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Spanish; Castilian Pages 184 [180] Year 2000
Esteban Mira Caballos Indios y mestizos americanos en la España del siglo xvi
Esteban Mira Caballos
Indios y mestizos americanos en la España del siglo xvi Prólogo de Antonio Domínguez Ortiz
Vervuert
• Iberoamericana
•
2000
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ÍNDICE GENERAL
PRÓLOGO
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INTRODUCCIÓN
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C A P Í T U L O I: L A E S C L A V I T U D D E L I N D I O A M E R I C A N O
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1. Legislación y a r m a d a s de rescate 2. La vida de los esclavos indios en las Antillas
24 36
C A P Í T U L O II: L E G I S L A C I Ó N S O B R E E L E N V Í O D E I N D I O S A CASTILLA
43
1. 2. 3. 4. 5. 6.
43 46 48 50 54 57
Las indecisiones iniciales El proyecto esclavista de Cristóbal Colón La primera prohibición de la trata La rehabilitación de la trata La limitación de la trata Las Leyes N u e v a s y la prohibición definitiva de la trata
C A P Í T U L O III: L A V I D A D E L I N D I O E N C A S T I L L A 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.
La travesía: un rosario de vidas en el c a m i n o Los m o m e n t o s iniciales en la Península La visión del indio en la España del siglo xvi El status social del indio El indígena en la estructura socio-laboral Los mercados de esclavos indígenas Indios libres en la Península: la enseñanza de hijos de caciques .. Mestizos en España: la crispación d e la ilegitimidad
61 61 65 68 71 74 80 85 90
9. Los pleitos por la libertad de los indios 10. La manumisión
94 104
C A P Í T U L O IV: E S T U D I O C U A N T I T A T I V O
107
1. Los indios traídos a la Península en números absolutos 2. S e x o y precio de los indios
108 113
C A P Í T U L O V: L A D I S T R I B U C I Ó N G E O G R Á F I C A D E L I N D I O EN L A P E N Í N S U L A I B É R I C A : A L G U N A S V A L O R A C I O N E S
123
1. Indios esclavos en Andalucía 2. Indios en Extremadura 3. Indios en el resto de España: algunas hipótesis
124 128 132
CONCLUSIONES
135
APÉNDICE DOCUMENTAL
139
Envío de indios a Castilla ( 1 4 9 2 - 1 5 5 0 ) II: Real Cédula a Pedro de Torres, contino real, para que los indios traídos por el almirante se pongan en libertad y se restituyan a sus naturalezas, Sevilla, 2 0 de j u n i o de 1500 A P É N D I C E III: Real Cédula sobre los indígenas que Cristóbal Guerra trajo y vendió, Écija, 2 de diciembre de 1501 A P É N D I C E IV: Real Cédula a frey Nicolás de O v a n d o legalizando la traída de indios a Castilla bajo ciertas condiciones, Medina del C a m p o , 20 de diciembre de 1503 A P É N D I C E V: Real Cédula al almirante Diego Colón para que no consienta la traída de indios a Castilla, Sevilla, 21 de julio de 1511 A P É N D I C E VI: Real Cédula al segundo almirante D i e g o Colón, Burgos, 12 de agosto de 1512 A P É N D I C E VII: Real Cédula al doctor Sancho de M a t i e n z o sobre ciertos indios que se mandaron traer a Castilla, Madrid, 17 de julio de 1516 A P É N D I C E VIII: Real Cédula a Francisco Tello, tesorero de la Casa de la Contratación, O c a ñ a , 4 de abril de 1531
141
APÉNDICE I: APÉNDICE
144 145
147
148 149
150 151
IX: Real Cédula a las Audiencias y d e m á s justicias indianas, Madrid, 17 de marzo de 1536, y pregón que se dio en Sevilla A P É N D I C E X: Licencia del virrey A n t o n i o de M e n d o z a a Miguel de Saucedo para que pudiese llevar dos indios a Castilla, M é x i c o , 27 de marzo de 1539 A P É N D I C E XI: Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación sobre ciertos indios que trajo Ñ u ñ o de G u z m á n , Madrid, 25 de febrero de 1540 A P É N D I C E XII: Real Cédula a los alcaldes ordinarios de la ciudad de Cádiz en la isla de Cubagua, Madrid, 10 de m a r z o de 1540 A P É N D I C E XIII: Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación, Madrid, 22 de noviembre de 1540 A P É N D I C E XIV: Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación de Sevilla, Valladolid, ! 4 de diciembre de 1543 A P É N D I C E XV: Real Cédula al doctor Hernán Pérez del C o n s e j o de Indias, Valladolid, 31 de m a y o de 1549 A P É N D I C E XVI: Carta de venta del indio Martín Quintín, Valladolid, 9 de mayo de 1554 A P É N D I C E XVII: Relación de lo que se hizo en la corte con el indio Pedro de Henao, Madrid, 1584 APÉNDICE
152
154
155 156 157 158 160 161 164
FUENTES DOCUMENTALES
167
BIBLIOGRAFÍA
169
índice de cuadros Indice de ilustraciones Indice de mapas
177 179 181
PRÓLOGO
No voy a hacer un análisis de la obra de Esteban Mira Caballos. Mi propósito se reduce a consignar algunas reflexiones que me ha inspirado su lectura. Las relaciones entre el Antiguo y el Nuevo Mundo constituyen materia inagotable de estudio por su densidad, su variedad y las incalculables consecuencias que han tenido en la historia reciente de la Humanidad. No es una historia acabada y cerrada en sí misma; es un proceso abierto, de perenne actualidad. Asistimos al desplazamiento del centro de gravedad de ese binomio hacia el oeste, empequeñeciendo a una Europa que parece empeñada en dilapidar las ventajas que su favorable posición geoestratégica y el genio de sus habitantes le han conferido. Desde el principio hubo notables disimetrías en la relación entre ambos hemisferios: América nos dio mucha plata en una ocasión en que el desarrollo económico de Europa estaba agarrotado por la escasez de los medios de pago que exigía una economía precapitalista. El movimiento inverso fue nulo: no hubo envíos de metales preciosos de Europa a las Indias. El movimiento de hombres f u e también unidireccional, pero en sentido inverso: América recibió muchos europeos, pero Europa recibió poquísimos americanos. A m b o s movimientos tenían su lógica interna, reforzada además con actos de gobierno, con medidas legislativas. Los resultados fueron de inmensa trascendencia: América se ha desarrollado como continente multirracial, mientras que las eínias europeas han permanecido estables. No influyen de manera apreciable en esta visión general las excepciones a la regla. A pesar de los progresos de las ideas aperturistas, sigue estando muy arraigado en la Vieja Europa el deseo de conservar una identidad cultural que podría poner en peligro una avalancha incontrolada de inmigrantes. El libro que ha escrito Esteban Mira Caballos trata de una de las mencionadas excepciones y de su fracaso: el fracaso de la idea, que no sabemos si alguna vez llegó a tomar cuerpo en la imaginación de los gobernantes, de remediar la insuficiencia demográfica de España mediante la aportación de gentes venidas de otras tierras, preferiblemente vasallos de la Monarquía, como era el caso de los nativos americanos. Seguramente no. Llegó a crearse en tiempos del Conde Duque de Olivares una Junta de Población; se pensó traer italianos y flamencos católicos. A los franceses no había que llamarlos,
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INDIOS Y MESTIZOS AMERICANOS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
porque venían en bandadas. Seguramente el aguador que pintó Velázquez en su mocedad era uno de ellos. Pero traer indios era impensable por racismo sociocultural, no biológico, puesto que, como bien se observa en este trabajo, eran bien acogidos los indios de estirpe regia y aun los caciques con ciertos aires de nobleza. El indio sencillo, el indio puro, no tenía cabida en aquella sociedad; incluso la Iglesia, a pesar de su visión, entre trascendental y paternalista, rehusaba integrarlo en sus filas. La única manera en que podía concebirse, no la integración, sino la mera convivencia del indio con la sociedad hispana era la esclavitud. Y de ello trata el presente libro. Portugal y España fueron los únicos países europeos en los que la esclavitud no solo perduraba, sino que se reforzaba al comienzo de los tiempos modernos, al socaire de unas circunstancias históricas bien conocidas. Gobernantes y teólogos se pusieron de acuerdo para justificar una institución tan repugnante para el espíritu evangélico y los aires de libertad que traía el Renacimiento. Los particulares necesitaban mano de obra sumisa y barata, y los gobiernos se beneficiaban también del inmundo tráfico. El hombre se convirtió en una mercancía. Los buscadores de oro se consolaban de sus frecuentes fracasos capturando y vendiendo esclavos. Colón fue, o pretendió ser, uno de ellos. La firme postura de los reyes de España y de la Sede Apostólica (la bula Sublimis Deus es de 1538) impidieron a medio plazo que la América recién descubierta se convirtiera (como ya había sucedido en Africa) en un inmenso mercado de esclavos. Pero la autoridad de la Corona tardó en imponerse a los aventureros que constituían las primeras oleadas conquistadoras, gentes decididas a enriquecerse a toda costa y en el menor tiempo posible, porque la actitud de los colonos de Santo Domingo hacia los nativos no solo era inhumana, sino irracional a largo plazo; aniquilados por una explotación durísima, los reemplazaron por los de las islas vecinas y por los de las costas del frontero istmo. ¿Y qué ocurriría después? La colonización fracasaba por sus propios excesos. Ese fue el tipo de actuación que fustigó de Las Casas. Aplicadas a la posterior actuación de los colonos, ya mitigada por la acción regia, sus palabras resultan excesivas. Como indica el autor, la crisis determinada por las Leyes Nuevas señaló el fin de aquel episodio; se llegó a una solución salomónica: no habría esclavitud del indio, pero se toleraría de facto una situación inferior del indio con ciertos visos de servidumbre, manteniendo un status superior y una posibilidad de integración para la reducida capa superior indígena. El campo de investigación de Esteban Mira Caballos se refiere, pues, al primer medio siglo de colonización; concretamente, a los indios que en ese período de tiempo pasaron de las Indias a España. No es que después no se produjeran transferencias: siguió habiendo españoles que traían a España indios como criados; una Real Cédula de 6 de noviembre de 1706 se refiere a los religiosos que tenían esta costumbre (Muro, II, 185), y añade un detalle
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PRÓLOGO
significativo: los indios así traídos no se amoldaban a la vida en España y trataban de reembarcarse. Además, llegaron indios procedentes de Portugal. Pero éstas eran raras excepciones, mientras que en el período antes citado los casos de indios traídos a España como esclavos fueron numerosos. El hecho ya era conocido; el mérito del autor de este libro consiste en haber demostrado mediante una investigación minuciosa y seria que fueron muchos más de los que se pensaba y en haber individualizado no pocos ejemplos. Caso aparte es el de los contados indios y mestizos que alcanzaron en la metrópoli brillantes destinos, como el Inca Garcilaso, Leonor de Alvarado Xicontencatl, que casó con un primo del Duque de Alburquerque, o los miembros de la infinita saga de los Moctezuma que vivieron en España. Casos excepcionales pero significativos. Antonio Domínguez Granada, 1999.
Ortiz
INTRODUCCIÓN
Hace ya varios años que decidimos abordar el estudio de los indios y mestizos americanos que, por muy diversas circunstancias, se embarcaron r u m b o al Viejo M u n d o tras el descubrimiento d e A m é r i c a . D e s p u é s de varios años de investigación, escudriñando n u m e r o s a s f u e n t e s tanto manuscritas c o m o impresas, hemos llegado a la conclusión de que fueron varios miles los indios q u e arribaron a nuestras costas a lo largo del siglo xvi e incluso d u r a n t e la primera mitad del xvn, f u n d a m e n t a l m e n t e para abastecer el m e r c a d o esclavista peninsular. D e s d e un primer m o m e n t o , nuestra intención n o f u e otra q u e la de sacar a la luz una página prácticamente inédita de nuestra historia, sobre una temática a la que apenas si se había prestado atención por parte de la historiografía moderna y contemporánea. Se trataba, pues, de reconstruir el d e v e n i r de esta minoría étnica, m a r g i n a d a hasta el e x t r e m o de h a b e r sido objeto de un denigrante olvido por parte de la memoria histórica. N o obstante, d e b e m o s reconocer que en realidad no se trata de una omisión acerca de este grupo étnico tan solo, sino también de otras minorías de la época, c o m o los esclavos canarios o los berberiscos, que apenas han recibido atención por parte de la historiografía. Por ello se tiene la errónea impresión de que en el siglo xvi la servidumbre afectó única y exclusivamente a personas de color, cuando la realidad fue otra bien distinta. En la España del Quinientos la esclavitud afectó a un amplio abanico étnico, en el que figuraban esclavos blancos o berberiscos, moriscos, canarios, negros e indios, entre otros. En el presente trabajo pretendemos realizar un primer análisis globalizador de esta temática a través de fuentes manuscritas e impresas. Pero no nos engañemos: son muchas las interrogantes a las q u e no hemos conseguido dar una respuesta satisfactoria. Por ello, estas páginas deben ser consideradas tan solo c o m o un punto de partida para futuras y más completas investigaciones. En lo referente a las fuentes, empezaremos por las impresas, que son sumamente limitadas debido precisamente al olvido historiográfico antes mencionado. Así, aparte de algunos trabajos nuestros dados a conocer en los últimos años 1 , únicamente disponemos de un reducido número de estudios monográfi-
1 "Indios americanos en el Reino de Castilla (1492-1550)", Actas del Congreso de AHILA. Leipzig, 1995 (publicadas en C D ROM); con algunas c o r r e c c i o n e s ha sido p u b l i c a d o en la
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INDIOS Y M E S T I Z O S A M E R I C A N O S EN LA E S P A Ñ A DEL SIGLO X V I
eos q u e se pueden contar con los dedos de una sola mano, a saber: en primer lugar, un artículo de Alfonso Franco Silva en el que analizó unas 37 cartas de compra-venta de indios que localizó en el Archivo de Protocolos de Sevilla 2 . En s e g u n d o lugar, citaremos a la investigadora sevillana Juana Gil-Bermejo, que utilizó fuentes inéditas del Archivo General de Indias, fundamentalmente de la sección de Justicia 3 . En tercer lugar, un trabajo del profesor Lobo Cabrera, d o n d e d i o a c o n o c e r u n a s q u i n c e cartas de c o m p r a - v e n t a de indios que localizó en el transcurso de sus investigaciones sobre la esclavitud en las Canarias orientales 4 . En cuarto lugar, destacaremos una ponencia de Juan Gil, publicada recientemente, en la q u e dio a conocer n u m e r o s o s datos inéditos sobre algunos mestizos residentes en tierras sevillanas 5 . Y en quinto y último lugar, no q u e r e m o s d e j a r d e citar el t r a b a j o del investigador d o m i n i c a n o A m a d e o Julián 6 : para su elaboración no e m p l e ó f u e n t e s d o c u m e n t a l e s ; sin embargo, sus páginas constituyen una concienzuda síntesis de muy diversas informaciones procedentes de crónicas e historias modernas y contemporáneas. Por lo d e m á s , c o n t a m o s con referencias muy esporádicas en libros generales referidos a dos temáticas diferentes, a saber: una, la encomienda indiana, d o n d e f r e c u e n t e m e n t e a p a r e c e n a l u s i o n e s a g r u p o s d e indios q u e se e m b a r c a b a n con d e s t i n o a la P e n í n s u l a ; y dos, la esclavitud en E s p a ñ a , en cuyos textos e n c o n t r a m o s algunas referencias a los esclavos procedentes del c o n t i n e n t e a m e r i c a n o . En a l g u n o s casos los autores establecen porcentajes c o n c r e t o s d e su p r e s e n c i a en relación a las d e m á s p r o c e d e n c i a s e, incluso, tablas comparativas de precios. D a d a la p a r q u e d a d b i b l i o g r á f i c a ya c o m e n t a d a , el presente e n s a y o está f u n d a m e n t a d o , c o m o no p o d í a ser de otra f o r m a , en f u e n t e s primarias. El
revista Temas Americanistas, N.° 14. Sevilla, 1998. "Aproximación al estudio de una minoría étnica: indios en la España del siglo x v i " , Hispania, Revista de Historia de España, T. 194. Madrid, 1996. "El envío de indios americanos a la Península Ibérica: aspectos legales (14921550)", Studia Histórica, Historia Moderna. Salamanca (en prensa). "Indios americanos en la Extremadura del siglo xvi: aproximación a su estudio", XXVI Coloquios de Historia de Extremadura. Trujillo (en prensa). 2 Franco Silva, Alfonso: "El Indígena en el mercado de esclavos de Sevilla (1500-1525)", Revista Cades, N.° I. Cádiz, 1978. 3 G i l - B e r m e j o García, Juana: "Indígenas americanos en Andalucía", Andalucía y América en el siglo xvi. E E H A , Sevilla, 1983. Más brevemente y sin aportar datos nuevos debemos citar de la misma autora: "Ideas sobre el indio americano en la España del siglo xvi", La imagen del indio en la Europa Moderna. Escuela de Estudios Hispanoamericanos, Sevilla, 1990. 4 L o b o Cabrera, Manuel: "Esclavos indios en Canarias: precedentes". Revista de Indias, N.° 172. Madrid, 1983. 5 Gil, Juan: " L o s p r i m e r o s mestizos indios en E s p a ñ a : una minoría ausente", Entre dos mundos. E E H A , Sevilla, 1997. 6 Julián, A m a d e o : "Tráfico de indígenas esclavos de Santo D o m i n g o a España a fines del siglo x v y en el siglo xvi", Bancos, ingenios y esclavos en la época colonial. Colección Banreservas, Santo D o m i n g o , 1997.
INTRODUCCIÓN
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estudio de la documentación del Archivo General de Indias ha sido bastante exhaustivo por nuestra parte, localizándose el grueso del material en las secciones de Indiferente General, Justicia, Contratación y Patronato. En la sección de Indiferente General están ubicados la m a y o r parte de los cedularios reales, por lo que es posible hacer un seguimiento de las disposiciones legales. A d e m á s no p o d e m o s perder de vista q u e d u r a n t e m u c h o s a ñ o s para su embarque se requería una licencia real que aparece en estos libros de registro. N o obstante, también d e b e m o s señalar q u e esta sección cuenta con serios inconvenientes, c o m o son el hecho de no detectar el a b u n d a n t e tráfico fraudulento de esclavos indios y el que, superados los años veinte, no se requería ya tal licencia real, sino tan solo una autorización del gobernador o virrey, documentación esta última que en muy raras ocasiones se ha conservado. En la sección de Justicia se localizan varias d e c e n a s d e p r o c e s o s por la libertad d e los indios, g e n e r a d o s en su m a y o r p a r t e en el tercer t e r c i o del siglo xvi. El estudio de esta sección ha sido f u n d a m e n t a l para el desarrollo de nuestra investigación por la gran cantidad de información que o f r e c e . En Contratación aparecen, por un lado, algunos libros cedularios q u e no están en Indiferente, así c o m o los registros de navegación. Estos últimos nos han sido de poca utilidad porque para el siglo xvi, y con excepción de la última década, tan solo se conservan unas cuantas decenas de ellos, a l g u n o s en muy mal estado, y también debido a que la trata de indios f u e prohibida muy tempranamente, por lo que no aparece registrado legalmente este trasiego de idas y venidas de indios entre el Viejo y el N u e v o M u n d o . Finalmente, en la sección de Patronato se conservan los cedularios de los primeros años del siglo xvi, así c o m o algunas referencias muy esporádicas a esta cuestión en cartas privadas y en correspondencia oficial. Junto a estas fuentes generales, hemos de señalar la existencia de abundantes referencias sobre la cuestión en los archivos parroquiales y en los protocolos notariales de las distintas localidades e s p a ñ o l a s . L o s libros sacramentales, y en especial los de bautismo, tienen una gran i m p o r t a n c i a para nosotros m u y a pesar de los l i m i t a d o s a s p e c t o s q u e r e c o g e n . C o m o es de sobra conocido, en los países católicos era c o s t u m b r e que los esclavos - c u a l quiera que fuese su e t n i a - cumpliesen con los sacramentos de la Iglesia 7 . Así pues, en el siglo xvi e n c o n t r a m o s partidas de indios en los libros de bautismo, c o n f i r m a c i ó n , m a t r i m o n i o y d e f u n c i ó n . Esta f u e n t e , a d i f e r e n c i a de lo que ocurre con los protocolos notariales, tiene la ventaja de ser m á s asequible por su reducido volumen documental. Los d o c u m e n t o s n o t a r i a l e s o f r e c e n una m a y o r i n f o r m a c i ó n , ya q u e en e s c r i t o s c o m o las c a r t a s de c o m p r a - v e n t a s u e l e n e s p e c i f i c a r s e t o d a s las
7 C o r t é s A l o n s o , Vicenta: " A l g u n a s ideas sobre la esclavitud y su i n v e s t i g a c i ó n " , de ¡'Instituí Historique Belge de Rome, T. XLIV. R o m a , 1974, p. 142.
Bulletín
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INDIOS Y MESTIZOS AMERICANOS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO X V I
características del esclavo, es decir: su nombre, el color exacto de su piel - q u e en el caso de los indios suele ser membrillo, membrillo cocido o membrillo cocho-, su edad, su precio, sus defectos físicos y psíquicos así como los nombres, oficios y lugares respectivos de residencia del comprador y del vendedor. Sin embargo, toda esta documentación local presenta también grandes inconvenientes. Para empezar, se trata de una documentación ingente que en nuestro caso sería casi imposible de abarcar. Por ejemplo, tan solo la documentación notarial existente en Sevilla desde 1525 - a ñ o en el que acabó su estudio el profesor Franco S i l v a - hasta 1600 sería suficiente para realizar varias tesis doctorales. Sin duda es necesario esperar a que estos estudios sobre la esclavitud en las distintas ciudades y villas españolas se vayan realizando y publicando para ir conociendo la presencia de indios en las distintas regiones españolas. Pese a todo, tampoco podemos considerar que la documentación local es la panacea, pues presenta un grave inconveniente: que no siempre se menciona la etnia del esclavo. Este problema es especialmente agudo en el caso de los registros sacramentales, ya que esta información depende exclusivamente de la minuciosidad del sacerdote que redacta la partida. Pero incluso en el caso de que se mencione su condición de indio, existen tres procedencias posibles, en pocos casos especificadas en los manuscritos: la América española, la América portuguesa y, finalmente, la mismas Indias orientales, donde los portugueses poseían diversas factorías 8 . Sabemos que desde 1512 llegaron a la Península unos pocos centenares de asiáticos, siendo el resto naturales del continente americano. Por tanto, los oriundos de Asia constituyeron una reducidísima minoría dentro de los ya de por si minoritarios cautivos indios. Distinguir cuántos de ellos procedían de la América española y cuántos del Brasil es, en estos momentos, una tarea imposible. Finalmente, dentro de este apartado de fuentes, no queremos dejar de mencionar un libro de registro de indios que se confeccionó en Sevilla y que no hemos conseguido aún encontrar. Este registro lo confeccionó Gregorio López a partir de una disposición establecida el 17 de marzo de 1536 que decía lo siguiente: Item, porque Su Majestad ha sido informado que en la dicha ciudad de Sevilla hay muchos indios, algunos de ellos libres y otros esclavos ha de informarse de todos los indios que en la dicha ciudad hay y hacer un libro de todos ellos, poniendo en ellos que son libres a una parte y los esclavos a otra para que quede por memoria para adelante los que de ellos son libres o quedan por esclavos o
" En las Indias orientales los portugueses poseían la ciudad de Calicut, desde donde trajeron a la Península Ibérica algunos esclavos. Franco Silva, Alfonso: Esclavitud en Andalucía, 1450-1550. Universidad de Granada, Granada, 1992, p. 40.
INTRODUCCIÓN
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para averiguar si son libres o esclavos y de hacer las diligencias que convengan*. Que llegó a elaborarse es algo de lo que no nos cabe la menor duda, pues lo hemos encontrado citado en muchos de los pleitos que se generaron por la libertad de los indios. Así, en reiteradas ocasiones, los propietarios alegan la inscripción de su esclavo indio en el registro de Gregorio López para probar irrefutablemente su situación servil. Por desgracia este libro manuscrito, que hubiese aportado un enorme caudal de información sobre estos nativos americanos residentes en Sevilla, no ha sido localizado por nosotros. Por otro lado, conviene dejar claro que el hecho de que nos hayamos centrado en el siglo xvi no significa que no hubiese indios en la siguiente centuria. Existen algunas investigaciones, como la que Ndamba Kabongo realizó sobre la esclavitud en Córdoba entre 1600 y 1621, en las que se detecta la presencia de algunos esclavos americanos 1 0 . Asimismo, y por citar algún caso concreto, el 14 de septiembre de 1628 se vendió en Jerez de los Caballeros (Badajoz) una esclava "mulata india, pintas de ciruela de edad de doce o trece años poco más o m e n o s " " . Y finalmente, en El Pedroso (Sevilla) sabemos que en torno a 1640 vivía un indio, al parecer libre, llamado Miguel García, que asistió como testigo a un bautizo celebrado en la iglesia parroquial de dicha localidad 12 . En cualquier caso, en relación a los indios esclavos del siglo xvn queremos comentar dos aspectos: primero, que su número continuó un descenso que se había iniciado, como es bien sabido, a mediados de la centuria anterior; y segundo, que la mayor parte de ellos debían ser ya oriundos de la América portuguesa. Finalmente, en cuanto al marco geográfico de nuestro ensayo lo encuadramos en el reino de Castilla, que es el término utilizado en casi todos los documentos indianos. No obstante, en nuestro trabajo hablamos de España porque será la realidad política a la que dio lugar ese conglomerado de reinos peninsulares. Además, aunque los indios se consignaban a Castilla, algunos de ellos terminaron sus días por azar en distintas localidades aragonesas, catalanas o valencianas. A modo de conclusión, diremos que en este ensayo intentaremos ofrecer una primera visión sobre el devenir de estos americanos en suelo peninsular, unas personas que, a fin de cuentas, fueron víctimas inocentes de su desgraciado destino en nuestra tierra. 9 Expediente elaborado por Gregorio López, visitador de la Casa de la Contratación, sobre ciertos indios que dio por libres, 1543-1545. AGI, Justicia 741, N.° 3. 10 Citado en Aranda Doncel, Juan: "Los esclavos en Jaén durante el último tercio del siglo xvi", Homenaje a Antonio Domínguez. Ortiz. M E C , Madrid, 1981, p. 242. 11 Su precio de venta f u e de 1.500 reales. A r c h i v o Histórico Provincial de B a d a j o z , leg. 2.193, s/f. 12 Archivo Parroquial de El Pedroso, Libro de bautismos N.° 5, fol. 20.
CAPÍTULO I LA ESCLAVITUD DEL INDIO AMERICANO
Ya en el siglo xix Isidoro de Antillón se lamentaba de la permanente existencia de la esclavitud a lo largo de toda la historia de la humanidad 1 . Y no le faltaba razón, pues la servidumbre existe y se justifica desde la Antigüedad, m o m e n t o en el que filósofos de la talla de Aristóteles afirmaron que ésta era algo intrínseco a la propia naturaleza humana 2 . América, por supuesto, no fue una excepción, pues la sumisión de sus aborígenes se inició desde los primeros m o m e n t o s de la conquista. N o debemos olvidar que la esclavitud había tenido una gran vigencia a lo largo de la Baja Edad Media peninsular, en la que fueron esclavizados miles de moros 3 . Así, de las dos principales doctrinas vigentes en la Edad Media sobre el derecho natural del hombre, en el Nuevo M u n d o se adoptó precisamente la de Enrique de Susa, Cardenal Ostiense, que identificaba, c o m o todos sabemos, derecho natural con ley cristiana. Muchos indios americanos fueron esclavizados, en principio i n d i s c r i m i n a d a m e n t e y, d e s p u é s de 1514, b a j o la e x c u s a de hacer c a s o omiso a un requerimiento que les pedía su sometimiento a la fe cristiana y al rey de España, y que ellos, c o m o es de suponer, no entendían en absoluto. Así, mientras que en 1503 quedaron sujetos a esclavitud los caribes 4 , en 1509 se autorizó la captura de ios indios lucayos 5 , extendiéndose en i 5 1 2 a 1 A n t i l l ó n , Isidoro: Disertaciones sobre el origen de la esclavitud de los negros, motivos que la han perpetuado, ventajas que se le atribuyen y medios que podrían adoptarse para hacer prosperar sin ella nuestras colonias. I m p r e n t a d e D o m i n g o y M o m p i é , Valencia, 1820, pp. 11-12. ' C i t a d o e n C o r t é s L ó p e z , J o s é L u i s : La esclavitud negra en la España Peninsular del siglo xvt. U n i v e r s i d a d d e S a l a m a n c a , S a l a m a n c a , 1989, p. 27. 1 V é a s e K o n e t z k e , R i c h a r d : " L a e s c l a v i t u d d e los i n d i o s c o m o e l e m e n t o d e la e s t r u c t u r a c i ó n s o c i a l d e H i s p a n o a m é r i c a " , Estudios de Historia Social de España. M a d r i d , 1949, p p . 447-448. 4 Real P r o v i s i ó n a f r e y N i c o l á s d e O v a n d o , S e g o v i a , 2 9 d e a g o s t o d e 1503. A G I , I n d i f e rente G e n e r a l 4 1 8 , L. l , f f . 1 1 6 - l l 6 v . CODOIN, S e r i e I a , T. X X X I , p p . 187-193. 5 G i m é n e z F e r n á n d e z , M a n u e l : Bartolomé de Las Casas, T. II. E E H A , S e v i l l a , 1 9 5 3 , p. 4 7 3 .
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INDIOS Y MESTIZOS AMERICANOS EN LA E S P A Ñ A DEL SIGLO XVI
aquellas zonas de Tierra F i r m e que fueron expresamente señaladas por las autoridades de la Española 6 . Esta sumisión a la servidumbre se fundamentó en varias cuestiones básicas. En primer lugar, se j u s t i f i c a b a por la evangelización de los aborígenes, pues, no en vano, los dominicos de Tierra Firme se quejaron en 1518 de que muchos españoles que iban allí, supuestamente a rescatar perlas y a cristianizar a los indígenas, "cautivaban muchos de los indios de la dicha costa no mirando lo que eran obligados (...)" 7 . Así, en 1 5 3 3 se le dio licencia a Pero S á n c h e z de Valtierra, v e c i n o de Nueva Sevilla ( J a m a i c a ) , para que pudiese "armar e ir con sus carabelas y bergantines por la costa de Tierra Firme y a otras islas en la dichas islas comarcanas para que los indios de ellas admitan la p r e d i c a c i ó n c r i s t i a n a y se aparten de sus idolatrías y delitos nefandos (...)" 8 . Evidentemente, ni siquiera la Corona se creía esta circunstancia de la evangelización, ya que hacía años que se venían repitiendo las denuncias de que los españoles no iban allí a doctrinar, sino a esclavizar a los indígenas, lo que consentía descaradamente por los suculentos ingresos que le proporcionaban las armadas de rescate. En este sentido, escribió el teniente de gobernador de la isla de Cuba a Su Majestad, en 1519, lo siguiente: Que en dar lugar c o m o hasta aquí se ha dado a que algunas personas hagan armadas para ir a rescatar y descubrir por la Tierra Nueva que él ha descubierto se le h a c e m u y n o t o r i o a g r a v i o c o m o c l a r a m e n t e p a r e c e porque su fin, de los tales españoles, no es pacificar, ni amansar los indios, ni traerlos a nuestra fe. Y antes a robarlos y a l b o r o t a r l o s porque d e s a m p a r a n sus haciendas c o m o se ha visto por experiencia de dos navios que con licencia de los padres Jerónimos fueron de la isla E s p a ñ o l a a r e s c a t a r por la c o s t a de Tierra F i r m e que dejaron los indios tan desabridos y aterrorizados que han aborrecido el trato y conversación de los cristianos que por allí ahora pasan (,..) 9 .
D e la misma forma, el Obispo de Santo Domingo explicó en 1531 la despoblación de Santa Marta en función de los saqueos de las armadas de rescates "porque no se entiende sino en hacer una entrada con la más gente que ser puede para robar el oro y lo que los indios tienen, y vueltos a la ciudad
6 En realidad, quedó vedada tan solo el área de Urabá, es decir, lo que poco después se llamaría Castilla del Oro, pues se consideraba habitada por aborígenes pacíficos. Otte, Enrique: Las perlas del Caribe: Nueva Cádiz de Cubagua. Fundación John Boulton, Caracas, 1977, p. 104. 7 Real Provisión al licenciado Alonso de Zuazo, Valladolid, 14 de enero de 1518. AGI, Contratación 5089, ff. 138v-139. 8 Real Provisión a Pero Sánchez Valterra, vecino de Nueva Sevilla en Jamaica, Madrid 16 de febrero de 1533. AGI, Contratación 5787, N.° 1, L. 1, ff. 49v-50. También en AGI, Santo Domingo 1121, L. 1, ff. 133-134. 9 Carta de Diego Velázquez a Su Majestad, h. 1519. AGI, Patronato 178, R. 6.
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c o m e n lo q u e robaron en ella y c u a n d o se les ha a c a b a d o j ú n t a n s e y van a otra parte a hacer otra entrada Un segundo motivo era la práctica de la servidumbre entre los aborígenes antes de la llegada de los e s p a ñ o l e s " . Sin embargo, no se trataba m á s q u e de otra excusa, ya que la esclavitud no la entendían los indios c o m o los e s p a ñ o les. A este respecto, el p a d r e d e L a s C a s a s a f i r m ó lo s i g u i e n t e , a u n q u e n o exento de cierta exageración: Ser esclavo entre los indios, de los indios, es tener muy poquito menos que los propios hijos muy cumplida libertad, y la vida y tratamiento que tienen con sus propios amos es todo blando y suave; pero la servidumbre que tienen entre los españoles es toda infernal, sin ninguna blandura, sin algún consuelo y descanso, sin darles un momento para que resuellen (...)12. En t e r c e r lugar, se e n c o n t r a b a la a c t i t u d p o s i t i v a q u e s i g n i f i c a b a q u e aceptaran el cautiverio c o m o una f o r m a " m á s h u m a n a q u e m a t a r al v e n c i do" 1 3 . Y en c u a r t o , y ú l t i m o , lugar, la f u n d a m e n t a c i ó n se b a s a b a en el libre comercio, pues la supuesta finalidad de las armadas d e rescate era comerciar con los indios de paz 14 . Sin e m b a r g o , c o m o muy bien a f i r m ó M a r i o G ó n g o r a , los supuestos "trueques" con los aborígenes iban seguidos por unos s a q u e o s sistemáticos de toda la zona 1 5 . Así, pues, la posibilidad de cautivar caribes a lo largo d e toda la primera m i t a d del siglo xvi d e j ó abierta la e s c l a v i t u d para el a b o r i g e n en g e n e r a l , pues cualquier indio de paz o "guaitiao" - c o m o se le d e n o m i n a b a en la documentación de la é p o c a - podía ser d e c l a r a d o caribe f á c i l m e n t e , tan solo con un cierto influjo sobre el veedor de Su Majestad. El hierro real f u e utilizado,
10 Memorial del Obispo de Santo Domingo a Su Majestad, Santo Domingo, 11 de agosto de 1531. AGI, Santo Domingo 93, R. 1, N.° 2. " Suárez de Peralta, Juan: Tratado del descubrimiento de las indias y su conquista. Alianza Editorial, Madrid, 1990, Cap. VI, p. 78. 12 Las Casas, Bartolomé de: En defensa de los indios. Biblioteca de Cultura Andaluza, Barcelona, 1985, p. 153. 11 Zavala, Silvio: "Los trabajadores antillanos en el siglo xvi", Revista de Historia de América, vol. III. México, 1938, p. 37. 14 Esta idea del libre comercio mundial la desarrolló, posteriormente, el padre Francisco de Vitoria, incluyendo entre los derechos fundamentales del hombre la libre circulación de las personas, las mercancías y las ideas. Por ello se le considera como el fundador del derecho internacional moderno. Véase una buena síntesis en André-Vicent, Ph. I.: Derecho de los Indios y Desarrollo en Hispanoamérica. Ediciones Cultura Hispánica, Madrid, 1975, pp. 84 y ss. 15 Góngora, Mario: Los grupos de conquistadores en Tierra Firme (¡509-1530). Universidad de Chile, Santiago, 1962, p. 16. Este mismo autor afirmó que los rescates y cabalgadas no significaban otra cosa que una "prosecución de la conquista a pequeña escala", cuyo origen estaba en las algaradas de los españoles contra los moros; ibidem, pp. 34 y ss.
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pues, f r a u d u l e n t a m e n t e , tanto por la corrupción de algunos oficiales reales, q u e d e c l a r a b a n e s c l a v o s a indios a todas luces libres, c o m o por la falta d e escrúpulos de m u c h o s c o l o n o s q u e sobornaban a estos funcionarios, justific a n d o en todo m o m e n t o cualquier medio con tal de enriquecerse. Bastaba con un simple sello en la m a n o o en la cara para garantizar legalm e n t e ante la j u s t i c i a la e s c l a v i t u d de cualquier indio. Sirva de e j e m p l o lo q u e decía fray Bartolomé de Las Casas, refiriéndose a la esclavitud de indios libres: U n o s por e n g a ñ o s que hacían a los indios que e s t u v i e s e n o viniesen con ellos, o por m i e d o s o por h a l a g o s los traían a su p o d e r y d e s p u é s les hacían c o n f e s a r delante de las Justicias que eran e s c l a v o s , sin saber o entender los inocentes qué quería decir ser e s c l a v o s . Y c o n esta c o n f e s i ó n , las inicuas justicias y gobernadores pasaban y m a n d á b a n l e s imprimir el hierro del R e y en la cara, siendo sabedores e l l o s m i s m o s de su maldad (...) 1 6 .
E f e c t i v a m e n t e , los sobornos sobre los oficiales reales fueron muy usuales, hasta el p u n t o d e q u e , por e j e m p l o , en C u b a g u a , en 1533, el hierro lo poseían los oficiales reales, pese a que estaba o r d e n a d o q u e estuviese en el arca "de las tres llaves", cada una de ellas en poder de las justicias, del guardián del m o n a s t e r i o d e San F r a n c i s c o y del b e n e f i c i a d o d e la iglesia de N u e v a Cádiz, respectivamente 1 7 . N o olvidemos, en este sentido, lo lucrativo que resultaba para el poseedor del hierro real y para el alcalde ordinario marcar a los esclavos, por c u y o concepto llegaron a cobrar un tomín de oro por pieza11*. En 1536, definía el licenciado F u e n m a y o r el fraude en las Antillas en los siguientes términos: En lo d e los i n d i o s hay m u y gran d e s o r d e n en t o d a s las g o b e r n a c i o n e s n o guardan c o s a que Vuestra Majestad manda, a los de paz hacen de guerra con los que no lo son n o los quieren por sus p r o v e c h o s que esta mercadería e s la en que m á s e l l o s estriban por ser cierta y cotidiana libres v e o vender a manadas en públi-
Ibídem. p. 126. Motolinía describía así las artimañas que empleaban los españoles a la hora de cautivar a los indios: "A los moradores de las islas no les bastan los indios que de ellas han acabado y despoblado, sino buscan mil modos y maneras para con sus armadas venir a hacer saltos a Tierra Firme; denle cuanta buena color quisieren delante de los hombres, que delante de Dios yo no sé que tal será". Motolinía, fray Toribio de: Historia de los indios de la Nueva España. Editorial Porrua, México, 1990, Trat. III, Cap. XI, p. 166. 17 Real Cédula a los oficiales de Cubagua, Madrid, 30 de diciembre de 1533. AGI, Santo Domingo 1121, L. 3, ff. 48v-49. " Real Cédula a los alcaldes ordinarios de Cubagua, Madrid 3 de agosto de 1535. AGI, Santo Domingo 1121, L. 3, ff. 97v-98. También en Otte, Enrique: Cedulario de la monarquía española relativo a la isla de Cubagua (1523-1550). Fundación John Boulton, Caracas, 1961, T. II. p. 15.
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ca almoneda ya que del todo no los puedo remediar tomo medios de obligarlos a servicios temporales. Vuestra Majestad crea que en esto que todos estos acá residen están con ellos fuera de toda caridad (...)19. Estos saqueos, tanto en las islas c o m a r c a n a s c o m o en Tierra Firme, debieron ser dramáticos para estos indios a j u z g a r por las noticias de q u e disponemos. A l l í llegaban las a r m a d a s e s p a ñ o l a s , d e s c a r g a n d o las l o m b a r d a s en medio del pánico de los naturales que "se escandalizan y espantan más de los dichos tiros de pólvora que de otra arma q u e vean y que m u c h a s veces en las armadas q u e han ido ha a c a e c i d o q u e con solo un tiro q u e tiran a u n q u e n o haya piedra no más del sonido se huyen todos los indios q u e en la tal provincia están (...) 20 . Según el padre de Las Casas, los españoles llegaban de n o c h e a los p o b l a d o s i n d í g e n a s " e s t a n d o los i n d i o s en su p u e b l o s e g u r o s en sus camas, salteaban y pegaban f u e g o a las casas, m a t a b a n los q u e podían y los que t o m a b a n a vida (de m u c h o s saltos q u e h a c í a n ) h e n c h í a n los n a v i o s y traíanlos a vender por esclavos (...)" 21 . C u a n d o tenían en su p o d e r a un g r u p o de ellos, hacían una p e q u e ñ a cerca de palos y c a ñ a s y los e n c e r r a b a n para continuar c a p t u r a n d o indios, sin p r e o c u p a r l e s lo más m í n i m o las c o n d i c i o nes en las que los dejaban. La c o n s e c u e n c i a d e todo ello f u e que, c u a n d o a los pocos días regresaban, más de la mitad habían fallecido de hambre 2 2 . El testigo Pedro Romero, presentado en el j u i c i o de residencia de los j u e c e s de a p e l a c i ó n , e x p l i c ó con toda c r u d e z a la triste s i t u a c i ó n q u e p a r a el l u c a y o supuso su captura y su traslado en los navios: (...) Y mataban y robaban y conocían carnalmente a muchas de las dichas indias vírgenes y sin ley ninguna y a falta de bastimentos y mantenimientos, todos los dichos indios o la mayor parte de ellos morían porque por sacarlos de sus tierras como por las muchas hambres que padecían llegaban a esta isla muy pocos y los que llegaban se caían en saliendo a tierra, muertos (...) 23 .
''' Carta del licenciado F u e n m a y o r a Su Majestad, Santo D o m i n g o , 13 de julio de 1536, AGI, Santo Domingo 49, R. 7. N.° 49. 20 Ibkiem. 21 Las Casas: En defensa de los indios..., p. 127. 22 Juicio de residencia a los jueces de Apelación, 1516. AGI, Justicia 42, Pieza I a . 21 Ibídem. Declaración del testigo Pedro Romero a la pregunta tercera de la pesquisa secreta. El padre de Las Casas es muy explícito al respecto, aunque no d e b e m o s perder de vista que exagera: " D í j o m e que como metían en los navios mucha gente, 200, 300 y 5 0 0 ánimas, viejos y mozos y m u j e r e s y niños, echábanlos todos d e b a j o de cubierta, cerrando las bocas que llaman escotillas, porque no se huyesen, los cuales quedaban sin lumbre y sin soplo de viento, y la región es caliente, y c o m o no metían en los navios mantenimientos, en especial agua, más o poco más, que bastase para más de los españoles que en estos tratos andaban, y así, por la falta de comida y más por la sed grande, que por el gran calor y angustia y a p r e t a m i e n t o de estar unos sobre otros o muy juntos a otros, padecían, muchos muriesen y los echasen a la mar, que eran tantos que un navio, sin aguja ni carta o arte de navegar, pudiera solamente por el rastro de
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En otras ocasiones iban persiguiéndolos, leyéndoles el requerimiento y, c o m o no querían obedecer, los declaraban esclavos y los cautivaban 24 . Por lo demás, resulta ocioso insistir en los abusos que los españoles cometieron con estas armadas en las que indiscriminadamente esclavizaron tanto a los indios varones c o m o a las mujeres, los niños y los viejos 25 . Estas expediciones de pillaje tenían cierta similitud con las correrías que los cristianos llevaron a c a b o en tierras de moros durante la Edad Media, según ha escrito Alain Milhou 2 6 . Tanto los miembros que componían estas expediciones c o m o su estructura interna eran parecidos a los de las huestes de la Reconquista, pese a que los medios con los que contaban estos últimos fueron muy superiores. El resultado de todas estas armadas de rescate fue que, tanto las islas Inútiles 27 c o m o la costa de Tierra Firme quedaron totalmente yermas hasta el punto de que, ya en 1518, Alonso de Zuazo informó, refiriéndose a las islas Lucayas, que tan solo las habitaban "los animales brutos y las aves del cielo"2".
1. LEGISLACIÓN Y ARMADAS DE RESCATE
Ya hemos afirmado que en el siglo xvi quedó abierta la vía para la esclavitud indiscriminada de los aborígenes de las Antillas Menores, las Baha-
los que se lanzaban muertos, venir desde aquéllas a estas islas (...)". Las Casas, Bartolomé de: Historia de las Indias. Fondo de Cultura Económica, México, 1951, T. II, Lib. II, Cap. XLIV, p. 351. 24 Carta de Alonso de Zuazo a Su Majestad, Santo Domingo, 22 de enero de 1518. AGI, Patronato 174, R. 8. 25 En un pleito ocurrido en Nueva Cádiz de Cubagua entre 1529 y 1530 se denunció que, en una armada que fue por Capitán Martín López, se capturaron varios indios en Cariaco "con sus mujeres e hijos los cuales traían presos consigo en cadenas para los tratar a la dicha isla Margarita c o m o tales esclavos (...)". Pleito entre el veedor Archuleta y la ciudad de Nueva Cádiz de Cubagua, Nueva Cádiz, 20 de octubre de 1529 al 11 de agosto de 1530. AGI, Justicia 8, N.° 1, Pieza I a , f. 245v. 26 Milhou, Alain: Las Casas frente al restablecimiento de los Caribes. Editorial Laia, Barcelona, 1979, p. 609. 27 Con el nombre de islas Inútiles se denomina, en la documentación de la época, a las islas habitadas por los indios lucayos, pues, desde un primer momento, se supo que no poseían más riqueza que su propia población. 28 Textualmente decía así: " H a b i e n d o estado las dichas islas desde que Dios formó el m u n d o llenas de gente, y muy útiles, y que ninguna cosa les faltaba para sus necesidades, hicieron relación que eran inútiles, para despoblarlas y matar cuantos indios había en ellas ( c o m o dicho tengo) dejándolas yermas, para que las habiten los animales brutos y aves del cielo, y sin ningún provecho así para lo que concierne al servicio de Dios como al de Sus Altezas (...)". Carta de Alonso de Z u a z o al señor de Chiévres, Santo D o m i n g o , 22 de enero de 1518. Saco, José Antonio: Historia de la esclavitud de los indios del Nuevo Mundo. Editorial Cultura, La Habana, 1932, T. I, pp. 166-167. También en CODOIN, Serie I a , T. I, pp. 304-332.
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mas y otras áreas del continente americano, al permitirse la captura de indios que cumpliesen algunas de las tres premisas siguientes: q u e f u e s e n indios caribes (1503), que se hubiesen obtenido en "guerra j u s t a " (1504) y, finalmente, que hubiesen sido " r e s c a t a d o s " a los propios a b o r í g e n e s (1506) 2 9 . Esta legislación no hizo otra cosa que confirmar unos hechos consumados, pues ya en 1500, Rodrigo de Bastidas, adelantándose a la propia legislación, fue a Tierra Firme a rescatar, trayendo de regreso a Santo D o m i n g o "ciertos indios" 30 . La mayor parte de las Antillas Menores fueron declaradas "islas inútiles", por el único motivo de no tener oro. Sus h a b i t a n t e s f u e r o n c o n s i d e r a d o s como la única riqueza de aquellas tierras, por lo que se hicieron expediciones para cautivarlos y llevarlos a los grandes centros poblacionales, situados en las Antillas Mayores y, muy especialmente, en la Española. Se ha dicho que fue el C o m e n d a d o r Mayor, frey Nicolás de Ovando, el primero que, en 1507, propuso que se trajesen indios de las islas comarcanas para suplir la falta de mano de obra que había en la Española 3 1 . Esta petición debió gozar de un gran apoyo popular, pues en ese m i s m o año se enviaron dos procuradores a Castilla con el fin de conseguir licencia real para tal efecto. El rey accedió posteriormente a las peticiones de los vecinos al reflejarse en unas instrucciones dadas al gobernador Ovando, el 30 de abril de 1508, la legalidad de estas armadas de saqueo a las islas Lucayas. Dado el interés del texto en cuestión, lo reproducimos en las líneas siguientes: A s i m i s m o me hicieron relación los d i c h o s procuradores, por parte de e s a d i c h a isla, d i c i e n d o q u e en e s a d i c h a isla hay mucha necesidad de indios y q u e s e han a p o c a d o tanto y s e a p o c a n de c a d a día q u e si n o s e r e m e d i a e n p o c o s d í a s s e d e s p o b l a r á de i n d i o s . Y para el r e m e d i o d e e l l o m e s u p l i c a r o n q u e l e s d i e s e l i c e n c i a q u e de a l g u n a s i s l a s c o m a r c a n a s i n ú t i l e s , d e las c u a l e s n i n g ú n p r o v e c h o s e espera, p u e d a n llevar a e s a d i c h a isla l o s i n d i o s q u e p u d i e r e n l l e v a r para que l o s sirvan de la m a n e r a q u e o t r o s de e s a i s l a d i c i e n d o q u e c u a n d o otro f r u t o n o haya s i n o h a c e r l e s c r i s t i a n o s sería m u y g r a n d e , l o cual m e ha p a r e c i d o m u y bien ( . . . ) " .
29 Un buen resumen de las primeras leyes sobre esta materia puede verse en Eugenio Martínez, M.' Angeles: "La esclavitud indígena, impulsora de las pesquerías de perlas. Nuestra Señora de los Remedios", Real Academia de La Historia. Madrid, 1992, T. III, pp. 6 1 6 y ss. ,0 Las Casas, Bartolomé de: Ibidem, T. II, Lib. II, Cap. II, p. 209. 11 Charlevoix, padre Pierre François-Xavier de: Historia de la isla Española o de Santo Domingo. Editora del Caribe, Santo Domingo, 1979, p. 233. El 3 de mayo de 1509 el rey se dirigió a Ovando, dando el visto bueno a su petición para traer indios de otras islas del entorno. Utrera, fray Cipriano: Historia Militar de Santo Domingo. Tipografía Franciscana, Ciudad Trujillo, 1950, p. 88. 12 Instrucciones dadas a frey Nicolás de Ovando, Burgos, 30 de abril de 1508. AGI, Indiferente General 1961, L. 1, ff. 31-36v. CODOIN, Serie Ia, T. 32, pp. 5-24, y Serie 2", T. 5, pp. 125-142. También en Giménez Fernández, Manuel: op. cit., T. II, p. 473.
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Según aparece reflejado en este texto, se autorizó la captura de indios de las islas c o m a r c a n a s para q u e sirviesen c o m o los indios naturales de las Antillas Mayores, es decir, en régimen de e n c o m i e n d a s o c o m o naborías. La realidad era otra: todos eran conscientes, desde el m i s m o m o m e n t o que se planeaba la e m p r e s a esclavista, de q u e el destino de las piezas capturadas sería la esclavitud. P o c a s s e m a n a s d e s p u é s , se f a c u l t ó d i r e c t a m e n t e al p r o p i o D i e g o de N i c u e s a para q u e , j u n t o a A l o n s o d e O j e d a , p u d i e s e n llevar a la E s p a ñ o l a c u a t r o c i e n t o s indios, v e n d i é n d o l o s c o m o naborías 3 3 . N o obstante, f u e a lo largo de 1509 c u a n d o la esclavitud de los lucayos se generalizó, pues el 14 de j u l i o d e ese año se dio licencia a Miguel de P a s a m o n t e para herrar a todos aquellos lucayos que se resistiesen a los españoles, abriéndose así las puertas de su esclavitud 3 4 . Por su parte, frey Nicolás d e Ovando, había d a d o licencia general a todos los vecinos de la Española para que capturasen indios de las islas comarcanas 3 5 . Así pues, queda claro que f u e en 1509 cuando se generalizó la esclavitud d e los lucayos, extendiéndose la licencia a los vecinos de la isla d e San Juan en 1510 36 . Toda esta liberalización d e la esclavitud estuvo respaldada por la Corona, la cual incentivó su captura al disponer q u e en los primeros años tan solo se c o n t r i b u y e s e c o n m e d i o c a s t e l l a n o por c a d a p i e z a c a p t u r a d a 3 7 y, al p o c o tiempo, suprimiendo toda imposición 31 *. Es más, en los años posteriores, y en especial en 1510 y 1511, se continuaron f o m e n t a n d o estas empresas al eliminarse el pago a la C o r o n a tanto del castellano por cada pieza 3 9 c o m o del quinto real sobre el valor total de los indios capturados 4 0 . Igualmente, se amplió el territorio sujeto a la esclavitud, extendiendo el área caribeña a las Antillas
11 Real Cédula y capítulos que envió el rey a Diego de Nicuesa y Alonso de Ojeda, Burgos, 9 de j u n i o de 1508. AGI, Indiferente General 1961, L. I . f f . 57v-58. Existe un resumen de esta disposición en A H N , C o n s e j o s S u p r i m i d o s 21.474, N.° 34, ff. I 4 v - I 5 v . C o m o es bien sabido, el indio naboría era aquel que, al igual que el esclavo, se encontraba en una situación de servidumbre, pero con la diferencia de que no se podía vender. Mira Caballos: El indio antillano..., pp. 81-82. 34 Giménez Fernández, Manuel: op. cit., T. II, p. 473. 15 Real Cédula a frey Nicolás de Ovando, Valladolid, 3 de m a y o de 1509. Marte, Roberto: Santo Domingo en los manuscritos de Juan Bautista Muñoz. Fundación García Arévalo, Santo Domingo, 1981, pp. 73-74. Murga Sanz, Vicente: Cedulariopuertorriqueño. Ediciones de la Universidad de Puerto Rico, Río Piedras, 1964, p. 32. 17 Real C é d u l a al A l m i r a n t e D i e g o Colón, Valladolid, 12 de noviembre de 1509. Marte, Roberto: op. cit., pp. 74-75. Real C é d u l a a D i e g o C o l ó n , Valladolid, 12 de n o v i e m b r e de 1509. A H N , C o n s e j o s Suprimidos 21.474, N.° 34, ff. 22v-23. " Real Cédula a Diego Colón, Monzón, 3 de julio de 1510. Chacón y Calvo, José María: Cedulario cubano. Madrid, s/f, pp. 283-285. 40 Eugenio Martínez, M. a Ángeles: op. cit. P. 617.
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M e n o r e s de Barlovento y a las islas Inútiles: "a las otras islas y Tierra F i r m e q u e fueran señaladas por la consulta de Santo D o m i n g o (...)'""• Esta era, pues, la situación de la esclavitud en el C a r i b e antes d e la promulgación de las Leyes de Burgos en 1512. D e s g r a c i a d a m e n t e , este c o r p u s legal n o m o d i f i c ó en a b s o l u t o la s i t u a c i ó n , ya q u e , c o m o en el c a s o d e la e n c o m i e n d a , a u n q u e intentó limar a l g u n o s e x t r e m o s , en r e a l i d a d lo q u e se consiguió al regular ambas instituciones f u e legalizarlas p l e n a m e n t e . Así, en 1512 se ratificó la servidumbre para todos aquellos indígenas q u e ofreciesen resistencia, aunque tratándolos "con m a y o r blandura" q u e a los d e m á s esclavos 42 . En c o n s e c u e n c i a , a partir d e 1514 se p e r c i b i ó u n a i n t e n s i f i c a c i ó n del n ú m e r o de armadas, tanto a Tierra Firme c o m o a las islas Lucayas, desde los principales focos caribeños que, c o m o es bien sabido, f u e r o n la Española y San Juan. Estas expediciones estuvieron controladas, c o m o v e r e m o s en páginas posteriores, por los j u e c e s de apelación Lucas V á z q u e z de Ayllón, Juan Ortiz de Matienzo y Diego de Villalobos. Por otro lado, a u n q u e no c o n o c e m o s m á s q u e una m í n i m a p a r t e de las a r m a d a s que se llevaron a c a b o en este p e r í o d o , p a r e c e e v i d e n t e q u e f u e el año de 1516 la fecha de mayor actividad de los armadores, pues partieron d e la isla de San Juan nada menos que o c h o armadas. Con la llegada de los j e r ó n i m o s se p r o d u j o un parón en estas armadas, al quedar prohibido este tráfico esclavista. Sin e m b a r g o , en un primer m o m e n to, lo único que ordenaron los tres religiosos f u e q u e nadie acudiese a rescatar a T i e r r a F i r m e sin licencia rea! y sin llevar c o n s i g o al v e e d o r d e Su Majestad 4 3 . Realmente, fue a los pocos meses de estar en la isla d o m i n i c a n a c u a n d o los tres religiosos, tras c o m p r o b a r los f r a u d e s q u e se estaban c o m e tiendo con los indios de Tierra Firme, decidieron, con el a p o y o del Cardenal Cisneros, prohibir de manera tajante todo el t r á f i c o h u m a n o en la costa d e Tierra Firme 4 4 , o r d e n a n d o bien a v a n z a d o el a ñ o de 1517 " p r e g o n a r (en la isla E s p a ñ o l a ) q u e n i n g u n o f u e s e o s a d o de ir a las d i c h a s islas so g r a v e s penas" 4 5 .
41 Otte, Enrique: "Los Jerónimos y el tráfico h u m a n o en el Caribe: una rectificación histórica", Anuario de Estudios Hispanoamericanos, T. XXXII. Sevilla, 1975, p. 190. 42 Leyes de Burgos, 27 de diciembre de 1512. Morales Padrón, Francisco: Teoría y leyes de la Conquista. Ediciones de Cultura Hispánica, Madrid, 1979, pp. 311-326. 41 Eugenio Martínez, M." Angeles: op. cit. p. 620. 44 Otte, Enrique: Las perlas del Caribe..., p. 155. 45 Carta del factor Juan de Ampiés, a Su Majestad, Santo D o m i n g o , h. 1517, AGI, Patronato 18, N.° 1, R. 3. También en Otte, Enrique: "Los j e r ó n i m o s y el tráfico h u m a n o en el Caribe: op. cit., pp. 198-199. Con algún matiz, el cronista Antonio de Herrera se hizo también eco de esta nueva realidad: "(...) Con graves penas mandaron que nadie inquietase ni maltratase a los indios en la Tierra Firme; y pusieron personas en ella, que tuviese cuenta y razón de los rescates para el quinto del Rey, porque la población de la isla de Cubagua iba aumentando la con-
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Desgraciadamente, la medida no fue divulgada en la Costa de las Perlas hasta el 7 de noviembre de 1517 46 , motivo por el cual tardó mucho en ponerse en vigor. Sin embargo, los jerónimos hicieron lo imposible por intentar llevar a efecto la prohibición, procesando, incluso, a personajes de gran prestigio como el licenciado Espinosa, alcalde mayor del Daríen y responsable de la captura de un gran número de indios de paz en Tierra Firme. Pese a la prohibición impuesta, los tres cenobitas no tuvieron el poder suficiente para hacer cumplir lo dispuesto, ya que el propio Alonso de Zuazo, encargado de apoyar su labor en las cuestiones de justicia, fue uno de los más grandes implicados en el tráfico fraudulento de indios. Así, sabemos que a partir de 1518 el propio juez de residencia, Alonso de Zuazo, que había acusado a los Jueces de Apelación de participar en las armadas de rescate, se dedicó de pleno al lucrativo negocio del tráfico humano en el Caribe. Como bien afirmó Enrique Otte, Zuazo "siguió el ejemplo de sus antecesores, convirtiéndose en uno de los empresarios más destacados de la Española" 4 7 . Efectivamente, Zuazo, desentendiéndose de lo dispuesto por los jerónimos, autorizó el 20 de junio de 1518 el tráfico de indios en el Caribe, con la única exclusión de la franja comprendida entre las costa de Cariaco a Coquibacoa. Igualmente, otorgó licencias de manera fraudulenta a amigos y socios suyos como Diego Caballero, Juan Fernández de las Varas, Juan Mosquera, Rodrigo de Bastidas, Fernando Patiño y Hernando Caballero. Cuando los reformadores jerónimos se enteraron de lo sucedido, "recibieron enojo de ello porque ellos no querían dar las dichas licencias (...)"4K. Aunque, por otro lado, algunos testigos presentados en el juicio de residencia de Zuazo declararon que los jerónimos sí eran conocedores de las armadas que se hacían 49 , lo que es muy posible que fuese cierto y que se sintieran impotentes para frenar la situación, según hemos ya comentado. Sin duda, tenemos pruebas documentales más que suficientes que involucran a Zuazo en el tráfico esclavista, pues, no en vano, en su juicio de residencia no negó haber participado en las armadas, hecho que era cierto a todas luces, y se limitó a justificarse, afirmando que lo hizo para pacificar la Tierra Firme "desde las perlas hasta Santa Marta y en su tiempo del dicho licenciado y por causa del buen orden que en lo susodicho se daba se ha rescatado quieta y pacíficamente por los castellanos con los dichos indios de la dicha
tratación de las perlas (...)". Herrera, Antonio de: Historia general de los hechos de los castellanos, T. IV. Real A c a d e m i a de la Historia, Madrid, 1935, Cap. XV, pp. 152-153. 46 G i m é n e z Fernández, Manuel: op. cit., T. II, p. 1024. 47 Otte, Enrique: Las perlas del Caribe..., p. 139. 48 Juicio de residencia t o m a d o por el licenciado Rodrigo de Figueroa a Alonso de Zuazo, Santo Domingo, 1519. AGI, Justicia 43, N.° l , f f . 50v-51. 49 Ibídem, f. 158v.
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c o s t a (...)" 5 °. Otros testigos presentados en el m e n c i o n a d o j u i c i o , y por supuesto beneficiados por las armadas, se limitaron a destacar lo beneficiosas que éstas habían sido para los vecinos de la isla, restándole así importancia al cargo que se le imputaba a Zuazo 5 1 . Así, pues, en la práctica, nada c o n s i g u i e r o n estos r e f o r m a d o r e s de la Española frente a las poderosas elites antillanas que continuaron lucrándose, de manera más o menos tácita, con las armadas de rescate. E s evidente que detrás de Zuazo se encontraba todo un grupo de poder que lo apoyaba y alentaba hasta el punto de que "rogaban a Dios por el licenciado Zuazo, y quisieron que él solo tuviera el cargo y no tuviera a los j e r ó n i m o s por superior e s " 5 2 . Esta i m p o t e n c i a de los j e r ó n i m o s se veía f a v o r e c i d a por la incoherencia de la propia legislación emanada desde Castilla, ya que, por un lado, prohibía las armadas y, por el otro, otorgaba licencias para rescatar en Tierra Firme, c o m o la que se dio el 3 de agosto de 1517 a un sevillano, llamado Juan de Cárdenas 5 3 . La política de Zuazo fue continuada por Rodrigo de Figueroa, pese a que en sus instrucciones, otorgadas c o m o es sabido en Zaragoza el 9 de diciembre de 1518, se le ordenaba que impidiese la traída de indios de Tierra F i r m e "contra su voluntad" 5 4 . Esta medida era un arma de doble filo ya que, en realidad, lo que se hizo fue legalizar el tráfico con una c l á u s u l a tan absurda como difícilmente demostrable c o m o era la de que se trajesen solo aquellos indios que quisiesen venir de su voluntad. Parece ser que, en un primer momento, Figueroa hizo pregonar en toda la isla que no se cautivasen indios en las islas comarcanas ni en Tierra Firme, confiscando incluso doce o quince indios que fueron traídos de Curazao en una armada 5 5 . Sin embargo, pronto debió ceder en su empeño ya que, entre
50 Juicio de residencia tomado a Alonso de Zuazo, Santo Domingo, 1519. AGI, Justicia 43, N.° 3. 51 Ibídem. Declaración del testigo Diego Martínez, f. 123. Igualmente, e! testigo Juan Vela declaró que de las armadas se obtenía provecho tanto para los vecinos que recibían mano de obra como para los indios pues en algunos "se les imprime la fe". Ibídem, f. 193. 52 Otte, Enrique: "Los Jerónimos y el tráfico humano en el Caribe..., p. 2 0 2 . " Real Provisión a Juan de Cárdenas, vecino de Sevilla. Madrid, 3 de agosto de 1517. AGI, Contratación 5089, f. 140v. 54 El capítulo decía así: " Y o vos mando que proveáis como no se traigan indios contra su voluntad de las partes e islas que no estuvieren por vos declarado por sentencia que son caribes y se puedan haber y tener por esclavos. Y sobre ello poner todas las penas que os pareciere y las ejecutad en las personas y bienes de los que en ella cayeren". Instrucciones a Rodrigo de Figueroa, Zaragoza, 9 de diciembre de 1518. AGI, Indiferente General 4 1 9 , L . 7, ff. 146-155. También en Justicia 4 5 , Pieza I a , ff. 13v-23. Transcritas con algunos errores en Incháustegui Cabral, Marino: Reales Cédulas (...). Colección Histórico-Documental Trujillana, Madrid, 1958, pp. 105-114. 55 Carta de Juan de Ampiés a Su Majestad, Santo Domingo S / F (h. 1517). AGI, Patronato 18, N.° 1, R. 3.
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1519 y 1520, t e n e m o s detectadas nada menos que 54 expediciones, la mayoría de ellas organizadas por vecinos de la Española y de San Juan 5 6 . Entre los b e n e f i c i a d o s por las c o n c e s i o n e s d e F i g u e r o a h e m o s de d e s t a c a r a Juan de L o g r o ñ o , F r a n c i s c o G o r d i l l o , A n d r é s d e Villacorta, R o d r i g o de B a s t i d a s , García Hernández, Diego Caballero, Juan Mosquera, Hernando Medel y Alonso de Ojeda 5 7 . En 1520, debido a las presiones q u e ejercieron los dominicos, se les conc e d i ó a é s t o s un área e x c l u s i v a en la z o n a de Paria, a u n q u e se c o m e t i ó el error de c o n s e n t i r q u e los e s p a ñ o l e s pudiesen rescatar allí s i e m p r e q u e no hiciesen d a ñ o a los indígenas 3 *, circunstancia q u e favoreció el f r a c a s o final de esta " m i s i ó n " , p o r q u e los e s p a ñ o l e s continuaron c o m e t i e n d o atropellos sobre los indios d e Tierra Firme. Al m e n o s hasta 1526 hubo una licencia general para que los vecinos de la Española pudiesen tomar esclavos en Tierra Firme por la vía del rescate, con la única condición de q u e a los indios "que sean amigos de los españoles no les sea hecho d a ñ o en sus casas ni en sus mujeres (...)" 59 . Igualmente, se otorgó una a u t o r i z a c i ó n general para h a c e r la guerra a aquellos a b o r í g e n e s de Tierra F i r m e q u e q u e m a r o n los monasterios, c o m o bien aparece en el texto que citamos a continuación: Que podáis hacer guerra y cautivar a los indios que en Tierra Firme le quemaron los monasterios a los frailes en las provincias de Santa Fe y los Tagares y Maracacapana y procuréis de hacer guerra y de los prender a los principales de ellas y a los demás subditos por la mejor vía que pudiéredes excusado el más daño que se pudiere excusar y a los tales principales que así prendiéredes los poned en mucho recaudo para que de ellos se pueda ejecutar justicia y sea escarmiento a los demás 60 . Las Leyes de Granada, promulgadas este m i s m o año de 1526, nada hicieron por f r e n a r el d a ñ o q u e estaban haciendo las armadas; m á s al contrario, regularon los rescates hasta el punto de que si las Leyes de Burgos sirvieron para legalizar la e n c o m i e n d a , las d e Granada institucionalizaron definitivamente el t r á f i c o h u m a n o en Tierra Firme 6 1 . En esta ocasión, se c o m p e l i ó a
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Véase Apéndice IV. G i m é n e z Fernández, Manuel: op. cit. T. II, p. 1030. 58 A s i e n t o con fray B a r t o l o m é de Las Casas, 1 de octubre de 1520. A G I , Contratación 5090, L. 3, f. 7v. 59 Testimonio de ciertos privilegios que se dieron a los vecinos de la isla Española, Santo D o m i n g o 10 de marzo de 1526. AGI, Patronato 172, R. 24. w Ibídem. 61 No coincidimos con los autores que defienden una prohibición de la esclavitud en estos años ya que ni lo fue legalmente - p u e s c o m o veremos quedaba la posibilidad de esclavizar en ciertas c o n d i c i o n e s - ni lo fue, por supuesto, en la práctica. Eugenio Martínez, M. a Ángeles: op. 57
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los armadores a llevar en todas las expediciones d o s clérigos y un veedor, así c o m o a leer el requerimiento antes de p r o c e d e r a un e v e n t u a l ataque 6 2 . Sin embargo, esta medida dejaba el resquicio suficiente c o m o para que las a r m a das continuasen s a q u e a n d o Tierra Firme, muy a pesar de q u e en el c a p í t u l o noveno de estas ordenanzas, se prohibía la esclavitud del indio c o m o bien se observa en el texto que transcribimos a continuación: Salvo en caso que los dichos religiosos o clérigos estén entre ellos y les enseñen e instruyan buenos usos y costumbres y que les prediquen nuestra Santa Fe Católica o no quisieren darnos la obediencia o no consintieren, resistiendo o defendiendo con mano armada (...)63. Así, pues, dada la a m b i g ü e d a d de las o r d e n a n z a s de G r a n a d a , se siguieron c o m e t i e n d o agravios sobre los a b o r í g e n e s d e la costa d e las Perlas. En medio de estas circunstancias, el tráfico no solo no se limitó, sino q u e continuó con gran vitalidad, pues en 1527 se hicieron al m e n o s o c h o expediciones de rescate 6 4 . En ese m i s m o año, la ciudad de Puerto Rico solicitó q u e la propia Corona financiase algunas a r m a d a s para traer indios e s c l a v o s a esa isla porque "no se podía sustentar sin los dichos indios" 6 5 . El i n c u m p l i m i e n t o de la legislación era e v i d e n t e , d e ahí q u e en 1527 y 1528 escribiera el rey a los gobernadores de la Española y a la Audiencia d e S a n t o D o m i n g o r e s p e c t i v a m e n t e , o r d e n á n d o l e s q u e n a d i e h e r r a s e a los indios si no fuese en presencia de los oficiales reales, porque "por los poder tener por esclavos y que sean habidos por tales los hierran d e una señal en el
r//.. p. 6 2 ! . Olle, Enrique: Las perlas del Caribe.... op. til., pp. 2 1 0 y 215. M o r ó n , G u i l l e r m o : Historia de Venezuela, T. I. Caracas, 1971, p. 221. O r d e n a n z a s sobre el huen tratamiento a los indios y m a n e r a de h a c e r n u e v a s c o n q u i s t a s , G r a n a d a , 17 de n o v i e m b r e de 1526. A G I , Indiferente General 4 2 1 , L. 2, f. 349v y ss. T a m b i é n se reproducen, a u n q u e parcialmente, en AGI, Justicia 65, Pieza I a , ff. 15- 19v. CODOIN, Serie 2", T. IX, pp. 268-280. Konetzke, Richard: Colección de documentos para la historia de la formación social de Hispanoamérica (1493-1810). C S 1 C , M a d r i d , 1953, p p . 8 9 - 9 6 . M o r a l e s P a d r ó n , F r a n c i s c o : Teoría v leyes de Ia conquista. Ediciones de Cultura Hispánica, Madrid, 1979, pp. 374-379. 6Í Ibídem. Hay una notable variación con lo q u e se e s c r i b í a en un b o r r a d o r de e s t a s mism a s o r d e n a n z a s en el q u e se prohibía t o t a l m e n t e la esclavitud e n c u b i e r t a en el a l e g a t o d e q u e eran caribes o q u e no querían admitir la f e cristiana: Q u e nadie h a g a guerra a los indios de tier r a s p o b l a d a s o p o r p o b l a r " s o c o l o r q u e son c a r i b e s o q u e c o m e n c a r n e h u m a n a ni q u i e r e n a d m i t i r la p r e d i c a c i ó n de N u e s t r a S a n t a Fe (...)". B o r r a d o r d e las L e y e s d e G r a n a d a , 17 d e n o v i e m b r e 1526. A G I , Indiferente General 855. w V é a s e A p é n d i c e IV. 65 El Rey solicitó de la A u d i e n c i a i n f o r m a c i ó n para s a b e r si era cierta tal c i r c u n s t a n c i a y c u á n t o s indios haría falta llevar a la isla para su " c o n s e r v a c i ó n " . Real C é d u l a a la A u d i e n c i a d e S a n t o D o m i n g o , Valladolid, 23 de a g o s t o 1527. A G I , I n d i f e r e n t e G e n e r a l 4 2 1 , L. 12, ff. 2 0 1 v 202.
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INDIOS Y MESTIZOS AMERICANOS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
r o s t r o y c o n e s t e c o l o r se han v e n d i d o y e n a j e n a d o m u c h o s d e ellos por esclavos, s i e n d o libres (...)" 6 6 . P o r f i n , a p r i n c i p i o s d e 1531 el r e y v o l v i ó a m o s t r a r e s t e interés p o r la p r o t e c c i ó n del a b o r i g e n c u a n d o se o r d e n ó a la A u d i e n c i a d e S a n t o D o m i n g o q u e p e r s i g u i e s e c o n e n e r g í a a los r e s p o n s a b l e s d e la c a p t u r a en la c o s t a d e V e n e z u e l a d e un c a c i q u e con t o d o s sus i n d i o s y d e su t r a s l a d o a C u b a g u a 6 7 . U n o s m e s e s d e s p u é s c u l m i n ó e s t a p o l í t i c a a n t i e s c l a v i s t a c o n la p r o h i b i c i ó n d e la e s c l a v i t u d d e los i n d i o s e n T i e r r a F i r m e . S e trataba d e la p r i m e r a v e z q u e la C o r o n a d i c t a b a la p r o h i b i c i ó n d e las c a p t u r a s d e indios sin e x c e p ciones: Ordenamos y mandamos que ahora y de aquí adelante cuanto nuestra merced y voluntad fuere o hasta tanto que especialmente revoquemos y suspendamos lo contenido en esta mi carta haciendo especial mención de ella ningún gobernador ni capitán, ni alcalde ni otra persona de cualquier estado o dignidad y oficio y condición que sea en tiempo de guerra aunque sea justa y mandada hacer por nos ni por cuando nuestro poder hubiese sean osados de cautivar ni cautiven a los dichos indios de las dichas Indias, Islas y Tierra Firme del mar océano descubiertas ni por descubrir (...) 6ií . Sin e m b a r g o , la p r o h i b i c i ó n d u r ó p o c o t i e m p o d e b i d o a las p r e s i o n e s d e las elites d e C u b a g u a , q u e ya en 1532 e s c r i b i e r o n al rey solicitando licencia p a r a rescatar e s c l a v o s a los indios d e Tierra F i r m e , tal y c o m o habían h e c h o d u r a n t e años 6 9 . Al a ñ o siguiente se o b t u v o el p r i m e r f r u t o de estas p r e s i o n e s al a u t o r i z a r n u e v a m e n t e a h a c e r g u e r r a a los i n d i o s d e las islas c o m a r c a n a s q u e , s e g ú n i n f o r m a r o n los v e c i n o s a S u M a j e s t a d , e s t a b a n alzados 7 0 .
66 Real Cédula a los gobernadores y justicias de la isla Española, San Juan, Cuba y Santiago, Valladolid, 14 de j u n i o de 1527. AGI, Indiferente General 421, L. 12, f. 116v. Real Provisión a la Audiencia de Santo D o m i n g o , Madrid, 19 de septiembre de 1528. AGI, Indiferente General 421, L. 13, ff. 375v-376. También en A G I , Patronato 170, R. 34. 67 Real Cédula a los oidores de Santo Domingo, Ocaña, 5 de enero 1531. A.D.A. Carpeta 68, doc. 132. 68 Real Provisión a los oidores d e Santo D o m i n g o y de Tenochtitlan, Madrid, 2 de agosto de 1530. A G I , Justicia 53A, N.° 3, R. 1. También en AGI, Contratación 5787, N.° 1 , L . 2, ff. 79-81. 69 Real Cédula al c o n c e j o de N u e v a C á d i z de Cubagua, Medina del C a m p o , 22 de enero de 1532. AGI, Indiferente General 1121, L. 3, ff. lv-2v. Otte, Enrique: Cedulario de la monarquía española relativo a la isla de Cubagua..., T. I, pp. 137-138. 70 Por u n a Real C é d u l a f e c h a d a el 8 d e e n e r o de 1533 se pidió autorización para hacer guerra a unos indios comarcanos que estaban alzados. Real Cédula al Juez de residencia y al guardián del m o n a s t e r i o d e San F r a n c i s c o de la isla de C u b a g u a , Madrid, 8 de enero 1533. A G I , Santo D o m i n g o 1121, L. 3, ff. 60v-61v. Otte, Enrique: op. cit. T. I, pp. 222-224. Tan solo un mes después se dio licencia al c o n c e j o de Jamaica para hacer rescates en Tierra Firme con la condición de que se les leyese el r e q u e r i m i e n t o y de que lleve cada armada dos frailes. Real
L A ESCLAVITUD DEL I N D I O A M E R I C A N O
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A f i n e s del a ñ o 1533 se p r o m u l g a r o n u n a s o r d e n a n z a s p a r a la isla d e C u b a g u a que r e g l a m e n t a r o n d e f i n i t i v a m e n t e el t r á f i c o h u m a n o en las islas c o m a r c a n a s y Tierra Firme 7 1 . En dichas o r d e n a n z a s se establecía la imposibilidad de hacer a r m a d a s de rescates sin antes c o m u n i c a r l o a las justicias y siempre en presencia del veedor de Su M a j e s t a d , q u e serían los e n c a r g a d o s de entregar las licencias 7 2 . A s i m i s m o , se r e g u l a b a la p u e s t a en libertad d e todos aquellos indios que habían sido hechos esclavos de m a n e r a injusta con el consiguiente castigo a los responsables españoles. En estas ordenanzas quedaba clara la responsabilidad q u e debían ejercer las autoridades sobre las armadas: las justicias y los oficiales se encargarían d e autorizar las a r m a d a s , mientras q u e el v e e d o r d e b í a a c o m p a ñ a r l a s p a r a velar por el buen cumplimiento de la normativa vigente. AI regreso, las justicias y los religiosos debían e x a m i n a r las piezas y d e t e r m i n a r su calidad d e esclavos, herrándolos y asentándolos en un libro. En realidad, estas ordenanzas no supusieron nada nuevo, pues no f u e r o n otra cosa que una síntesis de las distintas d i s p o s i c i o n e s q u e se h a b í a n i d o expidiendo en los años anteriores; consistieron ú n i c a m e n t e un nuevo impulso para el tráfico d e e s c l a v o s indios en el C a r i b e . En esta m i s m a f e c h a se concedió poder al j u e z de residencia de la isla, Francisco d e Prado, y al tesorero, Francisco de Castellanos, para poder "tratar y contratar y rescatar en la costa de la Tierra F i r m e o r o o perlas o e s c l a v o s , libre y d e s e m b a r g a d a d a mente (...)" pese a las prohibiciones que había al respecto 7 1 . Sin embargo, a partir de esta última fecha e n c o n t r a m o s n u m e r o s a s disposiciones que vinieron a restringir paulatinamente la esclavitud del aborigen. Así, en 1534, estas o r d e n a n z a s de C u b a g u a f u e r o n c o m p l e t a d a s con u n o s c a p í t u l o s o t o r g a d o s en T o l e d o , en los q u e se e s p e c i f i c a b a n d o s p u n t o s d e interés: por un lado, se prohibía sacar de sus "naturalezas" a los indios capturados por esclavos, aunque fuese legalmente; y por otro, se prohibía q u e las mujeres y ios niños menores de catorce años f u e s e n esclavos, p u d i e n d o ser-
C é d u l a al c o n c e j o de N u e v a Sevilla de J a m a i c a , M a d r i d , 16 d e f e b r e r o d e 1533. A G I , S a n t o D o m i n g o 1 1 2 1 . L . l , f f . 133-134. 71 O r d e n a n z a s q u e dio el Rey para la isla de C u b a g u a , 3 0 de d i c i e m b r e 1533. A G I , S a n t o D o m i n g o 1121, L. 3, ff. 53-57. T a m b i é n en A G I , Justicia 16, N.° 1, R. 5. O t t e , E n r i q u e : ibidem. T. I. pp. 214-219. 72 En 1535 el oficial real y regidor del c a b i l d o de C u b a g u a O r t i z de M a t i e n z o , q u e no q u e ría perder viejos privilegios, solicitó q u e también é s t o s e n t e n d i e r a n en la c o n c e s i ó n de licencias j u n t o a las justicias, petición q u e f u e c o n c e d i d a . Real C é d u l a a las j u s t i c i a s y o f i c i a l e s d e N u e v a C á d i z , Madrid, 7 de a g o s t o de 1535. A G I , I n d i f e r e n t e G e n e r a l 1121, L. 3* ff. 9 9 v - 1 0 0 . Otte, Enrique: ibidem. T. II, pp. 19-20. 73 Real Cédula a F r a n c i s c o de Prado, j u e z de residencia de la isla de C u b a g u a , M a d r i d , 30 d e d i c i e m b r e de 1533. A G I , S a n t o D o m i n g o 1121, L . 3, f f . 3 7 v - 3 8 . R e a l C é d u l a al t e s o r e r o F r a n c i s c o de Castellanos, M a d r i d , 30 de d i c i e m b r e de 1533. A G I , S a n t o D o m i n g o 1121, L. 3, ff. 49-49v. Otte, Enrique: ibidem, pp 189-191 y pp. 2 0 8 - 2 0 9 .
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I N D I O S Y M E S T I Z O S A M E R I C A N O S EN LA E S P A Ñ A D E L S I G L O XVI
vir tan solo c o m o naborías 7 4 . En 1535 se abolió lo dispuesto en 1530, autorizándose de nuevo la esclavitud del indio, a u n q u e b a j o severas condiciones: en primer lugar, que los que fueran hechos esclavos en Tierra F i r m e "no los puedan sacar a vender ni contratar a las islas (...)", y en s e g u n d o lugar, que las mujeres y los niños fueran naborías de casa, pero no esclavos 7 5 . Tres años después se prohibió que los caciques indios pudiesen poseer esclavos indios, y a los e s p a ñ o l e s , q u e los c o m p r a s e n ; con e l l o se e l i m i n a b a , d e s p u é s de varias d é c a d a s , u n o de los títulos m á s r e p e t i d o s a la hora de c a u t i v a r a los nativos: el rescate de esclavos 7 6 . Sin e m b a r g o , estas m e d i d a s d e protección hacia el indio y de limitación de los abusos se c o n j u g a r o n con nuevas licencias - o t o r g a d a s incluso a oficiales r e a l e s - para continuar con la contratación con los indios de Tierra Firme 7 7 . Finalmente, con las Leyes N u e v a s de 1542 quedó definitivamente abolida la esclavitud del indio, o r d e n á n d o s e a las distintas audiencias que declarasen libres a todos aquellos indios c u y o s dueños no presentasen títulos legítimos de su posesión 7 8 . Pese a t o d o , en e s o s a ñ o s se c o n t i n u a r o n l l e v a n d o i n d i o s e s c l a v o s de m a n e r a más o m e n o s e n c u b i e r t a , tanto a la E s p a ñ o l a c o m o a San Juan y a
74 T e x t u a l m e n t e d e c í a así: " P r i m e r a m e n t e o r d e n a m o s y m a n d a m o s q u e c a d a y c u a n d o a c a e s c i e r e q u e a l g u n o s d e v o s los d i c h o s n u e s t r o s g o b e r n a d o r e s y c a p i t a n e s y o t r o s n u e s t r o s s u b d i t o s e s p a ñ o l e s h i c i é r e d e s g u e r r a j u s t a c o n f o r m e a las o r d e n a n z a s e i n s t r u c c i o n e s por N o s d a d a s y a c a e s c i e r e q u e en la tal g u e r r a j u s t a , h e c h a p o r n u e s t r o m a n d a d o o p o r las p e r s o n a s q u e n u e s t r o p o d e r e s p e c i a l p a r a e l l o t u v i e r e n , p r e n d i é r e d e s a l g u n o s d e los d i c h o s i n d i o s los podáis tener por esclavos v contratarlos como habidos en guerra justa c o n t a n t o q u e l o s i n d i o s q u e a s í t o m a r e n p o r e s c l a v o s e n c u a l q u i e r a de las p r o v i n c i a s d e la T i e r r a F i r m e no los puedan sacar ni vender, ni contratar a las islas de las dichas Indias ni a l g u n a s de ellas. Y Asim i s m o , q u e las m u j e r e s q u e f u e r e n p r e s a s en las d i c h a s g u e r r a s ni los n i ñ o s d e c a t o r c e a ñ o s a b a j o no p u e d a n ser e s c l a v o s p e r o p e r m i t i m o s y d a m o s l i c e n c i a a los n u e s t r o s g o b e r n a d o r e s s u b d i t o s q u e así p r e n d i e r e n a las d i c h a s m u j e r e s y n i ñ o s en la d i c h a g u e r r a q u e p u e d a n servir y sirvan d e e l l o s en s u s c a s a s p o r n a b o r í a s y en o t r a s l a b o r e s c o m o d e p e r s o n a s libres d á n d o l e s el m a n t e n i m i e n t o y o t r a s c o s a s n e c e s a r i a s y g u a r d a n d o c o n e l l o s lo q u e p o r n o s está p r o v e í d o y m a n d a d o c e r c a del t r a t a m i e n t o d e los d i c h o s n a b o r í a s (...)". C a p í t u l o s o t o r g a d o s e n T o l e d o , 2 0 de f e b r e r o 1534 ( t r a s l a d o f e c h a d o en Valladolid el 2 d e a g o s t o d e 1549. A G I . J u s t i c i a 1164, N.° 6, R . 1). 75 Real P r o v i s i ó n a los o f i c i a l e s d e las Indias, M a d r i d . 22 d e e n e r o d e 1535. A G I , C o n t r a tación 5 7 8 7 , N . ° 1, L. 2, ff. 8 1 - 8 5 . 76 E u g e n i o M a r t í n e z , M. a A n g e l e s : op. cit., p. 6 2 5 . 77 P r e c i s a m e n t e en e s t e a ñ o se le d i o licencia al c o n t a d o r de la isla d e C u b a J u a n de A g r a m ó m e p a r a "tratar y c o n t r a t a r y e n v i a r y rescatar p o r la m a r del N o r t e y del S u r c o n los indios, o r o y o t r a s c o s a s p a g a n d o n u e s t r o q u i n t o o c o m o la mi m e r c e d f u e s e (...)". R e a l C é d u l a al c o n t a d o r J u a n d e A g r a m ó m e , V a l l a d o l i d 18 d e s e p t i e m b r e d e 1538. A G I , C o n t r a t a c i ó n 5 7 8 7 , N . ° I, L. 1, ff. 8 2 v - 8 3 . 78 L e y e s N u e v a s , C a p X X y X X . E n c o n c r e t o el C a p í t u l o X X d e c í a así: " I t e m , o r d e n a m o s y m a n d a m o s q u e d e a q u í a d e l a n t e , p o r n i n g u n a c a u s a d e g u e r r a ni o t r a a l g u n a , a u n q u e sea so título d e r e b e l i ó n ni p o r r e s c a t e ni d e otra m a n e r a , n o se p u e d a h a c e r e s c l a v o i n d i o s a l g u n o s , y q u e r e m o s q u e s e a n t r a t a d o s c o m o v a s a l l o s n u e s t r o s d e la c o r o n a d e C a s t i l l a , p u e s lo s o n " . M o r a l e s P a d r ó n : op. cit., p. 4 3 4 .
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C u b a , hasta el p u n t o de q u e , en 1544, el rey t u v o q u e r e c o r d a r a los o f i c i a l e s d e la E s p a ñ o l a q u e 110 estaba p e r m i t i d o h e n a r indios b a j o n i n g ú n c o n c e p t o 7 9 . Esta n u e v a disposición f u e recibida en S a n t o D o m i n g o c o n un gran malestar, a p r e s u r á n d o s e los v e c i n o s a e n v i a r a la C o r t e a los p r o c u r a d o r e s G o n z a l o F e r n á n d e z d e O v i e d o y al c a p i t á n A l o n s o d e la P e ñ a p a r a s u p l i c a r s o l u c i o nes" 0 . Si bien es verdad q u e el p r e s i d e n t e d e la A u d i e n c i a , R o d r i g o d e F u e n mayor, hacía t i e m p o q u e había p r o h i b i d o e f i c a z m e n t e las a r m a d a s c o n t r a los indios, lo cierto es q u e se c o n t i n u a b a n r e a l i z a n d o d e f o r m a ilegal. Por otro devolverlos c a m i n o . Por los entre ios
l a d o , p r o n t o se s u p o lo p e r j u d i c i a l q u e r e s u l t a b a l i b e r a r l o s y a sus l u g a r e s de o r i g e n , p u e s m u c h o s d e e l l o s f a l l e c í a n p o r el ello se o p t ó a c e r t a d a m e n t e por d e c l a r a r l o s libres y e n c o m e n d a r vecinos por varios años1*1.
Parece ser que la libertad d e los indios n o f u e una r e a l i d a d hasta s u p e r a d a la p r i m e r a mitad del s i g l o x v i , p u e s t o d a v í a en 1547 el l i c e n c i a d o C e r r a t o i n f o r m ó a Su M a j e s t a d q u e en T i e r r a F i r m e se c o n t i n u a b a n v e n d i e n d o e n a l m o n e d a multitud de indios sin q u e las a u t o r i d a d e s hiciesen n a d a para r e m e diarlo" 2 . D e t o d a s f o r m a s , la l e g i s l a c i ó n en e s t a s f e c h a s se v o l v i ó b a s t a n t e m á s d u r a con todos a q u e l l o s q u e t r a f i c a b a n c o n los i n d i o s d e T i e r r a F i r m e . D e hecho, en 1548 se p r o p u s o la c a p i t u l a c i ó n de un v e c i n o d e la isla M a r g a rita, llamado Cristóbal J i m é n e z de P i n e d a , para q u e f u e s e a u n a p r o v i n c i a d e T i e r r a F i r m e d o n d e se d e c í a q u e h a b í a m u c h o o r o , p e r o c o n la c o n d i c i ó n e x p r e s a de no traer indios a su regreso" 3 . El resultado de tantos años de explotación no f u e otro q u e la d e s p o b l a c i ó n d e las Antillas M e n o r e s y una a m p l i a f r a n j a c o s t e r a en el c o n t i n e n t e . N o e n vano, ya en la t e m p r a n a f e c h a de 1518, el p a d r e d e L a s C a s a s a d v i r t i ó de la total destrucción de las islas y de la Tierra F i r m e con las siguientes p a l a b r a s : Ahora las islas que son más de dos mil leguas de tierra están todas destruidas que casi no tiene nada de renta Vueslra Alteza de ellas. Y la Tierra Firme que
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" S o b r e c é d u l a a los o f i c i a l e s de la E s p a ñ o l a , 1544. A G I , Patronato 2 3 1 , N . ° 1, R. 5. *" C a r t a de la A u d i e n c i a de S a n t o D o m i n g o a Su M a j e s t a d , 1545. A G I , S a n t o D o m i n g o 4 9 , R. 16. N.° 101. Juicio de r e s i d e n c i a al l i c e n c i a d o F u e n m a y o r , 1543, A G I , J u s t i c i a 6 1 , N . ° 2. T a m b i é n en la isla de C u b a los testigos p r e s e n t a d o s en el j u i c i o d e r e s i d e n c i a del g o b e r n a d o r J u a n e s D á v i l a d e c l a r a r o n q u e e n v e z d e d e v o l v e r a su t i e r r a los i n d i o s d e c l a r a d o s l i b r e s " s e los d a b a a s u s a m i g o s e s p e c i a l m e n t e a d o ñ a G u i o m a r (...)". J u i c i o d e r e s i d e n c i a t o m a d o al g o b e r n a d o r J u a n e s D á v i l a , S a n t i a g o 1545. A G I , Justicia 6 9 , N . ° 1. 112 C a r t a del l i c e n c i a d o C e r r a t o a Su M a j e s t a d , S a n t o D o m i n g o 18 d e d i c i e m b r e d e 1 5 4 7 . A G I , S a n t o D o m i n g o 4 9 , R. 17, N . ° 108. El c a p í t u l o d e c í a así: " Q u e a la v u e l t a n o p u e d a traer ni traiga i n d i o a l g u n o a u n q u e s e a d e su v o l u n t a d , o diga q u e se v e n d i e r o n p o r e s c l a v o s s o p e n a d e m u e r t e m á s d e h a s t a d o s o t r e s i n d i o s q u e p u e d a traer p o r l e n g u a s si f u e r e m e n e s t e r p a r a a l g ú n b u e n e f e c t o y s e v i c i o d e V u e s tra M a j e s t a d " . C o n s u l t a d e l l i c e n c i a d o G r a j e d a a S u M a j e s t a d , 2 7 d e m a y o d e 1 5 4 8 . A G I , S a n t o D o m i n g o 49, R. 19, N . ° 112.
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INDIOS Y MESTIZOS AMERICANOS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
tiene Vuestra Alteza descubiertas tres mil leguas de costa de mar, toda muy rica de oro y perlas también se destruye toda 84 .
2.
L A VIDA DE L O S E S C L A V O S I N D I O S EN LAS A N T I L L A S
En p á g i n a s a n t e r i o r e s ha q u e d a d o bien claro q u e m u c h o s de los indios c a p t u r a d o s en las a r m a d a s d e r e s c a t e se e m b a r c a r o n r u m b o a las A n t i l l a s M a y o r e s para ser vendidos en los distintos mercados de esclavos. Su dramático traslado en ¡as b o d e g a s d e los navios españoles nos lo describió Girolam o B e n z o n i , con toda la crudeza del m o m e n t o : No pudiéndose mover en el fondo de aquellas sentinas, con sus vómitos y el producto de sus necesidades iban allí como animales entre sus heces. A menudo el mar se encalmaba, faltándoles el agua y otras cosas a aquellos infelices. Y así, agobiados
por el calor, el mal olor, la sed y las incomodidades,
allí abajo
morían
miserablemente (...)85. El índice de mortalidad durante la travesía debió ser muy elevado, pues, según dice fray B a r t o l o m é d e Las Casas, "ninguna vez traían un navio tresc i e n t a s o c u a t r o c i e n t a s p e r s o n a s q u e no echasen en la mar, los ciento o los ciento y cincuenta muertos, por no darles de c o m e r y beber (...)" 86 . Esta afirmación del dominico, que podría parecer exagerada, coincide, no obstante, con otros testimonios de la época. Así, en una carta que el franciscano fray T o m á s Infante envió a Su Majestad en 1518, le explicaba que oyó decir a un piloto viejo q u e se le murieron de sed 140 indios en su nao c u a n d o venían de una expedición de rescate 8 7 . D e los pocos indios que conseguían llegar, la mayoría fallecía en un breve p e r í o d o de t i e m p o , a c a b a n d o sus restos mortales en cualquier d e s c a m p a d o d e las p r i n c i p a l e s c i u d a d e s d e las G r a n d e s Antillas. Así, en un d o c u m e n t o f e c h a d o en 1519, los d o m i n i c o s d e la E s p a ñ o l a a f i r m a b a n que los vecinos tenían muladares con " m á s huesos q u e un cementerio de una iglesia de Castilla" 8 8 . 84
Citado en Giménez Fernández, Manuel: op. rii., T. II, p. 686. Benzoni, Girolamo: op. cit., p. 76. Las Casas, Bartolomé de: Obra indigenista. Alianza Editorial, Madrid, 1985, p. 288. 87 Giménez Fernández, Manuel: op. cit., T. II, p. 1238. Bastantes años después, la Corona prohibió sacar indios de Nicaragua porque "luego que salen fuera de ella de veinte partes de ellos no ha quedado una de ellos vivos, porque dicen que todos se han muerto de hambre y sed y de otros grandes trabajos y malos tratamientos que les han hecho (...)". Real Cédula al gobernador de Nicaragua, Valladolid, 9 de septiembre de 1536. Transcrita en Konetzke: Colección de documentos..., pp. 176-177. 88 Carta de los dominicos de Santo Domingo al señor de Chiévres, Santo Domingo, 4 de junio de 1519. AGI, Patronato 174, R. 12. 85
86
L A ESCLAVITUD DEL INDIO AMERICANO
37
Respecto a los que lograron sobrevivir en sus n u e v o s lugares de destino, no tenemos más r e m e d i o q u e c o m e n z a r su análisis, a u n q u e sea en unas breves líneas, c o m e n t a n d o la suerte q u e s u f r í a n a q u e l l o s q u e se q u e d a b a n en Cubagua. Los más f u e r t e s eran utilizados en las " p e s q u e r í a s de p e r l a s " , m i e n t r a s que los restantes eran destinados a las d e m á s tareas d o m é s t i c a s y agropecuarias 8 9 . En c u a n t o a los a b o r í g e n e s e m p l e a d o s c o m o b u c e a d o r e s , d e b e m o s decir que tenían una vida muy corta, pues, a medida q u e se iban a g o t a n d o los o s t r a l e s m e n o s h o n d o s , eran o b l i g a d o s a s u m e r g i r s e h a s t a p r o f u n d i d a d e s superiores a las diez brazas. N o tardó en averiguarse que los indios se morían cuando se introducían continuamente más allá de las seis o siete brazas 9 0 . La explotación debió ser tan cruel q u e D i e g o Caballero, un m i e m b r o de la elite de Santo D o m i n g o , escribió al rey p i d i e n d o q u e no p e r m i t i e s e q u e los indios buceasen más allá de las cinco brazas de p r o f u n d i d a d ni en la estación invernal, porque era muy perjudicial para ellos. D a d o el interés del texto, lo reproducimos parcialmente a continuación: Esta pesquería e s c a r g o s a de c o n c i e n c i a por el trabajo d e los i n d i o s p a r e c e que en alguna manera se sanearía e s t o c o n q u e Vuestra M a j e s t a d m a n d a s e proveer que en el invierno y t i e m p o s de vientos y frío no f u e s e n los i n d i o s a la pesquería salvo en verano en días de bonanza y muy t e m p l a d o s en el cual se ocupasen no mas de cuatro horas cada día y que n o pudiesen pescar las perlas en m á s hondo de c i n c o brazas (...) 9 1 .
Otros muchos eran enviados a las Antillas M a y o r e s , c e n t r á n d o s e su trab a j o en las labores de los ingenios y de las minas. Pero antes d e b í a n pasar p o r un p e r í o d o de a p r e n d i z a j e q u e se solía a d q u i r i r p o r i m i t a c i ó n d e los d e m á s indios. Esto suponía, en todo caso, un retraso de varios m e s e s antes de conseguir su pleno r e n d i m i e n t o laboral. No en vano, en un i n s t r u m e n t o f e c h a d o en 1529, se a f i r m a b a en este s e n t i d o q u e los i n d i o s traídos en las armadas "son de muy poco trabajo y no saben servir ni sirven en las granjerias de esta isla hasta ser enseñados e industriados, que es a m u c h o trabajo y al c a b o de mucho tiempo y que aun no merecen la mitad de lo que merecen los otros indios de esta isla (...)'"' 2 . Otte, Enrique: Las perlas..., p. 360. En un pleito fechado en 1529 un testigo llamado Blas López declaró: "Que buenamente y comúnmente pueden como dicho tiene andar en las siete y ocho brazas y que si anduviesen pescando los dichos indios en nueve y en diez brazas que era menester volverlos a las dichas siete y ocho brazas, porque a la continua no podrían andar en las dichas diez brazas". Pleito entre Luis Lampiñán y la justicia de Cubagua, Nueva Cádiz 15 de octubre de 1529 al 28 de junio de 1530. AGI, Justicia 7, N.° 4, Pieza 2\ f. 36v. " Carta de Diego Caballero a Su Majestad, Santo Domingo, 6 de marzo de 1529. AGI, Patronato 174, R. 55. Pleito entre Diego Méndez y Juan Roldán, Santo Domingo, 1529. AGI, Justicia 6, N.° 4, ff. 19v.-20. w
38
I N D I O S Y M E S T I Z O S A M E R I C A N O S EN LA E S P A Ñ A D E L S I G L O XVI
Pese a todo, la carestía de m a n o de obra era tal q u e estos aborígenes se solían a l q u i l a r n a d a m e n o s q u e a un d u c a d o de o r o al mes los h o m b r e s , a m e d i o d u c a d o las m u j e r e s "y a otros precios", obteniendo, por supuesto, sus c o m p r a d o r e s un gran beneficio 9 3 . A d e m á s , habida c u e n t a de los e x c e s i v o s i m p o r t e s q u e a l c a n z a b a n los a f r i c a n o s q u e se l l e v a b a n a las Antillas, era m u c h o m á s rentable la adquisición de indios 9 4 . No olvidemos el enorme desc e n s o de la población nativa en las principales islas caribeñas y el elevado p r e c i o de los negros; de ahí q u e los v e c i n o s se q u e j a r a n c o n t i n u a m e n t e de estas dos circunstancias para solicitar nuevos permisos de rescates 95 . A s í p u e s , los i n d i o s t r a í d o s en las a r m a d a s de r e s c a t e c o n t a b a n con el gran aliciente del precio de su venta, q u e llegó a oscilar durante la primera mitad del siglo xvi, entre p o c o más de medio peso de oro y los quince pesos, c o m o puede c o m p r o b a r s e en el cuadro I. En primer lugar, d e b e m o s señalar el bajo precio de los esclavos indios en general, p u e s mientras estos se despacharon a un precio m á x i m o de quince p e s o s de o r o , los e s c l a v o s n e g r o s a l c a n z a r o n u s u a l m e n t e los 65 o setenta pesos, e incluso cantidades más elevadas. Es decir, por el precio de un negro se podían adquirir en torno a veinte indios esclavos. Por lo demás, se aprecian ciertas diferencias en función del sexo y de la edad de los indios esclavos. Según los datos aportados en el cuadro VII - d e los que e x c l u i m o s los ochenta indígenas vendidos en 1521, pues desconocemos tanto el sexo c o m o la e d a d - , el comentario que p o d e m o s realizar sobre los restantes a b o r í g e n e s nos c o n f i r m a que las m u j e r e s adquirieron siempre u n a c o t i z a c i ó n m á s alta q u e los h o m b r e s , siendo m u c h o más acusada esta diferencia c u a n d o se trataba de indígenas adultos. En síntesis, c o m o p u e d e advertirse, los precios fueron mucho más bajos q u e los q u e alcanzaron estos m i s m o s indios en Castilla, ya que la venta de los q u e llegaron a la Península, durante toda la primera mitad del siglo xvi osciló en torno a los diecinueve pesos de oro. Ello, sin duda, se debió, en pri-
Ibídem. D e c l a r a c i ó n del testigo A l o n s o de Madrid. Por e j e m p l o , en 1533, los e s c l a v o s se vendían a sesenta o setenta pesos de oro la pieza si se p a g a b a n al c o n t a d o si no podía llegar a alcanzar los doscientos pesos de oro. Relación de la ciudad de P u e r t o Rico, P u e r t o Rico, 23 de f e b r e r o de 1533. A G I , S a n t o D o m i n g o 164, N.° 5. I g u a l m e n t e , en 1541, p e d í a n los v e c i n o s de la E s p a ñ o l a q u e no vendiesen los negros a más de 6 5 p e s o s p o r q u e c o m o no se p u e d e n sustentar sin ellos " d e n e c e s i d a d les han de dar el p r e c i o q u e los m e r c a d e r e s q u i e r e n " . R e a l C é d u l a a los o i d o r e s de la A u d i e n c i a de S a n t o D o m i n g o , Talavera, 11 de enero de 1541. A G I , S a n t o D o m i n g o 868, L. 2, ff. 21-22. 95 En r e l a c i ó n a los n e g r o s s a b e m o s q u e la A u d i e n c i a de S a n t o D o m i n g o h a c í a g r a n d e s e s f u e r z o s p a r a e v i t a r los e x c e s i v o s p r e c i o s q u e se p e d í a n p o r e l l o s , i m p o n i e n d o un p r e c i o m á x i m o . Sin e m b a r g o los m e r c a d e r e s sevillanos c o n s i g u i e r o n q u e el Rey o r d e n a s e a la A u d i e n cia q u e no f i j a s e el límite m á x i m o por pieza en 65 p e s o s sino q u e lo pudiesen vender libremente. R e a l C é d u l a al p r e s i d e n t e y o i d o r e s de la A u d i e n c i a de S a n t o D o m i n g o , Toledo 7 de j u n i o de 1539. A G I , S a n t o D o m i n g o 868, L. 1, ff". 177v-178v. 1,4
39
L A ESCLAVITUD DEL INDIO A M E R I C A N O
CUADRO I Precios de los indios esclavos en el mercado antillano (1521-1535) 96 Precio por indio (en pesos)
Fecha
Cantidad
1521
80
indios
0,58
1527
2
indios
2,34
1530
1
indio
5
18-X-1535
1
india m u c h a c h a
8
18-X-I535
1
india m u c h a c h a
8
18-X-1535
1
india m u c h a c h a
7
18-X-1535
1
indio p e q u e ñ o
5
18-X-1535
1
indio m u c h a c h o
8,5
18-X-1535
1
indio m u c h a c h o
7
18-X-1535
1
indio m u c h a c h o
12
18-X-1535
1
india con una criatura
18-X-1535
1
india
15 8
Característica
8
18-X-1535
1
indio
18-X-1535
1
indio
8
18-X-1535
1
indio
5
14-XI-1535
1
india
12
14-XI-1535
1
india
9
14-XI-1535
1
india
11,5
14-XI-1535
1
india
8
india
ó
14-XI-1535 14-XI-1535
1
indio m u c h a c h o
8
14-XI-1535
1
india m u c h a c h a
10
14-XI-1535
1
indio m u c h a c h o
5
14-XI-1535
1
india
5 11
14-XI-1535
1
india
14-XI-1535
1
india m u c h a c h a
14-XI-1535
1
indio m u c h a c h o
6
14-XI-1535
1
india chiquita
7,5
14-XI-1535
1
india
5
14-XI-1535
1
india
-
14-XI-1535
2
indio e india tuerta
4,5
8,5
w En los casos en los q u e se trata de un indio a d u l t o h e m o s p u e s t o s o l a m e n t e indio o india, señalando en c a m b i o los casos en los q u e se refiere a m u c h a c h o s o niños p e q u e ñ o s . L a s f u e n tes para la e l a b o r a c i ó n del c u a d r o han s i d o las s i g u i e n t e s : R e s i d e n c i a t o m a d a a R o d r i g o d e Figueroa por el licenciado Lebrón, S a n t o D o m i n g o 2 0 de j u l i o de 1521. A G I , Justicia 4 5 , P i e z a I a . Pleito entre F r a n c i s c o de L e r m a y J e r ó n i m o d e O r t a l , C u b a g u a , 1536. A G I , J u s t i c i a 9 7 4 , N.° 2, R. 2. P r o c e s o entre el A l c a l d e M a y o r de C u b a g u a y el v e e d o r Juan L ó p e z d e A r c h u l e t a , N u e v a C á d i z del 20 de octubre de 1529 al 11 de a g o s t o de 1530. A G I , Justicia 8, N.° 1, P i e z a
40
INDIOS Y MESTIZOS AMERICANOS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
CUADRO II Precios medios según sexo y edad (1521-1535) Condición india india indio indio
adulta muchacha muchacho adulto
Precio (pesos) 8,54 8,16 7,35 5,02
mer lugar, a la propia carestía de su traslado y manutención hacia España, y, en segundo lugar, a que estos indios, en Castilla, dado su carácter exótico, se convirtieron en un artículo de lujo, dada la escasez de los mismos. Por lo demás, en la Península se aprecia, al igual que en América, un precio mayor para las indias, pues llegaban a costar una media de dos pesos más que los indios. Este mayor valor alcanzado por las mujeres lo debemos explicar en relación a la doble función que realizaban, sirviendo frecuentemente en las casas de los españoles y ejerciendo al m i s m o tiempo de concubinas. En cuanto al hecho de que valiesen más los adultos que los jóvenes, posiblem e n t e esté relacionado con la alta mortalidad infantil y juvenil que se dio entre los aborígenes, siendo, por tanto, mucho más seguro para el español el indígena que había alcanzado la madurez que el que se encontraba en plena pubertad. Según la d o c u m e n t a c i ó n consultada, p o d e m o s a f i r m a r que hubo en las Antillas varios miles de indios e s c l a v o s antes de m e d i a r la centuria. Sin embargo, la investigación se encuentra con un problema de difícil solución, ya q u e es i m p o s i b l e saber c u á n t o s indios esclavos eran originarios de las propias islas - e s p e c i a l m e n t e los que se herraron en las primeras décadas de la c o l o n i z a c i ó n - y cuáles procedían realmente de las armadas de rescate. Por dar una idea de la problemática, el padre de Las Casas cifraba estos lucayos deportados en unos 40.000, mientras que los mismos dominicos de la Española hablaban de 20.000 y, por su parte, el jurista y empresario Alonso de Zuazo los cifra en tan solo 15.000 97 . Nosotros nos inclinamos más por las cantidades de Zuazo, que a la sazón fue uno de los principales armadores
I a . Relación de descargos que hace el licenciado Cervantes, Santo Domingo 1543. AGI, Justicia 61, N.° 5. 97 Las Casas, Bartolomé de: ibídem, T. II, Lib. II, Cap. XLIV, p. 351. Carta de los dominicos al señor de Chiévres, Santo Domingo, 4 de junio de 1519. AGI, Patronato 174, R. 12. Carta de Alonso de Zuazo al Señor de Chiévres, Santo Domingo, 22 de enero de 1518. Rodríguez Demorizi, Emilio: Los dominicos y las encomiendas de indios en la Isla Española. Editora del Caribe, Santo Domingo, 1971, pp. 249-269.
L A ESCLAVITUD DEL INDIO A M E R I C A N O
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de las Antillas y conoció el negocio en profundidad. Sin embargo, es imposible saber con certeza la cifra exacta, ya que las fuentes en muy pocas ocasiones diferencian a los lucayos del resto de los indios naturales. Pero es más: pasadas unas décadas, hasta los mismos españoles dudaban a la hora de establecer la naturaleza de los indios esclavos que poseían. En medio de esta vorágine de los primeros años de la conquista se consintió una injusta esclavitud del indio, cuya consecuencia más extrema f u e sin duda su embarque rumbo a los mercados esclavistas peninsulares.
CAPÍTULO II LEGISLACIÓN SOBRE EL ENVÍO DE INDIOS A CASTILLA
1.
LAS
INDECISIONES
INICIALES
H a b i d a cuenta de la facilidad para declarar esclavos a los indios, podemos decir que, desde los primeros tiempos, estuvieron expuestos a la posibilidad de embarcarlos para Castilla formando parte del botín de los españoles. Así pues, ya en los primeros años de la colonización se c o m e n z a r o n a traer indios a la Península, en un principio dentro de la legalidad vigente, no porque hubiese autorización para ello, sino más bien porque no estaba aún definido el status social del indígena americano. Efectivamente, en los primeros años se dio - p o r circunstancias o b v i a s - una política dubitativa por parte de los Reyes Católicos que favoreció la esclavitud del indio e, incluso, su traslado c o m o ta! a tierras españolas 1 . Ya el almirante Cristóbal Colón, al regreso de su primer viaje, trajo consigo varios presentes a los Reyes Católicos entre los q u e figuraban nueve o diez indios, de los que tan solo seis llegaron a la Corte, pues el resto no sobrevivió a la travesía 2 . Supuestamente su traída resp o n d í a e x c l u s i v a m e n t e a la n e c e s i d a d q u e tenía C o l ó n de d e m o s t r a r a los reyes lo q u e había encontrado al otro lado del océano. Sin embargo, según el cronista G o n z a l o F e r n á n d e z de O v i e d o , estos indígenas respondían a algo
1
V é a s e a e s t e r e s p e c t o R u m e u d e A r m a s , A m o n i o : La política indigenista de Isabel la Católica. Instituto Isabel la C a t ó l i c a , Valladolid, 1969, pp. 127 y ss. y M i r a C a b a l l o s , E s t e b a n : " A p r o x i m a c i ó n al e s t u d i o d e una m i n o r í a étnica: indios e n la E s p a ñ a del siglo x v i " , Hispania, Revista Española de Historia, N . ° 194. M a d r i d , 1996, p. 9 4 6 . 2 L ó p e z d e G o m a r a , F r a n c i s c o : Historia General de las Indias. T I. E d i t o r i a l Ibérica S.A., B a r c e l o n a , 1985, p. 50. S e g ú n F e r n á n d e z d e O v i e d o f u e r o n n u e v e o d i e z los i n d i o s q u e C r i s t ó bal C o l ó n t r a j o , de los c u a l e s u n o f a l l e c i ó e n la mar, y d o s o tres d e j ó d o l i e n t e s en la villa d e P a l o s , s i e n d o los seis r e s t a n t e s los q u e v i a j a r o n a la C o r t e d e los S o b e r a n o s C a t ó l i c o s . F e r n á n d e z d e O v i e d o , G o n z a l o : Historia general y natural de las Indias, T. I. E d i t o r i a l Atlas, M a d r i d , 1 9 9 2 C a p . V I , p. 2 9 . F i n a l m e n t e , G i r o l a m o B e n z o n i a f i r m a q u e f u e r o n d o s l o s i n d i o s q u e m u r i e r o n en la travesía. B e n z o n i , G i r o l a m o : op. cit., p. 88.
44
I N D I O S Y M E S T I Z O S A M E R I C A N O S EN LA E S P A Ñ A D E L S I G L O XVI
m á s q u e m e r o s p r e s e n t e s , p u e s ya C o l ó n había p e n s a d o en ellos para q u e " a p r e n d i e s e n la l e n g u a , para que c u a n d o aquestos acá tornasen, ellos e los cristianos q u e q u e d a b a n e n c o m e n d a d o s a G o a c a n a g a r í , y en el castillo q u e es d i c h o d e P u e r t o R e a l , f u e s e n l e n g u a s e i n t é r p r e t e s para la c o n q u i s t a y pacificación y conversión de estas gentes" 3 . Por otro lado, parece ser q u e el almirante no era el único q u e traía indios, pues nos consta que otros marineros c o m o A l o n s o P a r d o o Juan B e r m ú d e z t a m b i é n lo hacían 4 . Estos indios fueron vistos en Sevilla por Rafael Castaño y D i e g o de Alvarado, afirmando de ellos q u e llevaban en la cabeza "diademas de oro" 5 . C o m o es de sobra conocido, en un primer m o m e n t o este tráfico f u e aceptado por los Reyes Católicos, que tácitamente atribuyeron a estos aborígenes el m i s m o status q u e habían g o z a d o los moros peninsulares hasta 1492, orden a n d o pues, sin el m e n o r t r a u m a , q u e se vendiesen de inmediato en tierras andaluzas 6 . Pero no era éste el único referente, ya q u e existía un caso similar y c o e t á n e o en el t i e m p o : el de los g u a n c h e s canarios. Varios centenares de ellos f u e r o n d e p o r t a d o s a Castilla e n t r e fines del siglo x v y principios del xvi 7 , y otros tantos vendidos en distintas ciudades de Andalucía Occidental, llegando a f o r m a r incluso una nutrida colonia en Sevilla, junto a la Puerta de la Carne 8 . Esta claro, pues, q u e la postura inicial de los R e y e s Católicos no debió s o r p r e n d e r a nadie, p u e s n o hicieron otra cosa q u e p r o l o n g a r una política vigente durante siglos. N o obstante, el p a d r e fray B a r t o l o m é de Las Casas atribuyó la decisión de los reyes a la i n f l u e n c i a q u e ejerció sobre ellos Cristóbal Colón, al conv e n c e r l o s de la i m p o r t a n c i a e c o n ó m i c a que t e n d r í a el e n v í o a Castilla de aquellos t o m a d o s en " b u e n a guerra". En las líneas siguientes mostramos textualmente las palabras del fraile d o m i n i c o : Y los reyes le respondieron que todos los que hallase culpados los enviase a Castilla, creo yo que por esclavos como en buena guerra cautivos, no considerando los reyes ni su Consejo con qué justicia las guerras y males el Almirante había hecho contra estas gentes pacíficas, que vivían en sus tierras sin ofensa de nadie,
3
Fernández de Oviedo, Gonzalo: op. cit., T. I, Cap. VI, p. 28. En el caso de Juan Bermúdez sabemos que se embarcó con Colón de nuevo en su segundo viaje sin que llevase consigo los indios que inicialmente trajo a la Península. Pleitos Colombinos, T. III. EEHA, Sevilla, 1984, p. XXVI. 5 lbídem, p. XXVI. 6 Mira Caballos, Esteban: Aproximación al estudio de una minoría étnica..., p. 946. 7 Incluso en la segunda década del siglo xvi se planteó la posibilidad de deportar masivamente a la Península a los guanches rebeldes, ¡dea que afortunadamente no prosperó. Castro Alfin, Demetrio: Historia de las islas Canarias. De la prehistoria al descubrimiento. Editora Nacional, Madrid, 1983, p. 212. 8 lbídem. 4
L E G I S L A C I Ó N S O B R E EL E N V Í O D E I N D I O S A C A S T I L L A
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y d e q u i e n el m i s m o A l m i r a n t e a S u s A l t e z a s , p o c o s d í a s h a b í a , e n su p r i m e r viaje, tantas calidad de bondad, paz, s i m p l i c i d a d y m a n s e d u m b r e había predicado. Al m e n o s parece que debiera de aquella j u s t i c i a o injusticia dudar, pero creyeron solamente al Almirante y c o m o n o h u b i e s e quien hablase por los i n d i o s ni su derecho y justicia propusiese, d e f e n d i e s e y a l e g a s e , ( c o m o abajo parecerá m á s largo y claro), quedaron j u z g a d o s y o l v i d a d o s por d e l i n c u e n t e s (...) 9 .
En 1495 v o l v i e r o n a ¡legar i n d í g e n a s a C a s t i l l a , en esta o c a s i ó n n a d a menos que quinientos, e n v i a d o s por C r i s t ó b a l C o l ó n a b o r d o de la flotilla c a p i t a n e a d a por A n t o n i o de Torres 1 ". L a m a y o r í a d e e l l o s e r a n i n d i o s del cacique insurrecto Guatiguaná, cuya venta f u e autorizada por la reina Isabel. Sin embargo, en una actitud abiertamente revisionista, la soberana pidió que, después de esta venta, se suspendiese la trata mientras se t o m a b a una decisión. La razón que alegó para j u s t i f i c a r tal d e t e r m i n a c i ó n f u e la s i g u i e n t e : Que nos queríamos informar de letrados, t e ó l o g o s y canonistas, si con buena conciencia se pueden vender estos por esclavos o no: y e s t o n o se p u e d e hacer hasta que v e a m o s las cartas que nos escribe para saber la c a u s a por que los e n v í a acá por cautivos, y estas cartas tiene Torres que n o las e n v i ó " .
Al parecer la reina, muy influida por su confesor, el cardenal J i m é n e z de Cisneros, quedó profundamente impresionada por el d e s e m b a r c o de las naves de Ballester y García Barrantes, abarrotadas de indios. Según el padre de Las Casas, la reina Isabel, al c o n o c e r la noticia, se i n t e r r o g ó c r i s p a d a m e n t e : " ¿ Q u é poder tiene mío el Almirante para d a r a nadie mis vasallos?" 1 2 P e r o c o m o acababan de llegar varios centenares d e indios y no había posibilidad de devolverlos a "sus naturalezas", de i n m e d i a t o ia reina t o m ó una decisión muy peculiar: autorizó su venta, pero sin cobrar ninguna cantidad al c o m p r a dor, porque "sea fiado" mientras se resolvía la cuestión de su libertad 1 1 . Por desgracia, la medida fue tan poco c o n t u n d e n t e q u e la m i s m a soberana dispuso q u e de los indios esclavos traídos por el a l m i r a n t e se seleccio-
'' Las Casas, Bartolomé de: Historia de las Indias, T. I. Fondo de Cultura E c o n ó m i c a , México, 1951, Lib. I, Cap. CX1I1, p. 439. Ibídem, T. I, Lib. I, Cap. CII. p. 405. Concretamente el 25 de febrero de 1495 fueron despachados quinientos indios repartidos entre cuatro navios los cuales arribaron a C á d i z varias semanas después. Trueba, Eduardo: Sevilla marítima, siglo xvi. Padilla, Sevilla, 1990, p. 232. " Saco, José Antonio: op. cil., p. 102. Giménez Fernández, Manuel: op. cit„ T. II, p. 461. 12 Citado en Deive, Carlos Esteban: La Española y la esclavitud del indio. Fundación García-Arévalo, Santo Domingo, 1995, p. 69. " Real Cédula al obispo de Badajoz, Madrid, 16 de abril de 1495. AGI, Patronato 9, R. 1. fol. 85v. Transcrita en Fernández de Navarrete, Martín: Colección de los viajes y descubrimientos que hicieron por mar los españoles desde fines del siglo xv, T. I. BAE, Madrid, 1954, p. 402. También en Konetzke, Richard: Colección de documentos..., pp. 2-3.
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I N D I O S Y M E S T I Z O S A M E R I C A N O S EN LA E S P A Ñ A D E L S I G L O XVI
nasen cincuenta y se entregasen a Juan Lezcano para que sirviesen en las galeras 1 4 . Por ello, podemos decir que los indios que llegaron en los años sucesivos lo hicieron, a juzgar por la actuación de la reina, dentro de la más estricta legalidad. En 1496 regresó Colón a España, trayéndose consigo treinta indios que vendió en la Península a 1.500 maravedís cada uno 15 . Asimismo, en 1499 arribaron a Cádiz Américo Vespucio y Alonso de Hojeda con 232 indios, que vendieron sin problema en el mercado de esclavos gaditano 16 .
2 . EL PROYECTO ESCLAVISTA DE CRISTÓBAL COLÓN
El almirante tardó poco en darse cuenta de la importancia económica que tenían los indígenas. De hecho, en el mismísimo Diario de a bordo del primer viaje reflejó esta circunstancia en los términos siguientes: Esta g e n t e e s m u y s í m p l i c e en armas, c o m o verán Vuestras A l t e z a s de siete que y o hice tomar para les llevar y aprender nuestra habla y volverlos, salvo que Vuestras A l t e z a s c u a n d o mandaren p u é d e n l o s todos llevar a Castilla o tenerlos en la m i s m a isla cautivos, porque c o n cincuenta hombres los tendrá(n) todos sojuzg a d o s , y les hará(n) hacer todo lo que quisiere(n) 1 7 .
Muy poco después, en una carta escrita a Santángel el 15 de febrero de 1493, le decía que entre las riquezas de las nuevas tierras estaban "los esclavos, cuantos quieran cargar y serán de los idólatras" 1 ". Tan solo unas semanas después dirigió una misiva en los mismos términos a los Reyes Católicos 19 . Pero Colón no quiso esperar la respuesta de los reyes y, sin autorización para ello, organizó en 1494 un incipiente tráfico de esclavos indios que pretendía remediar la ausencia de otras riquezas prometidas 2 0 . Durante varios
14 También se disponía que los que fuesen considerados libres se devolviesen a sus naturalezas en el continente americano. Fernández Navarrete, Martín: op. til., T. I, p. 405. Konetzke, Richard: Ibídem, p. 3. Rumeu de Armas, Antonio: "La libertad del aborigen americano", Estudios sobre política indigenista española en América. Valladolid, 1975, pp. 66-67. Deive, Carlos Esteban: op. cit., p. 69. " Tomas, Hug: La trata de esclavos. Planeta, Barcelona, 1997, p. 88. 16 Ibídem, p. 89. 17 Colón, Cristóbal: Diario de a Bordo. (Ed. de Luis Arranz). Historia 16, Madrid, 1985, p. 94. 18 Giménez Fernández, Manuel: op. cit., T. II. EEHA, Sevilla, 1984, p. 460. " El 4 de marzo de 1493 les explicaba que habían tantos esclavos en las nuevas tierras descubiertas "que no hay número y serán de los idólatras". Julián, Amadeo- op. cit., p. 18. 20 Ibídem.
L E G I S L A C I Ó N SOBRF. E L E N V Í O D E I N D I O S A C A S T I L L A
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años e s t u v o e n v i a n d o indios a la Península, o b t e n i e n d o con ello b e n e f i c i o s económicos. Sin embargo, a finales del siglo xv la situación era especialmente difícil. La f a c t o r í a c o l o m b i n a se e n f r e n t a b a a d o s p r o b l e m a s q u e c o m p r o m e t í a n seriamente su continuidad y que, además, la llevaron f i n a l m e n t e al f r a c a s o . La dificultad era sobre todo e c o n ó m i c a , p o r q u e la factoría se e n c o n t r a b a al borde de la quiebra técnica, a u n q u e t a m b i é n había un d e s c o n t e n t o social y político f r u t o del d e s e n c a n t o de los c o l o n o s . El a l m i r a n t e n o se r e s i g n ó , e intentó buscar soluciones a ambas cuestiones. Así pues, y para f r e n a r el descontento social, introdujo los repartimientos de indios, iniciados t í m i d a m e n te en 1496 y de forma más intensiva en 1499 21 . Con esta m e d i d a quería solventar el peligroso d e s á n i m o de los colonos. N o o b s t a n t e , el principal p r o b l e m a era el e c o n ó m i c o . U r g í a c o n s e g u i r ingresos con los que comprar bastimentos para las nuevas colonias. Para ello pensó obtener unos ingresos inmediatos e x p o r t a n d o a España, por un lado, el palo brasil, abundante en algunas zonas de la Española y u s a d o c o m o colorante textil, y por el otro, esclavos indios. M á s c o n c r e t a m e n t e p l a n e ó traer unos 4.000 indios al reino de Castilla que, según sus cálculos, le reportarían unos b e n e f i c i o s s u p e r i o r e s a los v e i n t e m i l l o n e s d e m a r a v e d í s . El plan lo explicó en los siguientes términos: (...) D e a c á se p u e d e n , c o n n o m b r e d e la S a n t a T r i n i d a d e n v i a r t o d o s los e s c l a v o s q u e se p u d i e r e n v e n d e r y brasil; de los c u a l e s . . . m e d i c e n q u e se p o d r á n v e n d e r c u a t r o mil q u e a p o c o valer, v a l d r á n v e i n t e c u e n t o s . . . Y c i e r t o , la r a z ó n q u e d a n a ello p a r e c e a u t é n t i c a p o r q u e en C a s t i l l a y P o r t u g a l y A r a g ó n e Italia y S i c i lia y las islas d e P o r t u g a l y d e A r a g ó n y d e C a n a r i a s g a s t a n m u c h o s e s c l a v o s , y c r e o q u e d e G u i n e a ya n o v e n g a n t a n t o s , y q u e v i n i e s e n , u n o d e e s t o s v a l e p o r tres, s e g ú n se ve ( . . . ) " .
N o obstante, según escribió el padre de L a s Casas, el a l m i r a n t e llegó a redactar en una carta que esta venta de indios en Castilla no la planeaba con afán de codicia, sino "con propósito que, d e s p u é s q u e f u e s e n instruidos en nuestra santa fe y en nuestras c o s t u m b r e s y artes y o f i c i o s , los tornarían a cobrar y los volver a su tierra para e n s e ñ a r a los otros" 2 3 . O b v i a m e n t e , la cantidad de indios implicados en el proyecto era tal que se hace difícil pensar en una c a u s a que no f u e s e la e c o n ó m i c a . Es e v i d e n t e esta a c t i t u d n o se
Sobre esta cuestión puede verse mi trabajo: El indio antillano: repartimiento, encomienda y esclavitud (1492-1542). Muñoz Moya Editor, Sevilla, 1997, pp. 96-100. 22 Citado en Saco, José Antonio: op. cil., T. 1, pp. 106-107. También en Cortés López, José Luis: op. cit., p. 52. 23 Las Casas, Bartolomé de: Historia de las Indias..., T. II, Lib. II, C a p . X X X V I I , p. 327.
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INDIOS Y MESTIZOS A M E R I C A N O S EN L A E S P A Ñ A D E L SIGLO XVI
corresponde en absoluto con la respuesta que dio a unos indios en los primeros años cuando afirmó que los españoles fueron a esas tierras tan solo para evitar que los caribes hiciesen daños "y para los refrenar e impedir que no lo hiciesen, y a los buenos honrarlos y defenderlos y trabajar que todos viviesen, sin perjuicio de otros, pacíficos" 24 .
3.
LA
PRIMERA PROHIBICIÓN
DE LA
TRATA
A finales del siglo xv, el riesgo de que las Indias se convirtiesen en un inmenso mercado de esclavos con destino al Viejo Continente era muy elevado debido al fracaso económico de la factoría colonista. Indudablemente, hubiese sido la solución más rápida al problema de inviabilidad económica al que se estaban enfrentando las colonias. Por fortuna, la reina Isabel inauguró una política de protección del indio que, a medio o largo plazo, evitó la trata masiva de indios 25 . Así pues, la soberana católica, lejos de aceptar este proyecto, determinó por una Real Provisión, fechada el 20 de junio de 1500, que los indios que se encontraban en Andalucía, enviados por Colón, se pusiesen sin dilación en libertad y se devolviesen a sus "naturalezas" en el continente americano 26 . Tras tomar esta decisión, la Real Provisión se mandó pregonar en algunas ciudades de España, pidiendo asimismo la devolución a sus naturalezas de los indios esclavos repartidos por el almirante y traídos a la Península 2 7 . Curiosamente, el documento tan solo hacía alusión a los indios mandados por Colón que se encontraban en Andalucía. Pero el padre de Las Casas afirma que la disposición afectó a los indios enviados por Colón residentes en todo el reino de Castilla 28 . Sea como fuere, unos trescientos indios que había mandado traer el almirante a la Península quedaron al menos legalmente en libertad. Por desgracia, tan solo se logró reunir a varias decenas de ellos, que se embarcaron en la flota que llevó al pesquisidor Francisco de Bobadilla a la Española 29 . 24
Ibídem, p. 393. Konetzke, Richard: "La esclavitud de los indios como elemento de la estructuración social de Hispanoamérica", Estudios de Historia Social de España. Madrid, 1949, p. 452. 26 CODOIN, Serie II, T. 38, p. 439. Fernández de Navarrete, Martín: op. cit., T. II, p. 246. Konetzke, Richard: Colección de documentos..., p. 4. Zavala, Silvio: "Los trabajadores antillanos...", T. II, sep. 1938, p. 33. 27 El padre de Las Casas relató así estos acontecimientos: "Mandó luego pregonar en Granada y en Sevilla, donde ya estaba la corte, que todos los que hubiesen llevado indios a Castilla, que les hubiese dado el Almirante, los volviesen luego acá, so pena de muerte, en los primeros navios, o los enviasen.". Citado en Julián, Amadeo: op. cit., p. 43. 28 Ibídem. 29 Zavala, Silvio: ibídem, p. 33. Julián, Amadeo: op. cit., p. 43. Según Carlos Esteban Deive, veintiuno de ellos los tenía depositados Alonso de Torres en Sanlúcar de Barrameda, 25
L E G I S L A C I Ó N S O B R E EL E N V Í O D E I N D I O S A C A S T I L L A
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A pesar del importante adelanto en la suspensión de la trata, la m e d i d a no f u e absoluta, p u e s se p e r m i t i ó la p o s e s i ó n d e i n d i o s en tierras c a s t e l l a n a s siempre que su s e r v i d u m b r e estuviese f u n d a m e n t a d a en un " j u s t o título" 3 0 . El padre de Las Casas, por su parte, insinuó q u e tal disposición a f e c t ó solo a los indios traídos por Cristóbal Colón, al c o n s i d e r a r la reina q u e los habían capturado injustamente. A continuación r e p r o d u c i m o s el texto d e fray Bartolomé de Las Casas, que nos parece s u m a m e n t e aclaratorio: Yo no sé por qué no más de e s t o s 3 0 0 i n d i o s que el Almirante había d a d o por e s c l a v o s m a n d ó la Reina tornar con tanto e n o j o y rigor grande, y n o otros m u c h o s que el A l m i r a n t e había e n v i a d o y el A d e l a n t a d o , c o m o arriba p u e d e v e r s e ; n o hallo otra razón, s i n o que los que hasta e n t o n c e s se habían llevado, creía la Reina, por las informaciones herradas que el Almirante a los R e y e s enviaba, que eran de buena guerra t o m a d o s ( . . . ) " .
En nuestra o p i n i ó n , el d o m i n i c o se e q u i v o c ó en esta o c a s i ó n . C o m o ya hemos dicho, está claro que la prohibición n o f u e tajante y q u e consentía la posesión de indios j u s t a m e n t e esclavizados. Sin e m b a r g o , no solo se refería a los indios enviados por Colón, sino a todos aquellos que se hubiesen capturado sin justos títulos. De hecho, la disposición de 1500 f u e ratificada tácitamente en la Capitulación de Alonso de Ojeda, f i r m a d a el 2 8 de j u l i o de 1500, y en la de Cristóbal Guerra del 11 de n o v i e m b r e de 1501 32 . A d e m á s , sentó un importante p r e c e d e n t e en la p r o t e c c i ó n del indio, ya q u e en casi t o d a s las capitulaciones f i r m a d a s d e s d e 1500 se incluyó una cláusula p r o h i b i e n d o la traída de indios esclavos a España, e x c e p t u á n d o s e , a partir de 1504, los d e las islas "que se dicen caníbales" 3 '. Todavía en otra capitulación f i r m a d a en 1520 con el licenciado Serrano para poblar la isla d e G u a d a l u p e se especifi-
de los que tan sólo se embarcaron diecinueve, pues uno estaba enfermo y otra decidió quedarse de su propia voluntad en tierras peninsulares. Continúa este mismo historiador que otros indios fueron entregados a fray Francisco Ruiz para su devolución a las Indias. Y finalmente otros diecisiete fueron depositados en poder del tesorero de Granada Lope de León, el 28 de mayo de 1501 a la espera de su reembarco para las Indias. Deive, Carlos Esteban: op. cit., p. 70. 10 Giménez Fernández, Manuel: op. cit., T. II, p. 464. " Las Casas, Bartolomé de: Historia de las Indias..., T. I, Lib. I, Cap. C L X X V I , p. 173. 12 Giménez Fernández, Manuel: op. cit., p. 464. 11 Capitulación otorgada a Juan de Escalante, Granada, 5 de octubre de 1501. Capitulación otorgada a Alonso de Ojeda, Medina del Campo, 30 de septiembre de 1504. Capitulación otorgada a Juan de la Cosa, Medina del Campo, 14 de febrero de 1504. Capitulación otorgada a favor de Diego de Nicuesa, Burgos, 8 de junio de 1508. Ramos, Demetrio: Audacia, negocios y política en los viajes españoles de descubrimiento y rescate. Casa Museo de Colón, Valladolid, 1981, pp. 459-460, 474-475, 480-481, 500-501. Del Vas Mingo, Marta Milagros: Las Capitulaciones de Indias en el siglo xvt. Instituto de Cooperación Iberoamericana, Madrid, 1986, pp. 138-139, 144-145.
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INDIOS Y MESTIZOS A M E R I C A N O S EN LA E S P A Ñ A D E L SIGLO X V I
c a b a q u e los a b o r í g e n e s q u e e n c o n t r a s e f u e s e n libres, p o r q u e así f u e "la intención de la Católica Reina mi Señora (...)" 34 . Por tanto, q u e r e m o s insistir en q u e la p r o h i b i c i ó n de 1500, a u n q u e no afectó a los indios esclavizados j u s t a m e n t e , constituyó un hito importantísim o en la historia social de H i s p a n o a m é r i c a , y c o m o tal d e b e ser recordada. La soberana católica, pese a sus titubeos y a sus n e f a s t a s d i s p o s i c i o n e s en materia de indios en 1503, q u e analizaremos a continuación, sentó las bases de una brillante política de protección de los n a t u r a l e s q u e a m e d i o plazo evitó su trata con destino a la Península. Otra cosa bien distinta fue la praxis, pues, c o m o es de sobra conocido, la ley en m u c h o s casos se acataba, pero no se c u m p l í a . Así, en 1501 Cristóbal G u e r r a t r a s l a d ó a un n u t r i d o g r u p o de indios esclavos a España, declarando las autoridades su inmediata puesta en libertad 3 5 . E f e c t i v a m e n t e , se trataba de unos trescientos indios q u e previamente había capturado en la isla de Bonaire y que f u e r o n vendidos en Cádiz, Jerez, C ó r d o b a y Sevilla, "y a l g u n o s de ellos están en su p o d e r y de otras personas" 3 6 . N o sabemos exactamente cuántos de estos indios fueron confiscados y devueltos en la flota del c o m e n d a d o r m a y o r frey Nicolás de Ovando, aunque todo parece indicar que fueron pocas decenas.
4 . L A R E H A B I L I T A C I Ó N D E L A TRATA
Esta suspensión de la trata decretada por Isabel la Católica, y aparentemente f u n d a m e n t a d a en razones de conciencia, p u d o haber sido definitiva al menos durante el resto de su reinado. Realmente d e s c o n o c e m o s los motivos q u e llevaron a la s o b e r a n a a c a m b i a r r á p i d a m e n t e de p o s i c i ó n y d e c r e t a r - c o n algunas c o n d i c i o n e s - la reanudación del tráfico. C r e e m o s que se trata de uno de los puntos más oscuros de todo el reinado de Isabel la Católica y q u e pone a prueba su bien sabida integridad ética. En cualquier caso es posible, c o m o sostiene Tarsicio de A z c o n a , que en esta ocasión se dejara arras" Más e x a c t a m e n t e en la cláusula 9 se especificaba lo siguiente: " Y porque la intención de la Católica Reina mi Señora y mía, es que los indios naturales de las Indias sean c o m o lo son libres y tratados e instruidos c o m o nuestros subditos naturales y vasallos por la presente vos encargamos y m a n d a m o s que los indios que al presente hay o hubiere de aquí adelante en la dicha isla de gente, tengáis m u c h o cuidado que sean tratados c o m o nuestros vasallos e industriados en las cosas de nuestra fe, sobre lo cual vos encargo la conciencia". Capitulación con el l i c e n c i a d o S e r r a n o para p o b l a r la isla G u a d a l u p e , Valladolid, 9 de j u l i o de 1520. Del Vas Mingo, Marta Milagros: op. cil., p. 177. 15 Real Cédula al Corregidor de Jerez de la Frontera, Ecija, 2 de diciembre de 1501. AGI, Indiferente General 418, L. 1, ff. 70-70v. Konetzke, Richard: Colección de documentos..., pp. 7-8. Real C é d u l a a G o n z a l o G ó m e z para q u e deposite los indios en la persona de Juan de la Haya los indígenas que c o m p r ó a Juan Guerra, Écija, 2 de diciembre de 1501. A G I , Indiferente General 418, L. l , f f . 7 1 - 7 1 v . Julián, A m a d e o : op. cil., p. 44. También en Tomas, Hug: op. cil., p. 89.
L E G I S L A C I Ó N S O B R E EL E N V Í O D E I N D I O S A C A S T I L L A
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trar p o r u n o s " t i t u b e o s " p r o p i o s d e u n a é p o c a inicial e n la q u e a ú n n o e s t a b a claro el m u n d o a m e r i c a n o y su p r o b l e m á t i c a 3 7 . E n c u a l q u i e r c a s o , y c o n t i n u a n d o c o n la e v o l u c i ó n j u r í d i c a d e la trata, y a en u n a s i n s t r u c c i o n e s o t o r g a d a s a C o l ó n el 14 d e m a r z o d e 1 5 0 2 se i n t r o d u j o el p r i m e r r e s q u i c i o legal a la p r o h i b i c i ó n de e m b a r c a r l o s p a r a la m e t r ó p o l i s . P e s e a q u e en tal d o c u m e n t o se i n c l u y ó un c a p í t u l o r e i t e r a n d o la l i b e r t a d del i n d i o , lo c i e r t o es q u e d i s p u s i e r o n t a m b i é n q u e si a l g ú n i n d i o q u e r í a v e n i r " d e su p r o p i a v o l u n t a d " para ser l e n g u a q u e lo p u d i e s e traer 3 *. P e r o 1503 iba a d e p a r a r d i s p o s i c i o n e s r e a l m e n t e d r a m á t i c a s p a r a el f u t u ro i n m e d i a t o d e l i n d i o . P a r a e m p e z a r , la r e i n a I s a b e l , m e d i a t i z a d a p o r l a s i n f o r m a c i o n e s q u e l l e g a b a n a la P e n í n s u l a s o b r e u n o s i n d i o s a n t r o p ó f a g o s , d e c r e t ó p o r una R e a ! P r o v i s i ó n f e c h a d a el 2 9 d e a g o s t o d e 1 5 0 3 la e s c l a v i t u d del i n d i o caribe 3 9 ; y c o m o e s c l a v o s , se e s p e c i f i c a la p o s i b i l i d a d d e l l e v a r l o s c o n s i g o s u s p r o p i e t a r i o s a d o n d e f u e r e n , i n c l u i d a la p r o p i a E s p a ñ a . O b v i a m e n t e , e s t a d i s p o s i c i ó n a b r i ó la p o s i b i l i d a d d e e s c l a v i t u d p a r a c u a l q u i e r indio, q u e c o n un cierto i n f l u j o s o b r e el v e e d o r d e S u M a j e s t a d p o d í a fácilm e n t e ser d e c l a r a d o c a r i b e . E v i d e n t e m e n t e , d e s d e a g o s t o d e 1 5 0 3 q u e d ó r e a b i e r t o el t r á f i c o d e c a r i bes c o n d e s t i n o al r e i n o de Castilla. Sin e m b a r g o , m u y p o c o d e s p u é s , y c o n c r e t a m e n t e en d i c i e m b r e de 1503, se a m p l i a r o n m u c h í s i m o m á s las p o s i b i l i d a d e s d e e s t e l u c r a t i v o c o m e r c i o . M á s e x a c t a m e n t e s e a u t o r i z ó su t r a í d a - t a n t o en el c a s o d e ser libres c o m o e s c l a v o s - c o n la ú n i c a c o n d i c i ó n d e q u e el g o b e r n a d o r e x p i d i e s e una c a r t a c e r t i f i c a n d o q u e el i n d i o i b a v o l u n t a r i a m e n t e . D a d o el interés del d o c u m e n t o , lo r e p r o d u c i m o s p a r c i a l m e n t e a c o n tinuación: Yo vos mando que si los dichos indios e indias o algunos de ellos quisieren venir con los dichos cristianos, Je su propia voluntad, a estos dichos mis reinos
17 D e h e c h o en una de las cláusulas del codicilo q u e r e d a c t ó la s o b e r a n a p o c o antes de su muerte, pidió a sus herederos "que si los indios habían recibido algún a g r a v i o q u e lo p r o v e a n " . A z c o n a , Tarsicio: Isabel la Católica, T. II. Editorial Sarpe, M a d r i d , 1986, p. 306. 18 Julián, A m a d e o : up. cit., p. 45. 15 C o n c r e t a m e n t e , en u n o de los p u n t o s se e s t a b l e c í a lo s i g u i e n t e : " P o r la p r e s e n t e d o y licencia y facultad a todos y cualesquieras p e r s o n a s que con mi m a n d a d o f u e r e n así a las Islas y Tierra F i r m e del dicho mar océano, q u e f u e r e n a las q u e ahora están d e s c u b i e r t a s , c o m o a las q u e f u e r e n a descubrir otras cualesquieras Islas y Tierra F i r m e para q u e si t o d a v í a los d i c h o s caníbales resistieren y no quisieren recibir o a c o g e r en sus tierras a los c a p i t a n e s y g e n t e s q u e por mi m a n d a d o fueren a hacer los d i c h o s v i a j e s y oídos para ser a d o c t r i n a d o s en las c o s a s d e nuestra Santa F e C a t ó l i c a y estar a mi s e r v i c i o y o b e d i e n c i a , ¡os puedan cautivar y cautiven para los llevar a las tierras e islas d o n d e f u e r e n . Y para que los traigan a estos mis Reinos y Señoríos y a otra cualesquiera parte y lugares d o n d e quisieren y p o r bien tuvieren, p a g á n d o n o s la parte q u e de ellos nos pertenezcan. Real Provisión a frey N i c o l á s d e O v a n d o , S e g o v i a , 29 d e agosto de 1503. A G I , Indiferente General 418, L. 1, ff. 116- ¡ 16v. CODOIN, Serie I a , T. X X X I , pp. 187-193.
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les deis lugar que lo puedan hacer, que y o por la presente les doy licencia para ello y a cualesquieras maestres y capitanes y pilotos y personas para que los puedan traer con tanto que cada uno de los dichos indios que así vinieren traigan fe de vos el dicho gobernador o de otro cualquier gobernador que después de v o s hubiere en esas dichas Indias, sin que por ello caigan ni incurran en pena alguna
Además de la debida autorización, en el caso de ser indios libres era necesario depositar una fianza como garantía de que serían devueltos al regreso de España 41 . Esta orden real de 1503 supuso la reanudación en toda su extensión del tráfico de esclavos indios americanos a Castilla. Además, las condiciones no se cumplieron, pues se embarcaban sin la requerida autorización del gobernador y con informaciones falsas sobre su supuesta venida voluntaria. A partir de 1504 la trata se acentuó por la muerte de la reina Isabel, que pese a sus indecisiones políticas y jurídicas con respecto al aborigen, había reiterado hasta la saciedad su intención de que fuesen bien tratados. El padre de Las Casas captó perfectamente esta situación cuando escribió: L o s mayores horrores de estas guerras... comenzaron desde que se supo en América que la Reina Isabel acababa de morir... porque Su Alteza no cesaba de encargar que se tratase a los indios con dulzura y se emplearan todos los medios para hacerlos felices 4 2 .
Muy poco después comenzaron a llegar a la Península varios centenares de indios procedentes de la Española, y concretamente de las provincias insurrectas de Higüey y Xaragua. Al parecer, el principal responsable de estos envíos f u e el capitán Juan de Esquivel, que los consignó a un socio suyo residente en Sevilla, llamado Timoteo de Vargas 43 . En muchos documentos se reconoce que se han traído multitud de indios a Castilla "escondidamente", sin testimonio del gobernador. En todo momento se reitera que bajo ningún concepto se traigan sin el mencionado testimonio del gobernador - o posteriormente de la Audiencia o del virrey-, con el
40 Real C é d u l a a frey N i c o l á s d e O v a n d o , M e d i n a del C a m p o , 2 0 de diciembre d e 1503. A G I , Contratación 5 0 0 9 . 41 E n el j u i c i o d e residencia del gobernador de Cuba, D i e g o Velázquez, un testigo declaró q u e M a n u e l d e R o j a s d i o l i c e n c i a a un v e c i n o l l a m a d o Juan Velázquez para llevar un indio a Castilla, pero q u e , en c a m b i o , d e s c o n o c í a si le había p e d i d o f i a n z a de d e v o l v e r l o c o m o era usual. Juicio d e residencia t o m a d o a D i e g o Velázquez, 1524. Declaración de Pedro d e Jerez a la pregunta N.° 2 4 . A G I , Justicia 4 9 , P i e z a I a , f. 64v. 42 Citado en A z c o n a , Tarsicio de: op. cit., p. 307. 41 Gil, Juan: "Las cuentas d e Cristóbal Colón", Anuario de Estudios Americanos, T. XLI. Sevilla, 1984, p. 4 7 7 . También citado en Julián, A m a d e o : op. cit., p. 4 7 .
L E G I S L A C I Ó N S O B R E EL E N V Í O D E I N D I O S A C A S T I L L A
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q u e quedase fuera de dudas la decisión voluntaria y libre del indio de venirse a Castilla con su dueño - s i era e s c l a v o - o con su e n c o m e n d e r o - s i era encom e n d a d o - . Así, por ejemplo, en una Real C é d u l a del 21 d e j u l i o d e 1511, le pidió al almirante y gobernador Diego Colón q u e no consintiese q u e se trajesen indios "sin expresa licencia nuestra so pena de veinte mil maravedís" 4 4 . Al año siguiente se reiteró tal disposición prácticamente en los m i s m o términos, d i s p o n i e n d o q u e el q u e incurriese en tal delito d e b í a ser c o n d e n a d o a perder al indio en cuestión y a abonar mil maravedís, "la mitad sea para la mi c á m a r a y la otra mitad se dé la una parte al acusador q u e lo acusare y la otra al j u e z que lo sentenciare y ejecutare (...)" 45 . Las disposiciones de 1511 y 1512 demuestran q u e los indios se traían sin p e r m i s o de las autoridades. Pero las quejas son vanas porque, con autorización o sin ella, lo cierto es q u e tan solo había una realidad: q u e el indio era f o r z a d o a ir a Castilla, ya q u e un indio e s c l a v o o un i n d i o d e e n c o m i e n d a ¿ q u é capacidad real podía tener para d e c i d i r su m a r c h a a la P e n í n s u l a ? En nuestra opinión, ninguna. El requisito del i n f o r m e de las autoridades indianas era un trámite administrativo que no evitaba su trata. Incluso se traían indios libres sin e f e c t u a r el d e p ó s i t o c o r r e s p o n d i e n t e y prometiendo falsamente que serían devueltos a su regreso al continente americano. En octubre de 1526 el rey quiso frenar esta situación y expidió varias reales cédulas en ese sentido. Así, en un i n f o r m e a los oficiales de la Casa de la Contratación del 10 de octubre de 1526, les decía lo siguiente: Su Majestad ha sido informado que m u c h a s personas que v i e n e n de las Indias contra lo proveído y mandado por Su Majestad traen algunos indios sin licencia y c o n ella s o color que los tornarán a llevar a aquellas partes de que Su Majestad recibe d e s e r v i c i o (...). Q u e los t o m é i s en v u e s t r o p o d e r hasta que Su M a j e s t a d mande lo que c o n v i e n e (...) 4Í '.
Pocos días después se dirigió a las autoridades de la isla Española y de la de San Juan para que evitasen el tráfico de indios a la Península, " p o r q u e con la m u d a n z a q u e hacen de la tierra en v i n i e n d o a c á se m u e r e n d e q u e n o s s o m o s deservidos (...)" 4 7 . Tan solo unos días d e s p u é s se volvió a reiterar la
44 Konetzke, Richard: Colección de documentos..., p. 29. También en Julián, Amadeo: op. cit., p. 53. 45 Real Cédula a Diego Colón, Burgos, 12 de agosto de 1512. AGI, Indiferente General 419, L. 4, ff. 9-9v. 46 Respuesta de Su Majestad a los oficiales de la Casa de la Contratación, Granada, 10 de octubre de 1526. AGI, Indiferente General 421, L. 11, ff. 237v-238v. 47 Real cédula a los oidores de la isla Española, Granada, 26 de octubre de 1526. AGI, Indiferente General 421, L. 11, ff. 264v-267. Real Cédula al gobernador o juez de residencia de la isla de San Juan, Granada, 26 de octubre de 1526. AGI, Indiferente General 421, L. 11, ff. 267-270v.
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Real Cédula de 1512 para que nadie fuese osado de llevar indios a España sin licencia expresa 48 . Todo apuntaba desde 1526 a un cambio de actitud por parte de las autoridades españolas, que paulatinamente estaban endureciendo las medidas legales. Sin embargo, todavía por esos años existían los resquicios legales que permitían la traída de aborígenes indianos a la España peninsular.
5 . LA LIMITACIÓN DE LA TRATA
La Corona terminó por tomar conciencia del problema que suponía el tráfico de indios a la Península, por lo que en 1528 quiso atajarlo de raíz al prohibirlo expresamente "aunque sea con licencia nuestra o de nuestros gobernadores o justicias y aunque los indios e indias digan que quieren venirse con ellos de su voluntad" 49 . Esta disposición de 1528 se muestra contundente, pues en teoría ¡legaliza la traída de indios a la Península, muy a pesar de que el español contase con autorización regia o incluso con la aprobación del propio indígena. Este año, pues, de 1528 podía haber supuesto un auténtico hito en la historia social de Hispanoamérica al suprimir definitivamente el tráfico de indígenas con destino a la metrópolis. No obstante, esta prohibición de 1528 nunca llegó a aplicarse ni se tuvo en cuenta jamás ni por aquellos que se lucraban del tráfico indígena ni por las autoridades ni tan siquiera por el propio rey 50 . En cualquier caso desconocemos si se trata de un error de fechas en la Recopilación de Leyes de Indias o si, por el contrario, las presiones de los grandes comerciantes de esclavos fueron lo suficientemente intensas como para anular su aplicación práctica. Nos inclinamos a pensar que se trate de un error de fechas incluido en la Recopilación y que la prohibición sea en realidad del 28 de septiembre de 1543, fecha en que se recoge una prohibición en los mismos términos y acorde con la política de esa época. En este sentido, no debemos perder de vista varias cosas: primero, que no la hemos encontrado registrada en los libros cedularios en ese año, sino en 1543, y segundo, que jamás en ningún proceso legal se hizo referencia a tan importante documento, sino a otros posteriores en los que, además, las prohibiciones no eran tan contundentes. Por si fuera poco, en 1530 Carlos V auto-
48
Zavala, Silvio: op. cit., p. 37. Recopilación de Leyes de Indias de 1680, T. II, Lib. VI, Tit. I, Ley XVI. 50 De hecho, en los pleitos que se llevaron a cabo en los años posteriores por la libertad de los indios nunca se hizo alusión a esta prohibición. En todos los litigios se mencionan dos Reales Cédulas que veremos en las líneas siguientes: una fechada en 1534 en la que se veda la esclavitud de m u j e r e s y muchachos de hasta 14 años, y otra, fechada en 1536, en la que se prohibe traer a Castilla a los indios sin permiso del gobernador. 49
L E G I S L A C I Ó N S O B R E EL E N V Í O D E I N D I O S A C A S T I L L A
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rizó a un tal D i e g o Sánchez de C ó r d o b a a traerse a E s p a ñ a dos esclavos, un negro y un indio de Yucatán, " p o r q u e son sus esclavos y son suyos" 5 1 . N o obstante, y partiendo de la base de q u e la disposición de 1528 j a m á s existió, a partir de la década de los treinta Carlos V a f r o n t ó el p r o b l e m a d e s d e otra perspectiva, es decir, intentó conocer a f o n d o la realidad para f r e n a r así las vejaciones cometidas sobre los aborígenes. Para empezar, en 1531, inform a d o el rey de la multitud de indígenas q u e arribaban a Sevilla ilegalmente, estableció que nadie pudiese desembarcarlos hasta que el navio f u e s e inspecc i o n a d o por un visitador 5 2 . D o s años d e s p u é s , es decir, en 1533, la C o r o n a o r d e n ó a los o f i c i a l e s de la C a s a de la C o n t r a t a c i ó n q u e se i n f o r m a r a n d e todos los indios que estaban depositados, "quién los tiene y c ó m o son tratados", ya q u e se habían recibido ciertas noticias q u e d e n u n c i a b a n las ventas fraudulentas y la mala vida que estos llevaban 5 3 . Al año siguiente, 1534, la Corona intentó n u e v a m e n t e f r e n a r las vejaciones cometidas hacia los aborígenes, disponiendo que, incluso en los casos de guerra justa, no se p u d i e s e n e s c l a v i z a r las m u j e r e s i n d í g e n a s ni los indios menores de catorce años, sino tan solo servirse de ellos c o m o naborías. D a d o el interés del texto, lo reproducirnos en las líneas que vienen a continuación: Y a s i m i s m o q u e las m u j e r e s q u e f u e r e n p r e s a s e n la d i c h a g u e r r a ni l o s n i ñ o s de catorce a ñ o s a b a j o no puedan ser cautivos p e r o p e r m i t i m o s y d a m o s licencia a los d i c h o s n u e s t r o s g o b e r n a d o r e s y c a p i t a n e s y o t r o s n u e s t r o s s u b d i t o s q u e así p r e n d i e r e n a las d i c h a s s u s m u j e r e s y n i ñ o s en la d i c h a g u e r r a q u e s e p u e d a n s e r vir y s i r v a n d e e l l a s e n s u s c a s a s p o r n a b o r í a s y e n o t r a s l a b o r e s c o m o d e p e r s o n a s l i b r e s d á n d o l e s el m a n t e n i m i e n t o y o t r a s c o s a s n e c e s a r i a s y g u a r d a n d o e n e l l o s lo q u e p o r n o s e s t á p r o v e í d o y m a n d a d o c e r c a d e l t r a t a m i e n t o d e l o s d i c h o s naborías54.
En enero de este año se a c o r d ó q u e se hiciese un registro en Sevilla d e t o d o s los i n d i o s q u e había, h a c i e n d o c o n s t a r " s u s n o m b r e s y p r o v i n c i a s donde son naturales y los títulos que tienen para los tener" 5 5 . S e g u i d a m e n t e , por una Real Cédula fechada el 17 de marzo d e 1536, la C o r o n a incidió más directamente en el asunto de los indios llevados a Castilla, p r o h i b i e n d o que
51 Real Cédula al g o b e r n a d o r de la isla de C u b a , M a d r i d , 25 de f e b r e r o de 1530. A G I , Sanio Domingo 1121, L. I, f. 49v. 52 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la C o n t r a t a c i ó n , M e d i n a del C a m p o , 15 de diciembre de 1531. AGI, Indiferente General 1961, L. 2, f. 114. " Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación, Madrid, 3 de febrero de 1533. AGI, Indiferente General 1961, L. 3, f. 109v. 54 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación, Toledo, 20 de febrero de 1534. Traslado otorgado en Valladolid el 2 de agosto de 1549. AGI, Justicia 758, N.° 14. 55 Real Cédula al licenciado Suárez de Carvajal, Madrid 1 4 d e enero de 1536. AGI, Indiferente General 1961, L. 4, ff. 30-31.
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se trajesen sin la correspondiente autorización del gobernador, en la que debía hacerse constar expresamente que era esclavo o bien que venía por su propia voluntad 56 . Conocemos algunas de estas licencias o autorizaciones en las que se hacía constar el número de indios y sus nombres, así como el del español con el que viajaban, certificando igualmente la voluntad de dichos indios para realizar el viaje 57 . Pese a que en la Real Cédula se especificaba que debía ser el g o b e r n a d o r o justicia mayor quien expidiese el permiso, lo cierto es que mientras en México lo cursaba el virrey Mendoza, en Santo Domingo era la propia Audiencia quien expedía la garantía legal 58 . En otras ocasiones era el mismo rey quien, a solicitud del interesado, expedía la licencia. Así ocurrió el 10 de marzo de 1540, cuando Carlos V autorizó al escribano del concejo de Nueva Cádiz de Cubagua, Diego López, a traerse a España nada menos que cuatro indios esclavos 59 . En cualquier caso, lo cierto es que con tantas excepciones los indios continuaron llegando a la Península, tanto con la mencionada licencia, como de f o r m a ilegal, pues se les sobornaba para que afirmasen su deseo de viajar junto a sus dueños. Esta última situación la hemos podido comprobar por las declaraciones de los aborígenes en los numerosos pleitos que se generaron y que analizaremos más adelante. Pese a todo, esta medida no acabó con el tráfico fraudulento de indios con destino a la Península. Así, por ejemplo, cuando el tesorero de la isla de Cuba, Pero Núñez de Guzmán, fue acusado de haber traído indios a Castilla fraudulentamente, éste declaró que se acogía a una supuesta licencia otorgada a los vecinos de Nueva España y de Nueva Galicia para poder traer cada uno a Castilla dos indios naborías y dos esclavos sin necesidad de solicitar
56 Real C é d u l a a los o f i c i a l e s de la C a s a de la C o n t r a t a c i ó n y a las d e m á s a u t o r i d a d e s indianas, M a d r i d , 17 de m a r z o de 1536. AGI, Justicia 741, N.° 3. También en A G I , Justicia 758, N.° 3. Citada por Zavala, Silvio: op. cit., p. 37. A primeros de abril de ese mismo año fue p r e g o n a d a en las gradas de la Catedral de Sevilla por Diego Pérez, "pregonero del concejo". 57 C i t a r e m o s aquí una licencia del virrey M e n d o z a a G e r ó n i m o Trías para llevar cuatro indios: " A n t o n i o de M e n d o z a dio licencia a G e r ó n i m o Trías Catalán de Nueva E s p a ñ a para que p u e d a llevar a Castilla a un hijo vuestro que se llama Gerónimo Trías y podáis llevar dos indios y d o s indias esclavos llamados A n d r é s y Albarico y Magdalena y Teresa sus m u j e r e s atento a que dijeron querer ir con vos al dicho viaje." México, 13 de enero de 1543. AGI, Justicia 741, N.° 3. 58 Licencia de los oidores de la Audiencia de Santo Domingo a Ginés de Carrión, señor de la n a o San Cristóbal, para llevar a Castilla dos indios y cuatro indias, Santo D o m i n g o , 11 de m a y o de 1541. Pleito por la libertad de los indios de Ginés de Carrión, 1543. AGI, Justicia 741, N.° 3. 59 Real C é d u l a a los a l c a l d e s o r d i n a r i o s de la c i u d a d de C á d i z en la isla de C u b a g u a , M a d r i d , 10 d e m a r z o de 1540, A G I , S a n t o D o m i n g o 1121, L. 3, f. 191. Transcrita en Otte, Enrique: Cedulario de la Monarquía española..., p. 182.
L E G I S L A C I Ó N SOBRE EL ENVÍO D E INDIOS A C A S T I L L A
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ningún tipo de refrendo de las autoridades indianas 60 . No conocemos tal disposición aunque, en caso de haber existido, la Corona no la tomó en consideración cuando estimó oportuno arrebatar a los indios libres que trasladó a España el propio tesorero de la isla de Cuba 61 . En cualquier caso, lo que si parece cierto es que de hecho se traían indios a España en medio de la indiferencia o de la permisibilidad de las autoridades. Así, en ese mismo año de 1540, Alvaro Caballero, un acaudalado vecino de la Española, declaró haber mandado a España cuatro o cinco indios a petición del licenciado Alonso de Fuenmayor, pues "era costumbre que todos enviaban indios a España" 62 .
6.
L A S L E Y E S N U E V A S Y LA PROHIBICIÓN DEFINITIVA D E LA TRATA
Por fin, en las Leyes Nuevas, expedidas como es bien sabido en 1542, fueron declarados libres todos los indios de la América española, prohibiéndose expresamente al año siguiente su trata con destino a la Península Ibérica63. El propio Gregorio López hizo una lista de los poco más de cien indios que había en Sevilla y que debían liberarse. Sin embargo en 1543 la Corona reprendió a los oficiales de la Casa de la Contratación por no haber puesto en libertad y devuelto a "sus naturalezas" más que a tres o cuatro 64 . Sea como fuere, la prohibición definitiva de la trata se produjo efectivamente el 28 de septiembre de 1543, siendo incluida en la Recopilación de Diego de Encinas 65 . En ese año se dispuso que "ninguna persona pueda traer ni enviar indio alguno con licencia ni sin ella, aunque pretendan ser sus esclavos y tener derecho para ello, ni de los que fueren libres, aunque digan que quieren ir de su voluntad" 6 6 . Esta prohibición tenía su lógica por tres motivos: uno, porque los indios fueron considerados desde tiempos de Isabel la Católica como vasallos de la Corona de Castilla, status que era incompatible con su trata y esclavitud; dos, porque una de las causas que provocó la introducción de esclavos negros en América fue precisamente la proiección del indio 67 ; y tres, porque la trata de indios, a diferencia de lo que ocurría con f>
" R e a l C é d u l a a l o s o f i c i a l e s d e la C a s a d e la C o n t r a t a c i ó n , M a d r i d , 2 5 d e f e b r e r o d e
1540. A G I , I n d i f e r e n t e G e n e r a l 1 9 6 3 , L. 7, ff. 8 8 - 8 8 v . 61
Ibídem.
62
J u l i á n , A m a d e o : up. cit., p. 5 5 .
M
R a t i f i c a d a la p r o h i b i c i ó n e n V a l l a d o l i d , 2 5 d e s e p t i e m b r e d e 1 5 4 3 . Recopilación,
T. II,
L i b . VI, Tit. I, L e y X V I , f. ¡ 8 9 v . M
R e a l C é d u l a a los o f i c i a l e s d e la C a s a d e la C o n t r a t a c i ó n , V a l l a d o l i d 14 d e d i c i e m b r e d e
1543. A G I , I n d i f e r e n t e G e n e r a l 1 9 6 3 , L . 9, f f . 8 - 9 . 65 66 67
C i t a d o e n J u l i á n , A m a d e o : up. cit., p . 5 6 . Ibídem. L o r e n z o S a n z a f i r m a q u e la C o r o n a a p o y ó la t r a t a d e n e g r o s p o r t r e s c a u s a s : p o r l o s
i n t e r e s a n t e s b e n e f i c i o s e c o n ó m i c o s q u e r e p o r t a b a , p o r q u e f a v o r e c í a el p o b l a m i e n t o y p o r l i b e -
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INDIOS Y MESTIZOS A M E R I C A N O S EN L A E S P A Ñ A D E L SIGLO X V I
el c o m e r c i o de esclavos negros, no solo n o reportaba ingresos directos a la Corona, sino q u e a d e m á s suponía perder efectivos en las minas de oro y de plata. Esta revisión de los títulos de esclavitud del indio llevada a cabo en España y en A m é r i c a f u e muy mal acogida por los propietarios. En este sentido la Audiencia de Santo D o m i n g o i n f o r m ó a Carlos V que la revisión que se estaba haciendo en la Española d e los títulos d e esclavitud de los indios "se sintió m u c h o p o r t o d o s " , p r u e b a e v i d e n t e d e la i m p o r t a n c i a q u e estos tenían para la e c o n o m í a de la isla 68 . Sin embargo, el rey f u e contundente en su respuesta al d i s p o n e r no solo la continuación en la revisión de los títulos, sino t a m b i é n la i n m e d i a t a libertad t a n t o d e las m u j e r e s i n d í g e n a s c o m o de los m u c h a c h o s m e n o r e s d e c a t o r c e años 6 9 . D e s d e e n t o n c e s , t o d o s los d e s c e n dientes d e m u j e r e s i n d í g e n a s f u e r o n c o n s i d e r a d o s a u t o m á t i c a m e n t e libres, t a n t o los h a b i d o s con o t r o indio, c o m o c o n un e s p a ñ o l e i n c l u s o con un negro. Así, en un pleito por la libertad del indio Gaspar, un testigo declaró lo siguiente: A la cuarta pregunta dijo este dicho testigo que dice lo que dicho tiene en la pregunta antes de ésta y que así tiene este testigo por cierto que si el dicho mulato fuera hijo de india aunque no pidiera su libertad la justicia se la hubiera dado como ha hecho a los demás mestizos, hijos de indias e indios y de indias y negros
Otro de los testigos presentados en el proceso, Ñ u ñ o de Carvallar, declaró q u e " n i n g ú n mulato hijo de india es esclavo" 7 1 , lo que deja fuera de toda duda el carácter libre de todo hijo de india, ya fuese indio, mestizo o zambo. La libertad o t o r g a d a al i n d í g e n a de las colonias e s p a ñ o l a s , así c o m o la p r o h i b i c i ó n d e su trata, s u p u s o un hito i m p o r t a n t e en la historia social de H i s p a n o a m é r i c a . Sin e m b a r g o , ni a c a b ó con la e s c l a v i t u d indígena ni por supuesto s u p u s o el fin del tráfico ilegal de indios con destino a la Península Ibérica. Para empezar, estas medidas 110 afectaron, al parecer, a los indios que ya se e n c o n t r a b a n en la P e n í n s u l a , los c u a l e s c o n t i n u a r o n s u m i d o s en la más p r o f u n d a s e r v i d u m b r e . A s í se d e d u c e , al m e n o s , de un i n f o r m e dirigido al rey en 1549, en el q u e se a f i r m a b a q u e en Sevilla había " m u c h o s indios e
rar a los r e s i g n a d o s i n d í g e n a s . L o r e n z o S a n z , E u f e m i o : Comercio de España con América en la época de Felipe II, T. I. D i p u t a c i ó n P r o v i n c i a l , Valladolid, 1986, pp. 5 1 1 - 5 1 2 . 68 T r a s l a d o d e un c a p í t u l o q u e e n v i ó Su M a j e s t a d a los o i d o r e s de S a n t o D o m i n g o , 24 de abril d e 1545. A G I , Justicia 1025, N . ° 5, R. 2. 69
Ibídem.
70
P l e i t o p o r la l i b e r t a d d e l i n d i o G a s p a r , p r o p i e d a d d e H e r n a n d o d e V i l l a n u e v a , 1561. A G I , J u s t i c i a 1025, N.° 1 , R . 2. 71
Ibídem.
L E G I S L A C I Ó N S O B R E E L E N V Í O DE INDIOS A C A S T I L L A
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indias libres q u e los e s p a ñ o l e s los tienen p o r e s c l a v o s y se sirven d e ellos c o m o tales, no lo pudiendo ni d e b i e n d o hacer" 7 2 . Por este motivo se o r d e n ó q u e se volviesen a solicitar los títulos de esclavitud de los indios, y q u e a los propietarios q u e no los tuviesen, les f u e s e n q u i t a d o s y puestos en libertad. D e b i d o a ello, d e s p u é s d e 1542 c o n t i n u ó h a b i e n d o m u l t i t u d d e e s c l a v o s indios en las principales ciudades peninsulares. Por otro lado, los indígenas continuaron llegando a la Península a través de L i s b o a , a c u y o m e r c a d o e s c l a v i s t a a c u d í a n los t r a f i c a n t e s e s p a ñ o l e s a c o m p r a r tanto indios procedentes del Brasil c o m o de la A m é r i c a e s p a ñ o l a . E v i d e n t e m e n t e , a q u e l l a s p e r s o n a s q u e se d e d i c a b a n a t r a e r i n d i o s de las Indias optaban por poner rumbo al puerto de L i s b o a para evitar de esta f o r m a las prohibiciones vigentes en los territorios castellanos. A la capital lusa acudían desde la década de los treinta m u c h o s mercaderes de esclavos españoles para comprar a muy bajo precio "piezas i n d í g e n a s " que d e s p u é s vendían en distintas ciudades españolas 7 3 . Además, la legislación vigente no consiguió acabar con el lucrativo negocio q u e suponía el tráfico ilegal de indios. Así, por ejemplo, en 1547 se supo que la Audiencia de Santo D o m i n g o , pese a los castigos ejemplares q u e había i n f l i g i d o a m u c h o s t r a f i c a n t e s , no p o d í a e v i t a r q u e se l l e v a s e n a v e n d e r indios libres desde las Antillas, tanto a Tierra F i r m e c o m o a Sevilla, con la total prevaricación por parte de los oficiales de la Casa de la Contratación 7 4 . N o s a b e m o s hasta q u é p u n t o los m i e m b r o s de esta i n s t i t u c i ó n rectora del comercio indiano estuvieron implicados o se beneficiaron en cierto m o d o de este tráfico esclavista. Sin embargo, lo cierto es q u e no se tomaron las medidas a d e c u a d a s para e v i t a r l o ya q u e , en 1549, se m a n d ó al D o c t o r H e r n á n Pérez, del C o n s e j o de Indias, q u e se i n f o r m a r a de los i n d i o s q u e había en Sevilla y su Arzobispado "y sepáis si son libres y con qué títulos los poseen los que los tienen y si halláredes q u e son libres, c o n f o r m e a lo que por nos está ordenado y mandado, los pongáis en libertad" 7 5 . Hasta tal punto se siguieron vendiendo indios en España q u e la C o r o n a se vio o b l i g a d a a ratificar n u e v a m e n t e la p r o h i b i c i ó n el 21 d e s e p t i e m b r e d e 1556 76 , sin que t a m p o c o esta vez sirviese para detener totalmente el tráfico de indios. Al a ñ o siguiente se p r o h i b i ó la venta de treinta indios en S a n t o
72
R e a l C é d u l a a los o f i c i a l e s de la C a s a de la C o n t r a t a c i ó n , V a l l a d o l i d , I d e m a y o d e 1549. A G I , Indiferente General 1964, L. 11, ff. 226-226v. 71 S o b r e este particular p u e d e verse Mira Caballos, E s t e b a n : " A p r o x i m a c i ó n al e s t u d i o de una minoría étnica...", pp. 9 5 5 - 9 5 6 . 74 Carta de los o i d o r e s de la A u d i e n c i a de S a n t o D o m i n g o a Su M a j e s t a d , S a n t o D o m i n g o 18 de d i c i e m b r e de 1547. A G I , A u d i e n c i a de S a n t o D o m i n g o 4 9 , R. 17, N.° 108. 75 Real C é d u l a al Doctor Hernán Pérez, Valladolid, 31 de m a y o de 1549. A G I , I n d i f e r e n t e General 1964, L. 11, ff. 226-226v. n Recopilación de Leyes de Indias de ¡680, T. II, Lib. VI, Tit. I. L e y X V I , f. 189v.
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INDIOS Y MESTIZOS AMERICANOS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
D o m i n g o , y los dueños mostraron su disgusto a f i r m a n d o que en Sevilla se vendían públicamente con el total consentimiento de las autoridades españolas 77 . Esto debía ser cierto, ya que a lo largo de toda la segunda mitad del siglo xvi, e incluso en el XVII, nos consta documentalmente la venta de indios en numerosas ciudades españolas c o m o Córdoba, Sevilla, Badajoz, Huelva, etc. En un memorial de navegación de 1568 se planteó la necesidad de comprobar si los navios traían metales preciosos sin registrar "o si vienen algunos indios" 78 . Asimismo, en la Ordenanza XVII se afirmaba que muchos españoles que llevaban n u m e r a r i o sin registrar lo g a s t a b a n en las A z o r e s en c o m p r a r m e r c a d e r í a s y e s c l a v o s , "así n e g r o s c o m o indios del Brasii" 7 9 . Obviamente esta prohibición vuelve a poner de manifiesto que se continuaban trayendo nativos a la Península en mayor o en menor número. Además resultaba muy difícil aplicar la legislación sobre la libertad de los indígenas p o r q u e no había grandes diferencias étnicas con los indios del Brasil, cuya trata estaba permitida. Ya veremos c ó m o a los propietarios de esclavos no les resultaba difícil hacerlos pasar por originarios del Brasil. N o obstante, sí es cierto que, gracias a la política proteccionista del indio por parte de las autoridades españolas, la arribada de indios a la Península se ralentizó desde la década de los cuarenta. D e esta forma se evitó, en palabras de Domínguez Ortiz, que las Indias se convirtiesen "en un inmenso mercado de aprovisionamiento de esclavos para la metrópoli (...)" H0 .
77
Julián, Amadeo: op. cit., p. 57. Ordenanzas para la reformación de la Carrera de Indias, 1568, fol. 33v. AGI, Indiferente General 2673. 79 Ibidem. g0 Domínguez Ortiz, Antonio: Orto y ocaso de Sevilla. Secretariado de publicaciones de la Universidad Hispalense, Sevilla, 1991, p. 102. 78
CAPÍTULO III LA VIDA DEL INDIO EN CASTILLA
1. L A TRAVESÍA: UN ROSARIO DE VIDAS EN EL CAMINO
C o m o ya hemos apuntado en líneas precedentes, s a b e m o s muy p o c o del devenir de estos indios desde que se embarcaron en dirección a la Península hasta q u e fallecieron unos en la misma Castilla y otros - l o s m e n o s - en sus lugares de origen, tras ser devueltos a sus " n a t u r a l e z a s " . L o s datos de q u e d i s p o n e m o s apuntan un desdichado destino para la mayoría de ellos. En los documentos, c o m o es de sobra conocido, se afirma reiteradamente la idea d e que eran seres que "con poca diferencia q u e se les hacía lo sentían m u c h o " . Esta f r a g i l i d a d era tanto m á s a c e n t u a d a para el i n d i o a n t i l l a n o - d e d o n d e procedían la mayor parte de los indios traídos en los p r i m e r o s a ñ o s - , p u e s vivía en sociedades muy atrasadas culturalmente, a c o s t u m b r a d a s a vivir de la caza, de la recolección y de una primitiva horticultura. P r e c i s a m e n t e , en una Real Cédula al presidente de la Audiencia de Santo D o m i n g o fechada en 1533, se advertía q u e no se trasladasen los indios " p o r q u e son d e cualidad q u e con poca diferencia de tratamiento q u e les haga el q u e los tiene e n c o m e n d a d o bastaría para hacerlos ahorcar o q u e se alcen a los m o n t e s (...)"'. En el caso concreto de los indios llevados a la Península, la idea se repite de la misma forma, ya que se advertía continuamente a las autoridades indianas que controlasen su trata " p o r q u e con la m u d a n z a q u e hacen de la tierra en viniendo acá (a Castilla) se mueren de que nos s o m o s deservidos" 2 . L o s m o t i v o s q u e se a l e g a n en 1543 para p e d i r q u e no se t r a j e s e n i n d i o s a la Península son muy significativos, según p o d e m o s o b s e r v a r en el las líneas que transcribimos a continuación:
1 Real Cédula al Obispo F u e n m a y o r , Monzón, 3 d e octubre de 1533. A G I , S a n t o D o m i n g o 1121, L. l , f . 172v. 2 Real Cédula a los oidores de la Española, G r a n a d a 2 6 de o c t u b r e de 1526. A G I , Indiferente General 421, L. 11, ff. 264v-267. Real Cédula al g o b e r n a d o r o j u e z d e residencia d e P u e r to Rico, 2 6 de octubre de 1526. A G I , Indiferente General 421, L. 11, ff. 267-270v.
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INDIOS Y M E S T I Z O S A M E R I C A N O S EN LA E S P A Ñ A DEL SIGLO X V I
Porque se ha visto por experiencia que antes que llegaren a estos Reinos, y después de llegados a ellos, los más de los dichos indios se mueren, por ser diferente la calidad de las partes por donde pasan, y de estos Reinos a sus naturalezas y ser ellos de flaca complexión N o obstante, las c o n d i c i o n e s m á s o m e n o s precarias a las que se vieron sometidos en la travesía variaron con el paso de los años, de manera que se puede hablar de dos etapas: una ocurrida en los años inmediatamente posteriores al d e s c u b r i m i e n t o , en la q u e llegaron a la P e n í n s u l a m u c h o s navios puramente esclavistas, con sus b o d e g a s repletas de indios hacinados en unas condiciones inhumanas, y otra que transcurre con posterioridad a la factoría colombista, d e j a n d o de ser los traslados masivos. A partir de este momento, lo normal f u e q u e cada p a s a j e r o a nivel particular trajese consigo un número determinado de indios para destinarlo bien a su servicio personal o bien a su venta en el m e r c a d o esclavista 4 . E v i d e n t e m e n t e , en el p r i m e r c a s o , la travesía por el Atlántico debió ser difícil, a j u z g a r por la i n f o r m a c i ó n con la que contamos. Por ello, no nos sorprenden en a b s o l u t o los altos p o r c e n t a j e s de f a l l e c i d o s en el viaje, que no eran, por otro lado, ú n i c a m e n t e indios. De hecho, se estima que en torno al veinte por ciento de los e s c l a v o s negros e m b a r c a d o s hacia las Indias en el siglo xvi falleció en la travesía 5 . Y eso ocurría muy a pesar de que la rentabilidad del negocio dependía de ¡a b a j a mortalidad en el viaje. Igualmente, los traslados de indios desde Tierra Firme, las Bahamas y las L u c a y a s a las Antillas M a y o r e s alcanzaron p o r c e n t a j e s de mortalidad en el trayecto m u c h o más elevados aún, debido a las duras condiciones de hacinam i e n t o y a la precaria a l i m e n t a c i ó n . M á s en c o n c r e t o se estima que debió fallecer entre el cuarenta y el cincuenta por ciento del pasaje 6 . Por tanto, queda claro que una parte de los aborígenes embarcados murieron en la travesía, sin llegar, por tanto, a pisar suelo europeo. Para apoyar esta a f i r m a c i ó n c o n t a m o s c o n v a r i a s r e f e r e n c i a s d o c u m e n t a l e s c o m o , por ejemplo, los diez indios q u e e m b a r c ó Colón al regreso de su primer viaje y de los que, c o m o h e m o s visto, tan solo llegaron con vida seis, y al parecer " e n f e r m o s de morbo" 7 . A l g u n o s de los aborígenes incluso optaban por saltar
' C i t a d o en T r u e b a , E d u a r d o : op. cit., p. 2 3 1 . A u n q u e d e s d e 1503 era lícito e s c l a v i z a r a los i n d i o s c a r i b e s de f o r m a m a s i v a , casi n u n c a se e m b a r c a r o n r u m b o a la P e n í n s u l a , p o r q u e la C o r o n a lo tenía p r o h i b i d o . 4
5 L o r e n z o S a n z , E u f e m i o : op. cit., p. 5 3 6 . El autor cita el c a s o del m e r c a d e r Juan Bautista R o v e l a s c a , q u e e n 1585 e n v i ó t r e s c i e n t o s n e g r o s a las Indias d e los q u e tan sólo s o b r e v i v i e r o n
212. Ibídem. 6 V é a s e , p o r e j e m p l o , la Real C é d u l a e n v i a d a a los a l c a l d e s o r d i n a r i o s de la isla d e C u b a g u a , Valladolid, 7 d e d i c i e m b r e d e 1537. A G I , S a n t o D o m i n g o 1121, L. 3, ff. 147- 147v. 7 F r a n c o S i l v a , A l f o n s o : " L a e s c l a v i t u d en Sevilla e n t r e 1526 y 1550", Archiva Hispalense. N . ° 188, S e v i l l a , 1978, p. 6 0 .
L A VIDA DEL INDIO EN
CASTILLA
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al m a r para acabar de m a n e r a rápida con la a n g u s t i o s a situación q u e les s u p o nía el viaje 8 . En 1495 se e n v i a r o n u n o s q u i n i e n t o s i n d i o s a C a s t i l l a e n u n a flota c a p i t a n e a d a p o r A n t o n i o d e Torres; sin e m b a r g o , solo llegaron trescientos, p o r q u e el resto m u r i ó en el t r a n s c u r s o de la t r a v e s í a 9 . P o r e s o s m i s m o s años arribó a las costas del suroeste p e n i n s u l a r u n a n a o con c a t o r c e indios d e los veinticuatro q u e se e m b a r c a r o n en el c o n t i n e n t e a m e r i c a n o 1 0 . Al padre d e L a s C a s a s d e b e m o s d o s r e l a c i o n e s s o b r e e s t o s t r a s l a d o s , e n las q u e se ¡nuestra con toda su intensidad ei d r a m a t i s m o d e la situación: u n a , referida a tres n a v i o s l l e g a d o s a C á d i z , en 1496, y otra, s o b r e c i n c o b u q u e s c a r g a d o s de a b o r í g e n e s q u e trajo el p r o p i o Cristóbal C o l ó n en 1498. R e s p e c to al primer caso, a f i r m ó lo siguiente: ¿Cómo le había de dar Dios favor ni alegría con la venida de tres navios, viniendo como venían llenos de inocentes hechos esclavos, que tantos morirían por la mar, sin fe y sin Sacramentos, y que tantos, después de llegar allá, sin conocimiento de su Criador, morían antes que supiesen entender nuestra lengua, ni cosa hablar, como es cierto morir los más luego, por ser gente tan delicada?
D e s g r a c i a d a m e n t e , f u e p o c o p r e c i s o el d o m i n i c o e n e s t a o c a s i ó n ; sin e m b a r g o , es fácil i m a g i n a r q u e debían ser c e r t e r o s sus c o m e n t a r i o s s o b r e la m o r t a n d a d de estos a b o r í g e n e s en el viaje. P r e c i s a m e n t e d e e s t o s i n d í g e n a s que arribaron a C á d i z en 1496, en la flotilla q u e dirigía P e r o A l o n s o N i ñ o , se e n v i a r o n v e i n t i c u a t r o a S e v i l l a , de los c u a l e s tan s o l o d i e z l l e g a r o n c o n vida 1 2 . M u c h o m á s p r e c i s o se m o s t r ó el d o m i n i c o al r e f e r i r s e a los q u i n i e n t o s indios q u e vinieron con el a l m i r a n t e en 1498. D a d o el interés de su c o m e n t a rio, lo t r a n s c r i b i m o s í n t e g r a m e n t e en las líneas q u e v i e n e n a c o n t i n u a c i ó n : (...) Y los navios también había cargado de esclavos (se refiere al almirante), de los cuales se morían muchos y los echaban a la mar por este río abajo, lo uno, por la grande tristeza y angustia de verse sacar de sus tierras y dejar sus padres y mujeres e hijos, perder su libertad y cobrar su servidumbre, y puestos en poder de gente inhumana y cruel, como estimaban, y con justísima razón, ser los cristianos, y que los llevaban adonde y de donde jamás habían de volver; lo otro, por la falta de los mantenimientos, que nos les daban sino un poco de cagabi seco (que para solo, sin otra cosa, es intolerable), y aun agua no les daban cuanta ha-
" Real C é d u l a a los oficiales de la Casa de la Contratación, Valladolid, 1 de abril de 1544. A G I , Indiferente General 1963, L. 9, ff. 57v-58v. * Julián, A m a d e o : op. cit., pp. 26-27. 10 lbídem, p. 37. " Las Casas, B a r t o l o m é de: Historia de las Indias..., T. I. Lib. I, C a p . C X X I I I , p. 4 6 9 . 12 Saco, José Antonio: op. cit., T. I, p. 105.
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INDIOS Y MESTIZOS AMERICANOS EN LA E S P A Ñ A DEL SIGLO XVI
bían menester para remojarlo, por que para el viaje tan largo a los marineros no le faltase; lo otro, porque como metían mucha gente y la ponían debajo de cubierta, cerradas las escotillas, que es como si en una mazmorra cerrasen todos los agujeros, juntamente con las ventanas, y la tierra caliente y debajo de cubierta arden los navios como vivas llamas del ardor y el fuego que dentro tenían, sin poder resollar, de angustia y apretamiento de los pechos se ahogaban; y de esta manera ha sido infinito el número de las gentes de estas Indias que han perecido (...)13. A u n q u e con e v i d e n t e e x a g e r a c i ó n - q u e s i e m p r e está p r e s e n t e en los escritos l a s c a s i a n o s - , lo cierto es que nos resulta fácil imaginar el dramatism o del viaje. Las Casas d e d u j o que eran tres los factores que más influyeron en esta alta mortalidad: el bajo estado de á n i m o de unos aborígenes q u e eran conscientes de su delicada situación y de su incierto futuro; el hacinamiento en las naves, y la deficiente alimentación 1 4 . E m p e z a n d o por el primer factor, d i r e m o s que, efectivamente, el estado de ánimo ante un cautiverio injustificado debía influir en su rápida muerte. Una s i t u a c i ó n a n í m i c a e x a s p e r a n t e q u e se a c e n t u a b a en el c a s o de ser m u j e r e s con hijos pequeños, pues en una relación de 1544 se decía que si se las apartaba de sus hijos, se tirarían al mar de desesperanza 1 5 . En lo referente al hacinamiento, es sencillo hacernos una idea ya que en las bodegas se introducían hasta doscientos indios que realizaban la travesía en condiciones totalmente penosas. N o d e b e m o s olvidar que la estrechez de los n a v i o s y el h a c i n a m i e n t o en la c u b i e r t a era una realidad para todos los p a s a j e r o s , pero q u e sin d u d a se veía a g r a v a d a hasta límites i n s o s p e c h a d o s para el c a s o de estos indios esclavos. Y finalmente, en relación a la alimentación nos indica el dominico que se limitaba exclusivamente a cazabe - u n alimento, a j u i c i o del propio padre de Las Casas, " m u y ruin" y que "hincha m u c h o y sustenta p o c o " 1 6 - y a una cantidad insuficiente de agua. A no dudarlo, esta escasa alimentación contribuía a la propagación de e n f e r m e d a d e s a b o r d o entre unos seres, por un lado, peor a l i m e n t a d o s q u e los e s p a ñ o l e s , y por el otro, m e n o s i n m u n i z a d o s ante las patologías del Viejo M u n d o . Miguel C u n e o explicó esta alta tasa de d e f u n -
13
Las Casas, Bartolomé de: Historia de las Indias..., T. II, Lib. I, Cap. CLIII, p. 81. Esta deficiente alimentación era un elemento c o m ú n e intrínseco a la (rala de esclavos, existiendo multitud de testimonios sobre la escasa alimentación que se les proporcionaba a los indios que eran capturados en las llamadas armadas de rescate. Así, en una probanza realizada en 1519, algunos testigos c o m o fray Pedro de Mejía explicaron que la causa que provocaba la alta mortalidad en el trayecto era "que no se les da agua ni comida". Probanza sobre la captura de indios caribes, Santo Domingo, 17 de j u n i o de 1519. AGI, Justicia 47, N.° 1 , R . 3. 15 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación, Valladolid, 1 de abril de 1544. AGI, Indiferente General 1963, L. 9, ff. 57v-58v. 16 Citado en Martínez, José Luis: Pasajeros a Indias. Alianza Universidad, Madrid, 1983, p. 103. 14
L A VIDA DEL INDIO EN C A S T I L L A
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ciones de la forma siguiente: "no son hombres de carga y temen mucho el frío y tampoco tienen larga vida" 17 . Es probable que el frío, al que no estaban acostumbrados, quebrantase especialmente la salud de unos indígenas ya de por sí debilitados por la mala alimentación. En definitiva, queda claro que las condiciones en que fueron trasladados estos indios americanos fue muy similar a las que sufrieron los esclavos negros a lo largo de toda la época colonial, siendo el porcentaje de mortandad entre los indios aun mayor que entre los esclavos de color. Sin embargo, pasados los primeros años de la colonización, y en particular tras la muerte del primer almirante, los traslados de indios esclavos fueron menos dramáticos, ya que disminuyó en buena medida el hacinamiento. Ya no fueron frecuentes los traslados masivos, sino tan solo el traslado a nivel particular de los pasajeros de algún esclavo indio. Así, por citar un ejemplo concreto, Gerónimo Trías declaró haber llevado a España cuatro aborígenes, de los cuales solo una india llamada Teresa se le murió por la mar "de muchos vómitos que le dieron" 18 .
2.
L o s MOMENTOS INICIALES EN LA P E N Í N S U L A
Ya el viaje resultaba sumamente dramático para estos indios pues, según se refleja en la documentación de la época, eran seres que "con poca diferencia que se les hacía lo sentían mucho" 19 . Sin embargo no era mejor el futuro que esperaba a aquellos que lograban sobrevivir a la travesía, siendo especialmente difíciles los primeros días ya que, por un lado, ¡os aborígenes llegaban muy debilitados, y por el otro, se debían adaptar a una sociedad y a una forma de vida muy diferente a la que habían dejado en sus regiones de origen. Por todo ello, el índice de mortalidad indígena durante los primeros meses en la Península fue muy elevado. Así, pues, en Castilla, además de que los alimentos les faltaban, se solían poner muy enfermos debido a lo que los demógrafos suelen denominar el "choque epidemiológico". Las perspectivas de supervivencia no eran desde luego nada halagüeñas, como se puede deducir del texto fechado en 1543 que exponemos a continuación:
" C i t a d o en Julián, A m a d e o : op. cit., p. 28. 18 Pleito por la libertad de los indios de G e r ó n i m o d e Trias, 1543-1545, A G I , Justicia 7 4 1 , N.° 3. 19 D e ahí q u e la C o r o n a insistiese en q u e se controlase su traslado a la P e n í n s u l a " p o r q u e con la m u d a n z a q u e hacen de la tierra en viniendo acá (a Castilla) se m u e r e n de q u e nos s o m o s d e s e r v i d o s " . Real C é d u l a a los o i d o r e s de la E s p a ñ o l a , G r a n a d a 2 6 d e o c t u b r e d e 1526. A G I , I n d i f e r e n t e General 421, L. 11, ff. 2 6 4 v - 2 6 7 . Real C é d u l a al g o b e r n a d o r o j u e z d e residencia d e P u e r t o Rico, 26 de octubre de 1526. A G I , Indiferente G e n e r a l 4 2 1 , L . 11, ff. 2 6 7 - 2 7 0 v .
66
INDIOS Y MESTIZOS AMERICANOS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
Somos informados que los españoles y personas que residen en las dichas nuestras Indias, cuando vienen de ellas a estos Reinos traen con ellos muchos indios e indias naturales de esas partes...Y se ha visto por experiencia que antes que lleguen a estos Reinos y después de llegados a ellos por ser diferente la calidad
de las partes
por donde
pasan
y de estos
Reinos
a sus naturalezas
y ser
ellos de flaca complexión y demás de esto salidos de poder de las personas que los traen se pierden por no tener industria de ganar de comer en esas partes
A s í , por e j e m p l o , s a b e m o s q u e a f i n e s d e 1516 a r r i b a r o n al p u e r t o de Valencia 85 indios originarios del Brasil, falleciendo en un corto período de t i e m p o n a d a m e n o s q u e veintitrés 2 1 . I g u a l m e n t e , en 1543 un tal G i n é s de Carrión "El Viejo" declaró haber traído de las Indias seis aborígenes, de los c u a l e s se le habían m u e r t o todos salvo dos indias, una de las c u a l e s estaba e n f e r m a y "metida de pescuezo algo corcobada" 2 2 . También los indios Alonso y Catalina f u e r o n traídos por un sevillano llamado Francisco de Lezana, d a n d o ciertas f i a n z a s d e q u e serían d e v u e l t o s a A m é r i c a , sin e m b a r g o , al p o c o de llegar fallecieron "de muerte natural (...)" 23 . De f o r m a m u y similar al anterior, en 1544 las autoridades e s p a ñ o l a s depositaron ciertos indios en un tal P e r o A l m í n d e z , o t o r g á n d o s e l e para su m a n t e n i m i e n t o cien d u c a d o s q u e tuvo q u e d e v o l v e r de inmediato porque en breve tiempo se le murieron t o d o s ellos 2 4 . Y f i n a l m e n t e , c i t a r e m o s el s u c e s o de tres indios y una india acogidos por el obispo de Lugo, de los cuales en unos meses fallecieron los tres p r i m e r o s , m i e n t r a s q u e la m u j e r india - q u e se llamaba I s a b e l - e s t u v o m u c h o t i e m p o "tullida en una c a m a " hasta que expiró 2 5 . C r e e m o s que los e j e m p l o s m e n c i o n a d o s son suficientemente representativos y dejan f u e r a de toda duda la alta mortalidad que sufrieron estos aborígenes en los meses inmediatos a su arribo. U n a vez s u p e r a d o s los días iniciales, lo primero que se debía hacer con los a b o r í g e n e s - a l m e n o s en t e o r í a - era b a u t i z a r l o s , tanto si se trataba de personas libres c o m o si, por contra, eran cautivos. N o obstante, existen serias
20 Real Cédula a los oidores de Sanio Domingo, Valladolid, 28 de septiembre de 1543. AGI, Indiferente General 423, L. 20, ff. 698-700. 21 Cortés Alonso, Vicenta: La esclavitud en Valencia durante el reinado de ¡os Reyes Católicos (1479-1516). Excmo. Ayuntamiento de Valencia, Valencia, 1964, p. 60. 22 Pleito por la libertad de las indias de Ginés de Carrión, 1543. AGI, Justicia 741, N.° 3. 21 Real Cédula a los oidores de Indias, Granada, 28 de julio de 1526. AGI, Indiferente General 421, L. ] 1, ff. 82v-83. 24 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación, Valladolid, 29 de agosto de 1544. AGI, Indiferente General 1963, L. 9, ff. HO-llOv. 25 El obispo solicitó por ello una compensación económica por las medicinas y alimentos especiales que les proporcionó, especialmente a la mujer india. Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación, Talavera, 26 de julio de 1541. AGI, Indiferente General 1963, L. 8, ff. 36v-37v.
L A VIDA DEL INDIO EN CASTILLA
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dudas de que todos o la mayoría de los propietarios cumplieran con esa obligación moral 2 6 . En cualquier caso, c u a n d o se c u m p l i m e n t a b a este ritual católico, n o r m a l m e n t e se le c a m b i a b a su n o m b r e i n d í g e n a por otro c a s t e l l a n o , que solía ser el de su dueño. En este sentido, por ejemplo, una india d e Juan Pontiel de Salinas declaró que al llegar a España se le puso por n o m b r e Catalina pues t a m b i é n "su a m a se llamaba así" 2 7 . En otras o c a s i o n e s se o p t a b a por el de una persona querida, o incluso, por el de algún m i e m b r o de la f a m i lia real, a m o d o de p e q u e ñ o homenaje. Por ello son muy frecuentes entre los esclavos nombres c o m o el de Isabel, Juan, Juana, Carlos o Felipe. Ya los indios que trajo Cristóbal Colón a la corte de los Reyes Católicos en 1493 f u e r o n b a u t i z a d o s d e m a n e r a p i n t o r e s c a , s e g ú n n o s c o n s t a p o r la descripción que hizo el cronista G o n z a l o Fernández d e O v i e d o : Y e l l o s de su propia voluntad y ( a ) c o n s e j a d o s , pidieron el bautismo; y los C a t ó l i c o s R e y e s , por su clemencia, se lo mandaron dar; y juntamente c o n sus Altezas, el s e r e n í s i m o príncipe don Juan, su p r i m o g é n i t o y heredero, fueron padrinos. Y a un indio que era el más principal de ellos, llamaron don Fernando de Aragón, el cual era natural de esta isla Española y pariente del Rey o cacique Goacanagarí: y otro llamaron don Juan de Castilla; y los demás se le dieron otros nombres, c o m o ellos los pidieron o sus padrinos acordaron que se les diese conforme a la iglesia católica 2 *.
E v i d e n t e m e n t e , esta presencia regia, a p a d r i n a n d o incluso a los n u e v o s cristianos, así c o m o el boato que s e g u r a m e n t e presidió la c e r e m o n i a debieron ser algo muy excepcional. Ya en la é p o c a se intuyó la i m p o r t a n c i a q u e tenía tal acontecimiento, pues no en v a n o se trataba de los primeros habitantes del N u e v o M u n d o q u e pisaban tierra e u r o p e a . E s o s b a u t i z o s d e b i e r o n simbolizar algo así c o m o el punto de partida de una nueva e x p a n s i ó n d e la cristiandad. El resto de los i n d í g e n a s f u e r o n b a u t i z a d o s c o m o c u a l q u i e r c r e y e n t e , asentándose sin diferencia alguna en los registros d e b a u t i s m o de las parroquias de aquellas ciudades a las que ilegaban 2 g . A c o n t i n u a c i ó n , q u e r e r n o s transcribir el texto de la p r i m e r a p a r t i d a de b a u t i s m o d e d o s i n d i o s en el monasterio de Guadalupe:
:
F r a n c o S i l v a , A l f o n s o : "La e s c l a v i t u d e n S e v i l l a entre 1 5 2 6 y 1550...", p. 7 9 .
27
P l e i t o por la libertad d e la india C a t a l i n a e s c l a v a d e Juan P o n t i e l d e S a l i n a s , v e c i n o d e
Madrid, 1552. A G I , Justicia 1021, N . ° 3, R. 1. F e r n á n d e z de O v i e d o , G o n z a l o : op. cit., T. 1, C a p . VII, P. 3 1 . 29
Por d e s g r a c i a , se han c o n s e r v a d o m u y p o c o s libros s a c r a m e n t a l e s d e e s t a s f e c h a s , p u e s ,
c o m o e s b i e n s a b i d o , n o f u e o b l i g a t o r i o t e n e r l o s en las p a r r o q u i a s hasta d e s p u é s del C o n c i l i o d e Trento. En c u a l q u i e r c a s o , e n la a c t u a l i d a d e s t a m o s t r a b a j a n d o en a l g u n o s d e e s t o s l i b r o s sacramentales del siglo x v i , extrayendo los indios a los que se les administraron l o s santos sacramentos.
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INDIOS Y MESTIZOS AMERICANOS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
Viernes XXIX de este dicho mes, se bautizaron Cristóbal y Pedro, criados del señor Almirante don Cristóbal Colón. Fueron sus padrinos, de Cristóbal Antonio de Torres y Andrés Blázquez. De Pedro fueron padrinos el señor Coronel y Señor Comendador Varela, y Bautizólos Lorenzo Fernández, capellán 30 . El interés que tiene este documento, dado a conocer por Sebastián García O.F.M., es que necesariamente es el primero de esa naturaleza. Ni que decir tiene que se conservan cientos de registros similares de bautizo de indios en decenas de parroquias españolas. En el caso de ser indios esclavos, una vez bautizados, se intentaban herrar para afianzar de esta forma su inversión. Lo más normal es que esta marca se la colocasen en la cara, pues tenía la ventaja de delatar públicamente su servidumbre. N o obstante, en otras ocasiones se la ponían en la pierna, o incluso optaban por instalarle una llamativa argolla en el cuello con el nombre de su propietario.
3.
L A VISIÓN DEL INDIO EN LA E S P A Ñ A DEL SIGLO
XVI
Por desgracia desconocemos la imagen que el indio llegado a la Península tuvo de los españoles y de la civilización occidental 3 1 . Aunque muchos de ellos llegaron a aprender la lengua castellana, lo cierto es que no dejaron ningún testimonio escrito en el que se reflejara su impresión sobre el mundo que acababan de conocer. En c a m b i o , c o n o c e m o s m u c h o m e j o r la impresión inversa, es decir, la que tuvieron los españoles de las distintas sociedades indígenas. A la hora de analizar esta visión debemos recurrir, c o m o bien afirmó Juana Gil-Bermejo, a una f u e n t e básica c o m o son las crónicas indianas 3 2 . Pero antes de seguir, conviene dejar claro que las interpretaciones que los españoles hicieron del indio y su m u n d o estaban mediatizadas - c o m o no podía ser de otra f o r m a -
30 García, Sebastián O.F.M.: Guadalupe de Extremadura en América. Gráficas Don Bosco, Madrid, 1991, p. 67. Veinte días después se bautizó otro indio llamado Jerónimo. También en VV.AA.: Los Franciscanos y el Nuevo Mundo. Ediciones Guadalquivir, Sevilla, 1992, pp. 38-39 -11 Sí tenemos, en cambio, en la Española algunos tempranos testimonios en los que se trasluce la opinión que los vencidos tenían de los españoles. Véase sobre esta cuestión mi trabajo: "El pleito Diego Colón-Francisco de Solís: el primer proceso por malos tratos a los indios en la Española (1509)". Anuario de Estudios Americanos, T. L, N.° 2, Sevilla, 1993, pp. 316317. Asimismo, no ignoramos la existencia en América de diversas fuentes indígenas. Sin embargo lo que aportan fundamentalmente es la percepción que tuvieron los nativos de la conquista. A este respecto citaremos uno de los trabajos más representativos: León Portilla, Miguel: Crónicas indígenas. Visión de los vencidos. Historia 16, Madrid, 1985. ,2 Gil-Bermejo, Juana: "Ideas sobre el indio americano en la España del xvi...", p. 123.
L A V I D A D E L I N D I O EN C A S T I L L A
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por su propia cultura 33 . En este sentido, no debemos olvidar que el propio concepto de indio era fruto de la reducción o de la simplificación de una realidad sumamente compleja 34 . En un primer momento, ante la sincera amistad entablada por los españoles, las descripciones sobre los indígenas fueron bastante benévolas. Además, los hispanos mostraron su encanto por estos seres exóticamente pintados y vestidos, siendo una buena muestra de ello las bellas descripciones que tanto el propio Cristóbal Colón como el cronista Pedro Mártir de Anglería nos dejaron. Concretamente, este último lo describió así: V e o que nuestros i s l e ñ o s de la Española s o n m á s f e l i c e s que a q u é l l o s , s i e m pre que reciban la doctrina cristiana, ya que pasan su e x i s t e n c i a d e s n u d o s , libres de p e s o s y medidas y del mortífero dinero, viviendo en la Edad de Oro, sin leyes, ni jueces calumniosos, sin libros, contentos con su estado natural, sin preocuparse en absoluto por el futuro: c o n todo, también éstos se v e n atormentados por la a m b i c i ó n por el poder y se hostigan mutuamente c o n guerras, peste de la q u e n o c r e e m o s que viviera durante la Edad d e Oro (...) 3 5 .
Se trata sin duda de unas narraciones que identifican al indio c o m o el mito clásico del buen salvaje. Por otro lado, la primera descripción que tenemos de indios en España nos la dejó el viajero, erudito y cronista Andrés Navagero, a quien, al visitar Sevilla entre 1526 y 1528, una de las cosas que más le llamó la atención fue unos indios practicando su tradicional "juego de la pelota 3 ". En sus palabras se pone de manifiesto la admiración que causaron en este lado del océano estos indios, de rasgos tan característicos, que acompañaban a los españoles recién llegados del Nuevo Mundo. Dado el interés del texto, lo reproducimos en las líneas que vienen a continuación: (...) T a m b i é n vi a l g u n o s j ó v e n e s d e a q u e l l a s tierras ( s e refiere a las Indias) que a c o m p a ñ a b a n a un fraile que había estado allí p r e d i c a n d o para reformar las c o s t u m b r e s de los naturales y eran hijos de señores de a q u e l l o s países; iban vestid o s a su usanza, m e d i o d e s n u d o s , y s o l o con una e s p e c i e d e j u b o n c i l l o o e n a g ü e tas; tenían el c a b e l l o negro, la cara ancha, la nariz roma, casi c o m o los circasios, pero el c o l o r tira m á s a c e n i c i e n t o ; m o s t r a b a n tener b u e n i n g e n i o y v i v o para
11 Sobre esta cuestión puede verse el interesante trabajo de Jiménez Núñez, Alfredo: "Imagen y culturas: consideraciones sobre la antropología ante la visión del indio americano", La visión del indio en la Europa Moderna. E E H A , Sevilla, 1990, pp. 77-84. 14 Ibídem, p. 81. 35 Citado en Gil, Juan, y Varela, Consuelo: Cartas de particulares a Colón y Relaciones coetáneas. Alianza Universidad, Madrid, 1984, p. 58. 16 Estas pelotas de goma se conocían ya en Castilla, pues Cristóbal Colón al regreso de su primer viaje trajo una de ellas, que, según narraron los cronistas de la época, causó gran sensación.
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INDIOS Y MESTIZOS A M E R I C A N O S EN LA E S P A Ñ A DEL SIGLO X V I
todo, pero lo s i n g u l a r era un j u e g o de pelota q u e hacían a e s t i l o de su tierra: la pelota era de una e s p e c i e de leño muy ligero y que botaba m u c h o , tamaño c o m o un m e l o c o t ó n o mayor, y n o la rebatían c o n las m a n o s ni c o n los pies, s i n o c o n los costados, lo que hacían c o n tal destreza que causaba maravilla verlo; a v e c e s se tendían casi en tierra para rebatir la pelota, y t o d o lo hacían c o n gran presteza 3 7 .
Sin embargo, los propios descubridores no tardaron en percatarse de que el principal recurso d e aquellas islas no era la tierra, ni tan siquiera el oro, sino la m a n o de obra aborigen 3 8 . Así, aprovechando el quebrantamiento de la p a z p o r p a r t e de los i n d í g e n a s , c o m e n z a r o n un a t a q u e v i o l e n t o s o b r e los n a t u r a l e s , q u i e n e s r e s p o n d i e r o n con una d u r a r e s i s t e n c i a - n o s i e m p r e de carácter bélico. La nueva situación se detecta perfectamente en los relatos de los c r o n i s t a s en los q u e la d e s c r i p c i ó n del indio c a m b i ó por c o m p l e t o . En m u y pocos años, esa inicial visión idílica f u e sustituida por otra en la que se presentaban de m a n e r a muy diferente, es decir, c o m o seres inferiores, viciosos, ladrones, holgazanes, etc. Todos estos calificativos están recogidos por c r o n i s t a s c o m o G o n z a l o F e r n á n d e z de O v i e d o , c u y a o b r a está r e p l e t a de tachas y j u i c i o s n e g a t i v o s sobre los indígenas. En uno de los p a s a j e s de su Historia General y Natural de las Indias decía lo siguiente: Pero en fin, e s t o s indios, por la mayor parte de ellos, e s nación muy desviada de querer entender la fe católica (...). Y así c o m o tienen el c a s c o grueso, así tienen el e n t e n d i m i e n t o bestial y mal inclinado 3 9 .
Los españoles, pues, los consideraron f i n a l m e n t e c o m o seres racionales pero inferiores, sin c o n c i e n c i a y volubles en su p e n s a m i e n t o . Por e j e m p l o , en un pleito por malos tratos a los indios instruido en la Española en 1509, todos los españoles respondieron afirmativamente a la pregunta octava, que decía así: I t e m , si s a b e n y c r e e n q u e t o d o s l o s i n d i o s g e n e r a l m e n t e s o n h o m b r e s de p o c a c o n c i e n c i a , que n o t e m e n a D i o s ni c u m p l e n sus m a n d a m i e n t o s , ni saben que d a ñ o se recrece de jurar f a l s o y no decir verdad... Y en p o c o temor y dádivas dicen lo que e s y lo que n o es, por tales son habidos y c o m ú n m e n t e reputados 4 0 . 17
Navagero, Andrés: Viaje por España (1524-1526), Editorial Túrner, Madrid, 1983, pp. 40-41 y 124-125. También citado en Montoto, Santiago: Biografía de Sevilla. Editorial Castillejo, Sevilla, 1990, p. 213. El juego que describe Navagero estaba muy difundido en América y se practicaba en extensas zonas de Mesoamérica y en el área antillana. -1" Véase, por ejemplo, la obra de Arranz Márquez, Luis: Repartimientos y encomiendas en la isla Española (El Repartimiento de Alburquerque de 1514). Fundación García Arévalo, Madrid, 1991, p. 26. 19 Fernández de Oviedo, Gonzalo: op. til., T. I, p. 111. 40 Mira Caballos, Esteban: "El pleito Diego Colón-Francisco de Solís...", p. 315.
L A VIDA DEL INDIO EN C A S T I L L A
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Esta visión sesgada d e la r e a l i d a d llegó a E s p a ñ a con tanta f u e r z a q u e , incluso en m u c h o s de los pleitos por la libertad de los indígenas, los e s p a ñ o les declararon q u e estos eran personas " d e m u y p o c o t r a b a j o " , b o r r a c h o s y ladrones. Lógicamente se trata de opiniones muy subjetivas que no d e b e m o s valorar c o m o ciertas, pues, c o m o es de sobra conocido, este tipo de calificativos f u e r o n f r e c u e n t e m e n t e u t i l i z a d o s no solo c o n t r a los i n d í g e n a s , sino contra todos los sectores sociales marginados y m u y en particular contra los esclavos negros 4 1 . Tan solo en algunas ocasiones se m e n c i o n a en los pleitos su condición de "servidores más leales" que los esclavos negros 4 2 , a u n q u e es posible q u e esta idea se s u s t e n t a s e ú n i c a m e n t e en el h e c h o d e la m a y o r i n g e n u i d a d d e los indios en relación a los negros, incapaces m u c h o s de ellos de reivindicar sus propios d e r e c h o s , ya que, c u a n d o lo hacían, era s i e m p r e d e s p u é s d e largas décadas de aprendizaje en la Península.
4.
EL. S T A T U S S O C I A L D E L I N D I O
C o m o ya h e m o s visto, sobre los indios se vertieron las discriminaciones c o m ú n m e n t e aplicadas a otras minorías, no permitiéndoseles o c u p a r cargos públicos ni por s u p u e s t o a c c e d e r al orden s a c e r d o t a l , pues se c o n s i d e r a b a que no eran seres dignos para el d e s e m p e ñ o de tales funciones 4 1 . De manera e x c e p c i o n a l , en 1512 e n c o n t r a m o s un p r o y e c t o para traer q u i n c e i n d i o s a enseñar a Sevilla y a profesar en la orden dominica. Los d o m i n i c o s pidieron autorización para traer quince niños indígenas a educar a Sevilla, lo cual f u e aceptado por el rey pensando que estos " t o m a n d o el hábito harían más fruto en sus naturales" 4 4 . Pese a todo, el proyecto j a m á s se llegó a poner en práctica, y es muy poco probable que alguno de estos indígenas llegase a vestir el hábito de algunas de las órdenes regulares existentes en la Península. Existe una cierta controversia sobre esta cuestión, pues no se sabe exactamente si los i n d i o s e s t u v i e r o n s u j e t o s al T r i b u n a l del S a n t o O f i c i o d e la I n q u i s i c i ó n . R e a l m e n t e d e b e m o s r e c o n o c e r q u e d e m o m e n t o no h e m o s
41
Véase por ejemplo Cortés López: op. cit., p. 90. Así, por citar un ejemplo concreto, en un pleito, despachado a mediados del siglo xvi, sobre la libertad de un indio, llamado F r a n c i s c o , p r o p i e d a d de un v e c i n o de A l m e n d r a l e j o (Badajoz), el testigo Guido de Lavacares dijo: "que este testigo sabe que estos indios son grandes servidores y de confianza y diligencia por lo que merecen mucho (...)". Pleito entre el indio Francisco y Juan Ortiz Corrales, 1556. AGI, Justicia 1022, N.° 4, R. I. Otro de los testigos, un tal Pedro Ortiz de Zúñiga, m a n i f e s t ó en la m i s m a línea que G u i d o de L a v a c a r e s que " e s t o s indios son grandes serviciales". Ibídem. Gil-Bermejo, Juana: "Ideas sobre el indio americano...", p. 120. 44 Real Cédula al almirante, jueces y oficiales de la Española, Burgos, 5 de j u n i o de 1512. Marte, Roberto: op. cit., pp. 110-111. 42
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INDIOS Y MESTIZOS AMERICANOS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
encontrado en E s p a ñ a ningún indio procesado por el Santo Tribunal, aunque sí q u e se conocen casos d e guanches canarios 4 5 . Sin e m b a r g o , la primera vez que se o r d e n ó e x p r e s a m e n t e que los inquisidores no procediesen contra los aborígenes f u e en una Real Cédula expedida p o r F e l i p e II en 1575 y r e c o g i d a en la Recopilación de Leyes de Indias46. E v i d e n t e m e n t e , su p r o h i b i c i ó n en esta f e c h a p u e d e estar e n c u b r i e n d o una práctica c o m ú n durante el siglo xvi. Pero es más: t e n e m o s diversas noticias que demuestran q u e en los primeros tiempos de la colonización se actuó contra ellos c o m o si fueran herejes, no solo en las Antillas sino también en otras regiones de América 4 7 . En cualquier caso, la mayoría de estos indios se integraron plenamente en la sociedad española, a p r e n d i e n d o la lengua castellana y practicando la religión católica. D a d o q u e una de las constantes de estos indios es q u e habían sido traídos a España con poca edad, f r e c u e n t e m e n t e entre ocho y doce años, lo normal era que en un breve espacio de tiempo olvidaran su idioma originario para adoptar p l e n a m e n t e el castellano. Así, por ejemplo, la india Magd a l e n a , natural de N u e v a E s p a ñ a , d e c l a r ó q u e e n t e n d í a el i d i o m a nahuatl, pero que, sin embargo, no hablaba más q u e castellano 4 8 . De la m i s m a forma, uno de los testigos del pleito sobre la libertad de un indígena llamado Francisco Manuel, en 1553, declaró lo siguiente: Que el dicho Francisco indio es natural de Nueva España porque este testigo ha estado mucho tiempo en ella y en la fisonomía del rostro parece a los indios de la provincia y este testigo le habló en lengua mexicana qué de que tierra era y el dicho indio respondió, en español, que era de Colima y que no sabía hablar la lengua aunque la entendía por haber mucho tiempo que salió de la dicha provincia de la Nueva España y cuando vino de ella era niño 49 .
45
En 1557 un guanche fue procesado por el Santo Tribunal por ser "sectario de Mahoma". En 1587 e n c o n t r a m o s otro p r o c e s o de similares características. Castro Alfín, Demetrio: op. cit., p. 245. 46 Recopilación de Leyes de Indias, Lib. VI, Tit. I, Ley 35. 47 Así, p o r e j e m p l o , en N u e v a E s p a ñ a s a b e m o s q u e el o b i s p o f r a y Juan de Z u m á r r a g a quemó en la hoguera a un nieto del rey de Texcoco por haber practicado un sacrificio humano. Esta afirmación la hizo León Pinelo y aunque no tiene respaldo documental viniendo de este jurista parece bastante verídica. Citado en Becker, Jerónimo: La política española en las Indias (rectificaciones históricas). Imprenta de Jaime Ratés Martín, Madrid, 1920, p. 113. Casos muy s i m i l a r e s e n c o n t r a m o s en las A n t i l l a s M a y o r e s en las p r i m e r a s d é c a d a s del siglo xvi. Mira Caballos, Esteban: Las Antillas Mayores, ¡492-1550, ensayos y documentos. Iberoamericana, Madrid, 2000, pp. 281-283. 411 Concretamente se le pregunto a la dicha india "en lengua mexicana que de donde era y respondió en castellano que de Nueva España". Pleito sobre la libertad de la india Magdalena, propiedad de Santiago de San Pedro, vecino d e Valladolid, 1554. A G I , Justicia 1022, N.° 2, R. 2. w Pleito entre el indio Francisco Manuel y Catalina Gil, 1553, octava pregunta. AGI, Justicia 1022, N.° 1, R. 2.
L A VIDA DEL INDIO EN C A S T I L L A
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En este mismo sentido citaremos el caso de la india Magdalena, esclava de un vecino de Valladolid, a la "que se le preguntó en lengua mexica que de donde era y respondió en castellano que de Nueva España", lo cual nos parece sumamente sintomático del total a p r e n d i z a j e de la lengua castellana 50 . Estos aborígenes, además de conocer perfectamente la lengua castellana, cumplían con todos los sacramentos católicos, confesando y comulgando cuando mandaba la Iglesia. En este sentido, en el pleito por la libertad de los indios del escribano Pedro de Castellanos se d e m o s t r ó que a sus dos indias las instruyó en la fe "haciéndoles confesar y comulgar en el tiempo que manda la Santa Madre Iglesia" 51 . Igualmente conocemos el caso de un indio llamado Juan de Oliveros que, tras ser declarado libre en 1549, se desposó en la iglesia de Santa Ana de Sevilla con una india trianera llamada Inés 52 . Algunos de estos indios, llegados con corta edad y de alguna forma adaptados a la forma de vida española, cuando se les dio la libertad para volver a su tierra natal, se negaron. Es el caso de una india de doce años que se negó a volver a las Indias, quedándose finalmente en Sevilla en casa de un tal Diego de Escobar "para que la criasen y estuviese en su libertad de hacer de sí lo que quisiese" 53 . En definitiva, la visión que se ofrece en las fuentes es que algunos de estos indios llegados del Nuevo M u n d o aprendieron oficios propios del grupo pechero, integrándose en la sociedad española. No obstante, su trato y su situación socio-laboral no se diferenció en absoluto de la que disfrutaban los esclavos negros. Otros, incluso, corrieron peor suerte, engrosando las grandes partidas de mendicidad que tan comunes fueron en las principales ciudades y villas españolas del Antiguo Régimen. Otro asunto bien distinto es el hecho de su progresiva asimilación por la sociedad blanca. Esto ocurrió con relativa celeridad, ya que por un lado los indios constituyeron una minoría, pues apenas si llegaron a representar poco más del 1,5 por ciento de la mano de obra esclava en los siglos xvi y xvn. Y no podemos perder de vista que, por lo general, los esclavos solían tener poca descendencia: primero porque los mismos propietarios impedían a
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Pleito sobre la libertad de la india Magdalena, 1554. A G I , Justicia 1022, N.° 2, R. 2. Pleito por la libertad de los indios del escribano Pedro Castellanos, 1549. AGI, Justicia 758, N.° 4. 52 En el pleito por la libertad de Juan de Oliveros un testigo indio l l a m a d o Juan G a r c í a declaró que estuvo presente cuando se desposó éste con la india Inés en la iglesia de Santa A n a de Triana y que la india era de un vecino de Triana llamado Blas Gallego. Pleito por la libertad de Juan de Oliveros y Beatriz, indios. AGI, Justicia 757, N.° 3. 51 Citado en Gil, Juan: " L o s franciscanos y Colón", Archivo Ibero-Americano, T. XLVI. Madrid, 1986, pp. 94-95. 51
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I N D I O S Y M E S T I Z O S A M E R I C A N O S E N LA E S P A Ñ A D E L S I G L O X V I
v e c e s los m a t r i m o n i o s e n t r e los e s c l a v o s , y s e g u n d o p o r q u e los p r o p i o s esclavos no deseaban la esclavitud para sus vástagos 5 4 . L o s matrimonios entre esclavos estaban perfectamente autorizados tanto por la autoridad civil c o m o por la religiosa 5 5 . Estos esclavos podían casarse tanto con otros esclavos c o m o con cualquier otra persona libre. Sin embargo, lo ú n i c o q u e h e m o s e n c o n t r a d o son m a t r i m o n i o s entre indios d e n t r o de la Península. Por ejemplo, una india esclava residente en Valladolid estaba desp o s a d a con otro indio llamado Alonso, con quien tuvo un hijo llamado Perico 5 6 . A s i m i s m o , en 1548 un indio llamado Francisco manifestó su deseo de r e g r e s a r con su m u j e r y su hija a G u a t e m a l a , su tierra natal. Sin e m b a r g o , todos estos casos nos hacen pensar en una discriminación efectiva que llevaba a los indios a casarse necesariamente con otra persona de su misma etnia. N o e n c o n t r a m o s enlaces entre indios y negros, ni entre indios y españoles. Evidentemente sí se producía el concubinato de muchas de estas indias, que tuvieron hijos con sus d u e ñ o s españoles, pero con los que, por motivos sociales, j a m á s l l e g a r o n a d e s p o s a r s e . L o s indios libres, en c a m b i o , eran m u y e s c a s o s ; p e r o de c u a l q u i e r m a n e r a , eran m á s a b u n d a n t e s los m a t r i m o n i o s libres f o r m a d o s por m e s t i z o s , c u y o s hijos t e r m i n a b a n s i e n d o r á p i d a m e n t e asimilados por la etnia d o m i n a n t e .
5.
E L INDÍGENA EN LA E S T R U C T U R A
SOCIO-LABORAL
C o m o ya h e m o s a f i r m a d o , el indio esclavo, al igual que el negro, desemp e ñ ó la d o b l e f u n c i ó n s u n t u a r i a y laboral. C o m o e s c r i b i ó F r a n c o Silva, " s e g ú n sea la profesión del d u e ñ o se puede saber el e m p l e o del esclavo" 5 7 . Efectivamente, los cautivos solían seguir, de buena o mala gana, la suerte de su señor 5 8 . H u b o determinados sectores sociales privilegiados que utilizaron al indio b á s i c a m e n t e c o m o e l e m e n t o d e ostentación social, a u n q u e en otras ocasiones d e s e m p e ñ a r o n los más variopintos oficios. En el caso del indígena americano, su presencia c o m o objeto suntuario es m u y clara, d e b i d o p o s i b l e m e n t e al e x o t i s m o que inspiraban estos pintorescos seres. Cristóbal Colón f u e el primero que, en 1493, los trajo con este fin, p u e s se p a s e ó por d i v e r s a s c i u d a d e s de la Península con a l g u n o s de ellos, 54 Cortés Cortés, Fernando: Esclavos en la Extremadura meridional del siglo xvn. Diputación Provincial, Badajoz, 1988, p. 66. 55 Cortés López, José Luis: op. cit., p. 83. 56 Pleito por la libertad de Beatriz india de Antonio de Herrera, vecino de Salamanca, 1560. AGI, Justicia 1024, N.° 3. 57 Franco Silva, José Luis: Esclavitud en Andalucía, ¡450-1550. Universidad de Granada, Granada, 1992, p. 96. í8 Cortés López, José Luis: op. cit., pp. 19-20.
L A VIDA D E L I N D I O EN C A S T I L L A
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que fueron "la admiración de todo el m u n d o " . En 1515 la C o r o n a mostró su interés por conocer a esos temidos indios caribes q u e c o m í a n carne h u m a n a y que eran más recios que ocho o diez tainos. Para ello ordenaron al tesorero de la Española, Miguel de Pasamonte, que enviase a l g u n o s d e ellos, lo cual cumplimentó a través de Gonzalo Fernández de O v i e d o , q u e trajo a E s p a ñ a un total de diez caribes, seis de ellos de sexo femenino 5 9 . Asimismo, en 1521 Hernán Cortés envió, j u n t o al tesoro de M o c t e z u m a , varios indios para que fuesen admirados en Castilla. D e s c o n o c e m o s cuántos de ellos llegaron a pisar tierra peninsular, pues, c o m o es de sobra c o n o c i d o , la flota fue interceptada por corsarios franceses y tan solo un navio llegó a su destino. Según Pedro Mártir de Anglería, el rey q u e d ó f a s c i n a d o al c o n t e m plar esos indios, con sus p l u m a j e s y d e m á s o b j e t o s e x ó t i c o s , e x c l a m a n d o : " P a r é c e m e no haber visto j a m á s cosa a l g u n a q u e por su h e r m o s u r a p u e d a atraer tanto las miradas humanas" 6 0 . Nuevamente en 1528 el propio Cortés se personó en E s p a ñ a con un séquito de 36 indios - u n o por cada año que hacía del d e s c u b r i m i e n t o de A m é r i c a vestidos según su costumbre, y que al parecer fueron la fascinación de cuantos tuvieron la oportunidad de contemplarlos 6 1 . Está claro, pues, el c o m p o nente e x ó t i c o de e s t o s indios, utilizados por a l g u n o s d e e s t o s o s t e n t o s o s indianos para llamar la atención en las viejas ciudades españolas. Sin embargo, también detectamos la presencia del indio en los tres sectores económicos (primario, secundario y terciario). En el estado actual de las investigaciones es imposible establecer p o r c e n t a j e s por grupos, pero p o d e mos afirmar la presencia del aborigen americano en las más diversas actividades laborales. El profesor Franco Silva se aventuró a decir q u e fueron los aristócratas y los clérigos quienes un mayor n ú m e r o de indios acapararon 6 2 , a f i r m a c i ó n con la que no e s t a m o s t o t a l m e n t e de a c u e r d o . Sí es c i e r t o q u e e n c o n t r a m o s n u m e r o s o s clérigos entre los p o s e e d o r e s de indios, pero t a m bién muchos mercaderes, algunos artesanos e incluso algún agricultor, c o m o veremos a continuación. Entre las altas jerarquías eclesiásticas e n c o n t r a m o s a varios propietarios, a saber: Diego López de Ayala, canónigo de la Catedral de Toledo, Juan Fernández T h e m i ñ o "prior, canónigo y provisor de la Santa Iglesia de Sevilla" y F r a n c i s c o de C e p e d a , capellán del señor a r z o b i s p o d e Sevilla 6 3 . T a m b i é n
" Gil-Bermejo, Juana: "Ideas sobre el indio americano en la Europa Moderna...", p. 124. Citado en Martínez, José Luis: "Las crónicas de la conquista de México (un resumen)", De conquistadores y conquistados. Vervuert, Frankfurt, 1992, p. 158. 61 Ibídem, pp. 124-125. fi2 Franco Silva, Alfonso: "El indígena en el m e r c a d o de e s c l a v o s de Sevilla (15001525)...", p. 31. 63 AGI, Justicia 741, N.° 3 y 1013, N.° 2, R. 4. y Franco Silva, A l f o n s o : Esclavitud en Andalucía, 1450-1550, Universidad de Granada, 1992, p. 41. 6,1
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INDIOS Y MESTIZOS AMERICANOS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
aparecen algunos clérigos c o m o García de Torres, vecino de Medinaceli, Tomás Rodríguez, domiciliado en Córdoba, y un tal Rodrigo, "ermitaño de Nuestra Señora de los Remedios" de Sevilla 64 . A s i m i s m o figuraban varios comerciantes: Pero Álvarez, mercader de Sevilla, Damián de Jerez y Alvar Núñez, mercader avecindado en Badajoz 65 . Cabe destacar también entre estos propietarios de indios a personalidades como el cosmógrafo de la Casa de la Contratación, Alonso de Chaves, o el consejero de la hacienda de Su Majestad, Pedro Gutiérrez 66 . Finalmente encontramos a artesanos con distintos oficios, e incluso a un agricultor de Almendralejo que utilizaba a su indio, como luego veremos, en labores agrícolas 6 7 . En definitiva, podemos documentar un amplio abanico de dueños que abarca desde personas bien situadas socialmente a miembros de las jerarquías eclesiásticas y, por supuesto, a modestos artesanos. Del m i s m o modo, tenemos constancia documental de la existencia de indios desempeñando oficios artesanales o servicios que requerían una cierta especialización, tales como carpintería, sastrería o cocina. Obviamente estos oficios los habían aprendido con posterioridad a su llegada a la Península, normalmente por la simple observación del trabajo de sus dueños. Como caso aparte encontramos en la localidad de Telde (Gran Canaria) un indio libre que entró como aprendiz por tres años en el taller del curtidor Vicente Bocarando 6 8 . Aun así, no faltan excepciones, es decir, indios que fueron puestos a trabajar en oficios que habían aprendido y desempeñado en sus lugares de origen, como ocurre en el llamativo caso de dos indios que se dedicaban a buscar conchas y perlas en las terrazas marinas de Gáldar (islas Canarias) 69 . A continuación citaremos algunos de los casos más representativos en los que se los documenta desempeñando muy distintos oficios. Así, en uno de los numerosos pleitos que se generaron por la libertad de estos indígenas, los testigos declararon que un indio llamado Francisco Manuel "había servido cuatro años y más tiempo muy bien y fielmente haciendo todo lo que le ha mandado así de noche como de día así en su oficio de carpintero como en todas las otras cosas que le ha mandado el dicho Sebastián de Aguilar y su
M
AGI, Justicia 741, N.° 3; 758, N.° 3; 972, N.° 3, R. 7; Samo Domingo 1121, L. 1, ff.
6v-7. 65 AGI, Justicia 741, N.° 3; Indiferente General 1963, L. 8, ff. IO-IOV. Cortés Cortés, Fernando: op. cit., p. 53. 66 AGI, Indiferente General 1963, L. 9, ff. 337-337v; AGI, Justicia 1028, N.° 4, R. I. 67 AGI, Justicia 1022, N.° 4, R. 1. 68 A c a m b i o de su t r a b a j o el m a e s t r o le ofrecía 7.000 maravedís anuales, así c o m o su manutención. Lobo Cabrera, Manuel: "Esclavos indios en Canarias, precedentes", Revista de Indias, N.° 172, Madrid, 1983, p. 529. 69 Ibídem.
L A VIDA DEL INDIO EN C A S T I L L A
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mujer y madre (...)"7°. Probablemente el caso más representativo del carácter autónomo de algunos de estos nativos americanos sea el de Juan Díaz, natural de Cubagua y residente en Sevilla "a la Puerta de Jerez", donde tenía instalado su propio taller de sastrería desde la década de los cuarenta 7 1 . Otro indio, llamado Juan, se ganaba la vida trabajando a jornal como tundidor en la villa de Baeza 72 . En las islas Canarias encontramos otros aborígenes trabajando en oficios artesanales, como Pablo - q u e ejercía como zapatero pese a ser "manco de un dedo de la mano"-, Luis de la Cruz - q u e trabajaba como curtidor- y otro indio que trabajaba como "maestre de azúcar" 73 . También en Almendralejo (Badajoz) vivió un indio esclavo, llamado Francisco, del que se decía en 1556 que era " t r a b a j a d o r ^ va al campo a cavar y a arar en esta villa y que es muy diligente en su manera porque después que le conoce en esta villa le ha visto siempre ir a trabajar y a ganar su jornal como los otros que andan al dicho oficio", y que por ello merecía doce ducados por cada año trabajado 74 . Finalmente, mencionaremos a un aborigen que sirvió durante largos años a un canónigo de la catedral de Toledo como "oficial de cocinero" 7 5 . Este indio, llamado Cristóbal, había aprendido el oficio durante sus primeros años de estancia en casa del canónigo Diego López de Ayala "con un cocinero que tenía que se llamaba Madrid (...)" 76 . En el pleito entablado con la heredera del citado religioso, doña Isabel de Finolete, este indio solicitó por el trabajo que había prestado nada menos que 10.000 maravedís anuales, cifra sin duda muy elevada. La defensa que hizo la heredera del canónigo para no pagar dicha cantidad no incidió en el hecho de que no fuera buen cocinero, que quedó claro que sí lo era, sino que en la cocina "bebía d e m a s i a d o y para jugar y dar a mujeres de que era vicioso hurtaba todo lo que podía y hallaba en la despensa" 77 . De nuevo en esta ocasión se acusó a un indio de ladrón y borracho con el único fin de desacreditarlo. En realidad, uno de los testigos aportó un testimonio sumamente revelador al afirmar que a la mujer que más le daba era a una que se llamaba María de Mena, que "el dicho esclavo dijo a
7
" P l e i t o entre el i n d i o F r a n c i s c o M a n u e l y C a t a l i n a G i l , 1553. A G I , J u s t i c i a 1022, N . ° 1,
R. 2. 71 E s t e indio f u e p r e s e n t a d o p o r t e s t i g o e n el p l e i t o e n t r e el c a r m o n e n s e J u a n C a n s i n o y el fiscal del C o n s e j o de Indias p o r la libertad d e v a r i a s i n d i a s . S e d e c l a r ó a s í m i s m o c o m o v e c i n o d e la p u e r t a d e J e r e z y natural d e la isla d e C u b a g u a . A G I , J u s t i c i a 9 0 8 , N . ° I. 72 P l e i t o por la libertad del i n d i o E s t e b a n , 1 5 5 3 - 1 5 5 8 . A G I , J u s t i c i a 1023, N . ° 1, R . 1. 71 L o b o C a b r e r a , M a n u e l : ibídem, pp. 5 2 5 , 5 2 8 y 5 3 0 . 74 P l e i t o entre el indio F r a n c i s c o y J u a n O r t i z , 1556. A G I , J u s t i c i a 1022, N . ° 4 , R . l , f f . 5 3 53v. 75 Pleito entre Cristóbal, indio, y d o ñ a Isabel d e Finolete, Toledo, 1561. A G I , Justicia 1013, N . ° 2, R. 4. 76 Ibídem. 77 Ibídem.
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I N D I O S Y M E S T I Z O S A M E R I C A N O S EN LA E S P A Ñ A D E L S I G L O XVI
este testigo que se había casado con ella" 78 , lo cual nos confirma que, si bien era cierto que robaba alimentos, lo hacía para abastecer a su propia mujer. No cabe duda que estos indios contaban con una cierta cualificación profesional. C o m o ya hemos visto, esto se pone de manifiesto cuando en las sentencias se condenaba a pagar a muchos antiguos propietarios diez o doce ducados de indemnización por cada uno de los años servidos. Así le ocurrió, por ejemplo, a la viuda de Hipólito Sedaño, vecina de la villa de Monzón, que hubo de pagar doce ducados por cada uno de los catorce años de servicio prestado por un indio suyo llamado Gonzalo 7 9 . Los doce ducados anuales equivalían aproximadamente a unos doce maravedís diarios lo cual no dejaba de ser una modestísima cantidad* 0 . En este sentido, no podemos perder de vista que en aquella época se trataba de oficios serviles, desempeñados c o m u n m e n t e por esclavos y por minorías sociales como los moriscos, y que en absoluto elevaban el status social de quienes lo desempeñaban. No en vano, ha escrito Morales Padrón que muchos de los esclavos de la Sevilla del Quinientos fueron cocineros, olleros, albañiles, curtidores y criados, es decir, desempeñaron justo los mismos oficios que los indios afincados en Castilla, según hemos comentado en líneas precedentes 1 ". Efectivamente, estudios recientes han demostrado que muchos esclavos eran empleados por sus dueños en talleres de tejido de paños, rentando una buena suma para su dueño 8 2 . Incluso en un sínodo pacense de 1501, reproducido en 1671, se especificaba claramente que los propietarios de tierras y los rentistas obligaban a sus esclavos a trabajar la tierra hasta los días de fiesta 83 . Idénticas ocupaciones desempeñaron, hasta
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lbídem. Respuesta del testigo Diego de Ayala a la pregunta sexta. Pleito sobre la libertad del indio Gonzalo, 1554. AGI, Justicia 1022, N.° 2, R. 3. La misma sentencia recayó sobre Catalina Alonso, vecina de Cortegana, mujer de Alonso Romero que hubo de pagar dicha cantidad anual a un indio que le servía llamado Diego. Pleito sobre la libertad del indio Diego, 1553. AGI, Justicia 1022, N.° I, R. 5. De hecho en 1500, un liberto negro llamado Antón Mexía cobraba un salario diario muy superior de 35 maravedís. Sued Badillo, Jalil, y López Cantos, Ángel: Puerto Rico negro. Editorial Cultural, Puerto Rico, 1986, p. 19. Pero, en el otro extremo, un propietario ofreció en 1550 dos mil maravedís anuales a su esclava berberisca por su servicio, es decir poco más de cinco maravedís diarios. Basas, Fernando: "Un caso de esclavitud en el siglo xvi", Anuario de Historia Económica y Social, T. I. Madrid, 1968, p. 615. 81 Morales Padrón, Francisco: La ciudad del Quinientos, T. IV de la Historia de Sevilla. Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, Sevilla, 1977, p. 103. 82 Fernández Alvarez, Manuel: La sociedad española en el Siglo de Oro, T. I. Editorial Gredos, Madrid, 1989, p. 145. 81 Concretamente decía así: "Item, habernos sido informados que muchos señores y renteros y otros que tienen labranzas compelen en los días de las Pascuas y fiestas a labrar a sus collagos y servidores y esclavos (...). Por ende ordenamos y mandamos que (quienes) los tales heredamientos tienen no labren en los días de fiestas por si mismos ni por sus hijos ni parientes ni collados ni esclavos ni lo manden a algunos de ellos". Cortés Cortés, Fernando: "Aproximación a la condición esclava en el Badajoz del siglo xvn", en Norba, V. Cáceres, 1985, p. 155. 19
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su expulsión, los moriscos españoles, desde jornaleros del c a m p o hasta artesanos, todos ellos trabajos "pródigos de sudor", c o m o ha a f i r m a d o el p r o f e sor Domínguez Ortiz* 4 . Por otro lado no d e b e m o s olvidar que en el siglo xvi el ochenta por ciento de la población vivía en una pobreza más o m e n o s aguda, y q u e tanto los a r t e s a n o s c o m o los p e q u e ñ o s m e r c a d e r e s eran g r u p o s p o c o p r e s t i g i o s o s socialmente* 5 . Por tanto, el h e c h o d e q u e los i n d i o s d e s e m p e ñ a s e n o f i c i o s artesanales no les otorgaba ningún status dentro de la cerrada sociedad española de la Edad Moderna. A d e m á s , otros a b o r í g e n e s d e s e m p e ñ a r o n o f i c i o s incluso d e m e n o r c u a l i f i c a c i ó n , s i e n d o su i n d e m n i z a c i ó n a n u a l p o r c a d a a ñ o q u e s i r v i e r o n d e tan solo cinco ducados" 6 . Se trataba en e s t o s ú l t i m o s c a s o s de a b o r í g e n e s que servían c o m o s i m p l e s m o z o s y r e c a d e r o s , p u e s n o h a b í a n a p r e n d i d o otras habilidades, o al m e n o s no habían tenido la o p o r t u n i d a d d e d e s e m p e ñarlas. Finalmente q u e r e m o s destacar otra o c u p a c i ó n en la q u e f r e c u e n t e m e n t e se empleó al indígena americano, esto es, en las tareas domésticas. A algunas de estas indias se c o n f i a r o n r e s p o n s a b i l i d a d e s tales c o m o a c o m p a ñ a r a menores de edad en la travesía r u m b o a Castilla. A s í le ocurrió a una india llamada Elena, que viajó a E s p a ñ a a c o m p a ñ a n d o a u n a niña de c i n c o a ñ o s llamada María de la Cerda, hija de un importante e n c o m e n d e r o , Vasco Porcallo, y de Leonor de Zúñiga 1 ". C u a n d o llegó a Castilla, la india f u e confiscada, mientras la familia suplicaba su devolución, p u e s había criado a d o ñ a María "y ahora no se hallaba sin ella" KK . De f o r m a m u y similar, una i n d i a nombrada Juana viajó en torno a 1536 a España para llevar una niña, vástago de un tal Martín de Valdés*1'. En muchas ocasiones estas esclavas domésticas sufrían los abusos sexuales de sus propietarios. De hecho en 1536, en una carta m a n d a d a por el rey a los oficiales de la Casa de la Contratación, se d e n u n c i a b a lo siguiente: Q u e soy i n f o r m a d o que a l g u n o s marineros y pasajeros y otras p e r s o n a s que v i e n e n de Indias traen c o n s i g o algunas mujeres indias por e s c l a v a s y otras libres
SJ Domínguez Ortiz, Antonio, y Vicent, Bernard: Historia de los moriscos. Vida y tragedia de una minoría. Alianza Universidad. Madrid, 1997, pp. 110-111. 1.5 Morell Peguero, Blanca: Mercaderes y artesanos en la Sevilla del Descubrimiento. Excma. Diputación Provincial, Sevilla, 1986, pp. 140-143. 1.6 Pleito por la liberlad de un indio llamado Diego de doña Inés Carrillo, 1534. AGI, Justicia 716, N.° 4. 87 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación, Madrid, 22 de noviembre de 1 5 4 0 . AGI, Indiferente General 1 9 6 3 , L. 7 , ff. 2 I 7 V - 2 I 8 . "" Ibídem. Real Cédula a Suárez de Carvajal y oficiales de la Casa de la Contratación, Valladolid, 20 de noviembre de 1536. AGI, Indiferente General 1962, L. 5, ff. 44-44v.
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INDIOS Y MESTIZOS AMERICANOS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
con las cuales, en ofensa de nuestra conciencia y no mirando su instrucción en la fe, tienen acceso carnal y las retienen en sus casas continuando su pecado
Está bien claro que las esclavas en la Edad Moderna, además de prestar un servicio en la casa, hicieron las veces de mayordomas, concubinas, mozas e incluso de consejeras de sus señores. Por otro lado, otros, tras ser liberados, terminaban sus días como mendigos en las calles de las principales ciudades españolas 9 1 . Para evitar esta lamentable situación, el rey acabó por conceder pasaje gratuito a sus regiones de origen a todos aquellos que se encontrasen en esta situación tan comprometida 92 . Concretamente, sabemos que en Triana vivía un indio ciego que sobrevivía de las limosnas que obtenía mendigando por las calles 93 . Estos desdichados seres engrosaron la larga lista de mendigos y miserables que proliferaron en Sevilla a la sombra de las opulencias que paradójicamente generó el Nuevo Mundo.
6.
L o s
MERCADOS
DE ESCLAVOS
INDÍGENAS
Una vez bautizados, la pretensión principal era vender a los indios a buen precio en algún mercado esclavista, o bien servirse directamente de ellos, utilizándolos como pajes 9 4 en el caso de ser varones o públicamente como concubinas si eran mujeres, lo cual conllevaba, como es bien sabido, un gran prestigio social para su dueño. Los indios eran adquiridos en las tradicionales ferias y mercados donde se acostumbraba a comprar esclavos. Así, por ejemplo, el carmonense Silvestre de Monsalve declaró haber comprado una india llamada Felipa a un portugués en la feria de Zafra (Badajoz), "donde se vendían los esclavos" 95 .
90
Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación, Madrid, 14 de enero de 1536. AGI, Indiferente General 1962, L. 4, ff. 27-27v. " El caso no era privativo de los indios, pues en similares situaciones de desamparo se encontraron otros esclavos. En 1550 fue ahorrada la india berberisca Isabel de Medina y "ahora se anda a la flor del berro, vagabunda". Basas, Fernando: op. cit., p. 615. 92 Real Cédula a los jueces de la Casa de la Contratación, Valladolid 15 de noviembre de 1552. Recopilación de Leyes de Indias, T. II, Lib. VI, Tit. I, Ley XVII. 91 Pleito por la libertad de la india Beatriz, esclava de Juan Cansino, 1558. AGI, Justicia 908, N.° 2. 94 Carta de la Audiencia de Santo Domingo a Su Majestad, Santo Domingo, 27 de julio de 1549, en la cual le explica la utilización de aborígenes como pajes. AGI, Santo Domingo 49, R. 19, N.° 122 bis. 95 Pleito entre el fiscal del Consejo de Indias y Silvestre de Monsalve por la libertad de la india Bárbola, hija de Felipa difunta, 1559-1564. AGI, Justicia 783, N.° 3. Más información sobre este pleito en AGI, Patronato 287, 288 y 289.
L A V I D A D E L I N D I O EN C A S T I L L A
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Sin embargo, existieron dos grandes mercados de indios por antonomasia en donde los castellanos compraban y vendían sus indios: Sevilla y Lisboa. Era lógico que esto fuese así por una razón elemental: porque ya a fines del siglo xv eran los dos grandes mercados esclavistas peninsulares 96 . Por otro lado, en el caso de los esclavos indios Sevilla tuvo la primacía absoluta, porque ostentó durante al menos todo el siglo xvi todo el monopolio del comercio colonial, convirtiéndose en "puerto y puerta de las Indias". Por tanto, era natural que, como puerto de arribada de los navios del Nuevo Mundo que era, llegasen allí la mayor parte de los indios. De hecho, en la década de los cuarenta debió haber en esta capital más de doscientos indios esclavos 97 . Años después, y más exactamente a partir de la década de los treinta, la legislación contra la introducción de aborígenes en la Península se tornó tan severa que el emporio de esclavos indios se desplazó a Lisboa, capital del vecino reino portugués. La legislación portuguesa protectora del indio f u e mucho más tardía que la española. La primera prohibición de esclavitud de los indios del Brasil data nada menos que de 1570, y en ella quedaban excluidos los indios capturados en guerra justa y los antropófagos 98 . Las presiones fueron de tal magnitud que debió ser revocada tres años después, consintiéndose la esclavitud "excepto en los casos manifiestamente injustos" 99 . C o m o bien afirma Frédéric Mauro, se trataba de "una maneira hipócrita de contornar o problema moral" y que permitía mantener una institución que ya había sido condenada cuarenta años antes en la bula de Paulo III1W0. Esta permisiva legislación provocó que el indio brasileño apareciese en los mercados españoles casi hasta mediados del siglo xvn. En el litigio por la libertad del nativo Francisco Manuel los testigos aportaron un detalle de verdadero interés, a f i r m a n d o que c u a n d o se enteró el dueño que su indio quería la libertad, lo intentó vender a toda prisa en Sevilla, sin conseguirlo, optando finalmente por llevarlo a Lisboa 101 .
%
García Fuentes, Lutgardo: "Licencias para la introducción de esclavos en Indias y envíos desde Sevilla en el siglo xvi", Jahrbuch für Geschichte von Staat, Wirtschaft und Gesellschaft Lateinamerikas, N.° 19. Böhlau Verlag, Köln/Wien, 1982, p. 2. 97 En la década de los cuarenta el rey ordenó hacer un libro en el que se asentasen todos los indios esclavos que había en Sevilla. Por desgracia, no hemos localizado dicho libro aunque en los ya citados pleitos por la libertad de los indios se hace alusión a él frecuentemente. Sin embargo, todo parece indicar por algunas referencias de testigos que su número era superior a 200. 98 Mauro, Frédéric: Portugal, o Brasil e o Atlántico, 1570-1670, T. I. Editorial Estampa, Lisboa, 1997, p. 203. " Ibidem. 100 La esclavitud del indio del Brasil continuaron durante el siglo xvn, donde eran capturados por los bandeirantes. El 22 de abril de 1639, el Papa Urbano VII publica una bula condenando con la excomunión a todos aquellos que traficaran indios. Ibidem, p. 206. 101 Pleito por la libertad del indio Francisco Manuel. 1553. AGI, Justicia 1022, N.° 1,R. 2.
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N a d a t e n í a d e p a r t i c u l a r q u e la capital p o r t u g u e s a t o m a s e el r e l e v o a S e v i l l a c o m o e p i c e n t r o en la v e n t a de n a t i v o s a m e r i c a n o s . N o en v a n o , d e s d e el ú l t i m o tercio del siglo x v , a raíz de la f u n d a c i ó n de la " C a s a dos E s c r a v o s " , se había convertido en u n o de los grandes mercados del suroeste europeo 1 0 2 . Al parecer, d e s d e 1490 hasta 1530 pasaron por esta institución lusa entre trescientos y dos mil esclavos anuales, que se distribuyeron desp u é s en E s p a ñ a y en otros países europeos 1 0 3 . A esta ciudad llegaron, pues, v a r i o s c i e n t o s d e i n d í g e n a s , q u i z á s miles, p r o c e d e n t e s en su m a y o r í a del Brasil. D e hecho, en m u c h o s de los pleitos por la libertad de los indígenas, los testigos españoles repitieron sin cesar la licencia para cautivar indios de las regiones del Brasil. Por citar un ejemplo, e x p o n d r e m o s la afirmación de un testigo f l a m e n c o l l a m a d o G u i l l e r m o del Reno en un pleito llevado a cabo en 1559: Dijo este testigo que sabe y es público y notorio a todos que los brasiles y sus tierras tienen conquista y guerra unas provincias contra otras y se matan y prenden y cautivan a otros y se comen por ser gente que vive sin fe y sin ley cristiana ni razón ni orden de vivir y los que no quieren comer los venden y rescatan a los portugueses en las provincias que en las dichas partes están de cristianos y todos los esclavos del Brasil que de allá vienen a este Reino todos son habidos por esclavos cautivos y por tales y como todos se sirven de ellos y los compran y venden públicamente (...) 104 . Sin e m b a r g o , t a m b i é n arribaron a Lisboa n u m e r o s o s a b o r í g e n e s de las colonias españolas 1 0 5 . Estos nativos eran comprados en las Grandes Antillas - f u n d a m e n t a l m e n t e en Santo D o m i n g o o La H a b a n a - así c o m o en el virreinato de N u e v a España, siendo vendidos en Portugal c o m o si fuesen originarios d e las c o l o n i a s p o r t u g u e s a s . En este sentido c o m e n t a r e m o s el suceso o c u r r i d o en la q u e r e l l a por la libertad de un indio l l a m a d o E s t e b a n , c u y o d u e ñ o a r g u m e n t a b a su o r i g e n b r a s i l e ñ o b a s á n d o s e e x c l u s i v a m e n t e en el h e c h o de q u e f u e c o m p r a d o en L i s b o a . Las i n v e s t i g a c i o n e s del fiscal del C o n s e j o d e Indias d e m o s t r a r o n q u e , e f e c t i v a m e n t e , unos años antes había sido vendido en Lisboa por un marinero de Sanlúcar de Barrameda, que a su vez lo había adquirido t i e m p o atrás en el virreinato de Nueva España"" 1 .
102
Phillips, William D.: op. ci¡„ p. 164. Ibídem. ,M Pleito por la libertad d e los indios de Francisco Bravo, vecino de Valladolid, 1559. AGI, Justicia 1023, N.° 2, R. 2. 103 A partir de la década de los cuarenta son numerosos los casos que hemos localizado de indios que declararon haber sido vendidos en Lisboa pero que no eran originarios del Brasil sino del algún lugar de la Nueva España. 106 Disputa por la libertad de Esteban, indio propiedad de Diaz Sánchez de Cabrera, vecino de Baeza, 1553-1558. AGI, Justicia 1023, N.° 1 , R . 1. 101
L A VIDA D E L I N D I O EN C A S T I L L A
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Había, incluso, p e q u e ñ o s t r a f i c a n t e s en m u c h a s l o c a l i d a d e s e s p a ñ o l a s que se dedicaban a comprar indios en la capital lusitana para luego venderlos en distintas ciudades españolas. Este era el caso de un vecino de B a e z a llamado Alonso Sánchez Carretero, que f u e a Lisboa a c o m p r a r quince indios, pues tenía por oficio " c o m p r a r y v e n d e r esclavos" 1 0 7 . C o n c r e t a m e n t e en el importante m e r c a d o de esclavos de Valencia s a b e m o s , gracias al ya c i t a d o trabajo de Vicenta Cortés, que en 1509 se vendió un esclavo brasileño, mientras q u e a fines de 1516 llegaron para su venta otros 85 indios d e la m i s m a colonia portuguesa 1 0 ". Por otro lado, ya h e m o s m e n c i o n a d o q u e estos a b o r í g e n e s q u e llegaron sin marca alguna de esclavos a España f u e r o n herrados en la cara en la propia península donde, según parece, el control sobre la utilización del hierro real era m e n o s severo. E v i d e n t e m e n t e , c o n los p r o b l e m a s q u e h a b í a en la Península para justificar su esclavitud, los propietarios se a f a n a r o n en m a r car a toda costa a sus indios. En este sentido no d e b e m o s olvidar q u e práctic a m e n t e en todos los procesos se alegaba la m a r c a con el hierro real c o m o prueba irrefutable de su condición de cautivo. Así, en el proceso por la libertad de una nativa propiedad de un tal C o s m e de M a n d u j a n a , los testigos alegaron que tan solo el h e c h o de estar herrada con el hierro d e Su M a j e s t a d "basta por título, porque así se había usado y a c o s t u m b r a d o después que esas partes se descubrieron (...)"'° 9 . Son i n n u m e r a b l e s los c a s o s q u e c o n o c e m o s d e i n d i o s q u e l l e g a r o n a E s p a ñ a sin m a r c a d e e s c l a v i t u d y q u e f u e r o n h e r r a d o s c o n p o s t e r i o r i d a d . Esto le ocurrió, por ejemplo, a la india Catalina, propiedad del c a r m o n e n s e Juan Cansino, que declaró haber sido herrada en la cara "para poderla vender, porque nadie la quería comprar" 1 1 0 . Para marcarla c o m o esclava no tuvo más que ordenárselo a " u n o que vive j u n t o a la carnicería" lo cual e f e c t u ó sin d e m o r a p o r q u e el m e n c i o n a d o Juan C a n s i n o no solo era regidor, sino q u e pertenecía a una de las familias llegadas a C a r m o n a tras la R e c o n q u i s t a y, por tanto, de las más influyentes de la localidad 1 ". A s i m i s m o el capitán Martín de Prado herró a su indio P e d r o en la c a r a con una " C " , p o r q u e s u p o q u e p r e t e n d í a s o l i c i t a r al C o n s e j o d e I n d i a s su libertad" 2 . Incluso c o n o c e m o s el incidente de otro indio q u e intentaba esca-
™ P l e i t o p o r la libertad del i n d i o E s t e b a n , p r o p i e d a d d e D i a z S á n c h e z d e C a b r e r a , 15531558. A G I , Justicia 1023, N . ° 1, R. 1. ,0 " C o r t é s A l o n s o , Vicenta: op. cit., p. 60. I(w P l e i t o p o r la l i b e r t a d de u n a india d e C o s m e d e M a n d u j a n a , e s t a n t e e n M a d r i d , 1 5 6 6 . A G I , Justicia 1025, N . ° 5, R. 2. 110 P l e i t o p o r la libertad d e C a t a l i n a y s u s h e r m a n a s p r o p i e d a d d e J u a n C a n s i n o . A G I , J u s ticia 9 0 8 , N . ° 2.
Ibídem. 112
P l e i t o p o r la libertad d e P e d r o , indio del c a p i t á n M a r t í n d e P r a d o , 1 5 4 4 . A G I , J u s t i c i a 7 4 1 , N . ° 3.
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parse de la injusta esclavitud que le quería imponer su dueña, doña Inés Carrillo, al optar ésta por colocarle "una argolla de hierro al pescuezo esculpidas en ellas unas letras que dicen esclavo de Inés Carrillo, vecina de Sevilla a la Cestería"m. No es el único que encontramos con esta característica argolla, muy frecuente también entre los esclavos negros, pues otro aborigen llamado Francisco, cuando fue adquirido, su dueño, Juan de Ontiveros, se la mandó colocar" 4 . Pero incluso debemos decir que la opción de la argolla no era la más dramática, pues sabemos que un indio que vendió en Sevilla Gerónimo Delcia a Diego Hernández Farfán tenía una marca en la cara en la que se podía leer: "esclavo de Juan Romero, 7 de diciembre de 1554". Estas marcas en el rostro, selladas a fuego, eran comunmente aplicadas a los esclavos en la España de la época. Los motivos que llevaban a sus dueños a querer señalarlos están bien claros. No debemos olvidar que desde muy pronto comenzaron a imponerse grandes restricciones a la esclavitud indígena. Muchos españoles que habían comprado legalmente sus esclavos querían asegurar su compra consumando su condición servil con una marca externa. De esta forma creían evitar que los oficiales reales incluyesen a sus indios entre los sospechosos de ser libres. Ante esta situación, que llevó a muchos españoles a marcar indios que habían sido esclavizados fraudulentamente, la Corona prohibió tal práctica. Así, por una Real Cédula del 13 de enero de 1532, dispuso que no se marcase a los indios en la cara como era costumbre, "y el que lo haga lo pierda"" 5 . Dos años después, ante la reiterada violación de esta disposición, la Corona manifestó su malestar en un escrito dirigido a los oficiales de la Casa de la Contratación de Sevilla y en el que decía textualmente: Por parte de Juan d e Cárdenas m e ha s i d o hecha relación en este C o n s e j o que en S e v i l l a hay m u c h o s i n d i o s naturales de la N u e v a España y de otras partes de las Indias l o s c u a l e s s i e n d o libres los t i e n e n por c a u t i v o s y s i e r v o s . Q u e no se v e n d a n ni hierren porque sabemos que los que los traen los hierran en el rostro o les echan argollas de hierro a la garganta con letras de sus propios nombres en que d i c e n ser s u s e s c l a v o s ( . . . ) " 6 .
Nuevamente volvemos a comprobar el profundo divorcio que existió en la España moderna entre la teoría y la praxis que llevó a muchos propietarios a obviar la ley y seguir herrando a sus esclavos. Pero a la larga, esta medida
1,3 Declaración del médico Cristóbal de Hojeda en el pleito por la libertad del indio Diego, que sirve por esclavo a Inés Carrillo, 1534. AGI, Justicia 716, N.° 4. 114 Pleito por la libertad del indio Francisco, 1560. AGI, Justicia 1024, N.° 5. 115 Real Cédula a los corregidores del Imperio, Medina del Campo, 13 de enero de 1532. AGI, Justicia 1025, N.° 1,R. 2. 116 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación, Dueñas, 25 de septiembre de 1534. AGI, Indiferente General 1961, L. 3, ff. 151 v-152.
85
L A VIDA D E L INDIO EN C A S T I L L A
fue un paso más hacia adelante en el p r o c e s o por a c a b a r con la trata de indios en Castilla.
7.
INDIOS LIBRES EN LA P E N Í N S U L A : LA E N S E Ñ A N Z A DE HIJOS DE CACIQUES
U n a idea en la que no q u e r e m o s dejar de insistir es que a Castilla n o s o l o arribaron indios e s c l a v o s , sino también un importante c o n t i n g e n t e de aboríg e n e s libres y de mestizos. L o s m o t i v o s por los que llegaron a E s p a ñ a fueron sin duda m u y d i v e r s o s . E n c o n t r a m o s c a s o s de i n d i o s b i e n s i t u a d o s s o c i a l m e n t e que decidieron c o n o c e r " e s t o s r e i n o s " . E s e fue el c a s o de don G a b r i e l y el de don P e d r o ( e s t e ú l t i m o , h i j o del R e y del I m p e r i o A z t e c a , M o c t e z u m a ) , que llegaron a c o m p a ñ a d o s por dos indios de s e r v i c i o y tutelados por F r a n c i s c o de S a n t i l l a n a " a ver las c o s a s de E s p a ñ a " 1 1 7 . Y a el 2 4 de j u l i o de 1 5 3 3 se le c o n c e d i ó al hijo de M o c t e z u m a el c a r g o de c o n t i n o de la C a s a Real para que de esta f o r m a se pudiese m a n t e n e r " 8 . E l 2 2 de n o v i e m bre de 1 5 4 0 s o l i c i t a r o n p a s a j e para v o l v e r s e a N u e v a E s p a ñ a " 9 , p e r o al menos don Pedro continuaba r e c l a m a n d o p e r m i s o para retornar a M é x i c o 1 2 0 dos años d e s p u é s . L á s t i m a q u e e s t o s i n d i o s no d e j a s e n ningún t e s t i m o n i o e s c r i t o de su v i a j e por tierras c a s t e l l a n a s q u e h u b i e s e sido t r e m e n d a m e n t e revelador para los historiadores y seguro que también fuente de inspiración de literatos. En c u a l q u i e r c a s o , q u e r e m o s i n s i s t i r en el buen r e c i b i m i e n t o que las autoridades e s p a ñ o l a s p r o p o r c i o n a r o n s i e m p r e a los indios n o b l e s , en contraposición al desprecio que sentían por el resto de los m i e m b r o s de la etnia. Incluso s a b e m o s que Juan de M o c t e z u m a llegó a poseer, por disposición real, una renta de 2 . 0 0 0 p e s o s de oro, situada nada m e n o s que en los "indios vacos de M é x i c o " 1 2 1 . Esta claro, pues, el trato preferente dispensado por las a u t o r i d a d e s e s p a ñ o l a s a los i n d i o s n o b l e s , c o n s c i e n t e s d e q u e la m e j o r g a r a n t í a de la s u m i s i ó n de los i n d i o s r a d i c a b a en el c o n t r o l d e sus caciques. En otras o c a s i o n e s se trataba de indios que ostentaban una cierta responsabilidad y que acudían a España a informar a las autoridades españolas. E s o o c u r r i ó con Juan G a r $ é s , un indio e m p l e a d o en la h a c i e n d a de la ribera de
117
R e a l C é d u l a a los o f i c i a l e s de la C a s a de la C o n t r a t a c i ó n , O c a ñ a , 2 7 de d i c i e m b r e de
1 5 4 2 . A G I , Indiferente General 1 9 6 3 , L . 8, ff. 9 6 v - 9 7 . H e r e d i a Herrera, A n t o n i a : Catálogo
de consultas
del
Consejo
de Indias.
Dirección
G e n e r a l de A r c h i v o s y B i b l i o t e c a s , Madrid, 1972, T. I, p. 3 6 . 119
R e a l C é d u l a a los o f i c i a l e s de la C a s a de la C o n t r a t a c i ó n . Madrid, 2 2 de n o v i e m b r e de
1 5 4 0 . A G I , Indiferente General 1 9 6 3 , L . 7, ff. 2 1 9 v - 2 2 0 . 120
R e a l C é d u l a a los o f i c i a l e s de la C a s a de la C o n t r a t a c i ó n , O c a ñ a , 2 7 de d i c i e m b r e de
1 5 4 2 . A G I , Indiferente General 1963, L . 8, f f . 9 6 v - 9 7 . 121
Heredia Herrera, A n t o n i a : op. cit., T. I, p. 198.
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INDIOS Y MESTIZOS A M E R I C A N O S EN LA E S P A Ñ A D E L SIGLO X V I
Toa, en la isla de San Juan, que acudió con su mujer e hijos "a nos informar de algunas cosas" 1 2 2 . En febrero de 1528 solicitó pasaje para volver a San Juan, disponiendo Carlos V que fuese encomendado a alguien "que lo trate bien y le de comer a quien sirva para que lo pase allá" 123 . Nuevamente en 1584 encontramos el c a s o del cacique de los pueblos de Ypales y Potosti -actual Ecuador-, Pedro de Henao, que una vez en la Península acudió dos v e c e s c o n s e c u t i v a s a la corte de Felipe II con un p l i e g o de peticiones en favor de sus indios 124 . También era muy frecuente que estos nativos llegasen a la Península c o m o criados, acompañando a sus señores. Precisamente en los procesos por la libertad de estos aborígenes, encontramos a numerosos testigos indios que manifestaban ser libres 125 . Otros muchos fueron traídos con el fin expreso de enseñarles y devolverlos aculturados a sus lugares de origen, para que de esta forma contribuyesen a la conquista y pacificación de sus respectivas zonas 1 2 6 . Por ejemplo, en 1518 un español llamado Cristóbal de Mendoza trajo un indio caribe con la intención de "mostrarle a leer y (a) escribir y adoctrinarlo en las cosas de nuestra Santa Fe" para que a su regreso contribuyese a la pacificación de sus congéneres 127 . El primer joven cacique que nos consta en España fue Diego Colón, un indio capturado por el primer almirante en la isla de Guanahaní y al que bautizó con el nombre de su hijo 128 . A su regreso del primer viaje lo trajo consigo, junto a otros nueve indígenas, con la intención de instruirlo para que le sirvie-
122 Real C é d u l a a los o f i c i a l e s de la C a s a de la Contratación, B u r g o s , 15 de f e b r e r o de 1528. AGI, Indiferente General 421, L. 12, f. 299v. 123 Ibídem. 124 Una vez en la Península fue engañado y se quedó sin ningún dinero. Por este motivo el rey le concedió 100 ducados para volverse "los 10 aquí para con que se vaya a Sevilla y los noventa en Tierra Firme para con que se pueda ir desde allí a su tierra porque si acá se le dan lo gastará y no tendrá con qué poder hacer su viaje". Asimismo entre las cédulas que se entregaron figuraba una en la que se pedía a los oficiales que le diesen en Sevilla pasaje gratuito. La consulta al C o n s e j o de Indias, el informe de Henao y el escrito del C o n s e j o se conservan en AGI, Quito 1, N.° 16. 125 Por ejemplo en el proceso por la libertad de un indio del capitán Martín de Prado declaró c o m o testigo un indio libre llamado Pedro, natural del Perú y criado de Francisco Mercader que era "vecino a Santa Cruz". Pleito por la libertad de un indio del capitán Martín de Prado, 1544. AGI, Justicia 7 4 1 , N . ° 3 . 126 Este planteamiento lo encontramos ya en el mismo Cristóbal Colón quien pensó en la importancia que tenía para la conquista y pacificación "les llevar y aprender nuestra habla y volverlos a sus naturalezas (...)". Colón, Cristóbal: op. cit., p. 94. 127 En j u n i o de 1518 f u e autorizado a no devolverlo a su naturaleza porque, según decía, perdería todo lo que había aprendido. Real Cédula a Cristóbal de M e n d o z a , Barcelona, 19 de j u n i o de 1518. AGI, Indiferente General 420, L. 8, imágenes 162-163. 128 Anglería, P e d r o Mártir de: Décadas del Nuevo Mundo. Editorial P o l i f e m o , M a d r i d , 1989, p. 34.
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se de intérprete en su segunda expedición descubridora 129 . Posteriormente, vivió en casa del gobernador de la Española, frey N i c o l á s de Ovando. Sin embargo, esta situación duró muy pocos meses, porque el 25 de junio de 1503 fue enviado de nuevo a tierras castellanas, junto a dos caciques, en una flota que partió de Santo Domingo 1 3 0 . Ya en España, murieron en poco tiempo los dos caciques acompañantes, mientras que D i e g o continuó viviendo y aprendiendo a leer con unas cartillas que se le compraron para tal fin 131 . Sabemos que durante su estancia estuvo afectado por cierta enfermedad, ya que en 1505 fue curado de "una postema que le salió (...) en la garganta" 132 . El indio recibió en todo momento buen trato, pues, no en vano la Corona pensaba obtener grandes servicios a su vuelta a la Española, según se deduce de una respuesta de Su Majestad a los oficiales de la Casa de la Contratación: L o q u e decís del indio h i j o de c a c i q u e q u e h a b é i s h e c h o relación tened c u i d a do de lo c o n t i n u a r y q u e sea m u y bien tratado así en lo espiritual c o m o en lo t e m poral de m a n e r a q u e c u a n d o plugiere a Dios q u e se h a y a de t o r n a r a la E s p a ñ o l a vaya de acá muy contento para que los indios tengan conocimiento como acá son tratados y d e las c o s a s d e la f e para q u e sea c a u s a d e m á s l i g e r a m e n t e los atraer a ella 1 3 3 .
Este indio fue instruido, durante su segunda estancia en Castilla, tanto en gramática como sobre todo "en las cosas de la fe" 134 . N o sabemos en qué año regresó exactamente a la Española, pero en 1508 estaba ya en la isla, pues frey Nicolás de Ovando lo utilizó en su experimento de libertad 135 . Finalmente, en 1514 lo documentamos en las listas del repartimiento general rea-
De hecho el cronista Fernández de Oviedo nos dejó constancia de esta actividad de Diego Colón como intérprete: "E como el Almirante volvía consigo algunos de los indios que había llevado a España, entre ellos uno que se llamaba Diego Colón, e había mejor que los otros aprendido, c hablaba ya medianamente la lengua nuestra, por su interpretación, el Almirante fue muy enteramente informado de muchos indios y del propio rey Goacanagarí de como había pasado lo que es dicho, mostrando este cacique mucho pesar de ello". Fernández de Oviedo, Gonzalo: op. cit. T. I, Lib. 1, Cap. XII, pp. 46-47. n " Marte, Roberto: op. cit., p. 152. 111 Cuentas del tesorero de la Casa de la Contratación Matienzo, 1505. AGI, Contratación 4674, L. l , f . 4 8 3 v . 1,2 Descargo al cirujano de 485 maravedís por la cura que hizo al cacique Diego Colón, 26 de junio de 1505. AGI, Contratación 4674, L. 1, f. 96v. Respuesta a los oficiales de la Casa de la Contratación, Segovia 11 de agosto de 1505. AGI, Indiferente General 418, L. l , f f . 171v-I72v. 114 Respuesta a los oficiales de la Casa de la Contratación, Segovia, 11 de agosto de 1505. AGI, Indiferente General 418, L. 1, ff. 17lv-172. Cuentas del tesorero de la Casa de la Contratación Sancho de Matienzo. AGI, Contratación 4674, L. 1, f. 483v. 1,5 Se trató de un ensayo realizado con un grupo de indios - l o s más hábiles- para ver si eran capaces de vivir por sí solos. Mira Caballos, Esteban: El indio antillano..., pp. 110-111.
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lizado por Rodrigo de Alburquerque, perdiéndose desde este momento su pista 136 . Dejando a un lado la vida de este cacique, en 1512 el gobernador Diego Colón propuso traer indios a Castilla con la intención de que tomasen el hábito religioso 1 3 7 . Nuevamente se pretendía que a su regreso a las Indias hiciesen "mucho más fruto a sus naturales" 138 . Obviamente, la propuesta no prosperó porque al excluyente estamento eclesiástico le pareció excesivo que los ingenuos indios pudiesen profesar. Hacia 1516 aparece el primer proyecto importante de evangelización de indígenas en Castilla, y en efecto, a principios de este año llegaron a Sevilla seis indias y cuatro indios a petición de la misma Corona. El encargo lo había recibido en 1515 el tesorero de la Española Miguel de Pasamonte, y el encargado de conducirlos a Castilla fue el mismísimo cronista Gonzalo Fernández de Oviedo 139 . La intención no era otra que instruirlos en la fe, a las órdenes directas del arzobispo de Sevilla, fray Diego de Deza, para que luego sirviesen como lenguas en la conquista de los nuevos territorios. Poco fruto se obtuvo, en realidad, de esta experiencia, pues a poco de comenzar murieron dos indios 140 y para el mes de octubre tan solo quedaban cuatro indias y un indio, habiendo fallecido el resto en el transcurso de los meses. Al parecer, y según los descargos consignados, la mayoría de ellos estuvieron acogidos en el monasterio de San Leandro de Sevilla 141 , recibiéndose por su remuneración a p r o x i m a d a m e n t e diez maravedís diarios por cada uno, cuantía que incluía los alimentos, la ropa y el calzado, mientras que los gastos en medicinas, hospitalización y entierro se consideraban desembolsos extraordinarios que la Corona debía abonar aparte 142 . El experimento educativo de 1516, como ya hemos mencionado, acabó en fracaso, porque los indios, pese a los buenos tratos que se le proporcionaron, desaparecieron en apenas un año y sin que se pudieran analizar sus avances 143 . Como ya hemos afirmado, algu116 El estudio de la vida de este cacique bien merecería un estudio monográfico, aunque hasta el momento existe un importante escollo a salvar que es la falta de documentación. 117 Real Cédula al Almirante, Jueces y Oficiales de la isla Española, Burgos, 5 de junio de 1512. Marte, Roberto: op. cit., pp. 110-111. IM lbídem. 119 Cuentas de lo gastado en el mantenimiento de los indios desde principios de 1516. AGI, Contratación 4675B, ff. 40v-41. El gasto en ropa fue el siguiente: camisas 33 reales; cofias para indias veinticuatro reales; sayas, caperuzas y naguas 44 reales; sombreros doce reales; y otros tantos en zapatos de colores. Algunas referencias a esta experiencia pueden verse en Giménez Fernández, Manuel: op. cit., T. I, p. 86. 140 Real Cédula a Sancho de Matienzo, Madrid, 17 de julio de 1516. AGI, Indiferente General 419, L. IV, ff. 6v-7. 141 Cuentas del tesorero de la Casa de la Contratación, Sancho de Matienzo, 1516. AGI, Contratación 4675A, fols. 70-78. 142 Uno de los indios sabemos que falleció en el hospital del Cardenal de Sevilla en el mismo mes de abril de 1516. lbídem. 141 lbídem.
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nos de estos jóvenes indios fueron vistos en Sevilla por Andrés Navagero practicando su tradicional "juego de la pelota". Unos años después, y concretamente en 1519, H e r n á n Cortés envió desde Veracruz, por mediación de Gonzalo Hernández Portocarrero, cuatro indios y dos indias, con destino a la corte 144 . Uno de ellos falleció al poco tiempo de llegar a Castilla, por lo que el contingente quedó reducido a cinco. Existen partidas destinadas a su mantenimiento entre el 22 de m a r z o de 1520 y el 27 de marzo de 1521, sin que dispongamos de noticias posteriores a ésta 145 . Posteriormente, hacia el año 1529, se llevó a cabo otra experiencia de las mismas características: se ordenó traer de la isla de Cuba ocho hijos de caciques con el fin de ponerlos en materia "donde sean industriados en las cosas de Nuestra Santa Fe católica y a vivir política y ordenadamente" 1 4 6 . Estos fueron repartidos entre varios cenobios españoles: cuatro en el monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, dos en el de Santo Domingo de Sevilla e igual número en el monasterio franciscano Casa Grande de Sevilla 147 . La última noticia que tenemos de esta experiencia es que el rey solicitó, un año después, información sobre la situación, estado de salud y avances en la educación de estos aborígenes americanos 1 4 8 . Por desgracia no hemos podido localizar la respuesta, que podía haber aportado multitud de datos sobre el aprendizaje de estos indios. Es probable que la ausencia de documentación y el hecho de que no aparezcan descargos para el mantenimiento de esos indios en los respectivos monasterios se deba a un temprano fracaso de la experiencia. No obstante, parece ser que algunos de estos indios llegaron a profesar en la orden dominica 149 . En 1531 volvieron a llegar tres jóvenes indios a Sevilla, dos indias y un indio. Estos fueron remitidos por el capitán Pedro de los Ríos, ya que al pare144 Relación de los maravedís gastados en el m a n t e n i m i e n t o de los indios e n v i a d o s por Hernán Cortés, 1520-1521. AGI, Contratación 4675A, ff. 247 y ss. I4' Los gastos se destinaron a enterrar al indio muerto en una iglesia, así c o m o en medicinas para algunos indios e n f e r m o s y en diversas piezas textiles: esteras, c a m a s , a l m o h a d a s , camisas, zapatos, etc. Ibídem. 146 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación, Madrid, 4 de diciembre de 1529. AGI, Indiferente General 1952, L. 2, ff. 25v-26v. A u n q u e sabemos que en principio fueron solicitados doce indios, parece ser que solo llegaron ocho. Respuesta al teniente de gobernador Gonzalo de Guzmán, Monzón, 5 de j u n i o de 1528. AGI, Indiferente General 421, L. 13, ff. 164v-167v. 147 Ibídem. En 1530 llegaron a Sevilla dos indios en una expedición que llegó del Rio de la Plata, y al parecer f u e r o n alojados en el monasterio j e r ó n i m o de Sevilla. O l a e c h e a L a b a y e n , Juan Bautista: "Experiencias cristianas con el indio antillano", Anuario de Esludios Americanos, T. XXVI. Sevilla, 1969, p. 108. 148 Carta al monasterio de Santo D o m i n g o de Sevilla, O c a ñ a , 22 de d i c i e m b r e de 1530. AGI, Indiferente General 1961, L. 2, ff. 15v-16. Carta a los frailes de G u a d a l u p e , Madrid, 2 2 de diciembre de 1530. AGI, Indiferente General 1961, L. 2, ff. 16-16v. 149 Olaechea Labayen: op. cit., pp. 111-112.
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cer f o r p i a b a n p a r t e de un g r u p o de e s c l a v o s q u e c a p t u r ó en cierta "entrada" 1 5 0 . U n a vez en la capital hispalense, decidió entregarlos a la abadesa del m o n a s t e r i o d e N u e s t r a S e ñ o r a S a n t a M a r í a de las D u e ñ a s " p a r a que los industriasen en las cosas de Nuestra Santa Fe", disponiendo la Corona p o c o d e s p u é s q u e los gastos f u e s e n s u f r a g a d o s por los oficiales de la Casa de la Contratación 1 5 1 . N u e v a m e n t e se trataba de una finalidad de interés público, ya q u e los a b o r í g e n e s e d u c a d o s serían de gran utilidad para la conquista y pacificación de los nuevos territorios.
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M E S T I Z O S EN E S P A Ñ A : LA C R I S P A C I Ó N D E LA I L E G I T I M I D A D
T a m b i é n la C o r o n a se mostró muy favorable a la traída de mestizos a la P e n í n s u l a con la i n t e n c i ó n e v i d e n t e de a p a c i g u a r los á n i m o s d e un g r u p o especialmente activo. N o en vano es bien sabido que entre los indios alzados en las Antillas M a y o r e s en la tercera d é c a d a del siglo xvi había muchos de e s t o s m e s t i z o s q u e , incluso, por su m a y o r c o n o c i m i e n t o , c a p i t a n e a b a n al resto de los nativos 1 5 2 . Pero lo que sí está claro, c o m o afirma Olaechea Labay e n , es q u e el p r o b l e m a n o era ni b i o l ó g i c o ni racial, sino p u r a m e n t e social 1 5 3 . El o b j e t i v o era sin duda "ladinizarlos", es decir, f o r m a r l o s en las costumbres hispanas. También las propias familias fomentaron su arribada a España, pues querían un f u t u r o m e j o r para estos hijos naturales. N o cabe duda que el objetivo ú l t i m o era su integración en la sociedad española "adoctrinándolos en la fe católica y enseñándoles el comportamiento y la policía de los blancos" 1 5 4 . En las p r i m e r a s d é c a d a s de la c o l o n i z a c i ó n esto no f u e d e m a s i a d o difícil porque, c o m o bien se ha escrito, "la primera generación de mestizos se fue del lado español" 1 5 5 . M u c h o s españoles legitimaron a sus hijos mestizos, nombrándolos en sus t e s t a m e n t o s c o m o sus herederos. Esto f u e lo q u e hizo un e n c o n m e n d e r o de Fregenal de la Sierra, llamado Francisco M a r m o l e j o , que dictó su testamento en Nata (Castilla del Oro) el 24 de febrero de 1531. En él reconoció a sus dos h i j o s F r a n c i s c o y M a c a r l e s de M a r m o l e j o s , h a b i d o s con una india naboría
1511 Real Cédula a Francisco Tello, tesorero de la Casa de la Contralación. Ocaña, 4 de abril de 1531. AGI, Indiferente General 1961, L. 2, f. 47. ,M lbídem. 152 Véase Mira Caballos, Esteban: op. cit., pp. 313 y ss. 151 Olaechea Labayen, Juan B.: "Gregorio XIII, Felipe II y el mestizaje indiano. Calumnia de un franciscano americano contra el Rey de España", Archivo Ibero-Americano, N.° 230. Madrid, 1998, pp. 338-339. 154 Gil, Juan: "Los primeros mestizos indios en España: una voz ausente", Entre dos mundos. EEHA, Sevilla, 1997, p. 22. 155 Olaechea Labayen, Juan B.: Gregorio XIII, Felipe II y el mestizaje indiano..., p. 338.
L A VIDA DEL INDIO EN C A S T I L L A
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q u e él m i s m o tenía en repartimiento, y o t o r g ó a cada u n o d o s c i e n t o s pesos de oro 156 . Asimismo decidió que sus hijos debían marcharse a Castilla, destin a n d o c i n c u e n t a p e s o s de o r o para c a d a u n o de sus p a s a j e s . La hija d e b í a ingresar con los doscientos pesos en el m o n a s t e r i o f r a n c i s c a n o de N u e s t r a Señora de la Concepción, de Fregenal, mientras que su hijo quedaría a cargo de su h e r m a n o D i e g o de M a r m o l e j o para q u e "le d o c t r i n e y e n s e ñ e en las cosas que le pareciere que debe ser e n s e ñ a d o c o m o hijo de quien es (,..)" 157 . Está claro q u e M a r m o l e j o había b u s c a d o para su hija lo q u e Juan Gil denomina "el lugar ideal d o n d e recluir a las hijas naturales" 1 5 8 . P e s e a t o d o , la j o v e n mestiza j a m á s llegó a pisar tierra e s p a ñ o l a , p o r q u e m u r i ó p o c o d e s pués de dictar su padre el testamento, según se deduce de un codicilo otorgad o el 2 de abril. En c u a n t o a su hijo, F r a n c i s c o M a r m o l e j o , s a b e m o s q u e siete años d e s p u é s seguía en N u e v a E s p a ñ a , pues recibió una a u t o r i z a c i ó n para vender sus bienes y marcharse a Sevilla 1 5 9 . Por desgracia, esto es todo lo que p o d e m o s decir de este mestizo al q u e se le pierde la pista d e s d e este momento. En 1547 el contador de Nicaragua, A n d r é s de Covarrubias, pidió permirso para retornar a las Indias con un mestizo de siete u o c h o años q u e había traído consigo 1 " 1 . Precisamente en ese m i s m o año d e t e c t a m o s la presencia en E s p a ñ a de otros dos m e s t i z o s o r i g i n a r i o s de C u b a , un h i j o de E s t e b a n d e Lagos y un vástago de Juan de Barrios. A m b o s fueron enviados a finales de 1546, j u n t o al licenciado E s t é v e z , para " p o n e r l o s en un e s t u d i o " en S e v i lla 161 . En marzo de 1547 solicitaron su retorno a Cuba, a l e g a n d o p r o b l e m a s de salud 162 . Por citar otro e j e m p l o representativo, en 1554 le f u e a s i g n a d o un tutor a una mestiza de unos dieciocho o diecinueve años que había sido enviada por su padre para ser educada "en la casa de las niñas de la doctrina cristiana" 1 6 1 . Esta era la máxima aspiración de m u c h o s de estos españoles, lograr un f u t u ro m e j o r para sus hijos en la P e n í n s u l a , e d u c á n d o l o s e i n t e g r á n d o l o s en la sociedad española.
G u e r r a , A r c a d i o : " T e s t a m e n t o o t o r g a d o en I n d i a s p o r el e n c o m e n d e r o F r a n c i s c o M a r m o l e j o , n a t u r a l d e F r e g e n a l " , Revista de Estudios Extremeños, T. X X X I V , N . ° 3. B a d a j o z , 1978, pp. 4 6 8 - 4 6 9 .
'-7
Ibídem. Gil, Juan: Los primeros mestizos indios en España..., p. 30.
1 Real C é d u l a a los o i d o r e s d e la A u d i e n c i a d e S a n t o D o m i n g o , V a l l a d o l i d , 2 7 d e j u n i o d e 1538. A G I , S a n t o D o m i n g o 8 6 8 , L. l . f f . 1 3 2 v - 1 3 3 . Real C é d u l a a los o f i c i a l e s d e la C a s a de la C o n t r a t a c i ó n , M a d r i d , 28 d e e n e r o d e 1547. A G I , I n d i f e r e n t e G e n e r a l 1964, L. 10, f. 146. 161 R e a l C é d u l a a l o s o f i c i a l e s d e la C a s a d e la C o n t r a t a c i ó n , M a d r i d , 11 d e m a r z o d e 1547. A G I , I n d i f e r e n t e G e n e r a l 1964, L. 10, ff. 1 7 4 v - 1 7 5 .
162 161
Ibídem. Gil, Juan: Los primeros mestizos indios en España..., p. 32.
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Por lo demás, existían sobrados argumentos para que las autoridades españolas facilitasen la llegada a España de los mestizos. Concretamente, la Corona tomó dos medidas en este sentido: una, traer algunos mestizos para ser aculturados en España, y otra, facilitar las cosas a aquellos españoles que a su regreso a la Península quisiesen traer consigo a sus hijos naturales. En relación a la primera medida, debemos decir que la política fue similar a la empleada con algunos hijos de caciques. Así pues, en 1547 se trajeron a Sevilla dos mestizos cubanos para ponerlos en un estudio o colegio con el fin de formarlos como españoles 164 . En cuanto a la segunda, la Corona facilitó los trámites a las familias para traerlos a la Península, expidiendo numerosas licencias desde 1513. Concretamente en enero de este último año se otorgó una autorización a un tal Juan García Caballero para llevar a Castilla a dos hijos suyos habidos con una indígena. Nuevamente el fin aparece sumamente explícito, es decir, doctrinarlos y enseñarlos "en las cosas de nuestra Santa fe Católica" 165 . Posteriormente, entre 1515 y 1524, tenemos noticias de al menos quince licencias más de estas características, referidas todas ellas a mestizos nacidos en las Antillas Mayores y en Tierra Firme 166 . Pero es más, en 1524 la Corona legalizó la migración de mestizos a Castilla eximiendo de la licencia real, como hasta entonces había sido habitual. Efectivamente expidió una autorización para que todas aquellas indias "que tuviesen hijos de un español" pudiesen embarcarlos don destino a la Península con tan solo un informe del gobernador de la provincia de donde fuese natural 167 . Desde entonces la libertad de los mestizos para pasar a la Península fue absoluta. Pese a todo, la Real Cédula de 1524 solo se refería a los mestizos menores de edad que viajasen con su madre. En el caso de ser mestizos adultos y arraigados a la tierra, seguía siendo necesaria la pertinente licencia real. De hecho, conocemos algunas licencias expedidas con posterioridad a esta fecha. De entre todos los casos que conocemos de mestizos en España quizás el más llamativo sea el de un joven llamado Diego de Ávila. Pertenecía a una familia acomodada de la Nueva España, y hacia 1549 o 1550 vino a España animado por un deseo de conocer las tierras del otro lado del océano 168 . Una 164 Real C é d u l a a los o f i c i a l e s de la Casa de la Contratación de S e v i l l a , Madrid, 11 de marzo de 1547. AGI, Indiferente General 1964, L. 10, ff. 174v-175. 165 Real Cédula al gobernador D i e g o Colón, Valladolid, 17 de enero de 1513. AGI, Indiferente General 4 1 9 , L 4, f 70v. 166 Gil-Bermejo, Juana: "Indígenas americanos en Andalucía", Andalucía y América en el siglo xvi. E E H A , Sevilla, 1983, p. 544. 167 Real Cédula d e Carlos V, Burgos 21 de mayo de 1524. Recopilación de Leyes de Indias, T. II, Lib. VI, Tit.I, Ley VIII, f. 189. Fue ratificada en Valladolid el 30 de agosto de 1555. 168 Gil, Juan: Los primeros mestizos indios en España..., pp. 32-33.
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vez en Sevilla se convirtió en paje de Antonio de Osorio, que lo llevó consigo en su viaje a Roma 169 . En 1556, de regreso en España, enfermó, siendo ingresado en el hospital del Amor de Dios de Sevilla, donde murió en 1557, no sin antes disponer para dicha institución benéfica la tercera parte de su pequeña fortuna 170 . Pero no todos los mestizos habían nacido en las colonias. Fruto de las relaciones entre algunas de las indias llegadas a la Península y sus propietarios nacieron algunos de estos mestizos que vivieron y murieron sin conocer sus raíces americanas. Así, por ejemplo, el 3 de septiembre de 1559 se bautizaron en la parroquia de Santa María del Castillo de Badajoz dos mestizos, llamados Juan y Diego, "hijos de Catalina Sánchez, prieta de Leonor de Chaves" 171 . La condición de estos mestizos ilegítimos debió ser libre o al menos así lo disponía la legislación. En cualquier caso, es obvió que jamás llegaron a disfrutar del mismo status social que el resto de los españoles, pues el color de su piel delataba su origen. Por lo demás, no tenemos certeza del número exacto de mestizos que llegó a haber en la Península, aunque, a juzgar por algunas informaciones con las que contamos, debieron ser muy numerosos. Así, en un pleito llevado a cabo en la década de 1550, los testigos, al ser preguntados si habían visto mestizos, declararon unánimente que habían conocido a muchos "en Indias y en España" 172 . Aunque se cumplió el objetivo de "ladinizar" a estos elementos revoltosos, lo cierto es que los mismos españoles percibían la diferencia entre los indios y los mestizos, no solo en el aspecto físico, sino también en su comportamiento más altivo. En este sentido conocemos una declaración de un regidor de la ciudad de Antequera, llamado Francisco López Tenorio, quien nos dejó una de las descripciones más tempranas de estos mestizos en Castilla al decir textualmente: Que el dicho Juan indio es mestizo y que le parece y por tal lo tiene por su cabeza, cabello, color y habla y fisonomía porque este testigo ha visto m u c h o s mestizos en las dichas Indias de Su Majestad y en estos Reinos de España y también le parece indio mestizo porque los indios son gente más simple que no los mestizos los cuales son todos desenvueltos y muestran más ser y valentía de
m 170
Ibídem. Ibídem.
171 A r c h i v o parroquial d e San A g u s t í n d e B a d a j o z , L i b r o d e b a u t i s m o s N . ° 1, f o l . 7 0 v . Curiosamente al final de la partida aparece un f o r m u l i s m o que no e n c o n t r a m o s e n el resto d e las partidas y que decía así: "y porque e s verdad lo firmó d e su nombre el d i c h o cura", lo cual delata claramente q u e el bautizo de m e s t i z o s constituía a l g o lo s u f i c i e n t e m e n t e "raro" c o m o para que requiriese semejante c o l o f ó n de refrendo. 172 Pleito entre Hernando Carrillo R ó t u l o , v e c i n o d e A l m a g r o , y el m e s t i z o Juan. 1 5 5 8 . AGI, Justicia 1023, N.° 1 , R . 2.
94
I N D I O S Y M E S T I Z O S A M E R I C A N O S EN LA E S P A Ñ A D E L S I G L O XVI
ánimo que los indios y así el dicho Juan mestizo mostró en su manera ser hijo de español y en su desenvoltura y esto es lo que sabe173. En ocasiones estos mestizos optaron por desposarse con personas de su misma condición, pues precisamente en Badajoz vivía, en el último cuarto del siglo xvi, un matrimonio de mestizos. Se trataba de Bartolomé Morera y Mencía Vázquez, que el 5 de agosto de 1588 bautizaron a un hijo suyo llamado Alonso 174 . Este dato confirma la existencia de familias mestizas plenamente integradas en la sociedad española, participando de sus costumbres y cumpliendo los mandamientos de ¡a Iglesia católica. Obviamente, muchos de estos mestizos jamás volvieron a sus lugares de origen, terminando sus días en Castilla y siendo asimilados por la cultura hispana.
9.
L o s
PLEITOS
POR
LA
LIBERTAD
DE
LOS
INDIOS
Como ya hemos comentado, muchos indios fueron traídos injustamente a la Península, algunos en calidad de libres y la mayoría como esclavos. En cualquier caso, es evidente que en algunas ocasiones ni los mismos propietarios tenían claro si sus indios habían sido sometidos a servidumbre por "causa justa". Por citar un ejemplo curioso, un vecino de la isla de Cubagua que venía moribundo a España con su esclavo indio, lo declaró libre en su testamento atento a que "no tengo certidumbre ser mi esclavo o ser libre" 175 . Ahora bien, solo algunos de ellos tuvieron la oportunidad, o la valentía, de querellarse ante el Consejo de Indias. No obstante, debemos advertir que no era algo excepcional el que los indios entablasen pleitos, pues también existen algunos precedentes de litigios entablados por los esclavos negros contra sus dueños 1 7 6 . En cualquier caso es evidente que los pleitos de los negros son más escasos, pero no porque no tuviesen capacidad o valentía para querellarse, sino porque no tenían ninguna legislación a su favor - a diferencia de lo que le ocurría a los i n d i o s - para conseguir una sentencia favorable 177 . Pese a todo, algunos de los indios que litigaron no obtuvieron fruto alguno, como le ocurrió a la india Violante, que se llevó toda su vida sirviendo como esclava a distintos dueños, uno residente en Granada, otro
171
Pleito entre el mestizo Juan y Hernando Carrillo Rotulo, 1558. AGI, Justicia 1023, N.°
1, R. 2. 174
175
Archivo de la parroquia del Sagrario, de Badajoz, Libro de bautismos N.° 6.
Otte, Enrique: Las perlas del Caribe..., p. 361.
176 Por ejemplo, c o n o c e m o s el caso de la negra Malgárida Sardina que, convencida de que debía ser libre, interpuso un pleito contra su propietario. Cortés Cortés, Fernando: Esclavos en
la Extremadura meridional..., p. 43. 177 Ibidem, p. 43.
L A VIDA D E L I N D I O EN C A S T I L L A
95
e n H u e l v a y f i n a l m e n t e o t r o e n C á d i z , s i n c o n s e g u i r la l i b e r t a d e n s u j u i cio 1 7 ". N o se trata d e un c a s o e x c e p c i o n a l , p u e s f u e r o n m u c h o s los i n d i o s v e n d i d o s r e i t e r a d a m e n t e a lo l a r g o d e su v i d a y q u e , p o r t a n t o , se v i e r o n o b l i g a d o s a c a m b i a r de residencia en repetidas o c a s i o n e s . Tal v e z un e j e m p l o q u e ilustra m a g i s t r a l m e n t e e s t a m u d a n z a c o n s t a n t e y e s t e ir y v e n i r d e los i n d í g e n a s s e a el c a s o d e un i n d i o l l a m a d o E s t e b a n , q u e d e s c r i b e su e s t a n c i a e n E s p a ñ a d e la s i g u i e n t e y a s o m b r o s a m a n e r a : Que ha treinta años que está en España y vino a ella con Pero Sancho, marinero, y le vendió a un lencero de Portugal que era portugués y lo llevó este lencero al Reino de Portugal y este lencero vendió a este c o n f e s a n t e a un sastre de Portugal, que se llamaba Manuel Pinto, que vivía en la ciudad de Lisboa y este sastre vendió a este confesante a un Alonso Carretero, vecino de Baeza, y este A l o n s o Carretero tornó a vender a este confesante al dicho Diaz Sánchez Cabrera que es con quien ahora este confesante trata pleito (...) 17 ''. N o r m a l m e n t e , e s t o s n a t i v o s q u e s e d e c i d í a n a p l a n t a r c a r a a su p r o p i e t a rio y a r e c l a m a r su l i b e r t a d e r a n p e r s o n a s q u e l l e v a b a n l a r g o s a ñ o s r e s i d i e n d o e n la P e n í n s u l a , q u e c o n o c í a n p e r f e c t a m e n t e la l e n g u a c a s t e l l a n a y q u e e s t a b a n b i e n i n f o r m a d o s d e las d i s p o s i c i o n e s l e g a l e s s o b r e la s i t u a c i ó n d e su etnia. P o r o t r o l a d o , las p o s i b i l i d a d e s q u e t e n í a n e s t o s a b o r í g e n e s d e g a n a r s u libertad eran en teoría e s c a s a s , ya q u e l u c h a b a n en f r a n c a d e s i g u a l d a d . D e h e c h o , s o l í a n e n f r e n t a r s e a p e r s o n a j e s i n f l u y e n t e s , o al m e n o s m í n i m a m e n t e situados socialmente. En cambio, ellos apenas c o n t a b a n con m á s a y u d a que la d e un p r o c u r a d o r d e p o b r e s q u e , p o s i b l e m e n t e b a j o m u c h a s p r e s i o n e s , d e b í a d e m o s t r a r la c o n d i c i ó n d e l i b r e d e s u d e f e n d i d o . P o r f o r t u n a , h a b í a b u e n a v o l u n t a d p o r p a r t e d e la C o r o n a p a r a d e f e n d e r la l i b e r t a d d e los n a t i v o s a m e r i c a n o s y f u e r o n m u c h o s los q u e a l c a n z a r o n su l i b e r t a d . En este c u a d r o e n c o n t r a m o s una m u e s t r a d e e s o s i n d í g e n a s q u e litigaron p o r su l i b e r t a d c o n s i g u i e n d o r e s u l t a d o s p o s i t i v o s . E n c u a l q u i e r c a s o , d a d o que h e m o s m a n e j a d o f u e n t e s f r a g m e n t a r i a s es posible q u e las sentencias en f a v o r d e la l i b e r t a d d e los i n d i o s f u e s e n m u c h a s m á s .
G i l - B e r m e j o , J u a n a : Indígenas americanos en Andalucía..., p. 5 5 0 . " I d e a s s o b r e el indio a m e r i c a n o e n la E s p a ñ a del x v i . . . " , pp. 1 2 4 - 1 2 5 . N o es el ú n i c o c a s o d e i n d i o s q u e p e r d i e r o n el litigio. C u a n d o sus p r o p i e t a r i o s eran r e g i d o r e s o p e r s o n a s d e a l g u n a m a n e r a i n f l u y e n te, el f a l l o a f a v o r del a b o r i g e n se t o r n a b a s u m a m e n t e d i f í c i l . T a m b i é n la i n d i a C a t a l i n a H e r n á n d e z se llevó p l e i t e a n d o m á s de treinta a ñ o s con un r e g i d o r d e la e n t o n c e s villa d e C a r m o n a , l l a m a d o J u a n C a n s i n o , p e r o f i n a l m e n t e en 1572. d e b i d o a las p o d e r o s a s i n f l u e n c i a s d e éste, f u e c o n f i r m a d a c o m o e s c l a v a . P l e i t o e n t r e J u a n C a n s i n o y el f i s c a l del C o n s e j o d e I n d i a s , 1 5 5 0 1572. A G I , Justicia 9 0 8 , N.° I. IW Pleito p o r la libertad del i n d i o E s t e b a n q u e era d e D i a z S á n c h e z d e C a b r e r a , v e c i n o d e B a e z a , 1 5 5 3 - 1 5 5 8 . A G I , Justicia 1023, N.° 1, R. 1.
96
INDIOS Y MESTIZOS AMERICANOS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
CUADRO III Sentencias del Consejo de Indias a favor de los indios (1539-1582)180 Fecha
Indio
Propietario
Ciudad
1539
Martín
Gonzalo de Salázar
1549
Juan de Oliveros
María Ochoa de Vizcarra
1552
Catalina
Juan Pontiel de Salinas
1553
Francisco Manuel
Catalina Gil
3-IX-1555
Isabel y su hija Juana
Alonso de Vera
Jerez de la Frontera
9-XI-1556
Inés
Juan de Salamanca
Valladolid
1558
Esteban
Díaz Sánchez de Cabrera
Baeza
28-V-1558
Juan
Juan Carrillo Rótulo
28-IX-1559
Martín Quintín
Juan Bravo
1560
Beatriz
Antonio de Herrera
14-111-1560
Mónica
Domingo Gómez y P de Arévalo
1-IV-15 60
Juan
Juan de Juren
1563
Tomás
Ambrosio Rótulo
1566
María
Cosme de Mandujana
20-11-1574
Nicolás
Pedro Gutiérrez
Madrid
7-IX-I574
Antonia y sus cinco hijos
Rui Pérez de Osma
Cáceres
3-XII-1575
Lucía
María Girón
Madrid
16-V-1577
Alexo
Gaspar Cortés
Sevilla
9-IV-1579
Antonio
Rui Diez de Rojas
Antequera
25-VI-1582
Isabel
Gonzalo Caro
Madrid
Sevilla
Salamanca
180 La mayor parte de estas sentencias que aparecen reflejadas en este cuadro proceden del AGI, Escribanía 9 5 2 y 953.
L A VIDA DEL INDIO EN C A S T I L L A
97
Aún así, ante este difícil panorama, en una sociedad hostil donde mandaban los blancos, debemos preguntarnos por los motivos que llevaron a estos simples aborígenes a arriesgar su situación y a litigar por su libertad. No nos cabe la menor duda de que fueron los malos tratos que les proporcionaron algunos españoles lo que les llevó a ello. Al menos ésta es la impresión que extraemos de casos como el de una india llamada Beatriz, que con catorce años llegó a la Península en un navio negrero en el que viajaban cuarenta indios para ser vendidos en la Península. Tras múltiples penalidades se estableció en Carmona como esclava, primero de Hernán Pérez de Castroverde y luego del ya mencionado regidor de Carmona, Juan Cansino. En dicha localidad esta mujer "baja de cuerpo, delgada y con aspecto de india" procreó nada menos que a seis hijos y, transcurridos veintisiete años, cuando ya era una adulta, decidió plantar cara contra su propietario y reclamar su libertad 181 . Cuando le preguntaron los motivos por los que había esperado tanto tiempo para pedir su libertad respondió que "porque no sabía que lo podía reclamar hasta que por cierto mal tratamiento de palos que le dio el dicho Juan Cansino, siendo informada que el Rey Su Majestad mandaba libertar a los indios vino a reclamar" 182 . Igualmente declaró que la causa fundamental que le impulsó a pedir su libertad era la servidumbre en que había caído su hijo Simón, el cual había sido herrado en la cara y vendido por el dicho Juan Cansino 183 . Pese a que, según hemos ya afirmado, eran ios malos tratos el principal motivo por el que los indios litigaban para conseguir su libertad, lo cierto es que también se daban otras causas. En este sentido, c o n o c e m o s algunos casos en los que la libertad fue solicitada tan solo por el deseo que mostraban los indígenas por regresar a su tierra natal. Así, en el juicio por la libertad de una india de un vecino de Madrid llamado Juan Pontiel de Salinas, ésta declaró que era cierto que la trataba muy bien, pero que se quería ir a Guatemala, su tierra natal 184 .
Pleito por la libertad de la india Beatriz y de sus hijos, 1558. AGI, Justicia 908, N.° 2. Los hijos se llamaban: Catalina, de diecinueve o veinte años; Tomas, de dieciséis años; Isabel, de catorce o quince años; Juan, de diez o doce años; otra india que vivía en Sevilla y, finalmente, un indio llamado Simón, que fue herrado fraudulentamente y vendido como esclavo en Sevilla. 182 /bídem. La falta de conocimiento o la ignorancia es una de las razones frecuentemente aludidas por los indios cuando se les preguntaba por qué motivo no la habían solicitado antes. Así, un indio llamado Sancho que pleiteó por su libertad, en 1554 declaró "Que por las Leyes Nuevas era libre y antes no me declaré sino por ignorancia (...)". Pleito entre Sancho, indio, y Gaspar Pérez, vecino de Salamanca por su libertad, 1554. AGI, Justicia 1022, N.° 3, R. 2. 183 Curiosamente, la india aducía que su hijo fue herrado sin problemas por Juan Cansino porque "era regidor y favorecido en la dicha villa de Carmona". AGI, Justicia 908, N.° 2. 184 En concreto, en este pleito se dijo que la trataban "como a jubilada y que no hacía ni hace más de lo que ella quería y cuando ella quiere servir sirve y cuando no está en la cama". Preguntada la india por qué motivo pedía su libertad, respondió que porque se quería ir "de buena gana a la provincia de Guatemala". Pleito por la libertad de la india Catalina esclava de Juan Pontiel de Salinas, 1552. AGI, Justicia 1021, N.° 3, R. 1.
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INDIOS Y M E S T I Z O S A M E R I C A N O S EN LA E S P A Ñ A D E L SIGLO X V I
En t o d o s los p l e i t o s c o n s u l t a d o s se o r d e n a antes q u e n a d a q u e b a j o ning ú n c o n c e p t o se m a l t r a t e o se v e n d a n los indios q u e litigan por su libertad 1 " 5 . N o c a b e d u d a d e q u e la s i t u a c i ó n , c o m o es d e s u p o n e r , era b a s t a n t e d i f í c i l para a q u e l l o s n a t u r a l e s q u e d e c i d í a n pleitear por su libertad, ya q u e d e s d e el m i s m o m o m e n t o en q u e los p r o p i e t a r i o s d e t e c t a b a n tal intención, intentaban d i s u a d i r l e s , bien a t r a v é s d e m a l o s t r a t o s y a m e n a z a s o bien c o n s i g u i e n d o una r á p i d a venta. Así, por e j e m p l o , c u a n d o d e c i d i ó pedir su libertad un indio l l a m a d o T o m á s , en la m i s m a c a r t a i n c l u y ó una s e g u n d a petición q u e d e c í a así: Otrosí, pido y suplico a Vuestra Alteza me mande poner en una parte segura porque yo no vuelva a poder del dicho Ambrosio Rotulo porque temo que me matará o me maltratará o cuando otro lugar me huya Vuestra Alteza mande se me quiten las prisiones y que dé fianzas que no me maltratará ni me transportará""''. P e s e a todo, resultó m u y difícil p r o t e g e r l o s de sus a m o s , c o m o lo d e m u e s tra el c a s o d e un indio l l a m a d o Juan q u e , c u a n d o f u e d e c l a r a d o libre, su antig u o p r o p i e t a r i o , un g r a n a d i n o l l a m a d o M a r t í n de P r a d o , a m e n a z ó tan seriam e n t e al indio q u e é s t e e s c r i b i ó al C o n s e j o de Indias d i c i e n d o q u e "lo quería e c h a r a g a l e r a s su a m o y a t o d o s los indios q u e t o m a r e " 1 " . Incluso, c o n o c e m o s c a s o s en los q u e los a n t i g u o s p r o p i e t a r i o s llegaron a pegar y a maltratar a e s t o s i n d e f e n s o s n a t i v o s c u a n d o se e n t e r a r o n de su i n t e n c i ó n de p e d i r su libertad, c o m o o c u r r i ó con i n d i o d e G o n z a l o de Salazar, l l a m a d o Martín 1 **. En c o n c r e t o en el pleito por la libertad de este indio, el d e s g r a c i a d o a b o r i g e n d e c l a r ó lo siguiente: Otrosí digo que porque ayer parecía en este Vuestro Consejo Real de las Indias y proclamé en libertad el dicho factor Salazar me amenazó que me había de herir y hacer malos tratamientos y luego lo comenzó a poner en obra y me dio muchos golpes y cabezazos en una pared y sino fuera porque unos hombres y mujeres me quitaron me matara. Según es hombre severo y cruel temo me matará como lo ha comenzado, pido y suplico a Vuestra Alteza luego me mande sacar
185
V é a s e A G I , J u s t i c i a 1022, d o n d e h a y v a r i o s p l e i t o s p o r la l i b e r t a d de c i e r t o s i n d i o s a l g u n o s d e e l l o s ya c i t a d o s en n o t a s a n t e r i o r e s . P l e i t o p o r la l i b e r t a d del i n d i o T o m á s f r e n t e a su p r o p i e t a r i o A m b r o s i o R ó t u l o , 1563. A G I , J u s t i c i a 1025, N . ° 2, R. 2. 1117 S e h i z o una p e q u e ñ a p e s q u i s a y los t e s t i g o s f u e r o n u n á n i m e s en sus d e c l a r a c i o n e s . E n p a r t i c u l a r , el p o r t e r o d e la C a s a de la C o n t r a t a c i ó n , D i e g o C o l l a n t c s . d e c l a r ó q u e c u a n d o d i e ron al i n d i o p o r libre o y ó d e c i r a M a r t í n d e P r a d o " q u e j u r a b a a D i o s q u e t o d o s c u a n t o s i n d i o s p u d i e s e h a b e r en e s t a c i u d a d d e d a r c o n e l l o s en g a l e r a s y q u e d e s p u é s de e s t o d e s d e a c i e r t o rato t o r n ó a d e c i r q u e l o d o s los q u e él c o m p r a s e (...)". A G I . Justicia 7 4 1 . N.° 3. IS " P l e i t o p o r la l i b e r t a d del i n d i o M a r t í n , p r o p i e d a d de G o n z a l o d e S a l a z a r . 1539. A G I . J u s t i c i a 1007, N.° I, R. 1.
L A VIDA DEL INDIO EN C A S T I L L A
99
d e su poder y p o n e r en parte segura do n o me m a l t r a t e hasta que la c a u s a sea determinada"* 9 . N o obstante, d e b e m o s decir q u e este d e s e o d e los p r o p i e t a r i o s de evitar su l i b e r t a d e r a h a s t a c i e r t o p u n t o l ó g i c o , d a d o q u e n o s o l o p e r d í a n un e s c l a v o , q u e e n su m a y o r p a r t e h a b í a n c o m p r a d o l e g a l m e n t e e n el m e r c a d o d e e s c l a v o s a c o m e r c i a n t e s e s p a ñ o l e s o l u s o s , s i n o q u e a d e m á s d e b í a n p a g a r los c o s t e s del p l e i t o . I n c l u s o , c o m o y a h e m o s v i s t o , e n a l g u n a s s e n t e n c i a s s e v i e r o n o b l i g a d o s a i n d e m n i z a r al i n d i o p o r l o s a ñ o s q u e le h a b í a s e r v i d o , n o r m a l m e n t e a r a z ó n d e d i e z o d o c e p e s o s d e o r o a n u a l e s . E s e v i d e n t e q u e el p e q u e ñ o p r o p i e t a r i o se v e í a i n j u s t a m e n t e p e r j u d i c a d o , p u e s n o d e b e m o s p e r d e r d e v i s t a q u e s o l í a n t e n e r los d o c u m e n t o s d e s u s e s c l a v o e n r e g l a . L a m a y o r í a d e los e s p a ñ o l e s i m p l i c a d o s en los p l e i t o s p r e s e n t a b a n d o s p r u e b a s q u e c r e í a n s u f i c i e n t e s p a r a d e m o s t r a r la s e r v i d u m b r e d e s u s i n d i o s , a s a b e r : la c a r t a d e c o m p r a del i n d i o y, e n la m a y o r í a d e las o c a s i o n e s , la m a r c a - e j e c u t a d a c o n el h i e r r o r e a l - q u e p r e s e n t a b a n los a b o r í g e n e s c a s i s i e m p r e e n el r o s t r o (y en a l g u n a r a r a o c a s i ó n en la p i e r n a ) . S e g ú n los e s p a ñ o l e s , el h i e r r o e r a s u f i c i e n t e p a r a d e m o s t r a r su s e r v i d u m b r e , p u e s " e s t a n d o h e r r a d o s e n el r o s t r o c o n el h i e r r o d e S u M a j e s t a d s o l o b a s t a b a p o r t í t u l o p o r q u e a s í se h a b í a u s a d o y a c o s t u m b r a d o d e s p u é s q u e e s a s p a r t e s se d e s c u b r i e r o n " l w . L o c i e r t o es q u e ni la c a r t a a n t e e s c r i b a n o p ú b l i c o ni la m a r c a d e e s c l a v i tud fueron c o n s i d e r a d a s pruebas c o n c l u y e n t e s . Los p r o p i o s j u e c e s f u e r o n conscientes de que se habían m a r c a d o a f u e g o multitud de indios irregularm e n t e , n o s o l o en A m é r i c a , s i n o e n la p r o p i a p e n í n s u l a . S i n e m b a r g o , el i n s t r u m e n t o d e c o m p r a sí q u e d e m o s t r a b a al m e n o s la i n o c e n c i a d e l e s p a ñ o l al haberlo adquirido legalmente mediante una típica operación de c o m p r a v e n t a . E n r e a l i d a d , el r e s p o n s a b l e ú l t i m o e r a el c o m e r c i a n t e d e I n d i a s q u e h a b í a t r a í d o f r a u d u l e n t a m e n t e al i n d i o , v i o l a n d o la l e g i s l a c i ó n v i g e n t e . N o o b s t a n t e , la j u s t i c i a real n u n c a f u e c o n t r a e l l o s , ni s i q u i e r a e n a q u e l l o s c a s o s e n los q u e se d e s c u b r i ó la i l e g a l i d a d en p l e n a v e n t a , e n c u y o c a s o t a n s o l o p e r d í a n e s a s p i e z a s c o n c r e t a s sin n i n g ú n t i p o d e c a s t i g o a ñ a d i d o . L a r a z ó n d e e s t e a n o r m a l c o m p o r t a m i e n t o lo h e m o s j u s t i f i c a d o e n el h e c h o d e la g r a n
llW
Ibídem.
S e t r a t a d e u n c a s o m u y s i m i l a r a o t r o s q u e l o c a l i z a m o s e n la s e c c i ó n d e J u s t i -
c i a d e l A r c h i v o G e n e r a l d e I n d i a s . P o r e j e m p l o , el i n d i o N i c o l á s q u e d e c l a r ó q u e s u d u e ñ o P e d r o G u t i é r r e z , del C o n s e j o de H a c i e n d a , c u a n d o s u p o q u e q u i e r í a p e d i r su l i b e r t a d " l e ha d a d o m a l o s t r a t o s e i n t e n t a n d o v e n d e r l o " . P l e i t o p o r la l i b e r t a d d e l i n d i o N i c o l á s . 1 5 7 4 . A G I . J u s t i c i a 1 0 2 8 , N . ° 4 , R . 1. E n i d é n t i c a s i t u a c i ó n s e e n c o n t r ó la i n d i a G i n e s a , p r o p i e d a d d e l m a d r i l e ñ o B e r n a r d i n o V i z c a r r e t o , y el i n d i o S a n c h o , p r o p i e d a d d e u n s a l m a n t i n o ,
llamado
G a s p a r P é r e z . P l e i t o p o r la l i b e r t a d d e la i n d i a G i n e s a , 1 5 6 8 . A G I . J u s t i c i a 1 0 2 6 , N . ° 2 , R . 2. P l e i t o p o r la l i b e r t a d d e l i n d i o S a n c h o , p r o p i e d a d d e G a s p a r P é r e z . A G I , J u s t i c i a 1 0 2 2 , N . ° 3. R . 2. •**" P l e i t o p o r la l i b e r t a d d e la i n d i a M a r í a , p r o p i e d a d d e C o s m e d e M a n d u j a n a , e s t a n t e e n la C o r t e d e M a d r i d , 1 5 6 6 . A G I , J u s t i c i a 1 0 2 5 . N . ° 5 , R . 2.
100
INDIOS Y MESTIZOS AMERICANOS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
a l i a n z a f o r m a d a e n t r e la C o r o n a y los g r a n d e s c o m e r c i a n t e s , a q u i e n e s el E s t a d o recurría cada vez q u e se encontraba en apuros financieros. C u a n d o el pleito se ponía en marcha, sin que el propietario hubiese podid o disuadir al indio, la estrategia era siempre la misma. Primero presentaban la carta d e venta, a l e g a n d o ser d o c u m e n t o suficiente para la legítima posesión del esclavo. Y d e s p u é s intentaban demostrar siempre q u e su procedencia era b r a s i l e ñ a , c o n la i n t e n c i ó n d e q u e el a b o r i g e n en cuestión quedara f u e r a de la legislación protectora del indio de los reinos de Castilla 1 9 1 . Así, por citar un e j e m p l o representativo, en el pleito por la libertad d e un indio l l a m a d o Pedro, ¡os testigos declararon q u e era de buena guerra de Portugal p o r q u e " c u a n d o le preguntaban si creía en Dios él decía q u e sí q u e creía en D i o s d e Portugal d e m a n e r a q u e él es f i n o p o r t u g u é s (.,.)" 1 9 2 , sin embargo, posteriormente se d e m o s t r ó que los testigos habían sido comprados y que en realidad era originario de la N u e v a España. En m u c h a s ocasiones e n c o n t r a m o s que los propietarios habían amenazad o a los propios indígenas antes del juicio para que afirmasen que procedían del Brasil. En concreto en un pleito por la libertad de un indio llamado Martín Quintín, testigos q u e n o demostraron un especial f a v o r hacia los indios, r e c o n o c i e r o n q u e el indio mentía c u a n d o decía que era originario de tierras coloniales portuguesas. Así, por ejemplo, Juan Barba de Vallecillo declaró lo siguiente: Que el indio que le enseñaron a este testigo en este real Consejo como dicho tiene le parece a este testigo que por su gesto y habla y por las señas es indio natural de las Indias pero que no sabe este testigo de qué parte más de que el dicho indio decía que era del Brasil pero que a algunas palabras que este testigo le habló e hizo que le hablase en lengua mexicana parecía que entendía algo aunque no se declaraba el indio porque parecía estar atemorizado 191 . Otros intentaban d e m o s t r a r q u e eran caribes muy ingenuamente, porque la C o r o n a hacía d é c a d a s q u e había aprendido q u e la palabra caribe se utilizaba siempre c o m o e x c u s a para esclavizar fraudulentamente. Incluso en algunos d e estos procesos se llegó a alegar pintorescamente q u e los esclavos en c u e s t i ó n no eran indios, sino árabes y hasta negros. Así, en el pleito por la libertad de una india del c a r m o n e n s e Juan Cansino, éste a f i r m ó que "no era india sino árabe, hija d e moro", idea q u e desde luego no f u e tomada en cons i d e r a c i ó n p o r los l e t r a d o s q u e i n s t r u í a n el caso 1 9 4 . En el c a s o d e la india 191
En 1550 la Corona declaró libres a los indios del Brasil que estuviesen en las Indias Españolas. Valladolid, 7 de julio de 1550. Recopilación, T. II, Lib. VI, Tit. II, Ley V. 192 Pleito entre Pedro indio y el licenciado Flores. AGI. Justicia 1022, N 5, R 1. 193 Pleito por la libertad de Martín Quintín, 1559. AGI, Justicia 1023, N.° 2, R. 3. 194 Pleito por la libertad de los indios de Juan Cansino, 1558. AGI, Justicia 908, N.° 2,
f. 14v.
L A V I D A D E L I N D I O EN C A S T I L L A
101
Catalina, propiedad del portugués Manuel Rodríguez y de Gil Pérez, declararon éstos que era esclava negra, idea que tampoco consiguió convencer a los oidores, que la consideraron india y la declararon libre 195 . Por tanto, cuando el tribunal llegaba finalmente a la conclusión de que el indio en cuestión era originario de la América española, la situación se tornaba mucho más favorable para éste, ya que, como es sabido, en principio, y al menos desde las Leyes Nuevas de 1542, todos los indios de las colonias españolas eran legalmente personas libres 196 . En algunas ocasiones los españoles intentaban una acción desesperada para evitar pagar las costas del pleito o la indemnización 197 . En este sentido sabemos que en 1553 un vecino de la ciudad de Salamanca, llamado Antonio de Herrera, liberó a su india con la intención - n o declarada por supuesto- de evitar la indemnización e incluso de conseguir que ésta le siguiese sirviendo por un reducido salario 198 . En el supuesto de conseguir su libertad, el indio se enfrentaba a otra serie de problemas de muy complicada solución. En primer lugar, y como ya hemos mencionado, los españoles no siempre aceptaban su derrota, hasta el punto de que en muchas ocasiones el rey debía insistir a la Audiencia para que velasen por el cumplimiento de la sentencia. Concretamente, en el caso de un indio del Capitán Martín de Prado que fue declarado libre, el rey debió escribir a la Audiencia para que compeliesen a éste a ponerlo en libertad, pues pese a la sentencia no lo había querido hacer 199 . En segundo lugar estaba el asunto de su mantenimiento mientras estuviese en Castilla a la espera de embarcarse y del pago de su pasaje para las Indias. El tema del pasaje siempre fue muy peliagudo, ya que por mucho que los indios huyesen de sus dueños o se manumitiesen jamás conseguían los fondos suficientes como para embarcarse. Por ejemplo, un tal Gonzalo Ortiz trajo de
" 5 Pleito por la libertad de la india Catalina, propiedad de Manuel Rodríguez, portugués y de Gil Pérez, 1574. AGI, Justicia 1028, N.° 4, R. 3. En un pleito por la libertad de un indio propiedad de un vecino de Baeza llamado Sánchez de Cabrera, intervino el propio obispo de Chiapas, fray B a r t o l o m é de Las Casas, c o m o testigo. Éste, que en esta declaración, tomada en 1558, declaró ser de edad de " m á s de cincuenta años", preguntado por la libertad de los indios de la Nueva España, respondió con la contundencia que le caracterizaba: " Q u e sabe la dicha pregunta c o m o en ella se contiene porque por tales c o m o la pregunta dice libres, y de su nacimiento, tiene este testigo a todos los indios contenidos en las provincias de la dicha pregunta y así Su Majestad lo ha m a n d a d o poner en libertad a los dichos indios y que el dicho Esteban es tan libre como este testigo y por esto lo sabe". Pleito por la libertad del indio Esteban, 1553-1558. AGI, Justicia 1023, N.° 1 , R . I. 197 Sin e m b a r g o , estas c o n d e n a s a p a g a r un tanto p o r cada a ñ o de los q u e sirvió c o m o esclavos fueron muy inusuales. En muchas ocasiones el indio logró su libertad en estos litigios pero sus dueños fueron absueltos del pago de la indemnización. La mayor parte de las sentencias de los pleitos de indios se encuentran en el AGI, Escribanía 952, 9 5 3 y 954. ,9 " Pleito por la libertad de la india Beatriz, 1560. AGI, Justicia 1024, N.° 3. Real Cédula a Juan Gutiérrez Calderón, escribano de la A u d i e n c i a , Valladolid, 31 de mayo de 1544. AGI, Indiferente General 1963, L. 9, f. 83v.
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I N D I O S Y M E S T I Z O S A M E R I C A N O S EN LA E S P A Ñ A D E L S I G L O XVI
N u e v a España a un indio libre llamado Leonis, natural de Guatemala. Éste se lo llevó al interior d e la Península y q u i s o tratarlo c o m o un esclavo, por lo q u e el indio decidió huir "y se f u e a Sevilla para volver a Indias y se ha qued a d o sin remedio" 2 0 0 . Está claro q u e este aborigen, q u e tuvo la valentía de e s c a p a r s e d e su d u e ñ o y la astucia de volver a Sevilla, puerto de conexión con su tierra natal, se encontró, c o m o tantos otros, con el escollo insalvable del pasaje. D e hecho, tras la visita que realizó a la Casa de la Contratación, Gregorio L ó p e z declaró libres a casi un centenar de indios estantes en Sevilla, y pese a q u e o r d e n ó a los que los habían traído que les pagasen el pasaje d e retorno, solo se enviaron tres o cuatro 2 0 1 . Estaba claro que si solo de mala g a n a los e s p a ñ o l e s a c e p t a b a n la pérdida de su indio esclavo, ni m u c h í s i m o m e n o s iban a aceptar de buen grado el abono de su pasaje. Pese al p r o b l e m a , la C o r o n a evitó durante d é c a d a s el tener que hacerse cargo de estos costes de f o r m a oficial. N o obstante, en defensa de la institución d e b e m o s decir que casi siempre aceptó el pago de aquellos pasajes que los indios liberados le solicitaron, y que el importe de los fletes de los indios n o b l e s sí q u e f u e r e i t e r a d a m e n t e f i n a n c i a d o de las arcas públicas. Así, por e j e m p l o , en 1540 la C o r o n a o r d e n ó q u e se le p a g a s e el p a s a j e d e vuelta a M é x i c o a un hijo d e M o c t e z u m a llamado don Pedro y a otro indio principal l l a m a d o don Gabriel 2 " 2 . Igualmente, en 1549 se o r d e n ó a los oficiales de la Casa de la Contratación q u e pagasen el pasaje a un indio guatemalteco llam a d o Francisco que volvía a su tierra natal con su mujer y con su hija pequeña 2 0 3 . E i n c l u s o en a l g u n a rara o c a s i ó n se le p a g ó el p a s a j e a un g r u p o de indios, c o m o ocurrió en 1543, cuando en el mismo m o m e n t o de su llegada se o r d e n ó su regreso i n m e d i a t o en la flota q u e salía para las Indias, d a d o que para esta fecha estaba totalmente prohibida su traída desde las Indias españolas 204 . N u e v a m e n t e en 1584 se dispuso que se le diesen cien ducados al caciq u e de Ypiales P e d r o d e H e n a o para q u e se r e e m b a r c a r s e con destino a su c a c i c a z g o 2 0 5 . Y f i n a l m e n t e el 18 d e e n e r o de 1599 y el 3 d e d i c i e m b r e de 1604 e n c o n t r a m o s otros casos similares, al concedérsele al cacique Astubarcay cuatrocientos d u c a d o s en concepto de su flete de regreso, y al indio Juan de Aguilar, cien ducados 2 0 6 . 200
Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación, Valladolid, 12 de octubre de 1543. A G I , Indiferente General 1963, L. 8, ff. 273-274. 21,1 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación, Valladolid, 14 de diciembre de 1543. AGI, Indiferente General 1963, L, 9, ff. 8-9. 202 Real C é d u l a a los o f i c i a l e s de la Casa de la C o n t r a t a c i ó n de Sevilla, Madrid, 22 de noviembre de 1540. AGI, Indiferente General 1963, L. 7, ff. 219v-220. 203 Real C é d u l a a los oficiales de la Casa de la Contratación, Valladolid, 21 de julio de 1549. AGI, Indiferente General 1964, L. 11, ff. 260-260v. 2M Real Cédula a los oficiales de Sevilla, Valladolid, 21 de septiembre de 1543. AGI, Indiferente General 1963, L. 8, f. 259. 205 Citado en Heredia Herrera, Antonia: op. c¡t.,T. I, p. 517. 206 Ibídem, R. II, p. 529 y T. III, p. 478.
L A VIDA DEL INDIO EN
CASTILLA
103
Hacia 1551 el rey se sintió en la obligación de ordenar a los oficiales d e la Casa de la Contratación que pagasen los p a s a j e s de todos los a b o r í g e n e s que quisiesen volver a las Indias, p o r q u e "por ser p o b r e s no tienen m e d i o s para volverse a sus tierras"- 107 . En otras contadas ocasiones el viaje se financiaba a través de la indemnización que los españoles debían abonar a los indios que conseguían su libertad. Sin e m b a r g o , esta solución a p e n a s sirvió d u r a n t e u n o s años, ya q u e a partir de la década de los cincuenta cada vez f u e r o n m e n o s f r e c u e n t e s estas i n d e m n i z a c i o n e s . Así, por e j e m p l o , en 1558 se r e s o l v i ó f a v o r a b l e m e n t e sobre la libertad de un i n d i o l l a m a d o J u a n , p r o p i e d a d d e J u a n de H e r n á n Carrillo Rótulo, pero, en cambio, f u e absuelto del p a g o al considerarse m u y gravoso para su economía 2 0 8 . En cualquier caso, lo cierto es q u e la m a y o r í a de los a b o r í g e n e s n u n c a contó con los medios suficientes para retornar a la tierra q u e les vio nacer, de forma que, aun después de haber perdido el pleito, los antiguos propietarios siguieron aprovechándose de ellos. En este sentido c o n o c e m o s el caso de un indio llamado Juan de Oliveros, al q u e tras ser d e c l a r a d o libre en 1549, su antigua propietaria María O c h o a de Vizcarra le a z o t ó hasta q u e c o n s i g u i ó que el desdichado indio firmara una carta ante escribano público en la que se o b l i g a b a a servirla por c i n c o a ñ o s , a c a m b i o ú n i c a m e n t e de la m a n u t e n ción™. Por supuesto, los nativos que no consiguieron su libertad lo tuvieron aún más difícil para v o l v e r a su tierra natal. N o d e b e m o s o l v i d a r q u e e s t a b a p r o h i b i d o que los indios e s c l a v o s retornasen al N u e v o M u n d o sin e x p r e s a licencia real, aun c o n t a n d o con la autorización de su d u e ñ o . D e b i d o a algunas quejas a este respecto, el rey expidió una Real Cédula en 1540, en la que ordenó a sus oficiales de la Casa de la Contratación que dejasen volver a los esclavos indios siempre que f u e s e de su propia voluntad y contasen a d e m á s con una autorización de sus propietarios 2 1 0 . Sin e m b a r g o , p o c o e f e c t o debió surtir esta Real Cédula, pues unos años d e s p u é s c o n o c e m o s el c a s o de una esclava india que quería volver a La Habana con p e r m i s o de su propietaria, y las autoridades no se lo consintieron hasta q u e c o n t ó con una licencia real expresa 2 ". 2m Real C é d u l a a los oficiales de la C a s a de la C o n t r a t a c i ó n , Valladolid, 25 de n o v i e m b r e de 1552. Recopilación..., T. II, Lib. VI, Tit. I, Ley X V I I , f. 190. 2lm S e n t e n c i a en el pleito por la libertad del indio J u a n , Valladolid, 28 de m a y o de 1558. AGI, Escribanía 952, f. 85. 2l|g La carta de concierto se f o r m a l i z ó ante el e s c r i b a n o p ú b l i c o de Sevilla A n d r é s de Toledo el 3 de j u n i o de 1550. Pleito p o r la libertad de Juan de O l i v e r o s y Beatriz, indios de M a r í a O c h o a de Vizcarra. A G I , Justicia 757, N.° 3. 210 R e a l C é d u l a a los o f i c i a l e s d e la C a s a de la C o n t r a t a c i ó n d e S e v i l l a , M a d r i d 2 9 d e n o v i e m b r e de 1540. A G I , Indiferente General 1963, L. 7, ff. 2 2 1 v - 2 2 4 . 211 Real C é d u l a a los o f i c i a l e s de la C a s a de la C o n t r a t a c i ó n , M a d r i d , 13 de e n e r o d e 1546. AGI, Indiferente General 1963, L. 9, ff. 3 I 8 - 3 I 8 V .
104
10.
INDIOS Y MESTIZOS AMERICANOS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
L A
MANUMISIÓN
No queremos acabar este capítulo sin hacer referencia a esta cuestión. Es cierto que en innumerables ocasiones hubo servidumbre, marginación y hasta malos tratos. C o m o ya hemos dicho era esa actitud la que llevaba a muchos indios a litigar por su libertad ante el Consejo de Indias. En otros casos optaban incluso por la huida, como ocurrió en 1545 cuando dos indios, j u n t o con dos moriscos, se escaparon de las islas Canarias y marcharon a Berbería 212 . Sin embargo, también se produjeron numerosas manumisiones que prueban de alguna forma la cordialidad que imperó entre el esclavo y su dueño. La manumisión era, en palabras de Hugo Celso, "el acto que se hace c u a n d o se da libertad a uno que antes era esclavo" 2 1 3 . Los indios fueron manumitidos en las mismas condiciones y proporciones en que lo fueron los demás esclavos peninsulares. Con frecuencia encontramos en los testamentos de los españoles alusiones a sus esclavos más fieles. Este es el caso de Cristóbal de Castilla, que viniendo a bordo de una nave rumbo a España dictó su última voluntad, liberando al indio que llevaba consigo 214 . Asimismo conocemos varios ahorramientos de indios que pasaremos a comentar en las líneas siguientes. El primero de ellos ocurrió en 1508 cuando un vecino de Sevilla, llamado Pedro de Tudela de Duero, liberó a un indio suyo natural de la Española 215 . En realidad, la situación del indio horro apenas si difería de la del indio esclavo. Ni había mejora social, pues continuaba con el estigma de su raza, ni por supuesto económica, ya que lo normal era que continuasen sirviendo en las mismas condiciones a sus antiguos propietarios. Precisamente esta situación quedó especificada en la carta de libertad otorgada por el ya citado Pedro de Tudela de Duero al escribir la siguiente sentencia: "indio ahorrado, pasa a ser su criado" 216 . Al año siguiente encontramos un caso similar cuando el mercader florentino Simón Verde, afincado igualmente en Sevilla, ahorró a un negro y a un indio llamado Juan "de edad de hasta veinte o veintidós años" 217 . En esta 212 De estos indios huidos sabemos que uno retornó a las Canarias en breve tiempo, mientras que el otro p e r m a n e c i ó en tierras africanas. Lobo Cabrera, Manuel: "Esclavos indios en Canarias: precedentes", Revista de Indias, N.° 172, Madrid, 1983, p. 531. 211 Citado en Cortés López, José Luis: op. cil., p. 140. 214 En un primer m o m e n t o dispuso que sirviese c o m o esclavo a su madre, y tras la muerte de ésta "lo haya el monasterio de Nuestra Señora de Regla de la ciudad de Chipiona". En últim a instancia, otorgó un codicilo concediéndole a su muerte la libertad. Otte, Enrique: Las perlas del Caribe..., p. 361. 215 Franco Silva, Alfonso: Regeslo documental sobre la esclavitud sevillana (1453-15¡3). Publicaciones de la Universidad de Sevilla, Sevilla, 1979, s/p. 216 lbídem. 217 Varela, Consuelo: Colón y los florentinos. Alianza América, Madrid, 1988, p. 149.
L A VIDA D E L INDIO EN C A S T I L L A
105
o c a s i ó n los liberaba para que " d e s d e hoy en adelante para siempre j a m á s sean libres" 2 1 8 . Bastantes años después, es decir, en 1 5 3 9 , encontramos una manumisión a favor de la india Beatriz y su hijo, que pasaron con ello, c o m o en tantas otras ocasiones, a ser criados de su antiguo dueño 2 1 9 . En 1541 encontramos una manumisión extremadamente generosa a favor de un indio de corta edad llamado Juaniquito, hijo de una esclava del mercader genovés Benito de Basiñana 2 2 0 . En esta ocasión las condiciones no pudieron ser más favorables al indio, cuyo trato fue sorprendentemente m e j o r al recibido por algunos mestizos hijos naturales de los e s p a ñ o l e s . C o n c r e t a mente dispuso que una vez ahorrado se c r i a s e con su hijo l e g í t i m o " y sea vestido y mantenido y doctrinado de leer y escribir, lo cual se pague de mis bienes" 2 2 1 . Asimismo establecía que al cumplir los veinte años se le entregasen 1 0 . 0 0 0 maravedís de su erario 2 2 2 . Por último, mencionaremos el caso de un indio ahorrado, llamado Francisco, que a mediados de siglo servía c o m o criado en casa de un español llamado Diego de Pareja 2 2 3 . Con estos pocos ejemplos c r e e m o s que queda suficientemente probada una incidencia de la manumisión, similar a la de los d e m á s e s c l a v o s , que muchos indios obtuvieron de sus dueños, casi siempre al final de sus vidas. Además, es muy probable que en muchos casos existiese un c l i m a de c o n cordia entre el español y sus esclavos. No debemos olvidar que fueron precis a m e n t e las situaciones c o n f l i c t i v a s las que g e n e r a r o n d o c u m e n t o s tales c o m o un pleito, mientras que la buena convivencia entre esclavos y propietarios apenas nos ha quedado registrada para la historia. M u c h o s e s p a ñ o l e s proporcionaron, pues, buen trato a sus e s c l a v o s , ahorrándolos en muchos casos al final de sus vidas.
218
lbídem. Pleito por la libertad de la india Beatriz, propiedad de Antonio de Herrera, vecino de Salamanca, 1560. AGI, Justicia 1024, N.° 3. 2 2 0 Gil, Juan: "Los primeros mestizos indios en España...", pp. 30-31. 221 lbídem. 222 lbídem. 2 2 3 E s t e indio aparece mencionado en un proceso por la libertad del indio F r a n c i s c o Manuel, natural de Colima, 1553. AGI, Justicia 1022, N.° 1 , R . 2. 21>>
CAPÍTULO IV ESTUDIO CUANTITATIVO
Ante todo, debemos reconocer que el título del capítulo es realmente pretencioso. Difícilmente se puede llevar a cabo un análisis cuantitativo serio con las reducidas y fragmentarias fuentes de que disponemos. Más apropiado - a u n q u e desde luego menos l u c i d o - hubiese sido etiquetar el apartado como "intento de cuantificación" del tráfico de indios con destino a España. Aún hoy sigue siendo válida la afirmación que hace quince años hizo el profesor Lobo Cabrera referente a la incertidumbre que existía a la hora de cuantificar el número de indios que arribaron a la Península 1 . El problema de las fuentes es que son todas ellas incompletas y escasas. Jamás se llevó a cabo un control oficial de esta trata como se hizo, por ejemplo, con el de los negros que se llevaron a Hispanoamérica. Este carácter excepcional u ocasional con el que aparece el aborigen en fuentes de muy diversa índole impide un análisis cuantitativo serio. No sirven para este fin ni los registros de navegación ni los pleitos por la libertad de los indios, ni tan siquiera las licencias otorgadas por la Corona. En el caso de las dos primeras fuentes, es decir, de los registros de navegación y de los pleitos, las noticias son tan fragmentarias que no permiten este tipo de examen. Obviamente, solo una mínima parte de los aborígenes se sintieron con las fuerzas o con la habilidad suficiente para reclamar su libertad. En cuanto a las licencias reales tampoco son representativas, en primer lugar, porque no reflejan un tráfico ilegal que debió ser excepcionalmente importante, y en segundo lugar, porque a partir de la década de los veinte las licencias reales fueron sustituidas por un sencillo permiso expedido por las autoridades indianas. Estos últimos documentos, que debían ser firmados, bien por el virrey o bien por el gobernador, no aparecen registrados en los libros cedularios, por lo que apenas han llegado unos pocos a nuestros días.
1 Lobo Cabrera, Manuel: "Esclavos indios en Canarias: precedentes". Revista N.° 172. Madrid. 1983.
de
Indias,
108
INDIOS Y MESTIZOS AMERICANOS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
Existe, en cambio, otra posibilidad mucho más fiable, que es el estudio de las fuentes locales de las principales ciudades españolas. Un estudio que se basaría en el análisis de las cartas de compra-venta de esclavos, así como en los libros sacramentales de las parroquias. Ni que decir tiene que habrá que esperar a que se vayan realizando investigaciones concretas sobre la esclavitud en estas ciudades para llegar a un conocimiento real del número de indios que vivieron en la Península. Otra de las preguntas que no tiene respuesta en estos momentos es el número de indios que vivieron y murieron en los reinos peninsulares, y el de los que, por contra, regresaron a sus lugares de origen. Realmente no tenemos materiales fiables como para ofrecer ni tan siquiera una cifra aproximada. En definitiva, lo que pretendemos trazar en estas páginas es una primera aproximación, teniendo las cifras un carácter necesariamente provisional. Por ello, primero ofreceremos algunos de los datos cuantitativos que hemos conseguido obtener, analizando la documentación de los archivos generales. Y a continuación, redactaremos un pequeño ensayo sobre su presencia en Andalucía y Extremadura.
1.
L o s
INDIOS TRAÍDOS A LA PENÍNSULA
EN
NÚMEROS
ABSOLUTOS
Pese a lo comentado en las líneas anteriores, lo cierto es que hemos realizado un primer esbozo numérico tan solo hasta 1550. Para la segunda mitad del Quinientos no disponemos de información, pues aunque una parte importante de la documentación está fechada en el tercer tercio de la centuria, lo cierto es que se refiere a indios que fueron traídos a España veinticinco o treinta años antes. Es muy probable que esta carencia de fuentes nos esté indicando que el envío de indios a España se redujo notablemente, extremo del que, sin embargo, no podemos presentar pruebas concluyentes. Una vez hechas todas estas matizaciones intentaremos una aproximación con los datos de que disponemos, que tienen al menos una validez relativa. A la luz de las cifras presentadas en el cuadro IV, debemos destacar el enorme contingente de nativos embarcados con destino a la Península, pues, como se puede observar, en tan solo 56 años tenemos localizados nada menos que 2.442 indígenas. Esto implica una media, entre 1493 y 1550, superior a los 42 indios anuales; aunque también es cierto que esta media puede resultar engañosa, pues entre 1493 y 1502 llegó a ser de 224 indios anuales, pero entre 1503 y 1550 fue de tan solo nueve. Aun así, esta cifra debió ser muy superior ya que no debemos perder de vista, c o m o hemos a f i r m a d o en líneas precedentes, que tan solo tenemos registrado una parte del tráfico que legalmente se generó. Además habría que agregar el alto porcentaje que debió introducirse en España de forma más o menos ilícita. De hecho, a medida que avanzan las investigaciones, la mag-
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E S T U D I O CUANTITATIVO
CUADRO IV Indios traídos a Castilla (1493-1550) 2 Años
Número
Porcentaje
1493-1497 1498-1502 1503-1507 1508-1512 1513-1517 1518-1522 1523-1527 1528-1532 1533-1537 1538-1542 1543-1547 Hasta 1550
561 1.455 4 38 105 13 14 121 53 51 19 8
22,97 59,58 0,16 1,55 4,29 0,53 0,57 4,95 2,17 2,08 0,77 0,32
TOTALES
2.442
100
nitud de la trata aumenta de forma considerable. Así, si Franco Silva a f i r m ó que el número de esclavos indios existentes en Sevilla era insignificante 3 , unos años después, Juana G i l - B e r m e j o detectó - a u n q u e sin aportar c i f r a s concretas- una presencia mayor de ellos. Y finalmente, las cifras presentadas por nosotros creemos que pulverizan las opiniones más optimistas sobre la trata de indios en la primera mitad del siglo xvi. Además, en este cuadro se pueden distinguir claramente las dos grandes etapas en el tráfico de indios a los reinos peninsulares. La primera abarcaría de 1493 a 1502, en la que el tráfico de indígenas se desarrolló a muy alta escala y alcanzó las mayores cotas de todo el siglo. Estas elevadas cifras tienen su explicación en el contexto de la d e n o m i n a d a " f a c t o r í a c o l o m b i n a " .
2 Los datos con los que hemos confeccionado el apéndice N.° 1, en el que se basan los cuadros que vienen a continuación proceden de las siguientes fuentes: a) Documentales: AGI, Indiferente General 418, 419, 420, 1952, 1961, 1962, 1963, 1964, 1203, 1204. AGI, Santo Domingo 49, 77, 1121. AGI, Justicia 49. AGS, Contaduría Mayor de Cuentas 240. AHN, Consejos Suprimidos 21.474, N 34. b) Bibliográficas: Gil-Bermejo, Juana: "Indígenas americanos en Andalucía...". Franco Silva, Alfonso: "El indígena en el mercado de esclavos de Sevilla...". López de Gomara, Francisco: op. cit. Simpson, Lesley Byrd: Los conquistadores y el indio americano. Editorial Península, Barcelona, 1970. Otte, Enrique: Cedulario de la Monarquía española..., T. II, p. 182. Colón, Cristóbal: op. cit. 3 Franco Silva, Alfonso: "El indígena en el mercado de esclavos de Sevilla...", p. 27.
110
I N D I O S Y M E S T I Z O S A M E R I C A N O S EN LA E S P A Ñ A DEL S I G L O XVI
D e h e c h o , el p r o p i o C r i s t ó b a l C o l ó n c o n s i d e r ó la trata d e i n d i o s c o m o un n e g o c i o m á s a e x p l o t a r e n el c o n t i n e n t e a m e r i c a n o .
EVOLUCIÓN DE LA TRATA DE INDIOS A CASTILLA (1493-1550) 1600 1400
1200 1000 600
600 400
200 0 1493
1498
1503
1508
1513
1518 • i
1523
1528
1533
1538
1543
1548
Series 1
L a otra gran etapa iría d e s d e ! 5 0 3 a 1550, y se c a r a c t e r i z ó por el d e s c e n so n o t a b l e d e este t r á f i c o c o n respecto a la e t a p a inicial. D e s d e 1503 la trata d e i n d i o s se c o n v i r t i ó e n un n e g o c i o d e r e d u c i d o v o l u m e n p e r o , sin d u d a , m u y rentable. Así, o b s e r v a m o s u n a r e g u l a r i z a c i ó n del tráfico con una m e d i a s u p e r i o r a t r e i n t a indios por q u i n q u e n i o . N o o b s t a n t e , e n t r e 1528 y 1542 se advierte un ligero a u m e n t o del tráfico, q u e si bien no es c o m p a r a b l e con las c i f r a s c o n o c i d a s para los p r i m e r o s años, sí q u e m u e s t r a una cierta revitalización de la trata. En estos últimos años, el n ú m e r o de nativos por q u i n q u e n i o es superior a los setenta, c i f r a q u e d u p l i c a c o n c r e c e s la m e d i a q u i n q u e n a l de toda esta s e g u n d a etapa. Este ú l t i m o a s p e c t o p u e d e tener su explicación en la d e m o s t r a d a e x p a n s i ó n del m e r c a d o de L i s b o a que, c o m o ya h e m o s a f i r m a d o , se c o n v i r t i ó en el c e n t r o n e u r á l g i c o de la trata de indios a m e r i c a n o s . Otra de las c u e s t i o n e s q u e es p o s i b l e a n a l i z a r con los d a t o s de q u e d i s p o n e m o s es su p r o c e d e n c i a g e o g r á f i c a , q u e q u e d a s i n t e t i z a d a en el c u a d r o V. C o m o p u e d e o b s e r v a r s e , m á s del o c h e n t a por ciento d e todos los indígenas llegados a la P e n í n s u l a d u r a n t e la p r i m e r a mitad del siglo xvi procedían de la E s p a ñ o l a . P e r o es m á s : en el p e r í o d o c o m p r e n d i d o e n t r e 1492 y 1510 p r á c t i c a m e n t e t o d o s ellos e r a n o r i g i n a r i o s d e e s t a isla a n t i l l a n a , lo cual es c i e r t a m e n t e l ó g i c o si c o n s i d e r a m o s q u e en e s a s f e c h a s era el único territorio sobre el q u e se había d e s a r r o l l a d o una c o l o n i z a c i ó n p e r m a n e n t e . E n t r e 1511 y 1530 asistimos, m u y en c o n s o n a n c i a con la e x p a n s i ó n de la c o n q u i s t a y de la c o l o n i z a c i ó n , a una r e d u c c i ó n i m p o r t a n t e de la n a t u r a l e z a a n t i l l a n a . P a r a l e l a m e n t e c o m i e n z a n a d e s t a c a r c o m o l u g a r e s de o r i g e n la
111
ESTUDIO CUANTITATIVO
CUADRO V Origen geográfico del indio a m e r i c a n o 4 ( 1 4 9 3 - 1 5 5 0 ) Total
(%)
1 1
6 4 3 9 46
2.042 145 91 39 37 10 8 6 4 3 10 47
83,61 5,93 3,72 1,59 1,51 0,40 0,32 0,24 0,16 0,12 0,40 1,92
232
189
2.442
Demarcación
1492-1510
1511-1530
Isla Española Nueva España Tierra Firme Cuba Antillas Menores Río de Solfs Guatemala Brasil Cubagua Florida Otros orígenes Desconocidos
2.020 5
8 80 5 3 25
-
14 65 85 36 12 10 8
-
-
-
-
-
-
TOTALES
2.021
-
1 -
-
1531-1550
-
-
100
ORIGEN GEOGRÁFICO DEL INDIO (1492-1550)
La Española 2042
Otros 125 Cuba 39 Tierra Firme 91 Nueva España 145
4
F u e n t e s : V é a s e nota 2 d e este c a p í t u l o . H e m o s i n c l u i d o en e s a c i f r a a los t r e s c i e n t o s i n d i o s q u e a r r i b a r o n e n 1499 a C a s t i l l a p r o c e d e n t e s de las " A n t i l l a s " , p o r q u e e s t a m o s s e g u r o s d e q u e h a b í a n s i d o s a c a d o s d e a l g ú n l u g a r d e la isla E s p a ñ o l a . 5
112
I N D I O S Y MESTIZOS A M E R I C A N O S EN LA E S P A Ñ A DEL SIGLO XVI
N u e v a España y, en menor medida, los extensos territorios denominados como Tierra Firme. No debemos olvidar que en la Española, hacia 1520, tras la epidemia de viruela y el fracaso de los pueblos libres creados por los jerónimos, los naturales habían entrado en vías de extinción 6 . Por lo demás, la procedencia solo podía ser Nueva España y Tierra Firme, ya que eran los únicos lugares, salvando las despobladas Antillas, en los que estaba asentada la colonización por aquellas fechas. Pese a todo, las Antillas Mayores, y muy especialmente la ciudad de Santo Domingo, continuaron teniendo un relevante papel como mercado de esclavos. Evidentemente no se trataba tanto de indios naturales como de aborígenes de muy diversas regiones americanas que se llevaban a vender a la capital caribeña. Sin embargo, estos mercados adquirirán una especial importancia en la etapa siguiente, como veremos seguidamente. Por último, en la etapa comprendida entre 1531 y 1550 notamos una cierta diversificación de la procedencia, de nuevo en concordancia con la expansión de la colonización. La ascendencia antillana aparece ya casi eliminada, manifestándose un mínimo aporte de indios comprados en Cuba y un número sensiblemente superior en Santo Domingo. Es probable que unos fuesen indios naturales de la isla, y otros, de otras regiones del continente americano. No debemos olvidar que Cuba era la única isla de las Grandes Antillas que aún conservaba una cierta población indígena autóctona. No obstante, también encontramos algunos indios procedentes del continente que habían sido llevados a vender a La Habana. Un mercado de esclavos aún incipiente, pero que estaba llamado a convertirse con el paso de los años en uno de los más importantes de toda la América hispana. Así, por ejemplo, en uno de los pleitos por la libertad una india esclava, llamada Francisca, declaró que era natural de Nueva España, pero que había sido comprada en 1542 en el mercado esclavista de La Habana 7 . Por lo demás, los indios traídos de la Española debían ser en su totalidad foráneos, ya que los naturales se encontraban ya por esos años en vías de extinción. Por ello la cifra de indios vendidos en la Española nos está indicando la existencia en ella de un notable mercado de indios procedentes del continente. En este sentido, Ginés de Carrión declaró haber comprado en Santo Domingo, en 1541, cuatro indios y dos indias que habían sido herrados en la provincia de Venezuela y llevados a vender a Santo Domingo 8 . En
6 En la Española, por ejemplo, en 1517 había unos 11.000 indígenas que en 1519 habían quedado reducidos por la epidemia de viruela a tan solo 3.000. Véase por ejemplo Moya Pons, Frank: Historia colonial de Santo Domingo. Gráficas Pareja, Barcelona, 1976, pp. 66-67. También Mira Caballos, Esteban: El indio antillano..., p. 35. 7 Pleito entre Cristóbal de Santa Cruz, boticario vecino de Sevilla, y Francisca, india, 1550. AGI, Justicia 758, N. 5, Pieza 1". 8 Pleito por la libertad de los indios de Ginés de Carrión, 1543. AGI, Justicia 741, N. 3.
ESTUDIO CUANTITATIVO
113
ese mismo año, un aborigen liberado llamado Juan declaró ser natural de Guatemala, aunque fue llevado a vender a la Española, desde donde el mercader Damián de Jerez lo trasladó a Sevilla 9 . Igualmente, María Ochoa de Vizcarra, vecina de Triana, declaró que sus indios Juan de Oliveros y Beatriz eran de Nicaragua y Pánuco respectivamente, pero que su marido los compró en los mercados de esclavos de Nombre de Dios y Santo Domingo, respectivamente 10 . Para la segunda mitad del siglo xvi no disponemos de fuentes suficientes que nos aclaren su número y su origen geográfico. N o obstante, con las informaciones que actualmente poseemos podemos apuntar ya una idea, es decir, que su número descendió debido a las restricciones legales. En el siglo xvn continuamos encontrando algunos indios en la Península, siendo el origen probable de todos ellos la A m é r i c a portuguesa. A s í por ejemplo, Aranda Doncel, citando un estudio inédito de N d a m b a Kabongo, mencionó la existencia de ciertas cartas de compra-venta de indios en Córdoba en el período comprendido entre 1600-1621". Incluso, como un caso muy excepcional, conocemos la existencia de un indio libre en El Pedroso (Sevilla), llamado Juan García. El 1 de enero de 1640 lo e n c o n t r a m o s actuando como padrino en el bautizo de una niña, llamada María Martín Oliveros 12 .
2.
S E X O Y PRECIO DE LOS
INDIOS
Empezando por la cuestión del sexo, debemos advertir nuevamente las grandes limitaciones que presentan las fuentes, ya que no siempre hacen referencia a esta circunstancia. En cualquier caso, los datos de que disponemos apuntan claramente a una notable mayoría de hombres frente a las mujeres. Esta idea ya la observó Franco Silva al detectar en Sevilla, en el período por él estudiado, veintiún varones y tan solo quince mujeres 1 3 . Sin embargo, pensamos que hay que acentuar bastante más la sex ratio a favor dei sexo
® Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación, Talavera, 31 de mayo de 1541. A G I , Indiferente General 1 9 6 3 , L. 8, ff. IO-IOV. 10
Pleito por la libertad de los indios de María Ochoa de Vizcarra, mujer de Juan Ramos, 1549. AGI, Justicia 757, N. 3. 11 Aranda Doncel, Juan: "Los esclavos en Jaén durante el último tercio del siglo xvi", Homenaje a Antonio Domínguez Ortiz. MEC, Madrid, 1981, p. 242. 12 Archivo parroquial de El Pedroso, Libro de bautismo N.° 5 (1637-1673). Agradecemos la amabilidad de D. Antonio García García, quien nos facilito desinteresadamente una fotocopia del documento en cuestión. " Franco Silva, Alfonso: El indígena americano en el mercado de esclavos de Sevilla..., cuadro I, p. 34.
114
I N D I O S Y M E S T I Z O S A M E R I C A N O S EN LA E S P A Ñ A D E L S I G L O XVI
m a s c u l i n o . A partir de las c i f r a s q u e p r e s e n t a m o s , es fácil d e d u c i r que de cada cuatro indios vendidos en los mercados de esclavos españoles tres eran varones. Un caso e x t r e m o es sin d u d a el de las islas Canarias, donde de las q u i n c e c a r t a s d e c o m p r a - v e n t a d e i n d i o s q u e l o c a l i z ó el p r o f e s o r L o b o Cabrera, nada menos q u e trece correspondían a varones 1 4 . Sin e m b a r g o , es una c i r c u n s t a n c i a q u e se d i o de f o r m a e s p o n t á n e a sin q u e existiese, a diferencia de lo que ocurría con la trata de esclavos negros a A m é r i c a , u n a l e g i s l a c i ó n q u e r e g u l a s e los p o r c e n t a j e s de v a r o n e s y h e m bras 1 5 . A continuación intentaremos dar respuestas a varias interrogantes, indag a n d o en los siguientes a s p e c t o s : p r i m e r o , en la d i f e r e n c i a de precio entre los negros y los indios vendidos en España, así c o m o entre los indios vendid o s a un lado y a otro del o c é a n o ; y s e g u n d o , en los precios d e los indios según el sexo y la edad. En relación al primer punto, e x p o n d r e m o s nuestros resultados a partir del siguiente cuadro comparativo:
CUADRO VI Precios de venta en España de negros e indios16 Años
Negros
Indios
Diferencia (%)
1500-1515 1570-1580
7.480 23.936
6.935 16.947
3,7 17,1
A la luz de las c i f r a s presentadas en el c u a d r o VI, q u e d a bien claro que los precios de los indios fueron siempre inferiores a los de los negros, acentuándose tal circunstancia a lo largo del siglo xvi 1 7 . No obstante, de las limi-
14 Lobo Cabrera, Manuel: La esclavitud en las Canarias Orientales en el siglo xvi (negros, moros y moriscos). Las Palmas, 1982, pp. 135-138. 15 En el caso de la trata de esclavos negros a Hispanoamérica estaba estipulado que un tercio del total fuesen hembras. En otras ocasiones la propia Corona establecía una ralio determinada, c o m o ocurrió en 1527, en que dispuso que de "setenta fuesen veinte hembras o de sesenta diez. Mira Caballos, Esteban: " L a s licencias de esclavos a Hispanoamérica (1544-1550)", Revista de Indias, Vol. LIV, N.° 201. Madrid, 1994, p. 281. 16 Los precios están expresados en maravedís. Las cifras de los esclavos negros están elaboradas a partir de la obra de Cortés López, José Luis: op. cit., p. 136, mientras que los de los indios proceden del cuadro VII de este libro. " Tenemos noticias de que esta tendencia se mantuvo también al menos en el primer cuarto del Seiscientos. En este sentido apunta una relación de precios de esclavos vendidos en Córdoba entre 1600 y 1621. El profesor Aranda Doncel, citando un trabajo de Ndamba Kabongo,
E S T U D I O CUANTITATIVO
115
COMPARACIÓN DE PRECIOS ENTRE EL INDIO Y EL NEGRO
25
Thousands
1515 Series 1
tadas noticias de q u e d i s p o n e m o s p o d e m o s d i f e r i r de F r a n c o Silva, q u i e n a f i r m a q u e los indios de q u i n c e a v e i n t i c i n c o a ñ o s a p e n a s s u p e r a r o n los 7.000 maravedís por pieza en el m e r c a d o esclavista"*. A h o r a bien, si por un lado es cierto que Cristóbal Colón planeó enviar 4 . 0 0 0 esclavos a Europa por tan solo 1.500 maravedís la pieza, por otro lado, nosotros h e m o s e n c o n t r a d o precios d e ventas, tanto en España c o m o en América, que apuntan hacia cantidades por pieza bastante superiores. Así, en la t e m p r a n a f e c h a de 1511 se v e n d i e r o n en Sevilla nada m e n o s q u e 35 e s c l a v o s i n d i o s por una c u a n t í a total de 674.352 maravedís, de lo que d e d u c i m o s un precio m e d i o para cada uno de los aborígenes de 19.267 maravedís 111 . Por lo d e m á s , c o n t a m o s con a b u n d a n t e s d a t o s r e f e r i d o s a su v a l o r d e venta tanto en las Indias c o m o en España. En primer lugar, d e b e m o s señalar el bajo precio de los esclavos indios en general, pues, por e j e m p l o , en Hispan o a m é r i c a su p r e c i o m e d i o en la p r i m e r a m i t a d del siglo xvi e r a de 2,51 pesos de oro, mientras que los esclavos negros alcanzaron usualmente los 65 ó 70 pesos, e incluso cantidades más elevadas. Es decir, por el precio de un negro se podían comprar en torno a veinte indios.
se refería al precio m e d i o de los e s c l a v o s en C ó r d o b a según su etnia, a saber: e s c l a v o s b l a n c o s , 115 d u c a d o s ; mulatos, 106 d u c a d o s : negros, 103 d u c a d o s ; y, f i n a l m e n t e , i n d i o s . 91 d u c a d o s . Aranda D o n c e l , Juan: " L o s e s c l a v o s en Jaén...", p. 242. F r a n c o Silva, A l f o n s o : FJ indígena americano en el mercado de esclavos de Sevilla..., p. 27. N o o b s t a n t e , d e b e m o s tener en c u e n t a q u e este a u t o r tan s o l o se r e f e r í a al p e r í o d o c o m p r e n d i d o enire 1500 y 1525, q u e f u e r o n los años q u e él estudió. '" C u e n t a s l o m a d a s por el d o c t o r .Sancho de M a t i e n z o en 1511. A G S , C o n t a d u r í a M a y o r de Cuentas, 240.
116
INDIOS Y MESTIZOS A M E R I C A N O S E N L A E S P A Ñ A D E L S I G L O X V I
Sin embargo, h e m o s de insistir en un hecho clave para entender la trata de indios con destino al Viejo Continente: el importante aumento de precio que experimentaban los indios en los mercados peninsulares con respecto a su valor en sus lugares de origen.
CUADRO VII Comparación entre los precios de venta de esclavos indios en España y América (1521-1550) 20 Condición
Precio en América
Precio en España
adulta menor adulto menor
3.843 3.672 3.307 2.394
9.350 19.135 10.338 16.830
PRECIO MEDIO
3.304
13.913
India India Indio Indio
C o m o p o d e m o s observar, los precios fueron e f e c t i v a m e n t e m u c h o más b a j o s que los que estos m i s m o s indios alcanzaban en los reinos españoles. Más exactamente podemos decir que el coste de estos nativos f u e un ochenta por ciento superior al que merecieron en los distintos mercados americanos. Obviamente, esta circunstancia incidió en la alta rentabilidad de la trata de indios con destino a Castilla, pues la diferencia entre el precio de adquisición y el de venta era muy considerable. Este a u m e n t o de precio en España se d e b i ó a dos c a u s a s f u n d a m e n t a l m e n t e : en primer lugar, a los costes de su traslado y manutención, y, en segundo lugar, a que estos indios en Castilla, d a d o su carácter exótico y exiguo, se convertían frecuentemente en un artículo de lujo. En el cuadro VIII e x p o n e m o s una relación de precios, ordenados cronológicamente por la fecha de la transacción. Ante todo debemos mencionar la gran disparidad de precios que se pagaron por los indios, independientemente de su edad o de su sexo. Básicamente influían dos factores: uno, el hecho de que el indio en cuestión fuese bozal o ladino, ya que en el primero de los casos éste debía estar un cierto tiempo aprendiendo y, por tanto, con un rendimiento muy inferior. Por este motivo n o t a m o s un m a y o r i m p o r t e en a q u e l l o s q u e eran r e v e n d i d o s d e s p u é s de varios años de servicio en la Península. En relación con esto, sabemos que el
20
Los precios están expresados en maravedís.
117
E S T U D I O CUANTITATIVO
CUADRO VIII Precios de los esclavos indios21 (1494-1597) Fecha 27-V-1495 4-II-1497 1501 1501 1501 1501 19-VII-1501 1-1-1502 22-1-1502 1-VIII-1503 8-VI1I-1503 23-VIII-1503 3-XI-1505 1506 26-VII-1507 1509 21-IV-1509 1514 3-VII-l 516 1531 1532 1533 4-IV-1536 1537 1539 21-III-1540 21-III-1540 7-III-1542
Nombre
Edad
_ Francisco Alonso Cosme Pedro Francisca Francisca
niña 10 25 12 12 -
11 ó 12
-
-
-
-
Juanico Gonzalo Leonor Lucía
7 10 25 16
-
-
Juan Juan Constanza
11 20 20
-
-
Juana Beatriz Inés Pedro Francisco
15 14 21 -
20
-
-
-
-
Pedro Lucía Juan
20 16 15
Sexo
Precio
M H H H H M M H H H H M M M H H M H M M M H H H H H M H
7.000 3.000 6.000 6.000 3.000 4.750 4.000 10.750 8.500 2.600 4.000 7.000 11.000 17.500 11.000 12.000 10.365 25.000 6.500 13.270 9.350 7.480 13.500 22.500 19.700 12.000 25.000 16.830
21 Las cifras están expresadas en maravedís. Las f u e n t e s para la elaboración del c u a d r o han sido las siguientes: A.P.S. Oficio III, L. 1; Oficio IV, L. 2; Oficio IV, L 3; Oficio IX, L. 1. Archivo de Protocolo de Carmona, escribanía de Juan de Toledo 1548-1550, s/f. AGI, Justicia 1022; Justicia 741, N. 3. Justicia 758, N. 3; Justicia 908, N. 1; Justicia 1023, N. 2, R. 2; Justicia 1024, N. 5; Justicia 1025, N. 5, R. 2. A G S , Contaduría Mayor d e Cuentas 240. También Franco Silva, Alfonso: Regesto documental sobre la esclavitud sevillana... A s e n j o Sedaño, Carlos: Esclavitud en el Reino de Granada. S. XVI. Las tierras de Cuadixy Baza. Ilustre C o l e g i o Notarial de Granada, Granada, 1997, pp. 95-100. Deive, Carlos Esteban: op. cit., p. 68. Julián, Amadeo: op. cit., pp. 50-51. Cortés Alonso, Vicenta: "La conquista de las islas Canarias a través de las ventas de esclavos en Valencia", Anuario de Estudios Atlánticos, T. I. Madrid, 1955, p. 526. Lobo Cabrera, Manuel: "Esclavos indios en Canarias...", p. 526.
118
INDIOS Y M E S T I Z O S A M E R I C A N O S EN LA E S P A Ñ A DEL SIGLO X V I
CUADRO VIII (Cont.) Fecha 4-III-1544 1546 1546 5-V-1549 1551 27-IV-1554 9-V-1554 1555 1557 1558 1559 1-1-1559 21-1-1559 20-VII-1565 23-VII-1565 1567 1575 8-IV-1575 29-IX-1575 1576 28-IX-1576 3-VIII-1577 18-11-1578 1579 1582 1582 6-VIII-1583 1592 29-IX-1597
Nombre Juan -
Jorge Francisco M. Pedro Martin Quintin
Edad
Sexo
Precio
23
H M H H H H H H M H M H H M M H H H H H M H H H H H H M M
7.480 10.000 12.000 8.375 14.520 15.708 22.500 35.000 20.000 25.000 28.000 5.625 11.250 20.570 20.570 23.000 20.000 22.500 7.820 32.000 26.180 12.903 15.334 20.000 35.000 35.000 13.000 31.690 28.560
-
20 24 -
19
-
-
-
-
-
-
-
Francisco Francisco Maria Isabel -
-
Jorge -
Marta Diego Sebastian -
-
15 20 12 13 -
-
20 45 -
20 30 24 -
-
-
-
-
Rodrigo -
Isabel
30 -
30
indio q u e aparece en el c u a d r o v e n d i d o en enero de 1559 tan solo alcanzó de precio los 30 ducados " Y no vale m á s atento que es bozal y no sabe hablar' 2 2 . En c u a n t o al s e g u n d o factor, se tenía muy en consideración a la hora de acordar su valor el p e r f e c t o estado físico e incluso, en el caso de las indias, su atractiva fisonomía 2 3 . Pero, al igual que ocurría con el precio de los escla22 E s t e m i s m o i n d i o h a b í a s i d o v e n d i d o u n o s v e i n l e d í a s a n t e s p o r la m i t a d de p r e c i o , es d e c i r , p o r q u i n c e d u c a d o s . P l e i t o p o r la l i b e r t a d del i n d i o F r a n c i s c o , p r o p i e d a d de G ó m e z d e A l v a . v e c i n o d e Valladolid, 1560. A G I , J u s t i c i a 1024, N. 5. 21 A s í , p o r e j e m p l o , p e s e al b a j o p r e c i o q u e solían a l c a n z a r las indias, en t o r n o a 1540 el e s c r i b a n o P e d r o d e C a s t e l l a n o s r e c i b i ó c o m o p a r t e de la d o t e d e su e s p o s a d o s indias v a l o r a d a s
ESTUDIO CTANTITATIVO
v o s n e g r o s , p o d í a n ser m u c h o s los a s p e c t o s q u e c o n d i c i o n a b a n su p r e c i o final: el color, la e d a d , la raza, el e s t a d o de salud, los d e f e c t o s físicos, el s e x o y hasta el m i s m o carácter violento del esclavo 2 4 . En cualquier c a s o los aspectos q u e m e j o r p e r c i b i m o s son la d i f e r e n c i a en el p r e c i o d e p e n d i e n d o t a n t o de la e d a d c o m o del s e x o , d e t e c t á n d o s e un m a y o r precio para los v a r o n e s adultos q u e para las m u j e r e s , c o m o bien p o d e m o s o b s e r v a r en el c u a d r o q u e m o s t r a m o s a c o n t i n u a c i ó n :
CUADRO IX Precios medios de los indios según sexo y edad (siglo xvi) 2 5 Condición India India Indio Indio
adulta menor adulto menor
Precio 16.291 14.415 12.052 6.506
U n a de las ideas q u e saltan a la vista es sin d u d a el p r e c i o n o t a b l e m e n t e superior de las e s c l a v a s indias con respecto a los varones 2 ' 1 . T a m b i é n en esta ocasión e n c o n t r a m o s una c o i n c i d e n c i a con los r e s u l t a d o s o b t e n i d o s p a r a la esclavitud negra d o n d e el valor de la m u j e r f u e s i e m p r e s u p e r i o r al del h o m bre 2 7 . Por tanto, p o d e m o s d e c i r q u e en esta o c a s i ó n la c o i n c i d e n c i a es total con r e s p e c t o a a l g u n a s i n v e s t i g a c i o n e s sobre la e s c l a v i t u d n e g r a q u e d e t e c tan un precio s u p e r i o r de las m u j e r e s en torno al veintiséis p o r ciento 2 8 . A s í pues, n u e v a m e n t e d e b e m o s incidir en la i m p o r t a n t e vertiente d o m é s t i c a de la esclavitud q u e llevaba a cotizar bastante más a las m u j e r e s e s c l a v a s q u e a los h o m b r e s , pese a la m a y o r f u e r z a laboral de éstos.
nada m e n o s q u e en 3 0 . 0 0 0 m a r a v e d í s . Pleito p o r la libertad d e los i n d i o s d e P e d r o de C a s t e l l a nos. 1549. A G I , Justicia 7 5 8 , N. 4. 24 F r a n c o Silva, A l f o n s o : Esclavitud en Andalucía..., p. 79. 25 H e m o s c o n s i d e r a d o la f r o n t e r a e n t r e a d u l t o y m u c h a c h o en los d i e c i o c h o a ñ o s . A q u e l l o s c a s o s e n los q u e n o se e s p e c i f i c a la e d a d del i n d i o no los h e m o s i n c l u i d o e n el c á l c u l o . L a s c i f r a s están e x p r e s a d a s en m a r a v e d í s . 2 '' N o o b s t a n t e , si los c á l c u l o s los h a c e m o s tan s ó l o c o n p r e c i o s h a s t a 1550, l o s v a r o n e s e s c l a v o s o b t i e n e n una m e d i a de p r e c i o m á s e l e v a d a q u e las e s c l a v a s . Esta c i r c u n s t a n c i a v u e l v e a insistir en la d i s p a r i d a d d e p r e c i o s , d o n d e , m á s q u e ei s e x o , i n f l u y e n las c i r c u n s t a n c i a s f í s i c a s y p s í q u i c a s del e s c l a v o en c u e s t i ó n . 27 C o n la ú n i c a e x c e p c i ó n d e l c a s o v a l e n c i a n o , en el r e s t o d e las f e r i a s y m e r c a d o s las m u j e r e s n e g r a s a l c a n z a r o n un i m p o r t e m á s e l e v a d o . C o r t é s L ó p e z , J o s é L u i s : op. cil., p. 136. 2 * C h a u n u , Pierre: La España de Carlos V. T. I. Editorial P e n í n s u l a , B a r c e l o n a , 1976, p p .
161-162.
120
INDIOS Y MESTIZOS AMERICANOS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
Encontramos, asimismo, un mayor precio para los esclavos adultos que para los menores de 18 años. Esto se justifica claramente en el hecho de que un muchacho debía estar varios años aprendiendo y rindiendo a unos niveles muy bajos, pudiendo además morir en el transcurso de esos años de aprendizaje y perderse, en consecuencia, la inversión realizada. De manera que mientras los adultos se vendían a una media de 14.171 maravedís, los menores de dieciocho años lo hacían a tan solo 10.460, es decir, un precio inferior en un quince por ciento. Asimismo, es perceptible un aumento del precio de los indios a partir de la década de los treinta, lo cual debió estar motivado tanto por la devaluación de la moneda como por un mayor control del tráfico de indios, lo que redundaba en una menor oferta. No obstante, en líneas generales el ascenso no fue en absoluto significativo, coincidiendo con algunos estudios que indican un estancamiento o incluso un descenso del precio de los esclavos a lo largo del siglo xvi 29 . Los precios del indio debieron estabilizarse bastante, pues en un estudio del precio de los esclavos en Córdoba entre 1600 y 1621 se arrojaba un precio medio para los indios de 34.034 maravedís 3 ". Por tanto, el precio de los indios ascendió posiblemente incluso por debaj o del crecimiento del coste de la vida, ya que en las dos primeras décadas del siglo xvn se tasaban en tan solo 4.000 maravedís más. Sin embargo, en lo que si conviene insistir es en la escasa diferencia entre el precio de los esclavos negros y los indios. Unos precios, pues, mucho más altos que los que estos mismos aborígenes alcanzaban en la propia América. No debemos olvidar que allí la mano de obra indígena era mucho más abundante, de ahí que los precios se mostrasen mucho más moderados. Así, en un estudio realizado sobre indios esclavos vendidos en las Antillas entre 1521 y 1535, se detectaron unos precios comprendidos entre los 6.750 y los 250 maravedís 31 . Para finalizar, haremos un breve comentario sobre la edad de estos indios llevados a la Península. Ante todo, nos parece evidente la corta edad con que estos indígenas fueron traídos a las tierras peninsulares. En todos los pleitos presentados para obtener su ansiada libertad se da la circunstancia de que todos los aborígenes afirmaron que fueron traídos "con corta edad y bajo engaño". Esta afirmación puede ser apoyada con las cifras presentadas por Franco Silva, el cual detectó que más del 50 por ciento de los indios vendidos en
29
Ibídem, T. I, p. 278. Hemos preferido expresar las cifras en maravedís para una mejor comparación con los precios citados anteriormente. Berberiscos, 43.010. Mulatos, 39.644. Negros, 38.522. Indios, 34.034. Citado en Aranda Doncel, Juan: "Los esclavos en Jaén...", p. 242. No obstante, nosotros conocemos el caso de una india de entre doce y trece años que fue vendida el 14 de septiembre de 1628 por 51.000 maravedís. 31 Mira Caballos, Esteban: El indio antillano..., pp. 288-289. 10
E S T U D I O CUANTITATIVO
121
Sevilla tenían una edad comprendida entre los doce y los veinte años. La media de edad de los indios que aparecen en el cuadro VIII es de 16,61 años, lo que nos confirma de nuevo lo que aquí estamos comentando. En síntesis, la juventud y el buen estado físico fueron los elementos determinantes del precio de los indios traídos a la Península, no influyendo en gran medida el sexo de estos indígenas.
CAPÍTULO V LA DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DEL INDIO EN LA PENÍNSULA IBÉRICA: ALGUNAS VALORACIONES
N u e v a m e n t e nos encontramos ante un escollo que resulta muy difícil de superar en el estado actual de las investigaciones, sobre todo porque carecemos de estudios locales para extensas regiones españolas. Además, dado que el i n d i o de las colonias e s p a ñ o l a s era libre l e g a l m e n t e - a l m e n o s d e s d e la expedición de las Leyes N u e v a s de 1542-, es probable que muchos españoles quisieran ocultar de alguna forma el origen de sus indios. En cuanto a los libros sacramentales, encontramos que en la mayoría de las ocasiones no se especifica la etnia exacta del esclavo en cuestión, de ahí que d e b a m o s pensar que el número de indios bautizados f u e superior al que reflejan. Por lo demás está claro que, aunque la esclavitud se dio en todos los confines de la geografía española, lo cierto es que la intensidad no fue la misma 1 . En el sur e n c o n t r a m o s un m a y o r n ú m e r o de nativos a m e r i c a n o s d e b i d o en p r i m e r lugar a q u e la institución de la esclavitud m o s t r a b a una m a y o r raig a m b r e en el centro y sur de la Península que en el norte; y en segundo, porque el suroeste se vinculó muchísimo más a la empresa americana. Nada de particular tiene que Sevilla presente la más alta concentración de aborígenes de la Península, ya que era el puerto natural de arribada de todos los barcos de la carrera de Indias. N o d e b e m o s olvidar que muchos de estos nativos llegaron con sus propietarios indianos a su regreso a la Península. Tras Sevilla, que c o m o puede observarse en los mapas I y II acaparaba la m a y o r c o n c e n t r a c i ó n de indios, seguían en i m p o r t a n c i a las d e m á s p r o v i n -
1 Cortés López, José Luis: op. cii., p. 18. En los mapas 1 y II de este libro pueden verse, en uno de ellos, las localidades españolas donde hemos d o c u m e n t a d o la estancia, aunque fuese temporal, de algún indio; en el otro aparece reflejada la distribución del indio a nivel provincial, especificando su densidad con respecto a la población esclava total.
124
INDIOS Y MESTIZOS AMERICANOS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
cias de Andalucía Occidental y Extremadura. Esta última se abastecía de indios procedentes de Sevilla, pero sobre todo de los que llegaban de la capital lusa. En el resto de España es probable que hubiese algunos indios en los principales mercados esclavistas, es decir, en Valencia, en Madrid y en Valladolid, así como en algunas ciudades importantes de las actuales Castilla-León y Castilla-La Mancha 2 . Aunque en estos momentos no disponemos de datos concretos, probablemente se vendieron pequeñas partidas de indios en ciudades como Toledo, Ciudad Real, Segovia, Salamanca, León, Burgos, Patencia, etc. También es evidente que cada región variaba en función tanto de sus necesidades específicas de mano de obra como de su facilidad de acceso a cautivos de una etnia determinada. Así, por ejemplo, el levante español, Andalucía oriental y Murcia tenían una mayor presencia morisca, a diferencia de lo que ocurría en otras partes de España, donde los negros constituyeron franca mayoría.
1. I N D I O S ESCLAVOS EN A N D A L U C Í A
A Sevilla se dirigieron la mayor parte de los indios traídos a la Península, dada, por un lado, su condición de "puerta y puerto de Indias", y, por el otro, al ser entonces el principal mercado de esclavos del territorio español. De hecho en 1565 se estimaba que había en todo el arzobispado sevillano 429.365 habitantes y unos 14.670 esclavos, lo equivale a decir que el 3,41 por ciento de la población era esclava 3 . Pero en la misma capital el porcentaj e era muy superior, al estimarse en 6.327 el número absoluto de esclavos, lo que suponía el 13,5 por ciento de la población total 4 . En resumen, en las tierras de Sevilla en la década de los sesenta podía haber un número de siervos superior al siete por ciento de la población total 5 . En cuanto a los indios, Franco Silva localizó en Sevilla entre 1492 y 1525 unas 39 cartas de compra-venta, entre las que figuraban veintiún varones y quince mujeres 6 . Los indios, pues, apenas debían superar el dos por ciento del total de esclavos. Un porcentaje tan solo ligeramente superior al 1,6 que
2 Según Pierre Chaunu, los d o s principales f o c o s de compra-venta de e s c l a v o s en la primera mitad del s i g l o xvi los constituían Sevilla - c a p i t a l del c o m e r c i o i n d i a n o - y Valladolid - l u g a r frecuente de residencia de la corte real-. Chaunu, Pierre: op. cit., p. 276. 3 Castro Alfín, Demetrio: op. cit., p. 238. 4 Phillips, William D.: op. cit., p. 169. 5 Lobo Cabrera, Manuel: "La esclavitud en España en la Edad Moderna: su investigación en los últimos c i n c u e n t a años", Hispania, Revista de Historia de España, T. 176. Madrid, 1990, p. 1095. 6 Franco Silva, A l f o n s o : El indígena americano..., p. 33.
L A D I S T R I B U C I Ó N G E O G R Á F I C A D E L I N D I O E N LA P E N Í N S U L A I B É R I C A .
125
encontramos en Jaén en el tercer tercio del siglo xvi o al 1,87 que calculamos para Córdoba en el mismo período 7 . Por lo demás sabemos que desde la década de los treinta únicamente en la ciudad de Sevilla se a l c a n z a b a ya un n ú m e r o superior a los d o s c i e n t o s indios. No en vano en una Real Cédula fechada en 1534 y dirigida a los oficiales de la Casa de la Contratación se denunciaba el gran número de indios que había ilícitamente en Sevilla 8 . El p r o f e s o r Franco Silva ha llevado a c a b o un e s t u d i o d e los e s c l a v o s registrados en los libros de bautismo de diez parroquias sevillanas entre 1526 y 1550, siendo sus resultados los siguientes:
CUADRO X Indios bautizados en las parroquias sevillanas (1526-1550) 9 Parroquia
Número
%
La Magdalena San Vicente San Miguel San Pedro San Andrés Santa M." La Blanca
26 6 4 4 4 1
57,77 13,33 8,88 8,88 8,88 2,22
TOTALES
45
100
Según p o d e m o s observar, la m a y o r parte de los indios b a u t i z a d o s en Sevilla lo hicieron en la parroquia de Santa María Magdalena. En esta parroquia y en la de San Vicente se bautizaron casi tres cuartas partes de los nativos americanos. En total, siguiendo a Franco Silva, fueron bautizados en las diez parroquias sevillanas 1.763 esclavos, de los q u e 45 f u e r o n indígenas.
7 Aranda Doncel, Juan: "Los esclavos en Jaén...", pp. 242-243. "La esclavitud en Córdoba durante los siglos xvi y xvn", Córdoba, apuntes para su historia. Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, Córdoba, 1981, p. 153. " "Por parte de Juan de Cárdenas me ha sido hecha relación en este Consejo que en Sevilla hay muchos indios naturales de la Nueva España y de otras partes de las Indias los cuales siendo libres los tienen por cautivos y siervos. Que no se vendan ni hierren porque sabemos que los que los traen los hierran en el rostro o les echan argollas de hierro a la garganta con letras de sus propios nombres en que dicen ser sus esclavos (...)". Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación, Dueñas, 25 de septiembre de 1534. AGI, Indiferente General 1961, L. 3, ff. 151v-152. * Franco Silva, Alfonso: La esclavitud en Sevilla entre 1526 y 1550..., pp. 77-91.
126
INDIOS Y M E S T I Z O S A M E R I C A N O S E N L A E S P A Ñ A D E L S I G L O X V I
Esto equivale a decir q u e el 2,55 por ciento de los esclavos bautizados en Sevilla entre 1526 y 1550 fueron indios americanos. Pero debemos tener en cuenta un aspecto importante y es que, del total de esclavos bautizados, tan solo en 142 ocasiones se especificó la etnia, es decir, que tan solo disponemos de información para un ocho por ciento de los casos. BAUTIZO DE INDIOS EN SEVILLA 1526-1550
La Magdalena 26
Es más, entre los esclavos bautizados encontramos 85 negros, 45 indios, seis musulmanes, cinco moriscos y un blanco 1 0 , lo que significa que el 31,6 por ciento de los esclavos bautizados de los que se especificó su etnia eran indios a m e r i c a n o s . N o obstante, se trata a nuestro j u i c i o de un porcentaje desorbitado que no se corresponde con la relativamente escasa presencia de indios americanos. Nosotros pensamos que se especificó la etnia en aquellos casos en los que podía haber alguna duda, siendo de raza negra, a nuestro juicio, el grueso de los esclavos no especificados. Al menos estos datos nos sirven nuevamente para poner de relieve la escasez de fuentes que poseemos para valorar la verdadera dimensión de la esclavitud india en España.
10
lbídem, pp. 86-87.
L A D I S T R I B U C I Ó N G E O G R Á F I C A D E L I N D I O EN LA P E N Í N S U L A
IBÉRICA.
127
En las localidades más p o b l a d a s de la p r o v i n c i a de Sevilla d e b i ó h a b e r t a m b i é n un n ú m e r o m á s o m e n o s i m p o r t a n t e d e i n d i o s . En C a r m o n a , por e j e m p l o , c o n o c e m o s la e x i s t e n c i a d e v a r i o s i n d i o s , en p o d e r de v e c i n o s poderosos c o m o Silvestre de M o n s a l v e o del regidor del c o n c e j o de la villa Juan Cansino Aragonés. A u n q u e no d i s p o n e m o s de pruebas documentales en todos los casos, es muy probable que en pueblos importantes de la provincia c o m o Ecija, Marchena, Osuna o Utrera existieran p e q u e ñ o s grupos de indios esclavos. No solo se trata de localidades populosas, sino q u e a d e m á s poseían un mercado local de esclavos, residiendo en ellas n u m e r o s o s tratantes". Para el resto de la región los datos son igualmente esporádicos. En la provincia de Huelva conocemos exclusivamente el caso de Ayamonte, estudiado recientemente por el profesor González Díaz 1 2 . C o n c r e t a m e n t e en el período comprendido entre 1583 y 1640, localizó 1.047 cartas de c o m p r a venta, de las que en tan solo doce se mencionan c o m o indios "de la india de Portugal". El autor se plantea la posibilidad de que algunos de ellos fuesen procedentes del continente asiático y no de América. En uno de los casos se especificaba que el indio en cuestión nació en "Cochín, reino de Portugal" 1 3 . D e s c o n o c e mos qué porcentaje exacto procederían realmente de Asia, a u n q u e nos atrevemos a decir q u e su n ú m e r o d e b i ó ser n e c e s a r i a m e n t e r e d u c i d í s i m o . M á s probable resulta pensar que, habida cuenta de lo controvertido que resultaba 1a condición de "vasallo" del indio americano, sus propietarios los hiciesen pasar por asiáticos para evitarse complicaciones. En cualquier caso, t o m a n d o solo a los once restantes t e n d r í a m o s un p o r c e n t a j e de 1,05 indios por c a d a cien esclavos. Porcentajes superiores sospechamos que debieron darse en Cádiz, d o n d e la pérdida de una parte de los libros de protocolos del siglo xvi nos ha privado de las necesarias fuentes locales1"1. También en Jaén sabemos, gracias a los estudios de A r a n d a Doncel, que de las 250 cartas de c o m p r a - v e n t a de e s c l a v o s p r o t o c o l i z a d a s entre 1569 y 1594, cuatro correspondían a indios, supuestamente procedentes del Brasil 1 5 . En el cuadro XI aparecen reflejadas p o r e t n i a s las ventas de esclavos en Jaén con su porcentaje correspondiente. C o m o se observa claramente en el c u a d r o , a p r o x i m a d a m e n t e el 1,6 por ciento de los esclavos que se c o m p r a b a n y v e n d í a n en el m e r c a d o j i e n e n s e eran indios americanos. Al parecer, todos ellos procedían del Brasil, aspecto que parece probable pero que no se p u e d e probar con la d o c u m e n t a c i ó n d e
11
Aranda Doncel, Juan: La esclavitud en Córdoba..., p. 159. González Díaz, Amonio Manuel: La esclavitud en Ayamonte durante el Antiguo Régimen (siglos xvi, XVII y xvill). Diputación Provincial. Huelva, 1996. " Ibídem, p. 49. 14 Lobo Cabrera, Manuel: "La esclavitud en España en la Edad Moderna...", p. 1098. Aranda Doncel, Juan: "Los esclavos en Jaén...", p. 235. l:
128
INDIOS Y MESTIZOS AMERICANOS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
CUADRO XI Esclavos en Jaén (1569-1594)16 Raza
Total
Porcentaje
Moriscos Negros Berberiscos Indios
153 57 36 4
61,2 22,8 14,4 1,6
TOTAL
250
100
que disponemos en estos momentos; aunque no sería de extrañar que alguno de ellos fuese originario de la América española. De hecho, en los pleitos por la libertad de los indios encontramos varios casos en los que efectivamente se demostró la coacción que habían sufrido los aborígenes para que dijesen que eran naturales de las colonias portuguesas. En el caso del reino de Granada, también se ha localizado alguna carta de compra-venta de indios. Concretamente en marzo de 1540 se vendieron en Baza dos indios y una india, uno de ellos revendido de nuevo cuatro meses después 1 7 . En cualquier caso, debemos esperar a que se realicen más estudios sobre la esclavitud en Granada y los principales pueblos de su entorno para poder valorar adecuadamente la presencia de indios esclavos en este reino.
2.
INDIOS EN EXTREMADURA
Las primeras noticias que tenemos sobre la existencia de indios en Extremadura se remontan precisamente a la época de los primeros descubrimientos. Concretamente, el almirante, al regreso de su primer viaje, trajo consigo ciertos indios, tres de los cuales se bautizaron en el monasterio de Guadalupe. No serán, sin embargo, los únicos indios bautizados en tierras extremeñas. Así, el 9 de mayo de 1563 se bautizó en la parroquia de Santa María del Castillo un indio llamado Juan, hijo de una india llamada Malgárida. La partida en concreto decía así:
16
Todas las cifras que aparecen en este cuadro proceden del trabajo ya citado de Aranda Doncel, Juan: Los esclavos de Jaén..., p. 235. 17 Asenjo Sedaño, Carlos: op. cit., pp. 95-100.
L A DISTRIBUCIÓN GEOGRÀFICA DEL INDIO EN LA P E N Í N S U L A I B É R I C A . .
129
En nueve días del mes de mayo de 1563 bautizó el licenciado Lorenzo Alonso a Juan, hijo de Malgárida, india esclava de Alvar Núñez mercader. Fueron padrinos Juan Vázquez y María Sánchez 18 . También en Badajoz nos consta la existencia de varios mestizos, unos sirv i e n d o c o m o esclavos en la colación d e S a n t a M a r í a del C a s t i l l o y o t r o s , c o m o una familia libre de la parroquia del Sagrario de la Catedral. Concretamente el 3 de septiembre de 1559, se bautizaron en la primera Juan y Diego " m e s t i z o s , hijos de Catalina S á n c h e z prieta de L e o n o r d e C h a v e s (...)" 1 9 . Asimismo, el 5 de agosto de 1588 se bautizó otro mestizo, llamado Alonso, que era hijo a su vez de dos mestizos llamados Bartolomé Morera y Mencía Vázquez 2 0 . A u n q u e la venta de esclavos no tenía n e c e s a r i a m e n t e una sede única y existía la posibilidad de que se vendiesen en cualquier localidad tras formalizar la correspondiente carta de compra-venta, lo cierto es que Z a f r a constituyó un importante mercado esclavista, a cuya feria acudían personas de toda Extremadura y de Andalucía. Para la primera mitad del siglo xvi las fuentes son muy limitadas, ya q u e no se han conservado los protocolos notariales. N o obstante, c o n t a m o s con una referencia a este mercado: se trata de un pleito por la libertad de un indio, custodiado en el Archivo General de Indias. En este litigio, transcurrido entre 1559 y 1564, Silvestre d e M o n s a l v e d e c l a r ó h a b e r c o m p r a d o a una india difunta, llamada Felipa, a un portugués en la feria de Zafra "donde se vendían los esclavos" 2 1 . La referencia es triplemente interesante: primero, porque demuestra que el área de influencia de la feria de Zafra trascendía las fronteras de la baja Extremadura pues no en vano Monsalve, que tenía más cercano el importante mercado sevillano, optó por acudir a Zafra; probablemente esto se debía a que los precios en Sevilla debían ser más elevados, dada la fuerte demanda existente. En segundo lugar, por la expresión que se menciona de que era el lugar " d o n d e se vendían los e s c l a v o s " , que p o n e bien de manifiesto la importancia que tenía en estas ferias la trata de esclavos. Y tercero, por el hecho de que el vendedor fuese portugués, lo cual vuelve a incidir en la entrada natural de estos a b o r í g e n e s en E x t r e m a d u r a a través del p u e r t o de Lisboa. N o d e b e m o s olvidar que d e s d e 1542 e s t a b a t o t a l m e n t e
" Archivo parroquial de San Agustín, Libro de bautismos N.° 1, f. 123. Esta partida se encuentra citada en Cortés Cortés, Fernando: Esclavos en la Extremadura meridional..., p. 53. " Archivo parroquial de San Agustín, Libro de bautismos N.° 1, fol. 70v. 20 La partida decía así: "En este dicho día, mes y años (5 de agosto de 1588) bauticé el dicho cura Alonso, hijo de Bartolomé Morera y de Mencía Vázquez, su mujer, mestizos, fueron padrinos Juan de Zafra y su madre Mari Sánchez 'la Mira', vecina de esta ciudad." Archivo de la parroquia del Sagrario de Badajoz, Libros de bautismos N.° 6. 21 Mira Caballos, Esteban: "Aproximación al estudio de una minoría étnica...", p. 955.
130
I N D I O S Y MESTIZOS A M E R I C A N O S EN LA E S P A Ñ A DEL SIGLO XVI
prohibida la esclavitud de los indios de las colonias españolas, por lo que la capital lusa se convirtió desde mediados de siglo en el gran mercado de abastecimiento de indios esclavos de toda la Península Ibérica. Ya para la segunda mitad del Quinientos contamos con fuentes documentales que nos permiten introducirnos más de lleno en la cuestión de los indios esclavos. El profesor Sánchez G ó m e z - C o r o n a d o tiene localizadas un total de 4 5 5 cartas de c o m p r a - v e n t a de e s c l a v o s en Z a f r a durante el siglo xvi, en siete de las cuales se especifica que se trataba de esclavos indios 22 .
CUADRO XII Venta de esclavos indios en Zafra Indio
Comprador-Vecind.
8-IV-1575
Indio mulato
29-IX-1575
Jorge
Rodrigo de LagosPuebla de Sancho Pérez Alvaro García-Zafra
28-IX-1576
Marta
3-VIII-1577
Diego
18-11-1578
Sebastián
6-VIII-1583
Rodrigo
29-IX-1597
Isabel
Fecha
Luis de AguilarSevilla Hernando de PeraltaZafra Juan López-Zafra Cristóbal JorgeSevilla Juan Gutiérrez del Pirú-Zafra
Vendedor-Vecind. Manuel de Agama Pestanes-Olivenza Juan de Vera y SotoZafra María de SilvaZafra Gaspar LuisAlegrete (Port.) Diego López Rodríguez-Zafra Fernando de PeraltaZafra Joao Tovar CamiñaVillaviciosa (Port.)
De esta forma podemos afirmar que un 1,5 por ciento de los esclavos vendidos en Zafra procedían del continente americano. Se trata de cifras similares a las que estamos encontrando en otras ciudades del suroeste español. En lo que respecta a sus lugares de origen, no se especifica si eran de la A m é r i c a e s p a ñ o l a o del Brasil; no obstante, es m u y probable que en su mayoría procediesen de esta última colonia. Entre los vendedores figuran nada menos que tres portugueses, siendo los restantes vecinos de Zafra, lo cual nos da una idea de la dependencia del merca22
Los datos que mostramos a continuación nos han sido cedidos gentilmente por el Dr. D. Manuel Sánchez Gómez-Coronado, que prepara un interesantísimo trabajo, en base a documentación notarial, sobre la esclavitud en Zafra en la Edad Moderna.
L A DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DEL INDIO EN LA PENÍNSULA IBÉRICA.
131
do zafreño de las piezas que llegaban del vecino reino luso. Entre los compradores foráneos figuran dos domiciliados en Sevilla y otro vecino de la Puebla de Sancho Pérez, dando buena cuenta del área de influencia de este mercado 23 . Los precios los vamos a analizar a la luz de los datos que ofrecemos en el cuadro XIII que exponemos a continuación:
CUADRO XIII Precios de los esclavos indios vendidos en Zafra Fecha
Nombre
8-IV-1575 29-IX-1575 28-IX-1576 3-VIII-1577 18-11-1578 6-VIII-1583
_
29-IX-1597
Isabel
PRECIO MEDIO
Jorge Marta Diego Sebastián Rodrigo
Descripción
Edad
Precio
indio mulato esclavo indio esclava india esclavo indio esclavo indio ladrón, borracho, fugitivo y enfermo esclava india de color ba^a
20 45 20 30 24 30
22.500 7.820 26.180 12.903 15.334 13.000
30
28.560 18.042
C o m o bien observamos en este cuadro, los indios vendidos en Zafra en el último tercio del siglo xvi alcanzaron un precio m e d i o de 18.042 maravedís 24 . Hay dos tendencias que aparecen bien marcadas en la evolución de los precios. La primera: a mayor edad menor precio, pues con la exclusión del que estaba enfermo, el indio de veinte años se vendió a 22.500 maravedís; el de veinticuatro años, a 15.334; el de treinta años, a 12.903, y el de 45, a tan solo 7.820. Y la segunda, que las piezas de sexo femenino se cotizaban bastante más que las de sexo masculino. Así, mientras el precio medio de aquéllas estaba en 24.340 maravedís, el de éstos se situaba en los 14.311. Y pese a que la muestra que presentamos de los indios vendidos en Zafra es bastante escasa, parece que se puede generalizar esta tendencia al resto de la Península. En este sentido p o d e m o s establecer un paralelismo con la esclavitud
21 En cualquier caso, estos aspectos quedarán mucho más perfilados en el trabajo que prepara el ya mencionado Sánchez Gómez-Coronado. 24 La media coincide más o menos con la que calculamos para los indios en España en el decenio 1570-1580, que fue de 16.947. Véase a este respecto el cuadro VI. En cambio sí que es notablemente superior al precio medio que alcanzaron los indios entre 1521 y 1550. Véase el cuadro VII.
132
INDIOS Y MESTIZOS AMERICANOS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
africana en Extremadura, pues, según cálculos de Fernando Cortés, también se cotizaban más las esclavas que los esclavos 25 .
3.
I N D I O S EN EL R E S T O D E E S P A Ñ A : A L G U N A S
HIPÓTESIS
Tenemos noticias de su existencia en otros puntos de España, aunque sería necesario llevar a cabo un estudio más concienzudo en todas estas regiones. Así, por ejemplo en Valencia disponemos de muy pocos datos. Pero lo que es cierto es que en su archivo de protocolos se localiza la primera carta de compra-venta de indios de la Península. Así, el 27 de mayo de 1495, dos mercaderes valencianos vendieron una nativa de siete años por un precio de 7.000 maravedís 26 . Unos catorce años después, es decir, en 1509, fueron vendidos en el mismo mercado otros dos indios 27 . Y finalmente, en 1516 fueron desembarcados en el puerto valenciano nada menos que ochenta indios procedentes - a l parecer- de la América portuguesa 28 . En las islas Canarias contamos, gracias a los estudios del profesor Lobo Cabrera, con algunas referencias documentales sobre la existencia de indios americanos 2 9 . Entre 1500 y 1599 localizó 1953 operaciones de compraventa, de las que veinticinco correspondieron a esclavos indios 30 . No obstante, no siempre queda clara la procedencia de los quince indios vendidos, aunque todo parece indicar que alguno de ellos procedía efectivamente del Asia oriental 31 . En cualquier caso, y aún considerando que todos fuesen originarios de América, el porcentaje con respecto al total de la población esclava sería muy reducido. Más exactamente los indios representan el 1,28 por ciento de los esclavos vendidos en las Canarias Orientales en el siglo xvi. Asimismo aparecen en las parroquias canarias algunos bautizos de indios, c o m o el del indio Domingo, bautizado en Las Palmas el 24 de febrero de 1537, o el de una india llamada Gracia, bautizada en Gran Canaria el 6 de marzo de 153732. 25
Cortés Cortés, Fernando: op. cit., p. 126. Cortés Alonso, Vicenta: "La conquista de las islas Canarias a través de las ventas de esclavos en Valencia...", p. 526. También citado en Deive, Carlos Esteban: op. cit., p. 68. 27 Citado en Lobo Cabrera, Manuel: "Esclavos indios en Canarias: precedentes...", p. 520. 28 Cortés Alonso, Vicenta: La esclavitud en Valencia durante el reinado de los Reyes Católicos (1479-1516). Excmo. Ayuntamiento de Valencia, Valencia, 1964. 29 Lobo Cabrera, Manuel: La Esclavitud en las Canarias orientales... ', "Esclavos indios en Canarias: precedentes...". 10 Lobo Cabrera, Manuel: La esclavitud en las Canarias orientales..., pp. 135-138. 31 Concretamente en 1533 se vendió un indio procedente de Malaca. Lobo Cabrera, Manuel: "Esclavos indios...", p. 526. Es muy probable que de los veinticinco fuese el único no originario del continente americano. 32 Ibídem, p. 522. 26
L A DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DEL INDIO EN LA P E N Í N S U L A IBÉRICA..
133
En otra investigación sobre la esclavitud en Telde, el mismo autor volvió a encontrar dos esclavos indios, a saber: uno llamado Juan de España, que f u e legado en su testamento por un tal Cristóbal García en 1539, y otro de nombre Francisco, que f u e condenado en 1563 a tormento y destierro por seis años debido a un pecado "nefando" 33 . Para el resto de la Península no tenemos más que datos esporádicos sobre indios vendidos en Toledo, Valladolid, Monzón, Ciudad Rodrigo, Madrid y Pontevedra, entre otras localidades. Las investigaciones futuras deberán establecer la presencia exacta de estos indios en el resto de la Península. Sin embargo, a juzgar por las ausencias en la documentación nos atreveríamos a adelantar algunas previsiones que nos parecen claras. Su presencia fue importante en las comunidades del sur de España, y concretamente en Andalucía y Extremadura. En Murcia y en la actual Castilla-La Mancha apenas si disponemos de información, pero todo parece indicar que pudo haber una presencia de indios similar a la de Extremadura o Andalucía Oriental. En la zona comprendida hoy día por la comunidad de Castilla-León su número debió ser aún más reducido, localizándose, a juzgar por la documentación que hemos manejado, algún pequeño contingente en ciudades como Valladolid, Burgos, Salamanca o Segovia. Posiblemente hubo también alguna presencia muy esporádica en ciudades del antiguo reino de Aragón, como Zaragoza, Teruel o Barcelona. Y finalmente, el indio debió estar ausente de las provincias más al norte donde, por otro lado, la institución de la esclavitud tenía un menor arraigo. Está aún por demostrar si llegó algún indio a regiones como Galicia - s a l v o el puntual caso de Pontevedra-, Asturias, Cantabria, el País Vasco y Navarra.
33 Lobo Cabrera, Manuel: "La población esclava de Telde en el s i g l o xvi", Revista de Historia de España, N.° 150. Madrid, 1982, pp. 6 0 y 80.
Hispania,
CONCLUSIONES
C r e e m o s q u e este trabajo puede servir para introducirnos en una materia o l v i d a d a por la historiografía más reciente, es decir, los indios a m e r i c a n o s q u e vivieron en el solar peninsular en la Edad M o d e r n a . D a d a s las características de este ensayo, está bien claro que no pretendemos agotar esta temática sino, más bien al contrario, establecer un punto de partida para futuras y m á s c o m p l e t a s i n v e s t i g a c i o n e s . En adelante será n e c e s a r i o e s c u d r i ñ a r los libros de bautismo y los protocolos notariales históricos de las distintas localidades españolas para ir conociendo el número exacto de indígenas americanos que pisaron tierras españolas, así c o m o su devenir a este lado del océano. Otro aspecto que ha q u e d a d o demostrado en estas páginas es que estamos h a b l a n d o de una reducida minoría q u e no a l c a n z ó más q u e el uno o el dos por ciento de la población esclava peninsular. Sin embargo, también es cierto que se ha demostrado que es falso el viejo tópico que sostenía que su pres e n c i a se limitó a un p u ñ a d o de ellos q u e t r a j e r o n de las I n d i a s Cristóbal Colón y otros descubridores. Realmente hubo un tráfico de indios con destino a Castilla que, hasta mediados del siglo xvi entraron a través del puerto de Sevilla y, en ia segunda mitad de la centuria, por la capital lusa. E n t r e 1492 y 1550 d e b i e r o n llegar varios miles, s i e n d o e s p e c i a l m e n t e numerosos en la primera década de la colonización. D e hecho, la mayoría de ellos, es decir, más del 83 por ciento, arribaron con anterioridad a 1502, proc e d e n t e s b á s i c a m e n t e de la Española. D e s p u é s de esta f e c h a , el t r á f i c o se ralentizó, pero nunca d e j ó de suponer un goteo constante, q u e se vio acrec e n t a d o en los años c o m p r e n d i d o s entre 1528 y 1542 sin que, d e s d e luego, llegase a aproximarse a la intensidad de la época colonista. Sevilla, puerto en el que se centralizó todo el c o m e r c i o y la navegación indiana, concentró a una buena parte de estos nativos americanos. S a b e m o s q u e en la década de los cuarenta llegaron a vivir en la capital hispalense más de d o s c i e n t o s indígenas, entre libres y esclavos, s i r v i e n d o en los distintos oficios de sus señores. Del m i s m o m o d o , ha q u e d a d o p e r f e c t a m e n t e p r o b a d o q u e los m á s de 2.400 indios m e n c i o n a d o s para la etapa c o m p r e n d i d a entre 1492 y 1550 no constituyen más que una cifra aproximada. Su n ú m e r o real debió de ser bas-
136
INDIOS Y MESTIZOS AMERICANOS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
tante más elevado, aunque en estos momentos no tenemos base documental para aventurar una cifra ni tan siquiera aproximada. Ya hemos comentado que el estudio cuantitativo que en esta obra se ofrece se muestra bastante incompleto, ya que las fuentes utilizadas son verdaderamente fragmentarias. Efectivamente, ninguna de ellas presenta series completas similares a las que se conservan para el tráfico de esclavos negros. Sin embargo, queremos decir que hace poco más de dos décadas se decía que el tráfico de esclavos negros con destino a Hispanoamérica en el siglo xvi era imposible de cuantificar 1 , y en la actualidad estamos próximos a una cifra exacta. Esperemos que el estudio de los esclavos indios en los años venideros nos permita conocer con más fiabilidad el número de indígenas que llegaron a pisar tierras españolas. Asimismo debemos señalar algunos de los aspectos más significativos de su estancia en territorio español. Como hemos afirmado en páginas precedentes, los primeros meses de residencia en España solían ser muy delicados por la alta mortalidad que padecían. Como es bien sabido, el indio solía sentir mucho los traslados dentro del mismo continente americano, ¡cuánto más debió suponerles su traslado al otro lado del océano! Es evidente que el cambio que debía asumir era abismal: un nuevo clima, una nueva cultura, una nueva religión, una nueva sociedad y, en definitiva, una nueva forma de vida. Obviamente, los problemas no debieron ser exclusivamente epidemiológicos o físicos sino también psicológicos. Tan solo una minoría logró sobrevivir y llevar una vida acorde con los comportamientos de los castellanos. En este sentido, sabemos que algunos de estos aborígenes terminaron adaptándose a la vida en la Península, hablando la lengua castellana y participando de los cultos católicos. Algunos incluso llegaron a desempeñar oficios que requerían una cierta especialización, como sastre, labrador o cocinero. Estos indígenas fueron considerados como personas "de menos trabajo" que los negros y, por tanto, menos valiosos desde el punto de vista laboral. Sin embargo, también es cierto que en los documentos se menciona su gran lealtad, a diferencia de los esclavos de color. Sin duda, esta fidelidad debemos explicarla sobre todo en función a la mayor ingenuidad del indio con respecto al negro, siempre más propenso a provocar altercados. Creemos que los africanos tuvieron más alto rendimiento que los nativos americanos, lo cual se debió tanto a una mayor esperanza de vida del esclavo de color como a una complexión física más fuerte. El precio que alcanzaron los esclavos indios en España triplicó al que estos mismos merecieron en el continente americano. Evidentemente, en la Península debían verse con un exotismo que, desde luego, no tuvieron en sus lugares de origen.
' Céspedes del Castillo, Guillermo, y Regla, Juan: Historia de España social y económica, T. III. Editorial Vicens-Vives, Barcelona, 1985, p. 332.
CONCLUSIONES
137
Pero queremos insistir en un aspecto que consideramos clave. Nosotros hablamos en este trabajo de "adaptación" a la nueva sociedad que encontraron a miles de kilómetros de sus lugares de origen, no de integración. La integración social es más que dudosa, al menos eso es lo que deducimos de la documentación que hemos manejado. Evidentemente hubo marginación social, y prueba de ello es que, a diferencia de lo que ocurrió en el N u e v o Mundo, en España no parece que se produjeran casamientos entre españoles e indias. Ni muchísimo menos, por supuesto, enlaces entre indios y españolas, situación que ni siquiera se produjo en una sociedad mucho más abierta como era la hispanoamericana. Sí que tenemos documentados algunos amancebamientos, lo cual no hace más que confirmar la situación de marginación social del indígena. Todo parece indicar que en aquellos núcleos peninsulares donde hubo una colonia mínimamente estable de indios se produjo una cierta endogamia. Ello les permitió mantener durante algunas generaciones su etnia y hasta sus propios rasgos culturales. En este sentido, Fernando Ortiz afirmó en 1932 que en Niebla aún quedaban descendientes de aquellos indígenas antillanos arribados en el siglo xvi 2 , aspecto que de momento no hemos podido comprobar documentalmente. Otro aspecto que ha quedado sin resolver en este ensayo es la visión que estos aborígenes tuvieron de España y el impacto que ésta causó en sus mentalidades. Si bien es cierto que conocemos el impacto que provocó el Nuevo Mundo en los españoles por numerosas crónicas y documentos, no es posible saber actualmente la visión inversa, es decir, la visión que p r o d u j o el Viejo Mundo en los indígenas. Por lo demás, ha habido un aspecto que nos ha llamado mucho la atención y es la escasa huella que estos indios y mestizos dejaron en las letras y en las artes españolas. Apenas unas cuantas representaciones artísticas -escultóricas y pictóricas- así como unas breves referencias en algunas de las crónicas de la época 3 . Nosotros, de acuerdo con el profesor Juan Gil, pensamos que el olvido se ha debido a una doble circunstancia, a saber: primero, a su situación marginal con respecto a la población hispana, y segundo, a su reducido número tanto en relación a la población hispana como a otros grupos marginados como los esclavos negros 4 . Las omisiones, por tanto, pare-
2
Citado en Saco, José Antonio: op. cil., p. XXX. Sobre esta temática han aparecido numerosos trabajos en los últimos años, de entre los cuales citaremos los siguientes: Morales y Marín, José Luis: Iconografía del Descubrimiento de América. Consejería de Cultura de la Generalitat Valenciana, Valencia, 1992; y García Sanz, María Concepción: "La imagen del indio en el arte español del siglo de oro", La imagen del indio en la Europa Moderna. EEHA, Sevilla, 1990, pp. 4 1 7 - 4 3 2 . Sebastián, Santiago: "El indio desde la iconografía", ibídem, pp. 433-455. 4 Gil, Juan: "Los primeros mestizos indios en España...", p. 23. 3
138
I N D I O S Y M E S T I Z O S A M E R I C A N O S EN LA E S P A Ñ A D E L S I G L O XVI
cen lógicas, pues se trataba de una cuestión poco relevante. Obviamente la trata de indios no fue un capítulo glorioso de nuestro pasado, sino más bien al contrario: una muestra más de la miseria y de la marginación que con demasiada frecuencia han sufrido los hombres a lo largo de la Historia. Pero incluso en acontecimientos mucho más universales, como el descubrimiento de América, se lamentaba John Elliott de las escasas referencias que generaron en las primeras décadas del siglo xvi 5 . Por otro lado, la fuente de inspiración de esta iconografía del mundo indígena que, al parecer se ideó en España y se exportó a América 6 , no necesariamente debió responder a una pura invención o imaginación de los artistas europeos c o m o se ha dicho. Hasta ahora, no se han tenido en cuenta los varios miles de indígenas que arribaron a nuestras costas en el Quinientos a la hora de explicar estas iconografías. Un contingente humano suficiente c o m o para dar una referencia exacta de su aspecto físico e, incluso, de su indumentaria. No olvidemos que muchos españoles mostraron interés en que estos indios vinieran vestidos según su usanza, con plumas y pinturas, para así causar mayor admiración en las ciudades y villas españolas. Finalmente, queremos mostrar nuestro deseo de que este ensayo sirva al menos para animar a otros investigadores a continuar la amplia tarea que queda por hacer, para que en los próximos años podamos concretar mucho más la historia de esta minoría étnica en la España Moderna.
5 6
Elliott, John: El Viejo y el Nuevo Mundo. Alianza Editorial, Madrid, 1984, p. 27. Ibídem, p. 423.
APÉNDICE DOCUMENTAL
APENDICE I Envío de indios a Castilla (1492-1550) Fecha
Número
Origen
1493 1495 24-11-1495 1498 1498 XI-1498 1499 1499 1501 1504 11-VIII-1505 1509 1511 1511 9-VIII-1512 1515 1516 1516 30-111-1517 1518 1519 22-111-1520 1521 1524 1524 1525 1526 31-VIII-1526 1527 1527 1528 1529 31-VIII-1529 10-XI-1529 4-XII-1529 25-11-1530 26-IX-1530 1531 1531 4-VII-1531
10 1 550 300 2 600 21 232 300 3 1 1 35 1 1 10 9 85 1 1 6 5 1 1 2 1 6 2 1 1 36 8 1 1 8 1 8 1 40 15
Santo Domingo Santo Domingo Santo Domingo Antillas Santo Domingo La Española Santo Domingo Indias Isla de Bonaire La Española La Española Brasil Tierra Firme Tierra Firme La Española Islas Caribes La Española Brasil Santo Domingo -
Nueva España Nueva España la Española Pánuco Isla Fernandina La Habana Nueva España La Española Puerto Rico Nueva España Nueva España Nueva España Nueva España Isla Fernandina Isla Fernandina Yucatán Río de Solís Isla Margarita Indias Nueva España
Lugar de compra Corte Valencia Sevilla Sevilla Sevilla Sevilla -
Cádiz Cádiz Sevilla Sevilla Valencia Jerez F. Sevilla Sevilla -
Sevilla Valencia Castilla Córdoba Corte Corte Sevilla Sevilla Castilla Sevilla Sevilla -
Corte Jerez F. Corte -
Medinaceli Guadalcanal Córdoba Sevilla Sevilla Azores -
Sexo
_ M -
H -
-
H H H H-M H H 4H-6M H-M H-M M H 3H-2M M H H H H-M H H H-M -
H-M H H-M H H M H-M H-M
142
INDIOS Y MESTIZOS AMERICANOS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
Fecha
Número
Origen
Lugar de compra
Sexo
1532 1532 1533 1533 1534 6-1-1534 31-VIII-1534 25-IX-1534 1535 1536 5-III-1536 1537 1537 3-II-1537 2-III-1537 27-111-1539 26-IX-1539 1540 25-11-1540 10-111-1540 24-1V-1540 25-IX-1540 17-X-1540 22-XI-1540 22-XI-1540 1541 1541 1541 ll-V-1541 31 -V-1541 26-VI-1541 24-XI-1541 24-XII-1541 1542 27-XII-1542 27-XII-1542 3-1-1543 6-VII-1543 12-X-1543 1544 31 -V-1544 1545 9-V-1545 5-VI-1545
1 1 1 2 1 2 1 1 1 36 3 1 2 1 1 1 6 1 13 4 1 1 1 1 4 1 1 1 6 1 3 1 1 1 1 1 4 1 1 1 1
Cubagua Santo Domingo Nueva España? Nueva España Perú Isla Fernandina Isla Fernandina Nueva España Nueva España Nueva España Nueva España Nueva España Tabasco Brasil Nueva España Nueva España Isla Fernandina Nueva España Isla Fernandina Isla de Cubagua Tierra Firme Perú Nueva España Nueva España Nueva España Santo Domingo Nombre de Dios Tlaxcala Santo Domingo Guatemala
Sevilla Sevilla Salamanca Sevilla Córdoba
M M H 1H-1M H 1H-1M H H M H-M H H M H H H
?
3 1
-
Nueva España La Habana Nueva España Nueva España Nueva España Tierra Firme Guatemala Guatemala Nueva España Río de la Plata Florida Venezuela
-
Sevilla Sevilla Valladolid -
Corte Toledo Carmona -
Sevilla Jerez F. Castilla Monzón -
Baeza -
Sevilla Sevilla Sevilla Sevilla Sevilla Sevilla Sevilla Sevilla Sevilla Sevilla Sevilla Sevilla -
Sevilla Baza Sevilla Madrid Sevilla Pontevedra -
-
H H-M -
M H H M H M H H 4H-2M H 2H-1M M H M H H 2H-2M M H M H 2H-1M M
143
APÉNDICE DOCUMENTAL
Fecha 14-11-1546 28-1-1547 28-1-1547 11-III-1547 14-V-1547 18-11-1548 7-VIII-1548 5-V-1549
Número 1 2 1 2 1 4 3 1
Origen Nueva España
Lugar de compra
_
-
Nicaragua Isla Femandina Nueva España Costa de Brasil Guatemala Nueva España
Sevilla Sevilla -
Cádiz Sevilla Carmona
Sexo M M H H H H 2H-1M M
TOTAL DE INDIOS: 2.442
FUENTES:
a) Documentales: AGI, Indiferente General 418, 419, 420, 1952, 1961, 1962, 1963, 1964, 1203, 1204. AGI, Santo Domingo 1121, 49, 77. AGI, Justicia 49. A G S , Contaduría Mayor de Cuentas 240. AHN, Consejos Suprimidos 21.474, N 34. b) Bibliográficas: Gil-Bermejo, Juana: "Indígenas americanos en Andalucía...". Franco Silva, Alfonso: "El indígena en el mercado de esclavos de Sevilla...". López de Gomara: op. cit. Simpson, Lesley Byrd: Los conquistadores y el indio americano... Otte, Enrique: Cedulario de la Monarquía española relativo a la isla de Cubagua... Colón, Cristóbal: op. cit.
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INDIOS Y MESTIZOS AMERICANOS EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
APÉNDICE II: Real Cédula a Pedro de Torres, contino real, para que los indios traídos por el almirante se pongan en libertad y se restituyan a sus naturalezas, Sevilla, 20 de junio de 1500: "El Rey la Reina. Pedro de Torres, contino de nuestra casa. Ya sabéis como por nuestro mandado tenéis en vuestro poder en secuestración y de manifiesto algunos indios de los que fueron traídos de las Indias y vendidos en esta ciudad y su arzobispado y en otras partes de esta Andalucía por mandado de nuestro Almirante de las dichas Indias los cuales ahora nos mandamos poner en libertad. Y habernos mandado al Comendador frey Francisco de Bobadilla que los llevase en su poder a las dichas Indias y haga de ellos lo que le tenemos mandado. Por ende, nos vos mandamos que luego que esta cédula viéredes le deis y entreguéis todos los dichos indios que así tenéis en vuestro poder, sin faltar de ellos ninguno, por inventario y ante escribano público, y tomad su conocimiento de cómo los recibe de vos. Con el cual y con esta nuestra cédula mandamos que no vos sean pedidos ni demandados otra vez. Y no fagades ende al." Konetzke, Richard: Colección de documentos por la Historia de la social de Hispanoamérica (1493-1810). CSIC, Madrid, 1953, p. 4.
formación
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APÉNDICE III: Real Cédula sobre los indígenas Erija, 2 de diciembre de 1501:
que Cristóbal
Guerra trajo y vendió,
"El Rey y la Reina. Gonzalo Gómez de Cervantes, nuestro Corregidor de la ciudad de Jerez de la Frontera. A nos es hecha relación que Cristóbal Guerra, que por nuestro mandado fue a las tierras de Cumaná y Cuchina, donde hay las perlas que son en el mar Océano, y otros por su mandado prendieron y mataron ciertos indios e indias en la isla de Poynare, y los que tomaron vivos, los trajo y vendió muchos de ellos en la ciudad de Sevilla y Cádiz y Jerez y Córdoba y en otras partes, y que algunos de ellos están en su poder y de otras personas, y porque lo susodicho fue hecho contra nuestra provisión y defendimiento, y siendo los dichos indios nuestros subditos, y nos queremos saber la verdad de cómo lo susodicho pasó, y confiamos de vos que sois tal persona que bien y fielmente haréis lo que por nos vos fuere cometido y mandado, por la presente vos cometemos y mandamos que luego vos informéis y sepáis la verdad por cuantas vías y maneras la pudiéredes saber cuántos indios e indias mataron y trajeron los dichos Cristóbal Guerra, y cuántos de ellos vendió, y a qué personas y por qué precios, y cuántos están en su poder y de otras personas que no hayan sido vendidos; y así sabida la verdad, si halláredes lo susodicho ser y haber pasado como dicho es, toméis luego de poder del dicho Cristóbal Guerra y de sus bienes todos los maravedís y precios por qué fueron vendidos los dichos indios e indias, y toméis los dichos indios e indias de poder de las personas que los tienen, restituyendo a cada uno el precio que cada uno le costó. Y los que no hubieren sido vendidos, los toméis sin dar por ellos precio alguno. Y así tomados y recogidos en vuestro poder, los unos y los otros los entreguéis al Comendador de Lares, nuestro gobernador de las islas y tierra firme del mar Océano para que los lleve a la dicha isla donde fueron tomados, y los ponga en libertad. Y los maravedís que se montaren en los indios que fueron vendidos en la ciudad de Córdoba nos lo enviad para que nos mandemos tomarlos y enviarlos al dicho gobernador. Y asimismo para que seamos informados cómo ha pasado lo susodicho y de las culpas de los que en ello entendieron, nos enviad la dicha información que sobre todo ello hubiéredes, signada de escribano ante quien pasare y cerrada y sellada en manera que haga fe, para que nos la mandemos ver y proveer cerca de ello lo que sea justicia. Y entretanto que nos la mandamos ver tened presos y a buen recaudo al dicho Cristóbal Guerra y a las otras personas que en ello halláredes culpados, y nos los deis sueltos ni fiados sin nuestra licencia y mandado, para lo cual todo que dicho es y cada cosa de ello, y para compeler y apremiar al dicho Cristóbal Guerra y a las otras personas que con él fueron, y a otras cualesquieras personas de cualquier estado o condición a parecer ante vos a jurar y decir sus dichos y disposiciones, y a
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hacer y cumplir las otras cosas que de nuestra parte mandáredes y so las penas que de nuestra parte les pusiéredes, las cuales por la presente les ponemos y habernos por puestas. Y para las ejecutar en las personas y bienes de los remisos e inobedientes, vos damos poder cumplido con todas sus incidencias y dependencias, anexidades y conexidades..." Hecha en Ecija a dos de diciembre de 1501, yo la Reina, por la Reina yo Gaspar Gricio." A G I , Indiferente General 4 1 8 , L. 1, fol. 70. Transcrita en K o n e t z k e , Richard: Colección de documentos..., pp. 7-8.
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APÉNDICE IV: Real Cédula a frey Nicolás de Ovando legalizando la traída de indios a Castilla bajo ciertas condiciones, Medina del Campo, 20 de diciembre de 1503: "Don frey Nicolás de Ovando, Comendador Mayor de la Orden y Caballería de Alcántara y mi gobernador de las islas y Tierra Firme del Mar Océano a mi es hecha relación que algunos cristianos vecinos y moradores de esa isla Española tienen en sus casas algunos criados y criadas indios industriados en las cosas de la fe de mucho tiempo acá y porque la crianza y amor que a los dichos cristianos tienen desean venir con ellos a estos mis reinos de Castilla y que los dichos cristianos no los osasen traer creyendo que incurrirán por ello en algunas penas fueme por su parte suplicado y pedido por merced les diese licencia para que libremente pudiesen traer los dichos indios a estos dichos mis reinos o como la mi merced fuese. Y yo acatando lo susodicho túvelo por bien por ende yo vos mando que si los dichos indios e indias o algunos de ellos quisieren venir con los dichos cristianos de su propia voluntad a estos dichos mis reinos les deis lugar que lo puedan hacer que yo por la presente les doy licencia para ello y a cualesquieras maestres y capitanes y pilotos y personas para que los puedan traer con tanto que a cada uno de los dichos indios que así vinieren traigan fe de vos el dicho gobernador o de otro cualquier gobernador que después de vos hubiere en esas dichas Indias de como vienen de su propia voluntad sin que por ello caigan ni incurran en pena alguna de lo cual mandé dar la presente firmada de mi nombre. Hecha en la villa de Medina del Campo a veinte días del mes de diciembre de quinientos y tres años, yo la Reina, por mandado de la Reina, Gaspar Gricio y en las espaldas de la dicha cédula estaban dos señales de firmas". AGI, Contratación 5009.
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APÉNDICE V: Real Cédula al almirante Diego Colón para que no consienta de indios a Castilla, Sevilla, 21 de julio de 1511:
la traída
"El Rey: Don Diego Colón, nuestro Almirante, Visorrey y Gobernador, etc. Yo he sido informado que algunas personas de las que en esa isla están y tienen indios esclavos en su poder dicen que con formas y maneras que tienen al tiempo que se vienen de esa isla a Castilla, traen los dichos indios esclavos que así tienen, de que a nos se recrece deservicio, y si a lo tal diésemos lugar, esa dicha isla se despoblaría de ellos, de que recibiría daño, porque como sabéis todo el bien de esas partes consiste en que haya número de indios para traer en las minas y granjerias, y faltando estos esa dicha isla podría venir de cada día en disminución; por ende yo os mando que ahora ni de aquí adelante no consintáis ni deis lugar que persona ni personas algunas de las que en esa isla residen y residieren de aquí adelante saquen ni traigan ni envíen por ninguna vía, color ni manera que sea ningunos indios esclavos que tuvieren de esa dicha isla para Castilla, salvo si no fuere con expresa licencia que de nos para ello tuvieren, so pena que el que lo sacare o tentare de sacar por el mismo caso lo haya perdido y pierda y más la tercia parte de todos los otros indios que tuviere, y si no tuviere indios, incurra en pena de veinte mil maravedís para la nuestra Cámara, la cual dicha pena ejecutaréis en los que contra lo susodicho fueren o pasaren y en sus bienes, y porque lo susodicho sea notorio y ninguno de ellos pueda pretender ignorancia, mando que esta mi carta sea pregonada públicamente por las plazas y mercados y otros lugares acostumbrados de la dicha isla por pregonero y ante escribano público y los unos ni los otros no fagades ende al." Konetzke, Richard: Colección de documentos..., p. 29.
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APÉNDICE VI: Real Cédula al segundo almirante Diego Colón, Burgos, 12 de agosto de 1512:
"El Rey. Don Diego Nuestro Almirante, Visorrey y Gobernador de la isla Española y de las otras islas que fueron descubiertas por el Almirante vuestro padre y por su industria y a los nuestros jueces de apelación que están y residen en la dicha isla y a los nuestros oficiales que ahora sois o fuésedes de aquí adelante ya sabéis como por otra mi cédula vos envié a mandar que no consintiésedes ni diésedes lugar que persona ni personas algunas trajesen de estas dichas Indias a estos reinos de Castilla ni a otra parte alguna ningunos indios no embargante que fuesen esclavos porque acabados de los traer algunas personas de esa dicha isla se ponían en necesidad y de cada día se esperaba poner y más por la disminución que en ella y de poco acá había de los dichos indios o todos los indios que acá se traían adolescían mucho de ellos morían como más largo en la dicha cédula que sobre ello envié se cuenta no embargante la cual dice que habéis dejado y dejáis a algunas personas traer indios a estos Reinos de que yo recibo deservicio y esa dicha isla daño. Por ende yo vos mando que no consintáis ni deis lugar que persona ni personas algunas de esa dicha isla, por vía dulta ni indulta, no traigan ningunos indios esclavos ni otros algunos a estos Reinos de Castilla ni a otra parte alguna excepto sino tuviere licencia de nos para ello y porque lo susodicho mejor se guarde y cumpla la hagáis pregonar públicamente por las plazas y mercados y otros lugares acostumbrados de esa dicha isla Española por pregón y ante escribano público y las personas que después de hecho el dicho pregón tentaren de traer y trajeren los dichos indios caigan e incurran en pena de perdimiento del indio o indios que así trajeren y más a me pagar mil maravedís, la mitad sea para la mi cámara y la otra mitad se dé, la una parte, al acusador que lo acusare, y la otra, al juez que lo sentenciare y ejecutare la cual dicha pena ejecutéis en las personas y bienes de los que en ellas cayeren o incurrieren pudiendo allá haber y si acá vinieren y no dejare allá bienes para ejecutar la dicha pena nos lo hagáis saber para que lo mandemos acá ejecutar lo cual mando que así se cumpla tomándose la razón de esta mi cédula en los libros de la Casa de la Contratación de las Indias de Sevilla para los nuestros oficiales de ella. Hecha en Burgos a doce días del mes de agosto de quinientos y doce años, yo el Rey, señalada en las espaldas del Obispo de Palencia." AGI, Indiferente General 419, L. 4, ff. 9-9v.
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APÉNDICE VII: Real Cédula al doctor Sancho de Matienzo sobre ciertos indios que se mandaron traer a Castilla, Madrid, 17 de julio de 1516: "La Reina y el Rey. Doctor Sancho de Matienzo, nuestro tesorero de la Casa de la Contratación de las Indias que residís en la ciudad de Sevilla ya sabéis como el Rey Católico padre y abuelo que es en gloria mandó llevar a esa ciudad de Sevilla dos de plasencia seis indias y cuatro indios para que las indias fuesen puestas en monasterios y doctrinados en las cosas de nuestra fe y los indios así mismo los enseñasen y que les hiciésedes dar lo que hubiese menester para su mantenimiento y vestuario y enfermedades ahora nos habernos sido informados que los dos indios murieron y los otros dos y seis indias han estado y están enfermos y porque nuestra voluntad es que los dichos indios e indias sean buenos cristianos nos vos encargamos y mandamos que vos y los otros nuestros oficiales que residís en la dicha corte procuréis de los encomendar a personas que los industrien y enseñen las cosas de Nuestra Santa Fe Católica y los sostengan y den lo que hubiere menester y sino hallaredes tales personas les haced vos proveer de todo lo que hubiere menester para sus mantenimientos y vestuarios y enfermedades como hasta aquí lo habéis hecho y les haced enseñar e industriar en las cosas de la Fe y en estando bien enseñados e industriados nos avisad de ello para que vos enviemos a mandar lo que hagáis de ellos que por esta nuestra cédula mandamos que se os reciba y pase en cuenta todo lo que en lo susodicho gastáredes sobre lo cual vos encargamos la conciencia. Hecha en Madrid a diez y siete días del mes de julio de quinientos y diez y seis años. Firmada del Cardenal y del embajador, señalada de Zapata y Carvajal, refrendada de Varacaldo". AGI, Indiferente General 419, L. 6, ff. 6v-7.
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APÉNDICE VIII Real Cédula a Francisco Tello, tesorero de la Casa de la Ocaña, 4 de abril de 1531:
Contratación,
"La Reina. Francisco Tello, nuestro tesorero de la Casa de la Contratación de las Indias que reside en la ciudad de Sevilla Pedro de los Ríos me ha hecho relación que él me ha servido en Tierra Firme de capitán por nuestro gobernador que fue de la dicha tierra y que en esta entrada que hizo hubo ciertos esclavos entre los cuales fueron tres muchachos, un Paco y otros dos indios chiquitos los cuales dice que trajo y entregó a la abadesa del monasterio de Nuestra Señora Santa María de las Dueñas de esa dicha ciudad para que los industriase en las cosas de Nuestra Santa Fe y me suplicó y pidió por merced mandase alzar cualquier depósito que de ellos se hubiese hecho por los nuestros oficiales de esa dicha Casa mandando que tuviésedes cuidado que los dichos muchachos fuesen industriados en las cosas de Nuestra Santa Fe o como la mi merced fuese por ende yo vos mando que tengáis mucho cuidado y diligencia de os informar si a los dichos tres muchachos que así dice que entregó el dicho Pedro de los Ríos a la dicha abadesa les industrian (en) las cosas de Nuestra Santa Fe y cuando viésedes que en ello no se pone el recaudo necesario me avisad luego para que yo lo mande proveer como convenga a servicio de Dios Nuestro Señor y nuestro y no fagades ende al. Hecha en Ocaña a cuatro días del mes de abril de mil y quinientos y treinta y un años, yo la Reina, refrendada de Samano, señalada del Conde y Doctor Beltrán y licenciado Suárez." AGI, Indiferente General 1961, L. 2, f.47.
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APÉNDICE IX: Real Cédula a las Audiencias y demás justicias indianas, Madrid, 17 de marzo de 1536, y pregón que se dio en Sevilla: "La Reina. Por cuanto nos somos informada que muchas personas que vienen de las nuestras Indias, Islas y Tierra Firme del mar océano traen a estos nuestros reinos algunos indios y no siendo sus esclavos los venden y disponen de ellos como si lo fuesen en gran daño y perjuicio de los dichos indios naturales de aquellas partes y en deservicio de Dios Nuestro Señor y en nuestro que deseamos la conservación de ellos y que no les sea hecho agravio ni vejación alguna y queriendo proveer en ello como se excusasen los dichos inconvenientes, visto y platicado en el nuestro Consejo de las Indias fue acordado que debíamos mandar dar esta nuestra cédula por la cual prohibimos y mandamos que de aquí adelante persona alguna no sea osado de traer ni traiga a estos nuestros reinos indios ni indio alguno a título de esclavo sin que traiga testimonio del gobierno o justicia mayor de la isla o provincia donde se sacare tal indio por el cual conste que es su esclavo y por tal era habido y tenido en ella o si lo hubiere habido por título de compra o donación o otro justo título alguno demás de las escrituras auténticas del tal título, traiga así mismo el dicho testimonio por do conste como era esclavo de la persona de quien así hubo causa o derecho so pena que el que de otra manera trujiere indio alguno por esclavo a estos nuestros Reinos o a cualquier parte de ellos haya perdido y pierda cualquier derecho que a él tenga y los tales indios sean habidos por libres y como a tales las nuestras justicias do quiera que fueren hallados los pongan en libertad y mandamos a los nuestros presidente y oidores de las nuestras Audiencias y Chancillerías reales que están y residen en las ciudades de Tenochtitlán México de la Nueva España y Santo Domingo de la isla Española y a todos los gobernadores y jueces de residencia y alcaldes mayores de las islas y provincias de las nuestras Indias donde los dichos esclavos se hubieren de sacar que antes que den licencia para los poder sacar examinen si es esclavo y con que título y así examinado y hallando ser esclavo con justo título y no les constando de ello la dejen de dar y asienten en la licencia que así dieren de como los constó ser esclavo y porque de lo susodicho nadie pueda pretender ignorancia mandamos que esta nuestra cédula sea pregonada en las gradas de la ciudad de Sevilla por pregón y ante escribano público y se asiente con el testimonio del dicho pregón en los libros de la Casa de la Contratación de las Indias que reside en la dicha ciudad de Sevilla y los unos ni los otros no hagáis ni hagan ende al por alguna manera so pena de la nuestra merced y de diez mil maravedís para la nuestra cámara. Hecha en la villa de Madrid a diez y siete días del mes de marzo de mil y quinientos y treinta y seis años, yo la Reina, por mandado de Su Majestad Juan de Samano."
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Y al pie de la dicha cédula están cuatro señales de firma y cierto pregón que se dio en las gradas de esta dicha ciudad que es del tenor siguiente: "En la Muy Noble y Muy Leal ciudad de Sevilla, sábado primero día del mes de abril año del Nacimiento de Nuestro Salvador Jesucristo de mil y quinientos y treinta y seis años en este dicho día a hora de las cinco después de medio día poco más o menos, estando encima de las gradas de la Santa Iglesia de Sevilla frontero de la escribanía pública de mi H e r n a n d o de la Hoz, escribano público de Sevilla, y en mi persona los escribanos de Sevilla de yuso escritos que a ello fueron presentes Diego Pérez, pregonero de los del concejo de esta dicha ciudad, en alta y viva voz y en faz de mucha gente que ende estaba presente y de pedimiento de Diego de Collantes, en nombre de los jueces y oficiales de la Casa de la Contratación de las Indias del mar océano que por Sus Majestades están y residen en esta dicha ciudad de Sevilla pregonó esta cédula de Sus Majestades de verbo adverbia como en ella se contiene y así hecho el dicho pregón en manera que dicha es el dicho Diego de Collantes, en el dicho nombre lo pidió por testimonio a mi el dicho escribano público, testigos que fueron presentes a lo que dicho es García de León y Francisco Hurtado y Juan López, escribano de Sevilla, y Juan López, escribano de Sevilla su testigo yo Francisco Hurtado, escribano de Sevilla, su testigo y Hernando de la Hoz escribano público de Sevilla lo hice escribir y hice aquí mi signo ante testimonio." A G I , Justicia 1023. N.° l . R . 1.
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APÉNDICE X: Licencia del virrey Antonio de Mendoza a Miguel de Saucedo para que pudiese llevar dos indios a Castilla. México, 27 de marzo de 1539: "Yo don Antonio de Mendoza visorrey y gobernador por Su Majestad en esta Nueva España y por la presente doy licencia y facultad a vos Miguel de Saucedo para que de esta Nueva España podáis llevar y llevéis a los Reinos de Castilla dos indios naturales de esta tierra, que el uno se llama Juan que pareció tener hierro en la cara con letras que dicen campo, y el otro llamado Miguel que es libre por cuanto vistas y examinadas han dicho ellos querer ir con vos de su voluntad y mando que en el embarcar y llevar de los dichos indios no sea puesto impedimento alguno no embargante que por mandamiento cerca de ello esta proveído. Eri México a 27 días del mes de marzo de mil y quinientos y treinta y nueve años. Don Antonio de Mendoza por mandado de Su Señora." AGI, Justicia 758, N . ° 3.
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APÉNDICE XI: Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación sobre indios que trajo Ñuño de Guzmán, Madrid, 25 de febrero de 1540:
ciertos
"El Rey. Nuestros oficiales que residís en la ciudad de Sevilla en la Casa de la Contratación de las Indias por parte de Ñuño de Guzmán me ha sido hecha relación que al tiempo que vino a estos reinos entre él y sus criados trajeron para su servicio trece piezas de indios esclavos y libres por virtud de la licencia general que está dada a los vecinos de la Nueva España y provincia de la Nueva Galicia para que cada uno pueda traer dos indios naborías y dos esclavos y que cuando llegó a esa ciudad vosotros le hicisteis dar fianzas y las dio para que diéramos por bien traídos los dichos trece indios y me fue suplicado que pues los seis de ellos eran esclavos suyos y los siete que eran libres tenían libertad para hacer de si lo que quisiesen le hiciese merced de tenerlos por bien traídos y vos mandase que diésedes por libres los fiadores que sobre ello tenía dados o como la mi merced fuese lo cual visto por los de nuestro Consejo de las Indias por cuanto nos hemos mandado que de los indios que de los susodichos no son esclavos puedan vivir con quien quisieren o irse a las Indias o estar en estos reinos sin que el dicho Ñuño de Guzmán ha declarado ser los seis de ellos sus esclavos y que los libres vinieron de su voluntad y que como personas libres los tendrá para que hagan de si lo que por bien tuvieren fue acordado que debía mandar esta mi cédula para vos y túvelo por bien porque vos mando que veáis lo susodicho y deis por libres cualesquieras fianzas que el dicho Ñuño de Guzmán hubiere dado cerca de ello por cuanto nos damos por bien traídos los dichos indios. Hecha en la villa de Madrid a veinte y cinco días del mes de febrero de mil y quinientos y cuarenta años, fray G. Cardenalis Hispalensis, refrendada de Samano, señalada de Beltrán y del Obispo y de Bernal y Velázquez". A G I , Indiferente General 1963, L. 7, ff. 88-88v.
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APÉNDICE XII: Real Cédula a los alcaldes ordinarios de la ciudad de Cádiz en la isla de Cubagua, Madrid, 10 de marzo de 1540: "Alcaldes ordinarios de la ciudad de Cádiz de la isla de Cubagua: Diego López, nuestro escribano del número y concejo de esta ciudad me ha hecho relación que él tiene voluntad de traer o enviar a estos reinos cuatro indios esclavos para se servir de ellos e industriarlos en las cosas de nuestra santa fe católica, y me suplicó le diese licencia para ello o como la mi merced fuese; por ende yo vos mando que os informéis y sepáis qué indios son los susodichos y constándo(o)s que son esclavos del dicho Diego López, se los dejéis y cosintáis traer o enviar a estos reinos, sin que en ello le pongáis ni consintáis poner embargo ni impedimento alguno y darle eis certificación firmada de vuestros nombres de cómo os constó ser los dichos indios esclavos. Hecha en la villa de Madrid, a diez días del mes de marzo de mil y quinientos y cuarenta años. F. G. cardenalis hispalensis. Señalada de Juan de Samano, del doctor Beltrán, del Obispo de Lugo, de Gutiérre Velázquez". AGI, Santo Domingo 1121, L. 3, f. 191. Transcrita en Otte, Enrique: Cedulario de la Monarquía española..., p. 182.
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APENDICE XIII: Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación, noviembre de 1540:
Madrid, 22 de
"El Rey. Nuestros oficiales que residís en la ciudad de Sevilla en la Casa de la Contratación de las Indias Luis de la Serna como abuelo y legítimo administrador de la persona doña María de la Cerda, hija de Vasco Porcallo y de doña Leonor de Zúñiga, me ha hecho relación que por el mes de agosto que ahora pasó vino de la Nueva España a esa ciudad la dicha doña María su nieta que dice que será de edad de cinco años y en su servicio una india que se dice Elena y que vosotros la tomasteis y depositasteis la dicha india diciendo que la había traído sin licencia y me suplicó que pues la dicha su nieta no podía venir sin la dicha india por la haber criado y ahora no se hallaba sin ella vos mandase que alzásedes el dicho embargo y le entregásedes la dicha india que si necesario fuese él estaba presto de dar fianzas como no queriendo estar la dicha india con la dicha su nieta de ponerla en su libertad para que hiciese de si lo que quisiese o como la mi merced fuese lo cual visto por los del Nuestro Consejo de las Indias fue acordado que debía mandar esta mi cédula para vos y yo túvelo por bien porque vos mando que veáis lo susodicho y luego que con ello fuéredes requerido a costa del dicho Luis de la Sema la envieis a esta corte la dicha india para que de aquí se mande hacer de ella lo que fuéremos servidos y no hagáis ende al. Hecho en la villa de Madrid a veinte y dos días del mes de noviembre de mil y quinientos y cuarenta años, el Obispo de Palencia, refrendada y señalada de los dichos." A G I , Indiferente General 1963, L. 7, ff. 2 1 7 v - 2 1 8 .
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APÉNDICE XIV: Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación Valladolid, 14 de diciembre de 1543:
de
Sevilla,
"El Príncipe. Nuestros oficiales que residís en la ciudad de Sevilla en la Casa de la Contratación de las Indias el licenciado Villalobos, nuestro procurador fiscal en el nuestro Consejo de las Indias me ha hecho relación que el licenciado Gregorio López del dicho nuestro Consejo en la visitación que hizo de esa Casa declaró por libres muchos indios e indias que personas particulares habían traído de las Indias, Islas y Tierra Firme del Mar Océano a esa ciudad y a otras partes de estos Reinos y los mandó poner en su libertad y depositar dineros de las personas que los habían traído para que con ellos fuesen vueltos y restituidos a sus tierras y partes de donde habían sido sacados y vosotros dejó mandado que con toda diligencia lo efectuásedes y cumpliésedes lo cual dice que no habéis hecho aunque por manera de cumplimiento y demostración enviastes tres o cuatro de ellos siendo casi número de cien indios o indias los que así declaró por libres y proveyó que volviesen a aquellas partes y se han quedado usurpados en perjuicio de su libertad y me suplicó mandase enviar por fianza de costa de los que habían sido negligentes en el cumplimiento de lo susodicho para que fuese a ejecutar lo proveído o mandado por el dicho licenciado Gregorio López o como la mi merced fuese y porque habiendo dejado mandado el dicho licenciado Gregorio López que vosotros proveyésedes con diligencia que todos los dichos indios se llevasen y pasasen a sus naturalezas y partes donde fueron sacados y depositados para ello fuera justo que en ello no hubiera negligencia, yo vos mando que luego que ésta recibáis veáis el libro que el dicho licenciado Gregorio López dejó en vuestro poder y los testimonios, obligaciones y depósitos de los dichos indios e indias que declaró por libres y dejó depositados para que se volviesen y pasasen a sus naturalezas y a las partes de donde fueron sacados y compeláis y apremiéis a los depositarios que los traigan ante vosotros personalmente y cobréis los depósitos que para su pasaje y matalotaje hizo el dicho licenciado y los pongáis en el arca de las tres llaves que vosotros tenéis y en la primera flota que partiere para las Indias enviéis todos los dichos indios e indias que así dejó mandado que se volviesen y ninguno de ellos quede en estos Reinos repartiéndolos por los navios que para aquellas partes fueren entregándolos a los maestres de ellas y a las otras personas que os pareciere que darán buena cuenta de ellos recibiendo seguridad bastante que los llevan y vestirán en las partes y lugares a donde se los mandáredes y que a la vuelta que vengan traerán o enviarán en los primeros navios a vuestra parte fe y testimonio de como lo hubieren cumplido y guardéis el pasaje y fletes de los dichos indios con los dichos maestres y lo que en ello se mostrare lo pagareis de los dichos depósitos que a ello mandó hacer el
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dicho Gregorio López y enviaréis al dicho nuestro Consejo relación de lo que en ello hubiéredes declarado particularmente los indios que así se llevaren y a que partes los entregáis y tenéis cuidado de saber donde y c ó m o se dejaron los otros indios o lo que de ellos se ha hecho y de cobrar los testamentos y ciertas licencias de ello lo cual así haced y cumplid sin que en ello haya negligencia al tiempo con apercibimiento que os hago que no lo haciendo a vuestra costa mandaré enviar para de esta corte que lo haga y cumpla. Hecha en Valladolid a catorce días del mes de diciembre de mil y quinientos y cuarenta y tres años, yo el Príncipe refrendada de Samano, señalada del Obispo de Cuenca Bernal Gorre Velázquez, Gregorio López Salmerón." AGI, Indiferente General 1963, L. 9, ff. 8-9.
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APÉNDICE XV: Real Cédula al doctor Hernán Pérez del Consejo de Indias, 31 de mayo de 1549:
Valladolid,
"El Rey. Doctor Hernán Pérez del Nuestro Consejo de las Indias nos somos informado que en esa ciudad de Sevilla y en la comarca de ella y en todo su Arzobispado hay muchos indios e indias, los cuales siendo libres algunas personas los tienen por esclavos y se sirven de ellos como de tales no lo pudiendo ni debiendo hacer porque es bien que los tales indios e indias que así fuesen libres consigan su libertad queriendo proveer en ello visto por los del nuestro Consejo de las Indias fue acordado que debíamos mandar dar ésta mi cédula para vos y yo túvelo por bien porque vos mando que os informéis que indios e indias hay en esa ciudad de Sevilla y su Arzobispado y sepáis si son libres y con qué títulos los poseen los que los tienen y si halláredes que son libres conforme a lo que por nos está ordenado y mandado los pongáis en libertad para que como personas libres hagan de si lo que quisieren y por bien tuvieren haciendo sobre todo a las partes a quien tocare entero y libre cumplimiento de justicia que para todo ello si necesario es por esta mi cédula vos doy poder cumplido con todas sus incidencias y dependencias, emergencias, anexidades y conexidades. Hecha en la villa de Valladolid a treinta y un días del mes de mayo de mil y quinientos y cuarenta y nueve años. También veréis lo que el licenciado Gregorio López del nuestro Consejo de las Indias hizo cuando visitó esa Casa cerca de la libertad de los indios y de lo que acá en el Consejo nos tuviere en grado de apelación pondréis en ejecución de ello cuanto con derecho debáis. Maximiliano, la Reina, refrendada y señalada de los dichos." AGI, Indiferente General 1964, L. 11, ff. 226-226v.
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APÉNDICE XVI: Carta de venta del indio Martín Quintín, Valladolid, 9 de mayo de 1554: "Conocido sea a todos los que la presente escritura de venta vieren como yo Baltasar Schetz, vecino de la villa de Amberes, que es en el Ducado de Brabante estante al presente en esta Corte de España conozco por esta carta que vendo, cedo y renuncio y traspaso a vos y para vos Francisco Bravo, de la villa de Palacios, andante en esta Corte que estáis presente y para vuestros hijos, herederos y sucesores y para la persona y personas que de vos y de ellos tuvieren título y causa a Quintín Martín esclavo de edad de diez y nueve o veinte años mediano de cuerpo que es de tierra del Brasil que yo hube y compré de Juan Bonilestiz, alemán residente en la ciudad de Lisboa, que es de color membrillo y en la oreja izquierda, a la punta de ella, hendida un poco y en el hoyo de la barba, debajo del beso, una señal que tiene en ella, el cual os vendo por habido de buena guerra y que no es fugitivo, ni ladrón, ni borracho, ni le toman espíritus, ni tiene otro mal de fuera, y por precio y cuantía de veinte y dos mil y quinientos maravedís me doy y otorgo por bien contento y entregado a toda mi voluntad porque los recibí de vos y pasé a mi parte y poder realmente y con efecto y en razón de la entrega que de presente nos parece renuncio las dos leyes y ejecución del derecho que dispone que el escribano y escribanos de la Corte deben hacer la paga en dineros de oro y plata o en otra cosa que la cuantía valga y que hasta dos años cumplidos primeros siguientes es hombre tenido y obligado a mostrar y probar la paga que hace si la parte que la recibe se la negare y las otras leyes y derechos que en razón de las entregas habrán como en ellas y en cada una de ellas se contiene y confieso que los dichos veinte y dos mil y quinientos maravedís es el justo y verdadero precio y valor del dicho esclavo y no vale más y en esta parte renuncio la ley de ordenamiento real en que se contiene que toda cosa que sea vendida por la mitad menos de su justo y verdadero precio y valor debe ser suplicado su justo precio al vendedor o tornarle la cosa vendida y todo beneficio de destitución íntegra y si ahora y en tiempo alguno del mundo el dicho esclavo más vale y valer puede de los dichos veinte y dos mil y quinientos maravedís por la presente os hago gracia y donación de la tal demasía si la hay para perfecta mera no revocable que de la manera el derecho entre vivos ahora sea el más valor poco o mucho de lo cual que es y puede ser esto certificado y en remuneración de muchas honras y buenas obras que de vos he recibido y espero recibir que son dineros de más remuneración, galardón y paga de la probanza de lo cual os relevo y he por relevado y desde hoy día de la fecha de esta carta en adelante para siempre jamás me aparto y desisto y desapodero a mis hijos y herederos y sucesores universales, singulares, legítimos, naturales y transversales de todo el derecho y caución, señal o propiedad, posesión, voz, título, razón y causa que he y tengo y me perte-
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nece y puede pertenecer el dicho esclavo y todo ello lo doy, dejo, cedo, renuncio y traspaso en vos y para vos el dicho Francisco Bravo y para los dichos vuestros herederos y sucesores para que sea propio vuestro indio y le podáis y pueda vender, ceder, renunciar y traspasar, dar, donar, trocar y cambiar y hacer y dijo poner de él y en él como de cosa vuestra propia, libre y quita y desembargada, comprada y pagada de vuestros propios dineros y para ello os hago procurador autor en vuestra causa propia y del dicho esclavo os doy la posesión real, corporal, y poder para le entrar y tomar y en él vos apoderar por vuestra propia pública autoridad sin mi licencia y de justicia y con ello como quisiéredes y a mayor abundamiento me constituyo de él por vuestro poseedor en vuestro nombre y me obligo que cumpliré esta escritura como en ella se declara y no la revocaré ni iré contra ella y que ahora y en todo tiempo os haré cierto seguro y de paz el dicho esclavo así de mi y de mis herederos como de otras cualesquieras personas de cualquier condición que sean que os lo demanden, impidan, embarguen y contraríen en posesión y en propiedad diciendo pertenecerles por cualquier título, caudal y tomaré para vos y los dichos vuestros herederos y sucesores la voz y el pleito y defensa en cualquier punto y estado en que esté aunque sea antes y después de dada en él sentencia definitiva y carta ejecutoria de ella y aunque seáis despojado de la tenencia y posesión del dicho esclavo y aunque aleguemos que por vuestra culpa y nuestra ausencia se dieron las tales sentencias siendo y no siendo requeridos y lo seguiremos y trataremos y defenderemos a nuestra costa y misión hasta lo fenecer y acabar y vos hacer y dejar el dicho esclavo cierto seguro de paz por manera que quieta y pacíficamente le tengáis y poseáis sin contradicción ni perturbación de persona alguna que sea so pena que os daré otro esclavo como el sobre dicho y por su justo valor y los dichos veinte y dos mil y quinientos maravedís con el doblo, con más las costas, daños e intereses que sobre la dicha razón se vos recrecieren y vinieren en penas y postura valedera la cual pagada o no y graciosamente remetida que todavía cumpliré lo susodicho y para el cumplimiento y ejecución de todo ello obligo mi persona y todos mis bienes muebles y raíces, juros y rentas, derechos y acciones habidos y por haber y doy poder cumplido a todas cualesquieras justicias de estos Reinos y Señoríos y de fuera de ellos de cualquier jurisdicción que sean a la jurisdicción de los cuales y de cada una de ellas me someto con los dichos mis bienes y renuncio mi propio fuero y privilegio ley sicut venerit jurisdicione omnium judicium para que todo lo concertado en esta escritura me compelan y apremien a lo así cumplir y pagar y haber por firme por todo rigor de derecho por vía de ejecución y en otra cualquier manera que haya cumplido efecto bien así y a tan cumplidamente como si por sentencia definitiva de juez competente de mi pedimiento y consentimiento contra mi así fuese juzgado y sentenciado y la tal sentencia pasada en cosa juzgada sobre lo que renuncio todas y cualesquieras leyes, fueros, ferias, derechos y ordenamientos que en mi favor y ayuda sean todos en
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general y cada una con especial y la ley y derecho en que dice que general renunciación de leyes que fecho me faga que nom vala. Y por más firmeza lo otorgué así ante el escribano público y testigos de yuso escritos que fue hecha en la dicha villa de Valladolid a nueve días del mes de mayo de mil y quinientos y cincuenta y cuatro años, testigos que fueron presentes a lo que dicho es y vieron y firmar su nombre en el registro al dicho otorgante al cual yo el presente escribano doy fe que conozco, Juan Flemingo alemán y Juan Águirre y Alonso de la Torre estantes en esta Corte, Baltasar Schetz y yo Francisco Cerón escribano de Sus Majestades del número de esta villa de Valladolid y su tierra fui presente a todo lo que dicho es con los dichos escribanos y lo hice escribir como ante mi pasó y hice aquí este mi signo". AGI, Justicia 1023, N.° 2, R. 2.
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APÉNDICE XVII: Relación de lo que se hizo en la corte con el indio Pedro de Madrid, 1584:
Henao,
"Relación de lo que se ha hecho con don Pedro de Henao, indio, la primera vez que vino a esta Corte y ahora. Lo que se hizo la primera vez: - Gastáronse con él lo que hubo menester para comida, vestidos, posada y curarse el tiempo que estuvo enfermo, mil y cincuenta y nueve reales de penas de estrados del Consejo. - Diéronsele a él de las mismas penas doscientos cuarenta y tres reales también para su gasto e ir a Sevilla. - Por cuenta de Su Majestad se le libraron en penas de estrados de la Contratación de Sevilla 20 ducados también para sus gastos. - Por otros gastos se le libraron 500 ducados en bienes de difuntos de que no parecieren herederos, para llevar ornamentos y cálices para el pueblo de Ypiales donde él reside para la iglesia de él. - Diosele carta de recomendación para el (sic) Audiencia de Quito que es donde reside el dicho don Pedro. - Otra cédula duplicada sobre que no haya servicios personales de indios. - Otra para que pudiese volver a aquella tierra con dos criados que había traído de ellas y que pudiese llevar un maestro de hacer azulejos y un organista, casados con sus mujeres e hijos. - Otra para que el general de la flota le llevase en una de las naos, capitana y almiranta de ellas sin fletes y le hiciese dar ración para él y un criado. Lo que ahora se ha hecho: - Dánsele duplicados de cuatro cédulas de las de antes que son: la recomendación para el Audiencia, la otra sobre que no haya servicios personales de indios. La otra para volver y llevar dos criados que trajo de allá y los dos oficiales de hacer azulejos. Y la otra, para ir en la capitana o almiranta. - Cédula para que el Audiencia de Quito pague salario competente a los indios del pueblo de Ypiales que trabajaren en las labores de los españoles de manera que no reciban agravio y que no sean sacados lejos de su tierra sobre que el dicho don Pedro hizo relación que se les da poco salario y pidió se mandase que pudiesen ir a trabajar donde mejor les pagasen. - Otra para que la dicha Audiencia informe sobre que pide que sea (de)vuelto al dicho pueblo un monasterio de frailes franciscanos que había en él. - Otra para que la dicha Audiencia provea de manera que los indios del dicho pueblo no reciban agravio con la relación que él hace de que los españoles les quitaron sus tierras y traen los ganados en sus sementeras.
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- Otra para q u e la d i c h a A u d i e n c i a p r o v e a d e m a n e r a q u e los d i c h o s indios no reciban a g r a v i o y sobre q u e hace relación q u e son c o m p e l i d o s a traer a cuestas veinte leguas el tributo que dan y a quien lo ha de haber. - Otra dirigida a la dicha A u d i e n c i a y al O b i s p o d e Q u i t o para q u e los frailes y clérigos no se e n t r o m e t a n a castigar los indios del d i c h o p u e b l o y c u a n d o por algo m e r e z c a n castigo los c a s t i g u e la j u s t i c i a seglar y q u e los frailes franciscanos vuelvan al dicho pueblo. - Otra dirigida a la dicha A u d i e n c i a s o b r e q u e el d i c h o don P e d r o pide que los indios 110 se pasen a vivir de una tierra a otra para q u e provea en ello lo que viere que c o n v i e n e y q u e se g u a r d e n las c é d u l a s y o r d e n a n z a s sobre ello dadas. - Otra para que la dicha Audiencia averigüe lo que pasa sobre cierto traspaso de unos indios que refiere el dicho don Pedro haberse hecho a un mercader y envíe la información con su parecer y entre tanto haga justicia. - Otra para q u e la d i c h a A u d i e n c i a i n f o r m e s o b r e lo q u e el d i c h o d o n Pedro pide, se le de confirmación del cacicazgo que tiene y que se metan en él ciertos pueblos. - Y en todas estas cosas se manda a la dicha A u d i e n c i a q u e avise de lo que hiciere en cumplimiento de ellos. - Otra c é d u l a para q u e se a c a b e n de p a g a r los 5 0 0 d u c a d o s q u e por la c é d u l a de atras se r e f i e r e se le libraran en b i e n e s d e d i f u n t o s d e q u e no (a)pareciesen herederos y para llevarlos e m p l e a d o s en o r n a m e n t o s y cosas necesarias al servicio del culto divino en la iglesia del dicho pueblo de Ypiales". AGI. Quito 1, N.° 16.
FUENTES DOCUMENTALES
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ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL ( A H N ) :
- Consejos Suprimidos 21.474. C.
A R C H I V O G E N E R A L DE S I M A N C A S
(AGS):
- Contaduría Mayor de Cuentas 240. D.
E.
A R C H I V O DE P R O T O C O L O S DE S E V I L L A ( A P S ) :
Oficio Oficio Oficio Oficio
III, L. IV, L. IV, L. IX, L.
1. 2. 3. 1.
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- Escribanía de Juan de Toledo 1548-1550 s/f. F.
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I N D I O S Y M E S T I Z O S A M E R I C A N O S EN LA E S P A Ñ A DEL SIGLO XVI
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H.
A R C H I V O PARROQUIAL DE S A N A G U S T Í N DE B A D A J O Z :
- Libro de bautismo N.° 1.
I.
A R C H I V O PARROQUIAL DE S A N JUAN B A U T I S T A DE B A D A J O Z :
- Libro de bautismo N.° 6.
J.
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ÍNDICE DE CUADROS
C U A D R O I: Precios de los indios esclavos en el mercado antillano (15211535)
39
C U A D R O II: Precios medios según sexo y edad (1521-1535)
40
C U A D R O III: Sentencias del Consejo de Indias a favor de los indios (15391582)
96
C U A D R O IV: Indios traídos a Castilla (1493-1550)
109
C U A D R O V: Origen geográfico del indio americano (1493-1550)
111
C U A D R O VI: Precios de venta en España de negros e indios
114
C U A D R O VII: Comparación entre los precios de venta de esclavos indios en España y América (1521-1550)
116
C U A D R O VIII: Precios de los esclavos indios (1494-1597)
117-118
C U A D R O IX: Precios medios de los indios según sexo y edad (siglo xvi)
119
C U A D R O X: Indios bautizados en las parroquias sevillanas ( 1 5 2 6 - 1 5 5 0 )
125
C U A D R O XI: Esclavos en Jaén (1569-1594)
128
C U A D R O XII: Venta de esclavos indios en Z a f r a
130
C U A D R O XIII: Precios de los esclavos indios vendidos en Z a f r a
131
ÍNDICE DE MAPAS
MAPA I: Ciudades españolas con presencia documentada de indios MAPA II: Densidad de esclavos indios por provincias
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