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Spanish Pages [141] Year 2003
HECTOR P. ANGANUZZI
HISTORIA DE LOS PLATOS VOLADORES EN LA ARGENTINA
Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723 Printed in Argentina - Impreso en la Argentina © by Editorial PLUS ULTRA Viamonte 1755, Buenos Aires, 1976 Scan&OCR: Misquamakus/26.nov.2003 (ver notas)
INTRODUCCIÓN
Existen testimonios de que en La Antigüedad nuestros antepasados vieron extraños portentos volantes surcar raudamente el firmamento y hasta han quedado grabadas, en las paredes de algunas cavernas diseminadas por el mundo, pinturas rupestres con la figura de presuntos seres extraterrestres. En los tiempos modernos, lo que hoy denominamos OVNI (Objeto Volador No Identificado), es observado masivamente a partir de 1942, durante el transcurso de la segunda conflagración mundial Las fuerzas militares de los países comprometidos en ella los contemplaban con aprensión, temiendo se tratase de armas secretas del enemigo. Y es que sus características eran, en verdad, llamativas: silenciosos, refulgentes, generalmente de p equeño tamaño, aparentaban naturaleza inmaterial y se hallaban dotados de asombrosa velocidad y capacidad de maniobra. Por su manera de comportarse daban la impresión de estar dirigidos por control remoto, supuestamente con fines de espionaje. Sin embargo, al pasar el tiempo quedó demostrado que estos "combatientes fantasmas”, como por entonces se dio en llamarlos, no constituían secretos militares de ninguna de las potencias en pugna. Concluida la guerra, precisamente durante la primavera y verano del año 1946, miles de personas en Dinamarca, Noruega, Suecia y Finlandia (Escandinavia), contemplaron a su vez raras apariciones estelares. No se trataba ahora de simples casos aislados, sino que se produjo una verdadera oleada de cuerpos de sólida apariencia y forma no convencional. En principio fueron reportados como "cohetes", pero 1as súbitas detenciones en el espacio, bruscos cambios de dirección y velocidad, como así también alteraciones en su luminosidad y color, fueron evidencias que se sumaron para que aquella posibilidad quedase luego totalmente desechada. Paulatinamente, aunque en forma notoria, decrecieron las observaciones en la zona mencionada, y cuando parecía condenado a desaparecer, el fenómeno comenzó a reproducirse en América del Norte hacia la segunda quincena de junio del año siguiente. El día 24, el aviador civil Kenneth Arnold guiaba su avioneta sobre el monte Ranier (Washington), cuando advirtió con sorpresa que nueve aparatos discoidales de unos 30 metros de diámetro marchaban encolumnados por el espacio a una velocidad calculada en 3.200 kilómetros por hora. Al describirlos como "platos voladores" el testigo no sospechó, seguramente, que había dado punto de partida a la popularización de las misteriosas apariciones. En U.S.A. los acontecimientos tuvieron enorme resonancia, trascendiendo al plano mundial. El experto psicólogo John Lynn aseguró que todo era una crisis colectiva de histeria causada por recientes predicciones de una guerra atómica por sorpresa; otros hombres de ciencia opinaron que se trataba de una confusión causada por el reflejo de aviones sobre las nubes o simplemente de fantasías. Orville Wright, uno de los precursores de la aviación, creyó por su parte en una campaña del gobierno para llevarlos a una nueva guerra mundial. Lo cierto es que millares de personas se exponían a las molestias de una tortícolis al pasarse virtualmente el día con los ojos en el cielo. Una revista ocultista de San Diego anunció una invasión de marcianos y llegó a ofrecerse una recompensa de 1.000 dólares contra la entrega de un ejemplar genuino. En San Francisco, un modisto aprovechado puso en exhibición un exótico sombrero al que denominó Pesadilla de los Platos Voladores... El suceso no se circunscribió solamente a los Estados Unidos Al comenzar a manifestarse en la República Argentina, el sensacionalismo de ciertos periódicos, el silencio de la prensa seria y la vulgar denominación de las supuestas aeronaves, fueron factores determinantes para que el común de la gente lo considerara con escepticismo. Sin embargo, con el correr del tiempo y pese a que, como se ha comprobado, sólo un diez por ciento de
observaciones se denuncia, al irse acumulando incidentes en cantidad y conocerse posteriormente textos científicos de nivel internacional como los de Aimé Michel, Allen Hynek o Jacques Vallée, muchos han comenzado a creer que se trata de algo más que de delirios, mistificaciones, fenómenos naturales o armas secretas. ¿Por qué, si el hombre ha aprendido a volar, comenzado la exploración del espacio exterior y, por ahora, de los planetas más cercanos, no vamos a pensar que habitantes de otros mundos mas viejos o evolucionados estén haciendo lo propio y se acerquen a inspeccionarnos? Actualmente hay coincidencia en afirmar que existen no ya unos pocos sino miles de planetas donde pueden darse condiciones de vida similar a la nuestra. La presencia de seres pensantes en otros astros abre una excitante posibilidad a las apariciones de OVNI, pues son muchos los testigos que han dado cuenta de su comportamiento apar entemente controlado. Pero… ¿dónde termina la realidad y comienza a jugar la fantasía? ¿Hasta qué punto pueden influir el ansia de publicidad en los testigos o la psicosis colectiva? Una cosa es absolutamente cierta: resulta desde todo punto de vista inaceptable permanecer impasibles frente a lo que con justicia se ha dado en llamar “el enigma del siglo". Y para salir de esa pasividad y poder opinar sobre él fundadamente resulta imprescindible estar informado. Saber, por ejemplo, que en el norte argentino los camioneros en sus continuos viajes nocturnos se hallan tan habituados a las extrañas luces que prefieren aceptarlas sin pensar en ellas, mientras que en el otro extremo del país, la Patagonia, los insólitos objetos voladores son conocidos directamente con el mote de Los Marcianos. A llenar ese vacío de información tiende este libro, como así también a seleccionar y poner orden dentro del muy abundante material reunido desde aquella lejana noche noche (11-7-1947) en que una “estrella” multicolor se paseara sobre la ciudad de La Plata. Porque a la luz de los hechos resulta ser Argentina uno de los territorios más propicios para que, con su realidad y su mito, los OVNI y aquellos seres de apariencia humanoide con que frecuentemente se los vincula, desarrollen una actividad no por tan frecuente y variada menos enigmática y desde todo punto de vista insólita.
UN ANÁLISIS DEL FENÓMENO SOBRE LA BASE DE LAS INCURSIONES CONSUMADAS EN EL PAIS A PARTIR DE 1947
CAPÍTULO I
EXTRAÑOS SUCESOS
Resistencia ante lo increíble ALGO SOBREVOLÓ LA ANTÁRTIDA La oleada de objetos voladores no identificados que, en 1965, ocupó a contar de junio parte de la información periodística, pasó dramáticamente a primer plano cuando la Secretaría de Marina Argentina dio a conocer, por la tarde del 6 de julio y como respuesta a numerosas consultas formuladas, un comunicado que en sus partes más importantes decía así: “Desde el Destacamento Naval Decepción, en la Antártida Argentina, fue observado el día 3 de julio a las 19.40 un objeto. volador de forma lenticular, aspecto sólido, coloración predominante roja y verde, por momentos de tonalidades amarillas, azules, verdes, anaranjadas y blancas. Fue registrado su desplazamiento en dirección general Este, por momentos cambiando a. Oeste, a una altura de 45º sobre el horizonte, y a una altura aproximada de 10 a 15 kilómetros. Destaca el informe la ausencia de sonido y el haberse observado en el transcurso de sus evoluciones las variaciones de velocidad, así como también el hecho de haber permanecido estacionario por momentos en el espacio. El objeto fue reconocido, bajo condiciones meteorológicas de la zona que pueden considerarse excepcionales para esta época del año, por el observador meteorológico de dicho destacamento, junto con diez personas más de la dotación”. Aumentando el interés general por el asunto, la misma Secretaria de Estado hizo público, dos días después, el boletín informativo 172, que expresaba entre otros conceptos: “En la Antártida, actualmente el día comienza a las 10.20 hs., la luz diurna se prolonga hasta las 15.30 hs., y después vienen dieciséis horas de noche cerrada. La observación se. realizó, justamente, durante las horas de la noche, en medio de oscuridad total, quebrada parcialmente por la luz lunar. Respecto a la tentativa de fotografiar el objeto, ella no ofrece muchas posibilidades de éxito, debido a varios inconvenientes, entre ellos la poca sensibilidad de la película utilizada, la distancia y la oscuridad reinante. Por otra parte, las informaciones procedentes del Destacamento Naval Orcadas destacan un hecho de gran importancia, y éste es que en el momento en que se producía el pasaje del objeto por aquel punto, dos variómetros en funcionamiento acusaron, para la hora del avistaje, perturbaciones al campo magnético, registradas por la cinta de dichos aparatos”. Por su parte, la Fuerza Aérea Chilena también dio a conocer un radiograma oficial, enviado al cuartel general de la Aeronáutica por el comandante Mario Jahn Barrera desde la Base Presidente Aguirre Cerdá. “Es aventurado decir que todos vimos un platillo volador, de esos de ciencia ficción; sin embargo fue algo real, un objeto rojo amarillento que despedía una luz azulverdosa, se desplazaba a una velocidad asombrosa y por momentos se detenía en el espacio”, manifestó Barrera. Volviendo a la Argentina, al ser consultado respecto de informaciones complementarias sobre la aparición, el teniente de fragata Daniel Perissé agregó que entre las distintas bases que percibieron el fenómeno no hubo ninguna comunicación previa que pudiera haber inducido a una psicosis colectiva. En Orcadas fue visible dos horas y media antes que en Decepción. En la base chilena se percibió desde las 19.20 hasta las 19.40 del sábado 3, con desplazamiento hacia el Norte, para perderse de vista tras unos cerros. Dos minutos después
apareció en la zona de Decepción. El alto jefe dijo remitirse a la simple observación del hecho sin aventurar una explicación del mismo, excusándose de afirmar que los movimientos del OVNI obedecieron a la voluntad de un ser inteligente. Aunque su apariencia era de solidez, había cierta imprecisión en su forma, a veces lenticular y por momentos circular. No descartó que su aspecto visual se viera afectado por un fenómeno de refracción atmosférica que pudo pr oducir una deformación aparente de sus características. En su traslación, de 700 a 800 kilómetros por hora, no se advertía la formación de estela de humo. En Uruguay, el Centro de Investigación de Objetos Vola dores Inidentificados (CIOVI) emitió una declaración en la que fundamentalmente expresaba: “La citada denuncia no tiene características especiales que la diferencien de una de las tantas observaciones registradas en el curso de los últimos 18 años y que suman cerca de 50.000 en todo el mundo; que en este caso lo fundamental y extraordinario radica en el reconocimiento del hecho por un organismo oficial como es la Secretaría de Marina Argentina; que la misma ha sentado un valiente precedente, dado que organismos oficiales de otros países, teniendo elementos de juicio excepcionales desde hace mucho tiempo, nunca se pronunciaron sobre el problema”. Fue entonces cuando el sector reacio, no sólo a la hipótesis extraterrestre de los OVNI sino también a reconocer su existencia, alzó la voz. El ingeniero Teófilo Tabanera manifestó: “No hay elementos serios y concretos que prueben la existencia de platos voladores”, agregando con relación al acontecimiento antártico que “muy bien pudo tratarse de un punto luminoso en movimiento o cualquier otro fenómeno posible en esa región”. El doctor Carlos Jaschek declaró que “podría ser un meteorito, ya que uno de grandes dimensiones pudo cambiar de color al atravesar la atmósfera, dar la impresión de estar detenido en el cie lo y provocar modificaciones en los campos magnéticos”. Para el profesor Félix Cernuschi se ha tratado en cambio de un fenómeno auroral. “La Secretaría de Marina dijo ha puesto al país en ridículo ante los científicos de todo el mundo con su comunicado. Esto le ha pasado por no consultar a los científicos. Ninguno hubiera admitido la hipótesis contenida en ese absurdo comunicado. ” A estos juicios se agregó un informe dado a conocer por el Observatorio Astronómico de la ciudad de La Plata. El mismo expresaba que, con el fin de contribuir a la identificación de objetos de presencia relativamente poco frecuente en el cielo, se requirió información a las centrales especializadas en el rastreo de satélites artificiales acerca de las caracte rísticas de algunos de ellos. Sobre la base de ese aporte dicho Observatorio efectuó un cálculo relativo a las posibilidades de visibilidad del denominado Eco II, lanzado el 25 de enero del año anterior por la Fuerza Aérea Norteamericana desde la base Vanderberg, para ser utilizado en comunicaciones. Explicaba luego que se trata de un globo de material plástico aluminizado, altamente reflectante, de 41 m de diámetro. “Observado en condiciones favorables, puede presentar una luminosidad apreciablemente superior a la de las estrellas más brillantes del cielo”, decía, y al indicar que de los cálculos de referencia se desprendía que el 3 de julio el Eco II pudo ser visto desde Decepción, detallaba bajo qué características y concluía con que el objeto observado por las distintas bases no era otro que dicho satélite artificial. Requiriéronse entonces al teniente Perissé detalles más precisos sobre aquel presunto satélite artificial que tanto llamara la atención, oportunidad en que el mismo puntualizó: “El OVNI se advirtió a las 19.42 hacia el N.E. con desplazamiento al N.O., recorrido visual de E. a O. Fue visible durante 1 h. y su trayectoria seguía una línea paralela al horizonte a 45º de altura”. Luego de reiterar detalles respecto a luminosidad, agrego que “parte de las observaciones se realizaron con teodolito, en momentos en que aparecía en el lente reticulado del instrumento una estrella y el OVNI. Tomando a la estrella como referencia fija se observaban los desplazamientos del objeto volador en direcciones cambiantes. Cuando el avistamiento se hacía a simple vista, los avances, dete nciones y retrocesos se determinaban por
comparación con unos cerros próximos y la torre de la antena del equipo radioeléctrico de la base. La desaparición del OVNI se produjo gradualmente por elevación en las proximidades de la isla Livingston, donde se a dvertía una capa de cirrus, nubes que por lo general se hallan a unos 10.000 metros de altura. Idénticas observaciones se realizaron en la base británica de Caleta Balleneros, en el lado opuesto de la bahía, el 2 de julio. Objetos similares fueron vistos en Decepción en los días 7 y 8 de junio, a las 19.50 y 2.20 respectivamente, sobre el Mar de la Flota”. El teniente aclaró, asimismo, que en la segunda quincena del mismo mes, ellos vieron pasar un cuerpo volador del noroeste al sudeste, pero esta vez sí, por su brillo y dirección uniforme, no cabía duda de que se trataba de un satélite artificial. Las diferencias entre éste y aquellos objetos misteriosos quedaron, de tal manera, perfectamente establecidas.
UN SINGULAR AVIÓN Estamos en pleno invierno: 23 de julio de 1968. Aquí en Bariloche el cielo se halla nublado, corre un viento de 35 kilómetros por hora y se forman grandes olas sobre el lago Nahuel Huapí. En el Aeropuerto se encuentran decenas de personas, además de aviadores y personal de tierra, mientras se aguardan un Avro de Aerolíneas, un BACOne y un DC3 de las Fuerzas Armadas. A las 13.15 hs. aparece el Avro y su comandante, Emilio Loza, pregunta exasperado a Walter Furst (operador de la torre) por qué no le reporta el tráfico aéreo del momento, respondiéndole éste que no existe para el control el anuncio de la llegada o partida de otro aparato. El piloto insiste, agregando que delante de él hay “una gran máquina”, en el llamado tramo inicial de la pista. En efecto: recorriendo el perímetro del campo, desde el Oeste, como buscando un lugar para aterrizar, a sólo 70 metros de las pistas de carreteo y a una velocidad de unos 200 kilómetros por hora, se está desplazando un aparato de cuerpo desmesuradamente largo, más extenso que un Constellation y más fino que un Comet o Caravelle, que parece colgado de alas muy anchas y muy cortas bajo las cuales, casi pegadas al cigarro, se notan dos turbinas. De color acero o aluminio opaco, su timón está pintado de negro (o azul oscuro), al igual que su nariz. No posee cabina de pilotaje ni ventanillas. Resulta absolutamente silencioso, aunque algunos testigos le escuchan emitir un sonido “apenas sibilante”. A raíz de esta aparición inusitada se ordena al Avro procedente de Buenos Aires mantenerse alerta y a un One Eleven Jet de Austral conservar su nivel, “por desconocer movimiento del avión extraño”. Las llamadas por radiotelefonía que a éste se efectúan, en todas las frecuencias, dan resultado infructuoso. El jefe del Aeropuerto, Señor Cornelio Gauna (casado, una hija, diez años en tal cargo), declararía luego: “Al no establecer contacto radial con la torre y evolucionar el circuito de tránsito, ya la aeronave en la que no se pudo distinguir matrícula o símbolo que identificara su nacionalidad cometió una infracción, pues todo aparato que sobrevuele la zona de control de un aeródromo debe necesariamente establecer contacto radial o visual, a los efectos de solicitar la autorización correspondiente para evitar colisiones, reportando a otras naves que podrían estar operando en la zona, sobre su ubicación y viceversa”. Como al parecer va a tocar tierra, dada su falta de respuesta es utilizada la pistola de señales luminosas que se emplea para comunicación con aeroplanos que no posean equipos de radio. Accionada la misma, despide un haz de luz verde, como una linterna con un cristal de más de 20 cm de diámetro, indicando concesión de pista libre. El objeto desconocido emite entonces un potente destello blanco y continúa su marcha, llegando hasta el final de la pista, donde hace un brusco giro de más de 90º y se aleja hacia el Norte.
Sin embargo, minutos más tarde aparece, como la primera vez, por el lado del lago, iniciando una nueva pasada sobre el Aeropuerto, pero hacia la izquierda de la pista 28. En el extremo final, aumentando el estupor general, hace “un rulo” es decir un giro de 360º como una veleta que voltea sobre su eje, y sale disparada a 100º rumbo al Sureste. Todos destacaron entonces su armonioso vuelo, asombrosa maniobrabilidad, sus giros insólitos. Sigfrido Cortondo, radiooperador del Aeropuerto, declaró que “cumpliendo el sueño de Leonardo da Vinci, volaba como los pájaros ”. Es que la máquina, pese a sus enormes dimensiones y a la virtual falta absoluta de planos de sustentación, había planeado con la gracia y ligereza de un Piper, impresionando su posibilidad de desplazarse a tan baja velocidad sin reducir ni aumentar para nada el empuje de las turbinas. Desconcertó, asimismo, que el descomunal aparato estuviese a punto de aterrizar en las pistas sin una apremiante necesidad de ello, ya que después de maravillar. a todos los presentes se alejó tan misteriosamente como había aparecido, pero interfiriendo premeditadamente el tráfico aéreo internacional. ¿Se trataba de un avión convencional terrestre o de una máquina condicionada a nuestra atmósfera, proveniente del espacio exterior? El periodista especializado Alejandro Vignati ha dicho que “no hay ley física ni aerodinámica que explique el comportamiento de esta nave. A no ser que utilice una unidad antigravita cional que anule la gravedad terrestre, sería imposible comportarse como lo hizo”. Y aquí nuevamente el interrogante: “¿Están llegando? ¿Están construyendo aparatos capaces de aterrizar entre nosotros pero aún herméticos por las condiciones atmosféricas del planeta Tierra? Sí. Es posible, muy posible”. Resultan interesantes las palabras de Carmen, la rece pcionista de Aerolíneas Argentinas. Ella dijo: “Yo también lo vi. Estaba cerca de la plataforma y me avisaron que había un plato volador. Me dirigí a la entrada y miré hacia el fondo de la pista: era una máquina que no emitía sonido y no tenía ventanillas ni cabina. Primero pensé que era un plato volador... Luego me convencí de que no”. Es que después todo el mundo pareció convencerse de que no, porque la noticia no trascendió de inmediato sino al cabo de unos días, coincidiendo entonc es de que se trataba de un avión, aunque de características especiales. Por demás sugestiva resultó la presencia del Sr. Gauna en la Capital Federal, donde permaneció una semana en que fue in terroga por las autoridades de la Fuerza Aérea. Al cabo de es conversaciones manifestó al periodismo que “debían ser des virtuadas todas las hipótesis sobre la presencia de un OVNI”, a la par que informó sobre la existencia de una fotografía de la máquina por un turista residente en Rosario. Realmente el artefacto dejó tiempo y dio motivos para que se tomaran fotografías, pero lo cierto es que jamás se publicó placa alguna. Prácticamente dos meses después, el 17 de setiembre, por un comunicado del Comando en Jefe de la Fuerza Aérea Argentina se informó: “De la investigación realizada como consecuencia del sobrevuelo de una aeronave no identificada, en inmediaciones del Aeropuerto de San Carlos de Bariloche el día 23 de julio próximo pasado, a las 13,30 aproximadamente, resulta que dicha aeronave era un avión RB57 del escuadrón de la USAF (Fuerza Aérea de los Estados Unidos) que opera en tareas científicas desde la base de El Plumerillo, Mendoza. El vuelo del referido avió n constituyó una infracción a las normas de tránsito aéreo vigentes en nuestro país, por cuyo motivo y por la demora del pertinente trámite de esclarecimiento, se han adoptado las medidas correspondientes al caso”. Sin embargo, al cotejar las características del aparato identificado en forma oficial como actor del incidente, con las de la máquina extraña, surgen las siguientes diferencias: 1) RB 57: El puesto de pilotaje “lado a lado” en el modelo primitivo, es actualmente “en tándem” (un piloto atrás del otro). La cabina ha sido ampliada y sobre todo el habitáculo del observador.
Aeronave desconocida: “Según los testigos la máquina no tenía cabina ni de pilotaje ni de pasajeros y no se veían ventanillas” (declaración del jefe del aeropuerto, publicadas el 287). 2) RB57: Aumenta su superficie alar. Mide 48 metros de envergadura. Aeronave desconocida: “La brevedad de sus alas” (S. Cortondo); “Virtual falta absoluta de planos de sustentación” (miembro de la Gendarmería Nacional). Agreguemos la confusión sobre si eran “en delta” o “trapezoidales”, originada precisamente en su poca envergadura. 3) RB57: Lleva los reactores montados en el espesor de sus alas. Aeronave desconocida: “Parecía un delfín de perfil, con dos reactores uno en cada ala debajo de las mismas” (Francisco Caló, técnico en radiotelefonía); “tenía dos turbinas, una debajo de cada ala, muy cerca del fuselaje” (Jorge Acosta, despachante de cargas y Margaret Clarke, despachante de tráfico). 4) RB57: Mide 19,50 metros de largo. Aeronave desconocida: “Muy largo, más que un Constellation” (testigo vinculado a la Aeronáutica); “aunque más fino, el cuerpo se podía comparar a un Comet o a un Caravelle” (W. Furst); “Un aparato desmesuradamente largo” (periódicos del 27-7). 5) RB57: Las alas parten del medio de la altura de su fuselaje. Aeronave desconocida: “El fuselaje parecía colgado del Ala ” (F. Caló). 6) RB 7: Se trata de un aparato derivado del bombardero a reacción británico “English Electric Canberra M 272”. Es fabricado por la Martin de los Estados Unidos. Su denominación con la sigla de la F.A.A. es Martin RB57, pero en “los técnicos simplemente se lo denomina “Canberra Americano “. Aeronave desconocida: “...pero no era un U2 ni un Canberra “ (declaración de “uno de los observadores directos del artefacto, que no quiso empero, por pertenecer a una dependencia estatal, se le identificara con precisión, pero se halla vinculado a las actividades aeronáuticas desde hace veintiún años” La Nación, 25-7).
JEROGLÍFICOS MENDOCINOS Arnaldo Ferrari, médico forense, se hallaba de guardia en el hospital de Lagomaggiore, Mendoza. Él narra: “Eran las 4,45 horas del 31 de agosto de 1968 y estaba leyendo el diario. Me llamaron. Fui y encontré a Peccinetti y Villegas. Uno de ellos (Peccinetti) se encontraba boca abajo en un banco, semidesvanecido. El otro (Villegas) sentado en un extremo, aga rrándose la cabeza con las manos. Ambos denotaban una gran excitación psicomotriz. Me manifestaron que en el Liceo Militar los habían tratado mal. Me extrañó que una institución seria los tratase así, y más que no les sacasen el polvo y la suciedad con que estaban cubiertos. Peccinetti demostraba espanto y miedo. Por momentos, se ocultaba el rostro con las manos. Presentaba alguna incoherencia en el relato. Repetía: 'No sé, no sé, doctor, póngame una inyección’. Su vestimenta evidenciaba revolcones recientes. El aparato cardiovascular de ambos daba 150 pulsaciones por minuto. La temperatura axilar era unas décimas mayor que la normal. Tenían dos micropunciones en la pulpa de los dedos índice y mayor de la mano derecha, de donde manaba sangre. Cuando llegó el personal policial, los invitaron a ir al lugar del hecho. Peccinetti no quiso. Me dijo: 'Yo no voy, tengo miedo: ¿no sienten olor a azufre?'.
Luego, se quedó hablando conmigo y no se refirió más al problema”. Intervino personal de la seccional 6ª ., con participación de la Dirección de Investigaciones, disponiendo el comisario Miguel Montoza 25 años de experiencia policial la realización inmediata de un dosaje de sangre, el que reveló absoluta normalidad. Con los protagonistas un poco más calmados, e l funcionario escuchó entonces, de los labios de aquellos, la versión completa del episodio. Juan Carlos Peccinetti (29 años, 1,90 m de estatura, casado), se había instalado en el Che vrolet modelo 1929, chapa 2999, propiedad de Femando José Villegas (26 años, 1,75 m, casado; un hijo), y con éste al volante partieron aquel 31 de agosto de 1968 a eso de las 3.30 hs. desde las inmediaciones del Casino de la Ciudad de Mendoza, donde ambos se desempeñan como pagadores. Ocurría que si bien no eran muy amigos, Peccinetti un día antes había ido hasta la casa de aquél, dejando olvidado el sobretodo. Ella se ubica hacia el norte de la ciudad; desde allí Villegas pensaba llevar al compañero de tareas hasta su domicilio, al Sur. Luego de recorrer algunas calles, tomaron Huarpes, Laprida, y doblaron hacia el Norte por Neuquén (altura 2.300), notando que luego de hacer unos 50 metros, el motor del coche se paraba y las luces se extinguían, por lo que debieron frenar, y bajarse (la noche era muy oscura y. fría), para indagar sobre el presunto desperfecto. Se hallaban en un barrio residencial en formación, ubicado al Noroeste de la ciudad de Mendoza, donde había muchas casas en construcción, y aún quedaban amplios terrenos baldíos. Justamente estaban detenidos frente a uno de ellos, que tenía una dimensión aproximada de 20 por 30 m, lindando con una pequeña acequia en el límite con la calle Neuquén, y otra amplia que lo separaba de Jorge Newbery. Al frente, hacia el Norte, había otros baldíos más. Eran áridos, con tierra seca, que se levantaba en polvo cuando soplaba viento fuerte. Dentro del mencionado en primer término, y a unos metros de distancia, descubrieron de pronto un “compacto haz de luz”, oblicuo (ángulo de 45º), que era lanzado hacia abajo por un artefacto opaco, con forma “semejante a dos platos pegados por sus bordes”, de 5 a 6 metros de diámetro por 1,50 de altura, que se halaba suspendido en el aire a 2 metros del suelo. Simultáneamente se dieron cuenta de que junto a esa extraña máquina había “personas”. Eran cinco. Dos se quedaron al pie del aparato y los restantes, caminando lentamente, se fueron acercando. Eran pequeños (1,40 a 1,50 m); su cabeza de cráneo calvo ostentaba mayor tamaño que la de los seres humanos, aunque no exageradamente Sus ojos brillaban con intensidad. Vestía n ropa enteriza, “como la que usan los corredores de autos”. A medida que avanzaban hacia ellos, los azorados testigos escuchaban, como si les hubieran introducido en las orejas los diminutos parlantes de una radio a transistores, el concepto “no temer ”. Entonces, pese al miedo inicial, perdieron las ganas de hablar o moverse. Estaban relajados, sin sentir nada... Con la mente en blanco y la vista fija allí. En sus cerebros comenzaron a resonar otros conceptos : “Tres vueltas al sol para estudiar costumbres e idiomas”... “Las matemáticas son el idioma universal”... “Dominio de la gravedad”... Dos de los seres los enfrentaron, y tomándoles los dedos índice y mayor de la mano derecha, efec tuaron tres punciones en las yemas, presuntamente para investigar su sangre. Ellos dirían luego: “En el contacto sentimos como si nos tocara un ser humano, con una mano que no era ni más fría ni más cálida que la nuestra”, aquellos no movían los labios, siendo sus rasgos como los de “personas normales”. Posteriormente, Villegas comentaría: “Nunca los pude mirar a la cara. Se me acercó uno de ellos a mi derecha y sin poder girar los ojos alcancé a ver, cuando salieron de mi visión directa, lo que el rabillo puede vislumbrar ”. Lo mismo le ocurrió a su compa ñero, por lo que se deduce que se hallaban en una especie de estado hipnótico. Había, pues, un humanoide a cada lado de los terrestres, mientras el tercero que llevaba consigo un aparato “parecido a un sople te” accionaba cerca del automóvil produc iendo
chispas y llamas similares a las de la soldadura autógena. A todo esto, uno de los dos que habían quedado atrás avanzó y se detuvo ante la acequia, portando un artefacto circular “algo más chico que una rueda de bicic leta”, que como si fuera un televisor comenzó a mostrar imágenes en colores: primero se vio una gran cascada con abundante agua; luego una nube “semejante al hongo atómico”, retornando finalmente al paisaje primitivo pero sin agua; es decir, las mismas rocas y árboles pero desnudos, “como en invierno”. Una vez pasadas estas imágenes, los raros personajes se encaminaron nuevamente hacia la aeronave y uno detrás de otro subieron por un haz de luz que hacía las veces de escalerilla mecánica y que luego de pasar el último, apa garon. A renglón seguido se escuchó desde el exterior una fuerte explosión Villegas sintió como “un flameo” en los pantalones y Peccinetti un golpe de aire en el cuerpo, mientras la aeronave ascendía rápidamente, “en medio de un considerable resplandor”, y terminaba por perderse en el espacio. Fue entonces cuando los dos amigos parecieron recuperar el sentido, y abandonando el coche echaron a correr hacia la Guardia de Prevención del Liceo General Espejo, que se encontraba a unos 300 metros de distancia. Hasta ahí el relato efectuado. La policía retuvo en su poder el reloj calendario de Peccinetti, un Precisor 17 rubíes antimagnético, detenido exactamente a las 3.42 hs. La misma misteriosa detención sufrieron, al parecer, otros relojes del barrio. En el coche fue descubierta una considerable cantidad de mercurio metálico y sales de mercurio, así como también restos de azufre. Dijo el meteorólogo Bernardo Razquin: “Llevé una gotera y recogí mercurio que había en el guardabarros del auto. Lo presenté en el canal 7 a las 13 hs. del sábado. A la noche, las partículas se fueron separando. Fueron colocadas en principio en una tapita de material plástico, pues las había traído en un sobre. Al día siguiente, las subdivisiones del 'aparente' mercurio se iban desgranando por unidades”. En la parte izquierda del vehículo quedó impresa una especie de pirograbado, presuntamente realizada cuando uno de los personajes se acercara al automóvil con su instrumento incandescente. Eran marcas finas, que del estribo no tardaron en desaparecer y que la policía trató luego de imitar con un soplete, quemando la pintura.
El Centro de Investigaciones Espaciales de Mendoza atribuyó los raros signos a un dibujo del sistema planetario que habrían atravesado las criaturas en su viaje a la Tierra: “Han venido tres veces de Ganímedes pasando por Marte”. En efecto, uno de los aparentes sistemas planetarios reproducidos sería el del Sol y sus tres primeros planetas: Mercurio, Venus y la Tierra; el otro Júpiter y sus satélites Ío, Europa y Ganímedes. Entre éste y la Tierra hay dos
líneas paralelas indicando una ida y vuelta. Es que según la opinión de Gerard Kuiper (director del planetario de Arizona), como así también de otros estudiosos, Júpiter habría sido una estrella que todavía no está totalmente apa gada, entre otros motivos porque refleja dos y media veces más calor del que recibe, fenómeno que no ocurre en los otros planetas. El nuestro sería entonces un sis tema binario, con una estrella de brillo mediano (el Sol) y un “enano negro” (Júpiter). Si los autores de las marcas procedieron de Ganímedes afirma Carmelo Raiti, donde hay una atmósfera que permite al menos la vida vegetal, es lógico que consideren al gigantesco planeta como un sol, ya que reciben de él más calor que del Sol propiamente dicho. De Júpiter a su tercer satélite median en cifras redondas 1 millón de kilómetros; de aquél planeta a la Tierra, 777 millones, y de ésta al sol 150 millones. Serían 926 millones de kilómetros los que separan a Ganímedes de nuestro sistema solar, lo que justificaría que sus presuntos habitantes lo valoren como “su” sol, como el centro de “su” sistema. Esto explicaría el hecho de que los dos sistemas dibujados sean idénticos, con un esbozo de estrell a en su centro. En las restantes inscripciones, Victorio Corradi cree reconocer las letras Alfa y Kappa del alfabeto griego; ésta ha desaparecido como letra, pero continúa usándose como numeral con valor 90. Las letras que acompañan a los dibujos serían entonces una interpretación en ecuaciones –guarismos griegos con valor numérico que explicarían el mapa astronómico. Otro grupo de científicos, a los que el periódico 2001 encargara su estudio, afirmó que los humanoides emplearon el Arameo, antiguo alfabeto de la ciudad de Biblos. Para ellos la proyección de imágenes mostrando un cataclismo atómico significa que el manejo irresponsable de la energía atómica se torna peligroso no sólo para la tierra, sino para el Sistema Solar completo. “Llegan y nos advierten el peligro; se expresan en el idioma de Dios, la lengua bíblica, y en el único idioma ahora universal: el matemático. Además hablan y muestran imágenes.” Pero, como contrapartida, oficialmente se evidenció una tendencia adversa al supuesto contacto. Técnicos de la Comisión Nacional de Energía Atómica, después de realizar una determinación radiactiva del vehículo y zona del suceso, manifestaron no haber encontrado, “en ningún momento” nada fuera de lo normal. El Poder Judicial mendocino decidió intervenir de oficio y realizar una investigación. El presidente de la Corte Suprema, Dr. Juan Vitale Nocera, encargó la instrucción de un sumario, pudiéndose así realizar pericias y tomar otras medidas en principio vedadas a la policía. El Dr. Jorge Marzari Céspedes dispuso la reconstrucción del hecho e interrogó por sepa rado a ambos testigos, declarando posteriormente: “Es una broma de mal gusto. Con un móvil detrás... Al interrogarles encontré muchísimas contradicciones. Y al reconstruir el hecho también”. Este juez llamó “patito” al OVNI y “garabatos” a los signos. A poco, la policía provincial, por su parte, sancionó un edicto afirmando que “no se ha comprobado absolutamente ninguna de las aseveraciones sobre supuestos acontecimientos extraordinarios”. Sobre los que denunciaron apariciones de OVNI expresó: “Al parecer, se trata solamente, en algunos casos, de fenómenos alucinatorios, y en otros, de individuos cuya personalidad presenta como rasgos característicos tendencia a la mitomanía, a veces en concurrencia con su nivel cultural, o a un deseo de publicidad con fines no confesables”. Previno a la población sobre “estos hechos tendientes a alterar la tranquilidad pública”, y finalizaba con una severa advertencia: “El Código Penal sanciona con pena de prisión a quienes infundieran indebidamente temor público, por lo que se procederá a instaurar los correspondientes procesos a las personas cuyas conductas se encuadren dentro de la citada disposición legal”. El canal estatal de televisió n invitó, días después, al programa “Premier Estelar Séptima Edición” a V illegas y Peccinetti. Durante el mismo, éste afirmó que las autoridades se
mostraban escépticas y los analizaban físic a y psíquicamente. Relató entonces que al preguntarles cómo podrían hacer para que se les creyese, se les respondió que tendrían que ver ellos mismos. Y agregó con profunda pena: “Nosotros somos normales. ¿Ellos son quizás más normales que nosotros o que cualquiera para que tengan necesariamente que ser testigos y recién entonces dejar de lado su escepticismo? ”. El locutor cambió rápidamente de tema y dirigiéndose a Villegas le preguntó si “ahora” se sentían famosos... A partir de allí la conversación se tomó muy áspera. Como complemento de la historia cabe acotar las siguientes circunstancias: A la hora del incidente, dos vehículos que circulaban por las inmediaciones se detuvieron en forma repentina, con problemas en la batería; los empleados del Ferrocarril General San Martín soportaron un apagón total de luces en la Estación. Algunos vecinos escucharon la explosión: una señora creyó que estallaba la cocina y al comprobar que sus temores eran infundados no salió a investigar. En una comisaría lejana ubicada al otro extremo de la ciudad, un transeúnte denunció haber visto en dirección al Liceo Militar “un fuerte resplandor que se desplazaba por el cielo”; la señora María Giménez de Spinelli percibió un punto luminoso que evolucionaba en zigzag y, el matrimonio Formica, una media luna que “cambiaba a cada instante de lugar”, para desaparecer al cabo de 2 horas.
EL MENSAJE DE OTRO MUNDO “¡Esos hombres horribles vendrán a buscarlo!”, repetía hasta el cansancio Cesarea Donatti ante el grupo de periodistas que había llegado hasta la casa que ocupa con su esposo, Heriberto Antonio Iriart, a 2 km de Sierra Chica, provincia de Buenos Aires. Uno de los cuatro hijos, Oscar Heriberto (15 años) había llegado al galope, aquel 2 de julio de 1968, desde el cam po de 70 hectáreas que explota el matrimonio en el partido de Olavarría y, muy suelto de cuerpo, narró la historia increíble : Bordeando uno de los alambrados, hacia las 11.30 hs. detuvo el caballo cerca de unos arbustos al advertir que dos cazadores furtivos le hacían señas para que se acercara. Más llamó su atención un singular artefacto, posado en la tierra sobre tres patas de 0,50 m de altura; tenía forma de “plato ovalado”, medía unos 2 m de ancho por 1 de alto, era de color plateado y se hallaba surcado longitudinalmente por una línea que separaba, lo que parecía ser la tapa, de la parte inferior. Había dos puertas, que estaban abiertas hacia arriba. Se acercó igua lmente hacia aquellos individuos, de estatura próxima a los 2 metros, advirtiendo que sus piernas eran semitrans parentes, pues a través de ellas se veía el pasto del campo. Bastante pelados sólo se les notaban escasos cabellos cortos y blancos, lucían tricotas rojas. Le miraron fijamente, con sus ojos hundidos que “no parpadeaban jamás”. Uno de ellos le dijo entonces: -Usted va a conocer el mundo. El muchachito respondió que sí lo haría “el día que tenga mucha plata”, pero insistió el desconocido: -¡No! Nosotros lo llevaremos, aunque ahora nos resulta imposible porque tenemos sobrecarga en nuestra nave. Le entregaron entonces un papel escrito, dentro de un sobre, pidiéndole que lo colocara dentro de un charco de agua para demostrarle que no se iba a mojar. Así lo hizo Oscar y, efectivamente, sacó del agua el papel y su mano completamente secos. Luego los seres ascendieron a la máquina, que tras des pegar en forma vertical, rodeada de una luz fosforescente, se alejó a extraordinaria velocidad. El muchacho, “como si estuviera dormido”, corrió hacia el caballo, que se hallaba “petrificado”, al igual que el perro que lo acompañaba. Recién se movieron cuando la aeronave terminó por desaparecer en el infinito.
La carta, escrita en media hoja de cuaderno común, dice textualmente: “Uste (sin d final) conocerá el mundo. P. Volador”. Ha sido escrita con letra torpe y desordenadamente. En apariencia se trata de una de las patrañas más burdas tejidas en torno a los platos voladores, y así lo entendió el comisario de la localidad cuando se pretendió radicar la denuncia del supuesto contacto extraterrestre: “Absurdo e imposible”, fueron sus palabras al escuchar el relato del disparatado episodio. No opinó así, sin embargo, el Sr. Amarante, un lugareño aficionado a la arqueología, que se halla vinculado al perió dico El Popular. Llamándole la atención los ojos desorbitados del menor, “como si estuviera saliendo de un estado hipnótico”, llegó a la conclusión de que las voces que escuchara fueron “órdenes incrustadas en su cerebro por medios telepáticos”, y que el mensaje lo escribió él mismo mediante un mandato hipnótico. Amarante se dirigió personalmente, acompañado por unos colaboradores, hasta el lugar donde según el adolescente se habría posado un “platillo”... y encontró huellas. Se trataba de tres perforaciones, que corresponderían a la base de aquél. El grupo comprobó que tenían 12 cm de profundidad (se hicieron calcos en yeso), formando un triángulo isósceles perfecto, con esta medida: 2 m en la base, 1,58 m en cada uno de los lados y 1,21 m de altura. Los ángulos de la base tenían 50º , mientras que el superior 80º. Al caer la noche, inducido por unos amigos, el sargento Raúl Coronel decidió efectuar una recorrida por la zona de los acontecimientos y, casualidad o no, el conjunto se topó con una luz desconocida. Según narraron a su vez a la prensa, el motor del automóvil en el que viajaban se detuvo solo, y a punto estuvieron de disparar iban provistos de armas de fuego contra lo que supusieron un vehículo de otros mundos. Para colmo, al día siguiente la vista de todos ellos estaba muy irritada. Trasladado a la Regional de Azul, sus superiores aplicaron una sanción al policía por haber efectuado tan rimbombantes declaraciones al periodismo antes de presentarles un informe objetivo y oficial de los sucesos. ¿Se trató de un hecho real, auténtico pese a sus sospechosas apariencias o por el contrario de una bien montada publicidad con el fin de promocionar aún más uno de los sitios a los cuales se atribuye considerable frecuencia en las incursiones de OVNI? Es que a partir de aquel lejano 20 de julio de 1947 en que la familia Galli presenciara desde la puerta de su almacén, en la Estación Rocha, el zigzagueante recorrido de un “platillo” de 0,20 m de diámetro, hasta la por cierto no menos insólita incursión, 21 años más tarde, de extraños robots por las inmediaciones del arroyo Tapalqué, varios fuer on los hechos que forjaron una especie de “ tradición extraterrestre” en el pa rtido de Olavarría. Tan así es que un grupo empresario fílmico anunció por entonces, desde los Estados Unidos de Norteamérica, su visita a la zona. Se trata del equipo que realizaba la serie televisiva Los Invasores, donde se narraban los pormenores de una supuesta intrusión a la Tierra de seres procedentes del espacio, y que contaba como protagonista al actor Roy Thinnes encarnando el papel de David Vincent. El guionista de esta serie, Larry Cohen, declaró: “La aparición de OVNI en la Argentina en forma ta n continuada nos interesa mucho. Nuestra película está fundamentada en posibilidades reales aunque se trate de una ficción. Esto nos ha decidido a visitar ese país para estudiar los hechos sobre el mismo terreno y, de ser posible, conversar con aquellas personas que han tenido contacto con la. 'alienígenos' o por lo menos alguna experiencia visual con respecto a estas apariciones tan apasionantes”.
“¡Y SIN EMBARGO SE MUEVE!” En los relatos precedentes, refutados por el racionalismo, no se dará, probablemente, igual valor al caso ant ártico por ejemplo como a aquellos otros en que se describe la
intervención de seres antropomorfos. Pero para que se tenga la seguridad de que con frecuencia se registran casos absolutamente verídicos (sin perjuicio de la autenticidad de los ya narrados), ofreceremos algunos sucesos presenciados y dados a conocer por científicos, y/o testigos dignos de fe por el simple hecho de su profesión. El 16 de noviembre de 1968, en varias provincias ubicadas hacia el N.O. y centro del país se avistaron supuestos platos voladores. Tres días después, un grupo de profesores de la Facultad de Ciencias que viajaba hacia la ciudad de San Luis, observó hacia las 2.50 hs. a la altura de Saladillo, dentro de la misma provincia puntana, un objeto luminoso de forma ovoide, provisto de una larga cola ígnea “como si se tratara de la estela de gases expelidos por un potente motor de reacción”. L os catedráticos Carlos Pegela, Miguel Kron, Elizabeth Kron de Estrada, Juan T. Funes y el decano Hugo Fourcade se detuvieron a la vera del camino para ver mejor, coincidiendo en que debajo del cuerpo descripto se desplazaba “algo así como una masa ígnea de. color anaranjadorojizo, dentro de la cual iban cuatro o cinco formas redondas con tonalidades de color más rojo”. A la misma hora, pero a la altura de Paso del Rey, también se dirigía hacia la capital provincial el Dr. Roberto Cacace, transportando un enfermo en ambulancia. El facultativo descubrió entonces el tránsito de tres aeronaves “cuya forma se asemejaba a un habano”; también despedían una potente cola de fuego y daban la impresión de estar rodeadas de una “tela metálica”. Cabe agregar que en ambos casos el pasaje se efectuó a poca altura. Los integrantes de la Comisión Sismográfica Nº 31 de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, Sres. Manuel Orellana Martín, Vicente Giácomo, y la Srta. Luisa Davi, a las 5.20 hs. del 27 de noviembre de 1965 se hallaban viajando en camioneta a la altura del paraje Los Cerrillos (T upungato, Mendoza) cuando percibieron en el cielo, a unos 2.000 metros, un objeto claro con forma de disco que emitía una luz blanca brillante, dejando tras de sí un apéndice color naranja dirigido hacia abajo en forma curva. Se detuvieron entonces para observar aquello en detalle. El OVNI se desplazó durante un par de minutos describiendo una elipse, descendió lentamente, se detuvo en el aire y emitió tres prolongaciones luminosas hacia el Norte, Noreste y Noroeste. En el. extremo del haz más cercano a ellos advirtieron una “pequeño platillo”, que desprendiéndose del cuerpo mayor avanzó en forma paralela a é l luego de recorrer independientemente una trayectoria elíptica. Por espacio de aproximadamente 15 minutos, ambos evolucionaron por la zona, por momentos describiendo violentos zigzag, hasta que desaparecieron tras los cerros vecinos. El trazo anaranjado que dejaban permaneció aún varios minutos en el aire antes de comenzar a extinguirse. En cuanto a la descripción concisa pero concreta desde aviones y barcos, nos remitiremos a los incidentes del 26-1-67 y 11-7-68. En la primera de las fechas mencionadas, a las 14.30 hs. después de sobrevolar el río Juramento se encontraban en el límite de las provincias de Tucumán y Salta los tenientes primeros William G. Lehmann (piloto) y Pascual Soler (copiloto), además del suboficial mayor (R) Juan C. Tello. Iban a bordo del Morane Saulnier 760 E236 de la Fuerza Aérea Argentina, desplazándose a 560 kilómetros por hora y a 6.000 m. de altura. De pronto, Tello indicó que abajo a la izquierda había “otro avión”, pero com o al mirar, los pilotos no lo advirtieran; bromearon con él. A poco ins istió Tello, indicando: “¡Ahora son dos!”. Esta vez aquellos no pudieron menos que disculparse con él, teniendo la impresión de estar sobrevolando a dos “helicópteros sin hélice”, a unos 5.000 metros de distancia. En eso, las máquinas desconocidas, acelerando a una velocidad calculada en 2.000 kilómetros por hora, se colocaron a sólo 500 metros del. Morane Saulnier. Pudieron aprec iar entonces los tripulantes que se trataba de “objetos só lidos, de forma lenticular, que brillaban como el acero pulido”. Estos se elevaron más aún más, desapareciendo hacia el Este a l cabo de 1 minuto 30 segundos. Pasando al segundo caso, a las 5.30 hs. de aquella fría mañana de julio, se recibió en Radio Pache co un radiograma del Sr. Jorge Bóveda, capitán del buque motor de bandera
argentina Río Grande, perteneciente a la compañía de navegación El Plata S.A., dándose traslado de su texto a la Prefectura Nacional Marítima. El mismo estaba concebido en los siguie ntes términos: “A las 5,5 .GMT, estando en el fondeadero Necochea, en latitud 38º 36' 4” Sur y longitud 58º 41' 3” Oeste se observó un OVNI al azimut compás 174º y altura entre 3º y 5º, que despedía una fuerte luz sobre el mar en forma de cono, cuyo vértice estaba situado arriba, de colores anaranjado y violeta, de una duración de 60”. Este OVNI se acercaba sobre el buque a una distancia aproximada a la media milla. Luego desapareció elevándose. Estaban present es el suscripto, el jefe de la División Radiocomunicaciones y el timonel de guardia”. Pero también desde la costa hubo te stigos, entre los cuales podemos señalar a las Srtas. Blanca Zubillaga , Diana y Aurora Etcheverría, y al Sr. Francisco Pazdera. Otro acontecimiento que tuvo a eruditos como protagonistas se desarrolló en junio de 1963 (el matutino Clarín se ocupó extensamente del asunto en su edición del 30 de agosto de aquel año). La Comisión Científica Cordillerana se hallaba realizando una expedición al Cristo Redentor, zona de cumbres, páramo de soledad y magnificencia naturales. La finalidad era fotografiar la “luz zodiacal”, o sea el polvo cósmico que rodea a la Tierra. Organizada por el Observatorio Hudson, contaba con el apoyo de las autoridades militares, y sus integrantes eran el meteorólogo Bernardo Razquin, el sargento primero del Servicio de Seguridad del Ejército Pedro Segundo Zoni, el director del Observatorio Geofísico premencionado ingeniero Angel C. F. Binaghi Pagés, y el secretario general de la CEDAO señor Pablo Michalow ski. El día 18, a las 20 hs., la Comisión trabajaba con la cámara tratando de obtener fotos de la luz zodiacal, mientras las sombras caían ya por los largos corredores cubiertos de nieve y solamente se escuchaba el choque del viento contra las paredes montañosas. Imprevistamente, todos vieron con asombro un grande y misterioso objeto, que irradiando una luz verduzca se desplazaba por el interior del valle, desapareciendo a poco hacia el Oeste. Cuatro días después, a las 20 10 hs., el grupo se hallaba reunido en la coc ina del refugio del ejército General Lamadrid, lugar donde estaba instalada la base principal de operaciones. El cielo estaba cubierto y por lo tanto no se podían obtener fotografías astronómicas. De pronto, proveniente del exterior, se escuchó un extraño “ruido metálico”. Pensando en una avalancha corrieron todos hacia la parte posterior, a tiempo para observar una luz rojiza que, descendiendo sobre la ladera del cerro Santa Elena, fue a posarse a una altura de 1.000 metros con relación al pico y a unos 5. 000 metros de los testigos. Mirando con el telescopio que tenían instalado desde su arribo notaron claramente que aquella parpadeaba, como si fuera una baliza o algo semejante. Hicieron entonces señas con una linterna eléctrica y dispararon unos tiros para lla mar la atención, pensando que pudiera tratarse de alguien pidiendo auxilio. El raro fulgor se mantuvo estático, cambiando por momentos de intensidad, pero sin responder. Sin embargo, unos 1.000 metros más abajo, en la misma ladera, apareció otra luz, aún más fuerte que la anterior. La Comisión dejó establecido el lugar de los hechos con el telescopio del teodolito marcando la posición, para realizar una investigación al otro día. Esa noche se mantuvo una guardia extraordinaria, reinando gran inquietud entre los soldados ya que el fenómeno carecía de explicación lógica. Sólo se hablaba allí de “platos voladores'. Lamentablemente, nevó muchísimo, y al llegar el nuevo día no fue posible escalar el cerro. Hasta el 24 inclusive el camino se hallaba completame nte intransitable y obstruidos igualmente todos los pasos conocidos. Para colmo, la cercanía de una gran tormenta impidió a la expedición efectuar un reconocimiento de la ladera del Santa Elena abriendo pasos por su cuenta: debieron bajar inmediatamente y el temporal los castigó a mitad del recorrido. No obstante, antes de emprender la retirada habían conversado con meteorólogos chilenos, que guarecidos en sus refugios al igual que los argentinos, son los únicos habitantes invernales de esa inhóspita zona. Aquellos expresaron haber visto muchas veces ese tipo de luces extrañas, sin saber a ciencia cierta de qué se trataba, pues jamás se aventuraban a salir por la noche y
desconocían que pudiera haber alguien, como para encender fuego a esas alturas. También hay casos en que los testigos son gente común; es decir, no se trata de científicos ni de personas que por su profesión estén acostumbradas a los fenómenos naturales y/o funcionamiento de todo tipo de vehículos. No obstante, en los incidentes que presenta remos, los hechos se encargan de darles plenamente la razón, demostrando que sus denuncias son también irrebatibles. En Mar del Plata (Pdo. Gral. Pueyrredón, Bs. As.), los primeros días de julio del añ o 1968, un grupo de estudiantes perteneciente a un cole gio comercial nocturno cuyas edades oscilaban entre los 15 y 17 años, luego de concurrir a las clases se apostaba frente a la cur va correspondiente a la playa La Perla, con amplio panorama, de sde donde decía presenciar, prácticamente todas las noches, la evolución de Platos Voladores. Entre Sus inte grantes figuraban Mario Rumeser, Carlos Oviedo, Alberto Gamen, Hugo Santaella, Osvaldo Fernández, Jorge Acuña, Mario Sardazuk, Jorge Preciosa y Mario Torres. El día 8, por ejemplo, aseguraron haber visto tres OVNI procedentes de diferentes puntos, dos de Mar Chiquita y uno del Torreón del Monje: se encontraron y, haciéndose uno solo, desaparecieron a increíble velocidad. Dos noches después, los “extraños” efectuaron la misma operación, pero los que se unieron eran cinco, y la masa así formada avanzó hacia la costa. “T uvimos chucho confesó Santaella y nos fuimos sin apuro porque ya los conocemos, pero sin ganas de quedarnos.” En la jornada siguiente, tratando de difundir esa insólita presencia, tres de los jóvenes, corriendo por el Boulevar Marítimo gritaban a los automovilistas: “¡Vean al Plato Volador! “. Raúl L. Benítez (jubilado bancario) y su hijo Ricardo (casado, dos hijos), movidos por la curiosidad, miraron hacia el mar. En ese momento se hallaban en la inter sección de la Avda. Luro y advirtieron que, efectivamente, detrás del Torreón (semicubierto por el espigón y la confitería Altamai) había lo que por entonces denominaron un “fenómeno luminoso”. Como la aparición durara escasos segundos, retomaron por la calle Corrientes y luego por Belgrano, para desembocar nuevamente frente al mar a la altura del Casino, oportunidad en que distinguieron al objeto, ahora detenido a su frente. Mientras contemplaban su cambiante luminiscencia, descubrieron otro OVNI, que viniendo desde el Sur raudamente llegó hasta donde se encontraba el primero; ambos reanudaron su velocísima marcha en dirección al Norte, perdiéndose de vista. Los Benítez se dirigieron entonces hacia La Perla, donde a la altura del monumento a Alfonsina Storni las dos luces reaparecieron, realizando extrañas evoluciones: se detenían, volvían sobre su marcha, retomaban la ruta del Norte, y luego se aproximaban hacia la costa; a tal punto que los testigos pudieron apreciar su forma discoide, del diámetro aparente de la luna llena. Daban la sensación de girar sobre su eje emitiendo luces que variaban del rojo al azul y al violeta. Luego de acercarse y alejarse varias veces, uno de los OVNI pareció hundirse en el mar, mientras que el otro permaneció en el aire a ba ja altura, para apagar súbitamente sus luces y desaparecer. Pero la confirmación de los relatos estudiantiles se produjo el día 12 de julio. Ya a las 0.45 hs.,tanto el encargado de la torre de control del Aeropuerto local, Sr. Hugo Castiñeiras, como sus ayudantes Raúl A. Tolosa y Pío Schupp, habían visto “con estupenda claridad” un misterioso objeto celeste corriendo en zigzag de Oeste a Este. A esa primera ratificación, efectuada por gente de oficio, habría de agregarse otra aún más importante. El grupo juvenil dio aviso esta vez al diario La Capital, concurriendo el redactor Juan Mario Duhalde y el fotógrafo Norberto Gallardo, quienes junto a uno de los testigos de la noche anterior, Ric ardo Benítez, y cinco adolescentes, se internaron en el mar caminando por la escollera de pescadores inmediata a la pileta ubicada frente a la piedra de Ameghino, en una noche sumamente fría y húmeda. Llegando casi al extremo del murallón, uno de los muchachos señaló hacia el Norte, indicando una luminosidad sospechosa hacia ese
punto cardinal; Duhalde, Benítez y tres chicos miraron hacia esa dirección, pero Ga llardo y los jóvenes Acuña y Santaella orientaron sus inquietudes hacia el Sur, v fue una suerte que así lo hicieran, pues en esos momentos, 23.00 hs., a unos 1.000 metros de distancia, en dirección al Torreón del Monje, apareció súbitamente un OVNI, “volando enloquecidamente en zigzag hacia arriba”. Fue un momento de gran emoción; los dos estudiantes gritaron a los otros: “¡Miren para aquí, es bárbaro! “,mientras el fotógrafo -hasta entonces escéptico- exclamaba: “¡Es mío, ya lo te ngo... es mío! “.De esta manera, con velocidad 60 y diafragma totalmente abierto, se obtuvieron tres espléndidas placas. En ellas se aprecia un cuerpo claro, oval, con pequeña estela, que deja percibir en su parte media un sector opaco. La Capital comentaría al día siguiente: “Posiblemente, lo más notable de todo esto, es que tanto el cronista como el fotógrafo hayan actuado deliberadamente, casi a conciencia de que podrían registrar la aparició n de un plato volador”.
A partir de este hecho, atraídos por la novedad, muchos curiosos estacionaron en la zona sus vehículos y, munidos de prismáticos, telescopios, etc., esperaban la aparición de los misteriosos cuerpos celestes. La mayoría, descora zonada, abandonaba la empresa a eso de las 24 hs., ¡pero los platillos generalmente surgían luego de la 1 h.! No deja de ser llamativo este aquerenciamiento en una zona determinada e incluso la coincidencia horaria. Algo parecido había ocurrido tres años antes en el valle de Loretani, estribaciones de la Sierra Grande, situado a 60 kilómetros de Córdoba y a 20 del embalse Los Molinos. Es una zona abrupta, poco menos que inaccesible, que de ser realmente los platos voladores máquinas sólidas y/o proyecciones luminosas utilizadas por cerebros misteriosos, constituiría uno de los
puntos escogidos cuidadosamente para ser utili zados como base de operaciones. También aquí los sucesos se repetían (julio-68) prácticamente todas las noches a la misma hora, entre las 19 y las 20, y los testigos eran gente común: Rúben Busquets (a cargo de una plantación de pinos), su esposa Diana Loretani (el valle perteneció a sus antepasados), una hija de 14 años, Marcela, la señora de Cortés (doméstica) y la hija de ésta, Luisa Esther (12 años), además de los peones que se ocupaban de los trabajos de forestación y algunos de los huéspedes de “La Entrada ”. El primer episodio ocurrió el día 15, cuando el matrimonio regresaba del hotel premencionado, que constituía el centro de reunión social de “Villa Ciudad de América”. Al abrir la tranquera del valle y enfrentarse con el camino –que emprende un subebaja con diferencias de nivel de hasta 300 metros- encima de una de las lomas descubrieron “un objeto grande” de 10 a 15 m de diámetro, de fuerte luminosidad azulada que por momentos convertía en rojizo-naranja. Tenía forma de cono truncado, “aunque no se podía distinguir bien dónde terminaba por la parte superior pues la superficie se confundía con el haz refulgente que emitía hacia arriba”; su sector inferior tenía forma circular, convexa. Permaneció silencioso e inmóvil, pero en un momento dado enfocó a los testigos con un “chorro de luz”; luego descendió verticalmente, ocultándolo el terreno. Luego de otras observaciones ocurridas en días subsiguientes, la familia se acostumbró a esperar a los “bichos”, como dio en llamar a los OVNI. Una noche aparecieron dos, en dirección al Norte, a unos 3 kilómetros de distancia. Desde la loma de la tranquera, los “saludaron” haciéndoles una guiñada con las luces del coche; uno de ellos respondió con un destello intermitente y, de inmediato, el otro repitió la misma variación de luz. Luego, ambos comenzaron a prenderse y apagarse con un ritmo cada vez más ligero, “como si hablasen entre ellos”, hasta que dar totalmente a oscuras. El Sr. Rúben Busquets dijo al enviado especial de Crónica, Salva dor Nielsen: “No se imagina lo que es vivir constantemente pensando en la posibilidad de que 'ellos' estén ocultos a poca distancia, espiando nuestros movimientos, observándonos sin que nos demos cuenta de su presencia”. Y por eso, don Rubén no deseaba que trascendiera la noticia. Pero un abogado rosarino que había ido a pasar unos días de descanso a esa zona dio el alerta. El Dr. Félix F. Cochero, junto con su colega Roberto Calumba y otros amigos, de regreso a la provincia de Santa Fe, dieron a conocer una de las experiencias que les había tocado vivir en ese “valle encantado”. A gran distancia -unos 20 kilómetros - advirtieron hacia las Sierras Grandes un cuerpo con forma de cigarro, colocado verticalmente con relación al horizonte y que se mantenía suspendido a muy baja altura. Su tamaño aparente era de dos diámetros de la Luna (es decir, que si hubiesen visto simultáneamente a la Luna y al objeto, aquella llegaría a la mitad del largo de éste) y emitía una luz blancoazulada muy brillante; en su parte superior mostraba una franja de menor luminosidad que el resto, “casi un corte de color negro”. Aquel artefacto extraño dibujó una especie de letra N en el cielo, quedando finalmente oculto en un valle de las sierras, desde donde surgió aún un fuerte resplandor y por momentos un haz de luz azul. Luego, la zona quedó envuelta en las sombras nocturnas. Así comenzó a tomar estado público el acontecimiento, y estudiosos del tema, pertenecientes a organismos tanto privados como oficiales -entre estos últimos nada menos que el capitán Omar Pagani, a cargo del problema en la Armada - concurrieron al punto provistos de completos equipos, para ratificar plenamente la presencia, allí, de los inquietantes platos voladores. Y para desvirtuar cualquier otra interpretación, consignemos que entre los alertados por la difusión del episodio figura un ingeniero electricista (no autorizó la revelación de su nombre), quien efectuó las importante s declaraciones que a continuación se transcriben: “Habría tres explicaciones naturales para esas apariciones. 1) Que se tratase de reflejos de las estrellas sobre los trozos del mineral de mica que abunda en la región (pero queda desvirtuado por el hecho de que aparecen en movimiento); 2) que se tratase de efectos
lumínicos conocidos por los serranos como “la luz mala”, o sea, fosforescencia de residuos orgánicos (igual motivo que el anterior, además del tamaño gigantesco que deberían tener esos presuntos 'residuos voladores'), y 3) que se tratase de un fenómeno electromagnético conocido por todo electricista y que es llamado 'efecto de corona'. En ese lugar hay líneas de alta tensión y por los cables que conducen altos voltajes eléctricos se suele desplazar una fuerte luminosidad que adopta la apariencia de anillo o disco. Ésta hubiese sido mi explicación, si personalmente no hubiera comprobado que los objetos luminosos aparecían y se deslizaban por un sector de la sierra situado a unos 50 kiló metros de la línea de alta tensión”. Y también, ¿por qué no? constituye una denuncia irreba tible la personal que de buena fe efectivice el autor del libro. No se trata aquí de supuestos viajes espaciales del que haya participado invitado amablemente por humanoides ni de secretos que éstos sólo a él hubieran confiado, como sabemos que se han atrevido a publicar individuos que sólo logran contribuir a la incredulidad o confusión, en un tema que merece ser tratado con. objetiva seriedad y, lógicamente con la sinceridad más absoluta. Por el contrario, es la simple observación de un enamorado de la naturaleza que, cuando las exigencias del mundo actual no le eran tan imperativas, gustaba de pasar parte de su tiempo en la muda contemplación de un cielo estrellado. Así, a poco de tener la experiencia consignada en el Capítulo VI, vivió otra un mes después, exactamente el 21 de junio de 1965. Desde el jardín del pequeño departamento construido al fondo de la casa de sus padres (Hurlingham, gran Bs. As.), pudo advertir, minutos antes de las 21 hs., hacia el S.O. y a uno 60º del horizonte, una luz anaranjada de forma oval que avanzaba lenta y silenciosamente a buena altura. Su rumbo era N.O. - S.E., aunque describió un ligero semicírculo que la fue llevando hacia el E. Del tamaño aparente de una lenteja, ingresó luego a una zona de pequeñas nubes que se hallaban dispuestas en hilera. La percibió entonces solamente entre los espacios de cielo limpio que éstas dejaban entre sí. Pensaba que al pasar la última la vería mejor, cuando al esconderse precisamente en ella no reapareció. La observación duró un par de minutos y en el resto de la bóveda celeste no había otras formaciones nubosas que las que componían la serie descripta, que no tenían nada en particular que llamara la atención. Cinco minutos después tuvo una nueva sorpresa, y esta vez de las grandes, tanto que llamó a su esposa para que la compartiera. A unos 10 metros de distancia y no más de 5 de altura vieron pasar, a la velocidad con que podría hacerlo una persona andando en bicicleta sin mucho apuro, un perfecto huevo acostado, cuyo tamaño real era de 30 cm de largo por 20 de ancho, de luz intensamente blanca lechosa, no fosforescente, que se podía mirar perfectamente sin que hiriese la vista. Sus contornos eran perfectamente definidos, no tenía aureola ni dejaba en pos estela alguna, y se, dirigía desde el N.O. hacia el S.E. Al llegar a la calle mas próxima, el objeto se elevó unos 3 o 4 metros y descendió luego a la altura anterior, en movimiento que lo llevó a pasar sin problemas los árboles y cables de electricidad. Se dirigió, pues, a la parte posterior de la Base Aérea El Palomar, distante 1.200 metros. Al efectuar la maniobra descripta aumentó en algo su velocidad y luego se perdió de vista tras la fronda. A renglón seguido, desde el cenit (al menos desde ahí lo advirtieron los testigos) y con la misma dirección que los anteriores, un punto blanco, de tamaño aparente al de una estrella mediana pero de luminosidad superior a todos los astros, que daba la sensación de hallarse a extraordinaria altura e ir en aparente descenso, cruzó el espacio a vertiginosa velocidad y en fracción de segundos dejó de verse bruscamente a unos 30º sobre el horizonte, como si hubiese entrado en el cono de sombra de la Tierra. Su trayectoria fue recta y su rapidez sensiblemente superior a cualquier meteorito o satélite artificial: un verdadero balazo. Segundos después pasó a muy baja altura, para aterrizar en el aeródromo, un avión cuatrimotor, notándosele claramente sus ventanillas iluminadas y reflectores. En verdad, con la tercera aparición misteriosa, el autor de esta nota se hallaba un poco alarmado, pero su señora, que la había descubierto, llevó la peor parte, sufriendo una crisis nerviosa que motivó
que dejasen de escrutar el cielo. Resulta imposible que tales avistajes no se hayan efectuado también desde la torre de control de El Palomar, sobre todo el segundo caso, pues hacia dicha base se había dirigido a baja altura el huevo volador, tal vez de naturaleza inmaterial. Ya en tren de posibilidades, es factible que ese elemento haya acompañado al avión en su viaje, tanto por la coincidencia horaria como por la dirección de su desplazamiento. Y es el caso de preguntarse: ¿Cuántas de estas interesantísimas andanzas no llegan a conocimiento público por uno u otro motivo, privando a muchos investigadores de valiosos elementos de juicio? Podrá argumentarse: se habla de “denuncias irrebatibles”, ¿pero es que en realidad llegó ésta a formalizarse? Pues sí; en su oportunidad se comunicó a la Comisión Observadora de Objetos Voladores No Identificados, que preside el señor Ariel Ciro Rietti. Y en realidad el autor logró algunas observaciones más, que informó a otros organismos especializados. Tal el caso del 20-2-67, en que desde el ómnibus No. 169 de la empresa Costera Criolla, con su esposa y una jovencita que viajaba en el asiento de adelante vieron, a las 7.40 hs , y mientras el resto del pasaje dormitaba, un artefacto similar por su forma a un paracaídas, que avanzaba paralelamente al vehículo. Luego se detuvo en el aire, semejando entonces una pelota de rugby, ligeramente inclinada con relación al horizonte. Color aluminio, en caso de que se hallara a niil metros de distancia (hacia el suroeste) y a trescientos de altura, su diámetro mediría unos diez metros. Si su lejanía fuese mayor, evidentemente habría que juzgar su tamaño como de mayor envergadura. Todavía recuerda la expresión de asombro del matrimonio Chiesa y demás directivos de la Agrupación Investigadora de Objetos Voladores No Identificados, a quienes entregó un informe escrito del episodio, cuando les comentó cómo había dejado de verse aquél objeto: justo sobre la. Fábrica Militar de Aviones de la Provincia de Córdoba, comenzó a perder nitidez, a esfumarse, pese a la apariencia sólida que antes ostentara. Así, luego de haberse dejado contemplar cerca de medio minuto, espacio durante el que reflejara intensamente la luz solar, desapareció en fracciones de segundo. Instantes después, a distancia parecida cruzó el cielo una avioneta de tamaño, forma y color, totalmente distintas a la aparición misteriosa. Sin duda, el piloto también fue testigo del fenómeno. Viene al caso recordar que, a las 12.15 hs, del 20-5-50, desde los terrenos del Observatorio Lowell, el doctor Seymour Hess, por entonces jef e del Departamento de Meteorología de la Universidad Estatal de Florida (EE.UU.), vio también “un artefacto prominente en extremo que, al principio, parecía un paracaídas inclinado en relación con la vertical”. Al año siguiente de este último episodio otro destacado meteorólogo, el profesor Leandro Barrios, jefe del Observatorio de Mar del Plata (Bs. As.), testificó a su vez un extraño suceso. Eran las 21,10 hs del 21-1-51 cuando desde el cielo descendió un “punto luminoso”, dando la impresión de que rotaba a causa de sus pequeñas oscilaciones. Mostró, al hallarse más próximo, una forma redondeada, coloración blanca tenuemente azulada e impresionó por su considerable tamaño. Ya cerca de la superficie terrestre, al S.E. de la estación meteorológica local y del faro de Punta Mogotes, describió una parábola que lo llevó a alejarse nuevamente hacia el espacio, desapareciendo en pocos segundos.
CAPÍTULO II
EVIDENCIAS DEL FENÓMENO
Características fundamentales FORMAS A través de lo declarado por los testigos encontramos varias conformaciones fundamentales: habano (Remecó, 26-4-59); disco (Balcarce, 18-7-47); plato invertido (Resistencia, 31-8-58); dos platos soperos unidos por sus bordes (Santiago del Estero, 9-68); plato invertido con flecos luminosos en la parte inferior (San Isidro, 16-7-65); paracaídas (Mar del Plata, 9-53); espejo convexo (Capital Federal 21-8-56); esfera (Capital Federal, 3-4-50); proyectil (Frías, 1-5-57); cono truncado (Ensenada, 29-4-62), y pelota de rugby (Mar del Plata, 5-7-68). También están las geométricas del rectángulo (Chapadmalal, 28-7-68) y triángulo (Mendoza, 29-9-73). Las mismas formas, tal vez con leves variantes, son descriptas por otros testigos en forma pintoresca, aunque respondiendo a una enigmática realidad: Cigarro de hoja, volante de reloj, media luna, lenteja, hongo, bulbo de cebolla, trompo, dedal, palangana voladora, sombrero mejicano, huevo de gallina, calesita, vagón de tren, barco iluminado, casita maravillosa, ciudad flotante, etcétera. En observaciones a corta distancia se divisaron, en algunos casos, hendiduras o luces dispuestas simétricamente, a manera de ventanillas. También se los ha visto sufrir metamorfosis. Tal el incidente acaecido en el aeropuerto de Trelew el 25 de febrero de 1955, cuando surgió del cielo un círculo rojo, que desapareció rápidamente para tomar la forma de un cigarro del mismo color; éste se alejó dejando tras de sí una estela blanca Momentos más tarde apareció en escena otro cuerpo, semejando una botella de color negro, que fue adquiriendo características distintas hasta perderse de vista en medio de una estela de puntos. Tomemos un ejemplo de 1976. Corresponde a la madrugada del 29 de enero, cuando sobrevoló Santa Fe un aparato en forma de abanico que luego se detuvo en el espacio, despidiendo entonces aureolas rojizas. En esos momentos cambió su fisonomía: ¡parecía un esferoide, pero con rasgos similares a los de un tomate! Y dando un brinco se esfumó hacia el Norte.
TAMAÑOS En otros casos, a la descripción se agregan medidas aproximadas. Así, encontramos tamaños reducidos: Pequeño disco de 20 cm de diámetro (Olavarría 20-7-47); recto en la parte de adelante y semicircular por detrás, con 1 m de diámetro (San José 21-5-62); objeto circular, aplanado, con un diámetro de 1/2 metro (Mar del Plata, 20-7-65); forma de torpedo, de 85 cm de largo (Rosario, 12-12-68); artefacto redondo, de 2 m de diámetro (Coronel Bunge; 19-7-68). Los que más abundan, al menos en la descripción de los observadores, parecieran ser los de mediana dimensión: Un tubo de 10 m de largo por 3 de diámetro (Trelew, 22-10-54); platillo de 4 m de
largo, 2 de ancho y 1 de espesor (Estación La Catalina, 21-4-50); huevo de 12 m de largo y 4 de altura y en el piso un círculo como de vidrio de 1 m de diámetro (El Infiernillo, 4-11-62); ídem, 15 m de largo, con 4 o 5 patas en la parte superior y otras tantas en la inferior (Río Colorado, 12-1-68); plato invertido de 15 m de diámetro y cúpula en la parte superior (La Rioja, 10-5-68); disco con visera, de 5 m de diámetro y 2,50 de altura (Apóstoles, 23-8-65); capelo cardenalicio de 5 m de diámetro por 1,50 a 1,80 m de altura (Rosario de la Frontera 211-67). Y luego están los denominados cigarros, que cumplirían el papel de naves-madre, ya que se los ha visto despedir objetos pequeños o medianos: “La estructura fusiforme, lisa, le daba la apariencia de grandes dirigibles, de 300 m de largo y 50 m de altura” (Tolar Grande, 13-4-56); cigarro de más de 200 m de largo y 20 de diámetro (Alberti, 7-2-62); pirámide acostada de 50 m de largo por 2 o 3 de alto, aberturas en los costados y una mayor en el centro (Santa Fe, 22-6-68). También han sido descriptos discos gigantes: En La Plata (10-11-55), se vio uno con un diámetro calculado en más de 70 m. El de Caviahué (23-1~8), medía 180 m de diámetro por 15 de altura.
COLOR Y LUMINOSIDAD En cuanto a colores, de día los OVNI generalmente presentan un tono metálico aluminizado, que refleja vivamente la luz solar; también suelen parecer blancos y rara vez oscuros. Por la noche, que es cua ndo se presentan en la enorme mayoría de los casos, se los ha visto emitir luces prácticamente de todos los colores, utilizando preferentemente el blanco, rojo, anaranjado, verde y azul; mostradas intermitentemente, alternarías y variar su intensidad. El aumento o disminución de la velocidad del objeto tendría relación con dichos cambios. También se ha advertido que efectúan una especie de respuesta al. encendido de una luz cualquiera. Un ejemplo de ello, de los singulares reflectores que utilizan y de lo observado a veces a través de presuntas ventanas, lo encontramos en Trancas (21-10~3): “En su interior una especie de serpentina parecía girar, alcanzando toda la gama de colores del arco iris, al tiempo que por debajo el objeto lanzaba una densa niebla bla nquecina. Cuando fue iluminado de lleno por la linterna, proyectó desde la alto de su cúpula un haz luminoso que parecía sólido, pues tenía contornos definidos y no se abría en abanico, aparentando un verdadero tubo de luz que atravesaba las paredes En Parque Leloir, el Dr. Squirru informó sobre otro tipo de iluminación. No se trataba de un rayo que hiciera formar conos de sombra sobre los objetos; era una luz celeste claro que “lo invadía todo”, algo así como un gas luminoso. Los OVNI suelen rodearse de un halo que impide precisar su forma con exactitud, y esconderse entre nubes que ellos mismos crean. En Villa Nogués (7-2-69), un cuerpo ovoide que despedía una luz verdosa, “se envolvió en una especie de nube”, ante la vista de muchos testigos. Tras de sí, a veces dejan una estela luminosa formada por pequeñas esferas, puntos brillantes, fuego, humo o gas.
SONIDO Absolutamente silenciosos, muy esporádicamente se les ha oído emitir distintos sonidos tales como: Ronroneo (Patquía, 10-5-64); silbido débil (T res Lomas, 20-5-59); silbido fuerte (El
Infiernillo, 4.11-62); zumbido débil (Lago Argentino, 18-3-50); zumbido fuerte (Mendoza, 227-68); ruido como de fuerte viento (Dudignac, 30-8-55); de poderoso avión a chorro (Parque Leloir, 3-3-68); similar al trueno (Posadas, 3-6-64); pequeña motocicleta (Abra Pampa, 12-458); ensordecedor (Thames 4-8-68); rugido sordo (Malargüe, 15-9~8); “tui-tui-tui” (Capital Federal, 12-8-65).
VOCES En Mendoza, el 9 de febrero de 1970, Pedro Aguilar, sereno del anfiteatro Frank Romero Dar, advirtió hacia el Sureste y cerca de un pequeño cerro, un disco volador que emitía luces azules y anaranjadas, mientras avanzaba oscilando a regular altura por la atmósfera. Desde la dirección que llevaba, el Sr. Aguilar oyó que partían voces, sin alcanzar a descifrar su significado. Unos meses antes de ese suceso (18-7-68), en Rafaela había tenido lugar un incidente parecido. Eran las tres de la madrugada cuando un OVNI cruzó el espacio, iluminando un amplio sector cual si de pronto se hubiese hecho el día. Varios testigos sufrieron consecuencias diversas, escuchándose desde las alturas “extraños sonidos indefinibles, como de seres que corrieran dando voces” (en alta mar, 28.7-64. Ver “Algunos testimonios”, Capítulo IV). OLOR ¿Hubo quien tomara el olor a un objeto volador no identificado? Veamos: El 18-12-69 en La Reducción (Tucumán), Joaquín Rodr íguez y su hijo Manuel Rodolfo, en medio de un vendaval, advirtieron desde su casa, ubicada junto a la ruta nacional 38, una aeronave de unos 70 m de largo que presentaba dos orificios ovoidales en su parte media, y otros dos, más pequeños, en sus extremos. Ella estaba suspendida en el aire, detrás de unos eucaliptos. En ese momento (plena noche), un vehículo extraño pasó por la carretera, produciendo su marcha un silbido agudo. Al cabo de unos 10 minutos, la aeronave se internó en la espesura de la noche. Ambos hombres volvieron al interior de la vivienda, pero al aclarar inspeccionaron el sitio donde permaneciera estática, notando que en el aire había quedado un pestilente olor sulfuroso. Enfermeras de un hospital mendocino sintieron un olor similar, luego de que un OVNI evolucionara por sus inmediaciones el 22 de julio de 1968. En Trancas y Villa Constitución se habló de algo “acre”, o “parecido al azufre”.
DESPLAZAMIENTO Y MODO DE OPERAR Poseen movimientos característicos. El “cigarro” navega majestuosamente por la atmósfera como un gran barco en un imaginario océano; de día presenta una superficie totalmente lisa y de noche contornos difusos, nebulosos. Avanza horizontalmente y al detenerse se coloca. en posición oblicua, casi vertical. Despide o absorbe objetos más pequeños, los denominados “platillos”. Un ejemplo de ello lo encontramos el 7-3-64 en Gualeguaychú, Entre Ríos: En el lapso comprendido entre las 19.15 y 19.45 hs., sobre la ruta Nº 12, en las adyacencias de la colonia oficial El Potrero, el rematador Rogelio H. Lema, su mujer e hijos, el Sr. Francisco Fiorotto (dueño de una proveeduría), y un grupo de personas que se hallaba en
la misma, observaron que a una altura calculada entre 2.000 y 2.500 m, había un gran objeto ovoide “como una fuente de mesa”. Luminoso, de color blanco-amarillento más intenso en su centro, proyectaba a intervalos variables cinco o seis líneas de luz brillantes y compactas, que luego retrotraía, provocando un aumento de luminosidad en la fuente principal. Una y otra vez repitió la escena, como si estuviera inspeccionando los alrededores, hasta que uno de aquellos haces extendió su radio de acción, acercándose has ta menos de 400 m de los testigos. En el extremo de la línea de luz se perfilaba un cuerpo discoidal que presentaba un núcleo central blanco-amarillento, mientras que desde sus bordes partían pequeños rayos rojizos, violáceos y verdes. El se colocó horizontalmente con respecto al suelo, y deteniéndose en el aire iluminó con singular intensidad un bosquecillo de chañares; luego de unos segundos giró sobre su eje, tomó posición vertical y, trazando una trayectoria inversa a la anterior, se movió con rapidez para ser absorbido por la nave -madre. Finalmente, ésta efectuó un lento desplazamiento, alejándose hacia el Sudeste, y desapareció detrás de unas cuchillas próximas al camino. Cuando no desarrollan mucha velocidad, los platillos se desplazan con un leve cabeceo; se detienen en el aire para retomar el movimiento, hamacándose, y suelen descender semejando la caída de una “hoja seca”. Todo esto no debe tomarse como una constante, pues a veces no realizan este tipo de movimientos, que tal vez dependan del modelo utilizado. Todos pueden acelerar bruscamente, a velocidades inalcanzables para cualquier vehículo salido de la mano del hombre. En ocasiones se unen, dividen o desvanecen en pleno vuelo. Efectúan, además, evoluciones insólitas.
Huellas de “OVNI” En algunos casos han sido constatadas luego de percibir al objeto posado sobre el terreno, y en otros se descubrieron marcas inexplicables, surgiendo luego el comentario de gente que dijo haber visto objetos extraños sobrevolando la zona. Las huellas más comunes son las siguientes:
PLANAS El 15-11~7. al salir don Julián Aranzadi de la finca de campo que ocupaba en Centeno (Santa Fe) a unos 70 m descubrió dos sectores de pastizal fuertemente machacados contra la tierra, formando una marca ovoide de 6 m de largo por 4 m de ancho y, a 70 cm de distancia, otra circular de 1 m de diámetro. Había dormido bien esa noche, sin que nada anormal llamara su atención; pero es un hecho que el día anterior los extraños signos no existían. En Tres Lomas (La Pampa), el 20 de mayo de 1959 quedó la hierba aplastada en un diámetro de 7 m, cuando en pleno día se posó una máquina plateada, con cúpula, según el informe de dos cazadores que la vieron despegar.
MARCAS DE RUEDAS En Villa Constitución (Santa Fe), dos jovencitos que colaboraban en las tareas rurales regresaron, el 11 de setiembre de 1967, muy asustados a la casa del arrendatario, don Nazareno Calamante. Ante la explicación de los adolescentes, éste y su esposa se asomaron entonces (21.30 hs) por la ventana, advirtiendo a unos 300 m de distancia una masa redondeada de enceguecedora luz anaranjada, posada sobre el campo.
Como detalle estructural pudieron advertirle, por los relámpagos que aún persistían debido a la reciente tormenta, cuatro antenas sobresalientes. La extraña presencia perduró hasta las 2.15 hs. Al amanecer, los testigos se acercaron al lugar, encontrando en el suelo huellas de unos 5 cm de ancho, con una separación de 1 m entre sí, y el pasto aplastado. El inspector Bruno Rodell i y el comisario Chelini, también habían encontrado antes (20-7-65), en el distrito Candioti de la misma provincia santafecina, “huellas de ruedas de fino tamaño”, al concurrir al llamado del estanciero Gustavo Haiepek. Es que éste, hacia las 2 de la madrugada atestiguó que, a 600 m de la casa, se había posado un pequeño artefacto esférico, con una poderosa luz violácea iluminando cientos de metros el contorno.
HERRADURAS Y CÍRCULOS Analicemos ahora otro tipo de huella: En el extenso establecimiento de campo que los hermanos Antonio, R icardo, Rosauro y Víctor López poseen en Cañada de Alsogaray (Tucumán), los mismos efectuaron, mientras lo recorrían aquel 31 de enero de 1963, un sorprendente hallazgo. Había una huella muy extraña impresa en el terreno, de forma aproximada a un número 8. Eran dos anillos de 35 cm de ancho y un radio mayor de 1,65 m cada uno, separados por una distancia de 40 cm de lado. La lluvia la había lavado bastante, creciendo maleza en torno. El hecho fue denunciado a la policía y algunos científicos se interesaron en el asunto. Incuestionablemente, el sector había sido aplastado por una plancha o matriz pesada, unos 15 días atrás. Huellas parecidas se advirtieron cerca de los hoyos 1, 4 y 7 del Mar del Plata Golf Club el 2 de marzo dé 1973. Eran tres círculos de 3 m de diámetro, con una abertura de 70 cm orientada hacia el norte; mirados de arriba semejaban una “enceradora dada vuelta”. Dentro de uno de los círculos había una pelotita destrozada. El cuidador Mario Palaschino había visto, a las 20.30 hs. De la noche anterior, una especie de reflector rojizo de 50 a 60 m de largo, rondando sobre el césped de la cancha nueva.
CON AGUJEROS Promedia ba el mes de octubre de 1968 cuando en los campos de Damiani, Anser, López Roldán y Peloni (Correa, departamento Iriondo, Santa Fe), se encontraron alrededor de 30 marcas circules dibujadas como con compás de 5, 7, 9 y 12 metros de diámetro, algunas de ellas superpuestas. En sus bordes, de 50 cm de ancho y límites “sin corridas”, el pasto lucía una coloración más intensa que el resto. En los aros había, además, tres circulitos más pequeñ os, como si se hubiesen apretado contra el suelo vasos de borde muy filoso; allí el pasto aparecía cortado, no hundido. Tenían alrededor de 9 cm de diámetro y más de 10 de prof undidad, y se ubicaban formando los vértices de un triángulo casi per fecto. Diría luego el cura párroco: “Alguien aventuró que quizás se debían a las pisadas de un animal, cosa que es imposible; salvo que hubiera estado ba ilando una jota”. El intendente Sr. Martínez, el Comisario Macedo, el Juez Dr. Ponce, el secretario del juzgado Tarant ini, y el presbístero Canavera fueron terminantes en sus declaraciones: “Los círculos indican un fenómeno extraño, no natural, no humano”. Una formación de discos voladores habría estacionado en ese punto apartado y silencioso del campo, justamente en el sector más bajo respecto a las chacras vecinas, distantes a más de 2 km. Esta circunstancia
tornaría invisible a la escuadrilla, permitiendo solamente vislumbrar desde lejos el vivo respla ndor descripto por algunos testigos. Cabe destacar que el asunto fue considerado por las comisiones especializadas de la Marina de Guerra y Fuerza Aérea, como así también por la Universidad Nacional del Litoral. Huellas con pequeños agujeros quedaron en tierra –asimismo- en el incidente del 20-668 en Miramar, donde los periodistas descubrieron cinco perforaciones ya desiguales por las pisadas. La mayor tenía 10 cm de diámetro por 20 de profundidad. Vecinos de la zona norte del gran Buenos Aires advirtieron, el 12 de setiembre de 1962, las largas evoluciones de un OVNI. Finalmente éste se posó breves instantes sobre el césped de las canchas del Jockey Club de San Isidro, dejando, en un círculo de 40 m de diámetro, multitud de pequeños agujeros poco profundos.
RASTROS RECTANGULARES En plena Capital Federal, minutos antes de la medianoche del 1º de agosto de 1965, las primas Martha y Mirta Pironti (17 años), advirtieron un objeto cónico del tamaño de un Fiat 600 y luz amarillenta que, descendió, aparentemente desde una azotea vecina, para posarse unos instantes sobre la calle Tandil casi Laguna (Bº Vélez Sarsfield). Denunciado el hecho, el oficial inspector Oscar D’Amario pudo comprobar que, en el lugar, había quedado una franja fosforescente de 4 m de largo por 60 cm de ancho, con la particularidad que se veía desde lejos, pero no así al acercarse ni cuando la enfocaban los faros de los automotores. Al cabo de 3 horas desapareció totalmente. En el patio del nosocomio mendocino donde se posara, el 22-7-68, un OVNI con forma de sombrero, quedó marcada, por el término de 48 hs., una huella color plomizo de 80 por 30 cm, que habría correspondido a su plataforma.
Chamusquina Numerosos son los casos en que, al posarse, los OVNI dejaron en tierra el pasto chamuscado, como prueba irrefutable de su presencia. Hacia las 22.30 hs. del 4 de setiembre de 1962, Francisco Sosa iba en bicicleta por su pueblo (Angaco, San Juan), cuando a 300 m de distancia, dentro del campo de don Baistrochi, divisó el despegue vertical de uno de ellos, que dejó tras de sí una estela azulada. Llamó entonces a otros vecinos, pudiendo comprobar que en aquel sitio el pasto, en su mayoría espinillo o espina blanca, estaba quemado en una circunferencia de 3 m de diámetro. El mismo día dos oficiale s de marina habían denunciado a la torre de control del aeródromo en Valle del Zonda, en la misma provincia, las evoluciones de un objeto con las características de un ventilador. En la noche del 10 de mayo de 1964, Máximo Dughetti tuvo una experiencia importante mientras conducía su auto por el ca mino Patquía-La Rioja, debido a la presencia de rara aeronave en un bosquecillo cercano. Al día siguiente acompañó hasta allí a una comisión policial, comprobando la existencia en el suelo dé un círculo de aproximadamente 10 m de diámetro, donde la maleza apareció nítidamente ennegrecida, como si hubiese sido sometida a una potente radiación calórica. Más sugestiva aún fue la chamusquina que quedó en el tambo La Alborada (La Invernada, Tucumán) en noviembre del añ o siguiente. El agricultor Angel Lozano había visto una luz rojiza que se asentaba en el campo para luego moverse en for ma zigzagueante por el alfalfar. Creyendo que se trataba de algún intruso con intenciones de robo, el agricultor se
dirigió hacia el galpón de herramientas, pero en ese momento el OVNI -que despedía “haces de luz como de fuertísima linterna ”- llegó frente a un alambrado, y tras elevarse a unos 500 m de altura, desapareció hacia el poniente. A la mañana comprobó que la alfalfa se encontraba quemada “como por una fuerte helada” en una larga huella sinuosa de 0,50 m de ancho, que se bifurcaba en dos direcciones. Llamó entonces al peón Cecilio López, y juntos recorrieron una de las extrañas marcas. Luego de caminar alrededor de 150 metros encont raron un círculo -también que mado- de 5 m de diámetro. Lozano recordó que justamente en ese lugar fue donde vio bajar la insólita luz. Los dos hombres desandaron el zigzagueante sende ro y tomaron por el que enfilaba en línea recta hacia el alambrado; metros antes de este obstáculo concluía el rastro. También en Tucumán, paraje La Picada, un OVNI dejó su quemante signo el 8 de enero de 1971. Eran las 12.00 hs. de un día seminublado cuando los peones Andrés López y Mario Lobo dejaron en suspenso su tarea de recolección de limones al sentir “como un viento”. Aquél apareció entonces entre los cerros, y luego de detenerse en el aire cerca de ellos bamboleándose, se largó junto a un limonero hasta ser tapado por las cañas de maíz. Entre atemorizados y curiosos intentaron los hombres acercarse, dando un rodeo.. Pero cuando se hallaban a unos 30 metros de distancia, sintieron un “silbido bien fuerte” y la máquina salió disparada, perdiéndose por el mismo lugar en que había aparecido. Corrieron entonces, notando una circunferencia de 3 m y unas 10 plantas de maíz amortiguadas contra el suelo, al igual que los yuyos. El sector se había ennegrecido, y de la tierra emanaba intenso calor. Pero el hecho más extraordinario acaeció el 23 de enero de 1968 en Neuquén. En los primeros minutos del día, un grupo de personas alojadas en la estación terminal de Copahue había advertido, evolucionando silenciosamente sobre la zona, una luminosa masa esférica de enormes dimensiones. Ella, luego de aterrizar en la falda de un cerro cercano a Caviahue, se alejó recién después de algunas horas. Con las primeras luces del día y la ayuda de larga vistas, los observadores pudieron divisar una “mancha ” triangular en el terreno donde se posara el artefacto. El jueves 25, una pequeña partida se dirigió a caballo hacia el cerro, a las 13 hs. Sin embargo, a unos 15 kilómetros del sitio buscado -lugar inaccesible - los equinos en que habían partido se negaron a seguir avanzando. A esta altura el terreno presentaba dificultades, con zonas pantanosas forma das por las aguas del deshie lo, que se estancaban en pequeños valles o lechos de torrentes semisecos. Cuando por fin llegaron a la zona triangular que habían divisado, y que abarcaba cerca de 200 metros de un extremo al otro, se encontraron con que los pastos estaban incinerados; su parte central se hallaba caliente, no obstante haber transcurrido más de dos días de aquel aterrizaje.
Explosiones, desintegraciones Se han verificado distintos tipos de estallidos relacio-nados con los OVNI, a saber: PASAJE YDETONACIÓN Puede ocurrir que luego de la explosión el OVNI se desintegre totalmente en el aire o que continúe su viaje sin ulterioridades. Para la primera variante tenemos los ejemplos del 227-50, a las 9.30 hs., entre Colonias Unidas y Tres Isletas (Chaco), que. contó con muchos testigos, y el del 28-3-60, a las 22.00 hs., sobre Córdoba, presenciado por el Sr. Forasel entre otros observadores. En incidentes similares han llegado a caer restos a tierra, por lo que serán descriptos más adelante.
Para la segunda alternativa nos encontramos con el siguiente caso: en la madrugada del 19-4-74, exactamente a las 4.10 hs.; fue visto hacia el N. de San Juan, especialmente en las localidades de Jáchal y El Rodeo, una “bola de fuego” que transformó la noche en día. Dejaba tras de sí una larga estela luminosa, despla zándose hacia el S. A su paso produjo una fuerte explosión, cuyo efecto más notable fue la paralización de la marcha de los relojes –entre ellos el ubicado en la torre de la iglesia de San José- provocando también la destrucción de vidrios y otros objetos frágiles. El misterioso elemento continuó su recorrido sin otras novedades ante la vista de los pobladores, naturalmente alarmados. LLUVIA DE “ROCÍO” El 3 de mayo de 1949, un cuerpo esférico tras del cual podía advertirse una raya de luz, cruzaba el espacio de N. a S. sobre Santiago del Estero cuando inesperadamente estalló, dividiéndose entonces en numerosas partículas. Ellas, que semeja ban pequeñas estrellas, cayeron lentamente hacia la tierra, Este tipo de explosión encuentra analogía en los Estados Unidos de Nortea mérica. En su libro Platos Voladores de Otros Mundos, el mayor (R) Donald E. Keyhoe narra que, precisamente en el año 1949 -especialmente en la región de Nuevo México- extrañas bolas de fuego, verdes o rojas, preocuparon a autoridades y científicos. Luego de viajar en línea recta por el espacio a velocidades que oscilaban en los 70.000 kilómetros por hora estallaban, y se deshacían en pequeñas partículas, impresionando entonces como si una “lluvia de rocío” cayera hacia la tierra, Parecían verdaderos aparatos guiados y hechos explotar por control remoto. Para estudiarlos, la Fuerza Aérea creó una dependencia especial de investigación, denominada Plan Centelleo.
EXPLOSIÓN EN OTRO SITIO A este respecto, se han presentado las variantes que pasamos a enumerar: El 30-8-52 a las 21.30 hs., pasó un OVNI por Córdoba, de 8.E. a N.E., y después de haberse perdido tras el horizonte se oyó una detonación, “algo así como un trueno”, proveniente de la dirección en que aquél desaparecie se. A las 21.10 hs., del 19-12-60, viose un “plato” hacia el O. de Bahía Blanca, mientras que simultáneamente un fuerte estampido de origen desconocido sacudía la localidad de Río Colorado, ubicada a 140 kilómetros de distancia. El objeto misterioso que cruzaba de N. a E., hacia las 22.00 hs. del 27-11-53, el cielo de Paso de los Libres, pareció desintegrarse con enérgica iluminación. Transcurridos 3 minutos, procedente de territorio brasileño, se dejó oír una detonación fuerte y ronca. (En Bahía dos Patos (Brasil), Francisco Teixeira y Pedro Berrate presenciarían horas después el aterrizaje de una extraña máquina circular, tripulada por seis individuos albinos.) El 23-6-68 se vio por Laguna Paiva (Santa Fe), un aparato de forma de trompo de base. achatada, que avanzaba lentamente con dirección N. - S., emitiendo fuerte zumbido. Así que aceleró perdiéndose de vista, en el cielo se fue for-mando una nube blanca, de la que partió una sorda explosión.
PRIMERO, EL ESTAMPIDO Un día indeterminado del año 1960, dos camioneros llegaron con sus rodados a la costa
del río Uruguay, a fin de pasar la noche. Mientras descansaban a la espera de las primeras luces del día, para continuar viaje , un terrible trueno estremeció el aire, haciendo crujir la casilla en que se encontraban como si fuera a destruirse. Al salir, aterrorizados, notaron que una luminosa máquina circular atravesaba el espacio a poca altura. Igual fragor oyeron Segundo Gutiérrez y su familia en Obispo Trejo (Córdoba) el 6-166, para posteriormente distinguir , en pleno día, dos aeronaves con forma de hongo, que torcieron de Oeste a Norte el rumbo que llevaban. EL OVNI INVISIBLE El 18 de setiembre de 1973 el cielo estaba parcialmente nublado y la atmósfera calma. A las 16.34 hs.,una formidable explosión, similar a la que podría producir el estallido de un arsenal, sacudió la Capital Federal y el gran Buenos Aires, principalmente su zona Noroeste; sus reverberaciones se propa garon a decenas de kilómetros. La población, además de oír el descomunal estruendo, sintió la vibración en sus casas y lugares de trabajo, pues temblaron los vidrios de todas las ventanas. La gente corría y preguntaba qué había pasado, respuesta que no supieron proporcionar el Ejército, la Aeronáutica , el Instituto de Física de la Atmósfera, el Servicio Meteorológico Nacional, la Prefectura Nacional Marítima, el Observatorio de Física Cósmica, el Centro de. Informaciones para Emergencia, el Departamento Explosivos de la Policía Federal, la empresa Gas del Estado, ni nadie. Recordemos que algo similar había ocurrido el 6 de marzo del mismo año en Mar del Plata, conmoviendo los edificios mientras las aguas se convulsionaban. Una de las explicaciones tentativas expuestas señaló que podría tratarse de un saté lite de información militar con muy valioso instrumental, dotado de elementos detonantes graduables que lo habrían hecho estallar antes de caer a tierra. Sin embargo, cabe señalar que estos incidentes cuentan con antecedentes de fecha anterior al lanzamiento de los satélites artificiales. Tal el caso de la insólita detonación que alteró Firmat, Chovet, Venado Tuerto, Carmen del Sauce, y otros puntos del Sur santafecino, el 31 de octubre de 1953. (Explosión con consecuencias diversas, Chile, 20-7-65. Luego de producir dos “terribles estampidos” el platillo cambió de forma y color, sobreviniendo un “ventarrón de gran fuerza”, pocas veces registrado en la zona Norte del país.)
DESINTEGRACION SILENCIOSA Podemos señalar, entre los casos en que el objeto se desintegra sin producir ruido, el episodio de Guaymallén (7-8-61), y el de las Salinas Grandes (10-5-65). Veamos este último. A las 4 de la madrugada avanzaba un ómnibus por el camino que une Totoralejos y Lucio V. Mansilla De pronto, comenzó a descender del cielo un elemento redondo, voluminoso. Ya muy cerca del vehículo, a unos 40 metros, el chofer -Carlos Altamira- frenó y, alarmado, tocó varias veces la bocina, despertando a algunos pasajeros. El OVNI, de color celeste y tamaño algo mayor que una pelota de fútbol, sobrevoló la ruta a poca altura y lanzó hacia abajo una especie de flechas luminosas, del mismo tono. Imprevistamente se produjo un aumento en el fulgor de la extraña aparición y, sin ruido alguno, ¡ésta se desintegró en el aire! Por espacio de varios minutos, el campo quedó iluminado en una amplia zona.
Fotografías y películas
A partir del 30-8-55 en Dudignac (Bs. As.), se obtuvieron en Argentina un gran número de fotografías de OVNI, tanto diurnas como nocturnas, cuyo detalle sería tedioso proporcionar. Casi todas corresponden a platillos; respecto a los cig arros, señalemos la placa registrada por Félix Carrizo el 7-2-62 desde la ruta Nº 5, a la altura de Alberti (Bs.. AS.), como un excelente documento gráfico.
DETALLES CURIOSOS ¿Hasta qué punto es correcta la conformación de los platos voladores que aparecen en las fotografías nocturnas? El 22-2-62 Hipólito Paolocá obtuvo en City Bell (Bs. AS.), cinco placas de un mismo objeto, analizadas posteriormente por la Marina de Guerra. En dos de ellas tiene forma de estrella, en una parece un corazón, en otra un huevo inclinado, y en la última una lamparita eléctric a Sin embargo, todas corresponden al mismo elemento. De día la metamorfosis es infrecuente. Algunos OVNI emiten radiaciones cuya longitud de onda no puede ser advertida por el ojo humano. Un ejemplo de esto lo encontramos el 15-7-65. Desde las 20.30 hs. las redacciones de los diarios bahienses habían recibido llamadas denunciando la presencia de objetos extraños en el cielo, y los reporteros gráficos, ni lerdos ni perezosos, obtuvieron doce placas en el transcurso de 1 hora. La sorpresa la dio el revelado de dos de ellas, donde apareció junto al cuerpo enfocado, una figura que no había sido visualizada En ‘un caso tenía forma de rombo o trompo invertido, y en la otra de doble paracaídas. La máquina utilizada fue. una Cannon de 35 mm con película de sensibilidad 100 ASA, 21 Din. A veces, esos “fantasmas” que acompañan a los OVNI toman forma de estrella, como en las placas obtenidas por fotógrafos profesionales de la talla de Hugo Lazardis, Víctor Sing y Alfonso Liste, quienes se hallaban cumpliendo sus tareas habituales en la noche porteña, Así, el 2-8-65, se impresionó una placa con un óvalo luminoso vertical, y. por encima de él aparecieron dos enormes estrellas de cuatro picos encerradas en un circulo perfecto. El 30 de julio de aquél año, Liste había fotografiado un cuerpo brillante de 1 m de diámetro, y al efectuar el revelado aparecieron nítidamente, por encima de él, tres estrellas de tres puntas encerradas en el consabido círculo, y más arriba cinco o seis figuras similares, aunque más tenues. Otro detalle curioso es la existencia del “doble ”. Los hermanos Romero habían registrado el 17-7-65, desde Resistencia, con 60 segundos de exposición y cámara fija, el trazo luminoso y sumamente ir regular correspondiente a un OVNI en movimiento. Extrañamente, a su lado puede advertirse un calco de la figura principal, aunque más tenue. También suele ocurrir, aunque menos frecuentemente, que al reve larse una placa cualquiera obtenida al aire libre sur ja, en la parte correspondiente al cielo, la silueta clásica de un plato volador, no percibida por el aficionado. Tal el caso del 7-7-68 acaecido a Carlos Ordóñez Posse, del Foto Club Belgrano, y a José Lugones,el 13-8-67. Todo esto demuestra que la sensibilidad de la película capta cosas que el ojo humano no alcanza a percibir. Aunque a veces sí lo hace, y aquéllas desaparecen. En Mar del Plata, el 17-4-70, llamó la atención de los transeúntes algo así como un avión redondo bordeado de un halo verdoso, que se mostró de pronto hacia el Oeste. Era un día diáfano y el cielo estaba tota lmente despejado. Luego de algunos segundos y aumentando el asombro de todos sus observadores, aquel objeto misterioso simplemente dejó de percibirse, se hizo invisible. Pero la cámara de Rodolfo Hasperue lo había captado a punto. A continuación nos referiremos a cuatro placas que en su momento causaron sensación.
LA PARRILLA El fotógrafo Hugo Eleazar Taboada persiguió con su motoneta, el 4-7-65, en Bahía Blanca, un objeto que semejaba una bola de fuego -intentando ubicar un sitio apto para lograr buenas tom as- hasta que llegó a la intersección de la Avda. La Plata y Vieytes. Era una zona ideal, semidesértica, sin luces ni ruidos que pudieran llamarlo a confusión. El platillo, que despedía luces verdosas, luego de permanecer estacionario por unos instantes, tomó velocidad con rumbo Noreste. En vista de ello y ya sin muchas esperanzas de registrarlo, Taboada lo enfocó con su cámara de 35 mm marca Siletti (foco 2,8 - distancia infinito) y accionó el disparador, manteniendo la apertura de la lente durante 3 segundos. Revelado el negativo, la placa mostró detalles insólitos. El testigo no vio otra cosa que una masa lenticular, la que aparece en el extremo superior derecho a manera de estrella fugaz, pero en primer plano, ocupando un tercio del total, se advierte una especie de pantalla de televisión recorrida por líneas verticales, formadas como por una sucesión de destellos. Esa “parrilla”, cual la bautizó el fotógrafo, podría tratarse tal vez de un mensaje, enviado a otra aeronave que los testigos no alcanzaron a ver, mediante un sistema ajeno a toda explicación por nuestra ciencia actual.
EL ATERRIZAJE Villas Rosas, caserío ubicado a sólo 3 km de la ciudad de Bahía Blanca, se vio convulsionada, el 19-7-65, por la aparición de OVNI. Trascribiremos a continuación lo expresado por algunos de los testigos: “A eso de las 19 y 30 hs.-dijo el Sr. Eleuterio Gómez- me encontraba en el patio entrando los canarios. De pronto vi en el cielo, en dirección al canal Maldonado, una luz rojiza que avanzaba hacia mí. Después de unos minutos ella se hizo tan intensa que me cegaba. Llamé a mi mujer. Con un poco de miedo nos metimos en la cocina y s eguimos mirando desde la ventana. Entonces notamos que del objeto grande salía otro más chico y se dirigía a tierra. Estuvo parado unos 5 minutos, al cabo de los cuales volvió al grande, que desapareció en la lejanía”. Jacobo Lacher, por su parte, expresó: “Salí de mi casa, calle Paunero al 2.000, para esperar a mi hija Telma que debía regresar del trabajo… No sé lo que me pasó. De pronto, una ‘cosa grande’ que se me venía encima me impidió ver, pues tenía una luz violenta, increíble. Traté de mirar hacia la izquierda, a un potrero que hay como a 500 metros y vi un objeto luminoso que se posaba en el pasto. Sentí una especie de amnesia y mucho miedo. Pensé que mi vecino José Palma (fotógrafo profesional) podía estar en su casa y fui a buscarlo. Por suerte se encontraba presente. Le conté como pude, nerviosamente; los dos volvimos al lugar y él lo fotografió”. En el par de fotografías impresas, una de ellas captó el momento en que el OVNI estuvo posado en el suelo; parece una especie de “sol naciente” iluminando el terreno. En la otra, ya en el espacio, aparece un óvalo acostado y, más allá, dos espectros luminosos paralelos -como cortos zigzag- que nadie había advertido. El mencionado Palma posteriormente comentó: “No podía creerlo. Gatillé. por instinto con una Agfa. No medí nada, tenía un susto bárbaro”.
CAMINATA ESPACIAL
A las 19.20 hs. del 22-7-65, en la calle 41 entre 12 y 13 de La Plata, el fotógrafo profesional Miguel Ángel Nápoli advirtió el lento pas aje de varios OVNI, llamándole particularmente la atención uno de ellos, diferente al resto. Se hallaba prácticamente estático y presentaba una “cola”. Antes de que reanudara su marcha, él logró impresionar un par de negativos. Al revelarlos, el resultado fue fabuloso. En una de las placas se ve al OVNI luciendo una forma de óvalo irregular , colocado verticalmente, semejando, con su apéndice inferior, un “arbolito”. Sin embargo, la figura parece tomar sentido al observar, por encima de ella, a una persona que da la impresión de caminar en el aire. A su izquierda hay otra manchita con apariencia humana, que es exactamente el reflejo de la anterior: “como una gota de agua igual a otra gota de agua”. Cabe destacar que estos seres no fueron percibidos visualmente por el Sr. Nápoli. En la otra toma se aprecia al OVNI, pero algo más redondeado, con el “cordón umbilical” doblado, y a uno solo de los hombrecitos. ¿Tal vez el otro se había introducido ya dentro de la cápsula? ¿O se trataba de un solo humanoide que en la primera toma salió “doble ”? El diario Crónica, que publicó las fotografías, comenta: “Los interrogantes se multiplican: ¿el plato volador es, en realidad, un plato volador madre, y ha abierto una escotilla, con un cordón colgante como el que hemos visto en nue stras naves espaciales, y por ella han salido los ‘instrumentos ’ que vemos. en la placa, sean estos ‘instrumentos ’ vivos o mecánicos?”. EN LA LUNA Mientras Luis Ferro, propietario del observatorio astronómico Adhara, ubicado en San Miguel (Bs. AS.), y el jesuita Segundo B. Reyna, director del mismo, obtenían fotografías de la Luna con una frecuencia de 4 minutos, merced a una cámara que habían acoplado al telescopio, recibieron, el 1º de diciembre de 1965, la llamada telefónica de un aficionado amigo, preguntándoles si no observaban algo raro en nuestro satélite natural. De inmediato se abocaron al estudio de Selene, pudiendo. avistar a seis OVNI volando por sus inmediaciones. Aun suponiendo que pudieran estar equivocados, influidos por una psicosis colectiva, la cámara fotográfica -elemento frío y objetivo- confirmaría, en su sexta placa, lo que sus ojos habían percibido. La foto muestra una flotilla de esos misteriosos objetos. Pero lo que se ve es su sombra proyectada sobre nuestro satélite natural. Hacia la derecha y centro del disco lunar se notan tres de grandes dimensiones, y en la parte superior izquierda , otros muy pequeños. El tamaño aparente, según ha estimado Reyna, está dado por su mayor o menor lejanía Un séptimo objeto, bastante próximo a la Tierra, queda fuera del marco lunar, advirtiéndosele sólo en las copias de escasa intensidad. Posteriormente, el negativo viajó por todo el mundo, siendo sometido a distintos procesos de comprobación.
FILMS Tres son las filmaciones que el público argentino conoce, por haberse proyectado en televisión. La primera de ellas corresponde a la Capital Federal y fue obtenida a las 18.45 del 22-7-65, por los camafógra fos Marcelo Soria y Ángel Carro, pertenecientes al noticiero del canal estatal de televisión. Ellos enfocaron con su Paillard a un brillante objeto que se despla zaba sobre el Río de la Plata, y con el lente de 75 mm y diafragma 2,8 le dieron una
velocidad de 12 cuadros por segundo, debido –explicaron- a que la película (Ferrania 32) era demasiado lenta para exposiciones noc-turnas. El film muestra un punto luminoso en vertiginosa e irregular ca rrera por el espacio. En la imagen aparecen, asimismo, otros puntos más pequeños no advertidos por los testigos. El segundo film fue obtenido el 30-6-68 en el distrito capital de la provincia de Jujuy, por donde José Guillermo Mónaco había salido de cacería con unos amigos. La secuencia, transmitida días después por el canal 13, en el programa de Nicolás Mancera, permite apreciar un artefacto ovalado, con ló que parece ser una saliencia en su parte media. Es de tono oscuro, está inclinado respecto al horizonte y se aleja velozmente, dando gran sensación de realismo. En su estructura, resulta similar al fotografiado sobre la isla brasileña de Trindade, el 16-1-58, desde la cubierta del navío Almirante Salda nha. La última película corresponde al 1-5-71. Numerosas personas que habían ido a pasar el fin de semana a Mar del Plata, y que hacia las 21.10 hs, se hallaban paseando por la costanera, descubrieron un objeto volador sobre las aguas, entre La Perla y El Torreón, el que pudo ser filmado por un camarógrafo del canal 11. La película, de un minuto de duración, muestra un óvalo luminoso que por momentos adopta forma esférica, y parece acercarse y alejarse alternativamente. Esto no se debe a un defecto de la filmación ni a que el objeto cambiase de forma, sino que es consecue ncia del pulsar intermitente de su luminosidad.
Material para el análisis Detengámonos ahora en las evidencias físicas del fenómeno. Para ello hemos de remitirnos a los casos más significativos donde los OVNI dejaron residuos, soltaron lastre, explotaron esparciendo fragmentos, y a los incidentes donde fueron hallados artefactos enigmáticos.
RESIDUOS A 4 km de la Villa de Trancas (Tucumán), está situada, en medio de un gran campo sembrado, la vivienda familiar de Antonio Moreno y su esposa Teresa Kairús; es la única en un radio de 2 km a la redonda: A las 21.30 hs. del 21 de octubre de 1963 la mucama percibió, mientras caminaba por el patio, unas luces sobre el terraplén del ferrocarril General Belgrano, próximo a aquella. Advertidos los patrones, con quienes se hallaban tres hijas, y nietos de corta edad, todos debieron limitarse a observar desde el interior, pues por espacio de 40 interminables minutos fueron enfocados por dos poderosísimos reflectores, desde el lugar donde en principio habían supuesto ocurriera un accidente y otro punto aún más cercano. Desde este último fue lanzado un haz de luz hacia el Sur completando un giro de 180º, y como si esto fuera una señal, comenzó a elevarse un OVNI hacia la sierra de Medina, mientras que de las vías del ferrocarril, uno a uno, hicieron lo propio otros seis objetos luminosos, uniéndosele en escuadrilla. El director del Instituto de Ingeniería Química y dos estudiantes visitaron después el lugar de los hechos. Limpiando cuidadosamente con un pequeño cepillo los rieles, durmientes, y piedras, recogieron una sus tancia pulverizada, impalpable, de color blanco, semejante al talco pero más pesada. El jefe del laboratorio químico de dicho instituto, Walter Gonzalo Te ll, realizó luego el análisis correspondiente, obteniendo el siguiente resultado: carbonato de calcio, 96,48 %; carbonato de potasio, 3,51 %. Posteriormente él declaró: “Desde un punto de vista eminentemente práctico se convino en que dicha sustancia no era un producto natural. Dada su consistencia y composición, es improbable que pudiera servir a una industria cercana
o que alguna persona hubiera realizado esa mezcla y luego de pulverizarla la disper sara sobre el área en cuestión”. Respecto del suceso de la Ruta 35 km 72 (“Jornada del 13 de mayo de 1962”, Capítulo V), en el viaje de vuelta los camioneros se detuvieron en el sitio que ocupara el OVNI, comprobando la existencia de numerosas manchas grisáceas húmedas, que supusieron habían sido causadas por restos de combustible del aparato. Al trascender el episodio, se creó en la base aeronaval de Puerto Belgrano un grupo investigador, trasladándose al lugar el capitán de corbeta Luis Sánchez Moreno y el capitán de fragata Constantino Núñez. El material recogido fue analizado en la Universidad Nacional del Sur, comprobándose que contenía carbonato de calcio y de potasio. Cuando el chofer municipal Rodolfo Oscar Vivas denunció haber observado a la 1,20 h. del 20-6-68, un OVNI suspendido a sólo 40 cm del suelo con su parte superior romboide que giraba a gran velocidad, la intermedia provista de ventanillas redondas y que despedía llamas desde el sector inferior -a la par que iluminaba los alrededores como en pleno día y emitía un sonido similar al de los aviones a reacción- la policía de Miramar elevó a la Jefatura de la provincia de Buenos A ires una comunicació n que en su parte pertinente decía: “Personal policial se constituyó en el lugar comprobando que tierras y postes se hallaban quemados en forma de circunferencia, con parcial hundimiento del terreno en la zona afectada, recogiéndose muestras”. En el suelo había un polvo color blancuzco “como si fuera ceniza o talco pero más pegajoso”. El comisario, Ricardo Bartoli, dispuso que una porción del material fuera enviado a la IV Unidad Regional con sede en’ Mar del Plata donde se resolvió remitirlo a la Secretaría de Aeronáutica para que dispusiese los correspondientes análisis. Estos no se hicieron públicos. Parecida substancia fue hallada en otros casos en que los OVNI aterrizaron o se mantuvieron estáticos a muy escasa distancia del suelo. El 23-1-68, en Caviahue, donde se posara aquel objeto de enormes dimensiones, el terreno quedó impregnado de un “raro material viscoso”, el que junto con arena, maleza semiquemada y cenizas, fue enviado a Buenos Aíres para su examen por los testigos, entre quienes se contaban el capitán Armour, el cabo 1º Pérez, el soldado Heinquel y el Dr. Amara Soerensen. El 31-1-63, en Alsogaray, quedó -además de pasto carbonizado- un “polvo blancuzco parecido a ceniza”. En los links marplatens es, la hierba “como quemada ” estaba cubierta el 23-73, de una capa aceitosa color gris violáceo, que se diluía con facilidad al ser tocada; sin embargo, pudieron remitirse muestras a la estación experimental del INTA, en Balcarce. En cambio, en el caso Calamante, donde se habían advertido huellas de ruedas, aparecieron restos semejantes a carbonillas, unos “granos de olor poco agradable, parecido al azufre”.
LASTRE Hacia las 11 hs. del 11-5-58, cruzó el cielo de Arizona (San Luis), de N.E. a S.O., un brillante objeto color cromo. Tenía forma de “plato con dos tubos ”, una parte superior que oscilaba visiblemente, y su cola impresionaba como si fuera a desintegrarse en una larga estela. Ella no se disipó totalmente en el aire, cayendo en parte sobre el campo de la firma Daniele Hnos., semejando una tela pegajosa. Sus directivos enviaron posteriormente a CODOVNI muestras de la substancia recogida. Ante el análisis microscópico directo pudo comprobarse la exclusiva existencia de fibras orgánicas, principalmente de seda natural; había otras de poliamidas, dos o tres de algodón y una parénquima de madera, admitiéndose la
posibilidad, en este último caso, de que fuera por contaminación. Sobre Puerto Garibaldi cayeron partículas vítreas, desprendidas de una escuadrilla de OVNI que pasó por Entre Ríos el 16-1-63. Analizadas químicamente pudo comprobarse que constituían una amalgama de boro, sílice, calcio y magnesio, en una fórmula que se resistió a su recomposición en laboratorio. Los mismos componentes se habían encontrado en Florencia (Italia), el 28-10-54, en circunstancias similares. El 3-10-54, desde un artefacto que previamente había estado “hamacándose” sobre un camino de Tornquist, a la vista de los ocupantes de un automóvil, se desprendió -cuando hubo ganado altura- una “especie de lastre” que se diluyó en el aire; por tal motivo no pudo ser analizado. Pero dos meses después, otros objetos sobrevolaron Campiñas (Brasil), y la materia que soltó uno de ellos quedó sobre el patio de una casa; era una combinación de estaño químicamente puro (88,91 %) y oxigeno (11,09 %). En nuestro planeta aún no ha podido hallarse tan alta concentración. La substancia que llovió sobre Salta el 27-6-62, al cruzar el espacio con rumbo N.E. S.O un “plato” resplandeciente, era en cambio de otro tipo. Se trataba de un fino polvillo ceniciento semejante al hallado en algunos aterrizajes descriptos. La noche del 18-9-68, una veintena de misteriosas aer onaves sobrevoló la laguna de Chascomús (Bs. AS.) “con movimientos desordenados”, mientras lanzaba reflejos similares a los de un flash fotográfico. Al cabo de 10 minutos el cielo quedó teñido de. un asombroso color naranja, notándose la caída de un material blanquecino, con apariencia de “tul de novia”. FRAGMENTOS En ocasiones, tras la explosión del objeto cayeron algunos pedazos a tierra, pudiendo esos restos ser analizados químicamente. Veamos un par de ejemplos. El 21 de agosto de 1957, en Los Corrales (Entre Ríos), eran aproximadamente las 18.15 hs., cuando se oyó un fuerte ruido semejante al trueno, observándose el pasaje de un OVNI que seguía una trayectoria .S.O. -~ N.E. dejando tras de sí una estela de humo. De pronto pareció desintegrarse en e l aire, produciéndose estampidos e intensas llamaradas. Posteriormente, llegaron a recogerse en tierra algunos trozos metálicos de forma irregular. El profesor Raúl C. Borruat documentó las circunstancias de la caída; Juan José Murra (geólogo), obtuvo las muestras; el ingeniero Pellizari, de la Universidad de Córdoba y Edmundo Colella, paranaense, efectuaron ensayos químicos. Y la conclusión a que arribaron fue sorpre ndente: “LA COMPOSICION DEL EXTRAÑO OBJETO CAIDO EN PARANÁ NO ES LA QUE APARECE EN LOS METEORITOS”. En efecto, las investigaciones metalográficas y ensayos químicos cualitativos y cuantitativos, revelaron un predominio de aluminio acompañado por otros metales accesorios entre los que se destacaba n el magnesio y el silic io, produciendo aleaciones artificiales como el duraluminio, etc., utilizadas en la industria aeronáutic a. Se dedujo, entonces, su origen “indudablemente artificial”. Recordemos que el Sputnik (primer satélite artificial salido de la mano del hombre) fue lanzado por Rusia unos cuantos días despué s, esto es, el 4 de octubre, y que las comprobaciones efectuadas por el profesor Borruat aseguraron que al producirse el incidente no volaba ningún avión por la zona. A las 14.45 hs. del lº de abril de 1958, personal a cargo de un avión que procedía de Mendoza observó sobre Neuquén, a 1.000 metros de altura, un Plato Volador de gran luminosidad, que luego explotó en el aire. Formóse entonces un círculo rojo, qué a poco se esfumó totalmente. La detonación fue escuchada por personal del Aeropuerto neuquino y agricultores de la zona, quienes declararon que habían caído fragmentos.
El 16 de agosto de 1975, en el transcurso de una conferencia pronunciada en la Escuela Nacional de Comercio Juana Manso, el padre S. B. Reyna hizo referencia a un par de casos en que ciertos restos no presentaban características conocidas. Para el primero de ellos eludióse fecha concreta (no obstante, podría corresponder al incidente antes mencionado, de l 1-4-58). El profesor Tomás Suárez Mignon, acompañado de un baqueano, habría halla do en la zona de las altas cumbres restos metálicos negruzcos, cuyo posterior análisis demostró que contenían titanio puro. Las máximas concentraciones de dicho mineral en la Tierra llegan al 40 %. El segundo incidente mencionado correspondería al 10 de ju nio de 1967. En la estancia Los Paraísos, propiedad del ex gobernador Mercante (Guernica, Buenos Aires), apareció un OVNI rondando sobre la arboleda y al día siguiente fueron encontrados trozos “como de leña quemada”, uno de los cuales exhibió el reverendo al auditorio. Según dijo, se trata de una sustancia plástica polimerizada que funde a 1.600º, compuesta por azufre, manganeso y fundamentalmente por fósforo de una pureza desconocida en nuestro planeta.
ARTEFACTOS A raíz de la celebración del Día del Periodista, el administrador de DINFIA, comodoro Sixto Fernández invitó , en junio de 1965, a los cronistas acreditados en Aeronáutica, a un ágape en el Casino de Oficiales del establecimiento. En tal oportunidad, el comodoro Jorge L. Ballesteros informó sobre unas esferas encontradas en la localidad de Tío Pujio, Córdoba; de un tanque hallado en Mendoza y del circuito electrónico aparecido en un campo de la provincia de San Luis. Las primeras medían 86 cm de diámetro, pesaban 100 kilogramos cada una, y estaban constituidas por titanio de grueso espesor; en su interior se encontraron restos de gas helio. El tanque, como aquellas, no tenía marca ni inscripción que permitiera establecer su procedencia; su largo era de 4 metros, su diámetro de 1 12 metros, y el peso de 99 kilogramos. En cuanto al circuito electró nico, el informante confesó que se hallaba en estudio, pero presumió formara parte –al igual que los otros elementos - del mecanismo de cohetes o satélites rusos o norteamericanos. Dos estudiosos de los OVNI a nivel internacional disintieron con esa opinión. Uno de ellos fue el inglés Charles Bowen, editor de la revista especializada Flying Saucer Review, que se publica desde el año 1955. Él expresó su convicción de que tales artefactos fueron fabricados fuera de la Tierra, fundamentando su opinión en los siguientes puntos: 1) su revestimiento no es el que suele utilizarse entre nosotros; 2) sus perforaciones y rara luminosidad carecieron de convincente explicación y 3) si se tratase de un cohete portador, hubiera ardido durante la reentrada atmosférica, desintegrándose. Referente al caso mendocino (13-1-65), a Bowen le extrañó la interrupción de las comunicaciones con la localidad donde se produjo la caída (San Migue l) por más de cuatro días, la descripción del lugar –de tal aridez que de noche semeja un verdadero paisaje lunar-, y el hecho de que la primera noticia sobre el incidente hiciera hincapié en el temor de los lugareños, quienes habrían visto a pequeños seres caminando en torno al aparato, ataviados con uniformes de buzos que despedían una fosforescencia verdosa. El otro especialista en de sacuerdo fue el doctor Olavo Fontes, brasileño, quien al examinar una de las esferas caídas en Tío Pujio el 25-12-64, manifestó textualmente: “Nunca me sentí tan excitado a causa de una investigación como lo estoy ahora. No tengo la menor duda de que nos enfrentamos con el hecho más extraordinario que se pudiera imaginar. Este objeto fue fabricado fuera de nuestro planeta, pues entre sus componentes figura un magnesio de densidad y pureza desconocidos en la Tierra” Más o menos para esa época fueron encontrados otros artefactos extraños en la zona
cuyana, entre ellos el del 30 de enero en Luján, noroeste mendocino, con un diámetro de. 0,40 m y provisto de cuatro alerones, y el del 24 de mayo en el cerro La Guayquería, coincidiendo con la observación de misteriosos objetos celestes. En el campo Las Martinetas (Carlos Casares, Bs. As.), se halló el 25-1-70 un pequeñ o aparato, livianísimo, brillante, que cargaba una diminuta batería y lo que parecía ser un equipo a transistores destinado a la transmisión. El ingeniero electrónico Otto de la Sota y el técnico electricista Ricardo Bonnet, luego de examinarlo minuciosamente, no le hallaron explicació n posible. Pocos días después, el 7 de febrero, dos cuerpos misteriosos fueron descubiertos en el campo que la familia Cravero posee en Piamonte, Santa Fe, en momentos en que se realizaban tareas agrícolas. El hecho se puso en conocimiento de la Aeronáutica Militar, cuyo personal no pudo determinar, sin embargo, el verdadero origen de las piezas. Tenían una dimensión de 0,30 m, constando de “una especie de válvula y cable ”.
CAPÍTULO III
EFECTOS COMPROBADOS Tanto en los seres humanos, como en los irracionales, vegetales, objetos diversos, maquinarias, etc., la intensa actividad desplegada por los platos voladores en la Arge ntina ha permitido verificar efectos del más variado tipo. Trataremos, seguidamente, de consignarlos en forma discriminada:
En seres humanos ACTITUDES Resulta contradictoria la disposición del hombre ante tan rara presencia, en parte debido a su idiosincrasia personal, pero ta mbién a cierta dependencia inexplicable. En el referido caso de La Reducción (18-12-69), los Rodríguez llegaron a ser testigos del mismo porque Manuel, que dormía, despertó súbitamente y “por un extraño impulso” caminó hacia el patio, desde donde lue go observara con su padre el incidente. En otra ocasión la cercanía de un OVNI produjo júbilo en el testigo. Fue el 26-7-68 en el paraje La Pastora (Bs. As.); aquél estaba “como colgado” a diez metros de altura y no más de cuarenta de distancia: Al respecto dijo Juan Sívori, protagonista de la experiencia: “Juro que su presencia no me produjo ningún temor. Por el contrario, instantáneamente sentí una gran alegría y hubiera corrido hasta él, pero los ruegos de mi familia me contuvieron”. En cambio, en el aterrizaje producido en una zona de Caviahue habitada solamente por indígenas, éstos se negaron inexplicablemente a comentar o mencionar el hec ho, demostrando un temor tal que llegó incluso a no dejarse fotografiar con los expedicionarios. Pero no solamente los aborígenes han manifestado un miedo semejante. En junio de 1970, las empresas petroleras que operaban en Catriel (Río Negro), tuvieron dificultades en reclutar al personal, porque los obreros no querían integrar el turno de la noche. Ello se debió a la aparición de objetos misteriosos, que se veían frecuentemente muy próximos a los campamentos, sobre todo al conocido como “estancia de los ingleses”. Otro tanto ocurrió, un mes después, en el establecimiento Santa Teresa, que la firma Di Tella posee en el Campo de los Mogotes, casi en el límite de Salta con Tucumán. Se trata de un lugar semidesértico, con lomadas bajas y pequeños montes, donde los obreros se negaron terminantemente a trabajar de noche, por un motivo similar. El tono agresivo es otra de las alternativas que pueden presentarse. En abril de 1962, Norberto Oscar Fernández se hallaba cazando con unos amigos en Los Trebolares (La Pampa, cuando un objeto redondo, de resplandor rosa oscuro y bordes flamígeros, se elevó lentamente desde las inmediaciones para inmovilizarse casi encima de su cabeza. El testigo disparó entonces varios balazos contra el artefacto, y éste, casi de inmediato, partió como una exhalación rumbo a Córdoba. Algo similar ocurrió en la zona del Infiernillo el 4-11-62. Cuando un OVNI revoloteó por sobre el camión que conducían los hermanos Rafael y Carlos Álvarez, uno de ellos le efectuó un disparo de revólver, que no tuvo consecuencias.
CRISIS NERVIOSAS El 16-11-68, desde varias provincias del centro y N.O. del país se avistaron, entre las 2.30 y 3.00 hs., objetos misteriosos en vuelo. Sobre San Juan el desplazamiento resultó espectacular, a juzgar por esta descripción de uno de los testigos: “Primeramente avanzaba un objeto grande, rojo, como del tamaño de la luna llena, despidiendo hacia atrás gran cantidad de chispas de distintos colores y una estela blanco-rojiza, que cubría a otros 7 u 8 cuerpos de menor tamañ o”. En esos momentos, la señora de Aciar, que viajaba en automóvil con su esposo (vinculado a una conocida firma avícola), sufrió una aguda crisis nerviosa. Lo propio ocurrió con Amanda Clemenzoni (Chascomús, 10-1-66), Mabel Luis (Bahía Blanca, 12-9-68) y Marta Mena (San Fernando, 4,7,68). Las tres iban en automóvil y la última, además, se desmayó. Pareciera que el estar encerrado en un vehículo tuviera algo que ver con este tipo de efecto, pues desde una lancha (Los Molinos, 13-5-62) la señorita Lirozzi soportó iguales consecuencias. Sin embargo, el producirse la explosión de Laguna Paiva (23-6-68), la damnificada, Beatriz Fernández, se hallaba al aire libre.
EL DESCANSO Un grupo de maestros y estudiantes del Instituto del Profesorado Juan XXIII, que el 17-8-68 viajaba en ómnibus alrededor de las 20 hs., a 8 km de Viedma (Río Negro), distinguió en la atmósfera una escuadrilla compuesta por objetos negros, alargados, con una prominencia en la parte media superior, los que iban rodeados de una luminosidad anaranjada. Volaban en posiciones distintas, hasta que en un momento dado parecieron fusionarse en una sola masa, siguiendo su derrotero hacia el Norte. Como consecuencia de dicha observación, varios jóvenes no pudieron dormir esa noche, y una señorita debió ser abofeteada para sustraerla de un creciente estado de crispación nerviosa y tensa excitación. En San Juan, aquel 16-11-68, la familia González Aubone percibió, desde el barrio Trinidad, hacia las 2.50 hs., raros objetos celestes que se desplazaban a regular altura rumbo al sur. Sus integrantes confesarían luego que “eso fue motivo para que el insomnio se apoderara de nosotros”. Lo mismo le ocurrió a la Sra. Brizuela de García en Los Cigarrales, donde la impresión recibida le produjo tal desasosiego que ya no pudo volver a conciliar el sueño. Para los enfermos mentales del Hospital Neuropsiquiátrico de Mendoza, por en contrario, el incidente del 22-7-68 sirvió de calmante. Inquietos, siempre se levantaban a la noche para beber agua o ir al baño. En esa oportunidad, sin embargo, durmieron plácidamente hasta las 9 de la mañana. Atilio Brunelli, que a diferencia del caso anterior tiene sus facultades mentales en orden, iba en automóvil el 15-8-72 cuando, cerca de Arroyito (Córdoba), una luz intensamente blanca le hizo ver una “nube muy baja” en medio de un cielo totalmente estrellado y enseguida un “tren detenido”, donde no había vías. De momento, esas circunstancias insólitas no le asombraron, pues, como confesaría más tarde, estaba “embargado por una extrañ a paz y tranquilidad incomparables”.
TEMPERATURA Prácticamente en todos los casos en que se menciona variación de temperatura, es porque ella se eleva por encima de lo normal. Por ejemplo, en el clásico de Trancas, las luces con que se iluminaba la finc a de los Moreno, además de provocarles un hormigueo en todo el
cuerpo, produjeron un “calor de horno”, que los hizo sudar profusamente. Jorge Yarú notó un sofocante calor en la madrugada del 10 de junio de 1968, cuando desde su casa de Los Cigarrales (Córdoba), contempló, suspendido sobre un paraíso y a 30 metros de distancia, un OVNI tan voluminoso como un ómnibus. Este se hallaba provisto de una torre opaca y tenía iluminada su parte infe rior por luces ‘muy hermosas”, de color rojo, verde y amarillo. En Tandil, el primer día del año 1972, se dio el caso inverso. Un enorme disco fue visto por toda la ciudad, y al pasar lentamente y a baja altura sobre el automó vil en que paseaban la Sra: Norma Asceto de Cruz y su esposo, ambos sintieron una “terrible sensación de frío”.
CEGUERA El 20-9-65 sobrevoló la veintena de casas de Villa Charato (lugar casi inaccesible, ubicado sobre una meseta en Cruz del Eje, Córdoba), un objeto esférico que, descendiendo sobre los montes, se detuvo en el aire a una altura de 300 a 400 metros. Efectuando movimientos de vaivén despedía desde allí grandes rayos color rojizo, que cambiaba luego al verde claro y amarillo. Al cabo de 2 ó 3 minutos desapareció entre las sierras. Entre las testigos figuran la directora de la Escuela Nacional de Verano No 360, Srta: Marta Vaudagna, la Sra. Herminia de Monsón, Cristina Rodríguez (docente jubilada), y tres niños. Todos ellos se sintieron enceguecidos, al punto de no poder distinguir los objetos que estaban a su alrededor. A medianoche les dolían los párpados y tenían los ojos enrojecidos, como si hubieran sufrido un derrame sanguíneo. A 48 hs. del incidente aún les resultaba muy molesto mirar una simple lámpara encendida. Para descansar, se cubrían los ojos con un trapo. Un relato interesante efectuó Beatriz Esther Rivero respecto a este tema, cuando un OVNI cruzó por las inmediaciones de La Plata, el 25-3-68: “Mi marido se hallaba en el patio de casa y yo en la cocina; de pronto lo invadió todo una luz tan blanca que parecía como si se hubiera colocado una sábana en la puerta del living ¡Fue tan potente que todo se hizo invisible! Mamá me llamó desesperada desde el patio y rápidamente salí, casi en forma automática. Al trasponer la puerta la encontré inclinada, como mirando al suelo, pero con las manos en los ojos. Permanecía sin moverse, junto al balde de agua que iba a levantar cuando fue enceguecida por esa luz inexplicable. Tardó algo en incorporarse y cuando lo logró, estaba como atontada”. Hay otros sucesos con los mismos efectos, en algunos de los cuales sus protagonistas debieron someterse a un tratamiento óptico porque la violenta luminosidad hirió su retina: en Punta Alta (13-5-62); Rosario (15-7-65); Capital Federal (7-8-67). Como dato adicional del ya mencionado caso de Vil la Constitución, agreguemos que al encender el OVNI dos poderosos faros de color rojo, los testigos decidieron continuar su observación a través de una botella, porque la intensidad de aquella luz les hacía daño. DESGANO En Rafaela, el cruce de un OVNI muy luminoso y zumbón (18-7-68), sorprendió descansando al atleta Juan Albanessi (profesor de Educación Física), quien pese a querer salir a contemplarlo, quedó “como aplastado” en la cama, sin poder reaccionar. Una vecina suya, la Sra: de Molinaro, notó que el patio se iluminaba imprevistamente como si hubiera luna llena, al tiempo que la invadía una impresión de desgano y cansancio. Esta sensación atacó con efecto retroactivo al Sr. Raúl J. Kohen, quien con otro
comerciante habla tenido, el 13-7-69, una experiencia con OVNI mientras circulaba en automóvil por la ruta nacional No 34, cerca de El Milagro, entre Tucumán y Jujuy. El dijo: “Estoy desconcertado. No sé aclarar lo que me pasa, pero lo cierto es que no tengo ganas de hacer nada. Es inexplicable. Se trata de algo que se apoderó de mí y no alcanzo a comprender”. Y hasta para sacar una fotografía puede sobrevenir tal consecuencia: Diría el reportero gráfico José Palma, refiriéndose a la noche del 22-8-65 en Bahía Blanca: “Las luces eran muy fuertes y causaban en mi una sensación de mareo que me imposibilitaba actuar normalmente. Era como si ejercieran una influencia hipnótica en mi ser, al extremo de anular mis impulsos. Tuve que hacer un gran esfuerzo para. salir de ese trance
DOLOR, DEBILIDAD En Beccar, el 4-7-68, Hugo Valente se hallaba parado junto a la ventana del comedor y su esposa, María, planchando en la cocina. De pronto las luces de la casa comenzaron a titilar, al tiempo que un extraño zumbido les provocaba fuerte dolor de oídos. Corrieron ambos hacia afuera, alcanzando a ver un OVNI que desaparecía hacia el Este, en medio de un violento fulgor. El 28-6-72 sobrevoló Mendoza una nave desconocida, redonda y luminosa: Un matrimonio que viajaba en coche por las afueras de la ciudad, al percibirla a una distancia relativamente corta, sintió un intenso dolor en la nuca, a la par que una sensación desagradable. En mayo de 1968, un camionero avanzaba con su rodado por la ruta a Mar del Plata, cuando advirtió una “nube extraña” a su frente, mientras se detenía el motor. Cuando bajó tratando de establecer el origen del desperfecto, se apoderó de él una manifiesta debilidad, debiendo apoyarse en el vehículo para no caer. Superando en parte el malestar general que sentía, logró poner en marcha su camión y llegó hasta Maipú, donde se hizo atender en el hospital de la calle Lavalle, dato confirmado por la administradora, Srta. Etchelet, y la auxiliar Emilce Artimaño. El niño Rodolfo Paz (7 años) vio, el 7-8-69, un raro aparato con forma de platillo, que pasó por el aire “a la altura de los cables de la luz”. Como consecuencia de ello se negó a comer y a tal punto llegó su inapetencia que, debilitado ostensiblemente, debió permanecer una semana . en cama, bajo severo control médico. Este hecho ocurrió en Olavarría: PARÁLISIS El 22-7-69, el canillita Agustín Caldés (30 años) se dirigía, a las 6 de la mañana, desde El Sifón al Ingenio La Fronterita (Tucumán), cua ndo una gran luz llamó su atención. La producía una aeronave de forma redondeada y gran ta maño, con ventanillas cuadradas en su parte media, que giraba como un trompo mientras despedía intenso fulgor celeste. Sintió entonces que no podía moverse y le temblaron las piernas. El OVNI se fue alejando con rumbo Norte, dejando tras de sí una estela luminosa. ¿Sintió miedo? Muy probablemente, pero aquella inmovilidad no es cas ual, como lo demuestran otros casos, como el de Villa Rozas (19-7-65). En tal oportunidad dijo una de las testigos, Telma Lacher: “Quedamos incomprensiblemente estáticas, como si tal objeto tuviera un poder especial” En Salta, el 12-7-68, la ex directora de escuela Elisa Medina de Aragón, que había salido para el almacén junto con su hija, sintió de pronto un ruido inexplicable que la hizo mirar hacia arriba, notando entonces cómo un rayo potentísim o de luz dejaba completamente
blanco el ambiente. Ambas comenzaron a gritar, pero una fuerza extraña las inmovilizó, sintiéndose “como pegadas al piso”.
QUEMADURAS El 4-7-68 en Villa Domínguez (Entre Ríos), el agricultor Omar Severino Ravín (34 años, ca sado), divisó desde el interior de la cocina de su casa un objeto volador desconocido, en imprevista evolución; de forma circular, de spedía luces verde-rojizas, mientras producía un zumbido semejante al de los motores a reacció n. Salió entonces a contemplarlo más de cerca, cuando al verse envuelto en una atmósfera extraña instintivamente adelantó los brazos en actitud defensiva: Notó entonces que sus manos “se congelaban”. El OVNI se alejó, y al mirarse las palmas, advirtió asombrado que estaban manchadas de negro, despidiendo un “fuerte olor a madera quema da”. Presa de honda crisis nerviosa fue conducido, poco después, hasta el hospital zonal. El facultativo que lo atendió debió lavar intensamente las manos del paciente, pues. presentaban “manchas producidas, al parecer,. por una substancia resinosa”. El 5-12-67, en el Hospital Italiano de Santa Fe, donde se encontraba internado, fallecía Guillermo Schmidhalter, de 52 años, quien el 28 del mes anterior, mientras pescaba en la laguna Bedetti, había sido halla do con quemaduras de tercer grado. En un primer momento se pensó que pudo haber recibido una descarga eléctrica de los cables de alta tensión que pasan por el lugar; sin embargo, pudo establecerse que no fue así, pues no había cable alguno averiado. Schmidhalter murió sin prestar declaración. ¿Habrá, pues, que buscar en la excesiva proximidad de un OVNI, con sus quemantes rayos; el motivo de este extrañísimo suceso?
EFECTOS COMBINADOS Un raro artefacto dé apariencia esférica, y colores cambiantes de intensa luminosidad fue visto desde la estancia San Pablo (Gualeguaychú, 12-12-65). Con velocidad impresionante recorrió los campos a ras del suelo, elevándose matemáticamente ante la presencia de los alambradós. El hijo del comisario Regino Jaime, menor de edad que no se había perdido detalle del incidente, quedó ciego y mudo. Fue necesario que transcurrieran varias horas para que, afortunadamente, recuperara ambas facultades. A las 10,45 hs. del .26 de junio de 1968, un plato volador luminoso se detuvo muy cerca de la fábrica de productos químicos Carmal (San Lorenzo, Santa Fe). Juan José Racos ki, se hallaba en esos momentos controlando el nivel de una cuba, cuando la fuerte luz, además de encandilarlo completamente, le hizo perder fuerzas; inmovilizado, cayó al suelo y l egó a desvanecerse. Auxiliado por varios compañeros de trabajo, pudo comprobarse que su cuerpo había tomado una coloración rojiza y sus ojos, deformados, parecían saltarle de lis órbitas. Luego de largo rato se recuperó, pero perdiendo el sent ido de la visión. Lo recobró más tarde, y recién tres días después pudo mover su brazo izquierdo, en principio paralizado al igual que la mano de ese lado, en la que sostenía una linterna en el momento del suceso. Afectado de marcado nerviosismo, se quejó, por varios días, de fuertes dolores en todo el cuerpo. A las 2 de la madrugada del 20 de setiembre de 1971, Osvaldo José D’Anuncio (19 años, empleado de la Cooperativa Agraria de Oriente), regresaba de la casa de su novia: Había descendido del ómnibus cua ndo advirtió un “impresionante destello” que precedía a la aparición de un cuerpo volante con forma de triángulo ala rgado, color azul, que despedía fuego por su extremo posterior. El artefacto descendió en un campo vecino, tras un monte, a 500 metros de distancia: De inmediato sintió que sus extremidades superiores se paralizaban “desde el codo hasta los dedos”, al tiempo que todo su cuerpo era presa de un malestar
general. Luego de unos instantes, la extraña aeronave levantó vuelo nuevamente. D’Anuncio cam inó entonces penosamente hasta su domicilio, donde al no poder utilizar las manos, golpeó la puerta de calle con sus pies. Posteriormente, el doctor Adalberti, médico de la zona, comprobó en su rostro leves quemaduras, “como de quien ha pasado un día expuesto al sol”. Sin embargo, el mismo facultativo hizo notar que no pudo ser el astro rey el causante de las quemaduras, porque el sábado había llovido intensamente y el domingo se presentó más bien fresco. Constató, asimismo, que sus manos esta ban moradas y los músculos de los antebrazos endurecidos, dolencias que se atenuaron con el correr de las horas. También cesó la caída de cabello, que en un primer momento había sido intensa. Al trascender el episodio, se supo de numerosos transportistas que viajando aquella madrugada por la ruta No 3, vieron también el artefacto volador desplazándose de Sur a Norte, aproximadamente sobre el trazo del camino. El ingeniero Walter Daub, profesor de la Universidad Nacional del Sur, de stacado por sus estudios en cohetería y trabajos aerospaciales, se trasladó al lugar del presunto aterrizaje. El llegó a la conc lusión de que allí se habla posado un “objeto extraterreno, ignorándose si el mismo era tripulado o estaba guiado por controles”. A los efectos mencionados cabría agregar el de aumento de la presión sanguínea ocurrido a María di Tomaso de Cicchine lli (Chacras de Coria, Mendoza, 31-8-68); pérdida de la orientación, sucedido a José Candia (Malargiie, 15-9-68), y aletargamiento con vista oscurecida, experimentado por la señorita Rosa Schuftinsky (Bahía Blanca, 11-12-68). La excepción a tantas calamidades la encontramos en la República del Perú (diciembre 1968), cuando al recibir el haz luminoso de un OVNI, un campesino curó tota lmente tanto su miopía como su reumatismo.
Animales La secuela comprobada en perros ha sido tomada de casos ya en parte analizados. En la cacería de Los Trebolares (4-62) por ejemplo, el foxterrier corrió de improviso enfre ntando valientemente al fenómeno desconocido; pero a poco se lo vio regresar como asustado. Los tres feroces mastines que, con los dueños de casa estaba n dentro de ésta en el incidente de la Villa tucumana, permanecieron inmóviles y amedrentados. En los sucesos de Salta (12-7-68) y Rafaela (18-7-68), los canes aullaron. En el lugar mencionado en primer término, el pequeño animal, escondido, lo hizo desespe radamente. En el predio arrendado por don Nazareno, los hechos están referidos a lo acontecido con posterioridad a la presencia del plato volador. Como enloquecidos, los perros trataban de cavar la tierra en todo el sector. Los vacunos parecían haber perdido la vista, y algunos de ellos murieron a los dos días por “causas desconocidas”, según reveló un examen oficial. El sitio, no frecuentado por animales de corral, se tomó, a partir del incidente, en lugar de pastura preferido. El 14-4-74 una extraña máquina volante evolucionó largamente sobre la ciudad de Tandil (Bs. AS.), haciéndolo por momentos a baja altura con grave riesgo para uno de los testigos, Sebastián Acevedo, casi absor bido por ella: A la mañana siguiente, una docena de gatos muertos aparecidos en el barrio, hizo pensar a muchos en las consecuencias de aquella inesperada visita estelar. El descubrimiento de la primera de las huellas circulares de Correa (14-10-68), se debió a que, en una recorrida por el campo, advirtióse a un ternero pasado al predio vecino. A su lado había otro, caído, el que se encontraba “despaletado y paralítico”. Un efecto terrorífico quedó patentizado en la chacra de la Sra Mabel Burunsky (Tandil;
26-11-68). Junto a una marca similar a la premencionada, se encontraron varios huesos de vacunos, todavía fresc os, con señal de haber sido quemados. Ellos presentaban signos de pedazos de carne desprendidos y “roídos como por un soplete”. Cuando en la esta ncia El Peñón Colorado (San Luis, 15-1-50), el matrimonio Burmeister paseaba a caballo con unos amigos recorriendo el campo, al enfilar el costado dé un profundo barranco los equinos se dieron cuenta de que algo extraño ocurría: Se detuvieron, pararon las orejas y clavaron sus ojos hacia el naciente. Recién entonces los cuatro jinetes vieron aparecer, por encima de la sierra, una especie de cigarro o dirigible trunco, cuya cubierta presentaba estrías, y avanzaba despidiendo llamaradas multicolores. Más o menos para esa fecha, en la costa patagónica de Tierra del Fuego un caminante, el joven Romero Suárez, advirtió como preludio de una aparición de OVNI, que un grupo de ovejas pareció inquietarse de pronto, y huyó desordenadamente a campo traviesa: Es decir, que nuevamente los irracionales se percataron antes que el hombre del fenómeno. Y pasando a los animales acuáticos, destaquemos que, en el incidente de Paso de la Patria (8-11-54), los pescadores que actuaban en esa zona del Paraná vieron saltar, de las aguas del río, gran cantidad de peces. En cuanto a los insectos, junto al pasto chamuscado de ciertos aterrizajes se halló, como en la ruta 35, km 72, (13-5-62), a varios de ellos que estaban carbonizados. Cuando se encontraron las circunferencias de Iriondo, un cuidadoso examen del terreno permitió comprobar la existencia de hormigueros vacíos, evacuados por sus moradores. El hallazgo se había efectuado con posterioridad al incidente. ¿Por qué el éxodo? Encontramos la respuesta en Centeno, depto. San Jerónimo, Santa Fe. El 3-11-67, a las 4.30 de la madrugada el tambero Carlos Spina se dirigía con su ayudante al corral de ordeñe, cuando un deslumbrante objeto azulado hizo su aparición para posarse suavemente a unos seiscientos metros del lugar. Luego de unos minutos, en que permaneció inmóvil en tierra, se elevó a gran velocidad desapa reciendo rumbo al Oeste. Como prueba irrefutable de ese hecho quedó marcada en el terreno una huella oval de 4 m de ancho por 6 de largo. A poco, las hormigas coloradas de un hormiguero allí ubicado denotaron notable mutación; les crecieron alas y se desarrollaron en una dimensión incomparable con otras idénticas del mismo campo, que teniendo similar edad se hallaban aún en condición de larvas.
Vegetales PLANTAS, HIERBA Numerosos árboles con signos de descortezamiento aparecieron en Candioti (20-7-65), luego de que el OVNI levantara vuelo, bamboleándose entre la fronda. Las hojas de los eucaliptos cerca de los cuales se inmovilizara el “cigarro” de La Reducción (18-12-69) se encontraron quemados, y el limonero de La Picada (8-1-71) ejemplar de dos años, 2,50 m de altura, hojas y frutos verdes- quedó chamuscado, con las ramas del lado de la aparición carbonizadas. En la clínica cuyana (incidente del 22-7-68), las dos pequeñas pla ntas que había en un balde, y el pimentón plantado dentro del patio, que máronse hasta su base. El pasto chamuscado es casi una constante en los aterrizajes de OVNI. En Alsogaray (enero 1963), un corte profundo en distintos sectores de los anillos mostró la hierba dañada con destrucción de raíces, hasta una hondura de casi 10 cm, como si hubiese sido sometida a un proceso de desecación a más de 2.000 grados centígrados de temperatura, sin llegar a la combustión con llama: En San Jerónimo, la vegetación no se hallaba carbonizada sino seca y tostada como si
hubiera sido instantáneamente deshidratada; transcurrido mucho tiempo y pese a las lluvias caídas, no creció allí ninguna planta. En la finca de los Moreno, la zona de la huerta donde se mantuvo el OVNI más cercano quedó estéril durante la cosecha siguiente, pese a ser sembrada como los alrededores. Las franjas advertidas en los campos de Anser, Peloni, etc., mostraban en las primeras horas una coloración más intensa que el resto de la vegetación, de un verde similar a las hojas del gomero. A los tres días perdieron ese tono subido pira tomar el de un verde seco, no calcinado sino como si hubiese recibido una fuerte helada: El 1-3-69 en Loma Atravesada (Jujuy), un organismo privado (CIOVNI), analizó la amplia planicie de pastoreo del comerciante Juan Carlos Reynoso. Sobre el campo había numerosas huellas de forma de herraduras muy cerradas, con un largo de 6 a 10 metros y 50 centímetros de espesor. Ellas presentaban un color verde intensísimo, pues el pasto había progresado con fuerza y exuberancia. El aspecto que ofrecían era similar al de los canteros de plazas y paseos públicos, contrastando con la región que los circundaba, de crecimiento mucho más pobre. Dentro de las “herraduras” la textura del suelo era más uniforme que fuera de ellas, como si hubiera soportado un enorme peso.
HONGOS ¿Quién no ha visto o al menos oído hablar de los “anillos de hadas” o “corros de brujas”? Tales denominaciones nos llegan desde muy antiguo. El folklore universal narra historias de individuos que, al trasponer el enigmático cerco de hongos, penetraron simultáneamente en una dimensión distinta, no regida por reglas ordinarias, desapareciendo temporal o definitivamente de la faz de la tierra. Actualmente, el problema de la desaparición de personas es enfocado, también, en tomo al misterio de los OVNI. Ante la repetida denuncia de ese conjunto de setas durante el período 1967-69, el Instituto de Botánica de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de lá Universidad de La Plata formuló una aclaración, según la cual trataríase de un “fenómeno natural y perfectamente conocido por todos los hombres de campo observadores”. Explicábase: “Se forman como consecuencia del desarrollo de esos hongos en círculos, que anualmente aumentan de diámetro como consecuencia del crecimiento subterráneo del aparato vegetativo de los mismos, y que en un momento determinado, cuando las condiciones del ambiente le son favorables, fructifican en la zona periférica”. En primer término consignemos que los testimonios provienen, precisamente, de expertos hombres de campo: “Conocemos el terreno palmo a palmo, cada uno de sus yuyos y detalles... No por nada íbamos a hacer la denuncia ” (Damia ni, 14-10-68). En segundo lugar, no hay duda de que los círculos aumentan su diámetro como se detalla precedentemente... siempre que se trate de hechos normales. Los que nos ocupan, se forman espontáneamente con diámetros que llegan a los 12 metros y además no son siempre circulares; hay señales con forma de herradura, con un sector abierto; ovaladas; a manera de ocho, y también superpuestas. El terreno presenta, a su vez, diferencias que hemos de ir exponiendo. Que los hongos examinados pertenezcan a especies conocidas por la ciencia no altera la situación. El alerta lo dió el episodio de Centeno; en el sitio de la rara marca se descubrieron vegetales alótrofos de una variedad desconocida para la zona. Su peso alcanzaba a 4 y 5 kilogramos. Siguió en la lista Correa. Las especies que allí crecían brotaban a comienzos del otoño y eran pequeñas, de tallo fino y sombrerito. Estas, en cambio, surgieron en plena primavera, únicamente sobre los “aros” y correspondían a la especie Bejin. Los ejemplares de esta clase, grandes de por sí, presentaron en la emergencia un tamaño gigantesco, de 45 cm de diámetro
por 30 de altura. El 8 de noviembre de aquel año, cerca del Aero Club Necochea, el piloto Carlos Martínez descubrió, al aterrizar con su avioneta, un sector blancuzco. Puesto en antecedentes un organismo especializado (CIDONI), pudo comprobarse que, marcado en el suelo, existía un círculo de 6 m de diámetro por 60 cm de espesor, donde el mismo aparecía calcinado. Dentro habían empezado a crecer los hongos. A las 7 hs. éstos ya medían entre los 14 y los 26 cm de diámetro. Finalmente, algunos alcanzaron 81 cm de diámetro por 22 de altura. En Coronel Vidal (Bs. As.), dos días después, se percibieron por la noche destellos luminosos extraños, hallándose a la mañana siguiente un aro de 8 m, con las características conocidas y hongos monst ruosos. En Tandil (26-11), el círculo era de 9 m y las setas como pelotas de fútbol pr ofesional; a su lado se hallaron huesos y carne vacuna despedazados, hecho ya comentado. Juan Tami, cuidador del campo, nunca había visto, en su experiencia campera de setenta años, nada parecido. Así, fueron sucediéndose los casos. El siguiente (Santa Fe, 7-1-69), correspondió al establecimiento La Criolla y tuvo, además de las señales descriptas, el agregado de tres agujeros equidistantes no muy profundos, justo en el punto donde, por la noche, el cuidador Juan Peirotti había visto despegar un artefacto desconocido. Para no abundar, agreguemos solamente que, en el incidente jujeño, el contorno exterior del rastro estaba plagado de los singulares vegetales, inexistentes en el resto de la planicie. La variedad observada, que normalmente no supera 1,5 cm, llegó a medir 10 cm en el tallo y 12 de diámetro en el sombrero.
Los elementos Con este subtítulo englobaremos a los cuatro principios fundamentales de que antiguamente s e consideraba constituido el Universo: aire, tierra, fuego y agua: AIRE (Se incluyen también niebla y vapor) En Gobernador Virasoro (Corrientes), el 23-9-65 era un día calmo. A las 20 hs sorprendió a las personas que se encontraban al aire libre oír “como un torbellino en una arboleda ”; fuerte viento sopló de pronto, a la par que velozmente y a baja altura se vió cruzar un objeto de color rojo, cuyo fulgor iluminó el suelo. El 24-7-69, el Sr. F. S. guiaba un automóvil por la ruta nacional Nº 7, que une Mendoza con San Luis. Ya había amanecido y la carretera estaba prácticamente desierta. De repente vió aparecer el “sol”, hecho que llamó la atención del viajero por tratarse de una hora temprana: Pronto advirtió su error, pues el supuesto febo avanzó velozmente a su encuentro. Creyendo in minente el choque se desvió hacia la banquina, frenó bruscamente, y esperó, acurrucado contra el volante. La colisión no se produjo, pero el vehículo fue estremecido por un viento inusitado. Alrededor de las 22 hs. del 7-6-64, el doctor Juan Medrano, el ingeniero José L. Cerviño, y el señor Vicente R. Pellicer (ejecutivo), regresaban en una Estanciera de Tucumán hacia Salta, cuando luego de trasponer el puente de Choro-moro advirtieron que descendía del cielo una extraordinar ia máquina rectangular, color anaranjado. Su parte superior, que giraba sobre sí misma, era cruzada por unas “rayas negras” bien definidas que despedían humo o vapor, mientras la inferior, que permanecía fija, lucía un apéndice menor de forma pentagonal. Medía 5 m de altura por 6 de ancho, y en su marcha “absorbió ” a una luz roja de 60 por 40 cm que hasta entonces se había mantenido extrañamente estática sobre el camino. Antes de
presenciar el incidente, cuando aún se hallaban entre Arenales y Campo de los Mogotes -zona de El Infiernillo - los viajeros habían notado el súbito empañamiento de los vidrios de las ventanillas, por el lado externo. No se trataba, entonces, del calor y la humedad dentro de la Estanciera: Afuera tampoco había nubes ni nada que explicara el fenómeno. Ellos debieron detenerse, y limpiarlos, antes de proseguir la marcha: Desde un tren del Ferrocarril Belgrano, que llevando como maquinista a David Gómez marchaba, en la madrugada del 8-11-68, entre Matorra y La Estrella (Salta), pudo observarse la evolución de un OVNI. El mismo se colocó casi encima de la locomotora, provocando “una especie de neblina”, que obligó al personal de conducción a accionar el limpiaparabrisas. En Gil (20-9-71), al levantar vuelo aquella nave extraña, se produjo un espectáculo fantasmagórico: una ráfaga de viento muy intenso sacudió los alrededores, varias hectáreas de campo quedaron fuertemente iluminadas como por rastros de fuego, y los animales de, pastoreo parecieron cambiar de color; después, toda la zona se cubrió de espesa bruma.
TIERRA En varios aterrizajes de OVNI se estableció posteriormente que, en eél sitio donde el mismo se había producido, el piso se hallaba endurecido, prácticamente petrificado. Tal el caso ya referido de Ruta 35 km 72. Extrayendo tierra con una pala en la corona de los círculos de Iriondo, pudo apreciarse que se hallaba reseca, tomando una consistencia calina y un color blancuzco-azulado. Fuera de allí, era negra, húmeda, y en ella crecía normalmente la gramínea. Aunque nadie sepa atribuir una relación científica o técnica entre ambos fenómenos, existe una sugestiva coincidencia espacio-temporal entre muchos de los terremotos registrados y los OVNI. La publicación española Cíclope señala que el Brothers Magazine da, únicamente para 1960, medio centenar de casos en que esta relación es evidente. En pleno día (12-6-49), cuando los habitantes de las localidades de Hoyón, Loreto y Villa Atamiski notaron que el cielo apareció súbitamente iluminado por brillantes trazos ígneos, “semejantes a rayos precursores de fuertes tormentas pero de mayor intensidad”, descubriendo entonces que eran provocados por un gran objeto de contornos redondeados, del que emanaban haces luminosos que llegaban hasta la tierra. La “bola” pronto comenzó a producir una sucesión de violentas explosiones, que no sólo estremecieron los espíritus e n una sensación de angustiosa expectativa, sino que hicieron temblar la tierra. Finalmente, se desintegró en su totalidad. Tanto el Ministerio de Aeronáutica por intermedio del Servicio Meteorológico Nacional, como el Observatorio Astronómico de La Plata, informaron que sus sismógrafos habían registrado un movimiento sísmico de bastante intensidad, cuyo epicentro se ubicó en Santiago del Estero. Pudo haber causado -señalábase- alarma y daños materiales. Las primeras ondas se inscribieron a las 14 hs. 54’ 36”, siendo la duración total del registro de unos 20 minutos. El 8 de noviembre de 1954, un veloz objeto cruzó el cielo de Paso de los Libres (Corrientes), dando la impresión de un relámpago, tal vez por la estela que dejaba a su paso. De súbito detuvo su marcha, formándosele en torno una “especie de nube” que impedía observarlo en detalle. Instantes más tarde estalló violentamente, haciendo temblar la tierra, y sus vibraciones fueron sentidas por toda la población, llegando hasta la localidad de San Luis del Palmar, situada a unos 20 kilómetros de distancia: Pero no necesariamente el OVNI tiene, producido el sismo, que desintegrarse. El 4 de diciembre de 1967, en la isla Decepció n (Antártida), erupciones volcánicas levantaron columnas de humo, cenizas y vapor, hasta 12 kilómetros de altura, obligando a investigadores
de Argentina, Chile y Gran Bretaña, a evacuar la misma: En una fotografía obtenida en esos dramáticos momentos e inesperadamente dada a publicidad más tarde, se recorta nítidamente hacia la izquierda, entre la impresionante humareda que emerge de los hielos, un artefacto oscuro ligeramente inclinado y con forma de sombrero, cuya inexplicable presencia pareciera tener una conexión directa con el fenómeno.
FUEGO (En realidad, debiera consignarse “material combustible”, ya que no se trata del efecto sobre el fuego sino que el calor irradiado, al actuar sobre dicha materia, hace que entre en combustión.) En la madrugada del 6 de febrero de 1969, en la zona conocida como Villa de la Ventana (Bs. As.), ardió imprevistamente un importante extensión de pastos secos, destruyéndose postes telefónicos y telegráficos que se hallaban en el sector del siniestro. Bomberos voluntarios de Tornquist, policías y vecinos, lucharon durante más de tres horas para cercar las llamas primero y extinguirlas posteriormente. Carlos Zabalay, conocido comerciante de Bahía Blanca, denunció enseguida haber visto un objeto extraño cuando se desplazaba con su automóvil por un ruta cercana a la zona del incidente. “Parecía un cohete que despedía fuego y chispas e iba dejando en pos una larga estela de humo negro; sobre la carretera se hizo todo tan oscuro que los coches debieron encender sus faros”, dijo. Por su parte, un catedrático de la Universidad del Sud, viajando hacia Bahía Blanca desde Coronel Pringles, había presenciado una “larga estela luminosa que descendió sobre los campos arrojando chispas y humo”. En la posibilidad de encontrar restos de un aerolito, miembros de la policía y el cuerpo de bomberos inspeccionaron intensamente todo el radio, siendo “motivo de gran inquietud no encontrar rastro alguno que originara el fuego”, descartándose, asimismo, que hubieran sido causantes del mismo turistas poco cuidadosos. Algo parecido había ocurrido casi ocho años antes, el 6 de agosto de 1961. Hacia las 23 hs. transitaba n la ruta Villa Mercedes-Mendoza los Sres. Washington F. Gómez, Tomás Oggedo y Oscar A. Casanova, notando de pronto que el camino quedaba completamente iluminado por una luz viva que anuló la proveniente del automóvil en que viajaban. La misma era producida por un artefacto elíptico que aparentaba tener unos 80 cm de largo por 40 de espesor. Los testigos, sumamente impresionados, continua ron su camino, y unos 70 km más adelante descubrieron, en la dirección en que había aparecido el OVNI, campos vírgenes incendiados. El 12 de mayo de 1959, desde San Andrés y otros puntos cercanos a la serranía salteña, se divisó por la mañana una intensa llamarada, extendiéndose hacia la tarde una fuerte nubosidad sobre el horizonte. En la jornada siguiente fue dable apreciar una extensa línea de fuego, de alrededor de 60 kilómetros. Testigos que arribaron a caballo desde villorrios adyacentes, hablaron ent onces de la existencia de “fuego salido del cielo”, que hacía arder los cerros. ¿Qué había pasado? Un incendio de bosques debió de scartarse dada la época del añ o, y en razón de las intensas lluvias caídas, sin precedentes que se recuerden. La presencia de fuego fue notada en distintos sitios, con lo cual se desechó -asimismo- la posibilidad de que hubiera caído un meteorito.
AGUA El año 1968 fue, quizás, el tope en apariciones de OVNI y hechos extraños. Entre
éstos, hay que anotar el del 17 de julio en Mar del Plata, cuando por causas desconocidas, el mar socavó en profundidad más de 1 m de arena, en un ancho de 50 metros, en la playa ubicada entre la rambla Casino y el hotel Provincial. Al producirse el notable descenso de las aguas, quedaron al descubie rto restos de una submuración que correspondía al sector final de la rambla demolida más de treinta años atrás. Este rarísimo fenómeno no fue debido, como se pensó en principio, a la marca baja. El mareógrafo del Servicio de Hidrografía Naval de la Secretaría de Marina señaló que la más baja marea del mes, se había producido el día 12 a la 1 h.; fue “menos 14 escala 1.16, que corresponde a menos 22 escala real o efectivo menos 20, es decir, unos cm de marea bajo cero”. El día 17, por el contrario, la marca fue positiva; “siempre sobre cero, vale decir, normal”. Once días más tarde, en el puerto de Bahía Blanca, el barco de bandera inglesa London Valour había completado una carga de cereales destinados a Rusia, y pasó del Sitio 20 al Sitio 3 del muelle de hie rro, empleado para el abastecimiento de combustibles, maniobra para la cual es utilizado un guinche de siete toneladas, de donde pende -fuertemente sostenida- la manguera conectada al depósito. De improviso, el vapor se desplazó hacia el centro del acceso y cortó las amarras que lo unían al muelle, girando sobre su anda: La manguera no pudo ser desenganchada y el navío arrastró tras de sí a la grúa, que salió de sus carriles y cayó estrepitosamente al agua, desapareciendo totalmente. En tal circunstancia, cedió por último la manguera. El buque, así liberado, fue a tocar el muelle del lado opuesto, donde levantó algunas maderas ocasionando perjuicios en su estructura: Por suerte, el operario que atendía la maniobra consiguió, a tiempo, saltar a tierra. Las aguas tienen en el lugar seis metr os de profundidad. La causa del inusitado accidente fue la excepcionalmente brusca bajante de su nivel, pues llegó a más de dos pies bajo cero, siendo el normal de un pie sobre cero. ¿Qué misteriosas fuerzas hicieron posible fenómenos de tal naturaleza, al margen de toda lógica? ¿Qué fue lo que absorbió de golpe semejante cantidad de líquido elemento? Acotemos que tanto Mar del Plata como Bahía Blanca constituyen puntos clave s para los OVNI, a juzgar por la frecuencia de sus incursiones. En el incidente de Loma Atravesada, llamó la atenció n que contrastando con las. adyacencias inmediatas, donde la tierra estaba totalmente mojada. por las precipitaciones estivales, allí el piso se hallara seco. Los investigadores estimaron que ello se había producido en razón de que la tierra, en las marcas, se encontraba calcinada y el agua de las lluvias se había absorbido, evaporándose más rápidamente. Durante la primavera de 1958, el ingeniero E. B. se encontraba de cacería con unos amigos hacia el sur de Mar de Ajó (Bs. As.). En eso, dos esferas opacas de unos 70 cm de diámetro, en las cuales se notaban pequeños círculos iluminados, avanzaron silenciosamente a paso de hombre cerca del suelo. Al hacerlo sobre un pequeño arroyo, se formaron burbujas en el agua, como si ésta se hubiese pue sto a hervir.
Objetos diversos Cuando aquellas esferas de Mar de Ajó enfrentaron una cerca, los testigos observaron’ que los alambres de la misma se pusieron al rojo, brillando intensamente con sorprendente luminosidad. (Incidente detallado por el Sr. Américo Barrios en su serie Extraño, muy extraño, publicada en Crónica.) En Parque Leloir (Bs. As.), el Sr. Armentano alcanzó a ver el despegue de una máquina celestosa: Desde la heladera de su casa partieron chispas, y los barrotes de hierro de las camas parecieron electrizarse.
Uno de los integrantes del conjunto Las voces de Huayra, el joven Juan Frank, fue despertado a las 5 hs. por un agudo silbido (Salta, 15-7-68). Asomándose a la puerta pudo comprobar que el mismo provenía de un cuerpo luminoso, en movimiento por la atmósfera. Al regresar al interior de la finca advirtió que los muebles y demás objetos existentes habían adquirido notable fosforescencia. El “sombrero” color aluminio brillante que alcanzó a posarse en el patio de 200 m 2 que posee el Hospital Neuropsiquiátrico de Mendoza, provocó dolor de oídos, irritación en la vista, parálisis transitoria y quemaduras en el rostro, manos y gorro que llevaba puesto, a la enfermera Adela Casalvieri de Panassit ti, motivando la intervención de varios organismos gubernamentales. Miembros de la Comisión Nacional de Energía Atómica hicieron funcionar un contador Geiger, comprobándose que en el lugar del fenómeno había radioactividad básica. El reloj de la testigo pr incipal, que quedó detenido a la 1.30 hs, también tenía radiación, al igual que sus anillos. (La repercusión del singular episodio llegó hasta Francia. La revista especializada Lumières dans la nuit -fundada por el investigador R. Veillith, con quien colabora estrechamente F. Lagarde- le dedicó tres paginas de su número 107 (agosto-1970)). La misma Comisión, que intervino en el incidente santafecino del 11-9-67, pudo constatar similar efecto. Los cardos, y pastos quemados o semiquemados, así como las alambr adas que rodeaban el lugar, contenían radioactividad. En el caso de San Jerónimo, su principal protagonista, el tambero Spina, al narrar el hecho en la fábrica donde entregaba la leche y a sus amigos y familiares, fue objeto de pullas, por lo que decidió silenciarlo. No obstante, quince días después el episodio llegó a oídos del Sr. Ciriaco Aquilli, gracias a cuya diligencia pudo ser investigado. Pese al tiempo transcurrido, al aproximarse Aquilli en automóvil para efectuar la primera indagación, estando muy próximo al lugar, el receptor del vehículo dejó de funcionar; esta circunstancia -dedujeron los entendidos - “pudo denunciar la presencia de radioactividad”.
Vehículos a motor Numerosos son los casos en que, aparentemente merced a un poderoso campo magnético, los circuitos de ignición de los motores a explosión se ven afectados por las cercanías de OVNI. Entre la ciudad de La Rioja y Patquía, el 10 de mayo de 1964, iba conduciendo un camión rastrojero el Sr. Máximo Dughetti (51 años, propietario de una fábrica y planta fraccionadora de aceite). Lo acompañaba su nieto, de corta edad. A las 21.30 hs. se hallaban exactamente a 19,05 km de la ciudad capital de provincia, cuando el motor del rodado se detuvo y las luces se apagaron. Simultáneamente, desde un monte situado a unos 40 m del camino, emergió un poderoso haz de luz blanco-azulada iluminando de lleno al rastrojer o. Varios minutos duró esa situación, asombrosa por lo imprevista e inexplicable. El niño lloraba desconsoladamente y Dughetti atinó a cubrirlo con una manta para protegerlo del potente reflector que los enceguecía. Repentinamente, la luz se extinguió, y el testigo pudo comprobar que era producida por un OVNI, pues desde el lugar donde se proyectara vio elevarse, con suave ronroneo, una máquina que tenía forma de plato invertido, 15 metros de diámetro, cúpula en la parte superior, y despedía luces rojas y violáceas fluctuantes desde el centro inferior. Una vez alcanzada una altura de 10 metros, lentamente atravesó el camino en diagonal pasando a escasos 20 metros del camioncito, para luego ganar altura y velocidad con rumbo Oeste, hacia la sierra de Mogote Colorado. Recién entonces, el motor volvió a funcionar y las luces a encenderse. Por la ruta Tucumán-Salta, José Enrique Torramoreli y su primo Hernán Caverlotti (ambos estudiantes), viajaban en motocicleta hacia Jujuy, el 7 de noviembre de 1962. A la
altura del km 17, después de cruzar el limite con Salta, se les adelantó una motoneta y se cruzaron con un camión. En ese preciso momento todos los vehículos fueron iluminados por una poderosa luz de color blanco, que provocó la detención de sus motores. Las personas que iban en ellos quedaron como paralizadas, sin poder realizar movimiento alguno. Aquel violento haz era producido por un objeto incandescente, esférico, que se desplazaba hacia el Oeste. Cruzó la carretera y fue a posarse en una lomada, a unos 500 metros de distancia.. De allí volvió a elevarse, efectuando varias maniobras en ángulo recto, mientras los testigos sentían que el fulgor les quemaba prácticamente la piel, sin que nada pudieran hacer para evitarlo. El OVNI se posó nuevamente en otra elevación del terreno y fue como si se apagara, recuperando los espectadores la movilidad perdida. Del centro de la esfera surgió entonces una luz roja fosforescente, descubriéndose que, en otra lomada ubicada al Este de la ruta, se había encendido una luz roja similar. Al unísono ambas se elevaron, desapareciendo velozmente del escenario. Los jóvenes intentaron poner enseguida en marcha su motocicleta.’ pero no tuvieron éxito, y lo propio sucedió con los tripulantes de la motoneta, que la empujaron alejándose del lugar mientras gritaban: “¡Corran muchachos, que Dios nos proteja!”. Finalmente lograron llegar a Rosario de la Frontera en un c amión, denunciando lo sucedido a la policía: La motocicleta tenía el circuito eléctrico quemado; bujías, condensadores y cables fundidos, y se había quedado sin aceite. Luego de este par de sucesos mencionaremos brevemente algunos otros, donde los vehículos sufrie ron distintos inconvenientes, bajo la influencia misteriosa de los platos voladores. En Saladillo (25-2-64), una batería flamante debió cambiarse dos semanas después, totalmente inutilizable. En la ruta Unzué-Bolívar (8-8-58), además del motor se detuvo, a la 1.27 hs. el reloj del tablero de mandos, pero no se afectó la luz del rodado. Por el contrario, cerca de General Pico (6-9-65), se quemó el encendido de las luces, pero el motor siguió funcionando. En Las Armas (5-8-62) el motor se detuvo, y al bajarse el conductor a investigar, aquél se puso en marcha solo. Fuerte vibración sufrió el vehículo en San Luis del Palmar (296-68), mientras inexplicablemente los cambios se invirtieron. En Concepción del Uruguay (81-66), el camión se estremeció y sobrevino su vuelco. Por la ruta Nº 11 (11-6-68), el motor explotó, desviándose el coche hacia la cuneta. En la Nº 2 (29-7-68), se detuvieron todos los motores de una caravana automovilística. Y en Río Tala (15-8-68), la velocidad del rodado bajó, durante 12 segundos , de 75 a 30 kilómetros p/h. Para finalizar, consignemos este caso de un avión: El Sr. Raúl N. López, aviador civil Nº 5821, realizó el 31-8-58 el vuelo MachagayResistencia, con su Piper P.A. 11 matrícula LV-XJW. El día era espléndido, con un poco de bruma por la quema de campos. A las 11.16 hs. (posición 180º de La Verde, altura 2.400 pies) divisó lejos y a 110º de donde se encontraba, “algo” que brillaba. Transcurridos algunos segundos, aquello se elevó rápidamente quedando inmóvil a 3.600 pies de su avión, distancia calculada en 20 kilómetros. Cambió López de rumbo a fin de aproximársele, pero notó que, al unísono, “la cosa” iba a su encuentro. “Podía apreciarla perfecta mente -diría luego el testigo-ya que se había colocado a no más de 7 kilómetros. Su forma era la de un plato plano con cúpula en su sector central, y su color amarillo oro. La parte externa tenía un diámetro de 30 metros y giraba velozmente, destellando colores verde -rojizos.” El piloto controló el instrumental del avión: nada anormal, per o a medida que transcurría el tiempo notaba que aumentaban las revoluciones del motor. Y siguieron acrecentándose, mientras el OVNI se acercaba cada vez más, llegando a registrar el taquímetro 100 revoluciones más que las de crucero. En eso, el disco empezó a ascender, y en pocos
segundos se confundió con el azul del cielo. López efectuó entonces el control de todos los instrumentos, comprobando que, sin haber tocado el acelerador, iba nuevamente a revoluciones de crucero. (Paralización de las máquinas de un aeroplano en vuelo, MakalléBella Vista, 5-12-74. Capítulo V, Otras incursiones masivas)
Aparatos sensibles Un suceso muy interesante se registró el 12-11-63, cuando desde el transporte de la Armada A.R.A. Punta Médanos, se divisó en el espacio una enorme aeronave inidentificada, al tiempo que las agujas de los compases magnéticos desviábanse súbitamente hacia ella. El OVNI, silencioso y veloz, no mostraba luces de posición, y luego de pasar a una distancia mínima de 2.000 metros exhibiendo su forma redondeada, se perdió de vista. Los compases, que registra-ron irregularidades de hasta 250, recién volvieron a su posición normal luego de cincuenta y cinco minutos. El Servicio Hidrográfico, luego de efectuar una investigación a fondo, no logró descubrir ninguna causa eléctrica que pudiera explicar el efecto EM (electromagnético), descartándose a submarinos, y aviones militares o civiles, como causa de la interferencia. La División Geológica, informó, por su parte, que la zona donde se produjo el avistaje era magnéticamente tranquila. Veamos el comportamiento de otro mecanismo. Cuando el escribano Ricardo Solá Bertomeu, su esposa y un tío,. corrían a más de cien kilómetros por hora por la ruta provincial Nº 12 con un Peugeot último modelo, advirtieron, el 16 de noviembre de 1968, un OVNI en vuelo. Lo hacía de Sur a Norte, detrás de las serranías cordobesas que terminan en San Luis. En esos momentos, un cuenta -revoluciones, que poseía el moderno vehículo, “enloqueció ”; la aguja no solamente por momentos se de tenía, sino que hasta llegó a caer, y sólo volvió a la normalidad cuando la aparición se hubo alejado. El escribano diría luego: “Ese detalle nos convenció a los tres de que estábamos en nuestro sano juicio, y que sobre el aparatito había influido una fuerza misteriosa”. El 17-12-68, un ómnibus a cargo de los choferes J. Silva y A. Fortunato, había salido de Junín a las cuatro de la madrugada, rumbo a la Capital. Como el vehículo entraba en todos los pueblos, los primeros minutos los hicieron solos, ya que a esa hora los pasajeros optaron por un medio más veloz. Habían pasado solamente 25 minutos, cuando nítidamente vieron un “clásico” plato volador. Aprovechando que llevaban consigo un grabador, con el que matizaban el viaje escuchando sus melodías favoritas, registraron la experiencia. Esta tuvo diversas alternativas, pues el OVNI se alejó y volvió a acercarse en varias oportunidades. Pero más notable que las mismas resultó la grabación en si: mientras el objeto está lejos la transmisión es normal, pero ape nas se acerca a los testigos, inexplicablemente la velocidad del aparato, que tiene una sola, acelera, y se pierden algunas palabras. En Boulogne, hacia la madrugada del 15-6-68, el vecindario sintió un gran estruendo; los animales domésticos se aterrorizaron, y testigos presenciales divisaron en el espacio una luz muy vívida, acompañada de un olor característico imposible de definir. En un negocio de la zona, que tenía pequeñas brújulas adicionadas a llaveros, se alteró totalmente la posición de las agujas; los relojes del vecindario quedaron detenidos simultáneamente y de los receptores de radio partió una fuerte descarga, similar a la que provoca la corriente estática en días de. tormenta. Otros inconvenientes sufridos por los aparatos de radio suelen ser pérdida de potencia e interposición. En Tandil, aquel 1-1-72, pese a darle el mayor volumen a l receptor , cinco amigos que estaban escuchando la emisora local notaron que la transmisión desaparecía por completo. En Centeno, en cambio, surgieron interferencias, dejándose oír un sonido similar al
top de la hora oficial, pero interrumpido. EJ 16-6-73, un platillo se desplazó claramente, desde la colonia alemana de San José (cerca de Coronel Suárez), hacia el S.E., es decir, en dirección a Bahía Blanca. Uno de los testigos fue el ganadero Jorge Videla, que en esos momentos viajaba hacia su establecimiento en automóvil. Al llegar, preguntó al encargado si también había divisado aquello, pero no fue así porque estaba mirando televisión. Lo curioso es que en el mismo momento en que apareció el objeto (19.50 hs.) había notado, en cambio, una luminosidad en los ventanales, mostrando el el televisor -por lo menos durante cinco minutos- rayas continuas, además de una extraña vibración. “Los que vivimos desde hace muchos años en Bahía Blanca, comprobamos a menudo que hay cambios en el clima, y si bien algunos pueden ser explicados por razones lógicas, hay otros que no tienen motivos científicos... Es muy común que los radioaficionados, operando en onda corta, digamos que “no hay propagación” y carguemos las culpas a interfe rencias producidas por manchas solares; pero yo he ido a tomar un telescopio, he mirado el Sol y no he visto ninguna mancha. Hay factores extraños, aparentemente inexplicables, que están incidiendo.” Estas declaraciones, efectuadas por un reconocid o científico como Enrique Ferraz, el 5-7-65 definen en cierto modo el efecto que sobre las transmisiones produce el fenómeno que nos ocupa, como veremos en ilustrativos ejemplos. Rubén Andrawos y Jorge Scassa t ripulaban un avión Cessna 182 con el cual, el 20-668, se dirigían desde Villa Dolores a Catamarca: A la altura de La Guardia, vieron volando a 2.300 metros de altura a su mismo nivel pero 5 kilómetros más adelante, lo que en principio tomaron por un U-2 o un Avro. Esa extraña máquina, de pronto, se detuvo en el espacio, osciló ostensiblemente, y sin girar, se movió nuevamente en el sentido que traía. Su forma era alargada, como un cigarro. Los pilotos intentaron, al efectuar esta comprobación, ponerse en contacto con la torre de control del aeródromo de Catamarca, cosa que resultó imposible, al sufrir una interferencia conocida como “desvanecimiento de frecuencia”. Llamaron entonces a cualquier avión en vuelo, respondiéndoles el Nº 713 de Aerolíneas Argentinas, en momentos en que el OVNI se alejaba hacia al Norte. Simultáneamente con ese distanciamiento, la estación radial catamarqueña “entró” perfectamente en el Cessna. Algo parecido le sucedió al comandante José Almonacid el 13-5-71, al sobrevolar la localidad de Villa Giménez, en Santiago del Estero. Cuando durante “un minuto largo” tuvo a su vista un OVNI, la comunicación que intentó realizar se vió afectada por enigmáticas interferencias. Al sobrevolar una escuadrilla de naves inidentificadas la ciudad de Comodoro Rivadavia (17-8-68), el personal de la torre de control de vuelos del Aeródromo local, empleando el instrumental de comunicación, efectuó varias llamadas codificadas en distintas longitudes de onda, intentando establecer un contacto. Pero no se obtuvo respuesta positiva. Respecto de ese intento de comunicación terrestre con platos voladores, viene a colación referir un caso inverso. El 29-8-70, en el Estudio de Radio Amateurs que bajo la presidencia de Constantino Pslioyannis funciona en el centro de Atenas (Grecia), fueron captados misteriosos mensajes provenientes de la Antártida. La transmisión irradiada, que según parece llegó a grabarse, duró nada menos que 3 horas y fue emitida en un estilo extraño, sin parecido con ninguna lengua hablada. Y no debe esto asombrarnos demasiado. El profesor Ricardo Frondizi -coincidiendo con su colega Fred Hoyle, de la Universidad de Cambridge- se había referido, unos meses al intercambio de mensajes que se estaría llevando a cabo en el espacio, y que los humanos ignoraríamos “como los pigmeos en los bosques africanos ignoran los mensajes radiales”. En Rosario, a las 6.50 hs. del 27-6-68, Luis Gulicovich, obrero de una planta
embotelladora, al depositar un cajón sobre uno de los camiones que se hallaban en la puerta de la fábrica percibió, a la altura de la torre de transmisión de LT-3 radio Cerealista (ubicada a 150 m de distancia), un “enorme pla to hondo invertido”. Era de color plateado y despedía llam as rojas por sus bordes, mientras lentamente se desplazaba con rumbo N.E.-S.E. Llamó entonces a varios de sus compa ñeros, que igualmente lo vieron. En tanto, en aquella transmisora saltaban inexplicablemente los fusibles automáticos, según pudo comprobar su jefe mecánico, Sr. Basilio Tigonof.
Plantas energéticas Entre las 15.28 y las 16.50 hs del 26 de diciembre de 1965, quedaron imprevistamente sin energía eléctrica la Capital Federal y grandes zonas del conurbano bonaerense, incluida La Plata: En algunos sectores, el corte se prolongó. hasta las 22 hs. Así, una población estimada en mas de siete millones de almas experimentó inconvenientes diversos. Los transpor tes que dependían de la electricidad para su fuerza motriz se paralizaron; en hospitales donde se efectuaban operaciones de urgencia se salvó la angustiosa situación mediante usinas-parque del cuerpo de bomberos; faltó el agua; quedó gente encerrada en los ascensores; los cinematógrafos suspendieron sus funciones, y se interrumpieron los programas radiales y televisivos. Recién a las 20 hs. se dió una explicación oficial. E l contraalmirante (RE) Pedro Favarón, vicepresidente de SEGBA, aclaró que no habla existido accidente alguno en las centrales y que no se atribuía el corte a actos de sabotaje. Informó en cambio que habíanse localizado tres fallas simult áneas en una línea de alta tensión entre Zárate y Moreno, otra entre Edison y Benavídez, y un serio deterioro en un transformador de alta tensión de Dock Sur, averías que impidieron el funcionamiento de los generadores. Precisamente para esa fecha, desde L omas de Zamora (partido del gran Buenos Aires situado a un paso de la metrópoli y también afectado por el apagón), entre las 20 y 21 hs. un Suboficial del Ejército testimonió la presencia del OVNI en la atmósfera: En efecto: el sargento ayudante Gastón Za lazar, con la colaboración del profesional Juan Carlos Sánchez Boado y la presencia de numerosos curiosos, obtuvo varias fotografías. Lo hizo al observar el desplazamiento -a una altura imprecisable- de un cuerpo “con el tamaño aparente de una estrella de primera magnitud, que destellaba luces rojas”, el que había estado efectuando maniobras insólitas por el espacio durante varios minutos. Las placas revelaron, al efectuarse una exposición prolongada, el zigzagueante recorrido, no solamente del objeto visualizado, sino de muchos otros que los testigos no habían advertido. Ello constituye la irrefutable prueba de que la zona afectada por el grave suceso fue sobrevolada por objetos voladores no identificados. Aparte del porteño, otros muchos grandes apagones se registraron en el mundo para esa época, coincidiendo con “la cola” de la oleada mundial de OVNI. Simultáneamente con los inesperados cortes de fluido eléctrico se advirtieron las extrañas presencias evolucionando en las zonas afectadas, y en algunos casos , sobrevolando inclusive las líneas de alta tensión. Los principales incidentes de este género fueron los siguientes: N.E. de EE.UU., teniendo como centro a N York y abarcando 200.000 km 2, 9 estados y 30.000.000 de personas, más el Sur de Canadá; duró desde las 17.27 del día 9-11 hasta las 5.28 del día 10. Día 10 a la noche : N York y 9 ciudades del Norte, durante 19 minutos. Día 14-11: Londres (Inglaterra). 16-11: Río de Janeiro (Brasil) , 20.40 a 22.07 hs. 22-11: Río de Janeiro y San Pablo (Brasil) . 26-11: St. Paul (E E UU). 27-11: México. 30-11: La Plata (Argentina). 2-12: Texas y Nueva México (EE.UU.). 4-12: Centro de Investigaciones Atómicas de Alamo Gordo, Oeste de Texas y Sur de Nueva México (EE.UU.); en Europa: sector oriental de Holanda , zonas de
Italia y Bélgica. 6-12:seis condados de Texas. 26-12: Buenos Aires y zona suburbana (Argentina) y Montevideo (Uruguay). Y 9-1-66: Sur de Italia y Bruselas (Bélgica). ¡Nunca tantos inconvenientes en los servicios eléctricos a escala mundial en tan poco tiempo -solamente un par de meses- ni tampoco tantos avistajes de misteriosos objetos celestes! Como dice Brad Steiger: “Si, o como muchos creen, los OVNI son los responsables de la falta de corriente, es la oleada de apagones una prueba de potencia o simplemente una manera de decir: ‘Hola. ¡Comiencen a tomarnos en serio!’” (Forasteros del espacio , pág. 188.) Seis años más tarde, el 15-2-72, una “falla intempestiva” en el circuito de excitación del turbogenerador Nº 8 de la Central de Puerto Nuevo, produjo un hecho similar que abarcó la Capital Federal, llegando hasta Escobar (N.O .) y Quilmes (S.) en el gran Buenos Aires y se prolongó entre las 21.45 y las 23.00 hs. Numerosas llamadas a las redacciones de los diarios informaron, durante el apagón sobre el vuelo de un artefacto luminoso, que tenía la forma de “dos platos superpuestos”. Otros hechos análogos se sucedieron a lo largo y a lo ancho de la República en distintas oportunidades con carbonización de transformadores, fallas en los interruptores, desconexión de generadores, quema de fusibles, averías simultáneas. Y todo imprevistamente, cual si una fuente de energía mucho más poderosa provocara de pronto el caos. En octubre de 1974, por ejemplo,. resultó afectada Córdoba: Ocurrió cuando el consumo eléctrico era elevado debido a la transmisión en directo y simultáneo del partido de fútbol entre Independiente y Sao Paulo, por la copa Libertadores de América. Coincidentemente, surcaron el firmamento, que estaba despejado, “varios puntos luminosos”, desplazándose velozmente en dirección Suroeste, hacia la provincia de La Rioja. Las fuentes aeronáuticas consultadas no pudieron establecer qué era esa presencia celeste. Cuarenta y ocho horas después, la Empresa Provincial de Energía emitió un comunicado en el que expresaba : “EPEC informa que a las 22.10 del día 16 del corriente, en circunstancias en que la prestación se realizaba normalmente, intempestivamente se produjo la interrupción del servicio en las líneas de 132.000 voltios que, en el centro generador Pilar, unen dicha central con las ciudades de Córdoba y Villa María”. Luego de indicar que el corte fue simultáneo, destacaba que la salida de dos grupos generadores importantes (33 y 15 Mw) significó la sobrecarga de los grupos en servicio, produciéndose su salida en forma escalonada y afectando a la mayor parte de la provincia. El suministro recién comenzó a ser restablecido a las 22.45 hs. Respecto de las causas originales, decía el comunicado: “No ha sido posible determinar las presumibles fallas de aislación de las líneas citadas en primer término y que motivaron el accionamiento de sus protecciones, habiéndose procedido a verificar por parte de la Empresa el estado de las mismas, SIN QUE SE HAYA OBSERVADO HASTA AHORA NINGUNA ANORMA LIDAD”.
CAPÍTULO IV
¿QUÉ SE ESCONDE EN LAS AGUAS DEL MAR? La actividad de los “Objetos voladores no identificados ” no se circunscribiría, pese a su específica denominación, a evolucionar caprichosamente por la atmósfera de nuestro planeta, y efectuar esporádicos aterrizajes. En ocasiones se han descripto también las maniobras de uno o más extraños artefactos sumergiéndose, emergiendo o navegando por las aguas del mar.
Algunos testimonios Ya en 1947, exactamente el 15 de julio, tripulantes de un buque polaco anclado en Puerto Nuevo (Cap. Fed.), informaron a la Prefectura Nacional Marítima que a unas tres millas de la costa ha bía n divisado un “avión” que pareció precipitarse en el Río de la Plata alrededor de las 10 hs., observación compartida por muchos obreros portuarios. Asimismo, en el Ministerio de Aeronáutica se recibió una información de la Prefectura del Puerto de Montevideo, en el que se hacía mención de un posible accidente de aviación a unos 50 kilómetros de la costa argentin a. Se dispuso entonces, por parte de ambos organismos oficiales, una intensa búsqueda mediante lanchas y aviones sobre una amplia zona del río, pero al cabo de varias horas debióse abandonar la misma sin hallar ningún rastro del presunto accidente. Se estableció también el estado de los aviones argentinos en vuelo, comprobándose que todos ellos estaban debidamente registrados. Consultadas las compañías extranjeras de aeronavegación, todas ellas informaron que sus aparatos habían realizado las travesías sin inconvenientes. El 19 de febrero de 1953, desde el pontón Recalada fue avistado lo que parecía ser una mina submarina. Era un “cuerpo rojo” que se hallaba a 35º de latitud Sur y 56,26º de longitud Oeste. Formulada la correspondiente advertencia a los navegantes, uno de ellos, el capitán del buque San Jorge , vió también el objeto, mientras que desde el vapor Coracero fue enviado un radiograma confirmando el hecho. En mérito a ello, lanchas patrulleras inspeccionaron un gran sector, aunque sin éxito alguno. Pero es en la costa patagónica donde se han producido los acontecimientos más notables. En enero de 1950, el joven Romero Ernesto Suárez, chofer del cuerpo de bomberos voluntarios de Ushuaia, había partido de Tierra del Fuego a fin de efectuar un raid a pie hasta la Capital Federal. A los cuatro o cinco días, hallábase entre San Sebastián y Río Grande caminando por un sector costero, hacia las 23 hs. En medio del silencio oyó algo así como el estrépito de aguas fuertemente batidas. De inmediato, surgiendo del mar, apareció a unos 500 metros de la costa un objeto luminoso, de forma ovalada, ascendiendo en línea vertical. A una determinada altura, doblando a 900, se alejó en dirección al territorio de Santa Cruz. Unos quince días después, encóntrándose ahora entre Puerto Coig y Río Gallegos, ocurrió un fenómeno similar, pero esta vez los objetos luminosos que surgieron del mar fueron cuatro y se veían más pequeños. Vicente Bordolli y su hijo menor, Hugo, fueron testigos -asimismo- de extraños incidentes en la costa patagónica. Un anochecer del año 1953 los encontró transportando un cargamento en camión desde Comodoro Rivadavia a Bahía Blanca, por la ruta nacional Nº 3.
Habiendo descendido ya el sol, ambos advirtieron desde la cabina del vehículo un aparato que brillando como una estrella muy luminosa efectuaba evoluciones por el firmamento, y que de pronto, “dando la sensación de estar controlado o dirigido”, inició un descenso. El mar, hasta ese entonces naturalmente oscuro, se iluminó como si alguien desde la profundidad lo enfocara con un reflector. La superfic ie y el espacio sobre ella hasta una altura de 100 metros aproximadamente y en un radio de 2 kilómetros, cobraron extraña claridad lechosa, “como cuando la niebla densa es enfocada por los faros de un auto”, y el OVNI se sumergió en las aguas. Dos años después, en el mismo escenario, presenciaron la operación a la inversa: un artefacto con forma de trompo y apariencia metálica, con una “luz o resplandor” que giraba raudamente en su extremo delantero, ascendió verticalmente desde la superficie dando la sensación, por lo extraordinario de su velocidad, de haber sido impulsado desde el fondo del mar. Cabe hacer notar que las autoridades de las regiones patagónicas recibieron denuncias de pobladores costeros, sobre la actividad de raros objetos voladores que, en la primera quincena de junio de 1968, penetraron en el mar dejando, en los lugares en que se sumergían, bancos de algas removidos profundamente. Algunos de estos vegetales quedaron luego flotando a la deriva. El 11 de agosto de 1964, el capitán de corbeta Saúl E. Salgado piloteaba un avión Beechcraft 5-G2. Hacia las 17 hs., volando a 2.550 metros cerca del cabo Vírgenes, descubrió de pronto un artefacto luminoso, reverberante, que flotaba sobre el mar. Creyó, en principio, que se trataba de un barco reflejando los rayos solares, pero al verlo volar hacia tierra cambió de opinión, llamando entonces a la torre de control de Río Gallegos para preguntar si había algún avión en la zona; le respondieron que el único era un DC-3 naval, al que avistó enseguida dela nte de él. Intrigado, descendió notando que el OVNI se hallaba ahora a unos 50 metros del suelo, moviéndose “como un avión, lateralmente o bien hacia atrás”. El capitán Salgado decidió enfrentarlo, partiendo entonces aquél como una exhalación en dirección opuesta hasta perderse en el firmamento. También el 11 de octubre del año 1960,desde el Curtiss Super C-46 que realizaba el vuelo 803 Río Grande-Buenos Aires, el copiloto, Gonzalo Gil, había advertido un raro artefacto flotando sobre el mar. En esos momentos eran las 18.17 hs.,y volando a 2.100 metros de altura se hallaba 12 millas al Sur del promontorio Belén, que domina un sector del Golfo de San Matías, en la provincia de Río Negro. Sin disminuir la altura mencionada, el comandante Luis Bochatey efectuó un viraje, maniobra que permitió a ambos, como así también al radioperador Labeta y al Sr. Mario Munlet -que viajaban en la cabina- observar burbujas en la superficie del mar, las que formaron una figura circular. No se percibía ya el cuerpo que motivara la advertencia del copiloto, pero aquello pareció indicar que había efectuado un movimiento de inmersión. Dos semanas antes del incidente de cabo Vírgenes, se había producido una dramática instancia en alta mar. Fue el 28-7-64, cuando el capitán del barco noruego Sumber efectuó un dramático anuncio: “¡Estamos viendo caer desde gran altura un artefacto extraño, al parecer en llamas. Se precipitará en el mar!”. A su vez, 40 millas al S.E. de Puerto Rawson, desde el buque-tanque argentino Cazador, que navegaba de Comodoro Rivadavia hacia el puerto metropolitano, minutos después de aquel llamado angustioso (cerca de las 21 hs), se escucharon voces en el agua como de personas en trance de ahogarse, a la par que se percibía un resplandor difícil de ubicar. Y aunque careciendo de noticias de que por las inmediaciones se hallara navegando otro barco, el capitán anunció: “Se inicia la búsqueda de náufragos, tarea que se ha de ver dificultada por la circunstancia de que es noche oscura”. Nada pudo hallarse, ni siquiera con el amplio rastreo dispuesto por la Prefectura Nacional Marítima. Y aquí caben varias preguntas. ¿Se trataba en realidad de un verdadero
accidente? En caso afirmativo, ¿de un avión o de un plato volador? No se supo de pérdida alguna de aeroplanos ni buques pesqueros. ¿Si era un OVNI, se accidentó o acuatizó? En este último caso, tal vez sus presuntos ocupantes impartieran órdenes a voz en cuello y el extraño sonido que emitían movió a confusión a la tripulación del Cazador, creyendo que eran seres humanos en peligro...
Submarinos enigmáticos La Fuerza de Tareas de Instrucción, el 30 de enero de 1960, conducía a los cadetes de la Escuela Naval Militar que realizaban su crucero anual por el litoral atlántico. A las 9.30 hs., en las proximidades de Golfo Nuevo (Chubut), ella tomó contacto sonar con un “probable submarino”. Ante esta inusitada novedad, a partir de ese momento se efectuó, durante varios días, un patrullaje permanente por toda la zona, operación intimatoria que llevaron a cabo el destructor Cervantes y los patrulleros King y Murature, tendiente a lograr que el intruso saliera a la superficie, pudiese ser reconocido, y determinado el motivo de su permanencia en aguas jurisdiccionales. En una oportunidad, la máquina, emergiendo cerca del buque taller Ingeniero Gada, dejó apreciar características extrañas: un alto cono, una especie de “quiosco”, y lo que parecían ser cortos periscopios. Cursadas comunicaciones a todos los países del globo, estos respondieron negativamente a la posibilidad de tener fuerzas submarinas operando en la zona. El 15 de febrero, un vocero de la Base de Submarinos hizo el siguiente comentario a la prensa: “Cuando la Fuerza de Tareas que opera en el Golfo Nuevo comience el empleo a fondo de las nuevas armas adquiridas en Est ados Unidos, el submarino incursor se llevará una desagradable sorpresa. Hasta ahora ha venido combatiendo con ventaja; este juego del gato y el ratón se ha prolongado por diez y seis días”. ¡El gato y el ratón! Sin darse cuenta, dicho vocero había puesto el dedo en la llaga. Es que a idéntica comparación recurren los pilotos norteamericanos después de perseguir infructuosamente con sus aviones a los OVNI, circunstancia de la que se ha hecho eco reiteradamente en sus libros el. mayor Donald Kehyoe. El halagüeño vaticinio no se cumplió. En las jornadas siguientes una profunda consternación fue creciendo en los medios locales de la Marina, pues pese al empleo de los modernos y específicos armamentos adquiridos, la “caza” dio resultado negativo. El día 25 la Secretaría de dicha arma anunció oficialmente la terminación de las operaciones, “sin que ello signifique que la Armada Nacional haya fracasado en el cumplimiento de su misión que en esencia es la de res-guardar nuestra soberanía en el mar”. El capitán de marina Ray M. Pitts, que encabezara una malograda expedición estadounide nse de trece hombres enviada a la Argentina para colaborar (trágica muerte habían hallado ocho de sus miembros en una extraña colisión aérea), efectuó importantes declaraciones sobre el caso. Dijo creer firmemente que “hubo en realidad un objeto extraño” en el Golfo Nuevo, contando con muchas pruebas que no estaba en libertad de comentar. Al rechazar la presunción de que alguna potencia extranjera haya tratado de hacer desembarcar espías, manifestó: “El Golfo Nuevo está en la parte desolada de la Argentina que se llama Patagonia. A l desembarcar del submarino uno no se encontraría en ninguna parte. La Argentina tiene millones de kilómetros de fronteras no custodiadas, donde un hombre podría cruzar sin ser observado; la maniobra de enviar espías por submarino en el Golfo Nuevo sencillamente no tendría sentido”. Destaquemos que para esta época, similares problemas se presentaron en otros lugares
del mundo: el diario Al Keffah anunció que un “submarino misterioso de nacionalidad indeterminada” se había acercado a las tres torpederas que escoltaban el yate presidencial Al Horreta, en el que Nasser viajaba de Alejandría a Lattaquia. El 22 de febrero, buques de guerra y aparatos de observación rastrearon sin éxito en el Mar del Japón un objeto extraño que cayó “en llamas” a las aguas. Un despacho de Washington, asimismo, señaló textualmente: “Desde hace cierto tiempo el gobierno cree que misteriosos sumergibles observan las costas de EE.UU. y en particular las bases de lanzamiento de cohetes de Cabo Cañaveral”. En Argentina, el problema de los subma rinos extraños se había iniciado el 21 de mayo de 1958, cuando la fuerza de destructores localizó, con sus equipos de escucha subácuea, al N.O. del pequeñ o puerto de Cracker, un objeto navegando en inmersión. El entonces presidente de la Nación, Dr. Arturo Frondizi, confirmó en conferencia de prensa del día 23, la grave noticia. Agregó que había sido atacado con cuatro cargas de profundidad; que durante la operación fue avistado un periscopio, y que se observaron manchas aceitosas sobre la superficie del mar. Finalmente, expresó que la creencia general era que se trataba de una “máquina de alta velocidad”. Posteriormente, y luego de que en abril del año siguiente las autoridades de Puerto Belgrano dispusieran una investigación a raíz de las declaraciones efectuadas por tripulantes de buques petroleros y pescadores en el sentido de haber avistado periscopios misteriosos al Sur de Bahía Blanca, la Marina de Guerra realizó una acción violenta contra los invasores. Así, el 19 de octubre, la fragata Heroína, operando frente a Comodoro Rivadavia, luego de obtener un contacto sonar y percibir “algo así como una torreta”, abrió fuego con su artillería, aunque sin resultados visibles. Aquella se sumergió, pero el contacto fue retomado a la 1.46 de la madrugada del día 20, oportunidad en que se reinició la carga con armas de proa (erizo) y bombas de profundidad. En esa misma jornada, el torpedero Buenos Aires estableció por detección del sonar la presencia de cuerpos extraños entre Puerto Madryn y Ushuaia, lanzando cuatro sonoboyas. El Comando de Operaciones Navales dispuso entonces una exploración aérea y la constitución de la Fuerza Antisubmarina -caza y ataque- concentrando al portaviones Independencia y fuerza de destructores. Cabe destacar que el día 21, a las 18.10 hs., el buque-tanque La Plata, navegando con lastre hacia Comodoro Rivadavia, avistó un cuerpo misterioso con “forma de cono” localizado primeramente con radar, y que tres días más tarde, desde un avión Martin Mariner, se descubrió una “gran mancha de aceite ” al Sur de la Isla de Leones, punta norte del golfo San Jorge. Otro avistaje desde un avión, dió lugar a agudas controversias. El hecho ocurrió 11 años más tarde (1970), cuando en el avión biplaza Piper Apache matrícula LV-HNY, viajaban desde la base Espora, de donde habían partido a las 14.30 hs. del 17 de agosto, el piloto civil Manfredo D. Braumü ller (técnico electrónico, propietario de una fábrica de radiotelefonía) y Emilio J. Ferro (ingeniero, presidente de la Asociación Argentina de Criadores de Merino, propietario de establecimientos de campo). Volando a unos 3.000 metros de altura, al pasar la costa ellos advirtieron una estela grande, aparenteme nte de un barco, llamándoles la atención pues “es raro ver buques en el golfo salvo que se trate de pesqueros”. Lo que fuera se hallaba a 20 km de la costa de Río Negro, a 64º de longitud O. y 43,30º de latitud S. Descendieron entonces hasta 1.800 metros, encontrándose con un objeto del que emergía una torreta. Alarmados, inmediatamente llamaron a Viedma para comunicar la novedad, desde donde les informaron que de los dos submarinos argentinos, uno se hallaba en Mar del Plata y otro en Puerto Belgrano, por lo que debían ser descartados. Al sobrevolarlo, el aparato se sumergió con rumbo 0.70, pero se dieron cuenta de que más hacia el Sur había otro de tamaño mucho mayor, que. estaba semisumergido. A proa tenía un “bulbo de grandes dimensiones, como un hangarcito o la cúpula que se utiliza para cubrir
aparatos de radar”, y estaba rodeado de una gran mancha, que no tuvieron la menor idea de qué era o a qué se podía atribuir. En tanto evolucionaban con su Apache, notaron hacia el Oeste “algo así como un barco varado”, y preguntaron por radio a San Antonio si los pesqueros habían salido, recibiendo respuesta negativa por tratarse de un día feriado. Se acercaron entonces al lugar, pero la presunta embarcación se hundió, dejando enormes burbujas en la superficie, para emerger imprevistamente al lado de la máquina grande. Luego de noventa minutos de observación -lapso en el que obtuvieron veintidós fotografías en colores- llamaron por radio al Aeroclub San Antonio Oeste, desde donde Enrique Carlos Lohrmann cargó na fta en su Cessna 182 y los relevó. Lohrmann divisó los tres objetos a unos 16 km dé Punta Norte. Volando a 1.400 m de altura pensó que uno de ellos se hallaba en dificultades, dado que notaba manchas como de aceite o petróleo, y lo veía sumergirse cada 5 minutos y volver a aparecer dejando su torrecilla fuera del agua. Posteriormente, el mismo artefacto dejó escapar unas burbuja s muy grandes y desapareció definitivamente bajo la superficie, al tiempo que los dos restantes abríanse en un ángulo de 90º hacia el N.O. El observador emprendió entonces el regreso, coincidiendo con. los dos anteriores en que no se les distinguieron colores de banderas ni símbolos o letras, y que la mayor parte de su forma se hallaba bajo el agua. Alertada, la Marina de Guerra mandó aviones y barcos a patrullar el sector, sin hallar nada anormal. No obstante, los aeroplanos establecieron en un par de oportunidades misteriosos contactos de radar, cuyo origen no pudo ser determinado. Resultó oportuno el comentario de La Nación del día 19, donde se expresaba: Llama la atención de los observadores la circunstancia de que en fecha reciente, para ser mas exactos desde el 3 del mes actual hasta fines de la segunda semana, unidades de la, Flota de Mar realizaron maniobras en aguas próximas a la zona donde aparecieron loa sumergibles. Tales actividades podrían haber sido “espiadas” por los incursores. Para reforzar esta hipótesis indícase que en curso de algunos pasajes de dicho operativo se habrían efectuado contactos con sonar o radar con elementos que respondieron como “presencias extrañas”. El 20, las autoridades navales convocaron a una conferencia de prensa donde, en resumen, se expresó: 1) La búsqueda se había suprimido; 2) en las fotografías obtenidas nada se advertía, resultando imposible haber podido registrar en aquellas condiciones a los presuntos sumergibles; 3) las grandes “manchas” que rodeaban a los objetos podrían ser resaca o bien una masa compacta de algas; 4) es época de cetáceos, los que pueden confundirse fácilmente con submarin os, y 5) el lapso entre la noticia y la iniciación del patrullaje no dio margen para la fuga. Afectados por estas conclusiones, que juzgaron erróneas, los testigos formularon nuevas declaraciones. Braum üller recordó que habían descendido de 3.000 a 1.800 metros para tener una visión más concreta. Luego de señalar que las placas pudieron haber sido dañadas deliberadamente para evitar “algún tipo de complicaciones”, invitó a quien lo deseara a tomar fotografías con la misma máquina, a igual altura y en similares condiciones climáticas, para comprobar el grado de nitidez que se puede alcanzar. Agregó que para gente experimentada como ellos -acostumbrados a volar sobre el mar- no había manera de confundir un submarino con una ballena; ésta se sumerge dando fuertes coletazos en la superficie del agua sin producir las numerosas burbujas observadas, como no nada en línea recta ni deja estela por detrás. Resulta en verdad llamativa esta encontrada posición. ¿Se equivocaron los testigos o la negativa oficial tendió a salvaguardar un importantísimo secreto de estado? Recordemos que en el verano de 1961, exactamente el 18 de enero, dos destructores se hallaban realizando maniobras a unos 80 km de El Rincón, cuando a las 10.45 hs. fue detectado un sumergible que navegaba con rumbo 180º. Izóse entonces el gallardete negro que advierte “me dispongo a atacar”, lanzándose una “rosa” completa de cuatro poderosas bombas. Comenzó así una persecución de dos horas, con la tripulación alerta para el combate, que no se
produjo en mérito al sigiloso comportamiento del invasor detectado. Sin embargo, el hecho fue oficialmente desmentido. El diario La Razón, que proporcionara la noticia, confirmó luego su anuncio y comentó: Desconocemos las razones en virtud de las cuales se oculta al conocimiento público este género de informaciones, pero indudablemente habrá un motivo legítimo para ello. Precisamente en 1961 se produjeron varios episodios similares en todo el mundo, entre ellos el del 8 de febrero a sólo 30 millas de la costa de Virginia (EE.UU.), donde radica la jefatura de la Flota del Atlántico; los del 13 de mayo y 28 de julio en Brasil, y el del 29 de junio en Ecuador. Hasta la U.R.S.S. denunció una “serie de violaciones” en sus aguas territoriales, según lo hizo saber la agencia noticiosa TASS con fecha 28 de agosto, agregando que se habían efectuado “maniobras de reconocimiento”. El ministro de defensa ruso dio órdenes, para el supuesto de que ocurrieran nuevas incursiones de sumergibles no identificados, en el sentido de tomar las medidas necesarias “para destruir al intruso sin contemplaciones”. Pero el caso más espectacular de ese año se produjo el 9 de noviembre, a 30 millas de la costa septentrional de Noruega. Un buque de pesca de ese país se hallaba cumpliendo con sus funciones específicas, cuando de pronto un violento crujido sacudió violentamente la embarcación. En medio del caos producido, se vio surgir de las aguas una oscura mole que utilizando poderosísimo reflector, encandiló totalmente a los pescadores, en un aparente esfuerzo por impedir que se la identificara. Todos los intentos de establecer contacto con ella mediante la radio o luces de señales resultaron estériles y transcurridos unos minutos, la nave fantasma se sumergió nuevamente en medio de un mar de burbujas, desapareciendo.
Reconocimiento oficial Un barco mercante, el “Naviero” (antiguo Victory fabricado en EE.UU. hacia 1945), regresaba del puerto de Zeebrugge, Bélgica, donde había embarcado pólvora para Fabricaciones Militares, detonadores para YPF, y cohetes para Aeronáutica. Dicho carguero, perteneciente a la Empresa Líneas Marítimas Argentinas (ELMA), llevaba una tripulación de cuarenta personas. Siendo las 22.15 hora de Greenwich (18.15 argentina) del domingo 30 de julio de 1967 se hallaba al Sur de Santa Marta Grande, a 150 millas de la cósta brasileña, surcando las aguas a 17 nudos de velocidad. El capitán de la nave, Julián Lucas Ardanza (más de 20 años dé navegación), se encontraba en su cabina, cenando como toda la tripulación menos los guardias. De pronto recibió un apremiante llamado telefónico; desde el puente de mando lo requería el primer oficial Jorge Montoya. Subió inmediatamente: a estribor se desplazaba un objeto oscuro que los dos marinos observaron desde el puente, haciendo conjeturas sobre su naturaleza. No poseía periscopio ni torreta como los submarinos; no podía ser un ballenato, porque carecía de curvas en el movimiento del cuerpo y estos animales se alejan ante el ruido de las máquinas. Era un “cuerpo sólido navegando que obedecía a el yes de velocidad y desplazamiento”, aunque no pudieran saber si se hallaba tripulado. Se divisaba con bastante nitidez. Alargado, con forma de habano, de él surgía una densa luz entre celeste y blancuzca; a la altura de la proa del Naviero, desarrollaba su misma velocidad silenciosamente, sin producir estela sino una fosforescencia blancuzca. Su largo era de 30 metros y el ancho de 5. Al cabo de 15 minutos, aquel acompañante misterioso realizó un movimiento de retroceso, colocándose a la altura de la mitad de la nave. Luego giró hacia la derecha, aumentó imprevistamente su velocidad y ¡pasó por debajo del casco! Temiendo ser embestidos, los marinos corrieron a babor a tiempo para verlo reaparecer a la altura de la bodega Nº 2, con
rumbo aproximado a 145º, a una velocidad de 25 nudos (5 más de lo que podía dar el carguero), para finalmente desaparecer. La insólita novedad fue transmitida por el operador de radio Elías Rabinovich a las autoridades argentinas, como así también al Brasil, por haber ocurrido en sus aguas jurisdiccionales. La embarcación no contaba con sonar para detectar cuerpos sumergidos. Los testigos fueron únicamente dos personas; al resto de la tripulación se la informó posteriormente, con calma, para no crear una peligrosa psicosis. Aquellos calcularon que la distancia inicial fue de 30 metros, y que el sumergible pasó por debajo del casco a unos 15 metros de profundidad. Cuando el Naviero llegó a la Dársena C-Sección 4ª de Puerto Nuevo, el 2 de agosto, a las 23.15 hs., los marinos tuvieron una recepción para ellos inesperada, pues además de encontrar a sus familiares se hallaron de repente con los fogonazos de los fotógrafos, luces radiantes de las cámaras de televisión, y debieron someterse a la requisitoria periodística. Ardanza se inclinó a definir aquello como un “objeto con forma de habano, que navegaba sumergido, con luminosidad propia, dotado de gran velocidad”, agregando que lo acontecido había quedado asentado en el Libro de Bitácora. Un alto oficial de la Armada lo calificó, a su vez, como OMNI: Objeto Marítimo No Identificado, en acertada denominación que lleva implícito el reconocimiento oficial hacia los submarinos enigmáticos. Hagamos notar que en la última semana de junio de aquel mismo año, equipos de sonar de la Marina de Guerra habían detectado la presencia de uno o más sumergibles en el Sur, ante lo cual se alertó a los jefes del área naval de Puerto Belgrano. La presunción de que se tratara de un enorme cardumen quedó desvirtuada cuando en aguas de Bahía Camarones, frente a un pequeño poblado de pescadores, fue vista una extraña nave, con lo que parecía un “complicado instrumental” en su cubierta. Se hallaba navegando a unos 1.500 metros de la costa. Y desapareció misteriosamente al cabo de unos veinte minutos. Asimismo, fueron detectados OMNI en otros países sud y centroamericanos. El 21 de mayo aparecieron en Pisagua y simultáneamente en Copiapó, siendo atacados por la Armada chilena. El 17 de junio lo hicieron frente a la costa de la península de Guajira (Colombia). Pescadores peruanos los vieron el 11 de agosto cerca de la Caleta de Chala, y a fines de setiembre emergieron en Honduras, patrullando intensamente la zona la Fuerza Aérea local.
Opiniones Distintos especialistas se han referido a los OMNI. El señor Cristian Vogt dijo en el año 1960: “A no pocas personas ha llamado la atención que cada vez que se anuncia la aparición de OVNI se habla de la localización de un submarino. Hay quienes se inclinan a creer que esta simultaneidad no es casual”. Agregó a continuación que los platos voladores tendrían estructura anfibia, es decir, que “se trasladarían por el aire para luego sumergirse en las aguas cuando lo creyese oportuno el piloto o como una defensa en caso de ataque. Esta teoría, que puede ser aceptable en un razonamiento lógico (más todavía cuando se conocen los progresos alcanzados por la astronáutica), explicaría lo ocurrido en el Atlántico Sur. Un miembro de la Asociación Universal Metapsíquica, el señor Agapito Millán, se inclinó por la misma hipótesis anterio r, afirmando: “No han sido submarinos los artefactos que han operado en el Golfo Nuevo, aunque tengan una similitud estructural, sino artefactos invulnerables por hallarse rodeados de un ultrapotente campo magnético repulsivo”. Afirmó también su procedencia extraterrestre, basándose en que ellos burlaron repetidamente todas las prevenciones adoptadas por las fuerzas aeronavales. Tres puntos aparentemente objetables para la hipóte sis sustentada son: a) la existencia
de periscopios, b) las manchas de “aceite o pe tróleo”, y c) la intermitente captación por radar. Frank Edwards dedicó varias páginas de su libro Más extraño que la ciencia a describir raros objetos voladores, de tono oscuro, con “perfil similar a la torre de comando de un submarino”, de manera que es un hecho relativamente común la existencia de periscopios en su estructura. En cuanto a la aureola que rodea a los OVNI, constituye ya casi una regla en ellos, sobre todo de noche, cuando la misma impide determinar con exactitud su conformación. Cuanto más podrán hacerlo en el mar, simulando hallarse averiados. Por fin, Edward J. Ruppelt, oficial de informaciones del Air Technical Intelligence Center (ATIC), narró en The Report on Unídentified Flying Objects, incidentes en que los objetos se dejaban captar o no según “su” voluntad, y a veces hasta interferían ex profeso los impulsos del radar. En setiembre de 1968, auspiciado por la Universidad Argentina John F. Kennedy y la Asociación Argentina. de Psic osíntesis, bajo la dirección del Dr. Juan Aleandri se llevó a cabo el “primer seminario de estudio integral. del fenómeno OVNI”, oportunidad en la que concretó entre otros puntos, que se trata de elementos “aéreos, acuáticos y subácueos”. El investigador español Sr. Antonio Ribera se pregunta en El gran enigma de los platillos volantes si tendrán bases submarinas en nuestro planeta los objetos no identificados, respondiéndose: “Recuérdese que los mares y océanos cubren las tres cuartas partes, aproximadamente, de la superficie del globo: el 71 % para ser más exactos, y que su profundidad media es casi de 4.000 metros. Si traducimos esa cifra en kilómetros cúbicos, obtendremos una cantidad verdaderamente aterradora: cerca de 1.300 millones de kilómetros cúbicos de agua. Constituye, por lo tanto, un escondrijo ideal que sólo ahora comienza tímidamente a ser explorado. Un visitante interplanetario que arribase a nuestro mundo desde el espacio exterior, no lo bautizaría Tierra, sino Mar”. Con motivo de la. máquina que por muchos días preocupó al gobierno noruego en noviembre de 1972 al operar en el fiordo de Sogne, el escritor franc és Jimmy Guie u, autor de Black -Out sur les Soucoupes Volantes declaró “No es un submarino. Es un artefacto espacial que nosotros los expertos en vehículos cósmicos, conocemos con el nombre de plato volador sumergible. Esa máquina tal como otras miles que han llegado en los últimos veintic inco años procede de uno de los sistemas solares de nuestra Galaxia . Estos miste riosos objetos tienen bases operativas en el Atlá ntico fre nte a las costas de Argentina y en las cercanías de las Islas Canarias, así como también en las inmediaciones de las naciones nórdicas ”. Un importa nte testigo argentino, el Sr. Vicente Bordolli, cree con certeza que una base de OMNI está ubicada en e l golfo San Matías y otra en el golfo Nuevo, su vecino inmediato hacia el Sur. Expresa que “allí existen dos corrientes marítimas de diferentes niveles, adecuadas por su naturaleza para la instalación y funcionamiento de grandes turbinas. Lo que expongo -agrega- no es nuevo. Ya se ha hablado en otras oportunidades de estas posibilidades técnicas y algunas otras. Además, por observaciones efectuadas en el terreno, pienso que ambos golfos están unidos por debajo de la península de Valdés, es decir, por el lecho submarino; esto expli caría, quizás, el origen y naturaleza de las dos corrientes”. Al hacer referencia a los muchos naufragios que ocurren en la zona, manifiesta que “no dejan jamás un solo rastro, ni siquiera un mísero pedazo de madera, lo que significa entonces que algo que no conocemos -misterioso y terrible- los origina o provoca desde las profundidades submarinas”. Para la Sociedad Investigadora de Fenómenos Insólitos, que bajo la dirección del Sr. Antonio Las Heras (h) concluyó en setiembre de 1973 una labor investigadora sobre el particular, existen un par de bases de OMNI cerca de las desoladas costas patagónicas. Las mismas se ubicarían en los golfos San Matías y San Jorge, agregando que diseminadas por el globo existen otras, resultando “claros ejemplos” el triángulo mortal de las Bermudas y el golfo de Persia.
CAPÍTULO V
REDES ORTOTÉNICAS
Teorías sobre frecuencia y recorrido De una manera general se ha aceptado que las visitas de los OVNI se producen cada dos años y dos meses, valor que corresponde al período de aproximación de Marte; entonces decimos que ha llegado una “oleada” de platillos. Esta curva de frecuencia, aunque limitada a una determinada región del planeta, provoca también un aumento de casos en otras zonas, a veces muy apartadas del epicentro. Existe, además, una variación temporal que se manifiesta por la aparición de crestas sobre las mencionadas oleadas. Se pregunta Jacques Vallée en Fenómenos insólitos del espacio : “Si se admite el hecho de que existe una correlación cuya naturaleza no sólo es matemática sino física, entre Marte y los datos que poseemos, ¿cómo, entonces, interpretarla? ”. Podrían ser marcianos o seres de otros planetas operando desde allí. Aparentemente, la coincidencia de las apariciones con la oposición del mencionado astro ha perdido, últimamente, parte de su valor. Si se trata ra de humanoides operando desde el planeta rojo es posible que, enterados de nuestros intentos de exploración espacial, ellos cambiaran de base. No deja de llamar la atención que los testimonios que llegan a conocimiento público sean, en su enorme mayoría, de origen americano y eur opeo. No significa esto que continentes enteros como Asia y África hayan sido soslayados; los estudiosos a escala mundial saben que también allí hubo oleadas, aunque su detalle sea poco conocido. En la República Argentina los períodos más importantes fueron los correspondientes a 1962, 1965 y 1968, como vemos, con tres años de diferencia entre ellos. En cuanto a los sitios más “visitados”, se observa el mismo fenómeno anterior : parece normal que a mayor densidad de población se denuncie mayor cantidad de incidentes, mientras que en regiones poco pobladas y de precarios medios de comunicación ocurra lo contrario; los casos más interesantes se han desarrollado, sin embargo, en sitios poco frecuentados. Destaquemos que hay puntos que aparentan verdaderas bases de OVNI, como Bahía Blanca, estribaciones de la Sierras Grandes (Córdoba) y la zona de El Infiernillo (entre Salta y T ucumán). El período de mayor actividad es el que comienza a fines del mes de mayo y termina a principios de agosto. Lo cual tiene su importancia, pues corresponde a la temporada invernal y, por una cuestión de lógica resulta menor la cantidad de testigos potenciales; ello en conocimiento de que la gran mayoría de las apariciones se producen en horas de la noche. El Dr. Oscar Galíndez, tal vez la opinión nacional más actualizada sobre el problema, valiéndose de los mismos esquemas adelantados por investigadores europeos, ha efectuado un análisis de las tendencias por jornada en Argentina: el tope máximo corresponde a la noche del lunes-martes (17,5 %), mientras que el mínimo es compartido por las del martes-miércoles y viernes-sábado (con un 12,0 %). Destaca, así, la comprobación de que los fines de semana no capitalizan la mayoría de las observaciones. “El fenómeno -expresa- no es la resultante de espíritus alegres sobreexcedidos en sus dosis alcohólicas. ” El ingeniero Enrique Ferraz, profesor de la Universidad del Sur y presidente del Centro Astronómico de Bahía Blanca, expuso una interesante teoría sobre. el pasaje de los raros objetos, la que recogió oportunamente el periodismo y a continuación transcribimos: “La prolongación imaginaria de las apariciones producidas en Europa, desemboca en nuestro país. El hecho de que se produzcan tantos sucesos de esa naturaleza en nuestra Patagonia ha comenzado a ser científicamente explicable. La primera consideración de
importancia es la de observar que nuestra latitud se extiende hasta el propio polo. Pensamos que vuelan por este itinerario. deliberadamente porque en él encuentran el mejor lugar de salida de la órbita terrestre. ¿Por qué? Porque recientes descubrimientos practicados con el lanzamiento de satélites tienden a demostrar que el cinturón de Van Hallen -de tremenda radioactividad- constituiría las líneas de fuerza del formidable imán que es la Tierra. Entonces, en los polos residirían zonas de rápido cruce, donde se aminoran los efectos del campo magnético. Y allí, donde también se atenúan las consecuencias de la fuerza de gravedad, estaría el mejor punto de salida para abandonar la Tierra en vuelos interplanetarios” El señor Ariel Ciro Rietti, aviador civil, fundador de la Comisión Observadora de Objetos Voladores No Identificados e inventor de un detector de platillos, ha manifestado refiriéndose al recorrido de éstos, que “siguen un imaginario periplo: desde el Polo Sur toca Bahía Blanca, pasa luego por San Luis y Córdoba, y sale del país hacia el Norte por Salta”. ¿Qué significa esta ruta aérea que menciona el experto argentino, u otras como la que al parecer recorre la Cordillera de los Andes o por el Este sigue el curso del río Paraná para internarse por Misiones al Brasil? Veamos: En ocasión de la oleada francesa de 1954, el matemático Aimé Michel, luego de examinar pacientemente las pruebas, descubrió “algo que escapa a la certidumbre de los testimonios humanos, y puede ser estudiado, controlado, discutido según los estrictos métodos de la ciencia ”. Se refería a la Ortotenia. Y es que en las jornadas de intenso quehacer de los OVNI, salvo de vez en cuando algún punto “virgiliano”, todos los demás sitios de avistaje pueden unirse por medio de rectas, alineando de tal manera tres o más puntos. Michel comprobó la imposibilidad de que ello fuera producto del azar, respondiendo por el contrario esa característica a un deliberado propósito, aunque ignoremos cuál. Calcula un margen de error debido al alejamiento del objeto que se supone real, en tres o cuatro kilómetros por un lado y otro de los observadores. Tomando la cifra superior de cuatro, da un área de ocho kilómetros. Expresa entonces: “Las observaciones se suceden a lo largo de la línea sin ningún orden, ni cronológico ni topológico, aparente, y el único orden que se comprueba es la presencia. de los puntos en una por ción de superficie determinada del área de dispersión aleatoria, el rectángulo alargado”. En varias jornadas acaecidas dentro de territorio argentino, con el agregado inclusive de observaciones en países limítrofes, hemos experimentado la eficacia del método ortoténico, encontrando un orden al comparar avistajes que distan varios centenares de kilómetros en el espacio y varias horas en el tiempo. Ha dicho el descubridor del sistema, en Los misteriosos platillos voladores y es verdad, que se siente una suerte de estupor frente a la formación de las alineaciones, y agrega: “Ese orden, tan evidente como efímero, hace presentir la realidad de un fenómeno. Se tiene la sensación de tener algo, de poder casi tocarlo con el pensamiento, y esta sensación multiplica la impaciencia del investigador. ¿De qué se trata? ¿Qué se esconde tras la ortotenia?”.
Jornada del 13 de mayo de 1962 Fue mayo de 1962 un mes de “oleada”. Precisamente entre el 12 y el 24, según informaciones que poseemos, se produjeron cincuenta y tres denuncias de personas que vieron OVNI. Sin duda que la cresta de este corto período la encontramos el día 13, con treinta y siete casos, esparcidos en siete provincias. Cosa curiosa, todo ocurrió solamente en treinta minutos, entre las 4.00 y 4.30 hs., según el siguiente detalle:
1) PROVINCIA DE BUENOS AIRES
RUTA 35, Km 72 A las 4.20 de la madrugada, un grupo de transportistas, entre quienes se contaban Gauro y Valentino Tomassini, y Humberto Zenobi, se dirigían, en tres camiones, por la mencionada carretera nacional desde Bahía Blanca (Bs. As.) a Santa Rosa (La Pampa). En las cercanías del km 72, observaron una luz que se encendía y apagaba intermitentemente, por lo cual, pensando que se trataría de otro vehículo que hacía señas -posiblemente otro cam ión acercándose en dirección transversal al camino, cortando el campo-, aminoraron la marcha y pusieron las luc es bajas. Apareció entonces ante su vista una larga hilera de ventanillas iluminadas, que movió a uno de ellos a advertir: “¡Cuidado que viene el tren!”. Pero le respondieron: “¿Qué tren, si aquí no hay vías?”. Desde otro de los rodados aquello daba la impresión de una “calesita”, y al llegar a unos 200 m todos creyeron estar en presencia de “dos ómnibus”. Entonces detuvieron la marcha, bajaron, y sin pensarlo dos veces echaron a correr hacia lo des conocido. Cuando la distancia que los separaba era de sólo 70 m, la extraña luminosidad se extinguió de golpe, y el artefacto se elevó imprevistamente hasta una altura de 5 metros. Los testigos, alelados, regresaron más rápidamente de lo que habían tardado en aproximarse y, una vez en los camiones, encendieron las luces altas. A manera de respuesta, el OVNI restableció la hilera de ventanillas, primero en un pequeño sector y enseguida en toda su extensión, prendiendo además dos luces verdes, una adelante y otra en el sector medio. Casi inmediatamente comenzó a desplazarse desde el campo hacia el camino, atravesó la ruta frente al mojón 72, y pasó al otro lado. De su parte inferior, en forma oblicua hacia atrás, comenzó a despedir una llamarada rojiza, como un escape de 0,50 m de diámetro por 1,20 m de longitud, a la par que un chorro de humo o vapor. Emprendió así un veloz ascenso en línea recta, emitiendo un zumbido “similar al que se escucha arrimando el oído a un poste telefónico”. A partir de los 100 m cobró una luminosidad incandescente, que de pronto lo convirtió en un objeto totalmente blanco, y cuando alcanzó una altura calculada entre 1.000 y 1.500 m, se dividió en dos partes, las que tomaron direcciones. opuestas; una se dirigió hacia el SurSureste y la otra al Oeste-Noreste.
PUNTA ALTA José Carlos García (empleado de la Base Naval de Puerto Belgrano), se dirigía a cazar junto con tres amigos. El jeep circulaba por la ruta Nº 35 cuando, a las 4.30 hs., un tenue resplandor, muy visible en la oscuridad reinante, les llamó la atención. “¿Qué pueblo es ese?”, preguntó uno de los cazadores. García, conocedor de la zona, le comunicó la imposibilidad de que allí hubiera algún caserío, y a partir de ese momento, una mezcla de curiosidad y miedo invadió a los cuatro. Más aún al ver que subiendo por sobre la elevación del terreno, ¡era un OVNI el productor de aquella luminosidad! Se trataba de un objeto de luz centelleante, “como de mercurio”, que efectuaba alternados ascensos y descensos, dándose cuenta los testigos, por la existencia de arboledas que rodeaban el camino, de que volaba a ras del suelo. En un momento determinado, del objeto partieron otros dos, que en ascenso vertical pronto se confundieron con las estrellas, pero el artefacto original siguió volando un poco delante del jeep y lanzando un fulgor tan deslumbrante que los pasajeros podían ver como a plena luz solar. Durante ocho minutos, ya repuestos de la primera impresión, trataron vanamente de dar alcance a “la cosa”, que finalmente cobró altura y desapareció.
ANCÓN Néstor Dellasala, joven obrero residente en Pehuajó, viajaba en camioneta junto a los hermanos Possamai y un menor de apellido Celis. Habían pasado la localidad de Pedro Gamen, cuando a corta distancia del punto señalado en primer término, Dellasala, que iba en la parte posterior, advirtió que, con rumbo Este-Oeste, avanzaba un objeto de brillante luminosidad. Hizo detener el vehículo y advirtió a sus compañeros. Entonces todos presenciaron su paso: tenía forma de cono muy pronunciado y destellaba luces violetas, rojas y azules. La estela que dejaba, que parecía ser el escape de la nave, formaba pequeños grupos, como una sucesión de puntos. Al ser sobrevolados, los testigos notaron que no se trataba de un solo artefacto sino de dos juntos. La altura que llevaban, unos 500 metros, fue calculada por uno de los hermanos Possamai, acostumbrado a medir las distancias por sus actividades en el aeródromo de Pehuajó. Ambos OVNI llevaban rumbo ascendente e iban aumentando considerablemente su velocidad. ‘El espectáculo fue calificado como “impresionante y hermoso”.
JUAN JOSÉ PASO Dos vecinos percibieron, en las proximidades de la estación ferroviaria, un plato volador asentado en el suelo, poniendo en conocimiento del cura párroco tal circunstancia.
LEANDRO N. ALEM En la zona rural, varios tamberos ocupados en sus tareas, contemplaron un cuerpo de forma aparentemente circular, que se balanceaba a baja altura, despidiendo dos luces.
BANDERALÓ A las 4 hs., Enrique Costignani observó el desplazamiento de un objeto resplandeciente que cruzaba el cielo a la escasa altura de 200 metros, arrojando destellos lumínicos. Luego se dividió en dos, y ambos cambiaron el rumbo que llevaban para dirigirse hacia el Sur.
MAYOR BURATOVICH René Ottavianelli, en compañía de su esposa y un pariente, divisó dos. puntos luminosos que volaban en forma paralela a escasa distancia el uno del otro, haciéndolo vertiginosamente mientras expedían una gran luminos idad anaranjada.
AMEGHINO El doctor Jorge M. Vallina y un grupo de acompañantes, divisaron un cuerpo luminoso de color verde, con una cola de fuego. Al acercarse el mismo hacia ellos, comprobaron que en realidad se trataba de “cuatro o cinco bolas ligeramente alargadas ”, que en su conjunto tenían.
forma de cigarro. Volaban a escasa altur a, de N.O. a S.E.
BAHÍA BLANCA Un gran cuerpo resplandeciente cruzó la bóveda celeste, dividiéndose en dos “bolas de fuego”. TRENQUE LAUQUEN Y 9 DE JULIO También se divisaron OVNI en el tramo de la ruta Nº 5 comprendido entre ambas localidades.
2) PROVINCIA DE CÓRDOBA
DIQUE LOS MOLINOS En la parte angosta del dique se hallaban en una lancha, entretenidos en la pesca de pejerreyes, el Dr. Félix di Pinto (conocido oftalmólogo de Córdoba), el Dr. Ramón Castañeda (magistrado de la justicia local), el ingeniero Carlos A. Carena, y los doctores Félix Chiavasse, Angel Solinsky y Raúl Oliva Otero. De pronto, la atención de este último fue desviada por un reflejo en el agua: miró hacia el firmamento y dio la voz de alarma, al ver que por el mismo se desplazaban dos esferas luminosas despidiendo fuerte luz azul-verdosa, como las de los “semáforos de tránsito”. Marchaban al unísono, silenciosamente, describiendo una leve curva hacia el Este, a unos 3.000 metros de altura y velocidad similar a la de los aviones a chorro. Eran seguidas por una cola roja, que no estaba unida sino formando una especie de “línea integrada por grandes esferas”, en sucesión longitudinal de 250 a 300 metros. Paralelas, ambas semejaban los “apéndices iluminados de dos fantásticos barriletes”, según la comparación del Dr. di Pinto. Antes de desaparecer, los objetos, iguales en color, luminosidad, forma y velocidad, giraron repentinamente en ángulo recto. En el dique había alrededor de 40 lanchas, cuyos ocupantes presenciaron también el espectáculo. ONCATIVO Las señoritas Yolanda y Miriam Curia viajaban en automóvil desde Rosario a la ciudad de Córdoba. Eran las 4.30 cuando vieron correr por el firmame nto, a regular altura, un extraño cuerpo volador de forma alargada, y poderosamente iluminado en matices rojos, amarillos y verdes. Momentos después, imprevistamente, notaron que la. zona se cubría de niebla y advirtieron, cerca de la ruta y un tanto disimulada por algunos árboles, una especie de “casita maravillosa”, provista de luces dispuestas en forma de flechas, de los mismos colores que antes habían notado en el objeto volador.
ALTA GRACIA
Desde una estación de servicio, un vecino informó telefónic amente a la policía que acababa de ver, a una hora coincidente con la de la observación anteriormente descripta, un cuerpo extraño que en medio de un gran resplandor celeste se desplazaba a baja altura, en dirección al dique Los Molinos.
CIUDAD DE CÓRDOBA Y VILLA CARLOS PAZ Un taxista que regresaba por el camino que une ambas localidades denunció, asimismo, la presencia de OVNI.
VILLA DOLORES Y RÍO CUARTO También aquí fueron avistados.
3) PROVINCIA DE LA PAMPA SANTA ROSA, TOAY; ATALIVA ROCA Y GRAL. PICO En horas de la madrugada, los vecinos presenciaron el paso por el cielo de extraños objetos de intensa luminosidad. Eran seis o siete y lo hacían en perfecta formación, de Norte a Sur.
LA ARAÑA En este paraje, ubicado 40 km al Oeste de Santa Rosa, los asistentes a una reunión advirtieron, a distancia relativamente corta, una potente luz blanca posada en tierra; se acercaron entonces al lugar, pero en esos momentos el artefacto que la producía comenzó a elevarse, seguido de varios objetos similares que antes no habían sido percibidos, los que parecían girar sobre sí mismos.
4) PROVINCIA DE MENDOZA CIUDAD DE MENDOZA Hacia las 4.15 ha. llamó la atención de muchas personas (entre ellas Sauro Montaño, Antonio Cabezas y Alberto Ruiz), percibir una “especie de globo grande”, que a una altura de aproximadamente 200 metros, parecía lanzar chorros de fuego mientras despidió, uno a uno, no menos de quince objetos pequeños. Eran de color rojo subido en su núcleo y verde azulado en la estela. Solos o en grupo, se fueron alejando en distintas direcciones.
RIVADAVIA, ANCHORIS, SAN RAFAEL, MALA RGÜE, GODOY CRUZ, LA PAZ, EL NIHUIL Y TUNUYAN
Minutos después del incidente mencionado, algunos de los OVNI fueron observados en estas localidades, contándose entre los testigos a Jesús Sampedro, Luis Enriques, Narciso Sánchez, José Cortizo, Raúl Petersen, y otros.
5) PROVINCIA DE SAN JUAN POCITO Un cabo de policía de la sección 7a. y un médico de guardia en el hospital local, advirtieron un objeto volador con dirección Norte-Sur, afirmando que no se trataba de un aerolito porque su velocidad era lenta, y por momentos detenía su marcha quedando inmóvil en el espacio; tras de sí dejaba una estela brillante, entre azulada y rojiza. CIUDAD DE SAN JUAN También fue visto en la propia capital de provincia.
6) PROVINCIA DE CATAMARCA CHUMBICHA Varias personas que aguardaban la llegada de un ómnibus de la empresa Cadol (que efectúa el servicio de pasajeros entre Córdoba y Catamarca), notaron en el espacio, a escasa altura, un objeto volante que en posición horizontal lanzaba destellos blancos y azules de extraordinario fulgor, al extremo de transformar “la noche en día”.
CARRANZA Luego de una demora de 45 minutos llegó a Chumbicha el medio de transporte mencionado precedentemente. Tanto el conductor como los pasajeros, visiblemente nerviosos, relataron que a las 4.30 hs ., en la localidad de Carranza, los había sobrevolado a muy corta distancia un plato volador.
7) PROVINCIA DE LA RIOJA LA PUERTA En este paraje, ubicado a sólo 15 km de la ciudad capital, el Sr. Raúl Díaz contempló desde regular distancia un OVNI veloz, de colores rojo y amarillo, que se hallaba rodeado de una intensa aureola refulgente. Varios cazadores de la región fueron, igualmente, testigos del fenómeno.
8) REPÚBLICA DE CHILE SANTIAGO Ante la atónita mirada de centenares de testigos, una veintena de máquinas desconocidas evolucionaron por espacio de 12 minutos sobre el cerro San Cristóbal. Poseían forma de platos invertidos y emitían un fuerte y monótono ruido, similar al de “motores en marcha”.
El trazado ortoténico Según el método de Michel, las mismas alineaciones pueden ser servidas por objetos diferentes y a horas cuya sucesión nada tiene que ver con el sentido de su desplazamiento, dentro de los límites aproximativos del día solar. En la jornada descripta, en un mapa donde 1 centímetro corresponde a 20 kilómetros, ubicamos cincuenta alineaciones. La mayor de ellas (Santiago de Chile, El Nihuil, Mayor Buratovich) mide 961,60 km. La capital del país trasandino, donde evolucionaron veinte objetos, es, coincidentemente, la cima más importante con ocho radios. Una de las rectas une seis puntos (Malargüe, Tunuyán, Godoy Cruz, Mendoza, Pocito, San Juan); otra cinco (Anchoris, Rivadavia, Villa Dolores, Los Molinos, Alta Gracia); hay ocho rectas de cuatro puntos y cuarenta de tres. Tal vez por la hora inapropiada para la observación masiva, no se denunciaron casos en San Luis, provincia que ocupa el sector central de la “zona de operaciones”, surcada por catorce rectas. Y consignemos otro hecho extraordinario: EXACTAMENTE DOS AÑ0S ANTES, ESTO ES EL 13 DE MAYO DE 1960, SE HABÍAN DENUNCIADO EN BRASIL TREINTA Y TRES AVISTAJES, QUE ESTUDIADOS POR EL DR. OLAVO FONTES PRODUJERON ¡TREINTA Y SEIS ALINEACIONES! Una de ellas une cinco puntos; hay cuatro de cuatro y treinta y una de tres. Las apariciones se sucedieron durante un par de horas, a partir de las 18, y abarcaron seis estados. ¿Casualidad? No, comprobación científica. Aviso a los ingenuos: no hay casualidades (Ernesto Sábato).
El “show” del aniversario La comparación de presuntas aeronaves procedentes del espa cio exterior con “platos voladores”, acarreó a aquellas, en tiempos de Arnold, popularidad y desprestigio repartidos por partes iguales. Para el día 24 de junio de 1967, agrupaciones de varios países organizaron una celosa vigilancia de la bóveda celeste, con la esperanza de que al cumplirse veinte años del incidente de Monte Ranier, tomado por muchos, erróneamente, como fecha inicial de la manifestación del fenómeno, los extraterrestres efectuaran una demostración espectacular. Parece absurdo suponer que seres superdesarrollados se molestaran hasta nuestra atmósfera, simplemente a festejar que a un habitante del planeta Tierra se le hubie ra ocurrido comparar sus poderosas máquinas espaciales con vulgares elementos de la vajilla doméstica. Sin embargo, fuere por lo que fuere, al menos en Argentina se produjo, durante esa misteriosa noche de San Juan, un verdadero “show” estelar.
En aquellos países únicamente se lograron unas pocas observaciones a isladas, mientras que en la República motivo de esta historia, sin espías apostados estratégicamente, la población se vio sorprendida -entre las 21.00 y las 22.30 hs.- por un sinnúmero de aeronaves desconocidas, circulando impunemente sobre diez provincias y el propio distrito federal. Fueron denunciados cincuenta y un casos, más que la suma de los incidentes revelados en el resto del año, aunque no se habló de aterrizajes. A esta elevada cifra corresponde, tomando asimismo en consideración avistajes efectuados desde países vecinos como Paraguay y Brasil, una intrincada red de líneas ortoténicas. Se sintetizan a continuación los testimonios más importantes, agrupados por distritos y países vecinos:
CAPITAL FEDERAL Un oficial superior de la Prefectura, que se hallaba cenando con otras personas en un restaurante de Puerto Nuevo informó que a las 22 hs. todos pudieron observar un cuerpo extraño desplazándose por el cielo hacia el Río de la Plata. La usina de SEGBA impidió seguir la trayectoria final de aquella “enorme cañita voladora”. (Igual comparación había merecido el “plato” que sobrevolara la metrópoli y N.O. suburbano el 23-7-48 entre las 21.05 y 21.15 hs.) BUENOS AIRES Desde Zárate, la Prefectura Nacional Marítima dió cuenta de que a las 22.07 hs. y por espacio de 1 minuto, fueron avistados objetos voladores “muy luminosos ”, a 10º sobre el horizonte. Sin mayores detalles se supo de casos denunciados en San Nicolás, Arrecifes, Pergamino, Junín, Gral. Villegas, Gral. Pinto y 25 de Mayo. SANTA FE A las 22.05 hs., se informó por la emisora LT-1O de la ciudad capital sobre el pasaje S.O.-N.E. de un cuerpo celeste, que iba dejando en pos una estela luminosa diez veces mayor que su núcleo. También fue avizorado por la tripulación del avión de Aerolíneas Argentinas que procedente de Mendoza cumplía el vuelo Nº 547. Miembros de la agrupación Galileo Galilei estimaron en 45º su altitud respecto del horizonte y en 4.000 km p/h. su velocidad; el Centro de Observadores elevó ésta última a 6.000. Ambas entidades hicieron notar lo silencioso del desplazamiento, descartando que pudiera tratarse de un cometa, satélite artificial o meteorito. Desde la torre de control del aeropuerto de Sauce Viejo destacóse que tenía forma de cohete y color rojizo; tratábase de un solo vehículo que se dividió en dos partes, que a su vez despedían chispas por su parte delantera. En cambio, sobre la Base Aérea Militar de Reconquista se mantuvo estático varios minutos. En San Genaro tenía forma de disco y desapareció “bruscamente ”. Informóse en Rosario que un plato volador de gran tamaño iba hacia el S.O.; en forma simultánea las emisiones de las estaciones de radio LT-3 y LT-8, como así también la de televisión y la de la torre de control del aeropuerto de Fisherton se perturbaron “totalmente ”. También hubo denuncias desde San Justo y Villa Constitución. ENTRE RÍOS
La ciudad de Concordia fue sobrevolada por un voluminoso artefacto “iluminado”, que se dirigía hacia el Norte. Otros sitios de avistaje fueron Gualeguaychú, Concepción del Uruguay, Villaguay, Federación y Paraná.
CORRIENTES Desde un avión que estaba por ate rrizar en la pista de Cambá Punta, la tripulación observó un “espectáculo maravilloso”; una formación de quince objetos voladores desconocidos se dirigía lentamente hacia el Norte lanzando luces de extraordinario colorido según el informe del piloto, Sr. Juan C. André, a las autoridades del Aeropuerto. Peritos aeronáuticos descararon “en absoluto” que se tratara de algún tipo de nave o satélite terrestre. También fueron percibidos en la propia ciudad capital de provincia. En Santo Tomé, hallándose en visita de inspección en la Subprefectura el Prefecto de la zona del Alto Uruguay, surcaron el espacio de S.E. a N.E. entre 8 y 10 platos voladores. Lo hicieron a 5.000 metros de altura, entre las 22.07 y 22.08 hs. a una distancia calculada en 20 kilómetros. H ubo testigos en Yapeyú, Paso de los Libres y Monte Caseros.
MISIONES Dos hermanos, comerciantes de regreso a Posadas desde el interior de la provincia, detuvieron el automóvil en que viajaban para presenciar, en pleno descampado, el tránsito aéreo de un extraño “convoy ferroviario plenamente iluminado con cientos de ventanillas y dos poderosos reflectores en su locom otora”. En plena ciudad, aparentemente aquel convoy desenganchó sus vagones, pues cientos de personas advirtieron en medio de la noche clara, de gran luminosidad lunar, el vuelo de una máquina grande seguida en perfecta formación por 17 objetos pequeños. Un locutor de radio que desde el barrio La Loma (Oberá), se hallaba transmitiendo al aire libre los actos programados para la festividad de san Juan, alertó a la concurrencia, unas dos mil personas, sobre las evoluciones de varios platillos voladores. Así, el público pudo seguirlos con la vista durante 5 minutos largos, hasta que, destellando siempre haces luminosos, desaparecieron por el Noreste. Otros puntos claves en esta provincia fueron Candelaria, Garupá, Gobernador Roca y Mojón Grande. CHACO En Resistencia, Barranqueras y Fontana fue visto un “cigarro volante ” y sus pequeñas esferas escolta, en número de 14, que variaban su color del rojo al azul y violeta. Personal de la Aeronáutica Civil calculó en “varios miles de metros ” su altura, estimando la velocidad que llevaban como superior a la del sonido.
CÓRDOBA El límpido cielo de la ciudad fue surcado, de Suroeste a Sureste, por un elemento con forma de cometa o cohete, que tenía “el borde de ataque muy luminoso” e iba dejando tras su paso una estela clara y brillante. Asimismo, personal del aeropuerto de Pajas Blancas informó
a un matutino local que media hora después, esto es a las 21.30 hs . habíase percibido allí una rara máquina, confundida en un principio con un avión incendiado. “Estoy seguro de que se trataba de un plato volador”, fue el comentario final al asombrado periodista.
TUCUMÁN Juan Carlos Aramayo, conductor del coche Nº 31 de la empresa La Veloz del Norte, que efectúa el recorrido Tucumán-Salta, al detener la marcha del vehículo en las proximidades de esta última provincia para controlar el estado de los neumáticos, descubrió, al igual que la azafata Teresita Solavilla y varios pasajeros, un plato volador. Se encontraban exactamente en Vipos, y observaron que volaba “a escasa veloc idad, como si hubiese estado siguiendo al ómnibus”; luego de efectuar algunas evoluciones desapareció tras los cerros próximos, dejando en el aire una estela que se dividió en dos sectores.
SANTIAGO DEL ESTERO La ciudad capital, Brea Pozo, Campo Gallo, Frías, Herrera, Loreto, Los Telares, Quebrachos, Suncho Corral y Sumampa, son localidades por cuyo cielo los residentes percibieron nítidamente las evoluciones de un misterioso objeto volante, que “irradiaba una luz violácea tan intensa que impedía juzgar su tamaño”. Su rumbo general era Oeste-Noroeste o Este.
LA PAMPA El único punto indicado en esta provincia es el de Monte Nievas. REPÚBLICA DEL PARAGUAY Alrededor de las 22 hs. aparecieron en el cielo de Asunción tres grupos de seis OVNI, llamando la atención por “lo majestuoso del vuelo y perfecta coordinación de las maniobras”. Desde la torre de control del Aeropuerto Internacional se informó que mientras cruzaban de Norte a Sur los teletipos quedaron paralizados durante varios minutos, debiendo interrumpirse las comunicaciones. Media hora antes, una máquina con forma de plato había volado a baja altura sobre Curuguaty, produciendo una fuerte explosión. Pese a la posterior investigación por esa región boscosa, no pudo hallarse resto alguno. ESTADOS UNIDOS DEL BRASIL En Alegrete, una extraña aeronave, de tamaño “doble que el de un avión de pasajeros y forma de submarino” se estacionó, hacia las 23.30 hs. a unos 1.500 metros de altura. Desde un foco ubicado en su parte inferior emitió un rayo luminos o hacia abajo, por donde salieron varios cuerpos más pequeños. Finalmente, volaron todos juntos en la misma dirección. Recapitulando, tenemos el siguiente cuadro de denuncias: Santiago del Estero....................................................................
10
casos
Buenos Aires ............................................................................. Santa Fe ..................................................................................... Entre Ríos .................................................................................. Corrientes .................................................................................. Misiones .................................................................................... Chaco......................................................................................... Córdoba ..................................................................................... República del Paraguay............................................................. Capital Federal........................................................................... Tucumán.................................................................................... La Pampa ................................................................................... Estados Unidos del Brasil.......................................................... TOTAL ......................................................................................
8 7 6 6 6 3 2 2 1 1 1 1 54
“ “ “ “ “ “ “ “ caso “ “ “ casos
Volcados los puntos de observación sobre el mapa, obtenemos la cifra record de ¡ochenta y ocho ortotenias! La mayor de ellas (Monte Nievas, San Genaro, Sauce Viejo, Villa Curuguaty), mide nada menos que 1.520 kilómetros. Alegrete, donde el buque-madre y su escolta de platillos cerraron la jornada, resulta, coincidentemente, la cima más importante, con 10 radios. La discriminación de puntos en el área de dispersión aleatoria es la siguiente: 1 recta ................... 6 rectas .................. 15 “ ....................... 66 “ .......................
6 puntos 5“ 4“ 3“
Seis puntos en una recta: Mte. Nievas, G. Villegas, Rosario, Mte. Caseros, P. de los Libres, Yapeyú. Cinco puntos en seis rectas: Sgo. del Estero, Loreto, Pajas Blancas, Córdoba, Monte Nievas. Vipos, Sgo. del Estero, Brea Pozo, Sauce Viejo, Pto. Nuevo. Fontana, Resistencia, Barranqueras, Cambá Punta, Alegrete. Gral. Villegas, San Justo, Reconquista, Corrientes, Asunción. Zárate, Concordia, Federación, Mte. Caseros, V. Curuguaty.
Otras incursiones masivas FINES DE ABRIL, AÑO 1966 Rumbo a Resistencia viajaba en automóvil el matrimonio Alberto Asayag-Elida Burlli, llevando como acompañante a Mario Montenegro, cuando hacia las 8 de la madrugada, a la altura de Basail, advirtieron en el aire un objeto redondeado que emitía una intensa luminosidad intermitente; cuando la apagaba, quedaba en el aire una estela blanquecina. A
unos 500 metros a la derecha de la ruta 11, por encima de los árboles que la bordean, los acompañó nada menos que durante 60 kilómetros. Algunos vecinos de la localidad misionera de Apóstoles vieron algo así como un avión con sus motores incendiados, por lo que se trasladaron en automóvil hacia el lugar donde presumieron pudiera descender o caer, lo que no ocurrió. Mientras tanto, sobre la capital provinciana, surgió un OVNI por el N.E., disminuyendo su velocidad, y desde una altura de 1.500 metros iluminó claramente la plaza 9 de Julio, siguiendo luego el curso del río Paraná, aguas abajo. Para el ex gobernador César Ayrault y su familia semejaba “un tren marchando a regular velocidad con las ventanillas iluminadas y echando chispas”. En Corrientes, el mismo objeto u otro similar cruzó el firmamento de la ciudad capital, Santo Tomé, Goya, Santa Lucía, San Carlos, y Paso de los Libres. Aquí, el jefe del aeropuerto, Adolfo O. Lanzuelo, lo describió como “un barco iluminado navegando en una noche oscura”. En Formosa se habló en cambio de una luna llena que emitía destellos luminosos. Por Resistencia voló un disco de dimensiones reducidas, opaco en el centro, que dejaba a su paso una estela fosforescente; se acercó pronunciadamente a tierra, para elevarse de nuevo. También fue advertido en las localidades de Tres Isletas, Presidencia Roque Sáenz Peña y General San Martín, sitio éste donde dio toda la impresión de un inminente aterrizaje. Desde el diario El Territorio logró fotografiársele, obteniéndose, mediante una exposición prolongada, la fijación del zigzagueante recorrido. Por otra parte, desde el Aer opuerto Internacional informóse que no estaba previsto para esa hora (21.57) el vuelo de ninguna máquina. Mientras tanto, el radioaficionado Dr. Salvador Monaca daba cuenta de que desde Florida (Uruguay) e Itaquí (Brasil), habían sido vistos platos voladores. Particularmente en la localidad brasileña el pasaje causó verdadera sensación: era una nave de gran tamaño volando a escasa altura. Y desde la torre de control del Aeropuerto de Asunción debió tranquilizarse al piloto Horacio Giúdice, pues su avión Bonanza procedente de Posadas fue estremecido por una extraña máquina plateada “con forma de plato”. Asimismo, en el pueblo santafecino de Villa Ocampo y en el paraje Frontera (jurisdicción Reconquista) fueron advertidas raras presencias estelares. En este último, el empleado policial Abel Portugal se dirigió rápidamente, con varios hombres a su cargo, hacia el lugar donde presuntamente el artefacto se había posado, pero la búsqueda resultó infructuosa. Agregando a la intensa jornada del 29 de abril los incidentes de Basail (día 27), Asunción (30) y Reconquista (3 de mayo), podemos formar una red ortoténic a. Dice Aimé Michel: “Parece que las observaciones sólo puede n, por lo general, alinearse dentro de los límites aproximativos del día solar”. Las apariciones del 29 se produjeron alrededor de las 22 hs. y la del 30 durante la mañana; podemos pues, incluir a esta última dentro de la misma jornada. El incidente señala do como del 3-5 parece a primera vista desvinculado del resto, pero en realidad no es así: la manera de comportarse del objeto -maniobra descendente con sensación de aterrizaje- es idéntica a la adoptada en Apóstoles, Resistencia y General San Martín. Es posible que el suceso corresponda también al día 29 y trascendiera con posterioridad; de ser así, la única de nuncia ubicada fuera de la jornada 29-30 es la de Basail, que con certeza se refiere a la madrugada del 27. Sin embargo, este pueblo se halla ubicado dentro de un radio de 500 kilómetros, donde encontramos diez y ocho puntos de observación. La excepción en cuanto a distancia está dada por Florida, en el Sur de la República Oriental del Uruguay, situada a 1.000 kilómetros de Asunción; pero aquí no hay dudas porque el avistaje se produjo el mismo 29. Tanto Basail como Florida forman parte de tres rectas, y en total hay diez y siete rectas; tres de ellas comprenden cuatro puntos, mientras que hay catorce alineaciones de tres puntos. Las primeras son las s iguientes:
Basail, Resistencia, Formosa, Asunción; Reconquista, Villa Ocampo, Corrientes, Asunción; Presidencia Roque Sáenz Peña, Resistencia, Corrientes, Santo Tomé.
EL 4/5-XII-1974 Los platos voladores efectuaron, en la. noche del 4 y madrugada del 5 de diciembre entre las 23.40 y 0.10 hs- una visita sideral que abarcó las provincias de Tucumán, Santiago del Estero, Córdoba, Chaco, Santa Fe, Buenos Aires, Misiones, Corrientes y Entre Ríos, como así también un par de localidades de la R. O. del Uruguay. Los hechos más destacados fueron éstos: Ante la presencia de un objeto misterioso que se desplazaba de Sur a Norte, dejaron de funcionar los motores de una avioneta particular que procedente de Makallé (Chaco) se dirigía a Bella Vista (Corrientes). El pasajero de la misma, señor Aníbal Ayerza Unzué, manifestó telefónicamente a El Territorio que ello les provocó un brusco descenso de 150 metros. Luego los motores volvieron a marchar normalmente, prosiguiendo el viaje sin novedad, “a excepción del lógico temor provocado por el incidente ” En cambio, desde un avión militar que hacía el recorrido entre Tucumán y Deán Funes, fueron vistas “cuatro luces muy intensas”, advertidas más tarde por el operador de la torre de control del aeropuerto de Córdoba. Mientras efectuaban maniobras en la playa del Ferrocarril General Urquiza en Garupá, el conductor Oscar Méndez y el foguista Horacio Casino notaron que se les acercaba una locomotora provista de poderosa luz. ¡Sin embargo, aquel artefacto los sobrevoló! Luego de efectuar un rápido giro, se alejó por el mismo camino en que había hecho su aparición. También vieron aquel objeto, u otro similar, los pasajeros de un tren que se dirigía hacia la ciudad de Posadas. Desde el estadio del club 25 de Mayo, que se clasificó campeón de fútbol del distrito Victoria al vencer a El Porvenir por 7 a 2, la numerosa concurrencia, alertada por el relator del partido, pudo apreciar hacia el Noreste un grupo de cuerpos luminosos que despedían destellos rojizos. El diario local La Mañana narró que muchos de ellos “desaparecieron, quedando solamente dos, como bolas de fuego de escasa dimensión”, las que surcaron el espacio a gran velocidad con rumbo N.O.-S.E. Simultáneamente, en dirección a la estación Aranguren, alarmaba los espíritus una explosión misteriosa. También mientras se disputaba un partido de fútbol, esta vez en Salto, entre el seleccionado local y el de Concordia, la sorpresiva presencia de dos platillos que volaban de Sur a Norte provocó la suspensión del espectáculo durante un par de minutos. Precisamente desde Concordia, localidad ubicada en la otra margen del río Uruguay, El Heraldo comento que el artefacto presenciado “no era avión ni aerolito, pues cruzó el firmamento en forma horizontal, a 45º sobre el horizonte, desplazándose a velocidad regular de Norte a Sur”. Parecía una esfera ígnea, ostentaba una cola rojiza, y detrás de ella marchaban OVNI más pequeños, “como estrellitas”. En Resistencia presentaba el tamaño de un avión comercial, su aspecto era circular y tenía una luz en la parte delantera. En Santiago del Estero parecía un avión en llamas rojiz oazuladas, el que lentamente siguió aguas abajo el curso del río Dulce. Cristina Núñez de Arancibia, su esposo y suegra, que viajaban en automóvil por la ruta 9 (Tucumán), descubrieron a su vez un objeto enorme, sin forma, que parecía arder en el cielo”. En la ciudad capital de esta provincia, una aeronave con multitud de luces en su parte pos terior dio la impresión de disponerse a aterrizar en el aeropuerto Benjamín Matienzo, lo que finalmente no concretó. Nélida de Rivademar y su hija (comerciantes), vieron desde un 15º piso, en Rosario, 5
ó 6 esferas de color naranja, que procedentes del Norte volaban “tan lentamente como podría hacerlo un helicóptero”. Luego de seguirlas con la vista durante cinco minutos largos, llegaron a la conclusión de que no podía tratarse de máquinas aéreas convencionales. Algo más al Sur, en Ramallo, el comisario Rivero, oficial Isaías, cabo Visi y varios agentes, observaron de 7 a 8 OVNI que corría n de Norte a Sur a gran velocidad, dejando tras de sí una estela azulada “como la llama de una soldadura eléctrica ”. Otros puntos desde donde se informó sobre la presencia de objetos desconocidos fueron los de Benjamín Paz, Aguilares, Presidencia Roque Sáenz Peña, Corrientes, Paysandú, Federación, Gualeguay y Km 10 de la ruta nacional 12; aquí personal de la sección 4a. de la policía misionera denunció por radio el hecho al comando radioeléctrico. ¡Y nuevamente las enigmáticas ortotenias! Confiando ciegamente en el sistema podría predecirse el lugar exacto por donde los pasajeros del tren que se dirigía a Posadas tuvieron su visión (sería a la altura de San José), al igual que el avión militar (Salinas de Ambargasta, en territorio cordobés), el automóvil de la ruta 9 (a 10 km del límite con Santiago del Estero), y el curso del río Dulce (altura de Brea Pozo). Aunque ello no fuera así, como tales sitios contribuyen a la formación de alineaciones, evidentemente algo significan en el complejo sistema que se crea volcando todos los puntos sobre el mapa y uniendo tres o más de ellos mediante rectas. Se logra una red de veintitrés líneas, de las cuales una es de seis puntos: B. Paz, Tucumán, ruta 9, Ambargasta, Deán Funes, Córdoba; Otra lo es de cinco: Aguilares, ruta 9, Resistencia, Corrientes, ruta 12-km 10. Hay seis rectas de cuatro puntos y el resto, quince, es de tres.
CAPÍTULO VI
UN ESTUDIO SISTEMATICO El desplazamiento de los platos voladores da la impresión a sus ocasionales testigos de ser “inteligente ”, es decir que, ya sea personalmente o por control remoto, respondería a la voluntad de seres pensantes. Pero el hecho más trascendente, lo constituyen los objetivos que ellos parecieran haberse propuesto, pues al hecho de que se vean tanto en el campo como en las grandes ciudades, debemos agregar circunstancias de mayor gravedad. Ellas serían las de su evidente interés respecto del desarrollo terrestre, manifestado por sus incursiones sobre centrales atómicas y bases de lanzamiento de cohetes en los países más adelantados, como por la idiosincrasia y constitución física de los propios seres humanos.
Persecución de vehículos RODADOS El 9 de enero de 1962, José Arturo Filipín transitaba con su camión (chapa 3812) por la ruta Nº 38, en compañía de José Navarro, transportando productos de huerta desde Tucumán. Al ascender la cuesta de El Totoral, advirtieron ambos que arriba, en el cielo, dos brillantes luces se movían a cierta velocidad, casi sobre la cumbre misma. Extrañados, detuvieron la marcha para in vestigar qué ocurría, pero al descender del vehículo, las luces desaparecieron “como si se apagaran”. Cubierto todo el trayecto de la cuesta y luego de pasar La Merced, distante unos 60 km de la ciudad de Catamarca, nuevamente rutilaron en el firmamento la s raras apariciones, “similares a dos reflectores y brillantes como tubos fluorescentes”, que comenzaron a acompañarlos volando a escasa altura, y cruzando una y otra vez el camino. La extrañeza que causaba en los transportistas ese espectáculo se transfor mó luego en miedo: en Amadores, los OVNI quedaron flotando a pocos centímetros sobre el camino. Como sus luces enceguecían, comenzaron a hacerles señas con los faros del camión, a la par que disminuían la velocidad; cuando la distancia que los separaba era muy corta, los “extraños” levantaron vuelo y fueron a posarse sobre la ladera de una montaña, junto a la ribera del río Palín. Detenidos, se observaba claramente una forma de cúpula similar a la mitad de un ómnibus, que brillaba como si se tratara de alum inio, distinguiéndose las luces que llevaban en su parte superior. Luego de permanecer allí unos instantes, cruzaron el cielo a extraordinaria velocidad para desaparecer. Sólo entonces los camioneros comenzaron a hablarse y hacer conjeturas sobre lo visto. Pasaron luego la localidad de El Portezuelo y pararon un instante, como para aliviar la tensión nerviosa. Al reanudar la marcha y entrar ya en la zona de Las Chacras, un grito de Navarro quebró el silencio: las luces, exactamente, estaban allí como esperándolos. Y volvieron a acompañarlos “jugando” entre los álamos, delante de ellos. A veces se desplazaban lentamente en forma zigzagueante, aproximándose y separándose a cada instante. Al llegar al río del Valle, casi en el límite de la Capital con el departamento Valle Viejo, se escondieron detrás de una loma. Denunciado el hecho a las tres de la madrugada, intervino el jefe de investigaciones, inspector general Pedro Tolosa, quien comisionó al oficial Barrionuevo para retornar a la zona
del avistaje con el propio Filipín y una dotación de agentes. Como para confirmar que los testigos no habían sufrido alucinaciones, una de las aeronaves reapareció cuando la comisión policial se hallaba sobre el puente que atraviesa el río, hacia el Norte. Descendió con suavidad y fue a posarse a unos 3 km de distancia. Por unos minutos, su luz cambió de colores y varió en intensidad; luego dejó de brillar y la oscuridad se extendió por la lomada. La intensa búsqueda, efectuada con la colaboración de numerosos testigos oculares, resultó infructuosa. No menos dramático fue el incidente que les tocó vivir a Néstor Reynoso y Orlando Marosini el 10 de noviembre de 1964. En horas de la noche iban conduciendo su camión por la ruta Victoria-Mansilla (Entre Ríos). Al llegar a las inmediaciones del arroyo Cíe, en la campiña entrerriana, ambos notaron que desde cierta altura descendía del cielo un objeto de gran luminosidad, que en raudo vuelo se dirigió hacia ellos, acompañándolos en su camino durante varios kilómetros. Impresionados por los fulgores que el mismo despedía, los transportistas apagaron sus luces, notando entonces que el extraño aparato, velozmente, se alejaba. Sin embargo, al intentar reanudar la marcha y encender las luces, el OVNI tomó a acercarse, despidiendo destellos blancos y azules que enceguecían. Se había colocado a una altura de sólo 2 metros del suelo, y una distancia de no más de 40. Pese a esta proximidad, el fulgor que irradiaba impidió que lograran precisar su verdadera forma. Dominando a duras penas la impresión que sentían y con las luces nuevamente apagadas, Reynoso y Marosini lograron poner en marcha el camión, al que por un momento se le había detenido el motor, y comenzaron a andar a marcha lenta. La extraña nave efectuó varias pasadas por los alrededores , para finalmente desaparecer al llegar a Mansilla, donde aquellos efectuaron la denuncia policial.
AVIONES El avión Douglas DC-3 matrícula LV-ACE, llevando como pilotos a los comandantes Néstor del Blanco y Manso, inició el 16 de octubre de 1959, en Presidencia Roque Sáenz Peña (Chaco), el vuelo Nº 757 de Aerolíneas Argentinas, haciendo su primera escala en Resistencia. Decoló hacia Sauce Viejo (Santa Fe) a las 14.15 hs., manteniendo rumbo de 205º y volando a una altura de 2.400 metros. El cielo estaba despejado y sólo se perfilaba cierta bruma en lontananza, cuando a las 15.30 hs. del Blanco observó en el horizonte, resaltando sobre el fondo, una figura que a primera vista le pareció una formación de nubes. Al reparar más detenidamente en ella notó con asombro que se trataba de un “objeto con forma de huso”. Instantes después aparecieron otros tres más, similares. Su color era plomizo y no emitían luz propia, sino que variaban en intensidad de tono según el brillo solar. Extrañado, advirtió a Manso, quie n descorrió la cortina de color que cubría el frente de la cabina de comando y ambos presenciaron, expectantes, aquellos cuerpos que realizaban desplazamientos horizontales, descartando ya totalmente que pudiera tratarse de nubes. De uno de ellos -muy voluminoso- se produjo de repente como “un desprendimiento” de cuatro platillos que, al alejarse, fueron reduciendo su tamaño hasta convertirse en simples puntos, desapareciendo en el horizonte. Esta operación fue observada también por el radioperador de a bor do, Miguel Villafañe, y el comisario, Wilson Green. Se llamó entonces al jefe del aeropuerto en Resistencia, pero cuando éste se disponía a otear la atmósfera, sugestivamente la formación desapareció, no produciéndose hasta el aterrizaje en Sauce Viejo ninguna novedad. El Douglas continuó, a las 16.30 hs. su itinerario con destino a Ezeiza, alcanzando una altura de 1.650 metros con rumbo 145º. Atenta, la tripulación volvió a descubrir, a las 17 hs., tres siluetas en movimiento que se recortaron contra la br uma, sobre el sector derecho de la
cabina. En determinado momento, una de ellas se situó fijamente en el espacio y allí quedó hasta que al avanzar el avión se fue perdiendo de vista. Otro, a la altura de Ibicuy (Entre Ríos), se desplazó con rumbo Sur. El último, en cambio, siguió acompañándolos hasta cerca de Ezeiza, donde se dió un informe completo a las autoridades de la empresa estatal argentina. Todas las novedades fueron anotadas en el libro de guardia del radioperador de a bordo, quien las hizo conocer a tierra indicando que se trataba de “objetos no identificados”, también advertidos por el pasaje. Otro suceso interesante se registró en la base Aeronaval de Punta Indio (Bs. As.), donde se detectaron por medio del GCA (radar de aproximación sin visibil idad), y durante tres semanas consecutivas a partir de junio de 1965, “ecos” en las pantallas que no correspondían a ningún avión en vuelo. Actuaban solos, a veces lo hacían en formación, pero siempre acercándose o persiguiendo -generalmente a distancia - a los aeroplanos. Durante 20 minutos, una luminosa mañana, tres objetos siguieron a un Beechcraft. En determinado momento, uno de ellos se apartó de la formación y luego de efectuar un reconocimiento en torno a la máquina, retomó su puesto en la escuadrilla. En otra oportunidad, aunque dos de ellos se situaron prácticamente a la cola de un avión el piloto no los vio, pese a ser advertido de tal circunstancia desde la torre de control. Y cuando giró tratando de colocárseles detrás, desde el radar advirtióse que los “ecos” seguían al aparato en su giro “como si obraran guiados por una inteligencia rápida y sensible”. Designada al efecto una comisión, compuesta entre otros por el jefe de la base, Hugo Frontoth, y dos integrantes del equipo investigador de OVNI en la Marina, los capitanes de fragata Omar Pagani y Constantino Núñez, se ordenó el descenso de todos los aviones en vuelo. Al registrarse en la pantalla uno de los ecos misteriosos, se lanzó al aire un avión NA piloteado por el teniente de navío Enrique Machain, quien comenzó a ascender rápidamente, mientras desde tierra se le indicaba el rumbo. De pronto, al atravesar una formación de nubes, el piloto lanzó una exclamación: “¡Lo tengo a mi derechai”. Una “especie de bandeja resplandeciente, sin contornos definidos”, parecía estar esperándolo. Corrió el vidrio de la ventana para evitar ser víctima de algún posible reflejo y, al cerciorarse de que se trataba de algo real, de sólida apariencia, se dió de lleno a la caza del OVNI. Durante media hora el “extrañ o”, que se desplazaba con una increíble facilidad por la atmósfera, eludió una y otra vez a su perseguidor, ora aumentando su velocidad, ora cambiando de rumbo. Pero cuando en un momento dado, la distancia que los separaba era de sólo 300 metros, desde tierra se transmitió orden terminante de descenso, que el piloto acató. ¿Influyó en esta determinación el antecedente del capitán Thomas Mantell (EE.UU., 7-1-48), cuyo F-51 explotó en parecidas circunstancias? Seguramente, pues los miembros de la comisión argentina no podían ignorar el trágico hecho.
SATÉLITES Desde el ruso Yuri Gagarin, primer hombre a bordo de un satélite artificial terrestre (12 de abril de 1961), hasta las misiones norteamericanas a la Luna, pasando por la experiencia de Mc Divitt y White (Géminis IV, 4-6-65), todos los astronautas han visto OVNI. Esto es conocido por los organismos civiles y militares especializados, aunque cada vez sea mayor el celo oficial para que tales hechos no trasciendan. Una comprobación interesantísima realizaron el 14 de noviembre de 1964 los astrónomos del observatorio Adhara de San Miguel, mientras se encontraban observando el paso del satélite Eco II, cuya órbita iba del Polo Norte al Polo Sur.
A las 20.45 hs. surgió imprevistamente un cuerpo volante desde la dirección de la Constelación de Pegaso (Oeste - Noroeste). Al llegar a las proximidades del Eco II, lo esquivó describiendo media circunferencia; es decir, que iba a su misma altura, a más de 80 kilómetros de la Tierra. Siguió raudamente hacia Orión y se ocultó bajo el horizonte. A las 20,52 hs,, desde la dirección de Centauro (OSO), apareció de nuevo, se encontró con el satélite cerca del cénit, lo eludió y descendió al horizonte en las proximidades de la constelación de Andrómeda. Los científicos tuvieron aún más motivos de asombro, pues el extraño objeto celeste, con su caseta superior de color verdoso y bordes casi violetas, efectuó una tercera aparición a las 21.00 hs. Lo hizo desde el Este, cerca de la estrella Altair, adoptando la forma de un cigarro. Junto a Orión retomó la figura circular, esquivó por tercera vez al Eco II y se inmovilizó en su trayecto en las vecindades de Canopus durante 10 segundos, para finalmente ocultarse hacia el Sur, cuando el satélite artificial hacía lo propio. En Adhara se llegó a la siguiente conclusión respecto del tamaño y velocidad desarrollada: Dimensión: Velocidad:
Eco II OVNI 41 metros 120 metros 28.000 km p/h 112.000 km p/h
Para calcular la velocidad del OVNI, se dedujo la distancia que éste necesitó rec orrer para. efectuar las tres apariciones. El Eco II estuvo visible durante 18 minutos, mientras que aquél demoró 3 minutos y fracción en cada una de sus manifestaciones. (También desde el gran Bs. As., el profesor Antonio Zorita había efectuado a simple vista, en diciembre de 1963, una comprobación parecida.)
Registro de sitios claves AERÓDROMOS El 2-4-50, en el lapso de 23 minutos a partir de las 3.50 hs., un OVNI evolucionó como para aterrizar, primero en el Aeroparque de la Ciudad de Buenos Aires y luego en el de General Pacheco. En ambos casos se advirtió la luz de lo que parecía ser un avión que se disponía a descender desde una altura de 1.000 metros. Pero alertó a los allí presentes el hecho de que aquel desplazamiento fuese absolutamente silenc ioso y la gran cantidad de chispas que aquella luminosidad despedía hacia todas direcciones. En el aeródromo cordobés de Pajas Blancas, en la madrugada del 25-10-54, el personal de la torre de control percibió dos cuerpos extraños, estáticos sobre el mismo, a la altura de 3.000 metros; uno era alargado, con forma de media luna abierta, y el otro esférico. Algo similar ocurrió el 2-11-73 en el aeropuerto naval Comandante Espora (Bs. As.), cuando durante 15 minutos y a una altura de 4.000 metros, se mantuvo inmóvil una máquina circular, plateada, que observada con binóculos presentaba “puntos oscuros similares a las ventanillas de una aeronave”. Los tres casos que sintetizaremos a continuación corresponden al año 1962. El 18 de mayo, en el campo de aviación de Villa Harding Green (Bahía Blanca), se avistó, a las 7.30 hs. y por espacio de 1 minuto, un pequeño OVNI que aparentaba 30 cm de diámetro. El mismo se desplazaba a baja altura y horizontalmente, lanzando llamaradas de
color azul-rojizo. Similares características poseía el que motivó, a las 3 hs. del 22 de diciembre, que los comandantes de un Jet DC-8 procedente de EE.UU. inquirieran sobre él a la torre de control del aeródromo de Ezeiza. Se hallaba a ras del suelo, sobre una de las pistas, desde donde se elevó hasta una altura de 10 metros y, luego de hamacarse, cobró insospechado impulso para desaparecer. En Cambá Punta (Corrientes, 31-7), el objeto era de mayor tamaño, tenía forma redondeada y despedía destellos verdes, blancos y rojos. Fue descubierto a 900 metros de altura, por el extremo Oeste del campo, desde donde descendió con lentitud y detuvo su marcha por unos segundos antes de alejarse definitivamente. El director del aeropuerto, Roberto Harvey Silva, fue uno de los testigos. Al dar a conocer el suceso, expresó que el personal de guardia había observado en otras oportunidades cuerpos extraños. semejantes, evolucionando a baja altura sobre las pistas.
FÁBRICAS La planta siderúrgica General Savio, ubicada en San Nicolás (Bs. AS.), recibió entre los años 1960 al 62, un formidable impulso por parte del gobierno. Y a partir del mes de octubre de 1961, extrañas aeronaves la sobrevolaron, enigmáticamente, noche tras noche. He aquí el relato del primer episodio, ocurrido durante la madrugada del día 16. Un grupo de funcionarios de la denominada Sociedad Mixta de Siderurgia Argentina, formado por el teniente coronel Martín Tellechea (Jefe del Servicio de Protección), y los profesionales Irma Sosa, Jorge Oscar Vallejos, Fidel A. Cappa, Santiago Monserrat, José Dellazatta y Carlos. Sandrini, se había reunido, como acostumbraba a hacerlo los fines de semana, en casa de un amigo común para escuchar música. Al término de la velada (3.52 hs.), sus integrantes salieron a la calle y comenzaron a caminar hacia sus respectivos domicilios. El cielo presentaba a esa hora un color marrón plomizo con techo de nubes altas, que no permitía la visión de ningún astro. Cuando uno de los desprevenidos paseantes levantó la vista hacia él, asombrado advirtió de inmediato a sus compañeros: por debajo de aquellas habían aparecido dos cuerpos oblongos, fuertemente iluminados. Todos observaron entonces cómo se desplazaban por el espacio, separados entre sí por una distancia aparente de seis metros. Al cabo de. dos minutos, uno de ellos se elevó, desapareciendo lentamente; el otro hizo lo propio recién catorce minutos después, luego de evolucionar sobre las instalaciones de la planta. El grupo continuó caminando, sin dejar de comentar el extraño hecho, ni de observar el firmamento. Al llegar frente a la casa de Vallejos, a las 4.01, percibieron nuevamente las fantásticas aeronaves. Tenían forma de “gigantescos volantes de reloj”, color azul celeste intenso, y se dirigían nuevamente hacia las instalaciones fabriles. El número fue estimado entre nueve y doce, y, su luminosidad era tan perfecta que pudo apreciarse algo así como “un dentado” que las rodeaba. Ante este nuevo hecho, los testigos optaron por dirigirse al domicilio de otro de los integrantes de la Sociedad, que poseía algunas publicaciones extranjeras en materia de OVNI. Mientras efectuaban “un curso acelerado” sobre platillos volantes, una guardia quedó escrutando el cielo, para no perder la posibilidad de testificar nuevas apariciones. Ellas no se hicieron esperar, y a las 4.28 pudieron advertir con orientación Oeste-Este, un sector de arco iluminado, en el que apreciaron un “espectáculo semejante al que ofrece desde un avión en vuelo, el desfile de revista de una escuadra naval”. Cuerpos resplandecientes, de luminosidad . más pronunciada en los extremos y dejando. tras de sí una estela brillante, marchaban en perfecta formación a altas velocidades. Esta última pasada de la noche fue visible durante 1 minuto aproximadamente, y como antes, el destino no varió:
nuevamente la maniobra se llevó a cabo sobre la monumental planta siderúrgica.
¿NOS FILMAN? En la ciudad de Mendoza, el 24 de mayo de 1971 a las 12.10 hs., desde un primer piso -calle Pedro Molina cerca del Correo Central- Julio Suárez Marzal (pintor, profesor de artes plásticas, ganador de numerosos premios nacionales de pintura, fundador y primer director del museo Femando Fader), advirtió al mirar por la ventana un raro objeto volador. Se deslizaba silenciosa y lentamente por el cuadrante Sur, a 1.000 metros de altura y con dirección Este Oeste; su color era gris perla, mate. Mientras un médico que se hallaba con el artista corría en busca de prismáticos, éste permaneció en su sitio sin perder detalle. Así, lo vio balancearse y efectuar un movimiento giratorio sobre sí mismo, lento, a juzgar por un pequeño punto que se destacaba y brillaba dentro de su superficie. Luego descendió “con la rapidez sorpresiva y característica con que lo hace un. lente zoom en las máquinas cinematográficas”, fijando así distintos puntos y esta dos de acercamiento. Efectuó todavía un pequeño balanceo, y durante cerca de 10 segundos permaneció completamente detenido en el aire. Como se hallaba muy cerca del testigo, este fijó su atención en el punto por momentos brillante antes citado: era como un “ojo telescópico”, saliente en corto cilindro, color bronce viejo con brillo en los bordes. Dicho cilindro tomó actitud de enfoque persiguiendo un punto dado (al parecer el Correo Central), con marcadas correcciones hacia arriba, abajo, izquierda, derecha y centro, destacándose la “rapidez, brusquedad y tanteo de quien quiere hacer un enfoque preciso y rápido”, en este caso merced al movimiento del OVNI todo y en base a un balanceo notable de atrás hacia adelante. “Sentí realmente la presencia de que alguien con precisión dirigía desde adentro los movimientos del visor”, diría luego Suárez Marzal, que por su profesión resulta más detallista y exacto que el hombre común. En momentos en que llegó el doctor con el largavista, el platillo se alejaba vertiginosamente hacia el Sur. El testigo principal agregó que, a diferencia de un avión que parece andar haciendo un esfuerzo en una misma línea de dirección, la extraña aeronave “se desplazaba con una agilidad inconcebible, a la manera de un picaflor y fuera de toda ley de gravedad”.
RECONOCIMIENTO A las 10 hs. del 11 de junio de 1971 regresaba en camión, desde Cuesta de las Vacas hacia la capital de San Juan, Julio César Urbano, agente de la seccional 9ª, quien lo hacía con el jefe de la estación Vallecito, de D ifunta Correa. De repente, el chofer les señaló la presencia de un raro objeto, que sobrevolaba el camino y los terrenos próximos. Frenaron entonces la marcha y todos lo observaron detenidamente. Tenía un diámetro aproximado de 5 metros y volaba tanto en sentido horizontal como verticalmente; su forma circular, color plateado y viva luminosidad lo hacían sumamente llamativo. Imprevistamente, enfilando directamente a tierra, fue a posarse, con “extrema suavidad”, a pocos metros de la ruta. Si bien la primera intención de los testigos fue internarse en el campo para dar un rodeo y acercarse al aparato, un lógico temor se interpuso a sus deseos, por lo que decidieron volver sobre sus pasos para comunicar la novedad a la policía de Caucete. Mientras emprendían la retirada, desde una loma alcanzaron a ver nuevamente a la misteriosa aeronave lenticular, que permanecía inmóvil, asentada en el suelo. Y al llegar a aquella localidad, aclararon a las autoridades que “no se trataba de un avión ni de un helicóptero”.
Una comisión al mando del oficial inspector José Durán partió hacia la desértica zona, ubicada a 68 km de la ciudad de San Juan. Paralelamente, desde el departamento central de Policía de la capital, el jefe de coordinación, comisario Atampiz, y otros funcionarios policiales, sobrevolaron el lugar en un aparato piloteado por Eduardo Bustelo. Al promediar la tarde, ambas comisiones regresaron a sus lugares de origen con una novedad inesperada. Ella consistió no tanto en recoger el testimonio de todos los pobladores de esa amplia zona, sino en la noticia de un hallazgo increíble: sobre una duna, aproximadamente a 2.000 m del camino, exactamente por donde había sido visto evolucionar el plato volador, la policía tropezó con un mástil de madera y una bandera argentina cuidadosamente envuelta en papel. Y aunque como siempre sucede, las autoridades dieran su explicación al incidente, considerando en este caso que podría tratarse de un señalador para contrabandistas, el hecho real es que luego de la evolución y aterrizaje de un OVNI -presunta nave de otros mundos- en el lugar del suceso apareció una bandera, ¡cuyos colores simbolizan al país del que aquella fuera huéspedi Otro acontecimiento significativo tuvo lugar el 20 de abril de 1975 y por rara coincidencia se produjo también en la provincia de San Juan, exactamente en el departamento norteño de Jáchal, a un costado del camino que une a la ciudad del mismo nombre con la localidad de Rodeo. Dos técnicos de Vialidad Nacional que cumplían la función de inspectores ante la empresa Benito Roggio S.A., los señores Raúl Márquez y Vicente Monfrinotti, fueron consultados sobre si se había trabajado el domingo por la noche en el tramo en construcción ubicado frente al dique Pachimoco, cerca de la escuela provincial Bienvenida Sarmiento, pues habíanse observado unas luminosidades extrañas. Intrigados, los funcionarios se dirigieron hacia el sitio aquél a fin de realizar una investigación, oportunidad en que recibieron, en la ladera de uno de los cerros, mayúsculo sobresalto. Volvieron entonces rápidamente sobre sus pasos y luego de nerviosas gestiones, en compañía esta vez del intendente de Jáchal Sr. Jesús de la Cruz Vidable, el comisario Sixto Carbajal, como así también personal policial y representantes de la prensa, retornaron al lugar del incidente. Sobre el duro terreno con ripio había tres huellas de 30 cm de diámetro por 2 cm de profundidad, con una distancia entre sí de 4 m exactamente. Allí la tierra se hallaba calcinada, oscurecida por el calor, y en el centro del imaginario triángulo equilátero formado, se observaba una gran mancha “como la que queda por la deflagración de la pólvora”. Al tocar aquellas piedras los testigos notaron que sus manos se ensuciaban con algo parecido al hollín; el Diario de Cuyo destacó que es a mancha daba la impresión de haber sido producida por “el humo salido de una tobera o de un caño de escape”. En torno a cada una de las marcas de aquel trípode, semejantes -según se dijo- a las que dejó el “Lem” terrestre que fue a la Luna, resaltaba la presencia de enormes hongos, en número de siete. Ellos tenían 20 cm de altura, diámetro de similar medida en su sombrilla y 7 cm en el tallo. Analizados posteriormente por un ingeniero agrónomo en el local de la Seccional 21ª éste manifestó, tras un examen minucioso, que tal especie le era desconocida, resultando un verdadero enigma que las setas pudieran haberse desarrollado en esa zona desértica, de suelo seco y ripioso. Las pequeñas plantas existentes en las inmediaciones (jarilla, coro, etc.) se hallaban, en contraposición, inexplicablemente chamuscadas. Pero por cierto las huellas más importantes resultaron otras, que corresponderían a un ser humanoide o tal vez a un robot. “Como de zapato de hombre de medida chica”, dejaron profundamente marcado el tacó n formando pasos que se dirigían hacia las lomas vecinas, distinguiéndose también las pisadas que señalaban el camino seguido para regresar hacia el sitio de aterrizaje del supuesto navío extraterrestre. Cabe acotar que muestras de tierra, piedras y hongos fueron enviadas por las
autoridades hacia la Base de Experimentación Espacial de Chamical (La Rioja), para ser analizadas a nivel científico.
Chequeo médico-espacial El 29-5-58 a las 4.30, el camionero Remo Dall’Armellina (31 años, cordobés), conducía su rodado por la ruta 19. Marchando a 60 km p/h se hallaba a unos 30 km de la ciudad de Santa Fe, cuando repentinamente observó un fuerte resplandor en la carretera. Deslumbrado, debió detener el camión, comprobando que enfrente de él no había ningún vehíc ulo. En cambio, parado en medio del camino, con los brazos levantados, vio a “un hombre de gran tamaño”. Su asombro no tuvo límites al darse cuenta de que, con su cuerpo cubierto de “placas o protuberancias”, él era el productor de la luz.. Excitado, bajó entonces del vehículo portando entre sus manos un grueso hierro. Pero apenas pudo el pobre dar unos pocos pasos, cuando un haz de color blanco que se transformó en rosado lo inundó en su luminosidad, sintiendo entonces una rara sensación, como de adormecimiento. Conocidos son los incidentes de Antonio Villas Boas (Adhemar), quien en la noche del 16-10-57 fue obligado a mantener en el estado brasileño de Minas Gerais relaciones sexuales con una humanoide, y de los esposos Betty y Barney Hill sometidos por los extraterrestres a una serie de análisis científicos en el valle del río Connecticut, al igual que los obreros navales Charles Hickson y Calvin Parker en Pascagoula, llevados a un platillo por extraños seres de piel gris (EE.UU., 19-9-61 y 11-10-73). ¿Qué aconteció al camionero Dall’Armellina en el lapso que lo adormeció aquella luz y el momento en que, con fuertes dolores en el cuello y la espalda, despertó, tirado sobre el pavimento? Lo cierto es que al recuperar el conocimiento todo había desaparecido. Volvió entonces a su máquina y, al llegar al control caminero de Boca del Tigre, asentó la denuncia al tiempo que solicitaba auxilio médico. Más fresco en la memoria de todos está sin duda el incidente acontecido a otro camionero, Dionisio Llanca, el 28-10-73. Mientras cambiaba un neumático en la banquina de la ruta 3, cerca de Bahía Blanca, a la 1.15 de la madrugada, a sus espaldas surgió una potente luminosidad amarilla que lo debilitó. Ella provenía de “una cosa grande” suspendida en el aire sobre una ar boleda; pero más cerca habían aparecido tres personas -dos hombres y una mujer de aspecto normal, rubios con ojos oblicuos, vestidos con buzos ajustados al cuerpo. Luego de advertir que lo miraban con fijeza y oírles hablar un lenguaje que “sonaba como radio mal sintonizada”, el transportista recuerda que antes de perder el conocimiento, aquellos desconocidos lo sujetaron fuertemente y extrajeron sangre de sus dedos. Hay otros casos en los cuales la posibilidad de una de las experiencias señaladas o de ambas a la vez, surge por sí sola. La familia Pretzel, radicada en Villa Carlos Paz (Córdoba) desde hace varios años, es propietaria del motel La Cuesta, que no necesita de publicidad, sensacionalista para contar con una selecta clientela. Una noche muy fría, la del 14 de junio de 1968, y a una hora en que no habla movimiento de personas por el lugar (pasadas las 0.30), la hija del matrimonio -María Eloria, 17 años - acompañó hasta la salida a unos pasajeros que abandonaban el establecimiento, y luego se trasla dó hacia la. cocina, llamando su atención un resplandor intenso que iluminó el vestíbulo de la casa. Suponiendo que alguien había prendido las luces, se dirigió a la mesa de entradas. Allí, en medio del hall, se encontró con un singularísimo personaje: media 2 metros de altura; vestía un buzo color celeste casi transparente, con brillante estructura escamosa, del que colgaba en la parte posterior una especie de pollerita. En la palma de su mano izquierda
llevaba una esfera que movía en todas direcciones, mientras que en la derecha, lucía un gigantesco anillo también celeste sujeto a su dedo anular, que afectaba la forma de una manopla. De sus dos extremidades inferiores brotaban fuertes haces luminosos. Pese a todos estos detalles, el “hombre de otro mundo” no le infundió temor: tenía cabellos rubios, hermoso rostro, ojos claros, expresión bondadosa, reía en todo momento, y pronunciaba un murmullo ininteligible que le recordaba “algo así como el idioma chino o japonés”. Con la mano derecha le efectuó señas para que se acercara, lo que hizo que la joven experimentara una marcada languidez. Ella se dirigió hacia el mostrador del comedor, donde al faltarle las fuerzas sintióse desvanecer, cayendo sobre el mismo. El humanoide extendió aún más su brazo, y por obra aparente de este acto, María Eloria logró reincorporarse, viendo entonces cómo daba varios pasos en su dirección, aproximándosele. Lo hacía lentamente, “como midiendo un paso con otro”. Retrocedió entonces hasta el dormitorio, y al insistir el ser con sus señas, nuevamente se debilitó y cayó, notando que la bola luminosa que continuamente giraba en una de sus manos, se detenía bruscamente. Minutos después regresó al motel don Pedro Pretzel. Vio luces encendidas y, al no responder nadie a su llamado se dirigió al dormitorio de su hija, notando enseguida al verla que algo anormal había sucedido. Enterado por sus balbuceantes frases del insólito episodio; atropelladamente lo revisó todo, sin ningún resultado. Recordó entonces que al llegar había advertido a unos 500 metros de distancia, sobre la ruta nacional Nº 20, dos haces de luz roja, pensando en un primer momento que podría tratarse de una maquinaria agrícola. El suceso fue denunciado a la policía. Examinada por el Dr. Hugo Vaggione, la adolescente abandonó por un tiempo el motel. El 10 de octubre de aquel mismo año, Miguel Raimundo Ortega se hallaba pescando frente al muelle de la fábrica Acindar (Barrio Unión de Constitución, Santa Fe), cuando alrededor de las 19.45 hs. advirtió hacia su izquierda, muy próximo, un silencioso objeto con forma de media luna horizontal con su convexidad hacia arriba, que se desplazaba sobre el río. Aparentaba 1 metro de diámetro y su luz amarillo-violácea era similar a la de una soldadura autógena. El joven (20 años), comenzó a sentir un calor inusitado, a la par que escuchaba, acompasadamente, el ruido como de algo contundente que golpeara contra el suelo; lo oía cada vez más cerca, cual gigantescos pasos. Y entonces, en medio de un zumbido penetrante, mientras perdía el conoc imiento, tuvo la sensación de elevarse. Eran más de las 21 hs. cuando volvió en sí. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que, aunque el paraje era el mismo, se encontraba ahora a unos 1.500 metros de distancia de donde estuviera pescando. Con las piernas flojas, se arrastró hasta un charco a beber agua, pues tenía la boca reseca. Luego pidió auxilio. Trasladado al consultorio del Dr. Bonacorsi, acudieron otros facultativos y también la policía. Ortega reaccionaba violentamente a los estímulos de la luz y carecía de sensibilidad en las piernas. La derecha presentaba cuatro marcas: dos círculos con un punto en el medio y otros tantos triángulos incompletos; la izquierda, un círculo (cada uno tenía un diámetro aproximado de 3,5 cm), y otra marca rara. Todas ellas semejaban quemaduras, pero no formaron costra, persistiendo durante largo tiempo. Otro caso notable, al que no se dio en su momento suficiente trascendencia, fue el que tuvo por protagonista a la Sra. Alejandra Martínez de Pascucci (casada, dos hijos). Eran las 23.30 hs. del 3-7-68 cuando, al llegar a la esquina de Alvear y Saavedra (Quilmes), donde existía un amplio terreno baldío, sintió como si una fuerza muy grande la apretara y absorbiera. Quiso gritar pero no pudo, pues se hallaba semidesvanecida. “De pronto me encontré en un recinto en el que sólo había dos ‘hombres’, vestidos con ropas que parecían metálicas y que irradiaban mucha luz”, narró la protagonista. Medían más de 2 metros, utilizaban cascos enormes que apenas permitían verles parte de la cara
(¿escafandras?), y empleaban un idioma ininteligible. Aunque la señora no recuerde haber perdido el conocimiento, hay en su relato evidentes lagunas. Las mismas que presentaba el caso Hill, pero aquellas fueron cubiertas en sucesivas sesiones de hipnosis, cosa que acá no ocurrió. Los detalles que más quedaron grabados en la mente de la Sra. de Pascucci fueron: 1) manejaban el aparato por medio de botones; 2) se hallaba en un recinto redondo, donde cabían cuatro o cinco personas; 3) el mismo tenía ve ntanillas rojas y verdes; 4) hacía en ese ambiente un calor insoportable; 5) apareció, sin saber cómo, en un cementerio, creyendo en un principio encontrarse en otro planeta; 6) un taximetrero la reintegró a su hogar sin cobrarle tarifa. Sin embargo, en el episodio de Dionisio Llanca (28-10-73) un plantel de profesionales dirigido por los doctores Eladio Santos (hipnólogo) y Eduardo Matas (siquiatra) e integrado por un traumatólogo, dos siquiatras y otras tantas sicólogas, trató de cubrir, y lo consiguió en buena parte, los espacios en blanco que presentaba en un principio el relato de aquél. Fue cuando el camionero, luego de sufrir durante las noches subsiguientes angustiantes pesadillas relacionadas con seres de otro planeta, requirió ayuda médica. Mediante hipnosis y penthotal, a la descripción original se fueron agregando así hechos importantes, que complementaron la misma. Después de la punción de sus dedos, subió Llanca al artefacto sideral por un rayo de luz; se asemejaba por fuera a una “máquina de afeitar eléctrica”. Una vez dentro, tuvo la sensación de hallarse en un barco muy iluminado, de color amarillo. El piso era como de plomo, había una sola ventana, redonda como un ojo de buey, y muchos aparatos; en uno parecido a un televisor se veían las estrellas, y por otro, similar a una radio, se le efectuaban preguntas en castellano. De esta conversación concluyo que “ellos” nos visitan desde hace mucho tiempo y quieren probar si podemos vivir en su mundo, aunque mantuvieron el secreto de cuál era el pla neta al que pertenecían. En determinado momento, los tripulantes conectaron dos mangueras, una de ellas a una pequeña laguna y la otra a una torre de alta tensión. Oportunamente, la Compañía de electricidad había informado que el consumo local de energía aumentó imprevistamente en diez amperios, lo que en pr incipio fue atribuido a un “posible incremento de la temperatura ambiente”, lo que en realidad no ocurrió. Luego, la mujer extraterrestre se puso un guante negro con unas “tachuelitas” en la palma. Los integrantes del plantel médico destacan que durante la sesión de hipnosis, en este punto el protagonista se llevó la mano a la frente, tratando de cubrir el párpado izquierdo y se contrajo como quien allí sintiera un pinchazo, sumiéndose en un profundo sopor. Al salir del mismo (las sesiones fueron grabadas), con voz trémula expresó: -Caigo… lentamente en un potrero... Siento frío... Llego hasta la ruta y empiezo a caminar... Pero... ¿quién soy? ... Había despertado en un terreno de la Sociedad Rural, a diez kilómetros del lugar donde quedara estacionado su camión. Trasladado al hospital, fue examinado por el médico forense Ricardo Smirnoff. Sentía un fuerte dolor de cabeza, pero no presentaba lesiones visibles, salvo extrañas escoriaciones sobre el párpado izquierdo... Se ha objetado que la descripcipn de los humanoides realizada por Llanca correspondiera a los héroes de las historietas populares de ciencia ficción: apuestos, bien parecidos, rubios, trajes plateados muy ajustados al cuerpo, guantes y botas anaranjados... Sin embargo, viene al caso recordar la experiencia que tres adolescentes de catorce años (Oscar Crespo, Hugo Messina y un amiguito común cuyo progenitor no proporcionara el nombre) tuvieron en un descampado del Cerro de las Rosas, Córdoba, el 28 de junio de 1968. Del incidente llegaron a enterarse sus padres tiempo después en forma casual (los jovencitos se habían juramentado silencio), y entonces el hecho cobró estado público. Corrían en bicicleta por la calle Salta cuando llegaron, tras una pronunciada pendiente,
a la costa del río Primero. Allí frenaron bruscamente al descubrir a unos cincuenta metros de distancia y veinte de altura, un artefacto plateado con una hélice por debajo. De su parte superior surgió una pareja espacial: de aventajada estatura, él lucía un “traje” color celeste muy apretado, y botas altas, blancas. En una de sus manos llevaba una pistola luminosa, color rojo, y tomada de la otra se hallaba una “hermosa mujer”, joven, de vestimenta similar a la de su compañero, pero de color anaranjado. No llevaban cascos y lucían cabellos muy rubios, casi blancos. Luego de flotar en el aire durante dos o tres minutos sin percatarse aparentemente de sus jóvenes y perplejos testigos, los seres volvieron a introducirse, por arriba, a la nave. Cada vez que la luz blanquiceleste que despedía por el sector donde se encontraba la hélice los iluminaba, aquellos se sentían estremecer por un cosquilleo “parecido a una descarga eléctrica”. Finalmente, la máquina se puso en movimiento, alejándose con rapidez. Como se ve, todo se relaciona; el caso Llanca con el del matrimonio Hill (y el de la Sra. Pascucci) se parecen tanto en la experiencia en sí como en los efectos posteriores de los protagonistas: fatiga, lagunas mentales, pesadillas. Los seres extraños también se asemejan, incluso la pareja espacial del Cerro de las Rosas, aunque se hallare provista de un equipo levitatorio individual y no chequeara a sus observadores; tal vez porque fue sorprendida y ello no figurara entre sus planes.
Aerotransporte BAHÍA BLANCA - SALTA Corría uno de los últimos días del mes de enero de 1960 cuando un hombre joven (37 años, bahiense), iba manejando su automóvil último modelo por la ruta nacional Nº 3. Había partido de la Capital Federal y, siendo las 23.30 hs.,se encontraba a pocos kilómetros de su ciudad natal, cuyas luces ya divisaba. Pese a esta circunstancia, que por lógica tendría que inducirle a continuar camino, una fuerte luz violácea y la inesperada aparición de “pesada niebla”, le provocaron una ina guantable modorra y un pronunciado cansancio visual. Decidió entonces detener su vehículo a la vera de la ruta y descansar un rato. Para ello, como la jornada era calurosa, bajó y se acostó a pocos centímetros del coche, durmiéndose casi instantáneamente. Pero sólo habían pasado 8 minutos de aquel profundo sueño, cuando despertó en un terreno para él desconocido, sobre una carretera; se trataba de un lugar desierto, y faltaba su automóvil. Creyéndose víctima de un despojo, hizo “dedo” a un camión que acertó a pasar por allí, pero cuando le preguntó al chofer a qué distancia se encontraba de Bahía Blanca, éste se echó a reír... ¡estaban en la provincia de Salta! Pidió bajar en una comisaría, donde lo tomaron por loco. Ante su insistencia, telefonearon a la policía bahiense, proporcionando número de matrícula y descripción del vehículo. Al poco tiempo recibieron respuesta: ¡el auto se encontraba en el lugar indicado, y con el motor en marcha ! Conducido de vuelta a Buenos Aires, tomó cartas en el asunto el poder militar, comprobándose que no se trataba de un caso de alucinación, alteración mental o mistificación. Trascendió que, dentro del mayor secreto, el protagonista -nunca se proporcionó su nombreviajó invitado a los EE.UU., donde fue objeto de diversos exá menes por parte de la CIA.
CHASCOMÚS - MÉXICO
El 4 de mayo de 1968, tres matrimonios amigos decidieron ir a pasar el fin de semana a Mar del Plata, para 19 cual organizaron un viaje en sus respectivos automóviles, desde Buenos Aires. A las 7.30 hs. conf irmaron telefónicamente la partida y, para amenizar la jornada, previnieron encontrarse en el restaurante Los Autitos, de Dolores. Dos de ellos llegaron allí sin problemas, y ante la demora del tercero -Vidal-Raffo de Vidal- almorzaron y decidieron reanuda r la marcha solos, hacia la perla del Atlántico. Al concluir el día se consultó telefónicamente a los familiares de Buenos Aires, quienes comunicaron que aquellos habían partido a la hora prevista. Con el correr de las horas, y ante la sospecha de un accidente, requirieron información a las autoridades policiales y a los hospitales de la ruta, lo que arrojó un saldo negativo. Sin novedad transcurrió también el domingo, día en que emprendieron el regreso hacia la Capital. El matrimonio desaparecido estaba vinculado a familias ganaderas establecidas en Ma ipú. Uno de estos parientes, el escribano Martín Rapallini, recibió imprevistamente el lunes un llamado telefónico de Vidal, desde el consulado argentino en México. En pocas palabras le comunicó que se encontraban “en forma sorpresiva” en ese país, e indicó que no debían preocuparse, pues regresarían por vía aérea a Buenos Aires, consignando día y hora del arribo del avión. Así fue que familiares del matrimonio concurrieron a esperarlos tres días después, de acuerdo con lo indicado. No bien pisó tierra argentina, el Dr. Vidal, profesional vinculado a tramitaciones judiciales en el partido bonaerense mencionado (que vestía las mismas ropas que usara en la jornada de su desaparición), realizó un extraño y sorprendente relato. A todo esto, su esposa, con los nervios totalmente alterados, era trasladada desde el mismo aeroparque a una clínica privada de la Capital Federal. Narró el abogado que marchaban por la ruta Nº 2 con absoluta normalidad, a una velocidad media de 80 kilómetros p/h., cuando a poco de abandonar los suburbios de Chascomús se presentó ante ellos, en forma inesperada, un “espeso banco de niebla”. El conductor disminuyó entonces la velocidad para entrar en él. Sintiendo de inmediato algo así como un malestar, perdió la pareja el sentido. Cuando lo recuperaron, se hallaban en un camino de tierra que les era desconocido... Sentían un ligero dolor de cabeza, pero no estaban heridos. Al parecer, habían dormido mucho. Bajaron para inspeccionar el auto (un Peugeot 403), comprobando que no le faltaba nada, pero la pintura se hallaba totalmente quemada “como por la acción violenta de un soplete”. En vista de que el motor marchaba perfectamente, anduvieron un corto trecho, preguntando en varias oportunidades dónde se hallaban y, sin poder creer lo, tuvieron que aceptar que ¡aquél era un camino solitario distante unos 10 kilómetros de la ciudad de México! El coche, adquirido por la CIA, fue trasladado a un laboratorio de los EE.UU. para su posterior investigación, conviniéndose la entrega por parte de una concesionaria de Dolores, de un vehículo nuevo pagado por el Servicio de Inteligencia norteamericano. La Canc illería, que había dado precisas instrucciones para evitar que todo trascendiera, solicitando al testigo mantuviera la mayor reserva “a la espera de un comunicado oficial”, ante el hecho consumado cambió de táctica, y por boca de altos funcionarios trató vanamente de negar autenticidad al suceso.
El T-48 El 3-11-65, un Douglas DC-4 piloteado por los comandantes Renato Felipa y Miguel Moyano, llevando 69 tripulantes, entre oficiales y cadetes de la Escuela de Aviación Militar Argentina que hacían el viaje final de estudios, desaparecía misteriosamente al sobrevolar las selvas de Talamanca, en Costa Rica. El lugar es cercano al denominado “Triángulo mortal de las Bermudas”, del que se ha ocupado la Flying Saucer Review, relacionando el fenómeno
OVNI con la desaparición de aeroplanos y barcos. En una conferencia dada meses después, Dante Cafferata, ex marino y presidente del Grupo Observador de Fenómenos Espaciales (GODFE), luego de historiar la pérdida de cuatro aviones norteamericanos en el año 1958, añadió: “¡Esto ocurrió exactamente donde desapareció nuestro T-48, señores! Y la Fuerza Aérea sabe muy bien que el último mensaje del piloto decía que ‘el radiocompás se muere’, es decir, que no tenía alimentación pues había desaparecido toda fuente de energía Volaba en una especie de zona muerta, exactamente la misma donde muchas veces han sido avistados platos voladores que de pronto parecen precipitarse ¡como plomo en la profundidad de ia selva! Creemos firmemente que los cadetes del T-48 están vivos, raptados por seres extraterrestres. Es hora de que con la ayuda militar o sin ella intentemos tomar contacto con estos extraños visitantes para saber quiénes son y qué buscan en la Tierra”. El asunto era extremadamente delicado, pues se conjeturaba sobre la posibilidad de que todas esas vidas jóvenes, de brillante porvenir, no estuvieran truncadas para siempre. Del fondo del salón surgió entonces la voz del comodoro Eduardo Palma, representante del National Investigations Committee on Aerial Phenomena (NICAP) en Argentina, diciendo: “Desgraciadamente el T-48 sufrió un trágico accidente. Ese tema lo consideramos agotado, aunque nos duela muy hondo...”. No opinaba así, sin embargo, la Comisión Pro Búsqueda del Avión T-48, que nueve años más tarde (noviembre 1974), solicitó una audiencia con el Poder Ejecutivo Nacional, acusando a un alto oficial, tripulante del T-43 que acompañaba a la máquina siniestrada, de haber impartido estrictas órdenes prohibiendo todo comentario sobre el suceso. Imputó asimismo s los gobiernos del país y altos mandos de la Fuerza Aérea, el asumir sistemáticamente, “por una razón que parece inexplicable”, un papel obstruccionista en la investigación del proceso.
Informantes misteriosos Referente al episodio ya relatado de aerotransporte entre Salta y Bahía Blanca, en su momento declaró el investigador Cristian Vogt: “Nada más se dijo respecto de este acontecimiento inusitado, que ha despertado el interés de científicos nacionales y extranjeros, quienes solicitaron detalles sobre el espectacular rapto de un ser humano por los tripulantes de un plato volador. Sin embargo, algunas personas tuvieron conocimiento de que iba a ocurrir este extraño viaje”. Agregó que, efectivamente, el organismo especializado al que pertenece, tuvo conocimiento “por varios conductos” de lo que se proponían realizar los humanoides y trató, por todos los medios a su alcance , de individualizar al protagonista. El caso se mantuvo en reserva para que no se malograra la experiencia; se trataba de verificar por un lado la veracidad de lo que se predecía, sin que los autores dejaran de realizarla por haberse difundido la noticia. Así, se efectuaron indagaciones sobre la fecha, hora y lugar en que iba a aterrizar el artefacto para llevarse a un ser humano en su estructura; aunque lamentablemente no haya podido comprobarse a priori la autenticidad del hecho, existen evidencias incontrastables de que el anuncio fue cumplimentado. Vogt estimaba conveniente que las autoridades, luego de conversar con el pasajero de la nave espacial, diesen a conocer otros detalles. Ello no ocurrió. Es necesario decir que una de las vallas que se oponen al estudio serio del fenómeno OVNI, además del desconcertante comport amiento de las supuestas aeronaves y sus tripulantes, es la falsedad de quienes dicen tener de continuo relaciones con seres de otros planetas. El primero que dijo conversar frecuentemente con tales personajes fue el
norteamericano George Adamski, quien no tardó en contar con numerosos imitadores, incluso en la Argentina. Sin embargo, lo expresado por una autoridad como Vogt da pie para pensar que hay personas que sí tienen algún tipo de relación. ¿Quiénes mienten y quiénes dicen la verdad? No deja de lla mar la atención que aquellos que aciertan con sus predicciones sobre la actividad de los OVNI no se den a conocer. Tal lo sucedido en el caso señalado y en otro que ahora comentaremos. Pero, ¿por qué ese anonimato? ¿Se trata de contactos, quizás telepáticos, que seres espaciales mantienen con unos pocos terrícolas o es que aquellos ya se encuentran entre nosotros, sin que nos hayamos dado por enterados?
LOS SUCESOS DE L 24-5-65 Relataré aquí una experiencia personal. No hacía mucho que se había escondido el sol; las estrellas brillaban en lo alto y la atmósfera era muy diáfana. A las 20.3O hs., al mirar el cielo me sorprendió una ancha y vertiginosa franja de luz difusa, que corría con rumbo N.E.S.O. Fui hasta el interior de la casa y lo comenté con mi esposa, pues me pareció un hecho raro. No conforme, salí nuevamente al jardín y volví a mirar. Entonces, incrédulamente, noté que en el punto donde se había extinguido aquella luminosidad se destacaba, contra el marco claro de la noche, el contorno oscuro de algo que por lógica no podía estar allí. Lo observé detenidamente: su tamaño concordaba con mi puño cerrado al extender el brazo. Era una figura apaisada, con su parte inferior cóncava, bordes oblicuos, y que en su sector superior más angosto- poseía una pequeña prominencia achatada. Dirigí desesperadamente la vista hacia otros sectores del cielo para confirmar que no se trataba de una ilusión óptica, mientras lamentaba que en ese momento no hubiera nadie conmigo, tanto para compartir la observación como para ir en busca de una linterna, pues calculaba que aquello debía hallarse muy próximo. De pronto reapareció la franja de luz, que una velocidad suicida, se dirigió hacia el Oeste. Se desplazaba a muy poca altura y yo me tapé los oídos, pues tuve la impresión de que aquello iba a estrellarse. Sin duda correspondía a la estela casi imperceptible del objeto descripto, pues éste había desaparecido del sitio donde lo percibiera estático. Es difícil poder establecer medidas sobre un objeto desconocido situado en el espacio, para colmo de noche. Pero si tuviera que definirme, diría que se trataba de un cuerpo que estuvo detenido en el aire durante 5 minutos, a 100 metros de distancia y 80 de altitud. Si este cálculo fuera correcto, el artefacto mediría unos 4 metros de largo por 2 de altura. Intrigadísimo continué mirando hacia arriba, y al cabo de otros 5 minutos apareció hacia el S.O. y a unos 25º sobre el horizonte, una especie de nube compacta, de cuyos contornos se desprendían pequeñas lenguas de vapor, la que avanzaba majestuosamente con rumbo S.E.-N.O. Era luminosa, blanca pero no fosforescente y parecía hacerlo a gran distancia, tal vez a 10 kilómetros; pese a esta lejanía se notaba que su ta maño debía ser enorme. Su ancho cabía tres veces y media en el largo y éste debía sobrepasar los 200 metros. Llamé entonces a gritos a mi esposa pero ésta, que estaba preparando la cena, tropezó con unas ramas al salir bruscamente, y cuando llegó a mi lado ya era tarde, pues el “cigarro” había atravesado, en menos de 30 segundos, mi campo de visión, un tanto restringido en ese sector por el árbol de un vecino y una casa de altos. En otro punto del país (Paso de las Carretas, Mendoza) mientras José A. Miranda, sus dos hijos, y Darío Videla se hallaban de cacería, vieron hacia las 18.40 hs., a 100 metros de altura y 2.500 de distancia, un objeto con forma de plato invertido, luz roja en su parte superior, y que despedía destellos plateados en toda su superficie. El OVNI, luego de evolucionar durante un par de minutos, descendió sobre una loma, tornándose opaco al tocar
tierra. Hecha la denuncia policial en la seccional Luján, una comisión pudo comprobar que, efectivamente, a escasa distancia del cerro La Guayquería -donde en esos días se habían encontrado restos de un raro cuerpo metálic o- se hallaba un “extraño aparato de considerables dimensiones”. El grupo se aproximó hasta unos 700 metros, sin escuchar ruido de motores ni establecer señales de vida fuera o dentro del mismo. Más tarde partió otra comisión, que a lomo de mula inspeccionó infructuosamente, hasta donde pudo, esa zona inaccesible. En la región mendocina de San Carlos, varios testigos vieron, asimismo, objetos luminosos durante esa noche. Entre ellos podemos mencionar a Juan Delfino, Juan Giol, el policía Mario Arancibia, y dos señoras que salían de un cinematógrafo. Lo notable del caso es que seis días antes, es decir el 18 de mayo, “un colaborador” del diario Córdoba había anunciado que naves inte rplanetarias sobrevolarían el país durante los días 24 y 25 entre las 20 y 21 horas. Lo harían de Norte a Sur, luego sobre Córdoba durante 15 minutos, y se separarían para continuar por distintos rumbos, dejando a su lado una estela luminosa color violáceo. Antonio Ribera, aún ignorando el incidente del gran Bs. As., que no se había hecho público, se pregunta: “¿Quién es este misterioso informador que con tanta precisión previó los sucesos del 24 de mayo con varios días de antelación?” Obsérvese la coincide ncia horaria, verdaderamente sorprendente. La luminosidad de los objetos avistados también parece corresponder a lo que vaticinó el anónimo informante. Un enig ma más que añadir a los ya muy numerosos que contiene el dossier de los mal llamados “platillos volantes”. (Platillos volantes en Iberoamérica y España, pág. 150/1.
OSCURANTISMO Pero además de los ocultos personajes que dan noticias por anticipado de ciertas apariciones o hechos relacionados con los platos voladores, hay otros, a veces pertenecientes a las Fuerzas Armadas (las que pese a contar con organismos especializados sobre el tema han seguido una conducta contradictoria en la divulgación de los acontecimientos), y otras a entidades científicas (la mayoría de cuyos integrantes no están dispuestos a reconocer que todos sus estudios se ven enfrentados ahora con algo superior a los actuales conocimientos del ser humano), que tratan, premeditadamente, de desvirtuar una realidad que hipotéticamente podría perjudicarlos. (Aclaremos que esta política es mundial.) Basten unos pocos ejemplos para demostrar lo expresado. A las 5 de la madrugada del 14-10-59 un anónimo llamado dio el alerta a la gente del periódico Nueva Era: un cuerpo extraño maniobraba por el cielo de Tandil, provincia de Buenos Aires. La noticia trascendió rápidamente, y el pueblo, que despertó con esa novedad, se volcó a las calles para presenciar el fenómeno. De apariencia alargada, aquél se mantuvo sobre el horizonte hacia el Norte, evolucionando posteriormente con singular velocidad sobre la región, destellando y despidiendo tras de sí una estela luminosa. En un momento dado efectuó un brusco descenso, para retomar luego altura hasta quedar fijo hacia el sector N.O. Brillaba sobremanera cuando entre las nubes salía el sol, hiriéndolo con sus rayos. La Prensa, uno de los más viejos diarios argentinos, integrante del llamado “periodismo serio”, informó que observaciones con largavista realizadas desde la. base aérea local permitieron comprobar que se trataba de “un disco metálico”, disponiéndose entonces la partida de un moderno avión a reacción, que realizó investigaciones a 5.000 metros de altura. CODOVNI consultó a las autoridades locales recibiendo esta respuesta, fechada el 311, por parte del comandante Carlos Yenis Rossi Bergara, Jefe del Destacamento Aéreo Militar de Tandil: “Tengo el placer de dirigirme a Uds. para comunicarles que esta base aérea
no ha observado la aparición de un plato volador que la sobrevolara. Vuestro organismo privado fue movido sin duda a creer en ello por publicaciones erróneas en los diarios, ya que el planeta Venus, observado de día, fue tomado por un objeto extraño. Esperando haber esclarecido las dudas posibles, quisiera agradecer”, etc. Le Courrier Interplanétaire -órgano trimestral de la unión mundial de la avanzada humana - que bajo la dirección del profesor Alfred Nahon se editaba en Francia y Suiza, publicó la carta textualmente bajo el sugestivo título de “¡SIN COMENTARIOS!”. Doce días más tarde, a las 12.50 hs., un cabo primero y dos soldados que se hallaban en la torre de vuelo de la Escuela de Aviación Militar de Córdoba, descubrieron a simple vista -y luego observaron detenidamente con prismáticos- un par de máquinas blanc o-brillantes que evolucionaban por el espacio entre los 10.000 y 15.000 metros. Ostentaban la “forma de clásicos platos voladores” y se mantuvieron un tiempo inmóviles para luego cambiar de posición; transcurridos 10 minutos desaparecieron con rumbo Este, sobre la zona serrana. El cielo, despejado, había facilitado la observación, permitiendo que otras numerosas personas participaran del espectáculo. No obstante, el Observatorio Astronómico cordobés dio más tarde un comunicado, cargándole las culpas a Venus: “El movimiento de algunas nubes en la dirección del planeta causa algunas veces la impresión de que éste sea dotado de movimiento, y de ahí entonces que el público lo confunda con cuerpos extraños, platos voladores u otras cosas similares que existen sólo en la fantasía de observadores improvisados”. El 2 de enero de 1966, residentes de poblaciones ubicadas en la zona Sur de la provincia de Buenos Aires, como Pedro Luro, Villalonga, Juan A. Pradere, Stroeder e Igarzábal, vieron evolucionar a baja altura una aeronave cilíndrica que despedía reflejos luminosos. Finalmente pareció descender en las cercanías del denominado Riacho Azul, cerca de la desembocadura del río Colorado. Alarmadas las autoridades, una comisión de la Prefectura Nacional Marítima partió para investigar desde Carmen de Patagones, mientras que el jefe de la Unida d Regional 8ª de Policía, inspector Luis A. Cazeaux, sobrevolaba el lugar. Luego, las autoridades llevaron “tranquilidad” a la población: “Sólo se trataba de la boya 05-Torre 613, material de Puerto Belgrano que zafado de su lugar avanzó al garete, posándose a unos 200 metros de la playa”. Un lugareño -testigo presencial del incidenteefectuó a un reportero de Crónica el mejor comentario sobre esta explicación, preguntando: “¿Por casualidad, vio usted alguna vez una boya que vuele?”. Dos días después, entre las 19 y 21.30 hs.,el público de la Capital Federal se aglomeró en plazas y calles, entorpeciendo en algunos sectores el tránsito de los vehículos. En Plaza Congreso, frente a las puertas de la confitería El Molino, se desarrolló un hervidero de apasiona das discusiones. Allí, durante 15 minutos, se pudo ver un objeto que proyectaba una luz rojiza de gran intensidad. “Aquello no era una ilusión óptica”, escribió el. periodista de Crónica. En Rodríguez Peña al 800 se instaló un cronista de La Nación, percibiendo por espacio de casi 2 h. dos OVNI, cuya luminosidad comparó con la que “suele ostentar la luna llena en las noches diáfanas”. El primero efectuó un suave desplazamiento descendente y permaneció luego estático, oportunidad en que apareció el segundo por el Este, acercándosele rápidamente, para quedar a su vez detenido en el aire durante 20 minutos y volver a alejarse por donde había venido. Luego, el primero disparó también, pero hacia el Norte. Desde Corrientes y Montevideo los cuerpos observados fuer on tres: uno permaneció estático largo rato mientras los otros, a gran altura, se desplazaban en direcciones contrarias. Un amigo personal, el Sr. R. M. I., alto funcionario de una Institución oficial, me confesó lo que él había visto a las 19.15 hs., o sea con bastante anterioridad a la descripción de los periódicos. Viajando a esa hora en colectivo, advirtió en plaza Constitución un numeroso grupo mirando el cielo. Al bajar unióse al mismo, notando entonces una serie de pequeñas esferas en el espacio. Se hallaban a gran altura, y con su moldura horizontal en la parte media
semejaban pelotitas de golf. Aproximadamente una docena de ellas era de coloración blanca y había tres o cuatro rosadas. Un caballero le hizo notar que había una totalmente negra, indicá ndole que él las venía siguiendo desde Retiro. Efectuaban rápidos y silenciosos movimientos, ora hacia los costados, ora avanzando y retrocediendo, mientras que otras pocas permanecían estáticas. Transcurridos algunos minutos, una esfera rosa se apartó velozmente del grupo, mientras que el resto se fue desplazando hacia el barrio de Boedo. Otro avistaje se produjo desde la plaza Ravenscroft, en la ciudad suburbana de Hurlingham, donde el Sr. Héctor Juan Antonio, al levantar por casualidad la vista, pudo observar cómo una silenciosa esfera de color negro cruzaba el disco de la luna llena. Lo hizo con rumbo Este -Oeste, trayectoria recta y 70º de altitud sobre el horizonte, hacia el Norte. Eran las 20 hs. ¿Se trató acaso de la misma cosa divisada minutos antes desde Plaza Constitución? Tanto o más asombrosa que los acontecimientos premencionados fue la información suministrada al día siguiente por la Asociación Amigos de la Astronomía. En ella se expresaba que, en realidad, lo que atrajo la atención de la gente “fue la nítida observación del planeta Venus, que se halla en el perigeo más próximo a la Tierra, lo cual permite localizarlo más fácilmente. Apareció sobre el horizonte con un desplazamiento de 12º en dirección Oeste, brillante e imponente a la vez...”.
Casos de agresividad Se halla bastante difundido el concepto de que los Platos Voladores son, máquinas tripuladas por seres de un lejano planeta, los cuales vendrían a prevenirnos de los peligros que acarrearía a la humanidad una guerra atómica; es decir que se trataría, según esta versión, de personas con sent imientos elevados, de gran corazón. Sin embargo, ciertos hechos no parecen congeniar con esta idea. Por fortuna, se trata de episodios aislados, aunque aparentemente demostrarían que de existir tale s seres, seríamos estudiados desde un punto de vista eminentemente científico, prescindiendo de toda otra consideración. El 10 de octubre de 1962, el joven Enrique Leonardo Boher, hijo del administrador del parque Peralta Ramos (Mar del Plata), se hallaba a las 20 hs. realizando tareas agrícolas con un tractor, cuando divisó entre los árboles “una gran llamarada” de resplandores azulanaranjados, que en vuelo rasante se dirigía rápidamente hacia donde él estaba. Tratando de huir, movió nerviosamente los cambios, pero el motor se detuvo. Guillermo Boher, su padre, pudo contemplar cómo el muchacho se arrojaba cuerpo a tierra, siendo sobrevolado a escasa distancia por un objeto oscuro, que alcanzó a distinguir en el centro de aquella luminosidad. A princip ios de junio del año 1957, entre Trelew y Comodoro Rivadavia, en la provincia de Chubut, Hugo Zamit (abogado) y Manuel Atuna (escribano), se vieron obligados a detener el motor del automóvil en el que viajaban al notar que, desde el horizonte, corría velozmente enfrentándolos un raro artefacto de color verde, con el manifiesto propósito de embestirlos. Encontrándose ya muy próximo y cuando parecía inminente el choque, se elevó en el aire, desapareciendo. En su libro The Flying Saucer Conspiracy, Donald E. Keyhoe no hesita en atribuir muchos desastres aéreos, aparentemente inexplicables, a los objetos voladores no identificados. En Argentina, a pocos días de l controvertido suceso del T-48. se registró un significativo episodio sobre suelo chaqueño. Fue exactamente a las 21.45 hs. del 21 de noviembre de 1965. A esa hora, un avión Caravelle de Aerolíneas procedente de Río de Janeiro se hallaba, en su vuelo regular 289, a 10 kilómetros del aeropuerto de Resistencia. Estaba piloteado por Domingo V. Longo, llevando como copiloto al comandante Pedro Bassi. Imprevistamente,
percibieron un objeto luminoso, azulado, que semejaba una doble luna llena; su luz era parecida a la que dan los reflectores de los aviones, pero opaca, hallándose a 90º del rumbo del Caravelle. Longo trató de llamar su atención prendiendo y apagando las luces, y resultó curioso que la que los enfrentaba permaneciera encendida, ya que los aeroplanos con demasiada luminosidad guiñan a intervalos regulares para evitar accidentes por encandilamiento. Llamó entonces por radio a la torre de control del aeropuerto, pero debió interrumpir la comunicación exclamando: “¡Guarda, nos va a tragar!”. Y es que el plato volador se les había acercado, en línea recta, a sólo 100 metros de distancia. El copiloto, que en esos momentos timoneaba, realizó una brusca maniobra virando rápidamente a 30º hacia rumbo 300. En esos momentos se hallaban a una altura de 2.100 metros. Simultáneamente, el aparato desconocido cambió de dirección, elevándose. Pasado ya el susto, una vez en tierra firme, Longo manifestó: “Esto es la primera vez que me ocurre; estoy volando desde 1937. Permanentemente observamos satélites y estrellas fugaces, pero lo que vimos era algo semejante a esos reflectores que utiliza Aeronáutica. Y digo que se acercó a cien metros para no ser exagerado, yo estoy convencido que se encontraba ya pegado a nuestro avión. Al descender se nos preguntó silo que habíamos visto no era Venus (! ). Nosotros tenemos experiencia como pilotos de los efectos que producen los objetos suspendidos en el espacio: cuando descendemos se van achicando y dan la sensación de alejarse, en cambio el plato volador vino a nuestro encuentro descendiendo. Este cambió de rumbo, lo cual llama poderosamente la atención, cuando se hizo el comentario por radio a la torre de control del aeropuerto, impresión corroborada por el personal de la misma, testigo visual del fenómeno”. Para Bassi, aquél efectuó en fracciones de segundos dos movimientos simultáneos: Se detuvo con un raro movimiento de resorte -dijo- y se proyectó hacia arriba en forma vertical. Tal maniobra le hizo sospechar la “existencia de un extraño contacto con el avión, lo que podría explicar la repentina desviación”. -¿Si hubiera seguido avanzando en lugar de girar hacia arriba, chocaba contra ustedes?, preguntó un cronista de La Nación al mecánico de a bordo, Pedro D’Jourian, recibiendo esta respuesta: “¡No me cabe la menor duda !”. En un par de casos, los OVNI actuaron a manera de proyectil teledirigido, haciendo blanco. Uno de ellos es el de Malargüe (Mendoza), ocurrido el 22-10-63. A la hora 6 de aquel día, varios camioneros y un agente de la Gendarmería Nacional, vieron que el espacio era surcado por un misterioso cuerpo que irradiaba un resplandor azul. La fuerte explosión y el sacudimiento que sobrevinieron instantes después despertaron bruscamente a los habitantes de la zona. Simultáneamente, un grupo de mineros que se dirigía a Ethel advirtió cómo una gran claridad iluminaba el paraje situado al pie del Alto Molle, estribación del cerro El Sosneado. Algo más tarde, trabajadores de la empresa Sominar, que estaban abriendo un camino hacia la mina de azufre Cerro Overo, encontraron sobre la margen norte del río Atuel -casi totalmente destruido- al edificio de tres pisos en que años atrás funcionara y adquiriera fama el hotel Termas. ¿Se trató de un alud, como informara la Oficina de Correos de Malargüe? No parece posible, pues allí el camino se hallaba expedito, sin señales de masas de nieve derrumbada. El sitio es el mismo de donde provino el estruendo, justamente hacia donde se dirigiera el objeto volador. Vayamos al otro evento. Del extraño resplandor que se produjo entre las nubes que aquel 12 de noviembre de 1954 cubrían el cielo de Tucumán, surgió la silenciosa presencia de un cuerpo esférico y brillante, que descendió hacia la tierra para efectuar luego “maniobras inteligentes” tales como evolucionar por distintos lugares iluminándolos, quedar súbitamente detenido en el aire y arrancar con inaudita velocidad. En la esquina que forman la calle Asunción y el pasaje Sin Nombre, vivían pobremente
los jornaleros Roberto Cáceres (viudo, 52 años) y Ramón Brizuela. Alrededor de las 22, mientras éste se hallaba acostado, su amigo había ido a asegurar la puerta del rancho. El cuerpo misterioso, que continuaba su inspección por la zona, se detuvo bruscamente en el aire, osciló unos instantes lanzando destellos deslumbradores, y girando hacia la derecha enfiló imprimiendo velocidad a su marcha - rectamente hacia la tapera, produciéndose entonces “un estallido de horrible fragor”. La policía encontró a Cáceres carbonizado, al igual que a los dos perros que lo acompañaban. De las ropas no quedaban sino cenizas y una cadena de plata con su medallón, que tenía en el cuello, se había desintegrado. En el interior se observaba un boquete de regulares dimensiones que despedía olor a azufre. ¿Fenómeno atmosférico? Los testigos presenciales coincidieron en afirmar que “lo que fuere” dio en todo momento la impresión de hallarse bajo control. También en Soldini, zona rural de Santa Fe, tuvo lugar un episodio dramático. Minutos después de las 19 hs. del 19 de febrero de 1958, e l chacarero Valentín Zarza (32 años) se hallaba reparando un sector de alambrado en el predio que arrendaba. Aun desde lejos se escuchó el estruendo de origen indeterminado que de allí partía, al tiempo que un brillante resplandor iluminaba repentinamente todo el sector. Cuando se dio cuenta a las autoridades policiales, ellas pudieron comprobar que Zarza yacía sin vida, “completamente carbonizado”, mientras que el hijo de 7 años que lo acompañara se encontraba inconsciente, presentando quemaduras en distintas partes del cuerpo. Las pericias efectuadas dieron por resultado certificar que ese alambrado no tenía ningún contacto eléctrico. ¿Qué había ocurrido? Varios vecinos afirmaron haber visto un plato volador evolucionando por la zona a esa hora, oportunidad en que un “apagón general” afectaba a la cercana e importante ciudad de Rosario. Teniendo en cuenta que entre los efectos comprobados en los OVNI figura el ocasionar daño a los sistemas eléctricos, resultan particularmente sugestivos la aludida observación y el corte energético, coincidentes con la tragedia. Como contrapartida a estas actitudes agresivas por parte de los presuntos tripulantes de los platos voladores o de los cerebros que los teledirigirían, ofreceremos el caso de Crespo (Entre Ríos), acaecido el 18 de julio de 1962. En él encontramos al Dr. Héctor Gazúa conocido médico de Paraná - recorriendo a la 1 de la madrugada el camino que une a las dos ciudades mencionadas. A 50 metros de la carretera le fue dable observar, al igual que a su esposa que lo acompañaba, la presencia de una máquina metálica de forma cónica, la que semejaba un “sombrero mejicano”. Junto a una portezuela, abierta, advirtieron simultáneamente a una figura “aparentemente humana”, de gran estatura, que hacía esfuerzos por captar las características del terreno, mientras que desde una ventanilla otro personaje similar divisaba el panorama. Vestían buzos blancos, utilizaban antiparras de aviador y lucían largas cabelleras rubias. Percatados de la presencia del matrimonio, aquellos seres abandonaron toda precaución, llamándoles amablemente por señas. Fuertemente impresionados, los ocupantes del automóvil solamente atinaron a imprimir al coche la mayor velocidad posible a fin de alejarse cuanto antes del lugar. Posteriormente, ocho residentes se presentaron como testigos, ratificando la descripción de la aeronave -a la que luego vieron despegar verticalmente- como así también las características de sus tripulantes. ¿Debie ron los testigos, confiando en los ademanes de los humanoides, haberse acercado y establecido un verdadero “contacto”? Sesenta días antes de este episodio trascendió, por el relato de dos familias “de respetable posición social”, afincadas en General Pico (La Pampa), que de una aeronave espacial que se posara suavemente en medio del campo, habían descendido “dos gigantes de horrible aspecto”. Parecían caminar sobre zancos; sus movimientos eran “extra-humanos, como desarticulados o mecánicos”. Una sola persona presenció aquello: los seres le hacían señas, llamándola. Pero en
verdad tales gestos eran “raros, casi incomprensibles”. Esa testigo era una campesina, quien efectuó entrecortado relato a los suyos y al propietario del terreno lindero. Este a su vez lo contó a las familias mencionadas en primer término. Una de sus integrantes (hermana de aquél), dijo al cronista de La Reforma: “Lo que garantizo sí, es que todo es verídico, pues él me lo aseguró a mí y a todos nosotros”. Dicho señor se había trasladado a Santa Rosa, donde la testigo, a quien los extraños seres produjeron inmediata conmoción, debió ser internada en una clínica para su tratamiento. Efectuada la denuncia policial, al llevarse a cabo una inspección ocular en el lugar del contacto -cercanías de Speluzzi, norte de Gral. Pic o- descubrióse una “inmensa rueda de pasto quemado y aplastado”. Seamos justos: no parece haber sido intención de los gigantes el causar daño a la campesina, pues los ignotos personajes, “cuando advirtieron la reacción desesperada de la mujer, que agitaba los brazos despavorida, volvieron, como alarmados, sobre sus pasos y penetrando en el plato volador tomaron altura a fantástica velocidad”. El Sr. José Matilla, director de La Reforma, quien gentilmente me hizo llegar un ejemplar del 22-5-62, aclara respecto a la desdichada testigo: “Por más que no se dijo en el diario, se supo más tarde, y trascendió en el ambiente, que acusaba signos de perturbación psíquica, como una segura secuencia de lo advertido”.
CAPITULO VII
IDENTIDAD DE LOS HUMANOIDES Podría suponerse que el privilegiado terráqueo al que tocara en suerte ver con sus propios ojos al tripulante de un plato volador, develaría a la humanidad toda, o al menos al sector de ella que confía en la realidad de los OVNI, la incógnita de cómo son esos seres. Sin embargo, la observación se ha producido, no por uno sino por muchos testigos, y la consecuencia ha sido desconcertante. Partiendo de la base de que todos los testig os fueran gente normal y se hallaran en sus cabales en el momento del incidente, resultaría que existen varias clases de humanoides. Si todos ellos provinieran de un solo planeta, sus distintas apariencias no serían más que un camouflage con el que tratarían de adaptarse a nuestra atmósfera o cubrir una conformación para nosotros insoportable. Pero si el aspecto que presentan fuera real, ello significa que procederían de muchos mundos, y esos seres podrían tener intenciones disímiles respecto al presente o futuro del planeta Tierra, y de sus propios habitantes. Para no abundar, no insistiremos con los casos en que aparecen humanoides y éstos han sido descriptos ya en capítulos anteriores, dejando librado al criterio del lector su encasillamiento o no dentro de la clasificación confeccionada.
Los peludos EL “YETI” TIBETANO La presencia de un extraño bípedo, de elevada talla y apariencia humana, es conocida desde lejos en el tiempo por los nativos de los valles del Indo y del Bramaputra, en Asia. Le denominan Yeti, palabra que procede de una deformación de las expresiones tibetanas “the” (animal desconocido) y “yeh” (lugar rocoso). Habita en la cadena montañosa del Himalaya, está dotado de mucha inteligencia y posee una gran timidez. En 1913 un grupo de cazadores chinos hirió y capturó a uno de ellos. Gruñía y producía sonidos guturales, pero la mayor parte del tiempo la pasaba estirando los labios y produciendo largos y fuertes silbidos. Su existencia trascendió a Occidente cuando en 1921 el escalador inglé s Howard Bury descubrió la huella de enormes pies (30 cm), en las que se distinguían claramente el pulgar y tres dedos con largas uñas. En 1923 Alan Cameron y sus compañeros estaban abriéndose camino hacia el pico Everest, cuando descubrieron una fila de seres extraños que se movía lentamente a lo largo de una roca plana, por encima del límite de las nieves. En 1925 el germano Tichy aseguró haber visto al Yeti. Más tarde, famosos himalayistas como el italiano Tomozi, Frank S. Smythe y Eric Shipton, relataron parecidas experiencias. H. W. Tilman, miembro de la expedición de este último, siguió las huellas a lo largo de varios kilómetros, observando que se registraban unas tras otras (el pulgar de un pie sobre el talón del otro), en una forma jamás vista entre cuadrúpedos. En 1952, un grupo de “abominables hombres de las nieves”, como también dio en llamárseles, rodeó el campamento del suizo Wyss Dunant, establecido a 5.250 metros de altura. Huellas frescas de Yeti fueron halladas por la expedición. japonesa de H. Hotta y la inglesa del periodista Ralph Izzard, en 1954. Posteriormente, el americano Norman Dyrenforth
recogió -en las cuevas donde habían vivido sin encender fuego- pelos gris -plateados y otros rojizos, sobras de alimentos, y rastros de pisadas cuyo molde tomó con yeso. El inglés L. W. Davies y su grupo de Sociedad de Alpinismo de la Real Fuerza Aérea comprobaron, en 1955, que las marcas tenían en la nieve 28 cm de profundidad, en tanto que el pie del hombre solamente se hunde 3 cm. Año 1971. La terce ra expedición argentina al Himalaya, bajo la jefatura del teniente coronel Héctor Cativa Tolosa, se había dividido en tres grupos. El campamento Nº 1 encabezaba la marcha. A mediados de octubre se hallaba situado a unos 6.500 metros de altura, bajo una temperatura de 30 a 40º bajo cero. El día 16, al regresar los expedicionarios al lugar donde se encontraban instaladas las carpas, tras haber salido para reparar un pequeño puente, se llevaron una mayúscula sorpresa: aquellas habían sido destruidas como por obra de un ser enfurecido y las latas que contenían alimentos estaban rotas y vacías, con algunos restos de comida esparcidos por la nieve. Un “extraño animal” había dejado huellas de 34 cm de largo por 18 de ancho, y a juzgar por su profundidad se trataría de un ser enorme, con un peso aproximado a los 300 kilogramos. Esta noticia fue captada a la 1 h. del día 19 en la ciudad de San Juan, mediante el enlace radial efectuado por el Club Andino Mercedario, destacándose su “singular nitidez”. Ella fue ratifica da luego por el director de radio Mitre, Sr. Salles y por el Jefe del Informativo, Sr. Cagnelli, quienes se conectaron con la red de aficionados que seguía las alternativas de los escaladores. (La Razón, 19-10-71). Posteriormente, se fueron dando a conocer una serie de rectificaciones. En verdad resulta desconcertante que enormes huellas puedan disminuir de tamaño, como que el Yeti se transforme en un águila grande, un pequeño oso y luego en un simple alud de nieve. Tan desconcertante como que a este alud le dé por ingerir alimentos envasados... El 25 de marzo del año anterior, el jefe de la expedición británica que conquistó la cumbre meridional del monte Annapuras, Don Whillans, había observado a 4.500 metros de altura a la misteriosa criatura, incluso con gemelos. “Semejaba una extraña figura humana, muy parecida a un gran gorila o a un chimpancé de tamaño anormal”. Al día siguiente encontró sus rastros en la nieve. En 1968, la especialista Zhanna Kaufman escribía en una revista soviética: “El problema que enfrentamos no es si la criatura parecida al hombre existe o no. Vive porque no hay nada irreal en las descripciones hechas por muchos testigos”. La opinión es compartida por su compatriota B. Porschef, quien junto con otros profesores reunió abundante documentación del Hombre de las Nieves, como también por científicos de otros países. Así, en enero de 1974, un equipo de zoólogos ingleses integrado por J. A. Mc Neely, E. W. Cronin y H. B. Emery, que acababa de regresar del Himalaya enviado por la Asociación Tailandesa para la Conservación de la Fauna, hallando evidencias similares a las descriptas, llegó a la siguiente conclusión: “El Abominable Hombre de las Nieves existe, pero su nombre sugirió a las primeras expediciones que seria más probable encontrarlo en las cumbres nevadas, donde se han visto a menudo las huellas. Ese medio ambiente, obviamente no podría mantener a un gran primate, mientras que silo pueden las ricas selvas del Himalaya. Esas selvas son desconocidas en gran parte, de manera que un paso preliminar en la búsqueda del Yeti debe ser el estudio de todo el sistema ecológico de las selvas, al pie de las montañas”. Es de destacar que también la tienda de este equipo fue visitada una noche por un animal desconocido, que dejó en el terreno mar cas extrañas, iguales a las percibidas tres meses después por los once japoneses que escalaron la sierra de Annapurna, en Nepal Central; Roshi Ishikawa dijo que ello ocurrió a 8.200 metros de altura y que parecían pertenecer a un animal similar al mono. Pudo igualmente localizarlas la policía local en julio 1974, tras la denuncia de una pastora de 19 años, quien cerca del villorrio de Pheriche fue atacada por extraña criatura
de pelo negro espeso en la parte inferior de su cuerpo y marrón en la superior; el ser mató a cinco de los yaks que cuidaba. El informe oficial sobre las marcas indicó que tenían 26,67 cm de largo por 10,01 de ancho en lo que hace a las zarpas delanteras, y 81,20 por 11,37 en cuanto a las traseras. La agencia noticiosa PAP informó en diciembre del mismo año que un conjunto de alpinistas polacos, mientras escalaba el pico Lhotse, halló huellas de un ser bípedo a lo largo de 1 kilómetro; median 40 cm de largo por 20 de ancho y cada una de ellas poseía cinco dedos. El camarógrafo Jerxy Sundel indicó que podían atribuirse a “dos animales desconocidos que anduviesen juntos”, filmando 120 metros de película. El líder, Andrew Zanada -30 años de experiencia-, confirmó que corresponden ‘a un ser ignorado por el hombre”. ¿Hay alguna relación entre el singular personaje al que nos estamos refiriendo y los humanoides que tripulan los platillos volantes? Como veremos, una controversia suscitada en torno a su existencia nos proporcionará una pauta importante. “Los cueros cabelludos que se decía pertenecían al Yeti son falsos, pero eso no significa nada: él existe realmente y algún’ día será encontrado.” Esta afirmación pertenece al eminente zoólogo francés Dr. Bernard Heuselmans, autor del libro Sobre la pista de las bestias desconocidas, quien la lanzó al enterase de que el primer vencedor del Everest, el neozelandés Edmund Hillary, cambiara de opinión respecto a la existencia del Yeti. Luego de acusarlo de querer justificar el fracaso de su última expedición, agregó: “El término Yeti se emplea para varios animales diferentes. Aun dejando de lado al más pequeño, llamado Yehlma, cuya altura no debe sobrepasar los 50 cm, existen otros muchos ejemplares de tamaño más grande, de hasta 2,50 metros. Hay multitud de pruebas: rastros de pastos, excrementos, testimonios directos, etc., que lo prueban Empero, durante aquella excursión del año 1960, el mismo Hillary proporcionó una información que hace pensar seriamente en la relación Yeti-OVNI. Dijo textualmente: “Eran las 7 de la tarde cuando los sherpas y yo vimos un fulgor subir hacia el espacio, durante unos segundos, manteniéndose una estela de vapor en el aire cerca de media hora”. ¿Se trató del despegue de una aeronave espacial? Todo parece indicarlo. En el curso de una conferencia dada en los Estados Unidos por un miembro de la expedición Roerich, se describió la aparición (¡en 1926!) de “una cosa brillante en forma de disco”, desplazándose caprichosamente por los cielos del Altai-Himalaya. (Frank Edwards, Flying Saucers - Serious Business.) Esta sería una de las razones por las cuales los Abominables Hombres de las Nieves aparecen y desaparecen misteriosamente: ¡los OVNI se encargarían de transportarlos! “El Yeti y los pilotos de los platos voladores tienen las mismas características físicas y de comportamiento: son los mismos individuos. No pertenecen a una clase desconocida de animales, sino que llegan directamente de otros mundos”. Esta es la conclusión a que arribó Angelo Moretti, de Carpi, miembro del Centro Único Nacional para el Estudio de los Fenómenos Extraterrestres, que funciona en Italia desde hace varios años, quien efectuó tales declaraciones en abril de 1969. Y realmente, su aparente timidez, las controversias que provoca, son similares. Pero más bien podría tratarse de seres incivilizados, dejados con fines de aclimatación o experiencia por inteligencias espaciales. Algo así como si a nosotros se nos ocurriera depositar a miembros de una tribu salvaje en Venus o Marte.
RÉPLICA SALTEÑA (La provincia argentina de Salta tiene una superficie de 154.775 km2 y está situada hacia el N.O., región andina. Su sector occidental comprende parte de la Puna de Atacama, árida y salitrosa, y varios cordones de sierras con bosques subtropicales en sus laderas.)
Hacia fines de 1955, el fragor de una violenta colisión repercutió en la zona de Tolar Grande. El mismo fue atribuido por los lugareños al choque de una nave espacial pro-cedente de otros mundos contra el nevado Macón. Ellos la habían visto sobrevolar en distintas oportunidades por sus alrededores. Posteriormente, fueron hallados extraños restos metálicos en las laderas del cerro. El 13 de abril de 1956, nuevamente observaron, a las 10, 12, 16, y 18 hs., raros objetos que evolucionaban por las proximidades del Salar de Arizaro. Pero esta vez hubo otros testigos: integrantes de un campamento de Vialidad instalado en Calpe y miembros de la Gendarmería Nacional. Estos últimos obtuvieron fotografías y luego dieron a conocer una de ellas, muy borrosa, informándose que el resto se había velado. Un comunicado oficial hecho público, precisamente, por la Gendarmería Nacional, ratificó el suceso: se trataba de aeronaves que tenían 300 metros de largo por 50 de altura, medidas calculadas utilizando como puntos de referencia las cimas vecinas. Su color era metálico y muy claro, como el aluminio, y despedían reflejos plateados. Cerca del extremo delantero podía observárseles una franja oscura. No presentaban los planos de sustentación de las alas ni timones de profundidad y deriva, lo que no les impidió efectuar bruscos y escarpados virajes (comparar con la aeronave de Bariloche, 23-7-68). La estructura fusiforme lisa les daba apariencia de grandes dirigibles. Cientos de metros detrás de ellos se formó una columna de humo, que permaneció cuatro horas en el aire. En enero del año siguiente, luego de escalar el Macón, regresó la expedición del Dr. José Cerato. Este relató que al llegar a la cima del macizo, encontraron “rastros similares a los que podrían dejar máquinas muy pesadas, de base plana, que hubiesen aterrizado allí”. Unos meses antes, en julio, el geólogo polaco Claudio Level Spitch (indiscutible autoridad en materia de minerales radioactivos), mientras cumplimentaba una misión de su especialidad en el mismo cerro, había descubierto huellas de un ser bípedo, a más de 5.700 metros de altura, de aproximadamente 40 cm de longitud. Spitch, al formular declaraciones al periódico El Tribuno , destacó la extraña similitud de su hallazgo con las marcas dejadas por el Yeti en el Tibet. “Las huellas determinadas en la cumbre del imponente Macón exceden toda posibilidad humana”, remarcó el científico. Informantes oficiosos anunciaron también haber observado huellas de características humanas pero de proporciones gigantescas, tanto en las heladas arenas del cerro como en sus propias pampas de nieve. Ellas aparecieron con mayor nitidez en dos oportunidades: la primera cuando se produjo la comentada conmoción en una de sus laderas, y la segunda a pocas semanas de la incursión de los cigarros voladores. En esos días, el arriero Ernesto Sanitolay se encontró en una hondonada con un “extraño ser cubierto por espeso pelambre”, el que al verlo profirió agudos gritos. Los animales que llevaba se asustaron ante tan singular presencia, que parecía un ágil y enorme mono; sin pensarlo dos veces el arriero abrió fuego contra él con su fusil, y aunque no dio en el blanco logró ponerlo en fuga. Se presentó luego al destacamento provincial de la Quebrada de Agua Chuya, iniciándose una investigación. A mediados de agosto, el minero Benigno Hoyo recorr ía la zona de Quitilipo en busca de minerales, en las cercanías de Morro del Pilar, pero lo sorprendió la noche y para colmo debió soportar una inesperada tormenta de nieve, decidiendo entonces buscar refugio en una caverna. Allí tuvo la sorpresa de su vida: un ignoto “ser de gran tamaño comparable con un oso”, lo acechaba desde la oscuridad. Asustado, disparó el arma que llevaba consigo, escuchando desgarradores lamentos que le dieron la presunción de haber hecho blanco. En la región andina donde se desarrollaron estos sucesos no hay monos ni osos. Se trata pues del “Ukamar Zupai” o “Coquena”, como le llaman los coyas que habitan esas soledades. La descripción que estos hacen del mismo es semejante a la de los aborígenes
tibetanos respecto de su Yeti. Presenta silueta humana, aunque cubierta de pelos; su cabeza es curiosamente puntiaguda; camina verticalmente sobre dos miembros como un hombre, pero al correr proyecta su cuerpo hacia adelante a la manera de los osos; al verse descubierto emite chirridos discordantes y a veces lanza indescriptibles lamentos humanos. Los nativos de los pueblitos montañeses, como Chicoana, Chuculaqui y Quebrada de Agua, durante el crepúsculo escucharon en esa época (con lógico temor) gritos de fuerte resonancia. Entre las peñas, donde abundan los cóndores y águilas de la Puna de Atacama, solían encontrarse pájaros muertos o mal heridos, con sus nidos saqueados. En una expedición arqueológica organizada por el Club Andino del Norte en colaboración con la Universidad de Tucumán se hallaron, al norte del Salar de Arizaro, los cadáveres semidevorados de una “especie de cabra con cuatro cuernos”, raza tan extraña casi como las nuevas huellas gigantescas descubiertas. Mientras tanto, las noticias sobre vuelo y aterrizaje de OVNI en la zona no decrecieron. Así, el 25 de setiembre, un “huevo volador” negro y rojo, de 20 metros de diámetro, tocó tierra en las cercanías de la localidad Santa Rosa de Pastos Grandes, pero al aproximarse los lugareños se elevó velozmente en espiral. Otro fue visto el 14 de octubre, siendo uno de los testigos el Sr. Sergio Archangelsky, profesor de paleontología del Instituto Nacional Lillo, quien aseguró que no se trataba de un cuerpo celeste; era de color rojo y despedía chispas por la parte inferior. Una declaración detallada efectuó la Sra. Dora Aráoz Castellanos de Javanovics, quien en la noche del 25 al 26 de noviembre observó desde su residencia veraniega, ubicada a la altura del km 10 del camino a San Lorenzo, un “extraño artefacto aéreo” que luego de perma necer durante algunos minutos detenido en el espacio, descendió en un claro del espeso monte que rodea el lugar, próximo al lecho de un río. Tenía forma circular, con dos pequeñas cúpulas -una arriba y la otra abajo- y despedía, de lo que parecía ser una mirilla, fulgores lechosos. Entonces se abrió una portezuela, por la que lanzó un fuerte haz de luz, similar a un reflector, que iluminó gran parte de la escena. No obstante la lluvia que caía en ese momento, pudo advertirse cómo, sobre su superficie, se movían “singulares manchas de color marrón”. Por unos minutos a la testigo la dominó el pánico. Serenada ya, pudo notar cómo el platillo se elevó verticalmente, hasta desaparecer. Durante toda aquella presencia, ella sintió “un suave zumbido, similar al de un motor puesto en marcha a extraordinaria velocidad”. Algo más tarde, el 12-4-57, fue el jefe de la Gendarmería Nacional en Socompa, comandante Alberto Farías, quien informó haber observado, al igual que el personal del destacamento, el paso, en las primeras horas de la noche, de tres máquinas volantes de origen desconocido. Seguían, zigzagueando y a gran altura, rumbo N.O.-S.E. y ostentaban una coloración verde brillante. A diferencia del Yeti tibetano, el Ukamar Zupai salteño, al menos aparentemente, en la actualidad ha desaparecido. Sin embargo, aisladamente, en otras oportunidades y en distintas regiones, fueron vistos extraños seres de ese tipo. Así, en mayo de 1964 un automovilista que circulaba por Colonia Castelli (Chaco), casi embistió a uno de ello s, en el mismo lugar donde, días antes, había sido observado un OVNI como suspendido de la copa de los árboles. Y en agosto de 1972, a treinta kilómetros de Clorinda (Formosa), dos personas que circulaban por un camino selvático advirtieron, sentado en lo alto de un árbol, a un extraño ser, en actitud pensativa. Tenía perfil humano pero carecía de nariz, y era demasiado corpulento para ser un mono.
EL CASO TORRENT Sucedió en dicha localidad correntina hacia fines de enero de 1965, y por el
comportamiento de los humanoides evidentemente no se trata de la misma categoría anterior. En un campo que posee el señor Florentino Souriou, uno de los hijos y un grupo de peones habían ido a cazar “tatúes”, en horas de la noche. Ya de regreso, advirtieron unos bultos peludos en la oscuridad, de aproximadamente 50 cm de altura. Uno de los peones se acercó exclamando: “¡Son enanitos patrón, los voy a atropellar a machete!”. Sin embargo, al intentarlo su brazo derecho quedó paralizado. Hasta allí, podría tratarse de uno de los pequeños humanoides con pelo descriptos durante la oleada francesa de 1954. Sin embargo, los supuestos enanos, que eran cinco, ¡se agrandaron hasta los 2,50 m! Souriou disparó entonces con su rifle automático calibre 22, pero no pudo repetir el tiro pese a que su arma no fallaba jamás. Cambió nerviosamente la bala de la recámara, pero nuevamente sin resultado. Al verse indefensos, los cazadores huyeron hacia la casa, encerrándose; mas una potentísima luz los persiguió aun allí dentro, atravesando las paredes e iluminando todo el interior. Al cabo de un rato, extinguida la luminosidad, se arrimaron a salir, pero al intentar poner en marcha la camioneta, Souriou fue rodeado por los seres (Humanoides peludos agresivos, Venezuela, fines de 1954). No obstante, logró burlarlos y corrió velozmente hacia la finca. Los peones, al oír el tropel, pensando que se trataba de los “bichos”, cerraron las puertas dejando afuera al patrón, que gritó y golpeó para que abrieran. Lo hicieron a tiempo, pues justo en ese mome nto, dos manos cubiertas de pelo intentaban tomarlo por la cintura. Una vez adentro sufrió un ataque de nervios, mientras los braceros rezaban y ofrecían velas a los santos. Por suerte, los humanoides se retiraron.
LOS “PILOTOS PELUDOS” DE LA OLEADA FRANCESA 1954 Michael Carrouges en su libro Aparecen los Marcianos, sobre 29 casos de seres pequeños encuentra 5 con abundante pilosidad. Aclara que “las observaciones son muy próximas, breves, y se encuentran situadas a la vez bajo el efecto de la sorpresa inmediata y en malas condiciones de visibilidad”. Rodeado de las mismas características, se produjo años después en Argentina un caso similar. El 27-6-74, en horas de la noche, numerosas personas observaron en el cielo de la ciudad serrana de Tandil (Bs. As.), un OVNI que pareció descender en las adyacencias de la estación ferroviaria. Según el relato de un empleado de la misma, quien sufrió luego del incidente una crisis nerviosa, a corta distancia se le apareció “un individuo de reducida estatura, luciendo un casco tipo metálico, antiparras, abundante barba, con rostro muy blanco y ojos profundos”. La visión desapareció al extinguirse las luces del aparato. Evidentemente, esta clase de humanoide podría ser incluida entre los enanos de 1,10 m.
Enanos DE 1,40 METROS Eran las 0.30 hs. del 30 de junio de 1968, cuando José Paulino Núñez, obrero de YPF en Mendoza, terminó su tarea en la planta de almacenaje. Desde arriba de uno de los tanques de fuel-oil notó entonces que abajo había personas extrañas, y come nzó a descender de espaldas por la escalerilla Al llegar al descanso -cuatro metros del suelo- percibió al pie a dos seres bajos, luciendo una vestimenta “tipo acuanauta” que les cubría hasta la cabeza; su cráneo era un poco más grande de lo que consideramos como normal.
Nuestro hombre comenzó a sentir que lo invadía un malestar en el estómago, las piernas, y luego en todo el cuerpo, menos los ojos y la mente. Lúcido pero paralizado, escuchó una voz de timbre metálico que le decía: “¿Los conoce? Ellos eran como ustedes. Muchos más serán como ellos”. Al mismo tiempo, desde una pantalla circular distinguió, con figuras en relieve, la siguiente escena: hombres y mujeres, uniformados todos. de igual manera, iban y venían por una calle, en cuyo fondo había neblina. Le llamó la atención no ver edificios, árboles, niños ni animales. Pese a advertir la luz que partía de una maquinaria extraña, su atención se concentró solamente en la pantalla. Luego, recuerda que “despertó” en los brazos de su amigo Alberto González, sin saber explicar cómo llegó a su camioneta y recorrió el trayecto de 1 kilómetro que lo separaba de él, quien lo encontró “blanco como un papel”. Con la autorización de Núñez y con posterioridad al caso Villegas-Peccinetti, el suceso fue dado a conocer por un compañero de tareas, Enrique Seroch.
1,10 METROS Aquí encontramos tres clases diferentes:
a) Tipo Johannis Llamamos así al humanoide que concuerda con el dibujo que hiciera el pintor italiano del mismo nombre, el 14-8-47, en Villa Santina: cabeza grande provista de casco, talla delgada, vestido con overol, tez verdosa, enormes ojos redondeados y salientes, y nariz recta cortada geométricamente. Tal las características de los dos seres que vio el campesino Pedro Mendoza en Los Alisos (Jujuy, ene ro de 1969). Siendo ya noche cerrada sintió un penetrante olor, que lo impulsó a salir para investigar. Se encontró así, a boca de jarro, con aquellos pequeños individuos de ojos fosforescentes, que gesticulaban dirigiéndose a él. Asustadísimo, corrió a guarecerse en su rancho, atrancando la puerta por dentro.
b) Con antenas El agente de policía de la seccional 5ª, Arsenio Romero, se hallaba cumpliendo una guardia nocturna en el Cerro de la Gloria (Mendoza, 9-8-68) cuando, al notar un resplandor, fue a indagar sobre su procedencia. Descubrió así una aeronave posada en el lugar, que despedía intensos destellos rojos y azules. Se acercó más y vio descender de ella a dos pequeños seres, luciendo sobre sus cabezas dos “antenas brillantes”; intentó entonces sacar la pistola de la repartición pero los humanoides lo cegaron con un “chorro de luz”. Fue hallado más tarde desvanecido, con un arma en una mano y una linterna en la otra, conduciéndosele primero a la seccional y luego a la Jefatura Central, donde fue puesto bajo asistencia
c) Hombrecitos En un hermoso día, dos amigos habían salido a cazar por la zona Oeste de Pehuajó (Bs. As., 5-62). Al llegar a una loma observaron, en la parte baja del terreno, un vehículo detenido, difícil de identificar por los fue rtes reflejos solares. Pensando que se trataba del dueño del campo en un viaje de inspección, decidieron acercarse. Cuando estaban ya a una distancia
relativamente corta, uno de ellos se dio cuenta de que aquello no era un automóvil, sino un aparato de forma irregular y muy bajo. En su interior había dos personas y en el suelo una tercera, en actitud de inspeccionar la tierra Su conformación era similar a la nuestra, pero llamaban poderosamente la atención sus reducidas dimensiones. El testigo avisó con fuertes voces a su compañero, pero esto pareció asustar a los humanoides, pues el que se encontraba afuera ascendió rápidamente a la máquina, que despegó casi instantáneamente, dejando los cardos aplastados contra el suelo. 0,80 METROS Laguna Blanca, Makalle (Chaco). Amaro Lotcket (ex funcionario policial, hombre bien conceptuado, dueño de un predio rural), advirtió el 9-10-69 que el motor de la camioneta en que viajaba se detenía bruscamente, mientras él sentíase invadido por un frío anormal. Fue entonces cuando en lo alto de un corpulento árbol, ubicado a no más de 10 metros de distancia, vio posarse un “aparato-disco” que hizo oscilar las ramas. Anonadado, el testigo observó en el interior de la cabina transparente que poseía aquella máquina, el movimiento de unos seres muy pequeños. Lucían larga cabellera rubia y contaban con un solo ojo. La nave, que periódicamente despedía luces multicolores, se elevó silenciosamente al cabo de unos minutos, para perderse en el infinito. Lotcket logró poner nuevamente en marcha la camioneta y llegar a su casa, donde la familia tuvo que esforzarse para convencerlo de que denunciara el hecho. Posteriormente, una comisión policial ‘e dirigió hacia el lugar del episodio, comprobando que las hojas y algunas ramas del árbol donde se posara el OVNI, se encontraban “visiblemente chamuscadas”.
Gigantes DE APARIENCIA HUMANA Wilfredo Arévalo, hacendado de la Patagonia, vio aterrizar un OVNI a 32 km del lago Argentino. Fue el 18-3-50 y en extensa nota relató los pormenores del incidente. En el interior de la nave se movían cuatro hombres sumamente altos y esbeltos, vestidos con ropas blancas ajustadas estrechamente a sus cuerpos. Debían tener por lo menos 2 metros de estatura, calculando que el diámetro de la cabina fuese de 8 y el del plano giratorio de 15. Brillaban de un modo rarísimo, como si estuviesen enfundados en celofán y sus rostros eran muy pálidos, tal vez por el efecto de la luz. Fue necesario que pasaran muchos años para que aquellos gigantes tomaran esporádicos contactes con los terrestres. Uno de ellos tuvo lugar el 28 de agosto de 1972. El mecánico Eduardo Fernando de Deugd (32 años, casado, una hija), había salido de Médanos a las 22.30 de la madrugada y al cabo de unos minutos, al llegar a una curva muy cerrada, por la ruta 22, un hombre altísimo extendió su mano para que se detuviera (después daríase cuenta de que no había hecho “dedo” como todo el. mundo). Lo levantó. Estaba muy oscuro pero le pareció que medía entre 1,90 y 2,00 metros; tenía un sacón grueso con el cuello levantado y un casco de pequeña visera en la cabeza. El mecánico le preguntó si era de Bahía Blanca y el desconocido le contestó, con una especie de balbuceo, algo que no llegó a entenderle. Inquirió entonces si vivía en Médanos y recibió idéntica respuesta, por lo que quedó en ascuas. Sobrevino entonces un pesado silencio, que se prolongó por espacio de 25 kilómetros. El individuo no sacaba sus ojos del parabrisas
ni las manos de las piernas. Desde que él subiera, la radio del auto había dejado de oírse normalmente. Al llegar al Salitral de la Vidriera, a 31 kilómetros de Bahía Blanca, el gigante metió una de sus manos dentro del saco, y de Deugd pensó que lo convidaría con un cigarrillo, pero no fue así. Simultáneamente el motor del coche empezó a ratear, y se detuvo unos 100 metros después. Esto le extrañó, porque pese a ser un modelo 1939 andaba perfectamente bien. Trató de comentar el episodio con su acompañante pero desistió al notarlo tan impasible como en un principio. Fue en ese momento que reparó bien en su perfil, y le llamó la atención el mentón que tenía, “demasiado largo”. Preocupado como estaba por saber qué pasaba con el motor, bajó para tratar de solucionar el problema Entonces vio que cincuenta metros más adelante había algo extraño, como un ómnibus volcado, del que partió una potente luz blanca que logró encandilarlo, mientras un calor intenso arrebataba su cara Se escondió enseguida detrás de la puerta del auto, advirtiendo que aquello levantaba vuelo; medía 6 metros de diámetro, tenía forma de plato hondo invertido, una gran luz verde por debajo, y se le distinguía una hilera de ventanitas iluminadas. El artefacto describió una pequeña parábola, pasando por sobre el alambrado que bordea el camino y dando la impresión de posarse le vemente 100 metros a su izquierda, para inmediatamente elevarse en forma vertiginosa con rumbo Noroeste. Cuando subió nuevamente a su automóvil, se dio cuenta de que el singular acompañante había desaparecido. Dejemos que el mismo testigo lo comente: “Me volví a bajar. Saqué un revólver 22 de la cintura y empecé a buscarlo por todas partes. Nada. Se había hecho humo. Me puse muy nervioso. Subí otra vez al coche, lo puse en marcha y retrocedí 2 ó 8 kilómetros para ver si lo encontraba. Ni un alma. Entonces pensé: Este tipo no es de la Tierra. Este tipo se fue en el plato volador...”. El 14-6-68, en el paraje La Armonía (Pdo. Gral. Pueyrredón, Bs. AS.), dos seres altísimos -no se determina sexo- penetraron en el domicilio del operario Cantalicio Fernández, que se hallaba reposando, y se sentaron en el borde de su cama. Cuando uno de ellos levantaba un brazo sentía espontáneo mareo, retornando a la normalidad cuando lo bajaba. El hecho trascendió tiempo después, y cuando el periodismo fue a indagar a Fernández para ampliar la información y saber si aquellos humanoides habían realizado con él algún tipo de experimento, éste se negó a recibirlo, alegando no querer revivir esa especie de pesadilla dramáticamente real. “Ya se me estaba olvidando -protestó - y ahora me la quieren hacer recordar.” Suponemos, por la coincidencia de fecha y comportamiento de los extraños seres, que podría tratarse de la misma clase de gigante con luces que protagonizó el caso Pretzel. MONSTRUOSOS 27 de setiembre de 1972. En la planta in dustrial IKA -Renault (Santa Isabel, Córdoba), el empleado Enrique Moreno (19 años) se dirigió a la sala de ingeniería, que se hallaba a oscuras. Eran exactamente las 23.13 hs. y le llamó la atención que las luces se prendieran y apagaran solas. Buscó unos papeles y subió al motocargas en que se desplazaba. A unos 130 metros de distancia, advirtió una gran silueta verdiazulada, y cuando la distancia que lo separaba de ella era escasa, su vehículo lanzó una detonación por el caño de escape, deteniéndose brus camente. Frente a él había un monstruo de más de 2 metros de estatura, atlético, cabeza angulosa sin cabello, y ojos claros, luminosos. Vestía como un “hombre-rana” y usaba un ancho cinturón con una gran hebilla ovalada. De pronto, el moto-cargas salió disparado; como un tiro cruzó el portón y dobló solo sin que pudiera evitarlo. Al lograr dominarlo, muy nervioso fue hasta la sala de guardia, enterándose de que minutos antes una enfermera había debido aplicar un calmante a una mujer histérica, que aseguraba haber visto “un marciano”.
Por su parte al camionero de la empresa, Luftolde Rodríguez (52 años), se le paró el motor del rodado cuando circulaba entre el sector de forja y el cuerpo central de la compañía, mientras era enceguecido por un súbito resplandor. Al bajar se encontró con el gigante. En su descripción se suman otros detalles: tenía largas orejas, el traje ajustado que llevaba era de color azul, y en la mano izquierda portaba una bola como de billar, pero transparente. Seis días antes de los hechos descriptos, el guardián Teodoro Merlo (56 años), había encontrado a las 5.40 hs a un ser similar tranquilamente sentado sobre uno de los piletones del vestuario. Tan extraño como su aspecto resultó esa presencia allí, pues el local había sido cerrado con llave horas antes sin que nadie permaneciera dentro. E inexplicable fue también su desaparición, tras una misteriosa maniobra de apagado y prendido de luces. Agreguemos que vecinos de la zona declararon haber visto ascender un OVNI, en la madrugada del 28, desde los propios terrenos del enorme complejo fabril. Por su naturaleza, los sucesos de la planta automotriz de Santa Isabel pueden sumarse a los consignados bajo el subtítulo “‘registro de sitios claves”. Otro caso de un monstruo gigantesco tuvo lugar el 31-8-68 en Bahía Blanca, cuando la señora Susana Larrude de Zalazar escuchó desde el interior de su vivienda ruidos en el patio, que en principio adjudicó a los efectos del viento. Sin embargo, a continuación se dejaron oír pasos, por lo que descorrió la cortinita que cubría la mirilla de la puerta, viendo al engendro. A los datos conocidos, su relato agregó boca grande y brazos desmesuradamente largos. La entidad emitía un sonido parecido al “eco de una risa humana
Símiles Ramón Eduardo Pereyra (36 años, casado, dos hijos), era dueño de un negocio y efectuaba personalmente el reparto de leche. A las 8 hs. del 20-7-65, se dirigía con su camioneta por Francisco Solano (Pdo. de Quilmes), cuando alcanzó a ver un círculo blanco desapareciendo lentamente entre un bosquecillo, denominado Monte de los Curas. Pensando que tal vez se tratara de un paracaídas, detuvo el vehículo, bajó, y se aproximó al lugar. Al cruzar el terraplén del ferrocarril distinguió, en un claro, una extraña máquina con forma de huevo. Destaquemos que en horas de la madrugada, un grupo de parroquianos de un bar ubicado en la localidad de Tigre, había observado el vuelo de un “perfecto huevo de gallina” en dirección a la Capital. Quilmes se ubica a continuación de una imaginaria recta que uniera ambos puntos. Pereyra calculó las dimensiones del artefacto en 1,80 m de largo, 1,40 de ancho y 1,50 de altura. Estaba apoyado en el suelo por dos pequeñas patas. La mitad inferior era metálica y la superior de plástico transparente. Descubrió a bor do la cabeza y hombros de una persona semioculta por una capucha. A unos 15 metros a la izquierda, al lado de un árbol y estudiando unos papeles, había un “hombre joven”, de 1,65 m de estatura, aspecto absolutamente normal y cabello rubio muy corto. Vestía mameluco metalizado, ajustado al cuerpo; en la espalda llevaba una especie de mochila o capucha. El cinturón era grueso, de tipo militar, y de su cuello colgaba un largavistas. Usaba botas. El humanoide, al descubrir a Pereyra avanzó hacia él con paso natural, pero con un gesto de fastidio en el rostro. El lechero, sin saber cómo justificar su presencia en el lugar, preguntó tratando de ofrecer ayuda: “¿Qué le pasa, maestro?”, pero no obtuvo respuesta. El ser pasó a menos de 1 metro de donde se encontraba, siguió de largo y llegó hasta la máquina. Abrió una de sus puertas, se introdujo en ella dando un saltito y se sentó de espaldas a su compañero. De la nave partieron entonces, por dos caños de escape, breves llamaradas azules; se oyó un pequeño estampido, como el de una soldadura autógena al encenderse, y se elevó, permaneciendo unos segundos sobre la copa de los árboles antes de imprimir mayor velocidad
a su marcha y desaparecer. Un mes después del episodio relatado, esto es el 23 de agosto, en la localid ad misionera de Apóstoles, el ciclista Casimiro Zuk vio descender en un campo lindante al camino un extraño aparato alargado. Se abrió una escotilla y por ella salió “una persona de estatura normal”, con la vestimenta antes descripta. Caminó unos pasos como queriendo estirar las piernas y a poco se introdujo nuevamente en la nave, que partió en espiral. De su interior, mientras estaba detenida, el testigo escuchó que surgía el rumor de una música suave. ¿UN TERRESTRE? Eran las 4 de la madrugada del 5-6-64 cuando un médico de 42 años, residente en Buenos Aires y accidentalmente en la provincia de Córdoba, viajaba en automóvil con su esposa, desde la ciudad capital a Río Ceballos. A mitad de camino -cerca del aeródromo de Pajas Blancas- el motor del vehículo experimentó fallas que le obligaron a. detenerse, oportunidad en que la pareja percibió sobre la carretera, a distancia relativamente corta, un raro artefacto que emitía y luego apagaba una poderosa luz, dejando en cambio permanentemente visible un resplandor de tinte violáceo. Los testigos, temerosos ante lo desconocido, no atinaron a salir del coche, transcurriendo así más de un cuarto de hora. Entonces se aproximó al auto una persona de aspecto común y corriente, vestida como un mecánico, que preguntó en correcto castellano qué era lo que pasaba. Ante la explicación del galeno, el desconocido le pidió que probara ahora de poner el motor en marcha. Así lo hizo el médico y el motor arrancó de inmediato, al tiempo que volvieron a encenderse los faros, lo cual les permitió observar la máquina que estaba frente a ellos, que tenía la clásica forma de un plato volador. El presunto humanoide, al. verlos asustados, manifestó: “No teman. Yo soy un terrestre y estoy efectuando una misión para ‘ellos’ en la Tierra. Mis iniciales son R. D.”. A continuación fue a reunirse con otros dos seres de apariencia normal vestidos de gris, con quienes subió a la nave, que no tardó en despegar dejando tras de sí una estela brillante.
Robots
GIGANTESCOS 17 de octubre de 1963. Procedente de Ojo de Agua, avanzaba con su camión cargado de carbón Eugenio Douglas, quien debido a la lluvia había tomado por la ruta Nº 11 a fin de acortar camino. A las 20.30 hs., cuando ya había sobrepasado Monte Maíz (300 km de la ciudad de Córdoba), notó que en sentido contrario se desplazaba otro vehículo, con luz alta. Llamó su atención que se tratase de un solo haz y no de dos, como hubiese sido lo normal; disminuyó entonces su velocidad, pero aquella luz le quemaba. Sintió arder sus ojos, y el camión se tumbó contra la cuneta que bordeaba el camino. Douglas salió como pudo del rodado, totalmente confundido, encontrándose con una sorpresa aún mayor: ante sí había una máquina ovalada, de unos 10 metros de diámetro, con cabina en derredor. Por una puerta descendieron tres seres de “aspecto semejante al de los robots”. Su estatura era “quizás de 4 ó 5 metros o más”; su rostro como de cera, sobresaliendo dos grandes ojos oscuros. Lucían cascos, de los cuales surgían un par de pequeñas antenas “semejantes a las de un caracol”, y llevaban una vestimenta pegada al cuerpo, blanco-brillante, a manera de “caparazón de yeso”. Ellos lo iluminaron con haces de luz roja, que hacían en su cuerpo el efecto de aguijones de fuego, y al contacto con su piel parecían horadarla. Al
sentirse quemado, temblando y a punto de enloquecer, el camionero preguntó desesperado: “¿Qué quieren, qué quieren?” No obtuvo respuesta, y al recordar que llevaba consigo un revólver para el caso de ser sorprendido por asaltantes, lo extrajo efectuando cuatro disparos contra ellos. Pero los tiros rebotaron, sin hacerles mella. Ante el cariz de los acontecimientos, el protagonista optó por huir a pie y lo hizo a campo traviesa, cruzando varios lotes sembrados antes de llegar a Monte Maíz. Cuando entró al pueblo, las luces del alumbrado público se tornaron primero violetas, luego verdes, y comenzaron a despedir una especie de gas. Los vecinos consultaron a la usina local, donde se informó que uno de los motores había comenzado a fallar. En una casa, donde se efectuaba el velatorio de un tal Rivas, los deudos y amigos notaron en, la luz eléctrica y velas de la capilla ardiente un proceso similar, debiendo salir, medio asfixiados. Toda esa gente, así como la familia Monocchio, que volvía de una fiesta, vieron a Eugenio Douglas correr jadeante por las calles en demanda de auxilio. Es que a lo largo de toda su carrera, aquellas luces rojas lo habían perseguido, hostilizándolo tenazmente. Conducido al consultorio del Dr. Francisco G. Dávalos, éste comprobó quemaduras en su rostro y manos, como así también raros puntos rojos en la piel. El facultativo dijo que las lesiones habían sido producidas por “elementos no determinados, que podrían ser rayos ultravioletas o al menos semejantes a ellos”. El motor del camión quedó con los cables quemados y, borradas en parte por la intensa lluvia caída, se descubrieron en el lugar extrañas huellas de aproximadamente 45 cm de largo. ALTOS Este incidente ocurrió el 25 de julio de 1968, en Olavarría (Bs. As.). Una patr ulla del regimiento militar local, compuesta por un cabo del Ejército y cuatro soldados, salió a investigar, a las dos de la madrugada, una extensa zona cercana al arroyo Tapalqué que se hallaba iluminada por intenso resplandor. A medida que se acercaban con el jeep al lugar, sintieron un zumbido que llegó a hacerse ensordecedor. Descubrieron entonces en el aire, a pocos metros del suelo, un artefacto ovalado, plano, con patas cortas en los bordes, que fue a posarse cerca de unos arbustos detrás de la pista de aterrizaje que utiliza la Fuerza Aérea Militar en casos de emergencia. El cabo ordenó al que conducía dirigirse hacia el lugar, y el jeep se detuvo a escasos 50 metros de aquella extraña nave, de gran tamaño. Su luz, potente y de multicolores destellos, disminuyó en intensidad, al tiempo que el zumbido cesaba. Fue entonces cuando el grupo advirtió, parados al lado, tres robots plateados que medían alrededor de 2 metros de estatura. Con pasos lentos, dando la sensación de no poder estabilizarse, ellos comenzaron a caminar “como si estuvieran haciendo equilibrio sobre una soga”, en dirección a la guarnición militar. Muy sorprendido y nervioso el militar, les disparó una ráfaga de ametralladora. Pero, o bien los proyectiles no dieron en el blanco o no hicie ron mella a los robots, quienes, sin embargo, de inmediato giraron, y alzando uno de ellos sus manos como pinzas, exhibió una “pequeña bola luminosa que despedía destellos de color imprecisable”. Los integrantes de la patrulla no pudieron evitar que su vista se clavara en ese objeto alucinante, e inmediatamente todos se sintieron invadidos por una sensación de desgano que los incapacitó para hacer uso de las armas o intentar cualquier otra reacción. Uno de los soldados declararía luego: “Me sentí como pegado a la tierra. No tenía voluntad para mover los brazos ni las piernas; intenté decir algo pero mi mente no coordinaba con mis labios. Me dieron ganas de gritar y correr, mas una sensación de impotencia se apoderó de todo mi ser, y tuve la impresión de que estaba resignado a lo peor. También comprendí que en esas condiciones, todo intento de resistencia sería inútil”. Aquella situación se prolongó varios minutos, hasta que con movimientos lentos, los
robots se dirigieron nuevamente hacia la aeronave. Su andar era torpe, perezoso. Luego se introdujeron en ella, que dejo oír un ruido de motores muy potentes y se elevó en zig-zag para perderse en el espacio. Cuando el destello de luz que había quedado en el escenario terminó por esfumarse, los testigos comenzaron a recuperar los sentidos, asustándolos el “absoluto silencio” que los rodeaba. El motor del jeep estaba como ahogado. Cuando llegaron hasta la Superioridad para relatar la experiencia, sus caras tenían una expresión que iba del asombro al miedo. Tartamudeaban y no se expresaban con claridad, o explicaban lo sucedido con incongruencias. Fue necesario serenarlos recurriendo a calmantes. Uno de los médicos escribió en su informe: “Nunca he atendido a pacientes con un shock emocional tan agudo”.
BAJOS En Aguas Blancas (Dpto. Orán, Salta, 2-10-65), los niños Antonia Aparti, Adela Sánchez y Santos Vallejos se dirigían a la escuela Libertador General San Martín, a cumplir un día de clase, cuando al atravesar un monte advirtieron tres objetos extraños, parecidos a “televisores portátiles”. Además de antenas, tenían brazos y piernas. El asombro y susto iniciales se convirtieron en terror, al comprobar que aquellos diminutos robots querían apresarlos, y echaron a correr. Lo hicieron a todo lo que daban sus piernas, pues como confesarían mas tarde al director de la escuela, Sr. Claudio N. Royano, “los petisitos eran muy ligeros”. Este recordó entonces que un par de años atrás había ocurrido un hecho similar.
Seres volantes GRANDES El 26 de noviembre de 1962, Francisco Salas (32 años, domiciliado en Colombres) y Néstor Arnardy (29 años, de Abra Grande), transportaban carbón para la firma de Juan Tazar, en un tractor con acoplado. Habían partido a la 1 de la madrugada, intentando con ello eludir en parte los efectos del fuerte calor reinante, y se dirigían por el camino Abra Grande Clodomira (Santiago del Estero), localidades separadas por 20 kilómetros de distancia. A poco de andar advirtieron en las vías del Ferrocarril General Belgrano, que corren paralelas al camino, un “vagón iluminado”. Sin extrañarse por lo que juzgaron un tren detenido, siguieron avanzando por la senda (de tierra), Cuando desde aquél convoy surgió una violenta luz, que tuvo el poder de obstaculizarles la marcha, pues el tractor comenzó a andar a los tumbos. Frente a ellos, casi simultáneamente, apareció un ser gigantesco que lanzaba fosforescentes destellos verde-rojizos. Cuando la distancia que, los separaba era muy corta, se produjo una situación que habría de repetirse muchas veces en el curso de una hora: escucharon que articulaba palabras ininteligibles, con una voz “por momentos aguda y por momentos grave”. Aparentemente iban a atropellarlo, pero aquel engendro se elevó en el aire hasta una altura de unos 50 metros para posarse suavemente en el camino más adelante, obstaculizándoles nuevamente el avance. Cada vez que el ser volante se elevaba, trataban de imprimir mayor impulso al tractor, pues su única meta era llegar en el menor tiempo posible a Clodomira y evitar el contacto que se les proponía, ya que ignoraban en qué podía terminar un encuentro de esa naturaleza, máxime en lugar tan solitario, de noche, teniendo como marco la espesura del monte próximo y sin medios de defensa. Al divisar las primeras luces de aquella población el singular
acompañante de ruta remontó por última vez, perdiéndose en el oscuro cielo. Presas de una fuerte crisis nerviosa, los protagonistas se dirigieron directamente a la comisaría, donde fueron atendidos por los oficiales Juan Carlos Giménez y Raúl Domíngue z, el sargento Reimundo Barco, y el agente Segundo Coronel. Posteriormente, la policía departamental de La Banda dispuso el envío de una delegación para investigar el caso. Dos meses antes, en Presidencia La Plaza y Resistencia (Chaco), como así también en El Galpón (Salta), había hecho repetidas apariciones un ser similar, volador, con apariencia de “pálido niño-gigante”. En el barrio Cofico de Salta, igualmente, mucha gente vio la noche del 2-7-68 a un personaje luminoso, de más de 2 metros de estatura, que girando sobre sí mismo se perdió sobre el cerro 20 de Febrero.
MEDIANOS En una humilde casa del campo Mi Recuerdo (Crotto, Pdo. de Olavarría, Buenos Aires), vivía Aquilo Ramón Acosta, de 44 años. Su mujer e hijos habían ido hasta la estancia El Carmen, por lo que hacia las 23 hs. decidió ir a acostarse. Desvelado por la tardanza de su familia, a las 3 de la madrugada de aquel 17 de noviembre de 1969 se levantó para tomar unos mates, y al asomarse por la puerta de la cocina, quedó estupefacto. Unas per sonas de estatura normal, pero que parecían envueltas en papel celofán por el extraño brillo de su ropaje, volaban de un sitio a otro del predio iluminando el pasto con reflectores. El más cercano se hallaba a unos 8 metros de distancia, y en momentos en que se dirigía hacia el patio de la finca vió al testigo: levantó entonces un bastoncillo que portaba y fue a reunirse con el resto -unos quince individuos - que se encontraban agrupados en un esquinero del alambrado. Don Aquilo, enfocado con un poderoso haz de luz roja, sintió como si recibiera un cachetazo en pleno rostro, quedando muy atontado. “Cómo sería la cosa -confesó - que teniendo la carabina en la pieza ni siquiera se me ocurrió ir a buscarla.” Pese al contratiempo, los espió un rato aún desde la mirilla de la puerta. Ellos recorrían el alambrado, revoloteaban de aquí para allá e iluminaban tanto el terreno como la copa de los árboles. Medio inconsciente, optó por recostarse en la cama, quedando al punto profundamente dormido. Desde la cocina hasta el alambrado que delimita el lote hay 4 metros de distancia y a 20 de éste un bosquecillo de eucaliptos. En el potrero aparecieron, al día siguiente, multitud de pequeños pozos. “Aquí no tenemos caballos ni los había anoche”, afirmó Acosta ante la requisitoria periodística. A su vez, en el campo que se extiende detrás del monte, quedó un sector de cardos curiosamente aplastado, “como por una aplanadora”. PEQUEÑOS El ingeniero Federico Atencio y su amigo Ernesto García habían partido, en la madrugada del 20 de setiembre de 1954, desde Azul con destino a La Plata (Bs. AS.). Se encontraban entre Brandsen y Monte cuando se les empantanó el automóvil en que viajaban. En medio de un cielo sin nubes, vieron entonces un OVNI que se desplazaba desde el cuadrante Oeste-Sudoeste “en forma de cruz”, es decir, vertical y horizontalmente de manera equidistante. Luego de evolucionar por esa zona durante una hora aproximadamente, aquel artefacto, semejante a una luna llena, descendió tras un monte, pudiendo los testigos distinguir los destellos por entre los árboles. De pronto, levitando, aparecieron muy cerca de ellos dos figuras casi humanas, de aproximadamente 1 metro de estatura. Estaban vestidas de blanco, con grandes cascos plateados y capas -sobre sus espaldas. Fue un momento de real pánico para ambos amigos.
García exclamó: “¡Vienen a matarnos! “. Atencio cruzó los brazos en señal de paz. Las fantasmales criaturas, luego de observarlos un rato en silencio, volaron nuevamente hasta su nave espacial, que despegó en fracción de segundos.
CAPÍTULO VIII
LA HIPÓTESIS EXTRATERRESTRE Supongamos que todos esos contactos que hemos relatado y otros muchos, denunciados en todo el mundo, no se hubieran llevado a cabo; que se tratase en realidad de simples mentiras de los supuestos testigos o de débiles mentales que han creído ver cosas que sólo existieron en su imaginación... Pero, ¿y los OVNI? Las pruebas acumuladas en favor de la existencia del fenómeno son suficientes -como bien dijo el Dr. J. Allen Hynek- para que ahora toque a los escépticos demostrar su aserto. Los OVNI existen. Mas... ¿QUÉ SON?
Descartando posibilidades PLANETAS, METEORITOS, GLOBOS, SATELITES ARTIFICIALES Aunque llame la atención el brillo de los planetas más cercanos cuando se hallan en oposición con la Tierra, nunca se los verá tornar impulso y recorrer en pocos segundos la bóveda celeste. Y si bien es cierto que a veces, por el movimiento de las nubes, los astros parecieran desplazarse, esta traslación aparente la efectú an todos juntos en un mismo sentido, y no un solo cuerpo. Los meteoritos, ante nuestra vista describen un corto arco descendente, van dejando estela -producto de su desintegración- y se disipan rápidamente. Si se los ve a menor altura es porque en parte han superado la fricció n que produjo su entrada en la atmósfera, en cuyo caso han de caer en algún sitio. No podrán volver a elevarse, detenerse bruscamente o cambiar de color. Su movimiento será el de un cuerpo cualquiera que se precipita a tierra atraído por la fuerza de gravedad. Los globos sólo levemente y a causa del viento se desviarán de su curso regular. A los satélites artificiales no les cabe siquiera esta última alternativa (las pequeñas correcciones de rumbo que puedan ordenárseles desde el control resultan imperceptibles para el observador terrestre). Además, el primero de ellos -Sputnik- fue lanzado recién el 4 de octubre de 1957. Agreguemos que los centenares de fotografías y deccnas de películas obtenidas en todo el mundo, muestran imágenes de características propias.
VEHICULOS TERRESTRES Los que sostienen que los platos voladores son vehículos de fabricación terrestre, basan su aserto en la creencia de que a fines de la Segunda Guerra Mundial, los nazis estaban perfeccionando armas secretas que por falta de tiempo no pudieron llegar a utilizar o al menos producir en serie; tal el caso del aparato circular antirradar “Feuerball” o el “Kugelblitz” (rayo redondo). Terminada la Guerra, cuando los norteamericanos ocuparon los laboratorios alemanes de Peenemunde no habrían encontrado, sin embargo, en sus archivos, nada que se relacionara con tales armas, supuestos antepasados de los OVNI. Mejor suerte, al parecer, corrieron los ingleses al apoderarse de una documentación relativa a la producción de algunas fábricas escondidas en la Selva Negra se refería a importantes experimentos efectuados con aire liquido
y las posibilidades de utilizar esta sustancia para cierto tipo de motores de turbina, capaces de desarrollar extraordinaria potencia Así, pues, los alemanes habrían llega do a la fase prehminar de un “nuevo medio aéreo potentísimo, blindado, semoviente y teledirigido”. Como es sabido, luego algunos sabios germanos fueron a trabajar a los Estados Unidos y otros lo hicieron para Rusia. Y entre los años 1947-54, en medio del auge de los platillos, varios de ellos dieron su versión sobre los hechos. Un eminente ingeniero, ex aviador de la Luftwaffe, Rudolph Schriever, afirmó que si la Junta Militar de Seguridad Norteamericana le proporcionaba los elementos necesarios, se comprometía a construir un plato volador. Según él, poco antes del colapso final estaba trabajando con un grupo de científicos en la construcción de un aparato denominado “Flying Top”, tarea que Hitler conocía con minuciosidad. Agregó que los agentes de espionaje aliados habían logrado apoderarse de un duplicado de los planos. Otro ingeniero aeronáutico, el austríaco Erich Meindl, aseveró también que lo que vulgarmente se denomina plato volador era un arma secreta de Hitler diseñada por un científico de su misma nacionalidad, de apellido Doblhoff. Tal máquina revolucionaria parecida a un disco y movida a retropropulsión- se habría construido en el gigantesco establecimiento aeronáutico Wiener Neustad Aircraft, cerca de Viena. Un condenado a treinta años de reclusión junto con otros agentes nazis, Christian Cristensen, en entrevista concedida al Diario da Noite, de Brasil, manifestó que si le daban 400.000 cruzeiros podría construir un plato volador de 20 a 30 metros de envergadura. Informó entonces que este tipo de máquinas volantes fue inventado en los laboratorios de investigaciones de Stettin, centro de estudios de armas secretas alemanas, por técnicos del 10º Ejército del Reich, agregando que el secreto se encontraba en posesión de los rusos, primeros en apoderarse de dicho laboratorio. En declaraciones concedidas a un diario de Nueva York, un ex aviador norteamericano que en los últimos tiempos de la guerra en Europa formó parte del servicio de informaciones del Octavo Ejército Aéreo, se encargó de robustecer la hipótesis que comentamos, diciendo: “Nada más fácil que los platos voladores sean el desarrollo de un arma antiaérea psicológica ya usada por los alemanes. Durante mis misiones nocturnas sobre Alemania, pude ver muchas veces discos o globos luminosos que seguían a nuestras formaciones. En el último año de guerra, los alemanes enviaron contra los nue stros cuerpos luminosos teledirigidos para dificultar el encendido de los motores y la acció n del radar de a bordo”. La suposición de que los platos voladores no deben atribuirse a una civilización distinta de la terrestre aparecería como lógica, si a lo anterior sumáramos lo declarado por el ingeniero alemán George Klein, que trabajaba en el Ministerio de Producción de Guerra, al periódico Welt am Sonntag en el sentido de que los nazis habían construido tres discos volantes, uno de los cuales cayó en poder de los soviéticos; y lo informado por el conde Zborowski (austríaco refugiado en Francia, integrante del grupo de técnicos constructores de las bombas V-1 y V-2), dando a entender que el cigarro volador es un invento francés, a manera de respuesta al Ministro Británico del Aire, cuando en ocasión del Meeting de Farnbourough anunciara que Inglaterra había construido “un avión sin hélices y sin alas, capaz de decolar y aterrizar sobre un mínimo espacio”. Sin embargo, cuando un hombre de ciencia italiano, Giuseppe Beluzzo, aseguro que Alemania e Italia habían producido platos voladores durante la guerra, en 1942, dejó oír su voz “el padre de la astronáutica”, Hermann Oberth. Físico supervisor de la División de Balística del Ejército Norteamericano en Huntsville, Alabama, Oberth fue autor del primer tratado sobre astronáutica en 1923; seis años más tarde recibió el premio André Hirsch otorgado por la Sociedad Astronómica de Francia; entre 1939 y 1943 se desempeñó como director del Instituto de Investigaciones sobre Proyectiles-cohetes de Peenemunde; en 1949 fue elegido presidente de honor de la Sociedad Alemana de Estudios Interplanetarios con asient o en Stuttgart y
miembro honorífico de la British Interpíanetarian Society de Londres. “Ello es completamente imposible”, dijo Oberth al referirse a las declaraciones de Beluzzo. Aseguró a continuación que ningún aparato de esa naturaleza había sido construido o planeado en Peenemunde, centro de las investigaciones que se realizaban en Alemania sobre proyectiles-cohetes y aviación moderna. Como no podía ser de otro modo, Oberth se interesó vivamente por el problema, declarando que los OVNI no solamente existen, sino que representan el diez por ciento de los aparatos observados en el cielo. Y fue más allá: “Los pilotos de los platos voladores son plantas dotadas de razón”, dijo. Explicando su teoría, el inventor e instructor del célebre proyectil V-2 utilizado por los alemanes contra Londres, manifestó que los Uránidas -tal el nombre con que bautizó a las extrañas personas vegetales- tienen miles de años de avance sobre nosotros, tanto en su evolución espiritual como en técnica. Su patria sería un planeta donde no existe oxígeno en estado gaseoso, lo que impide el proceso de vida animal; aquellas toman el oxígeno que les es necesario de los óxidos contenidos en el suelo. Tal planeta estaría ubicado fuera del Sistema Solar, estimando que los proyectiles misteriosos utilizados por las plantas inteligentes se desplazan a una velocidad próxima a la luz. Otro de los directores de Peenemunde, Walter Riedel, coincidió con Oberth en la procedencia de los platillos volante ’s: “Yo estoy absolutamente convencido -afirmó - que tienen sus bases fuera de la Tierra”. Otto Waltz, ingeniero especializado en Astronáutica y partícipe en la construcción de las bombas V-2, fue uno de los primeros en hacer notar la periodicidad de ías apariciones, coincidiendo con la conjunción del planeta Marte. En una disertación efectuada el 14-11-52 en la Sociedad Interplanetaria Argentina expuso, entre otras consideraciones, que “nuestros proyectos de satélites artificiales acaso han sido realizados y supe rados por los marcianos”. El más jove n de los científicos alemanes de la Segunda Guerra Mundial, Wernher von Braun, director del centro espacial norteamericano Marshall, refiriéndose a la desviación de trayectoria sufrida por el cohete June II, declaró al Neues Europa (edición del 1-1-59): “Nos encontramos frente a poderes mucho más fuertes de lo que hasta ahora habíamos supuesto y cuya base nos es por el momento desconocida... Actualmente no puedo decir más. Nos hallamos empeñados en la tarea de entrar en contacto más íntimo con dichos poderes”. Para las autoridades estadounidenses, esos enigmáticos “poderes” se pusieron plenamente de manifiesto en abril de 1962, cuando al llegar a 80 km de altura el avión X -15 de la Marina, el mismo se encontró nada menos que ¡con una flotilla espacial extraterrestre! Algunas de las raras máquinas que la integraban -de todas las formas, tamaños y colores sorprendidas por el avión-cohete en su zona de operaciones a sólo 100 km de nuestro planeta, se acercaron a inspeccionarlo ante el explicable horror de su piloto, Robert White, quien no podía dar crédito a lo que veían sus ojos. Pero aquellas ya habían sido captadas por la filmadora de a bordo, para pasmo y consternación del selecto grupo de oficiales del Pentágono que horas después presenciara la proyección de aquellas imágenes extraordinarias. En una serie de muy interesantes artículos, publicada por el diario El Mundo de Buenos Aires en junio de 1964, el Sr. Jorge O. Pineda ha detallado los intentos realizados por las potencias de nuestro planeta para desarrollar un plato volador te rrestre, todas fracasadas si por tener éxito se entiende el logro pleno de la increíble gama de prodigios reconocida en los auténticos OVNI. Si alguna potenc ia terrestre contara con el dominio de la fuerza de gravedad -condición indispensable para el éxito de los platillos- evidentemente no se seguirían invirtiendo sumas astronómicas en la construcción de gigantescos cohetes impulsores que tienen como principal carburante el petróleo y sus derivados. Además, carecería de objeto mantener durante tanto tiempo (ni se hubiera podido) el secreto de un invento que permitiría, a quien lo poseyese, el dominio total del planeta.
En cuanto al aspecto humano, si bien se ha logrado resistir el efecto que produce en el organismo la tremenda aceleración de los cohetes impulsores terrestres, las piruetas de “los auténticos ”, sus maniobras insólitamente bruscas, que los llevan de la inmovilidad más absoluta a instantáneas velocidades de decenas de miles de kilómetros, harían que el número de “g” (unidad con que se mide la fuerza gravitacional desplazada por un objeto en una vuelta de aceleración súbita o en una frenada repentina), superara holgadamente la resistencia del ser humano. Tales maniobras serían en cambio soportables rodeando a esas aeronaves de campos gravitatorios propios o poseyendo sus tripulantes una composición orgánica distinta. Un argumento decisivo en contra de la teoría de que los platos voladores son de origen terrestre es la época en que el hombre inventó la locomoción aérea, que data recién del siglo actual. En El caso de loa OVNIs, M. K. Jessup dedica buena parte de sus páginas a la insólita década de 1880; en la que se descubrió una extraordinaria cantidad de “cometas”. Los supuestos astros presentaban tales características de movimiento y estructura que debe concluirse que no se trataba, en realidad, de cometas ni de estrellas. “Si todos esos astrónomos, profesionales y aficionados competentes, hubiesen podido concebir un cuerpo tan cercano a la Tierra y moviéndose no obstante muy despacio -puede ser que dentro de nuestra atmósfera hubiesen podido evidenciar la presencia de un nuevo y humillante problema, quizás la clave de muchos enigmas celestiales”, dice Jessup. Unos años antes, exactamente al 14 de agosto de 1863, la Gaceta de Madrid informaba textualmente: “Anteanoche se observó en el horizonte un cuerpo luminoso que apareció hacia el Este y se creyó al pronto que sería un cometa. Su color era rojizo y en la parte superior se notaba un apéndice o corona que, indudablemente, debería ser una llamarada. Mantúvose mucho tiempo, pero luego empezó a moverse rápidamente en diferentes direcciones, ya horizontalmente, ya subiendo o bajando”. El 8 de diciembre de 1773, un vecino de Fleet (Dorset) llamado Cracket, fue concreto al describir el fenómeno que le deslumbró en pleno día: “Parecía descender sobre los árboles. Era como si se estuviese incendiando. Se alejaba y regresaba a gran velocidad. Era un artefacto muy grande. No podía ser tomado por una estrella errante. Volvió y se alejó varias veces hasta desaparecer”. Y Mr. Derham, miembro de la Real Sociedad Inglesa, en cuyos registros constan ambos casos, testimonió el del 3 de abril de 1707: “Un objeto llameante estuvo en exposición en el cielo de Londres durante una hora, al anochecer. Se elevaba y descendía perpendicularmente al horizonte, emitiendo destellos rojizos”. De la colección Wick iana, Zentralbibliotek, Zurich, tenemos dos hojas volantes con ilustraciones por demás sugestivas y se complementan con las respectivas narraciones. La de Nüremberg, del 14-4-1561, contiene la noticia de una “visión muy aterradora, durante la caída del Sol”. Se trataba de “esferas de color rojo sangre, azuladas y negras, o discos en forma de anillos, aproximadamente en grupos de tres Además, se observaron “dos grandes tubos”. En la de Basilea, redactada por Samuel Coccius el 7 de agosto de 1566, se narra algo similar: las esferas se movían con gran rapidez y se encontraban unas a otras. Como si combatieran; algunas se hicieron rojas e ígneas y luego se consumieron y extinguieron”. En su Crónica, Jean Froissart nos da noticias de que durante 1290, desde la Abadía de Bayland, en Yorkshire (Inglaterra), fue avistada por los monjes una máquina “brillante y achatada” que evolucionó durante una hora sobre las torres del monasterio, para luego desaparecer vertiginosamente hacia el Oriente. Seguimos remontándonos en el tiempo con este ramillete de antecedentes históricos para dar idea de la antigüedad de los “no identificados” y nos encontramos con que ya por el año 583 Gregorio de Tours hablaba de fenómenos muy semejantes a los que han conmovido a gran parte de la población mundial de nuestros días. Séneca, el preceptor de Nerón, narra en uno de sus libros: “Vimos en el cielo, tanto de
día como de noche, fuegos extraños, imposibles de confundir con estrellas, y mucho menos con partículas de cuerpos celestes. Nuestra época los ha visto más de una vez, en pleno día, atravesar el cielo en distintas direcciones”. También los nombra Plinio el Antiguo (23-79 d. de C.): “Un escudo luminoso cruzó el cielo de Este a Oeste al caer el Sol, lanzando chispas” y Marco Tulio Cicerón: “El cielo pareció abrirse y surgieron globos”. ¿Qué decir de la visión del profeta Ezequiel? Baste con transcribir la parte fundamental de lo que dejó escrito hacia el 593 a. de C., que por cierto es importante: “Una gruesa nube apareció en el cielo, rodeada de una luz, y una especie de remolino, en el centro de la cual se distinguía un resplandor metálico... Volví a mirar y en el suelo ví un disco o rueda y cerca de él un ser vivo, y había cuatro seres vivientes y cuatro discos ”. Un papiro egipcio, descifrado por el profesor Boris de Rachfiltz, dice: “En el año 22, tercer mes de invierno a las seis horas del día, los escribas de la Casa de la Vida advirtieron un círculo de fuego que descendía del cielo. Después de unos días de acontecidas aquellas cosas, fueron más numerosos. Estaban brillando en el cielo más que el Sol; el ejército del Rey los miraba y el Rey se hallaba en medio de ellos”. Tal aconteció entre 1450 y 1504 antes de nuestra era, durante el reinado de Tutmosis III. El documento se halla en el museo del Vaticano. Acotemos finalmente, pasando ahora a la India, que también mucho antes de nuestra era y en una colección de crónicas en Sánscrito, el Samarangana, se consagran doscientas cincuenta estancias a los Vimanas, astronaves con forma oval que semejaban nubes azuladas o globos luminosos, las que podían viajar perpetuamente alrededor de la Tierra, sin agotarse. Eran impulsadas por una “vibración que emanaba de una fuerza tan invisible como la voluntad”, emitían “sonidos dulces y melodiosos”, irradiaban un “brillo como de fuego” y su trayectoria parecía una “larga ondulación que los acercaba o los alejaba”. Eugenio Danyans de la Cinna se refiere en una de sus obras (Platillos Volantes en la Antigüedad) a los “vehículos de los dioses”, expresando que en esos tiempos antiguos existía la costumbre de hacer una distinción escrupulosa entre todos los mitos, llamados Daiva, y los hechos reales, llamados Manusa. Lo relativo a los Vimanas aparece invariablemente en los textos calificados Manusa. ILUSIONES ÓPTICAS, ALUCINACIONES COLECTIVAS En numerosas oportunidades, nos relata una autoridad como Edward J. Ruppelt -ex jefe de la comisión investigadora de los Estados Unidos encargada de la encuesta relativa a los OVNI- fueron vistos platos voladores en forma simultánea desde tierra y aire, al tiempo que eran detectados por los radares. En el período 23-5 al 16-8-52, de diez y nueve ecos captados desde el aeropuerto de la ciu dad de Washington, sólo tres no tuvieron confirmación visual simultánea. Si pretende argüirse que la detección por radar se debe a señales producidas por inversión de temperatura, efecto perfectamente diferenciado por radaristas con experiencia, debe tener se presente que “la velocidad atribuida al objeto ficticio resultante de tales ecos no puede ser en ningún caso supe rior al doble de la velocidad del viento a la altura de la inversión”. Conviene entonces dar tres ejemplos de velocidad: el 14-7-62, cerca de Norfolk, la tripulación de un DC-4 de la Pan American detectó seis OVNI a 19.200 km p/h. Posteriormente, dos reguladores de la torre de control de Terre Haute, en Indiana, calcularon la velocidad de un platillo en 67.000 km p/h. El 14-12~4, el objeto que evolucionó en torno al satélite Eco II (visto desde San Miguel, Buenos Aires), lo hizo nada menos que a 112.000 km p/h. Las apariciones se han denunciado en todas las zonas del globo terráqueo, muchas de
ellas sin medios de comunicación masiva, es decir, no influenciadas por supuestas psicosis. ¿Cómo habrían de engañarse las mentes de tantas personas a través de estos largos años? Además, muchas veces los platos voladores han aterrizado, dejando en tierra un círculo negruzco, piedras removidas, agujeros, vegetales calcinados, y hasta restos que fueron analizados. El descubrimiento de la “ortogenia” es otra razón fundamental, pues las alucinaciones no se propagan en línea recta. FENÓMENO NATURAL DESCONOCIDO El mundialmente famoso científico chileno Gabrie l Alvial Cáceres, que con su equipo de trabajo observó y fotografió desde el laboratorio que el Centro de Investigaciones de Radiación Cósmica posee en plena cordillera de Los Andes (4.300 m de altura), afirmó en mayo de 1968: “Si en una fotografía aparece un punto luminoso, puede ser una mancha, pero en su examen al microscopio no hay error de interpretación; el aparato desconocido es monocromático, lo que revela su existencia física. Los OVNI son objetos reales, concretos, verídicos Cuando la URSS vivió una de las oleadas de OVNI y los funcionarios comunistas entendieron que el fenómeno estaba derivando a un renacimiento religioso, fue enviado un verdadero ejército de científicos a zonas como Kazaktán, para tratar de explicar aquello como fenómeno natural. Al llegar desde otros países noticias de más apariciones, el gobierno comisionó a miembros de la Academia de Ciencias para que se informaran personalmente. Así, el doctor Mitrovan Zverev, de Pulkovo, llegó a Chile. Luego de escuchar a los profesores Claudio Angita (director del observatorio astronómico de la Universidad local) y a Alvial Cáceres, analizar las fotografías, y aparentemente presenciar alguna aparición, no pudo menos que declarar: “Algo inexplicable para nuestros conocimientos ronda la Tierra, sin duda alguna. Tenemos pruebas científicas de que objetos extraños están visitando nuestro planeta”.
Algunas opiniones importantes Muchas son las eminentes personalidades que se pronunciaron públicamente por el origen extraterreno de los platos voladores. Mencionaremos, entre otras, las siguientes: Gral. L. M. Chassin (francés, comandante supremo de la NATO); Lord Dowding (mariscal del aire británico, jefe de la RAF); Herman Oberth, Walter Riedel y Otto Waltz (sabios alemanes especializados en astroná utica); Carl G. Jung (psiqufatra suizo); Douglas Mac Arthur (comandante de los ejércitos de EE.UU.); Delmer 5. Fahrney (norteamericano, jefe de cohetes teledirigidos); Alexandro Ananof (ruso, premio internacional de astronáutica); William P. Lear (inventor estadounidense, presidente de Lear Incorporated); Tsuneo Sakek (japonés, director del observatorio astronómico de Tokio); Dr. Zoushain (ruso, de la Academia de Ciencias de Moscú); Clyde Tombaugh (norteamericano, descubridor del planeta Plutón); Federico Armenter (presidente de la Sociedad Astronómica de España); G. Duncan Fletcher (vicepresidente de la Asociación Astronómica de Kenya, África Oriental); Harold Percy Wilkins (director de la Sociedad Británica de Astronomía). Por su parte, el Dr. Heinrich Faust (alemán, director de investigaciones del observatorio meteorológico de Frankfurt), ratificando lo adelantado por las publicaciones Aviation Week (americana) y Neue s Europa , afirmó en 1957: “Existen alrededor de la Tierra otros satélites que no proceden de ella. Nuestro planeta está siendo asiduamente visitado por seres que vienen de ignotas profundidades del cosmos”. Otros astrónomos se han referido,
asimismo, a la existencia de tales satélites, entre ellos el escocés Duncan Lunan, hacia 1973. Hemos visto que entre las personalidades mencionadas figuran varios astrónomos. Es conveniente destacar lo difícil que para uno de estos científicos resulta descubrir un OVNI, pues desde el interior de una cúpula solamente puede captarse una franja estrecha del firmamento, constituyendo una enorme casualidad que por el círculo del lente enfocado a un lejano punto del cosmos, se desplace justamente un plato volador, de enorme tamaño. No obstante este inconveniente, un sondeo realizado en los Estados Unidos hacia los años 195253 por la comisión investigadora del Centro de Inteligencia Técnica del Aire (ATIC), había fijado un porcentaje de testigos oculares que llegaba al 11 %. En el año 1971, la revista Investigación Industrial, de aquel país, efectuó una encuesta entre 2.700 ingenieros y científicos profesionales. El 54 % de ellos manifestó creer que los OVNI “definitiva o probablemente” existen.
¿Hay vida en el espacio? En diciembre de 1950 y en setiembre de 1969 cayeron sendos meteoritos en Kentucky (EE.UU.) y Murchison (Australia>. Analizados por científicos de la Administración Nacional de Aeronáutica y Espacio (NASA), se comprobó que ambos presentaban exactamente los mismos diez y ocho aminoácidos y dos estructuras químicas llamadas pirimidinas, similares a las que constituyen dos de las cuatro estructuras de la, cadena ácido desoxirribonucleico (ADN), mediante la cual las células vivas duplican su propia estructura. (Este tipo de datos ha sido recogido de los cables que agencias informativas internacionales difundieron por el mundo a través de los distintos medios de comunicación. ) Ello ofreció la primera prueba concluyente de una evolución química extraterrestre. Los meteoritos habrían procedido de nuestro sistema solar, “entre Marte y Júpiter”. Experimentos rea lizados en un laboratorio, simulando la atmósfera de Júpiter, han sugerido al Dr. Cyril Ponnamperuma (Jefe del departamento de Evaluación Química de la División Biológica del Centro de Investigaciones), que los precursores químicos de la vida animal pueden haberse originado en tal planeta. Por su parte, los sabios Gerard P. Kuiper, F. Low y Robert Wilder, sostienen la teoría de que Júpiter -el mayor planeta de nuestro sistema solar, situado entre Marte y Saturno- es en realidad una estrella pequeña, pues irradia dos veces y media más energía que la que recibe del Sol. De sus cuatro satélites mayores, Ganímedes, en cuya superficie podrían alojarse la totalidad de los continentes terrestres, es. de quien se sospecha con fundamento pueda albergar vida evolucionada. La distancia que lo separa de “su” sol sobrepasa en tres veces la existente entre la Luna y la Tierra. La relativa proximidad no calcinaría a Ganímedes, pues Júpiter sólo sería un planeta dotado “todavía” de alguna fuerza solar. Las fotografías que de sde allí envió la sonda espacial Pionero XI -que no por nada llevaba a bordo la figura de un ser humano hombre-mujer y un mensaje matemáticamente codificado destinado a cualquier clase de vida inteligente-mostraron, en diciembre de 1974, un constante color naranja, el que, tal como lo afirma Tom Gehrels, científico de la Universidad de Arizona encargado del aparato que efectuó las tomas, “coincide con la teoría de la evolución de la vida”. Tres meses más tarde, los doctores Harold Larson y Uwe Fink, utilizando un telescopio de tres metros montado en, un avión reactor de la Administración para la Aeronavegación y el Espacio (NASA),. informaron sobre un descubrimiento que aumenta las posibilidades de que en aquellos lares haya. seres vivos: se trata de la exis tencia de oxígeno en forma de vapor de agua en la atmósfera, causante, al pl’recer, de la coloracion de sus nubes. Más allá de nuestro sistema planetario, pero dentro de nuestra galaxia, fue percibida por primera vez desde el observatorio de Meudon (Franc ia)- la presencia de moléculas OH,
identificadas por su peculiar comportamiento ante las ondas de radio. Algunas de las moléculas que se han descubierto dentro de la Vía Láctea, por la radioastronomía, son los antecedentes de los aminoácidos, cuerpos funda mentales para la célula viva. En julio de 1971, la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos conmovió a los ámbitos científicos anunciando el descubrimiento de una molécula química fuera de la nebulosa en que se halla la Tierra: el hidróxilo UOH, de l cual están compuestos muchos productos sobre cuya base se constituyen seres vivientes. El hallazgo comporta una confirmación de que las leyes de la naturaleza vigentes para nuestro planeta, nuestro sistema planetario y nuestra galaxia, se extienden a todos los ámbitos del Universo F. Valverde Torne ha escrito en La vida en otros mundos que el ser vivo es una consecuencia del medio ambiente. Si admitimos que la vida surgirá en cualquier mundo siempre que se produzcan las condiciones necesarias, ello no sig nifica que debamos exigir siempre análogas circunstancias, tomando a la Tierra como modelo o prototipo de astro vivo. En nuestro mismo planeta, las especies de seres vivientes son asombrosamente variadas. Todas ellas dependen de la presencia de oxígeno libre, pero aun así, bajo circunstancias especiales, pueden existir sin éste. Tales seres sustituyen la combustión para la producción de energía mediante el proceso de fermentación. Y si esto ocurre en un mundo donde el oxígeno, junto con el carbono, parece esencial para producir y mantener la vida ¿qué hemos de suponer de las posibilidades de su presencia en otros planetas, cuyas atmósferas contienen amoníaco y metano? El papel de disolvente que en la bioquímica terrestre tiene el agua, podría ser desempeñado por el amoníaco líquido en otros mundos, pues se asemeja a aquella en muchos aspectos; por ejemplo en su viscosidad, que le permitiría correr bien por el interior de los vasos capilares. En cuanto a la presión y gravedad, recordemos que en la Tierra vive n seres en las profundidades abismales, cuyas tremendas presiones han sido niveladas por la naturaleza interior de sus cuerpos. Así, y ya que en nuestro propio planeta las especies deben adaptarse al medio ambiente, en otros mundos con atmósfera, presión y gravedad parcial o totalmente distintos, la conformación interior y exterior de los probables seres vivientes que los habitasen sería, en mayor o menor grado, distinta de la nuestra. Ello explicaría la diversidad de tipos de “humanoide ” denunciada por los testigos. Hay, además, otra posibilidad. Los cuerpos que constituyen la materia están formados por partículas elementales y siendo las de mayor importancia los protones (positivos), los electrones (negativos) y los neutrones (de carga neutra). Experimenta ndo con aceleradores de partículas, se descubrió un átomo con los valores invertidos; suponiéndose sobre esta base que todos los otros elementos podrían tener los suyos y formar así la antimateria, contrapartida de la que existe en nuestro Universo. Estados Unidos obtuvo antinúcleos de hidrógenoantideutrón, mientras que en la Unión Soviética se registró el núcleo del antihelio-3. Ha dicho el físico Félix Cernuschi, profesor de la Universidad de Buenos Aires: “La antimateria es tan material como la materia y obedece a las mismas leyes, sólo que presenta propiedades simétricas. En el Universo pueden haberse dado ambas a la vez, quedando triunfante en algunas regiones la materia y en otras la antimateria. Es posible, pues, postular galaxias de antimateria, con soles, planetas, seres vivientes y hasta inteligencias iguales o superiores a la nuestra”. Desde el punto de vista teológico, comenta el jesuita Benito 5. Reyna, astrónomo y profesor universitario: “Si en otros sitios se dieron condiciones semejantes a la s nuestras, ¿por qué el Señor no pudo poner allí también un ser inteligente? Dios hizo los astros para la manifestación de su gloria. ¿Y quién manifiesta esa gloria si no hay seres intelectuales? Si fuéramos las únicas criaturas racionales del Universo no tendría finalidad el cosmos y esto hablaría en ‘contra de la sabiduría infinita del Hacedor”.
El R. P. Francis J. Connel, decano de la Escuela de Teología Sagrada de la Universidad Católica, en Washington, ha expresado que “Los principios de la doctrina católica son enteramente conciliables con las posibilidades más extraordinarias de vida racional sobre otros planetas ”. El filósofo cristiano Philipp Dessauer, de nacionalidad germana, coloca el problema en un plano más inmediato: “El deber del hombre es recibir cristianamente a los ‘planétidas ’. Podemos dejar la cuestión de sus relaciones con Dios y la creación para cuando logren hacerse comprender con nosotros ”.
Objeciones
LA CARENCIA DE ACCIDENTES A veces los OVNI sueltan singulares “hilos de plata” que forman una especie de telaraña: el 9-1048 cayeron sobre San Francisco (EE.UU.); el 17 y 27-10-52 en Oloron y Gaillac (Francia); el 15-~53 en Ongaonga (Nueva Zelandia); el 21-2-55 sobre Horseheads (EE.UU.); el 28~-56 en Melbourne (Australia), etc. Permanecieron suspendidos de los árboles, cables telefónicos y techos, pero volatilizáronse (a exce pción del caso florentino del 28-10-54) antes de que pudieran ser analizados. De este tipo fue el ‘”tul de novia” que descendió sobre la laguna de Chascomús (Argentina), el 18-9-68. Suponemos que a lo sumo se trató de percances menores que superaron las fantásticas aeronaves. Los episodios de accidentes reales. son en verdad muy escasos, aunque hayan llegado a denunciarse caídas, incluso con cadáveres de humanoides en el interior de las máquinas. Tal los sucesos informados por el profesor Silas Newton de la Universidad de Denver, Colorado, en 1948; por el doctor Hans Larsen Loberg, premio de Física de Hungría (Isla de Heligoland1956) y el descenso de Pittsburgh, sil enciado por las Fuerzas Armadas estadounidenses en diciembre de 1965. El Sr. Fabio Zerpa, director de la Organización Nacional de Investigación de Fenómenos Espaciales, trajo desde Venezuela la fotografía del esqueleto de un humanoide que encuadra en los “Enanos de 1,10 m tipo Johannis”. Ateniéndonos a lo declarado por Zerpa a la revista Así (Nº 879), los restos fueron hallados a orillas del río Orinoco junto a los fragmentos de, un platillo que explotara hacia 1970. En otro estallido (Ubatuba, Brasil, 9-57) los trozos de nave contenían un ma gnesio de densidad similar al del patrón internacional, pero de pureza mayor. Al respecto, es oportuno destacar la teoría del teniente aviador de la Fuerza Aérea Francesa, Jean Plantier, quien en su obra La propulsíon des Soucoupes Volantes expresa que al utilizar la energía cósmica, los OVNI crean un campo local de fuerza variable y orientable, o sea su propio campo magnético. Esto explicaría prácticamente todo: el desplazamiento silencioso, la variación de su luminosidad, las maniobras’ bruscas y grandes velocidades sin afectar a los tripulantes, y la falta de roce con la atmósfera. El aire que rodea al OVNI, arrebatado del campo de fuerza, no rozaría a éste, sino que lo seguiría en su trayectoria. Plantier manifiesta: “Aparte de la posibilidad de efectuar aceleraciones ilimitadas, el piloto puede realizar la más perfecta frenada, invirtiendo el sentido de la fuerza. Un simple montaje del tipo radar puede dirigir automáticamente esas paradas, en caso de que existieran obs táculos. Por ello es normal el hecho de que no sean encontrados aparatos estrellados contra el suelo. Pero, ¿no puede existir la probabilidad de que se produzca una avería en el sistema? Es probable que el genio constructor las haya podido eliminar al máximo, razón por la cual es raro que las mismas se produzcan. Aparte de eso, a baja velocidad, le será siempre posible a otro aparato socorrer al compañero en apuros en su campo dé acción antes de producirse la
avería total, y volver a la base. Ello explicaría la frecuencia de los vuelos en grupos, por simple medida de seguridad, sobre todo en los “discos dobles”, observados por algunos testigos. Pero, ¿qué pasará a gran velocidad? En este caso, la situación es también sencilla, aunque sea menos feliz para nue stros visitantes; La avería ocasionaría, evidentemente, la desaparición del grueso bolsón que protege al aparato. Se producirían entonces una serie de detonaciones violentas, al chocar el disco contra el aire inmóvil, con toda su energía cinética, y despué s la volatilización térmica final”. EE.UU. Y RUSIA “ABANDONAN” SU ESTUDIO Sin duda alguna, el control del fenómeno OVNI daría a la potencia que lo lograse una superioridad militar aplastante. Por tal motivo, los servicios de informaciones de todos los países ocultan o desvirtúan los incidentes, y los analizan secretamente. El denominado Informe Condon tuvo como premeditado objetivo disminuir el interés de los científicos y convencer al pueblo de su inexistencia La Fuerza Aérea norteamericana exigió continuar controlando el asunto y dirigirlo por intermedio de la CIA. Con el o~eto de dar una imagen falsa, deliberadamente los casos nunca fueron estudiados con seriedad. En octubre de 1973, Stando Friedman, joven físico nuclear y científico espacial, manifestó en Miami: “Es ridículo que a una persona que puede ser un perfecto testigo de confianza en una corte, repentinamente se le pierda esa confianza y se la ridiculice cuando confiesa haber visto un plato volador. Creo que es hora de que reunamos a los cerebros de más categoría de este país, que gastemos un poco de dinero y que comencemos un estudio de verdad, profundo y científico, para probar la existencia de los OVNI como vehículos extraterrestres, y obtener información del desarrollo de sus avanzados siste mas de propulsión para ponerlos en práctica en éste planeta ”. Unos meses después de que se diera a conocer, en 1968, el informe Condon, la Academia de Ciencias de Moscú, a instancias del gobierno, luego de proclamar la inexistencia de los OVNI señalaba: “La propaganda realizada en la URSS sobre estos pretendidos platillos volantes tendía a provocar sensaciones de carácter anticientífico”. Cabe preguntarse: ¿Acaso detrás de la Cortina de Hierro es posible realizar algún tipo de propaganda que no sea en favor de los planes gubernamentales? Fuera de Rusia mal podía efectuaría el tradicional oponente, Estados Unidos, que acababa de intentar el sepelio de los “UFOs”, como allá les denominan. Debe colegirse, pues, que aquellas ,”sensaciones” fueron causadas por auténticas observaciones dentro del extenso territorio soviético. Y acá otra pregunta: ¿hay acaso algo más anticientífico -para la ciencia terrestre, c laro- que las insólitas maniobras de los platos voladores? Los miembros de la Fuerza Aérea Norteamericana, Albert Chop y Edward J. Ruppelt, el coronel C. W. Odeil (del Servicio de Inteligencia), así como los científicos J. Allen Hynek y James Mc. Donald asegurron, luego de estudiar toda la evidencia existente en U.S.A., que hay una sola hipótesis posible: la pr ocedencia extraterrestre. Esta certeza es compartida por los más importantes organismos no oficiales que dedicados al análisis de los OVNI se hallan diseminados por el mundo, los que intercambian entre sí copiosa información. Además, si bien la Comisión Condon aconsejó no continuar con el estudio de los No Identificados “por no justificarlo ya ningún interés ni científico ni militar ”, la mayoría de los sabios, liberales, triunfó sobre la minoría conservadora exigiendo que siga investigándose el justamente llamado Misterio del Siglo. El semanario The National Tattler en su edición del 25-S-74~ dio a conocer la decisión del Ministerio de Defensa de los Estados Unidos en el sentido de preparar al público y anunciar, progresiva y oficialmente, que los discos voladores no sólo existen sino que
provienen del espacio exterior. Y tal noticia, que no fue objeto en lo inmediato de confirmación o negación, repercutió en el mundo. Así, en Brasil, los círculos que desde hace mucho tiempo venían sosteniendo la realidad de los platillos, no ocultaron su euforia. El profesor José Evangelista Zerrata aprovechó para aconsejar .la conducta a seguir ante la eventual presencia de un OVNI: “No se aproximen, no corran ni griten, asuman actitud de cordialidad”, dijo. Por su parte, el padre Jorge O’Grady de Paiva, autor del libro Astronomía y Astronáutica (1969), expresó que ello constituye una razón de alegría “para todos quienes éramos motivo de descrédito y aun de ridiculizaciones”. En septiembre de 1971, como consecuencia del simposio soviético-estadounidense realizado en Armenia con la participación de “los mayores expertos ”, para estudiar la posibilidad de que haya civilizaciones extraterrestres y comunicarse con ellas, se llegó a la conclu sión de que “existen los marcianos”. (Dic ha afirmación no se refiere a la presencia de seres inteligentes en el planeta Marte, sino, de una manera general, fuera de la Tierra) Dicho epílogo no puede extrañar, teniendo en cuenta los satélites artificia les terrestres misteriosamente desviados de su ruta, las extrañas observaciones efectuadas por los astronautas, y señales inidentificadas que, procedentes del espacio, captan con asiduidad los radiotelescopios.
EL PROBLEMA DE LA DISTANCIA El sistema solar al que pertenecemos se halla ubicado cerca de uno de los bordes de la Vía Láctea, según Shapley a 32.000 años luz de su centro. El Sol es una estrella como tantas, de la clase espectral G; relativamente numerosa. Todas ln~ estrellas de rotación lenta, como él, pueden tener planetas cuya evolución lleve al desarrollo de la vida. Suponiendo que solamente una estrella en un millón los tuviese, habría cien mil soles con planetas y seres vivientes en la Vía Láctea. La galaxia más próxima, Magallanes, se halla ubicada nada menos que a 170.000 años luz, por lo que el hombre apunta sus radiotelescopios hacia las estrellas más cercanas de su propia nebulosa: Alfa Centauri se encuentra a 4,29 años luz de la Tierra; Barnard (al que recientemente se le han descubierto un par de planetas), a 6 años luz; Wolf 359 a unos 8 años; Sirio, a 9,11 años; Alfa Canis Minoris, a 10,22 años; Tau, Epsilon, Kruger 60, Cygni, Ophiuchi y otras, entre 11 y 12 años luz. En el supuesto de que el ser humano pudiera fabricar aeronaves que igualaran la velocidad de la luz (300.000 km p/segundo), tardaríamos varios años en efectuar un viaje de ida y vuelta a aluno de los sitios antes nombrados. Alberto Einstein, tal vez el mayor cerebro moderno, en su teoría de la. Relatividad incluye el “factor de dilatación del tiempo”, por el que éste pasaría con mayor lentitud para un objeto en proporción directa a su velocidad en relación con otro objeto. Dicha afectación del tiempo por el movimiento ha quedado experimentalmente demostrada mediante observaciones practicadas a los mesones “my”, que pasan a través de la atmósfera que rodea la Tierra, y posteriormente con el desarrollo de los relojes atómicos y de la aviación de propulsión por chorro, aunque en este caso con un margen reducido, pues la diferencia es apreciable, sólo a partir de velocidades próximas a la luz. Y aunque para Einstein el límite de rapidez haya sido la velocidad lumínica, otro sabio, Blamey Stevens, en su teoría de la Identidad se postula en favor de velocidades aún mayores. La civilización terrestre tiene sólo 10.000 años de antigüedad, un “segundo dentro del infinito del tiempo”, dice Frederiek Ordway. Otras razas, más antiguas tal vez en millones de años, que hayan estirado el promedio de vida a límites insospechados, pueden asimismo haber creado plataformas en cadena a través del espacio, aleaciones de metales capaces de resistir vertiginosos viajes por el cosmos, fuentes de propulsión para nosotros desconocidas, e incluso
(¿por qué no?) vencer el desdoblamiento “pasado-futuro”, unificando el tiempo. Carl Sagan, del Centro de Investigaciones Radiofísicas y Espaciales de la Universidad de Corne ll, afirma: “El descubrimiento de nuevas leyes físicas por civilizaciones extraterrestres muy superiores a la de nuestro planeta, es perfectamente factible”. El científico argentino Dr. José Alvarez López, en una conferencia pronunciada en el Instituto de Estudios Avanzados de Física, formuló en agosto de 1972 un sensacional anuncio, que implicaría la revisión de la física actual, al desarrollarse un sistema que discrepa con la tercera le y de Newton. Dijo que el hombre siempre buscó un método de propulsión espacial distinto al actualmente en uso, pero que no había invertido un solo peso en estudiar esas posibilidades, por “avaricia científica” fundamentada en la barrera que representa aque lla famosa ley. Trabajos realizados en Córdoba, llevados a la práctica posibilitarían la realización de vuelos espaciales sin emplear la cohetería, con el aporte de la denominada Fuerza de Lorentz y de la mecánica relativista de Einstein. Ello modificaría las bases enteras de la Física y la mecánica práctica, obligando a un examen completo de todos los principios aceptados, lo que podría arrojar resultados “imprevisibles por el momento”. Daríase así por tierra no sólo con la opinión de aquellos científicos que califican de imposibilidad física la existencia de los platos voladores como naves venidas del espacio exterior, sino que explicaríase que ellas puedan recorrer enormes distancias en un tiempo increíblemente corto. El 21 de julio de 1975, un equipo de físicos compuesto por, Edward Shirk, P. Buford Price, W. Zack Osborne y Lawrence 5. Pinsky (universidades de California y Houston), al examinar un detector de rayos cósmicos que había pendido durante dos días de un globo a 40.000 metros de altura, encontró una serie de agujeros grandes, cónicos e idénticos: el aparato había sido golpeado por “algo” que se dirigía hacia la Tierra a la velocidad de la luz. Por el rastro dejado en las hojas de plástico de registro y de la capa de película y emulsión fotográfic as, concluyeron los científicos haber descubierto una partícula magnética de un solo polo, después de cuarenta y cuatro años de estudios. Así como los electrones y protones conducen cargas eléctricas, los monopolos magnéticos significarían que otras partíc ulas subatómicas conducen unidades básicas de carga magnética, aun cuando algunas tengan únicamente polo norte y otras sólo polo sur. El magnetismo sería, pues, colocado en un mismo plano que la electricidad. “El gran objetivo es ahora capturar un monopolo y traerlo de vuelta en forma activa ”, dijo Price; ello revolucionaría las teorías físicas por sus implicancias prácticas en. la producción de energía. ¿Nos estaremos acercando a la verdadera tecnología espacial? INEXISTENCIA DE CONTACTOS OFICIALES Así como nosotros no tratamos de mantener relaciones con integrantes de tribus salvajes, los entes que según la teoría extraterrestre vigilan nuestros movimientos desde sus navíos espaciales, al advertir que guerras fratricidas nos desgarran de continuo, ejercerían un control para verificar si nuestra actitud bélica puede llegar a afectarlos. Y acaso al comprobar también -para colmo de males-~ que ella se origina en mezquinos intereses económicos, no querrían contaminarse... Únicamente intervendrían ante un caso extremo. Es que el hecho de que practiquemos con bombas atómicas debe causarles la misma impresión que podría producimos el advertir a un niño con una ametralladora entre sus manos. Por el contrario, una divertida curiosidad los llevaría a seguir de cerca nuestro intento de despegue sobre la corteza terrestre. Integrantes de razas más inteligentes o antiguas y evolucionadas se negarían a intervenir, por aquello de que el comedido siempre sale mal. Es que la crónica diaria nos da a entender por las claras que para alcanzar la plenitud moral deberemos soportar todavía una larga y penosa cadena de calamidades; y si alguien, en
nombre de una moral cuyas condiciones no existen sobre la Tierra, interrumpiera bruscamente nuestra penosa lucha, podría provocar un e fecto contrario al deseado, es decir, el caos total. Si “Ellos” pertenecieran a distintas razas, mundos o sistemas solares, bien podrían haber llegado a concertar un tratado espacial tipo USA -URSS, sólo que en este caso se referiría a la no intervención en los planetas subdesarrollados, como el nuestro. En otro orden de cosas, comprobamos a menudo cómo en ciertos sectores del globo una simple desigualdad en color de piel, raza, lenguaje o religión, hace que no reconozcamos a nuestros hermanos como tales. De igual manera, una gran diferencia de traza, constitución e intelecto alejaría a los humanoides, al no despertarles simpatía ni el deseo de un contacto amigable. Nada sabemos acerca de sus concepciones de vida, moral que los rige y lógica de sus razonamientos. ¿Se trata de seres angelicales o son monstruos regidos por una fría mente científica carente de sentimientos? Según investigaciones practicadas hacia 1961 en el ga binete de parasicología de la Duke University (EE.UU.), nada se opone a que puedan existir captaciones telepáticas entre eventuales tripulantes de un Plato Volador y un sensitivo ubicado en la Tierra, mediante imágenes e ideas surgidas en forma directa de mente a mente, prescindiendo del lenguaje. Partiendo de esta base, bien pueden haberse establecido contactos con nuestros gobernantes. (La conspiración del silencio en que éstos se hallan empeñados sería un recurso para evitar el pánico o el desaliento entre la población.) Organismos privados han llegado a captar, a partir de 1972 y de acuerdo con ciertas publicaciones, conversaciones entre humanoides, e incluso sus emisiones musicales. Hay quienes piensan que al menos por una cuestión de ética, lo correcto sería que después de tanto jugar a las escondidas los OVNI se presentaran a cara descubierta, y sus tripulantes deliberasen oficial y públicamente con las autoridades de nuestros países. Pero no podemos evitar que procedan como seres de otros planetas, con su lógica e inteligencia espaciales, que Dios mediante algún día llegaremos cabalmente a interpretar. ¿O es que pese a su gran adelanto científico, y a desearlo, NO PUEDEN establecer un verdadero contacto, de la misma forma en que a nosotros nos está vedado dialogar con seres de diferente escala zoológica?
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Notas sobre el scaneo El libro fue digitalizado en un scanner Hewlett Packard, el miércoles 26 de noviembre de 2003 a la hora de la siesta. Se utilizó para el OCR el programa Text Bridge de Xerox. La corrección del texto finalizó el viernes 5 de diciembre de 2003, una mañana soleada y ventosa. Demoró más de una semana por el estado general del libro (regular, un poco amarillento) y la tipografía utilizada. Ambos factores contribuyeron a “confundir” el programa y que aparecieran muchos errores. Algunas páginas debieron ser reescritas. Por comodidad para el manejo del texto puse las notas al pie de página entre paréntesis y al lado del texto que las “llamaba”. Eliminé, por supuesto, los número de nota. Las ilustraciones interiores son en blanco y negro con pésima reproducción. Sólo consideré que valían la pena dos de ellas, que inserté en las versiones DOC y PDF y adjunté aparte en la HTML. Al final agregué un índice generado por Word, con la ventaja de tener hipervínculos a cada tema. Espero que disfruten este libro como yo lo hice. Es muy difícil de conseguir en versión papel. Quise contribuir a su difusión. Pido disculpas de antemano por cada centavo que el autor pierda gracias a mí. Justo es destacar que la responsable de la Biblioteca Pública de la que obtuve el texto, estuvo de acuerdo con el proces o. Ahora, en ese lugar tienen esta versión además de la tradicional, y me parece bárbaro. Saludos. Misquamakus (City Bell, Buenos Aires, Argentina. Viernes 5.12.2003) [email protected]
ÍNDICE
INTRODUCCION
CAPÍTULO 1: EXTRAÑOS SUCESOS Resistencia ante lo increíble “¡Y sin embargo se mueve!
CAPÍTULO II: EVIDENCIAS DEL FENOMENO Características fundamentales Huellas de “OVNI” Chamusquina Explosiones, desintegraciones Fotografías y películas Material para el análisis CAPÍTULO III: EFECTOS COMPROBADOS En seres humanos Animales Vegetales Los elementos Objetos diversos Vehículos a motor Aparatos sensibles Plantas energéticas
CAPÍTULO IV: ¿QUÉ SE ESCONDE EN LAS AGUAS DEL MAR? Algunos testimonios Submarinos enigmáticos Reconocimiento oficial Opiniones CAPÍTULO V: REDES ORTOTÉNICAS Teor ías sobre frecuencia y recorrido Jornada del 13 de mayo de 1962 El trazado ortoténico El “show ” del aniversario Otras incursiones masivas
CAPÍTULO VI: UN ESTUDIO SISTEMÁTICO Persecución de vehículos Registro de sitios claves Chequeo médico-espac ia l Aerotransporte Informantes misteriosos Casos de agresividad CAPÍTULO VII: IDENTIDAD DE LOS HUMANOIDES Los peludos Enanos Gigantes Símiles Robots Seres volantes
CAPÍTULO VIII: LA HIPÓTESIS EXTRATERRESTRE Descartando posibilidades ¿Hay vida en el espacio? Objeciones Bibliografía Notas sobre el scaneo del texto
Imprimatur original ESTA EDICION SE TERMINÓ DE IMPRIMIR EN LITODAR AV. JOSÉ M. MORENO 1540-50- BUENOS AIRES. EN E L MES DE MAYO DE 1976
Ficha del libro en la Biblioteca Popular Florentino Ameghino (Nº 157 - CONABIP 2585), City Bell, Buenos Aires, Argentina. HISTORIA DE LOS PLATOS VOLADORES EN LA ARGENTINA. Héctor P. Anganuzzi. 001.94 A56 15.869
Índice con hipervínculos CAPÍTULO I ...............................................................................................................................7 EXTRAÑOS SUCESOS............................................................................................................. 7 Resistencia ante lo increíble .................................................................................................... 7 ALGO SOBREVOLÓ LA ANTÁRTIDA...........................................................................7 UN SINGULAR AVIÓN .................................................................................................... 9 JEROGLÍFICOS MENDOCINOS.................................................................................... 11 EL MENSAJE DE OTRO MUNDO .................................................................................15 “¡Y SIN EMBARGO SE MUEVE!”.................................................................................16 CAPÍTULO II ............................................................................................................................ 24 EVIDENCIAS DEL FENÓMENO ...........................................................................................24 Características fundamentales ...............................................................................................24 FORMAS...........................................................................................................................24 TAMAÑOS........................................................................................................................ 24 COLOR Y LUMINOSIDAD.............................................................................................25 SONIDO ............................................................................................................................ 25 VOCES ..............................................................................................................................26 OLOR ................................................................................................................................ 26 DESPLAZAMIENTO Y MODO DE OPERAR...............................................................26 Huellas de “OVNI”................................................................................................................ 27 PLANAS............................................................................................................................ 27 MARCAS DE RUEDAS...................................................................................................27 HERRADURAS Y CÍRCULOS........................................................................................ 28 CON AGUJEROS .............................................................................................................28 RASTROS R ECTANGULARES......................................................................................29 Chamusquina .........................................................................................................................29 Explosiones, desintegraciones ...............................................................................................30 PASAJE YDETONACIÓN ...............................................................................................30 LLUVIA DE “ROCÍO”.....................................................................................................31 EXPLOSIÓN EN OTRO SITIO........................................................................................ 31 PRIMERO, EL ESTAMPIDO...........................................................................................31 EL OVNI INVISIBLE.......................................................................................................32 DESINTEGRACION SILENCIOSA ................................................................................ 32 Fotografías y películas...........................................................................................................32 DETALLES CURIOSOS ..................................................................................................33 LA PARRILLA .................................................................................................................34 EL ATERRIZAJE..............................................................................................................34 CAMINATA ESPACIAL..................................................................................................34 EN LA LUNA.................................................................................................................... 35 FILMS................................................................................................................................ 35 Material para el análisis .........................................................................................................36 RESIDUOS........................................................................................................................ 36 LASTRE ............................................................................................................................ 37 FRAGMENTOS ................................................................................................................ 38 ARTEFACTOS..................................................................................................................39 CAPÍTULO III...........................................................................................................................41 EFECTOS COMPROBADOS...................................................................................................41 En seres humanos ..................................................................................................................41 ACTITUDES .....................................................................................................................41
CRISIS NERVIOSAS .......................................................................................................42 EL DESCANSO ................................................................................................................ 42 TEMPERATURA ..............................................................................................................42 CEGUERA ........................................................................................................................ 43 DESGANO ........................................................................................................................ 43 DOLOR, DEBILIDAD ......................................................................................................44 PARÁLISIS.......................................................................................................................44 QUEMADURAS...............................................................................................................45 EFECTOS COMBINADOS..............................................................................................45 Animales ................................................................................................................................ 46 Vegetales................................................................................................................................ 47 PLANTAS, HIERBA ........................................................................................................ 47 HONGOS...........................................................................................................................48 Los elementos ........................................................................................................................ 49 AIRE (Se incluyen también niebla y vapor) ......................................................................49 TIERRA.............................................................................................................................50 FUEGO (En realidad, debiera consignarse “material combustible”, ya que no se trata del efecto sobre el fuego sino que el calor irradiado, al actuar sobre dicha materia, hace que entre en combustión.).........................................................................................................51 AGUA................................................................................................................................ 51 Objetos diversos .....................................................................................................................52 Vehículos a motor ..................................................................................................................53 Aparatos sensibles .................................................................................................................55 Plantas energéticas .................................................................................................................57 CAPÍTULO IV ..........................................................................................................................59 ¿QUÉ SE ESCONDE EN LAS AGUAS DEL MAR?..............................................................59 Algunos testimonios ..............................................................................................................59 Submarinos enigmáticos ........................................................................................................ 61 Reconocimiento oficial..........................................................................................................64 Opiniones ...............................................................................................................................65 CAPÍTULO V............................................................................................................................ 67 REDES ORTOTÉNICAS..........................................................................................................67 Teorías sobre frecuencia y recorrido .....................................................................................67 Jornada del 13 de mayo de 1962............................................................................................ 68 1) PROVINCIA DE BUENOS AIRES .................................................................................68 RUTA 35, Km 72 ..............................................................................................................69 PUNTA ALTA ..................................................................................................................69 ANCÓN .............................................................................................................................70 JUAN JOSÉ PASO ............................................................................................................ 70 LEANDRO N. ALEM.......................................................................................................70 BANDERALÓ...................................................................................................................70 MAYOR BURATOVICH .................................................................................................70 AMEGHINO......................................................................................................................70 BAHÍA BLANCA .............................................................................................................71 TRENQUE LAUQUEN Y 9 DE JULIO ...........................................................................71 2) PROVINCIA DE CÓRDOBA ..........................................................................................71 DIQUE LOS MOLINOS...................................................................................................71 ONCATIVO ......................................................................................................................71 ALTA GRACIA ................................................................................................................ 71 CIUDAD DE CÓRDOBA Y VILLA CARLOS PAZ.......................................................72
VILLA DOLORES Y RÍO CUARTO...............................................................................72 3) PROVINCIA DE LA PAMPA ..........................................................................................72 SANTA ROSA, TOAY; ATALIVA ROCA Y GRAL. PICO ..........................................72 LA ARAÑA.......................................................................................................................72 4) PROVINCIA DE MENDOZA..........................................................................................72 CIUDAD DE MENDOZA ................................................................................................ 72 RIVADAVIA, ANCHORIS, SAN RAFAEL, MALARGÜE, GODOY CRUZ, LA PAZ, EL NIHUIL Y TUNUYAN...............................................................................................72 5) PROVINCIA DE SAN JUAN...........................................................................................73 POCITO.............................................................................................................................73 CIUDAD DE SAN JUAN .................................................................................................73 6) PROVINCIA DE CATAMARCA .................................................................................... 73 CHUMBICHA...................................................................................................................73 CARRANZA .....................................................................................................................73 7) PROVINCIA DE LA RIOJA ............................................................................................ 73 LA PUERTA .....................................................................................................................73 8) REPÚBLICA DE CHILE..................................................................................................74 SANTIAGO.......................................................................................................................74 El trazado ortoténico..............................................................................................................74 El “show” del aniversario ......................................................................................................74 CAPITAL FEDERAL.......................................................................................................75 BUENOS AIRES...............................................................................................................75 SANTA FE ........................................................................................................................ 75 ENTRE RÍOS .................................................................................................................... 75 CORRIENTES...................................................................................................................76 MISIONES ........................................................................................................................ 76 CHACO .............................................................................................................................76 CÓRDOBA........................................................................................................................ 76 TUCUMÁN.......................................................................................................................77 SANTIAGO DEL ESTERO ..............................................................................................77 LA PAMPA.......................................................................................................................77 REPÚBLICA DEL PARAGUAY .....................................................................................77 ESTADOS UNIDOS DEL BRASIL .................................................................................77 Otras incursiones masivas......................................................................................................78 FINES DE ABRIL, AÑO 1966 .........................................................................................78 EL 4/5-XII-1974................................................................................................................ 80 CAPÍTULO VI ..........................................................................................................................82 UN ESTUDIO SISTEMATICO ................................................................................................ 82 Persecución de vehículos .......................................................................................................82 RODADOS........................................................................................................................ 82 AVIONES..........................................................................................................................83 SATÉLITES ......................................................................................................................84 Registro de sitios claves.........................................................................................................85 AERÓDROMOS...............................................................................................................85 FÁBRICAS........................................................................................................................ 86 ¿NOS FILMAN? ...............................................................................................................87 RECONOCIMIENTO.......................................................................................................87 Chequeo médic o-espacial ......................................................................................................89 Aerotransporte .......................................................................................................................92 BAHÍA BLANCA - SALTA .............................................................................................92
CHASCOMÚS - MÉXICO ...............................................................................................92 El T-48...............................................................................................................................93 Informantes misteriosos .........................................................................................................94 LOS SUCESOS DEL 24-5-65...........................................................................................95 OSCURANTISMO ............................................................................................................ 96 Casos de agresividad..............................................................................................................98 CAPITULO VII.......................................................................................................................102 IDENTIDAD DE LOS HUMANOIDES................................................................................. 102 Los peludos ..........................................................................................................................102 EL “YETI” TIBETANO ..................................................................................................102 RÉPLICA SALTEÑA (La provincia argentina de Salta tiene una superficie de 154.775 km2 y está situada hacia el N.O., región andina. Su sector occidental comprende parte de la Puna de Atacama, árida y salitrosa, y varios cordones de sierras con bosques subtropicales en sus laderas.)...........................................................................................104 EL CASO TORRENT..................................................................................................... 106 LOS “PILOTOS PELUDOS” DE LA OLEADA FRANCESA 1954............................. 107 Enanos ..................................................................................................................................107 DE 1,40 METROS...........................................................................................................107 1,10 METROS................................................................................................................. 108 a) Tipo Johannis...............................................................................................................108 b) Con antenas ................................................................................................................. 108 c) Hombrecitos ................................................................................................................. 108 0,80 METROS................................................................................................................. 109 Gigantes ...............................................................................................................................109 DE APARIENCIA HUMANA ........................................................................................ 109 MONSTRUOSOS............................................................................................................ 110 ¿UN TERRESTRE?......................................................................................................... 112 Robots ..................................................................................................................................112 GIGANTESC OS..............................................................................................................112 ALTOS ............................................................................................................................ 113 BAJOS............................................................................................................................. 114 Seres volantes ......................................................................................................................114 GRANDES ......................................................................................................................114 MEDIANOS.................................................................................................................... 115 PEQUEÑOS .................................................................................................................... 115 CAPÍTULO VIII......................................................................................................................117 LA HIPÓTESIS EXTRATERRESTRE ..................................................................................117 Descartando posibilidades ...................................................................................................117 PLANETAS, METEORITOS, GLOBOS, SATELITES ARTIFICIALES ..................... 117 VEHICULOS TERRESTRES ......................................................................................... 117 ILUSIONES ÓPTICAS, ALUCINACIONES COLECTIVAS.......................................121 FENÓMENO NATURAL DESCONOCIDO ................................................................. 122 Algunas opiniones importantes............................................................................................ 122 ¿Hay vida en el espacio? ......................................................................................................123 Objeciones ...........................................................................................................................125 LA CARENCIA DE ACCIDENTES ..............................................................................125 EE.UU. Y RUSIA “ABANDONAN” SU ESTUDIO..................................................... 126 EL PROBLEMA DE LA DISTANCIA ..........................................................................127 INEXISTENCIA DE CONTACTOS OFICIALES......................................................... 128 BIBLIOGRAFÍA ..................................................................................................................... 130
BOLETINES Y REVISTAS.................................................................................................... 131 ARTÍCULOS...........................................................................................................................131