Las “Xaveriadas” de Bernardo de Monzón: Edición crítica 9783110984316, 9783110996432

One of the first European hagiographic and epic poems, Bernardo de Monzón's Xavieradas unifies the western epic tra

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Spanish; Castilian Pages 612 [614] Year 2023

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Table of contents :
Índice
Introducción
Criterios de edición
Bibliografía
Xaveriadas, por otro nombre Hazañas del sol de Oriente San Francisco Xavier
Prólogo al lector
1. Argumento para el primero canto
Canto primero
2. Argumento para el segundo canto
Canto segundo
3. Argumento para el tercer canto
Canto tercero
4. Argumento para el cuarto canto
Canto cuarto
5. Argumento para el quinto canto
Canto quinto
6. Argumento del canto
Canto sexto
7. Argumento para el séptimo canto
Canto séptimo
8. Argumento para el octavo canto
Canto octavo
9. Canto nono. Argumento
Canto nono
10. Argumento décimo para el décimo canto
Canto décimo
11. Argumento para el undécimo canto
Canto undécimo
12. Argumento para el duodécimo canto
Canto duodécimo
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Las “Xaveriadas” de Bernardo de Monzón: Edición crítica
 9783110984316, 9783110996432

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Giuseppe Marino Las “Xaveriadas” de Bernardo Monzón

Giuseppe Marino

Las “Xaveriadas” de Bernardo Monzón

Edición crítica

Este libro ha recibido una financiación por parte de la Agencia Estatal de Investigación (Ministerio de Ciencia e Innovación) y el Fondo Social Europeo a través del Programa de Ayudas Ramón y Cajal (REFERENCIA DE LA AYUDA / AEI / 10.13039/501100011033).

ISBN 978-3-11-099643-2 e-ISBN (PDF) 978-3-11-098431-6 e-ISBN (EPUB) 978-3-11-098450-7

Library of Congress Control Number: 2023934971 Bibliographic information published by the Deutsche Nationalbibliothek The Deutsche Nationalbibliothek lists this publication in the Deutsche Nationalbibliografie; detailed bibliographic data are available on the internet at http://dnb.dnb.de. © 2023 Walter de Gruyter GmbH, Berlin/Boston. Cover image: akg-images / Werner Forman Printing and binding: CPI books GmbH, Leck www.degruyter.com

Índice Introducción   VII El poema heroico-religioso las Xaveriadas   VII Francisco Xavier: el Oriente en la literatura española   IX Lírica sobre Xavier   XIV Acerca de Bernardo de Monzón (1600–1682), autor de las Xaveriadas  El manuscrito de las Xaveriadas   XXII Sinopsis y estructura de la obra   XXVI Esquema métrico   XXXIII Criterios de edición  Bibliografía 

 XX

 XXXVII

 XXXIX

Xaveriadas, por otro nombre Hazañas del sol de Oriente San Francisco Xavier  2 Prólogo al lector  1. Argumento para el primero canto  Canto primero   9

 8

Descripción de Navarra, nobilísimo reino, patria del Santo, de sus grandezas, la mayor, tenerle por hijo

2. Argumento para el segundo canto  Canto segundo   128 Su nacimiento

 127

3. Argumento para el tercer canto  Canto tercero   196

 195

4. Argumento para el cuarto canto  Canto cuarto   236

 235

5. Argumento para el quinto canto  Canto quinto   269

 268

6. Argumento para el quinto canto  Canto sexto   304

 303

Su infancia y resistencia a sus padres sobre echar por las letras y no por el ejercicio de las armas

En París, sus letras, grados y cátedras

Enternécese el corazón de Francisco, a eficacias de un fuego como el de San Ignacio

Fervores, en sus principios y milagrosos casos en el camino, que toma para Venecia desde París

7. Argumento para el séptimo canto  Canto séptimo   347

 346

No pasa el santo a Jerusalén; siente el impedimento; lame a un asqueroso pobre las llagas; en forma visible se le aparece el doctor máximo San Jerónimo

VI 

 Índice

8. Argumento para el octavo canto  Canto octavo   384

 383

Hace en manos del Nuncio de su Santidad votos de perpetua castidad y pobreza. Ordénase de misa, y retírase por 40 días a un desierto para decirla. Arróbase celebrando; sale a predicar, pasa a Bolonia, ya Roma luego, donde el procurador del Cesar, sobremesa disputa, por cuyo medio se introduce al pontífice Julio

9. Canto nono. Argumento  Canto nono   426

 425

Suda un devotísimo crucifijo agua, a tiempo que el Santo por resistir a una torpe ilusión en sueños echa sangre por boca y ojos. Y sangre a tiempo que se cubre de agua en un sudor frío con la pesadilla y congoja de que sueña lleva un atezado y disforme gigante a hombros. Insta don Juan, rey III de Portugal, a San Ignacio (por su Embajador en Roma a quien escribe) por seis de sus compañeros para la misión de la India, vino a ir solo Xavier. Intímale San Ignacio el que vaya; besa el pie a la santidad de Paulo III y tomada su bendición oye de su boca en Consistorio pleno de cardenales y embajadores, que le anima a la empresa, con un grave razonamiento

10. Argumento décimo para el décimo canto  Canto décimo   462

 461

Despídese de los principales santuarios de Roma; muéstrale un Ángel cuantos trabajos padecerá en su vida en formas visibles, y dice a voces llevado de su ansia de padecer: «¡más, Señor! ¡más!». Tomada la bendición de San Ignacio su padre parte para Lisboa a pie; milagrosos casos de obra en el discurso de esta jornada; ejemplos singulares que da de virtudes en ella

11. Argumento para el undécimo canto  Canto undécimo   498

 497

Breve mapa del Reino de Portugal. Entra en él el Santo; no admite el hospedaje que el Rey le ofrece. Escoge el Hospital Real por casa: lo que hace en servicio de los pobres en él, lo que en la ciudad de Lisboa con su trato y predicación. Habla al Rey; la nobleza resuelta a no consentir se embarque el Santo. Escríbese al papa sobre ello, remítese a San Ignacio, San Ignacio al Rey, el cual resuelve se embarque. Dale el breve en que su Santidad le hace su Nuncio Apostólico por toda la India

12. Argumento para el duodécimo canto  Canto duodécimo   534

 533

Dase a la vela San Francisco Xavier. Píntanse los rumbos que toma la nao de la India, para venir a dar en ella; descríbese la grandeza de aqueste vaso. El llanto que hacen las mayores ciudades de Europa en que el Santo vio por su ausencia; pasa a vista de las islas de Cabo Verde, e islas Afortunada. Fíngense fiestas que hacen por la dicha de verle; y pónense por suma las leguas y caminos que anduvo en diez años que vivió y estuvo en la India

Introducción El poema heroico-religioso las Xaveriadas El poema que aquí se presenta forma parte de un fenómeno literario de larga duración en la época moderna, el de la épica cristiana, fundado sobre la base de modelos antiguos, pero también de elementos típicos del barroco hispano. Las Xaveriadas del jesuita Bernardo de Monzón, manuscrito redactado en el siglo xvii, pertenecen a un género poco estudiado y aún menos reconocible, a caballo entre la épica cristiana más rigurosamente bíblica, la poesía hagiográfica y el poema heroico-caballeresco. Las principales cuestiones que cabe plantear en relación a esta larga pieza dedicada a la vida y hazañas del santo navarro Francisco Xavier se refieren a determinados conceptos, como lo maravilloso y lo verosímil, o la alegoría, cuyo declive marca la desaparición de la épica, se supone que después de la publicación del gran poema épico europeo, El paraíso perdido (1667) de Milton. Está claro que la Contrarreforma contribuyó al ascenso de este género poético, que, a su vez, ponía el foco de atención en el interior del hombre y su espiritualidad. De manera que la reforma de lo sagrado, del poema épico, de la materia caballeresca en contacto con lo religioso y espiritual dio como resultado esta nueva materia lírica, la cual desarrolló un papel importante en las nuevas formas de la novela moderna (Faini 2015, 27–28). A ello debe añadirse que los poemas del género de las Xaveriadas estuvieron libres de censura por parte de la Inquisición al no tratar versos de las Sagradas Escrituras –aunque las Xaveriadas están repleta de citas de la Biblia– ni proponer una vulgarización de las mismas o historias profanas de contenido satírico. Dado que el autor de este poema largo pertenecía a la Compañía de Jesús, parece razonable presumir que los destinatarios inmediatos del mismo eran los miembros de la orden y los estudiantes del Colegio jesuita. En el prólogo a las Xaveriadas, no parece el autor contemplar la posibilidad de ser censurado, y cuenta, a modo de anécdota graciosa, el caso de un conocido que quería publicar su trabajo y que, siguiendo los consejos de los revisores y censores, tuvo que ampliar excesivamente su libro para explicar sus razones: Conocí uno de estos Virgilios y Homeros griegos que poniendo en manos de revisores un libro suyo para darle a la estampa, volvió a las suyas con más reparos hechos que tenía sílabas, y fue de manera lo que le picó la censura que hubo de crecer otros dos tanto[s] el volumen, según alegó, erudiciones en su defensa y razones…

Monzón se hace responsable de su misma censura (“Solo te quisiera advertir que tan censor he sido yo de mi libro, como tú si lo quieres ser”) y no parece preocuparse demasiado por una posible inspección. La maestría del autor se aleja de

VIII 

 Introducción

los textos sagrados y de los clásicos por vía de su imaginación, de sus lecturas, de sus interpretaciones particulares de los hechos para constituir lo maravilloso cristiano, la prodigiosa historia de la vida de Xavier. De ahí que la dispositio del poema llevará al poeta a seguir cronológicamente las numerosas Vidas escritas en honor del santo español, sin narrar de manera pormenorizada su vida y hazañas, desechando los sucesos que le parecen menos relevantes y significativos. Entonces ¿en qué consiste la originalidad de este poema que se preludia? Pues, en la contigüidad que existe entre lo religioso-extraordinario y la poesía; en la presentación de un coloquio íntimo y místico de Xavier con Dios, quien no interviene personalmente para desatar los nudos, sino que es el mismo misionero quien con su fe encuentra la solución; en presentar otro modelo de poema heroico, resultado de una colisión entre Oriente y Occidente; y en la suma de la perfección de la virtud cristiana y las cualidades típicas de lo heroico-clásico. La religión estrictamente cristiana es el elemento que determina el éxito del poema, pero también la extensión del halo fantástico a otros personajes ilustres, como reyes, compañeros de Xavier, ninfas, etc., e incluso a lugares del mundo, debido a que lo maravilloso no se opone a lo didáctico, sino que más bien lo refuerza (Faini 2015, 37). Cabe aclarar que en las Xaveriadas no hay espacio para las fábulas de los gentiles, es decir, los asiáticos; es más, todos los sucesos relativos a Xavier (o casi todos) están justificados, bien a través de las fuentes hagiográficas, o bien a partir de las citas bíblicas que, al lector de aquella época, le proporcionaban un criterio de verdad absoluta, ya que se trataba de “la palabra Dios”. Resulta claro el equilibrio entre poesía e historia en las Xaveriadas, pero lo que es más importante es el fuerte impacto visual que el poema proporcionaba a su lector, sirviéndose de un sujeto a medio camino entre lo literario y lo histórico, atraído por lo religioso. Es así pues que la intervención de lo sobrenatural, como las clásicas ninfas, llega a ser legítima para recrear cierta sensibilidad, para decorar la realidad, aunque es lo real creíble –atestiguado también por los escritos del Santo– lo que incrementa la imagen maravillosa y su capacidad virtual. Por añadidura, las Xaveriadas es un poema en los que hay una constante oposición entre la luz de la fe y las tinieblas del pecado, del paganismo, de lo desconocido: Cuál suele pues la aurora en su luz pura acechando a la noche que retira sin que la sientan triste su figura estantigua de sombras si se mira común fantasma por la tierra obscura; ya que ve a poner miedo se retira del todo al otro mundo, presurosa salir, un ya se fue, no ya medrosa.

Francisco Xavier: el Oriente en la literatura española 

 IX

Por esta razón, la estructura de las Xaveriadas es de tipo visual y está basada en una alternancia entre el plano espiritual-religioso, el material y el musical que, a su vez, proporcionan alusiones a algo más, poco definido y comprensible, casi escondido y efímero pero desvelado. A las Xaveriadas no se les puede atribuir el valor de universal poético, sino del individuo Xavier, del hombre y de las luchas entre las fuerzas interiores del bien y del mal que no solo sustituyen la mitología pagana, sino que también representan las pulsiones psicológicas del santo, el avance del poema, unas fuerzas opuestas necesarias.

Francisco Xavier: el Oriente en la literatura española En los últimos años, la figura de Francisco de Jaso y Azpilicueta (1506–1552), más conocido como san Francisco Javier, o también Xavier, Xabier, Xavierre, Chaverri, Echeverría etc., ha sido estudiada desde las perspectivas y disciplinas más variadas, abarcando tanto la vida, la gesta, los escritos –las cartas– del santo español. El tipo de análisis más reciente, y desde luego el que más visibilidad ha proporcionado a la figura de Xavier en el ambiente académico y en el religioso, se inscribe en la línea interpretativa que sitúa al misionero navarro en el centro de los llamados «puentes culturales» entre Europa y Asia vinculados con la historiografía de los primeros contactos entre las diversas civilizaciones. Este tipo de análisis no trata solo de aclarar un choque de religiones, verbigracia, la cristiana y la budista, sino que involucra muchas materias y disciplinas que tratan de esclarecer qué ocurrió realmente en los primeros encuentros entre países que por unos instantes decidieron no guerrear, sino escucharse, distraídos o, más realista, atraídos por el intercambio de mercancía tan diferente, por la venta de seda, oro o plata, y por los nuevos descubrimientos asiáticos. En la actualidad existen pocas investigaciones que tratan de analizar la influencia y el impacto de Xavier y de sus escritos en la literatura española y extranjera. Con solo considerar la gran cantidad de libros hagiográficos, las obras teatrales, los poemas, los diálogos y todo tipo de prosa dedicados al santo ya tendríamos suficiente material para un sinfín de investigaciones. El libro que ahora se presenta no es una investigación en el sentido estricto de la palabra, sino más bien el rescate de un manuscrito que durante mucho tiempo ha quedado oculto –aunque sería más exacto decir inalcanzable, a pesar de la relativa cercanía de Inglaterra– en la British Library de Londres. Sin embargo, la razón de esta edición de las Xaveriadas no es solo la de rescatar y editar uno de los poemas heroicos más importantes relativo a las andanzas de Francisco Xavier, sino también para recordar la influencia que ha tenido el santo español en los escritos de Nieremberg, Luis de la Puente,

X 

 Introducción

Lope de Vega, Calderón de la Barca, Quevedo, el conde Villamediana o Virgilio Malvezzi (Elizalde 1961, 14). El florecer de obras inspiradas en la vida y obra del denominado “Apóstol de las Indias” que hoy se guarda en las bibliotecas y en los archivos ocurre unas décadas después de la muerte del santo en la Isla Shangchuan y, más concretamente, a principios del siglo xvii. A pesar de que no se halla un escrito consagrado por la pluma de los grandes escritores hispanos sobre las hazañas de Xavier en Oriente, no faltan las obras de teatro, en particular las compuestas por jesuitas y los poemas como este que presentamos que dedican su atención y esfuerzo en ensalzar las andanzas del santo en tierras orientales. Baste mencionar las comedias barrocas El Colloquio de la conquista espiritual del Japón (editado en 2010 por García Valdés), La gran comedia de San Francisco Javier, el Sol en Oriente y La Gran Zarzuela de San Xavier Grande en el Hito (1696), aunque en esta última el santo español no interviene como protagonista (Mata Induráin 2013), para demostrar el impacto que ha tenido la figura de san Francisco Javier en el ámbito de la creación literaria. ¿Es, entonces, las Xaveriadas una obra más de las muchas publicadas en los Siglos de Oro? Lo cierto es que no, pues, más allá del indudable valor literario que posee, el poema compuesto por Bernardo de Monzón constituye una de las pocas piezas poéticas hispánicas que introduce lugares y conceptos del Oriente Lejano, y establece esta conexión entre Occidente y el Este Asiático gracias a la figura de Xavier. Resultaría inviable, y tal vez innecesario para esta breve introducción, listar todas las obras teatrales, los certámenes poéticos y la vasta producción lírica barroca inspirada a Francisco Xavier y que abordan el tema de la ferviente evangelización religiosa del santo en las llamadas Indias Orientales. Para quien esté interesado en llevar a cabo un examen minucioso de tales obras, debe consultar el estudio realizado por Elizalde en 1961, que, pese a no ser del todo exhaustivo debido a los descubrimientos literarios y a las nuevas ediciones publicadas en los últimos años, representa un punto de partida esencial a la hora de estudiar el impacto de Xavier en la literatura hispánica. Como afirma el propio Elizalde, “todos los grandes poetas del siglo xvii cantaron a Xavier” (1961, 15), desde Mira de Amescua hasta Pérez de Montalbán pasando por Guillén de Castro. Sin embargo, es patente el escaso interés que ha suscitado esta cuestión en el ámbito académico –al contrario de lo que sucede a nivel religioso–, más aún la relación de la vida y andanzas del santo en relación con un tema específico como es Oriente. Asimismo, la gran cantidad de biografías sobre Xavier que hoy se encuentran publicadas, entre otras la muy notoria de Schurhammer (1968), facilita no poco la lectura del poema que preludiamos, en el que se recorre toda la formación del joven misionero, apoyándose a menudo en datos históricos, y se repasan todos los lugares conectados con la infancia y juventud del santo. En la mayoría de los casos se trata de descripciones y alabanzas de grandeza de las ciudades y pueblos de

Francisco Xavier: el Oriente en la literatura española 

 XI

Navarra: Tafalla, Olite, Tudela, Pamplona, Sangüesa, Álava, Estella y, por supuesto, del Castillo de Xavier, lugares icónicos para los conocedores de la vida del santo, representativos de la primera educación humanista del joven Xavier. La vida del Apóstol de las Indias estuvo conectada, y durante la misión desconectada, con estos lugares y con los negocios familiares que se vieron en apuros por la guerra de Navarra. A pesar de las dificultades económicas por las que atravesó su familia, Xavier consiguió estudiar en París, a donde posiblemente llega en el año 1526 (Elizalde 1961, 24). Una vez hospedado, se inscribó en el famoso Colegio de Santa Bárbara de la Universidad de París, uno de los lugares más celebrados del poema. Este espacio representa para el santo su apertura al mundo, confrontándose con la universalidad europea, pero también con los muchos españoles que estudiaban allí, entre otros Ignacio de Loyola (1491–1556), cofundador de la Compañía de Jesús en 1534. El carácter cosmopolita y renacentista de la capital francesa, ya por entonces una de las ciudades más pobladas de Europa, llevará al estudiante navarro hacia una innovación del propio pensamiento, al contacto con los maestros reformadores más eminentes de la época, humanistas europeos de la talla de Diogo de Gouveia (1471– 1557), que en la época de Xavier estaba al mando del Colegio de Santa Bárbara. La austeridad y disciplina de dicha institución fueron determinantes en la formación intelectual y espiritual del santo, y desde luego en su viaje a Oriente, donde toma contacto con las poblaciones asiáticas. La influencia de los años de estudio en París se ve claramente proyectada en sus coloquios con los bonzos japoneses, traducidos a varios idiomas, y, sin duda, en los Ejercicios Espirituales. Lo que cabe destacar es la «agilidad mental», según la denominó Elizalde (1961, 27), que el santo adquirió en su etapa parisina y que le valió para las muchas discusiones religiosas ocurridas en tierras orientales. En su estancia en París, Xavier afianzó y amplió sus conocimientos en el ámbito de las Humanidades: Gramática Latina, Retórica, Poética y Lengua Griega. No hay que pasar por alto su amistad con el francés Pedro Fabro (1506 y 1546), otro de los cofundadores de la Compañía, con quien compartía habitación, y con otros estudiantes de la Natio Gallicana con los que tuvo que superar varios exámenes, los de latín y filosofía, y salir airoso de la disputa en presencia del Canciller y de los examinadores. La obtención del título de Magister en Artes en 1531 marcó un nuevo rumbo en la vida de Xavier que incidió notablemente en su futuro: decidió cursar los estudios de Teología. Las Xaveriadas hacen hincapié en otro aspecto al que prestan una atención especial los ensayos biográficos dedicados al santo español, a saber: la cátedra de Filosofía de tres años que obtuvo en el Colegio de Dormans-Beauvais en 1530, donde impartió clases sobre las Categorías y el Perhihermeneias aristotélico y el comentario de Pedro Hispano (Elizalde 1961, 31). Más allá de estas experiencias intelectuales-académicas y del fervor renacentista parisino, queda por examinar cómo su exigua producción científico-literaria

XII 

 Introducción

llegó a tener un impacto evidente tanto en Occidente como en Oriente, una cuestión que encuentra la única respuesta en su capacidad dialéctica, un aspecto subrayado por muchos religiosos y estudiosos de la vida del santo y que se ve reflejado en las 137 cartas que dieron la vuelta al mundo y que hoy se conservan (Javier 1968). El 15 de noviembre de 1536, Xavier se despidió de la Universidad de París, institución que, como se ha dicho, le proporcionó su formación literaria e intelectual. Para entonces, el navarro se preparaba para viajar a las Indias Orientales, donde sería consagrado definitivamente como el símbolo y la referencia obligatoria de los estudios de misionología relativos a tierras asiáticas. Importa destacar, para una correcta lectura de las Xaveriadas, la extraordinaria popularidad que las cartas proporcionaron al santo español, cuya divulgación contribuyó de manera decisiva a los enaltecimientos líricos ulteriores, ya fallecido el religioso. El sinfín de copias y de traducciones publicadas a poco tiempo de su entierro en China, contribuyó a la fama de Xavier, cuya vida (y cartas) circularon de manera más contundente a partir de la edición de Horacio Turselino, Francisci Xaverii epistolarum libri quatuor (Roma, 1596), una de las fuentes más mencionadas en las Xaveriadas de Monzón. La obra de Turselino, que incluye tanto la vida como las cartas, “se halla en todo lo que se ha escrito sobre San Francisco Javier y es una de las fuentes principales para la elaboración de su figura” (Torres Olleta 2009, 16–17). Del mismo modo, la Recopilación de las cartas que fueron enviadas de las Indias e islas del serenísimo rey de Portugal a los hermanos de la Compañía de Jesús del colegio de Coimbra…, impresa en Córdoba en 1557, también contribuyó a la difusión de todo el universo del santo navarro y su iconografía. Hay que decir que las obras hagiográficas como la História da Vida do Padre Francisco de Xavier del jesuita portugués João de Lucena (1549–1600), otra de las fuentes de que se sirvió Monzón, incidieron poderosamente en la consagración internacional de Xavier, al igual que en su culto religioso. Fueron estas obras, antes que otras de carácter más puramente literario, como las piezas de teatro, las que, al impulsar el conocimiento de la llamada conquista espiritual en tierra asiática, elevaron la figura de Xavier y fueron ofreciendo un retrato-exempla del misionero. La riqueza de los detalles contenidos en las Historias sobre la vida de Xavier, y, en particular, el carácter panegírico de las mismas, explican que estos escritos, del mismo modo que las misivas redactadas por el misionero, hayan servido de fuente de inspiración para los trabajos sucesivos, incluidas varias antologías (Gonçalves Guimarães 2006). Resulta innecesario en esta introducción repasar la vida al completo de Francisco Xavier, ya que, solo en el siglo xx, abundan las biografías de carácter político (Pescador Medrano 2006) o religioso, e incluso las novelas inspiradas en la figura del santo (Vilaró 2001) o las Vidas más noveladas, en las que se incluyen supuestos diálogos familiares y exhiben todo tipo de detalle de la infancia de Xavier, del

Francisco Xavier: el Oriente en la literatura española 

 XIII

castillo donde nació, del árbol genealógico, de la conquista de Navarra, y en fin, de la conversión del joven Francisco y sus itinerarios vitales en Asia arrastrados por la fe (Recondo 1991; Arteche 1966; José Ignacio Tellechea Idígoras 2006). La estructura de estas obras está basada en la vida misma del Santo español, es decir, en las etapas que marcaron la existencia, que, según las exigencias de cada autor, se han ido reiterando más o menos de forma parecida, aunque subrayando unos aspectos u otros. Así pues, en todo escrito sobre la vida de Xavier se reconocen unos patrones que inevitablemente se reflejarán también en los cantos de las Xaveriadas y que son los que siguen: – La familia y su descendencia – Su nacimiento (1506) y los lugares de la infancia – El impacto de la Conquista de Navarra (1512–1521) – La educación y formación en su tierra – La universidad en París (1521) con sus experiencias y amistades – La conversión con su sacerdocio (1537–1538) – El viaje a Roma (1537) y su secretariado (1538–1540) – El viaje a Portugal sin vuelta atrás (1540) – La llegada a Goa (1542) y el cabo de Comorín (1542–1543) – Las primeras conversiones en Asia – La llegada a Ceilán (1544–1545) – El pasaje entre Santo Tomé de Meliapor (1545) y Malaca (1545) – El encuentro con Anjiro – La llegada a Ternate y la Isla del Moro (1546–1547) – Otra vez Malaca, Cochín y finalmente Goa (1547–1548) – El primer viaje a Japón y la llegada a Kagoshima (1549) – La visita en Hirado y Yamaguchi (1550) – El viaje a la capital de Japón, Meaco (Kioto) (1551) – La llegada a Yamaguchi y el encuentro con el rey de Bungo (1551) – Vuelta a la India, Goa (1552) – Llegada a China (1552) – Muerte en Shangchuan (1552) Este breve índice se podría resumir, a su vez, en cuatros puntos esenciales, a saber: la infancia, la conversión, los viajes y la misión en Asia, ejes que, como se verá, sintetizan de manera muy sucinta los doce cantos de las Xaveriadas.

XIV 

 Introducción

Lírica sobre Xavier El barroco fue el periodo en el que más aparecieron los poemas extensos que trataron de engrandecer la vida hazañosa de Xavier, y además a través de las plumas de los grandes escritores de la literatura española: Lope de Vega, Góngora, Belmonte Bermúdez, Guillén de Castro, Mira de Amescua, Pérez de Montalbán, etc. (Elizalde 1961, 193–234). Sin embargo, muchos autores de épocas distintas, y hasta el siglo xviii, demostraron a través de la poesía la devoción a Francisco Xavier, sirviéndose de métricas diferentes y composiciones para alabarlo, loar sus hazañas misioneras, ensalzar sus habilidades predicadoras, sus penitencias y milagros, entre otros, el del cangrejo que en una playa le devuelve el crucifijo. Tanto el padre Elizalde (1961, 193–309) como, recientemente, el profesor Mata Induráin (2004) han señalado respectivamente, con un estudio y una antología, un grupo muy nutrido de textos dedicados al santo navarro, la mayoría de ellos escritos a principio del siglo xvii en ocasión de su canonización. En el corpus de poemas barrocos los dos estudiosos señalaron tanto la entonación solemne de algunas piezas como los influjos cultistas y gongorinos, al igual que el aspecto burlesco de estas composiciones. Numerosos episodios de la vida de Xavier, en particular los de sus navegaciones y su práctica misionera, se convierten en materia de poesía, suscitan diversas interpretaciones, invitan a la reescritura, a veces a partir de fragmentos hagiográficos de sus cartas; otras, tomando como base su iconografía esparcida por toda Europa a través de su imagen pública consolidada (Torres Olleta 2009, 19). Con esta composición el autor trataba de erigir, por medio de la solemnidad de las imágenes, un monumento al santo que también sirviera para exaltar la grandeza no solo religiosa sino nacional y que relevara los éxitos de la civilidad hispánica (Caravaggi 1974, 214). Un aspecto poético que merece la pena señalar es la extensa difusión de temas literarios navarros, como la batalla de Roncesvalles, Sancho el Fuerte en las Navas de Tolosa, el Príncipe de Viana, etc., presentes de manera discontinua a lo largo de los siglos. El siglo xix es quizás el periodo en el que más aparecen estos temas (Mata Induráin 2004, 15). Sin embargo, las Xaveriadas dedica amplio espacio a la historia de Navarra, a manera de ambientación, pero también como parte activa del poema. Al respecto, cabe señalar, por ejemplo, los primeros dos cantos, en los que, además de la descripción de Navarra, aparecen el viejo pastor del Pirineo con las zagalas Tudela, Olite, Sanguesa, Tafalla, Bearne, etc. Desde el punto de vista estructural, la composición de las Xaveriadas se aleja de la estricta organización hagiográfica, aunque el poema entero no esconde una función ejemplarizante y, por ello, no faltan las referencias típicas como la exaltación del nacimiento, el origen noble de la familia o la educación cristiana que recibió Xavier. A esto hay que añadir los encuentros famosos con San Ignacio de Loyola o con Pedro Fabro en el Colegio de Santa Bárbara, su segunda y más madura conversión, sus expe-

Lírica sobre Xavier  

 XV

riencias en el grupo de compañeros en París y sus votos con las primeras etapas de formación de la Compañía de Jesús (Torres Olleta 2009, 21–22). Todas estas temáticas afloran una y otra vez en la compleja trama de este poema barroco. En el obra de Monzón no figuran solo episodios concretos, sino también otros alegóricos, que vuelven la composición más amena, sobre todo en las secuencias dialogadas, aunque con un persistente trasfondo didáctico, visible en particular en el pasaje referido a los votos de pobreza y castidad, temas muy frecuentes en la Xaveriadas (véase el canto 8º) y en otras poesías dedicadas al Santo español (Elizalde 1961, 206–11). Cierto es que el ideal religioso impulsado por el Concilio Ecuménico de Trento (1545–1563), los motivos de la Contrarreforma y la canonización del Santo (1622) fueron el natural desencadenante principal de las Xaveriadas, obra destinada a ser parte de la original epopeya religiosa española (Pfandl 1933, 558), rica en simbolismos y elementos decorativos, e hiperbólica, además de ser totalmente ditirámbica en su esencia. Un proceso muy parecido ocurrió en el mismo periodo con los poemas en loor de Ignacio de Loyola, como señaló Elizalde (1985), algunos de ellos, a pesar de tratar originariamente sujetos diferentes, añadieron motivos bélicos como la batalla de Pamplona en el primer canto de la Xaveriadas. En este caso, Monzón añade a su poema el pasaje en que Ignacio de Loyola lucha contra los franceses desde su castillo, y también una breve biografía sobre el nacimiento del santo de Loyola y de su herida en la batalla (Elizalde 1985, 515–17). Está claro que el mito militar que rodea al fundador de Compañía, Loyola, que conlleva la exaltación de lo heroico, tuvo una gran importancia en el barroco español, en particular en relación con la figura de san Ignacio de Loyola, como bien ha demostrado Elizalde, al igual que los certámenes y las justas poéticas donde se recitaban glosas a Xavier, un tipo de evento que se multiplicó en el siglo xvii. No es este el lugar para dirimir el origen del poema heroico en la literatura española (Menéndez Pidal 1951; 1974). Sin embargo, en el caso de las Xaveriadas, la tendencia que observamos, también típica de este periodo, es el sentimiento de conquista espiritual, el fervor misionero, la castidad, la peregrinación, el catecumenado, la conversión de Occidente y de Oriente y la apertura a nuevos caminos. Hay una metamorfosis en el género de la epopeya que consiste en el cambio del protagonista principal, es decir, el héroe-soldado, que pasa a ser el caballero de Cristo, el misionero que tiene como único fin difundir la palabra de Dios. De ahí que lo legendario ya no supone la conquista terrenal, aunque en muchos casos no se excluye, sino la espiritual, porque el misionero se ve envuelto en una lucha constante contra el demonio pagano, en el caso del territorio asiático simbolizado en muchas ocasiones por los bonzos y el budismo japonés. El misionero representa la caballería celestial –concepto estrictamente hispánico–, el deleite a través de sus hazañas narradas, de la aventura, pero también de la enseñanza por el efecto

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del exemplum, es decir, el aprovechamiento a través de la literatura de la vida del Santo. En efecto, entre los siglos xvi y xvii, la perfecta unión entre “las exigencia de la enseñanza cristiana y la autonomía de la poesía” encuentra el modelo perfecto en la épica, un género en el que el placer y la utilidad, “aclamados como las dos aspiraciones de la poesía”, siguiendo los preceptos aristotélicos, fueron las expresiones de la mejor literatura europea (Pierce 1968, 14). El poema heroico, entendido como “imitación común de una acción grave”, según la definía el Pinciano en su Filosofía Antigua Poética (1595), no tenía que perder de vista la dimensión humana, de ahí que el tejido naturalista creado por Monzón acerca de la familia y la educación de Xavier confiera a las Xaveriadas una connotación realista, o, mejor dicho, verosímil, en relación a la imitación poética. Las peripecias de Xavier y la exaltación de su moralidad y memoria son vistas constantemente como el triunfo de las fuerzas del bien, a su vez entendido ello como la emotiva victoria del cristianismo contra el paganismo, es decir, contra el infiel oriental (Caravaggi 1974, 217). Como es de esperar, las Xaveriadas no será el único poema extenso del barroco que se beneficiará de lo maravilloso y de lo exótico asiático a través del panegírico a Xavier con el fin de atraer a sus lectores. En 2008, Mata Induráin expuso en un estudio otros tres poemas no tan extensos ni de muy destacado valor literario sobre la vida de Xavier, a saber, la Vida y milagros del glorioso beato Javerio, de Matías Vivero (1620), la Vida de San Francisco Xavier, Apóstol de las Indias, de Francisco de Lancina (1682), y la Vida de San Francisco Javier (1736), de José de Villarroel (1736), este último en tono jocoserio y quizá el más relevante de los tres (Mata Induráin 2008). No son pocos los casos en los que se hallan poemas cuyo tema predominante es el de Ignacio de Loyola, pero tampoco son muchos aquellos en que Xavier llega ser un personaje importante y al que el poeta de turno le dedica no pocos versos (Elizalde 1961, 282–92). Al tratar la lírica más extensa y de tono elevado, hay que recordar el poema en octavas liras titulado Oriental planeta evangélico (1668), del muy conocido y consagrado escritor mexicano Carlos de Sigüenza y Góngora (1645–1700), compuesto a partir de su intento de congraciarse con los jesuitas tras la expulsión de la Orden en su juventud (Sigüenza y Góngora 2008, 11). Además, cabe mencionar el largo manuscrito anónimo de la Real Academia de la Historia titulado El Sol de Oriente en Cadenas de Heroycos eslabones, o vida, virtudes y milagros del segundo apóstol de la India S. Francisco Xavier en octavas (Jesuitas 11-10-2/19; 9/7233). Con el Oriental planeta evangélico, las Xaveriadas comparte un uso muy sobrio de la mitología (Elizalde 1961, 269), al igual que la mención a unos dioses no tan conocidos y con un simbolismo inmediato; por citar solo algunos, en las Xaveriadas se hallan: Belena, Pirene, Erimanto, Sísifo, Pomona, Leteo, Estigia, Jano, Ate, Niso, Briareo, etc. Otra característica del poema de Monzón es que el poeta no hace mucho hincapié en la figura del demonio, como ocurre en los primeros poemas épico-religiosos, por

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ejemplo, el Monserrate (1587) de Virués, sino que hay una tendencia a encumbrar la figura del héroe cristiano y sus éxitos nacionales e internacionales. A este respecto, hay que dejar claro que la épica religiosa es uno de los géneros literarios más prolíficos del siglo xvii y que, gracias a su importancia histórico-religiosa, rivaliza incluso con el teatro de este periodo.1 Uno de los aspectos que quizás volvieron menos popular el género fue que el epos español impreso solía ser posterior a la muerte del autor, y, al mismo tiempo, las obras que se quedaron manuscritas, como es el caso de las Xaveriadas, estaban destinadas a un círculo más reducido de lectores, tal vez admiradores del escritor, como los miembros de la Orden según se ha dicho (Pierce 1968, 27). El propósito de las Xaveriadas no dejaba de atender a las necesidades de la sociedad en la que se escribió: defender y rendir cultos a unos ideales, en particular los de la Compañía de Jesús, conectados con la fe religiosa y el valor de la misión evangélica. Monzón quiso mostrar primero al hombre y después al santo inmerso en su intensa tarea religiosa, imbuido de sus creencias y capaz de difundirlas tras los descubrimientos de las nuevas tierras, uno de los impulsos más contundentes que en varias ocasiones motivará este tipo de escritos. Está claro que estos factores extraliterarios y más propiamente históricos de la vida de Xavier contribuyeron, y no poco, en la creación de todos los escritos acerca del Santo español, y más aún en el caso de lo heroico-religioso que se encargaba de celebrar la victoria de fe. A pesar de que los temas religiosos puedan dejar poco espacio a la imaginación, las peripecias orientales de Xavier y la historia de Navarra restituyen la fantasía creadora al poeta, quien alterna realidad y verdad revelada con la ficción y el adorno poético, como sucede en el episodio alegórico de las ninfas, por ejemplo. De hecho, si hay algo en el que el poeta de las Xaveriadas excede en los doce cantos es exactamente el divagar decorativo que se aleja del tema central, en particular, en los primeros dos cantos, aunque la razón es una presentación del entorno xaveriano. En su estudio, Elizalde recordaba algunos de los más importantes poemas heroicos que compusieron en este periodo y que fueron precursores o contemporáneos de las Xaveriadas. Entre otros, cita la Vida, excelencias y muerte… de San Joseph (1604), de José Valdivieso; La Amazona cristiana (Santa Teresa de Jesús) (1610), de Bartolomé Segura; Benedictina (1604), de Luis de Tovar, “en que se trata de la milagrosa vida de San Benito”; Nicolás Tolentino, poema heroico (1628), de Fernández Salgado y Camargo, “que canta el milagro de las rosas de Santa Isabel, repetido por este santo agustino” (Elizalde 1961, 265–66). También podemos añadir a este listado la Christiada (1611) de Hojeda, la Christo Pathia (1552) de Quirós o la Christiada

1 Frank Pierce en su estudio propone un interesante aunque no exhaustivo listado sobre los poemas épicos (291–98).

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(1694) de Enciso y Monzón. Brevemente, hace falta también subrayar que muchos poemas heroicos trataron tanto la vida de los personajes bíblicos del Antiguo y el Nuevo Testamento (Sansón, Tobías, Cristo, San José, etc.) como las figuras más reconocidas internacionalmente, como San Francisco de Asís o San Jerónimo, o incluso, las de carácter más local, como San Isidro o San Julián (Pierce 1968, 220–21). En el caso de las Xaveriadas, la desorbitada grandeza del personaje encomiado se genera a partir de un lenguaje no excesivamente culto, abarrotado de hipérbaton y de un léxico variado en el que a menudo se utilizan términos en latín, en francés, en portugués o en italiano, y de una polisemia de los símbolos que se introduce paulatinamente. Monzón trató encontrar un lenguaje que se alejase de lo ordinario, y que fuera más sofisticado –de ahí un uso relevante de bimembración del verso–, más musical con el apoyo de anáforas, aunque el intento de búsqueda de la elegancia estilística se difumine en un verso enredado y a menudo prosaico. Reiterando lo ya dicho, hay que añadir también el uso contundente de la mitología grecolatina que rememora personajes imaginarios en el conocimiento del lector, que apela a la moralidad de estas figuras y, sobre todo, crea un doble estrato en el poema, a saber, el real de Xavier y lo imaginario del mito. En las Xaveriadas lo real y lo imaginario se funden, como en muchas composiciones líricas barrocas, pero a estos dos planos se añade uno más inusual, el del exótico, es decir, lo asiático, un nivel creado por imágenes visuales a medio camino entre la ficción y la realidad que aumenta el tono encomiástico, ya de por sí muy exacerbado por las continuas metáforas y el sinfín de epítetos. Hay espacio también para un diálogo con el padre de la historia, Heródoto, no poco común en un poema (Marino 2021), pero necesario para volver a mencionar la primera conexión entre Oriente y Occidente gracias a los viajes del de Halicarnaso. Resulta interesante la personificación de las musas –invocación muy clásica que curiosamente encabezan también cada uno de los libros herodoteos–, quienes protagonizan un curioso motete (canto 2º) y unos ovillejos que invocan la memoria de los hechos históricos de Xavier –elementos muy respetados por lo general en los poemas heroicos– para celebrar y cantar los triunfos y la gloria del Santo español y conferir más sensualidad al poema. La piedad, la generosidad y la nobleza de Xavier son todas características clásicas de la épica española que sigue muy de cerca las líneas dictadas por Tasso en los Discorsi dell’arte poetica (1565) en las que lo heroico estaba estrictamente vinculado a lo didáctico y maravilloso para favorecer la imitación y originar una “interpretación moral y alegórica, y que el género permitía unas casi ilimitadas posibilidades temáticas” (Pierce 1968, 17). Xavier es arrastrado por una fuerza invisible hasta Oriente, una fuerza que solo puede ser su fe en Dios, una creencia inquebrantable que denota una preocupación para demostrar la gloria del Santo y también lo tangible que era el proceso de cristianización. La fe determina su triunfo que, a su vez, supera su muerte, suceso sobre el que Monzón no se explaya demasiado porque resulta poco rele-

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vante para la ocasión. Los milagros son un tema recurrente en toda la lírica sobre Xavier (Elizalde 1961, 216–25) y las Xaveriadas no son una excepción. Es más, desde él, Monzón advierte con una enmienda a su lector de un despiste entre las menciones de los milagros de Xavier: “Otra objeción me puedes hacer que ya me la he hecho a mí mismo, y es que salva la verdad de la historia en el canto quinto de este poema, introduzco el milagro del Senador en Venecia con San Ignacio que sucedió mucho antes que San Francisco Xavier entrara en Venecia”. Uno de los milagros que se introduce en el poema, pero de manera muy sutil, a nivel escenográfico, es la supuesta detención del sol para que los portugueses ganasen la batalla contra los azules, según narra Francisco de la Torre en El peregrino atlante (1670, 135). Estos son los versos de Monzón del canto 2º de las Xaveriadas que dejan entrever el supuesto suceso: No menos por valientes que amorosas de Oriente majestades portuguesas del vuestro marchan luces belicosas contra vuestro antisol bellas empresas: si ilegitimo escuadras luminosas por el Oriente ordena a ricas presas que vuestras las usurpa claramente pues en Oriente, es sol, vos Sol de Oriente.

Igual de sutil y apenas perceptible es otra referencia a un milagro de Xavier, aunque esta vez ocurrió post mortem. Se trata del féretro del santo español, que, al ser llevado a Goa en barco, choca contra una roca, aunque los tripulantes salieron incólumes de la aventura cantada por varios poetas (Elizalde 1961, 223–25). La alusión de Monzón aparece en el canto duodécimo tras un diálogo personificado por las ciudades visitadas y que acogieron a Xavier: Dijo: «¡y de mí, ay de mí! ¿qué haré?», volvía Roma, y París: «¿de mí, qué yo?», gritaba «pues, ¿y de mí? –Venecia proseguía–, ¿qué será?». «Y triste yo», Lisboa; Goa exclamaba: «¿dónde iré? ¿dónde ya Xavierre hundía el cielo a voces?». Sí Navarra estaba muda al dolor que manos le enclavija de boca en ellas, cuanto de ojos fija.

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Acerca de Bernardo de Monzón (1600–1682), autor de las Xaveriadas La información que hoy tenemos sobre el autor de la Xaveriadas la debemos a la cuidadosa investigación del padre Elizalde y también al primer estudio sobre el poema llevado a cabo por Schurhammer hace más de setenta años (Schurhammer 1949). Bernardo de Monzón nació el 25 de agosto de 1600 en Madrid, ciudad que abandonó cuando tenía entre 17 y 18 años para hacer su noviciado y estudiar Humanidades en Huete, en la provincia de Cuenca. Entre los años 1621 y 1625 estudió también teología en Alcalá de Henares, y de ahí pasó a dar clases en varios lugares de España como Villarejo, en Belmonte (1633), en Caravaca (1634–1635) y en Plasencia (1636). Fue operario de la Compañía de Jesús en la Casa profesa de la provincia de Toledo entre 1639 y 1641, y también fue superior en el Colegio jesuita de Alcaraz (1644–1649) en la provincia de Albacete. Después de estos cinco años se retiró en la casa profesa de Madrid, en la que ejerció como predicador y director de la Congregación Mariana, y luego como operario (O’Neill and Domínguez 2001, III, 2735) hasta su muerte el 14 de septiembre de 1682 (Schurhammer 1949, 135–36). Acerca de su personalidad, Elizalde escribe que “su talento, juicio y prudencia, según los informes jesuitas, eran más que vulgares. Cultivó también la literatura” (O’Neill and Domínguez 2001, III, 2735). Es muy probable que, en vez de acudir a las fuentes primarias, el autor copiara el estudio de Schurhammer quien, del Catálogo de la Provincia Toledana de la Compañía de Jesús de 1660, transcribió lo siguiente: “de natural extravagante y complexión colérica y muy melancólica”. En 1669, los superiores del Colegio escribieron también que Bernardo de Monzón no tenía un mal juicio, aunque “con algo de paradoja. Natural religioso con algo de acridad e imaginación” (Schurhammer 1949, 136). Sin embargo, en ninguna bibliografía y estudio acerca de Bernardo de Monzón y su obra se mencionan otros trabajos de la pluma del jesuita madrileño. En esta investigación se ha descubierto que las Xaveriadas no fue la única obra que Monzón dejó escrita para la posteridad. En la Biblioteca Nacional de España se conservan dos volúmenes manuscritos bajo el título de Menologio de ilustres y famosos hijos de San Ignacio, fundador de la Compañía de Jesús: en ciento diez y ocho años de su fundación hasta el presente de 1658 y 74, ordenado y dispuesto por el Padre Bernardo de Monçon, de la misma Compañía, religioso y natural de Madrid (Mss. 12861-2), y otros siete tomos redactados un año más tarde sobre el mismo tema y grosso modo

Acerca de Bernardo de Monzón (1600–1682), autor de las Xaveriadas 

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con el mismo título.2 Todo este material a día de hoy resulta inédito y no aparecen mencionados en otros estudios. A pesar de que en el prólogo al lector del Menologio (Monzón 1658) no se halla ningún tipo de información personal sobre el autor, una de las pruebas que confiere la autoría del Menologio a Bernardo de Monzón es que el autor vuelve a tratar la figura de Francisco Xavier y su cuerpo incorrupto después de su muerte: 28 de febrero. Mas este día la translación segunda viernes de Lázaro del año 1554. A la ciudad de Goa desde Malaca del cuerpo y santas reliquias del bienaventurado y santo Apóstol de la India San Francisco Xavier. Hallado con la misma incorrupción y entereza hasta en los vestidos y ornamento con que se sepultaron, y trasladaron primera vez en 17 de febrero de 1553, y depositado en una caja aforrada de damasco y cubierta con un rico paño de brocado (venida la moción que así llaman los temporales, que corren a ciertos tiempos) y cesando la pestilencia que afligía y hacía gran riza en Malaca por los merecimientos del Santo Padre, creciendo con esto mas en la gente su devoción, puesto ya en el navío con muchos perfumes y lirios encendidos bien que encalló la nave durante la navegación en sacando el cuerpo a la plaza de ella postrados todos suplicando a nuestro Señor que por la intercesión del gran padre los librase de aquel tan evidente peligro, luego salieron de él y partiendo a Goa en un batel el capitán de la nao Lope de Noroña por nombre, pidió albricias al Virrey Don Alonso de Noroña por el don inestimable que le traía, y dándole un bergantín armado, y ligero lo traspasaron a él de la nave en que estaba con una gran fiesta y salva de artillería. Y siendo en Goa recibido con solemnísima procesión, y concurso de innumerable gente de ricos, pobres, grandes, y pequeños, religiosos y seglares, hombres y mujeres, yendo delante noventa vestidos de blanco con sus guirnaldas en la cabeza y ramos verdes en las manos, y tras ellos los hermanos de la misericordia con su pendón, y luego un ataúd con un brocado rico cubierto siguiéndose toda la clerecía, y tras ella la caja en que iba el cuerpo del santo llevada a hombros de nuestros sacerdotes acompañados del virrey, y de toda la nobleza fueron así por las calles colgadas de ricas telas llenas de lumbres y olores suavísimos, sin que cupiesen de gente ni aun las ventanas ni los terrados; repicándose las campanas, y disparándose toda la artillería, llegaron a nuestra Iglesia, bien que aunque era día de Pasión ricamente adornada. Tanta fue la apretura, y el pelo de la gente que quebró la reja con deseo de ver tocar y adorar al santo cuerpo, sin ser posible echarla de allí, hasta que se lo mostraron tres veces en la misma mañana, y más otros tres días siguientes revestidos como estaba manos y rostros descubierto para satisfacer al pueblo, hasta que al cuarto día le colocaron en una bóveda que se había abierto junto al altar mayor al lado del Evangelio (Menologio, mss. 12861, 169–170).

2 Se trata del Menologio de ilustres y famosos hijos de San Ignacio, fundador de la Compañía de Jesús: en 120 años, desde su fundación hasta el presente de 1659 (Mss/12822-8).

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El manuscrito de las Xaveriadas El único manuscrito que poseemos hasta la fecha de las Xaveriadas se encuentra en la British Library de Londres (Additional Manuscripts 19265) en perfecto estado. Cuenta con 343 folios de un tamaño de 21x15 cm. En el pasado había sido unas pocas veces mencionado tanto en los catálogos (Gayangos y Arce 1877, II: 532; Simón Díaz 1992, XV: 307) como en unos cuantos estudios arriba mencionados. En la primera hoja en blanco se lee una nota escrita con lápiz, probablemente del poseedor del manuscrito: “Purchased of Hen. Steven, II Dec. 1852, Kingsborough Sale, Lot 657”. Sin duda, esta nota fue redactada por la misma mano que realizó la foliación –a veces imprecisa– del manuscrito, la cual se llevó a cabo en los siglos sucesivos a la composición del manuscrito y, con mucha probabilidad, por un bibliotecario de la institución inglesa. Por otro lado, lo que ha llamado más la atención de los estudiosos ha sido el nombre del supuesto autor de la obra presente en el título,3 aunque la verdadera autoría se desvelará al final del poema. Me refiero a “Dorarbe Zennonmod Muscodesje Pañiadela” anagrama de Bernardo de Monzón de la Compañía de Jesús.4 Los doce cantos que abarca el poema –subdivisión consagrada por Virgilio– se componen de 16.012 versos, de los cuales 1.788 son estrofas de octavas reales,5 un tipo de estrofa a menudo empleada para la poesía panegírica “dedicada a varones famosos por sus dotes intelectuales o alcurnias social” (Pierce 1968, 222). El largo texto de las Xaveriadas, si nos guiamos por el prólogo del autor, se compuso tras “muchos años” de trabajo, y termina, como subrayó Elizalde, “de una manera exabrupta” (Elizalde 1961, 272) tras una mirada muy breve aunque concisa al catecumenado en las Indias Orientales.

3 “Xaveriadas, por otro nombre Hazañas del sol de Oriente San Francisco Xavier, apóstol de la India y patrón del nobilísimo Reino de Navarra, patria del Santo. En heroicos versos cantadas por Dorarbe Zennonmod Muscodesje Pañiadela, natural de Madrid Corte del Rey Católico. Dedicadas y consagradas al Santo mismo, nuevo milagro de la Iglesia y del orbe”. 4 En final de la obra el nombre del anagrama es diferente del de la portada: “Fin de las Xaveriadas o por otro nombre Hazañas del Sol de Oriente San Francisco Xavier por Zenñodoro Racddoén Be empeji Pans de Alarmusa. Anagrama del nombre del autor en otra combinación de letras diferente de la que está al principio del libro. La una y la otra quieren decir “por el padre Bernardo de Monzón de la Compañía de Jesús” (f. 343). 5 El cálculo de las octavas real que hace el copista al fin de canto no es siempre correcto. Siguiendo la disposición del manuscrito deberían ser 1.809, pero siguiendo la métrica son 21 octavas menos. He revisado el manuscrito de Londres varias veces y puede que hayan sido arrancadas intencionalmente algunas hojas tras la redacción, como ocurre seguramente en el canto séptimo.

El manuscrito de las Xaveriadas 

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En torno a la fecha de composición de la copia manuscrita en que se basa esta edición, cabe señalar que no hay ninguna referencia a lo largo del códice antiguo. Tratando de especular sobre la datación, se puede decir que en sus ochenta y dos años de vida, Monzón compuso, además de las Xaveriadas, los dos manuscritos ya citados del Menologio (1658 y 1659). La redacción del primero, siguiendo el título, pudo durar hasta 1674, de manera que podemos decir que la composición del Menologio coincide con el fin de su etapa como superior en el Colegio jesuita de Alcaraz (1644–1649) en la provincia de Albacete y con su retiro en la casa profesa de Madrid en la que ejerció como predicador y director de la Congregación Mariana. Siendo ello así, el jesuita pudo disponer de más tiempo para desarrollar el oficio de la escritura. Con toda probabilidad, las Xaveriadas es la obra de madurez de Monzón, compuesta a partir de 1674, o unos años antes, y concluída antes de su muerte (1682), siendo copiada años más tarde por otros miembros de la Compañía. El proceso completo de composición y copia cubriría un lapso de tiempo que abarca aproximadamente desde 1670 hasta 1690, si consideramos que la versión londinense pudo ser redactada unos años después del fallecimiento de Monzón. Es importante subrayar que el manuscrito de la obra que se edita a continuación, es decir, el de Londres, es una copia en limpio –o como se denomina más a menudo: un original manuscrito– llevada a cabo por al menos tres copistas. Aparentemente, no presenta ninguna cicatriz de imprenta (huellas de tinta del impresor, enmiendas posteriores del corrector o del mismo autor, números al margen del cajista, etc.) que nos pueda llevar a pensar que este manuscrito es un original de imprenta o que la obra estuviese destinada a la impresión tras su redacción. Queda descartada la hipótesis de que el manuscrito londinense que consideramos fuese un borrador o un autógrafo de Monzón, pues se hallan muy pocas tachaduras que solo pertenecen a los copistas del manuscrito. A día de hoy no disponemos de una firma original o de un autógrafo de Bernardo de Monzón mediante los cuales se podría llevar a cabo un cotejo con la caligrafía de las Xaveriadas, puesto que incluso los manuscritos del Menologio se redactaron de manera coral, es decir, gracias a la ayuda de varios miembros de la Compañía de Jesús. En todo caso, un autógrafo nos demostraría casi seguramente que las obras de Monzón mencionadas, y que hoy se guardan en las bibliotecas, son copias en limpio de las versiones manuscritas del autor actualmente desaparecidas. La nitidez del manuscrito nos lleva a pensar que Monzón no participó en la redacción del manuscrito londinense, y ni siquiera en la supervisión del mismo, ya que toda la tarea de redacción del códice londinense parece ser fruto más de copistas que actuaron en un determinado y preciso momento. Por lo demás, queda sin resolver por qué el autor quiso esconder su nombre a través del anagrama para luego desvelarlo en el final del texto. Se podría conjeturar que el desarrollo y la solución del anagrama del texto es obra de los copistas, en lugar del mismo Monzón,

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 Introducción

ya que estos quisieron dejar constancia de la autoría del texto tras la muerte del jesuita. No obstante, esta hipótesis no eliminaría la posibilidad de que Monzón quisiera de alguna manera revelar su identidad en un segundo momento o al final de su composición y que por ello adoptara esta solución. En todo caso, parece ser que cada copista se encargó de copiar las notas al margen –elaboradas por Monzón, paralelamente o a posteriori a la composición de las estrofas, en su autógrafo–, al ser la caligrafía idéntica a la de los versos copiados. Es muy probable, siguiendo con la especulación ecdótica, que los copistas trabajasen con un manuscrito X (autógrafo), y que lo duplicaran sin añadir muchas anotaciones personales ni intervenir de manera ingeniosa en el manuscrito en sí, aunque se sabe que el proceso de copia deja no solo errores o modificaciones, sino que hasta puede alejarse de manera notable de algunas lecturas del autógrafo. Las marcas del primer copista que se encargó de transcribir el prólogo de las Xaveriadas (hasta el f. 5v) coinciden perfectamente con las del copista del primer Menologio, pero ello no nos debe hacer pensar que se trate de la mano del propio Monzón, pues no disponemos de ninguna certeza, más aún si consideramos la claridad y la perfección de la caligrafía. Es más, si examinamos con deteniemiento la vida del autor jesuita, ocupada en las continuas tareas de predicador y director, sería poco realista pensar que no solo compusiera el texto, sino que además lo copiara también en limpio para la posteridad. Todo parece indicar que, además del copista del prólogo, participaron otras dos manos diferentes en la redacción del manuscrito, y que estas transcribieron el texto hasta el final, alternándose en dicha tarea, aunque puede decirse que desde el quinto capítulo es la misma mano la que copia casi todos los argumentos que preceden a cada canto, rematando el texto hasta el último folio. Cabe pensar que cada copista debió encargarse de la transcripción de las notas correspondientes a los versos que transcriben, pero sin intervenir con observaciones personales o aportaciones cultas, y limitándose a la transposición del trabajo previo de Monzón. De hecho, debido a la complejidad de las frecuentes anotaciones marginales (a saber, citas bíblicas, menciones en latín de obras que explican el significando de la estrofa, del verso o del término, comentarios de carácter histórico, elucidaciones semánticas, doctrinales, lingüísticas y etimológicas), todas estas aportaciones son más el fruto de un arduo trabajo de reflexión y de estudio y, por tanto, no podía ser efectuado por un copista que ya de por sí tenía que tener cuidado en descifrar correctamente la escritura de Monzón. Debemos conjeturar que dichas anotaciones no son el resultado de un trabajo relacionado con la copia del manuscrito autógrafo, sino que se trata de una tarea previa, ya que, además, tales notas parecen estar más bien conectadas con un compromiso personal de Monzón de clarificar, explicar y detallar sus versos para aportar más información a los potenciales lectores.

El manuscrito de las Xaveriadas 

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Además de la predominante presencia de la octava real, el poema se compone de doce sonetos argumentativos que introducen cada canto. En los primeros dos cantos la métrica cambia: el endecasílabo sonoro en que se desarrolla casi todo el poema pasa a tener un tono menor. El autor explica esta decisión muy claramente en su prólogo a las Xaveriadas, basada en la mera intención de entretener a su lector: Viene bien aquí prevenirte por que no me notes de impropio si acaso tropieza en los dos cantos primeros tu ingenio tan puntual y alado a leyes poéticas esenciales en poemas heroicos especialmente como este es, que da Aristóteles en Poesis y explican el Tasso, y otros con Castelvetro. De que hago un entreverado de metros tan diferentes ajenos de este género de poema que pide por único el de octava rima en que claramente parece atropellarse con la propiedad y buenas y asentadas leyes de los antiguos maestros del Arte poética. A que te responde que si en todos los cantos contraviniera a leyes tan apretadas me pudieras justamente notar de impropio, pero que me tomé tanta licencia en un canto o dos que no vienen a ser más entre tantos se ha de tener a parva materia que pro nihilo reputatur. Ultra de esto, lector mío, te digo ser el primero canto una delineación del reino nobilísimo de Navarra en que tocó lo que le toca precisamente y así le juzgo por cosa más separada del espíritu de mi santo único y total sujeto de esta mi obra y poema. Y aunque es verdad que uso de la misma diversidad de metro en el segundo de donde empieza su vida, pues todo él es de su nacimiento sin haber en él cosa más especial que el haber nacido, era preciso para extenderme en su exornación valerme de variedad que entretuviese al lector, porque entre todos los cantos de aqueste libro solos ellos son los más largos y en orden a quitar el fastidio que causa lo dilatado era menester descansases de un metro entrando en otro diverso, que sin duda entretiene y divierte de una cosa que es muy seguida y no varía lo dicho en una manera de verso y de otro.

Como es propio del poema heroico religioso, las estrofas que se solían alternarse con la octava real eran la redondilla, la quintilla y la décima (Pierce 1968, 224), un esquema perseguido también por Monzón en los primeros dos cantos, aunque aparezcan también tercetos, ovillejos, liras, cuartetos, motetes, pareados y, por supuesto, sonetos. El nombre de Castelvetro, en el párrafo arriba mencionado, es traído a colación por Monzón en cierto sentido para justificar su poesía que de algún modo funde la ficción artística con la realidad, pues la poesía llega a ser, en el caso de las Xaveriadas, una historia imaginativa que sirve para relatar lo sucedido al igual que la Historia. Al seguir las teorías del italiano, el fin principal perseguido por Monzón es el del puro entretenimiento y disfrute del lector, aunque se atenga al único tema principal posible para tratar lo sobrenatural establecido por las justificaciones teóricas de Torquato Tasso, a saber: el cristianismo, esto es, la verdadera religión, sin que efectúe el autor ningún tipo de modificaciones sobre los preceptos de la doctrina. No obstante, las Xaveriadas están avaladas por sucesos conocidos, la mayoría divulgados por las cartas del santo español y por las Vidas, que sin duda sustentaban la credibilidad del poema.

XXVI 

 Introducción

Resulta claro que la extensión de las Xaveriadas ha vuelto esta obra poco apetecible desde un punto de vista académico, y, de hecho, los pocos investigadores que se han preocupado de describirla subrayan el cargante tono de la obra de Monzón (Elizalde 1961, 273). No en balde, el autor mismo avisa ya en el prólogo de que la complejidad del género y del personaje objeto del panegírico, más el uso de la poesía como vehículo narrativo, hacen más intricable la composición, que Monzón no pudo reducir por una cuestión de género literario: […] porque juzgo en algún canto pudiera haberme ceñido, pero téngome respondido con lo que a ti te responderé. Dígote que pudiera, pero advertí el haberme alargado tarde, y así fuera en prosa no fuera dificultoso reducir a menos lo escrito, mas en verso había de ser con pensión de volver a hacer el canto de nuevo, que según la trabazón de unas cosas con otras especialmente en los dos primeros fuera inaccesible dificultad, y más en este género de hijos propios sacados a luz con dolor que para dos veces no eran de temer poco los dolores de parto. Y parecióme que por una octava más o menos que se pudieran excusar y omitir no viene bien Penélope de mi tela y a tanta costa; fuera de que si te cansas déjalo y vuelve con que te excusarás a ti de tu enfado siendo ello tan hacedero sin obligarme yo por excusarte de él a enfadarme por muchos días que no es fácil de persuadir.

Acerca del estilo poco culto empleado, el mismo Monzón justifica muy claramente su elección en el prólogo de las Xaveriadas: Lo que te sé decir es que ni soy culto, ni quiero serlo por parecerme delirio escurecer las cosas con voces como boca de noche cuando la poesía es y ha de ser una como salva de aves al viene el día claro. El estilo en lo heroico ha de ser grave sonoro, dulce, propio, elegante y nuevo en la frasi y fuera de lo común en los símiles, metáforas y alegorías, pienso lo he procurado, la obra te dirá si lo he conseguido.

Sinopsis y estructura de la obra A continuación, y previamente al análisis métrico, abordaremos el desarrollo del tema de las Xaveriadas y su desarrollo en los distintos cantos que componen el largo poema. El tema, como se ha dicho ya desde un principio, y como evidencia el título mismo de la composición, gira en torno de la vida y hazañas de san Francisco Javier, misionero español, miembro fundador de la Compañía de Jesús. Canto I: El primer canto se abre con el repentino despertar del poeta tras un largo y profundo sueño. Se encuentra perdido, solo, pero muy animado en la búsqueda de una presencia que de improviso se eleva en su pensamiento. Es una entidad que va hacia el poeta, quien se queda inmóvil sin saber bien qué hacer, sin tener claro si huir o quedarse para observar más de cerca esta misteriosa figura. El espacio en el que se encuentra es un bosque de Navarra, lugar donde el pasajero-poeta tiene su interacción con la que se delineará como una Reina, o más exac-

Sinopsis y estructura de la obra 

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tamente, la Reina-Navarra (“Reina en tu semblante, en tu figura”), que le detiene. Ambos contemplan la situación actual del reino. En su simbología, la reina aparece como una figura encarcelada, atada con “cadenas”, evidenciando así su situación actual de presa política (“Navarra libre fui, presa hoy Navarra”) al considerar la conquista consolidada por Fernando el Católico en el siglo xvi. De ahí que el poeta rememore el pasado histórico de Navarra: su etimología, el rey Sancho vii el Fuerte, la leyenda del escudo de Navarra en recuerdo de sus gestas, las armas contra el enemigo musulmán y sus conquistas. El discurso de la Reina se extiende de manera contundente a lo largo de este canto, trata de mirar hacia al futuro, pero también a su posición actual, a través de la memoria del pasado y de los aspectos que delinean el territorio. Ambos personajes (el Pasajero-Poeta y la Reina-Navarra) exaltan la riqueza y características geográfica de Navarra, sus montes, en particular los Pirineos, su vegetación, las minas de oro y plata, etc.; la subdivisión del reino en merindades (Olite, Pamplona, Bearne, Tudela, Sangüesa), pero también algunos afamados trovadores del pasado, como Teobaldo I “el Trovador”, que celebraron esta tierra en sus canciones y poemas. En esta exaltación del territorio y de la historia de Navarra hay espacios también para los cataclismos que sufrió esta tierra en tiempos anteriores, a saber, la sequía y los incendios de los bosques, o las invasiones de los asirios y de los rodos. A menudos son las mismas ciudades que, personificadas, intervienen con voz propia, como es el caso de Pamplona, que habla de su fundación, describe sus fortalezas, explica la etimología de su nombre y recuerda la expulsión de los moros, al igual que ensalza a los reyes Sancho Eneco Arista y Carlos III “el noble”. La base de todas estas reminiscencias es el continuo, aunque poco definido, coloquio entre las Ninfas, las Damas y la Reina, quienes traen a colación a los personajes más importantes de Navarra. Un largo espacio de este primer canto (vv. 983–1790) se dedica a la vida del ilustre san Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús y compañero de Francisco Xavier en la universidad de París, en otras palabras, una de las figuras más impactantes en la vida del santo navarro. Igual de extensa es, sirviéndose de la décima, la historia narrada por la Reina de la bala que golpeó a Ignacio, la cárcel francesa y la vida de soldado del santo (“De la dorada guarnición…”). La gran extensión de los versos sobre Ignacio de Loyola lleva a la Reina hacia otro tipo de exaltación de Navarra, a saber, la de las principales ciudades que hacen sentir su propia voz (vv. 1831–2031): Tafalla, Olite, Tudela, Sangüesa, Álava, El Puerto, Berne, Estella y el gran listado de reyes que desde tiempos remotos gobernaron este reino: García Semeno, García I Jiménez, Fortunio Garcés “el tuerto”, Sancho Eneco Arista, Sancho Abarca, Luis Hutino, etc, hasta Sancho VII el “fuerte”. Este alternar de historia, gobiernos y voces dispares, es decir, la de las Ninfas del bosque, las Damas y la Reina, más las ciudades y pueblos que toman la palabra, acaba con un epílogo a cargo de la Reina, quien, tras haber escuchado a sus interlocutores, acaba haciendo recuento de todas sus riquezas y

XXVIII 

 Introducción

celebrando a Xavier, quien, a su parecer, reúne todas las características y cualidades de los principales reyes de Navarra. Canto 2: El argumento de este canto gira alrededor del nacimiento de Xavier. La polimetría y la personificación de la Aurora, al igual que la Fama vuelven este canto muy complejo a pesar de la sencillez del tema. Estas dos entidades desarrollan la labor introductoria de los padres de Xavier, Jasso y María de Azpilicueta, de las propiedades familiares y del origen del casamiento. También incluyen la descendencia familiar, el amor y la nobleza de su familia. El otro interlocutor es la Poesía, que al coger la vihuela trata de crear similitudes entre Xavier y personajes bíblicos como Jacob o Esaú. La noticia del nacimiento es celebrada por todo lo alto también por la intrusión de las musas y de la canción que se extiende por más de cien versos. Como subrayaron Elizalde y Mata, la parte más importante de este canto es la comparación entre el nacimiento de Xavier con el de Cristo, una comparación realizada a partir del trueque de los profetas y pastores en ambas entidades. Sin embargo, el poeta también propone las zagalas de Navarra, y seres mitológicos como Neptuno o Plutón (el rey negro), que simula un español pronunciado por un guineano, y toda la constelación del universo. El poeta se aleja de lo bíblico a pesar de citar constantemente los pasos de las Sagradas Escrituras para encomiar este evento. Canto 3: La juventud de Xavier es el argumento de este breve canto, en comparación con los dos primeros. El poema comienza con una descripción de los aspectos estéticos del Santo, su estatura, su belleza corporal, su “real condición” para seguir con la educación e instrucción que recibió, en particular la de la oración que le enseña la madre. Hay algunas referencias al abecedario (el Cristus) en el que aprendió a leer y escribir, y a la caza en montería, práctica que servirá para apoyar el resto del canto. Una vez más es la Fama una de las protagonistas de esta sección, quien será la consejera de Xavier, le anticipará varias etapas futuras y le propondrá dos caminos, a saber, el de la ciencia y las letras y el de las armas. La Fama le ofrece también un libro que será un símbolo con la que se contrastará hasta el final del canto, el de las armas. Sin embargo, el centro de este canto es la larga discusión (vv. 543–942) entre Xavier y el padre Juan de Jasso, que al ver a su hijo absorto en sus dudas y libros interrumpe en su meditación y le amonesta sobre su decisión de seguir el camino de las letras (“No os he dicho mancebo…”). El padre de Xavier a menudo presenta a los hermanos de este como los modelos a seguir, y expone a lo largo del texto un extenso listado de figuras épicas e ilustres que triunfaron con el arte de la guerra: “si buscáis fama / nombre, aplauso, opinión, honor, riqueza / descanso a la vejez, ardor que inflama / auroras de una edad, toda belleza / toda varonil brío, y toda llama, / que centros busca a superior nobleza / sea donde en guerra la rodilla encorve”. No obstante, el intento de Juan de Jasso se ve frustrado por la contestación de Xavier: “Nunca llego a entender queráis que imite / lo militar de mis hermanos juntos / y no de vuestras letras”.

Sinopsis y estructura de la obra 

 XXIX

Canto 4: Este canto celebra la marcha a París para empezar los estudios en la Universidad de La Sorbona. Después de la discusión con el padre, Xavier deja su tierra tras una larga despedida en la que todos participan. Ya es la hora de marchar. Este principio es muy descriptivo hasta la bendición de Jasso, quien, antes de que parta su hijo Xavier, le entrega un libro: «Si este libro hojeáis que os pongo abierto que muy docto seréis, yo os lo aseguro, fijad esto en el alma que os advierto: ¿sabiduría buscáis? Ya os la procuro; ¿hallarla pretendéis? Miradle muerto, sabiduría es del padre inmensa os juro que cuanto hay que saber en él os libro, sed de un libro estudiante, y sea este el libro».

Tras los últimos adioses, algo inesperado ocurre en el camino hacia París: dos salteadores, que simbólicamente son las dos universidades de Alcalá de Henares y de Salamanca, retienen al joven navarro. Las dos instituciones le atacan utilizando términos juristas, nombres y conceptos de autores que le confunden; le amonestan por su vestimenta, que no se adecua a la de estudiante de la época con el bonete. La metáfora de las dos universidades que preguntan por qué Xavier les da las espaldas se explica a través de la irrupción de un fuego que sorprende a las dos entidades salteadoras. Un incendio llamado Ignacio de Loyola es el responsable de esta decisión, es él quien le convence para ir a París. Llegado al Colegio de Santa Bárbara comienza su experiencia en la academia parisina y de ahí empieza a discurrir sobre el tema de la inmortalidad del alma. Tras sorprender a todos sus colegas después de las menciones y citas de autores que trataron el tema, recibe la crítica de San Ignacio, que tratará de llevarle hacia su camino. Canto 5: En su intención de eternizar a la figura de Francisco Xavier a través del “metro heroico tan divino”, el poeta introduce esta sección con la indignación de Jasso y su petición de dinero para seguir estudiando en París. A las quejas del padre, que quiere apartar del estudio a su hijo, interviene Clara de Gandía, hermana de Xavier, quien pide su caridad. Tras leer la larga carta de la hija propuesta por el poeta, Jasso se tranquiliza y decide apoyar al hijo: “Fue así desde este punto que respeta / muy de veneración al hijo”. Mientras tanto, en París, Xavier recibe el dinero y los regalos de su familia, pero se enfrenta con otro problema, el de su conversión, por la que discute con sus dos compañeros, Pedro Fabro e Ignacio de Loyola. Con ellos se mofa de sus creencias hasta que intervienen otras figuras abstractas, una positiva que es la Gloria, “una mujer grave hasta él se entraba”, y otras más problemáticas, como el Juicio, que “armado se entra tras la mujer”, la Muerte, “personaje belicoso”, y el Infierno, “mozo de espuelas… de un negro su cabeza”. Estos pensamientos-personajes desencadenan el proceso de

XXX 

 Introducción

conversión del joven estudiante navarro en Francia, que terminará abrazando a su compañero Ignacio. Canto 6: El camino hacia Venecia desde París es el argumento central de este canto en el que el autor describe, sirviéndose de varias autoridades en la materia, la ciudad italiana, sus monumentos y canales. La descripción empieza con las poblaciones que vivieron en Italia y, sucesivamente, con la de otras ciudades del norte de la península, para finalmente centrarse en Venecia, en su nobleza, sus gobernadores, sus lagunas, la comida, la vegetación, y su historia en general. El peregrino Ignacio de Loyola, que antecede la llegada de Xavier, muy pronto se encuentra en una situación de pobreza extrema, y un Senador, al verle durmiendo en un pórtico, decide acogerle en su palacio. Una vez que Ignacio se recupera entra Pedro Fabro en el palacio del Senador y decide relatar el largo viaje por los Alpes desde Francia, esperando la llegada a Venecia de Xavier. En el largo parlamento de Fabro se discurre sobre toda la peripecia del viaje, pero también todo lo que vieron antes de llegar, desde la fauna y flora alpinas, pasando por el gran frío y hielo de los montes, y, sobre todo, los apuros de Xavier, que arriesgó su vida en el viaje por el hambre y el frío y fue salvado por el “rustico piadoso”, un pastor que le ofrece cobijo hasta que logra sanar. La narración sorprendió al Senador, quien, satisfecho con las hazañas contadas por Fabro, decide ver a Xavier: “¡veamos!, ¡veamos, varón tan milagroso!”. Canto 7: El argumento central de este canto es el impedimento de Andrea Gritti (1455–1538), Dux de Venecia, en la decisión de emprender el viaje a Tierra Santa de Xavier. Como es sabido, el viaje no se pudo realizar por haber entrado en guerra Venecia con Turquía. En cambio, el poeta canta el llamado “Sposalizio del Mare”, es decir, una ceremonia que mostraba el dominio marítimo de Venecia, pero que tenía un carácter propiciatorio con el mar (el mismo papa confería a esta ceremonia un carácter sagrado). En este caso, el doge lanzaba un anillo consagrado al mar (“el gran Dux, digo el Ciano dio el anillo, a la mar, como la mano”) y declaraba Venecia y el mar unidos indisolublemente. Por otro lado, Xavier persiste en su petición al Dux y a la duquesa de Adria de un barco para ir a Tierra Santa, y pese al rechazo de estos, el Santo navarro no se desanima. Cae enfermo, sana, y se le aparece San Jerónimo, quien le anuncia un “padecer prolongado, que te advierte / serás muerte, cual fui, viva, sin muerte”. Canto 8: Los votos de castidad perpetua y de pobreza de Xavier son el centro de este canto, al igual que su ordenación en Venecia, su primer viaje a Bolonia y su visita con el papa “Julio el Tercero”, que en realidad es Paulo III. Tras su ordenación se retira a un desierto durante cuarenta días antes de decir misa: “la soledad que habita en su retiro / la noche oscuridad que luces calla / la luz” en la que recuerda toda la vida de Cristo y sus tribulaciones. El poeta ensalza la celebración de su misa, su retórica elocuente aplaudida, su voz sonoramente perfecta y su lenguaje, que

Sinopsis y estructura de la obra 

 XXXI

llega directamente al oyente de manera impecable y pertinaz. La capacidad de persuasión de Xavier es sin duda una de las características sobre la que más se hace hincapié en este canto: “cuantos la misa oyeron le acompañan / en su demostración, de gozo, y llanto al llora él, lloran”; el público empatiza con Xavier y queda atónito debido al coloquio directo y retórico entre el Santo con la divinidad. Desde Vicencia pasa a Bolonia y en esta ciudad tiene las primeras sobremesas con el Papa acerca de cuestiones de Filosofía, Teología e Historia en las que todos quedan atónitos y sorprendidos por el talento y la erudición mostrados por el Santo Navarro sobre diferentes cuestiones, tópicos y autores mencionados por el poeta. Canto 9: Se trata de una sección del poema que pasa de lo onírico a la realidad: mientras que Xavier sueña con llevar a un gigante indio “atezado” a hombros, aguantando su peso, en Navarra un crucifijo en la casa de sus padres suda sangre y deja a su familia y a la gente atónita con este prodigio, y va expresando su parecer sobre lo acontecido. El sueño de Xavier, que en una noche romana sufre la pesadilla, es narrado con mucho detalle y minuciosidad. La gigantesca figura arrastrada por el Santo simboliza las continuas tribulaciones que Xavier sufrirá en su peregrinación a la India. Mientras tanto los compañeros acuden al Santo que sufre y suda frío en la noche, le hacen mil preguntas sobre su visión y Xavier les relata el sueño, que cree que es un prodigio de Cristo. Por otro lado, tras estos fenómenos, el papa Paulo III confirma la Orden de la Compañía de Jesús, y el rey de Portugal Juan III, a través de una carta al rector del Colegio de Santa Bárbara André de Gouveia, insta a Ignacio de Loyola y a otros seis compañeros para la misión de cristianización de la India, pero al final solo Xavier aceptará. Tras insistir San Ignacio a Xavier para que se marche, el Santo navarro besa el pie del papa Paulo III, y tras recibir su bendición escucha también al Consistorio de cardinales y embajadores que le animan a la misión. Tras muchos llantos y después de haber escuchado las razones de los miembros, Francisco acepta. Canto 10: La marcha de Xavier hacia Lisboa es el tema central de este canto. Su despedida de los santuarios romanos y la tierna bendición de Ignacio señalan la salida del Santo, que a partir de este momento viajará constantemente por tierra y mares europeos y asiáticos. Tras de recibir la bendición del Papa, Mascareñas está listo para embarcarse, pero antes el poeta repasa los mausoleos, las reliquias, las estatuas, los letreros, los sepulcros y santuarios de la urbe, su historia legendaria, los artistas que la habitaron y todas las maravillas. Tras la contemplación de Roma y de los sucesos históricos, el despido de las siete Iglesias de Roma, y también los pensamientos sobre el incierto futuro, le aparece un Ángel “joven alado” que le mostrará los trabajos y tribulaciones que padecerá a lo largo de la Misión de la India Oriental. La contestación de Xavier a estos trabajos, asperezas y tormentos que se vuelven visibles (hambre, sed, demonios, fuego, fieras, etc.), se materializan y dialogan con el santo, siendo entonces cuando surge la famosa expresión “más,

XXXII 

 Introducción

Señor, más”, con la cual el misionero hará del padecer su forma de vida. Las lágrimas y sollozos de Ignacio ante la marcha de Xavier marcan la última parte de esta sección, y vemos a Xavier dialogar con el Mascareñas mientras pasan a caballo por los caminos peligrosos de los Alpes y llegan a Lisboa. Canto 11: El argumento central de este canto es la llegada a Portugal de Xavier y la descripción de Lisboa. Lugar muy importante para el establecimiento de la Compañía de Jesús, Lisboa se presenta en toda su riqueza, detallando la etimología de Lusitania, pero sobre todo su geografía (se compara con Roma por su disposición cerca de los montes), sus escritores y apellidos de la nobleza, su corte y gobierno, desde Alfonso I hasta Juan III de Avis apodado “el Piadoso”. El poeta describe la acogida de este último monarca a Xavier (“No sabré, Padre, encarecer […] cuánto en vuestra venida me he alegrado”), quien le ofrece hospedarle en el palacio real, pero el santo acaba por elegir el Hospital Real para ayudar a los pobres. Mientras que Xavier predica en Lisboa y tiene su trato con la población (“Corre la voz del castellano ardiente si o más portugueses es por lo de amante / trátale, comunícale la gente / que en piedad así se echa el pie delante”), los fidalgos lusos intervienen ante el Rey en contra del embarque del santo hacia las India Orientales (“¿Por qué vos lo mandáis según oímos Xavier parte a la India?”). De manera que se escribe al Papa para discutir sobre el asunto y el Santo Padre le contesta a Ignacio de Loyola, que a su vez remite la respuesta al Rey. Este último resuelve toda la cuestión, y, tras proclamar a Xavier como su Nuncio Apostólico, emite el Breve en que confirma el embarque del Santo navarro. Canto 12: El viaje a las Indias Orientales es el argumento de este canto último, que se abre con trágicos versos y el llanto de las Ninfas al anunciar el embarque del santo. El poeta retrata la embarcación y la ruta de la nao hacia la India, recorre lugares y mares peligrosos y describe el luto de Europa por la pérdida de Xavier, en particular, el de su patria, Navarra, pero también el de los lugares como París, Roma o Venecia, donde el Santo vivió y predicó durante años. El simbolismo es otra vez patente en el poema, y es visible a través de los diálogos y preguntas de las ciudades, que lloran la marcha del santo y lamentan su ausencia. Xavier llega a las islas de Cabo Verde y a las leyendarias Islas Afortunadas, las Canarias, hasta su arribo a Japón. A través de la fuerza de sus mares, Asia atrae el barco de Xavier, lo arranca de Europa, y del último bastión hispano, las Canarias. Desde ahí el santo ve pasar la Isla de Cabo Verde, las Barbacenas, la Isla de Santiago, y así hasta llegar a Japón. La riqueza de la vegetación asiática le convida, y hace muchas fiestas al santo, que recorre sus varios reinos hasta morir en China (“de donde el Puerto de Sanchán resuelve / primero de la China en mala estrella / tomar”). Tras una panorámica del catecumenado de Xavier, las 34.000 leguas y varias ciudades que transita, a lo largo de los diez años de Misión, el poema se interrumpe abruptamente.

Esquema métrico 

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Esquema métrico6 Canto primero Versos Estrofas 1–14 Sonetos 15–1062 Octavas reales 1063–1080 Motete 1081–1110 Quintillas 1111–1129 Motete 1130–1201 Octavas reales 1202–1241 Décimas 1242–1257 Octavas reales 1258–1392 Liras 1393–1408 Cuartetas asonantes 1409–1536 Octavas reales 1537–1766 Décimas 1767–1790 Cuartetas asonantes 1791–1838 Octavas reales 1839–1843 Quintillas 1844–1857 Sonetos 1858–1862 Quintillas 1863–1876 Sonetos 1877–1881 Quintillas 1882–1895 Sonetos 1896–1900 Quintillas 1901–1914 Sonetos 1915–1919 Quintillas 1920–1933 Sonetos 1934–1938 Quintillas 1939–1952 Sonetos 1953–1957 Quintillas 1958–1971 Sonetos 1972–1976 Quintillas 1977–1990 Sonetos 1991–3222 Octavas reales

N.º de versos 1 131 1 6 1 9 4 2 27 4 16 23 6 6 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 154

6 Agradezco la valiosa e imprescindible ayuda del profesor Álvaro Alonso Miguel en lo relativo a esta sección.

XXXIV 

 Introducción

Canto segundo Versos Estrofas N.º de versos 1–14 Sonetos 1 15–990 Octavas reales 122 991–1032 Ensaladillas7 1 1033–1102 Ovillejos 7 1103–1145 Ensaladillas 1 1146–1177 Octavas reales 4 1178–1297 Décimas 12 1298–1313 Octavas reales 2 1314–1415 Ensaladillas8 1 1416–1575 Octavas reales 20 1576–1822 Rimas provenzales 19 1823–1838 Octavas reales 2 1839–2090 Rimas provenzales 21 2091–2122 Octavas reales 4

Canto tercero Versos Estrofas 1–14 Sonetos 15–1134 Octavas reales

N.º de versos 1 140

Canto cuarto Estrofas Versos 1–14 Sonetos 15–942 Octavas reales

N.º de versos 1 116

7 El autor se refiere a esta estrofa como villancico. No obstante, la polimetría de esta estrofa protagonizada por las musas (Clío y Talía) apunta a este tipo de estrofa (es decir, la ensaladilla), muy típica en el Siglo de Oro. 8 El autor denomina esta estrofa baile. En cualquier caso, en esta estrofa polimétrica se identifican dos tercetos y 19 pareados.

Esquema métrico 

Canto quinto Versos Estrofas 1–14 Sonetos 15–982 Octavas reales

N.º de versos 1 121

Canto sexto Versos Estrofas 1–14 Sonetos 15–1270 Octavas reales

N.º de versos 1 157

Canto séptimo Versos Estrofas 1–14 Sonetos 15–1070 Octavas reales

N.º de versos 1 132

Canto octavo Versos Estrofas 1–14 Sonetos Octavas reales 15–1086

N.º de versos 1 134

Canto noveno Versos Estrofas 1–14 Sonetos 15–1030 Octavas reales

N.º de versos 1 127

Canto décimo Estrofas Versos 1–14 Sonetos 15–1070 Octavas reales

N.º de versos 1 132

 XXXV

XXXVI 

 Introducción

Canto onceno Versos Estrofas 1–14 Sonetos 15–1038 Octavas reales

N.º de versos 1 128

Canto duodécimo Versos Estrofas 1–14 Sonetos 15–1046 Octavas reales

N.º de versos 1 129

Criterios de edición Esta edición reproduce el único manuscrito de las Xaveriadas, perteneciente a la British Library de Londres, conservado en perfecto estado, registrado con la signatura Additional Manuscripts 19265. La caligrafía de los tres copistas que participaron en la redacción es muy nítida, y solo a veces presenta el manuscrito unas manchas de tinta o unas pequeñas tachaduras, obra de los propios copistas que se dieron cuenta del error y volvieron a enmendar la palabra o la sílaba. Asimismo, las notas al margen introducidas con asteriscos, consonantes o vocales son muy claras, y se transcriben en el texto que sigue a continuación según el orden fijado por el copista, a veces a través del uso de pequeña letras, pero colocadas entre “[ ]” (y numerada sin letras) para distinguirlas de las mías que son de carácter explicativo o de simple referencia. También he desarrollado todas las menciones bíblicas utilizando una versión de la Biblia Reina-Valera de 1960 digital;9 mientras que no he unificado los diferentes títulos de los argumentos de los cantos, dejándolos tal como se copiaron en el manuscrito. Para esta versión, se ha llevado a cabo una modernización y adaptación del antiguo códice a las normas actuales. No obstante, este proceso de actualización ha comportado solo unos pocos cambios, puesto que la escritura de Monzón, o del copista, no se aleja de forma excesiva del español contemporáneo. La razón de estas modificaciones ha sido siempre la de perfeccionar y pulir el manuscrito en relación a la ortografía, para facilitar la lectura y divulgación entre unos lectores menos puristas y más interesados en el contenido (me refiero en particular al lector asiático, ya que conozco personalmente el fuerte interés de los japoneses o los chinos en los temas relativos a Francisco Javier). La actualización del vocabulario no alteró en ningún caso el significado de las palabras castellanas, ni tampoco la rima, aunque quizás algunos acentos prosódicos pueden variar. Por consiguiente, esta restauración no afecta al sentido de los versos; si acaso, podría influir en la estética antigua de algunas palabras desde un punto de vista más puro en relación al lenguaje vetusto. Para empezar, por lo que concierne a la morfología, se ha creado la contracción ‘del’ debido a que en el manuscrito se mantuvo la sinalefa (ej. ‘de el’), eliminando también las aglutinaciones (‘della’); mientras que se ha regularizado la forma del imperativo con metátesis (‘bendecilde’ por ‘bendecidle’; ‘sufrilde’ por ‘sufridle’; ‘prestalde’ por ‘prestadle’; ‘oylde’ por ‘oidle’, etc.) y se han añadido los corchetes en los casos en los el verso acaba con esta estructura, simplemente para señalarlo al lector. Del mismo modo se ha tratado la asimilación fonética de la ‘r’ del infinitivo

9 https://www.biblegateway.com.

XXXVIII 

 Criterios de edición

a la ‘l’ del pronombre átono enclítico, muy de moda en el siglo xvii en particular para mantener la rima (ej. ‘fingillas’ por ‘fingirlas’). Por otra parte, se ha mantenido el demostrativo ‘aquesto/a/os/as’, y las vacilaciones en el género de algunos sustantivos (ej. ‘la mar’), mientras que se ha procedido a modernizar el acento en la posposición del pronombre personal del verbo y en algunas metátesis obsoletas como ‘catredatico’ por ‘catedrático’. Con respecto a la grafía, se han cambiado algunas consonantes, por ejemplo, la ‘x’ y la ‘ç’ en su uso antiguo, modernizada en ‘j’ o ‘s’ y ‘z’ (ej. ‘Alexandro’ por ‘Alejandro’; ‘diextra’ por ‘diestra’ ‘balança’ por ‘balanza’, etc.), aunque se mantiene el más importante, es decir, el de Xavier y de las Xaveriadas, por una razón más bien histórica, y para que mejor se puedan reconocer y rastrear telemáticamente. Asimismo, se ha modificado la ‘v’ en ‘u’ (ej. ‘vna’ por ‘una’), la ‘v’ en ‘b’ y viceversa (ej. ‘uvo’ por ‘hubo’; ‘baya’ por ‘vaya’), etc. Por otro lado, se ha regularizado el uso de b/v, j/g, x/j c/z, q/c, s/x. e/i, y m/n (ej. ‘zelo’ por ‘celo’; ‘immensa’ por ‘inmensa’; ‘submergida’ por ‘sumergida’; ‘introduzgo’ por ‘introduzco’; ‘viguela’ por ‘vihuela’; ‘guella’ por ‘huella’; ‘ansí’ por ‘así’; ‘estendida’ por ‘extendida’, etc.). Además, se han acentuado palabras cuya falta de acento complicaría el significado y la lectura del texto (ej. ‘más’ por ‘mas’ etc.); se ha puntuado de acuerdo con los criterios vigentes, aunque es la tarea más difícil en un poema de este calibre, ya que puede dejar espacio a varias interpretaciones del verso, al igual que se ha procedido a regularizado el uso de la mayúscula y minúscula con los estándares contemporáneos, con excepción de algunas simbolizaciones importantes, como por ejemplo “la Fama”. Por último, se han considerado algunos errores de los copistas (que pudieron ser incluso del mismo Monzón), cuya enmienda se realizó sobre el propio texto con la utilización de corchetes y se subrayaron, en algunos casos, en el pie de página; y de igual modo se ha tratado de corregir las formas de las palabras en latín o en italiano. Por último, se han modernizado los apellidos notorios y los nombres de lugares según el uso contemporáneo o según se aceptaron al castellano y hoy se encuentran en la mayoría de las ediciones (ej. ‘Pirrho’ por ‘Pirro’; ‘Geronimo’ por ‘Jerónimo’; ‘Theobaldo’ por ‘Teobaldo’ ‘Estela’ por ‘Estella’; ‘Bononia’ por ‘Bolonia’, etc.). En algunos casos, por el constante alternarse de los interlocutores y personajes que intervienen en el poema, ha sido necesario marcar cada una de las conversaciones con comillas angulares («…»), y crear el estilo directo que en la mayoría de los casos no se reproduce en el manuscrito. Igualmente, se ha cambiado, aunque no en todos los casos, el uso de paréntesis [(…)], que el traductor empleó especialmente para los incisos en sus interlocuciones, por el guion largo (–), un símbolo aceptado hoy por la Academia que se ha usado a menudo para esta edición.

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Esquema métrico 

 XLI

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Xaveriadas, por otro nombre Hazañas del sol de Oriente San Francisco Xavier, apóstol de la India y patrón del nobilísimo Reino de Navarra, patria del Santo. En heroicos versos cantadas por Dorarbe Zennonmod Muscodesje Pañiadela, natural de Madrid Corte del Rey Católico. Dedicadas y consagradas al Santo mismo, nuevo milagro de la Iglesia y del orbe

Prólogo al lector Dijo aquel sabio filósofo,11 a quien Tulio12 en lo De Oratore13 engrandece de cuerdo en sus obras, y no menos en sus dichos y sentencias de agudo, que el que descubre secretos pensamientos, sacándolos la pluma a volar, y a la vista de tantos ojos como han de ir tras su vuelo sujetos a su censura, que se había de armar de paciencia y silencio, ora oyendo alabanza, ora reprehensiones. Porque tan sujeto se halla el que escribe a las unas como a las otras, y tan sufrido se debe mostrar, oyendo al que le censura sus obras, como al que se las alaba o se las lisonjea.14 Y dijo bien, porque si se las engrandece puede ser que sin entender –lo que no pocas veces se experimenta–, lo que sube a las nubes, o con hipérboles no necesarios para la verdad que entendida bien ella misma se es su hipérbole y su alabanza sin riesgo del exceso o de la mentira. Necesita de gran paciencia si ha de tolerar al lector el que escribe esta injuria, pues conocidamente le agravia la obra quien por alabarla sobre lo que merece la pasa más allá de lo que ella es, como no menos de un coserse la boca si la desprecia mereciendo alabanza. Y esto segundo acontece más de ordinario en los descontentos de todo y más si son de aquellos que hacen en sí estanco de entender versos y hacerlos, porque en hombres semejantes no hay poesía que en sus ojos no sea gazofia y horrura pareciéndoles todo impropio, todo humilde, todo obscuro, o todo claro, o todo menos que nada. Conocí uno de estos Virgilios15 y Homeros16 griegos que poniendo en manos de revisores un libro suyo para darle a la estampa, volvió a las suyas con más reparos hechos que tenía sílabas, y fue de manera lo que le picó la censura que hubo de crecer otros dos tanto[s] el volumen, según alegó, erudiciones en su defensa y

11 La alusión parece ser a Platón: “Pero yo ni estaba de acuerdo con aquellos ni con el inventor de estas discusiones y con mucho el más grave y elocuente de todos sus jefes, Platón, cuyo diálogo Gorgias leí a la sazón en Atenas con particular interés bajo la mirada de Cármadas. Y en esa obra lo que más admiraba de Platón era el que se me antojaba un orador consumado precisamente cuando se burlaba de los oradores. Pues la discusión sobre las palabras ya hace tiempo que atormenta a esos grieguecillos, más ansiosos de disputas que de la verdad” (Cicerón 2002, 66). 12 Marco Tulio Cicerón (106 a.C. – 43 a.C.). 13 Se trata de la última obra que Cicerón escribió (106 – 43 a.C.) sobre Retórica. 14 “El que habla se halla sujeto a la censura de todos cuantos le oyen; pero el que oye y calla, es censor secreto de todos aquellos que hablan. Mira, lo que va de ser sujeto a ser superior, de ser censurado, o ser censor, eso va de oír a callar. Hablar mucho dice confianza, ligereza, imprudencia, y vanidad: hablar mucho dice confianza, ligereza, imprudencia, y vanidad” (Palafox y Mendoza 1762, 154). 15 Publio Virgilio Marón (70 a.C. – 19 a.C.) poeta romano autor de la Eneida, las Bucólicas y las Geórgicas. 16 Homero, autor legendario (ca. siglo VIII a.C.) de los principales poemas épicos griegos: la Ilíada y la Odisea.

Prólogo al lector  3

razones. Y este, como dije, era tenido por el más perito en el arte de muchos, y de sí mismo por el nunquam sic locutus est homo,17 y para los demás el lince de impropiedades y faltas. No te negaré, lector mío, que las tengo y muchas, pero no sujetas con tanto rigor a tu enmienda, sino a la mía porque sé conocerlas y sin género de pasión, aunque propias por tales, pero no tan sin ojos que en esta mi obra no descubra algo que no pueda pasar y más cuando el sujeto mío es un Santo, y tan grande Santo y de cosas tan prodigiosas, que aun en medianos versos18 saben escurecer su llaneza con la luz y realce quedan a poesía no tal como a ti te parecerá y a mí me parece. Vístese de estimaciones ajenas una hilaza de un saco tosco solo porque tocó a un San Francisco y tocando al mío mis versos ¿no granjeará su llaneza alguna estimación o alabanza? Por este viso quiero que los tomes y estimes. Fuera de que linaje es de misericordia perdonar lo que te pareciere no bueno por algo bueno que de fuerza ha de haber entre tanto. Y justo parece no arrancar la cizaña o neguilla que hallarás entre el trigo que sin duda merece estima, y así no echas luego19 la hoz a la caña por la espiga siquiera. A lo menos puédote decir con verdad que no desmerece el trabajo del labrador sin haberlo leído todo tan aprisa tu siega,20 que te certifico que ha sido grande y de muchos años. Como pongo por testigo a mi obra, que pienso no me sacará mentiroso, quiera Dios sea para gloria del Santo que otro fin no he tenido. Aquellos misteriosos brutos que vio San Juan llenos estaban de ojos para ver Plena oculis,21 pero lo que sacaron de ser tan linces fue hacerse lenguas diciendo Sanctus, Sanctus, Sanctus, ¡oh, qué Santo! ¡oh, qué

17 Juan 7, 46: “Los alguaciles respondieron: ¡jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!”. 18 “Doctor. Así como en esta edad no se hallan tan floridos ingenios como en aquélla, así también se han ido resfriando los favores, convirtiéndose en odio el amor. Los príncipes deste siglo, después que dejan de hacer obras dignas de loa, estiman poco sus alabanzas. Mas no es justo ofenda esta generalidad a muchos señores que se precian de hacer grandes honras a virtud y letras. ¿Cuándo se vio tan agasajada la Poesía? ¿Cuándo ceñida de tanto banquete, premio y honor como en estos tiempos? No pocos titulares, sin otra intercesión más que la de medianos versos, recibieron en sus casas hombres que los hacían, estimándolos, enriqueciéndolos, y, lo que es más, sufriendo sus muchas impertinencias, sus muchos desacatos y descuidos, indignos de cortesía y tolerancia. En suma, tenéis ya vuestro libro en astillero; paréceme que en razón desta dificultad ya no me habréis menester” (Suárez de Figueroa 1988, I:194) 19 El copista repite dos veces la palabra “luego”. 20 Levítico 23, 22: “Cuando segareis la mies de vuestra tierra, no segaréis hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu siega; para el pobre y para el extranjero la dejarás”. 21 Apocalipsis 4, 6: “Delante del trono como un mar transparente semejante al cristal. En medio del trono, y en torno al trono cuatro Vivientes llenos de ojos por delante y por detrás”.

4  Xaveriadas Santo! ¡oh, qué Santo!22 Et dabant cum Gloriam.23 La gloria de un San Francisco Xavier cuando más te hagas ojos para notar y advertir en este poema ha de ser tu censura ¡oh, qué estupendo Santo! ¡oh, qué pasmoso Santo! ¡oh, qué prodigioso Santo y qué milagroso! Siga tu lengua a tus ojos y no a ser león que despedaces la obra; y no a ser buey que te vayas a su paso en hablar de ella; y no a ser hombre co[mo] muchos en despreciarla; y no a ser águila en pasar por ella de vuelo y de corrida. Porque si así lo haces dirás: “¡estupendo león un Xavier que así despedazó envejecidas costumbres y vicios! ¡prodigioso buey un Xavier que así cultivó la extendida e inculta gentilidad con el arado evangélico! ¡pasmoso hombre un Xavier que así pareció más que hombre que fue adorado por Dios de unos bárbaros! ¡increíble un Xavier en sus vuelos de águila que así voló por el orbe que en lo que anduvo le dio tres vueltas! Consiga yo esto de mi trabajo que mi fin habré conseguido, y di de lo demás cuanto te dictare, tu gusto y tu antojo, o tu pasión, o tu intención no tal, o tu lisonja, o tu hipérbole, o tu mentira que mudo y sufrido me hallarás al agravio. Solo te quisiera advertir que tan censor he sido yo de mi libro, como tú si lo quieres ser, porque juzgo en algún canto pudiera haberme ceñido, pero téngome respondido con lo que a ti te responderé. Dígote que pudiera, pero advertí el haberme alargado tarde, y así fuera en prosa no fuera dificultoso reducir a menos lo escrito, mas en verso había de ser con pensión de volver a hacer el canto de nuevo, que según la trabazón de unas cosas con otras especialmente en los dos primeros fuera inaccesible dificultad, y más en este género de hijos propios sacados a luz con dolor que para dos veces no eran de temer poco los dolores de parto. Y parecióme que por una octava más o menos que se pudieran excusar y omitir no viene bien en Penélope de mi tela y a tanta costa; fuera de que si te cansas déjalo y vuelve con que te excusarás a ti de tu enfado siendo ello tan hacedero sin obligarme yo por excusarte de él a enfadarme por muchos días que no es fácil de persuadir. Magni artificis est claurisse totum in exiguo24 Me objeté yo a mí con Séneca y responderete lo que me respondí, que el estoico cuando escribía esta sentencia ignoraba que todo es él de un San Xavier, tengo por sin duda sacar ya a mi Santo de aquesa regla, pues cuando los sujetos de un libro son de grandeza tan desmedida solo a Dios es posible esa cifra que supo y 22 Apocalipsis 4, 8: “Los cuatro Vivientes tienen cada uno seis alas, están llenos de ojos todo alrededor y por dentro, y repiten sin descanso día y noche: Santo, Santo, Santo, Señor, Dios Todopoderoso, aquel que era, que es y que va a venir”. 23 Apocalipsis 4, 9: “Y cada vez que los Viventes dan gloria, honor y acción de gracias al que está sentado en el trono y vive por los siglos de los siglos”. 24 “Mas, por Hércules, que es propio de un gran artífice encerrar toda la obra en un espacio reducido” (Séneca 1986, 19, 24).

Prólogo al lector  5

pudo poner en la brevedad de un mosquito las perfecciones que se hallan en un león o en una ballena. Considera que te convido a un espléndido banquete de maravillas y de gran gusto y recreación y fuera caer en falta, cumplir con lo que es preciso por ahorrar de accidentes como allá el Fariseo, que las echó tanto menos el huésped y tan gran huésped que su falta desazonó lo más sabroso de la comida.25 A un bocado de pan convidó el patriarca a tres huéspedes ángeles y parecióle corto agasajo convidarles a lo que basta, y puso en la mesa las mantecas de más a más con la ternerilla.26 Si tú eres el convidado y te contentas con lo bastante, yo soy el que te convido y no cumplo con menos que con regalarte y andar sobrado, ¿no ves que en alzando las mesas me podrán murmurar de corto y quiera Dios que no tú el primero? De todo se dice mal si ando corto porque me ciño, si ando largo porque me extiendo, pues pequé yo ya que ha de ser ello así de largo con huésped tal que por breve de apocado y grosero. Estímame siquiera en lo que te tengo y te estimo. Otra objeción me puedes hacer que ya me la he hecho a mí mismo, y es que salva la verdad de la historia en el Canto Quinto de este poema, introduzco el milagro del Senador en Venecia con San Ignacio, que sucedió mucho antes que San Francisco Xavier entrara en Venecia. Pero es de poco momento esta falta de orden en los sucesos, pues si eres medianamente leído en las Escrituras Sagradas, hallarás casos tantas veces por preocupación dichos que sucedieron mucho después, y hablando de lo por suceder como si hubiese ya sucedido, juntando los Evangelistas milagros a un tiempo en lo escrito obrados en diferentes de que te pudiera traer no pocos ejemplos que, o lo sabes, y sería excusado al decírtelos, o no los sabes y me puedes excusar el que te los diga, o creyéndome, o remitiéndote a los intérpretes. Con que queda mi objeción satisfecha o la tuya porque si en los historiadores sagrados en quien las verdades son infalibles cuidan poco tal vez del orden o tiempos en referirlas, ¿en quién escribe historia verdadera de un Santo, pero vestida de ficciones poéticas que traen consigo el tomarse tanta licencia, será

25 Lucas 18, 9–14: “A unos que confiaban en sí mismos como justos y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: «Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: «Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, diezmo de todo lo que gano». Pero el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: «Dios, sé propicio a mí, pecador». Os digo que este descendió a su casa justificado antes que el otro, porque cualquiera que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido”. 26 Génesis 18, 1–3: “Después le apareció Jehová en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día. Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra, y dijo: «Señor, si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo»”.

6  Xaveriadas nota culpable como sirva para la exornación tomársela en no guardar tiempo ni orden? Viene bien aquí prevenirte por que no me notes de impropio si acaso tropieza en los dos cantos primeros tu ingenio tan puntual y alado a leyes poéticas esenciales en poemas heroicos, especialmente como este es, que da Aristóteles en Poiesis y explican el Tasso27 y otros con Castelvetro.28 De que hago un entreverado de metros tan diferentes ajenos de este género de poema que pide por único el de octava rima en que claramente parece atropellarse con la propiedad y buenas y asentadas leyes de los antiguos maestros del arte poética. A que te respondo que si en todos los cantos contraviniera a leyes tan apretadas me pudieras justamente notar de impropio, pero que me tomé tanta licencia en un canto o dos que no vienen a ser más entre tantos se ha de tener a parva materia que pro nihilo reputatur. Ultra de esto, lector mío, te digo ser el Primer Canto una delineación del reino nobilísimo de Navarra en que toco lo que le toca precisamente y así le juzgo por cosa más separada del espíritu de mi Santo único y total sujeto de esta mi obra y poema. Y aunque es verdad que uso de la misma diversidad de metro, en el segundo de donde empieza su vida, pues todo él es de su nacimiento sin haber en él cosa más especial que el haber nacido, era preciso para extenderme en su exornación valerme de variedad que entretuviese al lector, porque entre todos los cantos de aqueste libro solos ellos son los más largos y en orden a quitar el fastidio que causa lo dilatado era menester descansases de un metro entrando en otro diverso, que sin duda entretiene y divierte de una cosa que es muy seguida y no varía lo dicho en una manera de verso y de otro. Si en lo realzado de él me notares de desigual, respondote lo que a mí no pedirlo la historia que siempre vaya el verso de una manera y realce, porque fuera impropiedad grande que hinchado siempre, pues el estilo de tantos reyes y papas y príncipes, como aquí hablan, pide sea grave y majestuoso, y no a lo de furor poético como las descripciones que encontrarás de guerras de mares alborotadas de vientos desechos. No hay poeta grande que no haya visto y en todos si ella es falta la reconozco. Lo que te sé decir es que ni soy culto, ni quiero serlo por parecerme delirio escurecer las cosas con voces como boca de noche cuando la poesía es y ha de ser una como salva de aves al viene el día claro. El estilo en lo heroico ha de ser grave, sonoro, dulce, propio, elegante y nuevo en la frasi, y fuera de lo común en los símiles, metáforas y alegorías; pienso lo he procurado, la obra te dirá si lo he conseguido. Fuera de que en cosas que no es fácil entender su

27 Torquato Tasso (1544–1595), poeta italiano autor del extenso poema épico Jerusalén liberada (1581). 28 Lodovico Castelvetro (1505–1571) fue un filólogo y crítico literario italiano del Cinquecento autor de la Poetica d’Aristotele vulgarizzata (1570).

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alusión tan aprisa, pongo a la margen una breve declaración porque no tengas el menor tope. Y si no obstante el comento le tuviere contigo, toma la pluma y haz no otro tanto, sino más, para que veamos y admiremos tu obra perfecta y sin faltas que será en la tierra un prodigio, un asombro, un milagro. Vale.

1. Argumento para el primero canto Del canto mayor soy grave argumento por el orden que voy, y a que convido; Navarra me introduzco, en mi vestido coronas mil, descanso un instrumento. 5

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Músico, a la una mano, en otra al viento desnuda espada, (y no de lo fingido por modestia del verso) con ruido de cadenas, que arrastro en mi tormento. De mis montes diré, más de mis ríos, de mis ciudades más, grandes y medias o mayores, asiento a reyes míos. De estos ya entera sucesión, ya a medias, aumentos que me dieron, o de píos renombres que alcanzaron, sus tragedias.

Canto primero Descripción de Navarra, nobilísimo reino, patria del Santo, de sus grandezas, la mayor, tenerle por hijo 15

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¿Quién de mis ojos? ¿quién el sueño grave que echó en párpados dos tras sí la puerta cerrada bien porque cerrarlos sabe, con una hasta que yo quiera no abierta? Y abierta, ¿por qué quiera otro ser llave29 que la torció, pues quiso y me despierta me roba, no queriendo, con ruido sin sentir, ser ladrón, sino sentido? Miro ya aquí, ya allí, ya por un lado, por otro ya, y por todos, y no veo de codo sobre el verde ameno prado lecho mullido con florido aseo, en que acosté mi cuerpo fatigado quien el sueño le quita, y no el deseo al alma de saberlo, que asustada me pone en pie la mano hacia la espada. Pero en vano me asisto de mi aliento y a mi lado me pongo de animoso porque hacia mí ruidosas huellas siento si bien conmigo yo por valeroso, animoso, alentado, el pensamiento viene solo a dejarme de medroso, no yo si su valor, que en él arguye ser el cobarde, que no yo, pues huye. Sordo de él que hacia mí se acerca estruendo de cadenas que arrastran muchedumbres en soledad que escucha enmudeciendo ni aun chista en una hoja sobre cumbres; mas que ellas donde el aire presumiendo sopla alto, y ya no que es mansedumbres,

29 Cantares 8, 5: “Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, / por los corzos y por las ciervas del campo, / que no despertéis ni hagáis velar al amor, / hasta que quiera”.

10  Xaveriadas 45

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si a cada golpe de eslabón que arroja llamas, ni aun entre sí sopla, o se enoja. Duros hierros a mí, cadenas tales el día entrado ya, ¿y tan entrado? Cuando de almas en pena las señales el centro buscan de la noche odiado: ¿huiré o esperaré? Si espero males de otra vida, es valor, pero arriscado, si huyo cobardía y mengua clara aun no de cara el mal no hacerle cara. Pero en prolijidad en duda tanta de este bosque, sagrado la espesura sea a mi miedo, que al miedo se adelanta mayor, si llego a verle la figura, de lo a que más me espantará, que espanta: pues puesto entre dos miedos por ventura huir con el menor, blasonar puedo miedo no será huir, si huyo del miedo. Éntrome por lo espeso de las ramas y que en casa no estoy diga lo espeso, o el bien tupido verde de sus tramas; mas, ay, que de una mano me veo preso: pido al cielo favor; de nieve famas cuantos dedos en ella, toda exceso de violencias suaves, mas sin penas cadenas para mí, que sus cadenas. «¡Pasajero detén!», voz imperiosa escucho y sin llamar por mi sentido como de par en par abierto, airosa se me ha entrado hasta el alma en su ruido. ¡Oh, cuánto es mi temor! ¡préndeme hermosa! La que veo es mujer, despavorido: «¿tú temes? Sí, te vi; sosiega»; ¿y puedo sin libertad, en libertad mi miedo?

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Hermosa si te veo, pero hermosa tan a lo de prodigio en lo que veo que la vista se engaña mentirosa creyendo ser verdad la que no creo: si eres mujer, mujer más fabulosa me pareces que cuantas el deseo a Ovidio30 le ofreció transformaciones,31 ¿armas? ¿coronas? ¿músicas? ¿prisiones? Hermosa variedad para mirada mas de mis ojos lejos que te ofreces si guerreadora a lo amazona armada contra cobardes niñas te embraveces;32 si espada en tu derecha bien jugada, si en tus sienes celada donde meces plumas que el aire en escuadrón formado rompe ya aquí ya allí, desbaratado. Vuelvo a mirar y majestad venero de Reina en tu semblante, en tu figura, aspecto el tuyo grave entre severo y entre apacible, un ser con gran mesura. Reales ropas sembradas con esmero y labor de un bordado en su cultura tan de coronas todo, que es por hecha púrpura el campo, imperios la cosecha. Otra vez si te admiro más de asombro gran Señora, contemplo la siniestra mano tuya descansa, sobre el hombro que al peso hermoso de su nieve en muestra pone, donde es clavija la que nombro vihuela armoniosa de tu diestra,

30 Publio Ovidio Nasón (43 a.C. – 17 d.C.), poeta romano autor de las conocidas obras en verso Arte de amar y Las metamorfosis. 31 Se refiere al poema Las metamorfosis del poeta romano Ovidio, una obra dividida en cinco libros que aborda todo el desarrollo humano desde una clave épica y a la vez didáctica. 32 Puede ser una alusión al cambio de dinastía de Sancho Garcés I (905–925) y a los éxitos militares contra los musulmanes.

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menino aquí instrumento, a esotra mano, primer favor que arrimos buscó humano. Si a lo Reina, a lo música, a lo armada Belona33 de esto campos te contemplo en prisiones te adoro, pues cargada de hierros y cadenas para ejemplo de la instabilidad, no en ti aherrojada si en tan dura prisión duras ejemplo a la inmortalidad que te procura dures más si en prisión que es prisión dura. Metamorfosi[s] bello de la selva intrincado a los ojos laberinto maraña hermosa para el alma; vuelva, vuelva a tu voz intérprete sucinto tan bello enredo en claridad; resuelva tu confuso bizarro en tu distinto: «¿quién eres? ¿no respondes? ¿qué te espanta pasajero? ¿mi ser? Alza, levanta». «No estés así, ya es tuya mi obediencia, en pie me tienes ya; yo en el estrado de esta margen que borda de eminencia y pinta de primor en lo alfombrado de yerbas, y de flores, daré audiencia a tu curiosidad; ya me he sentado, la vihuela aquí pongo, acá la espada, recojo mi cadena, ¡oh, y qué pesada!”». «Calme la admiración de tus sentidos y escucha de mi voz nobles misterios, y a esos montes dirás por engreídos a quien sufren los valles improperios, de tantas pesadumbres ofendidos cuanto son por sobre ellos con imperios, descorteses, si hablando, yo este día parlan ecos, que tengan cortesía».

33 En la mitología romana, Belona era la diosa de la guerra.

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«A tanta verde población que calle por una y otra margen de ese río hace el fresno galán, el de buen talle aliso bien dispuesto, el por lo umbrío sauce tan en garzón puesto del valle que a toda primavera inquieto es brío, si hablando yo, sus hojas con el viento que tengan les dirás más miramiento». «A ese vivo cristal que arrebatado así tras sí se arrastra tan sin freno que raudal a correr es desbocado y espumosa braveza al prado ameno. Si aquí y allí de espumas salpicado deja cual digan flores de su seno: «¿qué cosa es, le dirás tan bravo pique, que va a pasar mi voz, y así salpique?». «A ese común de pájaros gorjeo o a esa sonora fisga de las aves que nocturnas mal cantan, según veo con ellas risa son por lo suaves; y aún cada cual la vanidad de Orfeo, sino también de él burla cuando graves, ser demasía les dirás sereno que hablo yo, y baste ya, lo bueno es bueno». «A esos frescos asaltos de alameda que espeso en torno es muro a verdes sotos al descuido cogiendo la arboleda airecillos de ardid sobre sus cotos; sustos tantos le dejan cuantos queda en hojas sobresaltos, y alborotos, si saben les dirás a sus desaires: ¿qué aire es el de mi voz? ¿y ellos qué aires?». «A esas bárbaras madres crueles breñas34 de despeñados hijos arroyuelos

34 “Tierra quebrada entre peñas y poblada de maleza”. DRAE.

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llantos y lloros a estrellarse en peñas ¡qué lástima! moviendo a piedad, cielos: ¿dónde llegan los gritos vivas señas de sus quebrantos cristalinos duelos? Si ignoran les dirás a sus agravios: ¿de parto están piadosos mis dos labios?». «A esos ejes celestes que de un vuelo crujen, y otro, con orbes no pesados cayendo el cielo y levantando el cielo ya agobiados sin peso, ya arrastrados; dando en un mundo y otro por el suelo contra él, estrellándose estrellados: ¿para qué, les dirás, en su crujido ruido haciendo, mi voz, tanto ruido?». «A esa hermosa del sol carroza en mayos de cortinas azules, que corriendo (bello el tiro de cuatro brutos bayos de pies, manos erradas reluciendo con lunas medias lunas) como rayos de cielos hunden calles con estruendo: ¿cómo no paran, le dirás, vibrada a su estruendo, mi voz, de estruendo espada?». «Solicita atenciones, pues atento te procura este día en tanto orbe quieto a pie quedo, mas tu pensamiento vigilante en tu oído se me encorve; reverente a mi voz, que libre el viento da paso ya; sin hoja que la estorbe eje, eco, raudal, ave risueña carroza en cielo, fuentecilla en breña». «Soy pasajero soy, mas ¡ay! y puedo tan aprisa decirte mi desdoro cuando al ruido de mis ojos quedo no escuchada, ¿escuchándome pues lloro? O hablen menos los ojos, o más quedo lloren, cuando a hablar voy en mi decoro;

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diles que callen, pero no, pues hallan ya en mi mano este lienzo con que callan». 215

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Así en silencio un rato enmudecida y más mudos sus ojos que lloraron sobre la holanda,35 y tanto, humedecida cuanto hablaron con ella, y mucho hablaron. Sobre la yerba al aire al sol tendida bien les refiere lo que oyó, y gustaron si en su calor y oreo que ejecuta lágrimas l’oyen que interrumpe enjuta.36 Así pues, de llorosa no escuchada ni habla el dolor a gritos, proseguía: «soy pasajero, en fin, la que adorada37 Reina me vi, no Reina en profecía; pues en estas cadenas aherrojadas me vengo a ver cuando ellas algún día fueron de quien fui timbre, si bizarra Navarra libre fui, presa hoy Navarra». «Presa, dije, ¡ay dolor! pues la conquista de Fernando el Católico38 en prisiones volvió de esta cadena también vista suya yo, prisión ya sus eslabones.39 Del rey don Sancho entrados a la vista del Bárbaro en el real cuyos mojones en torno eran cadenas, como ofrece

35 “Lienzo muy fino de que se hacen camisas, sábanas y otras cosas”. DRAE. 36 “Enjugar”. DRAE. 37 [Tiene por armas el Reino de Navarra cadenas, y porqué]. 38 Fernando II de Aragón (1452–1516) y llamado “el Católico”, y Fernando I de Navarra. 39 Tras la Guerra civil de Navarra (1451–1464), “con la conquista llevada a cabo por el Rey Católico y la incorporación de Navarra a Castilla, el reino [de Navarra] no se extingue, sino que queda escindido en dos” (Lacarra, 552).

16  Xaveriadas el año mil, doscientos más, más trece».40

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«En hecho tan de fama victorioso Sancho de ellas orlaba el rojo escudo (armas mías hasta allí) quizá empachoso de que siendo ya tanto, ser más pudo; pero no, si en su campo vio hazañoso rica verde esmeralda, en que no dudo esperanzas que a más vendrían mis llenos y en orla tal, mayores, de que a menos».41 «Pero baste de penas y memorias que a mis ojos que callan mas obliguen a que otra vez en lágrimas notorias se hagan quejas a gritos, si prosiguen. Los prósperos sucesos de mis glorias las fortunas felices que me siguen mirando a lo que fui que escuches quiero: ¡Oh, el cielo me dé aliento! ¡Oh, Pasajero!». «Navarra, yo, aquel reino que en España al eterno renombre de mi gente la muerte que los bronces desentraña y eternidades del vivir desmiente, cruzando sus dos brazos, la guadaña me rindió sin valor menos valientes; la llana tierra en nombre la no agria42

40 Sancho vii de Navarra, conocido como “el Fuerte” (1160–1234). En la batalla de Las Navas de Tolosa, se enfrentaron el 16 de julio de 1212 un ejército aliado cristiano formado en gran parte por tropas castellanas de Alfonso viii de Castilla, aragonesas de Pedro II de Aragón, navarras de Sancho VII de Navarra contra el ejército del califa almohade Muhammad an-Nasir (1212). Las tropas de Sancho llegaron hasta la tienda de Muhammad An-Nasir, conocido por el sobrenombre de Miramamolín, califa almohade, cortando las cadenas que la protegían. Según la leyenda el rey Sancho las hizo colocar en el escudo de Navarra, en recuerdo de esta gesta. Parece ser que el poeta se equivocó con las fechas al escribir 1213. 41 [Las armas de Navarra hasta este rey: un escudo rojo, con una esmeralda en medio, órlole con las cadenas que rompió al moro que hasta hoy son sus armas]. 42 [Navarra en su etimología quiere decir llanuras de tierra]

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por otro, o la Gascuña,43 o la Cantabria».

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«Guárdanme las espaldas Pirineos44 y parte de aquel monte que remata de Finisterre el cabo, y los deseos de la vista su cumbre, pues se trata con la luna, que llena, haciendo empleos en las Indias del Sol flota es de plata; tierra aunque estrecha, que a ceñirme entero no alcanza el Aragón mendigo en Duero».45 «Parte del cual tendido hacia el Poniente me cerca toda, y todo al medio día46 se ensancha el Aragón con su corriente y en términos más breves que solía; fuegos cuarenta mil ceba mi gente, no son vecinos más, mas su osadía si desde que fui tierra atada a leyes –de moros reyes nunca–47 hasta hoy son reyes». «Divídese mi reino en Merindades48 o partes seis; y todas tan en vela que n’una majestad seis majestades parecen su gobierno: una es Tudela, el fuerte otra ejemplar de mis ciudades Pamplona celebrada, otra es Estela, otra Sangüesa, y otra Olite,49 ciertos los de Bearne50 dueños, de ultra puertos».51

43 Fue una región histórica del suroeste de Francia que, durante el Antiguo régimen formó parte de la provincia de Guyena y Gascuña. 44 [Montes que dividen a Navarra de Francia, altísimos] 45 [Aragón rio de Navarra y entra en esotro] 46 [No tiene más vecindad, muy estrechos sus términos] 47 [Dícelo un grave autor] Sin embargo, no se ha encontrado el “autor grave” de esta expresión, aunque el jesuita José de Moret (1615–1687) y en sus Anales del Reino de Navarra (1684–1715), aborda en varias ocasiones la temática de los reyes musulmanes en Navarra. 48 [‘Merindad’ lo mismo que ‘parte’] 49 El autor escribe ‘Elite’. 50 Integraba los antiguos territorios históricos de la Baja Navarra. 51 [Nombres de las principales ciudades del reino]

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«Cuanto fui y cuanto soy te dije en suma, mas de mi canto llano el contrapunto en elegante verso que aun presuma más que de un griego Homero en el asunto, de un Virgilio en lo heroico, en vena, en pluma te dirá ese cuaderno, ¡ay Dios! Barrunto de la manga al sacar poco ha el lenzuelo si la desocupó que ocupó el suelo». «En ella no está no, que le traía no lo puedo dudar ¡válgame el cielo! ¿si está en esotra? No, que acá venía ¿no parece? Señora en mi desvelo, por sacarte del tuyo me ofrecía con manos y con ojos por el suelo a seguirle y le hallé: ¿dónde? A tu lado, ¡qué susto! Lee ya pues, ¿cuál me ha dejado?». «El título así dice Obras famosas de Teobaldo52 el primero que de conde de Campania,53 fue rey de ambas gloriosas coronas de Navarra, Aragón, donde en poesía y música dichosas ganó palmas y lauros, que no esconde la vihuela que el mismo hablar hacía a ella versos cantando que escribía».54

52 [Floreció por los años de Cristo 1234] 53 Champaña. 54 Teobaldo I “el Trovador” (1201–1253), fue rey de Navarra y conde de Champaña y Brie. “Castilla y Aragón tenían puestas sus miras en el reino de Sancho el Fuerte, cuya muerte se esperaba hacia tiempo. Una vez más los navarros, dando al olvido la voluntad del rey difunto, se atuvieron al derecho sucesorios del país y se apresuraron a llamar a Teobaldo, quien al mes de la muerte de don Sancho se presentaba en Pamplona, donde era alzado por rey y juraba los fueros. […]. Pronto aseguró Teobaldo el reconocimiento de Aragón renunciando a cuatro castillos aragoneses –Gallur, Escó, Zalatamor y Trasmoz– que tenía en prenda Sancho el Fuerte, y que Jaime se había apresurado a ocupar. Como no ocupó Petilla, que también estaba en prenda, esta plaza quedaría como enclave en Aragón bajo dominio de Navarra. […] Con ello Teobaldo se veía reconocido por todos los reyes vecinos (Lacarra 1976, 276–77). “Teobaldo fue uno de los más importantes troveros (músicos y poetas que empleaban textos en lengua de Oïl, a diferencia de los trovadores propiamente dichos, que empleaban la lengua de Oc). La obra poético-musical de Teobaldo había sido

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«No pases adelante, escucha, espera –la Reina interrumpió– que el instrumento de que se hace, hay mención, otro no era que esta vihuela, que a mis manos siento vino, y conmigo viene por primera, puedes ya proseguir, dulce del viento lisonja de los reyes pretendida y más sí como yo tristes, oída». «Recogidas –prosigo– por curiosos y a la eterna memoria dedicadas por el orden dispuestas, que famosos fueron versos tan graves; van notadas por el mismo, materias que gloriosos motivos dan de glorias, celebradas grandezas de este reino, en su grandeza: Descripción de sus montes, así empieza». «Navarra ilustre en montes bien nacidos55 de prodigiosos hombros aplaudida que al llevarlos se admiran competidos o ellos por grandes o ella por sufrida. Como humilde sí tierra así crecidos56 carga con su soberbia envanecida a sus sienes tejiéndole más bellas no de flores guirnaldas ¿sí de estrellas?». «Si de tierra llanuras es tu nombre, ¿cómo en tus hechos aun de tierra alturas?57 Si a los pies sin tropiezos por renombre ¿cómo en montañas ásperas procuras den de ojos los ojos? Porque asombre al paso que aquí grande allí aseguras con el que más te pisa eres más llana

objeto de importantes estudios y ediciones de investigadores europeos desde el siglo xviii. (Gembero-Ustárroz 2014, 202–3). 55 [Sus montes] 56 [Altísimo] 57 [¿Pórque tierra tan llana y tan áspera en sus montes?]

20  Xaveriadas no altura no para pisar tirana».

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«Aun más esclarecidos torreones son sobre la región, y no de viento) Pirineos de nombre sus blasones, según que plumas graves, elemento con variedad discurren opiniones por su interpretación, plumas que cuento cinco58 vuelan tan altas sobre cumbres59 que se meten del sol por picas lumbres». «Quien llamados escribe Pirineos de la sequía general de España por años seis y veinte, sin aseos de una yerba sus campos;60 de espadaña sus caudalosos ríos; de recreos con la lluvia sus mieses sin guadaña; a cántaros llorando graves daños con el fruto los ojos que los años». «Cuando España en tu cuna en tus niñeces del cielo así padeces sequedades,61 desaires más de nubes; de los peces más sin agua desvíos: ¡oh impiedades! Aun de niña en lo tierno no te ofreces

58 Estas razones fueron conectadas a la narración de la llegada de Tubal, hijo de Jafet, hermano de Mesec y nieto de Noé, al río Ebro y más concretamente, a los pies de los Pirineos. Las explicaciones fueron introducidas por Beuter en la Historia de Valencia (1538) y, sucesivamente, por Francisco Diego de Aynsa y de Iriarte en las Fundacion, excelencias, grandezas y cosas memorables de la antiquissima ciudad de Huesca (1619, 5–6). 59 [Llámanse así por cinco razones que los historiadores apuntan] 60 Narciso Feliu de la Penya i Farell en sus Anales de Cataluña, cuenta el gran incendio que sufrieron los Pirineos: “Como el trato de aquellos antiguos siglos era las manadas de ganado, y para los pastos fuesen muy útiles los montes Pirineos de Cataluña, los pastores acostumbraban a encaminar a aquellos montes los ganados para el apetecido sustento. Hallaronse algunos pastores en el monte que en Cataluña se llama Cabo de Cruces, pusieron fuego a unos prados para que quemándose los abrojos, y espinos saliesen nuevas yerbas, para mejorar el pasto de sus manadas, como se acostumbra. Pégole el fuego de un espino a otro, y de allí a las ramas secas. No acudieron como debían al remedio, sopló viento fuerte, y prendiose el fuego en los árboles de unos a otros, y de una a otra montaña, ardiendo muchos días…” (Penya i Farell 1709, 44). 61 [En los principios de España sucedió esta sequía]

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lágrimas tan de edad de esas edades ni que una lluvia a tu niñez sea enojos ni aun niñas en llorar las de tus ojos». «Al tiempo pues que huéspedes primeros asirios en ti entran, y entran rodos tus montes ven, preciados de hospederos, sin agasajo de una yerba en todos;62 ni de una sed de agua que a extranjeros poco caritativos fueron modos sin bien pagando y bien luego a la entrada con dejar la posada, la posada».63 «Así abrasó tus montes la sequía que ocasionó a fingir la fabulosa64 desgracia de aquel coche que regía sin experiencia un joven lastimosa.65 Pues de ruar por cielos ya corría tan desbocada tropa a luminosa que en estrellas rodando con la noche

62 [Los primeros que en entraron bárbaros en España al tiempo de esta sequía fueron los isleños de Rodas y los asirios que al punto se salen de ella] 63 El licenciado Cepeda en su Resunta dedica un apartado a la despoblación de España por la gran seca: “Empezó el sol sus efectos con tal rigor en España, que afirman autores, que solo Ebro y Guadalquivir conservaron alguna poca de agua veinte y seis años sin llover. Causaron la despoblación de España y a los treinta años del reinado de Abidis, según Florian Bauter, y Villadiego, empezó a sertirle el efecto del gran calor, el cual pasado, siguieron tres años de tan apacibles temporales, que junto con estar la tierra tan dispuesta, y promovida con los aires, y tan holgada empezó a producir, como tierra fértil, rindiendo ciento por uno, a cuya fama volvieron los que se habían asentado, y los extranjeros a las de sus muchas riquezas, como fueron rodos y fenices…” (Cepeda 1643, 13). 64 El mito de Faetón –quien convirtió accidentalmente en desierto la mayor parte de África, quemando la piel de los etíopes hasta volverla negra–, se volvió a recrear en el poema con el incendio de los Pirineos. 65 [Quedaron con el sol en sequía tal estos montes tan abrasados que tomaron de aquí ocasión los poetas para fingir la fábula de Faetonte] Cierto es que en los Siglos de Oro, el mito ha sido frecuentemente reescrito, en obras como: Los rayos de Faetón (1639), de Pedro Soto de Rojas; La Fábula de Faetón (1629), del Conde de Villamediana; El Perro del Hortelano (1613) y El Animal de Hungría (1617), de Lope de Vega; o El hijo del Sol, Faetón, comedia de Pedro Calderón de la Barca, quien también hace referencia a él en el arranque de La vida es sueño. Así mismo, Sor Juana Inés de la Cruz utiliza al personaje de Faetón en el poema Primero sueño (1692) como una analogía al deseo de alcanzar el conocimiento.

22  Xaveriadas sobre estos montes lo demás del coche».

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«Quien Pirineos –dice– porque a ardores Pir,66 de la Grecia suena el arduo idioma,67 quien porque a llamaradas de pastores68 de una loma: ¡oh descuidos! Y otra loma se vieron abrasados sus verdores; quien que de industria codicioso toma el fuego o lo cosaco en su cultura ya espesura de mieses la espesura».69 «Quien porque levantados a privanzas del sol hermoso rey de ardientes lumbres su valimiento ven tan en balanzas70 que el favor se les vuelve sobre cumbres de fuego en flechas y de ardor en lanzas. De indignación en rayos con vislumbres de envidia hasta en el sol de sus descuellos: que si el alto se ve, tan altos ellos».71 «Quien porque mausoleos de Pirene72 que en el monstruo de miembros y de hazañas73 su galanteador Hércules previene

66 [“Pir” en griego quiere decir “fuego”] 67 “Dice más que con esto penetrando la excesiva calor las entrañas de la tierra, y derritiendo sus mineros, corrieron grande arroyos de plata finísima, con que después muchas naciones que a España vinieron, se hicieron ricas, y por este incendio fueron llamados de los griegos Pirineos estos montes de Pir, que en griego significa fuego, de modo que Pirineos significa cosa de fuego. Posidonio sobre Estrabón en el libro tercero lo tiene por fabuloso, pero Diodoro y aún Aristóteles y otros muchos autores lo tienen por cierto” (Garibay y Zamalloa 1628, I: 103). 68 [Quemados por descuidos de lumbres de pastores] 69 [O por quemada la espesura de sus árboles para sembrarlos] 70 [Como tan cercanos al sol por altos los abrasó] 71 [Porque los rayos daban en ellos siempre con en lo más alto] 72 Según la mitología griega, Pirene fue la princesa de los bebricios, amada por Heracles cuando este traspasaba la península ibérica en dirección a Micenas con el ganado de Gerión, para cumplir así el décimo trabajo que le había impuesto su primo Euristeo. La joven quedó embarazada de él y dio a luz una serpiente, y cuando lo vio, horrorizada, huyó a los bosques, donde murió. Entristecido, Heracles (Hércules) la enterró en los montes en los que habitaba, que en su honor rebautizó como Pirineos. 73 [Pirineos de Pirene. Dama de Hércules que en ellos hubo su sepultura]

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a sus huesos descanso a sus guadañas en estos montes, cuyo nombre viene con el de la difunta, en todo extrañas montuosas de tierra a ella balumbas o ya montañas losas, o ya tumbas». «Quien porque del gran Pirro Rey de España Pirineos se nombran, congruencia que es a un nombre alusión que nombre engaña74 al moderno opinar, no a la prudencia del que canas peinó, porque le extraña; siendo de los antiguos propia ciencia ser a Pirro alusión, fábula oída de viejos, por de viejas mal creída».75 «Quien Pirineos –dice– montes tales porque del sol a incendios, concebidos en sus entrañas fueron minerales de plata y oro hijos bien nacidos;76 de entre las verdes felpas por pañales si envueltos, desenvueltos derretidos de oro ríos al correr conocen padre, madre no pues la dejan por la madre». «Tanta líquida plata, inundaciones por los valles corriendo parecía arramblada del orbe las naciones de sed, su sed, pasando a hidropesía.77 Si al brindis de riquezas y de dones sin razón el más bárbaro la hacía mas si montes se bebe y su sed mata

74 [“Sanioribus tanquam fabulosum repidiatur”, así Mariana]. 75 “Lo cierto es, que este monte por los griegos fue llamado Pirineo, del fuego, el cual en griego se llama Pyr, sea por el suceso ya dicho, sea como otros quien por causa de los rayos, con que por su altura muchas veces tocado y abrasado. Porque lo que algunos fingen que vino este nombre y se tomó de Pirene, mujer la cual amó Hércules, y falleció en estos lugares: o de un Pirro rey antiguo de España, los más inteligentes lo reprueban como cosa fabulosa y sin fundamento” (Mariana 1601, I: 38) 76 [O por la abundancia de oro y plata que derretida a la fuerza del sol, corría de ellos a ríos] 77 [Todas las naciones vinieron a Navarra, codiciosas de tanta riqueza].

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copas unos de oro, otros de plata». «Aquí fabricó alcázares pues pudo el avariento Dios Plutón fingido que fabricará infiernos no lo dudo78 si es Dios y Dios que tanto ha enriquecido.79 Tomó de ricos montes poco agudo ocasión de fingirlas lo entendido si habiendo infierno en fin verdad que lloro no hay fingirla pues no fingido hay oro». «¡Oh, montes! Que por altos de la fama dejáis vuelos altivos humillados o por secos fecundos, a la llama fervorosa en pastores descuidados; o porque urnas soberbias os aclama de unos ojos el duelo enamorados; o porque precipicios de edad poca cuerda sois, pena, a luz, que luz fue loca». «Montes, para escarmiento cuya altura del polvo de la tierra así os levanta a favores del sol, de su hermosura que a un rayo que os fulmine, los espanta; y a un trueno que os vocee por nube obscura la copa del más árbol vuestro, aplanta reduce, ¡oh, desengaño! Porque acuerde tumbos hay de fortuna hasta en lo verde». «Montes, colosas fábricas de tierra que el del isleño en Rodas80 fabricado. Sombra vuestra se pinta pues atierra

78 “Lo que se tiene por más cierto es, que con la fuerza del fuego las venas de oro y de plata de que así aquellos montes, como todo lo demás de España estaba lleno, tanto que decían que Plutón, dios de las riquezas, moraba en sus entrañas, se derritieron de suerte que salieron arroyos de aquellos metales, y corrieron por diversas partes” (Mariana 1601, I: 38). 79 [Con ocasión de minerales tan ricos en estos montes, fingieron los antiguos la fábula de Plutón, Dios del infierno y de la riqueza] 80 Puede que este verso se refiera a Rosas, ciudad a los pies de los Pirineos fundada por los isleños de Rodas.

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a vuestros pies siguiéndoos derribado; y a codicias su peso del que encierra vuestro vientre metal por más pesado si el suyo se hunde en agua, el vuestro en fuego que riego a vuestras plantas de oro es riego». «Montes, no fabulosos admirando siendo verdad ocasionéis fingidas fábulas a la gente que mirando vuestra increíble grandeza son creídas. Siendo así que por tal titubeando la fe que os mira esotras referidas fabulas oye, y ve fábulas bellas que ellas, si porque sois, sois lo que ellas». «Montes, más para créditos formados81 a imperios de una fe que fe fue mucha si de su frente un mar a él trasladados mejor, sudor corriera en mayor lucha. Montes, más para tronos retocados, del Tabor con la luz, que luz se escucha82 rayos le sufre un hora al sol lucidos, ¿cuánto sufridos más, si hasta hoy sufridos?». «Montes, de falda al orbe tan caída que por él tanto arrastra compitiendo83 de chinilla sin manos desprendida tras sí cogiendo plata, oro barriendo. Poco ha estatuas de un Rey deidad fingida

81 Mateo 21, 1–2: “Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos”. 82 Mateo 4, 7–10: “Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás”. 83 Daniel 2, 35: “Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra”.

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que arricas polvaredas reduciendo tan duro ser, sembrados sois despojos a bárbaros, demás, bárbaros ojos».84 «Montes, de Ezequiel por demasías de la tierra notados, y de altezas antes quien se descubren cortesías cielos, si bien cubrís vuestras cabezas.85 Con todo un sol de falda en claros días tan a lo bravo alzada: ¡qué belleza! Que aforro azul el raso es la noche y en cada estrella, bien cogida, el broche». «Montes, si más nombrados como tanto cuanto los de Efraín86 en su frescura; cuanto el pingüe Selmón,87 Sion el Santo;88 cuanto el del Testamento89 ardua su altura. De donde precipicios el espanto de hermosuras, de apuesta es la hermosura que estrellas lleva, y llevan a montones la falda al dragón astro, astros dragones».90

84 [Mons dei adquem multa gentes conflunt]. Isaías 56, 7: “yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos”. 85 [Mons excelsus nimis]. Ezequiel 40, 2 “En visiones de Dios me llevó a la tierra de Israel, y me puso sobre un monte muy alto, sobre el cual había un edificio parecido a una gran ciudad, hacia la parte sur”. 86 1 Reyes 12, 25: “Entonces reedificó Jeroboam a Siquem en el monte de Efraín, y habitó en ella; y saliendo de allí, reedificó a Penuel”. 87 Salmo 67, 15: “Cuando dispersare el Celestial los reyes sobre ella, se nevarán en Selmón. El monte de Dios, monte pingüe”. 88 Salmo 2, 6: “Pero yo he puesto mi rey Sobre Sion, mi santo monte”. 89 Isaías 14, 13–14: “Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo”. 90 Apocalipsis 13, 2–4: “Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad. Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?”.

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«Montes, que el Nebo91 monte competidas vistas sois de la esposa a vista hermosa; que a trancos del Gigante bien medidas92 cumbres sois descolladas de la Esposa. Retozos por metáforas oídas de reses que el Profeta en polvorosa93 escaramuza pinta, y dulce canta montes pues topetando en su garganta». «Montes, con el de Oreb94 a fugitivas plantas del celador Profeta apuestas con el de Moriáh95 aun más esquivas vuestras cuestas por agrías que sus cuestas. Mas que del Guerizín cumbres altivas que de Ebal96 más a maldecir dispuestas de vivos no campañas, si de ardores que o lo vende os maldicen, o las flores».

91 Números 27, 12: “Jehová dijo a Moisés: Sube a este monte Abarim, y verás la tierra que he dado a los hijos de Israel”. 92 Cantares 2, 8–11: “¡La voz de mi amado! He aquí él viene / Saltando sobre los montes, / Brincando sobre los collados. / Mi amado es semejante al corzo, / O al cervatillo. / Helo aquí, está tras nuestra pared, / Mirando por las ventanas, / Atisbando por las celosías. / Mi amado habló, y me dijo: / Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven. / Porque he aquí ha pasado el invierno, / Se ha mudado, la lluvia se fue”. 93 [Montes exultant, ut arietes ut agni oviun] Salmos 104, 4: “Los montes saltaron como carneros, / Los collados como corderitos”. 94 Éxodo 3, 1: “Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios”. 95 [Par. c. 3.] Génesis 22, 2: “Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré”. 96 Josué 8, 33: “Y todo Israel, con sus ancianos, oficiales y jueces, estaba de pie a uno y otro lado del arca, en presencia de los sacerdotes levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová, así los extranjeros como los naturales. La mitad de ellos estaba hacia el monte Gerizim, y la otra mitad hacia el monte Ebal, de la manera que Moisés, siervo de Jehová, lo había mandado antes, para que bendijesen primeramente al pueblo de Israel”.

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«Montes, a Lot97 de llamas taladoras no seguros refugios si os escoge pues de vuestras cenizas voladoras ni aun acogida el monte que le acoge. Menos al ángel mentiroso en horas98 que atalayas os hizo con que enoje de Dios la vista, a vista del tesoro si en vosotros del orbe juntó el oro». «Montes, que al de Sefer99, al de Hor100 y la cresta bajáis porque os subís tan a mayores; bien que a lo Gelboes101 por lo que os tuesta extremos hace el sol, sol de dolores. Pues fúnebre os es luz, llama es funesta102 capuz de obscuridad y de horrores;103 sin que a lo funeral sintáis el pío llanto de lluvia, o lloro de un rocío».

97 Génesis 19, 17–19: “Y cuando los hubieron llevado fuera, dijeron: escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas. Pero Lot les dijo: No, yo os ruego, señores míos. He aquí ahora ha hallado vuestro siervo gracia en vuestros ojos, y habéis engrandecido vuestra misericordia que habéis hecho conmigo dándome la vida; mas yo no podré escapar al monte, no sea que me alcance el mal, y muera”. 98 Mateo 4, 3–4: “Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. 99 Números 33, 23: “Salieron de Ceelata y acamparon en el monte de Sefer”. Números 33, 37–39: “Y salieron de Cades y acamparon en el monte de Hor, en la extremidad del país de Edom. Y subió el sacerdote Aarón al monte de Hor, conforme al dicho de Jehová, y allí murió a los cuarenta años de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, en el mes quinto, en el primero del mes. Era Aarón de edad de ciento veintitrés años, cuando murió en el monte de Hor”. 100 Josué 2, 23: “Entonces volvieron los dos hombres; descendieron del monte, y pasaron, y vinieron a Josué hijo de Nun, y le contaron todas las cosas que les habían acontecido”. Números 21, 4: “Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino”. 101 2 Reyes 1, 9: “Luego envió a él un capitán de cincuenta con sus cincuenta, el cual subió a donde él estaba; y he aquí que él estaba sentado en la cumbre del monte. Y el capitán le dijo: Varón de Dios, el rey ha dicho que desciendas”. 102 Éxodo 20, 18: “Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos”. 103 Miqueas 2, 1–2: “¡Ay de los que en sus camas piensan iniquidad y maquinan el mal, y cuando llega la mañana lo ejecutan, porque tienen en su mano el poder! Codician las heredades, y las roban; y casas, y las toman; oprimen al hombre y a su casa, al hombre y a su heredad”.

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«Montes, de mirra104 amarga en vuestro estrago que aunque por de metal105 no en lo insensible si que como de cera106 al fiero halago del vehemente calor muerte apacible. El alma de oro os arrancó al amago de un enojo del sol visto y creíble quedando a trance tal, a tanta calma cadáveres del oro, si oro el alma». «Montes, por quien el alma,107 en sus amores le dice a su galán huya a la cumbre sobre brasas del sol poma de olores que huyen de ella quemándose, en su lumbre. Cual la cabra montes de cazadores con igual ligereza que costumbre; cual de ciervos el hijo que hace alarde de cobarde valiente por cobarde». «Montes, que envidia sois al Senir108 bello, al Líbano, al Hermón, fieros poblados del salpicado Tigre tan en sello del león en Rey de agazapados: del oso bestia, bestia y tan en ello, como el torazo en ser de los marcados que si os perdona, oh flores, cuando os pace mercedes tantas de la vida os hace».

104 Cantares 4, 6–7: “Hasta que apunte el día y huyan las sombras, / Me iré al monte de la mirra, / Y al collado del incienso. / Toda tú eres hermosa, amiga mía, / Y en ti no hay mancha”. 105 Zacarías 6, 11: “Tomarás, pues, plata y oro, y harás coronas, y las pondrás en la cabeza del sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac”. 106 Salmos 97, 5: “Los montes se derritieron como cera delante de Jehová, / Delante del Señor de toda la tierra”. 107 Cantares 8, 14: “¡Corre, amado mío, / corre como un corzo, / como el hijo de una gacela, / sobre los montes llenos de aromas!”. 108 Cantares 4, 8: “Ven conmigo desde el Líbano, oh esposa mía; / Ven conmigo desde el Líbano. / Mira desde la cumbre de Amana, / Desde la cumbre de Senir y de Hermón, / Desde las guaridas de los leones, / Desde los montes de los leopardos”.

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«Montes, más de penacho que no el monte de edad mucha Moncayo,109 de edad poca, si en su cabeza cano; a lo Faetonte se desboca en hogueras por su boca. No el Apenino[s] undoso en su horizonte, no el Vesubio110 que a arcadas se provoca punta os harán: ¡oh, montes celebrados! De frescos más que aquel, que esté abrasados». «Montes, a quien compara la eminencia de la divinidad, lo más sagrado; de su madre, a lo excelso, a la excelencia del angélico coro, a lo afamado; del alma su querida,111 a la presencia del Profeta112 en espíritu elevado; de Apóstol113 a la planta en vuestra altura fértil de luz, amena de hermosura». «Montes, –pero dormida, de mi canto cansada a lo mejor la Reina veo– mas si por vuestras cuestas subió tanto y bajó a oír, que hallase no recreo sino cansancio y sueño, no me espanto; dormida está, cortina sin aseo por el rostro el cabello; almohada hecha, de una rosa, azahares la derecha».

109 El Moncayo o San Miguel es una montaña del sistema Ibérico situada entre las provincias de Zaragoza (Aragón) y Soria (Castilla y León). 110 Volcán activo situado frente a la bahía de Nápoles. 111 [San Hilario, Commentarius in Evangelium Matthaei, 5; Ricardo de San Víctor, De extrem. mali et praem. boni, 16; S. Gregorio, Morales, 29; San Ambrosio, De interpellatione Iob et David, 5]. 112 Salmos 80, 10: “Los montes fueron cubiertos de su sombra, / Y con sus sarmientos los cedros de Dios.”. Job 9, 5: “Él arranca los montes con su furor, Y no saben quién los trastornó”. 113 Isaías 2, 1–3: “Lo que vio Isaías hijo de Amoz acerca de Judá y de Jerusalén. Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová”.

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«No en alta voz, mas leo, oh montes altos, ni aun para mí no más vuestras fraguras, no sea que ya por alta dando asaltos, a párpados caídos de oír alturas al hojearlas todas, porque a saltos lea ya aquí, ya allí; bellas pinturas del rostro sin color, por él, perdido hallen el del papel, en su ruido». «Pero en vano, si escucho a espaldas mías114 cual suelen fatigar en su carrera, del acicate heridas bellas pías el polvo que levantan de su esfera; tal tropel de un raudal que por umbrías calles frondosas es de cristal fiera desbocada corriente feroz brío del más suelto caballo por más río». «Jinete sobre el cual viene un riachuelo,115 incognito de nombre116 y más de talle por enano a la vista tan chicuelo que es milagro le encuentre, aunque le halle; asiéndose a las crines de su vuelo cristalino cerril sin sujetarle, corcovos da su plata en piedras duras ruidosa, ya relinchos, ya herraduras». «Coronado de ramos por su frente que inquieta, los inquieta, los extraña y mas del río viniendo su corriente verse sienta galán a uso de España; no al caballero enano que consiente la juncia entretejida de espadaña por gala de su humor, las olorosas yerbas sacude de su sien, las rosas».

114 [Sus ríos] 115 Entre los afluentes del Aragón están los siguientes ríos: Candanchú, Canal Roya, Ijuez, Gas, Lubierre, Estarrún, Aragón Subordán, Veral, Esca, Regal, Irati, Onsella, Zidacos y Arga. 116 [Entra un río pequeño en el río Aragón, cuyo nombre se ignora]

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«Aragón es su nombre por de casta conocida y de fama en sus riberas cristal hijo del viento, que le basta para raudal castizo entre ligeras pías alas del aire, de quien gasta a sus nubes pintadas primaveras remendada su margen a colores entre verdes, ya hermosa, ya entre flores». «A sus ruidosas alas extendidas,117 yendo y viniendo a ella al grave susto que el corazón a novedad tan rara derriba a un vuelco, y otro de robusto. El pecho estrecho campo en que no para saltando ya y cayendo no le ajusto pulsando desigual a asombro tanto veo una sierpe volar de horrible espanto». «A sus ruidosas alas extendidas118 se estremecen los troncos más fornidos mortales dando en tierra, sacudidas los olmos más del aire combatidos. Toda escamas de plata retejidas de verde y negros de obas repetidos a cuantas pertugadas119 da este rayo difunto al abril deja, muerto al mayo». «El verde erguido cuello que levanta lengua de agua que vibra temerosa silbos truenos, que fragua su garganta guijas dientes que muestra a lo rabiosa; boca que a inundaciones abre, y tanta cierra a avenidas, al volver odiosa a abrirse, ¡Santo Dios! Aún desperezo

117 [Sórbese el río Duero al río Aragón, y al riachuelo con él] 118 [Avenidas del río y cuando sale de madre] 119 Movimiento violento de todo el cuerpo, o alguna parte de él.

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bosteza al Euro,120 el Noto121 a otro bostezo».

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«Solo al aire que irrita con su vuelo hoja no hay que no asuste en bella rama no yerba que del campo verde es pelo que en él no se le erice; no flor dama, delicada del prado alfombra el suelo que en ella sin color no haga ya cama véola pasar, y soy hojas en cuello flores en cara, yerbas en cabello». «Con el asombro en tierra dan mis ojos y aunque animar los párpados procuro se levanten si pueden, dan de ojos otra vez en sí mismos; cuando: ¡oh duro! ¡oh, espantable espectáculo! Despojos el bruto es ya el jinete, hambriento apuro de un bocado se traga el voraz Duero al caballo Aragón, al caballero».

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«Sierpe empero de gula cristalina culebreando por la yerba afana del hartazgo indigesta, pues camina sin que arroyuelo o fuentecilla ufana, que encuentra, mas de flores golosina que sustento a su estómago sin gana, arrostre; general perdón del prado que hoy se nació, y aun yo, pues he escapado».

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«Vaya al mar por él, rompa, abrase en calles de cristales gran gomia a lo serpientes, de atrocidades ramblas, de los valles, de desesperaciones, de vertientes;122 y pruebe a abrir sus labios aventa[r]les

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120 Deidad que representaba al viento del este. 121 Dios del viento del sur. 122 [Entra el Duero en el mar después de haber entrado el rio Aragón en él]

34  Xaveriadas que el regañón,123 y el ábrego124 insolentes hagan al Dios, que sale a recibi[r]la con su tridente en ristre hasta la orilla».

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«Prodigio nunca visto, ¡caso extraño! Cuando el Duero entendí sierpe de plata por las puntas se entrará al grave daño de meterse por ellas, se retrata, de fiereza en lisonja: ¡hermoso engaño! Por las tres enroscándose su plata de armado Dios le vuelve el manso empleo de un tridente con sierpe caduceo». «Aquí llegó el asombro que corría tormenta por mi rostro mar picado si a olas de un color, otro venía que topándose escollos ya es quebrado. Cuando un coro de náyades125 que huía y de oréades126 otro derrotado vista su sierpe aportan a mis plantas a enroscarse por ellas, sierpes tantas». «Rodeado empero de bellezas tales que puerto buscan en los sustos míos naufragios a mis ojos desiguales son más vistas en ellos, que en sus ríos. Pues ellas aunque sierpes ven cristales, hermosuras yo en ellas, desafíos que a mis ojos al campo sacan bellos dándoles rotas mil, un solo, a ellos». «Ampáranos, me dicen, casi apenas formando al sobresalto enteras voces pues las aguas volar viste entre arenas cuales por de la Libia aves feroces;

“Dicho de un viento: que sopla del noroeste”. DRAE. “Viento templado y húmedo del sudoeste, que trae lluvias”. DRAE. “Cada una de las ninfas que residían en los ríos y en las fuentes”. DRAE. “Cada una de las ninfas que residían en los bosques y montes”. DRAE.

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a tu piedad recurso traen las penas que en los semblantes nuestros reconoces de asustados abriles, que a tropeles labios sobre tus pies abren claveles». «Bellas ninfas alzad, y no haré poco tan de susto cogiéndome obligaros a que me deis las manos, que provoco con tan cortes licencia de rogaros; en la mía las vuestras, que ya toco copos de nieve admiro, y al miraros de tiempos bello encuentro por hermosas si en mayos nieves, si en diciembres rosas». «Recobraos de colores, volved de ellos, no haya más de difuntos, sí de vivos: salteadores de ojos, o por cuellos sin orden o por frentes fugitivos; latrocinios al sol vuestros cabellos que le salieron al camino altivos sin dejarle más oro en su carrera que de merced, sin él, la prosiguiera». «Ya el escuderearos por forzoso lo juzgo de entre árboles umbríos hasta el fresno galán cuanto pomposo donde la Reina muere a desafíos; de un sueño que a quitar vidas famoso se hace del agua al son de vuestros ríos, no en muerte tal que engaña pues no dura, de quien aplaude voz, de quien murmura». «Venid, daréis meninas majestades a vuestra Reina cultos que aun dormida en verdes solios, logra las edades del campo en juventud la más florida. Venid, mejorareis de amenidades o por sonroseada, o por sentida si flora una mejilla, en otra es flora aurora en una es, en otra, aurora».

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«Llegad, mas no lleguéis, tened que admiro127 con Navarra en estrado, hermoso coro de bizarras señoras, donde el Tiro128 empacha su color, Ofir129 su oro; el indio su atezado a lo que miro se demuda y le pierde en su tesoro pues perlas, oro, y púrpura encuentro más en su centro, en ellas, que en su centro». «Divertido en miraros, divertido en contemplar, oh Ninfas, caudalosos ríos vuestros, plus ultras, no al sentido viéndoos de ellos salir pasmos hermosos. Envidias de lo lindo, inadvertido de emulación os pongo a los forzosos lances de celos entre hojosas ramas de otras más que vosotras damas, Damas». «¡Más que corteses son! En fin señoras que a recibiros se levantan bellas, prevenid su cortés, a lo de auroras adelantaos al sol que asoma en ellas; de él d’a que viene sed purpúreas horas, o a tanto amanecer a lo de estrellas, que le dejéis, lo mismo que os procura por suyo todo el cielo a su hermosura». «¿Cuál si se encuentran ríos caudalosos sobre entrar uno en otro ambos raudales a lo corteses vemos contenciosos y aun porfiados entre sí cristales? No de otra suerte al encontrarse hermosos con las ninfas las damas manantiales arrebatados, llevan a porfía con cortes[í]a tras sí su cortesía».

127 [Ciudades] 128 Ciudad situada en el sur del Líbano. 129 Ofir es un puerto o región mencionada en la Biblia que fue famosa por su riqueza.

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La Reina que hasta aquí no despertara de la sierpe o al estruendo, o a la porfía de unas con otras damas, dio en su cara dos soles, con dos ojos que abrió, al día; de despierta entre aclar[a], o entre no aclara, su luz entre sí duerme o no dormía dudosa, aun más dudosa luz se empeña si aun sueña o duerme, si despierta, aun sueña. Entre la admiración y lo suspensa de tanta hermosa gente como en torno de su real majestad mira defensa de sus aguas aun más sonoro adorno. Partiendo con su voz de lo que piensa: «¿a qué venís?» –pregunta. Y fue el retorno, mandándolas sentar, bien escuchada una irse a la vihuela, otra a la espada. «Vengo –dijo Pamplona–, a lo ofendida gran Señora, por todas hablar quiero, de que un tiempo hazañosa, ahora dormida arrimado a esa yerba hallé un acero; que de andar en tu mano no vencida por tanta mies de vidas pasajero yerba en él no nació, mi ardor perdona que Pamplona es quien habla, y es Pamplona». «De tus damas, oh Reina generosa, digo cuantas aquí te hacen estado ciudades nobilísimas, gloriosa más que todas, perdonen lo arriscado de tu espada en mi mano belicosa que otro temple no tuvo lo soldado, me celebran archivos de tu fama más por valiente, hermosa, que por dama». «La sangre de mis venas heredada que tan en lo mujer de hombre blasona me dice de un ilustre fue animada y aun del suyo mi nombre pues Pamplona;

38  Xaveriadas del gran Pompeyo130 fui rama cortada y de su pecho el mío a lo amazona y aun de Roma mis años pues me cuenta los de su fundación menos cuarenta».131 815

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«Si bien tan por de edad la sangre mía pudiera blasonar más de flaqueza que de aliento marcial, su valentía como es suya lo es más su fortaleza;132 a la noche terror, asombro al día pavor a Francia, a España igual braveza, gula tan general que así se sorbe de un bocado orbes mil, como si un orbe». «No negaré, Navarra, que me escuchas133 arrogancias a filos de tu espada que aunque a lo de Jacob vencí sus luchas no saliese a lo de él acuchillada.134 De los brazos del tiempo salí muchas muchas veces de herida celebrada, que como herir, salir herida es gloria,

130 “La segunda es Pompelon. Y es bien conocida ciudad de Pamplona, metrópoli y cabeza del reino de Navarra, y primer título real de sus reyes, y que continuaron constantemente desde la primera erección de la dignidad real por esta parte del Pirineo contra la potencia de los árabes mahometanos, hasta el reinado de Don Sancho el sabio padre del Fuerte, en cuyo tiempo hallamos haberse variado, y comenzado a llamarse promiscuamente sus reyes, unas veces que Pamplona, y otras de Navarra, habiendo corrido, hasta su reinado, que llegó hasta el año de Cristo de 1195, con el título de reyes de Pamplona, o de los pamploneses, casi en todas las cartas reales […]. Algunos escritores la han imaginado fundación de Gneo Pompeyo el Magno, por la asonancia de Estrabón, que parece suenan a que Pompeyo hubiese dado nombre a Pompelon” (Moret 1665, 16). 131 [Su fundador Pompeyo, año de la fundación de Roma 40. Y así se llamó Pamplona de su nombre] 132 [Su fortaleza o castillo el mayor que se conoce]. Es probable que se refiera al desaparecido castillo de Luis Hutín que mandó a edificar alrededor de 1308. Hoy en día se siguen buscando los restos de dicho castillo. 133 [Creces de esta ciudad y restauraciones de sus quiebras] 134 Génesis 32, 22–27: “Y se levantó aquella noche, y tomó sus dos mujeres, y sus dos siervas, y sus once hijos, y pasó el vado de Jaboc. Los tomó, pues, e hizo pasar el arroyo a ellos y a todo lo que tenía. Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob”.

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victoria sin dolor vulgar victoria». «Por dos veces, confiésolo, perdida135 mi libertad halló por suya el moro, pero si a mi poder restituida fue otras tantas del suyo, ¿de qué lloro? Antes blasonar puedo a lo engreída pude más que en la dicha en el desdoro pues pude sin poder: ¿hay quién lo dude? Lo que pudiendo conseguir no pude». «Ni tan mía del todo fue pujanza la que también de Sancho Eneco Arista136 a esfuerzos de su brazo y de su lanza hizo gala de Marte que se vista;137 que cuanto arrastra honra en mi alabanza pues mía, arrastró en él, de ambos conquista, no ha quedarse en ser propia se señala gala, que por salir, de propia, es gala». «No callaré que un tiempo dividida138 entre nobles imperios fue mi trato, si de una en la justicia a lo reñida por tres cortes de espada en Triunvirato.139 Tan grande sola yo, tan extendida en mi misma grandeza, que retrato fui de imperios, ya no tres, sin segundos si otros tres mundos fui, sobre tres mundos».

135 [Dos veces entrada de moros y echados de ella otras tantas] La primera en el año 718 y sucesivamente en 924 contra la campaña de Abd al-Rahman II contra Sancho Garcés (Lacarra 1976, 24–25) 136 Rey Íñigo García Arista (790–852), primer rey de Pamplona (Moret 1766, III:175–90). 137 [Fue restituida las dos veces del poder de moros por el rey D. Sancho Eneco Arista] 138 [Antes estuvo dividida entre gobernadores] 139 “A los cinco días de la derrota franco-navarra (1521) entró en Pamplona un triunvirato de gobernadores. Se les entrega toda Navarra, a excepción de dos castillos, el de Maya y el de San Juan de Pie de Puerto” (Mariño 1984, f. lxxix).

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«No a desdoros de amenos reducirme por Carlos140 a un imperio poderoso141 fue si se considera, pues fue unirme y hacerme un más, de un menos numeroso. Mas después hazañosa al prevenirme que antes bizarra en brío jactancioso con senadores seis; pues a ser vengo quien tres fue, y una ya, con seis me tengo». «Primaveras mil son, noventa abriles142 con mayos cinco encima, que a la parte de mi templo en las aras, no gentiles cristianas sí y soberbias, entró el arte hazañosa en primores por sutiles de estos filos no menos que de Marte, templo donde él colgó, colgué yo osada de mi espada memoria, de su espada». «Del venerable sacerdocio, aun dura143 un aquí lo sagrado fue en reglares de agustino canónigos, que jura de aquel primero culto en sus altares; de aquel fragrante incienso en su espesura de súplicas al cielo en sus cantares más de sí, a vencedores, suaves horas que del David cantor,144 bellas cantoras».

140 Carlos II (1349–1387). “Carlos II tenía diecisiete años cuando se hizo cargo del poder, y pese a su juventud dio muestras desde el primer momento de extraordinarias dotes de sagacidad y de gobierno, así como de un elevado concepto de la dignidad real. Llegó a Navarra en la primavera de 1350, y el 27 junio fue solemnemente coronado en Pamplona” (Lacarra 1976, 184). 141 [El rey Carlos reformó este gobierno después, en un cónsul y diez senadores] 142 [El año 1095 se fundó el templo e iglesia, catedral, en Pamplona] 143 [Aún duran reliquias de él en Canónigos reglares de San Agustín] “Por el mismo tiempo se dio principio en Pamplona a la nueva fábrica de la Iglesia Mayor, cuyos rastros todavía se ven, mandose que los canónigos viviesen como religiosos, conforme a la regla de San Agustín. Lo cual de aquel principio se guarda también el día de hoy, que son canónigos reglares y siguen vida común” (Mariana 1601, I:614). 144 1 Reyes 1, 28: “Entonces el rey David respondió y dijo: Llamadme a Betsabé. Y ella entró a la presencia del rey, y se puso delante del rey”.

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«Sobre trescientas músicas suaves que hacen al día que viene alegre salva las de recién despiertas dulces aves, noventa veces más risueñas el alba; y más siete y mil más, que al nacer graves sentimientos la aurora, que aún no salva llorosa su alegría, Carlos hace renazca el templo, que en los huesos yace».145 «Príncipe contra el tiempo celebrado por más que él, poderoso, en lo que escribo pues si él nos dio lo vivo amortajado lo muerto Carlos pudo darnos vivo. De un poder valentía a lo arriscado pues de sí mismo a expensas nada esquivo contra su real hacienda años diez, dudo si el tiempo más sin él, que con él pudo».146 «Pero que Carlos renovara el templo y en él el de su fama renovara fuera lo más que pudo sin ejemplo si otro mayor don Sancho no dejara.147 Haciendo por lo ardiente que contemplo de su celo a lo Marte, pues repara quiebras en lo moral de su corona, plaza de armas, de obispos, a Pamplona». «Sobre la edad de Cristo mil edades de Dávides en mí juran pastores

145 [Carlos rey de Navarra estando arrinconada la mayor parte del templo la reedifica. Año de Cristo 1397]. Se refiere a Carlos III, “el noble” (1378–1427). 146 [Para su restauración, a expensas del rey, se asignaron, por diezmos para la obra la 40 parte de las cábalas reales] 147 [A instancia del rey Don Sancho por el año de 1032 se celebró en Pamplona un concilio] “…No solo del tiempo del Rey Don Sancho el Mayor, que trae Sandoval en el Catálogo, de cuando el rey juntó concilio, y dio varias cartas reales para la restauración de la Iglesia de Pamplona, que casi siempre se llama Sede Iruniense…” (Moret 1665, 19).

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contra vicios y abusos Golíades148 giganteas costumbres como errores. Crujiendo de entre cáñamos verdades que o el desorden derriban a rigores o el mal introducido a tal descuello, todo es reformación, todo es degüello». «Triunfo ilustre debido a la memoria de tanta prelacía cuanto sabia concurrió no al despojo a la victoria por Oviedo, por Jaca, Álava, Avi[á] Ribagorza, y Anagorí,149 notoria en Nuño, Sancho, Poncio, Arnulfo, Labia con García y Julián que Aod provoca150 o al Ángel de la Hoja, en cada boca».151 «Si ambas sienes, Señora, merecida tienen por lo hazañoso que me abona de rosas o laureles de por vida que o cívica o triunfal ciñan corona;152 dígalo en mí tu espada, que ofendida

148 [Refórmanse las costumbres del Reino por los padres que aquí se juntan] 1 Reyes 1, 27: “¿Es este negocio ordenado por mi señor el rey, sin haber declarado a tus siervos quién se había de sentar en el trono de mi señor el rey después de él?”. 149 [Nombre de los Prelados que vinieron a este Concilio] 150 Jueces 3, 15–22: “Y clamaron los hijos de Israel a Jehová; y Jehová les levantó un libertador, a Aod hijo de Gera, benjamita, el cual era zurdo. Y los hijos de Israel enviaron con él un presente a Eglón rey de Moab. Y Aod se había hecho un puñal de dos filos, de un codo de largo; y se lo ciñó debajo de sus vestidos a su lado derecho. Y entregó el presente a Eglón rey de Moab; y era Eglón hombre muy grueso. Y luego que hubo entregado el presente, despidió a la gente que lo había traído. Mas él se volvió desde los ídolos que están en Gilgal, y dijo: Rey, una palabra secreta tengo que decirte. Él entonces dijo: “Calla”. Y salieron de delante de él todos los que con él estaban. Y se le acercó Aod, estando él sentado solo en su sala de verano. Y Aod dijo: “Tengo palabra de Dios para ti”. El entonces se levantó de la silla. Entonces alargó Aod su mano izquierda, y tomó el puñal de su lado derecho, y se lo metió por el vientre, de tal manera que la empuñadura entró también tras la hoja, y la gordura cubrió la hoja, porque no sacó el puñal de su vientre; y salió el estiércol”. 151 Apocalipsis 1, 1–2: “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto”. 152 [Es Pamplona la defensa de todo el Reino, por lo inexpugnable de todo el reino en este castillo]

Canto I 905–956  43

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por caída a tus pies, ya en mi persona al desagravio aspira de su ofensa viéndose espada, espada en tu defensa». Dijo, cuando: ¡oh, qué susto! El coro oyente que sale, ve una mano, y de la mano la espada le arrebata de repente rodeada de un fuego por lo humano, no el de la ardiente espada, es más ardiente;153 que con ella rompiendo el aire vano a esta voz que se oyó: «volveré luego», la espada se llevó, pero no el fuego. Cuál suele si prendió la voraz llama de turbación creciendo en la congoja que a lo público aquel bienes derrama y en el incendio aquel mares arroja. No de otra suerte Reina, Ninfa, Dama turbada entre las llamas se despoja o de atención, sosiego, o de colores flores que confusión son, de las flores. Cuál de repente fragua acometida del soplo que la asusta en tropas bellas de chispas se levanta a lo de huida para temblar de estrellas, con estrellas. Tanta belleza junta así cogida del sobresalto al fuego fue centellas luces despavoridas sobre el prado que otro trémulo son cielo estrellado. Cuál de los blancos álamos pendiente en la serenidad soplando el viento, el sin número verde de repente blanco es color de susto, es movimiento. Así de la que habló la hermosa gente atenta, y suspendida de su aliento

153 [Una de las grandezas de Pamplona, si no es la mayor, es haber peleado San Ignacio, patriarca en defensa suya desde el castillo dicho el francés]

44  Xaveriadas se alborota a las luces de oro rojas los colores mudando que las hojas.

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Fuego que abrasa no, fuego que enciende es el que así asustó sus corazones cuando transforma en sí, yerro en que prende de cadenas y duros eslabones. Digo los que arrastró la que suspende Reina hasta aquí en prisión, sin sus prisiones pues de ella pasó a ellas con exceso fuego en cadenas que al prender, fue preso.154 La mano de improviso, que ofrecía volver luego, volvió tan a las veinte155 que parece sin fuego le traía, o sin su actividad que nos la miente. Y a otra voz que a Pamplona dirigía le dice: «pues te precias de valiente ¿quién soy?» Dirás; y dijo él: «soy apenas». Cuando alzó con su fuego, y sus cadenas. «¡Dinos! ¡dinos!» La Reina dice: «hermosa y hermosas a una dicen Ninfas, Damas quien el que a lo de enigma misteriosa por armas que llevó nos dejó llamas. Y por ellas con manos poderosa volviendo, y por cadenas duras tramas de nuestra sujeción, ¿alzó con ellas? Direlo si os sentáis»; «¡oh, bella! ¡oh, bella!».

154 [Fue preso de los franceses San Ignacio que quiere decir ignis actio]. “De allí se partió el dia siguiente, y prosiguiendo su camino, fue otra vez preso de ciertos franceses, que siendo centinelas le vieron pasar desde una torre, y le llevaron al capitan francés; el cual sabiendo de dónde era, aunque no quién era, le acogió, y trató, y despidió cortesmente, y le mandó dar de cenar, y hacer buen tratamiento. Llegado a Génova, topó con Rodrigo Portundo vizcaino, que era entonces general de las galeras de España, y había sido su conocido en la corte de los Reyes católicos” (Ribadeneira 1863, 90). 155 A las veinte: “A deshora, a horas intempestivas o mucho más tarde de lo regular”. DRAE.

Canto I 957–1005  45

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«Nació Ignacio en la parte que de España provincia de Guipúzcoa alcanza nombre156 la que en su lengua natural, y extraña por revesada, y corta de más nombre; que ser corta en palabras es hazaña cuando en las obras largas porque asombre dando en solo un Ignacio, a Marte alientos, ciencias a Palas, a la Iglesia aumentos». «Nació del Señor año mil, y encima157 más cuatrocientos y noventa y uno, siglo después de Cristo tan de estima cuanta después que él nace alcanzó alguno. Siglo que a siglos venideros grima terror puso, y asombro, si uno a uno de calle los llevó valiente en suma hora en su lengua espada,158 hora en su pluma».159 «De la nave de Pedro tuvo el clavo160 cuando Ignacio nacía el que Inocencio Papa fue en nombre, y en renombre Octavo. De Occidente el imperio el que silencio puso al estruendo militar que alabo Federico el Tercero; no en silencio pasando de Isabel Fernando hazañas

156 [Ignacio natural de Vizcaya] Loyola es un barrio de la localidad guipuzcoana de Azpeitia, donde se encuentra situado el Santuario de Loyola. 157 [En que año nació] San Ignacio de Loyola (1491–1556). 158 “Era entonces Ignacio mozo lozano y pulido, y muy amigo de galas y traerse bien; y tenía propósito de llevar adelante los ejercicios de la guerra que había comenzado” (Ribadeneira 1863, 24). 159 “Iñigo de Loyola, fundador y padre de la Compañía de Jesus, nació de noble linaje, en aquella parte de España que se llama la provincia de Guipúzcoa, el año del Señor de 1491, presidiendo en la silla de san Pedro Inocencio Papa VIII de este nombre, y siendo emperador Federico I, y reinando en España los católicos reyes don Fernando y doña Isabel, de gloriosa y esclarecida memoria. Fue su padre Beltran Yañez de Óñaz y Loyola, señor de la casa y solar de Loyola y del solar de Oñaz, que están ambos en el término de la villa de Azpetia, y cabeza de su ilustre y antigua familia. Su madre se llamó doña María Sáez de Balda, hija de los señores de la casa y solar de Balda, que está en término de la villa de Azcoytia, matrona igual en sangre y virtud á su marido” (Ribadeneira 1863, 21). 160 [Quien gobernaba la cristiandad cuando nació]

46  Xaveriadas Reyes a la sazón de las Españas».161

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«Para restauración de la inocencia con Inocencio era razón naciese, y para que silencio a la insolencia de las armas heréticas pusiese por el imperio de su fe, y creencia que un a lo Federico a luz saliese: de a los Reyes Católicos su celo de otras Españas conquistando el cielo». «Beltrán Yáñez de Óñ[a]z de Loyola, cabeza de su casa solariega, de Ignacio, el padre fue donde tremola la ilustre y roja sangre que despliega por bandera, en que alista el no ser sola la de su madre en quien milita entrega de otra nobleza igual, sí fue la madre lo Sáez, lo Balda, sí Loyola el padre».162 «Niño Ignacio era entonces y hazañoso pues forma de muchachos escuadrones163 que aun en niñeces su valor no ocioso enarbolando de papel pendones con ellos marcha un Héctor animoso: de cañas escalando torreones no el primero al asalto que fingía

161 “Pasados pues los primeros años de su niñez, fue enviado de sus padres Ignacio a la corte de los Reyes católicos. Y comenzando ya a ser mozo, у a hervirle la sangre, movido del ejemplo de sus hermanos, que eran varones esforzados, y él, que de suyo era brioso y de grande ánimo, dióse mucho a todos los ejercicios de armas, procurando de aventajarse sobre todos sus iguales, y de alcanzar nombre de hombre valeroso, y honra y gloria militar” (Ribadeneira 1863, 21). 162 [Sus padres] 163 [Desde niño aficionado a las armas]

Canto I 1006–1052  47

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tem[í]a el peligro, porque no le había».164 «Ya en edad juvenil, y más briosa de los Reyes Católicos la corte seguía en su crianza a lo hazañosa165 pues en ella, un Cortés, su espada al corte; pudiendo herir en ocasión forzosa también la juega a treinta de su porte, no en calle estrecha; que les da su trato el que escapen si pueden de barato». «En esta edad florida, el instrumento acorde a sus oídos, era el solo estruendo de las armas, a su intento el clarín resonante por Eolo música la más dulce de su aliento; el bélico ajedrez su juego solo no la espada del naipe, porque encierra descartarse de espadas esa guerra». «Entre otras buenas gracias que lucía el ingenio de Ignacio en tales años una hacer versos era, y los hacía para excusar de mozo los engaños; y el tiempo así engañar que en él corría como la vena en el florido en años:166

164 “El año pues de 1521, estando los franceses sobre el castillo de Pamplona, que es cabeza del reino de Navarra, y apretando el cerco cada día más, los capitanes que estaban dentro, estando ya sin ninguna esperanza de socorro, trataron de rendirse, y pusiéranlo luego por obra, si Ignacio no se lo estorbara; el cual pudo tanto con sus palabras, que los animó y puso. Y una piedra del mismo muro, que con la fuerza de una pelota resurtió, también le hirió malamente la pierna izquierda. Derribado por esta manera Ignacio, los demás que con su valor se esforzaban, luego desmayaron: y desconfiados de poderse defender, se dieron a los franceses; los cuales llevaron a Ignacio a sus reales, y sabiendo quien era, y viéndole tan mal parado, movidos de compasión le hicieron curar con mucho cuidado” (Ribadeneira 1863, 22). 165 [Sigue la Corte, y en ella cuán valiente] 166 [Compuso varios motetes y en heroico verso la vida del Apóstol San Pedro] “se puso este santísimo y elocuentísimo Doctor, a componer versos heroicos, yámbicos, elegíacos, y de otras suertes, y comedias y tragedias de materias honestas y provechosas, con tanta elegancia y ornato, que los niños cristianos no tenían necesidad de leer poetas profanos para su enseña miento y doctrina” (Ribadeneira 1863, 415).

48  Xaveriadas tratando en verso al mundo como a loco que en el siglo y poeta no fue poco». 1055

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«En verso heroico hinchado y elocuente la heroica vida de San Pedro puso;167 que como se preció tan de valiente y no menos Ignacio se dispuso de su arriscado a celebrar lo ardiente. Suyo os diré un motete,168 en que le puso gracioso el brío, y pienso si él le oyera que aunque tanto lloró que se riera: Pedro se encubre y dirá a lo embozado: “¿quién va?” Respóndenle: “¿una mujer? ¿por aquí? ¿y a qué?” “A saber.” “Eche por sí, si a eso va. Saber tengo, y preguntar: ¿Tú eres de ellos?” Buen capricho que no hay paso, no la han dicho: “¿de qué fruto es porfiar?” “Pues lo he de saber; pues no ha de pasar; pues he de pasar; pues no ha de saber; al echar mano se llega ella de él eres, y él de un lo niega y él siendo hombre, y ella mujer por Dios que le trae, le trae a mal traer”».

167 “La cual creemos que el bienaventurado apóstol san Pedro le alcanzó de Nuestro Señor; porque en los tiempos atrás siempre Ignacio le había tenido por particular patrón y abogado, y como tal le había reverenciado y servido, y así le apareció este glorioso Apóstol la noche misma de su mayor necesidad, como quien le venía a favorecer y le traía la salud” (Ribadeneira 1863, 23). Según narró Juan Alfonso de Polanco, al ser devoto de San Pedro, San Ignacio compuso varios poemas en su honor (Polanco 1894, 13). 168 Estos versos podrían ser una copia, aunque con modificaciones, de los poemas de San Ignacio sobre San Pedro, mencionados por varios jesuitas, pero hoy desaparecidos.

Canto I 1053–1114  49

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«Viendo que no escampa llegase el que estampa: es de un Dios, es Cristo, digo el gallo visto todo el tan del hampa».

1090

«Bravo en cacareo de cresta arriscado muy de lo preciado, de la hoja creo si su pluma veo».

1095

«Y aunque hinchado inclina en ella arruina de todo viviente, si él gallinas siente valiente es gallina».

1100

«Con que el valentón de vidas perdón en lo que parece, si oírlas se ofrece es lo que ellas son».

1105

«Pedro ya lo he visto tanto de él me visto moriré con Dios y luego ni en vos lo de un Dios es Cristo».

1110

«Conocida está de una esclava ya vuestra; pero callo pues mejor un gallo que yo os lo dirá». «Pues a lo embozado dice: “¿quién? ¿quién va?” Respóndele: “¿una mujer? ¿por aquí? ¿y a qué?”

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“A saber.” “Eche por sí, si a eso va. Saber tengo, y preguntar: ¿Tú eres de ellos?” “Buen capricho que no hay paso no la han dicho: ¿de qué fruto es porfiar?” “Pues lo he de saber; pues no ha de pasar; pues he de pasar; pues no ha de saber; al echar mano se llega ella de él eres, y él de un lo niega. Y él siendo hombre, y ella mujer por Dios que le trae, le trae a mal traer”». «Cuál suele el ciervo de la sed herido más que por cazador de aguda flecha, si empleo ve el cristal apetecido en su boca arrojarse al agua estrecha con que todo bebérsele ha querido; y el agua que adelante a correr echa se le escapa, a venganzas se previene de la que se le fue, en la que viene». «Cuál suele astuto el alcotán armado de vuelos, y de presas en celada al pajarillo simple descuidado que al viento velas dio en ala hinchada; ser pirata en un vuelo apresurado y antes ser navecilla a lo anegada en su buche que verse de la orilla del nido al mar del viento, navecilla». «Cuál suele pues la aurora en su luz pura acechando a la noche que retira sin que la sientan triste su figura estantigua169 de sombras si se mira

169 Véase n. 1.

Canto I 1115–1177  51

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común fantasma por la tierra obscura; ya que ve a poner miedo se retira del todo al otro mundo, presurosa salir, un ya se fue, no ya medrosa». «No de otra suerte el bravo el alentado corazón de Loyola en la paz bella de asonadas de guerra se ha sonado un rumor, una fama, una centella. Cuando sediento, astuto, apresurado a lo aurora, a lo ciervo, a lo ave, a ella se arroja, vuela, sale; al se le nombra ciervo al agua, ave al [aire], aurora a sombra». «Año de mil, quinientos veinte y uno170 la arrogancia francesa cerco pone de Pamplona al castillo, que importuno fue siempre este furor que se dispone por reinos de Plutón y de Neptuno a molestias de España, ella se opone a marchitar de lises los verdores con un Ignacio, estío de esas flores».171 «Dentro pues del Castillo a sus deseos dio el logro de sus bríos envidiado: la gala al talle, iguales los empleos, la bizarría en él cuanto soldado solicitaba a su braveza arreos.172 Largo el cabello de lo bien peinado roja lavanda por el hombro al pecho más de su ardor que del color sospecho».

170 [Cerca el francés el castillo de Pamplona año de 1521] 171 “El año pues de 1521, estando los franceses sobre el castillo de Pamplona, que es cabeza del reino de Navarra, y apretando el cerco cada día más, los capitanes que estaban dentro, estando ya sin ninguna esperanza de socorro, trataron de rendirse, y pusiéranlo luego por obra, si Ignacio no se lo estorbara; el cual pudo tanto con sus palabras, que los animó y puso coraje para resistir hasta la muerte al francés” (Ribadeneira 1863, 21–22). 172 [Tan valiente anduvo el Santo descendiendo el castillo]

52  Xaveriadas

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«De ámbar la cuera bien acuchillada trascendiendo a la guerra que él le hacía por cada herida sangre derramada a la vista el jubón se descubría, de una lama de oro entre encarnada; la bota justa hasta el calzón ponía cerco, y al pie el zapato que sujeta que más que no el francés, el cerco aprieta».173 «Sombrero a dos batallas tremolaba bandera de sus plumas, que en colores batalla a más galán le presentaba y en Ignacio, de Ignacio, vencedores, vencedor y vencido se mostraba del aseo, el aseo a más primores: ya en su desnudo acero verse espera de sí un Narciso, se miró, y lo era». «De la dorada guarnición su mano la espada empuña espejo que le engaña, y a los suyos se vuelve, afecto humano desmayen a unas flores en campaña que encalabrian con su olor no vano si a pólvora trascienden contra España, dorando en fuego píldoras su boca, e Ignacio a estas razones se provoca:

173 “Mas como los enemigos no aflojasen punto de su cerco, y continuadamente con cañones reforzados batiesen el castillo, sucedió, que una bala de una pieza dio en aquella parte del muro, donde Ignacio valerosamente peleaba; la cual le hirió en la pierna derecha, de manera que se la dejarretó, y casi desmenuzó los huesos de la canilla. Y una piedra del mismo muro, que con la fuerza de una pelota resurtió, también le hirió malamente la pierna izquierda. Derribado por esta manera Ignacio, los demás que con su valor se esforzaban, luego desmayaron: y desconfiados de poderse defender, se dieron a los franceses; los cuales llevaron a Ignacio a sus reales, y sabiendo quien era, y viéndole tan mal parado, movidos de compasión le hicieron curar con mucho cuidado. Y estando ya algo mejor, le enviaron con mucha cortesía y liberalidad a su casa, donde fue llevado en hombros de hombres, en una litera. Estando ya en su casa, comenzaron las heridas, especialmente la de la pierna derecha, a empeorar. Llamáronse nuevos médicos y cirujanos; los cuales fueron de parecer, que la pierna se había otra vez de desencasar, porque los huesos, o por descuido de los primeros cirujanos, o por el movimiento y agitación del camino áspero, estaban fuera de su juntura y lugar: y era necesario volverlos a él y concertarlos para que se soldasen” (Ribadeneira 1863, 21–22).

Canto I 1178–1238  53

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Soldados donde yo estoy no está no la cobardía sí el ánimo y la osadía: ¿qué es esto? ¿desmayos hoy? Si el agua al rostro que os doy arrojada, en arrojadas voces mías alentadas para volver desmayados es recibir pues soldados de un tiro, y otro rociadas. Si por de fuera apretar veis esas puertas de un cerco forcejando a abrirlas terco; es costumbre militar por de dentro forcejar con desconfianza ciertas vuestras esperanzas muertas y no con fuerza escasas de cara hacia vuestras casas: ¿y de espaldas a esas puertas? Ánimo, soldados míos, que os cerca un campo con flores a lo verano de ardores de unas lises tan de bríos: parecerá bien por fríos y helados para echar mano parezcáis yo el castellano de este fuerte más que eterno, un muy adentro el invierno: ¿por qué cerca ese verano? A vuestro Rey defendéis, a la Fe santa amparáis, perdéis si aquí no ganáis, y no perdéis, si perdéis. De reputación sabéis y sabéis bien que lo es mía en lo adverso valentía

54  Xaveriadas

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más armada de furor; no venzan mi pundonor y vénzanme cada día». «Dijo; y apenas de su bravo aliento174 el último su boca al aire exhala cuando del enemigo otra oyó el viento que arrogante replica en una bala: primero hablando al muro, y sentimiento de oírla haciendo alguno se resbala hacia Ignacio en sus pies tan recio hablando que se los quiebra y la escuchó callando». ¡Oh, profundo silencio de paciencia! Y más que al golpe desmenuza el hueso y con Ignacio, da de la eminencia de la muralla al foso: ¡enorme exceso!» «Dadme todas, el Sol dice licencia, que en roc[í]os de la aurora haga progreso de lágrimas mi pena a lo sentido: flores prestad, prestadme atento oído:

1260

Mal herido el valor derribado, el constante esclarecido tan sordo a su dolor que vengarse ha pedido siquiera en un ay solo y no es oído.

1265

Que de piedra la piedra donde la bala dio no se sintiese: ¿qué mucho? Pero arredra ver que en Loyola diese sin ser piedra y de piedra pareciese.

1270

Acaso a lo puntoso vuestro valor de piedra tan sufrida quiso imitar lo honroso de verse así ofendida:

174 [Cae del muro al golpe de una bala que tiró el contrario]

Canto I 1239–1304  55

¿honra haciendo el sufrir desentendida?

1275

No que fuera en vos mengua imitar de su golpe, el sufrimiento [echoosle] a vos, sin lengua diciéndoos según siento sufridle vos, que en mí no hay tanto aliento.

1280

¡Oh, golpe riguroso! ¿porqué del muro a Ignacio te pasabas? ¿acaso allá ambicioso pequeño te mirabas y acá, de verte allá no te dignabas?

1285

Tu ambición conocida de gran golpe erró el golpe al pie bajando; pero bien entendida fue tu furia humillando a mayor levantarte derribando.

1290

Reconoce una bala echada a aquellos pies que tan mal hiere que al tiempo que los tala echada a ellos quiere le perdonen que hiere, cuando hiere.

1295

¿No el perdón consiguió? Si arrojada a sus pies hechos pedazos Ignacio a ellos cayó como el que en fuertes lazos de amor la va a abrazar, a echar los brazos.

1300

«¡Levanta!» Dice sabio Ignacio a su ofensora a lo ofendida: «¿de quién es el agravio si tú a mis pies rendida mi constancia te pisa no vencida?» «¡Alza, oh globo encendido! Que en tu esférico ardor a la memoria

56  Xaveriadas 1305

me traes a lo rendido a mis pies: ¡gran victoria! Del orbe se verá toda la gloria.»

1310

«¡Alza! Pero desecho veo a mis pies tu fuego y apagado: ¿acaso juez te has hecho y contra ti has juzgado que Marte viva aquí? ¿que aquí has quemado?».

1315

«Pero ¡ay dolor!». Prosigue175 enternecido el sol en desmayadas voces su luz, que sigue las de Ignacio alentadas, mayores al morirse llamaradas.

1320

Fue la herida mortal, mortal la herida fue, pero llevado en litera hasta el real del francés; hospedado cuidado le da el mal a su cuidado.

1325

La sangre que le toma no a su campo fue riego a sus verdores antes con él asoma cada lis mil dolores marchitas más al riego allí las flores.

1330

Su prisionero pues, mas de la compasión que le procura con vendas en los pies grillos en que asegura a su salud en la prisión la cura.

1335

Pero a cuidado igual el mal iba a peor; que el buen oficio hace en un bajo mal que en los pies hizo vicio

175 [Llévale en prisiones el francés a sus reales]

Canto I 1305–1369  57

lo que en un hombre bajo, el beneficio.

1340

El sol del mundo ojos de la desgracia avista en tantos llora cuantos se ve despojos del sentimiento ahora de un[a] aurora en rocíos, y otra aurora.

1345

«Fuentecillas, Señoras del campo que cruzáis –el Sol prosigue–. Damas que os ve de floras y favores consigue dando celos a abril si el mayo os sigue».

1350

«Este es tiempo de tales galanteos de abriles, y de mayos ¿cuándo crecen mis males? ¿cuándo aumentan mis rayos no de sol, de dolor, ansias, desmayos?».

1355

Ruidoso despeñado del risco arroyo, paso, que aquí hay penas enfermas de cuidado ni aun en murmullo apenas te oiga el enfermo hablar con tus arenas.

1360

Músico pajarillo que desperdicia voces que no igualas a cualquier airecillo, y colores tus alas ahora músicas vienes, ¿ahora galas?

1365

Del prado florecillas que al espejo gastáis del agua clara tanto de salserillas, ¿mejor no se empleara llorando vuestro espejo en vuestra cara? Pero ay de mí, que lloro de Ignacio el grave mal, que le ha rendido

58  Xaveriadas 1370

y en él de mi decoro no lloro lo perdido de un si vencido está, ¡que estoy vencido!

1375

Pero yo a lo escondido en el sol me introduje: ¡oh, gran Señora! Llorando lo ofendido de Ignacio a lo ofensora si a lo cobarde soy quien su mal llora.

1380

Si bien a fortaleza ninfas podéis que él llore atribui[r]lo pues lágrimas firmeza don mayor al senti[r]lo que por de fuera caen foso al castillo.

1385

Si a Pamplona, oh ciudades, de Ignacio habéis oído defendida; de sus felicidades ninguna referida mayor, ni de mí menos merecida.

1390

El favor que él recibe del francés en el real por Pedro santo que escuchéis apercibe ya festivo mi canto valiente como él, como yo tanto.

1395

1400

¿Dónde parte el Paraninfo con ansia tan presurosa? Apostaré que le llevan nuevas de amor por la posta. Desde la celeste esfera Pedro vice Dios derrota; toma hacia el real del francés esferas del viento corta. De la cámara del Rey médico viene a Loyola;

Canto I 1370–1437  59

que hace cama de la herida gran milagro si mejora. 1405

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Durmiendo al enfermo halla; siéntase en la cama y toma el pulso al mal de que duerme despiértale y salud cobra». «¿Quién el descanso? ¿quién a mis sentidos les quita? –dice Ignacio– ¿quién el sueño vencido de él les roba a lo vencidos? ¿no me conoces?»; dice un grave dueño que a sus ojos se ofrece, enriquecidos los suyos de un mirarle a lo halagüeño, de agrado en su semblante venerable todo apacible risa, todo afable. «Mi ancianidad –le dice– ¿no te dice, oh Ignacio, quién será? ¿quién los verdores de tus bríos en ella te desdice? No esta nieve tan cana la que ardores de tu edad refrigera y contradice en mi nevado el campo, en ella flores de un pensamiento vano, no haya en tierra que solo arroja en ti el guerra, ¿guerra?». «El resplandor que ostento soberano y tus ojos deslumbra en su grandeza, no te dice ser luz que de la mano te procura sacar de la bajeza, adestrándote al cielo, de lo humano; sin ojos para ver otra belleza que la de aquella paz que te desarma de lo de acá y te toca al arma: ¿al arma?». «No te dice quién soy lo bien arado, de este rostro echas surcos mis mejillas llovidas bien, pues bien a lo soldado hizo en ellas mi llanto maravillas; dando un asalto y otro en lo surcado

60  Xaveriadas

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brechas que al cielo hice, y al abri[r]las a escala vista a Dios entre: ¿en el alma laurel ciñendo, vencedora palma?». «Estas redes que piso, y que desprecio: ¿no te dicen que soy el que dejadas esperanzas de un siglo en ellas necio en ellas piensa echar en ti redadas de bienes, y de glorias cuyo precio solo pescan el bien de despreciadas tenidas guerras haciendo a la memoria y dando así aherrojadas paz victoria?». «Esta espada que ciño a lo valiente: ¿no te dice que soy el que en el huerto sacada de mi luz resplandeciente a un tajo que tiré, de un golpe incierto Malco escucha por ella,176 lo elocuente de sus filos que hablaron con acierto porque no hiriendo más hablaron poco y en los tuyos, ya amenos me provoco?». «Estas llaves, oh Ignacio, que en mi mano ostentan el cerrar, y abrir el cielo que Pedro soy: ¿no dicen castellano que las puertas te rinde por el suelo de una gloria castillo sobrehumano que a lo ardiente hazañoso de tu celo con armas de hoy más otro guerra acabes que acabe se te entregue, y yo las llaves?». «No desmayes tu aliento derribado de una bala a lo de ímpetu francesa que si en ella el primero ya es pasado presa no hará al segundo, si antes presa, en tu bizarro espíritu afamado.

176 Juan 18, 10–11: “Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco. Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?”.

Canto I 1438–1480  61

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De París177 se verá la flor que besa márgenes de su río que penetras como de flores, de floridas letras».178 «De otras armas de espíritu al estruendo: ¡cuánto allí rendirás de resistencia muros en un Xavier!179 De ellos cayendo herido hasta en los pies a tu obediencia; de una palabra, y otra despidiendo balas tu boca al fuego de una ciencia y de eficacia pólvora que ardiente aun más allá le vuele del Oriente».

177 “Salió con determinación de irse a la Universidad de Paris, adonde Dios le guiaba para favorecerle como le favoreció. […] Poníanle delante el frío muy áspero que hacía, por ser en medio del invierno: la guerra ya rompida y muy sangrienta que había entre España y Francia, y los peligros y trabajos de consideró los estorbos que allí se le ponían para la ejecución de su deseo, juzgó que le convenía mudar su asiento de aquella universidad. Y así se salió de ella con harta contradicción de muchos hombres principales, a los cuales dolía en el alma esta partida que por esta causa estaba lleno el camino. Contábanle muchos y frescos ejemplos de horribles crueldades que en aquel camino de Francia los soldados habían ejecutado contra los caminantes. […] Así se dio a caminar por medio de Francia a pie y con el favor de Dios que le guiaba, llegó a París sano y sin pasar ningún peligro, al principio de febrero de 1528” (Ribadeneira 1863, 113–14). 178 [Entra en París florida universidad] 179 [Convirtió allí muchos y entre ellos a San Francisco Xavier] “Francisco Javier, aunque era también su compañero de cámara, se mostró al principio menos aficionado a seguirle, mas al fin no pudo resistir a la fuerza del espíritu que hablaba en Ignacio. Y así vino a entregarse a él, y ponerse del todo en sus manos; aunque la ejecución fue más tarde: porque cuando él tomó esta resolución, habían pasado días, y estaba ya ocupado en leer el curso de la filosofía” (Ribadeneira 1863, 136).

62  Xaveriadas

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1490

1495

«Soldado te verás allí jugando,180 de otra espada animosa entretenido, de unos trucos al juego acuchillando un alma que al estoque recibido; de un taco los marfiles retirando la calle abajo de la mesa, herida uno y otro caerá, y al punto herida ella a tus pies, pasando a mejor vida». «En bizarría y gala de tu traje lucido allí te ostentarás soldado de paciencia la cuera al bravo ultraje que harán de ti por Santo acuchillado; de unas varas en vano su coraje pues ni de una te verás pasado: al pecho banda por la espada roja si a azote de otra mano se despoja».181

180 [Convierte a un hombre perdido jugando a los trucos con él] “En París había un doctor teólogo, al cual deseó mucho Ignacio ganar y traerle al conocimiento y amor perfecto de Jesucristo, y habiendo tomado para ello muchos medios sin provecho ninguno, fue un día a visitarle a su casa con un compañero, que me contó lo que aquí escribo. Halló al doctor pasando tiempo, y jugando al juego de los truques; el cual como vio a Ignacio, o para excusar lo que hacía, o para echarlo en palacio, comenzó a pedirle con mucha instancia que jugase con él, pues Dios le había traído a tan buen tiempo; y como Ignacio se excusase, y dijese que ni él sabía jugar, ni había para que tratar de ello, insistió mas, le importunó con más ahínco el doctor, diciendo que no había de ser otra cosa. Hízole tanta fuerza, que en fin le dijo Ignacio: «Yo jugaré, Señor, con vos y haré lo que me pedís, pero con una condición, que juguemos de veras; y de manera que si vos me ganáredes, yo haga por treinta días lo que vos quisiéredes, y si yo os ganare, vos hagáis lo que yo os pidiere por otros tantos días». Plugó esto al doctor: comenzaron a jugar, e Ignacio, que nunca había en los días de su vida tomado en las manos aquellas bolillas ni jugado tal juego, comenzó a jugar como si toda su vida no hubiera hecho otra cosa, sin dejar ganar una sola mano al doctor; al cual de rato en rato decía el compañero de Ignacio: «Señor doctor; este no es Ignacio, sino el dedo de Dios, que obra en él para ganaros para sí». En fin, perdió el doctor, y quedó ganado” (Ribadeneira 1863, 617–18). 181 [Quiérenle azotar, una vez y de otra le azotan en Paris]. “Estaba antes de esto el doctor Gobea enojado contra Ignacio por un estudiante español, llamado Amador, que por su consejo había dejado el colegio y los estudios, y el mundo, por seguir desnudo a Cristo desnudo. Irritado pues Gobea con estas palabras del maestro y lleno de ira y enojo determina de hacer en él aquel público castigo, como en un alborotador y revolvedor de la paz y sosiego común; y así manda que en viniendo Ignacio al colegio, se cierren las puertas de él, y campana tañida se junten todos y le echen mano, y se aparejen las varas con que le han de azotar. No se pudo tomar esta resolución tan secretamente, que no llegase a oídos de algunos amigos de Ignacio; los cuales le avisaron que

Canto I 1481–1512  63

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«Allí de plumas te verás volando penacho en tu cabeza tan airoso si un Jayo182 allí, si un Jasso183 allí ganando Bobadillas,184 Simón,185 Fabro186 ingenioso; con Salmerón,187 Laínez188 ondeando de letras gala su lucir vistoso en tu docta familia, breves sumas de las que ostentarás al orbe plumas».189 «Allí el cabello de lo bien peinado será sobre tu rostro macilento y tanta amarillez lo desgreñado, de penitencia espejo donde atento Narciso te verás desengañado; sin culpa allí prisión a tu contento, la bota justa que a su estrecho iguala de un cepo, en que reviente el pie por gala».190

se guardase. Mas él lleno de regocijo no quiso perder tan buena ocasión de padecer, y venciéndose, triunfar de sí mismo. Y así luego sin perder punto vase al colegio donde le estaba aparejada la ignominia y la cruz. Sintió bien Ignacio que rehusaba su carne la carrera, y que perdía el color y temblaba” (Ribadeneira 1863, 131). 182 Claudio Jayo (1504–1552), uno de los primeros compañeros de Ignacio de Loyola en París, del grupo de los diez Primi Patres que formarían más tarde la Compañía de Jesús. “Claudio Jayo, saboyano” (Ribadeneira 1863, 138). 183 Francisco de Jasso y Azpilicueta, es decir, Francisco Javier. 184 Alfonso Nicolás Pérez, conocido como Nicolás de Bobadilla (1511–1590) fue uno de los primeros jesuitas españoles, compañero de Ignacio de Loyola. “Nicolás de Bobadilla, que es de cerca de Palencia” (Ribadeneira 1863, 137). 185 Simão Rodrigues de Azevedo (1510–1579) fue uno de los fundadores de la Compañía de Jesús junto a Ignacio de Loyola, y de la provincia jesuítica de Portugal. “Simón Rodrigues portugués” (Ribadeneira 1863, 157). 186 San Pedro Fabro (1506–1546) cofundador de la Compañía de Jesús. “Pedro Fabro, saboyano” (Ribadeneira 1863, 135). 187 Alfonso Salmerón (1515–1585) fue uno de los primeros jesuitas y un erudito de la Biblia. “Alonso de Salmeron, toledano, que era más mozo” (Ribadeneira 1863, 137). 188 Diego Laínez Gómez de León fue un teólogo y el segundo General de la Compañía de Jesús, compañero de san Ignacio de Loyola, sucesor y biógrafo suyo. “Padre Maestro Laínez: el cual fue casi el primero de los compañeros que Ignacio tuvo, y el hijo más querido” (Ribadeneira 1863, 15). 189 [Gana en Paris hombres doctísimos y escritores después, famosos] 190 [Échanle allí en prisiones y cadenas]

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«La espuela allí al talón aun más dorada a tu fervor será caballeroso en milicia de Cristo comenzada espolearte al bien en lo animoso; de tu espíritu ardiente a la jornada y conquista de un mundo poderoso ejército de engaños que desvela, tu caridad dorándote la espuela». «Ea Ignacio –le dice Pedro– amante191 de su salud, sentándose en la cama médico celestial, que en su semblante el lenitivo trae que desinflama lo crudo de la herida penetrante. Descubre –dice–, el pie; descubrió, y llama al dolor con imperio y le obedece si el mal le deja, y él desaparece». «Aquí de Ignacio altivo el pensamiento ya de tan otros pensamientos arma de esfuerzos el discurso, su ardimiento que de sus vanidades le desarma; y de las armas le despoja atento solo a pensar en sí, y en Dios, que al arma, al arma le tocó con Pedro santo y así en su pensamiento al arma el canto: ¿Qué salud me vino a dar el vicediós en la tierra porque dejando la guerra, guerra me haga yo a llorar? Si me ha dado qué pensar y he pensado que bajó

191 “Ya parecía que se iba llegando la hora y el punto de su fin, y como los médicos le diesen por muerto si hasta la media noche de aquel día no hubiese alguna mejoría; fue Dios nuestro Señor servido que en aquel mismo ponto la hubiese. La cual creemos que el bienaventurado apóstol san Pedro le alcanzó de Nuestro Señor; porque en los tiempos atrás siempre Ignacio le había tenido por particular patrón y abogado, y como tal le había reverenciado y servido, y así le apareció este glorioso Apóstol la noche misma de su mayor necesidad, como quien le venía a favorecer y le traía la salud” (Ribadeneira 1863, 23).

Canto I 1513–1578  65

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porque envaine como él yo en el huerto, y no en mi llanto como él, que valiente tanto valientemente lloró. Gran correspondencia tiene si él a Malco mal hirió y Dios, y no él, le sanó me sane a mí cuando viene; pues al crédito conviene suyo, si otro me hirió a mí, a él tan parecido aquí, sanando la herida fresca a Cristo, en mí, se parezca y en el otro hiriendo, así. Que a sanarme de la herida viene a lo de su Maestro que su vida dejó diestro defendiéndola ofendida: he pensado en su venida si a lo de Dios me sanó, que al parecer se mostró tanto de él que así me ha herido agraviado y ofendido como de él Dios cuando hirió. Mas hay diferencia, y es que Cristo sanó la oreja, y a mí, si Pedro me deja sano, curando mis pies; y si echado a ellos pues tanto se ha humillado aquí le diré a lo Pedro allí al lavárselos su Dios: ¿a mí lavármelos vos? ¿vos curármelos a mí? Levantad, Pedro, del suelo mi a lo Dios: ¡alzad! ¡alzad!

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Que en fervor y en humildad soy un vos vuestro desvelo vuestra resistencia y celo; no me dejaré curar seré eterno en porfiar, no insistáis no que yo sé mejor ese oficio haré que vos, pues puedo llorar. Que me replicáis diré me dejé de vos ganar a llorar y más llorar o parte en vos no tendré con vos llorando, aquí haré de él vencido en mis enojos; lloradme todo en despojos que si a lo Dios me ganáis llorando, en fin me dejáis un a lo vos, en mis ojos. Pensamiento humilde mío pasad de esa resistencia al campo de penitencia en que al arma os toca el brío de un valiente desafío conmigo mismo encontrado, a tal batalla llamado, donde se verá de mí desbaratado, el que fui de un ya no desbaratado. Pero bien será primero de los pies a la cabeza os arméis con la aspereza de un cilicio que de acero pasado al cuerpo es ligero; que aunque es yerro, el pesar cesa si os arma para la empresa, contra los yerros pasados, que estos pesan más pensados

Canto I 1579–1651  67

y el no, sí de ellos nos pesa.

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Que ciñáis soldados espada de empuñar la disciplina es militar disciplina de acero en sangre bañada; no con templanza jugada, que de este acero que enoja por volver de hoy más la hoja bien jugado contra mí será el de la hoja fui ya mejor, el de la hoja. Roja banda que os podré pensamiento por el pecho, de un echar al agua el pecho de mi llanto, él pintaré en nubes de un lloraré pasados míos errores; un iris de más primores que anuncié si se repara de un empacho por la cara paz al alma en sus colores. De plumas penacho hermoso, si esa es gala del soldado, el cabello desgreñado de mi peinarle curioso; ondeo al viento vistoso si al nevar, nubes, espumas de copos en tantas sumas al aire el desgreño ya de negras blancas será penacho hermoso de plumas. Armas de fuego llevad a la guerra pensamiento; lágrimas postas al viento por los ojos disparad; de fuego bocas, llorad

68  Xaveriadas

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envueltas en amor sumo, de un de dolor me consumo con estruendo de un gemir siendo el humo (de un sentir todo es vanidad), el humo. Armado estáis bien podéis pensamiento puesto en Dios presentaros vos a vos la batalla que os daréis dando tras vos si queréis; porque más no es menester para en venceros, vencer vuestro campo con el vuestro que no querer ser tan vuestro que vuestro dejéis de ser. Alto al arma, al arma bríos de mi espíritu soldados que aunque poco ejercitados en esta guerra, sois míos, y esto os basta en desafíos que el valor antiguo os dio, si ya otros, otro él, no; a mí me hallaréis en mí no otro yo, de él que yo fui, yo aquí Ignacio, como yo. Muera mi arrogancia: ¡muera! Y viva mi humildad: ¡viva! Juego de la espada altiva por alto el azote, afuera carne blanda a lisonjera más que flaca desahogada mal herida de esa espada; que solo de lo soldado los desgarros me han quedado si a estos golpes desgarrada.

Canto I 1652–1723  69

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Corra la sangre e inunde todo el campo del vivir, donde el vencer es morir, donde el morir vida infunde, tanto la matanza cunde por potencias, y sentidos que en el alcance seguidos ni uno solo a escapar prueba que pueda llevar la nueva (gran desgracia) a mis oídos. A mis oídos matanza de cuanto soy rigurosa sin lástima, y lastimosa tanto de mí, en mi mudanza que ni aun perdono a esperanza de encontrar de lo que he sido algo por compadecido; tan sin piedad muerto a mí que mi bien visto de mí, de mí ni es visto ni oído. Ni oído de mí el que miraron mis ojos a lo soldados desgarrados por rasgados, galanes que se preciaron sus niñas galantearon; tan al ser vistos y al ver cuánto hay de buen parecer, muertos en sus arreboles que si un de al nacer son soles, ya un soles son de al poner. Tan a sangre y fuego voy por mí mismo discurriendo que si allí profano, huyendo voy de mí, en mis manos doy y lo que fui, en lo que soy también muere en bien vivir; que el vivir bien, ha no huir

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al vivir mejor: ¿también muriera, no más de bien sabiendo que he de morir? Entro a coger el despojo de un me despojo de mí, pero en guerra en que yo a mí me despojé, no me cojo; que soy noble, y no me arrojo soldado siendo de cuenta a mi dejado sin cuenta. Bajeza a que se aperciben los que tan sin cuenta viven soldados de poca cuenta. Banderas, alas del aire cogeré de la refriega que mi vanidad despliega al aire de su buen aire; galas, digo, que al desaire rotas, de esta guerra iguala su destrozo al que de un ala desplumada suele ser, galas del buen parecer rompidas de mí por gala. Las piezas de artillería en gran número dejadas del contrario por pesadas de hermosuras batería; a mis ojos este día sin munición de linduras sin pólvora de locuras sin fuego de un loco amor: hermosuras, ya a mi amor tiros sin bala hermosuras. Prisioneros y cautivos de mí en esta ilustre guerra mis pensamientos de tierra

Canto I 1724–1792  71

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que están más muertos que vivos, en pensar en Dios esquivos. Prisioneros ya en mi gloria aunque pese a la memoria en la gloria han de pensar y al pensamiento cantar mi vencedor, la victoria. La victoria la gala le canten ambos orbes de Ignacio al pensamiento gala de vencedores. Canten la victoria los cielos, y por mote cada estrella sea un viva vivan sus resplandores.

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La victoria le canten por cumbres, y por montes los aires que entre palmas banderas se tremolen. Cántenle la victoria fuentecillas que corren a sus ojos, que riegan el laurel que se ponen. La victoria le cante en víctores conformes al vencióse asimismo para sí el ser tan hombre. Cántanle la victoria los ecos que retornen el viva, viva eterna la gloria de su nombre». ¡Y del tuyo! ¡y del tuyo! Le aclamaba de Damas, Ninfas, Reina ilustre coro,

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por junta tan de oír, como admiraba oírlo bravo en Pamplona tan sonoro; lo valiente tan tierno si lloraba, lo arriscado tan manso si en su lloro dice el robo de espada por quien luego en cadenas que roba, preso es fuego. «Llega, oh ilustre ciudad», dice gloriosa la que ni cabe en sí ni en su alegría Navarra, digo, que escuchó dichosa trocada su prisión en la que oía, por Ignacio su espada, en hazañosa si antes sin él, con él ahora vencía, los brazos le echa en premio, que a Pamplona el peso eterno fue de su corona.192 Coronada se ve de sus favores y más porque los hace coronada pues solo de Navarra ser señores gloria fue de sus reyes limitada: hasta que Eneco Arista193 dio mayores194 realces a esa gloria dilatada de que se alcanzó a ver en su corona Rey de Navarra y Rey, Rey de Pamplona. Cuando piensa la Reina agradecida da en su corona el logro de premia[r]la de sus damas la ve tan aplaudida que en hermoso tropel por mejora[r]la

192 2 Corintios 4, 17–18: “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”. 193 “El sobrenombre Arista es muy creíble sea vascónico, y cosa muy natural el ponérsele en su idioma, en especial entonces cuando estaba más excluido cualquiera idioma extranjero. […] Al rey Don Íñigo Arista se le atribuye la insignia de la Cruz sobre un encino, y dan por causa el habérsele aparecido, así al trance de romper de batalla en una ocasión contra los moros, y haberla usado después en agradecimiento del favor divino” (Moret 1665, 441). 194 [Sancho Eneco Arista, el rey que primero se vio rey de esta ciudad, y se llamó rey de ella; D. García Sancho sin serlo de ella Rey de Navarra] Véase la nota 137.

Canto I 1793–1841  73

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le vuelven la corona195 recibida196 y de espinas afectan coronarla, premio tan superior, como bien visto pues Cristo, es su corona en la de Cristo. Veces sesenta y seis, el orbe abrasa sobre doscientas más y mil encima la hoguera universal, que la real casa de Francia en Luis el santo197 trocó en clima; benigno por Pamplona donde pasa templándole el ardor que ya no grima pondrá, aunque la corone de rigores, si entre espinas se ve, no flor, sus flores.198 Vese de las ciudades, que en contorno bellas la abrazan damas de su Reina celebrada en aplausos de un adorno que lo fue de su Rey que siglos reina.199 Cada cual de por sí, logrando entorno discantes de su voz, que pule y peina de emulación Tafalla, Olite, Tudela Sangüesa, Álava, el Puerto, Bearne,200 Estel[l]a. Tafalla, si no venció201 por lo bien que discurrió de todas el grave aplauso

195 “Acerca de la espina sagrada, que el rey San Luis dio a Don Teobaldo en esta ocasión del matrimonio con su hija, se ofrece advertir, que la Corona de Espinas, de donde ella se sacó, no está ni estuvo jamás en el monasterio de San Dionís […] Todo esto sucedió por los años de 1238 y 1239, diez y ocho años antes que esta Sagrada Espina se sacasse para el Rey Don Teobaldo” (Moret, I, 333–336). 196 [Dio san Luis, Rey de Francia, a Pamplona una gran parte de la corona de espinas. Año de 1266]. 197 Luis IX (1214–1270) de Francia, también conocido como Ludovico Nono. 198 Cantares 2, 1–2: “Yo soy la rosa de Sarón, / Y el lirio de los valles. / Como el lirio entre los espinos, / Así es mi amiga entre las doncellas”. 199 [Aplaudenle las otras ciudades este favor] 200 El Bearne es una región natural e histórica de Francia situada a los pies de los Pirineos. 201 [Tafalla] La ciudad de Tafalla está situada en la zona media de Navarra. “Tafalla aunque no se le conoce principio, en los privilegios antiguos siempre se llama Tafailla, o Altafailla, y con otros nombres no las hallamos…” (Moret, Investigaciones, p. 82).

74  Xaveriadas si a lo menos en el ahúso de que así, primera habló.

1845

1850

Cuando el cielo, oh Pamplona, coronara tu heroica sien de soles, y de estrellas el viento de sus nubes cuando bellas, el alba de sus risas cuando aclara. Cuando la común madre, de su cara flores toda, o afeites como ellas; cuando el fuego tronara en ti centellas y en ti el mar sus cristales encrespara. Corona fueran tuya, imperio tanto, pero de juncos laureada abona desistan de sumas, aun menos, cuanto.

1855

1860

1865

Menos ya, serán más, en tu persona, pues subirán, bajando, con espanto vasallaje a ser tuyo, de corona. Álava que se seguía202 del epigrama entendía salir mejor que Tafalla y pues dijo, y ella calla más que ella dijo decía. Hermosa posesión en tu cabeza, oh Pamplona, de espinas coronada si en la de Cristo por desprecio ajada en la tuya se puso por grandeza.

202 [Álava] Álava es una de las tres provincias españolas que hoy componen la comunidad autónoma del País Vasco. “El título de Álava antiquísimo en los reyes de Pamplona. Su nombre se extendió en lo antiguo a tierra de la Bureba. Memorias del Chronicon de S. Millán, que aclaran algo los términos antiguos de Álava y Castilla. La interior, y primitiva Álava desde las conchas de Arganzón, hasta la montaña de San Adrían no fue poseída por los moros. El nombre de Álava extendido también a Vizcaya, y Guipúzcoa, al modo que hoy el de Vizcaya a todas tres” (Moret 1665, 547).

Canto I 1842–1889  75

1870

Al desprecio agradezca tanta alteza como en la que se ve, pues estimada con lo que un Dios la suya lastimada alcanza a merecer de una bajeza. De mano de un cruel Dios la recibe y tú de un rey por Santo que te anima: con Dios no hay competencias, pero avive.

1875

1880

1885

Toda exageración que ponga grima, ver que ha que le lastime él se apercibe y tú ha que puesta en ti, te ponga estima. Siguióse Olite ingeniosa203 y en competencia animosa a las dos piensa vencer, puédesele bien creer que se pica y de envidiosa. De un Rey y Santo es bien se considere: ¡oh Pamplona! Fue el don, no merecido y santo admire el Rey, que tan partido fue contigo de un bien por lo que hiere. Siempre el Santo a las penas se prefiere y a los gustos se niega de entendido si el frasco veo oloroso no ha querido204 para ti este David, pues lanzas quiere.

203 [Olite] Olite es municipio y una ciudad española de la Comunidad Foral Navarra. Es la cabeza de la merindad del mismo nombre. “De Olite de Navarra solo hay la asonancia de la voz, y lo que los autores dichos interpretan con ambigüedad y duda. Lo que en su Archivo hallamos es un privilegio original del rey Don García Ramirez que suena haberla poblado en que dice: que todos los pobladores que fueren a poblar a Olit tenga aquel mismo fuero, que tienen los francos de Estella…” (Moret 1665, 148). 204 2 Reyes 9, 1–3: “Entonces el profeta Eliseo llamó a uno de los hijos de los profetas, y le dijo: Ciñe tus lomos, y toma esta redoma de aceite en tu mano, y ve a Ramot de Galaad. Cuando llegues allá, verás allí a Jehú hijo de Josafat hijo de Nimsi; y entrando, haz que se levante de entre sus hermanos, y llévalo a la cámara. Toma luego la redoma de aceite, y derrámala sobre su cabeza y di: Así dijo Jehová: Yo te he ungido por rey sobre Israel. Y abriendo la puerta, echa a huir, y no esperes”.

76  Xaveriadas 1890

1895

1900

Quiere para ti espinas, porque ofensa no son sino regalo, pues divinas, si para sí delicias, selva densa.205 De abrojos que le ofenden peregrinas, luego que te regala, y mucho piensa cuando espinas no envía, sino espinas. Aunque de tres la vencida206 se dice, Sangüesa, oída después de las tres dirá: ¿qué se diga importará si no me doy por vencida? De la corona parte que no entera: ¡oh Pamplona! Le cabe a tu ventura: ¿acaso porque el Rey partido jura contigo de amistad la verdadera?

1905

1910

Yo por mayor, Señora, la tuviera y entre los dos al doble de estrechura si en ella como suele, y se procura no bien como ni pan partido hubiera. Pero he pensado, y bien, si no me engaña mi discurso ¡oh, ciudad esclarecida! Que contigo partir de penas, maña.

205 Lucas 8, 4–8: “Juntándose una gran multitud, y los que de cada ciudad venían a él, les dijo por parábola: El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, y fue hollada, y las aves del cielo la comieron. Otra parte cayó sobre la piedra; y nacida, se secó, porque no tenía humedad. Otra parte cayó entre espinos, y los espinos que nacieron juntamente con ella, la ahogaron. Y otra parte cayó en buena tierra, y nació y llevó fruto a ciento por uno. Hablando estas cosas, decía a gran voz: El que tiene oídos para oír, oiga”. 206 [Sangüesa] Sangüesa es una ciudad y municipio de la Comunidad Foral de Navarra, cabeza de la merindad homónima, la cual está situada en la Navarra Media Oriental, y a 45 km de la capital de la comunidad, Pamplona. “En Tito Livio se topan con frecuencia memorias de los pueblos suesetano que Florián de Ocampo interpretó los de Sangüesa, y sus comarcas, comprehendidos en los vascones” (Moret 1665, 59).

Canto I 1890–1938  77

Y estratagema fue de amor sufrida, pues grande es la amistad, por lo que extraña siendo estrecha, no serlo de afligida. 1915

1920

1925

1930

En aguda consonancia207 el Puerto con elegancia se adelantó a hablar así: a mí me escuchen a mí bien parezca, o no arrogancia. Sangüesa pensó bien y mejor yo, pues partida corona entre dos fue, porque de tanta carga al peso, se uno en tierra dará, pero dos no. Que pues Cristo con ser Cristo cayó solo ajobando con su cruz diré con su corona, no caerá pues ve que su esfuerzo del tuyo se ayudó: ¡Oh, valiente ciudad! ¿quién no dirá? ¿qué más que tú valiente eres aquí? pues si en derribar tantos, puesta está. Toda tu valentía, en más te vi después que con corona, no caerá ni Dios, que con su cruz, porque sin ti.

1935

Bearne208 que vio en lo junto del concepto y del asunto cuanto el Puerto se ostentó, de su agudo se picó y echó en él, el contrapunto.

207 [El Puerto] 208 [Bearne] “La Casa de Bearne tuvo su origen, como Marca, y otros refieren con grande fundamento, de los antiguos, y muy celebrados Duques de Gascuña el año de 820, en uno de los Hijos del Duque Lope Centullo, cuyo nombre, y los de su hijo, y nieto se ignoran por la oscuridad de tiempos remotos, aunque hay señas claras en las memorias antiguas de que hubo e 820 hasta el de 905, en que se halla y se llama cuarto vizconde de Bearne Centullo I de este nombre” (Moret 1766, V: 22). Acerca de Gascuña, véase también la nota 43.

78  Xaveriadas

1940

1945

Es el tener respeto un solo bien que siempre se halla bien en lo inferior en lo superior no, lo superior respeto pude, se le tenga, y bien. Si quien eres hoy miro, miro en quien ¡oh, azucena entre espinas, bella flor! Un Dios que te corona, y por favor del respeto que él tuvo, parte el bien. Respeto fue a la madre, y para ti fue respeto también, cuando espiró que incline su cabeza, en que advertí.

1950

1955

1960

1965

A los dos el respeto repartió si ha[ci]a ella la cabeza, y si hacia ti la corona, a inclinarla, te inclinó. Aunque Estella209 llega tarde, será bien que se le guarde de atención mucho; y sea luego porque en su lucir, es fuego y sobre zarza que arde.210 Atractivo el amor de serlo jura por lo que tras sí lleva, bien mirado, si bien menos, sus ojos pues vendado de los demás encubre su hermosura. La causa de vestirlos tiene hechura cuando de ropa en lo demás ahorrado; no los desnuda pienso su cuidado por molestia en sus niñas, o clausura.

209 [Estella] Estella se ubica en la zona media occidental de la Comunidad Foral de Navarra, y es cabecera de su merindad. “Era Estella tan fuerte de murallas, y torres, y castillos sobresalientes, de que se ven hoy las ruinas” (Moret 1766, III:69). 210 Éxodo 3, 1–2: “Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía”.

Canto I 1939–1990  79

Y pienso mal, pues pienso reservadas las deja para ti, no porque enojos les busque ya sin venda lastimadas.

1970

1975

1980

Antes por coronarse más de abrojos que tú hoy en tu corona con dobladas pues una verá en ti, dos tú en sus ojos. Por última,211 a la memoria Tudela trae de vitoria, si a tanto aplauso fin da de ella la gloria será si al fin nos canta la gloria. Si Estela con amor te aplaude hermosa que sin venda contigo se carea mi mano la alzará, porque se vea más que él con sus desechos, ser dichosa. Por ti, oh rosal, se mete a lo animosa y de entre tus espinas se hermosea saliendo ensangrentada, de pelea que en ella te halla premio, pues que rosa.212

1985

1990

De ojos pues del amor, se ate la venda y con ella mejor que ellos blasone (aunque en ellos doblada se nos venda, Corona tan sin sangre) el que le abone cuando en sí se la tome, pues se venda para sí, con los dos, que se corone.

211 [Tudela] Tudela es la cabeza del partido judicial homónimo, cabeza de la merindad homónima. “Muscaria creemos ser la ciudad de Tudela, y que se trasladó de allí cerca al sitio, que hoy tiene por fortificarse mejor al abrigo del grande, y fuerte castillo que tenía, y cuya ruínas se ven en un cerro, que baña por un lado el Ebro, y por el otro muy áspero su subida. Ayudan muchas cosas a esta conjetura, el nombre de Mosquera, que hoy día conserva el término fertilissimo, y deliciosissimo, que con ese nombre hoy posee, el haber habido en aquel término población en siglos pasados, de que hay instrumentos” (Moret, Investigaciones, p. 46). 212 [Sicut lillium inter spinas, sic amica mea inter filias] Véase la nota 198. / Así es mi amiga entre las doncellas”.

80  Xaveriadas

1995

2000

2005

2010

Iba de agradecida, a ser lazada hermosa con sus brazos de Tudela como de las demás lisonjeada Pamplona de Navarra; a Marte escuela, a la Esposa garganta torreonada de quien pende, hora espada, hora rodela por gargantilla que dejó en despojos si en bocas suspensión, pasmo en los ojos.213 Pero lo agradecido de su empleo embargo hallo en sus brazos detenida por la hija de Doris214 y Nereo Cimódoce del mar Ninfa querida;215 que entre Naídes,216 Dríades217 recreo del oído en las selvas preferida hace hablar la vihuela, que instrumento de Teobaldo en su mano, no uno es, ciento.218 Ella toca, y las ninfas no rogadas la siguen por su turno celebrando en voces como suyas alternadas acabando ya una, otra empezando; si a dos coros sonoras despicadas de aquel bien de por sí mejor cantando materias que en su mano lenguas vía del cuaderno, hasta aquí, mudo en la mía.

213 Cantares 4, 9: “Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía; / Has apresado mi corazón con uno de tus ojos, / con una gargantilla de tu cuello”. [Otra versión: ad ius pendendum ora. Mille clypei pendent ex ea, omnis armatura fortium] 214 Doris era la esposa de Nereo, Dios del mar. La Nereidas eran las cincuenta hijas de la dividad marina Nereo y de la ninfa Doris. 215 En estos versos se refiere el poeta al libro décimo de la Eneida de Virgilio: “La más diestra en hablar de todas ellas, / Cimodocea le sigue, asida la popa con la diestra / –sobresale su pecho a flor del agua–, / con su otra mano agita por debajo como un remo las ondas silenciosas. / Y habla así con Eneas que lo ignoraba todo: / «Pero, ¿velas tú, Eneas, vástago divino? Vela y suelta las jarcias a las lonas. Somos tus naves, pinos un día / de la cumbre sagrada del monte Ida, ahora ninfas marinas” (Virgilio 1992, 452). 216 Ninfas de los cuerpos de agua dulce. 217 Son las ninfas de los árboles. 218 Véase la nota 54.

Canto I 1991–2048  81

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2020

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2045

Pidiómele la Reina, y comedido la rodilla por tierra, sellé el labio en sus hojas, y de él mi arrepentido pasó a su mano, el don, en desagravio que a ella vuelve de mí, sin que leído; injuria echa a un favor, que sin resabio queda de que perdón halle, si espera cortina eche en su risa, a lo severa. Pensé que el desojarle era despecho o en su desdén vengar mi grosería y fue que por mi mano así desechó entre todas los versos repartía. En esta el que cantase, igual derecho por siglos que de reyes le venía sus renombres en otra, en otra en cuantos extendidas se halló, llorada en tantos. A la ninfa primera suspendidas Reina y Damas quedaron que cantaba yo en pie, y a espaldas suyas; recibidas las mías de un aliso, en que doblaba de codo el brazo, al rostro por mullidas almohadas mi derecha; sí escuchaba lo dulce de voz, pero fue mucho que canta escuche, si a quien toca escucha. «Progresos de tu reino, ¡oh, gran Señora!219 canto –dice de ninfas la primera–, los versos me das tú, yo lo sonora, tú la atención, mi voz el que la espera; que celebre tus príncipes cantora quieres de mí, de ti lo que quisiera es, oh Navarra ilustre, pues lo quieres lo que eres ser, para cantar lo que eres». «Vosotras, oh ciudades, por quien vuela gloria de vuestros príncipes, que aclama

219 [Serie de los reyes que desde sus principios del reino hubo Navarra]

82  Xaveriadas

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2075

del mar hermosa ninfa en su vihuela colgadas de ella más que de la rama.220 Sobre el río de sauces ella suela, si os cautiva el oírla por de fama, de vuestros ojos no a la margen pido si a la del mar en son de que es oído». «Tú, oh pasajero, oh tú, que a mi llegado221 pasas de mí, si a oírme venturoso pues de tantas coronas laureado viste el ropaje de mi Reina hermoso. De más primor ya en mí por escuchado, de más relieve en ti si por curioso la gala ves en más, pues en despojos oyes no que la ves, que oyes tus ojos». «Vosotras pues, oh Ninfas, que medrosas conmigo fugitivas de cristales ya o de yerbas cervices, o de rosas a lo sierpes pisadas, a raudales; si como yo a cantar, vendréis dichosas lo heroico de Navarra en pechos reales que os voy delante en empezar entienda del que oiréis seré, que os oiré, enmienda». «Siglos siete partieron y quedaron222 tan del octavo atrás que solo hicieron carrera en lustros diez en que pararon con otro más los años que corrieron; antes de Cristo, digo, sí ruaron los caballos del sol por los que fueron sobre siete cincuenta más carriles rodadas setecientas, sino abriles».

220 Salmos 46, 3–4: “Aunque bramen y se turben sus aguas, / Y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah / Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios, / El santuario de las moradas del Altísimo”. 221 [Introdujose al principio que vía el ropaje de la reina o su púrpura bordada de coronas de oro]. 222 [D. García Semeno fue por elección el primer rey que tuvo Navarra. Año de Cristo 757 antes]

Canto I 2049–2102  83

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«Cuando por elección, Señora, viste de aclamación gloriosa el orbe lleno si el viva por el campo, el viva oíste primero de tu rey García Semeno;223 de Amesera al que antes aplaudiste224 y de Barbosa por señor, no ajeno sino de godos sol, por del sol llenas tantos zodíacos de él, cuantas sus venas».225 «El nuevo rey en rojo campo quiso de sus armas que fuera el real escudo no a lo viento de águilas ni aviso del león a lo selvas su sañudo.226 Tan solo a lo sangriento rojo en liso para en el sobre ser de lo que pudo su brazo vencedor a lo de Apeles227 de hazañosos aun más, que el de pinceles». «Con Eneca casó sola en belleza no en nobleza sí igual con el marido,228 pero al siguiente año en la nobleza tan sola como bella pues perdido. Ya en lo alegre reinando la tristeza y en viva, viva el Rey, el alarido de un clamor que en su muerte por temprana campana fue en el ay, y en la campana».

223 García I Jiménez fue duque de Vasconia. “Otro grupo familiar, cuya trayectoria se sigue también confusamente, es el de los Jimeno, que se supone radicaría hacia Sangüesa y Aibar” (Lacarra 1976, 31). 224 [No fue de Godos, sí de sangre más ilustre] 225 “Con esta resolución, nombraron a Garci Ximenez, por acuerdo común de todos, para esto. El cual aunque no era de la sangre de los godos, lo que se entiende por el nombre, que parece más de españoles que de godos, pero sin duda fue muy noble, de grande y antiguo solar y linaje, señor de Amescua y Abarsusa” (Mariana 1601, I: 483). 226 [Insigne fuit novo regi rubra parma, nulla pictura distincta. Mariana in Historia anno 757] 227 Apeles fue uno de los más reconocidos pintores de la Edad Antigua. 228 [Casó con Eneca señora de igual nobleza. Murió un año adelante de su reinado el de 758] “Su mujer era doña Íñiga, de igual nobleza. En el tiempo que sucedió estó, no concuerdan los autores, ni aun consta qué nombre tuviese el reino para quá le nombraron, ni qué apellido le dieron. […] Murió este rey el año setecientos y cincuenta y ocho” (Mariana 1601, I: 483).

84  Xaveriadas

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«A Semeno sucede en la corona García como el padre, en sobrenombre como la madre Eneco, en que abona la herencia de mayor, si hasta en el nombre;229 y aunque en sus padres, más en su persona si en ellos dividido, en el de nombre por unido en sí más el que se llama no fama de entredós, de dos la fama». «Y aunque su nombre coronó de hazañas príncipe afortunado y de venturas, la muerte con él más, si en sus guadañas victorias se dio así y a él sepulturas:230 a un año de sus dichas cayó en sañas de un fin siempre enojado contra altura heredando del padre luego al año el luego, el reino, el nombre, el desengaño». «Entró a ocupar el trono, aun no ocupado231 don García Fortunio, el de mayores sementeras de fama en lo historiado que cosechas en fe de historiadores; cuyas plumas si en él por señalado en filos de su espada vengadores aun más halla de él vuelan, huir ha sido como de la verdad, de él ofendido». «En Roncesvalles232 más, si él que destrozos sangrientos del francés, de su arrogancia hizo y trocó en lamentos alborozos de nobles, y de príncipes de Francia.

229 [Sucediole Garcia Eneco. Compuso su nombre los dos de sus padres] “Sucediole Garci Íñiguez, dicho así de los nombres de su padre y de su madre, príncipe verdaderamente grande y de felicidad señalada” (Mariana 1601, I: 483). 230 [El siguiente de 759 murió] “El cual año pasado, y venido el siguiente, falleció el rey de Navarra Garci Íñiguez” (Mariana 1601, I: 484). 231 [Entró a reinar D. García Fortún, de quien los historiadores cuentan cosas increíbles] 232 [Hallose en la de Roncesvalles, donde huyó Carlo Magno, y fue muerta toda la nobleza de Francia]

Canto I 2103–2153  85

Al mismo Carlo Magno él que rebozos233 dio de vergüenza huyendo en su jactancia sacándole aun colores sus tropeles en las lises de azules pues claveles». 2135

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«Pero si victorioso el orbe llena de asombro en la opinión que por él gana de lágrima le inunda con la pena por ver casó con él su propia hermana.234 Mas de su amor traído a la melena rendido a la pasión que le profana que a él el francés, huyéndole cobarde, si él más de un niño amor que contra él arde». «Sobre quince cincuenta más los años235 que estambre a Cloto236 dieron, se contaban y en vida de este rey dedos no engaños de lachesis237 el uso volteaban; cuando de Atropos238 vivos desengaños en lo hilado tijera se mostraban cortando por la hebra retorcida lo torcida que fue como la vida». «Legítimo en su hermana entró ocupando239 de Fortunio el poder Sancho García; a este su hijo Semeno, que casando

233 Fortunio Garces, conocido como el Tuerto, fue rey de Pamplona y de Sobrarbe. “Sucediole Fortún García su hijo, de cuyas hazañas los historiadores navarros cuentan grandes cosas, y casi increíbles. Lo que se tiene por cierto es que se halló en aquella batalla memorable de Roncesvalles, en la cual la nobleza de Francia pereció a manos de los nuestros, y quedó vencido en la pelea Carlo Magno emperador, y general en aquella jornada” (Mariana 1601, I: 484) 234 [Casó con su propia hermana] “De la alegría de aquella victoria, no poco se quitó por la muerte Ximeno Aznar conde de Aragón, que en aquella batalla pereció, por haberse adelantado, y con deseo de mostrar su esfuerzo metiéndose muy adelante entre los enemigos, sin hacer caso de la muerte. Fue tanto mayor el lloro, que su hermana Teua estaba casada con el rey Fortún” (Mariana 1601, I: 484). 235 [Murió año de 815] 236 Una de las tres Moiras, hijas de Zeus y Temis que presidían el destino del hombre. 237 Una de las serpientes más grandes y más peligrosas en Centroamérica y América del Sur. 238 A veces llamada Aisa, era la mayor de las tres Moiras. 239 [Estuvo por 4 años la corona, en litigio de vacante el reino]

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con Munia,240 nunca noche y siempre día,241 lució sol sin estrellas ocultando sin hijos a los dos la losa fría: calmó el reinar por cuatro veces flores el campo o verdes cuatro, o sus labores». «No acaso interrumpida fue la que trato pues del cielo ordenada y merecida fruto de un casamiento en desacato echó a la majestad solo ofendida,242 No nuevo que vea Cam de su vil trato castigada en Canaán tanta osadía ni en pena de que padre Fortún era sin hijos no que él, que el hijo muera».243 «Después de cuatro otoños saqueados244 en bandos los navarros divididos de paz, por grandes príncipes, tratados oyeron bien, si a votos reducidos. Por el cuarto León pues amansados del franco y longobardo pues oídos;245

240 “Después del rey don Sancho, cierto autor nombra a don Ximeno García su hijo, el cual en los archivos del monesterio de San Salvador de Leire, que está en Navarra, metido y situado dentro en los montes Pirineos, se dice que está allí sepultado, con su mujer Munia, sin decir otra cosa” (Mariana 1601, I: 485). 241 “Murió el rey Fortún el año ochocientos y quince, dejó por sucesor suyo a Sancho García su hijo” (Mariana 1601, I: 484). 242 Salmo 105, 12–14: “Diciendo: A ti te daré la tierra de Canaán / Como porción de vuestra heredad. / Cuando ellos eran pocos en número, / Y forasteros en ella, / Y andaban de nación en nación, / De un reino a otro pueblo, / No consintió que nadie los agraviase, / Y por causa de ellos castigó a los reyes”. 243 Génesis 10, 20: “Estos son los hijos de Cam por sus familias, por sus lenguas, en sus tierras, en sus naciones”. 244 [Salió por votos D. Sancho Eneco Arista rey, conde de Aquitania y de Bigueriones, a instancias de León el 4º y mayores príncipes francos y longobardos al fin de los 4 años de esta vacante] 245 “Muerto estos reyes, faltó la línea de la familia real, por lo cual se siguió una vacante de cuatro años. En el cual tiempo, antes que las voluntades de los naturales viniesen y se conformasen en uno, al cual nombrasen por rey y le pusiesen por gobernador de la república, los más escritores Navarros dicen que comunicado el negocio con el Pontífice Romano, que parece fue León, cuarto de este nombre, con los franceses y los lombardos, por su consejo tomaron de las leyes de aquellas naciones lo que juzgaron ser a propósito para mantenerse en libertad” (Mariana 1601, I: 485).

Canto I 2154–2192  87

a Sancho Eneco alzando los pendones de Aquitanía antes conde y bigueriones». 2175

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«Por los nobles ya Rey tres veces ciento246 que la elección unánimes votaron247 del acierto se vio por su contento que estatua para sí se levantaron; que subieron amas del valimiento del nuevo rey, de sí, pues le fundaron en lo recto, lo justo, lo prudente lo acepto y grato a Dios como a su gente».248 «No lo plebeyo aquí fue prevenido249 para más de que en caso de tal peso quedase su juicio convencido piden negocios graves otro seso; por donde de los sabios excluido la nobleza admitida, con exceso quedó, porque en su número se viera de necios no el mayor, cuando lo era».250 «No pues tan en su mano el cetro fijo251 que al aire de que espira no torciese

246 [Por 300 de los nobles se hizo en este príncipe la elección] 247 “Ordenadas las cosas en esta forma, Íñigo Sanchez conde de Bigorra, señorío que está en la Aquitania o Guiena, llamado por su ligereza por sobrenombre Arista, fue nombrado por Rey, por voto de trecientos nobles que se juntaron. Y como hubiese en Pamplona, en la iglesia de San Victoria jurado los derechos, leyes y libertad de sus vasallos, le fue dado el gobierno y el mando” (Mariana 1601, I: 486). 248 “Añaden que dio poder a sus vasallos que si quebrantese lo que tenía prometido, que llamasen en defensa de su libertad al rey que quisiesen, moro o cristiano, pero que el pueblo lo que tocaba llamar a los moros por ser cosa torpe no lo aceptó” (Mariana 1601, I: 486). 249 [No concurrió a la elección el brazo de la plebe] 250 Ecclesiastes 2, 14–16: “El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas; pero también entendí yo que un mismo suceso acontecerá al uno como al otro. Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio, me sucederá también a mí. ¿Para qué, pues, he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad. Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio”. 251 [Sucedele en la corona D. García Eneco su hijo de 17 años en su gobierno, como él fuera de muchos]

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y al ir en tierra a dar la suya el hijo de flores por lo joven de él no asiese. Sus años todos primaveras dijo aun sin bozo el aspecto en que se viese sobre siete diez solos, de mayores don García Eneco rey, frutos y flores».252 «Eneca fue la madre, y fue la esposa del conde de Aragón Fortún Semeno hija, y en duda hermana; y que dudosa de Endrogade Galindo hija, no ajeno.253 Su nombre el de la pájara no hermosa de viuda en plumas, y de pico un lleno de cuanto esconde, y habladora saca Urraca a plaza, como en Soto Urraca».254 «En guerra, y paz, iguales sus loores,255 e igual por lo hazañoso a la memoria de a cuantos sucedió predecesores aunque ellos más, si igual así en su gloria no igualando retóricos colores, pues sobre ellos su más fue una victoria de la elocuencia en su alabanza abismo consigo mismo, pues, más que sí mismo».

252 “Por ventura lo que sucedió en la elección de don Garci Ximenez primer rey de Sobrarbe, el vulgo de los historiadores, por ignorancia de los tiempos, lo aplicó al rey Íñigo Arista, por este tiempo tuvo el reino en los montes Pirineos, y por mujer a doña Íñiga, hija del conde Gonzalo de la sangre de los reyes de Oviedo” (Mariana 1601, I: 486). 253 “Sucediole su hijo don Garci Ximenez, que era menor de edad, y tenía a la sazón solo diez y siete años, pero en grandeza de ánimo, y en las cosas que hizo en tiempo de paz y de guerra, no reconoció ventaja a ninguno de los reyes sus antepasados. Porque llegado a mayor edad, ganó grande reputación, y la conservó con muchas victorias que ganó de los enemigos del nombre cristiano, las cuales la brevedad que llevemos no sufre que se relaten por menudo. Su mujer se llamó Urraca, la cual fue hija o hermana de Fortún Ximenez, conde de Aragón. Digo esto, porque los autores así mismo no van conforme en esto, en tanto grado, que algunos la hacen solo parienta de Fortún, nieta de Galindo, e hija de Endregoto, aquel de quien se dijo que su tío Ximeno García le usurpó el señorío de Aragón” (Mariana 1601, I: 487). 254 [Casó con Doña Urraca hija o hermana de los que dicen los versos] 255 [Príncipe señala dichosísimo, en paz, y en guerra].

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«Años ya sobre cinco novecientos256 cuando de reino mejorando, en barca de un sepulcro surcó de agua elementos ojos, digo, que lloran que se embarca; si bien presto naufraga entre contentos que el nuevo Rey causó don Sancho Abarca antes Fortunio que él, que en breve muertos no en él sino en Abarca tomó puerto».257 «Dos veces cuatro tiempos Fortún solos258 alcanza en su reinado,259 Abarca ochenta las veces que en el suyo, y que los polos nos hicieron del sol, la hermosa cuenta. Si veces veinte Apolo al orbe Apolos de este rey al gobierno se presenta, goces si estíos, y si otoños frutos, veranos galas, cuando hibiernos lutos». «Muere y anocheció para que el día260 rayase de otro monte por corona de Don Sancho su hijo, a quien venía llamándose de Anagorí, y Pamplona Rey primero el Rey mismo, porque vía benemérita tanto su persona que de otra mano el premio no igualara si para sí, de sí, no le tomara».261

256 [Sucediéronle Fortunio, que murió en breve, y don Sancho Abarca tras él; años antes de Cristo 905.] 257 “Lo que se averigua es que este rey de Navarra tuvo en su mujer dos hijos que se llamaron el uno Fortún, y el otro Sancho, por sobrenombre Abarca, y una hija llamada Sanctiva, que casó con don Ordoño rey de León” (Mariana 1601, I: 487). 258 [Fortún reinó dos años; Abarca 20] 259 “Fue su muerte el año de novecientos y cinco, como se entiende del chronicon alvaldense” (Mariana 1601, I: 487). 260 [Sucediole don Sancho García su hijo el primero que se llamó rey de Pamplona y Aragón. Ut supra] 261 “Sucedió en el reino don Garci Sanchez su hijo, del cual halló que se llamaba rey de Pamplona y de Najara. Reinó cuarenta años, su mujer se llamó doña Teresa” (Mariana 1601, I: 495).

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«Los años que reinó cuantos las aves262 al viento dieron sucesión sonora veces cuarenta; que en su voz suaves gritan a abril: ¡despierte que ya es hora! Con Teresa casando de años graves o ya por circunspecta, o por señora; en tiempo tan de edad que años del cuento sobre seis, dieces, seis, nueve más, ciento». «No de dos hijos el menor Ramiro263 la corona alcanzó, porque de días al padre: si el mayor que en nombre admiro García Sancho, del suyo antipatías. En lo demás tan hijo como miro reinó los años que él diez más, diez días de Cantabria, él que duque hasta horizonte de Anagorí, señor, de Auza hasta el monte».264 «La línea real por tiempos prolongados265 en Sancho aquí quebró por los que alistó años mil, ciento más, sobre contados dieces tres, y más cuatro años de Cristo; hasta que en otro rey García los hados mal soldaron la quiebra como es visto,266 si sobre mil, cincuenta más, más ciento, quiebra aun mayor vio en llanto su contento». «Después que ya connota el sol se pasa267 por la casa de virgo, sobre doce

262 [Reinó 40 años casó con Teresa, señora de gran virtud. Años antes de Cristo 966] 263 [Entró en el reino de su padre su hijo mayor García Sancho duque de Cantabria, etc. Reinó 50 años y 10 de diez días]. 264 “Porque en el mismo año que fue la pelea, es a saber, el de novecientos y treinta y cuatro (otros a este número añaden cuatro años) siendo reyes don Ramiro en León, y don Garci Sanchez en Pamplona, hubo un eclipses del sol…” (Mariana 1601, I: 497). 265 [Quebró la línea real en él, hasta que en otro D. García se soldó y mal por los años de Cristo 1134] 266 “Don García el hijo mayor llevó lo de Navarra, y el ducado de Vizcaya, con todo lo que hay desde la ciudad de Najara hasta los montes Doca” (Mariana 1601, I: 538). 267 [Muere Teobaldo sin sucesión y su hermano Enrique le hereda año de 1272]

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las veces que entra y sale, sin que tasa ponga al decir, doscientas más, ni emboce su luz aun más setenta en que se abrasa y más dos en su amor, que desconoce la virgen porque en cielos edifique sin sucesión Teobaldo, hereda a Enrique».268 «Hijo Teobaldo fue del que fue conde269 de Champaña, y después de aragoneses y de navarros rey; del que responde a esta vihuela diestro por los meses que enamorado ruiseñor no esconde en músicas quedan clavos, y eses; Teobaldo el padre, digo, el que fue espanto en cuerdas como en versos, que a ellas canto».270 «De este Teobaldo, el hijo de su nombre271 en tres lustros de vida, llamarada fue de valor, y de fervor que asombre pues con Luis Santo rey hizo jornada. Y así a él como al francés a quién dio nombre más por grande el intento que la espada, murió Teobaldo allá, con que por llano Enrique entró a ser Rey, del padre hermano».272

268 “Con don Enrique, rey de Navarra, que por morir su hermano el rey Teobaldo sin hijos, sucedió en aquel reino, y con el cual los aragoneses tenían diferencia, por pretender que les quitaran aquel reino injustamente, como en su lugar queda dicho, todavía se concertaron treguas por muchos años” (Mariana 1601, I: 875). 269 [Este Teobaldo fue hijo del músico poeta] 270 “Hijo de este Enrique, de la primera mujer, fue Teobaldo, conde de Campaña con el cual por estos tiempos casó doña Blanca, hermana de don Sancho, rey de Navarra, padre de otro Teobaldo, el cual el tiempo adelante vino a ser rey de Navarra” (Mariana 1601, I: 730). 271 [Teobaldo hijo de este músico, acompañó a la jornada de la Tierra Santa a san Luis rey de Francia de solo 15 años] 272 “San Luis, con tres hijos suyos, primero de marzo, año de mil y doscientos y setenta, desde Marsella se hizo a la vela. Theobaldo, rey de Navarra, puesto a su hermano don Enrique en el gobierno del reino, con deseo de mostrar su valor, y ayudar en tan santa empresa, acompañó al rey su suegro. Padecieron tormenta en el mar, y recios temporales” (Mariana 1601, I: 730).

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«Muere Enrico, y en él la varonía pues dejó hija heredera, que fue Juana273 quedando de años tres en tutoría como el reino la edad de su mañana; hasta que casa en Francia ya más día y en él se anocheció de soberana, pues de navarros Rey por casamiento si extraño fue el francés, no el descontento».274 «En la corte que a Reina de las flores275 París suena en sus lises, de elegancia Juana el alma exhaló suaves olores de entre flores difunta flor, de Francia; a tiempo que mil muertes, por ardores cuatro más, más trecientas, dio a fragancia de rosas el estío, sino a flora que en floricidios tantos, tantas llora».276 «Luis heredero por renombre Hutino277 no de Francia en los reinos vivo el padre si de navarros luego donde vino

273 [Quedole una hija llamada doña Juana apenas de tres años que casó después en Francia año de 1274] 274 “En la ciudad de Trapana, que es en lo postrero de aquella isla, Teobaldo rey de Navarra, falleció a cinco días de diciembre. Esta fue la ocasión que forzó a dejar la empresa de la tierra santa, que tantas veces infelizmente se acometiera, y de dar vuelta a sus tierras y naturales (Mariana 1601, I: 871). “En este medio don Enrique, rey de Navarra, muy apesgado y disforme, por la mucha gordura de su cuerpo, falleció en Pamplona a veinte y dos de julio. De su mujer doña Juana, hija de Roberto, conde de Artesia, y hermano del rey san Luis, dejó una hija, llamada también doña Juana, en edad apenas de tres años, la cual sin embargo fue heredera de aquellos estados, así porque el reino la jurara antes, como por el testamento de su padre, que lo dejó así dispuesto” (Mariana 1601, I: 877). 275 [Muere en París por los años 1304] 276 “A los seis días del mes de abril, mutó doña Juana, reina de Navarra, en París su cuerpo enterraron en el monasterio de San Francisco, con real pompa y célebre aparato” (Mariana 1601, I: 967). 277 [Luis Hutino su hijo viene a coronarse rey de Navarra, en Pamplona] Luis X de Francia (1289–1316), llamado Luis el Obstinado (en francés: Louis le Hutin), fue rey de Navarra y conde de Champaña y Brie (como Luis I) desde 1305 y rey de Francia desde 1314 hasta su muerte. “Sucedió luego a su madre difunta en el reino, Luis, que tuvo por sobrenombre Hutino. Tomó la corona real en Pamplona, el cual después fue también rey de Francia, por muerte de su padre” (Mariana 1601, I: 967).

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a coronarse rey muerta la madre. Pamplona tú el teatro, que convino a tanta aclamación, aunque más ladre la envidia de tus glorias, pues doblada el Reino en que ya entraba, en que en ti entraba». «De Hutino ambos imperios soberanos278 ya en Filipo ya en Carlos sucesores recayeron difunto él por hermanos como sobre reinar no contendores. Pues no antes que Filipo venga a manos de la que con su hoz siegue sus flores Carlos quiera que amas de mies, se obligue que al segar en Filipo, en el espigue».279 «De Luis el Santo rey claros bisnietos280 los dos que después reyes, si en los ríos iguales en poder, pero no en retos de Filipo antes conde a Eburobicos. Sangriento tanto fue contra sujetos cuanto ni a grandes perdonó ni a chicos, ciento tres, dieces dos, más ocho, el día los años que en Estrellas281 riza hacía».

278 [Tuvo Hutino dos hijos Filipo y Carlos, que sucedieron en ambos reinos, uno tras otros, sin contender entre sí sobre dividirlos] 279 “Dejó la reina doña Juana, allende de este, otros hijos, a Philippo, que tuvo por sobrenombre el Largo, a Carlos, que tuvo por sobrenombre el Hermoso, los cuales adelante vinieron a ser reyes de Francia y Navarra” (Mariana 1601, I: 967). 280 [Fueron bisnietos de S. Luis Filipo inclinó mucho a cruel. Año de Cristo 1328] 281 “A los navarros sucedió mejor, que quedaron libres del yugo de Francia, porque Juana, hija del rey Luis Hutin, casó con el conde de Eureux, que se llamaba Philippo, los cuales en Pamplona fueron declarados por reyes de Navarra, de conformidad de todos los estados, por el derecho que aquella señora tenía de parte de su madre. En lo cual por ser cosa tan justificada, fácilmente vino el nuevo rey de Francia. Demás que el dicho conde era su deudo muy cercano por ser como era bisnieto de San Luis, rey de Francia. En esta sazón los navarros, por tener los reyes flacos, se alborotaron, y como gente sin dueño, se encarnizaron en los judíos que moraban en aquel reino, en particular en Estella cargó tanto la tempestad, que degollaron diez mil de ellos, si ya el número o las memorias no van errados” (Mariana 1601, I: 1009).

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«De los condes de Fox Gastón mi canto282 a don Juan de Aragón preferir quiere no porque de hazañoso fuera espanto mas porque en nada señalado muere.283 Y entre reyes en quien la fama tanto que en él no acabe es justo, ni se espere antes presto con él, porque lo grave corone de mi voz, que en él no acabe». A este tiempo otra Ninfa en cortesía284 la vihuela le toma a la que oyera con más gusto que oyéndose sabía después de ella, como ella no se oyera; no en materia inferior pues le cabía cantar reyes, que el reino de su esfera a términos sacaron dilatados: mas porque a cortos más, de ella cantados. «Cantaré –dice–, ya victoreada de mi Duero por márgenes cantora no sucesión de príncipes cantada si de mí interrumpida: ¡oh gran Señora! Por mis versos, aun más de dilatada sin que por eso más, dé su mejora más allá de lo que eres con la barra pues sobre ser Navarra, es ser Navarra». «Extendida en que Sancho Eneco en guerra285 y paz, hasta su esfuerzo se estrechaba de Pirineos acá tanto la tierra que allá de ellos a verse ni aun se daba; pero aunque tanto en sí se encierra, encierra aun más de su valor en que reinaba

282 [Gastón de Fox rey de Navarra, hijo de los condes de Fox señalado en ninguna cosa] 283 “En el principio del año siguiente (1187), Gastón, vizconde de Bearne, a ejemplo de sus mayores, hizo en Huesca homenaje al rey de Aragón (Mariana 1601, I: 721). 284 [Reyes que dilatan el reino] 285 [Sancho Eneco añade a la corona de Navarra a Álava y a Pamplona] “Don Sancho, que se intitulaba, como se ve por los privilegio antiguos, rey de Pamplona, Najara, y Álava…” (Mariana 1601, I: 507).

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Eneco en ella pues, dio a su corona a Álaba de una vez, de otra a Pamplona».

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«No a más se extendió el Príncipe por sabio porque a más sí aspirara se opusiera, oh Pamplona, a tu más, siendo tu agravio pues más que tú no hay y más quisiera; aun de alabarte más y más el labio pensara te ofendía, y bien pudiera, pues mientras más y más te alaba, ofende de corta tu alabanza pues la extiende». «No la vuestra, oh ciudades, Bearne, Estella Sangüesa, Olite, el Puerto, y más Tafalla que en mi frondosa voz a esta vihuela vuestra mejora oís, pues no os calla. En Álava de un lustre de que os cela Pamplona en él que os da, y en otro os halla, celos justos si en él de ella no ajenos, pues se tiene por más, y Álava es menos». «No corta en ti, oh Navarra, oh Reina ilustre porque en mi voz extienda tu corona tan a lo de otra Ester que Álava ilustre tu mano por menina, y que Pamplona;286 la falda por lo dama dé más lustre, de majestad creciendo en tu persona si en una estribas, y si en otra huellas dejas de un más, en ella, aun más que en ellas». «Ya de aquella mujer asombro en cielos287 en ellos por señal de claridades imagen eres viva, o de sus vuelos en alas dos si dos más tus ciudades;

286 Esther 15, 15: “Ella le respondió: Al verte, Señor, me pareció que tú eras un ángel de Dios; mi corazón, entonces, se asustó por el miedo que infunde tu poder. Señor, tú eres maravilloso y tu rostro es encantador”. 287 Apocalipsis 12, 19: “Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo”.

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o ya con las demás no alas, no velos que de serlo corridos; majestades descubren si a tus pies, frente, y persona luna Álaba, astros ellos, sol Pamplona». «Oh, Rey grande que un mundo nuevo crías no tu alabanza acortas, sí la extiendes288 antes mayor la haces pues tus días, sí otra luna otro sol de nuevo enciendes. Pamplona digo y Álaba, a quien fías de tu orbe el gobierno que nos vendes por del cielo, si en él presiden fuera la una menor, mayor la otra lumbrera». «Por Carlos callo aquí restauraciones289 como en lo secular en lo sagrado echas en ti, oh Pamplona, por acciones de príncipes, si en ti, no señalado; pues tus lustres, oh ilustre, no a sus dones fueron deuda, pues logro y murmurado si por lo que te ilustra, a su memoria busca aumentos por ti, no a ti, en tu gloria». «Cien veces la canícula en su fuego290 y cuatrocientas más sobre si acuario, más el toro feroz cincuenta luego que blanco fue al rejón de sagitario. Fue don Juan de Aragón vencido al ruego de un suceder por muerte necesario en corona que pesa, y más si aleve le ladra el can, acuario en peso llueve».291

288 Genesis 1, 1–3: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz”. 289 [Dijo de esto mucho Pamplona arriba] 290 [Entró a reinar D. Juan de Aragón, año de Cristo 1425] Juan de Aragón (1478–1497) fue el segundo hijo de los Reyes Católicos, Fernando II e Isabel I. Véase también la nota 38. 291 “El año luego siguiente, que se contó de mil y cuatrocientos y veinte y seis, vino a sazonarse la trama. En cuyo principio, el rey de Castilla celebró las fiestas de Navidad en Segovia, y don Juan, nuevo rey de Navarra, las tuvo en Medina del Campo, con su madre” (Mariana 1601, II: 250).

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«Decir quiero fue príncipe en fortuna292 que a la envidia fue blanco amenazado si a lo enjambre oyó flechas, sin que alguna más que zumbar por él, estruendo alado; y fue dicha hasta en puntas de la luna sus reinos tan de punto el principado de Ribagorza suba, y que a su oído del arco no el arpón, solo el ruido.293 «Veces mil opulentas los pastores294 a su ganado ponen verdes mesas sembradas novecientas más de flores y banquetes más cuatro por dehesas; que te hallaste ciudad en resplandores: ¡oh, Estella que me escuchas! De pavesas, ¡oh, mesa de hogar! Pobre entre tus bueyes a nobles real de apuesta, puesta a reyes». «Años largos, perdona aunque presente,295 ¡oh Pamplona! Tu igual y de tu porte cante Tudela fue para su gente tan corte como tú de Reyes corte; que aunque por ti de serlo se ve ausente en como fue se queda sin que acorte de tan crecida gloria en ti por verla si ella lo que eres fue, tú el fue eres de ella». «Tudela aun más por Sancho esclarecida296 octavo de este nombre, que celebro sobre la octava maravilla oída

292 [Añadió este rey al reino de Navarra el principado de Villagorza] 293 “Su estado de Ribargoza, se dio al infante Don Juan, ya rey de Navarra. Este fue el premio de su trabajo, además que le estaba antes prometido” (Mariana 1601, II: 250). 294 [Estella en sus principios aldea muy pobre, ya ciudad por los años 1[09]4. Imprimis Nobilis dice el historiador] “Fundose y poblose Estella por este tiempo en Navarra, pequeño lugar entonces, al presente ciudad muy noble en aquel reino” (Mariana 1601, I: 250). 295 [Fue Tudela en veces y de una por muchos años corte de los reyes de Navarra] “Esto es lo que contiene de allá de Ebro, porque también de esta parte del mismo río los reyes de Navarra, por vía de dote poseyeron a Tudela de Navarra, con otros lugares comarcanos” (Mariana 1601, I: 10). 296 [El rey Don Sancho el octavo mudó la madre al rio Ebro, echándole por Tudela]

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pues caudaloso más corrió que el Ebro; si tierna de él su propia madre asida ve de entre lo oloroso del enebro y de entre lo galán del sauce fijo sus brazos, qué rigor, le arranca el hijo».297 «A lo expuesto Tudela en tus umbrales298 Sancho te le arrojó, porque en tal hora madre piadosa envuelvas sus cristales de una aurora entre granas, y otra aurora; que como desconoce arrullos cuales no como los primeros, llora y llora tanto por nueva puente, que aun de enojos muda y de lagrimales por sus ojos. «Por puente, digo, hermosa admira asombros el rey en su edificio de firmeza tan sobre sus estribos, como a hombros pasa de la otra parte su grandeza; echando adonde acaba toda hombros la gente de que carga donde empieza y escapa del feroz raudal que pisa aun de ella, él más, a más correr con risa». «En fábricas fue príncipe esmerado299 como en profanas único su esmero de la profanidad bello sagrado suntuosa aun más la Oliva, aun más Fitero; magnifico en lo real de edificado uno y otro convento en que primero el Rey al Cisterciense se dedica

297 “También le llamaron don Sancho el Encerrado, porque en lo último de su vida, por causa de una cruel dolencia que padecía de cáncer, se estuvo retirado en el castillo de Tudela, huyendo la conversación de los hombres, sin dar lugar a que ninguno le visitase o hablase. Hay grande rastros y muestras de su magnificencia y liberalidad: en particular sacó a Ebro de su madre antigua, para que pasase por Tudela, y edificó sobre él un puente, para comodidad de los moradores” (Mariana 1601, I: 725). 298 [Fundó sobre el luego que le mudó, el rey una hermosa puente] 299 [Fundó los célebres y suntuosos conventos de la Oliva y de Fitero para monjes cistercienses]

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si edifica lo que él, cuando edifica».300 «De rentas los dotó, como no abulto301 enriqueció sin claustros y oficinas templos y altares, liberal de culto cuanto en obras lo fue porque divinas; de más a más obrando sobre inculto suelo de Roncesvalles peregrinas majestades de un templo en que por raras aras levantó a Dios, la fama a él, aras».302 «A Juana reina ilustre parabienes303 le dé lo liberal como lo regio en magnifico logro de sus bienes en letras celebérrimo colegio; que fundado en París tejió a sus sienes304 lauro de amor florido privilegio para sus naturales, en países donde a celos sabrán azules lises». «Don Sancho el nono rey, que del pasado305 hijo fue, y no el menor de esclarecido como en virtud, en letras su reinado por mayos cuatro y más treinta florido; tanto a su imperio dio por dilatado que vio el de toda España a él reducido si a Portugal, Castilla, León, Navarra

300 “Fundó a su costa dos monasterios del Cistel, llamados de Fitero y de la Oliva” (Mariana 1601, I: 725). 301 [Enriqueciolos de grande rentas y dones y levantó otro templo en Roncesvalles aun más famosos que los pasados] 302 “Demás de esto en Roncesvalles una iglesia con nombre de Santa María, donde él y sus descendientes se enterrasen” (Mariana 1601, I: 725). 303 [La reina doña funda en París en beneficio de los navarros sus naturales un insigne colegio] 304 “Labrose otro si en la misma ciudad [París], a expensas de la reina, el colegio que llaman de Navarra, de los más insignes que hay en el mundo, así por la grandeza del edificio, como por el gran número que tiene de maestros, y concurso de estudiantes” (Mariana 1601, I: 919–920). 305 [Don Sancho el 9º reinó 34 años y redujo toda España casi a un imperio, así Juan de Mariana, Lib. 8 c. 10]

100  Xaveriadas en barras de Aragón tiró la barra».306 2495

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«Tan a lo de romanos Monarquía307 que por muerte del Rey de tanta altura cayendo su corona tres se hacía sobre la dura losa, que así dura. Si entre hijos el reino dividía tan por partes iguales que procura competir de otra Roma el hemisferio en triunvirato igual al de su imperio».308 «De que ganó el renombre»; aquí llegaba309 la Ninfa con su canto, que atenciones otra que la vihuela le tomaba pide cortando el hilo a sus canciones; no porque presumiera mejoraba auditorio tan grave en suspensiones de ella oída mejor, que es otra oída mas por si se cansaba, y se convida. «De que ganó el renombre –ella prosigue–,310 de don Sancho el Mayor, por lo que entiende en virtudes, y ciencias, que consigue extendiendo en sí aun más reinos que extiende; si a dilatado en Rey Mayor le sigue propagación que de su imperio atiende en que le aclama aun más cuando le llama Mayor, por religioso que su fama».

306 “[…] sucedió en aquel estado un hijo que tenía en doña Ximena su mujer […] por nombre Sancho. El cual en su menor edad tuvo por maestro a Sancho, abad de San Salvador de Leyre, que le enseñó todo lo que un príncipe debe saber, y amaestró en todas buenas costumbres. Reinó treinta y cuatro años, fue tan señalado en todo género de virtudes que le dieron sobrenombre el mayor y alcanzó tan buena suerte que todo lo que en España poseían los cristianos, casi redujo debajo de su imperio y mando” (Mariana 1601, I: 522). 307 [Dividió entre reinos el reino en tres hijos suyos cuando nacieron] 308 “Bien que no acertó ni fue buen consejo dividirlo y repartirlo entre sus hijos, como lo hizo, menguando las fuerzas y majestad del reino” (Mariana 1601, I: 522). 309 [Renombres que dieron los navarros a sus reyes] 310 [Llamaronle don Sancho el Mayor por señalado en virtudes, y letras, y dilatación de su reino]

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«Que del padre por sabio sea corona el hijo; fue proverbio, y lo es del Sabio311 luego si el de la patria padre abona de Mayor, el renombre por lo sabio; ella con él no de ella, él se corona pues sabia ella no es hija; padre el Sabio: sabio hijo de sus obras pues se pone corona a ellas Mayor, que a él le corone». «Francisco el Febo, aquí mi voz aclara312 si en renombre por ella luminoso con todo un sol de sí me da en la cara como cielo de él toda por hermoso. Fue tanta su belleza que no para en su carrera el sol por si dichoso en el otro hemisferio (y se lo apruebo) fuese sol porque acá, solo lo es Febo».313 «Ni es para el Sol lisonja se compara del Febo la hermosura, a su hermosura pues el Sol dirá, y bien que se repare si es otro como él, ni su figura; porque él es sol, no sol quien le copiare y dicen que otro es yo, y hay quien lo jura luego no seré un yo, si un yo le hicieren pues yo soy Sol, Sol él como ellos quieren». «Otro príncipe grande, gran Señora, de Juana hijo el menor Carlos en nombre,314 sino de Sol cual Febo, aun más se dora del Hermoso, con ínclito renombre; pues sin comparación a hermosa aurora se llamó como él era, porque asombre de Hermoso al Febo, aun más que no el Dichoso

311 Proverbios 17, 6: “Corona de los viejos son los nietos, / Y la honra de los hijos, sus padres. 312 [Francisco por renombre el Febo, o el Sol por su grande hermosura] 313 “Sucediole en el reino su nieto Francisco, en edad de solo once años, el cual por su extremada hermosura, llamaron Febo por sobrenombre” (Mariana 1601, II: 441). 314 [D. Carlos el Hermoso]

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si Febo él, por el Sol, por sí, él, Hermoso».315 «Aunque Leonor al Febo desherede316 del reino, que por hijo le tocaba y aclamado del pueblo la sucede reinando más de hermoso que reinaba. Con Carlos su ventura menos puede pues después del Hermoso aun no heredaba, ni aun por aclamación de ojos se jura mas que de no heredado en su hermosura».317 «Por lo veloz, y raro en ligereza318 renombre mereció Sancho de Arista;319 a tantos humillando su presteza cuantos en ella aplaude con la vista. La onza atrás dejó menos braveza, al águila venció por no más lista al caballo pasó, pasó en teatro los cuatro de Eolo, y del sol los cuatro». «Tan prodigio saltando oía corriendo que consigo a salir no se atreviera sin destajar primero, y conviniendo qué partido al correr, da a su carrera; y grande se la daba, si partiendo no corría al correr cuanto pudiera; y en pasos aun así a carrera larga se alcanza en los que acorta, a los que alarga».

315 “Dejó la reina doña Juana, allende de este, otros hijos, a Philippo, que tuvo por sobrenombre el Largo, a Carlos, que tuvo por sobrenombre el Hermoso, los cuales adelante vinieron a ser reyes de Francia y Navarra” (Mariana 1601, I: 967). 316 [Fue Leonor mujer de Carlos rey de Navarra, que no nombró al Febo por sucesor en su muerte, y el pueblo muerta ella, le dio la corona] 317 “De sola una cosa la tachan comúnmente, que fue la muerte del príncipe don Carlos su antenado, así lo hablaba el vulgo. Añaden que la memoria de este caso la quejó mucho a la hora de su muerte, sin que ninguna cosa fuese bastante para segurarla, y sosegar su conciencia muy alterada” (Mariana 1601, II: 378). 318 “Ordenadas las cosas en esta forma, Íñigo Sánchez conde de Bigorra, señorío que está en la Aquitania o Guiena, llamado por su ligereza por sobrenombre Arista” (Mariana 1601, I: 485). 319 [D. Sancho Eneco Artista, a velocitate]

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«El Largo a liberal Filipo alcanza320 por dádiva y largueza, que exagere cuanto dio, si por dar, aun su alabanza no que otro se la dé, dársela él quiere; si bien por don ya en sí, de sí le lanza luego que le recibe a cuanto diere si en cuanto da lo Largo tanto rueda que ni aun con lo que así, se da, se queda». «Tan dadivoso príncipe, que pudo encarecer magnífico aparato de las tres que pintó gracias lo rudo de un siglo en pintar mal solo barato: pues Talía, Eufrósine, Aglaya dudo321 no las espaldas vuelvan por retrato (no ya pero todas) del que rara vergüenza suya fuera, si a él de cara». «Veces mil temblar hizo el tiempo airado322 al enero, y diciembre, cuando muere Sancho el Trémulo, no de amilanado por ver a la que mata sea a quien fuere; si de una enfermedad de que ha temblado menor mal que el morir, porque en sí quiere temblando del menor mostrar lo fiero, de un mal que de él se viene a dar en muero».323 «Hay quien diga de Trémulo el renombre alcanzó por lo grueso, y corpulento, que como tan pesado, tembló el nombre aun en él al moverse de su asiento.

320 [Filipo el Largo, a liberalitate] “Dejó la reina doña Juana, allende de este, otros hijos, a Philippo, que tuvo por sobrenombre el Largo…” (Mariana 1601, I: 967). 321 Las Cárites, es decir, las tres gracias, eran las diosas del encanto, la belleza, la naturaleza, la creatividad humana y la fertilidad. 322 [D. Sancho el Trémulo. Murió por el año del Señor 1000] 323 “Su mujer se llamó doña Urraca, de la cual tuvo a don Garci Sanchez su hijo, llamado Trémulo, por que solía al principio de la pelea temblar, más que parece sufría el grande ejercicio que tenía de las armas, y la dignidad real” (Mariana 1601, I: 507).

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Otro Eglón de navarros porque asombre324 semejante al del Viejo Testamento rey que de sí temblaba, cuanto hallo de cargas se echó así, de sí vasallo». «Merecedor Don Sancho en nombre octavo325 del Fuerte por renombre sí hazañoso326 ya en la guerra león vivo en lo bravo muerto al peligro aun más por lo animoso; de tan gran corazón que en él alabo lo pastor entre fieras prodigioso si lo arduo juguete, entre sus brazos327 si en ellos fiera el riesgo, hecho pedazos». «A caza de peligros como fieras lo fuerte va del Rey en montería tan propia de un espíritu en las veras el principal, que el santo rey pedía;328 que sigue en huellas, de ánimo ligeras leones bravos de riesgos que cogía vistiéndose de heridas en que iguala al que cual pieles las vistió por gala».329

324 [Judic. C.3, Crassus nimis] Véase nota 150. 325 [D. Sancho el Fuerte. Hazañoso en la guerra animosísimo y de grandes fuerzas] 326 “Asentábale bien la corona a don Sancho, por ser de buena presencia y gentilhombre de muchas fuerzas, más diestro en los negocios de guerra que de paz. Por esto se llamó don Sancho el Fuerte” (Mariana 1601, I: 560). 327 1 Reyes 22, 17: “Entonces él dijo: «Yo vi a todo Israel esparcido por los montes, como ovejas que no tienen pastor;» y Jehová dijo: «Estos no tienen señor; vuélvase cada uno a su casa en paz»”. Ecclesiastés 13, 14: “Y será que como corza amontada, y como oveja sin pastor, cada cual mirará hacia su pueblo, y cada uno huirá a su tierra”. 328 Salmo 50, 5: “«Reúnan a mi pueblo santo, a los que han hecho un pacto conmigo y me han ofrecido un sacrificio»”. 329 Gálata 6, 17: “De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús”.

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«Del Encerrado por renombre el mundo330 dio al mismo Rey porque en la edad postrera un asqueroso mal de lepra inmundo se le sacó a los ojos de su esfera: del Castillo en lo hondo, y más profundo de Tudela cayó como si fuera piedra en pozo al llegar cuyo ruido dice que dentro esté, porque se ha oído». «Nadie le vio más por Encerrado entre los fuertes muros, mas él, fuerte, y discreto fue el mal que le ha obligado cuerpo a cuerpo a esperar solo su muerte; porque quien de sus fuerzas, mal librado salió y vengado quede, cuerdo advierte con decoro de un rey, es bien que sea, pueda la muerte más, mas no se vea». «Qué diré de Don Carlos por llevado331 tanto de la justicia a lo severo contra un motín de inquietos, sosegado porque de su feroz le hizo heredero; tanto de él heredó lo alborotado de su reinado, a los principios fiero que el Cruel se llamó, por enemigo del castigo, que en él fue su castigo».332

330 Se refiere a Sancho vii “el Fuerte”, fue rey de Navarra entre 1194 y 1234, año en que murió en el castillo de Tudela, Navarra. “También le llamaron Sancho el “Encerrado”, porque en lo último de su vida, por causa de una cruel dolencia que padecía de cáncer, se estuvo retirado en el castillo de Tudela, huyendo la conversación de los hombres sin lugar a que ninguno le visitase o hablase” (Mariana 1601, I, 725). Véase también la nota 40. 331 [Carlos, el Cruel. Porque a los principios de su reinado castigó excediendo de lo justo, un levantamiento del reino] Se trata de Carlos II de Navarra, conocido también como Carlos el Malo (le Mauvais), fue conde de Évreux (1343–1378) y rey de Navarra desde el 6 de octubre de 1349 hasta su muerte (1387). Véase nota 140. 332 “A la verdad este rey Carlos, unos le llamaron el Malo, y otros le dieron renombre de Cruel. La ocasión: que en el principio de su reinado castigó con más rigor del que era justo, un alboroto popular, que se levantó en su reino” (Mariana 1601, II:43).

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«Espada tan desnuda acuchillando vasallos, si ahora no, siempre fieles que hechos de acero tajos reparando no se atajan de chispas pues broqueles; saltan tanto mayores abrasando de injusto el rey, lo justo en sus tropeles que entre cenizas, de lo justo escasas un al justo el Cruel se halló, que aun brasas». «El Malo, por renombre otros le dieron333 aun peor que el Cruel, porque pensaron no por Cruel peor, si en serlo vieron de lo justo fue excesos, y faltaron. Y es claro, que al faltar justo le hicieron si en castigar sin exceder le hallaron: pero Malo, es peor, si del ajeno sea excesos, sobre Malo, aun de lo bueno». «Malo el Rey, y peor que si lo fuera a lo atroz castigando tan remotos de enmienda los culpados cuando él era alboroto mayor sobre alborotos; malos ellos mas él, tan de otra esfera mal rey cuando en su furia terremotos de la de sus vasallos a ver llega por menos que él furiosos los sosiega». «Pero llegó a la edad donde la vida334 ya por la condición más es rigores o de un nieva el diciembre encanecida o de un riñe el hebrero, o dice amores: ¡metamorfosi[s] extraño! Envejecida335 ya en apacibles mayos suaves flores

333 [Otros el Malo] 334 [Manso porque cuanto en los principios de su gobierno fue riguroso al fin de su reinado gobernó con la mansedumbre] 335 [Quorumdam bonorum quorumndam sicuti et malorum, intolerabilis magnitudo. Tertuliano, De Patientia, cap. I] Cristóbal de Fonseca en su Vida de Cristo traducía esta frase en el siguiente modo: “No hay valor en el pecho humano para sufrir tan extraordinario bienes” (1622, 351).

Canto I 2647–2700  107

tanto se remozó Manso apacible que es, por tanto es de bueno, él fue, insufrible».

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«El Manso, le llamaban por opuesto a lo feroz en sus principios tanto; p[o]niéndose a sí mismo a manso el gesto que al fiero reino, a fiero puso espanto; a benigno de sí castigo expuesto como de su crueldad azote, en cuanto fue a lo atroz mansedumbre, a tal mudanza si en Manso, cruel tomó de Cruel venganza». «Don Sancho por lo Sabio esclarecido336 y en todas buenas letras aclamado mas porque se ignoró de envanecido que porque más que supo, en lo olvidado. En las armas si aun más lo presumido docto le halló de av[i]sos arriscado, guerra haciendo a dos reyes, que de oír[l]a Fernando en León tembló, Sancho en Castilla».337 «Aquel Don Sancho –digo–, que afilando338 la muerte en su garganta la guadaña a una ida y venida, ensangrentando su corte, la cabeza segó a España. Del Deseado pues renombre hallando por lo en breve que vive, en desengaña

336 [Don Sancho el Sabio, por insigne en letras, el que fue con poderoso ejército, contra los reyes de León, y Castilla] Se trata de Sancho VI de Navarra, el Sabio (c. 1133–1194) fue rey de Pamplona y Navarra entre 1150 y 1194. 337 “Al contrario don Sancho, sabida la muerte de su padre, a grandes jornadas llegó a Fresneda donde acompañado de los prelados, y grandes, llevó el cuerpo de su padre difunto a Toledo, do le sepultaron con aparato real y muy célebre, por las lágrimas de todo el pueblo, en la iglesia mayor de aquella ciudad. A esta sazón don Sancho, rey de Navarra, al cual con la edad, por la grandeza de las cosas que hizo y por la erudición de su ingenio, dieron sobrenombre de Sabio” (Mariana 1601, I: 687–88). 338 [Este Rey de Castilla, es a quien se dio el renombre del “Deseado”, por lo que presto que murió, traía en su escudo rojo, y banda de oro, abrazándose dos leones que se despedazaban] Se refiere a Sancho III de Castilla, llamado “el Deseado” (1133 o 1134–1158), fue rey de Castilla desde 1157 hasta su fallecimiento en 1158.

108  Xaveriadas a leones dos sobre su escudo, abrazos que en su estrecha amistad se hacen pedazos».339

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Cimodocea del mar Ninfa primera340 que a las demás cantoras asistía atenta a la que escucha no postrera o en música, o en voz, o en poesía; que el pie le da en que triste prosiguiera lo trágico en que acaba presumía, y dispuesta a cantar tragedias, llanto pide para sí al mar, su amargo el canto.341 Facistol342 al papel, la falda aplica su mano a la vihuela, en tono grave a la letra su voz que triste explica cuanto por de desgracia a dolor sabe. La reina que hablar quiso le replica lo deje por ahora, porque acabe cuando apenas empieza, y si obedece mas porque en triste acabe, aun cuando empiece. «Déjalo, y mucho fue sin agraviarse cuando quejarse más interrumpida pudiera que cantando, por no darse como entendida, es más, por entendida; pero bajó la prima, y cuerda hallarse quiso más que estirada, a presumida

339 “Don Sancho, que era el hermano mayor, poseyó a Castilla, y a las demás provincias que andaban con ella. Ambos fueron buenos príncipes en tiempo de paz, y diestros en la guerra, de tal manera que parece querían imitar a porfía las virtudes de su padre. Don Sancho era más amado del pueblo, por ser de condición blanda y benigna, por lo cual, y porque murió antes de tiempo, le llamaron don Sancho el Deseado” (Mariana 1601, I: 687). 340 [Cymodocea enumeratur intereas que ex navibus Aenea, in Nymphas marinas commutates fuerunt. Virgilio, Eneida, Lib. 10] 341 “Cimodocea le sigue, asida la popa con la diestra –sobresale su pecho a flor del agua–, con su otra mano agita por debajo como un remo las ondas silenciosas. Y habla así con Eneas que lo ignoraba todo: «Pero, ¿velas tú, Eneas, vástago divino? Vela y suelta las jarcias a las lonas. Somos tus naves, pinos un día de la cumbre sagrada del monte Ida, ahora ninfas marinas” (Eneida, p. 452). 342 “Atril grande en que se ponen el libro o libros para cantar en la iglesia y que, en el caso del que sirve para el coro, suele tener cuatro caras que permiten colocar varios volúmenes”. DRAE.

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dando a su faldellín, sobre azul tela de oro, y flores de plata, la vihuela. Y doblando el papel que del cuaderno para cantar le cupo, en él la hoja dobló hasta que por ella, el triste hibierno de su trágico vuelva a ser congoja. Y por entre las cuerdas a lo tierno de un meterle con tiento, por sí enoja topando en él alguna, ni una oía en un ay de que entraba, y le sentía. Dispuesta a escuchar pues, con ella junto todo el coro de Ninfas, y de Damas a que hablase esperaba, la que punto fue en boca, aun para el aire entre las ramas. El agua, el prado, el cielo, o plebe apunto de fuentecillas, flores, luces, llamas de sus labios pendiente, oyó en su atento que Navarra así habló, grave al intento. «A todas escuché, y en todas creo343 que al músico de grande presumido; bien que os estime en voz de dulce empleo y en heroica a Teobaldo así excedido. Hallo, escucho en vosotras, y en él leo de lo grande que fui, menos, que he sido no os asuste el que os culpo, y de ofendida más quejosa me halléis que agradecida». «Porque es bien entendáis de mi grandeza os culpa, aunque penséis, y a él más le culpa, cantaste[i]s, y él cantó, cuanto de alteza llegaste[i]s a saber que no es disculpa; si en quien de mi a cantar o hablar empieza no presumir aun más que supo, es culpa pues de sí ha de pensar cuando en mí piensa

343 [Epiloga Navarra todas sus grandezas, en haber sido hijo suyo san Francisco Xavier encareciéndose ser más por esta gloria sola, que por todo lo demás que de ella se ha dicho]

110  Xaveriadas es a lo inmenso, en no alcanzarme, inmensa».

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«Grande en mis montes me aclamó su gloria, rica en sus minerales, mi ventura, por eterna en mis ríos la memoria, de fecunda en mis campos, su hermosura; valiente en mis ciudades, la victoria hazañosa en mis reyes, ser su hechura, pues su mayor hazaña ser yo ha sido sin dejar de ser yo, desde que he sido». «Reyes con dilatarme me ilustraron con sus renombres reyes me extendieron, y aunque parezca más si me aumentaron y en renombres, de nombre más me hicieron, a lo más que yo soy, aun no llegaron ni en lo que soy, en cuanto soy, aun dieron aun sobre reyes, montes, ríos, ciudades verdades soy, aun más, que sus verdades». «Sobre mis montes ricas mis entrañas si de ellas un Xavier nació tesoros que codicias a gentes puso, extrañas y a sus ojos aun más como mil oros; descubiertas en él de las Españas Indias de Nueve España en más decoros después que en vidas yerros por tan rotas flotas no de Vizcaya, de allá es flotas». «Sobre mis ríos más de caudalosa con un Xavier blasono, que a raudales tras sí los ojos lleva por hermosa margen de mil purezas como él tales; a cuyo riego en eras de la Esposa344 mejillas son jardines virginales florestas dos de amor, castos planteles de jazmines sí abrió, labios, claveles».

344 Cantares 5, 13: “Sus mejillas parecen un jardín / en donde crecen especias aromáticas / y se cultivan las más fragantes flores; / sus labios son como los lirios, / y destilan el aroma de la mirra”.

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«Sobre vosotras, oh ciudades bellas, de un infinito más Xavier me abona pues él es la ciudad de cuyas huellas345 mil montes sobre sí ciñen corona; sin que a los ojos escondidas ellas él pueda de encumbrada, su persona, Ciudad de Dios de quien al orbe espanto346 David hechos cantó, gloriosas tanto». «Sobre lo ilustre de mis Reyes trono Xavier, más opulento me levanta pues en ellos del Sabio rey corono347 no de su sien lo real, sí de su planta; sí a gloria de a sus pies mayor me abono de majestad, en mi grandeza, y tanta que a trono de un Xavier, soy no lo dudo con quien mayor, él más, mayor ser pudo». «Sobre lo dilatada, y extendida por mis Reyes, Xavier de gente en gente tantos más me da aumentos conocida cuantas con él coronas yo a mi frente. ¿Dónde no por Xavier Navarra oída? Oro sea donde el sol tizna de ardiente, hora donde de nieve más da en cara, ora donde en la suya, el humo, él ara». «Fue un Xavier para mí tanto renombre cuanto sobre mis reyes celebrado; pues para mí el Mayor, sí el mayor hombre

345 Mateo 5, 14; “Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder”. 346 Salmos 87, 1–3: “El Señor se estableció en el monte santo. El amor del Señor por las puertas de Sión es mayor que su amor por todas las ciudades de Jacob. De ti, ciudad de Dios, se dicen cosas gloriosas”. 347 1 Reyes 10, 18–20: “hizo también el rey un gran trono de marfil, el cual cubrió de oro purísimo. Seis gradas tenía el trono, y la parte alta era redonda por el respaldo; y a uno y otro lado tenía brazos cerca del asiento, junto a los cuales estaban colocados dos leones. Estaban también doce leones puestos allí sobre las seis gradas, de un lado y de otro; en ningún otro reino se había hecho trono semejante”.

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mi Febo él, el Hermoso, el Deseado: él sí en su boca el Malo, y demás nombre, él contra sí el Cruel, el Encerrado de humilde; el Sabio, el Manso, él que conquista sí el Largo, el Fuerte, el Trémulo, el Arista». «Tan ligero, Xavier, cuando saltaba,348 cuando corría veloz tan de su brío que nunca a quien mejor, desafiaba que saliendo consigo al desafío; porfiando entre sí, que se pasaba a mi salto es mayor, no sino el mío que ya de sí juez juzga en revista él, el Arista fue, que no, él Arista».349 «Tanto tiembla a la imagen de la horrífica350 trompeta en que pensó, no a lo Coprónimo351 que a lo de la emulación, pienso honorífica bajó del cielo a verle un San Jerónimo: con cuya voz Francisco por deífica, que con él solo en nombre fue a lo anónimo, quedó tan sin temor, de él antes émulo que el Trémulo no es ya, poco ha él que él Trémulo».352

348 “Solían antes él y sus compañeros y condicipulos salirse al campo, y allí sobre apuesta saltar unos con otros. De solo este ejercicio había gustado Xavier, y por ser más suelto que ellos, saltaba muchos pies más que sus competidores y el ser superior en esto le había sido causa de vano contentamiento. Luego pues tomó nueva manera de vida, castigó esta ligera y pequeña culpa con grave y largo castigo” (Turselino 1620, 10). 349 [Arista. Nadie le llevó la ventaja, a correr, a saltar; preció mucho de esta natural gracia] 350 [Trémulo. Traía siempre presente la trompeta temerosa del juicio y aparécesele S. Jerónimo]. 351 Constantino V, emperador bizantino (741–775). 352 “Aquí en Venecia con las grandes incomodidades presentes y pasadas, cayeron malos el B. Padre y otro compañero. La apretura del hospital en que vivían era tanta, que fue fuerza acomodarlos a entrambos en una cama, sufriendo el verdadero amador de la pobreza, y triunfador del mundo y de la carne, el ardor que al excesivo de su calentura añadía la del compañero, y las demás mortificaciones que se dejan considerar en semejante casos. Mas no faltó en este el Señor a su siervo Francisco. Porque una noche durmiendo los demás y velando él, se le apareció con un aspecto grave y venerable el insigne Doctor de la Iglesia San Jerónimo, singular patrón y abogado suyo que consolándole con amigable palabra le dijo: «pasarás este invierno en Bolonia, en donde no te faltarán borrascas y trabajos, de tus compañeros, unos irán a Padua, otros a Ferrara, otros a Sena»” (Turselino 1620, 18).

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«Tanto soñando gime a la fiereza353 de un negro que consiente a lo gigante sobre sus fuertes hombros, que flaqueza por la frente en sudor corre, él constante; pero tanto lo fue de fortaleza el valor de un Xavier sin semejante que de que titubea, el sueño advierte no el Fuerte es sueño, si despierto él Fuerte».354 «Tanto con Dios de liberal anduvo355 que casi compitió con el de siervo dándose así, y consigo cuanto tuvo si a lo del verbo fue con él un verbo.356 Aun de sus esperanzas no retuvo de valer más que en Dios, más que cual ciervo357 que aun en sed se le arroja, por descargo de que el Largo a lo Dios, con Dios fue él Largo». «Tanto fue de apacible, que el recato358 apostó no una vez, dos de amoroso con uno, y otro por costumbre en trato de ocho amigas, y siete escandaloso; ganándole al soldado de barato barajándole el naipe, venturoso como a los dos el alma que al descanso

353 [Fuerte. Sueña lleva sobre sus hombros un Etíope como un gigante, y se le oía gemir con la carga corriéndole el sudor por la frente] 354 “Después se lo reveló muchas veces al mismo Santo, pareciéndole entre sueños, que llevaba sobre sus hombros un etíope, con cual visión le llamaba a las Indias y representándole los trabajos que había de padecer en ellas por su santo nombre” (García 1683, 301). 355 “Largo. Liberalísimo con Dios, en darse así y consigo, cuanto tuvo de esperanzas de valer en el mundo] 356 Romanos 8, 24–25: “Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos”. 357 Salmos 42, 1: “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, / Así clama por ti, oh Dios, el alma mía”. 358 [Manso. Fue la misma apacibilidad, recabando dejasen dos, uno 7 mancabas otra 8 y que otro se convirtiese barajándole el mismo Santo los naipes con que jugaba]

114  Xaveriadas van ya, el Manso, ovejuelas tras él Manso».359

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«Tanto en Xavier las letras florecían360 cuanto en París doctísimo le hallaban, argumentó en Japón donde rendían la espada hinchados bonzos pues callaban.361 Si a lo de las dos madres se ofrecían hurto de que sabían e ignoraban362 cuchillo a lo del rey juzga en su labio lo no él, Sabio, divídase de él, Sabio». «Tanto de sí sus hechos escondía363 que a nadie que a él llamase en lo que obraba que en casa esté o en qué obra respondía sino al: ¿quién obra aquí? Que en Roma estaba. Porque como de humilde adolecía364 sepultura se habría, en que encerraba muerto al obra, él que obra, él que alabado con que encerrado ha muerto, él encerrado».365 «Tanto contra sí dio, por contra sí366 que para castigar que se preció de ligero en correr, aun más que él vi que hasta los huesos el cordel corrió. Con que el mismo cordel corriendo así

359 Lucas 15, 4: “¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?”. 360 [Sabio. Fue maestro en Paris, disputa con los bonzos, dos mil de ellos convence en una disputa] 361 “Bajado del púlpito trataba y disputaba con los oyentes, de lo que había dicho en el púlpito, y respondía a sus preguntas, o les hacía algunas a ellos, y sucediendo unos a otros, preguntando y respondiendo, solía durar la disputa hasta la mitad de la noche” (Turselino 1620, 160). 362 1 Reyes 3, 24–25: “Y dijo el rey: Traedme una espada. Y trajeron al rey una espada. En seguida el rey dijo: «Partid por medio al niño vivo, y dad la mitad a la una, y la otra mitad a la otra»”. 363 [Encerrado. Fue tan humilde que en su boca no se entendía fuese él el obrador de tantas maravillas, atribuyéndolas siempre con merecimientos o de los niños que enseñaba] 364 [Ott. Sepeliteme quia amore langueo, Cant. 2; Así la ve San Paciano] Cantares 2, 5: “Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas; Porque estoy enferma de amor”. 365 Eclesiastés 11, 8: “pero aunque un hombre viva muchos años, y en todos ellos tenga gozo, acuérdese sin embargo que los días de las tinieblas serán muchos. Todo cuanto viene es vanidad”. 366 [Cruel. Tanto lo fue contra sí como lo mostró en los cordeles]

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tormento se dio, sí se apretó367 tanto que añicos mil al salir de él el Cruel él se fue, que fue él Cruel». «Tanto fue el universo de alabanza368 para Xavier, cuanto Xavier aviso de que se aborreció, la otra balanza cargó en decir de sí cuanto mal quiso;369 y en vano prohibición fue a su esperanza de no hablar en sí en bien, pues paraíso donde sí de sí en bueno no, ni en malo sí el Malo, es bueno; como bueno, él, Malo». «Tanto más su hermosura campeaba370 cuanto al obrar no mira en sus facciones si en las de en cuanto obró no se miraba con cariños de propias aficiones. Parecíase no bien, cuando robaba de barredera red los corazones si de ser visto huyendo a lo medroso no el Hermoso robar, se vio él Hermoso». «Tanto el Febo fue pasmo por su Oriente371 cuando al salir por él, del mar se aleja que otro el Febo en Xavier entre, vertiente de rayos sobre plata que oro deja. Ceje pues hacia atrás, paso de ardiente el cuatro, al de refresco, por quien ceja, y de espumas el orbe el hollar nuevo

367 “En ellos se ponía delante de Dios, atados con cordeles fuertemente los pies, y las manos, para hacer a Dios sacrificio de su libertad, significando con esto que merecía perderla el que había usado mal de ella” (García 1683, 8–9). 368 [Malo. Cuan bajamente hablaba él de sí cuando tan altamente de él todos] 369 Génesis 2, 17: “más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. 370 [Hermoso. Fue hermosísimo de rostro y más de obras] 371 [Febo. Fue otro sol en dar vuelta al mundo] Salmos 19, 6: “De un extremo de los cielos es su salida, / Y su curso hasta el término de ellos; / Y nada hay que se esconda de su calor” [Y San Enodio de un santo obispo que entró a predicar por el Oriente: “Peregrino lumine fassus, haesit ad aspectum lampadis alterius”. In Epigrammate].

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del Febo sea cerviz, o lo sea él Febo». «Tanto a bárbaras gentes fue divino372 que por el Dios que les predica hirieron sus pechos adorándole camino vida, y verdad, que por verdad tuvieron; pero él que un Dios a predicarles vino en predicarles no lo es él, vinieron: ¡oh, gran prodigio! A hallar, ya que no hallado el Deseado en él, él Deseado».373 «Tanto Mayor en fin Francisco fue374 que cuantos de mi reino honor me dan, hora sea en su valor, hora en su fe que fueron, o que son, o que serán. Si se comparan a un Xavier diré de sobra fueron y de sobra están, pues en hazañas religión valor ni que, él, el Mayor más, que él, ni el Mayor». «Poco he dicho en Mayor que mis mayores375 sí Mayor que once cielos, sobre estrellas, Mayor que los opuestos cuatro, en flores, soplos, ondas y llamas sobre bellas; (tosco aquí mi pincel más mis colores) que sí mismo Mayor, visto en sus huellas pues necesario fue, porque cupiese en sí un Xavier, Mayor Xavier se hiciese». «¿Qué digo que sí mismo Mayor? Santo,376 ¡Santo Dios! ¿y qué escucho? ¡ay, Dios! ¿qué es esto? El color se leva, viene el espanto

372 [Deseado. Ofrécenle tenerle por Dios los japoneses parece que para ellos el Mesías deseado] 373 Juan 14, 6: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. 374 [Mayor] 375 [Fue visto a un tiempo en dos partes el mismo] “[…] y los que le habían visto en una parte, atravesaban otras calles para salirle al encuentro, y verle otra vez, y otras muchas veces”(García 1683, 286). 376 [Tragedias. En que acabaron reyes y que canta la noche triste]

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pónese en pie, con ella de igual gesto, ellas de turbación y pavor tanto, pues fuera ella ya y ellas de su puesto ni saben, si se escondan, ni si pueden hora huyan, hora estén, hora se queden». Dóblase, y crece el miedo porque crece estruendo que hacia ellas se apresura de un alternar de pasos que estremece o ya un cielo, o ya un orbe lo que dura. Por cada monte el pie, monte parece que al asentar su peso en él, se apura de sufrimiento, por la frente al suelo corriéndole el sudor de un arroyuelo». Ya Ninfas, y ya Damas divididas sin que unas de otras sepan de turbadas por donde pueden van despavoridas aquellas a sus ríos anegadas; esotras entre ramas zabullidas y en su golfo la Reina sin criadas de ellas perdida, y de ella; y yo por hombre del que asombra que huiré, de que me asombre. General es el miedo, hasta el sol mismo desmayado de luces se repare que ya se va a poner en parasismo de un finado el mayor que nos encare. Mejor diré candela, que al abismo del mar yendo a apagarse, horrible apare la noche en que a ella vuelta se retrata si a su luz es da un soplo, que el sol mata. La noche, es la que viene y no lo calla ser coco universal de florecillas que en no verse se esconden al mira[r]la o en sí mismas de miedo maravillas. Tanto cobarde la arboleda halla el soplo de que llega por orillas que en cuantas hojas le escuchó, por quedo

118  Xaveriadas que aire de aviso fue, tiembla de miedo. 2975

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Ya por el prado pisa echado el manto sobre el horrible rostro, hermoso feo de la que Dama es noche el Erimanto377 enamorado a esquinas de Tife.378 «Pero, ¿qué es esto? –dice– ¿acaso es canto en el que tropecé? Como no veo y tan de noche soy, el tiento apela a un canto en que topar, pues en vihuela». «Vihuela es aquí el canto en que el pie mío tropieza: ¿pero aquí? Lo solo extraña muda esté, y que no hable de este río por Ninfa alguna a mano, y no se engaña. Pues Ninfa era Cimodocea, y el brío perdido con el susto, a la guadaña de luces que sintiera, a lo que siento se le cayó al huir, el instrumento». «Vale al alzar, pero echado atrás el manto o dé al nacer el sol o dé al ponerse los dos luceros vi por ojos, tanto como él claros abiertos, sobre verse negra garganta en ella, mas de espanto, de estrellas gargantilla, estremecerse con media luna al uso, a lo profana que es de puntas valona cariñana». Mira en su mano la vihuela, y vuelve otra vez a mirarla, y remira[r]la y en una de las muchas, que revuelve entre las cuerdas un papel se halla; que la Ninfa dobló, y ella desvuelve y para sí leyendo por él halla versos son y que empiezan, porque el canto halle en que tropezó, tragedias canto.

377 Según la mitología griega fue un hijo de Arcas que dio su nombre a un monte. 378 También llamado Tifón: divinidad primitiva relacionada con los huracanes.

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«¿Tragedias? ¿y de quién? Sereno cielo, dijo la noche triste, ya asentada para con más espacio, y no en pie al vuelo ver de la letra el fin, no acaso hallada». Leyó, pues, volvió a leer, con el desvelo de triste a lo curiosa, que templada la vihuela por noche y sola, y tanto compañía en su voz, se hizo a su llanto. Piensa, nadie la escucha, sino es ella que se escucha a sí misma, porque canta también por ser de noche, y que con ella de única es por lo sola en su garganta. Triste en tono, es verdad, pero querella de que suene aun mejor así; y ni planta yerba, hoja, ni flor, un movimiento sean de aplauso el menor, ni aun yo de atento. «Tragedias canto ¡ay triste!» –repetía– la noche en soledad suya, y no amena pues a su voz del campo la alegría del campo es alegría, a lo de en pena. «Canto sucesos trágicos –volvía– del navarro esplendor en tierra ajena a lo del pueblo que cautivo canta mal solo, en que su bien, su mal no espanta». «En tierra ajena, pues, el Febo muere379 de su edad en la flor, donde le espera a Francia caminante, la que hiere muerte a lo saltadora o bandolera; que como tan hermoso la zahiere de fea en tanto extremo, cuanto él era bella en su cara injuria, mal sufrida

379 [Muere Francisco el Febo en la flor de su edad, camino de Francia]

120  Xaveriadas la vida aun no le deja, apenas vida».380

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«¡Ay, triste mal lograda edad florida! Crecida solo al riego de mis ojos cuya flagrancia poca en corta vida si mucha fue a sentirse, larga a enojos; para que tan de hermoso encarecida como el sol tu belleza, si despojos de su ocaso al nacer el sol no ha sido y sol tú, sol ya en él, ¿no aun sol nacido?» «Tú, oh Sancho, en la desgracia al Africano381 si antes bárbaro, aun más bárbaro hiciste pues en tu misma sangre su inhumano se envistió más cruel, que cruel te enviste. Cuando porque a matarle fue su mano ya porque te mató más se reviste de gozo contra sí, si se esgrimía de alfanje, a su tristeza, en su alegría».382 «¿A sus ojos difunto el valor mío digo aliento de un Rey tal en trasunto de lo más vencedor heroico en brío y no de alegre el matador difunto? Antes aun de él, sí siente, desafío en festivo semblantes, aun barrunto por ellos el placer tan insolente que de él ni escapa un parecer lo siente».

380 “El rey Francisco desde Francia (ca se entretuvo allí por las revueltas grandes y largas de Navarra) últimamente como tenía concertado, en compañía de su madre, y de sus tíos, y de muchos nobles, que de Francia y de Navarra le acompañaban, llegó a Pamplona. Recibiéronle los naturales con grande aplauso y solemnidad, y en la iglesia mayor de aquella ciudad, se coronó por rey, y se alzaron los pendones reales por él a tres días de noviembre. Estaba en la flor de su edad, era de quince años. Su belleza por el cabo de muy buenas inclinaciones” (Mariana 1601, II: 447). 381 [Don Sancho García muere en guerra contra moros en sus manos] 382 “En la misma sazón que con las armas del rey Sancho García, los navarros que de la otra parte de los Pirineos estaban sujetos al imperio francés, fueron trabajos, y no los dejó sosegar que jurasen de guardar y tener perpetua amistad con los reyes de Sobrarve. Dícese que le mataron en la guerra de Muza, aquel de quien arriba se dijo haberse rebelado contra Mahomad rey de Córdoba” (Mariana 1601, I: 485).

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«¿Que así aun Sancho y aun Eneco suceda dándose ambos las manos entre moros para el vivo dolor que los remeda victorioso en los ojos a dos coros? Contra él a sangre y fuego del que queda alarbe acometido de mis lloros, que a lo militar lágrimas retrata por sí en ellas matase, aun cuando mata».383 «¡Oh, príncipe que en paz y en guerra hallado fuiste igualmente célebre hazañoso cuando en Aibar por valle señalado de tu invencible esfuerzo al victorioso; te vieron mal herido y anegado los ojos en tu sangre, y más glorioso porque en ellos, que en ella de ti ausenta si el que te deje sienten, que no siente». «Desgracia ya menor si más sentida384 la de García es Sancho en sus despojos pues por el escuadrón su misma vida rompe quedando en el llanto a los ojos. Horror a toda el alma que atrevida ocasionó a sus armas solo enojos si de los suyos dos, ¡oh malcontentos! De él a lanzadas son atrevimientos». «A su rey dos vasallos alancean que vivo, y entre huestes enemigas vieron tan hazañoso; porque sean

383 [Muere así también don García Eneco, en el valle de Aibar (como dice Rodrigo en Larumbe) señaladísimo príncipe en paz como en guerra] “El arzobispo Don Rodrigo dice, que estando el rey D. García descuidado en un pueblo llamado Larumbe, que está cerca de Pamplona, le asaltaron los moros de rebato, y lo mataron. Y apellidándose la tierra y acudiendo la gente a socorrer al rey, huyeron los moros, dejando mal herida de un golpe de lanza en el vientre a la reina Doña Urraca, preñada al tiempo del infante Don Sancho…” (Moret 1766, I: 326). 384 [Don García Sancho se mete intrépido por los enemigos y no le matan, y le matan a lanzadas dos de los suyos, que van tras él] “Dos soldados que poco antes se habían pasado al ejército contrario, hendiendo y pasando por el escuadrón de su guarda con mucha violencia, llegaron hasta Don García y le mataron a lanzadas, caído el rey todos los suyos huyeron” (Mariana 1601, I: 551).

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las enemigas armas sus amigas. ¡Oh furor sobre bárbaro si emplean en tu ofensa, Señor, las que tú obligas! Por dicha fue razón para ofenderte no tanto el deber tú, cuanto el deberte».

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«Lastimosa tragedia, no llorada bastantemente así, con ojos tantos cuantos del cielo estrellas la alborada cierra para no ver fieros espantos. De una infidelidad desmesurada por tan atroces ánimos, que cuantos negros mantos descojo, el huir el día a echármelos, no son, en su osadía».

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«Pero de otro García aún más espero385 cazador por los montes, en destino que desbocado su caballo fiero dio con él contra un risco sin camino. Estrellados caballo y caballero una y otra cabeza en trozos vino sembrados por la yerba en verde meses de amapolas a ser vulgares mieses».386 «Regadas por el reino a inundaciones de llantos, lamentables alaridos ays que los cielos rompen a rasgones por cada estrella hermosamente heridos. Y más por tantos labios corazones rasgándose a pedazos en sentidos lamentos por los aires desbocados o por ojos Faetontes despeñados».

385 [Otro Don García rey de Navarra muere estrellándose él y su caballo contra un peñasco yendo a caza] 386 “Don García de Navarra, cerca de Lorca, pueblo de su señorío, de una caída de un caballo que dio a la caza, sobre una peña, murió a los veinte y uno de noviembre, víspera de santa Cecilia” (Mariana 1601, I: 680).

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«A la manera –¡ay Dios!– que desbocadas van por floridas márgenes corrientes de aguas tan a caballo por nombradas que o entre estribos, los pierden de sus puentes; o entre cantos de presas estrelladas ya en charcos, ya en arroyos, o ya en fuentes saltan hechas pedazos, lastimosas por los prados r[í]os ya de sangre en rosas». «¿Cuál el sol que a caballo campos corre de un cielo hacia su ocaso donde toca sin que a lo desenfreno en él se ahorre ni con él, el ponerse a lo de roca? ¿dónde tanto se estrella? (Cuanto en torre por alta recio el aire, con quien choca) ¡caso bien lastimoso! Que allí a plazos hecho en estrellas, queda hecho pedazos». «¿Cuál cazadora el ave por el viento tras la garza abatida se despeña y por entre las alas, ella a intento saca el pico a lo risco que le enseña? Y el desbocado sacre tan sin tiento choca en él, y en él da como en su peña donde el fin desastrado halla su vida que el aire inunda en sangre por la herida». «Así, oh Príncipe, a ti por selva espesa la holgura te arrastró como al leal bayo contigo pues leal quiso en su priesa volverse así cenizas, de sí rayo. Raudal de sí despedazado en presa de sí hecho sol pedazos al desmayo de su ardor a lo estrellas, pues se estrella; sacre en picos de un risco, como a él ella». «¿Qué diré de Don Sancho? ¡oh caso triste!387 De su reinado al fin al mal sujeto

387 [Don Sancho otro rey de Navarra muere comido de cáncer]

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de un cáncer tan voraz como le enviste388 a sus carnes glotón, como a su aspecto. Mordido del gusano, que reviste de dientes su impiedad contra el respeto sin que atienda a que es Rey majestad viva solo porque con él más lo hombre priva». «A manos de sus ascos, sus horrores Don Sancho a morir vino retirado su lado dando a nadie, a sus dolores si porque hablan verdad les da su lado. Con ellos confiriendo, ya de flores en breve lo marchito, lo agostado y de la hoz ya en mieses, y de vientos por cadáveres hijos, escarmientos».389 «¡Ay de mí! ¿qué diré de Don García,390 de mis navarros, rey entre eslabones de una cadena dura, cuanto el día duró de su reinado o sus prisiones? Mandando el sabio rey cuando moría sus cadenas con él, sus sinrazones en su ataúd a peso tome el daño de un vivir, de un reinar, de un todo engaño».391 «Así se ejecutó como lo ordena (así se tome a peso lo ordenado) después de muerto un Rey vive su pena porque por ella cuerdo lo alocado;

388 Véase la nota 297. 389 Job 1, 18–19: “Entretanto que éste hablaba, vino otro que dijo: «Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito; y un fuerte viento vino del lado del desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y han muerto; y solamente yo he escapado para darte la noticia»”. 390 [Por toda su vida hasta que murió echó en prisiones el rey Don Sancho a su hermano el rey Don García, el cual se hizo enterrar con ellas] 391 “Esto pasó en el Andalucía aquel año, el siguiente de mil y ochenta y uno, don García hermano del rey, pasó de esta vida. Hízose desangrar rotas las venas, en la prisión en que estaba, tan grande era su disgusto y su rabia, por verse privado del reino, y de la libertad” (Mariana 1601, I: 585).

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que la vida sin seso solo es buena para atada a un sepulcro asegurado si en prisiones le vemos fue locura un vivir sin pensar que hay sepultura». «Oh Leonor, ¿qué diré de tu mal grave392 si en manos de tus físicos, ajenos de humanidad y de saber, se sabe te dieron en sus pócimas venenos?393 La traición conocida que no cabe en lealdad de vasallos por lo buenos el reino desamparas, por segui[r]la no en Navarra en que huyó, pues tú a Castilla». Aquí la noche en trágicos cantares que así sola se aplaude, pues se escucha cortó el hilo a su voz, y a sus pesares levantándose al susto con quien lucha; no el instrumento, que a sus pies vulgares se cayó a la congoja porque es mucha, siente le pisa el manto la dudosa luz del día, y sin duda aurora hermosa. Cógela de su canto en que se huyera a Castilla Leonor, y la luz clara porque ella fea la llama desespera de oírlo aunque lo es, tan en su cara. Y aprisa el manto recogiendo espera por la espesura huir como una jara dejándose en girones por entre ella ya en una estrella el manto, y otra estrella.

392 [Enfermó la reina Doña Leonor a quien sus médicos dieron veneno y pasose a Castilla] 393 Puede que en estos versos el poeta se refiera al siguiente hecho narrado por Mariana ocurrido en 1388: “Despedidas las cortes, se vieron los reyes de Castilla y de Navarra, primero en Calahorra, y pues en Navarrete. Trataron de sus haciendas, y renovaron su amistad. Acompañó a su marido la reina doña Leonor, y con su beneplácito se quedó en Castilla, para probar si con los aires naturales (remedio muy eficaz) podía mejorar de una dolencia larga y que mucho la quejaba. A la verdad ella estaba descontenta, y buscaba color para apartar aquel matrimonio…” (Mariana 1601, II: 148).

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A asirla fue la Aurora, que apresura hermosos pasos tras la noche, y ella que la sigue sintiendo su hermosura ni oída es ni vista ya, ni de sí es huella; tanto se huyó lo triste en su figura que ni en su sombra de la Aurora bella se deja asir, si bien de su instrumento que alzó del prado, o verde pavimento. Con bien con él se quede, y mi camino de tantas cosas como en el parado (lleno de admiraciones peregrino) vi sin pensar como por mí han pasado. Proseguirle adelante determino pues ya es venido el día deseado por bien nacido al orbe en tan buen hora como en la que se quede a Dios su aurora. 329

2. Argumento para el segundo canto La vihuela caída, al impensado susto, que ocasionó, la hermosa aurora a pasos de la Noche, que aun los llora su rocío hilo a hilo sobre el prado. 5

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Sonoro el instrumento, acaso hallado de su luz mano bella, en que le adora, la poesía alerta, en tan buen hora a fama de que el sol, nacerá amado. La cual tendiendo el vuelo anunció hermoso es a pastores rudos, con espanto hacia el Bethlehem,394 de Oriente; al oloroso. Tropel de flores ya, ya al viento, cuanto (tres reyes al parar, en luminoso de su Estrella esplendor) sin él mi canto.

394 Belén.

Canto segundo Su nacimiento 15

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Cuerdas templadas, ya del instrumento que al canto triste de la noche obscura se hizo más oír en ella el sentimiento: ¡ay triste! Dolor grave, pena dura; en manos de la Aurora alegre al viento aplauso es ya sonoro de hermosura que le nace de un sol de quien cantora toda es requiebros en su luz la aurora. Las aves aquí escuchan, que no cantan muy de a legua son música este día que aunque siempre de otros se adelantan a las luces; no a estas su alegría: otros días espanten, que hoy no espantan si cantaren su voz será porfía de quien mal; hoy el alba les avisa callen, porque la mueven a gran risa. «Canto –dice– el Aurora un sol asombro naciendo de su Oriente esclarecido; un sol canto, que imperios sobre el hombro toma del orbe apenas al nacido. Canto un Sol, un Xavier presto le nombro pues como presto nace es conocido este Sol como el Sol que de mi canto sobre el asombro, es luz, sobre el espanto». «Los padres de mi sol –canta sonora–, Doña María es Xavierre, Don Juan Jasso395 él su horizonte ilustre, ella su aurora de luz tan superior, que en mí un acaso;

395 El padre de Francisco Xavier fue el doctor Juan de Jasso, quien recibió del rey Juan II de Aragón y Navarra el señorío de Idocin. En 1483 contrajo matrimonio con doña María de Azpilcueta y Aznárez de Sada. “Tuvieron don Juan y doña María muchos hijos, el mayor de los cuales fue don Miguel, todos señalados en la grandeza de ánimo, heredada de tan antiguos principios” (Turselino 1620, 2v).

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la mía es de la suya, un casi dora, de su muy de propósito, un de paso, o de ella un no sé qué, cuando más bella, un ¿qué Aurora soy yo, si Aurora es ella?». Aquí paró la Aurora suspendida396 de un clarín a la voz que anima el viento con que de la vihuela bien tañida las voces vasallajes de instrumento, le rinden, por mayor por más oída; hasta en humildes valles a engreimiento resuena la trompeta, y a ese tono los ecos respondiendo a lo de entono. Vase acercando más hasta que el vuelo abate hacia la Aurora en su horizonte la que tocando viene y hunde el suelo a voces de un metal muy de su monte: claro, alegre, sonoro, sin repelo ni que de lo fragoso de algún monte se le pegue aspereza, a su sonido oyese, y ser así juzga el oído. Las alas al parar sonoro estruendo hacen más que en su voz, y conocida por la Fama, sus plumas sacudiendo de aljofares la yerba enriquecida, deja, y le estará mal al sol viniendo; conservárase en ellas sumergida en mares que atrás deja húmeda Fama, o Ícaras397 será, plumas en su llama. «No te acerques no al sol, Fama sonora, vuelve que de tus alas necesito,

396 [La fama] 397 En la mitología griega, Ícaro fue el hijo de Dédalo constructor del laberinto de Creta. Como es notorio, al querer escapar de la isla de Creta –en la que había sido retenido– con las alas de plumas y cera que había construido su padre, se acercó demasiado al sol y el calor derritió la cera y cayó al mar.

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abrasáranse en él –dice la Aurora–; mas pues viniste a tiempo a mi distrito: por todo el orbe anunciarás cantora que el sol aquí le nace donde habito a lo niño llorando en sus rocíos porque al hombre ya sol, sol no es de bríos». «Que en una las dos casas de Armería398 antiguas como ilustres se hermanaron que aunque al arma en su nombre a batería suenan y a desunión, la paz fundaron; de armas estruendo el nombre parecía y aun en sus nombres de él se desarmaron si uno en otro dé, en uno gloria encierre Xavierre en Alpizcueta, este en Xavierre».399 «Que bodas se celebran pues casados de casas tan ilustres los señores con Martín de Alpizcueta, celebrados de hermosura sin par bellos primores en Doña Juana de Xavierre hallados o nacidos, cual rosa entre mil flores que al sol no debe nada en sus reflejos no de ella espejos él, de él ella espejos».400 «Que a matrimonio igual nació heredera401 Doña María Xavierre, profecía de sus padres por única y primera que de un hijo el más único salía;

398 [Casas solariegas del Santo, las de Alpizcueta y Xavierre, o de Armería en el reino de Navarra] 399 “Este es el Solar de los señores que llaman de Xavier, que poseen hoy los vizcondes de Zolina, y es de las casas que en Navarra son cabo de Armería, por la preeminencia que tienen de capitanear en tiempo de guerra, cierto distrito de tierra. Y la obligación en tiempo de paz de acudir allí a probar los blasones y escudos de sus armas, los que pretenden traer su decendencia de semejantes casa” (Turselino 1620, 1v). 400 “Sucediole en la casa su hija mayor Doña Juana, que se casó con don Martín de Azpilcueta mayordomo del Rey, y Señor del solar de Azpilcueta, casa de muy antigua nobleza en el Valle de Baztan, metido en una canal o angostura de los Pirineos” (Turselino 1620, 2). 401 [Padres del Santo, María Xavierre y Juan Jasso]

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madre a esta luz común muy de otra esfera, luz madre de su luz, que aparte día del día había de hacer, y en él tal riza que el día, en su día viese el de ceniza».402 «Que María entregó su casto pecho a Juan Jasso, doctor de la eminencia que en Civil y Canónico Derecho mostró en él la mayor jurisprudencia. Por Don Juan el tercero, satisfecho de sus letras sin par, de su prudencia, del Real Consejo suyo en plaza ha entrado premiado al parecer, mas no premiado». «Que el Jasso noble fue de igual riqueza entre primeros nobles el primero; el primero entre ricos; su nobleza403 nobleza en él doblada, es con dinero; ya en grandeza sobrado, y en grandeza ya rico caballero, y caballero si bien crece en la estima, a dudar viene si es porque noble es, o porque tiene». «Que de bendición fruto más colmado en torno de su mesa el de la Oliva del músico del arpa recantado404 en que de Jasso, y de María estriba; gozo de muchos hijos en su estado cuya fecundidad de ambos aviva a un reciproco amor hermosa llama: ¡oh, cuánto ella le amó! ¡cuánto él la ama!».

402 “De este matrimonio nació doña María Aznares, cuyo casamiento fue muy pretendido de los poderosos de Navarra, por la calidad de la sangre, esmaltada de muchas virtudes, y dotes de naturaleza y gracia, de que Dios nuestro Señor la había adornado. Venció al fin el conocido valor del Doctor don Juan Iasso señor de Idocin, presidente del Consejo del Rey de Don Juan de Navarra” (Turselino 1620, 2–2v). 403 “Su padre se llamó D. Juan Jasso, noble por la sangre, y por dignidad, señor de Idocin, provado de D. Juan III de Navarra, presidente de su Real Consejo, y su embajador extraordinario al Rey Católico” (García 1683, 3). 404 Salmos 98, 5: “Cantad salmos a Jehová con arpa; / Con arpa y voz de cántico”.

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«Que el Benjamín de todos el querido405 porque el último fue de sus hermanos fue Francisco Xavier David ungido406 para triunfos de gracia soberanos; para honda evangélica en chasquido de su voz espantosa, que de humanos filisteos soberbios corazones, rindiese orgullos, bárbaras naciones». «Que en Castillo de Xavierre nace de sus padres solar junto a Pamplona cuya fuerza de fuerza se rehace y aun cabeza del reino se corona; con la mural, de un fuerte que se hace temer con guarnición de una persona pendientes mil de sus almenas Parmas407 de mis Cantares, hoy plaza de armas». «Que por el año mil y cuatrocientos y más noventa y siete nació hermoso, dorado siglo, y más si descontentos con el contento alzándose dichoso; dejó pasados siglos, pues exentos de la dicha, que él goza venturoso solo de este nacer, hechos vestiglos se alzaron con las lágrimas los siglos». «Si bien dichosos más los venideros pues de un Francisco gozarán crecido que aunque los en que nace años primeros

405 Génesis 35, 16–18: “Y partieron de Betel; y había aún como media legua de tierra para llegar a Efrata, cuando dio a luz Raquel, y hubo dificultad en su parto. Y aconteció, como había trabajo en su parto, que le dijo la partera: «No temas, que también tendrás este hijo». Y aconteció que al salírsele el alma (pues murió), llamó su nombre Benonni; mas su padre lo llamó Benjamín”. 406 1 Reyes 1, 16–17: “Y Betsabé se inclinó, e hizo reverencia al rey. Y el rey dijo: «¿Qué te pasa?» Y ella le respondió: «Señor mío, tú juraste a tu sierva por Jehová tu Dios, diciendo: Salomón tu hijo reinará después de mí, y él se sentará en mi trono. Y he aquí ahora Adonías se hace pasar por rey, y tú, mi señor rey, aún no lo sabes»”. 407 Cantares 4, 4: “Tu cuello, como la torre de David, edificada para armería; / Mil escudos están colgados en ella, / Todos escudos de valientes”.

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les lleven tanta palma, no han vencido; de primeros con triunfo a los postreros si con un Xavier más esclarecido piensan dejar atrás a los presentes de amas laureadas frentes, que sus frentes». «Que Pontífice nace siendo Sexto el que Alejandro408 de este nombre Augusto y Emperador Maximiliano Ernesto409 de este nombre el primero; y vino al Justo siendo un primero, y en el nombre resto de a vencedor un Alejandro; un Justo naciese y tal al orbe, que al guerrero venciese de Alejandro, y de primero». «Que nace siendo Reyes de Castilla los católicos príncipes Fernando Doña Isabel; octava maravilla410 que nazca, alto consejo, ello reinando; pues brazos los dos siendo de la silla en que Pedro los suyos sustentando descansa; en Xavier más brazos prepara, a su Silla, a su Fe, y ha su Tiara». «Que Xavier nace en fin, Tercero siendo de este nombre Don Juan rey de Navarra;411 reinando un Juan, que nazca, ya lo entiendo del nacimiento de un San Juan es arra; y prendas la ocurrencia, pues naciendo en montañas fragosas de pizarra412 celebran montañeses al nacido;

408 “También navegó [Xavier] la mar que está entre las Malucas, y la nueva España, que algunos contarán por distrito de la América, según la división de Alejandro VI” (Turselino 1620, s.f.: América). 409 Maximiliano de Habsburgo (1583–1616), archiduque de Austria. 410 Los Reyes Católicos: Fernando II de Aragón (1452–1516) e Isabel I de Castilla (1451–1504), soberanos de la Corona de Castilla y de la Corona de Aragón. Véase también la nota 290. 411 Juan III de Albret (1469–1516). 412 Lucas 1, 65: “Y se llenaron de temor todos sus vecinos; y en todas las montañas de Judea se divulgaron todas estas cosas”.

134  Xaveriadas húndase a fiestas hoy todo el ejido».

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«Alegres nuevas le darás festivas de que para su noche tenebrosa campal de luz batalla, hallaste viva viva su muerte ya, solo aquí hermosa; viva su pesadumbre, pues estriba en que luzca a su horror, y a lo enojosa se la de también dada, si le nombras que de su sombra temblarán las sombras». «Parte alegre, y anuncia a las estrellas vuelvan, que fugitivas con el día desampararon cielos de sus huellas, y que envidia no el sol que se les cría las deslucirá ya, como al que a ellas naciendo material las deslucía; que aunque sol más que el sol lucido nace más se deshace así, que las deshace». «A once cielos, dirás, de turquí bellos413 sus vuelos apresuren, y que vengan si un desafío les nace que con ellos sustentará el correr; que le mantengan tela si a tanto son veloces ellos; y aun sé yo al correr él, que se detengan mi sol hará, si a la mitad espera dejarlos, más veloz, de la carrera». «También, dirás, al fuego que es nacido el fuego que a arrojar vino a la tierra414 un Dios que a ella bajó fuego encendido;415 venga entrará en calor, que poco encierra

413 [Hará parar los cielos tres veces y el sol] 414 Lucas 2, 10–11: “Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor”. 415 [Hará bajar fuego del cielo] “Es cosa cierta que se vio en estos días por aquella tierra [Isla de Ceylán] una cruz de fuego en el cielo. Y en el mismo lugar, a do fueron martirizados, se abrió la tierra en figura de cruz” (Turselino 1620, 76).

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aunque mucho en sí piense presumido, que el que nace ardimiento, al orbe guerra416 piensa hacer, y aun hacer regiones mías arramble a incendios más que a lo de Elías». 215

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«Dirás al aire, Fama, por quién vuelas,417 le ha nacido el que mares procelosos ponga a sus pies; que ensoberbezca velas y apreste silbos, montes espumosos; y a las nubes con ellos, todo espuelas camine y vuelva, en llantos ruidosos piélagos, de tanto alto despeñados mundos de agua en sí mismos anegados». «A la tierra, dirás, que ya a sus flores418 le ha nacido aquel tinte en disciplinas de una sangre vertida a los rigores en selvas, por remotas peregrinas; que retoque al salpique de colores y hermoso, dé matiz a clavellinas que si hasta aquí por rústicas no hermosas ya a lo del prado Ninfas, serán rosas». «Lleva, oh Fama, en tus vuelos lleva nuevas419 a los ríos nacidos en fraguras, y di a sus nacimientos el que llevas que amenidades dejen y frescuras;

416 1, Reyes 18, 23–25: “Dénsenos, pues, dos bueyes, y escojan ellos uno, y córtenlo en pedazos, y pónganlo sobre leña, pero no pongan fuego debajo; y yo prepararé el otro buey, y lo pondré sobre leña, y ningún fuego pondré debajo. Invocad luego vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que respondiere por medio de fuego, ése sea Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho. Entonces Elías dijo a los profetas de Baal: «Escogeos un buey, y preparadlo vosotros primero, pues que sois los más; e invocad el nombre de vuestros dioses, mas no pongáis fuego debajo»”. 417 [Serán sus navegaciones innumerables, naufragando en muchas]. 418 [Por dos veces desnudará sus espaldas por los bosques] “Y apartándose de él, se metió un bosque adentro y desnudando sus espaldas, se comenzó reciamente a azotar con una disciplina de rodajillas” (Turselino 1620, 122v). 419 [No verá más a sus padres cuando partirá a la India y sin despedirse pasando por sus puertas]

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y aun las madres como él olviden, pruebas de que a él, vendrán, criatura, a lo criaturas si al sol pecho por tierra, a su despecho en sus espumas más toman el pecho». «Del Dios salado cristalinas salas420 mide a vuelos, anuncien tus clarines por soberbios alcázares que igualas sobre andaluces peces, sus delfines, o postas, alcanzársete las alas que un nuevo morador nace a sus fines y más profundos senos, sin que apenas de unas arenas pare, a otras arenas».421 «Pasen del agua, pasen tus pregones y convoca a festivas alegrías otros mundos de bárbaras naciones las que ardientes regiones, las que frías, o ya chinas habitan, ya, o japones[ses] o en conchas de sus perlas pesquerías, ceylanos, malipures, cafres, moros brasiles, mozambicos, zocotoros». «¿No vuelas? ¿no te vas? ¿qué esperas? ¿fama? Decir que a lo Moisés vine traída de la espantosa luz de tanta llama si atónitos mis ojos atrevida me dije, iré y veré la que los llama422 visión grande, de lumbre esclarecida; mas voy a mi embajada, cuando sumas de alas, pobló regiones, y de plumas».

420 [Estará tres días en lo profundo del mar] 421 “Padeció tres días continuos una terrible tempestad, los pasajeros echada su ropa y hacienda a la mar, esperaban ya por horas y momentos su muerte, pero el S. Padre Francisco que estaba sin tomar…” (Turselino 1620, 116). 422 Éxodo 3, 2: “Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía”.

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Apenas, pues, primeros vuelos daba, cuando de la mitad de él presto vuelo a la Aurora la Fama se tornaba, que algo olvidado se dejó recelo, o a decirlo, o por ello, apresuraba velocidades acordada al suelo: y como, lo mejor entre sus priesas preguntas a la Aurora, a lo Moysesas. «Si me preguntan cielos, astros, flores fuegos, aires, de ríos nacimientos de alborotados piélagos furores y de bélicos bárbaros intentos, el nombre del que nace sol de ardores ¿qué les he de decir, Aurora? Atentos423 Fama a tu voz dirás, que el Sol que aclamas que es él que es, dirás, se llama entre sus llamas». «Él que es hijo y les nace, y se le han dado424 y tan dado, que es don no merecido pura gracia de un cielo a lo sobrado a lo en el manirroto, y excedido. Él que de Oriente en su Tabor bañado425 del sol; hijo será su más querido en quien se agraden bien, de un bendeci[dl]e oídle, naciones bárbaras, oí[dl]e». «Él que es, les dirás, cuando les nace pequeñuelo en sus ojos, y de un orbe

423 Éxodo 3, 13–15: “Dijo Moisés a Dios: «He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?». Y respondió Dios a Moisés: «yo soy el que soy». Y dijo: «Así dirás a los hijos de Israel: yo soy me envió a vosotros». Además, dijo Dios a Moisés: «Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos»”. 424 Isaías 9, 6: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”. 425 Mateo 17, 5: “Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd»”.

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Sol el mayor planeta, que en sí hace 426 mayores luces menos se las sorbe; que aunque pequeño más se nos deshace su corazón humilde, aunque se estorbe parecerse así grande, siempre en huellas de sol se queda, si se esconde estrellas». «Él que es, les dirás para cargarse427 imperios de una India sobre el hombro que aunque el peso sobre él sabrá sentarse428 no se sentará él, no con el asombro, de tanta pesadumbre, que al soñarse no arguyera flaqueza, en el que nombro rendido Atlante, a carga tan pesada porque flaqueza en él, ni aun de él soñada». «Él que es, les dirás, del Gran Consejo429 ángel por enviado a las regiones de idolatrías plaza, que al despejo de fingidas deidades, los japones[ses] deidad le fingirán, y será espejo430 que al hacerles pedazos sus ficciones más añicos así, se hará a estos nombres hombres, que no soy Dios, hombre soy, hombres». «Él que es, les dirás, tan poderoso431 como Moisés, de faraón, de gentes

426 Isaías 9, 2: “El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos”. 427 Isaías 9, 7: “Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto”. 428 [Soñará que lleva a un etíope sobre sus hombros, gimiendo con él] 429 Isaías 10, 10–11: “Como halló mi mano los reinos de los ídolos, siendo sus imágenes más que las de Jerusalén y de Samaria; como hice a Samaria y a sus ídolos, ¿no haré también así a Jerusalén y a sus ídolos?”. 430 [Adoraranle como a Dios] 431 Éxodo 7, 1: “Jehová dijo a Moisés: «Mira, yo te he constituido dios para Faraón, y tu hermano Aarón será tu profeta»”.

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bárbaras el Dios fuerte, y hazañoso;432 la prudente serpiente, que serpientes433 se tragará de magos victorioso; él Moisés que de sangre tiña fuentes434 cinco del Salvador crucificado; traslado de Navarra, a su traslado».435 «Él que es de la paz príncipe, y dijo436 sentencia a sus dos madres contendoras naturaleza y gracia sobre el hijo;437 la Gracia dirá a voces, él que adoras tuyo naturaleza me prohíjo, mío es, y ha de ser, aunque más lloras, divídase al morir, y esotra a oírlo dese a la gracia entero, y no al cuchillo». «Él que es, les dirás, de él que futuro siglo se ha de llamar siglo dorado; pues su padre ha de ser el que procuro darte a conocer, Fama, así nombrado. Pues hijo de tal padre un siglo apuro que le vendrá a heredar de atesorado

432 Mateo 10, 5: “A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: «Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis»”. 433 Éxodo 7, 11–12: “Entonces llamó también Faraón sabios y hechiceros, e hicieron también lo mismo los hechiceros de Egipto con sus encantamientos; pues echó cada uno su vara, las cuales se volvieron culebras; mas la vara de Aarón devoró las varas de ellos” 434 Éxodo 8, 29: “29 Y respondió Moisés: «He aquí, al salir yo de tu presencia, rogaré a Jehová que las diversas clases de moscas se vayan de Faraón, y de sus siervos, y de su pueblo mañana; con tal que Faraón no falte más, no dejando ir al pueblo a dar sacrificio a Jehová»”. 435 [Cuando padeciera en la India sudará sangre con Cristo en Navarra] 436 Véase la nota 424. 437 1 Reyes 3, 16–22: “En aquel tiempo vinieron al rey dos mujeres rameras, y se presentaron delante de él. Y dijo una de ellas: «¡Ah, señor mío! Yo y esta mujer morábamos en una misma casa, y yo di a luz estando con ella en la casa. Aconteció al tercer día después de dar yo a luz, que ésta dio a luz también, y morábamos nosotras juntas; ninguno de fuera estaba en casa, sino nosotras dos en la casa. Y una noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él. Y se levantó a medianoche y tomó a mi hijo de junto a mí, estando yo tu sierva durmiendo, y lo puso a su lado, y puso al lado mío su hijo muerto. Y cuando yo me levanté de madrugada para dar el pecho a mi hijo, he aquí que estaba muerto; pero lo observé por la mañana, y vi que no era mi hijo, el que yo había dado a luz». Entonces la otra mujer dijo: «No; mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto». Y la otra volvió a decir: «No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Así hablaban delante del rey»”.

140  Xaveriadas campo en que hallado, se escondió el tesoro438 de oro tal, heredero, Siglo de Oro». 335

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«Él que es su nombre el admirable,439 él taumaturgo a Santo, y ha estupendo en sus obras él solo, él no imitable él celador Elías sin su estruendo; no el afable Moisés, por más afable él espantoso al mar, al fuego horrendo Xavier el que dirás, Fama, de famas que es él que es, se llama entre sus llamas». «No te detengas, vuelve, que ya espero», voló la Fama de Xavier nacido; y a dos vuelos que dio, sino al primero, vio una hermosa deidad que por florido campo busca y no halla, el rostro empero inclinada a la yerba, a lo corrido acá y allá azucenas dos jugando toda flor y verdor, brujuleando. Derrama más la vista, y semejantes deidades por el campo derramadas bellas ve como bella la que antes en buscar como ella, ellas restadas por lo verde sus ojos inconstantes cansadas de no hallar, sino enfadadas ceñudos a las flores son donaires desvíos hermosos, bellos más desaires. La novedad curiosos le dio vuelos y a la que vio primero embebecida de soberbia volando, por los suelos sus plumas humilló; mas conocida la hermosa Inquisidora, que sin velos

438 Mateo 13, 44: “Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo”. 439 Véase la nota 424.

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ser la Poesía en rostro, en lo vestida ve, y tanto en ella, de belleza y galas que aunque de prisa va, calmo en sus alas. De raso azul cortado de algún cielo ropas picadas, arrastraba bellas siendo entre telas, del ropaje en vuelo por los piquetes asomarse estrellas; de flores toda fabricada, el suelo los cabellos besaban, y sus huellas siendo cual rayos de entre nubes bellos cintas de resplandor por sus cabellos. ¿Quién podrá restañar sus dos mejillas si se desangra el corazón por ellas, cuando el rojo color las da al cubri[r]las para dos soles por auroras bellas? Contando sobre siete maravillas de vergüenza de hoy más, dos más en ellas martirios de hermosura, que a lo noble en ambas muere degollada al doble. Cual suele en raso, o tafetán a plazos sellar por fuerza el yerro sus primores apretando su liso con abrazos de unas flores con otras, sin colores; así la poesía finge lazos en su ropaje de fingidas flores mintiendo con primor por el vestido cuanto la antigüedad dejó mentido. Mienten espacios del ropaje, llenos de engaños del pincel para la vista; digo amores allí de un cetro ajenos que doblan al troyano la conquista; como amándole más, la quiere menos como le busca ella, y como a vista le vuelve él las espaldas, y huye el lecho y de ella al punto, el alma por el pecho.

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Por otra parte, miente, del vestido la amena población de las sirenas donde a su voz el alma en el oído halla el arrobo que después las venas. Como al mástil el Griego, detenido y de los suyos las orejas llenas de blanda cera de lo dulce casa para el Estrecho, mas la voz no pasa. Miente con gran primor por otra parte del hijo Faetón440 la adversa rueda; como el gobierno toma al sol de arte que en vida de su luz la caja hereda, que sobre ruedas estrelladas parte sin que enfrenar los potros de luz pueda causando tanto incendio y tanta noche que es lo de menos ya no haber más coche. Vese que trae al vivo dibujado el vuelo audaz con plumas tan de cera que es pintura no más, y con cuidado nos tiene si caerá desde la esfera; con artificio no menor a un lado muestra el pincel de la enroscada fiera en guarda del hespérido tesoro de un árbol potosí frutas de oro. Desde la orla del ropaje arriba va Sísifo441 lidiando con su exceso y ya que cerca de los hombros iba viene la manga abajo con su peso, la falda pues Atlante, en quien estriba lo demás de la espalda cielo en eso

440 Sobre Faetón, véase también las notas 64 y 65. 441 En la mitología griega, Sísifo fue fundador y rey de Éfira, es decir, Corinto. “Sísifo, hijo de Eolo, fundó Éfira, ahora llamada Corinto, y se casó con Méripe, hija de Atlante. De ellos nació Glauco, quien engendró en Eurímede a Belerofontes, el cual mató a la ignífera Quimera. Sísifo, en el Hades, fue condenado a voltear con manos y cabeza una piedra queriendo elevarla pero esta aunque impulada por él, retrocede. Sufre este castigo de Egina, hija de Asopo, pues se dice que cuando Zeus la raptó, Sísifo se lo reveló a su padre, que al andaba buscando” (Apolodoro 1985, 67).

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sin poder con la carga, que la aqueja en tierra viene a dar caer se deja. Remeda allí la aguja en sus labrados lo undoso de las aguas donde abierta la boca tiene el Tántalo442 y burlados sus labios de un cristal casi a la puerta; quiere asestar las frutas a bocados mas punterías de comer no acierta, bordando de Fineo que comía guisados robos por golosa Harpía.443 Aquí también Penelope444 hacendosa perseverancias de su tela huía

442 “Tántalo es castigado en el Hades a permanecer para siempre en un lago con una piedra suspendida sobre él, viendo en torno a sus hombros árboles con frutas que crecen en la orilla. El agua le alcanza al mentón, pero cuando intenta beberla se seca, y cuando quiere coger las frutas los árboles son arrebatados por los vientos hasta las nubes. Según algunos, sufre este castigo por haber divulgado los secretos de los dioses y por haber repartido la ambrosía a sus compañeros” (Apolodoro 1985, 206). 443 “Desde allí se hicieron a la mar y llegaron a Salmideso, en Tracia, donde vivía Fineo, un adivino privado de la vista. Unos dicen que era hijo de Agénor, otros que de Posidón; hay quienes refieren que lo habían cegado los dioses por revelar a los hombres el porvenir; según otros, Bóreas y los Argonautas, porque él había cegado a sus propios hijos, instigado por la madrastra de ellos; o bien Posidón, por haber mostrado a los hijos de Frixo el camino desde la Cólquide a la Hélade. Además, los dioses le enviaron a las Harpías; éstas eran aladas, y cuando la mesa estaba dispuesta para Fineo, abatiéndose desde el cielo, arrebataban la mayor parte de la comida, y el resto lo dejaban lleno de tal hedor que era imposible acercarse. Cuando los Argonautas le consultaron acerca del viaje, dijo que los aconsejaría si lo libraban de las Harpías. Ellos colocaron una mesa con alimentos cerca de él, y las Harpías de repente descendieron ululando y se apoderaron de la comida. Los hijos de Bóreas, Zetes y Calais, que eran alados, al ver esto se lanzaron tras ellas por el aire con las espadas desnudas. Estaba predicho que las Harpías pereciesen a manos de los hijos de Bóreas, mientras que éstos morirían si en la persecución no lograran alcanzarlas. Hostigadas las Harpías, una cayó en el Peloponeso al río Tigres, ahora nombrado Harpis por ella, a la que algunos llamaban Nicótoe, otros Aélopo. La denominada Ocípete, o según otros Ocítoe (para Hesíodo es Ocípode), huyendo por la Propóntide, alcanzó las islas Equínades, ahora designadas como Estrófades por ella, pues al llegar allí se volvió (estráphe)y rendida por la fatiga cayó en la costa con su perseguidor. Apolonio en cambio dice en El viaje de los argonautas que fueron perseguidas hasta las islas Estrófades, pero no recibieron daño alguno porque juraron no perjudicar más a Fineo” (Apolodoro 1985, 75–76). 444 “Penélope se vio obligada a prometer que se casaría cuando terminase el sudario de Laertes; lo venía tejiendo desde hacía tres años, pues lo que tejía de día lo deshacía durante la noche; así pudo burlar a los pretendientes hasta que fue descubierta” (Apolodoro 1985, 247).

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urdiendo castidad por poco ociosa y ociosa de no amar, amar se hacía; y obrando en su telar la fiel hermosa lo que a la tela da presente el día volviendo él las espaldas no repara hacer que hacer después vuelto de cara. ¿Qué diré del cantor de la desgracia que en los estrados de la escura sombra grata audiencia le dan, y cae en gracia su pretensora voz, que en selvas nombra? La Fama por del músico de Tracia445 que aun entre pliegues, del ropaje asombra ver que en lira, y en cuerdas, es suave rémora del raudal, prisión del ave. Todo el ruedo bizarro con el día aljofares poéticos guarnecen cuajadas perlas que al reírse cría el alba en conchas flores cuando crecen; y a su agrado se abren a porfía lama en fondos de auroras, que escurecen de sus rubíes encendidas fajas si diamante del sol bellas migajas.

445 Los versos se refieren a Orfeo “el citaredo, que con su canto conmovía a las piedras y los árboles; al morir su esposa Eurídice mordida por una serpiente, Orfeo descendió al Hades ansioso de rescatarla y persuadió a Plutón para que la enviara arriba. Éste accedió a condición de que Orfeo no volviera el rostro hasta llegar a su casa; pero él, desobedeciendo, se volvió y contempló a su mujer, que hubo de retornar abajo. Orfeo instauró los Misterios de Dioniso y, despedazado por las Ménades, fue enterrado cerca de Pieria” (Apolodoro 1985, 45).

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No de otra suerte, que del hombro al pecho446 de doce ricas piedras le colgaba rico collar a Aron, de trecho, en trecho el nombre de una tribu, que guardaba cada piedra aunque dura a despecho. Así la hermosa poesía echaba del cuello hacia sus pechos arreboles collar de piedras, cielo, a tantos soles. De esmeraldas preciosas que esculpían cada cual en su campo de esperanza semblantes más famosos, que ofrecían a los ojos facciones sin tardanza; de los que en vena y canto florecían siglos atrás divinos, sin mudanza no menos que voz, que adulce y tierna de temporal medró, pasando a eterna. En una se ve Homero victorioso y el rústico Virgilio en otra piedra vese en aquella, un triste y amoroso cantor Ovidio que a cantar no medra; (pues rara vez abraza el poderoso que no es olmo verdad, que nunca es yedra)

446 Éxodo 28, 9–21: “Y tomarás dos piedras de ónice, y grabarás en ellas los nombres de los hijos de Israel; seis de sus nombres en una piedra, y los otros seis nombres en la otra piedra, conforme al orden de nacimiento de ellos. De obra de grabador en piedra, como grabaduras de sello, harás grabar las dos piedras con los nombres de los hijos de Israel; les harás alrededor engastes de oro. Y pondrás las dos piedras sobre las hombreras del efod, para piedras memoriales a los hijos de Israel; y Aarón llevará los nombres de ellos delante de Jehová sobre sus dos hombros por memorial. Harás, pues, los engastes de oro, y dos cordones de oro fino, los cuales harás en forma de trenza; y fijarás los cordones de forma de trenza en los engastes. Harás asimismo el pectoral del juicio de obra primorosa, lo harás conforme a la obra del efod, de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido. Será cuadrado y doble, de un palmo de largo y un palmo de ancho; y lo llenarás de pedrería en cuatro hileras de piedras; una hilera de una piedra Sárdica, un topacio y un carbunclo; la segunda hilera, una esmeralda, un zafiro y un diamante; la tercera hilera, un jacinto, un ágata y una amatista; la cuarta hilera, un berilo, un ónice y un jaspe. Todas estarán montadas en engastes de oro. Y las piedras serán según los nombres de los hijos de Israel, doce según sus nombres; como grabaduras de sello cada una con su nombre, serán según las doce tribus”.

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vese el Camões447 allí, vese halla el Ta[s]so y en mayor esmerada, el Garcilaso448. Pendiente del Tusón449 a que no llega junto todo el primor de ingenio y arte se ve un topacio que a la vista entrega copia de un nuevo Orfeo en toda parte. De mi patria el Félix Lope de Vega450 Virgilio si pastor, si Homero Marte Ovidio si amoroso, y por mil modos todos no aqueste uno, y uno él todos. Las otras hermosuras esparcidas con menos novedad de la que vieron mujer volar, las alas ya encogidas dejaron el buscar con quien riñeron; y a lo de inundaciones, y avenidas por el prado bellezas concurrieron a ver la maravilla y sin escusas ellas la Fama ven, ella las Musas. «Musas –les dice– hermosa Poesía acaso os encontré tanto admirada que os estéis por aquí nacido el día como porque la yerba aljofarada, os veo a lo de quien pide a porfía algo que os escondió, y ella cerrada en un no por espesa, así os responde hoces vengan por mí, si en mí se esconde».

447 Luís Vaz de Camões (1524–1579), considerado el mayor poeta en lengua portuguesa y autor de la famosa epopeya en verso Os Lusíadas (1572). 448 Garcilaso de la Vega (1501–1536) fue un escritor y militar español considerado uno de los poetas más importantes en lengua castellana y artífice de la popularización del soneto en la España del Siglo de Oro. 449 “Insignia de la Orden del Toisón, instituida por Felipe el Bueno, duque de Borgoña, en 1430, y otorgada históricamente por la dinastía Habsburgo-Borbón”. DRAE. 450 Lope de Vega Carpio (1562–1635) uno de los poetas y dramaturgos más importantes del Siglo de Oro.

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«¿Qué es ello? Fiad de mí lo que os desvela; responden a una todas, al preciado Teobaldo rey versifico que vuela en tus plumas de músico afamado; si en poesía no más, nuestra vihuela prestamos; y prestándola en fiado a Navarra que aquí donde nos vemos con ella se perdió, y aun nos perdemos». «De flor en flor venimos, de hoja en hoja con manos, y con ojos preguntando: ¿sabéis del instrumento? ¿cual se enoja si es ortiga, las manos enviando de sí mal pareciendo? ¿cual se arroja si amapola ha decir de sí exhalando por respuesta su olor de mal sufrido vihuelas yo, que grillos solo he oído?». «Pues si a puertas llegamos de las flores que maravillas son, ni aun comedidas de buen olor siquiera, más rigores afectan como hermosas presumidas; ¿Navarra aquí instrumentos? Sus colores desenfados de día, anochecidas enfados mas cerrándose ¡que enojos! Con las puertas nos dieron en los ojos». «Por no ver descortés mas la floresta volver queremos al cortés Parnaso;451 y si os dijese yo la Fama presta al encuentro saliéndoles y al paso: ¿las manos dónde está? ¿dónde de apuesta la vihuela sonora he visto acaso? ¿tendré de albricias a la luna en data que de Indias del Sol flota es de plata?». «¿La luna? Es poco, dicen, todo el oro de las Indias del Sol si nos la enseñas

451 “Conjunto de todos los poetas, o de los de un pueblo o tiempo determinado”. DRAE.

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y de conchas de flores el tesoro ya a aljofares, ya perlas, como dueñas que somos de él; veralo hoy tu decoro. Nada quiero, mas quiero que deis señas no os alabéis después que me engañastes ¿qué clavijas? ¿qué caja? ¿cuerdas? ¿trastes?». «De marfil –una dice–: ¿no es la caja por comida de lados bien comida? No como la tiorba452 otra la ataja es cargada de espaldas, si encogida por lo alto de hombros; alta y baja esta dice: ¿no es? Si la medida por la espalda se toma, y por el pecho cuerpo, ¿no es de galán, cuerpo bien hecho?». «No se ven sus entrañas, ¿cuál –replica– lumbrera a poca luz que entra por ellas redonda de oro red, que se complica en sí misma con lazos, que tras huellas de sonido al entrar le multiplica y ni una enlaza, o prende, libres ellas ya entrando, y ya saliendo con gran prisa del lazo a entrar, salir, sonora risa?». «¿Cuál –replica– no es de ébanos despojos por campos de marfiles blancas nieves azabaches o higas, a los ojos porque no las ahojen sin relieves? ¿Cuál –añade–, y no mal, en blanco enojos de embutidos por ampos, negros, leves o de atezados lazos, y rodeos guineos, junto al son de otros guineos?». «¿Cuál, aun mejor, no es, de oro en tirantes cuerdas con parentesco a lo sonoro ya de primas, segundas? ¿de tratantes

452 “Instrumento musical semejante al laúd, pero algo mayor, con dos mangos y con ocho cuerdas más para los bajos”. DRAE.

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terceras al oído por el oro, que en ricos trastes tocan por instantes? (Que a una cuerda, tercera hará un tesoro) ¿no es en lo negro el mango a lo esclavina,453 música con bordón por peregrina?». «La Poesía –dice– mi instrumento a sus pies no es prisión de ébano en grillos a las que en ellos hacen sentimiento no cuando en ellos presas, ¿no al sufri[r]los cuerdas, pero al saltar quejas al viento? ¿no verdugos de plata? ¿no tornillos? Tormento dando acuerdas, son clavijas ya en él canten o no, fijas ¿no fijas?». «¡Ella es! Ella es vuestra vihuela, ¡volad! –dice la Fama al Horizonte– que en manos de la Aurora se os revela la que buscáis no hallada por el monte». Y dando en breve cuenta (aunque no suela ser la Fama muy breve de su monte) de Xavier a las Musas cuanto ha oído, voló ella, y a él volando han ido. Del hallazgo gozosas la jornada que larga es tan cerca del Oriente si al deseo de llegar imaginada es a su prisa un lejos del Poniente. Cogieron a la Aurora descuidada de hermosuras cercada de repente ya unas dicen, ya otras: «¡qué contento! Nuestro instrumento es, nuestro instrumento». «No os conozco –la Aurora les decía– ¿quién sois? Sentaos, que la vihuela es esta, ¿vuestra?»; «No sé, que yo naciendo el día entre las flores me la hallé, a lo expuesta».

453 “Vestidura de cuero o tela, que se ponen al cuello y sobre los hombros quienes van en romería, y que a veces se usó más larga, a manera de capa”. DRAE.

150  Xaveriadas Sentose pues la hermosa Poesía, las Musas se sentaron sobre apuesta alfombra de su prado, y le dijeron quién son, sus nombres, gracias, cuanto oyeron. 615

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De contento la Aurora rebosando después, que a todas dio la bienvenida a la Poesía el instrumento dando cortés mano de nieve, a ella extendida, le besó al recibirle, retornando (templado aun más, a fuer de agradecida) su voz al Sol Xavier recién nacido y, a oído de ellas, y a ella ellas su oído. «Nació junto a Pamplona en patrio suelo Castillo –dice– de Xavier,454 cargado tiro desde la cuna, de aquel celo que con fuego de Ignacio disparado; al más volase fervoroso al cielo su ardor tan de batir, que no ha dejado entre estruendos de voz, aguas, ni arenas murallas al japon[és], al chino almenas». «No es vuestro nacimiento señalado, Francisco como fueron nacimientos de varones famosos, que ilustrado su principio dejaron con portentos. Como todos nacéis porque ha buscado nuestro común nacer, los lucimientos no para vos, con vos ha pretendido tenerlo el nacer, de bien nacido». «Menos diré de vos, que si os echaron del ser, y del amor las oficinas digo entrañas maternas, que os labraron cuerpo humano, con prendas tan divinas; no sintieron dolor, antes doblaron las ansias en el parto peregrinas

454 El castillo de Javier situado al este de Pamplona y al este de Sangüesa.

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pues sobre su dolor, a sentir vienen que os tuvieron, que os vais, que ya no os tienen». «No en Paraíso como Adán formado sois Adán;455 sois Xavier sin Paraíso mejor hijo que Adán, el cual criado (bien que sin padre y madre con aviso) hijo le salió a Dios, desbaratado no queriéndolo él que él se lo quiso: mas vos de padres hijo en culpa fea hijo a Dios le salís, como él desea». «No alcanzado Xavier, por oraciones como de Ana Samuel vos lo habéis sido456 que un bien como vos sois, por mil razones mayor que cuantos bienes han nacido; dentro de vos, sin número, a montones fuera, a ser, que si a fuerza de pedido fuérades bien, que Dios en daros vida fuera largueza avisos, de ofendida». «No sois vos el Moisés de la barquilla. por desgracia embarcado, y por ventura457 saltando de los mimbres a la orilla a muchas diligencias de hermosura; sin previos riesgos vos, sin maravilla de que al nacer salváis, la sepultura de que escapáis a fuer de venturoso vivís a fuer de vos, y es de forzoso».

455 Génesis 1, 26–27: “Entonces dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra». Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. 456 Samuel 1, 20: “Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: «Por cuanto lo pedí a Jehová»”. 457 Éxodo 2, 3: “Pero no pudiendo ocultarle más tiempo, tomó una arquilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea, y colocó en ella al niño y lo puso en un carrizal a la orilla del río” .

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«No Zara458 sois mi bien, si bien hermano de los vuestros el último naciendo aquel, del listón rojo, echando mano roba a Phares, y de él al vientre huyendo; el que a su hermano hurtó, topa a su hermano turbado se ha el ladrón, a lo que entiendo; mas vos al nacer no, quien más que ajobo de dádiva sea al orbe, que del robo». «Vuestros hermanos coro numeroso (de muchos, de primeros, de nacidos antes que vos) hicieron; vos dichoso a fuerza, de ser último vencidos los dejáis en su gloria a más glorioso que hasta cumplirlos vos no eran cumplidos: nacéis, y más no nacen porque crea que como ya vos sois, no hay ya quien sea». «Semejanza entre vos y él que a la planta salió asido Jacob, hallo no poca hallo que aunque Esaú, se os adelanta no el híspido, y belloso hasta la boca, mas vuestros Esaúes, que de tanta gloria, como en nacer antes, les toca son al trocado vos y, ya con ellos, vos ellos Esaú, Jacob vos ellos». «En sueños es verdad la ilustre Aza459 ve que de sus entrañas az[u]zado

458 Génesis 38, 30: “Después salió su hermano, el que tenía en su mano el hilo de grana, y llamó su nombre Zara”. Génesis, 25, 27–34: “Y crecieron los niños, y Esaú fue diestro en la caza, hombre del campo; pero Jacob era varón quieto, que habitaba en tiendas. Y amó Isaac a Esaú, porque comía de su caza; mas Rebeca amaba a Jacob. Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo, cansado, dijo a Jacob: «Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado». Por tanto, fue llamado su nombre Edom. Y Jacob respondió: «Véndeme en este día tu primogenitura». Entonces, dijo Esaú: «He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?». Y dijo Jacob: «Júramelo en este día». Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura. 459 [Madre de Santo Domingo, sueña ve en sus entrañas un perro con un hacha en la boca]

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con la antorcha en la boca sale a plaza de blanca, y negra piel, el can manchado; Domingo que así nace; y en su traza vos que como él nacéis, por señalado como el Predicador, si bien advierto no a lo soñado de él, sí a su despierto». «Confieso no nacéis pronosticando como Ambrosio en la cuna su elocuencia panales en la boca trabajando de enjambres numerosa diligencia. Prodigio en él no en vos considerando que en vos se ha de echar menos, dulce ciencia que nace entre aguijón de abeja alguosia460 miel Ambrosio, es verdad, mas vos ambrosía». «No en vuestra cuna brazos considero de un Hércules, que sierpes despedaza porque de vos, naciendo, aun más espero que de un Hércules niño; es vuestra traza más de un niño Xavier que Hércules fiero pues vos con él, con sierpes él se abraza y a no fajaros o impedir que muera lo que de ellas fue en él, de él en vos fuera». «No de Platón y Píndaro dulzuras (que al nacer como Isidro desalados van enjambres que pueblan las alturas robo ilustre por unos, y otros prados de rosas celebradas de hermosuras), hallo en vos, y hallo más, que si admirados son al nacer de que serán a ruego de él prodigio; vos no que lo sois luego». «Nace Virgilio el grande, y numeroso de entre sus labios, el laurel viviendo,

460 No he conseguido llegar al significado de esta palabra desconocida. A pesar de que la caligrafía del manuscrito sea clara y la palabra perfectamente visible, este término parece una versión antigua de la palabra “alevosía”.

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nace con él, y llega a prodigioso el blanco de los álamos, que abriendo de ramas y de hojas populoso puerta al aire, se quedan sacudiendo del verde corpanchón hojas sin suma cual suele el ave alborotar su pluma». «No laureles, de vos, viven, naciendo porque fuera anunciar para adelante corona a vuestros triunfos, recibiendo del público pregón que iba delante; Victor Xavier con el Xavier oyendo Xavier hombre también, aunque triunfante y ajeno es el temer de vos tal nombre aunque triunféis Xavier, aunque seáis hombre». «No a quien más crece el álamo engreído quiso salir con vos, por ser carrera creciendo vos crecer, que sin partido de crecer tan de atrás como ligera desde Virgilio la tomó nacido sin vana presunción, no se atreviera; y, aun así tal sois vos, de vos infante siempre atrás, el muy álamo arrogante». «Sin número los mayos, los abriles que el sol ha repetido desde el día en que su luz dio rayos tan pueriles que de nacer no acaban con porfía limándolos de hermosos, de sutiles hoy naciendo, mañana, cada día; porque nacéis, y sois con mil primores en limpio el sol, y el sol los borradores». «Soberbio el cual con luces para diosas desensoberbeciendo estrellas nace pues alas que embr[o]llar presuntuosas entre sí no se humillan, les deshace las ruedas de sus plumas luminosas siendo de todo astro un aquí yace;

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menos sol, con vos sol, que él con estrellas si sois su yace en vos, como en él, ellas». «Vos Xavier que no el sol recién nacido la aurora vos mi bien que el Aurora; vos el alba, no el alba que ha reído ni la mañana, sino vos quien llora; vos el prado, no el campo florecido la plata vos que cruza, y quien la dora; vos Xavier a quien dicen más suaves perdone el sol, si sol nacéis las aves». «¿Cuál suele pues de luz prestar al día inmensa claridad como no suya (pues de Dios es prestada bizarría) con que al venir la noche restituya: ¿cuánta de él recibió galantería que lo es la luz del sol, si de él no cuya? Así con vos sin noche que lo estorbe se asea galán, bizarro sale el orbe». «No solo porque vos, en vuestro Oriente esclarecéis los patrios horizontes único resplandor de vuestra gente dorador oficial de altivos montes; de vuestros pirineos, cuya frente de reinos es montante, igual a Orontes461 que puesta en medio, aparta como él sir[i]as, francesas flores, de españolas iras». «Si no, ¿por qué nacéis para otras cumbres por las cuales rayando en vuestros días den caza a fieras sombras, claras lumbres por selvas fatigando idolatrías? Rayando por coronas (servidumbres aunque reyes) de vuestras alegrías de vuestras evangélicas auroras sus púrpuras de vos, purpúreas horas».

461 Río que nace en la parte central de Líbano y atraviesa Siria.

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«Coronicas en fin de cumbres viendo nacer el sol disfrútanle y se doran: los reinos y coronas, vos luciendo cuantos arrojáis rayos atesoran. Al reino de Navarra Oriente siendo las lagrimicas que esos soles lloran las fajas y las cunas le son rayos abriles la niñez, la infancia mayos». «Como español, de España las coronas deben a vuestro Oriente claridades (perdonen las que a bosques de Pomonas462 dieron frutas vasallas de deidades). Vos por persona ilustre a las personas por el mayor vasallo, a majestades, por hijo y natural, por mil razones a diluvios dais luz, a inundaciones». «A lises cristianísimas de Francia les nace en vuestra Aurora refulgente oro con que su azul suba a elegancia de letras lucimientos a que aumente; vos Maestro, París, la amena estancia de floridos ingenios clara fuente a que con vos florestas sea mayores auroras, claras fuentes, lises flores». «También de vuestras cunas orientales las señoriles ondas venecianas sienten tropas de rayos celestiales que embeberán de llagas inhumanas mares de podre, en pobres hospitales.463 Domando resplandores que océanas

462 En la mitología romana Pomona era la diosa de la fruta y de los árboles frutales, los jardines y las huertas. 463 [En los hospitales de Venecia chupará la podre de las llagas aun pobre] “Pero mientras duraba el rigor del invierno, quisieron ejercitarse primero allí en Venecia en esta santa milicia. Repartieron pues entre sí todos los hospitales de la ciudad. Pidió Francisco y concediéronselo, servir en el Hospital de los incurables para tener allí materia de vencerse y merecer mucho” (TurselinoGuzmán, ff. 13v–14).

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venzan delicadezas, donde sumas huellen olas de horror, de ascos espumas». «La infancia de tal día también Roma presiente ha de crecer a tanto día que el sol que por sus montes hoy la toma a asaltos de brillar a batería, de más resplandecer, por el que asoma vuestro resplandor niño, que aun se cría y a lo de David sol, rayos chasquea onda os teme de luz, luz filistea». «No menos por valientes que amorosas de Oriente majestades portuguesas464 del vuestro marchan luces belicosas contra vuestro antisol bellas empresas; si ilegitimo escuadras luminosas por el Oriente ordena a ricas presas que vuestras las usurpa claramente pues en Oriente, es sol, vos Sol de Oriente». «Rinda pues Lisboa el mar gigante no envuelto ya cristal ni balbuciente465 fajas de arena, arrullos de agua undante mantillas de un vapor pobre de ardiente; de olas cunas, mecidas de aire atlante de caracol, coral, y concha algente mil dijes, sombras mil, de luz no amigas por de azabache negras del sol higas». «Por las haces del mar, por los enveses reverberan de vos rayos tempranos cual si se vieran ya de portugueses

464 “El rey que ya conocía la mucha virtud del S. Padre, por lo que su embajador le había dicho, le recibió con mucha benignidad, y con la misma al padre Simón. Y estando muchos señores presentes les dijo estas palabras: “Mucho me he holgado padres, que hayais venido a Portugal para ir a la India a la conversión de las almas” (Turselino-Guzmán, f. 28v). 465 Job 39, 1–3: “Sabes tú el tiempo en que paren las cabras monteses? / ¿O miraste tú las ciervas cuando están pariendo? / ¿Contaste tú los meses de su preñez, / Y sabes el tiempo cuando han de parir? / Se encorvan, hacen salir sus hijos, / Pasan sus dolores”.

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(no de gitanos bárbaros) a manos; a lo de mimbres el cristal Moiseses: cual si Goa, ciudad hija de humanos Reyes, sacara ya de húmedas presas luces, o a lo de vos, o a lo Moisesas». «Sois naciendo mi sol del alba risas y arrasados aun más de auroras ojos, aljofares llorando por divisas del dolor que entre flores es despojos; de un albor[e]ar risueño, de unas brisas que por grandes, a lágrimas, a enojos llegan ya en Comorín466 que a mares llora por conchas, ojos, perlas del Aurora». «Sois para el Travancore467 el ya amanece y para el de Ceilán468 un viene el día el alborada, al bárbaro que ofrece de vid en aras humos de alegría; al isleño Mannar, al Malacece469 un ya mesura sol, que alba reía el ya atropellan pías de luz bellas del mar montañas, y del globo estrellas». «Para las selvas sobre el mar que llenas de espadas olas huyen verdes cuellos dudosos sois crepúsculos, que apenas de despertar la luz acaba en ellos. Para brutos cupidos más que arenas de ellos melindos,470 y badagas471 de ellos a lo de indio sol cuyos celajes flechas de luces son, bellos carcajes».

466 El cabo Comorín. 467 Antiguo reino feudal en la zona suroeste de la India. 468 Actual Sri Lanka. 469 Es decir, el malayo. 470 Melindo antiguo reino de África en la costa de Zanguebar. 471 Pueblo de la India en Tamil Nadu; su nombre deriva de “badaku” o “vadaku” que significa “norte”.

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«Sobre cuatro, sesenta imperios velan de vuestro amanecer en niñas horas centinelas ya, o torres, que revelan472 encendiéndose a trechos con auroras; turbantes mil, que huestes lumbres vuelan de sombras por la playa taladoras de vos digo descubren rayos sumos más a avisos de sol, que de sus humos». «Ya del chino opulento la clausura se obstina a vuestra luz por extranjera pues ocaso se ofrece y sepultura para la que en vos nace cuando muera. De la noche previene mas obscura negros paños de estrellas; de la esfera vías lácteas, adonde de vos fía mortajas a la luz, tumbas al día». «De gala sol, dejáis atrás los soles ya en su ocaso de luces tan ancianas que libreas de nubes, o arreboles bizarrías de auroras, o mañanas, bella profanidad, de tornasoles fondo en cristales y de aurora en granas no dicen con edad, de un van ya a escuras más para desengaños que hermosuras». «En fin, vestís de luz al orbe fijo naciendo cántabres al patrio suelo de España al natural naciendo hijo a sabías lises flores flor desvelo. Salud al veneciano en mal prolijo presencia a Roma, a Portugal su celo a mares paz, a bárbaros camino de alba risa al Japón, aurora al chino». Dijo; y la Aurora, a aplausos le ha pagado la dulce voz, los versos, la garganta

472 [Tantos los reinos del Japón]

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destreza rara, y más en lo tocado sobre todo en las cuerdas se adelanta. De las manos Talía le ha tomado la vihuela, atención que si ella canta bien se hará oír: «el tema mío es –dijo– parabienes a padres de tal hijo». «A vos Jasso, y a vos bella María473 mil norabuenas, os daré en mi canto, no miréis que os las da vuestra Talía474 si otras veces oída con espanto; de sí misma lo es hoy por su osadía pues una a dos, y tales dos, y tanto no es valentía de voz, sí atrevimiento, quede en la lid o no, tanto es mi aliento». «Otros padres si habrá, que sus descuellos sobre los hijos sean vinculando su más en ser más siempre que no ellos por propios menoscabos reputando, ser menos que sus hijos, y más ellos. Como vosotros no considerando sois padres, y de un hijo, que en sus llenos menos os hace, y más, haciéndoos menos». «Más se estimó el honor que no la vida esta se arriesgará por conserva[r]le, luego él en más se tiene: ¿qué es tenida? Padres sois de Xavier al engendra[r]le, la vida en vuestro ser, de él recibida, los dos, de él, el honor mayor; pues calle la que le dais, con él que os da crecido; debéisle honor, la vida os ha debido». «Si bien también por deuda mayor clama seáis sus padres, Xavier, porque reciba de tronco ilustre ser florida rama,

473 Padres de Xavier. 474 [Talía] Una de las musas hija de Zeus.

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de que viváis raíz, que él árbol viva; de que seáis su calor, ardiente él llama porque como en ser vuestro, el suyo estriba no él rama, llama, flor mucha se toca si el tronco, si el calor, si la raíz poca». «Si veis de flores y hojas aseado de marca ramillete árbol florido se le echa bien de ver en lo aliñado tiene en la tierra, madre, a ella caído; confesando a su peso desgajado fruto de bendición el suyo ha sido hijo de sus entrañas sin congojas que el buen pelo le cubre de sus hojas». «Si en turquesado cielo luna bella bellas migajas veis del sol no fijas estrellas de oro ricas, y más ella de su bruñida plata; hija es e hijas de la difunta luz, que aun la querella de su tránsito dura entre las guijas aun sin padre diciendo en sus querellas que a no haber sido él: ¿qué fuera de ellas?». «¿Y qué fuera del hombre a no haber sido vos María su madre, y vos su padre Jasso anciano? Que en nombre me he entreoído un no sé qué del niño que por madre tuvo a María, y a Joseph, tenido por Padre de Jesús; nombre que cuadre al que a lo de Jesús, niño, os nacía si con María y Joseph, Jasso y María».

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Esto oyó Clío,475 y presta de las manos la vihuela le toma, porque es Musa a quien atribuyeron los profanos triunfos, cantar y glorias, y no excusa la ocasión y el Belén, que soberanos ángeles sea en su voz, sea lo que usa con que las musas, y ella ángeles fueron que él gloria a choros, villancico hicieron. «Ya que no hemos juntado deidades –Clío, dice, hermosa de brío– baya de pascuas y navidades y no nuestro canto en ellas por frío de preguntas y respuestas Musas vaya, vaya de fiestas, y a lo de ángeles celestiales vaya de iguales vayas de, vaya de, vaya de iguales imitemos y cantemos sin excusas Ángeles Musas, de ángeles voces, dulces memorias vaya de paces, vaya de glorias». Empezar una, y otra quería: «yo soy primero», dijo Uranía476 «pues ¿y yo?», Calíope477 sale. «Soy yo Polimnia,478 ¿habrá quién me iguale?». Euterpe479 a todas se prefirió;

475 [Clío] Musa de la poesía Épica y sucesivamente de la Historia. “Zeus se desposa con Hera y engendra a Hebe, Ilitía y Ares, pero se une con otras muchas mortales e inmortales; con Temis, hija de Urano, engendra hijas: las Horas, Eirene, Eunomía y Dike, y las Moiras, Cloto, Láquesis y Átropo; con Dione, Afrodita; con Eurínome, hija de Océano, las Gracias, Aglaya, Eufrósine y Talía; con Éstige, Perséfone; con Mnemósine, las Musas, primero Calíope, luego Clío, Melpómene, Euterpe, Erato, Terpsícore, Urania, Talía y Polimnia” (Apolodoro 1985, 44). 476 Musa de la Poesía didascálica y la Astronomía. 477 Musa de la Poesía elegíaca. 478 Musa de la Danza y del Canto sagrado. 479 Musa de la Lírica monódica y aulética

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Citaristria:480 «¿dónde estoy yo?». Mas Melpómene481 replicó: «¿Pues y yo?». Erato482 queda y dice: «que ande la rueda como ella empiece, pero si no, no, no». Cuando Talía para sí quería fuese para sí, para sí fuese para sí. Queda por Clío en fin la victoria «tócame –dice–, llevarme esa gloria pues a mí se me atribuyó con que entre todas paces habrá y con paces glorias que ya imitemos, y cantemos sin excusas: ¡Ángeles Musas! De Ángeles voces dulces memorias vaya de paces, vaya de glorias vaya de, vaya de, vaya de glorias. Clío: Talía: Clío: Talía: Clío: Talía: Clío:

¿Quién ventura en glorias halla? Quien las calla. ¿Quién triunfa de su grandeza? La firmeza. ¿Quién da alcance a su alegría? La porfía. De ese modo bien podría esperar dichosa palma si en esta empresa mi alma calla, ¿está firme, y confía?

Clío: ¿Callaré, yo, en gloria tanta? Euterpe: Sí, que espanta.

480 La Musa que cantaba las alabanzas de los héroes. 481 Musa de la Tragedia. 482 Musa de la Poesía amorosa, de la Geometría y de la Mímica.

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Clío: Euterpe: Clío: Euterpe:

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Clío: Melpómene: Clío: Melpómene: Clío: Melpómene:

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¿Qué llega el que nace a ser? Xavier. ¿Y de sí podrá pasar? Con bajar. ¿Eso será desdecir? Mal sentir. Tanto es de grande al vivir que cuando es grande subiendo [aún lo es] has por bajarse entiendo sube Xavier, que al subir.

Clío: Urania: Clío: Urania: Clío: Clío:

¿Si de él no la gloria cuya? Suya. ¿Cómo que la echa de sí? Para sí. ¿Para sí? No puede ser. Sí, a mi ver. supuse bien entender si es mía dice la deshace si no dice, aun más la hace suya, y, para sí Xavier.

Clío: Calíope: Clío: Calíope: Clío: Calíope:

¿A otro es gloria, su persona? Sí, a Pamplona. ¿Cómo, si no nace en ella? Junto a ella. ¿Y eso aumenta su memoria? En notoria grandeza, pues accesoria de Pamplona a gloria es gloria grande, grande es pues

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¿Pue si es forzoso el cantar Hablar. ¿Cómo hablaré si me espanto? Con que cuanto como ella es grande, ni aun tanto ha decir de ella te atrevas y aun así cantando, llevas asombro, silencio y canto.

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si junto a Pamplona es gloria.

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Clío: Erato: Clío: Erato: Clío: Erato:

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Clío: Citaristria: Clío: Citaristria: Clío: Citaristria:

¿Gloria nace? ¿a quién diré? A la fe. ¿A que crezca esperará? No hará. ¿Niña gloria me parece? Mal se ofrece ser niña, aunque niña empiece si casi la fe se esfuerza cuando él a nacer, y es fuerza que ella crezca, lo que él crece. ¿Son sus glorias las de un orbe? Se las sorbe. ¿Mayor gloria y más bizarra? Sí, a Navarra. ¿No hay con él divinidades? Ni verdades con su deidad, veleidades cuantas el mundo en sí encierra; majestad a extraña tierra y a la propia, majestades.

«Ya que nos hemos juntado, deidades, –Clío, dice, hermosa de brío– baya de Pascuas y Navidades y no nuestro canto en ellas por frío de preguntas va, y de respuestas Musas vaya, vaya de fiestas. Y a lo de Ángeles celestiales vaya de iguales, vaya de, vaya de, vaya de iguales imitemos y cantemos sin excusas Ángeles Musas, de Ángeles voces, dulces memorias vaya de paces, vaya de glorias. Empezar una, y otra quería:

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«yo soy primero», dijo Uranía «pues ¿y yo?», Calíope sale. «Soy yo Polimnia, ¿habrá quién me iguale?». Euterpe a todas se prefirió; Citaristria: ¿dónde estoy yo?». Mas Melpómene replicó: «¿Pues y yo?». Erato queda: «ande –dice– ande la rueda como ella empiece, pero si no, no, no». Cuando más Talía para sí quería fuese para sí, para sí fuese para sí. Queda por Clío en fin la victoria «tócame a mí, llevarme esa gloria pues a mí se me atribuyó con que entre todas paces habrá y con paces glorias que ya imitemos, y cantemos sin excusas: ¡Ángeles Musas! De Ángeles voces, dulces memorias vaya de paces, vaya de glorias, vaya de, vaya de, vaya de glorias». Apenas a lo angélicas poblaban de repetidas glorias las alturas cuando al Belén del sol, varios llegaban pastores, y pastoras hermosuras: si a lo de Ángel la Fama que escuchaban en sus majadas por allá a lo a escuras483 del gran gozo su voz, de entre sus breñas vienen a ver y a comprobar las señas.

483 Véase la nota 414.

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Del sol al nacimiento, a lo espantados los Pirineos montes, pues se hielan y al guardar por su verde los ganados: ¿no en el diciembre de sus nieves velan? Por zamarras de breñas abrigados y en su nombre tostados se revelan sufriendo escarchas ya, ya sus calores: ¿mal tallados no son, toscos pastores? De Navarra también en nombres juntos de pastoras los nombres, la Tudela, la Olite, la Sangüesa, y de más puntos la Bearne, y Tafalla, que no apela; del Puerto a la Serrana con barruntos en su traza de más que ella se suela dones a María den, denle en buen horas, sí a lo pastores son, sí a lo pastoras. Pirineo el mayor por todos llega y descubierto al sol a él derribado en sus cuestas abajo, tierna entrega cría de sus ganados maniatado; corderillo que en lana a nieve llega y algo negro en su frente a lo estrellado a sus ecos pidiendo voz prestada rustica se turbó, medio empezada.

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484 “Nuestra”. DRAE.

El mejor de todo el hato recental un Pirineo os presenta; el buen deseo en que se os ofrece el plato: «la llaneza con que os trato agradeced que no suelo tratar con ella de suelo a nadie de nuesa484 tierra ni aun con llaneza mi sierra al cielo, vecina al cielo».

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«Juzgué por más conveniente no de mis tarros traer blanca nieve que ofrecer más si un cordero reciente recién nacido, en presente porque, María, advertido que un cordero habéis parido maginé presente igual aun recién nacido y tal otro y tal recién nacido». De las pastoras prostrada Sangüesa luego ofreció de las madejas que hilo una tela, aun no curada: «porque, dice, a lo afectada de Pastora, si el sol ya sus madejas de oro va por mis campos descogiendo al sol tendida pretendo que el sol me la curará». «Digo sol hermoso en suma que la tela es de mi vida por años muchos tejida y por curar se presuma, si enferma de ser espuma tan fácil de deshacer que la blanqueéis Xavier la vida os pide Sangüesa porque ofrecida sea empresa que os sirva hasta encanecer». De ultrapuertos la Serrana llega a ofrecer, y ofreció patenas ricas que hurtó de su plata, a una aldeana fuentecilla, a lo villana natural hija en rigor de un risco a lo labrador

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que por cuestas de la sierra con bueyes de agua la tierra labra, y coge el fruto en flor. «En el don doy a entender, –dice la Serrana–, hay rosa que aunque la joya no es cosa para un sol al parecer si para un sol que es Xavier por lo que llega a sonar patena485 muy de estimar pues podrá ser, que algún día con bien los veáis, María, sea vajilla en el altar». La Tudela se ha seguido arrodillada al sol bello, cogido en trenzas el cabello de un listón azul cogido; y a las espaldas caído que como rubia, es madeja vencida del sol se aleja sin osarse a parecer y así empachos va a ofrecer por corales que al sol deja. «Mi sol –dice–, sin igual a la Pastora ofrecí no lo que soy, lo que fui de mis venas un coral de sangre que en ellas real fue, pues fui corte que llenas glorias tuvo; nada ajenas en mi afecto, de vos hoy pues en corales os doy la sangre, oh sol, de mis venas».

485 “En el rito católico, bandeja pequeña, generalmente dorada, donde se deposita la hostia durante la celebración eucarística”. DRAE.

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Llegó a ofrecer la Tafalla de grana con rebociño, y el rebozo de su aliño en la toca, con quien calla la nieve; pues mayor halla nieve, en su mucha blancura, y aun en su cara, que dura lo que al sol tardó en llegar si a Xavier a emparejar tostada vio su hermosura. Al niño, don, sin igual ofrece para mantillas rico a las mil maravillas de grana un bello almaizal, «v[u]ele –dice– en campal contra moros guerra ufana; que aunque vengo a lo aldeana sol de mis ojos, sus cuellos segu[í], y en la sangre de ellos volví más fina esta grana». Última Olite ha llegado con verdemar serenero y de paja con sombrero levantada, a lo arriscado de un verdegay aforrado hasta la copa la a[r]dilla boceta encarnada a asilla parece que se corrió de que a la paja sirvió y una rosa, así se humilla. Aseados trae juguetes en las manos, de unas flores azabaches en colores y en flagrancias, mil pebetes; de violetas ramilletes ofrece al sol, que si encoje bellezas; rayos arroje

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a quien le mire enemiga, cada violeta una higa porque nadie se le ahoje. Jasso al pastor, y a las pastoras bella María retornaron, el presente a él echando él los brazos, a ellas ella al cordero, a la tela, y de la fuente a patenas de plata; a rica huella de corales real sangre, a floreciente ramillete de higas ofrecidas dan palabras de amor agradecidas. Y al son de la vihuela que les toca la Poesía que de Clío vuelve a sus manos, aun baile se provoca (el Pirineo no que se revuelve con gran dificultad) si a las que toca por mujeres andar, al torna y vuelve de un baile que hay que ver; pasmado a atento mas que hasta aquí, el pastor de nacimiento. Al paso que toco y que canto yo la Poesía cantaba. Ande el baile, dice, y el baile andaba. «Corriditas y más corriditas de la Tudela mas, ¡ay cómo corre! mas, ¡ay cómo vuela! Corriditas y más corriditas de la Tafalla no hay no que seguirla, mejor es deja[r]la. Corriditas, y más corriditas la Olite dio tras sí echó a correr, mas no se alcanzó. Corriditas, y más corriditas de la Sangüesa mas ¡ay con qué aire! Mas ¡ay con qué priesa! La Serrana de corriditas, y más corriditas sea a los aires vayas, al ave gritas A prisita, a prisita zagalas pies prestadle al viento, prestadle alas, A prisita no nos helemos vamos tornemos, A prisita nos helamos

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Tornemos, volvamos A prisita Olite, Tudela, a prisita Sangüesa a prisita, alas da el amor Serrana y Tafalla, entrar en calor en calor, entrar en calor. Que el sol, que hoy os nace pastoras será en correr tan primo, que atrás dejará mundos si a correr se apuesta un Xavier correr, correr volar, volar que os ha de vencer que os ha de pasar vuelta al mundo entero dará tan ligero. Que a la tierra al aire al mar será asombro pues su vuelta os nombro (que a la tierra al aire) vueltas, vueltas presto (que a la tierra al aire) No sea que de él puesto (que a la tierra al aire) os eche su vuelta (que al aire a la tierra que a la tierra al aire) Prestico de vuelta Tafalla hacia Olite mirad que os compite Serrana, Tudela hacia la Sangüesa prestico que vuela que vuela prestico, prestico que vuela. Prestico, prestico todas al sol hacia su farol. Tan cerca le anda Olite con tema que se abrasa, que se quema. Tan cerca Tudela del sol que la pasa que se quema, que se abrasa. ¿Sangüesa tan cerca del sol y no temas? ¡que te quemas! Cerquita Serrana andas de sus brasas ¡que te abrasas!

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De Xavier tan cerca Tafalla se halló que por poquitico no se quemó, que por poquitico, no se abrasó se abrasó que por poquitico, que por poquitico no se quemó, se quemó, se abrasó, se abrasó, se quemó. Pastoras volved, volved de su fuego acabase el juego». Mas el Pirineo, que se las miró de manos y cara a lo arrellanado sobre un tosco pino, que era su cayado. A lo pastorón dijo: «Pesieyo,486 que al hacerse rajas hubieran venido (a haberlo sabido) de oro mis sonajas, pues hojas rodajas en álamos son llevadas a son cuando las voltea y repiquetea cualquier aire bien al menor vaivén bailarín vulgar. En conciencia el baile que podría jurar que al piencel de Apieles supiera enredar a querer pintar tal correr, tal andar tal durar, tal tornar tal volver. Por Dios bravo ha sido, señor San Xavier, bien su mercé puede decir que a placer s’oyo e mío salió:

486 Sobre este baile véase el estudio de Carlos Mata Induráin (2006).

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nueso487 ejido no en jamás tal vio ni yo en buena fe en buena fe no». Al paso que toco, y que canto yo, la Poesía cantaba, ande el baile, ande, y el baile andaba. De él pues a lo mejor hermosa fuente de luces sobre sí sintió María, el Jasso a lo Joseph entre su gente del sol Xavier lo niño de su día. De musas a lo angélicas reciente choro, y de las pastoras la alegría a Estella de Navarra, que por bella sobre el Belén del Sol paró a lo estrella.488 La novedad de luz tan repentina, que vibra de sí rayos repetidos da a entender son de Estela peregrina por lo no vistos nunca, y nunca oídos; caminando a lo luces de esclavina,489 ya de los ojos vista y ha lo oídos, oyen como la ven brillar de mucha parece habla a la vista, y que la escucha. Estela soy de magos, que ha esplendores sobre el Belén, de Jasso y de María despachados de mí por precursores lenguas hechos anuncian a porfía; llegan los Reyes ya que habitadores en regiones remotas, de ellos guía con aparato y majestad mi llama siguen donde ella va, donde los llama.

487 Es decir, nuestro, forma usual en el habla pastoril. 488 [Estella, ciudad ilustre de Navarra; Ut Supra] 489 Véase nota 453.

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Que el incensado rey Jove en sus aras trae inciensos por dones al nacido, que a lo anciano Neptuno rey en claras ondas del mar de espuma encanecido490 mirras trae que ofrecer de aguas amaras, (¿cuándo el mar no salobre y desabrido?) que en infiernos Plutón,491 de su tesoro viene ahumado Rey negro con el oro. Cada cual afectando lucimientos de la nación consigo personajes trae, que a los ojos hacen por atentos linces de sus figuras, y sus trajes; a Jove imberbe, siguen ardimientos de astros que al suyo rinde vasallajes de un Marte, un Sagitario en sus derechas de luz blandeando lanzas, de ardor flechas. Vienen con el Acuario a lo vestido de un gurbión de aguas que crujiendo truenos de nubes gala ha parecido; el Mercurio que en sí si tienda abriendo: «¿quién si él no? ¿cómo él vendrá vestido? Si luz vende, vendrá luces vendiendo; por meninos del Rey los más airosos niños astros del Géminis donosos». Las púrpuras que arrastra el Rey del Cielo las que tiñen crepúsculos de Oriente fino el color de sangre real su pelo, dándole majestad entre luciente duda de sí esclarece, o no en el suelo falda de luz que arrastra hasta el poniente alzándosela el Géminis criatura sin que por sombra, toque en sombra obscura.

490 “Entre tanto Neptuno percibe el sordo estruendo / del oleaje desatado y las aguas revueltas desde lo más profundo de su seno” (Virgilio 1992, 143). 491 “Pero antes llégate a las moradas infernales / de Plutón y salvando el abismo del Averno, / hijo mío, procura encontrarte conmigo” (Virgilio 1992, 290).

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Sobre el León, el Capricornio, el Toro que otros no hay dromedarios de luz fiera astros brutos que pacen campos de oro a orillas del Jarama492 de su esfera; de plata en urnas que labró el decoro de la Luna en el cielo gran platera vienen de sus idolatras inciensos que al subir humos, se cuajaron densos. La gala de Plutón negro a lo ahumado de llamas amarillas sin primores, que aunque negro, el color no le ha extrañado siendo siempre entre negros, los colores el color de su gusto el colorado; pero es negro de Infierno el Rey de ardores y hasta aun negro el Infierno el gusto tala donde hay mal gusto, y lo amarillo es gala. No lucidos de plumas trae penachos mas penachos de llamas trae lucidas que ondean libres de aire, no de empachos; por meninos negrillos niñas vidas de muchachos que hallan fueron muchachos; recogiendo de incendios avenidas que el negro Rey por falda arrastra, enteras revueltas a sus brazos en hogueras. Por camellos disformes en que afea su aspecto, de las bestias lo más fiero (porque en borrón lo bruto una vez sea) trae al Trifauce can, digo al Cerbero493 que otro animal no cría esta Guinea; sobre quien cargan un monte no ligero por urna de su oro, poco andando, no puede más, que viene reventando.

492 Río de la península ibérica y uno de los afluyentes del Tajo. 493 La referencia es al libro de José Conchillos, Desagravios del Propugnáculo, de Tudela contra el Trifauce Cerbero autor del Bodoque (Amberes, 1667) contra la sátira de José de Moret acerca del origen de la ciudad de Tudela.

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Viene el Dios de las aguas venerable en su aspecto Neptuno rey anciano sin el tridente cetro formidable a su extendido imperio, a su océano; que como muda clima, muda afable la condición de viejo todo cano con espumas que peina en olas canas que aun no respecta el aire por ancianas. La purpura imperial que de su hombro cae hasta el verde prado, que ya piso finísima en su tinte, del que nombro múrice pececillo, que si es risa al tiburón pescado, más asombro cuando cocina el buche en él se guisa y más su sangre noble, al villanaje de todo pez, de Reyes su linaje. Las Ninfas de las aguas cristalinas cogen la falda al rey de los cristales; es viejo el rey no extrañó las Meninas con sus sartas de perlas y corales, que en muñecas gargantas, aun más finas sobre su nieve [margitas] tales sobre el marfil aun más de su blancura lo fino del coral joya de hechura. Acompáñanle grandes de su corte faunos, tritones, sátiros marinos de las aguas lo ilustre, y demás porte bizarros y de gala, a cristalinos; su transparente, el uno y otro norte y estrellas, cuantas arden en sus signos vistas en él (y es agua) haciendo alarde que el cielo más que en sí dentro de él arde. En urnas de su plata, que el sol dora el don viene al recién nacido pobre Xavier de su María, y rico ahora del mar todo lo amargo en su salobre

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le trae por mirra amarga, que atesora, sobre marinos dromedarios, sobre ballenas feas, que debajo Atlantes de su carga, gimiendo van gigantes.494 Llegan ya a ver su Estrella que parada sobre el Oriente de Navarra ilustre; dice a luces: «cumplí con mi embajada y a rayos a mis reyes, que os ilustre, que os diga aquí está el sol de celebrada patria suya, de entrambos orbes lustre y aun mío, si hasta ahora porque asombre mi nombre Estella, Estrella ya es de nombre». «¡Llegad reyes, llegad! Y adoraciones rendid al sol Xavier que os ha nacido, llegad y ofreceréis místicos dones oro por lo de Rey, pues que tenido por más que Rey de Reyes y naciones; incienso por lo Dios, pues que mentido Dios en Japón, de mirra, en fin, el grano495 por tierra, por mortal, por hombre humano». Grande y sobremanera grande el gozo en reales pechos fue vista la Estella496 del cielo de su patria, nuestro gozo, dicen, se nos cumplió, pues nos revela Navarra es nuestro centro; el alboroto vuela por sus semblantes, y más vuela en sus pasos al sol, a quien ya adoran dicen, ofrecen y de alegres lloran. Llega el Neptuno venerable viejo y en su mano abrazando la del Niño:

494 Job 16, 14: “Me quebrantó de quebranto en quebranto; Corrió contra mí como un gigante”. 495 [En la Cafraría fue del rey tenido como rey de sus vasallos] 496 Mateo 2, 1–2: “Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: «¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle»”.

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«¡qué agraciado! ¡y qué hermoso! Claro espejo donde ve de sus canas el armiño, y aun lágrimas correr con gran despejo por la prolija barba blanco aliño del peine de sus ninfas en despojos, de las aguas es Dios hasta en sus ojos». «Sol mío, Xavier mío, vida mía, luz mía, la mano vuestra tomo, adoro y beso; mis labios de ella fío, pues en ellos me fía vuestra gran Majestad la vuestra; en eso mostrando con exceso de tanta confianza más que yo mis amores vos, crecidos favores pues ya metéis la mano no en bonanza del Rey del mar que llega aun llorando tormenta, en que os la anega». «Para bien seáis nacido de mis reinos undosos, de vuestra luz hermosa bien pisados que lo han de ser, crecido vos, en pies luminosos de un Profeta, y Apóstol celebrados. Sobre montes hinchados de mis olas y espumas que de vientos a hombros al sol lleguen asombros, y al volver dé más nombre que las plumas les dieron atrevidas desechos más que en ellas derretidas». «De vuestra mano paso, a vuestros pies el labio que os besa no una vez mil repetidas; porque haréis tanto caso de estas canas de sabio

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que no me dan autoridad fingidas sí, porque a ellos rendidas y de vos bien pisadas: llegue, llegue ese día de tanta gloria mía den a este viejo honor de verse holladas, sepan de esos desaires no de silbos ya más, mofas de aires». «¡Abrid! –dice– ¡abrid presto!». Vuelto el Rey a tritones faunos, sátiros, ninfas sus meninas (h[o]lgó el Rey descompuesto del llanto a inundaciones) de mi plata esas urnas que de minas Potosís cristalinas labró el platero viento; de la bestia espantosa bajan la urna hermosa, y abierta, el don se vio del elemento que en leche nos sujeta al pecho, y de sí a amargo nos des[te]ta. «Mi Rey que os considero –al Niño dijo el Rey– como a hombre, y mortal, de mi amargura os ofrezco el primero esta mirra de ley cuando entre mis cristales sepultura naufragando en su hondura; halléis en la tormenta quien de su muerte os preserve y en su amargo os conserve de corrupción la vida sin que sienta del cuerpo vuestro humano ni hambres del pez, ni gulas del gusano». «Que lo amargo preserve de mortal vuestro humano milagro no ha de ser de la amargura

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sí que en vos se conserve en amargura el grano de la mirra; que en mares de dulzura vuestra se ve, y que dura tal cuando os la consagro aquí de lo admirable lo estupendo espantable milagro de milagros, el milagro el don que de don crece si es más sea mirra en vos, que en quien la ofrece». «Tenéisme a vuestros pies», en lágrimas bañado anciano el Rey le dice a su sol bello, llora como quien es de sus pies abrazados (puede apenas hablar, a su destello). «Poned sobre mi cuello mi rey –dice– esas plantas que yo os las regaré y que crezcan haré de estimación a tanto, cuanto santas mis canas huellen sumas mas vanas porque así, que por espumas». El mozo Rey en tanto que el viejo sus pies besa la mano de su sol Xavier tomaba, aun más bañado en llanto que el gozo a toda priesa sobre su blanca nieve derramaba; mil veces la besaba el Júpiter del cielo rey del reino estrellado aun más sobre el cantado que del Orfeo del arpa desde el suelo las aguas sobre estrellas497 si Jove sobre él más, llora, que ellas.

497 Salmos 98, 7: “Brame el mar y su plenitud, / El mundo y los que en él habitan”.

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«Mi sol, mil parabienes os envían mis cielos yo en su nombre os lo doy reconocidos a vos sobre sus bienes. Y aun más sobre sus vuelos que naciéndoles vos, aun más lucidos se ven con vos vestidos pues el sol, sol se deja por traído vestido de ellos, y tan traído que su luz toda rota, ya de vieja en cada estrella a plazos un sol hecho se ve cien mil pedazos». «Muchos os ha de deber el cielo que ahora mando como sin vos desierto, poblaciones le volveréis, Xavier, llegue, llegue aquel cuando esta corona mía (de naciones hasta aquí ha adoraciones corona en mi cabeza) por vos de ella será derribada, sea ya sea corona que tenga de grandeza a vuestros pies echada por antes que de vos, de mi arrojada». «Del orbe los pecados siendo tantos, y tales los rayos de mi aljaba, no agotaron; muchos disimulados que no todos los males so pena de agotárseme pagaron; aun rayos me quedaron que os ofrezco en despojo de mi templada ira que en vuestra mano espira porque en ella al tirármelos sea enojo que en sí, ser, solo innove

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Jove agotada, al no agotado Jove».

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Abiertas ya las urnas que la luna platera, ya amenguantes labraba, ya acrecientes en sus fraguas nocturnas de sobre el Tauro fiera constelación de sobre las rugientes llamas leonas ardientes Capricornios bestiones; por Sagitario y Marte por el Mercurio de arte bajada junto al niño, aras fue a dones en que ofrece el Rey sumos inciensos a su sol, brasa a sus humos. «Si como a Dios las gentes inciensos me abrasaron, –tierno el Júpiter dice al Sol hermoso–, recibid en presentes los que en humos volaron de sus aras al solio mío engañoso vanamente oloroso; que si va por ficciones vuestros vienen a ser pues os tendrán Xavier por su Dios engañados los japones[es] de engañados, no extraño vencerlos, sí con vos, Dios yo me engaño». «¡Llegad! ¡llegad! –les dice– a los niños del cielo de su Géminis digo la asistencia que de lindos bendice la vista desde el suelo como en quien resplandece la inocencia; llegad a su presencia y pedidle la mano besádsela, que diestro de niños gran Maestro

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ha de ser vuestro sol, diósela humano y hasta en la mano a besos del sol niño, astros niños, ¡qué traviesos!». El Rey negro de infierno Plutón a lo atezado por tierra al sol se arroja que lloroso si por gozoso tierno en su rostro entintado que se vea será dificultoso; solloza a lo furioso y un ay y otro encruelece, como el siendo su llanto tan negro en fin, y tanto que ni en blanco, en sus ojos se parece ni se queda el Leteo498 en guineo llorando, él que es guineo. Las manos y los pies al sol con geta besa ya su color de negro se rehace tuéstase, aun más que es, de abrasarse no cesa si infierno adora, infierno más se hace y dice: «Oh quanto aprace mesma sol cuando es checa ben venir, sol a tierra para tú ser mi guerra Señor tú ma de infierno que yoreca puis de almas tú el estanço qui yu cum mes riquesas un li alcanzo». «Senor, imbayna espada purqua contra mi venes rindido ya a tus pes si como iscravo cautivas y airoxada ¡me cerviz tuda, tenes! Ma ya se quirer tú, curtar al cabo

498 En la mitología griega es uno de los ríos del Hades.

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pur suberba dil Pabo sen beleza, feo mucha pruma inchado, tú nego, de requeza qui yego ya rueda dishacer, mirartu, escucha si a tus pes tuda queda disecha, rudar yo, e mi uro, rueda». «Discarga apreza il monte –a sus bárbaros dice isleños atezados del infierno y del Trifaucesonte perro que no desdice de feo dromedario del averno, con la urna su hibierno da del sol en calores; y abiertas sus entrañas el negro ofrece extrañas riquezas que en su escuro engendra a ardores y dice pues no suyas– mías nu son, Senor, tomas sol tuyas». «Di lus reyes –decía– il oro sempre ha sido; tú ma di mucha reyes sira unrrado, ayá in la Cafrería po Rey sira tenido magestada ayá tú il tempo andado; yo ofrecer uro ichado a tus pranta frorida prata riceber tu qui el nego dicuzcu querer eyá virdá, no ma fingida se a tus pes arujada prata pisa, Senor, sirá verdada». Iba a decir llegasen las naciones en nombre de las vivas a rendirle vasallajes, y aun yo ha decir sus dones; mas Jasso a lo Joseph, sin competi[r]le

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499 Jilguero. 500 Sanguijuelas.

de María el placer, adoraciones de los fingidos reyes con fingi[r]le les retornan amor como contento. cuando a todos la voz robó lo atento. Sin duda de la Fama prevenidas las flores, y de ríos nacimientos de breñas despedidos, despedidas de los prados llegaron movimientos; a luces su tropel recién nacidas llegan, mucha es su gala; ofrecimientos los que en comedia representan nueva que del teatro la atención se lleva. Representantes de su autor las flores reparten entre sí varios papeles; comediantas las rosas, los claveles farsantes bien vestidos de colores; músicos de la farsa pajarillos silguerillos;499 de arroyuelos los señuelos por vihuelas si en guijuelas500 no mal tocan los pájaros galanes pasacalles de murtas y arrayanes. A las rodadas últimas del coche que en su ocaso hace el sol, por rojos labios abre el clavel sus hojas, en resabios de que capta el silencio de la noche; bizarra flor salió, la loa echaba pues recaba de amarillas maravillas se cerrasen y escuchasen

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punto en boca capullos; todo rojas lenguas echó el clavel, lenguas sus hojas.

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Empieza la comedia, el Sol naciendo con infancias del día a luz temprana rocíos derramando la mañana por lagrimicas tiernas, como haciendo el sol sus puchericos, porque cuadre siendo madre del sol mío la de un río, que corriendo espuma haciendo el pecho de cristal le daba en suma si en vez de leche le mamó la espuma. Su padre putativo no horizonte de una nevada sierra, un monte anciano cargado de años ya, tengo por llano desde el diluvio acá vive, y es monte, sus nieves derritiendo el sol dorado le ha bañado de alegría, parecía monzalbejo501 ya el buen viejo; tantas de gozo (cuantas nunca al Cyta502 nieves le derritió) canas le quita. Entre las pajas de oro de sus rayos recién nacido el sol se reclinaba sobre el pesebre, digo, en que cebaba con sustento de luz los cuatro bayos caballos de su coche; entre los cuales animales con el toro signo de oro

501 Mozalbete. 502 Posible referencia a la Cólquida antiguo reino de la actual Georgia.

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sol mi Rey vuestro buey nacéis (según lo referido) en montes portales de Belén sus horizontes. Del jazmín verdes ramas mal sujetas bien apacentarán juguetoncillos sus jazminillos por blancos corderillos que al balar por sus madres las mosquetas les ordeñan por leche la blancura; la hermosura les mamaban retozaban: ¡qué donaire! Con el aire, corriendo acá y allá las florecillas seis a seis los jazmines en cuadrillas. Del florido ganado por pastores cuento del Sol las yerbas gigantonas de cuerpos con gabán altas personas viendo al sol Rey embelesadas flores con sus hojas capotes de haldas ciento desvaimiento pasmo igual de flor tal bien declara con su cara espantada hacia el sol recién nacido, que flor pastor de nacimiento ha sido. Ya pues bailes distinguen las jornadas salid con espadañas arroyuelos y atándoos a las frentes por lenzuelos blancas espumas, danzas haréis de espadas; y de vuestras guijuelas los ruidos repetidos a tropeles cascabeles sonarán

Canto II 1895–1968  189

al son van; del tamboril, que ojoso un olmo en pauta con los silbos de un céfiro por flauta. 1935

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De las espadas espadañas todos asidos los arroyos de agua leda cruza ya su cristal, anda la rueda ya en cima, ya debajo, de mil modos salvan las espadañas sus revueltas; ¡ay qué vueltas! ¡y qué lazos! Cruzan brazos de los ríos y ellos fríos saltan al son del olmo hecho sonajas que salpicar parece se hacen rajas. De la comedia la segunda [es]cena será la adoración de Magos flores sale pues venerable entre primores jazmín real cuanto anciana la azucena que abre en forma sus hojas de corona; cetro entona blanco el centro de su dentro: si pajizos oros rizos llena eres flor, que ofreces de él que imitas en urnas de marfil oro en pepitas. El ramo rey de ricas azucenas trae la corte tras sí de nobles flores alelís por meninos, por señores amarillos retamos, de oro venas: y a las mil maravillas, amarillas maravillas, de a pie pajes con los trajes de oro [hechi]zos pues pajizos

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siguen de la azucena el real decoro que oro ofrece rey flor, flores de oro. Del florido granado amulatada flor que arrastra por púrpura sus hojas entre sangrientas clavellinas rojas rey segundo eres flor pues coronadas: en granadas del don que ofrece urnas, no diurnas mirra ofreces si no creces de amargor Reina flor, pues en flor la granada ser es llano como amarga en corteza, agria en el grano. Bravo acompañamiento trae en despojos la Reina flor de los granados finos: los rubíes de sus granos, por meninos y por sus grandes flores, a los rojos claveles, que plumajes hondeando van mostrando con primor de esta flor oyen míos el cubríos; amapolas trae mil tras sí encarnadas vulgo en fin de las flores coloradas. Rey negro el lirio azul (y no es delirio), la Etiopía de azules florecillas envía entre sus hojas o cuchillas, como entre archeros de su guarda al lirio; todo él flagrancias en olor intenso por incienso al Sol nacido se ha ofrecido, morenillos pajecillos las morenas violetas, que ligeros

Canto II 1969–2038  191

van tras la espuela azul de caballeros

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La flor del Sol, redonda y amarilla florida estrella es de magos flores por rayos arrojando, oh resplandores sus amarillas hojas; maravilla ver a esta flor, estrella del Oriente pues luciente a él aspira, ya no admira si su cara llega y para donde siempre el Sol nace, diga el día que Estrella es flor, que Reyes flores guía. Por entremés, el mes del loco hebrero503 personaje ridículo del año si a un mismo tiempo nos graniza extraño nos llueve, y hace sol, que salga quiero; de un negro nubarrón, su barba es gruesa negra, espesa; sayo helado jironado saca pues bobo el mes de nieves, aires, sol, que ciñe, entalla con las sierras que nieva por toalla. Mes gracioso, serenase unos días con mil bocas de risa, el sol saliendo y otros frío entre cierzos, va diciendo que estas, sus gracias son, mas, ¡y qué frías! Las horas que los álamos deslíen ríen, ríen, que alteradas son risadas

503 Hay que recordar los versos de Sebastián de Horozco (1510–1579) en el Teatro universal de proverbios: “En hebrero es granizar / y haçer sol desde a poco / luego llover y nevar / por esso suele llamar / al mes de hebrero loco” (2005, 243).

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viendo al mes frío entremés los vientos le silbaban, le corrían métase hebrero, métase decían. La jornada tercera, represente de flores inocentes la matanza de un hibierno, que Herodes cruel venganza toma de flores Magos,504 porque siente a florecer no vuelvan; por su hielo frío el suelo, cuando yerto paso abierto les dejó sino heló cierzos despacha, su impaciencia afina sin perdonar clavel o clavellina. Contra rosetas flores vergonzosas desenvaina el rosal anchas espinas ¡ay qué lástima es ver flores sanguinas! Morís capullos, sin llegar a rosas las fuentecillas madres, que tomaban y mamaban pecho igual su cristal: se despeñan y desgreñan y según que maldicen los rosales

504 Mateo 2, 2: “Jesús nació en Belén de Judea durante el reinado de Herodes. Por ese tiempo, algunos sabios de países del oriente llegaron a Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Vimos su estrella mientras salía y hemos venido a adorarlo». Cuando el rey Herodes oyó eso, se perturbó profundamente igual que todos en Jerusalén. Mandó llamar a los principales sacerdotes y maestros de la ley religiosa y les preguntó –¿Dónde se supone que nacerá el Mesías?– En Belén de Judea –le dijeron– porque eso es lo que escribió el profeta: «Y tú, oh Belén, en la tierra de Judá, / no eres la menor entre las ciudades reinantes[c] de Judá, / porque de ti saldrá un gobernante / que será el pastor de mi pueblo Israel». Luego Herodes convocó a los sabios a una reunión privada y, por medio de ellos, se enteró del momento en el que había aparecido la estrella por primera vez. Entonces les dijo: «Vayan a Belén y busquen al niño con esmero. Cuando lo encuentren, vuelvan y díganme dónde está para que yo también vaya y lo adore».

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ya es murmurar virtud en sus cristales.

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Las yedras inocentes se escaparon del hibierno cruel Herodes fiero porque un álamo hojoso, y vocinglero les dio en sus hojas voces, y treparon; sola la madre vid, de entre sus brazos y regazos golpes todas de la poda sufre, y siente tiernamente; tiernos le arrancan pámpanos que adora ni el ser madre les vale, ni el que llora. Recién nacido el sol huyendo viene como a Egipto, a su ocaso, aunque no vía de un Herodes huyendo a otro venía; si no es por Josué, que le detiene505 halla en su ocaso a Herodes, a su muerte; ¡feliz suerte! Bien será Josué ya sea de sí paró aquí demos quetas fragantes exhalado víctores todo mosquetero el Prado. No dio lugar el que paró en tragedia de otro Herodes cruel que de repente de la fama enviado, la comedia de las flores turbó, porque se siente con estruendos el aire en región media venir a lo huracán, tras lo inocente; y a su soplar de enfurecidos modos otra huida de Egipto causó, en todos.

505 Josué 7, 3: “Y volviendo a Josué, le dijeron: «No suba todo el pueblo, sino suban como dos mil o tres mil hombres, y tomarán a Hai; no fatigues a todo el pueblo yendo allí, porque son pocos»”.

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Grande es la turbación, la poesía con sus musas a huir echó al Parnaso506 con sus pastoras Pirineo huía (que aunque pesado, el miedo, aguijó el paso); la Estela en su Belén no parecía507 y por otro camino hallado acaso huye Neptuno al mar, y en prestos vuelos a su infierno Plutón, Jove a sus cielos. La aurora el sol nacido no parece, el sol nacido de su Oriente huyendo al mediodía que de Egipto ofrece sagrado a su inocencia a lo que entiendo más y más corre al paso que más crece; solas las florecillas van cayendo en manos del airazo a lo inocentes valiente Herodes solo, en no valientes. Y aun mi pluma también, si bien no en manos de este Herodes cayó, que por ligera en algún aire, a ofrecimientos vanos de haber escrito el canto caer pudiera; a otro canto echa a huir de soberanos aumentos de mi Sol, en su carrera, mas por más que huye a él para escribi[r]lo pluma en su Herodes dio, dio en su cuchillo. 159

506 Véase la nota 451. 507 Véase la nota 505.

3. Argumento para el tercer canto De las primeras letras prevenido pasa a Ejercicios, de la edad florida si diestro en arpa, por su mano herida no menos por su pie danza, aplaudido. 5

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Aun más en tales años divertido la corza por el bosque (reducida a presas del neblí la garza huida) dándose al perro audaz por buen partido. Cuando pierde su gente, por lo espeso y que le toca a recoger no acaso su fama, oye y aun ve, ¡qué hermoso exceso! Si al huir de ella cuál rémora, a su paso aun libro que le da, se da por preso sin que, a soltarse de él, baste él, ni el Jasso.

Canto tercero Su infancia y resistencia a sus padres sobre echar por las letras y no por el ejercicio de las armas 15

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El bello Infante al paso que crecía en cuerpo, en talle, en gracia, en estatura persecución bizarra parecía de toda gentileza, y hermosura; envidia daba al sol, muertes al día a primavera vaya, a la blancura de toda nieve y azucena, aún lejos bellísimos, más blanco, cordelejos. Lo negro del cabello con lo blanco de su anchurosa frente competía en la garceta aquel está en el ampo cada cual de por sí se cedía; pero si junto se miraba el campo reñida era la lid nadie vencía hermosuras sin paz, y contencioso foro, de las bellezas milagroso. De la hermosura de su madre espejos son de su linda cara los colores mil desenfados toda, y mil despejos de una blancura en él sin borradores; bellezas aprendidas, y consejos tomados de aquel rostro, que en primores pudo al del hijo persuadir blancuras: ¡cuán bien le aconsejó, sus hermosuras! Con tan rara beldad lo cariñoso de su real condición, bien se llevaba, mas presto su apacible, con su hermoso sobre ser más hermoso pleiteaba; y en tribunales de un juzgar curioso o ya de quien le mira o le trataba tuvo tanto favor la beldad pura que desistió, su agrado, en su hermosura.

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No desfavorecido en tanto grado que al espirar de niño, y de belleza en Xavier, ya de edades mejorado sin serle opositora, tal lindeza; no fuese en él aun más vitoreado que de los ojos ella, en su grandeza: tal su agrado, que fue consuelo a enojos de que hermoso le pierden nuestros ojos.508 En la edad de aprender, a sus edades magisterio les fue de perfecciones; tan graves en él ven puerilidades las canas de después, que a sus l[ec]ciones acuden las maestras de verdades (penas cuerdas, de locas aficiones) y tanto aprenden, que se debe a instantes un Xavier de después, a un Xavier antes.

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Con que el amor aumentos, a ese paso en nobles pecho de sus padres era, tan con flechas cupido anciano el Jasso, que de nieve se vuelve a primavera; dando en sus canas venerables paso a alborozos de sangre tan primera por venas ramas de su cuerpo lleno que aun sin hoja y verdor, viejo es ameno.

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Perdónenle otros hijos si mayores muestras de amor, a su Francisco paga vino a la hora postrera e inferiores que aun no iguales a todos en la paga ha de dejar, doblándole en amores

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508 “Era Xavier de lindo natural, de extremado ingenio, hermoso de rostro, y de muy buen cuerpo y talle. Salió en breve tiempo muy buen estudiante. Ninguno le hacía ventaja en virtud, en comedimiento y urbanidad, y en la gracia en el decir” (Turselino 1620, 6v). “O rostro grave, et em boa proporçam no cumprimento, et largura, a cor naturalmente branca, et rosada, de mais d'an dar sempre como inflamado, os olhos entre negros, et castanhos; a testa larga, o nariz moderado, a barba preta, et em todo o sembrante tinha com muyto ar muyta autoridad trouxe sempre o cabello copado, nam usou nunca manteo sobre a roupeta, que era pobre, mas limpa. Andava com ella solta tomando a com ambas as mãos hum pouco sobre os peitos” (Lucena 1600, 895).

198  Xaveriadas excesivo jornal, que satisfaga un merecer por último de obreros pagas de amor ganadas a primeros.509

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Si la oración del pan de cada día la madre le enseñaba sin promesa510 con tal sabor el ángel repetía: «el pan, Señor, el pan de vuestra mesa», que parecía comer lo que pedía, y al enseñarle la del ave; empresa de Gabriel, le parece ve en su hijo511 no el Ángel que la aprende, el que la dijo. Si con puntero de oro el niño ufano a entrarse por el Christus, madrugaba con tanta autoridad en su temprano y alboradas de hombres le mostraba; que por él parecía, que su mano con vara alta, apuntándole se entraba sin pasar de él, según le repetía, que es muy rudo el amor, con cortesía. Por más que al A, B, C, del Christus pasa siempre se está en el Christus aprendido, es el Christus su A porque le abrasa y es el Christus su B porque bebido; lo que le inflama en A, en B le pasa de refrigerio al alma o al sentido, la C en su Christus oye, o el C usado favor de damas, de la cruz llamado. Suelta pues la cartilla de la mano y en cárceles perpetuas de memoria

509 Mateo 20, 14: “Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti”. 510 Mateo 6, 11: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”. 511 Lucas 1, 28–31: “Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: «¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres». Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: «María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús»”.

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las letras que aprendió, prendió su mano con el puntero a lo alguacil, ¿qué gloria en soltarlas no halló suelta la mano? Si en campos de papel negra victoria escrita libertad en blanca espuma prisión se les cayó, lima la pluma. Digo que escribe y mancha hermosamente en fealdades de tinta al papel ampos y en carreras de letras velozmente blancuras atropella de sus campos; surcos abre la pluma con su diente dando una reja, y otra por sus blancos taracease el papel según qué pinta blanco marfiles y ébanos la tinta. Letras saca; a volar con presta pluma de planas, por región tan en el aire cortadas bien, que de ellas negra suma corta el viento papel, sin que al desgaire caiga letra en disforme, ni a la espuma de tanto blanco mar, negro desaire nombre dé, y le da, de hermosa fea plana o entre alemana, o entre guinea. Sombras pues, cuantas S[antas] planas yerra de las que con espíritu por tinta,512 toda costera bárbara la tierra con lengua real, por pluma, aun más encinta513 que las de Ezequiel plumas de guerra; orbes y mares digo, que sucinta514

512 2 Corintios 13, 10: “Por esto os escribo estando ausente, para no usar de severidad cuando esté presente, conforme a la autoridad que el Señor me ha dado para edificación, y no para destrucción”. 513 Salmos 44, 1: “Mi lengua es pluma de escribiente muy ligero”. 514 Ezequiel 9, 1–2: “Clamó en mis oídos con gran voz, diciendo: «Los verdugos de la ciudad han llegado, y cada uno trae en su mano su instrumento para destruir». Y he aquí que seis varones venían del camino de la puerta de arriba que mira hacia el norte, y cada uno traía en su mano su instrumento para destruir. Y entre ellos había un varón vestido de lino, el cual traía a su cintura un tintero de escribano; y entrados, se pararon junto al altar de bronce”.

200  Xaveriadas r[e]nglones correrá libre de calmas primos lazos su amor, rasgos las almas. 135

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Así la edad, de edades primavera y de los días de Francisco aurora de letras niños soles partos era de infantes flores era madre Flora; lo acquisito esmaltándose en quien era y en su habilidad quien, se sobre dora oro sobre azul grave, en su decoro lo aprendido, lo azul, Francisco, lo oro. Cual suele caudaloso de prestado río a lo de corneja vestir sumas aguas que entre las flores de algún prado pintados son arroyos como plumas; dejando a menor río desplumado aun de nombre tal vez, de nombres espumas así Xavier a gracias mil de fama las despluma, de él llámanse, en se llama. Como en caballerico caudaloso de donaire entra en él la gracia usada de danzar, y también con cuerpo airoso echa la reverencia, y acabada da a la sala una vuelta, a lo espacioso que como no era el orbe paseada ni le enseñaba la gallarda Ignacio515 así, así corría el mundo de su espacio. Gallardo torneador, al son se halla de una sonora guerra en los confines la sala campo echa de batalla las cuerdas punteándose clarines; que echas lenguas, a son, ninguna calla sus pies por vencedores en los fines medios y lados del salón, despojos

515 Ignacio de Loyola (1491–1556), fundador de la Compañía de Jesús y primer general de la misma.

Canto III 133–197  201

recogiendo de cejas, y de ojos.

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Entra el arpa en sus manos obradoras de milagros, que aplauden los oídos en voces elocuentes no habladoras si en mil cultos lenguajes de sonidos; en dulcedumbres mil por lo sonoras con estruendos de músicos ruidos por cuerdas, a sus dedos bien sujetas que famas de ellos son, de ellas trompetas. Pastorcillo profético sonoro de un mundo de Saúles algún día que al arpa de sus voces por canoro plectro, a lo de evangélica harmonía;516 bien tocadas por obras manos de oro fieros se compondrán de idolatría de lanzas de furor en sus derechas si bien presto tras él, en fuego, en flechas. De entretenida caza en montería ilustre entró su gracia, como noble Francisco, que lo honesto divertía de edad y tiempo entre la encina o roble; fatigando la selva que rompía tras el corzo veloz que el aire al doble sobre un bruto de campo, que en su paso del Pegaso alas, ea, ea, el Pegaso. Tal vez o de su mano en espacioso campo de mil batallas elemento el pájaro se aclama victorioso antes que vencedor su arrojamiento; vitoreándose aun antes que hazañoso desnude el corvo alfanje, por el viento de un pico valentón a lo desaire

516 1 Reyes 10, 12: “Y de la madera de sándalo hizo el rey balaustres para la casa de Jehová y para las casas reales, arpas también y salterios para los cantores; nunca vino semejante madera de sándalo, ni se ha visto hasta hoy”.

202  Xaveriadas reveses cuando más, tajos al aire.

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Viva imagen en años placenteros de los que en adelante serán años de un caballero en nada caballeros por cazadores más de otros engaños; tendiendo redes de cordeles fieros que los cerquen a ojeos desengaños que a los perros los latan y a lo hambrientos les ladren corazón, remordimientos. Retrato al vivo aun más el sacre avista de un Francisco después, que tome vuelos517 su espíritu a lo alto, que en conquista de un fervoroso ardor robe los cielos; y abatiéndose al orbe que se alista por su garza en las presas de sus celos de afectos la desplume, porque en sumas regiones, a sus triunfos, sobren plumas. Tal vez, o, tras la ave, o, tras la fiera por lo espeso del monte embebecido le mete su caballo, que no espera salida hallar hallándose perdido; cuando a una parte, y otra desespera le digan por aquí, senda, o ruido salga, oye a recoger le toca ausente bocina que no es, no, la de su gente. Es pues la que al nacer Sol de su aurora518 el orbe convocó, la de su Fama, que llega aun más que antes a él sonora aun más que antes hermosa, hermosa a él dama; túrbase el casto joven en tal hora viendo a su estribo tal belleza, y clama: «¿Diana cazadora acaso eres?

517 Mateo 11, 10: “He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti”. 518 [Introdujose en el canto pasado la Fama y vuelve a este]

Canto III 198–257  203

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Perdíme, hermosa mas, ¿perderme quieres?». Apease veloz, y a huir el casto519 detiénele la Fama presurosa: «que si ha que huyas por hermosa basto, no bastaré a que no –dice– ¡sí, hermosa! No Diana520 soy que el tiempo y horas gasto en ser contra las fieras rigurosa soy la Fama, no huyas, que ya fuera dar tras que hermosa soy, porque no fiera». «¡Oh joven! Yo sé bien desde este día serás tan mi galán, de recatado que será tu afición cual del que oía521 desde su adolescencia enamorado; digo que sí, pues soy Sabiduría o de Minerva soy lo celebrado por otro nombre o Palas,522 pues nacida de celebro de un Dios, quedó convida». «Soy mi bien Fama ilustre, de la sabia Tritonia diosa a quien su golfo nombra Minerva decir quiero de mi labia la Palas que al gigante se renombra; si en tierra su valor (y no le agravia) arruinó con su lanza, o con su sombra, ¡vuelve! ¡no te has de ir, no, hermoso mío! Sabia soy, bella soy, bravo soy brío». «¿A quién no enamoró ganaré fama si a saber me aficiono, si a valiente me hago al orbe famoso, si a la llama

519 Génesis 39, 12: “Y ella lo asió por su ropa, diciendo: «Duerme conmigo». Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió”. 520 Diana, hija de Zeus y Leto, es decir, la diosa de la caza Ártemis. 521 Sabiduría 7, 8–9: “La preferí a los cetros y a los tronos, y tuve por nada las riquezas en comparación con ella. No la igualé a la piedra más preciosa, porque todo el oro, comparado con ella, es un poco de arena; y la plata, a su lado, será considerada como barro”. 522 Minerva o Palas, con el primer nombre se conoce como la diosa de la sabiduría, de las ciencias y de las artes, mientras que con el segundo la diosa de la guerra.

204  Xaveriadas

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de una y otra opinión que me caliente?». Dígalo una Jael valiente dama,523 o dígalo una Débora valiente,524 o una Judith cadahalso al sirio cuello525 tan de espada al herir, como lo bello». «Dígalo la sin nombre valerosa mujer entre mil bravos que les corre la ribera a atrevida, como a airosa en Tebes sobre sí como en su torre; dejando caer a plomo fiera losa sobre el Abimelech porque le borre526 con su nombre su fuego, si en tal punto como este en su sangre, aquel, difunto».

523 Jueces 4, 4–5: “Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot; y acostumbraba sentarse bajo la palmera de Débora, entre Ramá y Bet-el, en el monte de Efraín; y los hijos de Israel subían a ella a juicio”. 524 Jueces 4, 21: “Pero Jael mujer de Heber tomó una estaca de la tienda, y poniendo un mazo en su mano, se le acercó calladamente y le metió la estaca por las sienes, y la enclavó en la tierra, pues él estaba cargado de sueño y cansado; y así murió”. 525 Judit 13, 6–10: “Entonces Judit se puso de pie junto a la cama de Holofernes, y dijo interiormente: «Señor, Dios de todo poder, mira favorablemente lo que voy a hacer en este momento para gloria de Jerusalén. Éste es el momento de ayudar a tu pueblo y de realizar mis planes para perdición de los enemigos que se han levantado contra nosotros». Se dirigió entonces al soporte de la cama, que estaba a la cabecera de Holofernes, descolgó la espada que él allí tenía y, acercándose a la cama, le agarró la cabeza por el pelo y dijo: «¡Dame fuerzas, Señor, Dios de Israel, en este momento!». Descargó entonces dos fuertes golpes en el cuello de Holofernes, y le cortó la cabeza. Hizo rodar de la cama el cuerpo y desprendió de sus soportes el pabellón. En seguida salió y entregó a su criada la cabeza de Holofernes, y ella la metió en el costal de las provisiones de Judit. Luego salieron las dos a orar, como acostumbraban hacerlo. Atravesaron el campamento, rodearon el valle, y subieron al monte de Betulia hasta llegar a las puertas de la ciudad. 526 Jueces 9, 19–20: “Pero yo les digo hoy: «Si ustedes han tratado con verdad y honradez a Jerubaal y a su familia, que les vaya bien con Abimélec, y a él con ustedes; pero si no, ¡que salga de Abimélec un fuego que destruya a todos los de Siquem y de Bet-miló, y que de Siquem y de Betmiló salga un fuego que lo destruya a él!»”.

Canto III 258–286  205

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«Dígalo en Abelá la mujer brava que a su gente escapó de la braveza527 de un Joab que a sus muros se arrimaba y al golpe se apartó de una cabeza; y de ellos rodó abajo, en que pagaba el Seba528 su traición contra la alteza de un David; solo (allí desbaratado de una mujer) con muerte de un soldado». «Dígalo la que a hermosa cerco pone al mayor valimiento como malo529 sin que le alce en más, que él se dispone a alzarse de un cordel como de un palo; guerreadora no menos se compone contra las iras que rompió en regalo requiebro, amor, caricia de un Asuero530 si alfanje ella bizarra, contra el fiero».

527 2 Samuel 20, 9–12: “Entonces Joab dijo a Amasa: «¿Te va bien, hermano mío?». Y tomó Joab con la diestra la barba de Amasa, para besarlo. Y Amasa no se cuidó de la daga que estaba en la mano de Joab; y éste le hirió con ella en la quinta costilla, y derramó sus entrañas por tierra, y cayó muerto sin darle un segundo golpe. Después Joab y su hermano Abisai fueron en persecución de Seba hijo de Bicri. Y uno de los hombres de Joab se paró junto a él, diciendo: «Cualquiera que ame a Joab y a David, vaya en pos de Joab». Y Amasa yacía revolcándose en su sangre en mitad del camino; y todo el que pasaba, al verle, se detenía; y viendo aquel hombre que todo el pueblo se paraba, apartó a Amasa del camino al campo, y echó sobre él una vestidura”. 528 Personaje bíblico del Antiguo Testamento descrito como a un hombre perverso que intentó usurpar el poder de David sobre Israel. 529 Ester 7, 1–3: “Fue, pues, el rey con Amán al banquete de la reina Ester. Y en el segundo día, mientras bebían vino, dijo el rey a Ester: «¿Cuál es tu petición, reina Ester, y te será concedida? ¿Cuál es tu demanda? Aunque sea la mitad del reino, te será otorgada». Entonces la reina Ester respondió y dijo: «Oh rey, si he hallado gracia en tus ojos, y si al rey place, séame dada mi vida por mi petición, y mi pueblo por mi demanda»”. 530 Ester 1, 10–12: “El séptimo día, estando el corazón del rey alegre del vino, mandó a Mehumán, Bizta, Harbona, Bigta, Abagta, Zetar y Carcas, siete eunucos que servían delante del rey Asuero, que trajesen a la reina Vasti a la presencia del rey con la corona regia, para mostrar a los pueblos y a los príncipes su belleza; porque era hermosa. Mas la reina Vasti no quiso comparecer a la orden del rey enviada por medio de los eunucos; y el rey se enojó mucho, y se encendió en ira”.

206  Xaveriadas

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«Dígalo a lo de ardid Micol hermosa que a lo de estratagema ganó fama531 fingiendo enfermedad, por peligrosa en su David tan sano que hace cama; cuando de su balcón a lo animosa al bueno descolgó, que enfermo llama tan valiente en flaquezas, que retira de un revés a su rey, de otro a su ira». «Dígalo a lo de ejército formado en escuadrón Abigail, que cierra532 contra un enojo justo, y regalado prisionero ya suyo en dulce guerra; si a lo Baco, a lo Ceres arriscado presente en armas puso, del que en tierra higo, dio con un reino, que a igual pasa533 desprecio por decrépita la pasa». Del guerreador lo diga hijo que supo meter paces no más en su garganta como célebre torre que le cupo534 para rodela mucha, espada tanta: «valiente solo, dice, en que la ocupo de armería pacífica sí canta orden de amor que marcha en mi desquite535

531 1 Samuel 19, 11–14: “Saúl envió luego mensajeros a casa de David para que lo vigilasen, y lo matasen a la mañana. Mas Mical su mujer avisó a David, diciendo: «Si no salvas tu vida esta noche, mañana serás muerto». Y descolgó Mical a David por una ventana; y él se fue y huyó, y escapó. Tomó luego Mical una estatua, y la puso sobre la cama, y le acomodó por cabecera una almohada de pelo de cabra y la cubrió con la ropa. Y cuando Saúl envió mensajeros para prender a David, ella respondió: «Está enfermo»”. 532 1 Samuel 25, 42: “Y levantándose luego Abigail con cinco doncellas que le servían, montó en un asno y siguió a los mensajeros de David, y fue su mujer”. 533 Jueces 9, 1–2: “Abimelec hijo de Jerobaal fue a Siquem, a los hermanos de su madre, y habló con ellos, y con toda la familia de la casa del padre de su madre, diciendo: «Yo os ruego que digáis en oídos de todos los de Siquem: ¿Qué os parece mejor, que os gobiernen setenta hombres, todos los hijos de Jerobaal, o que os gobierne un solo hombre? Acordaos que yo soy hueso vuestro, y carne vuestra»”. 534 Véase nota 407. 535 Cantares 1, 4: “Nos acordaremos de tus amores más que del vino”

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terrible a lo escuadrón la Sunamite».536 «Díganlo aun más divinas letras, cuantas537 cuantas mujeres afamadas fueron de punta en blanco armada por lo santas por lo de campal guerra que se hicieron; por lo de a lo de Dios es Cristo, tantas538 cuantas en el hebreo idioma oyeron no en nombre lo mujer se les desarma de al parche, al marcha, al tropa, al cierra, al arma». «Digánlo las que a vírgenes, victorias539 y aclamaciones de triunfantes dejos al primer coronista son notorias en labios de metal, de vidrio espejos; tanto no quebradizas sus memorias cuanto de vidrio, en vidrio el bronce lejos que aunque de vidrio espada, la del cuello que a lo de gala, hirió, de su cabello».540 «Provoquente, oh Xavier, a lo brioso las que de cota y malla gleba y gola de un fervor adalid cuanto hazañoso abatieron banderas que tremola; el imperio de un orbe y otro odioso contra su fe vencidos de ella sola en Catarinas como Ineses tantas metiéndose por picas sus gargantas».

536 Cantares 6, 13: “Vuélvete, vuélvete, oh sulamita; / Vuélvete, vuélvete, y te miraremos. / ¿Qué veréis en la sulamita? / Algo como la reunión de dos campamentos”. 537 1 Samuel 2, 22: “Pero Elí era muy viejo; y oía de todo lo que sus hijos hacían con todo Israel, y cómo dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión”. 538 [S. Chrisost. Hom., 8: “Saepe in huius modi acie fortius viris feminae decertarunt, ac trophaeis insignibus claruerunt”] 539 Éxodo 38, 8: “También hizo la fuente de bronce y su base de bronce, de los espejos de las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión”. [El labio de metal que hizo Moises, ex speculis mulierum, quae excubabant. Tta. Otros. Quae militabant: Orig., Greg., Nyssen., Cyrill., Alex. Clem., Rom., Ambros., Theophilactus., sicen peleaban vírgenes contra la flaqueza de su carne] 540 Véase nota 213.

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«Despiértente a ganar dama, oh querido, mil valerosas hembras que en lo humano la antigüedad celebra, si has oído lo valiente en divino de su mano; tantas bellas profanas merecido renombre de famosas, como en vano tuvieron de mujeres, pues tuvieron de hombres no más, ser más, que no ellas fueron». «Ganaron hazañosas por la espada eternos de gran fama mausoleos las que de Temiscira celebrada o de la Scitia al Tanais son arreos; Termodontea plata destetada de en riscos o breñas de Ripeos que al Sauromata brinda en verde copa 541 ya a la Asia montantes, ya a la Europa». «De estas aguas a márgenes floridas mujeres tan de pecho, como en hecho tan sin el Amazonas bien nacidas apenas, si abrazándose el derecho; empezando por sí de embravecidas y acabando de si tomen el pecho los hijos, cuando nacen, de su espada, madres en ella de la vida airada». «Tan célebres de ira de oro en copa542 Lampedone, Marpesia, Oritía, Eripe543 Astheria, P[rót]oe, Aela, Euribia, Antiopa544 Hipólita, Talest[ris], Melanipe: como general brindis por la Europa

541 [Dividen estos montes la Asia de la Europa] 542 Apocalipsis 17, 3–4: “Y me llevó en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos. Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación”. 543 [Nombres de las más afamadas amazonas que se hicieron señoras por las armas casi toda la Europa. Magnum theatrum vitae humanae (Laurentio Beyerlinck), Vol. 8, Lib. 4] 544 Antíope.

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del arma al arma guerreadora Antíope del cierra cierra aun más Pantesilea de a ellos Malpadia, a ellos Minitea». «Espoléete, oh amado, del Jameta545 en la Scitia en la Europa mujer brava546 que menos que primero no sujeta valientes vidas tres, no se casaba; o incítete en amena Espera isleta547 Merina (a quien la sierpe se prestaba en pieles para peto espaldar Jano) que mata un sol, retira un océano». «No en líbica Gorgónidas te anime de Medusa el laurel, si el bravo empleo548 vencida ella del Hércules, que esgrime con ayuda su clava de un Perseo; tan hermosa difunta, a quien oprime su garganta en el golpe, que por feo si de cortar cabeza tal se precia con ella no oirá un Víctor por la Grecia». «Azórete a famoso, oh joven bello, el Líbero valiente, porque al lado549 llevaba de la hoja para el cuello mies bárbara hoces, hembras su arriscado; solicítete Esfinja, a igual descuello550 por su arrojo marcial en celebrado monte de la Beocia, donde bella si ella a Edipo se dio, harmonía a ella».

545 [Alessandro Alessandri, Dies geniales, lib., 1, c. 24] 546 [Hippocratis, De aere, aquis, & locis] 547 [Vecina esta belicosa mujer al ocaso del sol, y al mar océano. Marco Antonio Cocio Sabelico, Enneades sive Rhapsodia historiarum, lib. 4] 548 [Diodorus Siculus, Bibliotheca historica, lib. 3. cap. 4] 549 [Filocalia; Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica] 550 [Luis Vives, De disciplinis libri, lib. 18; Agustín de Hipona, De civitate Dei contra paganos]

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«Exhórtete Semiramis valiente551 que por el aire el pelo, el pie desnudo552 a caballo se puso de repente553 por si puede vengarse, y en fin pudo; Tirgatao belicosa, al indio ardiente,554 aun mas Pedalia airada en pueblo rudo,555 Zebeze aun más, la cana te importune Tomiris, Archidamia, Rodogune». «Importúnente, oh grande, aclamaciones556 de hoya blandidas astas, ya o paveses a espartanas, que al aire aves pendones sacaron a volar de Diosas mieses; de Argivas te importunen municiones557 cuando de bodas más abriles meses con macedonas vírgenes de Argeo. al Galauro no ardor, sí horror floreo». «Que de la hija, de Filipo, esposa de Amintas, te diré: ¿Cinome airada? Si a lo de Parca contra Caria hermosa la hebra, por su cuello, cortó hilada;558 como al Illirio su vasallo, a rosa metió de azul, en sangre desojada, como ni su hija Euridice, que en campo puesta, a lo de clavel, perdonó, un ampo».

551 [Poliantea, lib. 2.; Calius. Lib. 14. Antiquar. Lecti. Aeliang de var. Histor. Lib. 12. Plutharc. In Pyrrho. 552 [Herótodo, Historiae, lib. 4] 553 [Caelius Rhodiginus, Antiquarum Lectionum, lib. 14] 554 [Claudio Eliano, Varia Historia, lib. 12] 555 [Plutarco, De viris illustribus (In Phyrrho)] 556 [Laurentio Beyerlinck, Magnum theatrum vitae humanae] 557 [Polieno, Suda, lib. 4. Llevaban tirsos por lanzas y guirnaldas por los rostros cubiertos de flores] 558 [Polieno, Suda, lib. 8]

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«¿Qué te dice arriscada Feretina de Arcesilao difunto en el teatro559 de horrible expectación, como adivina le vengará por sí como Batro? De bárbaros por tierra, igual ruina por mares desafío, al de los cuatro vientos brutos, que esferas huellan sumas ya entre olas corajes, ya entre espumas». «¿Qué Telesila noble, entre las flores poéticas, por bien disciplinada entre musas te dice, entre furores560 hora tome la lira, hora la espada? Hora provoque a Marte, o diga amores a la selva, cantora, sí escuchada famosa a lo de aquel famoso en suma: ¿tomando hora la espada, hora la pluma?». «¿Que las chías apenas de mis alas dejándome una pluma, hacen papeles? ¿que las que por las frentes bellas talas561 a romanos son tencas de laureles? ¿Que Candaces monóculas no igualas562 contra Pretonios Polifemas hieles? ¿Tanias que Confamabacos? ¿qué Alcides Amaces, de Mebosacos Dávides?». «¿Que la hija del Eligdamo venciendo al Rodo en la naval, así se adora?563 ¿que la Artemisa estatuas erigiendo de divina te dice triunfadora? ¿que de volscos Camila reina hiriendo las selvas de suspiros niña llora

559 [Qui prox.e. Ella y Batro fueron padres de Arcesilao, cuya muerte vengó ella con ejércitos y con arrimadas por mar en persona] 560 [Plutarco, Moralia (Mulierum virtutes)]. 561 [Plutarch prox.e.; Raffaele o Raffaello Maffei (Volterrano), Commentariorum urbanorum Libri octo et triginta, lib. 18 (Antioquía); Cicerón, Laelius de amicitia, lib. 13, c 33 (Antiq. Lection)]. 562 [Polieno, Suda, lib. 8] 563 [Caelius Rhodiginus, Antiquarum Lectionum, lib. 13 c. 33]

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de fieras destetada porque fuera cuanto a Rutilios mansa, a Turnos fiera?».564 «¿Que la Salmalicense paliando565 su espada contra Aníbal le haga cara? ¿que la Fulvia si a Antonio enamorando566 sobre el tambor, al arma provocara? ¿que la egipcia Cleopatra esperando567 del romano laurel se coronara? 568 ¿a falta de armas qué? ¿Germania en Floro tire por lanzas hijos que no lloro?». «¿Que la madre te dice de los reales569 o de Antonino esposa la Faustina?570 ¿que del Reno soberbio de cristales571 dé al arma madre aun más la Victorina?572 ¿que la Augusta Dominica a raudales573 del Belisario a ramblas Antonina574 Libusa, Soth, Temisto, Awilda, Mauvia575 Tora, Marula, Sticle, Orista, Auria?».576 «¿Que la húngara hembra en su estatura577 hondas estremeciendo la primera? ¿que con disforme hoz dos vidas jura llevar de un golpe espigas a su era? ¿que Ulasta, Bona, Ubisna, Tebe, Edura,

564 [Virgilio, Eneida lib. 7. Hizo gente contra Turno y Eneas, por los Rutilios] 565 [Polieno, Suda, lib. 7] 566 [Pseudo Dionisio Areopagita, Corpus Areopagiticum (In Augus. Rebus)] 567 [Plutarco, De viris illustribus (In Anton.)] 568 [Publio Cornelio Tácito, Annales. Lucius Florus, in eo bello quod imperator Caesar Agustus cum Germanis eorumque finitimis gessit…] 569 [Johannes Cuspinian, Teatr. Vit] 570 [Caelius Rhodiginus, Antiquarum Lectionum, lib. 13] 571 [Johannes Aventinus, Annales Bojorum, lib. 2] 572 [Johannes Cuspinian, Teatr. Vit] 573 [Johannes Magnus, Historia de omnibus Gothorum Sueonumque regibus, lib. 14 et 7, c. 10. 574 [Sajón Gramático, Gesta Danorum, lib. 8] 575 [Aeneas Silvius Piccolomini, Historia Bohemica; Polieno, Suda, lib. 8] 576 [Plutarco, De viris illustribus, (In Pelop.)] 577 [Laurentio Beyerlinck, Magnum theatrum vitae humanae, lib. 4]

Canto III 445–496  213

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Brauda, Boada, Margarita, Astera Langerta, Erusla, Girites, Ursina, Milada, Odisia, Esforcia Catarina?». «¿Matilde que por Reina? ¿y por pastora la que valiente es campo pues destruye578 de Bretaña escuadrones triunfadora si sola a Francia reinos restituye? Monstruosa hazaña, que mis plumas dora estupenda braveza que se huye del crédito de mí, si bien que huya de mí, por fama en ti, pararé en tuya». «Dije mal, ¿tuya yo? ¿cómo si extraña mirarme tu mirar tan a lo esquivo que al oírme valiente a lo campaña el real desamparo su fugitivo? ¿Valentía es de ojos? ¡cosa extraña! Oh Xavier, ¿porfiar puesta a tu estribo por Fama de altos hechos como es este huirme, a lo de oírme hermosa hueste?». «Más y mayores a decirte iba pero a tantas desganas de escucharme aunque moje mis plumas sabré esquiva de ausencias, en un mar también secarme; si enfado, sabré irme fugitiva, si canso, está muy bien, sabré ausentarme, si en cara doy, y hermosa, a Dios y crea que ese libro le dejo, en que me vea». «Hojéele bien, sabrá, si saber quiere quien la fama será, cuando se enoja

578 “Matilde dio la vuelta mal enojada contra el rey: echaba sobre su cabeza grande maldiciones. En Francia se fue a ver con el santo rey Luis, para tratar de vengar aquel agravio. El pontífice romano Alejandro cuarto, envió sobre el caso sus embajadores. En el francés halló poca ayuda por estar su reino tan lejos. El padre santo amonestó a don Alonso y le protestó que volviese al primer matrimonio, y recibiese en su gracia y se reconciliase con Matilde su primera mujer” (Mariana 1601, I: 853).

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si también a quien sabe, se prefiere me halle entre hoja, y hoja, de la hoja; hojéele mi galán, y considere soy Fama que de él sale, porque escoja o de caballerías, o de sabios que manos tengo más que tengo labios». Iba, a volar la Fama en desdén tanto (que es hermosa, y muy dama a maravilla) cuando Xavier con rostro no de espanto, de agrado sí y de risa vuelve a silla: «cese el enojo –dice– que, por tanto no me secaba yo, pero al pedi[r]la que se detenga, espere, no da orejas más que al aire, a quien dio vuelos y quejas». Si lo siente Xavier pero no mucho que es Fama de batallas la que escucha, busca la de saber, donde le escucho vencedor de ignorancia con quien lucha; solo hacerse famoso de ser mucho en el mundo por sabio alegre escucha, respondiéndole el libro donde llama:579 «¿la Fama vive aquí? Vive la Fama». Hojea y más hojea el libro orlado en ascuas de su jaldre oro bruñido en carmesíes colonias desgreñado que su al volar, le dio lo sacudido; embebecido en leer, tan olvidado del caballo en el bosque, del latido del perro por el monte, de su gente, que está ya en casa, y que lo esté no siente. Sentidos y potencias empleando en libro tan de fama, que desdeña todo lo que no es él, considerando

579 [Así lo hacía el Rey Don Alonso el Sabio, llamando como a la puerta con la mano en las tablas de los libros, antes de abrirlos. In Chronic. Más Salazar in Proverb. c. 8]

Canto III 497–556  215

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es de su inclinación, porque le enseña; no a herir, y matar hombres peleando si estudiando, por él a que se empeña con saber, a saber, adquiere nombre no dé a hombres deshacer de a hacerse hombre.

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Así absorto le halló su padre el Jasso llámale por su nombre, y no le oía, levantó más la voz y un a lo paso con su embebecimiento parecía llegase a él; y asiéndole en no escaso movimiento del brazo, aun no volvía ve que el libro lo causa, y que le enoja tanto que se le quita, y se le arroja.

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«¿No os he dicho mancebo –dice airado excediendo de padre en lo severo– si gustáis de saber, solo he gustado sepáis saber no más de lo que quiero? Solo os quiero estudiante de soldado como vuestros hermanos, cuyo acero por ser tan de mi gusto, y de mi estima en letras sabéis bien, docto es de esgrima».580 «Por aquí echaron ellos, y medraron y vos como ellos por aquí, aunque os pese ¿que cosa es que si libros no hojearon los habéis de hojear, aunque nos pese? Si ellos se hicieron hombres pelearon Porque a su costa, como siempre fuese,

580 “Era Xavier de lindo natural, de extremado ingenio, hermoso de rostro, y de muy buen cuerpo y talle. Salió en breve tiempo muy buen estudiante. Ninguno le hacía ventaja en virtud, en comedimiento y urbanidad, y en la gracia en el decir. Con esto era a todos amable, así a Dios como a los hombres. Conservó siempre castidad, que no fue poco, entre tanta abundancia de bienes de fortuna, y siendo tan noble y hermoso. […] Los hermano que eran más inclinados al ruido de le guerra, que tanto había ennoblecido a sus pasados, que al ocio y quietud de los estudios y letras, le pretendían apartar de ellas. Pero él, movido, o con el reciente ejemplo de su padre, que era tan dado a las letras, o aficionado y llevado de la dulzura de las ciencias, o lo de que es más cierto, guiado por divino instinto, y dirección escogió las letras, y dejó las armas, y prefirió la gloria de la ciencia a la de la milicia” (Turselino 1620, 6–6v).

216  Xaveriadas mas vos con estudiar queréis aposta haceros hombre así, pero a mi costa».

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«No debéis de saberla en que echa a un hombre principal como yo un solo hijo en Universidad, porque os asombre lo habéis de oír de una vez»; sentóse y dijo: «trátase pues que vais a haceros hombre al emporio común de ciencias fijo norte de ingenios que en sus luces baña París sí a Francia, Salamanca a España». «Lo primero se os busca la posada antes mucho que vais de acá ligero y no ha de ser en patio, autorizada que diga con quien sois por caballero; ya por cartas a amigos, muy buscada ya oyendo yo en persona, o un escudero si yo no, de quien yo más me confío y esto porque allá iréis, que aún no os envío». «Que si el curso da prisa porque viene: ¿cuántas cosas nos ponen en cuidado? Ya el hayo que ha de ir, y se os previene como en costumbres grave autorizado; ya para que os asista, no se tiene por bastante un criado, otro criado; hasta para el guisar la que fue ama que os crio da en decir ha de ir por ama». «Pues cuántos meses antes de la ida vuestra madre ocupada, y sus doncellas porque la ropa blanca sea escogida ellas, y ella cosiendo con estrellas; ya en baúles por ser hoy la partida con curiosidad puesta como de ellas, a dos días que allá estéis os dais tal prisa que ni os quede a una pinta, una camisa».

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«Que gastos en vestidos tres doblados pues para allá de largo uno convino y para de aquí allá bien excusados de corto y de color los de camino; solo para este gasto, de soldados muy soldado estudiante peregrino de puntas la valona atrás echada por el pecho el tahalí, ciñendo espada». «¿Qué si nos escribís? (como lo espero) ¿pues qué si os respondemos? (yo os lo fío) vos que se os acabó todo el dinero». Y de acá la respuesta él siempre envió; sin que sirva demás un harriero ahora haya ahora venga, que a su lío añadir sí va, un traigo, que acá abruma si viene él pido, en vos lo que la pluma. «No es esto, no, lo más si se pondera porque, ¿o estudiáis, o no? Si no estudioso se hará el gasto sin fruto, ni aun se espera si os aplicáis, peor, por más costoso; ¿pues ya tanta propina es como quiera al Maestro, al Doctor, que al grado honroso os levanta, o, a cátedras más sabio la mano untando al voto, como el labio?» «¿Qué hacienda hay en el mundo para esto? ¿ni paciencia que baste, a tanto enfado? ¿querréis vos que por vos quede yo expuesto de puerta en puerta, a mendigar letrado? que lo soy me diréis, y que al digesto Baldo, y Bártulo debo haber llegado al gran puesto que ocupo, os lo confieso pero esa es mi razón, antes por eso». «Si os deslumbra este oro que reluce no es ello todo oro os certifico pues que sea esta garnacha más se induce viva y muera antes pobre que no rico;

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nunca su gran riqueza se reduce a otros que gajes cortos, sino aplico la mano a un recibir (tiemblo en nombra[r]le) que le tome en la boca, y fue toma[r]le». «Demos que infiel ministro del Rey fuera y que por malos medios a exquisita creciera mi riqueza: ¿qué me espera, sino el justo rigor de una visita? ¿Para esto son las letras de alta esfera, para de ella rodar al necesita que me deje por puertas e infamado ladrón a boca llena un hombre honrado?». «Pues proceder en rectitud midiendo con la conciencia el cargo tan sin dones mucho de Dios es menester sabiendo con no haber, ha de haber obligaciones; creedme a mí que de experiencia entiendo cuántas sobre mí carguen a montones de familia, mujer, hijos, criados para que faltan hombros, no cuidados». «No os cuento aun cuando más sea el expediente en negocios, papeles, o manejo aquel rondarme siempre el pretendiente del consejo hora salga, o entre en consejo; o me siente a comer, o no me siente que despierte o que duerma, y si me quejo vele que ese es su oficio, y si me deja aun más va y viene que él, él que se queja». «Creéis de mí os deseo en lo que clamo no el que eché por las letras que os refiero si por las armas, que yo a mí que os amo me quisiera a poder, mirad si os quiero; rumbo es este de noble a que os llamo aprended de obediencias de un acero donde tanto se sabe de obediencias

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cuanto en las ciencias no, ¡que hinchan las ciencias!». 581

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«¿Fue sabio el Querubín? ¿fue el hombre sabio?582 ¿sabio fue Salomón? ¿sabios los viejos583 que a Susana provocan al agravio584 de que quiebre en la fuente sus espejos? Unos y otros hinchados en su labio presumidos en sí, de sí tan lejos que de vista perdidos no se hallaban mas de en saber, saber, que enamoraban». «¿Para qué es el saber si en eso para? ¿el saber para qué? ¿si en eso enseña la ignorancia mayor que se repara con amor el más sabio se despeña? ¿qué buscáis despeñaros? Cosa es clara lo debéis de buscar si en halagüeña edad estudiaréis, sino en verdores celos, papeles, músicas, o amores». «Que no, Señor, que no, si buscáis fama nombre, aplauso, opinión, honor, riqueza descanso a la vejez, ardor que inflama auroras de una edad, toda belleza toda varonil brío, y toda llama, que centros busca a superior nobleza sea donde en guerra la rodilla encorve por ella el orbe a vos, como a ella el orbe».

581 1 Corintios 8, 1: “En cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento. El conocimiento envanece, pero el amor edifica”. 582 Isaías 14, 1: “Porque Jehová tendrá piedad de Jacob, y todavía escogerá a Israel, y lo hará reposar en su tierra; y a ellos se unirán extranjeros, y se juntarán a la familia de Jacob”. 583 Génesis 3, 24: “Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida”. 584 Daniel 13, 42–43: “Entonces Susana gritó fuertemente: «Oh Dios eterno, que conoces los secretos, que todo lo conoces antes que suceda, tú sabes que éstos han levantado contra mí falso testimonio. Y ahora voy a morir, sin haber hecho nada de lo que su maldad ha tramado contra mí»”.

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«Lo demás será andaros por las ramas de hojas llenas de libros más ruidosas a un vientecillo popular de famas que dulces al sabor por fructuosas; el militar estruendo sí, que es llamas a enemigos, en torno, mariposas que a tanta luz o caen toda ella galas o entre sus humos más, los de sus alas». «No os negaré que sí estudié, he sacado de que estudié, y ley sabroso un fruto y es que en Divinas Letras, guerra he hallado como en letras humanas, por tributo; de tanto capitán, tanto soldado tanto ejército en campo, como bruto azorado al clarín, sonoro al viento, oiréis milagros oí, estadme atento». «Parte no se hallará no, de la tierra donde la trina diosa viuda entierre difunto al Dios del día, en que la guerra sombras lutos, con galas no destierre; con plumas de colores, no haga guerra a nubes retocadas, que no borre con reflejos de armas, de astros luces o rayos corra, en boca de arcabuces». «Sea, oh Judea, Alemania, Italia, Illiro, Roma, Sicilia, Macedonia, España, Suevia, Atenas, el Ponto, Egipto, Échiro, Siracusa, Cartago, Indias, Bretaña; Tebas, Venecia, Escocia, Francia, Épiro, Dam, Turquía, Moscovia, Hungría, Germaña, Persia, Siria, Polonia, Esclavonia, Bohemia, Japón, Tartaria, Normandía». «No hay provincia del orbe señalada que en militar estruendo no lo sea ni en trompa de su fama que escuchada no se admire increíble, aunque se crea:

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¿habrá esfuerzo que iguale al de la espada de tanto valeroso en gente hebrea? Testigo os sea Moisés, el que primero585 de Etiopía en ardid dio asalto a Mero».586 «Testigo Josué de polo a polo mayor caudillo al orbe su teatro, si el que a los cuatro desbocó de Eolo587 y del sol sofrenadas dio a los cuatro; si el que de Jericó murallas solo del Arca a vista hundió superior Batro, si el que de Acán soldado tan de fama porque vencido, vencedor se aclama». «Testigo Otoniel joven brioso588 expugnador valiente de gigantes,589 Sangar testigo al doble valeroso pues mata solo él, seiscientos Dantes; testigo el gran Barac, tan hazañoso590 que al cananeo Jabín derrota a instantes, a instantes Gedeón testigo a buces591 ya, o en trompetas, ya, o en cántaros, ya, o en luces».

585 Sabiduría 10, 16: “La sabiduría acompañó a Moisés, / ayudante de Dios. Por eso, Moisés pudo vencer a reyes malvados con milagros y con el poder de Dios”. 586 “Derriba luego en lucha a Mérope y a Erimante y a Afidno y arremete después” (Virgilio 1992, 431). 587 Josué 9, 3–5: “Mas los moradores de Gabaón, cuando oyeron lo que Josué había hecho a Jericó y a Hai, usaron de astucia; pues fueron y se fingieron embajadores, y tomaron sacos viejos sobre sus asnos, y cueros viejos de vino, rotos y remendados, y zapatos viejos y recosidos en sus pies, con vestidos viejos sobre sí; y todo el pan que traían para el camino era seco y mohoso”. 588 Josué 9, 17: “Y la tomó Otoniel, hijo de Cenaz hermano de Caleb; y él le dio su hija Acsa por mujer”. 589 Jueces 3, 31: “Después de él fue Samgar hijo de Anat, el cual mató a seiscientos hombres de los filisteos con una aguijada de bueyes; y él también salvó a Israel”. 590 Jueces 4, 23–24: “Así abatió Dios aquel día a Jabín, rey de Canaán, delante de los hijos de Israel. Y la mano de los hijos de Israel fue endureciéndose más y más contra Jabín rey de Canaán, hasta que lo destruyeron”. 591 Jueces 6, 39–40: “Mas Gedeón dijo a Dios: «No se encienda tu ira contra mí, si aún hablare esta vez; solamente probaré ahora otra vez con el vellón. Te ruego que solamente el vellón quede seco, y el rocío sobre la tierra». Y aquella noche lo hizo Dios así; sólo el vellón quedó seco, y en toda la tierra hubo rocío”.

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«Celebérrimo Jefté os fue testigo592 si veinte sobre seis rindió ciudades y mayor de excepción – Sansón os digo,593 de Filistín asombró a hostilidades; testigo David rey, que, o al enemigo594 vence en batallas, ya, o en benignidades, Joab testigo que eterno nombre alcanza595 más de obediente, apunta, que de lanza». «¡Oh, cuál Jeroboam, Jóas, Matatías!596 Este en el ara, aquel en ciudad bella597 esotro, ¡brava hazaña! En Amasías598 si uno, prende; otro, asalta; otro, ¡deguella! ¡Oh, cuál célebre Judas en sus días!599 Si sobre sí de triunfador descuella, ¡cuál pues el Jonatás! ¡cuál Asineo! ¡Cuál Godofredo! ¡en Neerda el Anileo!». 600 «Si a Etiopía, si a Egipto vuelvo el rostro ¡qué de ilustres en armas les dan glorias!

592 Jueces 11, 32–33: “Y fue Jefté hacia los hijos de Amón para pelear contra ellos; y Jehová los entregó en su mano. Y desde Aroer hasta llegar a Minit, veinte ciudades, y hasta la vega de las viñas, los derrotó con muy grande estrago. Así fueron sometidos los amonitas por los hijos de Israel”. 593 Jueces 13, 5: “Pues he aquí que concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos”. 594 1 Samuel 17, 49: “Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra”. 595 2 Samuel 18, 21: “Y Joab dijo a un etíope: Ve tú, y di al rey lo que has visto. Y el etíope hizo reverencia ante Joab, y corrió”. 596 Véase la nota 86. 597 2 Reyes, 11, 2: “Pero Josaba hija del rey Joram, hermana de Ocozías, tomó a Joás hijo de Ocozías y lo sacó furtivamente de entre los hijos del rey a quienes estaban matando, y lo ocultó de Atalía, a él y a su ama, en la cámara de dormir, y en esta forma no lo mataron”. 598 1 Macabeos, 2, 66: “Tenéis a Judas Macabeo, valiente desde su mocedad: él será jefe de vuestro ejército y dirigirá la guerra contra los pueblos” 599 2 Macabeos, 5, 27: “Pero Judas, llamado también Macabeo, formó un grupo de unos diez y se retiró al desierto. Llevaba con sus compañeros, en las montañas, vida de fieras salvajes, sin comer más alimento que hierbas, para no contaminarse de impureza” 600 [Laurentio Beyerlinck, Magnum theatrum vitae humanae, vol. 8 lib. 4]

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¡cuántas a sus banderas el Sesostro601 non plus ultra Tearco a sus memorias! El Siracono en triunfos a lo monstruo del Califa en su clava, aun más victorias: ¿cuántas bravo el Caitheio, a industrias sabias a ambas Malucas fue, ¿fue a ambas Arabias?».602 «Si a Macedonia, Persia, Siria, el Ponto603 vuelvo los ojos, hallólas camino tan trillado de hazañas, cuanto pronto a abrirse más, en Datames, en Nino, Megástenes, Cambises, Caré, Abonto Arzases, Benadade, Saladino Filipo, Mitrídades, Seleucano Ciro, Éumenes, Demetrio, Usuncasano». «Si el Niño hasta los fines de la Libia604 enarboló estandartes vencedores no atrás pudo de sí los de la envidia gente de Oriente ajando como flores; cuantas, o en Grecia, el Ciro con quien lidia o en de India, o de Aralia, o, de o mayores Capadocia, Fenicia, Babilonia Hircania, Frigia, Bactria, Paflagonia». «Si Megástenes gloria a que se esfuerza coge y la que sembró por tanta hazaña otro Hércules es, suya es la fuerza

601 Sesostris I. Fue un faraón y uno de los reyes más poderosos de la dinastía xii del Imperio Medio de Egipto, que gobernó de c. 1961 – 1915 a. C. 602 [Estrabón ex Megástenes Historiae (Indica); Diodorus Siculus, Bibliotheca historica, lib. 1. cap. 4; Amyllius (Lucio Emilio Paulo apodado Macedónico) in Teatro Magnum theatrum vitae humanae, lib. 4; Paolo Giovio, Historiarum sui temporis, lib. 2] 603 [Laurentio Beyerlinck, Magnum theatrum vitae humanae, vol. 8 lib. 4; Marco Antonio Cocio Sabelico, Enneades sive Rhapsodia historiarum, lib. 1; Jenofonte, Ciropedia, lib. 1; Josefo, Bellum iudaicum, lib. 1; Marcus Aurelius Probus in Datames Suydas; Paolo Giovio, Historiarum sui temporis, lib. 1; Caelius Rhodiginus, Antiquarum Lectionum, lib. 29 c. 17; Marco Juniano Justino, Historia Philippicae et Totius Mundi Origines et Terrae Situs, lib. 7; Marco Antonio Cocio Sabelico, Enneades sive Rhapsodia historiarum, lib. 6, Virgilio, Eneida, lib. 4] 604 [Locis, supra]

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de África en parte, si del todo a España; no firme el filo ya Datames tuerza contra el Caducio el Aspi de guadaña que en cuello, de Andopharathes, fue tiros si a él del Pándaro, y de él a Lebeo Siros». «Si el grande Unsuncasano trae en nombre suya ha de ser la Armenia por anuncio suya la muerte que de él Zinza asombre como de él Mahomad, de él Trapesuncio; no menos el Seleuco de igual nombre junto a Dafne si funda las que anunció bellas cuatro ciudades, a Apamea a Saleucia, a Antioquía, a Laodicea». «Que del más poderoso de su tiempo a Ben-Hadad celebre lo hazañoso no es mucho, si en tres campos venció al tiempo tantos saliendo en campo, poderoso; en uno acompañado a un mismo tiempo de Reyes treinta y dos; más numeroso en otro con infantes cien mil; tantos (venciendo en el tercero) al orbe espantos». «Y si al gran Mitrídates605 nos comete (por otro nombre Eupator) grave Historia vivió setenta y dos, reinó más siete sobre cincuenta, que se halló victoria de seis cónsules, más de que sujete riquezas que por Scila fueron gloria pues menos; por Cuculo aun menos, cuanto por Pompeyo ningunas; ya otras tanto». «Quien giganteo de ánimo invencible su igual con él en cuerpo se medía, puestas paradas quien, y no increíble estadios corrió mil en solo un día; de infantes y caballos quien horrible

605 Rey del Ponto desde el 120 a. C. hasta su muerte, en 63 a. C., en Asia Menor.

Canto III 786–849  225

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cincuenta, y más doscientos mil ponía; de naves quien al mar, y solo a un viento ciento dio Ecrotas, Catafractas ciento».606 «Si acúmenes os refiero por prudente como guerreador príncipe, no os callo con siete veces diez, mil de su gente y mil tres veces cuatro de a caballo: la tiranía de Casandro ardiente Demetrio la apagó; por él más hallo que a pesa el mar, la tierra, toman graves armados si cien mil, doce mil naves». «Sobre los referidos como de ellos menos os callaré, que los pasados de un Alejandro el Magno los descuellos entre cuantos vio el orbe potentados;607 fue lo que el sol respecto de astros bellos lo que el florido mes entre agostados lo que la Filomena es a sí misma del tiempo en que cantó por tantos cisma». «¿Qué Famas no ganó por lo soldado? ¿qué glorias no adquirió por lo vencido? ¿qué dichas a sus armas por lo amado? ¿qué aplausos a sus dichas por lo herido? ¿qué ceños no fue al bárbaro si hinchado? ¿al grande qué caricias si caído? ¿y qué al inferior premios si bañada vio como en sangre, en méritos la espada?». «Si de Epiro me espacio por regiones ilustres mas las hallo por lo raras con Pirro su adalid, en efusiones

606 [Llámanse así por tener dos gobernalles, en popa y proa] 607 [Marco Antonio Cocio Sabelico, Enneades sive Rhapsodia historiarum, lib. 6; Virgilio, Eneida, lib. 4.; Plutarco, De viris illustribus; Diodorus Siculus, Bibliotheca historica, lib. 17; Séneca; Marco Anneo Lucano]

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de sangre Neuptolema entre las aras;608 aun más con Castrioto por blasones que en él unos en nombre de a dos caras por otro Escanderbech, sobre sí asombros si aun ni a hombros de sí se sobró hombros».

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«¿Que si a la grande Atenas toman vuelos mis ojos, y contemplan héroes cabos ya de un Pericles sobre el mar de un vuelo teniendo en leños ciento tantos clavos?609 Ya de un Foción, de Cimón bravo en celo, como un Nicias, Temistocles por bravos guerreadores no menos en sus días que un Calístrato, Ifícrato, Cabrias».

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«Cual contra Epaminonda esclarecido como al Bisancio, y al Olinto espada;610 cual vencedor junto al Tanagra oído como, o de Isla Tirea, o Isla Ciclada; cual hasta el Quersoneso conocido como por la Arcanania saqueada: del Atamano cual, cual de, o el Scironte como al Eione horror, a Eurimedonte!». «Si miro a las provincias que al argivo cartaginense, alceo, siciliano tebano dieron nombre (en que no estribo como ni en por de patrio al espartano); al doble las venero por archivo de plumas a la Fama, que a la mano sobre papel de exageradas glorias góticas láureas son, rasgos victorias».

608 [Plutarco, De viris illustribus (In Pyrrho), Marin Barleti, Historia de vita et gestis Scanderbegi Epirotarum principis] 609 [Marco Antonio Cocio Sabelico, Enneades sive Rhapsodia historiarum, lib. 9; Virgilio, Eneida, lib. 3.; Idem De Senectute decrepit lib. 1 c.7; Plutarco, De viris illustribus (In Cymon); Laurentio Beyerlinck, Magnum theatrum vitae humanae, vol. 8, lib. 4] 610 [Locis citatus Proxe]

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«Rasgó Aníbal pues fue, rasgó Leónidas valiente, Iscolas rasgó, el tisianeno Epaminondas, Amílcar, Brásidas como Arato, Pausanias, Tinoleno; rasgó así de arriscado, el Pelópidas ¡cuál el Tinoleón!611 ¡cuál el Galeno! ¡cuál el Argesilao! ¡cuál el Cleómenes Agatocles, Agis, Filopemenes». «¿No contra el Termopila el uno horrendo? ¿contra el persa no el otro afortunado? ¿no al Anfípolis aquel horrible estruendo? ¿cómo fue al Helesponto aqueste airado? ¿no contra Macedonia unos venciendo? ¿cómo otros contra Arcadia a lo arriscado? Por tantos, tierra y mar, al se degüella ¿que un clavel él se ve? ¿que un coral ella?». «Si al consular estruendo imperial guerra que ambos mundos rindió, de ellos señora la admiración se vuelve, dará en tierra como en tanto valiente que la dora: desdoraraosla yo, Señor, si al guerra guerra, de tanto al orbe, al orbe ahora la toga ya, ya el águila con mengua Roma fuesen también para la lengua». «Porque para hablar bien de lo que vence y tanto orbe venció, por no vencido se ha de dar el que habla, en que comience sin que acabe con tanto esclarecido; por eso pienso y bien, y aun se convence que a tanta valentía prevenido del cielo le fue a Roma el elocuente de un más Tulio orador, que ella valiente».

611 Timoleón (c. 390 – c. 336 a. C.) fue un estadista y general griego. Perteneció a una de las más nobles familias de Corinto y de joven ya obtuvo gran reputación entre sus conciudadanos por su habilidad y coraje.

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«Silencio pues cobarde sea a Martilio a Lúculo, a Scipión, a Bruto, a Fabio, a Pompeyo, a Sertorio, a Antonio, a Emilio a Cesar, a Flaminio, a Casio, a Mario; cobarde aún más a un Drusio, a un Emarilio a un Gordiano, a un Severo, a un Belisario, a un Constancio, a un Valente, a un Antonino, a un Graciano, a un Teodosio, a un Constancio». «Si a delicias de Italia me convierto, si de Francia a florestas me encamino, si en fértiles de España tomo puerto si a la India me embarco peregrino: ¿qué no veréis de hazañas si despierto? ¿qué no os saldrán de triunfos si al camino? ¿qué no de vuestra patria si más soles dé a españoles navarros, que a españoles? «Mas para que me canso en proponeros de divinas y humanas letras claros espejos tan de armarse caballeros como tan de enseñar gimnasios raros; donde aprendáis lición de engrandeceros donde curséis los años de estimaros donde de docto graduéis lo diestro ya, en disciplina militar maestro». «Si en vuestros naturales nobles polos de lo ilustre, y valiente halláis hazañas que ambos orbes por ellas y ellos solos una España aún no son, dos siendo Españas: que digo vuestra gente, ilustre en dolos de ingenio militar de ardid ensañas ¿para qué en lid os venzan como es esta si yo os me opongo? ¿yo? ¿a esto hay respuesta?». Íbase a levantar para volverle las espaldas al Jasso embravecido, cuando Xavier humilde a detene[r]le o, entre turbado fue, o entre rendido:

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«pidoos –dice–, Señor, que el labio selle en vuestra mano un hijo que os ha oído y que le oigáis si dais licencia; fuera de que os quiera juez, padre os quisiera». «Padre, por lo benigno en escucharme como juez, por atenderme recto que o él falló contra sí sin condenarme o eché, o no en mi favor que luego acepto; bien que de erudiciones venga a hallarme pues no estudié, remoto, a ese respecto no de razón en tribunal con queja si una oreja ha de haber, sin la otra oreja». «Que no por ser yo hijo, y vos mi padre, salvó siempre el respecto en mi obediencia, razón faltará en mí, que mejor ladre contra él guerra, que vos contra la ciencia; si entre el saber y el pelear, que os cuadre de alma y cuerpo hallareis por diferencia que si el de cuerpo a cuerpo, guerra es bella de entendimiento, o entendimiento, ella».612 «Luego si por amor, Señor, estruendo militar me buscáis, creces, y honores, poco amor me tenéis, a lo que entiendo si me excusáis del alma los mayores; que aunque mis años pocos, bien contiendo por sin comparación más superiores ser entre entendimientos señaladas espadas entre sí, que entre sí espadas». «Yo os escuché razones por compuestas mas de pasión sin duda que de efecto; no os enojéis, si acaso en mis respuestas vieredes más razón que otro respecto; porque a lo de escuadrón pienso dispuestas

612 El bibliotecario que se encargó de la foliación repitió el número del folio 136.

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613 Reto.

cerrar hoy (perdonad si es bravo el riepto613) contra las que os oí, sepan Europas que en tropas si salís, que os rompo en tropas». «Ni es esto acometeros con millares de emperadores, capitanes, reyes como me proponéis para ejemplares con quien sepa vencer, no con sus leyes; pues sabidas, mejor son militares estratagemas para mí caitheyes que me enseñen más bien, que lo soldado a ajustar de un vivir, lo no ajustado». «Menos es reprobar tanta milicia que se alzó con dos mundos en progreso de victorias y triunfos, por pericia de armas igual, a hazañas, que confieso; mas como del vencer fue la codicia por el rico despojo, y fue el exceso ya en herir, ya en matar; de horror me llena mi gloria he de fundar, en que otro pena». «¿Qué otro haya de morir para que él viva, el viva oiga aclamado repetido? Fuera en mi condición por compasiva lo que el rayo ser suele desprendido; que como el natural, le lleva arriba y en que ha de bajar de poder subido más que luce destroza al caer de hecho, valiente rayo fue: ¿pero que ha hecho?». «Así que es menester, al río en su orilla a la piedra que baja, al aire suelto, ni a este encerrarle, a aquella ni impedi[r]la como ni represar a aquel resuelto; por que, Señor, de lo contrario, asi[r]la para ser terremoto, el aire vuelto toma, como la piedra en él forzada

Canto III 980–1048  231

como el agua que suela, es desatada». 1015

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«Saber de vos, Señor, quisiera el estudiar si en vos, ¿fue o no forzado? Si esto segundo fue, milagro fuera no reclamara entonces lo soldado; que aguarda a reclamar ahora que fuera del aprender os ve, por gran letrado, creeré pues por mejor a sangre fría guerra es, que no aun saber: ¿cuándo ella hervía?». «Si lo primero fue, digo, si a gusto vuestro, echar por las letras con horrores a bélicos estruendos: ¿será justo para mi sea ese horror, no esos amores? Si el saber para vos sabroso es gusto, y no por vos probados sin sabores de una alarma, ¿es de un padre en amar largo lo que él no probó, pruebe porqué amargo?». «Que mis hermanos todos se arriesgaron en licenciosa vida de la guerra no es razón para mí, pues pelearon solo por ganar nombre y ganar tierra. Los que estudian, Señor, nombre buscaron pero como filósofos en tierra dando con Dios, que a lo Anteón notoria si en ella con él dan, es su victoria». «La variedad al orbe fue hermosura, ya el árbol, ya la flor, ya la montaña, ya la fuente, ya el valle, ya la altura ya el león, ya el neblí, ya el pez que encaña; si cuanto se ve fuera de una hechura todo fuera fealdad, al verse extraña, ¿fuentes todo? ¿neblíes? ¿leones? ¿talles? ¿flores? ¿árboles? ¿peces? ¿montes? ¿valles?». «Así que a vuestra casa firme espero buscarle variedad que la hermosee;

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donde si con los míos armas quiero tanta uniformidad querré que afee: ¿todos en casa hemos de ser de acero? ¿todos sin que ni en uno él no pelee? ¿todos martes? ¿broqueles? ¿plumas? ¿galas? ¿mallas? ¿pólvoras? ¿glebas? ¿golas? ¿balas?». «Nunca llego a entender queráis que imite lo militar de mis hermanos juntos y no de vuestras letras el desquite de honrosos premios que gozáis por puntos; porqué padre que a un hijo le remite de otros hijos a bélicos asuntos y no al propio saber en qué mejora, o ignora qué es saber, o, más qué ignora». «Si hoy decir hasta aquí que el hijo sabio del padre era alegría, y de la madre tristeza melancólica en su labio, hijo, Señor, soy vuestro, y vos mi padre; dejáislo ya de ser con tanto agravio de un hijo vuestro siempre, en que no os cuadre sea sabio; pues diréis en tal porfía que no es mi hijo no, si es mi alegría». «¿Querréis pues que a mi madre sea tristeza? Claro es pues, pues gustáis de mi ignorancia parece ya crueldad, a su flaqueza repetirle el combate en nueva instancia: ¿sobre un parto dolores de rudeza? Ya ese es mucho afligir una constancia como en fin de mujer, en tal querella que al yo ignorante, compasión es ve[r]la». «Que a su costa decís yo no a la mía soldados ellos son, soy yo estudiante, valiente es la razón por vida mía con ella ha de salir hoy mi arrogante; salga que ya echa mano en su osadía, si de que os gaste yo, cuando constante

Canto III 1049–1118  233

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tantos me confesáis hijos, que en nada por los filos me entré, de vuestra espada». «Que a una pinta, pensáis, ni aun la camisa me quedará estudiante, os lo confieso cuando eso sucediera, si os avisa perderla, no cobarde fuera exceso; pues a espada de un naipe aunque de risa si tan de la hoja sois, por el suceso gusto os pudiera dar que a estudiar llegue porque aun la espada juegue, aun cuando juegue». «A otras razones callo, que alegadas si relucientes son, no todas oro porque aunque bien parezcan, veneradas del silencio son más que su decoro; pues juzgo en el mejor, que no sacadas a luz parecerán, a lo tesoro que escondido se piensa es más que hallado si hallado menos es, que fue pensado». «¿Vistes del ama en brazos, cuando llora como a besos comiéndose el chiquillo que a una manzana que le dio en tal hora soltó alegre en sus manos el cuchillo? Diréis que no una vez porque le adora y teme no se corte sin sentí[r]lo: ¿y espada a mí me dais porqué de gana Paris suelte de oro la manzana?». «¿Esto es tenerme amor, o, aborrecerme? ¿quererme los peligros, o, excusarme sinsabores al gusto, por ponerme crueles riesgos de un filo en que cortarme? ¿De yerro acaso plato vais a hacerme en que si gana, y sin calor matarme pueda el duro manjar, que aun digiriera mal, hambriento el voraz, entre ave y fiera?».

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«Este libro, Señor, que alzo arrojado contra el suelo por dura mano vuestra y que dé la de la Fama descuidado recibí, y me enseñó por él maestra; en su jaldre de oro lo arriscado como en listones carmesíes, dé muestra la sangre me haga horror que se derrama no la con que la letra entra a la Fama». Valiente iba Xavier con sus razones del Jasso a romper más por lo valiente que en pie ya le miró de a lo escuadrones y aun le vuelve a mirar de a lo impaciente; con que un rato suspenso, suspensiones de rayos fue en sus ojos lo prudente cuando sin más hablarle que en mira[r]le se fue así y le dejó, y a mí él que calle. 140

4. Argumento para el cuarto canto Parte a París, si el Jasso antes que parta hace de un crucifijo se despida, bien ya, que va camino, embravecida cuadrilla salteadora de él le aparta. 5

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Y por espesa selva, que aún no harta calle se abre difícil por oída le meten dos airadas de la vida que él a profesar va, como en su carta. Cuando el fuego que prende, por lo espeso a que apagarle acudan les obligue y el incendiario busquen de ellas preso. Huye él y escapa, que a correr consigue, como ya catedrático, en progreso de un saber, no en Ignacio, aunque le sigue.

Canto cuarto En París, sus letras, grados y cátedras 15

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A la manera que el rosal armado de punta en blanco, en puntas aceradas se opone a que el capullo en sí cerrado del sol sea ya abriéndose alboradas; y ya abierto a pesar de lo arriscado en tanta espina a tropas ordenadas como por picas flor rompe hazañosa no sin sangre victoria, pues ya rosa. A la manera, que al lucirse el día con el Sol que a salir va por su Oriente batalla le presenta niebla fría no que el valiente, mas sí el más valiente; pues vencida del sol se deshacía de que ni en agua vencedor consiente a tal desgracia se resuelva, en hora que viene a ser mayor, pues ni se llora. A la manera que del Sol conquista es y fue ave imperial por lo ordenada en sus ojos ejércitos a vista que en huida la luz ponen bien mirada; si a encontrarse no hay fuerza que resista en una u otra de su ardor bañada y envuelta en sangre de arreboles rojos queda en el campo el campo por los ojos. A la manera que en ardid de caza celada al pajarillo armó la liga en que a lo prisionero le embaraza la libertad con cárcel enemiga; y de guerra tan dura si por traza de su pico se vale, a instancia amiga que rompa del alambre opresión dura, ¿cuántos no es ya en su voz de su ventura?

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A la manera pues que el viento osado de la tierra se mete tan adentro que arrompimientos se obligó empeñado de un no su centro, a huir para su centro; Xavier así del Jasso violentado cual flor, aire, avecilla, águila dentro de luces, redes, púas, montes, sale resuelto a he de saber si el saber vale. Con que a París camina reducidos ya de aquella entereza belicosa sus padres a quien vio sin dar oídos más que a trompa marcial poco amorosa; si en ellos sueña a darse por vencidos de tan superior fuerza como honrosa digo, de inclinación de arcabuz puesta que al disparo ha de ser, sea, es su respuesta. Dispuesta la recámara la gente ya apuntó como el hayo, como el ama las mulas a la puerta, a lo impaciente de los mozos la prisa que ya llama: «¿qué se aguarda? –dan voces– ¿que se ausente cansada de esperar la rubia llama? ¡Presto! Vamos de aquí; por Dios muy bueno sea hoy no un Sol camarada, y sí un sereno». Junta la parentela toda en ala a despedirse espera del que adora que un bocado tomando en pie, a la sala salió cual nunca abril galán de flora; como en fin de camino, tan de gala que por octubre es mayo desde ahora, flores del sol avista en sus melenas rosas de cara, en frente de azucenas. Herreruelo, calzón, ropilla, al uso entre color leonado, y rosa seca de la mezcla sombrero que dispuso menos de triste en sí que en otras peca;

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más que Castilla, Holanda un Flandes puso de puntas por garganta y por muñeca, con bota justa a la rodilla en torno de rodillas las randas por adorno. Medio desabrochada la ropilla corre a un jubón cortina por delante que en campo azul celeste la telilla arroja en flores de oro al mes fragrante; bien que a la espada corre para asi[r]la por el pecho el tahalí no más galante, sonando al pie la espuela voceadora aunque hacemos: «¿Señor? ¡Vamos, que es hora!». Iba a abrazar a deudos, a parientes cuando llamado de su padre entraron con él al oratorio los presentes donde al que le querrá respuesta hallaron; porque corridos velos transparentes con luces el altar menos no echaron las del sol al morir del padre el hijo614 pues bien sin ellas ven un crucifijo.615 «Ya que os partís, Francisco, a mí disgusto, –tierno el viejo le dice–, y tanto os quiero, que os despidáis, de vuestro padre es justo y de él la bendición toméis primero; no os digo que de mí, si bien ajusto viéndoos irme dejáis cruz en que muero si del que veis, porque veáis que os cuadre

614 Mateo 27, 46: “Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: «Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?»”. 615 [Estaba vinculada a la casa de Xavier esta imagen, que sudó después sangre tantas veces cuando el santo padecía algún trabajo grande en la India] “Está una capilla en el palacio de Xavier, que es la casa a do el S.P. Francisco nació (solo entre todos sus hermanos) en la cual se guarda un devotísimo y antiquísimo crucifijo, con quien los naturales tienen gran devoción. Sucedió pues en esta capilla un espantoso y admirable prodigio. Después que el Santo Padre Francisco entró en la India, todas las veces que en el discurso de su vida le sucedía algún trabajo, sudaba el Cristi por aquel tiempo. Y echaron de ver esto los de casa por las cartas que el Santo Padre Francisco escribía a sus hermanos y parientes” (Turselino 1620, 261).

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más que os soy padre en mí, que allí os es padre». «Como también Maestro que os enseña desde su cruz por cátedra en que arguya ser la letra que a letra os empeña la que con sangre entra, y sangre es suya; de un Doctor de las gentes os sea seña616 de lo mucho que supo, que en vos huya mas que él supo saber, que a Cristo amado y ese, que a estudiar vais, crucificado». «Si este libro hojeáis que os pongo abierto que muy docto seréis, yo os lo aseguro, fijad esto en el alma que os advierto: ¿sabiduría buscáis? Ya os la procuro; ¿hallarla pretendéis? Miradle muerto, sabiduría es del padre inmensa os juro que cuanto hay que saber en él os libro, sed de un libro estudiante, y sea este el libro».617 «Tomás, el doctor Ángel se alababa que al doctor Serafín preguntó un día en qué libros lindezas se topaba618 como las que en sus libros escribía. Buenaventura respondió estudiaba en los que le mostró, mi librería es este crucifijo, dijo, amante que hace solo estudiante al estudiante».619 «Hijo, no la hay mejor que la que os muestro lleváosla hacia París muy en memoria

616 1 Corintios 2, 1–2: “Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado”. 617 Apocalipsis 5, 1: “Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos”. 618 [Ribadeneira, en las Vidas de S. Buenaventura y S. Tomás de Aquino] “ 619 Se trata del Flos sanctorum o libro de las vidas de los santos (1599–1601) de Pedro de Ribadeneira. La vida de San Buenaventura y la de Santo Tomás de Aquino se encuentran en la primera parte.

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y de Buenaventura (en que maestro se hizo y docto)620 su gloria, no otra gloria; saber mucho no os basta, si no es vuestro el proverbio tan suyo, en voz notoria de su nombre ventura, en que retuvo él ventura, os dé Dios hijo que él tuvo». «Maestro y padre os es como habéis visto con que de mí al volar ya sin pihuelas la cartilla os leí, presente un Cristo que de ella el Cristus es, pues vais a escuelas; y pues en vano a que no os vais resisto echaos a aquellos pies de un Dios que velas viento en popa de hinchadas ciencias pisa,621 que un saber, y no a humilde, es aire, es risa». «A sus brazos llegad que padre espera por despedida echároslos piadoso si abiertos como veis antes que muera muestra da de esperaros a lo ansioso»; con la cabeza que inclinada, fuera de que dice os alcéis, dice amoroso: «toméis esta palabra de su labio temedme, hijo, pues vais, hijo, a ser sabio».622 Dijo; mas no Xavier que a la jornada solo atiende, y al coche en que la madre hasta una milla o más determinada con él quiso salir como su padre; la gente que adelante fue enfadada de que el coche aún no llegue, y contra él ladre vino a llegar, y aún tiempo al llegar hallo se apea Xavier, se sube allí a caballo.

620 Según Ribadeneira, también Santo Tomás estudió en París (Ribadeneira 1651, 428). 621 Véase la nota 582. 622 Proverbios 9, 10: “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, / Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia”.

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La prisa es tal, el fuego es tal que pone por caminar alborozado, en suma que cuanto al despedirse pasó, pone (la espuela que al ijar bruto) a la pluma; si a pasar de corrida se dispone de abrazos, y de lágrimas gran suma cuantas la madre vierte, el padre aviva, tras cada abrazo, que en llegando escriba. Partíose de sus ojos, despedidos ya de no verle más, y no engañados, tan en cruz por su ausencia de afligidos cuanto María y Juan de otra a los lados; si Juan Jasso y María por oídos623 en sus nombres así van pareados, que a un lado y otro de tal cruz se veía Juan allí él Juan, María acá él María. Cual suele siempre en ramo laureado de grande en solfa el colorín por chico todo un abril por plumas abreviado como un mes de las nieves por su pico; de él bandido del aire salteado digo de él alcotán a robar rico a un paso de garganta que da encanto colores mudar más que él es de espanto. Francisco así que ufano caminante va a meterse entre lises sabias flores ve que al camino le saltea arrogante brava escuela y más brava otra de horrores; si a márgenes del Tormes litigante del Henares a orillas por doctores que se apee a estilo dicen bandolero, véngase con nosotras caballero.

623 Juan 19, 25–27: “Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: «Mujer, he ahí tu hijo». Después dijo al discípulo: «He ahí tu madre». Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa”.

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De insignias de sus grados en sí ostentan la Salamanca, y la Alcalá lo bravo si del andar como en trabajo asientan por lo de sabias la hinchazón del pavo; abiertos capotones que desmientan capirotes que ocultan las que alabo zarpas de bocas de aquel contra, sumas borlas guedeja, de la hoja en plumas. Métenle por lo espeso y más fragoso de una selva de términos juristas, si en in lege Theopompus,624 nisi, orroso, digestis, pater quoties, textus, glistas in capite; eodem titulo, sí odioso; qualiter de rescriptis; glossa mixtas, authentica, porró, non observato párrafo; in dicta lege, in arrogato. Métenle aun más adentro por jarales de revesados nombres; por Felinos Butros625, Grachos626, Barbosas,627 Ancharrales, Parpalias,628 Bellamer, Rozas; Plumbinos629; Rebuseres, Corneos, Cinas, Lignales, Ancharranos630, Corsetis,631 Anchas, Sinos, Cujacios632, Zabarelas,633 Chiosis, Diagos,634 Fredes, Rebufos635, Tuberos,636 Mandagos.

624 Teopompo, historiador griego. 625 Juan Butrón (1603–¿?), abogado y tratadista de arte. 626 Tiberio Sempronio Graco, político romano del siglo II a. C. 627 Duarte Barbosa (1480–1521), escritor y comerciante portugués. 628 Tommaso Parpalia (siglo XV), jurisconsulto italiano, autor del Solemnis ac practicabilis Repetitio (1511). 629 Benedetto Barzi, conocido como Benedetto da Piombino (1340–1410), famoso jurista italiano. 630 Pedro de Ancharrano, jurista italiano del siglo XVI. 631 Paolo Cortesi (1465–15109 escritor y humanista italiano. 632 Jacobo Cuyacio o Cujas (1522–1590), jurisconsulto francés. 633 Jacopo Zabarella (1533–1589), filósofo italiano. 634 Francisco Diago (1562–1615), historiador y religioso español. 635 Pierre Rebuffi (1487–1557), jurisconsulto francés. 636 François de La Mothe-Le-Vayer, también conocido por el pseudónimo póstumo de Orosius Tubero (1588–1672), escritor francés.

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Como las de Bomblanch, Toriant, Mouliore (que Francia por sus selvas me refiere) Marson, Boursin, Loursaye, Dosaynore, Arduenna, de la Voyge, de la Fere; Boys de Mondon, Charnay, Sille, Bohuannores. Vuernad, Cousi, Vuald, Surene, Herede,637 Longoulney, Sanbenoy, Versay, Mortayne, Gierche, Recoygne, le Bomboys, le Mayne.638 Vocablos más entró de laberinto que en citas nombres de espesura entrados si tantos le son ya sustos que pinto cuantos a lo de en bosque en no escuchados; hállase dentro, un número indistinto de Parvas, Magnas, Tengativas, Grados licencias que a lo Sierpes se hacen solas temer (si se le enroscan) del que colas. «En llegando a dar, dicen, caballero en universidades lo estudiante del bonete ha de usar, no de sombrero como ni de color traje galante; diréis que a París vais, y pasajero la gala os dice bien por caminante, bien, pero por las dos que sin embargo de largo nos paséis, pasa de largo». «¿Cómo que tanto por lo sabia hermosa levantéis a París sobre los cielos que tan de academias la famosa ha de ser a pesar de darnos celos? ¿Tan de su amor, Xavier, vos mariposa que tras su fuego os vais en prestos vuelos? ¿no fuéramos las dos, y aun mejor llama

637 [Nombres de las selvas y bosques que hay por todo el reino de Francia, referidos de Atlas, en su cosmografía] 638 Es posible que el autor consultara la Cosmographia universalis (1544) de Sebastian Münster traducida por François de Belleforest (1530–1583) para las citas de las selvas francesas, como parece afirmar en su nota al margen.

244  Xaveriadas que ella es de vos, a alas de su fama?». 255

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«¿Cómo que me volváis (la insigne en cumbre de ciencias Salamanca, en cara, en ojos dijo en voz como en tono echa de lumbre) las espaldas, cruel por darme enojos? ¿con tal desprecio a mi tal pesadumbre? ¿tal al pasar por mí por sobre abrojos? ¿cuándo de ingenios por floridos rayos di más Mayos, yo al orbe, que así el Mayos?». «¿Cómo, y que yo, Xavier, de vos dejada de mi Henares en márgenes frondosas (dijo la Complutense despechada) por de un Sequana, o Seine639 azules rosas? Que en su color son celos laureada640 de verme más que en sí se ven de hermosas, si en tanto grado como doy colores ven doy lo docto, un mes, ¿mes de las flores?». «¿Cómo y qué por lo extraño sea lo propio desdeñado de vos, replica aquella? Esta réplica: «¿y cómo que lo impropio sigáis por vuestro antojo en necia huella? ¿cómo y qué el natural, que en mí os apropio dejéis la Salamanca inculca bella? ¿inculca la Alcalá cómo, y lo sabio por vos de Francia hoy más, de España agravio?» «¿Cómo? –juntas las dos embravecidas dicen– asidas bien de la persona por ciencias más de lejos, más crecidas que de cerca en las dos: ¿por qué en Sorbona?641 Tan lejos de ser mas por más tenidas en vuestra estimación que las abona

639 [Rio que corre por París] 640 [Capirote de maestro en Artes azul, de doctor en Teología blanco, en Cánones carmesí, en Medicina amarillo o dorado] 641 [Nombre de esta insigne universidad en Paris]

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por de opinión distantes, que ya es dejos de ella, si en vos, pintáis de ella los lejos». «¡No ha de ser Salamanca! –dice airada Alcalá– ¡no ha de ser! –dice ofendida– ¡ha de ser esta –dice– a lo restada lo que quiero ha de ser es otra oída; más un paso adelante a lo arriscada de mí no habéis de dar, y echa un por vida que hace temblar y estremecer la selva sin que él por do huya halle, o a quien se vuelva». Dé a lo crudo y dé el hampa, en traje, en gesto voz dé a lo airada vida o de emboscada le mira Salmantina a lo en digesto Cómpluto a lo en Porró mal encarada; esta de un brazo, estotra de otro el resto echan, pues de él, del mano, de la espada del vestido, despojo tal que anda cintura arriba un Flandes ya en Holanda. En tal aprieto hallándose el mancebo dispuso el Cielo un fuego que prendido por cuatro partes de la selva cebo vino a ser rayos antes que sentido; las salteadoras al asalto nuevo de incendio tal que cunde, y tal crecido a ir atajarle, sin Xavier por sumo ni se ven, ni ven más, que un todo es humo. Con que de él suelta haciendo alborotadas de la ocasión para escapar se vale ve que del incendiario en busca airadas no ven camino abrió, y al llano sale; en fin, medio desnudo, bien logradas vio de sus pies las plumas, y le vale si al huir su correr por diligente el miedo deja atrás, así a su gente.

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Por lo veloz saltando, ya o corriendo entre los de su edad tan celebrado642 que de un salto los pies allá puniendo al suelo en doce pasos no ha llegado; si a lo que de él salvó tanto ofendiendo por verse de sus plantas condenado a no las ha de ver sobre si huellas que salvarle, no de él es gloria, es de ellas. Si a desafío de saltos los mancebos al campo con él salen alentados tanto al parar se dan, y como nuevos que de él de parte a parte por pasados; si como al pie de él salta tan renuevos menores que su marca, y si atrasados tanto a un salto se aleja de ellos listo: «¿qué allí? ¿qué es de él? –preguntan– ¿quien le ha visto?». Tanta su ligereza fue que dudo nunca que al fin se vio de su carrera le diese pena si correr más pudo sino que corrió menos que pudiera; porque en aquello que dejaba, agudo que de él pueda decirse, considera después de correr tanto, si más puede otro ser que más corra, y ser no puede. Con que al modo que el geómetra dibuja o el astrólogo sabio en breve globo cuanto en grandeza un mundo sobrepuja o un cielo sobre atlante hermoso ajobo; así él pudo correr aun más, que puja al parecer no hay más, que corrió, improbó un mundo, un cielo es tal y tan de chapa que una esfera es con él, él corre, un mapa.

642 [A saltar y a correr nadie le ganó nunca, gracia de que se preció mucho en su mocedad especialmente el tiempo de estudiar en París]

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Si en su correr y en su saltar asoma delineación futura en que se aprecia de Venecia de un salto dará en Roma, como desde París dé otro en Venecia; desde su patria en otro si se toma con la India su curso que desprecia por el Japón de una corrida rara de otra hasta el china en que tropieza y para. No aquí, si a más correr por fugitivo hasta entrarse en París que arde la selva, ya el vuelo de mi pluma en lo que escribo en tanto que allá él llega, acá se vuelva; la curiosidad bien, quien fuese el vivo fuego que en ella así prendió resuelva él lo dice que es presto y no es despacio sí en Salamanca, y Alcalá fue Ignacio. Fue el incendiario, fue con quien ya dieron las salteadoras dos escuelas bravas643 que asiendo de él cadenas previnieron en que aherrojaron de su amor aljabas; y en vano les salió si aun más salieron que antes ardientes flechas como bravas llamaradas de espíritu que prenden tanto en las que las prende, cuanto aprenden. Este es el fuego arriba aprisionado cuando entre otras ciudades la Belona644 del Reino de Navarra a lo soldado en sus cadenas celebró Pamplona; digo en las que arrastró cuando llevado fue del francés al real que le aprisiona de unas pasando a otras de igual peso fuego en cadenas que al prender fue preso.

643 [Prendió tal fuego San Ignacio en Alcalá y Salamanca que las dos universidades le echaron en prisiones por incendiario divino] 644 [Supra. Canto I, numero, 1] Véase también la nota 33.

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Este el que allí nos dijo se ofrecía volver luego y volvió tan a las veinte que si se dejó el fuego le traía o sin su actividad, que nos la miente; y a otra voz, que a Pamplona dirigía le dice: «pues te precias de valiente, quien soy dirás»; y dijo él: «soy apenas»; cuando alzó con su fuego, y sus cadenas. Este el que Alcalá cátedra aplace sea en general de cárcel, y prisiones desde las cuales a maestros hace discípulos de oyentes corazones; que a doctores teólogos rehace645 de serlo a lo divino en sus liciones vimos diga el doctor a sus oyentes en prisiones a un Pablo, al de las gentes.646 Este él que allí jugando a la pelota de ilustre sangre un noble caballero más de sí le arrojó que si vota la que de viento es globo, y que el más fiero;647 si al pedirle limosna se alborota que quemado yo muera, el limosnero

645 [Óyeles en la cárcel un catedrático hablar de las cosas de reinas tan altamente, un catedrático de los más doctos, y vuelve a sus discípulos con asombro diciendo lo que los versos] 646 “Vínoles a visitar a la cárcel el bachiller Frías, que así se llamaba el provisor, y a cada uno por su parte le tomó su confesión. Dióle Ignacio el libro de los Ejercicios espirituales para que los examinase: y díjole que fuera del que allí estaba tenía otros dos compañeros, y declaróle la casa donde los hallaría. Mandolos el provisor prender, y poner abajo en la cárcel común, para que estando así apartados los unos de los otros no se pudiesen comunicar. No quiso tampoco Ignacio en esta persecución tomar de los hombres procurador o abogado que defendiese su inocencia que eran presos, no faltaron hombres devotos, de los muchos que a Ignacio solían oír, que los proveyeron abundantemente de cama y comida y de las otras cosas necesarias. Y allí donde estaba pasáronse algunos días de esta manera en la cárcel, y al cabo de ellos le llevaron delante de cuatro jueces, hombres todos graves y de muchas letras; los tres llamados Isidoro, Paraviñas y Frías, eran doctores. El cuarto era el provisor dicho, que se llamaba el bachiller Frías. Todos estos habían leído el libro de los Ejercicios, y le habían examinado con toda curiosidad” (Ribadeneira 1863, 108). 647 [Aquella noche misma del día que esto dijo a San Ignacio murió quemado vivo en su casa, y parte de ella con él]

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dice si serlo no merece, y luego a sordos no lo dijo, lo oyó el fuego. Este él que en Salamanca calabozos volvió escuelas mayores de paciencia no de despechos no, si de alborozos viéndose un Job graduado en esta ciencia:648 que al que Perpiñanés le escribe, en gozos le dicta esta lición de la excelencia que dice: «te deseo pues me infamas tú en Dios ardas de amor, como yo en llamas».649 Este él que aquí de amor de un Dios parece salamandra en su hoguera que por casa no alquilada la tiene si padece en ella propiedad de que le abrasa;650 de nuevo en ella edificando ofrece cuanto de azotes y de grillos pasa, de obras maestro sin que en una rife de cuantas con él malas alarife. Este él que aprisionado tanto cunde que de Alcalá, de Salamanca aun llega651 arrojando en París llamas que infunde

648 [Escríbele un enemigo suyo, que había de estar quemado vivo, y respondiole lo que dicen los versos] 649 “El año de 1546, un religioso que estaba en Roma, y se mostraba grande amigo de Ignacio, por cierta envidia y enojo que tuvo, se le volvió y trocó en grande enemigo; y se dejó decir algunas palabras pesadas, y jactarse diciendo, que había de pegar fuego en España a cuantos hubiese de la Compañía, desde Perpiñán hasta Sevilla, y envió una persona a Ignacio, que de su parte se lo dijese; al cual Ignacio respondió con la misma persona por escrito de su mano estas mismas palabras: «Señor: decid al padre fray N. que como él dice, que a todos los que se hallaren de los nuestros desde Perpiñán hasta Sevilla los hará quemar, que yo digo y deseo, que él y todos sus amigos y conocidos, no solo los que se hallaren entre Perpiñán y Sevilla, mas cuantos se hallaren en todo el mundo, sean encendidos y abrasados del fuego del divino amor, para que todos ellos viniendo en mucha perfección, sean muy señalados en la gloria de su divina Majestad»” (Ribadeneira 1863, 539). 650 [Préndenle y azótale en su casa otro hombre desaforado no pudiendo sufrir tanto espíritu] 651 [Juntase con sus colegiales en París el rector del colegio de Santa Bárbara con varas en las manos todos para azotarle. Por los muchos estudiantes mozos que gana para Dios; habló el Rector con tal espíritu que se echa a los pies del Santo y suelta él las varas como los demás]

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en juventud tan suelta como ciega; pues prende en ella, y tanto que redunde su incendio hasta el colegio que despliega irás en varas que sobre él no admiras si en la leña aun prendió, como en sus iras. Donde como en el coso el hosco bruto siendo de nombre en dehesas, por marcado poblado de garrochas le reputó por vuelto en espín fiera del poblado; que a un sacudirse lluvia al aire enjuto de rayos es rasgándose nublado si tras su delincuente al ir indicia va, en cuantas varas lleva a hacer justicia. Así al bárbaro estruendo que así acosa de Bárbara en colegio porque asombre652 con varas en su mano rigurosa tras Ignacio no fiera sino hombre; con alma y que ferviente a lo amorosa que echa fuego de amor hasta en el nombre, va tras sus delincuentes si reparas de justicia a que cruz tengan sus varas. Con ellas los prendió cuando aprenderle van a lo de ministros justicieros: «¡venga!» –dijo. La espada de ofende[r]le de ofenderle le entregan los aceros; y a la cárcel con él de obedecerle por de su voluntad van prisioneros no donde no vean luz, si a su obediencia

652 “Trató esto el maestro con Diego de Gobea, un doctor teólogo, que era el que gobernaba el colegio de santa Bárbara, donde Ignacio estudiaba, y era como rector, que allí llaman el principal del colegio; el cual de su parte hizo que el maestro amenazase a Ignacio, y que le dijese que le daría una sala, si no cesaba de desviar a los estudiantes de sus estudios, y traerlos como los traía, embaucados. Llaman sala en París dar un cruel y ejemplar castigo de azotes públicamente por mano de todos los preceptores que hay en el colegio, convocando a este espectáculo todos los estudiantes, que en él hay, en una sala. El cual afrentoso y riguroso castigo no se suele dar, sino a personas inquietas y de perniciosas costumbres. No bastó tampoco esta amenaza para que Ignacio aflojase en lo comenzado” (Ribadeneira 1863, 130).

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de justicia el sol ven, sol de clemencia. 455

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Quiso echar mano aquí del ya estudiante Francisco entre mayores celebrado si en la Filosofía vigilante de maestros por sabios laureado; como por lo teólogo, aun delante de sí mismo filosofo afamado tan lleno de sí mismo por su ciencia que fue a Ignacio justicia, resistencia. Hácele grande risa pretendiese como todos la espada le rindiera diciéndole en su cara se metiese por la punta que le hace si la espera; déjole por entonces como viese su vanidad restada, y que no era de asir de él ocasión, aunque lo siente cediendo al sentimiento lo prudente. En fin, de sí Xavier tanto pensaba y valer en el mundo presumía que una Mitra en sus letras no ajustaba que un Capelo a ellas grande no venía; la medida en lo sabio se tomaba y al justo una tiara se fingía; tan de altos pensamientos se propone que no cae de un sol es en que se pone. Antes toma la pluma que no suele y bien largo un papel, con orden parta sin dilación hasta su padre y vuele por el tenor siguiente de una carta;653 cuyo original vi, tal que me impele ya que por mi ventura pues fue harta a que en breve le ciña, porque en suma de tal pluma aun así, corta mi pluma.

653 [Guárdase por gran reliquia en el archivo de nuestro Colegio de la compañía de Jesús de Alcalá]

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«Aunque es verdad, Señor, no satisfago al deseo de saber de un hijo un padre a menudo escribiendo, ahora lo hago porque el débolo hacer más no me ladre; de mi salud que es buena caso hago cuanto se pasa bien, aunque sin madre, trabájase y no mal, pero a porfía andan en mí el trabajo, y la alegría». «Ya escribí como a rótulo tendido la palma en mi licencia he blandeado si antes por bachiller no competido yo antes que yo me la llevé de grado; el de Maestro en Artes recibido con capirote azul, y borla honrado, dije lo que costó; y el arriero se que vino, Señor, mas no el dinero». «Con que quedo empeñado en cantidades y aun de mis libros, he vendido algunos porque en los de mi porte habilidades y talentos, conmigo, en comer unos; si el sustentar lo honroso en las ciudades no es como por lo yermos, con ayunos; por donde mis honores, y yo vemos que a comer siendo más, menos comemos». «En mi la honra, ha de vivir pues quiso ser tan mi camarada, y ya me toca sentándola a mi mesa por preciso su plato sea a un pedir y de su boca; pídeme la propina, y se la guiso con el picante que a una sed provoca de un sea mayor que nunca, y como apele siempre a hijo de quien soy, nada me duele». «Veces que en París mil entro en su templo654 sobre las siete maravilla octava

654 Se refiere a la construcción de Notre-Dame de París.

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juzgo a excesos del arte que contemplo cosas en que aun la vista nunca acaba; cual su largo, su ancho, y sin ejemplo paredes de un Nembroth,655 ¿qué edificaba?656 pues puertas, pues columnas, pues capillas, campanas pues ya, ¿o al verlas? Ya ¿o al oí[r]las?». «En tan soberbia [máquina] me ensancho que pasos por lo largo mido ciento setenta más, más cuatro; por lo ancho sesenta, y por su altor, subo hasta ciento: de piedra en torno un coro en alto en ancho que uno y otro en relieve es Testamento, cinco y cuarenta altares se le cuentan columnas ciento y veinte, y aún revientan». «Sobre tres principales de sus puertas las que nos abren para entrar son once hombros a reyes en estatuas muertas si en exteriores oro, almas de bronce; campana es la mayor que a expensas ciertas inciertas es en quintales, si al esgonce oída a siete leguas, cuando a vuelo con brazos de cuarenta, por el suelo». «¿Quién no juzgara a exceso el de una obra que al paso que soberbia, y de extrañeza lo es en su coste cuando al culto sobra menos ostentación, como grandeza?657 Y es engaño, Señor, que en sí zozobra; no pudo menos ser, fuera escaseza cuando un rey fue el que obró, medir el gasta por no con quien él es, con lo que basta».

655 Nemrod o Nimrod, personaje bíblico (Génesis 10, 9). 656 [Gerardus Mercator Athlas, en su Cosmografia de provincia y reinos] (Mercator 1606, 151) 657 [Hizo a sus expensas este grandioso templo, Filipo Augusto. Año del Señor CXI, CXCI] Felipe II de Francia (1165–1223), llamado “El Augusto”, durante su reinado aportó muchas mejoras a París entre estas la construcción de la Universidad de París.

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«Hijo soy de mis padres, con anchura ande el gastar, por de altos pensamientos largo sea el despender, en la apretura la bolsa puertas mil, que hay lucimientos; de reyes ruede el oro en su escultura, campana por de fama en mis acentos que hasta el río me oigan de la plata columnas al honor, a quien de él trata». «Tal es en mí la falta que propuse que con la pluma es fuerza me haga gritos y por dineros clamé, pues me opuse a una cátedra y tal puestos edi[c]tos; que es de Filosofía, y leer dispuse tomando puntos hoy según sus ritos, si a horas de tomados veinte y cuatro me espera el mundo entero en gran teatro». «Forzosa obligación que no se excusa y el empeño mayor en que me hallo de un gasto que si grande el que se usa, con que de esto no más, Señor, ya callo; porque de largo el escribir me acusa como al pedir de un hijo el que vasallo cuanto a esto y no padre, a quien postreros oí de él, 0, guarde Dios, los de, 1, y tres ceros».658 Así la fecha allí de algarabía; Frances Xavier, firmando así firmaba,659 subiendo a leer de oposición el día que el pliego en alas del menor volaba; si al llegar a su padre, al ya le abría hoz lo escrito le fue que derribaba de paciencia gran mies, como adelante

658 [A postrero de octubre año de 1000] 659 [Ecce volumen volans, Zacaría 5: los Lxx: ecce falx volans, dice el verso del menor, por ser de los profetas menores, uno] Zacaría 5, 1–2: “De nuevo alcé mis ojos y miré, y he aquí un rollo que volaba. Y me dijo: «¿Qué ves?». Y respondí: «Veo un rollo que vuela, de veinte codos de largo, y diez codos de ancho»”.

Canto IV 551–616  255

diré en canto mayor cuando dé el cante.

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¿Quién no de oposición vio de su dentro lo pajizo brillar sobre las rosas? ¿quién no el punto sutil de un cerco centro imán hecho de líneas numerosas? ¿quién no entre espinas la azucena a encuentro despuntando de un más que ellas de hermosas? ¿quién no al sol entre astros? ¿quién no al alba? Ella entre aves más que a ella, ¿ellas salva? Que ya un Xavier opositor no mire del orbe en el mayor teatro aplaudido, donde a la escuela junta que le admire sea esta vez su non plus, si otras oído; de doctores lo sabio se retire de maestros lo docto, ¿a qué ha venido? de ingenios lo mayor, ¿de qué orgulloso? si hoy más docto un Xavier sabio, ingenioso. Ellos las rosas son, de oro él pajizo; las líneas ellos, él su centro, él punto; ellos espinas, él el que les hizo punta a lo de flor ser de todo asunto; astros ellos, sol él, que así deshizo la luz de a llano canto en contrapunto: ellos salva, él el alba, él de su dentro pajizo oro, azucena, alba, sol, centro. Para la lición pues los convidados del teatro ocupando el grave asiento por orden de lugares señalados no pocos que se ven del Parlamento; príncipes de la sangre entreverados de nobles un sin número, y sin cuento maestros, prebendados, y doctores en todas facultades los mayores. Por las ventanas altas apiñadas en calidad, y en religión personas

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por lo bajo en circuito de gradas gran población de espadas y coronas; si en pie estudiantes tantas oleadas de allá van, y acá vienen amontonas ruido es tal por Xavier, que en su grandeza ya es mayor sosegarse, porque empieza. De él su gesto en lo alto, si en la mano el bonete por el borla tendida de azul color, insignia como es llano el grado de maestro atribuida; de mudado algo el rostro, afecto humano adjunta tal si docta esclarecida de cuantos ojos blanco en tantos fijo docto, elocuente, como grave dijo. «Salve, Madre común del orbe, en ciencias como de ilustres héroes madre ilustre, de Bárbara660 colegio que a elocuencias no bárbaras, a bárbaros das lustre; Sorbónico esplendor sobre excelencias de diez661 con once más luces sin lustre por Francia academias, sí nombradas contigo aunque más, menos, comparadas». «Salve, Imperial Colegio662 por el Magno Carlo de cuyo nombre el tuyo exorno; pares doce de igual a reyes mano dando al solio, a sus sienes de oro adorno; colegio663 o tú también por soberano

660 [Collegium S. Barbarae, doctoribus, iuxta que discipulisque florentissimus, Tursellini, lib. 2 Vitae S. Xaver, cap. 2] 661 [Hay por todo el Reino de Francia 21 universidades sus nombres los siguientes: Parisiensis, la de Patiers, la de Nantes, la de Montpellier, la de Grenoble, la de Anchus, la de Lyon, la de Burdeos, la de Tolosa, la de Rems, Andagavenses Cadomensis, la Romana, la de Romás, Avinoniensis, la de Dola, la de Marsella, ita Gerardus supra] 662 [Fundó un colegio de doce iguales a los Reyes de Francia, Carlo Magno, llamados por eso los doce pares, o príncipes de la sangre. A estos toca ungir sus reyes, y ponerlos en presión de su reino] 663 [Fundó Juana que casó en Francia otro colegio de 56 colegiales navarros todos]

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para mis naturales real soborno sí cincuenta, seis más habilidades Navarra ostenta en ti, que en sí ciudades».664 «Salve de religión de Iglesia emporio o universal sagrado, en quien lo grave lo pío, lo católico notorio seguro es de la fe, de Pedro es llave; salve Senado regio, a que accesorio lo legislador es, cuando te agrave peso de tantos reinos, si de asombros no a un cielo, a cielos mil, sin mentir hombros». «Sobre los míos hoy –cubrióse y luego ya cubierto volvió–, sobre los míos del Filósofo al arduo texto llego que la suerte me echó, falto de bríos; si mi ingenio que añado se echa al riego de la razón más honda, fue desvío por ella al bracear, ¡oh, qué congoja! Si al ya la toca, ya, de sí la arroja». «De ánima en los libros el tercero capítulo allí el quinto, texto veinte665 el Achiles filósofo primero sin segundo entre sabios sabiamente; distingue y bien en nuestras almas fuero de entendimientos dos posible, agente, de aquel aseverando ser pasible luego inmortal, ¿no el alma incorruptible?». «Lo mismo al parecer parece enseña666 de Física en los libros, libro octavo como también por el tercero empeña

664 [Tantas ciudades tiene el reino de Navarra bien muradas como dice Gerardo supra por estas palabras: habet urbes manibus clausas quinquiginta sex] 665 [Aristóteles, lib. 3. De ánima c. 9 textu 20] Se refiere al tratado Acerca del Alma o Sobre el alma escrito por Aristóteles alrededor del 350 a.C. 666 [Aristóteles, Física, lib. 8, y lib. 3]

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tenaz así asentir su ingenio bravo; no menos por el libro que desdeña siendo de Metafísicas, que alabo667 ser segundo, y no antes, como el texto treinta y más, nueve más cápite sexto». «Bien que inmortalidad del alma nuestra si así no opuesto en él, o así encontrado más que evidentemente se demuestra por el libro no al uno al dos citado; capítulo tras dos, el tres, siniestra668 no cita para mi bien hojeado de generación pues donde disputa la raza que bestial prosapia es bruta». «Ya de antiguos filósofos, de autores modernos por de ingenio a lo de espuela siguen del primer rumbo los rumores sembrados de Epicúreos669 hechos muela; a quien Platón670, si acusa sus errores cuando tras ellos da, tras ellos vuela siguiendo así contrario su designio, sí, así Galeno671, y no, siempre sí Plinio»672. «Sintiendo que el filósofo engañado del alma apoya lo mortal no ajeno con su sangre Justino673 el laureado con Basilio el que en sangre uno es Niseno674: contra Eunomio teólogo llamado aun más que por su nombre el Nacianceno675;

[Aristóteles, Metafísica, 1, cap. 6 text. 39] [Aristóteles, Generación de los animales, lib. 2 cap. 8] [Antonio Rubio de Rueda, De anima, q. 3, n. 40] [Claudio Galeno, De tremore et rigore] [Libri qui iscribitur: Claudio Galeno, Quod animi more] [Plinio, Historia natural, lib. 7, cap. 55] [Justino, Martyr et Philosophi in sua paranesi] [Gregorio de Nisa, De Anima] [Gregorio de Nisa, Contra Eunomium libri]

Canto IV 674–724  259

el Teodosio676 escritor, Porcio el Simonio677 Nifo,678 Plutarco,679 Escoto,680 Erveo,681 Pomponio».682

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«Pero la mayor parte de mayores en número en nobleza señalados Filósofos estoicos, digo amores de su inmortalidad amartelados; tantos ya galanteos defensores en su calle por ella acuchillados que de sí, en lo mortal, al le retiran muertes tantas se ven cuantos se miran». «Las huellas de mi príncipe adorando (que por las almas juzga eternos bienes) Ferécides, Arato, Proclo, Ariando Pitágoras, Tucídides, Diógenes;683 Tales Milesio, Zoroastro, Elguiando Trismegisto, Anaxágoras, Parmenes,684 Tullio, Porfirio, Plotino, Cordione en Filebo, Platón, Timeo en Menone». «Que así mi autor Filósofo se alabe por lo eterno del alma de que escriba no solo en lo gentil, pero en lo grave de autoridad católica se aviva; si entre los muchos referidos cabe el Magno Alberto685 en quien Tomás686 estriba

676 [Nemesio de Emesa, De Natura Hominis] 677 [Agostino Nifo, De immortalitate animae libellus, cap. 1] 678 [Plutarco, De Placitis Philosophorum, c. 1] 679 [Plutarco, De Placitis Philosophorum, in lib. 4, dist. 43, q. 2., ar. 2] 680 [Plutarco, De Placitis Philosophorum, in lib. 1, dist, 1, q. 1 et quodlibet 1 q. 11] 681 [Hervaeus Natalis, De immortalitate animae] 682 [Simone Porzio, Libello de mente humana] 683 [Cita todos estos el Rodense (Antonio Rubio), De anima separata, q. 3 n. 44 y 45] 684 Parménides. 685 Las obras del Rodense que se citan son los famosos comentarios a la obra de Aristóteles [Ttt. 2 d. 18, q. 3] 686 [Tomás de Aquino, Summa contra gentiles, lib. 2, cap. 79]

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con Clemente,687 Eugubino,688Altisiodoro Ferrara,689 Fabentino, Olimpiodoro».690 «Bien que por fe durar si el alma mía perdurable es o no (como en el bruto cierto es ser corruptible) error sería de que no es mi cuestión ni la disputo; solo ingeniosa es hoy nuestra porfía sobre si por razón, digo atributo de lumbre natural no al alma nueva probarse eterna puede, o si se prueba». «Católicos autores asentaron ser difícil la empresa en su probanza por más que en su discurso se sondaron de demostración topen, ni esperanza; por donde en opiniones se anegaron herejes691 por el mar de su mudanza que unos parte mortal al alma quieren del todo otros que muerta, porque mueren». «Pero de mi sentencia, que divido en conclusiones dos sea la primera, el alma es inmortal; (atención pido) como el Ángel lo es no de otra esfera; pues por su creación lo recibido de Dios fue ser, que para ser no espera cosa fuera de Dios, que sea criada con que si por él fue, fue sin él, nada».

687 [Clemente Romano, Epístola a los Corintios, lib. 8. cap. 11] 688 [Agostino Steuco (Eugubino), De perenni philosophia libri IX] 689 [Francisco Silvestre de Ferrara, Quaestiones in libros Physicorum, lib. 8, lect. 12. et 12 metaphisicor. lectione 3 et sepa alib] 690 [Olimpiodoro, De Immortalitate Animæ, lib 1] 691 Mateo 22, 23: “Aquel día vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron…”. Hechos 23, 8: “Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu; pero los fariseos afirman estas cosas” (. [Postra haeretici quos refert Castro, 2 Lib. Adversus haereses verbo Anima, haeresi 2ª; circa annum 245, et circa annum 24; ut ex Agustino libri De Heresibus n. 85; et. ex Eusebio, Lib. 6 Historia eclesiástica, C. 27]

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«Bien de aquí duración perpetua infiere mi razón para el alma no educida de un material poder, que al bruto quiere como a su hechura en fin fin de su vida; el racional espíritu no muere como del inmortal hecho a medida pues parejas correr con él recibe viviendo aunque no Dios, lo que Dios vive». «Aun más de aquí eficaz formo argumento que en favor de las almas se rehace si prueba es de paciencia el ardimiento que en el leño destruye, porque hace; el alma a semejante sufrimiento impaciencias se halló cuando se nace de todo agente exenta, porque arguye en ella hizo el que hace y no destruye». «Bien que si del poder divino pende en ser y conservarse no pudiera ser de él anihilada, pero entiende que aunque bien, puede ser, de él no lo espera; porque es de Dios poder el que se extiende a anihilar un alma como él quiera pero asegura él no querrá, almas rudo ver para el mal se queda, en puede, él pudo». «Irrefragable apoyo es al intento del que primero en cuatro es coronista, donde del orbe el redentor aliento dio a los que de la fama doce alista;692 no temáis no les dice, a los sin cuento, que vuestros cuerpos matan, cuando avista del alma su guadaña nunca hiere, luego, ¿se embota en su inmortal él muere?».

692 Mateo 20, 17–19: “Subiendo Jesús a Jerusalén, tomó a sus doce discípulos aparte en el camino, y les dijo: («He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte; y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten, y le crucifiquen; mas al tercer día resucitará»”.

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«Luego de aquí por natural discurso693 lo inmortal de mi espíritu se alcanza pues a ser corruptible fiero incurso fuera como en el cuerpo en él matanza; luego si contra el alma cruel concurso de muertes no la alcanza, que a él alcanza como el cuerpo no es, si a él es la herida desgracia, y no por gracia a ella el ser vida». «Vida quiero decir por sola gracia y no naturaleza en que disuene si por su ser intrínseco tal gracia como el cuerpo dar vida el alma tiene; según que el Ecuménico por gracia694 del Espíritu santo, nos previene, Laterano el tercero, sesión (brava presidiendo un León décimo) octava». «A mi segunda conclusión viniendo no solo que sea el alma eterna esencia695 pretendido he probar, pero pretendo que ya es demostración, clara evidencia; porque de eterno mi entender creyendo no solo temeraria es impudencia, pero en la fe peligro conocido dudar si es o no eterno, lo entendido». «Pruébase del Filósofo que clama al modo del ser, siempre, el obrar sigue; 696 pues como mi entender obrar se llama y es del alma entender, su ser consigue; porque si de ella para obrar se aclama que de ella es dependente bien se sigue

693 [Antonio Rubio de Rueda, De anima, q. 4 n. 53. Unde coligo non solum temerarium, sed periculo sum esse in fide aserere, quod anima rationalis sua natura mortales sit et ex sola gratia, aut voluntate dei, inmortalis l. Duratura in perpetuum] 694 [Concilio Lateranense 3, sub. Leone X, Sectione 8ª] 695 [Rodensem vide ubi prox. n. 55, ex sententia, Scoti, et Caietani: et aliorum haut in ferioris notae] 696 [Aristóteles, diversis locis].

Canto IV 783–846  263

para entender del cuerpo no depende, ¿luego de sí? Que eterna es, ¿de sí entiende?». 815

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«Pruébase lo segundo, si entredicho entre los dos se ve de independencia pues para obrar el alma como es dicho del cuerpo no depende, es evidencia; puede apartada de él, luego en lo dicho de ella, clara se ve supervivencia que en solo Dios por dependiente estriba, ¿luego que vivirá lo que él le viva?». «Pruébase lo tercero, aunque el sentido mientras unida el alma al cuerpo asiste de cuantos hay objetos revestido tantas le envía especies cuantas viste; luego no tan sin cuerpo lo entendido ¿que entender sin él pueda? Luego insiste contra lo que probé, ¿lo que no niego? No está bien, y está bien, ni niego y niego». «No está bien si en posible entendimiento como espiritual es de torpes, rudas especies que eran, que despunten, siento como el de agudo, tanto ellas de agudas; si espiritualizadas por él, cuento cuántas sin él corpóreas, antes mudas ya en él para que bien él hable impresas lo bien hablado de él, de él por expresas». «Y está bien si durante el alma unida al cuerpo sea así de él administrada de que si concluiré ser de él servida no que educida de él sea su criada; que niego, aunque no niego reducida se vea para entender, a un cuerpo atada a ir con él, ¿qué ha de hacer? Prudencia es guste con él si ha de vivir con él se ajuste».

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«Con que está bien, y no está bien se arguya sea cuerpo porque al cuerpo a atarla llego con que no niego, aunque la veo tan suya sea inmortal, mas de él tanto que sea él, niego; con que se prueba lo tercero, en cuya probanza a lo evidente aun más me allego si de sentidos abstraída al robo obra el alma sin cuerpo en el arrobo». «Lo cuarto aun más se prueba a ese respeto si aquella entre otras más, potencia es noble que a más jurisdicción llega de objeto por ser general más que otros al doble; como se ve en la vista a quien sujeto le está más que al oído menos noble, luego es de entendimiento acción interna (que aun sobre lo que es cuerpo entiende) ¿eterna?». «Pruébase aun más lo quinto, si él que adoro Dios del alma por justo, y padre suyo (razón de él de la Grecia boca697 de oro que arguye así eficaz, y de él yo arguyo) al que le adora aquí, provoca a lloro, como próspera al impío, aquí no suyo; luego pues justo es, porque halla amigo para el alma será, ¿qué acá es castigo?». «¿Luego in mor?». Pero aquí Xavier sentido de elocuente paró porque llegando la hora al inmortal, fue interrumpido del Satis est; no al Satis acabando; si de la escuela empieza el repetido víctor tras otro víctor continuando tanto grave teatro sin su orgullo cabeceándose, el víctor, en murmullo.

697 [D. Chrysostomq, Hom. 4, De provid, Item, D. Clemens Roman. lib. 3, Recognit. Testatur, inmortalitatem animae, sub forma brevissimi, hulus. Enthymematis, ex ore D. Petri acceplsse. Si deus iustae est, go Anima rationalis inmortalis est?]

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Voto no le faltó si en Claustro junto la cátedra a sus méritos fue premio698 con que a caballo en triunfo en aquel punto las calles paseó no sin apremio; tal el concurso, y grita en el conjunto de lo escolar y secular, ya un gremio que no hay romper; al viva viva entona palma y el laurel, por cetro y por corona. De vuelta el Triunfador al apearse de Ignacio parabienes que le espera recibe con abrazos sin mostrarse astuto el cazador, si bien quisiera; mas quiso a la sazón disimularse en música de aplausos lisonjera cual para que a prisión venga, primero le es lisonja el silguero699, a otro silguero. Gran prudencia de Ignacio para entrarle a veras de lo eterno, y reducirle en lo bien que del alma hablara hablarle y por los mismos filos que hirió herirle; si de lo eterno que probó alabarle fue querer aun mejor que el persuadirle pues piensa hablarle al alma, y de ella oído ser con el gusto que él, de él aplaudido. Déjole así sabroso, y sazonado para otro en otra ocasión seguir su empresa, pocos días se pasan que a su lado risueño a Ignacio ve cuanto a él le pesa; piensa en que le querrá, y algo enfadado desentendido que le vio en su priesa

698 “Y porque en este tiempo le parecía estaba bien aprovechado en la lengua latina, entró en el Collegio de Santa Bárbara, que entonces florecía con muy buenos ingenios de muchos maestros, y discípulos que en él había, con propósito de oír primero Filosofía y pasar después a mayores ciencias. Aplicose al estudio con gran cuidado y vigilancia. Era incansable e infatigable en el trabajo con el apetito que tenía de saber. Y no había cosa que le estorbase su estudio, ni el juego, ni los pasatiempos, y entretenimientos de mozos, que suelen tanto estorbar” (Turselino 1620, 7). 699 Jilguero.

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dice entre sí al volver, que oye su nombre porfiar, que porfiar, ¡cansado hombre! «¡Oh Ignacio! –en su semblante todo humano Xavier vuelve sin ceño, en su osadía– ¡cuánto en veros me alegro! –ya la mano le toma y se la besa, repetía–: si en algo servir puedo, sabed gano lo que pierdo si luego no este día, no me queda otra cosa a fe de amigo (y entre sí) de que miento en cuanto digo». «Vuestro he de ser, seré siempre muy vuestro y a más ver, que a leer voy; tened –le dijo– Ignacio a esta palabra como diestro padre que piensa ser de tan gran hijo: si a leer vais, a leer voy también maestro»; «¿de quién?», Xavier replica. Ignacio fijo en Dios, le respondió: «de vos lo espero»; «¿de mí?», riyóse, y más que ríe, severo. «Necia empresa –resuelto dice– ¡oh cuánto sin fruto perderéis conmigo tiempo,700 sin oíros a vos sabré ser santo! Y sin él me enfadáis cuando sea tiempo; muy prudente seréis, pero me espanto no queráis de mi edad el pasatiempo que antes de santo vos, se os fue en verdores bueno a fe, sea yo frutos sin ser flores». Fuese, y tan de desvío, y de desaire que al Ignacio se dejó frío, y fervoroso si más creció su fuego con el aire de aquella vanidad soplo furioso; mas vuelto a Dios espera que el desgaire

700 “Tenía Xavier un vivo y agudo ingenio, pero dócil y tratable, aunque la comunicación y amistad con otros mozos había estragado algo su buen natural, y así comenzó a sentir mal, y a hablar libremente de Ignacio, y de sus santidades. Pero Ignacio con los beneficios, y buenas obras que le hacía, le procuraba atraer y ganar” (Turselino 1620, 8–8v).

Canto IV 909–942  267

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desprecio si con él fue riguroso para Dios no, que con su ayuda en tanto que hará otro el canto sea, otro él sea y santo. 116

5. Argumento para el quinto canto La indignación del Jasso represento que hace al abrir del pliego, en que insistía por dineros Francisco, a tiempo, y día que otro a favor recibe de su intento. 5

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Si la hija mayor, que en su convento ilustre, porque en él, porque en Gandía con impulso del cielo, le escribía lo largó en dar ajuste al sentimiento. Redúcese ansí, a hacerlo, y reducido por Ignacio Xavier, a que le imite entre cuatro novísimos metido. De ellos sale tan otro, que desquite Tal es, con lo que es ya, de lo que ha sido que él que fue, aun en ficción, no se permite.

Canto quinto Enternécese el corazón de Francisco, a eficacias de un fuego como el de San Ignacio 15

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No invocó las Castalias, Hipocrenes,701 las Cirreas aguas, ni la compañía de Polimnis, Eratos, Melpomenes, su canto grave, y dulce melodía; no que me ciña las indignas sienes el laurel que lloró el autor del día702 si, –¡oh cielo!– en cantar glorias a tu gracia mi, el de Esmirna ella sea, ella el de Tracia. De él manchado de labios por los míos703 pase el que Serafín al altar pasa trastórneme el brasero en ellos fríos cuantas brasas en él, ¿qué es una brasa? ¿qué una y dos veces sobre mí los bríos del Profeta incendiario cuando abrasa?704 ¿que en su carroza el mismo ruando el viento si al doble hoy de su espíritu no siento?705 Inspíreme el divino que amoroso lluvias de fuego fue sobre encerrada706 familia que le espera en sonoroso espíritu retórica abrasada; grandezas con su aliento fervoroso hable, yo a lo apostólica admirada

701 En la mitología griega es un manantial consagrado a las Musas. 702 Salmos 37, 35–36: “Vi yo al impío sumamente enaltecido, / Y que se extendía como laurel verde. / Pero él pasó, y he aquí ya no estaba; / Lo busqué, y no fue hallado”. 703 Isaías 6, 6: “Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas”. 704 Salmos 83, 13–14: “Dios mío, ponlos como torbellinos, como hojarascas delante del viento, como fuego que quema el monte, como llama que abrasa el bosque”. 705 Isaías 64, 2–3: “Como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas, para que hicieras notorio tu nombre a tus enemigos, y las naciones temblasen a tu presencia!”. 706 Ezequiel 38, 22: “Y yo litigaré contra él con pestilencia y con sangre; y haré llover sobre él, sobre sus tropas y sobre los muchos pueblos que están con él, impetuosa lluvia, y piedras de granizo, fuego y azufre”.

270  Xaveriadas de tantos elocuencia de un Dios tanto, ya en lenguas como de él, yo de mi Santo.

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De aquella Majestad que se eterniza en metro heroico tan divino en suma que cuanto su palabra solemniza707 tanto rasguea de lengua, como pluma; rasgos sea hoy de mi afecto si en la liza de corazones dos entrar presuma valiente y diestro en ellos escribano de un David de la pluma, y de la mano. Al favor pues que por divino supo de Ignacio en pecho amante su instrumento hablar así aun Xavier, en quien ocupo primero ya, segundo entendimiento: «discurso digo y pluma, pues me cupo tan alta como a él suerte de su intento, en mi ayuda sea hoy, Ignacio digo sea como con él Dios, Dios y él conmigo. Al padre omnipotente humilde invoco que ya un Xavier por obra de su diestra sujeto da a la pluma que provoco a que alarde haga de él, haga de él muestra: deme, deme el espíritu que toco por suyo cuando santo en la palestra de un entro ya a hablar de él, mal si él no ayuda que entro, que entro en Xavier, Xavier acuda. Al Jasso pues el propio con el pliego llega, y de él recibido la cubierta rompe, y arroja, en pie que hallarse al fuego de una francesa chimenea acierta; culpa la letra de no clara, y lleg[ó] como ya es viejo a presumir, más cierta la falta que en la carta esté en sus ojos

707 Salmos 45, 1: “Rebosa mi corazón palabra buena; dirijo al rey mi canto; mi lengua es pluma de escribiente muy ligero”.

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pues para leer sacó caja de antojos. Al ir leyendo, para sí, el semblante dice lee (él quedó bueno) en su alegría, como al llegar (al pido) de estudiante según que se demuda Etnas se ardía; hiciera añicos el papel delante de su fuego y la lumbre, si a porfía los dos por los pedazos, no agraviara (por complacer al fuego) al de su cara. En cólera encendido, alborotado pasa al retrete en que su Esposa hacía labor con sus mujeres: «¡leed!» –turbado– «leed, señora, esa carta –le decía–; de ese mozo veréis el desenfado con que dineros a pedir envía, entra al estudio, aun ola, que vocea si el paje escribe, él dicta, él se pasea». «¿Decís, Señor? La vuestra he recibido, recibido, y con ella igual enfado, enfado, al desenfado que os he oído, oído, en un pedir desbaratado, desbaratado, y tanto que ofendido, ofendido, os mostráis tan arrojado, arrojado, pidiendo cuanto infiero arrojáis a pesar de mi dinero». «Decís que os empeñáis, ¿yo cómo quedo? Que aun los libros vendéis, vendéis, os juro, juro, como quien soy, que por vos puedo, puedo, hacer ya otro tanto os aseguro. Tan pobre me tenéis, tenéis, que al quedo si de él como quien sois, gastar procuro, procuro, llegue el gasto a tanto y puede que ni el quien soy, ni aun el quien sois os quedo». «Por donde decí[s] –aparte al paje vuelto– luego que a vuestras manos esta llegue,

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llegue, de obligación os quiero absuelto708 que es fortuna, y no es bien conmigo juegue; mas no os quiero estudiante, estoy resuelto, resuelto, a que os quietéis, y yo sosiegue volveos a vuestra casa, casas, y luego, luego, al llegar aquí le llega un pliego». La letra, y sobre escrito le declara ser de su hija mayor, que sin lisonja709 mayor era en virtud hija de Clara de Gandía en su convento ilustre monja; que a la sazón por su prudencia rara cuanto de discreción abierta lonja abadesa era y madre esclarecida, bien sobre su gobierno el de su vida. Entre hijas o espinas de aspereza710 azucena fragrante a fervorosa que hay duda si en ser flor de la pureza fue más que ellas, o que ella, ellas, hermosa; pero si a la verdad de suma alteza como entre tantas flor fue milagrosa fue en bellezas, de espíritu divinas si hijas ellas, flor madre ella, entre espinas. Por tierra tan de abrojos tierna pisa cuanta es su austeridad a lo de zarza de donde Dios como a Moisés lo avisa

708 “En este ínterin viendo Don Juan de Jasso padre de Francisco, que gastaba su hijo muy largo, por no parecer menos que otros estudiantes nobles, con quien vivía, trató de volverle a su casa, y quitarle de los estudios” (Turselino 1620, 7). 709 “Este era el tiempo en que Sor Madalena de Jasso hermana de nuestro Francisco (de quien para apoyo de este punto dejamos hecha mención) gobernaba como Abadesa el monasterio de Santa Clara de Gandía en el Reino de Valencia” (Turselino 1620, 7v). 710 [Cantares, 1]. “Entendiendo esta señora el intento y determinación de su padre, y teniendo revelación de Dios nuestro Señor de quien había de ser su hermano Francisco, suplicó muy encarecidamente por una carta a su padre Don Juan de Jasso, no quitase a su hermano del estudio, sí que le proveyese de todo lo necesario para que le prosiguiese en Paris, aunque se empeñase para esto” (Turselino 1620, 7v).

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que Tierra Santa es, llegue a él descalza;711 donde entre llamas mira por divisa de un amor cual la muestra, en que la alza a que la gran visión que vio eternice por carta que abre el Jasso y que así dice.

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«María, Jesús, Joseph –escribe encima y abajo luego aparte comenzaba–,712 Padre y Señor, Jesús que el alma estima y en la de todos more, y de esta esclava; si por de tal Señor de alguna estima flecha quiere que hoy sea de su aljaba (bendito él sea y su amor) en breve suma blanco el papel de un gran favor, mi pluma».

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«Sé que es su voluntad que así lo escriba pues por voluntad suya que enamora de él entendí (¡oh gran Dios! que aún se esquiva de mí y tan miserable y pecadora); si bien aunque por cartas se me escriba cuanto gaste en París tras cada hora Francisco ocasionando acá en su casa los gastos de inquietud, que halla, él, sin tasa». «Ponérsela no es bien ni congojarse de que envía a pedir, Señor, que pida pida, y cuanto pidiere en enviarse sin la menor tardanza que lo impida; aunque todo se venda, aunque a quedarse venga por puertas nuestra casa y vida por gran merced de Dios, dije he entendido713 que otro es su Apóstol ya vaso escogido».

711 “Éxodo 3, 5: “Y dijo: «No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es»”. 712 “Porque ha de ser (dice) un gran Apóstol del Oriente, y de un nuevo mundo. Esta carta se guarda el día de hoy en el Palacio de Xavier. Y el suceso mostró después la verdad de esta profecía” (Turselino 1620, 7v). 713 Hechos 9, 5–7: “Él dijo: «¿Quién eres, Señor?». Y le dijo: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón»”.

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«Vaso el que de la Esposa derramado sobre el indio gentil, por todo Oriente714 será en el olio de aquel nombre hallado que mancha no, que manchas no consiente; sol tan esclarecido que asombrado aun en su Oriente al sol deje Occidente, ya a lluvias, y ya a luces en sus vuelos715 quien mundos, a una, anegue, inunde cielos». «De paloma, ¡oh, quién alas me prestara!716 ¡de Serafines dos, las dos que baten!717 las seis, ¡quien de los cuatro, cuatro en cara718 que en Chobhar, como en Patmos se combaten! 719 ¡quien las de la mujer Águila rara que al sustento por páramos la abaten! Volara yo a París, volara, y sobre que importuno en pedir él es, yo pobre». «Del príncipe se llama hija querida la que en sus pasos de hermosura es huella720 y es porque en su largueza conocida al paso que ella pide da los que ella;

714 Cantares 1, 1–3: “¡Oh, si él me besara con besos de su boca! / Porque mejores son tus amores que el vino. / A más del olor de tus suaves ungüentos, / Tu nombre es como ungüento derramado; / Por eso las doncellas te aman”. 715 Ester 10, 1–2: “El rey Asuero impuso tributo sobre la tierra y hasta las costas del mar. Y todos los hechos de su poder y autoridad, y el relato sobre la grandeza de Mardoqueo, con que el rey le engrandeció, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Media y de Persia?”. 716 Salmos 55, 6: “Y dije: «¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría»”. 717 Isaías 6, 1–2: “En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban”. 718 Ezequiel 1, 5–6: “y en medio de ella la figura de cuatro seres vivientes. Y esta era su apariencia: había en ellos semejanza de hombre. Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas”. 719 Apocalipsis 5, 6: “Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra”. Apocalipsis 12, 14: “Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo” 720 Cantares 7, 1: “¡Cuán hermosos son tus pies en las sandalias, oh hija de príncipe! Los contornos de tus muslos son como joyas, obra de mano de excelente maestro”. [Otra versión: Filia Sponta dantis et liberalis. En Gisler y Sanch.]

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luego, Padre y Señor, que por él pida hermana yo a un andar de su querella y vos no como un príncipe en dar pasos de hija yo, hermosos yo, ¿cómo y si escasos? «Negra me llamaré, de hoy más no hermosa si en dar no me da el sol de lleno, y tanto721 que vuestra vea en Francisco generosa renunciación de bienes, cuánta el santo; de santidad (¡ay Dios!) tan prodigiosa que él que es un mundo lo que gasta, espanto a mundos mil será según destaja para él serán lo que es una migaja». «Sabe pues bien la Majestad divina que esta celda dejara, y me pusiera722 yo misma yo en camino peregrina y a los pies de mi hermano a echarme fuera; pues si por sacerdote que adivina mi seráfico padre, al lego espera a que pase, y le adora, yo que escucho Xavier seglar, que apóstol será, ¿es mucho?». «Mucho que a lo de Iglesia primitivo a los pies apostólicos echados viera yo, Señor, bienes, en que esquivo ¿os veo y duro cuanto ellos endurados? No enojemos a un Pedro tan al vivo,723

721 Cantares 1, 6: “No reparéis en que soy morena, / Porque el sol me miró. / Los hijos de mi madre se airaron contra mí; / Me pusieron a guardar las viñas; / Y mi viña, que era mía, no guardé”. 722 [San Bonaventura, In vita Sancti Francisci. lib. 2. c. 4] 723 Hechos 9, 10–17: “Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: («Ananías». Y él respondió: «Heme aquí, Señor». Y el Señor le dijo: «Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista». Entonces Ananías respondió: «Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre». El Señor le dijo: «Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gen-

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indignado en mi Apóstol por negados así de vos dineros, pues sería posible Ananía[s] al dar, ser su Ananía[s]». «Así que el labrador, su trigo arroja en tierra al parecer con desperdicio724 pues espinas le rinde, y no se enoja725 mas vuelve a otra otoñada a hacer su oficio: cuanto con esperanza de que coja (mayor agradecida al beneficio por buena tierra que será) tributos de él sin fruto una vez, diez veces frutos». «Mírese pues, Señor, en que si gasta tanto, y tanto, que tanto se encarece726 la labor de este campo, a quien no basta un tesoro, otro esconde, y tal que ofrece, cuanto tiene, el que es hombre que se gasta en su preciosa compra, y más merece; pues unas Indias halla, halla un tesoro que plata será en voz, en amar oro». «Que más glorioso empleo para un padre que con un hijo ser, hijo, al nacido de Padre eternamente, aunque sin madre727 de Madre aunque sin padre, parecido;

tiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre». Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo»”. 724 Mateo 13, 20–23: “Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa. Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno”. 725 Luca 8, 14: “La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto”. 726 Véase la nota 438. 727 Juan 10, 10: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.

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digo a lo de un Dios hijo porque cuadre que no solo a lo de él, en lo medido sea porque por él tenga, pero en Francia bienes por vos, Francisco, en abundancia». «Si prodigo os parece en lo que hunde de hacienda, y más hacienda bien sería pues que su padre sois, al doble funde728 de amor en él vuestra largueza y mía; que si pródigo, en fin, pródigo infunde cuando vuelva, ¡oh gran Dios! Santo algún día su prodigalidad en vos, con priesas besos, músicas, galas, brazos, mesas». «¡Oh, cómo ya desde mi celda pobre está mi carta en vuestras manos veo! ¡oh, cómo, Señor, ya sobre ella, y sobre que una vez la leáis que otra vez creo! ¡oh, cómo que mil ya cien mil se cobre en lágrimas de gozo el rico empleo729 la dracma hallé diréis, ¡oh hacienda! ¡oh bienes! Bienes pues para él ya, mis parabienes». «¡Oh, cómo ya esté bien de mano en mano leído de vos procuraréis que ande! ¡oh, cómo ya la admiración no en vano por grande que será no será grande! ¡oh, y cómo a volar iba en soberano

728 Lucas 15, 1–7: “Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este a los pecadores recibe, y con ellos come». Entonces él les refirió esta parábola, diciendo: «¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?». Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso; y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: «Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido. Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento»”. 729 Lucas 15, 8–10: “¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: «Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido. Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente»”.

278  Xaveriadas impulso aun más allá que por él mande quien me manda ya cese y que corrija que a exceder fui, en que firmo: “Vuestra hija”». 255

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Bien como a la manera que impelidas hojas en blancos álamos, destrozos antes del euro, ya favonio, oídas verdes son, blancos son, son alborozos; al Jasso así indignado repetidas de carta tal razones, tantos gozos le fueron cuantas lágrimas vertía sobre sus letras más que ella traía. Enternécese el viejo, persuadido a la verdad que de su hija escucha si en opinión de santidad ha sido para con el mayor, que en otros mucha;730 serénase de enojo concebido en entrañas de cólera, que lucha con la carta en que víbora se enoja si con ella va al fuego en que la arroja. «No más, hijo, no más con vos despegos bañado en llanto –dice–, aquí abrasadas queden las que escribía a vuestros ruegos no bien vistas razones, bien miradas; como ellas consumidas en mis fuegos hoy se ven a mis ojos, hoy ahumadas sean desde aquí a los vuestros ¡oh, hijo mío! No de que no enviaré, de que ya envío».731 Fue así desde este punto que respeta muy de veneración al hijo, y tanto cuanto la carta que en sus manos veta

730 Hechos 28, 3: “Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las echó al fuego; y una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano” 731 “Con esto el padre que estimaba mucho la santidad de su hija, se determinó enviar a Xavier todo lo que había menester para proseguir sus estudios en aquella Universidad” (Turselino 1620, 7v).

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es de Hija santa, y de él que será santo; pues por reliquia en guarda la naveta fue de un rico escritorio;732 envuelta (en tanto que el tiempo la descubra por tesoro) en telilla, gran campo a flores de oro. Todo es ya prevenciones por criados que o de los unos cobran los corridos o a otros, piden amigos, o prestados en cantidad dineros traen floridos; si estos no los bastantes, empeñados de paredes y dueños los vestidos que o son, se ven, o fueron de sus bodas la plata toda y más, las joyas todas. Junta en oro gran suma, el Jasso envía (aunque lo más en letra) al gentil hombre de su casa bel flor, de quien más fía que volando a París parta en su nombre, como el de la madre (en quien se vía ya el amor devoción, de un más que hombre) regalos, ropa blanca, que a él en suma lleguen, bien que antes yo, si antes mi pluma. Pues antes en París, que a París llega con cartas, con regalos, con dineros el bel flor gentilhombre, ella despliega prestos vuelos, por prestos que él, primeros; si con Xavier dichosa de sí entrega aunque leve, aunque pluma, en no ligeros discursos, que hace de él sobre él suaves devotos, tiernos, fervorosos, graves. Gracias doy a los vuelos de mi pluma que así en París poniéndome de un vuelo las palabras que hoy de gloria suma cual de un arrebatado al tercer cielo;

732 “Esta carta se guarda el día de hoy en el Palacio de Xavier. Y el suceso mostró después la verdad de esta profecía” (Turselino 1620, 7v).

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de apostólico Ignacio, un Pablo en suma733 que oye a un Xavier, si gloria de su celo gloria que al volver de ella le enmudece, si en ella aun más, lo inaccesible crece. Resístesele aun más, Xavier más lleno de lo que piensa ser, que nunca ha sido pues tanto el frenesí le quita el freno734 que aun no cortés siquiera es comedido; «que este buen hombre, dé –dice–, ¡y qué bueno! (Así entre un sí es no es, de sonreído) ¿en que aunque pese al Diablo he de ser Santo del mundo risa, de sus risas llanto?». «¿Qué desgracia es pues por qué se ría que él que se ría yo llore? ¿o qué ruin trato es o fue para mí? ¿qué alevosía? ¿o de dos caras amistad de ingrato? Sé que sus glorias son mi fantasía y befa seré y mofa de quien trato por mundo leal, ¿a quién me debo hechura? ¿yo escarnio? ¿y en su cara? ¿y su hermosura?». «¿Al qué por mis dos sienes laurel ciñe pondré debajo de mis pies hollado solo a contemplación de un que me guiñe cuellitorcido Ignacio y muy mirlado? Que entre un se me sonríe, y de un me riñe mi hombre afecta ser, ¡gentil enfado! Que importuno me acuerde hombre eres hombre y un bozo puedo retorcer que asombre».

733 2 Corintios 12, 2: “Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo”. 734 “Después tocado de la mano de Dios se le entregó como a Padre espiritual, para que le rigiese y gobernase. Mas ay cuánto importa llegarse al servicio de Dios, desocupado el ánimo de vanos pensamientos, e impertinentes deseos” (Turselino 1620, 8v).

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Fabro735 su íntimo amigo, y compañero del bando ya de Ignacio que le oía, «Jesús y pues –le dice– ¿un caballero así ha de hablar de una virtud tan mía? Así de él que en hablar de ella, el primero (no digo yo en París, en cuanto el día con luz plateó) ¿qué se conoce? Uno soy, más por él, soy ya los doce». «Aunque más seáis mi amigo en esta parte si así habláis de quien bien os aconseja la lanza contra vos pediré a Marte su escudo a Palas, o a las dos su queja: flechas al Sagitario, y de su parte el arco al ciego Dios, que de sí aleja por nublos, o de abriles, o de mayos de un Dios, él tres, y de otro Dios, él rayos». «Vos Fabro, y también vos Xavier –replica–, si bien algo enojado, con el tiento que un que le quiere bien la espuela aplica sin que pase a su amor, el sentimiento; Ignacio, ¿en vos también? Que aunque bien pica no dará un paso más mi entendimiento si a querer como él, como vos tanto sabrá a carrera abierta irse a lo santo». «¿Vos aplaudís a un hombre que fue preso por lo que neciamente porfiado pretende que yo sea, y con exceso en Salamanca procuró azotado? Si aquí en París con varas, sin proceso en Alcalá entre gente adocenado que, ¿o sube con el Cristo la escalera o en ella el ladrón mar –su penca espera?». «¿Vos os acompañáis de quien, provoca la tierra el cielo?». Pero aquí llegaba

735 Véase la nota 186.

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colérico Xavier que se desemboca cuando una mujer grave hasta él se entraba;736 y no tan sin llamar que antes no toca, sino a la puerta al corazón que hallaba aúna y otra aldabada de este encuentro tan sin que ni un quien es digan de adentro. Digo que hasta él se entró la cuadra siendo cielo tan a lo impíreo, en su presencia que en él se imaginó Xavier viviendo y aun bien no ve su cara a lo de ausencia; porque sobre ella el manto era escondiendo como manto es de gloria la eminencia de un rostro que por bello no percibe737 quien vivir quiere, y si leve no vive. La cual volviendo a Fabro que la mira con mano más de nieve que el mes cuaja y en copos a los campos pellas tira y en camisa los deja como él baja; en cada dedo un cielo por quien gira de una estrella a lo anillo de oro caja, que al meneo de sus luces halagüeñas si es a Fabro desvío, él a sus señas. Solos los deja apenas cuando armado738 se entra tras la mujer que dentro queda el de espada en su boca, el que estrellado cielo es, al rodar astros de su rueda;739 un semblante el que un sol todo turbado cuando más lo colérico remeda vulcanos dos en ojos como en fraguas

736 [Gloria] 737 Éxodo 35, 34–35: “Y ha puesto en su corazón el que pueda enseñar, así él como Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; y los ha llenado de sabiduría de corazón, para que hagan toda obra de arte y de invención, y de bordado en azul, en púrpura, en carmesí, en lino fino y en telar, para que hagan toda labor, e inventen todo diseño”. 738 [Juicio] 739 Apocalipsis 1, 16: “Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza”.

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que arden más, mientras más en su voz aguas.

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En la una mano un peso que en balanza740 lleva arriba subiendo, y trae bajando como justo el fiel, forzosa andanza741 de un id, ¡qué duro! De un venid, ¡qué blando!742 La horrífica, en la otra, semejanza743 de la trompeta música, avisando744 el que Dios es, de ejércitos, que reta por ella mundos dos, ella él trompeta. Cuando tras personaje belicoso745 como el dicho, se apea aun más horrible de un esqueleto bruto, otro espantoso que no sé si el caballo, o él más, terrible;746 pues ambos por igual, lo temeroso traen consigo en crujido perceptible de huesos, que cual más dudo es por fiero o, el posta, o por la posta el caballero. Cuyo mozo de espuelas a la puerta747 en custodia del bruto anotomía si una hoguera por barba, menos muerta llamarada en mostachos retorcía; de un negro su cabeza descubierta

740 Apocalipsis 6, 5: “Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: «Ven y mira». Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano”. 741 1 Corintios 15, 49: “Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial”. 742 1 Tesalonicenses 4, 16: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero”. 743 Mateo 25, 9: “Mas las prudentes respondieron diciendo: «Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas»”. 744 Isaías 6, 8–9: “Después oí la voz del Señor, que decía: «¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?». Entonces respondí yo: «Heme aquí, envíame a mí». Y dijo: «Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis»”. 745 [Muerte] 746 Apocalipsis 6, 8: “Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra”. 747 [Infierno]

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a lo de empelotado fuego ardía con geta tan de horror, que sin agravio sobresalía un infierno, en cada labio. Lacayo es de la muerte que por amo tiene el infierno que el infierno era el que a su Señor sigue, y que así llamo y en el zaguán desesperado espera; dentro la Dama que la Gloria aclamo como el juicio que dentro armada es fiera la sala hace temblar a un golpe extraña que con el cuento da de su guadaña. Muda Xavier colores, el cabello en pie y no por cortés, se le levanta bien que con tal visita tan en sello con la dama a quien mira, y más le espanta; que por el manto brujulea lo bello en que el ver de los dos fiereza tanta se le templa y galán, silla ha ofrecido a ella de cara, con los dos torcido. Pero no la tomó porque así vista como en enigma es gloria no de asiento, bien si al paso que insiste, y se resista a tomarla se entró en su pensamiento; donde tanta a pensar llega su vista de la gloria, que ya del aposento diciéndole esa soy, se va, y tras ve[r]la de ella, cuanto atrás él, pensando en ella. Cuando tras ella así, se encuentra el mostro que en el zaguán, ya en mozo, ya en caballo vio un infierno en cuadriles como en rostro o en talle el amo más, sin pregunta[r]lo: demúdase Xavier con quien arrostro piense en como tan flaco, y sin pensa[r]lo le responde el infierno, infierno en prensa le halla así, para sí, quien no le piensa.

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748 Calcañal.

Tras Xavier que el infierno así le sale sin pensar al encuentro y lo ha pensado la muerte a más andar porque le iguale «ten ese estribo» –dijo al mozo ahumado–; y sobre el bruto en huesos, con que tale costillas, dio a su carcañal748 mondado de guadaña (en un orbe y otro) espuela que sin decir, a Dios, vuela ella, él vuela. ¡Oh cuánto aquí Francisco pensativo quedó fuera de sí viendo que all[á] se entra a él la muerte tan callando al vivo cuanto a él vivo le deja en lo que calla! Piensa y vuelve a pensar, sobre el escribo que el infierno al morir tuvo y se halla con los que en vivir brutos vuelve duras de yerros penas, pues, las herraduras. Atónito al volverse a su retiro léase feroz del brazo el trompetero que a una voz que le da tanto es a tiro de un por el blando ya cuanto antes fiero; si a otra voz de trompeta cruel le admiro oído así y visto así, volverá espero a un Xavier, que a sus solas deja en prensa de un piensa lo que oyó, lo que vio piensa. No de otra forma que veloz el agua trae entorno la muela que revuelve así dentro de sí Francisco al agua de un echarse a pensar, da, toma y vuelve; ni de otro modo que soplada fragua sin número en centellas se resuelve Xavier a un pensamiento y otro es bellas chispas ya, luces ya, ya todo estrellas. Estrénase en la muerte el pensamiento que así delante se propuso horrible

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si en ella vivo es más el sentimiento749 cuanto más en quien muere ella es terrible; piensa en su certidumbre, fundamento sobre que se levanta lo visible, y espántale consigo el pavón pueda no a sus pies dar los ojos, que a su rueda. Piensa no hubo caballo primerizo por camino no usado que no quiera pasearle primero, con que hizo después tan sin tropiezo su carrera: «¿pues bien? –se dice– ¿y bien? Menos castizo ¿yo en correr mi camino que una fiera? ¿sin consideración previa yo ex abruto por el que y desusado, que no es bruto?». Piensa en aquel será cuya certeza dudar no deja al pensamiento altivo: «luego necio pensar, –dice–, ¡y simpleza buscar cierto vivir cuando no vivo! Pues si cierto ha de ser mayor rudeza el pie para lo eterno, lo eterno en otro escribo poner que no sea él firme, de aquel cierto, cierto es que he de morir, como es incierto». Piensa y vuelve a pensar pueda una rosa perpetua ser en su lozano orgullo pues cierto es solo en ella, antes que hermosa verse así amortajada en su capullo: «no se sueñe la fuente presurosa perpetúa al correr –dice–, si el murmullo cuando más va engañada, es un le avisa reírse, de ella es más, que en ella es, risa».

749 “¿Cuándo llegue esta nueva de mi mudanza de vida a los oídos de mis padres y parientes, qué pena y dolor les causará? Pero ¿ha de poder más conmigo el amor de mis padres ni el de ninguna criatura que el de Dios, y el de mi bien y salud? En esta variedad de encontrados pensamientos andaba Francisco dudoso y fluctuando, hasta que después de algunos días se resolvió del todo a echarse en los brazos de Dios” (Turselino 1620, 9v).

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Piensa será una vez lo que por cierto la fe asienta de un Pablo, de que infiere750 si esa vez no se acierta, el desacierto no a otra deshará, quien dos no muere; infiere más, que un alma a resto abierto se juega aquí, a una mano, y quien perdiere no hay desquitarse a otra, de tal modo que, o aúna todo se gana, o pierde todo. Piensa incierta es la muerte como es cierta cierta que ha de venir, incierto el cuando, cierto que llamará, no cierto abierta halle la puerta hoy, después llamando; cierto que a lo ladrón, en hora incierta hará, como me hallare, el robo, hallando mas cierto, que yo al bien, al mal me entrego pudiendo hoy ser, mañana, después, luego. Piensa es no solo incierta, pero el modo si despacio, de prisa, o si en poblado si con juicio, oía, sin él del todo si con violento fin, ya, o desastrado; violento natural, natural modo sacramentado, o no sacramentado echado al mar, como arrojado a hogueras de peces cebo, o ya manjar de fieras. Piensas prudencia ser, pues conocido es lo incierto, y lo cierto que se espera hallarse en todo tiempo apercibido y ahora lograr, lo que después quisiera; sin librar, para un trance tan temido lo que tanto en él va, de atrás carrera

750 Hebreos 9, 8–10: “[…] dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del tabernáculo estuviese en pie. Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto, ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas”.

288  Xaveriadas tomando para un salto, que no esconde cierto él se haya de dar, incierto el dónde.

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Piensa cuán necio empleo el de la vida sirviendo a un mundo, que a la fin se enoja si de él por una muerte, despedida de cuantos bienes tuvo la despoja; saliendo de su casa, tan perdida que ni aun su cuerpo halla, ¡oh qué congoja! Ni aun en él su color, ni aun su figura ni aun el Troya aquí fue de la hermosura. Piensa en la escarapela entonces brava de sentidos turbados que a deshora se empieza entre ellos guerra cuando acaba bien desgraciadamente, pues se llora; cuando a luz de una vela, el que miraba poca ha el sol que los mares sobredora en mayores de un llanto ahogarse es visto a la ropa, o ya asiéndose, o ya al Cristo. Piensa en un suele errarse el tan andado camino del comer si se repara pues la mano al temblar por otro ha echado echando hacia la oreja la cuchara; corta respiración, pulso no hallado pecho que hierve, vuelco que no para habla perdida, traspillado diente de ojos quebrado, que quebró y no miente. Piensa: «¡ay Dios!». En aquel que la partida ya es, y dificultosa como quiera hasta el salir de casa o de la vida no tanto que no más, ya una vez fuera; pues el alma del cuerpo despedida que de él se aparta ve, pero que espera de cierto a él volverá: «¿cómo? ¿y que fuese fuese el volverle a ver sin que a Dios viese?».

Canto V 557–617  289

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Piensa: «¿en qué puede ser? ¿y si ser puede? ¿qué engaño (y llora)? ¿qué locura es mía creer no sucederá lo que sucede por las vírgenes locas cada día?751 En podrá ser que no, fiándome adrede entró él que entra en las bodas, ¿y se fía?752 ¿quién me ha dicho el ladrón seré, que el dicho753 de Cristo oyó? ¿qué oyó? ¿quién me lo ha dicho?». ¿Quién como puedo ser él que lo ha oído no ser podré, él que no lo oyó a otro lado? ¿quién que seré en tal hora el preferido y no con mil cual él fue adocenado? ¿quién que yo de los dos, el escogido y no yo de los dos el arrojado? ¿quién que el uno, y no el otro? ¿quién que dicha de una cruz? ¿de otra cruz no la desdicha? ¡Oh duro trance!¡oh muerte! ¡oh desengaño! ¿Quien te miró a la cara que no viera un piélago en que a pique va el engaño? Un sol que es escarmiento a alas de cera; un mes contra floridos dos del año, una siega de mieses barredera, un pillaje de otoños, y sazones; de un grano, y paja aparte, aire en montones. ¿Quién te llegó a tratar? ¡oh muerte horrible! ¿qué lo que antes amó, no aborreciese? ¿qué lo que no creyó no halle creíble?

751 Mateo 25, 2–4: “Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas”. 752 Mateo 22, 2–3: “El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir”. 753 Lucas, 23, 6–8: “Entonces Pilato, oyendo decir, Galilea, preguntó si el hombre era galileo. Y al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que en aquellos días también estaba en Jerusalén. Herodes, viendo a Jesús, se alegró mucho, porque hacía tiempo que deseaba verle; porque había oído muchas cosas acerca de él, y esperaba verle hacer alguna señal”.

290  Xaveriadas

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¿qué lo que no por sí, por ti no hiciese? ¿qué lo que nunca hará no ya factible? ¿qué lo que quiso nunca, no quisiese? ¿qué lo que mundo fue, ya no te hallara diluvio, en que no el arca, él se anegara? Pero ¡qué bien lo pienso y qué mal obro! Quisiera yo ¡ay de mí! ¡más que nunca quiero! ¡ay de mí! ¡y qué mal pago y de Dios cobro! ¡y que aun plazo ay de mi pagarle espero! ¡oh en cuántas vanidades yo zozobro! Pensando en qué he de ser y al cabo el cero presumido y tan nada con quien sienta cuenta estrecha será, la estrecha cuenta. «¿Qué será ver el día? ¡ay Dios!». Nombrado sin rastro de amistad tanto elemento754 la luna ensangrentada, el sol turbado con desesperación astros sin cuento;755 que o ya caen con el susto de su estado o se hace ya un ovillo el firmamento; echado el hombre al mar de horror teatro de fieras (pues que brama) anfiteatro. «¿Que será?». Dice ver, por escogido el día reservado a tanto enojo cuando a la piedad tantos que han corrido desde que el bozo, ¿le apuntó al Dios rojo? Solo porque si Dios desentendido se dio en tantos a ofensas, no al despojo del daño, en uno universal que aspira por ira unida a ser, más fuerte ira.

754 Lucas 21, 25: “Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas”. 755 Apocalipsis 6, 16–17: “y decían a los montes y a las peñas: «Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?»”.

Canto V 618–676  291

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¿Qué será contemplar en nube rara fondo en soles, de rayos guarnecida trono de majestad que al orbe encara756 por hecha una leona embravecida? Si el oro vuelve en fieras de su cara leones tanto de tez esclarecida no tan de [gue]dejuda horrible pompa que feroz su marfil, no aun nieve, en trompa. ¿Qué será ver venir sobre ella airado al Salomón pacífico de guerra con honda y piedras de su padre armado mundo gigante, derribando en tierra? A ello no con su espada abalanzado,757 con la de por mi culpa, que no yerra grave o leve, aunque error el golpe diestro que justo corta, a diestro, y a siniestro.758 ¿Qué será oír, si a un aire manso heridas hojas vemos del álamo en desiertos tamañicas temblar despavoridas, trompeta a vivos brava, como a muertos? Que a juicio llamados de sus vidas sustanciados procesos ven ya abiertos como el fallo en sentencias más notoria de un los más a la pena que a la gloria. ¿Qué será un podrá ser lo que ya pudo en vida de Bernardo? ¡oh, grave indicio!759 De lo que aquí el juez será hoy sañudo mil millares llamados a juicio; si aún tiempo en todo el orbe, el filo agudo reses rindió a la muerte en sacrificio

756 2 Reyes 10, 3: “escoged al mejor y al más recto de los hijos de vuestro señor, y ponedlo en el trono de su padre, y pelead por la casa de vuestro señor”. 757 1 Reyes 17, 3: “Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que está frente al Jordán”. 758 Mateo 25, 33: “Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda”. 759 [Antoine D’A Averoult, Florum exemplorum siue catechismi historialis]

292  Xaveriadas pues purgar dos, en gloria uno, a ver llego caer los demás, cual copos caen, al fuego.

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¿Qué será caer en manos de él que adoro a lo avariento en castigar de fama que cuanto achocó siglos de ira en oro760 tanto en un día a lo pródigo derrama? Si cuan bien empleado su tesoro puedo dice ser: «¡yo Xavier! –exclama– ¿quién tanto oro recoja de ira horrible? Triste cosa será, pero posible». «¿Qué será de un teatro a vista inmenso como el de Josafat valle profundo aun mínimo pensar de cuanto pienso censura hallar, cruel de todo un mundo? Aun más la mía que es más tan por extenso acriminado y tanto que al profundo me arroje antes confuso, ¿qué no huible? Triste cosa será, pero posible». «¿Posible yo allí Adán cuando acusado,761 desterrado y peor porque no oído? ¿Posible yo el Sansón allí arruinado cayendo sobre mí, mi mal vivido?762 ¿Posible el Absalón yo alanceado porque contra mi padre el atrevido?763 Posible, ¡ay Dios! ¿aun más que aquí es creíble? Triste cosa será, pero posible».

760 Romanos 2, 5–7: “Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad”. 761 Véase la nota 584. 762 Jueces 16, 30: “Y dijo Sansón: «Muera yo con los filisteos». Entonces se inclinó con toda su fuerza, y cayó la casa sobre los principales, y sobre todo el pueblo que estaba en ella. Y los que mató al morir fueron muchos más que los que había matado durante su vida”. 763 2 Samuel 18, 14–15: “Y respondió Joab: «No malgastaré mi tiempo contigo». Y tomando tres dardos en su mano, los clavó en el corazón de Absalón, quien estaba aún vivo en medio de la encina. Y diez jóvenes escuderos de Joab rodearon e hirieron a Absalón, y acabaron de matarle”.

Canto V 677–725  293

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«¿Posible ser yo allí tragado el Jonas764 sin que a orillas me vuelva Dragón fiero? ¿Posible el Daniel yo, que entre coronas765 brutas, ayuno ser cual él no espero? Posible, y que en el horno y no personas766 que halagos sienta de aire lisonjero? Sin el cuarto que es Dios, ¿ya no visible? Triste cosa será, pero posible». «¿Posible sea yo el rico en su abundancia de trojes llenas más que ellas vacío?767 Si al arrancar del alma, a fiera instancia como él oiré la voz, al cómo, al río: ¿de quién será? Que diga: ¿mi arrogancia? ¿mi vanidad? ¿mi presunción? No mío Dios, pues ¿ya no lo es? ¿si así es creíble? Triste cosa será, pero posible». «¿Posible escuche yo sentencia escrita en pared de lo frágil de mi suerte?768 Tu vida, Baltasar, por tres precita lenguas del Can trifauce será en muerte. Si esta noche está pues, que horror habita de sempiternas sombras como advierte mi cetro será al persa transferible,

764 Jonás 3, 1–3: “Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo: «Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré». Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino”. 765 Daniel, 14, 27: “Entonces Daniel tomó resina, grasa y pelos y lo coció junto, hizo unas bolas y las metió en el hocico de la serpiente, que reventó en cuanto las tragó. Y Daniel dijo: «Esto es lo que ustedes adoraba»”. 766 Daniel, 3, 9–11: “Hablaron y dijeron al rey Nabucodonosor: «Rey, para siempre vive. Tú, oh rey, has dado una ley que todo hombre, al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, se postre y adore la estatua de oro; y el que no se postre y adore, sea echado dentro de un horno de fuego ardiendo»”. 767 Luca, 12, 20–21: “Pero Dios le dijo: «Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios»”. 768 Daniel, 5, 5: “En aquella misma hora aparecieron los dedos de una mano de hombre, que escribía delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey veía la mano que escribía”.

294  Xaveriadas triste cosa será, pero posible».

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Oh, cuanto aquí da y toma el pensamiento que a lo de Baltasar, le aflige, enoja, si por frente en sudor, si en movimiento769 lo estremecido es de él, de él la congoja. Tanto que le tomó falto de aliento desmayó igual, que el cuerpo cae, y se arroja, (dando al temblor rodilla con rodilla sí al cielo con sus ojos) en su silla. No a esta sazón la Reina presurosa770 entra a que vuelva el Rey de su desmayo, de Ignacio si la llama, a lo amorosa a que su enero en su vuelva a ser mayo; sobre el rostro arrojando impetuosa lluvia en blandas palabras pues sin rayo de una gloria de quien bienes le cuenta que, agua,771 aun alma en Sicar, fueron, sedienta. Tomándole la mano estrechamente blando le es acerico, en su siniestra772 como en lienzo al sudor paseo a su frente como a todo Xavier cerco en su diestra; levántale así afable a que se siente desabróchale el pecho, y más le muestra le abre el suyo amoroso, a estas razones en dos ya un corazón, sus corazones. «Nunca lo acedo –dice–, ¡oh Xavier mío! probado a solas, sin lo dulce asienta, si hay estío y calor, también hay frío

769 Daniel, 5, 5: “Entonces el rey Belsasar se turbó sobremanera, y palideció, y sus príncipes estaban perplejos”. 770 Daniel, 5, 5: “La reina, por las palabras del rey y de sus príncipes, entró a la sala del banquete, y dijo: «Rey, vive para siempre; no te turben tus pensamientos, ni palidezca tu rostro»”. 771 Juan, 4, 13–14: “Respondió Jesús y le dijo: «Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna»”. 772 Cantares 1, 13: “Mi amado es para mí un manojito de mirra, / Que reposa entre mis pechos”.

Canto V 726–782  295

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que a aquel este, a este aquel temple él se sienta; ni todo triste es noche, que desvío sea de la alegre luz pues que la ahuyenta: ¿juicio hay? ¿y clemencia? ¿hay muerte? ¿y vida? ¿pena? Y gloria, aun mayor por bien nacida». «Mal nacida es la pena si de culpa y bien nacida Gloria pues de pena que satisfacción noble es, y disculpa de un peque, aun más que números la arena; por donde gravemente al noble culpa que culpa galantea tanto ajena de ilustre nacimiento, pues su padre vil el gusano fue, podre la madre».773 «¡Oh cuánto es para vos, Xavier, nacido de padres tan ilustres, en notoria ascendencia, y linaje esclarecido! ¡Gloria que de virtud, nacida es Gloria! ¡Gloria que de obrar bien, su bien nacido! ¡Gloria que de violentos, su victoria!774 ¡Gloria que de hazañoso, por el alma glorioso laurel es, gloriosa es palma!». A golpe de agua y tal, otro volvía Xavier que algo en sí vuelto por despojos tierna el alma también se socorría difunto de color en sus dos ojos; que de su Asuero en brazos, los volvía775 entre miedo y respecto, al que no enojos ve, aunque fuego, ángel ya, de gracias lleno bien que así a otro desmayo, y que en su seno.

773 Job 17, 14: “A la corrupción he dicho: Mi padre eres tú; / A los gusanos: Mi madre y mi hermana”. 774 Mateo11, 12: “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan”. 775 Ester 15, 14–15: “Levantando su bastón de oro lo puso sobre el cuello de Ester, y en seguida la abrazó, diciéndole: «Cuéntame, ¿qué quieres?». Ella le respondió «Al verte, Señor, me pareció que tú eras un ángel de Dios; mi corazón, entonces, se asustó por el miedo que infunde tu poder. Señor, tú eres maravilloso y tu rostro es encantador»”.

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Congójase su Ignacio, aquí el Asuero voces da, nadie acude, otra vez llama,776 criado no parece, «salir quiero» –dice–, y salió, dejando así, al que ama; encuentra al que dirán que oyó el primero luego al honor, después al ganar fama tras los dos al regalo, al placer luego que consuelo a su Ester dan a su ruego. Mas, de Francisco el alma sacudida que respondió a su Ignacio desde el lecho a las puertas llamando, en repetida instancia tantas veces, de su pecho:777 «¡ábreme de Xavier alma querida!» Y ella desde sí adentro, con despecho la réplica: «¿y podré?» Sale, al se ha ido desalada, y tras él ya, y su querido.778 Por calles, y por plazas, anchurosas de su pasada vida en noche obscura779 de un siglo todo nieblas no dudosas voces va dando atiento y por ventura: «¿quién de mi amado vio huellas dichosas?780 ¿quién a mi Ignacio? ¿quién? ¿quién su hermosura?». Cuando encuentra el placer, que al detene[r]la con soy yo aquel, oyó, ya no yo, aquella.

776 Ester 15, 16: “Y mietras hablaba, volvió a desmayarse. El rey estaba muy preocupado y toda su corte trataba de hacerla volver en sí”. [Et omnes ministri eius consolabantur eam. Josepho lee. Consolabantur cum] 777 Cantares 5, 2: “Yo dormía, pero mi corazón velaba. / Es la voz de mi amado que llama: / Abreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía, / Porque mi cabeza está llena de rocío, / Mis cabellos de las gotas de la noche”. 778 Cantares 5, 3–5: “Me he desnudado de mi ropa; ¿cómo me he de vestir? / He lavado mis pies; ¿cómo los he de ensuciar? / Mi amado metió su mano por la ventanilla, / Y mi corazón se conmovió dentro de mí. / Yo me levanté para abrir a mi amado, / Y mis manos gotearon mirra, / Y mis dedos mirra, que corría. / Sobre la manecilla del cerrojo”. 779 Cantares 3, 2: “Y dije: «Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad; / Por las calles y por las plazas / Buscaré al que ama mi alma; / Lo busqué, y no lo hallé»”. 780 Cantares 3, 7: “Me hallaron los guardas que rondan la ciudad, / Y les dije: «¿Habéis visto al que ama mi alma?»”.

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«Alma espera –le dice–, que afligida en mí hallarás consuelo, a tus congojas, dulcemente sonora escucha herida la festiva vihuela, ¿qué? ¿y te enojas?». Con carta de unos oros la convida de que ella se descarta: «¿qué? ¿y la arrojas? Risa y más risa te seré halagüeño, a que ella en llorar más, que ríe, él, es ceño». No desiste el Placer, más porfiaba, en flores y jardines divertido más ella con desprecios le pisaba de su vida lo breve, en su florido; lo viviente oloroso en su espiraba si ya en un a lo último al sentido: «lo él se marchita en flor, de un es a oí[r]la maravilla ayer fui, no oí, maravilla». «No seas, Placer, cansado, suelta, –dice suelta, no he de mirar como procuras el sacre tras la pájara, que dice cuanto cansa un holgarse de aventuras; donde a lo de Amadís,781 no contradice tajos al aire, ser, por las alturas los de su corvo alfanje, cuyos dejos son verse un morir mal, tras que a lo lejos». Suéltase en fin de holgura, en dejos de ella que amargos siempre son a quien de él trata cuando en peores manos da, la bella si en las del honor dio, que tal vez mata. Bien que le buscó un tiempo, ahora él, a ella que consolarla quiere, pero ingrata por desasirse de él hace, y más hizo contra sí, aunque ella, él, él quebradizo. «¿Dónde –dice–, Alma vas, el honor claro tan sola pues sin mí, sin lo honoroso

781 Se refiere a la obra de literatura medieval Amadís de Gaula (1508) de Rodríguez de Montalvo.

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expuesta a igual desprecio, sin reparo de tanto merecer pundonoroso?». Ella que le escuchó, con desdén raro zahareña en semblante, lo puntoso de él, tanto de sí, echó, cuanto no entiendo mal, pareciendo, pues, mal pareciendo. «Quita honor, honra, aparta, ay, –dice–, ¡suelta, suelta! acabemos ya, ¡Jesús! ¡oh engaños! ¿que me queréis? ¡dejadme! Si de vuelta de un llegáis a ser, sois para ser daños; si a los puestos mayores voy resuelta a subir rodaré por los extraños carriles, o menguantes de la luna, que aun por el cielo es rueda, y de fortuna». De honrosas pretensiones, se ve apenas el Alma de Francisco desasida cuando del ganar fama halló cadenas que aun más le fue prisiones detenida: «¿conócesme? –le dice– ¿adviertes llenas mis plumas de esperanzas? Que perdida la tuya de salir del bosque un día camino a un libro que te abrí, ¿te abría?». «Pues yo soy, y saber quisiera donde por estas soledades te encamina tal tristeza, y congoja, que no esconde la noche, aunque algo obscura, ¡oh peregrina! Pues soy tu Ganarfama, ¿me responde qué has hecho de la humana y la divina ciencia en el libro que te di, y te ha dado más opinión que el Justo782 al Estrellado?». «No»; a lo de ya Alma santa respondía, porque del todo atenta, a desasirse de un ganar, por saber, Fama, que huya

782 Daniel 12, 3: “Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad”.

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supo, aunque triste, de él, antes reírse; hermosa haciendo burla de él que vía la consolará más, en su afligirse por de su Amado ausente, con que a guisa de otro saber que de él, no Fama, es risa. Cuando el fruto por vario de Pomona risueño el juglar Dios por laureado en hojas como en pámpanos, que entona de un verde entre terrones poco ha hollado; el trigo que a deidad le fue corona en mes no a lo alemán pues no el nevado, de Harpía el que en banquete, y viendo en popa el que al imberbe Dios sirvió la copa. «Hallo de mi Francisco». El Alma entorno cogida se halla de él que en tantos, malo ya es a su paladar para soborno si es regalo, y no amarga aquí el regalo. «Porque a lo enferma, a la de amor me torno783 –dice–, sí, sustentadme, en que la igualo no con manzanas, pues manzanos quiero que en flor amargan, y por flores muero». Junto todo el regalo, es ya porfías de que le ha de gozar (¡sabrosa empresa!) sentándole los ojos (no Isaías) la Fortuna a su espléndida real mesa,784 cuyos vinos no puros de alegrías el Alma que las llora, los confiesa puros ya, pues los vuelve aguados tanto sin mezcla alguna de tristeza, en llanto. «No me detengas no, regalo, aparta». Dijo; ascos de él haciendo, melindrosa

783 Véase la nota 364. 784 Isaías 65, 11–12: “Pero a vosotros que abandonáis al Señor y os olvidáis de mi monte santo, que para los dioses de la Fortuna y del Destino preparáis mesas y servís vino mezclado, os destinaré a la espada”.

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porque a lo de muy dama de él se parta torciéndole (¡y Jesús!) la boca hermosa; pues ya en bodegas de su Amado harta785 y en mesas de su Asuero, Ester dichosa786 las ollas quiebra del Egipto empresa787 porque mejor sin olla el Man[á], sea mesa.788 «Si así resuelta vas –dice al encuentro saliéndole una figura–, a lo estirado mas mirado hacia fuera, que hacia dentro de cejas al hablar en ballestado; de acción ponderativa, que por centro tiene, ¿en él qué será? Pensar, pesado Profeta de hados luces, si a lo incierto –dice–, es ¿el qué dirán? No el dirán cierto». «Si así el qué dirán –dice– te resuelves alma a dejar placeres, ganar fama regalos, como honores, y no vuelves a ver un mundo en todos, que te llama; ¿qué dirán? ¿qué dirá mundo a quien vuelves más contra ti sin duda hermosa llama viva más, si más arde en amor tuyo soplando en ella, tu desdén no el suyo?». «Vuelve que el qué dirán, puede más solo tirar de ti, que tiran en teatro los cuatro del triunfal Carro de Apolo que de Eolo indómitos los cuatro; un qué dirán es vientos más que de Eolo más que sueltos del Hijo del Sol, cuatro:

785 Véase la nota 715. 786 Ester 1, 9: “Asimismo la reina Vasti hizo banquete para las mujeres, en la casa real del rey Asuero”. 787 Números 11, 5–6: “Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos”. 788 Éxodo 16, 33: “Y dijo Moisés a Aarón: «Toma una vasija y pon en ella un gomer de maná, y ponlo delante de Jehová, para que sea guardado para vuestros descendientes»”.

Canto V 905–964  301

¿piensas huir? ¡ay, Dios! ¡oh cuánto! ¡oh cuánto!789 Pudo ella más, si en él, no ya ella, el manto». 935

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El manto, le dejó, ¡oh, y qué hazañosa! Pues vanas, en sus manos esperanzas, el manto le dejó, ¡oh, y qué dichosa! Pues ya aplausos le deja, ya alabanzas; el manto le dejó, ¡oh, y qué gloriosa! Pues le dejó, un medrar tan de embalanzas; dejóle el manto ¡ay Dios! Sí, ¡oh, y qué primores! Letras, cátedras, grados, borla, honores. El manto le dejó, si al primer paso que del regalo da, del placer daba, del ganar fama, del honor escaso de él dirán que valiente se mostraba; con él, Belflor encuentra, que del Jasso por carta de la hija le enviaba dineros, ropa blanca, y no sin queja cuanta le envía por manto en Belflor deja. El manto dejó en fin si a otro segundo paso quedaba el Alma de Francisco ve atroz mozo de espuelas que al profundo790 siguió a pie, y por la posta el Bruto arisco; que se le paró horrible vuelto al mundo cisco aun más, ahora a solas que antes cisco echó cual suele a lo lacayo un fuego tras un reniego echando, otro reniego. «Pesie a mí que el Infierno soy, y he sido –dice–, ¿en qué pequé yo, que ni un resquicio leve en tu pensamiento he merecido? ¿cuándo muerte en él, mil, gloria, juicio? ¿no soy para pensado? ¿y soy temido? ¿cómo? ¿y ya no me temes? ¿no de vicio

789 Cantares 5, 7: “Me quitaron mi manto de encima los guardas de los muros”. 790 Apocalipsis, 6, 1: “Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira”.

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me quejaré? ¿blasfemaré? ¿en qué hablo de ti? Que sin ti voy dándome al diablo». Ella que pasó de él, voces al cielo de su amado enviando, ¿quién le ha visto?791 A poco que se aleja de este suelo con Ignacio su amado, se halló en Cristo; de él se abraza, con él se une su celo por él muere, «con vos –dice– me alisto, ¡oh Ignacio!¡oh padre!¡oh bien! Que a un bien me sube de un ya no os dejaré, porque ya os tuve».792 ¡Qué lagrimas! ¡qué abrazos! ¡y qué entrego del corazón, al de su Ignacio hacía! «¿quién de la caridad de vuestro fuego793 me podrá ya apartar?» –le repetía–; no la persecución, no de hambre el ruego, no la necesidad, desnudez mía, tribulación, angustia, espada, espanto, pues no con él lo acabarán; Yo el Canto.794 121

791 Cantares 3, 4: “Apenas hube pasado de ellos un poco”. 792 Cantares 3, 5: Hallé luego al que ama mi alma; / Lo así, y no lo dejé, / Hasta que lo metí en casa de mi madre, / Y en la cámara de la que me dio a luz”. 793 Romanos 8, 35: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?”. 794 El autor añadió una pequeña apostilla pegada y procedente de un impreso con las siguientes citas: “S. Mónica viuda. 4. Mateo: “El sarmiento que no llevare fruto será cortado. Juan, 15: “Huir las ocasiones. Por las exaltaciones de la santa fe”.

6. Argumento del canto Muda de traje, en exterior vestido de un hábito modesto, como sabe ser del mundo reparo, porque grave porque vergüenza es de él, cuanto es ra[í]do. 5

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En lo interior mostrándose reñido con su cuerpo, y por Dios que no se alabe a ayunos atenuado, de que cabe flaqueza en él, si bien enflaquecido. Del martirio con ansia así se precia que hace voto de ir, porque lo pruebe a meterse entre turcos por la Grecia. De París parte, y a un milagro debe llegar vivo, y a otro, hasta Venecia que calle le abra, un Ángel, por la nieve.

Canto sexto Fervores, en sus principios y milagrosos casos, en el camino, que toma para Venecia desde París 15

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¿Quién por derecho, inaccesible muro, subió y sobre él enarboló bandera que, al salir del empeño, por seguro no ya del mural premio, honor tuviera? ¿Quién por él deleznable pino, y duro, como ensebado, de subir, subiera que al ya llega a la cumbre, no a su ah[ú]so diese el premio, que halló, como el aplauso? ¿Quién el manantial vio de luces sumas arriesgado en su ocaso, a un mar misterio de un a lo Guadiana, que entre espumas hundido, a salir vuelve, a este hemisferio, que en colores el aire, de sus plumas, que la tierra en su abril florido imperio al volver no le esperen parabienes tejiéndose guirnaldas, por sus sienes? ¿Quién del Romano Imperio hazañas pruebe haber en triunfal pompa esclarecida795 que al fuego no vea en oro, y vea a la nieve en vidas cuatro airadas derretida? ¿Si el lauro sobre quien lo eterno llueve si en víctores la tierra de avenida, de a diluvios si el aire, aclamaciones dicen trae el triunfador, lo arduo, en prisiones? ¿Quién al que de Pastor Rey coronado ve, dio a sus pies, a estruendos de valiente

795 [Plinio, lib. 7 c. 43. Qui triumphabant apud romanos, quatuor equis albis vehabantur, curru inaurato, capite coronato lauro, et ante ipsum triumphantem victus hostis, oneratus collacatenis] No he encontrado esta cita en Plinio, ya que parece ser que es de Cicerón.

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con gigantea estatura, arduo cuidado796 que en la frente que hirió, laureó su frente? Por calles, y por plazas victoreando si del Adufe al son mujeril gente797 de aclamación fue a choros, en cantares mil se venció Saúl, diez el millares. ¿Quién al que viene para mi Rey manso apacible, benigno, humilde, amable798 entrar vio por metrópoli descanso de Reyes de Judá, triunfando afable?799 Sentado sobre el Bruto (no800 de ganso que habló por boca, mas que habló admirable) de ardua soberbia vencedor altiva pues de él la palma, si laurel la oliva.

796 1, Samuel 17, 34–35: “David respondió a Saúl: «Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba»”. 797 1, Samuel 18, 6–9: “Aconteció que cuando volvían ellos, cuando David volvió de matar al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando y danzando, para recibir al rey Saúl, con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de música. Y cantaban las mujeres que danzaban, y decían: «Saúl hirió a sus miles, y David a sus diez miles». Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo: «a David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino». Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David”. 798 Mateo 21, 5: “Decid a la hija de Sion: «He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, sobre un pollino, hijo de animal de carga»”. Isaías, 62, 11–12: “He aquí que Jehová hizo oír hasta lo último de la tierra: Decid a la hija de Sion: He aquí viene tu Salvador; he aquí su recompensa con él, y delante de él su obra. Y les llamarán Pueblo Santo, Redimidos de Jehová; y a ti te llamarán Ciudad Deseada, no desamparada»”. 799 Zacarías 9, 7: “Quitaré la sangre de su boca, y sus abominaciones de entre sus dientes, y quedará también un remanente para nuestro Dios, y serán como capitanes en Judá, y Ecrón será como el jebuseo”. Juan, 12, 15: “No temas, hija de Sion; He aquí tu Rey viene, Montado sobre un pollino de asna”. Salmo, 118, 1: “Alabad a Jehová, porque él es bueno; / Porque para siempre es su misericordia. Marcos, 11, 7: “Y trajeron el pollino a Jesús, y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él”. Luca, 19, 35: “Y lo trajeron a Jesús; y habiendo echado sus mantos sobre el pollino, subieron a Jesús encima”. 800 Números 22, 28: “Entonces Jehová abrió la boca al asna, la cual dijo a Balaam: «¿Qué te he hecho, que me has azotado estas tres veces?». 2, Pedro, 2, 12–13: “Pero éstos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición, recibiendo el galardón de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas, quienes aun mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores”.

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¿Quién pues tanto ve arduo referido que no de Xavier más la resistencia? ¿un subir no fue al muro defendido? ¿no un trepar por el pino, a su eminencia? ¿no un sol en mar al za[m]bullirse hundido? ¿no un echar de sí el orbe, la obediencia? ¿no un giganteo terror? ¿no porque espante? ¿árbol? ¿soberbia? ¿sol? ¿muro? ¿gigante? Muro, ¿a qué subió Ignacio, a lo animoso? ¿altivez, que a lo humilde Ignacio entrega? ¿sol que Ignacio a luz da de un mar lloroso? ¿árbol a cuya cumbre Ignacio llega? ¿gigante a pies de Ignacio? ¿y victorioso a quien de árbol ya el premio? ¿a quién sol ruega con su abril por guirnalda? ¿a quién seguro de altivez es laurel? ¿mural de es muro? «Tráeme801 en pos de ti, y correremos». Ya el alma santa de Xavier decía a su Amado, a su Ignacio: «pues nos vemos una yo, y nueve más802 de compañía, por donde fueres, ¡oh Maestro! Iremos ellos y yo legisperito en día803 que no a lo cueva, de él, de él, no a lo nido a lo hijo sí, y de él hombre, y mi querido». Tras su Amado así va con ligereza de un fervoroso espíritu que duda si es Ignacio al llegar cuando así empieza, si de él que en otro se mudó, él se muda;

801 Véase nota 536. 802 “Y para juntarse mayor con Cristo, y con vínculo más estrecho de caridad, y alcanzar mayor la palma del martirio, que deseaba, por consejo de Ignacio se determinaron él, y sus compañeros (que entonces eran nueve) obligarse a Dios nuestro Señor con cierto votos” (Turselino 1620, 10v). 803 Mateo, 8, “Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido”. Lucas, 9, 58: “Y le dijo Jesús: «Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la Cabeza»”.

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en traje como de él, tan de una pieza804 cortado el paño, que al vestirle muda la seda, en que en su serlo, se arrebuje sin que le oiga una queja, de un ya cruje. Tan basta la materia, o de la loba o del corto manteo mal teñido que descubren la hilaza, para trova de un mesurado hábito en ra[í]do; de lienzo asoma el cuello (que no ajoba ya con él, el de paño) comedido sobresaliendo aun más que antes salía sí blanco, atrás del negro, es cortesía. No aquí el botón asoma ventanero que es ya esta casa recogida, y mucho, prender se ve el corchete, y prisionero que, o se quite, o se ponga, con quien lucho: «al pobre orillo, de oro, y sin dinero sobre pliegues migajas, tan de escucho –le dice– al parecer virtud por cuerda eso coged que sobra, no se pierda».805 No ya en puntos el pie con su zapato que al doble con él ya, no ande en más puntos, la amistad se acabó, y estrecha al trato del peine en sus cabellos, por él juntos; pues porque ansí en garceta, por lo lato (tan sueltos ya) del aire, que barruntos de una vanidad son, que fue locura sin que la ate, y tan suelta; ¡oh, y qué cordura!

804 “El vestido era común, viejo y pobre, con un bordón en la mano, y una esclavina de cuero sobre los hombros, a fue de peregrinos, un rosario al cuello, para que entre herejes fuesen conocidos, y tenidos por católicos, al hombro una talega, o fardel, donde iban sus papeles” (Turselino 1620, 11v). 805 Juan 6, 12: “Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: «Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada»”.

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A un hábito tan nuevo, y por modesto de sacerdotes propio, y necesario aunque negro, por blanco se vio puesto de los dichos de un mundo, en ellos vario; y más cuando en Xavier, a más dispuesto806 que se echa al cuello ve grueso rosario al pecho cuya cruz, cae de madera pendiente de ella, en chico, calavera. Si así por gala en lo exterior vestía cilicio era el aforro del vestido, que a cuanto mal por áspero le hacía darse es ¿por qué no más? Por ofendido; Pues de no herirle más de lo que hería venganza a tomar viene reducido de sí con tal despego a echarle fuera que otro ocupe, él que hirió, que más que él hiera. Con tal rigor por alto los ramales azotaban (no el aire) en disciplinas de sangre, y tanta, espaldas virginales807 que de azucenas dan en clavellinas; de ramales en ramos de corales en jaspes, de paredes, sí vecinas cuestan bien, cuanto (en lágrimas bañado) sangre y agua se ven, de un le ha costado.808 Pero porque preciándose brioso de correr y saltar, gracia en él mucha y vanidad, ya, a quien de escrúpulo provoca a que con él venga a ser lucha;

806 “Los que solían antes rezar por unos larguísimos rosarios, nombrando cada uno al autor de su secta, vuelta esta superstición en piedad y religión, rezaban la corona de nuestra Señora, invocando el nombre de Jesús y de su santísima Madre” (Turselino 1620, 166). 807 1 Corintios 9, 26: “Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”. 808 Juan 19, 34: “Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua”.

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uno y otro cordel toma nudoso809 que se le enrosquen bien, cuanto no escucha de a lo culebra así, prudencias de ella si aun más le aprietan, ya, que ella, a él, sí a ella. Cerco, y tan apretado el que se pone que a sus ojos el paso toma en vela continua de sí mismo, que dispone ni aun por sueños, su cuerpo sea el que suela; más si alguno el descanso en se traspone sobre la tierra es dura, que desvela, camilla estrecha, sí florida al sueño de un por almohada, o piedra, o grueso leño.810 De sí aun mayor victoria solicita quitándose el convoy tan de la boca que por dos veces, días dos, imita811 al de avista el manjar, y agua a la boca; por tanto tiempo a lo Daniel se habita812 de leones, su lago, en que provoca de indiscreto aun fervor, león a otra traza que en él, él, le enflaquece, es, despedaza. A tan rara abstinencia el pensamiento como tan sin el peso de él que agrava alma, querer, memoria, entendimiento alas batió hacia el sol, que le abrasaba;813 y aun derretía en su amor, para escarmiento de sí mismo en sus ojos, pues lloraba, de la oración saliendo, el que a ella sabe en dichos dulce, como en hechos grave.

809 “Luego pues que tomó nueva manera de vida, castigó esta ligera y pequeña culpa con grave y largo castigo. Porque trujo muchos días en penitencia de ella una soga muy apretada al cuerto con harta fatiga, molestia y dolor, pretendiendo en esto como atar y enfrenar su suelto y ligero cuerpo” (Turselino 1620, 10). 810 Cantares 1, 16: “Nuestro lecho es de flores”. 811 “Estuvo cuatro días sin comer bocado” (Turselino 1620, 10). 812 Daniel 6, 16: “Entonces el rey mandó, y trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los leones. Y el rey dijo a Daniel: «El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre»”. 813 Sabiduría 9, 15: “el cuerpo mortal es un peso para el alma”.

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Frecuenta de París, humilde, el templo que a soberbio con arte, se entremete si maravilla octava, no contemplo en su fábrica, y si juntas las siete; donde comulga con frecuencia, ejemplo raro a aquella ciudad, que se promete ya en migajas de un pan, como el que toca grande es mi fe, ha de oír, pues en tal boca.814 Regálabase, y tanto en que comía duelos que buenos son con pan de amores si en la verdad regalos que creía ser de su amado, cruz, penas, dolores; «¡sustentadme, oh trabajos! –les decía– pues frutales, que el fruto dais en flores con vosotros me entierren, ¡oh, y que tales815 para mí seréis bienes, sí mis males!». De la mesa es la ansia, es el deseo tal con que se levanta fatigado que en suspiros desecha el alma veo816 por ser de lo que el pan vivo es traslado: «¡oh, representación! –dice– ¡oh, empleo! ¡oh, cruz de mi Señor crucificado! ¡quién de tu boca al ósculo estampara por mi cara los clavos de tu cara!».817

814 Mateo 15, 28: “Entonces respondiendo Jesús, dijo: «Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora»”. 815 Cantares 4, 1: “Yo vine a mi huerto, oh hermana, esposa mía; / He recogido mi mirra y mis aromas; / He comido mi panal y mi miel, / Mi vino y mi leche he bebido. / Comed, amigos; bebed en abundancia, oh amados”. [Por el fulcite me lee Aponio (In Canticum Canticorum explanatio): Sepelite me que amore langueo]. 816 “Y cuanto más pensaba, y ahondaba en esto, se iba encendiendo más en el deseo del martirio, y de la salud de las almas, por la gloria y honra de aquel señor, que murió por él, y por ellas” (Turselino 1620, 10). 817 Véase la nota 715.

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«¡Quién de tus sienes la corona viera de espina tan agudas por mi brío! 818 Pues si alguna quebrándose dijera819 porque al entrar por ti no herirá el mío;820 venga y la aguzaré, porque más hiera si pequé yo de agudo, y de ella fio dirá, de agudo pues pequé la abona mejor de aguda en mí, que en ti es corona». «¿Quién mereciera –¡ay Dios!– ser el costado que puerta como en él a la pujanza de un golpe abierta en mí, por el soldado821 logro que en el mejor viera en su lanza? Si allí no se sintió cuando rasgado y en mí a romper por mí con alabanza de mi corazón fuera encarecida con dolor, pues por él, vivo, a la herida». «¿Quién a hieles vinagres de su muerte pusiera el labio mío, y se bebiera lo que gustó, y no quiso, y allí vierte con mal logro el sayón, y hay quien lo quiera? ¿No estoy yo aquí? ¡oh, cruel! ¿qué has hecho? –advierte– Que el no quiso beber, por favor era pues porque822 beba yo, más tú, ¡oh, rigores! hieles así derramas que favores?». «¡Quién de tu boca, oh cruz, me trasladara a la mía tu sed por beneficio! Porque de más823 y más penar llegara como tú a sentir ansias de aquel sitio;

818 Mateo 27, 29: “y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!»”. 819 Marcos 15, 17: “Y le vistieron de púrpura, y poniéndole una corona tejida de espinas”. 820 Juan 19, 2: “Y los soldados entretejieron una corona de espinas, y la pusieron sobre su cabeza, y le vistieron con un manto de purpura”. 821 Véase la nota 809. 822 Mateo 15, 23: “Y le dieron a beber vino mezclado con mirra; mas él no lo tomó”. 823 [Explica así el lugar el abad Celense, Epistol. 14]

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sed tengo y mucha –¡ay Dios!– mi sed repara, haz conmigo, oh cruz mía, el buen oficio que con sedientos tantos de ti has hecho, de hecho, te me echa a pechos, que ellos de hecho». «No me la matarás solo en penada824 copa, o cáliz de un Juan, como de un Diego825 no con la de un Andrés su enamorada a que Pedro si fue, fue de otro al ruego;826 no con la del que en Malta emponzoñada víbora a un salto que a él, de él, a otro, al fuego segada su cabeza, en mies, corrientes a hoces, de leche,827 como a brincos, fuentes». «No me la matarás, solo en que él hasta del incrédulo828 Apóstol me atraviese, no en que las piedras, que el furor engasta de Esteban,829 en coronas recibiese; no en que la Sierra830 tosca en dientes basta a mí como al Profeta me mordiese, lo exquisito no a madres dos cruel cebo

824 Juan 19, 28: “Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: «Tengo sed»”. 825 Mateo 20, 22–23: “Entonces Jesús respondiendo, dijo: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado?». Y ellos le dijeron: «Podemos». El les dijo: «A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre”. Marcos 10, 38–39. [O bona crux] 826 Juan 21, 6: “Volvió a decirle la segunda vez: «Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?». Pedro le respondió: «Sí, Señor; tú sabes que te amo». Le dijo: «»Pastorea mis ovejas»”. 827 Hechos 28, 1–2: “Estando ya a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta. Y los naturales nos trataron con no poca humanidad; porque encendiendo un fuego, nos recibieron a todos, a causa de la lluvia que caía, y del frío. [Al cortarle la cabeza a San Pablo, corrió leche por sangre; y a cada salto que dio detrás, brotó una fuente de agua, que hoy se ven y se llama las tres fontanas, en Roma] 828 Juan 20, 27: “Luego dijo a Tomás: «Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente»”. 829 Hechos 7, 59: “Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: «Señor Jesús, recibe mi espíritu»”. 830 Jeremías 23, 10: “Porque la tierra está llena de adúlteros; a causa de la maldición la tierra está desierta; los pastizales del desierto se secaron; la carrera de ellos fue mala, y su valentía no es recta”.

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del viejo831 en siete, como en siete el nuevo».832

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«No me la matarás, no aunque de buces me eche en tus tinas, planchas, peines, fieras, plomos, catastas, calabozos, cruces, navajas, brutos cuatro, humos, hogueras; saetas, sueltas ramas, arcabuces, cascos, parrillas, tábanos, freideras, ecúleos, capacetes, nervios loros, toros feroces, y de bronce toros». «¡Ay! Que de amor833 enferma el alma mía de un golpe en penas tantas, se procura beberse sus martirios con porfía porque sea en su amar más, más calentura; en vos mi834 Dios sed tengo, que tenía el que no una vez, mil, millares jura ciervo a su Salvador835, se arroja a un brinco no a fuentes836 dos, no a tres, no a cuatro, a cinco». Tanto en Francisco fue lo fervoroso de un verse morir mártir por su amado837 que por voto especial que hace animoso bien que animoso y tanto, se ve atado; siendo de un pensamiento tan honroso Ignacio el promotor, de él lo acordado sea en pública forma como en día

831 2 Macabeos 5, 24: “Luego Antíoco envió al general Apolonio con un ejército de veintidós mil soldados, y les dio la orden de matar a todos los hombres mayores de edad, y de vender como esclavos a las mujeres y a los niños”. 832 [In Martyrologio: (a 18 de julio) S. Symphorosae cum septem filiis martyribus. Martyribus] 833 Cantares 5, 8: “¡Que me estoy muriendo de amor!”. 834 Salmos 63, 1: “Dios, Dios mío eres tú; / De madrugada te buscaré; / Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, / En tierra seca y árida donde no hay aguas”. 835 Véase también la nota 357. 836 Isaías 12, 3: “Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación”. 837 “Y para juntarse mejor con Cristo, y con vínculo más estrecho de caridad, por consejo de Ignacio se determinaron él y sus compañeros (que entonces eran nueve) obligarse a Dios nuestro Señor con ciertos votos que concertaron hacer el año de 1534, el día de la Asunción de nuestra Señora, a la cual tomaron por favorecedora, y ayudadora de sus santos deseos” (Turselino 1620, 10v).

314  Xaveriadas que muere, y vive en su Asunción María.

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Y en templo señalado, porque empleo tan de su amor se viera, en que se llama de Mártires el Monte, a su deseo tan subida de punto, como él, llama; bien que Xavier no solo a lo que creo allí es ardor por voto, si de fama nueve de Ignacio compañeros lleve por suya, y de la Fama a ser sus nueve.838 Entorno del altar no en breve espacio sí en lágrimas bañados de alegría por su orden primero se vía Ignacio y tercero en lugar Xavier se vía; por el suelo su rostro, y por lo lacio de él y lo macilento que vertía gozos su corazón, en cuantos modos a todos escuchó, a él ahora todos». «Muy poderoso Dios Padre839 de lumbres del Verbo Madre, y Virgen soberana angélicas bellezas, sobre cumbres840 casi de la divina, porque humana; a vuestros ojos llega, muchedumbres de ansías, de deseos, aldeana polvo841 y ceniza a hablar el Alma mía

838 “Llegado este día juntáronse en una iglesia, llamada el Monte de los Mártires, fuera de los muros de la ciudad de París, para que el mismo puesto, y el nombre de este sagrado templo les avivase más el deseo que tenían del martirio” (Turselino 1620, 10v). 839 “Allí después de haber oído misa, y recibido el sagrado cuerpo del Señor, con mucha alegría hicieron sus votos, la suma de ellos” (Turselino 1620, 10v). 840 Santiago 1, 16–17: “Amados hermanos míos, no erréis. Toda buena dádiva y todo don perfecto es de lo alto, que desciende del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”. Génesis 18, 27: “Y Abraham replicó y dijo: «He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza»”. 841 Éxodo 4, 10: “Entonces dijo Moisés a Jehová: «¡Ay Señor! yo no soy hombre de palabras de ayer ni de anteayer, ni aun desde que tú hablas á tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua»”.

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Moisés842 si al ir, al Yo iré843, Yo, Isaías».

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«Que yo iré yo ¡oh, gran Dios! Sedme testigo con Ignacio, y los nueve en compañía hasta Jerusalén ha que me obligo por promesa especial desde este día; y por especial voto otra vez digo que a pie, pobre y mendigo, en romería donde por vuestra fe, del turco fiero mies, me siegue, a lo hoz, su corvo acero». «De entera voluntad, aun más ofrece mi corazón (mas ¡ay! ¿cómo no extraño si ya vuestro el ser mío? Aunque merece por descuido, el perdón, que no fue engaño); digo que ofrezco aun más, caso que empiece tras el presente año (el nuevo año844 de mil y más quinientos, y más treinta con cinco más) que cuatro hoy más se cuenta». «Si, o porque el mar turbándose lo impida;845 o porque en naval guerra el paso toma; o porque otra razón calme la ida; de enderezar la proa para Roma: donde, Señor, mi compañía y yo pida besando al Padre Santo el pie, en que asoma vuestra cruz por bandera, a cuyas palmas deba en su bendición, frutos de almas». Dijo; cuando al altar de espaldas vuelto el sacerdote que hasta aquí escuchaba

842 Véase la nota 745. 843 Salmos 8, 5: “Pues le has hecho poco menor que los ángeles, / Y coronástelo de gloria y de lustre”. 844 “[…] Se determinaron él y sus compañeros (que entonces eran nueve) obligarse a Dios nuestro Señor con ciertos votos que concertaron hacer el año de 1534” (Turselino 1620, 10v). 845 “Y si por algún suceso se pusiese estorbo a sus deseos, que pasado un año iría a Roma, y se presentarían, y ofrecerían al Sumo Pontífice, para que les enviase en el servicio de Dios y conversión de las almas, y de la manera que a su santidad le pareciese, sin exceptuar lugares ni tiempos, y sin pedir viático para su camino” (Turselino 1620, 11).

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y el mayo en flores por el suelo suelto como oloroso en yerbas, su pie hollaba;846 entre accidentes a su Dios envuelto reverente en sus manos les mostraba de ellas si al recibirle ellos despojos hechos arcas del pan, de agua sus ojos. ¿Quién ve lo cariñoso en verde obscuro de una amorosa yedra toda abrazos si a esta piedra, si a esotra en firme muro tiernamente la aprieta entre sus brazos? ¿quién la vid de linaje cuanto escuro tanto de noble sangre en sus regazos que a este álamo a esotro abraza y popa de tronco a rama, y de rama a copa. ¿Quién a la clara luz por nube rara que en ella abrazándose amorosa tanto se ve al abrazo por su cara júbilos de alegría, cuanto hermosa? ¿quién que el blanco azahar si se repara con su verde abrazarse mariposa bien que parezca bien, no al sol que al pasa las alas a la flor celoso abrasa? Que no, pues, vea a los once así al alzarse la mesa celestial de comulgados, que uno a este, otro, a aquel (al abrazarse bañados de alegría) que a dos lados; sin saber desasirse ni soltarse en lágrimas sus ojos desatados, a lo álamos, nubes, verdor, piedras vides, de sí, azahares, luces, yedras.

846 “Renovaron después juntos todos, el tiempo que estuvieron en París, otras veces estos votos. Y hacían esto cada año este mismo día de la Asunción de nuestra Señora, y en este mismo lugar, y con la misma espiritual alegría para refrescar y renovar la memoria de su obligación y obligarse más de nuevo” (Turselino 1620, 11).

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Los votos hechos en la forma dada con parecer de Ignacio determinan de Paris a Venecia hacer jornada847 para donde a pie, y juntos se encaminan; si bien primero Ignacio acelerada fue peregrinación, que peregrinan pues va antes que ellos van, para en ausencia la señoría mudar, en excelencia. En excelencia, aun más que era excelente si en fervor, en valor, piedad cristiana a la nación que más, pasó su gente a sí misma ya más, que es veneciana; si por divina industria, ¡y qué ferviente! Por excelencia, aun más, que es soberana de un Xavier hará Ignacio en compañía señora sea de sí, que es señoría. Pídeme de Xavier la grave historia de ciudad y nación esclarecida como es la veneciana hacer memoria de su ser, de su fama bien nacida; de su origen el parto cuya gloria en humo no se fue, de él procedida, de su propagación, leyes, oficios, ritos, trajes, costumbres, edificios. La que antes dicha Teucria, a Teucro fiero después Dardania, a Dárdano temido848 Troya, a Troe después, Rey el primero que en nombre, hasta hoy, no en ella destruido; la que tres veces fue cuello al acero en su sangre real púrpura teñido y al robo hermoso, por feroz tramoya la que no en más quedó, que aquí un fue Troya.

847 “Como se partió a Venecia y del mucho trabajo que pasó en el camino” (Turselino 1620, 11). 848 [Plutarco, Vida de Camilo y Sertorio]

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De su devastación que el orbe aclama la Italia se pobló, pues fugitivos henetos,849 y troyanos, de una llama gula, que fue, de muertos, y de vivos: por migajas cayéndosele, infama la huida en que perdieron los estribos de un caballo si así furioso en guerras de sí los arrojó, por varias tierras. Cuando por Antenor,850 él de la ardiente Troya quiero decir, sí él de la espada caudillo valeroso a heneta gente que del fuego sí huyó, se halló así helada; hallando por los montes no valiente el abrigo, que el miedo, en derramada, por junta por el ya, que en calor entra tan como Troya, Troya cuanto encuentra. Desciende con sus huestes numerosas por la Oenotria851, en el mes que se va en flores o, en lisonjas al sol, cuantas es rosas o, sobre brasas de él pomas de olores: por852 abril digo en era que curiosas de años plumas celebran o escritores, sobre cuarenta mil, cuatro mil horas más doscientas, cincuenta más, que Auroras. Plantan reales, despliéganse pendones del orbe, en la que en nombre suena a bueyes853 por hermosa, y por serlo de naciones galanteo común, como de reyes; forman contra evaganeos, escuadrones

849 Pueblo de la Paflagonia. 850 Siguiendo la mitología griega, era un consejero del rey Príamo de Troya. 851 [Italia, ab Enotrio fundatore] Los enotrios fueron los primeros colonos griegos que fundaron Crotona alrededor del 710 a.C. De este término derivó el de Enotria, la tierra del vino, con el cual se indicó la Italia meridional. 852 [Troya capta mense apritis. Anno ab orbe condito 450 que hacen días 44250. Plutatch supra prox.] 853 [Italia dicta Graecem a bobus ob pulcritudinem]

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que eran, a la sazón los que a las leyes de su Esperia854 sujetos, o su Ausonia855 mas ya, ellas, ellos, y ella, a Paflagonia.856 Troyanos pues, o henetos señores de la región, o evaganeos857 rendidos que entre soberbios Alpes, y furores del que Adriático es mar se hallan nacidos; hallan sobre sus aguas vencedores los que aun más que en su fuego antes vencidos, si por ellos, sobre ellas, ven se fragua Venecia, que de aquel, los vengó, en agua. Bien que de su ciudad, Venecia fuese más que otro nombre, el nombre, oigo en Vegecio858 fue, porque aun en el nombre, hija se oyese del mar, que pisa, y la engendró desprecio; si verde el mar, si azul, Venecia, en ese color, por de esperanza, y de más precio por de cielo, en sí dice, es más primores que en sí es, si es le espera, en es colores. Ciudad de cuyo nombre, el señorío de nombre fue, y será, pues veneciano, fundada el año que al rigor del frío Dios nació, y tan sin él, que nació humano;859 si el que cincuenta se contó de brío sobre ocho veces más cincuenta, ufano año el mismo, en que al Átila, Aquileya860 fue otra Roma, él, Nerón, desde Tarpeya.

854 [Dicta Esperia ab Espero] 855 [Dicta Ausonia, et regio marítima] 856 [Paphlagonia regio Henetorus seu Troyanorum. Latinas sic ex Barrone] 857 [Llamabanse así los habitadores de Italia, antes que los troyanos viniesen y los echasen de ella] 858 “Para evitar que las naves de reconocimiento revelen su presencia por su color blanco se pintan las velas y los cabos de color véneto, que es similar al del agua del mar, y se tiñe incluso la cera con la que se suelen calafatear las naves” (Vegecio 2006, 364). 859 [Anno a Natali Christi 450 condita] 860 [Latinae verbo Venetias]

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Ciudad célebre aun más, por lo que hermosa muro y fosa la hacen, que aseguro861 si de piedra en cimientos, es la fosa que de agua, en lo débil, fuerte, el muro; entrada, y por asalto, en numerosa tropa de embarcaciones, y tan duro que sobre el muro, ¡oh, qué valor! Se viera ya en cada banderola, una bandera. Ciudad que por asedio hermoso avista cuenta lagunas mil, y más ochenta si es que no por vencida, de sí, vista en tantos se dan espejos, como cuenta; de islas en contorno, también vista que dudo si ella más, que ellas sesenta ya, o fortificaciones las que digo al mar que viene, opuestas, enemigo. Ciudad de tantas islas coronada porque así represente en ellas huella de la que fue de un mundo y es llamada señora; ellas sí en él, ella sí en ella;862 y a la verdad Señora entronizada en solios tres, sí tres863 provincias, bella a sus sienes corona, de Istría en oro Marchia Tarvisina,864 Julio foro. En quien se engastan piedras por brillantes preciosas islas mil, ciudades netas aquellas de valor, si en fondos Zantes865 Cefalonias, Corfús, Zacintos, Cretas;

861 [Ex Gaspare Cantareno, patricio veneto, lib. 2, et quem sequuntur] Se trata del teólogo y diplomático veneciano Gasparo Contarini (1483–1542) autor del De magistratibus et republica venetorum (París, 1543). 862 [Leandro Alberto in description. Veneti relatus a Cantareno, cap. 2] Se refiere a la obra del historiador dominicano Leandro Alberti (1479–1552) titulada Descrittione di tutta Italia (1568). 863 [Divídese la Señoría entres señoríos cuyos nombres los que dicen los versos] 864 Es una expresión del siglo XII con la cual se indicaba el territorio alrededor de la ciudad de Treviso, territorio veneciano entre Garda y Venecia Julia. 865 [Nombres de las más principales]

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sobre todas aún más, la866 que fue antes joya para una diosa, a quien sujetas por amores se vieron, que no abonas de tres veces tres reinos, las coronas. Margaritas esotras sí ciudades que su corona, ilustran por buscadas del Mercader solicito, en verdades de que ellas todas de él fueron compradas; bien que ensalces a Brixia,867 a Padua, agrades a Bérgamo, a Narbona, a Crema halladas868 con Chataro,869 con Zara,870 venturosa Vinsencia,871 perla, aun más, que ellas preciosa. Cosas de ti, oh ciudad, diría gloriosas pues otra Roma en senadores graves,872 Cartago otra a sus armas poderosas, cuando en ciencias no Atenas pues más sabes; Lacedemonia en leyes numerosas, si en fábricas Egipto, la que cabes en juros de la India, la que eres Pomona, en quintas Flora, en campos Ceres. Ceres, Flora y Pomona, de Amaltea cornucopia en tus frutos, frutas, flores,873 vistiendo estas al mayo de librea con variedad de tintes y colores;

866 [Chipre dedicada a Venus, isla un tiempo señora de nueve reinos. Reyes de ella los venecianos] 867 Brescia. 868 Mateo 13, 45–46: “También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró”. 869 Kotor o Cattaro en italiano. 870 Zadar, Dalmacia. 871 Vicenza. 872 Salmos 45, 4: “En tu gloria sé prosperado; / Cabalga sobre palabra de verdad, de humildad y de justicia, / Y tu diestra te enseñará cosas terribles”. 873 “Abitano in questa citta (per maggior parte) pescatori, ortolani, et artefici di sale. Quindi camminando verso Vinegia vedesi una bella e vaga pianura, ornata di vaghi orti i frutti dei quali sono portati a Vinegia”(Alberti 1551, 424).

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o en la mosqueta hermosa, o en la fea violeta de quien son galanteadores de luto siempre el lirio, el jazmín breve copos, y por abril, siempre de nieve. ¿Cuántos de los que arrastran frutos llevas si el de a lo sierpe en piel, es visto asombro,874 si a lo culebra, el que se enrosca apruebas por in herba anguis latet,875 al cohombro? ¿si la que es telas, y entre telas nuevas a los ojos buen grito, en que la nombro? ¿si el que a lo desollado en color bella mordido es tan mordaz que nos desuella? ¡Pues, qué frutas! La pera a lo aldeana tan de pardo vistiendo en sabor rico, la cermeña olorosa pera enana, el pero, aun en sabor, con tanto hocico; de corazón no alegre, y tan galana, la camuesa, y la guinda enojo enchico que su condicioncilla tiene en prueba la cereza es quien solo se la lleva. En aves a tu plato, un quinto día, en las de para un real divertimiento cuanta guerra campal la cetrería triunfos es a los ojos por el viento; en fatigar las selvas montería cuanto al perro es coraje, a ti contento, en la planta un Noé, menos de Baco los humos, que aun ni en humo, el soez tabaco. Que en ti y por tus provincias de abundosos, en florestas, frutales, hortalizas carnes sabrosas, vinos generosos,

874 “Veggonsi quivi secondo le stagioni diverse spetie di frutti et tra gli altri buoni poponi, cidriuoli, langurie, capuzzati, causli grosli, garzofori, con altri simili frutti, per i quali i chioggioti ne traggono gran guadagno” (Alberti 1551, 424). 875 Virgilio, Bucólicas, 3, 93.

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y fértiles tus campos solemnizas; es mucho, ¡oh, gran ciudad! Si caudalosos ríos te los fecundan que eternizas en uno pues el Hidra en nombre a Euterpes no una ya por sangrarle, es sierpe, ¿es sierpe? ¿No sierpes de cristal Euripo, Driaco, Temabo, Tesi, Po, Sili, Reeno, Sarca, Miucio, Formio, Arsias, Benaco, Liquencia, Soncio, Ansa, Isi, Medeno, Amphora, Tiliabento, Meduaco, Imesulo, Bachilio, Estrella, Idreno, Garcia, Reno, Naliso, Iseo, Tergola, Tulmin, Rosano, Obrenta, Labandola?876 A tal fertilidad, como labores mas ya en ti tus riquezas, que en ti espumas si las rentas de frutos, aun menores877 alcanzan, a guarismos, como a plumas;878 bastantes (¡gran prodigio!) guerreadores en la campaña, a sustentar, si sumas cuarenta veces mil, no un año, años hijo, ¡oh ciudad! Tuyos, que aun no extraños. A tal riqueza, en noble, ilustre gente de quien mil veces tres familias cuenta pues plebeyas son más, millares veinte879 y más de armas tomar, pues son cuarenta; arrastra el rico traje, que se siente así en la autoridad, que representa por lo largo, le obliguen al ultraje

876 [Nombres de todos los ríos y más señaladas lagunas por toda la Señoría. Ex Leandro In Descrictione. Venet, Dominij, lib. 2. et Gaspare Cantareno, patrit, venet. lib. 1. et 2] 877 [Thomas Eduardus Anglicanae: Cingitur urbs, venetum pelago, ditissima nummis] 878 “[…] essere in Vinegia da ventimilia fuochi, overo famiglie e dandoli due uomini per familia da fatti sarebbero quaranta milia et gentil'uomini tre mila” (Alberti 1551, 411v). 879 [Donato Giannotti, Dialogi de Republica Venetorum: “Vicies mille propemodum Lares seu familias qui ferendis armis idonei 40000, Patriciorum ad tria millia”] Esta cita no se encuentra en el libro de Giannotti mencionado por el autor sino en el de Gaspar Ens, Deliciæ Italiæ (1609, 103).

324  Xaveriadas de andar, si humilde así, de corto en traje.880

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A tal ostentación aun más preciosa por matronas tan graves (bien cubiertos pechos, brazos y hombros) se ve hermosa (cuanto fea, de ornato, antes desiertos);881 libertad de su pelo, en licenciosa por la espalda soltura, a lo de huertos pensiles de mosquetas (sí, o esclavinas) conchas sobre él, medallas, clavellinas.882 A tal bizarría, y gala aun más el arte bizarra en edificios, según veo frondosa si a tu Euripo, de esta parte883 como de estotra es margen y recreo; mil veces ocho en largo para darte como once en ancho en sí, pasos, paseo por quien carrozas, góndolas tu Tajo su agua arriba, ya rúan, su agua abajo. Hace aun más tu cintura, hermoso el talle ancha verte en seis barrios dividida si en pasos treinta mil al rodea[r]le (que en circuito esos son) por quien ceñida;884 tan de pliegues en una, y otra calle que en dos sobre setenta repartida si, o acequias te guarnecen de agua grata franjas doscientas, más tantas, de plata.

880 [Gerardus Mercator, Atlas Sive Cosmographicae Meditationes De Fabrica Mvndi Et Fabricati Figura: “Venetis vetustus est laxitate insigni et prolixitate”] 881 [“Feminae olim ulnas, brachia, pectus, humeros nudabant, nunc omnia contegunt”. Mercator, Atlas] 882 [La gala de las señoras, tender el cabello por hombros y espaldas entretejido todo de flores y rosas artificiales] 883 [Calle de agua la mayor de la ciudad, por nombre Euripo; tiene de largo 8000 pasos y 11 de ancho por un lado, y otro con casas y edificios suntuosos] 884 [Divídese la ciudad en 5 barrios. Tiene de circuito 30000 pasos, las acequias de agua o calles que cruzan 400 que erogan por ella 460. Y otros barrios menores 72]

Canto VI 542–597  325

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Sobre la rica guarnición, no pasas tan sin asombro ya, que a centenares puentes no, pues por puentes, a islas, casas seis veces diez sobre ella a lo alamares;885 bien que por tantos ojos, que no tasas entran y salen barcos (a millares cuatro y más cuatro) a fin de que dispones a lo ojales sean ya de estos botones. Cuando anchurosa plaza saya entera con falda de otras dos, que atrás no igualas te la sustenta en su colu[m]na el fiera de fieras rey león, y león con alas;886 armas del coronista que escribiera lo que otras plumas tres, para tus galas si en la guedeja del feroz, presumas poner pluma, a lo airón, que es cuatro plumas. Sirviéndote (en palacio suntuoso del gran Dux, que allí octava es maravilla) por rizos de un reñido belicoso en armería tan real, bella espadilla;887 si de Marcos el templo, aun más famoso que te cae joya al pecho, y al oi[r]la por de tu culto, y más de tu fe alteza joya sin par si en él, de ella es firmeza. Firmeza de oro y tal, que hasta en tejados una ascua de oro es, en pavimentos de piedras preciosísimas, gravados en ellas jeroglíficos portentos; uno entre mil se ve, dos barajados gallos con crestas de oro, tan de alientos dando en una raposa, y sin teme[r]la

885 [Tiene 60 puentes y para andar por las calles 8000 barcos] 886 [La plaza mayor de San Marcos tiene al lado otras dos menores y en medio de ella sobre una columna hermosísima un león con alas armas del Evangelista patrón de esta insigne ciudad] 887 [Están en esta plaza los palacios del Dux, como el templo suntuosísimo de San Marcos y en ellos, la armería curiosísima]

326  Xaveriadas que ellos, allí, ella son, y es ellos, ella.

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Entendiendo Joachimo el misterioso autor de jeroglíficos888 que alabo Esforcia el milanés daría raposo en Luis doceno, en Carlos el octavo: como en franceses Reyes, su furioso dando en la dicha ajena, y de ella el cabo que dice entre sus crestas ya es raposa desengaño, el que astucia fue engañosa. Basílica tan reina te contemplo que cinco, y más sesenta por tus damas; y por meninas en que estribas templo columnas ciento, y más noventa aclamas; tan misterio en tu copa (raro ejemplo) por presente del bárbaro, a quien llamas (muy otra de aquel brindis) a su imperio misterios del altar, crea, es su misterio.889 Como al trono, y tan tuyo adoraciones de católicos duques venecianos que en guerra, como en paz otros [Es]cipiones democráticos rigen ciudadanos;890 veo por tierra arrojándose por dones sus coronas te rinden a lo ancianos cuantos diré, y en nombres fueron: Cionos,

888 Se refiere al libro Symbolorum et Emblematum (1590) del físico alemán Joachim Camerarius “el joven” (1534–1598) 889 [Hay en Venecia 65 templos, sin otros menores de santos, y religiosos y hospitales y de monjas. Tiene este templo en todas 192 columnas. El emperador de los turcos Usuncasano (Jacoboín) envió a este templo por presente la copa de oro embutida de pedrería en que solía el beber] Apocalipsis 17, 5: “y en su frente un nombre escrito, un misterio: Babilonia la grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra”. 890 [Aristocráticos se ha de decir. De aristocracia rigen ciudadano, así diga] Apocalipsis 4, 5–6: “Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios. Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás”.

Canto VI 598–654  327

Aurios, Otones, Anafestos, Tronos.891

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Grédnicos, Osos, Ángelos, Caudianos, Vitales, Sílvios, Galas, Viseólos, Poncios, Corelios, Landos, Sigrimanos, Tradónicos, Flavanicos, Tempólos, Marinos, Critos, Priulos, Lauredanos, Zanos, Tribunos, Hypatos, Dandolos; Tegalianos, Mozénicos, Rainerios, Superancios, Medomos, Obelerios. Aun más sobre los dichos: Particiatos, Galbaios, Bendraminos, Maurocenos, Grimanos, Ancanorios, Ateodatos, Monegareos, Enricos, Cantarenos, Dominicos, Centranicos, Donatos, Barbadicos, Ordelafos, Estenos, Dándulos, Mastropetros, Georgios, Oinas, Ordelfos, Bembos, Fúscaros, Cigognas. Dos de estos solo presos en batalla, y muertos otros dos solo en ella, siete y más diez que en ella rotos se halla, y en vencer que ocho, y más seis con estrella; por uno de los cuales, no nos calla del turco fue la retirada bella si a ochenta, y ciento más tras él bajeles de sus turbantes vio la flor, claveles. Cinco los que acabaron desterrados y los que en muerte atroz acaban cinco cuatro los a quien ojos arrancados y solo en ser cruel de uno el ahínco; dos que de tristes mueren, consolados los que en religión cuatro, en quienes finco lo ilustre de la paz, que nueve asientan con siete veces dos, que el reino aumentan.

891 [Leandro Alberti, Descrittione di tutta Italia, in serie, ducum venet. lib. 8]

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Como por tierra, y mar triunfos del huno, del macedón, del griego, del polano, del dálmata, del mota, del beluno, del belgrado, del siro, del basano, del benonés, zarense, tragusuno, sacio, conaglio, carno, norentano, anconita, escaligero, y la hoja vuelta, a un Feltro, a un Carrario, a un Barbarroja. Duques cuatro, vivieron años ocho, tres uno, y otro más, seis veces cuatro, mas otro si uno más, menos si ocho sobre diez, cinco duques, treinta y cuatro un Dux, y duques dos, veinte, y más ocho, tres, siete, cuatro cinco y cinco, cuatro, seis dos, y cinco, seis, tres, diez y siete, dos veces siete, seis, solo otro, siete. A diez años de vida en el Ducado de todos solos tres, según parece, que a cuatro veces cinco, dos he hallado, dos, que a tres veces seis; menos si a trece cinco, y a doce tres, y tres notado que a quince, y cuatro, a once; en que fenece la cuenta, que de meses a otros breve de once, fue, cuatro dos, uno, diez, nueve. Dije de ti, oh ciudad, mucho, y quisiera tender aun más las velas, a favores del más próspero viento, que me espera hablando en tus costumbres por mayores; mayores pues que cuanto dije, en era de tan sabios, prudentes, senadores como los que veneras por tus reyes en ley de Dios más doctos, que en dar leyes. De todos sea la muestra, uno en su lecho blando, mullido, en felpas escudado contra el desnudo hibierno, con un pecho como suele él tener, bien apretado;

Canto VI 655–723  329

si de nieve a arrancar copos, en hecho de verdad, con tal tos de aires, se ha hallado que aún no a tanto toser despierta al oído del cielo si a esta voz, a su ruido.892 695

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«¿Cómo? –dice y se oye en tono airado– ¿que tú en dorada cama en tanto abrigo? ¿tú entre holandas,893 y colchas sepultado? ¿y en más profundo sueño, y muy mi amigo? Jesús, el senador, mal recordado ¿quién –dice– hasta aquí entro? ¿cómo? ¿qué digo? ¿no responden? ¿quién es? ¿mas si soñaba? ¿si es pesadilla?». Mas la voz, tornaba. «¿Cómo que allí mi siervo, expuesto al hielo su almohada, el brazo y el portal su cama? ¿de ella el colchón, un poyo sobre el suelo? ¿la ropa de ella el saco áspero entrama? ¿sin más cortinas que correr, ni cielo que el cielo, y corre un aire, que así brama?». Voces da aquí, tomó la campanilla toca, y con luz, su gente acude, a oi[r]la. «Dadme a vestir, ¡oh amigos! ¡presto! Os ruego no me pregunte no, nadie importuno ¿por qué a esta hora? ¡encienda! Encienda fuego o en esa, o en otra chimenea alguno; a donde voy no sé, sé que irme luego importa al que, él y Dios, son para en uno, hachas llevad, delante iréis vosotros: ¿qué hacéis? ¿que así os miráis unos, a otros?». Su prisa es tal, oh turbación presente, que a medio admitir va su envestidura, si aflojo atar el tocador la frente sin el sueño le dice, la soltura; ya el birrete de un no siquiera o tente

892 [Pedro de Ribadeneira, Vida de Ignacio de Loyola, lib. 5] 893 Véase la nota 35.

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como de levantar la ropa jura de caer es del revés, cuando el pie apela si en chancleta al zapato, y fue a él, chinela. En gondolilla propia, amo y criados se meten, y a la vela por las calles de sus aguas se dieron, arrollados tan en capas de barrio, cara y talles; que perlesías de frío a lo azogados a oír cual copla, la helada en pasacalles de un cierzo a esquinas músico que sopla perdonarán la música, y la copla. Discurren, vuelven, tornan, cuando encuentran en plaza de la fiera guedejuda mansa, a halagos de Marcos, luego que entran en ella, con un bulto de hombre, en duda; de que bien presto salen, si a él se entran tan de a lo de su ronda en noche cruda que cruda a fe, y no mucho, por valiente si así tiembla, así da, diente con diente. Hallan que sobre un poyo recostado de la muerte cogía, el descamino dormido un hombre pobre, y despeado de tanto andar cansado peregrino; cuando el Senador llega, que al criado el hacha le tomó, y hecho un camino y otro, y tantos sobre él, al le examina no el peregrino, ve, le peregrina. Llega hacia él más la luz, y puesto el dedo que ni hablen, ni aun chisten les intima a cuantos con él llegan de él en ruedo si aun duerme el que presume es el que estima; y aun el que el cielo busca, nunca quedo con pajes de hacha estrellas, de sí encima aguas que el cantor rey se las aprecia

Canto VI 724–790  331

por Venecia, a lo calles, de Venecia.894

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Hecho un argos de atento (a llama clara como hermosa de hacha, que pelea y lucha es con el aire, si en su cara tras decirle anda ya, que es una fea); mira, y torna a mirar, vuelve, y repara que, a pie, es el pie, que el saco basta es crea la cuerda, soga, de quien caer no rica caja de lata, y vil calabacica. Ve que el bordón abriga entre él un brazo que reclina en el otro su cabeza, que la pobre esclavina895 de un retazo mal zurcido parece, y de otra pieza; que a un plazo escaqueada, y a otro plazo de concha es, o medalla a lo firmeza bajos sus ojos, que dormido advierte con modestia, es imagen de la muerte. Por debajo aun más ve de la esclavina le caen del hombro al pecho numerosas cuentas, y que de palo (no más fina ni curiosa) la cruz, que ellas curiosas; de ella colgando en chico peregrina muertecica de hueso, a almas hermosas no feo espejo, y con cuentas porque al ve[r]la por buenas se den pues, cuentas con ella. La cruz llegó a su boca, y al besa[r]la Ignacio despertó que Ignacio era el pobre, el peregrino, que se halla turbado aun más, que el Senador viniera; tiénele de la cruz, que no solta[r]la quiso el que de ella asió, porque prendiera de ella asiendo al que irá según infiere tras el mejor, porque tras ella, él muere.

894 Salmos 148, 4: “Y las aguas que están sobre los cielos”. 895 Véase nota 453.

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Ignacio imaginó fuese la ronda y en su imaginación se confirmaba oyendo con voz grave, que responda le manda él que le asía, y preguntaba: «vos por aquí a una hora, que os esconda de mí ¿por qué ladrón? –disimulaba sagaz como prudente, otro sentía– Bueno, y de él ¿qué dormís? Bueno a fe mía». «¿Cómo os llamáis? ¿quién sois? ¿qué os ha traído a ciudad que si rica es poderosa como para él que pobre y desvalido en hospitales mil y aun más, piadosa? ¿solo a dar con un templo habéis venido como en riqueza, en fábrica ostentosa del orbe asombro? ¿en noche y tal no a umbrales por pobres vos? ¿vos pobre de hospitales?». Humilde Ignacio a replicarle iba cuando él le ataja, cólera fingiendo: «lleva[dl]e –dice– a cárcel en que viva con más abrigo, que al sereno entiendo; pues mi casa ha de ser mientras aviva aire como el que sopla un sol naciendo por encender brasero, obscuro ahora más linda después brasa en roja aurora». A la vela con él en fin se dieron y puerto a tomar llegan al palacio casa del Senador donde volvieron peor cárcel que otra cárcel para Ignacio; si vio lo diligentes que anduvieron a algún secreto orden que en espacio breve el amo les da de que a gran priesa gran lumbre haya, espléndida real mesa. En tanto pues que fuego aun más se hacía en la flamenca estufa de una sala y que allá en las cocinas se acudía al desplumar del ave asida el ala;

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con lo demás que el noble prevenía en solicitud tal, cual de un regala el preso ve que grillos se echa en lazos de amor él que a sus pies, de ellos abrazos. De tal prisión confuso Ignacio ignora la causa, y no el delito, si el exceso de él que sus pies abraza, y a ellos llora como humilde mejor juzga sea preso; si indigno él de honra y tal, al que le adora por delincuente tuvo, y tanto en eso que a sus pies se le arroja porque a asi[r]los grillos sea que a él le echó, no él, del sea grillos. Uno y otro por tierra derribados de humildes uno y otro a lo batalla sobre ella a lo Anteones porfiados o ambos a dos vencidos al deja[r]la; ya el Senador, ya Ignacio laureados aquel en no la deja, este en toca[r]la cuenta se dan ya en pie, muy a su espacio Ignacio, de sí a él, de sí él, a Ignacio. El cual reconocido sumamente al cielo que en su voz, por él no cesa resistirse no quiso al que prudente le lleva ya a la lumbre, ya a la mesa; siéntase en cabecera, aunque lo siente la servilleta tiende, y el pan besa, cuando a pedirle de limosna vino bien acaso a la puerta un peregrino. Para él entra a pedi[r]la hasta la sala el paje que le ha visto, y se le ofrece: «¿si cosa es de su huésped? Porque en gala y costa del vestido, lo parece»; dícelo a su amo así, que así regala a su Ignacio a quien ama, y le merece haga lo que con él, con él que oía que entre es mejor, «decid que entre» –decía.

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«¡Entre!» –torna a decir alborozado– como Ignacio no menos que le espera a que entre, y ya entraba rodeado de cuantos había en casa, y más si hubiera; vele Ignacio, conócele, bañado de gozo aun más que Fabro, pues él era y a río vuelto de abrazos, de alzar trata el plato el paje, y no porque de plata. Suspensa y admirada está la gente, el Senador alegre a maravilla «¡volveos a sentar! –dice– en que se siente nuestro huésped ¡traed! ¡llegadle silla!»; convida Ignacio a Fabro a que se siente en cabecera, oblígale a admitirla: «¿que esto veo? –le dice– y bien, me tiene veros fuera de mí, ¿Xavier no viene?». «¡Viene!» –responde– «¿y pues adónde queda? –Ignacio replicó–. «Queda hospedado –Fabro dice– entre pobres con quien pueda verse por de hospital más regalado; yo el cuidado tomé de andar en rueda la ciudad hasta hallaros, ya os he hallado, mi viaje oíd». El Senador apresa: «no, ahora». Ocurrió, después, por sobremesa. Fruta no hubo del tiempo que no honrase por reliquia uno y otro en una fresa, no ave que no más se gorjease chirriando en el plato que antes presa; no vino generoso que al abrase, no toque a fuego y agua pida apresa, no aparador en vidrios al respeto que guarde ni aun, a un átomo secreto. No paje, no criado, o gentilhombre que a la mesa no sirva descubierto si cual así ya el plato trae y por nombre soy de regalo y grande, pues cubierto;

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cual que con blanco el tinto que le asombre o borre el agua de color incierto si a lo Camaleona, es ya en colores con blanco brasas, y con tinto horrores. Por postres un verano, y en hibierno se les pone delante, pues la pera en conserva, y con ella el duro y tierno durazno, que no en miel, más dulce era; la guinda, y el membrillo que el infierno del año ha menester, para ser cera, en tortadas, que acaso aquí tuvieron tan buen fin, pues no el fin, porque se hicieron. Los manteles al cabo arrebujaron si en la fuente de plata se cogieron como los que encogidos, se mostraron de cuan cortos tendidos anduvieron; oh cuánto aquí los dos se señalaron en las gracias que al Cielo dan, y dieron al Bienhechor, que como a Fabro obligue prosiga en su viaje, así él prosigue. «No dudo, oh Ignacio –el Fabro refería– que os cause novedad la acelerada partida nuestra de Paris en día896 como en mes no por vos determinada; si por vos, y por todos que sería quedó de acuerdo el mes de a lo alocada condición, o de niño, que a una hora tan presto ríe, como presto llora». No en febrero del año que a este hereda y se habrá de contar diez veces ciento sobre cientos más cinco, y más en rueda treinta estíos, y más siete que cuento; porque a lo sol el rey Francisco queda contra la imperial águila ardimiento

896 [Turselino, lib. 1, cap. 4 et.5, ubi et quam sequuntur]

336  Xaveriadas del César cuyos ojos, más que él, pinto valientes son, pues son de un Carlos Quinto. 935

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Como en armas España, en armas Francia se pusiesen juntándonos, venimos en salir a campaña, si a su instancia tomamos el camino, a que salimos; de a lo soldado en mes, de a lo arrogancia si en noviembre arriscado, pues le vimos de la hoja, en ninguna, entre aguaceros todo, él, de aires bravatas, todo, él, fieros. Por campos loreneses, rodeando y germánicos pueblos revolviendo nuestra pobre comida mendigando y al hombro nuestro hatillo mal sufriendo; mas por irse entre todos remudando que por carga de libros pocos siendo y papeles aun menos, de una sierra al pie, con ella dio Francisco en tierra. «¿En tierra? ¿qué decís? –Ignacio dijo– a no, oírlo de vos no lo creyera, ¿que cayó a carga, y tal? ¿él que por fijo la misma sierra, en que cayó sufriera?». «Tal su cansancio pudo ser prolijo –réplica el Senador– que otro cayera, ¿cómo cansancio –Ignacio salió al punto– pudiendo a talante ser de un mundo junto?». «Confieso –el Fabro prosiguió diciendo– que luego que le vimos arrojado sobre la dura tierra, atribuyendo de ella se hiciese cama al ir cansado; en torno de él sentándonos, riendo y en burla le dijimos, lo alentado vuestro al salir, Xavier, es ya hacer campo del campo al sueño, en él, ¿cama de campo?».

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Uno le dice de nosotros: «¿cómo? ¿cómo? Que así el que a todos nos corría a más y más correr, del nuestro como ¿y aun cordelejo pues con alegría? ¿caído así? Que así rendido asomo de un tan atrás de vos ¿seáis cobardía? ¿cuándo antes el seguiros diligente nuestro andar el cobarde, y ya el valiente?». «¿Cómo? ¿y vos otro? –dice– Así caído de esta montaña al pie de su fragura ¿Sisifo aun antes sois de haber subido al hombro con la carga hasta la altura? Si él al llegar con ella a lo engreído de su cumbre no cae, cae de él la dura piedra cuestas abajo, y ser ya puede ¿quién subió sin rodar, sin subir ruede?». «¿Cómo? –y pues otro añade– Vos navío que de Paris en popa, como un viento a lo ahuecado en velas vais en brío como en ánimo próspero, de aliento; surcando el valle, el monte, el vado, el río del mal paso el escollo, y del atiento bajío peligroso del pantano rémora en él de vos, vos, no él, ¿y en llano?». «¿Cómo? –otro aun más que los demás decía– Raudal vos representado en detenido correr alegre que en su prisa vía ¿lo corrido atrás deja de corrido? ¿acaso pues paráis, queréis que el día delante os eche el pie? ¿Ni a un cometido os convide siquiera el sol, ya noche cortés, viéndoos cansado, con su coche?». «¿Cómo? –otro le argüía– ¿A parar vino en parar a dos pasos lo animoso de un para vos ser tantos de camino cuantos desde el francés al turco odioso?

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A este paso pensáis, y peregrino llegar de Palestina, al espacioso campo de dichas, ¿cuántas vio en sí huellas de él que cielo le holló, y estampó estrellas?». «¿Cómo? ¿Si el capitán –otro replica–, se queda atrás, delante irá el soldado? ¿cómo el bordón enristrará por pica? ¿cómo esclavina897 embrazará escudado? ¿cómo a asaltos, o al risco, o al que se pica de agrio monte en subidas denodado? ¿cómo hasta el foso, o en ríos? ¿cómo? ¿o en lodos?». Uno dice, otro dijo, este, aquel, todos. «Yo que a su lado, y cerca de él me hallaba asiéndole de un brazo le decía burlándome no más, que bueno estaba: ¡vamos alto de aquí, que se va el día! Pues si por ir cansado lo dejaba no quedase por eso, si ya uncía estrellas de su carro el sol, que en coche de día es señor, y labrador de noche». «Pero vi que callaba a cuanto oía ni aunque pusiese a alguno buena cara cosa que en él por nueva, parecía siendo como es tan agradable, rara; vuelvo a asirle del brazo, y se volvía a caer con desmayo, sin que alzara los ojos más caídos, con que entramos ya en cuidado, y con más, más nos llegamos». «Hacemosle preguntas si se siente malo, que lo parece, y el semblante antes que él respondió, pues por la frente dice en un frío sudor que sí al instante; el rostro sin color, que sí, y no miente que sí el pulso, que sí, pues formicante,

897 Véase nota 453.

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hasta que sí su boca en un ¡ay! Blando que sí y sus ojos más, que sí llorando».

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«No en verde Espino tropa de avecillas que asentadas risueñas se gorjean dando vayas a flores maravillas por del sol muy mujeres si se asean; por del mismo, en no hay bellas ya ni oi[r]las tan viudas, difunto, que no sean cuando festivas tanto, sus querellas, si ellas a un susto son, lo que aun sol, ellas». «No de otra suerte pues enmudecimos unos, y otros, que de burlas hablamos si al mirarle suspensos, nos volvimos a mirar, y a mirarle otra vez vamos; turbados tanto al susto, que nos vimos, viendo a Xavier, que estruendo le escuchamos que puestas de sol luces, ya en sentí[r]las) sus mudas aves, viudas maravillas». «Cual la cabeza, sobre el brazo hacía reclinase, y la mano blandamente compasivo, poniéndole sentía traspasarse del hielo de su frente; cual el pulso tomándole se ardía en su tacto también como el doliente, si al él porque aprisa desabrocha el pecho sale, el silicio áspero, un león hecho». «Fuímosele a quitar, y a la defensa salió la mano de Francisco atiento»; «¿por qué amigos no hagáis tan grave ofensa a quien sí me hace mal, no el mal que siento? Mayor es mi dolor, mi pena inmensa ¡ay! No sé si podré falto de aliento echar la voz que diga: ¡ay Dios!». «No pudo llegando aquí hablar más, ni que aun yo dudo».

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«De él me abracé, con prisa otro buscaba agua de arroyo, o fuente, y se volvía sin ella, y sin consuelo, no la hallaba bien que en sus ojos dos harta corría; pero que sobre el rostro aprovechaba ¿vertiese Cintio898 a Acuario noche y día? Voces le doy, apriétole la mano que aun vive es cierto, que se muere es llano». «De la rodilla arriba resolvimos ya aun garrote, ya a otro a lo tropeles que algo en sí vuelva, y vuelve, y con él vimos crueles más allí mismo, otros cordeles; pues luego, que hablar pudo de él supimos ser de su mal la causa ellos crueles», «précieme –dice– de correr, y he hallado que un cordel más, que suelto yo, el atado». Un paso dar ya más: «¡no! No es posible amigos, yo me muero ¡ay Dios! Llevadme donde aqueste mi exceso sí es factible que os confesé, confiese, o perdonadme; que de mi Dios pues por su amor sufrible esperaré el perdón, pero abrazadme por despedida, ea Fabro, llegad –dijo– abrace, a Ignacio en vos yo el menor hijo». «Que su fervor le puso tan al cabo, –Ignacio interrumpiendo a Fabro dice y dice el Senador– no el hecho alabo ni que le excuse el fin, si de él desdice?». «Nunca el discreto espíritu tan bravo fue como aquí a que –Fabro contradice–, fuélo y de Dios, Señor, porque se viera de él fue el principio, como el fin de él era». «Porque en un yermo así desprevenidos sin saber dónde estemos, o nos vamos

898 Es decir, el sol.

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si hay lugar cerca, o lejos no sabidos, si sabidos no de ellos, cuanto estamos; si que el día esperemos, convenidos tememos se nos muera, y si esperamos y no acudimos luego, que la aurora tarde llegue a llorarle, cuando llora». «Con la noche en consejo es fuerza entrarnos y en él como ella a escuras, al oírnos tan presto es resolvernos, a quedarnos como determinarnos, a partirnos; no resolvernos es, determinarnos si es ya el determinarnos, confundirnos pues el querernos ir es, detenernos sin saber qué decirnos, ni qué hacernos». «Pudo el mal grave más, que la indecisa consulta nuestra allí, por consejero que en graves casos resolvió de prisa y ejecutó, cuanto ejecuta infiero; porque el peligro, como siempre avisa ¡vamos! O se hará grave el muy ligero, con que en brazos de todos, halló cama nuestro enfermo, y de amor, que riesgos ama». «Pues a todos nos dice, en sus dolores, que sustentado en nuestros brazos iba: «sedme, oh amigos, manzanos, sedme flores, sustentadme, pues muero porque viva;899 sustentadme él que viva de rigores, de ansias por mi Dios, que las aviva, de penas por mi amado, que así quiere viviendo, a él, muera, porque al vivo, él, muere». «Así al oír que se quejaba, oímos sin más guía que la noche (a quien por yerro ladraba del ganado que sentimos como boca de lobo obscura, el perro);

899 Véase la nota 364.

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la esquileja del manso, que seguimos y dando voces respondió de un cerro con otras tantas el pastor, que altivo bajó y dio con nosotros, sin camino». «Asómbrase de hallarnos desviados y tanto del derecho, en que nos pone, dícenos que al llegar a dos collados en que madruga el sol, en que se pone; no por él que muere deslumbrados si por él en que alumbra, y descompone sombras, y estrellas de la noche, echemos que luego está el lugar, llamado el Lemos». «Compadécese el rústico piadoso de ver cuál va Francisco, y le acompaña en el dolerse y mucho, cuánto ansioso de que se dejó el zaque en la cabaña; la fresca leche, el naterón sabroso»; «que va el Señor muy malo (y no se engaña)», –dice–: «el corcho traeré en que beba, en peso la torta, el agua, el vin, la serba,900 el queso». «Su llano ofrecimiento agradecimos, déjonos y dejámosle, y volamos con las alas que el mal, pues concurrimos con el sol, que al lugar llega, al llegamos; que hay cirujano, y médico supimos y de opinión, según que averiguamos, este le toma el pulso, aquel atento con la tienta, y a un tiento, ya otro tiento». «Halla que tan adentro se metieron los cordeles ñudosos, que se entraron hasta los huesos mismos, y, al se hundieron tras sí la puerta de su carne echaron; también cerrada, que la tienta oyeron

900 “Fruto del serbal, con forma de pera pequeña, de color encarnado que participa de amarillo, y comestible después de madurar entre paja o colgado”. DRAE.

Canto VI 1139–1206  343

y por más golpes que a ella da, callaron sin ser posible abrir, menos que el cielo con ella hecha pedazos, dé en el suelo». 1175

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«Fue así, que de uno, y otro desahuciado sin esperanza de remedio veo ya de todos por muerto, si llorando de nosotros, nosotros que aun más, creo: acudimos a Dios, que importunado de nuestra instancia, respondió al deseo pues sano está Xavier, no los cordeles sí hechos pedazos, a sus pies, crueles». «¡Prodigio singular! ¡gran maravilla! ¡milagrosa salud! ¡y más que mucha!». «Dando un golpe en el brazo de su silla dijo en voz alta el Senador que escucha; y de admiración lleno Ignacio, a oí[r]la sus cejas, con sus ojos más de lucha pregunta»: «¿y luego caminó?». Y tan luego que llegado ha, hasta aquí, como yo llego. «¿Y cómo antes alegre?» «Alegre tanto»; «¿Y con el mismo aliento?», «Y con más mucho»; «¿por montes, y por cuestas?», «con espanto»; «¿por pantanos y ríos?» «¿y eso es mucho?». En el mal paso, tan valiente, cuanto a cuantos con él íbamos le escucho no pasaría a hombros con porfía, ya que es tono, el primero, a entrar, salía. «Mas para que de Dios, señor, las obras admiréis –dijo el Fabro ardiente en celo– de los cordeles recogí estas sobras que en pedazos cayeron por el suelo; reliquias para mí, que sin zozobras pues ya no a Xavier sustos, quiso el cielo conmigo las trújese, y en un traje que os pague en ellas bien, tanto hospedaje».

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Y con justa razón por bien pagado replica el Senador: «con tal tesoro, más que no el veneciano celebrado, más que no el cerro en plata, el Tajo en oro, más que no el rico manto derramado por de noche en estrellas doblas de oro, más que en perlas el mar, el Febo en rayos mayo en abriles, el abril en mayos». Con veneración suma las cogía algo tierno en sus manos, y miradas y vueltas a mirar, mudo volvía a mirar a sus huéspedes: «¡oh amadas! vuelto a ellas devoto –les decía– ¿tanto bien a mí? ¿tanto?». Y trasladadas por gran rato a sus labios, descubierto no una vez, mil las besas, el caso es cierto. Como cierto al pasado, el que contaba no menos milagroso que el pasado: «íbamos –Fabro dice– por la brava fragura de los Alpes de alto estado; la nieve en quien del cielo no tardaba tanto en salirles canas, que he tardado yo en decirlo, sí están, de altos, no acaso del suelo siglos, y del cielo, a un paso». «Tanta la nieve, tanta, por la altura que de vernos el sol compadecido en su calor de caridad procura el camino nos abra, y no ha querido; porque la nieve allí, de alma es tan dura y en corazón, de hibierno empedernido que aunque el sol por cercano, se lo ruega si niega, a un cierzo, es tal, que a otro, reniega». «Cuando un joven gallardo por el monte al encuentro nos sale, en su cabello por espaldas, y hombros un Faetonte

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despeñado de oro, en rubio, en bello;901 toda el alba en su risa, a lo horizonte cada labio en su púrpura, en su cuello y frente a lo del ampo en láctea vía sin noche, porque en rostro, el sol salía». «Que para declararnos en su traje ser como un ángel era, en talle en galas en su buen parecer que vasallaje no a lo hermoso rindió, fáltanle alas; el cual hace a Xavier tan buen pasaje que a un lado y otro, se le hizo en palas calle abriendo en la nieve, hasta que vimos del monte el fin, pues de él al fin salimos». «Y yo al de mi jornada pues llegamos a esta ilustre ciudad donde he cogido de ella el logro en piedad, cual la en que entramos con tan buen pie, oh Señor, ¿esclarecido? Por tuya, y como tuya, pues gozamos de un bien Ignacio, y yo, no merecido». El Senador le ataja, y dice ansioso: ¡veamos! ¡veamos, varón tan milagroso!». Juntos pues se levantan de la mesa y en la góndola juntos navegaron ya estas calles, las otras, con tal prisa que en fin puerto en Xavier feliz tomaron; como en sus pies, si el Senador los besa, como Ignacio en Xavier, pues se abrazaron como en mi canto yo, que a su fin llego si en hallarse acabó, los que yo luego. 157

901 [Refiérese este milagro a la Vida de San Ignacio escrita por padre Andrés Lucas de nuestra Compañía] El autor menciona el libro séptimo de la obra del jesuita Andrés Lucas de Arcones, Vida de S. Ignacio de Loyola, Patriarca y fundador de la Compañia de Iesus… (Granada, 1633).

7. Argumento para el séptimo canto Pincel soy de un amor que en bodas para y pincel de un que para el casamiento no en guerra porque el Adria con el viento902 mas porque por su Esposo, se declara. 5

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Pues contra el turco armándose de cara hace le vuelva las espaldas, siento; con que el paso se cierra al justo intento de un que a Jerusalén Xavier pasara. Cuanto él lo sienta pinto, y cuanto clame con lágrimas y voces que le tome el paso así a su ansia el bravo infame. Mas tápase la boca, en ver que asome Jerónimo; de un pobre al llagas lame, cantándole, Leucosia, mientras come.

902 “En vano viviremos lejos de los sangrientos choques de Marte, lejos del bramido de las furiosas olas del Adriático” (Horacio 1847, 103).

Canto séptimo No pasa el santo a Jerusalén; siente el impedimento; lame a un asqueroso pobre las llagas; en forma visible se le aparece el doctor máximo San Jerónimo 15

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Mil veces, ciento más, cuatro, setenta (nacido Cristo) al sol, pincel, divises que en campo verde, por abril asienta o, en claveles, colores, o alelises; pues tantas otro Apeles903 a esa cuenta el orbe volvió en Flandes, si en países que de esposo, el gran Dux, digo el Ciano dio el anillo, a la mar, como la mano.904 Desde el siglo de Cristo referido (en que por Alejandro desposada pontífice de Roma, de ella huido párroco de Roma en su boda, nunca usada): hasta el presente, que a lo Sarra905 ha sido si de tantos maridos enviudada vuelve, de agua, a elección nueva, Zenobia906 viuda apenas, de un Dux, de otro, a ser novia.907 Fue la ocasión, la causa, o el motivo de que la mar casara con Ciano (en el Real aparato, al que ya escribo

903 Véase la nota 227. 904 [Gaspar Contareno Patricio Véneto. In serie, et gesti venetum ducum, f. 376. El dux Sebastián Ciano que lo era por el año del señor 1164, dio principio a esta costumbre de casarse los duques de Venecia con la mar, arrojando a ella un anillo de oro. Fue párroco de estado del pontífice Alejandro casamiento que en acción de gracias hizo el papa por haber a sus ojos alcanzado la armada veneciana, una gran victoria naval del emperador. Costumbre que se llevó adelante hasta hoy en habiendo elección de duques] 905 Tobías 7, 11: “Ya la he dado a siete maridos, de nuestros hermanos, y todos murieron la misma noche que entraron donde ella. Así que, muchacho, ahora come y bebe y el Señor os dará su gracia y su paz”. 906 [“Quia literis insignis, et armas. Venetias ut Zenobia in Palmira Syriae urbe Regnans”. Latinus sic.] 907 En este punto el manuscrito presenta un corte intencional que elimina todo el folio sucesivo, aunque parece que el poema no se interrumpe ya que sigue con su numeración.

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igual, difunto el Gritto, con Landano908): que del emperador, entonces vivo la armada contra el golfo veneciano por el Ciano, en la suya acometida se ahogó, y no en poca agua, aunque vencida. El Papa pues presente, a igual victoria (que le estuvo también, ya sin contrario) quiso eterna quedase a la memoria con casamiento por perpetuo en vario; tanto de singular su ceremonia cuanto para la historia necesario con gala se describa, y se acomoda la pluma, a que y con mucha, pues de boda. Búscanse en la mujer que para Esposa seis condiciones, que el amor respeta, una que noble sea, otra que hermosa, otra que rica, y otra que discreta; que santa otra, y otra que no rosa mal acondicionada, y peor sujeta, pues rosa, y con espinas, si se coge tanto harán a la mano, que la arroje. Pues como la Adriática marina que es la que a halagos de ondas lisonjea de Venecia edificios por vecina y tanto a ellos, que una de ellos sea; y sea la que a Landano se destina para esposa, hoy ser suya, bien es crea rica será, discreta, noble, hermosa, como en costumbre, sin espinas rosa.

908 [Sucedió este Landano, al Dux, Gritto, porque murió este año, que estuvo San Francisco Xavier en Venecia, y fue el de 1538, y así se halló el santo en ella al tiempo, que se celebraron estas bodas. Otros llaman Lando a este Landano, ut Contarenus, proxa] Se trata de Andre Gritti (1455– 1538) dux de Venecia hasta 1538, y de Pietro Lando (1462–1545) dux de Venecia desde 1539 hasta 1545, periodo en el que los venecianos tuvieron que enfrentarse a la guerra con el Imperio Otomano.

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Bien acondicionada, en tanto extremo que ciñe a la ciudad en forma de arco de amor, pero sin flechas, pues no el remo909 al barco tira ella, a ella sí el barco; pues de su pala al bofetón, no temo se vuelva contra él, cuando me embarco si de él un lado es cara, que al sufri[r]lo del otro a mil más, vuelve, otro carrillo. Bien acondicionada, si agua en puerto donde agua mansa es siempre, y por no nada de aire que sople pesadumbre advierto no es de monta ni aun voz desentonada; ni aquello de alta mar, do a cielo abierto de cólera pérdida por turbada no son con ellas a averiguarse a veces hombres, ni aun peñas, ni aun sus mismos peces. Grave en costumbres pues, tan recogida como es del mar una ensenada bella tan por lo de casera conocida910 ¿que qué fueran las casas, si sin ella? Tan al salir de casa de corrida que jamás vio la calle, aunque por ella, tan de recato espejo, porque asombre que en ella hombres se ven, sin que ella, aun hombre. Tanto en costumbres grave, se repare que aunque anda por palacios nunca espere de ella nadie lisonjas, bien que hallare quien por ellas en ellos vive, y muere;911 tan no de adulación, si se mirare a ella el noble, o el príncipe, o el que fuere

909 [“Instar arcus excurrit”, Cantareno, De venetiar. civit.] “Egli è di longhezza detto Arzine da trentacinque miglie et curvo a somiglianza d'un arco e in cinque luoghi aperto” (Alberti 1551, 408). 910 [Cantareno, supra Ex Leandro Sitae sunt. Venetia in infimo sinu. Adriatici maris] “Ella è posta tanta città nell'intimo golfo del mare Adriatico, nel mezzo di stagni et lagumi d'acque salse, avendo detto mare Adriatico dall'oriente, che scorre verso detto oriente drittamente cinquecento cinquanta miglia…” (Alberti, f. 408). 911 [“Ab oriente partim habet finitimos archiduces Austria adriaticum mare”. Qui supr. Prixa]

350  Xaveriadas que oirá de ella verdades, en su cara pues clara es como el agua, porque es clara. 95

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Nobilísima en sangre, cuanto prueba compite con el sol en nacimiento pues cae hacia el Oriente donde lleva en reverberaciones su engreimiento; cuando a reflexión tanta, se comprueba ser como en venas de agua, sol de aumento en ella si al reflejo, ella es tan buena que aun más que razas de él, por cada vena. De la austriaca casa por cercana quien con sus archiduques en parienta y tan del parentesco hueca, y vana que en ríos de él, que en lagos más revienta; no hay que decir, que de limpieza ufana tan de cuatro costados su parienta como el que de otros cuatro en paraíso limpio es Tigris, Gihón, Eufrates, Fiso.912 Cuanta su discreción poco aparente pues Adriática es agua, que se precia de a lo sabio arrimarse a lo prudente913 en política grave de Venecia; si menguante, a una hora, a otra, creciente: «soy un se la bebí por no ser necia»; dice y discreción suya hacerme al traje de un me acomodo al tiempo, o suba, o baje. Aun más discreta, aun más, cuando es mar bajo y de orilla a que llegó se aleja

912 Génesis 2, 11: “El nombre del uno era Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro; y el oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice. El nombre del segundo río es Gihón; éste es el que rodea toda la tierra de Cus. Y el nombre del tercer río es Hidekel; éste es el que va al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Eufrates”. “Esta ley está llena de sabiduría como el río Pisón, / o como el Tigris en la primavera; / rebosa sensatez como el Éufrates, / o como el Jordán cuando más crece; da instrucción tan abundante como el Nilo, / o como el río Gihón en tiempo de creciente”. 913 [“Adriatici Maris recessu Venetiae aestibus marinis irregus”, Cantareno, supra]

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si al retirarse descubrió el cascajo de mil caracolillos, que nos deja; en que da a entender bien, cuan sin trabajo sabe arrojar de sí, lo en que bosqueja nuestro pegarse el corazón a bienes que montan los que de ella, a un desdén, tienes. Rica y tanto se ve, cuanto ninguna de las aguas del Dios hijas sobrada pues en ninguna al serlo, una por una se ve que en ella más lo atesorada; de plata en barras, liquida, ni una con ser tantas las calles914, que empedrada de ella no esté, y por tanta, que en sí avisa la estime, quien la estima, en lo que pisa. Rica digo, y tan rica que dichosa de su padre Neptuno hija es dotada solo en el tercio, quinto porque esposa de duque tantos fuese adinerada; si en ciento y más ducados915 venturosa se halló sobre su plata mejorada, tan por años, y siglos renta fija que corre los que ha, esposa, los que ha, es hija. No solo como es dicho, rica, noble discreta, santa, en condición no dura, pero en facciones de su cara al doble dotada aun más, sin duda de hermosura; si de oro es su pelo (y no916 el del roble que entre sus ramas, se peinó, y se cura) el del león, por Marcos en sus plazas.

914 [400 calles tiene Venecia de agua que con 8000 barcos o góndolas se navegan, ut Supra] 915 [Ha que es ducado el de Venecia desde el año de el Señor 697, en que ha habido duques, hasta el de 1625, noventa y desde el de 25, hasta el que corre de 50, los demás] 916 2 Samuel 18, 9: “Y se encontró Absalón con los siervos de David; e iba Absalón sobre un mulo, y el mulo entró por debajo de las ramas espesas de una gran encina, y se le enredó la cabeza en la encina, y Absalón quedó suspendido entre el cielo y la tierra; y el mulo en que iba pasó delante”. [Díjose ya como en la plaza mayor de San Marcos está el león con alas, hecho una ascua de oro, armas del Evangelista]

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si en guedejas, de rubias, del sol razas. En espaciosa frente, si hace frente al templo, del gran Dux fábrica tanta; si en cejas de sus arcos lo valiente; si en columnas, ya, o cuello, ya, o garganta; si en taracea menuda, ebúrneo diente; si en boca, o labios, a la lengua cuanta del agua arena se halla expuesta, a enojos917 que aun más, por puentes918 más, rasgados, ojos. Cuya belleza más que nunca hoy sale de esposa, apuesta para el Dux Landano, si a la que en gala, arreos, no ya iguale flora aun cuando es más novia del verano; el alba cuando aún más, más se desale de él su a lo novio amanecer temprano, de su a lo esposo el muro yedra airosa vid, de él su a lo velado, olmo, pomposa. Son pues a componerla numerosa de sus damas o ninfas fiel cuadrilla, vístela la Napea919 venturosa saya entera que arrastra hasta la orilla; si en una ola, y otra ola airosa tela es de plata, y de oro, el sol a heri[r]la que en rayos guarnición a sus enaguas es ya verde920, ya azul, gurbión de aguas. Tócala la Amadria, y tan curioso por su mano el aliño, en su tocado que nunca el cristal rizos se vio hermoso como cuando aquí es mar todo encrespado; bien que por espadilla en él, garboso

917 [Porque desbrava en ella la mar] 918 [Queda dicho de los puentes que hay en Venecia 60] 919 [Estas ninfas que se van nombrando son diosas también que presiden a los bosques] 920 [Este nombre Venecia significa estos dos colores que hace la mar, como arriba queda ya dicho]

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de plata el pez espada atravesado,921 no airazo airón por él, si el delfín, rosa que cuantos aires hay, flor más airosa. Tiénele Oréa922 en sus manos (la rodilla por tierra no por conchas del losado) la luna de su espejo, y en salvilla de la China de un río, otra a otro lado, por vueltas, las del mar, con la jaulilla de Ninfas invención traída del Prado;923 valona en media luna, ya o no junta que del cielo le está, con tanta punta. Cimódoce924 llorosa la servía de agua de rostro, sobre el cual su mano le pone la color que el murex925 cría salserilla en cualquiera mar diáfano; no una, dos, peregrinas le ponía que peregrinan solo el océano por arracadas dos, joya preciosa si a ella esposa murenas926, que a la esposa. Gargantillas, de agua a la garganta le están como de perlas, bien que excusa de ellas sea el chorro, que de rico espanta mesclado de coral, por no se usa; dice es impropia joya, a un mar que tanta de cristales es copia, si rehúsa otro que de ellos sea, pues ahorro es por su pecho en leche corra el chorro.

921 [Hay una flor por nombre delfín, por la semejanza en sus días que tiene con los delfines, así el latino: verbo delphinus] 922 Oréades, ninfas que custodian y protegen las grutas y las montañas. 923 [Alusión a las jaulas de pajarillos que se llevaban para reclamos] 924 [Díjose el porqué llorosa esta Ninfa del mar arriba en el primer canto de quien hace mención el poeta] 925 [La púrpura finísima es de este pececillo, conchilio por otro nombre] 926 [Solo serían las perlas en él. Cornelio Tácito in De vita Iulii Agricolæ nombres de pececillos aquí se alude por los Cantares, 1 sobre el cual Sanct. Benerabil: Murenulas aureas faciemus tibi, vermiculatas argento] Cantares 1, 11: “Zarcillos de oro te haremos, tachonados de plata”.

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Del cual con gracia cuelga la lúcida estrella que delfín927 del agua es bella que a estotra sobre el cielo mira erguida muy por cima del hombro en cada estrella; tan como novia en fin se ve servida de tantas como son a compone[r]la que si la descomponen, ya no es creo porque muchas, ¿mas si es? Porque en arreo. Tan bizarras la asisten tan hermosas por bien vestidas ninfas, que del prado tantas de vestir sacan, flores, rosas, que le dejan la tienda, un despoblado; «menos no hemos de ser –dicen las diosas– que en aseo nuestra novia, a lo restado: ¿qué aljófar? ¿qué coral? ¿cristal? ¿no tala su empobrecer, aun mar, para su gala?». Así a enjoyada adriática belleza en hacanea928 enconchada, de su overo por de entre ovas delfín, que ligereza un diáfano reino vale entero;929 a subir la ayudaron con presteza de Salacia, ya el hijo Tritón fiero ya de su nombre el otro, a ho[n]rado río de verdores, si en carnes, de a su estío. Librea, que de costa el sol le ha dado como por agua, y fuego de él servido, si para bodas de agua, a que ha llegado más al propio venía que vestido; pero por la decencia le han mandado se vuelva, como vuelve, y bien corrido sin un harapo de hoja, porque cuadre

927 [Hay una estrella de este nombre. Ut latin. hic]. 928 “Jaca mayor de lo habitual, pero menor que el caballo y más apreciada que la normal”. DRAE. 929 [Este rio se llama Tritón, tomando el nombre del hijo de Neptuno; y Salacia ninfa, corre por África abrasada del sol, desnudas sus márgenes de una hoja verde. Poéticamente dicen eso los versos]

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como su madre lo parió, a su madre.

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Con que quedó primer caballerizo el del torcido caracol,930 resuelto la Pía a llevar del diestro, si él más, hizo no, dé, un corcovo de olas, a río vuelto; de un lado por padrino en pez castizo el viejo verde931 Dios, su manto vuelto con aire aun aire, que a azul más repite; madrina932 en Palafrén, de otro, Anfitrite. Padres ser de la novia, y ser padrinos si disuena a la Iglesia, ella dispuso como boda entre novios peregrinos lo sea hasta en los dos contra su uso; como que de ella entorno (por caminos no campos, si de agua, que a pie al uso mayos, y abriles, en libreas, trajes porque del año juventudes) pajes. A pisaverdes, bien que a pisa flores arroyuelos del campo parecía como amas bulliciosos servidores de lo verde, y florido noche y día, les venía de perlas (con primores de edad, de gala, talles, alegría, despejo en ir, volver, cruzar, cristales) lo de pajes, si ya en murmurar, tales. Bien que de venecianos señoríos a cuantos grandes señorazos tienen grandes estados por profundos ríos sirven de pajecillos, con quien vienen; más riachuelos sin números que en bríos por la señoría toda se mantienen con verdes galas, con donaires vía

930 [Tritón, hijo de Neptuno, el cual se finge músico de su padre tocándole un caracol] 931 [Neptuno, dios de las aguas, a quien se fingía anciano, y viejo verde por vestido de ovas] 932 [Afitrite, mujer de Neptuno, hijo de Dorios y del océano]

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van al ola, al llamó, su Señoría. Ya adelante, ya atrás del agua Esposa en peces, y de nombre por dorados el Tesí, el Rero, el Sili, el Po, y el Rosa meninos a caballo, desairados; bien que por eso airoso, pues no osa en calma el viento a ser los desatados; galanteando ríos ninfas bellas si en tiburones, en delfines ellas. Olas desempedrando a la señora Doris933 bizarra su el Marqués934 García935; a la señora Lisia936 encantadora, su padre el Aqueloo, o, a su armonía; frondoso el señor Isi937, a la que adora en belleza sin par doña Amadría, a la que como un sol, Salacia es bella el Rosano, el Coral938, el Loo[r], el Estrella. Mares grandes señores como atlántico y en su ballena gran jinete el pérsico con gambetas de olas el británico si en su andaluz de España el mar ibérico; más allí el Helesponto, el Tusco, Arábico Eritreo, Ligustico, Tirrénico, el gran Mediterráneo, el Ponto Meótoro939 el Eugino, si más de Tracia, el Bósforo. Por doquiera que pompa igual esguaza majestad bizarría de ola en ola no es fácil el romper menos que plaza haga guarda tudesca, y no española; Véase la nota 214. [Uno de los tres estados de Venecia] [Río que corre por él] [Una de las tres sirenas del mar, hija del río Acheloo] [Río de venecianos como los demás que se nombran] [Rio que corre por Frigia y por otro nombre Sangario. Así Plinio, Lib. 6. C. 1] [Llamase así porque nace de la laguna Meotis]

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tudesca si de aires en su traza ábregos,940 cierzos, regañones, sola y única en hacer calle, aun aquí fiera, océanos no respecta, atrás, afuera. Por doquiera que pasa hace oportuna a la agua Esposa, el agua alegres danzas, muy de ver son, de espadas es la una danza muy de la mar por sus mudanzas; si menguantes crecientes de la luna danzantes que se cruzan, si en balanzas ya debajo al bajar mar que no para ya encima al sube, al silbos algazara. Ha sido de un carámbalo el enero de otro el diciembre de otro a lo de espada como en manos de un loco pues febrero en sus vueltas la mar bien volteada; si encima una ola coge aquel ligero y con ella a la orilla da arrojada este con otra y otra, atadas sumas por sus frentes ya o nieves, o ya espumas. Pasa más adelante, y muy de cuenta un sarao se topó, la mar en calma porque Leucosía941, que cantaba, atenta la quiere aun reverencia os hace el alma; si Parténope al son, que la hace, asienta así, al paseo gallarda, el pie, que palma le da el mar al que dance (en se desgaja aun baja, y sube él) la alta, y la baja. Pero si de la una lo danzado y lo tocado de la otra ha sido raro por mucho, de ambas lo cantado aun más al doble a la vihuela oído;

940 Véase la nota 124. 941 [Sirena de la mar como la que se sigue y la que queda ya dicha arriba, hermanas, todas tres, hijas del río Aqueloo]

358  Xaveriadas tan sirenas por músicas, que atado no fuera hoy solo Ulises suspendido mas cuantas diosas, dioses, oyen, viera que a detenerse, un él, o, de él, su cera. 335

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Ya el acompañamiento ilustre entraba si de Venecia por la playa, asiento de un triunfal iris arco, que ostentaba el mentir de un vapor, con lucimiento; por más que a su mentira, color daba siempre embuste, a los ojos, embaimiento con que al pasar del son, de sus colores en su cara, un mentís, rosas y flores. Aquí las vistas fueron del Landano como de la Adria bella, pues salía con pompa no menor su veneciano que en la que para esposa ella venía; fuera de galán suyo, tan verano en flores, plumas, galas, bizarría que al describirle, ya fuera en su mengua si el mejor que no yo, de agua a la lengua. En veces diez trecientas, ya, o galeras ya, o en cuatro veces mil góndolas, rúa el gran Dux de sus mares las Riveras que por carrozas suyas las valúa; si en gallardetes, flámulas, banderas (no que o la fusta cuente, o la falúa) cortinas dan corridas a favores del viento que les saca los colores.942 Tal acompañamiento en convidados al desposorio del Landano en ellas que con el patriarca, de pasados ciento, y uno, ese uno Alardí Orellas;

942 [Puede armar la señoría 300 galeras juntas y cada una de a 250 hombres de guerra. Sic cotovicus relatus a Contarenos ubi. supr. Ser 4000 las góndolas o vasos pequeños que andan por la ciudad queda ya dicho en el 6 canto]

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van sobre cientos cuatro, de afamados senadores, cuarenta más estrellas y más de magnitud primera en breve varones diez, procuradores943 nueve. Va el cancelario, el príncipe, el colegio preconsultores diez, seis más ancianos, el gran consejo, en noble, como en regio de patricios, ilustres ciudadanos; consejos otros seis, el privilegio de la pública fe, por limpias manos, gobernadores, magistrados, treces, diez veces diez, diez más, más diez jueces.944 Jueces digo del mueble, mercancía examen, propiedad, primera instancia rondas, perquisición, abogacía, policía, apelaciones, vigilancia; viene Istría más945, Dalmacia, Esclavonia con galeazas doce, de arrogancia, Justinopoli, Cátaro, Espalátro, Begla, Curzola, Tragaró, con cuatro. Cuantas las diez, seis más, más las trecientas tantas sobre el mar almas de donaire, en sedas voladoras, en no exentas alas de vanidad, plumas de aire: plumas, ya, o de milicia entre sangrientas airosamente, bandas de al desgaire, cañones más, si en ala, haciendo extremos a un, de ellos se desplumas, o en fuego, o en remos.946

943 [Electores del Dux, después de él, los de mayor autoridad, y en este oficio perpetuos como los duques, qui prox.a] 944 [Oficios y dignidades que ocupan los que tienen los primeros lugares, en el aristocrático gobierno de esta república, qui prox.a] 945 [Estas provincias y ciudades arman como se dice en los versos tantas galeazas para Venecia haciéndolas menester, qui prox.a] 946 [Es todo esto descripción de estos vasos de sus banderolas, velas, soldados, remos, artillería y salvas]

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A salva tan de estruendo, aun más sonora en clarines, trompetas, retumbaba por bóvedas de cielos, que el sol dora por cristalinas más que plateaba; con que el caballo tiburón se azora con que el delfín de espumas se nevaba con que en narices las ballenas de hincha o, es de agua un frenos tasca, o, un que relincho. Quien vio de oposición fresca mañana salir a desposarse con el prado si en acompañamiento ella tan vana de auroras, ¿cuál de soles el doblado? Con céfiros trompetas ella ufana con clarines de pluma él saludado darse la mano al quiero, y quiero breves de flores ¿si a ella él, ella a él de nieves? Que así en noble teatro de sus gentes no mire ya a su agua el Dux Landano le dice el dulce quiero, que a él presentes ella, diosas y dioses, mano a mano; dándosela él de esposo, si corrientes blandamente a tocar llega su mano el de esposa, que anillo al se la moja recibe de oro de él, aun se le arroja.947 El cual del pecho saca en cordón de oro joya rica pendiente de diamantes cuya hechura el león arma que adoro por del Evangelista alas brillantes; que echándosela al cuello su decoro le da en ella un valor, que tasó antes sobre cincuenta mil, si escudos cuenta mil, nueve cientos más, más cuatro, ochenta.948

947 [Esta es la ceremonia del desposorio del Dux con el agua arrojar en ella un anillo de oro] 948 [Las rentas de la señoría en provincias y ciudades, como Padua, Vincencia, Verona y su distrito, Brixia (Brescia), Bérgamo, Foro Julio o Patria, Tarvisina (Treviso), Dalmacia ciudad de Venecia, monta cada año 950–480, escudos de oro, qui prox.a]

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Magnifico presente (que Venecia Padua, Bérgamo, Brixia,949 Julio foro; Vicencia, Tarvisina,950 Patria, Grecia Dalmacia, con Verona de oro en oro) a él le hicieron, si él más que ellas se precia tanto adorno lograr de su tesoro en Arras que presenta a su Adria hermosa como, o para su esposo, el cielo Esposa.951 En quienes haga, el patriarca ruega de las aguas no al Dios, al que de dones y de luces es padre, ilustre entrega como de ellas de un mar de bendiciones; haga más, vuelto dice a los que llega mas hacia sí, si a él más sus corazones que de este himeneo sacro, en su atributo de bendición sea él paz, paz firme el fruto. Paz apenas, paz dijo, que desea entre el Dux, y la mar por bien casados, cuando ella se alborota, él se mosquea ella se pica, él más, más sus estados; ¡extraña novedad! Mas no él que sea pare en guerra la paz de entre casados si el malaya ella es ya, ya el de casada quien así nos juntó, contra el armada. Si armada contra si los juntó airado cruel el turco feroz que les infesta por otra tal los mares de su estado con que les agua, y de agua tanta fiesta; con que el pan de la boda barajado pone a dos bien casados de respuesta, y en huida ninfas, que al huir se tiñan

949 Brescia. 950 Treviso. 951 Apocalipsis 21, 2: “Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido”.

362  Xaveriadas de un si riñen, allá se lo lo hayan, riñan.952 455

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¡Oh, a quá mala ocasión! Xavier divino ambas rodillas por la arena, ¡oh suelo entre la Adria, y el Dux, de peregrino licencia pide para hablar su celo: «¿Quién sois? ¿o qué pedís? ¿todo el mohíno y todo enfado el Dux, dijo de hielo? Cógele de un humor que a la Adria, y sobre Señor como ella y desabrido, el pobre». «Señor, quisiera»; «¿qué queréis? –responde– ¿pan cuándo el de la boda es ya acabado?» «quisiera, oh gran señor»; «¿dinero? ¿dónde ni aun para dar limosna? –vuelve airado–; ¿el gasto de unas bodas se os esconde? ¿las armadas que veis me habrán dejado más sobrado que a vos?»; «servíos» –suplica– «de vos para soldado?», le replica. «No, que soldado me vistáis suplico ni pan que de limosna, o que dinero quiero, Señor, me deis, si que pues rico el cielo os quiso y tanto, como os quiero; paso me abráis en el bajel más chico de tanto como armáis, por el mar fiero, en que de Palestina, peregrino donde por voto voy, vea ya el camino». «¡Por mi fe que a buen tiempo! –el Dux se vuelve a tanta ilustre gente–, cuando opuesta dice al turco mi armada, que revuelve contra la suya, y su poder de apuesta».

952 “Y tanto más edificó a los venecianos su caridad con los enfermos, cuanto duró más esta vez su santa ocupación y trabajo. Porque por trae guerra entre sí veneciano y turcos, no se atrevieron los peregrinos, ni hubo lugar de embarcarse aquel año, habiéndole habido todos los pasados. Porque tenían los turcos tomados los pasos, y estaba el mar tan lleno de ellos, que no era posible sin manifiesto peligro de la vida o de ser cautivados, pasar de Italia a Hierusalén” (Turselino 1620, 16v).

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Serio, estirado, sin oír más, resuelve volverle las espaldas por respuesta: «desvío preciso a quien sí bien procura llegar piadoso a hablar no en coyuntura». No desmaya Xavier por despachado del Dux así, si vuelto al mar intenta ante la Adria duquesa arrodillado que a su demanda, en su piedad, consienta: «pues si os hallo enojada –dice–, he hallado sois por lo a de mujer no en nombres exenta por serlo de piedad, y tal que siento haréis por vos me lleve, o el vaso, o el viento». «¿El vaso? ¿el viento?». A él vuelve Adria duquesa con ceño aún más que fue del Dux oído: «¿el viento? ¿el vaso?» –repitiendo apresa– las espaldas le vuelve, que el marido; sin más respuesta al irse, que él no cesa en su desabrimiento, un repetido: «¿ahora a Jerusalén? ¿ahora que el vaso? ¿que el viento ahora? ¿y por mí libre ahora el paso?». De largo así al pasar dice Anfítrite: «¿ahora a Jerusalén?». Neptuno: «¿ahora?». «¿Ahora?», el Tritón. Leucosia: «ahora? –repite– ¿ahora?». Doris953 aun más: «¡Jesús! ¿y ahora? ¡oh, y qué en mala ocasión!». Lisia compite, Parténope: «¡oh, y en qué mala! Y no en sonora hasta todo arroyuelo de él pasando: «¿ahora?». O riendo: «¿ahora?». O murmurando. Cuán tiernamente siente el cruel desvío Xavier, sin que halle un mar de cuantos vía al volverse de bodas, como, o río de quien oiga un sí hoy no, quizá algún día; bien que aunque ser no puede, airado o frío halle paso por él su romería

953 Véase la nota 214.

364  Xaveriadas por consuelo a la lengua de él, le queda se pueda así quejar de que no pueda.

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A la lengua del agua pues de hinojos, ambos brazos en cruz sobre su pecho en el cielo clavados ambos ojos tierno así dijo en lágrimas desecho: «¿cómo, oh gran Dios, conmigo tan de enojos que yo aquí el mar, no el mar a mi despecho pues al precepto vuestro, no él, yo, a solas quien, que llegando aquí, ya atrás sea olas?».954 «¿Cómo que atrás soberbio el mar retire de mí sus aguas, cuando llega al llego? Si es porque, Señor, es porque mire pobre soy, ¿y a sus puertas? No lo niego; menos que se sacuda, de que aspire por pobre a ser su arena, si a oír mi ruego las espaldas me vuelve, porque sea aun de agua, un no hay que dar, Dios me provea». «¿Cómo que así mis ansias fervorosas tan a pique se vean por frustradas de anegarse, y no en aguas enojosas por ya en guerra, a un día apenas de casadas? ¿Cómo, oh Jerusalén, bajas, a hermosas luces, de Esposa avistas, esperadas de mí, que el varón soy, para quien gloso no halla a vistas de mí, si yo acá esposo?». «¡Oh Jerusalén mía! ¿cómo Esposa del Cielo, y para mi recién bajada si yo acá, y tú allá en Patmos? ¿cómo airosa pluma de Juan me escribe, y bien cortada?955 Su carta es esta que en mi pecho honrosa

954 Job 38, 11: “Y dije: Hasta aquí llegarás, y no pasarás adelante, / Y ahí parará el orgullo de tus olas?”. Salmos 148, 6: “Los hizo ser eternamente y para siempre; / Les puso ley que no será quebrantada”. 955 Véase la nota 952.

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no me sabe mentir por de él notada en que es sin condición leo, y que al doble rica, santa, discreta, hermosa, noble». «De él no solo –¡ay mi Dios!– de otros mil tengo cartas que me encarecen tanta gracia cuanto en leer vuelvo, y voy, por si entretengo ya que irla a ver no puedo, ¡mi desgracia! Una leo, y ya otra, y juntas vengo releídas, a hallarme, otro el de Tracia que pide por su Eurídice que adora y en vano, aunque bien canta, y mejor llora». «¡Oh, cuánto me encarece956 –el que hechos fuentes de lágrimas sus ojos aun más llora– de mi Esposa lo noble, por de gentes –si en provincia957 Princesa– gran Señora! ¡Cuánto de sabia958 y de discreta, a ausentes el que de sabio Rey, nombre atesora! De rica, ¡oh, cuánto el mismo sin ejemplo de su templo959 en tesoros, en su templo!». «¡Cuánto por sus Cantares me encarece de mi Jerusalén! ¡cuánto sea hermosa el que de ella me escribe se parece según que hermosa es, a ella su esposa!960

956 Jeremías 9, 1: “¡Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore día y noche los muertos de la hija de mi pueblo!”. 957 Lamentaciones 1, 1: “¡Cómo ha quedado sola la ciudad populosa! / La grande entre las naciones se ha vuelto como viuda, / La señora de provincias ha sido hecha tributaria”. 958 1 Reyes 10, 1–2: “Oyendo la reina de Sabá la fama que Salomón había alcanzado por el nombre de Jehová, vino a probarle con preguntas difíciles. Y vino a Jerusalén con un séquito muy grande, con camellos cargados de especias, y oro en gran abundancia, y piedras preciosas; y cuando vino a Salomón, le expuso todo lo que en su corazón tenía”. 959 1 Reyes 3, 1: “Salomón hizo parentesco con Faraón rey de Egipto, pues tomó la hija de Faraón, y la trajo a la ciudad de David, entre tanto que acababa de edificar su casa, y la casa de Jehová, y los muros de Jerusalén alrededor”. 1, Reyes, 5, 17: “Y mandó el rey que trajesen piedras grandes, piedras costosas, para los cimientos de la casa, y piedras labradas”. 960 Cantares 6, 4: “Hermosa eres tú, oh amiga mía, como Tirsa; / De desear, como Jerusalén; / Imponente como ejércitos en orden”.

366  Xaveriadas ¡Santa961 en costumbres, cuánto! El que merece por serlo él tanto ser hijo (en forzosa ausencia de su Dios) de la que es madre962 de un hijo, que sin padre lo es del padre». 575

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«¡Cuánto de buena condición dotada me escriben! ¡cuántos escritores callo963 pues en su mismo nombre interpretada que visión es de paz, por todos hallo! No en condición de guerra por hallada para mí como a Troya su caballo, y veo aun no bien casados, que ya en tierra no nos podemos ver, por mar si en guerra». «¡Cuán cruel para mí si el mahometano por mares insolente contra el celo de un poder tan Señor como cristiano el paso así me impide, y corta el vuelo! ¡Oh bien mío!¡oh amor mío! –dice– en mano964 está vuestra, a este Pedro hagáis, si en suelo de Palestina os ve, y a esotra orilla, que se eche al mar, que llegue a vos, que a asi[r]la». «¡Quién con alas965 del rey como él volara y aun mar que agradecer menos tuviera! ¡Quién las postas966 a Elías le embargara y corriera a las aguas la ribera!

961 Véase la nota 952. 962 Mateo 4, 5: “Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo”. Véase también la nota 624. 963 Ezequiel 13, 16: “los profetas de Israel que profetizan acerca de Jerusalén, y ven para ella visión de paz, no habiendo paz, dice Jehová el Señor”. 964 Mateo 14, 28–29: “Entonces le respondió Pedro, y dijo: «Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas». Y él dijo: «Ven». Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús”. 965 Véase la nota 717. 966 2 Reyes 2, 11: “Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino”.

Canto VII 571–616  367

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¡Quién el del Ángel segador967 se hallara y yendo a mieses de cristal no fuera! ¡Al alba quién! ¡quién de aves veloz prisa para de un golfo echar fieros en risa! «¡Quién pues salvando el mar de esotra parte por Tierra Santa que pisasteis, huellas suyas, Redentor mío, en cada parte como de Esposa968 y Palestina bellas; de vos estampas adorara, de arte que tantos por su suelo cuantas ellas retratos vuestros viera, pues no acaso dijo el que dijo fue, Rosa, él dio un paso». «¡Oh, y cómo allí, oh bien mío! A un paso hallara de mi Jerusalén Esposa digo ¡oh, de mi Tierra Santa imagen clara de una cuna969 por vuestra sin abrigo! ¡Cómo en ella mis labios reclinara en besos de paz! ¡cómo y muy de amigo diera un vuelco, otro vuelco en ella, o en lecho970 florido a labios míos! ¡cómo estrecho!». «¡Oh, y cómo que a otro paso que dio hermosa mi Esposa y mi querida de su huella

967 Daniel 14, 36: “Entonces el ángel del Señor le agarró por la cabeza, y llevándole por los cabellos, le puso en Babilonia, encima del foso”. 968 Véase la nota 721. [Quiere decir que según costumbre en Palestina las novias en las suelas de sus zapatillas llevaban en alguna figura grabada como suele en el sello, la imagen o rostro de su esposo. Soleis, idest subiectae calceorum parti, quae vestigia imprimunt, clavos addebant, vel aliam formam, figuram, sigillumve quo in vestigiis aliquod amorir, amatique signum exprimeret. Y de aquí nacio el modo de hablar: quo dicitur ex alicuius, vestigiis flores erumpere, Aulo Persio Flaco, Sátira, lib. 2. Quid quid calcaverit hic, rosa fiet. Pulchri ergo dicuntur gressus, sponsae quia quocumque se ferat relinquit animi tui ac fides notata vestigia. Neque mihi videtur a re alienum nuptiali symbola huis modi, qualia inaliarunt faeminarum sandalys fuissa dicit. Clemente de Alejandría, Paedagogus, lib. 2 cap. 11. Multae (Inquit) faeminarum soleis quoque amatorias salutationes imprimunt, ut vel per terram numerose incedents, amatorios spiritus in incessu insculpant] 969 Lucas 2, 7: “Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón”. 970 Cantares 1, 15: “He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; / He aquí eres bella; tus ojos son como palomas”.

368  Xaveriadas

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viera como en estampa luminosa de vuestra adoración la nueva Estrella! Que si al Mozo, al Anciano, al Negro airosa los echó a vuestros pies, a ellos, por ella tres a mí al adorar, si Anciano alabo971 si os sirvo972, Rey, Rey negro si de esclavo». «¡Oh, y cómo y que a otro paso bien grabadas por la tierra, la paz, glorias por cielos973 letras viera, yo, angélicas cantadas como escritas por plumas de sus vuelos! Que a la letra mis niñas derribadas no una vez, veces mil, como a señuelos de niño sois, y en cuerpo, y por quien creen ya os deletrean lo Dios, ya lo hombre os leen». «¡Oh, y cómo, y que a otro paso, a otro en rigores de nieve en noche obscura se imprimiera aunque en rústica huella de pastores pasmo a nuevas de ángel, como en cera! Que vista de mis ojos veladores por atentos a ella fueran, fuera de a lo de nacimiento, ellos, yo, excesos si por vuestro, embeleso, sí embelesos». «¡Oh, y cómo! Y que a otro paso, ¡ay mi querido! ¡De vuestra tierna herida me estampara mi Palestina bella lo corrido de una sangre nacido apenas, rara! ¡Cómo a beberla ansioso! ¡cómo herido ciervo! ¡oh, bien mío! ¡oh, mi Dios me abalanzara!

971 Apocalipsis 4, 11–12: “los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: «Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas»”. 972 [Servire Deo Regnare est] 973 Lucas 2, 14: “¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!”.

Canto VII 617–670  369

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¡Y muerte este David974 a su sed diera y aun vida a su sed más975, si en tal se viera!». «¡Oh, y cómo, oh hija del Príncipe, y mi Esposa que en tantos pasos como tuyos bellos jeroglíficos dieras misteriosa por Tierra Santa que es, cuantos son ellos! Un cuchillo allí viera por quien rosa976 la azucena se vio de niños cuellos; allí hacia Egipto, un Cervático977 en lomas con la letra, huye, oh amado, huye entre aromas». «Allí dos corazones traspasados si en un Simeón cuchillo ha sido, si cuchillo en el otro, por hallados María y Joseph, sin su Jesús perdido. Diciendo ansí la letra, oh enamorados del sumo bien decid si habéis sabido de él, que se nos perdió, de él que fue estanco en rojo, de coral978, de nieve, en blanco». «Aquí guijarros mondos, y por mote púdolos hacer pan, pero no quiso, allí una navecilla, que el azote de olas es su letra, ola que aviso; aquí, vacía; 979 y por verso, Iscariote, que no consta, si en pies suena, a un Dios piso; sogas aquí, allí labios, si ellas, preso dicen sin letra, y mote ellos, que el beso».

974 2 Samuel 23, 15: “Y David dijo con vehemencia: «¡Quién me diera a beber del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta!»”. [Siente San Ambrosio ser esta sed de la sangre de el niño Jesús circuncidado en Belén. En: Francisco de Mendoça, Viridarium, sacre et profanae eruditionis, Commentariorum in IV libros Regum o Sermones per Adventum, lib. 1 reg., c 2.] 975 [Nolvit eam bibero] 976 [“Qui iure dicuntur martyrum flores”. San Agustín, Sermones suppositii de Sanctis, CCXVIII. In Natali sanctorum Innocentium I] 977 Véase la nota 107. 978 Cantares 5, 10 “Mi amado es blanco y rubio, / Señalado entre diez mil”. 979 Juan 13, 5: “Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido”.

370  Xaveriadas

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«Allí una mano de insolente brío, aquí hueca una caña en otra mano, allí de sangre gotas cual rocío, aquí que corre de una oreja en vano; allí de azote cinco mil un río, aquí de espinas por corona a mano, de púrpura allí andrajos, aquí a luces del sol dudosas, Cruz, entre dos cruces». «Un sepulcro allí abierto entre querellas de unas piadosas lágrimas vertidas, aquí del Olibete en cumbre huellas de un ¡ay Dios! Que os me vais bien esculpidas; que aun queréis no os vea más si acá, y no ellas ausencias vuestras veo empedernidas tanto conmigo, y tanto, que aun ya creo ni en ellas queréis vea que no os veo». «¿Pues y no seré yo, Señor, – a el vuelto Xavier dice–, ya en pie, de ansia alentado para de aguas romper, reales, resuelto muy de a lo de tres980 fuertes arriscado? ¿O en vuestro nombre a lo de Pedro981 suelto ya o a lo de Moisés982 de vara armado cual yo de este bordón, batir no duros de ariete a golpes, cristalinos muros?». «No seré yo, yo digo, yo que vuelvo, parezca o no arrogancia, ¡oh Cristo mío! ¿a lo de apasionado, en me resuelvo (pues con vuestra Pasión) hablar con brío? Para ser cual mi esposa es, si revuelvo sobre el que entre sus pechos desafío de mirra para mí ya es acecico mas que es amargo, ¿amargo por qué es chico?».

980 2 Samuel 23, 16: “Entonces los tres valientes irrumpieron por el campamento de los filisteos, y sacaron agua del pozo de Belén que estaba junto a la puerta”. 981 Mateo 14, 25: “Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar”. 982 Éxodo 4, 17: “Y tomarás en tu mano esta vara, con la cual harás las señales”.

Canto VII 671–733  371

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«¿No seré yo para ostentarme ardiente como el que de muy piedra por constante sí a cárceles cual él, a muerte, ausente? ¿no espaldas cuál él fue, si cual semblante983? De vos pues mi cabeza, a lo serpiente no prudencia enroscándome, que espante ¿por qué ella no, los golpes984 yo reciba? ¿por qué yo? ¿él muera yo? ¿por qué ella él viva?». «¿No seré yo por dicha para tanto como él que más será sea, o Juan985 sea, o Diego que os responda también, tan si espanto como ellos ambicioso, sin su ruego? Para tan poco soy (bien que no santo, bien que de mi fervor no aplauda el fuego) que para un puedo, no seré a lo sumo cuando el podemos, ¿por qué más, presumo?». «¿Cómo? ¿y podrá mi sed, sed mal sufrida llevar, no llegue a ver mi Esposa amada donde por vos, a pechos la bebida me eche en copa, de Diego, y Juan, penada? ¿Que aun no queráis esplendida comida se vea de esta mi boda desgraciada? ¿Ni de los dos, en mar amargo, a orillas él venga de beber? ¿ni olas? ¿ni sillas?». Sediento así Xavier de fervoroso, así en sus ojos de despecho el llanto, ¡su boca así de un ay! Y otro enojoso al aire trueno, al ave estruendo espanto; a la tierra temblor, al mar reposo, miedo a la noche, asombro al día, y tanto cuanto a hojas susto, a arena sed del riego

983 Lucas 22, 33: “El le dijo: «Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte»”. 984 Mateo 10, 16: “He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas”. 985 Véase la nota 826.

372  Xaveriadas que por su rostro un fuego, acude al fuego. 735

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«¿No hay quién mate mi sed, mi sed?». Apenas sed, sed, repiten ecos por cristales del mar, brindis, vecino, a sus arenas, cuando al volver los ojos como él tales, ve es la Copa,986 la playa, de más penas que él quizá se quisiera, pues de males en un pobre que ha visto sobre cama mullida sí de arena, y que así clama. «Siervo de Jesucristo por quien eres te duelas de mí en ella pues en luchas, por el nombre dulcísimo que quieres de Jesús y que adoras como escuchas; así él vaya contigo a donde fueres y en tus negocios halles por él muchas felicidades más que te deseas que de mí hayas piedad, ¡en bien te veas!». «¡Por las benditas ánimas te pido que no lo pueden, cuál ni yo llagado, ganar, ni trabajar, que a este tullido manco, y ciego, algún bien, me haga tu agrado! Por la Virgen santísima que ha sido de miserables como yo, sagrado: ¡Ella, así, te dé el cielo, y buena suerte cómo puede en la vida, y en la muerte!». Francisco que le mira y que le escucha no tanto a sus plegarias atendía ni a voces tan de lástima que es mucha

986 “Hizo en este tiempo una cosa de bien raro ejemplo y de harto servicio de nuestro Señor. Topó un enfermo lleno de llagas, y casi podrido con el mal francés. Determinóse servirlo con tanto más cuidado, cuanto él sentía más repugnancia, por ser de delicado estómago y complexión. Venció sirviéndole grandes repugnancias, y alcanzó gloriosas vitorias. Con la razón vencía la contradicción que hacía la naturaleza, y el horro que tenía a las llagas se sosegaba con el favor y gracia divina. Pero era tanto el mal olor de ellas y el asco que le causaba verlas que le provocaba a vómito. Pero al fin ni la repugnancia de la naturaleza, ni la astucia del demonio le pudieron vencer” (Turselino 1620, 14v).

Canto VII 734–794  373

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cuanto lo que en él ve, y horror le hacía; de verle es tal el asco, que ser lucha con su piedad, y con sus ojos vía, si llegarse ella, a él quiere, ellos hui[r]le ellos ya verle, y, ya ella ni oi[r]le. A su vista espectáculo fue raro ver de pies a cabeza un hombre y sobre vil sumamente en tanto desamparo que aun ni a puertas del rico avaro es pobre; tal de pobre, hediondez en nada avaro que por más que entre vasca se recobre987 fuerza haciéndose suma, al verle infiere tan presto es que no quisiera, como es quiere. Sobre el de a orza la vista, ve del casco (de quien lepra a lo hoz por si cabello) mies ondea de gusanos; ¡oh, y qué asco! Que siega con sus dedos, ¡oh, y qué es ve[r]lo! Que espigan ya a otra vuelva, ¡oh, y qué peñasco! ¡oh, y qué bronce sufrieran ver! Del cuello por cien bocas que habría de ellos fresa la cara es toda esplendida, ¡cruel mesa! Para el huésped gusano como advierto ve que un plato es de ojos no barato si hasta el párpado ve, con que cubierto por plato, se le come como el plato; ve que de lengua es otro (y descubierto porque alzó con el labio) (el cáncer trato) de ella halla que los dientes se han trinchado si un bocado a él, voraz, así, un bocado. Ve que de espalda, y pecho, otro servía por de carne a esta mesa, al cual (de enjambre si convidados mil) tal prisa había que hasta los huesos roen, tanta es su hambre;

987 Lucas 16, 21: “y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas”.

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ve que el sucio mantel que se tendía es ya un trapo, otro trapo, en que o de estambre la trama se descubre, o en sutil traza sobre llaga aun peor de hilas, la hilaza. Ve de gorra se mete, y se convida mosca mal vista, y peor por hojeada si parece oye de él, de él despedida ¿que adónde va? Que vuelva, y sea cansada; ve en su pierna de pobre, empodrecida que copa de materia rebalsada se sirve, y que se prueba ser a un trago por bocas más que el Nilo, Estigia988 el lago. ¿Quién no vio densa niebla el Sol nacido lucha ser de con él, de él más con ella y de él al fin vencida, él de aplaudido salir en luz de aclamación más bella? ¿Quién no dé a lo batalla el día venido con la noche bregar para vence[r]la y de ella en fin la luz no ya dudosa ser con un sol, su alcance hermoso, ¿hermosa? ¿Quién no el aire anteón a lo abrazado en terremoto grave con la tierra que aunque de ella se vio más apretado vencedor sale al fin, si ella por tierra? ¿Quién no en borrasca el mar, que al fin no hinchado? ¿que al fin no en sana paz de aquella guerra? ¿que no a echarse al fin venga, aunque más brame de su arena, a los pies, que o besa, o lame? Que así en Xavier no admire igual conquista contra el cobarde natural, que herido del asco, de la vasca, el pobre avista un que se vence es ya, ya un que es vencido; brega, lucha, batalla, en que se alista

988 En la mitología griega, Estigia era un lago que los muertos tenían que atravesar, usando la barca de Caronte.

Canto VII 795–861  375

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contra sí, su valor, bien que el sentido contra el valor aun más, si al ver el mostro el rostro hace, eche, a huir, torciendo el rostro. Pero corrido de su fuga honroso el rostro a batallar vuelve a hacer cara cuando cara aun peor torna asqueroso a hacerle en su hediondez el pobre, y para; para al verle Francisco, que medroso de delicado en sí se desampara bien que tras sí su ánimo corría voces se da y se oyó, que se decía. «¿Sol no he de ser de mí, que niebla he sido? ¿de mí no día yo, que noche obscura? ¿yo que tierra, no aire embravecido? ¿no mar en leche yo, que su bravura? Vénzame niebla yo, yo sol nacido, húyame noche yo, yo día en luz pura mar bravo amanse yo, yo mar de asiento tierra yo, en tierra de, vencedor viento». «¿No solo el turco me embaraza el paso pero el paso aun un asco me embaraza? ¿por un mar de postemas, aun no paso mi sed halla a la copa de un Dios taza? ¿penada y para mí? Que no a lo escaso de aliento, de fervor, de ansia, la abraza a lo David mi pecho, y ya al tene[r]la ¡no él, yo, o quién989 me la dé! Yo, él, ¿si al verte[r]la?». «Volved, ojos, volved –dice lloroso–; tornad, labios, tornad –dice– al estado que os pone en mesa vil tanto asqueroso brindis tanto de un pobre apostemado; sed, volved, volved, sed, pues ostentoso cáliz os sirve en podres lo llagado tornad, hambres, tornad, que si comido

989 Véase la nota 975.

376  Xaveriadas plato es del cáncer hoy, de mí hoy lamido».

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Fue así, ¡oh, resolución! ¡oh, heroico hecho! Que el bordón arrojando por la arena y del mendigo, por el pecho, el pecho llaga por llaga le lamió sin pena; sin vasca, horror, desvío, asco, despecho, bien que lo que el banquete dura, suena de una sirena voz, de adulce, ambrosía de a néctar, así al arpa, oída Leucosia.990 Lo que dure la mesa, o se levante (canta la que tres, música es diosa) a la lengua del agua es bien que cante con voz sí de mujer, no melindrosa; hambre de él que así come, porque espante que limpio el plato deja, ¡hambre espantosa! Sed de él que así se bebe un pobre horrible que vive y la mató, ¡caso increíble! El cielo que lo ve pide a la noche le preste presto el manto y se le echa; el sol que lo miró corre en su coche y aun las cortinas pues, nubes se echa; la aurora que muy dama al desabroche de un a medio vestir su luz acecha a solo un que acechó sus ojos lava en un rocío, en otro, que no acaba. La rosa que va a abrir, medio entreabierta se queda en su capullo temerosa si se abre del todo, Xavier, cierta piense es cual la que lame llaga hermosa; cuán bien o rosal bello ni una puerta en una a su lamer te abras de rosa si en tantas rosas te abrirás que hagas seas su él pobre llagado, ellas las llagas.

990 [Una de las tres sirenas del mar músicas, como se dijo arriba]

Canto VII 862–930  377

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En su copa de plata la azucena más limpia que otro tanto, de otras flores jazmín, clavel, mosqueta, azahares, llena en braseros del sol, pomas es de olores; porque los del mendigo le dan pena y tanta que vecina, a sus hedores tuerce el cuello en melindre, a una retama que más florida es llamas, que muy dama. De estos mares el agua limpia es tanto que al llegarse a la mesa por servi[r]la corriendo vuelve atrás llena de espanto diciendo a los aspavientos: «¡no hay sufri[r]la!». Tan de la delicada haciendo, cuanto lanza hasta las entrañas por la orilla de un marisco entre olas provocada que a una, una arcada es, a otra, otra arcada. Pero el agua al correr, al torcer cuellos la azucena bellísima, a entre abrirse de la rosa el capullo, al rayar bellos asomos de la aurora en sonreírse; al de un cielo, al de un sol, al sobre ellos cortinas ya, ya manto de encubrirse corridos vuelven sobre sí a la hora agua, azucena, sol, flor, cielo, aurora. Aurora pues su cara descubierta de Xavier a la mesa se ofrecía sin melindre de hermosa por oferta que aventarle en sus céfiros se haría; que ojearía a golosa mosca incierta o turba que importuna se metía en un plato a comer, con quien enfado por huéspeda le es más, que el bocado. Azucena delante se le pone tan sobre sí, que al verle comer crece de animosa en descuello, pues se opone derecha, al le torció, que otra parece;

378  Xaveriadas tan en alto a mirarle se dispone sobre su verde en [z]uecos, que se ofrece por empinada tanto a en vez de olores decir que aquí, aquí estoy, no huyo no, ¡oh, hedores! 935

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Tú, oh rosa, a medio abrir por lo a entornadas puertas si aun en capullo veo tus hojas por sobre ti volviendo derribadas tanto, que ya sobre el mantel te arrojas; pues por verte sobre él si desojadas si encendidas de cólera, te enojas contra ti por llegar, y en ellas juntas te entras por las espadas, por tus puntas. Oh, aguas mías, vosotras que de limpias volvisteis de la orilla atrás corriendo muy de a lo de quien iba por no limpias vianda de un Xavier llagas lamiendo; de ellas a lo de arcadas menos limpias echando las entrañas con estruendo de vascas, y de espumas, ya los impíos platos dejáis que él lame más que él limpios. Tú, oh cielo, que de horror a tal comida esplendida de podre, en un llagado el manto de la noche escurecida te echaste sobre el rostro apresurado; ya al ver al que así come sin medida te le alza tú aliento despejado si echo ojos de estrellas al le aparta no te hartas de ver, que no se harta. Y tú, oh Sol, que a tu coche así corrías cortinas por no ver al que así come de correrlas corrido las volvías a correr porque a ver tu luz se asome; si asomada a un estribo, ya a otro envías como un rayo, a sus rayos en que tome por su cuenta dar luz de un bien, que en bienes palmas es a su mano, al laurel sienes.

Canto VII 931–1000  379

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«¡Para! –dice al Faetonte–, ¡para! ¡para cochero de mis luces!». Y en persona toda de aclamación su hermosa cara toda aun Xavier de resplandor corona; en voces de las aves cuando aclara «¡viva! –dice el que come– ¡viva! –entona– víctores sobre mesa tal ya, o en flores esparciéndose abril, mayo, o en olores». «Cántete yo, Leucosia»; –proseguía–; al son del instrumento que tocaba, y a ir a cantar en cada cuerda hacía un hablarse a la mano pues hablaba: «cántete yo, ¡oh, mi hambriento! –repetía– ¡oh, mi sediento yo, oh!»; aquí llegaba cuando Ignacio llegó, y al llegar sobre, Xavier la mesa alzó, no, él, sano, el pobre. Enferma gravemente de la hartura como en mesa de bodas no excusada si arrimado a su Ignacio va a hacer dura cama, y cama del suelo, y más la almohada; crece el peligro, el mal, la calentura, la esperanza, no así, de que arraigada escape de esta, y si de bien curado por el dolor, que el máximo, es llamado.991 Fue así, ¡oh, favor! ¡oh, gracia de otra esfera! Cual la de exceso y tal fue al Peregrino que el mismo San Jerónimo, que fuera sabio en la Tierra Santa, y su inquilino; y en cuya devoción Xavier se esmera, glorioso a hacerle una visita vino, con cuya vista, como a gloria sabe ligero voló el mal, bien que el mal grave. Bueno y sano se halló, de esfuerzo lleno que un leve movimiento repugnante

991 [Aparécesele San Jerónimo enfermando San Francisco Xavier en la Señoría de Venecia]

380  Xaveriadas

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no sintió más su estómago sereno viese o no lo asqueroso en adelante; premio debido a su fervor, no ajeno de otro aun más celestial sin semejante si con él, un Jerónimo en el suelo conversación no es ya sola en el cielo. Blasone Pablo, y diga, que en la tierra no es su conversación, porque la tiene solo en los cielos, con su Dios sin guerra, que hay quien con Dios allá, y acá hablar viene;992 si en decir un Jerónimo se cierra no ahorra de un Xavier porque le tiene por tal que el santo, Dios, y él de no ahorro juntos pueden entrar a hablarse en corro. Si viendo a Dios, vos Pablo, habéis oído tan secretas palabras de su boca que decís no os es lícito, al sentido de algún hombre insinuarlas que os provoca:993 como vos las oístes, las ha oído quien al volver de allá, callar le toca bien que con Xavier no, quizá, y no asombre no hombre hallastes, que fuese aqueste hombre. No se hallará en la vida de mi Santo dese una y otra vuelta por su esfera siendo de Dios favorecido tanto que otra visible aparición tuviera; si no es la de un Jerónimo, que espanto de yermos fue viviendo en vida austera, quizá porque el favor no tanto fuese echó a Xavier, cuanto a él en que a él viniese.

992 Filipenses 3, 20: “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo”. 993 2 Corintios 12, 4: “que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar”.

Canto VII 1001–1064  381

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Asombra, admira, que ni Dios, su madre, santo alguno, algún ángel se aparezca visible para hablar, con tan gran padre cuando a otros santos no una vez se ofrezca; si, aun Jerónimo solo, porque cuadre por todo, Xavier hablando crezca aquello humilde en él, que en decir crece hablarle aun mereció, quien no merece. «Mi Francisco –el gran Padre le decía (tomándole la mano, a lo halagüeño bañándole su rostro en su alegría)– si a darte salud vine, otro es mi empeño: y es que Jerusalén, que yo algún día quise bien, la serví, y aun fue mi dueño, ser tú Esposa no puede, y ni por celos de que otra galantees, hermosa en cielos». «Mas porque impedimento se te pone por el gran Dux de tanto Señorío recién casado con la mar que opone su en guerra al primer día, al turco impío; sé de mi Palestina, porque abone como quien la trató, que no a desvío tendrá no, así la dejes, si has llorado con ella no casarte, y no casado». «Bien que su enamorado, oh Xavier, veo por ver su alfanje, estás, en mano fiera del turco digo atroz que a tu deseo de sangre por tu Dios martirio diera; ocasiones te guarda, el vivo empleo muriendo sin morir, de un que te espera padecer prolongado, que te advierte serás muerte, cuál fui, viva, sin muerte». Dijo, y al irle a echar sus brazos, diestro Xavier los suyos, a los pies del Santo,

382  Xaveriadas 1065

1070

bien que no los halló, porque maestro994 del carro de sus luces le echó al manto; digo, un doblado espíritu, que muestro ya en Xavier por discípulo, si canto el que tuvo de hoy mas, en lo que en suma queda, y porque cansada, ahora la pluma. 132

994 [4. Reg. 2]

8. Argumento para el octavo canto En manos del legado votos hace de castidad perpetua, y de pobreza por quien del sacerdocio a la grandeza sube cuanto en sí baja al se deshace. 5

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Retírase al desierto porque trace mejor en soledad llegue a la alteza de una contemplación, de una pureza no allí del aire, y sí, del sol que nace. De donde a predicar sale gozoso por aldeas, cortijos, poblaciones con el fruto, que en sí coge dichoso. Si de la misa el pan, y si a montones en Roma disputando aplauso honroso besando al Papa el pie más bendiciones.

Canto octavo Hace en manos del Nuncio de su Santidad votos de perpetua castidad y pobreza. Ordénase de misa, y retírase por cuarenta días a un desierto para decirla. Arróbase celebrando; sale a predicar, pasa a Bolonia,995 ya Roma luego, donde el procurador del Cesar, sobremesa disputa, por cuyo medio se introduce al pontífice Julio 15

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De mi cuerpo aunque en lenguas996 lo artejos juntos se me conviertan, mal podría (porque mi canto empiece, en el que dejos fue del que ha poco, y fue gloria tan mía); de Francisco los cercas, y los lejos exornar elocuente de su día, ni un rasgo de sus luces copiar sumas aunque lenguas Yo el Rey, todo yo, él plumas.997 Porque favorecido, y victorioso tanto de sí en el pobre se halló, y tanto en el que docto penitente, honroso del yermo asombro fue, como fue santo; que de él tomó lo fiero, en lo asqueroso de su asco amansándose, de espanto para sí a lo león, si a lo de fiera de un Jerónimo ya, ya su león, era. Su león en lo manso sí apacible tras los hombres se va su delicado comiéndose998 las manos por lo horrible ya de este, ya de aquel encancerado; lamiendo a aquel, en este aunque insufrible mientras llagado más, más regostado, consigo999 al Contagioso, a acostar llega

995 El autor deja el nombre romano de la ciudad “Bononia”, que se moderniza en “Bolonia”. 996 San Jerónimo, Vida de San Paula: empieza así el Santo la vida de aquesta santa] La obra se encuentra en la Carta CVIII escrita por el santo. 997 Véase la nota 708 (Salmos 45, 1). 998 [Otras veces lamió llagas de otros fuera de la de arriba] 999 [En Vicenza ciudad de la Señoría procedió este milagro]

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y ni en él queda el mal, ni a él se le pega.

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A lo leones1000, su león entablo que a cadáveres pobres sepultura les abre, como aquellos, al de un Pablo de la fuente, y la palma en cueva obscura; fuera de oficios1001 mil en que no hablo y en que de caridad piadoso jura, con muertos abrazándose se vía más que el Tobías1002 ser, si él lo es de día. Su león, si en ayunos por desierto semejante1003 al león1004 pues a la mesa del muerto junto así de hambre el más muerto sin que de una migaja de él sea presa; decir quiero el feroz, que descubierto por los que van camino, y ya con priesa parco del Semeías, ha mostrado su hambre (cual le mató) mata a un bocado. Su león y con alas caminante al de Marcos (con ellas en la plaza por veneciano culto) semejante si a pie y volando, en nada se embaraza; el agua hasta los pechos (pues constante

1000 [In vita S. Pauli, primi heremitae, apud sur., et Ribadeneiram] Se refiere a la Vida de San Paulo incluida en el Flos sanctorum o Libro de las vidas de los santos del historiador jesuita Pedro de Ribadeneyra. 1001 “No había en el hospital oficio bajo y humilde a que él no acudiese. Barría las enfermerías, hacía las camas, limpiaba los servicios, lavaba los muertos, para enterrarlos conforme a la costumbre de la tierra. […] Y andaba sirviendo con tanta diligencia y alegría que concurrían muchos ciudadanos traídos de la fama de su virtud a ver una cosa no vista” (Turselino 1620, 14). 1002 Tobías 2, 9: “Aquella noche, después de lavarme, me eché a dormir junto a la pared del patio, con la cara al aire porque hacía mucho calor”. [Temía le viesen; Xavier sin temor de envanecerse porque le vean] 1003 1 Reyes 13, 24: “Y yéndose, le topó un león en el camino, y le mató; y su cuerpo estaba echado en el camino, y el asno junto a él, y el león también junto al cuerpo”. 1004 “Pero acontecía también caminar a pie diez leguas en un día, con solo un mendrugo de Pan. Y los tres días que gastaron de Venecia a Ancona casi los pasaron ayunos de toda comida” (Turselino 1620, 15). [El león de un bocado solo mató al Profeta, y su hambre Xavier de pan con solo un bocado. Y esto siempre]

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fue, y que tal vez por lagos a esa traza del Señorío en los campos) dio no escasos solo en un día, veloz, treinta mil pasos. Su león por lo raro de ser pobre trasunto del león, que en su braveza tiembla a un tumbo de rueda que da sobre un puntico de tierra de su alteza;1005 porque aun en sombra teme que zozobre (como que sobre bienes de riqueza toque) aunque de ella toque en un barrunto de un que se tiene, en solo, que sea un punto. Su león por lo grande entre leones que en ellos es lo casto, si es ya fama del fuego solo avista, por blasones huir, tienen, no cobardes, de su llama; Francisco tan león, en no a razones ponerse con su carne hermosa dama, que con huirla por mejor casarse tuvo a lo del Apóstol,1006 que abrasarse. Su león así casto, y pobre, veo ya en manos de Jerónimo Verallo1007 de su Santidad nuncio, el noble empleo de un devoto Xavier [que] en votos hallo;1008 si en castidad perpetua, si en deseo

1005 “Sin embargo, a este animal [el león] tan noble y tan fiero lo asustan las ruedas al girar y los carros vacíos y las crestas de los gallos y más aún su canto; pero, sobre todo, el fuego” (Plinio El Viejo 2003, 87). 1006 1 Corintios 7, 9: “pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando”. 1007 Girolamo Verallo o Veralli (1500–1555) fue un cardenal y arzobispo italiano que apoyó a Ignacio de Loyola y a sus compañeros. 1008 “[…] se volvieron de Roma a Venecia para ir a Jerusalén, yendo de la misma manera y con el mismo traje que habían venido de Venecia a Roma. Llegados a Venecia deseosos de mayor perfección para obligarse más al divino servicio se determinaron consagrar sus personas como habían ya consagrado sus cosas a Cristo nuestro Señor. Y así habiéndose aparejado para este acto con grandísima devoción, hicieron voto de perpetua castidad y pobreza en manos de Jerónimo Veralo Nuncio apostólico, después de acabádale la misa” (Turselino 1620, 16–16v).

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de perpetua pobreza, no los callo, con que de otro Jerónimo, a ver llego de otra rueda el león, león de otro fuego. Su león pues fue en sombra el del valiente joven que a Tamnatá bajando, choca con su fiereza, que al camino siente le sale y a matarla se provoca;1009 si a raíz de las viñas vuelve ausente a requerirle muerto, y en su boca fábrica dulce halló, que excluyó el ocio y dio en su cera luz, del sacerdocio. Del sacerdocio de Francisco en ella sí en él las manos1010 pone, el desposado docto santo Pastor con la de Arbella1011 tan de su honda a la voz, fiel, que al cayado; de Orden sacro, y de misa ya y por ella mes1012 en quien corva hoz casi se ha entrado día en que por montañas nació a guisas sol el mayor1013 de auroras, con sus risas. Con sus risas1014 pues fueron sin rebozos de nubes de tristeza, o grave pena que alba el ordenado fue de gozos

1009 Jueces 14, 1–2: “Descendió Sansón a Timnat, y vio en Timnat a una mujer de las hijas de los filisteos. Y subió, y lo declaró a su padre y a su madre, diciendo: «Yo he visto en Timnat una mujer de las hijas de los filisteos; os ruego que me la toméis por mujer»”. [El panal de miel en la boca del león muerto por Sansón fue figura del santísimo sacramento del altar: Ut haec frequenter interpretes et SS. PP] 1010 “Ordenoles pues de sacerdotes (que ya habían recibido poco antes las demás órdenes) el obispo Arbense día de San Juan Bautista, habiéndole aparejado con mucha devoción” (Turselino 1620, 17). 1011 Ciudad de la Galilea superior. 1012 Lucas 1, 57: “Cuando a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo” 1013 Mateo 11, 11: “De cierto os digo: «Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él»”. 1014 “Fue tanta su spiritual alegría, que le cupo parte de ella el obispo. Porque dicen que dijo después que había sentido cuando les ordenaba un extraordinario Consuelo, y un nuevo gozo spiritual” (Turselino 1620, 17).

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como de ellos el alba, el que le ordena; en ambos corazones, de alborozos tal la demonstración, que el alma ajena de sí, en uno, y en otro, parecía ya en cada cual del otro, un viene el día. El día cuando es júbilos en voces de músicas o salvas de avecillas, el día cuando en verdes es veloces risueñas cristalinas fuentecillas; el día cuando en hojas reconoces regocijos del aire todo a heri[r]las; el día cuando rompe alegres galas del campo, o en flores, si del viento, o en alas. El mismo obispo, el mismo confesaba lo que las ceremonias, a ordena[r]le duraron, que a su espíritu miraba un celestial deleite entra a ocupa[r]le; y que del alma al rostro rebosaba tanto el grave contento, que al mostra[r]le por semblante, y por ojos, se decía: «de algún gran bien Profeta es mi alegría». «¿Al alma me da –dice–, si el amito que pongo en su cabeza, pronostica sobre ella, a lo celada1015 armado es rito contra algún pensamiento que le pica? ¿o él durmiendo despierto su apetito valiente al resistirle se despica a borbotones arrojando enojos de sangre,1016 ya, o por boca, ya, o por ojos?». «Al alma me da aun más si el alba pura que le revisto muestra ya difunto

1015 Efesios 6, 17: “Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios”. 1016 [Sucedió así después como dicen los versos]

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incorrupto al abrir la sepultura1017 ¿se hallará y sus mortajas a ese punto? Si en viva cal envueltas su blancura ni en un hilo aun su nieve, aun ni en barrunto de derretirse, en corromperse, adrede me dice un no sé qué, de que ser puede». «Al alma al corazón me da –decía– fuentes sus ojos de agua, oh dulce llanto, si este ponerle el cíngulo vendría pronostico a ser hoy, de un después santo;1018 que navegando, a falta (y ser podría) de agua de fuente, o río, con espanto se haga atar de un cordón, y al caer que cuantas aguas pise del mar, dulce ya tantas». «¡Al corazón, ay! –dice– Al alma, y llora me da ya en el manípulo que manda bien su brazo y me dice desde ahora será él el capitán sí él de la banda: 1019 sí a ejércitos de bárbaros, en hora que les salga al encuentro, solo al anda armado de sí mismo, y de sí solo desbarate, o al Badaga, abrase, o al Tolo». «Al corazón, ¡gran Dios! Al alma mía –dice el obispo–, y tierno, me ha tocado por el cuello, al echarle en mi alegría la estola, en ya inmortal lo amortajado;1020 si apuesta con la muerte, o su acedía a no dejarle a muerte, muerto hollado

1017 [Dealba me domine: Sucederá así el milagro de la incorrupción de su cuerpo] 1018 [Prescinge me cingulo domine: sucedió en sí este milagro de volver dulce el agua del mar con tocarle o pisarle como a su tiempo se dirá adelante] 1019 [Manipulum fletus: será así que con solo ponerles delante abrasará islas de bárbaros, y desbaratará ejércitos de enemigos, badagas, y toloneses] 1020 [Impone mihi, Domine, stolam immortalitatis: Resucitará a tanto como dicen los versos] Apocalipsis 6, 11: “Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos” [Vestíranse de sus cuerpos resucitando: Ut haec multi PP]

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pues de inmortalidad, parece, intenta vestir la estola a tantos, que a cuarenta». «Al corazón, al alma me da siento –dice–, si al revestirle de la rica casulla que le adorna, el lucimiento con que se vestirá se pronostica;1021 pues sobre el vestir pobre, su ornamento será él en que tal vez se sacrifica no él con que sacrifique, por preciso serle al vestir mal, bien, mal que no quiso». «Al corazón, al alma cuando a ungi[r]le va con el sacro oleo de ambas palmas los pólices, –se dice– (sin sufri[r]le callarse ya en su gozo, de amor calmas); lo que a orillas1022 del mar, quizá, al pedi[r]le en conchas, un sin número de almas vuelva en galas, de noches los capuces si lámparas hará, de agua ardan luces». «Al corazón, al alma, le da cuando en sus gozos proféticos le vía que el cáliz abrazaba, el pan tocando cuanto en el prodigioso se vería; si al dar1023 la comunión, banqueteando en torno del altar, cuantos tendría de mesa le han de ver varas del suelo levantando del pan, pan que da el cielo». En estos sus tan dulces pensamientos se regalaba así como no humanos, pan tras quien se comía en mil contentos las manos, al poner sobre él las manos;

1021 [Fac, ut istud portare sic valeam: sucederá vestirse de gala por la conversión de las almas, sacrificándose en esto a Dios grandemente como tan amado del pobre vestido supo que era […] siempre de antes tenido. 1022 [Pontifícale Romanum: sucederá este milagro como dicen los versos, y se dirá en su lugar] 1023 [Pontifícale Romanum: este prodigio pasó, así como se dice aquí, y se pinta adelante]

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del sumo1024 sacerdote lucimientos en el suyo admirando soberanos, si en él a su medida el orbe1025 abona tras su voz,1026 que a sus pies tanta corona. Francisco que a la cumbre entronizado se halló del sacerdocio, determina parecer no ya humano, en un estado a que honra le levanta tan divina;1027 ni la misa cantar, sin que cuidado ponga por días cuarenta, en la vecina campaña, al Celso monte, que a la vista de Padua pasos hoy, quince mil dista. En cuya soledad por dicho espacio de su Señor, a imitación procura requebrar por sin hombres a su espacio de árboles, y de flores la hermosura; donde en pobre casilla, igual palacio al en que Dios nació, no de otra hechura de otro rico menaje, [o] de otro lecho de oro, o artesón, que el estrellado techo.1028

1024 Éxodo 29, 33: “Y en sus orlas harás granadas de azul, púrpura y carmesí alrededor, y entre ellas campanillas de oro alrededor”. 1025 Sabiduría 18, 24: “En su larga vestidura / estaba representado todo el mundo; / en las cuatro hileras de piedras talladas / estaban los gloriosos nombres de los antepasados; / y sobre el turbante que llevaba en la cabeza / estaba tu majestad”. 1026 Eclesiástico 45, 11: las piedras preciosas sobre el pectoral, / grabadas en forma de sellos y engastadas; / cada piedra tenía grabado un nombre, / en recuerdo de las tribus de Israel”. [Alúdese a su predicación y reinos que rendirá a la fe de Cristo por ella] 1027 [Retírose para disponerse a decir su primera misa, por el tiempo y lugar que di[g]an los versos] “Habiendo pues hecho este fruto en sí, y en los próximos el tiempo que estuvo en Montecelso, vino a Vicenza, llamo del B. Padre Ignacio. Allí dijo la primera misa con mucha devoción y lágrimas, habiéndose preparado para ella con los santos ejercicios, que habemos dicho” (Turselino 1620, 18). 1028 Mateo 4, 1: “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo”. “Apartose una casa pajiza en el campo medio caída y desamparada. Allí estaba con mucho contento, por parecerle se parecía aquel portal mal abrigado, y pobre al de Belén, en el cual Cristo nuestro Señor nació. Y deseoso de imitar la pobreza del mismo Cristo cuando niño, y su soledad, cuando siendo ya grande estuvo ayudando en el desierto, trazó su vida de esta manera. Salía a pedir limosna, y vivía de ella, comiendo muy poco y muy mal” (Turselino 1620, 17v).

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Dispone el corazón, el alma adorna fervorosas ansias de desvelos discursos amorosos, a que torna vuelve, y revuelve sin parar de cielos;1029 lisonjearse de afectos, se soborna pensando en quién sea él para consuelos sabrosos de una mesa, a que endiosado por de Estado le sienta, el nuevo estado. El pobre y vil albergue en que se halla la soledad que habita en su retiro la noche oscuridad que luces calla la luz, que de los cuatro hermoso es tiro; la fuentecilla aun más, que no hay para[r]la la marea que corre a lo suspiro la flor en no durar, en no dar fruto el álamo frondoso, el buitre, el bruto. «Juntos, y de por sí me dicen –dice– cuanta es mi indignidad para morada de cada día, y de un Dios, con quien no dice por casilla que es tal, cuan mal parada; aun no la de Belém1030 tanto desdice como yo, por del pan interpretada pues si ella pobre y vil, serlo se vía de un día al pan, yo al pan de cada día».1031 «La soledad que habito retirado me lo dice también –dice–, y confuso si antes que aun Dios, sus Ángeles cuidado fuesen para la mesa,1032 otra él dispuso;

1029 “Y acordándose de que suele el Señor sacar a una alma a la soledad, y hablarla allí al corazón, escuchaba lo que le mandaba y hablaba el Señor gastando todo el tiempo que podía y le sobraba en la oración y lección espiritual” (Turselino 1620, 17v). 1030 [Belem domus panis interpretatur, sic omnes: y algunos entienden mística en esta interpretación a Cristo sacramentado. Joao da Silveira, Commentariorum in textum Euangelicum: Tomus quintus] 1031 Lucas 11, 3: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”. [Leen otros. Mañana y hoy, porque esto solo toca a los sacerdotes] Véase nota 511. 1032 Mateo 4, 11: “El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían”.

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de un antes de comer, que aun ni un bocado por no soles cuarenta, por sin uso de noches, esas veces, que el sol toma, y tantas yo un bocado1033, ¿antes que coma?». «La noche obscuridad que luces calla (del sol que no de estrellas numerosas) ¿que no en mí de imperfectas ellas halla si aunque cual ellas, yo ellas hermosas? Pues sí lo son, lo son, porque se halla lucidas ser de noche, y tenebrosas que las hace salir más que son bellas, con que, ¿en qué lucen más, si el más no es de ellas?». «Al lado de fealdades ardimientos y de estrellas fervores, que no de ellas nacen de un más arder en sus asientos me dicen cuál yo soy, que soy cual ellas; pues sentado a la mesa con aumentos no del sol que ella pide, y si de estrellas aunque a lo de su ardor sin culpa arda de ella ni un que, por sombra, amor, me guarda». «Ni aun por sombra de culpa se permite comer pan de purezas que me asombra; ¿y comeré a lo estrella, sin que quite de mí él que más que bien porque por sombra? Oh, si ya a lo sol yo de este convite que así con él de sombras, se descombra la tierra toda, el viento, el mar que alego que luz son, y más luz, fuego, ¡y más fuego!». «Oh, que la luz que de entre espumas crece como espuma, naciendo hermoso el día

1033 “Y deseoso de imitar la pobreza del mismo Cristo cuando niño, y su soledad, cuando siendo ya grande estuvo ayunando en el destierro, trazó su vida de esta manera. Salía a pedir limosna, y vivía de ella, comiendo muy poco y muy mal. Dormía en el suelo sobre un cabezal, en este portal harto frío y desabrigado. Porque estaba expuesto al agua y al viento, y a las demás injurias del tiempo” (Turselino 1620, 17v).

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mi tibio corazón, cual él merece trata, y menos a fe, que merecía; pues cielo quiere ser de quien se ofrece sol de amor tan crecido, y no subía porque en perfección yo, más porque poca un cual que ya a caer, va el día en mi boca». «Oh, que la fuentecilla –dice ansioso– de más, y más limpieza, en sí me instruye como a lo de un Francisco escrupuloso no huyo (pues de su nombre) lo que él huye; si de agua al vidrio transparente1034 hermoso cuanto de humilde se arguyó, me arguye pues de atrevido en ser, lo que él no quiso siendo él, claro, el cristal, yo de él ni aun viso». «¡Oh, que a lo de suspiros la marea bien que amorosos ays! Es por las hojas temblar las hace, estremecerse, o sea porque, ¡oh sustos de mí! De mí, ¡oh congojas! Sin duda en su temblor, que no recrea se deja entender bien de hojas, en hojas cuanto en tal sobresalto, que no cesa me dice que yo, ¿y Dios? ¿yo y yo a una mesa?». «Oh gran Dios –dice– ¿a mí? ¿vos a mi mano? ¿a mi corazón vos? ¿vos a mi pecho? ¿vos con quien las bellezas del verano? Bien que estén aunque en flor,1035 no en flor de hecho; si obras las flores son de vuestra mano como la mía hermosas sin provecho, pues sobre tan real mesa no hay flor bella que o no me diga es yo, que, o soy yo ella».

1034 [No se ordenó de sacerdote por no hallarse en su concepto como la redoma de agua que le fue mostrada y como ha de ser en pureza el que celebra según le fue dicho. San Bonaventura, In vita Sancti Francisci] 1035 Salmos 50, 11: “Conozco a todas las aves de los montes, / Y todo lo que se mueve en los campos me pertenece”.

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«Si el álamo galán, si el sauce umbrío bizarro el fresno –dice– aliso airoso me muestran al espejo de ese río fea sombra en él ven, su a fuera hermoso; porque en agua que es pura feo es brío todo (aunque del laurel) lo más pomposo, ¿qué, oh, alma mía, pues será verte (y no altiva) en mesa, a lo agua aun más tú a ella a lo oliva?».1036 «Hasta el buitre que vuela solitario por esa región, yerma que contemplo me dice en comer yerros temerario carne, y sangre1037 los hace sin ejemplo; yo que la sangre, y cuerpo necesario por pan he de comer presto en su templo y del pueblo los yerros también, ¿cómo?1038 ¿cómo los comeré sin calor? ¿cómo?». «¿Cómo? ¿y seré yo Pedro, que al oír mata y come, como él mate, y coma fieras1039 sin ser tal mi calor, cual él retrata en amar por tres veces a lo hogueras?». Aquí Xavier en lágrimas desata1040 todo su corazón por las lumbreras del alma, pues se aflige preguntado ¿si amó? ¿si amó? Que ni una piensa ha amado. No hay corteza de árbol, tronco, o rama en que Francisco humilde, ya no escriba con cuchillo por pluma de otra fama en una aquesta letra, ¿qué más viva? ¿Y menos coma? En otra, en que se aclama

1036 Salmos 128, 3: “Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa; / Tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa”. 1037 Juan 6, 56: “El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él”. 1038 Oseas 4, 8: “Del pecado de mi pueblo comen, y en su maldad levantan su alma”. 1039 Hechos 10, 13: “Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come”. 1040 Juan 21, 17: “Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: «¿Me amas?». Y le respondió: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo». Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas»”.

396  Xaveriadas cómo, a comer confuso se aperciba menos es aunque un tronco en lo que escribe si un tronco menos que él come, y más vive. 335

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Así afervorizado en el retiro de aquella soledad para él sabrosa por auroras cuarenta, por sin tiro noches tantas el Dios, que no la Diosa; salió cual suele el rayo, y no cual miro1041 dar suele en lo más alto, porque honrosa busque cumbre de nobles si a hacer riza va antes que a la alta casa, a la pajiza. Lleno de aquel espíritu abrasado que vino1042 en lenguas, y en su lengua vino pues no encuentra pastor que no embriagado deje asolo el aliento de aquel vino; si en los más, generosos, ha mudado la agua1043 insípida, y simple a lo divino en vino hasta el vinagre, en que más hizo que el milagro en Cana[án], que1044 él que le hizo. Por cabañas, por chozas, caserías de gente humilde, y pobre va cargada nube sobre quien llueve noches días ya, o de Moisés por la virtud templada; ya, o contra el vicio exhortación de Elías, lluvia amorosa en unos reposada con truenos turbión en otros luego

1041 “De allí salió a poblado, a imitación también de Cristo nuestro Señor, a enseñar lo que el mismo Señor le había comunicado en la soledad” (Turselino 1620, 17v–18). 1042 Hechos 2, 2: “Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados”. 1043 Juan 2, 9: “Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo”. 1044 Juan 14, 12: “De cierto, de cierto os digo: «El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre»”.

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si al naipe1045 un rayo, como al odio un fuego.

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Así, fecunda corazones duros lluvia y no temporal que los sazona o, en poblaciones, que coronan muros como, o en cortijos sin mural corona; de buen año los frutos por maduros recogiendo en su voz que los abona pues lo que llueve coge, pues que enojos1046 ya, o en almas ya, o en enmiendas ya, o en más cojos. Lo que por el Estado y Señoría con su predicación Francisco fragua fue, a lo de fuentecilla, que crecía en río, y luego en sol, y luego en agua; no en Bolonia de fuente, a río subía ni de río a ser sol, fue más, fue el agua que en diluvios de luz vuelve a su empleo sueño fue, y verdad fue de un Mardocheo.1047 Obliga la ocasión, ya que así llueve la nube de mi Apóstol cuando empieza diga de su talento, mucho en breve,1048

1045 “Acordábase que Cristo nuestro Señor se solía salir a los campos y a las playas y riberas del mar y subirle a los montes a predicar. Y así él donde quiera que se le ofrecía ocasión, y esperanza de hacer algún fruto, se metía entre la gente, y donde había más frecuencia predicaba particularmente a gente pobre y desamparada de doctrina, y que no solía oír sermón. Porque así fuese hallado y recibido el Señor de los que no le buscaban. Para esto se iba a las plazas y a las encrucijadas y tomando de alguna tienda una mesa, o banco se subía en él, y predicaba de las cosas del cielo, y exhortaba a la gente vagabunda, y ociosa a vivir bien, poniendo más fuerza, y estudio en las cosas que les decía, que en las palabras con que las decía” (Turselino 1620, 18) 1046 “Y así acontecía a algunos, que se llegaban a oírle por mofar y reír, compungirse y moverse a lágrimas con la fuerza y gravedad de sus palabras. Lo que causaba a todos mayor admiración y lo que más ayudaba para hacer mucho fruto en los oyentes, era ver, que no recibía ningún dinero, pareciéndoles que era esta manifiesta señal de su santidad” (Turselino 1620, 18) 1047 Ester 11, 10: “A su clamor, de una pequeña Fuente nació un gran río de abundantes aguas”. [Fue mucho e indecible, lo que predicó y doctrinó a gente ruda, en esta ciudad] (Turselino 1620, 19–21v). 1048 “[Lucena así lo hace] “Relatarei aquí huma só vez por todas” (Lucena 1600, 22).

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(no del arte, y primor poca destreza):1049 cójole en sus principios, porque pruebe mejor que no después con mi rudeza a pasar tanto río, en bocas tanto cuanto, o el Nilo, y de fuego, o el Elepanto.1050 Era pues en su aspecto respetable porque de rostro1051 el Pastorcillo ungido el que tuvo por quien solo un Dios hable y de él diga: «este es, este es oído». Era el arpa a Saúles agradable bien que a Golias tal vez honda, y chasquido no de muchas palabras en su ahínco si a lo de una gastó, pudiendo cinco. Era en su voz por clara, y por sonora la de quien dijo el alma en su sonido: «yo vea1052 tu hermosa cara que enamora y suéneme tu voz dulce al oído»; si al salir de su boca tan de aurora que salva de aves era, en lo aplaudido de apacible en sus labios, escuchadas

1049 “Más, por Hércules, que es propio de un gran artífice encerrar toda la obra en un espacio reducido” (Séneca 1986, 309). 1050 Lepanto. 1051 1 Samuel 16, 12: “Envió, pues, por él, y le hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. Entonces Jehová dijo: «Levántate y úngelo, porque éste es»”. 1 Samuel 16, 23: “Y cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David tomaba el arpa y tocaba con su mano; y Saúl tenía alivio y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él”. 1 Samuel 17, 40: “Y tomó su cayado en su mano, y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y tomó su honda en su mano, y se fue hacia el filisteo”. “Que era el Padre Francisco de pocas palabras, pero muy eficaz en ellas, porque hablaba de Dios y de las cosas del cielo con tanto fervor que abrasaba los corazones” (Turselino 1620, 20v). 1052 Cantares 2, 14: “Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido / de escarpados parajes, / Muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz; / Porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto”

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campanillas1053 de oro entre granadas.

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Era en la acción no menos por medida sin estudio afectado, el que compite con la mano,1054 que escribe de una vida breve en fin corta en bien, bien de un convite; no una vez en el púlpito extendida amas se a vio la alarga, que aun repite señalando a Japón, a Goa su mano ahora fulano espira, ahora fulano. Era en lenguaje, tan cortado, y puro que cortado a medida del oyente sí pertinaz, porque protervo, y duro todo a lo Ezequiel, en cara1055 y frente; sí porque dócil a su voz de impuro panal de miel su labio a lo de siente la Esposa era su amado, si suave tal vez con impíos, con perversos grave. Era en la gracia del decir no menos que un Dios al parecer a quien aclama David en labios1056 por de gracia llenos cuanta en ellos de estima, y la derrama;

1053 Éxodo 28: 33: “Y en sus orlas harás granadas de azul, púrpura y carmesí alrededor, y entre ellas campanillas de oro alrededor”. Zacarías 14, 20: “En aquel día estará grabado sobre las campanillas de los caballos: “Consagrado al Señor”. Las ollas de la casa del Señor serán como los tazones del altar. Ecclesiástico 45, 8–9: “Para honrarlo confiriéndole / dignidad y poder, / lo revistió de ornamentos preciosos: / los calzoncillos, la túnica y el manto, / un cinturón de campanillas / rodeado de granadas, / que sonaban suavemente al caminar / y se hacían oír en el santuario, / para que la gente lo supiera. 1054 Daniel 5, 5: “En aquella misma hora aparecieron los dedos de una mano de hombre, que escribía delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey veía la mano que escribía”. 1055 Ezequiel 3, 8–9: “He aquí yo he hecho tu rostro fuerte contra los rostros de ellos, y tu frente fuerte contra sus frentes. Como diamante, más fuerte que pedernal he hecho tu frente; no los temas, ni tengas miedo delante de ellos, porque son casa rebelde”. Cantares 4, 11: “Como panal de miel destilan tus labios, oh esposa; / Miel y leche hay debajo de tu lengua; / Y el olor de tus vestidos como el olor del Líbano”. 1056 Salmos 45, 2: “Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; / La gracia se derramó en tus labios; / Por tanto, Dios te ha bendecido para siempre”.

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Asuero a quien Ester de ojos serenos mira, y benigno en labios que la llama ya él vuelta así a escucharle se detiene que dice: «¡ay y qué gracia!1057 ¡oh, y qué sal tiene!». Era en conceptos graves como agudos ingenioso aprovecho del que oía, diré entre muchos uno, que aun los rudos le entendieron, y a fe, porque él le hacía: «vela mi corazón1058–dice– en qué mudos mis ojos tengo»; pues dormidos vía ni ven ni vistas son sus niñas bellas, pues vele si ve hay, él, donde ve, hay ellas. Era no menos docto que versado en ya, o Ciencias Humanas, ya, o en Divinas1059 cuál fue el de la cestilla,1060 bien librado como bien erudito, en peregrinas; dígalo por París lo graduado lo Maestro por cátedras, vecinas tanto a Roma1061 en disputas, cuanto a labios mudos en Japón1062 mil, mil más de sabios. Era tal su retórica elocuente que siendo un Pablo, se compite Apolo,1063

1057 Véase la nota 777. 1058 Véase la nota 778. [Ideo, de si dicere vigilat quia dormit, ne tune qui dem pupillae vident ac visse sunt. Glossa quaedam in haec] 1059 [A la Reina nuestra señora, Doña Mariana de Austria, le presentó nuestra Compañía de Jesús en Milán, pasando a España, la Biblia en que para predicar leía el Santo, marginada toda de lugares de santos y con conceptos morales de su letra. Como refiere Mascareñas en su Viaje] 1060 Hechos 7, 22: “Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus palabras y obras”. 1061 [Disputó no una vez sino muchas] “Mandoles después algunas veces llamar el Pontífice, para que sobre mesa disputasen algunas cuestiones de Filosofía y Teología” (Turselino 1620, 15v). 1062 [Una vez con dos mil bonzos como a su tiempo dirá la historia] 1063 1 Corintios 1, 12: “Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo”. Hechos 18, 24: “Llegó entonces a Éfeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras”. Hechos 18, 28: “porque con gran vehemencia refutaba públicamente a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo”.

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llevándose tras sí mundos de gente sin un alma tal vez viéndose solo; solo sí desarmado haciendo frente desierto el campo vio, páramo el Tolo, siguiéndole en Malaca1064 el mundo entero por mar, si en tierra hacen su prisionero. Era y tal lo retórico aplaudido de este orador asombro de oradores que a lo de centuriones prevenido a una palabra sola oyen primores; si en solo un sí, o un no, que diga oído oyen, sean sus preguntas más que flores opuestas entre sí, que1065 al sí, de modo responde a todos, que responde a todo. Era en lo de orador tal su eminencia que un de Tracia era el músico al deseo cumplimento cabal de la elocuencia si en deleitar su voz, la de un Orfeo; si de un Orfeo en mover la vehemencia si en persuadir de Orfeo,1066 un sobre Orfeo1067

1064 [Pintó en el púlpito la batalla, naval como cien lenguas de allí estaba pasado y la victoria, de los nuestros] 1065 Mateo 8, 8: “Respondió el centurión y dijo: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará»”. 1066 [Sobre Orfeo el que navegó a Cholcos, hijo de Polimnia rey de los Ciconas, y sin el cual no hallaban paso las sirenas del mar] 1067 [El de tracia que fue tan célebre por su voz. Hijo de Apolo] “Además se quedaron presos de estupor los reinos mismos de la Muerte en la profundidad del Tártaro, y las Euménides de cabellos trenzados con serpientes azuladas, y el Cérbero se quedó con sus tres bocas abiertas y la rueda de Ixíon que voltea el viento se paró. Y ya Orfeo, volviendo sobre sus pasos, había escapado a los peligros todos y Eurídice recobrada llegaba a la región de la luz siguiéndole detrás (pues Prosérpina había impuesto esta condición), cuando una locura repentina se apoderó del imprudente amante, perdonable en verdad, si los Manes supieran de perdón: se detuvo y a su Eurídice, en los umbrales mismos de la luz, olvidado ¡ay! y en su corazón vencido, se volvió a mirarla. Al punto se desvanecieron todos los esfuerzos y quedaron quebrantados los pactos con el cruel tirano y por tres veces se dejó oír un sordo ruido sobre el lago del Averno. Y ella: ¿«Qué locura, dijo, a mí, desgraciada, y a ti, Orfeo, al mismo tiempo nos ha perdido? ¿Qué locura tan grande? He aquí que por segunda vez los hados crueles me llaman atrás y el sueño cubre mis flotantes ojos. Adiós ya; soy llevada envuelta en las sombras de la inmensa noche, hacia ti, tendiendo, ¡ay! ya no tuya, mis impotentes manos». Dijo y rápidamente desapareció de su vista en dirección contraria, como el

402  Xaveriadas si a evangélica lira que no afeita persuade más, más mueve, más deleita.

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Deleita más que en voz, que en cuerdas de oro de Apolo el que es su sangre entretenida que el hijo decir quiero, en lo sonoro que en lira el que a Mercurio es deuda1068 oída; si en consonancias que él, más fue él que adoro de música evangélica aplaudida en docta, en grave, en personal (no en Tracia) retórica, acción, voz, conceptos, gracia. Mueve aun más, que deleita, el que no alabes moviendo selvas, montes trastornando calmando leves aguas, vuelos graves presas no haciendo, garras no aguzando; la voz sí de mi Orfeo que no acabes sí así peñascos corazones,1069 blando cual de gentilidad movió así, a galas1070 selvas, ríos1071 ávida, a humildad, alas.1072

humo que impalpable en el aire se disipa, ni en adelante vio ya más a él, que en vano intentaba apresar las sombras y decirle muchas cosas; el portero del Orco no toleró más que él cruzase la laguna que se interpone. ¿Qué hacer?, ¿adónde se encaminaría, después de [505] haberle sido arrebatada dos veces su esposa?, ¿con qué llanto a los Manes, con qué súplicas a otros dioses movería? Ella en tanto navegaba ya fría sobre la barca estigia” (Virgilio Geórgicas, 2008, 256–257). 1068 [Debió la lira no al Apolo, sino a Mercurio, de quien se finge la recibió] 1069 Ezequiel 1, 19: “Y cuando los seres vivientes andaban, las ruedas andaban junto a ellos; y cuando los seres vivientes se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban”. 1070 Ezequiel 1, 25: “Y cuando se paraban y bajaban sus alas, se oía una voz de arriba de la expansión que había sobre sus cabezas”. Ezequiel 11, 19: “Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne”. 2 Samuel 14, 14: “Porque de cierto morimos, y somos como aguas derramadas por tierra, que no pueden volver a recogerse; ni Dios quita la vida, sino que provee medios para no alejar de sí al desterrado”. 1071 Cantares 2, 12: “Se han mostrado las flores en la tierra, / El tiempo de la canción ha venido, / Y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola”. 1072 Salmos 50, 10: “Porque mía es toda bestia del bosque, / Y los millares de animales en los collados”. Salmos 96, 12: “Regocíjese el campo, y todo lo que en él está; / Entonces todos los árboles del bosque rebosarán de contento”. Véase la nota 747.

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Persuade aun más que mueve, el más que tierno músico de las sombras, aunque inclina el tribunal cohechado del infierno que su Eurídice saque, ¡oh, voz divina! ¡cuánto más tu eficaz para el averno si ella el consejo huyó de Proserpina por volverse a sus llamas, que obligaste! ¡cuántos, oh Orfeo, sacaste! ¡qué sacaste! Deleitó, persuadió, movió, a lo Orfeo músico celestial para la tierra bien que más por la obra según veo predicador de fama, dulce guerra; en ejemplos divino, que dio aseo al desaliño universal, que encierra lo inútil, si a lo apóstol se vestía1073 si de alimentos de él, lo que él comía. Tan desinteresada su enseñanza que a lo del escogido vaso1074 corre casi con él parejas, si a su usanza ni aun de su ministerio se socorre; del todo en Dios puniendo1075 su esperanza fiando en él del todo, porque ahorre de alforja1076 el alma, y báculo, en no estima otro arrimo, que él de ella,1077 a quien se arrima. Arrimase a él Xavier pues con el alma dice por sus Cantares (sobre alfombra

1073 1 Timoteo 6, 8: “Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto”. 1074 Hechos 20, 33: “Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado”. 1 Tesalonicense 2, 9: “Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios” 1075 Salmos 71, 5: “Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza, / Seguridad mía desde mi juventud”. (También: Salmos, 91: 9; 142: 6). 1076 Lucas 22, 35: “Y a ellos dijo: «Cuando os envié sin bolsa, sin alforja, y sin calzado, ¿os faltó algo?». Ellos dijeron: «Nada»”. Marcos 6, 8: “Y les mandó que no llevasen nada para el camino, sino solamente bordón; ni alforja, ni pan, ni dinero en el cinto”. 1077 Cantares 2, 3: “Como el manzano entre los árboles silvestres, / Así es mi amado entre los jóvenes; / Bajo la sombra del deseado me senté, / Y su fruto fue dulce a mi paladar”.

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sentado ya, en colores, de amor calma) a vos mi árbol me arrimo, a vos mi sombra; a vos para mí en fruto1078 que la palma se lleva, sin en sabor el que se nombra de Abraha[m] el bocado,1079 que ya espero porque Ignacio1080 lo quiere, yo más quiero.1081 Quiero decir por carta que recibe de Ignacio para él parta a Vincencia1082 sin dilación se vino doble vive y viva con él quiere a su obediencia; no a Xavier fácil no pues le apercibe luego que llega a verse en su presencia misa célebre a un año de dispuesto misa: «¿y primera? ¡ay Dios! –dice–, ¿y tan presto?». Quien para decir misa y la primera presto un año juzgó de asolas llora y con Dios, y de Dios habla dijera al decirla: «¿y tan presto? ¿en media hora? Tanto en ella es su gozo, que aun por fuera en lágrimas le cae, viendo al que adora en su mano, de es otra el pecho herido a golpe, que en sus ojos de agua han sido».

1078 [Entiéndese del santísimo sagrado reverendo sermón 48 y por Teodoreto] 1079 Génesis 18, 5: “y traeré un bocado de pan, y sustentad vuestro corazón, y después pasaréis; pues por eso habéis pasado cerca de vuestro siervo. Y ellos dijeron: «Haz así como has dicho»”. 1080 “Habiendo pues hecho este fruto en sí, y en los próximos el tiempo que estuvo en Montecelso, vino a Vicencia llamo del Beato Padre Ignacio. Allí dijo la primera misa, con mucha devoción y lágrimas, habiéndose preparado para ella con los santos Ejercicios que habemos dicho. No parecía que se había en la misa como hombre que creía aquellos divinos misterios, sino como hombre que los veía con los ojos. Viéndole tan dulcemente derramar lágrima sobre el sagrado altar, so no podían los circunstantes contener sin derramar ellos también devotas lágrimas. De allí adelanta dijo siempre misa con tanta devoción y reverencia, y con tantas muestras de interior consuelo, que parecía siempre la primera” (Turselino 1620, 18–18v). 1081 En la foliación del manuscrito se pasa directamente desde el f. 240v al 242. No hay rastro de ruptura para este salto de los folios, ya que parece una errata en los números escritos con lápiz y, como se ha dicho, posteriormente a la redacción del texto. 1082 Vicenza, Italia.

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Disimular no puede su alborozo sus ojos menos representar rompidos menos su corazón tan sin rebozo detenerle por todos sus sentidos; el alma es por demás envuelta en gozo se reprima de afecto, de quejidos de dulces ays, y de amorosas quejas ascuas su rostro, ¡oh amor! Pasmos sus cejas. Cuantos la misa oyeron le acompañan en su demostración, de gozo, y llanto al llora él, lloran, al se goza bañan sus lienzos de placer líquido tanto; míranse si le miran, y no se extrañan volviéndole a mirar, mirarse cuanto él suspira, y él habla, hablan, suspiran gózanse, y lloran, míranle, y se miran. Míranle a lo metal, que de la fragua sale así penetrado de su fuego; míranle a lo cristal, que lleno de agua comprehendido del sol, un sol es luego; míranle a lo de espejo en que se fragua la luz unida, o en reflexión, o en riego de un Etna en vidro; míranle a lo alarde de espejo, metal, sol, cristal que arde. Míranle que en la hostia así clavado y en el Señor que adora en ella fijo requiebros mil, le dice enamorado y que anegado en lágrimas le dijo: «vos mi bien, vos mi amor, vos mi humanado Jesús del alma mía, y de un Dios hijo cabaña me buscáis, cuando se extraña pueda ser, pastor vos, ¿yo ni aun cabaña?». «Vos, mi Rey del imperio vuestro hermoso palacio y ¿cómo vuestro, al rinconcillo de esta pobre, y vil casa, oh, pecho astroso? ¿cómo el mío y venís? ¿puedo y sufri[r]lo?

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¿consentirlo, y podre? ¿cuándo ni oso miraros majestad? ¡tiemblo al deci[r]lo! ¿que os mire en mí queréis? ¿que os dé y dé asiento yo a vos casa? ¿y mi rey? ¿yo, y dé aposento?». «Vos, oh mi amado, vos, que al sol que pasa por las moradas doce de su esfera en grandeza de luz vencéis sin tasa como en ardor, que el más, de amor lumbrera; ¿dónde ni el astro virgen, digna casa de pureza esplendor, para vos fuera? ¿y de ocupar os dignareis rincones de un como yo zodiaco, a escorpiones?». «Vos, mi querido, a mí cuando en pobreza quejas humilde dabais, de un no ha habido quien, en quien reclinéis vuestra cabeza y si, o cueva la astuta, el ave o nido; y ya que en gloria os veis: ¿tanta grandeza halláis en quien descanse? ¿y que yo he sido él en quien? ¿cuándo soy (¿quién no lo sabe?) ni aun para cueva, o nido, al bruto, al ave?». 1083 «Vos mi Dios, y mi bien –dice– engolfado de ojos ya en alta mar, que aun Juan de hecho como a vuestro querido, y regalado en la mesa le deis, por cama el pecho; parece estuvo en su lugar, mirado para un Juan es favor, un Dios por lecho,1084 pero, ¡ay Dios! ¿que yo, y yo? Para Dios crea ¿Dios seré? Y para mí, Dios, ¿mi Juan sea?». «¿Qué hacéis, Señor? ¿qué hacéis? ¿qué habéis allá en mi rústico albergue, como umbrío que así le preferís al estrellado, que así a él le posponéis al cieno mío?

1083 Lucas 9, 58: “Y le dijo Jesús: «Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza»”. 1084 Juan 13, 25: “Él entonces, recostado cerca del pecho de Jesús, le dijo: «Señor, ¿quién es?»”.

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Acerico es tan duro, un cielo amado que más que el blando, halláis mi desvarío mi locura que el más de rosas finas cuándo azucena en mí, ¿vos entre espinas?». 1085 «Cielos no os querelláis de este despejo, ¿que os deje vuestro Dios por un gusano? Purísimas estrellas, vuestro fuego pasa, ¿pase a mí de él, por mí, aire vano? Sol bellísimo, ¿y tú por este entrego pasas? ¿que a ti, y por mí te den de mano? ¡quejaos todos! ¡dad voces! ¡pedid celos! ¿callas sol? ¿no habláis astros? ¿qué hacéis cielos?». Sobre ellos tanto aquí se vio elevado su enamorado corazón, ya en ellos que aprisa a fuego se tocó inflamado y se acudió aun con más agua sobre ellos;1086 ¡qué lágrimas al fuego, y no apagado! ¡qué de aquí! ¡y qué de allí ellas, y ellos a más correr hacia el altar, un globo de él al arrobo en torno hechos de arrobo!1087 Atónita la gente aun más se acerca siendo forzoso acuda a defende[r]le casi otra tanta, como ansiosa alterca en oleadas, o a adorarle, o a ve[r]le; cual dice ha de llegar, cual que ya cerca fue a asir del ornamento, y sin coge[r]le con la apretura, quien volvió del Santo ya, o sin ropa, y sin serlo ya, o sin manto.

1085 Véase la nota 198. 1086 Véase la nota 895. 1087 “[…] le vio algunas veces en el primer memento tan fuera de sí, y tan enajenado de los sentidos que tirándole el ministro muchas veces de la casulla, y haciéndole señal, él no lo sentía, ni volvía en sí, hasta después de una larga hora, que se podía decir de él, lo que del santo Daniel, ser varón de deseos, y hombre de mucha oración” (Turselino 1620, 20v).

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Cual le mira a la cara, y le parece de agua dulce ve en ella un mar se explaya, cual las mejillas mira, y se le ofrece que ramas de coral coge en su playa; cual que el llanto en sus ojos se embravece y que olas van tras olas, sin que a raya las tenga el ver, suspensos los sentidos son de a lo inmoble arena combatidos. Cual ve que de la tierra se levanta y lleno levantó, de asombro el grito; cual distante al prodigio que le espanta tras él voló en sus ojos, de hito, en hito; cual con temor, y reverencia tanta le remece en el aire, y por pasito que fue, vio, y todos vieron, pesa en suma lo que o la pluma al ave, al viento, o pluma. Cual la casulla en frente, ojos y boca pone y vuelve a poner, y aun no lo deja cual alarga el rosario, y cual le toca dejando a mil que el mío, el mío con queja; cual fue a besar sus plantas, y provoca contra sí al que de sí lejos le deja bien que en porfía piadosa el arrojado atrás dejó, al que le arrojó, burlado. Cual ve que a bajar vuelve y voces daba, ¡oh grande maravilla! Y cual le sigue con un festivo susto, al ver bajaba con un turbado gozo, al ver prosigue; cual en tropel de alegre rebosada viendo toque en el suelo, y cual que abrigue ya en su pecho el Cordero, con la prisa1088 que él, el aplauso en pie, vuela la misa.

1088 Éxodo 12, 11: “Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente; es la Pascua de Jehová”.

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Sin que de él misa est, al ite, atienda el pueblo aun numeroso más que ha sido en piadosa siguiéndole contienda al doble aun más después que revestido; con que apretado así, por donde hienda ni rompa Xavier sabe, su vestido llevado ya de aquel, de este a pedazos cual él (tanta es la gente) en peso en brazos. ¡Oh, y qué postre a Francisco este dé mesa! ¡qué confuso se ve! ¡qué avergonzado! ¡qué púrpuras del día entre la priesa y tropel vio su rostro a lo alborado! ¡Qué hericas1089 dos de aquella, cuya empresa es en colores dar bayas al prado! ¡qué y sin enmienda! ¡oh humilde! Lo que escuchas pues así una vez es, que es después muchas. Que dieras aquí, oh amado, y mi aplaudido (conozco tu humildad) porque otro fueras Daniel dentro del lago defendido1090 no de hombres por hombres, ¡sí por fieras! ¡Que por ser otro Elías a lo huido en carrozas dé fuego a sus esferas! ¡Qué y porqué a lo Jonás!1091 Y no al paseo de una Judith1092 triunfal, ¡de un Mardoqueo!

1089 Véase también la nota 344. [Sucediole diciendo misa esto mismo no pocas veces como dirá la Historia adelante] 1090 Daniel 6, 24: “Y dio orden el rey, y fueron traídos aquellos hombres que habían acusado a Daniel, y fueron echados en el foso de los leones ellos, sus hijos y sus mujeres; y aún no habían llegado al fondo del foso, cuando los leones se apoderaron de ellos y quebraron todos sus huesos”. 1091 1 Reyes 19: “Elías huye a Horeb”. Jonás, 2, 1: “Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez”. 1092 Judith 15, 10: “Con tu mano hiciste todo esto; has hecho un gran bien a Israel; el Señor te ha mostrado su favor. ¡Que el Señor todopoderoso te bendiga eternamente! Y todo el pueblo añadió: –¡Amén!”. Ester 6, 11: “Y Amán tomó el vestido y el caballo, y vistió a Mardoqueo, y lo condujo a caballo por la plaza de la ciudad, e hizo pregonar delante de él: Así se hará al varón cuya honra desea el rey”.

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A todas partes mira, y no ve abierta puerta por donde escape de la gente, y gente yendo a entrarse por la puerta de esta, u de la otra casa de repente; al encuentro salirle tanta acierta que cerrársele, aún más con ella siente, cuando en fin se escapó, cuando ya en Roma se halla del rey, en alas de paloma.1093 A Bolonia pues vuela de Vicencia (donde como se ha visto celebrara) porque el pan que encerró, con diligencia fuese a otros campos siembra, que ya ara; donde es la mies, igual, a la afluencia del sudor que al coger, coje en su cara1094 con el fruto, que en Roma, año en mi cuenta quinientos, y más mil, nueve, y más treinta. Dejando a la Isabela al Casilino nobles sus boloñeses, que respeta si él por huésped, más ellos por divino con casa,1095 mesa y luz, cual su Profeta; cuyo aposento,1096 hoy día se previno porque entró, y salió de él, él que sujeta dos mundos, a sus plantas, sea, a su bulto capilla ya, ya honor, ya altar, ya culto.

1093 “Habiendo cumplido muy bien el Padre Francisco con esta misión de Bolonia, se partió a Roma medida cuaresma, que así estaba concertado. Partió en el año del Señor de [1]538” (Turselino 1620, 21). Salmos 55, 4–6: “Mi corazón está dolorido dentro de mí, / Y terrores de muerte sobre mí han caído. / Temor y temblor vinieron sobre mí, / Y terror me ha cubierto. / Y dije: «¡Quién me diese alas como de paloma! / Volaría yo, y descansaría»”. 1094 Génesis 3, 19, “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás”. 1095 “Y andando después los tiempos, y pasados algunos años, buscando la compañía adonde edificar casa en Bolonia, no sin traza del cielo, tomó la casa que estaba junto a la posada que tuvo el padre Francisco, y la misma Iglesia de Santa Lucia, adonde solía decir misa, haciendo capilla del aposento donde el padre había vivido, en memoria de tan santo varón” (Turselino 1620, 25). 1096 2 Reyes 4, 10–11: “Yo te ruego que hagamos un pequeño aposento de paredes, y pongamos allí cama, mesa, silla y candelero, para que cuando él viniere a nosotros, se quede en él. Y aconteció que un día vino él por allí, y se quedó en aquel aposento, y allí durmió”. [Lo mismo dijo la de la bota y santa mujer Isabela a Casilino su tío. Ut hic Turselino]

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En fin al boloñés, al veneciano de mi Xavier el sol se pone ausente sacudiendo por montes al romano sobre, el flores rocíos de su frente; rocíos de la gracia, todo humano todo amoroso, fervoroso, ardiente de san Laurencio in Damaso en el templo sus llamas predicando, y más su ejemplo. Era a la sazón pues, que así arrastraba con su predicación Xavier el mundo, el que con suma autoridad se hallaba por el César de Roma sin segundo; Pedro Ortiz español, que celebraba de Xavier el espíritu, el profundo ingenio, y de sus letras más lo honroso con él por sobremesa, así curioso.1097 «Ninguno que yo más, Padre»; decía curioso el caballero, y muy de agrado de mejilla en su diestra, y de atenía con él su codo, en él de codo echado; si el palillo en la otra, que corría de la oreja a los dientes, más preciado de desenterrar huesos, con destreza faltas sacando aplaza, de limpieza. «Ninguno que yo más, Padre, –replica– a tu doctrina aficionado ha sido pues de mi voluntad, lo grande explica no te oyó sermón Roma, que no he oído; oigo tu erudición, que me predica (no menos que ayer fue) lo definido en un Concilio, que no en otro, ¿y dudo

1097 “Mandoles después algunas veces llamar el Pontífice, para que sobre mesa disputasen algunas cuestiones de Filosofía y Teología. Porque solía gustar mucho de esto este gran príncipe de la Iglesia. Y de camino quería también saber lo que ellos sabían. Todos descubrieron el caudal de su doctrina, y letras. Pero señalose mucho Francisco entre los demás, así en erudición y ciencia como en la modestia en el decir” (Turselino 1620, 15v–16).

412  Xaveriadas si pudo todo en uno, o no ser pudo?». 735

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«Pudo en uno, Señor, –Xavier responde– pero es la verdad luz, y así convino no toda por ser tanta, se vea donde la vista mariposa, pierda el tino; primero el fruto es flor que no le esconde, primero el vino agraz, que dulce es vino, la espiga en fin, que siegan nuestras manos primero un grano es, que es muchos granos». «Repara Teodoreto, y bien repara de hombres antes, y bestias la luz pura fue el hágase la luz, junta en su cara un piélago, a lo inmenso de hermosura; que al cuarto día de la cual formara Dios el sol, luna, estrellas, asegura vista, o del hombre, o el bruto, el ave, huida no será, de sus ojos a medida». «Señor, así la Iglesia, mayor cielo de luces, oh verdades de Dios huellas1098 no de un golpe en los ojos dio, o de un vuelo o, a un tiempo, ya, o por ellos, ya, o por ellas; por ellos, porque flacos, por el suelo si a unos sol, a otros luna, a otros estrellas no fuera la verdad, dieran caídos en mil, por junto, errores, de ofendidos». «Por ellas, si por junto definidas por junto, ocasionaran, a almas rudas dificultasen, tan por junto oídas cuanto por junto dieran en mil dudas; por donde de por sí para creídas con más facilidad de por sí mudas dejarán libres lenguas, con fe, y tanta cuanta en lo arduo es más, menos si espanta».

1098 Génesis 1, 3: “Y dijo Dios: «Sea la luz; y fue la luz»”. [Teodoreto, Ad haec relatum a Berbense, Tomo 3 In Genesis]

Canto VIII 734–796  413

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«Por cuanto, mi Señor, tuve observado que en el primer Concilio, que se junta de apóstoles quedó determinado solo un punto en respuesta a una pregunta:1099 ¿cuál fue si el judaísmo reengendrado si, o la circulación aquel hizo punta el bautismo, por él, quedó excluida? Que sí, y que en él lavó, la fresca herida». «Por tiempos de Víctor que a la Tiara de Pedro dio sus sienes y que diera cien veces vuelta el sol, sobre un no para más noventa, sí, y más ocho en su esfera; contra los asianos se declara no del hebraico rito concurriera su Pascua con la nuestra, y más florida con ella, si ni aun ella, de corrida».1100 «Pasaron siglos dos, años encima cinco más, y más cinco de años dieces en que al lapso después que el agua opima santos hace una vez nunca dos veces; se le niega el perdón con desestima de la tabla en naufragio por sandeces que condena del impío Novaciano Cornelio papa en Sínodo el romano».1101 «Setenta abriles luego sobre cuatro florecen que el Sabelio1102 infiel pregona ser del orbe el autor común teatro Dios, que tan uno es que una persona; pero con tres oficios sino cuatro de que cría, redime, y por corona

1099 Hechos 15, 1: “Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: «Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos»”. 1100 [Año del señor 198] Véase la nota 1090. [Nótese el equívoco. De corrida. Querían los de Asia celebrásemos nuestra Pascua en sábado, y no en domingo] 1101 [Año del señor 255 negaba este hereje que el bautizado que caía en pecado mortal, no se le podía absolver, ni hacía para el sacramento de penitencia. Vide Baron. cca. Eondem ann] 1102 Sacerdote y teólogo cristiano del siglo III que enseñó en Roma.

414  Xaveriadas nos santifica, error que dio al siniestro lado, el Alejandrino sub Silvestro».1103

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«Cien veces subió el sol, bajó otras tantas encaneciendo y remozando el suelo sobre mieses que dieron sus gargantas veces sesentas y seis a la hoz sin duelo; cuando que Cristo es puro hombre en tantas Paulo Samosateno1104 enoja al Cielo,1105 contra quien arde en ira de horror llena Dionisio papa en Sínodo Antioquena». «Pasa de aquí el que del ganado ladre perro, un arrío, y pastor, al orbe, acerbo pues ab eterno Dios niega que es padre y que con consustancial verbo; contra el cual salió el cielo tan de madre que el de trecientos en su error protervo y más veinte y más cinco, iras se emplea Constantino, Silvestro, el de Nicea».1106 «Qué diré de un Nestorio por los años de febrero, o locuras cuatrocientas cincuenta más, más cuatro que fue engaños dando personas dos en Cristo exentas; pues dos naturalezas, cuyos daños dos concilios atajan, y no en lentas llamas, Teodosio pues sub Celestino como el Alejandrino, el Efesino».1107

1103 [Condenose este error el año de Cristo 74 por el concilio Alejandrino sub Silvestro o el año del Señor 319] 1104 Pablo de Samósata, fue uno de los patriarcas cristianos heterodoxos más renombrados del siglo III. 1105 [Fue condenado este error. Años de 266. Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica 7, 27–30] 1106 [Condenose este error en el Concilio Niceno I. Sub Silvestro papa, et Constantino Imperatore. Año del señor 325] 1107 [Fue condenado este obispo de Constantinopla en dos concilios. Sub Celestino et Teodosio imperatore. Y en el Efesino. Año del señor 454 y en el Alejandrino año 431]

Canto VIII 797–846  415

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«Eutiches1108 y Dióscoro1109 provocan a no el mismo en lo humano lo divino, pues antes de la unión en Cristo invocan naturalezas dos como convino; pero unidas ya no, porque una tocan por mezcla de las dos, tal desatino contra el Calcedonense opuesto en vano si halla un león a león, león aun Marciano».1110 «Nueve y setenta, y más seiscientos llegaron del Señor los años cuando de tres Monotelitas1111 movimientos la Iglesia condenó su error llorando; si a dos naturalezas siempre atentos en Cristo voluntades dos negando de enojos tanto son de cuantos mapa Constantinopla fue, fue Agatón papa». «De la nave de Pedro el goberna[r]le tuvo Damaso santo, y del Imperio piísimo el Teodosio, que aturba[r]le Macedonio cruel sopló improperio; sin espíritu pues, pues por nega[r]le1112 favorable, y que es Dios, queda misterio ya, y de fe, por los años, que bien cuento tres sobre ochenta, y más tres veces ciento».

1108 Monje griego iniciador de la creencia monofisita. 1109 Dióscoro I de Alejandría fue el vigesimoquinto patriarca de Alejandría, sucediendo a Cirilo en 444. 1110 [Fueron condenados estos herejes en el concilio Gl. De Calcedonia. Sub Leone Papa en Marciano imperatore. Año el de arriba 454. Vázquez, tomo 1, in 3 partes, D. Thomes, disp. 14] 1111 [Los nombres de estos fueron Machario, patriarca de Antiochia, Ciro, de Alejandria y Sergio Constantinop. condenados por el año de Cristo 679 en el Concilio Constantinopolitano, III. Sub Agatone papa, et Constantino Imperatot. IV, llamáronse monotelitas por lo que negaban y dicen los versos: ut refert D. Thom in 3 p. q 18 ar. 1] 1112 [Negaba ser Dios el Espíritu santo, y se condenó el error año de 383. Sub Damaso, papa, et Teodosio; Concilium Universale Constantinopolitum I, de que hace memoria San Agustín, Libro de Haeresibus, Cap. 52]

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«De que deba el bautismo reiterarse como el que da el hereje repetirse fue de un Marción1113 error, fue un arrojarse al agua el donatista para hundirse; fue un querer agua tanta sobre ahogarse mejor por ella al fuego eterno irse si el de trecientos trece más es llano contra Melquiades fue, contra el Romano».1114 Aun después de verdades, Señor, tantas Xavier dice aclaradas definidas una a un tiempo, otra a otro, quedan cuantas por de fe después mucho establecidas;1115 si aun del Señor la era (que hizo plantas de unas en otras flores sucedidas siglos cuatro años diez, seis más) desgracia a un Celesto, a un Pelagio1116 era la Gracia.

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Erraban feamente pregonando con nuestras fuerzas solas poderosos fuéramos a vencernos observando sin más gracia la ley, ¡qué monstruosos! ¡qué y sin Dios! ¡qué y sin alma! Aprisionando bisoños desatinos, victoriosos en Cristo por su gracia, el veterano Zósimo, el Inocencio, el Levitano.1117

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«Confieso –dijo aquí gustoso atento Ilustre el Cortesano que le escucha– quedo, oh padre Francisco, a mi contento ya de curiosidad libre en mi lucha; no dudo eso esté bien, menos que asiento

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1113 Marción de Sinope (85 d.C. – 160 d.C.) fue escritor y teólogo. 1114 [Condénose este error año 313 en el Concilio Romano. Sub Melchiade Papa apud Baronium Epiphanium, Haeresi 42. Agustinum, Lib. de Haeresibus, cap. 69] 1115 [Año de el Señor 416] 1116 Monje británico que vivió entre los siglos IV y V d. C. y sufrió una dura persecución por parte de la Iglesia de Roma. 1117 [Definióse 7ª estos herejes en el Concilium Cartaginense y en el Milevitano. Sub. Inocencio I, et Zósimo papa, teste Agustín, Lib. de Haeresibus, Cap. 88 et. Lib. De peccato originali, Cap. 6]

Canto VIII 847–898  417

a vuestra erudición por rara y mucha más no sé qué os oí, duro y que admira ocasión la verdad de a la mentira».

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«¿La verdad a la fábula? ¿pues duda puede haber que la fe? –Francisco dijo–; La Divina Escritura sea en mi ayuda que de ella que es verdad la mía colijo. No estéis en que escucháis mi lengua ruda escuchad la de un Pablo, a quien elijo por prueba del asunto que he tomado pues que la ley ocasionó el pecado».1118 «Fingió la antigüedad de tres hermanas o tres de Hespero hijas, Aretusa1119 Hesperetusa, Egle, tanto vanas cuanto damas y hermosas (que algo excusa); que en sus huertos hespéridos manzanas de oro guarda la sierpe que no usa, pues del mentir fue origen1120 que celebra Eva, Adán, la manzana, la culebra». «De la ficción poética, que canta el de los tristes versos fugitivo1121 pintándonos, que vuela al sol quien tanta dio caída en las aguas por altivo;

1118 Romanos 3, 20: “ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado”. Romanos 7, 9: “¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: «No codiciarás». Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto. Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí”. 1119 Más conocida como Beretusa. 1120 [Clemens Alexandrinus, Lib. 1 Stromatum: “gentiles historias sacras anili semper aliquo figmento corruptas ad suas fabulas transtulerint”. Sanctius venerabilis, in cap. 1 sanct. N. 24: “Ex verit et sacris historijs gentiles commenti sunt fabulas id quid mihi plus est quam verisimile”. Y confírmalo con el lugar de los 1 Macabeos, 3, 48, Donde se dice así: et expanderunt libros legis, de quibus scrutabantur gentes similitudinem simulacrorum suorum”. Orígenes es de este sentir Ad hoc genesis, Cap. 3; Contra celsum. Lib. 4] 1121 [Ícaro, hijo de Dédalo, que huyendo con él de Creta voló más alto de lo que su padre quiso y así sucedió la desgracia. Ovidio, De tristibus, Lib. 3]

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de cera en alas digo, a quien no espanta tanto ardor donde pierde el blando estribo fue el Ángel,1122 que ocasión en su caída dio porque verdadera a la fingida». «Del despeño Lucífero en que asiento por de fe, fingió aun más loca osadía que el Jove Dios dé a lo vulcano intento fabricador de rayos la Ate1123 envía; Diosa que Dioses turba al elemento de la tierra, que aun más que el cielo ardía con ella pues, la disensión entabla que el Ángel diablo ya, Diosa ya diabla». «En su Euterpe de Heródoto1124 he leído tomó ocasión el gentilísimo ciego para así ser deidad la que ha mentido del Ángel, que de sangre a Siria es riego; pues solo en una noche, corva ha sido1125 hoz a mieses, que lleva a sangre y fuego si al Senacherib1126 cuellos, que le entrega cien mil, ochenta mil, cinco mil siega».

1122 Isaías 14, 12: “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones”. [Sanctius Venerabilis, in 1, Jonae, N. 22: “Audierat gentilitas apostatam angelum e caelo depulsum, et corrupit casum Icarino mendatio”] 1123 En la mitología griega, la diosa de la fatalidad. 1124 [Heródoto, In Euterpe] 1125 Tobit 1, 21–22: “Aún no habían pasado cuarenta días, cuando Senaquerib fue asesinado por sus dos hijos, quienes huyeron a las montañas de Ararat. En lugar de Senaquerib reinó su hijo Esarhadón, quien encargó a Ajicar, hijo de mi hermano Anael, el oficio de llevar las cuentas del reino; Ajicar tenía la dirección general de la administración”. 2 Reyes 19, 38: “Entonces Senaquerib rey de Asiria se fue, y volvió a Nínive, donde se quedó. Y aconteció que mientras él adoraba en el templo de Nisroc su dios, Adramelec y Sarezer sus hijos lo hirieron a espada, y huyeron a tierra de Ararat. Y reinó en su lugar Esar-hadón su hijo”. 2 Crónicas 32, 20: “Mas el rey Ezequías y el profeta Isaías hijo de Amoz oraron por esto, y clamaron al cielo. Y Jehová envió un ángel, el cual destruyó a todo valiente y esforzado, y a los jefes y capitanes en el campamento del rey de Asiria. Este se volvió, por tanto, avergonzado a su tierra; y entrando en el templo de su dios, allí lo mataron a espada sus propios hijos. Así salvó Jehová a Ezequías y a los moradores de Jerusalén de las manos de Senaquerib rey de Asiria, y de las manos de todos; y les dio reposo por todos lados”. 1126 Rey de Asiria desde 705 a.C. hasta su muerte en 681 a. C., así como de Babilonia entre 705 y 703, y desde 689 a.C. hasta su muerte.

Canto VIII 899–939  419

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«La celebre mentira, que a la Grecia su autora nombre dio del afamado Minos1127 legislador, que así se precia del mayor de los tres1128 mayor privado; cuya estrecha amistad con Dios no necia a ser ella verdad y el no soñado fuera la de un Moisés,1129 que a esotro ha sido por verdad ocasión de que fingido». «De dos caras urdió soberbio el Griego que a un mundo, y a otro mundo mira el Jano,1130 que en diluvios de agua los dos luego por el Deucalión1131 se anegan vano; del Baco autor del vino, y de su fuego como el apique en él, el juicio humano, cuentos a que ocasión dio Noe1132 divino por no en agua anegarse puro el vino». «¿Quién, mi Señor, ignora el monstruoso de miembros y de hazañas, que aun no acaba de celebrarse un Hércules glorioso por de Alcmena,1133 y de un Jove, en cuna,1134 enclava?1135 ¿quién el ilustre sueño, en que enojoso

1127 [Clemens Alexandrinus, Lib. 2 Stromatum: “Mino em dicunt novum annis cum Jove familiariter esse versatum, quod sum perserunt, ex legislatore Moyse quem accepisse a Deo legem audierant, et cum illo sepe, ac diu fuisse collocutum”] 1128 [Júpiter a quien le cupo el cielo, el mar a Neptuno, el infierno a Plutón] 1129 Éxodo 33, 11: “Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Y él volvía al campamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de en medio del tabernáculo”. 1130 En la mitología romana, es el dios de las puertas, los comienzos y los finales. 1131 En la mitología griega, Deucalión fue el héroe del diluvio de Zeus. 1132 Génesis 9, 20: “Después comenzó Noé a labrar la tierra, y plantó una viña”. [Heródoto, In Euterpe. “Unus noeticum fabularum argumentim praebuit seu cofingendarum occasiones”] 1133 [Hijo de los dos] 1134 [En ella despedazó las sierpes] 1135 [¿Qué no acabó con ella?]

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por Cila1136 sin cabello el Niso1137 estaba que de un Sansón no traiga en él dormido la ocasión de un cabello a que mentido». «En uno de los dos floridos meses ¿quién de romanos juegos no se empacha si se abrasan raposas como mieses en sus opos lúcidos pajes de hacha? Adulterando en fiestas, o reveses de lo bruto sagaz, verdad sin tacha de él1138 que así echó, por panes enemigos que no porque por ellos, por los trigos». «¿Quién del ardiente Elías por celoso Profeta del Altísimo no supo su nombre, porque en griego sol hermoso significa que en él, el plaustro cupo? O el coche de aquel tiro fabuloso de brutos fuegos cuatro, que no cupo en Piélagos de agua, ocasionado de él en que de otras sube Helios1139 llorado».

1136 [Hija de Niso, al cual dormido ella le quitó el cabello en que tenía toda la fuerza y le entregó a su enemigo Minoes. Sanctius in 1 Jonae, 22. Ex Sansone sum preserunt haec et quae sequuntur] 1137 En la mitología griega, Niso es un rey de Megara, y uno de los cuatro hijos de Pandión II, rey de Atenas. 1138 [“Hinc illud festum apud Romanos Aprili mense, inqui ligatae vulpe ardentes ferebant faces, quibuq tandem cremabantur”. Ovidio, Fasti, Lib. 4 Cap. Ccc] Jueces 15, 4–8: “Y fue Sansón y cazó trescientas zorras, y tomó teas, y juntó cola con cola, y puso una tea entre cada dos colas. Después, encendiendo las teas, soltó las zorras en los sembrados de los filisteos, y quemó las mieses amontonadas y en pie, viñas y olivares. Y dijeron los filisteos: «¿Quién hizo esto?». Y les contestaron: Sansón, el yerno del timnateo, porque le quitó su mujer y la dio a su compañero. Y vinieron los filisteos y la quemaron a ella y a su padre. Entonces Sansón les dijo: «Ya que así habéis hecho, juro que me vengaré de vosotros, y después desistiré. Y los hirió cadera y muslo con gran mortandad; y descendió y habitó en la cueva de la peña de Etam»”. 1139 [Illios o elios en griego es lo mismo que ellas, y según S. Crisóstomo que Sol. Homero 3 De Elia, tomo 1 y el Venerable Santo donde arriba: “Quidam hoc solis nomen ortum esse putant ex Eliae nomine, inter quae maxima inest similitudo. Aiunt enim ideo a poetis fingi solem vehi in igneo curru quia in igneo curru sublatus e terra fuit Elias. Ita Beda, et ex illo, ut upinor Angelomus in lib. 4. Reg. capit. 23, ubi carmina quaedam adducit ex Sedulio, quae hoc ipsum indicant. Et dixit aperte Chrysostomus, qui cum ascensum Heliae descripsisser, addit homil 3 de Elia, hinc poetas credo”]

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«La hija de Casiopea, y Cefeo que del Nifo al escollo a lo ancorada expuesta al voraz pez fue por Perseo de a un bocado engullida preservada; decir quiero la Andrómeda en Nereo rostro y hermosa faz bien transformada que ocasionó un Jonás,1140 de su ballena bocado a la verdad de esotro ajena». «Será nunca acabar, Señor, –decía– Xavier a quien ataja el Cortesano que más que antes suspenso, le cogía con su mano la suya, todo humano; mil preguntas haciéndole insistía viendo a satisfacer se da tal mano diga pues de Filosofo no ajeno como si el trueno y rayo aúna, ¿no el trueno?». «¿Cómo nos mienta el iris sus colores? ¿cómo añicos la lluvia se haga en gotas? ¿cómo en nieves blanduras, si terrores de pedriscos, granizos, de pelotas? ¿cómo arrepentimientos los ardores de rayos en relámpagos, derrotas tomando por el viento, en que desmayos de llamaradas caen yendo a caer rayos?». «¿En movimientos como el movimiento mixto circular, recto, se divida? ¿cómo el del Cielo en rueda, sin asiento ya en natural, ya en fuera de él se mida? ¿si el parar el día último, o violento de esos orbes sea, o paz a ellos debida? ¿si, o el globo sublunar, si o él de la luna unos sean en correr varia fortuna?».

1140 [Gentiles ex Historia Jonae cap. 1 excogitarunt tabula quam de Andromeda in illorum commentarijs aut figmentis habemus. Sanct. ibi n. 24]

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«¿Si alguno de esos cuerpos celestiales de su asiento movido se moviera hacia sí en movimientos naturales o naturales calmas de sí fuera? ¿si o le compongan partes desiguales de forma, y de materia la primera? ¿o esta si ala de un bruto, o ala de un tronco como en el fiero, en él, como en el bronco?». «¿Si o la materia prima de los cielos en perfección excede a los rendidos cuerpos, o a su sujeto, o a la que celos pide al sol ya de vuelta, a no dormidos? ¿si, o en unos como en otros ambas duelos son por ser en especie divididos? ¿o en número no unos, o intratables por orbes corruptibles, generables?». «¿Si, o se altera esa esfera en densa, o en rara cual el agua es al fuego, o cual sin lumbre? ¿si, o Dios otra igual máquina criara cual pudo esta primera hasta su cumbre? ¿si otra luna, otro sol, otra de cara estrellada hermosura? ¿o muchedumbre de otros mil mundos más, que este, o mejores hombres, árboles, plantas, fieras, flores?». Tantas curioso pues preguntas hace sobre mesa el ilustre, que no dudo a Xavier fueron pocas, sí deshace mayores otras erudito, agudo; mas teme al responderlas le embarace la audiencia con el Papa a que no pudo faltar el que dejó bien que forzoso pesaroso a Xavier, no pesaroso. Dejó, digo a Xavier, de pregunta[r]le que de llevarle no ni introduci[r]le consigo al Padre santo, que a adorarle llega, y no después que él llega a pedi[r]le;

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por negocios del Cesar, si por llave con que cierre su audiencia afable oí[r]le quiso en Xavier su santidad, del clero sol, y por Julio sol, Julio el tercero.1141 «Oh beatísimo Padre a tu presencia –dice el Embajador– viene el que vino desde Paris en darte la obediencia a impulsos de un espíritu divino: porque en lo paternal de tu clemencia o de tu bendición en lo benigno y amoroso; de Pedro hallé en la nave viento a Jerusalén en popa suave». «Pero no hallando paso a la alta empresa de labios su piedad por huellas santas que dio el que en mortal hábito; no cesa de besarte a ti el pie, por si sus plantas: ¿en qué, oh Padre beatísimo, da expresa satisfacción, y equivalencia a tantas huellas como allá viera si el pie ha visto de Cristo en su vicario como en Cristo?». «¿Con qué a lo terremoto, cuando encierra la tierra en sus entrañas detenido el aire y por salir, rompe por tierra con el pasmo a los ojos, que al oído? Padre santo, así veo Xavier guerra hace al mar que le oprime lo encendido de su fervor rompiendo a tal desaire con la riza por tierra que a ella el aire». «Por tierra con tal riza trastornando su sólida virtud, ya huecas cañas

1141 “Era entonces Vicario de Cristo nuestro Señor Paulo Tercero, de la ilustre familia de los Farnesios, hombre de gran consejo y prudencia. Estaba en este tiempo en Roma Pedro Ortiz varón de no menor humildad y urbanidad, que autoridad y valor. Habíales enviado a Roma a ciertos negocios el emperador Carlos quinto de gloriosa memoria. Este loes entró a hablar al Papa, y los honró con honoríficas palabras delante del Pontífice, cuyos pies besaron” (Turselino 1620, 15v).

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de a todos aires vanos, ya arruinando edificios soberbios, sus cabañas; de viento torreones igualando por el suelo su humilde, con montañas con riscos, o asperezas de intratables dando al traste en su amable pues ya amables». «Tiembla al estruendo de su voz sonora Roma en templos, en plazas, en cantones estremeces en ojos pues ya llora arruínase en muere a sus pasiones; sin que en ella una almena de señora quede a un vuelco que dan sus corazones o en mudanzas de vidas como, o en rotos pechos de un ¡ay! De otro ¡ay! en terremotos». «Por cuanto la modestia aquí perdone Xavier vuestra en mi lengua aunque presente oigáis de vuestros méritos pregone no imprudente en mi celo, el vuestro ardiente; lo docto vuestro y lo erudito abone sobre la admiración –dice– elocuente que a vuestra beatitud, ¡oh, Padre santo! Pide y pido a estos pies sea al orbe espanto». Benigno el común padre oye al que ruega por Xavier de confuso enmudecido que del pie hasta sus brazos sube y llega no con ellos a alzarse de engreído; antes de humilde más tierno se anega en sus ojos si menos no en su oído pues de Julio favores oye en suma que ni en el canto caben ni en la pluma. 134.

9. Canto nono. Argumento Sueña Xavier que lucha con congoja a una fea ilusión, y aun grave peso de un atezado indio a cuyo exceso si hecho un agua es sudor ya sangre es roja. 5

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Cuando la sangre, el agua que le enoja el crucifijo que en Navarra apeso una y otra tomó del huerto expreso afán fue pues de sí la echa y la arroja. Anunció ya a Xavier que de partida para la India se hallará en el vuelo de una obediencia por Ignacio oída. De un rey don Juan a instancia tan del cielo de un padre Santo a intimación sabida de uno de los tres, a ardores de su celo.

Canto nono Suda un devotísimo crucifijo agua, a tiempo que el Santo por resistir a una torpe ilusión en sueños echa sangre por boca y ojos. Y sangre a tiempo que se cubre de agua en un sudor frío; con la pesadilla y congoja de que sueña lleva un atezado y disforme gigante a hombros. Insta don Juan rey III de Portugal a San Ignacio (por su Embajador en Roma a quien escribe) por seis de sus compañeros para la misión de la India, vino a ir solo Xavier. Intímale San Ignacio el que vaya; besa el pie a la santidad de Paulo III y tomada su bendición oye de su boca en Consistorio pleno de cardenales y embajadores, que le anima a la empresa, con un grave razonamiento 15

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Casos graves portentos venideros por no esperados raros, prevenidos de señales de anuncios, mensajeros serán como son siempre a los sentidos; si luces de prodigio, y no de agüeros en futuros asombros, pues creídos por la naturaleza en fin cometas a los ojos, ya, o en bien, ya, o en mal profetas. Lo que pues mi Francisco será, encierra de prodigioso aun más previas señales que ostenta todo el cielo por la tierra de, o extraños donde está, de, o naturales; si ya a estos, ya aquellos mayor guerra harán en sus discursos desiguales por varios al dudar, ¿cómo sucede en sí esto querrá ser? ¿si esto ser puede? Sucedió que en Navarra un crucifijo que en casa de sus padres por tesoro se adora como imagen de un Dios hijo se guarda como de él, en paño el oro; del año a un tiempo y otro, y nunca fijo por un poro, ¡oh prodigio! Y otro poro de la familia absorta es visto, a él muda viva (aunque en muerta imagen) sangre suda.

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Y que otras más tal vez cubrirse es visto de ella tan liberal que la derrama, en especial el día en que de Cristo la salud puesta en cruz llega a hacer cama; y tan grave de amor el mal insisto que acierta a morir de él, y con tal fama de Santo en aquel trance, que lo humano con el Cristo a espirar viene en su mano.1142 Atónita, pasmada, enmudecida la gente ya, o de casa, ya, o de fuera entra y sale, y a entrar vuelve avenida llevándose tras sí la forastera; sin darse en lienzos manos prevenida a recoger la sangre, que venera besa, adora, y que aplica en ellos rojos ya a su boca mil veces, ya a sus ojos. En los cuales de pasmo, y más en cejas si al crucifijo va, del crucifijo vuelve este arqueado aun más que antes de cejas de ojos, aquel aun más de asombro, y dijo: «¡cómo, oh sudor sangriento! Oye mis quejas, óyeme, me has de oír, como en prolijo tormento así a fatigas, quieres, quiera Dios muerto hacer del vivo porque aun muera». «¿Cómo –atónito aún más, otro añadía– todo de admiración hecho, y de encanto que aun parece en sus lágrimas hacía por lavar sangre en Dios, que a él le hizo santo? ¿muerto la derramáis? ¿por quién? –decía– ¿por quién Señor? ¿por mí? ¿o por vos? ¡oh espanto! ¿por mí ya para qué? ¿menos advierto muerto vos que por vos si os quedáis muerto?».

1142 Isaías 53, 7: “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca”.

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«¿Cómo? –otro que a los dos sigue–. Cargado de discursos debajo de quién gime –dice– ¿y qué de lagar viga he mirado la cruz vuestra, Señor, grave os exprime? Racimo de Engadi1143 pero pasado pues vivo se exprimió cuando redime y difunto ya no, si aquí, o es cosecha sin fruto, y la arrojáis pues no aprovecha». «¿Cómo? –sobre los tres dice él que llega más que todos océanos en su lloro–. Nave os aparecéis, ¿cuándo se anega por el cielo de amar, mar en que adoro? De carga así os alivia por si llega a ser a sus tormentas cohechos de oro de caridad que en vos, aun muerto, brota dando a la bomba, ¡oh amor! ¿y aun no os la agota?». «¿Cómo y que huía la sangre –este pondera– cual muerto él si una muerte hecha dejara? ¿cómo y de qué justicia –aquel severa replica–, si al pequé yo de su vara? ¿cómo que ella eche a huir –dice– el que espera de ella, y no ella el perdón, si él no ella aclara fue el matador? ¿que en busca va él se ausente, de delincuente no, de él delincuente?». «¿Cómo y qué muerto un Verbo en triste hora todos a una corridos reprehendían el caudal de sus ojos que le llora, bien que debajo de agua se venían? ¿cuándo él mismo a sí mismo así se llora? ¿cómo no dignamente concluían por nosotros, por sí dignas las vierte si de sangre y de un Dios, de un Dios por muerte?». Bien que aunque así discurran vuelven luego nuevas a inquirir causas de este llanto:

1143 Véase la nota 773.

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«¿cuál? –pues decía– ¡ay triste! A sangre y fuego se nos muestra aquí Dios, piadoso tanto; ¿cuál confirma el rigor sangriento, en riego que acuerda él del diluvio al orbe espanto? ¿cuál más templado habló? ¿cuál que más parco de temores fue en él, o el arca, o el arco?».1144 Mas como de entre gente que concurre a ver el espectáculo ocurriese con ponderación grave, el que discurre y da y toma no es bien el sudor fuese; de él pronostica males en que incurre después mucho que él es, mal que quisiese o el príncipe en su vida, o todo, o parte en peste el orbe, en hambre, en muerte, en marte. «No del primer difunto a gritos llama1145 sangre –dice– aunque justa él guerra, ¿guerra? ¿no en sangre tiñe flechas1146 cruda llama del enojo de un Dios sobre la tierra? ¿no hacia el Moab1147 gran río se derrama que a lo bermeja sangre, contra él cierra? ¿no el ángel1148 para egipcios a lo huestes fue con sangre pueril por postes pestes?».

1144 Génesis 6, 14: “Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera. Y de esta manera la harás: de trescientos codos la longitud del arca, de cincuenta codos su anchura, y de treinta codos su altura”. Génesis 9, 13: “Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra”. 1145 Génesis 4, 10: “Y él le dijo: «¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra»”. 1146 Deuteronomio 32, 42: “Embriagaré de sangre mis saetas, / Y mi espada devorará carne; / En la sangre de los muertos y de los cautivos, / En las cabezas de larga cabellera del enemigo”. 1147 2 Reyes 3, 22–23: “Cuando se levantaron por la mañana, y brilló el sol sobre las aguas, vieron los de Moab desde lejos las aguas rojas como sangre; y dijeron: ¡Esto es sangre de espada! Los reyes se han vuelto uno contra otro, y cada uno ha dado muerte a su compañero. Ahora, pues, ¡Moab, al botín!”. 1148 Éxodo 12, 22: “Y tomad un manojo de hisopo, y mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo, y untad el dintel y los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo; y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana”.

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«¿No anuncio es sangre1149 en Dios de indignaciones como el del carro misterioso intima? ¿no por él que menor1150 a borbotones pronostica desastres de más grima? ¿no del Final Juicio indicaciones ensangrentado es astro a todo clima la luna,1151 y será al dar al hombre guerra con su gran mausoleo, o entierro, en tierra?». «¿No profecía de sangre derramada en tanto tierno1152 Niño la vertida por el Niño más tierno que aguzada sufrió piedra1153 a tal sangre empedernida? ¿no sobre sí1154 y sus hijos obstinada gente hebrea se la echó, pues destruida? ¿no el mismo Dios, si sobre sí1155 en el huerto presagio de su muerte cierta? ¿es cierto?». «¿No pues –de lo divino porque acorte y venga de la Iglesia Esposa santa a la sangre que correr al fiero corte de hidrópico cuchillo en su garganta–; ensangrentado es visto que se corte antes así que al cuello en sangre tanta? ¿si en ella de sí atroz presagio infiere no él vivirá, y por él, más si, quiere muere?».

1149 Ezequiel 14:19: “O si enviare pestilencia sobre esa tierra y derramare mi ira sobre ella en sangre, para cortar de ella hombres y bestias”. 1150 Joel 2, 30: “Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo”. 1151 Apocalipsis 6, 12: “Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre”. 1152 [El orbe todo es entierro del hombre y dará en tierra con el terremoto este día]. Mateo 2, 16: “Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos. 1153 Lucas 2, 21: “Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, el cual le había sido puesto por el ángel antes que fuese concebido”. 1154 Mateo 27, 25: “Y respondiendo todo el pueblo, dijo: «Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos»”. 1155 Lucas 22, 44: “Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra”.

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«¿No pues, si a lo profano en grave Historia de España en alboradas de su Oriente me remito curioso a la memoria del árbol Gerión1156 pasmo a su gente; sangre viva derrama si en la gloria pomposa de sus ramas golpes siente? Preludio triste de que al tres personas sin bueyes le ararán, clavas, coronas». «¿No de Pedro el cruel casos atroces o de españoles príncipes reveses se previeron en sangre, a echar las hoces1157 de a lo crueles Pedros por las mieses? Si al derribar sus cañas dieron voces a lo Abeles en ellas por los meses que la estrella que es can más ladra estrella y aun muerde al darle pan, ¿porque os fieis de ella?». «¿No la cabeza de ambos orbes toma de sus principios ominosos nombre? Si por Rómulo1158 en Remo se alza Roma con ser cabeza, que caerá, y no asombre cabeza no alce más la que se toma con la sangre al nacer de un tronco hombre que perdiendo por rómula fiereza la cabeza ella en él, y al ser cabeza». «¿Mas para qué amontono ejemplos, casos, sucesos y prodigios, de, o divinas

1156 [En los principios de España, hubo en Cádiz este árbol Fénix por único en todo el mundo, presagio triste en derramar sangre, por cualquiera parte que le cortasen, de que Gerión, rey de los españoles, y que fingían tener tres cuerpos, por tres reinos, que gobernaba, había de dar en manos de Hércules que le robó los bueyes y quitó el reino. Llamábase Gery en el árbol, o del nombre del rey que adquirió de las crueldades que hizo o el rey del árbol que todo era derramar sangre. Así Mariana, Historia de España, lib. 1] 1157 [El mismo Ibid. (Mariana), tomo 2, dice fue presagio de las calamidades que años después padeció Castilla reinando Don Pedro el cruel, y otros reyes sus sucesores correr sangre al echar la hoz por los panes como se vio] 1158 [Fundose Roma con sangre pues Rómulo cortó la cabeza a Remo: “Quod nova urbis Roma mania per Iudibrium transitisset a fratre interfectus”. Tito Livio, Ab Urbe condita, lib. 1]

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como, o de humanas letras, si atrás, pasos dan de este mi plantel de clavellinas? que a mis ojos anuncian, ya, o fracasos ya, o tragedias de rosas entre espinas, o a lo de Jesús penas, Jesús visto si aquí, él, huerto, él, sudor, él, ansia, él, Cristo». Entre el respecto, y reverencia crece de él que así discurría, un temblor santo y el de todos con él, pues les parece grave mal amenaza asombro tanto: y fue así que señal fue que padece peso insufrible en Roma Xavier, cuanto sus fuerzas son de prueba en que soñaba a ese tiempo un asombro a hombros llevaba. Tan disforme de miembros y de talle que aun la pluma abrumada en mí trasuda si de a lo de ya cae no cae al pinta[r]le a tenerla son tres, y aun Dios y ayuda; soñada pesadumbre, pero calle con ella mi despierto horror que duda viendo a Xavier su sueño mal sufriendo ser para más velando él, que él durmiendo. En vivas carnes tal se le figura de sombras un portento en quien apuesta desde el pie si atezado hasta la altura con la noche, la noche descompuesta; tan consigo de negra por obscura o de sí en que más negra tan de apuesta que aun en dientes y ojos negro, arguye no del día la enemiga del día huye. Máquina aun tan de Geta se ofrecía que al enroscarse el brazo, de Francisco por el cuello iba a hundirse y de él se asía, si de él no el hombro basa al feo obelisco; bien que montaña organizada vía ser la que a cuestas lleva, oh, áspero risco,

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ve agrias más cuestas es, porque en sufri[r]las acuestas sea un llevarlas, sin subi[r]las. 215

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De grande juzgo el pie si le asentara tras cada paso un terremoto fuera, tal de él y pierna el peso, que pisara de la tierra hasta el centro si se hundiera; a palma de una mano suya, cara (si diera un bofetón) otra no hubiera que la suya a medida, y decir puedo de un gigante, ni en otra, aun para un dedo. Si su fornido brazo mancar viese dudo de este hemisferio, en que se anda de él en la blanca zona, que harto hubiese ni aun con la otra del otro para banda; si ya que arrimo busque, y que ese fuese pino el más superior que mal se manda en su dedo espinita fuera a heril[r]o o de sus dientes, cuando más palillo. Cuan atiento exagero la estatura del Coloso a lo indio que a ver llego si al subir con la vista por ser altura de lo muy alto de él, casi a ser ciego; descubro mal que bien de la cintura abajo, entorno pluma ciñe, y luego tantas en que se embosca su sien fea que aún más ya entre ellas pierdo el que lo sea. Veo más, desolló al mar para el ajobo del áspero tahalí que su desnudo pecho cruza, y espalda en fiero robo de atroz lobo marino colmilludo; si atrás del hombro pende aun más que el lobo voraz carcax dé, flechas de amor rudo, embrazando a lo indio el arco fuerte de una muerte, aun Arpón, dé a otro, otra muerte.

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Este pues monstruoso agigantado, esta pues de Nemrod torre convida;1159 este pues de borrasca escollo armado, esta desnudez pues de horror vestida; este bárbaro amor sin lo vendado, esta de arco y de flecha india creída, este de plumas bosque, esta de asombros, selva es, con quien, Xavier Sísifo, a hombros. Sísifo con Peñasco a lo dormido pues por su frente con largueza arroja agua en sudor que corre, y bien corrido porque del peso grave que le enoja;1160 dobla y desdobla el cuerpo de oprimido a tanta carga como a igual congoja como en ambos igual lucha a ofenderse por derribarle a él ella, él por tenerse. Sentimiento hace y tal al grave peso visto así, y que le agrava así soñado que pesadumbre de verdad por eso mayor ver, va a caer bien de cuidado; pues según se resiste a tanto exceso de un peso en su congoja y maginado flaquear de un Xavier fuera a él caído caer cuando aun no cae, porque dormido. Horrible pesadilla al sufrimiento de un pecho echó a llevar cargas de penas cual la Palma de frutos vencimiento al besar de apesgada, astros, no arenas; quisiera prorrumpir en un ¡ay! Lento y apenas puede, ni aun quietarse apenas la loba aparta de aflicción despego

1159 1 Crónicas 1, 10: “Cus engendró a Nimrod; este llegó a ser poderoso en la tierra”. 1160 Éxodo 7, 19: “Y Jehová dijo a Moisés: «Di a Aarón: Toma tu vara, y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos, sobre sus arroyos y sobre sus estanques, y sobre todos sus depósitos de aguas, para que se conviertan en sangre, y haya sangre por toda la región de Egipto, así en los vasos de madera como en los de piedra»”.

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su frente un agua, su semblante un fuego.

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Quien vio del recio aire combatidas ramas dé, o chopos dé, o álamos las hojas que allá van, y acá vienen no vencidas; bien que dé a lo suspiros y congojas bien que en pie al de sus troncos firmes vidas bien que acorvadas tanto, ve, entre hojas la inquietud, el temblor que un Xavier trae si a lo caen, o no caen, cae, o no cae. Quien vio de la azucena el pie derecho que al peso de su flor por poco ha dado con su buen talle en tierra, si de hecho no le aliviarán del porque cortado; en pesadumbre tan hermosa, al pecho mire de mi Xavier, en más pesado sueño sobre sus hombros que ella es pena si el riesgo es de su pie, y en pie azucena. Quien vio del horizonte a un sol caído por la estantigua sombra, que a destajo toma el tomarla a peso, y mal sufrido le echa al cabo a rodar del monte abajo; contemple mi Xavier anochecido1161 debajo de lo umbrío de un trabajo que aun con él no cae sol, ni aunque le enoja de él cae sombra a la falda, o a su congoja. Quien vio cargarse el risco preeminente cresta de la montaña por altiva de arroyuelo a lo ondeos de serpiente de fuentecilla a lo culebra viva; que tanto peso de su tosca frente firme él, ve, a lo sudor que le derriba, o a lo de pesadilla el agua enseña que, o un Xavier va a caer, que o se despeña.

1161 [Virgilio, Égloga I: “cadunt altis de montibus umbrae”]

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«¡Ay, Jesús! –dijo, y vuelve–, ¡ay Jesús mío! ¡Jesús mío! ¡ay Jesús! –repite, y tanto desmayado de voz a un sudor frío por copioso de apuesta con su llanto–: ¡que a otro ay! Reventó de nube en brío y a lo trueno de estruendo todo espanto ¡tal que del ay!». Al grito el compañero1162 despierta, enciende luz, corre a él ligero. «¿Padre Francisco? –insiste– ¿amigo, cómo? ¿qué sucedió? ¿qué ha sido?»; la luz llega acércasele más, y hállale como pensativo quedó, de la refriega, caído (aunque sentado, sin asomo de que atónito atiende a quien le ruega hable y diga su mal) de rostro advierto sobre sus manos ve, ve ¡y qué despierto! Una vez y otra vez del brazo tira porque vuelva, a Xavier, y a tal violencia al alzar algo el rostro, un Xavier mira presente, y que no ya, si, de sí, ausencia; tan de desfigurado otro le admira que de él quiere saber con su licencia si el mismo Xavier es, ¿que Xavier fuera? «No, otro es», dice, y quizá sí, si él se viera. Preguntas mil al verle así curioso le hace, y vuelve a hacerle Laínez1163 digo, compañero que aquí con el piadoso le limpia el frío sudor del rostro, amigo; con un lienzo que fue, por lo copioso y mar bravo, aun no en leche, fiel testigo de cuanto en la tormenta le revela se iba a pique bajel, si aun en la vela.

1162 “Sabemos por testimunho do P.M. Diogo Laynez, II Prepósito géral da Companhia de Iesu, o qual pregrinando per Italia com o P. M. Francisco, et sendo ambos companheiro da mesma cámara, contaua, que lhe acontecéra per vezes acordar de noite” (Lucena 1600, 27). 1163 Véase la nota 188.

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Quédense preguntando y respondiendo los dos en Roma el sueño averiguando que a Navarra yo en tanto lo que entiendo del caso a saber voy de un Dios sudando; si sangre en tanta copia allí vertiendo cuando Xavier padece allá aun soñando sudar hará al discurso y bien si en suma cruz es, pesada a él, peso a la pluma. Que pondere si alcanza en silogismo conjeturas y causas de aquel peso como de estotra sangre a un tiempo mismo de uno y otro sudor el grave exceso; si echó un agua Xavier en parasismo mortal de su congoja (que acá a peso Cristo toma una sangre echó, a su lado) porque o costado1164 es de él, o él su costado. Partido al parecer de Cristo el pecho pues sangre en Cristo veo, en Xavier agua no agua y sangre en la cruz, no en el despecho de un Francisco penando si echó un agua; las dos entre los dos reparte el hecho porque sola la sangre en Cristo, fragua sea, y fragua de sangre en quien se atiende a echa el agua un Xavier que se le enciende. Por cada poro de Francisco sale de agua un golpe en sudor de tal pujanza que da en el crucifijo, o un tanto vale para él, que el recio bote de la lanza; si ella un costado abrió cuando más vale; del agua el golpe, mil, pues sangre lanza por poros tantos: ¡oh, de amor profundos! Por mil, ¿por él? ¿por uno por mil mundos? ¡Extraña maravilla! Xavier vierte echó un agua en su afán sudor inmenso,

1164 Véase la nota 809.

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Cristo sangre infinita, y no por muerte propia y si por dolor, de un vivo, intenso; con que mucho, que aun más, que Xavier, fuerte muestre sentir su mal, según que pienso como insensible a él, la sangre expela porque lo que a él le duele, a él no le duela. De su sudor al agua se echa a nado Xavier en que por poco no se ahoga; bien que Cristo en tal ansia aun más ahogado si el más que no Xavier braceado boga; pues como a asirse de la espada ansiado parece aun más que él se desahoga en que en la orilla viene, a bien librarse las manos él, que no él, a ensangrentarse. Se de un Dios muerto ya sacó la lanza sangre de su costado, y no el agudo clavo de mano, o pie que a herir alcanza de un Dios vivo en sentirle cuanto pudo; bien que la sangre no igualó, en balanza pone el no morir puede con él pudo si al parecer por mi Xavier adrede muestra puede morir cuando aún no puede. Grave y pesado mal de que adolece Francisco si mal duerme, y se sujeta al remedio mayor, según parece pues luego a que se sangre amor receta; y a que se eche en el rostro aprisa ofrece agua de un que así suda pues le aprieta la congoja el desmayo, si en Dios vía soltársele, y dormido la sangría. Prodigio singular que Cristo sude sangre en su muerta imagen por barrunto de un Xavier que durmiendo se sacude con trabajo, ¿que muchos es por junto? Si por dicha es que Dios ya que no acude muerto a morir por él, viendo así apuntó

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de muerte el cáliz huya, ¿por qué cuadre decir (pase a mí de él, no de mí) al padre?1165 415

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¿No un Ángel pues habrá que le conforte de ver que ve a un Xavier en agonía? ¿no toalla que el hilo rojo corte de sangre en gotas, que a lo ovillos cría?1166 ¿no refrigerios de agua, que conhorte le dé, o alivio al sudar no a sangre fría? Pienso que sí, si en él no el penar halla que alivio, refrigerio, Ángel, toalla.1167 ¿No una marea1168 que sople blandamente y de Elías la cara enjugue hermosa? ¿no una nueva paloma, que a Noé1169 aliente por diluvios de sangre ave amorosa? ¿no de su sangre en lluvia iris valiente1170 que de serenidad sea paz dichosa? Pienso que sí, sí en él no el penar, vea serenidad, paloma, iris, marea. ¿No otro imperio1171 a este mar de sangre undoso que haga enmudezca de olas y que calle? ¿no al rojo por desangre otro imperioso Moisés con vara a abrirle1172 y a seca[r]le?

1165 Mateo 26, 39: “Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: «Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú»”. 1166 Lucas 22, 43: “Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle”. 1167 Mateo 10, 42: “Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa”. 1168 1 Reyes 19, 12: “Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado” 1169 Génesis 8, 9: “Y no halló la paloma donde sentar la planta de su pie, y volvió a él al arca, porque las aguas estaban aún sobre la faz de toda la tierra. Entonces él extendió su mano, y tomándola, la hizo entrar consigo en el arca”. 1170 Véase la nota 1146. 1171 Marcos 4, 39: “Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: «Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza»”. 1172 Éxodo 14, 21: “Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron divididas”.

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¿no otro soñado río,1173 que en hermoso sol se vuelva hacia estotro, y a en juga[r]le? Pienso que sí, sí en él el penar para que imperio, que Moisés, que sol, que vara. ¿No pues (para un Dios rosa que entre espinas de un Xavier lastimado ensangrentada se ve toda a lo púrpuras divinas hermosamente a herida desangrada);1174 mano habrá que la tome, y tome en finas hojas no a lo pasión la sangre amada? Dudo, ¡ay Dios! Si ya no, ¡oh punzar! Posas de espinas, en Xavier, que Jesús rosas. Que Jesús rosas entre espinas visto si a lo de espinas su Xavier mirado, pues del pie a la cabeza ciñe el Cristo por corona un Xavier de él lastimado; púnzale el que padece con que es visto lees Xavier todo espinas, que aun soñado no hay parte en Cristo que al sudar no abona, ciñe un Xavier de espinas por corona. Por corona si al ver, pero, ¿qué veo? ¡gran Dios! Mas ¿y qué miro? ¿si me engaño? ¡novedad prodigiosa! Aun no la creo ábrela de creer, ¡oh caso extraño! De sangre el sudor cesa, otro es su empleo de agua pues el sudor, tan de buen año para la admiración, que a lo manojos ciento en cejas me da de uno en mis ojos. ¿Metamorfosi[s] al alma peregrino transformación de sangre en agua rara, repentina mudanza en lo divino

1173 Ester 10, 6: “Vi una pequeña fuente que creció hasta hacerse un río: después se convirtió en una luz y en un sol; y salió de madre por la abundancia de sus aguas. Esta Fuente es Ester, a quién el rey tomó por mujer y escogió por Reina”. 1174 Véase la nota 198.

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que aun de pensado a ser, quien la pensara? ¡Oh, pluma! A desandar vuelve el camino, vuelve desde Navarra a Roma y para, para en Xavier, observa diligente si, o él ya es frente de un Dios, de él ya, o un Dios frente.1175 De un vuelo allá se pone, y yo de un vuelo y hallo otra vez a mi Xavier dormido pero hablando entre sí con tal desuelo ya en la acción, ya en la voz, ya en lo sentido, que voy a despertarle de otro vuelo y atrás me hace de alas su ruido, su congoja veo es grande, su ansia mucha veo una dama, y con él, que con él lucha. ¿Mucho es ya que tras sude el crucifijo al ver de su Francisco igual pelea? ¿mucho que no el sudor por el prolijo de sangre, a vista, de la dama fea? Porque hermosa ilusión, fea colijo fea porque y tan Dama, cuanto crea lejos de aquella hermosa, que se llama la hermosa, y negra, que de un Dios es Dama.1176 Aliño él de la fea bien prendida de oposición aun más que en lo dispuesta compitiéndose airosa presumida de compuesta consigo, en descompuesta; compuesta y tanto, que el adorno envida las chapas de color salgan de apuesta de desafío, y tal, que ya a lo rosa corre la sangre, como mata hermosa.

1175 [Por resistir el Santo en sueños a una torpe ilusión, vino de la fuerza que se hizo por resistirla a reventarle la sangre por oídos, ojos, y boca. A este tiempo se vio en Navarra el crucifijo cubrirse de sudor no de sangre. Unas veces se veía sudar sangre, otras, agua. Así Lucena, Turselino, Ribadeneira, Eusebio en su Vida] 1176 Cantares 1, 5: “Morena soy, oh hijas de Jerusalén, pero codiciable / Como las tiendas de Cedar, / Como las cortinas de Salomón”.

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De su sandalia entretejida de oro como de aljófar, perlas, esmeraldas hasta el cabello a un coro y a otro coro bella murmuración echado a espaldas; de que quiera el que en cejas más que un oro (de cupidillas niñas, de o giraldas por lo en alto, y de ver, sus arcos echas) tirar él, que él, mejor a un Xavier flechas. De él, tanto, el rostro libre le suspende que aunque la sueña bella bello es mostro de nieve pellas toda cuando enciende toda en cara a lo auroras del Sesostro:1177 si al rayar no bien vista se le vende de a lo ramera arrebolada en rostro de a lo desenfadada, y tanto, avisa alegre de ojos es, que el alba es risa. No el rico faldellín toca en garganta del breve pie que largamente ostenta lasciva como en brazo de quien tanta por de azahares rollo es bella afrenta; como aun más su escotado a su garganta un mentís de blancura que descuenta con su espadilla de pendencia el pelo: «ténganse» –dice allá–, ¡qué hermoso duelo! Hermosa y descompuesta por extremo pues se arrima a Xavier toda risueña toda de halago, y tanto que le temo caiga, aunque sin caer pues que la sueña; dormido como está, su mano es remo que hace hacía allá de sí la ola halagüeña, si ella en sus brazos va a anega[r]le, y jura de arena él, en que quiebre su hermosura.

1177 Se refiere al faraón Sesostris III. [Este bárbaro tuvo tres mujeres entre otras muchas, hermosísimas de nombres auroras. Te altr. Vitae. Lib. 4]

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Vuelve atrás si bien torna aun más de brío y de desenvoltura, aunque lo estorbe Francisco que de lágrimas un río de su risa entra al mar que se le sorbe; si ella aun más de caricia a su desvío que hasta aquí él mas de ceño al bello orbe del rostro, que le muestra en su risueño ser para ella el desdén cosa de sueño. «¿Conmigo esquivo tú? ¿pues tú conmigo? –le replica Xavier–, ¿pues no? –insistía– ¿contigo yo amorosa, aunque enemigo te muestres con tu carne, en tal porfía? ¿mi bien y ni una mano? ¿a ti y de amigo? ¿cómo? Quita, pues duermes1178 –le decía– conmigo, ¡oh, mi Joseph!». Cuando aquí escapa dejándose en su sangre al huir la capa. O es que iba a reventar de la congoja, o un que como a espirar de que agoniza, tanto, aunque tan dormido, de la hoja echa mano de sí, que de sí es riza; desenvainase sangre o espada roja como en ella teñido, de la liza saliendo tras su carne, o escaramuza a cortarle la cara, y se la cruza. La cara le cruzó por los sentidos si a borbotones lanza hecho de enojos por boca tanta sangre, por oídos que aun en lágrimas de ella, por los ojos; tan a lo de aquel mártir,1179 que atrevidos de una ramera amores en despojos del coraje castiga, ¡oh, industria rara! Su cara con la lengua por su cara.

1178 Génesis 39, 10: “Y por más que ella lo acosaba día tras día para que se acostara con ella y le hiciera compañía, José se mantuvo firme en su rechazo”. 1179 [In martirologio romano: a instancia del tirano la mujercilla provocándole a pecar, él se cortó con los dientes la lengua, y se la escupió a la cara]

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No de otra suerte que despierta el día solicitado de la aurora hermosa a que en sus brazos goce su alegría o en sus aves requiebros de amorosa; si en armas de luz puesto, la osadía de ella bizarra rebatió a lo rosa que en sangre de sus púrpuras revienta, así cual el Francisco se ensangrienta.1180 No de otra suerte que despierta orgullos el clavel y aun bravatas requebrado de libre fuentecilla que en murmullos se le entra hasta su pie tan recatado; y enristrándose lanzas de capullos por abril, al abrirse a lo arriscado de sangre bocanadas es crueles, así un Xavier cual él, clavel, claveles. No de otra suerte que la nube rara por puesta de arrebol bella enamora al iris que mirándola a la cara arco es de guerra en campo que el sol dora; y aunque duerma de enojos no repara despierte lo sangriento, pues que llora agua no, en color sí de sangre enojos, cual él si así un Xavier en boca en ojos. No de otra suerte pues por sus Cantares la Esposa celebró su enamorado de un de que vela y duerme1181 entre millares como en pureza blanco, el colorado;1182 ni en lides de otra suerte1183 singulares que su querido a mi Xavier armado

1180 Romanos 13, 12: “La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz”. 1181 Véase la nota 778. 1182 Véase la nota 979. 1183 Cantares 4, 3: “Tus labios como hilo de grana, / Y tu habla hermosa; / Tus mejillas, como cachos de granada detrás de tu velo”.

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de flechas contra amor ciego en resabios tenida ya es su venda en sangre, o en labios. Si el trono1184 del Rey sabio marfil era, de un Xavier en purezas su blancura, si bravos seis leones1185 por hilera en desquijarar casto él la hermosura; si púrpura el subir de su litera1186 al descansar sangriento le figura, si su cama1187 al dormir sesenta armados guardan, a él tantos él, sí en él cifrados. Oh pelicano,1188 nuevo de la gracia que a castos pensamientos como a hijuelos das vida con tu sangre, porque en gracia tuya y tan de a tu costa cobren vuelos; y vuelos fugitivos de en desgracia caer tú ya por no limpios como cielos, sobre los1189 cuales agua en su pureza la agua en Cristo que más pura es fineza. Tú pues cuando te rompes de ave el pecho y amas correr la sangre por ti; es visto cubrirse de agua pura en leño estrecho de pureza el estanco tuya en Cristo. Cristo de agua se cubre, porque el hecho tuyo sea el del milagro, donde visto1190

1184 Véase la nota 347. [Según aquello de Jeremía, Trenos, 4: “Rubicundum ebore antiquo”. Blanco es el marfil, pero colorado también véase al Venerable padre sobre este lugar de los trenos] 1185 Véase la nota 347. 1186 Cantares 3, 9: “El rey Salomón se hizo una carroza / De madera del Líbano”. 1187 Véase la nota 781. 1188 Véase la nota 895. 1189 Salmos 102, 6: “Soy semejante al pelícano del desierto; / Soy como el búho de las soledades”. [Véase a Larino, sobre estas palabras, que los comenta bien al propósito del Santo en este caso] 1190 Juan 2, 7–10: “Jesús les dijo: «llenad estas tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba. Entonces les dijo: «Sacad ahora, y llevadlo al maestresala». Y se lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo, y le dijo: «Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora»”.

446  Xaveriadas fue vino puro de agua, en que asegura vuelta en agua tu sangre que agua es pura. 615

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¡Oh, bien mío! Pues y bien que representa cuando por resistirse a un pensamiento menos limpio Xavier que le ensangrienta: ¿sea en vos agua y no sangre el sentimiento? ¿acaso en gotas tantas de agua asienta muerto el veros no ser en su tormento tan de piedra, aunque muerto? ¿qué no esquivas las lágrimas se os salten por él vivas? ¿Acaso –¡oh Dios!– el agua es sacrificio que haces a lo David sediento, cuanto de padecer, que aun muerto con el sitio1191 te ves de agua en Xavier con riesgo tanto? Si a lo de tres valientes,1192 por el vicio rompe, a lo filisteos reales, santo, diciendo al darte el agua, que así viertes: «¿beberé yo tú sangre? ¡oh, fuerte! ¡oh, fuerte!». ¿Acaso muerto, aun sois vos el leproso1193 que al Profeta antes vivo? Como arguyo poco ha a mí, y por Xavier tan lastimoso que a lo Eliseo1194 el de vos, ¿vos Naamán suyo? Pues si él no aun para visto por glorioso de ensangrentado en rostro, no rehúyo decir ya que no os vea, agua os promete de a lo Jordán1195 que entréis, no una vez, siete.

1191 Juan 19, 28: “Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: «Tengo sed»”. 1192 Véase la nota 981. 1193 Isaías 53, 4: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido”. 1194 2 Reyes 5, 10: “Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: «Ve y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio»”. 1195 Éxodo 15, 27: “Y llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí junto a las aguas”.

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A caso, oh enamorado, de las almas entre vos, y Xavier por vuestras frentes se ve el Elim de las sesenta palmas se goza de él lo ameno en doce fuentes? De vencedor sin duda Xavier palmas como sin duda vos de agua corrientes que de él su riego sois, cuando notorias todo es palmas, Xavier todo es victorias. Los del pueblo si asientan aquí reales bien será que mi pluma por ahora cuanto a estos dos prodigios digo, y tales que de Elim fuentes son a quien los llora; dulcemente sentado a los cristales de sus ojos que han visto al que enamora con lo mismo que obliga a tierno llanto que triste aquí se quede mas no el canto. Si a esta sazón Francisco prodigioso la religión por Paulo confirmada con la solemnidad de religioso1196 por votos tres en ella ya asentada; con otro más solemne fervoroso que hace la Compañía dedicada del pontífice sumo a la obediencia sin replica de o un no, de o resistencia. Halló el logro colmado de un deseo que al corazón ardiente suyo daba seguras esperanzas, que el empleo de la gentilidad por suyo estaba; con la ocasión que escribiré y que creo del indio al grave peso se mostraba como al sudar del crucifijo pienso la empresa en que entrará su ajobo inmenso. Porque con ocasión no a lo que infiero de acrecentar estados o memorias,

1196 [Paulo III, confirmó por religión la Compañía]

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el rey don Juan de Portugal tercero mas si a la fe divina eternas glorias; en conquistas de almas, por primero fin, de sus gentes, armas y victorias, a Don Pedro escribió de ilustres señas su embajador, y en Roma, y Mascareñas.1197 «Por cartas de Paris que ahora recibo –el Rey así en la suya– del Go[u]ve[i]a1198 doctor como sabéis en ella aun vivo que nos desea acá el bien que él se desea; y a nuestras cosas todas, ya os lo escribo dándoos cuenta otras veces, si bien crea esta en la que ya os doy, será si oído la en que servido Dios, yo bien servido». «Díceme asiste Ignacio en esa Corte que conoce él muy bien, y me encarece con tan grandes extremos, que por Norte de mis empresas grandes me le ofrece; por ser su caridad no de otro porte que la que abraza mundos, y merece los gloriosos asuntos como empleos que se busca ella en él. Yo en mis deseos». «Habláreisle, Señor, de parte mía y diréisle lo bien que acá informado quedó del alto fin que en Compañía de Jesús conseguir insiste armado; ardiendo en celo de almas su osadía pues sin temer peligros arriscado por ellas con mil hambres los procura que venga a mi real mesa, y tendrá hartura».

1197 [Lucena, Lib. 1 cap. 7. Ordena el rey a su embajador pida de su parte a San Ignacio seis padres de ocho que eran entonces no más en toda la Compañía y que se parta luego con ellos para Lisboa] 1198 [Este fue el Rector del Colegio de Santa Bárbara que, cerradas las puertas, y a campana tañida juntos sus colegiales y con varas en las manos quiso azotar a San Ignacio ya tan su amigo y devoto que informó al rey del gran celo de alma que tenía, escribiéndose desde Paris. Lucena donde arriba]

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«Donde haré se le sirvan regalados platos de riesgos y peligros tales si o de bárbaros hombres no domados. si o de indómitos piélagos cristales; si o de reinos incognitos buscados si o de idolatras cultos, brindis cuales de risa a ciegos ojos de él que adora como en los de quien no porque los llora» «Que entienda de más de mí, también servida verá la mesa en Portugal su celo que tabla de manteles descogida la alimanisca en ella será un cielo;1199 pues será la que a Pedro en su comida le descolgó sus puntas hasta el suelo tan en labores de culebras crueles que un su a pedir de boca hasta aun en pieles». «Mas le aseguraréis de otro refresco soy el Rey que convida al real decoro de una mesa en que ya, ya apunto ofrezco rapante al ave, si feroz al toro; por cuanto mis criados (sí merezco me haga un servicio grande sin desdoro de que un no me responda) en vos le envío, con quien me envíe hasta seis, y que más fío».1200 «Bien que os prevengo no ablandéis un punto por más que a daros menos su porfía insista con deciros tiene apunto de pelea ocho no más su compañía; ni el que a imposible juzgue un mundo junto se conquiste con dos si seis me envía, porque seis han de ser perdone entero todo el mundo, y sus dos, si esos dos quiero».

1199 Véase la nota 1040. 1200 Mateo 22, 4: “Volvió a enviar otros siervos, diciendo: «Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas»”.

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«Mas caso que sea tal la resistencia que os haga sin poder ir contra el río con mi pretensión justa a la presencia del padre santo iréis en nombre mío; fiando de la eficacia y diligencia vuestra conseguiréis lo en que ya fío vendrá su Santidad sin que rehúya causa que es tan de Dios como lo es suya». «Mirad, Señor, no alcéis punto la mano de negocio el mayor que acá se ofrece persuadiéndoos que en cuanto Ignacio humano se incline a nuestros ruegos os merece; no menos que así a vos lo soberano de un favor sobre el mío, y que más crece si os partís luego, luego con que al parta concluye, en guárdeos Dios, Yo el Rey», la carta. Con que después que a Ignacio comunica don Pedro el orden de su Rey, y escucha de él a boca las gracias le suplica tan gran merced le excuse por ser mucha, son muy pocos mis hijos, en que explica no falta ser de voluntad (pues lucha con no poder) mas si de servidores sí ocho son para un mundo, y sus favores. «Seis –dice–, de tan pocos será hace[r]los de pocos que sean muchos, pues me quedan solo dos, ¿y con dos qué haré si en ellos libro el que podrán poco, aunque más puedan?». Ciérrase en que no Ignacio, con que de ellos el número ya, o dos, ya, o tres no excedan, un seis el Mascareñas o ninguno, el Papa en fin en dos, que al fin en uno.

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En uno si en Xavier, porque llamado1201 Simón Rodríguez1202 por Ignacio y luego a Roma el Bobadilla,1203 que empleado se hallaba en la Calabria,1204 y bien su fuego; apenas a él llegó, cuando abrasado se vio en su calentura, y que a su ruego ni él fue, ni el Simón fue, porque le hiela frío y tal que le da, que él ni a la vela. Ambos pues al mal grave así rendidos cesaron de la empresa, en que y forzoso la suerte de los dos por escogidos caiga sobre un Xavier Matías dichoso;1205 bien que lejos sus hombros oprimidos poco ha en sueños del indio monstruoso que de su conversión por él prev[e]ían si o podrían con la carga o no podrían.

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Mas vese ya que el sueño a verdad sabe si Francisco de Ignacio fue llamado que hacía cama y de un mal no menos grave pues le sentó a su cabecera entrado; con un rostro entre alegre, y voz suave casi a él vuelto, de a medio incorporado la mano de a lo almohada a su cabeza: «¡que oiga!» –dice–; y Xavier oyó que empieza.

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«En fin, Maestro Francisco, Dios se os muestra, –¡él sea engrandecido! – por tan vuestro que quiere que la India suya y vuestra se ad[i]estre como es ciega en vos maestro; ni penséis pues por eso, que la muestra

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1201 [Después de muchas demandas y respuestas de San Ignacio con el papa Paulo III, se señalaron los dos que dicen los versos, pero enfermando fue a la India por entrambos San Francisco Xavier. Lucena, Lib. 1, c. 7. Lo mismo Turselino y Ribadeneira] 1202 Véase la nota 185. 1203 Véase la nota 184. 1204 Sur de Italia. 1205 Hechos 1, 26: “Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles”.

452  Xaveriadas sois de vuestros hermanos porque os muestro ser hoz para tal mies pues veis a heri[r]la antes Simón, que vos fue, y Bobadilla».

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Pero su majestad que lo detiene con que uno allá en Lisboa, otro acá en Roma, tan gravemente enfermen os previene por el David que en su lugar os toma: «si el Eliab en uno no conviene, como ni en otro Aminadab que asoma, y vos si aunque el menor no de mi olvido ya, pues sois el Él es,1206 ese he escogido». «La empresa es para vos cuya importancia no quiero encareceros, solo os puede poner de estimación, si vais que a instancia de la Iglesia o en servicio de su Sede; vuestro fervor conozco, y sin jactancia mía como ni vuestra, que atrás quede de sí, como hasta aquí, considerando sois quien va, y que vais, yo, yo quien lo mando». «Ved bien cuánto debáis a un Dios que oído quiere por vos su pastorcillo pobre de evangélica honda al estallido lo que otra en Goliad obró ella obre;1207 siendo entre todos vos por escogido la piedra en India frente que sea sobre tan escogidas cinco, y sin fortuna, si las más para ir, ya, no va, va, una». «De vuestro corazón los senos veo capaces no de un mundo (parca mesa a tal sed a tal hambre) a ser mil creo fueran lo que es uno a la ardua empresa; bien no poco difícil tanto empleo

1206 1 Samuel 16, 22: “Envió, pues, por él, y le hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. Entonces Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque este es”. 1207 Véase la nota 1052.

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para vos no, más para mí en que cesa habernos de ver más; podréis creerme que iba a alegrarme, y vengo a enternecerme». «Porque sabré afirmaros si lo siento que a ese paso me gozo en lo que explico tanto es a un tiempo mismo mi contento cuanto lo es mi dolor os certifico; que si el ver que os iréis es mi tormento ya en ver a lo que vais de él me despico pues el que os vais no es mar de tanta pena que no el placer de a lo que iréis su arena». «Confiésoos no envidié sobre la tierra felicidad jamás no humanos bienes no glorias que al quitar son, como o guerra cuando corona más, cerco es a sienes; y hallo esta vuestra dicha de mí encierra un que os la envidie ya, solo por bienes que a ser al quitar vienen por lo diestros de un dejar de ser míos por ser vuestros». «En buen hora lo sean porque a logro mejor en vos que en mí se dé el gran celo de almas que sin Dios viven y logro de él que1208 ni se logró, ni logró el Cielo; del cual cayó dragón con el mal logro de estrellas, –¡y qué hermosas!– tras su vuelo, porque tras vos sin duda, cuantas ellas tantas,1209 de sierpes ya suban a estrellas». «¿Retornaréis por dicha a un Dios que largo anda y tanto con vos? –según lo advierte–

1208 Apocalipsis 12, 4: “y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese”. Salmos 110, 6: “Juzgará entre las naciones, / Las llenará de cadáveres; / Quebrantará las cabezas en muchas tierras”. 1209 Salmos 116, 12–13: “¿Qué pagaré a Jehová / Por todos sus beneficios para conmigo? / Tomaré la copa de la salvación, / E invocaré el nombre de Jehová”.

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Cáliz como el que os da por suyo amargo y dulce porque un brindis de su muerte; ¿con qué Xavier? ¿con qué? ¿con qué? ¿descargo seréis a tanto bien, a tanta suerte a tanta gloria en pena, donde al vivo del recibo el retorno, es el recibo?». «Reconoced la obligación, Francisco, en que os pone, ¡oh gran Dios! Su propia empresa pues consigo os entrega el nuevo aprisco para que os escogió copa en su mesa; para que de elección vaso obelisco portátil os levante, en lo que expresa de su nombre1210 seréis, por lo que os ama de hoy más1211 a las de sí, de sí o su Fama». «Con el Embajador partiréis luego –dice–, y la bendición tomad que cuadre de él que es de Cristo, y de su Iglesia un fuego (no el del mes que arde más, menos él ladre); sí el de su Santidad digo, en que llego a ver si en celo ardor benigno es padre padre al partiros vos, no el que al trocado si Elías él, y no el vos, vos sí él, doblado».1212 No vio día al romper la luz hermosa igual placer en aves, como en flores en yerbas como en hojas por gozosa turbación de a lo alegre en sus rumores; que llegue a la alegría prodigiosa rayando por Xavier los resplandores del Oriente en la nueva, y que a él le toca si el alba en ojos es, salva en su boca.

1210 Véase la nota 724. 1211 Malaquías 4, 2: “Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada”. 1212 2 Reyes 2, 9: “Cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo: «Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti». Y dijo Eliseo: «Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí»”.

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¿Qué lengua aquí? ¿qué pluma aquí podría de afectos en Francisco entre turbado con la nueva lograr de su alegría retóricas de al vivo, y no al pintado? Si en lucha su fervor con viene el día de auroras por su rostro sonroseado indigno de un bien tal, tal se parece que al tiempo que día es, día es que anochece. Porque apenas de Ignacio la voz siente que le intima precepto tan divino cuando dentro del pecho lo obediente de placer le da saltos peregrino; bien que aunque a lo de Juan se represente por salir, a ponerse ya en camino: «¿yo a la India? –dirá, de humilde creo–1213 ¿de dónde a mí y tal bien que a mí su empleo?». Ante el lecho, y fue así, ya no sentado mas por el suelo de rodillas fijo con ambas manos la de Ignacio amado y aun de ojos sobre ella el regocijo toma, y más se la baña d[e]stilado contento que a lo mudo harto le dijo: «si gozo es al correr llanto en extremos de un ya, ya voy, tras vos y correremos».1214 «Correremos sin duda –pues le dice– (algo ya de lo tierno interrumpido). Bien que indigno me juzgue y que desdice de mis hombros tal bien no merecido; en ellos probaré por lo que dice peso1215 de gloria que de un Dios ha sido con ella a más correr, correr de Atlantes

1213 Lucas 1, 43–44: “¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre”. 1214 Véase la nota 715. 1215 Véase la nota 192.

456  Xaveriadas si a lo gigante1216 él, yo, tras él gigantes».

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De su fervor y espíritu a estas voces llenas de prontitudes otras daba su carne que por flaca de veloces alas sí encoje, cuatro en dos volaba;1217 cuando las seis ya bate pues a voces dice a Ignacio su padre a quien oraba: «hágase, oh padre mío, hágase nuestra no ya mi voluntad, pero la vuestra».1218 En fin, con él el Mascareñas grave pleno ya en consistorio que le espera entra a Paulo Tercero, que de él sabe ser Xavier quien con él su pie venera; besa y adora humilde sin que acabe la adoración que repetida espera ser de la que no cesa1219 en pies que lava, y oye al que allí la habló que aquí le hablaba. «Hijo –le dice el Padre santo– damos a la bondad divina gracias cuantas del cielo hermosas luces admiramos y hollamos plantas mas con nuestras plantas; de ver que en nuestro tiempo a ver llegamos la fe santa de Dios por gentes tantas si auroras otro en este anochecida

1216 Salmos 19, 4–6: “En ellos puso tabernáculo para el sol; / Y este, como esposo que sale de su tálamo, / Se alegra cual gigante para correr el camino. / De un extremo de los cielos es su salida, / Y su curso hasta el término de ellos; / Y nada hay que se esconda de su calor”. 1217 [Los lxx así] Isaías, 6, 2: “Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban”. 1218 Lucas 22, 42: “diciendo: «Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya»”. 1219 Lucas 7, 44: “Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: «¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas esta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos»”.

Canto IX 918–966  457

por vos dé al alba risas ya aplaudida».1220

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«Por vos si por Oriente pretendemos la que por los Apóstoles sagrados siglos les rayó antes (de que vemos tantos de luz poblados despoblados); les dé en sus ciegos ojos, y esperemos que alumbrados saldrán de deslumbrados que sensibles, de troncos, de [qu]imeras bárbaras, hombres, ángeles, de fieras». «Ser sobre vuestras fuerzas la ardua empresa a que el Señor os llama no lo dudo, y aun a dudarlo se la duda cesa si ya en Dios puede el que sin Dios no pudo; por tanto senos dilatad a priesa de vuestra caridad1221 a un pueblo rudo que entrañas os espera por ser visto suya son pues serán vuestras en Cristo». «No pues, hijo, os desmaye a tal desvelo veros son entre empleos sobre humanos pues plumas1222 os levantan a ser vuelo divino, de hombre entre ellas aunque a manos; atlántica carroza ya de un cielo por el orbe a dos tumbos soberanos no peso que al rodar gravaros pueda dé vida, a tanto espíritu en él rueda».

1220 [Hízole el Papa un grave razonamiento como en profecía de lo que haría en la India] “Damos infinitas graças a divina bondade por no tempo de nosso pontificado restituir a fe ao Oriente, donde, depois d'introduzida pelos sagrados apostolos, a obrigaram a sair os barbaros custumes, et superstições d'aquella gentilidade” (Lucena 1600, 30). 1221 Colosenses 3, 11–12: “donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos. Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia”. 1222 Ezequiel 1, 22–23: “Y sobre las cabezas de los seres vivientes aparecía una expansión a manera de cristal maravilloso, extendido encima sobre sus cabezas. Y debajo de la expansión las alas de ellos estaban derechas, extendiéndose la una hacia la otra; y cada uno tenía dos alas que cubrían su cuerpo”.

458  Xaveriadas

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«No por mejores no toma instrumentos para sus obras Dios, mas los mejora, ni intentos graves son hoy los intentos que no antes como en vos por el que llora; por el que agota mares como vientos a sollozos, a lágrimas en hora que si flaco, a una voz flaca, dio al traste piedra1223 a este anillo es ya, firme es su engaste». «El que tan flaco veis, sobre sí toma ambos mundos a peso sin encuentro, cuyas circunferencias pone hoy Roma punto menos, en mí, que él de su centro; carga en mí que y sin vos de Pedro asoma red de su pesca y tal, que en vos ya encuentro compañero a quien llame, y que me avisa Xavier, del ojo1224 os haga, ¡a prisa! ¡a prisa!».

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«Menos fiando de vos, y en Dios fiando que acabaréis sin duda me prometo grandes cosas, ya o piélagos hollando, ya o atrás dejando mundos al respeto; vida o muerte igualmente despreciando por sacar almas tantas del aprieto en que mueren y viven sin Dios cuantas rabioso engulle el can de tres gargantas».

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«De Cristo el nombre pues por vos oído y el estandarte de su cruz plantado por vos hijo se vea en lo escondido de Oriente entre sus luces sepultado; que si será, y lo espero conocido

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1223 Mateo 16, 18: “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. 1224 Lucas 5, 7: “Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían”.

Canto IX 967–1022  459

seréis aquel granico1225 despreciado que a árbol creció, y creció sin que le estorbe ser china,1226 a un monte ser, que mida un orbe».

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Dijo; y su bendición Padre amoroso le echa, en ella mil adivinando bendiciones en fruto prodigioso que de Indias será fructificando; a quien Xavier confuso, vergonzoso breve en razones respondió imitando en sonroseos de cara los primores de un de humilde, retóricos colores. «No, Padre santo, no (no en él clavados si sus ojos en tierra, y por el pecho sus dos brazos en cruz atravesados) nuevo es –dice en sus lágrimas desecho–; que como siempre Dios de despreciados instrumentos cual soy, y sin provecho use, y sea quien en fin si obra es de modo que porque obra por mí, se lo obre él todo». «De vuestros hijos el menor se excede a seguir de rendido lo que ordena por vuestro medio aquel Señor que puede hacer enfrene un Mar1227 la humilde arena; cual me ofrezco a estos pies porque remede su paciencia entre olas dé más pena si expuesto de obediente a que victorias hable1228 en mí el que por mí busca sus glorias».

1225 Mateo 13, 31–32: “Otra parábola les refirió, diciendo: «El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas»”. 1226 Véase la nota 83. 1227 Véase la nota 955. 1228 Proverbios 21, 28: “El testigo mentiroso perecerá; /Mas el hombre que oye, permanecerá en su dicho”.

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Francisco no habló más porque a su llanto ni al del conclave junto fue el que haya de detenerle con precepto, espanto de olas en tantos ojos pues de raya y aun de raya también con él mi canto si adelante pasase, y no aquí a raya tuviese en pluma y voz mayor corriente de un de partida está para el siguiente. 132

10. Argumento décimo para el décimo canto Despídese Francisco de mayores santuarios que Roma en sí venera, cuantos trabajos padecer espera mostrados por un Ángel, ya menores. 5

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Que su paciencia fue, pues más dolores que en formas ve visibles se quisiera, la bendición de Ignacio por postrera recibida, y de Dios en sus fervores. Parte para Lisboa, a pie medidas llanadas de Castilla, con su aliento de los Alpes las nieves derretidas. De virtudes da ejemplos su ardimiento, da en tres prodigios muestras por tres vidas cuanto tenga con Dios de valimiento.

Canto décimo Despídese de los principales santuarios de Roma; muéstrale un Ángel cuantos trabajos padecerá en su vida en formas visibles, y dice a voces llevado de su ansia de padecer: «¡más, Señor! ¡más!». Tomada la bendición de San Ignacio, su padre, parte para Lisboa a pie; milagrosos casos de obra en el discurso de esta jornada; ejemplos singulares que da de virtudes en ella 15

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Tomada pues la bendición suprema del Padre santo, Paulo que se nombra de este nombre el tercero, ilustre tema para el predicador que el orbe asombra; para él que a lo apostólico se extrema en ser luz pues Xavier, que se renombra del cielo voz, si en Paulo a lo que infiero como el tercero es del1229 del tercero. Que ya de vuelta en fin de la tercera esfera de aquel solio y sacro trono trató de callar bien tanto (él que era nada en sus ojos) como oyó en su abono; y con el Mascareñas, dispusiera la hora de partirse, porque el tono seguir de sus pies quiera, en pies veloces cuales los que por cumbres bellas voces. Por condición sacando fervoroso de don Pedro (que al punto determina con él para Lisboa venturoso a jornada se apreste tan divina); primero a la que en Roma lo piadoso de su devoto corazón le inclina y es despedirse de lugares cuantos santos es Roma en templos de sus santos.1230

1229 Véase la nota 734. 1230 Isaías 52, 7: “Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina!”. [Otra letra: “Quam pulchra est hora super montes”]

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Y a punto a lo de aquel hombre divino que en cuatro rostros cuatro se revela y uno a ser de verdad Querubín vino si Argos en ver Mercurio en ver que vuela;1231 la primera estación de su camino san Juan de Letrán es célebre escuela de pontífices cuantos por espacio1232 de años mil fueron, son sacro Palacio. Por Constantino el Grande mausoleo erigido en honor del Eremita Juan1233 precursor de Cristo, y del que veo en alas de su pluma un verbo habita; que consagró Silvestro, y que fue aseo del que por de arruinado se desquita en adornos (no que antes menos fío) por Nicolao, Clemente, Eugenio y Pio. Basílica aún más célebre si oída por la del Salvador1234 estatua hermosa que en su consagración aparecida se vio y que entre las llamas milagrosa; pues no una vez, mil veces no ofendida de quema aun con las aras rigurosa, cuando plenaria indulgencia al alma son en la tentación,1235 de ella en la Palma. La misma plenitud de indulgencia se goza en templo igual día en que quiere lavar los pies a un Judas la clemencia como el orbe su sangre él en que muere; como en él que se alzó por excelencia

1231 Véase la nota 719. Ezequiel 10, 9–10: “Y miré, y he aquí cuatro ruedas junto a los querubines, junto a cada querubín una rueda; y el aspecto de las ruedas era como de crisólito. En cuanto a su apariencia, las cuatro eran de una misma forma, como si estuviera una en medio de otra”. 1232 [En el libro intitulado maravillas de Roma haec et quae deinceps] 1233 El Preste Juan fue un personaje muy conocido entre los siglos XII y XVII como el gobernante cristiano del Oriente Lejano, según narran los relatos europeos medievales. 1234 [Con ser este templo quemado muchas veces nunca esta imagen] 1235 [Hay indulgencia plenaria Domingo de la Tentación, y de Ramos]

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con ser de un Dios descanso, y ser se infiere en el que descansó de ausencia el llanto más, o él in albis, más sábado, o el Santo.1236 Más1237 el día que a Juan la tina abrasa y el en que un alma escapa de su fuego más en él que el Bautista fue y no escasa alegría al montañés, de sangre es riego; más en el que el Señor glorias traspasa de su semblante a un monte, a un Julio, a un Diego a un Elías, a un Moisés, a un Pedro ardiente que da en que está allí bien,1238 bien neciamente. Más el día del que es águila al careo del sol divino, y del plenaria a mares por cada un año son (¡hermoso empleo!) sobre veinte años mil ocho millares;1239 tantos de cuarentenas, y más creo cada un día de perdón por sus altares, sobre ocho y más cuarenta años seiscientos de alma, o en misas más, de almas dos cuetos. De Francisco tesoros no ignorados gracias inestimables sin medida incomparables bienes bien mirados privilegios de amor, prendas de vida; en que Xavier se engolfa si embarcados sus ojos como el alma de partida procura hacer a Indias cargazones más por culpas que penas, de perdones.

1236 [Gánase esta misma indulgencia Jueves y Viernes Santo y Sábado Santo. El Sábado in albis y vigilia de Pascua de Spirito Santo] 1237 [En todos estos días hay esta misma indulgencia, el de Anteportamlatinam y el de la Degollación. Se saca un alma de Purgatorio] 1238 Lucas 9, 33: “Y sucedió que apartándose ellos de él, Pedro dijo a Jesús: «Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, una para Moisés, y una para Elías»; no sabiendo lo que decía”. 1239 [Gánanse día de San Juan Evangelista, 28 años de perdón, con otras tantas cuarentenas cada año y cada día 648 años y un sin cuento de misas de alma]

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Y porque el viento próspero al viaje sea en su corazón, del Laterano las reliquias adora en homenaje que les hace de amor lo cortesano; pues de hacerles por el todo el pasaje debido a su grandeza todo humano ostenta arrodillándose en despojos que una vez que otra vez en boca en ojos. Del padre del Bautista la cabeza venera, y de Pancracio la que alaga con su sangre tres días cruel fiereza de un fuego que ya manso no la amaga; del Señor año el mil de su braveza trecientos más, más ocho que se traga de un bocado el Jonás1240 templo en que ahora Xavier la fueguecida sangre, adora.1241 Adora de Laurencio santo entera la espalda, y de María arrepentida parte de su toalla1242 cabellera y del fragrante vaso1243 en que mordida; de Juan el cáliz tosigo venera como de Éfeso a Roma bien sufrida cadena, con la Túnica que aja de tres, mortajas tres, pues su mortaja1244. Adora el paño, o lienzo que ceñido los pies enjugó a Pedro, y tanto extraña, otra aun más singular enternecido reliquia adora, pues el cetro, o caña; aun más otra rarísima al sentido

1240 [Jonás el templo porque, aunque la llama a lo ballena se le tragó, según están como estuvo primero parece no fue quemarle, sino tragarle para volverle] 1241 [Tres días continuos corrió sangre de la cabeza de San Pancracio Mártir, que duró el quemarse el Templo Laterano por el año 1308] 1242 Véase la nota 1220. 1243 Marcos 14, 4: “Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: «¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume?»”. 1244 [Puesta la túnica del apóstol sobre tres muertos resucitaron]

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pues de la sangre y agua que así baña el pecho de Jesús, de un bote a enojos que rompe aun por Xavier, pues por sus ojos. Dejando otras sin números que adora y en que logra un sin cuento de perdones, la escalera entre todas le enamora que tiene veinte, y más ocho escalones; por do subió, y bajó Jesús en hora que a Pilatos llevado entre sayones por ella aun de su sangre gotas vemos, ¡oh, y lo que aquí Xavier hace de extremos! ¡Oh, y lo que por las gradas al subi[r]las siente su corazón de amor desecho! ¡Oh, y lo que el alma siente al recibi[r]las en manos, ojos, frente, labios, pecho! No en sus pies, no pues todas de rodillas una por una las subió de hecho, y de hecho a bajarlas se resuelve vuelve a bajarlas, a subirlas vuelve. No a la curiosidad permite vea de mármol las tres puertas que el palacio del presidente adornan de Judea, y por ellas a entrar Dios más su espacio; no que vea la ventana por quien crea entró a María el ángel, ni despacio del hijo admire imagen si acabada de un ángel fue, de un Lucas dibujada. No a que recree en su vista se detiene la admiración de un verlo peregrino de tanta antigüedad que a serlo viene el Baptisterio igual de Constantino si Porfir[i]o la basa que aun sostiene pila el licor de plata cristalino lámpara de oro por su aceite aroma

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de oro en cordero, como en ciervos Roma.1245

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No de la santa emperatriz Elena de pórfido el sepulcro a ver se inclina, no del pincel el arte le enajena de, o el Pomeransi,1246 de o el Tempesta digna; como, o del Andrea Como,1247 obra no ajena como ni, o de un Clemente peregrina fuente aun más caudalosa que dibuja como ni, o en Sixto1248 aun más célebre Abuja. No medallas, letreros, inscripciones de columnas, sepulcros, o memorias averigua, examina aquí, o sesiones en generales Sínodos notorias; veinte se ven los papas que montones de cenizas se burlan de sus glorias, concilios solo aquí célebres veinte contra la Hidria1249 aun más, que ella es serpiente. No pues que el Sacrosanto Sacrificio por su turno en domingo aquí el Ostiense1250 célebre, como en Luna haga el oficio ya el Cándida, ya en marte el Portuenses; Prenestino en Mercurio, y por de oficio en Jove, o al trocado el Sabinense; como en Venus, y en Virgo1251 astro no humano Tuscolano el pastor, pastor si Albano.

1245 [Todo este adorno está en pie, por Sixto III, Paulo III, Pio IV, Gregorio XIII y Urbano VIII. Tiene siete ciervos que arrojaban agua, y una estatua de San Juan Bautista con su cordero de oro. De oro también la lámpara y en que en vez de aceite se quemaban aromas] 1246 [Pintores famosos cuyas ricas pinturas adornan esta basílica] 1247 [Octavo. Trujo esta hermosa fuente a la plaza de San Juan de Letrán] 1248 [Quinto. Mudó la Abuja a esta plaza] 1249 [Quiere decir el verso ser esta Iglesia con tantos Concilios Generales contra la herejía Hidria de tantas cabezas, lo que ella contra ella con tantos] 1250 [Nombres de los obispos que por los días de la semana dicen misa mayor en San Juan de Letrán] 1251 [El sábado, por ser día dedicado a la Virgen, en oposición del viernes que en Venus]

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No curioso no en ver Francisco alarga de su estación primera la visita pues le quedan seis más carrera larga que el detenerse en todas le limita; con que en San Pedro, in Vaticano carga de consideración, el que medita no humilde al pescador, si en sus paredes redes de almas no menos que sus redes. Tan soberbio de grande considera el templo a sus cenizas venerables que en menaje de casa la primera maravilla, o las Siete memorables; que en inmensas riquezas la postrera por non plus ultra ya de inenarrables, que en gracias de quien dueño en ella es fama sus tesoros esconde y los derrama. Las reliquias de Pedro venerando implora de favor a su barquilla que en mares de sus ojos fluctuando ya, ya a pique otro él, si él no a la orilla; pide a su pescador pues que tomando por mares irá oficios de su quilla de almas el celo ardiente le merezca ya, a en redes, o ya en cañas, o ya en pesca. Menos aquí que en la estación pasada se detiene a admirar entre las once columnas1252 la en que Cristo celebrada se arrimó predicando a almas de bronce; menos la cumbre a ver sobre dorada de Iglesia en quien se escribe como en bronce Honorio1253 que a ilustrarla con él vino, pues metal de un Jove es Capitolino.

1252 [Estas once columnas era del templo de Salomón y la una a que Cristo se solía arrimar predicando a los judíos] 1253 [Honorio I, cubrió toda la Iglesia de San Pedro de bronce dorado, traído del templo de Júpiter Capitolino]

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Menos su admiración curiosa para en candeleros cuatro que ofrecidos por Constantino de labor tan rara que los actos1254 dio en ellos esculpidos; menos de Hormisda[s]1255 el don que a la luz clara de tanta pedrería anochecidos rayos le dejó al sol, como a los ojos ciegos más, Belisario,1256 en sus despojos. Menos la nave del Ciambue,1257 Giotto, del Buonarroti menos piedad dura1258 menos de Arpino1259 lo musaico en roto por la lanza color aun en pintura: menos en Santo1260 del León por soto del Genese1261 atendió pincel bravura; como ni en Pedro,1262 aún, milagroso, a mano de, o el Castello,1263 o el Palioni,1264 o el Pasignano.1265 Porque volando a la estación tercera de San Pablo extra muros a dos millas parte Francisco a otra tercera esfera del que calló al volver sus maravillas; y de él que de su voz el tono espera de orillas del océano a otras orillas pondrá en la suya que por suyo entiende

1254 [Papa único de este nombre] 1255 [Apostólicos que escribió San Lucas] 1256 [Que hubo de Vitiges, rey ofreció a San Pedro in Vaticano una cruz cuajada de pedrería y de cien libras de oro] 1257 Cimabue, es decir del pintor Cenni (Bencivieni) di Pepo (1240–1302). 1258 [Estatua de la piedad labrada en mármol con gran primor del arte] 1259 Cavaliere D'Arpino, nombre original del pintor italiano Giuseppe Cesari (1568–1640). 1260 [San Gerónimo] 1261 La referencia puede ser al humanista genovés León Battista Alberti (1404–1472). 1262 [Que rompió el costado de Cristo la cual envió al Pedro de Roma el grande turco Bayaceto año del señor 1491 puesta con grande adorno de pintura a lo musaico] 1263 Giovanni Battista Castello (1500–1569), llamado Il Bergamasco, fue un pintor italiano. 1264 Puede que el poeta se refiera al Lucchese, es decir, a Pietro Paolini (1603–1681) pintor barroco italiano, seguidor de Caravaggio. 1265 [Pintores de fama] Domenico Passignano (1559–1639) fue un pintor italiano del Renacimiento tardío.

470  Xaveriadas se alcanza a oír ya lo que ella a oír se extiende.1266

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No excusar pudo no la vista hermosa de disformes columnas que sustentan fábrica como ilustre prodigiosa1267 pues siete y siete más, más ciento cuentan: de mármoles1268 su gala y tan costosa cuanto un espejo es toda, y cuanto apuestan sus losas de cristales pues repara que a ellas se mira y ve obra tan cara. El cuerpo hurtar no puede a galería1269 de suntuosa labor como grandeza que a los ojos se viene, y aun se envía por ellos hasta el alma en su belleza; como en prodigios dos contra porfía del tiempo si aun en pie, por su extrañeza uno Testáceo1270 el monte; otro al seguro contra él, defensa aun más, que a Cestio es muro.1271 Preciso fue a Francisco el pasea[r]la digo la Iglesia o de ella el pavimento en que pasos de ancho ochenta halla si sobre veinte en largo pasos ciento; partos, del pincel como, o de talla acaso encuentra aquí, ya allí un sin cuento sí a la pintora1272 acá, sí allá se ofrezca

1266 [Pintura de gran veneración Santo Sagrado en la navecilla] 1267 [Bellísima y maravillosa sobre la puerta principales de esta Iglesia] 1268 [Grandes pinturas de la crucifixión de San Pedro, de la Resurrección de Tabita, de la caída de Simón Mago, de Santo Sagrado ya a pique en el mar, del cojo en la Puerta Especiosa] 1269 [Adornada así por Honorio III maravillosamente] 1270 Monte Testaccio en Roma. [Tiene de ámbito más de una milla hecho de cascos de vasos rotos] 1271 [Pirámide sepulcro de Sestio, unido con la muralla más muro […] el tiempo, que en defensa de Cestio pues no le defiende de que en cenizas no se haya resuelto] 1272 [Boloñesa de nación, gran pintora]

Canto X 238–282  471

o, el Mucia, o el Cimi, o el Bechi,1273 o el Gentilezca.1274

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De gracias1275 que por día el templo ofrece a un Xavier que le adora, y con espanto años sobre seis mil son, y en su crece mil cuatro veces diez con ocho tanto; mas de un Pablo Cadenas ver merece como de la mujer1276 al pozo santo la cabeza, y el brazo1277 de él que fuera vivo y muerto el Jacob1278 de su escalera. Aquí un dedo1279 adoró de la que es madre de la madre mejor, que le señala ya la Cuarta1280 Estación pues de la madre de todas la mayor, que así se iguala; para donde camina, porque cuadre mayor su devoción, en que se exhala tan por particular, por mayor cuanto santa es María, y mayor, la mayor tanto. Célebre de este templo la memoria pues la misma Señora a quién se debe sobre el monte Esquilinio,1281 dio notoria seña de tan gran deuda, si en su nieve:

1273 Lorenzo Beci o Becci, pintor italiano renacentista. 1274 Artemisia Lomi Gentileschi (1593–1656), pintora barroca italiana. No he conseguido encontrar los nombres de las otras dos pintoras [Nombres de pintores afamadísimos en su arte cuyos originales se ven aquí] 1275 [4800 años de indulgencia se ganan aquí cada día] 1276 Samaritana. 1277 De San Alejo. 1278 Génesis 28, 10–14: “Salió, pues, Jacob de Beerseba, y fue a Harán. Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar. Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia”. 1279 [De San Ana madre de la madre de Dios] 1280 [San María la Mayor] 1281 Monte Esquilino en Roma.

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diola al papa Liberio,1282 como a gloria de tesoros que un Job1283 en ella apruebe pues cual ella, al calor con que el Patricio anda, los derritió, tanto edificio. Dicha así la Mayor por preeminencia que sobre Iglesia diez,1284 diez más, más veinte María ostenta en Roma, o en precedencia de cinco aun patriarcales emitente; sí enriquecida aun más por excelencia de Nicolao, Gregorio, Pio, Clemente, Sixto, Alejandro;1285 Santa Flora, Arpino Ballón, Cigoli,1286 Guidorren,1287 Melino.1288 Una y otra magnifica capilla por frente una de otra fabricada maravilla de Paulo,1289 y maravilla de Sixto en competencia celebrada; imagen muestran milagrosa a oi[r]la como a verla es no menos por pintada parto de aquel pincel a quien celebre1290 visto a otro lado del, de otro, el pesebre. ¡Dónde Xavier postrado absorto mira de su Señora la beldad que adora de su Señor lo humilde que le admira de ella y del sumo amor que le enamora! Si flechas el retrato así le tira

1282 [Revela en sueños la virgen a Liberio papa, ya Juan Patricio, ya su mujer gasten sus grandes tesoros en edificarle este templo en su nombre donde y siendo por agosto hallaren nieves] 1283 Job 38, 22: “¿Has entrado tú en los tesoros de la nieve, / O has visto los tesoros del granizo”. 1284 [40 templos hay en Roma dedicados a la Virgen] 1285 [Papas] 1286 Ludovico Cardi (1559–1613), conocido como Cigoli o El Cigoli, fue un pintor y arquitecto italiano. 1287 Guido Reni, pinto italiano de la Escuela Boloñesa. 1288 [Pintores de fama] Orlando Merlini pintor renacentista italiano que murió en 1510. 1289 [Paulo pasó a su capilla la imagen que pintó San Lucas en competentia de Sixto, quien otra por frente pasó el pesebre del Señor] 1290 [A quien celebre porque San Lucas que pintó esta santa imagen, escribió del pesebre]

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que la cuna, aunque pobre flechadora pajas de sí o arpones de amor grato, de quien él ya es retrato, y de él retrato. ¡Qué no contempla en la pintura absorto! ¡Qué no suspenso en el pesebre piensa! ¡Qué no en la madre de un pincel no corto!1291 ¡Qué no en pluma de igual menos suspensa! ¡Qué no en el hijo sobre el heno aborto de la tierra pintada, pues ofensa en yerbas, de sus sombras, de colores por diciembre, en sus lejos, sí de flores! Al pesebre gozoso pastor quiere la India con él venga su pastora y que la madre como el niño espere de ella recibir dones si se llora; pues lágrimas por perlas que vertiere tan propias serán suyas en su aurora vertidas hilo a hilo, que a ofrecerlas India llegue pastora hilos de perlas. Lo que él como pastor a ofrecer llega pobre de bienes de la tierra y rico de los del alma fue preciosa entrega hacer de la ovejuela al Pastorico; que como antes le convida, y ruega sea a sus hombros carga, si la aplico dice a los míos Xavier: «desde este día, en que perdida, hallada la India es mía».1292 Mas su pecho ofreciera enamorado pues de Indias millones ofreciera a los pies de la Madre, y Niño amado si de este su Belém pastor no fuera;

1291 [Ningún evangelista escribió más de nuestra Señora que la pintó] 1292 Véase la nota 729.

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que a lo pastores1293 de alegría bañado como ellos al volver vuelta no diera glorificando a Dios, a la cabaña de él que leña le es ya, lumbre1294 otro extraña. De Sebastián y de Laurencio digo estación una en dos por quinta y sexta para Xavier que en busca de su abrigo famosa lumbre halló, leña dispuesta; si de flechas poblado, al un testigo1295 cual linda brasa al otro en que se tuesta, y de Jerusalén séptimo1296 empeño mayor en Santa Cruz si aun leña el leño. Aquí en la estación última tendidas de su devoción ve de sus amores velas tan de sí otras, que cogidas antes fueron según que ahora fervores; porque así de su Amado recogidas en Acecico1297 vio prendas mayores que aprieta y más aprieta entre sus brazos con un sin fin de besos, y de abrazos. De su querido ve la Esponja1298 entera en que bebió las hieles su persona, la sangre misma que su amor vertiera con más espinas dos de su corona; ve un clavo, y de su cruz, la cabecera que en tres lenguas su reino nos pregona, de los treinta dineros ve un dinero mas del Santo ladrón, santo el madero.

1293 Lucas 2, 20: “Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho”. 1294 [De Santa María la Mayor pasó a las dos estaciones de San Lorenzo in Campo Verano, y de Santo Sebastián in vía Tiburtina] 1295 [Idest Martir] 1296 [De las dos estaciones pasadas pasó a la 7ª última de Santa Cruz in Jerusalén] 1297 Véase la nota 773. 1298 [Todas estas reliquias se muestran en este templo de San Cruz en Jerusalén]

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«¡Oh, quién –dentro de sí Xavier decía– mis labios de a lo esponja, esponja hallará! ¡quién a mí a lo Yael!1299 ¡quién este día mis sienes con el clavo taladrara! ¡quién mi sed con la fuente a sangre fría de sangre que aquí adoro me apagara! ¡de él un dinero quién! ¡quién Dimas fuera que en cruz cual él murió, con él yo muera!». Cuando en clara visión maravilloso delante ve de sí joven alado semejante al que Juan vio1300 misterioso de asombro bello en Patmos fiel traslado; si en rostro copiado el sol hermoso si en sus ojos el fuego, si él nevado Etna en cabellos ve de oro no en hilos si en labios, si la espada de a dos filos.1301 Que Juan no menos a tal vista herido derribado a sus pies cae como muerto:1302 ¡oh, y cuál es su desmayo! Sin sentido ¡cuál su hielo entre llamas todo el yerto! Pero del mismo Ángel socorrido como de muchas aguas sé (y de cierto) su voz es, sobre el rostro así la arroja que a oírla vuelve un Xavier de su congoja. «Francisco, enamorado de tus penas galanteo de tus ansias –dice– el grave

1299 Véase la nota 525. 1300 Apocalipsis 1, 12: “Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro”. 1301 Apocalipsis 1, 13–15: “y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas”. 1302 [Lucena, lib. 1 cap. 7 (p. 27) la refiere así: “Mostrolhe o Senhor como (como prometeo â Ananias de mostrar a Saulo) –Act. 9– os trabalhos, que por seu no me auia de passar: cuando o Padre começou a dizer: «Mais, Mais, Mais, repetindo esta so palavra en gritos tam altos...»”.]

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mostro1303 de luces sí de horrores llenas oye en mi voz cuanto en tus ansias cabe; trabajos solicitas más que arenas si a lo de sofrenadas cuantas sabe bocas1304 el Nilo le encanecen, quieres te hagan sangre aun en más, que el bocas eres». «Levanta pues los ojos que a tus hambres Pedro les pone hoy mesa1305 que celebras atiende bien manteles donde enjambres de sierpes se te sirven de culebras; no de Parca cuchillo a sus estambres porque parco en comer seas de sus hebras, ángel no, no en comer –dice– me arredro, víboras vengan más, más, más, de Pedro». A tal fervor, tal hambre, el Ángel vuela dejándole al sabor de sus amores pues en la mesa le dejó, el que suela no a su Señor sentado,1306 a otros dolores; porque parece se sobró de espuela que le aguije, y conforte a más fervores si en padecer tal tela, él se mantiene que un Ángel de él se va, cuando aún Dios viene. Quien no vio en rica feria a la noticia de comprar y vender, concurrir gentes como en número en bienes de codicia allí, si aquí, o allá si acá patentes; en portátiles tiendas la codicia convidando a los ojos que ya ausentes vuelven diciendo de la feria bella ya, o bien como ya, o mal les ha ido en ella.

1303 Monstruo. 1304 [Por siete bocas desagua el Nilo que comúnmente se llaman las catadupas]. 1305 Hechos 11, 5–7: “Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y vi en éxtasis una visión; algo semejante a un gran lienzo que descendía, que por las cuatro puntas era bajado del cielo y venía hasta mí. Cuando fijé en él los ojos, consideré y vi cuadrúpedos terrestres, y fieras, y reptiles, y aves del cielo. Y oí una voz que me decía: «Levántate, Pedro, mata y come»”. 1306 Véase la nota 1167.

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Que no así en mi Francisco codiciosa ansia de padecer más, y más penas vea de ellas es feria, y bien costosa si en tantas tiendas de trabajos llenas; y que de ella al volver en voz quejosa diga en fin de los males más que arenas no bien, pues cuantos son a darle enojos menos más, con él más, más de sus ojos. Por los que le pasó visible forma de un anciano varón que desbastado del hambre transida se transforma en mortal esqueleto desgonzado; de la afligida sed que le conforma con el del agua hasta la boca ahogado no en mucha, pues el Tántalo,1307 ni en poca si en boca1308 aun más del rico,1309 y no en su boca.1310 «Soy, oh Xavier, –le dice– el que no ha sido pues he de ser el hambre, la sed tuya, viejo mal como ves que aun no nacido para tormento y tal que te destruya; no una vez, veces mil por mí caído hallarás que de ti la vida huya, ¡oh Xavier!». Y Xavier clama al que escucha: «¡oh, y que es poca! ¡más, más, más! ¡oh, y que es mucha!». ¡Metamorfosis extraño! Otro en figura de una triste Mujer al Viejo vía que toda a estremecerse mal procura calentarse a la lumbre en que se ardía: «¿quién eres? –preguntó– «tu calentura tras el frío –responde–; que no un día

1307 En la mitología griega era un hijo de Zeus que se convirtió en uno de los habitantes del Tártaro, la parte más profunda del Inframundo, reservada al castigo de los malvados. 1308 Lucas 16, 24: “Entonces él, dando voces, dijo: «Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama»”. 1309 [Sin en boca porque el rico avariento la pide] 1310 [Y no en su boca porque aunque la toma en ella para que se la den no se la dan]

478  Xaveriadas te helará, abrasará, cuando él la invoca». «Más, ¡oh, y que es mucha! ¡más, más, oh y qué es poca! 455

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El viejo, que en mujer se transformara ya no es mujer pues la mujer se funde en figura de un mar que amenazara del cielo al que acá, o baje allá, o no inunde; para que hacia Xavier encare, en clara borrasca, al ya naufraga, al ya se hunde al ya a pique en tormentas que le escucha: «¡oh, y que es poca! ¡más, más, más! ¡oh, y que es mucha! Soberbio el Mar no es mar, Fuego es que ofende la vista de Francisco por quien pasa en arrogante llama, que pretende encendida ser cólera en su abrasa; si a lo espada desnuda, raja, y hiende por el aire en relámpagos, que al pasa cintarazos de luz por Xavier loca dice: «¡oh, y que es mucha! ¡más, más! ¡oh, y que es poca!». El Fuego, –¡oh, gran prodigio!– en huracanes desechos a sus ojos se convierte más de a lo crudo viento que el volcanes si de la vida airada aires se advierte; tomándose así abrazos con titanes de tierra, con sus montes, de otra suerte no contigo, oh Xavier, ni dice al lucha y él: «¡oh, y que es poca! ¡más, más, ¡oh, y que es mucha!». Carleando la sed, el Hambre transida cobarde el Frío, y el Ardor flamante cólera el Fuego, el Agua de la vida airada más, el Aire aun más tonante; en tropa juntos ya si antes partida acompañan la Tierra que delante de Xavier, nunca más que ahora pesada con cuantas penas sufrirá él cargada.

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Pues cuestas la ve agrias, y decía: «¡más de lo agrio, más!». Ve la que estrechas: «¡de lo estrecho más, más, más! –repetía– De arcos que contra mí, vengan más flechas; nieves ve hielen más, hachas veía: ¿pues no más? ¡ardan más!». Ve más desechas espinas que a sus pies más las oprimen y eran más: «¡puncen más, más nos lastimen!». Ve al tigre bien manchado y de lo airoso la más bella fiereza de la selva que a él viene, y que le dice: «¡oh fiero hermoso! Con mi sangre tu piel más bella vuelva». Ve al león guedejudo, y que dudoso de sí a hacerle o no añicos se resuelva que hecho un león contra el león sin duda sale a él más, que el león más a él de su duda. Ve pantanos que pase, y no se enoja ríos ve que vadee que en poco estima, ve montañas que trepe a que se arroja derrumbaderos ve para él sin grima; ve riscos de que caiga y sin congoja en sudor ve que a arroyos de su cima diciendo a voces: «¡más, más, riscos míos! ¡pantanos más! ¡montañas más, más ríos!». Ve de demonios tropas con bastones que sus espaldas tiran de horror llenas, ve ramales de abrojos de escorpiones que a volvérselas rosas de azucenas; ve a lo de hondas del aire, nubarrones que en chasquidos pedradas más que arenas oye y que a espaldas de él: «¡yo que animosas piedras! ¡más, golpes más! ¡más que ellos, rosas!». Ve a su pecho el puñal mas no le teme, la catana ve y dice: «¡aunque más hiera!». Ve la boca de fuego: «¡hábleme y queme!». La cruz ve: «¡ay! ¡ojalá que en ti yo muera!».

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Ve al mundo vueltas dos dará, y un geme de tierra ve a sus pies: «aunque mil diera ¡vueltas más! –dice– ¡más, más arcabuces! ¡puñales, más! ¡catanas, más! ¡más cruces!». De la cruz va a abrazarse fervoroso y sin la cruz se halló casi en su mano, va al puñal, y el puñal más temeroso huye de él, cuanto él va a herirse en vano; su cuello ofrece al filo riguroso de espada, y no de espada ya inhumano; que si su pecho al polvorín provoca ni un arcabuz que despegó su boca. Su ansia de padecer va tras las fieras y ni el león, ni el tigre que le aguardan a arrojarse del Fuego va en hogueras y solo ve en su corazón que ardan: «flechas –dice– ¡a mí! ¡a mí!». Que más ligeras Ícaras de su ardor plumas se guardan; del Risco se va a asir, y el Risco, china1311 no ya a su ansia en quien dé con su ruina. «¡Oh, hambre aflígeme!». Mas el Hambre fiera una cara le vuelve como suya: «espérame, oh sed», dice. Mas no espera sed cuando aprieta, y más a él de que huya: «calentura y me dejas porque aun muera? ¡ay Dios! ¿cómo? ¿y contigo? ¿y de sed tuya? ¿de mí, oh Frío, y tú tiemblas con extremo de quien te temió siempre, ¿y no te temo?». «¡Oh, espíritus soberbios! ¡llegad presto! ¡llegad que Isaac seré de vuestra leña! ¡sorbedme hinchados mares que dispuesto a ser estoy vuestros Jonás su seña! ¡desfogad nubes hoscas de feo gesto si horribles de alarido al se despeña

1311 Véase la nota 83.

Canto X 523–589  481

por la región el rayo, que no espere me queje cual vosotros de él si ardiere!».

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«¡Arda yo! ¡muera yo! ¡viva yo en penas!». Dice, y espinas coge, y coge abrojos a dos manos, que solo a manos llenas tomar se dejan de él, sentirse enojos; a su boca las llega, que a azucenas transcendiéndole, a lumbres de sus ojos en sus ojos poniéndolas, si a hermosas ya sobre su cabeza, brasas, rosas. Vuélvelas a bajar de ella con priesa y con más de sus ojos a su boca que al doble de clavel según los besa la rosa deja atrás que sangre es poca; llégalos a su pecho en que no cesa de una caricia y de otra, que provoca a uno, y otro, requiebro: «¡ay –dice– oh, abrojos! ¿más no afligís? ¡más, más, cruz de mis ojos!». «Cruz de mi vida ¡ay Dios! A ella caído». Xavier aquí cual el Profeta al leño silvestre del retamo enriquecido del oro de sus flores su beleño; si el Ángel1312 que antes vio, ve de dormido vuelve a que así de sí sacuda el sueño comiendo el pan que le sazona amargo lo largo del camino a paso largo. Quiero decir desde el romano al china si alborozado de partir dispone, como la visión de él por peregrina como el Ángel que un sol se le traspone; con que a Ignacio volando determina le dé su bendición, que así le abone ya en su voz el viaje, su ansia mucha

1312 1 Reyes 19, 8: “Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios”.

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en bien breves razones, que le escucha. «De Dios que os escogió para el empleo glorioso de su nombre –le decía– larga os alcance bendición, que veo lo ha de ser pues por suya, y con la mía; con la mía id Xavier, en que os deseo la de un Isaac a su Jacob que huía la de un Jacob a su Joseph, que muere la de un Joseph que a sus hermanos quiere».1313 De sus ojos las lágrimas saltando de placer más que de pesar se impide en el abrazo que de estrecho, cuando muestra es de detenerle, le despide; si más entre los dos, que atrás echando sus rostros por el hombre (como pide su despedirse en abrazarse) es verse de un no a lo verse más, aun en el verse. Tierno Ignacio, y Xavier tierno repite abrazo aun más estrecho en despedida que solo lo parece, en que al desquite más de abrazo partido es que partida; cuando a lo de quien cae de aquel compite con Ignacio a sus pies ya, en su caída la mano halló Xavier de Ignacio apriesa que él con más se la toma, y se la besa. «Mirad –volviendo Ignacio enternecido– que, y en el qué, se queda al dolor mudo que me escri…, y al escri…, –más impedido– ..báis». Mal al se le va pronunciar pudo; torna a probar, y por demás ha sido, vuelve, no puede más que es fuerte el nudo que a su garganta da ver se le aleja, «irme –dice–, es mejor». Fue así, y le deja.

1313 Génesis 50, 21: “Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló, y les habló al corazón”.

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Con que Xavier a disponerse empieza haciendo alegre rostro a la jornada que prevenciones pide a su pobreza suma, en la alforja hecha, de que en nada; ni otra mejor maleta, que una pieza y otra sobre la loba remendada, ni otra espuela que a pie, ni otro, y no en vano que a mula sobre el báculo su mano. El quitasol previene en el sombrero de hoy más cuando arde él, más pues se le quita de albornoz el cilicio (al aguacero de ambos ojos por áspero) se imita; sin más para el camino otro dinero que de limosna aquel que ella en él quita, ni otros de camarada por él, vario, que, o su rosario al cuello, que o el breviario. Así a las casas de don Pedro1314 viene más que el día de alegre en su semblante de agrado aun más que choro a lado tiene su en cuatro al pica el sol con caminante: cuando a las puertas llega, y le detiene para sí el carruaje (aunque le espante) de don Pedro oír escoja, y que le espera que, o a mula, que o en carroza, que o en litera. «Fábula, Señor, fuera le ocurría con una boca su Xavier de risa faltase a la palabra que este día di a mis pies de ir con ellos, con su prisa. Precióme de ella, y poca cortesía dejar a quien me lleva, y también pisa: ¿yo? –la mano en el pecho– ¿yo? y ligero

1314 Dom Pedro de Mascarenhas (1484–1555) fue un navegante y administrador colonial portugués.

484  Xaveriadas ¿caballero? No a fe de caballero».1315 655

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«¿Cómo no? –el Mascareñas le replica cayendo en gracia y mucho la desecha bien que en su sonreírse se despica con fingir que a la excusa se despecha–; ¿cómo y mi padre? –dice– ¿así se aplica la cortesía a unos pies que se desecha noble oferta por ellos y más mía? Cortesía buena, a fe, sin cortesía». «¡Señor, que no! ¡que no, Señor!» –le dice. Muy de agrado Francisco, con su mano cogiéndole la suya, no desdice: «de lo que me ofrecéis lo que yo gano, si a lo que os debo mal, mal contradice sea cortés con mis pies, cuando por llano tengo si a pie no voy, que iré servido y sirviéndoos, si a pie, cuanto he debido». «Yo he de ir a pie, Señor no hay replicarme, no hay que tratar –risueño se volvía a los mozos de espuela–; a convidarme vengo amigos, ¿queréis mi compañía?». Óyenlo y no lo creen, será doblarme imposible, no, no, les parecía el padre de su humor, con que a los amos picar decían picar; y a él par Dios vamos. «¡Vamos!» –dicen. Con ellos sale al punto tan como gente del oficio en traje si alpargate en el pie, blanca y de punto media tirada aun más que es el viaje; marinero el calzón, montera a punto de a espolón a un paraje, a otro paraje toalla entre el capotillo a lo enroscada

1315 [Lucena y Turselino escriben era en su trato tan agradable con todos que quien no le conociera juzgara a demasía de gracejo su apacibilidad. Empezando a mostrarla desde aquel con este exceso y más mucho adelante]

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dando él un brazo al aire, otro a la espada.

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Velo el Embajador en que mal, vino, lleno de admiración, a Roma deja, de suspensión aun más si en el camino de Castilla se halló digo la Vieja: donde pasa a raíz según previno del solariego hogar, mas no se aleja, que es de Xavierre, y de Xavier no embargo si el padre aun vivo le pasó de largo.1316 Ni sé cuál más me asombre, o más que humano Xavier mío ¡y qué hombre! ¿si o el que vuelas de tu paterno umbral tan a la mano? ¿si o de que humilde así mozo de espuela? Mucho es que así lo propio desde mano que así y más a lo ajeno de ti apelas si a lo de mozo ya ni aun en su casa por mozo, un Xavier hijo, Xavier pasa. ¿Acaso –¡oh, Santo mío!– tan dejado pensáis tener ya el mundo, que no fuera dejarle al doble más, si habiendo entrado segunda vez le huiréis tras la primera? Mas no entráis por dejarle otra he pensado porque os ha de costar si otra se huyera al que huistes volver, y en vos deja[r]le ha de ser por huirle sin halla[r]le. Rigor Xavier parece tan de vuelo por los vuestros paséis que ni de paso no habiéndoos de ver más, seáis sol al cielo de vuestro Padre venerable el Jasso:

1316 “Considerava dom Pedro Mascarenhas todas estas cousas, et muyta outras, que na contua conuersaçam d’hum tam largo camino forçadamente se descobrem, et como sobre a nobreza de seu illustre sangue, et inclinaçam a todo bem, et virtude, fosse homen de singular prudencia, pera tratar os negocios, et de vivo, et sagaz ingenho pera conhecer as pessoas, formou pouco et pouco hum alto juizo do preço, et santidade do Padre Francisco, et de tal maneira, vindo ainda caminando, o engrandeceo per suas cartas a el Rey dom Ioam, que chegou a Lisboa, nam digo esperado, et desejado, mas ja grandemente amado, et estimado de sua Alteza” (Lucena 1600, 34).

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¿quizá porque si os ve, como así abuelo teméis de vos sea el Ícaro fracaso que al volver de vos sol, pues vos de él tanto de en sí mismo hecho un mar, nombre a su llanto? Piedad, a ser así, considerada, pero entiendo, oh Francisco, que el no ve[r]le si es por no ver su ancianidad ahogada mas por menos llegar a aborrece[r]le; pues por Dios su cerviz antes hollada volverla a hollar de nuevo en no quere[r]le no odio es piadoso, y sí, si una vez cuadre a un padre aborrecer, no dos a un Padre. El cual sin duda en la ocasión tendría dentro de su corazón no sé qué brasa cual a los de Emaús1317 la cercanía de un Dios, de un hijo a él que así le abrasa; saltaríele en el pecho, y se diría: «¿qué tengo yo? ¡oh, gran Dios! ¿qué por mí pasa? ¿qué alborozo el mío es? ¿qué mi contento? Siéntole y no sé no de que le siento». «¿Si puede ser que mi Francisco acaso puesto en camino sin pensar le deba que a ver viene a su madre, aunque de paso dándome al corazón tan feliz nueva? Ser podría pero no, ni en tiempo escaso gloria, y tal gloria mi desgracia lleva pues si aunque vengase será a entenderme porque el no verme más, salga en no verme». «Si así fuese, ¡ay de mí! ¿cómo podría sufrir mi corazón su infeliz suerte? Que no haya sido es cierto, –se diría–, pues cierto fuera a ser, cierta mi muerte: ¿sí que yo vivo estoy? Pues no sería,

1317 Lucas 24, 32: “Y se decían el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?»”.

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¿sí que no he muerto? No, pues ¿de qué suerte posible pudo ser que yo no muera aun, posible es se fue, sin que nos viera?». Eslo y tanto que ya con su cuadrilla de mozos bien de humor va porque asombre su camino adelante; ¡y maravilla con ellos y qué afable él más que hombre! «¿Y es vuestra gracia, amigos? –dice. Oírla quisiera, ¡ea decid! ¿y es vuestro nombre?». «Por Dios –dijo– y de alegre uno de apuesta que en mí el van a ocho es, barata fiesta». «¿Pues que os llamáis Domingo? ¡par Dios, Padre! Yo se lo perdonara el señor cura que ponernosle plugo: ¿habrá a quién cuadre oír Domingo?». «¿Domingo? ¿hay voz más dura?». «¿Dura? –Xavier replica–, pues mi padre es decir ¡fue asturiano! –pues y jura– ¡de gallega mi madre! Y porque acorte: ¿no es desgracia un Domingo? ¿y de mi porte?». «¿Desgracia? ¿qué decís?» –Xavier corrige. El gracejo del mozo, entre risueño y mesurado pues grave colige de que Domingo en nombre sea su empeño; pues para que le imite, y dentro fije del alma y corazón Santo tan dueño de aquel bien como suyo innecesario cual es a María amor de ella al rosario. «Que le tendréis no dudo, eso es rebueno, Domingo, Padre mío, y no guardarle, bien que aunque somos malos, dentro el seno fuera mal caso, y peor manosea[r]le». Guardole como empaño el oro ajeno: «tanto no le guardéis que de reza[r]le»; «¿rezarle? Guarda, ¿pues por qué? ¿ese intento es de cristiano?». «Sí, pues mi cuento».

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«Sepa, su Reverencia, que olvidado se me quedó el Bendito en cierta venta y como a hacer la cuenta el renegado del ventero me pida estrecha cuenta; de mis cuentas yo a él, pero el taimado de ellas me la pidió, porque en la cuenta de que me las guardó me contó tanto que aun cuenta del rezar pidió él mi Santo». «Con que no más rezar del cuento saco del muy ladrón: ¡Jesús! ¡Jesús, espere! El sol no calentó mayor bellaco santo no le llamé padre, ¿qué quiere?». «El Rosario, aquí está –sácole– y saco mi fiesta de guardar en él se infiere si aun de mí así le guardo, y bien distingo, pues de un Domingo, que, como el Domingo». Tómosele y besándole mudanza hizo en el mozo y tal que su alegría como de los demás que iban de chanza ya un ir es con Xavier de compañía; si de su Salvación cierta esperanza cada cual a dos choros concebía rezándole ya aquel ya este, y pensaba que a cada cuenta Dios se la tomaba. Si en las posadas entran el primero que a su huésped saluda Xavier era a su loado sea Cristo el mesonero, él por siempre retorna en voz grosera:1318 «¿hay posada?»; «sí, hay medio entre fiero»; «¿y qué comer?; «sí, habrá del todo fiera»; «apearse, pues»; Xavier dice no esquivo teniendo a uno el estribo, a otro, otro estribo.

1318 “Servia finalmente até as cabalgaduras, dandolhes de comer, et curando de ellas, porque os moços da estrebaria tevessem mais tempo pera descansar” (Lucena 1600, 32).

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Con las maletas carga al aposento los frenos quitas y las mulas lleva límpiales los pesebres que es contento átalas luego humilde, y bien de prueba; huésped venga recado, y el sustento le acriba, le voltea, si a que beba con el ganado parte, vuelto a priesa ya a la cocina va, ya va a la misa. Ya no en llano de tropa su camino el Mascareñas sigue a él sus criados ya y Francisco a caballo que a pie vino como va por los Alpes arriscados; si como o grandes de la tierra vino de nieve a ser se cubren o asustados blanquecinos se ponen parasismos de un temblarse a sí mismos ellos mismos. Cuando del Mascareñas se adelanta su secretario por la nieve y siente irse a pique ya un casi a la garganta, ya el alma aun más al dar diente con diente; da voces, todos van, el riesgo espanta ni sé si el suyo más, o el de la gente pues casi él sepultado, ella se ataja si para todos ve blanca hay mortaja. Evidente peligro al que más pruebe metiéndose por él para libra[r]le sino la cara más porque se atreve sacándola al horror del remedia[r]le; míranse, y a mirar vuelven la nieve otra vez se miraron sin halla[r]le remedio que ver puedan siendo al ve[r]la disgregativo el de ellos, cual lo es ella. Lastimase Xavier compadecido de él que entre riscos naufragar ve el hado, de él que entre olas de nieves sumergido, de o entre espumas de nubes anegado;

490  Xaveriadas y arrojándose al golfo encanecido su fervor de animoso remozado puerto en su mano le ofreció al que en pena besa a lo en ella playas de a lo arena. 855

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De la mano a que ha sido salió el noble pasa a los brazos de él en quien su vida halla después de Dios se nace al doble si en Xavier de la muerte que a la vida; aclámale su vivo porque doble en sí de santo la opinión crecida como todos en sí de hombre animoso poderoso, hazañoso, milagroso. Voces para Xavier que humilde atiende demás hielo que él sufre en tanta altura, aplausos para él más según se ofende que áspera la montaña en su fragura; aclamaciones más para él que hiende por nieves, que ellas son de impresión dura de pasar alabanzas si las palpes agrias más para él, que él por los Alpes. Mas no paró no aquí lo prodigioso si al bajar de las cuestas para el valle de ruinas de nieves caudaloso río, calle se abrió mas no a ellos calle; bien difícil de entrar por poderoso para quien no hay favor de un vadea[r]le y para quien aun menos oír criado soy del Embajador que acá me he entrado. Pues por su gentilhombre no respeta presumido de mar el raudal fiero se le entre a lo hondo que sujeta mal el brioso caballo el caballero; no haciendo el bruto pie porque se meta de terrestre cuadrúpede aligero pez no ya en agua nadador, sí en suma

Canto X 851–918  491

más lo es que en ella, en su sudor, su espuma.1319

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A la orilla la gente que le mira con la corriente luchador advierte ya encima, y ya debajo que aun respira más en su agonía él que ellos de muerte; si a correrle imposible al casi espira difícil si a ayudarle, o bien la suerte suya infeliz, de todos más se espera de un río a brazos feroz, de agua atroz fiera. Pálido y amarillo en el criado de difunto el color mortal aleve cuando en los que a la vista lo asustado de los montes el blanco de su nieve; el cabello otros Alpes erizado de a lo empinados riscos, porque pruebe cuanto es ya en todos su dolor, que enseña de ellos el llanto a arroyos se despeña. Vele y velos Xavier enternecido y aun a sí mismo se miró en más pena con que al remedio acude, otro no ha sido que a Dios llamar en voces de sirena; que en voces de Moisés clamar oído que a instancias de un Esteban por la arena ambas rodillas ni un de aquel que ahorra: «él te ayude, él te libre, él te socorra». A tan breve oración, –¡gran maravilla! – los humos al raudal se le bajaron las impaciencias al cristal de oi[r]la en sí mismo que ahogaba, se le ahogaron; caballo y caballero, ya en la orilla sobre las mansas olas que ruaron gozo fueron y tal a lo lloroso que hasta en relinchos el caballo hermoso.

1319 [Del caballo]

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¡Cuántos él parabienes recibía y de todos Xavier por el suceso! De hombros él como humilde se encogía y ellos su aclamación más de ellos peso; él que a Dios como autor los remitía, y ellos que a Dios por él, a él del exceso, el que él sea engrandecido, ellos que él sea de ellos en él por más que él se lo afea. Cuando el mar en bonanza, así se escucha su en leche se acedó por repentino disgusto y bien pesado, que a ser lucha de palabras pasó, y aun a más vino; tal fue la pesadumbre que por mucha, de otros Alpes en ella arduo el camino si entre sí dos fidalgos1320 camaradas se fueron despeñando en palabradas. Portugueses en fin de mal feridos1321 en cólera así ardiéndose a ver llego que a lo de ellos los montes derretidos de su nieve se hallaron en su fuego; o, otros Etnas al vivo repetidos si al Porvida,1322 si al Voto, si al reniego, si a tanta quemazón ser lo ambos pruebe que en bocas llamas, cuando en cumbres nieve. El uno de los dos (ambos criados del Mascareñas grave) a tanta afrenta ostentativa es saña, que en airados ojos, vulcanos dos, dos fraguas cuenta; si otros tantos Faetontes desbocados labios suyos, que incendios de ira exenta de razón sin gobierno en ellos brasa es, que atrás deja un sol al cae al abrasa.

1320 Hidalgos. 1321 Heridos. 1322 “Juramento o imprecación que se hace jurando por la vida de Dios o de una persona”. DRAE.

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Va a enfrenarle Francisco cariñoso halagüeño, apacible, por sí puede llevar por bien su fuego, en su amoroso y en vano le salió según que excede; si a lo de Babilonia horno furioso descomedido, descortés, adrede levantaba sus llamas contra él codos que contra el otro aún más, que contra todos. «¿Cómo es eso?» –Xavier le dice lleno de gravedad su rostro– ¿y de mesura conmigo? ¿cómo es eso? Ase del freno al caballo, que inquieto es su locura». «Aparte, quite Padre», dijo ajeno de seso echando rayos, el que jura. su sombrero calado, su herreruelo de una punta en el hombro, otra en el suelo. Tan fuera de sí, pues, que a espoleadas matar quiere el caballo, y con violencia al Santo atropelló, escandalizadas de ver hasta las breñas su insolencia; no por su agravio no, fue de enojadas darles satisfacción, por reverencia del nombre de Dios, sí, que ve ofendido sí en alta voz amenazó al perdido. «¿Así que tan rebelde –le decía– escupen contra el cielo tus pasiones? Pues mírame a la cara, que este día tendrán su merecido sin razones. ¡Ay de ti, miserable! –repetía su rostro hecho unas brasas, sus razones–: que castigo te aguarda ¡oh, qué castigo! ¡perdónale, oh gran Dios! Que es tu enemigo». Dijo; y sordo a su voz el de acaballo pica y a todos se adelanta fiero, fuera de su costumbre Xavier hallo pidió el de mayor paso y más ligero;

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apease el Mascareñas, su caballo le ofrece y le aceptó, pues caballero tras el fidalgo por los riscos vuela mas para el bruto espuelas que la espuela. Tragedia lastimosa, él muy finchado fue de lo alto del monte al redropelo por entre peñas ásperas llevado cual otro luzbel hombre desde el cielo; pues según de la cumbre despeñado al caer en su falda, o verde suelo, ni aun de su vida que esperanza sienta ni aun de la de la bestia pues revienta. Si milagroso caso es que cayera milagroso no menos que llegara Francisco por su riesgo sin que hiciera en él la riza, que en el otro hallara: ¡hállale y cuál le halló! Sin que en él viera más que heridas mortales que llorara él se apea a él se inclina a él su regazo de lecho le sirvió de almohada el brazo. «¡Amigo!». Le decía, y no responde: «¿conocéisme, señor?». Mas nada escucha: «miradme que yo soy». Ni sabe dónde se esté, ni aun en sí está: «mi pena es mucha –Xavier insiste–, ¿y pues no corresponde vuestra voz, a mi voz?». ¡Oh, cuánto lucha porque en sí vuelva! Y vuelve porque apara lágrimas de un Xavier sobre su cara. Aun las suyas también ya en su sentido alza los ojos su Francisco mira vuélvelos a bajar como corrido va a alzar la voz, no puede aunque suspira; ni ya el brazo que alzó pues descaecido sobre la yerba cae, que más le admira como la ve en su sangre revolcada si, o el cuerpo aun más, si o el alma, aun más de airado.

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«Mirad, hijo –le dice Xavier tierno– si la muerte os cogiera en este estado como tras despeñaros: ¡al infierno viniérades andar peor despeñado! Mirad cuán bueno es Dios, si (un fuego eterno que vuestro enojo os mereció), enojado aun le conmuta en su piedad que tenga de un no se venga más, cuando aun se venga». «¿Será bien os mostréis agradecido? ¿será bien respondáis a un Dios tan bueno? ¿será bien perdonéis aunque ofendido? ¿será bien hagáis bien al del ajeno? ¿será bien que os busquéis de un Dios, perdido? ¿será bien seáis del bien de bienes lleno? ¡Bien será llorar ya! Bien será, enojos venguéis de arrepentido en vuestros ojos». Fue así que a estas palabras las heridas del cuerpo no se vieron ni aun vestigio de ellas que le quedó ni de sentidas menos aun las del alma a tal prodigio; ya sus lágrimas tantas que avenidas fueron de un voraz fuego al lago Estigio su voz, ¡sus ays! Al confesarse truecos de unos montes en otros por los ecos. «Pequé contra vos, Padre, y contra el Cielo pequé contra mi Dios». Dice postradas ambas rodillas por la tierra al cielo sus dos manos en unos levantadas;1323 caídos sus dos ojos por el suelo por el aire sus voces desaladas derretido de llanto en sus fervores muy de a lo portugués de otros amores.

1323 Lucas 21, 15: “Y el hijo le dijo: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo»”.

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Levántale Francisco de sus plantas que una y mil veces fervoroso adora, besa y vuelve a besar, a lo de cuantas1324 asida a las de Dios su Pecadora; si las veces que ella, el nuestro tantas oye de su Xavier mientras que llora él: «id en paz, en paz, pues como sabio porque os perdone Dios, vos vuestro agravio».1325 Dijo; y del brazo asiéndole le obliga a que a caballo suba en él que muestro vino tras él por más que contradiga el subir, pues subió; con el del diestro volviendo a pie por la aspereza amiga de aprender el pisar de un Xavier diestro aun así con blandura, con que en tanto que él adelante pasa. Yo a otro canto. 132

1324 Lucas 7, 38: “y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume”. 1325 Mateo 6, 12–15: “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”.

11. Argumento para el undécimo canto Del orbe portugués la tabla hermosa delineo en gran pintura bien que breve; solo a fin de mostrar cuánto le debe la Compañía de Jesús dichosa. 5

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Entra Xavier en él, en populosa de Lisboa ciudad, donde el Rey Breve le entrega del Pontífice, y no leve honra en él de su Nuncio en la India Esposa. Dale una y otra audiencia el Rey piadoso, vuelve en otra a Lisboa Xavier, donde lo noble así al partirse codicioso. Resiste al ver su Sol se les esconde, que a Ignacio al Papa escribe el Rey dudoso, pero que él sea el Juez se le responde.

Canto undécimo Breve mapa del Reino de Portugal. Entra en él el Santo; no admite el hospedaje que el Rey le ofrece. Escoge el Hospital Real por casa: lo que hace en servicio de los pobres en él, lo que en la ciudad de Lisboa con su trato y predicación. Habla al Rey, la nobleza resuelta a no consentir se embarque el Santo. Escríbese al papa sobre ello, remítese a San Ignacio, San Ignacio al rey, el cual resuelve su1326 embarque. Dale el breve en que su Santidad le hace su Nuncio Apostólico por toda la India 15

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De la nación, arena1327 al océano que el ocaso vecina nos advierte ser soberbio aun en olas, y a la mano su ceniza en un sol tan a la muerte. 1328 Quiero decir que cae1329 lo soberano del Reino portugués por buena suerte al le llega, ¡ay dolor! Al sol su hora que con las aguas turbias del mar llora. Los términos del Reino no extendido (como angosto es y largo en su figura) al andaluz extienden, al nacido gallego en más pobreza que cultura; al viejo castellano, al siempre oído por extremo neutral de Extremadura al cruel coco1330 del sol, de él a las fajas1331 a la flor de su edad,1332 a sus mortajas.1333

1326 Se corrige la evidente errata del manuscrito “se”. 1327 [Porque el océano bate en sus puertos y en ellos quiebran sus olas] 1328 [Descripción del reino de Portugal según las relaciones toscanas del Benes y Rebullosa] Se refiere a la obra Descripción de todas las provincias, reinos, estados y ciudades principales del mundo: sacada de las Relaciones toscanas de Juan Botero Benes: en que se trata de las costumbres, industria, trato y riquezas de cada una de las naciones (1603) de Jaime Rebullosa. 1329 [Al ocaso que poética dice los versos] 1330 [El Septentrión] 1331 [El Oriente] 1332 [Mediodía] 1333 [Poniente. Confina Portugal con Galicia por el septentrión, con Castilla, Andalucía, y Extremadura por el Oriente y mediodía que en la escritura se explica por el in fervore diei, Génesis (18, 1), por el lucet in virtute sua, Apocalipsis (1, 16) y así en el verso por En la flor de su edad.

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Sobre ochocientas,1334 más sobre setenta millas del Reino, y más nueve en contorno; las diez1335 veces diez cuatro y más cincuenta de su costa de mar líquido adorno: tres veces diez diez, más veinte que cuenta de longitud,1336 como a lo ancho,1337 torno contando ocho más diez, por el Alarbe1338 no un Reino Portugal, sí otro el Algarve. Por línea imaginaria divididos del Alcotín1339 tirada a la Odejéra1340 sobre océano aquel de anochecidos1341 si este de Guadiana a la ribera; del día,1342 a los fervores más lucidos el Algarve cayendo Ícara1343 cera, y a tramontana Portugal1344 de asiento, fresco al reflujo, porque manso el viento. Si por la mayor parte montuoso se hace su sitio indómito al Arado1345 y no a Ceres1346 sea Aras religioso a deidad del sarmiento sí arrastrado; sumamente ferax del no ambicioso

1334 [Boja todo este reino 879 millas o según otros 850] 1335 [Las 450 son de costa de mar] 1336 [Tiene de largo 320] 1337 [Y de ancho 80] 1338 [Por el Arábigo el un reino en dos que se divide Portugal: se llama Algarve que quiere decir parte Occidental] 1339 [Lugares puestos, Alcotín sobre océano occidental y Odejara sobre el río Guadiana] 1340 Ambos lugares se mencionan en las Relaciones universales del mundo de Giovanni Botero. 1341 [Porque este mar es donde se pone el sol y todo es de noche] 1342 [Quiere decir que cae al mediodía] 1343 [Cae adonde más arde el sol, y por él cae se alude a Ícaro] 1344 [Goza un aire muy sano y lo refrescan los flujos de aguas que en toda aquella costa son grandísimos por ser llena de senos del mar] 1345 Río del norte de Portugal. 1346 [Solo no coge pan Portugal]

500  Xaveriadas fruto1347 que el Reino huyó desengañado, como del que en el tronco hambriento alcanza el que1348 al alcance apunta de su lanza. 55

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Si hormiga1349 es de la Francia, Francia iguales de este Reino riquísimo codicias, pues por trigo que ofrece, minerales1350 de oro y de plata le llevó de albricias; como los que sin sol septentrionales por pan que dejan se arden en delicias de un brindis portugués que les es copa1351 medida la mayor, mayor de Europa. En perfección de frutos y de piedras atrás a España deja, al orbe todo, mármoles cría que por blancos medras son de la nieve por hermoso apodo; nobles produce jaspes por quien yedras venas se asen en sangre de a lo godo sí que vienen blasonan entre flores de ellos más que no, de ellas sus colores. De sedas1352 la labor tan primorosa que gracias al gusano solicitas

1347 [Aceite, vino y frutas, que a estas plantas convidándolas los otros árboles con la Corona no la quisieron como se lee por los Jueces, cap. 9] Jueces 9, 8–15: “Fueron una vez los árboles a elegir rey sobre sí, y dijeron al olivo: «Reina sobre nosotros». Mas el olivo respondió: «¿He de dejar mi aceite, con el cual en mí se honra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles?». Y dijeron los árboles a la higuera: «Anda tú, reina sobre nosotros». Y respondió la higuera: «¿He de dejar mi dulzura y mi buen fruto, para ir a ser grande sobre los árboles?». Dijeron luego los árboles a la vid: «Pues ven tú, reina sobre nosotros». Y la vid les respondió: «¿He de dejar mi mosto, que alegra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles?». Dijeron entonces todos los árboles a la zarza: «Anda tú, reina sobre nosotros». Y la zarza respondió a los árboles: «Si en verdad me elegís por rey sobre vosotros, venid, abrigaos bajo de mi sombra; y si no, salga fuego de la zarza y devore a los cedros del Líbano»”. 1348 [Jónatas yendo en el alcance del Filisteo alcanzó del tronco la miel (1 Reyes 14)] 1349 [Porque se provee de Francia de trigo, como los septentrionales] 1350 [Tiene minas de oro y de plata en abundancia] 1351 [Abunda de vinos, los más generosos que se hallan en toda Europa, como en regalo y por favor de los demás frutos sin par] 1352 [Lábrase excelentísima seda]

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si universal estimación gloriosa aun más cuando aquí, él muere resucita; tan de hacer gusto a todos1353 por sabrosa aunque mucha la sal del Reino (y quita por mucha del sabor) mas no en mi boca de él, que es mucho, por mucha, y sí, a ser poca. Pescas sus mares le tributan llenas como en figuras, variedad, sabores de un sin número aun más que pisa arenas que cuenta en agua aun más de cazadores; aprisionando en especial cadenas hilos a eslabonarse enredadores de a lo lenguados mudas acedías1354 de atunes bestias sobre bestias crías. Fecúndanle los ríos, que a la fama de su curso veloz hasta las plumas de las alas le toman por la grama por las madres al mar olas, y espumas; tan de nombre a los campos que se llama uno el tajo entre arenas de oro sumas como de oro otros cuatro en verde aliño de, o el Guadiana, o el Mondego, o el Duero, o el Miño. El que encima la tierra se echa en vida medio difunto río, y medio vivo1355 el Reino adentro vive de corrida leguas dos, cuatro más, más otra esquivo; si ocho más sobre veinte el Duero huida de a lo culebra1356 primitiva al vivo pues se pasa1357 a otro Reino por rencilla que es entre Portugal, y entre Castilla.

1353 [Tiene sal para sí y para otros] 1354 [Acedía: es un pez semejante al lenguado que no se halla en otra parte del océano] 1355 [Guadiana] 1356 Génesis 3, 4–5: “Entonces la serpiente dijo a la mujer: «No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal»”. 1357 [Divide estos dos reinos]

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Cuatro ciudades el Algarve tiene que Silves, son, Tavira, Lagos, Faro aprisco1358 de un pastor, que se mantiene con pastos, a su ejemplo de amor raro; bien que en Tavira a salvamento viene como en Lagos (pues puertos) el que amparo halla en ellos por célebres, tendidas las alas1359 poco ha yerba, ¡y qué engreídas! Tras estos dos no menos el que alabo puerto de Nueva Villa, aunque accesorio pasado de Vincencio Santo el cabo sacro en nombre de antiguos promontorio; sin otros pequeñuelos1360 del que Pabo con ellos real se estima, y que notorio1361 hice ya, y que al mirarse en ellos queda rueda aun más que antes fue soberbia rueda. Ilústrase con playas, varias, bellas apacibles, capaces, anchurosas gran paseo a los ojos como a huellas por mar de a lo espacioso, si espaciosas: desafíos de flores, con estrellas los recuestos del Cintra,1362 sobre hermosas nuestras luces son más que sus vergeles ¿si en el campo tendidos los claveles?1363 Esto el Algarve, Portugal refiero tiene de los dos reinos, que nombrados el mayor fue por célebre y primero arzobispados tres, nueve, obispados; sin que entre en cuenta el referido infiero

1358 [Son las cuatro de este Obispado] 1359 [Velas de los navíos huecas e hinchadas de aire al entrar por estos puertos] 1360 [Puertos menores] 1361 [Nueva Villa o Villanueva] 1362 [Monte amenísimo y deleitoso mucho con mil géneros de flores naturales y de artificiales jardines. Celebrado mucho de los poetas portugueses] 1363 [Parece que salen del desafío como a lo de muy mal heridos, revolcándose en su color como en su misma sangre]

Canto XI 103–162  503

sufragáneos los nueve de afamados tres que nombraré ya por demás proa sí Évora uno, otro Braga, otro Lisboa. 135

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Notables más tres puertos de igual nombre si el primero Setúbal, millas veinte de L de Lisboa, y que cae no donde asombre1364 el sol porque ya, o Túmulo, o ya Oriente; cuya ensenada por lo largo1365 nombre como no menos por lo ancho siente en sí misma de océano, que, o al ve[r]la ve en ella él lo que es él, no lo que él ella. Celebérrimo, aun más él que no corto porque de dulce aguas lisonjero fosa es a la ciudad noble de Oporto hombreando de mar, muy Duero el Duero; mas sin comparación el Tajo, absorto deja al que le admiró, bien que postrero la tierra adentro de Lisboa a orillas millas diez navegable, y más diez millas. Sobre ciudades tres nueve más, llego por el Reino a nombrar del reino a usanza si Oporto, Portalegre, Elvas, Lamego, Leira, Coímbra, Évora, B[ra]ganza:1366 más Viseo, Miranda, Guardia; y luego en dos de ellas fundada la esperanza de ingenios lusitanos por sus Reyes, divina en ciencias, como humana en leyes. Esclarecido imperio, que en riqueza de un poderoso duque hombro a hombro con él junto se pone y su grandeza monstruosidad que asombra el mismo asombro;

1364 [Al medio día] 1365 [30 millas] 1366 [En Coímbra fundó una universidad don Juan el III en Évora otra el rey cardenal don Enrique]

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de prosapias ilustres la nobleza de un marqués es, dos duques que no nombro de un vizconde, un varón, condes, seis, siete diez, quince, y uno más de diez y siete. Entre pueblos murados y castillos sobre setenta cuatrocientos cuento que entre el Miño, y el Tajo al describi[r]los gozan su fuerte como hermoso asiento; pues si de lo que fueron vengo a oi[r]los no ya su población, por el sin cuento de empresas hazañosas que los saca a Etiopía, al Brasil, India, Malaca. Puédese conocer la grave mengua en que para la África alistados se vieron de una vez de agua a la lengua por Don Juan Rey cuarenta mil soldados; que con menos poder (que en tiempo mengua) la guerra prosiguió (por arriscados más y menos en número) la mano de Don Alonso el Quinto, o el Africano.1367 Vi que aun menos juntó bravo ardimiento de Don Manuel gran Rey, si victorioso de la India en el real descubrimiento diez mil, y diez mil más, no más, glorioso; con siete veces (de a caballo) ciento para la empresa de Azamor1368 famoso que (con menos seis mil)1369 Juan el Tercero perdió, como a Safín, a Arcilla, a Agüero.1370

1367 [Llamado así por las jornadas que hizo a África] 1368 Ciudad en la costa atlántica de Marrueco. 1369 [De suerte que en saliendo a conquistas de fuera los Reyes enflaquecieron de gente el reino. Uno juntó 40.000, otro 30.000, otro 20.000, otro 16.000 perdiendo mucho de lo que le ganaron sus predecesores] 1370 Ciudades de Marrueco.

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Desgracia que a Don Juan avino el año de Cristo que se cuenta mil, quinientos setenta, y ocho más, pero no en daño de sus gentes, si más que en Borea alientos, que en Aura soplos, y que en Virgo al año fragancias, flores, y que en Leo ardimientos, pues sola puede el Reino poblar, cuanta Lisboa es, que tanta es, su gente,1371 tanta. A voto universal ciudad Lisboa la más celebre, insigne, aciudadada populosa que el orbe junto loa que oyó, ni vio la cristiandad fundada; salvo París, que puso en sí la proa de ser sin par en su grandeza, hallada por la mayor de Europa, y que lo muestra solo en que deje atrás la de la nuestra. Sobre sus cinco1372 cumbres Real Corona collados digo, o montes, en que asiento es de a lo de ciudad1373 que el cielo abona por sobre el monte vista, y que más siento; si al parecer aun más que ella Lisbona se nos viene a los ojos de engreimiento pues ciudad de bien vista es en su ahínco sobre el monte aun ser más, ser sobre cinco. Si siete montes que intra muros cierra a un hemisferio Roma, a otro hemisferio cabeza, sea ya o en paz, o sea ya en guerra de o el imperio divino, o humano imperio; la hicieron celebérrima a la tierra, tú si a tu orbe, oh Lisboa, si al Hesperio cinco y no siete ostentas en tus senos no eres que Roma más, mas poco menos.

1371 [Dice el Benes (Juan Botero) que vale casi sola esta ciudad lo que todo el resto del reino por tener moradores casi infinitos] 1372 [Está asentada sobre cinco collados] 1373 Véase la nota 345.

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De entre unos, y otros montes extendida se ve de la ciudad llanura inmensa que hasta el agua del Tajo despedida de río llega, o ya que a ella mar piensa; entre cuyos espacios resumida la población a número se piensa de casas veinte mil es a su gente repartida en Parroquias veinte y veinte. Sobre el collado más sublime atiendo que se admira una fuerza defendida de sitio inexpugnable a lo que entiendo mas que de sus soldados guarnecida; si por tiempos antiguos discurriendo de nobles fue prisión esclarecida o atalaya a ciudad, de donde al ve[r]la juzgue que o es ella un mar, que o el mar un ella. Vese al desembocar del Tajo mío a la parte del nuevo orbe abreviado nuevo otro fuerte que la entrada al río defiende hasta de nombre en santo armado; porque de San Gian gran desafío de advocación valiente al Dios mojado al Marte Dios, al Dios que ni a derechas Dios es si tira a amor, y tira a flechas. Tal pues Lisboa es, cual entre mil de la Etiopía, de la India es quien como de la Madera, Islas, Brasil pobre septentrión rico almacén; donde mil flotas como armadas mil que para Oriente salen, se proveen, del Tajo y donde, si a la boca atraes el viento que a la vela, alma en Cascaes.1374

1374 En portugués Cascais, ciudad del distrito de Lisboa. [Donde las naos aguardan la marea, para subir a Lisboa; o el viento para hacerse a la vela]

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Aun no lo más público de este emporio de riquezas común como de ejemplos, dejando tanto aparte por notorio de edificios, de cármenes, de templos; de ilustres ciudadanos lo accesorio a su valor de amores sin ejemplos a su espada lo Orfeo de sus músicos a su pluma, el Camões, lo en todo únicos. No la pasión, mas la razón obliga que el nombre portugués como la espuma crezca en mi agradecido al son que siga la lengua en letra y tal que del Rey pluma;1375 si porque en castellano no consiga lo escrito de nación opuesta, en suma se me crea, si esta vez aun en lo escrito amor portugués tengo, y me derrito. Aquí acrisola el sol en propias llamas la nobleza que escribe por los astros, troncos ilustres de floridas ramas, Braganzas, Portugalés, Alencastros; Meneses, Silvas, Moras, Faros, Gamas Mascareñas, Pereiras, Sousas, Castros, Noroñas, Ataídes, Vasconcelos Alburquerques, Rollins, Tavoras, Melos.1376 De Coutiños, Cabrais, Castelo Brancos el nombre el Evo en láminas escribe, y a los Saas de la ley del tiempo francos, la fama en sus anales los recibe; a Silveiras en voz de cisnes blancos la eternidad memorias apercibe a Almeidas, Limas, y otros donde mana el lustre de la patria Lusitana.

1375 Véase la nota 708. 1376 Esta octava y las que se siguen describiendo la alcurnia de los reyes, son tomadas de El Macabeo de Silveira, Lib. 15.; mudadas no pocas cosas y voces poco apacibles en los versos]

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Si ves distintamente la famosa Lusitania que toma el apellido de Lisia o Luso estirpe generosa de aquel, que de dos partos fue nacido. En este orbe fatal que no reposa donde el horror de Marte está esculpido mirar puedes la idea peregrina como de Agar los hijos predomina. Como se esmaltan en el jaspe bronco pinceles de divinos resplandores si uno es el Conde Enrico, excelso tronco de Reyes de este cetro sucesores; donde veo el eco de la fama ronco no publica distintos sus mayores, húngaro ya le llama peregrino ya de la sucesión de Constantino. Mas en la parte donde espira Eolo por bocas de Aquilón, flechas de hielo verá su nacimiento de Austria el Polo donde más raridad descubre el cielo; de montes de Borgoña el nuevo Apolo vendrá rompiendo de la noche el velo, que concede a su tálamo nativo la eternidad, imperio sucesivo. Pues otro simulacro que retrata a marte airado, en lámina perfe[c]ta que con luz de los rayos, que dilata el orbe todo ocupa del planeta; si Enrique Alfonso vínculos desata de cinco reyes de la [e]norme seta al timbre de sus armas dando orlado sagradas quinas, que le ofrece el hado. Este es el primer Rey, primero adorno del breve mundo que presente tienes, cuya posteridad ya ciñe entorno de insignia regia, sus triunfantes sienes;

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mas si por este diáfano contorno, en sus claras victorias te detienes, contarlas no podrás, que lo infinito no se reduce a límite prescrito. La lumbre que a los términos del mundo del hado el orden sempiterno llama primero es sucesor, y Rey segundo Sancho el primero generosa rama; en los orbes de marte furibundo igual el nombre a la paterna fama, domando con trofeos soberanos a Silves, a cultores Transtaganos. Contempla en movimiento sucesivos otra brillante luz, que no sosiega1377 cuyo claro renombre, en los archivos de la inmortalidad la vida entrega; como corta los campos excesivos que cultiva de agar la estirpe ciega, es Rey tercero en quien valor se imprime que a cuatro imperios la cerviz reprime. El cuarto fuego mira extinto, y lento en cuanto este cristal de Cintia1378 ruede1379 que por la remisión del pensamiento otro fraterno rayo le sucede; este Rey quinto abraza el quinto asiento del cielo, que ilustrar sus orbes puede,1380 porque el Algarve triunfos le apercibe castillos de oro, en campo rojo escribe. Advierte la progenie milagrosa que en el trono de Júpiter se esmalta,

1377 [Alfonso II] 1378 Monte de Delos relacionado con Artemisa, diosa de la luna, de la que se decía según la mitología de la antigua grecía, que había nacido en aquel monte. 1379 [Sancho II] 1380 [Alfonso III]

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es el sexto milagro en quien gloriosa Minerva, al mundo su facundia exalta; si la toga purpurea en él reposa,1381 con túnica de Marte el orbe asalta que hace admirar la insigne Lusitania por climas de la ardiente Mauritania. Mira vestido luces peregrinas en los hombros de Palas levantado otro que fija, en láminas divinas1382 trofeos de victorias del Salado; no ves, en las almenas cristalinas el sucesor con ánimo abrasado?1383 Este si del rigor muestra el exceso, en él la sacra Astrea iguala el peso. La llama amortiguada, a quien el cielo sus fulgentes relámpagos oculta, es nono sucesor, que en negro velo1384 del descuidado olvido se sepulta; mira como del tálamo de Delo nuevo fulgor recíproco resulta, es décima columna que reparte1385 lumbres al sol, espíritus a Marte. Después que sus victorias soberanas en bronce escribe de gloriosas lides, cual domina las tierras Transtanganas en quien última meta puso Alcides; otra luz, en las armas lusitanas verás, si el curso de los astros mides,1386 un décimo esplendor si peregrino en alternadas suertes del destino.

[Don Dionís] [Alfonso IV] [Don Pedro el Cruel]. [Fernando] [Don Juan] [Don Duarte]

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¿No contemplas el lúcido decoro que el renombre tomó del africano? ¿cómo cogiendo está los frutos de oro reservados al culto del Tebano? ¿no ves de Alcázar y de Arcila el moro1387 que el yugo inclina a su triunfante mano? ¿y el nombre, con que ilustra su corona cual vierte horrores, por la ardiente zona? ¿Ves otro que reparte de la cuna gloria a su reino, asombro a los extraños? ¿que en ayuda del padre, a su fortuna alta victoria ofrece en tiernos años? Este manda inquirir, sin pompa alguna1388 del Reino de Anfitrite los engaños, dilatando su imperio a larga copia de términos adustos de Etiop[í]a. Atiende al rayo de gloriosa fama que del cerco solar los campos dora y con la lumbre intensa que derrama los pórticos descubre del aurora;1389 como le guarda el polo eterna cama en gremio que memorias atesora y por los campos de cristales, Febo añade a sus imperios mundo nuevo. ¡Ves del otro la idea sucesiva que en la paterna luz su llama apura! ¡y con blanco esplendor, la imagen viva del áurea paz, estampa en su ventura!1390 Porque su fama en mármoles se escriba el tiempo en sus anales la asegura: ¿de dónde mensurando eternidades de plata vuelve al mundo las edades?

[Don Alonso el V] [Don Juan II] [Don Manuel] [Don Juan el III]

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Es el que Don Juan es tercero en nombre en gloria aclamación príncipe augusto único de mi canto porque asombre blanco a flechas de amor, sabroso susto; pues de la Compañía y de su nombre1391 hermosa exaltación cuanto la ajusto con lo restante de la tierra en breve si solo a él debió aun más que a cuantos debe. No solo porque fue principio ilustre de cuanto en Portugal la Compañía tuvo, tiene y tendrá de hermoso lustre de opinión más sin noche que ahora es día; de honor tanto, y sin quiebra de un deslustre, de empleo aún más sin azar de un desdiría, de estimación si igual es, porque asombre desde este rey1392 de apóstoles su nombre. No solo porque así nos apellide tan católico reino, cuando veo Francia en nuestros principios que nos mide con varas las espaldas,1393 ¡caso feo! España que no más se descomide si en prisiones nos echa,1394 y al deseo de hacerle bien nos tira, ¡oh desatinos! Su mano piedras,1395 y su voz teatinos. No solo porque así del Rey llamados Apóstoles por él de lo ofendidos defendidos así, si aún visitados por el mismo en persona1396 adolecidos; del Infante Don Luís su hermano amados

1391 [Recibió de este rey la Compañía de Jesús obras más que de padre] 1392 [Imago Primi Saeculi Societatis Iesu (1640), Lib. 5, Cap. 10: “Eorum virtus, perspecta eo impulit ut et Xaverium et omnes de inceps illius socios Apostolos nominaret” (1640, 667–668)] 1393 [En Paris] 1394 [En Alcalá y Salamanca] 1395 [En Zaragoza] 1396 [“Quities ille non alienum duxit a Maiestate sua Socios vel aegrotantes invisere” (Imago primi saeculi societatis Jesu)]

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por extremo que de él favorecidos con honra morir quiso, quiso hallo ser de la Compañía,1397 a no estorba[r]lo. No solo porque veo propagada con majestad, riquezas, opulencia por todo el reino la que así es amada de arte en primor e igual magnificencia; si no en el población ciudad nombrada en que o casa, o colegio, o residencia no en templos se halle, en fábricas de dura sin saber de humildad, la arquitectura. No solo de un colegio en Faro y otro en Oporto, otro en Évora, otro en Braga otro en Bergança1398 en Cabo verde otro en Coímbra otro, y otro a Congo halaga; otro en Villaviciosa como otro en Purificación, otro en amaga él de la espada, y Peso en la otra mano si otro en Angola, y otro en Masangano.1399 No solo en poblaciones repetidas las casas y colegios referidos si aun más otro en Sanfins,1400 y otro en oídas Islas de los Maderos,1401 ya entendidos; si otro aún más en Portalegres1402 vidas como otro en Santarenos1403 bien nacidos

1397 [“Ludovicus ipse Ioannis Regis frater de capessendo comuni cum Socii vitae genere seriò cum Borgia constanterque deliberavit? Perfecturus haud dubie, nisi Ignatius primo, ratus futurum magis e Dei Gloria” (Imago primi saeculi societatis Jesu, lib 5, cap. 9 fol. 657)]. 1398 Braganza, Portugal. 1399 [Nombres de los lugares, ciudades y villas donde la Compañía tiene casas y colegios a expensas de los Reyes desde Don Juan el III y de otros grandes señores de Portugal] 1400 [O San Felix] 1401 [En la Isla de la Madera] Madeira. 1402 [En Portalegre] 1403 [En Santarén]

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otro en Canales,1404 cuatro1405 y más de loa solo entre ciudadanos de Lisboa. No solo en fin porque a favores tales como desde este Rey largo a porfía reconocida recibió de reales ánimos hasta hoy la Compañía; pero porque un Xavier ya a los umbrales en Lisboa de Oriente es y se vía por quien parece solo, y sin parece debió al Reino, y al Rey cuanto agradece. Pues a sus plantas reales derribado humanísimo el príncipe le alza, presente el Mascareñas, que a su lado ya en pie Xavier sus ojos no, no alza; de arrodillados más que arrodillado, de encogido y confuso en ver le ensalza sobre su afecto mismo el que así dijo: «veis ya, Señor, de Ignacio el mayor hijo». Hincando la rodilla al Rey le pone dos pliegos en su mano que de Ignacio uno era otro del papa que se pone para sí a leerlos con gustoso espacio; leídos, a Francisco vuelve, y pone no a uso no en él sus ojos de palacio por mesurados, graves, si los vía de a lo de amanecer de a viene el día. «No sabré, Padre, encarecer –decía– cuánto en vuestra venida me he alegrado, cierto de que con vos desde este día Dios se verá servido, y yo obligado. Ignacio aquí me escribe ser podría sirviéndome de vos viese logrado

1404 [En Canal] Puede que el poeta se refiera a la ciudad de Aveiro. 1405 [Hay en Lisboa 4 casas. La casa profesa da San Roque, Colegio de San Antonio, Casa de Noviciado, Colegio Irlandés]

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un deseo que ha días significo arde en mi pecho, y mucho os certifico».

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«Ser podría, me dice, y perdonara de Ignacio la modestia con que escribe, pues si os llegó ya a ver, cosa es bien clara no se podrá, él podrá donde él es vive. Estoy tan satisfecho me prepara su gran prudencia en vos cuanto apercibe mi codicioso afecto a tanta empresa que, aun, es para ella sois, su él puede cesa». «Pero de esto después más largo intento, Padre, tratar con vos, vedme despacio». «Vos Don Pedro cuidad, que el aposento –¡qué humano el Rey!– se le haga acá en Palacio». ¿y sea luego entendéis? Que a mi contento ya no en mi pecho yo, por corto espacio a huésped mío en mí, según de madre, se sale a vivir –dice–, en vos gran Padre». ¿Quién vio cargada vid de frutos bellos con la tierra abrazarse a lo obligada con beneficios tantos, cuantos ellos que un Xavier no contemple en ella, honrada? Si interrumpiendo al Rey, de quien destellos bebe de a lo alabanza arracimada en favores que escucha, se echa, y tales otra vez con la carga a sus pies reales. Vuélvele a levantar el rey gozoso y de Francisco por el cuello cuanto sus brazos le echa humano, él más lloroso con su Alteza así habló lleno de espanto: «vasallo vuestro soy, Rey poderoso, vuestro esclavo, Señor, ni aspiro a tanto, gusanillo el más vil, aun menos valgo, soy nada, y Dios no sois, ¿cómo soy algo?».

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«¿Yo vivir en Palacio cuando sobra para mí un hospital? Que vuestra Alteza prevenga mi regalo, ¿cuándo cobra de pobre en mí un pasar sin su grandeza? No lo he de permitir, porque de sobra de puerta en puerta el pan juzgo a fineza de caridad, Señor, en ciudad sobre que es sobrada, el tener de más un pobre». «La Casa1406 de los Santos ya es mi casa hospicio universal y suntuoso, Señor, en vuestra Corte donde pasa de pobres tanto número dichoso; pues de otro mayor Rey que vos sin tasa goza aun de más regalo y más sabroso si de limosna es que de él se cobran sobrando al doble más que pobres sobran». «Mi gusto se ha de hacer» el Rey se explica. «Primero el suyo, Dios», Francisco dice. «El rey, no ha de ser no», Xavier suplica; insiste el rey; Francisco contradice: «ayudadme Don Pedro»; el rey replica; «no enojéis mi humildad»; Xavier le dice: «no mi amor enojéis»; el rey con queja: «no hay dejarlo Xavier»; y el rey lo deja. De cuyos brazos pues, parte triunfante a sus queridos pobres con quien mora, entre los cuales halla al que delante vino de él a lo que él de Roma ahora; digo al maestro Simón,1407 que vigilante sufre el mal que le aqueja en triste hora, de una fiebre cuartana tan de brío que muy cobarde antes con su frío.

1406 [Célebre hospital general en Lisboa. Aquí se hospedó sirviendo a los pobres, hasta que se embarcó sin poderle reducir el rey ad otra casa. Turselino, Historia Vitae Divi Francisci Xaverii, Lib. 1, Cap. 10 y Lucena. Lib. 1. Cap. 9] 1407 Véase la nota 185.

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Abiertos a él los brazos para el lecho se fue Francisco ansioso; el que le mira con los suyos a él, y entre el estrecho abrazo de los dos la fiebre espira;1408 muere así la cuartana a su despecho, que no a encenderse más volvió en su ira, vuelven así abrazados (si a mirarse de cara atrás haciéndose) a abrazarse. Pródigo el Roderico1409 de alegría; de lágrimas aun más Xavier gozosas: «¡Maestro mío! –este a voces le decía– ¡Maestro mío, aquel más, en más gloriosas! ¡Oh, y lo que llegó a ver de uno se oía! De otro mis suertes hoy ¡oh, y qué dichosas!». De este, y de aquel el júbilo en su crece tal que enmudece aquel, que este enmudece. No por celeste esfera el tierno abrazo del Géminis con este se compara, no de vid por el olmo dulce lazo con este en competencia se declara; no el de la yedra estrecho en el regazo del muro que este más, si se repara no el de la luz en nube, que a iris medra, sí este, Géminis más: iris, vid, yedra. Sano ya el Roderico se dedica de enfermos al servicio que a la mano la caridad le ofrece siempre rica1410 entre pobres de obsequio sobre humano; con él, Francisco fervoroso aplica de la suya el caudal con larga mano

1408 [Con solo abrazarle el Santo milagrosamente le quitó la cuartana sin volverle más. Turselino, supra proximae, y el padre Juan de Lucena, ibidem, supra] 1409 [El padre Maestro Simón Rodríguez que era este su sobrenombre] 1410 “Pero ellos no aceptando esto regalo se fueron a un hospital, alabando todos su mucha humildad y modestia, y su grande caridad. Porque echaban todos de ver que se había hospedado en el hospital, por servir mejor a los enfermos por amor de Cristo, y así fue como todos lo decían y esperaban” (Turselino 1620, 29v).

518  Xaveriadas repartiendo entre sí camas y salas diligentes de amor, de amor con alas.

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Que es verle del que triste es su consuelo; del que afligido con el mal, su agrado; del que impaciente en él, su suave celo; del que en peligro está siempre, a su lado; del que ve que agoniza, abrirle el cielo con el Cristo ante el lecho arrodillado; y al dársele a adorar, tras sí esta puerta se eche, que es del perdón, y la halla abierta. Que es verle, si este, aquel, y el otro muere acá, o aquí o allí, lo que trabaja por ver si el morir pesa, y poco infiere si halla al alzar con todos, que una paja; él los cuerpos compone, él se prefiere solo a ser el Joseph, de su mortaja, pues de caridad rico Arimatías,1411 como a enterrarlos solo él, él Tobías.1412 Que es ver, si él que en la ardiente calentura agua sediento le pidió clamando, con que ardid le entretiene en su locura: «de mil amores –dice– iré volando». Y al volver con el vaso, caer procura quebrando el vidrio, el agua derramando; diciéndole, y con risa: «si el trae[r]la hizo el vidrio daño ¿qué hará el bebe[r]la?». Que es verle así engañar al que hace cama el apetito de comer postrado

1411 José de Arimatea, personaje bíblico. Mateo 27, 57: “Cuando llegó la noche, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también había sido discípulo de Jesús”. Lucas, 23, 50: “Había un varón llamado José, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual era miembro del concilio, varón bueno y justo”. 1412 Tobías 1, 21: “Aún no habían pasado cuarenta días, cuando Senaquerib fue asesinado por sus dos hijos, quienes huyeron a las montañas de Ararat. En lugar de Senaquerib reinó su hijo Esarhadón, quien encargó a Ajicar, hijo de mi hermano Anael, el oficio de llevar las cuentas del reino; Ajicar tenía la dirección general de la administración”.

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si porque lo aborrece y poco ama no lo podía tragar ya lo atragado; torcía el rostro el enfermo, y si le llama Xavier, y le porfía, este bocado: «¿este solo? ¿pues esto? Ea, amigo, ea». Con ceño vuelve, en fin: «sea, Padre, sea». Que es ver si el asqueroso, el incurable de llagas y de podre le convida a mesa puesta en cuerpo miserable venga a hacer penitencia, ¡y qué cumplida! Acepta, y con qué gusto, incomportable sufriendo hedor por plato, y por bebida1413 asquerosa materia tanta a él grata cuanto aun con sed demás, ni aun su sed mata. Que es verle dedicado a la limpieza de todo el hospital que aun oro iguala en su mano de escoba la rudeza barriendo ya esta sala, la otra sala; de los pobres la ropa, ¡oh, qué fineza! Lavando, en que su olor el campo exhala almohadas o aquí mulle, o allí asea camas, en que a unos echa, a otros rodea. Corre la voz del castellano ardiente si o más portugués es por lo de amante trátale, y comunícale la gente que en piedad así se echa el pie delante; y acompañando en su fervor presente el de un Xavier caritativo Atlante1414 con toda la ciudad cargó su celo pues ya Lisboa sobre él parecía un cielo.

1413 [No solo se echó a pechos una vez sino otras muchas la podre de las llagas. Turselino, supra] “[…] y esforzándose con el ejemplo de Santa Catalina de Sena, chupó y lamió este gran vencedor de sí mismo una y dos veces las llagas llenas de materia y de podre” (Turselino 1620, 15). 1414 “Y no era su trabajo sin provecho, porque muchos de los católicos con su ejemplo y amonestaciones emendaron su vida, y algunos herejes se redujeron a la verdad de la fe” (Turselino 1620, 13).

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Predica y es un Pablo que al concurso temer se puede el sueño de un Eutico1415 confiesa; y de la gente a él el recurso tal es que sueño en el grande ni chico; hace a niños doctrinas sin discurso y hombres con él los vuelve, como al rico de avaro limosnero, y más fidalgo al de que lo dé todo, y no dé algo. ¡Cosa de maravilla! Grandes fiestas para sus pobres son ya las mayores si en procesión por la ciudad, en cestas de plebeyos llevadas, y señores; comidas reales van, por él dispuestas sobrepuestos manteles de primores en dobleces, blancura, de quien nace la nieve que de envidia se deshace. De nobles tropa la toalla al hombro por bien doblada en su labor curiosa las manos basas de piedad asombro de plata en fuentes va yerba ostentosa; si en ensaladas todo el campo nombro con hermosura, y variedad costosa, la pasa, el acitrón, gragea, que acuerde menudos copos sobre el campo verde. Va otra cuadrilla más de caballeros tras la verdura regalada en fuentes si atrás de los primeros no postreros en sazonadas frutas de presentes; por escrito melones lisonjeros gacetas de su dulce, que entre dientes mienten asaz, granadas no, sí extrañas

1415 Hechos 20, 9–12: “y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, rendido de un sueño profundo, por cuanto Pablo disertaba largamente, vencido del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto. Entonces descendió Pablo y se echó sobre él, y abrazándole, dijo: «No os alarméis, pues está vivo». Después de haber subido, y partido el pan y comido, habló largamente hasta el alba; y así salió. Y llevaron al joven vivo, y fueron grandemente consolados”.

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aun quisieran meterte en sus entrañas.

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Va el todo dulce fruto de hijo, y madre con tocas y monjil la breva digo madura, como enana porque cuadre colmena de su miel sabroso el higo; la que apenas nacida es de su padre el endrino, y con canas, la que amigo iris camuesa es, la que sin tasa pasaba no por vieja uva, y ya pasa. En abundancia van pavos, capones a medio trinchar aves, ellos, y ellas de entreveradas ruedas de limones con piernas de carnero esclavas bellas; de esta Santa Hermandad bellos jamones como en el campo hallados tras sus huellas a ramas quedan de romero atados con rajas de canela asaeteados. Unos, en brazos frascos llevan, de ellos que negro a Baco pintan, de ellos blancos, floreada a Ceres otros, para ellos que unas candelas más, de rubia estanco; tan de a lo Abigaíles1416 todos ellos para que sus Davides pobres, franco hallen lo liberal en su largueza que aplaca de enojosa su pobreza. Xavier delante atrás el Roderico la procesión gobiernan con espanto del pueblo, que los sigue el grande, el chico, el plebeyo, el Señor, de gozo el llanto; de bendiciones mil el placer rico solo para Xavier pobre por santo, pues de la aclamación que por él crece

1416 1 Samuel 25, 18: “Entonces Abigail tomó luego doscientos panes, dos cueros de vino, cinco ovejas guisadas, cinco medidas de grano tostado, cien racimos de uvas pasas, y doscientos panes de higos secos, y lo cargó todo en asnos”.

522  Xaveriadas se aflige, se congoja, se entristece.

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Lo referido un día es a hospitales, a cárceles es otro, y de secreto a envergonzantes pobres, minerales suyos Lisboa, ya por su respeto en las plazas predica contra males de que adolecen sano, bravo reto con vivas reprehensiones, y no en vano si el vicio enferma de que sana el sano. La enemistad se aíra con su ira, la que mala amistad de sí ya espada, su naipe el jugador al aire tira sin más respeto a majestad pintada; sin más codicia de oros, ni aun los mira, sin más de copas sed, que ni aun soñada: ¿de espadilla echar mano? Ni aun la ciñe por jugar de ella, si con ella riñe. Grande de Sacramentos la frecuencia, el concurso a los templos nunca visto, en ellos el silencio, y la decencia1417 nunca bien vista más, ni más bien visto; gozar solo a Xavier, de su presencia por bien vista de todos, por bien quisto obliga a que los ánimos rendidos ya no al Rey, si al Rey van embravecidos. «Señor (por tierra la rodilla) empieza de Lisboa la nobleza (que se halla en ala a un lado, y otro de la pieza en que grata del Rey audiencia halla)»;1418

1417 “A la gente portuguesa no le iba mucho mejor, porque en muchas partes adonde vivían, no tenían uso de Sacramentos, o los recibían raras veces, sermones nunca, o por milagro los oían” (Turselino 1620, 48v). 1418 “Después se trató con el Rey, encarecenle mucho el grande provecho que en tan poco tiempo había hecho los Padres compañeros de San Ignacio en aquella ciudad y cual grande le haría en todo el reino, si los tuviesen no ya como a huéspedes sino como vecinos y moradores en él” (Turselino 1620, 31).

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y en uno habló por todos a su Alteza de a lo turbada voz, que habla, que calla, que vuelve a proseguir, que el dolor fijo ni en lo que dice está ni en lo que dijo. «Señor, a vuestros pies tenéis postrados vasallos que a leales más aspiran por vos mejor mirando no premiados que muchos que lo están, y por sí miran; sabidores venimos, e informados con certeza mayor, que nos retiran1419 (embarcando aun Xavier) de nuestros ojos de iras cual veis, de lágrimas no enojos». «¿Por qué vos lo mandáis según oímos Xavier parte a la India? No vendremos no en la resolución, porque venimos determinados más que a vos os vemos. No ha de ser, perdonad, si os prevenimos con fieros de que en armas nos pondremos y a toda la ciudad por la defensa de este su agravio, y nuestro, y vuestra ofensa». «De este su agravio, digo, si priva[r]la de la presencia de un Xavier es claro es el alma ofenderle cuando halla consuelo único en él, total amparo; ¿cómo? Y por la de un bárbaro deja[r]la sin su sol tan a escuras, sin reparo contra heladas de espíritu en su abrigo: ¿no es agravio? Más es, desprecio es digo». «Digo que y nuestro agravio cuanto al doble afrenta es insufrible preferida sea una gentilidad a tanto noble

1419 “¿Que porqué razón por hacer bien a unos bárbaros, había de privar a su patria de aquel bien? Y ¿porqué gozasse del la India quitársele a Portugal? (Turselino 1620, 31). [Lo mismo dice Lucena lib. 1 cap. 9] “Poise que rezam está privarmos de hum tamaño bem a Portugal, por acudir a India?” (Lucena 1600, 37).

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fidalgo que en Xavier mira su vida; porque si ir le dejáis injuria doble es deis tras nuestras vidas con su ida y tras la suya deis, previendo modos en que en perderle nos perdamos todos». «Dije que ofensa es vuestra, y si lo dije lo volveré a decir, pues mengua es vuestra joya que el cielo os dio, ¿queráis sea dije de un indio tinto en sombras de horror muestra? ¿quién para Indias, Rey grande, el oro elije que el oro en poco tiene claro muestra pues oro no va a Indias, de Indias viene tantas de este oro sobras Lisboa tiene?». «¿Tanta de su luz sobra milagrosa gozáis por vuestro reino que al ocaso cae como veis del sol, que en él reposa y en paz descansa su esplendor no escaso? ¿tras no deberle Portugal hermosa ni una aurora siquiera a cuantas paso da allá por el Oriente, queréis quiera donde el sol muere, que el que os nace hoy, muera?». «Tanta de bienes abundancia os sobra digo aun para la vida necesarios que las riquezas de un Xavier por obra para Indias carguéis por mares varios; expuestas a que a pique en su zozobra la nave que las lleve de ordinarios bajíos aún no escape, ¿porque entienda Xavier le echáis al mar como la hacienda?». «Tanta sobra, Señor, de virtud tanta tenéis en villas, pueblos y ciudades que muy a lo de Rey pródigo, cuanta cuantas es así la dais, que aún no a mitades? ¿Dejándonos por puertas? Que si espanta por puertas vuestras hasta aquí (verdades de ella en vos) pasma, asombra, en vos ni abiertas

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manos ya aun para vos, si aun vos por puertas». 815

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1420 Dioses.

«¿Esto se ha de decir de un Rey piadoso como vos sois? Que la virtud que encierre vuestro Reino en Xavier de fervoroso por vos aun gentilismo se destierre? ¿vos amador de buenos, vos glorioso premiador justo de lo justo hierre en desterrar de sí, según contemplo el ejemplo de ejemplos, sin ejemplo?». «Como a nobles fidalgos y leales nos toca defenderos con las vidas honras, haciendas, y personas cuales tendréis por vuestras, mientras no ofendidas; que aunque mucho lo están, a estos pies reales suplican perdonéis, lo en que atrevidas hablando por mí exceden, con que al ruego suyo respondáis bien, como al mío, y luego». ¡Resolución notable! Que así hablaran tan a lo de motín a su Rey cuantos dentro en Lisboa príncipes se hallaran de a lo guerreros dioses nobles1420 tantos; mas como la demanda que intentaran llena iba de piedad, no al Rey espantos puso, si solo al de entre un mesúrose: «Yo lo veré» –les respondió–. Y entrose. Prudente acuerdo en caso que tan grave era allí el resolverle bien dudoso para el acierto, el corte que dio alabe la prudencia mayor de un Rey piadoso; pues la ocasión pedía la que cabe en respuesta a un tumulto peligroso que sin queja enfrenado, al Rey detenga para con tiempo ver lo que convenga.

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Llega a noticia de Francisco amado con el extremo refe[r]ido, el fuego que tan por su respecto derramado ve cunde aún por la plebe sin sosiego; y al remedio acudiendo, de ha rogado no el incendio menor hace a su ruego, pues mayor en querer de amor que esquiva la llama apague el viento, que lo aviva. Armarse quiso de Xavier su alteza juzgando en la ocasión (bien que en secreto) por su respecto haría la nobleza lo que por dicha no por su respecto; y es con su autoridad, tanta braveza amanse, y por su causa el pueblo inquieto, en tanto que este pleito decidía Ignacio, el Papa, a quienes1421 ya escribía. Mas viendo que Xavier los asegura y el tiempo que pasa, y de jornada ni en la Corte se hablaba, o se apresura vienen a no hablar de ella, de olvidada; hasta que de repente el Rey que dura en la primera instancia deseada y en que antes más (a la nobleza) fijo convoca, y con Xavier juntos, les dijo. «Híceos venir, oh amigos, a palacio no con ánimo –dice– de ofenderos ni de satisfacerme a mí en espacio tanto, de tiempo que pasó sin veros; mas solo por hacerle hasta que Ignacio y el Padre Santo oyesen vuestros fieros por escrito de mí, pues por escrito

1421 “Pero el Santo Padre, habiendo comunidad primero este negocio con el Papa, lo remitió todo a la voluntad del Rey, entendiendo lo miraría él de cerca mejor” (Turselino 1620, 31). “Mas elles, dando logo conta do que passava ao Padre Ignacio, quam promptos estavam pera obedecer em tudo, tanto arreceavam perder aquella empresa que somente por seu maior trabalho” (Lucena 1600, 37).

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responden1422 lo que oiréis y a que os remito».

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Y dando al que habló antes con tal brío la carta que del Papa recibía le ordena en alta voz, y con más brío que habló la lea, obedeció, y decía: «Amado Hijo, de la vuestra envío respuesta a tanto amor, que no ofendía juzgo si armados de piadosos fieros por de Cristus de hoy más, más caballeros». «No su violencia extraño tan ruidosa como por Xavier pues de él merecida antes años muy grata por piadosa y en nuestros ojos agradable, oída; su causa se ha mirado, y por dudosa si de una parte vuestra, y de otra envida celo de tantos buenos, con espacio vista, juzgamos lo que juzgue Ignacio». Su carta es esta, que en las manos pone de otro figalgo el Rey, a él más vecino: «su Santidad –Ignacio así– dispone de un pleito sea juez todo el divino; mas por mí y tan humano se compone Señor, difícilmente, con que vino a resolverse mi juicio a leyes del vuestro ¡oh Rey! De Dios siempre en los Reyes».1423 «Donde para el acierto, en vuestra Alteza pongo con rendimiento este juicio, con que de mí, quejosa la nobleza no dejaré, ni a vos, si en vos mi oficio;

1422 “Pero el Santo Padre, habiéndose comunicado primero este negocio con el Papa, lo remitió todo a la voluntad del Rey, entendiendo lo miraría el de cerca mejor” (Turselino 1620, 31). “Recebe após isto el Rey novas cartas do Papa, et de nosso Padre, pelas quais sua Santidade inteiramente os punha nas mãos de sua Alteza, pera que segundo ouvesse por maior serviço de Deos, et seu, así os retivesse, ou mandasse. O mesmo dizia o Padre Ignacio” (Lucena 1600, 37). 1423 Proverbios 21, 1: “Como los repartimientos de las aguas, / Así está el corazón del rey en la mano de Jehová; / A todo lo que quiere lo inclina”.

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prometiéndome así de la grandeza y celo de almas vuestro, en beneficio suyo resolveréis lo que yo espero el reino en vos querrá, y en vos le quiero». «Ya oistes1424 –dijo el Rey– lo que he escuchado a Ignacio, al Padre Santo en favor mío, oíd pues ahora de mí lo que he juzgado, juntos en mi favor que diréis, fío: pues si su Beatitud en mi ha dejado como Ignacio también el juicio pío de tan arduo negocio, como os muestro que en mí tan bien diréis, tan bien el vuestro». «¿Decís que sí?». Miráronse admirados del ingenio en su Rey con que prudente los viene a reducir a un sí, apretadas con tan fuerte ejemplar cual el presente; a una todos en fin desesperados de un de no responder independiente (¿qué podían hacer ya?) que sí dijeron que sí, y sentenció el Rey mal que quisieron. «Padre –vuelto a Xavier que oye confuso lid tal por su ocasión tan de honra suya– no que a la India, os embarquéis excuso aunque mi Reino de cruel me arguya; aunque de cruel yo a mí, pues que dispuso lo sea yo de mí el cielo; aunque rehúya tan agrio parecer el propio gusto sea vuestro, sea mío, ¡oh noble! Pues no justo». «No quiera Dios, oh Padre, que el provecho para el alma, y de tantos que le ignoran porque a mi lado estéis, dentro en mi pecho le pierdan sin Dios Indias, que otro adoran; ni os escondan su luz los que a despecho suyo para sí os aman, y aquí os lloran

1424 [“Regis oratio”, Ibid. supra proxime]

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pues si os nos ponéis Febo a serlo de ellas ejemplos nos dejáis, sol puesto, estrellas».

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«Dios, Francisco, que os llama a mies copiosa como por anchos mares se os descubre quiere seáis de ella hoz, con prodigiosa cosecha para el Cielo que nos cubre; bien que obrero,1425 y tan solo a numerosa haza de trigo, y tal, no se me encubre pidáis al Padre de familias mías obreros más que vos, mas no en mis días». «Porque si miro en vos, Padre, el buen año que seréis para el orbe de fervores solo a vos por más hoz para el engaño que cuantos que vos más no segadores; con vos recibirán espero el daño, las trojes de la Iglesia de menores1426 pues mayores por vos Xavier explico si el rico mejor vos que avaro el rico». «Vais a labor en viña de aquel Padre madrugador, que auroras desafía1427 de cuyos jornaleros porque cuadre solo vos el que a peso1428 tome el día; que aunque el sudor por ellos tan de madre salga, por vuestra frente el indio fía de sol a sol atrás sin que se queje quien en jornal, como en afán los deje».

1425 Lucas 10, 2: “Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies”. Mateo, 9, 37: “Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos”. 1426 Lucas 12, 18: “Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes”. 1427 Mateo 20, 1: “Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña”. 1428 Mateo 20, 12: “diciendo: Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día”.

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«Mis armas, y mis gentes que se temen, de a vuestros ojos centurión1429 me ensayan, si al decir vengan, vencedoras vienen, si van al decir yo, que a vencer vayan; no de sanar no Indias que contienen tanto mi esclavo bárbaro, desmayan si oigo de vos, oh Padre, en vuestro verbo yo iré y le curaré,1430 no infiel ya siervo». «Id, id con confianza a la ardua empresa para que os llama un Dios que os la asegura, no dé a lo del que llora,1431 y se confiesa por tartamudo niño en su ventura: si a lo del Evangélico en la mesa que os sepa así la brasa a dulce hartura que al deciros yo: ¿quién? ¿quién irá? ¿y luego? Vos, véisme aquí, aquí estoy, yo1432 iré, yo un fuego». «Fuego vos, si yo quien diga que vine a inculta tierra a enviaros de que espero diga, y que quiero yo1433 cuando previne ¿vaya? Si no a que en vos arda en Dios quiero; y que a lo de aquel fuerte en vos atine ciego el amor, quedando (al caer infiero de idolatras columnas abrazado sus templos sobre vos) vos sepultado».1434 «Triunfos que ya en vos miro, y que me pidan no solo desde luego aclamaciones, pero en vuestro viaje que se midan las dádivas con vos de a inundaciones; mis tesoros inmensos se despidan de presumirse para vuestros dones,

1429 Lucas 7, 8: “Porque también yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a este: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace”. 1430 Mateo 9, 7: “Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré”. 1431 Jeremía 1, 6: “Y yo dije: ¡Ah! ¡Ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño”. 1432 Véase la nota 745. 1433 Lucas 12, 49: “Fuego vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero, si ya se ha encendido?”. 1434 Véase la nota 763.

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si al agasajo cortos de un empleo que es para vos la India, y que os deseo».

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Dijo; cuando tan Padre el Rey sacando1435 del pecho un pergamino con el leve pendiente sello en cera, en que expresando la sangre que el Pontífice se debe de su real mano recibió (alargando Xavier la suya) el pontificio Breve en que su Santidad, el Rey decía: «su Nuncio, Padre, os hace en la India mía». «Honra que pone en vos lo bien mirado de aquella Santa Sede, a instancia mía puesto que juzga como yo he juzgado mejor a otro que vos no se debía». Francisco aquí a sus plantas derribado más que el Iris su rostro, más que el día al sonroseo de sus luces, fijo en tierra de ojos, dijo,1436 aun más que dijo. «De la nada, Señor, Dios hizo un cielo, una tierra jardín, Dios de la nada, de la nada ese sol gloria del suelo, esa luna, esos astros, de su nada; de nada ese cristal, y sobre el cielo, el pájaro que vuela, el pez que nada, ágil el bruto, como el hombre lodo, y hoy de la nada a mí sobre ella en todo».

1435 “Mostrándole luego el Rey las Bulas del Papa, le dijo, porque entendáis que no solo yo os doy amplísimo poder en la India, sino también el Vicario de Cristo, veis aquí os hace el papa por sus Bulas su legado apostólico, obligándoos en la potestad que aquí os da, a cumplir diligentemente con ella” (Turselino 1620, 33). 1436 “Entonces el Santo Padre Francisco que con tantas alabanzas estaba como corrido y avergonzado, tomando con mucha modestia y reverencia las Bulas del Pontífice de mano del Rey, le dijo: “Si entendiera Señor, que la buena opinión que vuestra Alteza tiene de mí era verdadera, alegre y contento con el parecer y aprobación de un rey, y tal rey, diera por esto muchas gracias a Dios nuestro Señor. Pero la mucha nobleza y bondad de vuestra Alteza anda muy errada en esta opinión, que tiene de mi virtud” (Turselino 1620, 33).

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«¿Qué a sus disposiciones decir puedo? ¿qué a las vuestras, Señor, en mi pobreza? ¿qué a lo que en mí os pasáis, si atrás os quedo? ¿qué a lo que hacéis en mí, polvo y rudeza? ¿qué a lo que en mí vencéis todo, yo un miedo? ¿qué a lo de que en mí habláis, con tal fineza? Sino que a vos me rinda sin que hable en mí a lo Dios, de vos, ¡Rey inefable!». De tantos tan sin número favores al besarle su mano, el rey los brazos echa a Xavier de parto con dolores él, como él, llorando entre sus brazos; preñados de agua aun más en los señores sus ojos, tanto el Rey, ellos, él, plazos dando al grave dolor él, ellos, cuanto a otro canto en volver tarde su llanto. 129

12. Argumento para el duodécimo canto Los rumbos variospinto que la nave de la India Oriental toma hasta en ella verse holladora con su quilla, en huella que cervices del mar humillar sabe. 5

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Del vaso más soberbio pintó el grave peso que por igual se hunde y descuella, pasmoso al viento que le anima, a estrella que le gobierna aún más, no que en el cabe. Por su ausencia ciudades principales de la Europa introduzco, en peregrinos llanos que al golfo aumentan sus cristales. Cuando porque a la vista ven sus linos las islas le hacen fiestas, mas no iguales a las que así un Xavier con sus caminos.

Canto duodécimo Dase a la vela San Francisco Xavier. Píntanse los rumbos que toma la nao de la India para venir a dar en ella; descríbese la grandeza de aqueste vaso. El llanto que hacen las mayores ciudades de Europa en que el Santo vio por su ausencia; pasa a vista de las islas de Cabo Verde, e islas Afortunada. Fíngense fiestas que hacen por la dicha de verle; y pónense por suma las leguas y caminos que anduvo en diez años que vivió y estuvo en la India. 15

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Del fulminante Dios,1437 de la memoria diosa madre, hijas nueve celebradas musas por oídas más en voz de gloria que en belleza, a los ojos por miradas; de nombre, y más en nombres de victoria al Pimpla,1438 al Helicón,1439 al Tespia,1440 halladas Hipocrenes, Aonias, Citarides Pimpleas, Castalias, Pieries, Libétrides.1441 Melpómene1442 una en nombre es porque canta, trágicos versos triste, y otra es Clío porque hazañas festiva; otra en garganta mas porque amores Erato de brío; otra porque a suave Euterpe encanta; y otra a bien tañe Citaristria; fío Polimnia porque mucho; y Uranía porque del cielo; en deleitar Talía. Con Calíope juntas que a sonora parias le rendís, musas, os imploro

1437 [“Jovis, et memoria filias eas demque Deas poetae finxerunt novem. Oportet enim, virum eruditum, ac doctum intelligentia, memoria que vigere”. Latinarum et Ambrosius (Calepinus), verbo, musa] 1438 [Montes celebres de las musas] 1439 Dios que en la mitología griega personificaba el monte homónimo, entre el Parnaso y el Citerón, en Beocia. Fue también una hija del dios fluvial Asopo y de Metope que Dio nombre a la ciudad de Tespias. 1440 Fue una ciudad de Beocia al pie del monte Helicón. 1441 [Llámanse así o por los montes donde se avecindaban o por las fuentes] 1442 [Sus propios nombres se les dan o de los instrumentos que tocan o sujetos de su música]

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ya el furor, ya el aliento, en feliz hora que a la vela un Xavier al indio, al moro; al cafre, al japonés, al mazamora,1443 al persa, al malipuro,1444 al zocotoro,1445 al maluco, al etíope, al aceño murado al china, como al tolo isleño. Deme su voz, mi musa, en voz suave, la pluma de su cítara a mi pluma, su heroico canto, al canto mío grave, de su acento amoroso un de él presuma; de su herir bien las cuerdas cuanto sabe, de letras sinfín suyas, ser su suma, del cielo él canta, del deleita el choro de a alegre, él suena, cual dé a triste, el lloro. El lloro, oh mi Melpómenes, tan tuyo invoco en la ocasión de amarga ausencia que hace un Xavier al bárbaro, del suyo, digo del natural sin su presencia; pero antes que me arroje al mar (que arguyo océano en mis ojos es) licencia se tome en digresión forzosa en suma la historia a orillas de él, de ellos la pluma. Durante triunfador laurel romano a ambos orbes corona soberana,1446 y por la Asia florecía el verano de religión en fe de que cristiana; la India y que región, o su inhumano del Asia habitador, geografía es llana, como y que para ella fue en su seno trillados rumbos dos el mar sereno.

1443 No es tan claro este término pero todo apunta a que se trata del habitante de Mozambique. 1444 Habitante de Meliapor (India). 1445 Habitante de Socotras o Socotora, isla en Yemen. 1446 “Cuando estaba en pie el Romano Imperio, y florecía en Asia la cristiana religión, dos caminos muy trillados había para la India, que es una parte y región de Asia, el uno era por la Asiria, y por los ríos Éufrates y Tigris, y por la ensenada de Persia; el otro por Egipto, y por el seno de Arabia” (Turselino 1620, 34v).

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Pues por la Siria el uno navegable Golfo el Pérsico, el Tigris1447 río a lo fiera el Éufrates sin prez de memorable1448 dé o de rico o de ameno en su ribera; de Egipto otro por piélagos tratable pues por el seno de la Arabia fuera tras el olor de sus aromas creo como por mar también el Eritreo. Mas como ambos caminos se cegaron del Marte sarraceno en sus pendones ocupadas por ciegos (que cerraron puertas al mar) de Cristo antes regiones; de fuerza no por el atajo echaron naos portuguesas, pues en sus timones arduos rumbos vencieron, desplegada tanta vida en sus velas de a lo airada. Dieron vuelta a la África en quien arde el sol a lo vulcano, a lo sus fraguas con quienes no las amistades tarde harán del mar Atlántico1449 las aguas; si luego que allí baten bello alarde las ves de arenas, que por chispas fraguas, como Atlántico océano,1450 que en ellas se eche otra fragua sobre sí1451 de estrellas. Dieron vuelta a la Arabia Félix,1452 tanto que dos veces por ella Ceres diosa1453

1447 Génesis 2, 14: “El nombre del tercer río era Tigris, que corre al oriente de Asiria. Y el cuarto río era el Éufrates”. 1448 [Porque no se dice de él nada como se dice de esotros tres ríos. Génesis 2, 14] 1449 “En este camino se rodea toda la costa de África, que está sobre el mar Atlántico, pasando luego por toda la Persia y Arabia” (Turselino 1620, 34v–35). 1450 [“Atlas Mauritanie rex fuit, qui humeris coelum sistinuise dicitur quod primus cursum siderum de prehenderit”. Ambrosius (Calepino, Dictionum latinarum et graecarum)] 1451 [“Idest ea pars Occeani, quae Mauritaniam alluit” Cicerón, De somnium Scipionis]. 1452 [“Triplex, pétrea, deserta, felix, inqua et Phenix avis nascitur, et sardonix Gemma, ex una parte candidi colori, er rubri exaltera”] 1453 [“Bis quotannis ut India seritur ab facunditatem”. Plinio, Lib. 6, C. 28]

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que por ella otras mil sierpes espanto1454 de cristal por la yerba a flora hermosa; que en colores sus piedras, bien, a canto del blanco y colorado1455 de la Esposa, que el Fénix suyo en raro, si divisa con la prisa nació, que murió aprisa. Dieron vuelta a la Persia donde hallada primero el arte mágica se escribe, donde Nembroth1456 gigante halló morada tras las confusas lenguas que concibe; donde diosa la llama es adorada, y aun en preciosas1457 piedras deidad vive, donde predijo la Sibila1458 en veces panes cinco, a mil más,1459 más y dos peces. Luchando ya o con olas, ya o rodeos desde Lisboa hasta la India, y tales que midiendo las aguas sus empleos mil veces cuatro, son leguas cristales; al marinero portugués recreos por legua si tres mil pasos cabales, la línea equinoccial tórrida, viendo veces dos sufren la África sufriendo.1460

1454 [“Fluminibus scatet”] 1455 Véase la nota 979. 1456 1 Crónicas 1, 8 “Los hijos de Cam: Cus, Mizraim, Fut y Canaán. 9 Los hijos de Cus: Seba, Havila, Sabta, Raama y Sabteca. Y los hijos de Raama: Seba y Dedán. 10 Cus engendró a Nimrod; este llegó a ser poderoso en la tierra”. 1457 [San Justino Mártir, lib. 1] 1458 “Mujer sabia a quien los antiguos atribuyeron espíritu profético”. DRAE. 1459 Juan 6, 9–13: “Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos? Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones. Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían. Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido”. 1460 “En esta larga navegación se pasa necesariamente dos veces la Tórrida Zona, y Línea Equinoccial, que parte a África casi por medio” (Turselino 1620, 35).

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Por prolongados rumbos como escucho de Juan Primero, el príncipe heredero Don Enrique1461 de nombre, y demás mucho por docto en Matemática estrellero; domó Tritonios tiros, que no en mucho tuvo ya el Dios que rúa por mar fiero si así el picador príncipe los cansa que de agua brava los sujeta a mansa. Digo el primero Rey, que con alientos del ingenio no menos que del arte a Neptuno por mares, y por vientos a Eolo despojó del cetro, un Marte; con tan feliz campaña de elementos que al Preste Juan1462 dio vista por la parte donde africano el sol de oro llovizna no mancha en la Etiopía, pero tizna. En próspero y feliz descubrimiento próspero a Enrico aun más, ardua carrera del Quinto Alfonso, Juan Segundo, y siento del primer don Manuel que amas de esfera; si atropellado el mar, domado el viento a la África le corre la rivera de o Isla, de o nación, bárbara o gente (ya en la India) laurel cenllo1463 a su frente. Rodeos pues a que Xavier se apresta alborozada el alma, que en despojos de lágrimas gozosas de India apuesta por darse aun a la vela hasta en sus ojos; que si su lienzo los enjuga, puesta vela es al aire de un suspira a enojos

1461 “Procuró descubrir este tan largo y dificultoso camino el Príncipe de Portugal Don Henrique hijo del rey don Juan el Primero, que era muy docto en las Matemáticas, y en la Cosmografía, y de no menor valor y ánimo, que de grande y excelente ingenio” (Turselino 1620, 35) 1462 “Y el motivo que para intentar esto tuvo, fue querer que su armada tuviese contratación, y amistad con el Rey de Etiopía, que vulgarmente llaman el Preste Juan, el cual entendía tenía su reino en la última parte de África, no lejos de seno de Arabia” (Turselino 1620, 35) 1463 Aro de hierro utilizado para asegurar el contorno de piezas.

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de ¿aun no voy? Banderolas por el viento de aun ¡ay! ¡y de a otro ay! Sonroseos ciento.

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Cuando a Martín Alfonso Sousa,1464 llama de la India el gobierno para gloria portuguesa en clarines de la fama si mayor con Xavier a su memoria; pues con él embarcándose, se ama navegación más próspera en notoria bonanza de un le lleva, y que asegura la de un mar en que a Dios va y aventura. Si con él por vasallo de Neptuno de la Compañía dos, Paulo Camerte1465 Francisco de Mansilla,1466 padre el uno, hermano coadjutor el otro en suerte; romano aquel, aqueste para en uno por fino portugués hasta la muerte, en nao, y la capitana, donde el Sosa Santiagos1467 al mar dé por belicosa. Cuya grandeza desmedida a peso1468 toma el Tajo en sus hombros cristalinos, que rendido a la carga; con su exceso da en los del mar océano vecinos; gigantes1469 de quien Job diga a su peso debajo gimen de él, por Constantinos

1464 Martim Afonso de Sousa (Vila Viçosa, 1500 – Lisboa, 21 de julio de 1571), fue un noble, marino y militar portugués que fue gobernador de la India portuguesa entre los años 1542 y 1545. 1465 Micer Paulo de Camerino (¿?–1560), fue un misionero italiano y superior de la Compañía de Jesús. 1466 Francisco Mansilha o Mansilla, fue un novicio portugués y compañero de Xavier en la Universidad de París entre los años 1534 y 1541. 1467 “Et com elle na sua capitaina Santiago o Padre Mestre Francisco et, os dous companheiros que dissemos” (Lucena 1600, 40). 1468 [Descríbese lo pasmosa que es una nao de la India, según las cosas que de ella escriben los autores que tratan de las cosas de Portugal y apuntan de la grandeza de aqueste vaso. Los padres Maffeo (Giovanni Pietro Maffei, 1533–1603) en su Historia de la India, y Lucena proxime, y Turselino si militer en la Vida de nuestro Santo] 1469 Job 26, 5: “Las sombras tiemblan en lo profundo, / Los mares y cuanto en ellos mora”.

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que a tanto Imperio1470 el hombro en poner, crean al acá, al allá de él, que titubean. De que aun puedan llegar los ojos dudo para la Gavia1471 de camino adrede, si allí el grumete1472 lo imposible pudo; dar en el cielo una puñada puede: pues si a alcanzar el gallardete sudo con la vista, la flámula aun le excede por tan vecina al fuego, que a ser pasa encendida de él más, que en sí se abrasa. Donde el árbol mayor tan a mayores sin riego en agua se nos sube infiero1473 que al aire en tafetanes de colores o en flor echa al abril del mundo entero: por manzanas llevando, y no en sabores balas tanto en sazón cuanto certero, como de árbol en quien maduran rojas1474 ramas las jarcias, y las velas hojas. Árbol pues de manzanas tan de oro por bañadas de fuego a disparadas, que ya las de hespérido1475 tesoro guardadas de una sierpe, mal guardadas; pues bien que aun que relucen las mías oro y no todo oro en ellas bien miradas frutas son que en su guarda se ven finas1476 seis veces diez por banda culebrinas.1477

1470 Véase la nota 427. 1471 [Lo que tiene de altura según gallardetes se pierden de vista, etc.] 1472 “Muchacho que aprende el oficio de marinero ayudando a la tripulación en sus faenas”. DRAE. 1473 [Su árbol mayor] 1474 [Por penetradas del fuego al dispararse] 1475 “Extenuado, flaco, débil”. DRAE. 1476 [Su artillería son 60 tiros por banda] 1477 [Finas quiere decir que con fineza en guarda suya]

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Hojas o velas que a la vista (o miento) no en leche mar de lino son, pues solas tormenta brava al parecer, del viento1478 si olas hinchadas, sobre hinchadas olas; a sorberse la nao van de elemento en lienzo a lo borrasca olas tras olas que atrás vuelven cogidas a la entena do quiebran de hinchazón como en su arena. Jarcias o ramas, que a lo selva bajan de pirámide copa al basa tronco1479 mostrando a lo Briareas1480 se desgajan tantas y espesas a abrazarle bronco; más al disforme ámbito se atajan viéndose tantas para solo un tronco que unas allá, como otras acá lerdas echan corridas mas cuanto más cuerdas. De nao tan acopada lo admirable que arraigue es en el mar sin que deslices a mentir doce1481 estados espantable, tantos echa en el agua hondas raíces; de popa a proa, y de cable a cable haciendo sombra a gentes cuantas dices caben a ella acogidas o a su abrigo mil almas,1482 sino más, de más testigo. La diferencia que en pescados veo por diestros del salado nadadores siendo entretantos la ballena creo la que nonadas hace aun los mayores;

1478 [Sus velas y sus jarcias] 1479 [Las Jarcias] 1480 En la mitología griega, Briareo o Briáreo era un gigante de cien brazos y cincuenta cabezas, hijo de Urano y Gea, y hermano de Coto y Giges. 1481 [Entra dentro del agua doce estados de hondo. Cosa que parece increíble, pero dicen la algunos] 1482 “Seis centas, oito centas, et as vezes mais de mil pessoas dentro em si, homens, molheres, mininos, libres, escravos, nobres, povo, mercadores, soldados, gente do mar. Nada sem duvida encareceo quem a comparou a uma grande villa” (Lucena 1600, 42).

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esa descubro sobre el agua, y leo hace la nao que pinto a otras menores pues pececillo, pues ballena es fiera portátil Leviatán,1483 monstruo en madera. La diferencia que descubro rara entre los gozques, y el alano fiero que aunque a ladrar le salgan ni repara ni caso que hace de ellos muy severo; esa entre o fustas, saetías clara con nao tan señoril, a lo que infiero ni aun navío de alto borde en océano más que un gozque con ella, ella el alano. La diferencia pues reconocida entre estrellas, y un sol que sale al mundo sin que de tantas una quede a vida mas que de este, su luz del otro mundo; es la que reconozco en nao temida saliendo por Oriente a un mar profundo sin que ni el mayor vaso, a lo sol ella parezca que ella más, que ella en se estrella. Tal con embarcaciones comparada la nao es de la India, y de grandeza tan pasmosa de vientos animada que aun deja atrás su alma en ligereza; como al agua al pasar sierra nevada como de espumas lácteas de extrañeza vías, por muerto el sol, en que provocas viudeces de la noche, a luengas tocas. Como a embarcarse mi Francisco, a llantos, pues en su ocaso al sol Portugal vía, pues el reino por él haciendo tantos

1483 Job 3, 8: “Maldíganla los que maldicen el día, / Los que se aprestan para despertar a Leviatán”. Job, 41, 1: “¿Sacarás tú al leviatán con anzuelo, / O con cuerda que le eches en su lengua?”. Isaías 27, 1: “En aquel día Jehová castigará con su espada dura, grande y fuerte al leviatán serpiente veloz, y al leviatán serpiente tortuosa; y matará al dragón que está en el mar”.

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extremos de dolor, cuantos el día; todos como una noche sus espantos prestados le pidieron, le pedía Lisboa el negro manto traspasara a su cara más noche que su cara.

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Navarra a quien la triste nueva alcanza de Castilla los reinos (aunque presa) atraviesa a gemidos, sin mudanzas hacer de sus cadenas con la priesa; que si al venir pudieron, ni esperanza darle en sus pies que llegará, no cesa (sobre andar con tal pena) del camino, si a menos vino en él, como a más vino.

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La casa de Xavierre poderosa que lo que pasa entiende, aun más traspasa los aires a suspiros, a llorosa campos de quienes es lluvias sin tasa; pues se le abre un campo lastimosa para que el sentimiento en lo que pasa discurra hasta Lisboa donde encierre dolor como en su casa si en Xavierre. Lutecia1484 aun más de luto París digo de la ausencia entendida al lusitano puerto célebre parte, y buen testigo su sécuana en que corre al océano; si en un lóbrego hibierno como amigo de lluvias en sus ojos el verano trocando de sus Lises, turbiones cruje, ¡ay dolor! Por de agua gurbiones. Venecia que lo supo haciendo extremos sin detenerse un punto por mar viene que como tan a mano halla los remos su a la vela en mil góndolas previene; la que en agua fundada hasta aquí vemos

1484 Ciudad en la Galia prerromana y romana.

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en sus lágrimas más de hoy, más se viene en sus ojos a ver es la que en ve[r]los Venecia es que en sí más Venecia en ellos. Roma que de ambos orbes fue señora y el no serlo lloró con tal vehemencia que es lo que lloré yo con lo que ahora dice ¡ay de mí! ¿A saber de aquesta ausencia? Cuando de valentía en lo que llora vencer piensa a un Xavier con su presencia si en Lisboa arriscada en llantos libres por ojos Tajos y reveses Tibres.1485 La Europa a quien llegó voz no propicia de un se le va Xavier a la Asia, el lloro saca de Acrocerannia1486 o de Fenicia por estrecho al tomar postas del toro: que en el bramando de dolor desquicia cuatro mares1487 de cuatro su decoro, y en uno juntos los pasó, la proa puesta en apearse en Creta si en Lisboa. Donde de por sí, y juntas se opusieron de Francisco a los pasos tras quien vienen tristes si ansiadas, si afligidas vieron la pena de la culpa que no tienen; lo amargo sin lo dulce que tuvieron, lo adverso sin lo próspero a que vienen, lo infeliz sin Xavier, sin él la pura desdicha, adversidad, pena, amargura. Todas le cercan, y se esfuerzan todas a hacer a una sentidas sus poderes por tirar de él a lágrimas de todas,

1485 [El Tibre es el río que corre por Roma y por Portugal el Tajo, con que se entenderá la alusión del verso] Se refiere al Tíber. 1486 Acrocerania, montes de Epiro. 1487 [Tiene Fenicia cuatro ensenadas de mar: “Primus a Gaditano freto; 2us a Pacinio; 3 ab ipsa Epiri Acrocerania; 4 ab Hillesponto ad Meotidis ostia”. Plauto, Anfitrión, sc. 3, a. 4]

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brazos de omnipotencia en las mujeres; pero sáleles mal, si de entre todas Xavier a desasirse mil Xavieres, ve a mujeres le suenan, con que arguye no es ya él se va, se va pues es que huye. Y huye hasta de sus lágrimas vertidas por dé un dé a lo mujeres derramadas si viendo que por él no recogidas suenan no bien y amenos recatadas; con que un Joseph1488 a lágrimas perdidas (pues por su ausencia ve que desatadas) echa a huir más, y por capa que les deja dé un dé que así se quejen darles queja. Huye aun a más huir, sin que de parte del Rey aguarde apenas al gran conde de Castañeda1489 que el recado aparte le dé y suyo si en él aun de él se esconde; pues de parte del Rey, y de su parte lo que al amor de entrambos corresponde le ofrece liberal, como él ni ace[p]te (fuera de libros) ropa, criados, flete.1490 Huye así de Lisboa si en sus manos1491 la capa deja así de tantos bienes como para el viaje ofrece humanos por lo que él así aun más de parabienes; llenando de sentida ella lo vanos vientos de ays, y clamores con sus bienes

1488 Véase la nota 520. 1489 Título nobiliario de origen tardomedieval que fue el primer territorio concedido a un aristócrata en Cantabria, el cual inicialmente pertenecía a la familia Manrique. 1490 “Lo que pidió fue solo una cachera, o ropa grosera que llamaban bernia, para servirse de ella cuando pasase el Cabo de Buena esperanza (que es un paso frigidísimo y lluvioso) y unos pocos libros, de que había de tener mucha necesidad en la India, y nunca jamás quiso por más que se lo suplicaron recibir otra cosa. […] Estando ya el santo Padre Francisco embarcado fuese a ver con el Conde de Castañeda, que era el que tenía el cargo de hacer aprestar la armada y del santo Padre Francisco mucho cuidado” (Turselino 1620, 34). 1491 [Lisboa]

546  Xaveriadas en la mano que muestra por atroces desprecios de su amor diciendo a voces.1492

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«¿Así mi voluntad Xavier desprecia no una vez, pero tantas con desvío? ¿criados de mí ofrecidos así aprecia que a mí, en mi cara, a mí y al amor mío? ¿con desahogo tan libre que se precia me diga, y desenfado tan de brío de a nadie ha menester cuando al partirse manos tiene1493 de quien sabrá el servirse?». «¿Así en las mías los regalos deja que yo para su flete prevenía de mi cuidado prenda, y de mi queja más ya sin duda, ¡ay Dios! ¿que él me volvía? ¿si en retorno palabras a la oreja de tanta sequedad cuanta tendría de limosna un bizcocho para él, sano comido, por comido de gusano?». «¿Así para que vista el lienzo, el paño conmigo capa de Joseph? ¿conmigo? ¿tan de su desnudez pobre en su daño cuanto de la limpieza, y del abrigo? ¿que así lo liberal de a lo buen año mío desdeñe así? ¿que así enemigo del lecho, sin más cámara de popa que almohada el borde, ni que el sol más ropa?». «Y que sufrirlo pueda mi amoroso corazón –dice– en voces prorrumpiendo altas, sentidas, clamorosas, oso oso decir, no mucho, si aun viviendo;

1492 Génesis 39, 13: “Cuando vio ella que le había dejado su ropa en sus manos, y había huido fuera”. 1493 [Esta respuesta dio al gobernador y a los ministros del rey, no una vez sino muchas. Turselino, supra. Lucena, supra, Ribadeneyra, Maffeo, Eusebio con lo demás que van diciendo los versos]

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si vivo mi dolor, más riguroso aun viva me hallo en él, ni mucha entiendo mi grave pena pues por más que cabe en mí si acaba, en mí, de mí, no acabe». 375

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«Ea, ¡oídme! ¡oh ciudades!1494 –dijo– oídme vuelta Lisboa, a Venecia, a Europa bella, de Xavierre a la casa, ea, seguidme por los cielos conmigo, en mi querella; ea Patria, París, Roma, repetidme lo infeliz de mis hados, y mi estrella, Navarra1495, ea, aunque madre, el Joseph hijo de tus cadenas1496 hoy preso sea». Y dijo. «¡Espérame, Xavier! ¡detente! ¡aguarda! No de tu triste madre la aspereza provoques en mis montes,1497 ni a que arda ya en ellos más Faetonte, en que tropieza; escucha, mas no oye, atiende, tarda su oreja a mi voz es, mira, ¡oh extrañeza! Advierte, ¡oh, que rigor! Espera, ¡oh lucha! Ni mira, atiende, advierte, espera, o escucha». «Navarra soy, tu patria soy, soy tuya la que el ser natural, la que la vida la que tu ilustre sangre, la que suya te dio y que lo es de España esclarecida; y es buen pago de bienes tales huya (¡oh Xavier! ¡oh enemigo! ¡oh, ya entendida burla contra mi honra!) ¿él que ni cuadre en vida, en ser, en sangre, en patria, en madre?».

1494 Génesis 39, 14: “Llamó a los de casa, y les habló diciendo: Mirad, nos ha traído un hebreo para que hiciese burla de nosotros. Vino él a mí para dormir conmigo, y yo di grandes voces”. 1495 [Navarra] 1496 Génesis 39, 20: “Y tomó su amo a José, y lo puso en la cárcel, donde estaban los presos del rey, y estuvo allí en la cárcel”. 1497 [Pirineos: llámanse así porque Pir en griego quiere decir fuego que por ser tan altos arde más en ellos el sol. Tomando ocasión de aquí los antiguos para fingir la fábula de Faetonte, como se dijo arriba en el primer canto]

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«Tus pasos seguiré mal que tropiece en duro yerros de cadenas mías, o postas tomaré del amanece sacudiéndose de agua del mar frías; o alas embargaré al ave, al pece prestas por vientos, y por olas pías mas, ¡ay! Que corre él más, que en postas suela el sol, en agua el pez, el ave en vuela». «¡Triste yo! ¡y qué hare yo! ¡válgame el cielo! Mi cadena tras sí, si al mar me arrojo me llevará en su peso al hondo suelo no en peso el agua tras Xavier que enojo; si me quedo a la orilla, aun más recelo me anegue el llanto que en mis niñas cojo, junto imposible, que uno y otro enoje si hora me quede, muero, hora me arroje». La casa de Xavierre1498 en que nacido fue su Xavier aviva de lamento que niñeces le acuerda en su alarido que lloros en su llanto a lo elemento; que en voz de fortaleza, y en sonido de piezas disparadas por el viento dice que amaine, y a la vela él, prueba más que de salva es ya pieza de leva. «¿Mis lágrimas no acalla, el detenerte por las que yo entre arrullos te acallaba? No entre mis brazos –dice–, ¡ay Dios! ¿al verte de gozo vertía más que te enjugaba? ¿no el que te vi nacer se me convierte en muerte hoy para mí más que ella es brava? ¿si de un que veo a este mundo me nacía1499 un hombre en ti, que al otro hoy mi alegría?».

1498 [Casa de Xavierre] 1499 Juan 16, 21: “La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo”.

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«Sírveme ser murada fortaleza o solariega de Xavierre casa para que a lo rosal, o a lo fineza por defender su rosa en armas pasa; sin que el ponerse en ellas de agudeza en tanta espina estorbe a mano escasa de piedad se la lleve, ¿si o en mí odiosa pues rosal, que India mano, a Xavier rosa?». «¿No bastará, oh Xavier, cuando pasaste por mis puertas de largo desdeñaras que te crie? ¿pero al que aquí me hallaste las tuyas a embarcarte me cerraras? ¿y aun con ellas me dieras, sino al traste con mi amor, en los ojos? ¿y aun me echarás de mí tu fortaleza en torno odiosas, porque al dolor más fuerza, en ellos fosas? El alarido al cielo aun más levanta París1500 que sabia es tanto, y tanto ignora de límite, y de tasa en su garganta si en voz de ays, en lágrimas si llora; pues tanta es su ignorancia en llorar tanta, pues tanto es su lamento, y tanto en hora que mares Xavier de aguas atropella si no es que aun más que en ellas, pues por ella. De quien arguye en tono, y de energía silogística en quejas voceando: «a mí que te hice hombre, a mí –decía–, que cátedras Maestro regentando, por mares me atropellas, pues te vía con mis premios de letras laureando las aguas graves de doctoras plumas si en borla blanca, las láureas, de espumas. Los grados míos que en insignia honrosa de universidad son, y por mí fueron

1500 [Paris]

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del iris semejanza, en nube hermosa donde guerra en colores me movieron; no aparente ya guerra pues lluviosa en nubes de mis ojos, que rompieron en truenos ¡ays! En rayos suspirados sobre a tantos de altura grados, grados». «Flores mías lises se desojan tanto por ti, oh Xavier, ¿por ti? Que un tiempo a ole[r]las me acuerdo bien te fueron gratas cuanto de agradecerse merecieron bellas; sin más aprecio ¡ay Dios! Que el que en mi llanto tienen (pues que ni alguno entre tus huellas) de un dé y que de ellas fuera, y su desdoro yo a no quedarles riegas en mi lloro». Con que Venecia1501 zangas halla a mares abiertas para sí donde no menos soberbios levantándose pesares calles se abre en sus ojos de agua llenos; por donde sentimientos a millares vuelven, tornan, y van, de riesgo ajenos hasta que en la mayor del océano tras Xavier se hunde a voces, pero en vano. «¡Ay de mí! –dice– ¡mi Xavier! Espera volverme es las espaldas ¿por qué acaso no hallaste a lo gigante1502 en tu carrera por mí a Jerusalén abierto el paso? Culpa mía no fue, fuelo del fiera bárbaro Mahomad,1503 pero aunque caso que mía, ¿contra mí tú de a lo alfanjes corvos Indo o el raudal, corvos1504 o el Ganges?».1505

[Venecia] Véase la nota 1217. Mahoma (c. 570–632), fundandor del Islam. [Ríos que por la India corren de fama] [Por las vueltas y revueltas que hacen]

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«No hojas corvas diré tersos cristales para mí de ambos ríos la ocurrencia pero que alrevesados dos puñales por mi pecho hoy al agua, a tal ausencia; que el océano envaina por raudales contra el mío Adriático,1506 en pendencia armada, de que mano echando (¡oh enojos!) se me desangra el mar, mares mis ojos». «¿Por dicha, oh Xavier mío, aun te da en cara del pobre la materia que en mí huiste? ¿me tuerces aun el rostro porque aun cara no hagas al miserable que lamiste? Vuelve, a mirarme, vuelve, y verás clara mi sospecha en tu fuga, si aun resiste tu horror en mí, cual pobre sin ti, y tanto que hago aun materia, pues tú de mi llanto». «Por mis ojos pues corra, y más exclame a gritos mi miseria, piedad tuya, ¡el cielo así, oh Xavier, suyo te aclame y cómo huyes de mí nunca él te huya! ¡bienes te desee más quien más te ame que gotas unió el mar, en gracia suya! ¡de mí, y sin ti que te apiades, sobre de incurable en mi mal, triste yo y pobre!». «Mis lágrimas materia son que corre de mi llagado corazón rendido a tu lengua, oh Xavier, si me socorre con lástimas de mi tu horror vencido; no de ti mismo la victoria borre un ver que hoy no se venza de mi huido si a la lengua del agua en darme enojos soy que no tú el Xavier yo de mis ojos».

1506 [Mar de Venecia]

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1507 [Roma]

Roma1507 a sollozos interrumpe grave la inconsolable Señoría en hora que aunque señora sea del orbe y sabe serlo de él, no de sí, de sí señora; pues no el imperio de sí misma cabe en los breves dos mundos con que llora digo en sus ojos donde ignora arenas de inobediente su dolor, sus penas. «¿A quién me quejaré –dice sentida– ¿a Xavier o a mí? ¡ay Dios! Si a Xavier digo: ¿tuvo la culpa él de su partida? ¿salir no le deje de mí el testigo? Si a mí de mí me quejo seré oída yo de mí contra mí, pues que conmigo su rémora aun no fui, con que me culpa la culpa mía a mí, a mí él sin culpa». «Yo fui yo quien honores le previno de legado en la India con que el cuello pues ¡ay de mí! Al cuchillo aunque divino y honroso para él, más mi degüello pues honrarle, mostrarle fue el camino por donde de mí huyendo en su descuello la puente vea de plata, y más vea en ella hechos ríos mis ojos, que ojos de ella». «Mas, ¿para qué tras él voy desalada si con honras le sigo? Cuyos dejos son que me deje así desesperada de poderle alcanzar ni aun a lo lejos; quitárselas no es bien, pues la jornada hará mejor sin ellas, ni en bosquejos, dejárselas peor, si es darle a mares que el pesar es a mí, yo a él más pesares».

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«¿Qué haré? ¡ay de mí! La Europa1508 embravecida a Roma se volvió revuelta en saña: ¿tú dices y qué haré? ¿tú que orbicida de un mundo, y otro mundo eres guadaña? ¿cuándo de ti a ampararme llego herida del mismo mal que a todas acompaña pasas porque un Xavier (si hermoso ajobo por vientos, mares) de otra yo, sea el robo?». «¿Dónde tu antiguo esfuerzo, que no sales en campo contra el campo cristalino? ¿siquiera ni el horror en las navales N[a]uma[q]uias tuyas bárbaras, aun vino? ¿piensas que de cristales, a cristales de ondas te digo, a lágrimas previno tu ardor lid a las aguas guerreadoras si más las haces, contra ti pues lloras?». «¿Cuándo a llorar en armas, niñas mías, tuyas, de todas, las que habéis llorado ausencias de un Xavier noches y días contra el airado Dios, y el Dios nevado? ¿ardiendo en iras de las aguas frías de espuma Goliad desafiado aun aire, y ya a sus pies, son más que riñas aun no, en ojos de niños, pues de niñas?». «Seguirle, es por demás, llorarle, en vano que nos mire, imposible, detene[r]le, como ha de ser, si aun casi el océano que atrás la proa deja, ¿alcanza a ve[r]le? Darle voces, ¿y oirá? Pues con la mano llamarle, y señas con la ropa hace[r]le, extremo es de dolor, que en sus extremos ni así él se alcanza a ver, si es más que aun vemos». Dijo; «¿y de mí? ¡ay de mí! ¿qué haré?» –volvía Roma. Y París: «¿de mí, qué yo?» –gritaba.

1508 [Europa]

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«Pues, ¿y de mí? –Venecia proseguía. ¿Qué será?, Y triste yo, –Lisboa. Goa exclamaba: «¿dónde iré? ¿dónde ya Xavierre hundía el cielo a voces?». Sí Navarra estaba muda al dolor que manos le enclavija de boca en ellas, cuanto de ojos fija. Cual alargando el cuello ya a este lado ya a estotro prueba a ver si a verle alcanza; cual de puesto mudando le ha burlado como en él que primero, su esperanza; cual ansiosa, pregunta, a olas que han dado en la orilla al través de bonanza: «¿le encontrasteis? ¿le visteis? No, y de pena nos dimos como ves contra esta arena». Cual a una ola que ve entre otras baña por su prisa de espuma el mar, barrunta que nuevas, nuevas de él le trae, y se engaña si a oír de ella, de él no sé, queda difunta: «¿cuál que se dé razón así, no extraña de si le vio al partir?». Y a su pregunta: «sí, le vi, sí» –se respondió. Consuelo que abajo, al no, ya no, se le cae el cielo. Cual que al caer de golpe por la arena sobre mano, en pie el codo, trastornada se da si poco ha rosa, y ya azucena cabizbaja de párpados, almohada; cual se mira en el Tajo, y con su pena en cara se da en él, y aun él doblada si al volvérsela: «espejo eres –decía– ¿mi culpa tú para que pena y mía?». Cual en fin va a su margen y cual de ella noche vuelve, que ocaso halla la orilla. si una y otra ciudad ya por no bella maravilla, sin sol es maravilla; en fin la nao veloz para ellas huella borrada, al pisar bien torcida quilla,

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con que ni a ellas de cara aun por la popa con Europa se quedan, si en Europa. «Quédense –Xavier dice–, a la Asia ufano corriendo en leño picador por mares que sabe hacerles mal bien, de océano bruto cristal, labrándoles ijares;1509 de carrera partiendo por lo llano como la palma pues, de Euro1510 a pesares si a parar, por abril,1511 viene a la Palma1512 de aire a una y otra sofrenada en calma».1513 «Digo que por abril de otro florido la nao que calma avista avaro el viento, de a lo pródigo en islas al sentido si en Cabo Verde, si en Canarias, siento nueve, y doce entre todas resumido hermoso de ellas número que cuento, doce abriles las doce, siempre amenas, cuales las nueve, en verdes, Barbacenas».1514 Con siete1515 más frondosas cuanto apuestas como avista le tienen al camino le salen en sí mismas tantas fiestas cuantas en disfraz todas peregrino; revestidas de gozo en orden puestas si al natural con superior destino como puede festejan, y no acaso tanto bien como ven, bien que de paso.

1509 “Ijada del ser humano y de otros mamíferos”. DRAE. 1510 Véase nota 120. 1511 [Partió de Lisboa a 7 de abril de 1541] 1512 [Cabeza y las más celebre isla de las Fortunadas o Islas Canarias] 1513 [Calmó la nao a vista suya. Regálase el Santo con su admirable y hermosa vista] 1514 [Dásele a las nueve islas de Cabo Verde ese nombre in genere y por mayor. Digo a las Islas a él vecinas. Todo lo que se irá diciendo de estas islas y las demás, se sacó de las Relaciones de Juan Botero Benes y de Rebullosa, y de padre Juan de Mariana, 2ª parte De la Historia de España al fin, y de otros] 1515 [Las de Cabo Verde]

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Por ahora en el viento maestral bravo si antes de hiel el mar, en leche ahora, lisonjas ahora aquel de que le alabo de linda condición ahora este ahora; los pajarillos por aquel recabo sirenillas de pluma sean sonora, por este y saltos de placer los peces que a verlos corros1516 el cristal más veces. Con novedad los cielos1517 aquí hermosos, con majestad no vista climas huellas de el que de casa en casa1518 es amorosos con harta nota galanteos de estrellas; en menguantes de Cintia a ojos curiosos tapada de medio ojo, aún más que de ellas, que al ver Xavier los ve (modestia es harta) se destapa ella,1519 y el galán se aparta.1520 Viénensele a los ojos bellas nueve de a lo muy damas islas sin mudanza en la gala del traje, que de nieve vistió nunca o de blanco1521 su esperanza; siempre de verde sí, porque así apruebe Xavier en el color, la buena andanza que espere y siempre buena, en su viaje si de la tela se cortó que el traje. Delante se le ponen asistidas de poblaciones únicas de aves

1516 [Los círculos que hace el agua uno mayor y otro mucho mayor] 1517 “Ofreciánles en el camino muchas cosas notables y curiosas para hombres doctos en la Geometría, Astrología y Filosofía. Porque descubrían en el Mar Atlántico, que es el que rodea la costa de África, muchas y muy principales islas, unas cerca de la costa, otras más lejos de ella” (Turselino 1620, 35v). 1518 [Luna ya llena] 1519 [Porque se pone el sol] 1520 [El sol por los signos del zodiaco] 1521 [Llámanse estas islas las siempre verdes, porque nunca supieron de hibierno, son una verde y perpetua primavera. Por otro nombre Barbacanas y vecinas al Cabo verde. Otros dices que son siete islas no más]

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(pues de hombres, ni en una empueblecidas) ramos pueblos enteros de ellas graves; que dicen de Xavier, velas tendidas su nao, cual ellas son del viento naves ave es que correrá por más ligera a tanta nao de pluma la ribera. Tras las que siempre verdes parecieron siente en número o más al navegante,1522 nueve otras más amenas se vinieron para el Cabo Verde, aun más galante; si aun en nombre bizarras compitieron las del Mayo1523 con él, siempre fragrante cual con diciembres otra,1524 y no en amago de sus turbantes nieves, Santiago.1525 Que en sí a Xavier frondosa es profecía de o a su nao Santiago,1526 en que presuma desecho verá el campo o chusma impía de turbantes espumas, como espuma; como en ellas del mayo islas veía degüellos en claveles, mayor suma en bárbaros acenos1527 degollado mar tan a lo clavel, sangriento o prado. Ofrecese a sus ojos refulgente mas otra1528 de las siete a quien la llama nombre dio esclarecido y a su gente que entre todas la Puebla, y más de fama;

1522 [Estas Islas Barbacenas pobladas de pájaros incognitos a nosotros, y despobladas todas de hombres] 1523 [Cuatro de estas Islas de Cabo Verde se llaman las del Mayo] 1524 [Por nombre la Isla de Santiago] 1525 [Quiere decir que por blandura de esta isla no cuaja nunca la nieve. La alusión está clara] 1526 [La Capitana en que iba el Santo con Martín de Sousa el Gobernador] 1527 No se ha encontrado el significado de esta palabra, pero podría ser una errata del copista quien probablemente se confundió con el término “aceros”. 1528 [Isla del fuego que con la de Santiago solamente entre todas las de Cabo Verde, están pobladas]

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no a la brava1529 por nombre lo impaciente; por nombre a Buenavista (si ni en rama bella flor, hoja verde) no lo bella1530 si esta ni hermosa, ni insufrible aquella. Porque a Xavier las tres le pronostiquen de fuego aquel amor será, aquel celo que volando a su esfera testifiquen en ella almas por él pueblen en cielo; porque la brava, y Buenavista indiquen en parecer lo que no son, del suelo Xavier coge ya bienes si mortales de bienes en mentira, siendo males. De tierra en dichos trozos a lo aislados trozos de agua se viene a él a lo aislada, por sus pasos al vivo aquí contados si leguas cuatro son en que estancada;1531 a la larga, a lo ancho rebozados los muchos de Francisco en agua atada que le anuncia serán al irse1532 entregos de o brazos no una vez, prisión de o ruegos. Viene el río1533 también que escuderea en legua dos de márgenes frondosas a Isla Ribera grande librea de un verde obscuro entre azahares rosas; si al remudar de gala se trajea naranjado el color sobre verdosas telas que en guarnición, son el tesoro de plata en flores,1534 como en frutas de oro.1535

1529 [Llámanse así estas dos islas] 1530 [No una ni otra son lo que suenan] 1531 [Está esta laguna de 4 lenguas de ancho y largo en una de las Islas de Mayo] 1532 [¿Cuántas veces queriendo el Santo irse a otras partes se pondrán los isleños y los fieles en armas por detenerle?] 1533 [Nace a dos leguas de Ribera grande isla también. Todo él aúna y otra margen vestido de cidros y de naranjos] 1534 [De azahar por su blancura] 1535 [Por ser de oro el color de las cidras y de las naranjas en lo de fuera]

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Cidros, naranjos que a Xavier convidan con oro de sus cáscaras presumo, mas él no codicioso se despidan oro, aceite que esconde agrios del zumo; y si en cortezas oros que le envidan con la vista, el olor toma, a lo sumo de sí para arrojarlos, por hartura que es de oro al parecer, de prueba agrura. Entre lo muy galán del rico río la Palma1536 de la India a Xavier cite no a probar de sus dátiles: «pues crío nueces» –le dice–, que con gusto admite; porque fruta a Xavier tan dulce es fío cuanto amarga en su cáscara repite, a mortificación, que si ruidosa por dura es fuera, en lo interior sabrosa. No solo rica en frutas la ribera grande, le sale a recibir rebaño de repetidas crías cuantas era por cuatro veces tres,1537 fecunda al año; mas en saltos festivos, porque quiera de alegres cabritillos, grave el daño (como preciados de saltar) infiero a ellos les venga1538 igual, que a él por ligero.1539 Sálele a recibir cuando el sol pasa por Cancro1540 fea, estrella, entre las ondas de un mar de luces lluvia, que sin tasa por ojos1541 de los aires mar sin sondas;

1536 [Entre esta maravillosa arboleda de cidros, se ve la Palma de la India que lleva nueces por dátiles] 1537 [De ganado de cabrío, a cada 4 meses tiene esta isla, otras tantas crías] 1538 [En encajarse y estropearse] 1539 [Préciose en París mucho de saltar y correr; y paró en no poder dar paso, apretándose como se apretó los cordeles] 1540 [Cuando el sol pasa por cancro llueve en esta isla de continuo sin cesar] 1541 [Las nubes]

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lloviendo sin cesar,1542 con que no escasa por hondos valles, de sus ecos hondas, el agua a Xavier corre que en bosquejo le dice en Cancro, lo que oirá al cangrejo.1543 La Palma, que cabeza de las doce Canarias islas es (por el primero Bentacor1544 descubiertas, si otros doce en valentía franceses caballero; año aquel que entre siglos se conoce de ciento veces diez,1545 y más un cero sobre un cuatro, y de aquel un cinco) a gloria de España insignia allí de su victoria. Por de España la empresa mayor cuento bien que allí del francés a nao arrojada fue aun acaso colérico del viento no a concilio el tomarlas de su espada;1546 del Bentacor fortuna fue, no intento las quintas1547 descubrir de bien guardada fruta de oro por sierpe mentirosa si o Elíseas1548 más1549 en voz, voz fabulosa. No a su conquista no, bien que valiente el gallardo francés, se arriesga armado,

1542 [Porque chasquidos al parecer de la voz] 1543 [Traerá después como adelante cuenta la Historia del pez cangrejo un crucifijo que pone en manos del santo arrodillado a orillas del mar] 1544 [Juan Bentacor fue el que descubrió estas islas caballero francés] Jean IV de Béthencourt (1362–1425) fue un noble, militar, navegante, explorador francés. 1545 [Descubriólas año del Señor de 1405 como las de Cabo Verde Antonio Nolli genovés. Incógnitas unas y otras desde la caída del Imperio Romano hasta el tiempo y año proxime dicho] 1546 [La nave del francés arrojada a estas islas le movió a su empresa haciendo gente en España, porque fue casi nuestra] 1547 [O huertos hespéridos cuyas frutas eran de oro, fingiendo los antiguos estar en guarda suya una sierpe, por parecerlo en los ondeos con que los ciñe el mar] 1548 [Diéronles los poetas también a estas islas nombre de Elíseos Campos o Vivienda de Bienaventurados] 1549 [Llamáronlas Afortunadas por la buena fortuna de aqueste caballero en aportar derrotado a ellas; y con todos estos nombres a fin de significar la muchedumbre de bienes que amontonó aquí la naturaleza]

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pero si de española armada gente que en poderosa armada halla a su lado; razón, porque atribuyo, a nuestro ardiente corazón y coraje afortunado sean de nosotros más islas llamadas que del de afortunado, Afortunadas.1550 Bien que así en general islas arguyas de dichosas sin duda más avista de un Xavier cuando pasa, porque suyas las haga aún más que son de otra Conquista; Afortunadas más somos por tuyas le dicen de un mirar tuyo, que alista favor que a ti nos rinde en sus asomos, pues más que somos ya dichosas somos. «Más yo la Tenerife»;1551 «más yo rica» –dice la Gran Canaria–; «yo hermosura mayor» –dice la Clara;1552 «más» –replica Gomera–; «yo, yo» –Roca–; «yo» –Ventura;1553 la de los Lobos: «yo». No más se explica: «no más yo» –la de El Hierro–. Ya blandura: «más yo, Graciosa sí», «más sí» –Alegranza–1554 pese a la Infierno: «yo». Pese a la Lanza.1555 «Si mucho soy la Gran Canaria1556–dice– por la mayor de todas celebrada en que de mí se diga, y bien se dice de fuegos nuevo mil ser grande ahumada; con un Xavier avista, aun más me hice en mis ojos que soy, que fui poblada

1550 [Esto es, en llamarlas Elíseos Campos o Moradas de Hombres Bienaventurados Mentirosas más al oído por ser todo fábula] 1551 [Nombres de las 12 Islas Canarias] 1552 [Santa Clara] 1553 [Fuente Ventura] 1554 La isla de Alegranza es uno de los islotes del archipiélago Chinijo, al norte de Lanzarote en las provincia de Las Palmas. 1555 [Lanzarote] 1556 [Por ser sobre todas las otras Islas la mayor en vecindad tiene 9000 vecinos]

562  Xaveriadas pues más capaz que fui, soy, si veo en ellos (bien mirado) cabe, él; por más que en mí, ellos». 815

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«Si mucho soy –la Tenerife exclama– porque en altura yo la gigantea de aquel monte hombreador en mí con llama que el orbe desde el suyo señorea; de diamante en figura, como en fama si hasta su cumbre de subida es crea leguas tres veces cinco,1557 y de allí insisto seis veces diez, diez más (¡oh asombro!) es visto». «Si más que él es de altura en él me veo cuanto ya al mayor hombre de la tierra suba otra vista, arribe otro deseo tanto al ya llega a él ya, de él se destierra; no yo que llego a verle, en que me creo soberbia aun más, que el monte mío encierra si de él que más, que él alto, ser no extraña no vista ¡oh gran Xavier! Mi vista, hazaña». «Si yo de El Hierro isla áspera –dijo– me vi del sol ardiendo en viva fragua más crecida de ardor, aunque desdijo agua de pozo1558 en mí, fuente de agua; con solo el milagroso árbol que fijo se cubre de una nube1559 que desagua por él horas dos antes que el sol nace como otras dos después de él aquí yace». «Si en igual maravilla me señalo de un Xavier, más a vista me eternizo pues Hierro y duro, blanda ya me igualo al mayor pecador, que simbolizo;

1557 [Es este monte el mayor del mundo; 15 leguas tiene de subida y se alcanza a ver 70 leguas de allí] 1558 [No hay en toda esta isla de El Hierro agua de pozo o de fuente] 1559 [Cayendo en una pila resuelta (la nube sobre el árbol en agua, de donde beben hombres y bestias]

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si resuelta a lo en lágrimas, regalo soy e igual refrigerio del que hizo sea avista de un Xavier, de endurecida pecadora1560 a sus pies la convertida». «No ya cual de los Lobos,1561 yo isla fiera, ni la de a lo la Lanza vengativa, Ventura sí, Graciosa sí, cordera pues de la, de la Infierno, no cautiva; de a lo de la Isla Fuerte, aunque de cera y de a lo de la Roca, en siempre viva firme yo pues de El Hierro en agua rara una ya a lo en llorarle, Santa Clara». Si de por sí, si juntas como pueden hacen fiesta a Francisco, aunque de paso huésped suyo a la vista, dos se exceden en lograr tanto bien cogido al paso; porque a las otras islas no se queden atrás en festejarle a largo paso de Alegranza1562 por palma y no en bosquejo, La Palma a todas les llevó el festejo. Tiende en el verde prado lo primero no más alimanisco1563 mantel blanco que o copiosa manada, de o el cordero de o la ovejuela, de o su nieve estanco; sobre el cual, delicado, y no grosero se sirve en crudas carnes manjar franco de cuanto nunca al fuego se sujete si mientras más de él lejos,1564 más banquete.

1560 Véase la nota 1325. 1561 [Los nombres de las Islas Canarias, que no tienen cosa más particular, que llamarse así se aplican, a esa metafórica penitencia] 1562 [Nombres de las dos islas que restan por decir de las doce; lo singular de la de la Palma todo de fiesta y de alegría] 1563 Es decir, alemanisco: “Dicho de una mantelería: De un género labrado a estilo de Alemania, donde tuvo origen”. DRAE. 1564 [No usaban los isleños de la Palma para sazonar las carnes de sus ganados de lana (de que abunda esta Isla) de la lumbre o del fuego, comiéndolas crudas por gran regalo].

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Por postres y principios la ordeñada leche1565 de sus ovejas, exprimidos de sus cañas azúcares, cuajada aquella, si estos más empedernidos; pues ellos en pilón, pues ella ajada1566 de oprimida en los quesos, que cogidos o apretados, de un cerco1567 son degüellos1568 de ellos o añejos, como o frescos de ellos. Anda la copa en rueda del valiente licor tan de dos caras blanco,1569 y tinto, que de la sed atraidoramente Seisidio1570 yendo a ser, otro es distinto; pues que sobre el sediento por su frente revuelve, y de la muerte que allá pinto deja echa, ¡oh, y qué horror! Se sale aprisa por boca, y ojos, de tropel la risa. Mientras la bulla, y la algazara crece disformes canes en grandeza al prado requieren restituya lo que ofrece a sus presas la mesa descarnado; los que a sus amos dan según parece de canarios gran nombre1571 por tomado de can, que en grande cuanto en bien comido tanto en fiestas, si o más de agradecido. Y porque mientras corre así el banquete música haya, músicos en suma sin número sonaban en falsete

1565 [Es la isla de la Palma rica y regalada de carnes, quesos y azucares] 1566 Se refiere a un aderezo con ajos. 1567 [En que los hacen] 1568 [Partiéndolos con agudos pedernales por cuchillos] 1569 [Abunda de valentísimos vinos] 1570 No se ha encontrado el significado de este término. Con mucha probabilidad se refiere al “suicidio” de la “sed”, de ahí la combinación de estas dos palabras formaría el término. 1571 [Son los perros o canes aquí de tan desmedida grandeza, que de su nombre can tomaron los isleños el de canarios]

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bajo, tiple,1572 tenor, voces de pluma; canarios pajarillos1573 que motete en solfa por las ramas, se presuma del mayor en sus picos, como arpados instrumentos acordes de los prados. Levántanse las mesas, y dispuestos los de mesa a tomar asientos varios, a danzarse convidan bien dispuestos en talle y caras1574 jóvenes canarios; tan de a lo menudito pies traspuestos menudean mudanza de canarios que el gusto que da el baile, dio, y no asombre nombre1575 a los bailarines de ese nombre. Límpianse su sudor, porque se sientan cuando otros a una esgrima se levantan, palos1576 esgrimen, que a lo espadas mientan en que se afirman, como bien se plantan; retíranse, y se entran, y se cuentan por muertos en amago, que adelantan de burla a buenos golpes porque malos si acaba a lo entremés la esgrima en palos. Cuando a los que por fiesta en paz pusieron de entre burlas y veras la pendencia, mozos de apuesta, que a correr salieron si horros de ropa, de gentil presencia; no en cinturas, no en sienes que vistieron a su usanza de plumas por decencia como ellas, en sus pies, ellos dejando el campo, el aire atrás a una volando.1577

1572 Guitarra pequeña. 1573 [Estimados en todo el mundo por su música] 1574 [Son los moradores de la Isla de la Palma de gentil disposición, y hermosos de rostro] 1575 [Fueron los inventores de este baile de quienes pasó a España] 1576 [No tienen hierro y así ciñen palos por espadas, haciéndose la barba con pedernales agudos por navajas] 1577 [Preciados sumamente de ligeros en correr y saltar]

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Van de su curso al término distante que un álamo es galán de su Alameda vitorea la gente al que delante del otro va, y no ya si al que atrás queda; vuelve a pasarle aquel, pero al instante a este esotro pasaba, con que queda en apuestas su triunfo, pues se oía no es de aquel, sí es de aquel, la vocería. De plata en trozos,1578 como de oro en tejos almuerzas unos, y otros depositan, bien que de averiguar entre sí lejos quien venza a quien, a un Dios1579 que adoran citan, hácenle su juez mozos y viejos: «¿juzgue él quién venció? ¿quién? ¡júzguelo él!» –gritan y al cielo arrojan1580 su oro y plata–. De hecho pasando de depósito a cohecho. «No la Palma ha de ser, no –les decía metiéndose entre todos la Alegranza– de aqueste, ni de aquel, vuestra porfía cese con un Xavier, que ni esperanza, os deja de victoria, en mi alegría; de premio en su carrera, de alabanza en su velocidad, tal que os moteja cuanto, os deje a correr atrás, si os deja».1581

1578 [La abundancia de oro y plata en esta isla de la Palma increíble. Mariana dice aquí mucho] 1579 [Adoran un solo Dios sus moradores de quien creían ser premiador de buenos como castigador de malos] 1580 [Estimaban estos ricos metales en lo que pisaban, porque decía no serles útil. Opinión muy asentada de muchos bárbaros, como dirá hablando de los japoneses la Historia] 1581 [Prosiguiendo su navegación. Pónese aquí el mundo que corrió desde que salió de Navarra hasta que que muerto fue traído a Goa, para que por el orden de los caminos que anduvo, se vayan desde el canto siguiente con tanto los sucesos del Santo; y como en un breve mapa se vean en el fin de este las ciudades, lugares, islas y reinos en que estuvo y obró cosas tan espantosas y milagrosas. Cuéntanlos por este orden los padres Turselino, Lib. 1, a Cap. 13, Eusebio en el Compendio de la vida del Santo, Cap. 5, Maffeo, Luis de Guzmán, Ribadeneira, Lucena, Diego Mendes Pinto, etc. de Navarra a Paris, a Venecia a Roma a Vincencia a Bolonia a Padua a Roma segunda vez a Lisboa, a Mozambique a Melinde a Socotora a de treinta leguas en circuito]

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Atrás, pues de Navarra el vuelo toma para París, y de él para Venecia, de la Señoría luego, para Roma, como de Roma vuelve hasta Vincencia;1582 de Vincencia,1583 a Bolonia, a Padua, a Roma vez segunda, y de donde así desprecia al doble el correr vuestro que la proa pone en pasaros, pues de allá a Lisboa. El viento, y él, de Portugal a una fatigan de agua montes, cuando a pique se va el aire en no llega su fortuna donde la de un Xavier, si a Mozambique; de quien volando con marea oportuna a Melinde ciudad de moros, dique bravo al mar, de ella aun más si a la Isla Mora que leguas treinta entorno, es Socotora. Cuatro meses galanes1584 de sus flores, con los cuatro1585 hoz de fuego por su verde, si cuatro más de afanes labradores premios1586 y ocios más cuatro1587 en que no pierde; sus viajes el arado sin sudores de Xavier bien corridos, cuanto acuerde por su frente corrieron con más loa si en tiempo de año y mes corre hasta Goa.1588 De Goa al Promontorio con ahínco de Comorín distante leguas1589 de ella diez veces diez, con treinta más, más cinco corre al aire veloz, su veloz huella; como de otra corrida, en que más finco

Vicenza, Italia. El poeta vuelve a escribir el nombre de la ciudad diferente. [De primaveras verano] [Del estío] [Del otoño] [Del hibierno] [Goa después de 13 meses de navegación al promontorio de Comorín] [135]

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de velocidad rara, a lo de estrella que cometa es que pasa, él pasa aposta la rica Pesquería de a su costa. De donde a descorrer vuelve el camino pues corre al Promontorio (que aun nombrado deja atrás su carrera) Comorino,1590 partiendo luego a Travancor1591 alado; si más de él a Ceilán, no más vecino, de este a Janapatán,1592 de este al tiznado Coromandel1593, y a Meliapor,1594 sin treguas sobre ochenta, quinientas de aquel, leguas. De la ciudad que al Santo se dedica incrédulo Tomé, corre a Malaca,1595 como de ella al Maluco,1596 de quien pica para Banda,1597 Isla Hermosa,1598 guacamaca1599 de Banda, infatigable, aun más se aplica la espuela fervorosa, que le saca para Amboino,1600 y del sangre en el lloro que corre a mares, porque corre al moro.1601

1590 [La costa de la Pesquería de las perlas. Al Promontorio de Comorín otra vez al promontorio de Comorín otra vez] 1591 [Travancore] 1592 [Xanapatán] 1593 [Coromandel] 1594 [Meliapor o ciudad de Malipur, o de São Thomé distante de Coromandel 580 leguas] 1595 [La ciudad de Malaca] 1596 [Las islas Malucas o a Maluco] 1597 [Banda] Las islas de Banda son un grupo de islas en el mar de Banda, localizadas al este de la isla de Java, que forman parte de la provincia indonesia de Molucas. 1598 La Isla Formosa, también conocida como Isla Formosa fue una colonia del imperio español, la cual se ubicaba en la parte norte de la isla de Taiwan. 1599 Es probable que este término se refiera a “guacamaya”: “Arbusto de las leguminosas de la América tropical, de hojas doblemente compuestas, inflorescencia en racimos grandes de flores anaranjadas o amarillas, y fruto en una vaina aplanada y lampiña”. DRAE. 1600 [Amboino] Se trata de Ambon, a veces también llamada Amboina, ciudad de Indonesia. 1601 [La isla del moro que lágrimas no derramaron los de Amboino porque se les fue a esta Isla, pensando se la habían de comer, por ser bárbaros los de esta isla ¡que se comen unos a otros!]

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De la isleña Morisma1602 todo un fuego sube a Ternate,1603 y de Ternate vino vez segunda a bajar a lo de riego de plantas, poco ha plantas si a Amboino; si a Malaca1604 otra vez, de Amboino,1605 y luego sobre dos veces que cansó el camino derecho a Comorín,1606 otra la proa a él endereza, y de él, más otra, a Goa. De Goa sin parar sobre dos veces vez tercera, a Malaca1607 se encamina de donde sale desafíos de peces en carrera por mares cristalina; si al Japón1608 todo alas llega, y creces de un aliento después que peregrina tan mayor, que de leguas, por mar cuente a un millar, cientos tres, veinte, y más, veinte. Donde reinos en número sesenta1609 y más cuatro visita, especialmente a Cangoxima,1610 donde el pie no asienta porque en Firando1611 el pie menos asiente; si de él pasando a Iamanguchi1612 intenta al Meaco1613 pasar, de donde intente a Amanguchi1614 volver, porque así quiera

1602 En este caso se refiere a la multitud de moros. “Especialmente en la España de los siglos VIII al XV, conjunto de los moros”. DRAE. 1603 [Ternate] 1604 [Amboino, segunda vez] 1605 [Malaca, segunda vez] 1606 [Promontorio de Comorín tercera vez y de aquí a Goa segunda vez] 1607 [Malaca tercera vez] 1608 [Japón, distante de Goa 1340 leguas] 1609 [Son los reinos de las islas japonesas 64: Cangoxima, Firando, Amanguchi, Meaco corte de aquel imperio y Amanguchi otra vez a Bungo] 1610 Kagoshima, Japón. 1611 Hirado, Japón. 1612 Yamaguchi, Japón. 1613 Nombre antiguo de Kioto, Japón. 1614 Yamaguchi, Japón.

570  Xaveriadas Bungo1615 en Japón sea él meta a su carrera.

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Y de nuevo la India sí a ella vuelve, pues que a Maluco, pues que a Goa, y de ella quinta vez a Malaca, en que desvuelve leguas mil de agua indómita su huella; de donde el Puerto de Sanchán1616 resuelve primero de la China en mala estrella tomar; y le tomó, y en él sin suerte el paso de su vida, el de su muerte.1617 Ni aun muerto para, de su curso inmenso pues de Sanchán para Malaca parte, y de Malaca sexta vez suspenso de las aguas el Dios ya no a ellas Marte; si en leche aquí para la India, intenso su dolor, que de amargo con Goa parte, donde paró de su carrera andadas leguas treinta y tres mil, mil más sumadas.1618 «¿Y la Palma queréis isla en su nombre premio de gran victoria que se os diera –concluye la Alegranza–, cuando asombre el que a todos os gana en su carrera? Sea –dice– de un Xavier sea del que hombre primero en ligerezas de mi esfera». «¡Séalo! –todos dicen– ¡séalo!», y calma la lid, el canto, si en Xavier la Palma. 128

1615 Vieja provincia de Japón, que ahora es parte de la prefectura de Ōita. 1616 La isla Shangchuan, isla situada en aguas del mar de la China meridional, frente a la costa del sur de China, parte de la provincia de Guangdong. 1617 [La India segunda vez a Maluco o Islas Malucas a Goa tercera vez a Malaca quinta vez, a Sanchán primero puerto del extensísimo Reino de la Gran China donde muere y muerto a Malaca sexta vez, a la India tercera vez a Goa, cuarta vez] 1618 [Echa la cuenta de las leguas que anduvo en diez años son 3400]

Fin  571

Fin de las Xaveriadas o por otro nombre Hazañas del Sol de Oriente San Francisco Xavier por Zenñodoro Racddoén Be empeji Pans de Alarmusa. Anagrama del nombre del autor en otra combinación de letras diferente de la que está al principio del libro. La una y la otra quieren decir “por el padre Bernardo de Monzón de la Compañía de Jesús”.