Jacques Lacan Psicoanalisis Y Politica


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Cités Yves Charles Zarka (dir.) N9 16,2003

Ja c q u e s L a c a n P s ic o a n á lisis y

POLÍTICA

Ediciones Nueva Visión Buenos Aires

Zarka, Charles Yves (dir.) Jacques Lacan. Psicoanálisis y política -1® ed. - Buenos Aires: Nueva Visión, 2004 224 p.; 19x12 cm. (Claves) Traducción de Irene Agoff ISBN 950-602-486-3 1. Psicoanálisis. I. Título CDD 150.195

Título del original en francés Cités N s 16: Jacques Lacan, sous la direction d’Yves Charles Zarke © Presses Univeritaires de France. Venta únicamente en ¿unérca Latina. Traducción de Irene Agoff Cet ouvrage, publié dans le cadre du Programme d’Aide á la Publication Victoria Ocampo, bénéñce du soutien du Ministére franfais des Affaires Etrangéres et du Service de coopération et d'action culturelle de l’Ambassade de France en Argentine. Esta obra se publica en el marco del Programa Ayuda a la Pu­ blicación Victoria Ocampo, con el apoyo del Ministerio Francés de Asuntos Extranjeros y del Servicio de cooperación y acción cultural de la Embajada de Francia en Argentina.

© 2004 por Ediciones Nueva Visión SAIC. Tucumán 3748, (1189) Buenos Aires, República Argentina. Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723. Impreso en la Argentina/Printed in Argentina

EDITORIAL

PU N 'fO SE N SIB L E DEL ^SIC O A N Á LISIS Yves Charles Z arka

Lacan murió en 1981, pero su obra no está concluida. La publicación de los volúmenes del Seminario a cargo de Jacques-Alain Miller constituye, periódicamente, un aconteci­ miento. Como si la productividad del pensamiento-Lacan implicara una reserva tan grande como para alim entar y renovar las reflexiones psicoanalítica, filosófica, ética y polí­ tica de los decenios transcurridos desde la muerte del pen­ sador, de un libro al otro y de una generación a la otra. El pensamiento-Lacan continúa fecundando el tiempo presen­ te. En este aspecto, y tam bién en otros, es posible hacer un paralelo entre Lacan y Foucault (fallecido en 1984). La pu­ blicación de todos los cursos dictados por este último en el Colegio de Francia señala igualm ente una sostenida reno­ vación en la vida intelectual y filosófica de estos comienzos del siglo xxi. Si la obra no está concluida, qué decir de los horizontes, recorridos y lecturas que ella suscita. No sólo estam os lejos de haber terminado con Lacan, sino hasta de haber em peza­ do en verdad con él; para ser m ás precisos, de haber empe­ zado filosóficam ente con él. Aun con el impulso dado por Louis A lthusser1y Jacques Derrida,2 aun con los desarrollos de Elisabeth Roudinesco,3 Paul-Laurent Assoun,4 Alain Ju1 “Freud et Lacan”, en Ecrits sur la psychanalyse, París, Stock/IMEC, 1993, págs. 23-48. [Escritos sobre psicoanálisis, México, Siglo XXI, 1997.] 2 Entre otros textos, “Pour l’amour de Lacan”, en Résistances de la psychanalyse, París, Galilée, 1996, págs. 55-88. 3 Jacques Lacan. Esquisse d ’une vie, histoire d ’un systéme de pensée, París, Fayard, 1993. 4 Lacan, París, PUF, 2003.

ranville5 y otros, la explotación filosófica de la obra de Lacan no ha pasado de unos primeros esbozos. Y esto me parece aun más válido en lo que respecta a ese punto sensible del psicoa­ nálisis que es la política. Ahora bien, ¿por qué hablar a su res­ pecto de punto sensible? Simplemente, porque en la política se juega algo que toca de manera decisiva al estatuto mismo del psicoanálisis, en Freud primero y en Lacan después. Distingamos dos relaciones del psicoanálisis con la política. Una de ellas, externa, está determinada por la historia. La Pri­ mera Guerra Mundial, la crisis económica y política, los movi­ mientos de masas, el ascenso del nazismo obraron en Freud como incitaciones a probar la operatividad de los conceptos psicoanalíticos en los campos social, político e histórico. En De guerra y muerte. Tbmas de actualidad (1915), hallamos un aná­ lisis de la relación del individuo con el Estado. Este último exi­ ge sacrificio de goce y monopolio de la violencia injusta (y no sólo de la legítima, como en Weber): “El Estado (beligerante) exige de estos ciudadanos un máximo de obediencia y sacrifi­ cio, al tiempo que los incapacita a través del disimulo excesivo y la censura de la comunicación y expresión de sus opiniones, en forma tal que el ánimo de quienes se ven sometidos así inte­ lectualmente queda indefenso frente a cualquier situación des­ favorable y frente a cualquier rumor inmanejable”.6 En E l m olestaren la cultura (1930), texto de los años oscuros, se vuel­ ven a mencionar, con miras a dar cuenta del origen y función de la cultura, el sacrificio de goce y la hostilidad exterior nece­ sarios para asegurar la cohesión interna de una comunidad conforme el principio del “narcisismo de las pequeñas diferen­ cias” (tema ya presente en Psicología de las masas y análisis del yo, de 1921). E l malestar en la cultura es, globalmente, la transposición de una problemática casi hobbesiana en el len­ guaje del psicoanálisis: cambiar una parte de la libertad y feli­ cidad del individuo por una parte de seguridad. “Homo homini lupus: por lo que indican las experiencias de la vida y la histo­ ria, ¿quién tiene el coraje de discutir esta máxima?”7 Lacan subrayará la importancia de esta obra paralelamente a Moisés *Lacan et la philosophie, París, PUF, 1984. [Lacan y la filosofía, Bue­ nos Airea, Nueva Visión, 1992.] * Freud, Actuelles sur la guerre et la morí, (Euvres completes (= OC), Parla, PUF, t. XIII, pág. 132. [“De guerra y muerte. Tbmas de actualidad”, Sigmund Freud. Obras completas, O OC), Buenos Aires, Amorrortu edi­ tor», 1979, t. 14.] TFreud, Malaise dans la civilisation, OC, t. XVIII, pág. 298. [El mah»tar en la cultura, OC, t. 21.]

y la religión monoteísta (1939). M igual que en E l malestar m la cultura, uno de los puntos fundamentales de este segundo libro era el interés por esclarecer las razones del antisemitas mo: “No fue una casualidad incomprensible si el sueño de do­ minación germánica sobre el mundo apeló al antisemitismo como complemento”.8 Estos esfuerzos por extender la aplicación de los concep­ tos del psicoanálisis a la sociedad, la política y la religión estaban determinados por el curso de la historia. Pero te ­ nían una contrapartida: una suerte de interioridad de la política a la problemática de lo inconsciente, precisamente cuando se pensaba que esta problemática concernía sólo a la esfera privada. Aunque jam ás escribió un tratado propia­ mente político, Lacan percibió esta presencia de lo social y lo político en el corazón de lo inconsciente. Para Freud, el complejo de Edipo, la instauración de la prohibición y de la ley hicieron de lo social y lo político un punto sensible del p sicoanálisis. En Tótem y tabú (1913), efectivam ente, la historia fam iliar de cada individuo repite el com ienzo de la h istoria colectiva de la hum anidad (prohibición del in ­ cesto, prohibición de matar al padre). El complejo de Edipo abandona así la relación familiar para convertirse en un con­ cepto universal capaz de explicar la formación de las socie­ dades, las religiones, etc. El paso de la horda al Estado -p ara tomar el titulo del libro de Eugéne Enriquez- tiene por co­ rrelatos la instauración de la ley y una reevaluación de la figura simbólica del Padre. Sobre este punto sensible construye Lacan las principa­ les categorías de su propia comprensión del psicoanálisis. Entre las expresiones donde lo inconsciente aparece deter­ minado como esto o como aquello, hay dos que no es posible dejar de vincular: “Lo inconsciente es la política” y “Lo in ­ consciente es el discurso del Otro”. De aquí pueden resultar dos lecturas. Para la primera, lo inconsciente psíquico nun­ ca está en soledad, nunca se cierra sobre sí mismo sino que es inm ediatam ente función del Otro, es decir, función del discurso que lo identifica: “Lo inconsciente es una relación o algo que se produce dentro de una relación".9 La segunda enlaza la cuestión política a la de la dominación, es decir, al discurso del Otro como discurso del amo. Este discurso es 8 Op. cit., pág. 301. 9 Jacques-Alain Miller, Entrevista sobre “Lacan y la política”, infra, pág. 128.

concebido en orden a la dialéctica hegeliana del amo y el - " avo: el amo pone al esclavo a trabajar, se apodera del exce­ do de goce y al mismo tiempo mantiene en el esclavo la espe­ ranza de una supresión posible de la separación. E sta centralidad de lo político en el psicoanálisis vuelve a mostrarse en el significante fálico, así como en la tríada fundamental: Simbólico, Real e Imaginario.10 Queda pendiente la otra cuestión: la del uso del pensa­ miento-Lacan en el campo de la filosofía política. Diré, en este aspecto, que se trataría de un uso saludable, por cuanto es preciso que la filosofía política aborde tam bién las cues­ tiones relativas a la naturaleza del deseo, a las razones de los conflictos y a la relatividad de las soluciones. Es literal­ mente asombroso, en efecto, que la mayoría de las corrien­ tes contemporáneas en el campo de la filosofía política ha­ yan ignorado casi a Lacan y, de m anera más general, los aportes del psicoanálisis. Ahora bien, retom ar a la cuestión del deseo, de la prohibición, del goce, del sacrificio, etc., no es en verdad otra cosa que retom ar al tipo de reflexión polí­ tica propio de Platón, Maquiavelo o Hobbes. Es importante que la filosofía política se despierte. De lo contrario, term i­ nará siendo una disciplina normativa sin carnalidad algu­ na.

10 Cf. infra Jean-Pierre Cléro, Conceptos lacanianos, págs. 165-178.

D O SSIE R *,S IC O A N Á L IS IS Y P O L ÍT IC A

PRESENTACIÓN Jean-Pierre Cléro y Lynda Lotte

No puede esperarse que los psicoanalistas, dispensados casi del defecto de intentar competir en calidad con el poder po­ lítico, y ello a toda costa, sean muy complacientes con éste. Encuentran en él, aun disimulados por los oropeles republi­ canos y democráticos, los rasgos de ese discurso del amo cuya necesidad estructural Lacan pensó en la década de 1960, poco antes de estallar los acontecimientos de Mayo del 68. En las décadas siguientes, el discurso del amo se tornó particularmente vil pues el dominio,* m uy comprometido ya a causa de un utilitarism o que venía triunfando desde hacía casi dos siglos, pero codiciado no obstante con sim ilar ahín­ co, pasó a ser el objetivo de una lam entable demagogia; el amo, en efecto, no pretendía en absoluto asumir el dominio sino sólo ocupar el lugar de amo, fingiendo hacer de este modo, tras escuchar a los dominados, aquello que estos es­ peran de él. Corresponde a los psicoanalistas proferir el discurso del revés tal como lo han hecho los autores que siguen, con un oficio que se ha vuelto instintivo. Tras empezar con la con­ signa única de considerar las relaciones entre política y psi­ coanálisis, centrando el desarrollo en la figura capital de Lacan, los autores de este dossier se sirvieron espontánea­ mente del psicoanálisis para pensar la modernidad. El dis­ curso del revés de la política y la sociedad no es por fuerza revolucionario, en el sentido de que no preconiza necesaria­ mente la revolución, y hasta puede ser deliberadamente es* Juego de palabras -difícil de traducir al castellano- entre maltre, amo, y mattrise: dominio, señorío, manejo, control, entre otras acepcio­ nes. (N. de la T.)

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