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Spanish Pages 207 [208] Year 2019
JosC Luis Blas Arroyo: Lenguas en contact0
DIRECTORES:
Gerd Wotjak y Eberhard Gartner Centro de Investigacibn Iberoamericana Universidad de Leipzig Maria Teresa Fuentes Mor6n Universidad Alfonso X el Sabio, Madrid
Jose' Luis Blas Arroyo
Lenguas en contact0 Consecuencias linguisticas del bilinguismo social en las comunidades de habla del este peninsular
Vervuert . Iberoamericana
.
1999
978-84-95107-30-5 (Iberoamericana)
Publidisa
Agradecimientos ................................................................................... 9 Introducci6n ........................................................................................ 11 I.
Un caso de interferencia gramatical cataltin-+espaiiol . Antilisis variacionista ...............................................................................
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I1.
MAS sobre gramtiticas convergentes. El caso de las impersonales con haber en cataltin y espaiiol.................................................... 43
I11.
La funci6n interpersonal del cambio de c6digo............................... 69
IV .
Aspectos estructurales del cambio de c6digo en un corpus medigtic0 . 93
V.
Caracterizacibn sociolingiiistica del cambio de c6digo en una comunidad de habla valenciana .................................................... 121
VI . Factores lingiiisticos y discursivos en la alternancia catalin-espafiol .. 145 VII . Cambio de c6digo y estrategias comunicativas en televisi6n ............. 171 VIII . ApCndice ...................................................................................
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Bibliografia ................................................................................
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IX .
A mi familia
AGRADECIMIENTOS La mayoria de las investigaciones que se contienen en el presente libro han sido financiadas por el Ministerio de Cultura, Educaci6n y Ciencia, con cargo a1 proyecto de la CICYT (Ref. PB96-1067), por lo que mi primera muestra de agradecimiento va dirigida a dicha instituci6n. Asimismo, quisiera extender mi agradecimiento a todas las personas que me han ayudado en la elaboraci6n de esta obra a travCs de sus comentarios a las redacciones previas de 10s trabajos que en ella se incluyen, asi como a aquCllos que me han inculcado la pasi6n por el estudio del contact0 de lenguas. En dicha gratulatoria quisiera incluir especialmente a 10s profesores Emilio Ridruejo, Shana Poplack, Humberto Ldpez Morales, Monica Heller, Carmen Silva Corvalin, Margarita Porcar, Lluis Payrat6, Miguel Martinez Martin, John Lipski, James Walker, Svitlana Budzhak-Jones, Carmen Leblanc, asi como a 10s miembros del Instituto de Sociolinguistica de la Universidad de Ottawa (Canad6). De la misma manera me gustaria que quedara constancia de mi agradecimiento por la colaboraci6n desinteresada que me han brindado numerosos informantes, sin 10s cuales las piginas de esta obra no hubieran podido ser escritas. Los siguientes articulos, previamente publicados en diversas revistas y monografias especializadas, han sido incorporados en varias secciones de la presente obra en versiones adaptadas y revisadas: "A propdsito de un caso de convergencia gramatical por causaci6n mliltiple en el Area de influencia linguistica catalana. Estudio sociolinguistico", Cuadernos de Investigacio'n Filoldgica, 21, pigs. 175-200; "El cambio de c6digo como marcador de la relaci6n interpersonal en algunas comunidades de habla espaiiolas", Lenguas Modernas (Universidad de Chile) 23, pigs. 207-226; "Dimensiones sociolinguisticas del carnbio de c6digo. A propdsito de un corpus radiof6nicoW. ITL Review of Applied Linguistics, 1 17-1 1 8, pigs. 117-150; "Buenas noches
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Lenguas en contacto. Consecuencias lingiiisticas del bilinguismo social
bona nit' ... Restricciones lingiiisticas y discursivas a1 cambio de c6digo7', Orbis 40 (en prensa). Quisiera desde estas piginas agradecer a 10s editores de tales publicaciones el permiso para usar dicho material.
Universidad Jaume I (Castell6n)
JOSE LUIS BLAS ARROYO
El presente trabajo est6 formado por una serie de estudios sociolinguisticos llevados a cab0 recientemente por el autor de estas piginas en diversas comunidades de habla valencianas en las que se vive una situacidn de bilinguismo social con dos lenguas peninsulares, el catal6n y el espafiol, como protagonistas principales del contacto linguistico. Entre 10s desenlaces a que pueden conducir las situaciones de contacto de lenguas, la sociolinguista vasca Karmele Rotaetxe (1988: 98) cita como principales las siguientes: a) la sustituci6n de una lengua por otra, cuando el individuo o grupo de individuos abandonan una de ellas, manteniendo la otra. b) el desplazamiento linguistico (language shift), en realidad una simple variante de la soluci6n anterior, ya que la lengua desplazada no es en principio originaria de las regiones donde se produce el fen6meno. c ) la amalgama de sistemas linguisticos, como las variedades fronterizas, las lenguas pidgins y criollas, etc. d) 10s fen6menos de interferencia linguistica entre las lenguas implicadas en el contacto; y e) el carnbio o conmutaci6n de c6digos. Aunque en las comunidades de habla bilingues espafiolas podemos encontrar vestigios de la mayoria de estas soluciones -con la salvedad de la formacidn de lenguas pidgins y criollas- mi objeto de interts principal en la presente obra se ciiie a 10s fen6menos m6s estrictamente linguisticos del contacto y en concreto a 10s conocidos como interferencia lingiiistica y carnbio de c6digo. Bautizado con ese nombre por U. Weinreich (1953), la interferencia lingiiistica es un concept0 que ha conocido un extraordinario Cxito en la lingiiistica contempor6nea y a1 que se ha acudido con excesiva frecuencia para explicar numerosos cambios linguisticos en las comunidades de habla bilingues. Frecuencia que quiz6 explique el relativo descrkdito del que 6ltimamente goza
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y del que diversos investigadores han intentado, no obstante, rescatarla, enmarcandola en unos parametros te6ricos y metodol6gicos m6s rigurosos (cf. Thomason y Kaufman 1988, Mougeon y Beniak 1991, Silva Corvalan 1994). Desde la ya clasica definici6n de Weinreich ("Those instances of deviation from the norms of either language which occur in the speech of bilinguals as a result of their familiarity with more than one language, i.e. as a result of language contact, will be referred to as interference phenomena") numerosas han sido las voces que se han alzado para subrayar que la influencia interlinguistica puede adoptar otras facetas distintas a las de la interferencia estricta. Fen6menos como la simplificaci611, la reducci6n sociolectal o la interferencia "encubierta" han sido propuestos como modelos alternativos para explicar, por ejemplo, las consecuencias del contacto en lenguas minorizadas en las que la poblaci6n aut6ctona tiene una exposici6n restringida a la lengua mayoritaria, (Mougeon y Beniak 1991) desenlace habitual, por otro lado, en tales contextos sociolingufsticos. Otra critica que se ha hecho a quienes han abusado de la interferencia como factor explicative de la variaci6n lingiiistica en las comunidades bilingiies es haber olvidado que, en el origen de 10s cambios lingiiisticos, puede estar no s610 la influencia interlingiiistica sino la propia evolucidn interna de la lengua. Esta cn'tica tiene un especial interts para mi objeto de estudio ya que esta en la base de un fen6meno escasamente analizado en las situaciones de contacto y mucho menos en las que tienen a1 espaiiol y a1 resto de las lenguas peninsulares como centro de interts. Me refiero a 10s Ilamados "cambios ambiguos" o por "causaci6n mtiltiple", en 10s que se imbrican factores internos y externos en la evoluci6n de la lengua. Pero ni tsta n; otras objeciones deben ocultar un hecho que, a mi juicio, ha sido sospechosamente ocultado en la bibliografia especializada durante decadas. Y es que tanto las interferencias de uno u otro tipo, como 10s fen6menos de simplificaci611, reducci6n sociolectal o cambios ambiguos han sido estudiados casi exclusivamente en el seno de lenguas minoritarias o minorizadas en situaciones de contacto donde tstas conviven con otras lenguas de mayor prestigio social. En trabajos anteriores (Blas 1991, 1992a y b, 1993a; Blas y Porcar 1998) he intentado desterrar la idea con datos empiricos extraidos de las comunidades de habla valencianas de que la lengua o variedad alta --el espafiol- es inmune a la influencia de las variedades con menor prestigio social --el dialect0 valenciano-. El hecho de que la mayor parte de 10s fen6menos analizados alli correspondan a1 nivel gramatical ofrece una idea de
c6mo las consecuencias linguisticas del contacto son m i s un desenlace de factores como la duraci6n y el grado de bilinguismo en la comunidad, que del relativo prestigio de las lenguas. Ahora bien en las situaciones de contacto en las que conviven lenguas tipol6gicamente similares, como es el caso del catalin y el espafiol, la consecuencia del contacto interlinguistico puede ser distinta a la simple influencia unilateral de una lenguas sobre otras. Puede ocurrir, y la proximidad estructural de la lenguas invita a ello, que &as, en su evoluci6n hist6rica, alcancen grados de desarrollo gramatical parejos y que la interferencia se convierta en tales casos en un potente factor de aceleraci6n de cambios que de otra manera podrian no tener el mismo Cxito. Esta faceta de la influencia interlinguistica se conoce habitualmente con el nombre de convergencia, al menos desde que fuera formulada por Gumperz y Wilson (1971) en su estudio sobre la confluencia de estructuras gramaticales entre diversas lenguas en la poblaci6n de Kuwpar, a1 norte de la India. Curiosamente, 10s procesos de convergencia se han tratado con mayor atenci6n en 10s casos de contacto entre lenguas muy diferentes, per0 mucho menos entre lenguas semejantes. En mi opini6n, algunos de 10s fen6menos gramaticales que m i s caracterizan a1 espafiol -y a1 catalin de paso- de las comunidades de habla valencianas en las que se vive una situaci6n de bilingiiismo social pueden ser explicados como fen6menos de causaci6n mliltiple y, en liltima instancia, como rasgos de convergencia gramatical. Precisamente a1 anhlisis de estos fen6menos dedicamos la primera secci6n de esta obra, que comprende 10s dos primeros capitulos de la misma. La hip6tesis principal que en ellos se defiende es que en las gramiticas del espafiol y del catalin de estas comunidades se ha llegado a un nivel de confluencia en determinados puntos de la gramitica que ha desembocado en soluciones idknticas para ambas lenguas. Con todo, existen diferencias que es precis0 subrayar en cuanto a1 origen de dichos fen6menos. Asi, en el primer capitulo pasamos revista a la extensi6n social de un rasgo muy habitual en el espafiol hablado en Valencia como es la confusi6n de 10s morfemas bajo por abajo, producikndose una amalgama en el primer signo en el que confluyen 10s valores preposicional y adverbial. La extensi6n de bajo tiene un correlato en catalin en la forma baix, que incluso tambiCn vulnera la norma en alguno de sus usos. Ahora bien, si en esta convergencia de soluciones es ficil adivinar el origen interferencial del fen6meno con el catalin como lengua fuente y el espafiol como lengua meta, no ocurre lo mismo con el fen6meno tratado en el segundo capitulo. ~ s t corresponde e a la concordancia
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Lenguas en contacto. Consecuencias lingiiisticas del bilingiiismo social
en espafiol en las oraciones impersonales gramaticalizadas con el verbo haber. El hecho de ser un rasgo conocido desde antiguo y difundido en otras Breas del espafiol --especialmente el espafiol de Amtrica- no impide su caracterizaci6n como fen6meno de convergencia en las comunidades de habla catalana. El estudio pretende analizar la extensidn social del fen6meno a1 que ya antes habiamos dedicado atenci6n en trabajos previos (Blas 1993a) y del que habia surgido una impresi6n de variable linguistica sumamente extendida. La descripci6n como fendmeno de convergencia en estas comunidades tiene su causa en la amplia difusi6n de un desenlace idtntico en la lengua catalana, donde al igual que en el espafiol, el rasgo desafia las recomendaciones normativistas. Asi pues, en la concordancia con haber se conjugan claramente factores internos y externos como la interferencia, obteniendo como resultado final una soluci6n de compromiso similar. Con todo, en este caso es dificil decidir d6nde est6 el origen de esta influencia extema, esto es, cu6l es la lengua que inicialmente influye sobre la otra. Probablemente, la pregunta no estk bien planteada y sea preciso concluir que la intluencia ha sido reciproca a lo largo del tiempo y que tales influencias mutuas han ido alimentando la difusi6n del fen6meno en ambas lenguas. Por liltimo, digamos que tanto este trabajo como el anterior responden a un analisis variacionista en el que, mediante el auxilio de una metodologia que tiene su origen en las ciencias sociales, se pretende evaluar tanto la extensi6n social de 10s fendmenos como 10s factores lingiiisticos y sociales que 10s determinan. La segunda parte del libro, y la m6s extensa, est6 dedicada a otro fendmeno de contacto a1 que todavia se ha prestado menor atenci6n en nuestro pais, el carnbio de c6digo. El concept0 carnbio de cddigo designa a la alternancia de lenguas que 10s hablantes realizan en determinadas unidades linguisticas e interaccionales del discurso. Una de las polCmicas m6s abiertas y profundas sobre este fen6meno de contacto es la que se refiere a la extensi6n que 10s enunciados de una segunda lengua deben tener para ser considerados auttnticamente como manifestaciones de cambio de c6digo y no como rasgos de interferencia. A este respecto existen dos posiciones claramente enfrentadas, desde 10s que proponen que las unidades linguisticas deben ser mayores que la palabra ya que, en caso contrario, estamos en presencia de prCstamos lkxicos m6s o menos integrados en la lenguas meta (cf. Poplack 1987), hasta quienes abogan por que el carnbio de cddigo puede producirse en 10s limites de la palabra y aun en su interior, siempre que se cumplan determinados requisitos
estructurales entre las lenguas en contacto (cf. Myers-Scotton 1993a). En la presente obra nos ocupamos de estas cuestiones estructurales en diversos capitulos, especialmente 10s n6meros IV y V, en 10s que a partir de 10s datos de nuestro corpus proponemos algunas soluciones de compromiso entre las posiciones anteriormente reseiiadas. Junto a1 interCs por las cuestiones mfis estrictamente linguisticas del carnbio de c6dig0, la bibliografia especializada ha dedicado un acusado inter& en las cltimas dos dCcadas por las funciones discursivas y por las dimensiones sociolinguisticas del mismo. Como han seiialado Sankoff y Poplack (1981) el carnbio de c6dig0, a diferencia de otras manifestaciones del contacto de lenguas, puede ser un mod0 de comunicaci6n productivo en ciertas comunidades de habla y ser explotado eventualmente en el interior de ciertos eventos comunicativos. En la presente obra dedicamos una atenci6n especial a esta perspectiva pragmfitica del carnbio de c6digo a la que dedicamos buena parte de 10s trabajos de investigacibn que en ella aparecen. Y mfis concretamente, realizamos un estudio pormenorizado del uso de la alternancia como estrategia discursiva en contextos medifiticos como radio y televisi6n. A partir del habla de ciertos presentadores-conductores de programas de estos medios muy populares en las comunidades de habla valencianas observamos este uso estratCgico en diversas secciones de 10s mismos. Los capitulos IV y VII dedican una atenci6n especial a las relaciones entre el carnbio de c6digo y 10s gCneros discursivos en 10s que aparecen, faceta Csta escasamente estudiada hasta ahora. Y lo que Cstos tienen bbicamente de labor analitica y descriptiva se convierte en el capitulo VI en trabajo empirico en el que, mediante el concurso de una orientaci6n te6rica y metodoldgica variacionista, se estudian 10s factores linguisticos y discursivos que favorecen o inhiben no s610 la propia alternancia de lenguas sino tambiCn la direcci6n de Qta entre las dos lenguas implicadas, catalfin y espaiiol. Desde el punto de vista sociolinguistico una de las principales conclusiones que se obtienen tras el estudio de este corpus es que 10s protagonistas del mismo van m b all6 de lo que constituye la norma en la comunidad de habla. Si en Csta 10s fen6menos de contacto como la interferencia y el cambio de c6digo tienen un componente bfisicamente inconsciente, entre aquCllos la alternancia de lengua se convierte en estrategia comunicativa y no s610 para conseguir determinados fines pragmfiticos e interaccionales sino, incluso, con miras mfis elevadas que habria que inscribir en el terreno de 10s ideol6gico. De estas y otras cuestiones conexas trata precisamente el capitulo V en el que subrayamos
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Lenguas en contacto. Consecuencias linguisticas del bilinguismo social
c6mo el presentador-conductor de un programa de radio manipula el context0 situational de la interacci6n y hace de la elecci6n de lengua y del cambio de cddigo un rasgo de identidad sociolinguistics mixta que hemos definido como la valencianidad. Por 6ltimo el capitulo 111, a partir de un corpus de interacciones espontineas de las comunidades de habla valencianas y vascas, explora la funci6n interpersonal del cambio de c6dig0, funci6n en la que estBn imbricadas 10s dominios del poder y la solidaridad, asi como el de las relaciones conflictuales en el sen0 de las interacciones humanas. Tanto las investigaciones que apuntan hacia el fen6meno interferencial como las que tienen como objeto principal el anilisis del cambio de c6digo pretenden llenar un imbito del contacto de lenguas escasamente abordado en nuestro pais. El hecho de que desde la recuperacidn de la democracia en Espaiia la atenci6n por las situaciones de bilinguismo se haya centrado en cuestiones de caracter mis sociol6gico que linguistico, como las situaciones de diglosia o 10s problemas relacionados con la politica y la planificaci6n linguisticas, ha impedido probablemente que las investigaciones linguisticas hayan desempeiiado el papel que les corresponde. Hora es ya, pues, de ocuparnos de estos fen6menos y a ello modestamente dedicamos las piginas que siguen.
UN CASO DE INTERFERENCIA GRAMATICAL CATALAN-ESPA~~OL.ANALISIS VARIACIONISTA
Recientemente diversos investigadores han alzado la voz para reivindicar la importancia de 10s estudios sobre la interferencia lingiiistica (cf. Mougeon y Beniak 1991; Thomason y Kaufman 1988), un concept0 que tras conocer un period0 de esplendor habia caido en 10s 6ltimos tiempos en un notable descredito. A esta situaci6n han conducido diversas circunstancias, principalmente el abuso a la hora de atribuir a la interferencia cualquier fen6meno de variaci6n lingiiistica en las comunidades de habla plurilingiies, per0 tambiCn el descubrimiento de algunas carencias importantes en la aplicaci6n de 10s principios epistemol6gicos y metodol6gicos inaugurados hace ya cuatro dCcadas por U. Weinreich (1953), pionero en 10s estudios cientificos sobre el contacto de lenguas. En trabajos anteriores Blas (1991; 1993a; 1998) he llamado la atenci6n sobre alguna de esas deficiencias. Por ejemplo, y por aludir a un aspect0 que tiene mucho que ver de nuevo con mi objeto de estudio, he comentado el escaso inter& de 10s investigadores por el andlisis de ciertos tipos de variables linguisticas, escasamente atractivas para el analisis empirico, como ocurre en general con 10s hechos gramaticales. Hay que reconocer que, recientemente, se han producido algunos avances en este terreno, principalmente en lo que se refiere a la catalogaci6n de fen6menos de diferente entidad que se producen en 10s sistemas gramaticales de la lenguas en las situaciones de contacto. Asi ocurre con las clasificaciones que distinguen entre fen6menos como la simplificaci6n, la convergencia o el andlisis gramaticales, como distintos no s610 entre si, sino tambien entre cada uno de ellos y el mero proceso de la transferencia lingiiistica (cf. Silva Corvaldn 1994, 1995; Mougeon y Beniak
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Lenguas en contacto. Consecuencias lingiiisticas del bilingiiismo social
1991). Ahora bien, el desarrollo en ese imbito ha sido mucho mayor en el aspecto te6rico que en su aplicaci6n a 10s datos del habla real, por lo que se hacen necesarios todavia numerosos trabajos empiricos que mejoren nuestro conocimiento sobre la cuesti6n. En el presente capitulo deseo abordar 10s efectos de otra importante deficiencia que todavia pesa como una losa en 10s estudios sobre interferencias. Me refiero a la direcci6n de 10s procesos interferenciales. Probablemente sea Cste el aspecto m8s olvidado ya que, como veremos m8s adelante, existe un consenso ampliamente difundido, unas veces explicita y otras implicitamente, seglin el cual la direcci6n de la interferencia s610 se produce en el sentido que va desde la lengua con mayor prestigio social hacia la lengua de menor estatus o influencia. El hecho de que viejos conceptos de la lingiiistica histbrica, como 10s de sustrato o adstrato, hayan sido utilizados tradicionalmente para explicar fen6menos de contacto no han contribuido a mejorar mucho las cosas ya que Cstos han sido objeto con frecuencia de un uso superficial e inconsecuente, como liltimo recurso explicative una vez que todos 10s demis ya habian fallado. En este context0 te6ric0, el objeto prioritario de este trabajo es el analisis de un fen6meno de simplificaci6n gramatical que se produce en el espaiiol de las comunidades de habla bilingiies valencianas como consecuencia de la presi6n del catalinl hablado. Se trata de la fusi6n en una sola forma, bajo, de la preposici6n hom6nima y del adverbio abajo -y ocasionalmente tambiCn debajo- en el espafiol de esta irea dialectal. Asi, frente a frases como (I), (2) y (3), que responden a1 uso normativo general del espafiol en otros dominios hisp8nicos, en las comunidades objeto de estudio son habituales amalgamas formales como las que se observan en (4) y (5): (1) Los policias esthn ahi abajo (2) Est8 debajo de este piso (3) Lo he puesto bajo la mesa (4) Los policias estin ahi bajo (5) Esti bajo de este piso
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Por coherencia cientifica utilizo el tCrmino catalan para denominar la lengua aut6ctona de estos territories. No obstante, a lo largo de la monografia nos referiremos preferentemente con el tCrmino valencianohablantes a 10s hablantes de la lengua aut6ctona de la comunidad, es decir. el dialect0 valenciano del catalan.
Un caso de interferencia gramatical catalfin-espafiol. Anfilisis variacionista
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A la influencia del cataltin hablado en la regi6n puede aiiadirse tambiCn la proximidad significativa de las categorias prepositional y adverbial en esta Area de la gramitica espaiiola, por lo que cabria la posibilidad de considerar el rasgo como un ejemplo de causacidn mu'ltiple (cf. Thomason y Kaufman 1988; Nowikov 1995), fen6meno inicialmente 16gico entre lenguas tipol6gicamente muy pr6ximas como el catalAn y eel espafiol. Ahora bien, a diferencia de otros casos de este mismo tipo, alguno de 10s cuales he analizado en otras ocasiones (Blas 1993a, 1998), no me consta que el fen6meno que nos ocupa ahora se produzca en otras ireas dialectales del espaiiol, por lo que cabria considerar la influencia interlingiiistica como el factor esencial en su origen y difusi6n. Para medir la intensidad de la interferencia en nuestra comunidad de habla y el grado de integraci6n social (Mackey 1976) que ha conseguido, he llevado a cab0 un estudio empirico a partir de 10s principios metodol6gicos de la sociolingiiistica. Tomando como referencia uno de 10s mCtodos mAs antiguos utilizados en esta disciplina para la obtenci6n de datos del habla real, he analizado muestras del habla de una poblaci6n estructurada de acuerdo con diversas variables sociol6gicas, a1 objeto de medir el nivel de covariaci6n entre 10s rasgos lingiiisticos y 10s factores sociales. Pero antes de pasar al estudio de 10s datos arrojados por trabajo empirico, abordart con m6s detalle alguno de 10s aspectos esbozados en esta introducci6n. Asi, el capitulo siguiente estari dedicado a la reflexi6n sobre 10s principales aspectos te6ricos relacionados con la investigaci6n. En el capitulo 3 me ocupart de la variable lingiiistica asi como de algunos conceptos te6ricos recientes que pueden ser litiles para su estudio, como es el caso de las nociones de simplificacidn y convergencia. Tras un breve espacio reservado a las cuestiones de mttodo, entre las que destaca en el presente trabajo el uso de la regla variable, en 10s dos liltimos capitulos me centrarC en la interpretaci6n de 10s principales datos empiricos obtenidos en la investigaci6n.
2. La direcci6n de la interferencia a debate Si el panorama sobre la interferencia lingiiistica en general no ha sido muy exitoso hasta hace relativamente poco, el que ofrece esta otra faceta concreta hay que calificarlo sin ambages como decepcionante. Aun cabria aiiadir mAs, a la vista de la teoria y la praxis sobre el contact0 de lenguas se diria que, salvo contadas excepciones, no existe como problema epistemol6gico y empirico.
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Lenguas en contacto. Consecuencias linguisticas del bilinguismo social
El punto de vista traditional sobre la direccidn de la influencia interlinguistica podria ser condensado en estas palabras de Moravcsik (1978: 109), que resumen perfectamente lo que ha sido un lugar comhn en la linguistica hist6rica y mis recientemente tambitn, en la sociolinguistica: "Nothing can be borrowed from a language which is not regarded prestigious by speakers of the borrowing language" (vCase una opini6n similar en Pinnow 1969: 98). Con todo, la rebeli6n contra el determinism0 de estas interpretaciones puede rastrearse bastante atris en el tiempo. Por ejemplo, a prop6sito de la interferencia fonol6gica, R. Jakobson recordaba ya en 1938 que, contrariamente a la opini6n dominante, la influencia linguistica no tiene por qut estar necesariamente vinculada a la preponderancia politica, social o cultural de unas naciones sobre otras (Jakobson 1938; citado en Thomason y Kaufman 1988: 44). M5s recientemente Emeneau (1962) se ha revelado tambitn contra el afin predictivo de las formulaciones sobre el cambio linguistic0 en situaciones de contacto. En su opinidn, que comparto: "It is a vain hope. Historical events, being unique, do not yet admit such a calculus, and in all probability never will" (pig. 93). Probablemente hayan sido Thomason y Kaufman (1988) quienes se han ocupado de una forma mis comprometida sobre esta cuestibn, ya en nuestros dias. Para estos autores las predicciones basadas en modelos sociol6gicos y etnogriticos excesivamente simplistas estan tan condenadas al fracas0 como sus correlatos en el imbito de la linguistica pura. M6s ahn, critican la exagerada importancia que se ha concedido tradicionalmente al prestigio de las lenguas como factotum explicativo y predictivo del grado, la intensidad y la direcci6n de las interferencias. Ya anteriormente, algunos investigadores habian planteado esta cuesti6n como consecuencia de 10s resultados empiricos de sus estudios. Asi por ejemplo, en su anilisis de las huellas estructurales dejadas por el Kannada en la lengua Konkani, dos lenguas africanas entre las que la primera goza de una posicidn social inferior a la segunda, Nadkarni (1975: 681) advertia ya que la interferencia, incluida la gramatical, puede tener lugar independientemente del estatus sociolinguistico de las lenguas implicadas, siempre que concurran un grado intenso de bilinguismo o multilinguismo entre 10s hablantes y una pervivencia larga en el tiempo de esa situaci6n de contacto (vCase una opini6n semejante en Bynon 1977: 350). Thomason y Kaufman (1988) han dedicado una especial atenci6n en su obra a analizar la importancia de la intensidad del contacto, factor esencial y
Un caso de interferencia gramatical catalhn-espatiol. Andisis variacionista
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relativamente objetivable frente a otros que, aun pudiendo ejercer una influencia notable en algunas comunidades de habla, son mis dificilmente mensurables (por ejemplo, las actitudes linguisticas, tan variadas como las propias situaciones de contacto). A partir de su particular taxonomia de estas situaciones y del tipo de interferencias a que dan lugar, las investigadoras norteamericanas establecen diferencias que se corresponden con otras tantas en la intensidad del contacto. En este sentido, 10s contextos de cambio o desplazamiento de lenguas (shift) pueden propiciar la impronta estructural de las lenguas minoritarias sobre las lenguas mayoritarias. Asi, por ejemplo, si el carnbio se produce ripidamente, en el curso de pocas generaciones, y si el grupo que lo lleva a cab0 es numeroso y la lengua hacia la que se produce el desplazamiento (target language) no esti a disposici6n de todos sus miembros, el aprendizaje imperfect0 de la misma es bastante probable, asi como la propagaci6n social rfipida de 10s errores derivados de dicho proceso. La intensidad del contacto esti a su vez intimamente relacionada con el tiempo y el grado de bilinguismo. Si dnicamente un ndmero reducido de hablante's son bilingues, las posibilidades de huella por parte de la lengua minoritaria sobre la lengua objeto son reducidas y en todo caso, limitadas prficticamente a1 imbito de algunos prCstamos 1Cxicos. Por el contrario, si el nivel de bilinguismo es elevado y se perpetda a lo largo del tiempo, la posibilidad de alcanzar un grado alto de interferencia gramatical se incrementa notablemente. Sin embargo, ello no implica que todos 10s hablantes de las comunidades de habla respectivas sean bilingues, de hecho puede serlo s610 un pequeiio subgrupo. Ahora bien, este cuadro no tiene por quC limitarse a las situaciones de desplazamiento. ~ s t -e0 su versi6n extrema, la muerte de lenguas- no es ni mucho menos el dnico desenlace del contacto entre lenguas minoritarias y mayoritarias, por rnis que algunos se empeaen en afirmar lo contrario, por motivos claramente ideol6gicos. Como Thomason y Kaufman (1988) han subrayado, las interferencias linguisticas se producen asimismo en situaciones de plurilinguismo mis o menos estables que se perpetdan en el tiempo. Con todo, hay que reconocer la dificultad que entraiia establecer limites estrictos entre 10s diferentes tipos. Para algunos, por ejemplo, el bilinguismo social de la Comunidad Valenciana es un ejemplo palmario de desplazamiento linguistic0 que, si no es urgentemente remediado, desembocari en la desaparici6n de la lengua aut6ctona (Pitarch 1983). De hecho, para la mayoria de 10s militantes de la ilamada sociolingiiistica comprometida (Blas 1993b) toda situaci6n de
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Lenguas en contacto. Consecuencias lingiiisticas del bilingiiismo social
bilingiiismo es s61o un estadio intermedio de un proceso que lleva a1 carnbio de lengua definitivo en una fase ulterior de la historia de la comunidad de habla. Ahora bien, a1 margen de estas concepciones fuertemente ideologizadas, hay un dato objetivo que dificilmente puede negarse, y es el hecho de que las dos lenguas mencionadas llevan ya siglos asentadas en ese territorio y que el esquema dibujado no coincide con el de otras situaciones de contacto en las que el carnbio se ha materializado mucho antes. En cualquier caso, y sea cual sea la interpretaci6n que demos a1 context0 anterior -tarea harto complicada-, lo cierto es que una mirada atenta a las consecuencias del contacto revelan numerosas interferencias, y no s610 en la direcci6n esperable espafiol-catalin, sino tambiCn en la contraria. Y por si fuera poco, como veremos a continuacibn, en niveles estructurales profundos como la sintaxis.
3. La variable lingiiistica 3.1 Descripci6n Como he apuntado al principio, el fen6meno que nos ocupa representa el empleo de la forma bajo con valor adverbial, que en el espaiiol estfindar corresponderia a abajo o debajo. El hecho constituye, a mi juicio, un caso claro de interferencia del catalfin sobre el espaiiol, en el que hay que reconocer, sin embargo, que influyen diversos factores que revelan, en irltima instancia, las influencias mutuas de ambas lenguas en esta comunidad de habla. Desde un punto de vista tipol6gic0, el fen6meno interferencial representa un caso claro de subestimaci6n de una oposici6n originaria de la lengua meta, en este caso el espaiiol, como consecuencia de la presi6n ejercida por la lengua fuente (cf. Weinreich 1953; Payrat6 1985: 79; Blas 1993a: 49). De esta manera la dicotomia formal en castellano, que se corresponde con una oposici6n categorial (preposici6n/adverbio), desaparece, produciendo como resultado la ampliaci6n de significados y funciones de bajo, irnica forma superviviente. En catalin, un hnico elemento, de gran parecido formal a 10s anteriores, baix, recubre -parcialmente en la norma, pero completamente en el habla general- esas dos categorias. Como muestran las gramfiticas de esta lengua, el catalfin posee diferentes formas para la expresi6n adverbial de lugar, seghn se indique o no la direcci6n del movimiento (cf. Badia 1962: 77; Fabra 1956:
Un caso de interferencia gramatical catalin-espafiol. Anilisis variacionista
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129; Marvh 1984: 247; Valor 1977: 201). Ya Jordana (1933: 81), en su libro El cataM y el castellb comparats, recordaba la necesidad de distinguir entre:
(6) Riu amunt i riu avall (rio arriba y rio abajo) frente a: (7) El noi Cs dalt (o adalt) i la noia 6s baix (o "a baix") (el chico est6 arriba y la chica est6 abajo) seg6n el valor locativo del adverbio. En suma, avall y baix son dos adverbios diferentes, pues el primer0 se utiliza -0 por lo menos la norma dice que deberfa utilizarse- cuando deseamos expresar un movimiento, mientras el segundo se reserva exclusivamente para la relaci6n espacial est6tica. Sin embargo, esta distinci6n normativa est6 lejos de ser cumplida en la lengua hablada general, ya que prficticamente s610 se emplea la segunda forma y -lo que m6s nos interesa aqui- probablemente a causa de la presi6n del castellano, cuya forma abajo es muy semejante formalmente. TambiCn en el terreno preposicional hay divergencia entre la preceptiva de la lengua catalana y el habla real. El mismo Jordana denunciaba el uso de baix en lugar de la forma correcta, la preposici6n sota. En la siguiente cita puede advertirse la denuncia del purista Jordana contra el abuso de baix, que significativamente achaca a castellanismo, lo que da una idea de la intensidad y complejidad de las relaciones mutuas entre las dos lenguas en contact0 en estas comunidades bilingues: La preposici6 castellana bajo no pot h e r tradu'ida com fam alguns per baix, mot que nomCs pot Csser adjetiu o adverbi (edifici baix, se n'ha anat a baix). Aixi no direm mai BAIX la direccid del mestre Millet, BAIX la influbncia de la grip, sin6 SOTA la direcci6 del mestre Millet, SOTA la infleuhcia de la grip. (Jordana 1933: 104)
Bastantes aiios m6s tarde, Badia (1962: 81) volvia a denunciar este fenbmeno, que consideraba un nocivo castellanismo, perturbador de la pureza de la lengua: Hay que abandonar el castellanismo baix por sota con valor de preposici6n. Asi en vez de baix zero. se diri sota-zero.
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MBs recientemente incluso, y esta vez en referencia concreta al Pais Valenciano, Enric Valor (1977: 201) ha atestiguado tambi6n que, en la actualidad, la forma sofa ha caido en desuso en beneficio de otras como el citado baix o davall. A la vista de estos datos, cabe deducir que en catalBn se ha producido tambiCn un abandon0 de distinciones obligatorias entre formas adverbiales y preposicionales, al que, ademhs, ha contribuido poderosamente la influencia del castellano, seg6n 10s propios lingiiistas catalanes. Frecuentemente, una sola forma, baix, alberga 10s dos valores. A la vista de estos datos, cabe concluir que en la amalgama de sentidos que bajo experimenta en el castellano de estas hreas bilingiies ha debido influir, necesariamente, el calco de esa forma catalana. Asi, en respuesta a una pregunta corno:
(8) ~ H a nsalido ya 10s estudiantes? es frecuente oir en boca de 10s hablantes valencianos respuestas corno: (9) Si, ya esthn bajo, en la calle
en lugar de la normativa: (10) Si ya esthn abajo, en la calle Ahora bien, es probable que existan otras razones, al margen de la similitud formal entre las lenguas, que favorezcan la aparici6n y difusi6n de esta interferencia en el habla. A este respecto hay que recordar la afinidad entre determinados adverbios y preposiciones por su comunidad de significaciones. Pottier (1962). por ejemplo, ha indicado que ambas categorias ocupan zonas fronterizas en la lengua, hasta el punto de que el adverbio puede tener ocasionalmente significaciones propias de la preposici6n, como 10s valores espaciales, temporales y nocionales. En el caso concreto de bajo y abajo (en seglin quC contextos debajo), la confluencia significativa es clara. Por lo que se refiere a la primera forma, L6pez (1972) clasifica dicha preposici6n entre las que expresan situaci6n y, m6s concretamente, en el dominio espacial esthtico: (1 1) EstB bajo la mesa
Un caso de interferencia gramatical catalkn-espafiol. AnAlisis variacionista
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Bajo establece una oposicidn en el sistema con sobre, aunque la simetria no llegue a ser total, pues mientras esta 6ltima presenta dos posibilidades significativas, la primera preposici6n s610 tiene una: 1) Contacto, aproximaci6n: sobre la mesa I@ sobre las cuatro/@
2) Distancia:
sobrevolarlbajo la mesa
Por otro lado, 10s adverbios abajo y debajo forman parte de un subsistema cerrado cuyos elementos se definen tambiCn seg6n rasgos espaciales. Entre las formas que sefialan una orientaci6n vertical -la que aqui nos interesa- se producen las siguientes oposiciones:
' / \ , superior
Orientaci6n vertical
/
encima arriba
debajo
in erior
\
abajo
Los adverbios abajo y debajo se distinguen, pues, por sus valores directional y esthtico respectivamente: (12) La peseta estaba debajo de su pie (1 3) Vamos abajo, al s6tano si bien, dicha oposici6n se neutraliza muchas veces en el habla: (14) Mira ahi debajolabajo (15) Aqui debajo no hay naddaqui abajo no hay nada
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En el espafiol hablado en las comunidades de habla bilingiies de Valencia, he observado el uso de la forma bajo, tanto con un valor adverbial esthtico (es decir, el correspondiente a1 adverbio debajo) como con un sentido direccional (equivalente a1 adverbio abajo), si bien el rendimiento funcional en el discurso de este liltimo es notablemente superior, lo que explica su mayor recurrencia en el habla. Por otro lado, esta comunidad de significaciones entre preposici6n y adverbio a lo largo de la historia del espaiiol se ha traducido en algunos desplazamientos en el uso. Ya Cuervo (citado en Alcina y Blecua 1975: 716) seiialaba que determinadas preposiciones se adverbializan a1 admitir en algunas 6reas dialectales una preposici6n de enlace, y citaba como ejemplo el caso de "bajo de tu casa". Alcina y Blecua, por su parte, a1 abordar la clase de 10s adverbios prepositivos, sefialan que, cuando el tkrmino de Cstos aparece explicito, su comportamiento es muy semejante a1 de las preposiciones, pues atendan su acento y forman unidad acentual con el tCrmino. Pottier (1962: 151) llama a estos adverbios con tCrmino implicito, "prCpositions sans terrne B exprimCW: (1 6) Viven arriba de mi casa
Con todo, existen casos en 10s que la semejanza con las preposiciones es todavia mayor: Su proximidad a las preposiciones es mayor cuando el uso prescinde de la preposici6n que introduce el tCrmino nominal de relaci6n (encima la casa) en la Iengua coloquial. Frente a esto, determinadas preposiciones se adverbializan al admitir, en usos dialectales, una preposici6n de enlace: bajo de tu casa (Alcina y Blecua 1975: 7 16).
3.2 Entre la simplificacidn, la convergencia y la causacidn mu'ltiple La simplificaci6n estructural es un fen6meno que tambiCn parece encontrar estimulos en la propia estructura interna del idioma. En 10s dltimos tiempos, diversos autores han analizado el concept0 de simplificaci6n que nos ocupa, si bien no siempre bajo un mismo prisma, lo que ha acarreado algunas ambigiiedades.
Un caso de interferencia gramatical catal8n-espaiiol. Anfilisis variacionista
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La necesidad de un analisis interdialectal para determinar el grado de influencia posible de una segunda lengua ha sido advertido recientemente por diversos autores. Por ejemplo, Mougeon y Beniak (1991: 181ss.) han demostrado a prop6sito del uso de la preposici6n sur en algunas modalidades del francCs canadiense para expresar circunstancias locativas (sur la television en lugar de 2 la television) que el fen6meno se produce en el estado de Ontario, un Area de contacto en la que la presi6n del inglCs es muy fuerte, per0 no en la vecina Quebec. Sin embargo, el rasgo gramatical se documenta tambiCn en variedades del franc6s europeo, es decir, en dialectos en 10s que el contacto de lenguas no tiene lugar, lo cual hace pensar en que se trata tambiCn de un hecho gramatical que tiene una justificaci6n interna: "It seems to us that linguists ought to avoid forcing an interpretation for the structural origin of these changes and openly acknowledge the possibility of multiple causation" (vkase Thomason y Kaufman 1988 para una opini6n similar). Para estos autores, cuando la ambiguedad interferencia versus desarrollo interno desemboca en una simplificaci6n en la evoluci6n de la lengua es dificil determinar si una de tales causas hipotkticas es m8s relevante que la otra. Por el contrario, cuando el resultado de la variaci6n o el cambio es una complicaci6n estructural es verosimil colocar en primer tCrmino a la influencia interlinguistica como factor explicativo esencial (vCase tambiCn Thomason 1986). A mi juicio, sin embargo, no existen razones para suponer que esta regla tiene carActer universal. Es 16gica su aplicaci6n para 10s hablantes cuyo empleo de segundas lenguas estA restringido socialmente, como ocurre con el francCs en la regi6n de Ontario, dominio estudiado por 10s autores anteriores. En tales casos, ciertamente, la simplificaci6n puede ser un simple mecanismo estructural a1 que se accede por la concurrencia de 10s factores que dan lugar a1 uso de una lengua restringida, sin necesidad de recurrir a la interferencia. Ahora bien, en las comunidades de habla donde ello no ocurre, es decir, donde el acceso a la segunda lengua no se halla limitado por ningtin tipo de restricci6n social, cultural o interaccional, 10s procesos de simplificaci6n pueden verse favorecidos por el contacto, situ8ndose la interferencia en cabeza de 10s factores explicativos de la variaci6n. Como intentar6 demostrar m8s adelante esto es lo que, a mi mod0 de ver, ocurre con la variable sintictica objeto de estudio en este capitulo. La simplificaci6n gramatical es, efectivamente, uno de 10s tipos de cambio que con mis frecuencia se ha identificado en las situaciones de contacto. Puede
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ser detinida como la emergencia de innovaciones que representan alternativas rnis simples, en el sentido de mis regulares o rnis transparentes, que las variantes normativas (cf. Trudgill 1983: Cap. 6; Mougeon y Beniak 1991: 217). Con todo, este tipo de definiciones no se aviene excesivamente bien con algunos de 10s casos de simplificaci6n propuestos y desde luego plantea dificultades a la hora de evaluar nuestra variable Iinguistica. Ciertamente la amalgama de funciones bajo una misma forma es una modalidad que aporta economia a la lengua, per0 tampoco hay que descartar como contrapartida el peligro que comportan esta clase de homonimias enojosas. Por otro lado, no siempre el concept0 de simplificaci6n se ha utilizado en este sentido. Como se ha recordado en alguna ocasi6n (cf. Fishman 1982: 58; Muysken y Smith 1995: 12) las nociones de simplicidad y simplificaci6n se encuentran entre 10s conceptos rnis ambiguos y escurridizos que puede haber en la caracterizacibn del lenguaje. Asi, por ejemplo, Silva Corvalin (1994: 4), otra de las autoras que ha hecho uso del tCrmino recientemente, define la simplificaci6n como el empleo mis frecuente de una forma X en un context0 determinado, en detriment0 de otra forma, Z, relacionada con la anterior, y donde ambas, X y Z, son variantes que existen en la lengua previamente al proceso descrito. Cabe interpretar que tales variantes lo han sido de la variable objeto de estudio, y no de otros elementos linguisticos independientes, lo que dejaria fuera la que estamos tratando en este trabajo, ya que bujo no ha sido, fuera de nuestra irea dialectal, una forma adverbial. Los intentos por delimitar claramente este proceso de cambio frente a otras consecuencias del contacto pueden resultar rnis complicados de lo que algunos estin dispuestos a admitir. Por ejemplo, Silva Corvalin (1994, 1995) subraya la divisi6n anterior como una necesidad imperiosa y advierte sobre 10s excesos en la atribuci6n a la interferencia de responsabilidades en 10s cambios. La lingiiista chilena distingue a este prop6sito entre la ya reseiiada simplificaci6n, la interferencia --que ella denomina transferencia (rrunsfer)2--, la convergencia gramatical y el anilisis. Si hacemos abstracci6n aqui de este 2
Sobre la inadecuaci6n de este tCr~ninopara dar cuenta de 10s procesos interferenciales, ya que s61o contempla una de las posibilidades de la influencia interlinguistica -la migraci6n de elementos linguisticos de una lengua a otra- desatendiendo otras m5s complejas, vCanse Payrat6 (1985) y Blas (1991). De hecho, la propia autora advierte implicitamente estos problemas nominativos cuando explica ciertos fen6menos claramente interferenciales que, sin embargo, no suponen una novedad estructural en la lengua meta. Ello se debe en gran medida a la transparencia del tCrmino transferencia, que como hemos dicho, deja escasos resquicios para la explicaci6n de otras consecuencias linguisticas del contacto.
Un caso de interferencia gramatical catalin-espafiol. Analisis variacionista
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6ltimo conceptol, menos interesante para nuestro objeto de estudio, valga decir que para esta autora la transferencia puede conducir a la convergencia gramatical aunque no tiene por q u t ser la dnica causa. Por convergencia, Silva Corvalin entiende la consecuci6n de un grado de proximidad estructural en un aspect0 determinado de la gramitica entre dos o mis lenguas (cf. Gumperz y Wilson 1971). Aunque la convergencia puede ser el resultado de cambios preexistentes motivados por causas internas en la lengua, la autora chilena admite que Csta puede verse acelerada por el contacto "rather than as a consequence of direct interlingual influence" (Silva Corvalin 1986: 593). Desde este punto de vista, en la convergencia gramatical habria que distinguir dos etapas, el origen del cambio, debido a factores puramente internos, y la difusi6n del mismo, que el contacto interlinguistico podria favorecer, per0 sin que pueda verse en 61 la causa fundamental. La siguiente cita condensa el pensamiento central de la autora a este respecto: I favour a slightly different hypothesis: that the structure of the languages involved, to a large extent constrained by cognitive and interactional processes, governs the introduction and diffusion of innovative elements in the linguistic systems; the sociolinguistic history of the speakers is the primary determinant of the language direction and the degree of diffusion of the innovations as well as of the more distant (in terms of time-span) linguistic outcome of language contact (i.e. after several generations of normal language transmission; cf. Thomason and Kaufman 1988). This hypothesis accounts for the changes attested in numerous situations of language maintenance and/or shift involving normal transmission across generations (Silva Corvalhn 1994: 6).
Resulta dificil estar en contra de una formulaci6n como la anterior, en la que factores estructurales y externos se dan cita para la configuraci6n de 10s cambios. Ahora bien, tanto en Csta como en otras formulaciones similares, se aprecia, a mi juicio, una separaci6n excesivamente tajante entre la responsabilidad de ambos factores en la variaci6n y el cambio linguistico. Decir que este dltimo puede explicarse a partir de factores puramente internos, que han estado latentes en la evoluci6n de la lengua, no es exactamente igual que admitir que Csta es la causa primera de dichos fen6menos de convergencia "a
autora entiende por analisis "the process which underlies either the preferential use or the creation of analytical or periphrastic constructions as opposed to synthetic ones. This accounts, for instance, for the much more frequent use of the periphrastic future and conditional forms (ir a 'go to' + Inf.) rather than the corresponding synthetic ones ( 4 , -ria) in all varieties of Spanish ..." (Silva Corvalhn 1994: 5).
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y que el contacto ~610vendria, en el mejor de 10s casos, a acelerar el proceso. Y eso es precisamente -al menos, asi me lo parece- lo que parece derivarse de citas como la anterior. En mi opinibn, por el contrario, lo que en una comunidad de habla puede ser asi no tiene por quC producirse de la misma manera en otras. El resultado final podria ser idCntico, per0 no la combinaci6n de causas que se han dado cita en su configuraci6n. Por tanto, factores intemos y contacto interlinguistico desempeiian funciones cuya prelaci6n es dificil de establecer, y para la cual es, en todo caso, absolutamente necesario el auxilio de la sociolingiiistica. El hecho de encontrar una explicaci6n al cambio por la via de acudir simplemente a las posibilidades intemas de la lengua no significa que Cste sea el linico, ni siquiera el principal. Por ello mismo, las fronteras entre procesos como el de simplificaci6n o el de convergencia se nos antojan frigiles en ocasiones. Que en una comunidad de habla bilingiie, en la que la intensidad del contacto interlinguistico es elevada, se rechace la influencia de Cste como factor deterrninante en la variaci6n por el simple hecho de que 10s fen6menos son ficilmente interpretables a partir de causas estructurales me parece err6neo. Pero sobre ello volverC miis adelante. 4. El trabajo empirico: cuestiones metodol6gicas Para poner a prueba las hip6tesis reseiiadas, he realizado una investigaci6n empirica en una comunidad de habla valenciana en la que catalin y castellano conviven habitualmente en una situaci6n de contacto que algunos han descrito como bilinguismo social y otros como una manifestaci6n de diglosia ylo conflict0 linguistico (cf. Rojo 1985, Ninyoles 1969). Como ha recordado Moreno (1990: 24), la metodologia sociolinguistica se ha inspirado desde el principio en las reglas durkheinianas relativas a la observaci6n de 10s hechos sociales. Una de ellas reza que 10s hechos sociales deben ser analizados utilizando la ttcnica miis adecuada en cada caso. En Cste, y dadas las dificultades de recurrencia de las variables gramaticales en el discurso en un nlimero suficiente para que puedan ser objeto de un anilisis empirico fiable, decidi recurrir a una variante del famoso modelo laboviano ensayado por primera vez en su ya cliisica investigaci6n sobre la estratificacibn social del segment0 /R/ en la ciudad de Nueva York4. Sobre la adecuaci6n de 4
Como se recordarl, el mCtodo consistia en la participaci6n del observador mediante la pregunta a empleados de varios grandes almacenes de una misma cuesti6n con el objeto de obtener en la respuesta aquellos segmentos f6nicos cuyo anllisis se perseguia.
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este modelo de obtenci6n de datos y su superioridad sobre otros en 10s que la paradoja del observador se hace mis evidente, el sociolinguists norteamericano ha declarado: Future studies of language in its social context should rely more heavily on rapid and anonymous studies, as part of a general programme of utilising unobtrusive measures tocontrol the effect of the observer... I hey represent a form of nonreactive experimentation in which we avoid the bias of the experimental context and the irregular interference of prestige norms but still control the behaviour of subjects (Labov 1972: 69).
Siguiendo estos principios epistemol6gicos, se ha realizado el siguiente experimento. Quien esto escribe se desplaz6 a tres grandes almacenes situados en diversos puntos de la ciudad y su extrarradio, que podian ser representativos de otras tantas esferas sociales y linguisticas. El primer0 de ellos esti situado en el centro de Valencia y a 61 suelen desplazarse 10s habitantes urbanos del centro de la ciudad, mayoritariamente nacidos en la ciudad. El segundo, que pertenece a la misma red comercials, se ubica, sin embargo, en un barrio limitrofe de la ciudad en el que desde hace un par de dkcadas conviven ciudadanos aut6ctonos y valencianohablantes junto a un ndmero considerable de inmigrantes originarios de otras regiones espafiolas de habla no catalana. Por dltimo, el tercero es otra de las grandes superficies comerciales establecidas en la ciudad en 10s liltimos afios y est6 situada en otro de 10s extremos de la ciudad, a1 que se desplazan preferentemente numerosos personas procedentes de 10s pueblos limitrofes, de fuerte raigambre social y linguistics valenciana. En todos 10s casos, el procedimiento seguido fue el mismo, a1 objeto de preservar la identidad de 10s datos obtenidos. Situado en una de las plantas altas del centro, el observador detenia a una persona a1 azar a la que preguntaba por la ubicaci6n de un departamento comercial concreto, del que, no obstante, ya se sabia que estaba situado por debajo del nivel de 10s participantes. Asi, por ejemplo, a la pregunta: (17) Por favor, ila secci6n de ferreteria?
Se trata de 10s almacenes de la conocida red El Corte InglCs cuya presencia en la capital valenciana se ha visto notablemente incrementada en 10s liltimos aiios con dos nuevos centros.
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habia un porcentaje elevado de posibilidades de que la respuesta contuviera alguna de las variantes deseadas (bajo vs. abajo, debajo). En la prictica asi fue, de manera que pocas contestaciones escaparon a1 esquema deseado. Junto a1 lugar de origen, con las tres posibilidades apuntadas, que representan a otros tantos contextos de adscripci6n sociolingiiistica en la comunidad de habla (CENTRO, CAMPANAR, SALER, respectivamente), en la investigacibn tambiCn se han tenido presentes las siguientes variables sociol6gicas: 1) Sexo: HOMBRE, MUJER 2) Edad: JOVEN (15 A 30 aiios) ADULT0 (de 31 a 55 aiios) y ANCIANO (mayores de 55 aiios). Finalmente, he querido evaluar tambiCn el grado de variacidn experimentado por nuestra variable en distintas categorias y contextos lingiiisticoldiscursivos, cuya intensidad me pareci6 diversa en las fases previas a la investigaci6n. De las categorias consideradas a1 principio seleccionC finalmente las que se mencionan a continuacibn: (BAJOIABAJO-DEBAJO) a)Adyacente de un adverbio: ahi, aqui... b)Nlicleo (respuesta directa): (BAJOIABAJO-DEBAJO) (BAJOIABAJOc) Complemento preposicional: la planta de, la de... DEBAJO) d)Complemento circunstancial con el verbo "estar": esta (BAJOIABAJO- DEBAJO) e) Complemento circunstancial con el verbo "bajar": bajar (BAJOIABAJO-DEBAJO) f) Nlicleo + SP (sentido estitico de la circunstancia locativa): (BAJOIDEBAJO) de Csta. Con todo, la importancia cuantitativa de Cstos fue desigual, destacando sobre todo 10s contextos a, b y d, mientras que las respuestas que se adaptaban a 10s esquemas de e y f fueron mucho menores (v6ase tabla 2). La muestra estuvo compuesta por 219 informantes seleccionados a1 azar por cuotas de sexo, edad y lugar de origen. En la tabla 1 aparece la distribuci6n numCrica por grupos en funci6n de dichos factores. Finalmente y para el estudio estadistico de 10s datos me he servido de la comparaci6n de frecuencias absolutas y porcentuales asi como de un modelo de analisis multivariante, la regresi6n mliltiple, incorporada en el programa GoldVerb 2.0 (Rand y Sankoff 1990), una aplicaci6n de la regla variable para ordenadores Macintosh. Este programa permite establecer 10s pesos especificos
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(probabilidades) de 10s factores que influyen en la realizaci6n de la variante elegida (en este caso bajo), asi como la direcci6n y la jerarquia de Cstos cuando todos son considerados a1 mismo tiempo. Tabla 1: Distribuci6n de la muestra por grupos de edad, sexo y lugar de origen
JOVEN ADULT0 ANCIANO TOTAL
SALER H M 8 14
CAMPANAR H M
CENTRO H M
TOTAL
16
12
11
13
74
11 14
14 7
8 14
16 10
13 13
15 10
77 68
33
35
38
38
37
38
219
5. Los datos En la tabla 2 pueden verse 10s valores numCricos absolutos, y su traducci6n a porcentajes sobre el global, de todos 10s grupos en que se subdividi6 la muestra de acuerdo con 10s factores lingiiisticos y sociol6gicos resefiados mds arriba. Como primer dato general relevante destaca el hecho de que no existen diferencias importantes entre 10s porcentajes de realizaci6n de las variantes normativa y no normativa en el conjunto de la sociedad, si bien Csta liltima supera ligeramente a la primera (52% vs. 48%, respectivamente). Estas cifras dan idea de la difusi6n elevada que en la sociedad valenciana ha adquirido ya la variante interferencial, en detriment0 de lo establecido por la norma del espatiol estdndar. Con todo, la divisi6n de la sociedad en partes casi iguales retleja un indice muy elevado de variaci6n en el comportamiento de la comunidad respecto a esta variable. Tras la aplicaci6n del mCtodo de andlisis multivariante Goldvarb se obtienen 10s indices de probabilidad estadistica que dan cuenta del peso especifico de cada factor en la realizaci6n de la regla variable (viase tabla 3 ) h . "ara 10s lectores poco habituados a la lectura de este tipo de tablas, digamos que las cifras que aparecen indican la probabilidad en una escala de 0 a 1 de que un factor determinado influya en la aplicaci6n de la regla variable que lleva a la realizaci6n de la variante elegida (en este caso bajo). De este mod0 10s pesos numiricos pr6ximos a 1 favorecen la aplicaci6n de la regla, mientras en el extremo contrario 10s cercanos a 0 desfavorecen dicha aplicaci6n. Por otro lado,
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Tabla 2: Frecuencias de realizaci6n de las variantes linguisticas por grupos sociales BAJO GRUPO DE FACTORES: Lugar de origen Saler Campanar Sexo Mujer Hombre Edad Joven Adulto Anciano Contexto linguistic0 Adyacente de adverbio Nlicleo sintagma Complemento preposicional Comp. circunstancial con estar Comp. circunstancial con bajar Nlicleo + SP TOTAL
ABAJO
N
%
N
%
39 34
57 45
29 42
43 55
58 55
52 51
53 52
48 49
31 46 36
42 61 53
43 30 32
58 39 47
9
55 12 28 3 6
64 63 24 51 75 86
5 33 38 1
36 38 76 49 25
1
14
113
52
105
48
27
Como puede apreciarse, el grupo de factores linguisticos se revela como el mas importante en la aplicaci6n de la regla variable, lo cual se desprende no s610 del hecho de haber sido seleccionado como significative por el mCtodo de analisis de regresi6n mliltiple, sino tambiCn por contener el rango mas amplio de todos (.664). Por un lado sobresale el que la mayoria de 10s factores de este grupo aparecen claramente a la cabeza de la tabla, mostrando asi que se trata de 10s contextos en 10s que la probabilidad de aparici6n de la variante no el programa de la regla variable no s61o nos indica que 10s grupos de factores son signficativos sin0 la jerarquia entre ellos. ~ s t ase obtiene a travCs de la comparaci6n de 10s rangos respectivos, resultantes de la diferencia entre las probabilidades mayor y menor respectivamente de cada grupo.
Un caso de interferencia gramatical catalhn-espaiiol. Anhlisis variacionista
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normativa es mayor, mientras que en el extremo opuesto aparece algdn otro que, por el contrario, muestra una clara predilecci6n por la variante normativa. En el primer caso nos encontramos con 10s factores CCL Nlicleo + SP --(BAJO) de Csta (0.883) -; CCL con el verbo bajar, de la misma raiz que la forma sincrktica -bajar (BAJO) (0.728)-; complemento de (BAJO) (0.644)-: y como ndcleo un adverbio de lugar -alzi, aqui... aislado de sintagma en respuesta directa (BAJO) (.623)-. En el segundo, por el contrario, se halla la funci6n de complemento prepositional -la planta de, la de ... (BAJ0)- cuyo indice probabilistico de aplicaci6n de la regla variables es tan s610 del 0.219, lo cual significa que es el factor que mhs desfavorece la aparici6n de la variante interferencial en favor de la variante normativa. Resulta interesante el contraste entre el comportamiento de una misma funci6n sinthctica en dos contextos como 10s reseiiados: mientras en posici6n adjunta el peso en la aplicaci6n de la regla variable es muy elevado, cuando dicha funci6n aparece, por el contrario, como tCrmino de una preposici6n 10s hablantes prefieren claramente la variante normativa. Asi pues, mientras es frecuente escuchar: (1 8) esthn ahi bajo lo es mucho menos: (19) esthn en la planta de bajo
y menos adn: (20) esthn en la de bajo Asimismo el empleo de la forma adverbial en solitario, sin el apoyo de ninglin otro elemento lingiiistico, es un factor determinante en el Cxito de la variante no normativa. Por otro lado, el valor de este dato se agranda todavia m5s si consideramos que se trata del context0 discursivo mhs frecuente de todos (vCase tabla 3).
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Lenguas en contacto. Consecuencias lingiiisticas del bilinguismo social
Tabla 3: Contribuci6n de 10s factores seleccionados en la realizaci6n de la variante bajo seg6n el modelo de regla variable (Goldvarb 2.0) Media corregida TOTAL N
.519 218 Probabilidad
N
GRUPO DE FACTORES: Lugar de origen Saler Campanar Centro Rango .I76 Contexto lingiiistico Adyacente de adverbio Ndcleo sintagma Complemento preposicional Comp. circunstancial con estar Comp. circunstancial con bajar Ndcleo + SP Rango
.664
Log likelihood= -135.514 Significaci6n: 0.023
Grupos no seleccionados: sexo, edad
Por lo que a la variable sociol6gica lugar de origen se refiere hay que comenzar por reconocer las diferencias entre dos sectores sociales claramente enfrentados de la poblaci6n. Como cabia esperar, son 10s elementos aut6ctonos de la comunidad, es decir, aquellos que o bien son originarios de la ciudad (CENTRO) o bien de 10s pueblos valencianohablantes del extrarradio (SALER) Por el quienes destacan por el empleo de la variante interferencial -.562-. contrario, 10s hablantes que proceden de 10s barrios con un mayor indice de inmigraci6n ex6gena -CAMPANARse inclinan m6s por la variante normativa y desfavorecen la apliaci6n de la regla variable. El resto de 10s factores elegidos en la investigaci6n no ha sido seleccionado por el programa estadistico, lo que hay que interpretar como una muestra de que a1 menos para la muestra de poblaci6n analizada no cabe rechazar el azar en la configuraci6n de sus diferencias. Con todo, comentaremos algunos datos
Un caso de interferencia gramatical catalin-espafiol. Analisis variacionista
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interesantes que se desprenden de la comparaci6n de las frec.uencias entre 10s miembros de cada grupo. Asi, por ejemplo, y por lo que se refiere a la dimensi6n generacional de la sociedad, se aprecia una cierta fractura entre diversos grupos. Por la parte superior de la tabla de realizaciones de la variante no normativa aparece destacado el grupo de ADULTOS -61%-, seguido por el de ANCIANOS -53%y ambos a cierta distancia del de JOVENES 4 2 % - . Estas diferencias, que como hemos dicho no son suficientemente significativas por si solas desde el punto de vista del antilisis multivariante, parecen, sin embargo, indicar un cierto estancamiento en la difusi6n de la variante interferencial, como consecuencia, quizti, de la presi6n ejercida por la norma en las instituciones educativas a las que por raz6n de edad esttin mtis vinculados 10s informantes m6s j6venes. No obstante, para la adopcidn de reflexiones mis concluyentes sobre esta cuesti6n relacionada con el cambio lingiiistico seria precis0 contar con estudios adicionales que permitieran valorar la evoluci6n de la variable lingiiistica en tiempo real. Por otro lado, sobresale el hecho de que sea el grupo de j6venes el que realiza el menor n6mero de variantes no normativas en 10s tres timbitos urbanos en 10s que se desarroll6 la investigaci6n (cuadro 1). Y m6s todavia que Sean sobre todo 10s j6venes del CENTRO 10s m6s destacados en este sentido (38%), por encima incluso de 10s que habitan en medios inmigrantes (43% para CAMPANAR, por 45% de SALER). Por el contrario, en este 6ltimo dominio urbano, 10s ANCIANOS superan con mucho 10s indices de realizaciones interferenciales (70%), claramente por encima de la media del distrito y de 10s partimetros de realizaci6n globales. Igualmente resultan significativas las diferencias elevadas que se aprecian en la interacci6n entre la edad y 10s factores lingiiisticos (cuadro 2). En este sentido destaca el agrandamiento de las distancias porcentuales en la realizaci6n de la variante no normativa entre 10s grupos generacionales, de nuevo con el mismo patr6n de comportamiento. Asi ocurre en la funci6n adyacente de un adverbio en la que mientras s610 un 20% de j6venes favorecen la forma interferencial, un 67% lo hace entre la poblaci6n de ANCIANOS y nada menos que un 100% entre la de ADULTOS. Algo similar, aunque con diferencias menos abultadas ocurre, con la funci6n CCL con el verbo estar (33% para 10s mtis jbvenes, frente a un 60% y 63% para 10s otros dos grupos respectivamente). Finalmente en la interacci6n entre ambos factores hay que subrayar el hecho de que el modelo general de actuaci6n de 10s grupos
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Lenguas en contacto. Consecuencias lingiiisticas del bilingiiismo social
generacionales se mantiene pricticamente idCntico en todos y cada uno de 10s contextos lingiiisticos. Cuadro 1: Realizaciones de la variante interferencial por grupos de edad y lugar SALER
ICAMPANAR
JOVEN
ADULT0
ANCIANO
Cuadro 2: Realizaciones de la variante interferencial por grupos de edad y factores lingiiisticos
I I
JOVEN
D A dy Nlideo O C . Prep Adverb HCCL estar HCCL bajar HNBleo+SP
ADULT0
ANCIANO
I I
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Por el contrario, no se aprecian diferencias significativas entre HOMBRES y MUJERES en el conjunto de la sociedad ya que ambos grupos obtienen unos porcentajes y unos indices probabilisticos muy similares -0.53 vs. 0.51, respectivamente- por lo que dicho factor no aparece seleccionado en la aplicaci6n de la regla variable. Sin embargo, en la interacci6n con el factor origen se aprecian algunas distancias porcentuales que quisikramos comentar. Destaca por ejemplo el hecho de que las mujeres se sittian claramente por encima de 10s hombres en la realizaci6n de la variante no normativa en el escenario m8s valencianohablante de todos -SALER-, mientras que en un medio urbano m8s conservador, como el CENTRO, se ven claramente superadas por 10s hombres. Estos datos parecen coincidir con 10s de otras investigaciones en las que se ha destacado el comportamiento m8s ambiguo de las mujeres en el impulso a 10s cambios linguisticos en medios conservadores, mientras que, por el contrario, aparecen como abanderadas de dichos procesos evolutivos en esferas sociales m8s innovadoras. El comportamiento de ambos grupos en el medio urbano menos aut6ctono -CAMPANARes, sin embargo, idkntico. Cuadro 3: Realizaci6n de la variante interferencial por sexos y lugar
SALER
CAMPANAR
CENlRO
6. Conclusiones La idea tradicional de que la interferencia linguistics es esencialmente unidireccional, en el sentido de que s610 las lenguas dominantes ylo prestigiosas
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Lenguas en contacto. Consecuencias lingiiisticas del bilingiiismo social
tienen la capacidad de prestar sus elementos a otras lenguas de menor influencia social, empieza a ser cuestionada en 10s 6ltimos tiempos. Como se ha apuntado en alguna ocasibn, 10s factores fundamentales del grado y la direcci6n de la influencia interlinguistica son la intensidad y duraci6n del contacto, antes que otros valores psicosociales cuyas consecuencias liltimas sobre la variaci6n son, con frecuencia, dificiles de precisar. Para poner a prueba esta hip6tesis he explorado en este capitulo un caso de interferencia en el que la gramitica del espafiol se ve afectada por una gramitica de contacto como la catalana en las comunidades de habla bilingues de Valencia. El hecho de tratarse precisamente de un hecho gramatical contribuye a reforzar la calidad de las conclusiones obtenidas ya que estamos en presencia del subsistema linguistico rnis estructurado, y por tanto -a1 menos aparentemente- el de rnis dificil penetraci6n. La forma bajo, que en la gramitica normativa del espaiiol corresponde exclusivamente a usos preposicionales, es empleada tambiCn en estas comunidades con un valor adverbial. El hecho de que estos casos, que algunos prefieren considerar como ejemplos de simplificaci6n o convergencia gramaticales, encuentren tambiCn alguna explicacidn acudiendo a meros factores internos de la propia lengua espaiiola, no impide la consideraci6n de 10s mismos como ejemplos palmarios de interferencia linguistics. En primer tCrmino porque, a diferencia de otros fen6menos de simplificaci6n o de convergencia, no nos consta la presencia de aquCl en otras ireas del espaiiol. Y en segundo, y quiz6 rnis importante, porque en la propia generaci6n del proceso interferencial se ha producido una especie de camino de ida y vuelta por el cual el espaiiol interfiere sobre el catalin para generalizar la forma haix, en detriment0 de otras variantes normativas, y es finalmente Csta, como contrapartida, la que acaba penetrando en la gramitica del espafiol, amalgamando en una sola forma 10s usos prepositivos y adverbiales. En suma, no siempre que la explicaci6n de un fen6meno pueda realizarse mediante el simple concurso de 10s factores internos a la propia lengua es preferible descartar la influencia externa, como proponen algunos. En las situaciones de contacto en las que conviven lenguas pr6ximas tipol6gicamente, como es el caso del espaiiol y el catalin, la intensidad y duraci6n del contacto deben ser investigados cuidadosamente, ya que pueden ser la causa fundamental no s610 de la difusi6n de 10s cambios, sino tambitn de su origen. Por lo que a la propia investigaci6n empirica se refiere, cabe resaltar en primer tCrmino el indice elevado de difusi6n que la variante interferencial goza
Un caso de interferencia gramatical catalkn-espafiol. Anklisis variacionista
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en la sociedad valenciana, como demuestra el hecho de que algo m6s de la mitad de la poblaci6n analizada la escogiera en sus actuaciones lingiiisticas. En cualquier caso, estos datos globales reflejan un grado de variabilidad elevdo en la realizaci6n de la variable en el seno de la comunidad. Otra conclusi6n relevante del estudio es el caricter aut6ctono del fenbmeno, lo que refuerza el anilisis interferencial propuesto. Ello se demuestra en el diferente grado de probabilidad que en la realizaci6n de la regla variable se observa entre 10s hablantes nacidos en Valencia y valencianohablantes en general por un lado, y 10s individuos que forman parte de la comunidad en barrios con un componente inmigratorio elevado. Mientras estos 6ltimos eligen todavia mayoritariamente la variante normativa, que forma parte de sus respectivos repertorios individuales de origen, 10s integrantes del primer grupo inclinan claramente la balanza en favor de la forma interferencial. En otro orden de cosas, nos encontramos ante un fen6meno de variaci6n antiguo, como lo demuestran 10s indices arrojados por 10s grupos generacionales m6s adultos de la sociedad. Ahora bien, el esquema temporal que ofrecen no es lineal, sin0 que presenta importantes irregularidades. Asi, mientras 10s hablantes que ocupan la parte intermedia de la pir6mide generacional -adultosabanderan el cambio, por encima incluso de 10s m6s ancianos, 10s m6s j6venes muestran mayores reticencias. Este hecho, junto a otros, como que sea en 10s ambientes urbanos m6s conservadores donde es m6s evidente dicho esquema o que lo mismo ocurra entre las mujeres --estableciendo diferencias que en tCrminos globales no existen-, puede ser un reflejo quiz6 del caracter no prestigioso de la variante, lo que podria poner en peligro el Cxito del proceso de cambio en generaciones futuras. En cualquier caso es Csta una conclusi6n muy provisional ya que para su confirmaci6n seria necesario el concurso de estudios en tiempo real, tarea sobre la que no existen precedentes y que, en todo caso, queda para el futuro de la investigaci6n sobre 10s fendmenos de contact0 lingiiistico en nuestra sociedad.
MAS SOBRE GRAMATICAS CONVERGENTES. EL CASO DE LAS IMPERSONALES CON HABER EN CATALAN Y ESPAROL
Pese a1 Cxito cosechado a raiz de la obra de Weinreich (1953), el concepto de interferencia ha vivido en 10s Gltimos aiios horas muy bajas, y s610 aisladamente algunos autores han levantado la voz desde diferentes disciplinas, como la sociolingiiistica o la lingiiistica histbrica, para rehabilitarlo (Mougeon y Beniak 1991; Thomason y Kaufman 1988). Este descrCdito tiene diferentes causas. Para empezar y como han subrayado Mougeon y Beniak, (1991: 181) a la interferencia le ha pasado como a tantos otros conceptos cientificos, que tras un period0 de esplendor han visto como eran sometidos a la criticas mis acerbas. A ello han contribuido, sin duda, el abuso con que, frecuentemente, se ha recurrido a1 concurso del contact0 linguistico para explicar cualquier carnbio en la evoluci6n de las lenguas. Explicaciones exageradas, cuando no simplemente errdneas, que denotaban asimismo fallos graves en el aparato metodol6gico de las investigaciones. A1 panorama anterior hay que aiiadir otras deficiencias, cometidas incluso cuando el propio concepto de interferencia gozaba de buena salud. Asi, por ejemplo, frente a1 Cxito de 10s estudios sobre las consecuencias de la influencia interlinguistica en algunos niveles del anilisis, como el f6nico o el ICxico, la atenci6n dedicada a1 estudio de la interferencia gramatical ha sido mucho menor, entre otras razones por la creencia, errbnea, de que 10s subsistemas morfol6gico y sintictico son inmunes a1 prCstamo (cf. Payrat6 1985, Thomason y Kaufman 1988, Blas 1991). Por otro lado, el inter& por la variaci6n y el carnbio linguisticos en 10s que han podido intervenir tanto factores internos como influencias externas -lo que aqui denominamos causaci6n mmtiple- ha
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sido muy limitado y s61o recientemente se ha reivindicado como un factor digno de ser considerado en la evoluci6n de las lenguas. A nuestro juicio, otro de 10s aspectos mis olvidados, incluso por aquellos que reivindican el papel de la interferencia en la evoluci6n de 10s sistemas linguisticos, es el relativo a la direcci6n de Csta. Como hemos subrayado en el capitulo anterior, existe un consenso ampliamente difundido, unas veces explicita y otras implicitamente, segdn el cual la direcci6n de la interferencia s610 se da en el sentido que va desde la lengua con mayor prestigio hacia la lengua con menos estatus social. El que viejos conceptos procedentes de la linguistics hisdrica, como el de sustrato, vengan a la mente en este caso no invalida la afirmaci6n anterior, ya que el recurso a Cste y otros similares ha sido objeto con frecuencia de un uso superficial e inconsecuente. Coincidimos con aquellos autores que como Beniak o Mougeon (1991) apuestan por la rehabilitaci6n de la interferencia con criterios de responsabilidad cientitica, per0 por nuestra parte aiiadiriamos la necesidad de que aquClla alcance todas las facetas que el contacto de lenguas puede adquirir. S610 el conocimiento profundo de la realidad sociolinguistics de cada comunidad de habla puede ayudarnos a interpretar cabalmente el sentido de la influencia interlingiiistica (cf. Thomason y Kaufman 1988), por lo que las predicciones a partir de factores excesivamente generalizantes como el prestigio y otros similares se nos antojan inlitiles. El principal objetivo del presente capitulo es el analisis de un fen6meno sintBctico caracteristico del espaiiol en el Brea lingiiistica catalana. Se trata de la concordancia entre el verbo y el sintagma nominal subsiguiente en frases corno: (1) Habian flores en el jardin (2) Hubieron fiestas en el pueblo (3) Han habido muchos disturbios en la calle El fen6meno de la concordancia entre el sintagma nominal y el verbo haber en este tip0 de oraciones, que la norma caracteriza como impersonales, no es nuevo en la historia del espaiiol ni tampoco privativo de las comunidades de habla mencionadas. Sin embargo, y a1 menos en el espaiiol peninsular, existen diferencias de grado importantes entre la extensi6n social del fen6meno en las regiones en las que espaiiol y catalln conviven y el resto. Hay que subrayar que el mismo rasgo sintictico es sumamente caracteristico del catalin, y aunque
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tampoco normativo como en espafiol, se ha llegado a plantear como variante categ6rica en algunos lugares. La hip6tesis que formulo y sobre la que gira el cuerpo fundamental del trabajo es que dicho fen6meno constituye un ejemplo de convergencia gramatical entre dos lenguas romances como el espafiol y el catalin, a1 que se ha llegado a1 cab0 de numerosas generaciones de intenso contacto. El hecho de que tanto en una lengua como otra pueda ser ficilmente explicado a partir de factores puramente internos no impide que pueda considerarse la influencia interlinguistica como un hecho determinante en el Cxito y la extensi6n social del mismo. Es a esta conjunci6n de factores internos y externos, como la interferencia linguistica, a la que denominamos causacibn mmu'ltiple (cf. Thomason y Kaufman 1988, de Granda 1991, Silva Corvalin 1994). Para poner a prueba esta hip6tesis hemos realizado una investigaci6n empirica en una de esas comunidades de habla. A travCs de ella, y en especial mediante la consideraci6n de algunas variables sociol6gicas como la adscripci6n linguistica o el origen de 10s informantes, esperamos confirmar algunas diferencias que intuimos entre la actuaci6n sociolingiiistica de estas sociedades bilingues y otras del espafiol peninsular. La necesidad de esta comparaci6n interdialectal entre diversas variantes del espafiol se impone si quiere darse cuenta de las diferencias que un mismo fen6meno puede ofrecer en comunidades diferentes de una misma lengua. Existen referencias bibliogrAficas que dan cuenta de la extensi6n social del fen6meno en otras comunidades, a lo que se une la especial atenci6n que le hemos venido prestando desde unos hace afios (Blas 1991, 1992a, 1993a). Como contrapartida, en esta investigaci6n evaluaremos con especial cuidado las hipotCticas diferencias de comportamiento sociolinguistico que se aprecien entre diferentes grupos sociales, como 10s hablantes bilingiies y monolingiies, o las existentes entre 10s individuos oriundos de la comunidad de habla y quienes se han incorporado como inmigrantes en un momento posterior de sus vidas. Pero antes de pasar a1 estudio de 10s datos arrojados por la investigaci6n empirica, analizaremos con mis detalle alguno de 10s aspectos esbozados en esta introducci6n sobre las deficiencias te6ricas y metodol6gicas de la interferencia interlinguistica. A nuestro juicio, ello puede contribuir a que el lector comprenda mejor 10s extremos de la investigaci6n. A tal efecto dedicaremos 10s siguientes epigrafes del estudio a1 repaso de 10s problemas que plantea el estudio de la interferencia lingiiistica. Para 10s conceptos de convergencia gramatical y causaci6n mliltiple remitimos a1 lector a la secci6n
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correspondiente del capitulo anterior. Por Liltimo, y con el fin de situar mejor el alcance estructural y sociolinguistico del fenbmeno, dedicaremos tambiCn un apartado a la descripci6n del mismo en espafiol y catalin.
2. Historia y presente de la interferencia lingiiistica Probablemente sea en el Bmbito de la linguistica hist6rica donde 10s recelos hacia la influencia interlinguistica comenzaron m8s tempranamente. Como se ha recordado alguna vez (Mougeon y Beniak 1991: 82), la linguistica diacr6nica ha trabajado tradicionalmente con la idea de que 10s cambios en la lengua tienen como causa primera y fundamental 10s factores internos. A partir de este principio, la apelaci6n a otros, externos a1 sistema, se ha visto como un recurso extremo, casi siempre cuando no se hallaba soluci6n posible en la propia estructura linguistica (Thomason 1985, 1986; Thomason y Kaufman 1988). Conceptos ya tradicionales como sustrato, adstrato o superestrato fueron esgrimidos prjcisamente para dar cuenta de procesos de cambio para 10s que no se disponia en la mayor parte de 10s casos de mejores explicaciones. Nacida principalmente para explicar algunas evoluciones especificas de las lenguas romances desde el latin, la primera de las nociones mencionadas ha sido utilizada con frecuencia de una forma abusiva (Anderson 1973: 90). Todo ello ha generado en las Liltimas dCcadas un descrkdito generalizado de 10s mismos y un rechazo por parte de numerosos linguistas. No obstante, en 10s Liltimos afios y aun reconociendo la justicia de tales reproches, algunos han advertido del peligro que supone toda hiperreacci6n en linguistica -como en cualquier ciencia- y han intentado poner en sus justos tdrminos las implicaciones derivadas de tales conceptos. Ahora bien es, sin duda, en la linguistica sincr6nica donde 10s malos tiempos para la influencia interlinguistica como factor explicativo se adivina m6s importante. Algunos ejemplos. A prop6sito de la influencia del inglCs sobre el espafiol americano -principalmente en EE.UU.- sobre lo que tanto se ha escrito en 10s Liltimos tiempos, en la dltima dCcada se han levantado algunas voces autorizadas que han puesto de relieve las exageraciones a las que con frecuencia se ha llegado en este Bmbito (cf. Poplack 1983, Muysken 1984). Sh. Poplack (1983), por ejemplo, ha subrayado junto a estas exageraciones la insuficiencia metodol6gica que implica olvidar el famoso principio lavobiano del "accountable reporting", esto es, la necesidad de informar no s610 del
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aspect0 contrastivo de 10s fen6menos observados en cada comunidad de habla, sino tambiCn -y sobre todo- de la frecuencia relativa del rasgo desviante con respecto a la variante normativa. La ausencia de esta clase de datos puede entrafiar consecuencias epistemol6gicas decepcionantes, como por ejemplo, hacer creer que el fen6meno descrito es una variante cuasi categorial, es decir, que ha triunfado plenamente en la sociedad. A prop6sito de 10s llamados calcos seminticos, Otheguy (1993) ha advertido tambiCn sobre la falsedad del alto grado de interpenetraci6n linguistica del inglCs sobre el espafiol norteamericano, ya que 10s numerosos casos de influencia suponen tan s610 una manifestaci6n de la presi6n de la cultura anglosajona per0 nada mis. En su opinibn, el espafiol es capaz de integrar toda esa avalancha de conceptos nuevos en el seno de su propio sistema. Conclusi6n: la noci6n de prkstamo por traducci6n (loan translation) o calco es un error si se interpreta como una muestra de anglificaci6n de la lengua espafiola en EE.UU., pues tan s610 da cuenta de la americanizaci6n de su cultura. En un trabajo de hace unos afios, Flora Klein-Andreu (1985) resumia con precisi6n 10s factores que han contribuido a1 fracas0 de la noci6n de interferencia en el imbito de 10s estudios sobre las lenguas minoritarias. En primer lugar, nos gustaria destacar un factor que ha pasado generalmente desapercibido, per0 que esti en el origen de buena parte de estas actitudes. Nos referimos a1 estigma que se ha adjudicado a todo lo que huela a influencia interlinguistica, especialmente si ksta procede de una lengua socialmente poderosa. Y ello por un falso purismo, recubierto como casi siempre ocurre en estos casos de las mejores intenciones: It seems to me that the reason for this neglect is a kind of covert purism: the results of transfer are considered undesirable or bad; therefore they are ignored or seriously downplayed, as a kind of courtesy to the population under study (pBg. 3).
Mis abn, no hay problema para admitir el papel de la interferencia en el plano psicolinguistico del aprendizaje de segundas lenguas, porque la integridad de la lengua fuente no esti en peligro. Ahora bien, desde el punto de vista sociolingiiistico las cosas ya no son tan ficiles de asumir, puesto que hablamos de lenguas minoritarias que reciben la huella de otras lenguas, esta vez mayoritarias, en lo que se perfila como una influencia colonial que no puede sino suponer un descrkdito para aquklla. Y asi, algunos linguistas ignoran o menosprecian seriamente la importancia hipotktica de la interferencia en sus estudios sobre las lenguas minoritarias (vCase tambiCn la
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opini6n de Romaine (1988: Cap. 8). El deseo de que Cstas Sean presentadas de la forma m6s positiva y favorecedora posible ha llevado a algunos estudiosos a exagerar el papel de 10s factores puramente internos en la evoluci6n de las lenguas, quiz5 contagiados por la creencia popular de que las variedades linguisticas que presentan un porcentaje elevado de hibridaci6n son inferiores, e incluso lo son tambiCn sus hablantes~.Ahora bien, estos autores parecen olvidar que la obligaci6n del investigador es la bdsqueda de la objetividad cientifica y que tsta debe prevalecer sobre las intenciones o convicciones personales del estudioso, por muy nobles que Cstas Sean. Aunque de otro orden, las carencias metodol6gicas han contribuido tambiCn a1 descrtdito de la noci6n de interferencia entre la comunidad cientifica. A1 hablar de algunos casos del contacto inglCs-espaiiol en America del Norte, nos hemos referido ya a algunos de esos errores de planteamiento. Pero no son 10s linicos. Una critica extendida hacia 10s estudios de interferencia es el escaso conocimiento que en ocasiones el investigador demuestra de las lenguas y de las comunidades de habla que son objeto de estudio. Este hecho es m5s evidente en el terreno de la criollistica, uno de 10s Ambitos en 10s que la apelaci6n a las causas interferenciales se ha hecho con frecuencia un tanto a ciegas, sin un conocimiento riguroso de las circunstancias sincr6nicas y diacr6nicas que confluyen en cada caso. Chaudeson (1979: 76-77), por ejemplo, ha advertido sobre 10s excesos en la atribuci6n de un sustrato africano en la formaci6n de numerosos criollos de base francesa y ello por el desconocimiento que algunos estudios demuestran tanto sobre esas variedades sustratisticas como sobre las variedades de la lenguas europea en el momento de la formaci6n del criollo2. A esta deficiencia metodoldgica se refiere el linguista francCs cuando afirma: One knows (...) that almost all the linguists who have done serious work in the area were foreigners. Granted they could all speak French but they were probably much better acquainted with the educated variety of this language than with its everyday popular guise. As a result, many of the shared features of the Creoles which,
Vhnse a este propjsito las ideas de Poplack, probablemente la figura m8s significativa en este terreno; Lass (1980), para quien el carnbio sin contacto es el estado de cosas normal en las lenguas, o Trudgill (1983), quien Cree, asimismo, que el cambio inducido por el contacto interlinguistico no es "natural", frente a1 ocasionado por factores puramente internos. 2 A este respecto, Chaudeson aporta argumentos convincentes para demostrar que esos criollos eran variantes imperfectamente aprendidas de variedades populares o dialectales del franc& hablado en el continente europeo durante el siglo XVII. 1
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according to these authors, could not be related to French usages had to be ascribed to a common origin which was not French3.
La necesidad de profundizar en 10s perfiles sociolinguisticos de las comunidades de habla estudiadas se nos antoja uno de 10s requisitos esenciales para un tratamiento adecuado de las consecuencias linguisticas del contacto de lenguas. Sin este complemento y sin la necesaria distinci6n que ya realizara Weinreich (1953: 11-12) entre las interferencias que se dan en el habla, esto es, en la actuaci6n ocasional de 10s hablantes con distinto grado de competencia en las diferentes lenguas, y las interferencias en la lengua -0 integracidn, si utilizamos el termino popularizado por Mackey (1976)- que supone la consolidaci6n social de lo cambios inducidos por el contacto, no alcanzaremos un estadio de desarrollo epistemol6gico suficiente para devolver a la noci6n que nos ocupa la importancia que, a nuestro juicio, tiene. Como han recordado convenientemente Mougeon y Beniak (1991: 18), la asignaci6n a causas simplemente sistkmicas de 10s cambios linguisticos o de 10s errores en 10s procesos de aprendizaje de segundas lenguas es una soluci6n excesivamente simple. Mis aun, en numerosas ocasiones no existen razones aprioristicas para determinar qu6 tipo de factores son 10s responsables de dichas evoluciones. Y ello ocurre especialmente en 10s llamados cambios ambiguos o por causaci6n mliltiple cuya explicaci6n emprendimos en el capitulo anterior.
3. La variable lingiiistica Como avanzamos a1 comienzo de este capitulo, consideramos que la concordancia sistemitica entre el verbo y el nlicleo del sintagma nominal que le sigue en oraciones que, como (3) y (4), han sido caracterizadas -y prescritas- tradicionalmente como impersonales, constituye uno de 10s rasgos mis definidores del espaiiol hablado en las comunidades del irea lingiiistica catalana:
(3) Habian muchas flores en aquel jardin (4) Estin haciendo unos dias muy buenos
3
Traducci6n a1 inglis del original en francis en Mougeon y Beniak (1991 : 17-18), de donde hemos extraido la cita.
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El fen6meno afecta, como veremos, a verbos como haber o hacer en usos gramaticalizados, si bien en este trabajo s610 nos ocuparemos del primero por ser el que presenta un perfil m6s nitido, tanto por su elevada frecuencia en tCrminos absolutos -v. gr. aparici6n en el discurso de esta clase de oraciones con dicho verbo en detriment0 de las frases con haber- como en tCrminos relativos -v. gr. en relaci6n a la otra variante, es decir, a la construcci6n normativa en la que no se practica la concordancia-. Pensamos que en estas comunidades de habla el fen6meno puede ser interpretado como un caso de convergencia gramatical al que contribuyen no s610 la simplificaci6n interna de un paradigma poco habitual, como el que representa la ausencia de concordancia en esos casos, sino tambiCn -y en nuestra opini6n m6s importante alin-, la intluencia social que ejerce idCntico fen6meno en la mayoria de las variedades del catal6n: (5) Hi avien moltes tlors ...(habia flores) (6) Hi estin fen uns dies molt bons (esti haciendo unos dias muy buenos) El rasgo de la concordancia contradice la consideraci6n de estas oraciones como impersonales, tal y como han sido clasificadas por la normativa actual. No obstante, no hay unanimidad entre 10s lingiiistas a la hora de decidir si realmente el sintagma que sigue a1 verbo es sujeto o complemento directo. Como ha mostrado Garcia Yebra (1983), las discrepancias entre 10s gramiticos constituyen a este respecto la norma. Por lo que se refiere al espaiiol, sin embargo, la mayoria de 10s autores se decantan por la consideraci6n de "haber" como transitivo y, por lo tanto, como impersonales las construcciones donde este verbo aparece. Asi es, por ejemplo, para Bello (1945: 225), la Crama'tica de la Real Academia (I93 1 : 3.5.7.c), Gili Gaya (1961 : 78), Manuel Seco (1961 : 21 5), HernBndez (1984: 139), Alcina y Blecua (1975: 890), etc. Manuel Seco (1961 : 21 5), en su Dicciottario de dudas y dificultades de la lengua espaiiola, condensa bien esta doctrina normativa en la siguiente cita: Haber 2. Transitivo impersonal con el significado de "encontrarse". En este uso, el indicativo presentc ticne la fonna especial /my: hay habiraciones libres. No es normal el empleo de haber impersonal con un sustantivo determinado, como ocurre en este ejemplo de Gald6s: hcry en Madrid 10s grandes bpficos (Torquemada en la Cruz); y en Cste de Aranguren: Allerzde presente, rnurtdo real Sobre d hay el ofro mundo: no ya real, sino realisirnirs (Critica y rncdifacibrt). El verbo haber conserva en estas construcciones un resto del sentido antiguo "tener", pero su sujeto es indeterminado; el directo. sustarttivo q14elo acorrzpaiia ES co~nple~ne~tto
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Garcia Yebra (1983) resume las principales razones que se han esgrimido para considerar complemento directo y no sujeto a 10s sintagmas en cuesti6n: 1) El sujeto de hay es vago e indeterminado, y su idea "se ofrece de un mod0 oscuro y fugaz a1 entendimiento, concordando con el verbo en tercera persona de singular" (Bello, 1951: 225). El sustantivo regido por hay es complemento directo de este verbo. "Por eso construimos el verbo en singular cuando decimos hub0 toros (...) y no hubieron toros" (GRAE, 1931, n.' 284 c). Dicho de otro modo: un sujeto plural tendria que llevar el verbo en plural; luego toros no puede ser sujeto de hay. Tal seria el corolario de la siguiente descripci6n de sujeto: "Frente a la definici6n 16gico-semintica que daba la gramitica tradicional, se postula la distinci6n del sujeto por el hecho de que es el dnico elemento nominal que cambia su marca de ndmero con el verbo con el cual concuerda" (Alcina-Blecua, 1975: 853). 2) "Que la cosa cuya existencia se significa (mediante la tercera persona del singular de haber) esta en acusativo, lo prueba la necesidad del caso complementario de acusativo cuando la representamos con el pronombre 61 (...). Si el impersonal haber significara de suyo existir, seria la mayor de todas las anomalias poner las cosas existentes en acusativo" (Bello, supra, 1.1). Por eso, "cuando se nos pregunta: ihubo heladas? contestamos: las hubo, empleando la forma del pronombre que sabemos es de acusativo" (GRAE, supra, 1.3). Sin embargo, Garcia Yebra (1983) se alia junto a quienes ven en el SN un sujeto y no un objeto directo. Para el acadtmico espaiiol, 10s argumentos anteriores no s610 no son definitivos sin0 que pueden ser contrarrestados por otros de mayor peso cientifico. Por ejemplo, a1 hecho de que el verbo concierte en ndmero con el sustantivo y de ahi que, en hub0 toros, esta dltima palabra no pueda ser sino complemento, Garcia Yebra recuerda que la discordancia es un fen6meno comdn en las lenguas romances, y entre ellas el espaiiol. Ademas de 10s casos en que el ndcleo deI sujeto posee un rasgo semintico de colectividad ("La multitud votaron guerrear") o aqutllos en 10s que tanto el hablante como el interlocutor estin incluidos en el Ambit0 de referencia del sujeto (10s estudiantes pensamos/pensa'is que no tienen razdn) (cf. Moreno Cabrera 1991), existen en la lengua otros ejemplos de discordancia numCrica como la que se produce con 10s llamados verbos "anquilosados". Asi ocurre, por ejemplo, con la forma "he" cuyo origen adverbial y no verbal ya sefial6 Corominas (1954: vol. 111: 334-35) (dicho elemento se sinti6 desde antiguo como una segunda persona del imperativo de "haber" con valor transitive).
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Por otro lado, la conmutaci6n pronominal por una forma de acusativo en: (7) ~ H a visto s hombres con cinco piernas? No, no 10s he visto que deberia ser prueba suficiente para la consideraci6n como objeto directo del sintagma, podria explicarse simplemente como un resto fosilizado del uso primitivo de haber, fundamentalmente transitivo, y equivalente a1 actual tener. A partir de estos y otros argumentos que no desarrollaremos mhs, Garcia Yebra (1983) concluye que: La norma linguistica del espaiiol rechaza todavia esa concordancia, que 10s hablantes linguisticamente cultos consideran vulgarismo. Pero tambiCn la gran mayoria, por no decir la totalidad, de esos hablantes conocedores y practicantes de la norma linguistica sienten como sujeto-aunque no concierte en nlimero con el verboel sustantivo o elemento sustantivado de referencia. S61o entre 10s gramkicos mBs atentos a la primitiva significaci6n de lzuber que a su evoluci6n sintktica hay quienes sostienen la opini6n contraria (Garcia Yebra, 1983: 69).
Puede que sea excesivo suponer que 10s hablantes tienen Cste u otro sentimiento respecto a una funci6n u otra, independientemente de que practiquen o no la concordancia. Pero parece indudable que cuando Csta se realiza, la consideraci6n de objeto directo para el sintagma nominal es s610 un academicism0 que no se corresponde con la competencia linguistica de 10s hablantes. Aunque no pretendemos adherirnos aqui a ninguna de las dos posiciones tebricas, lo cierto es que la estructura normativa de estas oraciones impersonales, con el verbo siempre en la tercera persona del singular, supone una engorrosa excepci6n para el sistema sintictico del espaiiol, lo que permitiria justificar la prhctica de la concordancia en diversas variedades del espaiiol. Asi, por ejemplo, dos linguistas del siglo pasado como Salvh (1830) y Bello ( 1 847, 1874), en sendas obras sobre el uso del castellano en la Cpoca, advertian ya a sus coetaneos sobre el "vicio" de la concordancia. Ya en nuestro tiempo, diversos autores han realizado tambiCn algunas referencias a la extensi6n progresiva en el mundo hispanico de la concordancia entre el verbo y el sustantivo. Para Fernindez Ramirez (1986), por ejemplo, el aislamiento en que viven, sin apoyo en otras formas semejantes, las terceras personas del singular del transitivo haber, de uso tan frecuente en espaiiol, "puede explicar
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la fuerte tendencia que se observa en el habla descuidada y en el habla popular (el subrayado es nuestro) a consentir la relaci6n verbo-complemento en la relaci6n verbo-sujeto, haciendo plural el verbo cuando el complemento es tambiCn plural" (Fernindez Ramirez, 1986: 132-33; vCase tambiCn Maldonado de Guevara 1980: 30-3 1). Sin lugar a dudas, la mayor cantidad de alusiones respecto a la extensi6n del fen6meno remiten a1 espaiiol de America, lo cual contrasta con las referencias mucho mis escasas disponibles para la peninsula. No es casual a este respecto que Garcia Yebra (1983) mencione que la concordancia se produce "sobre todo entre 10s hispanoamericanos" (pBg. 68). Asimismo, lingiiistas de este continente lo vienen documentando desde hace bastante tiempo en el espaiiol del otro lado del AtlBntico. Como ya hemos indicado, Bello opinaba que la consideraci6n del verbo haber como personal era, por ejemplo, "un vicio casi universal en Chile" (citado en Fernindez Ramirez, 1986: 132). Kany, por su parte, aiiade algunos comentarios interesantes de caricter sociolingiiistico y asegura el uso muy com6n de la concordancia en la lengua escrita y hablada de toda AmCrica, aunque dice hallarse especialmente extendida por Argentina, Chile y AmCrica Central (Kany, 1945: 212-215). Seg6n este autor, por 6ltim0, son muy pocas las regiones que se libran de este uso popular, "y en muchas partes, las personas cultas y 10s mejores escritores emplean la forma popular junto a la forma correcta" (Kany, 1945: 215). Las referencias bibliogrificas mis recientes parecen confirmar el Cxito del fen6meno en el espaiiol de AmCrica, aunque quiz6 no con la contundencia con que lo suponia el lingiiista norteamericano hace cincuenta aiios. A este respecto, por ejemplo, hemos entresacado algunos datos de una obra reciente donde se realiza un repaso sucinto, pero bastante complete, sobre 10s principales rasgos del espaiiol de diversas ireas dialectales americanas (Hernindez 1992). En ella, por ejemplo, J. J. Montes (1992: 534-5) subraya que "la concordancia verbo-sustantivo (es) norma casi 6nica" en Colombia "y no s610 en la lengua hablada". Y aiiade a continuaci6n: "tengo muchos ejemplos de literatos (Garcia Mirquez, historiadores, etc.). Incluso en mi habla natal (Manzanares, Caldas) es usual el plural en presente (haen-hain)". Por su parte Bentivoglio y Sedano (1992: 791) apuntan que, pese a la prescripci6n normativista en contra, '10s venezolanos suelen hacerlo concordar [el verbo haber] con el sustantivo que lo acompaiia, y si 6ste es plural, haber tambitn esti en plural". Ademis -aiiaden"la pluralizaci6n de haber se da - c o n excepci6n de hay- en todos 10s modos y tiempos (habian, habrdn, hubieron,
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hayan...), per0 la frecuencia de uso varia seg6n diversos factores. De las distintas formas que admiten pluralizaci6n, la de uso mfis restringido, quiz6 por razones tanto fonCticas como sociolingiiisticas, es hubieron. ~ s t situaci6n a podria cambiar en el futuro pues hubieron se esti oyendo cada vez con mfis frecuencia entre 10s j6venes de todos 10s niveles". Este liltimo dato sugiere que el fen6meno que nos ocupa no estfi definitivamente consolidado, sino que contincia en expansi6n. Otras referencias sitdan el rasgo de la concordancia en otras variedades dialectales y sociolectales del espaiiol de AmCrica. Asi, Caravedo (1992: 726) apunta que constituye la norma entre "todas las clases sociales" en el Per6 costeiio y aiiade como dato interesante que "ademfis es percibido como correcto". No dice nada, sin embargo, respecto a la extensi6n en otras fireas, como el espaiiol andino o en el amaz6nico. Quien si documenta el fen6meno en el castellano andino de Bolivia es Mendoza (1992: 458) a partir de un pequeiio trabajo empirico, aunque no aiiade ninglin otra caracterizaci6n. Igualmente documentado estfi por Quilis (1992: 604) en Ecuador, si bien este tip0 de oraciones en opini6n del autor "ofrecen un comportamiento muy heterogkneo, tanto en las localidades, como en 10s informantes". Y Moreno de Alba (1992: 640), recuerda tambikn, aunque sin m6s precisiones, que en MCxico "es frecuente el empleo personalizado del verbo haber, que deja de sentirse como transitivo sin sujeto ("habia sorpresas") y se le hace concordar con un supuesto sujeto ("habian sorpresas"). Curiosamente, por bltimo, no encontramos referencias sobre el fen6meno de la concordancia en el espaiiol hablado en Argentina, Chile o Uruguay, en 10s que Kany creia ver el fen6meno especialmente extendido, si bien es posible que tales ausencias se deban sobre todo a las restricciones impuestas por el propio tip0 de trabajo del que estfin extraidas. Por lo que se refiere a1 espaiiol de Espaiia, que es el que aqui nos interesa sobre todo para poner a prueba nuestras hipbtesis, las referencias son mfis escasas e imprecisas. Para Alcina y Blecua (1975: 890), el habla culta en Castilla y en casi toda la peninsula mantiene el singular; sin embargo, la lengua hablada y aun la escrita, en peri6dicos y traducciones, emplea el plural, sin precisar mis sobre la posible estratificaci6n sociolingiiistica y dialectal del fen6meno. Por su parte, Lapesa (1981: 589-591) considera que el fen6meno estfi en pleno apogeo, si bien lo circunscribe tambiCn sociolectalmente a dominios de habla populares y vulgares. RecuCrdense igualmente a este respecto las impresiones de Fernfindez Ramirez anteriormente reseiiadas.
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Manuel Seco (1961: 216) subraya que en Espaiia el fen6meno se produce principalmente en "el Area del catalin y en hablantes procedentes de ellas". Una distribuci6n dialectal que es confirmada por Llorente (1980) con algunos aiiadidos. Ardiente defensor de la normativa que impone la no concordancia, este autor califica estas construcciones como "flagrantemente vulgares" y afiade que estA muy difundida por el dominio linguistic0 del espaiiol, aunque "tiene un caricter vulgar, y es muy sintomatica de un bajo nivel cultural". Apoyindose en su propia experiencia, Llorente (1980) establece una distribucidn dialectal y sociolectal del fendmeno en Espaiia que nos interesa especialmente. Establece una diferencia clara entre la difusi6n de la concordancia en regiones como la parte oriental de Aragdn, la Mancha oriental, Murcia y Andalucia oriental por un lad04 y las comunidades de habla del Area de influencia lingiiistica catalana, por otro. En las primeras, el fen6meno tiene un carActer marcadamente vulgar, a juicio del lingiiista espafiol, y las clases cultas son conscientes de ello. Por el contrario, en las comunidades del dominio catalin las oraciones en las que se practica la concordancia: ...son un bien mostrenco de toda a comunidad, independientemente del estrato sociocultural y del grado de instrucci6n de cada persona. En Cataluiia, Baleares y Reirto de Valencia, todos, ahsolutamente todos 10s hablantes, cometen sistemdticarnertte esta irtcorreccidn, y no tienen conciertcia,por cultos que searz, de que estcirz cornetiettdo urt grave pecado gramatical. Esto se puede comprobar fgcilmente; basta para ello escuchar a cualquiera de 10s locutores de la Radio o de la Televisi6n de las emisoras catalanas, valencianas y baleares (el subrayado es nuestro) (pBg.31 )
A nuestro juicio tambikn, la concordancia entre el verbo haber y el nlicleo del sintagma nominal no tiene idCntica extensidn por toda la peninsula. En ausencia de estudios empiricos que confirmen o desmientan esta hipbtesis, y guiados de momento s610 por nuestra experiencia y por referencias como las anteriores, nos parece, sin embargo, que el fen6meno de la concordancia tiene una enorme vitalidad en las regiones del Area de influencia catalana. Una vitalidad que no se detiene en las capas mis populares de la poblacidn, como puede ocurrir en otros territorios, sino que se ha infiltrado poderosamente en todos 10s estratos de la sociedad, y cuyo reflejo aparece tanto en la lengua en la escritas. hablada como, tambikn-frecuentemente-, ?,Es casualidad que se trate de las regiones mBs cercanas geogrtificamente a1 Brea lingiiistica catalana o incluso donde alguna modalidad de esa lengua se ha hablado o todavia se habla? 5 A este respecto, puede resultar reveladora la lectura de cualquiera de 10s dos diarios publicados
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Desde nuestro punto de vista, a1 hecho estructural favorecedor de la concordancia entre el verbo y el SN, hay que sumar, en el context0 social del bilinguismo catalin-espafiol, el refuerzo importante de un fendmeno idCntico en 10s hibitos linguisticos de 10s catalanohablantes. Y es que, a pesar de las reconvenciones normativas de 10s gramiticos de esta lengua, la concordancia es un rasgo extraordinariamente habitual tambiCn en el catalin de estas comunidades. Badia, por ejemplo, en su Grama'ticu catalatza alude a ello con estas palabras: Defecto muy frecuente en la construccidn de "haver-hi" y "fer" es su falsa concordancia plural cuando la palabra que hace de complemento es plural. "Hi han persones" por "hi ha persones" (Badia, 1962: 19 1).
Por su parte, J. SolB (1973, 1986, 1987) aporta algunos datos que pueden ayudarnos en la interpretacidn del fendmeno. Ademb de hacerse eco de las discrepancias existentes entre quienes defienden el valor del sujeto para el sintagma nominal, y por lo tanto, la concordancia, y quienes consideran Csta como un rasgo de habla "vulgar"-poltmica a la que considera indtil adherirse-, el lingiiista catalin construye un cuadro bastante ilustrativo de las diferencias existentes entre diversas lenguas con respecto a este problema sintictico: Llati(+) = Est, sunt; anglCs (+): there is / there are; barceloni (+): hi ha / hi han; francCs (-): il y avait des jours qu'on attendait I'armistice; castelli (-en general): habia un hombre / habia cinco hombres; alemany (-): Es gibt einen Tish (Badia, 1947: 17), / Es gibt zwei Tische (Sol&1973: 14-15)
Para lo que aqui nos interesa, observemos cdmo, frente a lo visto en el espafiol peninsular, en opini6n de Sol2 el fen6meno de la concordancia es general, a1 menos para el dialecto barceloni, el de mayor influencia social, sin duda, del imbito catalin. Y a nuestro juicio, un estudio del dialecto valenciano que se detuviera en el anilisis sociolinguistico del problema, arrojaria probablemente una impresi6n similar a la que se sefiala para el catalin de Barcelona.
en Valencia, LRvarlte y Las Provincias, en 10s que pueden apreciarse las diferencias entre 10s artfculos escritos por periodistas de la comunidad y aquCllos que llegan al periddico desde fuera bajo la forma de colaboracidn habitual.
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Por otro lado, es importante destacar que esta lengua posee, incluso, mfis posibilidades estructurales que el espafiol para impulsar internamente el hecho de la concordancia. Badia (1962: 190) indica, por ejemplo, que el verbo haver en catal6n se construye siempre con el adverbio pronominal hi, de manera que, en rigor, hay que hablar del verbo haver-hi, como se ve en 10s siguientes ejemplos:
(8) Hi haura molta gent (habr6 mucha gente) (9) no sC si hi pot haver cap altra soluci6 (no sC si puede haber una soluci6n) En castellano pervive tambiCn un recuerdo de este pronombre adverbial (heredero del ibi latino), per0 solamente en una ocasi6n, como morfema trabado en la tercera persona singular del indicativo: (10) Hay fiestas en ese pueblo (1 1) Hay mucha gente en la manifestaci6n A nuestro juicio, la explicaci6n que buscfibamos puede hallarse en el diferente tratamiento que del mencionado pronombre adverbial hacen ambas lenguas. Mientras en catalhn hi es un morfema libre, que aparece en todas las oraciones de este tip0 y siempre antepuesto al verbo -lo cual permite mucho m6s f6cilmente la atracci6n del complemento-, en espaiiol, sin embargo, existe por lo menos un caso, la tercera persona del presente de indicativo-muy habitual en el habla, no lo olvidemos-en donde dicha concordancia es totalmente imposible. De esta manera, se explica la agramaticalidad de (1 2), per0 no la de (1 3):
(12) *hayn fiestas en ese pueblo. (13) n'hi han flors a1 jardi (hay flores en el jardin)
4. El trabajo empirico: cuestiones metodol6gicas Para poner a prueba nuestras hip6tesis hemos realizado una investigaci6n empirica en una comunidad de habla valenciana en la que catalhn y castellano conviven habitualmente en una situaci6n de contact0 que algunos han descrito
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como bilinguismo social y otros como una manifestaci6n de diglosia y/o conflict0 linguistico (cf. Rojo 1985, Ninyoles 196916. Con el fin de analizar la posible discriminaci6n positiva de 10s elementos aut6ctonos sobre el espafiol de esta comunidad, se han tomado como criterios fundamentales tanto la lengua materna (CASTELLANO, VALENCIANO) y habitual de 10s hablantes (BILVAL, BILCAST y MONOLING7), como su lugar de origen (VALENCIA, PVC y RESTO8. Finalmente, se han considerado tambiCn otras variables sociol6gicas habituales en 10s estudios sociolinguisticos: 1) Sexo: HOMBRE, MUJER 2) Edad: JOVEN (15 a 25 afios), MADURO (de 26 a 40 afios), ADULT0 (de 41 a 60 afios) y ANCIANO (mayores de 60 afios). 3) Nivel de estudios: P.1 (Primarios incompletos), P.C.(Primarios completos), SECUND (Secundarios) y MEDSUP (Estudios universitarios medios y superiores). 4) Clase socioecon6mica: BAJA, MEDIA y ALTAY La muestra estfi compuesta por 196 informantes seleccionados a1 azar por cuotas de sex0 y edad. Por otro lado, 10s datos del habla han sido obtenidos a partir de la cumplimentaci6n por 10s informantes de dos pruebas que describimos seguidamentelo: Los datos proceden de una investigaci6n sociolinguistica mis amplia realizada en el distrito de Campanar de la ciudad de Valencia. BILVAG- Bilingues pero con predominio del catalAn como lengua habitual o dominante; BILCAST= Bilingiies con predominio del castellano; y MONOLING: hablantes que s610 utilizan activamente una lengua, en este caso, el castellano. 8 VALENCIA: Nacidos y residentes en Valencia desde siempre; PVC: Nacidos en otras comarcas de habla catalana (Pais Valenciano y Cataluiia); y RESTO: inmigrantes procedentes de otras ireas espafiolas ajenas al Area de influencia lingiiistica catalana. 9 Esta clasificaci6n tripartita ha sido obtenida siguiendo el criterio metodol6gico clisico en sociolinguistica de combinar diversos factores sociol6gicos. En este trabajo, se ha atendido a 10s siguientes: a) 10s ingresos del informante o del cabeza de familia en el caso de 10s mis jbvenes, b) el Area urbanistica de residencia, c) el nivel de estudios, y d) la profesibn. 10 Sobre la dificultad de trabajar en el estudio de la variaci6n gramatical con las mismas herramientas para la obtenci6n de datos que en la variaci6n fbnica, nos hemos ocupado en trabajos anteriores (Blas 1993a; Blas y Porcar 1998). En ellos hemos justificado el uso de esta metodologia para estudios como el presente, en 10s que la variable sintActica presenta dos variantes perfectamente discriminables e idCnticas semintica y referencialmente (a este respecto, recuCrdese la famosa polCmica entre Labov y Lavandera).
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Finalmente, hemos dividido la variable linguistics objeto de estudio en dos subvariables con el fin de analizar la hipotttica incidencia de algunas formas gramaticales en la variaci6n sintgctica. En este sentido, hemos separado las formas simples de haber de las formas perifrfisticas: 1) HABIANI (formas simples): Ejemplo: En aquel cuartel habian muchos soldados 2) HABIAN2 (formas perifrfisticas) Ejemplo: En aquel cuartel puede que hayan 500 soldados Deben de haber unos 500 soldados, etc.
5. Los datos 5.1 Test d e interferencias En la tabla no 1 el lector tiene 10s resultados cuantitativos, traducidos a porcentajes, sobre el grado de concordancia practicado en la comunidad de habla, asi como su distribuci6n por cada uno de 10s grupos sociales en que qued6 estructurada la comunidad. En primer lugar sobresale el hecho de que la variante que supone la concordancia es claramente mayoritaria en la mayoria de la sociedad. Por otro lado, obstrvese como no existen apenas diferencias cuantitativas en la realizaci6n de las dos subvariables consideradas, lo cual significa que la concordancia se aplica a1 mismo nivel tanto en las formas simples como en las perifrfisticas ( t :1,95; p. .001). La distribuci6n social de la variante es asimismo muy similar entre 10s grupos que componen la comunidad, como muestra el valor muy elevado del coeficiente de correlaci6n (.940). Por lo que se refiere a la incidencia de las variables sociol6gicas, digamos en primer lugar que el sexo es el factor menos discriminante de todos. Obstrvese c6mo 10s porcentajes de realizaci6n de la concordancia en ambas subvariables es prficticamente idtntico. Distinto es el caso, sin embargo, cuando asistimos a la covariaci6n entre 10s hechos linguisticos y el resto de las variables sociales. Por ejemplo, el nivel de estudios y la clase socioecondnzica establecen una cierta discriminaci6n jerarquizante entre 10s distintos grupos. Los individuos con una formaci6n acadtmica y 10s clasificados en 10s estratos socioecon6micos m6s bajos se sitlian a la cabeza de las realizaciones de la concordancia. Por el contrario, 10s
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informantes con estudios superiores y 10s que ocupan 10s estatus m8s altos de la sociedad sobresalen justo por lo contrario. Con todo, y a la vista de 10s datos empiricos, la variable nivel de estudios se revela en este caso m8s relevante que la clase socioecon6mica. Entre estos dos extremos, 10s dem8s grupos muestran una gradaci6n descendente, ocupando una posici6n intermedia, aunque eso si, mucho m8s cerca del comportamiento de 10s grupos sociales bajos. Tabla 1: Frecuencias relativas de la concordancia por grupos sociales (test de interferencias) Grupos
HABIANl
HABIAN2
Hombres Mujeres J6venes Maduros Adultos Ancianos
BAJA MEDIA ALTA VAL PVC REST0 BILCAST BILVAL MONOLING
62,96 82,09 35,25
53,7 81,96 40,84
La edad es asimismo un factor relevante, si bien ahora las realizaciones m8s alejadas de la media general corresponden al grupo de hablantes de mayor edad. ~ s t o sfiguran a la cabeza en la realizacidn de la concordancia con porcentajes que hacen casi categ6rica esta variante. Los demis grupos muestran un comportamiento mucho m b homogkneo y, a este respecto, destaca el hecho de que no sean 10s j6venes quienes sobresalgan por unas realizaciones m8s
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acordes con la norma del espaiiol, como cabria esperar por su mayor vinculaci6n con la normativa aprendida a travCs del sistema educativo. Pero son, si duda, la adscripcidn lingiiistica y el origen de 10s hablantes las variables que ejercen un papel discriminante mis decisivo. Asi se desprende de las diferencias porcentuales elevadas -y significativas estadisticamente- entre 10s hablantes que tienen como lengua materna el castellano y 10s que tienen el catalhn. Como puede apreciarse en la tabla 1, las cifras del primer grupo doblan casi a las del segundo, es decir, que para 10s valencianohablantes la concordancia es practicamente la linica variante empleada (s610 un 16,6% realiza la variante normativa, todos ellos pertenecientes ademis a1 grupo de estudios superiores), mientras que entre 10s castellanohablantes originarios se aprecia una mayor variabilidad. Las diferencias son todavia mhs significativas cuando consideramos la lengua habitual de 10s hablantes. Asi, 10s bilingues encabezan con notable diferencia sobre 10s demis las realizaciones concordantes, per0 ello es mis evidente alin en aquCllos que tienen el catalin como lengua dominante. Por el contrario, 10s castellanohablantes monolingiies se sitlian ligeramente por debajo de la norma general, aunque hay que reconocer que el porcentaje de 10s que practican la concordancia no es nada despreciable. A esto liltimo contribuye el hecho de que entre 10s monolingiies castellanohablantes se integre todo el grupo de inmigrantes llegados a esta comunidad procedentes de regiones de habla no catalana. ObsCrvese c6mo son precisamente estos hablantes -junto con 10s de estudios superiores- quienes cierran la tabla de frecuencias en las dos subvariables linguisticas consideradas. Sin embargo, la concordancia es una elecci6n casi categ6rica para 10s originarios de comarcas de habla catalana, especialmente si proceden de zonas donde el catalin tiene una extensi6n social superior a1 de la ciudad de Valencia. En este sentido, no es irrelevante que las diferencias porcentuales entre 10s grupos PVC y VALENCIA Sean de casi veinte puntos, distancias que 10s test de probabilidad estadisticos dan como significativas para la muestra analizada.
5.2 Test de aceptabilidad El primer dato que sobresale en el anhlisis de 10s datos correspondientes a1 test de aceptabilidad (vtase tabla no 2) es que 10s niveles de aceptaci6n de la concordancia en las oraciones con haber es con frecuencia superior a1 grado de
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realizaci6n del fen6meno del que acabamos de dar cuenta. Como veremos, este hecho es predicable tanto del conjunto de la sociedad como de la mayoria de 10s grupos que la componen. Tabla 2: Frecuencias relativas de la concordancia por grupos sociales (test de interferencias) Grupos
HABIANl
HABIAN2
Hombres Mujeres J6venes Maduros Adultos
BAJA MEDIA ALTA VAL PVC REST0 BILCAST BILVAL MONOLING
73,14 84,33 56,66
80,7 87,56 66,66
Es necesario subrayar asimismo que en el presente caso existen algunas diferencias cuantitativas entre las dos subvariables lingiiisticas consideradas en el estudio. A este respecto destaca el hecho de que las formas perifristicas son todavia mis aceptadas que las correspondientes formas simples (76,33% vs. 69,53%, respectivamente con un estadistico t: 5,7 p: .05). TambiCn son relevantes las diferencias que a este respecto se aprecian entre las respuestas proporcionadas por algunos grupos sociales cuyas discrepancias son aqui mucho mayores que las observadas en el test anterior. VCanse, por ejemplo, en 10s grupos de J6venes o entre 10s informantes con Estudios Secundarios. Por otro lado, y como hemos apuntado mis arriba, la mayoria de 10s grupos sociol6gicos en que estructuramos la comunidad muestra unas actitudes muy
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Lenguas en contacto. Consecuencias linguisticas del bilinguismo social
positivas hacia las variantes no normativas, actitudes que superan incluso en grado a lo que esos mismos grupos realizan cuando su conciencia lingiiistica no es estimulada. Ello es especialmente significativo entre 10s hablantes menos alejados de la norma en el test de interferencias. Compirense a este respecto las frecuencias relativas obtenidas en ambos test por grupos como Maduros, Resto y 10s que tienen a1 castellano como lengua materna ylo dominantel3. El resto de la sociedad, es decir, 10s sectores sociales que rnis realizan la concordancia manifiestan generalmente unas actitudes todavia rnis positivas, per0 ahora las distancias con algunos de 10s anteriores no son tan elevadas, de lo que se desprende una gran homogeneidad social en el enjuiciamiento de la variable lingiiistica. Con todo, 10s hablantes con estudios superiores y 10s de clase social elevada muestran unos juicios subjetivos mucho mis negativos hacia las variantes no normativas.
Los datos anteriores confirman nuestra hip6tesis inicial: la concordancia en oraciones con haber es una variante muy extendida en la sociedad valenciana y ademis muy positivamente valorada por la mayoria de la comunidad. Por otro lado, el fen6meno se halla plenamente consolidado, como lo demuestra el grado altisimo de realizaciones concordantes por parte de 10s hablantes mfis adultos. De hacer caso a la teoria laboviana acerca de la pervivencia de 10s principales rasgos del repertorio lingiiistico de 10s hablantes a lo largo de su historia personal (Labov 1972), habria que colegir, necesariamente, que el fen6meno es antiguo en nuestra comunidad y que no nos encontramos ante un estadio expansivo del mismo, como ocurre en otras comunidades de habla peninsulares (recukrdese lo escrito rnis arriba en el capitulo 3). Ahora bien, no toda la comunidad de habla participa del fen6meno en la misma medida, y en este sentido las variables de adscripci6n sociolingiiistica y el origen de 10s hablantes se revelan como las rnis decisivas en la variaci6n. El hecho de que 10s valencianohablantes habituales o con el catalfin como lengua materna realicen la concordancia y manifiesten unas actitudes muy positivas hacia la variante en un grado superior a 10s otros grupos parece confirmar, '3
En el tratamiento de 10s datos empiricos del test de aceptabilidad decidimos dejar fuera a1 gmpo de Ancianos por 10s problemas diversos que se plantearon con sus miembros en la realizaci6n de la prueba (v. gr. algunos no comprendian el sentido del test, otros apenas sabian leer, etc.).
MASsobre gramsticas convergentes
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asimismo, la tesis central de este trabajo, es decir, que el fen6meno puede responder en nuestras comunidades de hablas a un caso de convergencia gramatical entre las lenguas implicadas en la sociedad y para el que, aparte de 10s factores internos evidentes ya reseiiados, la influencia del catal8n resulta decisiva. Por otro lado, estos datos confirman las hip6tesis formuladas en alguna ocasi6n acerca de la relaci6n entre el grado de competencia lingiiistica de 10s hablantes y el nivel de interferencia en el uso de la segunda lengua (Andersen 1982). Como se ha visto en el capitulo anterior, la frecuencia en la realizaci6n de la concordancia aumenta conforme lo hace tambiCn el grado de restricci6n en el uso del espaiiol por parte de 10s hablantes. Asi, tanto 10s bilingiies que tienen el catal8n como lengua m8s habitual como 10s nacidos en comarcas del irea lingiiistica catalana, en las que el uso social e individual de la lengua aut6ctona es superior al que se da en la ciudad de Valencia, el nivel de convergencia gramatical es tambiCn claramente superiorl4. Ahora bien, la presencia del fen6meno incluso entre 10s sectores de la sociedad menos "aut6ctonos", en niveles que, aunque claramente inferiores a1 resto, cabe calificar como notables, exigen una matizaci6n de las conclusiones anteriores. A este respecto, el cuadro sociolingiiistico que ofrece nuestro fen6meno en la sociedad valenciana pone en duda 10s mecanismos del cambio lingiiistico de inspiraci6n laboviana. Como es sabido, el modelo descrito por Labov (1972) para describir 10s cambios en comunidades monolingiies implica la introducci6n de una innovaci6n por un individuo o un grupo pequeiio de hablantes pertenecientes a una clase determinada clase social, la subsiguiente extensi6n del mismo entre 10s demis componentes de ese grupo y su eventual adopci6n posterior por el resto de la sociedad. Por el contrario, nuestra investigaci6n sugiere un perfil variacionista diferente. El fendmeno se halla tan extendido y aceptado por la sociedad que hace dificil pensar en un mecanismo de propagaci6n como el descrito. Como han indicado Mougeon y Beniak (1991: 14), en las situaciones de contact0 intensas y que permanecen en el tiempo tras muchas generaciones, las innovaciones y su ulterior expansi6n pueden surgir con independencia y simultineamente en amplios sectores de la sociedad, sin que en el desarrollo del proceso la clase social tenga una 14
En ese sentido, nuestros resultados no coinciden con 10s hallados por Mougeon y Beniak (1991) en el estado de Ontario (CanadB), a prop6sito de algunas variables lingiiisticas de la segunda lengua. En aquel caso, 10s datos obtenidos no permitian establecer diferencias entre el grado de restricci6n en el uso de una lengua y el nivel de interferencia.
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Lenguas en contacto. Consecuencias linguisticas del bilingiiismo social
relevancia como la que supone Labov. Para estos autores, la explicaci6n de esta regla es clara: "bilingualization and restriction are overriding sociological processes that cut across the whole social spectrum and free the structural (intra- and/or intersystemic) forces at play"l5. En nuestro caso, las lineas generales de este modelo se confirman. El txito social de la concordancia en la sociedad valenciana -y en otras del Brea lingiiistica catalanasugiere que estamos ante un fen6meno que previsiblemente no ha sido introducido por individuos o grupos pequeiios en su origen sino que, como consecuencia del extenso bilinguismo a1 que haciamos referencia, ha debido ser una constante en el uso del espaiiol por parte de extensos sectores de la sociedad. De hecho, el mecanismo laboviano del cambio, seglin el cual siempre se suceden dos momentos en el cambio, la innovaci6n y su posterior propagacibn, puede que tampoco se haya producido en el fen6meno que nos ocupa. La confirmaci6n de que el cambio no ha podido surgir de un linico subgrupo social, especialmente de las clases bajas, se ve reflejada tambiCn en 10s niveles frecuenciales alcanzados por 10s diferentes grupos socioecon6micos. Recutrdese que el fen6meno de la concordancia esti extraordinariamente extendido por amplias capas sociales que incluyen tanto a 10s niveles bajos como a 10s medios, grupos que, conjuntamente, representan a la inmensa mayona de la comunidad. S610 10s representantes de las clases altas se salen de esta norma, aunque sus niveles de realizaci6n de la concordancia no Sean tampoco nada desdeiiables. Por otro lado, el comportamiento de este grupo social se ve influido por otro factor que hemos considerado en la investigaci6n, el nivel de estudios, y por tanto, el grado en que la prescripci6n gramatical puede afectar a la actuaci6n lingiiistica de 10s hablantes, asi como a sus actitudes. Ello permite explicar mejor el comportamiento discordante del grupo social de clase alta, ya que la mayor parte de sus componentes pertenecen tambikn a1 nivel de estudios superiores, nivel que alcanz6 el grado mBs bajo de realizaci6n de la concordancia, asi como tambiCn el mayor rechazo hacia la variante aut6ctona. Por otro lado, tanto el comportamiento de estos hablantes como la escala jerirquica descendente -de mayor a menor grado de De hecho el propio Labov (1972: 277-S), tras formular su hip6tesis general para dar cuenta de 10s mecanismos del cambio lingiiistico, no negaba enteramente la posibilidad de innovaciones aut6nomas e independientes a cargo de diferentes hablantes o pequefios grupos sociales: "We do not rule out the possibility of independent simultaneous innovation by a number of speakers; but we do find absurd the notion that an entire community would change simultaneously without reference to each other, without a gradual transfer of the pattern from speaker to speaker".
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M6s sobre gramtiticas convergentes
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interferencia- que dibujan 10s otros grupos de instrucci6n son indicios rnis que suficientes para confirmar la importancia de la prescripci6n gramatical como factor explicativo en la variaci6n sociolingiiistica. 7. Conclusiones A lo largo de las pigina anteriores hemos sugerido que la extraordinaria extensi6n social de la concordancia entre haber y el sustantivo en construcciones existenciales no puede explicarse sin acudir a la influencia del catalin en las comunidades de habla del irea lingiiistica catalana. Esta lengua, que convive con el espafiol desde hace siglos en estas Areas geogrificas, posee una estructura sintictica semejante que, si bien tampoco aceptada por la norma, resulta en la prictica una variante de elecci6n --cuasicateg6rica en la sociedad. Tanto una lengua como otra tienen suficientes razones estructurales, puramente internas, para explicar el origen de la innovaci6n gramatical, ya que la impersonalidad -y la no concordancia- constituye una anomalia que rompe con el paradigma de la concordancia entre sujeto y verbo con repercusiones en la morfologia verbal. Pero la explicaci6n del origen a partir de mecanismos internos de la propia lengua no implica por si sola la propagaci6n y el Cxito del cambio en la sociedad. Por el contrario, en ocasiones estos liltimos vienen impulsados por motivos ajenos a la propia lengua, como ocurre en las situaciones de contact0 lingiiistico en las que las lenguas tienden a neutralizar sus diferencias linguisticas. En ese sentido, hemos defendido la consideraci6n del fen6meno como un caso de convergencia sintictica en cuyo origen y difusi6n social intervienen factores estructurales y no estructurales y entre Cstos, la interferencia lingiiistica como el rnis importante. Contrariamente a la opini6n de aquellos lingiiistas que advierten sobre la necesidad de acudir a la influencia interlingiiistica como factor explicativo tan s610 cuando no puede hallarse una explicaci6n al cambio por medio de 10s hechos inherentes a la propia lengua, consideramos que la posibilidad de la causaci6n m6ltiple no puede ser descartada nunca de antemano. Y para ello, un conocimiento etnogrifico y sociolingiiistico lo rnis completo posible de la sociedad resulta indispensable. Como han recordado Thomason y Kaufman (1988: cap. 3.3), las explicaciones sobre el cambio lingiiistico y sobre la variaci6n en general, deben ser lo rnis completas posible, huyendo asi de 10s reduccionis~nosa que conducen las explicaciones simplistas, por muy atractivas
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Lenguas en contacto. Consecuencias linguisticas del bilinguismo social
que puedan parecer a simple vista. Y este reproche -nos parece- vale tanto para aquCllos que han visto de una forma irreflexiva en la interferencia linguistica la causa de cualquier innovacibn, cuanto para 10s que, bajo supuestos cientifistas, siguen considerando Csta como un ente audnomo, que rige sus destinos a partir de mecanismos puramente internos y ajenos, por tanto, a cualquier influencia externa. Por ello, el hecho de que el fen6meno que nos ocupa haya sido documentado en otras Areas del espaiiol, incluso tambiCn con gran Cxito social, creemos que no invalida nuestras hip6tesis. Antes al contrario, nos reafirma en la idea de que la causa de un mismo hecho estructural puede ser explicada en ocasiones con el auxilio exclusive de factores internos, mientras que en otras puede hacerse tambiCn con el concurso de motivos externos, especialmente en aquellas comunidades de habla bilingues en las que la otra lengua presenta una estructura similar. Por liltimo, esta investigaci6n -al igual que la anteriorpretendia contribuir a cubrir el enorme vacio existente en torno a la bidireccionalidad de la interferencia. La situaci6n de contacto catalin-espaiiol, en la que tradicionalmente la segunda lengua ha ocupado una posici6n social elevada en relaci6n a la primera, ha dado lugar a lo largo de 10s siglos a numerosos hechos interferenciales, per0 no s610 en la direcci6n esperada, esto es, aquClla en la que la lengua que ocupa un lugar de privilegio es la que deja su huella en la lengua baja. Es posible que estudios empiricos que, por desgracia faltan, demostraran la preeminencia de esta direccibn, per0 ello no destierra la impronta dejada en el espaiiol por la direcci6n contraria. Cualquiera que conozca con detalle el espaiiol hablado en las comunidades de habla del irea linguistica catalana sabe que esti salpicado aqui y all5 por rasgos procedentes del catalin, unos plenamente consolidados en la sociedad -irttegrados-, junto a otros que ocurren ocasionalmente en el habla espontinea de 10s hablantes, generalmente bilingues, per0 no necesariamente. En ese sentido, el grado de convergencia gramatical a1 que espaiiol y catalin han llegado en algunos paradigmas sinticticos es sumamente interesante.
LA FUNCION INTERPERSONAL DEL CAMBIO DE C ~ D I G O
El llamado carnbio de cddigo supone el uso de dos o mis lenguas por parte de un hablante en el curso de una misma intervenci6n o turno de habla, o en el carnbio de una intervenci6n a otra (Silva Corvali n 1994: 6)'. Dicho fenbmeno, muy frecuente en las comunidades de habla bilingues o multilingiies, constituye una consecuencia mis del contacto de lenguas entre otras que surgen en tales contextos, como 10s casos de transferencia lingiiistica, la simplificacibn de categorias gramaticales y lkxicas, la hipergeneralizacibn de formas linguisticas, la b6squeda de la regularidad paradigmitica, etc. (cf. Rotaetxe 1988: 98, Silva Corvalin 1994: 6 ) . Desde que a mediados de 10s aiios 50 comenzaran 10s estudios sistemiticos sobre las lengua en contacto, tras el Cxito de las obras de Weinreich (1953) y Haugen (1953), el cambio de cddigo ha sido estudiado desde muy diversas perspectivas. Desde el principio, destacaron 10s intentos por investigar las funciones pragmaticas y discursivas del carnbio de cbdigo. De esta linea de investigaci6n surgi6 una primera dicotomia tebrica, muy utilizada a partir de entonces bajo tstas u otras denominaciones, que permitia distinguir entre carnbios de cddigo situacionales y rzo situacionales, -tambiCn conocidos como metafdricos.- (Gumperz 1976). A travCs de estos liltimos especialmente, 10s hablantes plurilingues aiiadian a1 mensaje informaciones adicionales, y no precisamente de caricter referencial sino, generalmente, de caricter expresivo ylo interaccional.
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En esta definici6n cabria afiadir, como han hecho algunos autores --cf. Wardhaugh, 1986: cap. 1 I)-, la posibilidad de considerar carnbio de c6digo a aquellas secuencias verbales en las que la elecci6n de uno u otro c6digo se limita a dos o m8s variedades de una misma lengua.
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A partir de la dCcada de 10s 70, y aunque sin abandonar la linea de investigaci6n anterior, se produjo una innovaci6n cualitativamente importante en 10s estudios sobre el carnbio de c6digo. La investigadora Shana Poplack inaugur6 una corriente de estudios que ademas de analizar las principales restricciones estructurales que determinan la posibilidad o no del fendmeno en determinados puntos de 10s enunciados lingiiisticos, afirmaba que el carnbio de c6digo constituye un estilo comunicativo caracteristico de 10s bilingiies mas equilibrados y no, como se habia sospechado hasta entonces, una manifestaci6n del desequilibrio en la competencia lingiiistica del hablante sobre diferentes lenguas. Sin embargo, y como la misma Poplack (1988b) acabaria reconociendo, el mismo fen6meno puede tener significaciones pragmaticas e interaccionales diversas en funci6n de las diferencias entre las comunidades de habla. Asi, hoy se acepta generalmente que el carnbio de c6digo constituye tambiCn una estrategia comunicativa cuya funci6n consiste, en ocasiones, en compensar una competencia lingiiistica deficiente sobre una de las dos lenguas, la resoluci6n de fallos de memoria en el curso de la conversaci611, etc. (Silva Corvalan 1983).
2. Antecedentes y objetivos El objetivo principal de este capitulo es argumentar en favor de la hip6tesis del carnbio de c6digo como marcador de la relaci6n interpersonal que se establece en las interacciones verbales entre dos o m6s participantes. Para ello tomamos como marco de referencia empirico algunas comunidades de habla bilingiies del Estado espaiiol actual Ya en un trabajo anterior (Blas 1993b) estudiamos algunos ejemplos extraidos de conversaciones informales en las que el recurso al carnbio de c6digo es utilizado en algunas comunidades de habla2 incluso por 10s semibilingiies (Dorian 1982: 34ss)3 -0, si se prefiere, por monolingiies En aquella ocasi6n nuestro corpus se centraba en ejemplos extraidos de conversaciones grabadas en comunidades de habla vascas y valencianas que viven en un context0 de bilingiiismo social. 3 Esta investigadora es partidaria de la inclusi6n de estos semibilingues en su delimitaci6n de las comunidades de habla. Para Dorian, 10s miembros de Cstas no tienen por quC poseer una elevada competencia lingiiistica sobre la lengua o lenguas implicadas, sino que, al contrario, su pertenencia a este agregado sociolingiiistico esti garantizada por una serie de conocimientos linguisticos e interaccionales interiorizados que configuran una adecuada competencia comunicativa. 2
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castellanohablantes con conocimientos pasivos ylo formularios de la otra lengua-, como una estrategia discursiva encaminada a mostrar la pertenencia del hablante a1 grupo en el que desea ser integrado, a pesar de su deficiente conocimiento de una de las dos lenguas. Siguiendo la interpretaci6n que sobre el carnbio de c6digo ofrecen Appel y Muysken (1987: 129), entre otros; dicho fen6meno puede ser abordado como un caso de estrategia de neutralidad de identidades sociolinguisticas hibridas4 -lo que es mbs evidente, claro estb, entre 10s hablantes bilingues-. Como subrayibamos en aquella ocasi6n, determinados enunciados linguisticos como actos discursivos fuertemente ritualizados -saludos, despedidas, etc.-, y otras prbcticas enunciativas pueden ser considerados bajo esta perspectiva epistemolbgica: cuando un hablante monolingiie dice que ha estado en LLiria o en Inuia --en lugar de utilizar 10s correspondientes top6nimos espaiioles, Liria y Pamplona-, en el bar pide Un t a l h -un corfado- o saluda con un Kaixo (Hola) y se despide con un Agur (Adibs), cuando el resto de su discurso se produce en castellano porque no habla otra lengua; o cuando en la prensa escrita en espafiol de esas mismas comunidades bilingiies (...) se incluyen palabras o sintagmas en las correspondientes lenguas aut6ctonas sin marcas tipogrificas de transici6n entre una y otra lengua, pienso que asistimos a modalidades discursivas que podriamos llarnar de aproximacibn, esto es, de acercamiento a la identidad bilingiie de la sociedad y, en consecuencia tambitn, de neutralizaci6n de las diferencias linguisticas y culturales de 10s distintos grupos. Ello puede ocumr muchas veces de una manera inconsciente, siguiendo 10s partimetros m b generales de lo que Giles y sus colaboradores (Giles y Coupland 1991) han llamado teonh de la acomodacibn (theory of accommodation) y que pretende dar cuenta de 10s intrincados procesos de ajuste entre hablante y oyente que se producen continuamente en situaciones de interacci6n (Blas 199313: 248).
Nuestro prop6sito en este estudio es insistir en esta linea de anfilisis que profundiza en la vertiente relational de la interaccibn humana, situando a1 carnbio de c6digo --o a su ausencia deliberada, como veremos- como
Para Appel y Muysken (1987: 129), que utilizan el concept0 estrategia de neutralidad en un sentido m8s lato, tste puede servir para la descripci6n de varios tipos de fen6menos en comunidades bilingues: a) neutralizaci6n en el interior de un mismo grupo, esto es, modalidades comunicativas "neutras" que expresan la identidad etnolinguistica mixta de sus miembros. b) neutralizaci6n en situaciones de comunicaci6n intergrupal, en las cuales dos grupos de hablantes pertenecen a identidades lingiiisticas y culturales diferentes. Y entre estas estrategias estudian con especial atenci6n el carnbio de c6digo.
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muestra de esa funci6n que, siguiendo a Kerbrat-Orecchioni (1992), denominados relacidn interpersonal.
3. La relaci6n interpersonal Para Kerbrat-Orecchioni (1992) toda interacci6n verbal esti compuesta por una sucesi6n de enunciados producidos en un context0 determinado y cuya conjunci6n, de acuerdo con una serie de reglas, desemboca en la creaci6n de un "texto". De ahi que una de las tareas fundamentales del analista de la comunicaci6n humana consista en hacer explicitas las reglas bajo las cuales se sustenta tanto la fabricaci6n de dicho texto como su coherencia interna -reglas de encadenamiento de turnos de palabra, organizaci6n de estructuras como las intervenciones, 10s intercambios, las secuencias, etc. (KerbratOrecchioni 1992: 9). Sin embargo, el analisis de las interacciones verbales no puede detenerse en este punto ya que 6tas implican tambiCn acciones que afectan a las relaciones entre 10s interlocutores en la comunicaci6n directa (face to face). Aunque s610 en 10s dltimos tiempos se haya despertado el inter& por el analisis de este tipo de relaciones, cuyas conexiones con la lingiiistica son muy numerosos5, lo cierto es que en el funcionamiento de las interacciones verbales son esenciales: "las relaciones que se establecen no entre 10s diferentes constituyentes del texto conversacional, sin0 aquCllas que se construyen como consecuencia del propio intercambio verbal, entre 10s interlocutores mismos" (Kerbrat-Orecchioni, 1992: 9). Ademis de 10s factores contextuales que determinan en buena medida el caricter de dicha relaci6n interpersonalh, existen en la lengua --en algunas en mayor medida que en otras, y bajo un grado de gramaticalizaci6n tambien PiCnsese a este respecto en todo lo que tiene que ver con 10s enunciados de carhcter fhtico -Malinowski (1972)-, 10s actos de habla ritualizados que Coulmas (1981) denomina rutinas conversacionales, las formas de tratamiento, en algunas lenguas fuertemente gramaticalizados (honor$cos), etc. 6 A este respecto destacan, por ejemplo, las propiedades intrinsecas y relativas de cada uno de 10s participantes, principalmente en aquello que concieme a su pertenencia a grupos sociales de adscripcidn, seglin el sexo, la edad, el estatus social, etc. Asimismo, son decisivos otros aspectos como la naturaleza de la relacidn existente entre ellos (grado de conocimiento, tipo de relacidn -familiar, amistosa, profesional jerhrquica o no, etc.-, la naturaleza del escenario, el n6mero de participantes, el carhcter mhs o menos formal de la situacidn interaccional, etc.
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mayor o menordiversos marcadores que contribuyen a reelaborar continuamente el context0 en el que se produce la comunicaci6n. Estos marcadores --relacionemas en la terminologia de Kerbrat-Orecchioni- deben ser considerados, pues, a la vez como reflejos y como constructores de la relaci6n. A nuestro juicio, cabe interpretar el cambio de c6digo como uno de esos relacionemas en determinadas situaciones comunicativas que caracterizan a las comunidades de habla multilingues. Por otro lado, su importancia como estrategia comunicativa se advierte en las diversas dimensiones generales en las que, con frecuencia, se organiza la relaci6n interpersonal. La mayoria de 10s interaccionistas esti de acuerdo en la trascendencia que para la relaci6n interpersonal tienen 10s dos ejes siguientes: a) la relaci6n horizontal, o eje de la distancia vs la familiaridad b) la relaci6n vertical o eje del poder o la jerarquizaci6n social (cf. Brown y Levinson 1978, 1987; Vion 1992; Kerbrat-Orecchioni 1992, entre otros). Ademis de estas dos dimensiones sobre las que existe un amplio consenso, algunos investigadores han distinguido un tercer eje en el que desempeiian un papel esencial las actitudes discursivas de 10s interlocutores. El linguists F. Jacques (1991) se ha referido a esta dimensi6n discursiva como un continuum en el que 10s interlocutores se sitlian en diversos momentos de la interacci6n entre dos polos extremos que 61 denomina agonalle vs irknique. TambiCn Kerbrat-Orecchioni, en la obra resefiada, se refiere a esta dimensi6n que prefiere denominar como el eje de lo corzflictuelle vs lo consensuelle. Dada su transparencia semintica, en el curso de nuestra argumentaci6n utilizaremos preferentemente estos dos tkrminos, cuyos equivalentes en espaiiol traducimos como corzflict~~al y corzsensual, respectivamente.
4. La dimensi6n horizontal Como ya hemos apuntado, este eje de la relaci6n interpersonal tiene que ver con el hecho de que, en el transcurso de la interaccibn, 10s participantes pueden mostrarse mis o menos "pr6ximos" o "distantes". El nivel de esa distancia aparece, sobre todo, en funci6n de 10s siguientes factores: a) el grado de conocimiento mutuo (relaci6n cognitiva) entre 10s interlocutores b) la naturaleza de 10s lazos socio-afectivos que 10s unen; y
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c) el caricter de la situaci6n comunicativa7. En otro orden de cosas, la relaci6n horizontal se ve afectada tambiCn por diversas propiedades entre las que destacamos una: la simetria. Asi, una situacidn desequilibrada, esto es, distante, suele ser vista por 10s participantes como poco confortable, lo que desemboca con frecuencia en una proceso de "negociaci6n" entre aquCllos para estrechar sus identidades. Entre 10s marcadores verbales y no verbales que guardan una estrecha relacidn con este proceso de "negociaci6n" nos vamos a ocupar aqui exclusivamente de 10s primeros y, especialmente, claro estB, del cambio de c6digo como estrategia de aproximaci6n. En la investigaci6n sobre el bilinguismo en algunas comunidades de habla del norte de Africa, Sherzer (1988) ha mostrado c6mo algunos individuos bilingiies suelen recurrir a1 cambio de c6dig0, pasando del francCs al Brabe, para evitar una situaci6n problemritica que afecta a esta dimensi6n interpersonal, como es la dicotomia entre 10s pronombres de tratamiento Tu/vous. Como es bien sabido, en franc& -como en espaiiol y en otras lenguas- el sistema linguistico pone a disposici6n de 10s hablantes dos posibles forrnas de tratamiento, cuya elecci6n depende de un conjunto complejo de factores que ademas varia de una comunidad de habla a otra (Blas 1994a). En franc&, concretamente, la elecci6n en algunas ocasiones no resulta fBcil ya que el vous puede resultar excesivamente distante, mientras, por otro lado, la elecci6n de tu puede ser vista a su vez por uno o por ambos participantes como algo "prematura". De esta manera se explica la estrategia del cambio de c6digo subrayada por Sherzer ya que, frente a lo que ocurre en la lengua francesa, el Brabe no posee tal distinci6nx. En EspaAa 10s estudios sobre el cambio de c6digo en las comunidades de habla bilingues son escasos y se remontan apenas a 10s quince liltimos aiios, es decir, al momento hist6rico en el que, tras el fin de la dictadura, las otras lenguas del Estado distintas a1 espaiiol intentan ser normalizadas. Al margen del caso vasco, donde el cambio de c6digo entre vascohablantes y 7
En este sentido se habla de una situaci6n "familiar" (vs "formal") cuando la interacci6n discurre por cauces similares a 10s que se dan cita en aquellos intercambios en 10s que 10s participantes son familiares. No obstante, ocasionalmente puede que este liltimo context0 no se corresponds con el grado no marcado de la relaci6n. En tal caso existe una deliberada intencionalidad por parte de alguno o algunos de 10s intervinientes por mantenerse "a distancia" del otro. El mismo autor apunta otro ejemplo, esta vez, entre dos interlocutoras francesas que ante la duda sobre cuhl es el tratamiento mhs adecuado en la interacci6n que mantienen acuden a su patois comlin, en el que la dicotornia pronominal tambiCn desaparece.
La funci6n interpersonal del cambio de c6digo
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castellanohablantes viene exigido, entre otras razones, por el propio Cxito de la comunicaci6nY, nos ocuparemos seguidamente del comentario de diversos casos que ejemplifican el carnbio de c6digo en las comunidades de habla del Area linguistica catalana. Diversos autores se han ocupado de las significaciones sociales del carnbio de c6digo en Catalufia. En el trabajo pionero de Calsamiglia y Tuson (1980) sobre esta estrategia comunicativa en Barcelona, estos autores subrayaron que el factor determinante en el carnbio de una lengua a otra era por aquellos aiios la adscripci6n linguistica del interlocutor. Dado que por entonces la situaci6n digl6sica en que vivia la sociedad catalana era mucho m6s acentuada que en la actualidad, tal carnbio se producia casi unilateralmente en la direcci6n catalincastellano. De esta manera un catalanohablante habitual cambiaba a1 espafiol en el curso de una interaccidn verbal si en el cuadro participative de la misma aparecia un individuo a1 que se identificaba como castellanohablante, independientemente de su posible competencia bilingue. Trabajos posteriores, como 10s dirigidos por Woolard (1986, 1988) han mostrado, sin embargo, que pese a la resistencia de este hibito a desaparecer, el context0 sociolinguistico de Catalufia ha evolucionado lo suficiente como para que en estos momentos asistamos a nuevos cuadros de participaci6n y recepci6n en 10s que la elecci6n de lengua es un factor fuertemente determinado por factores psicosociales mis heterogkneos, como mis tarde tendremos ocasi6n de comentar. En el imbito de las comunidades de habla valencianasl0, la situaci6n general es mucho menos compleja y se adapta en lo esencial a las condiciones para la elecci6n de c6digo que hemos descrito en la primera parte del parrafo anterior. Salvo en dominios muy restringidos donde la especial conciencia y fidelidad linguisticas hacia el catalin de algunos hablantes les lleva a comportamientos sociolinguisticos diferentes, la realidad global es que en la interacci6n comunicativa es la adscripci6n linguistica del interlocutor la que predomina en la elecci6n de lengua. Este marco se produce en multitud de No parece necesario insistir en las diferencias estructurales que separan al espatiol del vasco, diferencias que hacen imposible una situacidn de dual-linguismo (Lincoln, 1979) en la que cada interlocutor utiliza categ6ricamente una sola lengua per0 en la que es posible la comunicaci6n, ya que todos entienden lo que dice el otro. Dicha situaci6n es posible en el resto de las comunidades de habla bilingiies del Estado espatiol, per0 no las zonas vascdfonas del Pais Vasco. l o Como es 16gic0, incluimos aqui exclusivamente las del irea lingiiistica catalana, en particular las comarcas valencianohablantes de Valencia y Castell6n, que son las que hemos venido estudiando en 10s dltimos aiios.
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episodios de hablall cotidianos y, a nuestro juicio, est5 estrechamente ligado a la relaci6n interpersonal de la comunicaci6n, o m5s en concreto, a1 intento por parte de 10s hablantes por suprimir 10s posibles obstficulos que dificulten esta faceta de la relaci6n. En una investigaci6n anterior (Blas 1992b), en la que abordamos diversos aspectos sociales y linguisticos del contacto de lenguas en la ciudad de Valencia, preguntamos a nuestros informantes bilingues en quC lengua se dirigian a su interlocutor si Cste, en su primera intervencidn, se habia expresado en espaiiol. La respuesta de la inmensa mayoria fue que en Csta 6ltima. Y cuando a continuaci6n se les inquiria por las razones que les impulsaban a actuar de esta manera, habia una que sobresalia claramente por encima del restolz: la cortesia. Por medio de diversos razonamientos, casi todos ellos venian a coincidir en que no contestar en castellano a su interlocutor constituiria una falta de deferencia y pondria gravemente en peligro la necesaria armonia conversacional que, a juicio de muchos analistas, constituye uno de 10s principales rasgos no marcados de la interacci6n verbal. En la linea de investigaci6n que sobre el "face-work" en la conversaci6n han hecho destacado autores como Goffman (1981) y sobre todo Brown y Levinson (1978, 1987), podria decirse que el carnbio del catalfin a1 castellano en el curso de la conversaci6n constituye una estrategia por la que el valencianohablante habitual intenta limar la distancia interpersonal que le separa inicialmente de sus interlocutores por raz6n de lengua. En el marco de la teoria de Brown y Levinson sobre la cortesia, podria incluirse este caso de cambio de c6digo condicionado por la afiliaci6n lingiiistica del interlocutor entre las estrategias de cortesia negatival3. Otro ejemplo, esta vez extraido directamente de un intercambio verbal cotidiano nos lo proporciona la siguiente transcripci6n de 10s primeros turnos de palabra de una conversaci6n telef6nica en la que participamos recientementeld: Sobre el de episodio de habla, con el que traducimos el original anglosaj6n speech event, vCase Hymes (1972). 12 Otras eran, por ejemplo, la posibilidad de que el interlocutor no les entendiera, si era forastero, etc. 13 Sobre el significado de esta clase de estrategias, vease el trabajo de Brown y Levinson (1987: cap. 5.4) l4 Hay que decir, para aclarar la situaci6n en la que la interacci6n tuvo lugar, que el primer hablante es un inspector de enseiianza primaria de la Consejeria de Cultura, Educaci6n y Ciencia de la Generalitat Valenciana quien contesta en catalhn a un llamada telef6nica realizada por el autor de este trabajo. 11
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(1) Hablante A: Bon dia, diguem? (buenos dias, idigame?) Hablante B: Sf, jes la inspeccidn de enseiianza primaria? Hablante A: Si, aqui es, digame, digame (..a)
Hablante B: Bueno: pues muchas gracias por la informacidn Hablante A: De nada, adeu, bon dia (adids, buenos dias) En un context0 como el anterior, en el que ambos interlocutores se sitcan en uno de 10s puntos m6s extremos del continuum que constituye el eje horizontal de la relaci6n interpersonal, el que corresponde a1 grado de distancia m6s elevado, obstrvese c6mo la lengua utilizada en su primera intervenci6n por el hablante B es decisiva para el carnbio a1 espaiiol realizado por A, quien ha abierto la comunicaci6n en catal6n en su turno de apertura, carnbio que va a presidir ya casi todo el resto de la interlocuci6n. S610 a1 final, en el turno que cierra la conversaci6n, este hablante vuelve a cambiar de c6dig0, utilizando el catakin para el act0 de habla de la despedida. Ahora bien, 10s casos en que la afiliacidn castellanohablante del interlocutor es decisiva para el carnbio de cddigo no se limitan a tstos 6mbitos formales. Incluso en episodios de habla en 10s que factores contextuales como la amistad, la solidaridad, la familiaridad, etc. est6n presentes, el carnbio del catal6n a1 castellano es norma cuasi categ6rica en la sociedad valenciana. Un caso extremo de esta situaci6n lo proporciona nuestro propio entorno profesional: nuestra comunicaci6n personal con la mayoria de 10s profesores de catal6n de la Universidad Jaume I -por 16gica uno de 10s grupos de personas con un grado de fidelidad linguistics a1 catal6n m6s elevados- se produce de forma casi sistem6tica en castellano, lengua a la que cambian durante cualquier tipo de interacci6n entablada con nosotros. Los casos de dual-lingiiismo, en 10s que cada interlocutor utiliza la lengua que desea, se reducen tan s610 a uno o dos casos. La utilizaci6n del carnbio de c6digo como marcador verbal en este dominio de la relacidn interpersonal se hace m6s evidente en conversaciones en las que participan varios interlocutores, algunos de ellos bilingues y otros monolingues castellanohablantes. En el siguiente extract0 de una conversaci6n entre quien esto escribe y un par de compaiieros bilingues, aunque con el catal6n como lengua habitual de comunicaci6n, se aprecia claramente el recurso a dicha estrategia:
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(2) A (bilingiie) a B (bilingiie): A mi el cotxe que mes m'agrada, amb molta diferkncia, 6s el Sierra. L'altre dia un amic meu s'en va comprar uno (a m i el coche que mds me gusta, con muchas diferencia, es el Sierra, el otro dia un amigo mio se comprd uno) Hablante A (bilingiie) -C (monolingiie): ~ P o rcierto sabes quiCn es? Rafa, el que estaba aqui el aiio pasado. Hablante A (bilingiie) a B (Bilingiie): Li va costar tan sols un milid i mig de pessetes, desprks de vendre el seu. li van donar 800.000 pessetes per un cotxe que te' ja cinc anys (le cost6 sdlo un mill6n y medio de pesetas, despuks de vender el suyo le dieron 800.000 pts por un coche que tiene ya cinco aiios) A y B son dos profesores que conversan durante el tiempo de sobremesa sobre temas informales, como en este caso sus preferencias por determinadas marcas de coche. Ambos son valencianohablantes habituales y en sus interacciones cara a cara utilizan linicamente dicha lengua, con un uso muy escaso del cambio de cbdigo, salvo como estrategia conversacional para conseguir algdn efecto ret6rico o metaf6rico. C, por su parte, es una persona de origen forhneo, que entiende el catalhn, per0 cuya competencia activa sobre esta variedad linguistica es pobre, por lo que se expresa siempre en castellano. La dCbil presi6n social en favor de la lengua aut6ctona existente en la comunidad aut6noma valenciana (Blas 1994c: 153) propicia, probablemente a diferencia de lo que ocurre en Cataluiia, la resistencia de 10s monolingues castellanohablantes a1 uso de ambas lenguas. El fragment0 de conversaci6n transcrito es ejemplar en relaci6n con la prdctica comunicativa reseiiada: 10s dos hablantes bilingues se dirigen el uno a1 otro en catalhn, per0 el primer0 de ellosl5 cambia a1 castellano en su nuevo turno cuando su alocuci6n va dirigida a1 castellanohablante. Dicha intervencidn constituye una especie de digresi6n aclaratoria, que facilita la identificaci6n de la referencia por parte del receptor. Ahora bien, una vez realizada la aclaracibn, A y B vuelven a1 empleo del cataldn en su conversaci6n directa. En ocasiones ocurre que tanto A como B, cuando se dirigen a C, lo hacen en catalhn, arrastrados probablemente por la inercia del discurso anterior, per0 basta con que la nueva intervenci6n de Cste liltimo se produzca otra vez en castellano para que cualquiera de 10s hablantes bilingues cambien otra vez de lengua.
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Y tambiCn el segundo, s610 que en este fragment0 no aparece.
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En suma, en las comunidades de habla bilingues valencianas la elecci6n de lengua por parte de un interlocutor castellanohablante es interpretada a menudo como un indice de contatudizacio'n (Gumperz 1982: 131) para la seleai6n de las lenguas que se utilizarin en el curso de la interacci6n verbal. Tanto en contextos formales como informales, el carnbio de c6dig0, casi siempre desde el catalin hacia el castellano se convierte en estrategia de comunicaci6n habitual entre hablantes de adscripci6n lingiiistica diferente. Su finalidad: la supresi6n por parte de la poblaci6n bilingue de 10s eventuales obstCulos que el empleo de la lengua puede tener en el eje horimntal de la relaci6n interpersonal.
5. La dimensi6n vertical A diferencia de la relaci6n horizontal, en la que 10s interlocutores se sitdan inicialmente en un plano simktrico, el eje vertical de la interacci6n se caracteriza justamente por la jerarquizaci6n social ylo psicol6gica. Esta comunicaci6n desiguall6 viene determinada con frecuencia por factores contextuales externos a la interaccibn, aunque, en ocasiones, en el transcurso de Csta se producen acciones que modifican la relaci6n jerarquica (rapport de places) initial". En nuestra sociedad, variables como la edad, el estatus social o el prestigio de 10s participantes son -entre otros muchos-, factores que determinan con frecuencia esta relaci6n vertical en el sen0 de la interacci6n. Kerbrat-Orechionni (1992: 75) denomina taxemas (taxkmes) a aquellos hechos de caricter semi6tico que representan indices o marcadores de la posici6n ocupada por cada uno de 10s participantes (place) y que, eventualmente, pueden "otorgar" ademis una de esas posiciones en el desarrollo de la interacci6n. En espafiol, por ejemplo, podriamos considerar la alternancia pronominal tilusted como un taxema de posici6n alta o baja en aquellas ocasiones en que interactdan verbalmente participantes que ocupan una de esas dos posiciones respectivamente, segdn 10s factores que hemos mencionado en el pirrafo anterior. Factores cuya incidencia puede cambiar ademis de unas comunidades de habla a otras, incluso dentro de la misma '"ease el trabajo de Franqois y otros (1990) titulado significativamente La communication inkgale. l7 En palabras de Lakoff (1990: 50): "Las formas recfprocas e interactivas de la conversaci6n ordinaria tienden mejor que cualquier otro tip0 de discurso hacia el comportamiento igualitario. Ahora bien, incluso en el mfts igualitario de 10s mundos posibles se aprecian relaciones de poder y la gente compite por 61".
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unidad polftica e histbrica, como de hecho ocurre, por ejemplo, en el caso espaiiol (Blas 1994a). Entre 10s taxemas de naturaleza verbal en situaciones de contacto, el cambio o la elecci6n de un c6digo ocupa un lugar destacado como marcador de la disimetria entre las posiciones de 10s interlocutores. Diversos autores han subrayado, por ejemplo, las semejanzas existentes entre variedades linguisticas como el "habla infantil" (baby talk) o el "habla forinea" (foreigner talk) y las empleadas por 10s hablantes nativos en su alocuci6n a 10s aprendices de la lengua de dicha comunidad. Todas estas variedades estBn presididas por las mismas estrategias de simplificaci6n (Dittmar y Stutterheim 1984) que "indulgentemente" utiliza el hablante nativo -desde su posici6n alta en el rapport de places- para facilitar la comunicaci6n con el hablante extranjero. MAS interks suscitan para nuestra investigaci6n las situaciones digl6sicas en comunidades bilingues o plurilingiies en las que las diferentes lenguas no tienen un mismo estatus de igualdad. Como es ampliamente conocido en el Bmbito de 10s estudios sobre el bilinguismo social, la utilizacidn de la lengua o variedad alta va ligada a 10s dominios sociales asociados con el prestigio y la autoridad, en detriment0 de la lengua o variedad baja, restringida a las esferas exclusivamente familiares y coloquiales. Tras examinar diversas situaciones de contacto de lenguas en el mundo, algunos investigadores han llegado a la conclusi6n de que la elecci6n de c6digo en una situaci6n de comunicaci6n interktnica constituye una de las etapas esenciales en la senda hacia el establecimiento de relaciones de poder en la comunicaci6n verbal (Altehenger-Smith 1987: 90). Kerbrat-Orechionni (1 992: 8 1ss) recuerda a este respecto que en determinados contextos sociopolfticos, la eleccidn de la lengua de comunicaci6n es una tarea que requiere de un tacto sumo ya que debe ser negociada con infinitas precauciones. La investigadora francesa cita, precisamente, como ejemplo el caso de la ciudad de Barcelona en la que -seglin informaciones aportadas por fuentes autdctonaslas interacciones cotidianas entre castellanohablantes (Ll) y catalanohablantes (L2) habituales se desarrollan con frecuencia de acuerdo con las siguientes reglas: para evitar toda reacci6n de rechazo entre sus interlocutores catalan6fonos, L1 comienza su act0 discursivo en catalBn. ~ s t o -s0 kste, en el caso de que se trate de una interacci6n diddica- responden igualmente en su lengua, pese a su conocimiento del origen forBneo del interlocutor, conciencia que viene dada gracias a la eficacia que como indice de contextualizacidn tiene el llamado acento extranjero. Sin embargo, generalmente se llega a un momento, casi
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siempre temprano, en el que se produce un cambio cuya iniciativa corresponde a1 hablante habitual de L2, es decir, un carnbio en la direcci6n catal6n-espafiol con el fin de facilitar la intercomunicaci6n. La autora afiade que dicho carnbio de c6digo es posible sin peligro para la imagen (face) interaccional del catalanohablante habitual, ya que su interlocutor ha reconocido implicitamente el estatus dominante del catal6n y mostrado suficientes pruebas de su buena voluntad. En una comunidad de habla vasca hemos asistido recientemente a un episodio de habla en el que el carnbio de c6digo era utilizado como estrategia por parte de uno de 10s participantes ante la conciencia del desequilibrio de poder existente tanto entre las dos lenguas en contacto -castellano y vasco- como entre 10s hablantes respectivos de ambas. El episodio, contrariamente a1 mencionado por Kerbrat-Orecchioni en Barcelona, responde a 10s patrones tradicionales de la diglosia, asumidos desde un punto de vista psicosocial por buena parte de la poblaci6n aut6ctona. Como es sabido, el Pais Vascol8 representa el caso m8s flagrante de conflicto linguistico de Espafia. Pese a 10s intentos de normalizaci6n lingiiistica del vasco por parte de las instituciones auton6micas, todavia sigue siendo esta Comunidad Aut6noma la que cuenta con un menor nlimero de hablantes de la lengua aut6ctona. A 10s problemas estructurales que plantea el aprendizaje del vaso por parte de la poblaci6n castellanohablante, se suman otros de car6cter sociopolitico, muy numerosos y complejos, que pueden tener efectos perniciosos para conseguir el objetivo oficial de una sociedad bilingue en la que el conflicto linguistico haya pasado a la historia. Los intentos secesionistas de una parte de la poblaci6n menos vasc6fona -representados, por ejemplo, por una proporci6n nada despreciable de alaveses-, junto a1 lento avance de esta lengua en territorios donde 10s vinculos entre nacionalismo e idioma son
lXSin
entrar en consideraciones politicas, incluimos en este apartado a otras comunidades de habla en las que el contacto entre el vasco y el castellano es habitual, aunque administrativamente se hallen fuera de la Comunidad Aut6noma Vasca. Es el caso, por ejemplo, de las comarcas del norte de Navarra donde el vaso sigue siendo un vehiculo de comunicaci6n frecuente y conocido por un amplio espectro de la poblaci6n aut6ctona. Lo mismo cabri'a decir, pero en este caso respecto a una situaci6n de contacto entre el vaso y el franc&, en relaci6n a las regiones del llamado Pais Vasco franc&. En Cstas, sin embargo, la situaci6n de diglosia entre ambas lenguas es todavia m8s acentuada, ya que el idioma vasco no tiene ni siquiera reconocido el cahcter oficial en dichos territorios, aparte del hecho de que cuenta con un porcentaje de hablantes todavia m8s bajo que el existente al otro lado de la frontera politics.
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mucho m8s estrechos, constituyen s610 dos muestras -hay muchas mis- de esas dificultades. De las tres provincias vascas es, sin duda, Guiplizcoa la que cuenta con un porcentaje de vascohablantes habituales m6s elevado. Con la excepci6n de la capital --donde pese a todo el nlimero de euskaldunberrislY va creciendo progresivamente- una buena parte del resto de la provincia es euskaldun desde hace siglos. Pese a la instrumentalizaci6n politica que el tema de la lengua ha sufrido en 10s liltimos tiempos, en la conciencia colectiva de la mayoria de esta poblaci6n persisten todavia, especialmente entre 10s estratos generacionales m h adultos, 10s prejuicios digl6sicos que llevan a considerar a1 vasco como un idioma adecuado tan s610 para la comunicaci6n en 10s imbitos sociales menos vinculados al poder, la autoridad y el prestigio (la familia, las amistades, etc.)2". Esta asunci6n de 10s prejuicios digl6sicos tradicionales entre la poblaci6n aut6ctona se dio en el episodio comunicativo anunciado mis arriba y del que reproducimos una breve muestra a continuaci6n: (3) C1: Marian, por cierto, el otro dia vi a tu hermana por la calle V2: iSi:?, in0 me digas! Es que est6 pasando unos dias en casa C1: Pues no sabia nada ... (entra en escena V1) V2: Kaixo Paquita, zer moduz? V1: Ondo, hemen, betiko martxan. V2: Zer moduz pasa durne udara? V1: Oso ondo, eguraldi honekin ... V2: Eta semeak? V1: Zaharrena lanean eta bigarrena han dago, lanean hasi hahian, baina en estos tiempos no es fa'cil. iQuk vas a hacer! ....
Nuevos hablantes del vasco procedentes de una adscripci6n sociolingiiistica diferente (v. gr. espafiola o francesa). 20 Una versi6n extrema de este esquema nos la proporcion6 en comunicaci6n personal un hablante bilingiie, quien, frente a la comente actual en favor de la normalizaci6n lingiiistica del vasco, asumia sin recelos tales prejuicios digl6sicos 4laramente malintencionados, ademis, en este caso- argumentando que el vasco estaba bien "para hablar con las vacas", pero para poco mis. 19
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(V2 continlia en vasco durante dos intervenciones m6s, per0 finalmente pasa a1 castellano en la conversacidn con V1 y con el resto de 10s inter1ocutores)zl. El cuadro participativo de la situaci6n estaba formado por diversos miembros de una familia de clase media-alta de San Sebastihn, castellanohablantes monolingues en su mayoria, quienes poseen una casa de verano en la localidad de Oyarzun -una de las m8s euskaldunes de la provinciay para quienes trabaja una mujer originaria de esta dltima poblaci6n. Dicha persona es bilingue, si bien tiene el vasco como lengua claramente dominante, como lo demuestran sus numerosos errores de competencia en castellano, debidos a fen6menos de transferencia linguistics, simplificaci6n, etc. Las interacciones entre 10s miembros de dicha familia y esta persona se realizan siempre en castellano, como es Mgico, dada la "incompetencia" de 10s primeros sobre la otra lengua. Sin embargo, en el episodio a1 que aludimos, se produjo una sucesi6n de intervenciones en castellano y vasco que suponian claros ejemplos de cambio de c6dig0, cambios que perseguian fines diversos en diferentes partes de la interacci6n. El primer cambio del castellano a1 vasco se produjo durante un breve intercambio de saludo entre la hablante bilingue (a partir de ahora V1) y un participante ocasional que se habia aiiadido a1 cuadro participativo de la interacci6n en el transcurso de una sesi6n de sobremesa. Se trataba de otra hablante (V2), cuya lengua materna es el castellano, per0 que ha adquirido una competencia notable sobre el vasco22 hasta el punto de haberla convertido en lengua de comunicaci6n exclusiva con sus hijos, y ello pese a que 10s ambientes
2'
V2: ~ Q u C tal Paquita? V1: Bien, aqui como siempre V2: ~ Q u C tal habCis pasado el verano? V1: Muy bien, con este tiempo... V2: i Y 10s hijos? V1: El mayor, trabajando, y el segundo intentado empezar a trabajar
pero en estos tiempos no es fbcil. jQuk vas a hacer!... 22 Se trata de la fil6loga vasca Marian Leoz a quien ya he mencionado en otros trabajos sobre el contact0 de lenguas en el Pais Vasco y cuyas opiniones tanto sobre la situaci6n sociolingiiistica de esta comunidad como sobre mis diversas incursiones en este terreno, me han sido siempre de un gran valor. Desde estas piginas quiero agradecerle una vez m8s su inestimable ayuda para conocer mis con mis profundidad la realidad sociolingiiistica vasca.
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sociales en 10s que se desenvuelve -10s descritos en el pdrrafo anterior- no facilitan la comunicaci6n en esta lengua. Este carnbio desde el castellano, en el que se ha desarrollado hasta el momento la interacci6n entre V2 y 10s miembros de la familia castellanohablante, lo inicia de forma consciente aquClla en el momento en que entra en la escena interactional V1. El motivo 6ltimo de esta decisi6n tomada por V2 es muy dificil de desentraiiar, puesto que pertenece al ambit0 exclusivo de 10s estados mentales. Pero a1 margen de consideraciones psicologistas, parece razonable postular que el carnbio de c6digo viene a asegurar una relaci6n de empatia entre 10s dos 6nicos vasc6fonos, establecikndose con ello unos lazos de pertenencia a un grupo etnolingiiistico comlin que deja fuera al resto de 10s participantes. El carnbio a1 vasco por parte de V1 en esta secuencia inicial obedece, sin embargo, a otros objetivos. La respuesta en esta lengua al saludo de V2 constituye una rutina conversacional que favorece el face de V1: puesto que esta hablante se ha dirigido a ella en su lengua, seria descortbs no responder a1 menos a este gesto en su propia lengua. Podriamos concluir, por ello, que el carnbio de c6digo realizado por esta hablante representa una estrategia de cortesia23 hacia el interlocutor. Sin embargo, conforme el episodio de habla avanza, V1 cambia de nuevo a1 castellano y ello pese a que la interlocuci6n directa se sigue produciendo con V2, quedando el resto de 10s participantes como testigos mudos de la interacci6n. Pero es precisamente esta situaci6n la que propicia con toda probabilidad el nuevo cambio. V1 es consciente de su posici6n jerarquica baja en la escala social y profesional frente a unos participantes situados en la posici6n alta, que no pueden seguir la conversaci6n. Este desequilibrio evidente entre 10s papeles sociales desempeiiados por ambas partes es decisivo para el carnbio definitivo a1 castellano, un carnbio que acaba afectando incluso -malgrb elle- a la propia V2, quien tras diversos intentos en vasco, acaba regresando a1 espaiiol. En este caso podria hablarse tambiCn de estrategia de cortesia por parte de V1, per0 a partir de un factor distinto a1 anterior: la disimetria en las relaciones de poder entre 10s participantes en la interaccibn. En definitiva, pues, el carnbio de c6digo puede venir determinado tambiCn por esta dimensi6n vertical de la relaci6n interpersonal. A1 final, las actuaciones lingiiisticas de 10s interlocutores dependerin de las circunstancias 23
En 10s tCrminos de la teoria de Brown y Levinson (1978, 1987), se tratm'a de una estrategia de cortesia positiva ya que es este aspect0 del face del interlocutor el que esti en juego.
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contextuales (sociales, psicol6gicas...) de cada episodio de habla en cada comunidad de habla.
6. El eje conflictual Como apuntamos al principio, en el campo del interaccionismo, lo que venimos denominando a lo largo de este estudio relacidn interpersonal y las pricticas linguisticas que de ella se derivan, han sido generalmente relacionadas en exclusiva con 10s dos ejes comentados hasta el momento. Con diversas denominaciones, segdn 10s autores -solidaridad/poder; intimidad/estatus, etc.-, 10s actos discursivos asociados a estas manifestaciones de la deixis social y personal quedaban generalmente circunscritos a1 imbito de actuaci6n de ambos factores. Sin embargo, algunos investigadores han alertado en 10s liltimos afios sobre la necesidad de incluir otro eje en el estudio de la relaciones interpersonales. Asi, por ejemplo, Brown y Levinson (1987: 16) han advertido sobre el recurso imprescindible a una dimensi6n "afectiva" -que no tiene por qut coincidir con la solidaridad o la intimidad- para entender una buena proporci6n de situaciones comunicativas en las que el factor contextual mis importante no es ni el poder ni el grado de distancia personal. Por coherencia con el resto de las secciones de este capitulo seguimos en esto tambitn la tipologia que a este respecto ha ideado la investigadora francesa Kerbrat-Orechionni. Para ella, la necesidad de un tercer eje que complete el caricter de las relaciones interpersonales en la comunicaci6n es tambiCn evidente. Sin embargo, y a diferencia de otros autores, Kerbrat-Orechionni se muestra contraria a1 calificativo de "afectiva" para nombrar esta dimensi6n ya que con 61 asistiriamos a la descripci6n de estados psicol6gicos y no al de actitudes discursivas, que a diferencia de 10s anteriores, si son competencia de la investigaci6n interaccional. Este eje opone 10s extremos conflictual24 vs. consensual de la comunicaci6n en un continuum en el que se sitdan las distintas pricticas linguisticas. En palabras de Kerbrat-Orechionni (1992: 141- 142):
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Utilizamos este neologismo porque la traducci6n a1 espafiol por otros calificativos como "conflictivo" no responderia cabalmente a la idea que la investigadora francesa tiene de esta dimensi6n.
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I1 s'agit ici de la dimension affective en tant qu'elle s'exprime dans le discours 2 travers un certain nombre de marqueurs de abonne, ou ccmauvaise volontC>> interactionnelle: s'ils sont en ccbons termes,, les participants vont s'employer h coopCrer pour ccs'entendren et s'ils sont en ccmauvais tennew, ils vont cultiver I'affrontement, et chercher h se mettre des ccb2tons dans les rouesn. On dira donc que 1'Cchange peut se faire sur un mode pacifique, consensuel, ccirkniquen ou au contraire belliqueux, conflictuel, ccagonalr (...). I1 est nkessaire de distinguer des deux pr6cCdents cette dimension de la relation interpersonnelie, car le conflit est attest6 en situation familikre ou non familikre hi6rarchique ou non hiCrarchique25.
A nuestro juicio, y pese a que la autora no lo incluya explicitamente entre 10s marcadores de la dimensi6n conflictual o consensual de la interacci6n26, la elecci6n de lengua o el carnbio de c6digo pueden ser analizados en determinadas situaciones comunicativas a la luz de este marco interpretativo. En tales circunstancias nos encontramos, como intentaremos demostrar a continuaci6n, ante estrategias conversacionales generalmente utilizadas por 10s participantes de forma consciente para dar cuenta de su posici6n en un punto determinado del continuum a1 que nos referiamos. La bibliografia especializada proporciona ejemplos extraidos de diferentes comunidades de habla repartidas por todo el mundo en las que el carnbio de c6digo se utiliza para la "negociaci6n" del conflicto entre 10s participantes. A este respecto se pueden recordar las secuencias verbales comentadas por Gal (1979: 115- 1 11) en su estudio sobre el bilinguismo germano-hdngaro en una ciudad austriaca en la que la discusi6n entre 10s miembros de un matrimonio llevaba a uno de ellos a1 carnbio de lengua como manifestaci6n de su enfado. En parecido sentido, nosotros mismos hemos sido testigos muchas veces del comportamiento linguistico de varios matrimonios mixtos formados por un c6nyuge espaiiol y otro extranjero, quien en la comunicaci6n conflictual con uno de 10s miembros de su familia -por ejemplo, con 10s hijos- recurren a su lengua nativa en el curso de algunos episodios de habla caracterizados por una elevada tensidn animica (situaciones de irritaci6n, etc.). Otro caso que ejemplifica el recurso a1 carnbio de c6digo como instrumento para la negociaci6n del conflicto lo muestran Calsamiglia y Tuson (1980: 70) en su relato sobre las conversaciones informales entre adolescentes No obstante, la propia autora reconoce que las relaciones con estos dos ejes son con frecuencia estrechas y mAs complejas de lo que su esquematizacibn pudiera hacer creer (pkgs.142-144). 26 Kerbrat-Orechionni (1992) utiliza en alguna ocasibn el nombre de "agonema" para designar estos marcadores parafraseando la oposicidn entre 10s polos "agonal vs. irenique" que toma prestada de Jacques (1991). 25
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castellanohablantes monolingues y catalanohablantes (bilingues). El carnbio de c6digo por parte de 10s primeros, que reproducimos a continuacibn, es empleado, a juicio de 10s autores, para mitigar la fuerza disfemistica de las palabrotas: (4) Oye chaval ...iy no seas pesao! Ves-tkn a la merda! (vete a la mierda) iAnda ya, y no fastidies! En un sentido similar podria interpretarse el recurso al castellano por parte de 10s vascohablantes dominantes en episodios o secuencias interaccionales parecidas. Como es sabido, muchos de estos hablantes pasan a1 castellano cuando "juran" en sus conversaciones coloquiales, cambio, por otro lado, cuyo resultado linguistico suele producirse con una dosis elevada de rasgos interferenciales. Ahora bien, como sostienen diversos investigadores en 10s liltimos tiempos, el analisis del carnbio de c6digo desde el punto de vista de sus significados interpersonales, sociales y estilisticos requiere de una aproximaci6n epistemol6gica en la que se tengan en cuenta no s610 10s factores psicol6gicos o 10s objetivos interaccionales momentineos que pueden inducir a1 carnbio de lengua o nivel de habla por parte de 10s hablantes, sin0 tambitn un marco mucho m8s amplio en el que figure el context0 social, hist6rico y politico de la comunidad de habla (Gal 1988: 246ss, Woolard 1988: 66, Heller 1988: 12s). En relaci6n con esta dimensidn mis amplia en la interpretaci6n del carnbio de c6dig0, Heller (1988: 14) sostiene la hip6tesis de que la elecci6n de lengua es un instrumento usado con frecuencia por 10s hablantes para crear una ambiguedad calculada en las expectativas y deberes negociados por 10s participantes en la interaccidn, ya sea mediante la violaci6n de Cstas en situaciones no marcadasz', ya rechazando una redefinicidn o elecci6n entre 10s marcos de referencia (frames of reference) existentes en la interacci6n. Asi, una de las razones para el atractivo que el carnbio de c6digo tiene entre 10s hablantes puede ser que, en ocasiones, permite la consecuci6n de diversos objetivos interaccionales y simb6licos al mismo tiempo. Por ejemplo, mediante el recurso al carnbio de c6digo el hablante puede sacar adelante no s610 el contenido de la conversaci6n sin0 tambitn velar por la felicidad de sus relaciones personales con el interlocutor, evitando el conflict0 que la elecci6n 27
Sobre la teorfa de la marcaci6rt en el anfilisis de 10s efectos interaccionales y simb6licos del carnbio de c6digo vCase Myers-Scotton (1983, 1988, 1993a).
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categ6rica de una sola lengua puede comportar. 0 por el contrario, puede introducir esa dosis de tensi6n y conflicto en dominios sociales en 10s que dicha elecci6n categ6rica constituye la elecci6n no marcada, es decir, la norma. En suma, y en palabras de la propia autora: "el carnbio de c6digo puede ser usado tanto para crear conflicto como para neutralizarlo" (pig. 14). Por otro lado, el carnbio de c6digo no es un fen6meno universal ni tiene las mismas connotaciones en todas las comunidades de habla multilingues (Poplack 1988: 237-239). Ni siquiera esd a disposici6n de todos 10s hablantes en aquellas sociedades donde es frecuente su empleo. Asi, por ejemplo, diversos estudios han demostrado c6mo en ciertas comunidades el carnbio de c6digo es utilizado como un signo de identificaci6n grupal, aunque s610 en algunos contextos interaccionales. Esto parece ser lo que ocurre con la poblaci6n portorriquefia de Nueva York estudiada por Poplack (1980, 1983a y b), en la que esta estrategia comunicativa es empleada con esa connotaci6n simb6lica en la conversaci6n intragrupal, pero no en otras interacciones con miembros ajenos a1 grupo a 10s que se dirigen bien en inglCs, bien en castellano, seglin la adscripci6n linguistics del interlocutor. En otras comunidades, sin embargo, el caracter simb6lico de pertenencia al grupo no puede ser representado por parte del carnbio de c6digo ya que las fronteras son mucho mis permeables. En tales casos, precisamente, la significaci6n social de pertenencia a un grupo linguistic0 suele venir representada por la utilizaci6n categ6rica de una linica lengua en cualquier dominio social. Como ha subrayado Gal (1979: 129): "...mientras que el carnbio de lengua, asi como el cambio de estilo, es empleado para expresar determinados prop6sitos en distintos momentos de la interaccibn, la elecci6n invariable de una lengua da cuenta del objetivo del hablante por seRalar su identidad social". Siguiendo la teoria de la narca acid ti de Myers-Scotton (1983, 1988, 1993a), podriamos decir que en el imbito de las comunidades de habla valenciana, por ejemplo, por razones que podrian achacarse a la pervivencia de hibitos y prejuicios digl6sicos, la conversaci6n entre bilingiies y monolingues castellanohablantes --aunque enticndan el catalin- suele discurrir, como vimos, en espafiol, obligando con ello a 10s primeros a1 cambio de lengua. Esta elecci6n del cambio hacia el espaiiol puede ser caracterizada, pues, como una elecci6n no marcada, ya que se considera la habitual y esperable en la mayoria de las situaciones. Por el contrario, la permanencia de 10s bilingues en su lengua dominante vendria a representar una elecci6n marcada, por medio de la
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cual estos hablantes estarian definiendo su identidad social y su pertenencia a un grupo diferente al de aquCllos que, o bien son monolingues en castellano o aun siendo bilingues, no dudan en pasar a la otra lengua cuando la ocasi6n se presenta. De ahi que las situaciones de dual-lingiiismo,como alguna vez se ha denominado a las conversaciones heterolingues en las que cada interlocutor utiliza su lengua habitual o dominante, per0 en las que el Cxito de la comunicaci6n queda preservado (Lincoln 1979), tengan en nuestras sociedades bilingues un fuerte componente ideol6gico. En ellas, la elecci6n de una linica lengua de comunicaci6n constituye una respuesta activa de ciertos hablantes a las circunstancias sociales, politicas e hist6ricas que han llevado a su lengua a una posici6n secundaria en la sociedad. Se trata, en definitiva, de una forma de resistencia simb6lica (Gal 1988: 259) cuyo significado social gira en torno a1 concept0 de solidaridad grupal, de la misma manera que en otras sociedades ese mismo contenido deictico se subraya, precisamente, mediante el carnbio de c6digo. Ahora bien, como insinlia Heller (1988), no todos 10s hablantes reaccionan de la misma manera, y la ambiguedad, ya sea en el intento de agravamiento del conflict0 ya en el de su neutralizacibn, puede presidir tambiCn el recurso a1 carnbio de c6digo. No parece razonable creer que todos 10s catalanohablantes habituales que cambian a1 castellano lo hacen por la pervivencia de prejuicios digldsicos o, como algunos sugeririan, por la falta de lealtad hacia la propia lengua. Los intentos de crear fronteras nitidas entre unos u otros hablantes en funci6n de la lengua que utilizan en su diferentes interacciones verbales estin condenados a1 fracas0 si no parten de un conocimiento profundo de 10s motivos interaccionales e idiosincrisicos que impulsan a aqukllos. De hecho algunos individuos hacen un uso "llidico" de 10s elementos que integran su repertorio verbal multilingue con el fin de neutralizar las actitudes e imigenes maniqueas que el uso de la lengua suscita en ciertos sectores de la poblaci6n. En un interesante articulo escrito por la investigadora Woolard (1988), Csta ha analizado el uso que el conocido humorista catalin Eugenio hace del carnbio de c6digo en sus representaciones en pliblico. Seglin Woolard (1988: 70), este humorista muestra un uso de las dos lenguas diferente a1 cada vez mis frecuente en esa comunidad y que crea una tensi6n creciente en el context0 sociopolitico actual: la identificaci6n de la lengua con unos limites Ctnicos precisoszx. El uso del castellano y 10s cambios frecuentes a1 catalin en el curso de la narraci6n de sus chistes suponen una ruptura explicita con la apelaci6n a 28
Por ejemplo, el catalan s610 para 10s hablantes nativos de esta lengua.
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dichos limites. En palabras de la propia investigadora: "el uso de ambas lenguas y su distribuci6n variable entre 10s personajes es una marca importante para negar su papel como marca de identificacidn grupal". En resumen, 10s datos que hemos discutido en este apartado nos han servido no s610 para evaluar el valor del carnbio de c6digo como estrategia comunicativa para la resoluci6n del contlicto interpersonal, sino tambitn -y a nuestro juicio esto es lo rnis importante- para subrayar la necesidad de que en su anilisis empirico se utilicen informaciones pertenecientes a 10s diferentes niveles del anilisis interactional (social, individual, etc.). Esto s61o es posible a travCs de un anilisis etnogrifico y sociolinguistico exhaustivo de las comunidades de habla implicadas en la investigacidn y de las pricticas linguisticas que en ellas son esperables en cada situaci6n, per0 tambiCn de 10s caracteres idiosincrisicos de 10s propios actores de la comunicaci6n.
7. Conclusiones En 10s liltimos aiios el interaccionismo lingiiistico ha subrayado, quiz5 como ninguna otra escuela de pensamicnto linguistico, el caricter dinimico de la comunicaci6n humana. Numerosos estudios te6ricos y empiricos han demostrado c6mo en la interacci6n verbal 10s participantes negocian continuamente una serie de derechos y deberes personales y c6mo este proceso de negociaci6n viene dado no s610 por factores externos, sino tambiCn como consecuencia del caricter contextualizador que, con frecuencia, adquiere el uso del repertorio verbal. En las comunidades bilingues o multilingues este repertorio verbal se ve claramente ampliado en aquellas personas capaces de comunicarse en rnis de una lengua. Y uno de 10s recursos rnis frecuentes en dichas sociedades es la tCcnica del carnbio o elecci6n de c6digo como estrategia conversational. Entre las diferentes perspectivas sociolinguisticas y pragmiticas desde las que puede ser abordado el cambio de c6dig0, en el presente estudio hemos elegido un marco interpretative que relaciona este fen6meno con la relaci6n interpersonal de la intcracci6n hu~nanaen las sociedades plurilingues. Este caricter de marcador de la relacidn interpersonal tiene diferentes reflejos seglin 10s ejes o dimensiones sobre 10s que actlia. De esta manera, en las piginas anteriores hemos reflexionado, a partir de diversos ejemplos extraidos de comunidades de habla espafiolas, sobre el carnbio de c6digo como portador de
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significados deicticos como -entre o t r o s la cortesia, la conciencia de pertenencia o no a un grupo a partir de las relaciones de poder entre las lenguas y sus usuarios o la resoluci6n en uno u otro sentido del conflict0 interaccional. En el Ambito de la psicologia social, la teoria de la acomodaci6n formulada por Giles y sus colaboradores (Giles y Coupland 1991: 60ss), ha visto tambiCn en el carnbio de c6digo una estrategia interaccional motivada por el deseo de estrechar la distancia social y personal entre 10s participantes. Sin embargo, en opini6n de Myers-Scotton (1988: 33) esta explicaci6n limita las posibilidades de interpretaci6n del carnbio de c6digo a1 restringir su elecci6n a 10s deseos de convergencia o divergencia de un interlocutor respecto a su destinatario. Como esta autora, nosotros tambitn pensamos que las elecciones y el carnbio de una lengua a otra en diversos puntos de la interacci6n tienen un abanico de motivaciones m8s amplio que el sugerido por dicha teoria y las hipdtesis con ella relacionadas. De hecho, como esperamos haber demostrado en este capitulo, muchas de estas elecciones tienen a1 hablante y no a al interlocutor, como causa fundamental de las prhcticas lingiiisticas en juego.
1. Presentacidn y objetivos El Bmbito natural del estudio sobre el cambio de c6digo ha sido, lbgicamente, la conversaci6n, context0 en el que la conmutaci6n de unas lenguas o variedades por otras es empleada con frecuencia para la negociaci6n de diversos derechos y deberes interaccionales. En el analisis que presentamos a continuaci6n, sin embargo, el mencionado fen6meno de contact0 aparece como una estrategia conscientemente utilizada por a1 menos uno de 10s participantes en un gtnero diferente, el discurso periodistico radiofbnico. El corpus de la presente investigacidn h a sido extraido de las grabaciones de un programa de radio dirigido y presentado por un conocido periodista deportivo valenciano, Julio Insal. El estilo periodistico de tste sobresale por unas dosis elevadas de populismo, aderezadas con frecuentes rasgos de humor, que convierten su programa en uno de 10s espacios radiof6nicos mAs populares en la Comunidad Valenciana. Su estructura sigue el esquema habitual en esta clase de programas. Junto a1 bloque principal, en el que Insa pasa revista a la actualidad deportiva -pricticamente reducida a1 ambit0 futbolistico-, y en el que el periodista desarrolla sus dotes mas histridnicas, aparecen otros bloques temiticos, como entrevistas con deportistasz, debates con otros miembros del programa, conversaciones telef6nicas con oyentes que llaman a1 programa, etc.
Los programas, de dos horas de duraci6n aproximadamente, fueron grabados en la segunda quincena de noviembre de 1995. La extensi6n global de tales grabaciones es de 30h aproxirnadamente. La emisora de radio donde se emitia el prograrna era Onda Cero Radio, edici6n valenciana. Casi exclusivamente futbolistas y ademas del Valencia F.C.
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Desde el punto de vista discursivo, el rasgo que mas sobresale en el periodismo de Insa es el recurso continuo a1 carnbio de c6digo entre espaiiol y catalAn. Insa es originario de una zona valencianohablante (Onda) y aunque la lengua base del programa sea el espaiiol, 10s trasvases de ida y vuelta entre Cste y la lengua aut6ctona son muy frecuentes. En el presente capitulo nos proponemos analizar cuatro aspectos estructurales cuyo interCs epistemol6gico viene suscitando un vivo debate en 10s estudios sobre el carnbio de c6digo. En las paginas siguientes nos ocuparemos, por este orden, de 10s limites entre fen6menos de contacto, como la interferencia lingiiistica y el carnbio de c6dig0, la tipologia de 10s ejemplos transcritos, siguiendo la clasificaci6n que divide 10s casos de conmutaci6n en interoracionales, intraoracional y cambios tip0 "etiqueta"; la incidencia del carnbio de c6digo en diversos gCneros discursivos (diilogo, relato, serm6n...); y las especiales conexiones entre las tCcnicas del carnbio de c6digo y el estilo direct0 en la narraci6n.
2. Cambio de c6digo versus interferencia Como es sabido, es Cste uno de 10s temas principales de discusidn en el ambit0 de 10s estudios lingiiisticos y sociolingiiisticos sobre el contacto de lenguas. Lo que algunos investigadores reconocen plenamente como casos de interferencia lingiiistica, otros prefieren incluirlo dentro de la esfera conceptual del carnbio de c6digo. Bien es verdad que el problema se plantea fundamentalmente en el nivel ICxico, especialmente en 10s casos en que la variaci6n interlingiiistica no va mas all6 de la palabra. Pero de ello nos ocuparemos mis adelante. De momento, y por lo que se refiere a 10s otros niveles del analisis, hay que decir que nuestro corpus presenta numerosas muestras de rasgos que, ajenos a1 sistema de una lengua, estan presentes en la actuaci6n de 10s hablantes gracias a la influencia de la otra variedad lingiiistica. Esta definici6n traditional de la interferencia lingiiistica (cf. Weinreich, 1953; Payrad, 1985) es generalmente asumida sin discusi6n en 10s niveles mencionados. Asi, y por ceiiirnos a1 caso de las interferencias del catal6n sobre el castellano3, podemos citar algunos 3
Sobre esta direcci6n de la interferencia, mucho menos investigada que su opuesta, v6ase mi libro La intetj2?rencia lingiiistica en Vablcia (direccidn cataldn->espaiiol) (Blas 1993~).No entramos en este trabajo en el analisis de las interferencias del espafiol sobre el catalan, ya que ello nos llevaria mucho m5s espacio del que pretendemos dedicar a este aspect0 en el presente trabajo.
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ejemplos del habla del propio Julio Insa. En el nivel f6nic0, por ejemplo, destacan 10s rasgos del "acento valencianoW4que estin presentes en la actuaci6n de numerosos hablantes aut6ctonos cuando utilizan el espaiiol. ~ s t o sson 10s casos, por ejemplo, del ensordecimiento de la dental sonora en posici6n final [Madrit], la velarizaci6n de la lateral liquida tambitn en posici6n implosiva [fatal], el cierre de la vocal media palatal siguiendo la oposici6n del catalin [cierre] o la semiconsonantizaci6n de la palatal central en casos como Ijo], por citar s610 algunos de 10s casos mis representativos. En el nivel gramatical hemos observado asimismo diversas interferencias. Las que transcribimos a continuaci6n son propias ademis de sociolectos o niveles de lengua bajos, lo que esti en consonancia con la filosofia popular y populista del programa, aunque tambitn cabria achacarlas a la rapidez elocutiva caracteristica de nuestro personaje. VCanse si no 10s siguientes ejemplos: (1) Se ha visto 316 Kilitos a la cartera y ya me dirin (2)...a nuestros jugadores de la cantera, esos chicos que en ese corazbn, en esa tremenda ilusidn se ponen el escudo del Valencia (3) cuando vendra' el At. Madrid ya se le cambiarin 10s humitos ya! (4) que que' hace'is en Valencia?s Se trata de casos claros de empleo de una estructura gramatical propia de la lengua catalana en lugar de la correspondiente espaiiola. En el primer ejemplo, asistimos a la reinterpretaci6n de la oposici6n que en espaiiol se produce entre las preposiciones a y en para la expresi6n de significados espaciales (Se ha visto 316 Kilitos en la carterallla echado mano a la cartera) (cf. Blas 1993a). El ejemplo (2), por su parte, representa un caso de sustituci6n de la preposici6n con con valor modal por en, debido a la identidad con el significante de esta particula en el dialect0 valenciano (esti enfiebre /esti con fiebre) (cf. Payrat6 1985, G6mez Molina 1986, Blas 1993a). En (3), nos encontramos ante la neutralizaci6n de las formas modales de subjuntivo e indicativo en la subordinaci6n temporal, gracias a la influencia que la estructura con futuro del catalin ejerce sobre el castellano de algunos individuos bilingiies (cf. Payrat6 1985, G6mez Molina 1986, Blas y Porcar 1998). Por liltimo, en (4) tenemos la 4 5
Para un caso paralelo, como es el catal6n, vCase Ti6 (1982). Asimismo, y a1 igual que para el analisis de otros niveles sigue siendo litil el pionero trabajo de Jordana (1933168). Para la interpretaci6n de aqui en adelante de 10s signos utilizados en la transcripci6n, vCase Apindice al final del libro.
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importaci6n en espafiol de un elemento expletivo propio del catalin -quea1 comienzo de las oraciones interrogativas directas totales (Blas 1993a). Hay que subrayar de nuevo que la mayoria de estas interferencias son, desde un punto de vista normativo, claras alteraciones de la norma estindar del espafiol. En esto se diferencian principalmente de otros rasgos presentes en el habla de 10s individuos bilingues, y aun monolingues, en 10s que el contacto de lengua favorece soluciones de simplificaci6n a partir de estructuras comunes en ambas lenguas6. Dejamos el imbito de las interferencias de caricter lCxico para mis adelante, cuando discutamos 10s limites entre este fendmeno y el carnbio de c6digo. No hay que olvidar que es Cste uno de 10s principales caballos de batalla en 10s estudios sobre las consecuencias linguisticas del contacto de lenguas. No obstante, merece una especial atencidn para nuestro objeto de estudio la estrategia discursiva utilizada por Insa que supone "catalanizar" algunos lexemas del espafiol. Ello se consigue, sobre todo, mediante el procedimiento de sufijacibn, especialmente, por medio de diminutivos como et /eta :
(5)...y Bakero y Guardiola nos dieron m8s palos que a una estereta. (6) Todos prohombres de bien!, y les perretes? (las perritas) ( 7 )...p orque este Valencia asusta. asusta. asus::ta.. fuera de casa juega mejor:: ya lo he dicho yo, ja tenim dotze puntets i quatre victories, chucurrut. al bolsillet (bolsillito) (8) Aqui tenemos a un fenomenal amigo diciendo que maiiana Mazinhet. Mazinhet, (MaziAito, MaciAito) pa celebrar ese go1 que le han dao La relevancia te6rica de estos ejemplos es notable. Para Sh. Poplack (1980: 586), una de las restricciones universales que impiden la conmutaci6n es la denominada restricci6n de morfema libre'. Seg6n Csta, s610 es posible el carnbio entre morfemas libres, nunca entre morfemas ligados. A partir de s t es e el caso, por ejemplo, de estructuras como la concordancia del sintagma nominal 0.Dcon el verbo haber en construcciones impersonales gramaticalizadas. Como he mantenido en otras ocasiones (v6ase el capitulo 2 de esta monografia), la presencia masiva de dicho rasgo en el espaiiol de estas comunidades, incluso en el habla de castellanohablantes monolingiies, obedece a la convergencia con un fendmeno similar en catal8n. Ahora bien, tampoco en esta lenguas es un rasgo normativo (Badia, 1962).Ni que decir tiene, por otro lado, que tales fen6menos de simplificaci6n y convergencia, plenarnente integrados en el espaiiol de esta comunidad, e s t h presentes tambi6n en la actuaci6n lingiiistica de Insa. 7 La otra es la restriccibn de equivalencia, a la que m8s tarde me referir6. 6~
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datos del bilinguismo inglCslespafiol en Estados Unidos, Poplack propone la imposibilidad del carnbio en casos corno:
Algunas investigaciones posteriores, incluso en el contexto anterior, han puesto en duda, sin embargo, la validez presuntamente universal de la restricci6n. Asi Walters (1989)s, de nuevo en un trabajo sobre el contacto entre inglCs y espafiol, proporciona ejemplos como el siguiente, que suponen una clara violaci6n de la restricci6n de morfema libre: (10) El agua esti boil-ando (hirviendo) Ante la proliferaci6n en 10s dltimos tiempos de numerosos contraejemplos procedentes de otras situaciones de contacto, que agrupan tanto a lenguas tipol6gicamente semejantes como a otras muy distintas, Myers-Scotton (1993a: 32) ha formulado recientemente una hip6tesis seg6n la cual la clave para la aceptabilidad del carnbio no estriba en el caricter -libre o ligado- de 10s morfemas, sin0 en la clase de Cstos. Para que resulte posible el carnbio, 10s dos morfemas deben pertenecer a1 grupo de 10s morfemas del sistema (p. ej. afijos, flexiones en general ...) y no a1 de morfemas constitutivos, ademas de estar presentes tanto en una lengua como en otra. Segdn esta autora, 10s morfemas ligados de la segunda lengua -embebed language o EL, en su terminologias610 pueden aparecer en islas de EL -por ejemplo, en palabra aisladas- en el contexto de un enunciado reproducido en la lengua principal -main language o ML-. Por el contrario, cuando tales morfemas aparecen en enunciados en 10s que se combinan elementos de ML y de EL, Cstos s610 pueden proceder de la primera lengua. Esta tesis explica adecuadamente 10s ejemplos anteriores. ObsCrvese c6mo en todos 10s casos nos encontramos ante enunciados en 10s que se combinan elementos linguisticos procedentes del espaiiol y del catalin, si bien estos dltimos se reducen a1 6mbito de 10s morfemas diminutivos, afijados a bases de la primera lengua. Al tratarse, pues, de elementos del sistema y no constitutivos, la hibridaci6n en tales fragmentos del habla es posible.
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Citado en Myers-Scotton (1993a: 34).
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A estos ejemplos habria que aiiadir tambiCn otros en 10s que tal proceso de sufijaci61-1,que implica un carnbio, se da sobre bases ICxicas cuyos significantes coinciden en ambos sistemas, como corresponde a lenguas tipol6gicamente muy pr6ximas. En ejemplos como 10s que transcribimos a continuaci6n, resulta dificil decidir si estamos ante la misma norma general descrita en el p8rrafo anterior o si, por el contrario, se trata de "islas" de EL en contextos de carnbio: (1 ])...per0 ya estamos ahi al bornbet. (bornbo) ya estamos todos.. aui mos tocard? (risas)...gui rnos tocard? (iquiCn nos tocari?, iquiCn nos tocarfi?(risas) (2) y esto es lo bonito del fiitboly (12) Pepe Gilvez es un toro. un tor0 en el aspecto fisico. pues imaginense el anirnalet (anirnalito) con 21 aiios. bien preparao. pues va p'arriba y p'abajo y parece que no se cansa (13) ...dice. aqui lo que habia que hacer es condenarlos a dos yaelletes (paellitas) y todo arreglao (14) ... me parece que hoy no es el dia de Fernando no?. vaya. ni de Fernando. ni de Pasc~~alet ni de Arzroiiet (ni de Pascualito, rzi de Antoiiito) (risas) En estos casos la dificultad en la interpretaci6n se deriva de la identidad de las bases ICxicas en espaiiol y catalin.
3. iPr6stamos ocasionales o cambios de cbdigo? Probablemente, el aspecto te6rico que m8s discusi6n ha suscitado entre 10s especialistas ha sido el estatus de aquellos casos en 10s que la presencia de un elemento extraiio en el habla queda reducida al imbito de la palabra. La tendencia en 10s primeros estudios fue eludir el problema, concentrando la atenci6n linicamente en constituyentes mis amplios, como sintagmas, oraciones, turnos de palabra, etc. (Reyes 1976: 184). Durante 10s afios 70 y buena parte de la dCcada siguiente, muchos investigadores aceptaron la idea de que s610 estos sintagmas amplios podrian aceptar la consideracidn de verdaderos cambios de c6digo.
" Tanto en el caso del espaiiol como en el del catalhn hemos transcrito lo mhs fielmente posible el habla de 10s participantes sin tener en cuenta la norma.
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Sin embargo, ya un pionero en 10s estudios sobre el contacto de lenguas como Haugen (1973: 521) llamaba la atenci6n sobre la posibilidad de considerar tambiCn 10s lexemas simples como formas de carnbio de c6digos: ...the alternate use of two languages including everything from the introduction of a single, unassimilated word up to a complete sentence or more into the context of another language.
De paso, estas palabras sirven para introducir otro de 10s temas de debate que en el transcurso de 10s aiios se han cruzado con la polCmica que nos ocupa. Se trata del problema de la asimilaci6n o integraci6n de 10s elementos lingiiisticos en la lengua matriz, que en el caso del carnbio de c6digo no se produciria, a diferencia de 10s prCstamos ltxicos. Ahora bien, uno de 10s errores iniciales de esta hip6tesis consisti6 en el olvido de que la integraci6n de 10s elementos foraneos no es nunca categ6rica, sin0 objeto de un proceso gradual. A pesar de ello, algunos estudiosos de 10s fen6menos de contacto lingiiistico consideraron seriamente el problema de 10s limites, basandose para ello en el criterio de la asimilaci6n. Entre ellos han destacado, de nuevo, Sh Poplack y sus colaboradores. Tras abandonar algunas concesiones realizadas a comienzos de 10s 80 a la posibilidad de considerar ejemplos de cambios a determinados lexemas simples no integrados en MLlo, la investigadora americana ha subrayado en 10s liltimos aiios la necesidad de restringir el Ambito de estudio sobre el carnbio de c6digo a secuencias mayores que la palabra. En una de las definiciones de este fen6meno lo describe corno: 'multiword sequences' which remain lexically, syntactically, and morphologically unadapted to recipient language patterns.
Al mismo tiempo, Poplack y sus colaboradores son 10s introductores del concept0 de nonce borrowings, que ha hecho fortuna en 10s dltimos aiios. Estos prestamos ocasionales~~ son lexemas o morfemas ligados que estin morfol6gica y sintacticamente integrados en ML, pero que, como contrapartida, pueden no mostrar asimilaci6n fonol6gica. Ademas, son producidos siempre por
lo
Asi en Poplack (198 1 : 171 ) puede leerse lo siguiente: "Another type of codeswitching can be characterized by high proportions of what I call noun switching: switches of a single noun in an otherwise L 1 utterance...". A partir de este momento utilizaremos esta denominaci6n.
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individuos bilingiies, nunca por monolingiies, quienes por el contrario si usan 10s prCstamos consolidados. En las siguientes transcripciones del habla de Insa encontramos algunos de esos lexemas para 10s que podria reservarse inicialmente el concepto de prtstamo ocasional en el caso del contacto espafiol-catalinl2: (15) y hay un hecho que se llama motivaci6n. a mi mi director. un dia o dos que estC ma1 aqui me quita la carchofa (alcachofa) y pone a JosC Luis Martin y al dia siguiente me como a J o d Luis Martin y a mi director (16)...hasta Camarasa subi6 ayer. ah collons. (cojones). ni un s61o gol! (17)...desde milagro para la Real hasta la mala fortuna. yo diu (dice) que ayer jugibamos con trece. 10s once. la afici6n doce y la desgracia que se alineo en cualquier zona del equipo (18) porque se ve que aqui todos callaban. todos pegaban la cabota'. (cabezada) todos permitian y en total unos por A, otros por B, otros por C, a la afici6n la engafiaron (19) y como yo estoy deprimido. perdonadme afici6n per0 tengo que largar un poquito. si no no se me pasa la depresi6n y no me podrC dormir. si..esto..yo me voy a la cama. empiezo a darle vueltas. me pegare dos tirs (tiros) Obstrvese c6m0, efectivamente, en casos como (16),(17),(19) 10s elementos ICxicos en cursiva proceden del catalin y estfin integrados en la estructura gramatical del enunciado en espafiol -algo relativamente f6ci1, por otro lado, dadas las relaciones de parentesco entre ambas lenguas-, per0 no f6nicamente (grupos conson6nticos como rzs, rs, ajenos a la norma espafiola, vocal velar mis cerrada que en castellano). Sin embargo, ejemplos como (15) y (18) plantean ya mis problemas. La identidad f6nica entre 10s sonidos que integran 10s significantes de 10s prCstamos y 10s del espafiol hace imposible hablar de falta de integraci6n en este caso. A1 tratarse de lenguas tan pr6ximas gentticamente 10s ejemplos de este tipo no pueden dejar de ser abundantes. Problemas como el que acabamos de resefiar, junto a otros, han llevado recientemente a1 rechazo del concepto de pristarno ocasional para clasificar aquellos lexemas de una lengua que aparecen en el discurso de otra y que no tienen el marchamo claro de prtstamos establecidos (cf. Nortier 1990, Eliasson '2
Hasta donde llega mi conocimiento, no hay estudios que contemplen el problema de 10s lexemas simples como prestamos ocasionales en el Bmbito del contacto catalin-castellano.
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1991, Myers-Scotton 1993a). Incluso algunos autores prefieren el concepto mezcla de cbdigos (code mixing) para designar aquellos enunciados en 10s que abundan 10s casos de conmutaci6n intraoracional, muchas veces a base de simples lexemas (cf. Kachru 19978, Swigart 1992). Myers-Scotton (1993a), sin cambiar la denominaci6n para aludir a este fen6men0, ha teorizado recientemente sobre el problema que nos ocupa de una forma que juzgamos de inter&. A la luz de sus hipbtesis, 10s casos descritos serian tambiCn ejemplos --corn0 10s mis inequivocos cambios interoracionales - de conmutaci6n de c6digos. La diferencia principal estribaria en que son tipolbgicamente diferentes a1 resto. Myers-Scotton reserva el nombre de islas (island), para aludir a estos lexemas forineos en el discurso de una lengua, estCn producidos por individuos bilingues -lo m8s habitual, 16gicamente- o monolingues. Desde esta perspectiva, si bien tanto las formas de carnbio de c6digo como 10s prCstamos estin sujetos a 10s mismos procedimientos de producci6n, ambos fen6menos de contact0 se diferencian en que mientras 10s dltimos forman parte del lexic6n mental13 de ML, 10s primeros no. Tales diferencias de estatus psicolinguistico se manifiestan no a travCs de distintos niveles de integraci6n -por 10s problemas que, como vimos, plantea este concepto- sino fundamentalmente a travCs de su frecuencia de aparici6n en el discurso. Mientras las formas de carnbio de c6digo tienen un valor de recurrencia bajo, las formas de 10s prCstamos son mucho msis frecuentes. La tesis de Myers son interesantes per0 plantean tambiCn problemas que la propia autora ha tenido que advertir, ya que se derivan de 10s propios criterios delimitadores que introduce. Si es verdad que el grado de integraci6n o la asimilaci6n de 10s elementos linguisticos extranjeros en el discurso de otra lengua da lugar con frecuencia a "yield mixed results and are not useful metrics for this reason" (Myers-Scotton 1993a: 163), no muy distinto es el caso cuando el peso taxon6mico se deja a un criterio tan relativo tambiCn como el de la frecuencia. S610 estudios empiricos muy detallados podrian dar cuenta de tal diferencia, per0 aparte de las dificultades que la realizaci6n de Cstos entraiiaria, habria que establecer unos niveles previos a partir de 10s cuales habria que decidir en quC nivel del continuum nos situamos en cada caso. Y por otro lado, la misma afirmaci6n de que tanto las formas de carnbio como 10s prCstamos forman parte de la misma linea en la producci6n linguistica sugiere en si misma que la distinci6n no puede ser categdrica, sino gradual y autora sigue en esto la definici6n que sobre el lexic6n mental proporciona Levelt (1989: 6): "the store of information about the words in one's language".
13 La
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que, por tanto, habrfi casos en 10s que resultarfi dificil establecer diferencias nitidas. Si retomamos nuestro corpus, comprobamos c6mo estas precauciones se imponen. Asi, mientras parece posible afirmar que en (15) y (19) nos encontramos ante un elemento forfineo que aparece s610 ocasionalmente en el discurso de nuestro locutor, de una forma consciente ademfis y con una finalidad humoristica, es dificil llegar a identicas conclusiones en otros ejemplos como (16) o (1 8) o como 10s que aiiadimos a continuaci6n: (%(>)...hombrecamino llevas (dirigikndose a un entrevistado) asi. poco a poco a la marcheta (marchita) sabes? (21) ...viene el Mallorca. umm.. Mallorca. buen clima. Dr. BartolomC Beltrfin. la salud es lo que importa. estamos en buenas manos..malament (mal) A diferencia de 10s anteriores, estos ejemplos incluyen tkrminos relativamente frecuentes en el habla de 10s valencianos, incluso de algunos monolingues que 10s utilizan de una forma consciente con diversas intenciones discursivas. Pero ipueden ser incluidos por ello en el lexic6n mental de nuestra comunidad de habla? iSe trata, en definitiva, de prCstamos que han pasado a formar parte ya del sistema ICxico del espaiiol en la sociedad valenciana? A nuestro juicio, una respuesta afirmativa a tales interrogantes seria temeraria, ya que falla la mayoria de 10s criterios necesarios para realizarla. Por ejemplo, ic6m0 de "relativamente frecuentes" son estos elementos?, i10 son en tCrminos absolutos -es decir, por su nivel de ocurrencia en el discurso de 10s individuos- o en tCrminos relativos -esto es, en relaci6n a otros elementos ltxicos sin6nimos?-. Estos y otros interrogantes, que no vamos a plantear en este momento, son dificiles de responder, ya que en ellos se concitan factores muy diversos que complican -y relativizan- una soluci6n definitiva. En cualquier caso, y aunque no sea Cste el lugar adecuado para un desarrollo te6rico del problema, hemos querido plantear a1 lector estas dificultades a partir de nuestro corpus, y no s610 porque representan uno de 10s aspectos mfis importantes en 10s estudios sobre el contacto de lenguas, sino, sobre todo, por la relevancia que esta taxonomia tiene para la comprensicin de 10s mecanismos de producci6n linguistics que ocurren en la mente de 10s bilingues.
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4. Clases de cambio
Existe ya una tradicibn en 10s estudios sobre el cambio de c6digo que, con diversas variaciones, viene a clasificar 6stos en tres grupos, atendiendo a dos criterios fundamentalmente. Por un lado, el limite sintagmitico impone una primera distinci6n entre cambios interoracionales versus cambios intraoracionales, seglin que la conmutaci6n se produzca en 10s limites de la oraci6n o estructura equivalente -cliusula, proposici6n ...- o entre 10s diversos constituyentes de 6sta. Seglin esta clasificaci6n, 10s ejemplos (22), (23), (24) y primera parte del (25) serian muestras de cambios interoracionales, mientras (26), (27) y segunda parte del (25) pertenecerian a1 imbito de 10s cambios intraoracionales, para 10s que algunos prefieren el concept0 ya mencionado de mezcla de cddigos (cf. Kachru 1978; Appel y Muysken 1987): (22) el aiio pasado. aquel go1 de Sthoikov que perdi6 la pelota. Romario en aquella banda. nefastamente. Romario tal. mos van fer la jugd (nos lzicieron la j~igada)y Sthoikov le peg6 un cruce a la escuadra. (23) diganme si alguien recuerda de cien aiios. si hay alguien de cien aiios. algu'n agiielo que rnos toque. que l'entrevistarem.. (algu'n abuelo que nos llarne, que lo erztrevistarernos) si recuerda que a un equipo grande. y el Valencia dicen que es un equipo grande... (24) cuantas cosas tenemos querida afici6n. porque el jueves tenemos copa otra vez. esta copa que debemos llegar a la final y ganarla encara que siga erz l'lzerba (aunque sean < > en la hierba) (25) por ejemplo. yo veo mal. yo s6 que hay algunos que por ejemplo me dirian: Julio axi cada u paga i cada u'fa lo que vol. aixd es urz espectacle public..vale. estern (Julio aqui cada urzo paga y cada uno hace lo que quiere, esto es un espectdculo pu'blico, vale, estarnos) de acuerdo. (26)..porque si no. si no ponemos un poco de humor imaginate entre juzgados de guardia. delitos dolosos..madre meua ! (mia) (27) (imitando en la voz a1 presidente del At. de Madrid) que' vols::. som la rnillor afigid en el rnon:: (que' quieres, sornos la rnejor aficidn del mundo), (vuelve a1 papel de comentarista).. no digues (no digas) bobadas Gil. que estis mis guapo calladito
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ObsCrvese c6mo en (26) el carnbio se produce entre 10s limites del SN, concretamente entre el sustantivo y el adjetivo posesivo. En (27) la conmutaci6n tiene lugar en el nivel del GV, entre el V y su OD, el primer0 en catalin, el segundo en espafiol. Por liltimo, la segunda parte del ejemplo (25), es una muestra de carnbio en el Ambito de una lexia verbal cuyos elementos se reparten entre las dos lenguas. Los cambios de tipo intraoracional son menos frecuentes que 10s de tip0 interoracional en nuestro corpus, algo que, a falta de otras posibles causas, puede hallar una explicaci6n plausible en el hecho de que el registro de habla analizado no incluye la conversaci6n como la estructura discursiva mis frecuente sino otras de caricter monologal, como corresponde a un programa radiof6nico. No obstante, dadas las caracteristicas idiosincrisicas de nuestro locutor, la presencia incluso de estas formas de carnbio intraoracional es relativamente elevada, y mucho mis si la comparamos con las manifestaciones no marcadas de este gCnero periodistico a las que estamos mis acostumbrados (programas en castellano o catalin, sin concesiones a la conmutaci6n de lenguas). El segundo criterio, que puede combinarse con el ya resefiado, radica en el caricter ritual de la expresi6n que implica el carnbio. De esta forma se aislan 10s llamados tag switching o cambios tip0 etiqueta (Lbpez Morales, 1989: 172), casi siempre representados por locuciones o expresiones rutinizadas con diversos valores ilocutivos: (28) estos del Madrid, citaclra lladres! (cuadra de ladrorzes) (29) hasta Camarasa subi6 ayer, ah collorzs.(cojorzes) (30) Hola bor?a rzit (h~ienas~zoclzes)con quiCn hablo? (a1 comienzo de una conexi6n telef6nica) (31) (un oyente-participante del programa) si eso serA..me cag'en la /narc que va! ( ~ n ecago en la ntadre que va...) Dado que tales expresiones estin sujetas a minimas restricciones sinticticas y que su caricter ritual permite la aparicidn frecuente en el discurso, no es extrafio encontrar abundantes muestras de esta clase de carnbio. Habria que aiiadir, por otro lado, que se trata del carnbio que menos problemas estructurales plantea y de ahi que suela aparecer con relativa frecuencia tambiCn en el habla de muchos monolingiies (cf. Romaine, 1989; Blas, 1993b).
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5. Estructuras discursivas y cambio de c6digo En un articulo sobre el empleo del carnbio de c6digo como estrategia discursiva por parte de un humorista catalin -Eugenia--, la investigadora norteamericana K. Woolard (1988: 49) ha subrayado la necesidad de completar 10s niveles gramaticales -la oraci6n- y discursivos -la interacci6n como un todo-- a 10s que ha estado ceiiido el analisis de este fen6men0, con la revisi6n de otros aspectos estructurales: I will suggest (...) that while metaphors of "welthey" are crucial in understanding the overarching meaning of the use of two languages in a speech event, any particular switched phrase is best understood not by direct reference to different social worlds associated with the two languages, but to other structural demands or possibilities in the development of a discourse.14
En esta investigacibn, Woolard muestra la relevancia de la estructura narrativa en el relato de 10s chistes y su influencia en la funcionalidad liltima de las conmutaciones entre espaiiol y cataltin. Asi, ciertas posiciones estructurales parecen propicias o incluso demandan la conmutaci6n a1 catalin a partir del castellano, lengua matriz en la que el humorista cuenta 10s chistes. Otras, por el contrario, constriiien categ6ricamente la posibilidad del carnbio hacia esa lengua. Para Woolard (1988: 73): Although uses of Catalan are not especially frequent, they are judicious and occupy salient positions that nonetheless bear a low information load (...). I have argued that the relatively predictable distribution of codeswitching across the narrative structure of the joke interacts with this distribution of the languages across social groups to produce in a more indirect way the social meaning of the codeswitching event. The symbolic social message, that the two languages and thus language communities can co-exist and interact peacefully, is indeed contained in the whole event rather than specifically in any of its switched parts. But it is very much a product of those specific parts, and the same social effect would not result from a different distribution of the two languages.
En consonancia con esta linea de investigacibn analizaremos seguidamente la incidencia del carnbio de c6digo en diferentes estructuras discursivas que aparecen en nuestro corpus.
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El subrayado es nuestro.
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Antes de comenzar seria conveniente precisar el imbito en el que desarrollamos este anilisis. Esta precauci6n se impone por la excesiva frecuencia con que, incluso en la bibliografia especializada, se produce la confusi6n entre nociones como gtneros o tipos de discurso, formas discursivas, etc. Asi, por ejemplo, se habla de textos argumentativos o narrativos, per0 en ocasiones se ponen a1 mismo nivel que ciertos tipos de interacci6n como la conversaci6n, la disputa, etc. Y si bien es cierto que puede existir un discurso puramente narrativo o argumentativo, el anilisis mis profundo de las actividades discursivas muestra que Cstos, 10s discursos, son con frecuencia heterogeneos en relaci6n a 10s tipos y competencias que en ellos se manifiestan (Vion 1992: 88-91). Sin entrar en el fondo del problema, lo que nos llevaria un espacio que queremos destinar a otros objetivos, distinguiremos entre tipos de texto, gheros y tipos de actividad discnrsiva, aunque reconocemos que no siempre resulta fdcil deslindar algunos de estos niveles. En opini6n de F. Fran~ois(1 990: 44), por ejemplo: ...un genre n'est pas forcement une "grande unit&?. Ce peut &re la succession de deux CnoncCs. Et bien sGr, un genre peut Ctre intkgre dans un autre, une parenthkse explicative dans un rCcit ou un rCcit dans une argumentation".
~ s t o que s Frangois denomina gbleros, como la narracibn, la argumentaci6n y otros -la descripci6n, la explicacibn, el diilogo, etc.- son verdaderos sistemas de competencia que 10s hablantes tienen a su disposici6n para las mas diversas funciones comunicativas. No obstante, para evitar confusiones entre estas competencias y un concepto que tiene profundas ramificaciones en otros terrenos como la literatura, preferimos denominarlas tipos de textos. Asi, Adam (1992) ha intentado conciliar la existencia hipotktica de prototipos textuales de naturaleza cognitiva como 10s resefiados, y que intervienen en un nivel bisicamente secuencial, interno al texto, con la heterogeneidad constitutiva de todo discurso que puede combinar muy diferentes secuencias. De esta forma, Adam reserva el concepto de ghzero y su tipologia para aquellos objetos discursivos mas directamente analizados en su context0 cultural e hist6rico de producci6n. Ahora bien, junto a la clase de competencias "estrechas", ilustradas por la narraci6n o la argumentaci6n, y las aparentemente mis amplias de 10s gtneros discursivos --la lirica o la entrevista radiof6nica- existe todo un conjunto de "saberes" comunicativos, como hacer presentaciones, animar una reunibn,
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preguntar por una informacidn, conversar, etc. (Vion 1992: 88-91). Y es a estos saberes, finalmente, a 10s que denominamos actos o actividades discursivas (Perinbanayagam, 1991). En nuestro corpus, la tipologias textuales y discursivas son muy variadas y heterogeneas. En su programa radiof6nic0, Insa combina a menudo secuencias narrativas y descriptivas con otras puramente argumentativas. A su vez, cualquiera de Cstas puede aparecer indistintamente en el desarrollo de gCneros relativamente bien delimitados como la entrevista periodistica, la conversaci6n telef6nica con 10s oyentes del programa, el serm6n del conductor del programa o en alguna de las actividades interaccionales en que se dividen (presentaciones, saludos, despedidas...). El carnbio de c6digo como estrategia discursiva esti presente en todos Qtos imbitos, per0 en distinto grado seg6n la incidencia de determinados factores estructurales y no estructurales. Si comenzamos por 10s tipos de competencia en 10s que menos abunda el recurso a1 carnbio de c6dig0, habria que sefialar en primer tCrmino 10s pasajes narrativos o descriptivos que se producen en determinadas secciones del programa, como el relato de noticias de 6ltima hora o las previsiones para el futuro inmediato, en las que el predominio de la funcidn referencial es absoluta. En claro contraste con otros episodios del espacio, el conductor de programa se limita en estos casos a leer --en castellano, lengua base del programa- tales noticias, sin que en el relato de Cstas medien otros objetivos a1 margen de mantener informada a la audiencia. Sin embargo, Insa recurre al carnbio de cddigo con prodigiosa frecuencia en gCneros como las entrevistas con deportistas, en especial si Cstos son de adscripcidn lingiiistica catalana. En tales casos, la entrevista se produce sobre todo en castellano, que act6a como en el resto del programa como lengua principal. Ahora bien, el presentador introduce a menudo secuencias en catalin, que pueden alargarse en el tiempo, si se dan algunas condiciones, como la llamada de alg6n oyente, que tambiCn habla en catalin y que desea saludar a1 deportista. Con todo, lo mis sobresaliente de este cuadro participativo es que, frente a 10s cambios continuos de Insa entre espafiol y catalin, 10s interlocutores, sobre todo 10s deportistas entrevistados, son por lo general reacios a practicar la conmutaci6n. He aqui algunos ejemplos:
(32) J.1: Sergio buenas noches. bienvenido S: buenas noches J.1 bueno..calentet, tanzbe' esths tu no? (caliente estds tambie'n td, jno?)
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(33) J.1: Presidente. con Antonio Fuertes venian acompaii6ndole antiguos compaiieros suyos del Valencia como son S6crates. Pesudo. Busquet. Asensi.. buen equipo! P: Buen equipo J.1: Qui els pillara! ( iauiktz 10s pillara!) (risas) P: Pues si. quien 10s pillara ahora ... (34) J.1: Tli Pepe. qut es lo que mejor te ves? G : ~ I que o mejor me veo? J.1: si lo que tli dices donde estis m6s feliz y m8s contento. por ejemplo. cuando te dan el bal6n. ves que te persiguen por atr6s y ves que no te van a coger y tienes uno s610 delante.. o realmente cuando te la dan y dices. mare de deu, axi llarzgat, ~ i y ,a vore per on. isc (madre de Dios, asi lanzado, uy, a ver por ddtzde salgo) G: pues la verdad es que no sabria decir Bastante m6s frecuentes que estos ejemplos son 10s cambios que se producen en la conversaci6n telef6nica con seguidores del programa. En otro lugar hemos escrito (Blas 1998) que una buena parte de esa audiencia la componen valencianohablantes que participan en la interaccicin radiof6nica siempre que pueden a travts de sus Ilamadas, ya sea para saludar o interrogar a un deportista, ya para conseguir algo anunciado por el presentador (entradas para el pr6ximo partido de flitbol, etc.) o simplemente para saludar a su locutor de radio favorito. Este marco de recepci6n constituye a menudo un factor no estructural que propicia el cambio. Ahora bien, las soluciones no son siempre idtnticas. En las secuencias iniciales de la conversaci6n telefbnica, en 10s actos de saludo por parte del conductor del programa, tste comienza siempre en castellano, si bien cambia al catal6n cuando ese mismo saludo es contestado en dicha lengua por el interlocutor: (35) J.1: hola buenas noches. quien habla? 0: bona tzir. soc jo. Vicent. de Castello'. (buenus noches, soy yo, Vicente, de Castelldrz) J.1: bona nit Vice~zt.qukpassa (b~ienastzoches, Vicente, qukpasa) En la siguiente llamada, sin embargo, el saludo inicial vuelve a realizarse en castellano. Pese a ello, e independientemente de la adscripci6n sociolingiiistica del interlocutor, 10s cambios de lengua son muy frecuentes en esta clase de
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conversaciones, generalmente distendidas y donde predomina el humor, casi siempre propiciado por Insa:
(36) 0: eso.. a ver si se pone con 10s Yomus (el presidente del Oviedo) J.1: eso 0 : le roban la cartera tambiCn J.1 tame'. (tambie'n) es que no se puede ir a Madrid eh!. para una vez que va alli. ja li foten la cartera (ya, le joden la cartera) 0 : fijate J.1: que no puede ser! 0: pobre hombre J.1 estos de Madrid..cuadra lladres (cuadra de ladrones) El siguiente ejemplo representa un caso de conversaci6n a tres bandas entre el conductor del programa, un deportista valencianohablante, per0 que se resiste a cambiar de lengua, y una oyente que alterna tambiCn de vez en cuando entre ambas lenguas. ObsCrvese c6mo mientras esta riltima reserva el uso del catalAn para la expresi6n de estereotipos e intenta mantener lo mAs formal de su discurso en castellano, Insa cambia conscientemente de lengua en aquellos puntos de la conversaci6n en 10s que desea introducir una nota humoristica:
(37) 0: Pues tengo una foto dedicada que me dio su madre J.1: Collons Maruja. com afiles (cojones, Maruja cdmo afilas)(risas) 0: es que yo le veo la planta y con el nus que te'! (la nariz que tiene) D: el nus (la nariz) ha dicho? 0 : el nus. a banda de les orelletes (la nariz, a d e d s de las orejitas) J.1 ah. ah. bueno.. menos ma]. ya.. vols dir tu que tot ho te' proporcionat.no? (quieres decir que lo tiene todo proporcionado) (risas) 0 : e:so. e:so. que eres un ma1 pensao Julio (risas) Por otro lado, la adscripci6n lingiiistica del interlocutor representa tambiCn otro factor determinante en la lengua en que se producen las despedidas, actos con que se cierra la conversaci6n telef6nica. ~ s t o son s iniciados tambiCn por el conductor del programa. Si aquCl ha demostrado alguna competencia en catalhn en el transcurso de la conversaci6n, sobre todo si 10s pasajes en que se ha empleado esta lengua han tenido lugar hacia el final de la charla, Insa se despide en catalAn, haya utilizado o no dicha lengua en la secuencia discursiva
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anterior. Por el contrario, si se trata de un castellanohablante o de un hablante que no ha mostrado ninguna competencia activa en catalin, la despedida tiene lugar en castellano, con independencia tambitn de cuil sea la lengua utilizada por Insa en el discurso previo. Desde un punto de vista estructural, y como tendremos ocasi6n de comprobar rnis ampliamente en la siguiente secci6n del trabajo, es tambitn relevante el uso de la que podriamos llamar ttcnica del falso did log^'^, estrategia discursiva en la que bajo la forma del diilogo entre dos interlocutores, s610 presente en la mente del hablante, se intenta argumentar una determinada idea. Tambitn en estos casos el carnbio de c6digo se corresponde con un cambio de voz y tiene una finalidad fundamentalmente humoristica:
(38) y Mestalla claro. que tenia ayer rnis ganas. es como aquel que te'fam i de moment li foten six bocadillos i diu:. (que tiene hambre y de moment le joden seis bocadillos y dice) hay uno que es de hierro y otro de grava. diu: es igual.