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DEFINICIONES FUNDAMENTALES DEL CÍRCULO PATRIÓTICO DE ESTUDIOS CHILENOS E INDOAMÉRICANOS (Documento actualizado con fecha 24-05-2022)
-AMÉRICA Más que definir el continente con sus clásicos antenombres de "latinoamérica", "sudamérica", "indoamérica" y otros, nos interesa expresar la esencia y porvenir de la región en cuanto a la geopolítica mundial. Sin dudas el continente no es una prolongación de Occidente, lo que sería interpretar un mero fragmento de la esencia histórica.
Es un continente antiguo, de una geografía física variada, forjado mediante una feroz transculturización. Antes de la llegada europea y la explotación de riquezas por medio de la esclavitud y la encomienda, hubo gigantescos imperios precolombinos, de asombrosa tecnología y desarrollo cultural, gobernados por reyes-sacerdotes divinos
–sanguinarios-,
que rendían
sacrificios humanos a deidades, ejercían también el expansionismo bélico. Hubo miles de tribus y pueblos que habitaban las zonas del continente.
Desde el siglo XV, se produce la brutal y rica mezcolanza cultural-histórica entre
el
viejo
mundo
europeo
(romanismo,
catolicismo,
hispanismo,
mercantilismo) con los más variados pueblos indígenas, múltiples lenguas, costumbres, tradiciones, que además se mezclarán y convivirán en gran medida, con la exportación de esclavos africanos. Surgen mestizos, castizos, mulatos, zambos y más. Siguen llegando inmigrantes de Europa y el mundo.
El nuevo mundo (América) significó para las expansivas potencias europeas, -a través de la explotación de riquezas- (no hubo una política colonial contundente, pues en América del sur, los aventureros mayoritariamente eran hombres, no viajaban familias completas, favoreciendo así al mestizaje), una poderosa fuente de ingresos, destinada a fortalecer las arcas de los reinos, por medio de considerables tributos e impuestos. La evangelización religiosa 1
emprende su misión para "civilizar" a los pueblos indígenas con la palabra de la biblia. Pero la transculturización es un efecto secundario de la realidad histórica del continente.
Si hilamos fino, percibiremos como el escenario de la explotación económica, la esclavitud y el surgimiento de las clases dominantes, comienza a definir la realidad continental. Ya en el siglo XVIII, poderosas oligarquías terratenientes, mineras y monopolistas de mercancías, comenzaban a sentir incomodidad con las restrictivas leyes de España –principalmente-, que limitaba el tráfico de comercio y además exigía impuestos. España era un imperio decadente, que para rematar, tenía reyes temerosos los cuales para el siglo XIX, ya se encontraban rendidos ante Napoleón, en comparación al poderío industrial que desarrollaban las potencias anglosajonas. Las oligarquías empezaron a forjar un gran interés en relacionarse con esas potencias expansionistas, que se figuraban como el futuro y el enriquecimiento. Fue un factor que los llevó como clases acaudaladas (aumentado su acumulación patrimonial por medio del incesto endogámico) a respaldar los procesos independentistas.
Los próceres heroicos, de grandes planes libertadores y unificadores continentales, ilustrados y anti-despóticos, que buscaron enfrentarse al mundo con la originalidad independiente del continente “más joven”, terminaron derrocados, derrotados y exiliados. Tomaron el control de los países republicanos finalmente, las oligarquías históricas, imponiendo su dominio total sobre el resto de la población, arrebatándole su historia, implantando la dirección de arriba hacia abajo, y negociando con las nuevas potencias del atlántico (Estados Unidos e Inglaterra fundamentalmente).
Los bajos pueblos, los plebeyos, los mestizos, comienzan a buscar y pavimentar su camino en el mundo, reconstruyendo su memoria histórica (dolencia histórica), y percibiendo que sus destinos, han sido arrebatados por oligarquías parasitarias que terminan por socavar las naciones. Surge el instinto equivocado de querer buscar orígenes en Europa (bastardismo posteuropeo), por medio del hispanismo o el monarquismo, desenterrando muertos,
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o buscando respuestas en las sociedades tribales indígenas (que tienen una cultura peculiar).
En esa encrucijada, lo certero para los pueblos de América, pareciera ser construir
un
sendero
histórico-político,
derrotando
a
las
oligarquías
enquistadas, completando la independencia inacabada de los próceres, la segunda independencia o independencia final, tomando el timón de los Estados-nación, concretando una industrialización futurista tardía (no buscando inútilmente retornar al pasado), cortar cuerdas con Occidente, ir por el desarrollo económico autónomo, interconexión continental, búsqueda de nuevas tecnologías, ferrocalización de la región continental, eliminando la desigualdad en la distribución de las riquezas, incentivando una estratégica geopolítica continental.
Finalmente y confrontando a las múltiples acepciones y concepciones ideológicas con que hoy se usa el término "América", ya sea como sinónimo de Estados Unidos, ya sea como Latinoamérica, Indoamérica o Hispanoamérica, el Círculo Patriótico plantea la liberación y el desarrollo de una civilización propia para una América Auténtica, distinta y superior a la "América" exclusivista de los anglosajones, a la "Latinoamerica" balcanizada de las repúblicas oligarquicas y a la "Hispanoamerica" de los fetichistas del difunto Imperio Español. Una América que sea dueña de su destino y civilización del futuro. ANTI-CIENCIA La anti-ciencia, es en términos generales, la negación total o parcial de la ciencia en su esencia y en sus métodos (negacionismo). Últimamente hemos sido testigos de la proliferación de diversas tendencias, ideologías, creencias y movimientos que, entre otras cosas, se oponen a las ciencias en más de algún aspecto; a veces llegando incluso a ir en forma explícita en contra del consenso científico y pronunciándose abiertamente por la desconfianza hacia las instituciones que basan en éste su actuar. Conocidos
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son, por ejemplo, los movimientos anti-vacunación, el terraplanismo, varios de los opositores a los transgénicos y a la biotecnología, las teorías de la conspiración, especulaciones metafísicas varias (como asumir que la existencia de alguna entidad abstracta que es causante de todos los males de la sociedad), varias alternativas a la medicina convencional, corrientes filosóficas ultradogmáticas opuestas a la ciencia y un gigantesco etcétera. Estas tendencias se comunican masivamente a través de diversos medios, principalmente internet (redes sociales, páginas web, videos, etc.), así como a través de la televisión y diversos medios de comunicación masivos, llegando a veces incluso a propagarse en las salas de clase de algunas de las más prestigiosas universidades del país. Las tendencias negacionistas de la ciencia tienen una larga existencia y sus propagandistas han existido desde tiempos inmemoriales, sin embargo, en estos últimos tiempos se han convertido en un problema social importante. Las consecuencias de la Anti-ciencia pueden llegar a ser altamente dañinas para la sociedad, tanto en el día a día de las personas, como en lo que refiere a políticas públicas de salud, medio ambiente, educación, etc.
-ANTIIMPERIALISMO Primeramente debemos decir, que el imperialismo es la fase más avanzada del capitalismo internacional fagocitado por las potencias industriales, toda vez que la expansión uniforme de los mercados se extiende a nivel mundial, sin control ni regulación, traspasando fronteras; exportando sus modos de producción y lógicas de lucro, -sea colaborando con las oligarquías dominantes de los países, o mediante la invasión bélica y el colonialismo-, necesitando de mano de obra, de materias primas, demarcando notoriamente las diferencias entre explotadores y explotados, y afectando el medio ambiente (muchas veces irreversiblemente). En términos geopolíticos, desde 1990 con el proceso de globalización propiciado por la hegemonía liberal del mundo (el atlantismo), el capitalismo (en todas sus variantes), se ha consolidado como la única realidad posible que 4
define el progreso de las sociedades. Existen grandes masas consumidoras y explotadas (masas compuestas por quienes solo cuentan con su fuerza física de trabajo, o tienen un negocio pequeño-mediano proclive a proletarizarse – pues los propietarios normalmente deben trabajar con sus empleados- y están endeudados, a diferencia del gran capitalista, que domina los medios de producción). Como
reacción
a
este
proceso
invasivo,
surge
el
derecho
de
la
autodeterminación de los pueblos, para enfrentarse a estas lógicas del capitalismo imperialista (patriotismo popular), así como el de rebelarse contra las oligarquías apátridas que negocian con este capitalismo mundial. El camino metodológico para los pueblos, sería unificarse en un destacamento avanzado, o vanguardia popular y nacional (compuesta por todos (as) los que no poseen medios de producción, campesinos, pequeños y medianos negociantes, y militares patriotas provenientes conscientes de provenir del pueblo, para erradicar por la fuerza la oligarquía enquistada en el poder. Lucha de clases; No hay otra forma ante tan irreconciliable y evidente contradicción social. Suele repetirse y malentenderse el dudoso axioma de; “la lucha de clases entre proletarios y burgueses se ha –transformado-, o ha sido reemplazada por la lucha entre los pueblos libres y la globalización”. Lo que no se preguntan aquellos propagadores del axioma, es el cómo un pueblo puede llegar a ser libre, si sobre la misma tierra habitan explotadores y depredadores mercantiles dispuestos a hacer añicos toda organización popular patriótica que pudiese tomar forma. Es ahí cuando notamos que la lucha de clases no ha perdido sentido, “ni se ha transformado”, sino que sigue en plenitud, pudiéndose resolverse únicamente por medio de la victoria de la clase popular organizada contra las oligarquías enquistadas. Cuando la oligarquía es derrotada, el pueblo
puede
constituirse
como
soberano,
y
así
afianzar
alianzas
internacionales anti-globalización. En nuestra América, tenemos dos ejemplos dramáticos de lo que significa intentar construir un modelo popular patriótico, en coexistencia con la oligarquía local. El más conocido y trágico fue el de la vía democrática al socialismo del gobierno de Salvador Allende. El creía que la institución era lo suficientemente 5
seria y resistente, como para que la clase oligárquica se atreviera a realizar acciones contra el gobierno legítimo, en desmedro de las reformas populares, que eran profundamente necesarias para construir un Chile justo y democrático (El Presidente Allende era un gran demócrata). Pero, no olvidemos que la oligarquía chilena fue la que exilió a O’Higgins y a Freire, fue la que abolió la Constitución de 1828, imponiendo la de 1833 -con una sanguinaria guerra civily la consolidación del dictatorial gobierno de los monopolistas, fue también la que derribó a Balmaceda con otra guerra civil, y fue la que intentó derrocar a Pedro Aguirre Cerda. No hay clase oligárquica que renuncie a sus privilegios por medios pacíficos, y esa es una ley universal que no debemos olvidar jamás. La vía pacífica al socialismo, fue un fracaso y una derrota, pero no la derrota final. Nos sirve como enseñanza. En un solo día todas las conquistas sociales se diluyeron, los recintos deportivos convertidos en centros de detención y tortura, miles de compatriotas asesinados, mutilados, desaparecidos, exiliados. Fue el precio de confiar en la revolución dentro de la institucionalidad oligárquica. Estados Unidos, sus boicots y financiamiento externo del terrorismo, en cooperación con la oligarquía y sectores reaccionarios, fueron capaces de transformar nuestra patria en un infierno de sangre, bombardear la casa presidencial e imponer el más aberrante sistema de desenfreno, explotación y miseria neoliberal. Allende pagó con su vida, manteniendo valor hasta el final. No olvidemos tampoco el papel de los partidos burgueses como la Democracia Cristiana. Frei Montalva, actuó como una especie de General Civil para atacar el Gobierno de Salvador Allende. Enseñanza elemental, para quienes creen en el diálogo con aquellos partidos políticos institucionales, que no poseen interés alguno por el pueblo ni la patria. El otro ejemplo histórico y emblemático de fracaso por la lucha antiimperialista, fue el gobierno nacional-populista, de la tercera posición peronista, que creía en una colaboración patriota de clases, para construir una nación desarrollada y democrática (modelo corporativo), pero sin liquidar de raíz a la oligarquía. Eso tuvo como precio el inicio de un Golpe de Estado conocido como “revolución fusiladora”, por su esencia sangrienta que arrastró cientos de 6
muertos. Revolución impulsada por la oligarquía argentina y sectores reaccionarios del ejército, que produjeron finalmente la renuncia de Perón. Todos los patriotas antiimperialistas, no deben olvidar jamás, que la única respuesta para la violencia reaccionaria, es la violencia revolucionaria. Para poder construir un mundo multipolar contrarrestando la influencia del capitalismo liberal (antiimperialismo), forjando alianzas continentales, es necesario que los pueblos soberanos ejerzan el poder en sus NacionalesEstados, y eso no puede realizarse, sin el aplastamiento total y definitivo de las oligarquías locales monopolistas-mercantiles y financieras, junto a todos los sectores reaccionarios y contrarrevolucionarios. Aceptar el imperialismo, es aceptar la esclavitud de los trabajadores, la opresión de la patria, asentar la miseria histórica, y la aniquilación de todo el ecosistema. -AUTOGESTIÓN La autogestión obrera hace referencia a una forma de organización económica mediante la cual los trabajadores organizados asumen la dirección de una empresa.
En palabras del economista y sacerdote chileno Mario Zañartu Undurraga (s.j.): “Fundamentalmente la empresa de autogestión se define como una unidad de producción en la cual la función empresarial (es decir, la toma de decisiones óptimas para la función social de la empresa) es por la comunidad de los aportantes del trabajo, todos ellos, de paje a rey. Junto con la función empresarial corresponde el asumir los resultados de las decisiones por ella tomadas, es decir, el excedente generado”.
La autogestión como propuesta tiene orígenes que se remontan al Siglo XIX, representados en las más diversas corrientes socialistas, anarquistas y sindicalistas. Dentro de los pioneros de esta propuesta podemos nombrar a autores como Pierre Joseph Proudhon, Robert Owen, William Morris, George Sorel o Antonio Labriola.
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Sin embargo, suele considerarse a la República Federativa Socialista de Yugoslavia como el caso paradigmático de economía autogestionaria, teniendo a Edvard Kardelj como su principal ideólogo. Kardelj propone esta forma de organización como respuesta a la burocratización y centralización de las economías socialistas de inspiración soviética, considerándolo también como una propuesta más democrática: “Estas relaciones siguen siendo desarrolladas tanto en su sentido fundamental socialista y democrático, como también en sus aspectos funcionales y organizativos.
Ellas posibilitan y aseguran que nuestra sociedad se desarrolle libre, autónoma y autogestionariamente sobre la base de su propia naturaleza objetiva interna. Esto significa que el funcionamiento de la sociedad dependerá cada vez menos en el papel del aparato estatal y cada vez más en la fuerza e iniciativa de los trabajadores
asociados
autogestionariamente
y
organizados
democráticamente, y de toda la gente trabajadora unida en comunidades de productores libres”.
Fuera de Yugoslavia, el modelo autogestionario ha sido aplicado a pequeña escala en países como España (con la Cooperativa Mondragón) o Argentina (con el “Movimiento de Empresas Recuperadas”). En Chile, durante los años 60 y 70, la autogestión fue estudiada como alternativa al desarrollo del capitalismo por parte de miembros del Partido Socialista (como Oscar Waiss) y de la Democracia Cristiana (como Radomiro Tomic). También se pueden considerar como ejemplo de una organización autogestionaria a los “Cordones Industriales” surgidos como iniciativa de los trabajadores en oposición al sabotaje de los gremios empresariales contra el gobierno de Salvador Allende.
-ARQUEOFUTURISMO El arqueofuturismo es una corriente ideológica, y una propuesta que retoma la definición del futurismo, sin realizar una negación del pasado cultural de los pueblos (a diferencia del progresismo). La visión de que el progreso técnico, político y social se nutre constantemente de principios arcaicos del pasado
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histórico de los pueblos. Así por ejemplo el comunismo chino conjuga el positivismo de las ideas marxistas con principios de la filosofía confuciana.
El arqueofuturismo recalca su más absoluto rechazo a posturas tecnofóbicas (tradicionalismo y conservadurismo clásicos, así como el primitivismo) y tecnofílicas acríticas (tecnicismo y transhumanismo).
El arqueofuturismo, no es pues, la misantropía oculta en el transhumanismo, alimentado por la idea de progreso indefinido, que odia al ser humano común, preso de sus debilidades biológicas. El arqueofuturismo tampoco es, ni podrá ser nunca, transhumanismo conservador. El arqueofuturismo es la reafirmación de un auténtico amor a la potencialidad originaria humana como tal, en tanto es consciente que, la idea de progreso moderna, como denunciaba Rousseau (1750), genera seres materialmente ricos y técnicamente poderosos, pero moralmente deleznables. Por ello, Guillaume Faye; reivindica en su obra, también de Nietzsche, ideas de la transfiguración valórica o creación de una nueva moral, para una superación cultural destinada a enfrentar la decadencia occidental-liberal.
El arqueofuturismo, tiene relevancia, puesto que reconoce los elementos existentes del ser humano por cuanto a su naturaleza social, antropológica y cultural, a la vez que concibe el desarrollo de su integridad en una relación simbiótica, que supera la negación típica de quienes ven tradición y progreso como elementos excluyentes.
-ASAMBLEA CONSTITUYENTE En términos político-jurídicos, una asamblea constituyente es una reunión de representantes populares, a nivel nacional, en la que se asume el único objetivo de acordar las reglas que regirán, en el futuro, la relación entre gobernantes y gobernados, así como también, la distribución del poder y los fundamentos y funcionamiento del sistema político y social. ¿Cómo se verificaría la facultad legítima y el derecho de estos representantes populares?
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pues serían mandatarios de la ciudadanía, para actuar exclusivamente y en concordancia con los anhelos y pretensiones transversales y universales de la comunidad popular, por sobre cualquier otro criterio o interés personal.
Una asamblea constituyente sería el vehículo para el ejercicio del poder popular constituyente, definido por Gabriel Salazar como: "…el que puede y debe ejercer el pueblo por sí mismo -en tanto que ciudadanía soberana- para construir, según su voluntad deliberada y libremente expresada, el Estado (junto al mercado y sociedad civil) que le parezca necesario y conveniente para su desarrollo y bienestar". Ciertamente, la soberanía de una nación radica en su pueblo y no en intereses foráneos a la nación, o en la voluntad de un tirano o una oligarquía dominante, que trabaje y someta al mecanismo del poder, para su beneficio y no para el bienestar general.
La participación directa del pueblo en la vida política, es una pieza clave para el fomento y desarrollo de la cultura ciudadana, además de ser fundamental en toda civilización que pretenda la superación de la corrupción, de la ignorancia y de la miseria. Es la vía de superación del colonialismo cultural y del nepotismo, lo que incluye la concreción de la nacionalización de las riquezas nacionales y la consolidación de un proyecto país con futuro planificado, no sujeto al azar irracional de las reglas internacionales del mercado y la inversión extranjera o arbitrio desquiciado oligárquico.
El último sufragio presidencial, denotó que existía un 58% de abstinencia electoral, lo que implica una severa crisis institucional y ciudadana, respecto de la
participación
política.
Dicha
situación
requiere
una
transformación
constituyente profunda, que dé lugar, a la participación y protagonismo ciudadano respecto de su propio porvenir político (soberanía). -BINOMIO IZQUIERDA-DERECHA
Primeramente, es necesario plantear el origen de la conocida dicotomía izquierda- derecha ¿Dónde surge esa lucha de posturas?
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Lucha Izquierda- Derecha
El origen es fácil de rastrear, y lo encontramos durante el siglo XVIII Occidental, en la Revolución Francesa, como una clasificación táctico- estratégica para diferenciar al poder político institucionalizado, - “La derecha”- (Monarca, nobleza, tradición, etcétera) de quienes se oponen al poder, y luchan por arrebatar el mismo (la izquierda). En esa coyuntura histórica; los campesinos, la burguesía mercantil, y la plebe urbana, se denominaban patriotas, y emprendieron en diversas formas y métodos, la revolución contra el orden monárquico- clerical, derribando al rey y estableciendo una República. En aquel entonces, la burguesía liberal era una clase revolucionaria.
Es decir, existe un antecedente politológico primario que comprueba que el nacionalismo burgués y las fuerzas patrióticas republicanas, se situaron en la izquierda política, toda vez que concebían que la soberanía, recaía en el pueblo y no en un monarca unipersonal, hereditario y absoluto. La revolución francesa fue uno de los episodios que sin duda, delimitó el inicio de la época moderna, y la extensión de la Primera Teoría Política de la modernidad: el liberalismo. Sabemos entonces que la división de “izquierda- derecha”, es tácticoestratégica, respecto de quienes ostentan el poder político (la derecha) y los que constituyen la oposición (la izquierda). No es una división filosóficaideológica como suponen torpemente los tercerposicionistas del siglo XXI, argumentando en reduccionismos, que “la derecha es capitalismo” y “la izquierda es marxismo”. Bajo el supuesto de que ello fuera cierto, tendrán que forjar una ideología de raíz filosófica, universalmente contrapuesta tanto al capitalismo (que ni siquiera es una ideología, es un sistema económico), y al marxismo. La alternativa para ese caso, sería una opción pre- moderna; un tribalismo arcaico basado en el trueque, con chamanes y jefes patriarcales, o quizás un sistema medieval feudal, donde se constituyeran reinos gobernados por una familia de sangre noble, que impusieran su ley sobre una determinada masa de campesinos (suposiciones irrisorias).
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Aclaremos brevemente algunos conceptos elementales para continuar:
Posición Política: Se refiere a la zona del campo político del poder donde se localiza el individuo o la colectividad, es decir, protegiendo el sistema imperante, o por el contrario, luchando por derribar el orden de cosas existentes. En las relaciones de poder, no existe tercera posición alguna, pues incluso los indiferentes hacen de peso muerto en favor del mantenimiento del statu quo. La posición no es ideología, es una postura táctico-estratégica. Pueden haber ideologías pro-sistema o anti-sistema, y aquellas ideologías pueden ser diversas, por ende sería absolutamente demencial comenzar a plantear terceras, cuartas, quintas, sextas posiciones. En ese contexto, vale explicar lo que es una teoría política. Teoría Político-filosófica: La teoría política tiene una raigambre antropológicafilosófica esencial, pues abarca explicaciones valóricas profundas, propuestas de cómo debería organizarse la sociedad, definiciones propias de la política, el hombre, la ciudadanía, la libertad, la historia, el poder, etc. El monarquismo, el liberalismo, el socialismo, el fascismo, son ejemplos evidentes de teorías políticas. La cuarta teoría política propuesta por Dugin también es eso, una teoría política, no es una “posición”. Es una torpeza gigante hablar de “cuarta posición”.
Ideología política: La ideología política es la consecuencia inmediata de la filosofía política, pues recoge en un cuerpo lógico de ideas, un variado número de puntos concordantes con una realidad social-histórica determinada. De las ideologías políticas derivan los programas políticos acotados temporalmente por ejemplo, solamente a un periodo de gobierno. Las ideologías pueden ser innumerables, pues como dijimos, surgen en torno a determinadas realidades y épocas, tomando alguna raíz filosófica. Vemos por tanto, lo absolutamente fuera de lugar que tendría llamar “posición política” a una ideología. La posición política por la lucha del poder solo puede ser en dos frentes.
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-CIBERGEOPOLÍTICA
El neologismo de cibergeopolítica, podría definirse funcionalmente como el ámbito de la geopolítica que opera en la dimensión del ciberespacio.
Para ser más específicos, vale decir que si la geopolítica incluye el plano territorial terrestre, marítimo y aeroespacial, también se proyecta hacia el mundo cibernético.
El profesor Leonid Savin del Instituto de Economía y Legislación en Rusia, nos define la cibergeopolítica como:
"la disciplina científica que estudia lo que pasa con una interfaz hombre máquina en el contexto de la política y la geografía, incluyendo, pero no limitándose, a la interacción en las redes sociales, el espacio virtual y la diplomacia web 2.0" (Savin, 2015, p. 140).
También como: "la actividad corriente que afecta e incluye los principios de relación retroactiva en los sectores sociales, políticos y militares, y donde el imperativo es el establecimiento y la propagación del poder, aunque sea en la forma más sofisticada" (ibídem).
En ese sentido, y tomando en cuenta la segunda acepción que nos señala Savin, en la geopolítica más amplia, uno de los principales objetivos de las potencias, es la conservación y la extensión del poder. Yéndonos al campo del ciberespacio, este no es de ningún modo un territorio neutral, ya que los conflictos y luchas entre Estados se proyectan también en este campo. No sólo en lo que respecta al poder de propaganda e información, los distintos países compiten por conquistar las redes informáticas, sino también en el ámbito económico, militar, estratégico, de telecomunicaciones, todo ello está vinculado y depende del ciberespacio y de la cibergeopolítica. Tanto grupos terroristas, como agencias de inteligencia, operan ampliamente en las redes virtuales y no
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es menor el hecho que han aumentado la actividad de hackers y la llamada cultura geek.
Por otro lado, una serie de países que coinciden con el eje de resistencia por un mundo multipolar, plantean que el espacio soberano de sus respectivos Estados, se haga extensible al ciberespacio: así como existen el espacio marítimo y el espacio aéreo de un país, también debería existir un espacio cibernético soberano.
Tanto China, como Irán y Rusia, han aplicado medidas orientadas hacia este fin, lo que suele ser criticado y denunciado por las potencias atlantistas y defensoras del orden unipolar bajo Estados Unidos de América, las cuales de forma oportunista arguyen a favor del "Internet libre", como si el ciberespacio fuese un lugar neutral, una suerte de Terra Nullius, cuando en realidad no lo es, toda vez que la hegemonía norteamericana en la red virtual es evidente, e involucra un poderoso territorio de propaganda y difusión.
En la actualidad se hace indispensable que la soberanía del ciberespacio quede en manos de los pueblos que resisten al mundo unipolar disputando el monopolio informático que hoy ostenta el imperialismo estadounidense. Resulta incluso una necesidad y deber revolucionario, tener conocimiento de las tecnologías cibernéticas, tanto para medidas de protección y como artillería para el combate de nuestros tiempos. -CONCIENCIA DE CLASE
¿Está ligada la conciencia de clase con la reivindicación popular patriótica? ¿Y por qué los nacionalismos reaccionarios han tratado de ocultar esta realidad, queriendo justificar la existencia de naciones con convivencia de explotadores y explotados, donde los explotadores terminan por ser dueños del país? la verdad es que, solo puede comprenderse la patria popular por medio de la conciencia de clase y viceversa, y ahora lo expondremos:
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Conciencia tiene variadas definiciones interdisciplinarias, pero con cierta coherencia. En filosofía tiene relación con el conocimiento material del sujeto respecto de la realidad objetiva de la cual es parte (y que comparte con otros), conciencia que se construye con el estudio de la realidad y su transformación.
Respecto de la clase social, hemos dicho anteriormente, que dentro de la sociedad humana, se definen básicamente como los grandes grupos organizados respecto de su relación con los modos de producción, originándose
jerarquías
de
dominio
y
sometimiento
(Amo/Esclavo,
Siervo/Señor, Proletario/Capitalista, cuya última clasificación propia de la realidad actual, se extrapola notoriamente en América, a la distinción entre Bajo Pueblo y Oligarquía). Sabemos que al interior de la sociedad moderna capitalista, existen grupos sociales (minoritarios en número, pero poderosos en cuanto a la acumulación de riqueza que crean para sí mismos) que son dueños privados de los medios de producir, y otros que no poseen medios de producir, y solo cuentan con su propia fuerza física de trabajo, o también son propietarios minoritarios de algún inmueble o negocio local, sin generar jamás los excedentes de un capitalista expansivo.
La premisa anteriormente expuesta es una realidad evidente en América del sur, en Chile. En el plebiscito constituyente, la opción rechazo (que apoya abiertamente el mantenimiento del sistema explotador) ganó en las tres comunas de la región metropolitana donde se encuentra la población más acaudalada del país, ¿Por qué sucede esto? porque ellos si son concientes de su clase y posición, a diferencia del bajo pueblo que existe "en sí", pero todavía no "para sí", ¿Por qué decimos esto?
Veamos un fenómeno del estallido social, que resulta una especie de reproducción de las viejas revueltas ludistas (donde los obreros reaccionaban destruyendo las máquinas de las industrias, pero sin saber la razón, solo por enojo ante la explotación), pues aquí, la gente destruía las tiendas retail y lanzaba los televisores nuevos al fuego; clara muestra de descontento y necesidad de destrucción, pero no vemos en esos hechos una conciencia de clase, de pueblo (para sí mismos). 15
En América del sur nunca hubo revolución industrial (por tanto no existen burguesías
industriales
capitalistas,
sino
oligarquías
político-económico
extractivistas que mantienen su poder histórico mediante la acumulación, el nepotismo y la alianza con inversiones capitalistas extranjeras), y en ese contexto, existe a su vez, un bajo pueblo (como diría Gabriel Salazar) que no tiene medios de producción capitalistas, pero tampoco poder político auténtico (se le impone una democracia desde arriba, o debe obedecer una dictadura).
Dadas esas condiciones, la patria auténtica de los trabajadores solo puede ver la luz, cuando la explotación es erradicada; de ahí que el nacionalismo popular (que busca tomar el control económico y también el poder político del Estadonación), sea una proclama y una estrategia totalmente válida para los pueblos de América del sur. Decimos esto conociendo que la patria, es una construcción material colectiva, y no un negocio de pocos (la patria de la oligarquía). Es decir, mientras los explotadores oligarcas ven el Estado-nación como su fragua comercial, el pueblo ve ahí el instrumento para construir su liberación.
Por ello, es que el bajo pueblo, es el baluarte original de la patria (colectiva), puesto que la patria, no es la tierra donde se derraman lágrimas románticas y de sentimentalismo, sino una construcción política-estratégica de combate, por la emancipación y la conquista de la vida plena. Los nacionalismos reaccionarios, han inventado falsas nociones interclasistas idealistas; como las unidades de sangre, unidades valórico-religiosas o supuestas identidades nacionales comunes entre explotados y explotadores; cuando en los hechos tangibles; el pueblo y la oligarquía son opuestos radicales, donde de la libertad de uno depende la eliminación del otro. -COMUNITARISMO
El Comunistarismo se define desde la antropología (o precisamente dentro del denominado materialismo cultural), como el rasgo cultural del humano que 16
comprende la existencia en conjunto con otros (coexistencia) formando comunidades. Este reconocimiento de la comunidad en sí misma se puede justificar con bases científicas recurriendo a la historia de la evolución humana, puesto que en este proceso solo pervivieron, ante la adversidad de la lucha por la subsistencia, quienes se mantuvieron dentro de clanes o colectividades determinadas, mientras que, por el contrario, aquellos que por diversas razones hubiesen optado por el aislamiento, sucumbieron sin dejar descendencia. De ahí que la naturaleza humana esté demarcada por un fuerte instinto gregariocolectivo, siendo la organización en comunidad un rasgo adaptativo de nuestra especie.
Hoy en día, en el Chile actual se ha impuesto un paradigma del individuo como eje total. Se promueve la cultura del exitismo individual, mediante los medios de comunicación, la educación, e incluso en cómo nos relacionamos en conjunto.
El comunitarismo es precisamente una respuesta filosófica-ideológica que se genera frente al individualismo, que sirve como base del liberalismo económico actual. Ahí donde se repite el “mantra” de que la sociedad, no es más que "la suma de los individuos", surge el comunitarismo para desafiar esa limitada propuesta. Desde una perspectiva comunitarista, las ideologías individualistas pasan por alto el hecho de que el vínculo entre las personas supera los meros intercambios de mutuo beneficio, sino que operan muchas veces otro tipo de lazos valóricos-culturales y evolutivos, como el patriotismo (ligado a la percepción de comunidad), el afecto familiar, la solidaridad de barrio, etc. A su vez, estos vínculos no sólo nacen de la persona, sino que la forman como tal, condicionando en éstas una determinada ética y sentido de pertenencia, dependiendo de la realidad de la época.
El comunitarismo consiste entonces en la priorización de la comunidad por sobre los intereses personales e individuales. En ese sentido, concibe al individuo como un ente inseparable de la comunidad de la que forma parte.. Esta percepción supera todo idealismo centrado en el individuo, y se encuentra sustentada por el conocimiento histórico de la evolución humana, puesto que 17
que el individuo, solo ha tenido lugar en la existencia y se ha desarrollado dentro de una comunidad .De ahí la aparente paradoja de que el individuo, solo pueda percibirse y reconocerse dentro de la vivencia comunitaria. En ese sentido, lo que es bueno para la comunidad lo será también para los individuos que la componen. Como diría el escritor Richard Aldington: “El patriotismo es el sentido generoso de la responsabilidad colectiva".
El comunitarismo, más que una ideología o posición política, es una posición axiológica respecto a la priorización de ciertos valores por sobre otros. En este caso, la priorización de la comunidad y los valores comunitarios por sobre el individuo aislado y los valores individualistas. En ese sentido, según qué valores se prioricen, existirán ideologías comunitaristas y otras que serán individualistas. Por ejemplo, el socialismo y el patriotismo popular son eminentemente comunitaristas, contrariamente al (neo)liberalismo que es de naturaleza intrínseca individualista y anti-comunitaria. Actualmente, así como el término patriotismo se encuentra manoseado y usurpado por la derecha chilena, el concepto de comunitarismo también sufre un secuestro similar por parte de algunos grupos llamados "social-cristianos" y otros sectores reaccionarios que buscan presentarlo como una tercera vía entre socialismo y capitalismo, lo cual se encuentra muy alejado de la realidad teórica, pues cualquier conciliación con el liberalismo burgués y su raíz individualista, es en esencia opuesta al sentido más básico de comunidad.
Bajo lo expuesto en esta definición, nosotros a construir una sociedad verdaderamente comunitaria, cuya cotidianidad exprese ser digna de su nombre.
-CUARTA TEORÍA POLÍTICA La Cuarta Teoría Política, es una propuesta del académico y teórico ruso Alexander Dugin, formulada principalmente, en base a los fundamentos filosóficos de Martín Heidegger. La prensa occidental, ha creado mitos absurdos sobre Dugin, -que el mismo ha desmentido riendo-. Lo han
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denominado; "Rasputín" de Putin, toda vez que el Profesor, es profundamente crítico del gobierno liberal y pro-occidental de la Rusia actual. También lo han calificado de "nacional-bolchevique", ideología a la que adhirió, pero considera superada y derrotada (surgida además en la Alemania de los años 20, y no en Rusia como suele creerse).
La 4TP, se presenta como una superación de las tres grandes teorías políticas de la modernidad (post-revolución francesa); la Primera Teoría Política, sería el liberalismo, cuyo sujeto es el individuo y su proyección en el mercado. La Segunda Teoría, es el socialismo, cuyo sujeto es el colectivo-clase. La Tercería Teoría Política, sería el nazi/fascismo, cuyo sujeto es la raza y su expresión en un "espacio vital". A grandes rasgos, dice que la 3TP, fue destruida en la II Guerra Mundial. La 2TP, derrotada con la caída de la URSS (sólo sobreviviendo socialismos patrióticos, en las periferias del mundo no occidental). En este panorama, se consolida una hegemonía del liberalismo, una democracia-liberal totalizante, comenzando la era global.
En la globalización, pueden existir casi exclusivamente, el mercado y la prensa propagandística
hiper-interconectada.
Las
fronteras
nacionales
y
las
soberanías se diluyen. Se elimina todo indicio de arraigo colectivo, o sentido de pertenencia comunitaria, y en su lugar, reina el individuo absoluto, el consumista, competidor, exitista y cosmopolita.
La Cuarta Teoría Política, plantea vencer la modernidad liberal, con una proposición pre-moderna (traidicionalismo) o post-moderna (futurismo). Ahí estudia variados autores, como; Alain De Benoist, Carl Schmitt, Faye, Evola, Sorel, Nietzsche, etc. El sujeto de la Cuarta Teoría, es el Dasein (Ser auténtico), planteado por Heidegger, y cuyo significado es "Ser-ahí". El Dasein es múltiple, diverso y toma diferentes expresiones, al ser arrojado en el mundo (interacción con el medio). Por ello, cada pueblo o nación, tiene un Dasein diferente y particular, de acuerdo a la variación de condiciones. Por el contrario, la globalización totalizante-expansiva, se caracteriza en el Dasman (Serinauténtico). El liberalismo transmuta en la única realidad indiscutible, donde la vida del individuo se programa similarmente, en todas partes del mundo. 19
Es común que Dugin, haya expuesto que el bolivarianismo, el guevarismo o el peronismo, entre otros, resulten elementos importantes del Ser de América del sur, por ende, la 4TP no es una teoría de exportación euroasianista, sino que llama a todos los pueblos del mundo, a encontrar su Dasein, y emprender el combate contra el imperialismo liberal hegemónico. Es la proclama de los bárbaros extremistas de las periferias, atacando el centro de gravedad decadente occidental-liberal.
Otra de las características esenciales de la 4TP, es el planteamiento de la Geopolítica
Multipolar,
de
soberanías
continentales
y
diplomacia
geoestratégica, en contraposición, al mundo unipolar-expansivo liberal, promotor del imperialismo y la guerra.
El Círculo Patriótico, considera interesante de retomar: el anti-liberalismo y antioccidentalismo radical de la Cuarta Teoría Política, el estudio del Dasein (Serauténtico), y por cierto, el desarrollo de una geopolítica multipolar, que sería favorable para nuestra América del Sur.
Manifestamos críticas respecto al tradicionalismo o la konservative revolution, las que no se condicen con nuestra realidad continental, la que llama a derrotar al
colonialismo,
emprender la
revolución,
y derrocar las oligarquías
plutocráticas pro-occidentales Por lo mismo, hemos visto necesidad de entablar un revisionismo de la tradición, y aspirar a posiciones futuristas (Leáse en nuestra Revista Herejía, artículos como; "Revisionismo de la Tradición" o "Seís puntos de discusión con la 4TP").
-CLASES SOCIALES Las clases sociales se definen como aquellos sectores de la población, cuyos intereses económicos son semejantes, en consecuencia de la relación de los modos de producción, tomando en consideración la realidad histórica
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determinada. Las clases sociales tienen menciones antiquísimas; desde la Grecia clásica, en Platón, Aristóteles y otros.
Es común observar que, dentro de una misma ciudad contemporánea, existan diferencias arquitectónicas y de cultura radicales, entre diversos barrios vecinales. Por ejemplo, en el mismo Santiago de Chile, si comparamos un sector de la comuna de Vitacura con otro de La Pintana, comprobaremos múltiples grietas enormemente abismales entre un grupo socioeconómico y otro, pese a que ambos existen dentro de un mismo país, cuya Constitución asegura -o debiera garantizar-, igualdad de derechos y condiciones para todos los habitantes. Examinamos aquí una contradicción social.
Los reaccionarios apátridas (aquellos que defienden el modelo nacional socioeconómico, valórico y cultural liberal-conservador, entre otras cosas), niegan las diferencias de clases –o incluso las justifican aludiendo a darwinismos sociales anglosajones del corte de Spencer-, por ignorancia o porque deliberadamente, defienden ciertos intereses de clase. No hay destino común, ni nada de esa falsa bandera unionista entre oligarquía y pueblo (donde la primera parasita del segundo). Lo verdadero, es que estas profundas desigualdades, podemos comprenderlas con el estudio histórico de las clases sociales y su conformación.
Tras
los
lemas
reaccionarios
pseudo-patriotas
de
“unionismo”,
“colaboracionismo”, o “corporativismo”, suelen ocultarse doctrinas proburguesas que siempre juegan a favor de los segmentos sociales que parasitan de la nación, pues a éstos, lo último que les importa es la patria comunitaria (el pueblo), sino sus privilegios. Esos carroñeros Interpretan la patria como el sistema que garantiza su posición y estatus social.
21
El socialismo científico centró su estudio en esta realidad social, en un contexto histórico de revolución industrial, dando origen a las ciencias sociales. En ese sentido, se identificaron las enormes diferencias entre la burguesía industrial y el proletariado obrero, cuya primera clase se caracterizaba por poseer los medios de producción (el capital), y la segunda por tener solamente su fuerza de trabajo. De igual forma, se estudiaron otras clases modernas como la burguesía financiera (bancos y monopolistas de materias primas), clases terratenientes, pequeña burguesía (los comerciantes pequeños, propietarios y gremios), clase campesina, los ya nombrados proletarios y la burguesía industrial, así como el fenómeno de la explotación humana, y la metodología para resolver esas contradicciones irreconciliables.
En la historia hubo numerosos ejemplos de la existencia de clases sociales; como la que se chequea dentro de la contradicción de amo y esclavo, de señor y siervo, o proletariado y burguesía. Son hechos ciertos e indiscutibles. Incluso en nuestra historia latinoamericana, hubo instituciones como la encomienda (un encomendero designado por el rey tenía a su cargo indígenas destinados al trabajo -principalmente minero o agrario-, a cambio de evangelización católica y protección),
así
también
hubo
esclavitud,
sistemas
de
hacienda,
y
posteriormente fichas-salarios ocupadas en pulperías.
En Chile, la Hacienda colonial (que perduró hasta el siglo XX), y que dividía a patrones, de mayordomos, inquilinos y peones, es un ejemplo histórico evidente, entre los grandes propietarios y aquellos que no poseían más que su fuerza de trabajo (dos clases de chilenos). Inclusive, los inquilinos no recibían salario alguno, sino “regalías”, como el derecho de ocupar una choza y recibir comida (feudalismo a la chilena), oscurantismo social, que lamentablemente existió durante el siglo XX, siendo combatido ampliamente por las fuerzas populares obreras, cuya afrenta no rara vez terminó en masacre perpetrada por el monopolio de la fuerza institucional. De igual manera lo vemos en los salarios-fichas, con los que se remuneraba a obreros pampinos, para que las
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intercambiaran en pulperías (centros de abastecimiento) por alimentos y otros víveres.
Este modo de producción agrario semicolonial, no pudo competir de ninguna forma en el mercado mundial, pues no hubo revolución industrial tardía en Chile, produciendo solamente una pobreza histórica social y nulo desarrollo. Las fuerzas armadas sirvieron como brazo de la defensa del orden, contra cualquier sublevación del pueblo, y la Iglesia como el brazo ideológico, que utilizando la fe, condenaba toda la revolución, por ser "luciferina". De ahí se desprende que la noción de clase media o estratos sociales intermedios, resulten una ficción, puesto que la gran clasificación se divide tangiblemente entre explotadores y explotados, entre usureros y trabajadores, entre pueblo y oligarquía. Es la explotación misma, aquella que despierta el anhelo de emancipación de los pisoteados, y es ahí cuando los intereses entre explotadores y explotados, entre pueblo y oligarquía se contradicen históricamente en extremo. Aquella contradicción, puede resolverse mediante el enfrentamiento y la acción -no se realizan revoluciones con guantes de seda-, sino con la movilización y la organización del pueblo. Recientemente vimos como el estamento político, se vió ampliamente presionado y temeroso de otro “estallido social”, aprobando leyes que jamás habría aprobado hace un año atrás. En este aspecto, la misión de toda la clase popular; los asalariados, pequeños propietarios, endeudados, etcétera, es la unificación y la conquista soberana del poder político, para refundación de un Chile verdaderamente justo. -CLINAMEN El Clinamen (en plural clinamina, derivado de clīnāre 'desviar, inclinar') es el nombre en latín que dio Lucrecio a la impredecible desviación que sufren los átomos en la física, del filósofo materialista Epicuro. Este concepto refuta la teoría metafísica de la causalidad de Aristóteles, en la que todo lo existente, tendría una causa originaria previa, y así hasta una regresión al infinito de las cadenas causales en el movimiento. Esa creencia aristotélica de la causalidad 23
pregonada por la escolástica, que sostiene la supuesta acción de un dios ordenador que funcione como primer motor inmóvil, es refutada por la teoría del Clinamen. El filósofo L. Althusser retoma este importante concepto epicúreo para fundamentar la Praxis (acción transformadora del mundo) e identificar un caos aleatorio en la interacción de la materia (múltiples probabilidades), que permite el cambio impredecible y predecible de la realidad (transformación constante, y no una morfología estática de la historia, pues recordemos que la reacción cree que existen cosas inmutables, inmodificables como la moral religiosa o la superstición romántica de linajes de sangre, entre otros disparates). Reconociendo sin embargo que la praxis humana, es una fuerza capaz de impactar en esta transformación, posibilitando el surgimiento de nuevos tipos de sistemas. Althusser nombro a este planteamiento como Materialismo aleatorio, contrario a la dialéctica idealista hegeliana, que si plantea una morfología predecible de la historia. La teoría del clinamen, también se utiliza a modo de solución al problema del libre albedrío prescindiendo de un dios garante de libertad. Esta teoría ha tenido una importantísima influencia a lo largo de todo el desarrollo histórico del mecanicismo por su originalidad, y por haber supuesto una solución coherente y muy temprana a uno de los principales problemas de esta corriente filosófica. En la polis no se podía declarar abiertamente el ateísmo, por lo que Epicuro planteó la sofisticada teoría (o para algunas retórica irónica), de los dioses felices, dictando que estos son propios de su mundo, que no se interesan por la vida humana, por lo que a su vez, sería inútil rendirles culto u ofrecerles sacrificios. Para solucionarlo, introdujo el clinamen, o desviación espontánea del átomo de su trayectoria, como origen de nuevas cadenas causales. Con ello, eliminaba a los dioses de la cadena de razonamientos a la vez que introducía un factor de indeterminación que solucionaba uno de los principales problemas del atomismo democríteo: el determinismo. Es decir, el clinamen proporcionaba una base ontológica sólida en la que justificar el libre albedrío. Ya que sin libertad las acciones morales dejan de serlo, el clinamen se erigió también en sostén de toda posibilidad de una ética atea. 24
-DEMOCRACIA POPULAR El origen del término Democracia, se traza en la antigua Grecia (Demos= pueblo, kratos= poder), donde el "demos" hacía referencia al cuerpo gobernante de la polis, compuesto por ciudadanos libres, confiando en el criterio racional de la mayoría, basada en construir el bienestar general de la comunidad. Lejos de las idealizaciones románticas de dicho sistema propiamente, es preciso aclarar que dichos cuerpo de ciudadanos, se limitaba a un conjunto relativamente y reducido de hombres, excluyendo a mujeres, esclavos, comerciantes y extranjeros (metecos). Lo relevante de esta democracia griega, es que aplicada, representó frente a otros sistemas políticos de la época, una concepción novedosa de ciudadano libre y racional con protagonismo político, diferenciándose de la monarquía, la oligarquía y la tiranía, entre otros, donde uno o pocos, ejercían un poder absoluto sobre súbditos (esclavos), justificando su poder en orígenes divinos. El término "popular" por su parte, proviene del Latin "Populus" , que agrupaba a los patricios (aquellos de origen heroico y legendario según la mitología cultural) y los plebeyos (nacidos de la tierra). Durante el fin de la república romana, se enfrentaron dos bandos: los populares (entre ellos Julio Cesar) y los optimates o partidarios de la nobleza. En la historia reciente, el término de Democracia ganó relevancia a partir del fin de los absolutismos, y el auge de las formas de gobierno republicanas contemporáneas. Por ello, el concepto empezó a utilizarse por las diversas corrientes, incluso diametralmente contradictorias entre sí (democracia parlamentaria, democracia representativa, democracia liberal, democracia orgánica, etc.). El concepto final de democracia popular en el siglo XX, fue rescatado y desarrollado especialmente por los líderes de las luchas nacionales liberadoras contra los imperialismos, y se condice con el planteamiento marxista; "dictadura del proletariado" ya que los pueblos de estos países, aprovecharon la derrota 25
de las fuerzas extranjeras, para sacudir también el yugo de los capitalistas y terratenientes. Pueblo soberano contra explotadores antipatria. En Chile durante la década de los 70, el grupo revolucionario MIR acuñó el concepto de "Poder Popular" que hace eco del sentido etimológico del término democracia (poder del pueblo) y que consiste en el ejercicio efectivo y directo por parte del pueblo organizado de manera participativa de los distintos aspectos de su vida común. Al contrario de las democracias liberales o representativas, en las que un grupo de funcionarios electos a nombre del pueblo, y que en la práctica pasan a ser representantes de distintos grupos de clase (principalmente de la oligarquía), en una democracia popular, el poder es ejercido en forma directa por los ciudadanos y ciudadanas del Estado a través de gobiernos locales y asambleas populares. Es interesante estudiar por ejemplo la aplicación de la democracia popular en China, donde una asamblea nacional de trabajadores (tienen sus trabajos particulares), toman las decisiones importantes del país y planifican el porvenir, resguardados por un partido único de trabajadores, presididos por un representante-mandatario elegido también popularmente. Es un sistema socialista completamente diferente al clásico occidental bicameral parlamentario pluripartidista, construido en base a su propia idiosincrasia. El historiador Gabriel Salazar recalca que la tradición de la democracia popular en Chile, tiene sus orígenes a fines del periodo colonial y durante las revoluciones independentistas, ya que los vecinos de las distintas localidades del país se asociaban en cabildos locales, para tomar decisiones políticas relevantes y muchas veces de mayor peso que lo reglado desde las grandes ciudades (Santiago y Concepción). De ahí que democracia popular, sea un objetivo de la política chilena, pues el pueblo se transforma en soberano verdadero, otorgando mandato a sus verdaderos representantes, con facultad para removerlos.
-DIALÉCTICA
26
Se ha vuelto común creer que la dialéctica como definición y aplicación, corresponde a la época moderna (así como el materialismo), por el contrario, está presente desde los albores mismos de la antigua filosofía griega, aunque ha evolucionado respecto del desarrollo histórico de la filosofía y con el surgimiento de las ciencias sociales. Su etimología proviene del griego; “diálogo”, para hacer referencia a una conversación argumentativa, debate o polémica. En su significado original, era una metodología para descubrir las contradicciones dentro de un discurso adversario (falacias y consignas ilógicas), y así demostrar su falsedad. Los antiguos filósofos eran dialécticos innatos espontáneos.
Pronto comenzó a transformarse en una metodología fundamental del materialismo (considerar la materia como principio verificable y superior a la conciencia, pues no habría forma de que el pensamiento o la conciencia se expresare, sino por los caminos que permite la materia), y se le relaciona con el descubrimiento de contradicciones materiales, buscando su correspondiente resolución.
La dialéctica comprende, que los fenómenos están sujetos a constante movimiento y cambio, por las luchas contradictorias del mundo material; como entre la vida y la muerte, entre los números racionales e irracionales, entre la acción y la reacción de la física, entre los intereses de un amo y un esclavo, o así como una guerra violenta puede conducir a la paz (tesis contra antítesis – agudización de las contradicción-, resultando una síntesis –resolución de las contradicciones-).
Hubo elementos de la dialéctica en Aristóteles, Descartes, Spinoza, Kant, los materialistas franceses, pero esta alcanzó gran notoriedad en la moderna filosofía alemana de Hegel. El propio Engels señaló: “El mérito principal de esta filosofía fue, la restauración de la dialéctica como suprema forma del pensamiento”, La dialéctica idealista de Hegel, expuso una historia de constante movimiento, transformaciones y desarrollo, producido por diversas contradicciones internas, mutaciones, que permiten el cambio material y 27
espiritual incluso sin la interferencia de factores externos. Pero como dijimos, Hegel era idealista; termina concluyendo una construcción forzada de la realidad, una morfología idealizada de la historia, que se comprende dentro de un sistema de ideas.
Con el socialismo científico, el empleo de las ciencias (desarrollando por primera vez las dinámicas sociales; considerando los grupos humanos como sujetos históricos, y no como masas inertes arrastradas por procesos políticos), la dialéctica purga los idealismos hegelianos, tomando el desarrollo, -más no la idea-, resultando una ciencia de las leyes generales del porvenir de la Naturaleza, de la sociedad humana y del pensamiento. Así mismo, se comprenden las enormes contradicciones entre las relaciones de las clases sociales, su conflicto histórico y estallido.
Nosotros con el entendimiento de las fuerzas históricas de la materia y el cambio constante, con la dialéctica, podemos comprender varias cosas; como la contradicción de intereses entre quienes toman la dirección de un proyecto nacional, y la deliberación de los grupos humanos que componen la nación, ¿Existe legitimidad, representatividad? ¿Existe explotación? ¿Pueden coexistir sectores explotados y sectores privilegiados bajo una Carta Magna que reconoce el principio de igualdad? ¿Por qué un Estado “legítimo” debe defenderse con la fuerza de sus propios ciudadanos? ¿Debe la clase popular organizarse para tener el poder político de su propia historia y porvenir, enfrentando a la oligarquía incrustada resolviendo así la contradicción social? Robespierre también lo comprendió y señaló: “Para que la nación pueda vivir, el rey debe morir”.
-DERECHO DE REBELIÓN Se define según el profesor Carlos Sánchez Viamonte, como "el derecho que tiene toda sociedad de hombres dignos y libres, para defenderse contra el despotismo, e incluso destruirlo".
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Para algunos, el derecho de rebelión, es el derecho natural auténtico y primigenio, existente en las fuerzas de la naturaleza misma. El revolucionario mexicano Ricardo Flores Magón dijo sobre el mismo:
"El derecho de rebelión es sagrado porque su ejercicio es indispensable para romper los obstáculos que se oponen al derecho de vivir. Rebeldía, grita la mariposa, al romper el capullo que la aprisiona; rebeldía, grita la yema al desgarrar la recia corteza que cierra el paso; rebeldía, grita el grano en el surco al agrietar la tierra para recibir los rayos del sol; rebeldía, grita el tierno ser humano al desgarrar las entrañas maternas; rebeldía, grita el pueblo cuando se pone de pie para aplastar a tiranos y explotadores."
Para otros, es simplemente el derecho positivo y racional, de los pueblos organizados, para asegurar la plenitud de su existencia, derrotando al enemigo tiránico, que atenta contra la vida y los factores que la garantizan.
Sin embargo, el derecho a la resistencia y contraataque popular frente a un tirano o sistema corrupto, justificando su eliminación, se puede encontrar en la Antigüedad. Así ya Platón, trató el fenómeno de la tiranía, y del derecho del pueblo a defenderse contra el tirano y la injusticia.
A fines del siglo XVIII, con la revolución francesa, el Derecho de Rebelión, quedó plasmado en la declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano de 1793: “Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo la insurrección es para el pueblo, y para cada porción del pueblo, el más sagrado de sus derechos y el más indispensable de sus deberes.” Aunque algunas explicaciones del derecho de revolución dejan abierta la posibilidad de su ejercicio como un derecho individual, se entiende generalmente que es un derecho colectivo y que pertenece al pueblo.
En el ámbito anglosajón, este derecho de rebelión, también es conocido como el derecho a revolución, y como tal, implica que su ejercicio se traduce en el uso de la violencia revolucionaria, la que es definida por Carlos Pérez Soto 29
como: “la respuesta a la violencia institucionalizada. Es un derecho anterior a las instituciones de derecho. (…) Es un derecho que nace y recorre toda la modernidad pero la trasciende.”
En el siglo XX también se trastocó el derecho de rebelión argumentando desde Isidoro de Sevilla principalmente, como justificativo para los Golpes de Estado, orquestados por la ultraderecha, que vivió el continente americano (golpes de estado oligárquicos y generalmente respaldados por Estados Unidos). Este argumento carece de todo sentido, toda vez que el derecho de rebelión implica la defensa del pueblo, frente a un tirano u oligarquías, por el contrario, en el mencionado caso, fueron las oligarquías las que derrocaron gobiernos populares, y con ello, lograron instaurar regímenes de totalitarismo liberal. Estos últimos son los que combatimos como Círculo Patriótico. Retomando las palabras de Pérez: “No solo tenemos derecho en principio, por razones filosóficas, a la violencia revolucionaria. Nuestro derecho surge empíricamente de un sistema que se obstina en no escuchar las demandas más sentidas del conjunto del pueblo (…) nuestro derecho a la violencia revolucionaria surge empíricamente como respuesta a la desmedida avidez de lucro a la hipocresía general, al cinismo de quienes le oponen solo llamamientos morales, (…) y que no hacen sino profundizarlo.”
Por último, Robespierre sentencia: "Cuando una nación ha sido forzada a recurrir al derecho de insurrección, entra en un estado de naturaleza con respecto al tirano. ¿Cómo podrá éste invocar el pacto social? Él lo ha destruido. Los pueblos no juzgan como las cortes judiciales, no dan sentencias, sino que lanzan el rayo." -DESARROLLISMO INDUSTRIAL
Es una teoría económica surgida en América del Sur durante mediados del siglo XX, en un contexto de mundo bipolar. Su impulso se debió al escaso desarrollo económico de países del denominado tercer mundo, entablando el 30
concepto
de
subdesarrollo
y
su
aplicación
en
el
continente.
La causa principal de este subdesarrollo sería el esquema mundial de división entre centro-industrial y periferia agrícola-minero extractivista. Esta división se traduce en una desventaja dentro del campo del intercambio en el comercio internacional, provocando una gran brecha entre los países industrializados y los
que
no
poseen
industria.
En términos precisos, el desarrollismo-industrial indica que existe la necesidad de una revolución industrial tardía en los países de América del Sur, forjando una industria nacional impulsada por un Estado empresario que invierta en bienes de capital y una fuerte planificación pública de investigación y avance tecnológico, dirigiendo una política de nacionalización, tanto de riquezas naturales como de empresas privadas; esto con la finalidad de disminuir la dependencia económica respecto del imperialismo, permitiendo el crecimiento del mercado interno, comprando divisas y competiendo en igualdad de condiciones
dentro
del
panorama
internacional.
En este contexto, es interesante hacer mención de como el liberalismo se apropió totalmente y monopolizó el concepto de mercado. El mercado y la relación oferta-demanda existen desde tiempos inmemoriales en los más variados sistemas, culturas y épocas. No corresponde enaltecerlo a la categoría burguesa de "prolongación de la libertad individual", interpretado en la desregulación, sino como un mecanismo de relación social y de aspecto económico, que no escapa a la regulación del Estado en pos del bien común.
Un ejemplo exitoso de desarrollismo industrial fue China que, basada en los métodos antes mencionados, transformó un sistema feudal-agrícola en una potencia desarrollada, capaz de luchar en la mismas ligas que occidente.
El recalcitrante nacionalismo reaccionario chileno se esmera en proponer el obsoleto "corporativismo". Dentro de una realidad neoliberal, donde el mercado ha sido totalmente absorbido por el retail, la inversión extranjera o venta al por mayor de mercancía importada ¿Dónde están los gremios nacionales como 31
expresión de los grupos intermedios? los monopolistas del retail, a través de sus
casas
comerciales,
incluso
han
fundado
sus
propias
bancas.
La teoría del desarrollismo-industrial se condice con el soberanismo político en su objetivo de construir una nación fuerte, autocrática e industrializada, administrada por un Estado articulado, popular-patriota, intervencionista y proteccionista, que nos permita conquistar la independencia nacional. -ECOLOGISMO
Muchas veces se usa el término “ecologismo” para referirse a una variedad de cosas no necesariamente compatibles entre ellas. Si bien todas tienen en común la protección de la ecología, pueden diferir enormemente en cuantos otros
aspectos
relacionados.
Para definir ecologismo y cómo lo entendemos nosotros, primero es necesario identificar dos aspectos en cuanto a la protección del medio ambiente: Cuales son los medios y estrategias para alcanzarla; y cuales son los fines de esta protección. Es usual que en muchos casos se hable de “ecologismo” en forma acrítica sin precisar estos dos aspectos definitorios, convirtiéndose de esta forma en un eslogan políticamente neutro o en un instrumento que podría ser aprovechado por intereses con objetivos perniciosos para la sociedad, las naciones, la soberanía y el desarrollo.
Primero hay que entender cómo se debe lograr la protección del medio ambiente. Hoy es frecuente encontrar discursos ecologistas acompañados con consignas liberales, pacifistas e incluso anarquistas y primitivistas, todo esto envuelto en un halo mundialista y explícitamente anti soberanista, cuando debería ser todo lo contrario. Gran parte de los problemas medioambientales que aquejan hoy al mundo entero se deben a la falta (o nula) soberanía de los países y los Estados frente a intereses comerciales depredadores internos y externos. El caso de Chile es un ejemplo de esto. La mayoría de los problemas medioambientales que enfrenta hoy nuestro país responden a una falta de
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soberanía sobre las zonas protegidas, los humedales, los ríos, el mar y los bosques, además de la poca o nula capacidad -por parte de la autoridad-, de hacerla
valer
frente
a
las
empresas
nacionales
y
transnacionales
inescrupulosas y nada de sustentables como forestales, inmobiliarias, mineras y agrícolas, por mencionar solo algunas.
Para solucionar estos problemas hacen falta políticas públicas robustas y fuertes, planificadas con una visión de país a largo plazo. Y, para que esto sea posible, es necesario contar con un Estado fuerte que sea capaz de hacerlas cumplir. Además, es necesario que el Estado propicie las políticas públicas basadas en evidencia científica y en las necesidades de los territorios, y no en intereses comerciales, demagógicos, egoístas o minoritarios.
Por otro lado, ¿Cuál es el fin de proteger el medio ambiente? Sin entrar en toda la discusión ética que implica la protección de las especies, la biodiversidad y los ecosistemas (que exceden con creces el espacio de esta definición), la razón para preservar y proteger el medio ambiente tiene que ver, a largo plazo, con el sostenimiento de la economía nacional, con la integridad territorial del país, y más a largo plazo aún, con la posibilidad de persistencia de la misma civilización. Visto de otra manera, un país industrializado y próspero basado en una institucionalidad fuerte que garantice la justicia para todos sus habitantes debe estar inserto en un sustrato que lo haga sostenible en el tiempo. Parte importante de ese sustrato corresponde al propio territorio donde la nación está emplazada.
En ese sentido, el modelo de producción capitalista, extractivista basado en la maximización de los excedentes no es sostenible a largo plazo. Es por eso que términos como “desarrollo sustentable” deben ser tomados en serio más allá de los eslogan vacíos de una que otra ONG de carácter liberal y cortoplacista. Un proyecto nacional a largo plazo implica pensar en su sostenimiento no solo económico, social y político, sino que también territorial y ecológico, lo que hace posible los otros aspectos.
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En este sentido, propiciar la Industrialización nacional no es contrario a la protección de la ecología. La industrialización no tiene por qué ir de la mano con la depredación medioambiental, es más, el ser un país productor de materias primas es lo que nos ha costado el enorme sacrificio medioambiental que cada vez se incrementa más. La industrialización, realizada en forma sustentable y planificada, puede favorecer el surgimiento de actividades productivas industriales e innovadoras diversas que no conlleven la destrucción del medioambiente.
Finalmente, para generar un ecologismo que tenga sentido, urge pensar también un cambio de sistema político, la generación de una institucionalidad robusta y un Estado fuerte con la autoridad capaz de proteger el territorio y garantizar la soberanía nacional y popular frente a los intereses comerciales foráneos, que invierta en ciencia y tecnología, y que actúe basándose la evidencia. La defensa del medio ambiente solo tiene sentido en el contexto de un proyecto de país independiente, industrializado y sostenible a largo plazo. Por otro lado, el tender hacia este objetivo es la única forma de garantizar la protección del medio ambiente.
-EDUCACIÓN
La educación se define como aquel proceso de aprendizaje constante –a nivel cognitivo, físico y valórico- que experimenta una persona durante su vida, por tanto, se considera la educación como inherente al ser humano.
La educación tiene por naturaleza tres campos de desarrollo: El primero dentro de la formación del sujeto propiamente tal; esto es, la capacidad de interiorizar el aprendizaje, las experiencias vivenciales, usando la razón, criticando, investigando, desarrollando habilidades diversas, obteniendo conclusiones y perspectivas que demarcan la identidad personal.
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Existe también educación súper-estructural, -o cultural- que existe en medio del entorno social inmediato del sujeto, esto es; la familia, el barrio, la clase, donde se inculcan determinados valores y costumbres tradicionales, prejuicios, lenguaje,
jergas,
creencias,
una
moral
determinada,
normas
de
comportamiento, códigos, etc. Todo lo que define y moldea considerablemente el comportamiento del sujeto desde la temprana edad.
El tercer nivel educativo es el público, estatal o político general; que suele ser una extensión retroalimentativa de la educación cultural, por medio de las denominadas normas de buen comportamiento, que le permiten a una persona, insertarse y desarrollarse dentro de una sociedad. El modelo educativo político es una extensión del modelo de Estado-político existente; por ejemplo, en el capitalismo, todo el modelo educativo tiene la finalidad de preparar a los niños para la vida del capitalismo mismo, reproduciendo muchas veces la inmovilidad social para los pobres, la ignorancia funcional, o por el contrario, el privilegio de clase que otros poseen (educación privada para quienes pueden costearla). De esa manera, los pobres –o la mayoría de los pobres- reciben una llamada educación general de conocimientos y habilidades básicas, valores de competencia individualista, y promesas de exitismo (a lo más), para dedicarse a trabajar -pero sin cuestionar-, a velar por su supervivencia económica como máxima meta de vida. Esta educación se condice bastante con la educación cultural del entorno, lo que también se conoce como “aparatos ideológicos del Estado”, que moldean el comportamiento del individuo. Aquí encontramos las creencias religiosas, los medios de comunicación masivos, las normas familiares, o la cultura peculiar tradicional, que sirven de recipiente para la conducta de toda persona.
Las tres dimensiones educativas antes nombradas, existen desde la etapa de párvulos,
pasando
por
la
etapa
primaria
(niñez),
etapa
secundaria
(adolescencia) y adultez (superior), camino, en el cual el ser humano no deja de aprender, a menos que sea condicionado totalmente en su fuero interno, por la educación cultural y la educación política.
35
Si la educación cultural y la educación política se retroalimentan, a la persona solo le quedaría como herramienta de defensa ante la enajenación, la capacidad natural del sujeto para razonar, pensar, reflexionar, rebelarse, incluso convenciendo a otros, para conformar colectivos disidentes o revolucionarios, teniendo como finalidad disputar el poder político. Para ello, no basta el mero voluntarismo, a un “despertar individual de la consciencia”, sino una compleja y articulada teoría político-filosófica con capacidad no solo de cuestionar el orden existente, también proponiendo metodologías radicalmente diferentes. Aquello fue lo que hizo por ejemplo, el socialismo científico, formulando la crítica más contundente de la época al capitalismo industrial y el fenómeno de la explotación de clases, llamando a la clase obrera a la organización y la acción para la conquista de la emancipación.
Por lo consiguiente, también puede ocurrir que la instauración de un nuevo orden político revolucionario–conseguido por cualquier vía- reformule un sistema educativo político totalmente diferente al antiguamente impuesto, buscando influir en la educación cultural tradicional, en la opinión pública, poniendo los aparatos ideológicos ahora a su favor. ¿Puede la educación política influir en la educación cultural? Claramente sí, pero es una transformación programática a largo plazo. En ese sentido, Gramsci, teorizó que el poder político puede ser conquistado de forma horizontal, impactando directamente en la cultura, pues quien conquista la cultura, también conquista finalmente el poder político.
Entendiéndose que el poder político, solo existe en la medida en que se practica, no es una entidad dogmática, es un quehacer. Finalmente, el Estadopolítico estaría derrotado si ha perdido la batalla de la hegemonía cultural.
En ese aspecto, nuestro modelo político educativo, apuntaría a promover una cultura radicalmente diferente a la del capitalismo y las viejas estructuras reaccionarias, eliminando prejuicios absurdos, combatiendo la ignorancia, apoyando el desenvolvimiento del pensar con valores colectivos –porque el ser humano es gregario, y solo la unidad del conjunto construye civilización- a diferencia del individualismo capitalista, que aspira a la barbarie, generando 36
condiciones de autodestrucción constante. Siguiendo estos lineamientos, podemos decir que, la educación complementaria, sin distinciones de raza o sexo, apunta al desarrollo de todas las esferas de la creación humana, de la razón; en el ámbito de ciencias, deportes, artes, humanidades, filosofía. -ESTADO
El Estado debe definirse como una construcción política, materializada por el sector o clase social dominante e imperante de la época. Por ello, puede existir perfectamente un Estado oligárquico o un Estado socialista, monárquico, feudal o capitalista, etcétera.
No debe comprenderse al Estado, según idealismos como el hegeliano, cuyo planteamiento lo describe como: “la marcha de Dios sobre la tierra”, y el máximo grado de civilización humana. Tampoco las concepciones idealistas reaccionarias del evolucionismo vulgar, que metafóricamente, exponen al Estado como un organismo inmutable, o un cuerpo omnipotente. El Estado es una herramienta, un Estado-histórico, comandado por un Gobierno, que mediante
diversos
aparatos
ideológicos
e
instituciones,
tomando
en
consideración las condiciones materiales de la historia, definen el porvenir de una región determinada y su población (entendiéndose que el poder del Estado existe dentro de una zona geográfica específica).
Al ser el Estado, una construcción política sujeta a numerosos cambios históricos, -no escapando a las contradicciones internas de las sociedades humanas-, éste puede mutar o ser desarticulado, imponiendo otro Estado en su lugar. Ejemplos de este cambio político radical; podemos verificarlo en la revolución
francesa,
donde
el
Estado
absolutista,
es
reemplazado
procesalmente por un Estado republicano de asamblea popular, en el cual la soberanía de la nación-estado recae en el pueblo, y no en un rey unipersonal. También durante la revolución soviética, en la que el Estado despótico-zarista unipersonal, fue reemplazado por un Estado socialista de soviet. De ahí, el hecho verídico de que, un Estado pueda ser derrocado por medio de una 37
revolución, una guerra civil, o incluso una guerra externa (la revolución violenta, fagocitada por la debilidad institucional y su deslegitimación).
Se plantea que el capitalismo genera las condiciones para la destrucción de su propio Estado, pues al existir pocos individuos con gran poder de capital, y enormes masas sin más bienes que su fuerza de trabajo y una renta de supervivencia, bastaría la organización política de los explotados por medio de un destacamento avanzado, para derrocar el Estado explotador en favor sus intereses comunes, construyendo una patria nueva. Para evitar ese derrocamiento, el Estado capitalista, se vale de numerosos aparatos ideológicos, que operan en una súper-estructura, incluyendo en la cultura, como los medios de comunicación, la educación individualista, el fomento de la competencia separatista, el consumismo, la moral de la religión y otros.
Los patriotas anti-capitalistas y anti-imperialistas modernos, han visto en el Estado popular y patriota (dirigido por la soberanía de la clase popular), un cerco de defensa realista, frente a un mundo controlado por la hegemonía capitalista-liberal. Desarticular el Estado en esas condiciones, con la existencia global del imperialismo capitalista-belicista, sería un suicidio inmediato. Se comprende así, al Estado como una herramienta, una construcción política, o una vía para sociedades futuristas.
Existen
corrientes
idealistas,
individualistas,
utópicas,
tribalistas,
anti-
socialistas, anti-patriotas (comunidad), que no comprenden las realidades materiales de la época, y exponen por medio de ideas vulgares, y un reduccionismo de binomio: “Estado/individuos”, o “Estado/mercado”, una desaparición inmediata de todo tipo de Estado-opresor; considerándolo opresor del individuo, de la propiedad privada, o del mercado (los liberales con fe suprema en el mercado), haciendo apología al Estado salvaje de naturaleza, o arcaísmos totalmente descabellados. Propuestas totalmente inútiles frente al imperialismo capitalista, o abiertamente pro-capitalistas.
-GEOPOLÍTICA MULTIPOLAR 38
La Geopolítica se define como el estudio e historia de los pueblos en relación con el entorno geográfico que ocupan, además de los factores culturales y económicos que les caracterizan. Cuando mencionamos lo "Multipolar", nos referimos a la propuesta de la Cuarta Teoría Política -que el Círculo Patriótico estudia-, para superar la actual hegemonía liberal global unipolar; que se habría consolidado con la caída de la URSS. Este proceso se llamó globalización, es decir, un mundo de fronteras abiertas, movilizado por el mercado, la inversión y exaltación del individuo como sujeto histórico, ideológico y exponente único de la libertad, "liberty", -el consumidor-, habiendo superado la época del mundo bipolar Post-Segunda Guerra Mundial y de las patrias. El Mundo Multipolar se expresaría en la geografía de los grandes espacios o el soberanismo continental; es decir la existencia de continentes fuertes, con alianzas nacionales, soberanos y no dominados por ninguna clase de colonialismo e imperialismo. Cuya "Diplomacia de las civilizaciones", superaría todo chovinismo barbárico, racismo, imperialismo y las guerras emergentes. Hoy existe un mundo unipolar de hegemonía liberal, cuyo centro de gravedad sería Estados Unidos, la UE y la OTAN, con múltiples satélites en otros países. Nos parece pertinente detallar el estudio que la Cuarta Teoría Política hace de la disputa entre las denominadas Telurocracia y Talasocracia. La Talasocracia (Gobierno o dominio del Mar) encarnaría en las civilizaciones cuya política y economía tendrían como base el dominio de los mares, el comercio marítimo, fluidez constante de mercancías, la exportación y la importación, erigiendo Estados descentralizados, y con ello el expansionismo que, toma forma política en el colonialismo, e ideológicamente en el liberalismo. Representantes de la Talasocracia serían EEUU o Inglaterra, pues su dominio del Océano atlántico resulta su pilar de poder. La Telurocracia por el contrario (dominio de la tierra), se refiere a pueblos, naciones y civilizaciones con un fuerte arraigo de la tierra, las costumbres, surgimiento de milicias para la defensa, fuertes lazos de comunidad, culturas de fronteras cerradas, potente sentido de la soberanía y patria; surgen aquí los nacionalismos, tradicionalismos, socialismos, comunismos o reivindicaciones 39
religiosas ancestrales varias. Ejemplos de grupos humanos telurocráticos serían; Rusia, Corea del Norte, Alemania, los países de América del Sur, varios de Oriente Medio, etc. -GLOBALIZACIÓN La Globalización es la etapa culmine de un proceso capitalista, histórico y complejo, caracterizado por la integración de las economías locales a una economía de mercado mundial donde los modos de producción y los movimientos de capital se configuran a escala planetaria, cobrando mayor importancia el rol de las empresas multinacionales y la libre circulación de capitales, junto con la implantación definitiva de la sociedad de consumo.
La cultura de la globalización se caracteriza por ser un proceso que interrelaciona las sociedades y culturas locales en una cultura global (aldea global). Llevado a la práctica, esto se ha traducido en una tendencia a la asimilación "occidental" o predominio de la cultura hegemónica del mundo anglosajón, por sobre la variedad de culturas e identidades locales. Hablamos de un occidentalismo expansivo y universalista, que se presupone como civilizador y moderno, frente a otros pueblos, a los que considera bárbaros, salvajes o atrasados, por ende, se atribuye el derecho de intervenirlos y gobernarlos de diversas maneras.
En lo tecnológico, la globalización depende de los avances en la conectividad humana (transporte y telecomunicaciones) facilitando la libre circulación de personas y la masificación de las TIC y el Internet.
En el plano ideológico, los valores colectivistas comunitarios y tradicionales van perdiendo terreno ante el individualismo y el cosmopolitismo de la sociedad abierta, puesto como dijo el mismo Hayek: “La sociedad no existe, solo existen individuos viviendo y trabajando”. No se debe confundir globalización con internacionalismo, siendo que este último, es parte de una geopolítica 40
absolutamente compatible con la soberanía estatal fuerte y delimitada, tomando forma con la cooperación entre naciones soberanas dirigidas por sus pueblos trabajadores.
La globalización se construye como efecto del imperialismo, erigiendo la etapa superior del capitalismo liberal. No obstante, dentro de los grupúsculos de tercera
posición,
-los parias ideológicos-
y
demáses
"nacionalismos"
reaccionarios que niegan la lucha de clases, se suele disociar la globalización del capitalismo para condenar al primero como origen de todos los males (summum malum), adoptando, en cambio, una actitud más conciliadora, silente o más tolerante frente al segundo. De este modo no pasan de ser meros distractores,
distorsionadores
pro-burgueses
(no
buscan
destruir
definitivamente las oligarquías), frente a la auténtica lucha del pueblo chileno por su soberanía económica la cual es necesariamente una lucha anticapitalista y anti-imperialista. -HEGEMONÍA CULTURAL
La palabra “Hegemonía” deriva del griego “eghestai” verbo “eghemonero”, cuyos significados son guiar, conducir, dirigir, comandar, ser jefe, ser guía. Aplicada a un contexto social y geográfico determinado puede abarcar los más variados ámbitos; económicos, sociales, armamentistas, etc. En términos de politología, la hegemonía cultural es la ideología dominante, social y universalmente aceptada por una comunidad organizada, impuesta y fomentada por el poder político mediante sus aparatos ideológicos (los mass media, el arte, la educación pública, la costumbre familiar, la religión, etc), con el fin de resguardar la seguridad de la clase dominante (rol ejercido por la burguesía).
Gramsci hace usanza de la hegemonía cultural (superestructura) para estudiar el control político que realiza la burguesía sobre la clase obrera; en ese sentido, Gramsci indica que la cultura como fenómeno mutable, no debe entenderse como sacra, divina o eterna (por ejemplo los valores religiosos), 41
especulaciones metafísicas- sino como un artificio, un mecanismo de control político histórico, ante el cual, la clase proletaria también debe desarrollar una cultura de clase, fundamental para la emancipación. De aquí que se diga, que el poder político solo existe en la medida que se ejerce, no basta que se garantice con tinta, por ende el avance cultural (horizontal) de los explotados, puede debilitar e incluso destruir, el poder hegemónico vertical. Gramsci, concibe al fenómeno de la hegemonía cultural como “La dirección político – ideológica de un amplio arco de alianzas logradas a través del consenso, donde el articulador de este consenso representa un conjunto de ideas heterogéneas que no son una suma de demandas distintas, si no, una amalgama materializada en un proyecto político ideológico que le da consistencia”. La “cultura” (de “cultivar”, inherente al ser humano), es un fenómeno material y mutable, sujeto a los mismos cambios físicos de materia. Dentro de lo que se denomina cultura, existen ideas, tradiciones, costumbres, formas de vida, formas de relacionarse entre las personas, variados resultados propios del desarrollo en el tiempo de un determinado grupo humano, educación, etc. Una de las definiciones más precisas, que ha sobrevivido en el tiempo y la modernización es la propuesta por Edward Tylor: “La cultura o civilización, en sentido etnográfico amplio, es ese todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre en cuanto miembro de una sociedad”. Cuando hablamos de “Hegemonía cultural”, decimos que el poder político dominante, tiene la supremacía de la construcción del fenómeno de la cultura en una sociedad, y lleva adelante las directrices. Es también una división de influencias, puesto que la hegemonía de la cultura jamás es totalmente absoluta, puesto que además de quien ostenta el poder político, habrá otras influencias externas (propias de la sociedad civil, o de injerencias aledañas a la comunidad) que interfieren en el proceso de construcción cultural. Nos queda en evidencia, que la hegemonía cultural ejercida por el Estado liberal-burgués (en la actualidad), no tiene un carácter permanente, sino 42
mutable, y así debe comprenderlo la clase trabajadora, la cual políticamente organizada debe construir la cultura de clase, esencial tanto para conquistar el poder político –y ejercerlo- de manera efectiva. -HISTORIA
La historia es una disciplina metodológica y una ciencia social que estudia el pasado mediante la investigación y la recopilación de fuentes primarias y secundarias. La historia es una herramienta propiamente humana, pues en los albores de la humanidad ya se encontraban pinturas rupestres realizadas con la intención de legar memoria, perdurar en el recuerdo de las generaciones venideras, por tanto, la historia ha sido de forma transversal y variada en múltiples pueblos y orígenes, una herramienta característica e intrínseca de la especie humana, tendiente a conservar los recuerdos del pasado. Podemos afirmar que antes de la humanidad no hay historia, sino la pre-historia.
En Occidente se considera que el padre de la historia es Heródoto de Halicarnaso, pues fue el primero en estudiar seriamente, investigar y recopilar información sobre las guerras en Grecia y Persia. Existen numerosas escuelas historiográficas, que emplean diversos métodos con objeto de estudiar el pasado de la forma más precisa posible, con fuentes irrebatibles y una posición alejada de todo subjetivismo personalista. En ese sentido, la ética de la historia se resumiría en buscar la verdad del pasado. Cuando la historia se vuelve subjetiva o no tiene fuentes de sustento, se considera especulativa, falsa, un cuento, poco seria y blanco de refutación.
La filosofía de la historia se dedica a cuestiones más complejas dentro de la misma, como el significado de la memoria o del tiempo. Se pregunta si acaso existen motores primarios de la historia. Los acontecimientos de la historia pueden ser muy semejantes, pero jamás se repiten de forma exacta, eso es imposible. En esa vía, el estudio detallado del pasado nos sirve para comprender la realidad del presente ya que encontramos los antecedentes que han derivado en el porvenir. Por consiguiente todo revolucionario, es decir, 43
quien pretende transformar de manera radical una realidad determinada, debe conocer minuciosamente su propia historia.
En Chile, la historia catalogada como reaccionaria, siempre tuvo como vertiente el subjetivismo conservador o chauvinista, exaltando o demonizando episodios políticos, gobernantes o guerras externas, entre otros, alejándose de toda objetividad. Ya en el siglo XX, con el desarrollo de la historiografía positivista, la escuela crítica o la historia social, el estudio de la historia se tornó más sofisticado en el sentido, de abandonar cuentos o relatos románticos, apostando por una revisión profunda de la realidad del pueblo, de la cultura o la economía en un momento histórico determinado. La historia reaccionaria solo se limitaba a describir transiciones de gobiernos, periodos políticos, sin adentrarse en la cotidianidad del pueblo, pues el pueblo para ellos era simplemente la masa humana arrastrada por el direccionismo de una política particular. Las revueltas según los historiadores reaccionarios, son un exabrupto, un mal depravado ante el orden existente de la época, puesto que estos desconocen la ciencia social y las profundas contradicciones que existen en el seno de las sociedades jerarquizadas como la chilena. La dialéctica histórica comprueba que la confrontación de los opuestos tiene como resultado el desenvolvimiento de los sucesos.
Entonces, un pueblo debe defender evidentemente su historia, recuperarla o revivirla si ésta ha sido tergiversada o borrada por tiranos u oligarquías. Ya que si la historia permite una comprensión panorámica del presente real recopilando experiencias varias, aquella comprensión es el primer paso para poder modificar las condiciones materiales (praxis).
Mientras la oligarquía necesita mitos históricos de papel para salvaguardar su poder, el pueblo debe ejercer la fuerza demoledora de la ciencia histórica basada en verdades irrefutables y amparadas en fuentes. Identificando las contradicciones, los puntos de crisis, las debilidades de la estructura política, el empirismo social de la antigüedad, pueden corregir errores o prevenir de antemano ataques y boicots contra el poder popular.
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-IDEALISMO
El idealismo es una tendencia clásica de la filosofía dividida en dos grandes vertientes: El idealismo subjetivo, que plantea conocer el mundo desde las percepciones, sensaciones e interacciones propias del individuo, y el idealismo objetivo, que expone la existencia de consciencias impersonales, como espíritus universales, leyes o entidades omnipresentes anteriores incluso a la naturaleza y el hombre. En principio, sostiene que la naturaleza es una mera prolongación de la consciencia, y que la realidad y los objetos son consecuencia de las ideas. Uno de los aspectos principales del idealismo, es sostener que la realidad es una construcción de la mente, o sea, que los objetos no pueden tener una existencia, mientras no haya consciencia de ésta.
La tendencia filosófica contrariada del idealismo es el materialismo, el cual afirma que la existencia de las entidades es independiente, por lo cual no influyen en estas las ideas o la mente. La consciencia en el materialismo sería entonces, una forma muy desarrollada de la organización de la materia, y los sujetos vivirían en coexistencia con la realidad material del mundo en el que se encuentran eyectados, mundo que padece de transformaciones constantes.
El idealismo como dijimos, es una tendencia que ha estado presente en la filosofía desde los albores de la antigüedad, sin embargo pervivió, se desarrolló y fortaleció durante la edad media (teología, consciencias universales, creacionismo, transmundanismo, dogmatismo divino, etc), perviviendo y radicalizándose en la época moderna, por medio de su versión especulativasubjetivista, alcanzó su máxima expresión con el surgimiento del liberalismo económico, la apología del individuo como sinónimo de libertad comercial, y el mercado como dogma total.
En la actualidad global, es común percibir la supremacía de las tendencias idealistas esparcidas por la sociedad y la cultura, en los medios de comunicación masivos y en redes sociales, películas y documentales. Estas van desde el sostener que las ideas por sí solas pueden modificar el mundo,
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hasta afirmaciones pseudocientíficas y subjetivas que sostienen que la realidad puede alterarse con el poder de la voluntad de la mente y los deseos intrapersonales (entiéndase ley de atracción, vibraciones, universo consciente, etc.); aprovechando para su proliferación, la desesperación y dudas que surgen en individuos con problemas de tipo económico, afectivo y laboral, entre otros clásicos del capitalismo tardío. El mercado aprovecha ampliamente las tendencias idealistas y el relativismo subjetivo para vender productos “milagrosos”, principalmente documentales, libros y seminarios; muchos de éstos, prometen obtener un buen futuro económico o sentimental, un secreto para obtener algún tipo de deseo, y un sinfín de historias, las cuales son caldo de cultivo para estafas piramidales y publicidades engañosas.
La exacerbación del idealismo-subjetivo (liberalismo) que genera una desconexión del individuo con los procesos sociales, históricos y políticos, resulta un arma perfecta para grupos de poder que buscan atomizar la organización de los pueblos. En politología, el idealismo se manifiesta cuando sostiene que existen tantas verdades respetables como individuos existan; lo anterior deriva en un relativismo, que finalmente termina por desmembrar el entendimiento de los procesos políticos comunitarios, además de evitar la acción bajo un marco científico y realista.
Las ideas, cualquiera que éstas sean, se encuentran insertas en un medio material bastante complejo. Así mismo, las relaciones que existen entre las ideas y la cultura, así como entre éstas y los factores geográficos, biológicos y materiales, son objeto de constante investigación por los científicos de varias disciplinas diversas. Generalmente el surgimiento de una idea es la consecuencia final de un proceso complejo con profundas causas materiales en estrecha relación con factores culturales. Así mismo, en el campo de las transformaciones sociales, económicas y políticas, las ideas son meros disparates, si no comprenden la realidad concreta y no poseen la capacidad de remover la consciencia en aras de la transformación material. Si el hombre puede transformar la materia para su beneficio, los pueblos pueden transformar la esclavitud en libertad, la opresión en soberanía, puesto que si existe la corrupción también existe la justicia, y si existe el yugo, también existe la 46
liberación, tal como lo demuestra la historia. Grandes imperios han sido reducidos a cenizas, y sociedades tribales se han convertido en imperios. Poderosos credos que se proclamaban las más grandes verdades totales del universo se apolillan en libros de estantería, y nuevos credos que otrora se tenían por sectarios y extravagantes, han conquistados épocas por medio de una compresión realista de la materialidad, emprendiendo metodologías efectivas para la direccionar la transformación.
La política y la economía no escapan a la influencia idealista y de la especulación metafísica. Es bastante común oír afirmaciones tales como: “El mercado se regula solo”, como si el mercado fuera una entidad separada de los procesos sociales, culturales y económicos en general; lo anterior demuestra una clara ejemplificación del idealismo exacerbado, ya que está más que demostrado que el mercado y economía obedecen a procesos productivos, de transformación de materias primas, inversiones y una serie de factores totalmente planificados.
Es normal que personas, -generalmente ingenuas o de carácter inmaduro-, sean idealistas. Las propias experiencias de crecimiento y madurez debiesen demostrar que en la vida no bastan las ideas, no concepciones ideológicas del fuero interno para transformar el mundo; se necesita teoría fecunda (comprensión e interpretación de la realidad) y con eso metodología (acción), por tanto, la Praxis es teoría accionaria, no hay diferencias entre teoría y acción, son parte del mismo proceso. La vida exige movimiento, exige entrenamiento y análisis de la realidad, junto con acciones concretas que nos lleven a materializar un programa, hacer del verbo carne El idealismo por sí solo, es solo disparate y divagación soñadora, destinado a quedarse entre salones de academias burguesas, o transformarse en mercancía para incautos. -INDIVIDUALISMO El individualismo se puede definir como una característica normativa, valórica y/o ética presente en diversas corrientes filosóficas, políticas o ideológicas, que
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pone en primacía al Individuo por sobre consideraciones de tipo sociales o comunitarias.
Como su antónimo encontramos al comunitarismo, que pone a la comunidad por sobre el individuo. En ese sentido, éste se basa efectivamente en la realidad antropológica que ha dado origen a la humanidad como la conocemos actualmente. Es por esto que el individualismo es más bien una abstracción, puesto que lo que comúnmente se denomina como “individuo” siempre es el producto de un régimen social concreto. Expresiones ideológicas de este hecho pueden ser encontradas en diversas escuelas de pensamiento. Por ejemplo, el filósofo alemán Karl Marx define al hombre como un ser social, producto del desarrollo de la sociedad.
En ese mismo sentido, cada persona llega a ser lo que es gracias a un proceso de socialización que comienza en el momento en que se nace (o incluso antes). Por lo tanto, todo lo que la persona necesita para vivir y desarrollarse es proveído gracias al trabajo de quienes constituyen la comunidad en la cual éste está inserto. Así mismo, toda acción de esta persona afectará a su entorno, por ende, al resto de su comunidad, y así viceversa. Cualquier abstracción individualista que se proponga como principio normativo, y en especial en los ámbitos políticos y económicos, entrará en contradicción con esta realidad.
Históricamente, el individualismo como fundamento ideológico-político, probó ser de beneficio a las clases burguesas como una estrategia útil para justificar metodológicamente el predominio de la propiedad privada como una extensión del individuo, y, por ende, la primacía del interés individual sobre cualquier consideración colectiva o comunitaria. Al afianzarse la burguesía como clase dominante, la prédica del individualismo adquiere un carácter cada vez más preponderantes, llevando a extremos antihumanos, sirviendo de justificación ideológica de las relaciones de la explotación capitalista. Esto puede verse expresado en las principales ideologías liberales, las que incluso presuponen que el individualismo es una parte esencial de una supuesta “naturaleza humana inmutable”.
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El individualismo también es pernicioso en términos epistemológicos. Toda producción de conocimiento es una tarea social y comunitaria por naturaleza. El mejor ejemplo de esto es la ciencia, que se fundamenta en la existencia de una comunidad de investigadores e investigadoras cuyo trabajo conjunto lleva a la generación de nuevos conocimientos que se están permanentemente poniendo a prueba. En esta empresa, cualquier sesgo personal se ve diluido por la intersubjetividad que emerge de una comunidad con objetivos comunes. Solo a través de ésta y su constante crítica es que los mejores conocimientos son seleccionados y permanentemente perfeccionados. Sin colectividad no es posible la objetividad. Es por eso que cualquier proyecto o idea que proclame la “búsqueda individual de la verdad” debe ser rechazado inmediatamente, pues entra en contradicción con las mismas bases del conocimiento humano. Proyectos individualistas como estos solo pueden ser calificados de sectarios, aislacionistas, contrarios al desarrollo y, por ende, a los intereses del país y el pueblo. Su único aporte será la ignorancia, contribuyendo de esta forma a prolongar el orden de cosas actual.
Dentro de las críticas más radicales contra el individualismo podemos encontrar el pensamiento de Martin Heidegger, que ha sido posteriormente rescatado y contextualizado en un contexto geopolítico por Alexander Dugin en su obra La Cuarta Teoría Política, quién llega a afirmar que “El Ser humano es todo menos individuo”.
El individualismo en términos políticos, sociales, geopolíticos, económicos, valóricos y materiales en general es incoherente con la realidad, con el desarrollo histórico humano y con el funcionamiento de la sociedad en general. No puede concebirse al individuo desconectado de su entorno social, por lo que cualquier ideología, posición política o proyecto social que contenga al individualismo como parte de sus fundamentos, debe ser descartada, no solo por consideraciones éticas y valóricas, sino que por su misma desconexión con la realidad social.
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-INDUSTRIALIZACIÓN SOSTENIBLE
Cuando hablamos de industrialización sostenible, nos referimos a un proceso dual. Por una parte; exponemos la creación de una industria nacional impulsada en mayor medida desde el Estado, para asegurar el control del impacto ambiental ocasionado por la misma, y por la otra, comprende la modernización de la industria existente (La cual es pequeña, de esencia mercantil y en general privada). Este proceso de industrialización / modernización debe presentar necesariamente un enfoque sostenible, refiriéndonos con esto a:
Un proceso de industrialización que tenga por objetivo la satisfacción de las necesidades nacionales del presente, sin comprometer las necesidades nacionales del futuro (cuidando la renovación de recursos y el impacto ambiental). Buscando la modernización de las estructuras productivas existentes con el fin de reducir lo máximo posible las emisiones contaminantes de los procesos económicos.
Para ello, es necesario el financiamiento y estímulo de la investigación científico-ambiental desde el ámbito público, pues solo un Estado planificadordesarrollista, puede asegurar la sostenibilidad del proceso. Por el contrario, la burguesía como salvaguarda del sistema neoliberal, buscará la máxima utilidad individual de la explotación de los recursos; metodología completamente contraria al desarrollo sostenible. Como problema principal de aquel modo de producción, se nos presenta la no retribución ni remedio del daño causado. No puede entenderse industrialización sostenible separada del impulso y control estatal.
Debemos mencionar que la industrialización no debe ser en ningún caso un enunciado taxativo, en el sentido de solo limitarse a crear industria, pues necesariamente, debe fomentarse el desenvolvimiento procesal de ésta, agregando valor a la producción, y así, mejorar las utilidades, los sueldos de los trabajadores vinculados, el aporte hacia la comunidad local donde se
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desarrolla la actividad económica, la contribución a los recursos fiscales (aspectos ignorados en gran medida, si analizamos la legislación nacional en el ámbito práctico del funcionamiento de industrias), etc.
De igual forma, un proceso de industrialización sostenible ha de considerar, la recuperación de los espacios dañados por las actividades económicas del pasado y del presente, revisar la legitimidad de la adquisición de dichos espacios y ejercicio de la actividad, derogar leyes dictatoriales, profundizar la legislación existente, subsanar problemas interpretativos de vaguedadambigüedad, y finalmente, utilizar la herramienta de expropiación cuando fuere pertinente, para asegurar la sostenibilidad posterior de los procesos.
Es necesario aclarar que, el plan nacional de industrialización sostenible y desarrollo, considera de manera inevitable, un nivel de intervención sobre el medio ambiente, pero controlado, minimizado y amparado en estudios científicos, en contrariedad con la explotación ilimitada de la usura monopólica privada. Esto supondrá un desafió de medio-largo plazo para alcanzar un nivel de sostenibilidad adecuado, que satisfaga las necesidades económicas nacionales.
Por último, plantear la comprensión del carácter interdisciplinario de un desarrollo sostenible, por ende, de un proceso de industrialización que requiere profesionales y especialistas de distinta índole, para alcanzar la perspectiva integral que demanda acercarnos al nivel de expectativas económicas del país y resguardo del medio ambiente, manifestando especial consideración con las especies endémicas de flora, fauna o funga, las cuales forman parte del patrimonio e identidad nacional, constituyendo interesantes fuentes de estudios a posteriori. -JUSTICIA
Cualquier letrado e incluso personas no relacionadas con el estudio de las ciencias jurídicas, podrían definir la ley, remitiéndose al Código civil
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correspondiente, pero pocos son quienes se aventurarían a exponer una definición de la palabra “justicia”. Etimológicamente se acepta que justicia proviene del latín “ius”, es decir “lo justo” (esto por cierto, no nos responde la mayoría de las dudas). También se especula que justicia es una derivación de “Júpiter”, entendiéndola como un regalo divino (no muy creíble debido a que los romanos sabían diferenciar bastante bien el derecho de los hombres de las cuestiones religiosas). El positivismo de Kelsen, definiría la justicia simplemente como “el deber ser” dentro del imperio de la ley normativa, porque la ley tiene una potestad indiscutible que rige dentro de un determinado contexto histórico. Pero esto nos da espacio para el mero relativismo o entendimiento de la justicia como una consecuencia instrumental y utilitaria del poder social dominante, es decir, por ejemplo, dentro de una realidad capitalista donde las leyes mantienen la explotación y la permanencia de usureros, la justicia se remitiría al imperio de la ley en la época.
Por tanto el iuspositivismo no suele ocuparse de preguntas como ¿Puede ser injusta la ley? Porque para el derecho positivo la justicia existe en la medida que se promulgan leyes.
¿Cómo podríamos entender la justicia? ¿Existe alguna conceptualización de justicia que pueda extenderse a todos los tipos de justicia que suelen clasificarse, sea justicia social, económica, penal, etc? Sostenemos que sí, pues en términos filosóficos, políticos, sociales y civiles (polis), la justicia se entiende como la perpetuación y ejercicio de la equidad comunitaria, esto es, un sistema político-social exitoso, donde no existan diferencias ni distinciones privilegiadas entre ciudadanos, cuyo fin es construir el porvenir en conjunto (república auténtica). Por el contrario, cuando hablamos de un sistema injusto (como el capitalismo liberal), nos referimos a ordenamientos que facilitan el parasitismo de grupos sociales en desmedro de otros, aquel salvajismo donde los mercaderes y banqueros imponen sus lógicas y métodos de negocio lucrativo en cada uno de los aspectos de la vida. Triunfa la depredación del
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hombre por el hombre, la trampa, el individualismo, conduciendo a la barbarie, la falsa existencia.
Se puede afirmar que cada pueblo tiene su justicia con particularidades, en el sentido de que aquella rige sobre la comunidad, y que incluso no se impone necesariamente desde un ordenamiento jurídico estructural, sino que surge desde dentro, de la profundidad cultural-histórica de la propia colectividad. De ahí que la falsa justicia que privilegia a los usureros, corruptos y adinerados debe ser hecha trizas. Los grandes revolucionarios de todos los tiempos, los campeones de los pueblos, han tomado en sus manos las leyes injustas y las han despedazado. Los ladrones de la soberanía, los corruptos ilegítimos, los tiranos farsantes, los vendedores de elixires, han sido decapitados y expropiados en nombre de la justicia popular. Si la injusticia de unos pocos reina, los pueblos deben emprender la rebelión.
Por ello, la justicia como decíamos, tiene como esencia la equidad comunitaria, la abolición del oscurantismo de las sanguijuelas y explotadores, en pos de la conquista de la vida plena fraterna. La equidad comunitaria se extrapola en la justicia social, la justicia civil y penal, la justicia moral, entre otras, tomando significado y rigiendo el verdadero imperio del derecho dentro de una vida en comunidad. La justicia como concepto auténtico solo puede tener existencia si los pueblos son soberanos de su realidad, de su tierra trabajada, el producto íntegro de su trabajo y de la libertad conjunta.
-KILTRISMO La palabra “kiltro” o “quiltro” (posiblemente originaria del mapudugun), es utilizada en Chile para referirse a los perros sin linaje ni raza conocida, abarcando a su vez un significado histórico-social y de identidad mucho más profundo, extendido a la realidad de la comunidad popular, fraguada por una histórica transculturización.
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Durante el Estallido Social de Octubre de 2019, se exaltó la figura del Perro negro matapacos como símbolo identitario de la revolución. Se tomaron elementos reciclados de la cultura globalizada, como caricaturas (Gokú, Spiderman o Pikachú), marchando junto a personajes típicos de Chile, como Papelucho, los jugadores de Barrabases y Condorito, portando banderas tricolor, negras y mapuche, en una fuerza numerosa ante la crisis de legitimidad y de representatividad (factores que predicen la fase terminal de un sistema), descartando el peticionismo, optando por la Acción Directa (organización comunitaria externa a toda directriz del Estado), manifestando no solo descontento contra el gobierno, sino contra el modelo, exigiendo su derecho natural a ejercer la soberanía. ¿Qué significa todo este fenómeno en términos de identidad popular? La historia social ha estudiado a los “rotos” y “guachos” como sujetos sociales característicos del pueblo chileno. Los rotos son pobres de origen mestizo variado, y los guachos, aquellos hijos rechazados por el padre, o con desconocimiento de la identidad del padre o la madre. El historiador Gabriel Salazar declaró, durante el Estallido Social (2019), que la Historia definitiva del pueblo chileno no se ha escrito todavía; ya que este pueblo nació sin territorio, sin memoria, sin lenguaje propio. Los hijos del pueblo no eran sujetos de derecho, pues el derecho real español sostenía leyes para hijos reconocidos y peninsulares, descendientes de españoles, indígenas y hasta para esclavos, pero
no
para
mestizos,
ni
guachos,
produciendo
toda
una
cultura
transgeneracional, pisoteada, despreciada, que desconfía y rechaza la estructura occidental política y cultural (Aquellos vacíos de reconocimiento del guacho-mestizo, abarcaron desde finales del siglo XVI y hasta el siglo XX, con la dictación del Código del trabajo y la tardía eliminación del Código Civil, de las diferencias entre hijos legítimos y no reconocidos).
El filósofo Sartre se refirió al bastardismo (existente en todo el continente), como propio de aquellos que, al desconocer su pasado, su progenitor y su historia, se ven obligados a forjar su propio porvenir, deben construirse a sí mismos en base su realidad vivencial, peleando contra toda una serie de estigmas sociales (Como Eva Perón y su lucha contra la rancia oligarquía 54
argentina). Para Nietzsche en su nihilismo vitalista – si las cosas no tienen un sentido ni significado divino, entonces todo puede ser creado-.
Por el contrario; la oligarquía mercantil, siempre manifestó un interés vehemente por reconocerse por medio de linajes, pedigree y misticismo de la sangre, buscando asemejarse a la nobleza europea o al anglosajón gringo. La historia de la “clase patricia” chilena es radicalmente opuesta a la clase popular, explayándose aquello en una contradicción que solo puede resolverse por medio del conflicto, como si hubiesen dos tipos de chilenos; los privilegiados por un lado y los despojados de su propia historia y hasta de la vida por el otro. El cura obrero Mariano Puga dijo sobre el estallido: “el pueblo tiene derecho a destruirlo todo, porque todo le han destruido”.
Existe una curiosa burla popular dirigida a personajes de clase social acaudalada, que dice que los “cuicos” son hijos de primos (costumbre oligarca oscurantista de casarse entre familiares, para no disminuir el patrimonio o conservar linajes), haciendo alusión a una escasa inteligencia o deformidades físicas (como los decadentes reyes españoles, evidentemente afectados por la endogamia). Los perros con “pedigree”, también sufren de una serie de problemas congénitos; oculares, musculoesqueléticos, tumorales, diferentes tipos de cáncer y respiratorios, entre otros, en comparación con la resistencia, adaptabilidad y viveza de los kiltros. La naturaleza parece no tener misericordia con lo pétreo; el agua estancada se pudre, en contraposición al movimiento, que posibilita la vida.
Lenin se refirió a la Tradición Revolucionaria de los pueblos, y el nuestro la tiene. Ya mencionamos, que este pueblo nacido en el curso ingrato de la historia, y obligado a construirse de la nada, desde la contradicción con las clases dominantes y su sangre rota, originando una resistencia, que rompe con aquella ilusión de sumisión con la que se pretende caracterizarlo. Surgen los bandidos populares, los mestizos revolucionarios como Alejo, los campesinos alzados que asaltan la hacienda. Instinto de subversión, que se agudiza, y busca ser aplastado por los poderes de la oligarquía. Durante la historia de Chile han ocurrido más de 23 masacres propiciadas por el Estado de Chile 55
contra el pueblo, lo que demuestra la existencia de dos fuerzas contrapuestas (oligarquía y pueblo).
El Estallido social fue solo un pequeño destello del rayo, un grito de guerra rompiendo la ilusión del silencio. El pueblo de Chile, el proletario, aún no ha exhibido su verdadero descontento, ni desatado su potencial tradición revolucionaria (articulada), con la que, este pueblo desarrolla la praxis. El pueblo ahora es más fuerte y furioso; cesantes ilustrados, deudores, mujeres empoderadas, artistas callejeros, estudiantes, pensionados, pobladores, se movilizan. Sólo la cohesión de la clase popular, puede culminar la patria inacabada de la que predicó Recabarren, y la emancipación con la que soñaron los próceres del continente. Un lema se hizo conocido durante las protestas: “Pelea como Kiltro”.
-LIBERTAD La libertad se definió en la concepción liberal clásica como: “independencia de la libertad arbitraria de otro”. Es una definición de origen individual de la libertad, donde los obstáculos de la misma, serían las limitaciones que existen respecto de la libertad de otro sujeto. Pero esta definición es incompleta, pues no aborda la alineación histórica impuesta sobre toda la relación humana, condicionando por ende, las formas de convivencia.
¿Existe una libertad esencial en sí o múltiples libertades? Claramente la libertad entendida por nosotros, se origina en el control total de todas las fuerzas alineadas de la humanidad (incluida la dirección popular de la nación). En ese sentido la libertad, tendría dos aspectos: la capacidad de dominar la naturaleza (direccionar), a través del desarrollo de las fuerzas productivas, y también la destrucción del poder de fuerzas sociales alineadas. Es la humanidad la que controla. La historia existe únicamente porque la humanidad es actora y autora de la misma, ejerciendo la praxis colectiva. Es una libertad que domina el porvenir.
56
Por tanto, el pluralismo irracional e idealista de las libertades (azar), pregonado por el liberalismo individualista, sería una farsa, si es que existe al mismo tiempo, una superestructura, que condiciona cada viñeta de la convivencia humana. Así por ejemplo, en el capitalismo liberal, surgen problemas como la enajenación (Se separa a la masa de asalariados, de los productos de su propio trabajo). El producto del trabajo, se transforma en una fuerza independiente a la del productor. Es una esclavitud disfrazada de trabajo asalariado, donde el salario tampoco vale lo producido (usura). La profunda sensación de pesar y depresión de los (as) trabajadores, al concurrir a un lugar de laburo, denota la existencia de un trabajo forzado (nunca se habían registrado tantos suicidios y enfermedades mentales, como en las sociedades liberales de occidente).
Pero el capitalismo disfraza la explotación, con la capacidad de endeudamiento y consumo, con sociedades del espectáculo (forma burda de interpretar la antigua fórmula de pan y circo, que el monopolista Portales chilenizó y brutalizó como; “garrote y bizcochuelo” –sin siquiera circo-). Obviamente, aquello no es libertad, sino un efecto de alineación vertical (¿cómo podría existir libertad de contratar y configuración interna de los contratos entre empleador y empleado, en un modelo donde prima la acumulación irracional y la usura?), aquello se disfraza de “trabajo bajo presión". Así las cosas, la vida humana se condiciona desde el nacimiento a la muerte, en una constante existencia inauténtica. No hay siquiera “libertad de pensamiento”, en un contexto, donde cada dogma del capitalismo liberal, se asume como la realidad indiscutible, desde donde surgen todos los planteamientos e instituciones.
Sin embargo, existen las resistencias horizontales, las mutaciones, la oposición y la contradicción de los múltiples colectivos, la desobediencia civil y la acción directa, respecto de un sistema explotador y corrupto vertical. Se emplea el derecho de rebelión, la organización desde la externalidad absoluta del control del Estado (nuevas formas de relaciones no alineadas), con fines de derribar, dañar o conquistar la estructura. Se observa allí, una voluntad colectiva de praxis (libertad original), que comprende la opresión, y ajusta todas fuerzas 57
contra ella. La libertad manifestada contra la opresión, es también la lucha proletaria por el control de los medios de producción, que de por sí, comprende la conducción del pueblo de la nación, en contraste con la dirección de la oligarquía degenerada y tiránica, que debe recurrir al monopolio de la fuerza, para defenderse de su propia población civil (fracaso del modelo).
-LUCHA DE CLASES Es sabido que dentro de la filosofía se conocen mayormente ciertas frases reduccionistas extraídas de varios filósofos; como: “Dios ha Muerto”, “Pienso luego existo”, “Solo sé que nada sé”, o “Guerra de clases”, etc. Estos reduccionismos llevan a interpretaciones erróneas o creencias populares que se alejan total o parcialmente del pensamiento original del autor referido.
En la fantasía del nacionalismo chileno histórico; ligado al conservadurismo, la fijación europea-occidentalista y la derecha política, el concepto, “Guerra clases”, resulta un invento marxista o judeomarxista para destruir las naciones desde el interior, corromperlas moralmente, debilitar sus instituciones e instaurar una especie de dictadura masónica marxista. Pero lejos de estas ridículas mitologías, el concepto de la guerra o lucha de clases es anterior al surgimiento
del
marxismo.
En el mundo de la filosofía política clásica, el concepto de lucha o confrontación de clases no estuvo ajeno. Nicolás Maquiavelo hace el análisis en su obra Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio: "Yo digo que quienes condenan los tumultos entre los nobles y la plebe atacan lo que fue la causa principal de la libertad de Roma, y que se fijan más en los ruidos y gritos que nacían de esos tumultos que en los buenos efectos que produjeron. En toda República hay dos espíritus contrapuestos, el de los grandes y el del pueblo, y todas las leyes que se hacen en pro de la libertad nacen de la desunión de ambos..."
Esto para explicar la existencia de las clases sociales en una sociedad, y los 58
resultados de los diversos intereses de unas contra otras, resultando así el tumulto, el ruido y el inevitable enfrentamiento. Por ende, el concepto de lucha de clases, no es un invento marxista, sino que se viene abordando desde los inicios de la filosofía política misma. El marxismo lo plantea como base del materialismo histórico; desarrollando la contradicción principalmente; la oposición, y como la agudización de la misma produce la guerra de clases.
En la fantasía infantilista tercerposicionista, las clases colaboran dentro de una nación para construir un proyecto de país (colaboracionismo idealista). Este planteamiento pudo haber tenido cierto sentido en los años 30 del siglo XX, cuando el enfoque de los Estados modernos era consolidar una revolución industrial tardía. Se necesitaba para ello, capitalistas inversores industriales, y trabajadores.
Pero
esto
tenía
varios
problemas:
1-Hacía vista ciega del problema de la explotación, y no tomaba en consideración que el grande capitalista, -el monopolista- no tiene otra patria que su patrimonio y la acumulación constante del mismo, no trabaja para un fin colectivo
como
el
patriotismo.
2-Esta absurda idea del colaboracionismo de clases es aún más desquiciada, cuando hoy en día el capitalismo ha mutado de tal forma, que los empresarios industriales
han
sido
reemplazados
por
macromercaderes
del
retail
internacionales, que incluso tiene facultades de acreedores (por ello la gente pide créditos o líneas de crédito en casas comerciales), fortaleciendo la explotación del pueblo nada más, agrandando la cadena de la deuda. 3-El lema: “camarada es el obrero, camarada es el patrón”, proclamado por el nacismo, es un absurdo en el ahora. ¿Van a ser camaradas de un Lucsik, un Piñera o un Angelini?, incluso si pretendieran negociar, estos jamás perderán, menos por esa vía en la cual son maestros y chantajistas profesionales. Estos sujetos comúnmente tienen más fortuna que todo un país y concentran enormes cantidades de riqueza. Basta una alianza entre ellos para derribar gobiernos
que
se
59
les
opongan.
Entendemos por tanto al mercader internacional, como un apátrida, puesto que su patria es su propia fortuna; no le importa el suelo por el que camine, sino salvaguardar sus negocios. Estos mercaderes terminan financiando los partidos políticos (a cambio de favores) y afianzan la oligarquía. Todos roban un pedazo de la torta y el pueblo termina por recibir lo peor o nada.
Es por ende la oligarquía, una excrecencia parasitaria ajena a la nación, y es el pueblo; el verdadero y único baluarte de la patria y su soberanía. Tiene el deber de ejercer su soberanía, y para ello incluso, emprendiendo la rebelión. Sabido que es que los oligarcas no renunciarían por las buenas a sus privilegios; sólo queda la vía revolucionaria, y la imposición popular. Es la única forma
de
salvar
la
patria.
La organización popular; su oposición a la explotación y su contradicción radical respecto de los intereses de la oligarquía globalista, sólo pueden conllevar
al
conflicto,
conocido
como
lucha
de
clases.
Los mercaderes importadores del retail, son contrapuestos la economía desarrollista, industrial y productivista que pregonamos, para construir un mayor y más sólido mercado interno, con una economía donde los intereses de la
nación
siempre
estén
primero.
Por ello, la guerra de clases es una vía de liberación popular y nacional, contra los oligarcas, globalistas y apátridas, toda vez que el pueblo es la encarnación viva de la patria, sólo el pueblo construye la patria, no así la oligarquía, que es un agente parásito, movilizado para alimentarse en desmedro del país, minando todo proyecto que pueda fortalecer el país, y le arrebate sus privilegios.
En ese panorama, sólo la destrucción de la oligarquía puede significar la liberación de la patria. -MATERIALISMO
60
Es una de las principales metodologías o tendencias dentro de la filosofía, junto con la metafísica. En la actualidad suele creerse aberrantemente, que el materialismo es sinónimo de consumismo, de un comportamiento compulsivo por adquirir cosas materiales, pero nada más lejos de la realidad. El materialismo no es una filosofía moderna, pues tiene sus orígenes en la Grecia Antigua, precisamente en las colonias jónicas. El materialismo de la época (también llamado materialismo espontáneo-primitivo, o de la naturaleza), empleaba la práctica de la ciencia observativa y empírica, junto con teorías subjetivas e hipótesis, para comprender los fenómenos naturales- materiales del entorno. Los clásicos materialistas más renombrados son Heráclito, Anaximandro y Anaxímenes. Por otro lado Epicuro, llegó a estudiar incluso el movimiento de los átomos, y su importancia dentro de la conformación de los cuerpos, junto con explicar procesos de transformación constante del mundo, a los cuales la humanidad también se encuentra sujeta. Así el materialismo, no es un mero corporeísmo (plantear la existencia única de los cuerpos, negando lo intangible), sino una metodología que opera dentro de los parámetros inmediatos de la materia, comprendiéndose esta como lo primordial –sobre la consciencia- para desarrollar el pensamiento y no al revés. No así la metafísica, donde el prima el mundo de las ideas (idealismo), lo cual fácilmente deriva en el disparate no comprobable, en el imaginarismo, el confesionalismo, o en las trampas lingüísticas sin sustancia de fundamento. A modo de ejemplo, dentro de la realidad material, entre dos escaladores que suben una montaña (uno repleto de confianza, fe e idealismo sobre sí mismo, pero cojo), y otro sin ningún idealismo o esperanza sobre sí mismo, pero con grandes condiciones físicas, resulta este último ganador, pues priman innegablemente las condiciones materiales determinantes que posee cada uno. Durante la Edad Media, la filosofía se transformó en un servicio utilitario de la teología, de la especulación metafísica de los orígenes, de la deidad, del alma o espíritu, siendo el materialismo totalmente relegado a las catacumbas, pero perviviendo en el mundo subterráneo. Volverá a resurgir poco a poco, dentro
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de los campos de la ciencia (perseguida a muerte por los paladines de la inquisición). En ese curso histórico, con la conquista del continente americano, la comprobación de la forma esférica del mundo de Copérnico, avances geográficos, el fortalecimiento del modelo heliocéntrico de Galileo y Keplero, el surgimiento del renacimiento, el antropocentrismo y las figuras heréticas como Giordiano Bruno, dan lugar a una revuelta intelectual contra los pilares del teísmo metafísico. El materialismo rebrota como avalancha. La práctica científica comienza a abundar, el interés por comprender los fenómenos materiales del entorno, y dar explicación a todo tipo de hechos naturales. Bacon defendió la experimentación, y Descartes empleó activamente el modelo de materialismo mecanicista. Gasssendi resucitó el atomismo epicúreo. También en Francia, la ilustración, el racionalismo, con figuras como Diderot, Holbach, o Voltaire (materialismo francés), sirvieron de sustento fundamental, para nutrir el proceso revolucionario anti-absolutista, derrocando el poder y la idea de rey con derecho divino. Ya con la revolución industrial y los complejos modos de producción capitalista, junto con la expansión de la explotación obrera; el socialismo científico apareció
refutando,
desentrañando,
corrigiendo
no
solo las filosofías
metafísicas imperantes como la hegeliana, sino también a todos los materialismo anteriores, desarrollando el materialismo dialéctico, que con base en las ciencias naturales, y la creación de las ciencias sociales, estudiaron las realidades materiales de la contradicción, la variación de condiciones, la oposición, las síntesis, la comprobación, y la transformación constante de la materia (contrario al idealismo reaccionario de la inmutabilidad de las cosas). -METAPOLÍTICA
Existen registros sobre este concepto desde el siglo XVII hasta la actualidad, pero no tiene un significado único o dogmático, puesto que se ha interpretado de numerosas maneras, siendo en primera instancia; una definición directamente etimológica que dice: “más allá de”, en este caso, más allá de la 62
política, -o de la ciencia política clásica propiamente tal-, como sucede en el caso de entablar análisis filosóficos, sociológicos, económicos y otros sobre la política en sí. Si la política por sí misma se entiende como la disciplina de gobernar, el orden administrativo de la polis (ciudad), una metapolítica debiera comprender de una forma diferente quizás, la forma de entender o ejercer la política. El concepto también ha sido utilizado para definir la denominada política horizontal, o lucha por la hegemonía cultural, que según Gramsci; constituye una cultura de clase súper-estructural para combatir la súper-estructura cultural impuesta por la clase burguesa dominante, desarrollando una defensa efectiva y un debilitamiento de los aparatos ideológicos de un Estado. Estamos hablando de la batalla del poder organizada desde las bases sociales populares, sin directrices del poder instaurado, y por lo consiguiente, de “otra forma” de comprender y ejercer la política (la conquista del poder desde abajo hacia arriba). De Benoist, define a la metapolítica, no como otra forma de hacer política, sino desde la renovación de un idealismo que expone la importancia de desarrollar ideas que cuestionen o desemboquen en creación, desde las escuelas de pensamiento, por la potencia de remover consciencias, aunque toda idea fecunda, siempre alcanza su desarrollo cuando aterriza sobre el conocimiento real de las condiciones materiales existentes, de lo contrario las ideas fácilmente terminan en disparates. Evidentemente, las formas de reinterpretar la política son variables, y también se someten a las particularidades culturales de los pueblos o las coyunturas históricas. A principios del siglo XX, se vivió la Era del "soldado político" o de los partisanos; una categoría politológica, donde el sujeto literalmente mata o muere por política. Incluso los tímidos se entusiasman y arrastrados por las ideologías revolucionarias con mística, se movilizan al combate. Pero con la democracia liberal, la política toma la forma del negocio, con socios capitalistas y directorios, y por tanto surge la infamia corrupta, las trampas, el interés propio sobre los grandes problemas comunitarios. Algunos incluso creen que la política es un pasatiempo optativo a la que se puede renunciar, 63
cuando en realidad es un deber. Por eso, nosotros comprendemos la metapolítica, como un sistema y metodología totalmente contraria al orden liberal hegemónico imperante (repleto de partidos que funcionan como empresas), de negociaciones turbias que mantienen en el poder a los oligarcas enemigos, cuya sola existencia constituye una perturbación inmediata en la vida del pueblo. Hablamos de una política futurista, no la política de la oligarquía, sino de la política del "nosotros". Esta metapolítica debe existir desde un núcleo donde el pueblo es el soberano y protagonista principal de la historia, para construir el orden vivencial que más le acomode a su propia realidad, con sus propios mandatos y mecanismos de acción directa (sin falsa representatividad).
-MIGRACIÓN Las migraciones humanas han existido desde tiempos remotos, impulsadas principalmente por catástrofes geográficas, búsqueda de asentamientos para la subsistencia,
persecuciones
políticas
o
directamente
por
guerras.
La actual etapa de globalización, la alta movilidad de los capitales y los avances en los medios de transporte y comunicación, han impulsado los procesos migratorios. Estos se pueden definir como los cambios permanentes o semi-permanentes de población humana, desde su lugar territorial de origen a
una
nueva
localidad.
Dentro de las causales modernas para migrar, podemos encontrar diversos factores, siendo, no obstante, los principales: la búsqueda de refugio frente a persecuciones (étnicas, políticas o religiosas) y la migración por causas económicas (intentos de salir de la miseria). Nos referimos claramente a una migración
forzada,
por
necesidad.
Paradójicamente, pese a que la globalización ha servido para facilitar el movimiento de personas de un país a otro, -en países que la promueven-, las políticas migratorias se han vuelto cada vez más restrictivas, y las 64
manifestaciones de xenofobia se han vuelto más comunes, sirviendo los inmigrantes, como chivos expiatorios frente al actual cuestionamiento y crisis del
sistema
liberal
capitalista.
Junto con la indocumentación masiva de las personas migrantes, y los medios tecnológicos de control de las fronteras, que han buscado limitar los procesos migratorios, se ha dado origen al fenómeno social de los llamados «sin papeles», lo que ha otorgado instancias, para que las oligarquías dominantes del capitalismo liberal, y grupúsculos políticos reaccionarios, instalen -a conveniencia- una serie de discursos políticos cargados de prejuicios; como el chovinismo racista que esconde ideas de supremacía racial (carente de todo sustento científico), para distraer la atención del pueblo trabajador sobre los fenómenos que realmente generan sus males. Cuando la reacción vocifera contra la inmigración, como la causante de grandes problemas sociales; no está más que disputando comer las migajas primero, pues al grande explotador, no le importa ni la nacionalidad, ni la etnia, ni otras características del
explotado,
solo
le
importa
acumular
ganancias.
Por otra parte, el capitalista tampoco escatima en aprovechar la oportunidad de explotar la mano de obra, que brindan los inmigrantes en situación económica precaria o incluso de indocumentados (utilizando los vacíos de un débil marco jurídico
laboral).
Es así, como desde el reaccionarismo, abundan discursos populistas que promueven deportaciones masivas, construcción de muros fronterizos y el aumento de la vigilancia estricta, etcétera. por otro lado, desde la izquierda progresista liberal, nos encontramos con una postura infantilizada de generosidad humanitaria, que establece la libre entrada de olas migratorias al territorio nacional, sin un combate directo y crítico por la desarticulación del orden capitalista, sin un plan estructural y racional, para la recepción de estas personas, los cuales, en el mayor de los casos, quedan varados a su suerte en un país que no es el propio, sin conocer el idioma, expuestos a todo tipo de abusos, sin mencionar que esta lógica de apertura total, tampoco permite un filtro efectivo, para conocer en profundidad los antecedentes penales previos, o 65
todo tipo de información y motivos de viaje, de las personas migrantes. El chovinismo reaccionario -y racista- siempre será irracional, pues Chile mismo, se ha construido en base a la inmigración durante toda su historia.
Los enfoques mencionados son errados, ya que las políticas migratorias deben considerar factores propios, tanto de la situación interna del país como externa en la región/continente, para planificar correctamente el movimiento y flujo de personas. Evidentemente, que existiendo razones humanitarias como la guerra o la persecución, un Estado puede adoptar una política deferente al respecto, no obstante, una auténtica política de migración, solo puede ser llevada a cabo, en un sistema totalmente ajena a la explotación propia del capitalismo; en un sistema basado en la razón, la ciencia y la planificación estatal de sello comunitario, con capacidad de garantizar los máximos derechos y una honorable calidad de vida, para nacionales y quienes migren con intenciones de fortalecer la patria. -NACIÓN Históricamente han existido dos principales corrientes de estudio, que conciben la Nación de distinto modo: una visión primordialista que ve a la nación como aquella comunidad étnica preexistente a la consolidación del Estado (Lo que Connor en Etnonacionalismo denominó la unidad ancestral del mito del origen), y otra visión historicista clásica que enlaza el concepto de nación con el surgimiento de los Estados modernos, como una consecuencia histórica ante la caída del régimen feudal europeo.
Nuestra visión como Círculo Patriótico, busca superar esas concepciones admitiendo que existe una dimensión primordial de la nación, como unidad histórica del pasado pre-estatal de los pueblos, pero que también existe una construcción a posteriori de la nación por medio de la organización colectiva, planificación, desembocando en la praxis (acción transformadora del mundo). La nación forja sus metas a futuro pues su finalidad es lograr una vida plena (Dimensión futurista).
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El materialismo histórico, consideró que las Naciones-Estados modernos, fueron un ideario o comunidad imaginada, entablada por las clases dominantes, ante la inevitable caída del absolutismo y el orden feudal; de esa forma, empleando el control de la nación, también regían todo el sistema político, y las bases económicas de producción, en pleno periodo del auge de las potencias industriales.
Ante esa realidad, estando las naciones controladas por poderosas clases dominantes y élites explotadoras, corresponde al pueblo proletario, la clase popular, organizarse para derrotar a la clase usurera y tomar el control de la nación-Estado. Así mismo en Chile; el bajo pueblo tiene la misión de derrotar a la oligarquía histórica, por la emancipación, y la construcción refundada de la patria.
En ese sentido, Chile como nación, es una realidad tangible, -pero un proyecto inacabado y minado-, primeramente por la oligarquía histórica (grupo social que actúa para sus propios intereses, incluso en detrimento de la nación), y exteriormente, por la globalización liberal; que ha transformado la nación en una sucursal humana, la "aldea global". Por ello es vital que, el pueblo como comunidad histórica, derrote a la oligarquía y cumpla con su papel soberano, para defenderse a su vez del imperialismo occidental.
Retomando las palabras de Jauretche: «El nacionalismo de ustedes se parece al amor del hijo junto a la tumba del padre; el nuestro, se parece al amor del padre junto a la cuna del hijo. [...] Para ustedes la Nación se realizó y fue derogada; para nosotros, todavía sigue naciendo».
América del Sur en ese aspecto, no es nación, sino una civilización, que sólo puede llegar a concretarse con la consolidación soberana de los pueblos del continente, con miras a la construcción del mundo multipolar.
Para nosotros la nación es la comunidad gregaria que comparte un pasado y un vivencia común (la clase popular), pero que al mismo tiempo, se va creando a sí misma por medio de la acción voluntaria de las masas populares, las que 67
también tienen el deber de destruir las oligarquías apátridas por medio de la lucha de clases y derecho a rebelión. -NACIONALISMO DE LA PRAXIS (DEFINICIÓN SIMPLE)
El nacionalismo de la Praxis, es una ideología que tiene como raíz filosófica, el materialismo, el cual se expande desde la Grecia Antigua hasta la contemporaneidad, comprendiendo todo su desarrollo histórico milenario, culminando en una sociología científica, y en la crítica sobre el capitalismo expansivo hegemónico (imperialismo), es decir, una metodología que nos permite interpretar y transformar la realidad. No adaptamos una sociedad a esta metodología; la utilizamos como arsenal para comprender una sociedad.
Es un materialismo que subterráneamente, pervivió durante la historia de la filosofía. Podemos encontrarlo desde; Giordano Bruno, Maquiavelo, Heidegger, Gramsci, Athusser, Mariátegui y por supuesto Marx y Engels. No obstante, medra un profundo análisis de otras escuelas filosóficas, como lo puede ser el existencialismo; puesto que el capitalismo tardío, ha producido un problema existencial evidente en los pueblos atacados por esta fuerza imperialista desértica, que invade, depreda, elimina, consume o altera todo curso determinado de las comunidades humanas, imponiendo una hegemonía en cada rincón de la tierra. Por ello, la Praxis como acción transformadora del mundo (que Epicuro expuso por medio de la desviación atómica, creadora de mundos, el impacto sobre la realidad y la materia), se opone a la metafísica inmutable, a la mera redundancia de las ideas, romanticismos de la sangre, predestinación y cuestiones que carecen de metodología filosófica seria (sin especulación). Mientras que el nacionalismo reaccionario tiene bases en la superstición, fantasías varias y la emocionalidad chovinista, nuestro nacionalismo usa la filosofía material, las ciencias y las búsquedas de certezas.
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El nacionalismo de la Praxis, concuerda plenamente con el diagnóstico del socialismo científico, sobre la explotación capitalista de los trabajadores, por ende, no rechazamos la lucha de clases, al contrario, la reconocemos como una consecuencia propia de la sociedad capitalista, y como un proceso clave, para destruir a la oligarquía apátrida (que no forma parte de la nación, sino que la socava). Incluso si lo llevamos al derecho de los trabajadores de tomarse los medios de producción, la auténtica soberanía política y económica, solo puede tomar forma, cuando el pueblo arrebate el mando y constituye su gobierno. El nacionalismo de la praxis sostiene además, que “nacionalismo” no se contrapone al “internacionalismo” (no confundir con globalización), toda vez que son complementos teóricos indisolubles. Sólo una sana y razonable convivencia de países, dentro de un orden multipolar continental, permite la verdadera diplomacia de los nacionalismos del entendimiento. El chonivismo odioso e irracionalista del nacionalismo burgués (primando el interés de unos pocos), con su carácter imperialista, necesita de las guerras externas. Mariategui señaló que en países desarrollados, el nacionalismo es utilizado por los gobiernos burgueses para frenar al movimiento obrero y popular. Pero en los países no industrializados, de las periferias, el nacionalismo es un arma popular anti-colonialista y antiimperialista, que llama a todas las fuerzas revolucionarias a conquistar el poder.
Si preguntasen en qué posición política se encuentra el nacionalismo de la praxis, obviamente responderíamos que en una posición anti-sistema, pues nos oponemos al gobierno oligárquico, al orden burgués, a la globalización y toda forma de liberalismo. Y aunque nos quisiesen colocar en la dicotomía francesa de izquierda-derecha, reconociéndola como táctico-estratégica respecto de la relación poder-subversión, estaríamos en la izquierda (izquierda nacional).
Por eso entendemos a la nación como esencialmente colectiva, del ser-ahí, la autenticidad de Ser en oposición a la falsa existencia propia del capitalismo impuesta –No Ser-, reconociendo que el pasado histórico, define el presente de los pueblos (conocimiento de la dolencia histórica popular), y la praxis creadora
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del futuro (El pueblo como forjador y constructor de la patria). Por eso el pueblo debe conquistar el Estado-nación, derrotando a la oligarquía. -NEOLIBERALISMO Es una doctrina político-económica, pro-capitalista y anti-científica, inspirada principalmente en las teorías de Friedrich Von Hayek y Milton Friedman, que plantea la fe en los movimientos del mercado como factor primordial de progreso.
El concepto original fue acuñado por el economista alemán Alexander Rüstow en 1938, planteando una especie de "tercer camino" o un "camino entre medias" entre el liberalismo clásico y el Socialismo. Esto tras los fracasos del liberalismo económico, que dejó en evidencia la Gran Depresión y el hundimiento económico vivido en los primeros años de la década de 1930. Expuso una economía social de mercado, con regulaciones estatales.
En el transcurso de las décadas, el concepto fue mutando el significado, hasta que en los años 80 y precisamente en Chile, se aplicaron políticas experimentales neoliberales, impulsadas por los Chicago boys, -discípulos de Friedman- . El término se transformó en una radicalizada defensa a ultranza del laissez-faire y el capitalismo en general, disminuyendo el poder del Estado.
En la práctica, el neoliberalismo implica la privatización de empresas estatales, la desregulación de los mercados, la desarticulación de las fronteras nacionales y la apertura a la globalización. Se suele criticar su justificación de los monopolios y los oligopolios, arrebatándole facultades a los poderes públicos, para frenar los abusos y errores del sistema económico liberal no-planificado, resultando una especie de timo que favorece a las plutocracias, aumentando sin parámetros los indices de desigualdad social, la cultura del consumo irracional y el endeudamiento neo-esclavista.
La adopción de las políticas neoliberales y la aceptación de su teoría económica desde la década de 1970 por la mayoría de los países 70
desarrollados se ven, por parte de muchos economistas, como la causa del hundimiento del sistema financiero internacional del año 2007 y 2008 que más tarde se manifestó en la llamada "Gran Recesión". Recientemente se estudia el nuevo fracaso del neoliberalismo en Chile, donde se originó un estallido social de grandes proporciones, como una resistencia contra la corrupción política y económica, la incompetencia del gobierno y la injusticia del modelo, entre otros factores.
-OLIGARQUÍA
Según Aristóteles, es la forma negativa de una Aristocracia (gobierno de los mejores, reconocido en la comunidad por sus aptitudes éticas o intelectuales), siendo la Oligarquía, un gobierno de pocas personas perpetuado en el poder, no por las aptitudes de sus miembros, sino por motivos irracionales, como lo son; la mitología del linaje de sangre, una supuesta elevación espiritual o la riqueza económica que ostentan, trabajando además para sus propios intereses y no por la comunidad, ni la Patria.
El Marxismo-leninismo definió a la Oligarquía como una excrecencia parasitaria ajena a la nación, devoradora de la vitalidad de la misma, Oligarquía que debe ser eliminada por el Pueblo; único representante y constructor de la Patria.
La historia de América del Sur ha sido moldeada en gran parte por el trabajo de Oligarquías localistas que se han perpetuado de forma pétrea en la dirección política de los pueblos, pactando incluso con intereses imperialistas. Chile no ha sido la excepción. ¿Y quiénes componen la oligarquía? Se preguntan muchos. En Latinoamérica la respuesta es fácil. En Chile por ejemplo, nunca surgieron burguesías industriales, sino mercantiles extractivistas semicoloniales. Estas burguesías 71
(clase de comerciantes), de carácter monopolista y terrateniente, no iniciaron reformas sociales una vez derrotado el poder peninsular realista (como lo puede ser la reforma agraria), sino que exiliaron a próceres que pretendían forjar una patria nueva, y tomaron para sí mismos, -inventándose incluso-, títulos de nobiliarios, adoptando caricaturescamente valores de nobleza (lo que Braudel denomina “traición de la burguesía”; con el pactismo post-revolución que tentó a los comerciantes a ennoblecerse, imitando a los patricios, y llegando a tratativas con los mismos). Ese fenómeno se desarrolló en Chile, y ésta burguesía mercantil; la “fronda aristocrática”, afianzó su poder económico y político durante la historia, con matrimonios arreglados, acumulación de patrimonio familiar, nepotismo en los altos cargos políticos, dentro de la oficialidad de las fuerzas armadas y hasta en la alta jerarquía de la Iglesia. Este es el núcleo de la oligarquía histórica (Quiste político), la cual también comprende en sí misma, a todos los aparatos ideológicos, corrientes de pensamiento, grupos de presión y simpatizantes que respaldan directa o indirectamente su existencia.
Por ello, decimos que todo aquel que plantee la coexistencia, el pactismo o la tolerancia con la oligarquía, es un enemigo y falso patriota. Puesto que no hay más sujeto de la patria que el Pueblo. La falsa consigna del colaboracionismo de clases es un absurdo en Latinoamérica. ¿Cómo podría un campesino o un obrero, colaborar consentidamente y elegir su destino precario, sirviendo a la acumulación de otro? Ese es el nacionalismo reaccionario que debemos erradicar.
Ya desde el golpe de Estado de los monopolistas del estanco en 1830, existía una poderosa oligarquía mercantil unificada por lazos familiares y de comercio, antes especificados. Representaban una fuerza imbatible dentro del país como bien lo estudió Edwards Vives. La oligarquía es el bloque conformado por la burguesía intercambiaria proimperialista en conjunto con las clases remanentes (latifundistas, alto clero, alta jerarquía militar), bloque que se beneficia del
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intercambio desigual con el imperialismo y perjudica a su vez al país, lo mantiene desindustrializado y sometido. Formaron una oligarquía plutocrática, esto es; un gobierno dirigido por pocas personas, en razón de su clase, su pedigree y su situación económica privilegiada, por sobre toda la población chilena, imponiendo un sistema político vertical. La historia social expuso este fenómeno y lo definió como "Dolencia histórica", pues el Pueblo chileno no ha construido su propia historia, sino que ha luchado con la oligarquía, incluso a costa del derramamiento de su sangre, Golpes de Estado, matanzas, torturas y exilio, por refrendar la justicia y el derecho supremo popular a gobernar la Patria.
-PATRIA Y PATRIOTISMO La patria es el pueblo; no es un Estado ni un Gobierno. Los grandes revolucionarios de América han sido patriotas, y los grandes saqueadores y usureros han sido apátridas. Si los proletarios no tienen patria, es porque se la han arrebatado, y es menester recuperarla, para construir la patria de los trabajadores; tierra dignificada, cuando sobre ella pisan quienes son libres y no esclavos. Antes de la dictadura neoliberal de Pinochet, el concepto de Patria, era reivindicado por las fuerzas populares; cordones industriales, mutuales, mancomunales, orgánicas campesinales y partidos obreros, entre otros. Con el Golpe de Estado, la oligarquía se apropió completamente de la palabra; usurparon la Patria. La Patria no es un chovinismo sentimental. La Patria es la vida colectiva de quienes la construyen, de los (as) que trabajan, de los que viven en comunidad. La patria, es de la vecina que organiza las ollas comunes, de los estudiantes, los artistas populares, los intelectuales del pueblo, de los proletarios; no de sectores sociales y castas, que conciben la patria, como un negocio familiar, pretendiendo que Chile sea una sucursal humana de explotación. 73
A los oligarcas y sus lacayos hay que sacarlos como se erradica el excremento de las literas. La injusticia y la corrupción es grande, pero más grande es el poder de la unión popular. "El patriotismo no es el producto de un misterioso “espíritu nacional” o del “alma de la raza” como lo pretenden los sociólogos burgueses. El patriotismo es engendrado por condiciones sociales y económicas determinadas. Es un fenómeno histórico cuyo contenido varía según las épocas. Elemento esencial de la conciencia social, el patriotismo adquirió una importancia particular en la época en que las naciones y los estados nacionales habían comenzado a formarse, en la época del capitalismo en ascenso, en que la burguesía, al destruir el feudalismo y la división feudal, reunía y unificaba a la nación, y se afirmaba como la representante de la nación entera. Sin embargo, en el curso del desarrollo histórico, a medida que se exasperaba el antagonismo de las clases en el seno de las naciones burguesas, la mentira y la hipocresía del patriotismo burgués se hacían cada vez más evidentes.
Bajo capa de patriotismo, la burguesía practicaba una política de conquista, sembraba la desconfianza y el odio respecto a las demás naciones. Para conservar sus beneficios y mantener a los trabajadores bajo su dominio, la burguesía traicionaba los intereses de la nación, traicionaba a la patria. “...el capital coloca el mantenimiento de la alianza de los capitalistas de todos los países contra los trabajadores, por encima de los intereses de la patria, del pueblo y de cualquier cosa...” (Lenin, Obras, Ed. rusa). Las capas superiores de la burguesía contemporánea trafican abiertamente con los intereses nacionales.
Los
patriotas
verdaderos
son
los
trabajadores,
los
defensores
más
consecuentes de la independencia nacional, que luchan tanto contra el invasor extranjero, como contra el yugo de su propia burguesía. Los destinos de la patria, su emancipación de la opresión y de la explotación, la creación de condiciones favorables para su pleno florecimiento, son de un interés vital para las masas laboriosas. “¿Es ajeno a nosotros, proletarios conscientes de la nacionalidad gran-rusa, el sentimiento de orgullo nacional? ¡Naturalmente que 74
no! Amamos nuestra lengua y nuestra patria, trabajamos más que nadie para que sus masas trabajadoras (es decir, las nueve décimas de su población) se eleven a una vida consciente de demócratas y de socialistas. Nada nos duele más que ver y sentir las violencias, la opresión y el escarnio a que los verdugos zaristas, los nobles y los capitalistas someten a nuestra hermosa patria” (Lenin, Obras escogidas, t. I, p. 928, Ed. esp., Moscú, 1948).
En los países capitalistas contemporáneos el patriotismo auténtico se expresa en las masas trabajadoras. Son ellas quienes combaten por la independencia nacional, quienes se oponen a todas las tentativas de los imperialistas extranjeros de esclavizar su país. “¿Dónde está mi patria y dónde mi libertad? ¿La habré tenido allá en mi infancia cuando en vez de ir a la escuela hube de entrar al taller a vender al capitalista insaciable mis escasas fuerzas de niño? ¿La tendré hoy cuando todo el producto de mi trabajo lo absorbe el capital sin que yo disfrute un átomo de mi producción? Yo estimo que la patria es el hogar satisfecho y completo, y la libertad sólo existe cuando existe este hogar”. Luis Emilio Recabarren. -PODER POLÍTICO La política como actividad humana de gobierno, encuentra una definición más concreta en las palabras de Von Clausewitz: “(…) la guerra es la continuación de la política por otros medios”, exponiendo que la esencia de la política es una lucha, cuyo núcleo de ejercicio es el poder, es decir; el direccionismo administrativo soberano que establece un ordenamiento determinado.
Cuando el poder político soberano tiene origen en la comunidad popular y se desarrolla en base al principio de bien común, existe en esencia la justicia y por tanto, la existencia de igualdad de condiciones. Por el contrario, cuando el poder político es ejercido por tiranos individuales que arrebatan la soberanía, o cúpulas privilegiadas para su propio beneficio y enriquecimiento, en desmedro del resto de la comunidad, surge la injusticia, el conflicto contradictorio y el 75
despertar del derecho a rebelión, con objeto de recuperar la soberanía usurpada.
La política es entonces, una lucha por el ejercicio del poder entre grupos sociales antagónicos, y no una simple batalla de las ideas, pues el ilusionismo idealista y reaccionario, suele interpretar la política como una mera lucha de cosmovisiones; como si varios bandos ideológicos disputaran el poder, lo que es superfluo y vago, si tomamos en consideración que los sistemas teóricosfilosóficos, no surgen mágicamente de la imaginación, sino de la interpretación profunda de la realidad específica proyectando un futuro, sea para defender un orden de cosas, o para la revolución de transformaciones totales. Por ello, las ideologías pueden ser reaccionarias o revolucionarias, sin parámetros medios.
Cuando la ciudadanía comenta por ejemplo: ”todos los partidos son iguales”, intuye que todas estas empresas políticas trabajan para la conservación de un orden existente, entonces la respuesta ante la desastrosa realidad, no es “una nueva idea” o un discurso demagógico (trampa de la anti-política), sino la organización material y concreta del pueblo contra los usurpadores ilegítimos del poder (ya que no representan el bien común).
Las corrientes que apelan a las “terceras posiciones”, a la “anti-política” o centros, expelen una mera imagen semántica y demagógica, pues en la realidad del tablero político, solo pueden estar -directa o indirectamente-, con la conservación del orden existente o con el derrumbamiento del orden presente. En ese escenario, el idealismo abstencionista, o indiferente no existe; sino que hace de peso muerto en favor del sistema imperante. Siendo la política una lucha por el poder, se presenta la práctica de la estrategia, tanto por quienes conservan el poder, como de los revolucionarios que pretenden conquistarlo. Según Gramsci; el poder se ejerce cuando existe una hegemonía cultural que incluso va más allá de la institucionalidad vertical.
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Quienes pretenden conquistar el poder, deben actuar como organización miliciana, organizada y con una estrategia unificada de movimiento, utilizando todos los medios posibles de la realidad para la victoria, así como prever que condiciones futuras pueden ser más favorables para la organización, sabiendo tomar decisiones difíciles más allá del abstencionismo inútil. Por ello, el “moralismo idealista” e infantil que conduce hacia la auto-marginación, hacia una simple pseudo-pureza neutral de los ideales, es esterilidad e inexistencia política.
-POLÍTICA BASADA EN EVIDENCIA
Comúnmente se denomina Política Basada en Evidencia (PBE) a la toma de decisiones y elaboración de políticas públicas en base a la investigación científica y la mejor evidencia disponible. Así, por ejemplo, si se desea tomar una decisión política acerca de salud, medio ambiente, urbanismo, educación, etc. deberá acudirse a la evidencia disponible respecto a esos temas o, de no haber suficiente evidencia, realizar investigaciones al respecto con el fin de obtenerla. Así mismo, es necesario considerar varios factores, tales como la idoneidad de la evidencia, la aplicabilidad de la política, el contexto de aplicación, etc. Si se tratase de decisiones urgentes donde el tiempo no permite la realización de investigaciones, entonces será necesario recurrir a la opinión de los mejores expertos disponibles dentro del país para poder actuar adecuadamente.
De esto se sigue que, para que la PBE sea posible, los Estados, quienes toman decisiones y quienes generan políticas, deben estar permanentemente en conocimiento de todos los ámbitos relevantes de la realidad nacional. Por lo tanto, se hace necesario que exista una constante producción de evidencia y proliferación de estudios científicos en todos los aspectos respecto a los cuales 77
se pudiese requerir tomar alguna decisión política en algún momento. Para esto, es necesaria la existencia de instituciones que estén constantemente realizando todo tipo de investigaciones, tales como universidades, centros de investigación, empresas, etc. Por otro lado, bajo la misma lógica, también es necesario que el país cuente con expertos en todas las áreas posibles y que el Estado promueva su formación, ya sea del ámbito de la ciencia básica o aplicada, de las ciencias naturales, sociales, tecnológicas y/o formales. Así mismo, será un deber de los expertos de cada área el poner sus conocimientos a disposición siempre cuando se requiera para la elaboración de políticas públicas. Es importante destacar que para generar políticas públicas respecto un área específica (por ejemplo salud, educación, deporte o minería) no es solo se necesita información y expertiz propia de ésta, sino que también es necesario contar con información y expertiz respecto a la aplicación del conocimiento específico de cada área en la esfera pública. La política basada en evidencia de ninguna manera es lo mismo que una tecnocracia. Toda buena política pública no puede dejar de tomar en consideración a quienes se verán afectados por ésta. Por lo tanto, también es necesario disponer de información y evidencia respecto a las dinámicas sociales, económicas y culturales de los distintos grupos sociales que habitan el país, lo que muchas veces requiere una interacción directa y constante con la ciudadanía, a modo de un permanente dialogo, participación y educación. Una PBE que no escuche o no considere a la ciudadanía es simplemente una mala PBE. Por otro lado, tampoco hay que olvidar que la política no es un ejercicio de improvisación. Aspectos tales como la democracia participativa, el ejercicio de la soberanía, la maximización de la justicia, etc. deben ser efectuados de forma óptima y rigurosa mediante mecanismos que puedan ser perfeccionados y continuamente mejorados. En ese sentido, también son aspectos que deben ser estudiados científicamente y ejecutados atendiendo a la evidencia, la investigación y la correcta integración de todos los sectores involucrados.
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Ejemplos de PBE exitosas en Chile tenemos bastantes en nuestra historia. Podría mencionarse el trabajo temprano del Dr. Eduardo Cruz-Coke en salud pública, así como posteriormente la obra del Dr. Salvador Allende (como ministro o como presidente) en el mismo ámbito. Otro ejemplo son las políticas de urbanización llevadas a cabo por la CORVI en a mediados del siglo pasado. Más recientemente podemos destacar las exitosas políticas públicas de nutrición impulsadas por el Dr. Fernando Monckeberg en la eliminación de la desnutrición infantil. Sin embargo, lamentablemente estas últimas décadas hemos sido testigos de un total abandono de la PBE en nuestro país. Con el fin de
beneficiar
a
unos
pocos
(usualmente
grandes
inversionistas
o
representantes de intereses privados), o con motivos puramente demagógicos y electoralistas, se han cometido verdaderas atrocidades contra el medio ambiente, la salud pública, la urbanización, la educación, etc. mientras las comunidades de expertos tienen que arrodillarse para ser escuchadas, o su opinión es puesta al mismo nivel que la de otros grupos de presión con objetivos que no necesariamente son el bien común de toda la nación.
Sin duda, el enfrentamiento de la pandemia del COVID-19 es el ejemplo más notable de políticas públicas improvisadas, donde la voz de los expertos, la evidencia nacional e internacional y la transparencia no fueron siquiera considerados para tomar decisiones, lo que trajo consigo enfermedad, empobrecimiento y muerte para muchos chilenos y chilenas. La política basada en evidencia, más que una mera etiqueta que otorga un plus a ciertas políticas debería ser considerada una responsabilidad moral por parte de las autoridades de frente al país y toda la sociedad. Finalmente, si bien la PBE es una condición para cualquier política pública decente, para que sea valorada adecuadamente y para que sus beneficios se perciban realmente y permanezcan en el tiempo, es necesario que se enmarque dentro de un plan nacional de desarrollo a largo plazo (como era el caso de los ejemplos de PBE mencionados más arriba). De existir tal plan nacional, la PBE en todo ámbito se transformará inmediatamente en un pilar fundamental para poder llevarlo a cabo 79
exitosamente. De esta forma, si nuestro objetivo es alcanzar la independencia nacional, la industrialización, la autosubsistencia, la justicia social y el alcance del desarrollo, entonces la Política Basada en Evidencia se convierte en un componente indispensable, junto con el consecuente fomento de la investigación científica y la formación de expertos de todas las áreas relevantes y necesarias.
-POPULISMO
El concepto del “Populismo” debe ser uno de los más utilizados, pero a la vez uno de los menos comprendidos al momento de realizar análisis políticos. Si el lector se animase a abrir algún manual de Ciencia Política encontraría con una amplia gama de definiciones históricas, sociológicas y (sobre todo) ideológicas, lo cual dificulta decidirse por una definición única. Se habla de populismo “izquierda” y de “derecha”. De populismo como “ideología” o populismo como “discurso”. Pero lo peor son las definiciones malintencionadas que igualan “populismo” al fenómeno de la demagogia, al del despilfarro fiscal o a una antesala del autoritarismo. Si bien existen manifestaciones históricas que han tenido estas características y que han recibido el mote de “populistas”, no parecen ser características intrínsecas de este concepto. Para intentar dilucidar el concepto, es necesario en primera instancia, hacer un análisis histórico. Los primeros políticos considerados populistas suelen ser los “narodniki” rusos (“Narod” suele traducirse como “El Pueblo”), un grupo de revolucionarios anti-zaristas que buscaban derribar el feudalismo en el Imperio Ruso. También se señala al “People´s Party” estadounidense, un partido con base en trabajadores agrícolas y pequeños propietarios descontentos con la política monetaria de su país. Ambos grupos compartían 3 elementos ideológicos en su discurso: basar su política en la “voluntad popular”, hablar en nombre del “pueblo llano” y dirigir sus críticas a “elites corruptas y distantes”. 80
Estos tres elementos son los que articulan una compleja relación entre los múltiples fenómenos populistas que, como ya hemos mencionado, parecen sumamente disímiles. Pero a este análisis debemos sumar los componentes de rabia y desafección. Los votantes y militantes populistas derivan hacia esta posición, debido a la desconfianza que despiertan las élites y las instituciones políticas que estos representan. Es aquí cuando los lideres, partidos y movimientos populistas ofrecen una opción real frente a un panorama de nula alternancia en el poder y abandono del pueblo. Como expone el politólogo francés Guy Hermet: “Existe un deseo intuitivo democrático en la masa [como veremos más adelante] el populismo es, pues, el sentimiento de la utopía democrática como algo necesario y, además, alcanzable”
POSMODERNISMO
Posmodernismo no refiere a una “época”, tampoco es sinónimo de “marxismo” o
neomarxismo.
Por
el
contrario,
el
llamado
posmodernismo
surge
precisamente como una contestación contra el marxismo y contra toda “concepción lineal” que conciba estados futuros totales de plenitud (optimismo histórico). De hecho, entre los grandes maestros del posmodernismo se suele considerar a Nietzsche y Heidegger (comúnmente relacionados al fascismo). Será de Heidegger, del que tomen el famoso concepto de “deconstrucción”, no de Marx. Si bien hoy, los posmodernos tienen mucha influencia en las academias y la cultura, están lejos de ser una vanguardia intelectual o una conspirativa revolucionaria, cómo creen algunos sectores reaccionarios, y ni siquiera pretenden serlo. Es más, las críticas al posmodernismo son demoledoras y provienen desde variadas trincheras, dentro de las cuales se consideran precisamente sectores revolucionarios propiamente tal.
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Cuando hablamos de posmodernismo, -con todos sus planteamientos filosóficos y prolongaciones artísticas-, nos referimos a la filosofía posmoderna, la cual no tiene un punto exacto de partida ni una doctrina central, sino que es la conjugación de un movimiento intelectual-académico contra la modernidad, elaborado principalmente en la Francia de los años 60, que surge principalmente como una crítica a las grandes características de “la modernidad” (concebida como constructo lineal eurocéntrico), rechazando por ende, los valores de la razón, el optimismo lineal de la historia, los dogmatismos del “método científico”, el binarismo de género, las totalidades, el “patriarcalismo”, las verdades absolutas, los “grandes relatos”, etc. Los posmodernos detestan la modernidad, desde la desilusión, desde el hastío individual y el subjetivismo relativo, por ello buscan su deconstrucción (critican la modernidad utilizando valores modernos como la libertad individual, a diferencia de los tradicionalistas, que critican la modernidad desde el rechazo radical, como un mal absoluto, desde un fundamentalismo total incluso). Los posmodernos sostienen las multiplicidades como hecho innegable, y niegan las influencias occidentales universales, por ser precisamente un mero constructo totalizante. Los posmodernos recogen interpretaciones variadas de filósofos alemanes, tanto del idealismo como del materialismo; desde Marx, hasta Heidegger y Nietzsche, estudiando también a Freud y el psicoanálisis. De hecho, Derrida (discípulo de Heidegger) toma el concepto de su maestro: “Deconstrucción”. Lyotard con su crítica a los grandes relatos (por ejemplo; la promesa del cielo, o la promesa de la sociedad sin clases) cuestiona también los postulados del marxismo clásico. De allí que existan posiciones posmodernas que consideren al marxismo como “eurocéntrico”. Otros posmodernos tomarán desde el marxismo perspectivas residuales, como la lucha contra la opresión, pero no necesariamente capitalista. Harán ahínco en el oprimido individual, aplastado por
el
sistema
“heteropatriarcal
eurocentrista-racista”
y
sus
aparatos
ideológicos, transformando la figura del oprimido singular en sujeto, apuntando a luchas sectoriales, contra la opresión sexual o contra el racismo, entre otras, porque recordemos que los posmodernos sostienen las multiplicidades
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ilimitadas, por lo mismo, cada individuo tiene derecho a reivindicar y Ser, en base a sus necesidades de liberación. Por lo anteriormente mencionado, abandonan el materialismo dialéctico, la lucha de clases, la ciencia tradicional (hasta los colectivos étnicos o de clase se consideran totalizantes), tomando también interpretaciones subjetivas de Nietzsche; la voluntad de poder en sentido posmoderno (crear mis propios valores de acuerdo a mi perspectiva, negando moralidades totales), y de Freud, conceptos como el deseo, y la potencia del deseo, sus relaciones con el poder y la opresión, etc. La crítica principal que se realiza contra los posmodernos y sus ideas, es que resultan ser un mero relativismo subjetivo, negando las búsquedas de las verdades y las certezas, más aún cuando la filosofía nace junto con la ciencia y la matemática, como una búsqueda de la verdad y solución exacta a problemas reales , tomando así, consistencia del pensar y reflexionar. Otra crítica relevante, es la expresión contingente de las totalidades no extintas, puesto que están más vigentes que nunca. El propio capitalismo es una totalidad brutal que se expande por todos los rincones de la tierra, subyugando cualquier subjetivismo o multiplicidad que se le oponga, por lo que obviamente, el perspectivismo individualista no podría luchar contra un imperialismo como ese. Además, existen fenómenos totales que tienen connotación extensiva, como las guerras,
las revoluciones,
atentados e
incluso
credos como
el
fundamentalismo islámico o el cristianismo protestante. Recordemos la frase de Bush hijo contra Medio Oriente: “Dios no es neutral, Dios está con nosotros”, presenciamos en plena época “moderna” un auge de totalidades religiosas en conflicto; es decir, los posmodernos no han podido refutar la realidad absoluta de las totalidades y las verdades certeras. El posmodernismo, así como le ha pasado a tantas otras escuelas filosóficas, se ha quedado atrás ante el avance inexorable de la realidad.
-PROGRESO/PROGRESISMO
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Primeramente hagamos una distinción entre los conceptos de progreso y progresismo. El concepto de Progreso es propio de la cultura occidental, puesto que las principales corrientes de pensamiento e ideologías ahí surgidas desde la caída del antiguo régimen absolutista, han asumido la noción de progreso, como un hecho evolutivo verídico y dogmático, admitiendo un optimismo lineal de la historia, en el sentido de que la humanidad siempre avanzaría hacia un mejor porvenir (axioma del progreso). En ese sentido, el progreso descrito como un proceso político de profundas transformaciones sociales, culturales y económicas, tuvo en primera instancia, un sello republicano-liberal, burgués e ilustrado, contra todo lo que representara el dominio de las viejas estructuras monárquicas y los valores del medievo. Con el surgimiento moderno del marxismo socialista, y su radical crítica antiburguesa del liberalismo, junto con el estudio complejo de la sociedad capitalismo industrial y el fenómeno de la explotación, el progreso se retomó para apuntar hacia el desarrollo de la sociedad futurista del comunismo, donde la contradicción de clases estuviese totalmente superada, y la explotación abolida. Pero desde la década del 1990 y el avance de los procesos de globalización, el progreso pasa a conocerse mayormente como “progresismo” en Occidente, siendo presentando en variados espectros políticos, académicos e ideológicos, como una caricatura, ya que el progresismo encarnaría la esencia de lo que se conoce como “Post-individuo”; un momento del capitalismo tardío y el Postliberalismo, donde el individualismo ideológico se radicaliza en extremo, siendo ahora la liberación total de ese individuo, la máxima meta del progreso, cualquiera sea el sentido por el cual, aquel individuo quiera conducir su liberación.
Este
individualismo
absoluto
también
se
conoce
como
libertarianismo. Este individuo o “Post-individuo”, que en palabras de Dugin: “se aburre incluso de sí mismo”, (surgiendo “quimeras” como las subculturas de apología a la 84
autodestrucción del cuerpo, o el transespecismo -pretender separar al individuo incluso del cuerpo, buscando identificarse con lo que al individuo le parezca, negando toda razón-), rechazarían obviamente todo lazo de pertenencia colectiva, o lucha política que involucre una estructura filosófica y sociológica como las clases sociales y luchas comunitarias, pues este individualismo de la cultura capitalista, siempre apuesta al desarrollo del individuo como sujeto histórico, como dogma indiscutible y realidad existencial, el cual solo puede desenvolverse en la sociedad de consumo, con capacidad de saciar el neohedonismo post-liberal. Es ahí cuando lo que se conoce como "progre", solo respalda luchas sectoriales que favorecen su individualidad o meramente reformistas, que no buscan destruir el capitalismo, sino adaptarlo. Es por esta razón, que el caricaturizado concepto de “progresismo”, produce rechazo transversal en variadas corrientes filosófico-ideológicas, sobretodo en las anticapitalistas, pero recordemos que el “progresismo” y su sujeto liberal, son solo la consecuencia cultural esperable de la radicalización del capitalismo global (nada tiene que ver con "marxismo cultural" como dictan las mitologías reaccionarias, eso no existe, solo es liberalismo-libertario extremizado), fomentando el consumo como fin, el desarrollo individual “exitista” (inclinación pseudo-vitalista) o la autodestrucción declarada en su versión negativistanihilista, entre otros efectos propios del individualismo existencial.
-PUEBLO
“Pueblo” corresponde a una de las categorías más complejas de definir, esto debido a su antigüedad (halla sus orígenes en el mundo antiguo clásico) y la variedad de definiciones que posee desde una gran variedad de disciplinas (derecho, sociología, historia, política, demografía, etc.). Una definición general se puede hallar en la “Enciclopedia de la Política” del intelectual y político ecuatoriano Rodrigo Borja Ceballos: “Pueblo es un concepto eminentemente político: designa al grupo humano orgánicamente estructurado, consciente de
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su destino histórico, cuyos componentes están ligados entre sí por ideales comunes más o menos bien definidos”. Si bien esta definición delimita el concepto “pueblo” a su uso dentro de los discursos políticos, cabe precisar que este uso puede tener distintas interpretaciones, basadas en ideologías opuestas. En este sentido, también es útil el trabajo del teórico argentino Ernesto Laclau, para quien el “pueblo” corresponde a un “significante vacío”, o sea, es una “identidad” que puede ser construida o dotada de sentido mediante concatenación de demandas populares no resueltas y que sirve para diferenciar a los actores populares de aquellos actores que detentan el poder.
Con lo anteriormente señalado; comprendemos que la definición correcta de pueblo, se enmarca dentro de una naturaleza política, comprendiendo su papel como sujeto histórico y social, en lo que se denomina “Clase Popular” o bajo pueblo.
Ya durante la revolución francesa; los teóricos jacobinos, los cordeliers y otros intelectuales filósofos de los movimientos ilustrados y enciclopedistas, habían propuesto definiciones políticas para comprender al pueblo.
Robespierre lo asimiló con la Patria, la república (cosa pública, de comunidad) y la soberanía popular, como antípodas a la tiranía monárquica y el privilegio de las aristocracias y los cleros: “¿Qué es la patria sino el país en que todo ciudadano es partícipe de la soberanía? Como consecuencia del mismo principio, en los Estados aristocráticos, la patria sólo significa algo para las familias patricias que han usurpado la soberanía. Únicamente en un régimen democrático el Estado es verdaderamente la patria de todos los individuos que lo componen y puede contar con tantos defensores interesados en su causa, como ciudadanos haya en su seno.”
Es ahí cuando el pueblo cumple un papel soberano y político, al identificarse como una clase social (de intereses comunes-colectivos), combatiendo al despotismo y la tiranía, ejerciendo el derecho de rebelión para consolidar la 86
vida plena, armar su propia historia. De ahí la fórmula francesa: “Contra el horror del tirano, el terror popular”.
Dos siglos después, el socialismo científico, identificó y trabajó de forma desarrollada, el papel histórico de la clase obrera (proletariado) y su convivencia en medio del capitalismo industrial y la explotación laboral. Se componía el pueblo proletario, de todos aquellos que sólo poseían su fuerza de trabajo; obreros, campesinos, comerciantes pequeños (pequeña burguesía), que no produce suficientes excedentes como para expandir su negocio, y siempre vive proclive a proletarizarse-, y por otro lado los explotadores; los grandes capitalistas industriales, y financieros. Por ende, correspondería la organización del pueblo, en las vanguardias populares políticas, organizadas en partidos, para dirigir los procesos revolucionarios, derrotando a las oligarquías dominantes, tomando en consideración la realidad diferencial y las condiciones materiales dadas en cada lugar del mundo. Lo cierto, es que “Pueblo” es una comunidad política, una clase popular, que para constituirse como sujeto social, debe organizarse, para ejercer su poder soberano supremo, construir la patria, luchando contra todo dominio de la clase política oligárquica, nepotismo, tiranía corrupta, imposición imperialista o plutocracia. Si el poder corrupto enquistado, debe usar la fuerza para defenderse de su propio pueblo, es demostración de que no existe la representatividad ni la legitimidad del gobierno, por lo consiguiente, es menester recuperar y ejercer el poder popular; núcleo de una auténtica soberanía política. -PUEBLOS INDÍGENAS Entre las premisas, podemos decir que existen culturas indígenas a lo largo de todo Chile y reconocidas por el Estado. El Censo 2017 recopiló información que nos señala, la existencia de más de dos millones de personas que se consideran parte de nueve etnias indígenas diferentes, siendo un total de 1.745.147
quienes
se
definen
como
87
parte
de la
cultura
mapuche.
Aquello es relevante, pues desde el siglo XVI, con los procesos de invasión hispana y colonización, los pueblos indígenas del territorio se vieron enfrentados a guerras, nuevas enfermedades, modificación de costumbres, evangelización, trabajo en encomiendas, pérdida de territorios soberanos, mestizaje y una contínua transculturización. Posteriormente, en el siglo XIX, los pueblos indígenas debieron enfrentarse a los intereses del Estado político oligarca, sus políticas de inmigración y expropiación de tierras ancestrales para fines comerciales agrícolas. Muchos indígenas abandonaron sus costumbres típicas y asimilaron por lo general, la cultura campestre del trabajo agrario, construyeron pequeños talleres, adoptando profesiones en milicias de bajo rango, también emigrando a diversas zonas del país buscando suerte en las minas, o en las ciudades, componiendo la gran masa de la clase popular chilena
mestiza.
Entre las diversas culturas indígenas, una destacó por su resistencia, no solo dentro del territorio chileno, sino en todo el continente; la cultura mapuche, o reche, que en su sentido original significaba: “mi gente y nadie más” (éstos habitaban mayormente al sur del Bíobío). Se hicieron fama por la resistencia ofrecida, la adaptación bélica-estratégica y las asombrosas victorias sobre el avance español. Por ello, muchos poetas definieron a Chile como un cementerio
de
españoles.
En la visión mapuche, a diferencia de otros pueblos, se desarrolló una sabiduría relacionada con la libertad común, la rebelión, la lucha constante y la dignidad de Ser uno mismo, contra toda opresión externa. A eso se refirió Soublette cuando dijo: “Los mapuche defendían el paraíso”. Por eso resistieron al expansionismo incaico o al imperialismo español; -fuerzas que imponían las leyes del vasallaje- (totalmente incompatibles con la idiosincrasia de Arauco). Dentro de esta cultura, el denominado “Lautarismo”, o mejor dicho; los planes tácticos
innovadores
de
Lautaro,
fueron
una
superación
del
propio
costumbrismo místico mapuche y un perfeccionamiento de las concepciones de dignidad, para dar paso a la razón y la estrategia como armas de lucha; lo que inspiró a innumerables poetas y revolucionarios durante la historia; desde la Logia Lautarina hasta movimientos revolucionarios populares del siglo XX. 88
Aquella es la razón de que, se empuñe en lo alto la bandera mapuche, como símbolo supremo de rebelión y resistencia ante la opresión; es un elemento simbólico que ha trascendido desde lo puramente indígena hacia la cultura popular
chilena,
como
parte
de
la
identidad
común.
Bernardo O’Higgins, -que se consideraba gran amigo y admirador del pueblo mapuche, sucesor de Lautaro y Pelantaro en la erradicación histórica del yugo español- reconoció legalmente la independencia de los pueblos indígenas:
"Araucanos, cunchos, huilliches y todas las tribus indígenas australes: ya no os habla un Presidente que siendo sólo un siervo del rey de España afectaba sobre vosotros una superioridad ilimitada; os habla el jefe de un pueblo libre y soberano, que reconoce vuestra independencia, y está a punto a ratificar este reconocimiento
por
un
acto
público
y
solemne".
Lo cierto es que O’Higgins, no visualizó ni en sus peores pesadillas que el Estado chileno independiente y republicano pudiera en un futuro, ejercer masacres contra el bajo pueblo y los indígenas. Recordemos un punto importante; y es que a principios del siglo XIX, se había forjado en Chile, una poderosa
e
influyente
oligarquía
mercantil-monopolista,
que
unificada,
componía el alto clero, la oficialidad de alto rango, los cargos públicos de élite, ejerciendo el dominio monopólico de los mercados claves del momento. Ellos tenían la capacidad para obligar la abdicación de un prócer, así como de organizar una guerra civil para tomar el poder (1829-1830), y convenir para su beneficio la importancia comercial de guerras externas (1836 y 1879).
Podemos concluir que desde la Constitución de 1833, la oligarquía ultraconservadora en lo moral y liberal en lo económico-, tomó control absoluto del destino del país, utilizando al Estado como garante del dominio de los medios productivos extractivistas, sin avanzar hacia un desarrollo industrial, ni como
política
estatal,
ni
como
iniciativa
privada.
En esa línea, durante 1865, el Estado de Chile decidió que para las políticas 89
extractivistas de exportación prima agrícola, los territorios de la Araucanía debían ser expropiados para asentar ahí, colonos de origen europeo. Aquel proceso suele denominarse pacificación o invasión de la Araucanía; guerra sangrienta, en la que el pueblo mapuche terminó siendo reducido a pequeñas reservas
indígenas.
Para entender algunas contradicciones históricas fundamentales entre el pueblo mapuche y los intereses del Estado oligarca chileno, expondremos los siguientes
factores:
1-En la cultura mapuche no existía el método productivo-masivo de la agricultura, ni la exportación comercial, sino la ganadería de caballos, lo que significaba renombre, distinción, y también un símbolo de riqueza de los ulmen (gente respetada y acaudalada mapuche). Los mapuche no pretendían ser una cultura extractiva de exportación, sino una economía de auto-sustento, familiar y
colaboración
de
clanes.
2-La oligarquía tenía una preocupación latente sobre el peligro que los mapuche podían significar para su seguridad, más aún cuando mediante eventuales alianzas con grupos políticos contrarios al gobierno, amenazaban – supuestamente-
con
crear
una
fuerza
de
oposición
a
considerar.
3-Como ya lo dijimos; el interés mercantil del Estado chileno en la agricultura y la exportación, ocupando las tierras del sur por la fuerza, sin ninguna clase de retribución o acuerdo ante la resistencia indígena, los llevó a dirigir la invasión hacia la Araucanía. Debemos agregar en este punto, que en la cultura mapuche los tratos tienen el valor de la palabra empeñada en parlamentos (no mediante títulos escriturales), además de delimitar sus propiedades territoriales y fronteras en base a accidentes geográficos o fenómenos particulares de la tierra, como un determinado monte, un río, un bosque, etc. En ese aspecto, se consideró que el Estado de Chile traicionó la palabra empeñada, de honor, entregada
otrora
en
diversos
parlamentos.
Desde ese punto y extendiéndose durante el siglo XIX, la lucha mapuche 90
continuó
desde
sus
reductos
y
comunidades,
buscando
recuperar
someramente sus tierras por medio de la legislación chilena y el derecho vigente. Sería ilógico creer que en Chile existe un separatismo mapuche, ese es un mito que debemos desarticular, pues a la oligarquía le interesa explotarlo.
En Chile no existen fenómenos como el etnocacerismo, o etnoregionalismos radicales con capacidad de crear verdaderos estados paralelos, al Estado de derecho vigente. Lo que si hay, son organizaciones y colectivos populares –no solo indígenas, también ecologistas y campesinos- que han enfrentado mediante la protesta y la denuncia, el avance descontrolado de monopolios forestales, hidroeléctricas, latifundios y celulosas, entre otras, las cuales suelen provocar desastres ecológicos irremediables, amenazando y sacando del lugar a campesinos y comunidades mapuche, que de por sí representan una piedra en
el
zapato
de
estos
intereses
societarios.
Es evidente que, los sucesivos gobiernos neoliberales de Chile han entablado una política de militarización de la zona, de fuerza pública en la Araucanía, promoviendo en la prensa, cuentos fantásticos, usando incluso montajes policiales -ya descubiertos-, para declarar que existe una especie de guerra de guerrillas, grupos paramilitares, extremistas, etcétera, cuando la realidad, dicta que los llamados “grupos radicales indigenistas”, son una reducida minoría en Chile, y el verdadero terrorismo, lo han ejercido los monopolistas comerciales; amparados por el Estado oligarca y rancios latifundistas –depredadores de la tierra-
de
la
zona.
En nuestra propuesta debemos admitir a Chile, como un país pluricultural, respetuoso de las etnias indígenas diversas, baluartes de la cultura, restaurando el derecho legítimo histórico de la tierra, de comunidades que las perdieron por acción oligarca, comenzando por aplastar al monopolismo depredador y usurero, los cuales no tendrán cabida en un Chile socialista, patriota, donde prime el respeto por el prójimo, el comunitarismo, con políticas de desarrollo en aras del bien común, jamás en desmedro del ecosistema, o contra las comunidades indígenas. 91
-PRAXIS Del griego antiguo "Acción", su significado es más amplio que "práctica", pues se traduce como: "Acción transformadora del mundo".
Del griego antiguo "Acción", su significado es más amplio que "práctica", pues se traduce como: "Acción transformadora del mundo". Praxis se relaciona con la filosofía materialista. Epicuro desarrolló la teoría del clinamen, donde se explica que los átomos caen en línea recta como una lluvia, pero si una de esas líneas desvirtúa su curso, trastoca las otras líneas, y de aquello puede surgir una realidad diferente, toda vez que lo mismo, pasaría dentro del curso histórico de las comunidades. La acción de las colectividades humanas, puede mover los engranajes históricos, generar un proceso o romper con un sistema político ordenado, desafiando todas las leyes del azar.
Bajo estos parámetros, la praxis refuta la predestinación metafísica, y la especulación divina del origen humano, puesto que los pueblos tienen la capacidad de forjar su porvenir, comprendiendo la materia como un elemento modificable, bajo ese alero; no existe más fuerza que la organización colectiva, preparada, accionaria y transformadora, para golpear los esquemas de la realidad. Mao dijo: "La chispa puede encender un bosque", pretendiendo expresar el poder de la voluntad política de vanguardias combativas y expertas en ciencias sociales. Desde Maquiavelo, pasando por Marx, Gramsci, Luckács o Althusser, entre otros, se desarrolló el concepto de "praxis comunitaria", en el sentido que, el consenso de voluntades políticas, amarrado por una meta establecida, protegida por una fuerte articulación teórica, potencia la revolución a nivel político-cultural. No hay contradicción entre la teoría y la praxis, pues ambos son elementos progresivos dentro de los procesos de transformación material. REACCIONARIO – REACCIONARISMO
92
En la politología moderna (desarrollada inicialmente en Francia), el apelativo de reaccionario fue un insulto para referirse a los defensores del Antiguo Régimen absolutista; los lacayos del rey, los temerosos del clero o siervos leales al señorío feudal. Reaccionarios serían todos aquellos que, por diversos motivos (miedo, ignorancia, superstición, dogma, conformismo) se niegan a aceptar los procesos
sociales,
culturales
e
históricos
en
constante
e
inevitable
transformación, producto de contradicciones internas que requieren resolución.
La RAE define reaccionario (a): “Que es partidario de mantener los valores políticos, sociales y morales tradicionales y se opone a reformas o cambios que representan progreso en la sociedad, o aquel que manifiesta ideas reaccionarias”. El título de reaccionario o contrarrevolucionario, le fue aplicado a la reacción termidoriana francesa; que impulsó el detenimiento del proceso revolucionario jacobino. Así mismo, el peyorativo se le atribuyó en lo posterior, a múltiples sectores políticos e ideologías dentro de todo Occidente. Esencialmente a la “derecha política” (los defensores del statu quo), al franquismo, a todo el conservadurismo político-valórico, y a todos los chovinismos que colaboraron con el freno o la distorsión, de las revoluciones socialistas y patriotaspopulares, entre otros semejantes. El insulto y categoría de “reaccionario”, es usado hasta hoy por fuerzas revolucionarias anti-capitalistas de todo el mundo, para encasillar a los defensores del capitalismo, la burguesía y la explotación, etc. Durante el estallido social chileno, se desataron desde el seno de la revuelta popular, un sinnúmero de insultos y repudios para todos aquellos lacayos “chalecos amarillos”, pinochetistas, pseudo-nacionalistas con fetiches por la moralina y alucinaciones conspirativas, que se levantaron para defender el gobierno de Piñera y el neoliberalismo. Estos reaccionarios aludían a las teorías más descabelladas, esquizofrénicas e incluso propias de la Guerra Fría: revoluciones castrochavistas planificadas desde el extranjero, terrorismo armado, y mercenarios a sueldo, entre otros, para destruir el supuesto “paraíso chileno”, al “jaguar latinoamericano”, aparentemente sin ninguna clase de 93
problemas internos, y cuyo modelo neoliberal no podría caer por sus propias falencias. En Francia, los chalecos amarillos son un símbolo revolucionario y popular, pero en Chile se transformaron en un emblema de la reacción antes mencionada, aplicándose sobre estos, denostaciones como; chupapicos y chupalumas, lo que se correlaciona con una actitud de servidumbre timorata al poder establecido. El agua sin movimiento conduce a la putrefacción. La sangre sin circulación a la gangrena y los músculos se desintegran cuando no ejercen fuerza, así mismo, el conservador-reaccionario está condenado a ser arrasado por las fuerzas de la historia y la fricción social; que es mutación, contradicción, movimiento, como la materia misma. La naturaleza no conserva, obliga la adaptación o la extinción absoluta. El conservadurismo-reaccionario es el dogma pétreo y moribundo; la revolución es el golpe terrible, destructor y creador de la vida. ¿Entonces según este planteamiento cabe aceptar el llamado “progresismo”? no tiene relación alguna, puesto que el “progresismo” como dogma traído desde occidente, expone la tesis de los procesos monotónicos, esto es, el planteamiento
de
que
Occidente
es
la
cultura
más
“desarrollada”
universalmente y por lo mismo, cada pueblo del mundo debe “occidentalizarse”, aceptando sus lógicas, su progreso, su tecnocracia, sus métodos de producción,
sus
sistemas
políticos,
etc.
Nosotros
hablamos
de
las
transformaciones que se dan dentro de comunidades humanas, sociedades desiguales como la chilena. Nos referimos a una realidad, una “dolencia histórica”, que existe desde que la colonial burguesía mercantil se apoderó de la república en desmedro del pueblo de Chile, por ende, aquella brutal contradicción es evidente y explica varios de los fenómenos conflictivos de la actualidad, los cuales no han terminado de resolverse, sino que por el contrario, se han agravado. La imposición de un neoliberalismo de manicomio impuesto por las armas, gobiernos ilegítimos, el descontento ciudadano, ya no resisten la crisis. Estos problemas han sido arrastrados como avalancha por años y se estudia con las ciencias sociales para obtener un diagnóstico. No se trata de intervencionismo conspirativo externo como alucinan los sectores 94
reaccionarios, los cuales siempre deben buscar culpables omnipresentes para encontrar explicación a los acontecimientos, recurriendo al imaginarismo vulgar y subjetivo. El peligro radica en que la estupidez siempre es contagiosa. ¿Pueden
algunas
ideas
conducir
al
denominado
“reaccionarismo”?
Evidentemente que sí, y de hecho, varias ideas tradicionales de la política chilena conllevan directamente al reaccionarismo. Los
reaccionarios
manifiestan
tres
tipos
de
planteamientos
clásicos,
hermanados en una falsa idea de “inmutabilidad sacrosanta”:
1-El idealismo valórico 2-El idealismo de la “raza” 3-El idealismo del mercado Los “valores eternos” El idealismo emocional y dogmático de los valores metafísicos, es el más antiguo (instaurado desde la conquista española e institucionalizado durante la colonia) ya que generalmente, tiene una connotación confesional religiosa (principalmente judeocristiana), y de por sí, considera que existen valores, principios, doctrinas y revelaciones de origen divino, metafísico, espiritual, transmundano, que se extrapolan a la institucionalidad y la cultura. De ahí que estos reaccionarios se aterren ante toda transformación cultural o progreso legislativo; por ejemplo oponiéndose a la ley de divorcios, o incluso al Estado laico. Los reaccionarios más recalcitrantes se manifiestan abiertamente como anti-científicos o se atemorizan por la expansión del “ateísmo”. La oligarquía chilena se manifiesta abiertamente como liberal-conservadora, exponiendo un durísimo régimen o comportamiento moral ultramontano (vemos prelaturas como el Opus dei, y el movimiento Schoenstatt, con mucha influencia en sectores acomodados), pero su vez, defendiendo a rajatabla el liberalismo radical, la globalización y el imperio de los mercaderes. La raza 95
El idealismo de la raza, es una idea metafísica y chovinista traída durante el siglo XIX, por medio de influencias del romanticismo alemán (que fue una vanguardia artística en su tiempo), y que exponía, la unidad poética de la sangre de los pueblos, el “origen común”, la justificación de las naciones por el ius sanguinis, la noción de que esa supuestamente unión de pasado y destino común, es el “alma” del pueblo. Hoy sabemos que este chovinismo no fue más que un invento para justificar la unificación moderna del Estado alemán (pangermanismo), entre variadas localidades y comunidades profundamente heterogéneas.
A principios del siglo XX las ideas raciales estaban muy de moda y eran aceptadas en numerosos campos del pensamiento. En la época posterior a la segunda guerra mundial, los estudios científicos y en desarrollo de la genética echaron por tierra los romanticismos de la sangre. Nicolás Palacios, en su obra delirante llamada “Raza chilena”, trató de otorgarle una sustancia identitaria al nacionalismo chileno, exaltando el mestizaje godoaraucano, condenando toda mezcla étnica ajena a este, o presencia de otros poblados en Chile. Por ello, los reaccionarios suelen incluso plantear que existe una “psiquis” nacional o comunitaria, bajo una identidad racial común, lo que raya en la locura o panfletos teosóficos de feria sin sustento alguno. Lo cierto, es que como chilenos, nos componemos de las más abundantes y variadas mezclas indígenas, europeas y otras. Somos un país conformado por la inmigración y la mezcla histórica. Todo idealismo conservador de raza es absurdo. El conservadurismo de la raza, por ejemplo; condena y culpa a los inmigrantes de todos los problemas nacionales, siendo que el único centro de gravedad anti-patria es el capitalismo depredador. Cuando un nacionalista chovinista plantea: “los chilenos primero”, lo que quiere decir, es que el chileno tiene derecho a recibir las migajas primero que el inmigrante. Este reaccionario, es en el fondo, un gran defensor del sistema. Ataca al inmigrante pobre, pero no se atreve a enfrentar al poderoso oligarca apátrida (llega a la desfachatez de 96
proponer colaboracionismo de clases con esos). Incluso este reaccionario, cree que la inmigración corrompería su aparentemente inmutable y sacra identidad étnica (ya dejemos de reírnos de estos absurdos y avancemos). Ya el filósofo alemán Schopenhahuer, condenó encolerizado en su época, esta fiebre irracionalista del chovinismo nacional: “Todo imbécil execrable, que no tiene en el mundo nada de que pueda enorgullecerse, se refugia en este último recurso, de vanagloriarse de la nación a que pertenece por casualidad.”
Jorge González Von Marées, tomó varios de estos conceptos y los insertó en su infundado nacionalismo nacista, que fracasó prontamente. De manera lamentable esos fundamentos sirven de fuente hasta hoy en día, para el nacionalismo chileno histórico. Nosotros decimos que el nacionalismo histórico chileno, siempre ha sido reaccionario. El mercado Durante los años ochenta y hasta hoy en día, aumentaron los reaccionarios con fe neoliberal en el mercado, concibiendo en este, una especie de egregor, autoconsciente que no debe ser regulado, pues toda intervención, derivaría supuestamente en el desastre apocalíptico. Apelan a teorías añejas y fracasadas de la escuela de Chicago y de Austria (la gran depresión, la gran recesión, o el fracaso del modelo neoliberal chileno, entre otros fueron producidos por el capitalismo desenfrenado de mercado). Estos reaccionarios representan un dogmatismo confesional, y caen comúnmente en el conspiracionismo de ver comunistas en todas partes. Son incapaces de observar las enormes contradicciones y errores del capitalismo radical y su explotación
(incluso
la
justifican).
El
liberalismo
económico,
es
una
consecuencia de la filosofía nominalista, es decir, de la metafísica del individuo elaborada en la cultura anglosajona. Si tuviésemos que exponer un ejemplo de corriente ideológica que representa el reaccionarismo más brutal, podemos encontrarlo en el sionismo (movimiento de ultraderecha, fanático religioso y racista, que justifica su razón de ser, en el exterminio y la esclavitud de otros pueblos). Sostiene la idea de pueblo elegido 97
(metafísica del origen, conservación y divinización de la sangre), la tierra prometida (destino común), además de buscar sus valores en revelaciones en escrituras sacras, y confesionalismos idealistas variados. Reivindica la supremacía de los poderosos y los financistas por sobre los pueblos. No son pocos los judíos que se manifiestan en contra del llamado movimiento político sionista. Se podría decir que el sionismo, es la expresión original-confesional y primigenia de todo el reaccionarismo de ultraderecha; conservacionismo moral, racismo, identitarismo, supremacismo, occidentalismo, y defensa de la explotación.
Por estas razones, el nacionalismo de la praxis representa una fuerza antípoda radical con el reaccionarismo histórico, pues tiene sus fuentes en la filosofía griega y su desarrollo temporal, en la ciencia, no en revelaciones bíblicas, idealismos,
espiritualismos
metafísicos,
o
romanticismos
chovinistas
emocionales varios. La prominencia sobre la vulgaridad y los disparates reaccionarios, tiene fundamento en nuestro conocimiento metodológico de las fuerzas materiales que comprenden la historia, el estudio de las ciencias sociales, las contradicciones y la transformación constante.
REPÚBLICA-REPUBLICANISMO El concepto específico de república fue acuñado por la civilización romana: “res pública” o “la cosa pública”. Hacía referencia a todo aquello concerniente al pueblo o populus de Roma. Los romanos habían adoptado esta forma de gobierno a manera de rechazo contra la monarquía, tras la expulsión del último rey de Roma, Tarquino el Soberbio. La república romana estuvo gobernada por un órgano colegiado llamado Senado, que reunía a la clase patricia. Dirigiendo el senado se encontraban los Cónsules, que eran elegidos anualmente por los ciudadanos o plebe de Roma. A su vez, la plebe contaba con los Tribunos de Plebe; funcionarios que defendían los intereses de esta clase y tenían autoridad para vetar algunas decisiones de otros magistrados si lo consideraban pertinente. 98
Con el tiempo la esencia republicana fue siendo abandonada por formas de gobierno más monárquicas. Para la “edad media” e inicios de la “edad moderna”, el sistema político más común en Europa era el monárquico. Con la llegada de los siglos XVIII y XIX, los revolucionarios burgueses en Norteamérica y en Francia, retomaron el sistema republicano como forma de gobierno destinada a reemplazar las ya añejadas monarquías que para entonces, habían adquirido el carácter de “absolutas”. Los republicanos modernos estuvieron principalmente influidos por filósofos de la ilustración tales como Montesquieu, Rousseau, Voltaire y muchos otros, quienes a su vez, tomaron conceptos de la “antigüedad clásica”, entre ellos, la “Res pública” de origen romano y la “demokratia” de origen clásico griego. Para entonces, las repúblicas representativas de corte burgués fueron las estructuras más avanzadas de gobierno y su desarrollo histórico se condijo con el desarrollo del capitalismo. A mediados del siglo XIX y comienzos del XX, estas repúblicas pasaron a tener un carácter más reaccionario o de statu quo en favor de la clase burguesa, siendo que esta misma clase dejó de ser una clase revolucionaria o de vanguardia, para pasar a ser protectora e impulsora del orden capitalista establecido. Tras la revolución rusa de 1917 y demás revoluciones de tipo socialista en el mundo, surgieron nuevos tipos e interpretaciones de república; la república socialista y la república popular. Estas formas de república cambiaron el paradigma de la protección de los intereses de la burguesía, a la protección de los intereses de la clase obrera (república socialista) y de la participación representativa a formas de participación más directas del pueblo (república popular).
Después de la caída de la Unión Soviética, la república de carácter burguesa y representativa es vista por el “establishment” liberal-global como la única forma concebible de república, acusando a las alternativas de ser “despóticas” o “totalitarias”.
99
En el contexto local chileno, términos como “fiesta republicana”, “espíritu republicano”, o incluso “actitud republicana” se han hecho sinónimos con los acuerdos, conciliaciones y arreglos entre los políticos de posiciones políticas aparentemente contrarias y que sin embargo aseguran el statu quo favorable a los intereses de la oligarquía y alta burguesía local. No es casualidad que una serie de partidos de ideología liberal-conservadora en distintas partes del mundo usen el nombre de “partido republicano”.
Hay otras latitudes tales como España e Irlanda donde el término republicano mantiene connotaciones revolucionarias frente al añejo sistema monárquico que todavía perdura en dichos países (en el caso de Irlanda, la parte norte sigue bajo ocupación de la monarquía británica). Sin embargo, no conviene entrar en detalle respecto a estos casos particulares por ahora. Como se ha señalado en el artículo de “Revisionismo de la Tradición”, la remisión que los revolucionarios franceses del siglo XVIII y los bolcheviques del siglo XX al concepto de república, cuyo origen remonta a la antigüedad clásica, se trata de buscar una forma más genuina de abordar la Res Pública, la cosa pública o la cosa del pueblo, frente a los sistemas despóticos que había respectivamente en el contexto de unos y de otros (el absolutismo en un caso y la autocracia zarista en el otro). El desarrollo que hicimos del concepto de “Democracia Popular”, explica nuestra concepción de República verdadera, como aquella que en origen representa los intereses del pueblo chileno, aquella donde este efectivamente pueda ejercer soberanía sin las trampas del centrismo parlamentario y de la falsa representatividad que rige hoy en nuestro país.
REVOLUCIÓN – REFORMISMO
100
A lo largo de la historia y el desarrollo de la politología, se pueden apreciar dos propuestas metodológicas para cambiar la realidad social y política; e reformismo
y
la
revolución.
Mientras que el reformismo aboga por un cambio estructural del sistema político imperante desde el propio sistema, es decir; una transformación interna de éste, -la cual puede hacerse en mayor o menor gradualidad-, la revolución en cambio, es una transformación radical que implica un reemplazo absoluto del
sistema
anterior,
por
uno
nuevo
y
totalmente
diferente.
Generalmente, las revoluciones se caracterizan por ser momentos históricos abruptos que abren una nueva etapa de cambios políticos, en una dirección diferente al curso esperable de haber seguido las cosas bajo el statu quo.
Cabe señalar que en la práctica, los movimientos reformistas sólo alcanzan a realizar variaciones de tipo superficial, o que no representan una alteración significativa para las oligarquías (poder hegemónico), las cuales prefieren "un mal menor", o medidas parches ilusorias, antes que perder sus privilegios.
Por otro lado, las revoluciones representan un ataque directo contra el poder oligárquico imperante, buscando su destronamiento en pos de establecer en el poder, a la clase otrora explotada y sometida. Así por ejemplo; la revolución francesa fue un movimiento patriótico de la burguesía y las masas populares, en contra de la monarquía absolutista y la nobleza. De igual forma, las revoluciones comunistas fueron movimientos de la clase obrera, contra de la burguesía
capitalista.
Por la misma razón, no puede calificarse el Golpe de Estado de 1973, como una "revolución militar" (así lo han propuesto algunos apologetas de la ideología reaccionaria), ya que este evento, no fue la rebelión de una clase oprimida contra otra opresora, sino un artilugio de la propia oligarquía para defenderse a sí misma, deteniendo el proceso y las reformas desarrollistas populares.
101
Es menester mencionar que también han existido movimientos híbridos que combinan aspectos reformistas con revolucionarios. Así por ejemplo tenemos los ejemplos de la Unidad Popular en Chile y el gobierno de Sukarno en Indonesia, ambas experiencias con desenlaces trágicos. Hoy en día, la certeza es que la única vía factible para la transformación de la realidad política, es la vía de la revolución, ya que las oligarquías no abandonarán su posición de dominio, ni sus privilegios de forma pacífica, y porque ninguna reforma podrá ser verdaderamente representativa de los intereses nacional-populares. No se puede negociar con las condiciones del mismo sistema construido por la oligarquía.
SALUD FÍSICA COMO CULTURA REVOLUCIONARIA
La salud física comprende un bienestar total del organismo (incluyendo la salud mental), permitiendo el perfecto desenvolvimiento del cuerpo en la vida cotidiana, garantizada principalmente por buena alimentación y ejercicio constante. La preparación física es tan fundamental como la preparación intelectual; dos armas complementarias en la terrible lucha que llevamos a cabo; la de los pueblos libres contra el imperialismo más poderoso que ha conocido la humanidad: la globalización capitalista expansiva.
La cultura contemporánea ha generado una vida sedentaria, de entretenimiento cómodo, con jornadas laborales y sistemas de estudios que conllevan a ingerir comidas a deshoras o desmedidamente, muchas de ellas chatarra, con nulo aporte nutricional. Sumémosle el consumo excesivo de drogas o elementos dañinos que no contribuyen al fortalecimiento del organismo, sino por el contrario, lo debilitan, así como también la escasa cultura general nutricional existente.
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Alguien que se considera disidente del sistema o un revolucionario, sabe el principio: “Si soy fuerte, más fuerte será la causa común”, siendo que fuerza significa resistencia y potencia de impulso. En ese sentido; la salud física es el punto de partida, puesto que incluso el poderoso órgano del cerebro necesita de nutrientes y actividad perseverante para trabajar en buenas condiciones, almacenando información, desarrollando las armas argumentativas-lógicas que actúan como cuchillos y bombas sobre los disparates del enemigo. Por cierto, cuando hablamos de la fuerza física, no nos referimos a cuestiones meramente estéticas o propias de la publicidad del “fitness”, sino de la funcionalidad utilitaria del sujeto para la revolución. La primera tiene como núcleo el hedonismo, mientras que la segunda, el sacrificio anti-individualista y la actitud revolucionaria.
La salud física tiene dos dimensiones: primeramente la etapa por la conquista del poder, todo revolucionario debe estar en las mejores condiciones posibles, pues el cuerpo es el único medio de expresión que tenemos sobre la realidad, y es la realidad aquella que pretendemos transformar. Carlos Marighella por ejemplo escribió sobre las aptitudes físicas de un guerrillero urbano:
“(…) el guerrillero urbano tiene que aprender y practicar varios tipos de pelea, de ataque, y de defensa personal. Otras formas útiles de preparación física son caminatas, acampar, y practicar supervivencia en los bosques, escalar montañas, remar, nadar, bucear, entrenamiento de hombre rana, pescar, arponear, y cazar pájaros, y animales grandes y pequeños”. El enemigo es implacable y jamás estará dispuesto a renunciar a sus privilegios por las buenas, estará presto a matar. Por tanto, un patriota popular revolucionario, debe estar en las mejores condiciones físicas, incluyendo la preparación intelectual, para hacer frente a cualquier adversidad, y por cierto, alcanzar la victoria dentro de la campaña colectiva. La victoria jamás se conquistará por la mera fantasía de soñarla.
103
La segunda etapa sería posterior a la conquista del poder, ya que un pueblo fuerte es difícil de ser sometido, la buena salud física cultural es expresión de la voluntad colectiva de vivir; propia de una sociedad patriótica civilizatoria, salvaguarda de una vida en plenitud. Para estos efectos, la reconstrucción y fortalecimiento del tejido social debe propender dentro de las esferas educativas y programas estatales, la cultura popular, por medio de instituciones, y por todas las vías, la garantización de una salud física óptima como derecho fundamental y deber.
-SENTIDO COMÚN MEDIÁTICO
El sentido común mediático puede definirse como aquella opinión o conjunto de opiniones y posturas que aparentan tener amplia aceptación social, y que a su vez son promovidas, - y en ocasiones fabricadas total o parcialmente-, por los medios de comunicación hegemónicos. El nivel de aceptación social que impone este "sentido común" mediático pretende ser tal, que la sola opinión o postura disidente es tratada con un alto nivel de repulsión y condena. En este sentido se puede decir que es una especie de pensamiento dogmático generalizado y que una amplia masa de receptores acepta de forma acrítica y sin mayor análisis de su fondo y contexto. Ejemplos de este "sentido común mediático" lo podemos encontrar en la amplia difusión y apoyo de la postura pro ucraniana en el actual conflicto armado en el Este de Europa (2022). O también en los conocidos relatos liberales sobre la "imposibilidad práctica del socialismo" o la supuesta "naturaleza individualista del ser humano". Todos estos relatos cuentan con una amplia maquinaria de difusión y divulgación mediática, tanto en los medios masivos como en instituciones académicas, pretendiendo instalarse como una verdad incuestionable. No
se
debe
confundir
este
fenómeno
con
otro que se
encuentra
tangencialmente relacionado, el de las "fake news", es decir mentiras burdas 104
mediatizadas y tomadas como noticias serias. Si bien mucho del "sentido común mediático" puede contener mayores o menores dosis de "fake news", se trata de un fenómeno mucho más amplio y elaborado. El Sentido Común Mediático, nos dice José Pablo Feinmann, en su programa Filosofía Aquí y Ahora, es la construcción e implantación de un discurso preconcebido y ajeno como si este fuera propio. O poniéndolo en términos de Heidegger, es el "se dice" (dasman). Quien se ampara en este "sentido común" prescinde de hacer una reflexión propia para dar paso a la opinión generalizada, - o que pretende ser generalizada-, es decir dejar de pensar y permite que otros piensen por él. En el ámbito de clases sociales, este sentido común mediático suele hacer eco de aquellos relatos instrumentales a los intereses de las oligarquías. No es ninguna sorpresa, ya que los oligarcas son los que mantienen el control de los medios que difunden estas narrativas. Esto además les da el control de facto en cuanto a la censura de toda opinión, postura o incluso hechos concretos que no se condigan con este "Sentido Común". Tener la noción de todo lo anteriormente explicado ayuda a vislumbrar mejor el aspecto totalizante, -si no "totalitario"-, del sistema liberal. -SOBERANÍA POPULAR
Soberanía; es una palabra proveniente del latín; super omnia, "sobre todo", "Poder supremo". La soberanía se define como la autoridad donde recae el poder político. Dentro de las monarquías absolutas, la soberanía recae en un rey, quien la ejecuta y domina con arbitrio por sobre sus súbditos; por encima del pueblo, atribuyéndose potestades divinas o ancestrales de derecho de sangre. En cambio la “soberanía popular”, se define como el gobierno propio del pueblo, desde cuyo eje, la sociedad civil establece sus modos de protagonismo, representación, sus instituciones, las políticas públicas y mecanismos de expresión y la administración de las fuerzas armadas. De la 105
soberanía política se desprende el direccionismo soberano económico, y como consecuencia, un pueblo soberano es aquel que elige vivir bajo sus propias leyes, en contraposición a castas elitistas enquistadas y privilegiadas, o imperialismos globales. Por estas razones; una soberanía nacional toma forma definida, cuando el pueblo ejerce la dirección política, militar y económica de la nación que construye en el porvenir, no antes. La mera existencia de un tirano o una oligarquía, es un atentado grave y detrimento contra la soberanía popular, ya que estas fuerzas parasitarias, usan la soberanía política nacional para controlar los medios de producción, con fines de mantener en pie sus propios intereses, contraponiéndose a todo bienestar comunitario. La soberanía política siempre recaerá en el pueblo, y este podrá ejercerla a través de mecanismos políticos, o incluso mediante el derecho de rebelión, si es que un tirano o una casta oligarca pretendiesen apropiarse de la soberanía política. Un pueblo soberano tiene facultades para revocar mandatos presidenciales, e incluso derribar tiranías u oligarquías por la fuerza. Por lo consiguiente, entendemos la soberanía como intrínseca al pueblo, quien la ejerce para elegir su propio porvenir político. Con la existencia de una soberanía nacional-popular, se definen los contornos del llamado “soberanismo”, el cual representa un conjunto de planteamientos ideológicos, teorías prácticas y programas políticos destinados a salvaguardar y administrar popularmente la soberanía total, es decir; las riquezas de la nación, proteger la flora y fauna, la depredación monopólica global junto a todas las planificaciones del gobierno del pueblo, etcétera. No obstante, un soberanismo no puede quedarse en el discurso simplista de pelear contra elites fantasmas súper-globales u otras fuerzas etéreas imaginarias como iluminados mega-poderosos o reptiles intergalácticos (ridiculeces que favorecen a los capitalistas poderosos, ya que fomentan la ignorancia, siendo esta última, la puerta de entrada para transgredir la soberanía política). El actual peligro de las soberanías populares, es una realidad conocida y tangible que no tiene nada de oculta o secreta: el capitalismo tardío expandido por medio de la globalización, las hienas apátridas de la inversión, los retail financieros, , las 106
oligarquías locales extractivistas, los grandes medios de comunicación controlados por magnates que definen toda la pauta de los contenidos, promoviendo una opinión pública, una cultura que predispuesta a los procesos de globalización, la ignorancia y el conformismo social.
-SOCIALISMO Para responder a la pregunta sobre qué es el Socialismo, debemos de analizar el concepto tanto desde la antropología como desde la teoría política. En el primer caso, y parafraseando lo que indica el Diccionario de Antropología Filosófica de José Ramón Ayllón, encontramos la definición de socialismo como aquella doctrina que propugna un sistema político y económico en el que la propiedad y administración de los bienes de producción es de carácter colectivo (normalmente estatal) y en el que el Estado regula las actividades económicas y sociales de la nación y la distribución de la riqueza dentro de esta. El socialismo se opone al liberalismo económico, de carácter individualista y que se manifiesta en el Capitalismo y el Imperialismo.
Por tal motivo, es anacrónico hablar de socialismo para referirnos a experiencias comunitarias y colectivistas anteriores al surgimiento de sociedades industrializadas, en las que todavía no se habían desarrollado los métodos de producción a gran escala ni los medios de producción que se presuponen en la definición anterior (comunitarismos primitivos como la Esparta de Licurgo, las primeras sectas cristianas, la estructura económica del imperio inka, etc.).
Desde la teoría política, por otro lado, encontramos como expresión más coherente de socialismo, aquella que se ha definido desde el socialismo científico, en otras palabras, el socialismo como fase primera o inferior de la formación económica comunista, en el que ya no existe la propiedad privada sobre los medios de producción; y las relaciones de producción no se caracterizan por el dominio y la subordinación, sino por la colaboración amistosa y la ayuda mutua entre hombres libres de la explotación. En ese 107
sentido no hay diferencia entre socialismo y comunismo (comunismo final o fase superior), salvo que el socialismo, como fase intermedia entre el capitalismo y el comunismo final, presenta dos tipos de propiedad (la estatal y la cooperativa) mientras que en el comunismo final solo habrá un tipo de propiedad: la de todo el pueblo (colectivismo absoluto).
Este comunismo final o etapa superior del socialismo se caracteriza por ser “una sociedad altamente organizada de trabajadores libres y conscientes en la cual se establecerá la autogestión social, el trabajo en bien de la sociedad será para todos la primera necesidad vital, necesidad hecha conciencia, y la capacidad de cada individuo se aplicará con el mayor provecho para el pueblo” (Diccionario Filosófico [URSS], 1965.) Es decir, que mientras en la primera etapa (Socialismo) regiría el principio: “de cada uno según su capacidad y a cada uno según su aporte”, en el comunismo final regirá el principio: “de cada uno según su capacidad y a cada uno según su necesidad”.
En la proyección práctica, existe una diversidad considerable de las políticas orientadas hacia el socialismo, siendo adoptadas por distintos países, ya que el éxito de su aplicación va a depender de cuán adecuadas sean dichas políticas respecto de la realidad material en que se proyectan. Así, por ejemplo, han sido distintas las experiencias socialistas en la ex Unión Soviética, en la ex Yugoslavia, en la actual China y en la actual Cuba.
El Círculo Patriótico, siendo consciente de la variedad de modelos que utilizaron y utilizan el nombre "socialismo", comprende que una política nacional orientada hacia el socialismo, no puede ser una burda imitación de las experiencias de otros países, sino que debe provenir de una praxis en concordancia con la realidad y las condiciones existentes en Chile y el resto de Indoamérica, tomando como propia la consigna de Mariátegui: "Nuestro socialismo no puede ser calco ni copia sino creación heroica" A partir de esta premisa, podemos vincular la tradición del socialismo en América Latina con la Cuarta Teoría Política, es decir un socialismo de arraigo popular y patriótico, que sin dejar de comprender la lucha de clases ni los conocimientos científicos histórico-sociales, avance en dirección al estudio geopolítico actual 108
(lucha contra el mundo unipolar) y en lo existencial (reafirmar su Ser como Pueblo Soberano). -SOCIALISMO CHILENO
Con anterioridad el Círculo Patriótico de Estudios Chilenos e Indoamericanos ya ha definido el concepto del “Socialismo”, y de esa definición se concluye que: “(…) una política nacional orientada hacia el socialismo, no puede ser una burda imitación de las experiencias de otros países, sino que debe provenir de una praxis en concordancia con la realidad y las condiciones existentes en Chile y el resto de Indoamérica”.
Si revisamos la historia de nuestro país, nos encontramos que en varias ocasiones ciertos personajes o agrupaciones conjugaban el ideal del socialismo dentro de un esquema similar de consignas y planteamientos, con diferentes grados de análisis socio-políticos de la realidad nacional. A esta “corriente ideológica”, es la que podemos denominar en aspectos generales: “Socialismo Chileno”, un socialismo que no ha terminado de desarrollarse. Entre las principales vertientes que se han atribuido los lineamientos de representar un “Socialismo Chileno” como corriente ideológica, podemos extraer la existencia de una heterogeneidad doctrinaria (habiendo expresiones tan diversas como el socialismo utópico, el marxismo, el populismo e incluso el anarquismo), mostrando a grandes rasgos, un carácter marcadamente democrático, popular, anti-imperialista y latinoamericanista, así como también la originalidad de proponer y desarrollar un orden social, político o económico superior al capitalismo, ese intento de crear una “vía chilena al socialismo”, distinto de las experiencias ya conocidas como la soviética, la yugoslava o la china (aunque también existieron tanto simpatías como críticas hacia estos países). Los movimientos obreros encasillados dentro de lo que se denomina “socialismo a la chilena”, exhibieron una gran capacidad de encontrar en las dolencias históricas del “bajo pueblo”, la chispa esencial de una unidad histórica-social común de la clase popular, elaborando un sendero hacía la
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emancipación, la construcción de la patria de los trabajadores, y la victoria sobre los explotadores anti-patria vendidos al imperialismo. Esto fue lo que Recabarren denominó magistralmente como “Patria inacabada”, es decir, una patria en vías de construcción, cuyos ladrillos solo podrán ser impuestos por el pueblo. Como antecedentes del “Socialismo Chileno” se puede mencionar a Francisco Bilbao, Santiago Arcos y José Manuel Balmaceda, personajes que en su época se abanderaban por la causa de los humildes. El socialismo como planteamiento y la reivindicación de la lucha popular, tuvo expresión en periódicos de sociedades artesanales de la fase final de la segunda mitad del siglo XIX, exigiendo la participación política del pueblo, ante el orden de la oligarquía portaliana; un ejemplo clásico es el periódico llamado “El Pueblo” editado por Santiago Ramos. El primer ensayista chileno en denominarse “socialista” fue Víctor José Arellano Machuca, antiguo militar balmacedista conocido por sus polémicas contra la Iglesia Católica. Posteriormente, es destacable la producción teórica y el activismo de Luis Emilio Recabarren, fundador del Partido Comunista de Chile, lo que, si bien le implicó aceptar de manera tácita las “21 condiciones” de adhesión a la III Internacional, así como las directrices emanadas desde Moscú, no dejó de ser un pensador original y cuyas ideas tuvieron un fuerte cariz autóctono. Pero los intelectuales más característicos del “Socialismo Chileno” son aquellos vinculados al Partido Socialista de Chile y a la breve República Socialista que le precedió. Nombres como el de Marmaduke Grove, Eugenio Matte Hurtado, Eugenio González Rojas, Óscar Schnake, Óscar Waiss, Adonis Sepúlveda, Raúl Ampuero, Clodomiro Almeyda o Belarmino Elgueta son los mejores ejemplos. Todos estos personajes marcaron la trayectoria del Partido Socialista como una fuerza patriótica, popular y soberana. El punto cúlmine de esta trayectoria es, obviamente, el gobierno de la Unidad Popular, presidido por el socialista Salvador Allende, quien cuando era increpado por los miembros del Partido Liberal proclamó con orgullo: “Nosotros (los socialistas), señores senadores liberales, con legítima satisfacción tenemos también el derecho a proclamarnos profundamente patriotas”. 110
El socialismo chileno tiene un extenso número de derrotas (de las cuales debemos aprender). Siempre que el socialismo se acercó al subjetivismo idealista (llámese anarquismo, sindicalismo, espontaneísmo, aventurismo, reformismo burgués, etc) fracasó de forma demoledora, se alejó de la ciencia social como metodología de comprensión sociológica de la realidad, y se acercó a la mera proclama voluntarista de la improvisación, el infantilismo izquierdista,
la
romantización
protestataria-peticionista,
huelguista,
distanciándose en demasía de los principios originales accionarios de la clase popular organizada en mayoría dentro en un único destacamento político avanzado predispuesto a ejercer el poder, crear el poder popular. Así mismo, la gran derrota de 1973, demostró que la vía pacífica del socialismo a la chilena, es imposible dentro de una institucionalidad oligárquica, vil herramienta de los monopolistas y usureros apernados en puestos de privilegio, secuestradores de la república, enemigos del pueblo que jamás renunciarían a sus tronos.
Una derrota política y teórica como esa, puede costar bastante sangre, torturas aberrantes y crímenes contra la humanidad, donde los mejores hijos del pueblo pagan el alto precio, y los canallas y rastreros se apropian ilegítimamente del poder. La oligarquía está dispuesta a matar (más de una veintena de masacres horribles encontramos en nuestra historia nacional); de forma contraria, los constructores
del
socialismo
chileno,
han
de
abandonar
idealismos
heterogéneos sepultados bajo tierra, para alzar los estandartes la totalidad política organizada en aspiración a la unificación de la clase popular, y una metodología estratégica, realista y científica de la acción.
El documento que mejor condensa las propuestas de lo que fue el socialismo chileno, es el informe redactado por Eugenio González Rojas en 1947 bajo el título “Fundamentación teórica del programa del Partido Socialista”. En este documento se postula que: Para que la América Latina pueda influir en la conservación de la paz y en el destino de la civilización es necesario que deje de ser una expresión geográfica y se convierta en una realidad política. Consciente de ello, el socialismo lucha por la unidad continental, sobre la base de la formación de una economía 111
orgánica antiimperialista. La política socialista en la América Latina tiene un doble significado: es el único medio eficaz para la emancipación de las masas obreras y campesinas y la única garantía cierta de nuestra independencia nacional y continental. […] Sólo la voluntad de la clase trabajadora puede llevar a término esta empresa cuya urgencia se hace sentir tan fuertemente en este periodo de transición que estamos viviendo. Sobre ella no actúan las inhibiciones que se derivan de los intereses creados ni gravita el lastre de los prejuicios tradicionales. Únicamente ella está en condiciones de dar a la sociedad chilena la superior integración e impulso constructivo que la coloquen, de nuevo, en la avanzada del movimiento continental.
En la actualidad, existen dos grandes antologías que recolectan los escritos fundamentales de esta corriente ideológica a lo largo de su historia. La primera corresponde a “El pensamiento socialista en Chile: Antología (1893-1933)” de los académicos Eduardo Devés Valdés y Carlos Díaz Gallardo. La segunda y más reciente es la obra de Jorge Arrate y Carlos Ruiz Encina titulada “Génesis y ascenso del socialismo chileno: Una antología hasta 1973”. Como vemos, el “Socialismo Chileno” correspondió a una respuesta surgida desde el anhelo más profundo de superar las infamantes condiciones a las que el capitalismo y el imperialismo sometían a nuestro país (y por extensión, a nuestro continente), generándose así una propuesta política profundamente patriótica, democrática, popular y de inspiración continental, pero sigue siendo un socialismo en vías de construcción. -SOCIEDAD CIVIL Y FUERZAS ARMADAS
Se comprende el concepto de sociedad civil, como todo el conjunto humano o comunidad, con capacidad de participar y tomar decisiones en los procesos políticos y sociales que les atañen. Por otra parte, las Fuerzas Armadas, son aquel segmento de la sociedad, que dispone de las armas y el uso público de 112
la fuerza, con el objeto fundamental de garantizar la seguridad interna y externa de una sociedad, ateniéndose estrictamente a las leyes que surgen (o debieran surgir) de la soberanía popular.
En la historia de Chile, el llamado Ejército Libertador de la independencia, de proyección continental y destinado a la erradicación por la fuerza de la resistencia realista, tenía un fuerte asidero ideológico basado en fundar una sociedad nueva dentro de América, con todas las libertades y la grandeza que mereciere la Patria Grande y todos sus pueblos –en diversidad, colaboración y derecho a la autodeterminación-. No obstante, las llamadas oligarquías localistas de los países (de naturaleza mercantil-extractivista y no industrial) se habían fortalecido de gran manera ya para el siglo XIX, pues además de acaudalar bienes y obtener rentas privilegiadas, sus miembros conformaban el alto clero, la oficialidad militar de renombre, y los altos cargos políticos (compitiendo con los peninsulares). Estas oligarquías no poseían por lo general, más ideal que salvaguardar su patrimonio familiar. Aquí se detecta una primera contradicción, entre quienes anhelaban procesos libertadores, integrales, y el interés de clase de las surgentes oligarquías.
Luego de la independencia, en el periodo de ensayos constitucionales, -entre 1818 y 1829- ; Con O’Higgins, posteriormente con Ramón Freire, los federalistas, los regionalistas y los asambleístas que apoyaban la Constitución de 1828, había una gran unidad entre los militares y la sociedad civil (no eran estamentos separados, ni contradictorios, pues buscaban el bienestar general de la Nueva Patria).
Con el Golpe de Estado Estanquero-oligarca (1829-1830), que financió un ejército
irregular,
comprando
una
facción
del
Ejército
comandada
principalmente, por José Joaquín Prieto y Manuel Bulnes, (elegidos por los mismos estanqueros más adelante como “Presidentes” de Chile), produjeron una sangrienta guerra civil, siendo en última instancia, derrotado Ramón Freire, y
otros generales
y
personajes,
otrora
considerados
héroes de
la
independencia, pero ahora; denominados traidores por los golpistas, sufriendo
113
el destierro o la matanza (Recordemos el asesinato a “hachazos del Teniente Coronel Guillermo Tupper, ordenado por Prieto). Con la Constitución de 1833, se impuso el conocido “peso de la noche”, el Estado estanquero-monopolista, también llamado “conservador”, y las fuerzas de orden, pasan a tener una identidad como brazo armado del poder político instaurado, contra los “enemigos internos”, comenzando a identificar los grupos civiles de la sociedad, o sectores populares políticos, como un peligro para el Estado oligárquico. Sin duda, eso no quitó que durante la Guerra Contra la Confederación Perú-Boliviana en 1836, y posteriormente en la Guerra del Pacífico (del Salitre) de 1879, se articulará en el imaginario colectivo popular chileno, un fuerte sentido de pertenencia a la nación, bajo mitologías del roto guerrero, la sangre araucana, que consagraban al Ejército “jamás vencedor, jamás vencido”, como un pilar identitario fuerte de la identidad chilena.
No obstante, con el botín obtenido de la guerra (del que clase popular chilena, que combatió directamente en la guerra, no se benefició en nada, siendo traicionada por la clase oligarca chilena); esta clase mercantil-política chilena, se fortaleció, obstaculizando todo proyecto nacional que pudiese conducir al desarrollo, manteniendo feroces desigualdades sociales, entre proletarios y los explotadores del país. Ejemplo de esta convulsión, se evidenció en la Guerra Civil de 1891, que terminó con la Muerte del Presidente Balmaceda –que pretendía nacionalizar el salitre – criticando los intereses creados del Congreso.
En esa Guerra civil, el ejército golpista pretendía incorporar las doctrinas del prusianismo, defendidas por Emilio Korner (de tipo aristocrático, muy formal, delimitando firmemente las diferencias entre “perraje” y oficialidad), derrotando a su vez, y en su totalidad, al tradicional ejército chileno de sello francéscivilista. Comprobamos que estos acontecimientos históricos, continúan agrietando una separación histórica entre civiles y militares, que sigue haciendo fricción durante el siglo XX.
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Con el triunfo oligarca-congresista, y la llegada del centenario (marcado por brutales desigualdades y una gran miseria social para el bajo pueblo), surgieron los primeros movimientos obreros organizados, las primeras agrupaciones socialistas. Junto con ello, también las Fuerzas Armadas actúan como el brazo armado del poder político, ejecutando una serie de masacres contra la propia población chilena. Pero, ésto no impidió que existieran en el ejército, sectores críticos y ampliamente politizados dentro de la Institución (en el ala conservadora-nacional,
estaba Carlos Ibáñez, y en sectores de
izquierda; personajes como Marmaduke Grove), así también hubo una oficialidad joven muy descontenta por la situación social del país, que protagonizó el llamado “ruido de sables”, exigiendo un proceso constituyente, lo que lamentablemente terminó, en un timo, cuya Constitución de 1925 no tuvo participación popular en su elaboración, siendo redactada por la derecha liberal-conservadora alessandrista.
Dijimos que en el siglo XX, los militares manifestaban abiertamente sus preferencias políticas, sus críticas – aquello no era mal visto -, sin embargo, luego del Golpe de Estado de 1973, aquello se rompió hasta nuestros días. Muchos
oficiales
constitucionalistas
fueron
abiertamente
torturados
y
ejecutados, junto a todo sector político considerado enemigo del nuevo orden dictatorial-militar oligárquico-neoliberal, quedando la cultura militar, convertida en un estamento de represión, totalmente ajeno a la cuestión política y la clase civil. Además, el prusianismo comenzó a ser reemplazado por doctrina militar Yanky-Israelí (Hoy en día los cadetes de la oficialidad viajan a Westpoint como símbolo de finalización de sus estudios).
Vemos que históricamente, las contradicciones sociales internas se agudizaron procesalmente, separando a la sociedad civil de las fuerzas armadas, creando incluso un desprecio justificado de la clase popular por los uniformados. Nosotros sostenemos un planteamiento totalmente diferente, en los parámetros de la sociedad popular, comunitaria y patriótica que buscamos; pues sostenemos que no debe haber diferencias entre chilenos militares y chilenos civiles. Todo chileno (a) debe tener instrucción militar, y todo militar debe participar de la asamblea popular. Para eso es necesario, extirpar del ejército el 115
sistema de escalafones clasistas entre oficiales y suboficiales, junto con derrotar a la oligarquía histórica enquistada en el ápice del poder político.
En los uniformados de clase popular, debe primar la consciencia popular patriótica (de clase), por sobre la del esbirro dogmatizado para defender a un Estado corrupto, del enemigo interno (que en realidad es el pueblo chileno). Bolívar dijo que maldito fuere el soldado que disparase contra su propio pueblo. Incluso si fuese necesario, rebelarse contra la alta oficialidad corrompida y despótica, que en ningún caso trabaja para la patria sino para sus arcas personales. El uniformado patriota, debe comprender que para que la Constitución sea legítima, debe originarse desde el seno del pueblo (no de camarillas y organismos de facto), por ende, para proteger la patria, hay que apuntar las armas contra la oligarquía histórica. Construir una sociedad donde todos sus habitantes sepan pensar, tomar la pala, y también el fusil, sin denigraciones o distinciones prejuiciosas de ningún tipo.
¿Es contradictorio un sistema socialista, democrático-popular, que promueva la inversión en defensa militar para la nación? No es contradictorio, y de hecho es un deber necesario, racional, dentro de un mundo de hegemonía capitalista belicista, cuyos imperios-liberales están dispuestos a la intervención, al boicot y a la invasión agresiva contra países libres. Es profundamente necesario construir cercos antiimperialistas, colaborando con naciones que escapen a las lógicas hegemónicas de la globalización, defendiendo la eventual construcción nacional-popular, surgida del pueblo soberano.
-SUSTENTABILIDAD
La sustentabilidad se ha vuelto una temática de discusión importante en los debates contemporáneos en torno al medio ambiente y su protección, la economía, producción y políticas dirigidas para esos fines. Sin embargo, se trata de un concepto complejo, pues son diversos los factores que influyen en su objetivación. Por una parte, tenemos el factor económico, que va estrictamente ligado a las necesidades del país y su población, que determina 116
una demanda constante de recursos. Por otro lado, tenemos condiciones materiales innegables como lo son las limitantes lógicas del desarrollo mencionadas por primera vez por el ecólogo Robert Whittaker en su libro “Communities and ecosystems” (1975). 1.- La condición de limitados de los recursos naturales y 2.- La capacidad de carga de las áreas naturales que también es limitada.
A estos aspectos también debe sumarse la capacidad tecnológica y científica de una nación para ejecutar actividades económicas de una u otra forma, que inevitablemente tendrán un impacto en la proyección de los recursos afectados. Habiendo dicho esto, podemos en principio acordar que: “Un proceso es sostenible cuando ha desarrollado la capacidad para producir indefinidamente a un ritmo en el cual no agota los recursos que utiliza y que necesita para funcionar y no produce más contaminantes de los que puede absorber su entorno.” Calvente, A. M. (2007).
El concepto moderno de
sustentabilidad.
En base a lo anterior, cabe entonces preguntarnos el alcance del concepto. Puesto que, la sustentabilidad no se limita a un proceso determinado o una actividad económica en específico, sino que, es una forma de desarrollo. Debido a lo complejo de la relación entre la producción y sus consecuencias ecológicas, la sustentabilidad no puede ser restringida a un área o rubro determinado. Al hacerlo, estaríamos desconociendo la composición misma de los medios donde nos desarrollamos, que están compuestos por factores tanto bióticos (organismos vivos) como abióticos (factores no bióticos pero fundamentales en los ecosistemas pues influyen directamente en los factores bióticos, por ejemplo; propiedades de los suelos, aguas, geografía, etc.).
Si,
por ejemplo,
nos enfocáramos de
forma
estricta en
desarrollar
“sustentablemente” el rubro forestal, efectivamente estaríamos generando procesos
que
permitirían
producir
recursos
forestales
madereros
constantemente. Sin embargo, aunque no se contaminara más de lo que puede absorber el entorno, esta pseudo-sustentabilidad pasaría por alto cuestiones 117
como acidificación de los suelos, desplazamiento de especies de fauna natural o desaparición de flora y funga nativa. Por lo consiguiente, limitarnos únicamente a producir de manera reiterada no generando más contaminantes de los que pueden ser contenidos por el medio en un rubro cualquiera, es insuficiente para considerarse sustentabilidad. La sustentabilidad va de la mano con la ciencia y la investigación y, a su vez, con la cultura, la educación -y hoy también- con la innovación en la utilización de recursos que no se consideran a nivel general como actividades económicas potenciales (Ejemplo: Los recursos forestales no madereros.) Es una macro política y en ningún caso micro. En conclusión, podríamos definir a la sustentabilidad como: “Una forma de impulsar el desarrollo económico nacional y satisfacer las necesidades materiales de la población donde, en base a la evidencia científica y la investigación, se utilizan los recursos disponibles en el medio donde nos desarrollamos, de tal forma que, se resguarda su proyección y disponibilidad en el tiempo, en conjunto con el cuidado a los factores bióticos y abióticos que a él se asocian. Equilibrando así, la necesidad de recursos, con la preservación de estos.”
Por todo lo dicho, la sustentabilidad es completamente contraria al consumismo, al extractivismo, e inclusive a la producción netamente de materias primas para su venta en el mercado internacional. Un desarrollo sustentable solo puede alcanzarse valorando de la mayor forma posible los recursos que extraemos, preservándolos tanto cultural como científicamente, así como económicamente preocupándose de transformarlos en cuestiones más valiosas que materia prima (Ejemplo: No basta con extraer el cobre, hay que producir el cableado). Lo que nos lleva a la necesidad de impulsar la industrialización nacional y pública para valorar y alcanzar la sustentabilidad, considerando
y
respetando
los
intereses
de
las
comunidades.
La
sustentabilidad es entonces, completamente contraria al libre mercado y al modo de producción capitalista. En consecuencia, con el modelo económico-político actual y la falta de industrialización, hacen imposible la sustentabilidad por el momento, esta solo
118
podría alcanzarse dentro del marco de un plan de desarrollo nacional a largo plazo.
Fuentes: -Whittaker, RH. (1975) “Communities and Ecosystems”. Macmillan USA, New York. -Calvente A.M. (2007) “El concepto moderno de sustentabilidad”. Universidad abierta interamericana, Buenos Aires, Argentina.
-TRADICIÓN Hay dos formas de entender la tradición. Hay quienes interpretan la tradición, como la conservación de tipo museológica de antiguos ritos, usos, prácticas, costumbres, moralidades, escombros, principios, etc. Es decir, aquellos que buscan preservar un orden de las cosas, de modo que todo, permanezca inalterado o petrificado. Este tipo de conservadores retrógrados son de momento un lastre y un obstáculo para el movimiento nacionalista popular. Algunos incluso adoptan una postura retrógrada alucinando con el retorno de la edad media, el feudalismo, o en su versión criolla, el sistema de encomiendas y castas raciales. Al decir de Mahler, estos “tradicionalistas” prefirieron quedarse con las cenizas y dejaron de alimentar el fuego viviente de la verdadera tradición.
La otra verdadera tradición, -tradición fecunda-, está presente en la actividad diaria de los sectores populares de la nación, como prolongación misma de los pueblos, siendo los pueblos los exponentes y constructores de la patria. Benjamín Vicuña Mackenna diría: “Esa tradición oscura, que se proyecta en la vida de todos los países y de todas las razas cual si fuera su propia sombra, es la historia del pueblo; del pueblo soldado, del pueblo campesino, del pueblo guerrillero, del pueblo en fin, rudo e ignorante, pero grande en su creencia, y que, si no es filósofo, es héroe, y que si no es apóstol, es mártir.”
119
La verdadera tradición no es posible de encontrar en los fetiches pseudomedievalistas de las “misas tridentinas” (sabido es, además, que el llamado “tradicionalismo
católico”
o
“lefebvrismo”
es
un
fenómeno
bastante
contemporáneo y Occidental), sino que está presente en la poca vida de comunidad que hay en los barrios de Santiago, o en la vida diaria de los pueblos en las regiones del interior del país. Hay mucha más tradición en la Vega Central que en todos los museos de historia del país juntos.
Lenin mismo se refirió a la tradición revolucionaria de los pueblos; como una cultura de lucha y resistencia heredada. Esta tradición sin duda, es fecunda, vive junta al pueblo y se desarrolla con el mismo, representa un arma contra la tiranía y la opresión. Gabriel Salazar nos habla también de la cultura espontánea y tradicional de los viejos barrios populares, las formas pueblerinas, campestres, poblaciones callampas, en las pampas salitreras, los puertos,
etc.
Nos
referíamos
a
la
infección
occidentalista-universal
ultramontana que poseen muchos tradicionalistas contemporáneos en América. Lo primero que debemos negar –y esto también lo menciona la Cuarta Teoría Política- es el universalismo de los procesos monotónicos; paradigma que pretende que el “progreso” sea unísono y mundial en cada uno de los pueblos y según parámetros occidentales. Nosotros combatimos a
muerte este
planteamiento. La antropología multipolar nos permite comprobar que cada pueblo tiene su propio tiempo, su propio pasado y futuro (principio de la multiplicidad). Por eso percibimos en los tradicionalismos universalistas, esta tendencia reaccionaria que termina siempre por favorecer a oligarquía enquistadas y enemigas de todo lo que pueda considerarse patriotismo popular y revolucionario.
Ya vemos que el revolucionario no es enemigo de la tradición, sino de aquellos carcamales que se definen como “tradicionalistas” (pro-occidentales). Éstos últimos no son más que fetichistas, y en la práctica son conservadores120
reaccionarios del imperante orden liberal. Cuando hoy en día, alguien dice ser “conservador” en América latina, les pregunto ¿Y qué quieres conservar?, nunca habrá una respuesta honesta porque en el Chile de hoy, no hay casi nada por conservar. Nunca hubo edad de oro para el Pueblo de Chile. El liberalismo se ha encargado de disolver gran parte de lo que otrora tuvo un valor para nuestra comunidad nacional, y aquellas tradiciones que todavía viven, lo hacen a pesar de los manejos de la tan “bien pensante” y cosmopolita oligarquía chilena, la que de vez en cuando, en determinadas ocasiones y de forma paradójica, gusta de vestir ropajes “tradicionalistas”. Citando al académico norteamericano Charles Taylor: “los conservadores de derecha se colocan como defensores de comunidades tradicionales cuando atacan el aborto y la pornografía, pero en sus formas económicas ellos defienden una forma salvaje de iniciativa capitalista, que más que cualquier otra cosa ayudó a disolver comunidades históricas, promovió el atomismo, que no conoce de fronteras o lealtades, y que está dispuesto a cerrar una ciudad minera o derribar un bosque sobre la base de un balance económico.”
El revolucionario, en cambio, recoge lo mejor de la tradición viviente de su propio pueblo, en las profundidades, y lo proyecta al futuro, nunca buscando un retorno al pasado, sino que avanza progresando hacia una superación de los viejos lastres y un porvenir de bienestar. El pasado está presente en el futuro. Durante la Revolución Francesa, se produjo una remisión y una invocación al pasado republicano de la Antigua Roma, de modo similar, ésto tuvo eco en la Revolución Bolchevique de Rusia. En consecuencia, el revisionismo de la tradición es un ejemplo claro de lo que podríamos llamar arqueofuturismo, es decir, la combinación de elementos arcaicos y futuristas. Esto se vive latente en Corea del Norte y China, como alguna vez lo estuvo en la URSS, Rumania y Albania, por mencionar algunos prospectos. Más claros aún son los ejemplos de los astros de la tradición popular chilena, Violeta Parra y Víctor Jara, recopiladores y creadores de verdadero arte tradicional y revolucionario, ambos con un profundo sentido patriota y arraigo a la tierra, ambos con sinceras militancias en las causas por la justicia y la rebeldía contra el oligarca. Y ambos, forjadores de su propia tradición que sigue viva hasta nuestros días. 121
“Quien no puede imaginar el futuro, tampoco puede imaginar el pasado”, diría Mariátegui. Adelantándosenos, el buen Amauta escribió sobre este tema hace aproximadamente un siglo atrás: “No existe, pues, un conflicto real entre el revolucionario y la tradición, sino para los que conciben la tradición como un museo o una momia. El conflicto es efectivo sólo con el tradicionalismo. Los revolucionarios encarnan la voluntad de la sociedad de no petrificarse en un estadio, de no inmovilizarse en una actitud. A veces la sociedad pierde esta voluntad creadora, paralizada por una sensación de acabamiento o desencanto. Pero entonces se constará, inexorablemente, su envejecimiento y su decadencia.
La tradición de esta época, la están haciendo los que parecen a veces negar, iconoclastas, toda tradición. De ellos, es, por lo menos, la parte activa. Sin ellos, la sociedad acusarla el abandono ó la abdicación de la voluntad de vivir renovándose y superándose incesantemente.” (Mariátegui. Heterodoxia de la Tradición)
erándose
incesantemente.” (Mariátegui.
Heterodoxia
de
la
Tradición). -VIOLENCIA Se define como toda fuerza destinada a imponer un fin. La violencia forma parte fundamental de las fuerzas materiales de la historia. La violencia es la razón de la fuerza, que lanza a los pueblos contra aquellos tiranos, que hacen de la vida un triste escenario de penitencia y conformismo. Los que claman contra la violencia, son los que defienden derechos que jamás se habrían alcanzado por vías pacíficas. “Predicar paz es un crimen” dijo el revolucionario Flores Magón, y “Entre la violencia y la cobardía, prefiero la violencia”, señaló don Clotario Blest.
Sin la violencia, la humanidad viviría bajo el yugo de faraones y reyes endogámicos supuestamente divinos. Sin la violencia desatada por la contradicción irreconciliable entre los explotados y los usureros, no se habría 122
tomado la Bastilla, ni hubiesen existido las rebeliones de los gladiadores de Espartaco. Sin la violencia, y la emancipación de la ciencia -en rebelión contra el oscurantismo religioso-, no habría surgido la penicilina, ni las grandes máquinas, ni el conocimiento desarrollado de las matemáticas o la genética.
Negar la violencia, es negar la historia, pues la violencia ha sido el vehículo para conquistar las grandes libertades de la humanidad. Los grandes explotadores y usureros jamás renunciarán a sus privilegios por las vías del diálogo y utilizarán el monopolio de la fuerza pública (coerción) para aplastar moral y físicamente la insurrección. Hay enemigos que no comprenden con las palabras. Hoy rendimos honores a la violencia.
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