jarana, la cvocaci6n de la madrc de Piera dcsignada en su prccisa condicion de sucgra que sc Ida en "Borras" ( "PrtparanJo el nescafl igrud qw mi sru:gra I a quun .no veo dnt:k hace dos anos [...] La sru:gra, como la ~. m su codna I las dos en sus cocinas [... ] la sru:gra st vru:lve, Tn1Uelve nltU/a m su cocina a pnar de/ humo [...] el orden donde I ts maJre I 2 sru:gra y I 3 mujer [...] -Suegra mla I dice criatuwz I y corre por un campito eksleldo por innummzbles lagunas, y cae m todas. Usa un tapado de la edad 11
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cumulo los uxos poco st difn-rncian, manchado ek barro al lkgar a la cocina [...] madrtsuegra I madm ek sus hijos I mmlrt-mujtr I hijo-1utgra" [S. II: 267 ss.]} remida indiscutiblemente a esos dos o cres meses que Lamborghini pas6 en Castelar en casa de los padres de Piera entre junio y scptiembre de 1965. Nada indica, en cambio, de manera contundente que sc deban rclacionar los poemas "Reinvindicaci6n" ("Mt cojl a un tipo qut tM kvantl m ti subte. Era un homostxual blandito como manteca I y faimos a un hottl I ek Ltandro Alnn I qut II conoclaj, "Claros" ( ·uandro Alnn. ~/ tstd mcima mlo. Se tsjunza a ptsar ekl mvastlinamimto, j/Uka sincronir.tulammte" [S. II: 259] y "La vuelta" ("Estamos como sinnprt Im un hotel I t.k Ltandro Alnn. I El cumto rtcomimza· [S. II: 300-301]}, unidos por su comlln localizaci6n y su tcma homosexual, con experiencias puntuales y concrctas del autor, aunque es cierto que estos circuitos no le eran desconocidos ni le resultaban indifercntes. De todos modos, es Uamacivo el designio estrategico de plantear la precminencia que, en esc coito "contra natura~ tendrfa, prccisamente, la "represcntaci6n" ("Rago un afanzo por
abstranTM. Miro la hora m ti rtloj ek ll sobrt la ""sa ek Luz A la imagm imaginada ek su pija la tmgo eklan~ ek los ojos. La tmgo mds afatra qut IU.kntro" ["Claros" en S. II: 260]). En cualquier caso, cuando su hermano, scguramente haciendo rcfercncia a cstos poemas, cuestion6 "la fu.lsa homosexualidad" de Sebrrgondi rttroctek su autor lo dcsautoriz6 no sin ambigiicdad ("ltonidas [...] alabando la 'fry ek la mamrla' ekl Sebregondi, ptro criticando
con igua/ pasiOn la Jalsa homostxUtJlidaJ' ekl libro, m lo qut st tquivoca y fin'o, crro yo, ptro no importa. "[OL a RF dcl 25-8-80]}. A prop6sito de Lc6nidas, no obstante cl episodio todavfa reciente dcl Hotel Callao, en ninguno de estos pocmas Osvaldo aludfa a su hermano ni mucho menos a csc trance. "La canci6n dcl mudo", sin embargo, poco menos que un western, ("Nunca miraban atrds I los dos htmUZnos I Cada uno crtla I qut ti otro ml su tspalaa I Lima I ek ojos alntas I Nunca I st resolvimm a mirar atrds I Ptro no fanrm I mutrtos por la tspalda I Por tifrmte vininon I la bala I La punalada" [S. II: 298]), habrfa conmovido, en caso de habcr tenido acceso al poema, al autor de "Las dicz csccnas del pacientc". Tambien habla una novcdad en los materiales discursivos que Sebrtgondi rttroctek habCa clcgido para desarrollar, distorsionar o pervertir. As{ como El ford sc habCa scrvido de las jcrgas de la polltica y de las musicas de la gauchesca, y de los arca{smos y sonoridades de una y otra fuente; as{ como "El nifio proletario" parccla partir del naturalismo codificado de la Hamada "literarura de Bocdo", estos poemas abdan algunos
de sw sorprcndentes caminos a partir de la variaci6n sobrc un genero donde, como en cl un, el hallazgo y la tautologfa, la genialidad y la estolidcz eran casi pcrmanentemente indecidibles. Los aforismos de Antonio Porchia, que acababa de morir, reunidos en ltOcn, que la editorial Hachette venfa publicando con sostenido Cxito desde 1943 y que, scgun rccordaba la solapa, habfan merccido la exageraci6n surrcalista de Andre Breton ( "Dtbo ekcir qut ti pmsamimto mds d1'ctil ek txprtswn tspanola ts, para ml, ti t:k Antonio Porchia, argmtino'" [Porchia, 1974: solapa]) paredan insusceptibles de apropiaci6n
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literaria como habfa ocurrido con la gauchcsca o los discursos militantcs. Lamborghini, sin embargo, iba a encontrar alll una fuente casi inagotable de construccioncs en abismo que nunca abandonarla dcl todo. Es cierto que ya Alejandra Pizarnik hab!a hurgado en csc unico libro de Porchia12 y scguramente ya habla lcldo en cl "Te ayudarl a wnir si vimes ya no vmir si no vimes· [Porchia, 1974: 19) o "Hablo pmsando q~ no tkbimz hablar: asl hablo" [fd.: 25), antes de cscribir "Si no vino es por~ no vino. Nada esperabas tk su vmida. Todo lo espmzbas. • [Pizarnik, 2001: 251] o "Deseaba un silmcio pnftcto. Por eso hablo. .. [fd: 243]13. Pero los aforismos de Porchia eran tan malcablcs que pareda habcrlos para todos los tallcs. En cl caso de Lamborghini, la atenci6n sc fijarla en csas construccioncs cspcculares ("Nada, se dice tk esto, tk aq~Uo, hasta ~ dice tk todo. SOio no st dice tk natia. " [Porchia, 1974: 36]; "En la calk, na4a mds q~ la calk, y m tu casa, nada. Ni la calk. • [fd: 22); "SI q~ no times naJa. Por eUo k pido todo. Para q~ tmgas todo. "[fd.: 12); ..De todos modos he lkgado a hoy. Y asl lkgarl a mi fin. Dt todos modos. • [fcl: 42); "Te tkbm la vida y una caja tk fosforos y qui~n pagartt una caja tk fosfaros, po~ no quinm tkbertt una caja tk fosfaros. "[fd.: 71)) o falsarnente parad6jicas ("Pnribimos ti vaclo /Jmdndolo. "[fd.: 30); j1 wees crto ~ti ma/ es todo y ~ ti bim es solo un btUo dnto tkl bim. • [fd: 73); "No, no mtro. Por~ si mtro no hay nadie. "[fd.: 24)) de las ~en, a las que bastaba, merccd a una ligerl'.sima pcro indispensable torsion, libcrarlas de esc barniz de "sabidurl'.a" o "autoconocimiento" que tenlan en la concrcci6n final de Porchia para rcscituirle la impronta de pcrplejidad y abismo que parcda lo mis intcrcsantc del gencro ("Las partts son a/go mds ~ partn" [S. I: 29); "\.izmos a escribir unas cuantas ftases para no mtnuln, siguimdo ti hilo, tkstk el supuesto tk mtmder" [S. II: 231); "Tardard mucho m tkcirse I tsa cosa I~ nunca /ogrard salir I tk lo~ es I tsa cosa I uskd mismo• [S. II: 245); "Su abna tkbt ser aliviada por los I sufomimtos tk tantos olros I y tk otros I sufomimtos" [S. II: 254). lncluso aquella idea final dcl artlculo de Oscar Steimbcrg en Los libros ("No es solammk la verdaa lo~ nos intema" [Steimbcrg, 1969: 24)), que aparcccda rcformulada en "La novia del gendarme" ( "Ptdir la verdaa snia ptdir mmos tk lo~ ya tmnnos" [S. I: 230)), habla encontrado muchos afios antes su e:xprcsi6n en las ~ca de Porchia (,.QJ4im dice la vmi4d. casi no dice nada. "[Porchia, 1974: 21 ]). "Porchia cstaba toco", el segundo poema de StbrtgoNE retrocttk, era cl lugar donde sc daba cuenta tanto en el dtulo como en sus menciones al autor de las Voces ("Porchia a lo Porchia hasta la Porchia"[$. II: 232)) del singular caclcter de csta apropiaci6n. Los discursos de la polltica y de la militancia, en cambio, estaban ahora casi por completo auscntes, aunque en "Acopiador aviado, pcrdido" quedaba claro que, en la misma pcrspectiva de Elfiord, no sc trataba de una mirada dcl tipo de la de Las cop/as tkl Che ("Diem qi« diem las ma/as lmguas I (habrla tambiln ~ cortarlas} I~ es por no I y nada mds I que lo tkgol/.amos I a tst vago alguim I que ahora st mh~sa. mcarna I cadavlrico I figura tk Cristo I ti Guevara carneadito II comamos I comamgs" [S. II: 240)). Las viejas certczas militantes, empero, podCan detectarsc en la suave ironla dcl dtulo "Dialogo con un liberal inteligente", donde la predicaci6n "inteligentc" scntaba posici6n en torno al liberalismo.
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Antes de que ccrrninara 1969 Lamborghini ya tenla la primera versi6n de Semgondi rttrocetk mccanografiada y encarpccada como para encrcgar a un editor. Sc tracaba, en principiol•, de un libro de ochenta y cuatro paginas camafio oficio a doble cspacio, dividido en crcs parccs (sc traca dcl incluido en S. II: 229 ss.). Por csos dias, y scguramente a partir dcl moderado pcro efcctivo impacco que cstaba provocando Elfiord y a la prcscncia de algunos de sus amigos entrc los colaboradorcs de la publicaci6n, Lamborghini fue entrcvistado para cl numero 7 de la rcvista Los Libros que, dirigida por H&tor Schmucler y con rcscnas firmadas por German Garcia y Oscar Steimbcrg, entrc otros, saldda en enero de 1970. La encucsca, ademas de a Lamborghini, inclufa a Beatriz Guido, Eduardo Gudino Kieffer, Tomas Eloy MardnC'L, German Garcia y Jorge Onetti, y consisda en la formulaci6n de cuatro preguntas comuncs. Lamborghini rcspondi6, por cscrito, de la siguiente manera: I. (Qtlc opina dcl llamado "boom• de la litcratura argcntina? Por los mcdios de informaci6n nos cntcramos de quc "hay" un llamado (como dice cstc cucstionario) "boom• de la litcratura argcntina. Ahora, dudar sc vuclvc difkil. F.quivaldrfa a poncr en duda la informaci6n en general, y para podcr haccrlo habria quc dcsmontar cada uno de los mcnsajcs quc nos Ucgan de csos mcdios, informfodonos prcviamentc sobrc los mcdios de informaci6n, quc infonnan sobrc todo mcnos sobrc sf mismos. Entonccs existc. La misma prcgunta quc formula Los Libros, mcdio de infonnaci6n, sugicrc quc cl "llamado• existc. La. opinion personal de un autor, o de todos los autores, carcce de intercs salvo para quicncs aman las cspcculacioncs de las almiw solitarias. Lo cicrto cs quc hoy, nos gwtc o no nos gustc, cada autor cs d lugar quc ocupa en cl sistcma. Supcrficialmcntc, parcccrfa quc en la actualidad hay mis papclcs para clcgir: El Best Seller, El Escritor Polemico, El Autor Para Minor(as Sclcctas, El Ccnsurado, etc. Sin embargo, cl cscritor no "cligc• nada. Si accede a cscribir y a publicar esta accptando participar en cl jucgo: los rcsultados de su obra no le pcrtcncccn yes absolutamcntc "irrcsponsablc" de las posiblcs variantcs, quc van dcsdc cl bcstscllcrismo hasta la dandcstinidad. Y csta irresponsabilidad significa, adcmis, quc no podrn) Galcma tir6 3.000 cjcmpla.res y vcndi6 en ambos asos la mitad. A su vez. Losada cmiti6 4.000 volumencs en dos ca.sos rccicntcs: &fogUIJos (Marcos Aguinis) y ltz romplicUIAJ (Jorgdina Loubct). Carlos Pc!rcz Editor complcta cl panorama con trcs novcdadcs a corto plazo: Gasmuznl, de Juan Carlos Martelli, y dos "6pcras primas·: DUrrio tk ~ />lltll.S (Albcno Alba) y Sim tk oro (Antonio Dal Maseno). [P11norttm11 dd 28-10-69: 50]
Bastaba compulsar lo publicado durante 1969 para advertir que de la exhaustiva revisi6n que hacfa Panorama s61o habfan quedado afuera Oltimo round de Cortbar, ;Q;4iln matO a Rosendo? de Walsh, La ftlicidaJ de Isidoro Blaistein, y los Cumtos de Bernardo Kordon (scguramente porque no se trataba de novdas, tal d objcto de la nota) y, prccisamente, Elfiord, quizas debido a su brevedad, o porque su distribuci6n era, como hemos visto, semiclandcstina, o porque su sesgo orgiastico-cscatol6gico tornaba asaz inc6moda su incorporaci6n al sistema de la literatura argentina de esos afios dcl que cl ardculo de Panorama no era mas que un reflejo. 210
Compcnsando de alguna mancra csc lugar marginal quc Elfiord ruvo dcsdc cl comicnzo y, a la vcz, racificlndolo, la ccmprana lcccura y cl cntusiasmado clogio de Oscar Masotta -cuya opini6n era cnconccs consagracoria en csa franja de la accividad ardscica o incclccrual quc vagamcncc podrfamos dcnominar "de vanguardia"- fuc una inscancia dccisiva de su rccepci6n en canto quc inscalaba cl libro en los rcducidos pcro influycnccs drculos ligados al psicoanalisis, al lnscituco Di Tclla o a los bares alcdaftos a la Faculcad de Filosoffa y Lccras de la callc Viarnoncc y, a la vez, lo marcaba con la impronca de lo extravagance y lo iniciacico. Ya nos hemos preguntado si Masocta realmcntc aprcciaba tanto El fiord o si, de mancra analoga a German Garda, habfa cnconcrado en cl tcxto una excusa para anunciar, con la discrecionalidad quc le proporcionaban su rara inccligcncia, cl acriticismo de sus ac6litos y sus dones de manipulador, que habfa algo nucvo quc sc dcbfa leer, algo quc cl habfa lcfdo antes quc nadic y quc ahora mandaba leer. Aquella prcgunca, cuya sola formulaci6n suponc una sospecha por partc de quien asf sc intcrroga. no prcscindfa dcl hccho evidence de quc cualquicra que habla o escribc sobrc otro habla o cscribc, en d fondo, sobrc sf mismo: cs sabido quc d regimen dcl comcntario no cs d de la inoccncia y probablemcnce ni siquicra cl de la bucna fc y h.asta podrfa avcnturarsc quc la Wiica mancra "dcsinccrcsada" de mostrar vcrdadcro cntusiasmo con un tcxto ajcno cal vcz consisca en scfialarlo con un gcsto, o en pronunciar ayes admirados o, (por quc no?, en profcrir ladridos, end scntido de Lacan o en cualquier otro. Pero en la apropiaci6n que Masotta habfa hccho de Elfiord parcda dcmasiado evidence la prcscncia de csc scsgo itincrantc comun a toda su craycccoria incdcctual, como si Elfiord hubicra sido, de la misma mancra quc la historicca, cl pop art o los happming.s, no mas quc cl producto de lo quc Carlos Corrcas [Correas, 1991: 14-15] ha llamado una "opcraci6n" que a Masotta le scrvfa para ratificar su carisrnacico y scgurarnencc merccido liderazgo. A fin de cucncas, si bien, como hcmos visto, Masotta lcy6 d tcxto cuando codavfa cscaba inedito a Levin, Jinkis y L6pcz Guerrero y rccomend6 calurosarnence su lcccura a otros incclcctualcs quc por entonces scgufan sus enscflanzas, como Oscar Sccimbcrg o Nicolas Peyccrc, lo cierto cs quc nunca rcaliz6 una minima exploraci6n crftica dd libro, jarnas pcns6 cscribir &xo y 171li&n m OsvalJo Lamborghini o cosa parccida, ni tarnpoco se tom6 cl trabajo de pasar las grillas de Freud o de Lacan sobrc Elfiord como sf habfa pasado las de Sartre sobrc El jugum rabioso, Los siete locos o "Las fieras". En cualquicr caso, c indepcndiencementc de cuan intenso fuera cl intcres de Masotta por Elfiord, Lamborghini, quc al parcccr no sc hizo csta prcgunta, llcg6 a tcmcr no estar a la altura de sus dogios, o de la fama quc csos elogios le habfan deparado, lo que constituy6 una de las razoncs quc inhibicron su cscritura durance cscc pcdodo. Por supucsto que no fuc esc cl unico motivo, y ni siquiera cl principal, de quc, contrariamcntc a lo espcrablc, cl rcconocimienco, marginal pcro cfcccivo, tributado a su primer libro, en lugar de impulsarlo a nucvas producciones las obturara casi por complcto. Curiosamente, en la traycctoria dcl propio Masotta o, mejor dicho, en la intcrprctaci6n quc hiw Juan Jose Scbrcli de esa traycctoria y de sus rcsultados en tcrminos de "obra" ("La pmona/Ulad histbica~ un obstdculo para la ~alir.acion 211
inkkduai; sublimaba poco, ti silmcio tk la hoja tk JHl~I m blanco y la stJktiAJ tkl CU/lrto tk trabajo no n-an /Ukcuadtzs para su ntcesitiAJ constank tk txhibidtJn: por no no tkjo ning1'n libro orgdnico; su tscasa produccion st rtduct a transcripcionts tk t'Ursos o rtcopilaciOn tk artlculos, muchos tk tllos aun m bomulor" [Scbrcli, 1984: 72]), podria encontrarse una explicaci6n para csta "csterilidad" de Lamborghini quc se prolong6 pr.icticamente durante todo el tiempo que permancci6 en la Argentina. Y cs que a dcspccho de las difercncias encrc una y ocra producci6n (ode una y otra "no-producci6n"), cs inneccsario avencurarse en diagn6scicos de histeria para reconoccr que csa cxhibici6n de la propia persona junco a una obra breve, fragmcnwia o, en alglin sencido, casual, prcscnta analoglas llamativas. Tampoco cs indispensable idcalizar a la pagina en blanco o al cuarto de trabajo para sefialar que, efcctivamente, Lamborghini parcci6 buscar durance mucho ticmpo cualquier cosa mcnos cl silencio o la soledad (menos que menos cl trabajo), sobre todo en csa temporada posterior a la publicaci6n de su primer libro, pero tambien cuando, ya dcspues de 1976, obligado a pasar largos meses en Mar dcl Plata, la exhibici6n personal fue rccmplazada, como vercmos, por una correspondencia casi compulsiva. El silencio de la pagina en blanco y la solcdad dd cuano de trabajo, de todas formas, no s6lo no le faltaron sino que podrfa decirse que durante largos perlodos casi no escribi6 sobrc otra cosa. La pagina en blanco y el cuarco de trabajo (que con frecuencia era la picza de un hotel) fueron tematizados de tal modo (cieno que sin los tinces "productivos" que le adjudicaba Sebreli: mas bien con los opucstos) que en algtin momenco llegaron a convertirse en aquello que, literalmence, "impcdla" cscribir, en la medida en que la escritura no podia avanzar mas que unas pocas l1ncas sin que la hoja en blanco y el cuarco de trabajo -la picza de hotel- sc intcrpusieran cntre clla y d rclato que se querfa cscribir. La referencia de la cscricura a su presence, a sus condicioncs macerialcs, a vcccs con la alcgrfa maccdoniana ( ';..fcusannt a ml tn unit novtla, francammk bunut, tk mi ridkula prttmsion tk tscribir unit novela" [La causa justa en S. II: 12]), a vcccs sin ella ("}'Osolo
tmgo: mi obra mJUstra. Fracasa todos los dlas como ti horizonk, CUllndo se poN ti sol igual" [Las hijas tk Hegel, en S. II: 227]), iba a scr durance mucho tiempo, precisamente, la manera de conjurar canto silencio y canto cuano de hotel, por lo menos hasta que, en Barcelona, circunstancias de algtin modo cxternas e incluso hostiles, impusieran, si no solcdad, quietud y aislamiento, y le dieran la raz6n a Scbrcli haciendo progresar al relato de modo poco menos que balzaciano. Ese rdatar las condicioncs dcl relato, su progrcso, su cstancamidnto, sin embargo, era codavfa en csos dlas posteriorcs a la cdicion de El fiord una pr.ictica apcnas incipience. Si bien ya en "Borras" sc lela "La novtla mzpim:t acd o no mzpitZtZ" [S. II: 271), serla rccien en 1974, en "Los tadeis", un pocma, donde de manera consciente y programatica ("Y asl no hay rtlato qut pro~st" [S. Ill: 48)} la aventura literal de la cscricura sc convcnirla en el principal combusdblc dicgetico dd quc iba a nutrirse la narraci6n. De hecho, en aqud conjunto de nueve pocmas escritos eras d pocma autobiografico "Hoy, relacionarse: y
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c.omo sea" mencionados al comienzo dcl capftulo, y en medio de un pcrfodo que, eras d advcnimiento epifanico de la cscritura que habia dado lugar a su primer rclaco, aparcc.c c.omo de marcada "csterilidad", las mencioncs a la propia practica se encuentran casi dcl todo ausenccs. Tan ausenccs como la aucorcfercncia -y csco sf cs curioso si se compara cscos pocmas con los casi concempor.lncos, inmediatamente anceriores, de &brrgrmdi rrtrr>tetb- quc, cuando emergfa en d piano gramatical a craves dd pronombrc de la primera persona, lo hada en ccrminos daramente rct6ricos ("Si, IN lkglllio. I Estoy m la casa Je su mujer. II 5mont. p~Jad. Abrase de piernas. I Slsamo, dbreu. Me gustan eskJs muslos I tk manuca. Mt gusta, abstractammu claro, la mutrtt" [S. Ill: 31]). Escricos bajo d influjo de aqud viaje a las Cataratas dd lguaru, largos pasajcs de los pocmas de csta serie prescntan una llamativa entonaci6n modernista, no s6lo por la c6pica abundancia de aves y follajcs 0 la prescncia de ciertas rigidcccs mecricas sino tambicn por algunas rccurrcncias metaf6ricas ( "Sniol'rl, sus tobi/Jos, I Por de alguna manmz decirlo I Timm la rara caliJAJ de/ alabastro I y la blancum de las hostias" [S. III: 31-32]) que no apan:dan en los pocmas de &lmgondi rrtrocede ni apan:ccrian en los postcriores. A pcsar de cstas difercncias cematicas y de procedimienco, la concemporaneidad entrc cste grupo de pocmas y los cuatro textos que se agrcgarfan para la versi6n en prosa de &b"K"ndi rrtrocede pucde conjccurarse a partir de la frase "Ek: oh sombras dibiks" [S. I: 30], cambicn de rcsonancias moderniscas, que ccrrarla cl fragmenco que, bajo cl dtulo de "L"', ~ iba a inscrtar antes de "Porchia cstaba loco", y que ya cstaba prcscnte en "Los cnfermeros, que saben... " (''El olor lkga hasta "'JUI I hasta la noche de/ blanco casti/Jo, Io sombras Jlbiks. Hasta el ortlago I de las curadones" [S. I: 25]). No hay rastros, en fin, en ninguno de los cexcos de csta serie de las lccturas de csos dias pcro pucde aventurarse que se trata de una etapa donde estas fucron, por una parce, cspccialmente incensas y, por otra, viraron hacia cl psicoanalisis y la filosof£a, circunscancias codas cstas que tambicn concurrcn a explicar cl casi compleco abandono de la cscritura en d pcriodo. MUitiples son las razoncs a las que podrfa atribuirse cste dcsplai.amienco temporario y parcial de las lecturas y praaicas de Lamborghini dcsdc la litcratura hacia regioncs mu te6ricas, pcro entrc todas dlas sin dudas cuvo importancia capital cierto dima de cpoca en d cual, mientras la liccratura scguia siendo tan vieja como d hombre, la filosoBa y codas sus disciplinas "colateralcs", como la lingillstica o d psicoanalisis, iniciaban un movimicnto de rcnovaci6n vcrtiginoso que, ahora sf, parecfa capaz de transfurmar al mundo. Dcsde otro punto de vista, cl hccho de que los tc6ricos como Barthcs, Blanchot o J- editadas por el grupo donde Lamborghini la publicaba). Muchos creyuon que la habfa escrito d propio Schoo quien, cuando advirti6 que acababa de dcsrrozar cl libro de su nuevo jefe, le habrfa pcdido a Lamborghini que lo firmara Cl. Orros sostcn{an que si bien Lamborghini era efcctivamente d autor de la rescfia, lo que d aucor de SagraJo no iba a pcrdonarle nunca a Schoo era la clccci6n -que consider6 ddibcrada- de un rcseiiisca que, scglln el tenfa entendido, ya habfa hablado mal dcl libro en alguna reuni6n. La fotograffa que acompafi6 cl ankulo, por fin (una imagcn vicja y privada que, durance la epoca en la que Alsogaray era ministro de Economfa, Martinez sc habfa tornado junto a unos ccrdos a modo de broma fotografica), no hizo sino aumencar cl malcscar dcl autor de SagraJo con Schoo. A mcdiados de enero, una dcsganada rescfia de la cdici6n de Jorge Alvarez de Mnnorim JJ subswlo de Dostoicvsky [Lamborghini 1970b] indicaba que sus dfas como colaborador de Pniscopio sc accrcaban a su fin. A poco de csca publicaci6n, en efccto, por dccisi6n propia o empresaria, dej6 de colaborar con d scmanario, con lo cual, nucwmente. qucdaba sin nirigUn ripo de ingrcso fijo. Sin embargo, rccostado contra la scguridad que le daba su pcrmanencia en d dcpartamenco de Paula Wajsman (lo que le ascguraba rccho y comida), no sc lo vela cspccialmente prcocupado. Como si la publicaci6n de su primer libro hubiera significado una instancia a partir de la cual empcz6 a considcr.mc cscritor, csca ccrteza vino acompaftada de la convicci6n no menos catcg6rica de que ya nunca mas podrla haccr ocra cosa que no fucra. prccisamentc, escribir. Y cs quc miencras para aquellos dos amigos con los que pasaba muchas horas de casi todos los dfas la liceratura no era incompatible con un dcscmpcfio laboral accpcable (Garda habla pasado de la libreda Fausto a la agencia de publicidad Walter Thompson; Gusman de la f.armacia dd Miniscerio de Hacienda a la librerfa Martfn Fierro), el ya no podfa sostcner siquiera uno de csos emplcos -cl pcriodismo, la publicidad- que, si bien tcnlan la vcntaja de rdacionarsc de uno u ocro modo con la escritura, tenfan la dcsvcntaja de exigirlc conductas m(nimamentc comuncs, corrientcs y previsiblcs. Concurrir todos los dfas, por ejemplo. 0 cwnplir un horario. Hasta los cursos que, 221
junto a Garda y Gusman, habfa empcudo a tomar con Masotta, y que a sus amigos les rcsolverfa la cucsti6n laboral para siempre (a poco de empcurlos Garcfa ya rccibla lcgioncs de alumnos derivados por Masotta}, fueron demasiado para su inconstancia. Por cso, y porque dcspues de la publicaci6n de ElfiorrJ cspcraba quc tarde o remprano le Ucgarfa un rcoonocimiento tal que la ncc.csidad de trabajar (o la de encontrar excusas para no haccrlo) serfa, apcnas, un rccuerdo de juventud, su dcsprcocupaci6n al rcspccto sc accntu6. La scguridad que le proporcionaba su convivencia con Paula, que sin clcsatendcr a sus pacientcs h.abfa incursionado con Cxito en las invcsrigacioncs de mcrcado, adcmis, debi6 de favorccer esa indolenda. La redacci6n de infurmcs con los datos que rccababa ella fue, en todo caso, su unica fuenrc de ingrcsos de esos dias, si se exccptlian algunos "encargos" literarios rcalrnente singularcs, como aqud de rcdaaarle d discurso a un fumaceurico amigo de Gusman que debfa hablar ante una convend6n de su grcmio y rcmfa no encontrar las palabras adccuadas, en los que se embarcaba gustoso porque parccfan cualquicr cosa menos un trabajo21. Quizas pucda parcccr cxccsivo que cl hecho de habcr cscrito un unico libro, inspirado, original e impactante pcro ciertamente breve al que alguien, para bicn y para mal, sc habfa aprcsurado a calificar de "obra macstra", generc en su autor d convencimiento de que ya no debc ocuparsc de cuestiones menorcs como, por ejemplo, provcer a la propia subsisrencia. Pero no scrfa accrtado ver en ello una impostura o una cstratagema que buscara sacar provecho de la situaci6n. Antes bien, la brcvcdad de csc unico libro, inversamente proporcional a las dcsafuradas consecuencias que su autor exrrafa de su exiscencia, hablan de la sinccridad de aqucl convencimiento. Borgcanamente: la conclusi6n que cxtrala Lamborghini dd hecho de ser d autor de El fiord era demasiado cxccsiva como para no scr sinccra. Podra rcsultar cxagerado, y scguramente lo fue, pcro d proyecto -o la derivaexistencial al quc Lamborghini sc entrcg6 desde la publicaci6n de El fiord ruvo que ver con una rccdici6n, cxrraviada si sc quierc pero tambien, a su modo, honcsta, dd viejo meccnazgo, cierto que adaptado a la epoca y a las condicioncs en las que ruvo lugar. Ni fraudulento ni mendicante, Lamborghini cstableci6 con todos aquellos que durance los afios siguientcs le proporcionarfan csos avfos indispensables para vivir (que cl raramcnrc acopiaba: mas bien los consumfa casi instanrancamente} una rclaci6n mucho mas compleja que la que podrfa mediar entrc cl pcdido y la dadiva, y en csc intercambio, quc a nadic fue impucsto de manera ilfcita, cl que recibla pag6, con d dcscr&lito, la lcycnda y la obligaci6n de soscener una existencia de "escritor genial", mas que suficientcmente por su indigencia. Es cierto quc Lamborghini supo incerprctar cicrta idcologfa de los primcros afios de la decada dd '70 scglin la cual, en algunos drculos, prccisamente los quc cl ficcucntaba, la poscsi6n de algunos biencs materialcs (tccho, comida y alglin dinero extra para los fines de scmana) era considerado poco menos que "un mal neccsario" y, en todo ca.so, gcncraha la "obligaci6n" culp6gena de ponerlos a disposici6n de alguien que los demandaba con su mera prcscncia, con su incuria para procurarsclos por sf mismo. Pero no lo cs menos que
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en algunas oc:asiones sus evcntuales favon:ccdores actuaban movidos por la ilusi6n incon.sciente, o no demasiado mcditada, cxenta en la mayorla de los ca.sos de vcrdadera cspcculaci6n o malicia, de vcr rccompcnsados sus afanes en moncda simb61ica. En este scntido, no es causal d "exito" arrollador de Lamborghini con las psicoanalistas, psicoanalizadas y afines que con frccuencia lo alojaban en sus casas a poco de conoccrlo y que, al costo de su manutenci6n y de los pcquefios desmancs con que cl huespcd as( conscntido retribufa la solicitud maternal de la que era objeto, obtenfan algunos "bcneficios" hoy quizas incomprensiblcs pcro que entonces, al parcccr, recibf:m alguna valoraci6n. Un ejemplo entre cantos: Escritora trcintaficra: Mir:l, yo crcf quc vos eras una boluda... Jovcn mujcr de amigo de Lamborghini: ;.? Escritora trcintaflcra: No, cs quc ahora me cntcre de quc lo tcnes a Lamborghini vivicndo en tu casa, pcrdonamc... [Entrevista DB]
Aunque su prcscncia en casa ajena empczaba siendo para los anfitriones una suerte de privilcgio para tranformarsc, invariablemente, en una carga, no siempre la hospitalidad que iba a recibir en esos afios scrfa as{ de "interesada". De manera frccuente, ta1 vez la mayorfa de las veces, quien le daba cobijo o le proporcionaba alg1ln dinero lo hada con la sinceridad de un afecto generado en dosis parejas por la fascinaci6n que dcspcrtaban su presencia y su palabra y por la impresi6n de desvalimiento absoluto que emanaba de toda su persona. En uno y otro caso, de todos modos, la ayuda que recibfa presuponfa su condici6n de cscritor, y de escritor "genial", tanto respccto de .su propia consideraci6n (si sc pcrmida dejarsc estar mientras otros sufragaban sus neccsidades no sc debfa a que fuera un vulgar "vividor" sino a que crefa poscer algo -csc "genio" que, alguna vez, alumbrarfa una obra "genial"- de lo que esos otros caredan) como de la consideraci6n de los demas (no a cualquiera que "no pudiera" hacer otra cosa que leer, escribir y conversar, por mas destrezas que tuviera para cada una de estas cosas, le habrfan permitido el uso prolongado y no pocas veces abusivo que Lamborghini hada de csa hospitalidad). Por codas estas ruones y por algunas otras, Lamborghini sc sinti6 de alg1ln modo compclido no s6lo a scr escritor sino, ademas, a scr un escritor "genial". Estaba obligado a cscribir, ya escribir exclusivamente "obras maestras". Pero esto no era todo. Para mayor dificultad, las "obras maestras", tal como el las entendia, no podfan granjcarle jam~ ese tipo de rte0nocimientos que, urgido por aquel ansia de realizaciones que habfa asomado apcnas terminada la adolescencia y por su ya cr6nica impotencia para bastarsc a sf mismo, espcraba (pcro esto no lo entendfa). De las tensioncs entrc aquel entender (que Elfiord era una "obra maestra") y este no entender (que ni Elfiord ni los poemas que habfa rcunido en aquella primera versi6n de &brrgondi mroc~~ poclfan, y no solamente, ni siquiera principalmente, por problemas de censura, tener en d sistema de la literatura argentina, y cal vez en d de ninguna Otta, una rccepci6n que no fuera marginal) nada esa fantasfa tclgica y paradojal de que escribiendo de esa
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mancra podla Ucgarle alg1ln dfa un reconocimicnto masivo, unanimc y ccon6micamcntc rcdicuable que le reportara contratos, rccdicioncs, prcmios, resdias, cncrevista.s y probara de una vcz por tod.as que al fin habfa logrado scr lo quc qucria scr, un cscritor, cs dccir: una persona que publica libros que los demas lccn, ad.miran y comentan. El aiio literario de 1970 habfa empczado con cl prcdominio de Oltimo nnmJ, quc, seg1ln la cdici6n de la rcvista Panorama corrcspondiente a la scgunda scmana de cnero, dcsplazaba al scgundo lugar en las ventas a Boquitas pintadas de Puig, al terccro a Dillrio de la gunra de/ cerdo de Bioy Casares, y al cuarto a Herolna de Emilio Rodrigue. Que Con el diablo m la pie/ de Paulette Houdyer, un libro a cuyo rcspccto la catcgoria "~ Seller" dcsignaba menos un caudal de ventas que un gcnero, aparcciera. rclcgado al quinto puesto de la lista cs una buena mucstra de la saJudable rclaci6n que por entonces mantenfan las ficcioncs argentinas con cl mercado y de que las ilusioncs que Lamborghini sc forjaba en torno a llcgar a scr un cscritor instalado y rcconocido no eran, objetivamente, disparatadas. Tambicn merecc dcstacarse queen la misma entrcga de Panorama en la que sc publicaba csa lista de "Best-sellers" Oltimo round rccibfa una crftica de inusitada virulencia, lo cual rc'Vclaba la saludable indepcndencia de la revista con rcspccto al gusto de "la gente" (&ctius-; las rotundas ventas). Rctrospcctivamente, es difkil no acordar con cl rcsdiista ("Los expenos m malabarismos
peligrosos -como el patinaje sobre hielo o la gimnasill acrobdtica- sabm muy bim que nos tkportes Jjfoiln hay que aprmderlos de chico. Corttkar parece habn- dacubimo fllrrk Im juegos que fanrm arte m manos de Breton oJarry Naau puede quitllTk el dnrcho al asombro fllrdlo, pero m 1969 su dmnaflaJo y casi plagiario surrealismo de HgUntia mano puede mu/tar soso, especialmmte para quimn, aun raJictV.ios m la Argmtina, son capaca de lttr m fran&ls. Tambiln so·n de HgUntia mano las inscripcionn muraln de los jtJvmn rek/Jes; timm la proplldaJ de perdn su foscura cuarulo abarulonan las pawtln y. por otra parte, ya famm rrcogidm por otros editom. Es de segunJa mano el lunfarriismo de Cortdmr, que se pmrce al de nunJO rico m el hipOdromo, o al de un canfllnte de opera que time que ganarse la viJA canfllruio fllngos. Son de segunJa mano los galimatlas cllt'mkS de otro proptJsito que el tk chocar o mganar. Y de fllnto mgano surge una imagm de Cortdzar que naJie habrla sofillJo hace algunos afws: un Cortdzar 'canchm/ que subestima a sus lectom, y se tknigra a sf mismo • [Panorama dcl 6 de enero de 1970: 50)), que tirulaba su nota "Una trompada al lcctor", firmaba "E. s." -iniciales que cl equipo de rcdactorcs y colaboradorcs quc figuraban end staffde la revista no pcrmida identificar y que clifkilmentc corrcspondieran a Ernesto Sabato- y sc anticipaba a la pronta "caida en desgracia" de Corcazar22. Bien distinto era lo que les habfa ocurrido a Luis Gusman {queen aqud borrador de su primera novela, no obstante encontrarse prcvenido, habfa sido vktima de csc lastre corcazariano) ya German Garda {que mientras dcspreciaba conscientemente csc surrealismo criollo que tan justamence se clenostaba en Panorama, sc embclcsaba en sccreto con cl aspccto de vidriera de librerfa franccsa -Sector Novcdadcs- que por momentos prcscntaba Rayuela).
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Y cs que a pcsar de la vigorosa resistencia que ambos qucrfan oponer a la subordinaci6n dd "campo cultural" a la polltica, y que constitufa una de las "difcrcncias", qww la fundamcnw, que los habla Uevado a dotar al trfo que formaban con Lamborghini de los contomos de una co&adla vanguardista, Cortb.ar, que iba en vfas de convertirsc en d cruzado principal de csa divisa scgl1n la cual cualquier pretensi6n de autonomla siquiera rdaciva dd arte no mereda m:is que la burla y la rcpulsa Ctica, segula ejerciendo una formidable inff uencia csterica. Para Lamborghini que, como hcmos visto, jam:is sc sinti6 seducido por d autor de JJbro de Manwl fue mas facil sefialarle esc deficit a Gusman que haccrlo con Garda, seguramente porquc si en aquclla primcra vcrsi6n de El mellizP la inff ucncia de Cortb.ar aparcda con la impront.a, algo ingcnua t2l vcz, de lo 1Udico-cxpcriment21, en Cancha rayaJA, la segunda novela de Garda (quc Jorge Alvarez cdit6 en esc enero de 1970), sc cxhibia con las marcas de un apresurado pcro verificable balance de disciplinadas leccuras, aspecto este Ultimo quc codavla lo intimidaba. Por elccci6n y por pcreza, sw propias lcccuras eran sistcmaticamence diagonales y salteadas como si no necesitara -o como si no pudiera- mas quc accedcr a los textOS por donde SU curiosidad, 0 SU intuicion, 0 SUS neccsidadcs inmediatas, o el azar, sc lo diccaran para salir cambien, en cualquier momento y por cualquier lugar, y volver m:is tardc o, pcrdido 5Ubicamcnte d interes, ya no rcgresar. El hecho de que frcnte a aquellas leccuras que su amigo acumulaba con prepotencia arltiana el no pudiera oponer sino una erudici6n algo fraudulent.a, algo borgeana. lo mantenfa permanentemente en guardia y, de alguna mancra, iba trai.ando el itinerario de su formaci6n. lncapa:z de invenir largas horas en alguna leccura en la que sc enfrascaba Garda, Lamborghini solfa prescindir de esc autor, con lo cual sc ahorraba tiempo y encrgfa que dcdicaba a rcpasar brevemcnce a quienes lo rcfutaran. Estas estratcgias, que cxasperaban a Garda canto como sus leccuras disciplinadas y met6dicas aburdan a Lamborghini, hacfan quc Luis Gusman, a pcsar de quc no queda para sf d destino del intelectual sino cl del artist.a y m:is alla de la fascinaci6n que Lamborghini empezaba a ejercer sobre Cl, prest.ara siempre una escucha m:is atent.a a la palabra dd autor de Nanina que a la dd autor de Elfiord, con lo cual, cal vez sin saberlo, contribufa a que entre los otros dos sc generara una rclaci6n signada por la cocxistencia de mutuos scncirniencos encontrados que, desdc el punco de vista de Lamborghini, la publicaci6n de Cancha rayaJa no pudo sino acentuar. C.Onviene decenerse en est.a novda, no s6lo porque junco a El fiord, Sebwgondi rmvcede, FJ meliiDJIEJfrasquito y Naninll oonstituirla c:l corpus sobrc d quc, en poco cicrnpo, los tres amigos intentarian edificar una vanguardia a la vieja usanza con declaraciones~ manificscos y gcstos de pclea, sino porquc Cancha rayaJa era de algUn modo el banco de prucbas donde la prccmincncia tc6rica de su autor haria, o no harfa, diferencia hada el interior del trfo. Con un pie en la literatura y el rcsto del cuerpo en el psicoanalisis y la lingilfstica, German Garda no habfa podido cumplir con aquella promcsa de ausccridad que le habfa formulado a Alberto C.Ouste en Primera Plana a mcdiados de 1968, cuando escribfa csa novela que, antes de llamarse Cancha rayaJa, se habfa probado los dtulos 225
de Viraje y de Coche rojo ("Antes me p"ocupaba por cit4r autom, pno ahora creo 'flU hay que poner una cortina sob" '4 biblioteca que uno time a Im npaJJas• [Oniz, 1969: 11)). Habfa ccnido, cs cicrco, cl corajc ardstico de no rcpetir la formula cxitosa de su primcra novcla c incluso, en franco contrastc con la desmesura paratcxtual quc habCa rodcado aquclla cdicion, cl de publicar Cancha rayaJa con una contratapa vcrdc y dcsnucb dondc no s6lo no sc adoctrinaba a los lcccorcs en torno a quc dcblan leer en clla sino quc ni siquicra sc advcrda quc era obra dcl autor de Nanina23, Pero en cl cmpefao por consolidar un perfil quc lo mostrara como algo mas quc un "mcro novelista", y mientras completaba a marcw fonadai la formaci6n que juzgaba indispensable para intcrvcnir dcsdc csc carictcr en los divcrsos campos quc suscitaban su ubicuo intcres, no habfa podido sustracrsc al cncantamicnto quc cl desplicguc de cicas de Rtzyue/4 y las acrobacias de focalizaci6n de 62/motkl.o para amutr habCan inscilado en bucna partc de las lccras nacionales. En lo rclativo al primer aspccto, la novda tenCa un cpCgrafe de Freud al comienzo y uno de Borges al final. Yen cl mcdio, una vcrdadcra orgfa de nombrcs: Apollinaire (dos vcces), Rimbaud {cuatro veccs), Garcia Lorca, Caculo, Ionesco, Kafka (dos vcccs), Plat6n (dos veccs), Gombrowia (trcs vcc.cs), Beckett, Sacher-Masoch, Guillm d cubano, Gunther Grass, Carriego, Sartre, Arlt (dos vcccs), Fdisbcrco Hernandez, Henry Miller, Marcchal, Proust, Maquiavdo, C.Cndrars, Borges (nueve vcc.cs), Rubm Dario (dos veccs), Bkquer, Baudelaire, C.Crvantcs, Quevedo (dos vcccs}, Macedonio Fcrnancb (cinco vcccs), Marx, Nerval (dos vcc.cs), Monteagudo, Kosic, Sapir, Garcea Morence, Bunon, Carr, Breton (dos veccs), Boccaccio, los Goncoun, Galvez, Miloz, Eluard, Gorki, Victoria Ocampo, Tagore, Her.idito, Vallejo y alglin otro. SOfocles sc acrcditaba trcs mcnciones cxprcsas, el cplgrafc de un par de capfculos y ccrca de una doc.cna de alusiones a craves de Tiresias, Yocasta, Antfgona o Electra. Joyce, con diC'l mcnciones prop.ias, dominaba coda la novda, no solo a panir dd nombrc -Leopoldo- dd pcrsonajc dd pad.re dd narrador quc, hay quc dccirlo, German uopo/Jo Garcea podfa usar por derccho propio, sino a partir de innumcrables citas y alusiones al Ulises quc conflulan en un mon6logo de la madrc dd narrador quc, a la mancra dcl de Molly Bloom, cerraba d libro. Con las notables cxcepciones de Joyce y de Socrates, la mayoda de los autorcs nombrados no escaban convocados bajo el regimen de la cita sino quc aparcdan en la mayorfa de los casos con canta gratuicbd ("Goncourt Bar"; "Calk Nerval"; ifwnida Bocaccio"; "Awnida B"ton"; etc.) quc rcsulcaba muy dificil no vcr en cllo un compcndio de la$ IC(:tura,s dcl autor indcpendientcmcntc de su pertincncia narrativa. Curiosamcntc, aunque los nifios de Cancha rayaJa jugaban trcs vcccs a la rayuda, Julio Cortb.ar no escaba nombrado en absoluto. Lo cvocaban, sin embargo, las mcncioncs de Mingus, Ellington, Evans, Mulligan, Coltrane y otros mwicos de jazz. Y, tambicn, la simpirica pintura de una escena funcraria que sc lcia en la pigina 44 de Cancha rayaJa ( ..La hora m 1f1U su mejor alumno, o su mejor amigo, va a tkcir el discuno sob" la tumba. EJ discuno escrito que le abulta el bolsiOo ikl saco" [Garcia, 1970]) que hada acordar a una cscena analoga ("Mis hermanos rotkan al orador tksignado por '4 familia o los amigos ikl Jifanto,
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yfdci/mm1e wconocibk por su cara de dmmstancias y ti rollito que k abulta ti bolsilbJ de/ 11
["Conducta en los vdorios", en Corclzar, 1976)) que ocurrfa en la pagina 56 de Historias de cronopios y de famas. Cancha rayaJa, ademas, habfa pcrmicido a su aucor engastar, en d scncido borgcano de la palabra, las Jargas lccruras de psicoanalisis y lingiifstica que por csos dfas encaraba con csfueno y con pasi6n. Dd lado dd psicoanalisis, ademas de la recurrence csccna inccscuosa ("Las hermanas son homosas pero tmin prohibilias" [90]; "Lo mimds mucho -Jicm las tl4s- y k produds las ganas,. [91]) que, al fin y al cabo, podia cargarsc a la cuenta de S6fodcs, cran numerosos los pasajcs que no disimulaban -e induso, en algunos casos, cxhibfan sin complejos- aquella filiaci6n ( "Mamd agarra tl bu/to m una so/a mano, tira y papd de un solo saque mt castra• [76); "Rrtllricas de la mimuz 1J()Wla fomili4r,. [135]; "Aq.u l nact ti pasado, una madrr atravina la culpa" [149]; "E/sita, sn-ds """1rr, cuidatt, no sea qut tennintS parimJo un slntoma m vn de un chico" [259]; ·; Tt acorrlds ahora cuanJO tras vos ti que tmlas a Elsa y yo hada de nmt y de payaso? Hnnos "'1Jo la Vutlta papi, la mujtr tS mla, manejd bim y sin chistar, para algo st le paga, no mirls Jnde ti tSP9o como yo miraba desde la cama solo" [213]; j4 toJas las mujtm nos fa/ta aigo• [256]). Del lado de la lingU{scica, tampoco habfa demasiado csfueno por ocultar las Bamanccs crudicioncs dd aucor en csce campo ("Toda palabra timt un habla [...] (Ih qui lmgua y de qui habla tStd hablando?" [67]; "Muchas wctS kvantaba las cosas sin nombrarlas porqut los nombm k pawclan invmciontS, porqut los nombm no k trallln las cosas, sino que mJs bim los nombm nnpujaban las cosas distraybu/ost de tllas'" [174]) y si era cierto que ~~o habda de jurar dcsde las paginas de Literal- en el momenco de cscribir Cancha rayaJa Garda no conocfa a Lacan, habran sido cstas nuevas dcstrc'ZaS las que le pcrrnitieron barrunwlo ( *UsuJ tS hablaJA y ablandad4, pero no diet naJa'" [56); ~nas vtm las palabras st organizan so/as" [68]; "Las palabras-ntinuaci6n lOgica de un rirual quc al sacralizar las palabras las a>nvicnc -nstruir un dcstino en cl lcnguajc, csta.s 'cadcnas' -de oro, de manos, de CU't»- son la mcdfon de un ordcn quc disuclvc y ata una y otra vez a la funilia en cl vaiv~n ciego de la fawidad y la providcncia, dd azar y del milagro [...] Soltarsc cs pcrdcr al raz.On: fijos, cncadcnados, cslabones cuyo cnganchc deja afucra d azar, la funilia sc rcconstruyc mu alla de csa auscncia quc disgrega. [Piglia, I 973a: 15])
Tai vcz con cxccsiva suspicacia, conclufan quc uno y otro comcntario sc parcdan dcmasiado, similitud quc no accptaban atribuir a las lccturas comuncs, a los soponcs tc6ricos compartidos ni, mucho mcnos, a una sucnc de "inconscicntc crltico" propio de la cpoca quc produjcra coincidcncias de esa clasc. No faltaron, por fin, los quc arriesgaron que la verdadcra causa dd fastidio de Lamborghini con cl pr6logo de Elfrasquito rcsid{a, pura y simplcmcncc, en que Gusman no sc lo hubicra cncargado a cl quc, como probaba el ardculo sobrc Nestor Soinchcz (y en csce punto se aliaban parcialmentc al grupo anterior), podrfa haberlo cscrito tan bicn o mcjor que Piglia. En cualquier caso, cl cnojo no parccc haber sido dcmasiado grandc pucsto quc a Lamborghini le bast6 cnterarsc de quc en la ponada Elfrasquito sc habfa escrito crr6ncamentc una tilde sobrc el apellido de su amigo para indignarsc por csa afrcnta y sugerirle cnf.iticamcntc que cxigiera la corrccci6n. Dfas despues, adcmas, en ocasi6n de la muertc dcl padre de Gusman, lo acompafi6 durance todo cl dfa y, para distracrlo de csa aflicci6n, le aconsej6 que releyera la Carta alplkirt de Kafka32. Mas duradero fuc cl malestar de Piglia quc, cuando en la cdici6n de marzo-abril de 1973 de Los Libros, la misma donde aparcda su trabajo sobre Robeno Arlt, sc public6 "Prctencioso como Juan Moreira", una resefia de Elfrasquito firmada por Oscar Stcimberg, sinti6 qu~ se trataba de una opcraci6n montada por Lamborghini para vcngarsc, o para resarcirsc, de aqucllas omisiones de su pr6logo y supuso quc Stcimberg la habfa escrico a su dictado. Esta sospccha parcda exagerada. En primer lugar, porque Steimbcrg mostraba por Fl frasquito tanto si no mas cntusiasmo que cl quc a su turno habfa exprcsado por Elfiord 262
(la rcscfia, por lo pronto, era considerablemente mas cxtensa, difercncia que cl discfio de Los Libros, que habfa mandado a componer cl ardculo sobre Elfrasquito en una tipografia notoriamente mas grande que la dcstinada a aquella rcscfia sobre El fiord, cxagcraba: d nucvo ardculo ocupaba un cspacio cuatro vcccs mayor que aquel que Lamborghini habCa temido sc mandara "al rinc6n de las pavadas"). Y en scgundo ~rmino porque, a la· hora de cstablcccr filiacioncs para la nucva novcla, la rcscfia de El frasquito, salom6nica, reparda honorcs de una manera que tal vt:i. tuvicra mas que ver con cso que Borges llam6 "los placercs de la amistad" que con los propios textos ( "Entrt los anttctdmtts tie El frasquito tstuvo, por suputsto, El fiord tie Osva/Jo Lzmborghini: uNZ
historia vehnnmtt tie/ moelo como unos monstruos portdios son tkvoraelos por un mapa tie pa'4bras; y tstuvo t11mbim a/gUn extmso pdmzfo tie Cancha rayada tie Germdn Garda, m la qut un tie/irio ttOrico pone, mti.s a/Id tie la clasificable foscura tie las anlcelotas tie infancia, lo strio tie la mwcion. "[Steimbcrg, 1973]) F.s vcrdad que Steimbcrg comenzaba su trabajo lanzando algunos dardos contra cl prologo de Piglia ( "Honrrulammtt, la primmt now/a tie Luis Gusman comimza con un prdbJgo. CwmJo ti pnJlogo tie una primmt now/a ts llUlonzimmtt ajmo st parttt
obligaJammtt a los artlculos ptriodlsticos tie pmmtAciOn, a los avisos y a los textos tie solapa tie los /ibros lanrNlos -aun sin pnJ/ogt>- al mercaJo /itnario; ptro con la Jiftrmeia qut introduce la contig;JitlaJ tiec/araJa mtrt la pmmtAciOn y lo pmmtatio. DtW un citrto impudor tie la intt/igmcia. st nos invita as/ a rteonoctr con mmos a/4rma tsa intnpmttradOn mtrt ti goct tstltico y la mirrula crltica qut strd ya. para sinnpw, un rasgo tie la leaura pmctiavla tkstk tslll ZONl JonJe st suptrponm nodonts som fa mun1t tie fos glnmJs, wdefinicionts ana/fticas otra vez ~ms y ptrvmos rtgodtos m las mniniscmcias tie una /itmtliJ4J marginal, otra vez confaiona/y moNZelora'" [fd.]), a quien -yen esto rcsidia, tal vt:i., su injuria principal- no nombraba. Pero no lo cs menos que a quien clegia para dcbatir dcsdc Los libros era Nora Dottori, columnista dcl scmanario Sirtt Dias, un contrincante ciertamcntc mas debil que d prologuista de Elftasquito y cuyos ataqucs al libro de Gusman (y al prologo de Piglia: "obras sin gestos, sin tstridmcias, sin histtria, sin pnJlogos... " {Dottori, 1973), rcclamaba) pan:c{an habcrlo encolerizado. Quiza.s porque intuyeron que cl combate era demasiado dcsigual, los tip6grafos de Los /ibros, que ya habfan advertido de su prcscncia con la inscrci6n de un par de tildes de su propia cosccha ("Luis Gusman"; "aun sin prologoj, tomaron partido por la columnista de Sittt t1Jas y oscurccieron la polemica con un sutilfsimo jucgo de erratas. Steimbcrg, quc dcsde cl dtulo de su rcscfia -"Pretencioso como Juan Moreira"- ya centraba su trabajo en cucstionar cl ardculo de Dottori, para refutarla mejor, la citaba. Pero donde los tip6grafos de Sittt Dias hablan compucsto: ... texto elitista. prctcncioso, dclibcradamcntc crfptico, en cl quc SC infiltran los clcmcntOS mu conocidos y difundidos dd psicoanilisis.
los tip6grafos de Los Libros transcribfan:
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... tcxto clitista, prctcnsioso, dclibcradamcntc crfptico, en cl quc sc infiluan los clcmcntos mis conocidos y difundidos dcl psicoan~isis.
Con lo cual, la crftica de Steimbcrg a la rcscfia de Dottori (·No y nitinule bini tlJntk estd lo prrtmcioso; prrtmciosos mtn los diagnosticos Jr EJU4rrio Gutihnzj plancaba en el vado: nose entendfa d6nde estaba lo prrtmcioso (lo prcsunruoso, lo prcsumido) porque en la transcripci6n de la rcscfia de Sieu Jl4s que hada la rcsefia de Los libros sc hablaba de lo prrunsioso, es dccir, de lo rclativo al empcfio de aqucl que rcclama o solicita algo a lo que tiene -o crcc tener- derccho. Como para ascgurarle la viccoria a Dottori, que habra rc{do en silencio, los es que las insndonn m la literatura tip6grafos de Los /ibros cargaban las tintas: nosogrdfica psiquidtrica Jr/ siglo diecini«W son mmos prctensiosas que las Jr los conceptos psicoana/lticos?" [nosotros subrayamos], le hadan dccir a Steimbcrg. En lo que rcspccta a Piglia, e indepcndientemente de las bondadcs de su pr6logo, hubo un scrvicio que el autor de "El relato fuera de la Icy" prcst6 a Elftasquito que, visto retrospectivamente, cobra un valor inmenso. Sinccramente enrusiasmado con la novela de Gusman, temeroso de que la cubierta con la que Alba la iba a cditar pcrjudicara su circulaci6n, Piglia encarcci6 a su amigo el cscultor y disefiador Carlos Boccardo que sc ocupara del disefio de las tapas y, pucsto que las finanzas de la editora apcnas permidan afrontar los costos de la imprcsi6n, que lo hiciera sin cargo. Carlos Boccardo, que trabajaba entonccs para Siglo XXI, De la Flor, Taempo Contempor.inco (la austera e impactante tapa de Cosas concrrtas de David Vifias cs uno de SUS trabajos de la cpoca) y otras cditorialcs, accpt6 el pcdido de Piglia, lcy6 la novela de Gusman y disC'fi6 una cubierta que, paniendo de la imaginaria pared de la habitaci6n de un hombre solo, combinaba con singular inspiraci6n un cuadro de historicta de la decada del '40, uno contempor.inco, trcs fotograflas alcmanas de la decada del '20 perturbadoras, perversamente er6ticas, el rostro de un Dracula de pcHcula clasc B, la marquilla de los cigarrillos Chesterfield y una imagcn de Ernesto Guevara. A ultimo momento, sin embargo, carnbi6 la imagcn de Guevara por otra fotografia er6tica aunque en este caso contempor.inca. En ella, la clrnara ha tornado de frcnte a una mujer, que calza medias de liga y no lleva ropa interior, en el momento en que se levanta el vestido hasta el cuello. Dos franjas ncgras, diagonalcs pcro paralelas, can artificialcs como s6lo el arte puede serlo, le cubrcn los pcchos y el pubis. Elftasquito tuvo un cxito moderado pero r.ipido. En pocos d1a.s agot6 SU primera edici6n y enscguida una scgunda, am bas de mil quinientos ejemplarcs33, lo que hiw que Alberto Alba prestara mayor atenci6n al entorno de Gusman. Lamborghini, rccomendado por Gusman y por Raul Santana -antiguo lcctor de Elfiord, amigo y consejero de Alba- prometi6 entrcgar su libro, al que querfa revisar, en pocos d!as. German Garda, e,n tre canto, mientras minimizaba las ventas de Elftas'!"ito, a las que comparaba dcspcctivamente con las de Nanina, cambicn tenfa sus planes. Empczaba 1973 y el trfo se disponfa a desembarcar en Edicioncs Noe a la que, para dccirlo con los tcrminos de la cpoca, debi6 de considerar un "aliado cstratCgico".
·;o
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24.
Callao [I 9731
La permanencia de Lamborghini en d departamento de San Tclmo que habitaban Susana Constante y Eduardo Mifios no podfa durar demasiado, no s6lo por las libcnadcs o los abandonos que solfa permitirsc en casa ajena sino porque en este caso sc agrcgaban las dcsavenencias que, a poco de instalado, comen?.6 a tener con su flamante funilia postiza. De nada vali6 que cl mismo cchara un dfa, para sorprcsa de SUS anfitrioncs, a la soci6loga y al nifio pucsto que no·mucho tiempo dcspues un hecho trivial y cruento a la vcz, producto de la casualidad o de su dcsaprcnsi6n o de que, m~ alla de su voluntad. scnda alguna forma de aversi6n por los animalcs domesticos, dctermin6 que Cl tambien debiera marcharsc. La mascota de los duefios de casa, un terrier ingles al que Uamaban Blackie, sc habfa lastimado una pata y, quizas porque la herida atrafa a las moscas, quizas porque rcalmente considero que se trataba de la soluci6n adccuada, Lamborghini, contra las prcvencioncs de Mifios y Constante, roci6 la matadura con insccticida. Scmcjante tratamiento produjo una infccci6n inmediata y cl perro, pocos dfas dcspues, muri6. Como tantas otras veccs, no ncccsit6 que nadie le dijera nada para tomar csa unica valija en la que cargaba todas sus pcrtenencias y, sin rccriminacioncs ni pclcas, dejar la casa de sw amigos. Corria cl mes de febrcro de 1973 y volvfa al Hotel Callao justo a tiempo para prescnciar, acodado en la vcntana, a los manifcstantcs que iban y venfan por la avenida en cl Ultimo tramo de una campafia electoral dominada por la euforia. El 11 de marzo sc votaba en todo cl pafs y la victoria de la f6rmula tkl intmdmu ptronista tit un ptquriio putblo tk provinda por parte tk nu rivaln, quimn acusan tit tstar infiltraJo m ti partido al unico tmpleaJD Jt "' municif4litlaJ.. El intmdmtt, ti nnpleaJD, un bomJ&ho y ti cuitJIJMr tk Ill plarA st atrinchmzn m ti municipio y mistm a los tiros. Lo qru m principio parttt un simple asalto tit Ill txtrnna tltrtcha, ttrmina m una tntgtelill qru mvutlvt a toJo ti putblo. • [fd.] Mario Szichman: "Estoy ttrminanJo Ill corrtcdon tit Ill novelll A las 20.25 la senora cntr6 en la inmortalidad \4z Jtstlt ti wllltorio tit Evita hasta ti tltrrocamimto tit Ptr'On. Entrr octubrt y novinnbrt Ill publicard Cmtro Editor Jt Amlrica Latina. Con tsta novelll g dnra ti ciclo tk Ill fomilia Pacho/, qut commcl con La verdadera cr6nica falsa. AMmJs tmgo prdxima a publicar Ill novelll La tierra de C'..arpcr. Entrtgul ya a Sudizmericana ti libro tit eutntas Naufrago de Tierra Finne." [fd.] David Vinas: ·eorrijo las gakras Jt Jaurfa. Es mi Uitima novelll y sosptcho qru tstaTtJ m Ill calk pant principios Jt octubrt. La saca Granica, unas tmdmtas pdginas. Dt qui hab/11: Jt un asmnato, Jt Ill mumt JtlJ>44rt. Qui significa matar alJNllirt: ts una forma tlemmtal Jt Jecir qru no, Jt nnptur a pmsar por eutnta propia, Jt cuntionar Ill autoriJaJ, toJo lo qru vime tit aniba hacia abajo y g nos pmtnta como 'natural' t inmoJifoable. "[fd.]) Dcbido a los azarcs dd ordenamiento alfabttico, entrc Isidoro Blaisten y Marta Lynch cstaban, juntos, German Garcia ( "Dtstk 1969 tntbajo m Palabra inicial, una tnrml novtlll qut -dapuls tk Nanina y Cancha rayada- intmta txetntntr mi posiciOn m torno tit Ill literatura m gmtral y tk Ill lmgua c11sttUana m particulllr. Por otnt pane, Jtstlt mi participaciOn m Ill rtVista Los Libros hasta Ill fo""'1ciJn tk Literal, me ht propwsta ti JiscurJO mtico como una Jt las posibiliJaJn tit la tscritura. Dt tsta propwsta naciO un libro tk prdxima apariciOn, Macedonio Fernande"Z: la escritura en objeto • [fd.: 50]) y Lamborghini que, junto a una fotografla en la que sc lo vela juvcnil y sonriente, deda: Bajo d rdlo de Edicioncs Literal, en cstos c:llas aparccc mi tercer libro, Tlllkys, un falso pocma. asi como EJ FiorJ fuc, en 1U momenta, un £also rclato, asl como ~brriontli mrocttk fue una falsa -carguemos la mano- 'novcla experimental'. Quiero dccir que dcsdc cste hucco prosiguen los cfcctos de uuc:a, intriga. complot. l.ugarcs ndos y la interp. [S. I: 99)
Dcsdc cste oomienw sc adviertc que sc trata dcl tcxto menos "lamborghiniano" de los quc, hasta d momcnto, sc conoccn dcl autor. Fl lenguaje llano, directo, la brevcdad de las &.ascs y su cstructura casi elemental, la manera en que sc cntra inmcdiatamentc en cl rclato sin digrcsioncs ni siquiera sintacticas, caractcrlsticas que sc manticncn hasta cl final, podrfan induso scmbrar dudas en torno a su autorfa si no fuera porque tcnemos la ccrtcza de que d tcxto sc encucntra, como dijimos, manuscrico en la agenda "C.Cntincla" oon la caligrafia inmejorable (e inconfundible) que tcnfa Osvaldo Lamborghini. La cvoc:aci6n de aqud vagabundco por la Ncoochea codiosa de la adolcsccncia, la menci6n dd aub Vasc.o y los jucgos oon que Cly SUS oompaficros de colcgio trataban de cvadirsc dd hastio ("Pue m oaubre tie 1955. Mis tm amigos se llama/Jan V1e"JI". L4hattny Upez &/J• [S. I: 99]) no dejan dudas de que csas wdcs vadas que sc extendfan, inmcnsas, ttas la finaliuci6n de la jomada cscolar cran la matcria quc nutrfa al rdato. Cicrto quc en Nccochca no existfan cntonces -ni exist.co en la actualidad- las familias Vicaya. Lahattcr o l.6pc:z Bell, pcro cstc Ultimo apdlido rcmitfa con transparcncia al de Fernando G6mcz Bcllocq, uno de los amigos mas ccrcanos de Lamborghini mientras curs6 la cscucla sccundaria, e inclusive sc podlan roconoccr aqudlas c:xcursioncs al campo de los padres de Marcelo lrala ( ·eomo lramos nACionalistlls refinatlos imitdbamos !AS costumbm tie los vareaJom tie cahallos, ·unos casi gauchos ~ hablamos poJiJo conocer• [S. I: 99]). Mas aun: la mucrtc de Vicaya podfa parangoO¥SC con los accidentes de los alumnos Canela Echegoyen o Nielsen quc, sabemos, canto habfan impresionado a Lamborghini y a sus amigos. Estas corrcspondencias, de todos modos, no cxplican las rarczas de cste tcxto que, en virtud de un nucvo azar, sc encontraba a continuaci6n de la frasc -la Ultima frasc de El Nino Taza- ·1ntravaginarle un manuscrito tserito m otro codigo• [ S. I: 98]. Ciertamente manuscrito, cscrico indiscutiblemente en "otro c6digo", d rclato hacfa alusi6n a s{ mismo una sola vez (•No me simto muy seguro, n derto, porque me prtocupa pmsar por qui hasta ahora no se me habla ocurriJo contar nta histona• [S. I: 99]), menci6n que lejos de otorgar alguna explicaci6n accrca de su extrafio tono introduce mayor oonfusi6n: c"Contar nta historia'? (Qu~ era cso? (En plena batalla -Litmttcontra cl rcalismo y las formas tradicionales de rcprescntaci6n Lamborghini hablaba de "contar historias"? Ninguna de cstas prcguntas tiene rcspucsta siquiera aproximada. La cvocaci6n de una inf.mcia pueblerina que informa cl rclato, la narraci6n dirccca, la resoluci6n trigica, las Jargas conversacioncs de esos dlas con Di Paola y Briante en la oonfiterla La Paz y nucstro dcsconcierto nos sugiercn una explicaci6n casi incomprobable: cY si sc tratara de un intento -fallido- de cscribir un cuento "a lo Briante"?
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Como para borrar rapidamente d cco de scmejante conjctura, podria ensayarse otra tal vez mas improbable: ·;,y si el rdato hubiera sido cscrito no en 1974 sino antes, mucho antes, antes de Elfiord inclusive, y lo que Lamborghini hiw en esc afio fue, simplementc, pasarlo en limpio en la agenda con la esperanza de que, en medio de esa wca material de copista, d texto encontra1'2 el vuelo que no tenfa y que, a la postre, no alanz6? Esta fantasla {en el scntido que le dan a la palabra no los psicoanalistas sino los jugadores de billar) de colocar al autor en el papel de copista de su propio tcxto encuentra alg\ln sosten en dos constataciones de orden eminentemente gnifico. La primera consiste en que el texto tiene s6lo cinco ligerfsimas corrccciones: -Fl trcn doblaba .,.,.a1 la curva -Lo ve{amos pasar indifercntcs ..t todas las tardcs, o casi todas.las tardcs
-Fue en octubre de .,.,.a2 1955. -Fontanarcs 12wl-' crco -y nunca sc le lavaba; 'f era un goc:c cuando ella me aceraba uno -pete aunque
tuvimos que cspcrar a que todos los vagoncs dcsfilaran [ S. I: 100]
Estas corrccciones, menores y escasas, dedamos, sostienen lcvemente csa conjctura
dd copista. Porque s~ bien es cierto que existen otros textos ("La novia dd gendarme•, por ejemplo) donde las corrccciones son mfnimas, sc trata de crabajos donde la cscricura
ha fluido en unidades menores (como la frasc) y, por esc mismo caracter, la corrccci6n sc ve rccmplai.ada por la recscritura de la frasc frustrada o insatisfactoria. La naturaleza dcl texto que nos ocupa, en cambio, su estructura de narraci6n dasica y contenida donde la cscritura es mero vehkulo para "contar la historia", autorizarlan a arricsgar quc hubo una versi6n anterior -donde sc efcctuaron las corrcccioncs l6gicamente cspcrablcs en una narraci6n de csa dase- que sc pas6 en limpio a la agenda. La scgunda constataci6n parce de la cvidencia de que no cs frccuente que cuando sc cscribc a mano sc cometan erratas, a menos que sc padezca una disritmia o cosa parccida (que no era el caso de Lamborghini). Salvo que csa cscritura manuscrita tcnga cierto grado de mccanizaci6n. Como cuando ~ copia, por ejemplo. Y succde que en la versi6n del rclato de la agenda "Ccntinela" hay una errata: ·a poco salir de la estllewn J, Necochea" [ S. I: 99) por "a poco tb salir de la estaci6n de Necochea". La preposici6n omitida scrfa, 5CgUn esta conjetura, producto de una distracci6n del copista, distracci6n difkil de imaginar en quien cscribc -a mano- un texto nucvo. De corrccciones y de erratas hablaba Borges con Miguel Briante el 8 de octubrc de 1974 en Panorama. Sus Obras Compktas cstaban a punto de publicarx -plagadas de errores- en la editorial Emece y Borges aprovcchaba la entrcvista para defender su derccho a introducir esas modificaciones que, aun cuando todavla no se conoc{an, ya generaban resistencias.
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"Ht introJudJo mucl10s cambios ~eda Borge&- y ht tkjaJo can algunos libros qut tkdJidammte mt incomodan, mt tksagradtzn. Dtstk ~go. hay pmonas qut crtm qut un tst:ritor no ~ ning"n dntcho sobw su obra. Pm> yo Jirla ;m qui mommto la obra tkja tk str tkl tscritor? Si una pmona introduct una co~ccwn un ti/a tkspuls crto qut st aJmiu, y si la introduct un afio ekspuls, tambiln. P«0 al cabo ek muchos afios st pont m duJa tst dntcho... [Panorama dcl 8-10-74: 50) Plantcada como al dcscuido, la cucsti6n era por cierto intercsante y, scntido comun mcdiante, Borges sc colocaba en las andpodas de csas conccpcioncs en boga por entonccs - la de Literal, por ejemplo- que ncgaban "la propicdad privada dcl lenguaje". Borges afirmaba rotundamente su propicdad sobrc una obra a la que las lecturas habfan, de alglin modo, "socializado" y cuya consagraci6n en Europa la estaba transformando poco menos que en patrimonio nacional. "Si mcumtro wrsos jlojos -scgufa-, como ht mconmulo muchos, y si putdo mtjorarlos mtoncts ;por qui no voy a hacn/o? Si no, stria simular qut sigum gustdndomt. Dt modo qut ht suprimido composicionts tnteras. Ahora yo sl qut todo ti mundo va a tkdr qut tstaban mtjor antes. Pm> ts, yo crtO, qut porqut hay composicionts mills qut han lograJo cinta fama. dnnasUuia fama. LA gmte st ha aco!tumbraJo a ktrlas tk tst modo y no aJmite ninguna variltciOn. Por tjnnplo hay un ponna mlo qut st llama. st /lamaba 'Fu""4ci0n mito/Ogica tk Buenos Air_a: &kylndolo mt Ji eutnta, hact ya varios afios, qut la palabra 'Mito/Ogica' tra absurda. Suginr divinitl4Ms, diosts, una mitologla. y no hay ta/ coYL Hay simpkmtnte una fondacion mltica m ti smtido tk una fondacion imaginaria tk Bi«nos Airrs. Entonca pust 'Fundacion mltica~ ·• [fd.: 51) La explicaci6n -inobjetable- revelaba que, aun sin la inminencia de una rcedici6n de su obra, Borges (''rtkylndolo mt Ji eutnta, hact ya varios afios") sc rclcfa. Las supucstas -y falsas- raroncs de cortcsfa para con cl grcmio grafico, o para con su editor, que exprcsaba enscguida, mostraban, ademas, que las mayorcs vacilacioncs las tenfa con rcspccto a su obra poetica ("En nuznto a las mmimdas qut ht introJudJo, qut no son tantas tkspuls tk todo, st rtfinrn sobw todo al wrso, y tso por razonts tipogrdficas, porqut si uno quint modifoar a/go m prosa, eso ya significa modifoar todo elpdrrafo. Un wno ts una linta qut puttk modificarse fdcilmmte" [!d.]) pucsto que para la cdici6n de sus Obras Compktas debfa co~ponersc todo otra vcz, de manera tal que en nada agravaba la tarca que sc corrigiera una sola Ifnca o un parrafo entero. Eran s{, en cambio, azarcs cstrictamente graficos los que habfan hccho que en la pagina 47 de aqucl numero de Panorama, inmcdiatamente dcspu~ de la entrcvista de Briante a Borges, aparcciera un aviso oficial en cl que, a coda pagina, y bajo una fotografl'a de Isabel MartlnC'l tocada con la banda y cl bast6n de mando, sc lcyera: MUJER y PREslDFNfE Asumi6 cl Podcr en un momento difkil y amargo para la Patria, cuando el Ultimo suspiro dcl Udcr indiscutido aun sc dibuja en su rostro de mujer. Pero eras csa primera imagen aparcntemente frigil, sc ocultaba d temple y la fortalcza dcl cstadista, la volur1tad y firmcza del polltico, la ductilidad e inteligmcia de la gran disdpula. la Historia, que juzga los grandcs actos, le cm haciendo un lugar junco a los Granda Hombres. A ella, que siendo Presidente no ha dejado de scr mujer. SIGAMosl.A [fd.: 53) 351
Si sc tiene en cuenta que en csos dias no sc cclcbraba ninguna cfemcride cspccialmente femenina y que en la organizaci6n discursiva del breve tcxto encomiastico la cucsti6n dcl scxo {o del gcnero: en cste caso da igual) no cumplfa ninguna funci6n, csa afirmaci6n final que rczaba 'simdo PmUlmte no ha Mjatia de ser mujer•, afirmaci6n que prcsuponla un hccho elemental (la condici6n de prcsidente le habfa llcgado a Isabel Mardncz anudada causalmence a la de viuda), daba aliento a csas versioncs scgtin las cualcs la influencia dcl ministro de Biencstar Social sobrc dla no obcdccla a razoncs cxclwivamcnte polfticas ni cxclwivamcnte csotcricas, o bicn prcparaba a la socicdad para una rcvelaci6n que, tal vcz por falta de ticmpo, finalmcntc no sc produjo. En otro contcxto, los dlas de csc gobierno habdan sido un gran pa.so de comcdia. Pero no lo cran. El 13 de octubrc, cuando ya sc hab{a publicado la primcra cncucsta de Panorama y antes de que salicra la scgunda, Pedro Barraza fue brutalmentc ascsinado por la Triple A.
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31.
El Riachuelo
[1974-1975)
Concluida la convivcncia, aunquc no cl afccto rcdproco, con Susana Constante y sin ingrcsos rcgularcs COfnO para sufragarsc un hotel, Lamborghini SC instal6 transitoriamcntc en d dcpartamcnto de Anuro Carrera de la callc Paraguay al 700 y allf sc cncontraba cuando sc cntcr6 de la mucrtc de Barraza. Su cucrpo y cl de Carlos Laham, un jovcn quc lo acompafiaba la nochc anterior en la confitcria La Paz, de donde habfan sido sccucstrados, aparccicron la mafiana dcl 14 de octubre de 1974 en un baldfo cercano al Riachudo atados con alambrc y con evidcncias de habcr sido torturados. Scis impactos de bala tcnfa d cucrpo dcl "Tarta" y un septimo disparo, cjccutado dcsdc corta distancia con una cscopcta ltaka, le habfa dcstrozado la cabcza. Laham, por su partc, habfa rccibido trcinta disparos de una pistola calibre 9 milfmctros. Y si bicn algunos conjcruraban quc las causas dd crimcn cran aqucllas investigaciones sobrc d sccuestro de Felipe Vallcsc y, por lo canto, los autores tcnfan quc estar rclacionados con los polidas quc fucron Uevados a juicio por csc hccho y quc acababan de scr libcrados, pareda claro quc sc trataba de un dpico proc.edimicnto de las bandas quc dirigia L6pcz RegaM. Si esto era as{ -y todo indicaba quc lo era- los motivos dcl crimcn dcb{an buscarse en un articulo quc: Barraza habfa publicado en cl diario Lt OpiniOn en novicmbre de 1971 end quc, por primcra vcz, sc hadan publicas las inquietudes intclcctuales dcl ahora supcrpodcroso ministro de Bicncstar Social. Sc trataba de un comcntario ir6nico sobre Astro/ogla notlrica (S«rrtos tkvelados), un volumc:n de mas de sctccicntas p~inas de disparates firmado por L6pcz Rega y cuya lcctura si algo dcvdaba era en qu~ manos sc cncontraba d pals. Lamborghini, quc ya no frccucntaba diariamentc a Barraza como en otros ticmpos, sc imprcsion6 no obstantc ante cl crimcn, tanto por cl afccto quc aun scnda por cl "Tana" cuanto porquc cmpezaba a pcrcibirse quc en Buenos Aires la mucrtc ya no era un ricsgo al quc sc cxponfan s6lo los militantcs mas o mcnos idcntificados con las organizacioncs armadas sino quc cualquic:ra, hasta ~l mismo, podfan scr vfctimas de la locura quc dcsdc la mucrtc de Pcr6n asolaba cl pals. Tai cl caso de Carlos Laham, dcsvinculado de cualquicra de csas actividadcs, cl pcriodismo inclusive, quc, conformc crcda la saga criminal de la Triple A, sc habfan comcnzado a tornar pcligrosas, y cuyo unico antccedcntc "compromcrcdor" habfa sido cstar junco a Barraza en cl momcnto de su sccucstro. 0 cl de su amigo Eduardo Minos, quc habfa compartido csa mesa de La Paz hast.a momcntos antes de quc los forajidos de L6pcz Rega cntraran a la confiteda, salvando la vida por cucsti6n de minutos. Como cantos otros, Lamborghini cmpcz6 a scntir quc cl micdo de cncontrar la mucrtc, o de quc la mucrtc lo cncontrara a ~I. en cualquicr csquina y por cualquicr raz6n o, mas probablcmcntc, sin ninguna raz6n vcrificablc, sc tornaba cada vcz mis real (o mis
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"realista"). De hecho, cl cenfa suficientes "mcricos" como para que csas cstrucruras cstacales y para-estacales que habfan logrado que la palabra "inccligencia" dcsignara, en una de sus accpcioncs por enconccs mas usuales, a la planificaci6n de sccucstros y ascsinacos y que su casi hom6nima in~Uigmtzil:z inclividualizara a las posibles vfaimas lo cuvieran en cuenta: habfa firmado junco a Barraza aquella dcdaraci6n de Mllrcha contra Vinas, habfa milicado con d "Tarta", Lamarca, Jauregui y Jozami -para cnconccs uno ya muerto, cl ocro exiliado, el ocro clandescino- en cl Sindicaco de Prcnsa, habfa publicado dos libros cuya sola lcccura podfa scr suficience para condenarlo y, para colmo, habfa formado parte dcl filomontonero gobierno de Bidcgain. Lamborghini cuvo miedo y lo cramit6 como pudo. Cricic6 mas enfacicamencc que nunca -siempre lo habfa hccho- la conccpci6n milicarisca de Monconeros, que empczaban a responder a la orgfa lopczreguisca (que entrc agosto y occubrc de 1974 sc habfa cobrado, ademas de Barraza y Laham, casi un ccncenar de vfccimas f.uales, Rodolfo Ortega Pefia, Acilio L6pcz y Julio Troxler las mas conocidas) con d fusilamienco de miembros de la CNU o dcl cdo, o de polidas o emprcsarios sospcchados de "encrcgar" milicanccs. En esa porffa, comeci6 el error, o cuvo la mala suerte, de cuescionar a algunos dirigences -Francisco Urondo, por ejemplo- cuya muerce sc cransformarfa, poco despues, en sfmbolo de encrcga y herofsmo rcvolucionarios, lo que harfa que, retrospeccivamence, algunas de sus expresiones, en las que sin dudas su ancimonconerismo sc habfa mezclado con una pizca de esc espfricu de provocaci6n que le era connnacural y ocra de alcohol, parccicran mas imprudences o mas inscnsiblcs o mas imperdonables de lo que en verdad habfan sido. Estas circunscancias, sumadas a su buena y a su mala fama - m trabajos cvmo el de Barna[...] Biografla de un cimarr6n [... ] Pmsar que aqul hasta hace poco tinnpo hubo quim sostenl4
que el arte y la polltica no tenlan naJa que vn; que no pod/a existir un arte m fonciOn tk la
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politica'" [Walsh, 1973: 20-21). Y enscguida: ·c"" qw de/ gruno de la litmtturrz nuntra se pwde tkcir mo, intkpnu/imtnnmte de sus valom como aru litmzrio; a inutil qw mo P""Ua una acusadtJn contrrz los tlmuJs escritom poT't:fW debiml mipezar por ml· (qui n lo qw rrfoja nuntrrz litmzturrz? Refkja los conflictos de la ~quma clase media y ni siquiml los conflictos wain de rrzlz economica, su lucha por elpotkr. ,. [Walsh, 1973: 24) La ftcxi6n literal, que sc scrvfa dcl discurso hcgcm6nico del momento -cl discurso "combativo"- rctomandolo, ora metaf6rica, ora mctonfmicamente, para sus propios fines sostenfa, canto o mas enfaticamente que Walsh, todo lo contrario. Y si Garda dcda que •e/ ojo que ve y rrfoja al munt.kJ fanJa el impmalismo de la wpmmtacion, moJificant.kJ la 'waliJaa' qw dice refkjar" [Litmzl 213: 10), Lamborghini, que habfa pucsto como epfgrafe de su ardculo una variaci6n de esta frasc ("La apologia de/ ojo qw vt y rrfoja el munt.kJ fanJa el impmalismo de la wpmmtacion walista'" [fd.: 145)), que a su vez era una variaci6n de la frasc-consigna con la que cl scgundo numero de Litmzl habfa sido anunciado en la rctiraci6n de contratapa dcl numero 1 de Grupo Cero
("Poner, proponer y exponer una nueva refkxiOn Litmzl contrrl el impmalismo moral de la rtpmmtaciOn•[Grupo Cero 1: ret. contratapa]), rccurrfa a una entonaci6n distinta, casi orillera, para dccir lo mismo ( '}1 las vivnas, a las ganas de anJar rrfojando la vida, a la pmmsiOn de wry de 'tmer qw wr' mds /es va/Jrla cuiJAne:POT't:fW toelo 'ha ocurrido' -ocu~ mtre cosas mumas, y no habrd -que se iepa- fanmzl de/ lmguaje, por mds qw lo anuncinz los pniodistas suplnnmtarios. •[Literal 213: 147)) Tai como aquella discusi6n con Walsh en tomo a El fiord en la casa de Pid Lugones, la hipoacusia de cste "dialogo" no podfa scr mayor: mientras Litmzl execraba la idea de "rcflejo", y la cxccraba polfricamente - "impcrialismo"-, Walsh, que la consideraba narural, cucstionaba .no su voluntad de "reflejar" sino aquello que la literarura argcntina "rcflejaba": ·Los llamtulos conjlictos npirituales, lntimos, mJticos, amorosos, alguna parcela
de no. Nosotros no ~mws m nuntrrz litmzturrz una lucha obJTrrz clarrzmmte wpwsmtatla, Jigamos; no hay ning"n cumto, aunque debe haber alguno, qw hable sobw una huelga o una rnJOiuciOn o sobw lo que estd pasant.kJ ahorrz, no ~mws nm:Ut'" [Walsh, 1973: 24). Nada mas alejado de Litmzl que csta dedaraci6n86: "(Qui son los 'temas' de una lpoca. sino la interpmadtJn intn'SUbjetiva de una wd deseante qw se mmascarrz m el scntido parrz kgitimar los mmsajn de sus scntidos?" [Litmd 213: 12) -dcda Garda-. "Si la mmifarrz es Ley-si no hay obrrz' qw no rmiita al Pt«Jw Mumo-, la literrzturrz, como prdctica significante, sinnpw serd solammte uno de los posibles rccorridos te6ricos miprmdielos por la invtstigaciOn sexual de una lpoca JaJa• [Litmzl 2.'3: 148], deda Lamborghini, que ademas juzgaba a scmejante concepci6n de la literatura propia de ignorances: "Si un hermoso azar puede proJucir olmzs valiosas 'destk' la ignorrzncill, cuant.kJ lsta es promovida al rrzngo de rnotklo lo unico qw sabe parir n una manm:Ut de imblciles" [fd.]; No menos aguerrido, en fin, era Garda: "Seguir hablant.kJ de/ papel de los intelectuales -metimdo m la misma bolsa a ingmieros, arquitectos, sondistas y cantantts de opera- muestrrz cuJles son los Umitn m qw s~ muew nta sociologla de circo: el viejo tntpecio griego de lo 'be/lo'y lo 'uti/' la sigue nnocionando, aOI haa el salto sin wd de sus conocimimtos tetJricos• [Litmzl 213: 12).
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Aunque los conocimientos te6ricos no le <aban (cs J'IW: le sobraban), no debi6 de ser facil para Ricardo Piglia, que hablando de los intdcctualcs as{, en general, como no le gustaba a Garda, le habfa dicho a Walsh que "/a movibiJJn tie las masas k replantea constantnnmte a los intekctuaks elproblnna tie sus posibi/.iJ4Jes y sus m41lmlS tie llCtll4T, participar de la lucha de/pueblo" [Walsh, 1973: 25], haccr cquilibrio enac csta inr.ccvcnci6n que prologaba "Un oscuro d.fa de justicia" y aqud otro prologo (que por un azar quc dcbi6 de scr inc6modo tambicn sc public6 en enero de 1973) a FJfozsquito, donde no habfa revolucioncs ni huelgas pcro sf, oomo bien advcrtfa d prologuista, mucha politica. Tampoco debi6 de scr grato para Luis Gusman, que probablcmentc habfa discutido y sin ninguna duda aprobado csos dos articulos dondc Garcia y Lamborghini hablaban de "sociologfa de circo" y de "manada de imbeciles", comprobar que uno y otro sayo le cabWt pcrfcctamentc a csa conccpci6n de la literatura quc, en aqudla enucvista rcalinda a Walsh, habfa sostenido d prologuista de su hasta entonccs llnico libro publicado. Volviendo a Literal, y a pcsar de csas afinidadcs iracundas que sc pcrcibfan enue "la flexi6n" de Garda y la "flcxi6n" de Lamborghini, entre uno y otro ya cxistfa una tensi6n que irfa en aumento a partir de los primeros d1as de 1975, no ya por una disputa de liderazgos sino porque, como cspcjos invertidos, empczaban a convertirsc, para sf mismos pcro tambicn para cl ocro, en modclos opucstos. Porque si German Garda (trcinta afios, casado, dos hijos, domicilio cstable, emplco fijo, dos novelas largas publicadas, una terccra, que ya sc llamaba La via rrgia, en proccso de corrccci6n final, Macedonio Ferndndn: la escritura m objeto en la imprenta, ccntenarcs de alumnos hercdados de Masona, controlcs, pacientcs) era cl paradigma del aito, Osvaldo Lamborghini (trcinta y cuatro afios, scparado de su mujer y de su hija, sin cmplco, sin dinero, sin domicilio prcvisible, dos libros brcvfsimos, cscaso material in&iito) era la contracara de csc brillo, no en los tcrminos de la imprccisa, fantasmal catcgorfa de "artista maldiro" sino, simplemente, en los mas crudos, mas tangibles y hasta, en ciertas condicioncs, mas soportablcs, de artista fracasado. Y cs que en su ca.so no habfa una obra que jUS""jficara -si cs que alguna obra puedc hacerlo- csa intcmpcrie personal a la que sc habfa arrojado dcsde 1968 cuando, casi simultancamence, dejaba la casa de Don Torcuato y ccrrninaba de escribir FJfiorJ, y ni siquiera podfa hablarsc de un proyccto art.fstico suficientcmentc cxtrcmo que prctcndicra haccr dd propio cuerpo la ~na de una obra, aunque "enfcnna", tambicn "macstra". No habfa tampoco un dcsco conscience de cxtravagancia, una mcdicada dccci6n de marginalidad, al concrario: nadie dcscaba mas que Cl intcgrarsc al sistcma lir.crario y n:cibir, a cambio de su cscritura, d carifio, la admiraci6n, d rcconocimiento, las cdiciones, las entrevistas, los premios, las ancologfas que le certificaran que habfa llcgado a scr lo que querla scr -escritor- y, sccundariamente, lo provcycra de csos avfos indispensables -casa, comida, tabaco, alcohol, libros, aparcjos de cscribir y poca cosa mis- que nccesitaba para vivir. Lo que succdia era simplemente que Lamborghini cscribfa dmuzsiado bicn oomo para que aqudlo que dcscaba oon tanta incensidad ocurriera, no s6lo por las limitacioncs de rcccpci6n que csa cscritura nccesariamentc tenfa que enconcrar sino por las imposibilidades intcmas que dlo generaba, aspccco cste Ulcimo que, cs cierto, rcsulta casi inaprcnsiblc. Sin 358
cxagcrar, por momcntos Lamborghini escribfa tan bien que no podla., prccisamente, acribir, oomo si a la cscritura en acto, identificada indisolublemente con d dcsco de cscritura, no le qucdara sino huir. La ccrtcu de que csa imposibilidad no s6lo diferla csa obra -macstra- que justificarla todo lo demas hacia un futuro inaprcsable sino que tal vez la tomara ddinitivamente irrcalii.able {o ilcgible) dcbi6 de scr dificil de sobrdlevar. Hemos visto que jamas sc plantc6 scriamente "adaptar" su cscritura a las oondicioncs de rccepci6n y de lcctura impcrantcs. Tampoco intent6 nunca dividir su trabajo literario en dos vertientcs como para fucturar, sin demasiado csfuerzo, unas cuantas novelas y rdatos que le pcrmitieran vivir de la cscritura mientras consttula, paciente, la obra maestra. Es rrW: vio tan clara csa imposibilidad que, pronto, le encontrarla una f6rmula - "primn-o puhlicar, ekspuh acribir"-que, con amarga ironla, la expresaba de modo inmejorable {como vcrcmos, la f6rmula exprcsaba, ademas y principalmente, muchas otras cosas). Paralclamente, y en contraste, SU rapida adaptaci6n a la historieta y al pcriodismo mucstran que aquella imposibilidad extrfnscca {publicar) e intdnseca {cscribir) no tenfa que ver con un impcdimento "tknico" sino con un dcsco de perfecci6n demasiado grande. Las recensioncs que escribi6 para Panorama durance los primeros dlas de 1975 son una prueba cabal y hasta sobreactuada de eHo puesto que, como sc vera, no tuvo problemas en adoptar enscguida codas las clausulas -incluida la mala fe- dcl gc!nero. Entre febrero y mal7.0 de 1975, junco a sus amigos Jorge Di Paola y Miguel Briante y bajo la direcci6n de Cristina Irala, sccretaria de redacci6n, y Ernesto Sch6o, subdirector, un viejo.protector suyo desde los tiempos de Primna Plana y El Periscopio, Lamborghini fungi6, casi an6nimamente (no llcg6, a diferencia de Briante y Di Paola, a scr incluido en cl staff de la revista), de cronista de ramos gcneralcs y ademas public6 diez rcscfias bajo las que cstamp6 sus inicialcs. En csa tarea de recensionista, que compartla con "J. D. r." Uorge Di Paola), "M. r. R." {Marcelo Pichon Rivi~re) y "E. s." (Ernesto Sch6o) y donde firmaba o. L, sc ve con claridad que podia plegarsc, con docilidad y scnsatez, al gc!nero complaciente de las rcsciias aun a costa de contradecir coda aquella iracundia de esc scgundo numero de Lima/ que por entonccs cspcraba la impresi6n de sus tapas. El 8 de febrero de 1975, en la pagina 56 de Panonzma sc public6 "Hada cl 6ctasis de las tinieblas", acerca de El coraztJn tk las tini~blas, de Joseph Conrad: De una mancra singular, la par2bola romantica que describe la vida de un revolucionario polaoo de fines dd siglo pasado, vktima de la pcrsecuci6n policial y condcnado a dcstierro, cstaba dcstinada a repctirsc en su hijo. En efecto, Joseph Conrad scguramente algo le debe de su fama a csa figura patema (pocta, dramaturgo, traductor de Hugo, de Vigny y Shakespeare), si bien fue un oonscrvador oonvencido toda su vida, desdefloso de los discursos apocalfpticos y admirador reverente de lnglaterra, cuya lengua adopt6 para tejer su enigm;{tico universo narrativo. Lo que en el padre asumi6 las formas de una pasi6n encarnada cuyo objetivo fue luchar oontra el ordcn establecido, en el hijo iba a transformarse, primero en una s6lida vocaci6n de marino, que lo llev6 a navegar por mares no muy conocidos para la epoca. y luego en una inuincada aventura con el lenguaje y su p«hos. FJJa la
abrad con un sonidito como tie goma pinchada. Habla Jnnasiatlo a//J, o Jnnasiatlo poco. Llzs tdllS se apmaban. confanJilntlose. Eran todas aJ/iJas redond«es. Tm/4 la impmUJn tie mar so/4 m la azma, aprdlU/a contra el cokhdn y ~ la punta tstropajosa tie la sdbana. La criatura se apmaba contra el/A, sin embargo, y su mejilla arrJ/a con elfWgo tie/ infomo. A cUgllS-i'[UIpoJla /kgar a wr si abrla los ojos?- bu.rctJ con los tiedos la cosita rosatla y mbalosa. fRJt,. Flaco snvicio. FJ roce tie un anillo sobre la pie/ tie el/A, el tsp/mJor tie una pietira" [Litnrzl 213: 37-38)} quc la llevarfa, en 1978, a ganar con La etlmaaon smtimmtal tie la sdiorita Sonia la primcra cdici6n del prcmio La Sonrisa Vertical.
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Menos trabajado que d rdato de Susana C.Onstantc, y mcnos er6tico a pcsar de su tltulo, era "Fellatio" de Eduardo Mifios, (''Los primnos pasos por /,a sexwditWJ le hicinon
conocer tk parte tk un4 expma m 1'ts retOricas tk/ Amor: /,a FtllacUJn. En tst llCto sublimt fandimJ acribe con !AS patas!" [Entrcvista LG] (y si no lo sabfa era porque Gusman sc lo habia ocultado}. No es atinado, en cambio, suponer que Lamborghini sc haya lcvantado un dfa (un dfa necesariamente posterior a julio de 1974 cuando sus ex amigos todavfa lo clogiaban en publico) dccidido a deponer una &anqueza y transparencia habituales y a comportarse desde ese momento de manera sinuosa y deslcal. Antes bien, rcsulta mis 16gico conjeturar que las mismas conductas que durance mucho tiempo fueron toleradas e, incluso, celebradas en alglin momento sc tomaron insoportables, cambio de actitud en el que la situaci6n de desconcieno en la que sc sumerg{a d pals a mediados de 1975 no pudo scr indiferente92. En este scntido, de "La intriga de Osvaldo Lamborghini" surge que, a pesar de ·14 confasUJn clnica" [Garda, 2003a: 43-44)), Garda no encontr6 en el momento en el que, dice, dccidi6 romper la amistad ninglin defecto nuevo en quien habfa sido su amigo ("Lo conocl a finaks ek 1968 [...] lkgaba ek un oscuro pasado polltico-pmmista, mtl.s bim tk dnrcha [... ] Rrcwrdo que por mtonus [... ]IA ptrtJtrSion y el terror politico eran agitaJos
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con mtUstrla por Osvakh Lamborghini[... ) no tmla constllncia para un Jrabajo snio y m sme. El prrstigio era su sufrimiento -quir.ds por la riva/U:l4d exaspmula con su hnmano uonidas- que le impedla leer a/go q~ no estuviera rrlacionaJo con II mismo· [fd.)). Algo muy parccido a lo que Garda habfa cscrito en 1985 en csta ~nccrol6gica" que
le fuc rcdiazada por cl diario la RazAn cs lo qu~ surge de una entrcvista posterior donde, mas reflexivo, menos iracundo, volvi6 a refcrirsc a Lamborghini en parecidos terminos: Lo conod con cl manuscrito de Elfionl a maquina, no manuscrito como diccn ahora [...) .£1 sabia jugar con discminar alusiones y esas cosas, pcro no era alguien que estudiara sistcrnaticamente nada.. Pero lo que sf tenfa era una cultura intercsante. La gauchcsa, todas csas cosas, rcalmcntc las conoda. Conoda pocsfa, 1enla una cultura que venla mas de los gustos pcrsonalcs, y sc metla en csa onda tratando de jugar con ella, tratando de pcKar la temitica, la cosa que cstaba en jucgo ahf. [...) Yo apcnas lo conod cstaba en una siruaci6n ... que no sc lo intemaba porque no habla la costumbrc de intemar a la gente, dormfa en la casa de uno, de otro, pcro no cstaba cstable, no rrabajaba de nada, no tenfa entrada de dinero. [ ) Anaud de las pampas, Sade de matrimonios con problcmas [...) tcnfa una lengua quc era doblc. Ademas, entrc nosotros, hablaba mal de ml a Gwman, de Gwman a ml, hada csas intrigas. [...] Lamborghini era un dcscsperado. Yo me acuerdo cuando conoci6 a Enrique Pnzoni, era como si hubiera conocido a Dios. Querfa entrar en cl aparato de la literatura. Lo que pasaba cs que no entraba. [...] Vivia gastando en fotocopias para mandar Elficnl manuscrito a Severo Suduy, a cuanto tipo tenfa alg\ln prcstigio en el mundo, y que Cl imaginasc por alguna raz.On que le podla dar bola. [ ] En heterosexual. Era un heterosexual que tenfa cosas, que nosotros llamarfamos, transgrcsivas. Ahora, en otra constdaci6n subjctiva serfa lo que hoy dfa llarnan alcgremente "bisexual•. Pero la constdaci6n de ~ eta dramitica, tenla unos encuentros de los cualcs prcfcrfa no saber, y de los cualcs salfa maltrccho. No cs algo que vivla libremente, lo sufria. Pero digamos quc Cl era helerosexual, en d scntido que sus amorcs, sus cleccioncs amorosas eran mujercs. Lo otro eran cosas clandcstinas. [... ] Habrfa que rccoger una constclaci6n muy compleja, que yo no estoy dispucsto a haccr [...) Lamborghini sin csa conscclaci6n de cosas que sc arm6, sin csc zafarrancho politico, ideo16gico, econ6mico, social, de clascs que sc arm6 en los scscnta cs inexplicable. [Garcia, 2003b: 6-1 OJ
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Gusman, que ademas de las referencias de la rwda tk Virgilo y de "Carta a un amigo", sc inspir6 en Lamborghini para la construcci6n de un pcrsonaje de su novela autobiografica Hotel £dln93 llamado, significativamente, Santos, no tenfa, por lo menos en lo rclativo a aquellos primeros afios de amistad, la misma visi6n: Su mejor amigo, Santos, ya habfa publicado su primer libro. 8 . en carnbio, demoraba esa iniciaci6n como habfa demorado la sexual. [Gusman, 1999: 59] [ ] La imaginacion de Ochoa sc complementaba petfectamente con d rigor formal de Santos. Entonccs, con un dejo ir6nico, Santos dijo: "Somos bucnos para la historicu". (...] Ochoa[...] tenfa rus prejuicios sobre e-1 genero por mas que en algunos drculos cstuviesc de moda. Santos cstaba convcncido de que cualquier cosa que hicicsc llevaba su scllo. [fd.: 115-116] [...]
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Santos se habfa mudado con Ochoa porquc habfa tcnido quc rcnunciar al mate quc le ccbaba una chaco-paraguaya Uamada AJcira. [fd.: 116) [...)
Esa Nochcbucna la pasaron los dos solos hablando de mujcrcs hasta la madrugada y plancando nuevos argumcntos de historieras. [fd.: 116) (...) Santos dijo quc sc iba a vivir al Chaco a la casa de Alcira. FJla le c.cbarfa mate y ii cscribirla. Ochoa lo crda muy capaz ~ hacerlo. Le cnvidiaba su disposici6n a vivir con una mujer sin mayor ambici6n quc la de scrvirlo. [fd.: 116- 117)
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Santos no sc habla ido pcro Ochoa prcfiri6 Uamar a Lozano para quc lo acompafiara hasta Lanlis. Santos era dcrnasiado cobardc para cicrtos dcsaflos. [fJ.: 120]9'4 [...]
Cuando rcalizaban los prcparativos dd casamicnto le pidi6 conscjo a Santos rcspccto de c6mo confecaonar la lista de invitados: -Santos, ca quien invito de La Paz? -No invit~ a ning11n cscritor, ni siquicra a ml. Hacclo solo, be es ocro mundo. De cl a mi me quc:da d mate, d vcrdadcro, cl de la picu de: pcnsiOn, no cl mate pequcf\oburgues Ueno de nostalgia, y tambien la camiscta quc ahora llaman mwculosa, cl pantal6n pijama a lunarcs y las chandctas, sin las a.ialcs me rcsula imposiblc leer, porquc mis propios pies logran distracrmc. [fd.: 175)
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Una nochc. al p0co tiempo de estar trabajando juntos en Hacienda, en una de las guardias. Sianone, dcsvdado, le confescS a Ochoa su temor ante un evcnto que sc aproximaba: "Poe un cargo quc acabo de ganar, dcbo hablar ante la Socicdad Farmac:Cutica, pcro tcngo micdo de quedarmc mudo•. Fuc ah£ quc Ochoa le comcnt6 quc conoda a una persona quc podfa cscribirlc cl discurso. Adcnm de cspccialista en cscribir cartas, Santos tambicn podfa cscribir discursos por cncargo. Alguna va. habfa escrito alguno para un poUtico. Fue asi como Santos oonoci6 a Sianone. A medida quc Santos cscribla la pieu oratoria le consultaba a Ochoa accrca de la convcnicncia de metaforizar cl organi.smo como un tjercito y los virw como un az.ote, porquc tcmla quc cl di.sauso adquiriese un tono apocaUptico dcsaconscjablc para la ocasi6n. Finalmcntc, para sufrimicnto de Sianonc, le agrcg6 la Ultima rama de la ret6rica: la oratoria. futc debfa acompal\ar cl discurso con una bucna dicci6n, pawas, movimicntos adccuados y una rcspiracion acompasada. Poco a poco d jefc f.armac:futico iba adquiticndo, ante los dos amigos, la acritud de una marioneta mancjada por Santos. FJ dla dd discurso en la Socicdad Farmaceutica Santos sc scnt6 cntrc cl publico cuya mayorla cran colcgas de Sianonc. Dcsdc su silla trataba de transmitir una fucrz.a sccrcu y rcpcda d di.scurso palabra por palabra para quc Sianonc no sc olvidara una sola f?asc. Estaba cmocionado de vcr su obra en cl csccnario. Cuando termin6, de hablar lo aplaudicron de pie. Entonces Santos sc mir6 y a mcdida quc bajaba las csc:alcras la voz de Sianonc parccfa tintinear en los frascos de porcelana cxhibidos en las vitrinas. Dcspu~ de ac dla, sin quc Ochoa lo supiesc, cada tanto Santos sc daba una vuclta por la Dancsa para visitar a Sianonc. Sianonc le dijo quc los ticmpos sc cstaban ponicndo diflcilcs, cada vn habfa mis control. Ya habfan tcnido un problcma porquc una nochc Santos aparccio en la guardia a pcdirle psicofUrnacos. l?.1 sc ncg6 porque sc dio cuena de quc habla tornado mucho whisky. [fd.: 207-209)
La visi6n de Garcia, que no novcl6 sobrc cl asunto, tan distinta a la de Gusman, a pcsar de que en d momento de pdca estuvieron juntos, tal vcz sc encuentrc influida por cicrto cstercotipo de la epoca, lo cual probablemente contamine de alglin csquematismo a su pcrspcctiva. Dicho de otra manera: Garda pan=cc cl autor encubieno de cierta novcla naturalista que sinla sus csccnas en csos inusitados dlas de 1975 en los que sc produjo la 393
pclca {novcla quc sc cscribi6 y public.6 no mucho tiempo dcspues). Su "Santos" en este caso se llamaria -la casualidad no cs culpa nucstra- Jeslis: Por su capacidad admirable para mentir. por su militancia activa en d cinismo. por su dedicaciOn extttma a las artes de la hipocresLa, Jesm era d quc mcjor disimuJaba la praaicia dd micdo [... ) Sabia piz.cas de una totalidad, podla mantener una conversaci6n casi brillante con cualquier especialisa. cientl6co o intdectual, y hasta pa.sar por entcndido, y de no cxist.ir scgundas conversaciones podria hasta engafiarlos, quc lo acycran por cjemplo un mudw:ho IUcido, capaz; sin embargo sc repccU. en una chispa inerte, promctLa y no cumpUa, manejaba con pn:cisi6n algunos datos y fuses. en audaz.. [Asfs, 1981: 92]
Con rcspccto a la manera en que Lamborghini elabor6 la ruptura de la amistad cabc cracr a cucnto una caractcrizaci6n de Garda contenida en aquella nccrol6gica ( ·sinnprr cultiv0 el desprrcjo por SUS aamiraJom y la f asdnACUJn por quimes lo recharAban,. [Garcia, 2003a: 45)) que, sin ser dcl todo cierta, mucstra en cste caso una cxactitud inquicuntc. Pcse a que, a juzgar por lo que surge de "Carta a un amigo", LA ~"4 ik VirgiUo y Hou/ £Jin, por una parte;y "La intriga de Osvaldo Lamborghini" y la cntrcvista cicada de Eduardo Muller, por otra, tcxtos y lugarcs donde Gwman y Garda aludieron a csa amistad y a SU ruptura, cl sentimiento de Gwman parecc mas afcctuoso y mas sinccro, dcspues de la pclca Lamborghini le conscrv6 d encono para sicmprc, mientras que durance muchos afios tratarfa de juscificar, a vcccs de modo algo infantil, los dcscomedimientos de los que lo hada objeto Garcfa95. Un ejemplo entrc muchos: en marzo de 1977, cuando ya Garda plancaba lanzar un tercer numero de litmd que no cenfa otro objeto que hacer publico que cl ya no pcrteneda a la revista ( ·Dnpu1s Jr/
golpe miutar, yo ikddl hacer un numero sin Lamborghini, para que queelara clarammte stparada mi perrona tk la tk II" [Garcia, 2003b: 7]), Lamborghini seguirla cxpresando su rcsencimiento con Gwman al tiempo que fingfa complicidadcs con Garcia que cstaban definicivamente terminadas ( "Germdn y yo lo hemos abanJonaJo a ese muchacho que ahora st s~nte como charabon m el tksierto" [OL a TK y HL dcl 24-3-77]). Es cicno que d encono contra Gwman pudo debcrsc en alguna mcdida a csa dcdicatoria de Bri/Jos que lo cxclufa de manera demasiado evidence y que debi6 de dolerle. Pero ello no cxplica su incrcfble condescendencia con Garda que, si de Brillos sc trataba, habfa publicado en La OpinUJn una clogiosa rcsefia de la novda. Tai vcz nunca scpamos las raroncs por las que German Garda y Luis Gusman, de manera algo abrupta y al unfsono, dccidieron dejar de ser amigos de Osvaldo Lamborghini pcro parccc por lo menos probable que d viejo afccto lcs ha impcdido hasca ahora hablar claro -o, en todo caso, abscencrsc de hacerlo- sobrc la cucsti6n. A cstc rcspccto cs parcicularmente ilwcraciva una anCcdota pcqucfia quc, sin embargo, imprcsion6 vivamentc a Gusman, a punto tal que en una reciente cvocaci6n la cligi6 como ejcmplo ~omo unico cjemplo- de lo que llam6 "la versi6n ncgra" de la vida de Osvaldo Lamborghini: la vcrsi6n negra ticnc sus pcrfodos. En cierto momento ~I sc volvi6 muy paranoico. Sc sentfa traicionado por German y por m{. E tenfa todo un tcma con la leaftad... R.ccucrdo que nos hablamos
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hecho amigos de F.ugenio Trias, d fil6sofo cspafiol que por entonccs vivfa en Buenos Aires. Al dla siguienu de que Trias volviera a Espafia Osvaldo vino a la libreria a venderme los libros de Trias que yo mismo le habfa regalado, diciendo: "Traigo los libros de cste i.mb«il•. En algUn momento la misma frasc me alcan:z6 a mf. [C'4rln dcl 5-7-03, Supl. Cultura y Nacion: 2]
Dcjando de lado queen aquclla "Carta a un amigo" cl rcprochc quc sc hada a Osvaldo Lamborghini sc fundaba, precisamcntc, en una cucsti6n de "lca.ltad" (pasi6n que ahora sc le atribufa en tcrminos de paranoia), pasando por alto tambicn quc cl dcsa.irc, quc hasta pudo scr doloroso para cl autor dcl rcgalo {aunque, (doloroso por quc?; (CS rcalmcnte una dcscortcsfa grave dccirlc a quicn nos ha rcgalado un libro que su autor cs un imbecil y, ante un apuro ccon6mico, y considcrando que cl autor dcl rcgalo trabaja en una librerCa, procurar venderlo por su intermedio, o, aun cuando no cxisticra tal ncccsidad ccon6mica, pretender cambiarlo por otro?), no parccc suficicntc para fundar una "version ncgra" de la vida de nadic y omiticr¥lo, por fin, considerar la Ultima Unca dcl fragincnto transcripto ("En alpn mommto la misma ftase ~ akanz:O a mlj de la quc surge que cal Vf':l. Gusman aludc a la "vcrsi6n ncgra" de Osvaldo Lamborghini a ralz de cicrcos dcscomedimicntos quc pudo tcncr para con cl mismo, no qucda sino intcrrogarsc sobrc quc tan justo o tan injusto fuc aqucl comcntario accrca de las aptitudes intclectualcs ( "ese imbld/j de Trias y, en este Ultimo caso, indagar en c~nto enncgrccc la pcrsonalidad de Osvaldo Lamborghini haberlo proferido. Para responder csta prcgunta nos dctcndrcmos con dctallc en cl capftulo 6 de las memorias del fi16sofo catal:in [frfas, 2003) (queen su cvocaci6n de aquella cstadia suya
en la Argentina rccuerda principalmente a Garcia, algo a Lamborghini y nada a Gusman). La digrcsi6n sc justifica pucsto quc csas memorias, adcmas de scr utiles a la hora de aprcciar, haciendo un ejercicio de trasposici6n rctrospcctiva consistence en imaginar, a craves de cstas paginas escritas por Trias a los scscnta y un afios, c6mo habra sido la pcrsonalidad dcl fil6sofo a los trcinta y dos, cdad que tenCa cuando cstuvo en contacto con Literal, cu:in intrigantc o incivil o mal amigo fue Lamborghini al calificarlo de imbecil, son ilustrativas del dima que sc vivfa en Buenos Aires en la scgunda mitad de 1974 cuando, cntre otras cosas, sc gcst6 cl numcro 2/3 de Literal: Hacia el mes de rnarzo atcrrizamos en Buenos Aires [...] Conscguimos unos apartamentos a precios irrisorios en la aUe Cangallo (hoy General Peron), muy area de Callao (o sea en Callao I Cangallo, un sintagma quc produda mucha hibridad a los portd\os de entonca) [frias, 2003: 416-417] [...]La vida social de los mundos literarios, intclcctualcs o culturalcs [...] gravitaba [...] en las proximidadcs dcl aucc Corrientcs I CJlao, ccrca de donde yo vivf: en tomo de aquellos bares mfticos de cntonccs que er.an La Pu y Politcama [...] Habfa dfas en que las ciw quc iba tramando se produdan en cstricta rua:sion en csos santuarios de la cultura, o la conuacultura, de entonoes. Dcsayunaba allf la consabida mcdialuna con dulcc de lcche como acompal\amiento obligado dcl capuchino; me citaba aW a la hora dd apcritivo y dd caf~. a media tarde o por la noche con amigos fil6sofos, psicoanalisw, novclisw, poctas lfricos, pintores, gentcs de tcatro, mis la imponante scrie de entratiablcs mujercs con quiencs Nvt incidentalcs rdacioncs o vfnculos algo duraderos (que proccdlan a su vcz, en su mayorfa. de csos mundoa profmonales). Vivia solo, sin parcja, y csto era una garantla de iipidas rdacioncs de naturalcza mis o menos sentimental. [fd.: 434- 435]
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El espccclculo estimulante de aquella Buenos Aires de 1974 habfa sin dudas impresionado a quien venfa de una Espafia que todavfa vivfa bajo d r~imen de Franco, aunque csc clima de jauja que cxcic6 al fil6sofo parccfa poco propicio para que, durance su pcrmanencia en la ciudad, pudiera abocarsc. al menos a ciempo complcto, a csa cornucopia filos6fica que, segun LJtmd ("Su pmnanmcia m Bs. As. n la apmura vimull de un campo de ref/aUJn, tan suprimitla como ntcaaria" [LJtnrzl 213: 45]), sc derivaba de su prcscncia en d pafs: Fa hermoso mundo que se me fue creando como el mcjor 1Nlbi141 para mi cstancia alli (donck sobrevivia a base de cursos o cursillos de formaci6n librc, al estilo de los que todavfa son de rigor entrc los psicoanalistas) tuvo un origen afortunado. Y sobrc todo tuvo un rcsponsable; una persona que se desvivi6 para haccrme posible el f~cil discurrir de mi estancia en esa ciudad de ensuefio. Esa persona fue Germ~ Garcia. [...]Ya entonccs era dlebre; pero su f.una de entonccs procedla del singular papd intelectual y cultural queen aquella socicdad dcsempef\aba. [frlas, 2003: 435-436)
En cl barco en cl que viajaron los hermanos Eugenio y Carlos Trias y la mujer de cste ultimo, Cristina Fernandez Cubas, dcsde Barcelona a Rfo de Janeiro, habfan conocido a una alumna de German Garda - "Bcacriz"96_ a la que cuando, quince dfas despues, arribaron a Buenos Aires, contactaron. lgnoraban que, apcnas llcgada a Buenos Aires, "Beatriz" habfa avisado a su profcsor dcl inminente dcsembarco de los cspafiolcs. Todo parece indicar que Garda, conocedor de algtin libro de Eugenio Trias y cal vcz ya pensando en la "salida al mar", enscguida prepar6 un rccibimiento acorde a las fnfulas quc, intuitivamcntc o por infidcncias de su alumna, atribuy6 al fi.16sofo: Un par de semanas antes de Uegar a Buenos Aires, Germ~ acababa de cscribjr una carta a un joven fil6sofo barcdones cuyos libros comenzaban a difundirsc cambifo por Argentina. HabCa lddo IA filosofoz y su sombrrz, Filosofta y carMva/ y Ttorla tk las itkologlas y habfa qucdado seriamente impacudo. Scnda que una corriente solidaria de proximidad filos6fica e intelcctual exisda enue csc fil6sofo y sus propias bU.squcdas literarias, intclcctuales y psicoanaUtias. Antes de mandar la cana hiw rcferencia, ante un grupo de inconrucionalcs que scgufan sus cursos (y sus corrcrlas por la ciudad), a la cxistcncia de esc personaje y de sus libros; y ponder6 la importancia que tendrla trabar contacto y comunicacion con cse joven fil6sofo cspafiol (o "gallego", para hablar con propicdad ponefia). No ncccsit6 qur nadie le contcstasc csa cana que nunca llegarla a mandar. En lugar de una carta sc encontr6 con cl personajt en vivo, materiali;zado dclante de l!I. No daba cr&fito a lo que vda. [fd.: 436]
En rcalidad Garda no s6lo daba perfecta crcdito a lo que vela (la llcgada de los hcrmanos Trias a Buenos Aires) sino quc lo tcnfa previsco (sc lo habfa ancicipado su alumna "Beatriz"). Y probablementc aprob6, a ~olas y con una sonrisa, a los suspicaccs que, en alguno de esos mismos bares quc enamorarfan al espafiol, llamaban la atcnci6n sobre la gran casualidad implicada en cl hecho de que, justo quince dfas antes de que d fil6sofo escuvicra por llegar a Buenos Aires, hecho que Garda, en cse momcnto, supuestamente ignoraba, hubiera decidido escribirlc una carta dondc sc declaraba impactado por sus libros, carca quc, sc scfialaba con malicia, por razones igualmcnte azarosas y enigmacicas, a pesar de que llevaba esos mismos quince dfas de rcdactada, no habfa sido enviada. 396
El rccibimienco al fil6sofo parccc habcr sido cilido: Beatriz puso al corricntc a German de quc cscibamos a punto de llcgar a la ciudad. Cuando nos cncontramos con cUa nos cxplic:O la fcliz coincidcncia; un par de dlas dcspues conocimos a German; y con 6 a todo su cortcjo de disclpulos, amigos y dcmis comparsas. GemWt proccdla del Buenos Aires arrabalcro y canaUa. Le cncantaba mczclar su depurada tcrminologla psicoanalltica. de formaci6n csuucturalista lacaniana. con giros propios dcl dialccto portcfio, cl lumfardo [SIC], csa incfablc lcngua quc ticnc su accrvo litcrario mis valioso en las lctras de los tangos. Era una cspccic de S6cratcs marginal, o S6cratcs suburbia!, quc cjcrda su labor doccntc y disccntc en csa gran univcnidad Hamada Calle (yen particular callc Corricntcs). Callcjcaba como S6cratcs c impartla sus lcccioncs a traves de sus habirualcs recorridos por los bares de Corrifntcs, donde sicmpre sc le podla cncontrar en plcno dla. o cntrc las librcrfas ccrcanas, rodcado siemprc de amigos, conocidos, alumnos, curiosos y advcncdizos. [fd.: 43-437]
La comparaci6n con S6cratcs tcnia doblc fondo. Eugenio Trias que, como hcmos visto, prcsum{a de Don Juan ("la importllnte sm~ de mtranabln mujem con quimn tuw incitlmtaln relaciones" [fd: 435)), sentfa quc habfa algo -sus conquiscar en lo quc no s6lo supcraba a su nuevo amigo portefio sino quc hasta quizas motivara la envidia de Garcia: S6lo tcnla dos taloncs de Aquilcs. Era de una fcaldad proverbial, como S6cratcs. Y en raz6n de csa fcaJdad, quc provoc:aba rcclm.os cspontlncos en cl SCXO opucsto, SU actirud h2cia MC era, las mas de las vcces, cxccsivamcntc rencorosa; cstaba marcada csa acritud por d cstigma de su propia. y amarga, expcricncia. Y era tambi~n un gran dogmitico, quc apcnas tolcraba otro discurso quc aqud quc ~I mismo proponfa. Pero csos dos dcfcctos qucdaban ancgados por la suma de vinudcs catirticas quc su
corrosiva inreligtncia, bitn pcttrechada por ti nW arnctivo humor, dtspl~ tn su convmaci6n de mancra gcncrosa. [fd:J
Aun cuando sc pasc por alto -lo cual no cs facil- csc singular razonamicnto que atribuye a alguien la poscsi6n de "s0/o" dos taloncs de Aquilcs, atroz dcbilidad quc ninguna mitolog{a sc auevi6 a imaginar; aun cuando sc omita conjcturar que en csos bares que tanto le gustaban a Trias alguno, por cncono, malicia o scnrido comun, seguramcntc sc prcgunt6 si la circunstancia de que una "importllnte 1nU de mtranabln mujem" [tel.: 435) acccdiera a cntablar rdpiJAs re/adona de NUUrrzinA mds o mmos smtimmJllJ" (tel.) con d conquistador cspatiol no tendrla alglin tipo de rclaci6n causal con las atencioncs de anfitri6n que Garda dispcnsaba al c:atalan, quien, como hcmos visto, evoc6 aquclla hospitalidad rccordandolo como "una pmona ~ se desvivUJ pam haarme posibk J fikil Jiscurrir de mi manda mesa ciudtJJ de msumo" [fd.: 436); aun cuando se prcscinda, en fin, de la csrupefu:ci6n que genera d hccho de que la fealdad de un intdcctual (Garda) constituya a los ojos de otto intclcctual (frias) un "de6:cto", cs facil cntendcr las razoncs por las que d S6cratcs de la c:allc Corrientcs sc mostraba "dogmatico" con Trias y tampoco cucsta dcmasiado imaginar las mancras en las quc csc dogmarismo sc habr2 exprcsado algunav~
Todo fue muy bicn durantc unos scis o sictc meses[... ] Lucgo, incvitablcmcntc, surgicron races. [ld.: 439)
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La "fcaldad" de Garda, de todos modos, no fuc obstaculo para quc Trias, antes de conoccr lo corrosivo ·de su intcligcncia, lo atractivo de su humor y lo gcncroso de su convcrsaci6n simpatizara con cl ( "Nuestro mcumtro~ un amor al primer go/pt tk visul' [fd.: 438]) y anud.ara una relaci6n quc su prosa juzg6 intcnsa ("La tUracciOn intekctuttl se Cnl.z.O ftcundammte con ti infinito contraste mtrr nuestras formas tk mantjar ti mtjor don tk qut disponlamos, ti intekcto .. [fd.]). Sohre algunos de csos concrastcs sc cxplay6 Trias en las mcmorias que vcnimos glosando en tcrminos quc, de habcrlos cmplcado en 1974 en su bicnamada csquina de Corricntcs y Callao, habrian sido considcrados, quizas, un tanto rcaccionarios y, tal va, provocado objccioncs violcntas: Era impcnsable un contraste mayor. German procedfa dcl am.bal; yo era una hoja calda de las mas sofisticadas cstirpcs de la burgucsfa barceloncsa. [...) fl era un aaivista Ueno de cncrgfa, que nunca paraba de hablar, que posefa una vitalidad dcsbordante y una capacidad de iniciativas envidi.able; yo, en cambio, era de disposiciones contemplativas y sofladoras. [fd.: 438)
Mas brevcmentc, aunquc con parccidas dcsuezas exprcsivas y conceptualcs, las MemoriAs de Trias sc acucrdan, tarnbicn, de Osvaldo Lamborghini: Habra un tercero que afladia cl toque llrico y ~ico. &c tercero en nucsuas corrcrfas pondW de aquellos meses era un pocta tligico, un vcrdadero pocta maldito, que muri6 en Barcdona viaima de una enfermcdad lctal (y de sw propios cxccsos Uricos y etJliros). Era un grandlsimo pcrsonaje y un lfrico de primera calidad (dentro dcl ~nero marginal; aunque en llrica csc ~nero cs, muchas vcces, d unico y vcrdadcro). &a Oswaldo [SIC) Lamborghini. En una ocasion Oscar [SIC) Massom [sic], a quien conod tambicn en csos meses (era cl indiscutido maestro de Germin), proclam6 a viva voz quc Oswaldo [SIC) era cl mcjor pocta argentino cxistcntc. Lo hizo en una cspecie de encuentro cnttc poctas, fil6sofos y psicoanalistas dd que tengo un rccucrdo algo ronfuso. (...) Frente a la cultura oficial habfan acado verdaderos rnitos altcrnativos. Su gran rcfcrente era un cxtravagante cscritor, clogiado por Borges, Uamado Macedonio FernindC'l.. Amaban a Borges (encanWidolcs su acerba aftica al pcronismo) y cran verdaderos faniticos de Witold Gombrowitch [SIC], quc habla vivido aflos en Buenos Aires. [fd.: 439-440)
Es diffcil imaginar c6mo habrla cscrito Eugenio Tdas, si sc hubicra acordado de cl en sus mcmorias, cl apcllido de Luis Gwman, tan problcmatico con su s/z y su tilde ausentc {no sc puedc atribuir al eelitor o a los correctorcs de su libro de mcmorias la singular ortograffa quc lo recorre: "Oswaldo", "6scar Massotta", "Gombrowitch", "lumfardo"), y tal VQ. dcba aclararsc quc cl autor de "La filosofla como drama" sabla quc Lamborghini y Garda no aprcciaban a Borges por su cdtica al peronismo (quc diffcilmcntc suscribicran) sino por otras razoncs. En cuanto a la cvocaci6n quc las mcmorias hacen de Lamborghini dcbcmos puntualizar quc, como sc vcni, csa "cnfcrmedad lctal" no existi6. Y debcmos tarnbicn
-no sin esfuerz.o- resistir la tcntaci6n de prcguntarnos c6mo scra la agon{a quc precede a una mucrtc ocasionada por "exccsos lfricos" o si cs posiblc fallcccr, adcmas de a causa de exccsos propios, dcbido a los ajcnos, porquc no son csos los intcrrogantcs quc nos han cmbarcado en csta larga digrcsi6n en torno a Trfas. 398
Ni nucstra pregunta, aquella que inclagaba cuan jusco o cuan injusto habla sido Lamborghini al calificar de imbecil al fil6sofo espafiol, ni su eventual respuesta, que ta1 vez no neccsice aventurarse en tan dclstico dictamen para suponer que respecto de Trias Litnrtl no podla haber hecho otra cosa que conspirar, complotar, intrigar y, a veces, no poder controlar ciercos "roces" {o ciertas risas}, quieren polemizar con Luis Gusman sino sugerir que quizas una parce del mito acerca de la vida de Osvaldo Lamborghini derive de situaciones como esta. Es decir: (fue injusto decir que Eugenio Trias era un imbecil? (Es justo considerar esos decires como ejemplo de alguna "versi6n" o "leyenda" negra de la vida de Osvaldo Lamborghini? (Era verdaderamente un imbecil Eugenio Trlas cuando en 1974 visit6 Buenos Aires? (Arrojaran luz sobre estos interrogantes las memorias (El drbol tk Ill vida, Ediciones Destino, Barcelona, 2003) del fil6sofo catalan?
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35.
Boedo [1975]
La ruptura con Garda y Gusman sc vio de alglin modo disimulada por d regrcso, en csc mes de junio de 1975, de Tamara Kamenszain y HCctor Libertdla que, ttas casi un afio de auscncia, paredan haber elegido el peor momento para volver al pals: dcspues de la estarnpida de los prccios, el dcsabastecimiento y el caos general de la. economfa, una alianza entre el sindicalismo ortodoxo y las Fuerzas Armadas pondrfa fin a la hegcmonfa de L6pez Rega, y los rumorcs, que ya daban por cierto un inminente alejarniento de la prcsidente Isabel Martfncz, cspeculaban sob re la forma en que el mismo tendrfa lugar Quicio polftico, golpe de Esrado dvico-militar, militar-sindical, etc.). Libertella habfa dicrado durante el primer f.Cmestre del alio en la Universidad de Nueva York un curso que, bajo el dtulo de "Latin American Narrative Forms,,, indula el cstudio, ademas de Sebrrgondi rrtrocuk, de Farabeauf. del mexicano Salvador EJiwndo, Cobra, del cubano Severo Sarduy, The Bumos Aim Affair, de Manuel Puig, El muntlo a/ucinanu, del cubano Reynaldo Arenas y La orqunta tk cristal, dd chileno Enrique Lihn, y trafa buenas noticias para Lamborghini: •Jnos cuantos estudiantcs portorriquefios sc habfan enamorado de "EJ nifio proletario" y ya cscribfan artfculos y rnonografias sobrc el texto para publicaciones universicarias. Tanto ~I como Kamenszain, ademas, habfan conseguido buenos contactos en los medios acadcmicos norteamericanos que, en el futuro, podfan scrvir para publicaciones o becas. De hecho, Walter Mignolo, que sc aprcstaba a lanzar una revista auspiciada por la Universidad de Michigan, le habfa pedido que mandara textos y ardculos sobre la "novfsima,, escritura latinoarnericana que Llbercella acababa de difundir en Esrados Unidos, envfo en el que querfa incluir, ademas de crabajos de Tamara Karnenszain y de cl mismo, alglin texto de Lamborghini. Osvaldo sc entusiasm6 enseguida con la posibilidad de publicar y, para la ocasion, eligi6 "Tadeys", al que introdujo algunas importantcs modificacioncs con rcspecto a la versi6n cuya salida en Edicioncs Literal ya sc habfa frustrado definitivamente. La protccci6n de "los Libercella" empezaba a funcionar otra vcz a pleno. EJ cspacioso deparramento -prestad~ de Santa Fe y Azcucnaga en el que Tamara y Hector sc instalaron hasta canto se desocupara el propio de Padfico, que habfan alquilado, scrla ese invierno el escenario de nuevas cenas y reunioncs donde Lamborghini, junco a "los Libercella" y CCsar Aira y, a veces, Arturo Carrera, sc sencirfa rodeado del afecto y de la admiraci6n que scguramente mereda y que sin ninguna duda necesitaba. Hubo un hecho, sin embargo, que escuvo a punco de enturbiar su relaci6n con Libertella y fue la publicaci6n de Perronas m pose tk combau [Libercella, 1975], la novela que casi un afio antes, pr6ximo a partir a Nueva York, Cste habfa entregado a Juan Carlos Martini Real, entonces asesor de Corregidor, y que en mayo de 1975,
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coincicliendo con d regreso al pais de su autor, la editorial de Manuel Pamp{n habfa publicado en una impactante tirada de dieciseis mil ejemplares que, por unos dfas, inund6 las vidrieras de las principales libredas. Lamborghini se molest6 con la novela, a la que consider6 dcmasiado "comercial", y si bien no se animo a haccrle cl rcprochc a Hktor, aprovechando un breve viajc de su amigo a Bahfa Blanca, le hizo saber su disconformidad a Tamara Karnenszain con una f6rmula curiosa: iP"° lstt st quint ganar el Nobel! jEste st quint ganar el Nobel!'
[Entrcvistas TI< y HL). Si bien de escructura algo menos experimental quc los trabajos anteriores de Libertella, PersonllS m post tk combate no era un producto conccbido en miras a los gustos del mcrcado ni muchlsimo mcnos y es probable quc no fucra la novela en s{ sino d hecho de que hubicra sido cnsalzada en IA Opinion por Tomlis Floy Martinez, sumado a la impresionantc tirada y la no menos contundcntc distribuci6n de Corrcgidor, lo quc dcspertaba csas iras en un momenta en quc, tras la pelca con Garda y Gusman y la casi segura quicbra de Alberto Alba (quc no otro iba a ser el financista de Ecliciones Literal), el proyccto de editar Tatkys naufragaba definitivamente. Tai vcz concribuy6 a accntuar la molescia que Libertclla no le hubicra pcdido, como si acababa de haccr Arturo Carrera para la inminente edicion de Oro, el texto de contratapa que, sin firmarlo, probablcmentc redact6 Martini Real ("Una anlctlota cmtra/ -'4 historia tk
una mujer y su re'4cion con Jistintos hombm n un trasfontio tk viajts y patol.oglas
exasptradas- va Jibujantio otra presmcia: '4 tk latinoamhica, mmcruzada con Europa y Estados Unidos y farmdntiose por oposiciOn y contrasu. Cuatro extralios operativos o UtT'll'JUUulas m4tir,an tS4 anlctlota y van prrparantio un clim4 tk nta/JiJo al qut no son ajmos elfmiinismo y '4 acdOn tk grupos marginaln. 'Psicol.oglas: 'Pmonajes: cronol.ogfa, rrpmmtAciOn, totlos /.os hdbitos tk '4 /iteratura puestos m primer p'4no y "spttados manUJticammte provocan aqul un tflcto contrario: hacer 'artificial.ts' las condicionts tk tseritura, patmtir.ar un tipo tk prdctica qut ya quitrt traicionar a/ t:kjar jugar ambas vertimtn hasta su //mite tk convmimcia. Personas en pose de combate: ti tltul.o suginr tambiln una te'4: ese cuatiro inmmso qut '4 protagonista st Deva m las pdginllS fiNZks, o ne friso neutro -'4 nove/4- que recogt todas las esctnllS y totlos l.os capltul.os para c'4usurarlos" [Libenclla, 1975: contratapa]).
'tnna:
No era decidicla.mcntc un buen momenta para Lamborghini en lo quc a publicaciones se rcficrc. A los pocos dlas de la aparici6n de PmonllS m pose tk combatt, y de su disgusto con·la impactante discribuci6n de la novela, en junio se enter6 de quc Achaval habfa terminado de imprimir los interiores de Moreira, la novda de CCsar Aira, pero que no tcnfa ninguna posibilidad econ6mica de haccr lo propio con las tapas, por lo mcnos en lo inmediaco97. Enseguida, en julio, apareccrfa Bri//os, de Gusman, en Sudamericana, con aquclla dedicacoria donde Piglia lo recmplazaba en las gratitudes y los afcctos dcl autor, y, como una buena muestra de la mancra en quc habfan qucdado configurados los bandos tras la pelea, aquel enrnmio que habfa firmado Garcia en IA Opinion era cl texto de contratapa ("Brillos.· Deseo tk ncribir, p'4cer tk estar tscribimtlo,
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goce ante lo escrito. Un campo tk tmsionn y Jistmsionn Jibuja los tf«tos tk """ ausmcitl. 'Cuchi/Jo volAJor, focha qru st tleja empujar, larga rtpercusiOn tienm las paWnas: ha tscrito Borges. Las "fJercusioMs mtausantn tkl ttxto st constituym como sisuma tk transfom111eionn. Un tkstino tk blasonn msofuulos, tk sortiiJas cantiikjas, n la imposibilidaa tk un bril/o, tk una potmcia luminosa tlontk ti sujtto st ronfarulirla con su imagm. ToJa ncritura n un juego tk tfectos y tk aftctos, tlontk st jwga la necniJAJy la imposibiliJAJ tkl cortt" [Gusman, 1975: contratapa]). La edici6n de Oro, por fin, d cuarto libro de Arturo Carrera (lo habia p~do, en 1973, Mommto tk simetrla), tambicn en Editorial Sudamericana, consrituiria para cl un nucvo motivo de disgusto, a pcsar de que d hecho de que su autor le hubiera pedido que escribiera la contratapa sin dudas lo halag6. El tcxto que cntreg6, apegado estrictamentc a los clnones def gcnero, disraba de ser genial pero no se llevaba mal con d libro de Carrera: "Somos objcto de risa", escribe Arturo Carrera, y afortunadarnente nos ronsaca de una pertinmcia ridlcub. reaccionaria y tal vez atroz: la rua. Abandonamos esas wnahcrias tan caras al hombre burgues, tales como las divisioncs cncrc poes(a pre y post colombina (y lo mismo vale para las dmW villas de cmcrgcncia: poesfa argcntina, alcmana, francesa, etc.}. No cs tan difkil cntcndcmos: dejamos el barrio y sus puntcros, sus caudillos y sus c6mpliccs mcncstcrosos para cntrar a. una "dcsprolijidad sin clctica, a una gucrra de monooNES, II vtm k ib11 ma/ con IDs llnll/faHtos• (Steimbcrg. 1970.: 83]. 59. u p11Z b/Anc11. brtrod"'cion 11/ ttnocidio. Robert Jaulin. Analisis de la rc.sponsabilidad del Estado, la Iglesia, la.s Misioncs y la.s dascs dominantcs en cl proceso de cxterminio cultural y biol6gico de scctores marginalc.s de America Latina.. En nombrr tk IA dtncia. Andlisis tkl control tcondmico y politico tk/ conocimimto. H. L Nieburg. EJ mas documentado e importante analisis de la intcrrclaci6n entrc cicncia. tccnologfa y guerr.a. (Ciencia neutral o ciencia dcl sistema? Amlric11 Uztin11: rrfarm11 J rtvolllcion. James Petra.s y Maurice Zeitlin. Relacioncs entre propicdad de la ticrra, finanzas, indwtria y claes dominances; vulnerabilidad de la.s cconom{as neocoloniales, crccimicnto de scctores indwtrialcs y capitalcs cxu·.mjcros, 'nuevas clascs media.s', profcsionalizaci6n de los militarcs, movimicntos populistas, EE.UU. y los procesos de revoluci6n social. Serie negr.a. Un11 mor111j11. Charles Williams. 60. Servantic. Lo norm11J y lo p1110Mgico. Varios. uing 11ntipsiquilltrlll J 'ontrru11/JuN. C. Gccts. /ntroduccion a M~umu Kkin. Ed. Redondo. Piaget. Episcemologfa gen~tica. Varios. Snniotic11 y praxis. Schaff. So,io/ogla t itkologfa. 61. De Arnaldo Rascovsky: El filicidio. La re.sis quc revolucion6 al mundo {Traducido al ingles, frands, italiano y portugucs.) Conocimimto tkl hijo. EJ hijo dd hombre visto dcsdc un angulo difcrentc. En prcparaci6n: El "'1bll tk Otto RAnlt. 62. Con intromisioncs, transcribimos "La intriga" fntegrarncntc. 63. A continuaci6n de "La intriga" y antes dcl pie de imprenu, un aviso de editorial Plancu promovfa sus cnsayos: Economfa y cicncias sociales: A]llllll t imptrialismo. Teresa Hayter. ArrllS tcondmicllS m ti mMnJo. Rafxl Mardnez Cortifia. Chin11: ill rt110"4cion continU/l. Jean Myrdal. lntroduccion a IA lingiilstict1 m1Ztmultic11. A. V. Gladkij I A. Mcl'cuk. LingiUstica y cdtica literaria: u tstn«tuTtl mltica tk/ hbw. Juan Villegas. utmttllrtl y sipifollCion. Tzvetan Todorov. Sobrt Ill prosa littNria. Vktor Sklovsky. Ensayo snnioMgico tk sistnnllS li«Nrios. Antonio Prieto. La contraupa estaba ocupada por un aviso institucional de Editorial Siglo XXI. 64. Alguna vez, en "El pugil de guantc blanco", Lamborghini recogcrfa cstc guante en el nombre de Vitclio Gaspar Parini (o "Vitelio Gasparparini"). 65. EJ pasajc de Borges aludido en lAs owjllS cs cl siguicnte: ·H~ acumulaJo trttnsmprionn tkl itk11/ismo, ht prodigado sus pllSajts canonicos, ht siJo i«rativo y txplidto, ht cn1111rruio 11 Scho-pmhllwr {no sin ingratitud], par11 qut mi kctor 1111ya ptnetranJo m nt intstabk m11nJo mmt11l Un m11nJo tk imprtsionts t11antsrmtts; 11n munJo sin nuzttri11 ni nplrit11, ni objttivo ni 111bjniw, m 1111 si11 "''l"it«tllTtl itkal tkl tsptuio; un munJo htcho tk tinnpo, tkl 11bsoluto tinnpo 11niformt tk IDs Principia; un lllbmnto infotigabk, 11n caos, 11n sumo. A tsa casi pnfoa4 Jis~dn lkt,rJ D11viJ H111M-. ("Nucn 1M los ponio.
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rcfutaci6n dcl ticmpo·, en Borges. 1960: 244) 66. El tfrulo originario dcl libro era lAs sombnu qw no g tklNn am1 y fuc Alejandra Pizarnik quien convcnci6 a Carrera para quc, mcrced a la suprcsi6n dd advcrbio "no•, d tftulo fucra exactamcntc d n:vcrso del clegido en un primer momento por d autor. 67. "Costumbres en el Village•, una nota publicada a fines de 1974 en la revista P11no.rt11N1, ilustra sobre ese dima. "FJ &1-6111-0, en Reconquista al 800, y el &1'bwJos (mas conocido como la Rotonda de la GalcrCa del Este, obligado pasaje cntre Florida y Paraguay al 900) son las dos punw de un microcosmos contradictorio, brillante y fr{volo, dondc la inu/Jigmtr.itt de las artcs, la moda y la publicidad ponefias organizan un caleidoscopio muy especial. [...] La cosa cambia al mediodia: en el &1 Biuios no sc come. FJ grueso de la inuUigmtr.itt artistica se desplaza y llega, de:purado, al Bar-baro; alU almuerza, reforz.ado por otros miembros no tan INzbihds de la galena. En el &1 la concucrencia se intclectualiza: alli sc cncuentra al pintor y escritor Luis Felipe Yuyo Noe (uno de sus fundadorcs). a Mana Peluffo (pintora), a la bailarina Marilu Marini, al etcrno Poroto Botana, a cincastas, mwicos, escritores, redactores de periodismo y de publicidad. Un dima familiar, con gente quc come en una mesa y toma el a.fe en la otra, se demora en la barra, sc saluda o se clogia la ropa o los proycctos. 'Adcmas del grupo de siempre, vienen muchos personajcs -dice Daniel Mon, uno de los socios que habicualmcnte CSU al mediodia-: Romero Brest, Albeno aosas, Antonio Gades y Scrrat cuando c:scln en la Argentina, hasta Libertad Leblanc. [...] 'FJ 80 por cienco de lo que se consume aquf -dice Claudio Fanindcz, el socio de la noche- entre las ocho de la noche y las tres o ues y media de la maJ\ana -horas en las que, como al mediodia, el local dondc caben trcscientas penonas .entadas y sesenta en la barra. sabe estar replcto- es ccrvcza, whisky y champalia'. [...] Los sibados a la nochc cl &1-bll1-o penenece a los turistas, que llegan desdc los barrios a ver a los 'hippies', o los muchachos que entran con la Have de) Torino o del Peugeot en la mano, dispucstos a encontrar una avcntura en cl liberal mundo intelcctual•. (P11nort1m11 dcl 4 de noviembre de 1974, p. 34-35). 68. Tenemos por cicrto quc la cscritura de "Matinalcs" no puede situarse tlnpua de julio de 1974 pucsto quc, como vcremos, sc public6 en cl diario Clllrln en agosto de ese afio y conjcturamos, con mcnos ccncza, quc no sc CJCribi6 11ntn de novicmbrc de 1973, momcnto de aparici6n de:l primer numcro de Litm1l puesto quc, en tal aso, suponcmos sc habria induido en la revista. 69. EJ destaado cs nucstro. 70. caar Aira rccibi6 cntonccs, y conscrva, una copia mecanografiada a cuyo pie, con marcador vcrde, csU indicada csa fccha. 71. EJ cpisodio fuc rcconsuuido con todo dctalle por Beatriz Sarlo [Sarlo, 1998) 72. Estc nombrc singular que, como sabemos, titularia uno de los ultimos proycctos de Lamborghini, sc le habCa ocurrido a Scheuer y confluia sugestivamcntc con aqucl Tcatro Sindical de Cimara dondc, en 1958, sc cclcbr6 aquel Congrcso por la Liberaci6n Nacional al que Osvaldo trat6, sin exito, de arrastrar a Picra (aunquc tambien con d "Tcatro Prolccario• quc, dcrivado de la "Uni6n de Escritorcs Prolctarios· fundada por Roberto Arlt y FJias Castclnuovo, dirigi6 cstc ultimo durance la decada dcl '30). 73. Desdc otra perspcctiva. cl nombrc dcl pintor parccia un anagrama. Si lo era, csas mismas lctras -Lave Sime Apatcnaro- sc prcstaban para muchas otras formulacioncs imperialcs: •Avm111rl4mos ~k11•, "EinNtrl4mos P"lnlll•. 0, mu apropiada, "Ap11"11mimto: ;stdw!". FJ nombre dcl cuadro - "FJ Jovcn Damo·-. quc no (o, parccla. de scrlo habrCa tcnido tambien sugestivas variances: •o,,. tkl monjt': por cjcmplo. 74. Las palabras tachadas yen posici6n supedndicc corrcspondcn a corrcccioncs y adiciones rcspcctivamcntc. 75. La pregunta en tomo a c6mo tramiw ew contitndas tntrc ttabajo intcnsivo sobrc cl lcnguajc y rclato, quc mcrccd a la traruici6n magistral de &b"tONii g D«ttk y lAs hij111 tk H~l permitirCa a Lamborghini cnconirar una soluci6n casi perfecta en la apotcosis narrativa de Lit c11us11 just11 I EJ Pibt &nJo y Tlllieys, se la formularia tambien. aunquc ticmpo dcspues, Luis Gusman, con resultados, a
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nuestro entendcr, opucstos. Curiosamcnte, 0 no tanto, cuando, U2S la transici6n que conrutuycron dos notables volUmenes de rclatos como I.A munu promniM [Gwman, 1986), y Lo mJs osn1ro till rlo [Gusman, 1990), abandon6 csc frasco sugcrentc que habla dado piczas como El fiupUto [Gusman, 1973), Bri/Jos [Gusman, 1975), Cwrpo wltuio [Gusman, 1978), y £11 ~1 "''"'" tk P""' [Gusman, 1983], y asimil6 su prictica a la de un •contador de historias• sc le abrieron las pucrtas de todos los suplementos literarios y, de alguna mancra, las dcl mercado. 76. El rcgistro de lo que ocurri6 en esa mesa rcdonda o panel sc conscrv6 merud a una grabaci6n tomada por litmz~ postcciormente desgnbada, que public6 muchos aJ\os dcspu~ ANlmorfosis. Pmp«tilNlS m psico11nJ/isis (N° 4, novicmbre de 1996, "Oscar Masotta y otros. "Futuro anterior: 1974-1996", pp. 13..31), una rcvista platensc que reponaba a Gcrmtn Garcia. las intervencioncs de algunos de los micmbros de litmtl -la de Lamborghini sin ninguna duda- aparccen rccscriw o, por lo menos, retocadas (tal vcz porquc, en su momenta, sc pens6 incluirlas en la revista, lo quc, a la postrc, no ocurri6}. las rcstantcs, en cambio, conscrvan todas las marcas de la oralidad. 77. La omisi6n de Jose Hernindcz en esc canon personal que Lamborghini habla lla.mado •casu dd saber y de la lcngua" en el primer numcro de litmt~ y que inclula a Macedonio Fernindcz, Borges y Girondo, y que a.hon, en cl coloquio dcl Grupo Ccro, completaba con Lugones, Arlt y Mason.a. cs sugcstiva y no parccc tener otra explicaci6n que sus viejas inhibiciones frcnte a los "tc6ricos• (Ludmer en cl primer caso; Masotta en el scgundo}. Como si tcmicn queen determinados csccnarios (un ardculo con Ludmer, una mesa rcdonda con Masotta) su gwto por la pocs{a gauchesca y, espccialmente, por Jose Hernindcz lo cxpwieran a una minda condcsccndicntt. De hccho, casi una dccada despu~ de estas intervcncioncs, Maudonio Fernindez y Oliverio Gironda iban a scr cxpresa.mente comparados con Jose Hern;(ndcz en I.As hijtU tk H~~ con rotunda victoria dcl au tor dcl "Manin Fierro•: josl Hnntlntln ncribio ~1 M11rtln Finro. Escribio totlo "" propmA, fw "" d.tlsico, iJ cu.tlntos? -cruintAs-, "'4ntas 11111Jmlti1''4s y "'4ntas, "'411tas nowliu tk ill t'tn1fll (f>'l'tlW ti
j'nMnino rrtorn11) (lo rrprimitlo rrtornll) s~rtln ntcnllrillJ p11rr1 tin progrtzm11r, p11rt1 tlnllt11r totlo lo 'fW n111b11 11""1o -y bim 11111/U? • (S. I: 236] 78. El rcsumen de esta mesa redonda lo toma.mos, como qucd6 dicho, de ANlmorfosis n° 4 que, a su va, sc remite a los a.rchivos de la Fundaci6n Descartes que dirigc Germin Garcia. Alguno de los intcgrantes dcl ·Grupo Ccro· rccusa csta publicaci6n acusindola de tergivcrsar el contenido de todas, o de algunas, de las intcrvencioncs, y cl dima general dcl debate. Existiria una grabaci6n tomada cntonces por los anfitriones que proba.rla esta asevenci6n pcro no hcmos podido ac:c.eder a ella. 79. El original quc sc ha conservado (una copia carb6nica que Lamborghini cntreg6 a oca de LitmJ. Su corrcspondencia pronto cxprcsarfa, algo descarnadamente, un malcstar donde sc mczdahan, en dosis parccidas, s6lidas conviccioncs literarias y temorcs no mcnos firmcs de que Aira o d binomio Kamenszain-Libcnella se acercaran demasiado, en su auscncia, a aqucllos referentes te6ricos, a sus ex amigos de Litnal ya quien amenazaba scriamentc con convenirse en el mejor pocta argentino y, en consccuencia, lo olvidaran. Este fastidio, o cste temor, que sc manifcst6 dcsde las primeras cartas que cscribi6 dcsde la casa de sus padres, sc cxprcsarfa con coda virulencia al afio siguiente cuando d "cxilio" marplateruc se prolongara mis de lo cspcrado y el no vislumbrara la posibilidad de ponerle fin. Una cana que le enviarfa a Hector Libenella muestra cualcs eran sus prcocupacioncs te6ricas y sus celos rt:ales: Mc parccc quc ~/Jos -Gwman. German- quicrcn prcscntarsc oomo la unia altcmativa a los A.sis, Medina lie Oa. Piglia, cnrcdado en cl mctalcnguajc. no lcs molcsta. Vos, Tamara, Qsar y yo, en cambio (por supucsto: hablo de los quc oonazco), en su un unto fcbril imaginacion nos oonvcrtimos, crco, en cl fantasma de otro polo cmisor. Recucrdo quc en la q>oca de Literal ya cran cncmigos de Qsar, por cjcmplo, antes de habcrlo lcCdo. (OL a HL dcl 16-1-77)
No era muy distinto lo que le cscribfa a CCsar Aira:
FJ ncurotico obscsivo goza precisamcntc as{, con cl drama de si •cstara bicn'" o •eswa ma1·, si Sollers va a pcrdonarlc o no la vida. Vos sos atco. Podes scguir rcspirando dcspues de disc::utir a Solien. Para Arturo 1 cso sucna a hcrcjfa aunquc (y porquc) Cl cs bastantc irrcsponsablc y bowatc en matcria de
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'teorias'. Podriamos imitar algunas de las avivadas francaas. Por alguna raz.6n que sc me cscapa, pero que para cllos cs ucil. ahora son klcinianos. La posicion csquizo paranoidc sc ha transformado en cl momcnto paranoico dcl sujcto en proccso de madame Kristcva. El •Hay quc panir de la lcngua de la madrc dcstrozada• cs una cita pdccicamcntc literal de la invcntora dcl pecho bucno y cl pecho malo: asf define dla la ..pulsi6n• de la cscrirura y la lcctura dcl nifto. Hana hace algunos aftos, mctafora patcrna como acxeso a lo simbOlioo; ahora, csquizoficnia subvcrsiva y lo prevcrbal a-simb6lico, los injcrtos de uansfcrcncia, etc., si •ustcd pucdc haarlo", si ustcd pucdc rcdactar El tcatro y su Doble. (Estafadorcs? (lmb&:ilcs? Absolutamcntc, no. Mi conclusi6n cs quc la litcratura no lcs intcrcsa, cs cl prctcxto: d ..tcno• cs algo dcmasiado clcvado -sagrado- para dcjarlo en manos de irrcsponsablcs como Joyce o Anaud. El tcxto cs cosa de la Univcrsidad, instiruci6n a la quc le importa un pepino volvcrsc musulmana o mamsta-lcninista-pictogramitica con tal de conscrvar intacto su propio podcr. Esto lo sabcmos dcsdc hace ticmpo. Sabcmos quc lo unico quc quicrcn cstos profcsora es hablar de cllw rrusmos. [...] Mc dcds: hacer d crayccto de las raz.oncs a la cscritura cs suicida. Por IUJ>Uesto. Es mu: crco quc no me lo dcds ni a ml ni a vos, sino a Anuro, cuyo nict6grafo fuc salvado por la abucla, no por la Antropologla cstructural, como ~I dcbc pensar. Sin embargo, no sc trata de Arturo. Somos todos ranas de cstc mismo charco. Ranas c6modas, onodoxa.s, por cl cstilo Ludmcr, Garcia, Piglia, etc.; ranas ktichistas, de "doblc accncia", como nos dcfinfa cl genial y sutillsimo Gcrmm leopoldo. [...] Ojali Sollers cscriba como Joyce, mu adclantc. Lo dudo. Sin embargo, Klossowslcy, en cl Clrculo Vicioso, J4 cscribc como Nicaschc. En una de csas ~ta cs la "nucva•. Pero tampoco nos va a gustar. (Ola c.A dcl 18-8-77]
Tamara Kamcns?.ain rccibirfa cartas parccidas: A Macedonio no le faltaba Freud como parccc crccr cl cstllpido de German Garda, asf como a Girondo no le faltaba d ·sujcto en proccso" de Julia Kristcva: lo quc a uno y a otro sf lcs falta cs nucstra intcligcncia de hcrcdcros, nucstra capacidad de haccrlcs scgrcgar podcr pcrpctuamcntc en csta lucha quc cs la nucstra y quc no consistc tanto en •crear" un scntido -sumi~ndoJo as{ a la alicnantc c imb«il cadcna de padre, causa, idea, etc.- como en marcar la pluralidad de los sencidos y d cntramado infinito de las significaciones. [Ol a Tl< dcl 8-4-77]
Volvicndo a julio de 1976 ya csos primcros trabajos de la ctapa marplatcnsc, Pd/ido fiugo, a difcrcncia de "Apodo ajcno", parccc habcr sido un proyccto de mas alicnto. Originado en una de las ultimas lccturas compartidas con CCsar Aira en Buenos Aires, o en la doblc discrcpancia quc tuvicron a su respccto, sc habrfa tratado de un trabajo comcnzado en cl Hotel Espana de Avcnida de Mayo a comicnzos dcl afio, quc sc retom6 a poco dd dcscmbarco en Mar dcl Plata y quc, sin embargo, pronto qucdarfa intcrrumpido. Lamborghini habfa lcfdo la novcla de Nabokov (un cdtico litcrario -Charles Kinbotc- prologa y anota cl poema "Pa.lido fucgo" quc cl celcbrc pocta John Shade, dcl quc sosticnc habcr sido amigo, cscribfa -iba por cl verso novccicntos novcnta y nuevc y, scg\ln Kinbotc, le faltaba uno solo- cuando fuc ascsinado; la actividad dcl albacca cs dcsaprobada por la viuda de Shade y por coda la comunidad crltica y acadcmica en la quc sc mueve Kinbotc; Kinbotc csca loco) en la traducci6n de Aurora Bernardez, y Aira, ademas y antes de la traducci6n, habfa lddo cl libro en ingles.
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La discrepancia vers6 sobre dos puntos: Aira criticaba la traducci6n porquc, sostenla, no rcspccaba la rima y cl ricmo dcl poema; Lamborghini, en cambio, la aprobaba, lo cual era, por una parte, insoscenible (cl no podfa, como sabcmos, compararla con cl original pucsto que no lefa el ingles) y, por otra, comprcnsible (proclamar las bondadcs de la
rraduccj6n disimulaba la carcncia de tener impedido cl acceso al original). La scgunda cucscion en disputa, o la posici6n que mantcnla Lamborghini al rcspeao, por cl contrario, rcsulca sorprcndentc. Aira deda lo que era evidente: cl pocma "Palido fucgo" que Nabokov le acribufa a Shade era, mas alla de st.is virtudcs, que las tenfa, una excusa para las notas de Kinbote, verdadero eje de la novda. Lamborghini dccfa que no, que lo unico que a Cl le intercsaba era cl pocma, lo cual o bien no era sincero o sc trat6 de una posici6n que en algUn momento nccesariamente debi6 de abandonar. Es cierto que el proyecto de rcescritura sc limit6, al comienzo, al poema (una emociva cvocacion que hace Shade ante su csposa de los largos afios de rclacion y, sobrc todo, de la muerte de csa hija inceligente pero dcsprovisca de donaircs y, por lo canto, asaz dcsdichada que morfa en un accidente tras d fracaso de su primera cica amorosa}, o por lo menos cs lo que surge de las menciones que al rcspccto hay en sus cartas de csos dfas ( "f.lrogrtsa, m eficto, mi 'Pd/iJo fego: pero -siempw m 'vtno ubrl- St k ha JaJo por
agarrar para ti /ado dt la novela. Tambiln progrrsa la mimesis tramposa wsptcto dt/ original Hasta k ekdiqul un capltulo a mi hija, dona Elvira. CopiarlD dt/ casttllano, adnnds, agiganta la ct/aJa. Mi inglls no da para mds, dt todos modos" [OL a CA dcl 20-776]). Pero si sc tienen en cuenca los esbozos de saga imperial contenidos en lrmt AJ/n, aquel gui6n quc escribfa con Dodi Scheuer en 1974, y las secuelas de esa ditteci6n quc subsistieron en "Tadeys" (el poema}, es casi imposible que no sc haya scntido atraldo, mas temprano 0 mas tarde, por las notas de Kinbote. Desintercsado dcl poema de Shade, cuya apariencia fisica dcscribfa como la de un "borrachln hogarthiano dt stx0 indtttrminado" [Nabokov, 2003: 25], este pcrsonaje de Nabokov utilizaba el comencario para narrar el dcstino de Zcmbla, "kjana comarra n0rdica" [Nabokov, 2003: 99) cuya historia pareda no rcconocer otro motor que las intrigas derivadas de la pederastia y la sodomfa de la dinasda reinante ("Un vitjo
psiquiatrrt tan totalmmtt sobor11111io por la condtsa 'fUt par«la, aun por.famz, una pmz podrida, k asegurrJ que sus vicios hablan matado subconscimtnntntt a su mad.re y ~irlan 'matdndo/a m II' si no wnunciaba a la sodomla [Nabokov, 2003: I I I]; "u importaba "" bkdo la moral dt sus pupilos, preftria las damas a los zagaks y no st mttla m las compltjidadts dt la pttkrastia umb/ana" [Nabokov, 2003: I 05- I 06); "-;CuJnto tinnpo tstards ausmtt? -prtguntd ti Rey. -Teg ved ik [no sl} -wspo,,Jjd ti guardia. -Bumas noches, picar rcsporuablc de mi actual c.ttcrilidad. Publicados los tadcys no tcngo nada grucso en d gargucro: lo quc me conW, Tamara, dcl freno quc suponc la no publicaci6n de no me dcvudvc a mi vcrdad: nada importantc tcngo para cdirar, me doy cucnta; mis "in&litos• son (a la fccha) csa.s cosira.s que un cscritor sicmprc garrapatca, aun en sw peorcs momcntos: fijaci6n en cl papd de las csquirlas de la obra anterior, una asi culpable "mctaflsica• dcl propio moddo. [Ola TIC y Hl dcl 20-9-76]
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La mucnc de Lezama Lima, ocurrida en agosto de 1976, fuc la ocasi6n para quc cxprcsara en una conmovida carta dirigida a CCsar Aira su mclanc.Olica rcsignaci6n ante estas imposibilidadcs: Mi mas scntido pesamc por la mucrtc de Lezama, dcsgracia quc yo ignoraba hasta rccibir tu cana. Scguramcntc sos d unic:o lccror c:omprcnsivo de su obra; si su mucnc re afca6 tanto (c:omo cuando chic:os la de algUn pcrsonajc de novcla), cso quicre dear quc scguts afcmdo con ul\as y dicntcs al lujurioso mttodo de la lcaura infantil, prucba quc tu dcstino cs litcrario. Sos, mtonccs, d lcctor linico de todas las obns: como yo, como todos los 'frigilcs'. Porquc vcrdadcramcntc hay quc scr muy anista para convcrtir en cuesti6n personal cl ccse de una cxistcncia quc transcurrla en cl .unbito de los grandcs salones de las lc:tras, micntras nosotros, pcqucfios, asmuicos, cnccrrados sin sucl\os en nucstros c:uartos de nifios, mirabamos dcsfilar las imagcncs y le cscribfamos artcras caniw a mama para lograr el bcso de su cara. Pero ((por qu~ 'pcro'?), cs terrible: alglln dla seremos Lezama, cl gran escritor quc muerc. Terrible d tcnu un solo gocc en la vida y terrible la ~rtidumbrc de quc nunca nos faltad. A morir, cntonces; a cscribir. Ah, si pudi~ramos convcnccrnos de quc nucstra privaci6n de obra (rdativamcntc poca en todos los casos) no nos va a salvar de la mucrtc... jSi yo pudicra cntcnder csos versos de TllMJs quc hablan de una mucrtc pcgada a lo interminable...! Pero no cstoy en condicioncs de entcndcr nada. Grande cs la difcrcncia cntrc fabricar un crucigrama y rcsolvcrlo. [Ol a C\ del 24-8-76]
En mcdio de csta reclusi6n casi complcta, sin otras salidas quc algdn paseo por cl ccntro de la ciudad o aqucllas visitas al Hotel Fenix, ubicado en la csquina de Strobel y Charlonc, a la vuclta de la casa de sus padres, para jugar al truco o al mus con Antonio, cl cantincro, Buby, cl ducfio de la carnicerla quc estaba frentc al hotel, y algUn parroquiano, la cscritura SC mostraba, mas que nunca, como lo unico quc CSC hombre de treinta y scis afios, sin pareja, scparado de SU hija, sin cmplco y sin posibilidades mas o mcnos concretas de obtcncrlo y, en su caso, conscrvarlo, olvidado por casi todos los quc hasta no mucho antes sc cmpujaban para cncontrar un lugar en su mesa de bar, de constiruci6n fuertc pcro con cl organismo scvcramcntc castigado por cl alcohol, podla, arltianamcntc, hacer de su vida. 452
Y sin embargo, en d momento en que mas la dcscaba, la cscritura, ta1 VC'L por cortcjarla tanto, mas SC ncgaba. HabiCridosc degido cscritor, y escritor "genial"t csa "obra macsua" quc justific:arla todo pcro que huia, cvancsccnte, hacia d futuro cmpczaba a convcnirsc en una carga: la de no cumplir (y cl rcproche ahora era borgcano) un dcstino: Tu cam me cnmntr6 quebradizo y sentimcnral; u pido quc disculpcs las mudw torpczas quc sc dcslizarin en csta rcspucsta. Por un lado, mi comunicaci6n con d ·oojcto litcruio" ,cs absoluta y pcrmancntc. Por otro, la litcratura sc me ha vuclto casi inacccsiblc: al •objcto" pucdo posccrlo en cualquicr, en todo momcnto (cobra la furma, cl sabor y cl modo de aparici6n quc yo me proponga); y en mcdio de un ~ibir nulo todo cl ticmpo hago liurarura. Esullo por fusi6n. Mientras sc me va la vida en d rccucrdo o en la invcnci6n de un purafu o de una cscena, las manos sc nicgan a hacer sobrc cl papcl. Estoy harto de navcgar de un manuscrito a otro, de un fragmcnto a otro; de cstar disfrazando, de algtin modo, de fragmcntario, a un bicho quc fuc parido cntcro. Mc cs diflcil cscribir porquc ya lo hic.e, porquc ya cscribl. La litcratura cs Seil: a pcrsonas como vos y como yo nos ba.st6 nacer para cjcrccrla, para cjcrccr su podcr. Lo problC11Utico cs continuar dcspub de la cjecuci6n... cse mtisico compulsivo quc pretcndc scguir dandolc a l:a cucrd:a o :a la ted:a cuando ya se apag:aron las luca y d publico sc rctir6. [OL :a c.A dcl 24-8-76)
En mcdio de csa insoportable solcdad apcnas mitigada por la corrcspondencia con Aira y "los LibcrtelJa", cl transcurrir indifercnciado de los dfas empczaba a mostrarlc, ahora con trazos mas nftidos, c6mo sc erosionaba aqudla imagen que, a fuerza de los chispazos de su breve obra, la extravagancia de algunas de sw costumbres y las csgrimas de su conversaci6n, habfa ido crcciendo dcsde la publicaci6n de Elfiord con los contornos de un m ito asfix.iantc. Dcspu~ de habcr convertido a la propia vida en una lcycnda -la lcyenda dcl "gran cscritor"- quc sc rcalimcntaba dfa a dfa en csa csccna rcpctida dondc cl brillo de cada rctruecano y cada replica gencraban pcqucfios rclatos quc quicncs los cscuchaban iban a rcproducir y multiplicar por otros bares y trasnochcs, "d 24 de ma.no de 1976" habfa cambiado todas las rcglas. Pcrdido cl magnctismo de esa voz. de esa cadencia displicentc, scgura de que cada palabra era cscuchada como cstadio oral de una obra quc sc irfa dcsgranando, lenta, cuando cl quc hablaba, por aburrimicnto o filantropfa, condcsccndicra a cscribirla, cl "exilio" marplatcnsc no ofrccfa mucho mas quc cl cstatuto, tambi~n mltico pcro mucho mas pobre, de una auscncia. Una auscncia quc, adcmas, aparcda como un pcdido de rcndici6n de cucntas: rccluido en la casa paterna y en un pals dondc hada rato sc habfa acabado cl "clima de ficstita", Mar dcl Plata de fines de 1976 era d momcnto y cl lugar para cscribir esa obra mftica quc cantos habfan imaginado en cafctincs y sobrcmcsas y a la quc su "autor" habfa apostado la vida misma. Porquc esa vida. en csos afios, sc sostcnfa en un unico proyccco: scr escritor, no en cl sentido de cscribir sino en cl de cscribir µna "obra macstra", publicarla y rccibir d rcconocimicnto quc sc le tributa al "gcnio". (En cste aspccto, en cstc unico aspecto, Lamborghini no qucrfa los dcstinos de Kafka o de Rimbaud, a quicncs admiraba por tantas otras cosas pcro tambicn por csc gcsto quc, crcfa, era cl Ultimo gcsto quc ~l era capaz de haccr: cscribir una obra macstra y olvidarla).
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El pcrfodo de abstinencia alcoh6lica iniciado en julio al llcgar a Mar dcl Plata iba mostrando ademas que no era la bcbida lo que dificultaba la cscritura o la hada fragmenwia, ni era tampoco lo que le impcdla hac.er una vida mlnimamcnte "adulta", en cl scntido elemental de provccr a su propia subsistencia. Por cso, ta.nto frcnte a su familia, que subsisda sin lujos y, una vez supcrada la ~m~nsaci6n hcpatica con quc habfa llcgado unos meses atras, comenzaba a interrogarlo con miradas mudas accra sw planes inmcdiatos ((pcnsaba rctomar 0 buscar alglin trabajo mas 0 menos remunerado?}, como frente a sus unicos interlocutorcs de csos dias de solcdad (CCsar Aira, Tamara Kamenszain, Hector Libcrtclla), que, a partir de diciembre, cuando sc le acabara d dinero de la indemnizaci6n de El Cn:misttt, lo ayudarlan remitic!ndole pcri6dicamente pequefias cantidades que le iban a pcrmitir sufragar SUS gastos mas clemcncales -tabaco, un cafc! por dia, aparcjos de cscribir (cinta para la mm'O m la superjicit ra/a" [S. III: 97]), la pelea no lo involucraba solamente a Le6nidas: Yo no escribo a lo Kafb ni a lo Rimbaud. Yo cscribo a lo Lamborghini. Y pucdo dccirlo porque aposte a la litcratura con la misma intcnsidad quc ellos me cnscl\aron. [...] Podrfa cscribir un ttawlo de mil piginas sobrc "La ncgacion·. Podrla contartc como me convert{ en un actor quc sc crela Lamborghini para podcr sostcncr csa cscritura. [OL a TI< dcl 23-2-77)
Escribir "a lo Lamborghini" no debfa de ser facil para ninguno de los dos: Podrla hablartc mucho de mi vida durance csc ticmpo, de las dcsopilantes mascaradas ecicas a las quc tuvc que cntrcgarmc -una vcrdadcra orgfa de goo: y pavor- para ascsinar en ml al pcqucl\o y cdlpico aspirantc a la literatura y as( pasar a hablar, hablar 11bso1Mt11mm~. dcsdc cl coraz6n de mi dcsco... Y no sc tc habra pasado por alto quc yo podrla habcr recurrido al abyccto expcdicntc de "invcntar" un cscritor quc hablara por ml. Pero si lo hubicra hccho vos misma habrfas pcnsado, y con raz6n, quc los afios me hablan vuclto timorato y torpc: un lanudo mas, cntrcgado mansamente a la cuchilla. No: basta de cscritorcs invcntados, basta de pavadas borgianas, basta de labcrintos y cspejos. [... ] Un solo gencro litcrario sc invcnto en la Argentina, cl gauchcsco, y cs un gencro de rcbclion. El mcgalomano con guitarra y fac6n que sc crce cl centro de la historia, o lo fingc para cagarsc en Borges, la ycgua de su mama y cl hcdiondo rccuerdo de su prosapia militar. (fd.J
La "invenci6n", no ya de una obra, sino de un "escritor", yd extrafiamicnto de constatar que sc est.aha escribicndo desde un futuro "post mortem", unica dase de presence que posibilitaba esa escritura, redoblaban, profeticos, los proleg6menos de "La Obra": 482
Escribo, pcro todo lo quc cscribo pcncnccc al gtncro de los •in~itos" , los tcxtos p6stumos de un gnn cscritor (...] Escribo como si ya cstuvicra mucno y canonizado, pcro como no sicmprc -o casi nunca- logro lttrmc 11JI, lo quc ocurrc cs una scnsaci6n de complcto dcrrumbc. EJ unico y cscaso consuclo sobrevicnc cuando picnso quc a la litcratura argcntina le faltaba estc cscritor quc cstoy invcntando. U na sombra, un csc:riror ap6c:rifo. [OL a CA del 18-2-77]
"La ncgaci6n" concaba, y cantaba, un "ajuste de cuencas" (o de cuerdas) y trai.aba un balance ("Si bun me divert/ un poco durante algunos afios I Odio la mU.Sica, odio el arte, odio I Mis paradojas en falsete y mi voz inconsistmte" (5. III: 80]; "Un escritor lkgado a su madurn como un mfermo graven (5. Ill: 82]) que anticipaba al segundo &brrgondi y empezaba a verle la punta al nudo gordiano de la "esterilidad". A pcsar del elogio de la gauchesca con el que le explicaba a Tamara Karnenzsain las entrdfneas del poema, en "La negaci6n" Lamborghini le apuncaba en primer termino a la metrica y la rima ("Si hay a/go que odio eso es la mU.Sica I las rimas... "[S. III: 78]), caraccerfsticas ccntrales del genero. Deslizaba, ademas, una afirmaci6n rcsignada ("Toda rima oftnae• (5. III: 80]) que hacia el final de su vida iba a tematizar, ya en d ccnit de un estilo magiscral, en El pibe Barulo y en los primeros capftulos de Tlkkys, y que rcpctirfa, textual, en la Ulcima carta que le cscribi6 a CCsar Aira ( "Tirl el sobrr con la carta m el corrro y. y Oswaldito. IA dirrccion. No la tmla. Toda rima ofen.ek. En el sobrr. En el bur,On• [OL a c.A del 22-9-84]). En "La ncgaci6n", de todos modos, habfa un odio peor que el que se le dedaraba a la
rima, un odio contra algo quc conspiraba no esrricramente contra la escrirura sino contra la posibilidad de escribir algo que se ten/a que escribir y que no guardaba, en principio, ninguna relaci6n con el genero gauchesco: "los juegos de palabras". Ademas de un fracaso ("Me habla prometido excluir el rrtrulcano, pero fa/JI" (5. III: 82]), los juegos de palabras implicaban un c:xtrafiamiento, un desquicio (el "yo es otro" de Rimbaud, en "La ncgaci6n" se traduda como "lo que es yo I oditz los juegos de pafabras• (5. Ill: 86]) y, ademas, remidan compulsivamente a una sexualidad interdicca o culpable ( "Conducm los juegos de palabras I a la tn'Sura de la pk/ I ya la cara intn-na de las nalgas" [5. III: 96]). A este respccto, otro cscritor "genial", aunque todavfa no "p6stumo", apareda en d pocma ( "Crrbmelo y combmelo solo, la avmtura de tmerlo a lacan m el cuarto contiguo" [S. III: 82); "El inconscimte, elpequdio objeto a y el ser para la mume· [S. Ill: 83]) con coda la pompa y algt!n forzamiento: Toda la historicta de la drogadicci6n de la hija de Hartz -su tonto rclato y la no mcnos tonta rcspucsta dcl protagonista- quiso scr algo asf como un calco de cso [cl rcto de Bun Lancaster a Silvana Mangano en G""po tie familiA]. Qucda ser. tambicn, la partc "modcrna", cl ·rcflcjo de los problcma de la cpoca". Pero tc advicno quc la raz6n de todas cstas n«nU/Mks SC me CKapa totalmcntc, salvo las ganas de imitarlo a Visconti, salvo [...] la noci6n lacaniana de palabra vada y palabra Ucna. [ol a CA dcl 20-11-76]
Es imposible saber si la coincidencia de Lacan y el reconocimiento de que se habfa intencado en vano exduir el retruecano en un pocma donde d verso "Pero actual la 483
madrt vime hacia ml I prdilul4 con las espigas tkl sarcasmo· [S. III: 85] brillaba en bastardillas portaba algt!n resto de aqudlo que ya sostenfa Isidoro Vegh, su analista en 1972, en el scncido de que Lacan deda -en rcalidad parcciera que hada todo lo posiblc por no decirlo, o por decirlo sin que sc nocara- que en el fondo de todo recru«ano hay una frase escuchada en la infancia cuyo scntido no sc puede soportar y que, por lo canto, sc debe descomponer, o recomponer a partir de sus elementos significances, doclndola de nuevos scntidos o, in extrnnis, privandola de todo scncido. Asf, por ejemplo -aunque Lacan no condescendiera casi nunca a la cortesfa del ejemplo-, el nino que en esa riema edad donde la psiquis es poco menos que una pagina en blanco donde cualquiera, pero sobre todo la madre o el padre, puede escribir cualquier cosa, escucha que, en lugar de recriminarscle una travesura, una maldad inclwive, sc le reprocha una torpeza, y sc la reprocha la madre, y sc la reprocha en d dialecto soez-coloquial de los muchachones dd barrio, debe descomponer, o recomponer, esc reproche para que su sentido sea tolnrzble. Si, para exagerar con el ejemplo, a un nifio la madre le dice, o lo mira como si le dijera, "que boludo", ese nifio, aun en la edad adulta, no hara otra cosa que cratar de demostrar(sc} lo ludico fundamencal de esc insulto, como si dijera, como si sc dijera, "mama estaba jugando cuando me dijo jque (bo)ludico!". Tampoco es posible saber si en el verso del sarcasmo materno habfa rcgresado una escena de infancia ni si Lamborghini relacion6 todo esto con d Billy Bud de Mdvillc, uno de sw escritores predilectos, fuera por la escena puntual donde Billy derramaba la sopa en la cubierta y recibfa la mirada de despredo de Claggart (escena a la que la vulgata psicoanalfti ca de los primeros '70 le atribufa una discutible connotaci6n sexual) o, mas globalmcnte, por el caracter de vfctima inocente, sacrificial dcl marinero. En "La negaci6n", de todos modos, la escritura parecfa dar cuenta de un combatc entre la autorefcrencialidad mas inmediata (hermano, hermana, padre, madre, mujcr, hija, mar, escollcra, "recorridas", Hotel Callao) y "la mwica, las rimas, los j~os tk
palabras" [S. Ill: 78]. En cualquier caso, el procedimiento de ocultar exhibiendo de "La carta robada" -tra vez Lacan 1L podfa scrvir, al menos hipoteticamente, para quc esos golpes en la puerta que sc "cscuchan" en "La negaci6n" fuer:m el contraplano -tra vez Vtsconti- de los golpcs en la puerta de "La novena escena del paciente" y para quc esc mismo significance ("mi hermano"}, presence en uno y otro poema, funcionara como la cara y la cruz de una historia vieja que era necesario mostrar y mostrar hasta hacerla invisible. En estc ultimo aspecto, Lamborghini no pudo dcjar de conjcturar -sobrc todo durance los momentos de "esterilidad", quc s6lo lo abandonaron al final de su vidaque cal vez su dccisi6n de scr escritor no habfa sido enteramente librc. En una carta que ya citamos, rondaba la cuesti6n: Quiero dccirte que, por dcsgracia, am( la Pintura me aterra. mucho mis que la l..iteratura, a pcsar de todo cl pavor que subyace en mis carcajadas fiordcscas, como ya lo habras advertido. Yo foi pintor. Expuse con hito a los ocho aftos en la MEBA (mutualidad cstudiantcs de bcllas artcs). Mam:f c:onserva todavfa las cdticas aparccidas en csos afios en los diarios, con futos dcl nifio pintor "y todo•.
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Diariamente, una profesora vcnla a dannc clases paniculares. Por cso no aprendI "lenguas" a la cclad en la quc tcndria quc habcrlo hccho: me ncgue, mis padres ruvicron quc dcstinannc una habitaci6n especial para mi proyccto de cmbadumar cl mundo silmciosa y solitariamcntc. Dcspues sobrcvino cl pinico, quc sc "rcsolvi6" con cl dcsco de ganarlc a Lc6nidas con sw propias annas. Prctcncioso, cl pibc: Lc6nidas tcnla 21 a.fios y YA CKribla bclUsimamente. Te estoy RJUENTES Y MONTEVIDEO A LA VERDADERA PAZ, LA DEL ALTIPLANO!! [OL a TK dd 16-9-77)
Esta etapa de buen humor, que sc nutrfa parejamente de las fantasias bolivianas y dcl noviazgo con Clide, sc realimentaba, como dedamos, con una vuelta a la escritura. "En d Canton de Uri", un trabajo extenso y ambicioso que acababa de comenzar, lo llenaba de optimismo: Basta de cuademitos y biromccitas, Homo Remington. Desde hace veinte dlas vivo en cl vertigo de estc dcscubrimicnto, y todo lo tcclco [...] SaU de la pcstraci6n a la quc me dispongo a volvcr, por supuesto, en cualquier momento: as( y con una relcctura apasionada del Sebregondi y sw parientes; si me siento a dactilografiar montoncs de carillas, dfJcmc (jmc lo dije!) es absoluwncntc imposiblc quc d scflor quc cscribi6 csos libros no aparezca en alglin momcnto. En cso estoy, y de vcz en cuando d tipo aparece, toma la Remington como cosa ruya. me aparta de un papirotazo y escribe alguna pigina. [...] Soy vanguardista porquc fui iluminado por la cxpcriencia dcl Etcmo Retomo: vanguardia cs rcpctici6n y por lo tanto hay que ser Rimbaud, Nietzsche, Roussel, La Comuna de Paris, cl Plan de Lucha (jCGT, CGT, CGT!) y CristcSbal Tamayo, descubridor de Bolivia. [OL a CA dd 23-9-77)
Esta va la euforia parecfa duradera. Rcsisti6 al menos un viaje a Buenos Aires en los Ulcimos dlas de sq,ciembre, una cena en casa de amigos de Tamara y Hktor y una borrachera brava que no solamente no lo avergonz6 como otras veces sino que le sirvi6 para hacer una obscrvaci6n que juzg6 util para manejarsc en el futuro. A pesar de que las estadlsticas.setialaban queen Mar del Plata se bebla masque en Buenos Aires debido a las bajas tempcraturas, Lamborghini habfa llcgado a la conclusi6n de que el bebla mas en Buenos Aires. En realidad, al realizar esta comparaci6n incurrla en un error de metodo puesto que cargaba en la cuenta de Buenos Aires las scis horas que, desde que el trcn salla de la cstaci6n de Mar del Plata hasta que arribaba a Plaza Constituci6n, pasaba en el vag6n comedor con un libro, un cuaderno y una botdla de whisky. Este nucvo contacto con "los Libertella" termin6 de cicatrizar la Ultima pclca con 513
Hector a punto tal que, sin posibilidad de haccr una nucva lcctura dd libro de su amigo, pucsto que en cl mes de mayo le habla dcvudto los originales, Lamborghini sc convirti6 en un ferviente admirador de NunNt ncritunz m Lati1UN1mbi&11: Cuando nos "posee" -vade retro, SatanU- la excaiva preunsi6n de decir algo importante terminamos (termin~, mejor dicho), colodndome en la posicion dd imbecil, enunciando miserabks opiniones sobre la poetica dd neocapitalismo, por ejemplo. [...] Mi lectura de tu libro fue pCsima. [...) Quiero que disculpes mi error[... ] Loque excedio mi intdigencia durante la lecrura de tu libro fue, jnada menos!, d motor estilistico que lo vudve efiaz. necaario y verdaderamentc intdigcnte. Nada de trascendencia, nada de ruptura, aunque se la enuncie. Habia que tra.bajar con otra miquina m6ria -la del deslizamiento- maquina que en efecto utiliuste, y en ello reside sin duda d incuestionable mmto de tu libro. [OL a HL del 28-10-77)
Cuando, en los primeros dfas de scptiembre, Libcrtella le remiti6 un ejemplar del libro, la materialidad tersa y aromacica de la letra encuadernada y, ahora s{, una nueva lcctura, lo convcncieron dcl codo: Durante mis de un allo vivf atormentado por la idea de esur pasando por un pni4Jo histri4nico, histlrico, "'4rr1n1t ~1 cu4' nt11fab11 a los Jm"'1 (n~ a mis 1Mjom 111nips) porque "me hada d loat. Rdeyendo tu libro, recapirulando d papd que jugue en "nuestra" polbn.ica. me doy cuenta de que la supucsta histeria era, simplc:mentc, una dcferua. Po"fW sin ni111""" """4, JO atll"4 l«o. [OL a HL dd 311-77)
Dcspues de csce sinccramienco (queen las cxageradas bastardillas de su Ultima frasc cenfa un aire de f.imilia con cl "Roberto Arlt, yo mismo" de Masotta [Masotta, 1969: 177]), qucdaba pendiente explicarle a CCsar Aira cste radical cambio de postura rcspccto dcl libro de Libcrtella, y Lamborghini lo hizo de inmcdiato, como si quisiera aclarar cuanto antes cl enrcdo: ''&dbl la nun1a tscritura m latinoambica, y estoy J"l"'rando un CONCIENZ.UDO Y DISCURSIVO tl.ogio para tehark Jefinitivammk timrz (Jr/ canton~ Uri) al asunto. Voy a pontrmt vmallnco~ [OL a c.A del 4-11-77] En rcalidad, los encomios al libro ya hablan comenzado (pcrsonalmente en Mar dd Plata y Buenos Aires, y en las cartas dcl 28 de occubre y dd 3 de noviembrc que acabamos de citar). de manera que cste anuncio dcl clogio versallcsco implicaba una nucva -aunque pcquefia- "cstafa" ( HEstoy prtparando... ; "Voy a ponnmt... j, pucsto quc blanqucaba hacia atras csc cambio de postura que ya habfa tenido lugar. En cualquier caso, si algo cuvo de "versallcsco" cl clogio de NunJa tscritura m Latinoambica que sigui6 fue su caclccer hipcrb6lico. Lateralmente, csta nucva posici6n rcspccto dcl libro de LibcrteUa afect6 a algunos de aquellos a los que, en d curso de la polcmica, Lamborghini habfa Uamado sus "interlocutorcs tc6ricos" quienes, "sin comerla ni bcbcrla" como sc dice, pasaron de la menci6n rcspctuosa (•Mt muno M v~nu ~ soltJ pmsar. m eftcto, q~ Josefina Lutlmtr o Gtrmtin Garcia mjuicim como una 'traytctoria' ti pasajt ~ mis apasionadas cont1'ovmias con tUos... • [OL a c.A dcl 21-477]) a la alusi6n dcscomedida ( "Tuvistt la inttligmcia, al rtVls ~ IDs Lutlmtr-Pig/iaGan-la... "[oL a HL dcl 11-11-77]):
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Hicistc un trabajo pcrfccto, con pasi6n de mctafora, en cuanto al capitoncado de los funruos trcs rcgistros, simb6lico, real, imaginario. La di.scminaci6n de los cfcaos de c6digo en d mcmajc son, al
mismo ticmpo, Wl clwivos y tan matcrialmcntc prescntcs, quc la descolocaci6n dcl lcctor sc convicrtc en cl scr de lcctura dcl libro: cnsucfio diumo de una paradoja, de una cspiral que promucvc cl scntido mcdiantc el cxpcdientc de "anularlo· hasta lindar con lo inintcligible Oa literatura}, la verdad del libro nos cxigc cicrto frencs£ de transparencia personal: que el lic:enciado sc vudva vidriera para que cl "ojo vaciado• -negaci6n de la negaci6n, pcro en cstc caso ilwi6n de la ilwi6n- acc:eda a la opacidad de la letra y sc somcta gorosamcntc al ritual de la significaci6n: debo admirir mi radical banalidad de fetiche, ttcrnamente intercambiablc, si quiero quc d lcnguajc advcnga coma ·un scntido• que me brinda mi soporte en lo ml. Los tontos (y yo fui uno de cllos} cntrarin en la "eswis• de la terui6n agrcsiva ante este principio cstrUctural de la literatura que vos red~ubrls. Los liccnciados inapaccs de aceptarsc en su momenta de vidriera (si bicn aqu£ no jucga la toncerla sino la sobrcdeterminaci6n} lo dogiaran calurosamente. En tu libro todo cs ddiberado, en la medida de lo "hurnanamente• posible; por lo unto, poco me qucda por lllillllir, salvo swtraerme, restarme proponicndo una larva de interprctaci6n rdacionado con el objetivo de tu trabajo, plcnamcnte logrado y, desde csta perspectiva. incucstionable (porque tuvistc la inteligcncia. al rev~ de los Ludmcr-Piglia-Garda, de pcgarlc una bucna patada en cl culo a la maldita "cuesti6n·}. Fl objctivo sc llama Spa!tung yd objeto-objctivo dcl dcsco quc circula en tus p~nas cs cl de esquizofrenizar d campo cultural: quc cl mcrcado, las ilusioncs dd ·autor• y la cltedra, ahora sc separcn, pretcndan jugar a scr el otro dcl oidos- habian empezado a atender pacientes, a las clascs sc sumaban ahora los "controlcs" de csas terapias. Su cconom!a en consccucncia mejoraba y ahora sf parcda que la enscfianza de Freud y todos sus subproductos podla scr una fuente de ingrcsos cierta y scria. Sobrio, prcvisor como nunca y, como sicmprc, cxagcrado, empcz6 a entrcgar a su padre todo lo que ganaba para que lo dcposiwa a plaro fijo en la Caja de Ahorro, con lo cual a vcccs sc encontra.ba tan impotente para afrontar los gastos mas elementalcs y, en consccuencia, tan dcpcndicnte de la ayuda de VWna, Marfa Teresa o cualquier otro como cuando no crabajaba. La exccsiva -exccsiva al menos para el- actividad laboral no s6lo no incerferfa en la cscritura sino que, incluso, la rcalimencaba: He convcnido los controlcs y didacticos en actos de cscritura. Quicro dec:irte quc no me limito a cscudw, dcsinterprctar y corrcgir lo incurablcmcntc incorngible. Les en~ unos papditos redactados en un cstilo nW o mcnos paradojal. siemprc en sobrc ccrrado. F.nticndcn. para mi sorprcs:a. y pidcn nm. Uno de mis alumnos me ha planteado, muy seriamentc, quc me dedique a escribir adcmis dcl psicoanalisis. Sin ironfa: ticnc rwSn. Escribir todo d ticmpo... todo d ticmpo... Tuve ganas de abrazarlo. [OL a CA dd 31-12-77)
El nulo desarrollo que el psicoanalisis cenfa en Mar dcl Plata en esos ciempos y cl crccimiento exponencial que cxperimentaba en Buenos Aires, ademas, hicieron que cuando, sin pcnsarlo demasiado aunque en un tono inusualmence formal, se le ocurri6 comunicar sus actividades doccnccs y cl!nicas a la Escucla Frcudiana de Buenos Aires fuera rccibido con defercncia y promesas de apoyo: Esublcd contacto con la Escuda Frcudiana de Buenos Aires. Mc alientan, me ascgwan quc no at.ay solo. Pero agrcgan quc dcberfa viajar a la capital (al castillo) para provecrmc de material, un Jijkil de haccrlo llcgar por corrco. Como Id la novda de Kafka. 5' que d lugar dd agrimemor cs la aldea. [fd]
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Tan bucno era cl :Utimo quc tcnla en csos dlas quc ni siquicra lo dcsanim6 un singular cpisodio quc puso a su cscritura psicoanaHtica en una circulaci6n cnigmatica y vertiginosa, aunque no dcseada. Controlaba un caso quc parcda hccho a su mcdida (tanto quc pone en cucsti6n la vcrosimilitud de la anecdota): la pacicntc hab{a tcnido rdacioncs scxualcs con un hcrrnano durantc afios, las quc intcrrumpi6 a partir dcl momcnto en quc sc cas6. Tuvo entonccs, casi inmediatamcncc a la boda, algunos cncucntros fntimos con su cufiado. Mas tardc, y miencras todavla duraba cl matrimonio, en cuanto cl marido salla a trabajar clla sc mctfa en la cama y sc masturbaba todo cl dfa, casi sin intcrrupci6n. F6bica, no podla salir a la callc, pcro cuando lo hada, invariablcmcntc en taxi, la asaltaba la tcntaci6n -irresistible- de pcdirlc, cxigirlc casi al conductor quc la condujcra a un hotel, para acostarsc con cl taxista o para -en cstc punto dudaba la pacicntemasrurbarsc sola {o acompafiada por cl caxista). Aparcntcmcntc Lamborghini hab{a cscrito unas cincucnta paginas sobrc cl caso con d entusiasmo del genero nuevo y ya empezaba a fantasear con que ta1 vez, mis adelante, podrfa contactarsc con alguna rcvista cspccializada para publicar -jcuando no!- su informc. Pero csta ilusi6n sc dcrrumb6 cuando la analista quc "controlaba" con ~l olvid6 cl historial de la pacicnte... jCn un taxi!: Se trataba del primer analisis freudiano realizado en M/Plata, y, para mi, la perdida de la carpeta equiv:ale al naufragio del tratamiento: sin ninguna duda. Las ankdow constlln en las 50 pags. perdidas. futa es una ciudad chica, la paciente, f:lcilmcnte rcconocible... [...]
Escribir psicoanalisis. Una experiencia totalmente inedita para ml. Escribir psicoanalisis aforlsticamente, y en mi estilo. En un buen trabajo. Pensaba remitir una copia, tenninado mal o bien el analisis, a la Esc. Freud. de Bs. As. Enviar un teXto, en vez de ir yo a charfatanear. Manera de atrur a las autoridades dd castillo; posibilidad de ganar dinero, tambi~n en mi estilo: mis psicoanalisis eran almos y -y de pura voluptuosidad. Pero parecc que prccisamente el "mt es el obscaculo. [OL a CA de la primera semana de enero de 1978)
En cstc cmpcfio por "escribir psicoand/isis aforlsticammtt• o "imponer una poltica de/ knguaje ana/ltico que anuk la desastrosa jerga" [OL a TK y HL del 26-12-77] Lamborghini sc intercs6 en el z.en, por lo quc le pidi6 a Libcrtclla "El libro de Buda", quc acababa de publicar Monte .Avila, y, por rccomcndaci6n de Aira, sc zambull6 en los trcs tomos de Suzuki Daisctz Suzuki, clasico divulgador dcl z.en en Occidente, al quc lcy6 con impacicncia, irreflexivamentc, deslumbrado y a los saltos para rcscatar cicrtas "csccnas" o scntcncias ("s6lo ocro Buda pucdc entcndcr al Buda") a las quc, a veces, no rcsisda la tcntaci6n de cnmcndarle la plana: Excclencc -pcnsaba- pcro quicn p~cenda mtnukr al Buda ya no cs Buda. No cs dificil imaginar cl cfccco quc una combinaci6n de Freud, Lacan, Nietzsche y Buda fraseados en gauchcsco por Osvaldo Lamborghini podfan producir en cl psiquiatra
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2'.avadivkcr, la macstra F..ncla Riera, cl oftalm6logo Luis Menna, la propia Valma Marzoa y cl rcsto de la troupe marplatensc. No lo cs campoco suponer que si la cxpcriencia no hubiera sido tan breve cl maestro habda mandado a sus alumnos, como ap6stolcs o adclantados, a difundir cl psicoanalisis por codas las play.as de la costa adancica. En csos afios de cxpansi6n dcl psicoanalisis en la Argentina csta aventura marplatensc, a pcsar de sus pcculiaridadcs, no dejaba de dcspcrtar intcres. Una prucba de ello cs que, a pcsar de no habcr ido a Buenos Aires a buscar los materialcs que le ofredan y no habcr podido mandar cl informe pcrdido en cl caxi, la Escucla Frcudiana lo volvi6 a contactar. En los primero dlas de enero rccibi6 una carta de su "Coordinador General", Juan Carlos Cosentino, donde ponla a su disposici6n los materialcs que necesitara. No tenfa mas que requerirlos. El primer pcdido -lnconscimY y rrpeticiOn, de Lacan- le fue gcntilmente rcmitido por Cosentino, al igual que los que siguieron, aunque csros Ulcimos ya con alguna prcocupaci6n: no cala muy bien en Buenos Aires que cl Profcsor 0. Lamborghini-Hartz firmara, a vcccs, "K., agrimensor panicular", y otras, "M. Bonapane, la mujer con pcne". Dcsprcocupado de cscas pcrplejidadcs, para fines de enero Cl sinti6 que atravcsaba cl mejor momento de su vida: scgufa sin bcbcr ( jQul burtlA foe '4 coartada akohO/ica! ;Cudntos escapes pnmitla!" [OL a TK y HL dcl 23-1-78)), continuaba ahorrando algtin dinero con los dcp6sitos de Lc6nidas Aniceto y ya empcuba a considcrar scriamente la posibilidad de csrablccersc para siemprc en Mar del Plata y viajar a Buenos Aires s6lo de tanto en tanto, de visita. En cl horiwnte de sus lccturas, mientras tanco, sc producla un rctorno temido y cspcrado. Apcnas instalado en Mar dcl Plata habfa comprado todos los libros de Borges que encontr6 para rclccrlos con "pasiOn, akgrla y rq>ugnanwl· [OL a CA dcl 8-1-78], hccho lo cual sinti6 que dcbfa dcscmbarazarsc de ellos en forma urgencc. Sc encarnin6 entonccs a una librerla de vicjo y los ofrccio en canje por La munte tk Virgilio, de Hermann Broch, y cualquier otra cosa que cl librero quisiera darle. Nunca supo por quc raz6n habfa qucdado fuera dcl trueque cl volumen quc rccopilaba la obra ~tica que. vudta a leer dos afios despues, lo conmovio: Estoy complctamcntc borgizado. Ocurri6. Como recordaras, yo habla pignorado todos sw libros. salvo la Obra P~tica. Rclectura apasionada, dcvoradora y conclwi6n: jamu cscribl un pocma. Pcor. no se quc cs ·cso· de la pocsla y ni siquicra conozco cl C!J>aftol. Otro dcscubrimicnto: de pwa sucrtc, en mis libros se han dcslizado algunas frascs bicn hechas. Lo quc me separa de Medina. .As{s, Garda y Ca. cs cso solamcntc: mi bucna sucne. Pero (por quc publiquc? No lo cnticndo. En la Argentina la litcratura Drisu. Yyo lo sabla. Quicro decir quc no tcngo disculpas para mi irresponsabilidad [...] Lo mcjor de "La Ncgaci6n· cs borgiano. [... ] Es posiblc quc en los aJ\os vcnidcros cmpiccc a cscribir. [OL a C.A dcl 28-1-78)
Tal va rcflcjo de cstc rcgrcso a Borges, cal vn slntoma de quc rcalmcntc iniciaba una nucva vida, cmpcz6 a tomar dascs de ingles con una profcsora particular. Alumnos. controlcs y pacicntcs en lento pcro scguro crccimiento, abstinencia alcoh6lica, plaw fijo y vicaminas, hadan que insistiera, para Aira, para Kamenszain y Libcndla, para Vilma, para su f.unilia y, sobrc todo, para cl mismo, en que era fcliz por primera vcz en la vida. 522
De todos modos, a veces sc aburrfa. Y como no querla volver a bcber ni tentarsc con haccr un "viajccito" a Buenos Aires (que implicaba, sobre todo, bcbcr}, mientras acariciaba una idea que lo rondaba dcsde hada tiempo (";Como hacer para cometn' un nror irreparabk tk una wz por todasr [OL a CA dcl 6-3-78)) anunci6, de golpc, que habla fundado la F.scuela Freudiana de Mar dcl Plata y sc ocup6 de que LA Capital, cl matutino local, difundiera la crcaci6n de la entidad, que sc proclamaba filial de la cscuda de Buenos Aires... iY de la de Pads! . Cuando en Buenos Aires sc rccibi6 copia dcl acta de fundaci6n de la Escucla Freudiana de Mar dd Plata -manuscrita, repleta de tachaduras y frascs ininteligibles y, cncima, en verso- qucd6 daro que algo no andaba dcl todo bien en la F.scucla marplatensc. Sobre todo porque no sc trataba del mero jucgo de un loco, por lo menos no de un solo loco, puesto que el acta de referencia cstaba firmada por varias pcrsonas, la mayoda m~cos (que, hay que dccirlo, insistieron hasta cl final, ante la intransigencia de Lamborghini, para que cl acta sc redactara en prosa). El Coordinador General de la Escuela Freudiana de Buenos Aires no tenfa consuelo. C6mo lamentaba ahora no habcrle hccho caso a German Garda cuando, enterado de la cxistencia dcl profcsor 0. V. Lamborghini-Hartz de Mar dcl Plata, le habfa aconscjado tirar a la basura sin leer codas sus "comunicaciones". Lamborghini, miencras canto, scgufa de cxcclence humor. Ya cscribla sus cartas en papcl con membrete de la Escucla Freudiana dt: Mar dcl Plata -a la que empc-zaba a llarnar, para pcrplejidad de sus disdpulos, Escuela Fiordiana de Mar dcl Plata39_ y solicitaba a sus amigos que toda correspondencia le fuera remitida a nombre dcl Profcsor 0. Lamborghini-Hartz. Sobre csc nombre, que sc lcla en el sello de la "Escucla", firmaba casi codas las suyas. La fundaci6n de la "Escuela", que habfa tenido cierta repcrcusi6n en Mar del Plata, hacla que, lentamente, su trabajo aumentara. Esta modesta notoricdad, sin embargo, le gcneraba cierta prcocupaci6n (':Al crrcer la cosa nnpina el patako tk la[...]
sociocracUtplutica. Haem ola y mucho no me convime. Pero si me oculto dnnasi.ado, me cago tk hambrt .. [OL a TIC y HL dcl 12-4-78)) tal vez. injuscificada. De todos modos, era inncgable que, sin proponersclo -y quiw sir. que le intercsara demasiado la cucsti6n-, habla puesco, prccisamente, en cuesci6n a las legitimaciones institucionalcs en el campo del psicoanalisis ( "Actoralmmk, la Escue/a Fmuliana tk Mar tkl Plata rtpresmta elpapel tk Filial tk las tk Bs. As. y Paris. Pero yo no k pedlpermiso a nadie. Ellos se nombmn feudianos. 1"' tambim. El garanu es el Otro, Fmul" [oL a TIC y HL del 17-4-78)). Lamborghini, que quiW no supiera que tampoco Masotta le habfa pcdido pcrmiso a Lacan para fundar la Escuela Freudiana de Buenos Aires, en rcalidad no le temfa tanto a los Otros como a sf mismo. Es mas: probablemente ya preparaba a sus amigos para csc momento en el que, por mera dcsidia o IUcido dcsden Qamas por "ctica psicoanalltica" ni, mucho menos, por "diferencias tc6ricas"), dejara morir csc proyccto que, con algo de constancia pcro sin demasiado csfuerzo personal, podrfa habcrsc convertido en una fucntc scgura de ingrcsos, lo volvicran a disculpar como cuando, sin motivo, habfa dejado su pucsto en cl diario Clarln. 523
En rcalidad a Lamborghini no le intcrcsaba cl psicoanalisis, como no le intcrcsa.ban la historicta, cl pcriodismo, la polftica, la publicidad ni, en general, ninguna cosa quc no fucra la litcratura. Estas pclcticas y lccturas psicoanalfticas, de todos modos, dcjaron en su obra una marca lateral pcro significativa en uno de sus pocmas mas importances - "La ncgaci6n"- quc a comicnws de 1978 pcrdcr!a csc dtulo para llamarsc aDic Vcrncinung·. como cl f.unoso ardculo de Freud, modificaci6n quc, cal VC'L de mancra involuntaria, en el tclnsito bilingilc de su cambio de nombrc homcnajcaba a aqucl posfacio a El fiortl quc German Garda habla ciculado, prccisamcntc, "Los nombrcs de la ncgaci6n". El nucvo nombrc de "La ncgaci6n" habla surgido de mancra algo impulsiva cuando, hacia cl mes de marw de 1978, rccibi6, mcrccd a la rccomcndaci6n de Puig, d ofrccimicnto de publicar en Escandalar, rcvista univcrsitaria y vanguardista y lujosa de Nucva York dirigida por Octavio Armand, quc le pagarla cien d6larcs por cualquicr ardculo, rclato o pocma que quisicra enviar. Siu pcnsarlo demasiado, susticuy6 d dtulo y, ya porquc no habla ningun otro tcxto "terminado", ya porquc tcnfa cxcluycntc inccres en dar a conocer cstc poema, mand6 csc trabajo quc, por su naturalcza pcro sobrc codo por su extcnsi6n, ponla en riesgo no s6lo la publicaci6n sino csos d6larcs quc, a pcsar de sus cursos, pacicntcs y controlcs, le rcsultaban tan ncccsarios como sicmprc. Entregado a la mclancolfa quc sobrcvino al cnv!o de csc pocma quc, como sc rccordacl, era para el una "apuesta suprcma" y del quc sc qucdaba sin copia (Aira conscrvaba una y "los Libcrtclla" otra pcro, igual, temla por su perdida), lo cncontr6 d 12 de abril de 1978 cuando, despues de constatar que el pclo y la barba, quc sc habla dcjado crcccr en los ultimos tiempos, sc agrisaban irrcmcdiablcmcntc y quc habla vuclto a cngordar, dccidi6 adccuar y excremar su apariencia en csa dirccci6n. Con un trajc ncgro cruzado, que remat6 con boina a cuadros cstilo cscoc:Cs, notoria boquilla y cigarrera con rctrato de Baudelaire, gustaba cxhibirsc en csa Mar dcl Plata quc dcspues de habcr dcspcdido al ultimo vcrancantc parcda mas vada y mas cst6lida quc nunca. Envcjcda ("Yo era un pibe hace tres o cuatro afios" [OL a CA del 11-4-78]) y no sc ganaba nada con disimularlo, al concrario: era la ocasi6n para una nueva· escena que, ahora, solo el contcmplarla: La histeria, la pcrpctua teatralizaci6n de todos los actos de mi vida. me csd dcvolviendo la alcgrfa. La angustia ha dcsaparccido por completo. Manana, 12 de abril, con la mirada pucsta en d mar, cclcbrare mi trigesimo octavo cumplcafios: - "jFeliz cumplcafios, Hert profcsor 0. LamborghiniHartz!-: [OL a CA dcl 11-4-78)
Escc rcconocimicnto de la "histcria" y la "teatralizaci6n", dcscarnadamcntc sinceros, constituian cambicn una pucsta en cscena ya quc, a pcsar de sus ultimas diatribas contra Masotta, Lamborghini cicaba {o copiaba sin cscrupulos) una de las tantas hiscericas tcatralizacioncs incluidas en "Roberto Arlt, yo mismo" ("La tmtimcilJ a la seducciOn como rasgo constante de mi conducta, la representaciOn, la uatralir.acwn de/ su.frimimto, la tmJnicia al chantaje" [Masotta, 1969: 185)). La cscena dd cumplcanos frcncc al mar, de todos modos, mostraba, a pcsar de su
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cntonaci6n ironica, que cl desamparo no habla desaparccido en absoluto. De hccho, bastaba una scmana sin que llcgara corrcspondencia para que la accitada mciquina de la autocompasi6n sc pusiera en marcha. lgual que cl afio anterior, era ~I quien le recordaba su propio cumplcafios a Aira ya "los Libertella" (/Feliz cumpkafws!-para ml· hoy. 38" [OL a TK y HL dcl 12-4-78]}, lo cual, ademcis de haccr prcscnte cuanto depcndfa de cualquier mucstra de rcconocimiento, grande o pcquefia, por parte de los que lo rodcaban, le hada emprender, como cada vez que comenzaba un pcrlodo de abstinenciar alcoh6lica, la tarca, que dcspu~ juzgarfa abyecta, de sacar la cuenta de los afios pcrdidos. La partida de Clide, que sc cstableda en Venezuela, y la pcrmanencia de Vilma en su rcsignado papcl de "Dominguita", agregaban un componente enteramcnte nuevo a esc menu de dcsvalorizaci6n: ya no era atractivo para nadie, menos aun en Mar dcl Plata donde las unicas psicoanalistas y psicoanalizadas, aquel "mercado cautivo" dcl que habfa disfrutado en Buenos Aires, eran las integrantcs de la Escucla Freudiana de Mar dcl Plata o las asistentcs a sus clascs que, como sc recordarci, iban muy a la zaga de su novia marplacensc. La carta de Carlos Sastre, que ya estaba de rcgrcso en Buenos Aires, con la dirccci6n parisina de Paula Wajsman, una foto adjunta en la que sc la vela radiante y juvenil y la noticia de que en poco tiempo ella tambien volverla a la Argentina, lleg6 en cl momento justo para que Lamborghini dccidiera que ella era cl amor de su vida y fantascara con que, tal vez, no fuera demasiado tarde. La tierna corrcspondencia cscrita en sw scrvilletas favoritas, recibida a veccs en Europa, otras en Africa y otras tantas pcrdida para siemprc en algun oceano, que inici6 enconccs tendrfa dccisiva influencia en cl fin de la Escucla Freudiana de Mar dcl Plata y, de alguna manera, en la cercana conclusi6n de su rcsidencia en la ciudad. Paula todavfa cstaba en Pads cuando rccibi6 la primera carta: Carlos me cscribi6 mandandomc ru dirccci6n y hacc dfas quc me dispongo a cscribinc, dCas quc lo postcrgo y ~ por qu~. QucrrCa cscribinc una cana hcrmosa, cuando v:a a scr una arta tonta: nccaariamcntc, por ncccsidad. TcndrCa quc contanc mi (perdonamc) "paulatino· dcrrumbc ponctio, mi exilio en Mar dcl Placa, mi ultima mascarada: psicoanalista "didaaa· y fundador -sin pedirlc permiso a nadic: vos me conocCs- de la Escucla Frcudiana de Mar dcl Plata. En momcntos en quc I odio cl psicoanalisis I odio cspccialmcncc a la Escucla Frcudiana y a codo lo quc huda a lacanismo. Todo csto lo atribuyo a un verso prcmonicorio quc cscribC. Dcda: •ya no sopono la idea de morir I sin habcr comccido un error irreparable•. Bueno, ya lo comccC. Pero ("jsi scr~ animali-}, rcsuka quc cl error irreparable cs la vida misma, csc acting out biol6gico quc nos impidc vcr quc d cstanquc cs un cstanquc, complcwncntc alcjado de las trapisondas de Narciso. Estoy aburrido y aburro a los dcmas. Pero cllos no sc dan cucnta: crccn quc algo ha ocurrido con mi llcgada a Mar dd Plata y mi grotcsca "rcvoluci6n psicoanalCcica•. No tcngo con quicn hablar. Vos scguramcntc crccras habermc visto en pcrCodos malos. Ten~ rwSn. Pero no ~ lo quc cs un 0. Lamborghini-Hartz ("Fl Profcsor•) prcmaruramcntc cnvcjccido y mani"tico, un vcrdadcro exc:Cntrico cuyo lug:ar natural scrCa algdn balncario dcl impcrio :iustro-hUngaro. Mi neurosis cs un crujir de dicnccs y una risa torcuosa -Carlos me cnvi6 una foto tuya en la que aparcca jovcn y hcrmosa. Mc coloqu~ frcntc al cspcjo, foco en mano. Compar~ la foto con mi cara. Uso lentes azules y tcngo la bacba completamente blanca.
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Me cxpulwon de Liten.I. En un arranque piromanfaco, Gusman y Garda qumeron qumw lo quc quedaba dd "Sebregondi". "FJ Fiord" ya desaparcci6 por completo. Gracias a algunos amigos. algo se salv6 del Sebre. Loque escribo ahora, que es perfecto, nadie lo accpta y, menos, lo publica. T1men ru.On. La perfecci6n aswta. La perfecci6n cs la nostalgia de lo real. Amor mCo. · Escribime, por favor. Otra novedad grotesca: ahora tengo dinero. Un bcso, otro bcso, otro bcso. [OL a NI dd 25-4-78]
A pcsar de que sc trataba dcl mejor momento laboral de coda su vida, no s6lo porque tenfa un ingrcso modcsto pcro sostenido sino porque las pcrspcctivas de crccimiento eran ciertas, Lamborghini desmercda su cxpcriencia marplatensc ante Paula como si sc sintiera cohibido, quizas porque en los tiempos en que habfan vivido juncos la psicoanalista era ella. La insistencia accrca de que no habfa pcdido pcrmiso para fundar la cscucla de Mar dcl Plata -ya lo habfa hccho en canas a "los Libcrtella" y a Aira-y la de calificar a csa fundaci6n de "error irreparable" wnbicn parcccn indicar que, a pcsar de sus iron{as y distancias, sobrcdimensionaba la autoridad de la cscucla de Buenos Aires y dcl campo psicoanalltico en general. En cuanco a los versos "premonitorios" ( "~ no soporto la Uka ~ morir I sin haber cometido un error irwparabkj, si rcalmente sc cscribieron escan por cl momento extraviados. La alusi6n a lo que cstaba cscribiendo en esc momento ("lo q~ escribo ahora, que es pn:focu/'). por fin, no podfa rcferirsc sino a "La hija de Hartz", trabajo dcl que al parcccr nadie lcy6 una sola Hnca, o a "En cl canc6n de Uri", pocma extenso dcl que sc han conservado poco mas de doscientos versos. De "La hija de Hartz", rclato, novcla o pocma narracivo que pudo derivar de aqud proyccto de rccscribir Pdlido faego ("Progma. m efecto, mi 'Pd/Ulo Fwgo: ptro -finnprt m 'vmo /ibrt'-se k ha dado para el "1M ~la now/a[... ] Hasta k ~Jiqul un capltulo a mi hija, dona Elvira"[oL a CA dcl 20-7-76)), rccscritura que, como hemos visto, wnbien habrfa inspirado algunos pasajes de "La ncgaci6n" (la hip6tesis de que "La hija de Hanz" y "La ncgaci6n" tuvicron csc origcn comun aca avalada por alguna de las c:xplic.acioncs que dio Lamborghini en torno al pocma: "Totla la historieta ~la JrogadicdOn ~la hija ~Hartz -su tonto rtlato y la no mmos tonta rtspuesta ~I protagonista" [OL a CA del 20-976)), no cenemos otros dacos que la menciones que .surgen de la correspondencia con CCsar Aira (curiosamence, este tcxto no escl nombrado ni aludido en ninguna de las cartas a Tamara Kamenszain y Hector Libcrtella). Originalmente anunciado en abril de 19n como "cuento" dentro de un vasto proyccto que constituirla "otro Scbrcgondi" ("lo que me ronda en la cabttA es escribir otro Sebrtgondi, rtpetir el mismo esqunna: m '4 rtkctura dacubrl vertladnos Usoros. Hay como para 300 pdginas. El cumto que voy a mantlaru-'la hija M Hartz'- entrarla m ese proyecto" [OL a CA dcl 11-4-77)), en principio conduido ("Mi unico slntoma -j]a- es una fobia loca e insuperable a la mdquinll M escribir. Por eso el rttraso en mantlaru 'la hija M Hartz"' [OL a CA dd 28-4-77)), al mes siguiente sc habfa convertido en un capfrulo de un "libro" dcl que no sabemos mas quc,
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prccisamente, sw radicales difercncias con StbregrmJi rttroatie ( "Estoy ncribinu/o un /ibro
qr« no rrpiu la ntruaura, el esqunna. mucho mmos, tie/ Stbre. Ml tmgo dos capltulos, y el segunJo n La Hij11 tie Hartz por lo qut tmtirds qut apmzr su mvto• [OL a CA del 5-5-77]). Ya en junio de 1977 se habfa anunciado su "rcescritura" y, mientras parccla haber virado hacia un proyecto aut6nomo de cualquier otro "libro", asomaba la idea de "perfecci6n"
c·ntst1e h11ee JJas ntoy mcribinu/o "La Hija tie Hartz" con la espmznrA tk potier
nuznJdrttla prontlJ. Tinnblo: time qut ser absolutammtt pnftcta. Ptr0 mt cunta. St obstina m no sobrtpasar el niw/ tie lo muy bu.tno: y ocurrt qut por rar,onn Jargas tie txplicartt, y qut s~ rtlacionan con lo qut yo podrla /Jamar pomposammtt mi obra, ma wz debt irrumpir la pnfomon"[oL a CA del 8-6-77]), situaci6n que se prolong6 todavfa un mes mas ("'ll s~irl Jebinu/o La Hija tie Hartz. Todavla no ntd a punto" [OL a CA dd 4-7-77]) para dcsaparccer por completo, reemplazada a partir de entonces en todas las alwiones que la correspondencia hada a la escritura por "En el Cant6n de Uri". Sorprcndentemente, tras un afio en d que ni siquiera habfa sido nombrado, el trabajo se anunciarfa, otra vez, como concluido ("Termini ~1 manuscrito, supongo definitivo, tie La Hija tie Hartz[ ... ]
CUllNio ttrmint tk copiar -a mdquina- mi rtlato filiativo, tt lo mandarl sin Jilacionn" [OL a CA dd 13-6-78)) en junio de 1978. CCsar Aira, que despu~ de cantos anuncios y promesas ya habfa bautizado a este texto funtasmal como "La hija dd pirata", tampoco vcz recibi6 el manwcrito. En cuanto a "En cl Cant6n de Uri", que monopoliz6 las menciones a la propia escritura a panir de octubre de 1977, tenla por intenexto a Dmwnios de Dostoievsky, donde Stavogrin lanza su famosa imprccaci6n "jMalditos psic6logos!", y algunos de cuyos versos, de factura simulclnea a la fundaci6n de la Escuela Frcudiana de Mar dcl Plata, rcmiten a csa experiencia. En cl fragmento que se ha conservado dcl pocma hay, a cstc respccto, algunos pasajes sugestivos: csta
(...)
Ya no soy el Mprofcsscur", vay a tornarmc unos tragos mentecatos, pcro (de d6nde f21caba cl cuchillo? [...] Recib( un tclegrama, una citaci6n y un tdegrama: Herr Lambor-Hartz ticne sw arttchuchos sw dificultadcs con las Ciencias M~icas aunque al fin y al cabo solo pueden reprocharle algunos manuscritos algunos ~tos polutos los tegumentos de un faccioso [...) -Si los cpisodios se me esapan de las manos tal sen la dasc de cpisodios quc en d rcino de Ud. tendcln en cucnta. Redaaar unas ligcras notas, as( empez6 la calamidad, cl calambre: jdanc!
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Es un cuo de practica ilcgal. bucno, dclito comun. [ ...)
Ahora me apabullo cntrc mis almohadas. Mc sumcrjo en un rcgodco sucfio, ronco... ;Rima y PsicofUmacos! [ ...]
[S. III: 293-295)
Veremos en scguida que, tras cl apoyo inicial, Lamborghini pronto fue dcscalificado -o mas bien ignorado- por la Escucla Frcudiana de Buenos Aires. Pero en la rricdida en que cl psicoanalisis, como cl tarot o la quiromancia, no cstaba entonccs, como no lo cscl ahora, somctido a ninguna rcgulaci6n legal ni sc rcquerfa para su ejercicio ning1in dtulo habilitante, no habrfa habido motivo pa1a rccibir citacioncs, ni para afronw "dificultadcs con las Ciencias M~icas", ni para temer acusacioncs de "practica ilcgal" ni de "delito comun" ni, en general, para ser molestado por ninguna causa. Excepto que hubiera "rcc.ctado" psicof:irmacos a sus pacientcs, alumnos y demas favorcccdorcs marplatenscs, hip6tcsis incomprobable pcro que podria explicar las razoncs por las que Lamborghini mostraba tanta prcocupaci6n por la falta de pcrmiso para fundar la cscuda y, sobre todo, por quc calificaba, con un dramatismo que pareda cxagcrado, de "error irreparable" a csa fundaci6n. Volviendo a la carta que cl 25 de abril de 1978 le envi6 a Paula Wajsman, y a csa cscritura "perfecta", sc tratara de "La hija de Hartt" o de "En d Cant6n de Uri", no era cxacto que nadie la aceptara ni la quisiera publicar pucsto que, como sc ha visto, ni siquiera Aira o "los Libcrtella" habfan rccibido copia de ninguno de los dos trabajos. Nada mas cierto, en cambio, que SC aburrfa (ya llevaba casi dos afios de "paz provinciana" y por mas csfuerws que hiciera Vilma para encarar las lccruras que suponfa iban a complac.crlo, no tenfa con quien hablar), que a pcsar de scr ocho meses menor que Paula rcprcscntaba varios afios mas y que le dolfa como pocas cosas su cxclusi6n de Litmd. No era verdad, por fin, la quema de los ejemplarcs que qucdaban de &brrgonJi rrtrocetk que imputaba a Garda y a Gusman. Algo habfa ocurrido, sin embargo, que puso en marcha csa prcvenci6n, sin dudas exagcrada, pcro de ninguna manera irrcal, sobre todo si sc tiene en cuenta que la mudanza de la librerfa HernandC'L habfa dcterminado la pcrdida de una parte de la cdici6n de Elfiord: acababa de llcgarle la noticia de que ahora sc mudaba Mart!n Fierro, la librcr!a donde uabajaba Gusman yen cuyo dep6sito se encontraban unos cien ejemplarcs -cal VC'L los ultimos existcntcs o, por lo menos, f:kilcs de hallar-, de &brtgondi rrtrocetk. Enterado de la mudanza, y suponiendo que los duefios de la librcria no tendrlan interes en incluir en d traslado csos ejemplarcs de &bregondi mroaek, comision6 simulclncamente a Dodi Scheuer y a Hecror Libcrtella para que rccupcraran los libros y los guardaran, cl primero en su departamento, cl scgundo en cl dep6sito de Monte Avila. Uno y otro hablaron con Gusman, que scguramente no ten!a planes de guardarlos en su
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propia casa y quizas scfial6 que, si alguien no pasaba a retirarlos, los duefios de la librerfa -no Cl ni Garda- seguramente decidirian desprcndersc de dlos. Para Lamborghini, que sc mantenfa al tanto del asunto a rrav~ de la corrcspondencia de Scheuer y Libertella, esto fue suficiente para atribuirle a Gusman el dcsignio de "tirar" (ya no quemar, ya no con la complicidad de Garda) los ejemplares. La imputaci6n era fantasiosa (en carta a Aira le atribufa a Gusman haberle expresado csa intenci6n a Libertella y en carta a Libertella haberlo hecho ante Scheuer) pero su prcocupaci6n era verdadera: Si ~ comunids con los Llbcr prcguntalcs qu~ pu6 con lo quc quedaba de la cdici6n dcl Sebregondi, guardada en Manin Fierro (quc sc muda). Gwman le prcgunt6 a Hktor y a otros amigos ..(qu~ hago, los tiro, ch?• H&:tor me cscribio dicimdomc quc 8 le ofm:i6 cl dcpcSsito de Mon~ Avila, pcro no K si habn llcgado a ticmpo frentc al (Ch? gusmani.ano. No lo K porquc no rcspondc a mis carw. como cs habitual en 8 y Tamara: habitual, por lo tanto carcntc de toda significaci6n. Tc conficso, de todos modos. quc la cosa me produc.c curiosidad. Ya sc pcrdi6 la cdici6n de El Fiord. Que ocurricra lo mismo, lD Mismo. con d Scbrc. me inquictarfa. La pcrfccci6n asusta. [Ola C.A dcl 11-4-78) Dcpcndo absolutamcntc de ustedcs en lo quc rcspccta a[...] la cucsti6n de rccupcrar, POR LO los 100 cjemplares de mi propicdad dq>osi12dos, o dcpuestos, en Mardn Fierro. El Dodi quc apam:e en la dUchara gusmaniana, cs, admW de amigo mlo, amigo de un ex socio de Alba. Un gonlo masajista quc sc cobro su pane (Alba lo c:agO) en libros: entre cllos induy6 100 Scbrcs para regalmndos, prccisamcntc por scr yo amigo de Dodi. Mc las rcgal6. Yo vivfa en un ho~l; lo mis 16gico, me parcci6. era guardarlos en Man{n Fierro: as{ soy yo de "16gico•. Como no rccib{ cana de Uds. dicimdomc sl, J4 ntlln m M A., y como Gwrmn le fuc a prcguntar a Dodi si, "clos tiro, ch?• , Dodi sc alanno. Yo le contest~ quc rccupcran la mayor cantidad posiblc de mis Scbn:s y los guardara en su (minWcula) casa. Tambim le di cl tubo de Uds., para quc pasaran al dcp6sito de M. A Ahora, junto con la Ultima de Uds., rccibo una de Dodi, quc cm pasando por una situacicSn medio trigica, lo quc obviamcntc lo llcva a omitir cualquicr referenda a los mancjos gusmanianos. Por lo tanto cl ticmpo pasa. pasa a favor de Gwman, y actualmcntc no ~ nada en concrcto sobre cl dcstino dcl libro. ;EstJn Jil nr M. A.! Contestcn daramcntc, por favor. [OL a TK y HL dcl 17-4-78).0 MENOS,
Los libros finalmente fueron al dep6sito de Monte Avila pcro muy pronto, para desesperaci6n de Lamborghini, sufririan un Ultimo avatar.
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Falucho [t978J
Cuando a mediados de mayo de 1978 Lamborghini recibi6 una cana de Paula Wajsman que rcspondla a la suya dcl 25 de abril sc encendi6 de enrusiasmo y realimenr6 la f.intasfa de reanudar aquella rclaci6n, interrumpida siete afios atnis, apenas dla regrcsara al pals. La circunstancia de que Paula lo enterara de que habfa dccidido dcscrtar dcl psicoanalisis para siempre y que sc encontraba "aferrada" a la liceratura fue suficientc para que sus viejos rcncorcs contra la teorfa volvieran a aflorar, ahora con afcccaci6n de enamorado ("No tmnnos lugar. Paula. LAcan y Deleuu son canzs tk la misma moM"4. Y uno se "siste a r«ibir no' como pago tU SU viJa" [OL a PW del 29-5-78)). El psicoan:ilisis, cuya execr.aci6n exageraba para mostrarsc en rodo de acuerdo con Paula, scgula rindicndole, sin embargo, modcstos pcro peri6dicos frutos y la inCdita scnsaci6n de disponer de algun dinero ahorrado, sumada al asombro de que, sin mayorcs csfuerzos suyos y casi contra su voluntad, csa fuente de ingresos se hubiera mantenido e incluso amenazara con incrementarse lo llenaban de oprimismo, de cuforia y de temeridad. Como si quisiera dcscmbarazarsc rapidamente de csos ahorros, a comienzos de junio le comunic6 a Vilma -que de novia-enfermera habla pasado a novia·secrctaria- que la casa de Falkner ya no rcsulcaba adecuada para las clascs, pacientcs y controlcs, por lo que rcsulcaba impcrioso alquilar un departamento a csos fines. De nada valieron las dudas, los temorcs, la prudencia de ella frcnte a la impaciencia con la que de golpe, de Un dfa para OtrO, cl, siempre indolence y cscCptico, pareda dccidido a impulsar SU aventura psicoanal!tica marplatensc. £1 lugar clcgido fue la cCOtrica, y a la VCZ tranquila, zona de la terminal de 6mnibus, y scguramente sc debi6 a la casualidad -una casualidad regocijante- que cl nombrc de la calle donde cl 1° de junio de 1978 inscal6 su centro de operacioncs tuviera indisimulablcs rcsonancias f.ilicas. Falucho 1449 3° "E", cl departarncnto alquilado con Vilma, serfa por un par de meses, y por primera vez en muchos afi.os -cxactamente dcsde 1968-, su domicilio, aun cuando as{ no lo entendiera la portera que, igual que la encargada de aqucl monoambiente dcl barrio de Once, sc ncgarla mis de una vez a dejarlo entrar al edificio, rcsistencia que s6lo depondrfa cuando, gracias a la corrcspondencia (que cl habla pedido a todos sus amigos dirigieran, texcualmente, al "Profesor 0. Lamborghini·Hartz"), sc enterara de que cse energtimeno con cl que hab{a forcejcado junco a los ascensorcs era un profesor de apcllido complicado. El alquiler dcl departamento, sin embargo, rcconoc{a un dcsignio mas secrcto que, quizas avergonzado, Lamborghini no habfa rcvclado a nadie:
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Pcnsalo con tranquilidad, asrutamente. Aqul en Mar dcl Plata yo podria mantcnerte. Era hora, (no? [...] Si vents te alquilaria un lugar para vos sola. [OL a PW dcJ 29-5-78] Qucdate tranquila, corazoncito, rcspccto a cosas del pasado que tc rcprochtt mi tmn'01ill4J de proponerte inst21arte aqul y haarme cargo de vos cs totalmente dcsintcrcsada [...]Yo scguiria ocupando una cclda en cl hogar patemo. [Ola PW dcl 1-6-78]
Evidentementc irreflexivas, las promesas eran autenticas. Por primera vez desde su arribo a Mar del Plata, hab{a podido colaborar en algo con los gastos de sus padres, colaboraci6n que, sin embargo, no estaba exenta de alguna especulacion, tal vei un canto fingida o exagerada {"Me quedarl m MIP/ata con el artno prop0sito tk que si me viu/vo i«o, o si mi mmnnismo r.kja tk tmer lxito, tmgo techo y pan, y una ce/Ja propia.
De aqul no TM van a echar. IA "P"smtaciOn de/ gmio raro fondomJ con mis viejos. &h, lo que fondomJ es la bondad tk e//os. Adnnds, gano mds guita que mi hermana que labura 10 horas al dl4 -yo, 8 por snnana- [...] ayudo -y mucho- a mantmer la casa. .. m fin: que cuanJo sea n«esario me van a mantmer.. [OL a PW del 1-6-78]). La comprobaci6n de que sus padres sc compladan al verlo impartir clascs a "dotom y psiquilltras"' [fd]. en todo caso, constituy6 una inyecci6n de aucoestima enteramente nueva para el. Asf de inscnsatas y as{ de sinceras, las cartas a Paula llegaban casi sicmpre demoradas, ya porque ella habfa dejado Pads y estaba en Dakar o Senegal, ya porque Vilma, la pobre Vilma, encargada de llevar esas cartas, muchas veces desnudas, al correo, no las habla enviado cenificadas sino simples. No sc la podfa cuJpar -aunque Lamborghini sf lo hada- de este "error" (quizas fuera ella quien pagaba el franqueo). Tampoco a el, que sin maldad y sin dccoro le escrib{a a Paula impulsiva, improvisadamente en unbar y, como no solla llcvar sobres consigo, encontraba natural que Valma sc ocupara, camino del correo, de comprarlos, llenarlos con los datos respectivos y cargar con la tentaci6n de leer esas cartas que sabfa muy bien a quien estaban dirigidas {el le habfa dicho desde el momento de recibir la primera carta de Paula que ella era su gr.an amor, su unico amor) y que en algunas ocasiones habfa cscrito ddante de ella. Ademcls de estos ofrecimientos de manutenci6n que recibfa Paula, de los que Vilma, enterada por cl, se sonrefa csaptica sin atreverse a preguntarle ni a preguntarsc por que no empezaba por devolverle a ella aunque mas no fuera una pequefifsima pane de todo lo que le habfa "prcstado", esta "generosidad" {o csta necesidad de sacarse cuanto antes el dinero de encima, como si le molestara), buscaba tambicn otros destinawios. Le habfa bastado, por ejemplo, enterarsc del embarazo de Tamara Kamcnszain para decirle a "los Libertella", sin que mediara requerimiento al respecto, que ignoraba cuanto necesitaban pero que pidieran con confianza; ademcls, le habfa enviado, sin aviso, un giro, pequefio pero concreto, a CCsar Aira y cmpezaba a colaborar, m6dica pero efectivamente, con la economfa de Falkner. Por esos dlas Mar del Plata, como el resto del pals, estaba dominada por un tcma excluycntc: cl campeonaco mundial de fUcbol. Lamborghini, contagiado de la euforia general, lo vivfa a su manera: 531
' Bombos y platillos, qucrido - dcl cstilo "Tengo una pacimu ~ considno de~ suicidarse pero se rrsisu, (qui hagor [Entrevista GG], para que cl Coordinador General de la Escucla Frcudiana de Buenos Aires SC decidiera a cortar toda rclaci6n con cl. No habfa sido mala, de todos modos, la idea de descmbarcar cl psicoanalisis en Mar dcl Plata. La fundaci6n de la "cscucla", incluso, fuera como mera performance, fuera como una forma de intervenir en cl rcsbaladizo terreno de las lcgitimacioncs institucionalcs, podrfa habcrle abierto interesantes pcrspectivas. Hasta podrfa habcr intcntado, con un manejo mas prudente y "cscrategico", inscrtarse en la interna siempre abierta dcl "campo psi". Quicn sabc si no hubiera cosechado alguna adhesi6n o, inclusive, jpublicado! sus intervenciones. Pero ya parcda decidido a que la breve experiencia naufragara y, como para ascgurarse de que no tendrfa retorno, por si las "consultas" que dirigfa a Cosentino no llcgaran a resultar suficientes, a poco de inscalado en el consultorio de la calle Falucho, bajo el mcmbretc de la Escuela Freudiana de Mar dcl Plata, con su firma y la de la afligida Valma, quc no supo c6mo ncgarsc, remici6 a la mayorfa de los psiquiacras de la ciudad una "circular" donde interpelaba a los dcscinatarios inviclndolos a definir sus eleccioncs scxuales entre un menu ciertamente amplio, y que gener6 un pequefio csclndalo. Paralelamence, hada lo imposible por cerrarsc para siempre las puertas de Escandalar y, con ellas, las de las rcstantcs publicacioncs universitarias nortcamericanas. Parcc!a que, de vcrdad, queda quedarse sin excusas: Vm toda una etapa de mandar "cartiw·. Una, en fonna de circular fococopiada, a los psiquiatras marplatenses. Schrcber escribi6 esa cana: ya podru imaginarte los efeaos. Transcribe el enc:abezarniento: "Seflor, sdiora, seflorita, travesti, andr6gino o lo que usted fuere ...• Omt. Un seflor de "college•, Octavio Armand, director de la revista neoyorquina "Escandalar", me invita amablemente, y aclarindome que se me pagaran I 00 d61ares por mis letritas, a colaborar con ella. Tambi~n me adara los problemas de espacio. Contra roda ra:zOn yo envfo entoncea el mamotreto de Die Vemeinung, con la exigencia de que debe publicarse completo, o nada. Me contesta que sc publican complete, que modificarin la diagramaci6n de la revista. Ademis me pide mis colaboraciones y que le envfe el Sebregondi porque crfticos peruanos, venezolanos, argentinos, afganos e id61atra.s de otras rcgiones, le han comentado con enrusiasmo el libro. Envfo el Sebregondi: acompanado de una carta lisa y llanamente insultante. Sin conoccrlo, sin haber lefdo una sola Unea suya (y lo que es peor: sin venir a cuento) lo acwo de ser un Hijo de Pentigono y Campus. Me quedo tranquilo: no habra publicaci6n en Nueva York. Error, error, Armand me responde "cscandalarizado", diciendome que no entiende nada: que Die Verneinung se publicara, al nwgcn de los "consejos de guerra" -a la exprcsi6n que utiliza- que yo pretenda armarle a Cl, pero pidiendomc al mismo tiempo que por favor pare la mano (entiendo: no puede ocup:use simultaneamente de dirigir la revista, hacer su vida, y verselas con un loco). Habiendo fracasado en ese intento, la emprendo contra la E. F. de Bs. AJ. Le escribo mis "canita.s" al Conscjo de Direcci6n medio en Lengua Fundamental, medio en Lengua Tarzan, y poblandolas de ciw de Dostoievski elegidas al azar ("jEh tu, sombrerero aleman!"). lnduyo en esa corrcspondencia la "circular· rnarplatense. Resultado, mandan a un membrete de! Conscjo, Hugo Levin, a ensefiar gratis Freud y Lacan a Mar del Plata. En la primera clasc, el auditorio casi no lo deja hablar. Ulula y exhibc la carta del Mprofesseur" Hartt. Levin se trabuca, vacila. El estilo de la indignaci6n cs francamente Verdurin y policial. Sin embargo, me dcsautoriza y dcscalifica. EsU daro:
si un loco pucdc scr psicoanalista "ticmblan d uono y d altar•, a paar de todo cl Lacan profcrido de la boca para afucra. Para colmo, sin advcrtirlcs lo quc sc vcnia, yo lcs habia dicho a mis alumnos quc fucran al coloquio, o al doqueo. Respiro aliviado, me qucdo tranquilo, con "la paz en d a1ma•, como sc dice: ya no habcl mas alumnos. Equivoc:ado nuenmcntc. Vudvcn mdignados, pcro contra Levin. [OL a c.A dcl 20-7-78)
La "circular", quc cstuvo a punto de tcncr dcrivacioncs policialcs, lc vali6 a Lamborghini alguna notoricdad y a Vilma muchos meses de dcsasosicgo, sicmprc tcmcrosa de cruzarsc· con alguno de los psiquiatras en los pasillos del hospital. Los at.aqucs contra Octavio Armand, por su pane, no cran tan "gratuitos" como Lamborghini qucrla haccr crccr. El director de Escanda/ar sc habla ganado su odio dcfinitivo dcsdc quc, en la misma cart.a en la quc le comunicaba quc public:arla fntcgro "Die Verncinung", formulaba un juicio crfrico sobrc cl pocma al quc s6lo le rcconoda "chispazos" (aunquc Armand no lo dijcra, cl pocma sc publicarla en vinud de la firmc rccomendaci6n de Puig). En cuanto a la visit.a de Hugo Levin, quc, cs cicno, cfcctivamcnte era en csc momcnto micmbro dcl Conscjo Dircctivo de la Escucla Frcudiana de Buenos Aires, no sc trat6 de una "misi6n" cnviada dcsdc la mctr6poli para rccupcrar la plaza marplatcnsc -tal la vcrsi6n que Lamborghini le transmida a Aira- sino de una casualidad quc parcda hccha a mcdida para su tempcramento siemprc propcnso a la cxagcraci6n. Lo quc habla ocurrido era que en csas vacacioncs de invicrno de 1978, Abel Langer fue invitado por un grupo privado {unas scis o siete pcrsonas) a dar una scric de charlas sobrc Freud y le pidi6 a su amigo Hugo Levin que lo acompafiara. De paso, podrlan pascar y mirar algUn panido dcl Mundial de Futbol. Scguramentc alguno de los alumnos o pacientcs de Lamborghini habfa sido invit.ado a csas charlas de Langer {en csc momento no habla en Mar dcl Plat.a tantas pcrsonas intcrcsadas en cl asunto de mancra tal quc csa coincidencia, moa quc past en Necochea. Nucstra amistad vicnc de alll. Pero, cuidado: nada de nostalgias. La compinchcrfa est~ dada ahora por cl lado de •gran pcriodista• (Briante y yo, en pocas horas, cscribfamos. bajo su dirccci6n, todo ·Panorama·). Mc parcc:e quc esta cs una mano •Tamara•. A trav~ de Briante pucdcn, OE Ml PAR'TE, localizarla a Cristina. Flla sicmptt ticnc trabajo, tradndose de ~ntc quc no confunda pcriodismo con litcratura. Es aspcra. No haa pcrdcr d ticmpo. Huclc a un pavote a mil lcguas de distancia. Pero, NO SABE ESCPJblR. Est~ sicmprc muy nccesitada de ~ntc como nos. Y cuando la cosa se da en d tcrrcno en cl cual clla sc mancja ("Estamos en un ncgocio"), EXIGE Y SE JUE.GA A MUEJITT: PARA QUE SE LES PAGUE A LOS RFDACTORES. (fd)
Si bicn Llbertclla no rccurrirla a sus rccomcndadoncs en el campo pcriodlstico (dcsdc hacla tiempo cstaba enemistado con Briante}. cl hallazgo de su nucvo dcstino laboral
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•
cstuvo ligado, aunque de manera fortuita, a Cristina lrala y, en Ultima instancia, al propio Lamborghini. lnvitado a intcgrar d pand que, en d hotd Claridge. iba a prcscnrar Un dJa perftcto, la novcla de Rodolfo Rabanal -marido de Ira.la- que acababa de publicar la editorial Pomaire, dcspues de que hablaron los otros pandistas, cuando Luis Gregorich le cedi6 la palabra, Libcrtclla, disgustado tal VC'Z con la librca de csc hotd sclccto, sc sali6 dd libreto e improvis6 una tradici6n en la cual Rabanal sc cnconu6 de golpc, quiz.as algo inc6modo, rccorriendo la cone del marques de Sebregondi. HCc:tor habl6, scguramence, con enjundia e ilustraci6n, con agudC'Za y gracejo, con la voluntad de anificio y de mlisica que lo exaltaba cada VC'Z que hablaba de esc libro y su intervenci6n tuvo tanto impacto que, ya en cl c6ctcl que sigui6 al panel, rccibi6 las congraculacioncs de Maximo Soro y Ram6n Plaza, quiencs le ofrccieron incorpor.usc inmcdiatamence a la agencia Sagarra Publicidad, con lo cual, involuncariamentc, sin proponcrselo y sin sabcrlo, Lamborghini (o el marqub) concribuyeron a que Libcrtclla consiguiera emplco. Para enconccs -mediados de agosco de 1978- Paula Wajsman habfa anunciado quc en octubre cstarla en Buenos Aires y Lamborghini, prcscindicndo de toda otra consideraci6n, dccidi6 que ~ serfa cl momenco en que dejarfa Mar dd Plata. Para dla, s6lo para clla, en curiosa pose de sujeco cscindido, rcsumfa su expcriencia psicoanalfcica (·En cuanto lkgul a Map/a, anus tk mtrar m fondaciones y pintiongas por ti ntilo, ya habla tmpmzdo a tscribir un libro m primera pmona sobrt cin-to proftmUr· tocll11U un tango LAmbor-Hartz: ts tkcir, II habla tmpmzdo a ncribirlo. ID hiZIJ todo, pero rmJta que ahora yo soy ti culpable. Culpable tk introd:u:ir rartUS m las clasa, culpable tk "4T las clasn, culpable tk taparmt la cabmz con la almohaJa cuanJo suma ti poruro tllctrico 'oprimUlo'por pacimus y controles, culpable tk haber mvitulo una cirr:ular fiorrlncll a los psiquiatras y 1Znaiistas marplaunsn que casi tnmina m tScdndalo policial. culpable tk qw, para consternaciOn tk mis bitnintmcionados alumnos, la Escutlita vmiatkra anuncianz qut ti Profts0r Lamborghini-Hartz no titnt naJa que wr con nadit ni con naJa, ID cu.al ts citrto; ptro, tktalk comico, tllos tambiln son tkmmtts: manJaron a Hugo lnlin pant qut ofociaa tnstftar Fmu:/-Lacan gratis -rtcortt tstt cuptJn- una vn por mn, Acatlnni4S feudman" (OL a PW dcl 14-8-78]). Un dcscspcrado plancco de Vilma cerminarfa con cl consulcorio de Falucho. Dcsalojada dcl dcparcamenco de la callc Albcrdi dondc vivfa, habfa cenido que crasladarse con sus trcs hijos a una pcnsi6n. Como Lamborghini ya practicarncntc no trabajaba y usaba cl dcparcamcnco solamence para dormir o, como profcricarnence hab~ anunciado al alquilarlo, "para papar moscas", ella, que era quien pagaba cl alquiler (scguramente habfa aportado tambicn a los garanccs), sc dccidi6 a pcdirle que rcgrcsara a Falkner para mudarse alll con sus hijos. Hasciado o solidario, Lamborghini acccdi6 sin protcstas, con lo cual, a menos de crcs meses de iniciada, la expcricncia dcl Profcsor 0 . Lamborghin-Hartz con consulcorio en la calle Falucho 1449 conclufa abrupcamence. Qucdaban as{, como sc dice, a "la buena de Dios", aquellos dos alumnos aventajados que irrcsponsablcs ("'Dos tk mis alumnos abrtn consultorio" [OL a TK y HL dcl 23-1-78]) o simplcmence fascinados
·Er
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por su maestro ("El (Onsultorio a/qui/ado por mis inexpntos y un tanto rtculonn amigos ntd m plma ttapa tk organirAciOn. Entihulast: 10% tk trabajo y 90% tk frant'4 nn4rJtica• [OL a TK y HL dcl 22-2-78)), que dcspues de un afio c:scaso de tomar los cursos de Freud que daba Lamborghini habfan empczado a atender pacicntcs. Y quedaban tambien dcsamparados, o expucstos a cualquier cosa, csos pacientes de los alumnos de Lamborghini y los pacicntcs dcl propio Lamborghini y, tal vez, los pacientcs que algunos de csos pacientcs sc hubieran atrcvido a atcndcr. Era cl momento ideal para volver a bcbcr -ahora sobraban las razones- y para bcbcr de la unica forma en que podfa haccrlo ('"Para ml txistt u1111 so/4 manm1 de btbu: continuammtt, o no mt inttrtsa. Por unas copitas, ni mt moksto. Mt gusta mds ti matt am4rgo 0 ti cafr [OL a TIC y HL dcl 8-5-78] ). La dccisi6n de dejar no solamente cl departamento de la calle Falucho sino tambien Mar dcl Plata ("En octubrt o novinnbrt tstarl m Baim y alquilarl un tkpto. Todo foe JivntiJo hasta montar '4 mascaraJa. Ptr0 no mr banco mds Mar tkl P"'1d' [oL a PW dcl 14-8-78] I '1.A tkl psi(oa1111lista' '4 tnmino rdpido. Ptr0 tmla qut hactr tambiln tsta bufanaJa" [OL a PW dcl 18-8-78]), motivada sin dudas por cl rcchazo cortes de Paula Wajsman a su propucsta de "mantenerla" y su simultanco anuncio de quc en octubre estada de rcgrcso en Buenos Aires donde le proponfa rccncontrarsc, terminaba tambicn con la saga dd Profcsor 0. Lamborghini-Hartt. Si algo fu.ltaba para que Lamborghini sc terminara de enccnder de amor por Paula, fue cl env{o de una scrie de pocmas, hasta ahora ineditos, fechados en 1977 y que dcspues clla intcgrarfa bajo el dtulo Vivir '4 tinra. La scmana anterior de rccibir los pocmas, Cl habfa disimulado su dcccpci6n con un env{o que dcsaprob6 fntimamente pcro, enamorado, sc·Iimit6 a rccusar porque estaba intcgrado por trabajos que no eran "actuales". Sc trat6, tal vcz, de alguno de los rd.nos rccopilados p6stumamente en CrtJnicas t infanJios. 0 de borradorcs de la novela que, en 1990, public6 Ediciones de la Flor con d dtulo lnformt tk Paris y cuyo lcnguaje, mczcla de argot adolescence y jerga tanguera ( "mr coml tsa pdlida"; "los intxplicabks copts qut produce esta qula'; "no tmla vibma m ti cutrpo'; "un barrio flor. qut no curd todavla"; "nt(tsitaba ti ferrho"; •tos
chochamus'; "ti ytitt tk buscant u1111 mi1Ul para vivir de fiolo y (ada dla trala u1111 distinta po1'tfW ningu1111 lo copaba'; "vas a ""qut mata mil'; '"mr '4 batio him clAra'; etc., etc. [Wajsman, 1990: 9, 11, 12, 18, 24, 33, 34, 37]), la tornaba ilegible. Los pocmas, en cambio, le pcrmitieron un elogio no del todo insinccro. Tai vez ..Primavera barbara", un pocma donde ella parccfa imitarlo a cl, fue uno de aquellos textos que Paula Wajsman le envi6 desde Senegal a comienzos de agosto de 1978: [...)
Fl dervichc bajcS al pucrto; el anillo ncgro dd podcr disimulado morral de pobrc y barba aniflcial. En la tabema pidi6 ~1 :.Upero vino popular
chup6 su pipa·
y entre d hwno aae vio qu~
era ser dcrvichc. Escupi6 a>n violencia en d sudo "Puja• -dijo"Ni disfrazado en la noche de Bagdad me ocurren aventuras. Deberla domur, desarroparme: quitar las sagradas tSCrituras".
Todas mis vidas veo ajenas, como paw aniculadas de insecto: recortado sobre el blancor de un muro. Su ojo unico mosaico vivo de azabache: davado sobre m(, se rfe. Y, redavada, veo: Sobre d ojo del Otro, ciego un parchc de pirata ligrima negar y luciente. Me espejeo: "jComplewnente falsa resultaste!" -grul\e: "Dijo que solo invcstigar querfa ni siquiera eso era cierto solo le intemaban las drogas y su propio sa.o•. [ ] [Wajsman, 19n-78: 1-12)
...
Aunque mas tarde, acabadas sus ilusioncs de rcanudar la rclaci6n con PauJa, sc burlara dcl asunco, en cl momenco de rccibir los pocmas sc mostr6 cxulcante ("LA 11ilkz no qunrd tkcir mu/a, P""· cumulo lo Jice, cuanJo dice su mu/a capciosa e i~te, lo
diet tn pomuzs como los tuyos. Y ti F a partir dt tsto st morfi dob/4Ja la tkl ·vitalismo • quest joda" [OL a PW dcl 18-8-78]). Scguramence csta carca tambicn la llev6 al corrco Vilma la buena, cuyo propio conjunco de pocmas (a la fccha can incditos como los de Paula Wajsman), ocho exactamence, todos y cada uno dcdicados, en la mayorla de los scntidos de la palabra, a Lamborghini, faccurados durance un viaje de cl a Buenos Aires, uno por cada dla de auscncia ("Si las ca/In violmtllS dt/ cklo amantcido I y los rlos dt
fom formando primavtras I aun fanrzn mis imdgmts, I t inscribimm tu nombrt al nombrarst m su hue/la, I aun, I tntoncts, I oh, lxtllSis! I Rncatarl I la innombrabk pasitJn dt amor-dolor I dt/ abismo colosa/ dt tu pmmcia" [Marzoa, 1977)), hablan rccibido dcl homenajcado un clogio prccisamente capcioso: "St podrla dtcir F son bumos" [Encrevista v. M], dijo -y no dijo- Lamborghini por todo comentario. Una carta de Paula dcsde Rlo de Janeiro, en la que anunciaba d pronto fin de su viaje, sigui6 alimencando su ansiedad y, ya dcscncendido dd "profcsscur" (hacia
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mcd.iados de agosto dej6 de firmar "Lamborghini-Hartz"), parcda no tener otro dcsco que la llcgada de csa mujer a la que deda amar, scntimiento que no sc apaciguaba, al menos de momento, por cl hccho de que clla rcgresara de su largo viaje con Patrick, un joven medico franw que habla dejado todo para seguirla primero al Africa, despu~ a Brasil e induso sc mostraba dispuesto a acompafiarla a la Argentina. Adcmas de las cartas que le mandaba Lamborghini, que scgula clogiando los pocmas
( "Esos ponnas desmro/Jan anu tus pin, para tus pits, ltt alfombra de/ Gran Circo de/ Lmguajt Contamimulo" [OL a PW dcl 6-9-78]), Paula Wajsman tambien rccibla las de Carlos Sastre, que la urgla a rcgrcsar al pafs. Ella, que tal vcz compartiera su correspondencia con Patrick, parcda disfrurar de una escena que Lamborghini -que dcsde que supo de su rcgreso no s6lo habfa puesto fin al profesor Hartz sino que, tambicn, habfa intcrrumpido su correspondencia con Aira y con "los Libcrtella"- quizas . . 1ugara en scno: (A.sf quc tc psicopatcamos, mi dulcc palomita? ~ vos?
jQu~
turra! Ni vos ni yo hcmos cambiado.
Scguimos rob11nJo el dcrccho para dccir cicrtas cosas. No. Tmnnos derccho. A robar, entonces. Fl plan de nucstro Ultimo atraco ruvo, crco, cste dcsarrollo: Canas dcsde Pads. no tengo tranquilidad, ni soledad, no tengo guita, no se ni d6nde guardar mis papclcs, cstoy podrida de csta situaci6n Ill avicsa respucsta: aqui, en M. Plata, ten~ tccho scguro como para pudrinc minndolo, soledad como para cchar los bofcs y la graruita y terrible b6vcda de la uanquilidad; llllnnJ.s: la comidita de todos los dlas y los pul6vcrcs quc sc tc antojcn Ill cana (atcrrada) de Paru: quicro scguir atorrantcando, no me prcocupa lllnto la guita I II taimada rcspucsta: cntonc:c.s a la mierda M. Plata, nos vcmos en 8. Aires, etc. Ill ahora, dcsdc Senegal: jmc cagaron, hijos de puta! Pero, qucdatc tranquila, no hay cquivocos, porquc s6lo hay cquivocos, vcrdadcros, f.ascinantcs carnpconatos de mcntir. Qucdatc tranquila, tc conaz.co: no sos tonta. se quc no crm ni una sola pal..bra de lo quc dccls; y tampoco a Carlos, y tampoco a mi. Si qucr~ quc tc mantcnga, barbaro, vcnitc a M. Plata. Vcremos quien sc suicida primcro: dcguella al otro. jAl carajo! No. Basta de aldcas (Paris, M. Plata). Pasa, Paula, quc tcncmos quc wrnos. B. Aires me parccc d aucc 6ptimo. Y dcspu~. dcspu~. La araJ\a tcjcri su antipulovcr. Tc consca: asaltada mi cabaa por la idea de vcnc y formar un cquipo para la pr6xima avcnrura, scrCa capaz de cualquicr cmbrotlo, de cualquicr bajcza, con tal de atracnc a cstas costas: ruin y sinccro, los al\os no han cambiado a tu ·ncgro•. -"era malo y scntimcncal• (Dostoicvsky). "El mundo cscl Ueno de la insidia dcl scntimicnto" (Hermann Broch). "jPaula, tc amo·! (0. Lamborghini-Hartz). Tc amo. Tc amo:· cste cs cl "pcrro• pastcurizado, con su collar de pcrlas "y todo". El quc quicra mas quc csto, quc sc ponga en la cola. Abicno d libro de qucjas; de qucjas y repugnantcs plal\idos. (OL a PW dcl 6-9-78]
La euforia por cl regrcso de Paula, y la ilusi6n de que, una vcz que se produjera cl rcencuentro, volverla a scducirla, lo hablan renovado e, induso, lo encontraron dorado de inedita prescncia de animo y scnsata cuando a comienzos de agosto su padre debi6 scr internado de urgencia afcctado de una bronconeumonfa bacteriana. Para sorpresa de su familia que, tras la breve primavera psicoanalltica, temi6 que sc desbarrancara Una VCZ mas hacia cl alcohol y SUS derivados (irascibilidad, depresi6n, vida parasita), sac6 a rducir las fuerzas que no tenla -o que tenla escasas y atesoraba para momentos como Cse- y no s6lo acompan6 afe"'.Ctivamente a su madrc y su hermana
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durante todo cl tiempo durante cl que sc prolong6 la agonfa patema sino que sc tum6 cscrupulosamente con Marfa Teresa y Araujo en cl cuidado dd enfcrmo durante largas tardes de hospical, csfuerzo dcl que, raro en el, nunca sc qucj6 y ni siquiera mencion6 en sus cartas. El 14 de scptiembrc de 1978 a la noche, dcspues de dejar a su madrc acostada en d 3645 de Falkner, sc traslad6 al 3651 de la misma calle para atender cl tclefuno en caso de que sonara en cl momento en que su herm:ina y su cufiado, que acababan de rcgrcsar del hospital, salfan a comer algo rapido. Son6. Y cuando Marfa Teresa y Araujo volvieron de ccnar, el los cspcraba en la vercda con la noticia.
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47. El Cant6n de Uri
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Tras la muene de Lc6nidas Aniccco, Osvaldo adelanc6 cl traslado convenido con Vilma a Fa.Ikner 3645, donde Dofia Teresa habfa qucdado sola. Contra lo quc sus amigos podnan habcr cspcrado -y tcmido- y a pcsar de sus propios anuncios ("LA munu ik mi paJrt... , oh, ya wrds: ;serd para alquilar balconts! ;COmo pmknt ·esa~ lo qut la comidJm/ tk la historia nos sirve m baNkja?" [OL a CA dcl 19-10-78]}, cl infortunio no dcsat6 ninguna csccna de locura a 14 Masona42 y las mcnciones cxplCcitas en su corrcspondcncia de csos dfas fucron mfnimas, latcralcs y afcctuosas ("Mi viejo st fat al ~lo ti 14 tk stptiembrt" [OL a PW dcl 16-10-78]). Avergonzado, sin embargo, ante sus amigos por la frustraci6n dcl proyccto psicoanalitico marplatensc en vinud de rawncs quc le cran daramcntc atribuiblcs, aprovcch6 la mucrtc de Lc6nidas Aniccco para "blanqucar" csc &acaso, justificar la cvaporaci6n de los ahorros quc dcda cencr y rcflocar, ahora quc habfa ccrminado la "mascarada dcl professcur 0. Lamborghini-Harcz", la novda de la cscricura: Estoy sin un mango: tuve que correr con todos los gastos, funeral incluido, por la sencilla raz6n de que yo era cl linico que tcnla guita en efccrivo. Creo: varado en Mar dd Plata para siempre. El laburo aflojcS miscrablemente (pcro csto le csta pasando a todos aqur; pcro yo rccien empczaba a haccr la cadena: ahora scSlo qucdan cslaboncs sucltos). La escritura, bien, muy bien. Es lo linico que me sosticne. [OL a TK y HL dcl 19-9-78)0
En rcalidad, cl scpclio lo cubri6 PAMI aunquc cs posiblc quc Lamborghini sc haya hccho cargo de algiJn gasto menor. En cualquier caso, alguna importancia debi6 de tencr su aportc pucsco quc en un pocma de esos dfas dcj6 constancia dcl dcscmbolso ("Termini au"'fW no tstoy aburrido I hago viJa ik familill y gastl I hasta ti ultimo ptso I m ti poJmco mtitrro ik mi padre... ["Mas bolius de mcrcurio", en S. III: 113). En cuanto al dcrrumbc laboral, la rcalidad era quc, mas alla de quc en cl ultimo mes habfa hccho todo lo posible por ccrrarsc dcfinitivamcntc csa posibilidad, la continuidad o no de las dascs y controlcs dcpcndfan, todavfa, cxclusivarncntc de cl. Bastaba SU dccisi6n y un nucvo csfucno de Vilma como para inccntar rcconscruir, de a poco, "la cadcna". La rcfcrcncia al buen andar de "la escritura", por fin, no sc rcfcria a la factura de nuevos tcxtos (la producci6n dcl ultimo tcrcio dcl afio diflcilmcntc llcgara a la doccna de paginas) sino a csc otro aspccto, en csc momcnto incscindible para Cl dcl acto de cscribir, que tcnfa que vcr con la publicaci6n y circulaci6n de sus trabajos. A pcdido de Susana Constante, que por csos dfas obtenfa con su novcla LA tducacion smtimmtal ik fa Hfiorita Sonia la primera cdici6n dcl premio de narrativa erotica "La Sonrisa Vertical", acababa de enviarlc a Barcelona cjcmplarcs de StbrtgonJi rttrotrO no tan obrmt: tstudia Bellas Artts y ya mt ~stuvo Janda algunas clasts sobrt ti color m ~n Gogh y habldndomt lk su pasion por Miguel Angel - 'ptro como arquittcto'-. Estoy mcantaJo• (OL a TK y HL del 8-11-78]). Es probable quc en esos dfas haya podido retirar algun dincro, cal vcz todo el que tenfa, de aquellos plazos fijos que imponfa Lc6nidas Aniccto, porque, ademas de quc no rcqucrfa ayuda a sus amigos, sc mostraba absolutarnente dcsprcocupado al rcspecto a punco cal que, dcspues de descubrir cl cncanto de "callejcar" en Mar del Plata, ya no almorzaba en Falkner sino en los bares del ccntro de la ciudad, quiz.as en compafifa de la jovcn obrera cscudiancc de Bellas Arccs, cuya proximidad debi6 de scr sin dudas cscimulance y, de alguna manera, ccrapeucica ("Hasta la proxima. Voy a vtrmt con mi /inJa obrmt-nttta: time 20 afios y. .. jhoy Stbrrg"ndi no rrtrocelk!" [fd.]). Los kilos y las canas, el hecho de que hasta sus mcjorcs amigos fucran varios afios mas j6vcncs, la evidcncia -o la crecncia, cs igual- de que Paula Wajsman lo habfa rechazado por enconcrarlo viejo -o avejentado, cambicn da lo mismo- cal vcz hicieran quc a partir de su rclaci6n con la veintcaiiera oLrcra y cstudiantc, Lamborghini empezara a rcflcxionar en scrio en corno a la juvcnrud, cs decir: a la muercc. A la juvcnrud sc rcferfa cl primer verso ("La locura ts una segunJa juvmtuJ• [S. III: 107)) de un pocma que cscribi6 cl 11 de noviembrc de 1978, a trcs dias de conoccr a la obrcrita dcl pr.scado, pocma quc sc decenfa un instance en Paula ("La diva mt ha quniJo m otro tinnpo I y ahora solo puttk ofrtctrmt SU puelaJ I y bim I stdpiadosos I ya quisimt qut mt tuvimzn pitelaJ" [S. III: 108]) y tcrminaba algo inexplicablcmcntc aludiendo a Germ:in Garda ( ..Hay qut rolkar a Gtrmdn I: no mtrttmzos mds" [S. III: 108)), tambicn mencionado en una carta de csos d!as ("G"7nlln tambiln m~ ama. Mt ctdio la co-JirrcciOn lk Litmzl· yo. m ef'tcto, la co-dirigla: contra 1r [OL a PW dcl 16-10-
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78]). Escrito a mano en una hoja con d mcmbrctc de la Escuda Frcudiana de Mar dd Plata, bajo cl tltulo "De Alvear a Freud" y firmado por Hanz, csc pocma fuc ca.mbien su 111tima "comunicaci6n" dirigida a la Escuda Frcudiana de Buenos Aires. Scguramcntc fuc cambicn cl nuevo noviazgo lo quc le pcrmiti6 cramiw cl rcchaz.o de Paula mcd.iancc dos vfas contradiccorias pcro, a la vez, complcmcncarias. Por un lado, burlarsc de SUS pocmas ("La unica manna tie tlecirk a Pau!A 'JW SUS ponnas mzn espantosos consist/a m nigir a un Gran Lector -lo sos- y m indicark qw se los 'dnivara' a II: porqw sepn mi nunHJ, o rrciln perribido, estilo tie pensamimto, si yo le tlecla que mzn malos queelaba la posibilidad tie que en alpn lugar, tie alpn modo, se volvimzn bunws, eventualielad que habla que impedir a toe/a costa porque uno es un muchacho qw tod4vllz cuida su rrputacion" [OL a CA dcl 14-11-78]). Por ocro, cscribirlc todos los dias. En la primcra carca de csa scric, cl 20 de novicmbrc, dcspues de informarlc sobrc la marcha de su cscritura {"Estoy escribiendo pomuzs perros, quiero tlecirU: muewn la cola y lamen la mano que los azota") induy6 cl cnvfo de "El pastor de ovcjas" quc, sin embargo, parcda datar de unos meses atcls, por lo mcnos de antes dd fallccimicnto de su padre (";Qui puetle hacme conmigo sino amarme? I Mi familia lo compmuliO I y me rmta. I Para los viejo~ I me tledico a la ensdianu tie Freud· I por sun-re los psicoanalistas I -mis muchachos-1 son como los dngeks: I crren m el sexo y m Dios• [S. III: I 04]). El mismo dia, CCsar Aira rccibla "Mas bolitas de mcrcurio" dondc, adcmas de las noscalgias de Elfiord ( "Estoy esperando mi comida -artimaflas, el rrgmo tie/ muy qunido, tie/ mtranabk Sebas, a quim he ofmdido por unas mismzbln hojas tie bloc .. [S. III: 111]), aparcda una llana alusi6n quc pcrmitc situar d pocma en csos dias de occubrc o novicmbrc de 1978 ("Rago vida tie familia y gastl I hasta mi ultimo peso Im elpodmco mtierro tie mi paJ.rr" [fd.]). Micntras, de a poco, sc rccscablcda cl concacco con Aira, "los Llbcrtclla" quc, seguramcntc mas atcntos al tramo final dd cmbaraz.o de Tamara quc a las avcnnuas dd profcsor Hanz, no habfan contcscado sus dos ultimas carcas ("Le escribl a los chicos empkando la vieja artimaiitt ~ preguntar por cosas eomntas: pero no dio tYSUltado. Silmcio" [OL a CA dd 4-12-78]), pronto scrlan climinados de la lisca de corrcsponsalcs (iban a pasar casi dos afios antes de quc les cnviara otra carca). La dccisi6n de cscribirlc todos los dias a Paula Wajsman, cntrctanto, sc mantcnla inc6lumc, aun cuando dla no le contcstara ( "Seguirl escribilndote, aunque no contestes mis cartas. Si mpondls, m cambio, pUiibuiome expmammte qw no re mvk mds cartas, mtonces, como es /Ogico... tambiln seguirl escribilndote" [OL a PW dcl 21-11-78]) o lo hicicra dcsalcnca.ndo, no sin cruddad, sus expcctativas ("Me moksta qw sigas calimte conmigo~ le habla cscrito clla). Estos dcsaircs, lejos de encolcrizarlo lo impulsaban a continuar, impasiblc, csc flujo postal que, cntrc humillantc y cspiritualisca, pareda dcstinado a provocar, si no cl dcseo, la compasi6n de clla ("No me cabe Juda..· se me pasard -la calmtura, ;ojo!, no el amor· [fd]). Hubo carta cl 22 ("Pronto viajarl a Besaim y tratarl tie vnte y vos no vas a negarte a vermej, cl 23 ("Muy poco hace, lo tlescubri. las mujem me gustan caJa vez mds. Ytt no podria pasarme sin esa curva de la cadna, los vmmzdos pnones, los pies diminutos. Y los
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ojos: no hay NU/a mJ.s 'mujer' que unos ojos tk mujer. .AJJmuls. na manml 'JW timm tk /nJantllr un poco' /as pinntzs t:uando fas abrm para Sn' pnutraaas. Son manertts, J tpd tklicaJnA iJiomdtica llllmar a /.os maricas amanmzJos'') y d 24 ( ·1r1 a Bnaim, aunque totlav/4 no JeciJI la focha. lrl a vivir a/ii, no a pase11r. Mt strd imposibk no intmtllr vtrk, ptro al mismo titmpo tmgo la seguritlaJ tk potltr 'tkjaru tranquibl Tmls tus propios au/liJos, tu propia nocht: alfin mt convmd tk tOoj. Tras cste amargo convencimiento, no habria mu cartas y a pcsar de que Paula no dcsapareci6 dd todo de sus f.anw{as, el romance con la joven obrera-csteta parccla mantenerse firme ("Ttngo amorlos con una jovmci111 tk vtinu afios; ptro consm;o, para mis mommtos tk soktlad, una sonrisa tortuosa cuya dntinatllria ts Paula. Hago tsfunzos para no olviJarla por compkto, pws, las mervas tk /.or,anla que hay m un vitjo amor, son inagotllbln. Mt gustarla mvtjtcer jovm, como Gombrowicz" [OL a CA dcl 24-11-78]), lo cual no le impidi6 accptar sin culpas un csfuerzo mu de Vilma que reuni6 como pudo a la tropa dispersa para que cl retomara, brcvemente y por Ultima vcz, algunos pacientcs ("Vint al cmtro [...] para tntmlistllr m ti consultorio a un stfior aJinmuio qw quint analirArst, ptro -SIC- con naJit que Sta tk Mar tkl Plata: Es tkcir, no quint analirArst ~ seguro, k tkbt gust11r cargar camt por la popa, como Jkm l.os alnnann m ti Bdltico" [OL a PW dcl 21-11-78]) o cursos ("Dmtro tk un rato tmgo que Jar una clast y tmgo ganas tk tlar/4, UNI novetlaJ" [OL a PW dcl 23-11-78]). De cstos dias data su corrcspondcncia con Alberto Ure con quien, en su Ultimo viaje a Buenos Aires, habia planeado vagamente trabajar en una adaptaci6n de Elpatirt, de Strindberg, lo que a la postre no sc concrctarla, como tampoco iba a cumplirse cse proyecto de cscribir "un pocma por dia, aunque fuera malo". Al parccer, cl unico texto de cstos dias fue otra "bolita de mercurio", csta vez en prosa, que d 4 de diciembrc le cnvi6 a CCsar Aira: FJ bi61ogo marino con quicn juego y juego al ajedie-z -say d chacal dd Adinticn- me invit6 a su bboratorio y me present6 a su hija. Habla gr:ua frla en los platos de comida, un gran desorden. Se notaba la falta de la mano de una csposa. y c!I pensaba que si yo me casaba mn la hija, clla, como cs 16gim, sc
mnvcrtirla en csposa. Con d tablcro in mcntc, tuvc daro cl panorama, la situaci6n: habria cntonccs un csposo. yo: irrefutable, yo. Tcmblc! de crnoci6n en codas mis a.sillas, y de inmediato me dcclan!, ofrcd mi mano. Fui rechaDdo por transcxual y paranoia>. No fuc acil para dlos tampoc:o. Agata. a>mo un puto, baj6 al jardin, toc6 una ftor y volvi6 tlmidamentc la vista, rcttospcctiva, hacia la ventana que trasluda d di&go cnuc su padre y d prcrcndicntc. FJ bi6logo me dijo: "jHartt! (sicmprc me invocan), Hanz, quicn picnic su laccncia homosexual sc qucda cambic!n sin prcmnscicntc, quc cs d motor sonwbulo de codas las cspccics: yo no pucdo "4r/r a mi propia hija". Acaricic! los microscopios japoncscs y me fui. EJ numcn de la lctta ya no cscribc. Medita, prcficre cl pdigro. Ave Marfa... Es d avc.4'
Hubo al parcccr un ultimo tcxto de csta scrie de las boliw de mcrcurio que cl 13 de diciembrc prometi6 enviar a Aira una vcz que lo mccanografiara, promcsa con la que no cumpli6 (tal vcz fuera cl mismo que, ya en 1979, remitiria, dcdicado, a Susana Ccrc:U [S. Ill: 115)), scguramente porque acababa de rccibir de Armand el numero 4 de Escantla/4r y dcsde entonccs no podla hacer casi ninguna otra cosa que rclccr su pocma
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( •Sa/UJ Escan"4'4r 4 con mi Vn?lt'inung compkta. CuanJo colm ~122- u m11n"4rl fotocopill, porque impwsa ts ~/Usim4• [OL a CA dcl 13-12-78]). Como tantas otras vcccs, Lamborghini sc confirmaba que un tcxto no cstaba completo hasta que sc materializaba en su publicaci6n, en cste caso en una revista lujosamente imprcsa y discfiada. "Die Verneinung", ademas, lo harla llcvar al paroxismo csc gusto tan suyo por rclccr pcrmanentemente sus trabajos ya publicados. Y en la alcgrCa de la publicaci6n y de la rclccrura, dcsquitarsc, o haccr justicia, con los pocmas de Paula Wajsman ( ·u ht klJo [a "Die Vemeinung"] como cim wets, abanJondnJorN a ti/a, sin ning"n prrjuicio 'antimcantatorio' -iJ>ara qui!, si tstoy mcantmlo. TteM gracill. soltura, no st tnnt a sl mismll. El &brrgonJi par«t tscrito por alguim que •estuJill panz potta~ como la ~jsman" [fd]). En cl clogio que le dcdicaba a su pocma (•no st tnnt a sl mimutj sc rcconodan los ccos de aqucl que ha_b!a rccibido Zilio (·Un qbcito stguro tk la victoria.[OL a CA dd 47-n]), con lo cual, no solamente volvCa a poner sus textos en scrie con los de su amigo, sino que daba en una de las tedas de eso que, hasta entonces, paraliuba frecuentemente su cscritura. Adcmas de aqucl temor rcferencial ( "k tnno a mi tnna• ["Existir, scr, csw vivo..." en S. II: 158)), que scr!a una de las causas por las que ocult6 cclosamente su existencia y, dcsde lucgo, la publicaci6n del pocma a su f.unilia, habfa un vcrdadero cspanto -que los textos sc ten!an a s{ mismos- de fracasar en la cmprcsa inscnsata ("tinnblo: timt que str pnftcta" [OL a CA dcl 8-7-77]) de la "Obra Macstra". Tan grande fue su contento con cl numero 4 de Escantlalar o, mcjor dicho, con la publicaci6n de "Die Verneinung" -pr.kticamente no le prcst6 atcnci6n al artfculo de Julia Kristeva sobre Raymond Roussel ni a una antolog{a de Emily Dickinson induidos en d tomo; mucho menos al trabajo dd propio Armand, "Jonas en la ballcna dd lenguaje"-, que ni siquiera sc opac6 cuando, casi simulclncamente con la rcccpci6n de la revista, cscuch6 de su hermana lo que hab!a temido ( "Dt lllfUI no wu van a echll1"• [OL a PW dcl 1-6-78)} tantas veccs: Dofia Teresa no pod.fa scguir vivicndo sola -o sola con cl, que era casi lo mismo- por lo que la crasladarfa a su propia casa. LOgicamence, sc dcsharfan dcl departamento de Falkner 3645 y, no neccsitaba dccirlo, en Falkner 3651 no hab{a lugar para todos. Osvaldo reformul6 a su mancra csta situaci6n argumcntando que no aguantaba mas a su madre ("Mt quitrr tomllr tU 'fnllriM • [Entrevista Mn)}. lmposibilitado de volvcr a Falucho, que ya ocupaba Vilma con sus trcs hijos, consider6 que, por varias razoncs, era cl momcnto de rctornar, por fin, a Buenos Aires. Por una parte, decidido a no reincidir con los cursos, pacientcs y controlcs, no tenia nada que hacer en Mar dcl Plata. Por otra, acaba de rccibir, puntual, cl cheque de ciento veinticinco d6larcs de £scanJalar, suma con la que SC scntta mas scguro para emprcnder cl regrcso. Ademas, cl regimen parccfa habcr dejado atras SU ctapa mas sangrienta por lo que circular otra vcz por Buenos Aires no rcsultaria tan ricsgoso para cl como lo hab!a sido dos o trcs afios atras. }unto al cheque de Armand habfa una carta donde d director de EscanJalAr le pcdia mas material: una autocntrevista de veinte Hncas y tcxtos para un libro. Sin ganas para
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la autocntrcvista, y sin "libro" que manclar, consider6 la posibilidad de enviar un fragmento de "En el Cant6n de Uri". Eso lo decidirfa, de todos modos, en Buenos Aires, a donde ya tenfa decidido viajar de inmcdiato. Rcacio de momento a los hoteles, volvi6 a recurrir a su amiga Tina Serrano, a quien habfa visto fugazmente en su ultimo viaje a Buenos Aires en casa de Carlos Sastre y quc, como siempre, le dijo que s{, que podfa instalarsc por un tiempo en su casa del barrio de San Telmo. Con la respuesta de Tina, aprovech6 cl viaje en auto de unos conocidos de Maria Teresa para enviar su quericla y odiacla Remington y unos dfas mas tarde, el 27 de diciembre de 1978, lleg6 a Plaza Constituci6n un rato despues de las nueve de la noche y dcsde alH, en taxi, sc traslad6 hasta la calle Picdras 535 donde en d departamento "B" dcl quinto piso lo esperaban Tina Serrano y sw pcquefios hijos. Condufa as{ esta primera estadfa en Mar dd Plata que, con la sola interrupci6n de trcs viajes breves a Buenos Aires, sc habfa probngado por trcinta meses. De csta etapa qued.arian unos pocos textos concretos y muchos otros f.uuasmalcs, la experiencia del psicoanalisis y la Escuela Freudiana de Mar del Plata, muchas lecturas, muchas cartas y d germen de un modclo de escritor que sc irfa perfilando a partir de entonccs. Entrc los textos concrctos, ocupa un lugar cspeciallsimo "La negaci6n", mas tarde rcnombrado "Die Verneinung", queen sus dos instancias (composici6n I publicaci6n) marcaba, simb6licamente, el comienzo y el fin de este cido marplatensc. Originado en "anotaciones" comenzaclas en Buenos Aires a comienzos de 1975 -desplazaclas luego por cl proccso de cscritura y correcci6n de "La maiiana"- sc retom6 en junio de 1976, en Mar dcl Plata, para concluirsc en noviembre de esc afio dcspues del regrcso de Buenos Aires tras cl por Clarln. Y sc public6 en diciembre de 1978, cuando su autor ya hada las valijas para volver a Buenos Aires. Tambicn qued6 de este pcrfodo un fragm('nto brcve-tres paginas- de "En cl Cant6n de Uri" (publicaclas por EscanJalar en scptiembre de 1981) y una media doccna de pocmas brc:'YCS y sueltos (trcs "bolitas de mercurio", "El pastor de ovejas", "De Alvear a Freud", "Juana Blanco frentc a una copa de whisky... " y la cana-poema dirigida a ~ula Wajsman el 9 de octubre de 1978). En cuanto a La nowlita tris«, sabcmos que su primera vcrsi6n habfa sido concluida hacia mediados de 1975 y que Lamborghini sc la dio a leer a CCsar Aira en d cdificio de Cangallo 1761 donde vivfa con Griselda Garcia. Sabcmos tambien que viaj6 con ella a Mar dd Plata y cstuvo rccscribicndola en los meses de noviembrc y diciembre de 1976 y consider6 la posibilidad de que Hector Libcrtella lograra hacerla incluir en la antologia Ultimas relatos. La Ultima menci6n a ella es precisamente en una carta a Libcrtella del 16 de enero de 1977, tras lo cual el proyecto parcc.c habcr sido abandonado, dcsplazado primero por "La hija de Hartt" y mas tarde por "En cl C-ant6n de Uri". De todos modos, y aunque Lamborghini no la volvi6 a mencionar en ninguna carta, habrfa sido rctomada en algt1n momento. Lo que es scguro cs quc cuando viaj6 a Buenos Aires a fines de 1978 llcvaba consigo este tccto, que permanece cxtraviado. De "La hija de Hara." hemos dicho que habrfa sido una derivaci6n de un proyecto
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de rccscritura de "Palido fucgo", de Nabokov, emprendido a poco de la llcgada a Mar dd Plata en julio de 1976. Mas tarde, a mcdiados de 1977, ya con csce titulo yen coincidencia con d dcsarrollo del grupo de cscudio sobre Freud y la paulacina apropiaci6n dd nombre de Hartz hasta hacerlo confluir en cl "O. Lamborghini-Hanz•, la idea sc retomcS como "Otro Scbrcgondi" y, en scguida, como scgundo cap{tulo de /ibro 'fill no "J>i~ la estructura tie/ SebregonJi• [OL a CA dd 5-5-77]. lnsistentemcntc mencionado en la corrcspondencia con CCsar Aira durance 1977 en cerminos quc pcrmiten suponcr que era para su autor un tcxto importance, silenciado en la quc mantuvo con Tamara Kamenszain y Hcaor Libcrtella en cl mismo pcdodo, Lamborghini anunci6 su conclusi6n en junio de 1978 para lucgo olvidarlo por completo. En mano-de 1979, sin embargo, volvi6 a enunciar su idea de retomar cste tcxto, que habrla sido una novda "conclusa }mJ no rmxatla .. [OL a CA dd 12-3-79] y que al parcccr nadie lcy6 jamas. De habcr cxistido, tambicn cstarfa cxuaviada. De "En cl Canc6n de Uri", por fin, persistentemente anunciado, glosado y vudto a anunciar durance 1977 y 1978 como un cxtenso pocma ( "cim pdginas a mdtfuina• [OL a CA dd 10-10-77]) primero, y dcspues como "dos medios libros", uno en verso y otro en prosa, no ha qucdado mas que las trcs paginas publicadas por EscanJalar en scptiembrc de 1981 (d resto sc pcrdi6, como vcrcmos, en un hotel, aunque cs posible que "La divertidisima Canci6n del Diantre", que sc ha conscrvado, fucra una vcrsi6n de "En cl Cant6n de Uri"). En d fragmento conscrvado, aparcda por primera vcz una idea que, mas tarde, sc constituirfa en un programa yen una soluci6n a la "csterilidad": "Entw el zm y la lotnia I primero publicar, despuls escribir" [S. III: 301]. En lo que rcspccta a los tcxtos fantasmalcs, csos tcxtos que, al parccer, Lamborghini no cscribi6 pcro fingi6 ante sus amigos habcr cscrito, hay que mencionar "Apodo ajcno" [OL a CA dd 10-8-76], tcxto sobre cuya naturalcza gencrica nada sabcmos; los pocmas "Comentarios de barbijo" (dtulo que retomaba un verso de "Sore, Resorc") y "Falangcs" [OL a TIC y HL dcl 13-5-77] y un tercer un poema sin dtulo •tie mds de dos mil vmos· [OL a CA dcl 28-11-77 y OL a TK y HL del 13-3-78), que podria scr cl mismo al que, mas tarde, ya con d dculo "Forma de pocma cs dcsgracia pasajera", Lamborghini llam6 "mamotreto", al quc jamas nombr6 en su corrcspondencia con Aira y dd que al parcccr nadie ley6 un solo verso. Hay -o no hay- ademas "una prosa tie amor 'flU ya n UNI faJa a pesar tie sus p.?cas pdginas" [OL a CA dcl 13-6-78], un "ensayito" cxpresamcnte dcscartado sobre la pincura de Alfredo Prior [OL a CA dd 28-4-77], otro tcxto, "ensayito" tambi~n, sobre "motielos crlticos, la Jef/aiOn qulmica tie/ sufato y la ncriturrz /itmzria" [OL a TIC y HL dcl 22-4-77] y uno mas, o tal vcz d mismo, "sobre /a ktrrt. /a ncriturrz 'privad4'y la narcosis" [OL a TIC y HL dcl 10-5-77]. Los rcsultados de csta etapa marplatensc, por cierto pobrcs en tcrminos cuantitativos (y, si sc mira la producci6n posterior, tambicn cualitativos), pobrcza de la cual Lamborghini era plenamente conscience, pucden atribuirse a distintas causas (voluntad de "pcrfccci6n", oscilaci6n entre gcneros, compulsi6n hacia la autorefcrencia) sobre las que ya nos hcmos cxtcndido. Cabrfa agrcgar, cal vez, una pr.iccica -viciosa- de
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constante autorclcctura (';4/ rtker ahora mi msayito" [OL a C.A dd 28-4-77]; "rtkctura apasionadtt Ml &brtgondi y sus parimtn• [OL a C.A dd 29-9-77]; mtrtg~ a una rrkctura rigurosa tk todos mis paptks inlditos, aproxirnadammu dntk 1966 m IUk/anu" [OL a TI< y HL del 13-5-77]; "La ht kldo [a "Die Verncinung"] como den wen" [OL a C.A y HL del 13-12-78]). Loque importa dcstacar ahora, de todos modos, cs que fue en csc momento cuando Lamborghini empC'l6 a entender cual era el "s{ntoma" y cual la "enfermcdad" que le impcd!a concretar lo que mas dcscaba (cscribir). El caclcter fragmentario de todos los textos del pcdodo, incluido "Die Verneinung", compucsto a panir de la rcuni6n de "anotacioncs" al principio inconcxas, no era siendo cstrictos una novcdad, pucsto que en coda su producci6n anterior -con la sola exccpci6n de Elfiord, un tcxto "rcdondo" en todos los scntidos de la palabra- sc adverda, en mayor o menor mcdida, este rasgo. Pero csta fragmentaricdad, entrc cuyas causas no podr!a soslayarsc csa falta de paciencia suya para pcrscverar en un tcxto cuando sc encontraba con alguna dificultad, pareda habcrsc ido accntuando con cl tiempo. La impaciencia, hemos visto, sc derivaba en buena mcdida de csa extraviada voluntad de "pcrfecci6n" que lo hada saltar permanentemente de un proyccto a otro sin concretar ninguno. Todo lo cual lo llenaba de una frwtraci6n que a vcccs -s6lo a vcccslograba resolver con lucidcz ("La iMa, qut ya st insinUa m 'La NtgaciOn'y prosigue "'n /os ponnas plsimos, ts limitar, constrriiir, parark ti carro a la litmztura: t"4 timt tpu ac~tar mi intimiJad, confonnant con las anotacionn. jamJs fa/Ja tinnpo para la gran obra• [OL a PW del 23-11-78]). A pcsar de la pobrcza del pcdodo marplatensc en tcrminos de "producto", su importancia reside en que fue cuando Lamborghini vislumbr6 que csa fragmentaricdad era un rasgo poco menos que inmodificable de su cscritura y entonccs, "haciendo de la ncccsidad vinud", comenz6 a construir una poetica singular, la poetica del manuscrito p6stumo, que empcz6 a pugnar entonccs, y pugnada todav!a por algdn tiempo, para dcsplazar a aquella otra sintetizada en la divisa "primno publicar, ekspuls nmbir.. (que tambicn habla aparccido, como vimos, en "En el Cant6n de Uri", un trabajo de este pcdodo) y cuya f6rmula scr!a "primno morir, dnpuls pub/icar". Siempre flanqueado por dos sombras augustas -la de Rimbaud y la de Kafka-, aquellos dos que hablan podido escribir una obra maestra y olvidarla y que, ademas, proporcionaban los dos paradigmas extremos -cl desarrcglado nomadismo, la rcclusi6n m6rbida- entre los que oscilaba su propia vida, a partir de "La ncgaci6n" y, mas precisamente, a partir de SUS cxtensas cxplicaciones del poema, Lamborghini comenz6 a intuir que su obra, por inacababa y fragmentaria, s6lo cobrada sentido -o s6lo scr!a publicablc- como el conjunto de escritos p6stumos de un gran escritor: Estoy viviendo dfas cxtrafios, tranquilos y dolorosos al mismo ticmpo. Es un dolor blanco. Escribo, pero todo lo que escribo pertenecc al gc!nero de los "inCditos•, los tc'Xtos pcSstumos de un gran escritor. Doble sabor de mucrte y de gloria. Compensaciones miserables acerca de la perdunci6n en CU)'2 base esti toda la as6xia. d desarnparo y el terror. Empia.o ~go con un vago proyecto de libro y rapidamente me desbarranco hacia la anotaci6n y la "curiosidad•. Soy mi pufio y letra. Soy "el recluido familiar•. La
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confusi6n entre litentura y manfa personal sc ha vudto abloluta e inextricable. Una gnn familia es mi ccrco, una hip6atasis dclirante de la pcquel\a, amable familia con la que convivo. La voz de mis escri1m, cntonc.cs, x ha cnrarccido ((para quc no cnticndan?) Gregorio Sama procrca en un cuadcmo. Y "enrarccido" quierc dccir scncillamente "que no sirve para publicar", "socialmente incpto", y no por razoncs de ccnsura ode complejidad tknica (no solarnente): por puro inacabarniento. Paso de un cscrito a ouo y a otro. Un libro me salvaria en cstos mementos, pcro no lo escribo, no lo pucdo cscribir. Lo llnico que hago cs rcdactar mis mitologlas. Escribo como si ya cstuviera mucrto y canonizado, pcro como no sicmpre -o casi nunca- logro lccnne asl, lo que ocwrt cs una scnsaci6n de complete derrumbc. FJ unico y cscaso consudo sobrcviene cuando pienso que a b litcrarura argcntioa le faltaba cste cscritor que estoy inventando. Una sombra, un cscritor ap6crifo. [OL a CA dd 18-2-77)
Esta poetica, que resolvfa satisfactoriamente el cankter fragmentado e inconcluso de la "Obra", puesta en tensi6n con esa otra, canto o mas vigorosa, segUn la cual el acto de escribir desligado del de publicar serfa una instancia trunca, casi onanista {"inacabadaj, no podfa llevar sino a un corolario de hierro: vivir para la muerte. Dicho de otra manera: si lo que se escribe ekbe publicarsc para alcanzar, en la concreci6n de) libro, al lcctor, csc hermano quc aguarda, sinccro o hip6crita, dcl otro lado de la pagina, y si los propios textos, por fragmentarios o inconclusos, no puedm publicarsc salvo que esc inacabamiento SC justifique por SU caracter de "escritos p6stumos" de UO escritor mayoricariamence inedito, y si, ademas, no sc ha vivido mas que para cscribir y publicar, la marcha hacia este deseo, el mas rabioso y el mas {ntimo, no podfa sino constiruirsc en una marcha hacia la propia muerte. Con coda coherencia, de la oscilaci6n entre estas dos poetic.as (publicar-escribir I morir-publicar) rcsulcaba la oscilaci6n omnipresence en la correspondencia del pcrlodo (seducir a un editor I educar a un albacea). Si en los comienws Lamborghini se habla agenciado un incelecrual que lo explicara (Germ~n Garcia), mas tarde, en 1980, iba a encontrar un editor que lo consintiera e hiciera circular sus libros {Rodolfo Fogwill) e incluso, en el medio, habfa visto en Hector Libertella a alguien capaz de cumplir ambos roles, en algun momento entenderfa que ya era tarde para todo y sc concentrarla en CCsar Aira, a quien ya habfa elegido su albacea. Ademas de esta idea, que se irfa desarrollando en los meses que siguieron y cristalizarla, como si Lamborghini la hubiera planeado y prcvisto minuciosamente durance toda una vida, en la obra monumental y maestra que escribi6 en Barcelona durante SUS ultimos trcs afios, de la etapa marpfatensc quedaba tambien la experiencia psicoanalftica, algo mas, por muchas rawnes, que una simple "mascarada", y cuyo balance (redaccado dignamente en ese papel con membrcte de la Escucla Frcudiana de Mar del Plata, que para entonces ya valla menos que una hoja en blanco) apuntaba en la misma direcci6n: Laboratorio psicol6gico-moral ((la irrisoria "cscucta• dcl cpfgrafc?) con aporuci6n de algunos documcntos, o Mminutas•, en vez de literatura. Este cs d proyccto Hanz. En ,/ Omtdn Ill Uri, 6nnado por ultima vez Lamborghini, cuyo sopone visible cs (/W) •Die Vemeinung•. TcnCa que cxtendcnne un ultimo cerrificado de aptitud, de competcncia, antes de lanzarme a estc V'l!nigo que es el exuavfo moral (...] Cmlquicr intento de Mliteratura" dcspu6 de Borges (cs dccir: Hegel) qucdaba para los infcriorcs.
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para quienes son inc:apaces de rec:onoar las jml'tf""'1. 0 el foUetinismo, como lo cntendi6 cl genial Puig. o alguna •ascmsi6n a los cxtrcmos", como la quc sc intenta en mis cscritos, qw no son intmkJI. Pot supuesto, el pomia bl.so (d bl.so profeta, el bl.so poeta). Por supuesto, d aire p6srumo, d manusaito enconaado entrc los papelcs dd "maestro" imaginario, en la tccnologfa de una botclla (de whisky). Un arcalsmo de la vanguardia, hasta en los gcstos mlnimos, como la adicci6n y la frontcra psiquifaic:a. [...) Y si sc me antoja (ni siquiera sc pucdc hablar en mi ca.so de ·c1esco·) sn Rimbaud, y si soy lo bastantc imb&:il para aeer en scmtjantc "proyeao", bucno: de cso sc trata. La trata de blancos: a cso sc dcdicaba Rimbaud en sw pocnw. A los blancos sc les pucdc infringir cualquicr tcxto, hasta mi Vcmcinung. [...) Ysigo, y sigo. Y para quc la fiesta sea complcta, hasta lgratt quc en pocos aJ\os los jOvmcs sc dirijan a ml llammdomc "maauo". [OL ~ CA dcl 19-10-78)
En su enesima temporada en cl infierno de Dostoicvski, habla encontrado dos frascs que no podfa dcsofr y que marcaban con todos los honorcs y con todas las dcshonras cl final, y cl balance, de la cxpcriencia de la Escucla Freudiana de Mar dcl Plata, dcl ..profcsscur" 0. Lamborghini-Ham y, tal vcz, de algo mas: ";Ma/Jitos psicologos!' [Dostoicvski, 1973: 579], gritaba Stavroguin, cl ciudadano dcl Cant6n de Uri, y dcspues, antes de ahorcarsc, agregaba: "Qiu nos~ acus~ a NU/i~. H~ siJo yo mismo". [Dostoicvski, 1973: 893]
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48. Constituci6n (19791
Quiz.as porque la decisi6n de 1ina Serrano de viajar junco a sus hijos a Inglaterra para rcunirsc con su marido, Lorenzo Quintero.~. fue tomada un canto abruptamente, o, de manera harto mas probable, porque Lamborghini no entendi6 bien quc habla querido dccir ella a mcdiados de noviembrc al confinnarle que podla qucdarsc en su casa de la c:alle Picdras "por un tiempo", lo cierto cs que a fines de enero, y como si sc tracara de un augurio -1979 no iba a scr un bucn afio-, sc encontr6 otra vez sin dincro y sin lugar donde alojarsc. Es cierto quc todavla contaba con varios amigos (ademas de CCsar Aira, Hector Libercella y Tamara Kamenszain, cstaban Dodi Scheuer y Diana Bilmczis o, indwo, Carlos Sastre) quc podlan ayudarlo, al mcnos por un ticmpo, en csc aspccto, pcro hasta canto lograra contactarlos y rcsolviera d6nde instalarse nccesit2ba impcriosamente comer, beber, pagar un hotel y pagar, tambicn, al psiquiatra que, por su propia dccisi6n, habfa empczado a atenderlo. Y cs que ahora rcsultaban totalmente accrtadas aqucllas ducubracioncs suyas scgUn las cualcs en Buenos Aires bebla mas que en Mar dd Plata. La ciudad dondc "sc agitaba como loco", ta.I la f6rmula borgcana ["Fl idioma analltico de John Walkins" en Borges, 1960: 134] que waba para aludir a sus momentos de intenso alcoholismo, contribufa con su ambience, o con los rccucrdos que disparaba, a f.tcilicar d cxtravfo. 1978 habla culminado con una verdadera orgfa de alcohol y pastillas que, sumada a una solcdad abrumadora -1ina, que prcparaba su viaje, CCsar, a punto de casarsc, y H«cor y Tamara, pcndientcs dd inminentc nacimiento de su primer hija, cstaban ocupados en sus propias vid.ar, lo habla dccidido, o lo habla asustado lo suficicntc, como para cncarar un "an~isis" con un psiquiatra que, en canto medico, lo pudiera, prccisamcncc, mrdicar. Nada sabemos de cste medico, exccpto quc Lamborghini concurri6 a Cl para que le rccetara a/go que le pcrmitiera vivir sin beber. Y que cl tratamiento conduirla d 31 de enero porque las vacacioncs de febrero dcl psiquiatra o la magnitud de sus honorarios as{ lo imponfan. Otra VC'Z, Vilma Marzoa rccibi6, cl 9 de enero de 1979 en Mar dd Plata, un pcdido de auxilio: Pcrdonoi la demora, qucrida Vilma, pcro acabo de romper "en mil pcdaz.os" un carta en la quc te ped{a quc vinicru a l;>usarmc, tan dcscspcrado cstaba. Ahora s6lo cc pido quc me mandcs dincro (todo lo que pucdas), tan dcscspcrado cstoy. Con Ttna no sc pucde conw: tragedia de Lorenzo, fa.lea de trabajo y "colapso nervioso", padccimientos de aniscas. La propucsta Ure (hacer Strindberg) sc: mantienc, aunque, por ahora, "puras promcsas". [OL a VM dcl 9-1-79)
En los Ultimas dfas de enero de 1979 Lamborghini dejarla la casa de 1ina Serrano para volver a la vida de hotclcs. Pero por alguna raz6n que ignoramos ya no dcgirla los 554
de Avenida de Mayo o Callao sino que sc iba a instalar en d America Larrc de Bernardo de Irigoyen 1608, en Plaz.a Constituci6n, cuya unica ventaja apreciable era dejarlo mas ccrca de csc trcn que, intula, en cualquier momento tendrla que tomar con destino a Mar del Plata: Tc quicro mucho, quicro csw alla, con vos. Y cstare. Bs. As. cs un inficmo. La unica difcrcncia con M/Plata cs quc aqul nos la pasamo~ todo d ticmpo hablando de lo quc no sc pucdc haccr. All.S ya no sc habla. 0 sf. F.ntonccs cs lo mismo. Para ml sc tcrminaron los viajcs a la ciudad de •agiwsc como loa). No quicro entrar en dctallcs, pcro, adcmis, cl Strindberg pucdc scr un qucmo. Salvo por cl anollisis, sicnto quc cstoy pcrdicndo d ticmpo. Guardol csta carta, tcncla sicmprc a mano, para cuando tc •vaya con qucjas· (lo hare, scguro). Recordi, sin embargo, los rcprochcs quc tc hicc antes de partir: yo no qucna irmc. Mc tcndris contigo en fcbrcro. V1Sicl a mi hcrmana. Deciles 4uc cstoy bicn y quc ~· Que ya lcs escribire. No tc olvidcs de mandar giro (rccum a M. Teresa, m "1tim11 inst11nrill). Qucdatc tnnquila; algo "tnnquilo· invcntarcn1os alll para sobrcvivir dcspues de rnan.o. [fd.]
Retenido en Buenos Aires hasta el fin del analisis, considerando que en cualquier momento debeda volver a Mar del Plata, donde, decfa, habrfa preferido quedarse (" ~ no qwrla irml' [Ola VM del 9-1-79]), privado de la asiduidad de otros tiempos con Aira y "los Llbertella", promediando el mes de enero sc enter6, a craves de Alfredo Prior o de Enrique Medina, que en esos d.ias sollan invitarlo a comer, de que la librcda de un compinche suyo de otras Cpoc:as era poco menos que un succso. Sergio Ronclan, un vasto lector que sc habfa casado con Gracida Schwartz, virtual hercdera de la cadena Fausto, era por entonces un scfior atildado (aunque tan alcoh6lico como Lamborghini) al que rara vn sc vela sin saco y corbata y que, en sociedad con Oscar fucobar, un actor espafiol mucho menos rustico que su nombrc rimado, habla abicno en Santa Fe 2733 Finnegan's, librcda que impresionaba por las cxcdencias de su caralogo y por las balustradas y pinotcas que el escultor Norbeno G6mn habla dispuesto con criterio exquisito. Al poco tiempo de inaugurada la librcr!a, Escobar habla regrcsado a Espafia y su panicipaci6n fue adquirida por Juana Karasic-"Cuca"la mujer de Jose Luis Mangieri, un viejo ~nocido de Lamborghini de la epoca del Sindicato de Prcnsa. Pcquefia luz en tiempos oscuros, la librcrfa, desde su programitico nombrc hasta su esmerada estecica, convocaba por aquellos d.ias no solamente a los lectorcs intercsados en las Ultimas novedades en literatura o psicoanaJisis sino a un grupo heterogeneo de escritores, editorcs o aspirantes a una y otra cosa que encontraban en Finnegan's, o en el contiguo restaurante King, un espacio menos hostil que las calles, todavfa peligrosas. Rpbeno Raschela, Hugo Savino o d esrudioso joven Luis Thonis, junco al propio Mangieri, eran prcscncias habituales en la librcrla de Ronclan que, sin embargo, parcda prcfcrir la compafila de un joven uruguayo al que casi doblaba en edad, cal vez menos cultivado que los demas visitantes pero que poco a poco estableccria con el una de esas complicidades rcscntidas y fratemales quc sc generan en tomo a una pasi6n comun (en este caso, el alcohol). Eduardo Fernandez, que de el sc trata, era fuertc y ad~tico como un dcponista aunque bebla canto como Ronclan. Casi diariamente, cuando salla de su trabajo en la
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editorial Perfil y antes de pasar por su casa sicuada a pocas cuadras de la librcria, dirigia sus pasos hacia Santa Fe y Anchorcna donde, ademis dd placer de conversar y bcbcr con su amigo, cncontraba cl atractivo adicional de trabar rclaci6n con alguna de las dcccnas de psicoanaliscas o psicoanalizadas que, al caer la tarde, pululaban por Finncgan•s o por los alrededores. Su encuencro de csos dias con una de dlas, no c:xaccamentc en la librcda sino a unos pocos metros, en la csquina de Santa Fe y Laprida, ilustra mcjor quc cualquier ocra cosa d cariz quc tomaba Finncgan·s con.furme avanzaban las horas y Raschdla o Savino o Mangieri o Thonis, prudences, sc rctiraban. "As! qur sos psicoanalistll" -dijo Eduardo, ya en un bar de la zona, para prcguntar cnscguida, falsamcnte sorprendido-, jqul hacls por acd?~ "Vmgo a la librrrla qur mJ a mitad tk cuadra" -dijo la psicoanalisca-. ~h, esa librerla es tk un amigo mlo" -dijo Eduardo, ya mis scguro de la conquisca-. •IJecime -dijo, dmida, despues de un rato, la psicoanalista-, df>Uttk ser qur tu amigo tmga un empka4o borracho?~ jNo! -dijo Eduardo, sinccro y sin podcr contcncr la risa- ;El borracho n mi amigo!" [Entrcvisca EF]. Es posiblc que poco antes dcjar dcsdc Mar dcl Plata a fines dcl afio anterior Lamborghini sc hubicra comunicado con RoncUn anunciandolc su traslado a Buenos Aires. Lo cicrto cs que escc le vcnfa prometicndo a Eduardo Fernandez la Ucgada de su amigo casi cotidianamcntc. ·~ vimt, mJ lkgantio tk Mar tkl Pfal4 -lo ilusionaba codos los dias-. Es un mamro. No sabls la cantit.laJ tk aJmiraJom qur ~. No sabls c6mo lo
qunian m el diario Clarln. A lo mtjor ntd vinientio a pu y st va pllTdrulo a "4r clasn m el camino. T.nu un tjlrdto tk seguiJo~s. ,. [fd.] Probablemente Sergio Rondan tuvicra garantizada dcsdc siemprc la simpada de Lamborghini con cl solo merico de su ludico apcllido (Rondan I Dan ron) pcro Eduardo Fernandez, en cambio, iba a rccibir un trato mis oomplcjo. La Ucgada dd "Maestro" que le habfa anunciado Rondan, por lo pronto, debc de habcrlo dcccpcionado, no canto por cl dcsaliiio quc, en contraste con la apostura de Rondan y con la suya propia, era mis que notorio, sino por cl dcscomcdimicnto inicial que le destin6 cl amigo de su amigo. ";_De Jont.k sacastt a lstll? -prcgunt6 Lamborghini a Rondan scfialando a Fcrnandcz-. jOJmo me pmmtds ntll clase tk imur [fd.] A pcsar 'de esw manifescaciones destcmpladas, quc sc rcpctirian y que Fernandez sc iria acostumbrando a colerar, un poco por cl "magisterio" de Lamborghini, otro poco por los quince afios quc le llcvaba, muy pronto los trcs empczarian a rcunirsc diariamcnte con las primeras sombras para bcbcr hasca muy tardc en cl dcpartamcnto de French y Coronel Dfaz donde vivfa Rondan, en cl de Corond Diaz y Pcfia dd propio Fernandc:7. -y en donde Lamborghini sc instalada cada vcz con mis frccucncia-, en la conficcda de Coronel Diaz y Las Heras o en la propia librcria, lo quc iba a motivar que algtin dientc madrugador que intent6 visitar d local antes dd mcdiodla sc encontrara con las luccs apagadas, la puerta cntrcabicrca y, a falca dcl dasioo candito "vA VUELVO", una o varias botcllas de whisky vadas rccostadas sobrc la pinotca a mancra de anuncio, cacico pcro un{voco, de quc csc d!a los librcros abririan con alg1ln rctr.aso. Otras veces, ya porque el arribo de los primeros clicntes los sorprendlan todavia rcfugiados dcntro de la libreria, ya porque, despues de la partida de Fernanda,
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Lamborghini y Rondan estaban todavfa demasiado excitados como para dormir y decidfan "abrir temprano", desde las primeras horas de la mafiana Finnegan's ofreda el especclculo inwuaJ de que sus dos "vendedores" parecieran actores que ensayaban alguna esccna de Beckett. Tai lo que le pas6 a un joven que visitaba CO!l alguna frecuencia la librerla. Vaga y lejanamente emparentado con Rondan, firme admirador de Lamborghini, alglin tiempo atris le habfa dado al duefio de Finnegan's uno de sw primeros textos, que llcvaba por dtulo "Orden alfabetico", con el prop6sito de que sc lo hiciera llegar al autor de FJ fiord y &brtgonJi "trocede, esos dos libros que con canto fervor habfa lefdo. No por previsible su decepci6n fue menor cuando entr6 a la librerfa poco antes del mediodfa y los encontr6 a ambos totalmente ebrios sin que pudiera determinarse si ven(an bebiendo dcsde la noche anterior, si hab(an empezado a beber desde la mafiana o si no habfan bcbido en las Ultimas horas pero estaban, desde hada mucho, ebrios para siempre. Desascados, sudorosos, arrastrando las palabras, ni bien lo vieron entrar le hablaron de su texto, que Lamborghini aprob6 aunque c-.on el reproche de que tcnfa "demasjados ~,,, cdtica quc al principio cl jovcn supuso se rcfcrfa al caractcr cxccsivamcntc "sintactico" de ese trabajo plet6rico de subordinadas y que, despues, interpret6 como una forma de desd~n. Antes de que cl pudicra requerir precisiones sobre la objeci6n o, al mcnos, cruzar alguna palabra mas con ese escritor al que admiraba, Lamborghini y Rondan habfan empezado a hablar enue cllos como si lo ignoraran pero en voz suficientcmente alta como para que cl que, de a poco, sc habfa deslizado hacia las mesas de exhibici6n, escuchara la interrogaci6n chabacana en la que parecfan enfrascados ("';Qui hacn- CMll1lt1o uno se dnpin111 con la pija paraJAr [Entrcvista A. P.]). En ese momento, algo inc6modo, el joven ~ retir6. Tenfa veintid6s afios, sc llarnaba Alan Pauls y pocos meses despues, cuando algunos de los miembros de la revista de critica literaria cuyo staffintegraba sc trasladaran a la casa de Diana Bilmczis y Dodi Scheuer para entrcvistar a Lamborghini, lamentarfa que un contratiempo de Ultimo momento le impidiera concurrir. Esto ocurrirfa, sin embargo, muchos meses mas tarde, a fines de 1980. En aquellos primeros dfas de 1979 Lamborghini, que ya habfa recibido el giro de Vilma, alternaba d Hotd America Larre de Constituci6n con la casa de Rondan, la de Fernandez o la de alguna psicoanalista con consultorio y domicilio aledafios a Finnegan's, y atravesaba una etapa alcoh6lica tal vcz peor que codas las anteriorcs {ya bebfa alcohol puro apenas cortado con alguna gaseosa o simplemente con hielo desde la mafiana), empcz6 a considerar que qu~ no era indispensable que regrcsara a Mar dd Plata apenas conduido el tratarniento con su psiquiatra. La frecuentaci6n de la librerfa le habfa deparado, enuc tanto, las cortesfas de dos nucvos admiradorcs -Hugo Savino y Luis Thonis-, el fruccffcro intercambio con Robeno Raschela y, merced a la gesti6n de Rondan, pronto le darfa la posibilidad de un nucvo emplco. En frcnte de Finnegan's vivfa Rodolfo Fogwill, un soci6logo especializado en marketing que repartfa d ticmpo entre la atenci6n de su exitosa agenda de publicidad y la preparaci6n de inminentes, calculadas y agudas intervenciones en d adormilado
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campo litcrario. Acababa de publicar su primer libro de pocmas, tcnCa en prcnsa cl scgundo y sc prcparaba para sacudir cl panorama de las lctras locales con una scric de relatos en los quc originalidad y dcsparpajo produdan un cfccto quc pcrduraba m~ alla dcl asombro de una primcra lcctura. Ya habCa mandado, o cstaba por mandar, su primcra colccci6n de cuentos al concurso quc, con cl nombrc de "En las anes y en las ciencias", auspiciaba una gascosa y en cl que Liliana Hckcr, Angel Mazzei y Enrique Pezzoni iban a prcmiarlo en forma unanime. Paralclamcnte, tenCa planes de convenirsc en editor. Muchos le estaban agradccidos porque durantc los momcntos m~ oscuros dcl regimen militar habfa ccdido sus insospcchables oficinas como "carnuflaje" para que sc reunicran divcrsos grupos de estudio que no habrCan podido haccrlo sin corrcr alg11n riesgo (Gcrm:in Garcia, cntre otros, habfa disfrutado·de esta cobcnura). Y si bien habfa quienes, a vcccs, no simpatizaban con sus mod:Jes o sc scndan molestos por alguna de esas opiniones dnnasiaao antiprogrcsistas que solfa disparar con calculada iracundia, lo cieno cs que en esos dfas cstaba iniciando un movimiento que lo llevarfa durante los afios siguientes a ponersc en el centro de la mayorfa de las poMmicas literarias, polfticas y hasta farmacol6gicas que agitaran a la mclindrosa cultura nacional. Rodolfo Enrique Fogwill, a quien todos llamaban Quique, tenfa, adem:is, muchos amigos en comun con Lamborghini (Carlos Sastre y Dodi Scheuer, entrc otros) e iba a convcnirsc durante los meses siguientcs en un interlocutor ideal, tal vez porque sus destinos estaban misceriosamente cruzados (Fogwill formada pareja con Renata Desau, aquella nifia a la que Lamborghini le robaba el desayuno en la casa de Fofina Giai y Santiago Lamarca, e ·iba a escribir Los pichy-ci~gos, la nouwlk que le dada fulgurante notoricdad, miencras dormfa en un colch6n, regalo de Paula Wajsman, que habfa sido de Osvaldo) o porque, simplemente, era lo bascance fuene y lo bastante maleable como para que de csc dialogo surgieran chispas memorables. A pcsar de la amiscad con ambos, no fueron ni Carlos Sastre ni Dodi Scheuer quienes le rccomendaron a Lamborghini para la agencia sino, como hemos visto, el propio Sergio Rondan, de cuya librcrfa Fogwill era asiduo concurrence. En esc momento, si bien conoda algun trabajo de Osvaldo ("El nifio proletario" y sus incervenciones en Literal), no estaba cspecialmente interesado en cl (era, s{, devoto lcccor de Lc6nidas). Cuando Rond:in los presenc6, Fogwill, que culcivaba cierta elegancia extravagance, debi6 de quedar imprcsionado por cl aspecto de su futuro empleado. El cabcllo desordenado y largo, aunque raleado en el frcnte, los ojos hundidos de mirada algo absona y rcmacados por·dos profundas ojeras grises, el vientre prominence que no daba la idea de obcsid!ld sino de una inarmonfa mas inc6moda y que en su sostenido crccimienco se habfa cobrado uno o dos boconcs de la camisa, la boca pequefia y algo fruncida, como dibujada a lapiz y luego colorcada, la voz de timbre agradable pero modulada de manera curiosa, entre afcctada y cansina. .. Ocro detalle que llam6 su atenci6n fue esa excrafia manera de fumar (Lamborghini no comaba el cigarrillo por el extremo sino por la mitad, y tampoco lo sostenfa con la punca de los dedos sino que lo hundfa hasta el punto donde se separan el indicc y cl
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mayor) y los rastros que habla ido dejando en su mano derecha, que lucia un malsano tono amarillento y que, al cstrccharla, producla la dcsagrad.able imprcsi6n de algo humcdo, rcsbalad.iw, que pareda no tener forrna o quercr tenerlas todas a la vcz y que su duefio tendfa con gcsto de rcsignaci6n o de fastidio. Lo mas dcsconc.crtante del aspccto de Lamborghini, sin embargo, era que csc dcsalifio terminal que sc adverda en cada detalle de su ropa o de su cucrpo no lograba ocultar cierto airc de distinci6n que cmanaba dd conjunto y que no tenia que ver con la apostura ni con la clcgancia sino con csa bdlcza antigua, irresistible y rcpulsiva a la vcz, de lo verdaderamente dccadcnte, como si su andar torpc y sus maneras ampulosas evocaran a un monarca dcstronado por una revoluci6n incucstionable, siemprc algo cbrio, muy culto, todavla sobcrbio e imperial. Lo cierto cs que antes de que finalizara enero Lamborghini ya trabajaba en la agencia "Ad-Hoc" de Callao 1134, 5° piso: Heme aqul ~heme!) trabajando en una agcncia de publicidad, tRS horas por dfa, cicn milloncs de sucldo, haciendo una cspccie de cspccie. No te cscribC antes porque cstaba en plcno cam: ahora, en cambio, vengo aqur y, por ejemplo, Torno Asiento, y tengo una maquina de cscribir y chicas sccrctarias quc cratan de solucionar todas mis dificulcadcs, talcs como hablar por cel~fono por ml (pcro csta cana la cscribo yo, ojito) pucsto que cl duefio de la agcncia as{, rigurosamente, sc los ha ordenado. A Die Vemcinung le dcbo la gracia, o dcsgracia, de csta nucva situaci6n. El hito dcl poema cs fabuloso: fabuloso porque los animalcs cscaban towmentc convcncidos de quc la litcratura sc habra tcrminado. Es cal la sorprcsa que cl pocma lcs causa que "salt.an de alcgria" a cada verso. [OL a CA dcl 26-1-79)
No era cl (mico pocta que Fogwill habla incorporado a su cquipo: un muchacho dmido y csmirriado que acababa de cumplir treinta afios y quc habla hecho de su homoscxualidad divisa y militancia al comienzo de la decada dcl '70 era cl cncargado de supcrvisar a los encucstadorcs de la agencia. Diligente, cficaz y callado, cscribla versos que, pudoroso o inseguro, rara vez daba a conoccr. Se llamaba Nestor Perlongher y por csos dlas pulla los Ultimos pocmas de Austritl-Hungrlll, un libro que iba a impactar como pocos en cl campo de la pocsla argentina. En contrastc con la eficiencia de Perlongher, cl dcscmpefio laboral de Lamborghini pudo masque toda la admiraci6n que podla tener Fogwill por SUS pocmas (que, entusiasmado, ya habla hecho circular en fotocopias). Sentado en su cscritorio, dejaba pasar las horas sin escribir una sola llnea o aportar alguna idea miencras cucscionaba codas y cada una de las de los demas ( "Nunca tstoy tit acundo con lo qru aUI st diet. Ronronto para mis admtros: -Yo lo pmsarla tit otra mantra. Ptro, ;tit qui mantra? ;Mistnio! LD unico que st mt ocurrt ts 'I~ m sl mismo ti aislamimto es ya otra manmz tit pmsar,. [OL a CA dcl 5-2-79]), cuando no hada largas cxcursioncs a los bares alcdafios para "reponersc" de un trabajo que le resultaba agotador. A menos de un mes de su ingrcso, y merccd a una generosa indemnizaci6n que scguramente cxccdfa coda pauca legal, patrono y cmpleado acordaron un "dcspido" que concluy6 los dfas de Lamborghini en el mundo de la publiciclaJ45. El nacimiento de Malena Libcrcella a comienzos de febrero constiruy6 un nuevo 559
motivo de desaz6n para Lamborghini. Quiz.as porque no podla ocultar el fastidio que le provocaban los llantos de la nifia, no tanto por &u estridencia como porque hada que sus padres le prestaran menos atenci6n a ~l. quiw porque la nifta, quc de alguna manera pcrcibfa csc sentimiento, arn:ciaba en sus bcrridos ante su sola prescncia, lo cierto es que la casa de "los Libcrtella" dej6 de ser un lugar de cobijo y atenci6n seguros, de manera tal que pronto -despues de una breve estadla en el departamento de Carlos Sastre en Montevideo 656, donde se recncontro, tambien fugazmente, con Paula Wajsman- volvi6 al hotel America Larre. El casamiento de O!sar Aira -simuldnco al nacimiento de la hija de Kamenszain y Libcrtella- que tambien le restaba tiempo y energfas para dedicarle a el, no hiz.o sino aumentar la sensaci6n de desamparo. A pcsar de que cenaba con cierta frccuencia en la calle Lautaro junto a Aira y su mujer, y de que Libcnella y Kamenszain no dejaban de haccrse tiempo para mantenerse al tanto de su suerte, parcda que habfa elegido regresar a Buenos Aires en el momento en que sus amigos estaban menos dispuestos a ocuparsc de el. Fue probablemente en el momento en que sc le acab6 el dinero de la indcmnizaci6n de Fogwill cuando llam6 a Vilma Marzoa, que viaj6 inmcdiatarnente, y. despues de un par de dlas en el America Larre, regresaron, juntas, a Mar del Plata. Ya no habfa lugar, sin embargo, en la ca.sa de la calle Falkner, donde se apretaban Marla Teresa, Araujo, Lucio, Teresa Galeano y la emplcada domestica, ni en Falucho, donde moraban los ttcs hijos de Vilma a los que su madre querfa prescrvar de una convivencia que intufa problemitica, por lo que Lamborghini sc instal6 en cl Hotel Shelton de Sarmiento 2436, cercano a la terminal de 6mnibw. No tenla dinero ni posibilidades muy daras de c6mo obtenerlo pcro scnda que en esc momenta, en Mar dcl Plata, podfa por lo menos contar incondicionalmente con Valma y tambien, aunque con algunas restricciones, con su hermana Marfa Teresa. Nada sabcmos de estos d{as, excepto que intent6 retomar aqucl viejo proyecto de "La hija de Hartzn, que no hubo correspondencia y que a fines de junio apareci6 "La mafiana" en Escand4/ar. A pcsar de que en esta scgunda entrega de la revista de Armand, fechada en abril-junio de 1979, dondc compartfa el sumario, entre otros, con cinco pocmas de Alberto Girri y "El templo de }Upiter", de Alicia Steimbcrg, "La mafiana" ocupaba cinco paginas bcllamente edir.adas e ilustradas, no mostro cl mismo entusiasmo que le habfan deparado sw publicaciones anteriores. Cuando n:cibi6 el cheque de ciento veinticinco d6lares en pago por su relato volvi6 a viajar a Buenos Aires y otra vcz se instal6 en el hotel America Larre dcl barrio de Constituci6n. En este nuevo regreso a Buenos Aires encontr6 a Tamara Kamcnszain y Hector Libcrtella sin trabajo seguro ni perspcctivas concretas y considerando la posibilid.ad de emigrar a Mexico y a CCsar Aira pcndiente del embaraz.o de su mujer que, scgtin los cllculos, darfa a luz antes de fin de afio. Una y otra circunstancia, motivaron que su trato con Sergio Rondin y Eduardo Fcrnmda se hiciera cada vez mu ficcuente y que, incluso, en alg'1n momento llegara a fungir de vcndedor en Finnegan's, actividad en la quc ccs6 cuando cl duefio de la librcrla dcscubri6 que todos los dlas le faltaba dinero de
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la caja. Sin peleas ni rcncorcs, o con pelcas violenw pero cffrneras, Lamborghini dej6 cntonccs cste pucsto, lo que no impidi6 que siguiera rcun~ndosc casi a diario con Rondan y Fernandez para beber. De csos dlas de whisky mafianero, ginebra vcspertina y puro alcohol noctumo datan sw dcscomcdimientos con los amigos de Rond.an o de Fernandez que, dcsprcvcnidos, tcrminaban convirticndosc en victimas de su irascibilidad cuando sc acababa d alcohol (lo cual ocurrla, indefectiblemente, en algtin momento de la noche pucsto que d trio soUa beber hasta acabar con las existencias de alcohol de la dcspensa -o dcl boriqu{ndc cualquier casa), o sc conmovian ante las csccnas que, con disimulada ironla o disimulada tristcza, Lamborghini soUa montar. Tai cl caso de un periodista amigo de Eduardo Fernandez: pardcipc casual de una de csas rcunioncs donde lo que sc bebla iba pautando lo que sc conversaba, no supo c6mo disculparsc cuando dcspu~ de un comentario suyo Lamborghini sc puso a llorar a Iagrima viva mientras repeda "el nino proktario soy yo, el nino prolmzrio soy yo• [Entrcvista E. F.). Tai vcz cl pcriodista, mortificado por d llanto de csc hombre grande al que acababa de conoccr e intrigado sobrc la rclaci6n entrc sus palabras (temfa haber dicho algo inconvenience pero no sabfa quC} y una rcacci6n scmejante, no habfa tenido tiempo para pensar en Flaubert o para cnterarsc de que csc mismo rcmoqucte ya habfa intentado impactar afios antes a German Garcia. Lo scguro cs que nunca supo que, cuando abandon6 la rcuni6n, Lamborghini, sccados los rastros dcl llanto y rccupcrada la composrura, iba a formularle a Fernandez un agrio rcprochc: iQ!d hijo tie put4 ntt amigo tu.yo! jMird como me hir.o /Jorar!" (Enrrcvista E. F.) Tambicn por esos dfas frccuent6 a una psicoanalista -otra mas- quc lo acogi6 en su departamento ubicado sobrc la librcrla y a Delia Pasini, una pocta con quien compani6 largas caminaw en una Buenos Aires irrcal que, merccd a los trabajos de consuucci6n de la autopista Veinticinco de Mayo, parccfa una ciudad bombardeada. Delia acababa de publicar Un tiecir se rrpitt mtre mujem, su primer libro, que Lamborghini le dogi6, como sicmprc, con gracia y clocucncia. En csc momento, sin embargo, la pocsfa que de verdad lo impactaba era la de Ma/Jitos los glll/os, la primcra publicaci6n de Roberto IWchcla, a quien sorprcndi6 con la penctrantc lc:crura que habfa hccho dcl libro que, ademu, rccomendaba con entusiasmo a todos sus conocidos. Un verso de IWchda, •Dios mlo, lo horrible" ["Pocma de la funilia" en IWchda, 1979: 20), scria dcsde entonccs una de sus ciw prcferidas. En cuanto a su propia cscritura, no hay rastros de que haya pcrseverado en continuar con "La hija de Hartz" ni con ninguno de los otros proycctos que sc encontraban de momento abandonados. Sf, en cambio, puede situarsc en cste periodo la cscritura de "Sonia (o cl final)" que, cuando sc publicara dos afios dcspu~, llcvaria, al pie, una fccha: "agosto, 1979" [S. I: 143). La acostumbrada menci6n rcferencial (•&rnarJo tie lrigoym, B1rlSil Me pasto por mi CUIJTto CU/ltro tie hottr [S. I.: 139)) cs coincidente con su domicilio de csos dlas -cl hotel America Larre de Bernardo de Irigoyen 1608-, menci6n contcnida en una tambi~n
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dpica introducci6n-rodco similar a la que abrida Lil causa justa o el primer capltulo de Las hijas M Hegel No hay, en cambio, ninglln demento que nos pcrmita rclacionar cse otro pasaje formalmente autorcfercncial ("En dntll ocasidn, a causa Mun ro/,nok Ml C1llli mejor quisinrl no acortlarme, unos amigos gmovnes me Jieron cobijo m una quinlll cnrana a l4S afaeras M Vmado Tuerto, provincia M Santa&. Pun bim, ahora pada a/Ji. m paz. tranquilo [... ] AlgMim 'pararla' el sumario" [S. I. : 139-140]) con alguna vivencia dd autor. Mas aun: la inexistencia de antccedentcs judicialcs en su prontuario descarta csa posibilidad. A pesar de SU caracter digrcsivo, la introducci6n SC detenla en un pasaje del tango "Mano a mano" ("Los morlacos Ml otario los tirds a '4 ma1rhanta.. [S. I: 137]) con esa misma mirada extrafiada ( "Otario ~ y Ma1rhanta. Un ~ J;Jnna• [S.1: 138]) que pronto, en Las hijas M Hegel sc le dedicarfa a ciertos versos de Hernandez, pcro, a difercncia de lo que ocurrida en csta novela, los versos de Celcdonio Flores sc retomaban sobre el final ya intcgrados dicgeticamente al rclato. Tambien asomaba un procedimiento disruptivo ("Dec/a un confiJmu policiaJ -no, naJa que ver con el tmui- .. [S. I: 137]) que, textual, sc rcpctirfa en la primera Unea de la novda cicada (".. Josi Herndnda, no -na44 que ver con el tmui-... "[S. I: 205]}. Esta misma introducci6n aludfa, via Ruben Dano, a &lmgonJi rmoceM, donde sc habfa incluido por primera vez la cita que ahora sc rcpcda (" ~ soy aque/ que ~ nonuis Mcltl' [S. I: 138]), a "La mafiana" ( jArgmtina, Algmtina, Argmtina!" [S. I: 139]) y, tambien, inclufa a Hartz, esc pcrsonaje-alter ego omniprcsente en los uabajos posteriorcs a "Die Verneinung" ("Los tali4rines apelmarAdos M Elsa Ertiosain como 11.ato unico. Carmen Antonucci M Arlt, Pin-Ange/4 Tabort M Hartz. Cosima Wflgnn-· [S. I: 138]). En csta misma introducci6n, por fin, sc aludfa a El eslUpiJo reflejo M '4 manu1111 m '4 vmtana, una novcla que Aira habfa terminado el afio anterior: ·Los artistas sabm per:foctamenu que poco importa q~ ese GanrA u otro CUllkJuinrl Vmga o Vaya. Lo supinon siemprt y siemprt lo sabrdn. No saben otra cosa. Ese sabn- n el arte. Callan, no obmznu. Disimulan. 'Ttmm miedo a la hipocondrla commta -sin justificarlos- C A. m su Ubim4 now/4": [S. I: 138]. Es imposible sa~r cual fue la primera versi6n del fragmento. Por lo pronto, en una de las dos revistas en las que sc public6 (Feeling) aparcci6 "C. A", ta1 como acabamos de transcribir, yen la otra (Sitio), "rdar que mi dcbcr cs rea>rdar. FJ hcrmoso decudabo de Enrique Molina ("No, Robinson"):
"No CEOAS AHORA, VIEJO PERRO". [fd.]
Dccididamcntc, Lamborghini no parcda dcmasiado prcocupado por su intcmpcric. Si esta cxisti6, no dcbi6 de habcr durado mucho ticmpo porquc para la cpoca en quc Fogwill rccibi6 csta carta cl ya sc habla mudado a un novcno piso en Bartolome Mitre y Pucyrrcd6n dondc vivla Laura Grimbak, una bclla psicoanalista quc, como solla ocurrirlc, lo habla "adoptado" al otro dla de conoccrlo, cuando lo rccibi6 en su casa
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junco a una amiga (Susana Cerda) tambien psicoanalista y a un amigo cscritor quicn, dcspues de una carde de alcohol y codefna (solamente Susana Cerda supo o pudo rcsistirse a la exigencia de Osvaldo de que todos probaran las pascillas) y una madrugad2 irreal, le hiw jurar que nunca -nunca- iba a rcvdar que Cl habla cstado csa tardc, csa noche, en su casa.
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50. Saigon (1980]
Es probable quc las erratas de Pomzas hayan indignado a Lamborghini lo suficiente corno para impcdirle aprobar o dcsaprobar la solapa que rcdact6 Oscar Steimbcrg ("La Madrt Hogarth -a rastras su nombrt, pintura de/ horror britdnico-, st alkgo al trou nomds, puro fku azulmco, abajo, y arriba /.a mascarita de Estanis/.ao de/ Gzmpo. Osva/Jo
Lamborghini, su pots/a pomza, deja sinnprt paso a /.a convocacion de todo lo n~stro: ti horror mttaflsico, ti imaginismo q~ tkuk ti '40 ts, 49 casi nuntra unica pots/a, las dlcimas gauchas m las ~ rtfo/gm unos tttrnos tsptjutlos qunJtdianos. Ltytndo tst:os pocmas st asistt a /.a concmtracion tie tsos decursos iniciados con El Fiord' -{)rgla de monstruos ekrJortU/os por una corrimte de pa/.abras importan~,50 y con "Sebregondi retroc.ede", historia de un marquis gombrowicziano" [Lamborghini, 1980: solapa]). Y cs que los crrores de composici6n eran, como dijimos, minucias si sc los comparaba con los de diagramaci6n y armado: FJegistc mal la imprenta. No fue un error de los autores. Yo no pocUa permitir que estrofas de
"Los Tadeys• irrumpicran, como colados en casorio, en "Die Verneinung•. [OL a RF del 21-5-80]
Escas quejas 'eran apcnas exageradas. El cortado y armado de parrafos, que no sc contaba, tampoco, cntre las dcstrC7.aS del imprentero Zlotopioro, era scncillamente abominable. Se habfan suprimidos blancos encrc cstrofas y sc habfan introducido otros inex.istentes en cantidad y ubicaci6n que, si no impcdfan la lcctura, sin dudas la pcrjudicaban. En "Cantar de las gredas en los ojos", quc debfa imprimirsc en italica con una doccna de frascs o palabras dcstacadas en rcdonda, csta Ultima indicaci6n sc habfa omitido dcscnfadada y, grande cs la centaci6n de afirmarlo, delibcradamente (habcrla respctado habda aumencado, con los metodos de cse entonccs, cl trabajo de composici6n) imprimiendosc todo en bascardilla. En cste mismo pocma, adem:is, la sexta cstrofa ( "cPor qui no somos smcillos I por qui no somos trrznspartntn I por qui no somos puros y ~nos I como ti p~blo I como las bumas gmtn? j, una suene de cscribillo que rimaba con la quinta, habfa ido a parar, inc6moda, cntre la scgunda y la cuarta. Y sin embargo, a pcsar de todas cscas deficiencias, cl libro era un objeto atractivo, en gran medida por cl sugerente claroscuro dcl dibujo de la portada. Se imprimieron mil ejemplarcs y Lamborghini sc hizo reconoccr por cscrito que le pcrtenedan doscientos cincuenta. Como era previsible, a la ansicdad por la salida de Pomzas succdi6 la que le generaba su rcccpci6n. Previsiblemente tambicn, la comercialii.aci6n que encar6 Fogwill no cstuvo a la altura de lo que cspcraba cl autor que, idcalii.ando o exagerando las posibilidadcs ccon6micas quc atribula a su editor, dcscontaba una amplia distribucion y una gran campafia de prcnsa.
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Otro motivo de discordia fue cl envoltorio de cdofan con d que Fogwill dispuso que sc cxhibiera cl libro. Es probable que, por atendiblcs raroncs comcrcialcs, d editor quisiera evitar al "lcctor de librerfa" que, en cl ca.so de Ponnas, era un tipo de lcctor al que raronablemente sc debfa temer: cl halo de discreta lcyenda que rodcaba a su autor atraerfa sin dudas a muchos "intercsados" en ver "de quc sc trataba cso"', curiosidad quc, sin mayorcs dificultadcs, satisfarfan lcyendo "de parados" algunas paginas de cse libro breve, lo que pcrjudicarfa su venta. Tal va Lamborghini tambicn cstuviera intercsado en que su libro se vendiera. Pero, a diferencia de Fogwill, juzgaba que habfa que cxhibirlo sin envoltorio pcrmiticndo que los lcctorcs lo hojearan en las librerfas. Seguramente calculaba que dcspues de leer unos pocos versos cualquiera qucrrfa posccr cl volumt-n. 0 quiw querfa por sobrc todas las cosas que csa legi6n de lcctores quc cstaba seguro mercda lcyeran su libro, ya fucra de parados en las librerfas o de pantuflas en sus ca.sas: Vi tu enhoramala distribuci6n. l.m libros csdn todos con la •gomita". Como didmdo: "Bueno. m cste cstanu tambi~n le haccmos un lugarcito a la Consignad6n de los Aficionados". Heme aqul, a Im 40 afios, tirando la chandeta con una aberranu Edici6n de Autor. [OL a RF dd 19-5-80)
El hccho de que en Finnegan's sc vendic:-an los primeros cjemplarcs de Ponnas, ciertamentc 16gico (los primeros intercsados tenfan que contarsc entre aquellos quc frecucntaban a su autor por csos dlas quiencs, o bien eran habitues de la libreda, o bicn sabfan por cl mismo que allf cncontrarfan con toda scguridad cl libro), era mal interpretado por Lamborghini, que atribufa ya no s6lo a Fogwill ("DilapiJaste tu dinno. Porqw distribuisu mJti. Porqw te taraste m la (ampalUt tie prmuz" [OL a RF dcl 21-5-80)) sino a todas las librerias que no fucran Finnegan's una suerte de conspiraci6n en oontra suyo: En la librerfa de tu odiado (ineficiente) Sergio, a pcsar de tu Imb«il ProhibiciOnSI ya sc vmdim>n 5 ejcmplares tk los mlos (porque cl supereficaz. o super-rat6n Fogwill, no se iba a perder cu bolada: rctrasar al maximo la cntrcga de los libros a la unica librerla dondc, por lo mcnos, los iban a cdubir; donde: lcs sacan 1u "gomita" y sc absticncn -tal vez por ruoncs de higicnc- de limpiarse d culo con ellos). DE LOS M(OS. DE LOS QUE YO LES REGAL£. y SIN VERSO: ~ GENTE ENTRA y PIDE Ml UBRO. (OL a RF dd 19-5-80)
Esta protcsta era, por lo menos, contradictoria con otros rcclarnos de la misma caru pucsto que si la gente entraba y pedfa directarnente cl libro, (quc importancia tenfa que sc exhibiera con "gomita" o sin "gomita" o, induso, que sc cxhibiera o no sc cxhibicra? De todos modos, la imagen -naturalizada a fuerza de repcticioncs- de que en todas las libredas que no fueran Finnegan's sc "limpiarian d culo" con los ejcmplarcs de Ponnas no puede habcr sido escrita -previamente dcsnaturalizada- sin profundo dolor. Ese tcmor a que sus pocmas, cs dccir, cl mismo, fueran rccibidos con dcsd~n. olvidados en un cstante sccundario o silenciados por "las gomitas" como si sc tratara de un rcgalo que ofrccc tan poco intcres que ni siquiera mcrcce quc sc abra d envoltorio, podla
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razonable y arbitrariamente transformarsc en odio y volversc contra el editor, de alguna mancra "cl padre" del libro: (C6mo anda tu barquito? Vicnto en popa, scguramcntc. Oswaldito tc ticnc cnvidia (pi, pi, pi). [OL a Rf dcl 19-5-80)
No cs scguro quc la ulcima frase (" OswaU/ito k time mvidia") fuera ir6nica y quisiera exprcsar "Oswaldito note tiene envidia". Loque sf parcce claro cs queen la autonominaci6n "Osw.ildito", frecuentc en cartas y textos, el procedimicnto de doblar la "v" y recurrir al diminutivo permida, mediante la inversi6n de csa "v" doblada, leer Osmaldito. Las injurias, por lo demas, no impcdfan que el execrado editor fuera ahora cl unico publico de csc teatro que sc scgufa actuando en la corrcspondencia. Para el, y s6lo para el (y, a lo sumo, para la circulaci6n de las cartas que el decidiera hacer), Lamborghini montaba csccnas como la de la intempcrie, la lluvia exterior, la ginebra interior y demas. De todos modos, Fogwill sc scntfa muy c6modo edicandolo. Lo mismo le pasaba con Perlongher que, por cierto, le trafa menos problemas. Buen lector, cxperto en marketing, sabfa quc lo que perdiera con Poemas y Austria-Hungrla y lo que quiz.is pcrdiera tambien con la reedici6n de Elfiord-Sebregondi rttrocetk -sumas que entonccs no compromedan su cconomfa- lo recuperarfa, multiplicado, con los dividendos simb6licos que csas cdicioncs le generarlan de por vida52. Lamborghini, entre canto, guarecido y feliz en el departamento de Laura Grimbak, con quicn vivfa un romance idflico en aquel noveno piso de Bartolome Mitre y Pucyrred6n, rctom6 enscguida la ofensiva. Dcsde allf, el 21 de mayo de 1980 tram6 una nueva carta bclicosa que, mccanografiada en hojas de cuaderno, cscrita parcialmente "en verso", empcz.aba burlandosc del libro de su editor El efecto tk waliMd, al que le sdialaba, con crueldad, no s6lo erratas sino, tambien, faltas de ortograffa, y de una rccicntc carta de Fogwill ("Tu carta, para ir mds urea: Su dnastJY gramatical, sus hermttismos sujeto I predicaJo, se me roman enternecedom• [OL a RF del 21-5-80)), y terminaba anunciando, desafiante, queen Finnegan's sc habfan vendido dos ejcmplarcs mas (y ya eran siete) de Ponnas. El encono se alimentaba ahora de una nueva causa: Fogwill, quizas en medio de una discusi6n o cal vcz en la carta aludida en el parrafo anterior, lo habfa descalificado con la obscrvaci6n, rigurosamente cierta, de que, como si fuera un adolescence, dependfa para mantenerse de su familia. Sin negar el agravio, Lamborghini subfa la apucsta y volvfa a sacarle lustre ~ sus fantasias de abolengo: Pero accptaJo yo soy cl marica cl quc no trabaj:.a y todo lo cspcra de mami: una scfiora sf de akumiu y quc vive en provinciu
y con d ticmpo todavfa al botde de la tumba pua de alma en alma y de cspcaro en cspectro
$0lvenw precisamence lo que no lee fiords scbrcgondis /entendirnonos/ "vivir pcligrosamente" [OL a RF dcl 21-5-80]
Ocra vcz, en mcdio de la trifulca postal, Lamborghini exhibfa ccacralrnence algo can {ntimo y doloroso para cl que aconscja dcscrccr de csa dnica postura segUO la cual si SU madre, ya anciana, "solventaba" su cscrirura era, de alguna forrna, lo unico que le cabfa haccr pucsto que no cstaba en condicioncs de lccrla. Su incapacidad cr6nica y proverbial para llevar una vida adulta, cs dccir, para provecr a su propia subsistencia, quiw puntualizada de manera brutal por Fogwill, lo dejaba inerme, y la cstilizaci6n de la rcspucsta, su disposici6n en verso, lejos de rcvdar una distancia ir6nica parcdan mostrar, en cambio, una imposibilidad de hablar de la cucsti6n y, en Ultima inscancia, un dcsco de scducir o, por lo menos, de agradar: c-~sf que
te alertaron de que yo era put-to, y asf que tambifo alerta pwi~ronte de que yo era un men-digo? Perfecto. 1ienen la abyccta Raz6n. Vos, por ejemplo, nunca me pcdiste nada. Perque a mf no cs ncccsario pcdirme. Siempre me anticipo a la demanda, y me empobm.co. IUgal~ una Sincaxis Mayor mientras ("mendas") ottos pcrdfan la cucnta de (la) noblcia. [OL a Rf dcl 21-5-80]
Es difkil ver en cste fragmento otra cosa que impotencia. 0 un pcdido -otro mllde auxilio. La beligerancia algo c6mica que la carta desrilaba ( ..Omit/ cualquin- alusiOn a mi familia. Si bajo tu pnufia cu alguna -y apero inn1itabk- alusion a mi progmitol'tl, tspero que la tksignts como Mad"· no como ·mami~ porque ·mami·y pubucitariammu dtgraJada tnulrds vos, pobrtcito hijo tilingo. CuidaJo con tsk tmuz• [fd.]), en todo ca.so, qucdaba dcsmencida por la manera de datarla ("&saills 21 tk mttyo I 198"rtl dtlnM el gusto! -o parrt prrlCtialr• J gnto, como quim st mtrma-. DNk p« lkgul a Mar Ml Plata e.rtuvt espmznJo el anibo M Migwl Strogojfam la susodicha ofma: pam acept4Tla. .. como n IOgico... Pn-o no• [OL a c.A dcl 8-7-80)). La circunstancia de que Fogwill no hubiera vuclto a hablar de la oferta ni enviado los ejemplarcs de Poemas pcdidos y que, encima, mientras scgula sin mencionar la rcedici6n de Elfiord y &mgondi rttroceM, le hiciera saber que, en cambio, plancaba cditar Episodios, undecimo libro de Le6nidas, debcrla habcr prcvenido al titular de Tinra Ba/Jla de que no era cl mejor momcnto para somcter los borradorcs de Tta, su terccr volumen de versos, al juicio de Osval.do Lamborghini: Le cch~ una hojcada a TICS y cso no marcha. Tc agarr6 la mania de la cscncia, cl ~palabra, d primer motor, cl pocma como analogon dcl lcnguajc, la mar en cochc o ~ ti yo. 0 lo ti bicn. Ouwlbnmk, re f>OKYO cl mismo cspiriru chanchon quc durantc dttadu le impidio aaibir a U6oidas. Pero l.l supo mtllr y sac:O cl bcncficio de una tknica de todas csas pavadas. Ahora, casi vicjo·, insistc (CkloJH). Stcirnbcrg y yo nos "atrcvimos· a discrcpar con scmcjantc ingmuidad. Sc cnoj6 con nosouos. Vos, tras sw pasos. jAh! ;Vos y tw transparcnci:.s! jTus dcudas! jPcro, ojo, "saqucando antes de leer"'! Y como bucn, barato psic.6pata, la ncccsidad de actuar en banda: Mlljtswi. nc.. y Di~ Vt"l'nft1111ni cuJpables de habcrtc hecho escuchar LA VO£ (Aprcndcris, alguna vez, a cscribir con la boca arnda? ( A no co... municar?. [OL a RF del 16-7-80)
El juicio sobrc 1ics, en cl que subyadan los denucstos de mal pocta y plagiario, era demasiado duro como para atribuirlo a razoncs cxclusivamente litcrarias. Antes bicn, parcccrla que, dcscspcrado ante la posibilidad de que Fogwill olvidara su oferta de rccditar El fiord y &brtgondi rttroctM, al corr.probar que habla fracasado cl camino de la scducci6n dcsplegado en cartas anteriorcs, Lamborghini rccurrla ahora a la cstratcgia borgcana expucsta en "El soborno" [Borges, 1975: 135-147] (injuriar a aquel dd que sc cspc1'2 a.Igo para quc, tcmcroso de quc sc pucda rclacionar causalmcntc la ncgariva con la injuria, lo conccda de inmcdiato). Las invcctivas contra Le6nidas, en cambio, eran mas mendaccs y, a la VC'l, mas sinccras. Dolorido porque su hermano no parcda entusiasmado con que Cl viajara a Mexico y, sobre todo, rcscntido porque Fogwill sc mostraba mas intercsado en la cdici6n de Episodios que en la de El Fiord I Stbrtgondi, cl rcproche de un "cspfritu chanch6n" era menos sorprendente que la afirmaci6n de que cal cspfritu le habrfa impcdido a su hermano cscribir "durance dCc:adas". Si sc repara en que d plural implica por lo menos dos dCc:adas y que al momento de cscribirsc csta carta hada "s6lo" vcinticinco afios dcl primer libro de Le6nidas, no qucda sino concluir que Osvaldo, que insistentemente habfa clogiado Las paras r.i las famtts y El solicitanu MscolocaJo, cstaba cxagerando y que la menci6n al "cspfritu chanch6n" no podfa sino cstar rcferida a csa vieja deuda que tenfa con cl ("La novena csccna dcl paciente"). El aprccio que scnda Fogwill por la persona y por la obra de Lc6nidas, de todos
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modos, a Osvaldo le generaba una scnsaci6n contradictoria donde sc mczclaban, con sugcstivas maytlsculas, el orgullo familiar ( ";Qunls ~ 1Ttimnos para vos la piedra ~ cubrr la Tumba Paterna? ;Tantas ganas de ITmtnln" 1Tstos putrefactos?" [OL a RF del 16-780]) y el dcsco casi infantil de volver a guarccersc, como en Necochea o Villa del Parque, a la sombra dcl hermano mayor: Por favor: dcjanos en paz. Dcbcdas cntcndcr quc para tlos sujctos aplastados por d mismo significantc, IAmbo,,,,ini, producir -invcnw- una miquina de poctizar quc incluyc piaas como !..As Pttllu m l4S Fumtn y El Fiorrl. la gcncnlmentc boba historia de las lctras, boba o inocua, implic6 un pcqucfio "teatro de la auddad". Y ya cswnos hartos. Y basta, tcrminala. No csds invitado. Es una guarangada de tu partc andar cspiando. [OL a RF dd 16-7-80)
La cstratcgia borgcana parcci6 dar resultado porque hacia fin de julio de 1980, en el mismo envfo donde le rcmida una copia del volumen de cuentos que en breve sc publicar£a con cl dtulo de Mis muntos punk, Fogwill confirmaba que durante agosto enviarfa mil quinientos d6larcs en conccpto de adclanto por la rttdici6n de Elfiord y ~bwgondi wtroctde. Los cuentos rccibieron entonccs cl entusiasmado clogio de Lamborghini que, ademcis, sc mostr6 arrepcntido por cl juicio que hab£a emitido rcspccto de T1CJ: Magnifico tu Ii bro, los "modclos" pcrfcctos; cstan cscritos con ncrvios sutiles, "japoncses", dirla Van Gogh. La hcrmosa novcla dcl nornbrc propio, la agresividad ajcdrcdstica contra-a favor -ajcdrcdstica, csttat~ca- de los nombrcs admirados, convcnidos en "simple" historia litcraria mcdiantc la fit'adn de un tcxto nuevo y vivicntc, cl quc uno escl lcycndo -y la anticipaci6n ricntc de tu propio destino, la historia litcraria. Mc est~ pasando con vos lo mismo quc me ocurri6 con Aira: las afticas advcrsas hcchas al libro "malo", se vuclvcn polvo y lodo, rctrospcctivamcntc, cuando llcga cl libro "bucno". Uno entonccs sc sicntc mcdio idiou. jaqucado, al bordc cl mate. Uno, quc dice amar tanto la "polltica" maccdoniana.
Con Aira aprendl a callar. Ahora empieio con vos ese mismo aprendizaje. [OL a RF dcl 28-7-80)5-4
La confirmaci6n de que rccibir£a cl dinero lo puso de cxcelente humor. Su desamparo ccon6mico era tal que, por una vcz, esta cucsti6n lo dominaba todo y dcsplazaba, inclusive, al dcsco de publicar ("Mt aburrl de hactr ti pmonajt ~ hact ~ pimsa m la 1Ttdki0n de Fiord y Stb1Tgondi, ~ jutga a ~ "mtdita" m tllo. Quino los 1.500 Jo/am [. ..] y dnpuls ~ FogwiU ITtditt o no 1Ttditt, m fin" [OL a c.A del 14-8-80]). Como cada vcz que scnda que sus cosas marchan razonablcmente bien, volvi6 a empcfiarsc en colaborar de manera activa en la mejoda di: las de sus amigos, en especial en las de Aira. Con cstc prop6sito, rctom6 con renovado ahfnco las gcstioncs para que su amigo publicara ZJ/io, ahora dirigidas hacia Fogwill que, para su contento, parcc£a intercsado. No todas cran buenas noticias, sin embargo. Pronto, un succso incspcrado y de alglin modo fonuito lo cxpulsarfa tambicn de Mar dcl Plata.
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SL Mexico
[19so1
En los primeros dfas de agosto de 1980 sc produjo el incsperado regreso al pals de Gabriela, la hija mayor de Marfa Teresa, y su joven marido {entre los dos no sumaban todavfa cuarenta afios). Habfan partido cargados de proyectos casi inmediat.amente dcspues del traslado de Lc6nidas pero. al cabo de casi tres aflos, dcsengafiados de la aventura mexicana, retornaban a la Argentina. El cankter un tanto precipitado de la decisi6n -no habfan indagado siquiera que posibilidadcs de trabajo podrfan encontrary un hijo que venfa en camino, determin6 que Gabriela y su marido sc instalaran en Falkner .3651 junto a Marfa Teresa, Araujo, Lucio y Dofia Teresa Galeano. Con el arribo de los nuevos huespedes ya er:m siete los comensalcs que almorzaban y cenaban todos los dfas en la casa de la calle Falkner, cinco de los cuales (Lucio, Gabriela, el marido de Gabriela y Osvaldo) poco y nada aportaban al maltrecho presupucsto fu.miliar (los sueldos de Marfa Teresa y Araujo y la pensi6n de Dona Teresa eran los encargados de suplir, como podfan, ese deficit). Antes de que la situaci6n sc tornara inmanejable por estrictos motivos econ6micos, un detalle neorrealista hada todavfa mas ostensible el caracter mendicante de la prcsencia de Lamborghini en la asa de su hermana: ya no habfa lugar en la mesa para que todos sc scntaran a comer al mismo tiempo. No todas las incomodidades, sin embargo, eran atribuiblcs a la prcsencia de Osvaldo o facilmcnte solucionables con su ausencia. Ademas de los problemas de cspacio en la mesa, rcspccto de los cuales la silla que ocupaba parecfa la mas culpable, ninguna responsabilidad tenfa, puesto que segufa pernoctando en el hotel Shelton, en la
impotencia de los tres dormicorios de la casa para abastccer a las siete personas que dormfan allf cada noche (ademas de Marfa Teresa, su marido Araujo, sus dos hijos, su yerno y su madre, tambien pasaba las noches en Falkner 3651 la empleada domc!stica que, quiz.as por la incrcia de viejos esplcndores, quizas porque Marfa Teresa no podfa atender .simult3neamente su esforzado trabajo en cl hospital y la casa, ahora superpoblada, la familia mantenfa "con cama adcntro"). A pe.sar de esta superpoblaci6n, cl probEema a la hora de dormir era menos cuantitativo (una cuenta simple arrojaba trcs personas en una habitaci6n y dos en cada una de los dos restantes o dos personas en cada dormitorio y una, probablemente Lucio, en cl sofa del comedor) que cualitativo (no cualquiera podfa dormir oon cualquiera). Cuando una distribuci6n elemental y razonablc y diffcil de contradccir determin6 que, a partir de la llegada del joven matrimonio, Dofia Teresa debla dejar la habitaci6n que hasta esc momcnto ocupaba sola para trasladarsc a la de scrvicio, que compartirfa con la empleada, estall6 un pequefio esclndalo. La mad.re cle Osvaldo
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amcnaz6 con mudarsc al hotel Shelton junto a su hijo, y sc rcquiri6 de toda la pacicncia de Maria Teresa y de Araujo para pcrsuadirla de quc pcrmanccicra en Falkner.
La $ituad6n de Osvaldo, de todos modos, $C iba hadcndo insostcniblc. Cuando Marfa Teresa, dolorida y cxhausta, le dijo como pudo que, prccisamcntc, ya no podfa scguir pag.indole cl hotel por J'OUCho tiempo y cl, sin quc SU hcrmana SC lo dijera, comprcndi6 quc, pronto, tampoco podrfa garantizarlc la comida, entendi6 quc sus dlas en Mar del Plata estaban contados. Dccidido, sin embargo, a resistir dentro de lo posible un traslado a Buenos Aires juzgo que, con el adelanto de Fogwill, podda pagarsc el hotel y la comida hasta canto Le6nidas se dccidicra a mandarle el pasaje y acogerlo en Mexico. 0 pfcscindir del cnv{o de su hcrmano y pagarsc cl mismo el pasajc p-.tra irsc a Mexico o a cualquicr otro sitio. Mientras durara la ayuda de su hermana, de todos modos, considcr6 que no era aconscjablc hacer otra cosa que csperar. De esos dfas de cspcra, donde alternaba la habitaci6n del hotel Shelton con dcmorados pascos por el ccntro de la ciudad, y en los que trataba de administrar bicn, por una vcz, csas pcqueiias sumas que Marfa Teresa le cntregaba en cuentagotas y quc, junto a las que, de tanto en tanto, le "prestaba'' Vilma Marzoa constitufan su unico capital, datan una seric de pocmas escritos simulcancamcntc en las primeras veinticuatro paginas de aquel cuaderno "Arte" en el quc habfa intcntado comenzar la novclita "porno hasta Ill idiotez~ yen una carpeta negra de tapas duras, hojas cuadriculadas y aspccto escolar, dotada de tres ganchos quc sc abrfan con dificultad y sc ccrraban con violcncia. Si bien la incertidumbre sobrc el futuro era absoluta, no sc trataba de la cucstion que mas lo agobiaba, en partc porquc nunca las mcditaciones en torno al porvenir habfan sido su fucrtc y en parte porquc, ahora, lo quc le faltaba era presence. Vagando por una ciudad que, en cl fondo, detestaba y en la que nadie lo conoda, una ciudad donde las unicas miradas que rccibia sc originaban, reprobatorias, en su aspccto extravagance algunas vcccs, cxtraviado otras, la interrogaci6n arltiana - ";qui hicistt de tu viJa?" {Arlt, 1958: 101 ]- scguramcntc lo rond6 desde cl momenta en que la supcrcherfa derivada del sistema decimal habia cargado de significaciones ominosas a su cumplcaftos numcro cuarenca. En esos dfas de agosto de 1980 la escritura era casi compulsiva y, a pcsar de que los resultados no lo satisfadan, acept6 con rcsignaci6n pero, sorprcndcntementc, cambicn con humor, cstc aparcntc fracaso: Salgo hoy de un "raid" de cscritura inintcrrumpida; 20 dias, mis o mcnos, de jadcan~ carrcra. Rdco los papclcs. Y bicn, cl rcsultado cs quc... no ..cscrib{", corr( una carrcra. AJgo sc salvari, supongo, ruando mis tranquilo, ya en Los Vcstuarios, me ~ una ducha con la rurbada concicncia turbada de quc cs cicrta la informacion de EJ Entrcnador - "llcgastc ultimo, pibc"-. y me rcsignc: a cambiar la maravillosa ilusion de vclocidad por csa conducta ccrda, por csa "conducta de hozar" quc en nucstro oficio sc llama Corregir, Tachar, Pasar en Limpio, Rcscribir. (Por qu~ "no sale"? Nunca lo cntcndcr~. Para pcor, lo quc intuyo (cstoy ya scguro) saldri cs lo que anot~ asi con disgusto. como para sadrmclo de cncima y que no intcrfiricra en mi... Obra... [OL a CA dcl 20-8-80)
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Si bien cs cieno que algunos tcxtos de la scrie parcccn meros ejercicios o int.entos frustrados, tanto en el cuaderno como en !a carpet.a habla pocmas notables. Unos y
otros, en todo caso, eran una buena muestra de los avances y recrocesos de una pottia que, como lo probarlan las novdas y pocmas por vcnir, todavla cstaba en funna.cion. En los pocmas induidos en d cuaderno bajo el dtulo "(para) JUANA Bu.NCO" -cl "para" entrc parcntcsis parccc agrcgado con posterioridad- surglan enscguida, de manera brutal y casi rcscntida, las anotacioncs en torno a la lengua y al scxo quc Lamborghini habla merodcado siemprc ( "Odio a mi lmgua I el apaiiol cemulo I cemulo
como culo tk muneco II odio a mi kngua I tanto como odio a mi sexo I y aprnuln otra nunca quise" [S. Ill: 180)). El unilingiiismo, que siempre habla constituido una impotencia en rdacion a la lcctura, en csos dlas en que consideraba scriamentc que la unica forma de recncal17.al', o, mas llanamente, encauzar de una buena vcz, su vida y su cscritura era marcharsc dd pals, sc mostraba tambicn como una verdadcra imposibilidad cxistcncial. A las innumerablcs dificultadcs que imaginaba tendrla que enfrcntar en d cxtranjero, agrcgarle la de una lengua dcsconocida pareda demasiado. No por nada, los trcs dcscinos por los que durance los Ultimos aiios hablan divagado sus f.antas{as de cxilio eran Bolivia, Mexico y Espafia. Prcso, entonccs, csposado al castellano, unico idioma en el que podla hablar. cscribir y leer, pcro tambicn dcsposado (a la fidelidad de su pcrcza para aprcnder otras lcnguas la materna parcda compcnsarscla con una rc1aci6n de privilcgio, como si le dijera que nunca nadie la habla conocido as{, tan enloquccida y entrcgada), era en csc territorio, en cl de las palabras ("palabra" que, no por nada, negaba trcs vcccs las vocalcs "masculinas" en su empcfio por repicar con "la mtl.s noble tk las fetrtlS• [El niiio l4rA en S. I: 80], la vocal que el castellano asigna a lo mujer), donde la scxualidad y la infancia sc pcrmicirian jugar... a sus anchas ("Es JivertU/o ser mujer In linJo y bim calimu In
JivertiJo como jugar I toda la vida a los inaios I aunq~ a la larga o corta I vmga I sinnprt I el triunfo y la vmganM tkl ejlrrito,. [S. Ill: 80-81 ). La venganza del "ejcrcico", lo castrensc -y castrante- de csa punici6n marcaria el final de un jucgo de disfraces (de indio, de mujer) y sobrc todo una interdicci6n: no sc puemiur" [S. Ill: 131 D y en alg1ln pasaje ("SI, a/go tk pdjara ~M. mttiio loca: choca cont'l'tl los viJrios
tk '4 vmtana. m tsos viulos tk plumajt riJicu/o, y " va a rtVmtar I '4 cabna alpn JUz• [S. Ill: 131)) parcdan rctomarse aquellos verso5 que Nabokov le atribufa a Shade ml '4 sombra /kl picotero astsinaao I por ti azur falAz tk '4 vmtana I ml '4 mancha ~ plumon cmiza... [Nabokov, 2003 (1962): 31 )), como si cl proyccto de "rcescribir" Pdlido faego nunca sc hubiera abandonado dcl todo. A continuaci6n, aparcda un pocma ciculado "Temas de aucor" end quc, con nftida autocondencia aunque con brillo cansino, sc volvla a la prcgunta arlciana {(que habla
c·}'t,
N
hecho de su vida para enconcrarsc a los cuarcnta afios sin casa, sin profcsi6n, sin trabajo, sin ahorros, sin pareja y. si era ficl a sus interrogacioncs, sin scxo?) y a la rcspucsta de siempre: solamence la obra que cspcraba en cl futuro jwcificaba csc presence ( •QwtJar a sol.as con el tstilo I -ya ocurrUJ I ti carajo /kl Estilo. I Hasta '4 posibi/id4J tk causar Gracia:
no, I '4 post I~ andar tk nunJO a I.as andatJas" [S. III: 133)). En cl pocma siguiente, "l.jVamos... !", cl manuscrito scgufa tan legible como sicmpre pcro la disposici6n de los versos en cl papcl comeni.aba a tornarsc problematica. Rcaparcc!an los cadcos ("El ttuko animal y su pupilA [... ] '4 prwba m mi caso I qw no ts ti amantur, mmos ti alba I '4 prwba /kl t4My domnticado .. [S. Ill: 135)) y bajo un subdculo -"16 ~ agosto. 1980" [S. Ill: 143)- que muy verosfmilmente corrcspondiera a la fccha de su cscricura, un largo pasaje ancicipaba algunos de los tonos y los t6picos de lo que un afio dcspues scrfa Stbrrgondi st txcttk ( "Hab'4r claro mi mayor dnm. I (Pno por qui rrgalar mi mayor tk"o! [... ] Las nupcias con mi ""'4rr. fonon I tumba primnrJ, nicho tkspuls y ahora I cmiza.s I urna [... ] Aunqlll ahora lo sl, 'tifastidio I tk '4 viJa tk ho~/: I Como sinnprt 'fill fouaso, I hago ti paptl II 'El que ya ncribUJ •I El que oJia a t" hombre I que pasa con una mujer. I Mt "ko, tacho, corrijo I mt mtromtto y vivo I pmtiimtt Mi coTJYo. I Y ts muy smdllo: I no 'surto' efocto" [S. 111:.14 5-146)) y, a la vez, al final, al final como siempre, bosquejaba un rclato en cl que sc empczaba a pcrfilar uno de los cjcs de Tadrys. la saga ("Soni. .. I -como ultimo "cuno aptlo al tumt>- I que Jirigla un pnwl m ti lksurto. I Mt gustaban los lklatom, I los pmni.aba con tabaco I y un poco lk alcohol I ~ volwr puto a un ptntkjo I y lo dejaba solo con los mds ptligrosos I para 'fill hicindn con II lo que quisimtn... II El chico gritaba I 'fill gritt. I Los otros tambiln gritaban. I ToJm gritdbamos I y bim al pedo. I Sikncio. I Mt pasaba ti "'4 mttro espmzndo '4 nocht I para mcerrarme con una bottlla. I El chico ahora st Jis.fi'rzu tk mujtr I y st tkpi/4 I.as pin-nas. I ConsiguUJ marido, I lo mvidio. II El marido tt uno de ws 'arrt/mJs, sigo, I y tsptra que ti
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comi/On cumpla su conJma I para al.quilarse jrmtos una casita" [S. III: 146-147]). Estas energfas renovadas que lo llevaban a escribir sin pausa y a no deprimirse cuando los resultados no eran los deseado~ sc debfan en gran medida al entusiasmo que le gcneraba la pcrspcctiva de una pronta recdici6n de sus dos primeros libros ("Ahora quinrJ, QU!ERO, hacer Fiord y Sebrrgontli" [OL a RF del 5-8-80]), circunstancia que un poco forcuitamente lo llev6 a explicitar su valoraci6n de uno y otro ("El Fiord tkhe ir al
final, como ci"", aunque el libro se tituk Fiord y Sebrtgontli; a pesar tk que se marque la focha tk caJa uno tk los librol' [fd.]). Ocra de las razones que lo impulsaron a este "raid escritural" fue la lectura conjunta de los cuatro libros publicados casi simulcaneamence por Tierra Baldla (El eftcto de rraliJad, de Fogwill, Majtstad etc., de Oscar Steimbcrg, Austria-Hingrla, de Nestor Perlongher y Poemas, de el mismo) que, si bien conscicufa una excusa para volver a relecr su propio libro, lo hizo descubrir un tono, una voz comun que atribuy6 al efecco que producirfa sobre la leccura de los cuatro poemarios sus tambien comunes circunstancias de edici6n, consideraci6n que podra parecer exagerada, o ingenua, pero, ademas de adelantarsc, sin proponersclo, a algunos desarrollos posteriorcs de cierta sociologfa liceraria, era coherence con su idea, todavfa firme, de que la publicaci6n es casi una instancia de la escritura ( "Anoche win Im cuatro libros publicaJos, o tscritos, por 'Tierra Ba/JUI [OL a RF del 5-8-80]) y que la liceracura debc concebirse no en cerminos de "texto" sino de "libro". El encusiasmo con que dio cuenta de csta lectura a Fogwill ("Es un conjunto peifecto
como conjunto. Si no me disgustara el tbmino dirla -digo- que all/ hay un Discurso. Despuls tk wkerlos me agarro una manija bdrb.ara, y rrtoml casi fonlticammte la rrdacciOn tk un manuscrito mlo, uno que habla sucumbido a la mds cobartk y abyect.a tk las prrguntas: ';para qui?' Bueno, para eso" [OL a RF del 5-8-80]) se disfrazaba de caucela cuando era. Aira quien cscuchaba su leccura ( "Hurgul un poco m l.os libros publicados por Tierra Baldi.a. En mi primera carta a FogwiU le pedirl que te l.os mantk. Me gust.aria conocer tu opiniOn. L.a mla ts mttramentt favorabk" [OL a CA dl!I 20-8-80)). Como casi siempre, Lamborghini temfa que la leccura de su amigo ~ue desconcaba serfa una leccura mas pacience, mas dcsapasionada y, como rcsulcado de ello, mas agudadcscalificara, con discreci6n y elegancia pero de manera inocultable, la suya por lo que, hasta conocerla, sc mostr6 reticence y casi dcsganado al momenco de comencarle los crabajos de Fogwill, Sceimberg y Perlongher a Aira. En efecto, hacia fines de agosco Aira iba a corregir su leccura aunque de un modo que, lejos de avergonzarlo, le arrancarfa una cosquilla de orgullo. Habla lefdo bien, decfa CCsar, el tambien percibfa en los cuacro 1ibros cierto "aire de familia". Pero la raz6n de csa familiaridad no cenla que ver con Tierra Baldla, como habla crefdo Lamborghini, sino con el mismo: El eftcto tk rralidaJ, Majestad, etc., Austria-Hungrla y Poemas respiraban "Scbregondi basico", decfa Aira para inmensa satisfacci6n de Lamborghini que, cosa rara en el, no conccstada de inmediato sino que iba a tomarse una par de semanas para extendersc sobn: esa idea:
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Un estilo que no me penenece por completo -y a vos te consta- empieza a vivir en obras distimas, probando que cxiste (fue "percibido•) precisamente gracias a que (a Dios) "mi talento• perm.iti6 que d canto no se agotara en el Por Completo de la miserable mania de forjar un •instrumento•. Por f:n.or, nada de mirtires de la Lengua. Fijate en Dario. Lo amo, lo leo reverentemente. Pao siento, ta.rnbia.. una inmensa piedad. Pobre ti po: lo t'.mico que logr6 tkdr fue su revoluci6n dd oido, d ojo y la mmic:a espat\ola. Obra portentosa, si, y hasta la palabra ..genio", creo, le queda chic:a. Ustima que sw pomw scan (jme tembl6 la mano!) idiotas -sf: idiotas. En cambio, los poemas de Borges, impensables sin los de Dario, son hennosisimos -y su belleza y su verdad no se agotan en ninguna pijoterfa estilistic:a: conservadora, revolucionaria o lo que sea. [OL a c.A dd 12-9-80)
Dcspues de csta introducci6n, mas scguro ahora que conoda cl juicio de Aira, pronunciaba concretamente sobre sus trcs companeros de Tierra Baldfa:
SC
Lo que yo inevitablemente debo vivir como "modismos• mlos, o peor. mi ·1mgua·, es 11na sencilla manera de hablar en Perlongher. Es el multiplicador de un efecto, y eso esta bien, tanto para ~ como para mi: yo ahora puedo cxplorar ciertas TANIS de Perlongher, y ampliarlas, gracias a que ~ pudo dibujarlas mediante la ayuda de un "Scbregondi basico• que ac:tu6 como estimulante. Ouo es d aso de Fogwill: ~l se fa.scina con la tknica, y entonces, daro: arnaneramiento por amaneramienro es preferible el "original". El libro de Steimberg. que me gusta mucho -y estoy hablando en serio porque "para cso estin las canas·-. es un caso aparte. Una apuest:a muy singular, muy nacional de "literuwa menor·. Merecc una consideraci6n mayor. [fd)SS
La circunstancia de que, Aira mcdiantc, Lamborghini hubiera Degado a la conclwi6n de que todo lo cditado por Tierra Baldfa era. tributario de &brtgondi mroc~tk lo convertfa de alguna manera, y scgun su pun to de vista, en acrecdor de Fogwill que, en Ultima insrancia, hab!a podido construir su incipience pcro prometcdor proyccto editorial gracias a csc "Scbrcgondi basico" que, como un faro, marcaba cl camino. De poco le scrv!an, sin embargo, cscas "pacernidadcs" del bravo marques cuando cada mediodfa y cada noche cenfa que crasladarsc dcsde cl ccntro hasta La Perla para aprccujarsc en un rinc6n de la mesa en los ya multitudinarios almuerzos y ccnas de Falkner 3651 donde; cada va mas, ya pcsar de la incansable generosidad de Maria Teresa, sc senda "como pcludo de regalo". Tai va fuera en csc trayccto rcpctido end irregular ya vcccs csporadico colectivo 53, al compas de csc "viaje" cuya brevcdad tornaba ilusoria hasta la idea misma de dcsplazamiento, cuando mas intensamente consideraba la imperiosa ncccsidad de dejar la ciudad y cl pals. Esta idea de emigrar, todavfa incipience o fantasiosa, rccibi6 nuevo impulso con las noticias que le llcgaban de Buenos Aires. A mcdiados de agosto se habfa enterado, a craves de Fogwill, de que Germcln Garda partfa a Barcelona, lo que lo hizo acariciar la idea de irsc tambien cl, no ya a Mexico, sino a Espafia: Con tu anticipo ida a Mexico. Alla, pero, esd Lr6nidas, bien en cuanto a guita y toda esa sanata, pero en total estado de asfixia. Odia a los mariachis y a mariachilandia. Pide que yo vaya, seguramentc, para in~ IL Porque juntitos, cerca, como te imaginaras, d infiemo. En Espat\a tengo amigos y con algtin cable que me tire German, evit:aria, jevit:aria!, ir a Mhico y lograrla salir de aquf. (Qu~ prderirfa hacer? Quedanne, of course, y aqu{, en Varsovia. Pero eso es absolutamente imposible: porque hay u
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mango cuando son t:im los que sc ncasitan. Punto. Mc haces un gran favor si me pasis la posta de [OL a RF dcl 20-8-80)
Genmn en Barce.
La mancra en quc Lamborghini intcntaba disimular c, inclusive, tcrgivcrsar, la actitud de su hcrmano mayor en rclaci6n a un posiblc traslado suyo a Mexico era conmovcdora: sabfa muy bicn que Lc6nidas 110 mandarfa cl pasaje ni alentarfa ese viaje por razones casi imposibles de rcbatir ("juntitos, en-ca, como te imllginards, el infiernoj pcro le daba vergilenza reconocerlo ante Fogwill, confeso admirador dcl autor de El
soliciuznte dncolocaJo. · En cuanto a Garda, a quicn m no pegat.UJ a ellos• [OL a RS dcl 10-9-80]). Y m:is alla de que su madre y su hermana habrlan sido las primeras sorprcndidas por esta mayU.scula dcclaraci6n de afccto, lo que pareda atarlo a Mar dcl Plata era tu temor a Buenos Aires ( 'Jeria tie vanitituks' Jontie pinrio el anonimaw por y para natia, 1a/110 para excitarme alpeJo y mfermanm mds" [fd.]), en donde sabfa le resultaba imposible mantenersc alejado dcl alcohol. Vivir en un hotel en Mar dcl Plata, tal parcda scr su dcsco (imposible de cumplir de momento porque no tenfa c6mo pagar cl hotel) cuando hacia fines de scptiembrc de 1980 prcpar6 un bolso en cl que incluy6 cl cuaderno "Arte", cl cuaderno "America" y la carpcta ncgra y, scguramente, cl manuscrito de "Sonia (o cl final)", queen cl ultimo aiio habla hccho varias vcus cl trayecco entre Plaza Constituci6n y Mar del Plata, para viajar a Buenos Aires. 607
Viajaba para "buscar trabajo", le anuncio a Scheuer, en cuyo dcpartamento de Humberto Primo entre Peru y Bolivar, en cl barrio de San Tclmo, se alojarfa, dcciclido a enfrencarsc con su propia ansicdad ( "Tmarl tp« aprrnJn a no ~14mu, a soport11r ~i serl eslUpib- ser alguim"' [fd.]) y con un enemigo algo mas difuso: Tanto sc charlatanea 'scsudamcntc' en los caf~ -pcrdicndo cl tiern~ acera de mi ngancia. de mi incapacidad para 'trabajar'. de mi no podcr haccr nada, de mi 'autodestrucci6n'... y resulta quc he cscrito varios cientos Jc piginas, y quc he publicado ucs libros, en los quc la PaJabra de mi gcneraci6n pucdc cscucha.rsc y rcconoccrsc (y Y" sc rcconocc) ... Que vayan a cantarlc a Garde!. Yo lo Mee ('fuj a cantadc') y daro, la cxpcricncia cs mcdio terrible, porquc obviamcntc Garde! canta mcjor. Pero por lo mcnos conscguf quc me dijcra: 'No csti mal, pibe, no tc cquivoca.stc de o6cio. ..' (fd.]
Esce rcgrcso a Buenos Aires marcaba cl fin de la ilusi6n de que Le6nidas le enviara d pasaje para ir a Mexico (o le ofreciera ayuda al){ si cl conscgufa pagarsc cl pasaj;e), tanto de manera simb6lica (en junio habfa dicho a su familia que habla viajado a Mar dd Plata porque dcsde alli le resulcaba mas baraco cramicar cl pasaporte, por lo que cste rcgrcso, sin pasaporte, clausuraba la "salida mexicana" para siempre) como real (ya escaba convencido de que su hermano no queda que viajara), y ponla en csccna un nuevo Eldorado (•Despuh 14/ vn me vaya, pero a Barcelona• [fd.]). Quizas fue durance cl viaje mismo o, acaso, apcnas inscalado en la casa de Dodi y Diana cuando, a rafz de la fruscraci6n definiciva de sus ilusioncs de trasladarsc a Mexico, record6 una cuenca vieja y pcndierue y escribi6 en la carpcta ncgra: Asf masculla mi odio al scmcjantc Odio a mi muy qucrido hcrmano, a mi rcprodrido U6nidas hcrmano. [..Tcmas de autor" en S. III: 163)
El verso citaba a ocro verso que, pacientc, lo espcraba desde la publicaci6n de El solicit4nte tkscolocaao casi dicz afios arras. Aunque ahora fuera cl quien dcsafiaba. no era Osvaldo cl que habla empczado esa payada que se habfa ido dcsgranando a traves de los afios con rasgucos desganados -o concenidos-, frascada a veces en lengua natural y, a veces, en una lengua excrafia que solamence los dos cantorcs colcglan: mi pcqucfio hcrmano mi gran hcrmano mi podridito hcrmano mi podrido hcrmano (...] mi qucridito hcrmano mi odiado hcrmano. (L Lamborghini, 1971: 133 y 139)
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53. San Telmo [1980]
A menos de cien metros de la mole oscura dcl cd.ificio dd Batall6n 601 "de lntcligencia" dd Ejcrcito Argentino que sc ergufa, ominosa, en la csquina de Callao y Viarnonce, la intcligente Josefina Ludmer iniciaba a los intcgrantcs de sus numerosos grupos de cstudio en un cstructuralismo agudo y scnsato que cstaba en las antfpodas dcl humanismo que en csos ultimos meses de 1980 todavfa dominaba en las universidadcs y en los suplementos de los diarios. En uno de csos grupos surgi6 d proyccto de volar en una producci6n concrcta y conjunta las lccruras y discusioncs compartidas y pronto sus sictc miembros comenzaron a reunirsc mas alli de las clascs de Ludmer, aunque bajo su
inftuencia (y el sostenido estudio de los formalisw rusos, Bajtfn, Kristeva, Todorov y todo lo quc, de una u otra manera, apuntara en csa dirccci6n), con csc fin. Como para honrar la mayorfa fcmenina, se bautizaron "Grupo Tkta" y cuando dc:cidieron editar una rcvista eligieron, muy modcstos o muy ambiciosos, cl nombre de L«turas crlticas. El grupo Th~ta cstaba intcgrado por cinco cgrcsados de la carrcra de Lctras de la Univcrsidad de El Salvador (Nora Dom{ngua, Renata Rocco-Cuzzi, Adriana Rodrigua Persico, Alfredo Rubione y M6nica Tamborcnca) y uno de la Universidad Cat6lica (Silvia Prati). El bcnjamln dcl cquipo era Alan Pauls, un joven que, dcspues de trcs afios de cstudiar con Josefina Ludmer y Armando Sercovich, acababa de iniciar la carrcra de Lctras en la Univcrsidad de Buenos Aires y muy pronto sc dcstacada por sobrc cl rcsto de los inccgrantcs dcl grupo. El primer numero de ucturas Crlticas comenro a prepararsc alrcdcdor de agosto o scptiembre de 1980 y, dcspues de decidirsc que cstada centrado en un solo tema y que cse tema scda la parodia, sc acord6 enmarcar tc6ricamente la cucsti6n (un ardculo de Alan Pauls y uno de M6nica Tamborenca), leer en csa clave un texto clasico (un trabajo de Nora Domlngua, en coautorla con Beatriz Masine, sobre "El Fausto criollo•) para lucgo "bajar" csa pcrspectiva a la literatura argcntina de entonccs. Cuando sc llcgo a cste punto, y ante cl convencimiento unanime y racito de quc nada tenfa que ver Puig con la parodia, la constataci6n, de algun modo sorprendente, de que en la ultima producci6n nacional no sobraban los ejemplos de parodia gener6, tal va, alguna pcrplejidad. Alguien, entonccs, rccord6 los dicclmencs de Ricardo Piglia, otra de las influencias dci grupo, y dijo "Laiscca", un cscritor entonccs casi dcsconocido (hasta cse momento s6lo habfa publicado, en 1976, Su turno para morir merccd a la gcsti6n de Piglia ante Corrcgidor) al que cl inffuyente autor de RnpiraciOn artificial habla decidido apadrinar dcsde cl primer momento, tal VC'L porque pcrcibfa en Cl algtin scsgo arltiano, tal va porque ya conocla parte de una obra oculta, singular y caudalosa. Con rcspccto a la clccci6n dcl otro nombrc fue scguramcnte Alfredo Rubione, que
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acababa de leer en el Congrcso de Literatura Argentina rcalizado en Horco Molle. Tucuman, entre cl 14 y cl 17 de agosto de 1980, su trabajo "Literal y la vanguardia de los afios '70" 60, quien propuso analizar "Fl nifio prolctario" en cerminos de parodia. Un ardculo de Alfredo Rubione sobre "El nifio proletario", uno de Adriana RodrCgucz Persico y Renata Rocco-Cuzzi sobre Su turno para morir, un rcponaje a Lamborghini y un fragmento inedito de Por fravor. jpldgimmt!, que Laiscca publicarla una dccada dcspues [Laiscca, 1991], complctaban, junto a trcs enuevistas (Ricardo Piglia, Nicolas Rosa y Severo Sarduy}, una bibliograffa general sobre la parodia, rcccnsioncs sobre Saer, Fogwill, Todorov, Jameson, Bloom y Barthcs y la noricia de un encuentro de homenaje a Jaime Rest organizado por la rcvista Punto tk vista, esa primera entrcga de ltcturas crlticas. Lamborghini, entre tanto, ajeno a los prolcg6menos de esa rcvista que le iba a dar por lo menos trcs satisfaccioncs (el ardculo de Rubione sobrc "El nifio proletario", una entrevista y un reconocimiento, cl de Severo Sarduy, largamente cspcrado}, apcnas dcscmbarcado en la casa de Diana y Dodi sc encontr6 con que Tierra Bald.la era una fiesta: sc acababa de publicar Mis mutrtos punk [Fogwill, 1980], un volumen de siete cuentos que inclufa los cuatro con los que Fogwill habfa ganado cl certamen que auspiciaba una gascosa bajo el dtulo "Coc..-Cola en las Artcs y en las Ciencias", mientras Episodios, de Lc6nidas, y Las horas tk citar, un nucvo libro de pocmas dd propio Fogwill, ya cstaban en manos del imprentero Zlotopioro. Hasta San Telmo sc traslad6 Fogwill para rcgalarle a Lamborghini Mis mun-tos punlt, aquella colccci6n de cuentos que el -dcspucs de criticarle acidamente un par de scmanas antes los pocmas agrupados bajo cl dtulo de Ttcs- habla ponderado cuando todavfa cstaba inedita. No es aventurado suponer que Lamborghini disfrut6 doblemente al volver a leer csos cuentos ahora encuadernados, no s6lo debido a que, como sabcmos, scg\ln su concepto al manuscrito, o al original mecanografiado, siemprc le faltaba "algo", sino porque la cdici6n que habfa hecho Fogwill de SU libro era tanto 0 mas ir6nica. inspirad.a y sutil que los propios tcxtos. En la tapa, cl dtulo "Mis muertos Punk" cstaba cscrito sobre fondo blanco con rosados rasgos infantilcs que, a primera vista, parecfan trazados con sangre pcro que una mirada mas atenta identificaba facilmente con csa caligrafla de rcpostero con la quc sc decoran las tortas. Algunas letras chorreaban gotas de crcma de csc color -que en una nueva mirada volvfa a parecer sangre- y de la Ultima, la "K", sc dcsprcndla una cxcrcci6n que aplastaba una "tapita" de la popular gascosa, cuyo nombre ocultaba pcro pcrmitfa imaginar. Rcsultaba cvidente que la edici6n de Tierra Baldla de Mis muntos punk prctendfa "poncrle la tapa" a Coca-Cola. Y lo hacfa por las razoncs que sc cxplicitaban en la contratapa: "cuENTO I Habla un prnnio. Dintro: un chtqut. Habla otro pmnio: una
tdicion. La Gran Editorial lan?Arla ti libro. Vaticinaban un lan?Amimto Grande, &JitoriaL Llegd el cheque. Dias tkspuls, por corno, el Contrato &itoriaL "Roi11111os
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fi"1Ulrio a 14 bmletiAJ. .. ~ rezaba un paptlito. Fut k/Jo, a la bwvtdaJ, ti contrato: (Premio o Castigo...! I Llamaron al tjtcutivo de la editorial Hombrt tie ktras, hombrt tie tllCtO y tie rtconoc«Jo bum gusto. (Era uno tie los juraJos que pmniaron el libro.) St hab/.O: I -Dime, qunU!o... ( W>s klstt mi libro... ! -pregunki el tie escribir. I -Sl jNaturalmmtt! -jurtJ el de prtmiar. I -( Y vos pmsabas -prtguntO ti de hacer cumtos- qut habinulo tscrito un Ii/no como el mlo yo fimutrla un contrato como el tuyo!. .. I &la el tie juzgar (ti tie pmniar, el de editar). No fimuJ el tie ncribir. Y quedaron amigos: chicas cutstionts tie tlertchos tie autor no puttkn pringar una amistad, ya bastantt mchastran la littratura. El libro sak asl El que tscribt ya habla aprmJido a pert/er, tsptcialmmtt cuanJo gana. ,. [Fogwill, 1980: conuacapa, ncgricas en d original]. Lamborghini dcbi6 de pcnsar quc FogwiEl -quc pronto "pcrdcrfa" en uno de los pcorcs scncidos de la palabra- ganaba sicmprc. Si hasta sc daba d lujo de induir en la portadilla de su libro la mcnci6n de quc los cucntos "Mcmoria de Paso", "Meritos", "Efcctos pcrsonalcs" y "Muchacha Punk" hablan sido prcmiados por dccisi6n unanimc
de Liliana Hekcr, Angel Mazzei y Enrique PC'LZOni en un concurso cuyo nombrc -publicista al fin, no lcs iba a haccr propaganda- consignaba como "EN LAS ARTIS Y EN LAS CIENCIAS" suprimicndo el nombrc de la ga.~sa. Sohre csta mcnci6n, en cl cjcmplar quc le rcgal6 a Lamborghini Fogwill garabatc6 dos lf ncas cambien ir6nicas pcro afcccuosas - ~ mi profts0ra tie gramJtica·-, dedicatoria quc condensaba mucho de lo bucno y de lo malo quc uno y otro sc hablan dicho en la correspondencia a vcccs bcligcrantc, a vcces fraternal, pcro sicmprc ingcniosa quc habian intercambiado durance csc afto. Tai va Lamborghini rclda los cucntos de Fogwill o scgula con los pocmas de la carpeta negra (no parccc quc haya salido a bwcar trabajo como habfa anunciado} cuando en octubrc de 1980 rccibi6 en la casa de Diana y Dodi la visica de Alfredo Rubionc, que qucrla lccrle "Lo par6dico en El nino proktario", cal cl anlculo que publicarfa en Ltauras crlticas, y compromete.rlo para un rcporcajc quc cambien sc induirla en la rcvisca. Para Lamborghini csto era mllsica celestial. Resignado a quc la rccdici6n de Elfiord y StbngonJi rttrocttle sc siguicra dilacando, rescntido con la inmincntc publicaci6n de Episodios, d undecimo libro de su hermano, la circunscancia de quc justo en csc momcnto, casi de sorprcsa, sin habcr padccido cl calvario de promcsa y cspcra quc parccfa signar a codas sus publicacioncs en los Ultimos ticmpos, saliera un articulo critico sobrc un te:xto suyo y, cncima, jUna cncrevista! quc sabfa iba a llcgar a los cfrculos mas avisados de un campo tc6rico y crlcico quc pugnaba por rcconstituirsc dd rnarasmo en cl que, como a cualquicr otra praccica cultural, lo habfa sumido cl regimen, debi6 de habcrlo colmado de satisfacci6n. Rubionc, que no lo conocfa en persona, sc sorprendi6 de su obesidad, de su profusa transpiraci6n (cl alcohol, que habla rctomado, cada vcz imprimla sus marcas en cl cucrpo co.n mayor concundencia) y, sobrc todo, de su cortcsla. No imaginaba el jovcn crftico que a esc hombre, del que tantas vcccs l~ habfan hablado en los cerminos de la
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mala leycnda dcl "maldito", las unicas cosas que de vcrdad le intercsaban cran aquCllas que, como su visita, tuvieran quc vcr con la circulaci6n de su nombrc y de sus libros. El ardculo que Lamborghini cscuch6 en la casa de Diana y Dodi cmpczaba planccando quc una de las lccturas posiblcs de "EJ nifio prolctario" consisrla en cxplorar su rclaci6n par6dica rcspccto de un conjunro de cscritos conocidos, simplificadamcntc, como "literatura de Bocdo" (Castclnuovo, Portogalo, Ric.cio, Olivari, Mariani. Yunquc, Barletta,. entrc otros), parodia quc funcionaba ·invirtinulo y tinmmmtnJo Im proctdimimtos automatizados tk nos textos .. [Rubione, 1980: 28). La invcrsi6n residfa. para Rubionc, en que en "El nifio prolctario" cl quc narraba no era la vfctima sino cl burgues culpable, un narrador "bdsicammte dnico, litnalmm~ /'"""JO• acanJ41.oUllnmU amoral e insmsibk .. [fd.); la dcsmcsura, a su VC'L, surgfa de una sucrtc de "pucsta en cxtrcmo", cs dccir, de "la exacerbacion tk/ manilp«lsmo tk aqw/Ja 1itm11Unz• [fd.: 29). Rccusando por mecanicista la conccpci6n dt: 1inianov, quc vinculaba la parodia a la cvoluci6n literaria, Rubinonc sc prcguntaba por que raz6n un tcxto de vanguardia en
los afios '70 iba a ocuparsc de cmbcstir par6dicamcntc contra csc grupo de cscritos quc sc conodan como pcrtenccientcs a la cstecica de Bocdo que, para cntonccs, ya constitufan un cadaver literario. Y sc contcstaba quc en rcalidad "El nifio prolctario'" no habfa parodiado a la literatura de Bocdo sino a "la reactu4lirAciOn tk una atltica rralistapopulista qur se consolidaba, imponihldose como norma y fanJammtJnJog m el batselJnismo• [fd.: 30). Aguda y, si sc piensa en la obra futura de Lamborghini, tarnbien profecicamcntc, d artkulo parccfa tomar nota de quc en "El nifio prolctario" lo prolctario era lo de mcnos al sostencr que "Si la vanguardia time como proptJsito liquUlar los codgulos tk smtU/o qw st constituym como mitos sodaks Fl Nino Prolctario lo hact contra uno fosfomcmte: kl ninez" [fd.], ascveraci6n que sc valfa de los ejemplos de Antonio Berni (juanito Laguna}, Horacio Ferrer (Chiqui/ln tk Bachln), Raul GonUlcz Tufi6n (juancito Camiruulor), Leonardo Favio (CnJnica tk un nino solo). Lautaro Murua (La &lulito) yd propio Juan Per6n (';Qui kaor no sabt qut mtrt nosotros los unicos privikgiluWs son los ninM?. [fcl)). La enumeraci6n no le hada justicia, por cierto, ni a Lamborghini ni al ardculo, no s6lo por cl abismo existence, por cjemplo, cntrc cl film de Favio y los plaliidos de Ferrer ni porquc en la lista de ejemplos cstaba practia&mcntc auscnte la litcratura, sino porque sc trataba de adversarios dcmasiado facilcs. (0 acaso parodiar a La &lulito no era tan fUtil como haccrlo con cl bueno de Castclnuovo? (No scrfa, acaso, la "maldad'" de los nifios cortazarianos un cnemigo mas digno con cl que sc cruzaba -en terminos no ncccsariamcntc par6dicos- "El nifio proletario"?61 El artkulo de Rubionc, cs vcrdad, aclaraba dcsdc cl comienzo quc lo parodico no ~taba cl tcxto. Pero en su movimicnto final, cuando con toda pcrspicacia adverda que "El nifio prolctario" sc scrvfa de aquella vicja "lireratura de Bocdo" para pclcarse con sus contemporancos, disolvfa csc hallazgo en la catcgorfa difusa de "bcstscllerismo". Dcsdc otra pcrspcctiva, y teniendo en cucnta quc cl trabajo de Rubionc, dcspues de adarar quc "FJ nifio prolctario" parodiaba nc un tcxto sino un conjunto de tcxtos ("la
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literatura de Bocdo"), scfialaba que habfa un libro (Larvas, de Elfas Castclnuovo) al que parodiaba "en particular", surgfa una duda que la riqucza dcl trabajo cstimulaba. (Habfa de verdad. en "El nifio proletario" un movimiento de inversi6n y dcsmesura o cl procedimiento par6dico era mas complejo y, a la vcz, mas simple? La cita de Larvas que cl artlculo cscogfa como ejemplo de csos tcxtos que Lamborghini habrfa parodiado merccd a la inversi6n y la dcsmcsura era la que rccogfa las imprcsioncs de un maestro -el propio Castclnuovo, scg1in ascguraba la contratapa la scgunda cdici6n, que era la que citaba Rubionc- que describe a sus parvulos ("Mi clast
em, sin Ji.sputa, la mds tksconcmante ek tot/as. La mds tremtbundA. Habla ta/ varitdad ek anormaks, qut a simpk vista, st la podla confondir con un cotolmgo. Dtsek ManJinga, un hiJroctfd/ico con o'9as tn pantalla, hasta Guitarrita. qut padeda la mfermtdaJ ekl sumo, exist/a tn mi au/a, ti mattrial compkto para compontr un manual ek patologla. Habla, por tjnnplo, un ntgro ek trrct afios, largo y Jlaco como un clavo, portador ek un crdnto microscopico, qut st nnptliaba a toda hora m aprmdtr a sumar, nae/a mds qut a sumar, y que a pts11r ek su nnpdio no consiguiO nunra sabtr siquiml tie cudntos ekdos st componltt su mano, quim a ralz ek una trrpanacion st ekscubrio qut ttnltt un ctrrbro ekl tamafio ek una CT'n'tO descolocados J.r ente a los icleolo~ ~.prestigi.osos por el estilo de los idoocrruina ch3.hoo , las rm.tileca.s dorri cla.ri.al)M 7 lno l'!ClJ.aS opocas y SUS orqu.estas de cristal, loo dfacre'l,os enClmtoa de la perver sion }'.Orn • ne~~~i)cosdo~esivos ; at la !l'.WIOrdra El~21oln:J.o. ~u.na Ofilpo,cl~ deA~dclatre dellamo:,:ten·· ~ x ra ..........-u 1 y ernao µiva R es os en:-;on os ue ou1x,0oo.rro .-o J .:i ~C..ui[I os por e ...., ......neo esplendar del liercado Connin Europoo. Tod.o er.to ne· va a l n m.J.:")rda , J·todav{n no hemoa visto nadn. Creo que la cuJ.pa te ju;_.;o I.Ula male. )'.le.::ie.tlo.. ~c tu le • JtfUlrla .., dtsruh )' de1p11iJ > dupui.r di! fa tsplb11/lda culnulUlCJUfl I.a co1611roft dt squfr. CIMUfda todos /01 flna· lt'J SM l>utnos, ("U/jnQo rfrmprr st INta -..'VOlqllfl'fa ~"""
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1. FogwilJ en 19 79. 2. Cana de 0 . L a FogwU.I..
3. Tapa dd Libro de cucntOI Mis Munros Punlt. de Fogwill, 1980. 4. Tapa de PoemaJ. 1980. 5. Foro de p:asaporte d e O . L , 1981. e. En Pringlcs. 1980. 7. Manuscrito d e "Temas de au tor"·
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1 y 2. Manuscritos de La Causa Justa.
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1, 2 y 3. 0 . l. en Barcelona. 4 y 5. Collage y dibujo y de 0. l.
I . Una hoja mecanografiada del Teatro Prolttario de Cdmara.
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.... . .. . . . l- cht jelfQ ts ti paltzcio de los apl4Usos!" [Encrcvista AC] le bast6 cambiar una mirada con Carrera para darsc cucnta de todo lo quc csc tCtulo promctfa y otra para cmprcndcr inmcdiatamcntc la cscritura a cuatro manos de un
''drama pUdico pm> muy ac'4maJo m un acto para 60 minutos, 30 stguNlos, txlldllmmtt • [Carrera-Lamborghini, 2002: 5) quc titularon Palacio de los ap'4usos (o ti ~lo de/ smtUio) 75, Era la tarde del 25 de abril de 1981 y la pocsla argcntina asistfa a un momcnto privilegiado: bajo las invocacioncs de T ulio Carella y Gilles Delcuzc, en Pringlcs, dos de sus voccs mejor tcmpladas improvisaban un pocma sonoro-gra.ficotcatral pcrfccto en su gencro dondc la cscritura de Carrera (•La luz t:k oro frlo elel ofQno
-con nitiMca azulmcas de ffeja porct'4na-filtrdbast por ti silmcio amarillo de las frontlas. Opulmtas tran las avmidas de d/amos de los jartlintS de aquella ostmfQsa y falsa casa pomptyana, m cuyas etntfas los gatos trirAdos '4nzaban chorros de chispas multicolom por '4 punta de sus colas. Las[utntts, con tstatuas hiptringmuas, musicalirAban con su si/mci,o '4 paz varonil de las arbokdas. Y algunos p'4ntlos, snntjantts a canasti/las de hojas btrmtjas, mostraban ti lxtasis du/ct de las Ultimas rosas· [Carrera-Lamborghini, 2002: 24)) y la de Lamborghini ( "Cd&la amuJsftra de paptks tsellrchaJos sobrt los aJoquina hipnpldsticos de '4 farm-city -Corontl Pring/es, de civil La sombra tie/ vrulo mtintaJo de una paloma qut cruza con su akttar suicida.. I.A sombra rojirA de los ptrVmOS de aldea. No compust ntVi4 I sobrt tsa 'nu/la' I de imposibks purtZas I no acabl II Hoy por hoy vivo m Pringks: un corontl qut st arrojd mcabalgaJo al mar dntle un chi/mo acanti/.aJo: St hflbla mvutlto mttrammtt-dicm- m '4 hUmtda y matriarcal bandera de '4 patriA• [CarrcraLamborghini, 2002: 35-36)) cran disccrniblcs pcro sc llevaban bicn. FJ tcxto sc iniciaba con una prodama de ardorosa y arcaica solcmnidad ( ·Prefmmos Jejar de '4 mano '4 pluma qut hnnos consagraJo aclusivammtt a las /egltimas convmimci4s de '4 Patria. Dtjamos de tseribir ti Jla m qut no podtmos snvir/a" [fd.: 7)), avani.aha dtmicamcntc con cl repiquctco de los aplauso! y, dcd.icado dcsdc d manuscrito por Carrera a su mujcr Chiquita Gramajo y por Lamborghini a R.cntt Cudlar, culminaba con una fuse rccuadrada quc lo dcda casi todo: "EL AMOR PROHfBE EL FUTURO". Tras Pa/4.cio de los ap'4usos, Lamborghini y Carrera iniciaron otro trabajo en la misma dirccci6n titulado "Lo Vil I Viltzas II drama impUJico I no ac'4maJo I qw Jura I ya noun tkspacio sino I un dntinnpo~ quc qucd6 abandonado. A pcsar de la finna conjunta, d fragmcnto que sc conscrva parecc fntegramcntc cscrito por Lamborghini76. Otra ptrformanct de csos clias fuc la grabaci6n de un casscttcn en d quc Lamborghini lcy6 algunos pocmas cscritos durantc csa ctapa, una vcrsi6n de lo quc
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llam6 "La canci6n de la Madre Hoganh" quc reproduda, textual, la induida en "Die Verneinung" y algunas consideraciones de momento. Fcchada el 5 de mayo de 1981, la grabaci6n duraba unos quince minutos: FJ aacrpo ticnc un 6rgano mcuf6rico ... (Lcctura dd pocma divcrtidlsima Canci6n dd Dianttc", ens. Ill: 240-243)).
n.a
(Pawa)
Yo, Anuro Carrera, cscribf una vcz para un diario argmtino, una aftica, un tcxto, sobtt Alexandra. .. (Sf, hay quc llamarla Alexandra no Alejandra, hay quc tcnninar con csa "j" imbkil. A.kxlz,,J,. Pizamik) quc sc llamaba "A las nil\as mcclnicas dcl tcmplo".71 Alguicn, supuestamcntc con autoridad (porquc sabcmos quc los diarios csd.n llenos de sabios) cambi6 d dtulo por ~ sucl\o sobcrano". Yo lei mi propia nota y me qucdc! pcnsando (A vcces picnso, indwo en Pringlcs sc picnsa, aunquc no hay diarios tan grandcs como u OpinMn, como u Prrnstl, u RAdn, la mar en cochc). Pense! quc al fin y al cabo como sicmptt le pcgaban a la tcda de al lado. Sc cquivocaban. FJ dtulo era "A las nifias mcdnicas dcl tcmplo". Lo cambiaron por "Al sucfio sobcrano". Lo quc nunca hubicran podido dccir, era cso: EJ lfldo solm '' """· Hacanos un silencio histc!rico. (Pawa).
Ahora voy a leer una de las cow quc mis me pstan de las que he cscrito y la vay a leer acl, hoy, 5 de mayo de 1981, en Pringlcs, para mi gran amigo Arturo Carttra. &ta cs la canci6n de la Madre Hogarth. (Lcctura dcl fragmento ["Die Vcmcinung", capftulo 4 de la pane II, en S. III: 93-94)). Hacemos otro silencio histc!rico. (Pawa).
Estando ad en Pringlcs en la casa de Arturo Carrera con unos amigos, nos cmpczcS a pareccr que cl pcrro de la casa quc sc llama Jerry era chwma, nos pasaba que d pcno nos scgufa a todos lacb, como averiguando lo que hadamos, entonces cmpczamos a cscribir sobrc cl pcno ya que no habia otro rcmcdio quc cscribir sobrc csc pcrro, y una de las cosas quc yo cscrib{ cs c!sta. Dice as{: A cste pcrro yo me lo comcrla, penss asimilaba, imaginaria o mctaf6ricamcnte, a las mujcres. Parcda habcr una sola ("El cunpo tUne un organo mrurfarico. ["La divenidlsima canci6n dcl Diantre • Ancxos" en S. Ill: 240) posibilidad de slntcsis ("El lug11r tlontk ti
nino y IA nina I se encuentran todavla, subrayando todavla, I sin el cone, sin IA tlifnmciA Je los sexos" [fd.]). Como si fuera csc 6rgano ('el lugar poltico por exctlmciA, ti ano" [fd.]) d que, ncgando la diferencia de los scxos, impidiera que cl dcsco fuera nada mas que imposibilidad o paradoja. Todo lo cual era afin al scsgo psicoanalfcico que dominaba en csc cuaderno, subticulado "Escucla Freudiana de Mar de! Plata". Uno de los pocmas de la scrie, en todo ca.so, sc hada pcrfectamence cargo dcl asunto: ';4doro a mi chongo I ya los tcaos tk FmuJ" [S. III: 338], sc Ida en "La Nifia de la Frontera", donde la ironCa cifrada en la pareja chongo·Freud -en cl doble golpc de csa masculinidad-y en cl "adoro" -idolatrla que exprcsaba lo concrario de encender (o aun la rcsignaci6n a no encender)- cal vcz quisiera nombrar una auscncia y, en esca, aquella asombrada nostalgia de no scr mujer. La escricura era nucvamente, ademas de cualquier ocra cosa, cl unico lugar donde un hombre podfa scr mujer: cste pocma: sexo daro y palabra oscura, oscura
ganas de que me monten cstoy hano cstoy cansada de no saber dcsplcgarmc de velar en la puerta scncilla de la bclleza estoy harto y cansada ardo, me prcgunto quc cspcro se (d) (con la garganu seca tengo una astilla en la mucla de) gozo con la ret6rica miembro de los hombres ["La fdiz• en S. III: 337)
mu
"La locura consisce", cl ultimo pocma de csta scrie, no s6lo no abandonaba la cucsti6n de los gcneros ("Lil prtgunta. ;prosa o wrso?, por tjnnplo, qut inJigruz/Nz a """ amiga mla muy queriJ. porque se refma al ZMmbo libro qut tllA habl4 tseriJo y m ti lfW dtpositaba IA tspertt1Wl -naJa mmos: elAn: helo- Je str lt/Ja. .. • [S. III: 343]) sino que la hada mas cxplicita. Porque si a la amiga a la que d autor deda querer le negaba en csa instancia, en la de discinguirla (y dcsignarla) con su confesado carifio, la flcxi6n morfol6gica ("muy qunid" y no "muy quniJaj que en castellano indica frmmino (la "a" scgufa siendo, al parccer, una "d" rota), su desco ("tk Str k/Jd') cstllba aludido con una sccuencia que disolvCa, morfol6gica y fisiol6gicamente ("EIAnj, a los generos. La amiga muy querid[a] era casi con scguridad Tamara Kamenszain y, en ese caso, d "zumbo Jibro", era De alt IAJo tkl MeaittrrJneo, aquel volumen de "poemas en prosa• que Ediciones Noe habCa publicado simulcaneamente (scptiembrc de 1973) con los
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pocmas prosificados de SebregonJi "troctdL. Y la pregunta - "(!roSll o vmo?"- que, segun Lamborghini, la indignaba podia considerasc, si se la pon{a en relaci6n con alglln otro pocma dd autor, capciosa ("Y pu proSll o wrso I pomut o I m4Cho o hmibra" ["Juana Blanco" en S. III: 183)). En la misma cuerda, "La locura consiste... ,, ratificaba ese cruce, o esa cruza, de los generos y los scxos ( "Confolr pknammtt m mi impotmcia gmbica para ti ""'to .. [S. III: 344]) ya pesar del relativo "Cxito" de una inminente y, como veremos en el capltulo siguiente, doble publicaci6n de "Sonia" ( "Escribl un tjicimtt cumto, pu gusuJ" [S. III: 344]) lo que se imponfa era d programa no paradojal esbozado en "En el Cant6n de Uri"("Quitro hab'4r. Publicar o, no escribir. Quitro: publicar. [... ] Primtro, publicar; tkspuls, m:ribir" [S. Ill: 344-345)). Como casi siempre que se hablaba de escribir, Lc6nidas, en este caso a craves de la frase que recorrfa coda La cancion de Bumos Aim [L. Lamborghini, 1968a], apareda convocado para una cita ("-Como 1st, como lse-inscribilz mi htrm11no mayor" [S. III: 344)). Se trataba de un deslizamiento agrafo-par6dico que, masque leer, tscuchaba ese cstribillo ("Como htcts, como htcts" [S. III: 345]), y, tal vei., convocaba a su autor para alguna otta cosa:
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-Como hcccs, como hcccs -se abalanza, cl hcrmano mcnor: su 11, como en un cas. quc aparcntcmcn. conuadi., no logra ~pararsc de sw SS. Si la jwticia ~ cumplicra y cl mayor fucra lcfdo, cl error mcnor qucdarfa en paz con su Dios cxhausto. Hum, fascismo de cncargo, militarizaci6n cstricta, uniformc, de la agonfa. Una capa de grasa cuancada -y ~lidas. ~idas pcrlas en lugar de I~. - ·un umbort;hini sobra, aunquc lcgftimo, dcsd~ cl punto de vista de la lcgibilidad"- [S. III: 345)
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58. Flores [19811
En "La locura consiste... ", uno de los Ultimos pocmas escritos durantc su cstadla en cl departamento de Tina Serrano, sc prcscnda la misma rcscntida lucidcz ("Me nnpllCO m elftacaso I y qi« siga asl el discurrir tk la pavtUia" [S. Ill: 353]) que, paralclamcntc, asomaba en una pcquefia libreta (7 x 12 cm) marca "Arte" (•Es vmlad, soy extra-litm1rio: un extra, m cierto modo" [Arch. personal, en fotocopia]) y, sobre todo, en un cuadcmo marca "Gloria" de ochcnta y dos paginas quc Lamborghini habla comprado en Mar dd Plata antes de trasladarsc a la casa de sus primos en Haedo y en cl quc comcnz6 un tcxto cuya primera llnca, paradojal, autobiografica como ninguna otra, insisda en csa, su fntima imposibilidad: /Qui dificultada para tscribir; Dios mlo!" [Stbrrgontli st acttk en S. I: 155). La scrie de pocmas escritos entrc junio y scpticmbrc de csc afio de 1981, sin embargo, dcsmcnda al menos parcialmcntc csas qucjas mientras quc, contcmpoclncamcnte, una scguidilla de publicacioncs propias y ajenas quc, por un cxtrafto azar, sc conccntraron en csos d£as, parcdan quercrlc atenuar csa dcsaz6n quc lo agobiaba dcsdc que, en mayo, sc habla visto obligado a dcjar Pringlcs. Todavla no sc hab£a tcrminado de sorprcnder con la noticia de quc "Sonia", al fin, sc publicada en Feeling hacia cl mes de octubrc c.uando Mario Levin, que tenla uru copia dd texto, le comunic6 quc antes de fin de ano sc incluirfa en d primer numcro tic Sitio, la rcvista quc lanzaba junto a Ram6n Alcalde, Eduardo Gruner, Luis Gwman, Jorge Jinkins y Luis Thonis. "La locura consiste... ", como hemos visto, tomaba dcsdcfiosa distancia de cstc "exito" ( "Escribl un eficimt~ cumto, qw gustJ" [S. III: 344]). Jamas le habfan intcrcsado los cucntos, y la prcdicaci6n de "cficienrc" era la mejor forma de dcsprcciar no tanto al propio tcxto como a csc gencro que de tantas cortcs£as -o chantajcs- para con cl lcctor sc habla convertido en un pasatiempo de patancs quc, a uno y otro lado de la pagina, simulaban entcndcr. "Sonia {o d final)" era, si sc cxccptlia cl problem:itico "El trcn hada un rccodo... " [S. I: 99), cl primer cucnto quc habla escrito Osvaldo Lamborghini y tambi~n scrfa cl Ultimo. "La locura consistc... " daba cuenta de csa cxtraficza: Pero los intcligcntcs, los hombres sabios -los analc:s, ttac, retcntivos, cs dccir- me oponen una muralla incxpugnable: ah{tos o hartos, cs lo mismo (da) de mi charlat211eria y de mi mala fe de homosexual contrariado, quicrcn mi tcxto ("teno·), quicrcn Soni4 (onft11111) y no cste par de ojos proccdcntcs de mis mis {ntimos cuadernos: cstas palabras que sin iron{a me rcmucven cl coraz.On, pcrdido y fcliz en la cntrcga al pear postor, al primcro (-Que pasc.), al mis, al mas ocasional: (todo dicho Abruu munus y Gogol? Yo: Primera, publicar; dcspues, cscribir. [S. III: 345)
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Para esa misma cpoca, d 13 de agosto de 1981 Enrique Medina public6 en d suplcmcnto "Cultura y Naci6n" de C'4rln un admirado comentario de Ponnas que no solamentc rescataba su producci6n mas rcmota sino que, intdigcnte y scrvicial, sc subordinaba lntcgramente al pocta que prcscn.taba: Si EJ FiarJ (1969) era un delirio rcvulsivo quc inumpfa prcpotcntcmcntc en cl anquilosado, respetuoso y c:ansado terreno intdectual, abriendo ouos caminos a la exploraci6n humana y marcando
difcrentcs rumbos a un cjercicio litcrario que solo produda buenos y acanonados modalcs, &brttontii rnrocNk (1973) fuc la concreci6n de una obra pactada por su mismo autor y la afinnaci6n de intcntar lo nuevo en una zona en la quc sc publican libros con distintas tapas pcro con d mismo inocuo contenido. Luego de estas dos obras fundamentalcs que inaugwaron un cspacio, alin cscasamentc uansitado en la narrativa argentina. Osvaldo Lamborghini retoma la pocsla. quc fue la primcra fonna de exprcsi6n y vehiculo de panicipaci6n en el filmc Un 11mi10 ~ r.w ( 1966) de Marcelo Uzal, otro dcmcado pocta de la misma gcneraci6n. [Medina, 1981: 8]
Mas alt.i de que d ardculo cxagcraba la importancia dcl cortometraje de Uzal, amigo de la adolescencia de quien lo firmaba y quc debi6 de scr el primer sorprendido al dcscubrirsc como "un dcstacado pocta de su gcncraci6n", y de que dcnostaba con alguna ligercza tanto al panorama litcrario local de 1969 ("anquilosado", "rcspctuoso", etc.) como al de 1973 ("inocuo contenido"), no deja de sorprcnder cl aprccio quc Medina, cuya cstctica cstaba en las andpodas de la Elfiord, &blTf!Jntli rttroc~tk o Pomuz.s (o al menos era lo que pcnsaba su autor que, como hemos visto, idcntificaba cl nombrc de Medina, junto al de Asls, con cl populismo litcrario), tenfa por la obra de Lamborghini. Quizas fucra csa misma distancia cstctica lo que habfa hccho que su comentario funcionara como inmcjorable prcscntaci6n de Ponnas para cl publico quc no conociera los libros anteriorcs de su autor: Si Los Tlllkys cs la incomunicaci6n, D~ Vn-nmin11n1 cs la comunicaci6n directa y Auida. FJ pocta, sin dejar de lado los juegos vcrbales que tan habilmcnte maneja y que le sirvcn para disfrazar la desesperada blisqucda de un destine>, sc torna sencillo y elemental como la aguja que se introduce en un ojo: "A la madre Hog.arth la cncadenaron I a un minU.sculo obclisco de piedra canncsl. I La ubicaron para d cachctaw. I Cualquiera pucdc infringirlc una herida conante de arrna blanca I o propinarle un golpc contundentc. I Cualquicra puede divcrtirse con ella. I quc sangra y brilla en hcmatom.as esplbididos•. FJ poema ticne todas las caracterlsticas de obra total, de suma, de catedral dd infiemo; rccorre los distintos estadios dcl alma con una mirada filosa y patetica alcanzando una categorla superior. He aqul la lucide-z de un aeador a quien nada de lo sublime y lo podrido quc nos rodca le es ajeno; posec la slntcsis de los grandcs: la conftuencia de lo maldito y lo exquisito. Todo conjugado en una obra que sacude y f.ucina. [Medina. 1981: 8)
Aunquc Lamborghini scguramentc dcsaprob6 cso de "disfru.ar la dcscspcrada blisqucda de un dcstino" que, si bicn cxprcsado con alguna grandilocuencia, no era, como sabcmos, dcl todo incxacto, cl ardculo de Medina tenla sin dudas esa gigantesca "P" de publicidad -esa que cl autor de Ponnas le reclamaba afios atras a Libcrtellaindispcnsablc a su juicio para contribuir a la difusi6n de su nombrc y de sus libros.
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No menos apropiado a csos efcctos -ni menos clustico que Medina con rdaci6n a sus colcga.s- fue el anlculo que en csc mismo mes de agosto, en d n° 81 de la revista V,:gmcia, public6 CCsar Aira. El trabajo era, si sc cxccpnian sus contribuciones para El cUlo, una rcvista de adolcsccncia que habfa cditado con Arturo Carrera, el primero que daba a conoccr su autor y aunque, para su fastidio, los cditorcs de la revista lo publicaron con un drulo asaz auscero ("Novela argencina: nada mas quc una idea" [Aira, 198la: 55)) y un copctc cnigmacico ("Los tscritorts Jovents' ans/an inttgrarst m una gmnaciOn para qw la sigilos4
posteritlaJ los Ulmtifolw. Mds aJ"1 tk los esfon'r,os. ;cud/ n ti JmomiNU/or comun qw los {tks}unt" [fd.]), que qucda scr a la VC'L b6rgico ("sigilosa postnit.IAJj y lacaniano ("{tks}untj pcro que no tenfa nada que ver con el dtulo ni con el ankulo, caus6 un impacto inmediaco. No era para menos. Atrincherado en el barrio de Flores, cxc:Cntrico y extraterritorial como el francotirador mas temible, Aira pasaba rcvista a la novellstica rccientc -haciendo un cone generacional en los cscritorcs nacidos no mucho mas al1a del 193Sen un trabajo que parccfa menos una s{ntcsis de sus verdaderas opinioncs sobrc la situaci6n de la novela argentina que un brulot~ destinado a ascgurarsc la perdurable enemistad de casi todo el mundillo literario Ioctl. En efccto, ya desde la primera Unca Aira dab-, comienzo a las hostilidades: La novda argcntina, quifo lo duda. cs una cspccie raquftica y malograda. En lfncas gcncralcs, lo que define a una producci6n noveliscia pobre es d mal uso, el wo oponunista, en bruro, del material mfrico-social disponible, cs dccir, de los scntidos sobre los que vive una socicdad en un momcnto hist6rico dado. La trasposici6n literaria de una realidad cxigc la presmcia de una pasi6n muy precisa: la de la litcratura. Y un examen ripido y provisorio·, y para nada exhaustivo, de los novdisw argmtinos no provcctos revela una auscncia completa de csa pasi6n y de su cpifcn6mcno, d talcnto. [Ain, 1981 a: 56]
Las primeras novelas en caer bajo la lupa, o la ptia. de Aira eran Como m la gunm. de Luisa Valenzuela ("IA novtla propiammtt dicha ocupa unas tm pdginas. y ti mto ts tstt clan tk rtlkno qw st product al alinear a cualquitr prtcio durantt un libro mttr0 los mitos qur ti autor tncutntra mds prtstigiosos. Ptr0 no basta con aludir todo ti tinnpo a Euit4, Gaud/, los hongos alucinantts, la matanr.a tk fuirA. ti psicoandlisis, para qw la mtrtf4 tk tstos ttmllS di vida a una novtla. Bastarla con mcarnar83 uno cua1quimz con suficimtt mtusillSmo" [fd. 56]), IA niiia bonita, de Carlos Arcidiacono ( "AcumulaciOn tk tnvnas qur no son tramas y qw no st rtlacionan tntrt sl [...] El rtlato tstd m varios tinnpos verbaks, m primera, stgunda y tercmz personas, y uno ~ los namulom ts... una parrJ• [fd.]) y Sa/var la cabna. de Ram6n Plaza ("El rrlato tstd m distintos tinnpos wrbaln y mncla sumos, fantasias, rtjkxionts tkl autor. de los pmonajn. ejtrricios tk tstilo [...] Uno ~ los nllmuiom ts... una nubt" [fd.]). La catilinaria comcn que les cabfa a Valenzuela, Arcidiacono y Plaza era difkil de digerir:
(Por quc! tanta complicaci6n? (Sed por sadismo? cPor incompetencia? cPor quc! esa prosa sicmpre confusa? (Por quc! intercalar ptrnfos V2CUOS y charlatancs por todas partcs, lwta en los dialogos? [...] Esta tknica accpwfa, prima facie, una cxplicaci6n sociol6gica: como los novdistas argcntinos no viven de su oficio, y sc ven obligados a cscribir en sus ratos de ocio, c!sta scrfa la unica forma de haccr una novda: por fragmentos distraldos. [...] Para sacar a Rote proycctos tan endemoniadarnente complcjos sc prccisaria un ttlento y una tc!cnica que cstos autores no tiencn, y no pucden tcner porque obturan su aprcndizaje con los horribles libros quc publican. [fd. 56-57]
Estaba daro que Aira se iba a atrever a cualquier cosa. Y que si no le habCa temblado la mano al usar el adjetivo "horribles" para ruificar a las novelas de SUS colegas {lo que azoraba no era tanto lo cxcesivo del denuesto sino su in&lita inclusi6n en el discurso critico) menos le iba a temblar para ir mas alli. No habfa dicho "los horribles libros que ncribm" sino "los horribles libros que publican". Que los editorcs se prcpararan, cntonces, para el parrafu siguiente: Es diftcil justificar estas novdas ante d lcctor potencial. Las contratapas, csos santuarios del ditirambo a pesar de todo, intentos patcticos de hacer de la nccesidad virtud, de coagular como novdas, con alguna palabrita salvadora, lo que no cs mas que caos o mczquina grafomanfa, abundan en tcrminos como 'polifacctico', 'mul'lccas rwas', 'gaJerfa de cspcjos', y por supucsto 'antinovela', lo que si no fuera una mera inscnsatcz de editor aburrido raultarla gracioso. Los antilcctorcs, como todos sabcmos., pululan.
Si alguien pcnsaba quc la critica a las contratapas borroncadas por los editorcs era una mancra de congraciarsc con Editorial de Bdgrano, sdlo que en breve iba a publicar su primera novcla y que habCa qucrido innovar en este aspccto dcjando todas las contratapas de sus libros a cargo dcl autor, se cquivocaba puesto quc Aira no solamcntc ya se habCa burlado, como vcrcmos, de csa modalidad en la contratapa quc acababa de escribir para cse primer libro suyo que estaba en la imprcnta sino quc a rcngl6n seguido la cmprcndfa contra uno de los inmincntes lanzamicntos de Editorial de Belgrano: "Copyright
-Sudamnicana, 1979-, tk J C Martini &al, rrrulta m cambio muy kgibk. Al estar mejor ncrita q~ Im otms "ill/ta lo mfermizo lkl proyecto 'f"t la Jio a luz" [fd.: 57). El bueno de Manini Real no pagaba otra culpa que la dcrivada de quc Copyright (Sudamcricana, 1979) estuvicra pr6xima a ser rccditada por el mismo sello quc iba a lanzar Ema, la cautiva, cuyo autor, tcmicndo ta1 vcz quc lo acusaran de complacencias con SU primer editor, produda a SU respccto la cf iatriba mas injusta de todo el anfculo. Tampoco los crfricos salCan indcmnes. Como si quisicra tomar rcsuello antes de cobrarse una nueva serie de vktimas, cl comencario -sobcrbio, extraviado- dcjaba en daro quc no qucrfa congraciarse con nadie y quc se rcscrvaba el derccho a la arbitrariedad. "Como si m la Argmtina txistimz la crltica litn-arill" [fd.: 57), dcda, sin mayorcs cxplicaciones, como al pasar, antes de poner en la mira a Baik tk los guerrrros, de Ernesto Schoo ("Una novela intxistmtt" [fd.]), Sanitarios cmtmarios, de Fernando Sorrentino ( "Una tonta histo1Uta" [fd.]), El lksquitt, de Ruben lii.ziani, ( ':s'e nnbarca m
un glnno,
~s tkcir famt
tk la litmllUra, y el multaJo, como no poJJa ser lk otro motlo,
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ts
una now/a policial mJs'" [fd.]), El tigr«ito tie Momprrtdn, de Pacho O'Donnell ( •& salua Jirrctammk la now/a'" [fd.]) y Riw y aplausos, de Fernando Sanchez Sorondo ( •& conforma con seguir los pasos de Salinger sin pontr natla mJs, como no ga UNI cmga txtrrz de tilinguma smtimmtal" [fd.]). Dcspues de la cdtica a Sanchez Sorondo, d ardculo hada una cscala t&:nica que aprovcchaba para otorgar salvoconducto a dos "novelisw provcctos" ( •iPor 'ful no g habrd ~Ito a escribir mm nosotros una now/a como Las ratas? En su MUtraliJaJy eficacia, habrla mereciJo mejor sunu, como modelo para nowlistas, que la que Rayucla, una expmmcill, despuls de totio, personal e irrrpetibk'" [fd.]). Y tras la pausa, csta verdadera blitzkrieg contra las novclas argcntinas sc ocupaba de Un Jla pnf«to, de Rodolfo Rabanal ("& propone, iY con cudnto trttbajo!, escribir una now/a tie Onnti: su trror consisk m que Onetti no es una tlmica sino una tatura valorirAll.a por un talmJo poltico-nowllstico unico, y como Rtzbana/ ca"r,e tk todo asomo de ese peculiar talmto, y tie cualquitr otro, su now/a cae m la natla" [fd.]) y de Flom robatlas mills jarJinn lk Qui/~s. de Jorge Asls (mis se vio obligado a rrcumr al estilo costumbrista tipo/Ogico que m su lpoca impusimm las rrvistas Patoruzu y Rico Tipo y hoy pmiste m la tira El Loco Chavez. Y alfin tie cumtas el Rodolfo tie Asls no es mJs que un l«o Chdvn que pwtle tledr malAS palabras j tlarnos el tletalk tie las motlestas pnvmionn que ejerre con sus smoritas-tipo .. [fd.]), para, dcspues de pasar por cl costado, casi sin leer, los Ultimos trabajos de Silvina Bullrich y Beatriz Guido, y de dcdicarle a &st Selin, de Robcno Fontanarrosa, un incspcrado clogio ( ~ mJs Jiwrti"4 ya que Jespliega una tksnrvoltum y un placer tie lectura por completo infocumtn m nuestro horizonu• [fd.: 58]), enfrcnwsc a la prcsa mayor, objetivo cstrategico al que d ardculo sc d.irigla dcsdc su primera lfnca y que, de alguna manera, lo justificaba:
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Ricardo Piglia lop con RnpiTllCi6n 11rtifoitd (Pomairc, 1980) una d•las f)eC?l'CS nOYdas de su gcncraci6n gracias, en pa.rte, a csu sordidez profcsional, que en ~ dcriva '*1 temor infantil de que no lo comparen con Arlt (la otra cara de csta idencificaci6n cs la escrirura vigilada hasta la aridtt. por temor de que sl lo comparcn con Arlt). En realidad Piglia no proviene en absoluto de Arlt. con todo lo quc CJe t~nnino implica de invcnci6n miliunanochcsca. Su maestro cs Sabato. De cl toma d vicjo truco de haccr una novcla con dos o trcs siruacioncs t6picas (cl viajc al interior a cnconttar al padre agonizante -originalidad de Piglia: no cs padre sino do, y no agoniza sino quc lo cdn por meter prcso-, la convcrsaci6n hasta cl amancar, la visiu dcl jovcn al anciano quc vive cntrc sus f.antasmas) unos pcrsonajcs bicn conocidos (cl intclcctual descncantado, cl polida quc fuma, cl vicjo curopeo fracasado, la ovcja ncgra quc cs cl unico bucno de la familia) y todo cl rcsto juicios, ajustes de cucnw, discusioncs ganadas de antcmano porquc cl autor se &brica los interlocutorcs adccuados, y cuanta opini6n haya pasado por su cabcza en los tiltimos aftos. [fd.: 58)
Si las otras invcctivas dcl ardculo sc tomaron como lo que eran (un cxabrupto) y pronto scrian olvidadas por todos excepto, qui7.is, por los autorcs afectados, la cririca al libro de Ricardo Piglia caus6 indignaci6n y cstupor. (Quicn era csc dcsconocido que todavla no habfa publicado un solo libro (jno habfa publicado ni siquiera un cuento o fragmento de novela o pocma o ardculo o cualquier otra cosa en ninglin lado!) que sc atrevfa a dccir que Piglia habfa cscrito la pcor novcla de su generaci6n (la iracunda 666
rcacci6n pronto suprimi6 la dausula "una de las pcores" con la quc Aira matizaba su juicio y, en algunos casos, sc dcform6 hasta reformularla en una divisa: "Aira dijo quc As{s cs mcjor quc Piglia") en rcfcrcncia a la novela en la quc sc rcconoda, prccisamcntc, toda una gcncraci6n? Tai vez porquc la crltica apuntaba -y daba en cl blanco- al coraz6n de la novcla, cs dccir, a su insuperable scntido de la oportunidad, rcsult6 intolerable. Su autor, quc a nucstro juicio tomaba el relcvo no de Sabato sino de Corclzar (tan parccida la dcsganada "agudaa" de Emilio Renzi a la de Horacio Olivera; tan parccido el pancnaire Tardewski a Grcgorovius}, habfi dcrramado toncladas de csperanza sobre un campo literario dcsoricntado hasta la dcscspcraci6n y lo habla hccho en el momcnto justo. Y era por cso, fundamcntalmcntc por cso, quc resultaba inadmisiblc quc cuando cmpczaban las c:clcb~oncs vinicra un don nadic a aguar la fiesta. la novcla, cuya tcsis mas cspcctacular (Borges era un cscritor del pasado; lo modcrno era Arlt, y su "mala" cscritura constitula la prucba mas cabal de csa modcrnidad) hada pcnsar en el Kajlta de Delcuze y Guattari, habCa dcsatado una vcrdadcra ola de bucna concicncia colcctiva c induso cont6 a partir de su publicaci6n con una csponclnea y cntusiasta feligresla (los vcndedorcs de algunas librcrias de la avenida Corricntes la recomcndaban a los dicntcs con una insistcncia ccrcana al cargosco). De golpc todos dcscubrfan quc hada rato cstaban cansados de Borges, esc pcsimista, y quc el futuro de la litcratura nacional cstaba en Arlt, cuya rcivindicaci6n como pcriodista ("Un mmista tk El Mundo I Un cronista tkl mundo~ era d jucgo con d quc lo dcfinfa d protagonista de la novda de Piglia} le ascguraba a Respiraddn artifidalla simpada de un gremio (otra jugada maestra de su autor) util como ninglin otro a la hora de propalar las bondadcs del libro. la marca dcl genial cstratcga quc era Piglia, de todos modos, residfa en quc la "opcraci6n" (hasta cl dtulo "Respiraci6n anifici3l" Uevaba inscnsiblcmcntc a rcfcrirsc a sus argumcntacioncs con cstc sfmil quirurgico, cxtrcmo y salvador} con la quc dcsplazaha a Borges hacia el pasado era una ingcniosa trasposici6n de la maniobra quc habfa hccho cl propio Borges cincucnta aiios atras. Aunquc el ardculo de Vigmcia no lo cxprcsara de cstc modo, dcspues de su lcctura quedaba claro quc Arlt era cl Carricgo de Piglia. El atrcvimicnto de dcvelar sin complcjos csa impostura en tcrminos casi psicoanallticos ( "tnnor tk que no lo comparm con Arl.t [...] tnnor tk que sf lo comparm con Arltj le dcparada a quicn lo firmaba casi ninglin bcncficio y sf, en cambio, muchos afios de rcscntimicnto c incomprcnsi6n (mcnos por partc dcl autor de la novcla criticada quc por quicncs hablan cncontrado en clla un mundo nucvo) y hasta una "tapa en contra" (cuando cl Centro Editor de America Latina publicara en 1983 La luz argmtina, su tcrccra novcla, un an6nimo redactor de paratcxtos le rccordarfa, dcsdc la contratapa de su propio libro, quc aqucl atrevimicnto de Vigmcia no sc le habfa perdonado: "Cisar Aim naciJ m Coronel Pringln
m 1949 [... ] Fugazmmu, y con multados un tanto pollmicos, practicti la crltica litmzria" (Aira, 1983: contratapa]). Ema, la cautiva [Aira, 1981b], csa novela a cielo abierto quc, luminosa y fcliz, sc cstaba tcrminando de imprimir en un taller grafico dcl sur de la ciudad, era cl soporte 667
de esc ardculo valiente quizas cambicn valioso pcro dominado por una calculada arbitraricdad, como si cl ultimo dcsignio de su autor hubiera sido ascgurarsc de quc nadie, o por lo menos ninguno de los maltratados en su nota, pudiera criticar csc libro suyo que pronto verfa la luz so pcna de que tal crftica fuera considcrada como un producto dcl dcspccho o como una venganza (si Valenzuela, Arcidiacono, Plaza, Martini Real, Sch6o, Sorrentino, lizziani, O'Donell, Rabanal, Sanchez Sorondo, As{s y sobrc todo Piglia habfan lefdo "El soborno" [Borges, 1975: 135-147] -y scguramente lo habfan hcchcr- cuando saliera Ema, la cautiva no tendr{an otra alternativa que cl silencio o, si querfan scr borgeanos hasca las ultimas consccuencias, cl rorundo encomio). Aira, de todos modos, no querfa qucdarsc solo en la vercda de enfrente de la de los rcprobos (o por lo menos no querfa quedarsc solo con Fontanarrosa, que, en csc caso, habrfa sido su propio Carricgo). Por eso, en cl parrafo final dcl artkulo clcgfa sus com pan fas: (Que novclista, hoy y aquf, se compromcte en serio, sin ironfas ni d.lculos, con la litcratura? La rcspuesta es obvia: los bucnos novclistas. (Que dccir de cllos? Puig y Saer entran en su madurez ltjos dcl pals quc los cxpuls6. Pcyccre es un sccrcto quc gw.rdan vcintc o trcinta lcctores. Y OSV2ldo Lamborghini no parccc tencr intcncioncs de escribir otro &brrpndi. Por lo dcmis, s6lo qucda csperar. [Aira, 1981 a: 58]
Mas alla de las friccioncs o la coherencia que pudieran animar cstc canon, lo cicrto cs que Lamborghini, que tras habcr fantascado con la idea aflos auis, en Mar dd Plata. hacfa tiempo quc sc habfa olvidado dcl proyccto de cscribir "otro Scbregondi", apcnas lcy6 cl ardculo de CCsar Aira en Vigmcia sc dccidi6 a escribirlo de una buena vez.. En rcalidad ya lo habfa empczado a haccr -aunque no lo sabfa- alrcdedor dd mes de junio, en Hacdo, durante SU cstancia en la casa de los hijos de la da Vica o, a mas ta.rdar, en julio, ya en cl deparcamento de lina Serrano, cuando en la terccra de las ochenr.a y dos paginas de un cuaderno "Gloria" que se conscrv6 sin tapas, con una birome azul de tinta clara y con la impccable, con la inteligible buena letra de siemprc, cstamp6: j()Jd
dificultatks pam escribir, Dios mlo! Esu cuadnnito lo comprl m elpdrrlmo': No sc trataba, todavfa, dcl "otro Sebregondi" sino de un rclato quc cstaba empcfiado en convertirsc en la mas familiar de las novclas o, si sc prefierc, en la explicaci6n, a partir dcl pasado familiar, de esc presence de fracaso dcl que cscribfa en cl cuademo j()Jd dificultaJn para escribir, Dios mlo! Este cuadnnito lo comprl m el pdramo ·, como si cl rczo de la primera oraci6n quisiera expresar cl asombro que constataba la scgund.a: un cuaderno comprado en Mar del Plata - "el paramo"- que sc habfa mantenido inr.acto hasca bien entrada su cstadfa en la casa de los hijos de la da Vica, en Hacdo o, t2l vcz. hasta su llcgada al departamento de lina Serrano, en Lavalle y Montevideo, y que pareda reprocharle su impotencia como la csposa invicta al marido incapaz. Escribir, entonces, en csas circunstancias, "Este t:Ulllkrnito lo comprl m el pJmmo •era cquivalente a cscribir "Esu t:Ulllkrnito lo comprl en Mar *I Plata• que era lo mismo que cscribir "Este cuadnnito l.o comprl hace unos cuantos dlas y hasta hoy no habla escrito m 1r que era lo mismo que cscribir jQul dificu!ttuks pam escribir, Dios mlo!".
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Sinccro como de costumbre, transparcnre hasta lo confesional con sus cuadernos, en cste texto {que tres meses despues, en Mar del Plata, sc llamaria Sebrtgondi st txetfk)84 Lamborghini daba cuenta de otro asombro, derivado en este caso de sus ultimos, y cada vcz mas azarosos, cambios de domicilio (Pringles, Mar del Plata, Haedo, Buenos Aires), con la glosa a un verso de Jose Hernandez ( "Punt4 m prdctica -matm'tan® lo pasabaek ate ik aqul para a/Id"' [S. I: 155]) y, a partir de esta evidencia, buscaba en la deriva rnetonimica de la prosa una explicaci6n -mccafOrica- de su deriva personal: (quc habfa pasado para que a los cuarenta y un afios sc encontrara mendigando aquello -casa y comida- que desde el 24 de marz.o de 1976 ya nadie le daba can f.kilmence?; (quc habfa hccho de su vida? Quiz.as ya fuera tarde para reconocer codo lo pcrdido en el camino: sc habfa "pasado por el culo" a esa familia absorbence como el papel -moneda- cuya carencia ahora lo obligaba a implorar por un lugar donde dormir. La novelita del cuaderno "Gloria" cobraba desde el comienzo una particular intensidad aucobiogclfica: Es absorbentc, como la familia, cl dincro. Prro no tmgo (ning\in problcma intcrcsantc para cxponcr). la sola intcmpcric de la cxposici6n Gucgo ~ropido, palabra). [S. I: 155)
La nostalgia de cuando la mera aucorfa de esas pocas paginas de El fiord y &b"Kondi rttrocttk era ~uficiente para que siempre hubiera alguien dispuesto a mantenerlo ( "}O hacla /ittraturat tt vanguardiat. Est4ba choto bajo ti pmzr [S. I: 155]) sc concraponfa con
la situaci6n actual donde cran el sueldo de su hcrmana y la pcnsi6n de su madre las que, liceralmence, le daban de comer (•Miro a mi madrt: -;Por qui soy inferior? La acompano a cobrar tu ptnsiOn y k saco mds tk la mitad" [S. I: 156)) sin que hubiera, al menos, una obra que justificara codo cse fracaso. La confirmaci6n de que "En el Cant6n de Uri", donde por primera vez habfa aparecido la frase "Primtro pub/icar, tkspuh ncribir~ sc incluirfa en el numero de julio-septiembre de Escanda/ar, revista en la que -ahora lo sabfa- de poco y nada le servfa figurar, sumada a la doble publicaci6n de "Sonia" en Fttling y en Sitio, pareda, en ese momento, una burla ( ';4ntts por lo mtnos podia acribir, ahora. Ahora apmas si /ogro pub/icar· [S. I: 159]). Vale la pena detenerse en esta ulcima frase y, sobre todo, en las tres publicaciones simultaneas que le dieron origen porque en esas publicaciones multiples y casuales y en la manera en que la novelita del cuaderno "Gloria" las registr6 sc cifraba, sin exagerar, un destino (y, al mismo tiempo, un estilo). La publicaci6n de "En el Cant6n de Uri" en la revista universitaria Escanda/ar de julio-sepciembre de 1981 constitufa, sin duclas, un equlvoco tan viejo como el mundo (un escritor en la indigencia entregaba a cambio de ciento veinticinco d6lares una gema que asombrarfa a los becarios y que a cl le habla coscado poco menos que la vida misma). Pero era, apenas, un equ{voco mas, como lo habfa sido la publicaci6n de "Die Verneinung" en la edici6n de ocrubre-diciembre de 1978 y la de "La mafiana" en la de abril-junio de 1979: junto a "La rebeli6n contra la esrupidez y la maldad" de Alberto Blasetti y Juan Jose Ceselli, "El·cian Manson" de Juan Jose Ceselli, "Proverbiales" de
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Juan Ram6n Ribcyro, "El f.mtasma de carne y hueso" de Enrique Lihn, "El holandes errante" de Julian R.fos, "(Escritura femenina?" de Helena Araujo, "Oltimo poema de junio" de Blanca Varela, "Los matrimonios" de Alicia Steimberg, "Espolones: los estilos de Nietzsche", de Jacques Derrida, "Oh capitan, mi capitan" de Luis DommguC'L, "Fantasia de un amaneccr de invierno" de Guillermo Carnero, "Oltimas tarjetas postales" de Edgardo Cozarinsky, "Poemas" de Theodore Rocthke, "Gajes y placcrcs dd oficio" de Antonio Prieto y Guillermo Cabrera Infante, "Collages de un notario• de Lorenzo Ga.rda Vega, "El Par{s que yo vivl" de Alfredo Bryce Echenique y "Enrique Molina: Los Ultimos soles" de Edgar Bayley, entre las paginas 49 y 52 de &a'"""4r, inmediatamente despues del a.rdculo de Derrida, sc Ida ese fragmento de "En cl Canton de Uri" [S. Ill: 293-304] que, finalmente, serfa el unico que SC conservarfa. La irrupci6n de "Sonia (o el final)" en el primer numero de la rigurosa revista Si!UJ, fechada en diciembre de 1981, en cambio, tenfa mas l6gica. El texto estaba ubicado entre "La inquisici6n y los Tegobitos" de Omar Borre, y "Mentira e inconsecuencia" de Nestor Perlongher, y comparda el envfo con Leo Strauss ("Escribir entrc lfneas, un artc olvidado"), Eduardo Griiner ("El fesdn de la letra: a la manera de Rabelais"}, Oscar Perez ("El responso del rezante"), Graciela A L6pez ("El abanico o la muene de la vieja"; "Pancho Bola"), Mario Levin ("lntroducci6n del cine, dcscomposici6n dd campo"}, Pascal Bonitzcr ("Desencuadre"), Ana Marfa Barrenechea ("La literatura fanwtica"}, Ricardo Zdarayan ("Salvar la ropa"), Luis Thonis ("Larisa del tiempo•), Ram6n Alcalde ("De judfos, dineros y Bolsas: Drumont, Bloy, Zola, Martel"), Le6n Bloy ("La salvaci6n por los judios"), Emilio Zola ("Notas manuscritas para CArgent"), Luis Gusman ("El hombre de los gansos"), Hcaor Grisafi ("Quaker"), Marcelo Pich6n Riviere (tres poemas sin dtulo}, Enrique Pczzoni ("Silvina Ocampo: la nostalgia del orden"), Silvia Mohillo ("Voracidad y solipsismo en la poesfa de Ruben Dario") y Antoine Berman ("El lugar de al traducci6n"}. Sitio n° 1 inclufa ademas una reccnsi6n de Luis Chitarroni (la Haban11 para un infanu aifanto, de Cabrera Infante}, una de Eduardo Griiner (El RoJa.ballo, de Giinter Grass) y una de Luis Gusman (Pdgi1'14S autobiogrdficas, de Esteban Echeverrfa}, el pr6logo que Gombrowicz escribi6 en 1947 para la primera cdici6n en castellano (Editorial Argos} de Fm/yJurlu {reemplazado en 1964 -Editorial Sudamericana- por un pr6logo de Ernesto Sabato) y cuatro poemas de Le6nidas, y constitufa sin dudas un soporte inmejorable para que "Sonia (o el final)", y el nombre de su autor, circularan. La revista Feeling, por fin, sobre cuyo perfil ya nos hemos cxtendido, era todo lo contrario y la aparici6n de "Sonia (o el final)" en sus paginas durante esos los Ultimos dlas de 198185 constituye el contcxto principal de aquella frase ( ';4ntn por lo mmos po"'4 escribir, ahora. Ahora apmas si logro publicllr" [S. I: 159]) del cuaderno "Gloria". A pesar de que el principal dtulo y la unica foto de la tapa estaban dcdicados a las "Chicas Feeling", s6lo en dieciocho de las ochenta y dos paginas de la rcvista sc divisaba a esas tres muchachas de belleza discutible y amateurismo evidente que, mas vestidas que desnudas, merccd a la impericia de los fut6grafos y a su propia inexpericncia,
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dificilmcntc pudicran cxcitar al naufrago mas cxtrafiador. Una cntevista a Antonio Berni rcalizada por Alvarez lns\ia, un ardtulo de Claudio Espafia sobre d cine mudo, uno de Marla Moreno sobrc d voyeurismo, una nota sobre la casa de Sergei Eisenstein, sin firma ni indicaci6n de proccdcncia, y un cucnto de Jack London ("El pagano") en traducci6n de Carlos TrCas constitufan lo mas destacado de estc numcro de Feeling que, si por una pane anunciaba en la tapa la publicaci6n de "Sonia (o el final)", con menci6n cxpresa de su autor, como uno de los atractivos de la rcvista, por otra, en su pagina tres, rcferfa bajo el dtulo "Top level" la "cxdusiva comida que ofreci6 la princcsa de Polignac (?)a sus amigos argentinos". Es improbable que alguno de los asistentcs a este agape (Migud de Anchorena, Teresa Hume, Alejandro Lcloir, Mercedes D ietchttrestein, Conde y condesa Michel de Ganay, Michael carcano, Teresa de Estrada, Jimmy y Elsa Dodero, Julio Mcnditeguy, Angeliquine Crotto Posse, Arturo Bullrich, Norberto Pefia, Miguel Sauce Juarez, Susana Etcheverry, Mariquita Smith, Liu Terracini, Tomas Orstein, Sarita Estrada, Pierre Cardin, Blanca Isabel Alvarez de Toledo de Mitre, Marta de Corral de Zuberbilhler y, dcsdc lucgo, la princesa de Polignac), que lucfan sonrientes y bien alimentados en las fotograRas con las quc Feeling acompaii6 la cobertura, haya leldo "Sonia (o cl final)". En cualquier caso, el editorial que encabez.6 el envfo constituye una buena muestra de lo quc era la Argentina a fines de 1981. Ya e.ra un secreto a voccs quc el "presidente" Viola tenfa los dfas contados (pronto Galtieri lo sacarCa poco menos que a empujones de la Casa Rosada) y Feeling lo cxplicaba as{: Para la fccha de cicrrc de cstc numcro cl pals vudvc a cnfrcntar la inccrtidwnbrc de un nucvo cambio en sw cuadros dirigcntcs. Suponcmos quc a la salida dcl mismo ya sc habcln dcfinido cstas cucstioncs rclativas a la succsicSn dcl podcr; pcro indcpcndicntcmcntc de hacia dondc [SIC] apuntcn las transformacioncs quc aarree cstc cvcnto, tomarnos como nucstro cl compromiso de rogar ante Dios a fin de quc nucstros gobcmantcs cncucntrcn la daridad ncccsaria para lograr llcvar a bucn termino cl proccso abicrto en 1976, quc sc puso como principalcs objctivos la dcmocracia y la cstabilidad dcl pals. Mu aUa de cicrtas coyunturas, tal como los cxccsos de la ccnsura con la quc discntimos, asumimos d dcbcr de apoyar a quicncs nos dirigcn, dandolcs dcsdc nucstro hwnildc sitio, toda la cncrgia y colaboracicSn ncccsarias para quc logrcn los mayorcs hitos en la dcfcnsa de las frontcras y la ciudadania de nucstra patria. rcvitalii.ando su dcstino de lidcrai.go dcntro dcl mundo de la libcrtad. [Feeling s/f. 3]
La imposibilidad de situar con prccisi6n la salida de este mimero de Feeling nos impide saber sin asomo de duda si Lamborghini lleg6 a ver la revista imprcsa. La insuperable cconomfa de la frasc /4nus por lo mmos pod/a tscribir, ahora. Ahora aptNZS si logro puhlicar• [S. I: 159], que bajo la aparicncia falsamente paradojal, o como mcra :..y falsa tambicn- variance del "primtr0 publicar. tkspuls tscribir" de "En el Cant6n de Uri" y "La locura consiste... ", daba cuenta de cse :asombro, nos induce a dar una respuesta afirmativa. En cualquier ~· en la novelita del cuadcrno "Gloria" empczaba a disolver con ironfa literal, y con una cita rctocada de Hernandez ( "Publicando lo pasaba todo el dla, t:Ulllquitr cosa" [S. I: 159]), aquella irrisi6n ("Si hay a/go qut mt gusta m tsta plcara vU/a
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es P"cisammte pub/icar" [OL a TI< y HL del 10-5-77)) en pos de la cual se habla pcnado canto. Como si en el cuaderno Gloria, y a ra{z de la publicaci6n de "Sonia" en Fttlint, Lamborghini hubiera hccho suya -tomandoscla en scrio y al pie de la lcua- aqudla dccisi6n maccdoniana: Ultima vez quc cscribo para publicar. jHcrmoso trabajo cscribir! [M. Fem;Uidez, 1996: 10)
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Pergamino (1981]
La novelita iniciada en julio de 1981 en el cuaderno "Gloria" {que hoy conocemos como &bregondi se exce~}. lejos de mostrar aquella distancia ir6nica (que probablemente ni el propio Macedonio Fernandez disfrut6) era el diario, o la memoria, de un fracaso. Sin mujer, sin emplco, sin dinero, casi sin amigos, casi sin obra, prcmaturamente cnvejecido, Lamborghini no cstaba del todo scguro de scr el culpable {o por lo menos de scr el unico culpable) de lo que le pasaba. A fin de cuentas, el habla cscrito, poco pcro bueno, y si no cscribla mas era porque pcrmauentemente debla ocuparsc de provcer a su propia subsistencia (ode encontrar raz.oncs para que otros lo hicieran} ((ode quejarsc de que no lo hicieran plena y definitivamente}). (0 acaso no habla conocido a muchos, amigos suyos inclusive, que podfan dedicarsc solamente a leer y cscribir como si hubieran adquirido, dcsde nifios, la garanda de que serfan, al menos en cse aspccto (no mas obligacioncs que leer y cscribir), prccisamente, nifios para siemprc? (Quicn tenla la culpa de tanta desgracia? (Por quc su f.unilia no podla sufragar sus nccesidadcs elementalcs para que cl pudiera ptt.0euparsc exclusivamente de cscribir? Si
por lo mcnos cl d~tino hubicra sido en cstc aspccto inevitable; si hubicra nacido en una f.unilia obrcra... La novela del cuaderno "Gloria" cargaba buena parte de las culpas en cse padre que habla pcrdido casi todo antes de que el hijo menor, que era tal vez quien mas lo nccesitarla, pudiera disfrutarlo y ahora, cuando, dcscsperado como nunca, maldeda cse dcstino, ni siquiera cstaba ahf para dar una aplicaci6n ("Sumo, uzfio, con el mtierro ~ mi paJrr• [S. I: 156)) o por lo menos para escuchar la injuria ("Las moscas -escobi//a y ~ cagan contra elfmtro• [fd.)).
La narraci6n de la historia f.uniliar, de todos modos, cstaba scveramente condicionada por razoncs musicales. En prim~r tcrmino, y de la misma manera que ocurrla en "La mafiana", la peripccia {o el sentido) sc encontraba supcditada a las exigcncias de la rima86 y de la metrica (eran octosdabos ligeramente defurmados los de
•M; paJrr era un pom loco: I loco ~ fou m el burr.kl I haciendJJ brindis por "1 m.io I TnJOluciOn ~I 43j e induso condicionada por contigiiidadcs foncticas ("loro de frac" [S. I: 156. Dcstacado nuestro]). No habla :ocura ni burdel en la historia paterna (aunque sf la facci6n polftica aludida en el fragmento). Tampoco habla cse frac que la rcpctici6n (loco I frac) de la velar oclusiw [k] imponfa. Pero a partir de la asociaci6n "frac" I "brindis" I "burdel" I "n:voluci6n" el scntido volvia por donde menos se lo csperaba (el padre embanderado en una n:voluci6n decadence y rcaccionaria) para dcsplazarsc otra vez en una continuidad ultratextual: en el frac, prcnda burgucsa por excelencia, sc cifraba, como si fuera un fatso
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ap6copc (y desde luego no lo era), cl scncimiento -fradaso- dominance en esa historia familiar que sc contaba. Exagerando las deriivaciones (o las derivas) que d Cato proponla, hasta podfa entendersc que cl fracaso (o fracl/ZO". un frac demasiado grandc) patemo consisda, precisamente, en eso: le habfan quedado grandes d traje de burgues, los brindis ("sinnprr algUn vtJmito de escocls en la sala-salita, anucdmara de/ salJn• [S. I: 157-158]) y hasta el burdel ("Es demasiada blando, usud, 'companno: para la juerga· [S. I: 158]}. Ese fracaso paterno, condensado en una sola frase ("'Aqulf alta a/go j que ya habfa aparecido, muchos afios antes, en la scgunda versi6n de &brrgonJi rrtrocede [S. I: 37) y unos pocos meses atras en "M'Hija (fulgurante}" ("Mi historia -pmi. nnpecmws'como la de los trrnes y los laboratorios, como I.as rritmllivas -aquf falta algo'inwstigaciones cimtlficas: sinnprr mi historia es, como el haruugo, sinnprr rttimu· [S. I: 147]) y que ahora sc le atribufa a Per6n (N/ul fa/ta a/go, l.Amborghini m'hijo• [S. I: 158]), era la raz6n del propio fracaso. Aquellos esplendores pasados ('Wilda mds cinto q~ vivlamos bien" [ S. I: 157]), cuando la familia, que era duefia de una casa en Buenos Aries y otra en Necochea, pasaba los tres meses en la playa, sc habfan pcrdido por culpa dcl padre ( ''Pmi tuvo el perro que delirarse y de/irar" [S. I: 158)), y para ligar causalmente aqucl fracaso paterno con el propio bastaba rcpctir una frase ( •Quise ser escritor pero faltaba a/go l.Amborghini" [S. I: 158]) en la que podfa cifrarsc todo un destino. Lo que faltaba era ("Y era -(J qui otra cosa podla ser?- lo que faltAba, lo unico que faltaha, era seguro -naJa de acas1r una paroa loca, un soberano mon1'n de mangos· [S. I: 157]) eso que la familia habfa gozado en ocros tiempos ((por quc no podfa cener Cl, si no los habitos awteros y met6dicos de Aira, una vida desahogada romo la de Gurcra quc, por mcrito no propio sino familiar, podfa dedicarse a escribir desprcocupado de pro~ a su subsiscencia?) y cuya perdida sc le rcprochaba amargamente al padre ("Tu mariJo jamJ.s lograrla cubrir el tramo hasta la hora de/ vnJadno clarrar. En eso soy iguar [S. I: 158]). Este Ultimo reconocimiento (el fu.caso se habrla cvitado si el hijo no hubiera sido igual que cl padre) a medias (lo queen cl padre era "delirio" en cl hijo era "estiloj bastaba de codos modos para dejar constancia de las propias culpas cuando sc ponfa en rdaci6n, aunque mas no fuera por contigtiidad en la pagina, a Elfiord, &brrgondi rrtrocede y Poemas con esos escritorcs que, porque ganaban dinero con sus libros, habfan constituido siemprc una verdadera obsesi6n ("Copio ahora a Enrique Medina, culo, TN Ulmtifico con II [...]En wz de asl TN gustarla ser Asls: gana guita y le chupan la pija" [S. I: 159]). En la pagina nueve del cuaderno, en cl margen derecho del Ultimo rcngl6n como tantas veccs, en medio de una frasc ( "Ahora apmas si logro publicar. Lo unico que [puetlo} [hacer}... "[S. I: 159]), la novclita qued6 interrumpida. Curiosamence, a partir de la lcctura dcl artfculo de Vigmcia, mas precisamente la de SU uJcimo parrafo, Lamborghini, que codavfa no pcnsaba titular a la novela del cuaderno "Gloria" &brrgondi se excede, la abandon6 para iniciar en la pcquefia libreta "Arte" cse "otro Scbrcgondi" en cl que Aira cifraba cl futuro de la novela argentina. Antes de ello, sin embargo, mientras escribfa las primeras paginas de la novdita familiar dcl cuaderno "Gloria'', Lamborghini habfa iniciado en la librcta "Arte" otro
no
proycao que, tambicn y por las mismas razones, quedada prontamente abandonado. Bajo d dtulo Lzs ftasn tie/ ayn- tramposo, que un afio auas, en ocasi6n de enuegarle "Sonia" a Alvarez lnsll.a para Feeling, dcsignaba a una novela inexistente de la que "Sonia" dccfa ser un fragmento (menci6n ausente en la copia ent~da a Levin para publicar en Sitio), y dcspues de 4na pagina que qucd6 en blanco a la manera de un scparador, sc lcfa una suerte de csbozo de novda-cnsayo ("Me interrsan la agricultura, la industria pnqrm-a. Ui til'tlnla, la loca tirrznla, P"" bim famz tie todA idea "ligiosa: sal"" qut st mudtm los convmtos -() stria un rmacer-, los convmtos, ahl Jontle yo ~ "'luya. Y no 'l"ino ninguna
kngwz qut habk tie/ coito (hacerlo?Solo tie/ amor, tie/ matrimonio: celau, como el vino ckzwu· [Arch. personal, en fotocopia]) que no sobrevivi6 m~ alla de su primer parrafo. A cstc texto le scgulan algunas anotacioncs epigramaticas ( "Trrznsfomuz~ m mujer, nicarrzr la vUJa• [fd.]), por ejemplo, que rcdoblaban en la misma t6nica que los pocmas que hemos situado alrcdedor dcl mes de scptiembre de 1981, queen la quinta pagina de la librcta dejaban lugar a un pocma en prosa que, igual que los dem~ pocmas de cste pcdodo, trasuntaba csa ncccsidad de dar cuenta de la actualidad polltica que tan poco f.ivor le hada a la cscritura: La tetina del ser Supttmo. Una terina an~ de amon{aco, de orin pasado (sin orcar), de restos insepuhos: desapattcidos. Mutilados: inxpultos. Desaparecidos. Y la cara de Vidda: un col\o de batracio. (tv) A la larga, d sinsentido se conviene en un hallazgo secular, y lo unico inmutahlc, la Icy de la puntuaci6n. [fd.]
Dcspues de algunas anotacioncs sucltas y de otro pocma breve ("Los sumos st
lnNtntan, I St kvantan, como una phtiga Io como el asta I hu/Ja por ti aire I cortanu tie/ invinno. I Los sumos St Jispman I Asl son las cdrctln. I Esto scra un verdadero hogar" [fd.]), con otra pagina blanca como scparador, habfa un intcnto de cscribir sobrc la propia obra con un dtulo que cvocaba las jornadas de Litnrd: Liz conspinui6" En mis escritos hay una vida quc me sobrepasa. I lay un riuno de pa.so cambiado; en verdad, derrot~ d rurnbo, pard (en vuias panes) d derrotero. Plagio a la OmnipomWn- {m] ti Manin Finro'89) y, dcspues de trcs meses de no haccrlo, volvi6 a cscribirle a CCsar Aira una carta breve pcro optimista ( /lcabo tk pasar """ tk mis acostumbrtulm ttmportll'ias m ti inforno [. ..]Mt quetlo aqul hastll ti 30 tk octub". Dari m novimlb" uNl char/am la Esc. Frtutl. tk Bs. As. •[oL a CA dcl 8-10-81]). El interes de Lamborghini por su conferencia debi6 de scr grande porque dcsplaz.6 a scgundo piano la llcgada del numero 3 de Escandal.ar, que inclufa un &agmento de "En d Cant6n de Uri". En cuanto a la confercncia en la Escuda Frcudiana, parccc habcr
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habido un cruce de cartas porque mientras Ara.rnburu le contcstaba una anterior, que al parcccr no sc ha conscrvado, precisandole que la charla scda d 12 de noviembrc de 1981 a las 21.30 hs. en cl local de la Escuda de Laprida 1986 y pidiendole que sc comunicara telef6nicamentc durance los primeros d1as de noviembrc para arrcglar los detallcs, Lamborghini dcspachaba una scgunda carta kchada d 21 de octubrc de 1981, cs dccir, cuando todavfa no habfa rccibido la de Aramburu fcchada d 20, en la que hada rcfcrcncia como propio al dtulo de la confercncia ( HVuelvo a ncribiru, tal como k habllt pro~tielo m mi cartll antnior, m la CU4l k tkdA, aJmuls, cuJJ mill el titu1o ek la char/a -Ydvo m9oropini0n" [OL a JA dcl 21-10-81)). Lo cual constituye un misterio porque en la pagina 28 de la pequefia librcta marca "Ane" en la que cscribfa cl borrador de su c:onfcrcncia, a rcngl6n scguido dcl pasaje citado m~ arriba, sc lcfa una copia poco menos quc textual dd "abstract" contenido en la carta de Aramburu dd 30 de scptiembrc: FJ pasajc de la scxtina a la cuartcu y ~n fin- "para una pottica dd lugar· -lo real -la casuaci6n FJ tltulo lo deg{ yo. [An:h. personal, en fotocopia]
Tai vez la mera aceptaci6n dcl dtulo propucsto por Aramburu justificara csa ascveraci6n tajante y cxplkita ("El tltu/.o lo ekglyo") cuya cxistencia indicaba prccisamente lo contrario (cl dtulo lo habfa propucsto Aramburu). En cualquier caso, Lamborghini habla scguido prcparando era la librcta, y ya con la sintaxis oral de quien planca dirigirsc a un auditorio, su confercncia: El tltulo lo degl yo. Culpable dcsdc cl vamos, cntonc:es. Esta confesi6n de no inoccncia scrla ta1 vcz ((o entonccs?), un intento de oonjurar la posibilidad de abunidos a ustcdes; no hay pcligro de que me abwra yo: cstoy hablando, d ticmpo pasa y. como Hcminda lo describe en su Pocma. "Vienc uno como dormido I cuando vuclvc dcl dcsicno•. Aunque, daro, yo no he cstado en cl desicrto, en esta cuartcada supcrficic de grasa frfa que es Buenos Aires a partir dd 24/3/76, yo no he estado mucho ultimamcntc. Hui a esa zona a la quc sc Uamaba Dcsicrto todavla (pcro nada de "jvamos tod:avfa!"). Otistes f2ciles, incongrucncias, desabridas sutilczas: el "misterioso" masoquismo aacha, y gana 6nalmcntc, por m.U que sc disfrace de intcncion Arcnci6n pido al silcncio y silencio a la atcnci6n (la cntrada al y de cl psicoam.lisis (consultorio, amigos, lo dcm.U previsiblc: pcdido de direcci6n -pcdido, en rcalidad, de pacicncia y de no scr borrado de la lista de invitados- rima en "hado• me molcsu, repito, cada va quc aparecc: -jMuy ingcnioso! [td.]
Ese 21 de octubre de 1981 durance cl cual cscribi6 la carta a Aramburu cstaba de cxcelente humor y dispucsto a "rcinscrtarsc" en la p~ctica psicoanalitica que, en ultima instancia, era la unica accividad rcntada en la que habfa conscguido pcrscverar durance un tiempo rawnablemente prolongado y que, si sc miraba bien, era una alternativa 679
laboral en la cual, a difcrcncia del periodismo o la publicidad, no habfa ni patrones ni horarios estriccos ni ninguno de esos obscaculos invencibles que durantc cantos anos le habfan impedido conscrvar sw cmplcos. Ademas, era ostensiblemente mas rcncable. De hccho Garda y Gwman, para nombrar s6lo a esos camaradas en cuya compafifa sc habfa asomado al psicoanalisis una decada arras, vivfan de eso que el hacfa gratis todo d ciempo (casino hada otra cosa). ~I mismo lo habfa cscrico en esos cerminos un ano y mcdio arras ( "Estoy en la ca/k. Rlu.onts tk fan%/l mayor. mto~ts. mt obligan a~ ti and/isis. Ptr0: mlS ma/ pacimtt. No mt pagabas" [OL a Rf dcl 19-5-80]). Sabia que escaba capacitado como cl mejor para "intcrprctar" ddirios propios, ajcnos y mixtos y rccibir, a cambio de su palabra (ni siquiera sc ncc:esicaba escribir), csc ingreso indispensable para dejar de mendigar tccho, comida y libacioncs. No podfa dcsaprovcchar tambiln csca oporcunidad. Bastaba rcmemorar las jomadas de La Paz o de cualquier ocro cafc de Buenos Aires y crasladar la esccna dcsde d bar al consultorio para trocar la invitaci6n de unas copas en pago de un tratamiento (y supcrar cl asco insuperable que le provocaban las palabras "consultorio" o "tratamiencoj para que la alciva dadiva de dos o crcs whiskys mutara en cl sumiso pago de una "scsi6n'" {otra palabra que le resultaba insoportable con !a que cendrla que aprcndcr a convivir). El error habfa sido intentarlo en el "paramo" marplacensc donde nadie sc daba cuenca de quicn era cl (y la circunstancia de queen cantos afios de permanencia nadie cxcepto Vilma Mar7.oa le hubiera dado asilo conscicufa una prucba contundcnce de ello). Era en Buenos Aires donde su palabra vaHa oro y habfa constituido un grave error no habcrlo advertido antes. Nada le impedla, por lo dcmas, scguir viviendo en Mar dd Plata y viajar cada tanto como habfa imaginado alguna vcz, con lo cual su prcscncia en la capical, imprcvisib}e y esporadica como maJ6n, SC cornarfa mas cx6tica y mas dcscada. Aqucl "error" que Lamborghini empez6 a reprocharsc a partir dd entwiasmo que le gener6 la propucsta de Aramburu, de todos modos, no era tan inexplicable: que no sc hubiera "animado" a·scr psicoanalisca hasta su llcgada a Mar dd Plata sc dcbfa a que su vieja aucosubestimaci6n en rclaci6n a la tcorfa y las lagunas de su formaci6n, de la que era mas conscience que ninguno, le habfan "impedido" {a nadie temfa como a los que acumulaban sin pausa csas lccturas met6dicas para las quc sc scnda cada vcz mas incapaz) haccrlo en Buenos Aires. No habia sido casual aquclla rcsistcncia suya a crasladarsc para rccibir cl material para sus cursos. En cualquicr caso, ya porque la invicaci6n para dar una charla en la Escucla Frcudiana lo convcnci6 de quc el cambicn podfa (y cal vcz podia mcjor que nadic: sc uataba, al fin y al cabo, de hab/ar, canto mas facil que tscribir) vivir dd psiooanalisis, ya porquc SC daba cuenta de quc no le qucdaba otra salida, al menos inmcdiata, por esos dlas parcda habcr entendido que la soluci6n rcsidfa, como siemprc, en haccr de la neccsidad vircud y comar por las asw al toro de sw carcncias tc6ricas. Solamence tcnfa que "operar" sobrc Aramburu para que estc sc ocupara de anunciar en Buenos Aires que Osvaldo Lamborghini (nada de Hartz, basta de profesores en baca) volvia, dcsdc d desicrto de la literatura, a las pulpcrlas dcl psicoanalisis:
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"FJ Manln Fierro" em cstrcchamente ligado oon "Reprcsi6n en la rcprcsi6n·. En la charla que mantuvimos en el bar, y sin burla. vos me ex>mentabas algo as{ ex>mo que "y bucno, vos anmo para haber comprendidc que la grandc:za nos esti vedada. No, no somos 111n intdigmtes. [Arch. personal, en fotocopia]
Si la prosapia que Lamborghini le suponla o le adivinaba a Javier Aramburu, o la dccisi6n dctica de no molcswlo, lo haclan abstenersc de rdacionar su apcllido con la "rcvoluci6n libcnadora", a pcsar de que su amigo le habla dado suficiente pie para haccrlo ( •EJ Finro (H "'1b/.a pero no g rompe o g rompt pero no st "'1bl.a? Mt par«t que tsto Ultimo... CTrO o Cmmte. U, curioso ts que m efocto a los Finros los rrwrmdan t4nto los pmmistas como los militt1m'" [JA a OL 'd d 30-9-81 ]), la ancigua ncccsidad de exhibir un linaje propio ('Ml &gamos a tst4 situaciJn mla: mu/ta que -ahora sf, reitt- iSOJ un viejo argmtino! SI cosas tk o/Jm, tk odios patnnos y tk horrom matnnos. Y put"'1 leer ti Martin Finro porqut lo lei CU4n"'1 mz chico, alld. .. jtsOS putblitos tk I.a provinci4 tk Bumos Aim!" [OL a JA dcl 21-1081]} sc nimbaba ahora con la ccrtcz.a (certcz.a descspcrante porque no le scrvfa para subsistir) de que era admirado sin rcscrvas por quiencs sabla (aunque tal vcz era cl unico que ya lo sabfa) eran cl mejor narrador y cl mejor pocta argenrinos contemporanc:os: Con algunos de mis amigos. poeta.s cxquisitos pero criadw en Pringles, nos encendemos con media palabra: hijos de fanUlias culcas, ha quedado impresa para siempre en nosotros la lectura simultinea de Rimbaud, Kafka y el gauchesco (para nombrar "literatura• solamente). [OL a JA dd 21 -10-81)
Como cada vcz que habla que qucdarsc solamente con lo indispensable, Kafka y Rimbaud reaparcdan en cl horiz.onte, ~n cste caso con acavfos de gaucho: "Htrndndn. as{, ts tjnnpl.ar. Confina su ligadn a un diJcuno h«ho tk ~s dis/miles, "'1ntk hastt1 ti vitjo Viuacha (quefoe ma/ mtmJido) ~ su voz· po/ifanla tk I.a fey (KAjlta) inmutt1ble, polifonla tk ill tseritura. qut nos sniAla nuestro afdn tk totali.Uu/.. tk slntesis, ts signo tk numra pobrmz cuandtJ no tk nuntra tmtacion tk hactr trampa. (Roquismo? ;Pacto tk Htrndnda? Es posible,
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pero los roquismos y las transa«ionn jNlS4n y pasardn, y qwtlA ti gaucho MllTtln Finro producimtlo lugam tkuk tloNk ts posibk, caJa wz. ltzfosta lk combaJir-, habla anowlo en las paginas 55 y 56 de la librcta "Arte"' [Arch. personal, en fotocopia] . ..Mi obm ts Ullll broma ptsaJa tk ltz insuficimcia, no ltz txhibiciOn tk no sl qui suptrioriJAJes u owllas mptcto lk las farmas 'tradicionaks~ Su tsemario ts ltz iJmtificllCUJn mllSiva con un signo: ti pibt Rimbaud, cokgitdprtmilkio m vmijicadQn laJina, rmbimJo m Charkvilk {Ptrpmino) ltz noticia tk ltz Comuna lk Paris -y p4TtimJo m esa Jim:cUJn.· no ltz locura, sino ltz 'i~n"' [OL a JA dcl 21-10-81 ], le csaibla por csos mismos dlas a Ararnburu. Sc trataba de un proyccto cstratCgico mayor y desmcsurado: convcnccr a los psicoanalistas de que cl psicoana.lisis cs una rama de "la literatura. Las anotacioncs de la librcta "Arte" apuntaban en csa dirccci6n: Transmisi6n a los payadorcs. Rechaw de Maocdonio a la transmisi6n: vudvc al guiwreo primitivo, sin librcto. Oaro, todo csto sc vuclvc intd.igiblc gracias, prccisamcnte, a la fucna de la Pas16n quc rcsiste, y u rcsistc: a scr conccprualiz.ada, a quc sc "proycac• induso oomo apcrtura minima hacia "'4/quin scntido. Cons dd lugar (mas alla de las prict.icas) la armonla polltica dcl cspiritu (Bauddairc) la pocsla como Comuna de Paris primcro y,. lucgo, como tdfico de armas (Rimbaud) circunstancia I ctcmidad circunstancia I historia imposiblc partirular I univcnal (Rornanticismo, Goethe) aut6mata I Dios (von Kleist) Irigoyen I Comite de la Provincia Hernandez I Martln Fierro -ruando cl fctichc cs cl '2lo: cpifanla, satori, cncucntro pia]
Con perfecta conciencia de que pisaba un terrcno que era poco menos que una marca rcgistrada, Lamborghini sc habla anotado en la librcta la nccesidad de
distinguirsc (·Ojo con ti 'compromiso' a lo DaviJ Vinas, ti 'compromiso' como una virtu.J mJs dt la concimda, como una tnalttctdora tkccion pmonal -lo qut importa, mds qut ti compromiso, tS la paiabra cump/iJa" [fd.]90) mientras queen la cana a Aramburu sc ocupaba de rccstablcccr ciertas alianzas ( "Todo tsto lo Jict mucho rMjor qut yo tifinaJo Osc1tr m Roberto Arlt, yo mismo,. [OL a JA dcl 21 -10-81 ]91). Era difkil calcular cual iba a scr la rcacci6n de los psicoanalistas que sc accrcaran a la callc Laprida para escucharlo pcro si la cxposici6n dcsarrollaba las anotaciones de la librcta era scguro que no sc iban a aburrir: ·Al.fABETO
(orden). La •H": Hcrnindez, Hegel, Hmunctt, Hume, Hitler.
-(ANTf.5)92 FJ nombrc de Lacan, bajo un blanco, como firmando la auscncia de la palabra en Carne
Picada de Jorge Asfs: Asf(s) no."
-FJ psicoanilliis en la Algcntina actual, esti amcnazado en su scxo. En su conccpci6n de la Jifrmrmt. Es dccir, en SU mis7'UI SCXO, en SU m' mism~. -ASCASUBI.
R.efalosa: violencia de tender a fundir lo hablado en lo cscrito: hcrida cortantc, puf\al,
dcgUcllo: teatro de la aucldad-Artaud Oo sinicstro).
real, irnaginario y simb6lico. La soliciucicSn a lo simb61ico: prcscntar, desde cl caos, esa solicitud.
-HERNANDEZ: nudo de lo
-(familiar I sinicstro? cHernindez I Ascasubi? No, Edipo (otro Edipo en Hcrnindcz, dondc si bicn las buenas intmciones son castigadas, logra rcpriminc, como en cl Moisa de Miguel Angd, la c6lcra contra los adoradorcs dd bccerro de oro, para impcdir la rotura de las tablas de la Icy.
-d dasicismo como atilo, como herramimta dd Ocstino, nada que ver con la oposici6n yo dirla polltica cnue tradici6n y vanguanlia, opos. quc sirve solo a aqucllos que cntienden su carictcr momcntinco c insuumcntal. -NO SER d hombre de las raw, no hacer la trampa de equivocarse de acreedor. (Quim es cl acreedor dd hombre de las raw? FJ psicoantlisis. EJ trabajo de producir esa ran mcrcanda quc es la teorla psicoanalltica. fundada por Sigmund Freud. Porque Mf"I y llhort1, despu~ de habcr rccibido cl impacto del descubrimiento freudiano, la sola
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pretension de ncgarla o de qucrcr dcshaccrsc de sw cfectos, implicarla un ttabajo lisa y llanamcntc fundamental.
-la scricdad y cl cinismo -pcro atnroriuM- de lcs tc6logos para intcntar una africa, no y:a a la tcoria ficudiana sino solamcntc a algunos de sus conaptos. EJ tc6logo dd Gran lnsquisidor (Dostoicvski). -La dcgradacion como bwncrang. Asls casa.micnto I casorio
-mujcrcs: obcsas de la poronga vivcza ·mraordinaria" de darlcs lo quc cllas pidcn -Vcamos de una mancra scncilla, ca.si bana.l, aSmo cs necesario sostcncr cl concepto de Falo -no dcgradarlo a pcnc: no imagincmos tamal\os porquc obtcndrcmos un ·rear a la mcdida dd yo, quc cs un obst:k ulo para la vcrdad, una cared para la potcncia de lo imaginario y una nWc:ara para lo real, no porquc lo ocultc, ocultc lo real, sino porquc dcstruyc ru relaci6n virtual con d goo:. -parir la inmortalidad (por qu~ sufrir por una ttica? Scncillamcntc, porquc hasta ahora no sc ha invcntado ninglin ncgocio mcjor quc la ctcrnidad. -dondc d trabajo y la mucrtc confluycn, ahf la ticrra promctida de lo real nos cs dada -Hcrnmckz pone en jucgo d jucgo mismo, la hondura def jucgo: las consccucncias, los cfcctos de andar hacimdonos los gauchos -ccnnina la pocsfa gauchcsca.. Cuidado: quc jugando, jugando, d ganadcro pucdc tcnninar en cl cepo, como los pconc:;. Guiraldcs Macedonio Borges Gaucho • mucrtc Fiestas llancras en la Riga • de la caricatura a la tr:agcdia Manfn Fierro: ankdota individual Gcnocidio: individual lnfamitr: ~dita" Vcrdad: •la pocsfa aucl de no pcnsar mu en mi (dados I timba I filosoAa) -Salnr cl cucrpo - matar la palabra
-EJ M11rtln Finro, para Hcmmdcz, una cpifanfa cxccsiva. -Hcmmdcz, un dcdo acusador, nucstro jucz. como si nos dijcra quc la dcrrota no dcbc convcrtirsc en prctcxto. -Cicrta actitud orgullosa: Ascasubi no cs mcnos quc Proust. -En la pcrifcria, d nacionalismo: implica una cstttica fundada en una moral. -Arlt deda ·ooplas de cicgo"; ~ fuc d Hcrnindcz de la Dcprcsion de la D. I. -Cuidado oon d dcscncanto (rccordar Freud: gucrra y mucrtc), nada de qucjarsc •por pro)"l(Xi6n". EJ dcsprecio arltiano al pals (Hip6lita, puta en cl campo-LtnulJ.rrw)
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-Siemptt y dcsde sicmprc "la mis sombrfa organiw:i6n·, es dccir, cl Pulpcro, d Jucz. d Comandantc, d Comisario -y cl pueblo a lo Minguito, cngendrado por d populismo consc1"V2dor (apararo ideol6gico dd Esudo). FJ Maudcro.
-pcro nada de "prosccuci6n inutil dd proccssa rara- de la pagina ucinta y siete dcl cuadcrno "Gloria". El primer cap{tulo (posteriormente titulado "El Nifio Taza" y subtitulado "La noche") cstaba dividido en dos panes. La primera, iniciada en Haedo {o en Lavalley Montevideo) en tinta azul y continuada en Mar dcl Plata con birome ncgra, sc extend.fa hasta d anteultimo rcngl6n de la pagina diecinucve dondc la frasc "Y "'JUI tmnina propio mi wbzto" [S. I: 163] le ponfa expl!cito 6nal. Esc "rclato", en cuyas primeras paginas Lamborghini habCa ficcionalizado cl cobro de
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la pcnsi6n materna y cl apogco y calda coon6mia y profesional del padre (y la nostalgia de aqucl biencstar) y en cl que daba cuenta, como hemos visto, de su visi6n ncgativa de la c~nfercncia que irfa a pronunciar en la Escucla Frcudiana y de la constataci6n de quc no ten{a dinero, ni emplco, ni parcja ni, estrictamente, una obra que justificara, o que cxplicara por lo menos, o hiciera mis tolerables, todas las ottas carcncias, tras una b~ digrcsi6n narrativa derivada de las sugercncias de una frasc ( ·11xpn7mm111T con niiills -dejar m paz. tk u1UI wz por totias, 11 Im rat11s" [S. I: 160]), viraba, a partir de una cscisi6n gramatical donde la terccra y la primera persona sc altemaban con un mismo reference, hacia la autoconmiscraci6n: Ve cl lcnguaje y odia: odia por cso a Muotta y a todos los que lo cnfimtm con d w ,,,,.,,, Asi ("cso ercs n1") (de su fango), de su no habcr logndo-por una colccxicSn 'grab de racnrimiento e incptitud- su dcsco, delco mu fntimo: como la pcrla fntima. como: cl fntimo cuchillo en la gargana: mribir. Algo fntimo. Era un enfermo de cuana y ahora busca picdad, un poco de pied.ad le mcndiga a los fntimos. Mientras pudo, cstafcS. F.J artc no cs un CXJnsolador. Pero ~ prttcndi6 usarlo como tal. No pudo, sin cmbugo, engafiar a nadie por mucho ticmpo. Lo suyo fuc lo dicho: hundimicnto. Hundimicnto sin rcbdi6n ni placer. Hamo (t). Tcdio pcquefio: burgub. Y, y: inhibici6n, slntorna-ag.. Que nadie sc me accrque. Yque ato, en cfecto, "'por" supucsto, sc pllhlifw "por": por favor... No day mis: Es de nochc: 29 de octubrc. 1981 . Tcngo ganu de fumar un vulgar cigarrillo, y hasta i:su me parece un dcsco cxcc:sivo: porque -no tengo dcrccho. Mat\ana me scntar~ a la mesa. Es de nochc. Mal\ana me scntm a la mesa y. La mesa ..Y". un verdadero anfficc dd, lcnguajc. Mc scntart! y a>n mi airc de jcta. de muda supcrioridad, J>"mitiri que me sirvan la comida. Un artero (abyecto) dcseo de sobrcvivir. Tambien: porno poder aspirar al suicidic.. No lo (no/o), no lo mcrc:u:o. Pedantcrlas de csquiwfttnico, en suma. Una mariquita "contrariada", chochca: jchocho, loco, chocho, oh! P~na tns p~na. tras p~na, lo unico que me importa cs llcnar eras pigina, scguir y scguir y llenar p~ obviamentc, eras p~na. Tcngo micdo: yo quer'a triunfar. quc me adamaran y acLr,,,.,.,._ tcncr mo: dcl lcnguajc, Ad un artifice: dd lcnguaje. Y ~. Un araaacSpata. lwu la loaira es dcmasiado (demasiado bucna) pan ml: d cstilo opa. d c:aDctcr opa -U. ca- de mi cnfmnedad. me lin de la psicosis, ni siquiera be (pat~tico) final. No, nada. Nonadas, en fin: nonadas. Una wdc Muom hizo mi diagncSstico... [S. I: 161-162)"
Ademis de una autobiografla ciertamcnte impiadosa (habla intentado, sin bito, scr cscritor para que los demis lo arnaran y aclamaran; durance un tiempo d truco de posar de "genio raro" habla dado ciertos rcsultados y logr6 engafiar a algunos; ahora. dcscubierta la cstafa, solo le qucdaba pcdir picdad y temla no tener dcrccho ni siquicra a cso91), cl ttagmento contcnla un pasaje que citaba cl Ultimo verso dd •Pocma conjctural" de Borges ( ja ~1 tlMro hinTo qw 1N raja ~1 p«ho I ~I lnlimo cuchi/Jo m 14 g11rgan111· [Borges, 1969: 143]) para dccir cso mismo (•Su no h4bn- lot;rtzt1o -por UNI coi«dOn dgrafa tk mmtimimto ~ in~ptituJ- su tinnJ, tkko mds lntimo; como '4 pn-14 lntim4, como: ~I lntimo cuchillo m '4 garganta: cscribir. • [S. I: 161]). Y sin embargo. la empccinada deriva horirontal de la cscritura lo hada dccir mis y, adcmis, otra cosa. Porque Lamborghini no sc habla limitado a cscribir: Su no habcr logrado ;>or una colca:icSn ~ de rcscntimicnto c incpti~ su dcseo, ddco nm fnrimo: como la pcrla {ntima, como: d {ntimo avfiillo en la garpnta: ~r.
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Habra cscrito alga mas: Su no habcr logrado -por una colccci6n 'grafa de rcscntimicnto c incptitud- su dcsco, dclco mis intimo: como la pcrla intima. como: cl fntimo cuchillo en la garganta: noibir. Algo fntimo.
El rclato iniciado con aqucl ~·Qui Jificu/uuin para escribir, Dios mlo! Es« CUIUkrnito lo comprl m el pdramo • quc, eras la rccrcaci6n de la historia patcrna y las cspcculacioncs en torno a la c:xpcrimcntaci6n con nifios o ratas, habfa dcscmbocado en la catarsis autobiografica, sc tcrminaba con la cvocaci6n de aqucllos ticmpos de Masona y dcl lnsticuto di Tclla ("Una tartk Masotta hir.o mi diagmJstico [...] elfin4dito, Oscar, tm/4 mr.On, jja!, jja!. Me rlo con una hebra tk nicotina mtrr los labios" [S. I: 162)), sabre la quc ya nos hcmos dctcnido. Litcralmcntc -estaba aclarado cxprcsamcnte- cl rclato sc tcnninaba ahf, sabre cl final de la pagina diccinucvc dcl cuadcrno. Lo quc vcnfa a continuaci6n -sc anunciaba- era un "intcnto de c:xplicaci6n" (dcl rclato): Mc rfo con una hcbra de nicotina cntre los labios. Y aqul tcrrnina propio mi rdato, lo quc siguc cs un intcnto cmbroUado, mcllado de cxplicaci6n: primitivo como d fctichc dd pie sucio. FJ nifio result6 violado y tambien la nil'ia violada rault6, asi de ficil. como sonrcirse en la oscuridad. Proxguir cntonccs con la hcbra de nicotina y proycctar, al mi.mo ticmpo, sobrc una aldaba (aldab6n) csa pantalla: la radiografia de pulm6n. Es la litcratura. la que no sirvc, me digo rctcmplado por la rabia y por una scnciUa vuclta a la analidad. Asi llucvcn los cspacios. Y ahora quc cntcndi, jCUanto ganado se me va a cscapar! A la nil'ia en familia la violarI' ~ntonccs el cucrpo sc vuclvc as(, como as(, de cstc
mmudccrr-y al nilio lo violaron en un mrmo pantanmo aun sin cxpropiar. [S. I: 163]9 •
Pcsc a los anuncios, ni en cstc fragmcnto ni en cl rcsto de csc primer capfculo, quc sc cxtcndla hasta la pagina trcinta y sictc dcl cuadcrno, habfa cstrictamcntc una cxplicaci6n, cmbrollada o no, sino otros rclatos, cntrc los que sabrcsalfa d de la nifia y cl nifio violados. Exccpto que sc entcndicra que cran cstos rclatos la "c:xplicaci6n" dcl rclato que iniciaba cl cuadcrno: Quisi~ramos saber ~ cs cl mttodo, por imagin.rio quc fucrc, quc sc cmplca para impartirlcs a los nitios aludidos (varias p;iginas atris, la vcrdad: ya nadic los rccucrda), la enscfianza mcma. le: lcla, de la mucrtc aftm"""'"- morir de incnarrablc mancra, cso va m:is alla atin quc cl consagrado "morir como un perro•, capftulo saltcado dcl vcrcdicto final en cl mofto ("dobladaj tramitc dcl proceso. Si de incnarnblc mancra, no narrula. cntonccs: a vcr ronunciar csa frasc que habfa aparccido en &brrgonJi rrtrocttk para repccirse, como vimos, en casi codos los relatos posccriorcs y que era tanto un coves dd "u tnno a mi tmuz" ["Exiscir, scr, cscar vivo..." en S. II: 158] como ocra fonna de cxprcsar aqudla satisfacci6n por el rcsultado final de "Die Vemeinung" (·No ~ tnM a sl misma" (OL a CA dd 13-12-78)). Aquella vieja cuesci6n dd micdo que produda la propia escritura volvia a apareccr en este "intmto nnbrollado, ~//ado tk txplicacidn" [S. I: 163]. Ahora, d protagonista de csc rclato --que de golpc sc supcrponfa al narrador, no s6lo por coincidencia de la persona gramacical sino porque lo que sc narraba en este pasaje era, precisamence, la disyuntiva en corno a si sc iba o no sc iba a narrar- pan:cla habcr "dado su palabra" (despojandosc, en consccuencia, de ella) de no narrar alguna cosa y su pcripccia era aucversc (Nll177lrl na munu, por lo tanto, cuando ~ atm1a" [S. I: 164]) a violar esa palabra y narrar aqudlo inenarrable. En mcdio de codo habfa una cita cxplicica, casi una concescaci6n, a aqudla caracterizaci6n (" /.oco, sf I bo/uJQ, sf I violmto. sf" ["DiC'L esccnas dd pacience" en L Lamborghini, 1971: 139)) que habfa hccho de cl SU hermano dicz afios atras: A ver (;11 wr!) si yo soy un loco, un boludo, o un t2rt2 (mudo) inapaz de mantener su palabra. lncapaz, soy. Narrarc esa muerte, por lo tanto, cuando me atreV2. [S. I: 164)
La cica trafa l6gicamence aparejado esc t6pico que un libro ya disico habfa crigido en su primer rengl6n como la meclfora mayor en torno a la cua1 habfa emergido toda la liceracura argentina (''LA litmztura argmtina min-gt llirrtkdor tk una mddfora m4JOr: llz vio/acion'" [Vifias, 1974: 13]), t6pico queen este "Sebregondi" apareda como una suenc de combace en el interior mismo del relaco entre dos voces anudadas en la misma persona gramacical, una que afirmaba la cxistencia de la violaci6n y otra que la negaba: F.stoy perdido, s{, y pan siemprc, The Crack-up, la fiasura, porque un solo dla debil una Ugrima d&il se me esc:ap6, "Dios mlo, lo horrible" (R Raschela). La violaci6n fe: fue eso la violaci6n, y pr:icticamente, en los hechos /rcal-hechos/ nadie fue violado, ni siquiera trocado en leve por una caricia que, en efeao, no rima, pero el mayor /deseo/ insinua: con una sonrisa medio eval, sel\ora, que rueca pide, que imp, implora: permiso y amor. Fue eso: fe la violaci6n. Y ni siquiera, burgues, en remoro pas6: apenas pas6, chancho burgues, unos dlas atris c·jA.rriba esclavos del mundo I Arris, atris. chancho burgucsi-). Pero juro que la violaci6n, doy fc, no fue, ni es. [S. I: 165)
Ni siquiera la cica de Scott Fitzgerald podla disimular que si en St"":onJi se exatk habfa alg\Jn cxceso esce consisda en haber escrico -o por lo menos haber amenazado hacerlo en cualquier momento- algo (algo Cntimo), a cuyo rcspccto cxistfa un compromiso de silencio. Como para corroborario, una frasc anotada, con ocra tinca, en las paginas finales de la libreta "Arce", despu6 de las preguncas que Lamborghini le habla sugerido a Thonis para el reportaje del diario El Cronista, volvfa en el cuaderno "Gloria•. Pero volvfa transfigurada. 0 mis complcta. En la anceUlcima pagina de la librcta "Arte" SC lefa:
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Esta vcz si me sali6 [quc hicc]99 una verdadcra cagada [Arch. personal, en fotocopia]
En la pagina treinta y cinco del cuaderno "Gloria", en cambio, decfa: Esta vcz sf quc me mandc una verdadcra cagada, al no comprcnder d intcrtcxto quc impcra [S. I: 169]
Se habfa cscrico algo a cuyo respecco existfa cl compromiso de no hacerlo, tal ve:z con la cranquilidad, o la inconsciencia, de que nadie encenderfa. Pero d incertexto lo iluminaba codo y el borrador, ya inrnodificable, era ese error sin rctomo con el que tantas veces sc hab{a fantaseado. Aquella vieja frase (";Como hacer para com~tn de una ln«Nz vez por todas un t'rTOT irreparabk?j rcpecida hasta el hartazgo en la corrcspondencia se habfa vuelco real. End segundo capfrulo de esta novda {quc ya para entonces no s61o era claramence d "otro Sebregondi" sino que ya sc llamaba &bregrmJi g exade), titulado "El ex Galewky en la pcsada" y muy probablemence cscrito la noche siguiente, sc pondria d ac:ento en d tamafio de esc error y, como para que no quedaran dudas, sc iba a cscribir dos veccs, con variances m{nimas y sin enrniendas, tachaduras ni interlincados, d parrafo que lo sefialaba: Al empcz.ar cste libro (&bJTgOnJi N exrnk) cstaba complctamcntc cquivocado; ahora lo comprcndo; y aun cuando para cl "rctroc.cde" ya cs wde, dcbo, igual, rcconoccrlo: por micdo -nada quc vcr aquf la llamada honcstidad intdcctual-; cstO)' asustado dcl tamaJ\o de mi error y dcl hccho de habcr construido cl borrador, ahora inmodificable, de cste sistema de bloquco cspasm6dico de todas las pmiblcs salidas rct6ricas; me cstoy dcgradando: cnsayo; no cs agradablc ver c6mo cl cuerpo sc dcsliza entrc los dcdos; y me digo: -Bien, bicn. Esto csti bicn. Voy por buen camino y enciendo un cigarrillo. Simpatfa y miicria. La rccta tristcu. En fin, lo cicno cs quc, cvidentcmcnte, al empczar con brios de santidad rcnovada, cstc libro (&bJTgOnJi ~ exmk), al comenzarlo con una salud atenta a nucvas misas, cstaba, ahora lo comprcndo, complctamente cquivocado; y aun cuando para cl "rctroccde" ya cs wde, dcbo, igual rcconoccrlo, luz en los prados, no en las tinicblas; rcconoccrlo: !'Of micdo -nada quc ver aquf la llamada honcstidad intclcctual-; asustado cstoy dcl tamaJ\o dcl error y dd hccho de habcr construido los cimicntos de c.stc sistcma de bloquco cspasm6dico de todas las posiblcs salidas rct6ricas. Lo cicrto cs que me c.stoy dcgradando: cnsayo; y no cs agradable (vcr c6mo el cuerpo sc dcsliza cntre los dcdos); y me digo: -Bien, bien, csto csd bicn. Voy por d buen camino. Enciendo un cigarrillo. Simpatfa y miscria. La rccta tristcza. [S. I: 172-173]
Primero publicar, tkspuls acribir, la frasc conica, podla no scr enconces, en ninguna de sus variances, ni una paradoja ni una boutaJe. Como si cscribir para publicar fuera la mejor manera de asegurarse de que no sc iba a cscribir ("k tnno a mi tmul• [Exiscir, scr, cstar vivo... " en S. II: 158)) cso que no sc tenla -porque sc tem{a- que cscribir y, a la vez, funcionara a la manera de una garanda -y este era, quii.as, d camino que hab{a degido d otro pocta- de que si d pacto de silencio sc violaba y sc narraba aqudlo inenarrable cso que se acababa de cscribir fuera leldo como una cita de aquello que ya sc habfa publicado.
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El intcrtcxto quc impcraba era -(Y quc otro podfa scr?- "La novena csccna dd pacicntc" y la "cagada" era habcr cscrito prcscindicndo de su -iluminadora- cxistcncia ("Un Lamborghini sobra, au~ kgltimo, dntk ti punto tk vista tk la kgibilUJ44• ['"La locura consistc... " en S. Ill: 345)), intcrtcxtualidad quc sc complcmcntaba con un scgundo sistcma de citas. El "otro Scbrcgondi" csrablec(a con cl Scbrcgondi primcro una rclaci6n quc la rima ulrratcxrual (rctroccdc I cxccdc) cnmascaraba. Fl exrno habfa consistido en habcr narrado lo quc sc habfa "dado la palabra" de no narrar, a sabicndas de quc, una v~ construido cl "borrador inmodificablc", para "cl rctroccdc" scrfa tardc: por micdo -nada que ver aqul la Hamada honcstidad intclcctual-; cstoy a.susudo dd wnafio de mi error y dcl hccho de habcr construido d borrado.r, ahora inmodificable [S. I: 173)100
A pcsar dcl cxplkito, ag6nico pcdido deslizado en la p~na dicciseis dd cuadcmo ("Y qut tsto, m eftcto, 'por' supunto, st publiqut 'por:· porfavor. .. No Jay mJs" [S. I: 161]), Lamborghini no s6lo no intcnt6 publicar cl tcxto sino quc no lo dio a leer a nadic, aunquc conscrv6 sicmprc cl cuadcrno "Gloria" cntrc sus cosas.
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61. Ezeiza [19811
En alglin memento posterior a ese a partir dcl cual cl relate del cuaderno "Gloria'' pas6 a scr cl "otro Sebregondi", tal vez cl mismo 29 de octubre de 1981, despues de tcrminar el primer capitulo, pero m:is probablemente la noche dcl 30, antes de empezar d scgundo, Lamborghini decidi6 ponerle dtulo y entonces, en cl margen superior de la p~ina trcs, cscribi6 "CAPtnJLO PRJMERO) SEBREGONDI SE FXCEDE y, una 1£nea mas abajo, "I. EL Nl1'10 TAZA". Esta primera indicaci6n de dtulo y subdtulo no le result6, sin embargo, dcl todo satisfactoria porque en alglin memento tambien posterior que, aunque es imposible de prccisar, lo conjeturamos muy cercano, la tach6 y, en la p:igina primera dcl cuaderno, quc habfa quedado en blanco, escribi6: "SEBREGONDI SE EXCEDE. Capitulo primero: El Nino T112A'". Hccho lo cual volvi6 a la p:igina tres y escribi6 en su margen superior, dcbajo del dtulo tachado y arriba de la frase ~·Qui dificultatks para escribir, Dios mlo!~ lo quc pareda un subdtulo de ese capitulo primero - .,1) IA noche· -y, antes o despues de cso, agreg6 una frase ("El ultimo saber flora. muy mono, antes ek hundirsej, que habfa aparecido en cl fragmenco marplatense de ese primer capitulo alla por la pagina trccc dcl cuaderno, dclante de csa otra (~·Qui dificultades para escribir, Dios mlo!j que, hasta entonccs, era la frase que iniciaba cl rdato. Con lo cual cste "segundo Sebregondi" qucd6 regido por csa idea de que habfa afgo que SC sabfa, lo ultimo, cal VCZ, que vaJfa la pcna sabersc (·;Qui hacer cuando uno sabe qui ekdrr [S. I: 1n] era la ultima no ta al pie de la novda) y que sc exhibfa antes de que sc hundiera, de que sc perdiera para siempre. Dcspues, o antes, pcro casi seguramente despues, a continuaci6n de aqucl dunmo so"" rosas m el pdramo• [S. I: 169] que cerraba cl primer capitulo, titul6 y subtitul6 cl segundo ("EL EX GALEWSKI EN U PFSADA [Es mas aburrido que chupar un davo)" [S. I: 170]) que, igual que cl primero, tendrfa un subcapitulo 1 c·Roxano chuponea a un biclfalo fy los dos son putos, no solammte yo]" [S. I: 170]) sin que hubiera otro posterior que justificara la subdivisi6n. Este segundo capirulo, ademas de las excursioncs autoreferencialcs sobre las que ya hemos abundado ("Despuls ek/ 24 ek mamJ ek 1976. .. I: 171], "Una tank Masotta hir,o mi diagn0stico... ,. [S. I: 162) y /I/ nnpttAr este libro ~bregondi sc cxcedc- estaba complnammte equivoctUlo... ,. [S. I: 172)), retomaba la siruaci6n y los pcrsonajes (cl chalet de Olivos, el ex Galewski, Sergio lsoldi y Dora lmaz) de la antellltima csccna de SebregonJi rrtroaek (que, como hemos visto, r.o integraba su versi6n en verso sino que habia sido una de las agregadas en ocasi6n de la entrega del libro a Alberto Alba para su cdici6n en 1973) y cl nucvo episodio tenfa la misma atm6sfera de thrilkr scco y magistral que aqucl primero, como si no hubieran transcurrido siete afios entrc la cscritura de uno y 10
'me
·rs.
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otro texto. No aparcdan, sin embargo, ni Ro:xano, a pesar de su menci6n en el subdtulo, ni d marques. Ahora el centro del rclato era una inolvidable Dora lmaz y su evoluci6n personal ( ·~ habla pasa4o casi sin tntnsidOn tk un grupo tnTorista al ma/On, sin mJscllnlS, de la delincumcia comun" [S. I: 176]) furmaba extrafio sistema con aqudlas prevencioncs que Lamborghini habfa tenido en medio de su polcmica con Libertdla rdativa a Sebrrgrmai rrtroctde ("Se tntta de una banda de chorros, Wjo, ldste ma1· [OL a TIC y HL dd 10-5-77]). Como si el "error" de lectura dd autor de NunHZ acritunz m Latinoamlrial {que habla entendido que "las bandas" para las que el marques de Sebrcgondi rcalizaba trabajos dandestinos de cirugfa eran organizaciones foquistas) no hubiera sido tal pucsto que, si en Sebrrgrmai st exctde sc deda que Dora lmaz militaba en el mal6n sin mascaras de la dclincuencia comun pero, sc adaraba, antes habfa pertenccido a un "grupo terrorista", esc antes no podfa sino coincidir con su aparici6n en SebregonJi rrtroctde. Lo cual era "verosCrnil" {en cl perCodo comprcndido entrc una y otra novela-1973-1981hubo mas de un ca.so en cl que sc verific6 esc "c:ambio de ramo") aunque no demasiado ((eran los mismos integrantes de aquella celula foquista -d ex Galcwski, Dora lmaz, Sergio lsoldi- los que ahora formaban, todos juntos, esta banda de ddincuentes comunes que, ademas, sc refugiaban en el mismo chalet de Olivos?). "Chorros" o "terroristas", la continuidad en ere una y otra novela surgfa, ademas del dtulo, de la reaparici6n de estos trcs personajes en el chalet de Olivos, con lo cual la conexi6n no sc cstableda con ningtin elemento de aquella primera versi6n en verso de 1968 sino con los pasajcs agrcgados en 1973, concretamente los dos titulados "L" {en cl primero sc hada rcfercncia al ex Galewski y en el segundo a la muerte de Jonch, d hamp6n -(O el foquista?- al que el marques le extrafa dos balas en la anteultima esccna de SebregonJi retroctde, tambien agregada en oa.si6n de la entrega del libro a Alba, yen la que aparedan Sergio y Dora lmaz)IOI. Este "segundo Sebrcgondi" que, como vimos, alternaba la rcfercncia personal con d relato de la muerte del ex Galewski y de Sergio lsoldi y la captura de Dora lmaz, terminaba con una frase ("Cno qut ya ht puesto todos los tropezonn de kctunz ntttsarios • [S. I: 177]) agrcgada cori tinta azul clara y cuya c.epil macedoniana no ocultaba -al concrario, exhibla- su fondo problematico: (d6nde estaban los "tropezones de lectura"?; (en la dcriva aucorefercncial o en cl thri/Jn de Olivos?; y, sobrc todo, (por quc eran "neccsarios"? En cualquier ca.so, SebregonJi st exude era, en todos los scntidos, un texto fundamental. Y lo era porque sc trataba de la autobiografla de quien, para escindalo dd gcnero, reconoda su impotencia y su cstafa; porque, a pesar de que estaba tensado de principio a fin por el genero PEDIOO DE AUXIUO, y de que imploraba textualmente su publicaci6n, no se darfa a leer a nadie; porque pareda la carta de un suicida que no sc consideraba ni siquiera con derecho a la muerte; porque citaba expllcitamente la novena de las "Diez escenas del paciente"; porque era perfecto en su frasco pCtico y, a la vcz, lograba una escena de gcnero, de gcnero femenino y policial (Dora lmaz en su vcstidor, antes de la violaci6n o la muerte a cargo de la comitiva de Robos y Hurtos, rccibiendo de sus vcstidos, como en cspcjo, cl olor de su propio cuerpo y pensando en las mujeres "en general"), inigualable.102 698
Autobiograffa al fin, en &brq,onJi st txctdt no faltaban -no podian faltar- ni Kafka c·Hasttz ti grufiido dt Josefina St vuelvt canto[...] Asl como ti Artisttz dtl Hambrt J ti dtl T1r1ptcio" [S. I: 164]") ni Rimbaud ("Ya mi hnmana, no yo, quim 'camina sobre la hermoSll tinm., [S. I: 156]). Novcla-bisagra, a partir de &brtgonJi st exctdt cl relato ocupada cl centro de todo desplazando a los margenes, o confinando al estatuto de mcras herramientas, ·tanto a las pcripccias graficas dcl pocma como a csas vetustas cxigcncias de ·hechos drrunsttzncialn" de la narraci6n a las que cl fatigado Borges de El info~ dt Brodie [l 984b: 11] hab{a dicho constrcfiirsc. En &bregontli st exctdt cl rclato empczaba a [con]fundirsc con cl frasco de una prosa quc en su continuidad real.irAba la cxcusa de la que hab{a echado mano Jose HernandC'L para jwtificarle una scgunda pane a su pocma: la deriva horiwntal, casi flsica, de la escritura parcc{a no tener otro designio que mostrar que a csa historitz (la historia -(y cual otra iba a scr?- dcl rclato mismo, la de su infinito avatar) siemprc -siempre- le faltaba (como carcncia pcro tambicn como promcsa y como posibilidad) lo mejor. En los dlas que siguieron a la cscritura de Stbrtgontii st txrtdt Lamborghini rccibi6 de su madre, o de su hermana, o de ambas, la noticia de que hab{an dccidido pagarle cl pasaje a Espana y que ya tenlan rcunido cl dinero ncccsario para csc fin, y panicip6 con rcsignado desgano, como si.en cl fondo lo rclativo al viaje no fuera cosa suya, de las averiguaciones de rigor. Viaj6 a Buenos Aires para tramitar su pasapone (y para ver si cncontraba alguna cxcusa -u oferta de alojamiento y manutenci6n- que le pcrmitiera no viajar a Espana) y, por casualidad o predcstinaci6n, csc mismo 12 de noviembrc que, scgt1n hab{a convenido con Javier Aramburu, deb{a confcrcnciar en la Escucla Frcudiana de Buenos Aires, despues de haber bebido sobcranamente durante cl almuerw sc tom6 csa fotograffa en la que, a pesar de la mirada aigo pcrdida, gracias al saco y la corbata rccibidos en comodato para la ocasi6n, al bigote todav{a ncgro y cl pclo, un tanto ralcado en la frcnte pcro cono y prolijo, pudo componer csa imagcn aceptable con la que aquella misma tarde ingrcs6 en cl Dcpanamento Central de Policfa para iniciar cl tr.Unite. Durante esa breve estadfa en Buenos Aires, en la que sc rcencontr6 con Marcelo Uzal, no logr6 en cambio verse con CCsar Aira, tal vez. porque su amigo no ten{a tclcfono en la casa o {la falta de tclcfono no era un obscaculo tan infranqucable), quizas, porque, sin pclcas ni rccriminaciones, empczaba un distanciamiento que llcgaba justamente en cl mismo momento en que cl autor de Zilio lograba, mientras Moreira scgufa envejeciendo en un dep6sito de Achaval, publicar en Editorial de Belgrano su primera novcla. Que no era Zilio, por cuya publicaci6n Lamborghini hab{a batallado en tres continentes, sino Ema, la ca"tiva, que Aira habfa clegido en desmcdro de la epopcya dcl impavido mic6logo, y en desmedro tambien de El tslUpido refkjo dt la manzana m la vmttzna, la novcla por la que Fogwill lo hab{a rccomendado enfaticamente al editor Luis Tedesco de Editorial de Belgrano. La circunstancia de que Aira no hubiera clcgido publicar Zilio sino una novcla que cl ni siquiera conocfa, sumada a que csa publicaci6n, que un tiempo atras habfa considerado poco menos que una urgcncia terapeutica para el bienestar psicol6gico de su amigo, no sc dcbiera a sus awpicios y gestiones sino a los de Fogwill, tal vez. constituya 699
una explicaci6n de la frialdad con la que Lamborghini n:cibi6 no ya a la novda sino al hecho de que Aira dejara, por fin, de scr in&lito, imposibilidad de la cual Cl sc habia mostrado, como hemos visto, mas apcsadumbrado que el propio damnificado. Es cierto que cl momento en que sc encontr6 casi de golpe con d libro de Editorial de Belgrano no era cl mejor. De regrcso a Mar dd Plata tras d viaje a Buenos Aires para la tramitaci6n dcl pasaporte {o para encontrar las razoncs que le permitieran no tramitarlo), habfa advertido sin sorprcsa que la satis&cci6n que mostraban su mad.re y su hermana por habcr logrado reunir los dineros ncccsarios para "regalarle• d pasaje era tal vta. un tanto excesiva o, por lo menos, no coincidfa con su estado de mimo. Si sc habfa quejado en voz alta de las oportunidadcs que sc estaba perdiendo en Espana por no disponer dcl dinero para cl pasaje, ahora que su madrc y su hermana le daban lo quc habfa pedido no podla, prccisamente, quejarsc. Sc habla qucdado, otra vcz, sin exwsas. 0 las excusas que tenla para quejarse ((a qui~n acudirla cuando cstuviera a miles de kil6metros de Falkner y no tuviera d6nde dormir?) lo avergonzaban. Definitivamcntc, no sc querla ir. Pero no tenfa c6mo cvitarlo: Ahora que tengo, dig.unos, ·un destino· (irme :. f.spafta), cnmpruebo que lo que deseaba era cso: tener un destino, no irme a Espal\a: c:s seguro quc ya lo sabfas, me conm, as{ como no ignoro -dada mi compulsion a la compulsion de repeticion- que pasar harnbrc y problemas de alojamiento y •torturas neur6ticas• por poder o no poder escribir (Nada que vcr con ninguna •ftcxi6n·, refto:i6n kalkiana. En mi caso sc trata de un grado de inhibici6n -aun cuando escrib.11-81]
Lo mandaban a Espafia, le mandahan que sc fuera (no sc qucdaba, como Kafka, ni sc iba, como Rimbaud, por propia determinaci6n). Hab{an hccho un csfuerzo "herculeo" (debi6 de cstar muy dcprimido Osvaldo Lamborghini para dejar pasar d "culco" de csc hcroe) y ahora no habrfa Her6doto ni Herodcs que sc interpusiera para que entre ~I y su familia no sc interpusieran, prccisamente, miles de kil6metros. Le cstaban dando lo que dcscaba (cs dccir: cl tiro de gracia) y ~I. que ya no sc senna con derccho para cucstionar nada, atribufa su cxpulsi6n no a una mczquindad, o a un agotamiento irreversible, ajeno, sino a un error propio: no habfa sabido pcdir lo quc querla. Habfa pedido Barcelona, que lo aterraba, y no le daba su familia; no habia pedido -por rcsentimiento o ineptitud- la silla dondc estaba scntado. Por cso, solamente por cso -trataba de convencersc:- no sc la daban. Menda otra vta., ahora en defensa ajena. Porquc si no habla pcdido la silla dondc cstaba scntado era porque sabfa que habfa llcgado cl momcnto en que cso en algo que 700
ya no habfa quicn, por lo mcnos en la extcnsa Argentina, estuvicra dispuesto a ofreccrle. Teresa Galeano, su madrc, menos que nadic. Como en la mudanza de Don Torcuato al dcpanamcntito dcl Once, y dcl departamentito dcl Once al Hotel Callao, su madrc -ahora con d concurso de su hermana- volvCa a vestir los entorchados de "Callao" (cl pocma, no cl hotel): la madre suraba csa su casa surc:a nave
mirando la hora en d raplandccicntc rdoj de plata
Lo ayudaba a prcparar su mudanza Lo cxpulsaba ayud2ndolo. [S. II: 277)
Evidentcmentc no era cl mejor momenco para leer Ema, I.a cautiva quc, cntrc otras cosas, rcsolvfa -o disolvfa- cl problcma dcl dincro. Poro importaba quc Aira hubicra fcchado su novda en octubrc de 1978 si la publicaba en csos mismos dias en los quc ~. quc no la habfa lcldo antes, cscribfa, cntrc otras descspcracioncs, °'Es absorbm~. C'01nO la famili4, J Jinero. Pero no tengo (ning"n problnna intnnan~ pmrz exponnr [S. l: 155)). En Ema, I.a cautiva, igual quc en Zi/io, Aira volvfa a burlarsc dd dincro rcducicndolo a un problcma de la industria -jnada menos!- grdfiar. bastaba poscer una maquina impresora, mas las tinw y las t«nicas y las desrrczas rclarivas a colottS y discnos, para quc cualquiera -cualquicra de sus pcrsonajes, por lo menos- pudicra emitir papcl moncda, y hacerlo circular, con la misma f.acilidad con la que d autor cscribfa sus novdas. Habfa, adcmas, demasiada fclicidad en Em4. la cautiva como para que a Lamborghini no le doliera, y ni siquiera d hecho de quc la contrat2pa, que, scgun la innovadora cosrumbrc de su editor, cscribi6 cl propio Aira, lo citara dos vcccs (·Hay que m- pringlmst, y pmm«tr al Comitl Jr/ Signifoa~. pam saber qur """ rontnztllpa ts """ 'tapa m rontra'• [...] ·Haet unos anos yo m1 muy pobrt, y gaNlba lo nectsllrio pam analista y vacacionts tradudmJo, f!dCias a I.a bondAJ Jr un tditor amigo, Jargas ~las. tk tsas llAmadas 'gOticas: oJigas tk mujtm, ya inglnas, ya californianas, qur traslaJan sus morondangas tk sinnprt por mam himm0pticos, mam tk ti pasional Las Jisfrutaba, por supunto, ptro ron I.a prdctica lkgul a smtir que hahia dnnASimlas pasionts, y qur clkia """ anul.aba a las JmuJs romo un Jnodorizank tk ambitntn" [Aira, 1981 b: contrarapa)) ni, mucho menos, esa ironfa compartida dcl "editor amigo" (sc trat2ba de Enrique Pezz.oni, quien para enjugar las culpas que scnda por no cdit2r al aucor de Ema. la cllUtiva - "No es d tipo de cosas que publica Sudamericana"- le encargaba traducciones) le apagaban cl malcstar. Y si lo de las morondangas de siemprc y lo dcl dcsodorance de ambientes eran chistes que cl autor de Ema, la cautilNI qucrfa compartir principalmente, si no exclusivamentc, con cl (la clccci6n de citar sus cartas en esa primera concratapa era, mas que un guifio, una mirada), cso de dcclararsc "muy pobrc" con analista y vacaciones dcbi6 de pcrjudicarle tambien estc disfrutc. Por esw razones -y cal vcz por algunas otras- no pudo, en esc momento, leer Ema, la c11utiva. Pero simul6 habcrlo hccho: 701
Tendria que hablane de "Ema", que cs una bcUcza nWVll, en tanto mis ancrlas son aburridisimas y tienden a csclerosarse, como mis arterias. Pero, a pcsar de todo, Id "Ema" y, como prucba de lo mudlO que me gust6, te contar~ la maxima, lo que hicc inmcdiatamente: me precipit~ sobrc un ejemplar de "Scbrcgondi" y lo rclef de cabo a rabo, y lo enconttt manvilloso, esrupcndo: como tus libros y los de Borges pcrtenccc al "milagro argentino", no sc conforma con no scr idiot.a, ticndc a la pcrfccciOn. [Ola CA dcl 16-11-81)
Si cse comentario al que sc scnda obligado ("Ttndrla que hab/aru de 'Ema,..) y quc no hada era sospcchoso, la frasc que scgufa (if pesar de toelo kl £ma' y. como ~ tk lo mucho q~ me gust0... •, confirmaba cl fonamienco: ca pcsar de quc todo -ninguno de los parrafos anteriorcs de la carta justificaba esa adversaci6n- habfa lcfdo d libro y, ademas, dcsde cuando tenia que "dar pruebas" de que un libro le habia gustado? La "prueba" que ofreda a su amigo (tanto le habfa guscado d libro de Aira que lo habla llc:vado a rclecr por enesima vcz Sebregondi retrocetk), por lo dernas, era can ambigua que solamente cl marco de csa amiscad intensa y compleja podla pcrmitir a su dcstinatario no tomarla como una provocaci6n dcspcchada. Algunos poemas que pucden sicuarsc en esos dlas confirman que en cl momento de rccibir Ema, la cautiva Lamborghini le dio menos imporcancia a la novda quc al tClttO de contratapa en cuya primera llnca ("Hay que sn pringlmse, y pmeM«r al GJmitl JJ Significanu, para saber que una contratapa es una 'tapa m contra• [Aira, 1981 b: contratapa]), que Aira habia redaccado sin malicia, ley6, una vcz mas, una distancia y
una cxclusi6n. La suave ironfa quc dcstil6 en "Sollozando al Occidente...", mas alla de la cita de Lc6nidas ( ''sollo:zanelo al occidenu I sollo:zanelo al occiJmu I y bai/an alrrdeJor I de un cadtJwr que no m~· ["El solicicante dcscolocado", en L. Lamborghini, l 968b (1965): 55 y 1971 : 33]), no hablaba de otra cosa: Sollozando al Occidente, bala un carnero. Es la Algentina. Es Pringlcs (y aquf todo un homenaje a, imitaci6n de Char Aira jEsc nifio! )amado( y complctarncnte apane -por otrrz partedc nucstras forn icaciones pcderastas
[...] NlliJn, aquf, csc dios NaiJn, Herr Lambor, Aira, Carrera, Hum. mascotcadas. [...]
FJ gran goce -la b4li writtint, Arturo Carrera, jHay quc scr de Pringlcs, con l..acan [ ...) [S. III: 275-278)
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El sarcasmo con d que el poema temati?.aba la rclaci6n Pringles-Lacan no era sino una constataci6n de que aquellas ilusiones de pertenencia ("Con algunos de mis amigos,
podlls aquisitos pero criaJos m Pring/es, nos mtnulnnos con media pal.abra: hijos de familitts cultas, ha queelaJo imprrsa para sinnpre, m nosotros, la lectura simu/Jdnea de Rimbaud Kafka J el gauchesco n [ OL a JA del 21-10-81]) exhibidas a Javier Aramburu apenas un mes atras Cran tan insensatas como cualquier Otra de las que SC habfa hccho a lo largo de cuarenca aiios: tambien de esa cofradfa cifrada en d "Hay que ser pring/mse y pertmecer al Comitl de/ Significante... ,. de la concracapa de Ema, la cautiva, csa novela que Aira acababa de publicar sin consulcarlo, cstaba excluido. Aunque resultara incrdble, parccfa que el no podfa ser ninguna de las cosas (novelist.a prolffico, mujer, hijo culto de f.unilia adinerada) que le habrla gust.ado ser (ni siquiera pringlense). Si la acticud inicialmente distance con rcspccto a Ema. la cautiva (y con rcspccco al hccho mismo de que Aira hubiera publicado por fin una novda) pucde cxplicarse, en parte, por la dccisi6n de su amigo de publicarla sin consultarlo y por cse "ser pringlense" que lo cxclufa, la que asumla la cart.a dcl 16 de noviembre de 1981 con rdaci6n a SebregonJi se excede, la novda que aababa de terminar, o de incerrumpir, y sobre cuya calidad no podia cener dudas, era menos comprensible. (No era acaso cl momento indicado, maxime cuando la cart.a ponfa en serie sus propios libros con los de Aira y los de Borges, para dccirle a su amigo que la novcla argentina, a la que Aira acababa de declarar poco menos que difunca, rcnada porque casi simulcancamente a la publicaci6n de Ema ~I habla cscrito cse "otro Scbrcgondi" con cl que cl artkulo de Vigmcia fantascaba en SU ultimo parrafo? Dcscalificada por esca carta dcl 16 de novicmbrc de 1981 ("Son horrorosas mis ultimas proJucciones m bara·; "Mis arterlas son aburridlsim11S y timdm a esclnosanej, SebrrgonJi se excede parccfa pagar cl prccio de no habcrse atrcvido a narrar algo que, de codos modos, insinwba. 0 de habcr roto un pacco de silencio por el solo acco de nombrarlo. "El Hototogisu", un pocma que situamos en csos dlas, sin embargo, rctomaba algunos de sus t6picos ("Mi hnmana I hunde una estaca I y otra vez, e/IA -sl, otra wz- I serd quim camine I 'sobrr la hermosa tinra"' [S. III: 281]). Eran prccisamente de su hermana Marfa Teresa csos dos comos de Kapduz en los que volvi6 a leer por csos dlas Una excunUJn a los inJios ranqueles para deccnerse, una vcz mas, en cl cpisodio dcl doctor Macias (medico prisionero aunque no t6cnicamente "caurivo" en las tolderlas dd capitanejo Mariano Rosas, desprcciado parcjamente por indios y cristianos, a pesar de la insistcncia de Mansilla para rcsc:atarlo todos -indios y cristianos aquercnciados tierra adentro- sc oponlan a su libcrtad) que lo obsesionaba y dej6 sus marcas en "Solloi.ando al Occidente... " ("Los indios no quinm I so/tar al tloctor Macias I
que I 0 se ha ido... I mloquecimJo I y 2° para nlllia ks si~. I No quinm soltarlo: I as/, porque sl.. .. [S. III: 277-278]), uno de los ultimos poernas que escribi6 en Falkner antes de parrir. Terminaba noviembre de 1981 cuando viaj6 a Buenos Aires para dcspcdirse de Piera y de Elvira en un bar de Conscicuci6n, ccrcano a la pcnsi6n donde pasarfa la noche
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anterior a la partida y en cl que, pocas horas antes de tomar d avi6n, rccibi6 trcs visitas (o, bien mirado, solamente dos, una de ellas doble). Ricardo Ragendorfer, un joven que hacfa sus primeras armas en el pcriodismo y que a comienzos de csc afio le habfa hccho una enm:vista que intent6, sin aito, public:ar en cl diario Clarln, y su novia Liliana Mart{nC'Z coincidieron poco dcspu~ dd mcdiodfa en csa pcnsi6n ccrcana al Gran Hotel America Larrc, aqucl donde sc hab{a pcrdido para siemprc cl manuscrito de "En cl Cant6n de Uri", con Mario Levin. Lo encontraron scntado en la cama, ansioso como cualquiera que sc prepara para un viaje aunque, al mismo tiempo, ruvieron la imprcsi6n de que no calculaba bien las distancias, como si para cl csa espcra dcl momento en que tomarla cl avi6n que lo llevaria a Espafia no era muy distinta de las que hubieran prcccdido la piilrtida de un trcn a Mar del Plata o de un 6mnibus a Pringlcs. Esta sensaci6n, de todos modos, estuvo scguramente influida por d asombro que lcs provoc6 a los tres que cl pasajero llevara por todo cquipaje un bolso de mano mcnos grande que pcquefio y, por todo capital, scscnta d6larcs en billctcs de diC'Z, ultima dadiva que habfa rccibido de su madre antes de salir de Mar del Plata. Como todavfa faltaban unas horas para la partida del avi6n, dccid.ieron haccr ticmpo en una bar de la zona. Antes de dejar la habitaci6n, sin embargo, Lamborghini no quiso dcspcrdiciar csa botella de whisky de la que apcnas habfa bcbido la mitad y se la rcgalO a Mario Levin. Y cuando este le prcgunt6 si no le convcnfa conservarla consigo para bcbcr durance cl viaje le contcst6, sorprend.icndolo, "No, che, mirtl qui wrgiknrA si TN elncubrt la 11ZAJata• [Entrcvista ML]. A Ragendorfer que, ante cl prcscnte, tuvo la misma inquietud que Levin, le proporcion6, en un aparte, pudoroso tal VC'Z de esc dcsprendimiento, otra explicaci6n: "En el avion me van a "4r mejor· [Entrcvista RR}. Bcbieron ccrvcu hasta que fue la hora en un bar de la zona y, cuando la hora fue, Lamborghini pag6 coda la consumici6n (~·No, es un ma/ augurior [Entrcvista ML y RR.}, sc opuso cuando Ragendorfer y Levin quisieron contribuir con su parte) con un billetc de dicz d6larcs. Levin entonccs volvi6 a la ciudad y Ragcndorfer y su novia Liliana lo acompafiaron, en colcctivo, a Ei.eiza. Tai VC'Z csta cercanfa solidaria y juvcnil le dcsminti6, aunque mas no fuera en partc, aunque mas no fuera por un momento, la primcra Unea de un pocma cxtraordinario que habfa cscrito pocos d{as antes y en cl que rcaparcdan su encripado con la contratapa de Emna, la cautiva, su obsesi6n con cl doctor Madas de Mansilla, su dcsdcn por d psicoan:tlisis, su perfecta conciencia de la situaci6n polfrica argcntina, sus recuerdos de adolcsccncia y su identificaci6n dccisiva y final con la pocsfa gauchcsca: (Ya nadic me soporta,
yo mcnos, con mis anCcdocas de paisanos, con si las cosas fucron en Vicna, en Pringlcs o en cl sud-cstc cscc sud de Necochea
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"
...
-dondc todos, para que vamos a engaAamos
son bestialmcnte dinamarqucses: pero bestialmcnte. (Pao que yo la culpa cengo? Hay quc scr de Pringles, o en Pringlcs ser vaya efecto, para a>mprenderlo a Laan bebiendola a>mo a quien le cncanta la •fuerza de nuestras fundacioncs" la sorpresiva muene en nuestru aguadas. Hay quc scr d loco de mierda de Madas o Mcsfas: (que cspera usred, general Mansilla? Hay quc scr Lk1111. Hay quc ser Borp. Hay quc ser -pero bcstialmcnte-
*Aqul,Irlanda.
d agujero no se rapa, ·~fcense",
muchachos.
Hamlets, cspecuos. fusilados, desapam:idos cmuenos? exiliados, o .sorucs en pala. Hay quc ser un gaucho yunfMMho y un hijo de pura tambien y tambien un sabio
... y•cut up" y •bad writing"
y tambien mierda y mareas y cspuma de adlvercs y wnbien cido iY ..Weida! y tambien los caranchoa. [S. III: 279-280]
Cuando d 29 de noviembrc de 1981 abord6 d avi6n tenfa cuarcnta y un afios y mcdio, y habla cscrito no mas de quinicntas paginas, alredcdor de doscientas en prosa y unas m:scicnw en pocsCa. Tai vez y.a entrevicra que tambim a csa historia le f.Jtilia lo mejor.
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Notas
1. Se rdicrc a Arturo Carrera. 2. PJ/iJo fwio le depararia a Lamborghini, adcnW. una casualidad que scgur.unam: apm:i6: d atulo dd primer libro quc Nabokov le atribula al pocca Shade C- Golfo ik somlmifw mi pri,,,,, libro - wrsos libro-; &ueA I l'l«twnY ,,;.. tlnpWs. lwio Copa tk Ht!N, N/ti,,,., "'"" Im M c11rn4Vtd mojtuJo. portfW """'- 0-.0 I 11 totlo 'f'omr4S'y "° 11t1 ~ ""'1" [Nabokov, 2003: 67)) era una cica de aquclla dcfmici6n de Rimbaud para la lctta ·a r N'f"" trml wlhJo J, illS briU.ntn I 'fW 1:11mbtt "'-kdor tk hNJom ~ I to/fas tk wrrJmi"), pocma quc. como sc recordari. habla invocado c:xprcsamc:ntt al ddinir a "La mafiana como • ,,.; li01ldo tk 1111 llOCAln". 3. C:Omo ~rcmos, "En d Canr6n de Uri" corrcria c:sa sucrtc. Tai vc:z U1111 -t;,. trisw y IOI "Cucntos polacos" ruvicron esc mismo dcstino. 4. Se rdicrc al pinror Alfredo Prior. 5. •NllllU lo 11io tlnmrbttrr11r m '4 '"'Jnimt n«ht" es la primc:ra frasc de "Las ruinas circulan:s" [Borges, 1984c (194411956): 49) y • Dtbo" "'~ tk "" nptjo J tk MM nnlopdill ti JnaJmminllo tk U'flW'. la primcn de Uqbar, Orbis Tcrtiw" (fd.: 13). 6. Esta rdaciOn fuc magnlficamcnre rccrcada por Aira en Los tltn l"'JllS'll [Aita. 1995). 7. Hasca cl momcnro, Zi/UJ pcrmancce in&iira. Sin embargo, sw nifios salvajcs fucron ciados alguna va: • Prro. 11 coiiW. Jirl 'fW ""' nuntrrn pmpim fljos 11imos 11 """ ho"'4 tk rrirlim 111/azjts con Im 'fW llU!itrrlfl 41 "'*"1lit./int] SIU a1bJ/os "'1frn. Wp htzst11 ti swfo ntllNn pintllml}NIJtn ctm extrr1llO tlnaiJo. PwJiMOI oip-.r II t/I JI. J J. SMbimos 111 IMrro /"'"' ~rlo. Co"'Niilronmt 11 ml ti ho1111r tk "'1111iurlo. y INICimJo homnllljt 11 '4 puw/nA 41 ,,.; ptJ.wk Cktr por nombrr, y par 11ptlliJo. Amr". ("La hisroria de hisrorias de Anronio Pigafena en Llbcrtdla. 1985b: 20}. 8. La queja araba rda-ida a la falca de rcspucs1a de su aru a Kamcna.ain-LlbertcUa f-echada d 10 de agosro. a dccir, dos
·nn.
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scmanu antes. La copia de "La maflan.a" a la quc tr rcficre cs la quc hcmos dcnominado ·rcrccn vmiOn". 9. En su novda autobiogr:lfica Dillrio tk '4 AJrmti1111 [As!s. 1984: 42) lo conr6 as{: •Niu& k "'1N """'1jo ,,; ii~ Lt 11m11""""'1w ml ""'1r.. lo wrrl,,,_,bttn sin Un.rle ti 11/wtk llallO ptu'll 'fW se bttjllN tk '4 montdA, ;no g " " " ' - MM cwrrtll 41'fW1" w mconlrillM m ti U.no! ;Plll'tl 'f"' bttjllrse 41 '4 si 111fin J Ill '11"'1 "'11 llbttjo -'U ii tl.Jw ptlotll! Un tlnpmJ>Otito 4tfwllo tk ntllr sin h«rr """4 minttrlll totltn Im 'fW lo ,.,,..,,.,, "°pot/Ill" lntmur '4 ~ J, 1. """fMi"'4 t«labttn tnuo1, msimism;u/os. & hablan o/lliJ.:IJo ik II. ptm "° poJ'4 -. ocvrrlll 'fW sr llml"IM" 41,., sobr./JU., « dm4. sr """'"'btt. sr ikprimlll, njunra. 55. La rekrencia al libro de Sreimberg como una •licenrwa menor9 aludla al mncepco hom6nimo que Giles Deleme y Mix Guaari acuftaron pua referine a la obra de Franz Ka8aa. 56. F.n un muclio recienre [Bdftdere, 2000) se ha ~con mfuis las bondada de una lectura ex>njunta de una y otta obra. Sin embargo, y nm alU de aracterizane a las dos hamanos a pen:ir de aa noc:u supuacammre ex>munes \~ .1os " " - lmnbtwpini al- nm/lorn"""-'. ~- {tk), .,,,,,,;(129)) ... rdaciones, inrera:xtualcs o de cualquier 01r2 mdole, en~ una y oua obra no han merecido en ate csboio de ~ panicular Mmci6n, quma l'CIJClT.lda pua un prdarimo uabajo dd auror. 57. El dialogo que csabLcan algunos puajes de •Die Verneinung•, SclmgoWi 11 omM y "Tanas de auior• con •Diez &znat del pacienre• CS d CMO mas notable y, An dudas, d mU aisf*lo. 58. Se necaiW. au, preciamenre, •putor de cripcdgrafos• o poco mcnos para dac::ifnr y b'anla'ibir csre fngmenio que, con letta clara pao dispucsta en senridos horizontal y vutical e inrerpolacioncs de roda clase, inundaba una de las hojas de la carpeu ncgra. La ca6tica disposici6n dd tmo him que en su U21Ucripci6n [S. Ill: 1SO) IC omiriera la palabra ·Obcnqua·, que cstaba Clcrita sobtt la fccha •8J3n•·. Esta menci6n de aquel emu induido en SJmgonJi ~. canro en su primen wni6rt en \'Cl'SO [S. II: 265) como en b posterior vasiOn en prosa [S. I: •7J. lejos de anojar alguna Im ditt esa icha, rc:nnina de hacula enignWia. no s6lo porque se ttaJa de un momento pos~ior a ambu wnioncs noras, rianicu y conaks que en algunos c:at01 llcvan a JU abloluca &cionalizaciOn. 85. Escablecemo. la fecha de csca publicad6n (que no la precia en ninguna pane) a panir de la muerte de Anconio Berni (ocunida d 13 de octubre de 1981), a la queen d copete de un reportaje al pintor incluido a1 cste nWnm> IC alifia como •danaliado recicn~· (p. 1-4). u actualidad polltica de la que da cucnca JU editorial a compatible con csca daaci6n. 86. cm, Aira ha daanoUado csca idea en tomo a la por5la de F.dw.ard Lear. •Con J pri_, t1m11 e11J totlo tlicho: lo 'I"' k n«t'llll .Jf>t"'ONlfa ~"'"' rilnli [Ain. 2004b: 50). 87. Palabra ikgible. 88. Las c:omillas que abren la &ate no adn caradas. 89. En d pasaje •'°'1rr totlo si 11 ~ m twm1" J. rrpmiO" -m IA rrpmiOn- [en) J Mllrtl" FimTJ• pareceria haber una omisi6n que sugaimoa cnttt corcheta. 90. Pmnonitorio, ate pasaje anticipaba al Tokwo de IA a11U11 p.u.. 91. la cica IC rdiere al t.cRo con d que Masom praent6 au libro Stlltl J tnlki4n m !WmokU [•Roberto Arlt, yo mismo. en Masona. 1969: ln-193). 92. Existe enae acaa dos anotaciona una lfnea que indica que l!a segunda dcb{a desanollane antes que la primera. 93. Es~ apun~ IC rdiere a la novda que editorial Legua acababa de publicar donde. admW de un epfgrafc de Cervantes y oao dd propio Asls (bajo su scud6nimo ObmUn Rocamora), habfa un i:erar •epfgrafe· firmado por •Jacques Lacan• end quc cl apacio donde debfa ir la &asc clcgida x cnconuaba en blanco [Ads, 1981: 9). u fccha de publicaci6n de GrrM piuM c·rcra:r rrimcsae de 1981 ·). en fin, nos sir¥C para sinw con bascantc precisi6n las anocxiona de la libre«a y, a panir del chistc con d apcllido de Asls, quc parecie una vcrsi6n liviana dcl que IC habia ocrito en d c:uadcmo ·cloria•, ainw cambi6t SJmr.ofllli 11 Otltfllit. 94. En cl poema •FJ pucor de avejas•, cnviado a Wajmwt d 20 de novicmbre de 1978, te inaisda en la misma cucrda: ·;QW!-* ~ "'""'iio si"" tmt11nM! I Mi famililt lo crnnpmw/iJ 111111 rmtA. "[S. Ill: 104-106). 95. u scgunda frax era una cica de •Die Vemcinung \~ 11 ill,,_.,., nptro I Qw- J mlJia J llisilaw i11tJptnu/o I FJ hospiul "'-Jlor Jo-"' Ml JHl"lt"ir• [S. III: 81)) quc ahora IC raignificaba: la cnfcnncdad como WUc:a alrcmativa po1iblc a la inrcrnpcric. 96. Sobre d fragmcnto tranxripto una comcci6n postaior (aur.que no dcmasiado posterior: IC traca de la misma lapi«n) interlinc6 las &a.es •CXKiOS IOll lot avilol / por Ide I vili6n•, "de poronp • falco·, "tcngo la alud de limo en la fronter.a y", "pal (marido pa) loa viaos•, substituy6 "hundimicnto. Hundimiento" por "un di micnto• "no tengo deredx,- por "no tmgo de, de dercchc,- e interlinc6 cambim ·(a/i)· end pasaje •Mc ICl'ltan! y con mi aire de jeca• y "O. L• en "en suma. una mariquica 'contrariada'". u nota al pie •he vivido para mucho decir..: (S. I: 162) cambim ~ agrcpda con po1terioridad. 97. AdcrrW de las arras a Ci:sar Aira dd 21 de encro de l 9n C- VOJ 11 """"tlt hMrmtt J lnmo totlo lo If"'pwr/11') y a Paula Wajsman dcJ 1o de junio de 1978 \ C-nJo - MCtlltrio ml NII II ""'"Wnlr), ya cifadas en CSte apltuJo, otra can:a dirirJda a Aira d 1-4 de novicrnbre de 1978 habfa esbozado ya at2 idea de la propia vida-y la propia c:scrituracomo una cstafa:" Y It llMf"'O 'I"' llmllllmnrw JO nm/Jo ,,,./ («~ sinnprr?. totlo Mk"' 1U111 "'"'""""" ~ J tJpim J11 1t Jml tw11111: - . m ,_bio. lo 111"'1: lo supisw tlnM "'primn lmrml tlt B FlllWI'). 98. Trarucribimos. igua1 quc m cl aso anterior y los quc aigucn, de lo quc fuc la primcn veni6n. U. pequcfias difen:ncias existcntcs con la 'W'a'li6n publicada en N-"'s J n.:mlOI en Dd ScrbaJ y Sudamcricana 11>n producto de las c.orrecciona inuoducidaa. con ocras lapiceras, por d autor m d manmcrito. 99. "Mc sali6" ad intcrlineado sobre "quc hioe•, quc no csd tachado. 100. Otra posible lcctura en tomo a ao quc se habfa promctido no narrar scria la de refcrir la ·mucnc incnarrable• a algUn cpiJod.io lipdo a •ta banda de los esparranos·. En cste aso cl intcncxto scria •Hoy rdacionane: y como sea• ("B __,,., m 'I"'~ I tJpim Mlllntt tlt ml I k Murad 11 ol1"0 J. """ 11 nJ/4tJI IJ J rojo IMnd ill ttnri [S. III: 12)). u circwucancia de quc en cl momcnto de cscribir Sebregondi retrocede d orirJnal de ate poema escaba, al pan:a:r, olvidado por Umborghini (habla quedado a1 podcr de Paula Wajsman) a punto cal de quc jam.U sc rcfui6 a ~ a1 su corrapondcncia. hau mcnos probable esta conjctwa. 101. FJ segundo fragmcnto de loa dos titulados •L• cambim habra gencrado un ·error• de lccrura al quc la arta que Lamborghini rerniti6 a caar Aira d 22 de octubre de 1981. Cl dccir, pocos dW an~ de rctomar d texto dcJ cuadcmo •Gloria· para ttansfurmarlo en cl ·otto Scbregondi•, juzpba un acierto-..« Aira- quc ponfa m evidmcia un supucsto error propio: ·; u "'°""'1 tlt"' mw' ill krt11r11, lo foo 'I"' It ptmt{ll 'f"' S.b1T',,J; mmi,..,. nu ""'1 m "" _,lmJ! B «pUllOalllo fai JO. .J no ncribir "' krtwt1. IN/Wflllmnllt "'°"- EsllllNu m lo nmo·. 102. No todo era lirismo sin embargo: en cl nombre de Dora lrmz. al •vesre• pcro cristalinamcnte, IC Ida la palabra
"°"°"
·manc1os· c·Dorimas;.
103. Otra wz KaAca. cxplkicamcn~. y Rimbaud, cifrado (Esc ·;Si wrl """"1nor de la area era asi con quridad una variaci6n del ·;Si sm batiA! de U1111 tnnJ>Oi"lllll m J infonw).
711
a
IY. Novelas y versos (1981-1985)
62. Argerich [1981-1982)
El 30 de novicmbrc de 1981, algo dcspu~ dcl mcdiodfa, Lamborghini llcg6 a Barcelona y con toda naruralidad, sin prcvio avlso, sc dirigi6 a la casa quc German Garda habitaba en la callc Copernico dondc su ex camarada lo rccibi6 con la distanciada cortcsfa quc la siruaci6n hacc facil imaginar, sobrc todo si sc ticnc en cucnta quc cl bolso de mano en cl quc habfa trasladado suspm.s, aunquc pcqucfio, indicaba un{vocamcntc quc aun no tcnfa rcsudto d6ndc iba a alojarsc. Sin embargo, conforme la convcrsaci6n y los rccucrdos comcnzaron a fluir, alcntados, tal vez, por alguna copa compartida, csa rcticcncia fuc ccdicndo hasta que, en alglin momcnto, la vicja amistad parcci6 rcsurgir como si nunca sc hubiera intcrrumpido. 0 por lo mcnos cs lo que debc de habcr pcnsado Lamborghini que, dcspu~ de habcr pasado toda la tarde con su antiguo compinchc, scguramcntc cntcndi6, tambicn con naruralidad, quc podrfa alojarsc "por alglin ticmpo" en la casa de Gard.l, quicn no s6lo pcnsaba cxactamcntc lo contrario sino quc incluso cstaba prcvcnido contra csa posibilidad dcsdc d mismo momento en quc, unas horas atr.is, habla rccibido csa visita no anunciada.
Sobre cste punto preciso sob~ino entonces una discusi6n que de las palabras pas6 a los hcchos o, mejor dicho, a un linico hccho aunquc, cs cicrto, dccisivo: harto de tantas cxpulsioncs, Lamborghini probablcmcntc no acatara las cxpUcitas recomcndacioncs dd ducfio de casa y sc rchusara a abandonar la silla en la quc cstaba scntado, lo quc al pareccr llcv6 a SU anfitti6n a intcntar dcsalojarlo de csa posici6n de mancra mas c:xpcditiva. A pcsar de su mcnor contcxtura Rsica, Garda, quc en cl cmpcfio sc fuacrur6 una mano, logr6 sin embargo cl dcshaucio de su hu~pcd. quc sc cncontr6, de golpc, solo en la nochc cspafiola, con la cvidencia de quc no habfa atcrrizado con bucn pie en Europa: no habfan pasado mas quc unas pocas horas dcsdc su llcgada y acababa de pclcarsc, csta vcz, al parcccr, para sicmpre, con la unica persona quc podfa ayudarlo en todo cl conrincntc y cuya prcscncia en Barcelona habfa influido no poco en quc fucra ~ cl dcstino dcgido al momcnto de dccidirsc a viajar. El rclato de csc forccjco, mientras tanto, ya carrctcaba por la indignada, y dolorida, concicncia de Garda para cmprcnder un vuclo que lo harla atravcsar cl Atlantico y descender, pocos dfas dcspu~. en algunos bares de la callc Corrientcs. La historia, como casi todas las historias, fuc contada mas de una vez: Cuando Osvaldo Lamborghini apareci6 en mi casa de la calle ~mico, en Barcelona, hablamos horas. Se proponla como un "peso muerto", tenla la misma desesperacion que manifato al poco tiempo de haberlo conocido [...] Pero en Barcelona no tenla ganas de ocuparme de Osvaldo Lamborghini, de manera que la cosa termin6 en pdca. [Garda, 2003a: I OJ
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Me fui a Espal\a. Estoy alla y me cae Lamborghini. Se pone ahf, y me dice: ·yo no tengo plata par.a volver, no tengo nada, (que vas a hacer vos corunigo?•. Me agarr6 un ataque de furia. Me romp{ una ma.no. Al oao dia ten(a una oonfcrmcia oon Catherine Oement en el lnstituto Franca y fui con la mano mycsada. [Garcia, 2003b: 7-8]
Lo de Germin ocurri6 el primer dCa. al bajv yo dd avi6n. Me invit6 a cenar y se embomch6. Yo no me di cuenta de su "ptrdida de la rmSn•. Como estoy (mal)acostumbrado a ser yo d beodo, no tuve la calidad suficiente para oomprender que Germin, mis que emborradwsc, se habfa intoxiado. Me golpe6 sin aviso y, se supone, adrede, en la cara; fC' le avist que iba a defenderme, y en d tr.Unite terrorffico de querer contener su avalancha de golpes, sin querer le romp{ un brazo (como me mutt dfas despues, y entonces comprendf por que no querfa verme: para ml no pasaba la cosa de un incidente de borrachos). Pero nadie va a creerme este "sin querer•. [Ola c.A del 7-6-82]'
No sabcmos a d6nde fue Lamborghini que, como sc rccordara, disponla de aproximadamente cincuenta d6larcs (rcsulwio de rcstar de los scscnta que le habla dado su madrc en Mar dcl Plata las cervczas bcbidas en Constituci6n con Levin y Ragcndorfer y alguna otra consumici6n de csc primer d1a en Barcdona), tras su salida de la casa de. Garcia pcro cs muy probable que sc haya alojado en un hotel de los alrcdedorcs. Lo cierto cs que al d1a siguiente, a la hora dd almucrzo, ya tocaba el timbre en cl scgundo piso dcl numero 14 de la calle Granada donde Arturo LOpcz Guerrero, aqucl primeriw, aunque contrariado, lector de EJ fiord, lo recibi6 COD fiialdad, SC rchus6 a alojarlo y le rccomend6 cl hotel Via Augusta, ubicado en cl nllinero 63 de la calle hom6nima, a pocas cuadras de alU. Lamborghini no s6lo acept6 las razoncs de LOpez Guerrero para no darle hospedajc sino que sigui6 su conscjo y sc instal6 en la hotd Via Augusta. Alli lo encontraron los Ultimos dlas de 1981, ya de novio con una macstra valenciana que improbablemcnte se llamara "Concha" como el alguna vcz hiw circular. Casi simultancamente a la ruptura de csta breve rdaci6n, sc qucd6 sin dinero para pagar cl hotel, que dcbi6 abandonar. En garanda de la cuenta auasada qucdaron algunos manuscritos (&b~nJi" txe~t.k. entrc otros), los ejemplarcs que habla llevado de Elfiord, &~gonJi rrtrolltk y Pomuls y sus ya cscasas ropas de rccambio. De csta nueva intempcrie lo rcscatarla AmarU Oropesa, un ceramista boliviano -una va mas, y era la cuarta, Bolivia sc cruzaba en su dcstino- que habla vivido en Buenos Aires y se alojaba junto a un argclino dedicado a la rcparaci6n de dectrodomesrims quc no puso objecioncs para rccibirlo en su casa, donde Lamborghini pcrmaneci6 basta que, en los primeros dlas de enero de 1982, en una rcuni6n en casa de argentinos que 'YCDdlan ropa ancsanal a la que lo arrastr6 cl ceramist.a, conoci6 a Hanna Muck. una atractiva alcmana de rostro anguloso y sonrisa franca que inmcdiatamente se enamor6 de el. Trcs afios mayor que Osvaldo, Hanna no habla nacido cstrictamcnte en Alcmania sino en los Sudetcs, al norte de Chccoslovaquia, aunque la ancxi6n de csta rcgi6n al Terccr Reich en 1938 y d posterior rcacomodamiento dd rnapa polltico, y de las minorfas alemanas, en 1945, le hablan deparado csa nacionalidad. Madre de trcs hijos que viv{an con su ex marido, trabajaba en la sucursal barccloncsa de la Agencia Literaria !ntn711ltional F.Jiton, cuya scde central cstaba en Buenos Aires, emplco que le 716
proporcionaba un pasar modesto y desahogado a la vez (no le faltaba ni le sobraba nada). Culdsima pcro algo ingcnua, infinitamentc gcnerosa, companfa con una amiga, que le subalquilaba una habitacion, un agradable departamento en cl n° 68 de la calle Trcs Torres y cultivaba un feminismo sin crispacioncs ni grandilocuencias que scda facil, jocosa y complacida presa de los embatcs de Lamborghini, que al dla siguiente de conoccrla, a los dos dlas a lo sumo, la convenci6 de que, previo pago de la cuenta auasada y consccuente rcscate de la ropa, los libros y los manuscritos que hab{an qucdado en cautivcrio, sc mudaran juntos al Hotel Via Augusta (tal vcz ya no soportara ni al ccramista boliviano ni al laborioso argclino o -esto cs lo mis probable- viceversa). De cstos dias data "Accite de oolza", un pocma fechado cl 13 de enero 1982 donde cl autor daba cuenta, en cl dtulo, de su indignacion ante las cscandalosas muertc.s que habfa provocado la comercializacion como adercw comestible de un accitc industrial y, sobrc todo, dcl temor que expcrimentaba ante la posibilidad de que cl faddico fluido aparcciera en su ensalada, y al mismo tiempo, ya en cl texto dcl pocma, de la mala manera en la que sc c.staba llcvando con la Madre Patria (}tta mortllia, culo vnr1e I ;OJmo tikt ti "'Wldn, Into Jkho m Val Valwrtle! I ;Ostias! EstllmDs m Espalill: I Espllli4, la imbld/. I Ahora. stJ/o ponnas Jivmillos, ahom: I stJ/o ti ritikulo I~ tie Ill tnrorific11 I pbr/id4 tie Ill lmgua. I Espalill: I Espalill, Ill imbkir [S. Ill: 357]). A la rcsistcncia algo infantil a accptar otro dialecto del castcllano ((cl infiemo de las otras lenguas, viejo problema personal, podla infilt.:USC, tambiln, en la matema?), frascado, encima, oon incrustacionc.s de impcnc.trable catalan ( ·;ostrllS! I ;vosotTtlJ! f;vos, ostrrzs!} I En Catalunya Trancat m lugar tk UrraJo• [fd.]) sc le afiadia la comprobacion de quc en &pafia no le iba a rc.sultar tan facil (en rigor le iba a rcsultar imposible) girar en dcscubierto filosoBa o psicoanalisis como en Buenos Aires ( ._FrtuJgo homt -Jicm ~]I Marx go homt -14· sigum• [fd.: 358]). Como si los cspafiolc.s fueran demasiado "brutos" ( ·cinco pnttas n un duro: I ptro no son Juros I mnrlmmtt I son malos I :una brutaliUJ mt«a-y tkso~· [fd.: 360)) para scr cstafados con csas mercandas. No habian pasado todavia dos mc.sc.s de comenzada la avcntura curopca y ya sc querla volvcr ( ·Bumos Aim. I Espalill lllJUl Es lllJUl· I Ill nostalgia tie/ significantt• [fd.: 360]). Y aunque intufa, con rc.signada dc.sc.spcracion, que csc rcgrcso era, al menos de momento, imposiblc ("El oclano Atldntico ts una inmmsiUJ irmJtrSibu• [S. III: 357]), dcbio de complacersc de que Hanna no fuera c.spaftola ("Espalill n una mmtirrt, no un mito. I Espalill n vii, "'mo toJ4 Jngracilz• [S. III: 358)). Y cs que dc.spu~ dcl incidente con German Garda, al que no le guardo rcncor (cs mis: enterado de su fractura sc sinri6 algo culpable), rccibido con indifcrencia por L6pcz Guerrero (dc.spu~ de una nueva visita a la calle Granada, ya en oompafifa de Hanna, a la que probablementc le habia rcferido, orgulloso, aquella mltica lectura de Elfort/ en las dascs de Masotta junto a un hipcrb6lico panorama de los m~ritos dd psicoanalista, y avergonzado de la actitud dist:ante, casi hostil con la que los rccibio L6pcz Guerrero, invcnt6 para ella una excusa increible: •Nunca k gustaron los alnnana• [Entrcvista H. M], le dijo) y con compasion por Carlos Trias (que, saludable oomo nunca, lo encontr6 "acabadoj, todos los planes, o toda la alucinaciOn de que csc viaje 717
rcspondla a alglin plan, empezaron a dermmbacsc. Al pareccr, no iba a triun&.r, tampoco en Barcelona, ni como psicoanalista. ni como cscritor, ni como nada. De lo poco que cscribi6 en csos dias de cnero de 1982 sc conscrv6 cl pocma "Un callej6n: lwo-Jima" ('"~Jdmonos, linJA. linJA chiquiposuz. I a mirar m el uz/kjOn lwo]ima I [Nnu York} o cdmo una nq;ra tk ill vida I~ itimtifoa con una ral4. 1-Jismu al gato a punto tk atraparla I -con un roce tk su bolso I go/pea ill vUlnmt.· I el g1111J ~ ~. I y ill raUt se ncapa" [S. Ill: 362-363]). Fcchado d vcinrinucvc de cse mes y dcdicado a Mario Levin, uno de los amigos que cstuvo mas ccrca suyo en sus Ultimos d£as en la Argentina, parda de la anCcdota que le habfa rcfcrido otro amigo, cuya identidad no hemos podido cstablcccr, probablemente a mcdiados de 1981 y que sc rctomaria sumariamente, apcnas para anunciar su furura narraci6n, en cl tcxto b~. aunque no fragmentario, "Mi tarca = trauma", que ubicamos en fccha muy ccrcana al pocma, y que unos meses dcspues, en ocrubrc, enconuarfa su rcalizaci6n final en ltts hijas tk Hegel, donde la prostituta que protagoniza d rclato ya no scda ncgra sino "cauaisica". Un tcxto algo posterior mostrarla, a panir de la exagcraci6n de un episodio que parccc habcrle efcctivamente ocurrido, los dcscncuentros, sobrc todo lingillsticos, que tenla con Espana. Ofuscado en su escasa, nu1a para dccir vcrdad, capacidad de adaptaci6n a cualquier cosa cuya comprcnsion le implicara un csfuerzo, cstaba convencido de que los cspaflolcs hablaban otra iengua, y sc indignaba de que los muy barbaros le llamaran "boligrafo" a sus biromcs. Fcchado un aflo dcspues -d 4 de fcbrcro de 1983-- e incluido con posterioridad en d Proletario tk Cdmara, "Pagina manuscrita" no disimularfa cse rcncor:
uatro
Era mediodla cuando cntre al ncgocio, en bu.sea dd boUgrafo. Prepararian una olla podrida. o guiso de pandcrctca y castafiuclas al bacalao, por cl hcdor quc vcnla de la trasticnda. Yo me habla tornado algunas copas y. por mi modo de vcstir. s.cguro quc nadic me acusa de ser Jcfe de compras de Olivetti. La atanabos ya me mir6 mal cuando cntre. Culona, jcta cuadnda. tobillos sin dibujar, bajiu (bajuna), tlpica, en fin. Dialogo: -Buenos dlas, sef\ora. Quisicra un boligrafo comun, punta grucsa. tinta ncgra. .. - (Uno solo? -me cort6. Como avise, yo me h:abfa tornado algunas copas. Pero no fuc cso. Sino la pronunciaci6n, la pronunciaci6n de la catapijas. Al llcgar a csta inmunda ciudad, crci quc pronunciaban asf para fingir dcsconocimicnro dcl cspaf\ol, por parcccrlcs csta ignorancia un rcfinamicnto digno de cllos. Qu~ ingcnuo soy. Despues me cxplicaron. Lo que lcs v:a a cstos bunos cs jugar al accnto cxuanjcro: alcmin o inglts. tal cs d ordcn de sus prefcttncias. [Lamborghini, 198 5: T. II, s/f. Arch. personal, en fotcxopias]
Tai Vt:Z para apagarle un malcstar quc, err6ncamente, atribuy6 a la vida de hoed end Vfa Augusta, Hanna decidi6 alquilar un departarnento de dos ambicntcs para que sc mudaran juncos -iniciativa que Lamborghini aprob6 y por la que incluso mostr6 algUn enrusiasmo--, lo que concrct6 cl 1° de mano de 1982, cuando le arrcnd6 dcsde cntonces y hasta cl 28 de fcbrero de 1983 a Monscrra.t Pavia Garces d entrcsudo quinta dd n° 40 de la calle Berna al prccio de veintiun mil pesetas mensualcs. El departarnento poscfa amoblamienco para dos y vajilla para cinco, aunque la mesa dd comcdor cstaba rodcada de scis sillas, lo que hubiera gcnerado una asimetda evidence en cl caso de quc rccibicran visitas. Lo cual no ocurrirfa, no por rctraimicnco de Hanna sino por incomodidad de 718
Osvaldo quc no disfrutaba bicn ni siquicra la prcscncia de los hijos de clla. En csa primera cstadla en la callc Berna, soUa instalarsc a leer en "El Inca", un pcqucfio bar situado en la callc Republica Argc-ntina, a la vuelta del departamento. Allf lo vio cl cscritor Marcelo Cohen, quc no lo conoda de vista pcro s{ de mcntas, y, dcspues de dccirsc quc csc quc lcla rcconcentrado junco a la vcntana no era un cspafiol (porquc cstaba solo y mal afcitado, porquc lefa un libro de Al&guara un domingo a la mafiana en unbar), dcspucs de colcgir quc por la forma en que Ida (por la forma en quc sostcnfa cl libro) era un argcntino, "supo" -pcro no supo porqut- que csc argentino era Osvaldo Lamborghini. Lamborghini le dijo quc habla llcgado a Barcelona por un "trabajo tcmporario" pcro quc sc habla qucdado por "una historia de amor". Cohen, por su partc, lo cnter6 de quc cscribla en la rcvista El viejo topo, ignorando que la prcscncia de Carlos Trias en el staff no la hada, en principio, simpatica para Lamborghini quc, de todos modos, acept6 gustoso un nucvo cncucntro en cl quc cambi6 un cjcmplar de SebrrgonJi rrtrocede (scguramcntc por dcrivaci6n de la convcrsaci6n quc hablan mantcnido en cl bar insisti6 en quc Cohen lcycra "El nifio proletario") por El instrummto mJs caro de "1 tinnt, cl primer libro -una colecci6n de cucntos- de Cohen, quc sc acababa de publicar y quc, para sorprcsa de su autor, Lamborghini aprolbar{a. A pesar de cstc incipience contacto con los argcntinos rcsidcntcs en Espafia y dcl amor, la solicitud y los csfuerzos de Hanna para quc sc cncontrara a gusto, Lamborghini se aburria y hasta cl vicjo pasaticmpo, o la vicja pasi6n, de la corrcspondcncia habia dcjado de intcrcsarle. Recicn cl 15 de marzo de 1982, cs dccir, a trcs meses y medio de su llcgada, le cscribi6 a CCsar Aira para informarlo de su dirccci6n y pcdirlc quc la difundicra y, sobrc todo, para darlc cucnta de una nucva lcctura de Em4, "1 cautiva, ahora s{ ccuanime y, por lo tanto, admirada: Ameno Qsar: He pasado una noche cxcclente rdcyendo Ema. y csta vcz ha sido una lcaura moral. Si yo pudiera imitar a tus otarias, a tw cautivas, a la bdifercncia dcl Pumper Nie (de Aorcs). a tu frontera y su cconomla ~tica... si todos pudic!ramos imitarla. [OL a c.A dcl 15-3-82]
La mcnci6n a la indifcrencia dcl Pumper Nie de Flores aludla a la contratapa quc Aira hab{a cscrito en la edici6n de Ema, "1 cautiva de Edicioncs de Belgrano ( i4mmo
kctor: [...] por alguna radn me veo frlvo"1mmte obligaJo a contarte como se me ocurrio esta historiola. La ocasion es propicia para las confo:kncias: una linda maliana de primavml, m el Pumper Nie de Fl.ores, donde ~1.o venir a pmsar. Tomasito -dos anosjuega mtrt las mesas colmadas de cokgiaks de incognito. Reina "1 desocupacion, el tinnpo sobra" [Aira, 1981 b: contratapa]) que ahora Lamborghini lcla sin rccclos de nopringlensc. Y la mcnci6n de las otarias a un lance mayor: Aira tambien invcntaba animalcs fantasticos en cuya denominaci6n indula, ligcramcnte alterado, su propio apcllido. El pasajc quc Lamborghini cligi6 cclcbrar de £m4, "1 cautiva cs cl siguicnte: Aquellas otarias no temCan a los seres humanos. Sc accraban sin un solo ruido; wnb~n ellas debCan de scr mudas. Aunque si prcstaba mucha atenci6n oCa un zumbido cascado y profundo, que quids era producido por los pasos. 719
Antes de media hora ya pod.la verbs: enn gnndea pem.s fuw, semejantes a los pip. codas d£ color gris. sin ortjas, hocic:o afilado y tarps colas de fdino que llcvaban amutrando lastimoamcnu. Tenian un paso dcsgarbado y avanz.aban cnn pesadez pandojica en seres Wl edra>S; era como si la torpeza fuera una afectacion, casi un exceso de ekgancia. (C6mo oirfan? Habla crddo ham ahora cp tod1 los mamlferos tmfan ottju. Al fin esruvieron junto a d1as y pasaron a pocOI meuos de distancia. No IOI miruoo. Una indiferencia como la suya no se conquistaba de la noche a la mal\ana. Vistas de cm:a lo que nm Uamaba la atencion eran los ojos. No tenian parpados, y la pupila flotaba en un Ova.lo rosa sin iris; w pesadas ojeras cnlgantes les daban un aspecto adago. Se hubiera dicho o;os de una vieja alcoh6lia. si no fuera porque ada una est.aha de un lado distinto de la abeza y era impolible ftllos al milmo tiempo. (Aira. 198lb: 43-4..)
En csa misma cana dd 15 de mano de 1982, donde dcclaraba su dcseo de reanudar la corrcspondcncia con Aira (prop6sito quc no se cumplir{a, no por ncgligcncia dd corrcsponsal sino por incuria propia), habia un lamento-confcsi6n quc no era nuevo (•No ht kUJo ni tscrito n4lia tkstk ~ lkgul" [OL a CA del 15-3-82]) y una constataciOn (·un Lamborghini viajtr0 a un JisparaJt" [fd.]). En realidad, ahora s{ cstaba enfcrmo. Habia cmpezado a padecer dolorcs abdominalcs recurrcntcs y cada vez mas scvcros, por lo que Hanna lo convcnci6 de quc dejara de lado sus prevcncioncs al rcspecto (quc al organismo rector de la salud publica en Espana, d lnstituto Nacional de Salud, sc lo dcnominara con la sigla JMalud litcralmente lo cspantaba) y concurriera a algUn hospital. Tras varias consultas, sin embargo, yen virtud de queen las placas !adiograficas que le tomaron no apara:ia ninguna afccci6n que jwtificara los dolorcs, tras descartar una apcndicitis los m&licos que lo atcndieron atribuyeron la afecci6n a "causalcs psicosomaticas". Los dolorcs, no obstantc, sc hicieron tan intensos que los analpcos que le fucron rccetados, de fuerte componentc opiacco, eran, por una parte, difkilcs de adquirir en las fumacias y, ademas, al combinarsc con cl alcohol que en ningtin momenta habia suspcndido, lo mantcn{an en un cstado de alucinaci6n casi pcrmancnte. Una nueva consulta, csta vcz oon un m&lico privado quc le habfan recomcndado a Hanna, arroj6, endoscopia mediante, un diagn6srioo pn:ciso: tcnla una Ulcera duodenal cuyo principal rcsponsable no era d alcohol (aunque evidentcmente habl'.a actuado oomo f.actor propiciatorio) sino aqudlas pastillas a las que sc habia aficionado afios atris y quc, ademas de codcina, indulan invariablemcntc importantcs dosis de icido acctilsalidlico (aspirina) cuya ingcsta ininterrumpida y vay.a a sabcrsc en quc! dosis (sin duda dcsmcsuradas) durante casi una dc!cada no podI.a sino conducir, como cfi:ctivamcntc ocurri6, a una afccci6n de csa dasc. El medico prcscribi6 un tratamiento a base de cimctidina (un protector garuioo) y cstricta dicta, con la prevenci6n de que si los dolorcs persist/an no habda otra soluci6n que la quinirgica. En medio de csos dolorcs lo sorprcncli6 la Guerra de Malvinas, cuyo tratamicnto por partc de la prcnsa y, en general, la opini6n publica cspafiolas volvi6 a malquiswlo con d pals. Cuando las tropas inglcsas ya habfan dcscmbarcado en las islas y d final de la avcntura de la Junta Miliw era inmincntc, puso por escrito su visi6n dd asunto:
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La fiivolidad uiunfa. impcra d dcscntendcrse. Aqul cs un viva la Goya Oa •argoya•; todavfa cscln en eso). cuando lcs baswia mirar un cuadro -fusilamicnto de (Goya) para cntcndcr -pcrd6n: oomprcndcr- quc en los barcos de la Royal Navy no •acunpa• Shakcspcarc sino Leopold Galticri •"" wife, Mrs. Galticr n~ Thatcher. Es un mattimonio, un topcwo en Espejo -pcro ate raistirir- c::alcado del encucntto •ocdnioo· de Gombrowia a>n Gombrowia al final de su cxilio argentino: lo narra en d fngmcnto de su Di4rio publicado por Sudamcricana. En fin, Trt1"""'4111icv. en fin, aqul las c:osas csW1 tan borregas dcsdc d punto de vista de 1n1 pcnsamicnto, quc hasta yo razono mal(vino). •Jn rima. las dos mm a la ;,ves? -un casamicnto hcgdiano (abolici6n dd amor por el csuucndo de las bodas c:ampanas, una bad-slntesis, bah-slntcsis, bah, las linicas quc cxisten: pcro lo quc ocurtt cs quc son las linicas, y cxistcn; y tampoco una ·una dccci6n narcislstia dd objcto• espccialmcnte cscandalosa). Es... cs d Amor, vidol() como sicrnprc. Es... cs la Pocsfa, "orbicuJar y perfecta•. Ganadn Jekyll y Hyde, tcrritorializados en d Aleph. La incivil junta argcnrina ("hcmkra de la filosofta alcrnanaj, ganari. asl a>mo ganari miss, la sef\orita Thatcher, virgen hasta hace poa>, gnciosamcnte virgcn hasta quc SC a>nvini6 en Esposa de Roma y en ruja (•hija de SU rujo•), en hija dilecn 0 prcdilccta de la Iglesia: van f'ipido, ahora, los ttimites notarWCS, y Oios SC ha casado saltdndosc SAil' cl paso sanrcano dcl a>mpromiso. [OL a CA dd 7-7-82)
El cumplimiento irregular dd tratamiento con cimetidina y la dicta, incumplida sin fisuras, determinaron que los dolores abdominales no s6lo no cesaran sino que sc hicieran cada vez mis intensos y una nuev.t consulta m6:lica arroj6 como resultado lo que ya sc sabla: debla operarsc, no exisda otra opci6n. Ya porque habla caducado el tiempo de rcsidencia que le estaba permitido, ya porquc cxtrafiaba la Argentina, ya porquc somctcrsc a la opcraci6n -INSllluJ- en Espafia lo aterrorizaba, ya porque relacionaba su dolencia con el viaje (de hecho, lo dolores hablan comenzado en Espafia}, accpt6 sin vacilaciones el ofrecimiento de Hanna de comprarle d pasaje de regreso (aunque no sc priv6 de haccrle notar que esa gcnerosidad pod.la encubrir el dcseo de que cl SC fuera). Despues de prometer a Hanna que la Hamada ni bien arribara a la Argentina, el 8 de julio de 1982 subi6 al avi6n en tan mal estado que dla temi6 que sc descompusiera durante d viaje. ~l probablemente hay.a f.mtaseado que morirla, como los pr6ceres, en cse viaje de regreso a la Patria. En cualquier caso, esta claro que se asust6 y un afio despues, en "Existir, scr, estar vivo..." evoc6 aquella scnsaci6n: Mc asquca la asrucia de la litcratura actual, quc crnbaduma todo lo quc quicro cscribir; cscribo mcrodcos y d uso de una disimulada sinonimia cnnceptual ooincidi6 con la primcra nou negra quc la mucrte•, ligera. dej6 acr en la palma de mi mano. Ligua. clla sabc que la cspcran, no nccesita poncrsc cugosa 0 pcsada. I
8-7-82 [S. II: 157)
Todavia era el 8 de julio en la Argentina cuando desembarc6 en &.ciza y, sin Damar a nadie, se dirigi6 al Hotel Astor de Caseros 896, que ta1 vez eligi6 por su ccrcanla con la casa de Marcdo Uzal en la calle Carlos Calvo. El viaje no habla hccho sino aumentar los dolores, y la acidez, que llegaba al llmite de lo soportable, ya le impcdla alimentarse. En los Ultimos dlas habla perdido casi quince kilos, la sudoraci6n era permanente y casi 721
no tcnfa fucrzas para levantarsc de la cama. Pas6 varios dfas solo y cnccrrado en cl hotel, bcbicndo alcohol y tomando analgesicos cada vcz mas fucrtcs y, cambien, cada vcz mcnos cficaccs para aliviarlo. fJ 13 no aguant6 mas y sc comunic6 con Uw, quc inmediatamentc lo llev6 a su casa. T ras bcbcr una taza de cafe, los do lores sc hicieron intolerablcs y pas6 una noche de agonfa. En la mafiana dcl 14 de julio de 1982, asustado, Marcelo llam6 a un medioo que, despues de rcvisarlo y advcrtir a Uw sobrc la gravcdad dcl pacientc, prcscribi6 dicta, mcdicinas y rcposo, con cargo de llamarlo ante cualquicr empcorarniento de la situaci6n. Pero cuando ya sc dcspcdfa, cuando ya atravcsaba la pucrta de calle, carnbi6 de idea y dccidi6 intcrnarlo de inmcdiato. Un r-.uo dcspues, en ambulancia, Lamborghini ingresaba en cl Hospital General de Agudos "Dr. Cosme Argcrich" dd barrio de La Boca dondc lo rccibi6 cl Dr. Javier Elizondo, quien le diagnostic6 una ulccra duodenal pcrforada y consign6 SUS impresioncs en la Historia Cllnica n° 61008: Lamborghini, Osvaldo. Pacicnte de 42 allos quc ingrcs6 a cste hospital d 14/7/82 por guardia a>n cuadro de abdomen agudo. Antccedcntcs: Hepatitis viral aguda en 1976. &i/i.s111 importantc con pcrfodos de mnisi6n dcpendicndo de cidos dcprcsivos. Fumador de hasu 50 cigarriUos por dla. Sometido a importances f.actores de stress, pcrsonalidad cidodmica dondc dominan los Cllllliros lkpmivos de gr.an jcrarqula. Antccedcntcs de Enf. Actual: Cinco meses antes de su a>nsulta en estc Hospital, sc le diagnostic:O ulccra duodenal cndosc6picamcntc (en E&paf\a). Mcdicado a>n dicta y cimctidina. no cwnpli6 d tratamicnto y continu6 con cxccsos en cuanto a etilismo y tabaquismo. Reficrc cpiu>dios de dolor cpigistrico transfictivo con rcfcrcncia dcl dolor a dorso y acidcz. En/ "'11Ull:. Concurrc a la guardia con cuadro de 48 hs. de cvoluci6n de dolor cpig:istrico punzantc, quc sc irradia hacia columna dorsal. Dolor de oomicnzo brusco, en puJ\alada, sobrc una base de dolor menos intcnso de igual localiz:aci6n, que habla a>mcnzado vuios dlas antes. Sudoroso, shockeado, en muy mal cstado general, mal nuuido y pcor hidratado, a>n mclcna, impresiona a>mo septioo. Abdomen en tabla. RX: neumopcritonco gigantc con dos nivclcs llquidos en ambos sulfttnicns. fucra de la luz intestinal. Laboratorio: Ancmia-Lcuax:itosis-AcidosiJ.
La sinccridad con la que Lamborghini refiri.S canto sus lances extremos con el alcohol y d tabaco como cl incumplimicnto dcl tratamiento que le habfan prescripto en Espafia parcccn indicar que cuando entr6 al hospital estaba rcalmente asustado. Y si bicn no mencion6 las pastillas, la referencia a csa ciclotimia prcdominantemente deprcsiva que lo acompafiaba dcsde siempre y a la que atribuy6 sus exccsos rcfucrza la idea de que, sintiendosc morir, quiso proporcionar a los medicos todos los elementos que lcs fueran utilcs para SU corrccto diagn6stico y tratamiento y, a la VCZ, justi.ficar ante ellos csc alcoholismo dcl que sc avergonzaba. Es diflcil saber si csa tarde del 14 de julio de 1982 cuando, dcspues de scr transfundido e hidratado, ingrcs6, con diagn6stico de Ulccra duodenal pcrfurada, por primcra w:z en su vida a un quirof.mo para que d Dr. Elizondo, rio sin antes entcrar a Uw de la extrema gravcdad dd cuadro, lo opcrara, sc promcti6 implementar, para d caso de que todo salicra bien, algunos cambios en su vicla_ Lo cierto cs quc, si sc hizo csa promcsa, pronto la olvidarfa.
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63.
Falkner [19821
Mientras d Dr. EJizondo aspiraba de la cavidad peritoneal de Lamborghini cinco litros de "material Hquido purulento" Marcelo Uzal sc ocup6 de enterar de las novcdades a Dodi Scheuer y este a CCsar Aira, que ignorando que SU amigo habfa rcgresado al pals, acababa de despacharle una carta a Barcelona, a Marfa Teresa, que de inmcdiato viaj6 dcsde Mar del Plata junco a su marido, y a EJvira, que enscguida corri6 al hospital. Contra todos los pron6sticos, ya pcsar del aspccto dcsalentador con que lo encontr6 su hermana, que parangon6 la imagen de Osvaldo con la que retenfa del exdntrico magnate Howard Hughes, el paciente comenzaba a recupcrarse. Asf lo sefialaron en la Historia Cllnica los doctorcs Raul Benavente Ferrer, Pablo Gutman y Mariano Noel, que tuvieron a su cargo su control en los dfas posteriores a la opcraci6n y lo encontraron IUcido, afebril, orientado en tiempo y espacio, compensado hemodinamicamente y dispucsto a colaborar con el tratamiento. Esta "colaboraci6n", de todos modos, conforme el paciente senda que estaba mejorando habfa empczado a ser menos sincera que la prcstada en el momento de su ingrcso al hospital. Los cincuenta cigarrillos diarios de entonccs habfan pasado, a partir de un ligero cambio en sus dedaraciones, a scr cuarcnta y d "importance ctilismo" sc habia transformado, tambicn merced a una rectificaci6n semejante, en d consumo de "un litro de vino por dfa", lo cual era fulso (Lamborghini ingerfa a diario una cantidad de alcohol que, por lo menos, quintuplicaba la contenida en "un liuo de vino"). Ademas de Uzal, EJvira, Marfa Teresa, Araujo y Aira, tambicn lo visit6 Dodi Scheuer cuyo regalo -una campcra- d paciente celebr6 cspccialmente porque en el hospital le habfan robado la ropa que llevaba puesta en el momento de internarse, infortunio que atribuy6, como si disculpara a los ladroncs, all hecho de que todos los que lo rodeaban suponfan que ya no la iba a ncccsitar. EJ 13 de agosto de 1982, finalmente, EJizondo le dio el alta con prescripci6n de cimetidina, dicta, nuevos controles radiol6gicos y endosc6picos y cstricta supresi6n del alcohol y tabaco, advirticndole ademas que sc le habfa detectado una litiosis vesicular ("cllculos") cuyo tratamiento, que debCa encararsc una vez completada la cvoluci6n de la ulcera, era tambicn quirurgico. Este ultimo diagn6stico, lejos de constituir una mala noticia, no podfa ser mas halagilefio puesto que indicaba que no tenfa otras patologfas de importancia (el hfgado, por ejcmplo, parecia estar intacto, porque de lo contrario los medicos lo habrfan advertido al respccto; otro canto cabfa pcnsar del coraz..6n y los pulmoncs). Apcnas sali6 del hospital, se traslad6 con su hermana y su cufiado a Mar del Plata donde enscguida recibi6 las visitas de Beatriz Muiccy y Diana Bilmezis, quienes si bien
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lo cncontraron asaz dclgado {los 65 kilos con los quc habfa salido dcl hospital cran cicrtamcntc cscasos para su largo metro ochcnta de cstatura) sc sorprendicron de su bucn humor. Es imposiblc afirinarlo con ccrtcza pcro muy probablcmcntc Lamborghini sc acababa de cntcrar de quc la Editorial de Belgrano lam.aha por csos dlas M.Uica japonna, la scgunda colccci6n de relacos de Enrique Fogwill. Uno de los cucncos lo nombraba con todas las lccras: Sc apost6 a mi lado con dos latas de ccrveza. Arrojo sobre la mesa de navegaci6n dos m'isus de historiew: -jQuc asco! (VISte csta ... ?-p~nt6. -No, (quc cs... ? -dije. Historiew nunc:a han sido mi fuerte. -Una nueva, ..Maxi Tops·. La hojtt. Habfa una historieta mal ilustrada sobre cow-boys y otra sobre hippies. Osvaldo Lamborghini firmaba csta ultima. Me sorprendi6: -A Me lo conoz.co -dije al japonis-, cs el mtjo; poeta argmtino ... -Sen... -me mpondi6- pero dibujar, dibuja como d culo. -No, no la dibuja cL cl la escribc ... -rcgondi habfa trastocado, oonmigo, los tCnn.inos y d trato. No nos saludamos, casi o poco menos, no nos saludamos salvo un guil\o: muy al pasar pao curiosamente demorandonos. [S. I: 40-41. La bastardilla es nuestra)
La pasividad del participio "encontrado" justificaba la lccrura de Aira (Scbrcgondi vivla en la calle) y no, como pretendfa Lamborghini, la suya (Sebrcgondi estaba de casualidad en d portal de la calle Guido en el momento de mcontrane con d narrador). tl habfa escrito efectivamente cso que Aira sc limit6 a leer. La profecfa habfa sido suya. Pero contra la rcsignaci6n desconsolada que habfa preccdido la escritura de SebwgonJi H excetk ("Tai vez me adueiie tkl umbra/" [OI.. a c.A dd 22-10-81]) ahora, cuando la posibilidad de terminar sus d!as en la callc parccfa ran seria como un afio atr.ts, una sabia aceptaci6n ("un criollo") lo hacfa terminar la carra reclamando s6lo lo mejor (i.A poesla, el lujo y el tin ·tin tkl oro" [OL a CA del 14-9-82]). Coherentc con este proyccco, los tcxtos que siguieron a esta ulcima carta, no menos intensos y cal vez superiorcs al segundo Sebrcgondi, respirarlan tambicn muy otros aires, cerrarlan con las mejorcs pompas d cido abierto por El fiord y preparar!an el terreno para un futuro inmejorable. Ademas del poema "El matete" y de algunos fragmentos en prosa que qucdaron incondusos, se siroa en cstos dfas, concretamcnte el 16 de septiembre, el comienzo de la escritura de "La novia dd gendarme", uno de los tres cap{tulos de Uz.s hijas tk HegJ. Una pequefia libreta (15 x 11 cm} con espiral y hojas cuadriculadas marca "Guerrero", que es probable haya comprado en Espafia poco antes de abordar d avi6n para escribir en ella durance el viaje (lo que, seguramente por los dolores con los que atraves6 el Aclantico, no ocurri6) fue empczada con un fragmento sin dtulo ("Te lo dije... ") enseguida interrumpido cuya cscritura no puooe situarsc ni en d avi6n ni en csos
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dfas previos a la intcmaci6n en cl Hospital Argcrich por la auscncia de toda mcnci6n a la Ulcera y, en general, por su tono distcndido, pcro debc ubicarsc muy ccrca dcl rctorno de Barcelona (•Ni tinnpo tuw de aprmtln el cat4Mn, ni tinnpo; ni tinnpo tuw, cajetilla, de comprar otro ataJo de &x: a ~ed, mtonces, de cualquin marca y de todas" [S. II: 216]2), espccfficamcntc en csc mes de scptiembrc de 1982 cuando, convalccicntc de la opcraci6n, comenz6 a rcponcrsc en la casa de la callc Falkner. La rcfercncia contcnida en este tcxto al pcligro de una dctcnci6n por partc de la polida espafiola por tcncr "los papcles vcncidos" ( "Comprl, sin sakrl.o. otro ataJo de &x, pocos minutos antes de qw la polida me piJimz mis papeks -vmddos-, vmciJa por la edaJ smtl la npaJJa• [S. II: 215)) habla, en fin, de quc en sus Ultimos dfas en Barcelona, fenccida ya su visa, comcnz6 a tcmcr por su situaci6n de inmigrantc ilcgal. En cualquicr caso, la fccha de cscritura que atribuimos a "Tc lo dijc... " sc confirma con las tres apariciones del pasaje-apelaci6nconsigna "Dymre mi olme" quc iniciada "La novia dd gendarme", fechado cxplkitamcnte en cl original d 16 de scptiembrc de 1982. Tras otro fragmcnto ("Ayer hombre, hoy mujer...") mas inconduso que d anterior fcchado tambicn cl 16 de scpticmbrc de 1982, con la misma fccha en su encabczamiento comcnzaba "La novia dcl gendarme", un texto quc descubria una nueva forma, la mas scncilla tal vcz, de "cortar la prosa": casi todas las frascs dcl rclato contcn!an en sf mismas un rdato o, mejor dicho, eran un rclato (•La sdiora tmla frlo m prim4wra" [S. I: 220]; "algo se rajard m pedazos, a/go: la mttUlta sin pago" [fd.]; "(por qui no dudio de una inmobiliariar [fd.: 221]; "Los grandes lagos se yergum cubimos por uNl ~llcula de grasafrla y los animala andan estupefactos" [fd.]; "El sapo desafina: ts el ultimo cheqw y no habrd otro, no habrd mds"' [fd.]; ·un frmte -comun frmte con los mineros bolivianos• [fd.: 229]; "Una butaca m el cine: la gunra. Alnnania mtera se moviuu" [fd.: 222]; ·una m4no indifirm escala un [ala] bragurta" [fd.]; "La convmimcia o no de haber pertenecido a la 'vieja guardia~ La convmimcia o no de superar: la exhausta {condiciOn} de corrmel hasta obtmer los prismdticos de gmmir [fd.]; etc.) que sc enunciaba pcro sc omida rclatar, como si todo lo que conten!a csa promcsa encerrada en cada frasc fucsc mas novclesco -y, de algtln modo, lo era- que un rdato, anunciado o no anunciado, cfcctivamente narrado. Escrito muy probablementc frcnte al tclcviscr cnccndido, conjctura que no solarnente sc sosticnc en las rcfercncias interiores dcl tcxto ("Es el televisor, es el tekvisor es: elfrmte ~brajados de las clasn" [fd.: 220]; "lkvan coros de ninos a la television, los Wln fonnanJo• [fd.: 221]; "tekvisiOn espllndida con marras de fdbricaj sino tambicn en aquella carta a Fogwill fcchada en mayo de 1981 en Mar dcl Plata y no enviada en la que ya sc hab!a esbozado un proyccto similar ( "FxtasUJN.lome utmzriammte con la tek. Dios mlo, qui be/Jo si no puJina est:ribinej y, ademas, en la circunstancia de que por csos dfas pasaba muchas horas frcnte al aparato ("El bimntar Bega, estd Oegando, inwrnalmmte m
primavmz; me ahorr:o m mi bufanda y salgu a mirar el mar; bum apaito y orglas de tekvisiOn. No debo i"lf"ietar1M" [OL a CA dcl 14-9-82)), "La novia dcl gendarme", con sus vcrtiginosos cortes entrc frasc y frasc -cntrc csccna y csccna: cada frasc era una csccna-,
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parccla invenw d upping (que todavfa no c:xisda. mucho menos en una Mar dd Plat.a de apenas dos cana1cs de lV). En "La novia dd gendarme", ademas, regresaba la vicja. la ironica alcgria de FJ fonJ ( "Qw lllS masas Sllbm quima son !llS vnrituJnos MJO~NlritJs· [fd.: 220); •pj movimimto obm-o MJO~nllrio muzct sinnprt tie """ m""1T ,,;~· [fd.: 222); L4 vit.la: la vUla no a diwrti"4 sin HitJn• [fd.: 221]; ';4 /os palestinos la falt4 4'fo, ;es ~1 Dolttor Mmgrk lo qw 11 los ptzlntinos /es falkl!" [fd.J; iQul CllllJro, compaiinor [fd.: 223); '"MJ quisinrl Sn' obrrrtz textil. .• [fd.: 223); etc.) que cstaba citado implfcita fllltitiio, la bib/UJt«11 Jel suboficit1r [fd.: 226)) y explfcitamente ( ';4 los ~ nos vinon ruutr. mcontnzdo m un11 botellA. ~1 m1111usaito t11pas blanaJS {klrtlS 1111.Ttlnjlll] mz rm faml. Un11 y mil Un11 fatocopi4 ptutki~ tie la J>11rtitu111 mtrtgllM IiifWgo tie lllS °""'4s. U1111.. Un11 atltic11 tie m11ngnJJ.o, sobmwz• [fd.: 228)). Es cierto que SJnygonJi rttro«Je sc acreditaba una menci6n propia ( •pjptz """4, pn ts un11 sllab11, un11 sllahll "'1411• [fd.: 223)) y una compartida con ElfiorJ ("Un bril/tJ tie fozutie y Mln· [fd.: 226)) y quc "'En d Cant6n de Uri" aporuba aquclla vieja consigna ( ·Primno public4r. tlespWs escrib;,.• [fd.: 228)), que ahora aparecia en variaci6n maccdoniana c•NaJie 7N nmk mis~· [fd.]). Pero cran los tonos de EJfiorJ los que dominaban los momentos centralcs dd capitulo. Por ejemplo cuando "La novia dd gendarme" cstableda la Ultima, fntima posici6n de Osvaldo Lamborghini con rcspccto al peronismo:
c·FJ
FJ marxisrno a rioo en a>ntradicciona, pero resulta que el peronismo (argcntino) sc: las sabe todas. Aunque se llevari (su sottte a la tumba). [fd.: 223)
En la misma cuerda, cl incomparable frasco del Uder, recientcmente recrcado con macstrfa en &bregonJi u exceJe ("Aqulfaltll a/go, LAmborghini m'hijo'°; •Es ~i44.o blando, usreJ, 'companno: p11ra la jung11• [S. I: 158)), encontraba en "La novia dd gendarme" una pagina todavia mejor:
u
Hast.a en los plenarios de delegados se leen poeslas Emas. ·~· mi •mip Peron se caneaba a>n los artisw. Le agradezco, mi amigo, d envfo de su t1ltima obra, catcramente meritoria: imagfnae, yo aqul, rodeado de gallegos bozala... tropiezan en todas las letras, o bien parece que quisieran quedarse a vivir en algunas de dlas. Su libro me dm>lvi6 d ddeite de la lengua castellana. Vea o6mo fue: fue como ver. FJ otro lado del mar. ["La nc.via del gendarme• en S. I.: 222]
Ni siquiera Eva Duarte, o por lo menos su actuaci6n en cl film LA cllb4'flltll tie/ d~3, qucdaba a salvo de la ironla ("Mt gust1111 las mujem comU/illa m la hoj11 tie """ acuJilla tie lat11: lkgllrl h11St11 ~1finlli. hast1t tenn- un11 ""'4rt trampa: llhl stdtll la 1«11 y. hast11, h11St1t tlla s~ une 11 la c11b4'f1Zt11. En su teto m11tnno /.kva Jel cirro 4' cine, m su smo • [fd.: 229]). Mucho menos, Ernesto Guevara ( •EJ obrtro bolivillno mt«11mmu: inJiferente al Com11Niante CIN Gwvara, poM Ill p111.tJ. ;Estd con su min11? -amJ>llfin'o iU CUAJro. Mds IZZteca que un chupon -mis now/as las tscribo yo, los cumtos {l.os h11et] ti roSllrW calloso Jel t1tladro, m ti trab11jo,. [fd.]) o cl Panido Comunista o, mejor dicho,
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su propia gcncraci6n, una gcncraci6n de cxpulsados dd Partido Comunisca ( "PmJ nllJa
compllTtlbk ll '4 expu/siOn Ml J>llrtitlo. IA puma st cinm, c11mi1111r, lkg11r hllStll '4 tsifUina. Y hasta '4 tsifUiNI st &g11, hllst11 tStll tsifUina. Punto: prohibitlo, ti smuJforo m rojo, Ill rojo vivo, un fotgo qut txtrlltrl4 lun11m M '4 NJJa• [fd.: 221-222]). Las rimas y las mctricas mctidas adcntro de la prosa ( •Ttjtrdn los libros con 11rafills I qut mpiran incluso b11jo ti llgull I {iJ>Or qui no?~ Junia M UNI inmobilUirillJ • [fd.: 221]) hac{an avanzar, como tantas vcccs, cstc rclaco quc en dos oporcunidadcs sc dctcnla para dcjar constancia autobiogclfica: Mc vine a vivir a casa de mi madre y de mi hcrmana (y de mi c:uftado y mis sobrinos, adcnm y por lo tanto), me vine aqul, quc cs Mar dd Plata. en agosto, dcspua de mcdio al\o caralan. Yo tengo cuarenta y dos, abril docc, mil novccicntos cuarcnta. [fd.: 226) Lacasa de Mar dcl Plata csci a una cuadra dcl mar [...] Esta ~ita cicnc su qucrubfn (soy yo). Y, nya tcncr, yo s6lo tcngo: mi obra macstra. Fracasa todos los dlas oomo cl horiwntc, cuando sc pone cl sol, igual. Es aparca, ya. [fd.: 227]
Contra lo quc pudicra crccrsc a parcir de su cscrucrura vcrciginosa, "La novia dcl gendarme" no parcce habcr sido cscrica "de un cir6n" (aunquc sl durance un cicmpo rclativamcnte breve) pucsco quc en la librcca marca Gutrrtro sc advicrccn cinco cambios de lapiccra, dcmasiados como para atribuirlos todos a una perdida dcl inscrumento. En cfecto, d tcxto sc inici6 con una lapiccr.a de tinta negra quc, dcspuc!s de la frasc •iJ'Or qui no?, elutfw M uNI inmobiliAna• [fd.: 221], dcj6 lugar a una biromc dd mismo color, quc dcspuc!s de la frasc •14 vU/4 no n JivmU/4 sin Hitkr• [fd.: 221 J sc cambi6 por una lapiccra azul quc sc him cargo de la narraci6n hasca la frasc •qu1 eulllbo, comp11fitro• [fd.: 223] dondc la rccmplaz6 una lapiccra ncgra, la misrna quc habla comcnzado cl rclato, quc cnscguida, dcspuc!s de la frasc ~ 11p11rrci0, ya tuvo qut Mdrlo: Mdr ti ttdrico, ti pon4[tfQn• [fd.: 224], dcj6 lugar otra vcz a la biromc ncgra, quc aguant6 hasta cl final. Dcsdc ocro punco de vista, y a pcsar de quc la mtlsica in&lica de "La novia dd"""' gendarme", la casi inaprcsable pcrfccci6n de su frasco, podrlan indicar lo concrario, d original ricnc, apcnas, una media doccna de corrcccioncs mcnorcs (algunas palabras cachadas, ocras pocas inccrlincadas) lo que aucorizada a hablar mas quc de cscritura autom~tica de "oldo absoluco". En cuanto a la fccha de su cscritura, csrimamos quc "La novia dcl gendarme" sc inici6, cal como indica su encabczamiento, cl 16 de scpticmbrc de 1982 y sc coneluy6 unos dlas dcspuc!s cuando, al parcccr, ya cscaban cmpezados, pcro no concluidos, los otros dos capltulos de la novcla. A cste rcspccco, las dos mcncioncs dd tcxto a la cscritura simulcinca de csos otros dos caplrulos son algo confusas: Fl Oc:tubtt Diecisictc, cl dla: cuando los dioscs ricron en lo alto, o por lo mcnos -cuando mcnos batieron palmas. Milloncs de aplausos. En dos cuademos sc accrca d diccisictc, a s{ mismo sc toca en una novcla doblc (sc aplaudc). En csta librcta marca: Gunrrro, bajo d tltulo "La Navia dcl Gendarme•, yen cl cuademo Amlric11, llamada "Las Hijas de Heger (llarnado). [fd.: 224)
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Escriba alto ta1 vez. Inicic algo por ahora. Ya csta iniciado en dos cuademos: "Las Hijas de Heger y "Por un capltulo primero•. [!d.: 226]
Si, como conjcturamos a partir de los cinco cambios de lapiccra dctallados, "La novia dcl gendarme" no fuc cscrito en un mismo dla y si, adcmas, sc rcpara en quc cntrc la primcra y la scgunda cita de los otros dos capfrulos quc acabamos de transcribir SC produjo d ultimo cambio de inst.rumcnto (de lapiccra a biromc ncgra), CStO CS, quc cs probable quc uno y otro pasajc hayan sido cs.::ritos en distintos dias, parcccrla quc, al momcnto de cscribirsc cl primcro, Lamborghini habia iniciado, simultancamcntc, "La novia del gendarme" en la librcta GuerrmJ y "Por un capltulo primcro", al quc todavia llamaba "Las Hijas de Hegel", en cl cuadcrno Amlma. El problcma reside en quc la scgunda cita sc rcficrc a "Por un capfrulo primcro" y "Las Hijas de Hegel" como capltulos distincos y, adcmas, en quc cl dtulo "Por un capftulo primcro" no sc cncucntra en cl cuadcrno Amlrica sino en un tcrccr cuadcrno (o scgundo, si sc excluyc a la librcu GunTmJ de la clasc de los cuadcrnos) marca Laprida. pcro no cncabcz.a d capltulo quc hoy conoccmos como "Por un capftulo primcro" sino csc otro quc, dcntro dcl dtulo general "Por un capftulo primcro" (quc induia la cita de la cana de Eduardo Wildey la propia en torno al vado cuarto de hotel}, Lamborghini subtitul6, en d cuadcrno Laprida, "Pura micrda, putas cochinadas". Tai va aclarc, o compliquc, la cucsti6n repa.sar las fcchas internas que, en una
novcla dondc sc rcpitc varias vcccs quc la.s fcchas importan, aparcc.cn en sw trcs capftulos. "La novia dcl gendarme" tiene, como sc vio, una sola fccha -16 de scptiembrc de 1982- en su encabaamiento. "Pura mierda, putas cochinadas". a su turno, prcscnta la indicaci6n "Octubre 15. 1982" bajo cl aclpitc "I" y "Octubrc 16. 1982" bajo su aclpitc "II". En "Por un capfrulo primero", que bajo csc dtulo ticnc la menci6n "Mar dcl Plata. Octubrc de 1982n, en fin, aparcccn cinco fcchas: Un sencillo hoy, 7 de octubre, entro en una cspccie de marxismo sin visioncs, pero con cl scxo cambiado. [fd.: 232) Hoy es hoy: 7 de octubre todavla. [fd.: 234] Hoy cs hoy, 8 de octubte. [fd.: 235) Hoy cs 10 de octubre. Fechas: imponan. f(d.: 236) Catorc:c de octubre, mil novccientos, ochenta y dos. El 17 sc accrca, csc dla. [!d.: 250)
La cxplicaci6n, crccmos, cs la siguicnte: en cl momcnto de cscribir la primcra cita
("El Octubrr Di«isiek... j en "La novia dcl gendarme" de la librcta Gun-rmJ, Lamborghini tcnfa iniciado, prccisamcntc, csc capftulo quc ya habfa titulado "La novia dcl gendarme" y tcnfa, adcmas, en un cuaderno Amlrica, cl comicnzo de otro capftulo,
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cl que hoy conoccmos como "Por un capftulo primero" (que terminada de cscribir, a fines de octubrc, en Buenos Aires}. Al momento de cscribir cl scgundo pasaje citado (" Escriba alto tal vtZ. •• j, en cambio, ya habfa empczado un terccr capftulo (cl que hoy conoccmos como "Pura mierda, putas cochinadas") en un scgundo cuademo -marca LapriJA- al que cntonces titulaba "Por un capftulo primero". Es dccir: Lamborghini empcz6 a cscribir simulcincamente "La novia dd gendarme" (que siemprc sc llam6 "La novia dd gendarme") en la librcta GunrmJ y "Por un capftulo primero" (que al principio llam6 "Las Hijas de Hegel") en cl cuademo Ambica. Cuando ambos textos aun estaban en proccso, comenz6, en cl cuaderno LapriJa, un terccr capftulo que titul6 "Por un capltulo primero" y subdividi6 en una primera pane (la unica que, a la postre, cscribirfa) bajo cl dtulo -o subdtulo- "Puta mierda, putas cochinadas". El capfrulo dcl cuaderno LAprida (al principio, "Por un capftulo primero", hoy "Pura mierda, putas cochinadas") y cl capftulo de la librcta Gun-rrro (siempre "La novia dcl gendarme") SC terminaron en Mar dcl Plata; cl capftulo dcl cuadcrno Amlrica (al principio, ~Las hijas de Hegel", hoy, "Por un cap{~o primero"), en cambio, sc concluy6 muy probablemente a fines de octubrc en Buenos Aires y su Ultima partc, a partir dcl subdrulo "Los scsos a Al Feizar", sc cscribi6, como vercmos, simulcinca, sincr6nicamente con cl pocma "Todos contcntos". El ordenamiento final y la rcdistribuci6n de drulos y epfgrafes (I.As hijas tk Hegel como dtulo de una novcla que llevaba un.cpfgrafc general ''Esttl vaclo el cuarto tk hotel.. ,. y estaba dividida en trcs capftulos, donde cl primero era "Pura micrda, putas cochinadasn, cl scgundo, "La novia dcl gcndarmen y cl terccro, "Por un capltulo primero". estc ultimo con cl cpfgrafe de la carta de Eduardo Wilde y, ademas, cl epfgrafe general de la novcla, provienen de las indicacioncs que le dada a CCsar Aira cuando, en dicicmbre de 1982, antes de partir nuevamentc a Barcelona, le cntrcgara cl texto completo para quc lo mecanografiara. Estc cfccto de simultancidad, y d car.kter provisorio de los dtulos durante cl proccso de cscrirura, sc vc corroborado por d hccho de que en d capftulo quc hoy conoccmos como "Pura micrda, putas cochinadas", cscrito en d cuaderno LAprida, una nota al pie, al pie de la pagina 19 de csc cuadcrno, colocada tras la frasc "De IA nuJn: habnla y perrJiJo" [fd.: 213), rcmida a la pagina 41 dcl cuaderno Ambica micntras quc en cl capltulo que hoy conoccmos como "Por un capftulo primero", cscrito en d cuadcmo Amlrica, tras una variaci6n de la misma frasc (''Eso es pertkr IA raztin. Haber/a y perrJiJo .. [fd.: 250)), otra nota al pie, al pie de la pagina 41 dcl cuadcrno Amlrica, rcmida a la pagina 19 del cuadcrno LAprida (dondc estaba cscrita la misma frasc y, a su pie, la nota anterior}. En esa escritura simulclnca y sincr6nica de los trcs capltulos, "Pura mierda, putas cochinadas" era, a pcsar de su dtulo ominoso, donde mejor sc rcalizaba csa sobcrana estetica de mangrullo ("En cuanto a litcratura, yo prefiero los Jidlogos foscos, toma y daca, vivaces: dlnrte slsamo y ping-ping. Y m cuanto a /itmztura yo prcficro, smor -qw no se
trabe mi lmgua, ni ~ falu IA pa/Abra- el /irismo y IA avmtura; el awntumismo y IAs puntas tk so/; el rrparto tkl botln y IAs barriaJas donr.k coincidm prolnariaJo y canal/a. Yo
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prcfiero. La "ligiOn. El amor. Y 111.S masas, 111.S masas m movimimto• [fd.: 206-207]) quc sc programaba en "La novia dcl gendarme" ("Una estltiaz tie rnangnJJo, sobmuul' [fd.: 228]). Disparado a partir de la cam con la que Jose Hernanda acompafi6 d envfo dd "Martin Fierro" a Jose Zoilo Miguens, inscrta en todas las cdicioncs dcl pocma ("Alfin mt ht tlecidido a qut mi pob" Martin Fierro, qut mt ha ayu4AJo a/pnos momm/DS ll akjar ~IfastiJio tie IA vida tk hottl salga a conoctr ti munJoi, que sc ccrraba con la ya dasica abjuraci6n que los pr6logos haccn de si mismos ( •1Jast4 tk p"dmbulo, />"el ni Martin Fierro txigt mds, ni Utl. gusta mucho tie J/os, ni son tie IA P"JikccUJn JJ pUblia, ni st avimrn con ti cardcttr tk su wrrlAJno amigo,, y cuy.i glosa mostraba al cstilo en plena algarabfa ("En litmztrml me gusta sinnp" ir dirrcta~ al gnmo. NaJA tk prdiDp. vwltas; naJ4 tk naJ4 y naJ4 tk chotllJas. Como tledA Josi H"""1uln m una tie nu CllTt4S aJ ta/ Don Z.Oi/o Migums [... ]El autor tie Fierro confoaba a Migums su tsellSll ".ficiJn a los cimmloquios, y confozba m qut a Migums k ocurrinrz otro tanto• [fd.: 205]), d capitulo sc constitufa como una cclebraci6n dcl pocma. nacional (•}a tmls ti ptlo bltmco. Sabls qw Martin Finro a IA vmJaJ, univma/. Ptr0 prmsammtt no a lo ""'1o, y para t.lacubri"'1 ~ pllSll por mJOluciona y por ~ [...] El 'Mllrtln Finro' a nuatra Ozna Magna y mlOITlt ConstituciOn Nacional inscripta, grabaJa afaego por un gmio• [fd.: 217]). Quizas por csa gozosa inscripci6n, casi todo era alcgrla en "Pura mic~ puw cochinadas", aun cua.ndo irrumpieran cl rccuerdo de los dlas previos a la intcmaci6n ( "Aqutllos dlas m ti Astor Hottl con 111.S manos vadas, ti ~to c"""""1 m '4 ptmti -y sn- llliicto no txelu~ sn- boTTtlCho-, ti discutibk Dtrtcho tie AJmisUJn, 111.S MalvinllS !""' co/mo: bamos pocos, pdrUJ la tJbuela" [fd.: 210)) o las infaltablcs alusioncs a LcOnic:las ya la "Novena csccna dcl paciente" ( "Ptr0 me Jivitrtt contar historias, me brotan: como "t"" tie manantilll. Soy un 110Wlista tk rtlrA, sin rubor lo confoso. Tambiln soy: El Sabio Blanco, htrmano, y SO)' tambiln; ti Sabio Ntgro. A ntt munJo. A Cantar" [fd.: 213]; ·-;Q!d hads rmgo bolwio? i Te volvistt loco? El boludo st habla vw/Jo loco, la wrJaJ• [fd.: 209]). En Las hijas tk Htgtl, de todos modos, qucdaba un cspacio pa.ra la autom:fcrcncia y la melancoUa.
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64. Ginebra
[t 982)
El capltulo que hoy conoccmos como "Por un capltulo primero" tcnfa en efccto un scsgo algo menos cclebratorio y era notablemente mas autorreferencial que los otros dos. Ademas de la Ultima parte, la incluida bajo cl subdtulo "Los scsos a Al F~izar", que sostenemos sc cscribi6 hacia fin de octubre y en Buenos Aires, y de la que nos ocupamos mas adelante, en cl rcsto dcl relato> que sc comenz6, como vimos, simulrancamente con "La novia dcl gendarme" y que, dcspues, compani6 su proccso de cscritura con "Pura mierda, putas cochinadas", la autoreferencia s6lo ccdla, por un momento, al rclato de Pretty Jane y a la "Carta de Eduardo Wtlde" y su tono, lejos de la iron.la de los ouos dos capltulos, csca marcado por la melancolfa de la primera frasc Simto nostalgias de la literatura" [S. I: 232]). Es cieno que aqucl "NIU!ie me escribe mis novel.as" de "La novia dd gendarme" o cse •Soy un 11m1elista de ntr.A, sin ptulor lo confi!So .. de "Pura mierda, putas cochinadas" encon.traban en "Por un capltulo primero" condigno corrclato ("En tanto potta, jZAS!, nowlista" [fd.: 233]). Pero ya en lo accidentado -jZAS.L de esc dcstino de novclista de
c·
csta
terccra autodefinici6n sc pcrcibfa menos ironfa que en las ouas dos, cambio de
tono que cuando sc entronizaba a Jo~ Hernandez por sobrc Macedonio Fernandcz y Oliverio Girondo -nada menos- rozaba la solemnidad ("Josi Hmuintkz tscribio ti Martin Fierro. EscribiO todo un programa, foe un cldsico, iJ cudntos? -cuantas-, cuantas masmldu/.as y cudntas, cudntas novel.as de la t1"nll [porqut tifemmino rrtornll} [lo rtprimiJo rrtornll} serdn ntctsarias para Jes programar, para tksatar lo que estaba atado ~ bim atado?" [fd.: 236]). Aquella nostalgia de la literatura dcl primer parrafo, por lo demas, sc enhebraba con las ternezas dcl scgundo ("Quin-o wr a mi hija [porque: tmgo una hija 'mujerJ; lo que no quino es apurarml' [fd.: 233]), y cierta conciencia abochornada que aparccfa en cl tcra:ro (•Mi medio mtjor amito mt golptti la cartt. Aplausos. Aplausos" [fd.: 233]), rcpctida mas addante ("sabemos cuJ/ es la mpunta alfamoso koan zm-icomo SUtna ti aplauso de una so/a mano?-: la C4Chttatia que me pegaron m Barrtlona,. [fd.: 251]), no dcjaba dudas de su referenda al incidente con German Garcia en la calle Copemico. La cxprcsi6n "mi medio mejor amigo", en fin, canto podfa indicar que Garda compartla, por mitadcs, con Aira, que tambi~n cstaba citado en "Por un capltulo primero" (';4rtt es igua/ a mitdo a la hipocondrla, afina Cisar Aira m -inldiur El csropido reflejo de la manzana en la ventana" [fd.: 253]), la calidad de scr su "mejor amigo" cuanto que Garcia era, simplementc, su mejor "medio amigo" (o mejor amigo a medias). En cuanto al rclato de Pretty Jane, eje narrativo de "Por un capltulo primero", ya habla sido csbozado en cl pocma "Un callej6n: lwo-Jima", fcchado en Barcelona cl 29
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de enero de 1982, y prometido en "Mi tarca =trauma". Este Ultimo tcxto, que daba cuenta dcl origen dcl rclato ("Un aristdcrata mt contO ata historill" [S. II.: 177]), remoncaba csa anCcdota, o d momento en que Lamborghini la habla cscuchado, a la decada dcl '60 ("Mt maluct mi amistad con ti 11.ristdcrata y con un suboficUzl-JAJo t.k
baja por la Rntauracidn Libtrtadora- porque ambos mt introdujmm m la tspiral JJ marxismo, cuando yo tmla, la cabna, /Ima tk inmJviks pmrrchos, t.k atrofozs, t.k m4nc4S jtrarqulas. Con II y ti suboficia/, aqutlla nocht, 1Trlactamos un panjkto pro toma t.k La &rnaksa. Y bitn, hicimos los arJTglos mptcto al mutrto, concluimos ti panjkto, y lwgo -ya amantda con un citlo rojo t.k comprawnta- tvoeamos una vtZ mJs a Prmy Jane· [S. II.: 178]), y, consccuentemente, cvocaba a Elfiord ("Qui kjos aqutllos tinnpos, Stbastidn, cuando un suboficial dado dt baja por la libtrtadora pa.cimtnnmtt nos msriiaba ti marxismo" [S. II: 177)). Con lo cual "Mi carca = trauma venla a cscablcccr, mas de una decacla dcspues, una suerte de continuidad diegetica con Elfiord (Sebastian scrla d arisc6craca que junco al narrador rccibfa leccioncs de marxismo de un suboficial dado de baja por la Revoluci6n Libertadora y que en csos tiempos le habla contado la anCcdota de Pretty Jane) de improbable comprobaci6n factica pcro, parad6jicamente, huerfuia de coda otra explicaci6n ((por quc, si no, poner en relaci6n a Pretty Jane con Scbas?). Como hemos visto, cl suboficial que enscnaba marxismo rcmida con transparcncia a CCsar Marcos y Sebastian, caracterizado en "Mi tarca = trauma" como arist6crata, podrfa aludir a Emilio Jauregui o, mas prolbablcmente, a Jose Lamarca. En cualquier caso, csta claro que antes de partir por primera vcz a Barcelona Lamborghini le rctransmici6 la :mecdoca a Ctsar Aira quien la incluy6 en el comienzo de su rclato "Cecil Taylor" que fech6 cl 9 de agosto de 1981. Lamborghini, en cambio, no acometerla la tarea de recrcar la anecdota hasta algo mas de un afio despues en "Por un capftulo primero". La centaci6n no de comparar una y otra versi6n sino de rdcvar sw repeticioncs y sw diferencias cs irresistible (y tal vcz no dcl todo impertinence): VERSION AIRA:
Amancccr en Manhattan. Con las primcras luces, muy incicrw, cruza las Ultimas callcs una prostiruta ncgra quc vuclvc a su cuarto dcspu~ de una nochc de trabajo. Dcspcinada, ojcrosa, cl fiio ck la hora transfigura sus borrachcras en una csn1pida lucida, un ajado apartamicnto dcl mundo. No ha salido de su barrio habitual, por lo quc no le qucda mucho camino por rccorrcr. Fl paso cs lento; podria cstar rctroccdicndo; cualquicr distracci6n podria disolvcr cl ticmpo en cl cspacio. Aunquc en rcalidad dcsca dormir, en cstc punto ni siquicra lo rccucrda. Hay muy poa gentc afucra; los poc:os quc salcn a csa hora (o los quc no ticncn de d6ndc salir) la conoccn y por lo tanto no miran sus zapatos aldsimos, violctas, su· falda cstrccha con un largo t:ajo. ni los ojos quc de cualquicr modo no minrlan otros, vidriosos o blandos. Sc trata de una callc angosu, un nlimcro cualquicra de callc, con asas vicjas. Dcspues vicncn dos cuadras de construccioncs algo mas modcrnas, pcro en pcon:s condicioncs, comcrcios, vagos condominios de los quc sc dcsploma una cscalcra de inccndios, una cornisa sucia. Pasando una csquina cm d cdificio dondc ducrmc hasta la tardc, en una habitaci6n alquilada quc comparte con dos nil\os, sus hcrmanos. Pero antes, sucedc algo: sc ha formado un grupo de trasnochados; una media doccna de hombres rcunidos en la mitad de csc callcj6n miran una vidricra. Sicntc curiosidad por csas rurbias cstaruas. Nada sc mucvc en cllos, ni siquicra cl humo de un cigarrillo. A clla no le qucdan cigarrillos. Avanza mir:lndolos, y como si fucran cl punto quc ncccsitaba para
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enganchar d hilo dcl cual sostcncrse, su paso sc vuelvc algo .nW liviano, .nW suspcndido. Cuando llcga, los hombres tampoco la miran. Ncccsitl unos inscantcs para comprcndcr de que sc trata. Estan frcntc a un ncgocio abandonado. Dctris de la vidricra sucia h:i.y una penumbra, y en clla cajas polvoricntas y escombros. Pero adc.nW hay un gato, y frcntc a el, de espaldas al vidrio, una rata. Ambos animalcs sc miran sin movcrsc, la aza ha llcgado a su fin y la vfctima no ticnc escape. FJ gato tcnsa con sublime panimonia todos sus ncrvios. Los espectadorcs sc han vudto seres de picdra, ya no cstatuas: plancw, d frio mismo dcl univcrso... La prostituta golpca la vidricra con la cartcra, d gato sc distrac una fracci6n de scgundo y cso le basta a la ratl para cscaparsc. Los hombres dcspicrtan de la contcmplaci6n, miran con disgusto a la ncgra c6mplicc, un borracho la cscupc, dos la sigucn... Antes de quc tcrminc de desvancccrse la oscuridad ticnc lugar un hccho de violcncia. [Aira, 1997 (1988): 11] VERSION lAMBoRGHINI:
Pretty Jane, prostituta de Nucva York. Quisieramos contar, con todo cl primor quc podamos -y cs inagotablc cl primor nucstro- una scncilla anCcdota de la vida de Pretty Jane, caudsica ( 19 afios) jovcn prostituta de Nucva York. Los shops rccien cmpczaban a abrir; clla caminaba por cl callcj6n de lwo-Jima en dirccci6n a Zinoistc Street; Pretty Jane pcnsaba doblar en Zinoistc Street para dirigirse a su cubfculo: un :hico sin calcfacci6n, pero con tdefono y lavabo propios {la lccrina, a dos pumas). Caminaba por Iwo-Jima, d callcj6n, cansada (un poco) dcspuC.S de una nochc cntcra de bajarsc una vcintcna de puntos: como dirfamos en la duke Argentina, en la Argentina de lcngua de plata, su "cafishio" era brutal y exigence -y ligado a la Mafia, para colmo; y la Mafia no perdona, para colmo. ;Han toctlllo El Zafomzncho! ((y quien introdujo aquf FJ zafarrancho?) Habfa y hay una frutcrfa de la pcor cspccic en cl callcj6n lwoJima. Esa rnafiana ocwrfa un tristc cspccUculo en su cscaparatc, eras cl polvo acwnulado y las leuas chorrcada.s: un grupo de citadinos obscrvaba anhdantc cl cspccdculo, ansioso, quc consistfa en la ctcrna rata acorralada por cl fclino terrible, cl gato color pantcra dispucsto a dcvorarla: trow a trow y pedizo por pcdazo. Dios mlo. El ane es cosa de! pasado. Dios mio: paralizada por el terror, la rata no atinaba a huir, y la vcrdad cs quc tampoco tcnfa d6ndc huir. FJ terrible gato saborcaba por anticipado su triunfo; sc pasaba la lcngua por los bigotcs y casi sc rcfa, podrla dccirsc. Los espcctadores contcnfan d alicnto, Dios mfo, vibraban como un solo hombre, cerraban los pufios, aprctaban los dicntes, todos de partc dcl gaco. Entonccs, Pretty Jane: nuestra herofna es Pretty Jane. Aunquc cansada, Pretty Jane sc dcruvo y obscrv6, nada mas quc un scgundo. Golpc6 lucgo cl vidrio con su cartcra, Virgen Santa, y cl gato sc disuajo, un scgundo, y as{ la fcblc rata salv6 la vida: cntre manzanas huy6, y uvas blancas (huy6 cntrc manzanas, cntrc uvas blancas). Los adictos al gato lanzaron un rugido. Pete Sam Joe, cl butcher, cl quc usaba d cranco complctamcntc afcitado, como bola de billar; Pete Sam Joe, con sus bucnos 185 kilos de pwo ncrvio y mUsculo, cmcrgi6 del grupo con su cara pcrvcrsa dcformada por una mucca de odio. Y lcvant6 cl puf\o como una maza. Y lo descarg6, Dios mlo, contra la mcjilla de la adorable y fragil, Pr~ty Jane, prostituta de Nucva York. Dios mlo... Oh, Scfior.. . Pretty cay6 cnsangrcntada sobrc la vcrcda. Slim Flat, cl mandadcro pccoso de Pete Sam Joe, le patc6 dos vcces los flancos, primcro cl dcrccho, despuC.S cl izquicrdo, con todas las fucrzas de su tcncbroso coraz6n. Y por ultimo, como corona~spina dcl manirio, de la bcllaca inmolaci6n, dcl electro-shock. una anciana mctodista sc alz6 cl vclo y con un rictus, con un asco, escupi6 cl rostro de Pretty Jane. Pero la rata ya cstaba a salvo en su guarida. tcmblando alin, todavfa: a salvo ya (en su cucva), en su guarida, tcmblando aun. Aun, a cicrta hora sc para Nucva York, quc cs una ciudad; sc para y sc dcticnc. Y gimc. Y suspira: -Dios mlo, oh Sdlor. [S. I: 236-238]
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La llamativa fiddidad dicgttica que una y otra vcrsi6n guardaban a lo que debi6 de scr la an&:dota original, como si sc tratara de dos disciplinados alumnos dd mismo taller literario que cscribcn a consigna, quizas sc dcba a que en d momento en quc Lamborghini sc la rcfiri6 a Aira bubo una doble promesa rcdproca de cscribir sobrc d episodio (con lo cual csa fidelidad era una condici6n indispensable para que d c::xpcrimento de una eventual comparaci6n ruviera scntido). En las dos vcrsiones sc comienza con d foco pucsto en cl rctorno de la prostituta pobrc y cxhausta dcsp~ de largas horas de uabajo a su vivienda tambicn pobrc; en ambas sc mira al gato y a la rata a uaves de sus ojos. Igualcs son tambicn cl golpc de cartcra contra d vidrio, la distracci6n dd gato y la hufda de la rata. Alguna distancia, en cambio, podrla marcarsc en la dclibcrada desrcalizaci6n dcl veroslmil en la vcrsi6n de Lamborghini (auscnte en la circunspc:cta versi6n de Aira) lograda, parad6jic.:amente, merccd a la acumulaci6n de nombrcs que cvocan, con exageraci6n, las nomenclaturas de las series nortcamericanas con las que por csc entonces sc atiborraba en la casa de sw padres, a ciertas incrwtacioncs lexicas ( "caucdsKa~ •dtaJinos", "dtico j que tambien mimaban d castellano tdcvisado de los doblajcs, a la sobrccarga ·ingcnua" de "inforrnaci6n· Mafia no perrloNZ. para co/mo j y a la saturaci6n de dctallcs ( ·una ftutnia tk 14 }NOT nptd~j que cxageraban, tambicn, los barroquismos dd policial tdcvisivo. Otra notable coincidencia cs que canto la versi6n de Aira (que concede mayor cspacio al momento prcvio al nudo dd rclato, en tanto que narra dwivamente la rcprimcnda sufrida por la herolna) como la de Lamborghini (que llega rapido a csc nudo para demorarsc, dcspues, en la dcscripci6n de la rcprimenda) dedican apcnas un par de Uneu ("IA prostilUl4 go~a 14 viJriml con 14 cartntz, ti gato g distrae una fot«UJn tie y
c·, "'
seiu"""
no k basut a 14 1'1ltll pllTll tscapan~· I ·Go~ luego ti WJrio con su cllTtnrl, V"fm 5'mt4. y ti gato g distrajo, un ggundo, y asl 14 ftbk 1'1ltll salvtJ 14 rN/4.· mtrt m41lrAIUlS JmytJ, y lltJtlS b'4ncasj a la acci6n que jwtifica la c::xistencia misma del rclato, como si ambos hubieran captado que era la mejor manera de narrar csa acci6n instantinca y dccisiva. La mayor diferencia, tal vez (cl prcscnte de una vcrsi6n yd prctcrito de la otra constituycn una difcrcncia sccundaria), rcsida en que la versi6n de Lamborghini sc detiene en csc momento en que la rata, a salvo, todavla tiembla en su guarida, como si, a pcsar de que d texto sostuviera exprcsamcnte lo contrario, en d fundo fuera dla, y no Pretty Jane, la hero{na. Y la mayor curiosidad cs que aqudla circunspccci6n quc scfialibamos en la versi6n de Aira torna, por contraste, mu aircanos algunos pasajcs de la vcrsi6n de Lamborghini. (0 acaso sorprcnderfa hoy que d autor de "Cecil Taylor" firmara un pasaje como •£1 tnribk gato sabowaba por anticipaJo su triunfo; g pasalNz 14
lmgua por los bigota y casi st will, podrla tlecirst. Los tsp«tllllom contmlan ti alimto, Diln mlo, vibraban como un solo hombw, cm'tlban los punos, aprttaban los Jimta, totlos tk paru tie/ gato" [S. I: 237), incluido en la versi6n de su amigo? Volviendo a las hijas tie Htgtl, rcsulta indudablc que csc dtulo sc inspir6 en Escupamos sobw Hegtly otros nmtos fnninistas de Carla Lonzi, cclitado por La pleyadc en 1975, que Lamborghini habfa hojcado en la bibliotcca de Hanna. De la negaci6n dd cscupitajo de Lonzi (·u fmommologla tkl Espiritu ts una ftnommo/ogla tie/ tsplrilv 736
patrUzrcaJ. m&ll1'1Jl«i0n M la Jivinidad moMtnstll m ti tinnpo. La mujtr aparect como imagm cuyo niwl signifoanu ts ti M str hipdttsis M otros" [Lonzi, 1975: 30]), dcsaconscjado en "Por un capltulo primero" ("Nada Ml triunfo M las mitsts sobrt ti hUsAr. naJa M Htgt4 tampoco tsCUpir sobre II como tllntas mujtrts lo txigm" [S. I: 232]), surgia, prccisamente, una hip6tcsis: las feministas como "Hijas de Hegel". La figura sonora y semantica que dibujaba csc sintagma, de todos modos, sc parccfa demasiado a Los hijos M Gogol [D. Femandc-z, 1972], una novcla entorpecida de divulgaci6n frcudiana dd rcconocido crftico frances Dominique Fcrnandc-z que, en traducci6n de Amalia Castro y Alberto Mangucl, cl Centro Editor de America Latina habfa distribuido en Buenos Aires en 1972, como para no conjeturar que la dccci6n de Las hijas de H~I como dtulo sc nutri6 de una y otra fuente. Debc scfialarsc, de todas maneras, que mientras la vulgata psicoanalitica de Fernandc-z poco y nada tiene que ver con lAs hijas M Htgtl, d texto de Lonzi sc filtra, sin iron{as, en algunas de sus lincas ( ·un cu.npo M mujtr; ti cun-po masculiM no txisu, qw yo s~a· ["Pura mierda, putas cochinadas" en S. I: 219] "Porque lo fmzmino Tt"torna, lo "}rimido rttorna"; ·ro humaM ts lo marcada, la mujtr" ["Por un capitulo primcro" en S. I: 244]). Con rcspccto a la "carta de Eduardo Wilde" debc dccirsc que no existe tal carta. A pcsar de que "Por un capfrulo primero" reproduce virtuosamente cl titco propio dcl csrilo de Wilde, lo cierto cs que en las Obras Compktas [Wilde, 1939] dcl autor de Aguas abajo, cl tomo IX, dcdicado a la corrcspondcncia con prcsidentcs argentinos (antes, durance o dcspues de ejerccr cl cargo), induye cartas con todos los prcsidentcs dcsdc Mitre a Figueroa Alcorta txc~to con Pellegrini. Es cierto que csta corrcspondencia, rcvisada y mutilada por la jovcn viuda de Wilde, cs sin dudas parcial. Pero la circunstancia de que la colccci6n induya corrcspondencia de Wilde con Roca, quien, sc dice, comparti6 con la viuda algunos placcrcs que exccdfan los de la mera pl.atica, hacc todavfa mas enigmatica la auscncia de corrcspondencia entrc Wilde y Pellegrini y, dcsde lucgo, mas misteriosa aun la clccci6n de Lamborghini que, para mayor confusi6n, proporciona dos fcchas distintas de la supucsta carta. En cfccto, en la pagina 1 dcl cuaderno "Am~rica", donde la frasc auibuida a Wilde (•Hoy ya M qwe/4 naJa por explicar: basta crm explicar /a naJa,. [S. I: 232]) csta fcchada d ·12 M abril M 1888~ SC advierte que cl scgundo ocho dcl afio csca sobrcdibujado arriba de un nucve anterior. Y en la pagina 15 dcl mismo cuademo, tras cl subdtulo "I.A carta M F.tiuardo Wilde': se Ice: "Monuvitko, 12 M abri/ M 1898': (End encabczamiento general de la novcla de la primcra pagina dcl cuaderno "Laprida" figura tambicn, sin enmiendas, la fccha ·12 M abrii M 1888j•. Lo cual tiene su importancia porque si bien la fccha 12 de abril de 1888 no significa nada, la fccha 12 de abril de 1898 significa bastante. Dcmasiado se podrfa dccir: en ocrubrc de 1982, cuando Lamborghini cscribi6 "Por un capftulo primero", tenfa cuarcnta y dos afios (hab!a nacido cl 12 de abril de 1940). Y si sc cuentan cuarcnta y dos afios hacia atras, paniendo dd 12 de abril de 1940, sc llcga al... 12 M abril M 1898, fccha en la que Eduardo Wilde habrfa escrito csa carta donde rcprochaba a Pellegrini que entre cl y Juarez Cclman lo hubieran "cstafado" al qucdarsc con su partc de unos dincros mal 737
habidos en la reforma de cierto hospital. Las razones por las que Lamborghini cscribi6 "1888" en la primera pagina dcl cuaderno "Laprida" (encabczado general de la novda) y "1898" en las paginas primera (luego corrcgido por "1888") y quince dcl cuadcmo "America" (manuscrito de "Por un capftulo primero") constiruyen otro punto oscuro en tomo a esta misceriosa c:arta de Eduardo Wilde. No sc trata, de todos modos, dcl Ultimo enigma: la frasc "'Hoy ya no tp«da n4d4 por txplicar: bast4 con txplicar la nlkla.. [S. I: 232) que, como epfgrafe de "Por un capirulo primero", sc le atribuye, encomillada, no una sino dos vcccs a csa carta dcl autor de Tinnpo pnrliJo a Pellegrini, percenece en rcalidad a Andre Glucksmann y Lamborghini la subray6 en la pagina 129 de la cdici6n de Anagrama de Los mAntros pmstUlorrs [Glucksman, 1978] que tenfa Hanna. Probablcmente ella le remiti6 cl libro en los primeros dfas de occubre junco con Cinismo y pasiOn, tambien de Glucksmann, que Lamborghini le habfa pcdido cxprcsamente por carta ( "Aqul no st consi~ y lo nrcesito con urgmcia para lo q~ estoy escribimJo• [OL a HM dcl 1-10-82)).S Mas alla de la frasc acribuida a Wilde, cuesta encontrar alguna relaci6n o menos dirccta entre Cinismo y pasion y Las hijas de Hegel. Antes bien, cl libro de Glucksmann parecfa menos un aporte cc6rico para la novcla que Lamborghini estaba cscribiendo quc una lcctura destinada a pcnsar, una vcz mas, que habfa hccho y que harfa de su vida. En csc scncido, cl pufiado de frascs que subray6 en la cdici6n de Anagrama (•E/ placer tk
mas
beber time un contrario, el dolor tk tmer sed; pero ti placer tk "" qi« la diagonal es inconmmsurabk con ti /ado no lo time· [Glucksmann, 1982.: 265)) mucstran que lcy6 Cinismo y pasiOn como una cspccie de manual de autoayuda. En csa misma carta dcl 1° de octubre en la que rcquerfa a Hanna cl envfo de Cinismo y pasion, Lamborghini reconocfa que en cl momento de intemarsc en d Hospital Argerich pcns6 que iba a morir, le dcclaraba su amor y exprcsaba su dcsc:o de volver a Barcelona, sin que qucdara claro que rclacioncs de causalidad anudaban est.as tres cucstiones: FJ ponicntc en la llanura. Yo, cl cxponcntc, a cso he vuclto, a vcrlo por Ulrima vcz. porquc (cst2 ~ nW cl "porquci crcla quc iba a morir (csd de mu d •c:rc{aj (y tambim d •qucj. Iba. Y vmla: a
morir, jPEro!, si tomamos la mucrtc, en fin, digamoc, c:omo una pizza. corublc en un nlllnao indctcrminado aunquc no infinito de porcioncs, y si cl par-parcja arnor I mucrtc ticnc alguna accituna de vcrdad (Cntonces? - cntonces: mordi csa miga. arniga mla. y (cntonccs) Cupido fccund6 mi lcngua. y ahora hablo
Sc me rompc cl coraz6n: YO VINE A U. ARGENTINA PARA ENAMORARME OE VOS
rcc6ndita dcfinitivamcntc QUERIDA MIA
[ ...]
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jQUE ME CUELGUEN! Quicro vcrtc en Barcdona, quicro rcunirmc con vos. Tcngo un plan maravilloso: cagannc en todo. Rcfr (ya lo cstoy hacienda). Mc he cwado. [Ola HM dd 1-10-82]
A partir de la rcspucsta de Hanna y de algunas comunicacioncs tclcf6nicas quc cruzaron en csos dlas de octubrc fuc surgicndo la posibilidad de quc clla le cnviara los mcdios para quc Cl pudicra unirsclc en Barcdona. Dcscanado cacticamcntc d cnvfo de dincro para quc Cl comprara d pasaje (ambos sabfan quc csc dincro sc volatili.1.ada antes de quc Cl siquicra avcriguara d6ndc cstaba la oficina de la compafila de aviaci6n), pronto qued6 acordado quc Hanna le cnviada un billctc de avi6n a su nombrc y una pcqucfia suma para quc llcvara cncima durantc cl viaje. Ella, de todos modos, parccc habcr hecho cl intcnto -vano- de arrancarlc alguno:: compromisos de condue12 antes de cnviarlc cl pasajc: Tc amo, Hanna, cl corrco cs una intcrfcrcncia, tcnes m.cSn, y tambiat sc intcrponc cl bollgrafo, cl dcdo, d papd -la nubc quc pasa y hasu la mar en cochc-. Quicro csur con vos en la callc Berna, quicro suprimir las inccrfcrcncias, csas quc cal vcz por imbccilidad (o por un rasgo de "humor ncgro") Uamamos "pr.icticas•. Tc rucgo -como corrcspondc: de rodillar quc no me obligucs a promcccrtc quc '"no sufrir~ mis". Porquc no dudarla en promcc~nclo (in""""1iJlu/ b4sic11Ml11mor). [...] (Qu~ espcrU, Hanna? (De q~ cc sirvo aquP. Mandamc d billccc y d dincro (poco) para Ucgar hasu Berna 40, cnuesuclo 5. Tc bcso profundamcncc:. Ya cstamos juncos y nos qucrcmos. [Ol a HM dcl 9-11-82]
Durante cl mes de octubre sc habfa controlado en Mar dd Plata y, teas una scric de radiograffas que ccrtificaron que la ulccra cstaba definitivamentC ccrrada, SC dcscart6 Ja neccsidad de una scgunda opcraci6n, posibiliclad que al comicnro sc baraj6. Estaba rccupcrado y saludablc y lo scguida cstando -le ascguraron los medicos- mientras no rctomara su dicta suicida (alcohol, tabaco, pastillas y mala alimentaci6n). Las hijas tk Hegel, mientras tanto, casi concluida, lo llenaba de sacisfacci6n y optimismo: Por ahora discminado en ucs cuadcrnos, mi mej.or libro, d quc jindwo! pucdc haccrmc ganar unas bucnas pdas (ya vin~ genre de Ba.ires a vcrmc por cl tcma). [OL a HM dd 9-11-82]
Nada sabcmos de cste intcres editorial por csa novclita que habfa cscrito durante su convalcccncia marplatensc aunque cs muy probable que sc tratara de una nueva c:xagcraci6n dcl alglin hccho menos significativo. Tai vcz de la visita quc le hicieron a comienros de novicmbre Hugo Savino y Sergio Rondan. En csa oportunidad, Lamborghini le dio a Savino (que intcgraba cl Conscjo de Redacci6n de la revista Sitio, en cuyo primer numcro, como sc rccordara, sc habfa publicado "Sonia o cl final") "La novia dd gendarme" mecanografiada para que la incluycra en cl numero 3 de la rcvista, cuya salida sc proycctaba para 1983. La circunstancia de quc csc ndmero csruviera ccntrado en d rctomo de la democracia
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dctermin6 que d texto no sc induyera en csa cdici6n sino en la sigu.iente, quc con d numero 4/5 saldda en mayo de 1985. Pero de aqud intento de publicar a craves de Savino "La novia dcl gendarme" en Sitio surgidan dos versioncs distinw dd capitulo (cierto que con diferencias menorcs entrc una y otra) y un cqufvoco mayU.suculo en cuanto a su dcdicatoria. Ocurri6 as{: Lamborghini mccanografi6 "La novia dd gendarme" y le entrcg6 cl capitulo a Savino. Pero como no sac6 copia, sc qued6 solamente con d original manuscrito de la libreta "Guerrero", quc cs d queen diciembre, antes de partir a Barcdona, le entrcgaria a CCsar Aira. A rcsulw de csto, entre la versi6n publicada en Sitio (que sc tranv.ribi6 de la copia mccanografiada por Lamborghini) y la que utiliz6 Aira para incluir en Now!llS y cumkls (que fue d original manuscrito de la libreta "Guerrero") hay unas veinte diferencias que en casi todos los casos parccen erratas ("conscrvado" por "conscrvando", "sola" por "boL" aa , "punto" por "puente", etc.). Existen, empcro, dos diferencias que debcn atribuirsc al propio Lamborghini que, aunque en proporci6n significativamente menor que en otros ca.sos, corrig6 cl texto en cl momento de mecanografiarlo. La primera cs la frasc •La mmzflsia invierticndosc para mtregarst a sus abusos" [S. I: 223], que figura end original de la libreta "Guerrero" (y por canto en las versioncs que prcpar6 Aira para Del Scrbal y Sudamericana) y no aparece en la versi6n de Sitio (cs harto improbable que sc trate de una omisi6n de quien compuso cl tcxto para la rcvista porque cste cs uno de los linicos pasajcs dd original donde cstaban indicadas icalicas, de modo que cs muy dificil que quien transcribi6 para Sitio lo haya omitido). Crecmos que Lamborghini suprimi6 la frasc al mccanografiar la copia para entrcgarle a Savino. El scgundo caso, invcrso, cs la frasc ._Y mklncts, y IUkmJs, y todavla: el lugar de 'la cosa m sl'fe ocupaJo por la munu· [Lamborghni, 1985a: 26], auscnte en el original de la libreta "Guerrero" (y por lo tanto en las dos edicioncs de Nove!llS y cumtos) e incluida en Sitio (lo que indica que fue agrcgada por Lamborghini cuando mecanografi6 la copia para Savino). En esa copia entrcgada a Savino, cl autor consign6 la dedicatoria "Para Diana Bilmezis" con la cual cl texto sc public6 en Sitio. Pero cuando en diciembre le cntrcg6 los originalcs completos de Las hijas de Hegel {que incluian "La novia dd gendarme", en la versi6n de la libreta "Guerrero") a CCsar Aira, ni la novda en general ni ninguno de los capitulos en particular llevaban dcdicatoria. Ahora bien: cuando Lamborghini lleg6 a Espafia en diciembrc de 1982 le dijo a Hanna Muck que acababa de escribir una novda (Las hijas de H~f) dedicada a dla, nzcSn por la cual en d momento en que CCsar Aira terminaba de prcparar los matcrialcs que se induirian en d volumen que Edicioncs dd Scrbai cdit6 en 1988 con d dtulo de Nowl4s J cumtos, enterado por Hanna de cstll ded.icaroria verbal, consign6 tras d dtulo gcnc:ral de la novda la leycnda Para Hanna [Lamborghini, 1988: 142]. Pero como en los originalcs mccanografiados por cl mismo, que fueron los quc rcmiti6 a la casa cdirora para la composici6n dcl tcxto, no figuraba la dcdicatoria a Diana Bilmczis dd capitulo "La novia dd gendarme", csta menci6n no sc induy6 en aquella edici6n. En la segunda edici6n de Now!llS y cumws, de todos modos, CCsar Aira dej6 adarada la cucsti6n. [S. I: 308]
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Con rcspccto a cstc malcntcnd.ido, cabe scfialar quc no cs improbable (al contrario, cs lo mas probable) quc Lamborghini haya formulado cfectivamcntc csta doblc dcdicatoria (una general para toda la novcla y otra para un capfrulo en particular) quc, por cicrto, no cran incompatibles. La consignada en la publicaci6n de Sitio (Para Diana Bilmezis), adcmas, cncucntra en cl propio te:xto una funci6n narrativa pucsto quc en la lcctura dd pasajc "}a no, Meym, me importa. Diana, NU/a: mi qunidlsima Diana. Hago escmll.S, Batlllln, tan banaln. Hago de/ amqr un pelo bbznco, una rrmu tan, pero tan untaJa (de grasa) qiu a tu intnnpme sirw como poncho mgomlkio" [S. I: 228-229) sc rccupcra cl nombrc lcido en d cncabczamicnto dd rclato (lo quc produce un cfccto similar al de las Ultimas lfncas de "Aullido", de Allen Ginsberg, dondc la frasc '';Ah. Carl, mimlTrlS tU no esth a salvo yo no estarl a salvo... ", rccucrda la dcdicatoria a Carl Solomon quc sc ha lcfdo al comicnzo dd cxtcnso pocma). La imprcsi6n quc tenia Lamborghini de quc sc trataba dd mcjor libro quc habia cscrito hasta cntonc.cs (en lo quc muy probablcmcntc no sc cquivocaba), en cualquier ca.so, rcafirma la idea de quc Las hijas de Hegel clausuraba un cido plct6rioo de momcntos brillantcs pcro tambicn de vacilacioncs y prologaba oao, certcro y luminoso, donde por fin iba a cumplir con aqud dcstino tan extrcmo y tan suicida oomo su dicta habitual (cscribir una Obra Macstra) al quc ya hada mucho ricmpo lo habfa cnajcnado todo. Tal vcz fuc la llcgada de un pasajc Buenos Aires-Barcelona, con fccha abicrta ya su nombrc, afiad.ida al hccho de quc conformc su salud mcjoraba las posibilidadcs de pcnnaneccr en Falkner disminufan dfa a dfa, y a quc Beatriz Muicey, quc lo visit6 en Mar dcl Plata, lo habfa convcncido de quc, si rcalrncntc cstaba decid.ido a dcjar de bcbcr, probara sucrtc con su tcrapcuta, Albe.n o Casal, lo quc a fines de novicmbrc lo convcnci6 de trasladarsc a Buenos Aires dondc, tras una breve cstadfa en lo de Marcelo Uzal, sc instal6 en cl Hotel Astor de Cascros y Tacuarf en d barrio de Consrituci6n. Alli muy probablcmcntc concluy6 "Por un capftulo primcro", quc tcmati7.aba, con tristcza c ironfa, csc rctorno a la solcdad y a la intcmpcric de los hotdcs: Regrcsar. Ex Malvinas, ex Vict-nam. Regrcsar. Escl vado cl cuarco de hotel: hasu quc yo cnuo. Luego, si cntro, yo cscoy. Escl Ueno. FJ cuano de hotel. Porque yo sabla, compu una botella de gincbra y unos comprimidos rosados, de codclna, opiaceas. No voy a contar cl cucnto (mist, chisk). Astor Hotd. Montccasino Street. FJ francotirador psic6pau, sicmprc me gusto csc oficio [...]Bueno, de vudta a casa, porquc Nucva York. Nucva York cs mi casa y mi ciu~ -o mentira, mentira: Viet-Nam todo cntcro, y las Malvinas, cl lnccgro archipiclago, son mi casa y mi ciudad-. Qerro con llave la pucrta dcl cuarco -H()(d Astor- y cstoy. Con las manos vadas, de vudta a asa, al hogar. Con la pared dcsnuda frcntc a los ojos y davado cl rcglamento [...] 'Buenos Aires. Buenos Aires, con cscas palabras en la boca. muri6: Jose Hernmdcz jPara alcjar cl futidio de la vida de Hotel! Oh: "Un brillo de fraude y nc6n".
Regrcsar. Rcgresar otra vez. Rcgresar de una buena vez. Con las manos vadas, e.sta cs mi casa. Mi hogar, mi asa, mi ciudad. Tambien: tambien. Esta vado d cuarco de hotel: ham. quc yo cnuo. Lucgo. si entro, yo cstoy. Esta Ueno. FJ cuarto de hotel. [S. I: 252)
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Estaba solo y sin dinero y a pesar de la efusiva declaraci6n que le habfa hecho a Hanna su estado de animo no era el de un hombre enamorado. En csos c:lias de pcrmanencia en el Hotel Astor, o despu~ de que debiera abandonarlo por falta de pago, escribi6 un poema que, tras la volanta ·Me wy a lutcer un viltjt", titul6, tambien con resignada ironla, "Todos contentos (y yo tambien)". Habfa pcrcibido el alivio indisimulable ( "ToJ.os contmtosj que le habla traido a su familia y, (para quc ncgarlo?, tambicn a la mayona de sus amigos, la noticia de que partla nucvamente a Barcelona y reaccionaba, herido, pagando con la misma moneda indiferente ( "Yyo tambilnj. Teresa Galeano, de todos modos, era d blanco, una vez mas, de toda la fi:ustraci6n de SU hijo ( j1 ml sJlo me traicio111l mi ""'4n I I/fie m mori~ tartla tllnto" [S. Ill: 379]). De cse sentimiento se nutria todo d poema que, recorriendo los mismos t6picos quc "Por un capirulo primero" ("Ho/a, ;qui ta/? I Qui taJ. qui ta/ I A.qui, m Bumos Aim. I qui ta/ I qui ta/" [S. III: 379]; "CuanJo ti propio nnplelldo tie/ ho~/ I st mcarga tie mvalijar ti tquipajt I y para sinnprt I rtclam11 la cumta" [S. Ill: 376]; ·Bumos Ams.
Bumos Aim I fan-on las ultimas palalmzs -Bl4mos Aim, Bumos Aim I tie Josi H"""1uia I m su inmuntia cha.era tie/ bajo &lgrano" [S. III: 376]; "Flfastitbo tie la vid4 tie hot« IF.so que tt mvaMct I citar ti prologuito tie/ Martin Finro. I Stprammk nunca /elm mJs qu.e ti prologuito tie/ Martin Finro" [S. III: 379]), se constirula en su contracara desapcgada y algo dnica ( "uquila, absmta, giMbra. whislty I y -por tlesgracitl- a/p111l vn: I tm'iblemmk: Josis idiotas tie vino y CtrVtZfl. I Tambiln pastilJAs tie coJe/111l, I Cllricatura tk la coca -para evitar la rimtt" [S. III: 374)). Habfa vuclto a bcbcr desaforadamente lo que, sumado a las pastillas, era poco menos que suicida. A menos de dos meses de habcr entrado semimoribundo al Hospital Argerich parccla esw buscando una nueva intemaci6n con la que resolver, adcmas de las adicciones, su problema de vivienda (del hospital no lo iban a echar, por lo menos mientras cstuviera enfermo). "Todos contentos (y yo tambicn)" podrla ser d Diluio de esa campafia: Eswnos en ConstitucicSn, no lcjos de los trcncs. (Tomar un trcn hacia la vig{a casa patcma {hay bar en d trcn), o prcscindicndo dcl omni cogcr, a la cspal\ola, un bus? Bu.scar mcjor en todos los bolsillos cl Ultimo rcbusquc, La mano vicnc as{ d mul\6n vic'nc as{: qucda para uh dla de cncicrro en otro hotel' y para otro par de botcUas: cl alcohol pulo de la intachablc fumacia. Agua, agua irllitativa y sangrc quc insistc en acorazarsc en las vcnas.
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jVamos cnru.On mlo, o hlgado, cargado de rcproches! Guiwn, guiwn, guiwra esw son las scis cucrdas dcl dincro para ahorcarsc. [S. Ill: 375-376]
Del Astor pas6 a otro hotd de la zona de Constituci6n, probablcmcntc en Brasil y Bernardo de Irigoyen ("Brasil esquina, Brasil ochava I Bernardo~ lrigoym" [S. III: 383)). "Todos contcntos (y yo tambi~n)" narraba csa travcsia: volvicndo al principio dcl rclato al punto dondc me parcci6 quc cmpnaba... ja la farmacia! jprimcro a la fumacia! Al bata blanca: -Dcmc dos botdlas de alcohol-. Las guardo en la malcta y camino. Vamos aver. Por aquf ccrca ticnc quc habcr. (barato: un hotel). Un chorro de agua sc me cscapa por la nariz: lo ncccsito, y iipido.
En la lctrina de un cafc abrf la botclla de puro alcohol. Hice cucnco a>n la mano para rctcncr un poco. un poco, dcl agua dcl grifo. Mc llcnc la boca cnn csc poco. cngollctic los labios -esas rosas, quc ya no bcsancn la botclla de alcohol. Y tome, tome un trago. y trcs vcccs mas rcpctl la opcracion. [S. III: 381]
La "opcraci6n" quc parcda qucrcr rcpctir era la de Ulccra. Dcspues de cantos cuidados la cnfcrmcdad tcrmin6 por floreccr y la guardia dd Hospital Britanico, quc afortunadamcntc cstaba a unas pocas cua~ y adondc llcg6, vaya a sabcrsc c6mo, solo, lo rccibi6, igua1 quc dos meses antes la dcl Argcrich, al bordc de la mucrtc. Ucvaba, tal vcz, varios dlas sin comer y los v6mitos lo habfan dcshidratado scvcramcntc. Tcnfa la mirada vidriosa y pcrdida, apcnas podla hablar y una palidcz marm6rca le cubrla la picl quc, al mismo ticmpo, prcscntaba, sobrc todo en cl rostro, tonalidadcs quc viraban dd gris al vcrdc. Tras las primcras maniobras para compcnsarlo, fuc intcrnado en cl scrvicio de psiquiatda dondc cl Dr. Jose Bozzo, dcspues de mcdicarlo con fucrtcs scdantcs, sc comunic6 con su amigo Alberto Casal, con d quc compartfa, adcmas de la practica de 743
la psiquiatr!a, la excitaci6n profesional por d vertigo de las patologias infiecucntes. Lamborghini, quc era cualquier cosa menos "una ca.so de manual,,, le habia despcrtado enscguida un interes que poco le cost6 contagiar a Casal, de manera tal quc inmcdiatamente sc embarcaron juntos en la empresa comun de atenderlo. Para Casal, ademas, d caso le llcgaba adomado con d atractivo adicional dd azar. No hada dos meses que su paciente Beatriz Muiccy lo habfa consultado sobrc la posibilidad de atender, a su costa, a un pacicnte que ahora llcgaba a el por otra vfa {una via que le confirmaba todas las particularidades que ella le habla adelantado). Por cso, a pcsar de que no era una practica habitual en cl ni mucho menos, rcsolvi6 internarlo en su casa de Parque Chas que, por otro plicgue dcl azar, estaba emplazada en d 4033 de la calle... jGinebra! El dcstino sc cumpHa empccinadamente. Si cuando a fines de ocrubrc de 1982 Lamborghini llcg6 a la casa de Alberto Casal hubiera estado en condiciones de advertirlo sc habrfa sonrefdo al comprobar que en una de las esquinas de su nuevo domicilio la calle Ginebra hada intersccci6n con una calle llamada. .. jBcrna!, igual quc aqudla donde en d entresuclo 5 dcl nUmero 40 Hanna ( •Quino ntllr con vos m U1 at& &rna.. [OL a HM dcl 9-11-82) lo espcraba ansiosa.
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65. Berna [1982-1,ii.JJ
El patio solcado, la ventilada terraza y la afcctuosa solicitud de Casal, su mujer Mabel Goldembcrg y su emplcada domestica Mirta iban a lograr en csos Ultimos dias de 1982 que en algo mas de un mes Lamborghini pasara, una VCZ mas, cl trance y rccupcrara, ademas de la salud, cl buen humor y las ganas de cscribir. Los temblores, cl bruxismo y cl dcsastroso cstado general con el que hab!a llcgaclo, y que dcterminaron quc durance la primera scmana pcrmancciera. en cama rccibiendo a diario la mcdicaci6n por via inycaable que le surninistraba Bozw, que por pcdido de Casal y, tambien, por propia cxcitaci6n, sc trasladaba todos los dfas dcsde Constituci6n a Villa Urquiza para controlar la evoluci6n dcl pacicnce, fueron ccdiendo paulatinamente y poco a poco Lamborghini accpt6 gustoso la reposcra bajo la parra que le ofredan Mirta o Mabel y, uas unos dias en los que sc mantuvo ausente de todo, con la mirada pcrdida, accptando con manscdumbrc las indicaciones de sus anfitriones, comenz6, lentamente, a volver a mostrar inceres por lo quc ocurr!a a su alrcdcdor. La compafHa de Casal, cuyo rcgrcso comcnz6 a espcrar ansioso durance todo cl dia, fuc lo primero que lo sac6 de su mutismo y sus auscncias. El medico, quc rcgrcsaba a su casa al ca.er la wdc, sc insi:alaba junto a Cl bajo la parra y su prcscncia lograba que d pacience, quc hab!a pcrmanccido encerrado en s{ mismo, sin leer ni cscribir ni pronunciar palabra durance toda la jornada, parcciera otra persona. Todav!a le costaba caminar sin ayuda y. dcsde lucgo, no pod!a salir solo a la calle. Pero ni bien su cstado lo pcrmiti6, Casal comcnz6 a sacarlo a caminar por las calles alcdaru.s, pasco que Lamborghi~i cspcraba con mayor ansicdad aun que la conversaci6n bajo la parra, y, en scguida, autoriz6 a que Beatriz Muiccy y Marcelo Uzal, que lo visitaban casi todos los d!as, lo Ucvaran tambien cllos a rccorrer la caprichosa y pintorcsca gcografia de csc barrio de calles circularcs. La abstinencia absoluta de alcohol a la quc cstaba sometido fue tal vcz la unica nota disonante (licera.lmente desesperado, los primeros dias de privaci6n bebfa agua o jugos o gascsosas o mate o cafe o te cada media hora y fumaba un cigarrillo eras otro) de csa estadfa donde sc sinti6 protcgido y cuidado y, sobre todo, sin micdo de que lo ccharan. Al mes de llcgado a Villa Urquiza habfa vuclco a cscribir. De csos dias qucdaron, en un cuaderno que llevaba en la primera pagina cl dtulo "Ginebra", tres pocmas {'J\quf sc"', "Pro Patria", que dcdic6 a Liliana Ponce, Nocm{ y Tomasito, la csposa y los hijos de CCsar Aira, y "Y bueno, pcrder la guerra", dcdicado a Alberto Casal y Mabel Goldemberg) y la conciencia de que la cstadfa en Parque Chas le hab!a salvado la vida y, tal vcz, alguna cosa mas ("Estoy muy bim, tk au/mu humor, escribo. Me analizo a distancia con elpatio, I.as plantas, los malosmtendidos, la mucama y la tnnwz tk la calk Ginebra. Ahl rrcuperl la pluma y tkl rasguido tkl papel" [OL a CA dcl 12-1-83], le cscribirla a CCsar Aira meses dcspues, ya dcsde Barcelona). 745
En los primeros dlas de diciembre, Casal, que no tuvo inconvenientcs en difcrir d cobro de sus honorarios para cuando d pacientc pudiera reunir el dinero para pagarlos, le dio el alta y Lamborghini, rccupcrado flsicamente y de buen animo, dcj6 Parquc Chas en compafi{a de Beatriz Muiccy. Ella le cligi6 d Hotel Provincial de San Juan y Chacabuco que, ademas de qucdar a pocas cuadras de su deparwnento de Carlos Calvo y Peru, donde lo recibirfa todos los mcdiodfas y todas las nochcs para cl almuerzo y la cena, tenfa la ventaja de que las habitacioncs poscfan bafio priwdo, un lujo que Cl aprcci6 mucho, al punto de atribuir funcioncs terapeuticas a qucdarsc largo rato, y mis alla de las ncccsidadcs higicnicas, bajo la ducha caliente. Los cuidados de Beatriz, la dcsintoxicaci6n con la que habfa vudto de Valla Urquiza y la circunstancia de que durance csos dfas no bcbi6 una gota lo hicieron scntir tan a gusto que pcns6 que podfa postergar, por un tiempo o para siemprc, el viaje a Barcelona. Para qucdarsc en Buenos Aires, de todos modos, dcbfa resolver el problema de su manutenci6n, pucsto que su amiga, que vivfa de un sueldo, no podfa hacersc cargo indefiniclarnente de pagarle el hotel y darle de comer. Como para maw csos dos pajaros -y tal vcz alglin tercer~ de un solo tiro, le propuso matrimonio. Como era de prcver, ni Beatriz ni su departamento de un ambience cstaban en condicioncs de asumir un trance scmejante, lo que no lo dcsanim6. Cada vcz mas convencido de que no qucrla viajar a Espana, decidi6 buscar trabajo y sc anot6 en la agenda de emplcos Workmen de Peru 369, a pocas cuadras del hotel. Pero cs probable que a csa altura ya fuera suficientemente conocido en los dos
gremios (periodismo y publicid:td) en los que podfa emplearse como para que la ~ de la agenda sc tornara de cumplimiento poco menos que imposible. Tal vcz para compcnsar su ansicdad, y mientras le rccomendaban paciencia (en cuanto tuvieran algo para cl lo llamarfan}, le rcgalaron una agenda 1983 forrada en cuerina marr6n con d logotipo de la firma, obscquio que cl acept6 complacido porque le permitirfa haccrle a CCsar Aira un rcgalo que, faltando menos de un mes para fin de afio, resultaba mas que apropiado (ademas de que sus finanzas no le hubieran pcrmitido hacerle ninpn otro rcgalo}. Mientras lo cspcraba en unbar para entregarle el presence, sin embargo, y rcspondiendo a una compulsi6n analoga a aquella que, afios atras, en Mar del Plata, lo llevada a cscribir cartas cada vcz que sc cruzaba con un scrvilletero, no pudo rcsistir la tentaci6n de llenar con sus propios datos la caratula dcstinada a csc efecto, como si cscribir fuera una ncccsidad antes flsica que intelcctual (como si csas paginas encuadernadas de la agenda fueran un iman y su lapicera un hierro} y aun cuando algunos de los casilleros prcvistos en la caratula, talcs como domicilio u ocupaci6n, fueran para cl interrogantes dif!cilcs de responder. En el curso de esc empcfio por conscguir trabajo, entr6 en contacto con una agcncia de publicidad que algunos dedan inclufa entrc sus cuentas al flamante partido dd ex miembro de la junta militar Eduardo Masscra, quien pretendfa -y entonccs no parccfa tan dcscabcllad~ eneabczar un movimiento nacional-populista que rccditara, 0 remcdara, al que habfa dado origen al Justicialismo. Quizas fue csa agenda la que
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pergefi6 la consigna "1945 BRADEN o PERON - 1983 MAssERA o MAKrfNEZ DE Hoz" con la que pronto sc cmpapclarfa la ciudad y tal vcz en csa agcncia, o en cl partido de Masscra, trabajara alg1ln vicjo conocido de Lamborghini de la cpoca de la milic.ancia sinclical que imagin6, no sin raz6n, quc no habfa nadie mas capacit.ado que cl para vcndcr una mercanda scmcjantc. No cs cicrto, en cambio, como alguno imagin6 entcrarsc y otros hicieron circular, que hubiera solicit.ado cl pago adclant.ado de varios meses de sucldo con la cxcusa de "instalarsc" en Buenos Aires y lucgo, una vcz percibido d clinero, hubiera dcsaparccido de la agcncia primcro y del pafs dcspues porquc en csos, sus Ultimos dfas en la Argentina, Lamborghini est.aha, literalmcntc~ sin un centavo, a punto tal quc cuando ya dcscsperaba de la posibilidad de conscguir cmplco y cl presuputsto de Beatriz Muiccy no podfa scguir contcmplando sus nccesidadcs por mucho ticmpo mas pens6 quc si em.ha buscando trabajo para no viajar a Espafia lo mas l6gico era vcndcr cl pasajc para mantencrsc mientras lo conscgufa. Alguna raz6n burocratica, o alguna prcvisi6n de Hanna, sin embargo, le impidieron concretar la transacci6n (cl pasajc era intransferiblc), circunstancia quc lo convcnci6 de que no podfa haccr otra cosa quc tomarsc cse avi6n. La frustraci6n de su proyccto de quedarsc en la Argentina, de todos modos, no le hiw perder d bucn humor con cl quc habla dejado Villa Urquiza:
cmr querido: Mi tdefono, imposible. Pano cl 24 para Barc:emaradona. Ya hable con Hanna, que me cspcra cmcxionadtsima. Mis finamas: Marcelo Uzal recibiri aqul, para Oswaldito, 300 milloncs viejos todos los meses, alrededor dd dla (de los dlas) 28. Ahora necesito un poco para la partida y la llepda. Vos me hablaste de la posibilidad de conscguir 200 palos. (Podrias addantUmdos hasta que Uzal cobre d giro y te los devudva? Me harias un favor "gland{simo•. Aparte, hay muchos apartes, sobre todo literarios y tema novda (quiero Uevar dos Emas, ademis, y dos Moreiras). jEmp«I Jos now/Ju nW!Tu tjemplo cunde. Te cspero .maftana end hotd a las 10 de la maJ\ana (San Juan 844, hab. 6). Te esperare impacientemente. Un abraz.o. [OL a CA dd 17-12-82)6
A expensas de las areas de Hanna, la anunciada rcmcsa cfcctivamente llcgada, no s6lo para devolver cl pr~tamo a Aira sino para pagar los honorarios de Casal. En cuanto a las dos novdas iniciadas en esc mes de cliciembrc, todo indica que sc trat.a de jEscribir como CUIZ/quin- cosa!, manuscrit.a en un cuaderno que en la primera pagina llcva la inclicaci6n "Osvaldo Lamborghini 82/83 Bs. As. - Barcelona", y El convmio colectivo, tambicn manuscrit.a, en cste caso en otro cuadcmo quc contiene la inclicaci6n "1982". En lo que respect.a a jEscribir como cwzlquin- cosa!, la dat.aci6n no present.a dificult.adcs: la indicaci6n contenida en la primcra pagina scfiala claramente que fue iniciada a fines de 1982 en Buenos Aires y concluida a principios de 1983 en Barcelona. La fecha "1982" inscrta en cl tuademo donde fue cscrit.a FJ convmio colectivo, en cambio, cs mis
ambigua. La frase "/Sllbel PmJn aim ti ataUd de Raymond Roussel -todos tmdrnnos ~ morir, alpn dUI-, alil St 11COgt y Jat.k ah/ brinJa. Sonrle, no musita ~ tstd murtia: no, panz naJa. Ltvtmta su JeJaljto de plata. sonrle. y brinda-;onriente• [S. I.: 185), sin embargo, que aparcda con ligcrisimas variant.es en "Pro Patria", un pocma quc o fuc
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cscrito durante la cstadla en lo de Casal o apcnas concluida la misma ( •GinJmz., 1982. ;Donde paran los argtntinos paran? ;En ti mundo, y sin parang0nr [S. Ill: 372)), sumada a que la novcla rccogfa cl clima de ebullici6n polftlca y sobrc todo sindical de csc diciembrc de 1982 y cl papcl protag6nico del dirigente de la Uni6n Obrcra Mcu.IWgica Lorenzo Miguel, igual que ;Escribir como cualquin- cosa!, con la que compartia, adcnW, la indwi6n de una refercncia dcspcctiva a Ernesto Sabato (•El taquno tk Ernnto Sab111o• [S. I: 188); "Un comisario amigo tk E~sto Sabato"[S. III: 262)), cuya prcscncia en los mcdios empczaba a tornarsc insoportable, despcjan cualquier duda con rcspccto a la fccha de su cscritura. Mas aun: la manifcstaci6n a la que ambas novclas aluden con insistencia muy probablemente sc trate de la multltudinaria, y sangrienta (Dalmiro Aorcs, un metalurgico saltefio, fue ascsinado por un polida de civil frcntc al Cabildo)7, que ruvo lugar cl 16 de diciembrc de 19828. Las dos novclitas compardan tambi~n. a pcsar de la euforia con que Lamborghini las habfa anunciado en su Ultima carta a Aira, ciertas debilidadcs que parccfan cl produao de una pcrccpci6n demasiado inmcdiata de "lo sindical". El convmio cokctivo, donde la cxistencia de un primer capftulo, titulado "l. La lcctura de una hoja en blanco", indica que, COffiO tantas Otras VCCCS, SC trat6 de los prolcg6menos de un proycao mas extcnso, puntuaba su deriva consignando el transcurrir no ya dd ejercicio material de la cscritura (cuaderno, lapiccra, tachado 0 caratula) sino de lo que hada esc que cstaba cscribiendo la novela en el momemo en que, prccisamente, la cscribfa ("Un cigarrillo antes tk proseguir con ti mascartin... ,. [S. I: 183); "La co/i/14 m ti cmicero so/a st apagtJ" [fd.]; ·si ltz
coli/la anocht no st hubimz apagado so/a" (S. I: 184); "Por un mommto cam los pdrpUos. El cigarrillo estd a punto tk ptrforar ltz co/cha" [S. I: 185)) y, mientras distrala con un relato en torno al dirigente metalurgico Lorcnz.o Miguel, citaba de manera ostensible al pocma "Los Tadcys" ("Los torpts ptro voraces tatkos: tstos animaks que son como parrllliM tk ltz mumt interminabk" [S. I: 186); "Mientras st relamla las papilas tdcti/n, ti tatko pmso goz.oso para sf mismo" [fd.); "El tatko-miltzgroso-tkl qut ya hablamos m Tadcys. tkl qut posta stguiremos hablanda, mru/O ltz lana tk su veslcuftz y st dispuso a atacar" [S. I: 187]; "El tadcy, bestia inwrnal tk txtraiia naturalnA vmzniega" [fd.]; •Mini a su presa, ~ las pdpiln mandlbulas: intxorab/n, las mandlbulas pdpiln st k abrieron, pmtas a tkvorar" [fd.]). El animalito, al que ya no sc situaba en zona lacustrc pcro sf en paisajcs ncvados ( •EJ tatko k Jio la tspalda a su vlctima y tmpnti a akjarst, porque as/ haem los tatkos cuanJo tn kz caba,a ~ irrtprimibk- St ks melt kz idea fk atacar; mD tambiln kz /ana fk SU hlgado, y con ltz tk su corar.On, cargada tk akvt sangrt frla, bombed hasta ltz mds brutal dnnmcia, trasmuuuia tn cosmica taquicardia. Framini JobU ti tspinll2,JJ; las manos St k hundiuon m ltz niew,. [fd.]) y que atacaba "dando la cspalda", rccibfa en El convmio cokctivo tees nucvas nomenclaturas ("tadcyst", "thadei" y '"thadcy") mientras quc, como sicmprc, sc cspardan por aquC y por alla algunos octosdabos encubicrtos ( ·Desconfoz.ba tk es~ Dios qut ni a Cristo k hizo pata" [fd.]). Habfa, en cualquier caso, algunas gcmas como aquella dondc, aprovcchando una mecifora dcslumbrantc Oas cstrcllas como
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cocaina fraccionada), la rima sc cscondia afona dcl tcxto ("En ti cUlo-las tstrr/Jas.fraccionaban cocalna• [S. I: 187]), o csa otra que imaginaba una asociaci6n profcsional de cxistencia imposible cuya sola invenci6n justificaba la novelita: "El Sindicato de Vnidtelom de Tltem~ [S. I: 188]. ;Escribir como cua/quin cosa!, a su turno, a pcsar de que advertla que ''t/ lenguajt popu'4r ~ lrvaJuni ptr0 iguai no consigut un mqor "Parto de la tortll" [5. I: 263], sc pcrjudicaba a partir de un registro Jnnasiado coloquial (";,Q!41 mt va a copar un /ogi? Bah, qui gracioso qut sos, bo/uelo, elown, salam~ con lepnt" [S. I: 267]) que, por momentos, la acercaba al cstilo de Paula Wajsman ("Tratar de tntnukr los intxplicab/es copts 'f"t product tsttl 'f"la" [Wajsman, 1990: 11 ]). El brillo dcl cstilo ("El bombo lo acompanaba. afro y ntgociador con la trrnzA militar" [S. I: 259]), no obstante, apareda en dosis suficientcs como para justificar, tambicn, cste trabajo. Como si Las Hijas de Htgtl, de la que en csos dfas prcvios a la partida Lamborghini le entreg6 copia a Aira para que la mecanografiara, hubiera pucsto fin, con todos los honorcs, al ciclo brillante iniciado con El fiord y Stbrtgondi rttroctde, a las que tal vcz supcrara, El conwnio colectivo y ;Escribir co11'.o cualquitr cosa! pareclan habcr pagado cl prccio de tantcar, sin exito, una pcrspcctiva "mas narrativa" que, confirmando cl acierto de csa b1lsqueda s6lo momenclncamente fracasada, pronto advendrfa, luminosa e infinita, aunque en otra dirccci6n. Con los manuscritos de El convmio colectivo y ;Escribir como cu.alquitr cosa! en cl mismo bolso de mano que habia constituido todo su cquipaje trccc meses atras, d 24 de diciembre de 1982 alrcdedor del mediodfa, dcspues de dcspcdirsc de CCsar Aira y de Beatriz Muiccy, Lamborghini sc subi6 al auto de Marcelo Uzal y parti6 a Ezcii.a. Ueg6 a Barcelona cuando todavia en Espafia era la vfspcra de Navidad. Hanna lo cspcraba en cl aeropuerto y cl no aguant6 hasta llegar al n° 40 de la calle Berna para dccirle que habfa terminado Las hijas de Htgtl y que la novcla cstaba dcdicada a clla, intenci6n que, como no cstaba consignada en cl manuscrito, darfa lugar, como vimos, a una pcquefia confusi6n. Tai vcz d vino que bcbi6 con Hanna csa nochebuena fue cl primer alcohol que probaba dcsde que Casal le habfa dado cl alta y, a pcsar de las prevenciones de ella (que ignoraba tanto las internacioncs en cl Hospital Britinico y Valla Urquii.a como los dcsarrcglos que las habfan motivado y tem{a porque cl alta dcl Argcrich databa, apcnas, de unos pocos meses), le scnt6 bien, canto que quiso cscuchar las campanadas en la radio para brindar en cl horario jwto. Empezaba una nueva vida o al menos cso le anunci6 a Hanna, conjuntamente con su dccidida voluntad de trabajar. En cste scntido, su primer y, a la postre, Ultimo intento fue cl de hacer la corrccci6n de cscilo de algunos de los numerosos originalcs que llegaban a lnttrnationa/ Editors, la agenda donde trabajaba ella. Tai vcz la pcrspccciva de una labor dcscansada, sin jefes ni horarios y cuya provision ella parccfa poder asegurar por mucho tiempo contribuyeron a que csos primeros meses en Barcelona lo encontraran de cxcclentc humor:
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Aqui te mando, querido Char, una perlita &ulkneriana que par alguna razcSn rdaciono con Los Maestl'O.I Pensadom: "Quaas muramos en ese instante en que nos damos cuenta. en que admitimol que el ma1 tiene una estructura 16gica" (S4ntU11rio). Nieva y nic:va. y hay niebla. fen6meno raro en Barcelona. y nW raro aun en mi vida. En el jardl:t situado enfrmte de la alle Berna las :Uboles est.in blancos. Los pajal'O.I no tienen qu~ comer. Los autos con sw parabrisas y ventanillas tapiados por la nieve, pacientemente aparcados, constituyen un espeaaculo hmnoso. Los nifios emprendcn sus refricgas "am bolas", chillan y lo arruinan todo. [OL a c.A dd 21-2-83)
La rclaci6n de la cita de Faulkner con Los TNUStros pmsatlom de Glucksmann quc, sabcmos, hab!a cstado lcyendo en sus Ultimos dias en la Argentina podria originarsc en cl pasaje subtitulado "La muertc a la obra" donde Lamborghini subray6 con en.fa.sis un parrafo que pon!a en rclaci6n a la muerte con... cl trabajo: fJ trabajo es una· "muerte diferida" (Hegel), tanto del !ado dd obrcro disciplinado quc para ir a trabajar cada mafiana dcbe "matar su dcstino" coma del lado del bwgub quc no aaunula para pocfcr vivir sino que vive para acumular. Asf, pues, la parcja obrero-patrono acaba de aportar la prud>a de quc d dominio dd mundo no se realiza con discursos edificantes, ni am buenos sentimicnto1, ni iluminando esta tierra con alguna verdad ultrarnundana. Hegel, Marx. al igual que Nieasche, coinciden en ver en el trabajo la eficacia dd dominio modemo, el poder de "la abstracci6n", de csa "vida que lleva consigo la muertc", de la disciplina. [Glucksmann, 1978: 128)
En cuanto a la "pcrlita faulkneriana", a pcsar de que cl menos artero de los cxegew la habrfa rclacionado con la casa ((O cl santuario?) familiar de la calle Fallmn dd barrio marplatensc de La Per!A, y con la consccuente carga de cxtraficza y mclancolia que csos tres significances anudados ("Santuario", "Falkner", "La Perla") debian implicar, hay quc scfialar que csta carta mostraba a Lamborghini entrcgado a una inedita scrcnidad contemplativa: hasta entonccs, y desde entonces para siempre, los "paisajes" nunca le habian intercsado y csa mirada -Barcelona contemplada desde d entrcsuclo 5 dd nl1mero 40 de la calle Berna, no desde la callc- anticipaba, tal vcz, una posiciOn definitiva dcsde la cual mirar cl mundo. Es dccir: una posici6n -n 39 gr.ados de ficbrc. Qucde papilla. Qucde dosU masms de antibi6ticos. Estoy caruado. La alcgrla de rccibir tu c:ana me ha dado cl impulso ncc:csario para maquinar cstas lctras. Ahora me dispongo a tendcrmc nucvamcntc en cl divan para leer, como cs l6gico, La Estructura dcl Haren, absolutamcntc rccomcndablc. Autor, Alain Grosrichard. F.dicioncs Pcud. En frances: Structure du serial. Du Scuil. Paris, 1979. En scrio, vale la pcna. Si no lo conscguis, avisamc. Tc lo mando. [OL a CA dcl 12-2-83]
Scguramente menos "rccomendablcs" que cl libro de Grosrichard pcro quizas no del todo ajenas a algunos de sus t6picos eran las novclitas pornograficas que frccuent6 apcnas llcgado a Espana, donde las efusiones (el "destape") que siguieron a los cuarcnta afios de franquismo hablan crcado un mercado avido de cstos matcriales. Editadas en formatos pequefios, probablemente para que sus lectorcs pudieran portarlas con discreci6n, y salpicadas de fotograflas que avisaban sin ambigiicdadcs sobrc los tcxtos que ilustraban, estas novelitas combinaban, a vcccs dentro de una misma frasc, enterncccdoras aspiracioncs cstiHsticas con rusticidadcs cvidentcs ("Era ftagil, tmla Ill
pie/fina como Ill porcelllna y unos rasgos tan tk/iclldos 'f'U TM haclan 11ivir empabnatlo. CUllnJo sonrela, mtreabrimdo sus labios carnosos, mostrdnJoTM Ill tkntm:iura pnfocta, mi wrga pmionaba con faerza Ill bragueta" [M.W., 1982: 32)), todo ello saronado para el lector no cspafiol con las particularidadcs Jcl castellano local, rasgo cste ultimo que brillaba tambi~n en los avisos personalcs que en las Ultimas paginas incluian las cdicioncs ("'Me gustarla mantmer alguna expn-imcia con persona tk uniforTM y con gmte
jovm y mro°""4 y marrhosa. Tmgo 24 tacos, soy uniwrsitario y no tmgo plumas pero sf un cuerpo cachidispunto a disftutarlo contigo" [fd.: 79)). Cienamente no era excitaci6n lo que buscaba Lamborghini en estas novclitas, o por lo menos no cl tipo de excitaci6n que suponlan brindar los cditorcs. El n° 41 de Vuko 751
~ de
la madrilefia editorial Napint (82 paginas en formato 16 x 11 cm que induia trcs novditas y dicz fotograflas), que sc ha conscrvado y prcscnta algunos subrayados y anotacioncs de Lamborghini, ofrcc.c una idea de quc era lo que d autor de "Pura mierda, putas cochinadas" lefa en d gcnero. El env{o contenfa Pistol.ones de grwso calib", Un toro m nu ing/n y El clllimte mucamo orimtai. A juzgar por la tipografla de la tapa, csta Ultima era d plato fuertc de la edici6n. En la portadilla, junto a los trcs dtulos, Lamborghini indic6 su frasc prcferida de la primera novelita ("Sus dedoi" de tahUr saua/j y de la terccra ( ·io atlllNt anu el tspt'jo. Nos miramos a trttvls de la lunaj. )unto al titulo de la scgunda, en cambio, no transcribi6 sino que glos6 un pasaje ("En labios de otros le hu/JUg parmdo J>UTtl
cimcia-ficcUJn, st Jio cumta de que el gigante no k S11Caba la poUa a ptsar de ~ corrU/q... j de la siguiente manera: "Orgla: cimcia ficcidn sC(U4/ m labios de otro". Ademas, subray6 algunas frascs o pirrafos: En Pis#lona M r;runo r4'ibrr: -Est.aha abanidndosc tranquilamente porque hada un calor de cspanto. [fd.: 19) -Su lcche sc dispar6 como la pintun de una. pistola, iY sin ncccsidad de que le hicicsm una pap! [fd.: 23) -jFJ semen lcs habla convertido en c6mpliccs, en unos amantcs inseparables! [fd.: 23) -Mchan tratado de incpto, de fracasado... (Quibl say yo? 1icnc ru.6n: jUO fncasado! lo unico quc pucdo hacer cs pcgarme un tiro en la cabcu. Soy un dcsgraciado, y s6lo me qucda quiwmc de en mcdio... jNo, no! jMe had puto! (NO dicen que say un buen follador? kl lo hizo y no tard6 en ena>ntrar clicntcs. [fd.: 31)
'"'°
En Un m nu ingln: -C.onrado al gozar lo hada a unos nivdcs de tou.lidad. [fd.: 53] -Se pucde leer en los libros, mi entraAable Jaime; me rcfiero a los libros de mcdicina. FJ coito anal genera unos cfcctos calonficos cxtraordinarios. jEn la NASA, ffjate bien, al final de los cxpcrimentos de vado y tcmpcratura corporal, los aruonautas son acoplados con muchas mejicanas o ponorriqucfias. quc la socicdad paga a doscientos d6larcs. .. jDoscicntos d6larcs, casi vcinte mil pesetas, mi adorado Jaime, mcdiantc los cualcs sc consiguc subir el calor de los hombres quc viajmn al cspacio...! [fd.J' -C.omprob6 los nivelcs de los dcp6sitos de arburante y de la tempcratu.ra dd aajte. FJ jucgo de las agujas le fascinaba. [fd.: 54] -Estaban c:abalgando por los tramos finales de la foUada, llcg:ando a csa z.ona siemprc cstdar e incspcrada. [fd.: 61] · -Se bcsaron con un amor sin cspcranzas, s6lo fruto de aqucl presente. [fd.: 61] -Los ojos traslucidos de dcsco. [fd.: 64) -Y era C.onrado el motor genial, cl creador de toda aquella vorigine de instintos dcsatados. [fd.: 67] -S6lo un postre frcnte al banquete que cstaba rccibiendo en el ano; [fd.: 67-68] -En l.abios de otro hubicra parccido pura cier.cia-ficci6n. [fd. 68) -(Cuindo men a tocar a mP., suplic6 Lucas, jadeante. [fd.] -Se tumbaron en la hierba, cuyo frcscor les rcconfon6 al proporcionarles nuevas energtas para continuar. Sobre aquclla alfombra verde, Jaime acarici6 con su lengua la vcrga dd moreno amante, sin dejar de masajear la suya propia. [fd.: 70)
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En El ,lllimu '"''"'""' qrimu}. ·Yo cstaba ante d cspcjo. Nos miramos a traves de la luna. Habla un gordo mcando. Espcramos a quc sc sacudicra la chorra y sc la guardara bajo sw michdincs. Despues, cuando cl obcso abandon6 los scrvicios, cntramos juntos en uno de los rctrctcs y ccrramos la pucrta. [fd.: 33) ·"Soy una persona•, me dijo. "Ercs mi puto prcciOIO•, le rcpliquC. [fd.: 34) •"Embatatara•. [fd.: 39) -La bcllota culo adcntro. [fd.: 43) •"Ahora ducrmc conmigo, como un bum chico". [fd.: 52)
Tanta era la fruici6n con la que Lamborghini lda cstas novclitas y tanta su insistencia en conscguir algun trabajo que Hanna le sugiri6 que intentara cscribir alguna puesto que, ascguraba, habla o{do que no se pagaban mal. Pero cl, sin ironla, con dcsaz6n quizas, le contcst6 que no era capaz, que cscribir csas novclitas era muy diffcil. Tampoco era facil, por lo menos para t'l, la tarca de corrcgir los originalcs que Hanna le habla traido, para probar, de la agenda. Al cabo de unas pocas paginas, para dcscspcraci6n suya y, sobre todo, de ella, rcconoda que no s6lo querla corrcgir, con los Hmitcs impUcitos dcl oficio, la onograffa, la sinraxis y, prudentemente, cl cstilo, sino cscribir cl libro todo de vuclta. Ella le dcda que no sc prcocupara canto y que pcrscverara, aunque no companla con cl -no entendla- csa dcscspcraci6n suya por conseguir alg11n, cualquier, trabajo, scguramente porque ya sabla que nunca habla sido una de sus prcocupacioncs principales y porque, enamorada o generosa, empezaba a comprcnder, o habla comprendido desde d principio, que cl era incapaz, aun cuando
doblegara siquicra momcnt.3.ncamcntc su indolcncia, de "ganarsc la vida". Algo de csa crispaci6n sc pcrcibla en la cana que por csos dlas le cscribi6 a Tamara Kamenszain cuando lcy6 El tmo silmcioso, cl libro de ensayos que ella acababa de publicar: Tanura qucridl.sima: S61o tcngo l~rimas para dartc. Por tu libro tan cojonudo y tan hcrmoso. Mc Ueg6 aqui por un tal Vladimiro Herrera (pcruano: como su nombrc lo indica). Sos prcciosa. Aquf todos los dias sc asistc al lamentable cspcc:Uculo de los "argentinoidcs• que quicrcn volvcrsc catalancs por un plato de lcntcjas. Prccisamcntc porquc la "Argentina" no cs ninguna raza ni nacionalidad, sino puro cstilo y lcngua. no hay quc rcnunciar a dla. Vos no rcnunciastc y tc admiro por cso. [OL a TK de mano-83, sin indicaci6n de dia]
La vida en Barcelona, de todos modos, era en csc invierno cspafiol de 1983 mas bien apacible. 0 por lo menos cso crcla Hanna, que lo habla visto rcconciliarsc con German Garda en cl bar Bocaccio (para futura burla de su antiguo camarada, Lamborghini intent6 entusiasmar, sin cx.ito, a Garda con la idea de lanzar, en Espafia, Litnrd en aleman) o bcbcr con Cristina Fernandez Cubas y V1adimir Herrera, cl pocta pcruano que lo habla tornado de maestro y con cl que Lamborghini simpatiz6 cnscguida, en cl bar Flush, y sc habla enterado rambicn de que en cl bar El Inca de la calle Republica Argentina habla agredido a Marcelo Cohen diciendole, cuando este lo cnter6 de que habla dejado de salir El viejo topo, que sc alcgraba de que, por fin, le habfa llcgado cl fin a csa ·m1ista tk mierda" [Entrcvista MC].
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Pero conforme pasaban los meses Lamborghini sc intranquilizaba. Scguro ya de que Hanna nunca iba a echarlo de la calle Berna empezaba a temer que, si no consegufa trabajo, cuando venciera su pcrfodo de rcsidencia pcrmitido podian cxpulsarlo dd paLs, lo cua1 implicaba, de manera indirecta pcro inapclable, cxpulsarlo wnbicn, aunque dla no quisiera, de la casa de Hanna. Y a pcsar de que hacfa csfuerz.os cosmCricos ineditos para que su apariencia coincidiera con la foto dcl pasapone y aun cuando, con ilusi6n conmovcdora, tenfa siempre a mano cl scllo de la Escucla Freudiana de Mar dd Plat2. insisda -pcro no le deda claramence a Hanna las razoncs- en su ncccsidad impcriosa de conseguir emplco. '; dd volumcn y, mas alla de la participaci6n que le pudo caber a Lamborghini, SU tono scnsato y moderado hacc pcnsar que Hanna llev6 en codo momento las riendas dd trabajo. De hccho, al pie dcl ardculo sc consign6, alcerando cl orden alfabetico quc habr{a corrcspondido si los apones hubieran sido parcjos, "TrtkiucciOn tk Hanna Muclt y
Osvaldo Uimborghini ~ En alglln lugar, de codos modos, SC adviene que cl logr6 sonear la scguramentc fcrrca scricdad de Hanna para filcrar, si no un cxabrupto de scntido, su particularfsima pcrccpci6n de la sintaxis o, si sc prcfierc, d tnnpo de la prosa conada (·eon no omitir J
consejo, ya se ha ayuJaJo, m pane, a quim lo pitle. Si lo que lsu se propoM a nnJneo, lo mqor a asmtir: aclpticammu, m vez de JTfotarlo convmciJo• [Lamborghini y Muck, 1983: 17]). Esta aparici6n de Lamborghini, que no sabfa una palabra de aleman, como craductor nada menos que de Benjamin junco a algunos nombrcs de rclativo peso en la cultura cspafiola cenfa por cicno csa impronta cxcravagance o, por lo menos, no convencional que parcda pcrscguirlo (Chinatown, Dispositio, EscanJa/ar, Feeling} al momenco de publicar y scguramcnce habrfa hccho revolcar de estupor a quienes no aprobaban todas sw audacias (Es imposible rcsiscir la tentaci6n de imaginar la cara de un dcsprevenido German Garda que abriera Ttorlll(s} de Jbir,a para disfruw de la "Suicc Ibiccnca" y sc enconcrara con scmcjance "craduccor"). Pero, con codo, conscicula cl primer dinero (scrla cambicn cl ultimo) quc ganaba en Espa.fia y dcsdc d punto de visa de su endcble curriculum no era dcsdefiable con miras a inscrcarsc en la csccna local (jHasta pod.fan encargarle nucvas craduccioncs dd aleman!). El proyccto, sin embargo, ya iba en ocra dirccci6n, dirccci6n csbozada, curiosamence, en las paginas finales dcl malhumorado " ... Naufragio", donde a panic de la figura de Clodc -o "Coldc", scglin una nomendatura codavfa vacilancc-, un editor, d rclaco avanzaba sobrc la relaci6n cscricor-prologuista, cjcmplificada de mancra cxplicica con cl prcfacio a Fmiydurlte y, de mancra mas cifrada pcro no mcnos contundcnte, con cl posfacio de Eifiortl. Descanado acudir a un editor. Pretcndcda publicar cl original. Prctcndcria haber cncontrado d punto se, scmi6tico dondc mice la arruga de un cicno ciniJmo nrins. Mc dcstruiria tomindomc en
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serio a su mancra: trfunfando en la gesta de conquiSt:lr d pr61ogo de algUn famoso. Por cjcmplo: pcro s6lo cs un dccir. UNI 1'Ulnml tk httb'4r. (Cuidado: csta frasc cs pcligrosa. la cnex>ntraria magnffia cl editor). (Cuidado, UNI 1Nlnmt tk httb'4r. hasta podrfa lograr quc cl -vamor famoso, la usara como tftulo de su pr6logo). (Alena roja. UNI 1Nlnnrl tk hilb'4r. trataria induso de quc la usara como dtulo dc:finitivo dd libro) (vcr a Sabato prolongando a Gombrowicz, cl Fcrdydurkc). P11ntnoU. y IUllr, le digo, tratando de cubrirmc, de ganarlc la ddantcra. Asf: -Mire -le advcrd- en cuanto al dtulo dcl libro no transarc: P11ntnoU. y IWlr sc Uamara. Si no cscl de: acucrdo, olvfdcsc dcl asunto. [S. I: 199)
El pcquefio rclato, que pronto sc dcsarrollarla en "Existir, scr, csrar vivo... ", tenla un airc de familia con dos textos de Alberto Laiscca que muy probablemente Lamborghini habla lcldo con provccho entrc su internaci6n en cl Hospital Argerich y su scgundo viajc a Espafia. Juan Bautista Ferochi TM odias J iksprefierrs" [Laiscca, 1982a: 37]), d editor de Avmturas de un nowlista atonal, se pareda al editor de " ... Naufragio" y "Existir, scr, cstar vivo... ", mientras que en "lnventando dtulos en la caverna de invicrno", cl Ultimo cuento de Marando manos a garrotazos, habCa algtin pasaje que tambicn cs justicia rccordar:
c·ru
-;,Y quc, cntonces? -No 5': algo nuevo y quc no asustc. Dcmuestrc quc cs un autor "intdigcntc"; en csa forrna nadic sabri quc cs intcligcntc de vcrdad, cosa pcligrosfsima. Tcngalo en cucnta: muchas pcrsonas lccn solamcntc los dtulos. Dcspues compran la obra y la archivan en sw bibliotccas ~ sku'4. Si no sc csmcra, pcrdcri cl trcinta y cinco por cicnto de los lectora. [Laisca, 1982b: 128)
La entonaci6n era por lo menos afin a la de " ...Naufragio": -Pero csc dtulo cs dcmasiado evidence. Enrcdari a los cstudiantcs univcrsitarios quc trabajan de crfticos en la prcnsa. Con su miscria tc6rica rccicn adq:iirida (como weed sabc: para cllos l..acan acaba de naar, cs un bcbe, y sc pasa cl santo dla jugando, aun y todavfa, al fort-44), en fin: sc pondrin a bu.scar las claves de su libro, las cncontraran... -aquf sc cxaspcr6, y con6 un poco la voz, pcro logr6 continuar- jlo cxplicarin todo, wtcd no los ex>noce! [S. I: 200)
El rclato de Laiscca, en d que cl linyera Moyarcsmio, autor de una colccci6n de cucntos a la que s6lo faltaba cncontrar dtulo condigno para enviarla a un concurso, somcda al paladar ncgro dcl linycra Crk los dtclos que sc le iban ocurricndo, tcrminaba cuando Moyarcsmio encontraba, precisamentc, un dtulo -Marando manos a garrotazosquc Crk aprobaba: -Mc gust2.. Adcmas, lo rclaciono con csa pocsfa quc Horacio Romcu, alias Pcp6n, cita al comicnzo de A IMiiAr ntll n111chmt:
A '4 wrtt tk 1m '"mino Jos nu1nos 'll.Stig11b11n UNI for mimtrtlS II tl«Utn: -.Au"'!"' tmg11n bum olor ;no nos fMSllln '4sjlort:itlll!
Crk sigui6 mcdicando: -Seda como vengarlo a Pepe Romeu. lnduso ya me imagino la tapa: un enanito de jardln a qWai le pegan un terrible garrotazo. Me gusta. [Laiseca, I 982b: 132)
Evidentemente aqud encuentro de Lamborghini y Laiseca en casa de Dolly Basch donde cstuvieron a punto de tomarsc a golpcs de pufio (o a garrocazos) no habla sido la unica coincidencia entre ambos. Muchos afios antes de que l..aiscca publicara cstc cucnto donde lo rccordaba a Romeu y, cal vcz, aun antes de que lo cscribiera, en una cart.a a Tamara Kamerusain y HCctor Libcrcdla Lamborghini habfa dcgido la misma cit.a: "Aunquc tengan buen olor I no me gustan las florciw• cantaba d cnano micntas apa)caba a wu rosa: la cita cs de un poeta argentino, psic6tico, de cuyo nombre no me acuerdo o no quicro acordannc. [OL a l1C y HL del 24-3-77]
Dejando de lado cl hccho de que Lamborghini hada mal en no acordarsc-y pcor en no quern- acordarsc- dcl autor de A bailar tsta ranchnrz, csa novcla tipogr"fica que Romeu habfa escrito a los veinte afios y publicado a los veintid6s y que cl cambicn habfa lcido con provecho ( "Profando dolor m ti ptcho. La nanrJtiva no ptrJo114• [Romeu, 1970: 15]), las coincidencias con Laiscca demostraban que, como tanw vcccs cl mismo habfa cscrito, los destinos SC cumplfan mas alla de los cstilos. Hubicra o no lcfdo "lnventando dtulos en la caverna de invierno" ( ~· l'a st! Entoncts lo //4m11rl
Mi lucha. I Lo van a macular con ti rrmoquttt tk nazista. I El anarquismo cs la unica verdad. I Lo va a mtttr prtso. lnutilmmtt, pues no tient nMi.a qut vtr con los C'Umlos. I El anarquismo cs una mentira absoluca e infinidsima. I Como tltulo ts plsimo, y tampoco timt nMi.a que wr con la tnndtica. I; Y si lo /14mo Macando enanos a garrotazos?" [Laiscca, l 982b: 132]), las disputas con d editor rcspccto dcl dculo quc narraba " ... Naufragio" ("Paranoia y azar o nMl.a. ljGmia/!, aclamJ Co/Je, ahora tufarico. El libro st l/amard Paranoia y azar o nada, como ustta propont. .I!st ts ti tltulo qut tstdbamos buscando" [S. I: 201]) mostraban que "no era casual" que ambos hubieran dcgido la misma cita de Romeu. Habla, ademas, otra coincidencia definiciva: sin ponersc de acuerdo, sin cncerarsc uno de lo quc cstaba hacicndo cl otro, ignorandosc -o sabicndose- ollmpicamence, y sin ocros puntos de contacto que cl gusto de Aira o de Fogwill por ambas cscrituras, los dos -Lamborghini y Laiscca- tramaban por csos d!as una saga imperial.
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67. Argentina [1983]
A partir de mcdiados de 1983, cuando a la dccisi6n de quedarsc para siempre en el entrcsuelo 5 del numero 40 de la calle Berna con el fin de dcdicarsc solamente a leer, cscribir y bcbcr Lamborghini le sum6 la de suspender tambicn la correspondencia, la cscrirura estall6 simulclneamence en cuadernos, carpetas, hojas sueltas o libretas en un crescendo poco menos que ingobcmable. El punco de partida de esta proliferaci6n debc sicuarsc, ocra vcz, en el programa rabioso de"... Naufragio" ("Mi mzp"sa, me guste o no, debe excluir todo smtimimto de infmoridad Debo, por el contrario, CJTerme por mcima de todo el mundo" [S. I: 194)) que ahora volvia transmutado en el encantamienco de una frase -IA incomparable intimidtul Ml orgu~. un pomza compuesto por un unico vmo" ["Todo en la vida... " en S. I: 285) que funcionaria como la Consticuci6n Personal de esa rcclusi6n autoimpuesta, una suerte de Ley Primera del aislamienco y, a la va, como nucleo narrativo a partir del cual, y por su merced, el encierro iba a permitir, nada menos, que cumplir un destino: escribir una Obra Maestra. T al va fueron unos parrafos de Bacaille los que dispararon esa frase-consignaconcepto en torno a la "'intimidad de/ orgullo'". Lamborghini los habfa leldo y subrayado con cnfasis en Buenos Aires, en casa de Marcelo Uzal, poco antes de tomar el avi6n con destino a Barcelona: FJ orgullo (la presunci6n) de los unos arrastra a los quc sigucn. FJ conocimicnto sc intcma en un despistc cr6nico. Considcro la scric de los cambios dd pcnsamicnto como un solo movimicnto solidario. Una vcz romcnzado d dcspistc, dcbcmos sufrir sw consecucncias y no blear a su orgullo. Induso d despistc romplcto dd no-saber ~c la c.aJda en la noche- c:xigc una orgullosa finncza. Aunquc dcbicra justificar mi orgullo cntonccs indcbidarncntc, dicicndo quc cl orgullo de los otros cs indcbido. FJ principio de Nica.schc (tcncr [SIC] 11 por fa1so lo quc no os ha hccho rclr al mcnos una vcz) cst:i unido, al mismo tiempo que a la risa, a la perdida de conocimiento c:xcltica. [Bataille, 1974: 85] No hay suert.c que no cstc mancillada. No hay bdlcza sin fisura. Perfectas, la sucrtc y la bcllC"Za no son ya lo que son, sino la rcgla. FJ dcsco de la sucrtc cs en nosotros como un dicntc doloroso, al mismo tiempo que su ronuario, quicrc la rurbia intimidad de la dcsdicha. [Bataillc, 1974: 91]
Ciertamente, la relaci6n que establecemos cntre estas lfncas de Bataille y esa frase de Lamborghini de la que, de alguna manera, se deriv6, cstillstica y existencialmente, coda su producci6n de los ultimos afios no puede sostenersc sino a modo de incuici6n y conjerura. Pero la circunstancia fiktica de quc sabemos que habfa lddo ese libro y subrayado csos parrafos poco antes de dejar la Argentina y la comprobaci6n de quc el concepto de "orgullo" no aparece nunca en su obra anterior tornan irnposible no
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furmularla. La familiaridad scmantica, sincaaica y tonal cntre la Ultima frasc dd scgundo fragmento de Bataille ( ·1a turbilz intimidaJ tie la Jndicha1 y la frase-consigna de Lamborghini ("la incomparabk intimidaJ tie/ orgullo1, en fin, cs por lo menos sugestM. En cualquier caso, cuatro tcxtos simulcancos, o inmcdiatamente sucesivos, dos fcchados y dos sin indicaci6n de fccha, panieron de csa misma frasc como si buscaran ouos tantos vientos. Sc uataba de los fragmentos "Todo en la vida..." [S. I: 275 ss.J, "Existir, scr, cstar vivo... " (sus trcs fragmentos) II: 141 ss.J, "EN El PENAL Jones, 'La Roca' (algunas anecdotas que lo definen)" [S. TY.: 273) y dcl pocma "fl no verse en verso". [S. Ill: 391 ss.] Es difkil dccir si cste Ultimo tcxto, fechado d 7 de julio de 1983, fue d primcro donde aparcci6 la frasc. La circunstancia de que cs en donde su furmulaci6n guarda mayor afinidad con "la turbia intimidad de la dcsdicha" de Bataille parccc indicar que sf. En todo caso, su avatar ("La incomparabk intimidaJ tie/ orgullo I ConfirmA a H~IJ anticipa I una audacilz mayor: la tie/ marxismo I qtu incansabk trabaja por "" solo objetivo: I el fracaso .. [S. Ill: 391]) sc agotaba en cl mismo pocma ('"Hegel' no, tampoco Los 'marxistas' I y con la "Historilz" ocurriO lo mismo: I nombrrs qtu apancm m mas /bwJ.s I solo para tlecir: tstoy CANSADO, I hasta aqul lkgo, por ahora, lo qtu mi virtuJ mnte14• [S. Ill: 393]). Los otros trcs tcxtos, en cambio, pardan dcsde cl mismo lugar en disrintas dircccioncs para volver a rccncontrarsc cada vcz que sc rcpctfa la frasc. Al parcccr, "Todo en la vida... " ( •roJo m la v«la, incluso la prdctica tie la aUkJpsUz, acaba por causar algrJn tfocto. Pero la intimiJad tie/ orgullo ts incomparabk" [S. I: 275]), fcch.ado en "julio de 1983", fue cl tcxto dcl que habrlan surgido cl primero de los trcs fragmentos de "Existir, scr, cstar vivo... " ( ''Existir, sn. tstaT vivo -no son sin0nimos pnv
rs.
luchan mtrr tllos. Todo m la v«la, hasta la prdctica tie la autopsilz, acaba por C4USllT alpn tf«to. Pero nada ts comparabk a la intimidad tie/ orgullo • [S. II: 141]) y "EN El PENAL.." ("Todo m la vU/a, hasta la prdctica Je la aUkJpsilz, termina por causar algUn tftao: pnv. incomparabk la intimidaJ tie/ orgullo" [S. TY.: 273)), que ~n de indicaci6n de fccha. El caraaer menor de las variances ("Es incomparabk-, •NaJa ts comparabk-, "lncomparabk"; "lncluso-, ·hasta-, "acaba-, "terminaj que sc advierten entre cstas trcs versioncs hacc poco menos que imposible dccidir si sc trata de una misma frasc que mut6 al "pasarse en limpio", con cl primer borrador a la vista, o si, rcpctida de memoria, al cscribirla una segunda y una terccra vez sc transfurm6 por azares dcl rccuerdo. Mis nftido, en cambio, cs disccrnir cl momento en que los textos sc scparaban y hacia d6nde apuntaba cada uno: •Todo en la vida...": Todo en la vida, induso la pdctica de la autopsia, acaba por causar algUn efu:to. Pero la intimidad dd orgullo cs incomparable. En la letra de su pl'bpio epitafio, el supucsto cadi~ enruenua d sepulao. La calma ttina end cementerio. En cada epitafio, sin embargo, cruje -no: tintinea- la nwcarada de un dcstino. Los sorprendemos en vida (en la incomparable intimidad dd orgullo) ofrcciindosc a sl mismos y al mundo insobornables el cspecclculo de una dcprimente exa.ltaci6n: d eden al alcana de la mano oftmdaba la plenitud inagotable de sw fiutos deliciosos: con niwca y desdin rapondieron b inconfcsable intimidad dd orgullo. [S. I: 275)
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"Existir, ser, estar vivo...": F.xistir, ser, cstar vivo (no son sin6nimos pcro de todos modos luchan entrc ellos). Todo en la vida, hasu la praaica de la autopsia, acaba por causar alg\Jn efcao. Pero nada cs comparable a la intimidad del orgullo. En la gravcdad de su propio cpit2fio. en cl calado y el peso de sus lctras, d f2lso cadaver, rcsignado, cncuentra la protcctora cornisa de su twnba (cs daio, aqu{ siemprc llucve). La paz reina en cl c:ementerio y wnbim podria decirsc: en cada epitafio cruje -no cruje: tintinca- cl dcsco de que lo social hable, de lo sociable, la paz trivial del jucgo de sal6n -supucsumentc irrcpctible- de la nwcarada de un dcstino. [S. II: 141] "EN El PENAL.:: Todo en la vida, hasta la practica de la autopsia, tc:rmina por causar alg'1n efccto: pcro, incomparable la intimidad dcl orgullo. La incomparable intimidad del orgullo cs capaz de alcanzar y soportar la grandcz.a. Pero adcmis sc la encuentra en d nudco de cualquier acto criminal. Y as{ como cs cma suya la cobardfa met6dica tambien cl valor silba sus notas al tranco, como si sc tratara de una canQ6n mdanc6lica dcl jinete en la Uanura. El jinct~ que no llcgara al pr6ximo pueblo. La incomparable intimidad dcl orgullo. La frase sc basta a s{ misma: un dcslumbramiento capaz de dcslumbrar. Ya en "La Roca", cl penal, cl alcaldc, cl sccrctario y d piquete de soldados, contemplaban desdc la sombra c6mo los condenados al apcdrco no podfan mantcnersc en pie dcbido al cansancio, la <a de agua y alimento, y al sol, que lcs ca1a a plonio sobrc la cabeu. [S. IY. : 273]
Como surge de la comparacion de los tres fragmentos, mientras "EN EL PENAL .. " se despcgaba rapido de aqucl nuclco inicial que comparda con los otros dos tcxtos y entraba enscguida en materia (narrativa) "Existir, scr, cstar vivo..." parccfa una cxpansi6n, aunque en otra dirccci6n, de "Todo en la vida...". Curiosamente, era cste Ultimo tcxto cl que parccla tomarsc al pie de la letra aqucl pasaje incluido en "EN EL PENAL ••" ( ~st basta a sl mimut" [S. IY.: 273)) pucsto que no s6lo la rcpcda hasta d final sino que la tornaba ccnuo dcl rclato (la sccta de los "mutis", la frasc-nacion en la que sc cifraban los dcstinos dcl pa{s, la lucha entre los partidarios de La incomparabk intimit/aJ tie/ orgullo y los de Todo m la vitia. i111:/uso la prdctica tie la autopsia acaba por causar algUn ~cto). En cste fragmento, tal vcz a raiz de su propio dcslumbramiento ante la pcrfcccion de su cadcncia (algunas frascs como '"El apostolado tie los drboln~ "La akgrUt tie los tangos .fanerarios" o "Sodomizar tdgUn studOnimo'" pulsaban asonancias sorprcndentcs), cl rdatO no SC terminaba de pcrfilar y de hccho SUS pcquefios nuclcos narrativos (El hombrt tie ptlo rojo, la ictmcia. la sueru tie Eric Gua/Jo), si bien sc mantendrlan en algunos de los otros dos tcxtos (•EJ hombrt tie ptlo rojo" [S. I: 283], por cjcmplo en "EN EL PENAL .. " [S. IY.: 282)), no sc dcsarrollarlan nunca. El fragmcnto, de todos modos, ya planeaba la invencion de un mundo, aunque todavfa algo infantil, algo borgcano ('En ti grado mayor tie la purtZa tie- nuntra lmgua, ptrpttua significa, o aluJt, a
·u
un modo ativtrbial, cuyo sm~ strill que-ptrpttuammu- timtie a tiebilitar, 'parasitar: Im palabras. [...] El otro stctor, conocido con ti nombw tie mutis, apmas a/ca11r,11 la cattgorlll tie Ycta, tolmui4 por minoritaria t inoptrantt"' [S. I: 288)). fJ primero de los trcs fragmentos que cmpczaban con las palabras "Existir, scr, cstar vivo...", entrc tan to, a partir de aqucllo de "sodomirAr un studOnimo .. de "Todo en la vida. .. " volvfa a la anCcdota entrc d cscritor y d editor de las paginas finales de 765
" ...Naufragio" ("Me tkstruirla tomdntlome m
smo a su manmz: triunfanJo m 14 gesuz tk
conquistar ti pnJ/.ogo tk alg"n famoso" [S. I: 199]), aunque ahora Colde (o Clode) sc Uamaba Golde, habfa rcunido en su persona las calidadcs de editor y autor del prcf.acio y ya no hada pcnsar, como sc sugerfa en " ... Naufragio", en Sabato, prologuista de
FmJydurlte, sino en German Garcia, prologuista (o posfu:ista) --dc El.fiord: Mc llam6 alboroudo dcsdc su ofu (ofidia. en cstc caso) de Barcdona. Habla cscrito un rcbto corto y qucrla -imponfa en rcalidad- induirlo en cl libro. Gcnerosamcntc me lo cedla. renunciaba a firmarlo. Mas aun: no pcdla ni una simple nota al pie de p~na quc insinuara su mlnimo aporte. Comprend( en seguida quc estaba pcrdido. FJ calificativo •mtnimo• cndosado a su (literal, SIC) aportc significaba quc sin la inclusi6n dcl rdato no habrla libro. [S. II: 149] Rcdactar~ unas paginas para disimular ante mi Golde, amo y scf\or, quc cl grucso y lo imponantc dcl libro lo cscriba ~I. [S. II: 162)
La transparentc ironfa dcl pasaje ("Que ti grueso y lo importanu ikl libro lo escriba ii} profetizaba lo quc, afios dcspues, iba a cscribir cl prologuista de Elfiord ("El fiord fat publicado con un tplltJgo tscrito por ml que doblaba 14 txtmsUJn ikl tcao" [Garcia, 2003a: 43] 12) y que scguramcnte Lamborghini ya le habrla cscuchado muchas vcccs. La referencia, ademas, quedaba corroborada por la alwi6n ("Sin 14 inclusUJn ikl w'4to "" habrla libro j a aquella cxigencia que, como sc vio, pwo cl editor Marcucci para cdiw su primera novcla. La inclusi6n, no dcl todo ncccsaria, de la palabra "literal" en cl fragmento, en fin, dcspcjaba cualquicr duda en torno a la alwi6n13, "EN EL PENAL ..", mientras tan to, ajeno a la anecdota dcl editor, aunque manteniendo a La incomparable intimidtzd ikl orgullo como pauta menos tematica quc dtmica, habfa empczado como una suerte de "ficha de pcrsonaje", cal como lo anunciaba cl subdtulo 'Jones 'La Roca' (algunas ankdotas que ltJ tkfinmry lo confirmaba su soporte (un paquete de hojas sucltas sujctas con un clip), para evolucionar rapidamente hacia un rclato aut6nomo que en su primera parte narraba un "proccdimiento" ilcgal donde lo sinicstro -lo cxtrafio f.uniliar- rcsidla en que la cucsti6n era entre viejos camaradas: -Antes de quc se vaya, dof\a. Hay una prcgunta quc le quicro hacer. (Los pibcs csdn en la asa? -SC, (por qu~? -prcguntaba "compadrc·, atcrrado, sinti~ndosc ya un cag6n ddantc de su mujcr. FJ vcrdugo le habla hccho un favor. -Cuando yo le prcgunto a la dona, vos callatc y dcjala a cUa sola contcstar. Aprende a respctar al quc llcga como amigo pudicndo mandar -solCa responder la vibora Jones, y a la mujcr. -Como le dcda, senora, (CStin los chicos en la casa? Ah, su marido me dcbe un &vor. Con csta prcgunta la mujcr sc dcrrumbaba. Empczaba cl Uanto, csc llanto quc no le era posiblc contcncr. Quesada Jones se dcscntcndla dcl asunto, y como golpc de cfccto hada cntrar a pane de la tropa. A los cuatro o cinco vcscidos de civil, sobre todo, porquc intimidaban mas. Eran nadic, sin uniforrnc, sin insignias. Venidos de otra rcgi6n. Eran solamcntc terror, puro tcrrot [S. IY.: 275-276)
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Era todavla muy temprano pcro Osvaldo Lamborghini ya lo habfa cntendido todo y dcscribfa con macstrla d horror: Dos pcquefias capuchas ncgras ya habfan sido oolocadas sobrc la mesa, en cl c.cntro, dcspojado de todo rcsto, aroma o rccucrdo del alcohol. Uam6 a los nifios y casi con primor lcs coloc6 las capuchas [...] Nos los Ucvamos, compadrc. Pero no como rchenes: scrin la prcnda de queen csta casa reina definirivamente la lealtad. [S. IY.: 280] Robaron todo lo quc habla, hasta un osito de fclpa, y lucgo abandonaron la casa. [S. IY.: 286]
Como para que no qucdaran dudas accrca dcl rcfercnte dd rclato, d marino Alfredo Astiz, que dcsde su rendici6n en las islas Gcorgias en abril de 1982 era rcclamado por Succia y Francia para juzgarlo por las dcsaparicioncs y ascsinatos de ciudadanos de csos pafses, cstaba ostensiblemente aludido en cl pcrsonaje dcl subjefe de la patota ( especie tk atkta rubio vntido tk civil" [S. IY.: 276]).14 "Dcspcrdiciado" casi por completo como "ficha de pcrsonaje" a raiz de csta digrcsi6n argentina, d fragmcnto dcdicaba sus Ultimas dos paginas a cscribirle otro final a "Matinalcs". Ya no sc trataba de invitar al rcnguito C';-Qul linJo cojo!" [S. I: 105]} para ir a la laguna a ver al poni australiano sino d.: cxpropiarle a Sarmiento un episodio de FllCUNio, dejar firmcs al tigrc y al micdo, bajar dcl arbol al caudillo, subir al nifio, cxcitar su codicia con un "ltriss" de borneo, cspantar al tigrc, violar al nifio, lograr que a pcsar de todo pidiera cl "ltriss" de rcgalo y "jugdrselo por el ombligo". [S. IY.: 292-293) En "Existir, scr, cstar vivo... ", entre tan to, la transcripci6n dcl rclato que Golde cxig{a formara partc del libro habfa dado lugar a un proccdimiento distinto. Novato en csto de narrar asf tan llano, Lamborghini pcns6 en un mctodo que enscguida traicion6. La idea era bosquejar un csquema dd rclato para lucgo, al "pasarlo en limpio", pulirlo y dcsarrollarlo. Pero, como habfa ocurrido con los cuatro tcxtos disparados a partir de la frasc La incomparable intimiJlui tkl orgullo, el csquema pronto sc tornaba un rclato con todos los dctallcs y las sutilczas de la ley. Tai cl caso dcl fragmento "Aun personaje de Sade", donde la versi6n induida en "Exiscir, scr, cstar, vivo... " expandfa y pulfa csc rclato aut6nomo que, en las "fichas" (paquctcs de hojas sucltas sujetas con dips) quc prcludiaban lo que, dcspues, iba a scr TllMys, aparcda como una terccra (o m.U bien scgunda) versi6n {sc trata de la induida a partir de la p~ina 324 de la edici6n de Tlkkys de Sudamericana) en la que cl rclato de Golde pasaba a scr un suefio del Padre Maker. Era, sin embargo, en las p~inas finales de "Existir, scr, cstar vivo... " donde para cntonccs ya sc entrcvefa la saga. End scgundo .&agmento [S. II: 162) tenla lugar cl linchamiento de un cabrcro y la rcdusi6n en d penal "La Roca" de todos los hordcolas y porqueros de la rcgi6n, yen cl tercero [S. II: 163), en dos frascs cstaba resumido todo cl clima de Tlkkys: "Los campesinos invadimm el Palacio tk Cultura, pmJio paso por la tllbema" [S. II: 165); "El COJigo Penal mt un mamobTto mecanografouio, /Jmo tk
·una
co~cciones y
acdpitn agwgaJos a mano -a mano por Jivmas manos- no publieatlo aun por el Boletfn tk/ Estatlo" (S. II: 166). Que en cstc tcxto, donde incluso sc anticipaban
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algunos de los nombres propios (Jones dd Imios y clrc:des. (S. II: 52)
IA
Grrtn LIAn11rr1 tk los
Chist6. sc comprob6 quc la tcntaci6n de palmea: los gluuos de Nal gcncnlmcnte cs irresisbbk aun uatandnaeto y dirccto. Pao aun a ab.olucunaur prematuro hablar de ~I. Hay una tragedia de por mcdio que compro~ a una de t. pcnooas que con~ a animar la historia. Es posible que no digamoa una palabra. aunque subrayamos ~ librol (de trm>). (S. II: 14)
Mas alla de que, otra vcz, d dcsarrollo dd pasaje es mayor en La Gran Ll4nunz t.k Im Chism", la nota al pie, que en EL Pibe Barulo infurma que d narrador cuent3 con un tcstimonio que probarla que para los malvados, sadicos y psic6patas ·el cu/On ~ " ~ mundo para sufor do/.orosas humi/Jaciones, porque con a/go hay que Jivtrtirse': en La Gtrm Ll4nura tk los Chistts, donde est testimonio ( "Entrando ya m el p'4no tk los tatimonios rrcogidos, asombrosammtt '4 causa tk ta/ tkstino 'sc dcbc a que los demas, los que no somos culones, con algo tenemos que divertirnos en este mundo'") sc induye en d cuerpo del tcxto, y sc menciona un segundo testimonio ("otro tatimonio concnto y Jirrcto"), distinto del anterior. Sc pcrcibc, adcmas, otra diferencia fundamental: la primera nota al pie de La Gran Llllnura de l.os Chista, que advertia (igual que la primcra nota al pie de EL Pibe Baru/.o lo hada con aquel primer testimonio) que era prcmaturo hablar al respecto y que repeda con la misma f6rmula ('"Es posibk qut no Jigamos uNl so'4 palabraj esc tcmor -o esa histeria- de contar o no contar ya presence en &hrrgonJi
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excttie, aclaraba (a difercncia de la nota de El Pik &rulo) las razoncs de la indccisi6n: ·Hay """ trr1gttiia tie por JWJio qut compromm. a una tie lllS pmonas qut contribuymm a anim4T '4 historiA• .[S. II: 14 n.] Para rcsumir: Lamborghini inici6 d rclato de Nal en un cuaderno bajo d dtulo El Pibt BanJo y lo interrumpi6 en cl capitulo 5 para dcsarrollarlo en una carpcta bajo cl titulo general IA causa justa y cl interdtulo IA Gran LIAnura tie los Chistts. Paraldamente, sin embargo, continu6 trabajando en d cuademo de El Pibt &rulo, donde cscribi6 un breve capitulo 6 que continuaba, quizas otta vcz con intencioncs de borrador, la csc.cna dd asado. Pero la aparici6n de Tokuro y mas tardc de Jansky en la carpcta, irrupci6n que rclcgaba a Nal a un scgundo piano y avcntaba definitivamente d
g
pcligro de hablar de csa tragcdia que compromeda a una de las pcrsonas que contribuian a animar la historia (no la de Tokuro sino la de Nal), no le dej6 al rclato dcl cuaderno otta altcrnativa que tomar una nucva, o una vieja, dirccci6n: ]a infancia.
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71. Berna (1984]
Entrc cl otofio cspafiol de 1983 y cl de 1984, pcrfodo en que sinwnos, como sc vio, la cscritura de La Gran LIAnura de los Chistes, la primera novcla dcl cido de IA caUSIZ justa, Lamborghini altern6 cste rclato con la concrcci6n de una fantasia vieja, c:asi tan vieja como cl, ligada a su infancia, a su familia y, como no podfa scr de oua manera, a su hermano. "Quino decirk qUe, por desgracitt, a ml kt Pintura me aterra, mucho mtis '!'« kt LitmJtura", le habfa cscrico a CCsar Aira cl 28 de abril de 1977, cxagerando la dimensi6n de aquellas cxpcriencias plascicas de la nificz. "~ -scgufa la carta- fai pin1'Jr.
Expuse con lxito a los ocho afios m kt MEBA (mutualU:lad estudillntes tk be/las arm). Mama consnva todavla las crlticas apaTrcidas m esos afios m los diarios, con fotos Jel nino pintor y totlo'. Dittriammte, una profosora vmla a "41"1'M clasn particul4m. Por eso no apTrndl 'lmgual a kt edaJ m kt que tendrla que haberlo hecho: me negul, mis paJrn tuvinon que destina1"1'M una habitacion especial para mi proyecto de mibtulunuzr el m"ntlo siknciosa y solitariammte. Despuls sobrrvino el pdnico, que se 'TrsolvUJ' con el tkmJ M ganark a Leonidas con sus propias armas. Prrtmcioso, elpibe: Leonidas tmla 21 anos y YA escribla beUlsimammte. " [OL a CA dcl 28-4-77] Ya hemos visto que, a pcsar de cicrtas condicioncs que de nifio habfa mostrado para cl dibujo, no hubo entonccs tal "habitaci6n especial" ni mucho menos. La fantasia, sin embargo, sc concrctarfa en cl departamento de la calle Berna: Mc pusc un tallcrcito para pintar todo cl material porno quc consumo. Es cdcsial. Las cans bcstcclcscialcs de las mujcrcs gozando, ardicndo en tcchnicolor -mal imprcso en Espana. cs dccir, imprr:so par Goya: rojo chorrcado de la vulva sobrc d pcligro (pcnc) amariUo. Ddicias cxprcsionistas. Los arcisw dcl gencro ya lo cstan dcsprcciando. [OL a CA dcl 22-9-85)
El "tallercito" no era otro que la habitaci6n que Hanna le habfa ccdido y la producci6n plistica que de el salfa consistfa, ~ndamentalmente, en d uabajo que Lamborghini hada con temperas, marcadorcs y otros utilcs cscolarcs sobre las fotograffas de las rcvistas para adultos de las que ella, feminista de toda la vida, sc habfa visto obligada a provccrlo con rcgularidad scmanal, supcrando los pudorcs que le generaba cl hecho de que los vendedorcs la cmpczaran a conoccr como consumidora habitual de pornograffa o cl embarazo de que algUn comprador, habituc de las mismas publicacioncs quc ella compraba, al encontrarla mas de una vez junto a los pucstos de venta le propusiera, con toda coherencia, rcunirsc para disfruw juntos dcl material. Glosadas casi siempre por un epigrama o un juego de palabras (o, tambicn, un jucgo de palabra/imagen), las fotografCas de las rcvistas pornograficas eran somctidas a una
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practica palimpsestuosa de co/Jagt, rccone, sobrcdibujo y montaje que a veccs produda imagcncs sorprendcntemente atraccivas y otras no, alternancia que, si sc obscrvan ambas series de productos, pareda depcnder menos de la inspiraci6n del artista que del alcohol o del cansancio. El proccdimiento, cuyo antcccdente remoto era aquella propucsta que Lamborghini le habla hccho a Alvarez lnsua a fines de 1980, rcconoda un antcccdente pr6ximo en Tmkys, cuya sccci6n III tenfa intercalados cuatro "dibujos" de esta clase bajo los dtulos "Trfada perversa (Corte longitudinal)", "Pareja confusional", "La metona compulsiva" y "Pareja obrera vencrea" [Arch. CCsar Aira]. Paralelamente, durante ese afio de 1984 Lamborghini habfa retomado la poesfa, bastante rdegada, como vimos, durante el aiio anterior, aunque ahora las rimas y las mctricas muy marcadas y los juegos de palabras, lances dcsplazados en los ultimos riempos de esa prosa concienzudamente narrativa de T~s y La causa justa, ocupaban un papcl central en los poemas. Una tendencia inedita hasta entonccs a redactar comcntarios sobre la actualid.ad polltica intcrnacional y cspaiiola, por fin, tcrminaba por completar sus extensas jornadas de trabajo. La conjunci6n de todas cstas practicas sc volc6 en ese afio de 1984 en dos soportcs distintos: los libros anesanalcs y el Teatro Proktario t.k Cdmara. En el primer caso, tambicn con tecnicas de palimpsesto, sc trataba de aprovcchar la encuadernaci6n de algunos libros de la bibliotcca de Hanna (alguna antologfa de poetas alemancs en su lengua original corri6 esa suene) para pegarle sobre las paginas imprcsas hojas en blanco del tamafio de la caja donde Lamborghini, dcspues, cscribfa, dibujaba o montaba fotografl'as. Algunos bocetos de El Cloaca /vdn aparccen en cste sopone. Paraldamente, en el Teatro Proktario t.k Cdmara26 (ocho carpetas negras tama.fio oficio de hojas m6vilcs y rotuladas en el lomo), un trabajo de mas aliento en el que sc empcii6 hasta el final, convivfan tambien todas estas practicas heterodoxas (co/Jagts, montaje de futograHas, jucgos de palabras y, sobre todo, de palabra/imagen) con pocmas, narracioncs y breves comencarios pollcicos. Lo primero que sorprcnde en el Teatro Proktario t.k Cdmara cs la cxtrcmada prolijidad de su armado (ademas de la encuadernaci6n uniforme en las carpetas negras sc advierte, a panir de las fechas internas de algunos materialcs, que Lamborghini no los ubic6 conforme los iba concluycndo o csbozando sino que eligi6 con perceptible meciculosidad el ordcn de cada cosa) y el dcsigual cuidado en su concreci6n (conviven paginas mccanografiadas con pulcritud con otras manuscritas donde d alcohol o cl cansancio hacen la letra poco menos que ilcgiblc). Se trata de una obra de 529 paginas donde los cuatro tipos de materialcs que la intcgran (textos, fotografias, collaga y montajcs, y portadas y jucgos de palabra/imagcn) est.an distribuidos regularmente a lo largo de los ocho tomos con un total de 244 paginas de tcxtos, 127 de collaga y montajcs, 81 de ponadas y jucgos de palabra/imagen y 77 de fotografias. Una suertc de pagina de creditos, que no fue incluida ni en el tomo I ni en el VIII sino en el II, rendia homenaje a Dodi Scheuer, cuyo titulo (Cfr. lrmt AJler) el proyccto tornaba prestado, y a otros amigos:
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Teauo Prolcurio de camara 2· q,oca (1897 - )
Directores de csana y producciOn: Dod Scheuer, Ossdo Lambor. Gracioso y dinaor 6nancicro: Dolfo FogwiU (tambicn sindicalisu cspor.idico). Neoc:onscrvador kdpcr joven, mduaor simuldoeo y jcfe coral de da/s/tlr/a/tli: Sinuc C.CSS Aka. Mcocnas pan algUn almuerzo (antitostoliano): An Camd. Body Divo: Esteban Sili-C.Ofia. Esquiroles de rcparto: catalanes ardiUas en general, tolstolianos de Bilbao, Valencia, todas las Alcmanias (1897 - ), Tucwnin (1898-1899), Buenos Aires (primaYa'2. 1898), Rosario (v{a alianza con anarquisw infiltrados por la Gcndannerfa Nacional, 1897-1916). [Lamborghini 1985b, T. II, s/f. Arch. Personal, en fotocopia]
La menci6n a Scheuer citaba, como dijimos, aqud gui6n de /JWU k/Jn; la posici6n
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de Aira como "jefe coral de castrati" hada refercncia a CllSt'ftllo, la novcla quc ~ habfa escrito para d editor Javier Vergara a comienzos de 1984. Fogwill y Carrera, a su rurno, aparcdan como virrualcs "productorcs" ('"director financiero", "mccenas·) de la obra. Las fcchas y lugarcs, por fin. son enigmaticos si no puramcntc casualcs. La scfialada prolijidad con que Lamborghini cncarpct6 todos y cada uno de los ocho tomos y d trabajo de organizar los distintos matcrialcs scgUn un ordcn cuyo patr6n no cs facil de discemir (pcro que no parecc auroso ni cronol6gico) indican que d UlltrrJ Proktario tk Cdm11ra era la condensaci6n final dd binomio publicar/cscribir. Tai oomo lo dej6 su autor, si bien no sc trataba de una obra "publicada" (cs mas: sc trataba de un trabajo virrualmente impublicable, sobrc todo en csc momento en d quc no cst:aban difundidas algunas tknicas graficas como la dd cscancado) tampoco era un "original" (las portadas, por ejcmplo, confcccionadas en la maquina de cscribir de Hanna, con ajas de distintos tamafios, filctcs y otros dctallcs, o los bloqucs de tcxto donde sc dej6 librc una "vcntana" para la inscrci6n de una foto o dibujo -que en algUn caso no sc llcg6 a induirmucstran que hubo un verdadero trabajo -4rtcsanal- de composici6n y armado). Ademas de csa impronta de scr d propio editor y cl propio tipOgnfo, d otro gran principio de construcci6n dcl uatro Proktario tie CJm4n1 era, como dijimos, d de los jucgos de palabras y cl de los jucgos de palabra e imagen. Un ejemplo entrc tantos: la fotografla mucstra a una pareja scntada end sudo con las cspaldas apoyadas en una pared. 8, que con un brazo cifie los hombros de ella, no tiene oaas prcndas quc una remera y, dcsnudo de la cintura para abajo, c:xhibc sus virilidadcs. Flla, que tambien tiene Un brazo que abarca Jos hombros de c!, csta dcsnuda. Ambos SC miran a los ojos. En cl pccho de cl sc dcstaca una lcyenda, tal vcz la marca de la rcmera: "RODEO". Al pie de la foto, con grucsos trazos de marcador, Lamborghini glos6 asl: jAL GRANO!-_ Ademas de cstos jucgos, cl ulltrrJ Prokt11rio tk Cdmara contcnla numerosos csbozos de csa vcta "ensayfstica" en la que, como le habfa ocurrido siemprc, Lamborghini no podla cumplir con aqucl sano conscjo que cl mismo le habfa dado a Fogwill ( ·;Gubulo vas a ap"ntkr a ncribir con kl boca c"""44?" [OL a RF del 16-7-80]) y que, a pcsar de la argumentaci6n dcmasiado c:xplkita, dcl pcronismo confcsional y de una "indignaci6n" que por momentos dcsplazaba al estilo, pucden scrvir para vislumbrar su cstado de
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animo de esos d{as. Un fragmento del tomo v, por ejemplo, expresaba SU apoyo -critico- al recicn electo presidente Alfons{n y su admiraci6n incondicional, o su nostalgia, por d sindicalismo clasico: jAddante, Alfonan! Los ascsinos no ticncn coru6n de oro. Y en cuanto yen canto al mar e magnun de la direcci6n sindical: jCS ustcd! incapaz de sobrcpasar cso. FJlos ya riencn bastantc falt:a de scr: son vktimas de pcronUino sin Vandor. Vandor d ucsinado de una sola carga oliprquica: perfecta cuchilla de plaftido nacionalista nW pobre acwnulaci6n de vaquiw. jFl pcronismo sin Vandor! Somos los pcronisw, Alfonsin, quicncs lo clegimos a Alfonsin. Lo dcstruiremos sin ninguna da.sc de culpa. Europa cs la UOM: Italia y su marxismo sin infiemo, pcro t:ambim sin paralso. Lo ~ a Vandor de manga corta cnsd\ando (no hada otra cosa). Sc dio medios para nunca congdarsc en un fin. Nadie entcndi6. [Arch. personal, en fotocopia]
La exasperaci6n de esa prosa maniquea, que retomaba los tonos del poema "cCuando muri6 C4mpora?... ", la carta a Dodi Scheuer de septiembrc de 1980, el brulote conua Vifias o induso aquella declaracion contra Jauregui y Jozami, tan lejana de la distanciada ironia de "La novia del gendarme" (•El marxismo ts rico m contraJiccioNs P"° ti PmJnismo -argmtim>- se las sabe to"4s,. [S. I: 223)), podda cargarse a la cuenta dd "ensayo" de tema politico, un gcnero que decididamente no le scntaba bien, pero, S9bre todo, a la nostalgia ("Lo rtcunrio a Wtndor tie manga cortaj de esos afios en los que fanta.seaba con "meterse en polltica" bajo la sombra protectora de su hermano, la mirada cdtica pero duldsima de Piera y la sensaci6n irrefutable de que tcnfa toda la vida por delante. Si la cvocaci6n c:lc la militancia era, al mismo tiempo, la evocaci6n de la primera juvenrud -y efcctivamente lo era-, esa prosa de trinchera que asomaba en muchos pasajes dd uatro Proktario de CtJmarrz expresaba una rabia ineficaz que pareda c:lcberse menos a la injusticia general dd mundo que a ese rccuerdo de la arcadia familiar perdida para siemprc. Por eso la diatriba conua Regis Debra)' (antiguo rcvolucionario, ahora asesor dd prcsidente franas Mitterand) dd Torno VI empezaba. henchida de orgullo, con cita de l..e6nidas. Como si la sola menci6n de lo prolewio nombrara inevitablemente a la nifiez, en d ulllrO Proktario tie Ctlm411l la polftica era, wnbicn, una in&.ncia: Fl teagono sc le pudri6 en las manos, y una gang grcna galopantc, asonantc le impidi6 hacer csc llamado: como esc, como esc -ctialamicnto ~co que en blues, tango blues, invcnuS mi""""'""· Ddaw d dispositivo revolucionario o relawlo. Es hermoso. Miliw en la literanua para perdersc en la vida de csta ~rdida. Que la rata en d laboratorio (d tk cs autosuficientemcntc incorrccto, como Rqps Debray; rata de bibliolcca, de laboratorio, nooooh, d ,ii cs mcntira; y Debray. hoy en EspaAa, hoy vudvc a hacer.•• a set.•• rcvolucionario. Pttficre d ridlculo a conw la hlstoria. "No hay lcctora" dice. Condcnsa cii una sola fiasc polftica y litcratura). [Arch. personal, en fotocopia.]
La frase ("Como lse, como I~~ aquella quc hada avanzar todos los versos de La canciOn tie Bumos Aim). que alguna vez cl mismo habia motejado ( ·eomo hects, como /Nm• ("La locura consiste. .. " en S. III: 345)), citada ahora con cntonaci6n s:atisfccha, y las bastardillas en "mi hermano" tal vez alucinaran aquella e.sccna de la escucha admirada
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de Uis cop'4s tie/ ON en la cocina de Castdar. Se trat2ba, como en ·u novia dd gendarme", de la revoluci6n boliviana: Dcbny afirma (afinna no cs la palabra) "He Uepdo wdc•, um broma gm.iaL dd uma6o dd mundo m d c.enuo dd mundo: Bolivia, sc abR paso. El data minima dcrriba d mum. TDlk. d golpc militar quc: sc prcparaba m Bolivia. Si wdc sc mcicndc a>eno a dcsricmpo. y no sc puedc m«cndrr ck oua mancra; d romano cscuch.a las ampanadas dd rdoj. Emcsco Gucnr.a • a IUicida ni IC i&moh. Ea wdc, basta, cs urdc: 11/Un m4s 1111til, d inswrc:ao general Torres (bOOviano) Libero a Debray J Jnpun. la pandiUa de: Vidc:la asc:sin6 al general Torres c:n Bumm Aira; lo asain6 """ IDlk, pan sc:r justos, """' impalirk II IAbrll] "' impos11m1 tU "' tkMM irrfiniu. mismo IC la prohroc dcsdc a.qui k edwnos una mano. FJ gdarino10 ·~ a poco. Poco cpita6o para cl gir:ncnJ T~ [fd.J
c.omo a
Omniprcscntcs a lo largo de todos los tomos, no sicmprc Peron y Guevara salian bicn parados. El tomo VII, por cjcmplo, sc qucjaba de los dos en un mismo fragmcnro: FJ quc: muri6 m Bolivia. de joven anduvo un poco de aqul para aW (nunca sc: sabra dOode quedan) m tc:rrilorio argmcino. Un db cruz6 la frcntc:n. En ralidad. c:n argmtino. Antipcronisu furioso. Comando civil, nada mc:nos. Tuvo sus dW de: sinvc:rgiic:nz.a cat.6lico cuando la c. G. T. quc:m6 los tc:mplos, y d Otro, c:J viudo de: la Gran Puta, d pret - a - porter para los rescncidos por no babcr partidpado m b Raistc:ncia Francc:sa. mand6 la ky de: divorcio al Congtao. Los madora marinas apuntaron bien, romo de: cosrumbrc:: 180 trabajadorc:s muatos. y d ob;c:tiYo. ex quc: c:n WI tomo qur SC le: OCUrOO volvc:rsc: Dazi m 1946, ese: ni Un raspllo. [td.)
FJ vicjo Lobo mctalurgico, en cambio, atravcsaba invicto codas las paginas. El tomo IV lo cclcbraba con un largo pocma: R.c:unidos. Hablando, imagino quc: si Vandor vivic:ra (jq~ alc:gria!), con sus ojos chUJ>eantes y al mismo tic:mpo tc:rcamcntc: facigados y azulcs, rcunid01 c:n algUn lugar dd gran Buenos Aires [ ...]
dirla quc una guc:rra pc:rdida quc: tc:nnina c:n dc:rroca. en pmlida, obviammtc: es triste, pc:ro me la calma. La intc:ligencia.
FJc:va. De: pronto, todos c:stratc:gas. [...]
Vandor esd muc:rto. Aguc:rridos montonc:ros tan confusos como su tatar.abuc:lo c:I gc:nc:ral Facundo Quiroga (quc: no c:r:a mas idiou por h.lta de: tic:mpo) lo asesinaron una mafiana
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en la scdc
cica en la callc Rioja. Y sc qucdaron un contcntos.
...
[ ]
Mc cxc.cdo en mi mala lcchc. Rebozo mi rostro en mi fracaso de autor. Pero dcsdc hacc aJ\os, los afios dla a dfa SC convinicron en Una Cpoca!
EJ pmmimw sin ~nJor. Que lcs aprovcchc. [!d.]
Acompafiados en las paginas por fotograflas de muchachas muy bicn pucstas y agraciadas vcstidas de mancra sugcrcntc o totalmcntc dcsvcstidas, solas o masculinamcntc acompaiiadas, los tcxtos dd Teatro Proktario tk Camara rcproducfan, de otra mancra, la receta (polfrica y pornografla) de Elfiord. El rcsultado, sin embargo, distaba dd brillo de aqucl tcxto inaugural y la pucsta en pagina de aqucllas digrcsioncs pollticas prcccdidas, succdidas o intcrrumpidas por cl dcsparpajo multicolor de pcncs, vaginas, nalgas, pcchos, bocas, manos c incluso pies en todas las combinacioncs imaginablcs rcvclaba.quc la cxplicitaci6n plastica dd dcsco {o dcl "sexo sin obje/Q y sin objetivo" ["Todo cs una tontcrfa ... ,, en S. II: 206]) era dcmasiado compacta {las muchachas de las fotografias cran, en general, bcllismas; los hombres, apctitosos) como para quc los montajcs a tijcra, los rctoqucs de marcadorcs y temperas o las glosas de las portadas produjcran un dcsplazamicnto quc hicicra difcrcncia. Como si la sobrcabundancia de las imagcncs pornograficas y su cncuadrc privilcgiado -d piano dctalle- aplanaran cso quc en la cscritura - todo piano general- sc habfa mostrado infinito. De alguna mancra, la pornopolitica de Elfiord viraba a orgia de cornice (o de soviet). Una de las portadas dcl Torno VI lo dcda con cita de Lenin: "El sexo se convirtiO en un horrmJo (Qui hacer?" [Arch. personal, en fotocopia]. Sc trataba, en cualquicr caso, de aquclla prcgunta quc sc hacfa en Tlkkys cl alcaldc Dam Vomir ("(Qui cltm tk prostlbu/o ntcesitaba II?" [S. IV: 141]) y 16gicamcntc no tcnfa rcspucsta, con cl agravantc de quc las imagcncs, dcmasiado chaw o dcmasiado abismalcs, prctcndian rcprcscntar (sc trataba, a fin de cucntas, de un "tcatro") o, induso, pmmtar cso quc en la cscritura cstaba, por dcfinici6n, sicmprc auscntc. Para colmo, a vcccs lo lograban. Porquc cl proyccto quc, suponcmos, no consisda s6lo en intcrcalar cucrpos inquictantcs en mcdio de una pagina dedicada a Vandor o a Debray, en ocasioncs, como si sc tratara de una vuelta a la historicta, sc vcian cntorpccido por csas imagcncs que "ilustraban", y en consccucncia hadan inutilcs, a los tcxtos. Una de las portadas dd tomo VII, por cjcmplo, mostraba la imagcn de un hombre imposiblc: los biceps, los cuadriceps y los pcctoralcs son los de un toro campc6n; las vcnas, quc parccen qucrcrlc csrallar en cualquicr momcnco, ticncn cl grosor de un cable de alta ccnsi6n; su bigocc cs
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poblado y rcncgrido, su mirada crud y d micmbro, de un grosor descomunal, le Ucga. en posici6n de dcscanso, casi hasta las rodillas. Bajo la foto, un cplgnfc mccanografiado: •EL CLOAC1 /vAN': & probable quc cl uatro Proletario tk Cbumz haya tenido, desde su concqx:i6n, d objcto de mostrar csa impronta visual de lo pornogclfico como conclusi6n -natu~ de toda moral. Como si d "destapc" de la &pafia posfranquista fucra la consccucncia 16gica, pcrvcrsamcntc prevista, de cuarcnta afiO$ de ccnsura y fascismo. De hccho, rcsulta inncgablc quc d proyccto sc vio influido por cse pan6ptico nudista quc Lamborghini, proccdentc de la Argentina dondc de alguna mancra se habfa vivido d proccso invcrso (y con tintcs, en uno y otro extrcmo, mas modcrados), cncontr6 al dcsembarcar en Barcelona. No era quc la pornografla fuera un objcto nuevo en sus intcrcscs pcro s{ su exhibici6n fotografica (baste rccordar cl erotismo de kindcrgardcn de las fotografl'as que, en Feeling, acompafiaron la publicaci6n de "Sonia o d final") quc, en la rcdonda iruncdiatcz de las revistas de las quc lo provcCa Hanna, lcjos de favorecer o interactuar con la cscritura, si alglin efccto produda era cl silcncio. Como si ante csos cucrpos llcnos de prcsencia y·de presence no qucdara dcmasiado lugar para las palabras. El uatro Profetario tk CJmara, en cualquier caso, pagaba d precio de csc anonadarniento y en consccuencia, mas alla de su caractcr de obra en proccso y de quc parccc habcrsc cjccutado en momcntos de dcscanso y a modo de rccrcaci6n tras una larga jornada de cscritura, al opcrar sobrc csc abismo, vacilaba. Conscience de la cucsci6n, en un pocma dd tomo III Lamborghini sc hada cargo
dcl &acaso: Pcnsaba divcrtinnc cscribiendo un libro pomogrifico. Mu precisamcntc grifico: toda la ame ya csd en d homo.
Pero rault6 una cmprcsa can, de las caras, no fue posiblc:
FJ porno El una tortura polftica (o d "por-no• comoSara
Glasman escribc con gran sagacidad analltica). [Arch. personal, en fotocopia]
Confirmando cl caractcr de divertimento noctumo tras extcnsas jornadas de trabajo (-Pmsaba diwrti~-escribimdo un /ibro pornogrdficoj quc hemos asignado a cstc proyccto, d pocma advcma quc la rcalizaci6n pomo-grafica de aquclla mcclfora popular {"toda la carnc al asadorj dcl exccso y la complctitud acababa, prccisamencc, con la cscritura. & dccir, con cl fantasma:
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l..6giamentc si me llamo Lamborghini y cscribf
lo quc escribo (Aunque tambim escribl el presence quc alguien lee . este manuscrito) Un tibio demme masoquina Iba a falwle: le pas6 a Pasolini: d cuerpo al fin lo consigue dC"YOra al fantuma, no cscribe [fd.)
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La Comarca (19851
Dcspu~ de concluir La gran
Uanura tk llJs chistn que, como primera pane de La causa justa, habfa sido enviada a CCsar Aira en sepriembrc de 1984 con cxprcsas incencioncs de publicaci6n ("Wt nove/ita, qw a parte tk ntlWkJnll, por ao las pdgiNlS nummulas m romano: podls salkarlas: si publicanz me texfQ -J tmgo ganAS- yo mismo /as quitarltz,. [OL a CA del 21-9-84]), y con Tadeys, si bien en permanence proccso de corrccci6n y rccscricura, pclcticamence "cerminado" (cs decir. en la versi6n que al fin sc public6), Lamborghini bosquej6 una cspecie de segunda pane de La causa just4 ("FJ Gordo Puco se llamaba. .." [S. II: 217-218] a la que ya nos hemos refcrido y que, a pesar de haber sido abandonada enscguida, fundaba en su primera fra.se ( •Toam /as 1'Drim sobw bl infancia tstlln equivocaJas, eso a bJ bwno tk/ asunto .. [S. II: 218-219]) uno de los ejcs principalcs de El Pibe Baru!IJ, la segunda novela de la serie, anunciada a Aira cambien en scpciembrc de 1984 ( "Rnkro qut hay mds nt1Wla. La infancia tk NalgrJn poco. NUl4 agw111, su fin: paraJislaco. Creo que tmh 3 now/as cortas con el mismo pmonaje. Me gu.sta mJs llSI• [OL a CA del 22-9-84]). La nueva novela (que recom6 aquel proyecto abandonado en el capfculo 6 cuando, como hemos visco, el procagonismo de Tokuro dcsplaz6, al menos cemporalmence, a Nal) se dirigi6 encon'ces, ya sin vacilacioncs, hacia la nifitt ( "Mds horribks hah'4n siJo aun SUS sufrimimtos m bl infancia.. [S. II: 55]) de Roberto Arnoldo Gasparparini (a) Nal que vivfa en el barrio de Parque Pacricios junco a su padre (•Un hombrr: al qut mpnahtz y qutrla" [S. II: 63]), SU madrc (HEJ personajt qut"' intrigaba. mds aun: Jespmaha to"4 su curiosUIAJ" [fd.]) y su hermano mayor, Enrique Ambrosio Gasparparini, a quien en la familia llamaban "Noel". Esce apodo ha merccido consideraci6n especial: Noel al rev~ es Lc6n. Lc6nidas es cl nombrc dcl hcrmano mayor, y tambien d nombrc dd padtt de Osvaldo Lamborghini. A partir de aquf, y de la pcnpcctiva de la fabulaci6n qw: dcsarrollamos mas arriba (no de la biografia. por si fuera ncccsario rcpctirlo) puedc postularsc la nmda como J.. pwsu m ~""4 de la infmcia dcl escritor. [Astutti, 200 I: 226 n.3]
Pucsca en leyenda o perspectiva biogclfica, el rollizo Roberto Arnoldo Gasparparini, cuya inf.tncia se relacaba en el Pibt Baru!IJ, poco se pareda, al menos flsicamence, al aucor del rdaco. Sf, en cambio, exisce una notable coincidencia encrc la visi6n que cse personajc ciene de su hermano mayor ( "Gratias a Dios su hermano estaba ahr [S. II: 57]; ':; Y tsto era bl vida? El Barulo ya fibJsofaba: si su hennano era un bum tipo -J sl, bJ m1- u1Ul wz mm:i Y ~to na kl vid4?" [S. II: 59]; "Nal empnd a e/nnpmzru. Todo eUo qun-14 tl«ir '!"' tmn un hennano como Noel, tan hombrr: y tan tkcmk, no rrpmmtaba ninguNZ gll1'rlntl4• 806
[S. II: 61]) y la que, si bien mczclada con ouos scntimientos igualmente intensos, Osvaldo Lamborghini ruvo siemprc de su hermano Lc6nidas. En cualquier caso, csa pcrspicaz obscrvaci6n de que NM/, al reves, es podrfa cornplementarsc con la de que NM/, al derccho, es No II para sostener que, sea cual fucrc la pcrspcctiva de analisis que sc cscoja, es la economfa onomastica dcl rclato la que pcrmite ver a cada uno de los hermanos como la ncgaci6n -No IJ- dd otro. Volviendo a la biografia (o a la puesta en lcycnda), la rclaci6n dd autor dcl rclato con su hermano mayor fue textualizada muchas vcces en csos terminos:
uon
*Nad en una hmilia dondc se h""4 literatura, dondc la litcratura de alguna mancra ya esta.ba hecha. Mi hermano mayor, LeOnidas, escribCa: cscribe. [Rapuesta a Jorge Di Paola en Rinort1m11 dd 22-2-73: 63] •-·un Lllmbo'1ftini sobra, aunquc kgftimo, dcsdc d punto de vista de la lcgibilidad·. ["La locura consistc..." en S. III: 345]
•FJ desco de ganarlc a LeOnidas con sw propias armas. Pretcncioso, cJ pibe: LeOnidas tcnfa 21 atios y YA cscrib(a bcllfsimamcntc. Tc cstoy contando mi vida, me doy cucnta, y me produce un cnormc placer haccrlo. Yo tambien tuvc inf.mcia. [OL a CA dcl 28-4-77] *Para tltJS sujctos aplastados por cl mismo signi6cante, Lllmborfhini, producir -invenw- una 11Uquina de poctizar quc induyc piczas como lAs P111111 m lllS Fwnta y El FimJ, la gencralmcntc boba historia de las lctras, boba o inocua, implic6 un J>C1Uefio "teauo de la crucldad". [OL a Rf dcl 1~7-80] •Asf muculla mi odio al sancjante Odio a mi muy querido hcrmano,
a mi rcprodrido LeOnidas hcrmano. ["Temas de autor" en S. Ill: 163] *Con un hcnnano genial cumdo a m{ iban a gustarmc los pcrros como yo·
[ "Die Verncinung" en S. III: 85)
*Dcspues de "La negacicSn" no hay otro Lamborghini, a pcsar de Lc6nidas. [OL a CA dcl
18-2-77]
La imagen que El Pibe Barulo ofrcda dd pcrsonaje de Noel, de todos modos, era afcctuosa y admirada (tras una pclea con cl padre, Noel dejaba la casa familiar a tiempo para indignarsc de que su hermano menor, violado por cl primo Barto, no scSlo no parcda contrariado por la afrcnta sino que sc mostraba encantado de su nucva condici6n), contracara de la que cl rclato ofreda de Nal (primero gordo "cul6n", despues nifio violado y finalmente, ya convertido en "damita", enamorado del violador). lntcrcalado despues del capftulo 11 de la narraci6n principal, un rclato incidental extrafiamente circunspccto ( ~ ~ ntamos antidpmzos ~ nnpmJ ma/y tnminJ tk mllnnrl naunabunJa• [S. II: 76]) rctomaba la tematica homosexual desde una pcrspcctiva
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analoga a la que dominaba d final de IA pm /Jammt tie los chista. Sin ironias ni jucgos de palabras, d tccto narraba la primera noche en d G:ntro de Gabriel Alberto Walras (a) Buf"'4 BiO, un pobrc muchacho de barrio ( •GtzbrieJ nnptzd a 4Jminlrlo por J-"' her:IJo M qw no lo Jesprrimz a 1r [S. II: 79)) que en ese pa.sea inaugural debutaba como prostituro y como ascstno. lmpecable, la narraci6n tenfa un tono cuya conmovida grawdad la hada incompatible con d Pibt !JanJtJ. La circunstancia de que sc encontrara, como dijimos, intercalada con los originales de esta novda no pudo deberse a que Lamborghini considerara intcgrarla a la serie de IA causa justa (aun cuando Hans, uno de sus personajes, rcapareciera brcvemente y sin mayorcs justificaciones end rclato principal [S. II: 95)) sino a quc su escritura parece habcrse originado en una fulgurante inspiraci6n. El Pibt Barulo, de todos modos, no salia indcmne de esta digresi6n. En el cap{tulo 12, donde sc retomaba el relato despues dd interludio en torno a Gabrid Wal~ empczaban a "desarrollarse los acontecimientos": la violaci6n de Roberto Arnaldo Gasparparini por parte dcl primo y su transformaci6n en darnita; la agrcsi6n fisica de Enrique Arnaldo Gasparparini contra el padre y su partida de la casa funiliar; la reflexi6n final a cargo del hermano mayor: ";por qui no rt'4cioNZr la tmJmcill a JramAtizar, con /a munu en pocas horas, actkrada, tie un pa.Jrr, Jontle la clllrl-m4K4m t1.t '"""' r.k Barulo y sus ctjas r.kpi/a"4s, incidlan mds qw 14 qw Not/ y su violmciA. m ti dnrumbt fi111li tkl viejo?" [S. II: 95). "El pugil de guante blanco", d relato que seguCa enuc los originales, estaba encabczado por la menci6n "Segunda parte" y de hecho, aun cuando sc orientara primero a la in&ncia del Vitelio Gaspar Parini, d padre de Nal y Nod, y lucgo a ouos personajes nuevos (El Proletario, por ejemplo), rctomaba parcialmente el ambience y las situaciones de la narraci6n principal por lo que pudo tratarse de esa terccr "novdita'" anunciada a CCsar Aira en scptiembre de 1984. Mas alla de estas inc6gnitas, sc tratara de una sola novela dividida en ucs panes ( ~ nowlita, 'I"' n part~ r.k nowlona" [OL a CA del 21-9-84]) ode tICS novclas distintas sob~ las mismas situaciones y personajes ( "Crto que tmls 3 now/as cortllS con ti mismo pmoMjt. Mt gusta mds as/" [OL a CA del 22-9-84], la scrie de IA C""14 justa (IA pn llanura r.k los chistts, El Pibt Barulo y El pugi/ r.k guantt b/anco) parecla habcr rcsuelto, igual que Tad.tys, el viejo dilema que durante tantos afios habla impedido que d rdato progresara. Como si la desaparici6n casi completa de la autorcfcrcncia tornara ya innccesarios los "'tropnona r.k kctura" [Stbrtgondi St txetr.k ens. I: 1n], las rimas y los juegos de palabras ahora aparcdan casi siemprc en funci6n del rclato y, a difercncia de lo que habla ocurrido tantas veces ("Lt tnno a mi tnna. Lits cartas boca aniba, c""4 tst'Upido t inntctsario jutgo r.k palabras tlnnora su aparicUJn" ["Ex.isrir, ser, estar vivo... • en S. II: 158)), sin otro fin que el de haccrlo avanzar. A pesar de que d resultado era inmejorable, despues de aqud envfo de IA gran /Janura r.k los chistts a CCsar Aira en sepciembrc de 1984, Lamborghini guard6 silencio canto sobre la saga de Tatkys como rcspecto del rcsco de la scrie de Lil CllUS4 justa. Y si
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bicn cs cierto que se interes6 en que Diana Bilmczis conociera "La novia dd gendarme" ( que junto al resto de lAs hijas tk H~I CCsar Aira habla terminado de mecanografiar), d Uamado telef6nico en el que le pidi6 que leycra d tcxto "letra por letra" porque est.aha dcdic:ado a ella se dcbla menos a sw viejas ansicdadcs por ser lddo que al deseo de que su amiga recibiera csa c:xpresi6n de gratitud. Como si cste c:ambio no fuera suficiente, ya tampoco le intercsaba public:ar. Por lo menos cs lo que surge del desden con que recibi6 d ofrecimiento de Luis Gwman de induir EJfoml en d numero 4/5 de Sitio. (Como Lamborghini no constest6 la c:arta, los editorcs optaron por publicar "La novia dd gendarme" que, como se recordara, Savino habfa llevado a fines ·de 1982 y para cuya indwi6n s{ contaban con la venia dd autor). Aunque rcsulte parad6jico, csta in~ta <a de interes de Lamborghini por public:ar pudo deberse a que ahora podfa -como nunca habfa podido antes- cscribir. La certeza de que con las sagas de TIUkys y La causa justa la "Obra Macstra" afiorada durante tanto ticmpo y a la cual habia hipotecado la vida misma estaba, por fin, lograda, pero que d aclcter de esa feliz consumaci6n (se trataba de una obra sicmprc "en proccso". una obra solamente legible despues de la muerte dd autor, es dccir: los "in~tos p6stumos de un gran cscricor") no admida otra actitud que la del silencio y la espera tal vcz explique esc rcpliegue. Ese ensimismamiento, que hada sistema con la dccisi6n de ya no salir a la calle tomada un ticmpo acras, no solamence sc proy«taba hacia la posibilidad de public:ar sino que afcctaba tambien a la corrcspondencia que, muy menguada durance toda esta pcrmanencia en Barcelona (cinco c:artas a CCsar Aira y una sola a Tamara Kamcnszain y Hector Libcrtclla), dcsde fines de 1984 cc:;6 por completo. A difcrcncia de los afios de Mar del Plata, cuando cscribia media doccna de c:artas por scmana para lamentarsc de que no tenia ccxtos para enviar a sw amigos o para anunciarlcs crabajos puramente imaginarios o apenas csbozados, ahora que las novelas y versos le sobraban ni siquiera los enteraba de su existencia. A cste rcspccto, y mas aUa de sw f.antasla.s, o sw conviccioncs, accra. de la rclacion de ncccsaricdad cxistente entrc la propia muertc y la posibilidad de que su obra sc hiciera un lugar en d sistema de la literatura argencina o en d mercado, cl caracter de su Ulcima producci6n no pudo scr ajeno a esta rcticencia en darla a conocer. Asfixiado durance muchos afios con el sambcnito de "pocta genial", en su scgunda cstada en Barcelona sc habia convertido en eso que tal vcz sicmprc habfa querido scr -no'Ydista caudaloso-, a punto tal que, sin conw cl Ulltro Proktario tk CdmllTtl, en dos afios cscribi6 d doble de paginas en prosa de las que habia cscrico en cl resto de su vida. Es cierto quc escribi6, tambien, mas de dosciencos pocmas, algunos magnificos. Pero cl hccho de que la inmensa mayorfa c:arezcan de dtulo y de que nunc:a durante este periodo pensara inccgrarlos en una scrie (como habla ocurrido, por ejemplo, con los "pocmas dcdicados") ni, mucho menos, sc propusiera escribir un libro de pocmas (como ocurri6 con "La negaci6n" y "En cl Canc6n de Uri"), mientras que codas las narraciones de csos dfas estaban articuladas en un proyccto concrcto y rotundo, dcsmesurado
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inclusive como cran Tlkkys y LA cllMSa justJ, pcrmite aventurar que en aqudla qucja dd pocma "Los Tadeys" ('Yo que ~ que vivir I progmar m el w"'1o• [S. Ill: 50]) habEa algo mas que ret6rica ( "}O no puedo vivir sin k" nove/m [. ..]. El &Imo Debe Connmuu· [OL a CA dcl 12-3-79)). La insincera abjuraci6n de la novcla que habfa hecho en csc artlculo coescrito con Ludmer sobre unos cuantos versos de "Elena Bcllamuerte", hemos avcnturado, exprcsaba ciertos pudorcs e inhibicioncs frcntc a csos amigos y amigas que, de bucna fe, lo juzgaban dema:siado "genial" como para entretcnersc con un genero tan burgues y subalterno. Pero el, tan enamorado de Kafka como de Thomas Mann (no, Luckacs no lo habrla entcndido), era, o querfa scr, fundamentalmente un novelista (•Soy un novelista de rtZrA, sin rubor lo confoso" [Las hijas de Hegel en S. 1.:213)). Muy ligada a csos ruborcs que deda no tener sc encuentra la advertcncia, o la disculpa, incluida en la carta que acompali6 cl envfo de LA Gran Uanunz de IDs Chista ('"Me atmJo a mllNktrte narrativa porque he batiJo mArcas de wrosimilitwr [OL a CA dcl 21-9-84]). Para esa cpoca, sabcmos, las "marcas de verosimilitud" hadan rcfcrcncia, ademas de a LA Gran Uanura de los Chistn, a Tlkkys, la saga imbatible que su autor no sc atrevfa siquiera a nombrarle a su amigo CCsar Aira. Esa "verosimilitud" novclcsca, en la que Lamborghini sc habfa csforzado en Tlld.ry ("En el Tamales -doscientas tninta mesas mds los climtn tie la barra; los banos parttilm pequ.riios pueblos tie provincia- se hablan hartatio tie comtr un smcillo fJmJ ace/mu p"'1o de camionnos: tail/a de tadeys con pimimtos y salsa viokta, la mds picank, un arJiJ de los transportistas contra los tninta graJos bajo cm> de la montalilt'" [S. IY.: 130-131 ]), sumada al cstilo, que cstaba intacto, y a la capacidad de invenci6n, que sc mostraba inagotablc, hada de la saga algo dnnasilUJ.o bueno como para que su autor no tcmiera la pcrcza de sus lectorcs, aun de los mas ficlcs, y entonccs anunciara, con timidcz ("Me atrc'YO a mllntiark narrativa" [subrayamos nosotros]), LA Gran UanuTll de los Chism y no sc animara siquiera a mencionar Tatkys que, como hemos visto, para cntonccs ya cstaba "terminado" (cs decif: en la versi6n en que sc public6 dcspues). Como habfa ocurrido otras veccs, sus prevencioncs eran cquivocadas con respccto al autor de Zilio pcro harto justificadas frcnte a casi todo cl rcsto dcl mu~do. De hecho, con la sola excepci6n de CCsar Aira, la mayorla de quiencs habian sido admiradorcs de Elfiord, Sebwgontli wtrocetle y Ponnas ignorar{an TllMys con ncgligcncia patcrnalista e incluso bubo quien cqnjetur6 que la saga fue cscrita con fines comcrcialcs. Volviendo a la ultima producci6n poetica, cs notable la manera en quc las rimas, las mctricas fuertcs y los jucgos de palabras, expulsados de las novelas, sc refugiaron en los pocmas como nunca antes hasta imponer su impronta en casi todos los textos dcl pcrlodo. La autoreferencia, en cambio, tambicn suprimida de los trabajos en prosa, no pas6 a los pocmas de csta ctapa sino que, con la sola excepci6n de unas pocas mencioncs marginalcs, practicamente dcsaparcci6. 0 sc hiz.o mas sabia: uno de los pocmas de csos dlas que, merccd a un dichoso azar o a las darividcncias dcl compilador, ccrrada cl tomo donde sc rcuni6 p6stumamcntc
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casi toda su pocsfa uazaba un completo rcpaso autobiografico, se pronunciaba sobrc la vicja cucstion de los generos y constataba quc, al final, habfa sido -sin ninguna posibilidad de elegir otra cosa, como si cumpliera un dcstino- lo que debfa ser. Que todo eso esruviera escrito en catorce palabras tal vez constituya una prueba de quc Oswldo Lamborghini no habfa elegido ser un genio y de que tampoco habfa sido una decision enteramente suya -o, al menos, no habfa sido una decision enteramente libr~ la de hacer de cierta visibilidad sexual extrema uno de los topicos centrales de su obra. Que las dos cucstiones se encontraran abordadas y rcsudtas en un mismo Zln'SO (escasamentc rigurosa, la tcntacion de fantasear con que Cste fue cl Ultimo pocma dcl autor cs casi irresistible), dcsde luego, las abolfa: no cscribi6 pocsia sin embargo la ttnCa
Toda adentro: igual dcsdcf\oso impcmrrito NO ELEGCA
[S. III: 539)
Toda adentro de las novclas de esta Ultima etapa, la pocsfa terminaba siendo menos un genero (deglaco) que una intensidad narrativa: Ahora se smtla mas dcspcjado, ccdla cl efccto dd alcohol. Miro nucvamcnte la jaula. Scguramentc por una apucsta, un tipo con aspccto de maton habia cnttado en la jaula del tadcy y se lo garchaba. La cara dd animal, oomo la de todos los de su cspccie, era horrible. Muchos hombres los dcscaban h.asta cl dclirio, mu que a las mujeres y a los maricas, pcro la cara dcl tadcy -algunos usaban la cxpresion •repugnance·- lcs impcdla ac.crclrsclcs. Seer lijum lo tenla de frcntc al tadcy mientras cl maton sc la daba. Entonccs comprendio. lmposible ncgarlo, cl rosuo dcl animalito era fco, casi abominable: sin embargo, mientras tcnfa dentro la verga del maton y recibfa sw empujoncs, algo sublime sc filtraba en su arita, algo que hada cstallar a la misma bclleu. Esnipidarncnte, daro: cobardc. [S. IY.: 133)
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Buenos Aires [1985)
Fueron las trcs carpctas que contenlan los originalcs de T/Ukys lo Wiico que Lamborghini sc ocup6 de trasladar cuando en abril de 1985, vencido d contrato de alquiler merccd al cual ocupaba con Hanna cl entrcsuclo quinto de Berna n° 40, se mudaron al piso septimo dcl 24 de la calle Comercio, en d Barrio Antiguo de la ciudad, que clla le alquil6 a Monserrat Feliu Gwifie en la suma de vcintid6s mil pesetas mensualcs. Igual que en Berna, rapidarnentc qucd6 cstablccido que d dormitorio oficiaria de cuano de uabajo de Cl y que ella dormirla en cl sof.t Tambien qucdaba daro quc Cl scgula dccidido a no salir a la calle. Tan convencido cstaba de csta dccisi6n que jamas dispuso de un juego de llavcs dcl departamento (cuando Hanna salla, dejaba la pucrta ccrrada sin llave). De hccho, durance los siete meses que vivi6 en la calle Comcrcio no baj6 a la calle ni siquiera para comprar cigarrillos o alcohol. Consccucntc con csta dctcrrninaci6n, ya no volvi6 a vcstir ropa de calle ni zapatos, ni aun cuando rccibla alguna cspor.idica visita (cl pocta pcruano Vladimir Herrera, por ejemplo, a veccs en compafila de alglin amigo). Tampoco sc csmer6 demasiado en enterar a sus posiblcs corrcsponsalcs de su nucva dirccci6n. A vcccs, cs cierto, le pcdla a Hanna que averiguara en d cdificio de la calle Berna si habla llcgado alguna corrcspondencia pcro la solicirud no tcnla ni la insistcncia ni d apremio quc hubiera sido dable cspcrar en quien no mucho tiempo atr.ls viv!a pcndiente dcl corrco: Probablementc la dccisi!Su de rcducir al mlnimo la corrcspondcncia sc debiera tambien a su intcnci6n de no ddatar su prcsencia en Barcdona. Todos estos temores, como dijimos, debieron de aumentar conforme la situaci6n
poUtica en la Argentina mejoraba y la hospitalidad cspafiola para los exiliados iba tornandosc cada vcz mas inncccsaria. En cste scntido, una nota sobre la cucsti6n quc por csos dlas public6 d diario FJ Pals lo indign6 pcro, al mismo tiempo, lo alarm6. A pcsar de cste ostracismo voluntario, no parccc habcr sido para Lamborghini una mala etapa. Distendido dentro de los pijamas de hilo que le compraba Hanna, rodcado de manuscritos, dibujos, libros, revistas y de los materialcs que ella le trala dd Mercado San Antonio (una feria de Ii bros y publicacioncs usados a la que indefcctiblcmentc concurrfa todos los domingos para proveerlo de material de lccrura y, wnbien, de las revistitas pornograficas que el dcspues iba a rccortar, pcgar y sobrcdibujar), la imagen que mucstran sw fotograffas de esos dfas cs la de un hombre fcliz. Si sc mira bien, tenla motivos para scrl'J. Sin otras prcocupacioncs quc enconuar d boligrafo momencancamente extraviado o que Hanna entcndiera primero y consiguiera dcspues d tipo de marcadorcs o lcipiccs de colorcs que ncccsitaba para alglin collagt,
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dcdicado a ticmpo complcto nada mas quc a leer, bebcr, dibujar y cscribir, arropado por los cuidados de csa mujcr quc, adcmas de amarlo, lo provcia de todo lo quc necesitaba, (qu~ mis podfa pedir, si incluso ahora -ahora si-. tcnfa una obra monumental de la quc no dudaba y a cuyo rcspccto hasta sc podla dar d lujo de retencrla, de diferir cl momcnto de darla a conocer, como si, sabcdor de quc csa obra tendrfa quc cspcrar algunas dCcadas para quc los lectorcs cntcndicran, le regalara d privilcgio de hacersc cspcrar primcro clla? Habla Degado por fin d momcnto en quc no tcnfa otras obligacioncs quc las quc le impusicran sus cuademos y, ademis, ya no necesitaba inv~w excusas (Hanna no sc las pecila) ni fingir (o desear) una cnfcrmedad para no scr privado de la silla (o la cama) quc cstaba ocupando. Si cso era lo quc habla qucrido (y muy probablcmcntc lo fucra), en Barcelona lo obtuvo, todo junto, en unos pocos meses. La obra -macstra y caudalosa- y la vida -mucDe- quc sicmprc supuso mcrccfa le hablan Degado casi de casualidad, buscarlas, anudadas a la certcza dcfinitiva de quc de all{ no iban a ccharlo. Esta scrcnidad buscada durantc tantos afios, apcnas cmpafiada por su condici6n de inmigrantc ilegal, suponcmos, hiro quc cl miedo a una dcportaci6n sc hicicra cada VC'L mas fucrtc, al punto de privarlo de algunos placcrcs inofcnsivos quc, sin embargo, lo ponlan en d ricsgo de pcrderlo todo. Por cso ni siquicra sc pcrmida acompafiar a Hanna a la fcria de libros usados, ni aun cuando un domingo cspccialmcntc solcado hicicra dcl pasco una tcntaci6n muy grandc. En csos ca.sos, el, quc, tal vcz para no aftigirla, le ocultaba a clla los vcrdadcros motivos de su rcclusi6n, invcntaba una excusa cualquicra (por cjcmplo quc prcfcrfa cl placer de sorprcndersc en cl momcnto en que dcscnvolvicra los paquctcs quc cDa trajcra de la fcria) para quedarsc cnccrrado. Durante csos sictc meses en los quc vivi6 en la callc Comcrcio sc siroa un largo ccntenar de pocmas sucltos, muchos de cDos fcchados o con fcchas intcrnas (aprox.imadamcntc los publicados en [S. III: 431-539)), bucna partc de los textos, collages y dibujos dcl ulllTO Prokuzrio tk CJmara, algunas rccscrituras de TaJeys y, funclamentalmente, la Ulcim2 parte de la ~ric de La causa just4 (Es dccir, El Pib~ &rulo y FJpUgi/ tk guantt blanco) y sus agrcgados y bocetos [S. II: 119-126]. Tambien corrcsponden a csta ctapa los distintos borradorcs de FJ Cloaca Ivan, lamentablcmcntc intcrrumpido. Los fragmcntos incluidos en [S. II: 171-229], en cambio, son en la inmcnsa mayoda de los ca.sos, si no en todos, ;mtcriorcs. Todos cstos trabajos, facturados en jornadas cxtcnsas de labor, son una prucba de quc ~borghini en Barcdona no sc dcdicaba solamcntc a bcbcr, como alguicn difundi6 dcspues. Pero cs cicrto quc cstas idflicas condicioncs de vida pudicron haccr, ante la provisi6n sin defcccioncs de Hannay la falta de toda obligaci6n (una cntrcvista laboral, por cjcmplo) quc le exigicra mantcncrsc sobrio al mcnos por unas horas, quc en csos dlas bcbicra mis de lo habitual (de lo habitual en el, quc ya era mucho). Esto cs lo que pcns6 German Garcia, que una wde de agosto de 1985 pas6 a dcspcdirsc antes de regrcsar a la Argentina. Qui?.as porquc la imagcn de un hombre jovcn que vivfa en pijama y pantuflas le rcsult.6 un cnv~ dcmasiado contundcntc de su
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tcmpcramcnto hipcractivo, quizas porquc Lamborghini bcbi6 durantc todo d ticmpo quc dur6 la visita (aunquc Hanna, quc alrcdcdor de las dicz de la nochc sc fuc a dormir y dej6 a los dos amigos enredados vaya a saberse en qu~ recuerdos, crey6 ver que ambos
lo hablan hccho), sc rctir6, ya de madrugada, dd dcpartamcnto de la callc Comercio con la scnsaci6n de quc su antiguo camarada habfa tocado el fondo de su dcadencia, que Hanna Muck era una cnfermera provccdora de alcohol y quc, en fin, aqudlo quc habfa empczado (o al mcnos habfa cmpczado para el) diccisictc afios auis una nochc de invicrno en la librcda Fausto de Corrientcs 885 estaba pr6ximo a conduir en d fracaso y la ignominia que crcfa habcr prcvisto desdc d comic01.0. Garda lo cont6 asl: Antes de volvcr, en 1985, fui a dcspcdirmc. Tuvc la certcza de quc no viviria dcmasiado. En pijama. scntado en cl piso frcntc a las llncas degas de un televisor nul sintonizado, me mostnS unos dibujos con anotacioncs manuscriw. Mc dio una c.opia de "La causa justa", lo lei en d avi6n. Osvaldo Lamborghini lubla asimilade lo mcjor de Gombrowia, volvl al cncusiasmo quc me habla producido El FiorrJ. Al llcgar .a Buenos Aires hice publicar "La causa justa" en la rcvista El inMmbrob~. Muri6 Osvaldo Lamborghini y, en la misnu rcvi.su, publiqu~ "La intriga" (dc.spu6 supc, porquc Matilde Sanchez lo dijo en un rcportajc, quc mi dcspcdida partiaal.u habla sido cxduida dcl coro plafiidero qu~ habl6 de su mucrtc). Mi despcdida publicada rcdoblaba la apucsta. Rcspondl al quc habla conocido con cl mismo "fuego amigo" quc le habla soportado nW de una vcz.. Crco quc era jwto27. Hice publicar su primer libro, y uno de sus ultimas grandcs rclatos. Lo quc cscrib! sobrc Osvaldo Lamborghini cscl ahora rcunido. No hay de qui arrcpcntirsc, ni cxplicacioncs quc dar. Fuimos amigos. Buenos Aires, mU'ZO de 2003 [Garcia, 2003a: 10-11]
Sin dudas los "dibujos con anotacioncs manuscritas" cran partc dd UlllrO Prolmzrio de Oimllrlt y d hccho de quc Lamborghini sc los cxhibicra a Garda y quc, adcmas, le dicra esc original de La causa Justa mccanografiado por Hanna y corrcgido por ~l estarfa indicando quc todavfa le importaba d juicio de su antiguo camarada. Esta cspcculaci6n sc robustccc con d hccho de que La caWIZ justa (&diw: IA gran /JanurtZ de Ins chista) Y2 SC conoda en Buenos Aires pucsto quc Lamborghini le habfa cnviado una copia a cmr Aira d afio anterior (y el no sabfa quc la copia habfa Degado incomplcta ya quc Aira, a fin de salvaguardar a Hanna de un agrio rcprochc, sc habfa cuidado de poncrlo al tanto dd pcrcancc}. En cualquier caso, Garda no pudo sino admirarsc de csc rclato que ley6 "a ~ mil TMtros de altura" [Garda, 2002: 9] micntras cruzaba d Atlantico en su rcgrcso al pals y, en esc rcgocijo, cfectivamcntc gcstion6 su publicaci6n en la rcvista quc cditaban CCsar Contino, Roberto Raschclla, Sergio Rondan, Hugo Savino y Luis Thonis. Revista quc, como Vimos, sc llamaba lnnombrabk y no El lnnombrabk (la bastardilla cs nucstra; d lapsus, de Garda} como sc indica err6ncamcntc en !Wgo amigo [Garda, 2003a], cl libro dondc Garcfa dccidi6 rcunir todo lo que cscribio sobrc Osvaldo Lamborghini. No era la unica -no era ni siquicra la primcra- va quc cl nombrc, o d &.nwma, de Osvaldo Lamborghini pcrturbaba la prosa de Garda. Apcnas un atio antes hab{a fcchado
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en Barcelona un ardculo breve que, bajo d dtulo "Ultimas lccturas. Las almas en pcna" y un cp{grafc de Nescor Sanchcz ( "Dijt tsos largos aiios rrkiJos a la corrompit.la itlea tie la
7nun-tej, pa.saba rcvista a un conjunto de tcxtos de cscritorcs argcntinos mas o mcnos contemporancos unidos -debilmente- por un eje tcmatico tambicn difuso ( ";Podnnos
afirm11.r qw la litmuunz se constituye stg1'n una vmiOn implkita I txplkita tie la mume?" [Garda, 1996: 32)). El rccorte era ciertamente antojadizo puesto que sc cxtendfa dcsde aquella ya vieja Nosotros Jos de Nestor Sanchez (1966) a la muy rccience En ti corazJn tie junio de Luis Gusman ( 1983) y dcsde la archidifundida RespiraciOn anifida/ de Piglia a la poco mcnos que rcc6ndita Pmona pd/Ula de Juan Carlos Martelli. Manuel Puig, Rodolfo Rabanal, Antonio Dal Masctto, Jorge A.sis, Miguel Briante, Nicolas Pcycc~, Rodolfo Fogwill, Marcelo Pichon Riviere, Alberto Coustc, Anuro Carrera, Nocm{ Ulla, Mercedes Roffe y Oscar Stcimbcrg complctaban cste clenco de "Ultimas lccturas", que Garda clcgfa ccrrar con una reflexion sobre CCsar Aira: Por Ultimo, quisiera subrayar que CCsar Aira (LA Juz 11rgmti1111, 1983) vuclve a la Urica de Nestor Sanchez, aunque mediante un proccso de distanciamicnto: "Y aqul todo cs mU.Sica porque sl, mU.Sica vana. Ni siquiera cl tiempo participa dcl mccanismo de las generacioncs, y menos que cl tiempo la muene, y menos all.n que esta la ccncza de la vida". [G~da, 1996: 38)
El fragmento -al menos como lo public6 la rcvita Anamorfosis- contenfa un pcquefio error: cl pasaje "'MUlica portp« sl, m"1ica vana• en La /uz argmtina estaba entre comillas (omitidas en la transcripcion de Garda, que entrccomillo a Aira pcro omiti6 haccrlo con cl texto que, entrccomillado, Aira citaba), lo cual era logico puesto que sc trataba de una cica. Una cita que para 1984, fccha dcl artfculo, muchos sabfan (Aira mejor que nadie) que evocaba menos al grillo de Conrado Nale Roxlo ( "MUlica porqut
sl, m"1ica vana I como la vana mU.sica tie/ grillo; I mi corazJn eg/Jgico y smci/Jo I st ha dnpmado gri/Jo tsra mafiana" [Nale Roxlo, 1967: 11]) que al marques de Scbrcgondi de Osvaldo Lamborghini ( "Ptr0, stdio otra cosa. I Mi osammta y la suya I mcontraron tie pronto I mcontraron juntas I una tsptcit tie compds I mU.sica porqut sf mU.sica vana" ["Reivindicaci6n" en S. II: 243]). Lamborghini, que no sc enterarfa nunca de que habfa entrado por la vcntana (por las ventanas de La /uz argmtina, csa novcla que tanto le habfa disgustado) a las Ultimas lccturas de German Garda en las que, en principio, no estaba incluido, tampoco supo que, mas o menos para la misma epoca en que rccibla la visita de su viejo camarada, a miles de kilometros de distancia de csc septimo piso de la calle Comercio era objeto de otra cxclusi6n. Sc trataba de una "historia y antologfa" de la narrativa hispanoamericana entre 1916 y 1981 tan ambiciosa como desprolija que la editorial Siglo XXI le habfa encargado al portorriquefio Angel Flores quien, a su v~. rcquiri6 cl concurso de argentinos, uruguayos, paraguayos y cxiliados dcl resto de Hispanoamerica para que colaboraran en
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la sdecci6n y prescntaci6n de autores y textos, resumieran los que fueran dcmasiado c:xtensos y prologaran los ocho vol\lmcnes que tendria la obra. Las muchas manos quc hubo en cl plato de csa antologfa produjcron, como era previsible, cierto edecticismo en los autorcs scleccionados. Y la incompctencia de Angd Flores, responsable de la obra, un verdadero galimadas en d ordenamicnto de los tcxtos. En d volumen 8 (La gmnaciOn de 1939 m atk/4nte. Argmti114, PllTtlgUllJ. llrugwzJ), quc es cl que nos interesa, tras un pr6logo de H6ctor Libcrtdla titulado "Argentina; oua gcneraci6n de prosisw", sc ordenaban, o sc desordenaban, sin mayor concicrto ni c:xplicaciones argentinos, uruguayos y paraguayos, sin que tampoco quedara claro de quc generaci6n de 1939 sc trataba y por quc s6lo los argcntinos merccian pr61ogo (d de Libcrtella) mientras que los uruguayos y los paraguayos induidos en d volumen qucdaban, a este respecto, a la intempcrie. Libcrtella, que comparti6 con Beatriz Sarlo la sclecci6n de los autores argcntinos induidos e ignoraba cl ca6tico ordenamiento que iba a hacer Angel Flores, fech6 su pr6logo cl 24 de agosto de 1983, adarando que se trataba dd 84avo. cumpleafios de Borges, cfemcride que aprovcch6 para cerrar su tcxto con una lista de setenta y un escritores argentinos (no todos induidos en la antologla) agrupados scg1ln un critcrio gcneracional ( ·como no lkgamos a los 42 anos, totios t:rtnnos qt« una miuuzncitz litnrtrill m "'Argmtina deb~ Jurar mtis de lo qt« Jura nwstro Jobk: los ochmuz y CUlllrO anos de Borgn• [Libcrtdla, 1985: 14]). Sal6monico pcro tambicn jeruquico, este listado, que iba de Jorge As{s a CCsar Aira y de Arturo Carrera a Mempo Giardinelli, esraba encabczado por Osvaldo Lamborghini. Pero como cl pr6logo de Libcrtella estaba prccedido por un prc&cio de Angel Flores, responsable de todos los desprop6sitos que venimos comentando, y como Angel Flores era, en Ultima instancia, cl ducfio dd volumen, Angel Flores, que no sc pcrcat6 de que podda habcrle objetado a Libcrtella que Lamborghini ya habla cumplido cuarcnta y cinco afios (y por lo tanto exccdla cl cone gcneracional que Libcnella proporua), dccidi6 vctar Elfiord por motivos menos rigurosos: En esta literatura cs6pica de Hispanoam~rica convcrgieron ouos ingredientcs: pomograBa y mucho de aquel trcmendismo que habla surgido en la literatun de F.spafta al final de la Guerra Civil. Enttt las •duicos• cs6picos nucstros, conwninados por csc tremendismo pomogrifico, mencionaranos. f2 que no osarnos induirlos aqul, dos: El p1rrilus,.U.. dd unaguayo Nelson Marra. y •EJ fiord• dd argentino Osvaldo Lamborghini. Nos valdrcmos, pues, de textos mcnos escabrosoa. [Flores. 1985: I OJ
Privado hasta de las italicas con las que, err6ncamente, Flores escribla d dtulo dd cumto de Marra, Elfiord qucd6 cxduido de la antologla sin que su autor gozara tampoco del bcncficio de scr incorporado con un tcxto "menos escabroso" {lo que sf ocurri6 en d otro caso, donde sc rccmplai.6 "El guardacspaldas" por "Los hercdcros"). Libcrtella dccidi6 cvitarle la amargura y no lo enter6 dcl episodio. Probablementc ya no lo habr{a afcctado. Probablcmente ya no le importaba publicar. AdellW dd desinter~ quc habla mostrado por la ofcna de Gusman de induir FJfamJ en
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Sirio, sosticnc csta imprcsi6n la evidcncia de quc en toda su Ultima producci6n, tanto en prosa como en verso, d t6pico publkar I acribir dcsapa.reci6 c:asi complcwncntc y las mcnciones a la propia obra cesaron cambien. La vicja fijaci6n por la cuesti6n de los ~ncros y los sexos, en fin, cncontr6 cabida en un virtuosismo sin crispaciones ( •i Va, tla? I
yo soy la &114• [S. III: 525)) y si bicn las antiguas qucrdlas con la rima, quc ahora dominaba en todos los pocmas, rcsurgian cada tanto c·roJa rima ofmJe" [S. III: 502)), Lamborghini parcda ya no tcncr cucntas con nadic: lmpacimcia no tcngo ni tampoco miedo Aqul cstoy, y me quedo. Hago lo que dd>o: Contraer dcudas, Asf me vcngo, La literatwgia castdlana, Lo que tu mfeudas Oh lengua [S. III: 507]
FJ domingo 17 de novicmbrc de 1985 a la tardc sinti6 un dolor abdominal suficicntcmcntc intcnso como para pcdirlc a Hanna quc no fucra a la fcria de libros y revistas usados y pcrmanccicra junco a el. Esa nochc, dcspues de mirar un especial sobrc Osvaldo Pugliese quc transmiti6 la tdevisi6n espanola, clla sc fuc a dormir y el sc cnccrr6 en su habitaci6n a trabajar. A la mafiana siguicntc, cuando dla parti6 hacia d trabajo la pucrta cstaba, como de cosrumbrc, ccrrada. Como de costumbrc tambien, sali6 sin saludarlo pucsto quc a csa hora el normalmcntc acababa de dormirsc. Regrcs6 a las cinco y media de la tardc dd Junes 18 y, sorprcndida de quc la pucrta de la habitaci6n siguicra ccrrada, ingrcs6 en dla. Lo cncontr6 scntado en la cama, en su posici6n de trabajo o lcctura habitual, con un abrigo pucsto sobrc cl pijama. El caractcr dudoso de la muertc hizo ncccsaria una autopsia quc sc practic6 cl martcs 19 y en cuyo informc sc consign6: "Diagn6stico anat6mico: sin signos de violencia. Hepatomegalia y estatosis. Edema de pulm6n. Miocardio cl esderosis. Causa de la muene: natural. Muertc mbita compatible con insufidencia cardfaca aguda•. [Arch. penonal, en fotocopia]
Lo quc cl informc qucrla dccir era quc ni la hepatomcgalia (agrandamicnto dcl hlgado), muy probablemcntc dcrivada de la prolongada y cxccsiva ingesta de alcohol, ni la cstcatosis (infiltraci6n grasa dd higado), producida sin ninguna duda tambien por la bcbida, ni la esclcrosis de las arterias coronarias {colcsterolemia causada por los malos Mbitos alimenticios, d tabaco y la vida scdcntaria) fucron la causa dd dcccso (cl edema de pulm6n era consccuencia de la insuficicncia cardiaca aguda quc provoc6 la mucrtc). Tampoco sc trat6 de un infano o un slncopc. El coraz6n, simplcmcntc, dcj6 de
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contracrsc28. Los medicos le dijcron a Hanna quc no habfa tcnido ticmpo de sufrir. Que probablcmcntc ni siquicra sc habfa cntcrado. Los t.ramiccs de la autopsia motivaron quc d vclatorio tuvicra lugar d micrcolcs 20. Hanna, quc sc habfa comunicado inmcdiacamcntc a Buenos Aires y a Mar dd Plata, dccidi6 la crcmaci6n. El amigo mas ccrcano quc la acompaft6 cntonccs fuc Vladimir Herrera. y fuc cl quicn SC comunic.6 con "los Libcrtclla": Tamara y H«:tor: . A csta fccha ya dcbcn cstar cntcrados de la mucnc de Osvaldo. Sucedi6 de mancra abrupu en la ca.sa quc acababan de tomar con Hanna en d barrio antiguo de Barcelona. Yo lo habfa visto una scmana antes con pizza y vino de por mcdio en su ca.sa de dondc como a.si todo d ticmpo en Barcelona, no salfa. Tcngo la imprcsi6n de quc cstuvo cscribicndo en Barcelona hasta d Ultimo dia sin padcr el scntido dcl humor. Hanna, al volvcr dcl trabajo lo cncontr6 en su habitaci6n scmiincorporado pcro ya mucrto. Vi sus rcstos en pompas fiincbrcs dcl Hospital Cinico. Alli cst~amos un pcruano y un cat:alin que lo conodan a traves mfo, Hanna y un pcrsonajc curioso quc hiw un rcsponso breve. No fuc nadie mas. FJ funeral fuc ripido, solitario y uistc. Hanna dcspues llcvaria los rcstos a incincrar. Ahora reposan en una cripta sw cenizas a la cspcra de las dccisioncs de la funilia. [VH a TIC y HL dcl 4-12-85)
La familia dccidi6 quc fucra Elvira quicn guardara las ccnizas y asf sc hiw. Esto ocurrirfa, sin embargo, al afto siguicntc, cuand(l Hanna rctirara la uma dcl ccmcntcrio de la sierra de Col Ccrolas y la trasladara a Buenos Aires. Fuc en Buenos Aires, en cl suplcmcnco Culrura dcl diario La RazJn, donde d 24 de novicmbrc de 1985 trcs de los amigos ma:: ccrcanos de Osvaldo Lamborghini lo dcspidieron. Que ahora hablen cllos cs una buena manera de callar nosotros: No sc muri6 en 1985. Estaba mucrto. Mc cscribi6 hacc scis afios: "A ml me mat6 FJ fiord. El FIOrd ea mi Upicla. ..". Lo rnat6 "El Fiord", su froid francCs, su m~co vicnes, su furmaci6n costera. Escribi6 en 1967 al cemr la p~na dcl parricidio "el revcSlvu colgaba blandamente de mi bnzo. Sebastian me mir6 y yo lo mire: hablama1 vivido para eae momento...•. Habla disparado·contra cl cucrpo moribundo dd amo s6lo para vcr c6mo sc iban dcsmantdando s~ panes, apenas pr6tcsis. Sc apag6 su sonrisa de fraudc y nc6n. Por eso, sc vct6 la posibilidad de cmprcndcr cualquicr fraudc. No escribi6 la novda de la dicadwa. Todo lo quc ocurri6 dcsde 1967 ya cstaba cscrito en aqucl libro. Redm6 la hipocrcsla litcraria. "De ahora en maa a no gunar... jF.s tan di6cil no gwwlc a nadie.-!· "Scbrcgondi", "Sonia", "Mi Hija", "La Mafiana", que cdit6 Armand en Nucva York. "Die Vcrncinung·" que edit~ yo. "Las Hijas de Hegel" quc anticip6 la ultima cdici6n de Sitio. Dcccnas de fragmcntos in&iitos quc ticncn Ain, Carrera, Scheuer y miles de cartas a todos nosotro.s que habri qut compilar: a partir de csc corpw la litcratura argcntina cmpczar.i a lccrsc de otra mancra. C.Omo la historia de los uJtimos quince afios SC lcy6 de Otra mancra anticipada en SU obra quc, como dijo quc conticnc [sic]. Tcrminaba as(: le clave d palo de la bandera en 1u eladlido hombro. Pua S, daputs de todo, era un honor. Y ul, alimoa en manifeltaciOn". No sc muri6, s6lo dcj6 de manifcstar para quc nos manifcstcmos nosotros para quicncs cscribir -lo publiqu~ hace mucho- cs para citarlo. Para citarlo hcmos vivido, para cstc cjcrcicio. Rodolfo E. FogwiU
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Cualquicra fucra su destino de botdla perdido, como un bar quc a pico, o quc sacudido por olas de aguardicnte- asl me lo imagino a Osva1do. En la cantina de su Ultimo pucno. Hacc aftos vengo prcparando un tcxto y aficjandolo en cubas de roble. Tai vcz sea su tcxto; la vida de un hombre contada en un solo instantc. Una vida quc no pucdo imaginar succsiva ni aonql6gic:a. u de alguicn quc para ml fuc padre, nicto, hijo y abuclo a la vez. Pasarnos muchas cosas juntos, y siemprc sc daba csc cxtrafto intercambio de "papdes•. Es dccir, El Enigma Familiar de la Uteratura .Argentina. El tcno se llamart ParU-Londrc:s-Ncw York-Buenos Aires: csa lcycnda de fanwla de lugares importantcs, quc sicmprc aparcce al pie de alguna mara de perfume argcntino barato -'l sabc de quc hablamoh Aunquc tambim podrla llamarse Quequcn-Bucnos Aires-Mar dd Plata-Barcelona. Dalo mismo. Aqul hay cscondida una clave. El personajc de esa novcla cs, en realidad, un personajc de Pa.ncdio, dcl divino Aurcolus Thcphrastus: alguicn privilcgiado quc crcce en cl interior de un frasco hcnnctico y quc se alimcnta durantc 45 afios s6lo de sangrc humana (Osvaldo era un vampiro: lcla de todo, y todo lo digcrla hasta cxpulsarlo por su Organo prcfcrido). Ese ~ muy vicjo, agachado en cl fundo de una botclla y en posici6n fetal, no cs un cscritor, obviamcntc. No quicrc comunicar... Tampoco cs un •liccrato". No quicrc alanzar la Encidopcdia. S6lo csU fijado ctcrnamcntc en la ctapa dcl vagido, asumc csc idiolccto hasta la vcjcz (los romanticos morian a los 20 af\os: Osva1do muri6 vicjo a los 45), y lo hacc con coda autoridad: cuando yo iba hacia la •madurcz" dcl Boom, cl supo frcnane a ticmpo. En fin, me parcu que esa novela quc cstoy escribicndo es la vida de un hombre que desde sw primcros a sw ultimos libros avanz6 a cuchillo lento en una maleu ignorance de palabras. En csc tcrritorio salvajc dcl patOgn.fo quc amina hacia la cnfcrmcdad y/o morbo de la lctra. y quc sabc quc va a tcrminar en la corrupci6n de sus tcjidos (textos) yen~ adavcrizaci6n de su cucrpo. Esa cs la mayor ccrtcza quc lccmos en su literatura. Con Umborghin SC va, adcmu; la ultima garanda de mi litcratura, la quc me ayudaba a diferir un poco dcl resto. Mucno cl Superyo, ahora pucdo cntrcgarmc otra vcz a la vulgaridad. jSalud, Osvaldo! jSalud, maestro! In vitro et in vino veritu. Hector Libenella
Pcnsandolo dcsapasionadamcnte, la amistad con Osvaldo nos dio mu sobrcsaltos y tristczas quc otra cosa. Pero nuna lo pensamos asl porquc era la pasi6n lo quc nos mantenla unidos a Cl y sabla renovarla con tanto ~ quc no conccblamos otra pasion que valicra m:is la pena. Era como la literatura. Pareda muy f.kil no qucrcrlo a juzgar por d modo en quc sc lo trataba en general: para nosotros fuc imposiblc, impensablc ni siquicra por un instance, ni rcmotamcntc consideramos la idea de que no fucr:a Cl nuestro maestro, moddo, fucntc de intensidad, de cstilo, de perfccci6n. Lo hablamos adoptado como a una lcngua quc hablibamos y atesoribamos y aprcndlamos sicmprc de Cl, de su prcscncia qucrida y vcncrada. No imponaba quc sus cosrumbres nos dcjaran perplcjos o irritados; su aparici6n en nuestras vidas fuc una fclicidad inaudita. Habla dcscubieno cl secrcto de valcr por lo quc era, no por lo que hada. Habla dcscubicno casi todo sin haber cstado nuna alcna. Nadic fuc mu inteligcnte quc Osvaldo; uno prefcrla a su lado scr frlvolo, inconstantc, cstlipido para quc su maravillosa irradiaci6n nos iluminara mcjor. Usaba la intcligcncia apcnas como una puntuaci6n, como un rasgo superficial de la prosa o de la charla. Con sublime indifcrcncia de dandy estoico dcjaba la pena en un scgundo piano como si esruviera ocupado con cl brillo de las formas, Cl, que nuna se ocupcS de nada. Pero su alusi6n al dolor fuc inmensa, aSsmia y todos los que cstuvimos cerca de Cl la olmos y entendimos y aprendimos a temblar, a temblar con conesla, como Cl nos cnsef\6 quc debla hac.erlo un cscritor de vcrdad. Se rcirla si viera lo que estoy cscribiendo cntre lagrimas, dirla algo incsperado y definitivo como todo lo suyo; esa risa quiero, csas frascs quc voy a olr sicmprc y las guardo en mi coraz6n hasta mi propia mucnc. CCsar Aira29
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Notas
1 En la circu.laci6n -a ambo1 margencs dcl Arlmtice>- dd maro de este episodio se produjo un hcdio curio.o: muchos creyuon que el que IC habfa fracturado la mano en Lamborghini. 2 Rex era la marca de cigvrillos que Lamborghini fumaba en Ban:dona. 3 Dirigido por Mario Soffici y Eduardo Boneo, IC aum6 m 8uen01 Ams d 30 de mayo ck 19'65. 4 En las dos ediciona ck la novela (Dd Serba.I y Sudamericana) IC unific.6 la Cuba como •12 de abril de 1888j. 5 Ademu de atribuir la frase de Gluclumann a Wilde, LambotglUni le retoc6 ligaamcnte la sincair. • H"!,. • fwtM -U ~ ntpfiu r. btuu "'" ntpliur J. en lupr de 'f-"' ,,.,,J. I"' ap/iur. Mstll c.. ap/U-•r J. [Gludumann, 1978: 129). 6 La cana fue probablcmenre enrngada a Liliana Ponce, la mujer de Aira, en mano espno _.....,en las oficinas de Kapcluz donde trabajaba. 7 R«icntcmcnre se ha sostmido [Priero, 2006: 450) que la dedicaroria •a Flores• dd poema ·~· [Pcrlongher, 1997: 227) de N~tor Perlonghcr alude a csa muette. 8 La referencia a Eduardo Wilde de B anrwrt#I col«ti11t1 0-4W/Jii mdlaM MlllM 1,.,,,... &tlwaW 1VJM ~JI ApG •/Mjo-11 smtl. fatiillllo• [S. I: 187)), en fin. a c:ompacible con au dataci6n que ubic:a a aCOI dos aal.;m en fccha muy cercana a la conclusi6n de •Por un capltulo primero• que. como se recordara. glosaba um cana -.p6crifa- de Wilek a Carlos Pellegrini. 9 En cste pasaje podrla verse un antecedente de las rcorlas •amdfias• en tomo a la ICltUalidad anal que prolihnr&n en T"'*!i y m B Pi/H &nJo. 10 Si las comillas tenbn alpn signifiado, ~re no IC rcfcrla adusiwmmte a Aira: Im nombra de f.ogwill y Radlda wnbim aparcdan en ·Kondal Berna• muecomill.dos. 11 En cl puaje trarucripto, ·rmer• paiece emu. ·Tmecr conviene mejor a la advocaci6n re11·). 12 Como ya hanOI vino no cs cxaao que la extmai6n dd posfacio de Carda ·c1ob1ara· 1a mavi6n de Bf-J. 13 Oao anrecedente de prefacio no deseado o no solicitado IC cncuenrra end pr6logo a las O.S.ias M S.S.. Domttq, que Borga y Bioy Casares le hacen fimw a •Gervasio Montenegro•: •Rlfmirw J.--,;., 0.. Mo111n11p Yo "" k p«ll fw "'ml fiUnr ~ am "' tx11bnt/• nr J UllJn Ml;,,,,_,,,.. (N"'1I ill H. Busto1 Dom«'f) -_ [Borges y Bioy Casares, 1968: 12, en n . 2) 14 Sc ha novdado mucho sobrc los cr(mencs dd ttgimm miliw que derent6 cl podcr en~ 1976 y 1983. Schan commwio, wnbim profusamenre, aqucllos modo1 de novelar d pasado recic:ntc, y estos c:omentarios m:ibiaoa a su vez su propio comentario. u veinrena de piginas -lacOnicas, magistralcs- que Osvaldo Lamborghini dcdiaS ca T.Myi a la cuesti6n, en cambio, no han tenido, al menos huta d momena>, c:ondigna recepci6n. 15 Fl top6nimo evoca sin dudas a la regi6n que habitaix:n los hobbits de J. R. R. Tolkien, aunque cs diRcil decidir si los ICl'CI imaginarios de aus sagas tuvieron algo que vu m la gt!nesis de lo. tadc:ya. 16 End poema •Los tadeyw•, como ae recordari. los tadcys hahitaban zonaa lacusua. 17 Reproducida de mcmoria, aunque a>mctamcnte, la cita Ccomo • totloi ltn hom/,m, 1Nllos fW ,,;,,;,")IC encutntra al final de la inrroducci6n a ·Nucva rcfucaci6n del tiempo•, m [Borges, 1960:220) 18 Fl procedimicnto ha sido ac6alado y dcscripro en Borga por Daniel Link r&rga. yo mismo·. en Link. 199'6: 30
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a .). 19 En la secciOn III deTadcys aparcc.cn trcs fec:has: 1124, 1318 y 1428. 20 Unos pocos nombra propios K apartan, por divcnas razona, nomarquJ (Onim, Gaba, Lomct.oy, etc.) Oua cancrcristica in~ta dd comarqw parca scr la no arbirrariedad dd aigno lingalstico: cuando d acenro ortogrifia> agudo coincidJa en la milma palabra con una doblc •d•, por ejemplo, • sipificlllM 1inn1rr nrfrn-/M 1 ~ lo ~Pfl rr DtiUlntM.
21 M•11""1 M ~ f.,.tJstic., B H«Nior y Fl 111""""1 M ,,,; npnau sedan los libros de Borges aludicb -o alucinadc»- en d episodio de la cucva. 22 U fecha 1738 tmfa un antecedentc: era la que las.
-Pigtia. Ricardo. -Prior, Alficdo. -Quinteros, Lorenzo. -R.agendorfcr, Ricaido. -bchclla, Robcno. -Rubione, Alfredo. -Rocco-Cuzzi, Renata. -Savino, Hugo. -Santana, Ralll. -Serrano, 1ina. -Scheuer, Roberto. -Sch6o, Ernesto.
-Spadari, asar. -Spilimbcrgo, Jorge. -Steimbcrg, Oscar. -Tabordli, Picringda. -Thonis, Luis. -Tobclcm, Mario. -Trias, Carlos. -Uzal, Marcelo -Vegh, Isidoro -Vidal, Norberto.
/Bibliograficas /Libros y artfculos Sc indurm & lo. traba;o. citldos de manera cxpresa en el tceto o en las now. Cuando no se cita por la primer.a edici6n, el aAo de au IC indica eaEK puinlais
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