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Portuguese Pages [124] Year 2014
LUCIANO LUTEREAU
Histeria y obsesión Introducción a la clínica de las neurosis
Lutereau, Luciano Histeria y obsesión : Introducción a la clínica de las neurosis 1 ° ed. - Buenos Aires - Letra Viva, 2014. - 128 pp. ; 20 x 13 cm. ISBN 978-950-649-548-0 1. Psicoánalisis. l. Título CDD 150.195
Imagen de tapa: Hyuro. Contacto: www.hyuro.es
© 2014, Letra Viva, Librería y Editorial Av. Coronel Díaz 1837, Buenos Aires, Arg�ntina [email protected] www.imagoagerida.com
Queda hecho el depósito qµe marca la Ley 11.723 Impreso en la Argentina - Printed
in Argentina
Coordinación editorial: Leandro Salgado
Índice
Nota del editor
. . 9
¿Qué es la neurosis?.
. · .11 .14
El síntoma neurótico . Una clínica de la pregunta La respuesta a la regla analítica .
.21
.31
¿Qué quiere el sujeto histérico?
.39
La histeria en análisis . . . . . . . Transferencia e interpretación en la dirección de la cura. . . . . . . . . . . . . . .
.45
El laberinto de la neurosis obsesiva.
. 71
. 59
. 75 Amor, deseo y goce en la obsesión . . . . Transferencia e interpretación en la neurosis obsesiva 86 Dirección de la cura y posición del analista 101 Táctica, estrategia y política del análisis . El falo como operador del deseo. El objeto a y el deseo del ai:ialista
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A Santiago Ragonesi y Rocío Svarzman.
" ... el hilo que permite establecer la fantasía como deseo del Otro. Se encuentran enton ces sus dos términos como hendidos: uno en el obsesivo en la medida en que niega el deseo del Otro al formar su fantasma acen tuando lo imposible del desvanecimiento del sujeto, el otro en el histérico en la me dida en que el deseo sólo se mantiene por la insatisfacción que aporta allí escabullén dose como objeto." Jacques Lacan (1960) Subversión del su jeto y dialéctica del deseo en el inconscien te freudiano.
Nota del editor
Luego de la publicación de Introducción a la el(nica psi
coanalítica (escrito en colaboración con Lucas Boxaca),
este volumen continúa la tarea editorial de ofrecer al lec tor textos que, de forma concisa y rigurosa, introduzcan a los más arduos problemas de la práctica del psicoanálisis. El objetivo de este libro es el tratamiento de esas dos formas de la neurosis que son la histeria y la obsesión. En el primer capítulo se expone una reflexión general
acerca del ser neurótico. En los dos capítulos siguientes se presentan los elementos capitales para el diagnóstico y el inicio del análisis. En el último capítulo se retoman consideraciones en tomo a la dirección de la cura y la posición del analista.
La virtud principal de este libro radica en que no pre
supone aquello que debe explicar. Por eso es que junto al esclarecimiento de conceptos se presentan diversos frag mentos clínicos dirigidos a transmitir la teoría -para no recaer en la especulación o el dogma-. Así, por ejemplo,
es que los dos capítulos centrales realizan una relectura de dos célebres casos freudianos_ ( el caso Dora y el Hom-
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Luciano lutereau
bre de las ratas) para demostrar el carácter paradigmáti co que les corresponde. De este modo, tiene el lector en sus manos un libro de inspiración lacaniana que se caracteriza, entonces, por su retorno a Freud. LEANDRO SALGADO
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lQué es la neurosis?
"El sentido del síntoma es lo real, lo real en tanto se pone en cruz para im pedir que las cosas anden en el sentido de dar cuenta de sí mismas de mane ra satisfactoria, satisfactoria al menos para el amo." Jacques Lacan (1974) La
tercera.
Habitualmente se sostiene que la clínica de la neu
rosis tiene forma de pregunta. Sin embargo, ¿cómo en
tender esta afirmación? De manera eventual, suele con fundirse este aspecto estructural con una circunstan cia más o menos empírica: que quien consulta se prc: �nte algo, que tenga una inquietud, quiera saber algo acerca de sí mismo, etc. No obstante, estas indicacio ries no hacen más que apelar al yo como instancia de
referencia para la orientación del tratamiento. Al res pecto, Freud propuso una advertencia que tiene valor paradigmático:
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Luciano Lutcrcau
"Tanto legos como médicos, que tienden aún a confun dir al psicoanálisis con un tratamiento sugestivo, sue len atribuir elevado valor a la expectativa con que el pa ciente enfrente el nuevo tratamiento. A menudo creen que no les dará mucho trabajo cierto paciente por tener este gran confianza en el psicoanálisis y estar plenamen te convencido de su verdad y productividad. Y en cuan to a otro, les parecerá más dificil el éxito, pues se mues tra escéptico y no quiere creer nada antes de haber visto el resultado en su persona propia. En realidad, sin em bargo, esta actitud de los paciente� tiene un valor harto escaso; su confianza o desconfianza provisionales ape nas cuentan frente a las resistencias internas qu� man tienen anclada la neurosis." 1
De este modo, 1� relativa confianza o desconfianza del paciente no es un factor de importancia para Freud, punto en el cual podríamos hablar de ui:ia actitud "imaginaria" -esto es� variable según el momento de la consulta y sus pendida de la mayor o menor empatía que pueda tener se con el analista y no de los efectos mismos del disposi tivo-. Dicho de otra manera, que quien consulta utenga ganas" de iniciar un tratamiento no es un indicador en el que el analista pueda apoyarse con firmeza, mucho me nos asumir el caso como un interrogante acerca de la po sición subjetiva en la causa del padecimiento. De hecho, la referencia freudiana continúa con un esclarecimien to suplementario que permite prever todo lo contrario: 1. Freud, S. (1913) "Sobre la iniciación del tratamiento" en Obras completas, Vol. XII, Buenos Aires, Amorrortu, 1995, pp. 127-128.
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Histeria y obsesión. Introducción a la clínica de las neurosis
" Es cierto que la actitud confiada del paciente vuelve muy agradable el primer trato con él; uno se la agrade ce, pese a lo cual se prepara para que su previa toma de partido favorable se haga pedazos a la primera dificultad que surja en el tratamiento. Al escéptico se le dice que el análisis no ha menester que se le tenga confianza, que él tiene derecho a mostrarse todo lo crítico y desconfia do que quiera [ . . . ] y que su desconfianza no es más que un síntoma entre los otros que él tiene, y no resultará perturbador_a siempre que obedezca concienzudamente a lo que le pide la regla del tratamiento. " 2 En esta última indicación hay tres cuestiones para su brayar y que cabe considerar con detalle en este primer capítulo: por un lado, si las actitudes imaginarias pue-
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den ser consideradas tan sintomáticas como los síntomas que importan en un análisis, ¿a qué llamamos síntoma
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y, en particular, cuál es la especificidad del síntoma neu
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rótico ( aquel que permitiría circunscribir un diagnóstico J. de)iroitar la especificidad de la dirección de la cura) ?; 3 por otro lado, si la pregunta como modo de relación con el Otro -que parecería, según suele decirse, algo propio de la neurosis- no se reconduce a una actitud yoica, ¿no 2. Ibid., p. 128. 3 . En este caso, por ejemplo, podría considerarse la "desconfianza" habitual con que el obsesivo se presenta al tratamiento y que � se manifiesta en variaciones del escepticismo que encubren el IJ momento de consulta, esto es, por qué requiere de un analista en � esta situación. De este modo, la desconfianza implica un modo de � relación con el Otro que atribuye a este último un rasgo que, en su