Encuentro con la narrativa dominicana contemporánea 9783964565600

Discute enfoques frecuentes en la narrativa latinoamericana actual a partir de textos de escritores dominicanos en diálo

373 93 12MB

Spanish; Castilian Pages 202 [262] Year 2006

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ÍNDICE
AGRADECIMIENTOS
GESTACIONES
INTRODUCCIÓN. EN BUSCA DE NOVELAS DOMINICANAS
PRIMER CAPÍTULO. LA HISPANIOLA EN LA BREGA CON EL PASADO
SEGUNDO CAPÍTULO. LA MEDIA ISLA EN EXPANSIÓN
TERCER CAPÍTULO. QUISQUEYA A RITMO DE BOLERO
CONCLUSIÓN. EMERGING
BIBLIOGRAFÍA
ÍNDICE DE AUTORES
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Encuentro con la narrativa dominicana contemporánea
 9783964565600

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Encuentro con la narrativa dominicana contemporánea Rita De Maeseneer

Encuentro con la narrativa dominicana contemporánea

Rita D e Maeseneer

Iberoamericana • Vervuert • 2006

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Este libro ha sido publicado gracias a la ayuda financiera de la Universidad de Amberes

Reservados todos los derechos © Iberoamericana, Madrid 2006

Amor de Dios, I - E-28014 Madrid

Tel.: +34 91 429 35 22 Fax: +34 91 429 53 97

[email protected]

www.ibero-americana.net © Vervuert, 2006

Wielandstrasse. 40 - D-60318 Frankfurt am Main Tel.:+49 69 597 46 17 Fax: 49 69 597 87 43

[email protected]

www.ibero-americana.net

ISBN 84-8489-237-9 (Iberoamericana) ISBN 3-86527-266-5 (Vervuert) Depósito Legal: M. 8.979-2006 Cubierta: Diseño y Comunicación Visual

Ilustración de cubierta: Emerging, de Enma Luna Impreso en España por Imprenta Fareso, S. A.

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ÍNDICE

AGRADECIMIENTOS

11

GESTACIONES

15

INTRODUCCIÓN. En busca de novelas dominicanas

17

PRIMER CAPÍTULO. La Hispaniola en la brega con el pasado

23

1. Viento Negro, bosque del caimán de Carlos Esteban Deive y las luchas ¡ndependentistas

23

2. El trujillato: ¡Presente!

39

3. A d u l a n d o aTrujillo

49

3.1. " P o r m e n o r e s de una s e r v i d u m b r e " de Pedro Peix

49

3.2. El Personero de Efraím Castillo

55

4. Visiones sobre El C o r t e , a never ending story 4.1. Matanza, masacre, C o r t e , Vêpres Dominicaines, O p e r a c i ó n Perejil 4.2. Freddy Prestol Castillo, El Masacre se pasa a pie

4.3.

66 66 69

4.2.1. Freddy Prestol Castillo, ¿el arrepentido?

69

4.2.2. Paisajes y meditaciones

70

de una frontera

4.2.3. El Masacre se pasa a pie

72

René F o r t u n a t o y la Matanza

80

4.3.1. El poder del Jefe l-ll-lll

80

4.3.2. La Matanza en El poder del Jefe I

83

4.4. M a r i o Vargas Llosa, La Fiesta del Chivo (capítulo X I )

86

4.5. Edwidge Danticat, The Farming ofBones

90

4.6. René Philoctète, Le peuple des terres mêlées

96

4.7. "El p o d e r del C h i v o " , "La cosecha d e huesos se pasa a pie en las tierras mezcladas" 4.8. La s o m b r a de la masacre

101 107

4.8.1. " L l a n t o d e cactus en una n o c h e i n t e r m i n a b l e " de Ligia Minaya 4.8.2. El hombre del acordeón de Marcio Veloz Maggiolo 5. Bregando c o n la historia

108 I 13 I 18

SEGUNDO CAPÍTULO. La media isla en expansión

121

I. La magia del c a m p o y la provincia frente a la capital

121

I. I. Loida Maritza Pérez, Julia Álvarez y Junot Díaz visitan el campo .... 1.2. Pedro Antonio Valdez y Angela Hernández subvierten el campo y la provincia 1.3. La Primada de América 1.3.1. Aurora Arias, ¿cronista de Santo Domingo? 1.3.2. Rita Indiana Hernández, La estrategia de Chochueca, ¿un Dominicali Psycho? 1.4. Cartografías subversivas 2. Sobre dominicanos y puertorriqueños, movimiento perpetuo 2.1. Row, row, row your boat 2.2. Los escritores puertorriqueños se lanzan a la yola 2.2.1. Ana LydiaVega,"EI día de los hechos" 2.2.2. Magali García Ramis, "Retrato del dominicano que pasó por puertorriqueño y pudo emigrar a mejor vida a Estados Unidos" 2.2.3. Lizette GratacósWys, "Yolanda (gerundio femenino)" 2.3. Los escritores dominicanos "En alta mar" (José Alcántara Almánzar) 2.4. Lo que la literatura nos enseña TERCER CAPÍTULO. Quisqueya a ritmo de bolero

121 132 141 143 148 155 157 157 160 161

165 169 172 179 189

1. La media isla suena 2. Sólo cenizas hallarás (Bolero) de Pedro Vergés, ¿puede cantar la subalterna? 3. Musiquito. Anales de un déspota y de un bolerista de Enriquillo Sánchez, One Master forAnother 4. "Vellonera de sueños" de Luis Martín Gómez, el hombre en pena .... 5. Gendering and queering boleros, ¿una canción aún por melodiarse? .... 6. Bolerízame

189

206 212 220 225

CONCLUSIÓN. Emerging

229

BIBLIOGRAFÍA

235

ÍNDICE DE AUTORES

257

194

A Néstor A José

AGRADECIMIENTOS

Después de 'parir' en 1992 una tesis doctoral sobre Carpentier que me ocupó seis años seguidos, decidí desintoxicarme del Caribe literario. Congelé mi investigación 'científica', intenté borrar a Carpentier de mi mente saliendo los fines de semana a bailar salsa y merengue en el único lugar latino' de Gante (Bélgica). Pensándolo bien, mis pasos de baile sólo constituían una pirueta diferente para ocuparme de esta área que ya no me suelta. C o m o siempre, fue mi director de tesis, Patrick Collard, quien muy sutilmente me puso entre la espada y la pared. En 1993 me comunicó que contaba con mi participación en un congreso sobre la memoria histórica. M e quedé con la mente en blanco: ya no quena hablar de nada, Carpentier me había 'exprimido' completamente. Por suerte, en un viaje de ocio a la República Dominicana no pude resistir entrar en una librería. Allí un solo libro parecía tener un éxito impresionante, por lo menos es lo que deduje al ver las pilas expuestas. Se trataba de El Masacre se pasa a pie de Freddy Prestol Castillo. Después me enteré de que era lectura obligatoria en aquel entonces en las escuelas.Y de ahí salió todo. M e adentré en el laberinto de la literatura dominicana, una aventura peligrosa y a la vez muy gratificante. A l inicio fui llevada de la mano de Basilio Belliard, quien me abrió muchas puertas. Los escritores dominicanos cuya obra estudié de manera algo más detallada me concedieron entrevistas, contestaron a mis preguntas, me facilitaron hasta su obra o textos que no encontraba en ninguna parte. Pienso particularmente en la ayuda generosa de Efraím Castillo, tan caballero. Luis Martín G ó m e z hasta me envió el C D de las canciones citadas en su cuento. Carlos Esteban Deive respondió de manera muy acertada a mi lista de preguntas. La amabilidad y la eficacia de Ligia Minaya al contestar a mis numerosas dudas me dejaron asombrada. Angela Hernández, Marcio Veloz Maggiolo y René Fortunato tuvieron el valor de aguantarme en una entrevista. Las respuestas electrónicas breves y lacónicas de Rita Indiana Hernández me quitaron el miedo de hablar de su obra. M e estimularon y comentaron mis textos José Mármol y José Alcántara Almánzar; dos intelectuales a quienes admiro sobremanera. Las conversaciones virtuales y reales con mi entrañable amiga Aurora Arias son memorables, porque delatan mi posición de belga exótica e ignorante que la acribillaba a preguntas. D e s d e Estados U n i d o s Silvio Torres-Saillant (Syracuse University) m e ayudó a suplir algunos olvidos imperdonables. H a sido una verdadera hazaña su lectura de mi manuscrito, comentado en una larga conversación telefónica

12

RITA DE MAESENEER

transatlántica. Los textos críticos de Fernando Valerio-Holguín (Colorado State University) me orientaron en mis análisis. La generosa ayuda de mi amigo antropólogo Jorge Duany (Universidad de Puerto Rico) ha sido imprescindible para lanzarme al problema de los enyolados. En Europa, donde mi aislamiento quisqueyano es grande, Frauke Gewecke (Universidad de Heidelberg), Danilo Manera (Universidad de Milán) y Miguel Mena desde Berlín me mandaron información útilísima. Frauke Gewecke tuvo la amabilidad de invitarme a un congreso en Berlín sobre la independencia de Haití en el que presenté mi análisis de la novela de Deive sobre el tema.También doy las gracias a Maryse Renaud de la Universidad de Poitiers por haberme invitado a una densa jornada dedicada a la literatura dominicana en 2003. Maarten Van Delden (Rice University) se interesó igualmente por mis elucubraciones dominicanas y su invitación a hablar sobre el particular en abril de 2005 me obligó a ir redondeando mi proyecto. La invitación a la Feria del Libro de Santo Domingo en abril de 2005 tuvo como consecuencia que pudiera ir afinando determinadas ¡deas sobre la diáspora. Lieven D'HuIst y Nadia Lie, mis colegas de la Universidad de Lovaina (Bélgica), me dieron la posibilidad de presentar mi proyecto de libro en su prestigioso coloquio sobre "Caribbean Interfaces" en mayo de 2005. Siempre me voy a acordar también de la intensa conversación en un encuentro fortuito, casi real maravilloso, con José Fernández Pequeño en Bayamo (Cuba). El encuentro estimulante con Will Corral (Sacramento State University, California) casi al terminar mi libro me ayudó a llenar por lo menos algunas de las muchas lagunas que jalonan este estudio.También Michiel Baud (Universiteit Amsterdam, CEDLA) tuvo la gentileza de mandarme algunos textos suyos cuando ya estaba en la recta final. Los artículos de Lauren Derby (University of California, Los Angeles) han sido decisivos para entender el trujillato y mi breve intercambio virtual con ella fue muy alentador El crítico fruncir el ceño por parte de Roberto González Echevarría (Yale University) me permitió cuestionar y replantear constantemente esta empresa peligrosa. Finalmente, agradezco el apoyo financiero del Onderzoeksraad Universiteit Antwerpen para realizar mis viajes relámpago a Santo Domingo y para cubrir los gastos de publicación del presente libro. Por último, están los amigos de siempre: Huib Billiet, mi artista en compaginación que continúa sorprendiéndome con sus hallazgos originales; Luisa Campuzano (La Habana), incansable promotora; Patrick Collard (Universiteit Gent) cuya incondicional confianza en mí me sigue deslumhrando; Use Logie (Universiteit Gent), mi roca en la intemperie; Magdalena Perkowska (Hunter College, CUNY), mi amiga nómada siempre tan servicial; Lieve Behiels (Lessius Hogeschool), dispuesta a sacarme de algún apuro en cualquier momento; mi insustituible An Van Hecke (Universiteit Antwerpen); Carmen Pont y mi

AGRADECIMIENTOS

3

colega Miguel Norbert Ubarri (Universiteit Antwerpen), mi colonia puertorriqueña en Bélgica. La relectura minuciosa del manuscrito por parte de AnVan Hecke, María Eugenia Ocampo y Vilas y Diana Castilleja me reveló una vez más cuán traicionera es la palabra escrita. Con muchísimo cariño agradezco a mi esposo Paul por haberme dado la libertad y el tiempo de investigar. He dedicado este libro a dos amigos dominicanos sin cuyo apoyo no hubiera podido llevar a cabo este proyecto. Néstor y José, gracias por la inmensa ayuda demasiado generosa y la lectura pormenorizada de mis balbuceos, gracias por mimar a esta rubia rara con sus miles de preguntas y pedidos. Antwerpen (Amberes) julio 2005

GESTACIONES

Este libro no surge de la noche a la mañana. Menciono a continuación los artículos anteriormente publicados, t o d o s revisados, adaptados y ampliados. •

'"El C o r t e ' en 'El Masacre se pasa a pie' del escritor dominicano Freddy Prest o l Castillo", Anales del Caribe, 13 (1993-1994): I 15-127 [también publicado en Patrick Collard (ed.), La memoria histórica en las letras hispánicas

contem-

poráneas, Romanica Gandensia, XXVII, Genève: Droz, 1997: 159-178], •

"Sobre dominicanos y p u e r t o r r i q u e ñ o s : ¿movimiento perpetuo?", Centro. Journal of the Center for Puerto Rican Studies, XIV, I (2002): 53-73.



"¿Ambiente festivo en la prosa narrativa dominicana?", François D e l p r a t (éd.), La fête en Amérique

latine. II. Rupture, carnaval, crise, 7° C o l l o q u e

International du Criccal, Université de la S o r b o n n e Nouvelle-Paris III, 26, 27, 28 mai, 2000, América,

28, Paris: Presses de la S o r b o n n e N o u v e l l e ,

2002: 237-245. •

"Denzil Romero, Enriquillo Sánchez y Z o é Valdés a r i t m o de bolero", Iberoamericana, II, 5 (marzo 2002): 37-54.



'"El Corte': visiones de René Fortunato, Mario Vargas Llosa, Freddy Prestol Castillo y Edwidge Danticat", Jacques Joset (éd.), Littérature, histoire et cinéma de l'Amérique hispanique. Actes du Colloque International

du Créamé, Uni-

versité de Liège 2002, Bibliothèque de la Faculté de Philosophie et Lettres de l'Université de Liège, C C L X X X V I I , Genève: Droz, 2003:43-65. •

" C i n c o reflexiones sobre el b o l e r o aún p o r melodiarse", Luz RodríguezCarranza, Marilene Nagle (eds.), Reescrituras, A m s t e r d a m / N e w York: Rodopi, 2004: 57-70.



"Carlos Esteban Deive y Alejo Carpentier", Cuadernos

hispanoamericanos

(Madrid), 649-650 (julio-agosto 2004): 69-77. •

"Algunas calas en la narrativa dominicana contemporánea", Xinesquema,

4

(2004): I 19-134. •

'"La estrategia de Chochueca': una densa y novedosa incorporación de la ciudad en la narrativa dominicana reciente", Caudal, I I (2004): 41 -46.



"Algunas calas en la narrativa d o m i n i c a n a de los ú l t i m o s diez años ( 1 9 9 2 / 2 0 0 2 / 3 ) " , Maryse Renaud (coord.), República

Dominicana

¿Tierra

incógnita?, Poitiers: C e n t r e de Recherches L a t i n o - A m é r i c a i n e s / Archivos, 2005:91-1 I I.

16



RITA DE MAESENEER

"Entrevista c o n Marcio Veloz Maggiolo", < h t t p : / / w w w . c i e l o n a r a n j a . c o m / demaeseneermaggiolo.htm>, 4 pp. Agradezco a los comités editoriales de Iberoamericana,

hispanoamericanos

Centro,

Cuadernos

y Confluencia su autorización para utilizar e incorporar mis

artículos. Han sido aceptados para publicación los siguientes artículos: •

"La s o m b r a de la Masacre en Ligia Minaya y Marcio Veloz Maggiolo", Confluencia, 2 0 , 2 (octubre 2005).



"Visiones de Q u i s q u e y a en la l i t e r a t u r a de la diàspora d o m i n i c a n a en inglés", Revolución y Cultura, 3 (julio-septiembre 2005).



"Los h o m b r e s en pena en 'Vellonera de sueños' de Luis Martín G ó m e z y ' C u a t r o selecciones p o r una peseta' de A n a Lydia Vega y C a r m e n Lugo Filippi", Revista de Estudios Hispánicos (Puerto Rico), 2006.

INTRODUCCIÓN

E N BUSCA DE NOVELAS D O M I N I C A N A S

Cuando comento a mis colegas que estudio la narrativa dominicana, me sacan invariablemente el nombre de la escritora dominico-americana Julia Alvarez (1950). Los más enterados o los de cierta edad citan a Juan Bosch, pero aparte de estos dos escritores el silencio es angustiante en lo que se refiere a la narrativa. Las razones alegadas para explicar este desconocimiento -hasta menosprec i o - son conocidas: la falta de una gran tradición literaria en la narrativa dominicana, la calidad desigual de las obras publicadas - a veces meros epígonos-, el aislamiento de los intelectuales en un país con una elevada tasa de analfabetismo y con pocos estímulos literarios por parte de la enseñanza, la precaria situación económica, la escasa promoción editorial fuera del país, los políticos a veces poco interesados en la apertura cultural, la instrumentalización política del oficio literario, la presencia aplastante de Cuba en el mundo literario del Caribe hispanófono1... Por muchos intentos valiosos que se hagan para modificar esta situación (Feria del Libro de Santo Domingo, publicaciones en el extranjero, sitios web...), la escasa presencia de autores dominicanos en coloquios y en publicaciones de t i p o académico sigue siendo apabullante. El conocido estudio de Doris Sommer One Master forAnother. Populism as Patriarchal Rhetoric in Dominícan Novéis data de 1983. El número más'reciente' de Revista Iberoamericana sobre la literatura dominicana del siglo x x es de 1988. Un número especial de Callaloo en 2000 permitió atisbar algo de la actual literatura dominicana, pero, conforme con el propósito de esta revista, dedica más atención a la creación que a la crítica literaria. La República Dominicana siempre ha sido considerada una tierra de poetas, y por tanto la narrativa no ha recibido la misma atención que la poesía. Es sabido que durante el trujillato la poesía era la única manera de expresarse sin ser detenida por los ojos vigilantes del sistema del poder., pero aun así muchos escritores optaron por exiliarse. Poetas como Pedro Mir; Manuel del Cabral, Manuel Rueda, Aída Cartagena Portalatín siguen gozando de gran prestigio y han sido objeto de numerosos estudios. Encabezados por José Mármol, los poetas de los ochenta, como Aurora Arias, Angela Hernández, Martha

1

Me inspiro en parte en las observaciones de Gisela Kozak Rovero ( 1993: I 16-1 18). Cabe

observar que estas razones no sólo se aplican a la República Dominicana, sino también a Haití, por ejemplo.

18

RITA DE MAESENEER

Rivera, Plinio Chahín, Basilio Belliard, León Félix Batista, Alexis Gómez Rosa, entre otros autores, toman el relevo en el panorama poético actual.

Enterarse de las actuales tendencias en la narrativa dominicana dentro de la isla no resulta tarea fácil desde Bélgica, el país donde vivo / trabajo. Muy poco se encuentra en Europa salvo en algunas bibliotecas de Madrid y de Berlín, de manera que casi es obligatorio investigar in s/tu2.También se puede emprender la operación, siempre un tanto azarosa, de pedir libros por vía electrónica a la librería y editorial La Trinitaria, cuyo lema es "la única que sólo vende libros dominicanos" (aunque no todos, como he podido comprobar). La selección de las obras de cierto interés también es problemática. Muchos supuestos autores se autopublican y bastantes 'editoriales' tampoco disponen de criterios selectivos muy claros, de manera que se limitan a ser imprentas. El mercado editorial interior algo más riguroso está muy reducido. Me refiero, por ejemplo, a la casa editora Colé, de Orlando Inoa. La editorial dominicana no sólo promociona a determinados autores y autoras, sino que se afana asimismo en volver a publicar obras de dificilísimo acceso. Así, reeditó La vida no tiene nombre (2003a), un interesante relato publicado en 1965 por el escritor y antropólogo Marcio Veloz Maggiolo (1936) sobre la resistencia contra la inminente invasión de los norteamericanos al inicio del siglo.También volvió a publicar en 2002 la novela corta de 1977 sobre el movimiento revolucionario al final del trujillato, Los algarrobos también sueñan de Virgilio Díaz Grullón (1924-2001), uno de los cuentistas más importantes de la República Dominicana y, paradójicamente, de los menos estudiados y conocidos. Es cierto que recientemente las grandes editoriales del mundo hispano están demostrando un tímido interés por las obras recientes de esta isla. Las publicaciones ya realizadas por Siruela, por ejemplo, El hombre del acordeón (2003b) y La mosca soldado (2004) de Marcio Veloz Maggiolo, y las reediciones de La biografía difusa de Sombra Castañeda de Marcio Veloz Maggiolo en 2005 y Mudanza de los sentidos en 2003 de Angela Hernández (1954) son señales esperanzadoras. Este sello editorial también piensa publicar obras de Pedro Peix (1952). Igualmente, Alfaguara se dio cuenta de que el Caribe es algo más que Cuba, y en la serie de libros dominicanos ha publicado, por ejemplo, Carnaval de Sodoma (2002a) de Pedro Antonio Valdez (1968). En la cuentística, género considerado menor hasta fecha reciente en el ambiente dominicano, podríamos hablar de un pequeño boom de antologías dedicadas

2

Existen algunos libros en inglés sobre la República Dominicana que incluyen un apartado

dedicado a la literatura. Pueden servir de introducción muy útil Isabel Zakrzewski Brown (1999a), Culture and Customs of the Dominican Nation. Race and Ethnicity in the Dominican

Republic y David Howard (2001), Coloring the

Republic.

INTRODUCCIÓN

19

únicamente a la República Dominicana o a más islas hispanófonas 3 . El ejemplo de más difusión es una antología de cuentos dominicanos publicada en 2002 p o r Siruela bajo la dirección de Danilo Manera, uno de los grandes p r o m o t o res de la literatura dominicana en Europa. O t r o de los impedimentos para acercarse a la literatura de la media isla es que no existe una tradición crítica muy desarrollada. El hecho de que muchas de las universidades quisqueyanas carezcan de un Departamento de Letras ya es significativo de p o r sí. La escasa crítica literaria muchas veces proviene de dominicanos que están fuera de la isla o de algunos quijotescos investigadores, c o m o es mi caso. Los pocos críticos nacionales que publican en periódicos y en algunas revistas de cierta calidad c o m o Xinesquema

y Caudal quizá difícil-

mente puedan llegara ser totalmente ¡mparciales.También es notable el esfuerzo de Miguel Mena, dominicano residente en Berlín, que en su sitio w e b ofrece una mina de información. En Estados Unidos es pionera la labor de difusión de críticos como Daisy Cocco de Filippis, Franklin Gutiérrez y SilvioTorres-Saillant. El dominicano Fernando Ureña Rib, residente en Miami, contribuye en su sitio w e b igualmente a hacer accesible esta literatura desconocida. El dominicano José Carvajal, director de Librusa, Agencia Internacional de Noticias Literarias, incluye regularmente noticias sobre la literatura de esta área4. El crítico italiano ya mencionado, Danilo Manera, fomenta la literatura dominicana mediante la edición de libros y textos. C o n t o d o , las dificultades a las que se enfrenta el investigador son múltiples y - t e n g o que confesarlo- a veces desalentadoras. A pesar de todas estas trabas, me he atrevido a escribir sobre la narrativa dominicana contemporánea. En cuanto a mi interpretación del ámbito dominicano, no excluyo en este trabajo a los escritores en la llamada diáspora, los escritores dominicanos de fuera de la isla que escriben en español y/o en inglés5.

3

Véase Diógenes Céspedes (2000) [ 1996], Antología del cuento dominicano, Santo D o m i n -

go: Editora Manatí; Danilo Manera (2002), Cuentos dominicanos. Una antología, Madrid: Siruela; Pedro A n t o n i o Valdez ( 1995), Última flor del naufragio. Antología de novísimos cuentistas nos, La Vega/San Juan: Hojarasca/Isla Negra; W . A A . (2001 ), Contándonos. 25 Cuentos

dominica-

Dominicanos,

Santo D o m i n g o : Ediciones Peralta Domínguez; Marilyn Bobes, Pedro A n t o n i o Valdez, Carlos R o b e r t o G ó m e z Beras, (antolog@s) (2000), L@s nuev@s caníbales. Antología de la más reciente cuentística del Caribe hispano, La Habana/San Juan/Santo Domingo: Unión/Isla Negra; Olga M a r t a Pérez,Thelma Jiménez (eds.) (2002), Mujeres como islas. Antología de narradoras cubanas, dominicanas y puertorriqueñas, 4

La Habana/Santo Domingo: Unión/Ferilibro.

Para el sitio w e b coordinado p o r Miguel Mena, véase y

para el de Fernando Ureña Rib, . Las noticias literarias bajo la dirección de José Carvajal se encuentran en . 5

N o e n t r o en la interminable discusión sobre el concepto de la diáspora queTorres-Sai-

llant (1999) reivindicó c o m o parte sustancial en la configuración de lo dominicano.

20

RITA DE MAESENEER

Al igual que la puertorriqueña o la cubana y tantas otras literaturas, la literatura dominicana no va determinada por límites geográficos, sino por otros criterios de índole más bien cultural. Sin embargo, daré una clara preferencia al análisis de obras escritas en la República Dominicana. Cada vez que integre textos de la diáspora, dejaré de lado muy conscientemente enfoques ya explorados hasta la saciedad del espacio intersticial del vivir atrapado entre dos culturas (in-betweenness) y sus secuelas de desarraigo, alienación y choques interculturales6. Me limitaré a abordar estos libros en la medida en que informan sobre la misma isla, por ejemplo, al deducir de la obra de Julia Alvarez su imagen del campo quisqueyano. Los textos dominicanos que discutiré más en detalle serán enfocados frecuentemente en su encuentro-diálogo con textos de fuera de la media isla, mayoritariamente en español7. Implica que puedan chocar empalmar hasta tropezar Mi propósito no consiste en medirlos a base de parámetros y características casi normativas de fuera, sino que parto de la especificidad de cada escrito en diálogo con textos o corrientes de fuera de la República Dominicana8. Como soy caribeñista/americanista he optado por indagar en tres enfoques frecuentemente debatidos en la literatura caribeña/latinoamericana contemporánea: la obsesión con la historia (eje temporal), la problemática (des)ubicación (eje espacial), el rescate de la cultura populan más particularmente musical (eje nocional). Sé que dejo de lado otras aproximaciones valiosas, por ejemplo, la indagación en problemas existenciales-ontólogicos.Tampoco pretendo incluir todas las obras pertinentes al respecto e inevitablemente incurro en algunas obsesiones mías con las que me he resignado a cargar para toda la vida. Se trata, a fin de cuentas, de una muestra que debe ser matizada y ampliada. En el primer capítulo, "La Hispaniola en la brega con el pasado", analizaré algunas ficcionalizaciones de la historia teniendo en cuenta las teorías sobre la nueva novela histórica. A diferencia de otros países latinoamericanos donde los dos grandes momentos fundacionales -Descubrimiento e Independenciahan inspirado a más de un autor, en la República Dominicana el trujillato (1930-1961), el trujillato sin Trujillo de Balaguer (1966-1978; 1986-1996) y su contrapartida -los movimientos revolucionarios- han acaparado casi toda la

6

Véase el interesante libro de William Luis (1997), Dance Between Two Cultures.

7

Mediante este enfoque dialógico sigo en parte los pasos de Gisela Kozak Rovero (1993),

Rebelión en el Caribe hispánico y de María Julia Daroqui (1998), (Dis)locaciones: Narrativas híbridas del Caribe hispano. 8

Para esta tendencia al 'mimetismo' presente en la crítica literaria, véaseTorres-Saillant

(1997a),"Dominican Literature and Its Criticism.Anatomy of aTroubled Identity".

INTRODUCCIÓN

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atención en las novelas históricas. Por su tema atípico es de sumo interés la novela de Carlos Esteban Deive ( 1935) sobre la Independencia, Viento Negro, bosque del caimán de 2002, cuando la suerte de ambas partes del país estaba íntimamente relacionada. La estudiaré en relación con El reino de este mundo de 1949 de Alejo Carpentier Por lo que se refiere al maremágnum de obras sobre el trujillato, opté por comentar de manera más detenida únicamente dos textos, el cuento "Pormenores de una servidumbre" de 1985 de Pedro Peix (1952) y El Personero (1999) de Efraím Castillo (1940), que entablan un diálogo con La Fiesta del Chivo (2000) de Mario Vargas Llosa. Luego analizaré la representación de la Matanza porTrujillo de 15.000 haitianos en 1937 a partir de recreaciones en español, inglés y francés: El Masacre se pasa a pie de 1973 de Freddy Prestol Castillo ( 191 3-1981 ), El poder del Jefe I ( 1991 ) del cineasta dominicano René Fortunato (1958), el capítulo XI de La Fiesta del Chivo de Mario Vargas Llosa, The Farming ofBones de 1998 de la haitiano-americana Edwidge Danticat y Le peuple des terres mêlées ( 1989) del haitiano René Philoctète. El cotejo mostrará la diversidad en el acercamiento a este hecho traumático y planteará la cuestión de la problemática coexistencia de dos pueblos, su continua movilidad y la dificultad de captar las tensiones. Consideraré asimismo la manera en que la masacre sigue apareciendo de manera tangencial en obras dominicanas recientes como El hombre del acordeón (2003b) de Marcio Veloz Maggiolo y el cuento "Llanto de cactus en una noche interminable" (1999) de Ligia Minaya (l94l).Todos estos textos me llevarán a formular una serie de preguntas sobre cómo se escribe la historia (de Quisqueya). En el segundo capítulo, "La media isla en expansión", me acercaré primero al binomio campo-provincia/capital que siguen siendo dos polos de inspiración narrativa. En cuanto al campo, me detengo en su representación en algunos textos de escritores diaspóricos, Geographies of Home ( 1999) de Loida Maritza Pérez ( 1963), ¡Yo! de 1997 de Julia Álvarez y Drown de 1996 de Junot Díaz ( 1968). Las características típicas del campo (la magia, la pobreza, el atraso...) son abordadas de manera cada vez más irónica en las tres obras escogidas. Muy diferente es la visión sobre el campo y la provincia en autores como Pedro Antonio Valdez en Carnaval de Sodoma de 2002 o Angela Hernández en Mudanza de los sentidos de 2001. Subvierten en parte las connotaciones relacionadas tradicionalmente con esta área. Por lo que se refiere a la capital, me centraré en los textos de dos escritoras, Aurora Arias (1962) y Rita Indiana Hernández ( 1977). Con su cuento,"Invi's Paradise" de 1998, y con su novela corta La estrategia de Chochueca de 2000, Arias y Hernández pusieron en el mapa literario enfoques originales sobre la capital que conectan con corrientes generales altamente urbanas, respectivamente las crónicas y las novelas de la llamada Generación X. En un segundo apartado abordaré la migración a

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RITA DE MAESENEER

Puerto Rico (y de modo secundario a Estados Unidos) desde la manera como se ve reflejada en escritos tanto puertorriqueños como dominicanos. Me detendré en los cuentos de las escritoras puertorriqueñas Ana LydiaVega, "El día de los hechos" de 1983, Magali García Ramis, "Retrato del dominicano que pasó por puertorriqueño y pudo emigrar a mejor vida a Estados Unidos" (1995), Lizette Gratacós Wys, "Yolanda (gerundio femenino)" (1998), y del dominicano José Alcántara Almánzar (1945), "En alta mar" de 1989. Los análisis me permitirán reflexionar sobre racismo, desplazamientos, márgenes, estereotipos, definición identitaria, formas de resistencia. En el tercer capítulo, "Quisqueya a ritmo de bolero", estudiaré las implicaciones del recurso a este género musical en Sólo cenizas hallarás (Bolero) de 1980 de Pedro Vergés (1945), Musiquito. Anales de un déspota y de un bolerísta (1993) de Enriquillo Sánchez (1947- 2004) y "Vellonera de sueños" (1998) de Luis Martín Gómez (1962). Intentaré captar la especificidad de estos textos en su uso del bolero en relación a enfoques como la subalternidad, el populismo y el género. Sonarán como fondo algunas interpretaciones de textosbolero como "Cuatro selecciones por una peseta" de 1981 de Ana LydiaVega y Carmen Lugo Filippi o La importancia de llamarse Daniel Santos (1989) de Luis Rafael Sánchez.

Mi propósito consiste por tanto en indagar en algunos enfoques clave en las letras contemporáneas a partir de la narrativa dominicana de los últimos veinticinco años9 dentro de un contexto más amplio, esencialmente caribeño. Aunque no habré agotado todas las posibilidades ni cubierto todas las facetas de la literatura dominicana, aspiro a darla a conocen a presentar una imagen algo más matizada de su narrativa y a sacarla un poco, un 'chin', de su estigma de típico producto incompleto de un país subdesarrollado. Me opondré hasta cierto punto a la idea de literatura a medias en la media isla, de literatura de epígonos, de narrativa cenicienta.

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La obra de Freddy Prestol Castillo, anterior a 1980, ha sido incluida con el fin de presentar

una visión más completa de la recreación de la masacre.

PRIMER CAPÍTULO

L A H I S P A N I O L A E N L A B R E G A C O N EL P A S A D O

I . Viento Negro, bosque del caimán de Carlos Esteban Deive y las luchas ¡ndependentistas Y sin embargo, Ignacio de Oyarzábal quería para esta tierra donde madurara una nueva savia que regase su podrido tronco. Educado para la acción, pero también para la literatura y las artes, sabíase coprotagonista de un m o m e n t o de la historia convulso y desquiciado, preso de la locura de la sangre, y no le quedaba más alternativa, si aspiraba a ser fiel a él, que vivir en comunicación con el género humano, sufrir y gozar los peligros y atractivos de su proximidad. Viento Negro, bosque del caimán (Deive 2002a: 120)1 M u c h o s novelistas latinoamericanos se han inspirado e n el rico caudal d e la historia para n u t r i r sus ficciones. D o s m o m e n t o s fundacionales i m p o r t a n t í s i m o s y m u y propicios a ser ficcionalizados son el D e s c u b r i m i e n t o y la Independencia. En la narrativa d o m i n i c a n a estos dos p e r í o d o s n o parecen c o n s t i t u i r un f o c o d e atención m u y grande. C o l ó n , el d e s c u b r i d o r d e La Hispaniola, n o d i o lugar a novelizaciones en la narrativa dominicana 2 , a diferencia del boom d e libros sobre el d e s c u b r i d o r en o t r o s países; p o r e j e m p l o en Los perros del paraíso d e A b e l Posse o El arpa y la sombra d e A l e j o C a r p e n t i e r Es t a n t o más curioso cuanto q u e la o b r a fundacional, EnriquMo. Leyenda histórica

1

dominicana

Para los libros estudiados con más detalle sólo menciono la página después de la primera

referencia. En la bibliografía se indicarán mediante asterisco. 2

Tal vez tenga que ver con el hecho de que según las creencias populares, el n o m b r e de

Cristóbal C o l ó n posee un fucú, una fatalidad. Es una palabra que trae la desgracia a quien la pronuncie. Esa es la f o r m a en la que algunos dominicanos expresan las calamidades que produjo a los tainos la llegada de C o l ó n . Véase t a m b i é n el a p a r t a d o "Santo D o m i n g o " en Caribeños

de

Rodríguez Julia (2002:75-141). Por o t r o lado, sabemos que C o l ó n siempre ha sido considerado la figura noble, cristiana e hispana, Hasta lo p r o c l a m a r o n p r e c u r s o r de las letras dominicanas (Rodríguez 2005: 23-24). Cabe añadir que existe una novela sobre la primera colonia fundada p o r C o l ó n en 1494, La Isabela, p e r o no llegué a consultarla. Se t r a t a de El sueño era (1999) de Bruno Rosario Candelier

Opongo

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RITA DE MAESENEER

(1503-1538), escrita en 1882 por Manuel de Jesús Galván, se acerca a los albores del penodo colonial. Evoca, entre otros personajes, al hijo de Colón y al cacique Guarocuya, bautizado con el nombre de Enriquillo, en su heroica resistencia contra los españoles. En esta novela, Galván concede un lugar de importancia relativa a un supuesto subalterno. Pero este indio 'bueno' es recuperado dentro de la visión prohispana y lascasiana para reivindicar un pasado taino ficticio. Constituye un contrapeso a cualquier alusión al componente negro en la conformación de la identidad dominicana3. En cuanto al otro punto álgido en la historia de muchos países latinoamericanos, la Independencia, sabemos que este período fue sumamente caótico en la isla de Santo Domingo. La parte occidental, Haití, se independizó en 1804 después de unas movidas luchas independentistas que implicaron también a la parte oriental incorporada a la parte francesa de 1795 (Tratado de Basilea) a 1809 (batalla de Palo Hincado). La parte oriental sólo conoció una independencia efímera en 1821, ya que pasó a ser dominada por Haití desde 1822 hasta el 27 de febrero de 1844, día de la fiesta nacional.Y no olvidemos la tercera independencia en I 865 después de la anexión a España desde 18614. Aunque la lucha por la Independencia presenta un intrincado juego de intereses internacionales y locales y muchos sucesos propicios a la fabulación, no generó muchas recreaciones ficticias. Recientemente el historiador Carlos Esteban Deive (1935), español de nacimiento y dominicano por nacionalización, publicó una novela centrada en el tema, Viento Negro, bosque del caimán (2002a). Se comentará a continuación en comparación con El reino de este mundo que Alejo Carpentier publicó en 1949. Aparte de estos dos momentos clave y fundacionales, otras épocas anteriores al siglo xx apenas retuvieron la atención de los novelistas. De Freddy Prestol Castillo fue publicada postumamente la novela desigual Pablo Mamá (1985), ya escrita en 1945. En Pablo Mamá, apodo del general Ramírez, Freddy Prestol Castillo exalta a este general que luchó en la guerra (civil) de los Seis Años (1868-1874), cuyo objetivo era impedir la anexión a Estados Unidos anhelada por el presidente Báez5. Julia Alvarez presenta un tenue acercamiento desde lo privado al siglo xix en algunos capítulos de In the Ñame of Salomé (2000). Deive publicó en 1979 Las devastaciones, novela sobre las destruccio-

3

Véase, por ejemplo, "The Other Enriquillo" (Sommer 1983:51-92) o "'Enriquillo'and

Dominican Identity" (Stinchcomb 2004:26-33). 4

Para la complicada historia dominicana remito a la obra imprescindible de Frank Moya

Pons (2000), Manual de historia dominicana. 5

Véase Jean-Marie Lassus (2005),"Crónicas bárbaras del Sur:'Pablo Mamá' (1986) de

Freddy Prestol Castillo".

PRIMER CAPÍTULO

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nes ordenadas por Juan Antonio de Osorio con el fin de parar el comercio ¡legal con los piratas herejes en la zona noreste al inicio del siglo XVII. Después de casi treinta años de silencio en el campo de la ficción, el reconocido historiador Carlos Esteban Deive acabó por ficcionalizar en Viento Negro, bosque del caimán un período que llevaba estudiando varios años6. A un asiduo lector de Carpentier un primer acercamiento a la novela de Deive quizá le recuerde El reino de este mundo y no sólo me refiero a la evocación de la ceremonia del Bois Caiman que se produjo el 14 de agosto de 179 I, tanto en Deive como en Carpentier.También la presencia de determinados personajes constituye lazos evidentes. En varios capítulos de Carpentier y de Deive aparece Lenormand de Mézy, el dueño del ingenio de Morne Rouge. La rumbosa7 soprano Angiolina Falconelli de Deive parece una reencarnación de la inolvidable actriz de teatro Mademoiselle Floridor de Carpentier El día del ajusticiamiento del cabecilla negro Francisco Sopo, que dirigió en 1795 una sublevación en el ingenio Boca Nigua de Ignacio de Oyarzábal, se asemeja a la ejecución de Mackandal8, evocada en "El gran vuelo", aunque no adquiere tintes real-maravillosos como en el caso de Carpentier El título de la novela carpenteriana es mencionado (¿como guiño indirecto?) a propósito de un tal Jean Baptiste Dufresnoy quien difunde "las ventajas igualitarias y las bondades milenaristas del Reino de este Mundo" (145). Además, para entender las voces anticuadas y el lenguaje sumamente elaborado que recrea el mundo colonial se hace necesaria la ayuda de un diccionario. En numerosas ocasiones tenía que buscar en las letras pequeñas del María Moliner para encontrar el significado de palabras tales como "almadraques" (cojines) o "bailíos" (caballeros de la orden de San Juan) (197; 99). A diferencia de Carpentier relativamente parco en cubanismos, en la obra de Deive abundan las expresiones quisque-

6 Los refugiados franceses en Santo Domingo, 1789-1801 (1984), Recopilación diplomática relativa a las colonias española y francesa en la isla de Santo Domingo 1684-1801 (2000a), La esclavitud del negro en Santo Domingo (1492-1844) (1980 I; II), Los guerrilleros negros (1997a), La mala vida (1997b), Heterodoxia e Inquisición en Santo Domingo (1983), son algunos de los libros sobre el período que desafortunadamente sólo he podido consultar en parte. 7 Cada mención de la soprano viene acompañada por otro calificativo valorativo como "insustituible","fenomenal","temperamental" (151; 101; I I I), procedimiento que la ridiculiza por completo, al igual que los epítetos cambiantes caricaturizan aVicente Reinosa en La guaracha del Macho Camacho de Luis Rafael Sánchez. 8 Mackandal es mencionado en la novela: "¿Quién no se acordaba de los atroces crímenes de Macandal, el babalao de Dahomey? Su alma amiga de calendas todavía vagaba ululante por la isla, curcuteando [buscando] como un maringouin [mosquito] entre guatapanas [árbol cuyo fruto sirve para hacer sombreros], culantrillos y toronjiles, cuyo polen libaba para mantenerse vigoroso" (64).

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RITA DE MAESENEER

yanas en boca de franceses y españoles, por ejemplo"¡Todo allí [en la parte oriental] es un solemne tollo!" (22) o voces de origen haitiano-criollo como "el Comegente sabía preparar eficaces guangás" (54). M e vi obligada a consultar constantemente mi Diccionario de dominicanismos (2002b), redactado por el mismo Deive, para saber que "tollo" es "cosa mal hecha, chapucería" y guangá es "maleficio"9. El análisis de la novela se hará, por tanto, bajo el signo del diálogo inconsciente con El reino de este mundo10. C o m o fondo de mis observaciones tendré en mente las características de la nueva novela histórica tales como han sido descritas por Mentón (1993) quien designó El reino de este mundo como una de las primeras novelas que podrían clasificarse bajo este rótulo. En su novela, Deive recrea el período complicadísimo de 1790 a 1801 en la isla, con especial énfasis en los acontecimientos ocurridos entre 1791 y 1793, que ocupan los diez primeros capítulos de los trece que conforman el libro. C o m o en el caso de Carpentier las indicaciones temporales pueden ser deducidas en parte de referencias históricas con o sin fecha explícita, por ejemplo, la extradición por los españoles de O g é y Chavannes en el primer capítulo (finales de 1790) y la entrada deToussaint en Santo Domingo (el 26 de enero de 1801) en el último capítulo. Estas indicaciones no impiden que de vez en cuando el lector se pierda en el laberinto de nombres y acontecimientos, sobre todo en los tres últimos capítulos donde se cubre un lapso de tiempo de unos seis años, de 1794 a 18011'. Deive abarca por tanto un período en el que la parte española estaba implicada totalmente en los tejemanejes del lado occidental de la isla. Dice el historiador efectivamente en La esclavitud del negro en Santo Domingo:

9

Tengo que confesar que me ha costado mucho adentrarme en los giros ¡diomáticos domi-

nicanos. Aun siendo belga (flamenca) creo que mi conocimiento del español y de las variantes caribeñas es más que mediano. Mi observación no sólo es válida para el libro de Deive cuya riqueza léxica es abrumadora. 10

Carlos Esteban Deive me comunicó: "La comparación que usted hace entre mi novela y

'El reino de este mundo' de Carpentier me ha sorprendido sobremanera. En ningún momento, durante el transcurso de mi redacción, tuve en cuenta la obra del excelente escritor cubano. [...]. Aun así, pienso que en todo escritor subyacen las influencias de las lecturas de otros novelistas, y es muy posible, no me atrevo a negarlo, que en 'Viento negro' Carpentier esté presente de manera inconsciente" (fax, 26 de agosto de 2003). Visto el tema y la época evocada también se podrían establecer otras comparaciones, por ejemplo, con el libro de Madison Smartt Bell (1995), All Soul's Rís/ng. "

Es como si en los últimos capítulos predominara el Deive historiador sobre el Deive

novelista.

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El incidente de Ogé y Chavannes constituyó el primer involucramiento de la colonia española en los sucesos que venían ocurriendo en la parte occidental de la isla. A partir de este momento, el Santo Domingo español se vería envuelto de manera directa en la revolución haitiana, hasta el punto de que su participación en ella y los posteriores acontecimientos en los que tomó parte darían al traste con la esclavitud del negro en la colonia (Deive 1980 I: 198). Es sabido que el 9 de julio de 1793 los españoles se aliaron con los líderes negros Biassou y Jean-François, que habían iniciado su rebeldía el 14 de agost o de 1791 en el Bois Caiman. Con la ayuda deToussaint, quien también había recurrido al lado español, estos aliados ocuparon determinadas zonas de la parte occidental de 1793 a 1795. Luego la parte española fue cedida a los franceses el 2 2 de julio de 1795 mediante el Tratado de Basilea, aunque continuaba la administración española de 1795 a 1801. Aparte de la insistencia en la relación muy estrecha entre ambos lados de la isla, Deive parece querer recalcar que la rebeldía negra se había extendido a la parte oriental. Lo ilustra mediante la insurrección de los esclavos bajo el liderazgo de Francisco Sopo en el ingenio de Olarzábal en I795 1 2 . Por eso, el último capítulo, " L o u v e r t u r e entra en Santo Domingo" (el 2 6 de enero de 1801 ), termina de manera esper a n z a d o s para la suerte del negro, ya que "nunca antes Santo Domingo había estado tan metido en fiesta" (244). Este final simbólico implica la libertad de los negros también en la parte oriental, tal como lo afirma el mismo Deive en Lo esclavitud del negro en Santo Domingo:"Tras

cuatro siglos de opresión e

injusticias, el negro de la colonia española de Santo Domingo quedaba libre de sus cadenas, pero sólo por un tiempo" (1980 1:220). Pues no se interpreta la ocupación como "la primera invasión depredatoria d e T o u s s a i n t [léase Haití]", tal como lo formuló Manuel A r t u r o Peña Battle, el gran ideólogo del antihaitianismo trujillista en los años cuarenta (citado en Alcántara Almánzar 2 0 0 1 1:352). Carpentier abarca un lapso de tiempo más amplio - d e 1750 a 1 8 3 0 - unos ochenta años que se corresponderían con la vida de T i Noel. Da saltos en el tiempo escogiendo cuatro núcleos que más bien atañen a la parte occidental de la isla: el levantamiento negro bajo Mackandal (poco antes de 1757); las

12

Consúltese lo evocado por Deive en La esclavitud del negro en Santo Domingo (1492-

1844) (1980 II: 471 -475) y en Los guerrilleros negros (1997a: 221 -223), de lo que se desprende que Sopo no era el único cabecilla responsable de la rebeldía, entre otras diferencias con la historia ficcionalizada. Advirtamos que la estructura económica de las plantaciones, base esencial para las rebeldías, era mucho menos extendida en la parte oriental. Algunos estudios de rebeldías en la parte oriental se encuentran en Gaspar (1997), A Turbulent Time. The French Revolution and the Greater Caribbean.

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RITA DE MAESENEER

guerras de Independencia (alrededor del cambio de siglo); el reinado de Henri Christophe (181 1-1820); el gobierno de los mulatos (después de 1825). A diferencia de Carpentier que se interesó por la parte francesa de SaintDomingue (Le Cap y la Llanura Central) combinado con el inevitable allá europeo ("La noche de las estatuas") y algunas digresiones espaciales hacia Cuba y la islaTortuga ("Santiago de Cuba", "San Trastorno"), Deive ubica los diferentes capítulos en lugares de las dos partes de la isla casi de manera equitativa. Integra ecos de lo que pasa en las metrópolis o evoca la nostalgia por sus tierras del criollo Ignacio de Olarzábal (capítulo II, "Una visita al francés"). Con una sola excepción -un viaje del regente Urízar a París como encargado de negociar la reconquista española de la colonia en el capítulo XII, "El desmandingue"-, los personajes de Deive no viajan a Europa. En El reino de este mundo Carpentier teje su narración alrededor de un supuesto subalterno ficticio,Ti Noel, representante de la raza negra. Salen a la escena también varios personajes históricos, como Henri Christophe, el general Leclerc, Paulina Bonaparte o el ya mencionado Lenormand de Mézy. Deive no elabora la intriga a partir de un solo protagonista, sino que muestra una galería de personajes que pertenecen al grupo que representa el poden Dos figuras históricas aparecen en varios capítulos como elementos de cohesión relativa. Me refiero al obispo Fernando Portillo yTorres ( 1728-1803), que residió en Santo Domingo de 1789 a 1798, junto con don Joaquín García y Moreno, gobernador de Santo Domingo de 1788 a 180113. Ignacio de Olarzábal, el ficticio dueño del ingenio de Boca Nigua14, desempeña asimismo un papel importante en los capítulos II ("Una visita al francés"), VII ("El velorio de Filemón Congo"), X I ("Rebelión en Boca Nigua"), XIII ("Louverture entra en Santo Domingo"). Luego adquieren protagonismo figuras negras como el ya mencionado Toussaint, al final, o Jean-François y Biassou, en el capítulo VI, "Una cena a todo trapo". Carpentier insiste en la "documentación extremadamente rigurosa" y el "minucioso cotejo de fechas y de cronologías" en el prólogo de El reino de este mundo ( 1991: 17; 18). Carlos Esteban Deive me confirmó que hizo amplio uso de sus lecturas de muchísimas fuentes históricas y literarias sobre y de la época. Las numerosas alusiones a personajes históricos confunden y apabullan

13

Deive comenta la postura más abierta del obispo Portillo que se atrevía a justificar la

rebelión de los negros respecto al ultra conservador gobernador García en La esclavitud del negro en Santo Domingo (1492-1844)

(1980 I: 208-210). Esta oposición no es retomada de

manera tan clara en la ficción. 14

El verdadero dueño del ingenio se llamaba Juan Bautista de Oyarzábal, personaje que en

la novela es el padre de Ignacio enterrado en el ingenio de Boca Nigua.

PRIMER CAPÍTULO

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a veces al lector; despiertan su curiosidad y señalan la complejidad de las múltiples intrigas en aquel entonces. Así, una simple objeción p o r parte del personaje muy logrado de Ignacio de Olarzábal lleva a la historia de los cimarrones: "¿No favoreció Malouet, abrazándose a las tesis de Bessner; una emancipación progresiva de los cimarrones?" (37). Efectivamente, el barón Bessner invitó a los cimarrones de Surinam a instalarse en Guyana, lo que Malouet, el ordenad o r de la colonia en la Guyana, intentó realizar en 1776. La manifiesta base histórica en ambos autores no impide que hayan efectuado una selección de los hechos evocados y que se hayan t o m a d o libertades con la historia. Estudiosas c o m o Speratti-Piñero ( 1981 ), Smith ( 1984) o Willis (2004) se remontaron a las múltiples fuentes usadas p o r Carpentier y detectaron más de una incorrección histórica y anacronismos, f r u t o de unos propósitos Acciónales hasta ideológicos. Por poner un ejemplo muy comentado Carpentier silencia p o r completo al católico Toussaint Louverture, poco acorde con "la interpretación colectivista o marxista de la historia" (Smith 1984: 276) y no representativo de la tesis carpenteriana de la influencia del v o d ú en la Revolución negra. En Deive la figura de Toussaint aparece mencionada en varias ocasiones en un plano secundario: en " U n a visita al francés" ( 1790/179 I ), es decir, al ingenio Breda de monsieur Bâillon de Libertat donde trabajaba Toussaint, en "La noche del bosque caimán" (el 14 de agosto de 1791), aunque es dudoso que Toussaint estuviera presente, y en " U n a cena a t o d o t r a p o " (el 24 de diciembre de 1792). Son capítulos situados en un período en que Toussaint todavía no tenía mucho protagonismo.Toussaint sólo entró de lleno en la historia a partir del 9 de julio de 1793, fecha de la alianza entre españoles,Toussaint, Biassou y Jean-François. Se le presenta como un ser más bien pragmático. Sólo cobra pleno protagonismo en el último capítulo, titulado "Louverture entra en Santo Domingo" 1 5 . A diferencia de Carpentier que describe de manera exaltada la gesta del colectivo de los negros, de los de abajo, Deive aborda con mucho escepticism o las vivencias de los hombres blancos, los de arriba (los pocos caucásicos que había en la p a r t e oriental), y en m e n o r medida de los líderes negros. Hace ver sus debilidades, su anhelo de poden su acomodo p o r razones mate-

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El papel deToussaint es difícil de evalúan Este controvertido personaje ha sido objeto de

numerosos estudios y libros ficticios muy contradictorios como, p o r ejemplo, la aproximación marxista muy positiva p o r C. L. R. James (1963) o el libro anti-Toussaint de Pluchon (1989). N o es mi propósito proceder a un cotejo sistemático de la ficción y las fuentes históricas entre las cuales figuran los estudios del mismo Deive. C o m o pequeña muestra de las muchas convergencias y de algunas divergencias con los hechos relatados he formulado algunas observaciones en las notas.

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rialistas y su desorientación al enfrentarse a los sucesos históricos. Revela la situación ambigua de alianzas y oposiciones entre los diferentes grupos de interés que pugnaban por obtener o preservar el poder Evoca las reacciones mezquinas de la gente, la actitud camaleónica de los españoles respecto a los refugiados franceses, la importancia del provecho propio, su deseo de olvidarse de todos los problemas, por ejemplo, organizando "brindis, saraos y francachelas" (49). Reiteradamente los altos mandos están deseosos de poner fin a las discusiones y reuniones que deciden sobre la suerte del país para pasar a diversiones más amenas. Así, Lenormand de Mézy despacha rápidamente los rumores sobre una posible rebeldía, ya que desea ir a la ópera: "La colonia es nuestra" -exultó Lenormand de Mézy, clausurando la reunión. El divino Chevalier y la despampanante soprano Angiolina Falconelli interpretaban Fígaro en la Comedie y las muchachas de madame Silverant, pechugonas y libertinas, no se irían hasta tarde de la mancebía de la plaza de Clugny (62).

Nos enteramos con todo lujo de detalles de los achaques y las 'desviaciones' de cada uno de los tres comisarios civiles de Saint Domingue: el cascarrabias Sonthanax; Polvérel, aquejado de una hernia; el mujeriego Aillaud. Lleva a la siguiente conclusión: "Un sátrapa, un inválido y un perdulario capitaneaban la colonia" ( 150)l6.También vemos que los intereses personales y materiales importan más que las altas misiones para el país, como es el caso del general Galbaud siempre friolero, más interesado en sus tierras heredadas que en la defensa de Francia en la colonia en 1793. Algunas figuras negras como Biassou y Jean-François tampoco parecen desprovistas de preocupaciones personales, como ilustraré más adelante. Otras son tratadas con menos sorna, por ejemplo, el líder Toussaint y el rebelde negro Francisco Sopo aparecen descritos desde su primera aparición como verdaderos representantes de la causa negra. Ignacio de Oyarzábal advierte en relación a Francisco Sopo que "al contemplar a sus hermanos de infortunio abatidos sobre el suelo o achicharrándose junto a las hornallas [.] una rabia sorda le escocía entonces el corazón, desmintiendo la tan cacareada mansedumbre de los de su raza" (30). Y Toussaint en su primer contacto con Olarzábal dice altanero que no entiende su español. El narrador formula el siguiente comentario: "Algo había en el

16 Los tres comisarios franceses llegaron a Saint Domingue el 17 de septiembre de 1792, y Aillaud ya se fue en noviembre a Francia (Pluchon 1989: 600). El capítulo se sitúa en 1793, puesto que se menciona el pacto entre los españoles y los negros bajo el liderazgo de Biassou y Jean-François. Como ya he dicho, estas libertades con la cronología no desvirtúan la fuerza de la narración, más bien subrayan que es ficción.

PRIMER CAPÍTULO

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negro [Toussaint] que, al mirar; destilaba una insidiosa disposición de ánimo, una apetencia lacerantemente arrastrada durante años y no muy distinta a la de Francisco Sopo" (32). En otro fragmento Toussaint llega a criticar la actitud de Biassou y Jean-François que sólo buscan el provecho propio: La guerra era para él [Toussaint] una expansión del espíritu, una aventura de la libertad ajena a honras y galardones y no, como sucedía con los dos Jefes Máximos, un desvergonzado pretexto para sus componendas, abusos y latrocinios cometidos al amparo del favor que les dispensaban los oficiales españoles (172).

No obstante, hacia el final de la novela se sugiere que tampoco Toussaint puede resistir los encantos del poder. En resumen, el desastre o en buen dominicano el "Desmandingue", título del capítulo XII, es descrito a partir de las percepciones y las vivencias de individuos. Cabe añadir que en este enfoque en los hombres del poder las figuras femeninas sólo desempeñan papeles de adorno. Sirven para procurar eventualmente placeres de índole sexual o gastronómica a los hombres, con la pintoresca excepción de Madame Clémentine de Bayeux, esposa del médico Marmontel que se atreve a inmiscuirse en las discusiones filosóficas y políticas con Oyarzábal y el jesuita Brizuela. En esa época sumamente conflictiva los personajes no sabían qué doctrinas seguir, qué leyes respetar o a qué dios(es) atenerse. De ahí que la única manera de sobrevivir sea adoptar una actitud que roza con lo picaresco, como escribe Andrés L. Mateo en su comentario sobre el libro: "[...] son picaros sin remedios, en el rejuego de la sobrevivencia, la hipocresía y la simulación que la vida colonial imponía" (2003: I). El personaje más emblemático a este respecto es el oficial de la Inquisición, Alonso de Vallecillo, a quien se le encargan varias misiones delicadas que le obligan a disfrazarse y a pasar de un papel a otro. Así le ordenan asesinar aToussaint Louverture infiltrándose como negro en su medio. No puede creérselo: Al principio, cuando la plana mayor en pleno le comunicó lo resuelto, Alonso de Vallecillo creyó que era el día de los Santos Inocentes y se lo tomó a chacota. Después, al aclarársele el malentendido, se le derramó el paquete intestinal. De ningún modo se prestaría a pasar por negro, eso era una caballada inadmisible, su sangre era tan limpia como el oro del Cibao y no la ensuciaría con sustancias bituminosas (238).

Deive llega a describir a los personajes de una manera muy plástica e indaga en sus cavilaciones. Hasta diría que son mucho más de carne y hueso que los personajes carpenterianos que más bien se acercan a símbolos y expresan ¡deas. Son seres humanos no desprovistos de aspiraciones materiales e individuales. Así explico el énfasis en lo más cotidiano, también advertido por For-

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nerín (2004: 126). Por ejemplo, llaman la atención las continuas referencias culinarias. El sexto capítulo, "Una cena a todo trapo", describe una (ficticia) fiesta navideña de los rebeldes negros encabezados por el vanidoso JeanFrançois17 y Biassou el 24 de diciembre de 1792 en Ouanaminthe, "único pueblo donde los dos Jefes Máximos [Biassou y Jean-François], diría el comité de ediles, fueron amados por haber estado de paso" ( I 15). Escamoteando otras características menos positivas de estos jefes bien crueles se destaca de paso la afición a la ropa lujosa de Biassou y Jean-François. Quieren un "traje de gala como los que adornaban con su plumerío de pavo real a los mariscales, corregidores, chambelanes y bailíos franceses" (99). Así proceden a una especie de mimicry, la típica actitud de los colonizados respecto a los colonos, o en las palabras de Bhabha: almost the same but not quite, almost the same but not white. Es asimismo una verdadera delicia la remisión a la (estereotipada) afición al chocolate del obispo Fernando Portillo y Torres, su Excelencia Reverendísima, ya desde la primera página: La revelación [de que José Obediente es judío] rechinó en los oídos del ilustre purpurado en el preciso momento en que se disponía a saciar su voraz apetito con una descomunal jicara de chocolate, espeso cual brea de carpintero y generosamente acompañado de una ristra de crujientes bizcochos (7). También parece ser legendaria la gula del gobernador don Joaquín García y Moreno de "vientre tripudo y adiposo, fruto de su glotonería calagurritana" (135). Como expliqué de manera detallada en mi libro El festín de Alejo Carpentier. Una lectura culinario-intertextual

( D e Maeseneer 2003a) el escritor

cubano recurre al contexto culinario de manera muy comedida. Las contadas evocaciones gastronómicas no pretenden caracterizar al personaje. En El reino de este mundo importa más la carga político-religiosa o la connotación social de la alimentación que su carácter comestible. Así, la clase social de Ti Noel se refleja en la (ausencia de) comida: pasa hambre, tanta que tiene el vientre hinchado "de haber comido demasiadas frutas verdes, demasiados mangos aguados" (Carpentier 199 1: 86). Y en el Bois Caiman, los rebeldes se untan los labios con "la sangre espumosa del cerdo, recogida en un gran cuenco de madera" (Carpentier 1991:52). Al respecto, Dominique Zahan en "La religión

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Dice Deive de Jean François: "Jean François, orgulloso y fiero.no titubeaba en cambiar escla-

vos capturados en el transcurso de sus campañas por fusiles, municiones y cañones. Inteligente, de físico seductor apasionado por el lujo y la ostentación, su uniforme de general estaba siempre cubierto de condecoraciones y entorchados y, para impresionar a sus hombres, se aparecía entre ellos montado en un soberbio caballo ricamente enjaezado" (Deive 1997a: 215; mi énfasis).

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del África negra" considera que los sacrificios sangrientos constituyen la piedra angular de la religión africana, la plegaria por excelencia, indicando que el bestiario predilecto en los menesteres religiosos está constituido por los animales domésticos (citado en Báez-Jorge 1998: 35).

Desde esta perspectiva muy 'humana' en Deive interpreto también el recurso al humor-lingüístico y situacional-, que aligera constantemente la gravedad de las cuestiones debatidas. Aunque El reino de este mundo no carece de situaciones humorísticas (pensemos en la declamación raciniana de Mademoiselle Floridor ante los negros estupefactos), el tono de la obra de Deive se acerca más al Carpentier de El recurso del método o de El arpa y la sombra. Cuando Sor Eufrosina de la Perpetua Consolación se adhiere al Culto Teodóxico Universal del cura Quiñones18, su nombre cambia nada menos que en SorTransfiguración des Citoyens. Una proclamación apócrifa de los líderes negros Biassou et Jean-François en la que reivindican la libertad para todos, define los derechos de los negros de la siguiente manera: " A partir de este preciso instante, así como en lo sucesivo y porvenir quedan abolidos por denigrantes, falaces y racistas, así como por contrarios a los derechos del hombre, la magia negra, la negra sombra, el vómito negro, la merienda de negros, el negro de la uña, trabajar como un negro y el negro detrás de la oreja" (98). Esta enumeración me trae a la memoria la confiscación de libros rojos para combatir el comunismo en El recurso del método, entre los cuales figura desde El rojo y el negro de Stendhal hasta Caperuclta roja19. Cuando el Gobernador de la parte española ha decidido declarar la guerra a los insurrectos en 1793 leemos: "¡Alea jacta est! -proclamó, al tiempo que le atenazaba una ligera duda. ¿El dicho latino era suyo o lo había leído en un libro?" (142). Mi deformación de estudiosa de Carpentier no puede sino recordar al campeón de las frasecitas sacadas del Pequeño Larousse, el Primer Magistrado, quien también recurre a esta cita:"Había pasión en las gentes, y era inteligente capitalizar esa pasión en provecho propio. Alea jacta est" (Carpentier 1979a: 126)20. Por

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Deive habla de este cura refractario que adoptó la ciudadanía francesa y se puso al ser-

vicio de la República en Heterodoxia e inquisición en Santo Domingo (Deive 1983: 318-319). Su propósito consistía en compaginar las ideas republicanas y cristianas. N o he encontrado la alusión al "Culto Teodóxico Universal" en relación a este cura. Esté término atañe a la masonería y a un culto instaurado en 1824 par el teósofo Antoine Fabre d'Olivet (1767-1825).Véase la entrada "Teodoxico", , (27/7/2004). 19

Parece que esta broma no es ficticia:"[...]; la recogida de libros rojos, incluyendo 'El rojo y

el negro' de Stendhal, aconteció en Cuba y en Costa Rica, añade Carpentien'tal como la describo'" (Labastida 1974:22). 20

A la hora de su muerte el Primer Magistrado pronuncia este otro cliché para darse cier-

tas ínfulas:"De todos modos, para que quede en la Historia, debo pronunciar una frase a la hora

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RITA DE MAESENEER

supuesto, no puede faltar el cliché del canibalismo de los negros, también presente, por ejemplo, en el epígrafe de la carta de Madame d'Abrantés escrita a Paulina Bonaparte en El reino de este mundo:"que les sauvages n'étaient plus à craindre; que ce n'était pas là que la broche était mise pour rôtir les gens" (Carpentier 1991: 45). La soprano Angiolina Falconelli ruega al director de orquesta que [...] si los antropófagos del Ejército Expedicionario Mancomunado [de Biassou et Jean-François] cometían la despreciable y ruin cochinada de servirse de ella, ya fuese de tactu o de visu, como aperitivo de la cena de Nochebuena, le hiciese la caridad, que mucho le agradecería en la otra vida, de enterrar las migajas de sus huesos en su Toscana natal (101).

Provoca la siguiente reacción en el director de orquesta: "Le tenía sin cuidado que el negrerío la convirtiese en picadillo de albóndigas o en lonchas de jamón italiano" ( 101 -102).

Incluso en el momento más célebre, la ceremonia en la noche del bosque del caimán se produce una mezcla rara de elementos cómicos/cósmicos. Comparemos los capítulos"EI pacto mayor","La llamada de los caracoles"y"Dogón dentro del arca" en Carpentier ( 1991: 50-58) con "La noche del bosque del caimán" en Deive (59-78). La reunión se hace en ambos casos en un contexto de truenos y relámpagos lleno de toques de tambores. Al escuchar una canción alegre al inicio, "¡Ahí, manman, he,/ tambour moin relé./ Jou-m allongé,... ahí,/ ahí, manman...", los esclavos reunidos se preguntan: "¿Qué clase de broma era esa? ¿Habían ido al bosque en una noche tan desapacible, exponiéndose a un severo castigo de sus amos, sólo para asistir a un fandango? ¿O se trataba de una encerrona? Los blancos eran demasiado taimados" (66-67). Después cambia el toque para pedir ayuda a papá Legbá en el contacto con los demás loas (dioses). En Carpentier Bouckman es representado como un ser sobrenatural: " D e pronto, una voz potente se alzó en medio del congreso de sombras. Una voz, cuyo poder de pasar sin transición del registro grave al agudo daba un raro énfasis en las palabras. Había mucho de invocación y de ensalmo en aquel discurso lleno de inflexiones coléricas y de gritos" ( 1991: 51 ). En Deive el frío provoca una desmitificación respecto al gigante Bouckman cuando se encuentra con Toussaint: "El papaluá [el sacerdote Bouckman] se desembarazó del ñango [saco] acordonado a la espalda, sacó de él un frasco de clerén y lo vació de un trago.'Gren mwe frét' -se disculpó.'Mis testículos están fríos'" (65).

en que me lleve la chingada. Una frase. La leí en las páginas rosadas del Pequeño Larousse: 'Acto est fabula"' (Carpentier 1979a: 339).

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La influencia de la Revolución Francesa junto con la ayuda de los loas del vodú, es destacada por ambos escritores. Mientras que Bouckman olfatea y estruja la gaceta falsificada que contiene la declaración de los derechos de los negros y Biassou y Jean-François parecen tener dos opiniones opuestas (acción frente a negociación con los blancos), la decisión bélica es mucho más solemne y contundente en Carpentier: "Entonces, cuando hubo pasado el retumbo, declaró que un pacto se había sellado entre los iniciados de acá y los grandes Loas del África, para que la guerra se iniciara bajo los signos propicios" ( 1991:51 ).A diferencia de Deive que sólo menciona una "arenga corta, pero vibrante" de Bouckman (68), Carpentier cita parte del discurso del líder: "El dios de los blancos ordena el crimen. Nuestros dioses nos piden venganza. Ellos conducirán nuestros brazos y nos darán la asistencia. ¡Rompan la imagen del Dios de los blancos, que tiene sed de nuestras lágrimas; escuchemos en nosotros mismos la llamada de la libertad!" (1991: 5I) 2 1 . En ambos textos la importancia del vodú es subrayada. Se mata un cerdo, respectivamente con tres aullidos (Carpentier) y sin un solo bramido (Deive). Interviene una mujer poseída, una negra huesuda (Carpentier) y la mambo Romaine la Prophétesse (Deive). Ogún es el dios guerrero que auspicia la rebelión de los negros quienes le cantan canciones rituales en ambos textos. Pero su aparición queda menguada en Deive: Como buen militarote, odiaba los cumplidos y agasajos, pero esta vez, al tanto del alcance del acto, aceptó galante de las mujeres, por las que sentía auténtica debilidad, ya que fuesen feas o agraciadas, tres botijas de ron y unos cuantos luises de plata, que guardó en una de sus cartucheras.Tras verificar que todos se habían prosternado ante él en señal de sumisión, [Ogún] espoleó el caballo y se desvaneció entre los árboles (68). Luego, ambos escritores se detienen en la sangrienta masacre que se pro-

dujo el 22 de agosto de 1791 a raíz de la llamada de los caracoles/lambíes/

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Carpentier sigue el texto reproducido en Ainsi parla l'oncle de Jean Price-Mars según

Speratti-Piñero (1981: 108). Price-Mars retoma el discurso probablemente de Schoelcher (González Echevarría 2004: 187-188 nota 58). N o entro en toda la discusión sobre la veracidad de este discurso ni de la ceremonia en su totalidad. Remito a "La céremonie du Bois Caïman" de Geggus (2000: 149-167) y "La cérémonie du Bois caïman et le 'pacte de sang' dahoméen" de Law (2000: 131 -147).Tampoco me pronuncio sobre la presencia o ausencia deToussaint en esta ceremonia. Léon-François Hoffmann provocó mucha polémica con su tesis de que la ceremonia sería un mito en "Histoire, mythe et idéologie: la cérémonie du Bois-Caiman" (1990: 9-34). Se discute la tesis de Hoffmann en el sitio web de Bob Corbett (s. a.), "The Bois Caiman Ceremony: Fact or Myth".

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guamos/fotutos... Carpentier se concentra en lo ocurrido en las tierras de Lenormand de Mézy: las muertes, el saqueo de las bodegas, la violación teatral de Mademoiselle Floridon cuyos senos no estaban dañados por "el irreparable ultraje de los años" (Carpentier 1991:55), cita de Athalie de Racine. La matanza es descrita de manera más extensa por Deive y adquiere rasgos esperpénticos de una crueldad espantosa: Era como si las venas de la tierra se hubiesen abierto para empaparlo todo de rojo. Los rutilantes aceros cercenaban las carnes trémulas, remataban a los que huían de la carnicería, troceaban visceras y músculos.Túnicas de sangre cubrían a los sublevados [...]. Liberados de sus cadenas, sordos a las súplicas de los más débiles, se ensañaban de tal forma en mujeres, ancianos y niños que los gallinazos apenas podían saciar su hambre con los desperdicios (68-69).

Luego, ambos autores se refieren a la ayuda de los españoles que suministraron armas a Bouckman. Deive no deja de mencionar con cierta ironía que Biassou y Jean-François se autoproclamaron respectivamente Vicerrey y Generalísimo. Comenta igualmente las consiguientes tensiones entre petits blancs (los blancos menos ricos que social y económicamente eran competidores de los mulatos) y mulatos (affranchis), que por el mero hecho de no ser blancos igualmente son considerados culpables de la matanza.También en Carpentier el desprecio de los blancos por todo lo que huela a negro se manifiesta de manera radical: después de la captura de Bouckman el gobernador Blanchelande quiere la exterminación de "[t]odo el que tuviera sangre africana en las venas" (Carpentier 1991:57). Vemos por tanto que la ceremonia queda a la vez exaltada y desvirtuada en Deive. A pesar de este acercamiento más matizado no deja de ser significativo que el título de su libro sea Viento Negro, bosque del caimán. Su importancia es manifiesta desde la portada, una reproducción de Ceremonia de Bois Caimán, del pintor no/f haitiano André Normil22. Por muy discutida que sea la base histórica de la ceremonia, el Bois Caiman es el lugar fundacional en la historia haitiana, símbolo de ansia de libertad y de justicia para los negros. Allí algo cambió definitivamente gracias a la rebeldía negra, el viento negro, este huracán que todo lo abatió. Este hecho es recordado por Ignacio de Oyarzábal a su mayordomo, el jesuíta expulso Agripiliano Brizuela:"No olvides el

22 Representa a un grupo de negros armados de machetes y de bastones erguidos.Tienen en la mano un cuenco de sangre. Están reunidos alrededor de un fuego al lado del cual es degollado un cerdo negro. El cuadro sirve también de cubierta de un libro editado por Hurbon (2000), L'insurrection des esclaves de Saint-Domingue.

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viento negro que, hace poco, sopló en el bosque del Caimán" (132). Efectivamente, para preparar la revolución de negros en Boca Nigua, Bois Caiman parece ser el punto de referencia: "Como en eso de pronunciarse contra los blancos eran unos legos, el bagacero Venancio Mingolo se había trasladado a la Mermelade para recabar deToussaint Louverture los pormenores de la reunión en el bosque del Caimán y actuar de igual manera" (196). El libro de Deive reivindica por tanto esta rebeldía negra y por eso los líderes negros son presentados de manera algo más positiva que en muchas fuentes históricas. Contrariamente a la concentración en el papel del vodú en la Revolución negra como religión de resistencia frente al discurso oficial de la Ilustración en Carpentier (Birkenmaier 2004, Báez-Jorge 1998), Deive amplía el espectro de las ideologías, religiones y hasta corrientes científicas en pugna en aquel entonces. Además de la fe en los loas (dioses) del vodú introduce en su libro el judaismo representado por José Obediente, las ¡deas de los jesuítas mediante el expulsado Agripiliano Brizuela, la masonería, la Sociedad de Amigos de los Negros, la astrología, el esoterismo de Martines [s/c] de Pasqually23, formas de laicismo (el "Culto Teodóxico Universal"), la cábala que influye en el oidor Venancio Bravo obsesionado por encontrar al Voras Carnifice, un come-gente peligroso bastante cercano a los seres maléficos del vodú, que finalmente identifica con el esclavo rebelde Francisco Sopo24.También menciona experimentos científicos mediante el pintoresco personaje de Monsieur Guy Millón quien expone sus conocimientos sobre electricidad, truenos, relámpagos y otros fenómenos naturales en la plaza mayor. A la vez introduce a un personaje médico, Monsieur de Marmontel, quien se empeña en encontrar determinadas plantas medicinales.Todas estas corrientes de ideas sólo aumentan el caos. En cuanto a la interpretación de la Historia, Carpentier nos transmite una visión mítica y nos invita a reflexionar sobre su circularidad mediante la insistencia en las rebeldías y los fracasos recurrentes. Las ¡deas filosóficas sobre la Historia son menos explícitas en Deive. No obstante, me llama la atención que muchos acontecimientos históricos llegan por conversaciones (referidas), por chismes y discreteos y pasan por la interpretación y el discurso de cada locutor; No es una casualidad que el título del primer capítulo sea "Dimes y

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El "heterodoxo" Martínez de Pasqually está presente de manera anacrónica ya que murió

en 1774. C o m o es sabido, Carpentier se refiere a él en El siglo de las luces, obra con la que dialoga también Deive. Para más información sobre este autor de Tratado de la reintegración de los seres, vé ase Menéndez Pelayo (1992 11:859-869). 24

El negro Incógnito, come-gente oVoras Carnifize era supuestamente un temido homicida

de niños, ancianos y mujeres que empezó a cometer delitos en 1790. Nunca lo capturaron y quizá nunca existiera.Véase "Voras carnifize" en La mala vida (Deive 1997b: 232-235).

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diretes" y que los sucesos históricos vayan integrados en diatribas, invectivas, catenarias, contiendas verbales, filípicas, y muchos otros sinónimos que salpican las páginas. ¿Todo esto sugiere que la Historia de los textos escritos difiere sustancialmente de la percepción de los acontecimientos por parte de individuos que sólo tienen acceso a versiones torcidas, parciales, manipuladas hasta fabuladas? Finalmente, el lenguaje barroco, sensorial y arcaico de Deive que rebosa en reminiscencias eruditas se asemeja al carpenteriano, no sólo el de El reino de este mundo, sino también de obras ulteriores como "El camino de Santiago", El siglo de las luces o El arpa y la sombra. C o p i o tres ejemplos que demuestran los arabescos literarios. El abolicionismo frente a la lucha por el derecho a la ciudadanía es descrito de la siguiente manera: "Juntábanse los mulatos para tocar el son de la igualdad política y civil, y sus opositores [los negros sublevados] salían con fandangos abolicionistas" (I 6). Las revueltas entre mulatos y petits blancs en Le Cap durante un entierro dan lugar a esta recreación sugerente: "Repuesto del ciriazo, si bien aturdido y con un chichón del tamaño de un coco, el mulato asió la tapa del ataúd y, aplicándola a modo de ariete, embistió al palurdo con tal saña que ya la quisiera para sí un cosaco del Don" (73). Las relaciones entre el judío Obediente que preñó a la cristiana Niña Úrsula provocan la siguiente reacción en el padre de la niña, el oidor Catan i: Despechado por el deshonor que la preñez de la niña Úrsula implicaba, [el oidor Catani] la inundó de denuestos, vociferó hasta enronquecen sacando a colación el Código de Hanmurabi, el Concilio deTrento y el alcalde de Zalamea, y la expulsó a cajas destempladas. En su casa no podía morar ni un segundo más quien había mancillado su tierna savia de cristiana vieja al mezclarla en fornicatorios ayuntamientos con la de un marrano (88-89)25. Si es correcta la afirmación de que una novela histórica casi siempre adquiere un valor de actualidad, postulo las siguientes hipótesis. Se me dirá que el papel de Haití es obvio dentro del contexto histórico de esta isla caribeña, pero no es frecuente que un dominicano tenga en cuenta a su otro "primitivo", para retomar las palabras del crítico Fernando Valerio-Holguín (2000a). La literatura dominicana más bien desprecia o ignora a este otro cercano visto tradicionalmente como el abyecto, el del pelo malo, el que inspira

25 Deive puede haberse inspirado en todas las historias licenciosas que recopiló en su divertido libro La mala vida. Delincuencia y Picaresca en la Colonia Española de Santo Domingo (1997b).

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miedo (y he indicado que están presentes estos clichés, aunque ridiculizados muchas veces). Esta negrofobia se remonta según algunos estudiosos a la época turbulenta de la lucha independentista y a sus secuelas, la ocupación por Haití de la parte española de 1822 a 18442é. El que se recree el período colonial en el cual el destino de las dos naciones se veía estrechamente interrelacionado, me parece por tanto altamente significativo.También permite reflexionar sobre la situación actual, igual de conflictiva27. Además, la aproximación a los grandes acontecimientos históricos desde las percepciones individuales y la insistencia en preocupaciones personales y nimiedades en estos tiempos de caos, del "enrevesado atascadero políticosocial", de la isla como un "revuelto tablero de ajedrez" (85; 189), nos hacen meditar sobre cómo se vivía y se vive la H/historia. Por todas estas razones la novela de Deive puede reclamar un lugar en el panorama de las novelas históricas caribeñas sobre la Independencia de Haití, este suceso caracterizado por más de un enigma y múltiples silencios hasta hoy en día28.

2. El trujillato: ¡Presente! Que la sangre te siga, General de la muerte, hasta el hongo, hasta el hueso, hasta el breve gusano condenado a tu estiércol. Que la sangre, la sangre se levante y te siga. "Himno de sangre aTrujillo" (Burgos 1997:392) He explicado que el exiguo interés por épocas lejanas se debe en parte a la historia peculiar de la isla que oscilaba constantemente entre anexión, fragmentación y dominación muchas veces relacionada con la otra mitad de la isla

26

Algunas fuentes como Despradel (1972) ya destacan los prejuicios raciales y culturales

desde el Inicio de la conquista, mientras que otros estudiosos comoTorres-Saillant (2000) insisten en la importancia de la política trujillista en el fomento de la negrofobia. 27

Determinados anacronismos ayudan a borrar los límites temporales. Para celebrar el ter-

cer cumpleaños de los gemelos del Gobernador "[t]ríos de música, bautizados con el nombre de pericos ripiaos, amenizaban la algazara distribuidos por barrios, evitándose así discriminaciones y privilegios" (82). El perico ripiao es una variante de merengue Inventada al inicio del siglo xx (Austerlitz 1997: 63). Otro ejemplo de anacronismo sería: " A imitación de los políticos nonagenarios,Toussaint Louverture se hacía el sordo y el mudo" (234). N o puede sino remitir a Joaquín Balaguer que aun siendo ciego y decrépito siguió gobernando. Luego la palabra "racista" (atestiguada desde 1930) difícilmente puede haber sido pronunciada por una madre criolla en 1793 a su hijo Vicente: "¡Qué racista eres.Vicentico!" (147). 28

Véase el libro deTrouillot (1995), Silenáng the Past. Power and the Production of History.

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muy silenciada. Pero la razón de más peso que explica la escasez de obras que atañen a épocas remotas es la aplastante presencia del trujillato y de su contrapartida, los m o v i m i e n t o s revolucionarios del siglo XX.Tanto Marcio Veloz Maggiolo c o m o Angela Hernández me comunicaron en una entrevista que el (neo)trujillismo sigue determinando en gran parte el imaginario de los escritores dominicanos. Para Marcio Veloz Maggiolo (1936): La literatura dominicana ha estado dominada por dos acontecimientos globales muy poderosos después de la guerra de abril: por los gobiernos de Joaquín Balaguer que mantuvieron y mantienen hasta hoy un neotrujillismo que comienza a difuminarse y por la dictadura deTrujillo anterior, que todavía es una fuente importante. No es un atrapamiento, como mucha gente dice. Cuando lo hacen extranjeros, como Vargas Llosa o Vázquez Montalbán es aceptado (De Maeseneer 2004a: 3-4). Por su parte Angela Hernández (1954) aclaró: Como no viví prácticamente la época de Trujillo, no es un tema que puede estar como en el centro, pero está ahí, porque para nosotros es un demonio histórico, que no es evitable. Claro, uno puede tomar una línea totalmente hedonista, que se abstraiga de su época. Pero como quiera, termina haciendo sentirse su presión sobre la atmósfera. Además no me gusta la grandilocuencia de los grandes temas y de los grandes personajes (De Maeseneer 2003b: 3). Por lo que he podido deducir de mis lecturas de autores nacidos a partir de los setenta, aun cuando el trujillato cobra m e n o r protagonismo, todavía quedan las huellas de este régimen y del sucesor Balaguen que no puede disociarse del trujillato. D a r un recuento de todas las novelas relacionadas con el trujillismo equivaldría a escribir una historia casi c o m p l e t a de la narrativa dominicana de la segunda mitad del siglo x x , ya que la Era y sus secuelas siguen apareciendo c o m o t e m a o c o m o trasfondo en numerosas producciones narrativas 29 . Así, la memoria-invención, en parte autobiográfica, Bienvenida

29

M e d o y cuenta d e q u e al l i m i t a r m e a la narrativa c o n t e m p o r á n e a excluyo algunas nove-

las s o b r e el trujillato escritas a n t e r i o r m e n t e , c o m o Cementerio cisco Requena o La ciudad herida

de Cruces ( 1 9 4 9 ) d e A n d r é s Fran-

( 1 9 7 7 ) d e C a r l o s Federico Pérez. Para una a p r o x i m a c i ó n a

esta narrativa hasta los ochenta, véase el interesante análisis d e Manuel Rueda "Presencia del dict a d o r en la narrativa d o m i n i c a n a " ( 2 0 0 1 : 9 5 - 1 3 7 ) . A g r a d e z c o a José Alcántara A l m á n z a r t a n t o el envío d e este a r t í c u l o c o m o la i n f o r m a c i ó n . T a m b i é n se ha p r e s t a d o a t e n c i ó n al t e m a e n los c o l o q u i o s d e la Feria del L i b r o d e 1999. Véase " L a novela histórica d o m i n i c a n a " ( C h e z C h e c o 2000: 185-250).

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y la noche (Crónicas de Montecristi) (1994) del conocido poeta y narrador Manuel Rueda (1921 -1999) se centra en la suntuosa boda deTrujillo en 1927 con Bienvenida Ricardo. Ella provenía de la clase alta y se convertiría en la primera dama de la República hasta 1935, cuando Trujillo se divorció para casarse -ya por tercera vez- con una de sus amantes más asiduas, María Martínez. Para más inri, Bienvenida Ricardo era la tía de Joaquín Balaguer En su comentario, Fernando Valerio- Holguín destaca que es "uno de los pocos libros que explora la genealogía del trujillato" (2002a: 26). A partir de un capítulo narrado desde el punto de vista de Manuel Rueda niño, el crítico insiste en la actitud ambivalente de los dominicanos haciaTrujillo, quien provoca a la vez repulsión y seducción. Pero esta historia narrada de manera fluida y cronológica por un narrador omnisciente no aporta una visión perturbadora que hubiera podido provocar una mujer como protagonista30.Tampoco presenta características de la nueva novela histórica, por ejemplo, en sus vertientes metaficticias o carnavalescas señaladas por Mentón31. Sólo llena huecos en la ya abundante ficción sobre el trujillato poniendo más énfasis en historias amorosas y vivencias personales que en la crueldad. Una de las obras que gira más bien alrededor de Balaguer viene de la mano de Avelino Stanley (1959). Stanley reunió una serie de cuentos en La máscara del tiempo y los publicó en su propia editorial, Cocolo, en 1996, es decir; cuando Balaguer (1906-2002) todavía estaba vivito (aunque no coleando tanto).Todos los cuentos se refieren a un presidente, que no puede ser sino el innominado Padre de la Democracia. En el primer cuento, homónimo del título, se le desprende el rostro al presidente que está emitiendo un discurso, obvia reminiscencia de un conocido cuento de Juan Bosch, "La mancha indeleble", donde un hombre se ve obligado a entregar su cabeza, símbolo de la libertad de pensamiento. El presidente comunica a un colaborador: "¡Carajo! Siento que ya la vergüenza se me cayó de la cara [s/c]".Y provoca la siguiente reacción, que también da fin al cuento: "¡No se preocupe, Su Excelencia, eso no importa! Era sólo cuestión de fortaleza. Porque a nosotros se nos cayó desde hace tiempo" (Stanley 2003: 12). El conjunto de los temas y procedimientos adoptados en los cuentos para abordar el tema del dictador resulta demasiado conocido. Ya son muy trillados los recursos tales como el

30 También Tartufo y las orquídeas, novela publicada en 1997, de Diógenes Valdez, enfoca a mujeres: la poetisa Melba Mendoza se enfrenta a Mana Martínez, esposa deTrujillo. Apenas sale de esquemas muy tradicionales. La novela ha tenido también otro título más "atractivo", Retrato de dinosaurios en la Era de Trujillo (Valdez 2000:230). 31 Para una incursión en la nueva novela histórica dominicana, véase el artículo de Fernando Valerio-Holguín (2003a), "Mito y otredad en la Nueva Novela Histórica dominicana".

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RITA DE MAESENEER

desdoblamiento del presidente en "La estatua del Narcizo [síc]32" o su degradación en "Los colaboradores del Presidente", donde sus aduladores intentan restarle importancia a su "pequeño defecto", su incontinencia. El último cuento del libro, "Cien años de oscuridad", es por lo menos una triple alusión, tanto a su intertexto básico, García Márquez, como a los frecuentes apagones contrastados por el luminoso faro a Colón 33 y al oscurantismo en que vive/vivía la República Dominicana. A pesar del relativo éxito de estos cuentos dentro del país, el tono de escritor comprometido se torna a veces demasiado doctrinario. Da la impresión de que sólo llueve sobre mojado. Para poner otro ejemplo de refrito de una novela de la dictadura, podría referirme a Los que falsificaron la firma de Dios (1997) de Viriato Sención (1941). Evoca los regímenes deTirano (Trujillo) y sobre todo de Mario Ramos (Balaguer) en la segunda mitad del siglo xx, así como la resistencia fomentada en parte por un padre cubano, Fabricio, quien lamenta la cobardía en sus alumnos seminaristas: "Acaso, razonaba Fabricio, eran caracoles acurrucados en su concha, La mala vida. Delincuencia y Picaresca en la Colonia Española de Santo Domingo temerosos de asomar los ojos a la luz, o mentes, que a fuerza de costumbre, habían perdido el ejercicio del trato franco con el vecino: recelosos de toda ¡dea perturbadora, huidores de todo amago de conmoción" (Sención 1997: 74). Como es sabido, el libro fue un éxito de venta en 1992 por razones extra-literarias: el gobierno de Balaguer le negó un premio que le había concedido un jurado muy 'respetado'. Por muchos méritos que se le hayan encontrado a la novela y por bien escritos que sean algunos fragmentos 34, tengo que confesar que no acaba de convencerme en su totalidad. Aunque mis criterios de evaluación (tal vez demasiado esteticistas) pueden ser rebatidos, confieso que no llego a ver la funcionalidad de la digresión "His-

32 En 2004 salió El Plan Trujillo de Marino Berigüete que no llegué a consultar. Sé por el anuncio que este escritor evoca a un doble de Trujillo, que según algunas fuentes existió efectivamente. Este tema ya fue explotado para Franco en la película Espérame en el cielo (1987) de Antonio Mercero, película desconocida para el autor; según me comunicó. Es sabido que el tema del doble aparece en algunas novelas del dictador; basta con recordar el ejemplo más conocido de Patricia Aragonés quien hace de sustituto del Patriarca en El otoño del Patriarca de García Márquez, autor cuya influencia en la narrativa dominicana requeriría un estudio en sí.

El faro a Colón, proyecto acariciado desde hace mucho tiempo, fue la realización prestigiosa de Balaguer Fue inaugurado con motivo de la celebración de los quinientos años del Descubrimiento. El faro proyecta por la noche una luz en forma de cruz en contraste flagrante con la frecuente oscuridad en la que está (¿estaba?) sumida la capital a causa de los apagones. 33

34 Véanse "Las telarañas del simulacro en la novela de Sención" y "Una novela con historia", ensayos en los queTorres-Saillant contextualiza la novela y destaca sus particularidades (1999: 167-180; 187-204).

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toria de la Marimanta (Paréntesis)", que le quita densidad a la novela.También suscribo lo observado por José Alcántara Almánzar en una entrevista: W e are still a long way from achieving a great novel. I think maybe it has gotten this way, maybe perhaps due to the difficulty Dominican novelists have fictionalizing history. [...] He [Manuel Salvador Gautier; autor de novelas históricas] wants to give a history lesson or a sociology lesson, and I don't believe novels are for this. Something similar happens toViriato Sención in Los que falsificaron la firma de Dios. Because Viriato takes a very specific period -and even though his novel is much better as Gautier's- he doesn't seem to separate the history from the fiction, to the point that one reads along and can follow a direct historical reality (Manzari 2000:957). Es imposible detenerme en los innumerables cuentos y novelas en los que el trujillato aparece como fondo. Basta con mencionar la mayoría de las novelas del polígrafo Marcio Veloz Maggiolo que se ubican en el ambiente sofocante del trujillato, cristalizado en Villa Francisca. Es un "microcosmos barrial que representa y simboliza a todo el país", al decir de Carlos Esteban Deive, quien añade: Su narrativa reproduce, recreándola, la historia de la República, especialmente la más inmediata y dramática. No es una narrativa de héroes, sino de víctimas, de personajes generalmente marginados y sufrientes, perseguidos por la tiranía o atormentados por un destino incierto y evasivo, derrotados y amargos (2000b: 67). Asimismo la novela de inspiración fuertemente onettiana 35 La balada de Alfonsina Bairán (I998)

de Andrés L. Mateo se desarrolla a partir de los últi-

mos días del trujillato en el entorno asfixiante de una casa de citas, un espacio muy emblemático de muchas novelas dominicanas por implicar a la vez libertad y reclusión, marginación y posibilidad de protesta. Del mismo modo, la contrapartida -los movimientos revolucionariossigue muy presente. El interés se dirige tanto hacia los movimientos revolucionarios que sucedieron y precedieron al trujillato como a la resistencia bajo Trujillo. Recordemos que ya Cuando amaban

las tierras comuneras

(1978) de

Pedro Mir se concentra alrededor de dos momentos de intervención norteamericana en la República Dominicana 36 . El primero de ellos gira alrededor

35

Véase Maryse Renaud (2005), "Melancolía criolla y pasión justiciera en 'La balada de

Alfonsina Bairán' de Andrés L. Mateo". 36

Para un análisis de la obra de Mir bajo el signo de la historia, véase el capítulo 5 deTorres-

Saillant,"Pedro Mir and the Historical Imagination" (1997b: 213-273).

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RITA DE MAESENEER

del año de 1916, inicio de una intervención de los marines norteamericanos que duró hasta 192437. El segundo se refiere al año de 1965, cuando fracasar o n los intentos socializantes de Bosch después de la caída del d i c t a d o r y Balaguer llegó al poder La temática revolucionaria inspira igualmente La vida no tiene nombre (2003a) de Marcio Veloz Maggiolo. Este librito se agotó muy rápidamente cuando salió en 1965, curiosamente unos meses antes de que se produjera la segunda invasión de los marines. En él asistimos al flash-back de un guerrillero que está a punto de ser fusilado por un muy marqueciano pelot ó n de fusilamiento avant-ia-lettre. La aproximación p o r parte de este revolucionario sencillo, hijo natural de un padre dominicano traidor y de una haitiana, es muy impactante. La obra está desprovista de moralejas rimbombantes, una tendencia harto presente en muchas obras dominicanas. Las observaciones aparentemente ingenuas del narrador-protagonista reflejan bien las cavilaciones que están detrás de sus acciones: "Ellos [los soldados gringos] son de un país que se llama'Estados Unidos'. Un país que a pesar de su n o m b r e no quiere unirse a nosotros y ayudarnos, sino darnos mal t r a t o y mala vida" (Veloz Maggiolo 2003a: 7). El mensaje y las dudas que suscita el proceso revolucionario quedan explicitados. Un ejemplo de ello está al final del t e x t o donde se lee: ¡Pobres gavilleros38, ojalá no terminen todos vendidos por una fanega de arroz, entregados por una lata de leche en polvo! ¡Todos terminarán como yo, bajo el fuego de jlas balas gringas frente al pelotón de fusilamiento, frente al 'fire' de las tropas de ocupación comandadas ahora por esos dominicanos que como el oficial Trujillo han vendido su alma y su porvenir a los que pisan y maltratan un pueblo terriblemente pequeño! ¡Qué doloroso resulta morir con estas dudas clavadas tan adentro! La vida no tiene nombre, no, no tiene nombre, es algo que no acabo de comprender (Veloz Maggiolo 2003a: 85-86). Respecto de este final que remite al título, González C r u z advierte: " A l título de la novela se llega mediante un original silogismo: lo absurdo es innombrable; la vida es absurda; la vida es, pues, lo que 'no tiene nombre'. La protesta social ahogada p o r el absurdo de esta existencia" (2000: I 13).

37

El libro más tradicional Balance de tres (2002) del arquitecto-escritor Manuel Salvador

Gautier (1930) evoca igualmente este período y José Enrique García describe en Una vez un hombre (2001) las andanzas de un cacique,Victoriano el Prieto, desde la época de Heureaux (1887-1899) hasta la llegada de Trujillo en 1930. 38

Se trata de un grupo de resistencia formado en su mayoría por campesinos de la zona

oriental de la República Dominicana. Hicieron guerra primero a los americanos y después aTrujillo.

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Las rebeldías postrujillistas también siguen reteniendo la atención y originan una reflexión sobre los procesos revolucionarios y las vicisitudes de la transición hacia la democracia en los tiempos de la posdictadura. La hasta ahora última novela de Angela Hernández, Charamicos (2003), se ubica en los años setenta. Aborda este período desde el punto de vista de los rebeldes universitarios e introduce la mirada femenina. La ironía con la que la protagonista se acerca a la jerigonza revolucionaria y la difícil separación entre el compromiso y lo privado aportan perspectivas interesantes, aunque otros fragmentos sufren el peso de una ideologización demasiado pronunciada. En este ambiente se sitúa también la novela Aquiles Vargas: fantasma ( 1989) de Manuel García Cartagena. La pesada reflexión metaficticia, la angustia existencial, el fantasma de una mujer Blanca, avatar de la Maga cortazariana, y cierto tono de adoctrinamiento de intelectuales de izquierda hacen esta novela muy bien escrita un tanto deudora del marco ideológico-temporal de los setenta/ ochenta. En lo relativo a la resistencia bajoTrujillo, la primera referencia será probablemente el libro de Julia Alvarez, In the Time of the Butterflies, publicado en 1994. La novela presenta en forma polifónica la vida de las hermanas Mirabal -las Mariposas- que terminó en uno de los actos más absurdos perpetrados al final del trujillato: la muerte de tres de ellas en un supuesto accidente. Alvarez retoma como fondo todos los elementos consabidos en Quisqueya, que al público anglòfono habrán sorprendido como alucinante novedad. Pienso en la pasión deTrujillo por las mujeres jóvenes/niñas. Menciona todos los datos conocidos que atañen a las dificultades deTrujillo al final de su régimen: la reacción de la OEA, la protesta de la Iglesia, la muerte del escritor Marrero Aristy, el intento de asesinato del presidente venezolano Betancourt, la omnipresencia del SIM [Servicio de Información Militar], las torturas bajo la dirección de Johnny Abbes... Según los críticos, la gran fuerza del libro reside en el énfasis en la poliperspectiva (bajtiniana) testimonial y femenina combinada con la presencia de una gringa dominicana y su indagación autobiográfica mediante las memorias de las hermanas, la integración de lo privado en lo público (Valerio-Holguín 1998; Gómez Vega 2004; Bados Ciria 2000; Daroqui 1998: 62-67; Rich 2002; Torres-Saillant 1999:207-212). La solidaridad entre las mujeres en la prisión, el cuestionamiento del supuesto heroísmo por parte de Minerva, la más combatiente e intelectual de las Mariposas, el conflicto entre compromiso y vida privada, las divergencias de carácter un tanto estereotipadas39, los diferentes gra-

39

Zakrzewski Brown arguye que se trata más bien de figuras estereotipadas que de perso-

najes reales (1999b: I 10).

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dos de compromiso político, el dolor humano y el conflicto entre adulación y abyección para obtener la liberación de los maridos presos son evocados de una manera muy penetrante. Así, advierte Minerva: "I hid my anxieties and gave everyone a bright smile. If they had only known how frail was their ironwill heroine" (Alvarez 1995: 259). Y cuando María Teresa ya no aguanta el encarcelamiento se desmorona y reflexiona sobre las heridas emocionales que nunca se cicatrizarán: "Then one day, you're out of here, free, only to discover you've locked yourself up and thrown away the key somewhere too deep inside your heart to fish it out" (Alvarez 1995:231 ). Patria, la más religiosa de las hermanas, entrevé incluso el perdón de todos: "I don't know, I wanted to start believing in my fellow Dominicans again. Once the goat [Trujillo] was a bad memory in our past, that would be the real revolution we would have tofight:forgiving each other for what we had all let come to pass" (Alvarez 1995:222)40. No cabe duda de que la novela presenta otra forma de "narrar el trujillato" al decir de Fernando Valerio-Holguín (1998), quien a su vez alude al artículo de Neil Larsen,"¿Cómo narrar el trujillato?" (1988). Cocco de Filippis insiste en que Alvarez presentó a las hermanas Mirabal no como las intocables heroínas, sino como seres de carne y hueso que dudan y sufren: "By removing the 'exceptional' women label from the Mirabal sisters, Julia Alvarez has given them back to us, Dominican women, and women every where, as human beings who love and doubt but do manage to bring about change" (2003:222). Pero difícilmente puedo ver en las hermanas Mirabal el nacimiento de la "mujer nueva", tal como arguye Ibis Gómez Vega: "Their awareness of Trujillo's violations and their decision to oppose this tyranny through active participation radicalize them and, thereby, create a new woman capable of defying patriarchy and the status quo" (2004: 97). Algunos simbolismos son muy obvios, por ejemplo, la confianza de Patria en su roca sólida, su esposo Pedro/piedra.También parece un truco manido de escritora feminista la coincidencia de la primera menstruación de Minerva con su concientización política. Hay maneras más sutiles de seguir las sugerencias de feministas como Hélène Cixous de escribir desde el cuerpo4'.Todo ello demuestra que la liberación de las mujeres sólo se permite con tal de que no rompan determinados esquemas patriarcales. La reivindicación del lugar de la mujer se limita a lo

40

El tema de la superación de la dictadura, la destrujillizadón, fue tratado poco en la litera-

tura, precisamente porque no llegó a producirse: la dictadura siguió existiendo en formas veladas (y no tan veladas) bajo Balaguer 41

Para las teorías de Cixous, véase Sellers ( 1994), The Hélène Cixous Reader.

PRIMER CAPÍTULO

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íntimo y lo privado en diálogo con un ámbito público. Lynn C h u n Ink lo formula de la siguiente manera: Although Alvarez's text itself serves t o make their effort visible by retelling their story to North Americans, the narrative in effect effaces their contribution to the Dominican nation because it ultimately recasts the sisters into traditional roles within the private sphere, reinstating gendered national dichotomies (2004:795) 42 . O t r a novela de una latina-writer

que combina lo histórico y la perspectiva

de la mujer es Song of the Water Saints (2002) de Nelly Rosario (1972). C o m o en muchos t e x t o s de este tipo, se describe a varias generaciones de mujeres y se privilegia el período de la adolescencia para responder a los preceptos del 8/7dungsroman. U n o de los logros del libro es la creación del personaje de Graciela a quien se dedica t o d o el "Song O n e " 4 3 . Visto el marco t e m p o r a l - e l inicio del siglo x x - son muy llamativos su actitud rebelde, su anhelo de mejorar; concretado en el sueño de una casa turquesa de palma y t e c h o de cinc, y su decisión de escaparse de la rutina, " t h e cage o f her day-to-day" (Rosario 2002: 147) y de abandonar a su hija en el c o n t e x t o rural de pobreza en que se desenvuelve. C o m o era de esperarse, pagaría caro su deseo de libertad: en un prostíbulo de Santiago contraerá una sífilis de un e u r o p e o de "alemaniafrancia". Graciela n o r e d i m e su culpa ni recluyéndose en un c o n v e n t o y muere. Su hija, Mercedes, se refugia en la religiosidad y en el trabajo disciplinad o en un comercio. Finalmente, se va a N u e v a York. Su hija Amalfi se niega a a c o m p a ñ a r l a e intenta sobrevivir en la República D o m i n i c a n a v e n d i e n d o repostería. Leila, f r u t o de la relación entre Amalfi y un abogado que se esfumó rápidamente, es criada desde los tres años en N u e v a York p o r sus abuelos, Mercedes y Andrés. El hecho de que los diferentes capítulos lleven fechas (de 1 9 1 6 a 1999) apunta hacia una voluntad consciente de integrar el contexto histórico, aunque sea c o m o trasfondo. Efectivamente, al lector se le suministran unos hitos en la historia dominicana, sobre t o d o la ocupación yanqui en la que se desenvuelve Graciela y el régimen de Trujillo que se restringe a algunas fechas clave. Este

42

Me doy cuenta del carácter polémico de mis observaciones y críticos como Torres-Sai-

llant en "Julia Alvarez ante la falocracia dominicana" (1999: 207-212) reivindican la o b r a de manera más radical. El mismo debate se ha generado sobre novelas como Arráncame la vida de Angeles Mastretta, donde Catalina también se libera dentro de lo permitido en la.estructura patriarcal, sin atacarla totalmente. 43

N o llego a deshacerme de la impresión de que la autora hubiera q u e r i d o p o n e r un

punto final apresurado a su relato en la segunda parte, "SongTwo".

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marco histórico siempre es percibido desde la vida privada. La ocupación yanqui es concretada desde el epígrafe con la descripción de la foto de una pareja negra, explicada al inicio del libro: un yanqui quiere sacar fotos eróticas de la negra Graciela y de su compañero Silvio en un hangar cerca del malecón de Santo Domingo con el fin de venderlas44. Se proyecta sobre la isla la idea comercializable de lujuria y de sexo ilimitado, imagen que después volverá en su versión más moderna cuando se aluda al turismo sexual: "And now, more than twenty years later, Mercedes finds ...[...]; that green has become the color of love; that tourism is the nation's new sugar - i n the 1980s, anything is better than Home" (Rosario 2002: 192).También la salida de los yanquis en 1924 importa en las huellas concretas, entre las cuales figura lo siguiente: "The troops also left a trail of deaths and births: mourning mothers and mothers with fair-haired children" (Rosario 2002: 123). Por lo que se refiere a la Era de Trujillo, el año de la llegada al poder del Jefe, 1930, coincide con la muerte de Graciela quien adquiere rasgos de visionaria: "And she would speak continuously of a military man who was rising to power; a demon among them who would claim the cloak of God and feed the nation to the wolves. Visitors listened to this prodigal daughter; not knowing whether her words were dementia or those of a sage" (Rosario 2002: 171). La noticia de la masacre de 18.000 haitianos45 en 1937 llega mediante historias escalofriantes a la tienda de la muy antihaitiana Mercedes. El dueño de la tienda, el árabe Mustafá, también ha sido víctima de la violencia por encontrarse de visita en la zona cuando ocurrió el genocidio46. El 30 de mayo de 1961, el día del asesinato de Trujillo, nace Amalfi. Se hace alguna alusión a la fiebre constructora de Balaguer rumbo al aeropuerto cuando Amalfi supuestamente va a embarcarse para Nueva York, acto del que desiste en el último momento. Las referencias históricas, por muy emblemáticas y previsibles que sean, nos dejan atisbar algo de la complejidad de este país en su conflictiva relación con Haití (la masacre), su difícil camino hacia la independencia y la democracia (la ocupación yanqui), sus problemas internos de supervivencia (el autoritarismo de Trujillo y de Balaguer).

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La fotografía como medio para sacar provecho de la colonia se podría considerar como

la variante moderna de las crónicas, que también exaltaban las posibles ganancias y maravillas de las colonias. Me inspiro en las ¡deas de T h o m p s o n sobre la fotografía de los norteamericanos como medio de captar el "potencial económico y geopolítico" (1995: 6 ) de P u e r t o Rico después de su 'llegada' a la 'nueva posesión' en 1898. 45

Según comentaré más adelante la cifra de las víctimas de la Matanza difiere de obra en

obra. 46

Es uno de los grupos étnicos que podría merecer más atención en la configuración de la

compleja identidad dominicana y en su literatura. Para una aproximación histórica a este grupo, véase Orlando Inoa (1999), Azúcar. Arabes, cocolos y haitianos y (2004), " L a herencia árabe".

PRIMER CAPÍTULO

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C o n el fin de matizar mis evaluaciones a veces muy cáusticas referentes al corpus de las novelas históricas sobre el trujillato y su contexto, he o p t a d o por profundizar dos conjuntos de textos enlazados por una semejanza temática. En el apartado "Adulando aTrujillo" me he propuesto analizar el cuento de 1985 de Pedro Peix (1952) "Pormenores de una servidumbre", situado en los cincuenta, y El Personero de 1999, ubicado en parte en los cuarenta/cincuenta de Efraím Castillo (1940). Peix se concentra en un hombre al servicio deTrujillo que cae en desgracia, mientras que Efraím Castillo describe a un s e r v i d o r que se e n a m o r a de una de las amantes deTrujillo, p o r lo cual es excluido del régimen y se auto-encierra. Estudio los dos textos en diálogo con La Fiesta del Chivo del escritor peruano Mario Vargas Llosa47. Luego, en "Visiones sobre El C o r t e , a never ending story", me concentraré en el genocidio de los haitianos de 1937 que ha inspirado a autores y artistas dominicanos (Prestol Castillo 1913-1981, Fortunato 1958), haitianos (Philoctéte), haitiano-americanos (Danticat) y a Vargas Llosa. Aunque la bibliografía secundaria sobre el tema específicamente en relación a Danticat es amplísima, creo que un estudio de las perspectivas tanto de dentro como de fuera en tres idiomas podría desembocar en una lectura más matizada de la ficcionalización de este drama en la historia de La Hispaniola. Añadiré a mi lectura dos textos dominicanos más recientes que se acercan por'desplazamiento' al trauma de 1937: se trata del cuento de 1999 "Llanto de cactus en una noche interminable" de Ligia Minaya (1941) y de la novela de 2003, El hombre del acordeón, de Marcio Veloz Maggiolo (1936).

3. A d u l a n d o a T r u j i l l o 3.1. "Pormenores de una servidumbre" de Pedro Peix En su infinita y fehaciente generosidad, el Benefactor siempre ha sabido recompensar la lealtad de sus funcionarios. Pero esta inefable prenda del espíritu exige de una templanza nazarena, de pacientes desvelos, de arduas pruebas e insospechados sacrificios. "Pormenores de una servidumbre" (Peix 2002:40)

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N o he podido averiguar si Vargas Llosa leyó estos textos. Castillo t e r m i n ó su libro en

1984, pero no se publicó sino hasta 1999, mientras que el cuento de Peix circulaba hasta hace poco en ediciones bastante marginales.

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El cuento de Pedro Peix "Pormenores de una servidumbre", de 1985, se distingue de muchas otras aproximaciones a la dictadura deTrujillo publicadas hasta aquel entonces. N o aborda el trujillato desde el enfoque de los revolucionarios y los opositores al régimen ni desde el punto de vista del dictador ni tampoco a partir del hombre común y corriente, el marginado, sino que adopta la perspectiva de un servidor deTrujillo, el licenciado Lotario Montaño y Carvajal. Alternan fragmentos de "El Foro Público" y partes entre paréntesis sobre las fortunas y adversidades que le suceden al secretario de Estado Lotario Montaño y Carvajal. Los fragmentos de "El Foro Público" no son presentados aquí como una columna de calumnia en el periódico El Caribe, tal como lo era bajo Trujillo, sino como una emisión semanal de la radio48. Por lo rebuscado del estilo dan la impresión de haber sido compuestos de retazos de discursos y textos trujillistas, por ejemplo en el segundo fragmento: " ¿ Q u é sanción merece quien atenta contra las buenas costumbres y viola las normas de convivencia de un pueblo cristiano, ultrajando con tanta impiedad como sordidez el tradicional decoro conyugal de la familia dominicana?" (28). Una voz anónima -sólo identificada al final, como la del viejo chófer del licenciado- le insta a escuchar estos fragmentos de "El Foro Público". Las frases introductorias sintetizan las diferentes etapas por las que pasa el licenciado: "Sintonice la radio, licenciado"; "La han cogido con usted, licenciado"; " Q u e ya sea lo que Dios quiera, licenciado"; " N o hay mal que dure cien años, licenciado, ni cuerpo que lo aguante"; "Sintonice la radio, licenciado" (27; 28; 35; 40; 42). Aparentemente vamos de una situación neutra a un ataque, luego se produce un momentáneo alivio para volver a la afirmación neutra, cerrando así el ciclo. El carácter cíclico y repetitivo lo corroboran también las fechas de los fragmentos de "El Foro Público" que son emitidos semanalmente: 28 de abril, 5 de mayo, 12 de mayo, 18 de mayo y 25 de mayo de 1959. La excepción a esta regularidad de siete días la constituye el 18 de mayo (un día menos para completar la semana): corresponde precisamente con la mejora -temporal- de la situación del licenciado promovido entonces a diputado al Congreso.

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En "In the Shadow of the State: the Politics of Denunciaron and Panegyric during theTru-

jillo Regime in the Dominican Republic, 1940-1958" Lauren Derby (2003) hizo un interesantísimo estudio de esta columna que salió en El Caribe de 1948 a 1961 .También es referencia útil el libra de Collado (2000), El Foro Público en la era de Trujillo. De cómo el chisme fue elevado a la categoría de asunto de estado. Por supuesto, es sabido que Trujillo llegó a dominar también la radio: "Pour donner toute son efficacité à la station de radio nationale, La Voz del Partido dominicano, fondée quelques années plus tôt [que 1942],Trujillo décide de doter toutes les sections du Parti dominicain d'un récepteur radio. Le plan, se poursuit, en 1943, par l'inauguration d'une nouvelle station baptisée La Voz delYuna" (Capdevila 1998: 88). Además, en la radio se leían las noticias del periódico.

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El movimiento cíclico sugiere el continuo subir y bajar en la vida bajo la dictadura, la situación siempre precaria y teñida de fatalismo de los servidores de Trujillo y el callejón sin salida en que se encuentran. De ahí que no siga ningún texto entre paréntesis al último fragmento radial sobre la destitución del licenciado/Diputado por ser acusado de "incumplir con crasa desidia sus obligaciones parlamentarias" y de urdir "la conspiración del silencio..." (42). El texto termina en puntos suspensivos: sugiere que podemos volver a leerlo, porque se recurrirá a las mismas acusaciones, se podrán volver a representar los cinco actos de este drama (¿o es una farsa?). Las diferentes denominaciones del protagonista en los fragmentos radiales también sugieren esta evolución desde la acusación de depravación hasta la infamia total, la breve recuperación y la caída final: del neutro secretario de Estado, que visita "antros de venérea disipación" pasa a "burócrata escoriado y crapuloso" por haber invitado en su casa a una manceba con el nombre ridículo de Basilia la Rompeyeso (27; 28). En la cumbre de la ignominia, cuando se le achacan transgresiones inmorales en el trabajo, es tildado de "Desfigura Execrable", "Rojo Adefesio" y "vocero del terror" (36). Luego lo identifica su nuevo cargo como recompensa de su "mansedumbre y estoicismo" (40) y se convierte en diputado al Congreso. Cuando vuelve a caer en desgracia por no haber levantado la mano en la votación para otorgarle un nuevo título aTrujillo es "quien fuera ayer Diputado al Congreso" (42). Los fragmentos adicionales a los extractos de la radio y puestos entre paréntesis esbozan la misma trayectoria. En el primer texto entre paréntesis la constatación inicial del licenciado es que su carro tiene las gomas pinchadas. Luego lo atacan en lo personal dirigiendo sus dardos hacia sus parientes más cercanos. Abundan las expresiones negativas que denotan privación: suspenden del trabajo a sus hermanos y retienen la pensión de su madre. A lo anterior se añaden sucesivas llamadas anónimas bien dosificadas en el tiempo como procedimiento de tortura (psicológica). Y una "Voz" comenta con todo lujo de detalles los supuestos excesos sexuales de la esposa empezando con sus desenfrenos con el Benefactor La música de marcha fúnebre que acompaña a estos mensajes hirientes anuncia que su vida o muerte dependerá de la arbitrariedad del Jefe. En el segundo fragmento entre paréntesis, se repite el esquema de ultrajes materiales y emocionales. Por la mañana le devuelven de la lavandería su ropa manchada con sangre y materias fecales. Un abogado lo conmina a vender su casa por un precio irrisorio y le recrimina por no tener colgada una foto del Benefactor en su sala. Sospecha que es rojillo por disponer de libros como "Rojo y Negro, La Roja Insignia del Valor, El Gabinete Rojo..." (29), procedimiento de ridiculización de la ignorancia de muchos funcionarios que ya he comentado al hablar de Deive y Carpentier. Luego, llega la hija con el vestido desgarrado y los cabellos "empegotados": fue violada la noche anterior por un

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grupo de cadetes. Su desgracia y su rabia se reflejan en el obsesivo "contó" que inicia cada frase del relato sobre la violación. El padre se comporta como un auténtico macho: aúlla y fulmina y sólo se preocupa por el qué dirán: "¿Te vio llegar algún vecino?" (30).Y al dar un paseo por el barrio el licenciado ve que es considerado un "leproso político" (31), constantemente vigilado por la gente del SIM. Para colmo, le llega una carta en la que le anuncian que le han quitado el puesto, sus títulos y demás documentos que le otorgaban cierta existencia e identidad. Prosigue asimismo la tortura auditiva: una llamada con una grabación de quejidos de su hija y músicos contratados para hacer una serenata con letras escabrosas sobre su esposa y su hija cuando paseaba por la Feria Ganadera49. Pero todavía no ha tocado fondo: después del tercer ataque en "El Foro Público", en el que le acusan de pervertido en el trabajo y de traidor de la patria que había saqueado "las vituallas de la Democracia y [había depredado] sus cosechas más firmes enraizadas por las Manos Fecundas del Benefactor" (36), prosiguen las humillaciones materiales y personales hasta tal punto que le abandona su familia y se tiene que enfrentar solo a la basura amontonada en la puerta de la casa y las prostitutas que gritan ante su casa. Sólo le resta refugiarse en el alcohol y en los recuerdos de un tiempo sin concesiones introducidos por un obsesivo "cuando": "cuando todavía los secretos descensos a los escondrijos del crimen no hedían en su memoria, cuando aún la silla eléctrica era un cadalso remoto, una fantasía de verdugos. [...] cuando podía salir del Salón de Las Cariátides [en el Palacio de Gobierno] sin transmitir en el pañuelo de smoking el vaho pusilánime de la intriga y la delación, [...]" (39). El cuarto fragmento entre paréntesis trata su restauración pasajera. No obstante, no disfruta de su nuevo estatuto de Diputado, que había "reconstruido su identidad" (41). Observa el vacío en su vida en la acumulación de términos negativos como "desprovista", "indeseable", "sin vigor ni complacencia, [...]" (40). Se da cuenta del carácter falso y teatral de las felicitaciones de sus colegas quienes todos han pasado por las mismas humillaciones. Su actitud rebelde que consiste en no levantar el brazo para votar un nuevo título al Benefactor no va sustentada por grandes ideas, sino por una reacción bien personal: "Entonces, mudo y perplejo, se sintió soberbio por su honrosa jerarquía de tribuno. Absorto, sin alzar la diestra para corroborar la moción parlamentaria, permaneció embalsamado en su curul hasta el momento justo en que concluyó la sesión" (42). La crítica hacia la dictadura es obvia en este cuento. El énfasis está en este caso en la intrusión de la dictadura y de lo público en la vida cotidiana y priva-

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La primera Feria Ganadera e industrial se organizó en Santiago el 31 de marzo de 1954.

Fue uno de los recursos del sistema trujillista de dominación y de embelesamiento del pueblo.

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da y en la dominación mediante rumores, chismes e insultos. Son constantes las llamadas telefónicas y el obsesivo zumbido de los Volkswagen, los famosos cepillos,"replegándose en sí mismo, orquestando el aciago silencio, introduciéndose en el aire, renovando el espanto doméstico de los seres" (32). Es como si Peix anunciara desde la literatura el estudio histórico de Lauren D e r b y de 2003 en el que la historiadora arguye que bajoTrujillo la cultura del miedo no se manifestaba mediante muchas muertes, sino que se infiltraba en la vida cotidiana. Con la excepción de los últimos años violentos del régimen, en los años cuarenta y cincuenta la muerte física era menos frecuente que lo que Derby llama la muerte social, es decir la pérdida del honor; del estatuto y del trabajo: The politics of denunciation underTrujillo suggest that the decline in actual violence in the 1940s and early 1950s corresponded with the rise of a new form of symbolic violence that was part and parcel of a new state elite, one whose concerns with honor; reputation, and family secrets became social currencies of, if not life and death, then what was equally important -social life and social death (2003:344). Derby demuestra la manera c o m o Trujillo elevó una práctica común entre la gente - e l chisme- a una manera de dominar a todos y explica así la "banalidad del p o d e r " del trujillato, es decir " h o w everyday forms o f d o m i n a t i o n and t e r r o r became normalized over the course o f three decades, [...]" (2003: 342). Este mecanismo constituye una de las explicaciones de por qué el régimen pudo mantenerse durante tanto tiempo 5 0 . Pero Peix va aún más allá, ya que hace de "El Foro Público" una emisión p o r la radio. La manipulación p o r la radio indica el poder de los medios de comunicación, de las voces, como instrumento al servicio del Benefactor 51 . La gente se cree lo que dice la radio, lo que dice la radio es verdad. Por eso son más i m p o r t a n t e s los fragmentos de "El Foro Público" que lo vivido p o r el licenciado que sólo son paréntesis. Los medios de comunicación se han con-

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Vargas Llosa sugiere m e d i a n t e la v o z de U r a n i a o t r a explicación q u e m e parece m e n o s

arraigada en el ser d o m i n i c a n o (¿humano?) q u e el chisme: " Q u e T r u j i l l o les [a los a d u l a d o r e s ] sacó del f o n d o del alma una vocación masoquista, d e seres q u e necesitaban ser escupidos, malt r a t a d o s , q u e sintiéndose abyectos se realizaban" (Vargas Llosa 2000: 76). D e t o d a s formas, la cuestión es m u y complicada. 51

También o t r o s dictadores c o m o Franco supieron aprovecharse d e los nuevos m e d i o s d e

c o m u n i c a c i ó n . Pensemos en N O - D O ( N o t i c i a r i o s y D o c u m e n t a l e s C i n e m a t o g r á f i c o s ) . V o l v e r é en el t e r c e r capítulo s o b r e el p o d e r d e la V o z d e su A m o (His Master's

Voice d e R C A V í c t o r

Records) en relación a la dictadura al c o m e n t a r Musiquito. Anales de un déspota y de un

bolerista

d e E n r i q u i l l o Sánchez r e f i r i é n d o m e al análisis p r o p u e s t o p o r R o b e r t o G o n z á l e z Echevarría (2001: 126-132) respecto a El otoño del

Patriarca.

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RITA DE MAESENEER

vertido en instrumentos de la voz del Maestro que no admite que haya "silencio" ante sus actos. Silencio, la última palabra del cuento, es el silencio que provocó la segunda caída del Diputado que no apoyó la votación. Este silencio contrasta con todas las nimiedades, el recuento detallado, los pormenores de la servidumbre, las calumnias. ¿Quedará reducido al silencio al ser matado? ¿Se recluirá en el silencio como forma de resistencia? ¿Seguirá desempeñando su papel de juguete del Jefe? ¿Llevará una muerte en vida como veremos en el caso de Monegal de El Personero que comentaré en el siguiente apartado? A diferencia de muchos otros textos sobre el trujillato y la dictadura, éste no es un retrato blanquinegro en lo que se refiere a este 'pobre' servidor. El mismo licenciado se acuerda de que de joven tampoco tuvo un comportamiento irreprochable. La violación de su hija le hace pensar en "su juventud libertina, rememorando la sangrienta promiscuidad de su vida de cadete, las causas aberrantes que motivaron su secreta expulsión— [...]" (30). La crueldad y el mal están, por tanto, en germen en cada persona. Al mismo tiempo que se critica el trujillato, se arremete contra el machismo que sustentó este régimen. Por eso no es gratuita la observación de que las mujeres (madre e hija) saben resistir mejor las ignominias:"[...] siempre habían sabido mejor que él dignificarse en la desgracia. Sabían morder la fruta podrida sin escupir la semilla" (31). Enfrentada a las calumnias, la esposa le grita que es cobarde y maricón, uno de los mayores insultos posibles en un contexto machista (31; 37). Y cuando han restaurado su dignidad nombrándolo Diputado al Congreso, su virilidad está "desprovista de toda estima y vanidad" (40). La insistencia en que todos sus colegas comparten la misma suerte subraya la implacabilidad del poder y el carácter plegable y acomodaticio de la gente: [...] porque todos alguna vez habían sido víctimas purulentas del Foro Público [...]; porque todos habían crecido y engordado mordiendo el cebo de los esbirros [...]; porque todos, en el maloliente tráfico de sus pasiones y flaquezas, conocían las intimidades humillantes y enfermizas que corrían por los desaguaderos de sus hogares. Y por último: porque durante casi treinta años de tiranía; todos por igual -aunque siempre blancos y almidonados- habían bajado el cuello huronado y sarmentoso de la servidumbre para seguir medrando en los forrajes del poder (42). Todo esto constituye una reflexión sobre esta nueva forma de esclavitud, la nueva condición de siervos de la que nadie está a salvo. El trujillato presenta rasgos de lo que los politólogos llamarían sultanistic regirme, régimen sultánico, aunqueTrujillo en su régimen combinó esta tendencia con un mesianismo y cierta ideología (antihaitianismo y creación de mitos). Chehabi y Linz proporcionan la siguiente definición:

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[Sultanism] is based on personal rulership, but loyalty to the ruler is motivated not by his embodying or articulating an ideology, nor by a unique personal mission, nor by any charismatic qualities, but by a mixture of fear and rewards to his collaborators.The ruler exercises his power without restraint, at his own discretion and above all unencumbered by rules or by any commitment to an ideology or value system (Chehabi 1998:7). Si leemos el cuento de Peix en diálogo con la obra de Vargas Llosa, podríamos decir que el cuento anuncia al personaje de Agustín Cabral, apodado Cerebrito, en La Fiesta del Chivo. Este secretario de Estado era primero el hombre amado y adulado, después fue insultado en "El Foro Público" y reducido a "un pobre diablo del montón" (Vargas Llosa 2000: 19). Pero en la novela de Vargas Llosa Cerebrito no tiene voz en el presente, sólo en el pasado, ya que perdió la facultad del habla a causa de un derrame cerebral. Su imagen queda totalmente deformada por su hija Urania en un monólogo-diálogo lleno de amargura, que le achaca la culpa de su violación/desfloración porTrujillo y lo presenta en forma negativa. El protagonista de Peix prefigura asimismo a uno de los asesinos de Trujillo, su antiguo servidor; Antonio de la Maza. Vargas Llosa destaca su actitud ambivalente de adoración y desprecio respecto a Trujillo. Al igual que el licenciado de Peix, De la Maza fue víctima del procedimiento de chismes e insultos: " A él [De la Maza] lo mató por partes, quitándole la decencia, el-honor; el respeto por sí mismo, la alegría de vivir; las esperanzas, los deseos, dejándolo convertido en un pellejo y unos huesos atormentados por esa mala conciencia que lo destruía a poquitos desde hacía tantos años" (Vargas Llosa 2000: 122). Peix presentó en 1985 algunas agudas interpretaciones del trujillato que Vargas Llosa incluiría en su acercamiento a la dictadura y que la brillante historiadora Lauren Derby propondría a partir de sus análisis minuciosos de los documentos de la época.

3.2. El Personero de Efraím Castillo Sin embargo, tú eres parte de él, como yo, que en alguna forma inconclusa, también lo soy.Todos somos parte de él, porque él, con su mulatería y arrebatos históricos, somos todos nosotros, que lo soportamos y lo aupamos y nos vestimos de bufones para sacarle risas y le brindamos, sin chistar ni mistar nuestras hijas [...]. El Personero (Castillo 2000: 332) El Personero, novela de Efraím Castillo escrita en 1984 y publicada en 1999, forma parte de una trilogía, a la que también pertenecen Curriculum

(El Sin-

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RITA D E MAESENEER

drome de la Visa) (1982), que narra lo o c u r r i d o después de 1965, y Guerrilla nuestra de cada día (2002),

llamado originalmente Diario de una

sanguijuela

(1964), que evoca los movimientos revolucionarios de los sesenta 52 . La intriga se genera a partir de la entrada de El G o r d o y El Flaco en la biblioteca del personero, A l b e r t o Monegal, unas tres décadas después de su m u e r t e en 1954 53 . A l b e r t o Monegal era el amanuense más cercano aTrujillo, el gran f o m e n t a d o r de la ideología del antihaitianismo y de la hispanidad. Pero Monegal se enamoró de M a r t a Martínez, la amante liniera de Villa Vázquez, favorita deTrujillo a partir de 1944. Al inicio de los años cincuenta Monegal empezó a ser perseguido, le propinaron golpes en N u e v a York y era o b j e t o de "desconsideración" (382), palabra no especificada que tal vez se pudiera referir a las calumnias de "El Foro Público". Luego se auto-recluyó en su biblioteca hasta m o r i r A petición de la Viuda, el G o r d o y el Flaco ordenan y limpian la biblioteca. A l hacerlo encuentran en los libros documentos, fotos y cartas comprometedoras, hecho que incita a los dos bibliotecarios a encargar a un tal Efraím Castillo que escriba una novela sobre este personaje. El G o r d o , el Flaco y el Castillo ficticio hacen entrevistas a varias personas con el fin de reconstruir las vivencias de Monegal. A la manera de los vasos comunicantes de Vargas Llosa, aunque de f o r m a menos rigurosa, se alternan diferentes voces en esta novela coral: la de la Viuda, la de la amante - l a Muchacha-, la del padre Martínez -elTrepador; que presentó a su hija en ofrenda aTrujillo- en sus conversaciones con Gómez, un personaje o p o r t u n i s t a ligado con los o p o s i t o r e s al régimen, la de A l b e r t o Monegal y la del pueblo-coro que observa a Monegal que se auto-condenó a un exilio interno después de haber sido rechazado porTrujillo. La investigación del G o r d o y del Flaco adquiere tintes de novela policíaca a lo H a m m e t t , p o r ejemplo, en lo que se refiere a la paternidad de la hija de Marta Martínez 54 . En

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El t o n o a veces moralizante y doctrinario y la pesada caracterización del protagonista en

Guerrilla nuestra de cada día ante quien sucumben todas las mujeres con las que se topa, desvirtúan la fuerza que hubiera podido adquirir este libro. Para Curriculum (El Síndrome de la Visa) la crítica ha detectado también fallos y logros (Kozak Rovero 1993: 95-109, Fernández O l m o s 1988; Daroqui 1998:62-67). 53

Monegal sería el alter ego de uno de los grandes ideólogos del régimen deTrujillo,

Manuel A r t u r o Peña Battle (1902-1954), según afirma Nina Bruni en "El rol del intelectual en la Era deTrujillo en 'El Personero' de Efraím Castillo", (s. a. 17: nota 7). En la entrevista que Jasper Vervaeke y yo hicimos el I I de noviembre de 2004, Efraím Castillo dice que más bien lo ve como una amalgama de diferentes pensadores trujillistas (Vervaeke 2005 anexo I: 12). Para un análisis del tiempo de la historia y del discurso, véase el anexo II en Jasper Vervaeke (2005), Historia y ficción en 'El Personero' de Efraím Castillo. 54

Efraím Castillo afirmó en la entrevista que su intención era escribir una novela negra a lo

Dashiell Hammett, pero abandonó la ¡dea (Vervaeke 2005 anexo II: 17-18).

PRIMER CAPÍTULO

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un epilogo, el Gordo y el Flaco deciden quemar los documentos y no novelizar la historia, un truco muy conocido para anular la existencia del libro. La misma novela incorpora en varios momentos una autocrítica sobre la empresa lucrativa de escribir otro libro más sobre el trujillato: "¡Estos papeles de Monegal podrían hacernos ricos! Podríamos publicarlos, novelarlos, vendérselos a algún periódico, incluyendo las fotografías. Estamos en una época en que todo lo que huele aTrujillo es noticia que interesa a la gente" (49). Tengo que confesar que la trama no siempre ha llegado a tenerme en vilo a lo largo de las 427 páginas con esta tendencia a la prolijidad que he observado en más de un escritor dominicano coetáneo. Es una pena que de esta manera pierdan su fuerza la reflexión intelectual, las evocaciones poéticas, la introspección y las remembranzas de Monegal, por ejemplo. El humor no siempre surte mucho efecto, por ejemplo, en los personajes del Flaco y del Gordo animalizados desde la primera página: son hormiguitas, ciempiés, tortugas.También se podrían formular reparos respecto al estilo rebuscadamente erudito. A pesar de que se producen unos juegos intertextuales muy interesantes, quizá no tan vistosos, como la relación con Kafka o Céline (Vervaeke 2005: 75-81), las referencias a la cultura occidental podrían sonar cursi y gratuitas en boca de Monegal, por ejemplo en: "Como Medea, su mujer había sido su maga y él su Jasón, ayudándole en los difíciles comienzos de su entrada al régimen. Monegal sabía, no obstante, que el vellocino de oro se había extraviado entre todo lo conseguido en el régimen y las caricias de su nuevo amor" (189)55. La teoría de la "sobrevivencia" del Trepador, de que es un corcho que siempre flota y la teoría llamada conexión del halcón56, es decir que cada vez que alguien muere otro puede subir al poder-el sistema de caídas y ascensos en el sistema- no carecen de interés, pero son incrustadas de manera un tanto forzosa en el texto y huelen a excesiva teorización. Se corresponden con una realidad dominicana que Efraím Castillo traduce en lenguaje dominicano, de manera menos rimbombante, en una entrevista:

55 Este énfasis en las referencias a la cultura alta podría sugerir una exaltación de la cultura 'occidental','canónica' en detrimento de la riqueza vernácula, actitud que podn'a explicarse por el pasado colonial, entre otras razones.Véase el ensayo polémico deTorres-Saillant (1999: 151165),"Las vanguardias y la identidad cultural en la literatura dominicana". 56

Castillo dijo que era el título que había dado originalmente a la novela, por influencia de The Maltese Falcon (1929) de Dashiell Hammett, pero se dio cuenta de que no era una novela negra (Vervaeke 2005 anexo I: 18). En su discurso sobre los chismes y el cinismo que consiste en decir "el no al decirte el sí" (203), Gómez menciona la película El halcón maltés de 1941 con Humphrey Bogart. Monegal también se refiere a esta película en relación al cinismo y especifica la escena cuando "Bogaert [sic] abofeteaba a su contraparte femenina del film, mientras le decía te orno" (402).

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RITA DE MAESENEER

Si algo ha caracterizado al personero dominicano a través de la historia ha sido la facilidad con que se adhiere a la coba (la adulación o lisonja, si se prefiere) / a la serruchadera de palo (expresión que usamos cuando alguien, a través del chisme o de la intriga, hace perder su posición a otro) yTrujillo era débil, sumamente débil frente a estas artimañas cuando ensalzaban su gigantesco ego (Vervaeke 2005 anexo 1:7). N o niego que es fascinante e intrigante esta figura del T r e p a d o r quien practica el "arte carroñero" (228), c o m o si se nutriera de cadáveres. Evoluciona from zero to hero (Vervaeke 2005:55). Aunque Efraím Castillo no está totalm e n t e de acuerdo con la propuesta, Martínez presenta semejanzas con el tíguere dominicano, en el sentido de que es alguien que tiene agallas, el típico hombre que se ufana de su suerte. Castillo señala que el tíguere no dispone de estrategias bien conscientes para hacerse valer, a diferencia del t r e p a d o r quien no tiene escrúpulos: "Mientras el tíguere establece su plan de acción a través de una descarada inmediatez, asaltando por sorpresa a su víctima (para pedir o engañar), el trepador opera la sumisión, la coba y un servicio ilimitado de patrañas y denuncias que puede alcanzar la alcahuetería, primero, y el crimen, después" (Vervaeke 2005 anexo I: 17). N o obstante, en el libro (un tanto caótico) de Lipe Collado, El tíguere dominicano. Hacia una aproximación

de

cómo es el dominicano (2002), se pueden encontrar bastantes características del llamado Tíguere Gallo y Tíguere rankiado que son aplicables a Martínez. Por eso, Vervaeke concluye que Martínez evoluciona del tíguere salvaje al trepador (2005: 61). La amistad con el misterioso personaje de Gómez también es muy curiosa, visto que Martínez no tiene por qué aliarse con la oposición. Hasta cierto punto, Martínez y G ó m e z se parecen y son el reflejo logrado y no logrado el uno del otro. Loser y winner se juntan, ambos son personajes ruines, sin mucha ética. A pesar de posibles reticencias respecto a ciertos aspectos de la novela, El Personero presenta muchos aciertos que en más de un punto sobrepasan o prefiguran La Fiesta del Chivo de Vargas Llosa. La novela toca varias cuestiones esenciales en el trujillismo. N o sólo pienso en las detalladas descripciones de la ideología del antihaitianismo y de la hispanidad que Nina Bruni estudió de manera atinada (s. a.: 3-9).Ya me he referido a la estrategia de "sobrevivencia" y al tigueraje dominicano.También se encuentran las tesis de los acérrimos defensores del régimen hasta hoy en día, c o m o la Viuda, o Martínez quien hace la siguiente diatriba: ¡Necesitábamos esa mano dura, Gómez! ¡Requeríamos de esta dura tranquilidad para despertar a la historia! Lo sabes, amigo: no éramos nada, ni republiqueta, ni nación, ni torbellino territorial siquiera. N o respetábamos nada: ni himno, ni

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escudo, ni sol, ni luna. Nos sentábamos en una falsa ilusión para denostar a Haití, mintiéndonos, creyéndonos un país de blancos, [...].Trujillo, que puede representar el odio, la sumisión, la tortura, el crimen, también representa nuestro testamento para los próximos cien años, y con él la gloria, la algarabía... todo lo que desees, bueno o malo, Gómez (349-350). El carácter dictatorial ligado con el machismo y fomentado por el pasado colonial se resume en la siguiente observación (discutible) p o r p a r t e del narrador omnisciente: Detrás de cada muchacha de la noche [prostituta barata] hay una historia que se esconde más allá de la frustración; es una historia que podría alojarse en los pequeños Trujillo del país, o en los abusos de padres sobre hijas o hermanos sobre hermanas. Cada esquina de la José Trujillo Valdez es una isla que resume el pasado azaroso del país: hay una espada, una cruz, un español barbado cargado con la ilusión de Ovando o de Cortés o de Pizarra; hay un sufrido negro del África que fue arrebatado a sus padres o a su mujer o a sus hijos y apiñotado como sardina en la oscura sentina de una nao; hay un aborigen confuso, con sus plumas y caracoles moviéndose por la brisa y que nunca ha podido explicarse qué pasó ni por qué; pero, sobre todo, está la voz, la prédica del sacerdote que promete para mañana lo que podrías hacer hoy y vitorea el sufrimiento como la cura de todos los males del espíritu. Cada esquina de la José Trujillo Valdez es un infierno que se individualiza para gritar la presencia del caos y de la soledad (344). A diferencia de Trujillo, alabado y denostado, el continuador de la Era, Balaguero sólo es criticado, p o r ejemplo, en su fiebre constructora: "La ciudad de Balaguer es el caos irredento, la presunción de ser sin están la escenografía del t e a t r o p o b r e " (60). Las reflexiones metahistóricas diseminadas p o r el libro proponen una serie de pensamientos no exentos de contradicciones y divergencias sobre el servilismo, la adulación p o r parte del pueblo, la memoria y el olvido, la actitud ambigua hacia la dictadura, la cultura del miedo que incide en la psique y va fomentada más por chismes que por la violencia física (más presente en Vargas Llosa)57. Así Monegal observa la completa identificación con el Jefe quien dio una identidad al país: "El país se ha acostumbrado a respirar; a caminar, a trabajar con el r i t m o del Jefe y estamos dejando de ser nosotros para convertirnos en él. ¿Qué mejor destino que ése? ¿Qué éramos antes que él?" (92). Muchos le venden su alma y lo aman a pesar suyo. En o t r o capítulo

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Véase el capítulo tres deVervaeke para algunas reflexiones (meta)históricas (2005: 83107) y Bruni (s. a.: 9-18).

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medita sobre el recuerdo, el remover. Muy significativamente, el epígrafe que encabeza el libro es un in memoríam de las víctimas del trujillismo, en particular, del héroe de la resistencia trujillista, Eugenio de Marchena, líder de una rebeldía militan ejecutado en 1946 y relegado al olvido según Castillo (Vervaeke 2005 anexo I: I I). Y termina de la siguiente manera: "¿Será el recuerdo perdido, roto para siempre en la dilución del tiempo, lo que abate, al fin, la existencia del hombre?" (427).

Lo que une la novela de Castillo y de Vargas Llosa de la manera más obvia es la presencia de una muchacha entregada en ofrenda aTrujillo. Las escenas que lo evocan se encuentran en posiciones estratégicas de sendas novelas. En La Fiesta del Chivo ocupa el último capítulo, el XXIV, aunque los indicios a lo largo del libro han sido lo suficientemente claros como para intuir el supuesto gran secreto/trauma de Urania. Para Marta también el recuerdo es colocado en un lugar central. Es su primera intervención cuando el Flaco la entrevista hacia la mitad del libro (el capítulo IX), pero desde la primera aparición de su padre, el Trepador en el segundo capítulo, éste nos cuenta el día en que Marta ha sido entregada. En ambos fragmentos las mujeres maduras, Marta y Urania, rememoran este primer contacto conTrujillo. Urania conoce aTrujillo en 1961, cuando ya es un anciano de 70 años, mientras que Marta lo conoce como un hombre maduro de 53 años en 1944. En su primer encuentro la edad de las muchachas es casi parecida: 14 para Urania, 14 o 15 para Marta58. Ambas escenas comparten la descripción detallada de la ceremonia previa al acto en la Casa de Caoba en San Cristóbal. Los padres no prepararon muy bien a las muchachas, ya que Martínez sólo se lo comunicó a Marta dos días antes de la entrega y Agustín Cabral, Cerebrito, ni siquiera tuvo el valor de decírselo él mismo a Urania, sino que le dejó la tarea a otro. Para Urania se ha organizado una fiesta privada de noche en el bar de la Casa de Caoba donde baila conTrujillo y después pasan a la cama. Marta llega por la mañana a San Cristóbal y después de un paseo a caballo conTrujillo se retiran al dormitorio. En ambos casosTrujillo recita un poema, un acreditado recurso de seducción. A Urania le toca un poema de Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Neruda cuyos versos son aplicados a la letra porTrujillo, ya que le da un beso en la boca: "Me gustas cuando callas, porque estás como ausente;

58 Marta dice que ya había tenido novio, José, cuando tenía quince años antes de conocer a Trujillo: "Con José, yo sólo tenía quince años, mis sentimientos no estaban confusos" (249). En otro fragmento situado en 1944, dice aTrujillo que va para los quince, ya que nació en 1929 (313). Luego volvemos a encontrar un argumento a favor de los quince años: "Desde antes de los dieciséis años, en que fui depositada en sus brazos por mi propio padre, me propuse no arrepentirme de nada de lo que me ocurriera" (403).

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parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca" (Vargas Llosa 2000: 504).Trujillo recita a Marta fragmentos de "Era un aire suave", esta fiesta galante y erótica donde Marta sería Eulalia/la femme fatale yTrujillo el poeta/paje de Darío, el único capaz de dominarla 59 . Se efectúa t o d o un ritual de desnudar a la mujer averiguando su virginidad. Para ponerlas a tono, se les ofrece un trago, jerez dulce para Urania, champán para Marta. Marta describe aTrujillo como un hombre que puede ser distante y cariñoso.Tiene una actitud de admiración y de alejamiento pragmático y crítico haciaTrujillo. Por una parte, no exalta su cuerpo: no es musculoso, tiene los dedos gordos y asoma lo oscuro en sus tetillas. Por otra parte, evoca la ternura de la desfloración, aunque no descrita en detalle, y no puede negar la atracción erótica que ejerce y las sensaciones gratas que despierta su suavidad en ella, subrayada por palabras como "meticulosamente", "delicadamente", "suavemente" (253; 254). Así recuerda Marta: C o m p l e t a m e n t e desnuda, sus labios descendieron hasta mis pechos y los chupó sin mordisquear; pasándome su lengüita rápidamente p o r los pezones en movimientos circulares. C o m e n c é a excitarme de verdad cuando una de sus manos, ¡ah, con qué suavidad lo hizo!, me t o m ó los labios vulvales y los manoseó como si fueran una masilla de harina con manteca (254).

Marta justifica la atracción sensual/sexual por la posición atractiva de poder que ocupaTrujillo: es un "momento esplendoroso con el hombre más poderoso del país" (253). Más tarde Marta hablará de "las delicias de un sexo forrado por las comodidades y los devaneos del poder" (404). Por eso Trujillo no le infunde miedo: "¿Cómo habría de sentirlo [miedo], si era abrazada por el país, por la historia, por el summum de coyunturas y desvelos y los miles de legados que hemos recibido?" (255). Marta advierte en su retrospección que era como si se desdoblaran ambos. La muchacha de Villa Vázquez, de la región liniera, pasa a ser la joven que se revuelca en la cama de Trujillo.Trujillo oscila

59

M e parece significativo q u e Trujillo recite a dos padres d e la literatura latinoamericana.

Parece ser una constante en la novela del y sobre el d i c t a d o r V é a s e mi artículo "Los felices caballeros Rubén y Alejo, v e n c e d o r e s d e la m u e r t e " ( D e Maeseneer 2 0 0 5 ) . Podría s o r p r e n d e r q u e Trujillo recite a N e r u d a . Es sabido q u e N e r u d a a r r e m e t e en varias ocasiones c o n t r a el d i c t a d o r en su Canto general, publicado en 1950. En El Personero, Monegal r e c u e r d a q u e él c o n t r i b u y ó a censurarlo, lo q u e históricamente se p r o d u j o efectivamente:"[...], p o r q u e fui d e tus censores, d e la pacotilla asquerosa q u e v o t ó para q u e t u n o m b r e n o entrase en nuestras librerías y así t u v o z d e m a n d o inimaginable n o c o n v i r t i e r a nuestra cruel m e t á f o r a viviente en esperanza y azote, en venganza y f u e g o " (234). U n a explicación posible es q u e T r u j i l l o cita al N e r u d a p o e t a del y o y d e la pasión y n o al p o s t e r i o r N e r u d a del n o s o t r o s y del c o m p r o m i s o .

62

RITA DE MAESENEER

para ella entre un ser ficticio -por eso lo compara con un héroe de las películas sobre la Revolución mexicana- y el hombre de carne y hueso que tiene

delante de ella. Pero él la obliga a decir su nombre, para confirmar su identi-

dad y su posición. Luego, Marta medita sobre la escisión en el mismo Trujillo:

entre su vida sexual privada ("sus genitales eran su otro yo" [255]) y su vida

política y pública. Esta oposición y a la vez presencia simultánea se podría ver simbolizada en la silla de montar (lo público, el poder) en donde Trujillo suele

sentarse para contemplar el cuerpo desnudo de Marta (lo privado) antes de

pasar al acto sexual. Marta aplica por tanto, de manera consciente, una prácti-

ca muy dominicana -el queridaje- como manera de medrar Castillo da el

siguiente comentario al respecto:"[...] la Era fue también un circuito donde proliferaron las mujeres que buscaban la ascensión social a través de esta

práctica" (Vervaeke 2005 anexo I: 15). La Viuda advierte: "Cuando señalába-

mos con el dedo a una de sus queridas nos estábamos señalando a nosotros mismos y gritándonos que estábamos sometidos a su pene, a su bastón... ¡que

él era el chamán!" (172). N o obstante, parece poco verosímil que Marta pueda haberlo vivido de esta manera.

El caso de Urania es totalmente opuesto: predomina el terror. Ella no

experimenta ningún momento de gozo. N o hay ninguna evaluación positiva

del cuerpo de Trujillo: "mirada que escarbaba", vientre "fofo", "sexo muerto", "piernas lampiñas" (Vargas Llosa 2000: 502; 5 10; 5 I I). El encuentro se va haciendo cada vez más violento. Urania no llega a excitar aTrujillo y como

castigo él la desvirga con los dedos:

Esa masa de carne la aplastaba, la hundía en el colchón; el aliento a coñac y a rabia la mareaba. Sentía sus músculos y huesos triturados, pulverizados. Pero la asfixia no evitó que advirtiera la rudeza de esa mano, de esos dedos que exploraban, escarbaban y entraban en ella a la fuerza. Se sintió rajada, acuchillada; un relámpago corrió de su cerebro a los pies. Gimió, sintiendo que se moría. -Chilla, perrita, a ver si aprendes -le escupió la vocecita hiriente y ofendida de Su Excelencia-Ahora, ábrete. Déjame ver si lo tienes roto de verdad y no chillas de farsante (Vargas Llosa 2000: 509).

Luego Trujillo llorará auto-compadeciéndose de su derrota sexual y la des-

pachará de manera rápida y brutal. Las frases leitmotiv de ambas evocaciones

resumen la diferencia abismal entre la percepción de Marta y la de Urania: "¡Qué bien me sentí en sus brazos!" (249), exclama Marta, mientras que Urania cita varias veces lo dicho porTrujillo: "Romper el coñito de una virgen

siempre excita a los hombres". La diferencia se refleja hasta en la manera de nombrar al Jefe: Marta lo llama Rafael, Urania habla de Su Excelencia.

PRIMER CAPÍTULO

63

También en las pocas apariciones posteriores en el libro, Marta nos presenta a unTrujillo humano, aunque es muy consciente de lo que ella significa para él: "Nuestra relación se basaba en un dar para recibir: era mi protector mi sostén y yo le daba lo que buscaba de mí: mi cuerpo, las caricias que Monegal me enseñó, y, ante todo, una gran facultad que desarrollé para escuchar y obedecer" (377). Parece desempeñar su papel de manera muy lúcida, por lo menos desde la perspectiva de los recuerdos.Trujillo es para ella su protector, el "responsable de mi salto social" (379), representa el poder, mientras que Monegal implica sabiduría y es su amante adorado que la evoca en unos textos sumamente románticos. Sirva de ejemplo el siguiente recuerdo suyo: "Ven, toma mi mano, amada mía, y contemplemos sin prisa -¿para qué la prisa, si juntos disfrutamos de un mundo detenido, callado, acucioso e irreal?- esta tarde que cae, que se agiganta en su quietud, que rima la brisa entre los árboles y despeina tu pelo de oro" (235). Monegal resume la situación así: " N o somos personas comunes: yo soy un servidor deTrujillo, un personero, un vulgar bufón en la corte de los lambones, y tú eres una consorte clandestina, una amante bifurcada entre la obligación de un atroz designio y el amor" (I I5) 60 . En Trujillo y Monegal se oponen, por tanto, dos formas de amor; pero en ninguno de los casos Marta tiene libertad o presenta cierta independencia. Más bien confirma unos patrones bastante tradicionales de mujer dócil. Es muy significativo que Trujillo se dirija a ella usando imperativos para la Marta obediente. Para él, Marta es una "operación carnenueva" (252). También Monegal empieza dándole órdenes cuando se ven por primera vez. Marta ni siquiera se rebela ante su padre, acude a la cita con Trujillo "no por mi voluntad, sino por la voluntad de mi padre" (383). Aún más sorprendente es que no se oponga a su violador Gómez, ya que observa en su retrospección:"[...], es preferible sufrir un instante, soportar los castigos de un momento pasajero, que perderlo todo" (380). Ni presenta resistencia ante Sor Gatusa, la lesbiana, cuya lengua se convierte en falo y cuyo cuerpo de mujer adquiere características de cuerpo de hombre 6 '.Tanto en el caso de Gómez como en el de Sor

60 61

El texto está en negrita en el original.

También hay otra escena de seducción lesbiana cuando la cuñada de una de las amantes de Monegal la seduce el día de su boda (70-72). La descripción expresa el gozar puro de manera bastante directa: "Cerré los ojos para no ver su pelo ensortijado cubrir mi pubis, alborotar los ruedos de mi vestido, llenar de misterio y hechizo mi vientre. Luego su cabeza subió hasta mi pecho y t o m ó uno después del otro mis senos y los chupó con tal delicadeza que aún siento aquella lengua voraz encender de fuego mi corazón. Después me besó y sus dedos hurgaron cada pliegue de mis vulvas, de mis ingles, de mi esfínter; descubriendo cada centímetro de mi piel

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RITA DE MAESENEER

Gatusa, Marta tiene la misma reacción: les deja hacer y siente pena por ellos. Cabe observar a este respecto que se corroboran unas estructuras muy conservadoras en la relación hombre-mujer en toda la novela. Hay un tratamiento estereotipado de comportamientos sexuales desviados, integrados funcionalmente como contrapeso al machismo de la dictadura (¿o tal vez para conformarse con las tendencias actuales en la literatura?). Respecto del hijo homosexual el padre Monegal defiende la tesis construccionista de que uno no nace, sino que se hace homosexual y achaca la culpa a su esposa de la educación mujeril del hijo. Habla de un "extravío de un sexo neutro, ambivalente, condenado por las dictaduras como una conducta impropia62, indigna de ser sostenida por un ciudadano" (189). La esposa, al contrario, se adhiere a la tesis esencialista de que se nace homosexual. El hijo hace ballet y es la típica loca afeminada, siempre seducida por negros potentes de clase baja (estibadores, jardineros). Estos estereotipos en lo sexual obstruyen posibles acercamientos más sutiles.Tal vez se sugiera un cuestionamiento más complejo a partir de la (con)fusión entre Marta yTrujillo, apostrofados ambos por Monegal mediante el vocativo amada/amado. Es sabido queTrujillo no sólo ejercía una atracción sobre las mujeres, sino que a su poder/atractivo sucumbían también los hombres63. A raíz de ambas escenas, una calculada y otra traumática, me pregunto hasta qué punto los autores llegaron a captar la complejidad que suscita el encuentro sexual con la autoridad y si no inspira más bien una mezcla de sentimientos contradictorios, de atracción y de rechazo. Pienso en la forma en que la escritora argentina Luisa Valenzuela recrea en su cuento "Cambio de armas" de 1982 las ambigüedades de la relación entre una ex revolucionaria, la llamada Laura, 'usada' como esposa después de un lavado de cerebro por su antiguo torturador Aunque no se trata de una desfloración, la mujer tampoco ha elegido su relación. Luisa Valenzuela logra sugerir la desconcertante relación casi sadomasoquista entre ambos personajes en la que el plano político-público y privado también se entretejen. A pesar suyo, Laura anhela protección y se somete al hombre-amo gozando en "todo un estremecimiento

secreta" (71; el texto está en negrita en el original). Aunque la escena parece reivindicar un placer diferente, termina restableciéndose la norma heterosexual mediante la aparición de Monegal en su vida quien la salvó de esta perdición con su "poderoso miembro" (72). 62

Es una referencia obvia al documental Conducta impropia, la película de 1984 de Néstor

Almendros y Orlando Jiménez Leal sobre la persecución de los homosexuales en la Cuba de Castro. 63

Sobre este poder (meta)sexual, véaseTorres-Saillant "El trujillismo erótico o la orgía del

terror" (1999:239-246).

PRIMER CAPÍTULO

65

deleitoso". A la vez, el h o m b r e es muy cruel con ella, procede a una ^ e x p l o tación. Y cuando en el apartado "Los espejos" de " C a m b i o de armas" el inminente orgasmo de la mujer incita al h o m b r e a t o r t u r a r l a " c o m o si la destrozara" (Valenzuela 1995: 123), t o d a la escena se convierte en wargasmM.

Sea una

visión escalofriante (Vargas Llosa), una visión de gozo aprovechado (Castillo) o una mezcla compleja de diferentes sentimientos (Valenzuela), las recreaciones muestran lo problemático de esta relación fort-da, de Eros yThanatos, de placer y de dominación entre el h o m b r e del p o d e r y la mujer el supuesto verdugo y la supuesta víctima. C o n t o d o , en los t e x t o s de Castillo y de Peix vemos que los temas del servilismo y del queridaje ya habían sido integrados de manera impactante y más acorde con la idiosincrasia dominicana antes de que Vargas Llosa los evocara en La Fiesta del Chivo. La diferencia estriba en que se desplegó t o d a una parafernalia publicitaria para difundir el libro del escritor peruano. El c o l m o de la ironía es que Castillo conoce a f o n d o este ambiente, ya que se ganaba la vida c o m o publicista, profesión reflejada en el personaje de Monegalito, el hijo m a y o r de Monegal.Y no puede ser más irónico que el m i s m o Castillo m e enseñara un plan e l a b o r a d o p o r él para p r o m o c i o n a r la novela de Vargas Llosa en la República Dominicana. N i Efraím Castillo ni Pedro Peix pudieron c o n t a r c o n una campaña de publicidad, p e r o los dos t e x t o s han l o g r a d o "narrar el trujillato" de una manera penetrante. N o obsta que bregar c o n T r u jillo siga siendo un reto difícil.Tal vez o t r o camino para acercarse a esta época consistiría en dejar de narrarla de manera directa o c o m o t e m a principal 6 5 . C o m o veremos al final del siguiente apartado sobre la Matanza de 1937, algunos t e x t o s dominicanos de reciente creación hacen unos zarpazos bien dirigidos hacia el trujillato sin necesidad de mostrarnos en p r i m e r plano las mismas heridas ya demasiado restregadas.

64 La interpretación del cuento es aún mucho más densa de lo que presento aquí.Véanse los acercamientos de Gwendolyn Díaz (1993), " D e Hegel a Lacan: el discurso del deseo en 'Cambio de armas' de Luisa Valenzuela" y (1995), "Politics of the Body in Luisa Valenzuela's 'Cambio de armas' and 'Simetrías'" y de Geisdorfer Feal (1996),"The politics of'wargasm': sexuality, domination and female subversion in Luisa Valenzuela's'Cambio de armas'". Para un estudio de las mujeres bajo la dictadura argentina, véase Débora C. D ' A n t o n i o (2004), "Controversial Images o f W o m e n during the Last Argentinian Military Dictatorship (1976-83)" y más particularmente "Women who became their captor's lover" (389-391). 65 Gimbernat González advierte que en la poesía de las escritoras de los noventa el tema histórico tampoco aparece de manera directa, sino de manera elusiva, oblicua, a diferencia de lo que pasa en las novelas (2002: 132).

66

RITA DE MAESENEER

4 . V i s i o n e s s o b r e E i C o r t e , a never

ending

4.1. Matanza, masacre, C o r t e , Vépres Dominicaines,

story O p e r a c i ó n Perejil

Luego el haitiano en la calle que viene a ofrecerle una estatuica de madera, que mejor comprársela que aguantar esa mirada de niño que odia y que le llena a uno como de miedos, no porque un vecino me dijera que los haitianos se comían a los niños, pues eso lo superé después de que los vi construir la mitad de la ciudad con sus brazos. [...] Este es otro miedo, un miedo como un ojo abierto por un mandarriazo y t o d o en un segundo. Recuerdo a la abuela que contaba lo que le habían hecho a una sirvienta haitiana durant e la matanza. Mi abuela estaba sola en la casa con la chica que tenía unos meses de embarazo y al oír los gritos en creol se había metido debajo del fregadero, pero cuando la gente esa llegó, "como con el diablo adentro, la sacaron de allí..." y se me engarrota el corazón, y entonces es voltear, chupar rápido el refresco o comprarle la jodida escultura, de lo más bonita, un anciano con los ojos abiertos, mirando. La estrategia de Chochueca (Hernández 2004: 19-20) U n o d e los grandes traumas en la historia d e los dominicanos es la Matanza de miles de haitianos'ilegales'en 1937 bajoTrujillo. En los alrededores d e Dajabón, uno de los pueblos cercanos al río Masacre q u e f o r m a la f r o n t e r a con Haití en el n o r t e d e la República D o m i n i c a n a , vivían e n t o n c e s m u c h o s haitianos q u e trabajaban en el c a m p o o en p e q u e ñ o s negocios 6 6 . Los historiadores n o acaban de p o n e r s e d e a c u e r d o sobre el n ú m e r o e x a c t o d e h o m b r e s , mujeres y niños haitianos (e incluso dominicanos) matados. Se suele a d m i t i r q u e f u e r o n unos I5.000 6 7 . O f i c i a l m e n t e T r u j i l l o d i o una c o m p e n s a c i ó n a 2 . 7 5 0 víctimas. Hay quienes elevan la cifra a 40.000 o m á s . T a m p o c o se sabe c u á n t o t i e m p o d u r ó la Matanza q u e t u v o su apogeo del 2 al 4 d e o c t u b r e y c o n t i n u ó hasta el

66

El n o m b r e le v i e n e d e l s i g l o x v m c u a n d o l o s s o l d a d o s e s p a ñ o l e s se e n f r e n t a r o n a l o s

b u c a n e r o s f r a n c e s e s e s t a b l e c i d o s e n la p a r t e o r i e n t a l . La l u c h a e n t r e estas d o s f a c c i o n e s p r o d u j o n u m e r o s o s m u e r t o s e n los a l r e d e d o r e s d e l río. D e a h í el n o m b r e d e M a s a c r e p a r a e s t e r í o q u e a n t e s se l l a m a b a río D a j a b ó n ( d e d a r j a b ó n , " p a l i z a s " ) o G u a t a p a n a s e g ú n W u c k e n q u i e n d a la s i g u i e n t e e x p l i c a c i ó n : " T h e r i v e r l o s t its o r i g i n a l T a i n o I n d i a n n a m e , G u a t a p a n a , in 1728, w h e n S p a n i s h s o l d i e r s s l a u g h t e r e d t h i r t y p i r a t e b u c c a n e e r s s e i z e d t h e r e . In h o n o r o f t h e slaughter; t h e r i v e r w a s c h r i s t e n e d in b l o o d as t h e Río M a s a c r e " ( 1 9 9 9 : 4 4 ) . 67

V é a s e la t a b l a e n Trujillo y Haití

cotejadas ( 1 9 8 8 : 3 8 6 - 3 8 7 ) .

(1930-1937)

d e V e g a e n la q u e las d i f e r e n t e s f u e n t e s s o n

PRIMER CAPÍTULO

67

8 d e o c t u b r e y más allá, según Vega ( 1988: 384). N o queda muy claro p o r q u é Trujillo - s e g ú n algunas fuentes, en estado de e b r i e d a d - d i o la o r d e n de pasar al genocidio el 2 de o c t u b r e durante una fiesta celebrada en Dajabón en casa de la g o b e r n a d o r a Isabel Mayer (Crassweller [ 1 9 6 6 ] en S o m m e r 1983: I 66; Vega [ 1988] en G e w e c k e 1993: 38-39; Castor 1987:26). Se suelen alegar razones d e índole e c o n ó m i c a ( r o b o d e reses y competencia, tensión e n t r e campesinos y élite) y d e índole política (confusa delimitación d e la frontera, t e n s i ó n e n t r e c e n t r o y periferia) 6 8 . El antihaitianismo, o t r a causa citada c o n frecuencia, sólo sería f o m e n t a d o p o s t e r i o r m e n t e p o r los intelectuales al servicio d e Trujillo. En lo q u e se refiere a la participación d e civiles en la Matanza al lado d e los soldados, t a m b i é n ha h a b i d o m u c h a discusión. El h i s t o r i a d o r B e r n a r d o Vega afirma en una entrevista a raíz de su libro sobre Trujillo y Haití: Mi libro (y otros) muestran que no sólo participaron los militares sino también civiles que habían sido encarcelados por ser asesinos y ladrones y quienes fueron sacados de las cárceles para ese propósito.También un tercer grupo: los'asimilados'. Era gente de la región quienes sabían dónde vivían los haitianos y quienes fueron temporalmente 'militarizados' para ese propósito... (2004:4) Todas estas contradicciones han propiciado las ficcionalizaciones y fabulaciones al respecto. D e l lado d o m i n i c a n o se designa el cruel suceso c o m o la M a t a n z a o la Masacre. T a m b i é n es m u y f r e c u e n t e la d e n o m i n a c i ó n d e El C o r t e : n o se habrían usado armas d e fuego, sino machetes con el fin d e presentar la masacre después c o m o un conflicto local e n t r e haitianos y dominicanos d e la z o n a f r o n t e r i z a p o r cuestiones d e r o b o d e reses y d e tierras. D e l lado haitiano, lo bautizaron Les V ê p r e s Dominicaines. Según ciertas t r a n s m i siones populares se le v i n o a llamar igualmente " O p e r a c i ó n 'Perejil", palabra decisiva en la identificación d e los haitianos, ya q u e n o son capaces d e p r o nunciar la palabra 'a la dominicana', es decir c o n erre 6 9 . La escritora haitianoamericana Edwidge Danticat hace d e la p r o n u n c i a c i ó n d e perejil un eje central d e su narración de 1998, The Farming of ñones. Parece ser una constante en los escritores haitianos q u e n o v e l a r o n este hecho: pienso e n el obsesivo 'perejil' en Le peuple des terres mêlées ( 1 9 8 9 ) del haitiano René Philoctète y en pelehil de Compère Général Soleil ( 1955) de Jacques Stephen Alexis. La Matanza p r o v o c ó muchas protestas internacionales, hasta tal p u n t o q u e para aplacar los ánimos se a c o r d ó queTrujillo pagara una (ridicula) indemniza-

68

Turits (2002; 2003) discute y cuestiona las causas de manera detenida. Turits recoge testimonios sobre este método de identificación por la pronunciación ya usado antes de 1937 (2002: 617). 69

RITA DE MAESENEER

68

ción al presidente de Haití Sténio Vincent con el fin de que la distribuyera entre las víctimas. Es sabido que el mismo presidente se guardó gran parte del dinero. Se hubiera tratado de 750.000 dólares, reducidos un año después a 275.000 dólares según Gewecke (1993: 46), a 250.000 según Capdevila (1998:74), a 525.000 segúnTurits (2002: 623). Además,Trujillo desvió la atención acogiendo en 1938 a judíos y a republicanos españoles, entre los cuales figuraba Jesús de Galíndez, autor de La era de Trujillo y protagonista de la novela de 1990 de Manuel Vázquez Montalbán, Galíndez. A nivel nacional, la Matanza originó la retirada momentánea de Trujillo de la primera fila del escenario político: nombró a un presidente títere, el primero de una serie que concluiría con Balaguen Después de la Matanza,Trujillo intentó fomentar una dominicanización de la frontera y consolidó la ¡dea de la nación fundada en el antihaitianismo y la hispanofilia. Con todo, el asunto quedó bastante rápidamente zanjado. El Corte fue silenciado en buena parte de la historiografía por los intelectuales al servicio del Jefe o incorporado a la historia oficial como un acto de protección de la cultura y la nacionalidad dominicanas. No asombrará que la Matanza no haya sido objeto de frecuente novelización70. El único libro dominicano que la trata es El Masacre se pasa a pie de Freddy Prestol Castillo (191 3-1981). A pesar de su dudosa calidad literaria71 y la fecha de publicación poco contemporánea, 1973, me parece imprescindible incluirlo para entender la complejidad de la representación de lo ocurrido. El cineasta René Fortunato (1958) también evoca este hecho en El poder del Jefe I, un documental de 1991. En el capítulo XI de La Fiesta del Chivo de Vargas Llosa, el marine Gittleman se atreve a tocar este tema espinoso, que domina gran parte de la conversación mantenida durante una comida celebrada en honor de este militar que formó aTrujillo. The Farming of Sones de 1998, traducido al español como Cosecha de huesos (2000), de Edwidge Danticat (1969), gira alrededor de este hecho sangriento narrado desde la perspectiva de la haitiana Amabelle Désir una criada en casa de uno de los oficiales dominicanos, el ficticio Pico Duarte, que participó en la ejecución de la Matanza. El haitiano René Philoctéte (1932-1995) escribió en

70

Es cierto que el montecristeño Manuel Rueda incluye referencias a la Matanza en sus

poemarios, Congregación del cuerpo único (1989) y en Las metamorfosis de Makandal

(1998),

pero queda fuera de nuestro marco de investigación. 71

Doris Sommer (1983: 161; 190: nota 2) comentó la polémica sobre el carácter literario

de la'novela'. En una entrevista Freddy Prestol Castillo concluyó diciendo que es "simplemente un libro". Es curioso observar que en el libro el Doctor Fradíquez, personaje inspirado en Pedro Henn'quez Ureña, le dice al narrador que podría ser "una gran pluma libre en América" (Prestol Castillo 1993: 144).

PRIMER CAPÍTULO

1989 Le peuple

des terres

mêlées,

69

o t r a alucinante evocación de la Masacre 72 .

N o deja de intrigar la recurrencia de este hecho en varias manifestaciones artísticas de diferentes países, producidas en diferentes idiomas y décadas. Veamos más detalladamente estas representaciones.

4.2. Freddy Prestol Castillo, El Masacre se pasa a pie El problema con los intelectuales dominicanos es que terminan escribiéndole la historia a uno -siguió explicando Rafael [ T r u j i l l o ] - , y como todos son unos mediocres, le han echado la culpa de su propia mediocridad a mi gobierno y han escrito una versión de la historia que me perjudica mucho, pues es falsa, ya que ahora alegan que yo los reprimí, que el ambiente reinante durante mi gobierno no les dejaba inspirarse y que por eso la cultura dominicana sufrió mucho durante mi régimen pues éste fue una especie de Edad Media sin monasterios. Esa vaina es una gran calumnia de esa gente con cerebros inquietos, con el morbo de doctrinas exóticas y extremistas. La verdad es que todos ellos escribieron mejor bajo mi gobierno que bajo los gobiernos que me siguieron.Yo fui quien les sirvió de inspiración y les facilitó las cosas para que redactaran sus mejores páginas, y, después que desaparecí, la calidad de su obra se redujo y nunca volvieron a garrapatear tan bien como bajo mi gobierno creativo y estimulador. ¿Acaso Freddy Prestol Castillo escribió, después de 1961, algo mejor que El Masacre se Pasa a Pie que, como con los buenos vinos, guardó en una lata debajo de la tierra por más de veinte años?

Domini Canis. Los perros del señor (Vega 1989: 55-56)

4.2.1. FREDDY PRESTOL CASTILLO, ¿EL ARREPENTIDO? El abogado Freddy Prestol Castillo, uno de los muchos intelectuales que había colaborado con el régimen de T r u j i l l o , publicó en 1973 El Masacre

se pasa

a

pie, una obra dedicada enteramente a lo o c u r r i d o en 1937 y a sus secuelas. E s una extraña mezcla de defensa y rechazo de este hecho sangriento. Probablemente sacudiera a los lectores dominicanos la confrontación con un pasado

72

Cabe observar que tanto Danticat como Philoctète desarrollan determinadas pistas ya

presentes en el bellísimo y emocionante final del libro de Jacques Stephen Alexis, Compère général Soleil (1955). Danticat menciona en los agradecimientos explícitamente el libro de Stephen Alexis (Danticat 2000a: 312).

70

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poco conocido. Este libro curioso se convirtió en lectura obligatoria para las escuelas, de ahí que hubiera constantes reediciones y que se hayan vendido más de 40.000 ejemplares, cantidad muy excepcional (en la República D o m i nicana). Prestol Castillo fue uno de los jueces mandados a Dajabón para reducir a un conflicto local El C o r t e , la Matanza, la Masacre (nunca llamada Operación Perejil) 73 . Prestol Castillo escribió el libro probablemente poco después de los hechos cuyos testimonios él mismo pudo recoger in situ, pero su publicación inmediata no se habría podido llevar a cabo sin riesgos bajo Trujillo. El libro q u e d ó e n t e r r a d o en una caja hasta o c h o años antes de la m u e r t e de Prestol Castillo. Advierte su hijo, Miguel Ángel Prestol, en la presentación del libro postumo de Freddy Prestol Castillo, Pablo Mamá: Aquel libro [£/ Masacre se pasa a pie] tenía el valor de una denuncia del régimen bajo el cual había sido escrito. Debió, obviamente, aparecer muy luego de la desaparición de dicho régimen. Esto, sin embargo, no aconteció sino 12 años más tarde, cuando, a fuer de la tenaz instancia de un yerno suyo se animó a reconstruir la obra y a publicarla finalmente (Prestol Castillo 1985: IV).

4.2.2. PAISAJES Y MEDITACIONES DE UNA FRONTERA El t e x t o de 1973 es tanto más sorprendente si se le compara con Paisajes y meditaciones

de una frontera, un esbozo de ensayo que no llegó a más que

apuntes, publicado en 1943 por Freddy Prestol Castillo 74 . En este libro dedicado aTrujillo "Al Generalísimo D r Rafael L.Trujillo Molina, estas páginas, escritas sobre las huellas que dejó su caballo en la seca tierra de la frontera", Prestol Castillo justifica la dominicanización de la frontera. Los argumentos principales se pueden resumir de la siguiente manera. Dice Prestol Castillo que en la zona fronteriza se produjeron sucesivas penetraciones de manera que esta área no pertenecía realmente a la República Dominicana. La primera penetración económica se sitúa en la época de los bucaneros que robaron reses para c o m e r

73 En cuanto a la Operación Perejil encontré esta alusión general:"¡Qué temblor y pavura vi en más de un labio grueso, afro-español, y en más de una articulación de sonidos ambiguos, pugnando por hablar claro el español, para demostrar que era dominicano quien hablaba!" (Prestol Castillo 1993:23). 74

Los apartados llevan los siguientes encabezados: "Palabras de explicación/ Rutas y paisajes/ Feudalismo, contrabando y sol/ La ruta del hambre/ Desde los bucaneros/ Estampa del 'catiso', el híbrido internacional/ Perros flacos, pinares y negras prolíficas/ Balance y drama de una economía fronteriza/ Residuos del haitiano/ Evoluciones históricas de la economía fronteriza/ ¿Somos distintos a Haiti?/Tres etapas de una penetración".

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(siglos xvi-xvii). Luego hubo una penetración política y militar cuando las luchas independentistas:"Un día los esclavos se transformaron en reyes, emperadores y duques, y después de descuartizar los blancos que han sido sus amos, vienen al Este a manumitirnos; pues Haití, según ellos, sólo debe tener por límites el mar" (Prestol Castillo 1943: 58). La última penetración (en los años treinta) se llevó a cabo por razones económicas, ya que en Haití no había ganado y los haitianos cruzaban la frontera para robar A la vez, la agricultura en esta zona estaba en manos de haitianos. Pero en 1938 los haitianos "habían retornado a su patria" (Prestol Castillo 1943: 27), la única alusión eufemística a El Corte tal vez, y por eso tenía que efectuarse por fin la dominicanización de la frontera. Prestol Castillo describe también al dominico-haitiano, es decir el rayano o el catiso, como un híbrido internacional, que se caracteriza por un "espíritu retardado, fetichista, primitivo" (1943: 22) y que se asemeja a los haitianos. Distingue dos modalidades de esclavitud que generaron dos tipos de negros: El hispanismo de nuestro negro es tan antiguo como la misma esclavitud; y ese residuo espiritual, íntimamente asimilado, es un legado que luego tendrá vastas, vastísimas proyecciones históricas, con lo español como denominador común. [...] en el Oeste, el trato de bestia no permitió al esclavo asimilar los modos del amo (Prestol Castillo 1 9 4 3 : 4 4 ) .

Conforme con las teorías de los intelectuales al servicio de Trujillo, la tesis que defiende Prestol Castillo es que los negros dominicanos se han blanqueado y se han convertido en 'españoles' gracias a la asimilación del espíritu y de la religión españoles. En cambio, los negros haitianos siguen siendo negros. A causa del trato bestial por parte de los franceses se refugiaron en el vodú y por eso también se rebelaron a diferencia de los negros de la parte oriental de la isla,"[...] el negro de Haití es el africano más auténtico en las Antillas, vale decir es el tipo negro menos evolucionado" (Prestol Castillo 1943:50). Por todas estas razones la dominicanización de la frontera, esta gran hazaña de Trujillo, es una cuestión tanto de tierras como de hombres. Los dominicanos tienen que trabajar las tierras para que cese la invasión haitiana: "Es por esto que la colonización fronteriza no tiene una simple valoración en medidas materiales -tierras, cultivos, máquinas-Tiene principalmente un contenido espiritual. Más que la reintegración de un ámbito, es la reintegración de una cultura" (Prestol Castillo 1943:56). Prestol Castillo esboza por tanto un discurso seudo-científico y sumamente racista para defender la dominicanización de la frontera75.

75

Se pueden comparar estos argumentos con los esgrimidos por Manuel Arturo Peña Bat-

lle ( 1954), Política de Trujillo. Prefacio de Emilio Rodríguez Demorizi, Impresora Dominicana: Ciu-

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4.2.3. EL MASACRE SE PASA A PIE El Masacre

se pasa

a pie se puede leer como la versión edulcorada del ensa-

yo poco conocido de Prestol Castillo. En un prólogo, "Historia de una Historia", el narrador; trasunto del autor; explica cómo llegó a reconstituir el manuscrito enterrado desde hacía mucho tiempo. Relata la odisea del t e x t o que trata de un hecho de la "tiranía". Los originales fueron a parar en casa de un disidente y casi fueron confiscados por los sabuesos del Servicio Secreto de Trujillo. Después de pasar por las manos de varias personas, el manuscrito fue enterrado para ser recuperado sólo muchos años después. Son:

[...] hojas rasgadas, casi ilegibles; pedazos raídos por los insectos, trozos convertidos en estiércol. A la postre había aparecido el hijo deforme, el monstruo... ¡Pero el hijo! Tomé en mis manos el cadáver. Con solicitud de padre, he intentado darle nueva vida. Esta es la historia de esta historia (Prestol Castillo 1993: 14). Lo que se somete al lector es por tanto la reconstrucción de recuerdos, memoria de memoria. Esta historia del manuscrito justifica también de manera hábil por qué no se habían publicado antes los escritos sobre la Matanza. La historia del manuscrito tiene un doble en la ficción que no se corresponde con lo relatado en el "pórtico". El yo narrador dice que su novia Angela había dejado a la madre de él sus "notas de la frontera" (134; 141), que puede ser el manuscrito o un borrador del manuscrito. Para sembrar aún más dudas es c o m o si el narrador sugiriera en el capítulo 24 que transcribe directamente las "notas de la matanza", sin modificarlas o intervenir en ellas, ya que dice:"En mi libreta de aquellos días, leo estas notas: [...]" y "En mi 'Diario' hay tres notas escritas una madrugada, mientras la aldea dormía: [...]" (115; I 17). Se crea por tanto cierta indecisión sobre lo que está leyendo el lector; como estrategia de distanciamiento. La evocación de la Matanza va enmarcada por la descripción de la vida del juez/narrador. En el primer capítulo habla de su niñez y en los tres últimos capítulos ( d e 27 a 30) cuenta c ó m o termina en la cárcel, a diferencia del mismo Prestol Castillo recuperado por el régimen de Trujillo. Su novia Angela le incita a ser hombre, es decin a evadirse. Pero llega tarde a la cita arreglada para que pueda zarpar a Buenos Aires y lo encarcelan. El narrador o p o n e su

dad Trujillo, 59-72. El texto está reproducido en "El sentido de una política" de Manuel Arturo Peña Battle . Para esta línea de pensamiento también defendida por Balaguen véase el capítulo 2, "La ciudad trujillista y sus arcontes", de Néstor Rodríguez (2005: 35-57).

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cobardía al heroísmo de su novia que prefiere perder su puesto de maestra y vivir en la miseria como costurera antes que ceder al acoso sexual por parte de los trujillistas para poder guardar su puesto: "Había un contraste enorme entre mi cobardía, uncido al carro de la tiranía, y aquella vida, heroica [s/c], aquel ser delicado y bello, vestida como la más desgraciada de aquellas obreras" (141). Angela salva a algunos alumnos negros de la masacre, resiste heroicamente a cualquier tipo de corrupción o de acoso sexual, y, finalmente, logra irse del país76. La parte sustancial del libro (del capítulo 2 a 26) consiste en la evocación de los hechos espantosos del 37 a partir de testimonios muy fragmentados y no reproducidos en orden cronológico. Alternan a veces los testimonios con intervenciones del yo narrador; que por su lenguaje más cuidado se distingue nítidamente de las otras voces caracterizadas por un habla más coloquial reproducida mediante transcripciones fonéticas.

En los diferentes testimonios podemos distinguir a tres grupos: los militares y los ex prisioneros; los dominicanos (cómplices); los haitianos víctimas. El grupo más enfocado son los militares y los ex prisioneros convertidos también en "ajusticiadores". Son víctimas del sistema ellos mismos. Estos hombres de origen pobre sólo ejecutan las "oidene","joidene" del "Supirioi Currando" (44; 30; 48; 45). Muchos antiguos presos y "reservistas" están cegados por la "ilusión propietaria" (I 12) y esperan obtener la libertad, alguna paga, alguna res, alguna parcela de tierra. Sólo se cumplirán parcialmente sus expectativas: después de la masacre el mismo General dará a algunos reservistas una paga de diez pesos y les prometerá una parcela de tierra. La aparición del Jefe provoca unas reacciones contradictorias entre los reservistas. Lo creían "más grande, más fuerte" (120), pero al mismo tiempo dicen que es como una deidad. Observa un reservista: "¡El General estaba vestío como un Dió!" y se les aconseja que no "se laven la mano con que saludaron al General!..." (121; 120). Pero finalmente no se aprovechan en absoluto de las propiedades confiscadas. Algunas escenas lacerantes expresan la incomprensión y las contradicciones a los que se enfrentan estos "obreros del crimen" (43) en su papel de

76

En One Master for Another. Populism as Patriarchal Rhetoric in Dominican

Novels, Doris

Sommer demuestra que El Masacre se pasa a pie expresa el anhelo de que funcione la retórica populista basada en el patriarcado y el machismo y en la sumisión de la mujer. Pero al mismo tiempo se constata el fracaso de dicha retórica: ya no hay "machos" en esta tierra y son las mujeres las que desempeñan el papel de heroínas. Advierte Sommer: "By signalling the frustrations aroused by populist expectations about masculinity, the Land's sacredness and the natural conflict between Patriarch and Usurper Prestol undermines those assumptions because they will plainly not work" (1983: 189).

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matones. El Sargento Pío Tarragona, p o r ejemplo, dirige las matanzas de los haitianos de manera implacable y no vacila en matar (con pistola) a los soldados dominicanos que quieren huir N o obstante, el sargento se ablanda, cuando ve a la familia deYosefo, un haitiano, casado con la dominicana Manuelita, su hermana natural. El narrador también se compadece con la suerte de los soldados rasos, c o m o Patricio. Este se vuelve loco al ver frustrada su "sed de o r o " en "esta fiesta trágica" (56), ya que no encuentra las anheladas dentaduras de o r o en las bocas de los haitianos muertos. El Capitán Ventarrón cuyo abuelo es haitiano, bebe desaforadamente 77 . Observa el narrador: En este momento nuestro Capitán es como un Dios, posado en tugurio del villorio, cerca del Masacre. Ventarrón ha progresado. El muchachón anónimo que vagaba raído bajo los robles de las plazas de la capital, ahora es todo un señor Algo más: es un Calígula que se incorpora, tinto en crimen, a nuestra Historia, aquí en las lejanas pampas y en las verdeantes montañas de la región fronteriza... (31). Pero el verdugo se convertirá en víctima, ya que será expulsado del ejército. C o m o las autoridades buscarán después unos pocos culpables de la Matanza, el Capitán será acusado p o r los soldados de haberse enriquecido indebidamente, ya que llevó t o d o el ganado de los haitianos matados a su finca. A veces, El C o r t e se parece más a un ajuste de cuentas personal que a una o p e r a c i ó n del ejército. El ex presidiario, el Gato, quiere vengarse del rechazo amoroso por parte de la haitiana Moraima Luis. Ella no conoce a sus familiares en Haití, puesto que nació en la República Dominicana. Moraima escapa a duras penas, pero la matan cuando cruza el río Masacre: Casi al pasar el río, hacia la libertad, un perro sarnoso, de esos que vagan junto al Masacre, la denunció con sus ladridos de hambre. La patrulla, con 'órdenes', borracha de ron y sangre no perdona. Los aterrados gritos de la negra llegaban claros hasta la casona de la dueña que quiso salvarla. Gritos fuertes; lamentos en dos lenguas, como el Masacre, que dijérase, canta a dos pueblos ribereños.

[...] Moraima Luis dejó la virginidad en la arena del río, buscando la libertad.También dejó la vida. Los soldados tragaban ron entre tanto. I [s/'c] la noche caía, silenciosa, como una llovizna fría. Súbitas ráfagas de ametralladoras. Desde ese instante no vale preguntar por una negra más. El río ayuda a ocultar el crimen. Se lleva el

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Ventarrón es el apodo del verdadero capitán jefe de Dajabón, David Carrasco (Vega

1988:375).

PRIMER CAPÍTULO

75

cuerpo. ¿A dónde? [¡]A cualquier parte, hasta que lleguen los cerdos montaraces y los perros vagabundos! (34) El segundo grupo representado en el libro es el de los dominicanos, cómplices, a veces fingidos (como don Francisco), o delatores, como la dueña del albergue de Dajabón, doña Francina, y los estancieros, don Chepe, don Rafael Mejía, don Lauterio, don David. Estos se ven obligados a acompañar al Capitán Ventarrón en sus borracheras. Los estancieros se quejan de la matanza de esos "pobres negros" tan "buenos" (41; 37). N o lo dicen por compasión, sino porque siempre han vivido del trabajo esclavo de los haitianos y del comercio -léase contrabando- de vino, seda y cerveza con Haití. De ahí que advirtiera el Señor Broberg, el esposo (fallecido) de doña Francina:"[...] a pesar de las declaraciones de los políticos y de los periódicos, el hombre puede fácilmente explotar al hombre. Sobre todo, hay unos seres a quienes difícilmente podría llamarse hombres: los negros de Haití, brazo barato" (35). Los estancieros están necesitados de esta mano de obra y para ellos no existe la noción de Patria, ya que "[a] don Chepe no le interesaba saber qué es la'República Dominicana'. Le bastaban su tierra ancha, sus vacas y sus siembras, fomentadas por negros de Haití' (25).Y el narrador advierte sobre don Francisco, otro estanciero:"En estas lejanías, don Francisco no paga impuestos. Es fácil violar las leyes impositivas. La frontera está cerca: -en su patio-. Hay veces que la vaca de don Francisco pace las gramas de la sabana de Haití' (90). Constituyen una excepción algunos dominicanos como un tal Miguel Bueno, que ayuda a los haitianos a escapar de la Matanza o el viejo Fundador Flores, que escondió a "tantos haitianos para evitarles la muerte en la mañana del Corte" (76). El tercer grupo, el menos presente, son los haitianos y dominico-haitianos, las víctimas. Los haitianos víctimas de El Corte ya se habían integrado totalmente en la vida económica de la región fronteriza, criando el ganado para los estancieros dominicanos, cultivando tierras o ejerciendo varios oficios. Acosados por el hambre, se veían obligados a pasar la frontera para trabajar: "Haití: significa hambre. El hambre no sabe de límites" (78). En este libro es una de las primeras veces78 que no se considera al haitiano únicamente de manera

78

Véase el artículo de Emilio Jorge Rodríguez (1993), "Frontera y narrativa caribeña" para

los pocos casos de tratamiento menos negativo del haitiano en la literatura de la frontera.También es de consulta imprescindible el estudio de Veloz Maggiolo (1977), "Tipología delTema Haitiano en La Literatura Dominicana" (93-144) y el capítulo 7 "Close Encounters. Haitians in Dominican Literature" de Matibag (2003: 163-186) quien comenta, entre otros textos, Over escrito en 1940 por Ramón Marrero Aristy y los poemarios Compadre Mon de 1940 de Manuel del Cabral y "Cantos de la frontera" de 1963 recogido en La criatura terrestre de Manuel Rueda.

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negativa, sino también compasiva, p o r ejemplo, en el caso de los ya mencionados M o r a i m a Luis o el haitiano Yosefo, casado con la dominicana Manuelita, que va con su familia hacia la frontera para salvarse:"Los niños ahora lloran en español. ¿Quién los entenderá en Haití?" (49). La multiplicación de voces nos impide t e n e r una idea muy clara de la operación en su totalidad. Predomina un ambiente de crueldad hacia individuos y familias en esta t i e r r a " a b o n a d a p o r cadáveres", q u e recibe " u n a e x t r a ñ a simiente: siembra de hombres" en esta "vendimia roja" (101; 27). Una sola vez un testigo se refiere a la cédula 79 c o m o elemento de justificación de los actos: La'cédula'-un documento de identificación exigido por las leyes de Santo Domingo- sería el pretexto. Iban los soldados bajo el pretexto de la búsqueda de infractores a la ley que obligaba a portar el documento ¡dentificatorio y arreaban grandes masas de haitianos hacia los llanos lejanos. Lejos de las aldeas podrán realizar más ampliamente el festín homicida (26). Los haitianos que no tienen cédula son llevados fuera del pueblo y asesinados a machetazos para " t e r m i n a r en candela" (26), es decir; se queman los cadáveres. El lector t a m p o c o se puede hacer una idea de la cantidad de víctimas, cifra muy variable de todas formas. El único dato numérico consiste en la referencia a las "trescientas cabezas [muertas] que han quedado intactas a la candela" (47), para referirse a los haitianos poseedores de pequeños campos, llamados conucos. En cambio, se relatan de manera más c o n f o r m e a lo recogido en las fuentes históricas las secuelas de El C o r t e . Así, el narrador alude a la vigilancia en la f r o n t e r a para evitar q u e los haitianos huidos c o m e t a n r o b o s en la p a r t e dominicana o t o m e n venganza p o r sus muertos. Describe el fracasado intent o de colonización de la región fronteriza p o r prostitutas y criminales traídos desde la capital, visión t o t a l m e n t e contraria a los nobles propósitos de dominicanización expuestos en Paisajes y meditaciones de una frontera: El Gobierno había poblado las tierras de hambrientos y delincuentes. Contrastes. Los recién llegados querían volver a la miseria de las ciudades. En cambio, aquí está la riqueza: Yerbas, mangos. Aguacatales. Se extienden por kilómetros. Platanales verdinegros. Está la yuca en los surcos, como mujer parida. Las turbas han devorado estas riquezas. Pero no han sembrado las tierras. Vienen con el hastío de las ciudades. Personajes de la mala vida, de la mala noche, pero que para ellos es la

79

La cédula fue instaurada el 16 de abril de 1932 como medio de contener y de controlar

al pueblo.

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gran vida: El alcohol, los vicios. La prostituta, realenga, espectral, como los perros flacos (125).

Como estos 'colonos' no trabajan la tierra, se disputan las mejores parcelas con las armas, lo que provoca otra zafra, esta vez "de puñales" (129). Se narra asimismo la llegada de los jueces "fabulistas" (¿entre los cuales figura Prestol Castillo?) que tienen que reducir la Matanza a un conflicto a nivel personal. Hay referencias a las negociaciones con el gobierno de Haití y el pago de una indemnización: Así [el juez] iba engrosando la mentira [en] los anales de nuestra jurisprudencia. Así se ingeniaba una traza cómica para satisfacer al Haití diplomático, transaccionista, el Haití de los mulatos criados en París, que luego transarían la sangre de sus hermanos por unas monedas que les extendería el hombre fuerte que rige mi país. Políticos haitianos harían de esta incidencia la mejor vendimia. Nuevo traslado de una zafra: Esos mismos políticos haitianos, que cobran quince pesos a las factorías azucareras por cada cabeza de negro que viene al cañamelar de la República Dominicana, se aprestaría a esta otra zafra horrible. Surgiría la'indemnización' a las víctimas, para hacerse mansión en barrios residenciales. Entre tanto, miles de mutilados deambulan por las tierras erosionadas de Haití, convertidos en ladrones de la fruta que sembraron en la República Dominicana. Para morir a plazos (I 15-1 16)80.

Aparte de ciertas venganzas de índole personal, las razones de la expulsión del haitiano que podemos colegir de los diferentes testimonios son el miedo a perder la soberanía ("[...] se han cojío la tierra de los dominicanos" [27]) y la conflictiva situación económica (necesidad de mano de obra barata y robos por hambre). El Raso Angeles desobedece la orden de enterrar a los ladrones haitianos, comentando su actitud de la siguiente manera: N i cavo siquiera el hoyo para haitianos. Mis manos puén joyá para enterra un ratón podrío, pero para enterra haitiano?... ¡me las corto, mejor! ¡El haitiano sólo sirve para robá! ...Y al ladrón hay que degollarlo y dejárselo a los otro ladrone que son lo perro y los puerco... ¡o mejor; darle candela, pa que se vaya la peste!... (81).

Lo que más se destaca es el antihaitianismo concretado en animalizaciones y cosificaciones. Los haitianos son calificados por los soldados de ladrones, garrapatas, cerdos, gleba, no son hombres, son del Diablo... Incluso en las

80 Prestol Castillo establece un paralelismo entre la zafra de la caña de azúcar y la masacre, analogía que volveremos a encontrar en Danticat.

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observaciones del mismo narrador se perfila respecto a "esta raza primitiva" (75) un antihaitianismo que se remonta al siglo xix según algunos estudiosos. D e ahí el capítulo 28 aparentemente superfluo: en un delirio, el narrador recuerda la "historia de impiedad, despotismo y crímenes cometidos por los haitianos, aprendida en las clases de historia, en la infancia" (140). Se refiere a las invasiones de los haitianos en los tiempos de Dessalines, Soulouque.Toussaint Louverture... Es esta misma negrofobia alimentada por el pasado histórico la que hace exclamar al estanciero don David: "¡Estamos cobrándoles! ¡Es una deuda vieja! ¡Hace un siglo estos mismos negros desangraron al pueblo dominicano, degollando hasta en las iglesias!... ¡Estamos cobrándoles!" (84). Incluso la novia del narrador la maestra fuerte con el simbólico nombre de Angela, enseña a los haitianos "sin noción de patria" "a hablar el español con claridad" (¿otra alusión a la Operación Perejil?) y "qué es la República Dominicana" (65; 67). Del lado haitiano Toussaint es alabado por el haitiano Mustalí Dois:"Dominiquén... Pas vaut... Dominiquén netravail pas... Dominique, voleur.. ..Vive le noire Toussaint!... Vive Toussaint Louverture!" (59). Subyace por tanto un exacerbado nacionalismo recíproco. El libro adquiere una clara función catártica para los dominicanos y, en primer lugar, para Prestol Castillo. La escritura le permite distanciarse de los demás jueces, que tienen que redactar versiones falsas de la Matanza: Me repugnaban estos jueces, cuyo trato rehusaba. ¿Me parecían cerdos? Comían un pan culpable... Pero... ¿No era yo, también, un cerdo? Así me recriminaba mi conciencia. Sin embargo, digo: ¡No lo soy! ¡Escribo mis notas de este crimen! ¡Es para denunciarlo! (116) El escritor no deja por eso de adoptar una actitud ambigua. Dora algo la pildora. Condena y justifica al mismo tiempo la Matanza. Denuncia las crueldades cometidas, pero atenúa la culpa de los subalternos dominicanos, de los de abajo. Rechaza y admira al dictador; representa a los soldados como verdugos y víctimas. A la vez, se apiada de los haitianos, pero no oculta que acechados por el hambre, robaron efectivamente... Estas ambigüedades las simboliza más que nada el mismo río. El Masacre es este "pequeño río internacional" (24; 72; 74; 76; 124). Es frontera entre "dos pueblos, dos entidades diferentes" (60) y no es frontera, ya que se pasa fácilmente, a pie (129). El Masacre es separación, puesto que a sus respectivas orillas se hablan dos idiomas distintos y se practicarían dos religiones distintas. El río es también unión, simbolizada por las dos lavanderas -la haitiana Marcelle y la dominicana Antigua Suriel- que cada una de su lado realizan los mismos actos. El Masacre es vida y muerte para el haitiano. Pasarlo para robar significa saciar el hambre y sobrevivir Pero

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es también arriesgarse la vida, ya que los soldados siempre están al acecho al borde del río. El regreso de un haitiano que robó ganado es evocado de la siguiente manera: Cuando se agoten 40 kilómetros de llanuras y montañas bajo el capote negro de la noche que guardó los diamantes de sus estrellas, el negro tal vez habrá llegado vivo al Masacre, sesgando las patrullas que no perdonan. Es un naipe a la muerte. La otra cara es la vida. Es, el hambre de Haití, que roba de noche. En el Masacre, río fronterizo, pequeño, está el último esfuerzo. El ganado bebe, acuciado, la última agua dominicana y deja la boñiga, abono del matorral. Si un puñal, que sale de la sombra, no mata, silenciosamente, al pastor negro, a la mañana siguiente, el carnicero haitiano tendrá arduo trabajo. [¡] El Haití hambriento consiguió carne! (74).

El Masacre oculta el crimen arrastrando los cuerpos de los haitianos, y participa en el crimen, ya que es un "río sangriento" (50). Es el Masacre y la masacre, símbolo de la supuesta conflictiva relación entre haitianos y dominicanos. Soy consciente de que el libro tiene una discutible calidad literaria y que presenta visiones simplistas. El tono condescendiente, las repeticiones melodramáticas, el patetismo de las preguntas retóricas y de los diálogos internos del yo, pueden causar cierta irritación al lector Quizá sea demasiado obvio el simbolismo de los nombres como Angela, Miguel Bueno, el antiguo preso apodado El Gato, el Capitán Ventarrón (que lo arrasa todo). Pueden cansar las constantes animalizaciones de los haitianos y de los militares, como el mayor Ozuna que tiene un "aliento de mastín", "colmillos de bestia" (150). Con todo, este libro-balbuceo, que al fin y al cabo defiende cierto antihaitianismo aunque suavizado, nos hace atisbar algo de la complejidad de la región. Suscribo, por tanto, lo observado por Frauke Gewecke: Die Schilderung einzelner Episoden ist nicht frei von (bisweilen alzu deklamatorischen) Pathos und (vordergründig agierender) Retorik; doch gelingt es Prestol, die Komplexität der Beziehungen zwischen Dominikanern und Haitianern ebenso wie die spezifische Ausprägung der frontera als Lebensraum aufzuzeigen und im nationalen Kontext angemessen zu bewerten, wobei gerade aufscheinenden Widersprüche, provoziert durch das Anliegen einer Aufrechnung kollektiver und individueller - u n d das heißt auch: der eigenen- Schuld, die Authentizität des Buches erhöhen (1996: I96) 81 .

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"La evocación de determinados fragmentos no está exenta de elementos patéticos (harto

declamatorios) y (superficialmente) retóricos. N o obstante, Prestol logra mostrar y valorar de manera adecuada en un contexto nacional tanto la complejidad de las relaciones entre dominica-

80

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4.3. René Fortunato y la Matanza Cuanto más se desarrolla el estado ciñendo a los hombres en sus mallas exactas y heladas, más aspira la confianza humana a situar en el otro extremo de la inmensa cadena, la adorada imagen de un hombre protector MargueriteYourcenar; Memorias de Adriano (citado como epígrafe de la cuarta parte "El hombre"

de El poder del Jefe II)

Un país sin documentales es como una familia sin álbum de fotografías. (Patricio Guzmán citado en Ruffinelli 2002:4)

4.3.1. EL PODER DEL JEFE L-LL-LLL

La República Dominicana no dispone de una desarrollada industria cinematográfica, si bien se han desplegado iniciativas en esa dirección, como, por ejemplo, el Festival de Cine de Santo Domingo. De ahí que Laura Fernández Jubrías (2000) en un supuesto plano general del cine caribeño pase por alto la existencia de creaciones dominicanas. René Fortunato (1958) es muy consciente de esta carencia y estimula en lo posible las iniciativas al respecto mediante su empresa cinematografía Palau, apellido del primer cineasta dominicano. Como el documental es un procedimiento poco costoso, de fácil difusión y de larga tradición en América Latina, Fortunato optó por esta modalidad fílmica. Abril. La trinchera del honor (I988) sobre los turbulentos acontecimientos de 1965 en la República Dominicana que llevaron a una nueva invasión norteamericana, fue seguido por El poder del Jefe I (199 I), El poder del Jefe II (1994) y El poder del Jefe III (1996). Fortunato produjo dos documentales sobre Balaguer Balaguer: Los doce años de Balaguer

La herencia del tirano (1998) y La violencia del poder. (2003)82. Con su compañía Cinematografía Palau

nos y haitianos como la expresión específica de la frontera como ámbito vivencial. Las aparentes contradicciones debidas al intento de Prestol de redimirse de la culpa colectiva e individual (y también de la culpa propia) no hacen sino aumentar el carácter auténtico del libro" [mi traducción], 82 La sombra de Balaguer siguió actuando sobre el mundo cultural. Le pusieron trabas a Fortunato para estrenar en la Sala Principal del Teatro Nacional de Santo Domingo su documental, La violencia del poder. Los doce años de Balaguer. Finalmente el estreno pudo tener lugar el 5 de mayo de 2003.

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Fortunato distribuye sus videos en Estados Unidos, Puerto Rico y la República Dominicana, esencialmente para un público dominicano amplio. Las tres partes que conforman El poder del Jefe presentan un repaso cronológico desde 1916 - l a preparación deTrujillo entre los marines n o r t e a m e ricanos- hasta su asesinato en 1961. El p r i m e r documental cubre el p e r i o d o de 1 9 1 6 a 1937 y nos relata en detalle la preparación y la llegada al p o d e r de Trujillo para terminar con la masacre. El poder del Jefe II va de 1938 a la década de los cincuenta. Está dividido en once partes que t r a t a n las maniobras políticas, las relaciones con Estados Unidos, los movimientos de oposición, la represión 83 . En un "Epilogo" de esta segunda parte que comienza con la frase de Rousseau, "La sed de sangre del dictador no se sacia, hasta que no devora sus propias entrañas", Fortunato evoca el asesinato de Galíndez, "el principio del fin". El poder del Jefe III insiste en los problemas con la Iglesia, los n o r t e a mericanos y los rebeldes (el Movimiento 14 de Junio) al final de la dictadura. Termina con el asesinato del Jefe y el merengue " M a t a r o n al Chivo", seguido p o r su entierro. Alternan comentarios leídos, música, sobre t o d o merengues - u n o de los instrumentos al servicio del trujillato (Austerlitz, Brito U r e ñ a ) - , recortes de prensa, discursos d e T r u j i l l o y de sus adeptos, fotos, imágenes fílmicas de la época. F o r t u n a t o se basa casi en su t o t a l i d a d en datos empíricos. Leonard reproduce la explicación del cineasta: Al preguntársele por qué no incluía entrevistas en sus películas, Fortunato respondió que prefiere dejar que el hecho hable por sí solo en vez de que sea interpretado en una entrevista, porque en su experiencia, por cada 'experto' que asegura poder explicar los hechos históricos existe otro que lo contradice. En esta elección de método está implícita una desconfianza a las palabras como herramienta descriptiva y a las llamadas voces autorizadas de esos tiempos, ya que aquellos con una posición de autoridad en la República Dominicana son, muchas veces, aquellos cuya integridad más se puede cuestionar (1999: 204). René F o r t u n a t o me explicó en una entrevista efectuada el 5 de abril de 2003 que c o m o egresado de la Escuela de Comunicación de La Habana, practicó p r i m e r o el periodismo y trabajó en televisión. H a r t o de la intromisión de intereses en estos m e d i o s de comunicación, e x p l i c ó su decisión de hacer

83 Reproduzco los títulos de los diferentes apartados: I. Los presidentes títeres; II."...Y seguiré a caballo"; III. Orden y progreso; IV. El hombre;V. La huelga azucarera de 1946;VI. Partido socialista y juventud democrática; VII. Cayo Confites y Luperón;VIII. Los Estados Unidos y Trujillo; IX. Santiago de los Caballeros; X. El instituto trujilloniano; XI. Las conspiraciones.

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documentales: "Quería expresar la realidad social de los dominicanos a través del cine con distancia de los grupos de poder; tanto económicos como políticos" ( D e Maeseneer 2003b: s. p.). O p t ó por el documental mostrando los hechos y no entrevistando, ya que según él este método le daría un giro demasiado subjetivo.Tampoco recurrió al testimonio de personas que vivieron o sobrevivieron a la Matanza, puesto que muchas personas se resistirían a hablar de este hecho, "están picados de sangre", me dijo Fortunato 84 . Es obvio que la mera selección y el montaje de los hechos implican una interpretación, de manera que es ilusorio hacer hablar a los hechos por sí solos, como pretende hacerlo. Aunque presumía de imparcialidad mostrando los acontecimientos, Fortunato admitió en la entrevista que siempre había una visión personal detrás. Es innegable que Fortunato ofrece una recopilación estructurada del trujillismo. En una cuarta parte, llamada Detrás de la cámara, muchos entrevistados, entre los cuales figura Juan Bosch, concuerdan en que lo novedoso es que se destaquen los movimientos de oposición muchas veces ocultados y la constante presencia de Estados Unidos. Aunque es impresionante el ingente trabajo de documentación (un promedio de dos años por documental), muchas veces Rene Fortunato abruma con una avalancha de datos y nombres cuya función consiste probablemente en concientizar a muchos dominicanos, posibles descendientes o parientes de los colaboradores del régimen. Los momentos de interpretación de la dictadura deTrujillo son más bien escasos. La cita-epígrafe de Yourcenar aplicada por Fortunato al régimen constituye una de las raras excepciones, junto con el inicio del primer documental, cuando Fortunato pondera rápidamente los pros y los contras del régimen. También al final intenta disculpar las reacciones histéricas del pueblo ante la muerte del Jefe aludiendo a la tesis del supuesto mesianismo de muchos dictadores: "La miseria y la ignorancia confundieron a un Mesías y a un dictador" (El poder del Jefe III). El cineasta subraya también, en algunas ocasiones, la aquiescencia de determinados grupos, pero quedan muchos cabos sueltos que incumbe al espectador atar. Otras explicaciones son insuficientes, por ejemplo, respecto al comportamiento dictatorial deTrujillo que, según Fortunato, se debería sobre todo al resentimiento social del Jefe hacia la aristocracia. Es sabido que también el apoyo norteamericano, el deseo de crear una estructura patriarcal y personal y la colaboración por parte de grupos poderosos incidieron en la conformación de la dictadura, entre otros elementos.

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Sabemos que Derby yTurits hicieron una serie de entrevistas a sobrevivientes de la masacre cuya información es reveladora (Turits 2002).

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En lo que sigue, me concentraré en la manera en que René Fortunato se acerca al suceso que nos ocupa.

4 . 3 . 2 . LA MATANZA EN EL PODER DEL JEFE I

Ya he señalado que la Matanza se encuentra al final del primer video, por ser considerada la primera crisis en el trujillato, de manera que adquiere un gran impacto. Para introducir el tema, indicado por el titular "La Matanza de 1937" y acompañado de una música amenazadora (una percusión obsesiva), se comentan la constante preocupación deTrujillo por los 52.657 haitianos residentes en su país (según el censo de 1935) y las intensas negociaciones sobre la delimitación de la frontera (supuestamente) concluidas en 1936. Estos comentarios son ilustrados con imágenes de haitianos que efectúan diferentes actividades laborales. Incluso se cita aTrujillo, quien afirmó en una visita a Puerto Príncipe en 1936: "Me enorgullezco en declarar ante mis conciudadanos y frente al mundo que una alta porción de sangre africana corre por mis venas"85. Esta cita insólita de propaganda política en aras del gran entendimiento entre los pueblos la encontré como epígrafe del capítulo VII del libro de Bernardo Vega, Trujillo y Haití (1988: 241), una importante fuente de inspiración para Fortunato. Con el fin de corroborar la afirmación deTrujillo, Fortunato proyecta una foto de la abuela haitiana mulata deTrujillo, Luisa Ercina Chevalier Luego, el locutor enumera las posibles razones que condujeron a la Matanza: la independencia económica, comercial y financiera de los haitianos "al margen de controles estatales que estaba reñida con las estructuras del poder dictatorial"; el "acariciado proyecto de la intelectualidad trujillista de blanquear la raza" y la "tradicional propensión de las tiranías a ensañarse contra las minorías" (El poder del Jefe I). Fortunato parece presentar la situación como si no hubiera existido ningún tipo de fricciones antes de 1937. Sugiere que la razón principal es que los haitianos estaban trabajando en comunidades con autonomía económica. No profundiza en "el acariciado proyecto de la intelectualidad trujillista de blanquear la raza", aunque sabemos que esta ¡dea fue exacerbada posteriormente86. Fortu-

85 Parece ser una mención insólita y única por parte deTrujillo, según Capdevila:"Parmi les milliers de pages des discours du dictateur nous n'avons relevé qu'une seule allusion à son ascendance noire, lors de la célébration avec Vincent de l'accord frontalier, le 9 mars 1936" (1998:55, nota 4). 86

Aparte del antihaitianismoVega menciona una serie de razones más concretas que llevaron a la Matanza del 37: I. La definición jurídica de la línea fronteriza; 2. El fracaso en la domini-

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nato se atiene a insistir en varios momentos de los documentales en "el acendrado amor por la Madre Patria" deTrujillo, este hispanismo (lo blanco) que implica un antihaitianismo (lo negro).También pone en escena reiteradamente a los intelectuales al servicio del régimen, sobre todo a Joaquín Balaguer y algo menos a Manuel Arturo Peña Battle, pero se abstiene de comentar nada sobre la ideología hispanófila y racista que propagaron en sus discursos y en sus escritos.Tampoco se refiere de manera clara a la idea muy difundida de que la soberanía dominicana siempre habría sido amenazada desde la misma independencia de la República a causa de las reiteradas invasiones de Haití (empezando con la anexión de 1822 a 1844). Como ya he dicho, la explicación de Fortunato de esta ausencia de contextualización es que ha preferido ceñirse a los hechos en este documental. Volviendo al fragmento, después de presentar el marco, Fortunato recalca lo horrible del acto mediante tres adjetivos: se trata de "una orden horrenda, sangrienta, perversa". Luego reproduce imágenes de un hombre degollado, un negro que corre y que es matado, una mujer a quien se le quitan el bebé y que empieza a gritar de manera desesperada. Siguen una serie de fotos: un muchacho haitiano con cara de espanto, una mujer que se toca el cuello (¿herido?), un niño con parte de la cabeza rapada, una calle (¿en Dajabón?), un recorte del periódico Listín Diario (sin fecha) que enfoca el titular: "El monseñor Pittini afirma que los haitianos gozan en todo el país de bienestar de paz y de buen trato" (El poder del Jefe I).

René Fortunato me explicó que las fotos del muchacho y del niño las tomó de las reproducciones que se encuentran en el primer volumen de Bernardo Vega, Trujillo y Haití. Por una parte, es la "Fotografía de un muchacho que logró escapara la persecución criminal que los soldados deTrujillo realizaron contra los haitianos que residían pacíficamente en Santo Domingo, habiendo cruzado por entre las hordas asesinas llevando el cadáver de su hermano mayor". A la otra foto del niño de la cabeza medio rapada acompaña el texto: "El periodista norteamericano Quentin Reynolds examina las heridas de un sobreviviente en la margen haitiana del Río Masacre" (Vega 1988: 361). Las imágenes en movimiento, al contrario, no datan del período de El Corte, sino que atañen a otros momentos de represión de los haitianos. Fortunato también comentó que la escena en movimiento en la que se le quita el niño a la mujer está hecha a base de un testimonio recogido por el periodista

canización de la frontera; 3. La actitud de los militares dominicanos; 4. El viaje deTrujillo por la frontera; 5. El impacto de la política cubana y la situación económica relativa; 6. El fracaso de las deportaciones (1988; 390-394).

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Quentin Reynolds que se encuentra en el libro de Vega. Supongo que puede haberse inspirado en la siguiente descripción horripilante: [...] Cenelia Pierre era una mujer rendida, alicaída.Vivía con su esposo y un hijo. Los soldados invadieron bruscamente la casa. Mataron al marido. Cenelia suplicó con

angustia que perdonen al niño. Como si este ruego de una madre enfureciera más a

los verdugos, los soldados se apoderaron del niño y asiéndolo por los pies, le revien-

tan la cabeza contra el tronco de un árbol y le dejan muerto (Vega 1988:371).

Estas imágenes impactantes desconciertan al espectador y muestran la insuficiencia de las razones lógicas' para justificar la Matanza de 15.000 haitianos (la cifra dada por Fortunato) y la confiscación de sus propiedades. Además, la aparición de un texto que se va tiñendo de rojo - " L a verdad del asesino está en el g r u p o " - después de las imágenes de la Matanza hace que la responsabilidad recaiga en muchas personas. La frase se concreta a continuación mediante una serie de fotos de políticos, curas, intelectuales, militares y empresarios. Luego, una voz repite como conclusión del primer documental: " P o r eso, la verdad del asesino está en el grupo". Esta aseveración y los gritos volverán únicamente en la tercera parte, cuando se evoquen las acciones del SIM bajo la dirección de Johnny Abbes García y las torturas en la prisión, La Cuarenta, durante los tres últimos años del trujillato. El mismo Fortunato insistió en la importancia de la emoción. Respecto a los gritos me comentó que los había usado en dos momentos muy dramáticos del trujillato para provocar una reacción en el público: "En el grito hay una referencia al concepto de catarsis aristotélica: la sublimación del espíritu y la sensibilización hacia un problema" ( D e Maeseneer 2003b: s. p.). C a b e añadir que en el primer apartado de El poder del Jefe II, cuyo título es "Los presidentes títeres", son narradas las secuelas de esta primera crisis del trujillato: las negociaciones con Haití, la indemnización pagada, la aparente retirada deTrujillo del escenario político, la llegada de inmigrantes judíos y de refugiados. C o n f o r m e con las observaciones de Bums (1975) sobre el documental histórico, podría afirmar que la parte dedicada a la Matanza adquiere una función informativa, emocional e interpretativa. Fortunato revela lo poco conocido y quiere dar a conocer desde una perspectiva claramente histórico-dominicana. El cineasta añade asimismo una función emocional, puesto que la evocación dramática afecta al espectador Finalmente, le da al suceso un valor interpretativo: transmite el mensaje de que convergieron muchos núcleos de p o d e r en el trujillato de manera que no es únicamente Trujillo quien carga con t o d o el peso de las calamidades e implícitamente expresa la esperanza de que nunca se vuelvan a producir Fortunato logró efectivamente "desmitificar

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la figura deTrujillo como un ente providencial que cayó del cielo", c o m o lo comenta él mismo en una entrevista incorporada a Detrás de la cámara. Pero se podría discutir que lo haya mostrado "en su justa dimensión", ya que faltan elementos. Con todo, es indudable que el documental contribuye a poner en práctica el lema nacionalista de su empresa Cine Palau: "Preservando y difundiendo la memoria histórica de la Nación Dominicana, con imágenes en movimiento."

4.4. Mario Vargas Llosa, La Fiesta del Chivo (capítulo XI) - ¿ Q u é sintió Su Excelencia al dar la o r d e n de e l i m i n a r a esos miles de haitianos ilegales?" -Pregúntale a t u ex PresidenteTruman qué sintió al dar la orden de arrojar la b o m b a atómica sobre Hiroshima y Nagasaki. Así sabrás qué sentí aquella noche, en Dajabón. La Fiesta del Chivo (Vargas Llosa 2 0 0 0 : 2 2 4 )

Sabemos que Vargas Llosa se acerca al trujillato desde tres puntos de vista, el de Urania Cabral, el de los conspiradores, el deTrujillo.Ya desde el primer capítulo narrado desde la perspectiva deTrujillo, el capítulo II, se enumeran rápidamente los grandes crímenes perpetrados por el dictador El Benefactor baraja en un monólogo interior los nombres simbólicos del escritor Marrero Aristy, las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, el periodista vasco Galíndez, todos víctimas de su régimen, peroTrujillo calla en este primer repaso el mayor trauma, la eliminación de los haitianos87. El que gran parte del capítulo XI quede reservada al suceso ya destaca su relevancia. Este capítulo, contado desde la perspectiva del dictador al final de su Era, recoge la conversación mantenida durante la comida en honor de su ex jefe, el marine Gittleman, una de las pocas conciencias críticas a quien le es otorgado cuestionar aTrujillo. El militar norteamericano pregunta cuál fue la decisión más difícil del gobierno dominicano.Trujillo contesta: "El dos de octubre de 1937, en Dajabón", que el

87 Vargas Llosa evita las palabras Matanza, masacre, Corte. Cabe añadir que ya en el primer capítulo Urania recuerda lo que le dijo su padre sobre la Matanza y las razones que la 'justificaron': "Vadeaban el río Masacre y venían a robarse bienes, animales, casas, quitaban el trabajo a nuestros obreros agrícolas, pervertían nuestra religión católica con sus brujerías diabólicas, violaban a nuestras mujeres, estropeaban nuestra cultura, nuestra lengua y costumbres occidentales e hispánicas, imponiéndonos las suyas, africanas y bárbaras" ( 16).

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marine logra identificar c o m o "[e]l día q u e Su Excelencia decidió c o r t a r [¿referencia a El C o r t e ? ] el n u d o gordiano d e la invasión haitiana" (214; 215). El q u e Trujillo se haya " m a n c h a d o d e sangre" se explica p o r razones d e soberanía basada en distingos racistas: "Para q u e los negros n o nos colonizaran o t r a vez" (215). D e acuerdo con el c o n o c i d o p r o c e d i m i e n t o telescópico d e Vargas Llosa, r e t r o c e d e m o s en el t i e m p o . Los dos consejeros d e Trujillo, aún jóvenes, el diput a d o Chirinos y Cabral, q u e en aquel entonces todavía n o había caído en desgracia, aducen varios argumentos. Alegan esencialmente causas económicas: los haitianos son usurpadores de empleo, roban reses y los haitianos enriquecidos c o m p r a n tierras. Además, la pérdida d e soberanía se n o t a t a m b i é n a nivel lingüístico y religioso: los haitianos sólo e m i t e n " g r u ñ i d o s africanos del

creóle"

(216) y practican el v o d ú y brujerías. Para más inri, Chirinos dice: " N a d a atrae t a n t o a la carne negra c o m o la blanca. Los estupros de dominicanas p o r haitianos son el pan d e cada día". Cabral resume las razones d e la siguiente manera: "Ya p e r d i m o s nuestra lengua, nuestra religión, nuestra raza. A h o r a [la f r o n t e r a ] es p a r t e de la barbarie haitiana" (217). Las imágenes usadas para indicar la invasión de los haitianos - " c a b e z a d e la hidra", "peste", " n u b e d e langostas"- acentúan la visión negativa. Luego, para f u n d a m e n t a r aún más el antihaitianismo,Trujillo alude al f a n t a s m a d e la invasión haitiana d e

1822, c u a n d o

muchos

d o m i n i c a n o s f u e r o n asesinados p o r haitianos hasta en las iglesias. En el resto del capítulo XI,Trujillo intenta desviar la conversación hacia o t r o s temas, p e r o el m a r i n e sigue p o n i e n d o s o b r e el t a p e t e - d e u n a m a n e r a a p a r e n t e m e n t e i n g e n u a - situaciones molestas, c o m o la c o n d e n a d e su régimen dictatorial p o r p a r t e de la O E A , los problemas con el presidente Kennedy y con la Iglesia. En lo q u e se refiere a la i n f o r m a c i ó n c o n c r e t a s o b r e lo o c u r r i d o , T r u j i l l o dice h a b e r d a d o la o r d e n d e m a t a r a los haitianos ilegales "salvo [a] los q u e están en los ingenios azucareros" (220) 8 8 en una fiesta en D a j a b ó n al enterarse d e un r o b o d e reses. Luego, en la conversación (en presente) se t r a t a n los clásicos p u n t o s debatidos: el uso d e machetes en lugar d e rifles para p o d e r r e d u c i r después el c o n f l i c t o a unas escaramuzas locales, las dudas s o b r e la cantidad d e m u e r t o s q u e Trujillo ridiculiza p r e g u n t a n d o a varios comensales cuántos eran 8 9 , la historia del perejil q u e según Trujillo son meras habladurías,

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Se refiere a los llamados braceros haitianos. Cabe observar que en la misma región fronteriza alrededor de Dajabón no hay ingenios de azúcar pero sí en otras partes del país. 89 El mismo Vargas Llosa comentó en la entrevista "Trujillo, el dictador novelado": "En el genocidio murieron entre 8.000 y 20.000 haitianos. A eso hay que sumar 3.000 dominicanos. Pero lo importante en ese régimen de terror fue la calidad de la violencia, más que la cantidad. Había una familiaridad con la violencia. Muchos dominicanos llegaron a pensar que la vida era así" (Rodríguez 2000: 3).

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la indemnización pagada de su propio patrimonio que nunca llegó a los afectados. Trujillo se ve obligado a admitir que se produjeron algunos excesos y que murieron "algunos inocentes" (223). El general A r r e d o n d o quiere responsabilizar a t o d o el pueblo. Es completamente conforme con la idea que permea t o d o el libro de que una dictadura sólo es posible si junto con un dictad o r hay un pueblo que le obedece y lo adula, siguiendo las tesis de Hannah A r e n d t que Vargas Llosa conoce bien. Dice el general: El Ejército cumplió su orden. Empezamos a separar a los ilegales de los otros. Pero, el pueblo no nos dejó.Todo el mundo se echó a cazar haitianos. Campesinos, comerciantes y funcionarios denunciaban dónde se escondían, los ahorcaban y los mataban a palazos. Los quemaban, a veces. En muchos sitios, el Ejército tuvo que intervenir para parar los excesos. Había resentimiento contra ellos, por ladrones y depredadores (222). A u n q u e leemos que la m e m o r i a de Trujillo le devolvía las imágenes "de aquellas semanas sangrientas" y "las noticias de los contornos tremebundos que había t o m a d o , en la frontera, en el país entero, la cacería de haitianos ( . . . ) " (223), se impone rápidamente el recuerdo de su derrota personal en lo sexual, su impotencia, leitmotiv a lo largo del libro y frustración aparentement e de mayor importancia que la Matanza. D e lo apuntado podemos deducir que Vargas Llosa se ha p o r t a d o c o m o buen alumno que hizo una síntesis notable de las múltiples fuentes sobre la historia dominicana que consultó (Crassweller [1966], Almoina [2002], Galíndez [1991 ], Mateo [1993], Vega [ 1988]...). Se limita a resumir los hechos y las consabidas explicaciones pura y llanamente desde el punto de vista deTrujillo y trata en chanza las múltiples contradicciones debidas a la falta de información. Se abstiene de profundizar en la complejidad de esta situación fronteriza o en la manera c o m o los dominicanos (o los haitianos) pudieron haber vivido, sentido, percibido este hecho 90 . Puede que Vargas Llosa p o r lo controvertido del hecho y por la falta e incoherencia de datos que pudo coleccionar sobre este suceso no se atreviera a novelarlo o, hablando con las palabras del autor; mentir con conocimiento de causa.También me doy cuenta de que la pers-

90 La falta de profundización psicológica parece ser algo generalizado en la novela. Castañón crítica el esquematismo de los personajes:"[...], los personajes de la novela no dejan de parecer en ocasiones esquemáticos. A veces se tiene la impresión no de leer una novela sino de asistir a un auto sacramental, a una pieza de teatro alegórico del Medioevo, cuyos personajes han sido concebidos por una imaginación polarizada, maniquea, o, mejor; a una fotonovela, a un drama telenovelado" (2001: 199).

PRIMER CAPÍTULO

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pectiva deTrujillo dificulta y hasta excluye un acercamiento más matizado. Sin embargo, creo que Vargas Llosa hubiera podido aprovechar más este hecho en lugar de reducirlo fríamente a una serie de explicaciones y argumentaciones para luego convertirlo en una burla sobre las discrepancias cuantitativas. Para quien conozca otras recreaciones sobre el tema, defrauda este magro acercamiento 91 . Refuerza la impresión de que en La Fiesta del Chivo, el trujillat o ha constituido un 'estudio de caso' ejemplar para que Vargas Llosa pudiera desarrollar de manera impresionante sus obsesiones, ya presentes en obras anteriores. Así lo demuestra convincentemente Kóllmann en su artículo '"La Fiesta del Chivo': cambio y continuidad en la o b r a de Mario Vargas Llosa" (2001). La observación, tal vez un poco exagerada, por parte de Kruger va en el mismo sentido: One need not know anything of Dominican history to understand the actions and the criticisms present in the novel.The tight structure and representations of the body recreate the repressive nature of tyrannies in general. Even if the reader is unfamiliar with the history, the atmosphere ¡s just as oppressive, the character Trujillo ¡s just as evil, the assessins as brave, the tortures as vicious, and the young Urania Cabral, as innocent (2002:53). Más que los traumas que marcaron la m e m o r i a colectiva dominicana y que Vargas Llosa incluye para ser fiel al marco histórico escogido que le viene c o m o anillo al dedo, le interesa volver a elaborar de manera magistral la reflexión sobre la atracción que ejerce el poder y por tanto el dictador en general, la actitud servil de la gente, el machismo, el totalitarismo, la violencia aplicada no a grupos, sino a individuos que son los capítulos más impactantes y m e m o rables de la novela 92 .

91

El m i s m o Vargas Llosa c o n f i r m ó q u e Trujillo servía para escribir s o b r e los dictadores en

general: "Escribiendo sobre Trujillo, he escrito s o b r e t o d o s los d i c t a d o r e s " ( M a r t í n e z 2000: s. p.). Para o t r a s lecturas críticas d e La Fiesta del Chivo, véanse los c o m e n t a r i o s d e Frauke G e w e c k e (2001), p o r e j e m p l o s o b r e el limitado desarrollo psicológico y novelesco del personaje d e la latina U r a n i a q u e s ó l o está en f u n c i ó n d e la historia q u e q u i e r e c o n t a r Vargas Llosa. H a s t a se le acusó d e plagio del libro d e Bernard Diederich, Trujillo.The Death of the Goat, t r a d u c i d o p o r Trujillo. La muerte

del dictador

( 1 9 7 8 ) . En un diálogo c o n los hispanistas belgas el 4 d e f e b r e r o d e

2 0 0 3 c o n m o t i v o d e su d o c t o r a d o honoris causa en la Universidad d e Lovaina (Bélgica), Vargas Llosa dijo q u e n o había leído este libro. C o m o he d e m o s t r a d o en el a p a r t a d o a n t e r i o r la idea del personaje caído en desgracia t a m p o c o es original.Todo consiste en evaluar la m a n e r a c o m o se ficcionaliza. 92

R e c o r d e m o s la e s c a l o f r i a n t e d e s c r i p c i ó n d e la t o r t u r a y d e la m u e r t e d e R o m á n

(424-426).

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4.5. Edwidge Danticat, The Farming of Bones [...] trying to communicate with the simply flutter of smile all those things we could not say because there was the cane to curse, the harvest to dread, the future to fear The Farming of Bones (Danticat 2000a: 131) En The Farming of Bones, traducido como Cosecha

de huesos, la haitiana Ama-

belle Désir relata su vida. Alternan por un lado recuerdos fragmentados en presente (y en negrita) sobre sus padres curanderos ahogados en el río Masacre y su relación con su amante Sebastien, un bracero haitiano, y por otro lado la narración cronológica en pasado a partir del treinta de agosto de 1937 hasta la década de los sesenta93. Amabelle es criada en casa del oficial trujillista Pico Duarte en el ficticio pueblo dominicano de Alegría. Aunque ha oído hablar de deportaciones y de una 'operación', no da crédito a los rumores hasta que ve un día cómo los soldados bajo el mando de Pico Duarte capturan a muchos haitianos. A causa de una hemorragia de su señora, Valencia, se le hace demasiado tarde para reunirse con su amante Sebastien en la iglesia, de donde saldría un camión hacia Haití para salvarlos. El vehículo nunca emprenderá el viaje, ya que los soldados de Pico Duarte también se llevan a todos los haitianos reunidos en la iglesia (por lo tanto también a Sebastien) y probablemente los maten en Santiago. Desesperada, Amabelle huye con Yves, un amigo de Sebastien, y asiste a varias escenas goyescas de personas quemadas, mutiladas, ahorcadas. Leamos esta sobrecogedora descripción94:

93

La estructura gemela sería típica de Danticat según muchos críticos entre los cuales figu-

ra Gyssels, quien advierte: "'marassa' o r twin-symbolism [ . . . ] is, in my opinion, a key to understanding all of Danticat's writing. [...]. Metaphorically, they [twins] can be seen as incarnations of the ambiguities of Haitian histories and identities, past and future, and utilizing a twinned and twinning structure allows Danticat to explore and unveil ressemblances and differences between persons and situations" (Gyssels 2002: 9). La misma escritora recurre a este símbolo en varios cuentos suyos de Breath, Eyes, Memory. Véase los comentarios de Christophe (2001) y Chancy (2003). 94

Al igual que Fortunato, Danticat puede haberse inspirado enVega, una de las fuentes

mencionadas al final del libro. Se pueden establecer igualmente paralelismos sorprendentes con Compère Général Soleil, en la alucinante huida de Claire Heureuse, Hilarión y su hijo Désiré (¿será una coincidencia que el apellido de Amabelle sea Désir?). Llegan al Masacre con el hijo ya muerto, mordido por los perros de los "fascistas", y ven cuerpos mutilados: " D e s pendus tiraient la langue aux branches des arbres et tournaient lentement sur eux-mêmes, tels des manèges de cauchemar Des corps mutilés dormaient au bord des routes" (Stephen Alexis 1955: 337). Finalmente es únicamente Claire Heureuse quien sobrevivirá.

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From the back of the cart fell a girl, seventeen or eighteen years old. I [Amabelle] raised my head to have a better look at herYves shoved my shoulder down, but I could still see her She was wearing an orange-yellow dress with a cloth of purple madras wrapped around her head. A machete had struck her at the temple and on both her shoulders. Her face flapped open when she hit the ground, her right cheekbone glistening as the flesh parted from it. She rolled onto her back and for a moment faced the sky. Her body spiralled past the croton hedge down the slope.The mountain dirt clung to her dress, her arms, her face, her whole body gathering a thick cover of dust (168).

Al llegar a Dajabón, justo el día en queTrujillo visita la ciudad, unos jóvenes dominicanos los persiguen, les tiran piedras y les embuten perejil hasta la garganta. A duras penas Amabelle logra pasar el río Masacre, en el que flotan cadáveres. Se recupera en un hospital haitiano y prosigue el horror Por ejemplo, en la cama contigua le amputan la pierna a una mujer con una sierra. Luego es como si estuviera llevando una muerte en vida en Haití en casa de Yves. Se recluye en el trabajo y en los recuerdos, permanentemente presentes, aunque sea por las huellas y las deficiencias en su cuerpo: "Now my flesh was simply a map of scars and bruises, a marred testament" (227). Relata cómo el juez de paz y después los curas recogen los testimonios de los sobrevivientes que se quedan sin respuesta o indemnización.Tras la muerte deTrujillo en 1961, Amabelle vuelve un día clandestinamente a Alegría para visitar a su dueña, la señora Valencia. Esta le cuenta que escondió a muchos haitianos durante la Matanza para redimir su falta de ayuda a su querida Amabelle. Amabelle va a ver la caverna donde se encontró por primera vez con su amor; Sebastien, de quien nadie sabe nada con seguridad. A la vuelta, se para en Dajabón y se mete en el agua purificadora del río Masacre, mientras la mira de lejos un loco, llamado el profesor Busca la cueva de Sebastien, la risa de su padre, la eternidad de su madre. El libro termina así: I removed my dress, folding it piece by piece and laying it on a large boulder on the riverbank. Unclothed, I slipped into the current. The water was warm for October; warm and shallow, so shallow that I could lie on my back in it with my shoulders half submerged, the current floating over me in a less than gentle caress, the pebbles in the riverbed scouring my back. I looked to my dreams for softness, for a gentler embrace, for relief from the fear of mudslides and blood bubbling out of the riverbed, where it is said the dead add their tears to the river flow. The professor returned t o look down at me lying there, cradled by the current, paddling like a newborn in a washbasin. He turned around and walked away,

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RITA DE MAESENEER

his sandals flapping like t w o large birds fluttering damp wings, not so much to fly as to preen themselves. He, like me, was looking for the dawn (310) 95 . En su a c e r c a m i e n t o f e m e n i n o y p o é t i c o - m í t i c o , D a n t i c a t insiste en la intrahistoria, la impronta dolorosa en las vidas de los subalternos que n o han t e n i d o ni voz ni rostro. D e ahí el leitmotiv, "His name is Sebastien Onius", y la importancia de la máscara (palabra extrañamente cercana a masacre) del haitiano atropellado Joël, un regalo del padre de Joël a Amabelle. La Matanza es representada c o m o un acto de violencia ciega y feroz p o r parte de los d o m i nicanos, t a n t o soldados c o m o civiles cómplices, dirigido a haitianos (también braceros haitianos) e incluso dominicanos, p o r ejemplo, Dolores y Doloritas, e n a m o r a d a de un haitiano. M u y a c o r d e c o n su poética, Danticat rescata la transmisión oral sobre esta operación al otorgar un papel central a la palabra perejil 96 . Cuando muere la haitiana, O d e t t e , p o r ejemplo, su última palabra es pèsi y comenta la narradora: W e used parsley for our food, our teas, our baths, to cleanse our insides as well as our outsides. Perhaps the Generalissimo in some larger order was trying to do the same for his country. The Generalissimo's mind was surely as dark as death, but if he had heard Odette's "pèsi", it might have startled him, not the tears and supplications he would have expected, no shriek from unbound fear; but a provocation, a challenge, a dare.To the devil with your world, your grass, your wind, your water, your air; your words.You ask for perejil, I give you more (203).

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Compère

général

Soleil t e r m i n a t a m b i é n al a m a n e c e r en la orilla haitiana del Masacre,

c u a n d o se m u e r e Hilarión y Claire H e u r e u s e se q u e d a sola. " M a i n t e n a n t l'aube rosissait t o u t le coin. Il [ H i l a r i ó n ] se dressa e t se m i t à crier : " L e G é n é r a l Soleil.Tu le vois, là, juste sur la f r o n t i è r e , aux p o r t e s de la t e r r e natale! N e l'oublie jamais, Claire, jamais, jamais !" [ . . . ] . / Il f e r m a les y e u x e t sourit./ Elle était seule" (Stephen Alexis 1955: 350). 96

Danticat se inspiró, e n t r e otras fuentes, en el bello p o e m a "Parsley" ( 1 9 8 3 ) d e la a u t o r a

afroamericana Rita D o v e ( 1952), m e n c i o n a d a en los agradecimientos al final del libro. C l i t a n d r e c o n s i d e r a el l i b r o c o m o u n a r e l e c t u r a del p o e m a : " ' P a r s e l y ' is d i v i d e d i n t o t w o s e c t i o n s : ' T h e C a n e Fields' and ' T h e Palace'. In t h e f i r s t - p e r s o n p o i n t o f view, T h e C a n e Fields' describes t h e devastating e x p e r i e n c e o f t h e slaughter t h r o u g h t h e eyes o f t h e Haitian.Themes o f oppression, t o r t u r e , land, assimilation, and dreams are e v o k e d t h r o u g h s t r o n g images.The second p a r t , ' T h e Palace' shifts t o t h i r d - p e r s o n p o i n t o f view.This p a r t reveals t h e consciousness o f t h e D o m i n i c a n , t h e t h i r d - p e r s o n consciousness A m a b e l l e struggles t o o v e r c o m e . It e x p l o r e s t h e n e u r o t i c m e n tality o f t h e General w h o o r d e r s and enforces t h e slaughter o f t h e Haitians.Thus, Danticat intertextualizes Rita Dove's p o e m , e x t e n d i n g t h e t h e m e o f language as agent o f t h e t o r t u r e f o r t h e Haitian" ( 2 0 0 1 : 4 3 ) .

PRIMER CAPÍTULO

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Aunque la narradora no nos propone explicaciones claras para este acto cruel, el mero uso del verbo limpiar (cleanse) apunta no sólo a la idea de limpiar el suelo dominicano de sangre haitiana (Clitandre 2 0 0 1 : 4 4 ) , sino también al deseo de blanqueamiento (hispánico) de la raza dominicana, fundado en el antihaitianismo. El nombre simbólico del militan Pico Duarte, parece remitir a una venganza entre dos pueblos. El apellido recuerda al Padre de la Patria que en 1844 liberó a los dominicanos del yugo haitiano y es el nombre de la cumbre más alta en la isla. Orlando Gil da el siguiente comentario:"Como la intención de la novela no deja dudas, se le quiere cobrar a D u a r t e la osadía de liberar este país del yugo haitiano, involucrándolo en la ignominia de la masacre trujillista..." (2002: I ). Además, tanto Amabelle como otros haitianos que se salvaron, refieren a la época deToussaint Louverture, Dessalines, y sobre todo al rey H e n r i Christophe. Dice uno de los sobrevivientes: " W h e n Dessalines, Toussaint, Henry, when those men walked the earth, we were a strong nation. T h o s e men would go to war to defend o u r blood" (212). A diferencia de la representación cruel de Henri Christophe en El reino de este mundo de Alejo Carpentiere sólo hacia el final del libro, un guía a quien sigue Amabelle en una visita a las ruinas del Palais Sans Souci, alude a la base claramente dictatorial del reinado de este Napoleón negro, aunque en seguida le quita importancia: "Thousands o f our people died constructing what you see here. But this is not singular to him. All monuments o f this great size are built with human blood" (279). Este sentimiento patriótico, la reivindicación de un pasado glorioso, las ideologías monolíticas nacionalistas son una explicación fácil y peligrosa. Andrés L. Mateo observa:"La novelista la [la Matanza] inscribe en el memorial de agravios que la haitianidad tiene contra la dominicanidad, ( . . . ) " ( 2 0 0 2 : 2 ) . A pesar de que el libro muestra la complejidad y la convivencia en esta zona fronteriza, es como si Danticat quisiera delinear claramente entre dos pueblos en una región muy híbrida desde hace siglos. La escritora sabe que la situación es más complicada, ya que dijo en una entrevista:

Haitians talk a lot about the glorious beginnings of Haiti, the revolution, being the first black republic, and having a slave revolt that inspired others around the world.Then, we have our heroes that are on these high pedestals but also have their dark sides. It's a complex history (Shea 1996: 386). Es tanto más sorprendente esta sugerencia de una actitud dicotòmica y nacionalista en esta autora que en su propia vida está entre dos naciones, Haití y Estados Unidos. Es innegable la belleza poética de muchos fragmentos, a veces "unbearably sad" siguiendo el comentario de Newsweek que figura en la contracubierta de

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la edición consultada. La mirada de una mujer haitiana ingenua e inocente aporta una perspectiva tierna y desgarradora sobre los hechos. A pesar de esta interiorización y algunos fragmentos muy logrados, acaso resalte demasiado la oposición entre las partes poéticas donde se evocan los sueños sobre los padres y las partes que insisten en la orfandad, el desamparo y la violencia ejercida en los protagonistas. Amabelle perdió a sus padres que se ahogaron al pasar el río Masacre y el padre de Sebastien pereció en el huracán de 1930, de manera que el agua y el aire se erigen en fuerzas destructoras como metonimias de las verdaderas fuerzas negativas. Muy conforme con lo que se espera tradicionalmente de una mujer Amabelle no logra o no quiere percibir la realidad circundante. Le reprocha Sebastien: "You never believed those peopie could injure you" ( 143). Amabelle se refugia y huye en los sueños y los recuerdos sobre una misteriosa mujer de azúcar, sus padres, los encuentros con Sebastien, como contrapartida que no le quita el dolor97. En el mismo sentido la escena introductora igualmente podría parecer demasiado simbólica: cuando nacen los gemelos de Pico Duarte, el militar atropella al haitiano, Joël, camino hacia su casa, pero no se da la molestia de pararse, urgido por el ansia de ver a su nueva prole. Y luego como castigo muere el varón, llamado, por supuesto, Rafael.También parece casi caricaturesca la violencia del macho Pico que destruye la vajilla usada por su señora Valencia, que, inspirada por nobles sentimientos de caridad, había mandado servir té a algunos trabajadores haitianos. El que cese la alternancia entre los capítulos fragmentados de su vida pasada y privada y la narración lineal cuando empieza la Matanza o la hemorragia de la señora que impide que Amabelle se pueda juntar con su amante en la iglesia, subrayan tal vez excesivamente la tragedia, que muchos vivieron indudablemente. Podrían resultar demasiado mágico-realistas las frecuentes y poco funcionales invocaciones de santos (quizá debidas a influencias sincréticas o vodú). El énfasis en la oposición entre la cultura matriarcal y acuática, presente desde la dedicatoria "In confidence to you, Métrés Dio, Mother of the Rivers", y la cultura patriarcal parece quizá un truco ya manido en la literatura de mujeres. Son muy transparentes ciertos nombres como Amabelle Désin y, para despejar cualquier duda, se explica en el mismo texto el simbolismo de Pico Duarte, de Sebastien, del pueblo de

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Algunos críticos reivindican el recurso al subconsciente y a los sueños como estrategia

subversiva por parte de las mujeres para contrarrestar y transformar sus vidas violentas y claustrofóbicas. Chancy propone la siguiente interpretación sobre las escritoras haitianas: "[they] use the subconscious, or dreams, as symbols for women's subversive potential, as visions that can transform their claustrophobic and often violent lives" (1997: 23). En The Farming of Bones los sueños son más bien la única manera de aliviar momentáneamente su dolor

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PRIMER CAPÍTULO

Alegría 98 . Así, la novela respondería a las ¡deas sobre'cierta' literatura caribeña que enfoca al "post-colonial T h i r d W o r l d Black female subject", tal c o m o lo interpreta Clitandre, deseosa de integrar en su artículo todas las teorías a la moda (2001:33). Muchos leerán, p o r tanto, este libro c o m o La récolte douce des larmes, c o m o reza el título de la traducción francesa" y perderán de vista la denuncia y otros temas interesantes que sustentan la obra, por ejemplo, el rescate del olvido, la memoria, el deseo de recordar (ya muy presentes en Breath, Eyes, Memory). Dice Amabelle: The slaughter is the only thing that is mine enough to pass on. All I want to do is find a place to lay it down now and again, a safe nest where it will neither be scattered by the winds, nor remain forever buried beneath the sod. I just need to lay it down sometimes. Even in the rare silence of the night, with no faces around (266)100. Danticat amplía la perspectiva explícitamente hacia la situación presente. En los "Agradecimientos", al final de su libro, ofrece sus últimas palabras a quienes m u r i e r o n en 1937 y a quienes sobrevivieron a la Matanza y rinde homenaje a "the constant struggle o f those w h o still toil in t h e cane fields" (3 12). Chancy (2003: 8-10) observa con razón que Danticat tergiversó los hechos, ya que la i m p o r t a n t e m a n o de obra, los braceros haitianos, de los ingenios norteamericanos fueron preservados en gran parte de la Matanza. Por supuesto, se podría explicar por la influencia de Compère général Soleil que evoca al final del libro la masacre en el ingenio de San Pedro de Macorís, aunque Danticat ya no lo considera en un contexto ideologizado de fascista frent e a marxista, c o m o era el caso de Stephen Alexis. Danticat sustituyó la realidad histórica p o r el imaginario haitiano que asocia el sufrimiento del haitiano con la caña de azúcar Trasplantó y relacionó los problemas socio-económicos (y raciales) de hoy en día al pasado. "La cosecha de huesos" es efectivamente

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Para Pico D u a r t e : " S e ñ o r Pico D u a r t e b o r e t h e n a m e o f o n e o f t h e fathers o f D o m i n i c a n

independence, a n a m e t h a t he had shared w i t h t h e tallest m o u n t a i n o n t h e island until recently, w h e n it w a s r e c h r i s t e n e d P i c o T r u j i l l o a f t e r t h e Generalissimo." Para Sebastien:"'l n a m e d h i m Sebastien' she [ M a n Denise, la m a d r e d e Sebastien] said,'because I k n e w it w o u l d be wise if a m a n c o u l d have t w o deaths.The first o n e c o m e s quick enough, so it's g o o d t o have a n o t h e r o n e in reserve'"; Para A l e g r í a : " W a s t h e r e m u c h joy w h e r e y o u w e r e , t h a t they'd call it Alegría?" (35; 240:253). 99

Son significativos los cambios en los títulos d e las t r a d u c c i o n e s q u e c o n d i c i o n a n la lectu-

ra. En neerlandés, p o r ejemplo, es más esperanzador: Land voor de levenden [País para los vivos]. En italiano el énfasis está en la caña d e azúcar: Amabella 100

El t e x t o está en negrita en el original.

della canna da

zucchero.

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RITA DE MAESENEER

perífrasis para referirse en primer lugar a la zafra de la caña de azúcar (parecida a un hueso), sólo momentáneamente convertida en zafra de cuerpos, El Corte, kout kouto: "El Corte -the cutting- was an easy word to say. Just as on our side of the river many called it a kout kouto, a stabbing, like a single knife wound" (299). Advierte Chancy: "In connecting the cane fields to the massacres of the late nineteen thirties, Danticat reveals that the relationship of the Haitians to the land is an antagonistic one.They are tied, as with umbilical cords, to killing grounds" (2003: 16). La novela presenta, por tanto, unas pistas innovadoras en el acercamiento a la Matanza, la visión desde la subalterna haitiana, pero también plantea más de un interrogante.

4.6. René Philoctète, Le peuple des terres mêlées L'opération Cabezas Haitianas a commencé depuis plus d'une heure - La scène est la frontière haïtiano-dominicaine personnages: Les deux peuples: plus de cent vingt mille hommes confondus dans leurs langages, leurs jeux, leurs, coutumes, leurs interprétations, leur environnement - puis, les machettes, de toutes formes, de toutes tailles - du côté de Dajabon, diligentes, les machettes ont coupé plus de trente têtes à la minute - moins empressées aux Pédernales, dix-huit seulement - Ici, à Elias Pina, les machettes s'entraînent - Moniteur principal: Don Pérez Agustín de Cortoba, grand maître du sang coagulé - On attend d'autres données pour vous renseigner Patientez - figurant: Le Gouvernement haïtien - Bonne chance avec Coca-Cola! Le peuple des terres mêlées (Philoctète 1989:40) La novela poco conocida Le peuple des terres mêlées del escritor haitiano René Philoctète (1932-1995)101 comparte muchos rasgos con la de Danticat, por ejemplo, la integración de la perspectiva femenina, la obsesión por pronunciar bien la palabra perejil, la visión horripilante de la Matanza. Los protagonistas son el dominicano, líder sindicalista, Pedro Alvarez Brito [s/c] y Molina, bracero en San Pedro de Macorís, y su compañera haitiana Adèle, apodada Douce Folie, que sufre de trastornos psíquicos102.Viven en Elias Piña, un pue-

101

Existe una traducción al español titulada Perejil, publicada en 2004 en Ediciones Barata-

ría, Barcelona. 102

La pareja parece otra variación sobre Hilarión y Claire Heureuse de Compère

Soleil (1955) de Stephen Alexis.

Général

PRIMER CAPÍTULO

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blo fronterizo dominicano. El texto mayoritariamente escrito en tercera persona y a veces en primera, enfoca a diferentes personajes que se turnan en la narración: los de arriba descritos de manera esperpéntica, Don Agustín de Cortoba y Trujillo, los de abajo: Adèle, Pedro, la guagua de nombre irónico Chicha Calma que es personificada y simboliza la frontera: "tu portes dans tes pneus l'esprit du peuple de la frontière" (78). La narración, muy fragmentada103, oscila entre delirio y evocación de momentos tiernos de la pareja en el ambiente teñido de sangre y de miedo. De hecho, el tiempo del discurso cubre un día de la masacre, pero se intercalan muchos flash-backs sobre los primeros encuentros de la pareja y sobre el pasado de Trujillo. "Depuis cinq heures du matin, un oiseau (à la vérité, on ne sait quoi) tourne dans le ciel d'Elias Piña, petite ville frontière dominicaine" (9). Desde la primera frase se describe la presencia de un pájaro extraño, un signo de mal agüero que a lo largo de la narración aparece mediante otras denominaciones: cosa (chose), aparato (engin), bestia (bête), monstruo (monstre), ave rapaz (rapace).Todas estas metáforas que apuntan al régimen de Trujillo dominan el pueblo de Elias Piña y lo invaden todo. Los servidores de la ferocidad, "serviteurs de la férocité" (16), son encarnados por el representante del gobierno, Perez Agustín de C o r t o b a [s/c] -¿extraña deformación de Córdoba o de Corte au bas?- y el alcalde Felicitas Preguntas: "Bel accouplement de la ruse et de l'atrocité: Preguntas, l'homme des lois et des subtilités. Agustin, l'homme des armes et de l'aveugle emportement" (17). El machete es el instrumento principal, aunque también se habla de cartuchas para armas blancas. Por eso la Matanza es también llamada Operación Cabezas Haitianas, ya que el método es esencialmente la decapitación. Algunas descripciones se concentran en el poder arrasador de los machetes y en el ejecutor responsable del crimen en Elias Piña, don Agustin: "La machette coupe, tranche, déchiquette, morcelle, taraude, décapite. Des tripes tressautent aux pieds de don Agustin. Un foie palpitant colle à la peau de son ventre. (...) Et là et là!, la machette ampute, charcute. Don Agustin chante, crie, beugle, don Agustin hurle dans la bataille" (39). Cuando parece que le van a cortar la cabeza a Adèle, el machete es personificado. Duda entre cortar o no cortar: "Suis-je faite pour couper des cous? Que diront les herbes? les troncs des chênes? les vieux manguiers aïeuls de la Sierra?" puis d'un coup de tête: "Je suis maîtresse de moi-même, comme de la mort", la machette opte pour la raison d'Etat, la pureté de la nation dominicaine, son authenticité, sa spécificité, son originalité, se 103

Philoctète pertenece a la corriente literaria que se llama spiralisme, "une culture de la bribe, une écriture décousue qui laisse une très grande liberté au lecteur " (Perrier 2004: I).

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RITA DE MAESENEER

souvient qu'elle est chevalière des blancos de la tierra, se persuade qu'il faut que l'ocre étouffe le noin le dissolve afin que du Bahoruco à Monte Christi tout soit jaune, blanc ... (blanc surtout) comme l'aube rameutant son peuple de clarté, blanc comme lorsque, brisants, les flots écument, colombes d'eau. Et hop! la machette décide (Adèle se l'imagine train, serpent de nuit, dragon), conclut, tombe sur la nuque d'Adèle! (Vapeur; poupée, criquet) (57). En una escena digna de El Bosco seguimos la cabeza dislocada de Adèle que se desplaza sola y pasa por varios lugares de Elias Piña: Fureteuse, la tête d'Adèle part, toutes narines, tout yeux, oreilles aux vents. Elle saute de galerie en galerie jusqu'au tribunal de paix, bâtisse de ciment gris, croulante.Tout de go, elle demande justice pour les esgourdes de doña Clairmise; aussi pour la caboche, ronde, rougâtre, de père Ramirez, fraîchement arrivée sur une roue de poussière. Moi, tête d'Adèle, chrétienne, citoyenne, au nom de la conscience, je proteste (I I I ). De hecho, el texto juega con la ambigüedad: o bien Adèle es decapitada o bien perdió la cabeza totalmente, enloqueció aún más a causa de la Matanza. El último fragmento del libro evoca a Adèle, apodada Douce Folie, totalmente delirando. Se junta con Pedro en el gran éxodo de los refugiados que van en dirección hacia Haití en la guagua Chicha Calma. Sorprendentemente todo termina en una nota de esperanza104: Les réfugiés mesurent du regard leur terre, voudraient la baigner du parfum d'eau, d'écorce, de feuille, auquel ils ajouteraient du sel. Pour la force. La pureté. Ils comptent les toits qui pousseront: une école pour la liberté, un hôpital pour la compréhension, des syndicats pour le travail, une église pour l'amour Et savent qu'ils ont un monde à construire. Pedro et Adèle regardent longtemps le ciel nu, libre, par-dessus les clameurs de la frontière. Sur la terre noirâtre, ils dessinent avec leurs doigts (à la vérité on ne sait quoi) -Une aile, peut-être? Cela fait, ils sourient comme s'ils chantaient (147). La consigna que permite matar a los haitianos queda reducida a la palabra perejil que los dominicanos intentan enseñara los haitianos.También Adèle lucha con la palabra:

104

Es una de las muchas analogías con Compére Général So/e// de Stephen Alexis. Antes de

morir; Hilarión insta a su esposa a que siga con esperanza juntándose con los comunistas, sobre los que se refleja el general sol, símbolo de un porvenir mejor

PRIMER CAPÍTULO

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Adèle bafouille. L'I a fui dans sa luette. L'e a marché sur l'i. Le j gèle. Le p rentre dans l'r; l'étouffé. La bouche d'Adèle s'ouvre péniblement. Un son presque inhumain s'en dégage. [...]. Don Agustín beugle: "Perejil!"; grogne: "Perejil!". Adèle essaie encore une fois. Les lettres se mêlent, se bousculent, se disloquent, s'engloutissent (53-54). El n a r r a d o r lo sintetiza: " D e p u i s quarante-huit heures le peuple haïtien d e la f r o n t i è r e a p p r e n d à dire'perejil'. U n m o t banal. U n c o n d i m e n t . Q u i vaut une v i e " (76). Los datos s o b r e el g e n o c i d i o se filtran en el discurso c o m o secos anuncios e n la r a d i o a c o m p a ñ a d o s d e eslóganes publicitarios. R e p r o d u z c o algunos flashes emitidos p o r la radio: "Attention, il est demandé plus de célérité dans l'opération - Il n'est pas question de poétiser l'accumulation des têtes. Comme quoi elles tomberaient comme des fleurs ou comme des étoiles. Autant de métaphores naïves qu'il faut bannir du vocabulaire nationaliste dominicain - Qu'il en tombe par centaines de milliers à la seconde (justement comme des épis), cela n'a nul effet sur nos points sensibles - Quand on désherbe, on ne se soucie guère des chants de cigales - Place à la sérénité des machettes, à l'effusion du sang ! - (pause) Pendant que nous y sommes: Dix-huit mille deux cent trois têtes à Dajabon - Dents, griffes, pour enfants: Expérience positive, Methodo - Hasta luego!" Flash! "Après la mort de Sanjurjo [ 1932], le général Francisco Franco est maître incontesté de l'Espagne. Notre Président lui a envoyé aujourd'hui le message de circonstance - Listerine blanchit et protège les dents!" (55-56). Se hace realidad la frase: "La m o r t s'installe dans n o t r e vie c o m m e u n e annonce publicitaire" (16). Las cifras se acumulan y van a u m e n t a n d o a m e d i d a q u e las noticias se van sucediendo y la narración va avanzando: 15.200 y luego 18.203 en D a j a b o n , 5 0 0 campesinos d o m i n i c a n o s e n G u a y a m u c o m a t a d o s p o r error; 5.000 en Elias Piña... Llega a la cifra d e 50.000. D e m a n e r a m u y dispersa e n c o n t r a m o s alusiones a las protestas d e Naciones Unidas, la indemniz a c i ó n d e 7 5 0 . 0 0 0 d ó l a r e s q u e se gastarán e n casas, coches, viajes p a r a la gente del gobierno, tal c o m o ya lo había denunciado Prestol Castillo: D'ici peu, on verra s'accrocher au flanc de la colline de la Coupe la villa flambant neuve d'un haut gradé de l'armée, reluire à la place N o t r e - D a m e de l'Assomption les vitrines du nouveau magasin d'un membre du Conseil Communal, prendre le paquebot pour l'Europe la maîtresse attitrée d'un secrétaire d'Etat, remplir les rues de la capitale la limousine dernier cri d'un sénateur de la République [,] s'ouvrir dans les banques suisses des comptes à long terme ( 127). La causa de la masacre se explica p o r una razón muy simbólica. C o m o d e niño Rafael i t o T r u j i lio escuchaba las historias de los cuenteros sobre Toussaint

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RITA DE MAESENEER

Louverture, Dessalines, Boyer y Faustino I, el Jefe anhelaba apropiarse de la Ciudadela de Henri Christophe, metonimia de la parte occidental de la isla: "Haití devint pour le jeune Trujillo un adversaire dogmatique. La Citadelle son fantasme" (24).Ya que no puede hacer realidad el fantasma de la CiudadelaTrujillo se inventa el mito de que los dominicanos son los blancos de la tierra: "Le racisme devient l'exécutoire du fantasme" ( 140)l0s. Portante, pregona un antihaitianismo que implique la eliminación de los haitianos negros. De ahí que el narrador aluda también de manera tragicómica al intento de Trujillo de atraer a blancos: Faisant d'une pierre deux coups, le Président prescrivit: 8000 contrebandiers d'Espagne 6450 faux-monnayeurs du Liban 3714 chemineaux de la Palestine 1215 tueurs à gages de la Jordanie 467 pédérastes d'Allemagne 265 prédateurs de la Grèce à injecter dans les cuisses de la gent féménine dominicaine pour blanchir la nation (89). Philoctète relaciona la Matanza con otras formas de injusticia. Mediante la pareja Pedro/ Adèle establece un nexo entre por un lado los braceros haitianos y dominicanos y por otro los haitianos matados en la masacre. A diferencia de Danticat no extiende la Matanza a los braceros haitianos, salvo alguna excepción, sino que reproduce las conversaciones de los braceros sobre la necesidad de salvar a los haitianos de la masacre como parte de su proyecto de reivindicar sus derechos. Además, el mismo Trujillo piensa: "Mais faire la guerre ne lui était pas indispensable pour se procurer de la chair haïtienne. Les autorités de Portau-Prince lui en fournissaient à chaque récolte de canne-à-sucre" (129). Este marco de injusticia más amplio explica también la mención de otras dictaduras mediante las noticias en la radio: la de Hitler; la de Franco, la de Mussolini. El lenguaje poético muy poderoso expresa la obsesión de la masacre, sugerida por las repeticiones y las recurrentes enumeraciones caóticas. Más que la misma Matanza, el narrador se explaya en evocar el terror y la locura que produce106. Sobre todo hacia el final, el ambiente se vuelve cada vez más

105 De otra escena donde se enumera a todos los opositores a la autonomía de la República Dominicana, como España, Francia, Estados Unidos... (88) podemos deducir que Trujillo quiere oponerse a cualquier forma de ingerencia, de manera que se amplía la perspectiva. 106 Una vez más esta idea ya está en germen en Compère Général Soleil:"Le sang avait éclaboussé les arbres et les fleurs, le sang teignait le fil des ruisseaux, le sang tissait des tapis de haute lice écarlate sur le sol mouillé, le sang attirait les corbeaux, le sang effrayait les oiseaux. Des grou-

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onírico. En una escena horripilante el narrador (¿o Adèle? ¿o Pedro en un sortilegio?) se imagina una fiesta en Haití celebrada al mismo t i e m p o q u e la Matanza para los civiles disfrazados de diferentes figuras históricas (Toussaint, Boyen Henri Christophe, Pétion...) donde las bebidas se tiñen todas de sangre. Y en otra fiesta que tiene lugar simultáneamente para los militares haitianos, las tartas ofrecidas se convierten en carne humana. Los militares empiezan a aprender las artes cisorias para tratar estos dulces convertidos en trozos de carne: " A San Francisco de Macoris, un garde dominicain à califourchon sur les cuisses d'un coupeur de canne haïtien 107 , lui vidait les testicules: un caporal haïtien, en suçant un berlingot, croyait se délecter d'une couille de cochonnet panée" ( 111 ). La Matanza se convierte de esta manera en un acto de canibalismo, y sugiere que los de arriba, los que están en el poder -sean haitianos o dominicanos-, son demoboroi, los que se comen al pueblo, a los de abajo. Reconocemos explicaciones y dicotomías demasiado simplistas, imágenes y animalizaciones también usadas por Prestol Castillo, c o m o "vendanges de la m o r t " , "festin de chair" ( 14; 56), el recurrente "diablo haitiano" y digresiones que huelen demasiado a proclamas ideológicas marxistas deudoras de otros escritores c o m o Stephen Alexis y su Compère Général Soleil. N o obstante, la fuerza de este t e x t o reside en su conciencia crítica más amplia, también respecto a los haitianos, en la insistencia en las terres mêlées y, sobre todo, en la manera de acercarse al drama desde la locura y el miedo: "La colère deTrujillo aura coupé à peu près cinquante mille têtes haïtiennes; sa haine défloré cinq à six mille petites filles, sa férocité aliéné l'esprit de dix mille habitants des bourgades frontalières./ Dix mille têtes parties.Têtes-à-vent" ( 141 ; mi énfasis).

4.7. "El poder del Chivo", "La cosecha de huesos se pasa a pie en las tierras mezcladas" Pasa un haitiano q u e va a D a j a b ó n a v e n d e r su café: un dominicano se le cruza, que viene a Haití a v e n d e r su tabaco de mascan su afamado andullo: - " S a l u d o " - " S a l u d o " Diario de Montecristi

a Cabo Haitiano

( M a r t í 1981 III: 452)

pes de rescapés, aux yeux d'épouvante, erraient au plus profond des plantations, tremblaient au premier bruit, se cachant ou moindre son de voix, haletant de la simple feuille tombée, de toute bête remuant, de chaque chose incomprise. Fous" (Stephen Alexis 1955: 314). 107 Es uno de los pocos ejemplos en el libro en el que se sugiere que la victima es un bracero haitiano.

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Las cinco recreaciones de la Matanza presentan otros tantos acercamientos a El Corte. En su documental, Fortunato ha optado más bien por una voz 'neutra' y exterior basándose en los datos recogidos en soportes de valor histórico-documental y en las obras historiográficas reconocidas.Vargas Llosa retoma la información que le pudo suministrar la historiografía dominicana y la perspectiva de Trujillo hace que se describa la Matanza desde arriba. Prestol Castillo elige en parte el enfoque de los dominicanos de abajo, mientras que Danticat escoge un acercamiento intimista e intrahistórico en boca de una haitiana, portavoz de los que carecen de voz. Philoctéte combina a los de arriba y los de abajo, aunque se pone claramente del lado del segundo grupo. Comprobamos que hay más de una incoherencia entre las diferentes obras, incluso a nivel factual (los ejecutores, las víctimas, la denominación del hecho, la situación en el tiempo...). El denominador común parece ser que explican la Matanza a partir del fantasma de la nación dominicana hispánica, asociado con un antihaitianismo y hasta un racismo recíproco en Prestol Castillo y en Danticat. El tono en que es narrado el genocidio difiere mucho de un texto a otro:Vargas Llosa presenta un recuento distante, mientras que en Danticat, Philoctéte y Prestol Castillo predomina un acercamiento emocional hasta patético. En el documental Fortunato combina las dos aproximaciones: una parte informativa y una vertiente emocional provocada por las imágenes y los sonidos impactantes. A veces encontramos en las obras una proyección explícita hacia el presente y todas parecen sugerir que se espera que este hecho del pasado no ocurra nunca más. Sin embargo, sabemos que continúa el antihaitianismo y que los intentos de rebasar este antagonismo siguen siendo problemáticos108. La Matanza suscita aún más reflexiones. En las tres obras contadas (en parte) desde la subalternidad surge la pregunta de hasta qué punto los dominicanos y los haitianos comparten la misma suerte. El epígrafe de Danticat es sugerente al respecto: Jephthah called together the men of Gilead and fought against Ephraim.The Gileadites captured the fords of the Jordan leading t o Ephraim, and whenever a survivor of Ephraim said, "Let me cross over;" the men of Gilead asked him, "Are you an Ephraimite?" If he replied, "No," they said, "All right, say'Shibboleth.'" If he said, 'Sibboleth', because he could not pronounce the word correctly, they seized and killed him at the fords of the Jordan. Forty-thousand were killed at the time Gudges, 12:4-6 [s.p.]).

108

Véase el ensayo d e N é s t o r Rodríguez ( 2 0 0 3 ) para la p e r p e t u a c i ó n del antihaitianismo a

nivel del discurso intelectual. Baud ( 1 9 9 3 ; 1998; 2 0 0 2 ) y D e r b y ( 1 9 9 4 ) discuten las relaciones dominico-haitianas a nivel d e la población, e n t o n c e s y ahora.

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Según Kathleen Gyssels el exergo bíblico extraído del libro de los Jueces sobre la guerra fratricida entre dos tribus israelitas -los efraimitas y los de Galaa d - diferenciadas por la pronunciación de la palabra shibboleth, vincularía la Matanza con otros holocaustos. Gyssels no sólo lo relaciona con el holocausto judío, sino también con el holocausto negro - l a esclavitud— tal como lo describe Toni Morrison en Beloved ( I987) (Gyssels 2000: 521 ). El que se trate precisamente de una lucha fratricida, cainita, sugiere a mi modo de ver la idea de que dominicanos y haitianos están unidos por muchos lazos de hermandad. Entronca con otro epígrafe de inspiración bíblica al que recurrió Ana Lydia Vega para uno de sus cuentos, que comentaré más adelante, "El día de los hechos", que trata entre otros problemas la intolerancia entre dominicanos y haitianos: "Y Caín mató a Abel. Y Abel mató a Caín" (Vega 1983: 23). Ambos pueblos sufren y están desamparados. En Danticat, la ausencia del padre y de los padres, la orfandad, se acentúa del lado haitiano, pero también la dominicana de origen español, Valencia, quedó huérfana al nacer: "[...] I will never be a whole woman, forthe absence of Mami's face" (2000a: 104). Hasta el padre de Valencia se siente desamparado:"Like me Papi had been displaced from his native land; he felt himself the orphaned child of a now orphaned people" (2000a: 78). Este español simpatizó con los republicanos y antes no había querido participar en The Littie Splendid War de 1898, por lo que había huido a la República Dominicana. De su lado, Freddy Prestol Castillo habla varias veces de un éxodo. En su estilo patético del prólogo escribe:"Pese a sus crímenes del siglo pasado, los haitianos son nuestros más desgraciados hermanos, más desgraciados que nosotros".Y también leemos: "Todo esto acontece en una isla antillana dividida en dos países, en cada uno de los cuales existen sendos pueblos azotados por el hambre y por los látigos de los que mandan" (1993: 10; 49). En Le peuple des terres mêlées el narrador insiste en que es sólo un país:"[...] seulement les hasards et les intérêts de la colonisation ont fait deux nations" (Philoctète 1989:28). Por eso es insostenible seguir fomentando una quimera de racismo entre gente que está en la miseria en ambos lados: si los haitianos son calificados de perros sarnosos, sólo hay un paso para tildar a los del otro lado de Domini Canes. Los perros del señor, como reza el título de un libro del historiador y escritor dominicano Bernardo Vega, del que he citado un fragmento como epígrafe del apartado sobre Prestol Castillo. De ahí que las O N G elaboren programas conjuntos dominico-haitianos. Además, cuando se encuentran en la diáspora se ven aún más enfrentados a los mismos problemas de pobreza (y racismo) y puede que se creen lazos109.

09

Véase el segundo apartado "Sobre dominicanos y puertorriqueños, movimiento perpetuo" del segundo capítulo "La media isla en expansión".

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La Matanza permite asimismo indagar más en la problemática de los bordes, la inestabilidad de fronteras, las transgresiones, la definición de identidades y posiciones in-between, pérdidas, pero quizá también la posibilidad de salir ganando... a diferencia de "La frontera como línea épica de la dominicanidad" (Mateo 1996: 122).Ya lo había presentido Prestol Castillo al presentar el río Masacre como barrera y paso, vida y muerte, convivencia y conflicto, agua y sangre.Y Amabelle (como la misma Danticat) está in-between:"l knew as well how to say 'pèsi' as to say 'perejil'" (Danticat 2000a: 265)' 10 . La misma pareja de Le peuple des terres mêlées indica la hibridez de toda esta zona, lo que se desprende de este diálogo: "-(Adèle) Nous sommes les amants de la frontière./ -(Pedro) Nous avons un coup d'œil pour deux ciels/ -(Adèle) Un frisson pour deux brises/ -(Pedro) Un tire d'aile pour deux airs/ -(Adèle) Un baiser pour deux terres/ -(Pedro) Ah non!, là je suis égoïste, Adèle" (Philoctète 1989: 82).También recrean esta vida entrelazada en Philoctète los amiguitos Nathan (haitiano) y Juanita (dominicana) de Bahoruco, los amigos Urbain (haitiano) y Prospero (dominicano) del pueblo Cercado que comparten cuatro mujeres, dos dominicanas y dos haitianas. La constante presencia de palabras en español en la obra de Philoctète también subraya el carácter mixto de esta región. Al igual que los judíos, mencionados en el epígrafe, los haitianos se caracterizan por su condición diaspórica. Amabelle insiste en que muchos de los haitianos braceros son vwajajè, no asentados, continuamente on the move11 '. Están sin anclaje, homeless.Transitan por los caminos, los routes opuestos a la presencia obsesiva de los padres en los sueños, sus raíces, sus roots, si aplicamos las ideas de Clifford (1997). Advierte Sebastien: "Sometimes the people in the fields, when they're tired and angry, they say we're an orphaned people," he said. "They say we are the burnt crud at the bottom of the pot. They say some people don't belong anywhere and that's us. I say we are a group of vwayajè, wayfarers.This is why you had to travel this far to meet me, because that is what we are" (Danticat 2000a: 56).

El texto está en negrita en el original. '11 En Les semences de la colére (1949) del escritor agrónomo, Anthony Lespés, libro que evoca a un grupo de haitianos que huyeron de la República Dominicana a causa de la masacre e intentaron trabajar las tierras haitianas, se nota también que son personas desarraigadas, siempre en el camino. Por eso deciden irse cuando fracasa el intento de cultivar las tierras. Dice uno de los campesinos que cito por la traducción al español: "Tomaremos la carretera, director.Y nos hundiremos en el polvo, y caminaremos por la carretera hasta que llegue al final del ángelus en el límite de la noche, donde nos acostaremos, tendidos en la miseria y la acabación [sic], con la boca en la piedra, con la quijada y los dientes apretados para la última mueca, con la risa de la verdad verdadera. Pero los más fuertes harán su camino, Director" (Lespés 1990: 120). 110

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Coincide con Prestol Castillo quien anuncia profèticamente: "Parece que el destino de este pueblo, Haití, es caminar Ahora en los dientes de cerdos y de perros. El haitiano es un gitano negro bajo los cielos del Caribe" ( 1993:55).Y Philoctète termina evocando a la pareja que huye en Chicha Calma, la guagua que se desplaza constantemente, tal como se indica en varias ocasiones en el libro. La complejidad de los problemas que suscita la Matanza en lo que se refiere a creación de una nación, raza, definición de identidad, pobreza, omisión histórica, obliga a cotejar varias perspectivas y soy consciente de que no he tratado todas las preguntas que conlleva, si pienso en el análisis del historiadorTurits: Yet to tell the history of the Haitian massacre through the lens of post-1937 Haitian migration to the Dominican Republic, indeed to tell it as a history of Dominicans versus Haitians, of one ethnic group or nation versus another; is misleading and may unwittingly reinscribe and essentialize what are, in fact, historically varying and contingent ways of imagining the Dominican nation.The story of the Haitian massacre is also one of Dominicans versus Dominicans, of Dominican elites versus Dominican peasants, of the national state against Dominicans in the frontier of centralizing forces in opposition to local interests, and, following the massacre, of newly hegemonic anti-Haitian discourses of the nation vying with more culturally pluralist discourses and memories from the past. It is also a story of how multiethnic communities and shifting, complex, or ambiguous national identities come to be perceived as a problem for the state. Current representations of the massacre speak to contemporary problems of immigration, ethnic conflict, and racism. But emphasizing these themes exclusively misses and even misconstrues much of the story of this horrific explosion of state violence. It is a misconstruction, moreover that suppresses an important and also a 'usable' past, one that resists the prevailing conception today of a Dominican nation and Dominicanness as being in radical and transhistorical opposition to Haiti and Haitianness (2002:395). Finalmente, mi breve aproximación a estas diferentes manifestaciones provoca otra reflexión. A pesar de que se escribieron obras interesantes sobre la Matanza y sus secuelas en Haití y en la República Dominicana, me imagino que para los dominicanos el documental de Fortunato es lo que más impacto habrá tenido. Fortunato sustituyó la palabra por la imagen para los dominicanos poco dados a la lectura. Por lo que atañe al mundo latinoamericano y occidental, pocos sabían lo que era la Matanza hasta que no leyeron a Vargas Llosa (y quizá a Danticat).Y desde que Oprah Winfrey escogió los cuentos publicados en 1994, Breath, Eyes, Memory, de Danticat como libro del mes112,

112

Me parece ilustrativo evocar la manera en que se describe la emisión:"The author [Dan-

ticat] appeared on Oprah in July to discuss the book with the host and four other women at a

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los norteamericanos conocen tal vez la obra y la imagen de la guapa escritora haitiano-americana y habrán leído quizá su novela posterior. Es sintomático que las voces más potentes sobre la Matanza tengan que venir de fuera, de un autor consagrado como Vargas Llosa o de una haitiano-americana hasta cierto punto recuperada por lo exótica en Estados Unidos. N o cabe duda de que estos autores de fuera se pueden distanciar más. Pero Vargas Llosa y Danticat influirán en nuestra interpretación de la Matanza.Vargas Llosa nos presenta un recuento muy seco y blanquinegro de la Matanza, pero capta toda nuestra atención (y emoción) mediante otras escenas muy sangrientas. Danticat nos deja una herida, un corte:"every chapter cuts deep", advierte el crítico norteamericano Farley (s. a.: 14). Muy adrede, he designado este último apartado mediante un cruce de los títulos un tanto extraño, porque creo que sólo el diálogo entre las diferentes visiones puede mostrarnos la complejidad de este trauma. Por eso hablo de " E l poder del Chivo" y " L a cosecha de huesos se pasa a pie en las tierras mezcladas". En el fondo, todas estas recreaciones apuntan hacia la imposibilidad de enfrentarse a este trauma colectivo, de por sí irrepresentable y no narrable. De acuerdo con las teorías sobre trauma y pérdida (sobre todo las de LaCapra, Caruth y Farrell) 113 , podría avanzar la hipótesis de que los escritores haitianos en su acercamiento a la Matanza la representan en una repetición compulsiva. Es lo que LaCapra llama un acting out, una actitud hiperbólica de volver sobre el trauma que se manifiesta en alucinaciones, narraciones fragmentadas e inconexas, características que hallamos en Philoctéte y Danticat. El dominicano Fortunato y Vargas Llosa intentan objetivar la masacre y distanciarse de esta manera de este hecho sangriento. Freddy Prestol Castillo se acerca al drama por un sentimiento de culpa y por esta razón expresa cierta empatia. Fernando Valerio-Holguín lo explica así: E s posible que lo que obligó a P r e s t o l a publicar el t e x t o , a s ó l o ocho años antes de su muerte, fue [s/c], en parte, la culpa. Dicha culpa, a causa de la complicidad tácita como testigo silente de la masacre, se manifiesta en el libro como cobardía o falta de hombría, recurriendo así a la humilitas, con tal de granjearse la s i m patía de l o s lectores de la época, 'lavarse las manos' de la sangre haitiana derramada en ese genocidio. Dicha publicación, más que p o n e r en a p r i e t o s al g o b i e r n o de Balaguer, c o n t r i b u y ó a crear una imagen de democracia de dicho gobierno al confesar una culpa y un arrepentimiento inconfesables ( 2 0 0 2 b : 4 5 ) .

book club 'dinner' - t h e studio set was all done up in a colorful island motif-catered by Haitian chefs" (John-Hall s. a.: 25; mi énfasis). 113

Agradezco a Use Logie su valiosa ayuda para entender las teorías del trauma.

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En algunas obras dominicanas más recientes me llamó la atención que la masacre servía de fondo para una trama centrada en otros temas. Veamos más de cerca este fenómeno.

4.8. La sombra de la masacre Tout ce qu'il y avait de noble, de pur; de grand dans l'âme d'un peuple simple et humain, fut traîné dans la lie boueuse de la pluie battante, par le Chacal [Trujillo] et ses sbires.Tant que cette terre durerait, elle garderait les traces de ces mares de sang fraternel et les enfants dominicains des temps à venir baisseraient la tête devant ces taches infamantes... Compère Général Soleil (Stephen Alexis 1955: 319) El epígrafe de Stephen Alexis me interesa sobre todo por la palabra taches, manchas, aparentemente indelebles1 H . Mi hipótesis es que la casi ausencia de obras dominicanas que tratan directamente el tema de la Matanza se debe en parte a esta mancha, esta vergüenza, esta dificultad de enfrentarse a un hecho cruel e inexplicable. D e ahí que en algunas obras dominicanas recientes la masacre aparezca como fondo. En los dos textos que voy a comentar a continuación, "Llanto de cactus en una noche interminable", de Ligia Minaya y El hombre del acordeón de Marcio Veloz Maggiolo, la masacre no es tratada factualmente, sino que las narraciones se sitúan en la zona fronteriza y se refieren a una época cercana a la Matanza. C o m o veremos, en ambas obras se destacan otras fuerzas que se oponen al vendaval destructor del Jefe concretado en la Matanza. Es como si los autores bregaran de una manera tangencial con este hecho muy traumático que no vivieron en carne propia y que les persigue en narraciones e historias transmitidas oralmente.

114 Por supuesto, vuelvo a dialogar con el último cuento de Bosch,"La mancha indeleble" (de I960) cuya huella "siempre vivirá" según las bellas palabras de José Mármol (2004: 37). En este cuento le piden a un hombre que le entreguen su cabeza, porque van a pensar por él. Huye aterrado, sólo se atreve a salir una vez a tomar un café. En el bar lo reconocen y lo acusan de que no entregara la cabeza. Se encierra en la casa donde intenta lavar su camisa manchada por el café, pero no se le va la mancha aparentemente indeleble. Es significativo el simbolismo de la mancha indeleble, que sea la de la culpa por no entregarse, la de un brainwashing cualquiera (no sabe si la gente del bar que lo acusó son "miembros o enemigos del Partido", como reza el final del cuento (Bosch 2001:239)... Y se pueden establecer más asociaciones. Como mis bases teóricas sobre el trauma casi todas provienen de estudiosos que analizaron el holocausto y la exterminación de los judíos, no cabe excluirla relación con esta otra mancha indeleble...

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Continuando con las teorías sobre el trauma, se trataría de una transferencia, un desplazamiento, término de claras resonancias psicológicas. Dominick LaCapra ha ampliado este concepto freudiano y lo ha aplicado a las teorías sobre el duelo. Lo define como un procedimiento de superación del trauma, de working-through (perelaboración). A diferencia del actíng out presente en las recreaciones de los escritores haitianos, en la narrativa dominicana se descarga la tensión dramática desplazando el foco de interés, por ejemplo, en lo temático. Propongo leer los dos textos desde esta óptica, la de la transferencia temática. "Llanto de cactus en una noche interminable" es el primer cuento de mujer premiado en el Concurso de Casa de Teatro de 1998 y fue publicado en 1999. Me comentó Ligia Minaya en un mensaje electrónico del 10 de julio de 2004: Llanto de Cactus en la Noche Interminable [s/c] es un cuento escrito en una noche, como si alguien me lo dictara, quizás mis antepasados haitianos, mi segundo apellido es Belliard. Desde muy niña oía a mis abuelos contar de la matanza y esas historias escalofriantes se quedaron en mi memoria para siempre. Para El hombre del acordeón (2003) de Marcio Veloz Maggiolo, el mismo autor no me ha dado comentarios explícitos que me permitan estudiarlo dentro de la perspectiva del trauma. Pero en su abundante novelística es constante la rememoración de los estragos infligidos porTrujillo. Cabe observar que su novela presenta múltiples pistas de lectura: es a la vez un documento antropológico, una indagación en la música popular y, más específicamente, en el merengue, una intriga casi policial... Por tanto presentaré una lectura parcial de este texto.

4.8.1. "LLANTO DE CACTUS EN UNA NOCHE INTERMINABLE" DE LIGIA MINAYA

La abogada y escritora Ligia Minaya es más conocida por sus textos transgresores en lo que se refiere a la sexualidad y el erotismo. Uno de sus cuentos muy antologados, " U n abuelo impropio", gira alrededor de los amores de un abuelo con una niña. En su primera novela, Cuando me asalta el recuerdo de tí (2003), Minaya evoca el adulterio de una mujer115. El cuento "Llanto de cactus en una noche interminable" comparte el énfasis en la mujen pero no explota la veta erótica. El chófer de la gobernadora de Montecristi en la Línea Nores-

115

La dimensión no sólo erótica, sino también existencial de la novela es recalcada por

Jeannette Miller (2003),"Sobre Ligia Minaya y su particular forma de recordar".

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te -ya anciano- cuenta "con libertad" en una grabación a un periodista unos sucesos que se inician en 1937. Se efectúa por tanto un distanciamiento temporal y narrativo, característico del working-through del trauma. El sintagma repetido "lo vi todo" y la insistencia en la posición subalterna ("no nos consideran 'gentes'","un criado más, un objeto" (Minaya [1999] 8; I I) otorgan al cuento un carácter testimonial, aunque el lenguaje es sumamente cuidado y casi no presenta rasgos de oralidad.tan típicos de este género. A pesar de que la narración empieza a finales de 1937, no se concentra en la masacre, sino en un diluvio que se produjo después, durante cuatro días. El diluvio es tan fuerte que los cactus de esta zona, muy árida y seca, se convierten en una masa gelatinosa. En este contexto apocalíptico y mítico, donde pugnan las fuerzas elementales, nace la niña haitiana negra Odile Belié, cerca de Villa Vázquez, pueblo fronterizo. Es un nacimiento violento al que no asiste una comadre. La niña cae en un colchón de cactus fermentados, de manera que esta planta que suele tener espinas ahora irve de protección en el parto doloroso: La madre se arrancó la placenta con las manos, de un tirón, como pudo, se levantó del camastro, tomó a la criatura y le cortó el cordón umbilical a dentelladas limpias. La levantó en vilo y le dio, como bienvenida al mundo, la nalgada que la pondría en contacto con la vida. Pero la criatura, en lugar de llorar; escupió un flemón verde que fue a parar a la vela que alumbró su nacimiento dejando en tinieblas el bohío (3).

Continúa por tanto el contexto mágico-mítico del diluvio en el parto, ya que la madre que da a luz se enfrenta a la oscuridad en este momentáneo contexto acuático de la Línea Noroeste, generalmente abrasadora tierra de "Satanás" (5). Después del parto cesa la lluvia. El chófer explica las inundaciones como "respuesta de los dioses haitianos a tanto muerto, a tanta maldad, a tanta tortura, a tanta sangre inútilmente derramada de este lado" (4). Minaya da la siguiente explicación en el mensaje electrónico ya citado: "La lluvia, en un lugar donde casi nunca llueve es casi una demostración lúdica de una Época que se rompe". Se cuentan asimismo historias de haitianos en busca de sus muertos o de moribundos que gimen en la noche. Se corresponde con la creencia de que los muertos de la masacre siguen presentes como espíritus116.

116 Brendbekken advierte: "TheTaino spirits and the Haitians killed in 1937, who are considered to have turned into spirits, are said to fly over the land when the peasants are tilling their conuco plots; the spirits are vengeful as a result of having been violently driven off their land and massacred.They may enter the peasants' bodies with the breeze, their smell announcing their presence" (2002: 35).

RITA DE MAESENEER

También circulan historias sobre fantasmas q u e se sientan en los t e c h o s d e las casas para coser sus heridas d e balas y los machetazos c o n agujas de cactus. D e ahí quizá el t í t u l o " L l a n t o d e cactus en una n o c h e i n t e r m i n a b l e " , c o m o m e t o n i m i a del r e c u e r d o d e la Matanza y d e un dolor; " t a n t o q u e los cactus q u e son de zona desértica lloran", al decir d e la autora. O d i l e Belié t i e n e d o t e s d e visionaria: "sus palabras d e pitonisa parecían rayos d e v a s t á n d o l o t o d o " . T i e n e el " p e l o d e cactus e r i z a d o y la voz... la v o z q u e parecía salir d e sus entrañas c o m o un t r u e n o . U n t r u e n o calcinante q u e hacía paralizar al más b r a v o d e los h o m b r e s " . Sus " o j o s [ s o n ] c o m o brasas encendidas" (4; 6; 10). Si es c i e r t o q u e hay un substrato p o c o preciso d e vodú, tal c o m o m e lo c o n f i r m ó la autora, es c o m o si O d i l e encarnara las fuerzas d e la naturaleza, el t r u e n o , el rayo, el fuego, q u e podrían hacer pensar en Changó. Además, se podría c o n j e t u r a r q u e el m i s m o apellido se hace eco d e o t r o d e los loas m u y t e m i d o s y m u y v e n e r a d o s e n el v o d ú d o m i n i c a n o , el f o g o s o y valiente Belié Belcán, equivalente d e San Miguel, abogado de los p a r t o s difíciles, e n t r e otras funciones ( D e i v e 1988: 222). Y t o d o s los diccionarios d e símb o l o s asocian el c a r n e r o , bélier, c o n la fuerza - c r e a d o r a o d e s t r u c t o r a - y el fuego 1 1 7 . Después del i n t e n t o fracasado del secretario d e justicia d e invitar a la p i t o nisa a visitar a T r u j i l l o , d e s e o s o d e c o n o c e r los mensajes del más allá, se le encarga a la g o b e r n a d o r a d e Montecristi, Raquel Gavilán 118 , la misión d e t r a e r a la vidente. La convida a una fiesta para celebrar la inauguración p o r T r u j i l l o de las nuevas líneas de electricidad "instaladas con la finalidad de que las luces de las provincias f r o n t e r i z a s se v i e r a n d e s d e H a i t í y los haitianos e n t e n d i e r a n , d e una vez p o r todas, q u e los dominicanos é r a m o s superiores a ellos" ( 8 ) " 9 . C u a n d o Raquel Gavilán visita p o r p r i m e r a vez a la maga para intentar arreglar el e n c u e n t r o conTrujillo, O d i l e le c o m u n i c a un mensaje enigmático, p r o b a b l e -

117

¿Y será pura coincidencia q u e Belié presente alguna semejanza fonética c o n el segundo

apellido d e Ligia Minaya, Belliard? 118

Ligia Minaya m e c o m e n t ó en un mensaje e l e c t r ó n i c o del 9 d e julio d e 2 0 0 4 : " R a q u e l

Gavilán es el n o m b r e supuesto d e Isabel Mayen g o b e r n a d o r a d e Montecristi, d e quien decían, le buscaba mujeres aTrujillo. Fue t a m b i é n la bisabuela d e los hijos d e Ramfis, el hijo m a y o r del dict a d o r María d e los Angeles, su bisnieta, vive en M a d r i d " . Por ser a c é r r i m a defensora del régimen, fue la p r i m e r a m u j e r en ser elegida senadora en 1942. Pues su integración en el régimen n o resp o n d e en p r i m e r lugar a reivindicaciones feministas. Mayer habría acogido aTrujillo en su casa el 2 d e o c t u b r e d e 1937, c u a n d o se p r o d u j o la Matanza ( C a s t o r 1987:26). 119

La ironía n o p u e d e ser más m o r d a z , si p e n s a m o s en la p o l i s e m i a d e la p a l a b r a luces

(inteligencia y claridad) y en los frecuentes apagones q u e caracterizan la República Dominicana. La luz se instaló en 1959 en la z o n a n o r o e s t e , d e m a n e r a q u e este año p o d r í a ser c o n s i d e r a d o el t i e m p o d e la historia del cuento.

PRIMER CAPÍTULO

mente relacionado con la masacre: "Una nube roja envuelve su cabeza. Persigue a las mujeres de su profesión. Secretos de sangre y muerte vuelven a cobrar su precio" (10). En su segunda tentativa de invitarla, Raquel asiste a una extraña ceremonia en la que extraen el corazón y cosen la herida a un haitiano moribundo, herido de un balazo, con un hilo empapado en sangre y en un líquido "putrefacto, espeso y verde, como el de los cactus podridos por las aguas de 1937" (13). La acusación de la pitonisa es clara: ¡Raquel Gavilán! ¡Raquel Gavilán! ¡Raquel Gavilán! Mire a ese hombre. La muerte le midió el aliento y aún sigue vivo. Nacido y criado aquí, en el lado este de la isla, pero haitiano, mil veces haitiano, porque el haitiano sigue siendo haitiano aunque le hayan parido aquí, según el decir de ustedes. Amarrado de pies y manos lo encontraron nuestros hombres. Baleado como otros tantos, miles de mujeres, ancianos, niños al igual que hacen [s/c] veinticinco años (12-13) 12°.

Luego todos los asistentes haitianos se untan con una mezcla de sangre, tierra y cactus fermentados, antes de llevar al hombre al río Masacre "con la advertencia de que si un espíritu volvía la mirada, estaría condenado a penar sin rumbo entre la frontera de la vida y la muerte. Dicen que así vagan los muertos de la matanza de 1937, porque nunca entendieron en vida eso que llaman 'línea fronteriza', y creían, y parece que todavía creen, que la isla era una e indivisible" (I4) 121 .

Al día siguiente todo se prepara para la fiesta del Jefe, lo que provoca la irónica observación: "Ni siquiera en la época de la matanza de los haitianos hubo tanto ajetreo en la frontera" (16). Llega el Perínclito, descrito de manera muy cómica y afeminada: "Bigotes a lo Hitler y maquillaje a lo actriz de cine de los años cuarentas que, con el calor comenzaba a derretirse y le corría en un sudor rosado como lustre de bizcocho de quinceañera" (l7).También el innominado Balaguer es objeto de caricaturizados "Pequeño hasta la insignificancia, incondicional en su fúnebre traje negro; haciendo girar su sombrero que como hongo de funeraria crecía en sus frías y destempladas manos, insensibles al cálido apretón" (18). Además el Jefe, el de arriba, es quien usa un lenguaje

120

En contestación a una pregunta mía sobre la indicación temporal "hace veinticinco

años", Ligia Minaya me aclara en un mensaje electrónico del 4 de febrero de 2005 que efectivamente tendría que ser "hace veintitrés años", porque si no, la narración ya no se situaría bajo Trujillo (1937 + 25 = 1962). 121

El lema de la nación haitiana, Une et indivisible, confunde un tanto, ya que parece sugerir

los anhelos invasores de Haití, este gran fantasma siempre alentado por los ideólogos deTrujillo. Pero quizá se pueda leer también como un ataque al mutuo desconocimiento de ambas partes de la isla.

RITA DE MAESENEER

informal, registro que efectivamente dominaba bien. Así la aparatosa acogida de la gobernadora es cortada por el Jefe mediante la siguiente frase: "Déjate de pendejadas Raquel, que este sol me está quemando y me estoy meando desde que salí de Santiago" (17). El Jefe sólo está interesado en la llegada de la diosa fronteriza que se niega a desplazarse, aunque había dicho tener palabras para él. Se les agua la fiesta y nadie se atreve a probar bocado: la comida se deteriora, las flores se marchitan, los vestidos comienzan a arrugarse de tanto sudar, otros tantos signos de la pérdida del poder122. Durante esta espera el chófer-narrador se imagina que el Jefe quizá recuerde la Matanza: [...] los días de aguas verdes y podridas de 1937, cuando la sangre de los mañé [haitianos] y de los pití [pequeños] se confundía con un torrente de ríos incontrolables y ante sus ojos vio el Masacre teñido de rojo y el fulgor de los machetes, el lamento de los mutilados y las cabezas cercenadas y los vientres abiertos donde todavía palpitaban criaturas tiernamente viables (20). Finalmente, el Jefe decide dirigirse hacia Odile, tal como ella lo había pedido. Después de haberse hablado brevemente sin que nadie se entere del contenido, se produce otro aguacero extrañísimo y envejece Trujillo como por arte de magia. A partir de aquel momento el Jefe sufre de incontinencia. Se podría interpretar como otro diluvio, pero desmitificado (al igual que la meada ya citada). Cuanto más aumenta este defecto físico -uno de los clichés sobre Trujillo, también aprovechado por Vargas Llosa-, tanto más se intensifica la ¡ra, el fuego de la violencia no apagado. El cuento termina con la muerte del Jefe: Cuentan que, algunos meses después de aquel encuentro, Odile Belié se levantó cantando. En el sueño había tenido una revelación que al despertar se convirtió en certeza. Soñó que la Muerte tenía puesto el uniforme enmedallado del Tirano. La confirmación le llegó por la radio en forma de noticia (24). En este cuento la Matanza, introducida en toda su crueldad, aunque en segundo plano, va contrarrestada por los poderes incontrolables de la naturaleza encarnados en Odile Belié, representante de prácticas comunes entre haitianos (y dominicanos). Aunque la masacre sólo sirve de marco, es considerada el elemento decisivo en la caída del Jefe y representa un pasado no asimilado y no concluido. El cuento enfatiza los elementos de origen mítico-reli-

122

La descripción de la fiesta fracasada como símbolo del poder menguante me recuerda

la celebración de la Nochevieja de 1958 en la novela de Carpentierde 1978 La consagración de la primavera (1979b), cuando los ricos esperan en vano a Batista.

PRIMER CAPÍTULO

gioso que no llega a dominar el Jefe: el fuego y el agua, dos fuerzas elementales importantísimos en el vodú, que acompañan a Odile a lo largo de la narración 123 . Además, en la escritora feminista que es Ligia Minaya, no sorprenderá que sea la mujer la que sojuzga aTrujillo, menguado en su poder también mediante un uso muy inteligente del humor. El acercamiento a la Matanza dista mucho de ser una manera punzante de revivirla, aunque no se elude su crueldad. Desde la sombra se convierte en el punto de arranque de un alegat o contra ideologías excluyentes y restrictivas que no tienen en cuenta la complejidad multicultural y las dimensiones mítico-mágicas de la isla.

4.8.2. EL HOMBRE

DEL ACORDEÓN

DE MARCIO VELOZ MAGGIOLO

El hombre del acordeón de Marcio Veloz Maggiolo versa sobre la(s) muerte(s) misteriosa(s) poco después de la Matanza del merenguero Honorio Lora que vivía en la zona fronteriza. Hablo de muertes en plural, porque después de que falleció y fue enterrado en La Salada (en la zona liniera), sin que se aclarara la verdadera causa (murió de risa ¿asesinado?, ¿envenenado?, ¿por órdenes del General?), dos brujas lo resucitan para que pueda vengarse de su muerte injusta y del robo de su acordeón en su ataúd. Luego, Honorio será sepultado otra vez.Terminará como Barón Samedí/San Elias, el primer enterrado en el nuevo cementerio de La Salada. Vetemit Alzaga, un cuentero al servicio de Trujillo, y otros testigos ayudan a un yo narrador-periodista venido de la ciudad a reconstruir lo ocurrido hace muchos años. Al igual que en Minaya, se interpone una distancia temporal prudente para acercarse a esta época conflictiva.Ya desde el inicio del texto, se nos advierte que no llegaremos a leer una historia coherente: "Las versiones sobre este caso son muchas [...]" (Veloz Maggiolo 2003b: I I). Además, la misma profesión de uno de los informantes, Vetemit Alzaga, subraya la mentira de la historia, tema textualizado en varios

123 Estos poderes desempeñan también un papel importante en las creencias tainas. La lluvia es Boinayel y los relámpagos son Maroya, por lo que se podn'a generalizar esta importancia de las fuerzas que Trujillo no llega a dominar; aunque le gustaría. De esta manera, el cuento de Minaya presenta vínculos con "Nineteen Thirty-Seven" recogido en el volumen Krik? Krak de Danticat (1996: 31 -49). En este cuento la protagonista que nació durante la masacre cuenta sus visitas a su madre que está encarcelada por poseer poderes sobrenaturales. La madre encarna al lougarou y es acusada de volandera (tiene alas de fuego). Su salvación de la Matanza le dio poderes sobrenaturales. La narradora dice que son todas hijas del río: " W e came from the bottom of that river where the blood never stops flowing, where my mother's dive toward life - h e r swim among all those bodies slaughtered in flight- gave her those wings o f flames.The river was the place where it had all begun" (Danticat 1996:41).

RITA DE MAESENEER

fragmentos, muy conforme con los presupuestos de la nueva novela histórica en el sentido de Mentón. El historiador oficial Vetemit Alzaga españoliza apellidos inventando una genealogía limpia para la gente de la zona Noroeste, al igual que los linajudos en los tiempos de los judíos conversos124. De ahí que comente: La gente había encontrado eso que ahora llaman 'la identidad', una cosa que se puede inventar y dar personalidad a quien no la tiene. Una cosa que también puede inventarse, porque el General, cuando se produjo la matanza de la frontera, se interesó mucho en saber que el cementerio de La Salada era un importante sitio en donde antes, siglos antes, fueron enterrados indios son sus vasijas y sus ofrendas (92-93).

De esta manera ya se anuncia el marco en el que cabe interpretar la Matanza, el trasfondo de esta historia: refleja el deseo de eliminar lo negro, lo otro (léase, lo haitiano), y de blanquear a los dominicanos construyendo una identidad ficticia basada en unos antepasados indios125. El texto desarrolla varios enfoques que no siempre se armonizan de manera equilibrada. La historia es sustentada por una trama algo detectivesca: la búsqueda del acordeón que desapareció del féretro de Honorio y la elucidación de la muerte misteriosa de Honorio. Se añaden las historias de amor de Honorio, sobre todo con la bruja Ignacia Marsán, la amante más querida de Honorio, y con su reencarnación más joven, Remigia. Y tampoco asombrarán las observaciones casi antropológicas en este escritor autor de varios estudios en este área. Así, el capítulo XI se asemeja más bien a un ensayo

124

A u n q u e parece ficción la invención de la identidad, no lo es tal vez enteramente, c o m o

p o d e m o s d e d u c i r d e un ensayo de M a r c i o Veloz Maggiolo, "Eulogio, i n v e n t o r de m e m o r i a " (2000: 87-92).Vetemit Alzaga parece ser una recreación ficticia de Eulogio León, a quien Trujillo encargó que hiciera la historia, la "oralografía" de varios pueblos de la Línea Noroeste. C o m o a Trujillo las historias no le parecían lo suficientemente heroicas, Eulogio se convirtió en "inventor del pasado", historiador oficial de Trujillo para esta zona. Luego, Eulogio pasó a ser inventor de genealogías españolas para personas privadas.Terminó siendo delatado p o r un desfalcador que había intentado estafar aTrujillo apoyándose en una genealogía inventada p o r Eulogio. En una entrevista con José Carvajal (2001) Marcio Veloz Maggiolo señala: " A Eulogio no lo c o n o c í sino que lo inventé p a r t i e n d o de biografías fragmentarias y de hechos que le [s/c] acontecieron a varios vividores de Villa Francisca" (Carvajal 2001:2). 125

C o m o ya he señalado anteriormente, esta invención de la identidad con base indígena

es reflejada en la ficción fundacional de Manuel de Jesús Galván (1989), Leyenda histórica cana (1503-1538),

domini-

escrita en 1882.Vuelvo a remitir a " T h e O t h e r Enriquillo" ( S o m m e r 1983:51 -

92),'"Enriquillo' and Dominican Identity" (Stinchcomb 2004: 26-33) y también a N é s t o r Rodríguez (2004), entre otras fuentes.

PRIMER CAPÍTULO

sobre las diferentes partes del alma y el culto de los muertos en el vodú que podemos cotejar con los estudios de Alfred Métraux ( 1958: 21 6-235). El ambiente de magia lo domina todo: se escucha música sin que se pueda identificar de dónde proviene, hay botas que caminan solas, aguaceros inexplicables en esta zona árida (al igual que en Minaya), ballenas que aparecen de manera mágica -una leyenda inventada según me confesó el escritor (De Maeseneer 2004a: 2)-. Las dominicanas Ignacia y Remigia poseen poderes mágicos: vuelan, oyen los merengues de Honorio a larga distancia, son capaces de despojarse de su piel, resucitan a Honorio, operación llamada el "desunén"126. Ignacia es capaz de paralizar el brazo de su padre cuando éste le impide juntarse con Honorio Lora a los trece años. Y de acuerdo con las facultades de metamorfosis atribuidas a las brujas, Remigia llega a convertirse en un hombre fantasmático para hacer una aparición en la tienda donde los compañeros de Honorio empeñan su acordeón robado del ataúd.Todas estas artes mágicas han sido aprendidas en casa de la bruja haitiana, Polysona Françoise. Marcio Veloz Maggiolo comenta en una entrevista: La República Dominicana es un país de leyendas. Seabrook la llamó La isla mágica. Es una isla mágica donde el escritor cosecha lo que ha florecido durante tantos años y siglos. Durante largos años el país era un territorio abandonado a la leyenda. La religión católica que fue una religión importante apenas en el siglo xvm tenía ocho o diez sacerdotes en todo el territorio. Es evidente que la gente necesita de un más allá inmediato y cotidiano que inventa. La leyenda emerge saturada por ese mundo de las creencias y de la religiosidad popular que va cambiando permanentemente ( D e Maeseneer 2004a: 2).

La Matanza aparece en remisiones poco elaboradas, como en sordina.Ya desde las primeras páginas el cuentero Vetemit alude al genocidio de los haitianos, rayanos y dominicanos negros, inclusive de niños, mediante machetes, para delimitar claramente la frontera y eliminar a "los vecinos": "[...] fue en 1937 cuando el Brigadier ya Generalísimo, ordenó la matanza de los haitianos

126 Métraux indica que el "dessounin" (del francés sonner) o la degradación es la ruptura entre el loa y la persona muerta que estaba unida a un loa. El houngán (sacerdote del vodú) se sienta en el muerto y arranca al loa del muerto que hace como si resucitara momentáneamente. Métraux advierte que no sólo se aplica el desunen a los adeptos del vudú sino también a los que se destacan en determinados oficios o artes: "C'est ainsi, par exemple, que l'on "dégrade" des musiciens, des photographes ou des marins expérimentés. Le talent ou simplement l'habileté dont ceux-ci avaient fait preuve de leur vivant passe pour être d'essence surnaturelle, donc inspirée par un loa, lequel doit être retiré du cadavre" (1958: 219). Honorio Lora adquiere así dimensiones de un dios. Para el "desunín", véase también Deive ( 1988: 359).

RITA DE MAESENEER

de la frontera norte, matanza que también alcanzó a muchos de los rayanos y dominicanos negros, y que acabó hasta con los mamando o niños de teta, [...]. (14).También el río Masacre es asociado al hecho cruel: "Era el mismo río en donde la muerte llenó de sangre aguas y caminos con el machete en alto de los hombres del General" (86). Y cuando las dos volanderas tienen una visión en un charco de agua127 de Néné, una víctima con un tajo en el cuello, se dan cuenta de que [...] Néné, tamborero de Manzanillo, había sido de los muertos de el "corte", nombre con el que los dominicanos conocieron el esfuerzo del Brigadier por "salvar la raza hispana", azuzado por sus asesores al punto de hacerle creer que el apellido ancestral de su abuela era español, puesto que Chevalier en francés significaba "caballero" en lengua de Castilla (57). La magia va asimismo asociada a la masacre, ya que es así c o m o se justifica el "desunén": " A u n q u e H o n o r i o jamás fue practicante de estas creencias [el vodú], el hecho de haber m u e r t o por criticar las medidas del llamado 'corte', donde murieron haitianos y rayanos, le daba o p o r t u n i d a d y derecho de ser tratado c o m o uno de ellos" (85). La referencia a la Matanza se concreta en los merengues de H o n o r i o Lora. Fue durante mucho t i e m p o el músico favorito de Trujillo, ya que le enseñó a bailar el merengue 128 . Después de cantar durante años sus amores pasó a versos "de la protesta y la amargura" (35). Se explica por una vivencia personal, ya que perdió en la Matanza a su compadre rayano Tocay y a su esposa Ma Misién matados p o r " e r r o r " según Vetemit (94). Algunos merengues (sin duda ficticios) ¡lustran esta protesta: "A lo negros lo mataron/

del río Masacre a la

vera/ y a la pobre Ma Misién,/ a la pobre, quién la viera./ Lo dientes de cara ai soi,/ sonrisa de mueite entera./ La comadre Ma Misién/ se murió de

matadero".Y

uno de los últimos merengues que cantó antes de su muerte reza asi''."Cuando la mueite llegó/ no quedó ningún rayano,/ que con la mueite en la mano/ hata ei machete gritó:/ que no lo maten poi Dio,/ son también dominicano"

(35; 42).

H o n o r i o Lora se convierte p o r tanto en portavoz de los rayanos, en el " h o m bre de los merengues que asedió con su música a los autores de tanta muert e " (88). El merengue adquiere aquí un carácter rebelde. Es t a n t o más sor-

127

El charco de agua es un lugar donde pueden morar espíritus malignos en las creencias

del vodú. 128

El apellido Lora no es gratuito a este respecto, ya que Ñico Lora era uno de los grandes

merengueros al servicio de Trujillo c o m o advirtió Marcio Veloz Maggiolo en la entrevista ( D e Maeseneer 2004a: 3).

PRIMER CAPÍTULO

prendente en cuanto que sabemos que fue proclamado p o r el régimen de Trujillo precisamente música oficial al servicio del poder y más de una letra de merengue alaba al Padre de la Patria (Austerlitz, Brito Ureña). Veloz Maggiolo sugiere p o r t a n t o la ambivalencia tan típica de la música popular, que puede servir de medio de rebelión y de sumisión ( D e Maeseneer 2003d). El mismo escritor subraya esta contradicción: En la obra se sigue la tradición del dictador que mitológicamente es enseñado a bailar merengue por el músico y el dictador que destruye las comunidades rayanas. El músico se va convirtiendo a la vez en enemigo, en un cantor de la tragedia que afecta al régimen. Hipócritamente Trujillo quiere siempre demostrar que es el amigo todavía del personaje, aunque está condenado a muerte. Es todo el mundo contradictorio de la dictadura: por una parte elogia y hace suponer que apoya, por otra parte destruye y hace desaparecer lo que le molesta.Todo este mundo entra en la magia del espacio fronterizo (De Maeseneer 2004a: 2). Esta oposición política expresada mediante la música culmina en el duelo entre dos grupos de merengueros en la gallera. La Postalita, una merenguera al servicio de Trujillo, compite con el acordeonista A c e d o n i o Fernández que resulta ser hijo de H o n o r i o Lora. El duelo entre los merengueros después de la pelea de gallos se va tiñendo de rasgos políticos. A l igual que en El coronel no tiene quien le escriba (1995b) de García Márquez, la gallera hace las veces de lugar de propaganda política y de ágora campesina 129 . Para vengar la muert e de su padre y recuperar el acordeón de H o n o r i o Lora que fue comprado p o r la Postalita, Acedonio Fernández y los marassá (gemelos) Tocay y Tocaya, hijos de los rayanos asesinados Tocay y Ma Misién, se enfrentan a la Postalita. Ganan casi por milagro: es como si estuviera tocando el mismo H o n o r i o Lora y c o m o si las manos de o t r o mundo, las de H o n o r i o resucitado, dirigieran las manos de los músicos. La música va adquiriendo dimensiones míticas y junta a los vivos y a los muertos de la masacre: "Honorio, resucitó Honorio", gritaban los que conocían el estilo del hombre del acordeón.Tronó y entonces por encima del trueno sonó mejor la música,

129

Recuerdo que la pelea de gallos constituye también la metáfora básica del libro de W u c -

ker (1999) sobre Haití y Santo Domingo, Why the Cocks Fight Dominicans, Haitians and the Struggle for Hispaniola.

Sus tesis de oposición entre ambas partes han sido rebatidas p o r Matibag

(2003) en Haitian-Dominican

Counterpoint:

Nation, State and Race in Hispaniola.

Por lo que se

refiere a la influencia de García Márquez en El hombre del acordeón, el reseñísta Benavides la señala, aunque a causa del lenguaje m e n o s hiperbólico el libro no le parece un epígono del escritor colombiano (2003: s. p.).

RITA DE MAESENEER

relampagueó y entonces p o r encima del relámpago se iluminó la música, y p o r encima del relincho de las yeguas y caballos entripados, y p o r encima del repique de la campana de la iglesita, que sonaba movida p o r el viento, y p o r encima de los techos más allá del Masacre, en d o n d e los huesos de los masacrados esperaban la t r o m p e t a del juicio final (142).

La Matanza aparece por tanto en visiones y canciones, como elemento aparentemente secundario en este texto sobre un merenguero.Va unida a la reivindicación de la zona liniera poco representada en la literatura dominicana130, donde reina un ambiente de mezcla, de magia, de hibridez, de resistencia al régimen que se opone radicalmente a mensajes unidireccionales y a una negación de la otra parte de la isla. El que Honorio Lora se convierta finalmente en el espíritu bienhechor Barón Samedí/San Elias, mitad cristiano mitad vodú, y muchas otras coincidencias raras que sugieren reencarnaciones y desdoblamientos contribuyen a enlazar la idea de la pluralidad cultural (dominicana/haitiana) con el ambiente mágico-rural, omnipresente en la novela, que la masacre quiso eliminar en vano 131 . Los textos de Ligia Minaya y Marcio Veloz Maggiolo transitan por caminos temáticos poco pisados inspirándose en la rica música y en creencias populares cuyo poder de resistencia perciben. Los dos textos estudiados integran la Matanza como base de protesta que se expresa mediante el merengue o por el recurso a poderes mágicos.'Maculando' sus textos con la masacre, Ligia Minaya y Marcio Veloz Maggiolo inician un proceso de superación o por lo menos de indagación en esta relación problemática con la otra mitad de la isla, ahora y entonces.

5. Bregando con la historia El análisis de la vertiente histórica en el corpus tratado me ha permitido indagar en algunos problemas clave de La Hispaniola. Se destacan la conflictiva relación con la otra mitad de la isla y su enorme complejidad histórica, que

130

Deive (1988:386-390) señala que Sócrates Nolasco en El diablo ronda en los guayacanes

(1967) ubica sus cuentos impregnados de vodú en la zona fronteriza, pero no he podido conseguir este texto. 131

Marcio Veloz Maggiolo reivindica la multiculturalidad también en La biografía difusa de

Sombra Castañeda (1984). Véase Zakrzewski Brown (1996), "El proceso de transculturación en 'La biografía difusa de Sombra Castañeda'" y FernandoValerio-Holguín, (2003a) " M i t o y otredad en la Nueva Novela Histórica dominicana".

PRIMER CAPÍTULO

siempre la han marcado. Resalta asimismo la difícil búsqueda de posicionamiento de esta media isla: o bien ha sido amenazada con ser recuperada por otras potencias, o bien su identidad ha sido forjada por una mano férrea. Finalmente, se percibe una tensión constante entre lo público y lo privado en busca de un difícil equilibrio. A lo largo de este capítulo el estudio de los textos ha permitido plantear asimismo cuestiones esenciales de índole histórica y metahistórica. Han surgido una serie de preguntas que someto a reflexión: ¿Cómo viven los individuos -protagonistas de muchas novelas- épocas caóticas o eras dictatoriales? ¿A qué estrategias recurren para enfrentarse a la historia: se aprovechan de las circunstancias históricas o esquivan la realidad histórica? ¿Qué actitudes adoptan para (sobre)vivir en regímenes dictatoriales: servilismo, indiferencia, resistencia o el uso hábil de las debilidades de los que están en el poder? ¿Qué sentimientos provoca la relación con el poder y con los de arriba? ¿Cómo hay que enfrentarse a un trauma imborrable: reprimiéndolo, ocultándolo o reviviéndolo? ¿Cuán grande es el peso de los hechos y/o de lo vivido en las ficciones? ¿La visión sobre la historia desde el punto de vista de una mujen supuestamente más orientada hacia lo privado, difiere de un enfoque de un hombre, supuestamente más centrado en lo público? ¿Cómo contribuyen los textos a acercarse a la historia dominicana: llenan silencios y huecos del pasado o confirman patrones de sobra conocidos? ¿Qué visión sobre la Historia se deduce de estos textos: cíclica, caótica, subversiva? ¿Quién detiene el poder de la voz y qué impacto tiene en la ficción hi storiogràfica? Otro hilo subyacente en mis análisis atañe al posicionamiento de la literatura dominicana como tal. ¿Qué tono(s) eligen: cómico, patético, cínico, poético...? ¿Qué estilo(s) escogen: rebuscado y/o popular; estilo barroco? ¿Qué lenguaje(s) escogen? ¿Escriben en dominicano? ¿A qué 'enciclopedia' recurren y cómo influye ésta en el proceso escritural? ¿Hasta qué punto se encuentran en los autores dominicanos tendencias y corrientes coetáneas? ¿Qué relación establecen con escritores considerados como canónicos (CarpentiereVargas Llosa, García Márquez, Onetti...) y por qué son éstos precisamente? Creo haber sugerido algunos esbozos de respuesta al estudiar las obras, pero su heterogeneidad hace que las contestaciones no sean unívocas y requieran matizaciones. El interés de las obras comentadas reside en el hecho de que suscitan todos estos interrogantes. Por eso he terminado planteando estos puntos espinosos sin contestarlos. Las grandes respuestas, como los Grandes Relatos, han dejado de existir

SEGUNDO CAPÍTULO

L A MEDIA ISLA E N E X P A N S I Ó N

I. La magia del campo y la provincia frente a la capital Si algo se conoce de la narrativa dominicana, como "mancha indeleble", son los cuentos de Juan Bosch (1909-2001) cu/o interés por lo rural en sus dimensiones sociales, antropológicas y étnicas marcó (y limitó) a los posteriores escritores dominicanos. Es sabido que la sociedad dominicana anteriormente rural y agrícola se ha transformado en una mayormente urbana, industrial y de servicios. Pero hasta hoy en día lo rural y lo provincial se siguen manifestando en la literatura dominicana, aunque ya no en el sentido boschiano. De sobra son conocidas las características asociadas al campo. Pienso en el tradicionalismo, el atraso, los chismes, la magia. El trabajo clásico de Williams, The Country and the City (1973), y los innumerables estudios generales sobre la dicotomía 'ciudad-campo' y los temas colindantes de 'civilización-barbarie', 7/teracy-oralidad','cultura-naturaleza' me servirán de fondo para abordar la ficcionalización de las áreas provincianas dominicanas. Me detendré primero en su representación bastante tradicional en algunos textos de la diáspora en inglés para pasar luego a la visión sobre el campo y la provincia en la literatura de dentro, que problematiza las visiones consabidas.Terminaré centrándome en la otra vertiente, la capital, analizando algunas manifestaciones muy suigénerís de la narrativa urbana actual.

1.1. Loida Maritza Pérez, Julia Alvarez y Junot Díaz visitan el campo Barahona was a small town. Rumors spread quickly.

Geographies ofHome (Pérez 1999a: 158) Muchos críticos que estudian la diáspora coinciden en que la mayoría de las obras son de índole (auto)biográfica y que recrean visiones teñidas de nostalgia respecto a la madre patria. Además, casi siempre se relaciona esta imagen idealizada de la tierra natal con el campo, este supuesto guardián de los valores auténticos. Aunque los análisis de los textos de la diáspora suelen tratar la vida 'entre', la alienación, el desplazamiento y los choques interculturales, he

122

RITA DE MAESENEER

optado por estudiar la manera en que representan la República Dominicana, que muchas veces es enfocada en su vertiente rural y provincial1. A sabiendas de que habría que ampliar este estudio integrando textos de la diáspora en español, he optado por limitarme a tres obras escritas en inglés: Drown (1996) de Junot Díaz (1968), ¡Yo! (1997) de Julia Álvarez (1950) y Geographies of Home (1999) de Loida Maritza Pérez (1963)2. Álvarez y Díaz pertenecen a the one-and-a-half generation (Pérez Firmat [ 1999]; Alvarez Borland [1998]), ya que vivieron por algún tiempo en la República Dominicana y emigraron a los diez y a los siete años respectivamente3. Loida Maritza Pérez nació en la República Dominicana y se mudó muy joven a Estados Unidos, de manera que ya pertenece tal vez más a los escritores étnicos, dominico-americanos. Con el fin de esbozar ciertas tendencias voy a empezar con el libro más reciente, el de Pérez, Geographies of Home4. Loida Maritza Pérez centra su novela en las tribulaciones de la numerosa familia mulata de Aurelia y Papito que apenas logra sobrevivir en el entorno hostil y racista de Nueva York en los años noventa. El énfasis está en el desarraigo que se evoca en escenas espeluznantes. Rebecca, la hija mayor; vive en la miseria más absoluta, es maltratada por su esposo Pasión y no llega a oponerse a él. La desorientación lleva a la locura, a violaciones y a intentos de suicidio en el caso de Marina y resulta en la huida a una universidad alejada de Nueva York (Cornell) y a un mundo donde valga como 'mujer varonil' en el caso de lliana. Otra hija, Beatriz, sencillamente desaparece. Estas diferentes formas de resistencia a las dificultades de la vida, muchas veces dominada por estructuras patriarcales, son como diferentes "tretas del débil", tal como las ha definido Josefina Ludmer (1984). La familia practica la religión adventista y no la católica, tradicionalmente asociada con los dominicanos. El padre ha

1

Para un estudio reciente sobre el impacto de la sociedad de origen y la sociedad recepto-

ra, véase María Cristina Rodríguez (2005), What Women Lose. Exi/e and the Construction of Imaginar/ Homelands in Novéis by Caribbean Writers. 2

Mi punto de partida implícito ha consistido en averiguar a qué imagen de Quisqueya tie-

nen acceso los lectores de los Países Bajos o de Flandes, ya que de la literatura dominicana reciente sólo han sido traducidas al neerlandés obras de la diáspora escritas en inglés. 3

N o ignoro que Julia Alvarez nació en Estados Unidos y que su educación ha sido más

norteamericana que dominicana, pero se produce un cambio entre 1987 y 1992, como comenta Luis (1997: 272-274), basándose en dos ensayos de Alvarez,"My American Childhood in Dominican Republic" (1987) y " H o l d the Mayonnaise" (1992). 4

Me fijaré únicamente en los elementos temáticos y no en los lingüísticos en estos textos

en inglés'canibalizados' o 'tropicalizados' por los escritores de origen dominicano.Tampoco me ocupo de las traducciones que en más de una ocasión me hicieron fruncir el ceño y que requerirían un análisis muy detallado.

SEGUNDO CAPÍTULO

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impuesto esta doctrina, porque separa de manera muy severa el bien y el mal. Aferrándose a su fe intenta capear todas las tormentas. Los pocos recuerdos de las tierras dominicanas integrados en la narración evocan un ambiente de magia, de calor y de miseria, ya desde las primeras páginas. El prólogo describe la manera mágica en que Aurelia -a punto de parir a Miaña en la pequeña ciudad sureña de Azua de Compostela- se entera de la muerte de su madre: se hace mediante la señal de un gato negro. Aurelia, quien heredó poderes especiales de su madre y recurre a ellos en Nueva York, tiene, asimismo, la facultad de emitir señales a lliana para que regrese a casa. Llega a provocar la muerte de Pasión, el esposo abusador de Rebecca: al desplumar los pollos para Navidad en su casa, Aurelia obtiene, por'desplazamiento', que las gallinas en el piso de Pasión lo ataquen y lo maten. La isla no sólo es relacionada con la magia, llama la atención que desde la primera vez que se menciona se insiste en el calor Contrasta muy sugerentemente con la época navideña en que se sitúa la narración dominada por el frío y la nieve de Nueva York, lliana recuerda su país de la siguiente manera idílica:" [...] summer days were eternal, clouds evaporated in the scorching heat, and palm trees arched along beaches of fiery sand" (Pérez 1999a: 4). La República Dominicana es, asimismo, tierra de hambre, pero allá la situación parece más llevadera y no llega a los extremos de Nueva York. Piensa Aurelia: "Yes. She too had experienced hunger But never such hunger that she had hidden food for fear that its sources would permanently run dry. In the Dominican Republic there had been orchards to steal from and neighbors who had shared the little they had during trying times" (208). Como suele pasar, la comida, por ejemplo los platos navideños típicos, y los recuerdos embellecidos de determinados sabores, por ejemplo, el del azúcar cumplen una función proustiana. Otros elementos más concretos, como la cría de pollos en el piso de Rebecca y de Pasión o las palomas alimentadas por Aurelia, son trasplantes del mundo rural de los emigrantes a Nueva York (Kiss s. a.: 9). Aparte de estas pocas menciones de recuerdos explícitos de la República Dominicana, la estructura patriarcal personificada en Papito que hasta el final de la novela asume el papel del Padre que castiga con violencia física, junto con el machismo y sus abusos, encarnados en Pasión, se pueden ver como la trasposición de las estructuras sociales y familiares de la República Dominicana en Nueva York (Kiss s. a.: I I). Agregaría que contrastan el machismo y el patriarcado con otra estructura que se encuentra evocada muy significativamente, en el capítulo 19, en el mismo corazón de la novela que consta de 40 capítulos. En este capítulo se produce un flash-back. Mientras que Aurelia está esperando en el hospital el dictamen de los médicos sobre el estado de Marina después de un intento de suicidio, se acuerda de la última vez que vio a su

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madre Bienvenida antes de su muerte. Bienvenida le enseñó una manta (quilt) que constituía la memoria de todos los miembros muertos de la familia. Como Miaña era la menor de la familia, Bienvenida le instó a que cosiera de recuerdo un tejido, parte de un chai suyo, en un retazo de esta manta. A diferencia de la religión adventista que busca amparo en un Dios que lo resolverá todo, su madre propone otra forma de enfrentarse al mundo, donde los muertos conversan con los vivos y siguen influenciando en la vida y cuestionándola. En esta visión del mundo, su madre, también partera, es más poderosa que el cura: In it [Azua] her mother commanded more respect than the migrant priest who visited once a month. She was the one who, as midwife, presided over births and deaths. She was also the one who initiated rituals to appease the prematurely dead and give hope to their survivors. On most days her house creaked with the traffic of those seeking her advice. A t night, it heaved with the forlorn sigh of spirits (132).

Muy al modo de la escritura de mujeres, la ciudad de Azua es descrita como una suerte de matriarcado, regido por creencias alternativas relacionadas con una simbología acuática5, tan femenina, y por costumbres ligadas a ocupaciones femeninas como la costura. Este recuerdo lleva a Aurelia a decidir que dejará de soñar con un hogar (home), ya que éste se puede crear en cualquier lugar; y que se responsabilizará únicamente a sí misma de lo que pase: Throughout more than fifteen years of moving from apartment t o apartment, she had dreamed, not of returning, but of going home. O f going home to a place not located on any map but nonetheless preventing her from settling in any other Only now did she understand that her soul had yearned not for a geographical site but for a frame of mind able to accommodate any place as home. (...). She would no longer depend on anyone else t o do for her or her children what she should have taken it upon herself to do (137).

Resumiendo, se presenta a la República Dominicana como un edén rural caluroso frente a la nieve neoyorquina y como una tierra de magia femenina frente al mundo racional y racista de Estados Unidos, que encierra a los locos

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Bienvenida le recuerda "that in our blood we carry the power of the sea" (134). Ya me he

referido a la importancia del agua en mis comentarios de las protagonistas de Danticat y de Mi naya.

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y al que se trasponen las estructuras patriarcales de Quisqueya. Ambas áreas tienen en común la pobreza, aunque por la solidaridad en la familia parece más tolerable en la isla que en Nueva York 6 . A pesar de todo, también se perciben grietas en esta visión idílica del campo. Por ejemplo, el hecho de que la hermana se aprovechara de la plata mandada por Aurelia para cuidar a los hijos dejados en su tierra de origen, sugiere una falta de solidaridad, característica considerada fundamental en la idiosincrasia dominicana.Y el poder absoluto de Papito tambalea cuando Marina casi se muere a causa de su intento de suicidio. Es entonces cuando Papito recuerda en el bellísimo capítulo 21 otra muerte/suicidio en una tormenta en Barahona, la de Anabelle, la primera muchacha de quien se enamoró y que decidió morirse a causa de un embarazo (escondido). Papito no llegó a salvarla de la muerte en la tempestad. Este recuerdo le sigue molestando como una piedra en el zapato y muestra que se ha quedado corto en algunas situaciones. Según la escritora, más allá de esta oposición entre el mundo dominicano y norteamericano, la novela se centra en los problemas de las familias y de los seres individuales que luchan para (sobre)vivir, estén donde estén. Aunque algunas situaciones, a mi modo de ven son muy cliché -incluso en su exageración esperpéntica-, la misma escritora insistió en que no quería caer en los estereotipos de la familia dominicana/latina. Lo explicó así en una entrevista reproducida como anexo al libro: But are these issues specifically Latino? I don't think so. Ultimately, these issues pertain to the human condition: our need to belong and be accepted; the contradictions inherent in all of us; our attempts to do the best we can even in the worst of circumstances; our desire to guide our children and the risk of making mistakes along the way; our wondrous ability to sometimes understand and forgive; and our faith in a force greater than ourselves (Pérez 1999b: 6). El título Geographies of Home no se refiere a una ubicación única ni concreta, porque home está por todas partes, en múltiples geografías. Por esto la

6

Esta oposición entre Estados Unidos y la República Dominicana es destacada también en

el comentario de Yolanda Martínez-San Miguel sobre "Inseminación", de Juan Luis Guerra:"Esto refuerza la representación de lo nacional como un ámbito tradicional y autóctono, que se asocia con las expresiones culturales de los campesinos, particularmente del Cibao. Por lo tanto, la canción también elabora una oposición entre el progreso estadounidense que desarticula los vínculos humanos más básicos y el 'atraso' quisqueyano que preserva la condición originaria de la identidad nacional. En este sentido, este texto presenta una definición de la tradición nacional que se opone tajantemente a los procesos de modernización y de globalización" (Martínez-San Miguel 2003:290).

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traducción al neerlandés de Geographies of Home es Een huís voor mljn ziel, es deán una casa para mi alma. El final del libro reza así: Everything she [lliana] had experienced; everything she continued to feel for those whose lives would be inextricably bound with hers; everything she had inherited from her parents and had gleaned from her siblings would aid her in her passage through the world. She would leave no memories behind. All of them were her self. All of them were home (321). Pasemos a o t r o texto, ¡Yo!, de Julia Alvarez. Diferentes personajes evocan su contacto con Yolanda (Yo), esta hija escritora de los García que ya había desempeñado un papel importante en How the García Girls Lost Their Accents ( I 9 9 1 ) . Según Yo, la República Dominicana se caracteriza p o r la explotación de las sirvientas, la pobreza, una sociedad sumamente jerarquizada, una educación que hace de las mujeres unas muñecas Barbie latinoamericanas, unas estructuras patriarcales muy arraigadas que p e r m i t e n a los hombres t e n e r queridas, en resumen:Tercer Mundo. Pero no comparte esta visión - p o r ciert o p a r ó d i c a - su prima Lucy, que p o r una maniobra de Yo fue condenada a quedarse en la República Dominicana. La prima, bastante privilegiada p o r su posición social, no se encuentra tan atrasada y llega a observar finamente; "Wife, mothen career girl -I've managed t h e m all- and that's not easy in o u r third world country. Meanwhile the Garcia girls struggle with their either-or's in the land o f milk and money" (Alvarez 1997: 52). Algunos capítulos están ubicados en el interior de la República Dominicana e insisten en la pobreza y en el atraso. Por ejemplo, José, el sereno analfabeto tiene diez bocas que alimentar Yo lo quiere instruir explicándole lo que es escribir literatura o lo que significa el socialismo cubano, entre otras cosas 'útiles'. Incluso piensa comprarle un niño de su numerosa familia. Sara, "la hija de la sirvienta" ( " T h e maid's daughter"), se ve obligada a quedarse en el campo con su abuela, p o r q u e su madre, apodada Primitiva, acompaña a la familia García a Nueva York. Habla de su abuela, " w h o ate with her hands and brushed her t e e t h by chewing on a piece o f sugarcane. W e slept in a palmw o o d hut, no electricity, no toilet, no nothing" (55). Pero en comparación con N u e v a York, Sarita acaba menguando la falta de comodidades. Su nostalgia (pasajera) hace que exalte el campo y la solidaridad frente al aislamiento en Nueva York, aunque más tarde renegará completamente de sus orígenes: The life there was so isolated compared to the island. Even when I lived out in the campo, Abuela and I woke up in the morning and went outside until it was time to go to bed. Our living room was three rocking chairs under the almond tree facing our neighbors' rocking chairs. The kitchen was a palm roof over a

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counter of carbon fires where a bunch of women cooked and gossiped together The toilet was a field on the far side of the river; and the public bath was in that river And in all these places there were plenty of other people (59-60). En otro capítulo, "Los invitados a la boda" ("The wedding guests"), el tercer esposo de Yo, Doug, advierte la pobreza y el analfabetismo del pueblo adonde va a ayudar a construir casas como acción de caridad. Esta supuesta inferioridad desaparece completamente cuando los habitantes toman en las manos sus instrumentos "primitivos": "These guys started playing a merengue with a beat that would beat any band north or south of the Rio Grande" (223). Otro ingrediente ya mencionado que está sobre todo presente en las mujeres (de clase baja) es la importancia de lo mágico. Sarita explica que su madre, la Primitiva, llegó a ¡r a Nueva York, porque siempre espolvoreaba las maletas de sus amos que iban de viaje allá, con una mezcla de ingredientes mágicos comprados a una santera para propiciar su salida para el Norte. La abuela Consuelo, que vive en el pueblo donde veranea Yo, ve en sueños los maltratos de su hija Ruth en Nueva York por parte de un puertorriqueño 7 . María, una vidente del pueblo a quien le bajan los santos, le dice cómo puede recuperar las palabras que le comunicó en sueño a su hija. En el personaje de María volvemos a encontrar una sugerencia de lucha entre el poder masculino, católico, y un poder mágico, femenino:"[...], she [María] was like the priest when he came up the mountain once a month to preach to the campesinos how to live their lives" (100). María aconseja a Consuelo que pida a Yo la redacción de la carta para evitar que se chismee en todo el pueblo sobre el caso. C o m o era de esperar de la feminista Yo, ésta se opone a la actitud de resignación que hubiera querido transmitir Consuelo a su hija. Yo acaba escribiendo una carta en la que incita a la hija a buscar ayuda en organizaciones que se ocupan del maltrato. Se opone por tanto la visión moderna de Yo a la consolidación de estructuras de sumisión relacionadas con el campo. El capítulo "Los encargados" ("The caretakers") enfoca a Sergio y a María que mantienen la casa de Yo y aquí también chocan dos mundos. El contraste se concentra en el miedo a la piscina de parte de María, lo que Yo no llega a captar: se ahogó su hijo en ella, hecho que María había visto anunciado en una taza de café. La condescendenica hacia el campesino pobre y de pocas luces es total. Por ejemplo, cuando se dice que Yo busca inspiración, en la mente de Sergio se traduce por: "Inspiration? Maybe something was wrong with the woman's lungs" ( I 14). Curiosamente la magia termina por invadir el mundo

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Quedan por estudiarse los prejuicios y clichés entre los caribeños (en la diáspora).

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de Yo: conserva algunas "brujerías", por ejemplo, sacudir una bolsa con polvo para proteger la casa o poner platitos con agua para los espíritus, porque quiere ahuyentar las hechicerías mandadas supuestamente por José, el sereno. Pero después de un tiempo desaparecen los platitos mágicos... Estos clichés de pobreza, atraso y magia rurales parecen corresponderse con lo que propone Loida Maritza Pérez. N o obstante, se percibe en Alvarez de vez en cuando un distanciamiento respecto a estas visiones demasiado blanquinegras. Así, la maga María confiesa que ya no escucha las voces después de la muerte de su hijo, pero sigue dando consejos a la gente del pueblo. En la misma Yo podemos constatar este continuo oscilar entre dos percepciones de la vida. Determinados elementos de la idiosincrasia dominicana son difíciles de erradicar sobre todo el concepto de la familia, por muy autoritaria y aplastante que sea.Ya al inicio del libro se nota en la observación de la madre: "Back on the island w e lived as a clan, not as what is called here the nuclear family, which already the name should be a hint that you're asking for trouble cooping up related tempers in the small explosive chambers of each other's attention" (21-22). Se caricaturiza el enfrentamiento con este otro concepto de familia en el capítulo "El pretendiente" ("The suitor"). El hippie Dexter Hays, muy influido por las películas sobre latinas de temperamento fogoso y por las ideas preconcebidas sobre la naturaleza exuberante en tierras tropicales, ve a toda la familia de Yo bajo este filtro en su llamado regreso al siglo xix ("return to the nineteenth century" [202]). D e visita en casa de Yo (en la capital), Dexter se enfrenta al mundo de las tías católicas, los padres autoritarios, las convenciones a ultranza, las apariencias de lo que a él le parece una república bananera. Sin embargo, también desde dentro hay grietas en el sistema, tal como lo demuestra Lucy, la prima de "pelo-y-uña" quien no parece adecuarse totalmente a las normas rígidas, como ya he dicho. Yolanda, el alter ego de Alvarez (Castells 2001-2002: 35), explícita incluso la diferencia estereotipada entre los dos mundos en una afirmación muy irónica: It's all one big story down here, anyway.The aunts all know that their husbands have mistresses but they act like they don't know.The president is blind but he pretends he can see. Stuff like that. It's like one of those Latin American novels that everyone thinks is magical realism in the States, but it's the way things really are down here (197). Da que pensar esta última frase sobre el realismo mágico, elemento fundamental en mucha narrativa latina/latinoamericana que se vende bajo este rótulo, tal como pude deducir de un breve análisis de las contracubiertas,

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solapas y guardas que vienen machacando en este rasgo8. Entiéndase entonces que se trata de un realismo mágico no a lo García Márquez, sino a lo Isabel Allende en unas versiones muy light y harto diluidas.

¡Yo! de Julia Alvarez presenta una visión ambigua de la República Dominicana y del campo: mantiene bastantes estereotipos, como la magia, la pobreza, la estructura patriarcal, el atraso, pero también muestra las fisuras cuestionándolos. Como bien dice Luisa Campuzano, la obra de Alvarez conduce siempre a un "espacio de fundación, de origen, que es también siempre un espacio de desgarramiento, de separación, de exilio" (2001: 36).También en su recreación de la República Dominicana observamos esta ambigüedad, alejamiento y acercamiento a la vez.

Termino comentando la escasa presencia del campo en algunos cuentos de Drown de Junot Díaz. Sus textos se sitúan en parte en la República Dominicana y en parte en Nueva York. El marco vuelve a ser la biografía de una familia, ya que los cuentos se interrelacionan al relatar diferentes escenas en la vida de Rafa,Yunior y sus padres. A diferencia de los textos de Pérez y Alvarez, la mujer no es la protagonista, sino que se cuentan diferentes experiencias desde el punto de vista de Yunior, el hijo menor. Se trata de una evocación fragmentada como lo son los mismos recuerdos. Los cuentos situados en Nueva York muestran de manera hiperrealista las escapadas del padre con otra mujer en que se ven implicados los hijos ("Fiesta 1980"), se centran en la vida de jóvenes desorientados y racialmente discriminados que explotan su exotismo latino ("How to Date a Browngirl, Blackgirl, Whitegirl, or Halfie"), tantean la droga ("Aurora"; "Drown"), cometen robos ("Edison, New Jersey"). A pesar de su vida cercana a la ilegalidad se les evoca con sentimientos muy humanos.

En cuanto a los cuentos ubicados en la madre patria, es como si la consabida oposición Nueva York/República Dominicana fuese traspuesta a la misma isla. La situación en los suburbios de Santo Domingo donde viven la madre, Yunior y Rafa9, no es muy diferente de lo que experimenta el padre en Nueva York, tal como se puede deducir del cuento "Negocios" que narra la dura vida del padre al llegar a Estados Unidos. El trabajo de la madre en una fábrica de

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Jean Franco ilustra el énfasis en el realismo mágico de la literatura latinoamericana como

estrategia de venta mediante un comentario de Julia Alvarez en la guarda de La casa de la laguna de Rosario Ferré: "Rosario Ferré's novel is packed with magic, blood, sweat and tears" (Alvarez, en Franco 2002: 160). 9

Si ha/ una base autobiográfica, tendría que ser el barrio de Villa Juana en Santo Domingo

(Céspedes 2000:896). Es evocado también en otro cuento suyo,"Home", comentado porYolanda Martínez-San Miguel (2003: 333-335).

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chocolates puertorriqueña en Santo Domingo es igual de agotador que las chiripas del padre en Miami o en Nueva York. Las diez o doce horas al día sólo procuran un sueldo de miseria a la madre. El padre trabaja aún más horas por unos salarios igualmente muy bajos en Nueva York. La madre ni siquiera es capaz de cuidar siempre a sus hijos, de manera que los manda a la familia en verano y en tiempos de penuria. Ir en concho (taxi colectivo) es una fiesta para ellos, ya que están acostumbrados a subirse en guaguas supercargadas. Si hay cucarachas en Nueva York, en los suburbios de la capital hay ratas.Tampoco es muy seguro el barrio en el que viven, por lo que la madre pide a algún compañero que la acompañe hasta el umbral de su casa después del trabajo. Muchas veces se formulan críticas mediante comparaciones, aparentemente superfluas10, por ejemplo, cuando llega una carta del padre en "Aguantando": "Mami and Abuelo were on the back patio, conversating. Abuelo was angry and his canecutter's hands were clenched. I hadn't seen abuelo bravo in a long time, not since his produce truck had been stolen by two of his old employees" (Díaz 1997: 61). La gente es igual de desleal y ladrona, sea en la República Dominicana o en Estados Unidos. Parece que los niños incluso viviendo en la ciudad no van a la escuela, o, por lo menos, no saben leer:"l [Yunior] was nine and couldn't even write my own name" (64). A pesar de la situación precaria, la vida en la ciudad supera a la del campo al decir de la madre en "Aguantando":"We were poorThe only way we could have been poorer was to have lived in the campo o r t o have been Haitian immigrants, and Mami regularly offered these t o us as brutal consolation" (54). El campo como tal aparece en pocos cuentos. Sólo es sinónimo de la familia dejada en el atraso cuya foto hay que esconder cuando hay citas con chicas, tal como se aconseja en "How to Date a Browngirl, Blackgirl, Whitegirt, or Halfie": "Take down any embarrassing photos of your family in the campo, especially the one with the half-naked kids dragging a goat on a rope leash" (I I I). El único cuento ubicado en este entorno es el primero, titulado "Ysrael". El campo es presentado como una especie de castigo para los niños. Yunior y Rafa se ven obligados a pasar el verano cerca de Ocoa con sus tíos, ya que su madre no tiene tiempo de ocuparse de ellos. A pesar de la abundante fauna y el marco idílico, no les atrae el lugar: "In the campo there was nothing to see, no one to see.You didn't get television or electricity [...]" (I). No hay chicas, no hay baile, todo está sucio y es primitivo. Por ejemplo, en el

10 Es un rasgo estilístico constante. La crítica, muy sugerente, se esconde en comparaciones y en frases subordinadas, aparentemente accesorias, pero por ello tanto más eficaces. Cuando los niños atacan aYsrael, una mujer les dice que lo dejen tranquilo:"[...] but no one ever listens t o her; not since her husband left her for a Haitian" (120).

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colmado, los pastelitos se guardan bajo un cristal lleno de moscas.Todo respira el atraso, lo que se desprende de pequeños detalles: el dependiente del colmado lee el periódico El Nacional del día anterior El ritmo de vida es muy lento: los vendedores no se molestan en interrumpir su juego de dominó cuando los niños compran una Coca-Cola. La única ventaja es que en el campo no se pelean los dos hermanos a diferencia de lo que pasa en la capital, donde Yunior siempre se lleva la peor parte. N o obstante el carácter poco espectacular del campo, una figura les obsesiona: es el chico Ysrael, quien tiene la cara enmascarada, ya que de pequeño se la comió en parte un cerdo. Es el chivo expiatorio, el niño a quien todos los demás quieren hacer daño, el loser. A la vez, lo envidian, porque tiene un papá en Nueva York que le ofrece muchos regalos, le manda ropa bonita, y le ha prometido que lo van a operar allá. Además, es un chico alto y fuerte, como si le hubieran dado un pienso especial: " H e was about a foot bigger than either of us and looked like he'd been fattened on that supergrain the farmers around Ocoa were giving their stock, a new product which kept my tío up at night, muttering jealousy, Proxyl Feed 9, Proxyl Feed 9" (I I) 1 '. La violencia está tan presente como en Nueva York: le pegan a Ysrael con una botella de Coca-Cola para poder sacarle la máscara y verle la cara deformada. El campo comparte, por tanto, unos rasgos con lo observado en las escritoras comentadas anteriormente. Imperan el atraso y la pobreza, pero en Díaz todo es percibido con poca idealización.Tampoco recurre al ingrediente del realismo mágico. Sus textos se han tildado de street credibility, un realismo extremo. Si hay posibles alusiones a fuerzas sobrenaturales, este enfoque es tratado con una ironía distanciada, como en el caso de Ysrael: "He's scared of the operations and scared that nothing will change, that the Canadian doctors will fail like the santeras his mother hired, who called every spirit in the celestial directory for help" (122; mi énfasis). La cohesión de la familia, otro pilar del mundo dominicano, también se ve más amenazada que en los libros anteriores. Así, la madre desaparece durante cinco semanas para superar la desilusión de que su marido no cumpliera su promesa de regresar a buscar a la familia. Los niños, mientras tanto, se quedan con el abuelo. Desde Santo Domingo, donde esperan, el padre autoritario se convierte en una quimera de hombre que regresará repleto de cadenas de oro en un flamante coche. N o obstante, su imagen de macho y de buen padre es constantemente atacada, también en

11

No he podido encontrar de qué está compuesto este pienso. Parece una crítica sutil de

los numerosos productos químicos que se echan a los vegetales en el campo dominicano. La política medioambiental es casi inexistente en la República Dominicana.

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los textos situados en Nueva York. Cuando su compañera de Nueva York se entera mediante una cadena de amistades, "a chain of friends that reached back across the Caribe", de la existencia de una familia en Santo Domingo, leemos lo siguiente:"[...] Papi had to deliver some of his most polished performances to convince her that he no longer cared about us" (146). La ironía y la narración desde la perspectiva de Yunior despojan las evocaciones de cualquier sesgo patético. Concepción Bados Ciria advierte que en Díaz "la República Dominicana representa el lugar de la corrupción, la pobreza y la frustración totales" (2000:207), pero también se pueden aplicar estas calificaciones al mundo estadounidense. Junot Díaz no cede ante su objetivo de arrancar las máscaras y de mostrar la existencia también en su fealdad y su realidad sin ambages, se trate de Estados Unidos o de la República Dominicana. La desmitificación de los estereotipos sobre el campo es total. Por eso tal vez la primera narración se centra en el intento de Rafa y Yunior de sacarle la máscara al niño de la cara mutilada, Ysrael. Hay que enfrentarse a la sordidez de la existencia y no vivir con máscaras e ilusiones, por muy crudo que sea lo que se esconde detrás. Al considerar los tres textos comentados que llegan hasta Europa, hasta mi país, hasta mi idioma, se nota que se va desconstruyendo cada vez más cualquier visión totalmente edénica de Quisqueya, aunque sobreviven -en las dos primeras obras- brotes de nostalgia, de solidaridad e imágenes de paraíso perdido. La estructura patriarcal y el machismo parecen ser constantes. Predomina en estas (auto)biografias de familias un mundo de pobreza y de atraso. La magia parece consustancial a la isla caribeña en los textos de las dos mujeres. Por supuesto, soy consciente de que cualquier representación es parcial y mutilada y que es inevitable que sean proyecciones filtradas por lentes multicolores de recuerdos desde los Estados Unidos. No obstante, me parece un acercamiento pobre y reductor al interior del país que en el caso de las autoras se acercaría a la modalidad de 'hacer turismo a nivel literario'. Veamos cuáles son las imágenes ofrecidas por algunos autores de dentro.

1.2. Pedro Antonio Valdez y Ángela Hernández subvierten el campo y la provincia ¡Ojalá que llueva café en el campo! (Juan Luis Guerra)

También en la literatura de dentro sobreviven la magia y los otros temas típi-

cos del campo. En la novela con título bolen'stico Cenizas del querer (2000), de

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la periodista y novelista Emilia Pereyra (1963), la magia es concretada en la consabida vidente, la criada Florita. La novela evoca un drama familiar de amores, adulterios, rupturas y muerte, situado en los años setenta. Está escrito en una "prosa ágil y eficaz", como se explica en la contracubierta. Se ubica en la pequeña ciudad "de calores implacables" (Pereyra 2000: 12) de Azua de Compostela. Impera el típico ambiente provincial: todo se sabe, todo se cuenta y los curas siguen teniendo una importancia desmesurada mediante el confesionario y otros medios de coacción moral. El inicio de esta novela, semifinalista del Premio Planeta 1998, refleja totalmente este ambiente ofuscante: se ha deslizado bajo la puerta de la casa de doña Beatriz y de Demóstenes un pasquín en el que se avisa a la señora de que su esposo la está engañando con la prostituta Gloria Brito. Apariciones de fantasmas y de muertos, curanderos, leyendas a veces relacionadas con el substrato indio, se combinan con una crítica ecológica a la manera de Waslala de Gioconda BelIi, en la novela bastante costumbrista de 1999, Oro, sulfuro y muerte de Mélida García (1956)l2. Entre los muchos textos de carácter regionalista podría citar asimismo a Emelda Ramos (1948), quien indaga en las extrañezas de las creencias populares sobre indios y botijas de oro desaparecidas en De oro, botijas y amor (1998). Reúne aún más leyendas sobre apariciones y manifestaciones sobrenaturales en El despojo (2002). Estos textos, junto con mis lecturas sobre la magia en la República Dominicana (Deive [1988], Davis [1987], Rosenberg [1979]) y mi propia observación de su presencia en el vivir cotidiano, me llevan a suponer que la riqueza de las manifestaciones y creencias sobrenaturales podría dar aún más de sí en la literatura. Sospecho que sería posible integrarlas de manera menos costumbrista, como un substrato menos explícito tal vez, tal como ya lo había hecho Gabriel García Márquez en Cien años de soledad. De todas formas, en los libros citados la magia no se limita a un realismo mágico barato, restringido a mujeres videntes a lo Isabel Allende, que sin duda habrá inspirado a las latina-writers antes comentadas. Al lado de estas visiones tradicionales sobre el campo y la vida provincial, se han publicado estos últimos años textos de los que se desprende una imagen menos convencional. La muy elogiada13 novela Carnaval de Sodoma (2002a), de Pedro Antonio Valdez (1968), se ubica en gran parte en el burdel

12

Para un análisis remito a Cécile Quintana (2005),'"Oro, sulfuro y muerte' de Mélida Gar-

cía: una novela'ecolomágica'". 13

La novela fue premiada y ha sido llevada al cine bajo la dirección del cineasta mexicano

Arturo Ripstein, Carnaval de Sodoma (2005).

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Royal Palace, situado en una ciudad provincial que se puede identificar con La Vega. La Vega no es la ciudad romántica de gran acervo histórico tal como es evocada por el historiador municipal de la novela, cuyo discurso altisonante salpicado de citas de autoridad queda totalmente desvirtuado. La mayoría de los apartados de los trece capítulos, llamados "Libros", se sitúan en el Royal Palace, un famoso burdel existente del pasado vegano. Esta supuesta casa de té es regentada por una pareja china14. C o m o indica el título, la novela se desarrolla durante el período de carnaval, tan emblemático del Caribe, aunque no es el único enfoque explotado en la novela. Contrariamente al ambiente que hemos encontrado en algunas de las recreaciones de fuera, los protagonistas no son familias numerosas y/o pobres, sino unos marginados, los llamados burdelianos. Se nos describe a Edoy Montenégodo, el poeta fracasado, aTora, el revolucionario fallido, a Angel el ángel, un pesimista de profesión que siempre busca líos, al violinista, un eunuco erotómano, a la puta Mónica que se identifica con la balada ranchera "El me mintió" de Amanda Miguel, a la melancólica Angela, a la pareja cantonesa, Changsán, un drogadicto, y su esposa Lu-Shi, siempre al borde del suicidio, al soltero inspector de sanidad, admirador a ultranza de John Travolta, que reconsidera su vida mediante rewinds y stops, al cura Cándido, gran adicto al chocolate... Impera la asfixia simbolizada por el burdel. Va acentuada por el calor sofocante.También los tícs de cada personaje subrayan esta imposibilidad de salir del círculo cerrado. Entre las múltiples descripciones muy logradas copio ésta: El cabaré se fue poblando de hombres heridos en el corazón o de fantasmas, de crápulas libidinosas que cruzaban el umbral aluzados por la luna y de señores honorables que se escabullían desde la sombra. Se saturó también de vellonera, de agua ardiente, de mujeres que hacían lo mal hecho, o lo bien hecho, depende de cómo o por cuánto lo hiceran.Todo entraba y se comprimía entre los muros a manera de detritus, para girar en la rueda eterna del mundo, sordamente, como si el destino del Royal Palace fuera permanecer por los siglos de los siglos (Valdez 2002a: 54-55). Las ratas pestilentes que invaden el burdel tildado de muladar; seguidas de una invasión de moscas y luego de cucarachas, subrayan lo asqueroso, repugnante y diabólico de este entorno:"Apenas entró [el inspector], olfateó el aire

M

Valdez comentó en una conversación conTaty Hernández que hizo cuestionarios y usó

un trabajo de campo para obtener información sobre este grupo, propietarios de burdeles, restaurantes y moteles (Hernández 2003:2). Se puede encontrar un repaso histórico de la colonia china en Sang (2004),"La herencia china: una meditación".

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pestilente, escuchó el susurrar indecente de las moscas, vio la rata dormitando junto a la caja registradora, espantó una cucaracha que se le pegó en el pescuezo" (41 I). Desde este lugar cerrado en la periferia del país se percibe un claro intento de atacar y carnavalizar los pilares de la ciudad-nación15. Por eso el borrachón del pueblo se llama Patria, de quien se dice: "Y en la ciudad [La Vega] todos ya sabían que la Patria era un fantasma moribundo, a lo sumo el recuerdo de una esperanza que nunca se cumplió, un nada, un cero a la izquierda" (300).Ya desde el "Libro primero" hay una denuncia de la corrupción de los grandes centros del poder que imperan en la ciudad y en los pueblos. El ataque al poder civil es concretado en el inspector de sanidad y el presidente municipal, siempre dispuestos a ser sobornados. El poder religioso es encarnado por el cura que muy significativamente es descrito varias veces controlando el pueblo desde la torre de la catedral en una visión panóptica. Los mitos sobre la independencia del país o la crítica del racismo se infiltran igualmente en comentarios llenos de soma. Así, Sangtua, el padre de Changsán, instruye a su hijo sobre lo que él llama el país de bárbaros, la República Dominicana: "Decía que los 27 de Febrero conmemoraban una independencia ficticia, pues aquel país vivía dominado por otros bárbaros extranjeros; [...]" (128). Asimismo, son denunciados los males endémicos del país, aún más manifiestos en el interior; como, por ejemplo, los apagones anunciados mediante el expresivo "fuá" y la escasez de agua: "En un pueblo en cuyas cañerías raras veces acaece el milagro del agua, lo que en realidad se hace es llenar una cubeta y mojarse el cuerpo, poco a poco, estoicamente, con una jarra" (62).También son desacreditados los heroísmos revolucionarios en el personaje de Tora y los literarios en el del poeta fracasado Edoy Montenégodo. Por un lado, se describen sucesos característicos de la provincia, como la fiesta de los vejigantes típica del carnaval vegano, el oscurantismo de las esposas decentes siempre engañadas o los juegos florales en los que participa el "nec plus ultram de las letras provinciales" (167). Hay brotes de magia del lado femenino. Por ejemplo, la prostituta Maura, que antes servía a Anaísa Pie, la diosa del amor en el vodú dominicano, hace más de una intervención visionaria y Angela sigue recibiendo cartas de su amado difunto. Parece pertenecer a otra época la lucha maquiavélica entre la lujuria (el burdel, el Sodoma en miniatura) y la religiosidad (la catedral). Por otro lado, estamos casi constante-

15

Según Fornerín "en las obras deValdez, ese giro hacia la provincia denota una falta de

preocupación por narrar el país en la novela" y " [ n ] o existe una representación de la ciudad como ciudad-nación, ni ciudad-Estado" (2004: 160; 161).

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mente en un ambiente anti-idílico, de burdel, muy alejado de los supuestos rectos valores provinciales. Así, desempeña un papel importante la droga, un tema tradicionalmente vinculado a un contexto urbano, por ejemplo, en los encuentros eróticos de Tora, el poeta y el inspector con la bella Princesa de Jade16, provocados por un té alucinógeno. Son las únicas escenas que se hacen extramuros, en entornos de una naturaleza exótica, y constituyen un contrapeso a los ambientes cerrados. Pero la evasión hacia este mundo surreal se revela una estafa, ya que al final del libro nos enteramos de que es Changsán quien se disfraza de Princesa y Lu-Shi de sirvienta Tu... La fragmentación estructural y la mezcla de estilos (arcaico, seudoculto, coloquial, sentimental, ensayístico...) socavan cualquier coherencia que tal vez se pueda esperar de un texto 'provinciano'. Los registros altos y bajos conviven alegremente17. Las letras de bachatas se codean con versos deValéry citados por el poeta Montenégodo, la radionovela de Kazán el Cazador se encuentra en compañía de Kierkegaard. El variado juego intertextual es a veces jocoso, a veces pedante. Son cómicas las referencias a los clásicos chinos o a Aristóteles, fuentes de autoridad que sirven para todo. El narrador hace alarde de su erudición barajando remisiones a Lovecraft, Kierkegaard, Cioran, Confucio, la Biblia... Así, la invasión de las ratas provoca la siguiente comparación: "Parecían moldeadas a imagen y semejanza de esas ratas de Lovecraft" (33). Por supuesto, el cuento de h o r r o r " T h e rats in the W a l l s " de Lovecraft bien puede haber inspirado algunas de las descripciones repugnantes en Carnaval de Sodoma. Pienso en el final del cuento "[...]; the slithering scurrying rats whose scampering will never let me sleep; the daemon rats that race behind the padding in this room and beckon me down to greater horrors than I have ever known; the rats they can never hear; the rats, the rats in the walls" (Lovecraft 1974: 34). Y Yara, la gata que resulta ser gato, es una especie de anti Nigger-Man, el gato del cuento de Lovecraft. N o obstante, no me puedo deshacer de la ¡dea de que la "enorme rata, de rabo pelado, como achichonada y cubierta de pústulas" del primer capítulo de " E l camino de Santiago" de Carpentier ( 1 9 8 3 : 4 5 ) también podría haber dejado su impronta en las ratas deValdez"con sus ojillos sanguinolentos y rabiosos", epíteton ornans

16

Valdez dice sobre este personaje:"[...] hace de vaso comunicante entre tres esferas: la

China clásica, la medieval y la del barrio, las cuales convergen en la novela. En las ficciones clásicas chinas, suele haber referencias ideales, muy delicadas, sobre la mujer: En contraste, la mujer es casi siempre desconsiderada en las escrituras medievales.Y entre estas dos posturas, está la del hombre de a pie, amante de la belleza exótica, quien dice que todo hombre sueña con una china" (Gutiérrez 2002: 3). 17

La mezcla de estilos rebuscados y vulgares hace pensar en Luis Rafael Sánchez.

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de los roedores. Planean también otras sombras sobre el texto: el soñar que se sueña durante la búsqueda de la Princesa de jade no puede sino ser eco de lecturas borgianas y el que el padre Cándido asista a las discusiones sobre su beatificación, me recuerda a Colón, quien asiste de invisible a su proceso en El arpa y la sombra de Alejo Carpentier El humor tanto lingüístico como situacional enfatiza el carácter subversivo del texto. Es un ejercicio de curso avanzado de dominicanismos la sarta de injurios "negrita comecoco, quitamaridos, boquerosa, güísara, grillo, cretasucia, chivirica, galpántara..." (376) que lanza la oficial a la querida del presidente municipal. Por esto también el padre chino se ve obligado a enseñar a Changsán las palabras del barrio, como por ejemplo, "ramera" por "cuero", "burdel" que es "maipiolería", "fornicar" que es "singar" y "le advirtió que tuviera especial cuidado con el término 'tíguere' porque podía significar sinvergüenza, habilidoso o persona, dependiendo del tono y del entorno" (129). Los pastiches del estilo ensayístico para describir diferentes posiciones en el acto sexual no hacen sino subrayar el carácter cómico de toda la escena "Kamasutra de maipiolería". La definición del dominicano, del supuesto hombre vernáculo, es de lo más satírica: "piel mezclada, lengua con oraciones a medio machacan predisposición a la bulla y sonrisa a costa del pesimismo; siempre locos por largarse del país y menospreciadores de sus semejantes [...] ¡Ser dominicanos de pura cepa, ombe!" (3 I I).Tampoco puede ser más grotesco que en el apartado "Fantasías presidenciales" el presidente municipal despache "los asuntos edilicios desde el burdel" (315) y que le aconseje a la prostituta Mónica que no lave la mancha de esperma de su vestido azul, obvio guiño al famoso escándalo Clinton-Lewinsky. La visión innovadora de la provincia hace de Carnaval de Sodoma una novela muy particular A la vez, pareciera queValdez hubiera revitalizado en este contexto nuevo determinados temas y recursos ya conocidos en la narrativa dominicana (más bien urbana). La mera ubicación de muchos capítulos en un burdel hace que la novela entronque con toda una tradición de textos situados en este espacio. Pienso, por ejemplo, en Ritos de cabaret de 1991 de Veloz Maggiolo o Balada de Alfonsina Bairán (1998) de Mateo (y tampoco excluyo los famosos antecedentes de escritores latinoamericanos como Onetti, Donoso o Vargas Llosa). Luego, la integración del poeta fracasado y del revolucionario desilusionado también suscita más de un recuerdo literario dominicano, ya que comparte el tema con Aquiles Vargas, fantasma (1989) de Manuel García Cartagena y con Guerrilla nuestra de cada día (1964/2003) de Efraím Castillo. La novela también tiene en común con algunos escritores dominicanos, como Mateo o del Risco Bermúdez, la amargura y el pesimismo de corte existencial(ista), aunque es ridiculizado: "Media botella de química

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[un t r a g o ] puede p r o d u c i r un estremecimiento más amargo que t o d a la bibliografía existencialista" (322).Ya lo ha advertido Fomerín: Esa realidad absurda, que es lo dominicano, plantea la permanencia de una ideología pesimista. En la medida en que no aparece una escritura de la utopía, sino su sombra, el desencanto y el fracaso son los sentidos que estructuran la obra. Con esto Pedro Antonio Valdez se sostiene en una larga tradición de las letras dominicanas (2004: 164). N o niego que algunos aspectos de la novela pueden ser susceptibles de crítica. Así, la explicación por parte del inspector de sanidad sobre la diferencia entre el peine para el pelo bueno y la peineta para el pelo malo podría pecar de demasiado didáctica a los ojos de ciertos lectores, p o r mencionar una de las 'disquisiciones' embutidas un tanto forzosamente.También las digresiones sobre la Princesa de Jade que Valdez considera c o m o la magia que entra en el burdel (Clavell Carrasquillo 2003: 2), podrían parecer para ciertos gustos, demasiado largas y repetidas. Y me pregunto si no pueden perder su golpe de efecto p o r prolijas las descripciones de las rameras p o r parte del cura Cándido e n " C a n d i d u m bestiarium" y "Candidum exemplarium". A pesar de estos posibles reparos y matices 18 , queda claro que la novela subvierte la tradicional visión del campo y de la provincia y rebasa la dicotomía provincia/capital. La escritora Angela Hernández (1954) también se opone a la visión tradicional del campo, aunque de o t r o modo. Lo explica así en una entrevista: Es un error calificar la literatura en su valor sobre la base urbana o rural. Aquí se llegó en un momento a desmeritar la literatura que estuviese ambientada en el campo, tal vez porque había una seria necesidad comprensible de distanciarse de una corriente costumbrista, criollista influida por Bosch. Había que matar al padre, que sigue siendo el padre, aunque lo maten (De Maeseneer 2003a: 4). Su novela c o r t a de 2001 Mudanza

de los sentidos, está ubicada en gran

parte en el interior; entre Constanza y La Vega, y hacia el final se produce la mudanza a Santo Domingo. Se sitúa a finales de los cincuenta, cuando Chapita

18

En c u a n t o a la e s t r u c t u r a d e la novela, se p u e d e n o b s e r v a r algunos p r o c e d i m i e n t o s tal

vez demasiado manidos. Pienso en la entrega al final del libro d e un m a n o j o d e papel m e c a n o grafiado p o r p a r t e del m i s t e r i o s o c h i n o j o v e n q u e s i e m p r e escribía a máquina. Resulta ser el libro q u e h e m o s estado leyendo. Podría r e m i t i r a los pergaminos en sánscrito d e Melquíades d e Cíen años de soledad d e García Márquez.

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(Trujillo) todavía dejó su impronta en la vida cotidiana mediante un férreo control social y decisiones autoritarias como la ocupación de la casa de la protagonista por los militares19. Reconocemos bastantes rasgos asociados con el campo. La niña protagonista, Leona, forma parte de una familia numerosa y pobre, aunque no tan pobre como otros hogares que no disponen ni de camas ni de letrinas. Es la madre, Beba, quien intenta sacar adelante su vida y evitar que sus hijos sean vendidos a turistas o que salgan ladrones o prostitutas. Beba favorece a sus hijos en detrimento de sus hijas condenadas a ayudar en las tareas domésticas. N o ha llegado la modernidad al pueblo: no hay agua corriente y la instalación de corriente eléctrica se convierte en un gran evento. El campo implica más solidaridad ofrecida por la familia y los vecinos que la ciudad, lo que a la vez conlleva menos libertad y vigilancia constante. Las riñas entre los parientes por una supuesta herencia de oro escondido y los chismes provocan cierta asfixia. Al igual que en "Aguantando" de Díaz los hijos son mandados a los familiares: "Cuando en casa nos hallábamos en horas cero -cero dinero, cero trabajo, cero cosecha- mamá nos enviaba a pasarnos el día donde las tías, siendo las más acomodadas las más miserables" (Hernández 2001: 28). La magia se manifiesta en la búsqueda de premoniciones e indicios para iniciar la mudanza, que finalmente se lleva a cabo sin ningún augurio, ya que lo consideran más prudente irse a causa del intento del hijo Virgilio de matar a un militar También se integran otras manifestaciones que sobrepasan la lógica, aunque son integradas de manera natural: Lesabia, una de las hijas, se cree invulnerable, de manera que no le afectan quemaduras ni mordidas venenosas. La perspectiva de la protagonista, la niña Leona, permite captar más la totalidad de las cosas, ya que no existe separación entre imaginación y realidad. Lo que más llama la atención en la descripción del campo es la gran compenetración con este mundo rural tal como se puede deducir de la siguiente descripción: Eramos pobres, pero, en compensación, jamás dejábamos de participar Estábamos dentro de la tierra verdosa, azul, colorada; rascándola de la loma o el subsuelo para iluminar cocina y fogones. Participábamos de los granizos que de cuando en cuando golpeaban el techo. Como las palmas de nuestras manos, conocíamos las texturas de la naranja, guama y granadillo. Dentro de nuestros ojos ardía la humareda ácida de las semillas de cajuiles tostándose. Como de nuestro

19

58-60).

Nina Bruni comenta brevemente el impacto de la Era de Trujillo en la novela (2003:

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interno ombligo, era el agua manante en la que sumergíamos la cabeza, sacudién-

dola en gotas de iridiscencias instantáneas (32)20.

Además, la narradora Leona encuentra varias maneras de escaparse de las reglamentaciones y de la vida cerrada del campo. Fabula sobre un Libro (con mayúscula), el Libro de las Maravillas de Marco Polo 21 . Acecha a la loca Ballilla, que la atrae por su comportamiento aberrante. A d o r a a su hermano Virgilio, por su carácter rebelde. Es capaz de provocar en su cuerpo enfermedades casi psicosomáticas (¿mágicas?) c o m o ronchas e hinchazones para manifestar su oposición al nuevo amante de su madre. Luego, pierde el cabello cuando su hermano Virgilio desaparece en la lucha revolucionaria. Cuestiona conceptos de los adultos, hasta las palabras usadas.Tiene una mirada crítica hacia ellos, por ejemplo, cuando califica al amante de su madre de la siguiente manera: "Era bueno, únicamente le gustaban sus tragos en casa y estar enamorado" (24). A l igual que en el niño Julius de Un mundo para Julius de Bryce Echenique, se vislumbra cierta crítica en la visión de Leona, pero a la vez es muy tierna e ingenua22. Cuando la familia llega a la ciudad, las sensaciones están opuestas a lo que significaba el campo: ruidos, anonimato, pestilencia, muchedumbre, falta de solidaridad, mayor peligro de prostitución, agresión. La ciudad se parece a un barrio peligroso de su pueblo: " A cada paso, la ciudad se me parecía a las fiestas de Quima Arriba [parte del pueblo], en la que los varones se apuñalaban después de bailar" (101). La palabra mudanza alude a nivel espacial al paso del campo a la capital, aunque también se producen muchos otros cambios, por ejemplo, a nivel lingüístico. Advierte Leona: " E n la ciudad la batea era'baño', la cantina'lata', las mamás'mamis', los conconetes'hojaldres', las poncheras'palanganas', el cilantro 'verdecito', los trozos 'pedazos', los cubiertos 'tenedores', las enaguas 'mediofondos' y las naranjas'chinas'" (105). La desaparición (¿muer-

20 La gran compenetración con la naturaleza bien podría tener una base autobiográfica. En una entrevista con Carina González, Angela Hernández evoca su niñez en Jarabacoa:"This is the true meaning of innocence, that feeling of being one with everything, that anything one imagines is possible, a constant speculation about the world and the things that are beyond the limits of one's vision.To feel that one breathes with all things: with the earth, with the plants.To feel a certain intimacy with things,

This intimacy is broken for me when I am taken from my home at the age of seven to live with an older sister in Santo Domingo" (González 2000: 1001). 21 Angela Hernández se refiere en la misma entrevista a este libro, símbolo de aventuras, que se encontraba en casa de sus tías (González 2000: 1002-1003). 22 Recuerda el ambiente evocado por Angela Hernández en su cuento "Masticar una rosa" (2002a: 43-50), posible antetexto de la novela.

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te?) del guerrillero Virgilio al final abrupto del libro implica la "adaptación",

el

primer título que había puesto Angela H e r n á n d e z al libro. D a el siguiente comentario: Es cierto que la vida de la ciudad, sobre todo de las ciudades que van crecien-

do y desbordando casi la escala humana y la vida del campo son totalmente dis-

tintas. La noción de tiempo y de espacio y su percepción son diferentes. Para una

persona que ha nacido en el campo, venir a la ciudad, a una gran ciudad, es una

alteración significativa en todos los sentidos, de ahí el título, Mudanza de los sentidos. El ritmo de la vida es distinto, los olores son distintos, el espacio es distinto, y

en lo que yo conozco las temperaturas son distintas, incluso las temperaturas afectivas. Los grados de control social sobre el individuo son distintos (De Maeseneer 2003a: 4).

A pesar de su visión en ciertos puntos todavía dicotómica, Angela Hernández no viene machacando en el atraso, la pobreza, la magia limitada a videncia, visiones folklóricas o bucólicas, sino que reivindica una imagen menos unilateral del campo, propicio a la evasión y descrito en su belleza inigualable. Por eso Tirado Bramen habla de cierta "cotidianidad" en la narrativa dominicana recient e a raíz de sus análisis de algunos cuentos, entre los cuales figura uno de Angela Hernández, "Los fantasmas prefieren la luz del día" de Alótropos

(1998:

73-88): "There characters do not inhabitthe fantastical world of 'lo real maravilloso' o r t h e magical real, but a mundane and plausible world of

cotidianidad.This

is not to say that this world neglects the eccentric and inexplicable; [...]" (Tirado Bramen 1998:75). Efectivamente, en esta extraña mezcla de lo excéntrico y lo cotidiano reside la fuerza de muchos textos de Angela Hernández.

1.3. La Primada de A m é r i c a Las ciudades latinoamericanas de la literatura son territo-

rios de mezcla y vértigo, y a la vez mapas que marcan trayectos

precisos. Estas ciudades tienen en su interior áreas, zonas, barrios, habitaciones, bares y otros espacios que funcionan

como islas, entre fragmentos y ruinas. Por ellos se mueven cier-

tos sujetos.

"Ficciones cubanas de los últimos años" (Ludmer 2004: 359) A l lado de estas formas de contradiscurso o de discurso diferente de las narraciones tradicionales desde el campo y la provincia, también la misma

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142

capital puede ofrecer pistas poco transitadas. En su antología Santo Domingo en la novela dominicana (2002), Marcio Veloz Maggiolo hace un interesante repaso de novelas del siglo x x en las que la ciudad aparece como personaje. El mismo autor contribuyó en gran parte a poner cierta visión de la ciudad sobre el mapa al escoger como escenario de muchas novelas suyas su mítico barrio Villa Francisca. O t r o s autores, como Pedro Peix, evocan una ciudad sórdida y letal, centrada en la arrabalizada calle Conde, la antaño arteria vital de la Z o n a Colonial, que acaban amando a pesar suyo. Muchos cuentistas colocan sus indagaciones sobre la realidad interior de sus personajes en un marco urbano que, a veces, es el reflejo de las mismas pesquisas interiores, pero por lo general la ciudad como tal no juega un papel primordial en esos textos 2 3 . La narrativa sobre desarraigados urbanos, profundamente desilusionados, que encontramos en tantas literaturas actuales, ha hecho también su aparición en el ámbito dominicano 24 . Este contexto urbano combinado con un allá/acá (Santo Domingo/Bloomington) está presente en Memorias del último cielo (2002c) de Fernando Valerio-Holguín (1956), una obra que no quiere ser ni novela, ni poema, ni memorias, sino que lo es todo a la vez. Leemos en el "proemio al lector": "esto no es una novela, son los huesos que levanto cada mañana, son mis plagios más entrañables, mis fingimientos y traiciones, mis erostalgias, son - s o s p e c h o - mis masturcidios más dolientes, mis balbuceos de aprendiz de brujo" (2002c: 9). En esta aproximación a la ciudad y sus bares en la noche, muy cercana a las vivencias del poète maudit baudelairiano, la memoria del yo se funde con la búsqueda en la ciudad de la amada o quizá un espejismo de amada. Su mismo nombre, Zamilda, sugiere que hay que desandar un camino, que sea el del alfabeto (de la zeta a la a), el de la literatura y de la música presentes por citas y epígrafes o el del pasado personal ensombrecido por la muerte de la madre. Los amigos que lo acompañan son "poetas derrotados, amantes perversos, ciudadanos sin gesta" (Valdez 2002b: 199). A título de muestra de la riqueza que presenta el entorno urbano, me detendré en la obra de dos escritoras que conceden un papel de p r i m e r orden al espacio capitaleño y lo tratan de manera sorprendente. P r i m e r o ,

23

Esther Gimbernat González también discute la importancia de Santo Domingo en la

reciente poesía de mujeres que "hacen de él [Santo Domingo] una región simbólica o un estado de ser; más que un lugar situable en el mapa" (2002:56). Muchas veces la ciudad real es una cárcel para los poetas, que prefieren construir una ciudad del poema. 24

He olvidado

tu nombre

( 1 9 9 7 ) de Martha Rivera ( I 9 6 0 ) , importante novela de la que

desafortunadamente sólo alcancé a leer un extracto en Antología mayor de la literatura na (siglos xix-xx)

dominica-

de Alcántara Almánzar (2001 II: 574-579), evoca también el profundo desarrai-

go y la soledad de una mujer enigmática en la capital.

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comentaré la obra de Aurora Arias, hasta la fecha autora de dos libros de relatos: Invi's Paradise y otros relatos (1998) y Fin de mundo y otros relatos (2000). Luego, analizaré La estrategia de Chochueca (2000) la primera novela de de Rita Indiana Hernández25.

1.3.1. AURORA ARIAS, ¿CRONISTA DE SANTO DOMINGO?

El plano de la city puede ser su página, su bitácora ardiente que en el callejear acezante se hace texto, testimonio documental, apunte iletrado que el tráfago consume. Loco afán (Lemebel 2000: 87)

Los cuentos de Invi's Paradise y otros relatos (I998) y de Fin de mundo y otros relatos (2000) de Aurora Arias (1962) nos presentan trozos del mosaico abigarrado y caótico que era el mundo citadino de los ochenta. Aunque los dos conjuntos de cuentos que he podido analizar hasta ahora tratan diferentes temas, algunos se interrelacionan, ya que se concentran en jóvenes marginados de clase medio-baja que al decir de las vecinas por su comportamiento raro: "Son gringos tó" (Arias 1998: 43-50), como reza el título de uno de los cuentos. Constituyen una tribu extraña. Sara, la loca, Erica, la judía de Nueva York, Carlos, el devorador de libros, y otros personajes estrambóticos pueblan diferentes cuentos y representan el carácter heteróclito de la sociedad dominicana. Se nos presenta a personas influidas por diferentes aspiraciones religiosas: Erica tiene raíces judías y Josh Tibí fue formado por los pentecostales. Los jóvenes son de diversos orígenes raciales y geográficos (campo/capital/Nueva York). El desencanto es total en estos personajes que han dejado de creer en heroísmos políticos, tal como se desprende de la lacónica observación sobre el apartamento de INVI 26 :"aquel apartamento construido por el viejo gobierno, el mismo que eliminó a los últimos en atreverse a ser héroes" (6). Los únicos ídolos por los que se apasionan y que dan cierta coherencia al grupo, se sitúan en el campo musical: exaltan a los cantantes de los setenta/

25 Hasta ahora no he tenido acceso a otros textos publicados por Rita Indiana Hernández, Ciencia Succión (2001) y Papi (2004), con excepción de algunos de sus poemas que se encuentran en la Red, . Aurora Arias me comunicó que aparecerá en breve un nuevo libro de cuentos titulado Emoticons. 26 INVI se refiere al Instituto Nacional de Vivienda, que puso en marcha una serie de proyectos de construcción de edificios barriales en la periferia a partir de los setenta.

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ochenta Frank Zappa, Santana, Led Zeppelin, Pink Floyd, Jimmy Hendrix y, sobre todo, a Bob Marley. Además de esta idolatría de los ¡conos culturales internacionales también se entusiasman con las bachatas y los ritmos eclécticos de Luis Días, "Terror"27. Advierte la narradora en el cuento "Poco loco", nombre de un bar existente: "Con la letra de sus canciones, con su música y su contoneo, [Terror] logra que nos sintamos menos prisioneros dentro de la habitual prisión. Rasguña nuestros sueños, desgreña sin piedad las noches de esta urbe. Hace encantadora la idea del desencanto" (71). Néstor Rodríguez observa en este sentido que "el terror simbólico de momentos históricos anteriores se ve subvertido por esta otra forma del Terror' que equilibra los signos de la realidad circundante" (2005: 102). Se trata, a fin de cuentas, de una forma no violenta de terror que funciona para los espectadores como una suerte de válvula de escape al inmovilismo y la coacción. Como ya lo han visto otros críticos, la ciudad desempeña un papel central en los cuentos de Arias. Numerosos textos suyos me dan la impresión de que los exteriores (las calles) son percibidos como hostiles. En "Macuteo" la salida de la casa implica exponerse a posibles sobornos de la policía:"En estos tiempos no hace uno más que salir a la calle, y viene un policía y te para. Cosas de Ciudad" (77)28. En el cuento "Cuaresma", Joshti e Irena presentan desde el Parque Mirador una imagen desoladora de las diferentes partes de la ciudad, un "lugar en ruinas" (Arias 2000: 19).También "Calle Caribe" significa un espacio lleno de peligro, ya que la pareja que vive allí no permite que su amiga, Beba, se pasee sola por la calle. El hijo concluye el cuento de manera irónica: "Aquí de día se puede hacer casi, casi todo lo que uno quiere" (70). En el relato sobre "Lupe", el exterior está descrito como núcleo de depravación: "Desandas la ciudad, mirando la ardiente quietud del sol, la libertad de barcos que se alejan, el azul entre framboyanes de una ciudad llena de tentaciones y mensajes de alerta: cuidémonos del Sida, de la osteoporosis, de la ilegalidad..!' (87). Así pues, el espacio de la calle se convierte en el escenario de una contundente crítica a la sociedad dominicana de los años ochenta, una crítica que retrata la ciudad como el espacio del soborno, la delincuencia y la decadencia. Contrarios a ese afuera urbano desalentador; los espacios interiores -casi siempre asociados a la nocturnidad- permiten hasta cierto punto

27 Terror es el nombre artístico de Luis Días, que recuperó gran parte del acervo musical campesino en los setenta. A causa de su oposición a la represión balaguerista se convirtió en ¡cono de los jóvenes de los setenta y ochenta. 28 Arias se refiere al barrio de Ciudad Nueva, lugar en que ubica muchos de sus relatos (en parte inéditos) según me comentó en un mensaje electrónico del 12 de abril de 2004.

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cobijar a los personajes. U n o de estos refugios es el ya mencionado bar"Poco Loco", título h o m ó n i m o del relato en que se evoca una actuación d e T e r r o r y su grupo. El cuento más emblemático en relación al t e m a que me ocupa es, p o r supuesto, el que da título al p r i m e r libro de Arias: "Invi's Paradise". La mera elección de las lamentables construcciones del INVI de Balaguer constituye un contradiscurso a su gran hazaña constructora, el prestigioso Faro a Colón 2 9 . C o n f o r m e con lo ya sugerido, se privilegian aquí también los espacios interiores situados en un contexto nocturno. Por una parte, el grupo de amigos se reúne en el Museo del Desorden, perífrasis que se refiere al piso de Irena, su compañero López y su bebé. Por otra parte, la narradora recuerda en este relato una mágica noche en un respiradero del mar; una cueva insonorizada ubicada entre los arrecifes del Malecón en la autopista 30 de Mayo, "el pulm ó n de las aguas", "ese mar, dios mío, tan mar" ( I 3), bautizado c o m o Invi's Paradise. En la cueva tienen unas visiones producidas p o r un t é alucinógeno, un brebaje especial que implica otra huida más.Todos ven barcos con vikingos (y no con españoles) 30 . La variante vikinga sobre la verdadera conquista no hace sino sugerir que poco importa quiénes son los colonizadores, ya que el fenómeno es de todos los tiempos. Además, apunta hacia la mentira inicial del Descubrimiento del N u e v o M u n d o que de hecho ya fue explorado p o r los vikingos bajo el mando de Erik el Rojo, tal como lo evoca también Carpentier en El arpa y la sombra. Para protegerles de la supuesta invasión, Behíque, voz taina que significa vidente o curandero, invoca aYemallá, diosa de la santería, a Mamá Tingó, figura de la creencia populan y a Santa M a r t a la D o m i n a d o r a relacionada con el vodú dominicano 3 1 . Behíque alude también a Anaísa, otra diosa del vodú dominicano, y se identifica hasta con Anacaona, la heroína taina eliminada p o r Nicolás de O v a n d o en 1513. Son todas figuras de resistencia femenina, a veces presentes en ambas partes de la isla, muy apropiadas para

29 Advierte Wucker: " H e [Balaguer] wanted t o be remembered as the builder of the Nation, both physically and in character" (1999: 171). Cabe agregar que también Trujillo se caracterizó por una fiebre constructora hacia el final de su régimen. 30 El encuentro con los vikingos tal vez se inspire, aunque con cambio de conquistador; en un acto de protesta con motivo de las celebraciones del Quinto Centenario cuando un grupo disidente se disfrazó de indígenas para atacar las réplicas de las tres caravelas de Colón que entraban por el río Ozama. Dice Wucker: "In the spring of 1992, when commemorative replicas of Columbus's ships sailed into Santo Domingo's harbor on the Ozama Riven a group of protesters organized by the radical painter Silvano Lora dressed up as Indians and rowed out to meet them, shooting arrows at the ships" (1999:73). 31

Yemallá es la diosa acuática de la santería, MamáTingó fue una sindicalista rural asesinada en 1974, Marta la Dominadora es la compañera de Barón Samedi en el vodú dominicano.

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oponerse a la conquista, esta empresa de hombres. En consecuencia, la supuesta alucinación no está desprovista de crítica hacia la sociedad. En cuanto a los dos lugares descritos son altamente significativos los dos nombres que presentan dos partes periféricas de la ciudad: los edificios del INVI se encuentran en el extremo occidental de Santo Domingo y la cueva también se halla al margen. Un museo archiva, es deán ordena, pero en este caso clasificaría un desorden que Irena no llega a dominar Por otro lado, como afirma Andreas Huyssen, un museo remite al pasado, es "síntoma de osificación cultural" (1996: 16), de manera que no se sugiere perspectiva de futuro en este relato que da cuenta de una experiencia en el pasado con cierta nostalgia. El Museo del Desorden es a la vez una denominación sumamente irónica, ya que los pisos del INVI no parecen ser tan maravillosos ni dignos de ser comparados con el "guardián de tesoros y artefactos del pasado", la acumulación de diferentes tiempos que suele ser el museo (Huyssen 1996: 20). Y difícilmente el Museo del Desorden puede hacer las veces de "agente simbólicolegitimizador para la justificación de la nación" (Garrigan 2003-2004: 346). Los edificios del INVI más bien se asemejan a un gran basurero, ya que "los zafacones del condominio [están] lleno[s] de kótex y de mimes" ( I I ) . Encontramos la misma paradoja en el otro espacio importante, Invi's Paradise. Este nombre asocia una palabra inglesa, relacionada a una utopía, con INVI, esta cruda realidad dominicana expresada por una sigla niveladora, que remite a la imagen de un Balaguer como constructor de la nación. El que la cueva se sitúe en la autopista 30 de Mayo refiere a la gran sombra deTrujillo, el dictador no mencionado, pero en parte la causa de todo el malestar y la desubicación del grupo. Cuando el grupo se recluye por la noche con sus instrumentos de música en la cueva para inaugurarla, se nos dan una serie de indicaciones de que este lugar podría ser idílico y arcádico, pero en seguida estas connotaciones son desvirtuadas. Así, la judía neoyorquina Erica asocia la cueva, esta imagen polisémica32, con un "utíro", palabra corregida por los demás. La palabra correcta, "útero", es rechazada inmediatamente por Erica, porque le "disgusta" y es "una idea inútil aplastándola" (27). Se sugiere asimismo que el mar cercano dota el lugar de posibilidad de escape: "Fue así como acordaron que más allá de lo que los rodeaba (miedo y censura, zafacones y desavenencias, huelgas, vecindario, alto costo de la vida) la ciudad tenía como patio un mar y un paraíso, [...]" (14). Pero es un mar mortal, ya que termina el cuento de la siguiente manera con las palabras de Josh Tibí: "Aunque como ahora, todo se

32

La cueva es un símbolo recuperado y rechazado por las escritoras, ya que puede conno-

tar tanto liberación como encarcelamiento.Véase Gimbernat González (2002:47-48).

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esté derritiendo y sólo me quede el mar para hundirme en él" (33, mi énfasis). La presencia de la naturaleza en la cueva también tiene algo de mortífero: hay una "matica de almendra enterrada entre roca y arena" (22; mi énfasis).Todas estas asociaciones (la cueva-útero, la cueva-mar; la cueva-madre naturaleza, la cueva-lugar virgen por descubrir) junto con los instrumentos africanos como símbolos de autenticidad y las citas de las canciones de amor de Luis Dias 33 y de Bob Marley, que son "la felicidad total" (28), remiten a otros tantos estados edénicos imposibles, que amenazan con convertirse en distopías, en espacios contradictorios y por ende inaprensibles 34 . Vemos, por tanto, que en Arias se produce un complicado juego dialéctico entre los conflictivos exteriores de la ciudad y las interioridades aisladas que sólo constituyen momentos de evasión que resultan ser falacias para estos jóvenes a la deriva. De ahí el epígrafe irónico que proviene de la canción "Invi's Paradise" del cantante José Duluc: "...Qué bien me siento en mi Invis's [s/'c] Paradise. Catching the sun in this caribbean land...". Si el "Invi's Paradise" es la cueva o los pisos miserables del INVI, difícilmente entra el sol caribeño, la imagen de marca para vender la República Dominicana. En lo que se refiere al estilo, es obvio que el t e x t o cuestiona la ciudad letrada dominicana tradicional. A este respecto, me llamó la atención que el cuento se inicia con el rasgueo de la guitarra de T e r r o r : es como si se quisiera subrayar la importancia del sonido, de la oralidad, presente en las referencias a la música, en el tartamudeo del personaje F., en las onomatopeas y en expresiones que no siempre se encuentran en el Diccionario de dominicanismos de Deive (2002b), por ejemplo, "no te friquees" (21) 3 5

Esta oralidad no

impide una gran densidad expresiva que se nota, por ejemplo, en la descripción de uno de los integrantes del grupo, Josh T i b í : "él era así, enormemente slow, inútil y genial, un alma en pena deslizándose en cámara lenta hacia ninguna parte"

(19).

La crítica solapada de la sociedad, el afincamiento en la realidad, el transitar por lugares conocidos, la presencia de la oralidad, de canciones auténticas y de

33

Todas las canciones citadas son de Luis Días con excepción de la canción sobre Juanita

Baisá Baisá Bidé. Esta canción es de un músico muy poco conocido llamado JoséTiburcio, quien durante un tiempo fue guitarrista de la banda de Luis, llamada "Transporte Urbano", según me comentó la autora en un mensaje electrónico del 5 de abril 2004. 3A

Néstor Rodríguez prefiere identificar el Museo del Desorden e Invi's Paradise con espa-

cios "heterotópicos" en el sentido de Foucault (1986), es decir, espacios en donde lo utópico encuentra su concreción (2005: 100-103). 35

Arias introduce este verbo basado en el inglés, freak out. Queda por hacerse un estudio

de las interferencias entre el dominicano y el inglés de Estados Unidos.

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personajes marginados a veces basados en personas existentes 36 - e s t o s grupos subalternos que miran con un o j o diferente la realidad circundante-, el lenguaje expresivo y humorístico recuerdan el g é n e r o de las crónicas 3 7 . Se podría objetar que Arias tal vez no se base en un hecho o c u r r i d o concretamente, lo que en las crónicas es usual, pero c o m p a r t e el diagnóstico perspicaz de cierta época, entre otros rasgos. Así los textos de Arias me hacen pensar; tal vez p o r la semejanza del tono, en las crónicas del chileno Pedro Lemebel. Este a u t o r e x i t o s o describe a marginados, en su caso m a y o r i t a r i a m e n t e a locas, homosexuales y travestís. Pienso, p o r ejemplo, en la crónica "La noche de los visones (o la última fiesta de la Unidad Popular)" de Loco afán (2000:

I 3-28),

una evocación de una fiesta de Navidad en la época de Allende cuando el sida todavía no había hecho estragos en la comunidad gay. El cuento de Arias tiene en común con este t e x t o la evocación de personajes estrambóticos, la crítica indirecta de la sociedad y cierto t o q u e nostálgico, en el caso de Lemebel referente a una homosexualidad pre-sida y no basada en los modelos de los gays norteamericanos (bronceados y musculosos). A u n q u e habría que profundizar más esta posible relación, presenciamos en los escritos de A u r o r a Arias un acercamiento muy suigéneris a su m u n d o urbano circundante.

1.3.2. RITA INDIANA HERNÁNDEZ, LA ESTRATEGIA DE CHOCHUECA, ¿UN DOMINICAN PSYCHOl

¿Sabes que / a he terminado de leer Americansaico? Es cojonudo.Te juro que Beitman es todo un filósofo: me ha enseñado a despreciar la humanidad. Historias del Kronen (Mañas 1994: 190) Varios críticos c o m o Victoriano (s.a.), Rodríguez (2005), Ureña Rib (s.a.), Mena (2002), Duchesne W i n t e r (2004) han apuntado las nuevas formas de enfrentarse al caos citadino (real y virtual) en la novela c o r t a La estrategia de Chochueca de 2000 de Rita Indiana Hernández (1977). El inicio de este t e x t o nos enfrenta a un espacio urbano muy conflictivo:

36

A u r o r a Arias me comunicó que se inspiró en personas existentes para crear a determi-

nados personajes en el relato "Invi's Paradise" (mensaje electrónico, 9 de abril de 2004). Además, conociendo su entorno no es difícil identificar a algunos individuos. 37

Remito a los estudios centrados mayoritariamente en las crónicas mexicanas de Benco-

m o (1998; 2002) y Egan (2001) y a la edición de Corona y Jorgensen (2002).

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Habían matado a alguien afuera. Podía oír los gritos y el correteo de la muchedumbre. Loca por saber algo, yo también corrí. Un camión de cerveza había arrastrado a un muchacho dejando la autopista cubierta de visceras y sangre. La gente quería tirarse de los balcones, corría morbosa a presenciar las execrables artesanías de la muerte (Hernández 2004: I 3). Esta escena, que p u e d e r e v o l v e r a u n o el estómago, m e r e c u e r d a el comienzo de la película Amores perros (2000) de Alejandro González Iñárritu, que también empieza con un aparatoso accidente, acaecido precisamente en una verdadera monstrópolis: el Distrito Federal de México. En La estrategia de Chochueca el yo de d e n t r o oye a la gente de fuera. Los ruidos preceden a la visión y a un sinfín de comentarios y chismes. La m u e r t e atrae c o m o un imán. Es abominable ("execrable") y estética ("artesanías" que son artes menores), acaso un reflejo de las alternancias en la misma escritura de Rita Indiana Hernández. Este inicio violento es seguido p o r la evocación de una caminata nocturna de la narradora y protagonista, Silvia, p o r la capital, que reúne una serie de características de la ciudad m o d e r n a (y posmoderna). La ciudad es muchedumbre, "turba" y laberinto: "una u o t r a [calle] m e parecían la misma" (I 3). La ciudad parece asociarse con la baudelairiana ¡dea de la soledad de la paseante en la calle, t i p o flâneur (Benjamin), con la salvedad de que se añade una crítica de la situación del país, del Tercer M u n d o : " P o r un m o m e n t o es delicioso saberse sola en este subdesarrollo de m i e r d a " (13). Además, es un espacio que ofrece libertad y la posibilidad de trazar nuevas cartografías en el sentido de Michel de Certeau, pero a lo dominicano/caribeño, pues con un meneíto: "La sola acción de andar ofrece posibilidades inevitables, se camina sin pensar que se camina, más bien tintineamos las caderas acompasando las piernas a la cadencia autómata" (I 3). Después de sentar las bases del marco espacial que se parece al de otras capitales, aunque mantiene t o q u e c i t o s bien particulares y dominicanos, nos adentramos en la intriga. Silvia tiene que ir a recuperar unas bocinas empeñadas y de hecho robadas p o r Octaviano, c o m p a ñ e r o de su amiga Julia. Silvia tiene que hacer c o m o si las hubiera encontrado y dejarlas a la policía. Sin pensarlo muy bien se enrolla en esta historia, a veces hilarante, a veces triste, que nos permite conocer también a sus amigos, ya que embarca a varios de ellos: "Sola, a unas cuadras del I N V I . t o m é la decisión de continuar con la firmeza de al [sic] que un fuego sagrado lo recorre. Era tarde y no tenía más de veinte pesos, p e r o tenía diecisiete años y m e aburría i n s o p o r t a b l e m e n t e " (17). A l igual que sus desordenadas caminatas y recorridos p o r la ciudad, la intriga se desarrolla también de una manera muy fragmentada e intermitente. La narra-

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ción oscila constantemente entre esta historia de bocinas y numerosos flash-

backs, recuerdos de fiestas, caminatas, aventuras, donde importan los kicks, la celebración de lo momentáneo, las sensaciones fuertes, el sexo transgresor; el consumismo, los gestos irreverentes... N o s encontramos en un ambiente marginado, a veces violento, que roza con la ilegalidad. D e la misma manera que en "Invi's paradise" de Arias se trata de jóvenes desnortados -esta vez de los noventa- de procedencia, de clase social y de color heterogéneos. Silvia es una blanca que tildan de gringa, aunque es dominicana. Luego están Lorena, la amiga rica, Amanda, la escandinava, el negro Salim.TonyT, que intenta refugiarse en el ciberespacio, el homosexual Franco de origen japonés, el evangélico Bernardo.... Son todos " m u e r t o s de Balaguer", como dice la misma autora en una entrevista: La'estrategia de Chochueca'tiene algo de funeral, pero más bien de bakini

(rito mortuorio para infantes en República Dominicana) porque más que un gesto

de rebeldía es el fruto de la impotencia en la que crecimos 'Los muertos de Bala-

guer', como me gusta llamar a todos los que nacimos bajo ese signo, que somos

muchos, lamentablemente, los que padecemos esa condición undead en que nos han dejado el balaguerato y sus herederos (Clavel Carrasquillo 2004:4).

Estos protagonistas ya no encuentran asideros. Las estructuras familiares son precarias. Así, no sorprende que Silvia aluda sin comentario alguno a un accidente en el que murieron su padre y su abuelo. Y de ahí que explique de una manera muy distante y fría el origen de la riqueza de Lorena:"[...] tenía dinero porque su mamá había muerto de cáncer cuando ella era pequeña y le había dejado un tesorito" (15). La narradora Silvia hace también tabula rasa de todos los mitos ideológicos que sustentaron a las generaciones anteriores. Habla de "esta gelatina absurda que nos han dejado nuestros padres, después de tanto que queremos, tanto we want the world and we want ¡t, tanta carcajada histórica, tanto Marx y compañero para esto, [...]" (73).Y Salim se distancia de su padre encarcelado durante un tiempo por Balaguer; pero después recuperado por el sistema político: es "un pesao el viejo, un héroe" (63). O t r o paralelo con Arias es que en La estrategia de Chochueca un punto de cohesión relativa son determinados ¡conos musicales que provienen sobre t o d o del mundo norteamericano punk38. Por ejemplo, Silvia y la escandinava A m a n d a traban amistad hablando del grupo grunge Meat Puppet y de Kurt

38

Para esta idea de pertenecer a una tribu, el asociacionismo de los jóvenes, véase Pepe

Colubi (1997), El ritmo de las tribus.

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Cobain, el líder mítico del grupo Nirvana que se suicidó muy joven. Esta música expresa a los jóvenes al decir de Navarro Martínez: La música de Nirvana se define por ser sincera, directa, tosca y agresiva, pero también accesible. El grunge [de Nirvana] trajo consigo una actitud y una estética adoptadas por mucha gente joven en todo el mundo, que consistían en un estado de ánimo sombrío, un cierto nihilismo ante la vida y la vindicación de una apariencia cutre y desaliñada (2002: I 13).

La amistad hasta cierto punto da coherencia a su vida, aunque Silvia admite que es "una cofradía irritante" y "nos habíamos matrimoniado sin saberlo" (18).También juegan un papel de anclaje (lábil) algunas personas mayores, marginadas a su manera: la abuela, don Eusebio que recoge a gente marginada y facilita droga, y el viejo Chochueca, un personaje que había existido realmente en Santo Domingo39. La abuela contaba a Silvia que el viejo Chochueca pedía a los familiares la ropa de los difuntos después del entierro. El enigmático Chochueca es el que está en otro lado de la vida, y sobre todo el que camina, el que hace su ciudad. En una suerte de alucinación advierte Silvia: "Magia la tuya Chochueca, la de hacer caminar los zapatos de un muerto, con tu macutico de ropa calle arriba y calle abajo, mete la pierna Chochueca, acelera" (46). El ser a quien admira y que le inspira como estrategia es un ser en movimiento en la calle, en la ciudad. Es un ser al margen que se contenta con desechos del pasado y que deambula como los locos. Es un ser que está más allá de la vida y de la muerte y que se mete en los zapatos de otros, al igual que Silvia que quiere imitar a Octaviano y tal vez a imagen y semejanza de la escritora y performera Rita Indiana Hernández que se mete en la piel de otros. En resumen, es un ser que busca su identidad siempre precaria40.

39 Marcio Veloz Maggiolo lo evoca en Materia prima como uno de los personajes pintorescos de Villa Francisca en los años cuarenta y cincuenta. Chochueca constituye una prueba de que este barrio tenía héroes que podían competir con los clásicos: "¿Quién negará que Chochueca, necrofílico inconmensurable, se compara con las lloronas de Esquilo, y aún [s/c] con Casandra cuando lleva la noticia de la muerte y gime frente al tambaleante ataúd del muerto desconocido? Hay sabor a las Coéferas [s/c] y a las Euménides en Chochueca; así pues, la tragedia griega era un hazmerreír si la comparamos con la tragedia del barrio, en donde los muertos no eran enterrados porque la tardanza para la recolecta no llegaba a tiempo como para evitar que las autoridades sanitarias raptaran el cadáver" (Veloz Maggiolo 1988: 16). Me parece sintomático que Veloz Maggiolo establezca una comparación con la cultura clásica, mientras que Rita Indiana Hernández insiste en la marginalidad del personaje sin más. 40 En este sentido el personaje de Chochueca se parece a la protagonista de "Cuerpo de pobre" (1998) deTununa Mercado, cuento en el que la mujer protagonista se pone ropa de difuntos como una de las estrategias para buscar su identidad. Agradezco la referencia a Beatriz González Stephan.

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A lo largo de los capítulos se produce un constante transitan de noche y de día, por las calles de Santo Domingo, mencionadas, pero no descritas. Su narración en constante deambular se acerca al nomadismo deleuziano, hasta a la poética de la Relación basada en el movimiento del martiniqueño Edouard Glissant (González 2003). Pasamos de Naco, el barrio de los ricos, por el barrio de INVI, las arterias vitales de El Conde e Independencia, la Lincoln y el Malecón hasta desembocar en el tercer capítulo en la periferia de la capital: "El Tony y yo nos fuimos metiendo en callejones cada vez más angostos, la acera empezó a desaparecer; las calles se volvieron estrechos caminos de lodo amarillo, [...]" (36). La ciudad se hace aún más confusa en el cuarto capítulo, donde Silvia describe un paseo desde la Catedral hasta la Bolívar. Estos nombres cargados de historicidad (Descubrimiento/Independencia) no implican identificación ni asidero, sino que predomina una mezcla de ruidos y de gente reflejada en enumeraciones caóticas. Concluye la narradora su caminata pensando: Se sigue caminando hasta que todo vuelve a partirse en pedazos inconexos, como siempre, es lo normal... la ciudad debería quemarse, pero no lo hace, bullendo, silbando con una cosa de gato, de horno medieval, de corbatas mal amarradas y travestís que se comen un mango agarrándose las tetas, la ciudad quemándose ciega, partiéndose en pedacitos (49). Con todo, la frecuencia de los recorridos por su ciudad delata tal vez su amor (¿amargo?) por la capital. Las calles y los barrios por los que transita son más que un indicador sociológico y una topografía mimètica. Constituyen puntos de partida para formular críticas de índole sociológica. El barrio de Naco da lugar a una reflexión sobre los ricos: La mayoría de sus invitados [de Lorena] eran chamaquitos del Liceo Francés, muy orgullosos de tener amigos de la clase trabajadora que no tenían carro ni piscina ni carnet del Country, pero sí muchas historias, y amigos que traqueteaban con yerba y ácidos, [...]. En el fondo, los envidiábamos a ellos también, la rapita nítida, los cd's siempre nuevos y acabados de salir el bronceado perfecto y el inglés sin acento ( 16). Al observar a los turistas comprando regalos a los haitianos en la calle El Conde, Silvia reflexiona sobre estos vecinos ninguneados por el imaginario social dominicano: "[...] los vi construir la mitad de la ciudad con sus brazos" ( 19). Recuerda una historia contada por su abuela sobre El Corte, este trauma tan problemático que ya he tratado extensamente. Y en sus andanzas Sil-

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vía ve a una niña de nueve años que se está dragando con cemento:"[...] ya no reímos más, ya listos para saltar al Ozama, porque este maldito mundo tan podrido y que mierda de vida panita..." (21). Se fija asimismo en la escritura de la ciudad, que son los letreros y las pintadas. Comunican una visión bien cáustica: "un cristo viene, un balaguer asesino, [...], no botar basura en este lugar" (20) apuntan a diferentes áreas conflictivas en la actual sociedad dominicana, es decir la influencia de sectas religiosas, el trujillato sin Trujillo de Balaguer el problema ecológico. Dirige sus saetas asimismo contra la mercantilización de Santo Domingo: la ciudad está a la venta para los turistas tanto en los regalos del Mercado Modelo como en los cuerpos, no sólo de las mujeres, sino también de los "sankis" que "gracias a un mayor grado de melanina y culipandeo recibían regalos y cartas de mujeres de todas partes del mundo, [...]" (22). En La estrategia de Chochueca los interiores sirven para experimentar con los medios de escape (la droga) y son propicios para soñar y recordar, de manera que implican fuga momentánea. El grupo escucha su música en "antros de raros" (18) como el bar Century, se junta en casa del homosexual Franco, una "cueva alfombrada", "feliz purgatorio de goma" (36), una "madriguera" (65) y luego en un sótano, llamado Dokos. Las pastillas están ampliamente presentes en las sesiones colectivas, la cocaína en fiestecitas, los joints en casa de D o n Eusebio... Los sueños situados en interiores constituyen otra forma de huida efímera. En casa de Tony Silvia sueña con que está intentando salir de una isla hacia una tierra prometida con la ayuda de muñecos inflables. Es como si se convirtiera en una especie de enyolada, una realidad dominicana tampoco muy presente en la literatura dominicana, tal como explicaré en el apartado siguiente. Aparece un curioso lugar-refugio en el segundo capítulo: la bañera. Allí surgen "ruidos del alma que acuden a la superficie cuando el cuerpo se recuesta" (32) y muy significativamente recuerda a su madre asociada con la voz de la cantante puertorriqueña Lucecita Benítez (¿bañeraútero a pesar de todo?). El lenguaje se apacigua también en estos momentos de evasión, aunque la crítica sigue aflorando: "La piel es ahora de un nácar incorruptible, podría estar llena de monstricos libidinosos y la piel permanecería quieta,Titanic inerte bajo el cloro y las bacterias del acueducto de Santo Domingo" (3 I). Estos momentos privilegiados escritos en un lenguaje muy poético se desvanecen rápido y volvemos a la dureza de la ciudad con todos los estereotipos ya consabidos de masa, anonimato, ruido, espectáculo: Fuera del baño, existen otras cosas: un mundo aparatoso y terriblemente árido. Un espacio instalado sobre el movimiento, el infame cabalgar de la gente, gente sola que no va a ninguna parte, que coinciden meneando la cabeza con la gran sinfonía del desencanto y el escándalo. Las guaguas atestadas por la turba

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ciega, la muchedumbre endemoniada, ávida de otros, los otros, porque el otro es la única versión del todo que podrán manosear (32). Los refugios interiores, por tanto, no dan protección, sino que aumentan la enajenación por la droga o el sueño. Las calles, por muy caóticas que sean, son su mundo. Por eso Silvia se dirige hacia ellas al final de la narración que concluye de manera absurda y desolada. Después de abandonar por fin las malditas bocinas en un centro comercial, la narración termina con la visita de Silvia a Franco a quien ingresaron en la clínica después de que unos bugarrones le propinaron una paliza. Silvia sale de allí, escuchando zumbar "las lámparas llenas de moscas, asquerosos montoncitos de moscas atrapadas bajo el plástico..." (72). Rita Indiana Hernández puso sobre el mapa literario un Santo Domingo desconocido en la literatura dominicana. En su breve comentario de la novela Myrna García Calderón señala:"[...], este texto nos muestra el territorio escurridizo de una ciudad Invisible para la mayoría, marcada por narcóticos, orgías, alcohol, música, cultura joven, cultura subalterna, cultura marginal. Esta ciudad está lejos de la ciudad tradicional presentada en otros textos dominicanos contemporáneos" (2004: 162). Más allá de este marco isleño en el que el libro de Hernández produce una ruptura radical, su obra hace pensar en la temática de autores como Kerouac o Burroughs (Cabiya 2003) y en la llamada Generación X (Rodríguez 2005: 105-106). El libro de Hernández presenta, por ejemplo, semejanzas con Historias del Kronen (1994), del español José Angel Mañas. Esta novela se centra en un grupo de jóvenes que se drogan, hacen el amor desenfrenadamente, organizan carreras suicidas por la carretera, se cuelgan de un puente para desafiar no sé qué. El gran ejemplo del protagonista de Mañas es Pat Bateman de American Psycho (199 I) escrito por Bret Easton Ellis. El texto de Mañas y el de Rita Indiana Hernández comparten el dirty realism (realismo sucio) en algunas escenas de sexo y en sesiones de droga.Tienen en común las borracheras y las alucinaciones, hasta la adoración por Cobain... Advierte Navarro Martínez sobre las novelas españolas de la Generación X : Como se puede ver, los dioses de los hombres y mujeres de estas novelas ya no son los de sus padres o los que generaciones anteriores les han enseñado. Las nuevas divinidades son ahora los artistas, que ofrecen un mensaje nuevo, más auténtico y sin mandamientos. A medida, según el momento y el estado de ánimo. Estos son además dioses que escuchan a sus fieles y les ayudan, sin pedirles ningún sacrificio a cambio, sin castigarlos ni condenarlos al sentimiento de la autocompasión y la culpa. Se trata también de un dogma sustentado en el individualismo y, por tanto, totalmente personal (2002: 161).

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Las frases a veces compiten en crudeza. Leemos en Mañas: "Dais asco. Lo único que buscáis es un agujero para meter Os pasáis el día persiguiendo cerdas, ofreciendo la polla a la primera que pasa" (1997: I 15). En La estrategia de Chochueca Silvia expresa su rabia en un lenguaje soez que tampoco se sirve de rodeos:"[...], lo jodí al imbécil [Manuel, ex novio de Julia], no tanto por las bocinas que yo ya había aceptado como se acepta un absceso, si no por todas las veces que se lo metió a Julia, los favores de entrada y salida por los que ahora no quería pagan maldito imbécil" (37).

Pero este desencanto total en Mañas no va combinado con una visión crítica, a diferencia de lo que he señalado en el caso de Hernández41. Al contrario, el protagonista en Mañas advierte con asco que "[l]a Gran Vía [calle céntrica de Madrid] está llena de negros y moros: cada vez se parece más al Bronx" (1997: 70). Además, el lenguaje de magnetófono del libro de Mañas, caracterizado por muchos puntos suspensivos y mayúsculas como manera de indicar la incapacidad del decir, de remedar el lenguaje massmediático y de chocar con los bordes del lenguaje, es muy distinto del "mapa de las letras" (57) por el que camina Rita Indiana Hernández. Así, en medio de fragmentos salpicados de un lenguaje onomatopéyico dominicano se asoma un verso de "Pensamientos en La Habana" de Lezama Lima (1970: 141-147) como epígrafe del quinto capítulo "...porque el violín salta como un ojo..!' (53). Sus metáforas inesperadas se alternan con expresiones bien directas, dominicanas o caribeñas.

1.4. Cartografías subversivas En estos comentarios bastante descriptivos espero haber demostrado el cariz cada vez más innovador de los textos analizados. Si los textos centrados en la provincia y el campo de Pedro Antonio Valdez y de Angela Hernández ya presentan una subversión de patrones tradicionales, tales como se manifiestan todavía en parte en la literatura de la diáspora, los textos centrados en la ciudad se alejan cada vez más de pautas reconocibles, por lo menos si nos atenemos al contexto literario dominicano. Aurora Arias y Rita Indiana Hernández evocan a grupos hasta ahora poco presentes en la narrativa dominicana:

41 Algunos críticos perciben en los autores españoles de la Generación X una relación ambigua y más crítica con la sociedad de consumo en que se desenvuelven los jóvenes. Véase, por ejemplo, los comentarios de Navarro Martínez sobre autores como Ray Loriga (2002:

172-180).

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se trata de jóvenes sin rumbo que buscan escapes precarios en la droga, la amistad, la música, los (en)sueños42. Aurora Arias integra barrios apenas mencionados como el barrio de INVI. Rita Indiana Hernández incorpora lugares históricos, pero están desprovistos de su función de asentamiento seguro o de vitrina de cierta clase social. Los dos textos analizados expresan la orfandad de sueños colectivos y una busca desesperada de puntos de anclaje concretados en interiores que se desvanecen. Mientras que en Arias los jóvenes todavía abrigan la esperanza de poder refugiarse, en Hernández su reclusión en sueños y en interiores se revela aún más frágil.Tanto Arias como Hernández recurren a un lenguaje nutrido por varias savias de la expresividad capitaleña. Las dos autoras piensan la ciudad de una forma confusa que dista mucho de anteriores visiones determinadas por una supuesta coherencia debida al trujillato. Por eso N é s t o r Rodríguez habla de una "contranarrativa de la nación" y de un "impulso hacia una cartografía subversiva de la topografía identitaria dominicana" (2005:95). En el contexto más amplio de la narrativa urbana, es obvio que la evocación de Santo Domingo se acerca en parte a la de la urbe posmoderna, lugar de desencuentros. Es cierto que se podrían aplican por ejemplo, observaciones formuladas respecto a La Habana, como las de Salvador Redonet Cook: "La ciudad es presentada en un 'sentido apocalíptico, fragmentario, caótico', dentro de "una 'perspectiva escéptico-cínico-crítica', y con una tendencia muy fuerte a 'desmitificar mitos y utopías'" (citado en Reinstádler 2000: 103). N o obstante, Santo Domingo no es presentada como un lugar globalizado, mollificado, una ciudad cualquiera, sino que refleja los problemas específicos de la media isla. Es precisamente esta interesante convivencia de rasgos posmodernos y el anclaje en el contexto dominicano la que da fuerza a la narrativa sobre la Primada de América. Intuyo que no se han agotado todas las posibilidades que ofrecen tanto el campo como la ciudad contribuyendo de esta manera a la'expansión' de la isla que ya desde hace tiempo salió de sus límites mediante la migración, tema que ocupará el segundo apartado de este eje espacial.

42

N o ignora que determinadas novelas anteriores, como Aquiles Vargas, fantasma, evocan

también a jóvenes, pero son intelectuales revolucionarios desencantados que se juntan en el bar Colón de la Zona Colonial y cuya droga es "de tinta" (García Cartagena 1989: 143). Aunque los textos de Arias y Hernández comparten determinadas descripciones críticas del deambular por la ciudad, se distancian nítidamente por la falta de ideologías que sustentan esta crítica.

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2. S o b r e d o m i n i c a n o s y puertorriqueños, m o v i m i e n t o p e r p e t u o

P u e r t o Rico q u e d a cerca, p e r o m ó n t a t e en avión y si consigues la visa, n o hay problemas en Inmigración. Pero n o t e vayas en yola, n o t e llenes de ilusiones p o r q u e en el Canal de la M o n a , t e c o m e n los t i b u r o n e s ,

Merengue de W i l f r i d o Vargas (citado en Georges 1990:41 )

2.1. Row, row, row your boatn El área caribeña ha venido caracterizándose por unos fuertes movimientos migratorios y la República Dominicana no constituye una excepción. Al exponer el tema de la migración de los dominicanos hacia Puerto Rico a Luis López Nieves, el autor puertorriqueño de La verdadera historia de Juan Ponce de León (2000), me contestó como boutade que Puerto Rico fue fundado por este español 'ilegal' que llegó en barco desde La Hispaniola. De esta manera se podría afirmar que los (pre)-dominicanos 'ilegales' son parte de los cimientos de la nación puertorriqueña. En su artículo "Relaciones entre Santo Domingo y Puerto Rico: una perspectiva histórica", Ricardo Roberto Camuñas Madera ilustra la elevada frecuencia de los intercambios entre Puerto Rico/Borinquen y la República Dominicana/Quisqueya en el pasado. Los contactos entre las diferentes islas eran constantes ya en la época precolombina. Cito a Patrick Chamoiseau: Pour ces derniers [les Caraïbes], les îles n'étaient pas des isolats, mais les pôles d ' u n s é j o u r a r c h i p é l i q u e au long d u q u e l , de rivage en rivage, au gré des é v é n e ments, des fêtes et des alliances, ils naviguaient sans cesse. Leur espace englobait l'archipel e t t o u c h a i t aux lèvres continentales. Pour eux, la m e r liait, e t reliait, précipitait en relations. Le c o l o n e u r o p é e n , lui, se b a r r i c a d e dans l'île: rival des autres fauves colonialistes, il élève des r e m p a r t s , dessine des f r o n t i è r e s , des c o u l e u r s nationales, il divise, s'enracine, c o n f è r e f o r c e religieuse à son enracinement: il crée un Territoire. Il scelle dans sa t ê t e les barreaux de l'exil. Loin de sa source natale, il se vit à l'écart, e t f o n d e l'acception d o m i n a n t e de l'insularité. L'acception amérindienne, elle, c'est d ' a b o r d l'œuvre éclatée des îles avec la m e r c o m m e un d e r m e vivant: qui rallie relaye relie ( 1997:241 ).

43

En un chiste étnico, citado en Iturrondo, se dice que esta canción norteamericana es el

himno nacional de la República Dominicana (1994:234).

158

RITA DE MAESENEER

Baste con recordar otros dos ejemplos famosos de desplazamiento, del siglo xix y xx respectivamente. El puertorriqueño Eugenio María de Hostos (1839-1903) vivió muchos años en la República Dominicana, donde murió. José Luis González (1926-1996), uno de los pensadores puertorriqueños más influyentes, tenía un padre puertorriqueño y una madre dominicana. En La luna no era de queso (1988) evoca sus primeros años en la República Dominicana. Como es sabido, residió luego varios años en Puerto Rico para terminar en México.

Me concentraré en la migración cada vez más masiva desde la República Dominicana hacia Puerto Rico y hacia Estados Unidos durante el postrujillato y, específicamente, a partir de la intervención norteamericana de 1965. En los sesenta, se constataba una salida a escala reducida de dominicanos de clase media por razones tanto de índole política como económica. El deterioro de la agricultura, la ausencia de oportunidades profesionales para personas cualificadas y la política migratoria de Estados Unidos fomentaron el éxodo a partir de mediados de los setenta44. La situación dominicana sólo se agravó en los ochenta a pesar de (¿o precisamente debido a?) las medidas draconianas de reestructuración impuestas por el Fondo Monetario Internacional en 1984. Joaquín Balaguer llamó a estos dominicanos en el exilio los dominicanos ausentes. En 1994 el Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá y el consiguiente descalabro bursátil en toda América Latina (el "efecto tequila") repercutieron también sobre la isla aportando la puñalada fatal a la débil economía dominicana. Aunado a lo anterior; el desastre provocado por el huracán George de 1998 no pudo sino estimular la emigración. Todo ello explica que hoy en día la economía dominicana se haya vuelto extremadamente dependiente. Se importan dos veces más productos de los que se exportan y los ingresos en moneda extranjera provienen primordialmente del turismo, de las remesas y de las zonas francas45. El etnomusicólogo

44 En cuanto a la enseñanza, Hoetink advierte que hay un número creciente de estudiantes en las universidades estatales, pero señala las deficiencias y el bajo nivel de la enseñanza impartida en comparación con la mejor formación en las instituciones privadas. Hoetink añade:"Once they leave this type of university, diploma in hand, they will have to compete with alumni from private, better, and more expensive institutions" (2000: 221). Por lo que se refiere a la política migratoria: "En 1986 la ley Simpson-Rodino (IRCA, por sus siglas en inglés) concedió una amnistía general que permitió la legalización de un sector significativo de la comunidad dominicana residente en Estados Unidos desde antes de 1982" (Martínez-San Miguel 2003: 152). Estas medidas siempre estimulan la migración. 45 Para una descripción pormenorizada de la situación económica, véase el capítulo 2, "The Dominican State, Social Classes, and Emigration" (Grasmuck 1991: 18-50). Consúltese también Pérez-Memém (1989:7-33).

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A u s t e r l i t z o b s e r v ó : "In a d d i t i o n t o t h e e c o n o m i e dependency, a 'psychic dependency' b e t w e e n Dominicans abroad and o n t h e island caused a mania f o r emigration (Grasmuck and Pessar 1991: 17); as Dominicans sometimes say, island dwellers are 'loco para irse'[sic] or'obsessed w i t h t h e idea o f emigrating' (Bray 1987: 164)" (Austerlitz 1997: 131).Todo esto no hace sino incrementar el n ú m e r o de dominicanos en el exterior, c o m o se les suele llamar hoy en día (Duany 2004:42). C o m o dice la famosa canción de Juan Luis Guerra, los dominicanos intentan obtener una "visa para un sueño", que sería en primer lugar el sueño americano, the American Dream. D e ahí que la mayoría de los migrantes dominicanos viva en la diàspora estadounidense 46 . Cuando no tienen suficiente dinero, entre otras posibles razones, se van a Puerto Rico. La isla del encanto, que se encuentra a sólo unas cien millas de Quisqueya, presenta muchas más afinidades culturales con la madre patria y constituye un trampolín para llegar a Estados Unidos. En este caso, los dominicanos no se mueven de la periferia al centro, sino que pasan de la periferia a lo que algunos sociólogos y economistas, c o m o Wallerstein (1979), tildan de semiperiferia caracterizada p o r un nivel intermedio de desarrollo. En numerosas ocasiones los dominicanos entran a Puerto Rico de manera ilegal e intentan hacerse ciudadanos americanos a la espera de p o d e r 'brincar el charco'. A veces se quedan en Puerto Rico sobreviviendo en algún negocio o trabajando en servicios domésticos en el marco de una economía oficial o informal. Su presencia en Puerto Rico queda bastante limitada, ya que no sobrepasan el 2 o 3% de la población total 4 7 . N o obstante, constituyen la mayor comunidad de inmigrantes extranjeros en comparación con los grupos de cubanos, españoles, haitianos, árabes o chinos. En los años o c h e n t a y n o v e n t a la mala situación e c o n ó m i c a d e P u e r t o Rico se reflejaba en sus tasas de desempleo, siempre superiores al 10%, lo que obligó a Estados Unidos a intensificar su sistema de ayudas en f o r m a de cupo-

46 En una gráfica de la Fundación Global Democracia y Desarrollo reproducida en un suplemento de El Nuevo Día del 8 de marzo de 2005 (14) se llega para el año 2000 a 1.041.910 dominicanos en Estados Unidos. Cabe observar que no sólo van a Estados Unidos, sino también a España, Suiza, Panamá, Aruba... de ahí su expresión "irse a los países" (Duany 2004:36). Advierto que en la canción de Juan Luis Guerra "Visa para un sueño" se trata de ir a Estados Unidos, pero al final se sugiere el viaje en yola a Puerto Rico en la letra y en los ruidos del helicóptero. Véase el análisis de Martínez-San Miguel (2003:292-295). 47

Ascendería a unos 80.000 dominicanos sobre una población de 3,7 millones, aunque las cifras vanan de 70.000 (50.000 legales y 20.000 ilegales en Centeno Torres 2000: 5) a 150.000 (Pascual Morán 1999: 3). En el último censo de Puerto Rico, aparecen contabilizadas 107.835 personas de origen hispano, no puertorriqueño, cubano o mexicano. La gran mayoría de estas personas son dominicanos.

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nes de alimentos y ayudas de seguridad social, ya iniciado en los años setenta. Este clima económico desfavorable, entre otras razones, ha generado en algunos puertorriqueños actitudes de discriminación hacia los dominicanos. En una entrevista con el periodista Centeno Torres, el antropólogo César Rey Hernández enumera las críticas más frecuentes dirigidas a los inmigrantes dominicanos: Dar por sentado que todos son negros o ilegales "enyola'os" (como le [s/c] dicen a algunos niñitos dominicanos sus compañeros de escuela); menospreciar a los que son negros o tienen un nivel de escolaridad inferior; catalogarlos de usurpadores de empleos; achacarles el problema de las drogas; u obviar los aportes de los que llevan décadas insertados en la sociedad puertorriqueña, son sólo algunos de los modos de rechazo más comunes que enfrenta esta población inmigrante (CentenoTorres 2000; 5). Dado que esta población inmigrante está constituida en su mayoría por mujeres, Jorge Duany agrega a las razones legales, sociales y raciales una discriminación basada en el género (2001: 18)48.

2.2. Los escritores puertorriqueños se lanzan a la yola Esbozado este panorama poco esperanzadon pasemos a la representación del fenómeno en las literaturas puertorriqueñas y dominicanas. Estoy de acuerdo con Yolanda Martínez-San Miguel en que la literatura constituye un camino insuficiente y muy limitado para estudiar la representación del inmigrante dominicano en Puerto Rico (1998b; 129-130). El análisis de telenovelas, chistes étnicos, graffitis, canciones y películas podría dar una imagen mucho más completa de los problemas49. N o obstante, la contribución literaria al debate me parece pertinente. En comparación con los estudios culturales y antropológicos, los textos literarios hacen mayor hincapié en la dimensión humana y cultural que en factores de tipo económico o social. La representación literaria de

48

Véase también Hernández Angueira ( 1997), "Across the Mona Strait. Dominican Boat-

women in Puerto Rico". 49

Para los chistes étnicos véase Iturrondo ( 1994), Duany (2001 ), Mejía Pando ( 1993), Mar-

tínez-San Miguel (2003: 155-163). Iturrondo (2000: 29 nota 31 ) menciona dos telenovelas En boca de los tiburones ( 1998) y Cuando un amor se va ( 1998). El documental de 1990, Visa para un sueño, de Sonia Fritz consta de una serie de entrevistas con enyoladas en Puerto Rico. Para los graffitis véase Martínez-San Miguel (2003: 163-167).

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los dominicanos en Puerto Rico también podría servir de pequeño antídoto contra la información periodística en esta isla, que viene equiparando sistemáticamente a los dominicanos con unos criminales y drogadictos. Del lado puertorriqueño me propongo analizar tres cuentos, escritos por Ana LydiaVega, Magali García Ramis y Lizette Gratacós Wys respectivamente, los cuales constituyen a mi modo de ver tres etapas en la representación de los inmigrantes dominicanos en relación con Puerto Rico, a la vez que subrayan diferentes aspectos de este proceso migratorio. Dado que la inmigración dominicana a Puerto Rico está estrechamente relacionada con la salida desde la República Dominicana hacia Estados Unidos, añadiré dos textos centrados en este eje. Para resaltar el paralelismo entre los dos flujos migratorios, comentaré tanto "El día de los hechos" como "Encancaranublado" (1983) de Ana Lydia Vega. El mismo paralelo puede trazarse entre "Retrato del dominicano que pasó por puertorriqueño y pudo emigrar a mejor vida a Estados Unidos" (1995), de Magali García Ramis, y la obra de teatro Indocumentados: El otro merengue (1991), de José Luis Ramos Escobar Finalmente, me detendré en la manera particularmente innovadora en que se aborda el tema en "Yolanda (gerundio femenino)" (1998), de Lizette Gratacós Wys, cuento que proviene de su primera publicación, Tortícolis.Tengo una deuda enorme con las agudísimas observaciones de Yolanda Martínez-San Miguel, que ya estudió de manera acertada "El día de los hechos" e Indocumentados: El otro merengue en su artículo "De ilegales e indocumentados: representaciones culturales de la migración dominicana en Puerto Rico" (1998a: 155-160). Martínez-San Miguel retomó y añadió partes, por ejemplo, su análisis del texto de Magali García Ramis, en el capítulo III "De ilegales e indocumentados: la inmigración dominicana a Puerto Rico" de su libro Caribe Two Ways (2003: 15I -200). Voy a integrar sus observaciones sobre borde(r)s, (trans)nacionalidades e identidades híbridas agregando algunas reflexiones suplementarias. A la vez quisiera insistir más en el enfoque literario, tanto en el sentido concreto (introduciendo más textos) como en el sentido figurado (recalcando procedimientos típicos de la literatura, por ejemplo, la intertextualidad). Además, y a diferencia de Martínez-San Miguel que en "Hablando de Quisqueya en Borinquen" (2003: 190-196) discute determinados textos de intelectuales dominicanos en Puerto Rico, me concentraré en las manifestaciones literarias del tema de los enyolados en la República Dominicana.

2.2.1. A N A LYDIA VEGA, " E L DÍA DE LOS H E C H O S "

"El día de los hechos" de Ana LydiaVega forma parte de una serie de cuentos situados en diferentes islas del Caribe (jamaica, Haití, Cuba, República Domini-

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cana, Puerto Rico). El protagonista del cuento es Filemón Sagredo hijo, un enyolado, cuyo negocio, el "Quisqueya Laundry", se sitúa en Río Piedras, barrio que se caracteriza por una nutrida presencia dominicana. Una testigo omnisciente y omnipresente nos narra que ella estuvo allí, cuando Filemón Sagredo hijo fue asesinado en la misma puerta de su negocio por un haitiano, Félicien Apolón hijo. Antes de que Filemón Sagredo hijo muera, se nos presenta un largo flash-back que explica los odios ancestrales entre ambas familias, ahora (momentáneamente) vengadas. La narradora empieza evocando El Corte de 1937. Filemón Sagredo el Viejo denunció en 1937 a Félicien Apolón padre, y la narradora menciona una serie de vendettas entre las dos familias que se remontan al siglo xix. El cuento se genera, por tanto, desde la aversión muy arraigada en los dominicanos hacia los haitianos, negrofobia presente hasta nuestros días en la República Dominicana. La relación entre los dos vecinos se considera una especie de fratricidio, lo que se deduce del epígrafe: "Y Caín mató a Abel/Y Abel mató a Caín" (Vega 1983: 23) e implícitamente se aboga por una salvación y una superación de esta relación enemiga. Respecto a esta alusión bíblica, llama la atención que el tema cainita se haya convertido en una muerte recíproca, de manera que nadie es ni el bueno ni el malo. Cabe observar también que el mismo nombre de Filemón no sólo provoca reminiscencias clásicas (de la pareja pobre, Filemón y Baucis, que acogió a Zeus), sino que puede remitir asimismo a la Sagrada (¿Sagredo/a?) Escritura. En la "Carta a Filemón", el apóstol San Pablo pide al cristiano Filemón que acoja bien a Onésimo, su fugitivo esclavo convertido al cristianismo. Le insta a que lo considere ya no como esclavo, sino como hermano en la fe50.Volveré sobre estos temas de pobreza y esclavitud más adelante.

Yolanda Martínez-San Miguel interpreta el cuento como la transterritorialización de los problemas entre dominicanos y haitianos, así como una reflexión sobre fronteras e identidad: Esta batalla familiar comienza en una frontera -la de Haití y la República Dominicana- y termina en otra muy distinta -la de la comunidad dominicana trasladada a Puerto Rico- de modo que la narrativa desplaza con la frontera misma la pugna por la densidad de una noción de territorio nacional intervenido por la experiencia de la migración. En este sentido, el texto vincula identidad nacional con unidad territorial y comienza a cuestionar la estabilidad y correlación entre ambos conceptos. D e la isla que se divide jurídicamente en dos naciones se pasa a la isla escindida en varias comunidades caribeñas y que se convierte en territorio de

50

Agradezco a Salvador Mercado esta referencia bíblica.

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múltiples significaciones, dependiendo de la comunidad que invoque y defina el significado del espacio que ocupa (2003: 168).

En relación con el tema de la migración, también quisiera poner de relieve algunos otros elementos. Filemón Sagredo procede de la región del Cibao en el norte de la República Dominicana, caracterizada por una alta tasa de emigraciones hacia Santo Domingo, San Juan y Nueva York (Duany 1990: 55). Llegó a Puerto Rico de manera ¡legal, lo cual no era muy frecuente al inicio de los ochenta, época en que se sitúa probablemente el cuento. Filemón fue soltado lejos de la costa a pesar de haber pagado 500 dólares a un tal Grullón y tuvo que sobornar a los guardias puertorriqueños para evitar que lo encarcelaran. N o obstante, no le va mal en Puerto Rico y no parece percibir ningún tipo de racismo o de discriminación. De hecho, ni siquiera llegamos a saber cuál es el color de su piel. La narradora afirma que en Puerto Rico un ¡legal no tiene por qué trabajar en la caña de azúcar, ya que se le ofrecen muchas posibilidades: "Acá un ¡legal se cuela donde pueda, vendiendo barquillas en una heladería china, atendiéndole las frituras a cualquier cubano desmadrao, cambiando gomas en algún garage [s/'c] paisano" (24). Hay que aclarar que todos estos posibles trabajos, que no salen del circuito (¿informal?) de los inmigrantes (chinos, cubanos, dominicanos), al igual que la "Quisqueya Laundry"-negocio montado por el propio Filemón- no representan una pérdida de empleo para los puertorriqueños, reproche muchas veces formulado injustamente (Duany 1997). Señalo de paso que se pueden detectar en Filemón (o en la narradora) ciertos prejuicios, ya que se califica al cubano de "desmadrao": aparentemente los estereotipos son difíciles de erradicar de la mente humana y son omnipresentes. Filemón Sagredo también especifica las dos formas de obtener una situación legal: casándose con una puertorriqueña o consiguiendo documentos legales mediante pago, pero prudentemente se abstiene de especificar por cuál solución optó. Por último, cabe insistir en la nostalgia que siente por su patria. El plato nacional por excelencia -el sancocho-, el merengue51, las conversaciones con otros dominicanos y unos breves retornos a su país le permiten aguantar su vida en Puerto Rico. Como señalan Duany y César Rey Hernández, el aferrarse a las tradiciones culturales puede constituir una forma de resistencia, defensa o protección contra el racismo,

51 En cuanto al merengue, Martínez-San Miguel estudia su presencia en Puerto Rico y subraya su doble papel: "El merengue tiene dos funciones complementarías: por un lado, como vínculo con el país de origen, pero por otro lado como frontera en la cual la comunidad dominicana marca su presencia y reconfigura su identidad en relación con la experiencia migratoria"

(2003: 199).

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pero en este caso sólo expresa un languidecer por la madre patria, muy presente en los dominicanos (Duany 1996:273; Rey Hernández: 2000). Todos estos datos indican que el cuento refleja de manera bastante fiel la situación al inicio de los ochenta, cuando se consideraba a los migrantes dominicanos como un grupo de personas que trabajaban duro y no planteaban un serio problema de desplazamiento laboral para los puertorriqueños. De hecho, no se integraron realmente a la sociedad puertorriqueña. Sólo pudieron legalizarse mediante trampas, pero tampoco fueron discriminados abiertamente, al menos según la visión ingenua de Filemón/la narradora. Como el libro entero va dedicado a la "Confederación caribeña"-una idea utópica ya formulada por Hostos (entre otros pensadores)-, se insiste en la necesidad de ir más allá de los conflictos intra-caribeños con el fin de formar una sola comunidad. Las fricciones y el racismo se sitúan todavía en relación con la patria -aunque en desplazamiento-, pero el cuento anuncia ya otras posibles configuraciones de racismo, que efectivamente se desarrollarían después en Puerto Rico. El recurso de una testigo distante, omnipresente pero probablemente puertorriqueña52, también relativiza el éxito que Filemón -una suerte de nuevo Cándido- cree tener en el borinqueño Edén. No es el mejor de los mundos posibles, si pensamos en la manera en que los dominicanos tienen que ganarse la vida y vivir en Puerto Rico. En otro cuento de Ana LydiaVega,"Encancaranublado", el ataque es mucho más explícito y cobra hasta un sesgo satírico-grotesco. En él un haitiano, un dominicano y un cubano van a Miami en barco en su "pursuit of happiness" (13). María Carmen Zielina lee esta historia como una reescritura/subversión del mito fundacional de Cuba, en el que la Virgen de la Caridad del Cobre -la patrona de Cuba- salva a Juan el Indiano, Juan el Mulato y Juan el Criollo (1992: 164-172), mientras que Yolanda Martínez-San Miguel subraya la crítica a las utopías que celebran la unión caribeña (2003: 126-130)53. Estas interesantes interpretaciones muestran la continuidad (y la parodia) de ciertos mitos de migración y de salvación. Lo que yo quisiera destacar de este cuento es la manera

52

Martínez-San Miguel opina más bien que la narradora es una voz "que enuncia desde una

localidad que rebasa el referente nacional para ubicarse en el lugar problemático y contradictorio de la frontera" (2003: 171), aun así creo que la ironía da paso a una mirada puertorriqueña. 53

Martínez-San Miguel comenta una obra de teatro cubana que ha sido leída como la ver-

sión femenina de "Encancaranublado": se trata del texto inédito, Mar nuestro, de Alberto Pedro Tórnente, obra en la que tres mujeres cubanas sobreviven en la travesía, pero cuyo viaje en el mar queda inconcluso, como símbolo de lo innombrable en el contexto cubano (Martínez-San Miguel 2003:251 -254). Soy consciente de que mi análisis se podría ampliar y enriquecer mediante otros textos sobre el tema, incluso en otros idiomas.

SEGUNDO CAPÍTULO

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muy estereotipada en que se representa a los personajes54. Diógenes, un dominicano de nombre neoclásico, es negro, pobre, desempleado. Habla a una "velocidad supersónica" (16) y denigra fuertemente al haitiano, el "madamo". El cubano a su vez se burla de Diógenes. Se n'e de la ineficacia y de la pereza de los dominicanos, puesto que subraya en un chiste étnico que no se puede ver la diferencia en el Santo Domingo de antes y después de un huracán. Por tanto, el haitiano y el dominicano ya son prejuzgados por unos criterios dicotómicos. Cuando los tres hombres son rescatados por un barco norteamericano, dice el capitán (¿nueva Virgen de la Caridad del Cobre?): "Get those niggers down here and let the spiks take care of'em" (20). A lo que la narradora añade: "Palabras que los incultos héroes no entendieron tan bien como nuestros bilingües lectores" (20). Las discriminaciones entre los pasajeros han sido neutralizadas: son todos negros e indocumentados. Están al mando de un puertorriqueño, también llamado de manera despectiva sp/k. Fernando Valerio-Holguín da el siguiente comentario: "The North American oficial uses a racial polarizaron to erase cultural diversity, a common practice in the United States which does not recognize the diverse racial blendings of Mestizo immigrants" (1999b: 6). Un puertorriqueño del barco les quita cualquier esperanza al decir: "Aquí si quieren comer tienen que meter mano y duro. Estos gringos no le dan na gratis ni a su mai" (20). En consecuencia, el racismo resulta ser un concepto muy relativo. Puede cambiar de destinatario según el oponente con que se encuentre.Veamos ahora cómo Magali García Ramis enfoca al dominicano.

2.2.2. MAGALI GARCÍA RAMIS, "RETRATO DEL DOMINICANO QUE PASÓ POR PUERTORRIQUEÑO Y PUDO EMIGRAR A MEJOR VIDA A ESTADOS U N I D O S "

Magali García Ramis centra su narración en Asdrúbal, un dominicano que vive temporalmente en Puerto Rico. Su meta es hacerse taxista en Nueva York, donde ya está trabajando un tío de su madre. No se especifica su situación en Puerto Rico: vive "apiñado" en dos "cuartos mugrosos" (García Ramis 1995: 107) con otros doce compatriotas en Santurce, el "Little Quisqueya", barrio de los inmigrantes dominicanos por excelencia. Vende hot dogs junto con un compañero, Diosdado, probablemente en un circuito informal55. Como es el

54 También Aníbal González (1993) insiste en los estereotipos (muy intencionados) en estos cuentos de Ana Lydia Vega. 55 Como estuve releyendo a C. L. R. James, The Black Jacobins, me pareció una irónica coincidencia comprobar que Dieudonné, la traducción al francés de Diosdado, fue el nombre de un

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166

caso de muchos dominicanos, Asdrúbal ve a Puerto Rico como una etapa intermedia que lleva a Estados Unidos. La primera frase del cuento reza así: " E l dominicano que los muchachos ayudaron a irse a Estados Unidos tenía dos cosas a su favor: un color de piel acaramelado, boricua, y una capacidad fuera de lo común para imitar a la gente" (107). Gracias al color de su piel no sufre del racismo, ya que puede pasar por puertorriqueño mulato claro. Su segundo mérito - e l don de la imitación- parece más enigmático y constituye el objeto del cuento. Este aprendiz en la imitación ya domina el arte de caminar como los puertorriqueños, menos derecho, más jorobadito, "arrastrando los pies" (I08) 5 6 . Se inserta una crítica maliciosa de los puertorriqueños, ya que su amigo dominicano le murmura a Asdrúbal: Nosotros caminamos muy derechos, porque somos hombres de una república. Los de aquí no. Eso me lo dijo un líder sindical hace mucho tiempo. Los puertorriqueños, estos muchachos del barrio, caminan un poco jorobaditos, y como arrastrando los pies, como si no les importara nada y es que ellos ya son ciudadanos y no les preocupa su futuro ¿Tú me entiendes? No tienen adonde ir; así es que tú tienes que andan como ellos... (109). Asdrúbal ensaya esta manera de caminar ante los cristales oscuros del edificio de la Compañía Telefónica (en la Parada 15 de Santurce), símbolo del desplazamiento infinito e ilimitado, pero sin moverse... Asdrúbal puede verse a sí mismo y ser visto, pero no alcanza a distinguir a los otros que están dentro. De esta manera prostituye su cuerpo, como si estuviese actuando en un peep show. Asdrúbal también aprende a mirar lejos, "a menos que pase una buena hembra" (108). Así muestra que no tiene miedo de que lo detenga la policía. Su identidad se ve profundamente atacada, cuando sus amigos bori-

cimarrón a la cabeza de 5.000 negros. Dieudonné dudó en apoyar al rebelde negroToussaint Louverture en 1792.Toussa¡nt convenció a los seguidores de Dieudonné de que la única posibilidad de obtener la libertad era ponerse del lado de los franceses y no de los españoles y británicos. Dieudonné fue encarcelado y sus seguidores optaron por seguir aToussaint Louverture (james 1963: 149-150). El antiguo cimarrón, símbolo de la difícil elección entre las diferentes fuerzas que pugnan en la isla, queda reducido a un vendedor de perritos calientes, símbolo de lo norteamericano, en Puerto Rico. 56

En un testimonio sobre un compatriota suyo, un dominicano también subraya este rasgo:

"El estaba verdecito, se le veía hasta en el caminar que era dominicano" (Iturrondo 2000: 68; mi énfasis). Néstor Rodríguez me advirtió que en Insularismo Pedreira insiste en el "andar acompasado y muelle de los puertorriqueños" (Pedreira 1992: 135). García Ramis reformula por tanto en clave irónica los intentos de definición del puertorriqueño y entra en diálogo con uno de los textos fundacionales de Puerto Rico.

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167

cuas, en esta curiosa mezcla de ayudantes y oponentes 57 , le aconsejan tomar o t r o nombre, el de W i l l i e Rosario. L o s muchachos del barrio encuentran inconcebible que, estando en Puerto Rico, se llame Asdrúbal, el hermano de Aníbal, con todas las referencias histórico-clásicas que ello implica58. Su nuevo nombre es legalizado mediante papeles falsos por el licenciado C o r t é s (¿el traidor por excelencia?) 59 .También su peinado tiene que ser adaptado a la manera puertorriqueña, es decir a Asdrúbal/Willie le cortan el pelo como a " l o s mulatos del n o r t e " (109). Asdrúbal imita, por tanto, no a los p u e r t o r r i queños 'blancos', sino

a los

mulatos

emigrados

de

la clase

barrial.

Asdrúbal/Willie procede a una mimicry no del colonizador blanco, sino del mulato claro, creando una identidad metonímica a la segunda potencia. En este caso también podríamos hacer una variación sobre la conocida frase de Bhabha: he's almost the same, he's almost like the not quite white. El día en que Asdrúbal decide irse a Estados Unidos, parece una versión degradada y grotesca de un mulato puertorriqueño de clase baja: Lo habían vestido con una camiseta de una cooperativa del centro de la Isla, que por detrás tenía un anuncio de cerveza Budweiser; unos pantalones sueltos, con muchos pliegues - l o que se usa ahora- le dijeron; una bolsita deportiva rota marca Converse y unas tennis enormes, blancas, con rayas violetas y cabetes verde chatré [...]. (I 10) Con este atuendo le sacan un retrato (el del título). Efectivamente, se ha convertido en una representación, "a scene that has to be seen" (Fanón, citado por Bhabha 1994: 76). Asdrúbal/Willie se parece más bien a un payaso, a un hombre disfrazado y sus amigos apuestan por el éxito de la empresa, como si fuese un gallo de pelea. Asdrúbal repite todo el tiempo la manera puertorriqueña de confirmar su identidad postiza: " S o y puelltorriqueño. Soy de Puelt o Jrico" (en lugar de " S o y pueitorriqueño. Soy de Pueito Rico") 6 0 . La prueba

57

Martínez-San Miguel comenta la situación precaria de Asdrúbal quien es un sujeto de

"moralidad o inserción social cuestionable" (2003: 175). 58

Asdrúbal es también el nombre del primer amor de Doña Bárbara, cuando todavía era

pura e impoluta, antes de que fuese violada por los asesinos de Asdrúbal. El personaje idealizado en Doña Bárbara de Rómulo Gallegos y sacado de la novela de la tierra, ha sido transformado en un individuo postizo y desplazado de su tierra. 59

Esos abogados se llaman buscones (Iturrondo 2000:29).

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Las investigaciones antropológicas han demostrado que los niños cambian su acento

para parecer menos dominicanos.Véase Alberto López Carrasquillo (1999),"Prácticas de aceptación y rechazo de estudiantes dominicanos(as) en una escuela elemental en Puerto Rico". Jorge Duany observa: " T h e Dominican way of speaking Spanish, for example, has become the focus of numerous jokes told by Puerto Ricans" (2000: 15).

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final de su falsa identidad consiste en quitarse la medalla de la patrona de la República Dominicana, la Virgen de Altagracia, símbolo extremadamente poderoso para los dominicanos. Sus amigos la sustituyen por una de la Virgen del Carmen. N o sirven de nada las protestas de Asdrúbal, quien alega que ésta no es la madona oficial de Puerto Rico, cuya patrona es realmente la menos popular Virgen de la Providencia61. Asdrúbal/Willie pasa por la aduana pronunciando la frase mágica que le abre todas las puertas, "rumbo al Jumbo Jet que lo llevó a Nueva York" (I 12). Asdrúbal/Willie es una especie de nuevo picaro, una reencarnación de Juan el Romero/Juan el Indiano del cuento de Carpentier,"EI camino de Santiago". El disfraz, la estructura itinerante, las apariencias, el cambio de nombre, la marginalidad y el deseo de medrar son otras tantas características del género picaresco.También el título "pudo emigrar a mejor vida" recuerda el estilo de la novela picaresca. Hace pensar en 'pasar a mejor vida', que puede significar tanto 'morir' como 'llegar a una mejor situación'. La referencia al género picaresco incita a reflexionar sobre el deseo eterno del hombre de migran la búsqueda de una utopía que muchas veces se convierte en distopía, los mecanismos del dinero que mueven al mundo, ahora y entonces. Andrés L. Mateo advierte a este respecto en su libro Al pío de la dominicanidad (1996: 15-18) que los dominicanos luchan constantemente entre ser y parecer Además, el cuento nos invita a reconsiderar el choque entre identidad y adaptación, otherness y someness. Martínez-San Miguel lo formula así:"[...] el relato destaca la fragilidad o invisibilidad de estas barreras étnicas, mientras que señala la profundidad con la cual estos mismos límites imaginarios sirven de asidero para constituir identidades que se piensan a sí mismas como homogéneas y excluyentes" (2003: 174). Finalmente, subyace también en el cuento una crítica al machismo (nada sorprendente en Magali García Ramis), ya que los actos de Asdrúbal son presentados como una manifestación de hombría: "Un hombre, cuando algo tiene que hacer; no lo piensa tanto. Un hombre se decide, [...]" (109). Comentario que resulta bastante irónico, cuando se sabe que la mayoría de los migrantes son mujeres. Este cuento presenta una semejanza con la obra de teatro de Ramos Escobar, Indocumentados: el otro merengue. En esta obra, el dominicano Gregorio Santa (el casi kafkiano Gregorio Samsa) le compra en Nueva York la identidad a la madre de un criminal puertorriqueño, Luis Jiménez, a quien mataron en un atraco a un supermercado. Gregorio Santa se cambia el nombre, la apa-

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ciones.

Agradezco a la escritora puertorriqueña Marta Aponte Alsina estas virginales aclara-

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rienda física y la manera de hablan bebe cerveza puertorriqueña, escucha música puertorriqueña, se identifica con los iconos de la cultura popular de Puerto Rico (el Gallito de Manatí). Incluso hace suyas las ideas políticas conservadoras de asimilación. Cuando sus compañeros le obligan a contar un chiste sobre los dominicanos, Gregorio/Luis empieza citando los famosos versos de la patriota puertorriqueña exiliada en Cuba Lola Rodríguez deTió (I 843-1924), que (irónicamente) defiende cierta unidad caribeña: "Cuba y Puerto Rico son/ de un pájaro las dos alas/ reciben flores o balas/ en el mismo corazón"62... "Y el pobre Santo Domingo" continúa Gregorio/Luis, pero no es capaz de terminarlo él mismo. Otro obrero lo completa con sorna:"es por donde el pájaro caga" (Ramos Escobar 1991: 84). Después de haber pronunciado (o sugerido) esta última "legitimación de su puertorriqueñidad" (Martínez-San Miguel 1998a: 159), Gregorio/Luis se hunde completamente y está tan deprimido que busca un escape en el alcohol. Finalmente, lo despide su jefe italiano, Brocco, quien le achaca todos los defectos de los puertorriqueños: "Too much talk, no action. [...] you are always drunk [,..]Tu sei lazy, like all portorricans" (Ramos Escobar 1991: 89). Gregorio/Luis concluye que la única solución consiste en regresar: "Nosotros somos otra cosa y tenemos que dar la batalla allá en nuestro país" (Ramos Escobar 1991: 101). La obra desemboca en una fusión del dominicano Gregorio y del puertorriqueño Luis muertos por una misma bala (¿la del poema?) en el supermercado. Jorge Duany resume: "La obra demuestra que el debate fundamental de la migración es cómo sobrevivir sin dejar de ser" (1995: 127).

2.2.3. LIZETTE GRATACÓS W Y S , "YOLANDA (GERUNDIO FEMENINO)"

"Yolanda (gerundio femenino)" de Lizette Gratacós W y s se centra en una mujer lo cual aparece subrayado por la inexistente forma femenina del gerundio del verbo yolar, viajar en yola (balsa). A la vez, Yolanda es un nombre frecuente en el Caribe. El cuento comienza con una descripción en tercera persona no de una tal Yolanda, sino de la dominicana Lusitania. Lusitania está viajando en guagua cerca del mar con otras dos personas, que resultan ser parientes suyos. En un flash-back nos enteramos de que su prima Margara

62 Reproduzco algunos versos del conocido poema "A Cuba": "Cuba y Puerto Rico son/ De un pájaro las dos alas,/ Reciben flores o balas/ Sobre el mismo corazón.../ ¡Qué mucho si en la ilusión/ Que mil tintes arrebola/ Sueña la musa de Lola/ Con ferviente fantasía,/ ¡De esta tierra y de la mía/ Hacer una patria sola!".

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- q u e ya vive en Puerto Rico- la incitó a coger la yola. Lusitania, otro nombre clásico63, está casada con Artemio, un hombre muy machista, que perdió su trabajo, y tiene dos hijas, Myosotis y Sujeili. Vive en el campo asfixiante de Constanza. Es probablemente de ascendencia africana, lo que podemos colegir de una sola mención de sus "gruesos labios" (Gratacós W y s 1998: 25). Se ve cobijada por su familia muy numerosa y por los vecinos, dos redes afectivas que constituyen un vínculo muy fuerte en la República Dominicana. N o hay comida, no hay dinero: su vida parece un callejón sin salida. Para alcanzar su objetivo, Lusitania tiene que enfrentarse a una serie de obstáculos, como si se tratara de un rito de iniciación (parodiado). Se ve obligada a volver a casa para juntar más dinero, tiene la mala suerte de encontrarse con su marido, de quien se quiere deshacer de cualquier manera, dos parientes se empeñan en acompañarla, situación que provoca la cómica observación: "ahora media capital iba a coger la yola con ella" (32). Lusitania no tiene perspectivas muy claras, ya que las define como "futuro prometedor", "vida mejor", "lado de la fortuna" (28; 33; 35). Lo importante es coger la yola,"más allá de la costa los pensamientos se diluían" (28). Le dicen que vaya a las montañas a casa de Virgilio, una suerte de broker (intermediario) en el negocio de los enyolados. Allí se encuentra con otra gente de su región, que "lleva[n] meses allí viviendo por los montes en espera de una yola" (34). Se les podría calificar pues de nuevos cimarrones, llamados manieles en la República Dominicana: no huyen del amo, sino de la pobreza. Y quizá podríamos conjeturar que se mantendrán en esta situación cimarrona, ya que posiblemente vayan a vivir a Santurce, antiguo lugar de cimarrones de Cangrejos, ahora convertido en área comercial 64 . La forma en que son embarcados recuerda los métodos de la trata. Son agrupados por región, como si fuesen nuevas tribus, y "[¡Junto a otros grupos avanzan como ganado" (35; mi énfasis). Después de haber sido llevados al mar en un barco muy precario, tienen que

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Lusitania, el nombre en latín de lo que llegaría a ser Portugal, designa asimismo un barco

de la Línea Cunard que aseguró el transporte entre Gran Bretaña y Estados Unidos. Ese barco fue hundido por los alemanes el 7 de mayo de 1915. La presencia a bordo de 124 norteamericanos hizo que este incidente provocara la entrada en guerra de Estados Unidos. Actualmente los barcos de la Cunard Une sirven de cruceros, por ejemplo, en el Caribe. La referencia es por tanto doblemente irónica. Por una parte, recuerda otro barco que fue hundido en i 898, el Maine, pretexto para empezar the Little Splendid War. Por otra parte, se sobreponen en cierta forma el viaje en crucero, también presente en La última noche que pasé contigo (1991) de Mayra Montero, y el viaje en yola. Por tanto, el nombre de Lusitania viene a reunir una serie de asociaciones emblemáticas para el presente y el pasado del Caribe hispánico, M

Duany identifica Santurce con "la antigua comunidad cimarrona de Cangrejos" (1990:53).

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nadar hacia la verdadera yola. C o m o Lusitania y su amiga Diana no saben nadan intentan volver Las prietas aguas anuncian su muerte cercana en el agua letal, pero las salva Virgilio: "Repentino, Virgilio alcanza a las dos mujeres y cual hechizador hindú con una culebra se echa a Lusitania sobre los hombros; seguidamente agarra a Diana, más francés y menos hindú, la mete bajo el brazo, e impulsado por la fuerza de la costumbre se desliza rompiendo ágilmente las aguas" (36). Virgilio, que además de hechizador hindú, también podría ser calificado de Caronte o Cristóforos, "rompe las aguas", expresión muy cercana a "romper aguas", que sugeriría un parto o nuevo nacimiento 65 . Pero no sabemos si Lusitania va realmente a una nueva Tierra Prometida, el Edén, o si tiene que pasar por o ir al infierno (recordando que Virgilio acompaña a Dante a este lugar)66. La historia termina de una manera sumamente ambigua y contradictoria: Semiconscientes caen restrelladas a bordo. El silencio retumba en los oídos de Lusitania, sus ojos miran el rojo intenso del d o l o r ; con las manos entumecidas se agarra la espalda, que, herida p o r las m o h o sas cadenas de la /ola, p o r la t i e r r a de los campos, p o r la jaula de verdes y niñas jugando a que pelean, queda marcada en corazones de hierro (36).

La marca en forma de corazones ya había aparecido anteriormente, cuando Lusitania estaba sentada en la mecedora soñando con yolas:"[...] la espalda entumida, marcada por el hierro doblado en corazones" (23). En esta primera mención, ella misma se infligió la marca, ya que se presionó contra el respaldo de la mecedora. Al final influyen causas tanto externas como internas: las marcas debidas a las cadenas de la yola recuerdan las marcas herradas en los cuerpos de los esclavos, pero Lusitania también es marcada emocionalmente por el recuerdo de su casa, su tierra, sus hijas. De esta manera lo que podría limitarse a un cliché de esclavitud, se convierte en un símbolo más

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Quizá no sea una casualidad que una dominicana describa el viaje en yola de la siguiente

manera: " C u a n d o yo venía en la yola se podían ver los tiburones alrededor de ésta. Fue el m o m e n t o más amargo de mi vida. Sin embargo, el proceso es como un parto...

Cuando llegué

me olvidé de la experiencia y creo que lo volvería a realizar si fuera necesario" (Duany 1990: 81; mi énfasis). Sé que en Puerto Rico (y en la República Dominicana) es más frecuente la expresión ' r o m p e r fuente' que ' r o m p e r aguas' para indicar el parto, p o r lo que mi interpretación podría cuestionarse. 66

Se encuentra la misma imagen de Nueva York en Georges: "Thus, Pineros [dwellers o f

Los Pinos] had few illusions about what conditions they would find once they migrated. [.. .J.This lack o f illusions is also seen in the comment a Pinera made t o me on her first visit back t o Los Pinos after migrating:'NewYork isn't the hell I expected it to be'" (1990:226; mi énfasis).

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denso y más ambiguo, ya sugerido por la misma oposición entre "corazones" y "hierro". El cuento presenta por tanto una visión 'con' la migrante, sin dejar de insistir en los efectos tragicómicos y en las dudas. Julio Ortega da el siguiente comentario: En lugar de la épica migración, de la agonía del viaje y la identidad subalterna, aquí el personaje se entrega a la fuerza de la migración, cuyo tránsito (en la "yola" clandestina que cruza el estrecho) se nos aparece como sonambúlico, errático, aunque fatal. Lusitania es ya un personaje pleno de la nueva literatura latinoamericana: camina, corre, nada, navega, desplazada por la fuerza migrante que la arrebata; se mueve casi alucinada, más débil y más fuerte cada vez (s. a.: I I).

"Yolanda (gerundio femenino)" nos enseña una manera más humana y a la vez más desesperada de enfrentarse al futuro incierto. Hay ironía, aunque no sarcasmo y no se formulan ni juicios morales ni denuncias.

2.3. Los escritores dominicanos "En alta mar" (José Alcántara Almánzar) Del lado dominicano, mi pesquisa de textos de carácter literario sobre los enyolados fue bastante frustrante. Pareciera como si los escritores no se atrevieran a literaturizar este problema omnipresente en la realidad dominicana. Muy significativamente encontré dos cuentos que empiezan narrando un viaje de enyolados como pretexto para otro tipo de narración. En "Cuentos de las doce y una tardes" de Emelda Ramos (1998: 101 -1 I I), doña Meche insta a su criada Briseida bajo el lema "ficción contra muerte" a que cuente su historia sobre sus encuentros amorosos con un indio en lugar de ir preparándose para salir en yola, porque sólo le esperarían deudas, violaciones, muerte o intercepción por los guardacostas. En "La isla", Luis Martín Gómez (2003: 615) imagina a un profesor de literatura/escritor en una yola que naufraga. Alguien de su clase social no se arriesga en un barco: "El intento estaba bien para la obrera que se ahogó en sus manos, o para los campesinos que el capitán mató a tiros porque quisieron sublevarse; pero él, profesor universitario, qué hacía en esa yola maltrecha, en ese zapato chueco dando traspiés en un mar que no se deja andan [...]" (Gómez 2003: 6). No importa la travesía, sino los sueños nunca realizados del escritor/profesor; quien se salva en una isla y comienza por inventar cosas como pan, libro, flor; papel que le llegan de verdad (¿o será en su delirio?). Al cabo de unos días los guardacostas lo encontrarán muerto.

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Después de insistentes búsquedas de t e x t o s s o b r e el tema, sólo p u d e conseguir dos novelas escritas p o r mujeres totalmente desconocidas para mí: Canoas de falso piso. Novela de los Ilegales (I993)

de Ludín Lugo y Mar de san-

gre. Una historia hecha novela (2000) de Elba D o m e n e c h Soto 67 . Ambas cubiertas enseñan una yola con gente azotada p o r la lluvia en el caso de D o m e n e c h Soto y una yola atiborrada de gente para la o b r a de Lugo. A u n q u e figura el t é r m i n o de "novela" en ambos subtítulos, no llegué a detectar su literariedad, pero me interesa c o m e n t a r sucintamente estos dos ejemplos que delatan la manera esquiva de bregar con este tema. En Canoas de falso piso. Novela de los Ilegales, la intriga, de m a n e r a m u y extraña, no se centra en los enyolados, sino en la historia melodramática de la niña rebelde Anastasia, hija natural de Marina y de un "cubano t r o t a m u n d o s " (Lugo 1993: 69). El haitiano Arystil Disnac se apiada de ellas, pero a causa de una pelea p o r celos se ve obligado a huir a los bateyes y se convierte en Letuá Meredith. Presenciamos las fortunas y adversidades de Anastasia que va en busca de su padre. Lo sigue hasta en Haití. H a r t a de la vida m o n ó t o n a del lugan pasa a las Bahamas en barco y luego a Miami en lancha, donde se escapa a duras penas de las garras de un proxeneta. Siempre tiene la suerte de ser acogida p o r protectoras benignas. A lo largo de la historia la ayuda y la espera pacientemente el Príncipe Azul, el p i n t o r a c o m o d a d o G i l b e r t o Achaldo, con quien se reúne. La pareja t e r m i n a ocupándose en t r a n s p o r t a r a dominicanos ¡legales a Puerto Rico de una manera 'decente', es decir; c o b r a n d o un precio justo y ayudando con la integración. Anastasia muere dramáticamente en un paseo de placer en yola, lo que causará a su esposo trastornos psíquicos. El t e m a de los inmigrantes en yola sólo aparece al inicio (capítulo II y III, dos viajes en yola a Puerto Rico al arbitrio del h o m b r e malo, Alcides Marte, que explota a los enyolados) y hacia el final (capítulos XII y XIII, los viajes en yola organizados p o r G i l b e r t o y Anastasia que tratan bien a los enyolados). N o s enteramos de determinados elementos factuales: el precio p o r la travesía, las dificultades para entrar en el país, la ayuda p o r parte de p u e r t o r r i q u e ños y dominicanos ya residentes en Puerto Rico, la corrupción en el negocio

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Torres-Saillant comenta brevemente Puerto Rico: Una ruta incierta al Norte (1993) de Raúl Martínez Rosario y Marina de la Cruz (1994) de Félix María Mendoza, libros en los que Puerto Rico es etapa intermediaria para terminar respectivamente bien y mal en Estados Unidos. Menciona también Viajes suicidas (1996) de José Francisco Cheas. N o he podido dar con estos libros.Torres-Saillant dice que el hecho de que los libros se hayan publicado con pocos recursos "da la medida de la urgencia que ellos le atribuyen a la diseminación de información acerca del drama de los viajes en yola" (2004:28). N o obstante, no es fácil conseguir estos libros, de manera que la difusión sigue siendo mínima.

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de las yolas, el hambre... Hasta se alude a la manera de hablar de los dominicanos residentes en Puerto Rico, tema que ya he señalado en relación al cuento de Magali García Ramis. Así, Benita, una "mojaita" ya residente en Puerto Rico, da la siguiente lección a sus amigas: Aquí tienes que hablar ¡gualito, exactamente igual a los puertorriqueños: si no te echan mano y te deportan. Aquí hay un servicio de espionaje en los supermercados, en las tiendas, en las guaguas. Te detectan por el modo de hablar; principalmente. Oye, no se pide Montecarlo, sino Winston, no digan chele sino centavo, ni digan cuartos sino chavos. Eviten pedir refresco, pidan soda (Lugo 1993:26).

Luego se reproduce en el capítulo XVII una conversación sobre los enyolados entre sicólogos, historiadores y sociólogos que investigan las razones que impulsan a coger la yola. Constatan que no todo es un lecho de rosas. Hay quienes fracasan y quienes salen ganando, aunque el optimismo me parece un tanto exagerado: Otros, por el contrario, adquieren buenos trabajos en albañilería, carpintería, plomería, etc., porque al obtener el manejo de un oficio en su país, cuando llegaron a Borinquen cayeron de pie. A veces, son reconocidos por su seriedad y buena formación, de suerte que adquieren posiciones de Watchman (Lugo 1993: 154; mi énfasis).

Por lo que he podido averiguar; estas posiciones tampoco son tan envidiables económica y socialmente hablando. En lo que se refiere a las causas y los culpables de esta situación, el primer capítulo parece sugerir que la falta de ayuda del Gobierno provoca el éxodo de los dominicanos. Un reportero (¿corrupto?) Fernando Valeriano incita a la gente pobre de la región oriental a reivindicar sus tierras y pedir al Gobierno materiales para trabajarlas y a no salir del país. Les pide que firmen una carta para llevarla al Gobierno. La gente lo cree, pero no pasa nada. Por eso en el segundo capítulo pasa lo siguiente: Con ese lento transcurrir de semanas, meses y hasta años, aquella gente se cansó de esperar y... Un buen día resolvieron reunirse de nuevo para tomar una decisión, pues ya era la época en que las personas se iban en yolas del país, debido a los cantos de sirena que venían, allende los mares, a entusiasmar a nuestros nativos. Diríase que se reiniciaba el antiguo ir y venir (Lugo 1993: 19).

La trama presenta, por tanto, algunos elementos interesantes que mediante una elaboración escritural menos patética y retrógrada y una estructura más coherente hubieran podido resultar en un texto más denso.

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La otra "novela" sobre enyolados, Mar de sangre, compite en dramatismo con la anterior. Luciano, un niño modelo, logra su vida en Puerto Rico y luego pasa a Nueva York gracias a su esfuerzo y su rectitud moral. La narradora, trasunto de la escritora, dice haber hecho entrevistas a Luciano. N o obstante, la historia dista mucho de ser un testimonio oral, género apenas practicado en la República Dominicana. El lenguaje es muy pulido y raya en lo cursi: se habla púdicamente de "materias fecales" o la explicación de Luciano sobre los diferentes tipos de ángeles se tilda de "conversación teológica" (Domenech Soto 2000: 26; 23). El tono es moralizante: el bien -Lucianotriunfa sobre el mal -Melcíades- Luciano siempre se porta bien, arregla sus papeles con un abogado sin que especifique el trámite que probablemente consistirá en un pago (léase soborno). Estudia, luego se casa a petición de Luz del Alba, una hija de familia adinerada. La relación amorosa no está manchada por ningún acto de impudor Ni al acercarse a un locus amoenus ceja el recato. Cuando Luz del Alba se quiere bañar en un río en el campo, advierte el protagonista: [...] no la dejé quitarse la ropa, para evitar las tentaciones del cuerpo humano. Pero ella, se entró al agua con todo y ropa...Yo hice lo mismo para acompañarla y allí, aún vestidos [s/c], surgieron calurosos abrazos y ardientes besos, que sólo el agua fresca del río apagaba el fuego que erupcionaba en nuestros cuerpos (Domenech Soto 2000: I 15).

Melcíades, apodado el "matador de tiburones", es todo lo contrario. N o sólo demuestra pasajeras inclinaciones homosexuales hacia Luciano, sino que después lleva una vida lujuriosa no sin arreglar su situación casándose con la dueña de la casa de familia en la que residen. Está "tirando hijos al mundo como si fueran pollos" (Domenech Soto 2000: I 16). Acaba muriendo de sida y contagia a su esposa y a uno de sus hijos, de manera que ambos fallecen también. Aun y cuando los malos son actualizados (muere de sida y no de sífilis, por ejemplo), las descripciones y las imágenes literarias del tipo "un precioso arroyo nos brindó sus aguas" y "el vientre del océano fue su tumba" (Domenech Soto 2000:45; 20) suenan anticuadas. Desde el punto de vista informativo, se manejan una serie de clichés: Nueva York es el centro del mal, ya que Melcíades cayó allí en las garras de unos delincuentes que vendían droga. A la vez, Nueva York puede ser laTierra de Jauja a condición de que se entre legalmente o por razones políticas. Melcíades pone el ejemplo de los marielitos cuya suerte parece no corresponder en absoluto con lo que Reinaldo Arenas evocó en Antes que anochezca (1992). Dice Melcíades de manera muy simplista:

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También puedes llegar a Estados Unidos como exiliado político y te dan apartamento, comida, medicare, ropa, te lo dan todo. Esa fue la razón por la cual, llegaron miles de cubanos por el Marielito, porque los dejaron salir de Cuba, para conveniencia del gobierno cubano. Esa fue una ayuda muy buena para Cuba (Domenech Soto 2000:58). El naufragio durante la travesía no puede competir con la densidad sugerente de textos como Relato de un náufrago (I995a) de Gabriel García Márquez: no hay introspección, ni descripción de las vivencias y emociones durante el viaje angustiante. En cuanto a su acogida en Puerto Rico, ésta parece más propia de un cuento de hadas: Luciano y Melcíades pueden trabajar en la finca adonde llegan después de una caminata larga. Una carta de recomendación del dueño de la finca les abre las puertas a un trabajo en un restaurante en San Juan. Apuntan brotes de racismo, por ejemplo, en boca del cocinero que les tilda de "hijos de la Mona", lo que provoca una pelea con Melcíades.También aflora el miedo de Luciano causado por la ilegalidad: " M e sentía como un delincuente, al estar en otro País prófugo, ocultándome de la sociedad" (Domenech Soto 2000: 102). Se menciona una vez la ¡dea cliché por parte de determinados dominicanos de que sólo son los delincuentes quienes se van del país. De esta forma, Mar de sangre. Una historia hecha novela se compone de una serie de estereotipos y representaciones muy blanquinegras contadas en un ambiente de proclama moralizante, casi evangélica. En un "Apéndice" la autora condena la migración y culpa al gobierno (¿el de Balaguerque gobernó hasta 1996 o el de Leonel Fernández [1996-2000]?) de que no se preocupe por sus ciudadanos. Aboga por tener un gobierno sin corrupción, idea casi utópica en la República Dominicana. Expone ideas que nos parecen ya obsoletas, aunque fomentadas durante mucho tiempo en la República Dominicana y por eso vigentes hasta hoy en día. Así, habla del Estado como de una gran familia dominicana y del presidente como padre de todo ciudadano: "El gobierno debe de velar por la existencia de cada ser humano en el País... [...]; porque cada ciudadano es un hijo de la Patria" (Domenech Soto 2000: 141). Luego agrega unos párrafos de inspiración marxista, diciendo que es el proletariado quien se lanza al mar: "En esta sociedad del proletariado, la paupérrima es la que expone su vida sin importarle la muerte y emigran" (Domenech Soto 2000: 143). Sabemos que esta afirmación es refutada por los estudios antropológicos, ya que la estratificación social es más diversificada (Duany 2004). Vemos por tanto que hay un tratamiento paternalista e idealizado de la cuestión de los enyolados. La falta de literaturización de este tema muy presente en los periódicos y los medios de comunicación es significativa. Es uno

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de los muchos campos silenciados en esta sociedad compleja que es la República Dominicana desde el punto de vista histórico, racial, familiar y cultural. El único t e x t o q u e desde un e n f o q u e literario supera c o n creces los libros comentados anteriormente es el minicuento de José Alcántara Almánzar "En alta mar", publicado p o r primera vez en 1989. Entronca con la visión de Lizett e Gratacós W y s , aunque el c u e n t o de Alcántara Almánzar fue escrito c o n diez años de anterioridad. C o m o dato significativo, el escritor me c o m u n i c ó que lo había redactado en 1988 cuando estaba en Alabama c o m o profesor Fulbright. Acaso la distancia física permitió evocar este t e m a candente, entonces y ahora. Parece que el escritor se sentía muy frustrado p o r t o d o lo que estaba ocurriendo en el país al confesar: Salí del país hastiado de su crisis permanente y el deterioro que ha socavado los cimientos mismos de nuestra sociedad. En Santo Domingo sentía un cansancio visceral de todo lo que me rodeaba. Asqueado de los políticos y sus artimañas, la corrupción y todo lo demás, olfateaba una violencia que veía crecer con el paso de los días, a causa del azote de la inflación y las injusticias que a diario se cometen en la República Dominicana (citado en Torres Hernández 2002:42). Por la brevedad del cuento he preferido copiarlo en su totalidad: El helicóptero daba vueltas sin atreverse a descender Ella recordó, mientras sus pulmones se llenaban de agua, que había resuelto escapar de madrugada -igual que todos-, abandonando aquel pueblo costero donde nadie encontraba qué hacer y los días, calurosos y húmedos, únicamente traían un polvo roñoso de caminos abandonados y malas noticias. Por unos minutos regresó mentalmente a su casa para ver a sus hijos correteando en el patio y la cara de resignación de su hermana al enterarse de aquel viaje clandestino a la isla vecina. Ella fue de los primeros en sospechar lo que ocurría en la vieja lancha pesquera. Olfateó la desgracia en el nerviosismo de los timoneles, en las miradas evasivas y en los torpes movimientos de los que dirigían la operación. Cuando empezó la tragedia ella quiso luchar como los otros, pero los hombres eran fuertes y estaban entrenados. Uno le dio un puñetazo y ella cayó al agua, con un pataleo de gallina asustada. Las otras mujeres y los muchachos más jóvenes gritaban, alzaban los brazos tratando vanamente de flotar Mientras los náufragos desaparecían para siempre en las aguas del Mar Caribe, el helicóptero de rescate seguía dando vueltas, observando la escena desde lejos, como una gaviota extraviada y perpleja que no se arriesga a pescar en aguas desconocidas (Alcántara Almánzar 2000:97-98). Este cuento de sorprendente densidad va revelando p o c o a p o c o que se t r a t a de los yoleros dominicanos. A l igual q u e en Lizette Gratacós W y s se

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trata de una mujer protagonista que, en el mar; se encuentra en ese instante entre la vida y la muerte y dedica su último pensamiento a sus hijos y a su familia. La narración se construye a partir de unas tensiones espaciales: dar vueltas/inmovilidad del ahogo; arriba/abajo; escapar/regresar. Al inicio, el narrador focaliza desde arriba y luego se acerca a la visión de la mujer innominada que se está ahogando. Nos enteramos de que el ahogo no es un intento de suicidio individual, sino que la mujer participa en una huida colectiva de su pueblo costero. El viaje clandestino tiene una meta concreta: la isla vecina. Luego, la mención del mar Caribe en el último párrafo limita la posible ubicación. Sin embargo, Alcántara Almánzar evita adrede las palabras enyolados o yoleros. Habla de "náufragos", y no escribe yola, sino "vieja lancha pesquera" y es una "tragedia".Todas estas palabras unlversalizan la situación evocada, no relacionada con una época o un país determinado. Se llamen balseros o boatpeople, se desplacen en balsas o pateras, la realidad de los personajes es la misma. Las causas de la emigración son sugeridas de una manera muy sutil y generalizados. La falta de perspectivas y el desempleo se condensan en el potente sintagma "polvo roñoso". La insistencia en la letra'o' se puede interpretar como otros tantos círculos viciosos de los que no se puede salir El "polvo roñoso" se aplica tanto a algo concreto, los caminos, como a algo menos tangible, las malas noticias. La expresión quiasmática "caminos abandonados y malas noticias" es otra figura estilística que hace que volvamos al mismo punto central. Así se expresa la situación de sin salida que indujo a la mujer a embarcarse. Las condiciones precarias de la lancha también son insinuadas de manera sutil: el adjetivo "vieja" implica la azarosa seguridad del viaje. Las sensaciones sinestésicas anuncian el drama que se avecina: la mujer "olfatea" la desgracia en las miradas. En la yola se reproduce el macrocosmos: es una lucha por sobrevivir; impera la ley del más fuerte. Los que organizan el viaje ya saben de antemano que van a hacer que los tripulantes -salvo ellos- se ahoguen y la guardia costera tampoco intervendrá. La posible salvación o liberación es simbolizada por la gaviota/helicóptero. El helicóptero se convierte ya en un ente animado desde el inicio: no se "atreve" a descender con este verbo que requiere sujeto animado. Al final es comparado a una gaviota extraviada en oposición a la gallina asustada que sería la mujer Además el helicóptero observa, es decir se convierte en metonimia de los guardacostas norteamericanos. Así se dirige una crítica a las autoridades puertorriqueñas/norteamericanas, que rescatan a los dominicanos sólo para devolverlos a su país. La República Dominicana, tan cercana a Puerto Rico, es separada por aguas desconocidas por la isla del Encanto, extraterritoriales. Según Yolanda Martínez-San Miguel este cuento sería la prueba de "la invisibi-

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lidad o ausencia simbólica del emigrante en el imaginario insular, mientras señala la falta de apoyo y solidaridad entre los dominicanos y el gobierno de la isla que se lucran con el tráfico de ilegales, y los compatriotas que buscan alguna forma de llegar a tierra estadounidense [léase Puerto Rico]" (2003: 282). Sin embargo, como he demostrado, el cuento también presenta una vertiente más universal como manera de asumir esta realidad hiriente para los dominicanos. El poder de evocación de este breve texto reside por tanto en la visión 'con' la mujer, la compasión con su tragedia, no aliviada ni por un asomo de esperanza ni por una chispa de humor68. De todas formas, en los ejemplos comentados, vemos que la manera de bregar con esta herida dolorosa es esquivándola (Emelda Ramos, Luis Martín Gómez), adoptando un tono moralizante (Ludín Lugo, Elba Domenech Soto) o unlversalizándola (José Alcántara Almánzar).

2.4. Lo que la literatura nos enseña... Unas noches cerradas sí y otras también, los personajes de la novela de la yola, intentan fugarse de la ilegalidad suprema, la ilegalidad del hambre. "La novela de la yola" (Sánchez 2004: 108)

Gran parte de los textos analizados nos proporcionan mucha información de índole socio-económica, que se corresponde en parte con los datos recogidos en los estudios antropológicos, a los que me he referido en varias ocasiones. Se evocan las dificultades durante la travesía, los barrios donde se concentran los dominicanos, los empleos precarios, los fuertes lazos de parentesco y de

68 El mismo tono muy dramático caracteriza otra historia de travesía por mar de un haitiano que va en dirección a Estados Unidos. Me refiero a"Children of the sea", el bellísimo cuento de Danticat recogido en Krik? Krak (1996: 3-29). Se alterna la narración de una chica salvada de la represión de los tontons macoutes gracias al dinero de sus padres con el diario de su compañero, militante rebelde que hizo programas de radio y que se lanzó al mar para huir de las represalias. Una mariposa negra es la señal para la chica de que su compañero se ahogó: regresó hacia Agwé, la diosa del agua y del mar. Hay que admitir que el tema es todavía rico en interpretaciones. Alvarez Borland comenta una historia de tres balseros narrada por Joaquín Fraxedas, The Lonely Crossing ofJuan Cabrera/ La travesía solitaria de Juan Cabrera (1993) y también la impresionante evocación de balseros en Vista del amanecer en el trópico de Guillermo Cabrera Infante (1974:217-219), que se identifica con el yo que sobrevive para poder contar la historia y que suscita gran empatia (Alvarez Borland 1998:93-97; 37).

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amistad, el comportamiento de los inmigrantes dominicanos, los trucos que usan para salir de la clandestinidad... A pesar del caudal de información, el interés literario reside en la manera en que se representa y se percibe a los enyolados. Considerando únicamente "El día de los hechos" y los cuentos de Magali García Ramis, Lizette Gratacós Wys y Alcántara Almánzar; me parece que los cambios geográficos son significativos. Del eje Puerto Rico-República Dominicana (con una referencia a las fricciones entre Haití y la República Dominicana), saltamos a Puerto Rico, trampolín hacia Estados Unidos. El cuento de Gratacós Wys se concentra en la República Dominicana y termina simbólicamente en el man el lugar ¡n-between y/o de posible unión por excelencia. Es allí donde se ubica también la recreación de Alcántara Almánzar En lo que atañe a la intriga, salvo en el caso de Alcántara Almánzar, se trata de finales abiertos, que siembran dudas en cuanto al porvenir de los dominicanos (ya sea en Puerto Rico o en Nueva York) 69 .También es significativo el cambio de los protagonistas: de hombres en Vega y García Ramis pasamos a mujeres en Gratacós W y s y en Alcántara Almánzar 70 . Aunque los cuentos están escritos en tercera persona - l o que implica distancia-, se puede observar un creciente énfasis en las emociones y sentimientos de los protagonistas. De una representación irónico-satírica y estereotipada de Filemón, pasamos a una manera más matizada de ver al otro. Asdrúbal todavía se deja guiar por los muchachos del barrio: son ellos quienes le dictan lo que tiene que hacer N o parece capaz de defenderse ante las miradas irónicas de los demás, que se ríen de la defensa de su heroico nombre. N o obstante, el lector siente cierta simpatía (en el sentido etimológico) hacia él. En

69

A u n q u e Filemón Sagredo hijo muere, se enfoca al final del cuento a uno de sus hijos y la

misma narradora sugiere que la historia continuará:"Para cualquier novedad pueden contar conmigo. Yo lo sé casimente t o d o . Siempre ando p o r ahí el día de los hechos" (Vega 1983: 27). 70

A este respecto m e parece llamativo el giro que le da Mayra Santos-Febres en una narra-

ción insertada de manera un t a n t o forzosa en su novela Cualquier miércoles soy tuya. U n o de los personajes, el dominicanoTadeo, cuenta su frustrado viaje en yola. El énfasis no está t a n t o en la angustia de la travesía, sino en la violación de la única mujer a b o r d o p o r cuatro viajeros y el intento de salvarla p o r p a r t e de Tadeo. C u a n d o finalmente los detecta la guardia costanera, la mujer ha desaparecido en el agua: prefirió ser tragada p o r el agua antes que cargar con esta violación de su cuerpo y ser devuelta a la República Dominicana. La escena descrita es muy violent a y sugiere un paralelismo entre la exposición de la mujer al peligro de los hombres y la e x p o sición de los enyolados al peligro del mar: "Los otros veían el man las olas enormes aquellas de aquel infierno de agua subiendo y bajando, las nalgas del t i p o subiendo y bajando y alguien pasaba una botella" (Santos-Febres 2002: 188). El infierno del mar se proyecta en el infierno que vive la mujer

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Gratacós W y s y en Alcántara Almánzar el enfoque es más compasivo: asistimos a la lucha de Lusitania y de una mujer innominada en toda su desesperación y humanidad. Por eso podría interpretar los cuentos comentados como tres etapas en la representación del dominicano, caracterizadas por un acercamiento cada vez mayor en el sentido geográfico y psicológico/humano. N o obsta que sobrevivan determinados clichés del lado puertorriqueño. La elección de los nombres (Filemón, Asdrúbal, Lusitania) parece responder a ciertas ¡deas preconcebidas sobre cómo se tienen que llamar los dominicanos y su "hablaicito paiticulai" (Vega 1983: 23) está explicitado en los tres cuentos puertorriqueños, mientras que Alcántara Almánzar maneja un lenguaje más neutro. Además, los contextos intertextual e histórico que he sugerido (a veces en nota), permiten leer estos cuentos en un marco más amplio que tiene resonancias filosóficas, míticas y ortológicas. Se tocan unos temas eternos como el poder del dinero, las formas de esclavitud, el desplazamiento, las pruebas en la vida, la traición, el ser y el estar Prosiguiendo con este marco más general, los cuentos plantean una serie de paradojas respecto al racismo y a la identidad. Empecemos por el racismo en su sentido más estricto, es decir fenotípico. La primera paradoja consiste en que los dominicanos no se consideran como negros en su país. Pero a los ojos de los puertorriqueños no son como ellos, no son blancos. Silvio TorresSaillant defiende la tesis de que los dominicanos tendrían una conciencia desracializada y que se verían a sí mismos como no blancos y no negros por razones históricas. Su blackness no constituiría un componente central de su identidad (Torres-Saillant 2000: 1090). Además, ya sabemos que muchos dominicanos se caracterizan por una negrofobia, que es concretamente una dinámica de antihaitianismo fomentado por el Estado. Dado que los dominicanos de origen afrocaribeño no se clasifican bajo el rótulo de negros, tolerarían este odio hacia el haitiano negro71. En Puerto Rico, al contrario, Duany advierte que "most Dominican ¡mmigrants are viewed as blacks and mulattoes (in local lore, prietos, morenos and trigueños). [...] Dominicans face the intense stigmatization, stereotyping, prejudice, and discrimination against all people of African origin" (1996: 255). Aunque los puertorriqueños dicen no pensar en términos blanco/no blanco, sino que matizarían más (Duany 2002), sorprendentemente en este caso, esconden bajo el pretexto de una piel no

71

Jean Price-Mars ya indicó este "bovarismo" racial de los dominicanos, como comenta

Mateo en "El Bovarismo Racial de los Dominicanos" (1996:36-38).Véase también David Howard (1999; 2001) y Sagás (2000) para el delicado problema racial en la República Dominicana.

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blanca (¿peau no/re?) un racismo de tipo social y cultural. Los dominicanos (negros y mulatos) no han aprendido a defenderse de este racismo puertorriqueño a causa de su conciencia supuestamente desracializada. C o m o ya señalé, los dominicanos intentan imitar a los puertorriqueños en una mimicry desplazada. Paradójicamente, los puertorriqueños son tratados de la misma manera por los estadounidenses, como lo demuestra "Encancaranublado" de Ana Lydia Vega. Por tanto, los chistes étnicos sobre los dominicanos negros, perezosos y estúpidos pueden ser aplicados a cualquier tipo de minorías. Son "chistes reciclados" en las palabras de Luis Rafael Sánchez (1995: 75).También Lowell Fiet en su obra/performance "Oíste el chiste del dominicano" sólo cambia la etnia repitiendo los mismos chistes. Martínez-San Miguel advierte: "Paradójicamente, el chiste funciona como eje de inclusión y exclusión de identidades, dependiendo de quién enuncia y disfruta la burla y sobre quién se construye la misma" (2003: 159). En Estados Unidos, los puertorriqueños se encuentran en la misma situación que los dominicanos y muchas veces también son discriminados, incluso si parecen más blancos72. Por lo que atañe a la identidad, la presencia de los inmigrantes dominicanos como chivos expiatorios permite a los puertorriqueños definir su identidad (¿imaginada?) de manera muy fácil, es decir por oposición discriminatoria. Yolanda Martínez-San Miguel explica: Es en el gesto de esa repulsión y este distanciamientos que el dominicano pasa a ser un nuevo límite, otra coordenada que sirve para definir lo que se considera particularmente 'puertorriqueño'. En consecuencia, en la década del 1990 y principios del siglo veintiuno resulta más vulnerante [para un puertorriqueño] ser llamado 'dominicano' que 'pitiyanqui' o 'pro americano' (2003: 198). Y podría añadir que de la misma manera el mayor insulto que se puede infligir a un dominicano, es tratarlo de haitiano. Los puertorriqueños victimizan a los dominicanos, pero todavía no tienen clara su propia docilidad, como 'víctimas' de los Estados Unidos. Es más, se

72 "The racialization of Puerto Ricans was the result of a long historical process of colonial/racial subordination on the island and the mainland. Although the racism experienced by Afro-Puerto Ricans in many instances can be more overt than that experienced by light-skinned Puerto Ricans,'white' Puerto Ricans are also racialized as an inferior group by at least two mechanisms: open identification with the group, and/or by assumption of origin as registered through the use of Spanish, surname, and/or accent.This highlights the social rather than biological character of racial classifications. Regardless of phenotype, all Puerto Ricans are considered a racial group in the social imaginary of most Americans, accompanied by racist stereotypes such as laziness, violence, stupidity, and dirtiness" (Grosfoguel 1997:21).

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podría argüir que los dominicanos desarrollaron un sentido muy elaborado de dominicanidad73. Muchos dominicanos se consideran a sí mismos como los más identificados y los más caribeños del área hispanohablante (lo que iría corroborado por su posición geográfica en el mismo corazón de esta zona del Caribe). Según muchos dominicanos, los cubanos no pueden representar lo caribeño, debido a su régimen político muy específico, y los puertorriqueños serían unos caribeños adulterados, ya americanizados. Contradictoriamente, los dominicanos que podrían estimular el componente caribeño en Puerto Rico, son discriminados por un grupo menos caribeño en su percepción 74 . Sólo emito esta hipótesis, porque algunos pensadores dominicanos niegan que el dominicano pueda representar lo caribeño en su totalidad, ya que se trataría de una caribeñidad manipulada y truncada de su ingrediente africano. Andrés L. Mateo da el siguiente comentario respecto al libro de Hoetink, Santo Domingo y el Caribe: En términos de identidad cultural, la constante hispana que como falsa conciencia (ideología) ha esgrimido siempre la élite gobernante nacional, ha impedido que nos identifiquemos plenamente con la caribeñidad. El Caribe es una síntesis traumática de los diversos componentes africanos y europeos, y por medio de una espantosa presión aculturativa, el dominicano enfrentado al escamoteo de su historia se ha visto obligado a negar una parte decisiva de su ser social (1996:270). Además, los puertorriqueños exhiben una superioridad primermundista injustificada, ya que ambos pueblos se encuentran en la situación de la "guagua aérea" (Sánchez 1994), que obliga a cuestionar y a redefinir su identidad transnacional. Ambos países son también emisores y receptores de migrantes. Los haitianos cruzan la frontera para cortar caña y desempeñar otras labores desprestigiadas en la República Dominicana; los dominicanos arriesgan la vida para hacer chiripas en Puerto Rico; los puertorriqueños, haitianos y dominicanos van a Estados U n i d o s para trabajar, a veces, en unas ocupaciones mal remuneradas. Aparentemente, las actitudes de exclusión y de discriminación acompañadas de estereotipos son la manera más sencilla para contener al otro (en las dos acepciones del verbo) y expresan el miedo y la imposibilidad de definir la otredad y la identidad75.

73

Para un análisis detallado de la formación de la identidad nacional en la República Domi-

nicana, véase Gewecke ( 1996). 74

La conflictiva relación entre Puerto Rico y el Caribe es discutida, por ejemplo, por Edgar-

do Rodríguez Juliá,"Puerto Rico y el Caribe" (2002: 3-20). 75

En cuanto a la interpretación del estereotipo como un modo de representación a la vez

afirmativo y angustiante, me baso, por supuesto, en el ensayo de Bhabha " T h e other question.

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Nos quedamos por tanto con una serie de contradicciones identitarias y raciales que ofrecen pocas salidas. Efectivamente, con la excepción de Ramos Escobar; quien aboga por un idílico regreso al país natal76, los textos no proponen soluciones ready made. N o obstante, una lectura cuidadosa permite detectar ciertas pistas. N o s podríamos preguntar si sería posible reavivar el sueño de la "Confederación caribeña", promocionada por Hostos y recuperada y cuestionada por A n a LydiaVega. D u d o que este deseo de unidad pueda hacerse realidad, pero sí creo que la confrontación con los dominicanos ofrece la posibilidad de pensar quizá en un nuevo tipo de confederación caribeña y de brindar a los dominicanos y a los puertorriqueños (e incluso a los cubanos) por lo menos "una oportunidad para mirarnos en el espejo caribeño", como lo formula César Rey Hernández (CentenoTorres 2000: 5). La alusión a los cimarrones y a la esclavitud en Gratacós W y s podría asociarse con unas formas de resistencia que inspiraron el Black Power Movement. Jorge Duany (y también Torres-Saillant) ven un potencial en el movimiento afroamericano y lo consideran como una fuerza para los dominicanos, por lo menos en Estados Unidos. Jorge Duany constata que: [...], younger members of the second generation often adopt the black dialect, hip hop fashion, and rap music popular among the African American teenagers. Some dark-skinned Dominicans are following the path of a segmented assimilation in which the main frame of reference is an adversarial African American culture rather than a mainstream white identity (...). Slowly but surely, Dominican immigrants are developing an awareness of their black roots and reaching out to other Caribbean and Latino-peoples -including the traditionally despised Haitians (...) (1996:269). Sin embargo, Duany advierte en un texto más reciente que muchos dominicanos más bien prefieren no identificarse con los blacks, puesto que en los censos se identifican como other racialmente, es decir; ni blanco ni negro, y se tildan de híspanles o latinos:"Thus, Dominican migrants contest the U.S. hegemonic discourse on race by expanding the number of possible racial categories (white, black, other) and pressing for public recognition of racially mixed persons (mulattos, mestizos)" (2004:46). Además, siguen existiendo fricciones

Stereotypes, discrimination and the discourse of colonialism" (1994: 66-84). Véase también el trabajo imprescindible de Fanón, Peau noire, masque blanc (1975). 76 Esta ¡dea también es defendida en la película de 1996, Nueba Yol, del dominicano Ángel Muñiz. Véase Valerio-Holguín (2003b), "Santo Domingo, Nueba Yol, Madrid: migración e identidad cultural".

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y diferencias entre afrolatinos y afroamericanos en Estados Unidos. Un dominicano de Nueva York que presenta todas las características de un afroamericano subraya la diferencia: "Desde fuera, somos negros, pero desde dentro, todavía somos dominicanos" (Santana 2000: s. p.).Junot Díaz ve la identidad dominicana en Estados Unidos todavía como muy problemática y usa el término de halfies. Si consideramos la situación de los negros en Puerto Rico, no me parece muy probable que esta posible fuerza del Black Power pueda engendrar cambios, ya que su posición es muy diferente de la de Estados Unidos (Duany 1996). Aunque la cuestión del prejuicio racial en Puerto Rico (y en Estados Unidos) implica más de una ambigüedad y parece tener menos implicaciones racistas (Duany 2002), sólo quisiera señalar al respecto que durante mucho tiempo el componente africano ha quedado reducido o silenciado también en la conformación del puertorriqueño. Lo demuestra Arcadio Díaz-Quiñones en su prólogo a El prejuicio racial de Tomás Blanco (1985: 15-91). Recuerdo también que la defensa del negro por parte de José Luis González en su famoso ensayo de 1980, El país de cuatro pisos, sacudió las bases de la casa puertorriqueña. Después de haber señalado las paradojas y las eventuales soluciones, quisiera abarcar una perspectiva aún más amplia ya sugerida por Alcántara Almánzan En su artículo "Dominicanos", Luis Rafael Sánchez concluye que todos somos seres humanos:"Del dominicano me importa su humanidad primero y después su dominicanicidad" y "[l]os prejuicios desactivan el cerebro" (1995: 75). Fiet escribe al final de su obra: "Nosotros [los puertorriqueños] nos sentimos victimizados y por eso tal vez tenemos la necesidad de victimizar a los dominicanos. Parece como parte de la naturaleza humana. Los nuevos, los pobres, los de abajo, los distintos, las supuestas minorías siempre son objeto de bromas y prejuicios" (s. a.: s. p.). Queda mucho por hacer para evitar los estereotipos, ya que el recurso a los clichés es una actitud muy propia del ser humano. Se encuentra hasta en obras muy recientes, como Sirena Setena vestida de pena de la autora negra puertorriqueña Mayra Santos-Febres. La escritora describe a un travestí, menor de edad, que va de Puerto Rico, no a Estados Unidos, sino a la República Dominicana. Su viaje se explica por el hecho de que la República Dominicana es un país con menos restricciones legales respecto al trabajo de menores, puesto que:"[...] en estas repúblicas independientes, los poderosos son más impunes, más omnipotentes que en su isla" (Santos-Febres 2000:69). Los dominicanos, por su parte, también tienen muchas ¡deas preconcebidas sobre los puertorriqueños. El personaje dominicano, Migueles, que quiere emigrar a Puerto Rico, esboza una visión muy negativa de los puertorrique-

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ños. Formula ciertos reproches, que los puertorriqueños aplican en parte a los dominicanos: [...] están acostumbrados a ser gringos. [...]. Allá no hay la corrupción ni la pobreza que hay aquí. Lo que sí hay es mucho crimen y un purruchón de droga. La mayoría de los puertorriqueños son drogadictos. Por eso no trabajan. La culpa la tienen las comodidades, el tiempo sin hacer nada, porque a la gente la mantiene el gobierno para que no se subleve (Santos-Febres 2000: 199). Es evidente que hay que captar la ironía y la exageración, una de las maneras frecuentes para bregar con estos temas conflictivos en los autores puertorriqueños. Además, ubicar la acción en la República Dominicana constituye un acto muy deliberado por parte de Mayra Santos-Febres. La autora me comunicó que su objetivo consistía también en subrayar lo mucho que ambos pueblos tienen en común 77 , ¡dea también presente en la escritora puertorriqueña de origen cubano, Mayra Montero. D e todas formas, los textos estudiados indican que tanto los dominicanos como los puertorriqueños se encuentran en movimiento perpetuo. N o sólo se desplazan cada vez más en el sentido geográfico-literal, sino que se ven obligados a (re)pensar constantemente su identidad según el/la/los/las opon e n t e ^ ) a que se enfrenten. Esta especie de in-betweenness

requiere una

redefinición constante a nivel racial, social, étnico, ontològico e incluso lingüístico por parte de estos transmigrantes. La raza y la identidad, por lo tanto, nunca son fijas, de la misma manera en que los borde(r)s y los países (de llegada), tòt bò (íautre bout), tampoco son invariables 78 . N i siquiera los términos para indicar a estos dominicanos on the move son uniformes ni tampoco hay consenso sobre cómo hay que designar a los puertorriqueños en el Mainland. ¿A estos dominicanos se les puede llamar"dominicanopuertorriqueños" (Martínez-San Miguel 1998b: 165), "dominico-puertorriqueños" (Cordero O r t i z 2 0 0 4 : I I I ) o "portodominicanos" (Ramos 2 0 0 0 : 179)? ¿Hay que escribirlo con o sin guión o se sitúan en el guión, on the hyphen? Recordemos lo que dice Nasser Hussein entre o t r o s críticos: " H y p h e n s are radicali/ ambivalent signifiers, f o r t h e y simultaneously connect and set apart;they simultaneously represent both belonging and not belonging. W h a t is even m o r e curious

77

Véase también el artículo de Josianna Arroyo (2003), "Sirena canta boleros: travestismo y

sujetos transcaribeños en 'Sirena Selena vestida de pena'". 78

Duany cita las ¡deas deWinant y O m i : " [ . . . ] race is not a fixed essence,a concrete and

objective entity, but rather a set of socially constructed meanings subject to change and contestation through power relations and social movements" (1996:255).

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about a hyphenated pair of words is that meaning cannot reside in one word or the other, but can only be understood in movement" (1990: 10). Quizá podamos concluir con Lizette Gratacós Wys que todos estos problemas sólo pueden ser expresados en forma de gerundio.

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Q U I S Q U E Y A A RITMO DE B O L E R O

I. L a media isla suena La música popular de la América española tiene caracteres propios que la distinguen entre todas sus semejantes en el mundo. Ha adquirido rasgos de creación autóctona. "Música popular de América" (Henríquez Ureña 1981: 629) La República Dominicana se caracteriza por una rica cultura popular; sobre todo en el ámbito musical. Como sabemos, uno de los ritmos fundacionales de la isla es el merengue, género elevado en los años veinte/treinta de una música regional a una música nacional, pan-regional'.Ya he aludido en varias ocasiones a su uso por parte deTrujillo como instrumento al servicio del poden una expresión del nacionalismo cultural2. En la última década del siglo xx, el merengue se convirtió en una música pan-latina o transnacional gracias a cantantes como Juan Luis Guerra. O t r o género muy pertinente para la nación que describo es la bachata, también llamada canción de amargue, una forma musical que quedó marginada en los años sesenta y setenta. N o es

1 Ana López insiste en la importancia de la música popular como elemento fundacional: "Latin American nations have foundational literary romances, but they have also foundational rhythms which are fought over -and crossed- with as much regularity as their painfully real cartographical borders" (1997: 310-31 I). Otero Garabís subraya también su importancia fundacional para el Caribe hispano:"Para estudiar la construcción y formulación de los imaginarios nacionales de esta región es imprescindible considerar no sólo su reproducción en la literatura -como en las'ficciones fundacionales'- sino también en los discursos populares, muy en especial la música" (2000:34). 2 Turino define el nacionalismo cultural de la siguiente manera: "Cultural nationalism is the semiotic work of using expressive practices and forms to fashion the concrete emblems that stand for and create the 'nation', that distinguish one nation from another and most importantly, that serve as the basis for socializing citizens to inculcate national sentiment [...]. Cultural nationalism is not a celebratory or entertainment-oriented frill attached to serious political work; it is one of the essential pillars upon which the entire nationalist edifice stands. Music, dance, visual arts, political speech, and a broad variety of other expressive cultural practices, in turn, are at the center of cultural nationalist projects" (2003: 175).

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hasta los ochenta/noventa cuando Juan Luis Guerra y otros cantantes como VíctorVíctor le dan carta de acceso al escenario establecido en su versión edulcorada de bachata rosa3. El cuento de Pedro Antonio Valdez "Contrapunto: Luis Vargas vs. Frédéric Chopin" (2002c: 77-82) ¡lustra que la bachata forma parte de la enciclopedia de los dominicanos, lo quieran o no.Trata de un intelectual dominicano melómano en Nueva York quien aborrece de esta música de "mal gusto" que lo invade por culpa de los desvarios de un vecino amargado que pone obsesivamente la bachata "A esta mujenyo la borraré". No llega a tapar ese "adefesio musical nombrado bachata" (2002c 78) con la música de la alta cultura de Chopin. Por mucho que quiera callar a este vecino, no lo logra. Irónicamente, la bachata "A esa mujer; yo la borraré" le trae recuerdos de una relación con una boricua y acaba tarareándola a pesar suyo. Aunque la integración literaria de estos géneros populares dominicanos ya en vías de internacionalización es un terreno de análisis casi virgen, esta indagación me limitaría acaso demasiado a la media isla. Conforme con mi propósito de tender puentes hacia literaturas no quisqueyanas, he optado por examinar la manera en que se manifiesta un género pan-latino -el bolero- en algunos textos dominicanos4. Las llamadas novelas-bolero (o textos-bolero) son muy exitosas, sobre todo en el Caribe del postboom. Son libros marcados "en su ritmo, en su argumento o en su tema por la música, las canciones, la vida de los músicos e ídolos populares" (Torres 1998:20). No cabe duda de que la integración del bolero presenta unas posibilidades literarias muy variadas para el escritor contemporáneo, puesto que ya hace tiempo se rebasó el mero nivel de integración de una canción como toquecito de cierto color local. A diferencia de otros géneros musicales latinoamericanos, como la guaracha, el merengue o la salsa, en el bolero se presta más atención a la letra, cuya dicción clara también importa a la hora de cantan Por esta razón es muy apto para ser integrado en la literatura. Cabrera Infante observa que "[...] el bolero es un aura, un ámbito y el lugar donde se encuentran la poesía y la música. El verso se apoya en el ritmo. Es lo opuesto al ideal musical romántico, una romanza con palabras" (1996: 90). La ausencia del amor, el amor perdido, el languidecer, el deseo,

3

Véanse los trabajos imprescindibles de Pacini Hernández (1991; 1995) y también el ensa-

yo de Andrés L. Mateo "Bachata, Linaje, C r i s i s y pequeña Burguesía" (1996: 50-52), Bachata. Historia y evolución (2002)

de Carlos Batista Matos, La pasión danzaría ( 2 0 0 2 ) de Darío Tejeda y De

Santo Domingo al mundo. El merengue y la bachata ( 2 0 0 4 ) de Carlos Velázquez y Alejandro Ureña. 4

Para algunas reflexiones generales sobre el bolero en la República Dominicana, véase " L a

literatura y el bolero" en Coloquios 2001

( W . AA. 2002:263-286).

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resultan ser unas temáticas que se prestan a un eterno reciclaje literario, aun si se recurre a un depósito de sintagmas bastante limitado, un campo restringido de metáforas. Los boleros se suelen ubicar en el mismo entorno: "Elementos de una utilería recurrente, eternamente reciclada, el man la luna, la noche, las palmeras, constituyen los puntos de referencia espaciales predilectos [...]" (Castillo Zapata 1990: 59). Muchas veces remiten a tiempos pasados mejores. En la feliz fórmula deValerio-Holguín (1996: 197) el bolero suele ser mayoritariamente seducción de la nostalgia (dimensión temporal) y nostalgia de la seducción (dimensión nocional). La frecuente estructura dialógica del bolero contribuye a la heteroglosia del texto y enriquece su polifonía. Además, críticos como Monsiváis (1970) y Zavala (1991) han insistido en la relación entre la letra de muchos boleros y la poesía modernista e, incluso, el amor cortés. Así, presenta un interesante juego (doblemente) intertextual. Advierte Vera-León: "El discurso amoroso del bolero se desarrolla dentro de un campo restringido de metáforas que, recibidas del ya de por sí estilizado Modernismo, son objeto de estilización al cuadrado en el bolero, de lo cual resulta una estética de lo cursi" (1997: 189). Su potencial literario es por tanto considerable. Dentro del panorama boleril quisqueyano encontramos una novela 'precursora' del excelente cuentista René del Risco Bermúdez (1936-1972). Dejó un manuscrito inacabado de una novela que Miguel Mena rescató y publicó en 1999 bajo el título de El cumpleaños de Porfirio Chávez, un texto situado en San Pedro de Macorís en los años cuarenta/cincuenta. Porfirio Chávez, el "Ruiseñor de Macorís", dejó de hechizar con su voz al público y se convirtió en barbero de su propio "Salón Oriental" desde 1936. El día de su cumpleaños, Porfirio Chávez es detenido y matado por los esbirros de Trujillo por una razón poco clara, aunque presentan su muerte como si se hubiese ahorcado. Los fragmentos en los que aparecen boleros (sobre todo al inicio del libro) se sitúan en un ambiente de bares de mala muerte, borracheras y mujeres/cueros. Es el típico marco periférico tan frecuente en las novelas-bolero, como Parece que fue ayer (199 I) de Denzil Romero, situada en un bar de dudosa fama, Tres tristes tigres de 1967 de Cabrera Infante, donde "Ella cantaba boleros" se ubica en un night club, La importancia de llamarse Daniel Santos de 1989 de Luis Rafael Sánchez, que transita por bares de muchos países latinoamericanos. Ya en la primera página de la novela de Del Risco Bermúdez, que enfoca a dos amigos cuya conversación expresa el vacío de su vida, les llegan desde un bar los acordes de una canción que reúne toda la temática del bolero: "Yo que sufro por tu ausencia este cruel tormento que me da tu amor...' llora el cantante, [...]" (Del Risco Bermúdez 1999: 3). Reina un ambiente de nostalgia de tiempos mejores en los que se adoraba a iconos como Daniel Santos, una alternativa al otro Jefe: "A todo el mundo [Daniel] le gustaba.Y no era de

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estos artistas que hay ahora, que nadie puede hablarle, ni darle la mano y esas cosas. ¡Qué va! Daniel era un hombre como él decía 'de barra en barra y de trago en trago'" (Del Risco Bermúdez 1999:42). Daniel Santos es el ejemplo por excelencia del héroe barriobajero, el mito cimarrón, el nuevo Calibán.tal como lo ha demostrado Hortensia Morell (1999) en su lectura de La importancia de llamarse Daniel Santos. Como suele suceder en muchos textos-bolero la función de este género musical consiste esencialmente en evadirse y olvidarse del hastío. En este caso la desolación que reina en el pueblo es debida al trujillato y a un profundo cuestionamiento existencial(ista), muy característico de Del Risco Bermúdez y de otros escritores coetáneos. Lo ilustra la descripción del despertar del narrador: Este reconocimiento del mundo, este frustratorio nacimiento envuelto en la placenta hirviente y pegajosa de la resaca, no es otra cosa que una terrible toma de conciencia, la puesta en movimiento de un sensible mecanismo de percepciones decepcionantes y molestas (Del Risco Bermúdez 1999: 86). En las notas sobre el desarrollo ulterior de la novela reproducidas al final del libro inacabado se sugiere que la música irá adquiriendo tintes contéstatenos: "El grupo toma como estandarte la música de Carlos Ramos porque según ellos es la libertad" (Del Risco Bermúdez 1999: 148).Vemos portante que el libro contiene en germen algunas interpretaciones del bolero que se irán acentuando en textos-bolero posteriores del Caribe y de América Latina. Marcio Veloz Maggiolo, siempre atento a las manifestaciones de la cultura popular, aportó su novela-bolero con Ritos de Cabaret, Premio Nacional de Novela de 1991. La tónica de esta novela situada en los sesenta y centrada en el bolerista bullanguero, Papo Torres, y su hijo Papo Júnior es la nostalgia, ya que la intriga consiste en volver sobre los pasos andados, revivir los amores perdidos:"[...] le dio con aquello de ir amor por amor; recordando sus boleros, diciendo letras de los años cincuenta, y recuperando el pasado" (Veloz Maggiolo 1999: 20). El gran dominio de Veloz Maggiolo de este género musical, verdadero doctor en "bolerología" al decir de Deive (2000b: 64), se desprende de la integración perfecta y muy apropiada de los fragmentos de bolero cuya letra remite a la situación amorosa evocada5. Así, no puede ser más

5

Para más textos de Veloz Maggiolo sobre el bolero, remito a sus ensayos recopilados en

Trujillo, Villa Francisca y otros fantasmas, por ejemplo, "Boleros para recordar a Tico Sinatra", "Daniel Santos: Machismo y Bolerismo en el Caribe'V'Los Boleros de Cabaret en los 50" (1997: 163-176; 321 -326; 35 I -354). Agradezco a Marcio Veloz Maggiolo el que me haya facilitado su libro de ensayos.

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adecuado el bolero "Inolvidable", ya que permite rescatar al primer amor de Papo, La Veterana:"[...]; todavía no había llegado la invasión gringa [de 1965] y papá tarareaba un bolero; 'En la vida hay amores que nunca pueden olvidarse...' Ese bolero había sido bailado por papá con La Veterana, cuyo verdadero nombre era Miladys Inocencia Paz" (Veloz Maggiolo 1999: 21). La gran fuerza y adaptabilidad que emana de la estructura dialógica tan típica del bolero es aprovechada al máximo en Ritos de cabaret. Papo hace suya la letra de un bolero para expresar su amor por Emencia Vargas:'"¡Oh, amor de mis amores, sangre de mi alma, regálame las flores, de la esperanza! Dame la dulce verdad que tienen tus dolores', le [a Emencia Vargas] dijo una vez Papo, y ella contestaría:'porque tú eres el amor de mis amores'" (Veloz Maggiolo 1999: 27). En comparación con la versión original de " A m o r de mis amores", "Permíteme que ponga/ toda la dulce verdad/ que encierran mis dolores/ para decirte que tú eres/ el amor de mis amores", se invierten los roles en el eje 'yo-tú': no se trata de un hombre quien da su amor, sino que es él quien lo solicita. Francisco Cabanillas también interpreta la función del bolero en Ritos de cabaret como una huida nostálgica, ya que la única respuesta a la invasión norteamericana en 1965 al final del libro es la creación de un nuevo cabaret por parte del hijo, Papo Júnior, anteriormente totalmente reacio a escuchar boleros. A la vez, Cabanillas ha remarcado la eventual propuesta liberadora y democratizadora del bolero, aunque no concretada políticamente. El bolero sería el erotismo liberador frente a la nación antipopular El cabaret simbolizaría la nación prostituida por la política antipopular; y un espacio de liberación que puede poner en jaque -momentáneamente- esta política. En su lectura del texto Fernando Valerio-Holguín (2000b) recalca igualmente el uso del bolero como sedante. Retengo de su análisis más complejo que asocia el dilema de Papo Júnior de ser"hombre o mujer" a la incorporación a su mundo vivencial de boleros como expresión de machísimo. Opta por ser "hombre" en su relación incestuosa con Amparo, antigua amante de su padre que resulta ser su madre, formulando la siguiente reflexión después del acto: Pensé en cuál de los boleros pensaría papá en un caso como éste; y me llegó aquél que dice: "Tus cabellos me recuerdan una noche sin estrellas a la orilla del mar"... Porque eso era la cama de hotel, un fondo marino con espumas de sábanas blancas. Caminati -Iriarte [la bruja hermafrodita que le dijo que podía ser hombre o mujer] se reiría cuando supiera lo que había pasado. Había decidido. "Después de mirar sus labios vivir sin ellos ya no podría"; me surgían las odiosas letras de bolero como quien ya no las odia; "porque un beso como el que diste nunca me

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habían dado, y el sentirme estrechado en tus brazos nunca lo soñé... Como esperan las rosas, sedientas al rocío, con esas mismas ansias te espero yo a ti" ¡Caminati, soy un hombre! (Veloz Maggiolo 1999:50)6. El bolero le permite a Papo Júnior expresarse e identificarse c o m o h o m bre. Por eso se cambia el género del adjetivo " e s t r e c h a d o " en "el s e n t i r m e estrechada en tus brazos" del b o l e r o original "Así". Desaparecen simultáneamente la incapacidad heteroerótica y y su rechazo del bolero. Agrega ValerioHolguín que el bolero es un "nostalgema epocal y [...] reivindicación de un discurso falocéntrico" (2000b: 240) y de esta manera está ligado con el régimen patriarcal deTrujillo. Estos dos t e x t o s brevemente comentados hacen hincapié en un aspecto recurrente del bolero, su función de evasión y su t e n u e potencial liberador C o m o era de esperar planea sobre ambas novelas también la sombra d e T r u jillo. En lo que sigue analizaré más d e t e n i d a m e n t e tres t e x t o s de diferentes épocas que añaden, a mi m o d o de ver, o t r o s matices interesantes a los ya detectados. Para los ochenta me detendré en lo que considero un hito en la trayectoria (bolerística) de la literatura dominicana, Sólo cenizas hallarás (Bolero) de Pedro Vergés (1945). O b t u v o en 1980 el Premio Blasco Ibáñez en España. En la década de los noventa aparece una novela del d i c t a d o r del recién fallecido poeta y ensayista Enriquillo Sánchez (1947-2004), Muslquito. de un déspota y de un bolerísta

Anales

( 1 9 9 3 ) . T e r m i n a r é analizando un c u e n t o de

finales de los noventa, construido a partir de canciones sentimentales con rasgos bolerísticos, de Luis Martín G ó m e z (1962), "Vellonera de sueños".

2. Sólo cenizas hallarás (Bolero) de Pedro Vergés, ¿puede cantar la subalterna? Sólo cenizas hallarás (Bolero) de 1980 de Pedro Vergés ( 1 9 4 5 ) se acerca al período de transición que va del asesinato deTrujillo, el 30 de mayo de 1961,

6

N o identifiqué el primer bolero. Para la segunda cita se trata del bolero "Asi", cantado por María Grever: "Porque al mirarme en tus ojos/ sueños tan bellos me forjaría./ Mira, mírame mil veces/ mas después de probar tus labios,/ vivir sin ellos ya no podría./ Besa, bésame a mi nada más/ porque un beso como el que me diste/ nunca me habían dado/ y el sentirme estrechada en tus brazos/ nunca lo soñé;/ Una noche de luna en la playa/ nunca había pasado escuchando/ canciones de amores al amanecer/ Como esperan las rosas sedientas al rocío/ con esas mismas ansias te espero yo a ti/ sólo a ti porque amor como el tuyo y el mío/ no existe en la vida/ en el mundo ya no quedan seres que quieran así/ Siempre te amaré asi".

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a diciembre de 1962, cuando Juan Bosch gana las elecciones. Estos años fueron considerados muy caóticos, ya que faltaba una orientación clara, un guía, un padre. Era un período de apertura democrática, lleno de posibilidades y de esperanza, de revueltas estudiantiles, de constantes movilizaciones de las masas, pero también de toques de queda, de violencia y de inseguridad. En los años 61 y 62, en que se sitúan los diferentes capítulos (que llevan fecha), se pasó de la lucha contra el enemigo común,Trujillo, a una radicalización de los izquierdistas del Movimiento 14 de junio frente al partido oligárquico antiTrujillo y anti-Balaguen la U C N (Unión Cívica Nacional). A la vez se notó en esa época el ascenso del PRD (Partido Revolucionario Dominicano), entonces bajo el liderazgo del caudillo Juan Bosch, que iba a llegar al poder (por poco tiempo) en el 63. N o obstante, estos hechos históricos no ocupan el primer plano de la narración, aparte en los capítulos en boca de la Viuda Altagracia Valle. Importan las historias personales y sentimentales de los diferentes protagonistas a quienes enfoca el narrador de manera rotativa, dedicándoles cada vez un capítulo. Por ejemplo, en el capítulo seis (Freddy Nogueras y Evelinda Rojas. Lunes, I I de junio de 1962, por la tarde) se describe a Freddy que espera la visa para ir a Estados Unidos y se evoca el amor incondicional de Evelinda que está dispuesta a sacrificarlo t o d o por él. En el capítulo 7 (Yolanda Martínez. De abril a mayo de 1962) Yolanda, que ha regresado de Estados Unidos, sufre por no saber cómo decirle a su novio pequeño-burgués Wilson que le lleva casi cuatro años (y después le confesará que ya no es virgen). Por lo que atañe al bolero en su denominación general, su integración responde a los usos consabidos de la creación de un ambiente romántico, el preludio al acto sexual, el efecto analgésico. La primera mención del t é r m i n o bolero ya sienta las bases de esta interpretación. Para agradar a su madre, Freddy sintoniza un programa significativamente llamado "Recordando el pasado", en el que ponen géneros centrípetos como boleros, tangos y danzones de los años cuarenta7. Leemos: [...] el locutor; q u e Freddy criticaba p o r su cursilería y tal vez p o r t e n e r una voz similar a la su/a, parecía c o n v e n c i d o de q u e no había más música en el t r ó p i c o q u e aquellas tonadillas empalagosas y aquellas imágenes manidas a las q u e los aretes le faltan a la luna del g r a n d i o s o VicenticoValdés, superaban c o n creces (Vergés 2 0 0 0 : 2 4 ) .

7 Aparicio (1993: 74-75) distingue entre géneros centrípetos (lentos) y centrífugos (rápidos) basándose en las 'definiciones' contenidas en La importancia de llamarse Daniel Santos de Luis Rafael Sánchez.

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Tanto Freddy como la madre escuchan boleros (de diferentes épocas) y los aprecian, y para la madre el bolero es nostalgia del pasado y huida en un mundo sentimental8. Los boleros sirven para enamorar a la mujer por ejemplo, "Vereda tropical" es el bolero por antonomasia de Carmelo y Yolanda. Los bailes con boleros junto con la bebida son asimismo los 'culpables' de que Yolanda pierda su virginidad en Estados Unidos con su amante cubano Carmelo9. Las canciones permiten olvidarse de todo, por ejemplo, en el caso de la sirvienta Lucila que escucha boleros en su pequeña radio, instrumento de la modernidad tan decisivo en la difusión del género (Rowe [1991], Martín-Barbero [1987], Gelpí [1999]). Es también la diversión por excelencia de los jóvenes de la clase acomodada: Wilson, Estela, Esther"por cualquier motivo se reunían y empezaban a poner boleros y guarachas y a bailar y así se entretenían" (56). En el caso de que se mencionen letras de boleros, éstas se aplican de maravilla a la situación. Cuando Yolanda ha venido huyendo de Carmelo en Nueva York, este amante no puede sino mandarle una versión del bolero "La barca": "[Carmelo] le había enviado con una amiga común el bolero de Lucho [Gatica] que empezaba:'dicen que la distancia es el olvido, pero yo no concibo esa razón...'" (106). La ruptura entre Estela y Sotero la lleva a la "malquerida" a encerrarse en su habitación escuchando los boleros "Tú me acostumbraste" y "Total" de Lucho Gatica: La voz de Lucho, del grande, el inimitable, gritando que tú me acostumbraste a todas esas cosas y tú me enseñaste que son maravillosas, llenó el espacio de varias

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Gisela Kozak Rovero (1993: 76-77) ha demostrado que también otros géneros de eva-

sión, de subliteratura, como las telenovelas, los folletines, los best-sellers norteamericanos, otorgan un papel de protagonismo al discurso massmediático de un mundo frivolo de nimiedades en la novela. 9

Jorge Rosario Vélez arguye que el bolero libera el cuerpo femenino, mientras que para el

hombre sólo facilita el acceso a la sexualidad:"El sujeto masculino se aprovecha de esta apertura y usa a la mujer como artificio recreativo. Ellos recodifican la música popular caribeña como lenguaje embaucador del amor y del sexo y fraguan la caída de la mujer que se ha liberado de las ideologías represoras.Tal planteamiento no implica una correspondencia de deseos entre los sexos, sino un contraste abismal de cómo cada género codifica el registro musical. Ellas llegan al acto sexual después de que ese bolero en voz de sus respectivas parejas ha obrado, y más allá de esa liberación del cuerpo, también se ha operado un despertar de los sentimientos. Desde su registro, cuerpo, música y sentimientos permiten la experiencia sexual como anticipo de un imaginario de felicidad ante la llegada del principe azul. Mientras ellas aspiran al matrimonio y al disfrute de la pasión conyugal, ellos dan por terminado el bolero cuando el cuerpo femenino es poseído" (2003: 805). El bolero confirma, por tanto, las estructuras patriarcales, pero las invalida al mismo tiempo sugiriendo transgresiones. A mi modo de ver en el caso de Carmelo y de Yolanda las transgresiones son reducidas y abortadas rápidamente.

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habitaciones de la casa durante varios días consecutivos [...]. La sirvienta [Lucila] también estaba vuelta loca y como consecuencia de escucharlo tanto terminó aborreciendo al que siempre había sido su ídolo favorito.Total, voceaba Lucho, indiferente a cuanto acontecía, si me hubieras querido ya me hubiera olvidado de tu querer, mientras que el ánimo de la pobre muchacha continuaba un descenso imparable hacia los abismos de desesperación que presagiaban sus boleros (228). Se desprende de la cita anterior que las letras de boleros se deslizan subrepticiamente, sin marcas, en el discurso. Así, en las cavilaciones de doña Luz sobre el amor apasionado de su hija Estela, leemos estos pensamientos: Pero en ningún momento [doña Luz] consiguió intuir; saben hasta qué grados de ensimismamiento llevaban a Estela aquellos ojos verdes, de miradas serenas, del

teniente; hasta cuáles de arrobamiento y de entrega los abrazos y la rigidez con que él la acometía en ciertos sitios de la capital que el pudor de uno y el temor vergonzoso de la otra mantenían en el más recóndito secreto (235; mi énfasis). Como la narración se caracteriza por frecüentes cambios de registro, aquí también el crudo verbo "acometer" pone fin a las observaciones idílicas sobre los ojos10 etéreos mencionados en el bolero, el arrobamiento y la entrega. Aunque se barajan varios nombres de grandes estrellas bolerísticas -casi todos hombres- como Vicentico (Valdés) o Daniel (Santos), el icono más venerado es Lucho Gatica. Este cantante chileno hizo furor en los años cincuenta y sesenta, también en la República Dominicana. En su artículo "Jacques Lacan, Lucho Gatica, Pedro Vergés: el imaginario bolerístico en 'Sólo cenizas hallarás'", Fernando Valerio-Holguín insiste en la función de identificación y en la relación de deseo que implica la voz de Lucho Gatica. Permite a los personajes (y a los lectores dominicanos que vivieron esa época) llegar a una plenitud erótica y social y escapar al parricidio deTrujillo y al caos que sobrevino después de la muerte de éste. Gatica hace las veces de padre sustituto de muchos personajes y del Padre de la Patria Nueva asesinado: Tanto la ausencia del padre como la voz de Lucho Gatica posibilitan la inmersión de los personajes en un Imaginario pleno. Su voz engolada, el sentimentalismo de la "lírica" de sus boleros y el glissando de las vocales abiertas de su fonética pasional lo convierten en objeto del deseo y posibilitan la construcción del Imaginario no sólo de los personajes sino también de los lectores de la generación de los años cincuenta (Valerio-Holguín 1999a: I 14).

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Los ojos son metonimia del cuerpo, el imán por excelencia que enamora, una tradición

universal que en Occidente se remonta por lo menos a Petrarca y al amor cortés.

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Pero me interesa destacar otro punto. Como muchos cantantes de boleros, Lucho Gatica llega al alma de ambos sexos, hechiza tanto a hombres (Carmelo) como a mujeres (Estela, Lucila). Combina una vertiente femenina y masculina, que incluso podría ir más allá según las conjeturas de José Quiroga: Lucho Gatica always played t h e sentimental, suave, elegant gentleman o f t h e night. His hair was always overladen w i t h brilliantine t o t h e p o i n t w h e r e t h e very blackness o f his hair w o u l d reflect t h e lights o f t h e cabaret. His voice was always c o m p a r e d t o a silky surface - i t was n o t falsetto, but it was almost feminine in its c o m m a n d o f t h e high registers.There was no d o u b t as t o Gatica's masculinity, but it was clear that t h e performance o f his masculinity was contingent o n t h e almost feminine delicacy o f his voice. In his o w n t i m e and place, Gatica could interpellate the romantic men in his audience, the yearning females, as well as the

homosexuals

w h o could tap into that dissonant performance o f body and voice. By himself, this " G e n t l e m a n o f Song" was a b o r d e r crasser; his very figure symbolizing t h e const a n t reshifting o f those limits between voice and maleness (2000: 161; mi énfasis).

Intuyo que la especulación de Quiroga funciona más en el imaginario que en referentes generalizados de la época. De todas formas, como veremos más adelante, en la literatura dominicana no se explora la veta transgresora homosexual que puede sugerir el bolero. Por lo que se refiere al verso del título, "Sólo cenizas hallarás", nunca es mencionado en la narración. En un sentido literal tampoco parece importar el contexto del bolero original. "Cenizas" es una historia de seducción desmitificada que consiste en culpabilizar al otro/a la otra de su falta de interés por reanudar las relaciones con la otra persona que sólo le dejan cenizas, ruinas. En la novela no se trata de un amor perdido que el hombre/la mujer se niega a resucitar". Pero si trasponemos al culpable del fracaso en el bolero "Cenizas" del plano personal al político-social, es posible aplicarlo al texto, tal como ya había advertido Kozak Rovero: La dictadura, la riña p o r el p o d e r y la ausencia de una conciencia colectiva, capaz de impulsar al individuo más allá de sus necesidades individuales e inmediatas, serían los culpables. En este c o n t e x t o , la c o n d u c t a de los personajes incide

11 Recordemos que la letra de "Cenizas" es:"Después de tanto soportar la pena,/ de sentir tu olvido,/ después que todo te lo dio mi pobre/ corazón herido,/ has vuelto a verme para que yo sepa/ de tu desventura,/ por la amargura de un amor igual/ al que me diste tú./Ya no podré ni perdonar ni darte/ lo que tú me diste,/ has de saber que en cariño muerto/ no existe el rencor/Y si pretendes remover las ruinas/ que tú misma hiciste,/ sólo cenizas hallarás de todo/ lo que fue mi amor".

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directamente en que los proyectos propios y la vida colectiva, estrechamente unidos aunque ellos no lo deseen entender se conviertan en cenizas (1993:70). La crítica ya ha insistido en la interpretación pesimista de los fracasos amorosos y sociales en este libro que casi en cada capítulo contiene la palabra'amargura','amargar','amargado'... Reproduzco el comentario de Redonet C o o k Como el mismo título se encarga de anticipar y como descarnadamente se explicita a lo largo del texto y a través de todos los niveles narrativos que lo estructuran, en la novela reinan el desengaño, la desconfianza, la desesperanza, el desconcierto, la evasión y el suicidio de la personalidad: Sólo cenizas hallarás (Bolero) resulta entonces un tristísimo bolero desatinadamente cantado y torpemente bailado por un grupo de hombres y mujeres -representantes de ciertos sectores de la población, de grupos y partidos políticos, representativos de actitudes asumidas que no pueden (no saben, no lo conocen) llevar el ritmo de la Historia, la historia de un país entre junio de 1961 y diciembre de 1962 (2000: 13). Todas las parejas (Freddy-Evelinda/Wilson-Yolanda/Sotero-Estela) acaban deshaciéndose y un dramón sentimental se sucede tras otro.También los individuos fracasan casi todos. El teniente Sotero de los Santos es un cenizo, trae mala suerte y se ve obligado a queman a reducir a cenizas, las gallinas muertas de su empresa de cría " S o t e r o Chiken" [s/c], A nivel t e m á t i c o la novela es hasta c i e r t o p u n t o bolerística, p e r o la f o r m a fragmentada del libro dista mucho de ser típica de este género (Kozak Rovero 1993: 69). Los protagonistas se refugian en el mundo del bolero, de las historias de amor para no tener que enfrentarse al mundo considerado c o m o caótico al inicio de los sesenta, cuando el Benefactor les había abandonado. A r n a l d o Cruz Malavet, que estudió detalladamente la dimensión histórica de la novela, pone un ejemplo muy elocuente al respecto: Significativamente, el 14 de junio, día en que Freddy y Evelinda, ex catorcistas o simpatizantes del IJ4,y Wilson y Yolanda, se reúnen para festejar la concesión de la visa norteamericana a Freddy, el Movimiento 14 de junio celebra un mitin importante en el que afirma esta línea izquierdista anti-imperialista (1988: 65-66). O t r o ejemplo que intenta menguar la importancia de la Historia es que uno de los pretendientes de Yolanda, Iván, propone c o m o paseo dominical la siguiente alternativa: un almuerzo de pescadito frito con tostones en Haina 12

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Haina es el n o m b r e de un río a 8 kilómetros de Santo D o m i n g o y del poblado en la

desembocadura. Hay puerto y playas.

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o una visita a la Casa de Caoba de San Cristóbal. La dictadura queda, por tanto, reducida a una reliquia de interés turístico. No obstante, la Historia acaba imponiéndose y se filtra en el discurso de manera tangencial y directa, sobre todo en el trasfondo que cuenta la viuda Altagracia Valle13. Al lado de estos dos niveles, el histórico y el personal, algunas observaciones de María Julia Daroqui me llevan a señalar una lectura metaliteraria del título: es como si Pedro Vergés quisiera reducir a cenizas la narrativa dominicana de su época. Daroqui advierte con razón que Pedro Vergés se distancia del realismo vigente en la narrativa dominicana y que introduce el género folletinesco parodiándolo, de manera que todo se convierte en simulacro (1998: 47-48). En relación a lo anteriormente dicho también es pertinente el subtexto del bolero, ya que Otero Garabís formula el siguiente paralelismo: "La narrativa de Vergés se opone a la tradición literaria dominicana, así como el bolero - y posteriormente la bachata- se opone al merengue como único género nacional" (2000:254). Volviendo a la funcionalidad del bolero en su totalidad ya he dicho que parece tener un efecto narcotizante, tal como nos recuerda Kozak Rovero: "La cultura popular expresada en el bolero es vista exclusivamente desde su influencia narcotizante, pero es asimilada por formar incuestionablemente parte del imaginario colectivo nacional" (1993: 41). La lectura atenta de los fragmentos dedicados a la sirvienta Lucila apunta hacia un uso más complicado de este género musical y a una visión menos negativa de la cultura popular14. En el primer capítulo dedicado a la sirvienta, ésta expresa su firme propósito de medrar. Por eso estudia e intenta interesarse por la política acercándose a la clase superior para ella (es decir media). Muy conforme con los prejuicios raciales vigentes en la República Dominicana, ella se considera por encima de los negros, ya que se considera "indiecita", es decir mulata. Esta "comparoncita", palabra usada con frecuencia para designarla, intenta remedar a los que considera con "caché". Proclama que uno de los pivotes centra-

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Otero Garabís desarrolla esta ¡dea de la importancia de la historia. Agrego como nota de

comparación que "Sólo cenizas hallarás" es también el título de un cuento de 1994, recogido en Los últimos hijos del bolero (1997) del escritor ecuatoriano, Raúl Pérez Torres, sobre una relación amorosa fracasada entre un joven y una profesora mayor. Michael Handelsman (2001) arguye que la ruptura de la pareja se debe a la falta de fe en las guerrillas y en las teorías revolucionarias en que había creído la mujer y que ella representaba para el joven. Se produce, por tanto, también una fusión del nivel personal y el político-histórico. 14

En su introducción " E l Caribe entre letra y nota" Otero Garabís (2000: 13-47) traza la

evolución en la percepción de la cultura popular en fricción con la cultura de masas: va de una visión negativa en pensadores como T h e o d o r Adorno a aproximaciones más matizadas en la actualidad.Véase también Rowe (1991: 13-28).

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les en su asencenso social tendría que ser un hombre que no sea prieto ni campuno. Sus amigas se ríen de ella y la critican expresando sus dudas sobre esta eventual movilidad social: A Lucila que trajeran hombres con apariencia, con caché, que se parecieran por lo menos un poco a esos locutores que salían por la televisión y sobre todo que fueran de negritos lavados para arriba, que esa vaina de andar con gente prieta, a ella no le convencía ni un chin así. Cuando las muchachas la oían hablando de esa forma se reían y se ponían a cantarle bájate de esa nube y ven aquí a la realidad, pero no se enojaban ni nada, [...] (58-59).

El bolero "Bájate de esa nube" avisa contra la ilusión del dinero, la brevedad de la vida y las sorpresas que da. Su letra es bastante atípica, ya que no evoca amores frustrados. No obstante, comparte el sentimiento de tristeza, de ausencia de felicidad, ya que los dos últimos versos rezan así: "que con orgullo, soberbia y vanidad/ no lograrás la felicidad"."Bájate de esa nube" vuelve como subtexto en otros dos capítulos dedicados a la sirvienta. Le sirve la frase para rechazar a su pretendiente de baja clase social, Pancho Bigote, émulo de Jorge Negnete:"[...] en cuanto [Pancho Bigote] se embullaba [Lucila] se las cantaba claro: bájate de esa nube, que yo no estoy por eso" (184). Este bolero, leitmotiv para Lucila, hace que empiece a dudar cada vez más de sus posibilidades de ascender Se pregunta: "¿Tendrían razón las muchachas diciéndole que se bajara de esa nube y no fuñera tanto? ¿Y si encontrara un hombre que la viera y dijera qué buena y le pusiera a vivir como una reina?" (189)l5. Luego, en un capítulo ulterior vuelve a expresar sus dudas mediante este verso: "Otras [veces], en cambio, más bien la mayoría, ahí estaba lo malo, se olvidaba de todo y les daba la razón a las muchachas, cuando decían manita, bájate de esa nube, manita, no te van a dar nada, manita, no nos tienen en cuenta" (254). "Bájate de esa nube" es como una negación del anhelo de medran el fracaso del romance social. Este sueño lo había propiciado también Trujillo quien mediante el merengue quiso igualar a todos, aunque en el fondo no cambió los estamentos sociales16. Al no demarcar la letra en ninguna de las

15 En el bolero casi nunca se celebra la unión de los amantes, sino que importa el eterno deseo. Recordemos también que Te trataré como a una reina de 1983 es el título de la novelabolero de la escritora española Rosa Montero, donde la protagonista Bella también sueña con imposibles. Para un análisis, véase Vanessa Knights (1999),'"Necesito un corazón que me acompañe': the Function of the Bolero in 'Te trataré como a una reina'". 16 Mi análisis coincide con las observaciones de Otero Garabís sobre la movilidad social fallida (2000: 234-257), pero él no la asocia con el leitmotiv-bolero "Bájate de esa nube". El refrán "Bájate de esa nube" aparece también en un merengue de Juan Luis Guerra, "Me enamo-

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menciones, esa canción se convierte en glosa de la mudez de las sirvientas subalternas. Aparicio ya había destacado esta función del bolero: "[it] serve[s] as a code, or as a language, for those who lack one" (1994: 680). A la vez, las subalternas se expresan de manera ventrílocua, apropiándose un discurso colectivo miles de veces repetido. El bolero provoca una especie de concientización y sugiere resignación, pero Lucila sigue luchando y oponiéndose a la verdad de este bolero. Por muy manida que sea la letra de "Bájate de esa nube", representa un contradiscurso y una desmitificación de todas las grandes promesas políticas a nivel público y de todos los sueños de medrar a nivel personal. En el ámbito político, Lucila se acerca a la conservadora U C N (Unión Cívica Nacional) para el que se presenta el señor Flores, gran amigo del coronel Tejada en cuya casa trabaja la sirvienta. Para corroborar su predilección política por este partido, hace suyos los argumentos de los demás (Ramón, el teniente Sotero, Estela), por ejemplo, en cuanto al carácter ateo y comunista del Movimiento 14 de junio y del PRD (Partido Revolucionario Dominicano) de Juan Bosch. N o obstante, no entiende el discurso manejado por los representantes de este partido político, ávido de obtener el respaldo popular: [...]; señor Flores, yo soy de la U C N , y el señor Flores le sonreía satisfecho, engordaba, el pendejo, que ella era pueblo-pueblo y él nunca se quitaba de la boca su frase predilecta: nuestro poder está en el voto de las clases menesterosas de esta nación sin par [...] ¿Las sirvientas como ella eran las clases menesterosas de esta nación sin par; tantachán? ¿Y qué coño era eso de menesterosas? (187).

Más adelante Lucila empieza a dudar si la U C N es la buena solución. Al fin y al cabo, el mensaje político de por sí no le interesa. Sólo piensa en el provecho personal que podría sacar Lo que le importa verdaderamente es la incidencia en su vida concreta, por ejemplo: el toque de queda debido a las múltiples manifestaciones la limita para salir y las fiestas en los mítines le encantan. Por eso reduce todas las manifestaciones políticas a su partido político, que es el CNB, el Coge Nalgas Bailables, una genial ridiculización de todo el andamiaje político: Mientras tanto, eso sí, la gozaba con duro, que a cada día de más veinticuatro horas menos, y en cuanto había una fiesta y uno de los llamados C N B (Coge Nalgas Bailables) ella estaba metida la primera y los domingos se iba al queme de

ro de ella", sobre el amor entre un pobre y una rica. Es comentado en su vertiente de imposibilidad de la ruptura de las clases sociales por Otero Garabís (2000:260-263).

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cualquier verbena a bailar su merengue chochito con bimbín, que era lo bueno. [...]. Además, como últimamente con eso de la campaña las cosas se habían puesto muy requetechéveres y casi cada sábado había que si verbena con gran combo, que si baile en la calle, que si mitin, y como ella también se había cansado de lo mismo y se sentía relajona y eso de bailar siempre le había gustado, pues se metió en el can y allí estaba ripiando la guaracha con cualquiera que no fuera ni demasiado feo ni demasiado prieto -eso por descontado-, limpiando hebillas, como decían los tigres (180-181). En lo personal también Lucila tiene grandes proyectos que se van esfumando. Después de las elecciones de diciembre de 1962 piensa reivindicar sus derechos y mudarse a otra casa donde gane más y le den más libertad de salir; o tal vez pueda trabajar en una fábrica. Como sabemos la echan de la primera casa para venir a menos, siendo empleada por nueve pesos en casa de doña Clotilde y no por diez al mes, como era el caso anteriormente. Luego se ve obligada a volver al campo cuando se ha dejado clavar tontamente por el teniente Sotero. Lucila no es ni la sirvienta dócil ni la mujer liberada o consciente de sus derechos (sindicales)17. En Lucila coexisten cierta rebeldía y lucidez para sacar su vida adelante junto con una aceptación de las estructuras patriarcales, tal como ya han sugerido Otero Garabís (2000:248-249) y Cruz Malavet (1988: 71). Por eso hace depender su suerte de Sotero, que a sus ojos es todo un artistazo, y por eso quiere aprender la historia de Duarte. La yuxtaposición de estos dos Padres para Lucila viene sugerida por el sueño que cuenta después de que le han hablado de la importancia de Duarte, Mella y Sánchez ,"los verdaderos Padres de la Patria, y no el tirano, el Jefe, que se hizo pasar durante mucho tiempo y engatusaba a todos con que el Padre era él, siendo mentira" (I 16). Se resume el sueño de Lucila de la siguiente manera: Una noche ella soñó con Duarte, lo vio clarito y habló con él y todo. Lo malo es que resulta que después no era Duarte, que era el teniente parado en la galería, aunque eso sí, vestido como Duarte y hablándole de pollos y negocios y sacándose pilas de papeletas de los bolsillos y dándoselas a ella para que se comprara los tres cuadros de la SagradaTrinidad de la Patria, que habían subido mucho de precio (I 17).

17

El personaje de Lucila constituye como una mezcla de algunas sirvientas evocadas en Un

mundo para Julius de Alfredo Bryce Echenique, Comparte con la chola hermosa Vilma la explotación sexual por parte de los chicos de la familia (Ramoncito en el caso de Lucila, Santiago en el caso de Vilma). Ambas serán expulsadas de la casa. En cierto sentido es la criada que ha sido prototípica en la narrativa hispanoamericana y responsable de ritos sexuales iniciáticos para los jóvenes varones. Lucila presenta asimismo algunos rasgos de la Decidida, la sirvienta que reivindica sus derechos laborales en el libro de Bryce Echenique.

204

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Su sumisión a las normas patriarcales explica también que quiera dominar este código de nacionalismo y patriotismo cultural, que es el himno nacional asociado con Duarte 1 8 . En los mítines políticos de U C N Lucila hace amago de saberse la letra del himno: [...], moviendo la boca cuando cantaban el himno, que sólo sabía algunas palabras y por eso tenía mucho miedo que le vieran lo atrasada que era. El comienzo sí: "Quisqueyanos valientes, alcemos, nuestro santo con gran devoción, y en el mundo de la paz demostremos, nuestro humilde y grandioso león", pero cuando venía lo otro, eso de "salve el pueblo de la muerte y las cadenas de los clavos", la lengua se le daba una enredada del carajo y sólo le salían palabras sueltas, generalmente las finales: mereeeeeece, braaaaaava, sabrá, tantachán. Ese era un momento muy difícil, para ella, que se lo pasaba deseando que la cosa acabara y que subieran los políticos y empezaran a hablar de lo chévere que iba a hacer la vida cuando los de U C N cogieran el poder. A Ramón pensaba ella decirle que se lo enseñara, el himno nacional, que seguro que Duarte lo cantaba y ella a Duarte lo quería más que el diablo, que fue mejor que Cristo y se murió pensando en el país en mares extranjeros (I87) 19 . La letra original del himno dice así: Quisqueyanos valientes, alcemos/ Nuestro canto con viva emoción,/Y del mundo a la faz ostentemos/ Nuestro invicto, glorioso pendón.// ¡Salve! el pueblo que, intrépido y fuerte./ A la guerra a morir se lanzó,/ Cuando en bélico reto de muerte/ Sus cadenas de esclavo rompió.// Ningún pueblo ser libre merece/ Si es esclavo, indolente y servil;/ Si en su pecho la llama no crece/ Que templó el heroísmo viril.// Mas Quisqueya la indómita y brava/ Siempre altiva la frente alzará;/ Que si fuere mil veces esclava/ Otras tantas ser libre sabrá. Parece significativo que Lucila ni siquiera acierte en la parte que pretende saberse. La subvierte completamente y elimina sobre t o d o las palabras cultas:

18

El himno nacional junto con la música de bandas militares y la música que tiene rasgos vernáculos son ejemplos de lo queTurino llama "musical nationalism", un subgrupo del nacionalismo cultural, término que ya he explicado basándome enTurino (2003: 175). 19 Juan Pablo Duarte (1813-1876) no puede haber cantado este himno. Aunque existió un himno en 1844, el que se cita no fue escrito hasta en 1883 a imitación del himno argentino. Fue cantado durante una procesión en 1884, cuando los restos del Padre de la Patria, Duarte, fueron inhumados y fue declarado himno nacional en 1934. El que Duarte muriera en mares extranjeros (Venezuela), no hace sino destacar la constante presencia del exilio, de la diáspora, tan típica del Caribe.Yolanda Martínez-San Miguel aborda el tema (aunque no en toda su complejidad) en

su análisis d e Sólo cenizas

hallarás

(Bolero)

(2003:300-306).

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faz/paz, ostentar/demostrar pendón/león, invicto/humilde. El sinsentido de "las cadenas de los clavos" en lugar de "cadenas de esclavo", esta última palabra repetida varias veces en el himno, tal vez sugiere la omisión por parte de Lucila de su posición subalterna, (casi) esclava. Choca por tanto con su otro himno nacional sustitutivo, el bolero, cuya letra siempre cita correctamente y que constituye una estructura de cohesión más suya. Por mucho que Lucila intente liberarse, sigue respondiendo a todas las connotaciones de hembra subalterna, erótica, la sensual y pecaminosa mulata o, si se prefiere en sus propias palabras, indiecita. Es "pueblo, pueblo" con este énfasis por la duplicación20, tal como le gritan Freddy y Wilson, cuando la incitan a bailar guaguancós y otros números cantados por Rafael Cortijo y su combo: Así hasta que ella dijo allá voy, y retiró el sartén para no preocuparse de esa vaina y enseguida hizo así, soltó primero un brazo, soltó después el otro, se aflojó los tornillos, desgoznó las caderas, remeneó los hombros, le saltaron las tetas y rompió a darle al ritmo sabrosón que sonaba y sonaba, mientras Freddy ya sentado en el suelo, le decía, pueblo, pueblo, qué bárbara, coñazo, los dos con los dos ojos como bolas quilladas (121).

Incluso para Sotero ella no pasa de ser una diversión erótica: "La imagen de Lucila adquirió entonces una importancia inusitada en las representaciones eróticas del teniente Sotero, desplazando cualquier otra figura femenina que intentara disputarle el puesto, convirtiéndose, en resumen, en una auténtica obsesión21". Sotero está [...] convencido de que después de un par de cervezas y cinco o seis boleros, Lucila no tendría inconveniente en meterse con él en donde hiciera falta. [ . . . ] pensando que a Lucila le iba de maravillas que Lucho le dijera amor mío, tu rostro querido no sabe guardar secretos de amor; como efectivamente se lo estaba diciendo por el altavoz del armatoste aquel llamado vellonera (348; 346).

20

Aunque Juan Flores también añade otras connotaciones, comenta la expresión "pueblo pueblo" respecto a El entierro de Cortijo de Edgardo Rodríguez Julia: "The doubling of the'noun' pueblo has t o do, first of all, with emphasis; perhaps the English equivalent would be 'real people', or'down-home people'" (Flores 2000:22). 21 ¿Podría verse en "obsesión" una alusión al bolero homónimo de Pedro Flores? "Por alto esté el cielo en el mundo,/ por hondo que esté el mar profundo;/ no habrá una barrera en el mundo,/ que mi amor profundo no rompa por ti./ Amor es el pan de la vida,/ amor es la copa divina;/ amor es un regalo sin nombre,/ que obsesiona al hombre por una mujer/Yo vivo obsesionado contigo, / y el mundo es testigo de mi frenesí;/ por más que se oponga el destino,/ serás para mí, para mí".

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Pero aun con la barriga encima sigue habiendo un brote de rebeldía y un deseo de seguir adelante. Después de comunicarle a Sotero su decisión de no sacar a su bebé, Lucila se baja del carro y no de la nube. Aunque sigue abrigando durante cierto tiempo alguna esperanza de que vuelva su príncipe azul, termina cortando por lo sano: "De ahí en adelante no habría hombre que se le acercara a querer engañarla ni a querer pasar el rato con ella, porque en cuanto pariera Lucila sabía bien lo que tenía que hacen salir del campo sola, dejarle el muchachito a su mamá y buscarse la vida como fuera" (372). No sabemos si realmente va a medran pero por lo menos expresa con determinación que: "[e]lla ya estaba decidida a hacerle frente a su existencia sola, con empuje y con fuerza, no pensaba pasarse el día entero quejándose y quejándose".Y más adelante en la misma página leemos: "A Lucila de ahora en adelante no la verían sufriendo por un hombre ni por nada, [...]" (373). Es decin vemos un comienzo de cómo, concientizada, la subalterna puede asumir poden'hablar', si se quiere. El bolero no siempre refuerza una sumisión dócil, sino que la cuestiona y permite reflexionar sobre la posición subalterna en todas sus contradicciones. El personaje de Lucila perturba las lecturas unívocas sobre la subalterna. Lo ilustran las cavilaciones a veces enredadas de la protagonista no exentas de paradojas sobre su conflictiva relación con el bolero "Bájate de esa nube". De esta manera, la novela nos incita a una reflexión menos anestesiante a partir del recurso de la música populan Estoy de acuerdo con Vanessa Knights que concluye sus consideraciones generales sobre el bolero de la siguiente manera: "It [bolero] offers both liberating and regressive readings and it is this contradictory nature which lies at the core of understanding the complex negotiations involved in determining the meaning ofthis popular cultural practice" (s. a.: 13). Además, la brega sutil con la historia, la riqueza lingüística, la parodia de novelas sentimentales, pero también del discurso político y publicitario, los hallazgos formales de interés hasta hoy en día, y otros temas que no he podido desarrollar en toda su complejidad hacen esta novela muy excepcional. Por eso, algunos críticos han considerado este libro un accidente, una chispa feliz, en el panorama gris y ceniciento de la literatura dominicana. O dicho de otra forma: por muchas cenizas que los críticos encuentren por el camino de las letras dominicanas, algún fénix siempre (re)nace.

3. Musiquito. Anales de un déspota y de un bolerista de Enriquillo Sánchez, One Master forAnother Musiquito. Anales de un déspota y de un bolerista (1993) de Enriquillo Sánchez (1947-2004) se presenta como una novela del dictador que incluye todas las

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consabidas características de este subgénero de la novela histórica. Pienso en cierta indeterminación en el espacio y en los nombres del dictador. N o se llama el Primer Magistrado, ni el Patriarca, ni el Señor Presidente, ni Tirano Banderas, sino Porfirio Funess, alias el Poblador, el Macho, el Machote, el Machazo, el Fundador de la Democracia Tropical. El título del primer capítulo explica el carácter genérico del dictador; rasgo típico de este subgénero: " D e te fabula narratur" proviene de "Quid rides? Mutato nomine de te/ fabula narratur" de las Sátiras de Horacio, es deán basta con cambiar el nombre para que "lo evocado se aplique a otra persona" (de te fabula narratur). Por supuesto, Porfirio hace pensar en su homónimo, Porfirio Díaz, gran fuente de inspiración de las novelas del dictador. El apellido acaso se haga eco de "Funes, el memorioso", cuento de Ficciones de Borges (1997: 123-136) y hasta del cómico francés, Louis de Funes. Y muchos hechos se pueden relacionar con la República Dominicana y con el siglo xx, de manera que el dictador-desvirgador oficial presenta más de una semejanza con el Chivo,Trujillo. La exclamación "Dios y Funess" (Sánchez 1993: I I I) es una de las muchas alusiones al Jefe, evocado por Balaguer en su conocido texto de 1932, "Dios y Trujillo". También encontramos otros elementos recurrentes en la novela del dictador-demasiado trillados- como la omnipresencia de la muerte y la soledad, la violencia, los excesos sexuales, la rebelión y la represión, la corrupción, el tema del cielo al revés, la ingerencia de Estados Unidos. El dictador es un personaje muy estrambótico a quien se le ocurren unas ideas cada vez más disparatadas y caprichosas. En un momento dado quiere industrializarlo todo hasta la realidad y la nostalgia.Y entre otros productos, se propone promocionar el cazabe, "que podría tener muy buena acogida en Bélgica y en los países bajos [s/c], porque un estudio de mercado, reciente y veraz, aconsejaba ingerirlo con la leche en polvo del bebé holandés" (142). La mayor innovación dentro del subgénero de la novela del dictador consiste en el énfasis en Jacinto Aguasvivas, alias Musiquito22. Empezó cantando serenatas a las muchachas elegidas para ser desvirgadas por el déspota y se convirtió, por la fuerza, en el inseparable acompañante del dictador. Porfirio Funess le nombra CantorVitalicio de la Patria después de una milagrosa salvación de un fusilamiento gracias a su guitarra. Le dedica un museo en vida,"uno de los templos de la peregrinación colectiva" (67). Sus canciones son emitidas por la radio y cuando llega la televisión, otro elemento crucial en la difusión de la cultura populan Musiquito tiene un show a las once de la noche. Se expli-

22

Austerlitz menciona este nombre para designar a un director de una banda musical de

los ochenta,"bandleaders such as Musiquito" (1997: I 13), pero no dispongo de más datos.

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ca por el hecho de que el pueblo es "ávido de símbolos ¡napresables, escrupulosamente fantásticos y razonablemente distantes de una historia que había comenzado con unas piojosas carabelas que lo habían jodido todo para siempre jamás" (64). Bajo la amenaza constante de ser fusilado (ya que Funess defiende la Qbolerística?] teoría del "sufrimiento permanente" [77]), Musiquito compone boleros sobre los acontecimientos dignos de ser recordados en los Anales. Los boleros no cantan por tanto el amor perdido, sino que sirven para celebrar los hechos políticos deformándolos o para fomentar determinadas campañas. El bolerista corrobora y prosigue de esta manera la reescritura de la historia patria iniciada por Funess, que elimina, por ejemplo, la existencia del conflictivo vecino, Haití, ya que un profesor le explica "que los hechos históricos, una vez consumados, sólo existían en la imaginación ética de los hombres, de modo que bastaba soñarlos de otra manera para que desaparecieran de las crónicas mendaces" (79). Musiquito "escribió los boleros de la devaluación en más de cincuenta y tres oportunidades, [...]", para que "a la gente la encontraran bailando y amargándose en las velloneras del amanecer con banderita, friquitaqui, bofe y jengibre y no tomara conciencia de la calamidad" (85; 87). "El bolero de la carne transparente" sustenta la campaña de blanqueamiento de la piel con la loción "Albor" inspirada por la "pasión nivea" (38) de El Poblador, otro fantasma que recorre la República Dominicana.También

compuso el bolero de la alfabetización llevada a cabo por los boy-scouts

a lo

Badén Powell. Resulta ser un fracaso total por falta de libros que leer lo que provoca la siguiente reacción en Porfirio Funess: "Es mejor La cultura es una tortura permanente" (100). Musiquito no tiene la fuerza de resistir sino que se hunde cada vez más en sus contradicciones: [...] Musiquito se veía cada día más hundido en la guitarra de la desgracia, con su trío de muerte (o de consolación) que interpretaba los boleros más lluviosos -y más agrios en el marisco de la ternura- de la historia sin cronistas del amargue y de los fastos sin comensales del horror (33). Paradójicamente, o como variante sobre "Contra Franco vivíamos/escribíamos mejor", es precisamente cuanto más se le presiona a Musiquito cuando crea los boleros más logrados: "Mientras más riguroso y austero el régimen creativo, mientras más bestial la disciplina y más puntillosa la barbarie, más sutil y sin costuras el fraseo, mejor la puntería y más altas y sublimes las visiones y los duendes" (58). La forma perfecta del bolero constituye el único contradiscurso posible para este cantante mitificado.

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Como el bolero resulta descontextualizado e instrumentalizado al servicio del dictador; no se encuentran muchas letras de boleros que se puedan tararear, aunque puede ser que se me escapen algunos guiños. Es cierto que se hacen menciones bastante generales. Por ejemplo, el dictador se repone de un atentado fracasado escuchando "los boleros aguados de María Luisa Landín" (76).También los títulos de los capítulos 3 a 14 son tomados de frases de boleros, "Tú me haces falta" y "Reloj", u otros géneros musicales afines, centrípetos, como el tango, "Sombras nada más", el tango/bolero "Volver", el valse "Ansiedad", la ranchera "Echame a mí la culpa"23. Pero estas citas de canciones no se relacionan de una manera particular con el contenido de los capítulos que encabezan. Sólo crean un marco de carencia y de nostalgia, familiar a un latinoamericano. Como no se incorporan al texto muchas letras de boleros, no se produce una proliferación de voces, tampoco fomentada por la misma estructura narratológica, ya que el único narrador es el hijo de Musiquito quien recuerda la vida de su padre. El bolero sí influye en el estilo a veces de corte modernista, lo que contrasta con muchos fragmentos de tinte pornográfico y algunas intervenciones vulgares del dictador salpicadas de "carajos" y otros tacos. Abundan las evocaciones del tipo: "El mar permanecía azul y permanecía bravo y brioso y no se cansaba de lamer con su lengua de león el nácar polvoriento de la costa y la gente iba borracha por la vida con su flamante blancura, hasta que llegó el verano" (42). Cabe advertir que no es una casualidad que se cite y se rinda homenaje al padre del modernismo y patriarca a su manera, Rubén Darío. Funess fusila a un declamador que "había estropeado como un cerdo obsceno los versos inmortales que decían, desde que el vate los compuso, ¿Y qué

23

"Ya que no puedo decírtelo al oído" (capítulo 3) y "Por la distancia cruel que nos separa"

(capítulo I I) provienen del bolero "Tú me haces falta" que canta, p o r ejemplo, el puertorriqueño José Feliciano."Sombras nada más en el temblor de mi voz" (capítulo 4),"Mi sangre t o d a verterla a tus pies" (capítulo 7) y "Azul que viene del cielo y del mar" (capítulo 8) son frases del tango "Sombras nada más", que los dominicanos conocen más en una versión bolero, p o r ejemplo del venezolano Felipe Pirela."Yo adivino el parpadeo" (capítulo 5) y " D e los astros que a lo lejos" (capítulo 6) provienen de uno de los éxitos de Carlos Gardel, el tango "Volver". El valse "Ansiedad" aparece al inicio de los capítulos 9 y 10 (respectivamente "La melodía salvaje" y "Del eco de la pena de estar sin ti"). El capítulo doce va encabezado p o r "Y que una nube de t u memoria" de la ranchera "Échame a mí la culpa". " N o marques las horas" del bolero "Reloj" se encuentra al comienzo del capítulo 13. El capítulo dos "Cuarenta mariachis os contemplan" constituye una variación cómica de "Quarante siècles vous contemplent" la famosa frase pronunciada el 21 de julio de 1798 en Egipto por Napoleón, hombre que fascinó a varios dictadores. En cuanto al último capítulo " N o t o d o moriré" es una traducción de " N o n omnis moriar", frase de Horacio y título de un poema del escritor modernista Gutiérrez Nájera.

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tienes en el pecho que encendido se te ve?' (19). Además, las estatuas de Darío van reproducidas por t o d o el jardín del nuevo palacio, una especie de pagoda: "[El Poblador] ordenó que sembraran de cisnes los lagos y de estatuas de Darío todos los prados de ese edén oriental en el corazón mismo del Caribe" (51). La integración de un verso de "Margarita, está linda la mar" y de las representaciones de Darío, este poeta de la gran era de los dictadores, no me parece inocente en esta novela del dictador Aunque la crítica se ha detenido sobre t o d o en la relación intertextual con Darío en El otoño del patriarca

de

Gabriel García Márquez, sostengo la hipótesis de que la figura de Darío es una constante obsesiva en este tipo de novelas, c o m o contrapartida de y figura paralela al dictador 24 . Fernando Valerio-Holguín interpreta la presencia de Musiquito y del bolero c o m o la introducción del "absurdo y de la banalidad, dimensiones hasta entonces desconocidas en la representación de este período de la historia dominicana [el trujillato]" (1996: 195). Efectivamente, la novela de Enriquillo Sánchez se inscribe en la difícil digestión del trujillato, a la vez que desvirtúa y cuestiona la historiografía. Pero detrás de esta "banalidad" del bolero se esconde otra explicación más peligrosa. El subtítulo, Anales

de un déspota

y de un

bolerista, establece un claro paralelismo entre el poder del dictador populista y el poder del cantante. García Canclini ya señaló esta relación entre cultura popular y populismo: En el populismo estatizante, los valores tradicionales del pueblo, asumidos y

representados por el Estado, o por un líder carismàtico, legitiman el orden que

éstos administran y dan a los sectores populares la confianza de que participan en un sistema que los incluye y reconoce.

Esta puesta en escena de lo popular ha sido una mezcla de participación y

simulacro. Desde Vargas y Perón hasta los populismos recientes, la efectiva revalorización de las clases populares, la defensa de los derechos laborales, la difusión de

24

Entre los estudiosos de la ¡ntertextualidad con Darío en El otoño del patriarca de García

Márquez destacan Jrade (1998: 141 -143) y Palencia Roth (1988). Cabe observar que esta ¡ntertextualidad con Daño constituye una de las muchas semejanzas con El otoño del patriarca. Pienso en la erotización y el carácter escatológico y canibalístico de ambas novelas, ya que Musiquito se ve impelido a comerse a su amante china.También la proyectada venta de Samaná (dato históricamente comprobado en el siglo xix) a los británicos a cambio de whisky escocés y de gaiteros es un eco de la venta del mar a los norteamericanos en El otoño del patriarca. El mismo Enriquillo Sánchez me dijo que escribió esta novela en tres meses para deshacerse de la influencia del realismo mágico encarnado en el escritor colombiano. Para más cavilaciones sobre Daño y la novela del dictador: más específicamente El recurso del método (1979a) de Alejo Carpentien véase mi artículo "Los felices caballeros Rubén y Alejo, vencedores de la muerte" ( D e Maeseneer 2005).

TERCER CAPÍTULO su cultura y arte, van junto con escenificaciones imaginarias de su representación (1989: 245-246; mi énfasis)25.

Desde esta perspectiva se podría argüir que la voz del bolerista (al igual que la del poeta) rebasa las diferencias sociales e ideológicas y seduce a todos. De ahí sólo hay un paso para afirmar que los cantantes se parecen a los líderes populistas: ambos recurren a las mismas técnicas, aunque sus objetivos son diferentes. Así es como se explican la referencia a Jorge Negrete y la evocación de un duelo musical entre Musiquito y el "eximio mexicano" Fefín Lora (91), deformación de Agustín Lara y juego con el merenguero al servicio de Trujillo, Ñico Lora.Ya he aludido en varias ocasiones al hecho de que el mismo Trujillo usó muy astutamente el merengue para sus fines políticos. Al optar por el bolero supranacional, libre de inflexiones nacionalistas, Enriquillo Sánchez otorga a la novela unas resonancias pan-latinas. A un nivel aún más general, formula una crítica tanto de la manipulación de la masa por la voz como de estas canciones. Los boleros constituyen una escapatoria y una manera de desviar la atención hacia unos terrenos menos conflictivos, puesto que reflejan en la expresión quiasmática "un siglo de pasión y de olvido, de nostalgia y de deseo" (64). Se cuestiona, por tanto, el poder de la "voz de su amo" 26 (sea dictador o cantante) y de los medios de comunicación que precisamente contribuyeron al éxito del bolero, este producto de la modernidad. Este acercamiento original al bolero es poco explorado en el corpus de las novelas-bolero. Sólo he dado con un ejemplo más, la novela futurista del argentino Marcelo Cohén, El oído absoluto11. Aunque no se puede calificar de novela-bolero, los boleros (ficticios) presentes en el libro desempeñan la misma función que en Musiquito. Gracias a los fondos de un mecenas belga, el cantante de boleros costarrricense, Fulvio Silvio Campomanes, un ser "tocado por la gracia de la caridad" (Cohén 1989: 227), fundó un centro de recreación, Lorelei, del que es gobernador Sobre todo a los pobres se les ofrece la posibilidad de pasar en Lorelei unos quince días de su vida, pero también permanecen allí unos residentes forzosos, personas inadaptadas caracterizadas por su Indefinición Social, con el fin de que se les reeduque. Entre las técnicas

25

Véase también Turino (2003) para el uso de lo popular en los regímenes populistas de

Perón (Argentina),Velasco (Perú) y Vargas (Brasil). 26

Remito asimismo a las reflexiones aún llevadas a sus consecuencias más extremas sobre

H/s Master's Voice (la Voz de su Amo), imagen de R C A V i c t o r Records, por parte de Roberto González Echevarría en relación a El otoño del patriarca (2001: 126-132) . 27

Agradezco a Beatriz Sarlo el que me haya mencionado esta referencia cuando expuse

mis ¡deas sobre el bolero en un congreso en Leiden (Países Bajos) en 2001.

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que usa el cantante-gobernador Campomanes para adormecer y controlar a la gente, se encuentran no sólo los constantes mensajes sobre la actualidad y los eslóganes que imprimen unos rayos láser en el cielo, sino también la transmisión continua de boleros cantados por él mismo.

Estos dos ejemplos apuntan hacia una dimensión política del uso del bolero que poco ha sido recalcado en los estudios al respecto. Aunque Jorge Rosario Vélez no toca el tema del poder de la voz, él ya entrevio la función del bolero como discurso político "que devela los procesos históricos continentales por su difusión simultánea precisamente entre los años treinta y sesenta en que el bolero se difunde con fervor mientras ocurren los desencuentros y revoluciones políticas en Hispanoamérica" (2003:812). No deja de ser significativo que muchos textos de este tipo como Parece que fue ayer del venezolano Denzil Romero o Te di la vida entera de ZoéValdés se ubiquen en épocas dictatoriales, respectivamente bajo Pérez Jiménez y Batista (De Maeseneer 2002). De todas formas, la novela de Enriquillo Sánchez, por muchos desperfectos que pueda tener28, nos permite reflexionar sobre el poder de la cultura popular que contiene al pueblo, en ambos sentidos del verbo (MartínBarbero 1987).

4. "Vellonera de sueños" de Luis Martín Gómez, el hombre en pena El último texto que quisiera comentar es de la mano de un escritor más joven, Luis Martín Gómez (1962), autor de mini-cuentos y cuentos. En "Vellonera de sueños" evoca a un periodista exitoso. Este hombre nada subalterno se ha refugiado en un motel para olvidar y al mismo tiempo recordar y resucitar en sueños a su esposa muerta. Solo delante de la vellonera el hombre innominado toma una cerveza tras otra y marca obsesivamente el mismo bolero del cantante dominicano Víctor Víctor: "Te busco". La ubicación en un motel no hace sino subrayar el marco consuetudinario del bolero. Es un escenario de la periferia como bien sabe Mayra Santos-Febres, la autora de la novela de título bolerístico ubicada en el motel Tulán, Cualquier miércoles soy tuya (2002). El objetivo de la borrachera acompañada de música es llegar a ver a la esposa

28 Ya he aludido a la deuda demasiado pesada con García Márquez. La construcción de la novela en su totalidad tampoco convence mucho, sobre todo debido a las inoportunas intervenciones del yo narrador (53; 82; I 12-1 13; I 17; 163-168). La acumulación de las locuras delirantes del dictador puede terminar cansando al lector.

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muerta probablemente matada por él, aunque no se revela la verdadera causa de su fallecimiento, explicado como un suicidio por ahorcadura. La narración parece sugerir que el hastío y la soledad llevaron a la muerte de la esposa: estaba rodeada de lujo, pero carente de amor por la continua ausencia del esposo que siempre estaba trabajando. Se trataba del típico problema de la falta de equilibrio entre la vida profesional y privada. El hombre le quiere pedir perdón por su falta de cariño. La situación narrativa del cuento remeda, por tanto, la clásica situación del bolero: El bolero se caracteriza por el tema de la ausencia de la mujer que da lugar a la necesidad de catarsis por parte del hombre. Con frecuencia, dicha catarsis tiene lugar en una barra o club nocturno, luego de una borrachera. Los textos de los boleros están inundados, por así decirlo, con referencias al licor y reafirman la necesidad del hombre de emborracharse para olvidar [...]. (Aparicio 1993: 82-83).

Después de repetir tres veces la canción "Te busco", el protagonista pasa a escuchar otros números del mismo disco y se hunde cada vez más, lo que la mezcla de bebidas acompañantes con la música sólo estimula. Son sobre todo canciones de amor con toques bolerísticos, más específicamente "Aún me queda", "Amor secreto", "Recordarte", "Rayito"29. Los fragmentos citados de las canciones integran versos como "Te busco perdida entre sueños", "Vamos marcando el camino/ hacia un encuentro" ("Amor secreto"), "Tantas cosas para recordar que mi corazón tiembla" ("Recordar"), " A m o r [...] que me ayuda a soñar" ("Rayito"), insisten en un (re)encuentro, una unión siempre anhelada, nunca conseguida. Rezuman la nostalgia de un amor perdido y pasado y juegan con la ¡dea del sueño como manera de acercarse a la amada. Finalmente, el protagonista pone la salsa "Si no te veo": "Si esta noche no te veo/ la tierra no va a girar/, el cielo se va a apagar/ y hay un lío" (Gómez 1998: 96)30. A pesar de su ritmo más alegre, el contenido es casi igual de apocalíptico que en las canciones anteriores. Luego, el hombre decide tomarse todas las bebidas de una vez. En lugar de presionar otro número de la vellonera, ter-

29

Agradezco a Luis Martín Gómez el envío del C D de Víctor Víctor: Resulta que casi nunca

se trata de boleros puros, sino que son arreglos en los que predominan ritmos de la canción sentimental. 30

La letra reza así: "Si esta noche no te puedo ver; las estrellas no van brillar Las esquinas se

van a prender Por las calles, nadie cruzará.// Si esta noche no te veo con t u traje mariposa, se morirán to's las rosas que en el corazón yo llevo. El mundo será un desierto, se van a secar los mares.Y viviré en una cárcel. Si esta noche no te veo hay un lío.// Si esta noche no t e veo la tierra no va a giran el cielo se va a apagar y no quedará un lucero. El sol saldrá con sombrero. El o r o no brillará. Por m í t o d o acabará. Si esta noche no t e veo, hay un lío.// Si esta noche no t e veo".

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mina diciendo: "Ahora, presiono mi corazón, pulso tu alma y sueño que te abrazo, que te beso, y me perdonas" (97). Es obvio que las canciones sentimentales le permiten exteriorizar su pena. Hasta el texto entero parece fabricado al modo sentimental. Muy al estilo boleril el hombre se compara a un "náufrago, buscándote desesperadamente en este mar de olvido" (96), eco de letras de boleros o de poemas románticos. La misma estructura dialógica 'yo-tú' se mantiene tanto en las canciones intercaladas como en los fragmentos en los que el hombre se dirige a su mujer ausente. Las frases repetidas en el cuento como "Entro la moneda en la ranura. Presiono [...]. El carrusel gira. El brazo mecánico selecciona un disco. La aguja ralla la pasta" (91; 93), la bombilla del pasillo que prende y apaga, el eterno rallar de la pasta del disco parecen sugerir que no hay manera de salir del círculo. El hombre va dominado por la rutina y los esquemas tradicionales. Languidece cantando o llorando su pena, reflejada en la música sentimental que le permite enseñar su lado débil, supuestamente femenino, pero no implica en absoluto que quiera cambiar la relación de dominio frente a la mujer Advierte Campos respecto al bolero:"[...]: the man can reveal himself as sensitive and emotional in a sanctioned form that does not threaten his masculinity" (1991: 638). La misma manera en que quiere reconstruir a la mujer en sus sueños indica que no es capaz de salir de su papel convencional.Tanto la mezcla de bebidas como la música sólo le dan acceso a partes del cuerpo de la mujer: Whisky y vodka dan tus caderas Tequila y sangría dan tus senos. Bloody Mary y Cuba Libre dan tu espalda (95). Invoca a su amada desaparecida en una fragmentación total, lo que contribuye a la articulación del dominio masculino según Aparicio: Bodily parts become representative of the whole or "reduced to the status of mere instruments" for the satisfaction of male desires and fantasies. Most poignantly, though, it is the pervasive degree to which women are represented synecdochally in popular music that gives these patriarchal discursive strategies such immense social power While it may be argued that the close-ups of the mouth, the eyes, the hands, and the body in general in the tradition of the bolero constitute a central element of its sensuality and become the iconic core of its eroticizing force, the overarching presence of the fragmentation of the female in other musical forms across cultures attests to this transnational patriarchal power. Moreover; it continues to represent the female as mere body, as physicality, constructs that have been deployed historically to justify economic exploitation of women and of peoples of color as well (1998: 135).

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D e esta manera el hombre remeda el discurso bolerístico-sentimental en el que se representa a la mujer en su corps morcelé, en su cuerpo fragmentado. Basta con recordar "tu párvula boca", "aquellos ojos verdes", "tu cabellera sedosa" , "las perlas de tu boca", por citar algunos sintagmas de boleros famosos. Encontramos este proceso de fragmentación ya desde el comentario sobre el primer bolero, "Te busco", que no surte ningún efecto: Nada. No me diste una sonrisa, no me dejaste ver tu pelo rubio como penacho de pendón de caña en el otoño macorisano, no pude sentir tu corazón como un tambor indígena tocando un areíto en mis oídos pegados a tus senos. En vano busqué tus ojos de ébano verde, tus labios de melao.tu cuello de callao de río por el [que] quiero resbalar hasta tu espalda de arrozal amaneciendo, hasta tu vientre de orégano liniero (92). Además de la fragmentación, los símiles y las metáforas de lo citado proyectan sobre la mujer la imagen consabida de la mujer-naturaleza: la mujer es caña, melao, arrozal, orégano. O hablando en términos ecofeministas (Kolodny), la mujer es asociada a la tierra y sus productos que procede dominar La ¡dea sobre la vida como "dualidad" donde todas "las cosas ocurren en pareja" (92) sugerida por la prosaica combinación en la vellonera de V y I también podría apuntar a esta visión conservadora de la pareja que niega cualquier individualidad a la mujer La mujer no sólo aparece asociada a la fragmentación, la tierra y la dualidad fusionada en un todo supuestamente armónico, sino que sólo aparece en re-presentación, de manera mediata. El retrato que se encuentra en la habitación del motel que alquiló el hombre ya de por sí convierte al sujeto en objeto muerto, característica de cualquier foto como ya observó Barthes en La chambre claire (I980). Los recuerdos que quiere resucitar gracias al bolero y al alcohol no son sino ausencia/presencia. Pero ni la bebida ni las canciones bolerísticas logran nada. El sonar de la música no se convierte en un soñar con su esposa muerta. La vellonera no produce el sueño deseado, sino que sólo es productora de canciones sobre sueños, palabra obsesivamente presente en los versos citados. N o es capaz de representar la carencia en su totalidad, incluso mediante trucos y artimañas: No puedo decir que sea una ventaja ver cada vez una parte de ti, pero debo aceptar que en la vellonera cada combinación da una y sólo una música. En lo adelante, experimentaré con todas las combinaciones posibles, pulsaré todas las teclas de la vellonera de mi alma para que tu risa suene en mi noche (94-95). La metáfora musical expresa su imposibilidad de alcanzarla: "¿Por qué pulsaste una tecla diferente? Tú y yo debimos ser siempre una sola canción, la

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melodía perfecta" (96). En el fondo, tiene miedo a la otredad, lo indomable, lo inaprensible de la mujer: ¡Qué hermosa eras! Nunca te lo dije pero solía contemplarte mientras dormías, en la madrugada, a mi regreso tras el cierre de la edición del periódico. Rendida entre las sábanas, eras una bijirita31 zambulléndose en las nubes de la Rusilla, eras una gotita de rocío bebiéndose el azul y el verde de Valle Nuevo, el Manabao lamiendo la Cordillera en ese momento en que el cielo y la tierra se aparean y dan luz a pinos y ciguas. Muchas veces quise tomarte pero tanta libertad me daba miedo.Temí tocar tu cuerpo tibio y danzar desnudo y ebrio en medio del Corral de los Indios una noche de jenjibre y palos en la que una mujer se suelta el pelo sobre la Piedra de Anacaona. Comprende, por favor; comprende que estaba hecho para la rutina y a lo cotidiano le hace daño el misterio. En mi agenda, había espacios para almuerzos y reuniones, no para locuras (95). En este fragmento la mujer vuelve a estar asociada a la naturaleza. A diferencia de la naturaleza domesticable en la descripción antes citada, aquí se nos presenta en su aspecto inalcanzable, casi mítico. D e ahí la mención de picos dominicanos como la Rusilla, Valle Nuevo y Manabao (que lleva al Pico Duarte). La alusión a la fiesta de palos -un ritual a veces relacionado con el vodú donde se baila, se declama y se canta- sugiere la presencia de fuerzas diferentes que no caben en el sistema ordenado. Es en este sentido de ataque al orden establecido en el que cabe interpretar la mención de la única mujer taina que sobrevivió en la memoria colectiva, Anacaona. Este símbolo de resistencia sofocada por los colonizadores ha sido reivindicado sobre todo por mujeres escritoras contemporáneas, como ya ¡lustré al comentar "Invi's Paradise" de Aurora Arias.Tal vez en la primera descripción la comparación con el areíto ("tu corazón como un tambor indígena tocando un areíto") -que ha sido asociado con la flor de Oro, Anacaona- ya anuncia esta parte que siempre se le ha escapado en su mujer En este texto de pena de hombre, las canciones de índole bolerística cantadas por un hombre,VíctorVíctor; no hacen sino subrayar la imposibilidad del protagonista de salir de sus esquemas patriarcales que informan también el bolero, donde la mujer es el origen del mal. Esta visión la confirma incluso la sugerencia sobre la muerte de la amada por parte del mismo autor en un

31 Luis Martín Gómez me explicó en un mensaje electrónico del 15 de febrero de 2005 que bijirita es "el nombre local que le han puesto a la American Redstart (Setophaga rutialla), una avecilla color negro con manchas color anaranjado que habita en casi todos los bosques de la isla".

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mensaje electrónico del 5 de febrero de 2005:"[...] fue el protagonista quien la asesinó por una infidelidad que no se establece bien si es cierta o supuesta" (mi énfasis). En el mismo texto no encontré pistas que me llevaran a esta lectura, pero esta suposición cabe perfectamente en el discurso bolerístico que achaca la culpa a la mujer infiel, de manera que el cuento casi se convierte en una variación sobre boleros del tipo "Usted ["es la culpable de todas mis angustias y todos mis quebrantos"]. Luis Martín Gómez parece retomar determinados esquemas relacionados con el bolero, donde la mujer está presa de estereotipos. Cabe admitir que el hombre del cuento se siente culpable por el abandono de la mujer a nivel emocional y que quiere pedirle perdón. Pero su manera de acercarse a ella no parece cuestionar su consagrada posición masculina, aunque atisba la fuerza inaccesible e indómita que emana de la mujer. Contrasta este cuento con otra narración de temática parecida "Cuatro selecciones por una peseta (Bolero a dos voces para machos en pena, una sentida interpretación del dúo Scaldada-Cuervo)", publicada en 1981. Las escritoras puertorriqueñas Carmen Lugo Filippi y Ana LydiaVega adoptaron estos seudónimos para convertirse en intérpretes (¡femeninas!) de boleros. La narración se centra en las penas de cuatro hombres que se desahogan ante la vellonera de un bar De manera inconcebible (a sus ojos) las mujeres mansas de tres de los compañeros se rebelaron y los abandonaron por estar hartas de ser consideradas sirvientas o de ser objeto de actos de violenca. Les acompaña el Vate, el cantante de boleros, Angelito, representante de médicos en lo profesional. Este soltero no parece sufrir los problemas de sus compadres, ya que en cada pueblo tiene una enfermera y no piensa casarse nunca. El primero en contar sus cuitas es Eddie, es decir Edipo (¡!) José Zapata, que atiende en una gasolinera. Golpeó a su mujer Cambucha porque ésta había descuidado a la madre de él instalada en casa, aunque al principio su mujer lo atendía en todo. Advierte: "La veldá es que se poltó nice los primeros tiempos y aunque yo tuviera mis bretecillos con otras jevas, polque uno tampoco pue tiralse a mondongo, ella siempre era La Oficial" (Vega 1994: 130). La mujer se va a Nueva York para escapar de los maltratos. Anita, la esposa de Monchín, el segundo plañidero, se convirtió en una militante sindicalista cuando empezó a trabajar en una fábrica. Se volvió una"piqueteadora oficial".Y eso que el esposo le había aconsejado:"[...], le dije que no se metiera en política polque a mí eso me huelía a comunismo, que la mujel era de la cocina y no debía metelse en asuntos de hombre, que bastante tenía ella con lleval la casa y atendelme" (I 34). Su actitud llevó a bofetadas y su relación terminó en el divorcio por maltrato. Finalmente, la esposa significativamente innominada del técnico de refrigeración, Puruco, no aguanta más que tenga que servir a él y a sus amigos, cada vez que se reúnen en la casa. Los amigotes no acaban de explicárselo:

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" Y nosotros que la tratábamos a ella heavy, con to el respeto que se le debe a la esposa de un pana. Polque allí nadie se prospasó nunca con ella [...] aunque chance tuvimos [...]" [...]. " Y hasta le llevábamos los trastes a la cocina pa que ella no tuviera más que fregarlos, coño" (136).

Susana Reisz propone el siguiente comentario acertado: El desahogo autobiográfico de cada uno, pautado por los más desgarradores versos bolerísticos, muestra a las claras el mecanismo psicológico conocido como "proyección": los hombres acusan a las mujeres de las desconsideraciones y abusos que ellos han ejercido como derecho propio dentro de la relación de pareja. Es como si el traidor pretendiera sufrir por traiciones ajenas o como si el egoísta acusara a los otros de egoísmo. La inversión de víctima y victimario a través de la lamentación musical permite una formidable "catarsis": los plañideros se descargan del peso de la culpa a través de un sufrimiento ilusorio y estrechan vínculos entre sí(2002: I I I ) .

Las autoras hacen una sátira feroz de estos hombres machistas que toman cerveza y muestran su lado sentimental en un bar cantando boleros y quejándose de sus mujeres rebeldes. El epígrafe de una salsa cantada por el Gran Combo "Así son, así son las mujeres" "anticipa y proyecta [...] la perspectiva masculina que predominará a través del cuento" (Aparicio 1993: 82). La primera frase marca el tono: "Cuando calló Jaramillo32 el silencio era un bache de lágrimas machamente contenidas" (129). Los hombres recurren al bolero para expresarse. Advierte con razón Aparicio basándose en las ideas de Adorno: Dichos personajes no tienen un lenguaje propio, sino que se apropian constantemente de los textos cancioneriles de la música popular Desde tal perspectiva, el cuento presenta una crítica a las estrategias comerciales utilizadas por los medios masivos de comunicación y por la industria musical, instituciones que manipulan el lenguaje, y, consecuentemente, la conciencia e ideología del público auditorio. [...]. En el caso de los cuatro hombres puertorriqueños, la música popular se convierte en código ajeno y, paradójicamente, necesario para ellos poder verbalizar sus propias realidades sentimentales (Aparicio 1993: 83).

32 Julio Jaramillo era un cantautor ecuatoriano (1935-1978). Una de sus canciones más famosas es su 'himno'"Nuestro juramento", canción en la que el yo promete escribir su linda historia de amor: "Si tú mueres primero, yo te prometo,/ escribiré la historia de nuestro amor/ con toda el alma llena de sentimiento;/ la escribiré con sangre,/ con tinta sangre del corazón". Contrasta con las canciones e historias que van a presentar después los 'bardos' en pena.

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Es p o r tanto medio de expresión y de enajenación. Los boleros que cantan, p o r ejemplo, "Usted" ("Usted es la culpable de todas mis angustias y t o d o s mis quebrantos"), " T ú sólo t ú " ("has llenado de luto mi vida/ abriendo una herida en mi corazón"), "Echame a mí la culpa", tendrían que tematizar que la culpa la tienen las mujeres, estas Evas indóciles de Borinquen, esta tierra del Edén. La culpabilidad de estas Evas es demostrada claramente por la referencia bíblica a la Eva y la manzana del Génesis al final del cuento cuando se menciona el "capítulo tres, versículo seis" (137) 3 3 . Quejándose y "jirimiquiando" estos hombres se autocompadecen. Al final corroboran su posición y sus afirmaciones con un "[v]iril puñetazo dispersador de maníes", una "[ajfirmativa sacudida de cabezas patriarcales", una "[ejlevación de brazos masculinamente molleriles", un "[tjesticular descenso de índices decididos", un "[pjrepuciano retroceso de sillas indignadas", una "[ajgresiva protuberancia de manzanas de Adán" (136). Muy irónicamente, se presenta a los hombres en su fragmentación corporal, de manera que las mujeres combaten al hombre con sus armas de dominación. La ironía y el h u m o r con que son descritas las lamentaciones las desvirtúan totalmente. En este cuento la reivindicación feminista está muy clara hasta en detalles y guiños. Cuando uno de los panas afirma: "El pendejo nace y no se hace" (136) no puede ser sino un juego con la conocida frase de Simone de Beauv o i r : " N o se nace mujer, una se hace mujer" (On ne naft pas femme, on le devient). De paso, las escritoras no dejan de lanzar unas saetas contra la república letrada masculina que ha dominado el panorama de la literatura puertorriqueña. El lamento de Monchín va introducido de la siguiente manera: Lo cierto es que [Monchín] parecía un río sin cauce (¿o un cauce sin río?), tanto era el volumen y la velocidad de su violento decir (¿o de su decir violentado?). ¿Inventario de su malhadada existencia de héroe renunciado o meras figuraciones en aquel despótico mes de marzo? No, quizás sólo eran primicias de verdad en la víspera de aquel hombre (133). Los que están familiarizados con la literatura puertorriqueña ven entretejidas en estas frases referencias a textos del canon masculino c o m o los de Enrique Laguerre (Cauce sin río), Edgardo Rodríguez Julia (La renuncia del héroe Baltasar), Emilio DíazValcárcel (Figuraciones en el mes de marzo) para terminar con La víspera del hombre de René Marqués, que era... homosexual. N o que-

33

En Génesis 3, 6 leemos: "La mujer vio que el árbol era apetitoso para comen agradable a

la vista y deseable para adquirir sabiduría.Tomó, pues, de su fruto y comió; dio también de él a su marido, que estaba junto a ella, y él también comió" (Martín Nieto, coord.).

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dan a salvo ni José Luis González y su Balada de otros tiempos ni Luis Rafael Sánchez y La guaracha del Macho Camocho, aun siendo autores muy admirados por Ana LydiaVega y Carmen Lugo Filippi: "¿Por qué no tocar una balada de otro tiempo? No, mejor sería un ritmo más moderno, una macha guaracha que le [a Monchín] hiciera olvidar sus desventuras" (I 33). Aquí las mujeres encierran a los hombres en su discurso bolerístico.Tocan su son y a la vez son: se definen, existen. El dúo Scaldada-Cuervo vence al cuarteto de hombres.

5. Genderíng and queering boleros: ¿una canción aún por melodiarse? Los ejemplos estudiados demuestran que la presencia del bolero no sólo permite otorgar a los textos unas dimensiones originales literariamente hablando. Atañe a cuestiones debatidas en áreas como los estudios culturales (la importancia de la cultura popular), las aproximaciones postcoloniales (el subalterno) y postmodernas (el ataque a y la sustitución de los Grandes Relatos). El último texto cotejado con el de Vega y Lugo Filippi enfoca el problema del género y de la batalla de los sexos, un uso recurrente en los textos-bolero de mujeres sobre todo a partir de los ochenta. Algunas mujeres incluso emplean el poder de seducción y de erotismo del bolero como posibilidad de presentar un contradiscurso 34 . Así, Catalina, protagonista de Arráncame la vida de Angeles Mastretta, canta boleros para expresar su amor por Carlos Vives e incluso rebelarse -aunque sólo sea tímidamente y a nivel personal- reivindicando 'cierta' liberación sexual de su esposo machista Andrés. La timidez de su contradiscurso se percibe a micronivel: cuando Catalina canta el bolero "La noche de anoche", se elimina freudianamente la frase más sensual en la presencia de su amante Carlos Vives (y de su esposo): "es muy profundo mi deseo de ti". Hay que admitir que a pesar de estos intentos de liberación, muchas veces el bolero confirma el discurso patriarcal. Incluso si pensamos en los intérpretes, es sabido que algunas cantantes de boleros desafiaron las estructuras patriarcales: está el caso de Isolina Carrillo que se atrevió en los años veinte a ofrecer flores a un hombre en "Dos gardenias para ti" o María Grever que decide supuestamente de manera autónoma de su suerte en "Cuando vuelva

34 No sólo el bolero puede ser considerado en el contexto de la reivindicación feminista, sino también otros géneros musicales, como la ranchera. Véase Olga Nájera-Ramírez (2003), "Unruly Passions: Poetics, Performance, and Gender ¡n the Ranchera Song".

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a tu lado". Estas mujeres subvirtieron 'suavemente' el binomio masculino-activo/femenino-pasivo. Otro cantar es el de Paquita la del Barrio que en sus letras ataca de manera directa a los hombres sinvergüenzas. No obstante, me llamó la atención que las novelas-bolero que giran alrededor de cantantes enfocan casi todas a hombres, aun criticando su machismo, por ejemplo, Daniel Santos en La importancia de llamarse Daniel Santos de 1989 de Luis Rafael Sánchez, Felipe Pirela en Entre el Oro y la carne (I990) del venezolano José Napoleón Oropeza, Pedro Infante en Si yo fuera Pedro Infante (1989) del venezolano Eduardo Liendo, Benny Moré en Bolero (1985) del cubano Lisandro Otero... Incluso en lo que podría constituir una excepción - m e refiero a la presencia de Celia Cruz en Reina Rumba de 1981 del colombiano Umberto Valverde- no se introduce a la rumbera para reivindicar el papel de la mujer sino que constituye un medio para recordarla nostálgicamente desde la juventud de un hombre. Con todo, es significativo que en la República Dominicana donde la literatura de mujeres no salió de los bastidores hasta en los años ochenta no se aproveche este caudal bolerístico en función del género35. Aparte de la cuestión de la mujer; el bolero también propicia la desestabilización de las clasificaciones binarias del género. Recordemos que Iris Zavala ya había advertido que el eje 'yo-tu, presente en muchos boleros, problematizaba la cuestión de la identidad sexual:"La distinción primaria -el sexo del cantantetiene consecuencias importantes, pues a partir de ella, el significado del mensaje será reinterpretado y recodificado mediante el concurso de las facultades corporales, intelectuales, espirituales y afectivas" (1991:65). En el capítulo "Tears at the nightclub" de su estudio sobre el queer Latín America Quiroga (2000: 145-168) constata que en los años noventa el bolero ha conocido su revival dentro de un contexto gay. Pero ya antes podemos encontrar manifestaciones de lo que Aparicio llama "discursive regendering" (1998: 141). Pienso en el bolero "Mi carta" del capítulo 7 de El beso de la mujer araña de 1976 de Manuel Puig. Aunque se ha estudiado sobre todo el papel de las películas en la transformación o apertura en lo sexual por parte del revolucionario Valentín respecto al homosexual Molina, creo que no hay que menguar la importancia del bolero significativamente llamado "Mi carta" en este drama de la comunicación, lleno de silencios. La primera frase del bolero "Mi carta" es: "Querido, vuelvo otra vez a conversar contigo" (en la canción original es "querida"). El yo puede

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Para una discusión del feminismo en la República Dominicana, véase Ángela Hernández,

"Las poetas en los ochenta: desvío fundacional" (2002b: 143-159), Daisy C o c c o de Filippis (1992), Combatidas, combativas, combatientes, mujeres dominicanas a fines del siglo xx.

Ester G i m b e r n a t González (2002), La poesía de

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ser la compañera de Valentín, ya que éste acaba de recibir una carta de ella, pero también puede remitir a Molina quien supuestamente canta este bolero. La cita se encuentra al inicio del capítulo 7, el mismo centro de la novela (si no se tienen en cuenta los informes al final), precisamente cuando empieza a tambalearse la actitud sexualmente 'correcta' de Valentín y cuando se produce un primer contacto corporal, aunque sea en un contexto de cuidado del enfermo Valentín. La reproducción del bolero provoca por tanto una quiebra sexual en Valentín que se irá acentuando en la novela. Otro ejemplo que también recurre al mismo bolero "Mi carta" entre otros intertextos, son las cartas intercaladas de un tal Abel a la abuela, Angelina, en La última noche que pasé contigo (1991) de Mayra Montero. Al final del libro nos enteramos de que en realidad son de la mano de una mujer lesbiana, Marina, enamorada de la abuela. Este trastocamiento y (con)fusión del género los entrevio asimismo Cabrera Infante al inspirarse para la Estrella de Tres tristes tigres (I967) en la Freddy, un travestí. Sigue intrigando a autoras como Mayra Santos-Febres. En Sirena Selena vestida de pena (2000), la escritora puertorriqueña narra las peripecias de un travestí menor un(a) cantante de boleros puertorriqueño(a), en la República Dominicana. En su actuación cumbre en casa del magnate Hugo Graubel, el travestí llega a seducir a hombres y mujeres y explota la ambigüedad genérica del bolero en todo su esplendor36. Y por poner un ejemplo de este lado del charco y de otra expresión artística, la inserción de boleros en muchas películas de Almodóvar contribuye a su reflexión sobre la sexualidad trangresiva con tintes de androginia, uno de los temas constantes en el cineasta madrileño. En La flor de mi secreto (1995), por ejemplo, la escritora de novelas rosas de nombre masculino, Leo (Leocadia), se identifica después de su intento de suicidio por su fracaso matrimonial con su esposo militar macho Paco, con la lesbiana butch Chavela Vargas37. Cuando Leo está tomando en un bar un carajillo (café más coñac) -otro emblema del macho-, Chavela Vargas sale en televisión cantando un bolero sumamente machista, "En el último trago": "Tómate esta botella conmigo,/ en el último trago nos vamos./ Quiero ver a qué sabe tu olvido/ sin tener en mis ojos tus manos". Después de salir del bar y perderse en una manifestación, Leo será rescatada por un hombre poco masculino, Ángel, de manera que se trastruecan completamente los géneros. Esta indeterminación en el eje 'yo-tú' del bolero

36 Mayra Santos-Febres no sólo considera el travestismo a nivel sexual, sino también a nivel político-social y metafórico. Para una lectura de esta novela-bolero, véase mi artículo "Los caminos torcidos en 'Sirena Selena vestida de pena' de Mayra Santos-Febres" (De Maeseneer 2004b). 37 Véase Yvonne Yarbro-Bejarano (1997), "Crossing the Borderwith Chabela [s/c] Vargas. A chicana's Femme's Tribute".

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puede llegar a expresar el p u r o deseo, un estado indiferenciado, anterior a la escisión de los sexos y a la canalización de las pulsiones. Hablando en general y no exclusivamente de textos-bolero, es de destacar que los t e x t o s dominicanos a los que he tenido acceso no explotan t o d a la ambigüedad genérica, que también puede conllevar el bolero 3 8 . Si es que se tratan temas de sexualidad transgresora suelen ser acercamientos sigilosos. El travestismo en "La reina y su s e c r e t o " y "Lulú o la m e t a r m o r f o s i s " de José Alcántara Almánzar (1993:89- I I 4 ) o el lesbianismo en los cuentos "Canícula" y "La espera" de la precursora Hilma Contreras (2002: 33-42) empalidecen frente a otros cuentos más subversivos de escritores de las islas vecinas 39 . Y la reciente Antología de la literatura gay en la República Dominicana, una colección a cargo de Miguel de Camps y de Mélida García, deja que pensar; ya que según comenta Jimmy Lam contiene gran cantidad de t e x t o s homofóbicos. La recepción polémica de este libro demuestra que la liberación sexual suscita recato y reticencia 40 . Incluso la misma corporalidad, también heterosexual, parece ser objeto de mucho más p u d o r María Julia Daroqui llega a la suposición de que en la República Dominicana los tanteos de transgresión son más prudentes, p o r lo menos en lo que concierne a la narrativa. Los cuentos de Angela Hernández provocan el siguiente comentario en Daroqui: Todos estos relatos están habitados por una rígida vara moral que impide el desbocamiento. El cuerpo y sus apetencias sensoriales llegan sólo a pisar el umbral del desenfado: prácticas masturbatorias, intentos de voyeurismo pueblerino, alguna que otra ranura por donde se deslizan las miradas de los narradores atrevidos que desnudan ciertos sitios erotizables. El desenfado pisa el atrevimiento, pero no traspasa o infringe las leyes de la decencia [...] (1998:78). Hablando de t e x t o s más recientes, sé que t o d o s los críticos han recalcado el e r o t i s m o desenfadado en Carnaval de Sodoma de Pedro A n t o n i o Valdez.

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En mi análisis de Ritos de Cabaret de Marcio Veloz Maggiolo he aludido a la indefinición

genérica del protagonista, pero en la resolución de este 'problema' no interviene la ambigüedad inherente al bolero, sino que el bolero sirve para sustentar un discurso patriarcal (Valerio-Holguín 2000c: 240-245). Agradezco a A n k e Birkenmaier el intercambio de ideas para elaborar mis conjeturas. 39

Cocco de Filippis (2003:99-100) comenta el tímido lesbianismo en los cuentos de Con-

treras y Daroqui (1998: 104-105) habla de la poca osadía escrituraria en "La reina y su secreto". Tirado Bramen (1998:67-71) analiza la cultura camp y la función de chivo expiatorio del travestí en "Lulú y la metamorfosis". 40

Véase también el ensayo sobre el tema de Dulce Reyes Bonilla (2004),'"Primero Puta

que Pájara': Sexuality and Dominicanness".

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Por muy obvias que sean las escenas eróticas con el violinista o con la Princesa de Jade suelen rebosar de una imaginería militar o musical como procedimientos de mediatez 4l .Y el erotismo de Cuando me asalte el recuerdo de ti de Ligia Minaya está limitado a algunas escenas que no exceden determinadas descripciones sensuales42. Es cierto que a primera vista va más lejos la celebración de la sensualidad ilimitada (al borde de la pornografía) de Mayra Santos-Febres, p o r ejemplo en su cuento "Cualquier día en la vida de C o u t o Seducción" de El cuerpo correcto (1998), donde se narran juegos sensuales y eróticos, tales como la lubrificación de los cuerpos con aceite (De Maeseneer 2004c). Y no hablemos del desenfreno total en autores cubanos de fuera - e s o sí- como Pedro Juan Gutiérrez o Z o é Valdés cuyos textos rozan con lo pornográfico y lo obsceno. N o puedo deshacerme de la impresión de que el supuesto mayor recato en la literatura dominicana actual es una conjetura polémica. Habría que corroborarla o refutarla mediante un estudio detallado, incluyendo la escena de masturbación de Blanca en Aquiles Vargas, fantasma (García Cartagena 1989:72-74), las diferentes escenas de amor en El Personero de Efraím Castillo, el destape erótico de los jóvenes en La estrategia de Chochueca de Rita Indiana Hernández, algunos cuentos de Pedro Peix y de Manuel Llibre Otero hasta un cuento bolerístico "Una cena con Antoine" de Rafael García Romero, tildado de erótico por Susanna Regazonni (2002:45) 43 .También habría que investigar cómo se expresa la sexualidad en la poesía (de mujeres) y hasta qué punto los caribeños vuelcan el erotismo en otras formas de expresión: pienso en la letra atrevida y de doble sentido de géneros musicales populares como las bachatas, por no hablar del reggaeton (el regueton en spanglish), hasta censurado por su carácter obsceno, y no sólo en la República Dominicana. Todavía no he encontrado estudios que explican el porqué de estas supuestas diferencias entre las literaturas de las diferentes islas (y entre las literaturas de dentro y de fuera) en lo referente al tema de la sexualidad. Lo que sí he podido comprobar es que en Santo Domingo no sólo hay doble, sino cuádruple moral y que siguen imperando muchos tabúes sociales. El con-

41

Así, la penetración anal de la Princesa de Jade por el bárbaro, el poeta, va descrita en un lenguaje del arte de la guerra, por ejemplo: "Finalmente, el bárbaro apartó el rostro, descubrió su espada enhiesta y, deteniendo con los dientes un grito victorioso, se la metió por la retaguardia" (Valdez 2002a: 239). 42

L e e m o s p o r e j e m p l o : " [ . . . ] la humedad

ocasión [él] ha hincado

sus dientes

de tu sexo con sabor a algas donde en más de una

y tú has rugido

en el doloroso

placer

que te lleva a pedir

[...]" (Minaya 2003:49). 43

Lamentablemente no he podido conseguir este texto hasta ahora.

más:

TERCER CAPÍTULO

225

trol por parte de instancias reprobadoras de índole política o religiosa parece perdurar en este país todavía muy marcado por el autoritarismo.También en Cuba y en Puerto Rico influye el contexto político-histórico-social en el recurso a determinados registros y temas. Para la literatura cubana, por ejemplo, se han propuesto lecturas políticas de la presencia de la sexualidad en Reinaldo Arenas, Zoé Valdés y Pedro Juan Gutiérrez: se ha interpretado como arma o como lenguaje de la fuga respecto al régimen castrista, sobre todo el del Período Especial (Vera-León 2000; Prieto 2004). En Puerto Rico la indagación en la indecisión sexual y en formas 'terceras' puede conllevar igualmente una reflexión a nivel racial, político, ontològico, como es el caso del travestismo en Sirena Selena vestida de pena (2000) de Mayra Santos-Febres (2004, De Maeseneer 2004b). Cabría tener en cuenta también la tradición respecto a temas como la homosexualidad, tal como la esboza Fowler para Cuba en La maldi-

ción. Una historia del placer como conquista ( 1998).

A la vez, me pregunto si la crítica literaria (y los escritores) no caen en la trampa de querer ver confirmados los estereotipos sobre el Caribe que de por sí tiene que ser erótico y sensual (rayando en lo pornográfico), tal como dicta el marketing estadounidense y europeo en su afán esencialista. Al fin y al cabo, cada autor tiene sus universos particulares y su manera de bregar con determinados temas que también se sitúan en otros campos, lo cual se ha podido deducir de mis análisis a lo largo del libro. Volviendo al bolero, he demostrado que es introducido de otras maneras originales que atañen al poder de la palabra (desde arriba y desde abajo) y que no es una condición sine qua non que se acuda a una explotación de la sexualidad y del género, un enfoque exitoso en los textos del Caribe.

6. Bolerízame A pesar de que intenté zambullirme en el mundo bolerístico de las novelas, soy consciente de que siempre quedará trunca mi lectura. Por mucho que Ornara Portuondo e Ibrahim Ferrer de Buena Vista Social Club nos canten sus penas en los escenarios en Europa44, no llevo el bolero ni en el oído ni en

44

N o niego la labor de rescate de Buena Vista Social Club y de Ry Cooder N o obstante,

me doy cuenta de que es una venta de un pasado hecho presente sin scratch en los discos, al igual que la película homónima de W i m Wenders presenta una Habana color sepia, que tapa la ciudad en derrumbe.Véanse las críticas de Chanan (2000),Venegas (2000) y Valerio-Holguín (2000c).

226

RITA DE MAESENEER

la sangre. El bolero constituye un reto para el lector formado en la cultura occidental (como yo) que se ve enfrentado a las limitaciones de su enciclopedia mucho más adecuada para entender a los autores hispanoamericanos del boom, para quienes la alta cultura (más nuestra) tenía más peso45. Aparicio advierte que en muchos casos de intertextualidad de los escritores del boom "los intertextos proponen un lector ideal burgués e intelectual familiarizado con el canon de las literaturas europeas, norteamericana y latinoamericana". La introducción de códigos de la música popular (en la literatura puertorriqueña) permite, según ella, una "apertura o democratización del lector ideal puertorriqueño o caribeño, [...]" (1993: 77). Que conste que mi observación no se refiere a las peligrosas dicotomías excluyentes del tipo us versus them, sino que más bien confieso con resignación y algo de envidia que nunca podré captar (ni bailar) el bolero en toda su plenitud. En varias ocasiones he constatado que muchos boleros no (me) suenan de manera tan invasora como a algunos colegas caribeños o latinoamericanos míos. Ellos me han confesado que a veces se despistan y se extravían en su lectura de novelas-bolero a causa de esta otra dimensión que se añade al texto visual, rememorando tal vez momentos íntimos de su pasado personal. El bolero, esta expresión popular, producto de una combinación de high culture (versos de inspiración modernista) y de la supuesta low culture (ritmos africanos), entra a dialogar y chocar con la cultura letrada. Ya ha advertido Kozak Rovero:"[...]; al fin y al cabo, salir a la calle con una biblioteca al hombro no es tan fácil" (1993: 81). Además, los textos-bolero, que sin duda forman parte de lo que Aníbal González ha dado en llamar "la nueva narrativa sentimental (2004: 247), hasta son recuperados por esta misma ciudad letrada... Aparte de esta primera traba debida a la diferencia de enciclopedia, hay otro impedimento que concierne a todos los lectores y escritores. La introducción de boleros en la narrativa subraya la problemática relación entre oralidad y palabra escrita. Es innegable que los hallazgos rítmico-estilísticos de los boleros aumentan la musicalidad del texto en su totalidad. No cabe duda de que la letra de bolero añade un registro más a los textos que se caracterizan muchas veces por un amplio abanico de lenguajes distintos. Pero la musicalidad, la heteroglosia y la heterofonía que provoca el bolero, sólo son simula-

45

Así se explica quizá que en la película de 1985, The Kiss of the Spider Woman de Héctor

Babenco, dirigida en primer lugar a un público norteamericano, se omitan casi todas las referencias al bolero. Por eso tal vez Te di la vida entera ( 1996) de la cubana exiliada en Francia, Z o é Valdés, va acompañada de un C D que incluye algunas canciones integradas muy explícitamente en el libro.

TERCER CAPÍTULO

227

cros, son ficciones de la oralidad, como hubiese dicho Cornejo Polar (1994). En un texto escrito, los sones se han ¡do, se convierten en "son-idos" al decir de Augusto Roa Bastos de Yo, El supremo (1976: 23). Además, el bolero incita a moverse, a bailar en una losa"pegaditos como un superglu 3", cita citable de ZoéValdés (1996: 86), de forma que esta expresión artística también se ve truncada en el movimiento, dimensión aún más difícil de reproducir en un texto escrito. Con todo, el recurso al bolero / a la música popular en la literatura caribeña demuestra la fe en que constituye una modalidad muy suigénerís del Caribe (y de América Latina), estrechamente relacionada con la oralidad y la musicalidad tan reivindicada por determinados pensadores caribeños como Antonio Benítez Rojo (1989) o en el campo francófono Edouard Glissant (1991). Creo que al reciclar los boleros en unos contextos cada vez nuevos, se valora su potencial de creatividad, se percibe una proyección hacia adelante, una vitalidad y hasta un hechizo del público lector

CONCLUSIÓN

EMERGING

La ilustración de la cubierta de este libro es una reproducción de

Emerging,

obra de Emma Luna, artista dominicana residente en Sacramento (California) con quien me he comunicado en inglés. Según ella el cuadro remite en primer lugar a la fuerza de la mujen que está emergiendo. Aun cuando he apuntado lo complicado del problema del género en el contexto dominicano, muy deliberadamente no he 'segregado' a la mujer en mis análisis, sino que el género ha estado presente en los tres capítulos, tanto mediante el comentarlo de textos de escritoras (Ligia Mlnaya, Aurora Arias, Rita Indiana Hernández...) como mediante el énfasis en personajes femeninos no siempre muy emancipadas: Marta Martínez en Efraím Castillo, Leona en Angela Hernández, Lucila en Pedro Vergés... Para mí el feliz encuentro de este cuadro, casi al final de la redacción de este estudio, vino a ser una especie de síntesis de lo que había estado haciendo, o es por lo menos lo que quiero proyectar retrospectivamente sobre mi trabajo. La artista me comentó que todo había empezado con la foto de una pariente suya, que estaba haciéndole una señal para decirle que esperara un poco... ¿porque estaba emergiendo? Emerging,

obra definida por la artista

como mixed media, resume de manera acertada los dilemas y los temas tratados en este libro. La foto fue tomada en un patio de un barrio bastante pobre de Santo Domingo, donde la artista vivió durante un tiempo con su padre y su madrastra. En un mensaje electrónico del 16 de junio de 2005 me escribió sobre este lugar: "Very poor; but very happy, at times very hungry, but there was so much muslc all around me that the hunger pains were forgotten". El mismo cuadro sugiere, por tanto, una banda sonora de música popular. Al Igual que en los textos-bolero que he comentado en el tercer capítulo, la música está ausente del cuadro y sólo puede sonar en la mente. La impresión de una hoja de mango recuerda inevitablemente los sabores, los colores y los olores del país natal. Me explicó la artista en un mensaje del 18 de junio de 2005: "The mango leaf ¡s a leaf that I brought from the Domlnican Republic when I was there last year as a Fulbright scholar". Las hojas de bambú se relacionan también con la naturaleza y, por lo tanto, con el campo, uno de los ejes espaciales que he integrado en el segundo capítulo en diálogo con la ciudad, ya presente por el lugar donde se ha sacado la foto. El pez, wood cut print al

230

RITA DE MAESENEER

decir de la artista, en un entorno azul, acuático, evoca la idea de movimiento y de viaje, tanto de la gente como de la literatura, siempre on the move. Parece estar ausente el tema histórico, la parte más larga de este estudio, y no cabe duda de que una foto de Trujillo hubiera funcionado mejor como imagen de venta para mi editor Me gustaría imaginarme que detrás de las diferentes capas de pintura que cubren y envuelven la foto de la mujer dominicana están las sombras escondidas de la historia. La mancha arriba a la izquierda parece una especie de sustituto del sol (¿cliché del Caribe?) o de la luna (¿la del apellido de Emma?). Pero es una carta, un fragmento textual roto, como la memoria. Se ve en los bordes de la carta que ha sido quemada. Sólo ha sido salvado un trozo poco legible de esta carta escrita en inglés por un dominicano residente en Estados Unidos. Casi no he podido descifrar nada de lo que probablemente es un (¿bolerístico?) mensaje sobre una ruptura sentimental. Lo único más o menos legible es el tercer renglón que dice:"it's not easy to write". Es lo que he estado pensando yo casi continuamente en este libro-balbuceo que más de una vez me dejó afásica. De la misma manera que mi estudio está hecho de retazos como un patchwork, el cuadro está basado en materiales heterogéneos: una foto, un tejido, pintura, papel, tinta, una hoja estuvieron en el origen de esta reproducción. N o sé si he podido fusionar mis 'materiales' de manera tan armónica como Emma Luna. Los colores alegres e intensos enfatizan la tónica positiva que exhala la obra. Así es como he querido leer y ver la literatura dominicana actual. Mediante mis análisis en su diálogo con otros textos no quisqueyanos, espero haber demostrado que determinadas obras dominicanas esbozan pistas esperanzadoras. Pasa algo, se está moviendo algo. Es cierto que a veces he formulado reparos en mis análisis de las obras y sospecho que habré herido sensibilidades. Siempre me voy a acordar de lo que me dijo el recién fallecido Enriquillo Sánchez en mi segundo encuentro con él, cuando ya había leído mi artículo de 2002 sobre su Musiquito. Anales de un déspota y de un bolerista: "Eres el cuchillo en la auyama". Me asusté por su cortante frase que contiene esta palabra tan dominicana que yo nunca llego a pronunciar sin tartamudear y que quiere decir calabaza.Tengo que confesar que me quedé un tanto meditabunda a causa de mi papel de mujer castradora. He procurado señalar que tal vez no es oro todo lo que reluce, pero tampoco está todo muy apagado. Al fin y al cabo, un encuentro puede conllevar un componente polémico. He intentado presentar una lectura y una invitación a leer y a reflexionar más sobre (las expresiones literarias de) esta media isla. Mi locus, mi posición de extranjera exótica, separada por un océano del país, ha hecho la empresa aún más aventurada. A causa de la escasez de información y la falta de bibliografía secundaria para determinadas obras, mis análisis han tenido que pasar inevita-

CONCLUSIÓN

231

blemente por el nivel de reseña, y este primer escollo acaso me impidiera profundizar más o ponderar las obras de manera más serena. Se me podría objetar que el énfasis en la literatura deja cierto sabor de insatisfacción, porque mucho se fragua fuera de los libros. Martínez-San Miguel (2003), Otero Garabís (2000) o Fischer (2004) transitaron por el camino de las canciones, análisis de soportes no textuales y documentos no literarios para intentar dilucidar los silencios y los huecos en el mundo caribeño. Soy consciente de que sólo tímidamente he integrado otras formas de expresión artística que no sean literarias, aunque sé que es abrumadora la riqueza interpretativa que ofrecen, tal como ilustra mi modesta lectura de Emerging. Lo que no he desatendido es el diálogo con otros campos de las ciencias humanas. El vaivén entre los estudios históricos y las novelas en el primer capítulo, el cotejo con análisis antropológicos en mi estudio de los enyolados, la reflexión desde las ciencias de la comunicación y desde la antropología al abordar la música popular me han permitido trascender el campo de lo estrictamente literario. Mi acercamiento comparado confirma y cuestiona el concepto cada vez más diluido de literatura nacional que sobrevive en mi título. Por un lado, ya he dicho que cada escritor es un mundo, pero el diálogo, sobre todo con textos hispánicos de las islas vecinas, me ha enseñado que Quisqueya presenta una serie de particularidades a nivel histórico, geográfico, étnico que pueden nutrir su literatura y la pueden hacer diferente de las dos otras islas, Cuba y Puerto Rico. Por otro lado, las fronteras se van desdibujando cada vez más en este mundo globalizado y diaspórico y más de una vez he señalado convergencias con otros textos.Tampoco he podido indagar lo suficientemente en todas las etnias presentes dentro de la media isla. Mi análisis de la conflictiva relación con los haitianos, equiparados a los'negros', acaso ha opacado a otros grupos como los cocolos, los braceros negros originarios del Caribe inglés, por no hablar de otros sustratos hispano-criollo-africanos1. Por falta de conocimientos más avanzados también he tenido que dejar de lado las particularidades de determinadas regiones, como las de la zona liniera o del Cibao, cuyas huellas también se manifiestan en la literatura. Otra pista que no he podido explorar con la suficiente atención es el diálogo con la literatura dominicana anterior a los ochenta. Esconde joyas que no he podido sacar a relucir y analizar en su justo valor y eventual influencia. La tentación de ir incluyendo

1

Para un primer acercamiento, véase Avelino Stanley (2002), "Presencia étnica en la nove-

lística dominicana" y la reflexión más general de Anthony R. Stevens-Acevedo (2004), "La dominicanidad itinerante".

232

RITA DE MAESENEER

aún más textos en otros idiomas (del Caribe) ha sido muy grande. Como hablo y leo el neerlandés, el español, el francés y el inglés, me doy cuenta de que hubiera podido aprovechar más esta posibilidad para proponer estudios aún más multilingües, otro proyecto más que tengo pendiente. Incluso si los textos comentados no llegan a salir de su aislamiento, no carecen de interés en el contexto caribeño y latinoamericano los problemas que suscitan sobre temas como los silencios de la historia, historia y ficción, centro (capital) y periferia (provincia), la precaria identidad, el racismo, la diàspora, la posición de la cultura popular Más particularmente, mis tres enfoques me han llevado a plantear una serie de interrogantes que caracterizan el Caribe en su totalidad, este fantasma oscilante entre unidad y fragmentación, que ya intentaron decir y definir pensadores como Hostos y Martí y más recientemente Benítez Rojo (1989) o Glissant (1991). Pareciera como si la República Dominicana sintetizara muchas de las cuestiones espinosas que persiguen al Caribe. Pienso en su ubicación periférica, su profunda hibridez, su potencial de resistencia, el choque-encuentro de culturas, etnias, lenguas y religiones, el cuestionamiento de fronteras, la explotación literario-comercial de determinados estereotipos sobre esta zona, la pugna entre oralidad y escritura. A una escala mayor, la narrativa dominicana brega con problemas a los que se enfrentan literaturas de otros países latinoamericanos: son aplastadas por los grandes autores consagrados como Vargas Llosa o García Márquez o por los autores más 'comercializables', no salen de sus recintos cerrados, el (auto)bombo no favorece su distribución. Por eso no creo que la literatura dominicana sea la Cenicienta de la literatura latinoamericana, porque hay más literaturas desconocidas. ¿Qué sabemos de la literatura boliviana o la hondureña, por ejemplo? Habría que sacarlas de sus bastidores y analizar su difícil búsqueda de posicionamiento, en particular respecto a Occidente y respecto a América Latina, sin que esto conlleve una jerarquización, por supuesto. Volviendo a la cubierta, Emerging, parece paradójico que concluya este libro hablando de un inicio. Creo haber demostrado que la literatura dominicana está emergiendo. N o concibo este verbo desde una perspectiva evolucionista, sino que mi propuesta es que siempre ha estado allí, pero sin visibilidad. Está en el umbral, manifestándose tímidamente, dentro y fuera, en la isla y en Estados Unidos, oscilando entre futuro y pasado, entre lo local(ista) y lo global(izado), entre tradición e innovación, a veces en una difícil lucha por salir de esquemas esclerosados. Los acercamientos originales a la ciudad, la tensión entre las fuerzas reaccionarias y las formas de liberación en la provincia y en el campo, la presencia/ausencia del trujillato y de sus traumas en la literatura, el silenciamiento del problema de los enyolados, los diferentes usos del bolero, ora singulares, ora convencionales, vienen reflejando estas múltiples fricciones

CONCLUSIÓN

233

que observa Michiel Baud en su agudo estudio de la sociedad dominicana en su totalidad:"La sociedad dominicana contemporánea demuestra por lo tanto un proceso ambiguo de continuidad y cambio, de perspectivas que miran de manera optimista hacia delante [sic], y otros que expresan un deseo nostálgico del pasado mítico" (2001: 21). Finalmente, no creo que sea una casualidad que Emerging sea un término exitoso entre los economistas que dirigen su atención hacia los emerging markets. Un mercado y editoriales selectivas es precisamente lo que necesita la literatura dominicana para darse a conocer y para ser valorada de manera menos insular

Emerging suscita aún más preguntas que se pueden aplicar a mi objeto de estudio, la narrativa dominicana, metaforizada por la mujer en la puerta: ¿se quedará en la puerta o saldrá? ¿hacia dónde se dirigirá? ¿se encuentra realmente dentro y/o fuera? ¿está en el umbral de qué? ¿qué significa el gesto que hace? ¿establece algún contacto? ¿habla con alguien o ve a alguien o algo? Y volviendo a mi título, Encuentro con la narrativa dominicana contemporánea, aparentemente un tanto descuidado en esta conclusión, sigo con interrogantes. N o sé si he encontrado la narrativa dominicana. Por supuesto, me es imposible evaluar hasta qué punto habré contribuido a que los lectores la encuentren. Soy consciente de que este estudio es una presa lista para ser devorada por la crítica. No aspiro a que me absuelvan de las deficiencias. Me conformo con que se abra un debate o que se dedique algo más de atención a Quisqueya. Un encuentro es por fuerza incompleto, precario, azaroso, y siempre tiene algo de desencuentro. Habrá que fijar otras citas. Mi aportación -que creo bastante pionera y por eso muy arriesgada- sólo constituye una incitación a escuchar las voces dominicanas, intrigantes y bellas.

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* Los textos analizados con mayor detalle son marcados por un asterisco (*), ya que se hace la referencia únicamente mediante la página después de la primera mención en el apartado en el que son analizados.

RITA DE MAESENEER

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