Cuba Una Revolucion Socialista

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La Universidad

Órgano científico-sociocultural de la Universidad de El Salvador Nueva Época

Número 12

octubre-diciembre, 2010

Cuba una revolución socialista

Autoridades universitarias Rector Msc. Rufino Antonio Quezada Sánchez Vicerrector académico Msc. Miguel Ángel Pérez Ramos Vicerrector administrativo MAE. Óscar Noé Navarrete Romero Secretario general Lic. Douglas Vladimir AlfaroChávez Fiscal general Dr. Rene Madecadel Perla Jiménez Presidente de la Asamblea General Universitaria Dr. Luis Gilberto Parada Gómez Revista La Universidad Director: Dr. David Hernández Ilustración: Mural colectivo en La Habana.

Colaboraciones y contacto: E d it o r ia l U n iv e r s it a r ia ,

Universidad de

El

Salvador, Final Av. Mártires 30 de Julio,

Ciudad Universitaria, 2511-2035, 2226-2282 [email protected] [email protected]

ISSN 0041-8242

Convocatoria Invitamos a que nos envíen artículos y ensayos que aborden temas relacionados con las ciencias naturales y sociales, cultura, política y economía. Estas colaboraciones son de vital importancia para la difusión de la agenda de investigación científica, cultural y política que se desarrolla en el campus universitario y en el A continuación se detallan las normas para la publicación de textos: 1. Deben ser originales e inéditos. Será decisión del Comité Editorial la publicación de los trabajos. 2. El autor o la autora deberá incluir una pequeña hoja de vida, con el lugar de trabajo, teléfono, dirección postal y electrónica. 3. Los trabajos deben tener las siguientes características formales: a. Oscilar entre 5 y 40 páginas incluidas imágenes, gráficos y anexos. b. Las imágenes deberán entregarse además en documentos aparte en formato *.jpg, *.bmp, *.php, *.gif o *.pdf. c. Deberán ir escritos en Word, fuente Ti mes New Román pt. 12, a doble espacio con sangrías, con márgenes de 3 cm izquierdo y derecho y 2.5 inferior y superior. d. Los subtítulos irán en negrita y sin numeración ni letras. e. El título irá alineado a la izquierda y en negrita, con el nombre del autor abajo en el mismo tipo de letra. f. Las notas deberán ir al pie. g. Los documentos deberán enviarse a cualesquiera de los correos electrónicos: [email protected], [email protected]. También se pueden entregaren el local de la Editorial Universitaria, 3a planta del edificio ex Biblioteca.

La Universidad

Órgano cientifico-sociocultural de la Universidad de El Salvador

Nueva Epoca

El S a lv a d o r

Número 12, OCUTUBRE- DICIEMBRE, 2010

Carta del director

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Sistema sanitario y preparación ante desastres

Prólogo del Rector RUFiNO QUEZADA

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V íc e n t e G a r c ía G ó m e z

Palabras liminares del Vicerrector Académico MiGUEL ÁNGEL PÉREZ El imperio y la isla independiente F íd e l C a s t r o Ruz El culto a Martí

6

9

33

A n íc ía G a r c ía

Cuba: El otro bicentenario R íc a r d o A l a r c ó n

de

Q uesada

P e r c y F r a n c ís c o A l v a r a d o

Los medios de comunicación y la modelación del poder hegemónico: el caso de América Latina

89

M a g d a L u ís a A r ía s

103

197

P edro Prada

El socialismo y el hombre en Cuba

A g u s t ín L a g e D á v íl a

161

47

Un ejército a imagen de su propio 79 pueblo PEDRo PRADA

Ciencia: la experiencia de la biotecnología cubana

145

Las vedettes de la contrarrevolu­ ción en Cuba: ¿quiénes las apoyan 169 y financian?

álvarez

Ser cultos para ser libres: la edu­ cación en Cuba

135

41

E d u a rd o To r r es C uevas

Cuba: 50 años de desarrollo económico y social

Religión y revolución en Cuba A u r e l í o A l o n s o T e ja d a

E u s e b ío L e a l E s p l e n g e r

En busca de la cubanidad

Logros y lecciones (sanitarias) de Cuba tras cincuenta años de bloqueo americano Paul L. Drain -M ichele Barry

129

223

Ern esto C he G uevara

Cronología del caso de los Cinco Héroes Cubanos

239

Cuba y otros lugares —Poesía para una isla—

249

Nuestros colaboradores La revista más antigua de El Salvador Fundada el 5 de mayo de 1875 Director fundador: Doctor Esteban Castro

265

Carta del director Cuba una revolución socialista La historia de la revolución cubana es la historia de las gestas de independencia y de los procesos de resistencia de larga duración de la América Española desde las primeras luchas independencistas en el siglo XIX contra el imperio español que desembocaron en la proclamación de repúblicas independientes y soberanas en todo el continente, pasando por las luchas contra la invasión francesa en México entre 1862-1867, estas culminarían con el fusilamiento del Emperador Maximiliano así como contra la injeren­ cia de los Estados Unidos de América en nuestro continente luego del colapso de las potencias imperiales europeas, que ha llegado a considerar a todo el subcontinente su patio trasero y por lo tanto su espacio vital geoestratégico (léase neocolonias). La entrada de los rebeldes barbudos en Santiago de Cuba y La Habana el 1° de enero de 1959 marcó un antes y un después en las luchas revolucionarias latinoameri­ canas. Nada ni nadie volvió a ser igual desde esa paradigmática fecha. Comenzando porque la revolución cubana acabó con la arrogancia y explotación que los consorcios norteamericanos hacían en la isla y terminando con la instauración de una auténtica revolución popular cuya primera medida fue erradicar el analfabetismo, proclamar la reforma agraria, nacionalizar la banca, expropiar consorcios, carteles capitalistas, in­ dustrias y latifundios, decretar educación y salud gratuitas para todo el pueblo; en resu­ men, liberar a Cuba de los omnipresentes tentáculos imperialistas del pulpo norteño y de la injusta opresión capitalista. La gloriosa lucha fina de los patriotas cubanos, siempre al lado de los patriotas independentistas puertorriqueños,— primero organizados como protesta civil en una rama del Partido Ortodoxo y en otras capas de la sociedad civil cubana durante la dé­ cada de los cincuentas del siglo pasado, luego como un grupo insurgente con el Movi­ miento 26 de Julio, para terminar como Ejército Rebelde en la Sierra Maestra y desde ahí derrotar a la tiranía pro-americana del dictador Fulgencio Batista—, no pasó ni pasa­ rá desapercibida en América Latina y en el Tercer Mundo, pues será el núcleo revolucio­ nario de cuya influencia se nutrirán los movimientos de liberación nacional que se dan en todo el globo, y que culminan con una serie de procesos revolucionarios triunfantes a lo largo y ancho del continente. Entre otros, el triunfo de la revolución sandinista en 1979 o la llegada al poder, en este siglo, de gobiernos de izquierda en Bolivia, Ecuador y Venezuela. A nivel mundial, durante los años sesenta del siglo XX, la revolución cubana 2 La Universidad

estará ahí, en la línea de fuego donde se pelea contra el colonialismo y la opresión, en países como Angola, Etiopía, Guinea, Zambia, Congo, Mozambique, Sudáfrica, Palesti­ na, Viet Nam, Laos, Argelia o Cabo Verde. No hay país en el mundo más internacionalista que Cuba, y tampoco hay país tan afectado por las políticas agresivas de las sucesivas administraciones estadouni­ denses (Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan, Bush, Clinton, Bush Jr. y Obama) como Cuba, que sufre un criminal bloqueo económico por parte de los Estados Unidos desde el mismo triunfo de la revolución cubana, lo cual llevó a la dirigencia isleña, en sus primeros años, a declarar el carácter socialista de la revolución y a buscar alianzas con los países miembros del socialismo real y del Pacto de Varsovia, liderados por la Unión Soviética. El ínterin que significó la entrada de Cuba en la comunidad de países socialis­ tas, y que llegó hasta la autodesintegración del bloque socialista en 1989 con la caída del Muro de Berlín, dejó frutos de incalculable valor a la isla, entre otros la formación de una sociedad altamente desarrollada en todos los campos del saber científico, especial­ mente en la medicina y la educación, pero también en la biotecnología y la investiga­ ción nuclear. De todos estos logros se ha beneficiado literalmente medio mundo, pues las misiones internacionalistas de médicos y maestros cubanos han llegado, desde los primeros años de la revolución, a diversos países de Asia, África y de América Latina. Este número de La Universidad, dedicado a Cuba, pretende reflejar en cierta medida los logros de la revolución cubana en sus 51 años de existencia así como los de­ safíos y agresiones del enemigo que aun continúan latentes en los actuales momentos. La revolución socialista de Cuba es la más gloriosa página de heroísmo, lucha, sacrificio, entrega y amor revolucionario de todo el pueblo cubano que jamás se haya escrito en Latinoamérica y que con su temple continua siendo fanal y guía de las nuevas luchas por la verdadera independencia de todos y cada uno de los países de nuestro continente.

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Prólogo del Rector Rufino Quezada

Cuando tanto el Señor Embajador de Cuba en nuestro país, Don Pedro Prada, como la Cónsul, Doctora Magda Arias Rivera, nos propusieron un número de la revista La Uni­ versidad dedicado a la República Socialista de Cuba, no lo pensamos dos veces y les ex­ presamos desde la Rectoría y la Vicerrectoría Académica nuestro total apoyo para tan hermoso, revolucionario y educativo proyecto, a la vez que les agradecemos el haber escogido a nuestra Alma máter para tan digna empresa. Y no lo pensamos dos veces porque los vasos comunicantes que unen a nues­ tra Universidad con la revolución cubana son múltiples y profundos. Desde el accionar en los años cincuenta — para los inicios de la insurrección del Movimiento 26 de Julio en Cuba—, de un grupo de estudiantes de la Facultad de Derecho de la UES solidario con la lucha de los rebeldes barbudos, mismo grupo que despidió de El Salvador a Carlos Rafael Rodríguez, líder histórico de la revolución cubana, para unirse a la lucha del Ejér­ cito Rebelde contra Fulgencio Batista, pasando por las excelentes relaciones sostenidas por uno de nuestros meritísimos rectores, el Dr. Fabio Castillo Figueroa, quien en 1960 visitó de manera oficial la República de Cuba y estableció lazos de comunicación con la Universidad de La Habana, vínculos que fueron segados por las sucesivas tiranías mili­ tares del país, y terminando con la solidaridad y el cariño militante de la revolución cu­ bana para con el movimiento estudiantil revolucionario salvadoreño durante las luchas contra las dictaduras militares que padeció nuestro país en la segunda mitad del siglo pasado. Como Universidad es para nosotros un honor reproducir en nuestro órgano oficial los avances científicos, académicos, pedagógicos, del arte, el deporte y la cultura que la República de Cuba ha logrado en 51 años de construcción del socialismo, años duros que también han significado para el heroico pueblo cubano resistir el criminal bloqueo económico de los Estados Unidos y sus aliados imperiales. Los logros a nivel de ciencia y tecnología que la revolución cubana ha logrado cimentar son únicos en el sistema universitario latinoamericano y mundial. El elevado índice de escolaridad universitaria que tiene Cuba la ubica entre uno de los países con mayor número de graduados universitarios per cápita del mundo. Y lo más encomiable de este logro de la revolución cubana es esa vocación so­ lidaria de compartir conocimientos, aplicar las técnicas aprendidas y ayudar a grandes 4 La Universidad

segmentos poblaciones de otros países en campañas médicas internacionalistas, cuyo único propósito es paliar el subdesarrollo, la pobreza y las enfermedades crónicas que afectan a nuestros países. Un claro ejemplo de ello es la 'Operación Milagro' que tanto médicos cubanos como instituciones de la República Bolivariana de Venezuela llevan a cabo con compatriotas nuestros aquejados de problemas relacionados con la vista. La presencia cubana en nuestra universidad estamos seguros que cobrará más auge ahora que se han establecido relaciones diplomáticas de gobierno a gobierno, lo cual nos permitirá abrir vínculos y canales de relación con diferentes universidades de la República de Cuba mediante convenios académicos, cartas de entendimientos y tra­ tados formales. En estas páginas nuestros queridos lectores encontrarán las señas de identi­ dad de la cubanidad diseñadas en el excelente artículo de Ignacio Torres Cuevas, así como un brillante retrato del apóstol José Martí escrito por el sabio Eusebio Leal Esplenguer; un texto clásico del entrañable y querido Comandante Ernesto Guevara de la Serna, el 'Che', intitulado El socialismo y el hombre en Cuba, nos habla de los sueños que han construido esta revolución socialista, y no por último el excelente ensayo del Excelentísimo Señor Embajador de Cuba en El Salvador, Don Pedro Prada, Un ejército a imagen de su propio pueblo, nos da la medida del carácter revolucionario de la Cuba socialista de hoy. No es casual que los líderes históricos de la revolución cubana, pero también las nuevas generaciones, sigan alimentando el gran sueño universal de la paz mundial. Las reflexiones del Comandante Fidel Castro, en este sentido, abogando por un mun­ do sin armas nucleares, pidiendo al Presidente Barak Obama que frene un holocausto nuclear en un posible escenario de guerra entre Israel e Irán, nos aleccionan del espíritu humanista y pacífico de los cubanos. Como Universidad tenemos en el sistema universitario cubano un espejo en el que mirarnos, un ejemplo a seguir, tanto en la rigurosidad de la investigación cientí­ fica, en la formidable sistematización y diversificación de las carreras y de la curricula académica así como en la aplicación práctica y la socialización de los avances, logros y descubrimientos realizados en la ciencia, la tecnología, el arte y el deporte. En este sentido, de Cuba solo podemos aprender a ser los mejores. Cuba simboliza por ello la concretización de nuestra divisa estudiantil y de nuestro lema institucional: Estudio y Lucha, Hacia la Libertad por la Cultura.

Ingeniero Agrónomo y Máster en Relaciones Internacionales Rufino Antonio Quezada Sánchez

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Palabras liminares del Vicerrector Académico Miguel Ángel Pérez

El triunfo el 1°. de enero de 1959 de la revolución cubana despertó sobre todo entre los movimientos universitarios revolucionarios latinoamericanos un profundo sentimiento de esperanza y de lucha, pues se demostraba que los estudiantes y profesionales uni­ versitarios no solo podían conducir un movimiento revolucionario sino también ganar­ lo. Dos de los líderes más emblemáticos de la revolución cubana habían sido dirigentes estudiantiles y, ya graduados, eran profesionales revolucionarios, nos referimos al abo­ gado Fidel Castro Ruz y al médico Ernesto Guevara de la Serna. Desde sus inicios la revolución cubana se solidarizó de manera muy especial con el movimiento estudiantil revolucionario del continente, fue así como se creó el 11 de agosto de 1966 la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estu­ diantes (OCLAE), una entidad histórica que ha jugado un papel de primer orden en las últimas décadas tanto en el movimiento revolucionario organizativo latinoamericano como en el intercambio académico estudiantil de Latinoamérica y el Caribe. En tal sentido, como Universidad de El Salvador, consideramos un honor tener en este número temático de nuestra revista La Universidad como huésped a la Repúbli­ ca de Cuba. A través de los excelentes artículos y ensayos desplegados en esta edición nos damos cuenta de cuán lejos estamos de llegar como país a nivelar los parámetros educativos con que cuenta Cuba, comenzando porque ahí hay 'cero' analfabetismo, contra el aproximadamente 20 % de analfabetismo existente en nuestro país. Una de las grandes lecciones que tenemos que aprender del modelo univer­ sitario cubano es su sistema de descentralización universitaria llevado a cabo exitosa­ mente por expertos cubanos reconocidos internacionalmente, uno de ellos la actual Cónsul de Cuba en nuestro país, Dra. Magda Arias Rivera, y que es un buen ejemplo a seguir ahora que nuestro Consejo Superior Universitario aprobó la descentralización de algunas carreras universitarias con la creación de varios Centros de Tecnología y Cien­ cias Aplicadas, proyecto que se implementará a corto y mediato plazo tanto en Ahuachapán como en Usulután, Chalatenango y Cabañas. La gesta del 'Caimán Barbudo', como se conoce cariñosamente a la revolución cubana, es, en el sentido estrictamente universitario y académico, excepcional y sin pa­ rangón en la historia del sistema universitario latinoamericano. Es la primera vez que se abren definitivamente las puertas de la universidad a la población en general, al pueblo, 6 La Universidad

para que todos, tanto campesinos como habitantes de la ciudad, puedan ingresar ma­ sivamente a las aulas universitarias y estudiar una profesión. Un importante segmento de la población cubana tiene título universitario, lo cual eleva a Cuba como uno de los países con mayor población de profesionales en el mundo. Excelentes académicos, brillantes médicos, una legión de científicos de todas las ramas del saber, profesores y pedagogos especializados, psicólogos, matemáticos, físicos, biólogos, Cuba es una verdadera cantera de saber humano a nivel del continen­ te latinoamericano y este es, junto con el sistema de salud pública, el mayor logro de la revolución cubana. Invito a nuestros queridos lectores a deleitarse con el excelente ensayo de Agustín Lage Dávila, Ciencia: la experiencia de la biotecnología cubana, donde pode­ mos apreciar desde una óptica más precisa la odisea científica que en este sentido, aun bajo las condiciones de un condenable bloque económico de los Estados Unidos y sus aliados contra Cuba, llevan adelante los investigadores y las universidades cubanas. Pero en contra del tabú mediático contra la revolución cubana en lo religioso, también invito a los lectores a reflexionar y profundizar sobre el trasfondo del magní­ fico ensayo del teólogo cubano Aurelio Alonso Tejada, Religión y revolución en Cuba, mediante el cual se derriban muchos prejuicios sensacionalistas de los periódicos y los medios de comunicación amarillistas, relativos a la ausencia de libertad de cultos en Cuba. Todo lo contrario, ahora sabemos que los cubanos constituyen un pueblo con una profunda fé y religiosidad, presente en las fibras mismas de sus raíces, lo cual se expresa en el sincretismo religioso, la santería, practicada en la isla. Un sincretismo que transforma a la patrona de Cuba, La Virgen de la Caridad del Cobre, en la deidad africa­ na de Ochún, a la divinidad cristiana de San Lázaro en el dios africano Babalú Ayé, a San Francisco de Asís en el dios africano Orula. De todo ello aprenderemos en el ensayo de Aurelio Alonso Tejada. No por último hemos incluido en este número una foto especial de Fidel Castro Ruz con Su Santidad el Papa Juan Pablo II, durante su visita a Cuba. Todo un símbolo y un mentís a la propaganda anticubana. Deseamos de todo corazón, que esa fe mostrada por el pueblo cubano en la construcción de su modelo de sociedad que tantos progresos ha logrado en el ámbito de la ciencia, la cultura, la salud y la educación, también nos sirva de ejemplo ante los grandes retos que como comunidad universitaria tenemos para con nuestra patria.

"Hacia la libertad por la cultura" Máster y Arquitecto Miguel Ángel Pérez

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El imperio y la isla independiente Fidel Castro Ruz

El presente artículo fue escrito por el compañero Fidel, el 14 de agosto de 2007, un día después de su cumpleaños número 81. Asombran en el texto su lucidez, honestidad, fidelidad a los principios y a la historia, además de su actualidad. Fue publicado entonces como parte de las reflexiones que desde su enfermedad, convalecencia y salida del Gobierno de Cuba, escribe casi a diario, contribuyendo a traspasar su sabiduría, conocimientos y experiencias al pueblo de Cuba y a otros pueblos y gobiernos del mundo. En el artículo Fidel aborda temas que con frecuencia nos preocupan a los salvadoreños, sobre todo a los más jóvenes, que por su edad, o porque son temas que usualmente los medios masivos silencian, desconocemos, y que revelan los heroicos sacrificios y el altísimo precio que han debido pagar los cubanos para lograr ser el pueblo realmente libre, solidario y digno que todos admiramos, queremos y defendemos. Es importante publicar esta Reflexión de Fidel al cumplirse este 10 de octubre de 2010 los 142 años del inicio de las guerras por la independencia de Cuba.

La historia de Cuba en los últimos 140 años es la de la lucha por preservar la identidad e independencia nacionales y la historia de la evolución del imperio de Estados Unidos, su constante pretensión de apropiarse de Cuba y los horrendos métodos que hoy utiliza para mantener el dominio del

mundo. Destacados historiadores cubanos han tratado con profundidad estos temas en distintas épocas y en diversos y excelentes libros que merecen estar al alcance de nuestros compatriotas. Estas reflexiones van dirigidas especialmente a las nuevas

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generaciones con el objetivo de que conozcan hechos muy importantes y decisivos en el destino de nuestra patria. La imposición de la Enmienda Platt como apéndice de la Constitución neocolonial cubana de 1901 La 'doctrina de la fruta madura' fue formulada en 1823 por John Quincy Adams, Secretario de Estado y más tarde Presidente. Estados Unidos inevitablemente lograría, por ley de gravitación política, apoderarse de nuestro país al romperse la subordinación colonial a España. Bajo el pretexto de la voladura del Maine -suceso que está todavía por desentrañar, aprovechado para desatar la guerra contra España, como el incidente del Golfo de Tonkin, hecho que en cambio fue probadamente prefabricado a los efectos de atacar a Viet Nam del Norte—, el presidente William McKinley firmó la Resolución Conjunta del 20 de abril de 1898, la cual declaraba «...que el pueblo de la isla de Cuba es y de derecho debe ser libre e independiente», « .q u e los Estados Unidos por la presente declaran que no tienen deseo ni intención de ejercer soberanía, jurisdicción o dominio sobre dicha Isla, excepto para su pacificación, y afirman su determinación, cuando esta se haya conseguido, de dejar el gobierno y dominio de la Isla a su pueblo». La Resolución Conjunta

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autorizó al Presidente el uso de la fuerza para eliminar el gobierno español en Cuba. El coronel Leonard Wood, jefe principal del regimiento de los Rough Riders, y Theodore Roosevelt, segundo jefe de los voluntarios expansionistas que desembarcaron en nuestro país por las playas próximas a Santiago de Cuba, ya destruida por los acorazados norteamericanos la valiente pero mal utilizada escuadra española y la infantería de Marina que llevaba a bordo, solicitaron el apoyo de los insurrectos cubanos, que al precio de enormes sacrificios habían desgastado y puesto fuera de combate al ejército colonial español. El regimiento de los Rough Riders había desembarcado sin los caballos. Tras la derrota española el 10 de diciembre de 1898, se firmó el Tratado de París entre los representantes de la Reina Regente de España y los del Presidente de Estados Unidos, en el cual, a espaldas del pueblo de Cuba, se acordó que España renunciaba a todo derecho de soberanía y propiedad sobre la isla y la evacuaría. Cuba sería ocupada por Estados Unidos con un carácter temporal. Ya nombrado gobernador militar norteamericano y Mayor General del Ejército, Leonard Wood dictó la Orden 301 del 25 de julio de 1900, por la que se decretó la realización de una elección general para delegados a una Asamblea Constituyente que debería reunirse en

la ciudad de La Habana a las 12 del día del primer lunes de noviembre de 1900, con el objetivo de redactar y adoptar una Constitución para el pueblo de Cuba. El 15 de septiembre de 1900 se efectuaron los comicios, en los cuales fueron seleccionados 31 delegados provenientes de los partidos Nacional, Republicano y Unión Democrática. El 5 de noviembre de 1900 se procedió a realizar la apertura de la Convención Constituyente en el Teatro Irijoa de La Habana, ocasión en que recibió el nombre de Teatro Martí. El general Wood, en representación del Presidente de Estados Unidos, declaró constituida la Asamblea. Wood les adelantó los propósitos que abrigaba el gobierno de Estados Unidos: «Cuando hayáis formulado las relaciones que, a vuestro juicio, deben existir entre Cuba y Estados Unidos, el gobierno de Estados Unidos adoptará sin duda alguna las medidas que conduzcan por su parte a un acuerdo final y autorizado entre los pueblos de ambos países, a fin de promover el fomento de sus intereses comunes». La Constitución de 1901 dispuso en su Artículo 2 que «componen el territorio de la República, la Isla de Cuba, así como las islas y cayos adyacentes que con ella estaban bajo la soberanía de España hasta la ratificación del Tratado de París de 10 de diciembre de 1898».

Redactada la Constitución, llegó el momento de definir las relaciones políticas entre Cuba y Estados Unidos. Al efecto, el 12 de febrero de 1901 se designó una comisión de cinco miembros encargada de estudiar y proponer lo que procediera al expresado fin. El 15 de febrero el gobernador Wood invitó a los miembros de la comisión a una pesquería y les ofreció un banquete en Batabanó, ruta principal de acceso a la Isla de Pinos, como se le conocía, entonces ocupada también por las tropas de Estados Unidos que intervinieron en la Guerra de Independencia de Cuba. En el propio Batabanó les dio a conocer una carta del Secretario de la Guerra, Elihu Root, en la que estaban contenidos los aspectos fundamentales de la futura Enmienda Platt. Según las instrucciones recibidas de Washington, las relaciones entre Cuba y Estados Unidos debían regularse por varios aspectos. El quinto de estos era que, para facilitar a Estados Unidos el cumplimiento de deberes tales como los que recaerían sobre ellos por las estipulaciones ya expresadas, y para su propia defensa, Estados Unidos podría adquirir título, y conservarlo, de terrenos para estaciones navales y mantener estas en ciertos puntos específicos. Al conocer la Convención Constituyente cubana las condiciones exigidas por el gobierno de Estados Unidos, aprobó, el 27 de febrero de

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1901, una posición opuesta a la del Ejecutivo norteamericano, en la cual se eliminaba el establecimiento de estaciones navales. El gobierno de Estados Unidos acordó con el senador republicano de Connecticut, Orville H. Platt, la presentación de una enmienda al proyecto de Ley de Presupuesto del Ejército que convertiría en hecho consumado la implantación en suelo cubano de bases navales norteamericanas. En la Enmienda, aprobada por el Senado de Estados Unidos el 27 de febrero de 1901, por la Cámara de Representantes el 1° de marzo, y sancionada por el presidente McKinley al día siguiente, como anexo a la «Ley concediendo créditos para el Ejército en el año fiscal que termina el 30 de junio de 1902», el artículo sobre las bases navales quedó redactado de la siguiente forma: «Art. VII.Para poner en condiciones a Estados Unidos de mantener la independencia de Cuba y proteger al pueblo de la misma, así como para su propia defensa, el gobierno de Cuba venderá o arrendará a Estados Unidos las tierras necesarias para carboneras o estaciones navales en ciertos puntos determinados que convendrán con el Presidente de Estados Unidos.» En el artículo VIII se añadía: «El gobierno de Cuba insertará las anteriores disposiciones en un tratado

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permanente con Estados Unidos». La rápida aprobación de la Enmienda por el Congreso de Estados Unidos obedecía a la circunstancia de encontrarse este próximo a terminar el período legislativo y contar el presidente McKinley con mayoría segura en ambas Cámaras para aprobarla sin dificultades. Estaba convertida en Ley de Estados Unidos cuando, el 4 de marzo, McKinley tomó posesión de su segundo período presidencial. Algunos miembros de la ConvenciónConstituyente mantuvieron la tesis de que no estaban facultados para acordar la Enmienda solicitada por Estados Unidos, ya que ello implicaba limitar la independencia y soberanía de la República de Cuba. Entonces el gobernador militar Leonard Wood se apresuró a dictar una nueva Orden Militar, el 12 de marzo de 1901, en la cual se declaraba que la Convención estaba facultada para acordar las medidas de cuya constitucionalidad se dudaba. Otros miembros de la Convención, como Manuel Sanguily, opinaron que la Asamblea debía disolverse antes de acordar medidas que de tal manera ofendían la dignidad y soberanía del pueblo de Cuba. Pero en la sesión del 7 de marzo de 1901 de nuevo se nombró una comisión para redactar una respuesta al gobernador Wood, correspondiendo la ponencia a Juan Gualberto Gómez, quien recomendó rechazar, entre otras, la cláusula relativa al arriendo de

estaciones navales o carboneras. Juan Gualberto Gómez mantuvo la más severa crítica a la Enmienda Platt. El 1° de abril sometió a discusión una ponencia donde impugnaba el documento por contravenir los principios del Tratado de París y la Resolución Conjunta. Pero la Convención suspendió el debate sobre la ponencia de Juan Gualberto Gómez y decidió enviar otra comisión para «conocer las miras y propósitos del gobierno de Estados Unidos acerca de cuantos particulares se refieran al establecimiento de un orden definitivo de relaciones, en lo político y en lo económico, entre Cuba y Estados Unidos, y gestionar con el propio gobierno, las bases de un acuerdo sobre esos extremos que proponer a la Convención para su resolución final». Posteriormente, se eligió la comisión que viajaría a Washington integrada por Domingo Méndez Capote, Diego Tamayo, Pedro González Llorente, Rafael Portuondo Tamayo y Pedro Betancourt, quienes arribaron a Estados Unidos el 24 de abril de 1901. Al día siguiente fueron recibidos por Root y Wood, quien había viajado previamente a su país con ese propósito. El gobierno norteamericano se apresuró a declarar públicamente que la comisión visitaría Washington por su iniciativa, sin invitación alguna y sin carácter oficial. El Secretario de la Guerra, Root, recibió a la comisión el 25 y 26 de abril

de 1901 y les hizo saber de manera terminante que «el derecho de Estados Unidos a imponer las discutidas cláusulas había sido proclamado durante tres cuartos de siglo a la faz del mundo americano y europeo y que no estaban dispuestos a renunciarlo hasta el extremo de poner en peligro su propia seguridad». Los funcionarios estadounidenses reiteraron que ninguna de las cláusulas de la Enmienda Platt mermaba la soberanía e independencia de Cuba sino, por el contrario, la preservaría, y se aclaraba que únicamente se intervendría en caso de graves perturbaciones, con el solo objetivo de mantener el orden y la paz interna. La comisión dio a conocer su informe en sesión secreta el 7 de mayo de 1901. Dentro de la comisión se manifestaron serias discrepancias con respecto a la Enmienda Platt. El 28 de mayo se sometió a discusión una ponencia redactada por Villuendas, Tamayo y Quesada, en la que se aceptaba la Enmienda con algunas aclaraciones y recomendando la concertación de un tratado de reciprocidad comercial. Esta ponencia fue aprobada por 15 votos contra 14; pero el gobierno de Estados Unidos no admitió tal solución, comunicando por medio del gobernador Wood que solo aceptaría la Enmienda sin cualificación, y advirtió a la Convención en forma de ultimátum que,

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siendo la Enmienda Platt «un estatuto acordado por el Poder Legislativo de Estados Unidos, el Presidente está obligado a ejecutarlo tal como es. No puede cambiarlo ni modificarlo, añadirle o quitarle. La acción ejecutiva que pide el estatuto es la retirada de Cuba del Ejército norteamericano, y el estatuto autoriza esta acción cuando ?y solamente cuando? se haya establecido un gobierno bajo una Constitución que contenga, ya en su cuerpo o en su apéndice, ciertas disposiciones terminantes, especificadas en el estatuto [...] Si entonces él encuentra esas disposiciones en la Constitución, estará autorizado para retirar el Ejército; si no las encuentra allí, entonces, no está autorizado para retirar el Ejército.» El Secretario de la Guerra de Estados Unidos envió una carta a la Constituyente cubana donde expresaba que la Enmienda Platt debía ser aprobada en su totalidad sin ninguna aclaración, pues así aparecía adicionada a la Ley de presupuesto norteamericana, y señalaba que, en caso contrario, las fuerzas militares de su país no serían retiradas de Cuba. El 12 de junio de 1901, en otra sesión secreta de la Asamblea Constituyente, fue sometida a votación la incorporación de la Enmienda Platt como apéndice a la Constitución de la República, aprobada el 21 de febrero: 16 delegados votaron que sí y 11 votaron en contra. Se ausentaron de la

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sesión Bravo Correoso, Robau, Gener y Rius Rivera, absteniéndose de votar a favor de aquel engendro. Lo peor de la Enmienda fue la hipocresía, el engaño, el maquiavelismo y el cinismo con que elaboraron el plan para apoderarse de Cuba, al extremo de proclamar públicamente los mismos argumentos de John Quincy Adams en 1823, sobre la manzana que caería por gravedad. Esta manzana finalmente cayó, pero estaba podrida, como previeron muchos pensadores cubanos durante casi medio siglo, desde José Martí en la década de 1880 hasta Julio Antonio Mella, asesinado en enero de 1929. Nadie podría describir mejor lo que significaba para Cuba la Enmienda Platt que el propio Leonard Wood, en dos fragmentos de la carta confidencial, fechada el 28 de Octubre de 1901, a su compañero de aventura Theodore Roosevelt: «Por supuesto que a Cuba se le ha dejado poca o ninguna independencia con la Enmienda Platt y lo único indicado ahora es buscar la anexión. Esto, sin embargo, requerirá algún tiempo y durante el período en que Cuba mantenga su propio gobierno, es muy de desear que tenga uno que conduzca a su progreso y a su mejoramiento. No puede hacer ciertos tratados sin nuestro consentimiento, ni pedir prestado más allá de ciertos límites y debe mantener las condiciones sanitarias que se le han preceptuado,

por todo lo cual es bien evidente que está en lo absoluto en nuestras manos y creo que no hay un gobierno europeo que la considere por un momento otra cosa sino lo que es, una verdadera dependencia de Estados Unidos, y como tal es acreedora de nuestra consideración» ...«Con el control que sin duda pronto se convertirá en posesión, en breve prácticamente controlaremos el comercio de azúcar en el mundo. La isla se americanizará gradualmente y, a su debido tiempo, contaremos con una de las más ricas y deseables posesiones que haya en el m undo.» La aplicación de la Enmienda Platt y el establecimiento de la Base Naval en Guantánamo como marco de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos A finales de 1901 se inició el proceso electoral en el cual la candidatura de Tomás Estrada Palma alcanzó el triunfo sin oposición y contando con el apoyo del 47 por ciento del electorado. El Presidente electo en ausencia partió de Estados Unidos rumbo a Cuba el 17 de abril de 1902 y arribó tres días después. El cambio de poderes tuvo lugar el 20 de mayo de 1902 a las 12 del día. Ya se había constituido el Congreso de la República. Leonard Wood embarcó hacia su país en el acorazado Brooklyn. En 1902, poco antes de proclamarse la República, el gobierno

norteamericano informó al recién electo Presidente de la Isla sobre los cuatro lugares seleccionados para establecer las estaciones navales Cienfuegos, Bahía Honda, Guantánamo y Nipe— previstas por la Enmienda Platt. También se consideró nada menos que el puerto de La Habana como «el lugar más ventajoso para la cuarta estación naval». Desde un inicio, a pesar de su origen espurio, el gobierno de Cuba, en el cual participaban muchos de los que lucharon por la independencia, se opuso a la concesión de cuatro bases navales, pues consideraba que dos eran más que suficientes. La situación se volvió más tensa al endurecer el gobierno cubano sus posiciones y demandar la elaboración final del Tratado Permanente de Relaciones, con el fin de «determinar al mismo tiempo y no por partes, todos los particulares que fueron objeto de la Enmienda Platt y fijar el alcance de sus preceptos». El presidente McKinley había muerto el 14 de septiembre de 1901 como consecuencia de los disparos que había recibido el día 6 de ese mes. Theodore Roosevelt había ascendido tanto en su carrera política que era ya Vicepresidente de Estados Unidos, por lo cual había asumido la presidencia tras los disparos mortales recibidos por su predecesor. A Roosevelt en ese momento no le resultaba conveniente precisar el alcance de la Enmienda Platt, para no demorar la instalación

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militar de la Base en Guantánamo, por lo que esta significaría en la defensa del Canal -iniciado y después abandonado por Francia en el Istmo centroamericano—, que el gobierno voraz del imperio tenía proyectado concluir a cualquier costo. Tampoco le interesaba definir la situación legal de Isla de Pinos. Por ello, de manera abrupta disminuyó el número de las bases navales en discusión, retiró la sugerencia del puerto de La Habana y finalmente se acordó la concesión de dos bases: Guantánamo y Bahía Honda. Con posterioridad, en cumplimiento del Artículo VII del apéndice constitucional impuesto a la Convención Constituyente, se firmó el Convenio por los Presidentes de Cuba y Estados Unidos el 16 y el 23 de febrero de 1903 respectivamente: «Artículo I.- La República de Cuba arrienda por la presente a los Estados Unidos, por el tiempo que las necesitare y para el objeto de establecer en ellas estaciones carboneras o navales, las extensiones de tierra y agua situadas en la isla de Cuba que a continuación se describen: »1. En Guantánam o.» Se hace una descripción completa de la bahía y el territorio adyacente. «2. En Bahía H onda.» Se hace otra descripción similar. En dicho Convenio se establece: «Artículo III.- Si bien los Estados Unidos reconocen por su parte la continuación de la soberanía

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definitiva de la República de Cuba sobre las extensiones de tierra y agua arriba descritas, la República de Cuba consiente, por su parte, que durante el período en que los Estados Unidos ocupen dichas áreas a tenor de las estipulaciones de este convenio, los Estados Unidos ejerzan jurisdicción y señorío completos sobre dichas áreas con derecho a adquirir para los fines públicos de los Estados Unidos cualquier terreno u otra propiedad situada en las mismas por compra o expropiación forzosa indemnizando a sus poseedores totalmente.» El 28 de mayo de 1903 comenzaron los trabajos de medición para establecer los linderos de la estación naval en Guantánamo. En el Convenio del 2 de julio de 1903 sobre el tema se aprobó el 'Reglamento para el arrendamiento de las Estaciones Navales y Carboneras': «Artículo I.- Los Estados Unidos de América acuerdan y estipulan pagar a la República de Cuba la suma anual de 2 000 pesos en moneda de oro de los Estados Unidos durante el tiempo que estos ocuparen y usaren dichas áreas de terreno en virtud del mencionado Convenio.» «Todos los terrenos de propiedad particular y otros bienes inmuebles comprendidos en dichas áreas serán adquiridos sin demora por la República de Cuba. Estados Unidos convienen en suministrar a la República de Cuba las cantidades necesarias para la

compra de dichos terrenos y bienes de propiedad particular, y la República de Cuba aceptará dichas cantidades como pago adelantado a cuenta de la renta debida en virtud de dicho Convenio.» El Convenio que reglamentaba ese arrendamiento, firmado en La Habana por los representantes de los Presidentes de Cuba y Estados Unidos, respectivamente, fue aprobado por el Senado de Cuba el 16 de julio de 1903, ratificado por el Presidente de Cuba un mes más tarde, el 16 de agosto, y por el Presidente de Estados Unidos el 2 de octubre, canjeándose las ratificaciones en Washington el 6 de octubre, fue publicado en la Gaceta de Cuba el 12 del mismo mes y año. Con fecha 14 de diciembre de 1903 se hizo saber que cuatro días antes, el 10 de ese mes, se había dado posesión a Estados Unidos de las áreas de agua y tierra para el establecimiento de la estación naval en Guantánamo. Para el gobierno y la Marina de Estados Unidos el traspaso de parte del territorio de la mayor de las Antillas era motivo de gran regocijo, y pretendió celebrarlo. En Guantánamo se reunieron con ese propósito buques de la Escuadra del Caribe y algunos acorazados de la Flota del Atlántico Norte. El gobierno cubano designó al Jefe de Obras Públicas de Santiago de Cuba para hacer entrega de aquella parte del territorio sobre el cual teóricamente ejercía soberanía el 10 de

diciembre de 1903, fecha escogida por Estados Unidos. Sería el único cubano que estaría presente en la ceremonia y sólo por un corto tiempo ya que, cumplida su misión, sin brindis ni apretones de mano, se retiró al vecino poblado de Caimanera. El jefe de Obras Públicas se había trasladado al acorazado 'Kearsage', que era el buque insignia norteamericano, a bordo del cual se encontraba el contralmirante Barker. A las 12:00 horas se dispararon 21 cañonazos y con los acordes del Himno Nacional de Cuba se arrió la bandera cubana que estaba izada en dicha nave, e inmediatamente se izó en tierra, en el punto llamado Playa del Este, con el mismo número de salvas, la bandera de Estados Unidos, con lo cual quedó concluido el acto. Según el reglamento del Convenio, Estados Unidos debía dedicar las tierras cedidas exclusivamente a usos públicos, no pudiendo establecer en ellas comercios o industrias de ningún tipo. Se comprometían mutuamente, las autoridades de Estados Unidos en dichos territorios y las autoridades cubanas, a entregar los prófugos de la justicia por delitos o faltas sujetos a la jurisdicción de las leyes de cada parte, siempre que lo solicitaran las autoridades de la nación que los juzgara. Los materiales importados en las áreas de dichas estaciones navales para el uso y consumo de las mismas

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estarían libres del pago de derechos arancelarios, o de cualquier otra clase, a la República de Cuba. El arrendamiento de las referidas estaciones navales incluía el derecho a usar y ocupar las aguas adyacentes a dichas extensiones de tierra y agua, a mejorar y profundizar las entradas de las mismas y sus fondeaderos, y a cuanto más fuera necesario para los usos exclusivos a que estaban dedicadas. Aunque Estados Unidos reconocía la continuación de la soberanía definitiva de Cuba sobre aquellas extensiones de agua y tierra, ejercería, con el consentimiento de Cuba, 'jurisdicción y señorío completos' sobre dichas áreas mientras las ocuparan de acuerdo con las otras estipulaciones ya citadas. En el llamado Tratado Permanente del 22 de mayo de 1903, celebrado entre los gobiernos de la República de Cuba y de Estados Unidos, se habían precisado las relaciones futuras entre ambos países: es decir, se aseguró lo que llamara Manuel Márquez Sterling «la coyunda insoportable de la Enmienda Platt». El Tratado Permanente suscrito por ambos países fue aprobado por el Senado de Estados Unidos el 22 de marzo de 1904 y por el Senado cubano el 8 de junio de ese año, y fueron canjeadas las ratificaciones en Washington el 1° de julio de 1904. Por eso, la Enmienda Platt es una enmienda

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a una ley norteamericana, un apéndice a la Constitución de Cuba de 1901 y un tratado permanente entre ambos países. Las experiencias adquiridas con la Base Naval de Guantánamo sirvieron para aplicar en Panamá medidas iguales o peores con el Canal. En el Congreso norteamericano el método de las enmiendas introducidas, cuando se discute una ley que por su contenido e importancia es de impostergable necesidad, suele aplicarse con frecuencia obligando a los legisladores a dejar a un lado o sacrificar criterios discrepantes. Tales enmiendas han mordido más de una vez la soberanía por la que lucha incansablemente nuestro pueblo. En 1912 el Secretario de Estado de Cuba, Manuel Sanguily, negoció con la cancillería norteamericana un nuevo tratado por el que Estados Unidos renunciaba a sus derechos sobre Bahía Honda a cambio de una ampliación en los límites de la estación en Guantánamo. En ese mismo año, cuando se produjo el alzamiento del Partido de los Independientes de Color, que el gobierno del presidente José Miguel Gómez -del Partido Liberal— reprimió brutalmente, salieron de la Base Naval en Guantánamo tropas norteamericanas que ocuparon diferentes poblaciones de la antigua provincia de Oriente, cercanas a las ciudades de Guantánamo y de Santiago

de Cuba, con el pretexto de «proteger vidas y haciendas de ciudadanos estadounidenses». En 1917, con motivo del levantamiento conocido por 'La Chambelona' en Oriente, llevado a cabo por elementos del Partido Liberal que se opusieron al fraude electorero que llevó a la reelección al presidente Mario García Menocal, del Partido Conservador, destacamentos yanquis procedentes de la Base se dirigieron a diversos puntos de aquella provincia cubana, para lo cual utilizaron como pretexto «la protección del suministro de agua a la Base». La derogación formal de la Enmienda Platt y el mantenimiento de la Base Naval en Guantánamo En 1933, la llegada al poder de la administración demócrata de Franklin Delano Roosevelt en Estados Unidos dejó abierto el camino para un necesario reacomodo de las relaciones de dominación que ese país ejercía sobre Cuba. La caída de la tiranía de Gerardo Machado bajo la presión de un poderoso movimiento popular, y la posterior instalación de un gobierno provisional presidido por el profesor universitario de Fisiología, Ramón Grau San Martín, constituyeron un serio obstáculo para la realización del programa que demandaba el pueblo. El 24 de noviembre de 1933, el presidente Roosevelt de Estados

Unidos emitió una declaración oficial en la que alentó la conjura de Batista y el Embajador en La Habana, Sumner Welles, contra el gobierno de Grau, que incluía la oferta de firmar un nuevo tratado comercial y derogar la Enmienda Platt. Roosevelt explicó que «.S ería bienvenido cualquier gobierno provisional en Cuba en el cual el pueblo cubano demuestre su confianza». La impaciencia de la administración estadounidense por desembarazarse de Grau iba en aumento, pues desde mediados de noviembre se acrecentó la influencia en el gobierno de un joven luchador antimperialista, Antonio Guiteras, quien en las semanas siguientes daría muchos de sus más radicales pasos. Había que derrocar rápidamente a ese gobierno. El 13 de diciembre de 1933, el embajador Sumner Welles regresó definitivamente a Washington y fue sustituido cinco días después por Jefferson Caffery. Durante los días 13 y 14 de enero de 1934, Batista convocó y presidió una reunión militar en Columbia en la que propuso destituir a Grau y nombrar al Coronel Carlos Mendieta y Montefur, lo cual fue acordado por la llamada Junta Militar de Columbia. Grau San Martín presentó su dimisión en la madrugada del 15 de enero de 1934 y embarcó rumbo a México, exiliado, el 20 de ese propio mes. Mendieta, entonces, quedó instalado como presidente mediante golpe de Estado, el 18 de enero de 1934.

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Aunque la administración de Mendieta había sido reconocida por Estados Unidos el 23 de enero de ese año, en realidad, como se sabe, el embajador Caffery y Batista dirigían los destinos del país. El derrocamiento del mencionado gobierno provisional de Grau San Martín en enero de 1934, víctima de sus contradicciones internas y del arsenal de presiones, maniobras y agresiones que contra él esgrimieron el imperialismo y sus aliados criollos, significó un primer e indispensable paso en la imposición de una alternativa oligárquico-imperialista como salida a la crisis nacional cubana. Al gobierno presidido por Mendieta correspondería la tarea de reajustar los vínculos de la dependencia neocolonial del país. Ni la oligarquía reinstalada en el poder, ni el gobierno de Washington, estaban entonces en condiciones de ignorar el estado de ánimo del pueblo cubano hacia el neocolonialismo y sus instrumentos. Estados Unidos tampoco ignoraba la importancia del respaldo de los gobiernos de América Latina Cuba entre ellos— en la ya entonces previsible confrontación con otras potencias imperialistas emergentes como Alemania y Japón. En el proceso que entonces se iniciaba habrían de estructurarse fórmulas para garantizar el renovado funcionamiento del sistema neocolonial. La política

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de 'buena vecindad' tenía muy en cuenta la oposición latinoamericana al intervencionismo abierto que Washington había practicado en el hemisferio. Era propósito de la política de Roosevelt obtener una nueva imagen en sus relaciones continentales mediante la fórmula diplomática del 'buen vecino'. Como una de las medidas de reajuste, el 29 de mayo de 1934 se firmó un nuevo Tratado de Relaciones cubano-norteamericano, modificando el del 22 de mayo de 1903, suscrito entonces por otro Roosevelt, tal vez de lejano parentesco, el de los Jinetes Rudos, que desembarcó en Cuba. Dos días antes, el 27 de mayo, a las 10:30 de la mañana, y en los momentos en que el embajador de Estados Unidos, Jefferson Caffery, se preparaba a abandonar, como de costumbre, su residencia de Alturas de Almendares, fue objeto de un atentado de tres disparos realizado por varios desconocidos desde un automóvil. Al día siguiente, el 28 de mayo, al transitar al mediodía por la Quinta Avenida del reparto Miramar, el auto al servicio del primer secretario de la embajada de Estados Unidos, H. Freeman Matthews, de regreso después de haber dejado al diplomático en la Embajada, fue asaltado por varios individuos armados con ametralladoras que viajaban en un auto. Dirigiéndose uno de ellos al chofer, le dijo que hiciera saber a Matthews que le daba una semana de

plazo para que se marchara de Cuba; acto seguido rompió de un golpe el parabrisas del auto y desaparecieron velozmente. Estos actos revelaban un estado general de hostilidad contra Estados Unidos y pudieron haber precipitado la firma del nuevo Tratado de Relaciones que planteó el supuesto fin de la impopular Enmienda Platt. El nuevo Tratado de Relaciones dispuso la supresión del derecho de intervención de Estados Unidos en Cuba y que: «La República de Cuba y Estados Unidos de América, animados por el deseo de fortalecer los lazos de amistad entre los dos países y de modificar, con ese fin, las relaciones establecidas entre ellos por el Tratado de Relaciones firmado en La Habana el 22 de mayo de 1903, (...) han convenido en los siguientes artículos: [...] »Artículo 3.- En tanto las dos partes contratantes no se pongan de acuerdo para la modificación o abrogación de las estipulaciones del Convenio firmado por el Presidente de la República de Cuba el 16 de febrero de 1903, y por el Presidente de Estados Unidos de América el 23 del mismo mes y año, en cuanto al arrendamiento a Estados Unidos de América de terrenos en Cuba para estaciones carboneras o navales, seguirán en vigor las estipulaciones de ese Convenio en cuanto a la estación naval de

Guantánamo. Respecto a esa estación naval seguirá también en vigor, en las mismas formas y condiciones, el arreglo suplementario referente a estaciones navales o carboneras terminado entre los dos gobiernos el 2 de julio de 1903. Mientras no se abandone por parte de Estados Unidos de América la dicha estación naval de Guantánamo o mientras los dos gobiernos no acuerden una modificación de sus límites actuales, seguirá teniendo la extensión territorial que ahora ocupa, con los límites que tiene en la fecha de la firma del presente Tratado.» El Senado de Estados Unidos ratificó el nuevo Tratado de Relaciones el 1° de junio de 1934, y Cuba, el 4 de junio. Cinco días después, el 9 de junio, se canjearon en Washington las ratificaciones del Tratado de Relaciones del 29 de mayo de ese año, con lo que desapareció formalmente la Enmienda Platt, pero permaneció la Base Naval en Guantánamo. El nuevo Tratado legalizó la situación de facto en que se encontraba la estación naval en Guantánamo, por lo que se rescindía la parte de los convenios del 16 y 23 de febrero y 2 de julio de 1903 entre los dos países relativa a terrenos y aguas en Bahía Honda, y se modificaba, en el sentido de ampliarlos, aquella que se refería a las aguas y terrenos en la estación naval en Guantánamo. Estados Unidos mantuvo la estación naval en Guantánamo como

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lugar estratégico de vigilancia y resguardo, para asegurar su predominio político y económico sobre las Antillas y Centroamérica y para la defensa del Canal de Panamá. La Base Naval en Guantánamo desde la desaparición formal de la Enmienda Platt hasta el Triunfo de la Revolución Después de firmado el Tratado de Relaciones de 1934, el territorio de la 'estación naval' fue fortificándose y acondicionándose poco a poco hasta que, en la primavera de 1941, la Base quedó establecida como estación naval de operaciones bajo la estructura siguiente: estación naval, estación naval aérea y base del cuerpo de marines y de almacenes. El 6 de junio de 1934 el Senado de Estados Unidos había aprobado una ley mediante la cual se autorizaba a la Secretaría de Marina para suscribir un contrato a largo plazo con una empresa que se comprometía a abastecer de agua en forma adecuada a la Base Naval en Guantánamo, pero anteriormente existían planes norteamericanos para la construcción de un acueducto que la surtiera de agua procedente del río Yateras. La expansión continuó, y hacia 1943 se construyeron otras facilidades mediante contratación con la empresa Frederick Snare Co., que contrató aproximadamente 9 000 obreros civiles, muchos de los cuales eran cubanos.

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Otro año de ingente trabajo de ampliación de las instalaciones militares y civiles de la Base fue 1951. En 1952, el Secretario de Marina de Estados Unidos decidió cambiarle el nombre de U.S. Naval Operating Base por el de U.S. Naval Base, y ya entonces tenía una estructura que incluía el Centro de Entrenamiento. La Constitución de 1940, la lucha revolucionaria y la Base Naval en Guantánamo, hasta diciembre de 1958 El período que transcurre desde finales de 1937 hasta 1940 se caracterizó, desde el punto de vista político, por la adopción de medidas que permitieron la convocatoria a las elecciones para la Asamblea Constituyente y su realización. La razón de que Batista accediera a estas medidas democratizadoras estuvo en su interés de ir al establecimiento de fórmulas que le permitieran mantenerse en el centro de las decisiones políticas, con lo que garantizaba la continuidad de su poder en el nuevo ordenamiento surgido bajo las fórmulas por él instrumentadas. A principios de 1938 se hizo público el acuerdo de Batista y Grau de realizar una Asamblea Constituyente. La Convención Constituyente quedó inaugurada el 9 de febrero de 1940 y terminó sus labores el 8 de junio de ese propio año. La Constitución fue firmada el 1°

de julio de 1940 y promulgada el 5 de ese mes. La nueva Ley de Leyes estableció que «el territorio de la República está integrado por la Isla de Cuba, la Isla de Pinos y las demás islas y cayos adyacentes que con ellas estuvieron bajo la soberanía de España hasta la ratificación del Tratado de París de 10 de diciembre de 1898. La República de Cuba no concertará ni ratificará pactos o tratados que en forma alguna limiten o menoscaben la soberanía nacional o la integridad del territorio». La oligarquía se esforzaría por impedir la materialización de los postulados más avanzados de esa Constitución o al menos por restringir al máximo su aplicación.







• La Base Naval en Guantánamo desde el Triunfo de la Revolución Desde el triunfo de la Revolución el Gobierno Revolucionario ha denunciado la ocupación ilegal de esa porción de nuestro territorio. Por otra parte, a partir del 1 de enero de 1959 Estados Unidos convirtió el territorio usurpado de la Base Naval en Guantánamo en foco permanente de amenaza, provocación y violación de la soberanía de Cuba, con el propósito de crearle dificultades al victorioso proceso revolucionario. Dicha Base siempre ha estado presente en los planes y operaciones concebidos por Washington para derrocar al Gobierno Revolucionario.







Todo tipo de agresiones han provenido de la Base Naval:Lanzamientos en territorio libre de materiales inflamables desde aviones procedentes de la Base. Provocaciones de soldados norteamericanos, incluyendo insultos, lanzamientos de piedras, de latas con material inflamable y disparos con pistolas y armas automáticas. Violación de las aguas jurisdiccionales de Cuba y del territorio cubano por embarcaciones y aeronaves militares norteamericanas procedentes de la Base. Elaboración de planes de autoagresión en la Base para provocar una lucha armada en gran escala entre Cuba y Estados Unidos. Inscripción de las frecuencias radiales utilizadas por la Base en el Registro Internacional de Frecuencias, dentro del espacio correspondiente a Cuba. El 12 de enero de 1961 fue torturado bárbaramente por soldados yanquis en la Base Naval en Guantánamo, por el 'delito' de ser revolucionario, el obrero Manuel Prieto Gómez, quien laboraba allí hacía más de 3 años. El 15 de octubre de ese año, fue torturado y luego asesinado el obrero cubano Rubén López

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Sabariego. El 24 de junio de 1962 fue asesinado por los soldados de la Base el pescador de Caimanera Rodolfo Rosell Salas.

Igualmente, la pretendida intención de fabricar una autoprovocación y desplegar las tropas norteamericanas en una 'justificada' invasión punitiva contra Cuba, en todo momento tuvo como elemento detonante la Base en Guantánamo. Ejemplo de ello lo encontramos en una de las acciones incluidas dentro de la denominada 'Operación Mangosta', cuando el 3 de septiembre de 1962 soldados norteamericanos estacionados en Guantánamo debían disparar contra las postas cubanas. Durante la Crisis de Octubre, la Base fue reforzada en técnica militar y efectivos, elevándose el número de estos últimos a más de 16 000 infantes de marina. Ante la decisión del Primer Ministro soviético Nikita Jruschov de retirar los cohetes nucleares desplegados en Cuba sin consultar ni informar previamente al Gobierno Revolucionario, Cuba fijó la firme posición de la Revolución en los denominados 'Cinco Puntos'. En el quinto se demandaba la retirada de la Base Naval de Guantánamo. Estuvimos al borde de una guerra termonuclear, en la que seríamos el primer blanco como consecuencia de la política imperial de apoderarse de Cuba.

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El 11 de febrero de 1964 el presidente Lyndon B. Johnson redujo el personal cubano que trabajaba en la Base en 700 trabajadores aproximadamente. También confiscaron fondos acumulados del retiro de centenares de obreros cubanos que habían trabajado en la Base y suspendieron de modo ilegal el pago de las pensiones a los obreros cubanos jubilados. El 19 de julio de 1964, en grosera provocación de centinelas fronterizos norteamericanos contra las postas cubanas de Guardafronteras, fue asesinado a mansalva el joven soldado de 17 años Ramón López Peña, en la casamata donde cumplía con su turno de guardia. En circunstancias similares, el 21 de mayo de 1966, disparos provenientes de la Base dieron muerte al soldado Luis Ramírez López. En apenas 21 días del mes de mayo de 1980, más de 80 000 hombres, 24 barcos y unos 350 aviones de combate participaron en las maniobras Solid Shield-80, que entre sus dinámicas incluyó el desembarco de 2 000 infantes de Marina en la Base Naval y el reforzamiento de dicha instalación con otros 1 200 efectivos. En octubre de 1991, durante la celebración del IV Congreso del PCC en Santiago de Cuba, aviones y helicópteros procedentes de la Base violaron el espacio aéreo cubano sobre la ciudad.

En 1994, la Base sirvió como punto de apoyo para la invasión a Haití: la aviación militar norteamericana utilizó los aeropuertos de ese enclave. Más de 45 000 emigrados haitianos llegaron a ser concentrados en la Base a mediados del siguiente año. Del mismo modo, en el año 1994 se produjo la conocida crisis migratoria provocada por el endurecimiento del bloqueo y los años más duros del período especial, el incumplimiento del Acuerdo Migratorio de 1984 suscrito con la administración Reagan, la considerable reducción en las visas acordadas y el estímulo a la emigración ilegal, incluida la Ley de Ajuste Cubano, facturada por el presidente Johnson hace más de 40 años. Como consecuencia de la crisis desatada, una declaración del presidente Clinton del 19 de agosto de 1994 convirtió a la Base en un campo de concentración migratorio para los balseros cubanos en cifra cercana a los 30 000. Finalmente, el 9 de septiembre de 1994 se suscribió un Comunicado Conjunto entre la administración de Clinton y el gobierno de Cuba, mediante el cual Estados Unidos se comprometió a impedir la entrada a su territorio de los emigrantes ilegales interceptados y a otorgar un mínimo de 20.000 visas anuales para la reunificación familiar, los que viajarían por vía segura a Estados Unidos. El 2 de mayo de 1995, como

parte de las negociaciones migratorias, los gobiernos de Cuba y Estados Unidos acordaron adicionalmente lo que esta vez se llamó Declaración Conjunta, estableciendo el procedimiento para la devolución a Cuba de todos los que continuaran intentando emigrar ilegalmente hacia Estados Unidos y fueran interceptados por los Guardacostas norteamericanos. Obsérvese cómo la referencia se relaciona solo con los inmigrantes ilegales interceptados por los Guardacostas. Quedaban establecidas las bases para un siniestro negocio: el tráfico de personas. La Ley Asesina1 se mantuvo. Cuba sería el único país del mundo sometido a tal látigo. Mientras 250 000 personas aproximadamente han viajado por vía segura sin el menor riesgo, es en cambio incalculable el número de mujeres, niños y personas de todas las edades que han perecido en el próspero tráfico de inmigrantes. A partir de la crisis migratoria de 1994, por acuerdo de ambos gobiernos se iniciaron los encuentros 1 Fidel se refiere a la Ley de Ajuste cubano de 1966 (Cuban Adjustment Act) que singulariza, privilegia y estimula la emigra­ ción ilegal, salvaje e insegura de cubanos a Estados Unidos, su establecimiento en ese país y la viabilización de su condición de re­ sidente, así como el derecho al trabajo solo por razones ideológicas, discriminando así al resto de los emigrantes del mundo y con­ virtiendo la política migratoria de ese país en un arma de agresión contra el pueblo cu­ bano que ha costado miles de vidas huma­

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regulares entre los mandos militares de cada parte. Una franja del territorio sembrada de minas a veces era inundada por tormentas tropicales y ríos desbordados. No en pocas ocasiones nuestros zapadores arriesgaron sus vidas para salvar a personas que atravesaban esa zona militar restringida por aquellos parajes, incluso con niños. Entre 1962 y 1996, se registraron 8 288 violaciones principales desde la Base Naval en Guantánamo, incluidas 6 345 violaciones aéreas, 1 333 violaciones navales y 610 violaciones territoriales. Del total de violaciones, 7 755 se produjeron entre 1962 y 1971. La Base Naval en Guantánamo a partir de la promulgación de la Ley Helms-Burton Esta Ley, firmada por el presidente William Clinton el 12 de marzo de 1996, en el Título II sobre la «asistencia a una Cuba libre e independiente», la Sección 201 relacionada con la «política hacia un gobierno de transición y elegido democráticamente en Cuba», establece en su inciso 12 que Estados Unidos debe «estar preparado para negociar con un gobierno elegido democráticamente en Cuba la devolución de la Base Naval de Estados Unidos en Guantánamo o renegociar el acuerdo actual bajo términos mutuamente convenientes». Algo peor que lo del gobernador militar Leonard Wood, que junto a Theodore

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Roosevelt desembarcó a pie en las cercanías de Santiago de Cuba: la idea de un anexionista de origen cubano administrando a nuestro país. La guerra de Kosovo de 1999 ocasionó un gran número de refugiados kosovares. El gobierno de Clinton, envuelto en aquella guerra de la OTAN contra Serbia, tomó la decisión de utilizar la Base como albergue para un número de ellos, y en esa ocasión, por primera vez, sin ningún tipo de consulta previa como es habitual, comunicó a Cuba la decisión tomada. Nuestra respuesta fue constructiva. Aunque opuestos a la injusta e ilegal contienda, no teníamos razones para oponernos a la ayuda humanitaria que pudieran necesitar los refugiados kosovares. Ofrecimos incluso la cooperación de nuestro país, si fuese necesario, para la atención médica o cualquier otro servicio que necesitaran los mismos. Finalmente, los refugiados kosovares no fueron enviados a la Base Naval en Guantánamo. En el manifiesto Juramento de Baraguá, del 19 de febrero del 2000, se expresó que «a su debido tiempo, ya que no constituye objetivo prioritario en este instante aunque es justísimo e irrenunciable derecho de nuestro pueblo, el territorio ilegalmente ocupado de Guantánamo debe ser devuelto a Cuba». En esos tiempos estábamos enfrascados en la lucha por el regreso del niño secuestrado2 y las 2

Fidel se refiere a la batalla por la

consecuencias económicas del brutal bloqueo. La Base Naval de Guantánamo a partir del 11 de septiembre El 18 de septiembre del 2001, el presidente Bush firmó la legislación del Congreso de Estados Unidos que lo autorizó para usar la fuerza como respuesta a los atentados del 11 de septiembre. Bush se basó en esta legislación para firmar, el 13 de noviembre de ese propio año, unaOrden Militar mediante la cual estableció las bases jurídicas para las detenciones y el enjuiciamiento por tribunales militares, como parte de la 'guerra contra el terrorismo', de individuos que no ostentaran la condición de ciudadanos de Estados Unidos. El 8 de enero del 2002 Estados Unidos comunicó oficialmente a Cuba que utilizarían la Base Naval en Guantánamo como centro de detención de prisioneros de guerra de Afganistán. Tres días más tarde, el 11 de liberación del niño Elián González Brotóns, secuestrado por la mafia terrorista de Miami después que su madre hubiera perecido ahogada o devorada por tiburones en el Es­ trecho de la Florida al intentar emigrar ile­ galmente hacia Estados Unidos bajo el estí­ mulo de la Ley de ajuste cubano, y el niño sobreviviera milagrosamente al naufragio dentro de una balsa. La batalla por rescatar a Elián movilizó a millones de cubanos y ge­ neró las más amplias simpatías en el mun­ do. Un solo niño había obrado el milagro de unir a todo su pueblo en la más humana y hermosa causa.

enero del 2002, llegaron los primeros 20 detenidos hasta alcanzar la cifra de 776 prisioneros de 48 países. Ninguno de estos datos, por supuesto, era mencionado. Suponíamos que se trataba de prisioneros de guerra afganos. Los primeros aviones aterrizaban repletos de prisioneros, y muchos más custodios que prisioneros. Ese mismo día el gobierno de Cuba emitió una declaración pública señalando su disposición de cooperar con los servicios de asistencia médica que fuesen requeridos, programas de saneamiento y de lucha contra vectores y plagas en las áreas bajo nuestro control que circundan la base, o de cualquier otra forma útil, constructiva y humana que pudiera presentarse. Recuerdo los datos porque participé personalmente en detalles de la Nota presentada por el MINREX dando respuesta a la Nota norteamericana. Cuán lejos estábamos de imaginar en aquel momento que el gobierno de Estados Unidos se preparaba para crear en esa base un horrible campo de tortura. La Constitución Socialista proclamada el 24 de febrero de 1976 había establecido, en el inciso c) de su artículo 11, que «la República de Cuba repudia y considera ilegales y nulos los tratados, pactos o concesiones concertados en condiciones de desigualdad o que desconocen o disminuyen su soberanía y su integridad territorial».

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El 10 de junio del 2002, el pueblo de Cuba, en un proceso plebiscitario popular sin precedentes, ratificó el contenido socialista de aquella Constitución de 1976 en respuesta a las manifestaciones injerencistas y ofensivas del Presidente de Estados Unidos, e interesó a la Asamblea Nacional del Poder Popular reformarla para dejar expresamente consignado, entre otros aspectos, el principio irrevocable que debe regir las relaciones económicas, diplomáticas y políticas de nuestro país con otros estados, al añadir en el mismo Artículo 11, inciso c): «Las relaciones económicas, diplomáticas y políticas con cualquier otro Estado no podrán ser jamás negociadas bajo agresión, amenaza o coerción de una potencia extranjera». Tras darse a conocer la Proclama al pueblo de Cuba, el 31 de julio del 2006, las autoridades norteamericanas han declarado que no desean una crisis migratoria pero se preparan de forma preventiva para enfrentarla, valorándose el uso de la Base Naval en Guantánamo como campamento de concentración de los emigrantes ilegales interceptados en el mar. En declaraciones públicas se informa que Estados Unidos está realizando ampliaciones de las construcciones civiles en la Base, con el objetivo de aumentar su capacidad de recepción de emigrantes ilegales. Cuba, por su parte, ha tomado todas las medidas posibles para evitar

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incidentes entre las fuerzas militares de ambos países, y ha declarado que se atiene a los compromisos contenidos en la Declaración Conjunta sobre temas migratorios suscrita con la administración Clinton. ¿Por qué tanta habladuría, amenaza y bulla? El pago simbólico anual de $3 386.25 dólares por el arrendamiento del territorio que ocupa la Base Naval en Guantánamo se mantuvo hasta 1972, cuando la parte norteamericana lo reajustó por su cuenta a $3 676 dólares. En 1973, se hizo una nueva corrección del valor del antiguo dólar de oro de Estados Unidos, y por tal razón el cheque emitido por el Departamento del Tesoro fue elevado desde entonces a $4 085.00 dólares anuales. Ese cheque se carga a la Marina de Estados Unidos, responsable operacional de la Base Naval. Los cheques que hace el gobierno de Estados Unidos como pago por el arrendamiento, se dirigen a favor del 'Tesorero General de la República de Cuba', institución y funcionario que desde hace muchos años dejaron de formar parte de la estructura del gobierno de Cuba, y se remiten por vía diplomática cada año. El correspondiente a 1959, por simple confusión, fue convertido en ingreso nacional. Desde 1960 hasta hoy jamás se han cobrado y quedan como constancia de un arrendamiento impuesto durante más de 107 años. Imagino, conservadoramente, que

es diez veces menos que lo que gasta el gobierno de Estados Unidos en el salario de un maestro cada año. Tanto la Enmienda Platt como la Base Naval en Guantánamo sobraban. La historia demuestra que en gran número de países de este hemisferio, donde no hubo una revolución como la nuestra, la totalidad de su territorio gobernado por las transnacionales y las oligarquías, no necesitaron ni una ni otra cosa. De su población, mal preparada y pobre en su mayoría, se ocupaba la publicidad sembrando reflejos. Desde el punto de vista militar, un portaaviones nuclear repleto de veloces cazabombarderos y su numerosa

escolta, apoyado por la tecnología y los satélites, es varias veces más poderoso y puede desplazarse a cualquier lugar del mundo donde más convenga al imperio. Les hacía falta la Base para humillar y hacer las cosas sucias que allí tienen lugar. Si hay que esperar el derrumbe del sistema, esperaremos. Los sufrimientos y peligros para toda la humanidad serán grandes, como la actual crisis de las bolsas de valores, y un número creciente de personas lo pronostican. La espera de Cuba será siempre en alarma de combate.

Fidel Castro Ruz

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El culto a Martí Eusebio Leal Spengler

Venerada por todo cubano que se pre­ cie de serlo, la figura de José Martí es recordada hoy — 28 de enero— en el aniversario 155 de su natalicio. A lo largo del siglo, los his­ toriadores y maestros de esta isla han cultivado con intensidad eso que, sin vergüenza ni sonrojo, podemos llamar «el culto a Martí». No mediaba en ello el deseo egoísta de llamar la atención hacia lo nuestro como algo diferente, único, pero lo cierto es que nuestro Apóstol tenía cualidades excepcionales dentro del grupo de hombres de pensa­ miento en el continente americano. Si intentáramos un breve re­ cuento de esa pléyade de libertadores, repararíamos inmediatamente en José de San Martín (1778-1850). El prócer ar­ gentino termina su carrera política en lo que se ha llamado «el abrazo de Guaya­ quil». Justo allá, en la mitad del mundo,

se percata de que Simón Bolívar (1783­ 1830) había llegado primero, no solo con su accionar militar y político, sino también con las ideas. Como escribe Martí en Tres Héroes: «Pero en el Perú estaba Bolívar, y San Martín le cede la gloria». Junto a las semblanzas de Bolí­ var y San Martín, ese precioso texto, pu­ blicado en el primer número de La Edad de Oro, incluye el panegírico del sacer­ dote mexicano Miguel Hidalgo (1753­ 1811), sobre quien el Maestro escribe: «Él les avisaba a los jefes españoles que si los vencía en la batalla que iba a dar­ les los recibiría en su casa como amigos. ¡Eso es ser grande! Se atrevió a ser mag­ nánimo, sin miedo a que lo abandona­ se la soldadesca, que quería que fuese cruel». Fueron apenas cuatro núme­ ros de dicha revista que, transformada

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en un libro clásico, nos sobrecoge en su afán de transmitir al lector infantil la ne­ cesidad de cultivar los valores humanos: «El niño, desde que puede pensar, debe pensar en todo lo que ve, debe padecer por todos los que no pueden vivir con honradez, debe trabajar porque puedan ser honrados todos los hombres, y debe ser un hombre honrado». Las semblanzas martianas de los grandes hombres recuerdan aquellas magistralmente relatadas por el griego Plutarco en Vidas paralelas. Así, cuando Martí describe a fray Bartolomé de las Casas (1484-1566), se lo imagina trans­ figurado y lívido, para exaltarlo como símbolo de la clemencia y la compasión: «No se puede ver un lirio sin pensar en el Padre Las Casas, porque con la bondad se le fue poniendo de lirio el color, y di­ cen que era hermoso verlo escribir, con su túnica blanca, sentado en su sillón de tachuelas, peleando con la pluma de ave porque no escribía de prisa. Otras veces se levantaba del sillón como si le quemase, se apretaba las sienes con las dos manos, andaba a pasos grandes por la celda y parecía como si tuviera un gran dolor. Era que estaba escribiendo su libro famoso de la Destrucción de las indias, los horrores que vio en las Américas cuando vino de España la gente a la conquista. Se le encendían los ojos y se volvía a sentar, de codos en la mesa, con la cara llena de lágrimas. Así pasó la vida, defendiendo a los indios». Un indio sabio era Benito Juá­ rez (1806-1872), continuador de los

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ideales del Padre Hidalgo. Siendo pre­ sidente de México, debió peregrinar a bordo de una caravana para evitar caer en manos de las huestes francesas. De sus múltiples frases célebres, recor­ damos el último de los postulados del Manifiesto a la Nación, del 15 de julio de 1867, con motivo del triunfo de la Repú­ blica sobre el invasor extranjero: «Que el pueblo y el gobierno respeten los de­ rechos de todos. Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz». Cada uno de los próceres re­ conocidos tiene su título propio: el Li­ bertador (Bolívar), el Benemérito de las Américas (Juárez), el Protector de los Pueblos Libres... Con este último sobre­ nombre pasó a la historia el uruguayo José Gervasio Artigas (1764-1850). La marcha que realizara en 1812 desde el sur hasta el norte, conocida como el «Éxodo del pueblo oriental», es solo comparable a la del pueblo hebreo guiado por Moisés. De esta forma, llegamos has­ ta el propio José Martí. Cuando hablo sobre él, me refiero al hombre porque siempre lo veré así. Gran error sería em­ pezar a reunir oro y a tallar cornucopias para que una vez más, con una aureola de santo colocarle en el altar. Sus virtu­ des serían entonces inimitables. «Era grande y vario su talen­ to», escribió Enrique Collazo, quien durante un tiempo no le quiso mucho. Y es que Martí asombraba. Durante la primera juventud había alcanzado un

dominio sorprendente de la realidad mundial: viajaba por los clásicos del pensamiento desde Grecia y Roma has­ ta hurgar en los pueblos más antiguos, cultos y ancestrales de los países del Oriente. Tenía el don de expresarse en la lengua materna y en otras. Es decir, habló y se preparó para interpretar los idiomas determinantes en el mundo de su tiempo. El conocimiento del alemán le permitió sostener un diálogo con el capitán del «Nordland» y tocar el cora­ zón de aquel duro marino germano. Lo revela la página escrita ante las costas orientales de Cuba en el diario De Cabo Haitiano a Dos Ríos, correspondiente a la noche del 11 de abril de 1895: «Sali­ mos a las 11. Pasamos rozando a Maisí, y vemos la farola. Yo en el puente. A las 7 y media, oscuridad. Movimiento a bordo. Capitán conmovido. Bajan el bote... » Al dominar varios idiomas, también pudo hablar con el francés a quien él mismo y los cubanos de su tiempo consideraron el genio supremo de los derechos civiles: Víctor Hugo. Le impresionó sobremanera el poderoso cronista de los acontecimientos acae­ cidos en la Francia posterior a la gran revolución de 1789 y su eco en 1848. Martí resumiría en sí el espíritu y la obra de aquellos cubanos como el presbíte­ ro José Agustín Caballero, José Antonio Saco, Domingo del Monte y el padre Varela, cuyos restos reposan en el cenotafio de mármol en el Aula Magna de

la Universidad de La Habana, fundada hace exactamente 280 años. Cuba ha sido pródiga en muje­ res y hombres de talento, dotados del don de la elocuencia. Un país donde la palabra viva ha tenido un significado preponderante, esencial e insustituible. Podemos editar centenares de libros y periódicos, pero es necesaria la palabra para llegar al corazón del pueblo cu­ bano. Pero además de ser orador y un lector insaciable, Martí era un artista, que además sabía reconocer el talento de los otros. Quiso colocar en su sitio a Gertrudis Gómez de Avellaneda, a quien la vorágine del nacimiento de la nación había sorprendido lejos de Cuba. Reconoció los méritos del soneto lírico Al partir, escrito por esa poeta camagüeyana en el instante doloroso de su partida, y que niños y niñas debieran recitar en las escuelas. Y ante la incomprensión de muchos de sus contemporáneos por la figura de José María Heredia, nos dice que supo sembrar en nuestra alma la pasión patria y el amor infinito a la so­ litaria y peregrina estrella de Cuba. De vida breve, murió el «Cantor del Niága­ ra» en México, donde no solo se le re­ cuerda como hombre de letras e insigne poeta, sino también como legislador del Estado, juez de la Corte, fundador del Colegio Superior Universitario. No nos asombra que Martí, quien también apenas vivió unos po­ cos años en su Patria, incomprendido y desolado refiriera —aludiéndose así

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mismo— que los padres de Heredia ha­ bían alentado la vocación del joven por la poesía, mientras que a otros los col­ maron de regaños. ¡Cuántas veces le habrán hala­ do la oreja en el patio de la casa! Cuánto le habrán dolido a Martí en el corazón aquellas tantas veces repetidas pala­ bras en las cartas de su madre admira­ ble: «mientras tú no puedas alejarte de todo lo que sea política y periodismo, no tendrás un día de tranquilidad (...)» o «yo creo, hijo, que mientras tú no sueltes los papeles de los periódicos, tu suerte no variará (...)». Pero tales cosas debió sopor­ tarlas desde el amor que siempre pro­ fesó a sus buenos y generosos progeni­ tores, quienes le amaban infinitamente. Fechada en Montecristi, el 25 de marzo de 1895, a doña Leonor estuvo dirigida esta misiva, la mayor que ha inspirado el amor filial: «Madre mía: »Hoy, 25 de marzo, en vísperas de un largo viaje, estoy pensando en Ud. Yo sin cesar pienso en Ud., Ud. se due­ le, en la cólera de su amor, del sacrificio de mi vida; y ¿por qué nací de Ud. con una vida que ama el sacrificio? Palabras, no puedo. El deber de un hombre está allí donde es más útil. Pero conmigo va siempre, en mi creciente y necesaria agonía, el recuerdo de mi madre (...)» Él sabía lo que significaría ese viaje. Son evidentes ciertas intuiciones que percibimos en sus cartas y docu­ mentos, así como su infinita preocupa­

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ción sobre lo que iba a encontrar aquí, luego del comienzo de la lucha, dado que el país estaba en ebullición. Tenía un tiempo limitado para hacer su aporte fundamental: si salía bien, se coronaría toda una vida. Martí aborda el drama fun­ damental del proceso revolucionario cubano, y enfrenta con franqueza, grandeza moral y humildad de espíritu aquella disputa pueril que lo amenaza. No entra a la historia con un dedo levan­ tado, lo cual es pecado mortal para los que no han vivido un determinado mo­ mento. Pone en su lugar a Céspedes y a Agramonte, y los abraza para siempre, pero no vacila en elogiar la Asamblea Constituyente de Guáimaro y de con­ siderarla el nacimiento de la utopía de­ mocrática del pueblo cubano. Y cuando decimos utopía nos referimos a un pro­ yecto grandioso. ¡Pobre del que no la tenga! Los patriotas debieron optar entre una Cuba próspera, rica en apa­ riencias, o una empobrecida, pero que alcanzase el privilegio extraordinario de la libertad. Martí creyó que el pueblo cu­ bano estaba preparado para alcanzarla y sostenerla. La vida lo ha demostrado. Hay una escuela de miserables y pequeños corifeos de la antigua Cuba que dicen que esta nación, con ilusiones y sueños superiores a sus posibilidades, es inviable. Ellos han sido privados de la virilidad de nacimiento y perdieron lo más importante para vivir en las cir­ cunstancias difíciles en que la naturale­

za, el destino o la providencia divina... situaron a este pueblo en el centro del Mediterráneo americano. Hay que entender que Martí no era una mansa paloma, ni andaba desvanecido por las esquinas oliendo flores. Era de ideas fijas, obsesivo en lo que debía buscar, persistente. Sufría decepciones porque quería conquistar espíritus y todo el mundo no es con­ quistable. Amando la belleza, renunció a ella. Queriendo los libros hermosos —y no los más baratos, que se deshojan tras dejar el conocimiento en el corazón y la memoria—, solamente pudo tener aquellos cuyas páginas llenó de notas escritas apresuradas en los márgenes. Amando a las mujeres —como ellas de­ ben amar a los hombres: con pasión__y siendo él mismo un gran amador, debió renunciar dolorosamente y casarse con la novia etérea y distante. Por eso, el anillo de hierro con el nombre de Cuba es el símbolo de su extraño y excepcio­ nal matrimonio. Se equivocan los que tratan de irrumpir en su vida privada. Para com­ prender la intensidad de esta tragedia bastaría hojear el Cuaderno de bodas. Para mí, después de haberlo leído, la mujer que le arrancó el alma fue aquella junto a la cual no pudo permanecer de­ finitivamente. A ella escribió el poema «Carmen»: El infeliz que la manera ignore De alzarse bien y caminar con brío, De una virgen celeste se enamore

Y arda en su pecho el esplendor del mío. Beso, trabajo, entre sus brazos sueño Su hogar alzado por mi mano; envidio Su fuerza a Dios, y, vivo en él, desdeño El torpe amor de Tíbulo y de Ovidio. Es tan bella mi Carmen, es tan bella, Que si el cielo la atmósfera vacía Dejase de su luz, dice una estrella Que en el alma de Carmen la hallaría. Y se acerca lo humano a lo divino Con semejanza tal cuando me besa, Que en brazos de un espacio me reclino Que en los confines de otro mundo cesa... Años después, la viuda pondría el hijo al cuidado del General en Jefe, Máximo Gómez. El joven no fue ni un miserable ni un cobarde; y aquellos que lo han acusado de tal, han ofendido grave­ mente a Martí, ultrajando la memoria de Ismaelillo e introduciéndose en una vida que no les pertenece. Es difícil también hablar del padre de Martí, de don Mariano. Cuán­ tas veces en las barriadas de La Habana Vieja, sus amigos le habrán dicho: «¿Por qué no estás con nosotros? Tú, que tie­ nes experiencia militar, que has sido sargento y artillero, que estuviste en las fortalezas de La Habana, que te desem­ peñas como celador? ¿Por qué no eres voluntario?¿Por qué no te alistas en los batallones de don Julián de Zulueta o de don Ramón Herrera? Pero don Mariano no perteneció al cuerpo de voluntarios. Prefirió la pobreza, la humildad de la existencia precaria.

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Martí piensa en él, rememo­ rando la conversación sostenida en un sitio solitario del hogar. Por eso está seguro de que al padre no le extrañaría verle luchar por su patria. Y lo quiso con locura y con ternura, tanto como a sus hermanas, a pesar de quebrantos o in­ comprensiones. Libros como Ese sol del mun­ do moral de Cintio Vitier, esencial para el conocimiento de la obra martiana y de la génesis de la Revolución y Desti­ natario: José Martí, las cartas reunidas con paciencia y amor por Luis García Pascual, nos permiten acercarnos al Martí Hombre, el mismo que perfiló en su obra homónima Gonzalo de Quesada y Miranda. Este último contribuyó a la exégesis martiana que —desde dife­ rentes perspectivas— abordaron Emilio Roig de Leuchsenring, Juan Marinello, Jorge Mañach, Pedro Henríquez Ureña, Ezequiel Martínez Estrada, Rafael Esténger, por citar algunos nombres a los que se unirían después Cintio Vitier, Fina García Marruz, Rafael Cepeda, Horten­ sia Pichardo y Roberto Fernández Reta­ mar, entre otros. El legado infinito de Martí yace en su copiosa correspondencia, en su oratoria, en su obra periodística, en su labor como conspirador revoluciona­ rio... Todo ello revela su capacidad para convencer, para persuadir, para unir, so­ breviviendo a las flechas envenenadas de los envidiosos y mediocres, porque hay quienes admiran, pero con rabia.

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Él logró hacer un periódico de un sinnúmero de periódicos; un parti­ do, de otras tantas facciones y bande­ ras; una voz, de incontables voces, para convertirse en el líder indiscutible de la nación cubana. De ahí que un obrero y un maestro de los pobres le llamasen Apóstol; se lo decían con la misma hu­ mildad y reconocimiento con que años atrás otros habían identificado a el Li­ bertador. Cuba ha tenido muchos héroes a lo largo de la historia. Cinco están pre­ sos en Estados Unidos, y su austeridad, así como la elocuencia y el rigor de sus alegatos, se constituyen en documento político con que se nutre el acervo de este nuevo siglo que comienza para los revolucionarios del mundo. P ero Cuba tiene un solo Apóstol. Aquí no hay doce, ni cuatro ni seis: hay uno. Porque él no vivió en francachelas ni en disipaciones, sino con la sobriedad de los apóstoles. Porque tenía ese carisma que, según los griegos, era capaz de encender un fuego inextinguible en los corazones y en la conciencia de los de­ más. Si hubo un regreso a la guerra en 1895 fue por él, porque logró pasar por encima de las diferencias, de las pequeñeces, y aun sobre las irreconci­ liables barreras que se habían levanta­ do entre los más grandes y entrañables compañeros, luego de ocurrir la disper­ sión sin alcanzar la victoria. Al llegar a Cuba encontró la amarga realidad que aparece retrata­

da en el Diario durante la conversación nocturna sostenida en el campamento, pues en el ejército que debían fundar, no se habían enraizado ni acatado del todo las necesarias jerarquías. Aquella noche se percató con amargura de di­ cha situación, y trató de apaciguar y de poner las cosas en su lugar. A su muerte, a la que asistió como a nupcias indispensables, acude con el dolor y el sentimiento de que los compañeros pudiesen considerar que ese no era su lugar. El destino lo colocó en el camino ante un barranco, el cañón del río. Cuando contemplamos la llanu­ ra en que se consumió su calvario, pa­ rados en la orilla y ante el tropel de las aguas crecidas de mayo, imaginamos el vado... Mi verso crecerá: bajo la yerba, / yo también creceré (...), dijo una vez. Y creció el verso porque la poesía no era solamente la rima mecánica, sino el soplo vital que la anima y la inspiración que la promueve. Es por eso que al pensar en las cuartillas y cuadernos dejados por él en manos de Gonzalo de Quesada y Aróstegui, pidiéndole que depurase lo que pudiese ser hojarasca de aquello que tenía mérito real, me esté yo refiriendo a su poesía que alienta y sostiene, que levanta y da coraje, que hace mirar al

futuro, que nos obliga a dejar a un lado todo lo que nos aparta y nos coloca allí donde el deber nos llama. Cuando un agnóstico me pre­ gunta: « ¿Es que Martí habló o profetizó de todo?», le digo que desconocen la in­ tegridad e inmensidad de su obra moral. Y cuando hacemos de lo histórico una reducción mecánica, omitimos el logro principal, el mayor, el más relevante de la Revolución cubana: su obra moral. Como ha afirmado Cintio Vitier, Martí no ha dejado ni un solo cabo suelto en la historia de Cuba. Trató de dar solución a grandes enigmas y complejidades de su tiempo y del futuro. Su pensamiento nos ha llevado a perseguir como ideal la unidad continental, proyecto que se mantiene latente en nuestros días. El pensamiento martiano es el sustento de la profecía y del triunfo de la Revolución cubana. Si nosotros es­ tamos hoy aquí es porque Fidel, con su generosidad y sentido abarcador, se dio cuenta de que el Apóstol encarnaba el sentido intelectual y el valor ético de la cultura y nación cubanas. Esa es la fuerza salvadora, de ahí que en el alma de los cubanos en­ cuentre cobijo ese culto legítimo a un hombre que no solo fue de su tiempo, sino de todos los tiempos; no solo de Cuba, sino del mundo entero: José Mar­ tí.

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En busca de la cubanidad Eduardo Torres-Cuevas

Hace algunos años, después de una conferencia que impartí sobre el origen del pueblo y la nación cubanos, alguien del público me preguntó por qué entre los historiadores cubanos parecía una obsesión el tema de la nación; por qué nos preocupaba tanto el concepto de cubanidad, cuando él no había visto que los franceses o los alemanes siquie­ ra tuvieran un concepto parecido a este último. Confieso que la pregunta me hizo meditar. Entonces le respondí lo que creo sustancial para definir el problema que quiero abordar aquí: cada país, cada pueblo, tiene prioridades cognoscitivas en la comprensión de sus procesos so­ ciales que no necesariamente coinci­ den. En realidad, he visto orientaciones muy diversas entre la preocupación de los historiadores norteamericanos, la de los franceses, la de los españoles o la

de los alemanes. Hay necesidades que se con­ vierten en problemáticas priorizadas en cada historiografía nacional; hay proce­ sos sociales que marcan la psicología, las mentalidades y la historia de cada pueblo, lo ayudan a identificarse, a defi­ nir su ser, su 'cultura nacional'; creo que en el caso de Cuba, siempre colocada al borde del desarraigo, existe una necesi­ dad vital de autodefinición y, para ello, resulta imprescindible, primero, la autocomprensión. El hecho de confesar lo que constituye un problema de importancia crucial, no solo para definir las orienta­ ciones de nuestra historiografía, sino para el análisis de las características propias de nuestra sociedad, no resulta suficiente. No es casual, ni fue motivado por ninguna etapa específica de nuestra historia, este interés por entender a qué

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llamábamos cubano. Existía un hecho cierto y a simple vista comprobable. Lo cubano, la cubanidad y la cubanía se expresaban de formas cla­ ramente diferenciadas a las manifes­ taciones propias de otros países. Ni mejores ni peores, solo distintas. Si no se ha podido lograr una definición pre­ cisa, ello es más bien una insuficiencia cognoscitiva que nos puede llevar a la negación de la existencia de lo cubano. Por tanto, deviene una exigencia vital, la necesidad de comprendernos a noso­ tros mismos; de estudiar nuestro proce­ so de formación, para entender quiénes somos. Hay que comprender y reco­ nocer que, pese a todos los intentos, aun no se han alcanzado los niveles de profundización y precisión que requiere el tema. Pienso que cuatro elementos han contribuido peligrosamente a la creación de un laberinto, que poco ha ayudado a entender la formación y ca­ racterización de la cubanidad. El primero es cierto nomina­ lismo categorial que se atreve, a par­ tir de palabras cargadas y recargadas conceptualmente, a definir una reali­ dad que no estudia de manera factual. El segundo, quizá con cierta carga de complejo de inferioridad, ha asumido la definición a partir de esquemas teóricos que nada tienen que ver con la historia y con los procesos reales ocurridos en la formación de nuestro pueblo. Y no puede culparse a los autores de teorías universales de los desatinos de sus se­ guidores. [..JTercero, hay una rara ten­

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dencia a solo considerar obras 'valiosas' para el conocimiento de la historia de Cuba, aquellas que están avaladas por su antigüedad y el renombre de sus autores ya muertos. [...] Mi cuarta ob­ servación es la no menos peligrosa ten­ dencia a debatir la historia, a trazar una visión generalizadora de esta, sin la pre­ sencia de los historiadores. Resulta ver­ daderamente contradictorio ver debatir a los literatos o filósofos acerca de los problemas más importantes del devenir cubano, sin la más mínima mención de los elementos sustanciales que explican nuestra historia. No es ya solo el debate de las ideas por las ideas mismas, sino, aun más grave, el debate de la historia sin historia; es decir, discutir problemas históricos sin siquiera molestarse en leer los resultados de las investigacio­ nes publicados en numerosos libros y revistas por los historiadores cubanos. Esa actitud crea cierta autoridad, a par­ tir de esquemas 'ideales' surgidos, a ve­ ces de lecturas apresuradas de fuentes secundarias sobre la historia de Cuba y a la vez, sobre la base de esquemas teóricos que no han salido del conoci­ miento del material factual que sirve de base para explicar lo que realmente aconteció. [...] El trabajo del historiador es paciente, detallado, recomponiendo una realidad pieza a pieza, para luego poder definir el conjunto. La pieza suel­ ta es como la golondrina perdida: no hace verano. La historia, así como cual­ quier análisis de una obra, una persona o una sociedad, resulta entendible si se

tiene en cuenta tanto el texto como el contexto; y estos no se comprenden con simples manuales secundarios. [...] No puede comenzarse a estu­ diar el proceso de formación de la na­ ción cubana a partir de una definición conceptual, ni de los elementos de su­ perficie que presenta toda historia. Se trata de todo lo contrario; es decir, de penetrar en las figuras del proceso real que, como un cuerpo vivo y permutan­ te a través de los siglos, produce esa realidad cambiante e inacabada que constituye la cubanidad. Pero una na­ ción adquiere sus perfiles propios solo a partir de las características del pueblo que la compone. Por ende, a través de la comprensión de los distintos períodos por los que atraviesa el pueblo podemos entender este proceso de formación de lo cubano. Eludo intentar analizar­ lo a partir de una discusión puramente conceptual. Mi punto de partida son los documentos, monumentos, libros antiguos y testimonios que permiten encontrar conceptos, ideas y explicacio­ nes. Dicho de otro modo, no voy del sig­ nificado al significante, sino a la inversa. Mi concepción es que antes de estudiar el proceso de formación de la nación, es necesario el estudio del proceso de for­ mación del pueblo. Aclaro que estamos ante una dinámica que aun hoy no pue­ de contemplarse como concluida [...] Continuidad y ruptura mar­ can el camino de la cubanidad. En la compleja interacción de los procesos estructurales, las coyunturas y el acon­

tecimiento fugaz, se forjan sus rasgos específicos. Si una idea ha estado en el fondo de estos artículos, ha sido la bús­ queda de las raíces profundas, la robus­ tez y el riquísimo follaje de lo cubano, a través de diversos períodos que trazan su trayectoria histórica y las esencias de sus contenidos. Los tres primeros siglos, escabroso proceso de forma­ ción de la sociedad criolla, originaron estructuras funcionales dentro y para la hispanidad, en que la diferenciación de lo criollo se presenta como singulari­ dad que no rompe la coherencia del uni­ verso cultural del imperio. La irrupción de la esclavitud intensiva, a finales del siglo XVIII, y más allá de lo económico, el surgimiento de una sociedad que gira socioculturalmente en torno a la insti­ tución esclavista, desvirtúa y desfigura los valores esenciales del criollismo, en muchos casos los anula, pero no logra borrar por completo su huella. Si ha­ blamos de cubanidad, en la sociedad criolla está su sedimento más antiguo. La sociedad esclavista se alimentó de él y luego, caprichosamente, nos pro­ puso olvidarlo. Por desgracia, muchas veces, economistas, historiadores y políticos han aceptado la visión que nos trasmitió esa sociedad de su aporte a la cubanidad. Pero, sin dudas, la sociedad esclavista con sus violentos procesos de estructuración y desestructuración, también dejó una impronta en el curso posterior de nuestra historia. Al interior de esta sociedad, como consecuencia de sus paradojas

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y contradicciones, se originó un im­ portante movimiento de ideas y una reconceptualización modernizadora. Las polémicas y propuestas teóricas modernas, presentan un reto de pensa­ miento y de reacomodo social a todo el complejo sociocultural cubano. [...] «La cubanidad ha sido, hasta ahora, ensayo de la esperanza y reali­ dad de lo incompleto.» Sobre el concepto de patria ya hemos estudiado su larga evolu­ ción. Sin embargo, el de nación cuba­ na tiene otra historia. Se ha debatido en qué momento surge la nación. Si la nación se define a partir de un grupo de elementos como la existencia de un pueblo con un pasado, un espacio geo­ gráfico, intereses, psicologías, hábitos, tradiciones, costumbres, idioma y des­ tino comunes, y la conciencia de sus características definitorias, habría que señalar que la nación cubana fragua a través del movimiento independentista cubano, de la obra de un pueblo que va constituyendo sus rasgos específicos y de la presencia de un pensamiento propio que concreta aspiraciones, sen­ timientos y proyecciones de futuro. [...] La manipulación política de ciertos conceptos solo constituye una demostración de la fuerza de lo que se oculta detrás de ellos. Durante la repú­ blica neocolonial, la demagogia políti­ ca tuvo entre sus términos preferidos el de la cubanidad. Las viejas genera­ ciones recuerdan aquel político, acaso uno de los más hábiles en la demago­ 42 La Universidad

gia republicana, Ramón Grau San Mar­ tín, que llegó incluso al uso ridículo del concepto. Por ello, no pocos lo eluden. Grau solo tuvo la habilidad de robar un concepto base, uno de los instrumentos del trabajo más valioso del debate inte­ lectual. No obstante, ello no invalida el valor científico y cultural que encierra el término. En otro sentido, Don Fernando Ortiz dio, quizás, una de las más ma­ nejadas definiciones de la cubanidad. La cubanidad es la calidad de lo cuba­ no; lo cubano es un ajiaco. En realidad, para cocer el ajiaco hace falta el fuego; la pasión de Prometeo. Pero esa pasión no solo puede cocinar el ajiaco, sino algo más esencial: en lugar de una sim­ ple mezcla de elementos, crear en una combinación nueva, una calidad nueva; esto es, un pueblo nuevo, una cultura nueva. Para mí, lo esencial de la cubanidad es el resultado de fases y etapas di­ versas en la formación de nuestro pue­ blo. Ese fondo profundo que condiciona actitudes, aspiraciones, sentimientos, modos de ser y de vivir, y sobre todo, esa compleja amalgama que conforma lo más profundo de la mentalidad cu­ bana. Profana, libérrima, alegre, fuerte, retadora y siempre situada en el límite de todos los límites. La cubanidad tam­ bién es la necesidad de ser y la obliga­ ción de buscar su deber ser, porque de lo contrario sería su no ser. Esta resulta la razón por la cual Fernando Ortiz colo­ ca como uno de sus rasgos definitorios no solo la conciencia de lo que significa

ser cubano sino la voluntad de serlo. Es también estudiar y conocer defectos y debilidades; reconocer la existencia de marginalidades creadas por las dis­ torsiones acumuladas históricamente. Por ello he definido la cubanidad no solo como la pasión por lo posible, sino, como la idea de lo posible, la búsqueda

constante del deber ser de una sociedad que nunca logra estar conforme consigo misma y que siempre se mueve con los latidos constantes del peligro. La cubanidad ha sido, hasta ahora, en­ sayo de la esperanza y realidad de lo in­ completo.

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Cuba: 50 años de desarrollo económico y social Anicia García Álvarez

El primero de enero del año 2008, ce­ lebramos el cincuenta aniversario del triunfo de la Revolución Cubana, hecho de amplia repercusión para nuestro continente y para los desposeídos del tercer mundo que alcanzó una resonan­ cia global. Este trabajo pretende hacer un recuento de esos cincuenta años, vistos a través de los esfuerzos en pos del desarrollo económico y social del país, de los avances en estas esferas, de las dificultades encontradas en ese camino y también de los retos del por­ venir. Este ha sido estructurado en cinco secciones. La primera dedicada a resumir cuáles fueron las condiciones de partida que encontró el movimiento revolucionario triunfante en las esferas económica y social. La segunda aborda las estrategias implementadas entre 1959 y 1989 para modificar la situación

previa a 1959. La tercera trata del con­ junto de medidas aplicadas en el perío­ do posterior a 1989, año que marcó el inicio formal del derrumbe del socialis­ mo en Europa del este y también la en­ trada de Cuba en una crisis económica de profundo impacto. La cuarta aborda los resultados de las medidas adopta­ das y problemas que aun no se resuel­ ven. Finalmente, se concluye con con­ sideraciones sobre el desarrollo cubano en estos años. Situación socioeconómica de Cuba en la neocolonia Para comprender la colosal tarea que tenía ante sí la Revolución Cubana a su triunfo en 1959 en lo tocante al aspecto económico y social, vamos a referirnos a las condiciones prevalecientes a fina­ les de la década de los cincuentas.

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Durante los años 1956 y 1957, la Asocia­ ción Católica Universitaria realizó una encuesta a trabajadores agrícolas cuba­ nos para ilustrar la situación deplorable que aquejaba a las zonas rurales del país en esos años. Esta investigación llegó a

resultados impactantes (véase Gráfico 1), que documentan de forma irrefuta­ ble la situación de poco más de la terce­ ra parte de la población de esta isla en aquel momento.

Gráfico 1. Resultados de la encuesta de la Asociación Católica Universitaria

Materiales de las viviendas (paredes, techo, piso) O tros i 5 ,8 % : 60,40/t M a de ra , g u a n o y.. M a de ra , g u a n o y.. ^ 19,E¡% M a de ra , te ja s y.. 1 7 ,4 % j M a de ra , te ja s y.. I 2 ,0 % : M a de ra , te ja s y.. 1 1,7% i M a de ra , te ja s y.. ! 2 ,5 % i M a m p o s te rla , t e j.. 0 ,8 % i □ ,0 %

50 ,0 %

100,0 %

Fuente: Elaboración propia a partir de Álvarez (2001)

Además, según datos de esta encuesta, el ingreso per cápita anual de los asala­ riados agrícolas ascendía solo a 91 dóla­ res, apenas una cuarta parte del ingreso promedio nacional (de 374 dólares). Otros datos sobre la desigual distribu­ ción del ingreso y el inequitativo acceso a los servicios de educación en la Cuba de los años cincuentas del siglo XX son los siguientes: • El 50% de la población de ingresos

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más bajos solo disponía del 10,8% del total de ingresos del país (1953). • El 5% de la población de ingresos más altos disponía del 26,5% de los ingresos. • El índice de analfabetismo ascen­ día a un 23,1%; la escolarización de niños entre 6 y 14 años era solo del 55% en zonas urbanas, y del 39% en las rurales. Tales desigualdades estaban condicio-

nadas por el disímil acceso a los recur­ sos económicos del país. Por ejemplo, en el área rural la mayoría de la pobla­ ción no tenía acceso al recurso tierra: apenas el 8% de los propietarios dispo­ nía del 71% de área. La propiedad esta­ ba fuertemente concentrada en manos de la burguesía nacional y extranjera, con predominio del latifundio. Mientras una enorme masa campesina — sin cré­ dito, con precios ruinosos y agobiada por los intermediarios— vivía procesos alternativos de miseria absoluta y mise­ ria atenuada. Firmas estadounidenses con­ trolaban la principal industria de expor­ tación del país: poseían 1 200 hectáreas de tierra, que incluían el 25% de las me­ jores tierras agrícolas cubanas. Firmas de ese país también eran propietarias de la generación de electricidad, de las comunicaciones telefónicas, de parte de las plantas procesadoras de leche, del suministro y refinación de petróleo, así como de una importante proporción de los bancos. La estructura económica de Cuba estaba fuertemente sesgada ha­ cia la agricultura, con la agroindustria azucarera como su principal actividad económica. A consecuencia de tal es­ tructura, la tasa de desempleo era bas­ tante mayor que la de otros países de Latinoamérica, ubicándose en más de 25%, con más de 600 000 desemplea­ dos durante el tiempo muerto y más de 300 000 personas permanentemente desempleadas.

La exportación de azúcar re­ presentaba el 80% de las exportaciones cubanas. El comercio exterior del país se encontraba altamente concentrado, con más del 60% de las exportaciones hacia EE. UU. y entre 75 y 80% de las im­ portaciones con ese origen. En resumen, toda esta pano­ rámica evidencia que Cuba era un país que sufría profundas deformaciones estructurales, fundamentalmente monoproductor y monoexportador, y en donde la burguesía nacional no estaba interesada en cambiar los grandes con­ trastes existentes desde el punto de vis­ ta social. La economía cubana entre 1959 y 1989 Las pautas para estrategia de desarrollo económico y social de Cuba quedaron esbozadas desde 1953, en el histórico alegato de autodefensa de Fidel Castro por los hechos del asalto al cuartel Moncada, conocido como La Historia me ab­ solverá, donde se resumen los principa­ les problemas a erradicar: «El problema de la tierra, el problema de la industrialización, el pro­ blema de la vivienda, el problema del desempleo, el problema de la educa­ ción, y el problema de la salud del pue­ blo, he ahí concretados los seis puntos a cuya solución se hubieran encaminado resueltamente nuestros esfuerzos, jun­ to con la conquista de las libertades pú­ blicas y la democracia política».

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Con el triunfo de la revolución cubana estos objetivos se convierten en la esencia de la política económica y social del país, comenzando así un período de grandes transformaciones y cambios, que tuvo como primer ob­ jetivo hacer desaparecer las bases de la economía capitalista y neocolonial. Con ello se puso fin a los mecanismos de de­ pendencia y dominación económica de los monopolios estadounidenses y a la gran propiedad privada sobre los me­ dios de producción. A medida que se fueron implementando estas transformaciones se ampliaron las contradicciones con el imperialismo norteamericano y su alia­ da, la burguesía nacional. Por lo tanto, el proceso se radicaliza y en vísperas del ataque a Playa Girón se declara el carácter socialista de la Revolución Cu­ bana. Se inicia un profundo proceso de transformaciones socioeconómicas que cambia esencialmente las relaciones económicas precedentes y que tuvo y tiene como objetivo declarado la cons­ trucción del socialismo. En la consecu­ ción de tal propósito, las transformacio­ nes en el campo económico han jugado un papel de especial relevancia, siempre acompañando a las urgencias y la estra­ tegia de orden político. Uno de los as­ pectos relevantes en la concepción de desarrollo asumida y puesta en práctica por la Revolución, lo constituye el hecho de incorporar explícitamente el mejo­ ramiento social a la estrategia de de­ sarrollo. En ese sentido, los logros en el

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campo económico se convierten en un medio para elevar progresivamente las condiciones de vida de la población. Se distinguen cuatro grandes etapas en la conformación y puesta en práctica de la estrategia de desarrollo cubana: la correspondiente al período 1959-1960; el período 1961-1963; el que media en­ tre los años 1964 y 1975; y la etapa de 1976 a 1 9 8 9 . Período 1959-1960 En estos años resultó imposible ela­ borar una estrategia de desarrollo, sin embargo, la solución de las urgencias asociadas a la supervivencia del proceso revolucionario, crearon las condiciones imprescindibles para la puesta en prác­ tica en años posteriores de tal estrate­ gia. Durante estos años se desarrolla la eta­ pa democrático-popular, agraria y an­ tiimperialista de la Revolución. En este período, el Gobierno Revolucionario dicta un conjunto de leyes de profundo contenido económico, entre las que se incluyen: la Primera Ley de Reforma Agraria; la nacionalización de firmas y bancos privados; la rebaja de las tari­ fas eléctricas, de los alquileres y de los precios de bienes de primera necesidad, entre otros. Con tales medidas se consi­ guió el control estatal de una considera­ ble parte de los medios de producción del país a finales de 1960 (véase Gráfico 2).

Gráfico 2. Peso del sector estatal a finales de 1960

Agricultura Industria Construcción T ransporte Comercio minorista Comercio mayorista Comercio exterior Banca 0 % 2 0 % 4 0 % 6 0 % 8 0 % 100%

Fuente: Rodríguez (1990)

Todas estas leyes crearon las condiciones para limitar la libre ac­ ción de los mecanismos de mercado y destruyeron la base económica del poder político de las otrora clases do­ minantes: la burguesía foránea —fun­ damentalmente norteamericana—, la burguesía nacional importadora, los latifundistas, y el resto de los burgueses y campesinos ricos, que no tuvieron el coraje de desafiar al imperialismo nor­ teamericano y de aprovechar las opor­ tunidades de expansión que les brinda­ ron también las leyes revolucionarias. Se produjo una importante re­ distribución de los ingresos a favor de las clases trabajadoras, a través de dos vías: • la disminución de sus gastos (Re­ forma Agraria, rebaja de tarifas para servicios básicos, disminución del precio de las medicinas, etc., y • el incremento directo de sus ingre­ sos (eliminación del desempleo, elevación del salario nominal, en­ tre otras.)

Período 1961-1963 En 1961 los esfuerzos de desarrollo del país se dirigieron a «... la transforma­ ción de Cuba en un país industrializado a corto plazo, basándose para ello en tres puntos: 1. La industrialización acelerada del país a partir del desarrollo de la in­ dustria pesada. 2. La diversificación de la agricultura. 3. La sustitución creciente de impor­ taciones por producciones nacio­ nales.» Esta estrategia trataba de romper con la estructura fundamentalmente agraria y atrasada de nuestra economía, favore­ ciendo la industrialización; así como de abatir la enorme dependencia externa de un solo mercado y un solo producto, favoreciendo la diversificación y la sus­ titución de importaciones. Se evaluaron como factores que propiciaban la consecución del objetivo fundamental de esta estra­ tegia de desarrollo: la posibilidad de

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contar con suficiente ahorro externo a través del ingreso por exportaciones y la creciente ayuda externa (Convenio cubano-soviético de 1960); la posible utilización de capacidades industriales ociosas; la posibilidad de un aumento significativo de la productividad del tra­ bajo; el crecimiento extensivo de la pro­ ducción por la vía de la incorporación de gran cantidad de desempleados, así como la existencia de condiciones favo­ rables en la agricultura. A partir de 1962, la concepción de la estrategia de desarrollo se enri­ quece con un diseño que debía abarcar el período 1962-1965 y que tenía como objetivo esencial «... reparar los daños causados a nuestra economía por el im­ perialismo durante más de medio siglo de dominación.» De hecho, esto signi­ ficó un cambio en la concepción inicial de la estrategia. En lo fundamental, se trataba de convertir a Cuba en una na­ ción agroindustrial en un breve lapso. Se definieron un grupo de objetivos en aquellos sectores que fueron considera­ dos claves: el agropecuario, el industrial y el externo. Las causas que motivaron que la estrategia basada en la industrializa­ ción acelerada, la diversificación agrí­ cola y la sustitución de importaciones no alcanzara los objetivos planteados, se asocian a factores que recorren un amplio espectro: los políticos, liga­ dos a la supervivencia de la Revolu­ ción (agudización de la lucha de clases y bloqueo yanqui); los vinculados a la

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todavía insuficiente formación de los recursos humanos, que impidió poner en funcionamiento el sistema de direc­ ción; la ausencia de una adecuada base estadístico contable; los relativos a la insuficiente estructura productiva (alta dependencia externa) y a la coexisten­ cia de diferentes sistemas de gestión (gestión privada significativa en la agri­ cultura y sistema de gestión estatal presupuestaria en la industria), lo cual introducía serios problemas en el fun­ cionamiento coherente de la economía. A pesar de que no se logra los resultados esperados en la estrategia económica, sí se logra dar respuesta satisfactoria a un conjunto de proble­ mas sociales (por ejemplo, la solución al problema del analfabetismo, el rápido incremento de la calificación de nues­ tros trabajadores, el aporte que signifi­ có la sustitución de piezas de repuesto en los primeros años, cuando Estados Unidos cortó los suministros de partes y piezas). Esto fue posible gracias a la enorme capacidad de movilización de la Revolución, con la que la inmensa mayoría de la población estaba plena­ mente identificada, y también gracias a contar con nuevas relaciones económi­ cas y políticas en el plano externo, con los países del campo socialista y espe­ cialmente con la URSS. Período 1964-1975 Los obstáculos que suponía la extrema dependencia externa del país, llevaron

a reconsiderar la estrategia de desarro­ llo trazada en 1961-1963. La principal fuente de ingresos externos del país, el azúcar, contrajo su actividad, en el momento en que se requería de una creciente capacidad de importación, tanto de maquinaria y equipos como de materias primas, para poder ampliar y hacer funcionar y expandir al sector in­ dustrial. Así, la estrategia de desarrollo en el período 1964-1975 se basó en la agricultura, y en especial en la produc­ ción azucarera como sector pivote de nuestra economía. El elemento más importante que sustentó este viraje estratégico fue el cambio en las relaciones económicas internacionales. Ya en 1963 el comer­

cio con el campo socialista abarcaba el 75,8% del total, con la URSS, particu­ larmente, era del 40%. Al firmarse en enero de 1964 un convenio con la URSS para la venta de 24,1 millones de tone­ ladas de azúcar a 6,11 centavos cada libra, estaban garantizados los ingresos necesarios para financiar la estrategia de desarrollo. Así quedó definido cuál sería el sector pivote del desarrollo eco­ nómico del país. El grado de penetración de la propiedad estatal en las distintas acti­ vidades económicas siguió ascendien­ do durante el período. Ya para después de 1968 y hasta finales de la década de 1980 se tienen las siguientes proporcio­ nes (véase Gráfico 3).

Gráfico 3. Peso del sector estatal después de 1968

Ag ri cultura Industria Construcción T ransporte Comercio minorista Comercio mayorista Comercio exterior Banca 0%

20% 40%

60%

8 0% 100%

Fuente: Rodríguez (1990)

Aun cuando las metas de esta estrate­ gia solo se alcanzaron parcialmente, Cuba logró avances sustanciales, sobre todo si tenemos en cuenta la magnitud de las tareas que tenía ante sí el país. Entre los avances correspondientes a este período pueden señalarse: incre­ mento de la superficie agrícola cultiva­

da; desarrollo de la mecanización de la cosecha cañera; incremento de la apli­ cación de fertilizantes en la agricultura; incremento de diversas producciones industriales de importancia vital en los esfuerzos de desarrollo, tales como ace­ ro, oxígeno, pesticidas y energía eléc­ trica; extensión de los beneficios de la

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educación a prácticamente ya en 1970; mejoría sustancial de la salud pública, con la disminución de la morbilidad por enfermedades infecciosas y la reduc­ ción de la tasa de mortalidad infantil a casi la mitad, comparada a la de 1959; incremento de las prestaciones de largo y corto plazo en la seguridad social, así como el alcance de amplia cobertura al­ canzada por el sistema. La estrategia asumida de 1970 a 1975 era de continuidad, pero también significó una ruptura con la definida en 1964. La continuidad estaba dada, entre otros factores, por la decisión política de continuar el camino de la construcción del socialismo y lograr una inserción aun mayor con las economías socialistas eu­ ropeas y por el énfasis que se mantiene en la producción azucarera, en el papel que se le siguió asignando como sector pivote del desarrollo, por su capacidad de generación de divisas dados los pre­ cios ventajosos que se obtuvieron de los países socialistas. Ello resultaba de vital importancia para cubrir el desbalance de pagos existente y previsible. La ruptura estuvo asociada al reconocimiento de las desproporciones causadas por el empeño realizado para alcanzar la meta de producir 10 millones de toneladas en la producción de azú­ car, en 1970. Al respecto se planteó la necesidad de que el sector agropecuario no azucarero alcanzara altos niveles de eficiencia. Las metas correspondientes a este período se hicieron explícitas y se precisaron en varios documentos oficia­

les a lo largo de los primeros años del mismo. Un hecho importante de la etapa posterior a 1970 fue la incorpora­ ción de Cuba como miembro pleno del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME) en 1972, lo que reforzó definiti­ vamente la integración de la economía cubana al espacio económico de los paí­ ses socialistas. Desde la perspectiva del desa­ rrollo, no obstante, resulta conveniente señalar que en este período la dinámica de la economía cubana se hizo más de­ pendiente de un producto primario de exportación, no solo por la proporción del ingreso por exportaciones que di­ cho producto significó, del total de los ingresos por exportaciones, sino tam­ bién por la consolidación de esta rama de producción como 'locomotora' del resto de la economía. Puede decirse que el balance general del período ofrece resultados positivos, por las siguientes razones: • La selección del sector agropecua­ rio y en particular, la industria azu­ carera como pivote del desarrollo, para garantizar la reproducción ampliada a partir del marco favora­ ble que ofrecía la división interna­ cional socialista del trabajo (DIST), fue correcta. • Creció la generación de exportacio­ nes por esta vía, 83% de las cuales se realizaban en forma de azúcar. • Se incrementó la productividad del trabajo en 2,3% promedio anual en

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el período. Se estableció un importante en­ tramado industrial y de servicios a partir de la caña de azúcar: la industria azucarera, la construc­ ción de maquinaria agrícola, la producción de fertilizantes y otros agroquímicos, el transporte aso­ ciado, la base de reparaciones, los proyectos industriales, las plantas de productos derivados de la caña de azúcar (destilerías, plantas de tableros de bagazo, plantas para producir alimento animal). • Se elevaron los niveles mínimos de calificación de la fuerza de trabajo. • Se desarrollaron los servicios pro­ ductivos básicos, particularmente la generación de energía eléctrica. Todo lo logrado sentó las bases para pasar, en el período posterior a 1975, a la etapa de industrialización acelerada. •

Período 1975-1989 El Primer Congreso del PCC definió la estrategia para el desarrollo económico del quinquenio siguiente. Dicha estra­ tegia partió de la premisa de la continui­ dad de la construcción del socialismo e identificó a la industrialización como el factor dinamizador del desarrollo, pues se consideró cumplido el objetivo del período anterior, en que se asignó a la agricultura dicho papel. Las fuentes de acumulación para acometer dicho pro­ ceso serían: la exportación de azúcar así como de otros productos tradicio­

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nales y no tradicionales, que junto a la creciente integración de Cuba al CAME garantizarían los recursos financieros externos necesarios, y la elevación de la productividad del trabajo y la eficiencia interna. En este período, de 1975 a 1989, se pueden distinguir dos etapas: las que median entre 1976-1985 y 1986­ 1989. La estrategia de desarrollo para el quinquenio 1976-1980 concibió cam­ bios sustanciales en el orden institucio­ nal: la aprobación de la Constitución, la nueva división político-administrativa, la creación de los Órganos del Poder Popular y la reorganización del aparato central del Estado. Una evaluación sintética de los resultados del quinquenio 1976-1980 permite plantear que, en términos ge­ nerales, se ejecutó la estrategia defini­ da. Al respecto, se privilegió el sector industrial y se cumplieron otro grupo de tareas asociadas a la infraestructura económica. Con relación a las metas esta­ blecidas, si bien se logran crecimientos en todos los sectores, del 34% de creci­ miento planificado en cincos años sólo se alcanzó el 18,5%. En estos incumpli­ mientos se señala la influencia negativa de tres grupos de factores: • Externos: en lo fundamental están asociados a la caída de la relación de precios del intercambio (en es­ pecial a la relación azúcar - bienes procedentes del mercado capitalis­ ta) y el consiguiente endeudamien­

to externo con los países capitalis­ tas. • Climáticos y naturales: sequías y plagas. • Institucionales y organizativos: es­ tán vinculadas a la complejidad de las transformaciones emprendidas y al doble retardo de las formas or­ ganizativas e institucionales para adecuarse al instrumento de direc­ ción económica escogido (el SDPE) y del sistema productivo con rela­ ción al sistema de gestión. A la vez se hacen más evidentes proble­ mas de eficiencia en el sector industrial, en el sector de las construcciones y en general, en el proceso inversionista, que si bien no resultaban nuevos sí adquirían mayor importancia. El proceso de implantación del sistema de dirección, con un mayor tiempo de experiencia, propició un cre­ cimiento acelerado del producto social global (PSG) en un 6,7% anual (medido a precios constantes de 1981) entre 1975 y 1985. Pero este crecimiento acelerado le debe mucho al alza de los precios del azúcar en los años iniciales del período y al financiamiento en condiciones favo­ rables recibido de la URSS, y en menor proporción de los países de economía de mercado, que en su conjunto aporta­ ron el financiamiento necesario para la expansión industrial. No obstante el crecimiento alcanzado, se acumularon serios pro­ blemas: la planificación deficiente (me­ todología y procedimientos obsoletos,

desatención a las categorías financie­ ras, falta de integridad y consistencia), la generalización de los estímulos posi­ tivos, la proliferación del burocratismo, los precios ajenos a la oferta y la deman­ da, las deficiencias en la normación de la producción y sobre todo, la incapa­ cidad de generar exportaciones. Estos problemas se unieron a otros exógenos, tales como el aumento de las tasas de interés a pagar por la creciente deuda cubana, la baja posterior de los precios del azúcar — a diferencia de lo ocurri­ do a inicios del período— y los efectos de la crisis económica internacional de principios de los años ochentas en una economía tan abierta al exterior como la cubana. Como resultado del Tercer Congreso del PCC en diciembre de 1985, son aprobados los lineamientos económicos y sociales para el quinque­ nio 1986-1990, los cuales buscan resta­ blecer la capacidad de pagos del país, el ahorro de los recursos disponibles, la promoción de nuevos fondos exporta­ bles y la sustitución de importaciones, sobre todo del área de las economías de mercado. Se planteó como primera prio­ ridad el aumento de las exportaciones tradicionales, que combinadas con la diversificación de los fondos exporta­ bles con productos de calidad y de alto valor agregado debían permitir un au­ mento promedio anual de las ventas externas del 5% hasta 1990, y un bajo crecimiento de las importaciones, que

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aumentarían a un ritmo del 1.5% anual. A partir de 1986 comienza la aplicación del Proceso de Rectifica­ ción de Errores el cual representó una ruptura con los esquemas aplicados a principios de la década, aunque no sig­ nificó una suplantación total de las rela­ ciones mercantiles tal como ocurrió en la década de los sesentas, ni tampoco un cambio esencial en la estrategia de desarrollo de la etapa. En este sentido tuvo una significación mayor en cuanto a la conducción y los instrumentos de la política económica en la búsqueda de mayores niveles de eficiencia y eficacia, sobre la base del fortalecimiento del socialismo cubano. Se trataba de lograr un adecuado balance entre mecanis­ mos económicos y trabajo político. En cuanto al sistema de di­ rección, después de eliminar las de­ formaciones más evidentes, se buscan nuevos mecanismos para una gestión socioeconómica más eficiente. Son propios de esta etapa: la creación de los contingentes laborales, la realización de múltiples experimentos en el siste­ ma empresarial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, las resoluciones sobre el perfeccionamiento del SDPE, la pla­ nificación continua. En resumen, si bien en el últi­ mo quinquenio del período analizado se mantenía sin grandes transformaciones la idea básica de la estrategia iniciada en 1975, la situación económica con la que Cuba llega a 1990 era extraordina­ riamente compleja. Por ello reflejaron,

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los principales indicadores macroeconómicos del quinquenio, un estanca­ miento de la dinámica de la producción. Con todo, la Revolución Cubana fue ca­ paz de cambiar radicalmente la situa­ ción social heredada en 1959: se alcan­ zó una esperanza de vida superior a los 70 años, una mortalidad infantil de al­ rededor de 11 por cada 1000 nacidos vi­ vos, el pleno empleo, la eliminación de la pobreza y la distribución de ingresos más equitativa de toda Latinoamérica. Cuba trataba de encontrar su propio sendero de desarrollo y una conducción más eficiente de su economía cuando colapsó el bloque socialista. Este punto de inflexión en la historia de la huma­ nidad tuvo severas consecuencias para nuestro país. Los noventas trajeron nuevos retos para Cuba. Desde la pers­ pectiva del desarrollo, esos años recuer­ dan a los iniciales de la Revolución, sin embargo, ellos fueron —y todavía son— mucho más complejos. Las transformaciones de la economía cubana a partir de 1989 Las circunstancias que se crean al des­ aparecer el campo socialista, con el cual teníamos vínculos económicos muy es­ trechos, exigieron configurar una estra­ tegia de supervivencia al menor costo social posible, que se materializó en un programa de emergencia económica denominado Período Especial. Los principales efectos de la crisis que acontece en Cuba entre 1989

y 1993 se reflejaron en importantes con­ tracciones del producto interno bruto, de las exportaciones, de las importacio­ nes y del nivel de inversiones, así como en un crecimiento vertiginoso del déficit del presupuesto del gobierno y de la li­ quidez en manos de la población (véase gráfico 4). Al derrumbarse el socialismo en Europa del Este, Cuba pierde sus

principales mercados de exportación, el tratamiento preferencial que recibía en el comercio con esos países, también las fuentes de aprovisionamiento de los productos necesarios para el funciona­ miento de muchas actividades, como son los combustibles y otras materias primas, y la provisión de créditos blan­ dos en apoyo al desarrollo.

Gráfico 4. Cuba, efectos del choque externo 1989-1993

Fuente: Elaboración propia a partir de Anuarios Estadísticos de Cuba, ONE (varios años).

Al disminuir el PIB como consecuencia del derrumbe, el componente del pro­ ducto según destino que más se ajustó fue la inversión. Aun cuando también sufrió una contracción, el consumo se trató de afectar lo menos posible para lograr garantizar las necesidades bási­ cas de la población. El presupuesto del Estado pier­ de parte de sus ingresos al reducirse el nivel de actividad de las empresas, que en su gran mayoría eran estatales. Así, el déficit presupuestario crece rápida­ mente en esos años. Finalmente, la liquidez en ma­

nos de la población se incrementa tam­ bién por la monetización misma del déficit fiscal, que va a parar a manos de los trabajadores en forma de salarios. Al ocurrir un shock de oferta en esos años, la población no tiene cómo gastar sus ingresos (salarios en lo fundamental). La estrategia diseñada para emerger de la situación de crisis y hacer avanzar al país hacia su desarrollo tuvo como objetivos primordiales: • Amortiguar al máximo posible las afectaciones de la caída de la eco­ nomía en la población. • Reorientar el funcionamiento eco­

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nómico de la nación de acuerdo a las nuevas condiciones; reinsertar al país en un nuevo sistema de re­ laciones económicas nacionales e internacionales. En su diseño se pueden distinguir dos períodos: • Entre 1990 y 1993, cuando la ur­ gencia mayor era recomponer las relaciones externas de la economía cubana y, al mismo tiempo, resistir las duras circunstancias que impu­ so la pérdida de nuestros vínculos externos más importantes. Los ob­ jetivos de esta etapa fueron: • Tratar de que la transmisión de la crisis sobre la sociedad fuera lo más equitativa posible. • Crear condiciones para la rein­ serción de Cuba a la economía mundial: desarrollar nuevos ge­ neradores de moneda libremente convertible (turismo y productos biotecnológicos); promover el in­ greso de inversión extranjera al país. • A partir de 1993, además de con­ tinuar trabajando por recomponer los vínculos económicos externos de nuestro país, hubo que enfren­ tar los desequilibrios que ocurrie­ ron a consecuencia de la crisis y de la propia forma de enfrentarla. Por ello, los objetivos de la transfor­ mación en este período fueron: a) Continuar trabajando en la reinser­ ción externa de la economía cuba­ na. b) Trabajar en la estabilización

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macroeconómica. ¿Cuáles fueron las características fun­ damentales del proceso de transforma­ ción económica emprendido por Cuba durante los años noventas del siglo pa­ sado? • El rasgo generalizador del proceso de transformación económica fue la introducción gradual y ordenada de mecanismos de mercado con consenso social. En los años más recientes, la conducción, el con­ trol y la regulación de los procesos económicos en Cuba ha transitado por un franco período de cambio de instrumentos y mecanismos, que en la etapa previa se basaban esen­ cialmente en los flujos materiales (administración de recursos) y que después de 1989 se sustentan en buena medida en criterios de tipo financiero (regulación indirecta). • Este fue un proceso consciente y planificado, con una orientación estratégica muy clara: salvar la jus­ ticia social y la soberanía del país sin transitar a una economía de mercado. • El ritmo del proceso ha sido cohe­ rente con el consenso interno, lo que ha sido cardinal, ya que se trata de un proceso que inevitablemente introduce estratificaciones en la so­ ciedad cubana. • El proceso comprende transforma­ ciones que abarcan los niveles macroeconómico, microeconómico, institucional y social.

Todos estos cambios económicos, así como la introducción de mecanismos de mercado en la economía cubana, se realizan en los marcos de una regula­ ción estatal planificada. En ningún mo­ mento se ha renunciado a la primacía del plan como regulador de la actividad económica de la nación. La economía cubana es una economía centralmente planificada. Estas transformaciones tienen un carácter marcadamente autócto­ no, aunque por supuesto, no dejan de tomar como punto de referencia otras experiencias, fundamentalmente de igual orientación social y política (como los casos de las reformas en China y Viet Nam). Precisamente por estas carac­ terísticas, es que se requiere un análisis sistemático de los resultados alcanza­ dos, con sus aristas favorables y des­ favorables, y de un proceso de perfec­ cionamiento continuo de las propias transformaciones. El principio que guía el proce­ so de cambio emprendido es el de la gradualidad, la mesura y la cautela. Es mucho lo que se pone en juego y no hay mucho espacio para el error, sobre todo en nuestra situación de país escaso de recursos y asediado por la potencia más agresiva a nivel mundial, los Estados Unidos, que mantiene sus pretensio­ nes hegemónicas con relación a Cuba y que no ceja en su empeño de endurecer cada vez más su bloqueo económico para entorpecer la reinserción de Cuba

en el comercio mundial y la recupera­ ción de su economía. Las medidas de ajuste dise­ ñadas para responder a la crisis econó­ mica de los noventas se han expresado en cuatro grandes planos: los ajustes macroeconómicos, las medidas de ca­ rácter social, los cambios estructurales e institucionales y las modificaciones en la microeconomía. En el caso de las medidas de carácter macroeconómico, sus obje­ tivos fueron recomponer los grandes agregados económicos según las nue­ vas circunstancias, crear las condicio­ nes para un mejor funcionamiento de los entes económicos y buscar recursos externos. Entre las medidas de tipo macroeconómico, las más notables fueron: • El llamado proceso de saneamien­ to financiero interno, que perse­ guía la disminución del exceso de liquidez monetaria en manos de la población y la virtual eliminación del déficit del presupuesto del es­ tado. • Las medidas para enfrentar la bre­ cha externa, a partir de la moviliza­ ción del crédito comercial disponi­ ble y de la creación en lo interno de un mecanismo de circulación, cap­ tación y asignación de las divisas, que comprendió: a) La creación del sector emergente (turismo, empre­ sas mixtas, sociedades mercantiles, esquemas de autofinanciamiento en divisas). b) La introducción de

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los presupuestos de ingresos y gas­ tos en divisas Uno de los rasgos que distinguió la for­ ma en que el ajuste externo se trasladó al interior de la economía fueron preci­ samente las medidas de tipo social. Entre las primeras medidas adoptadas estuvo la de mantener los empleos y los salarios de los trabaja­ dores e ir realizando un ajuste gradual del empleo por medio de un proceso de redimensionamiento. El redimensionamiento no es otra cosa que la ade­ cuación de las capacidades de las enti­ dades productivas y de servicios a los recursos disponibles y previsibles para su funcionamiento, a fin de operar con eficiencia. Esta decisión de no despro­ teger a ningún trabajador tuvo como efecto colateral no deseado — pero tampoco evitable en aquel momento— la acumulación de dinero en manos de la población: se pagaban salarios, aun cuando las empresas no produjeran, y precisamente por la caída de la pro­ ducción no existía una oferta mercantil para gastar esos salarios. En un primer momento, los bienes de consumo disponibles se tras­ ladaron casi en su totalidad al sistema de racionamiento, para tratar de garan­ tizar una distribución lo más equitativa posible, y se mantuvieron sus precios en el mercado formal al mismo nivel de antes de la crisis. En el caso de las medidas para disminuir la liquidez monetaria exce-

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dentaria, se tuvieron en cuenta fuertes criterios de tipo social. Por ejemplo, los incrementos a los precios se aplicaron a artículos suntuarios (cigarros y bebi­ das); la elevación de las tarifas eléctri­ cas se aplicó a los núcleos familiares con consumos mensuales mayores que 100 KW-h, lo que excluyó de entrada a los núcleos con menores posibilidades. Una de políticas trazadas fue también la de preservar, al máximo po­ sible, los programas sociales, en espe­ cial la atención a la salud y la educación. Al no aplicar un ajuste presupuestario indiscriminado fue posible, por ejem­ plo, que la reducción en la disponibili­ dad de medicamentos estuviese acom­ pañada por un incremento en el número de médicos, lo que permitió cierto efec­ to sustitución que mitigó el impacto del ajuste externo. Una parte bien importante del enfoque social consistió justamente en una amplia discusión y consulta con la población de las medidas previstas, a través de la celebración de los Parla­ mentos Obreros en 1994. Las medidas de tipo estructu­ ral son aquellas dirigidas a lograr una modificación permanente en el modo de funcionamiento de la economía y que favorecen su adaptación a las nue­ vas condiciones. Entre las principales se encuentran: la apertura de la economía cubana al capital extranjero; la transfor­ mación del régimen de administración de la propiedad en el sector agropecua­ rio con la transformación de las granjas

estatales en cooperativas (las llamadas Unidades Básicas de Producción Coope­ rativa, UBPC); la creación de un merca­ do con precios de libre formación para la comercialización de los excedentes productivos, el Mercado Agropecuario; la legalización de la circulación de divi­ sas y la autorización de recepción de re­ mesas desde el extranjero; un mayor es­ pacio para el empleo por cuenta propia y la creación de un mercado para los ar­ tículos industriales y artesanales; la im­ plantación de sistemas de estimulación en divisas (para los fondos exportables); medidas de adaptación del sistema sa­ larial y de regulación de los ingresos para lograr un mayor vínculo con los re­ sultados del trabajo; la reducción de los Ministerios y Organismos Centrales del Estado; la reorganización de las empre­ sas estatales (simplificación de estruc­ turas, creación de nuevas formas como las corporaciones y las unidades bási­ cas empresariales); la reestructuración del sistema financiero-bancario, con la creación de un Banco Central y la diver­ sificación de las instituciones bancarias y de sus funciones. En una economía con mayor autonomía de decisión a escala empre­ sarial y de los consumidores, el entorno microeconómico es muy importante. Algunas de las transformaciones de mayor trascendencia se han verificado justamente a este nivel. Entre ellos se deben mencionar los cambios ocurridos en la planificación, que empieza a con­ centrarse en la fijación de los aportes

en divisas que deben realizar las enti­ dades generadoras de ingresos en esa moneda. Los recursos así captados por el gobierno son asignados a través del plan a aquellas entidades que no gene­ ran divisas, pero que las precisan para su funcionamiento. Ya se refirió la intro­ ducción de espacios de mercado que es característica de este período: en divisas para las entidades empresariales (exter­ no, a través de la exportación, e interno, a través de ventas al turismo y a la red de tiendas en divisas); se amplían las transacciones mercantiles en la esfera de la población (mercado agropecuario, mercado de bienes industriales y arte­ sanales, ventas minoristas estatales a precios de oferta y demanda, tiendas de estimulación en moneda nacional, tien­ das estatales en divisas, compra y venta de dólares, servicios por cuenta propia, alquiler de viviendas, mercado informal o sumergido). Las medidas anteriormente enunciadas se desplegaron en lo fun­ damental hasta finales de los años noventas. Ellas consiguieron detener el deterioro económico y generar una recuperación paulatina de la economía en su conjunto, muy particularmente de algunas actividades económicas y de la población vinculada a esas actividades. Sin embargo, también tuvieron algunos efectos no deseados, que se empiezan a atender con mayor intensidad a medida que el desempeño económico mejora. Ya en el año 1999 comienzan a realizar­ se los primeros estudios sobre grupos

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sociales vulnerables en el país que ha­ bían sufrido los efectos de la crisis y no habían logrado adaptarse a las nuevas condiciones que impuso el programa de transformación económica. Se crean las Brigadas Universi­ tarias de Trabajo Social, como germen de lo que posteriormente sería el movi­ miento de trabajadores sociales. Se de­ sarrollan encuestas, dirigidas en primer lugar a las familias con niños menores de quince años, a las familias con disca­ pacitados y a los pensionados y jubila­ dos. A partir de los resultados de estas encuestas se inicia la implementación de un conjunto de programas sociales para hacer frente a los problemas acu­ mulados durante el período de crisis y reforma. El año 2003 marca un punto de inflexión importante en referencia al control de los recursos y al manejo de las divisas en el país. El proceso de des­ centralización, que fue uno de los ejes de la transformación, tuvo bondades, tales como mantener funcionando y hacer crecer un conjunto de actividades transables, pero también tuvo aspec­ tos negativos como el incremento de la corrupción y de gastos en divisas que no tenían necesariamente un efecto sobre los resultados productivos. Evi­ dentemente no fueron suficientes los instrumentos de control en la transfor­ mación, para complementar una forma de operar más dislocada. Así, entre los años 2003 y 2004 se implementan nuevas regulaciones

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dirigidas a elevar el grado de centrali­ zación y control sobre la economía. Las áreas fundamentales de acción fueron: una reducción sensible de las empre­ sas que operan en divisas, la rebaja de precios y tarifas en divisas, el cobro en moneda nacional de un grupo de pro­ ducciones y servicios que anteriormen­ te se facturaban en divisas, la limitación de las facultades para la aprobación descentralizada de contratos y créditos en divisas, el establecimiento de nuevas regulaciones para el ejercicio del co­ mercio exterior, la revisión y ajuste de los objetos sociales de empresas y uni­ dades presupuestadas, la reestructura­ ción del turismo y el proceso de desdolarización. A estas medidas se añade, a fi­ nales de 2004, la creación de la Cuenta Única de ingresos del Estado (Resolu­ ción 92 del BCC). Esta decisión posibili­ ta el mayor control de la disponibilidad de divisas del país y evita su dispersión en las múltiples cuentas de las organiza­ ciones, de modo que puedan ser utiliza­ das en primera instancia para enfrentar los importantes compromisos sociales del gobierno. A inicios de 2005 también se determina la reevaluación del CUP con relación al CUC en 7% y la reevaluación de este último frente al dólar y otras monedas convertibles en 8%. Estas medidas en su conjunto permitieron mejorar la capacidad fi­ nanciera del Estado cubano en la con­ ducción y gestión de la economía. Ello

posibilitó desplazar hacia el estado el papel determinante en el incremento de la demanda agregada y también le dio una capacidad decisiva en el proceso in­ versionista. Sin embargo, algunas de es­ tas medidas reeditaron antiguos pro­ blemas de falta de operatividad de las empresas, por la recentralización de de­ cisiones, lo que se reflejó sobre todo en el alargamiento de los ciclos de contra­ taciones, la afectación en el ciclo logístico, la ocurrencia de interrupciones en los mecanismo de aprovisionamiento y de servicio final a clientes, en el alarga­ miento de los ciclos de pagos a provee­ dores nacionales y extranjeros y en el cobro entre empresas nacionales. Con la aplicación de este nuevo mecanismo las empresas también enfrentan un alto riesgo de pérdida de oportunidades en el mercado. Al estar atadas las autori­ zaciones a un proveedor en específico, no existe margen para tomar decisiones ante cambios en la coyuntura donde la inmediatez es un aspecto clave. En la actualidad se reconstruye un meca­ nismo que combina las bondades de la centralización con las de un manejo más autónomo de cierta magnitud de recur­ sos, en aras de una mayor eficiencia y competitividad. En términos de las relaciones comerciales externas, en el período pos­ terior a 2000 el intercambio cubano se fortalece con Venezuela y China, a par­ tir de los acuerdos suscritos con ambos países, que han pasado a ser el primer y

el segundo socio comercial, respectiva­ mente. Con Venezuela, en particular, se ha suscrito un acuerdo de integración económica de nuevo tipo, la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), que pone énfasis en la atención integral a las necesidades de servicios sociales más que postergadas en Venezuela y que también comprende un importante programa estratégico de complementación económica. La colaboración de Cuba con Venezuela en el área social ha sido posible gracias a la política social desarrollada por la Revolución Cubana, y a la prioridad concedida a esta esfera, aun en la más difícil coyuntura econó­ mica. Entre Cuba y China existe una fuerte cooperación comercial. El azú­ car, los productos minerales de níquel y cobalto de Cuba tienen una fuerte de­ manda en China, mientras que los pro­ ductos mecánicos y eléctricos, cereales, aceites, alimentos y maquinaria agríco­ la de China tienen un mercado seguro en Cuba, para cubrir necesidades de la industria y de la población. En cuanto a las inversiones con China, ya hay más de una decena de ne­ gocios conjuntos en los sectores de la agricultura, las telecomunicaciones, la biotecnología, el turismo y la industria ligera; adicionalmente, se encuentran en operación tres producciones coope­ radas en los sectores de la industria li­ gera y la sideromecánica, y otro grupo de importantes proyectos en distintas

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modalidades se ejecutan en las ramas de las telecomunicaciones y la industria electrónica, la biotecnología y la indus­ tria farmacéutica, la radio y la televi­ sión, entre otros. En particular, en la industria electrónica se trabaja conjuntamente para producir en Cuba equipos de aire acondicionado, lavadoras y refrigera­ dores, entre otros, con el objetivo de sustituir importaciones y a la vez desa­ rrollar la exportación, sobre todo hacia el mercado latinoamericano y caribe­ ño. Muy importante es también el plan para el desarrollo de equipos de com­ putación, que incluye la posibilidad de producir el monitor, así como la perso­ nalización de modelos de computado­ ras en función de actividades como los servicios de salud, de educación y otros destinos. Esto reducirá los costos de in­ versión y propiciará un mayor grado de participación de la industria cubana en el proceso inversionista. Finalmente, pero no por ello menos importante, en el año 2005 se da inicio a un programa electroenergético que constituye otro instrumento princi­ pal en los propósitos de ahorro y mejo­ ra en la utilización de los recursos finan­ cieros en divisa. El plan de inversiones hacia el sector, a la vez que contempla la modernización de los sistemas de transmisión, la instalación de nuevos equipos y la utilización de vías no con­ vencionales de generación, promueve el ahorro en el consumo energético de la población por dos carriles: mediante

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la sustitución de equipos de tecnología despilfarradora por modernos equipos menos consumidores y a través de la elevación sustancial las tarifas, pena­ lizando a los mayores consumidores. El ahorro que se consiga a través de la transformación electroenergética se inscribe como un factor más de creci­ miento de la economía cubana en el fu­ turo. Resultados de las medidas aplicadas y dificultades que persisten Las medidas implementadas han per­ mitido alcanzar resultados significati­ vos en algunas esferas de la economía y la sociedad cubanas. Lo más significa­ tivo, sin dudas, ha sido la capacidad del país para mantener en funcionamien­ to su sistema económico ante tamaño choque externo. Durante la etapa de la crisis, entre 1989 y 1993, el PIB disminu­ yó en alrededor de un 33% (a precios de 1997). El programa de medidas hizo po­ sible un incremento paulatino de este indicador que en el año 2004 recupera su nivel de precrisis (véase Gráfico 5). Para el caso de los bienes y ser­ vicios que el Estado cubano garantiza a la población de manera gratuita, exis­ ten dos posibilidades de incluirlos en el PIB: por lo que le cuestan al Estado esas prestaciones (a esta variante respon­ de la línea con marcadores redondos del Gráfico 5, que hemos denominado tradicional); o por lo que valdrían esas prestaciones si se realizaran a través del

mercado. Para ello se han elaborado ta­ rifas que reflejan el costo de los servicios sociales que son gratis en Cuba, más una tasa de ganancia, y corresponde a la serie del PIB que se graficó con la lí­ nea con marcadores triangulares y que denominamos 'reevaluado'. La informa­ ción del PIB cubano según esta segunda variante está disponible a partir de 1996 y se hizo pública en el 2004. Ya a partir de ese año solo aparece en los anuarios estadísticos de Cuba en términos de esta segunda variante. Habíamos comentado antes que una de las desproporciones que se

profundizó durante la crisis fue el déficit del presupuesto del Estado con relación al PIB, que llegó a representar un 33,5% en 1993. A partir de 1995 el déficit se ha mantenido en niveles internacional­ mente aceptables de entre 2 y 4,2% del PIB (hasta 2007). Otra desproporción importan­ te en las finanzas internas del país fue el incremento de la liquidez acumulada en manos de la población: representó alre­ dedor del 73% del PIB en 1993 y dismi­ nuyó a aproximadamente 39% en 1995; desde ese año se ha mantenido por lo general por debajo de 40%.

Gráfico 5. PIB cubano (millones de pesos de 1997) 50000 .......

40000

..................................................................

-JE-L.

■_77. ''

. --

30000 -

20000 IcMbmii.d -*• Reevduado

Fuente: Elaboración propia a partir de ONE, Anuarios Estadísticos de Cuba (varios años) De hecho, estos desequilibrios fueron los que dieron lugar al programa de saneamiento financiero interno que re­ sultó muy exitoso, pues logró un rápido control de estas situaciones. Otro resultado importante en el ámbito interno ha sido la disminu­ ción de los precios en los mercados de libre formación, como en los casos de

los mercados agropecuarios e industrial artesanal; así como la disminución de la tasa de cambio del dólar. El país ha logrado también los propósitos de cambio radical de su in­ serción externa. Se ha producido una diversificación de las fuentes de ingre­ sos en divisas del país, con mayor parti­ cipación los servicios en esos ingresos:

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el turismo, los servicios profesionales de alta calificación (como los médicos, maestros, entrenadores y otro personal especializado), los servicios internacio­ nales de transporte aéreo y marítimo (ver Gráfico 6). Asimismo, se incorpo­ ran las ventas internas en divisas, que captan remesas y otros ingresos locales en divisas. En cuanto a las exportaciones

de bienes, se han recuperado las expor­ taciones tradicionales de níquel, pro­ ductos de la pesca y el tabaco, que en la actualidad ya han superado los montos alcanzados en 1989. Se logra un importante supe­ rávit en el comercio de servicios, que lo­ gra compensar en los años entre 2004 y 2007 el déficit en el comercio de bienes (ver Gráfico 7).

Gráfico 6. Cuba, estructura de las exportaciones en el 2007

■ Services □ Goods

Fuente: Elaboración propia a partir de ONE

Gráfico 7. Cuba, intercambio externo de bienes y servicios (en millones de pesos)

Fuente: Elaboración propia a partir de ONE

Estos avances económicos han tenido también su reflejo en una consolidación e incluso mejoría de los avances socia­ les del país (ver Tabla 1), que se compa­ ran con los de países de mayor desarro­ llo relativo.

66 La Universidad

En resumen, en un contex­ to externo extremadamente difícil, la economía cubana se reanima a partir de 1994 y llega a recuperar el nivel de precrisis en 2004, lo que es una muestra fehaciente del éxito de las transforma­

ciones acometidas. Hay que tener en cuenta que cuando nos referimos al contexto exter­ no no solo hacemos alusión a las con­ diciones imperantes en los mercados internacionales (tanto de mercancías como de capitales), sino también al re­ crudecimiento de las agresiones econó­ micas del gobierno de los Estados Uni­ dos hacia Cuba: en el período de 1996 a 1999 tenemos la aprobación de la Ley Helms-Burton y la inclusión en el presu­ puesto de ese país de una partida para apoyar acciones de la oposición interna,

así como agresiones de tipo biológico, que han deprimido los rendimientos de algunos de nuestros más importantes cultivos. A partir del año 2003 la políti­ ca se endurece aun más y se introducen medidas, por la administración de George W. Bush, que buscan afectar el sector externo, principal cuello de botella de la economía cubana (disminuyendo los flujos de turismo y remesas, persiguien­ do y dificultando sistemáticamente las operaciones de comercio y financieras externas de Cuba).

Tabla 1. Cuba, indicadores sociales seleccionados Año

U.M.

Valor

Valor del índice de desarrollo humano

2007

Esperanza de vida al nacer

2007

%

77,7

Tasa de alfabetización de adultos (mayores de 15 años)

2007

USD/hab

99,8

PIB per cápita (según PPP)

2007

%

6000

Gasto público en educación vs PIB

2007

%

6,7

Gasto público en salud vs PIB

2007

%

6,6

Tasa de mortalidad infantil (por 1000 nacidos vivos)

2007

%

5,3

Población que usa instalaciones adecuadas de saneamiento

2002

%

94,2

Población con acceso al agua potable

2002

%

95,2

Mujeres en escaños parlamentarios

2007

%

43,3

Mujeres profesionales técnicas

2007

%

65,6

0,838

Fuente: ONE, Panorama económico y social, Cuba 2005 y 2007

Cuba tiene en el bloqueo de los Estados Unidos un importante lastre para su de­ sarrollo socioeconómico. Esta irracional y cruel política se ha mantenido por casi

cincuenta años y después de 1990 se ha intensificado. Noten la progresión más acelerada del costo del bloqueo sobre todo a partir de 1989 (véase Gráfico 8).

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Gráfico 8. Costo acumulado del bloqueo de Estados Unidos a Cuba, a partir de 1959

Fuente: Informes a las Naciones Unidas vinculados a la resolución sobre la necesidad de levantar el bloqueo económico y financiero de los Estados Unidos a Cuba.

Los costos acumulados del bloqueo a Cuba se valoraban hasta el año 2008 en 93 mil millones de dólares. Dejo a su imaginación cuánto hubiera podido avanzar Cuba en lo económico y lo so­ cial de haber podido disponer de esos recursos. Solo en un contexto tan com­ plejo como el descrito es que es posible justipreciar el desempeño económico cubano de los últimos años. No obstante el éxito de las medidas para transformar la economía cubana, todavía persisten algunos pro­ blemas que están en la mira de las auto­ ridades económicas del país. Entre ellos los más acuciantes son: • Continuar trabajando por maximizar la eficiencia de la economía nacional. Este es un requisito indis­ pensable para mejorar nuestra po­ sición en el mercado externo y para hacer avanzar al país por el cauce de un crecimiento intensivo, que 68 La Universidad

es consustancial al desarrollo. En este empeño resulta fundamental el desenvolvimiento del proceso de perfeccionamiento empresarial, el programa nacional de ahorro de energía, los estímulos que se ofre­ cen a los trabajadores en determi­ nados sectores vinculados a ciertos indicadores de desempeño y, defi­ nitivamente, el logro de una mejor distribución con arreglo al trabajo. Seguir atendiendo la situación fi­ nanciera interna. Porque si bien se han eliminado los desequilibrios fundamentales en esta esfera, la persistencia de la dualidad mone­ taria (la coexistencia de dos mone­ das nacionales, una de ellas conver­ tible por estar ligada a la tenencia de divisas) y la concentración de liquidez en determinados estratos sociales (vinculados a la despenalización de la tenencia de divisas y

a los mercados emergentes en este período) son aspectos que merecen atención. • Seguir atendiendo la situación fi­ nanciera externa. Si bien se han logrado importantes resultados en el balance del comercio exterior de bienes y servicios, el déficit en el comercio de bienes constituye un asunto a atender con la mayor prio­ ridad. Para ello se requeriría traba­ jar por expandir las exportaciones de bienes, por ejemplo, impulsando exportaciones de la industria de la caña y sus derivados; incrementan­ do las exportaciones no tradiciona­ les, especialmente las basadas en el conocimiento, de altísimo valor agregado. También se precisa tra­ bajar por una mayor estimulación de la sustitución de importaciones de productos que se pueden obte­ ner en el país, entre ellos algunos alimentos (como arroz, frijoles y leche, entre los más importantes). • Finalmente, todavía quedan as­ pectos del nivel de vida del cubano que no se han recuperado o que se han recuperado de forma diferen­ ciada para diferentes estratos de la población cubana. Entre los más importantes están la vivienda, el transporte, la alimentación y la ga­ rantía de una mayor capacidad de compra al salario. En adición a estos aspectos, la atención futura al desarrollo social en Cuba tiene

ante sí importantes desafíos. El gasto social creció con posterioridad al año 2000 a una velocidad solo vista en los primeros años posteriores al triunfo re­ volucionario (véase Gráfico 9). La prio­ ridad macroeconómica del gasto social cubano ha sobrepasado el umbral del 5% (con relación al PIB) recomendado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Tal nivel de gasto social pone al desempeño eco­ nómico cubano ante un reto mayor. La economía cubana tendría que crecer muy rápidamente para poder mante­ ner ese nivel de gasto social y estar en condiciones de dedicar una creciente proporción de su producto a la inversión productiva, que haga posible sostener el futuro crecimiento. Más aun, las tasas de creci­ miento hasta 2008 no han sido suficien­ tes para sostener los gastos sociales necesarios con el propósito de reducir las desigualdades que existen entre los grupos sociales que componen la po­ blación cubana. Con tal propósito se re­ queriría expandir los programas dirigi­ dos a atender a la población vulnerable. Si no fuera posible incrementar el gasto social, la opción disponible sería reasig­ nar fondos de algunos de los programas actuales para atender tales situaciones. Por ejemplo, se necesitaría reformar el actual sistema de distribución raciona­ da de alimentos a precios subsidiados, que beneficia a todos por igual con in­ dependencia de su nivel de ingresos, para dedicar más recursos en apoyo a

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las familias que tienen dificultades de acceso a los alimentos (véase Soberón, 2005). Gráfico 9. Gastos sociales y PIB en Cuba (en términos nominales)

* Hasta 1988 el gasto social comprendía las áreas de educación, salud y seguridad social. Fuente: Elaboración propia a partir de ONE (varios años) y Rodríguez (1990, tabla 21, p. 293)

Otro reto es conseguir una adecuada correspondencia entre la calidad de los servicios educativos y de salud y el con­ siderable monto de recursos dedicado a esas actividades: con posterioridad al año 2000 se ha destinado 54% del gasto social a esos sectores. En Cuba se encuentran satisfe­ chas necesidades de salud y educación más allá del nivel básico, tales servicios son valorados como una importante fuente del potencial humano en el país. Este hecho impone nuevas presiones a esas actividades. Entre ellas, el incre­ mento de su calidad, su acercamiento a la población y la introducción de méto­ dos más avanzados. Los logros en estas esferas han tenido un impacto en el alargamiento de la esperanza de vida de los cubanos y en la reducción de la tasa de natali­ dad. Estos son aspectos que también

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habrá que tomar en consideración para diseñar la política de empleo del país. El envejecimiento poblacional demanda un acelerado crecimiento de la produc­ tividad que permita a la población acti­ va realizar las contribuciones a la segu­ ridad social necesarias para sostener a la creciente población inactiva. Consideraciones finales Durante el desarrollo de este trabajo se han analizado algunas esferas del desa­ rrollo social y de las condiciones de vida de la población, encontrándose impor­ tantes avances, a la par que dificultades que demandan solución en el futuro inmediato. Para lograr este propósito, se debe continuar fomentando la rea­ lización de estudios multidisciplinarios, pues en la solución de las problemáticas existentes se imbrican aspectos de di­

versa naturaleza. Amén de las problemáticas abordadas, puede afirmarse que el sal­ do del período ha sido muy positivo. El triunfo de la Revolución significó para la población cubana más humilde, los campesinos y los obreros, la posibilidad de un verdadero ascenso social. Los in­ gentes esfuerzos desplegados por el gobierno revolucionario han consegui­

do progresos considerables. Para pre­ sentarlos de forma concentrada vamos a recurrir a una comparación que abarca algunos indicadores y tres momentos en el tiempo: antes del triunfo revolu­ cionario, a finales de la década de los ochentas (justo antes de la crisis econó­ mica) y la actualidad, mediante datos del año 2007 (véase Tabla 2).

Tabla 2. Características sociales del cubano promedio Características

De finales de los 50

De finales de los 80

Del 2007

27-28

33

37

más de 4

menos de 4

algo más de 3*

casi 7

3

algo más de 2

Esperanza de vida al nacer (años)

62

75

77,7

Habitantes a atender por médico

1075 2

274

158

9

9*

11

164

630

algo más de 3

90

571

Garantía de asistencia a la escuela

55 %

100%

100%

Grado de urbanización de las viviendas

50% 50%

74 % 94%

75, 9 %*

Grado de electrificación de las viviendas

Edad promedio (años) Miembros en la familia directa Personas a sostener por trabajador

Escolaridad promedio (grados) Gastos del gobierno per cápita (pesos) en Educación en Salud

95 , 5%*

Fuentes: Echevarría y otros (1999); ONE (2005a) y ONE (2008a).

Muy notables resultan los avances en materia de salud, especialmente el alar­ gamiento de la esperanza de vida y la disponibilidad de personal para garanti­ zar la atención médica, así como en los servicios educativos y en algunas condi­

ciones de vida. Cuba no solo se compara fa­ vorablemente consigo misma en épo­ cas pasadas, sino también con países de mucho mayor nivel de desarrollo económico. Por ejemplo, indicadores

La Universidad 71

como la esperanza de vida al nacer y la mortalidad infantil alcanzaron en el año 2004 niveles similares a los de los Es­ tados Unidos y otros países del primer

mundo, a pesar de contar con recursos económicos mucho más limitados (ver Gráfico 10).

Gráfico 10. Indicadores sociales y PIB per cápita en países seleccionados, año 2004

D

i (¡SjfuSy* •

Co iu Rk*

+

ChM

• c* *

X — " ------

10000

20000

30000

feas. 40000

*■-

50000

PIB pe (dolar*» corrU nU t)

Fuente: Elaboración propia a partir de ONE (varios años) y World Health Organization (2008)

Pese a las múltiples dificultades vincu­ ladas con la crisis de los años noventas, que acarrearon un importante deterio­ ro de la actividad económica cubana y, en consecuencia, un descenso del valor del índice de desarrollo humano, el país

logró mantener los progresos conquis­ tados en la esfera social, gracias a la política implementada por el gobierno para enfrentar el choque externo que significó la caída del campo socialista (ver Gráfico 11).

Gráfico 11. Índice de desarrollo humano (IDH) y sus componentes en Cuba

Nota: Los indicadores componentes del IDH se han expresado en términos de índices con relación al primer año para el que se dispone de información. La tasa de matrícula combinada considera los tres niveles de edu­ cación (primaria, secundaria y superior. Fuente: Elaboración propia a partir de CIEM (1997), CIEM (2000), ONE (2005b), ONE (2007) y ONE (2008b)

72 La Universidad

Toda esta evidencia demuestra que para conseguir progresos en lo social. No solo basta con disponer de una base económica que los sustente, sino que también las políticas que se apliquen al respecto son de la mayor importancia y pueden ser decisivas en estos logros.

Economía Mundial (CIEM) [1997]. Investigación sobre el desarrollo hu­ mano en Cuba 1996, publicada con el patrocinio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. 7.

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Un ejército a imagen de su propio pueblo Pedro Prada

La idea que evoca de inmediato al héroe cubano Camilo Cienfuegos, retrata de un gol­ pe el sueño y la meta de resumir en las Fuerzas Armadas Revolucionarias los mejores atributos del nuevo país que se ha forjado en la lucha y en la victoria, y que apren­ dió la lección leninista que el valor de una revolución radica también en su capacidad para defenderse. Este trabajo es una versión actualizada especialmente para el lector salvadoreño, de otro, escrito por el autor, en el año 2006, cuando se cumplía el 50 aniversario del desembarco del yate Granma y del día de las Fuerzas Armadas Revo­ lucionarias (FAR). Cincuenta y un años después de la vic­ toria, el hombre uniformado de verde olivo y con barba sigue siendo la ima­ gen por antonomasia de la revolución cubana. El rebelde barbudo -devenido por asociación una versión del Líder histórico de la Revolución- y, por ex­ tensión, símbolo también del defensor de Cuba -dígase entonces del militar cubano-, ha encarnado a lo largo del tiempo y a través de múltiples asocia­ ciones de significados, una de las más difundidas imágenes de nuestro país entre nosotros y ante el mundo.

Si a lo anterior se agrega que la institución subsumida en esa imagen uniformada, es una de las más sólidas de la revolución cubana, tanto por su historia combativa, profesionalismo y organicidad, así como por su prestigio, popularidad, nivel de eficiencia y efica­ cia, puede entenderse el por qué, las Fuerzas Armadas Revolucionarias son uno de los más importantes portado­ res de la imagen de Cuba: deontología de las interpretaciones múltiples de la realidad nacional tanto por nuestros compatriotas, como por observadores La Universidad 77

extranjeros. Esa imagen que vierten hacia adentro y hacia fuera los integrantes de las FAR es tanto más importante en la actual coyuntura, en que el socialismo cubano, sobreviviente y vencedor de la crisis de las izquierdas y del derrum­ be del socialismo europeo, pudo poner a prueba toda su autenticidad, rigor y virtud en un mundo unipolar y en fiera lucha contra el más poderoso de todos los imperios, demostrando su mérito no solo contra las ideas de la globalización neoliberal imperante, sino en el gran debate sobre el modelo de sociedad y prohombre futuros. Al reconocer sin ambages lo anterior, analistas del Pentágono, de la CIA y de los propios medios de comu­ nicación estadounidenses insisten con reiterada frecuencia en personalizar ese mérito en un jefe militar. Otros lo atribu­ yen a cuotas de poder. Terceros opinan que es debido a una presunta preemi­ nencia de ideas pragmáticas y liberales. Y no faltan aquellos que le atribuyen a las FAR y a sus jefes determinada ad­ hesión a privilegios exultantes o pen­ samientos reformista de lo que ellos consideran que es (o fue) la esencia de la revolución cubana. Unos y otros yerran el intento por entender el fenómeno. Desde su propio nacimiento como organización político-militar, el Ejército Revolucio­ nario 26 de Julio —el 'ejército rebel­ de'— fue concebido no solo como brazo liberador de la Nación, sino como fuer­

za portadora de las simientes de la Pa­ tria nueva a fundar. Actor y director de aquella época, correspondió a sus fuer­ zas, dondequiera se les asignara y cua­ lesquiera fueran las misiones, mostrar los valores que constituirían la 'imagen' del país posible, educarlos, masivizarlos y comunicarlos a las grandes audien­ cias. Solo así fue posible llegar a aquella jornada gloriosa en que, consolidado el poder del pueblo, ese ejército victorioso mostró una lección inmedible de virtud y lealtad al poner sus armas en manos de la nueva dirección política y popular que se constituía. Un profesionalismo per se y no 'para si' Los conceptos éticos del código de conducta de los militares cubanos y del funcionamiento de su organización -las FAR- resumen, además, otros compo­ nentes de carácter histórico, legados por los patriotas fundadores, aquellos que, como los centauros desnudos de Ignacio Agramonte, se lanzaban al combate sólo con su vergüenza para arrebatarle las armas al enemigo. Unas palabras del General de Ejército Raúl Castro Ruz, pronunciadas al analizar los trágicos acontecimientos de Granada, mientras era Ministro de las FAR en 1983, resumen todo el cami­ no: ser oficial, como ser integrante de las FAR no constituye un modo de vida, sino un sentido de la vida que incluye la más ética de las elecciones, la decisión

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teratológica de ser capaz de sacrificar con honor la propia existencia frente a los enemigos de la Patria. Viejo dilema hidalgo que nos recuerda lo mejor del pensamiento y la prédica universales la educación espartana (con el escudo o sobre el escudo), el espíritu quijotesco que hace creer que no hay imposibles, permanente y ciclópea tenacidad (que en Cuba se resume en los apellidos Ma­ ceo y Grajales) y la pureza de ideales y principios, felizmente concentrados en esa triada que forman José Martí, el Che y Fidel Castro. Las evidencias de esa conduc­ ta se advierten desde los más elemen­ tales actos del vestir y de la cortesía de nuestros combatientes -dentro y fuera de sus unidades— hasta en la modestia y caballerosidad con que se les enseña a actuar, ¡la misma de la Sierra Maestra! Fueron las mismas virtudes que permi­ tieron rápidamente 'vestir de yarey la guerrilla' y desplegar frentes por todas las montañas de Oriente hasta rendir en el verano de 1958 y en las inmedia­ ciones de Santa Clara, a las huestes más selectas de la tiranía, las mismas virtu­ des que respetaron la integridad de los mercenarios del Imperio, idénticas a las que derrotaron la supremacía racista y colonial en las guerras de África. Todo cuanto rodea esos valo­ res es lo que hemos vivido y trasunta hoy en cada acto de un combatiente de las FAR, incluso de aquellos que ju­ bilados o fuera de sus filas por reque­ rimientos del país, siguen pensando

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y creyendo que vivir en Cuba y servir a una revolución popular y a un partido de vanguardia constituyen siempre una forma de enrumbar la existencia y no un camino de subsistencia. No importa cuál, dónde y para qué sea el puesto de combate. Eficiencia, pero con efectividad Los enemigos históricos de la Revolu­ ción habrían preferido un ejército y un pueblo desunidos y desorganizados, fácilmente confundibles, manipulables, derrotables. La subestimación de nues­ tra historia nacional, del legado de los li­ bertadores Carlos Manuel de Céspedes, Ignacio Agramonte, Antonio Maceo, Máximo Gómez, José Martí, para quie­ nes el orden y la disciplina eran insepa­ rables; y la incapacidad para entender cómo una vanguardia política con sen­ tido unitario fue sumando voluntades, los ha privado de entender la diferencia con quienes olvidaron el axioma leninis­ ta de que toda revolución vale algo si sabe defenderse. Desde su nacimiento, las FAR pertenecían también al ámbito de los llamados sueños imposibles, eran un desafío a la presunta anarquía del ca­ rácter nacional, a la achacada incapa­ cidad organizativa del cubano, como glozaba un Reader's digest de los años cincuentas. La lección de las FAR tras­ ladó al resto del pueblo y de la Nación la comprensión de que había una capa­ cidad no reconocida, no educada y no

explotada en nosotros de actuar con organicidad y sentido de organización. Orden y disciplina conscientes volvían, como en tiempos de Agramonte y Ma­ ceo, a dar la clave olvidada en nosotros mismos, o que habíamos sido forzados a olvidar para existir dispersos y venci­ bles, entre otras razones, porque martianamente dicho, la hora de la acción nunca sería la de aprender, porque era preciso e imprescindible haberlo apren­ dido todo antes. Luego la economía global trajo a todos los ámbitos de la vida el debate de la eficiencia. De tanto pujar las cuen­ tas y empuñar las tijeras para elevar ganancias reduciendo costos, las socie­ dades se olvidaron de la eficacia y sus organizaciones de que la primera razón de su existencia es el encargo social que las anima. Aunque el tema ronda los pre­ dios de la propiedad, ni los ejércitos escaparon a la plaga. En Cuba, la dife­ rencia impuesta por las FAR estribó en combatir el eficientismo preguntando siempre a cada jefe y a cada combatien­ te qué resultados alcanzó. Dicho con palabras del general de ejército Raúl Castro: hacer lo que hay que hacer en el lugar oportuno, de la forma adecuada y en el momento preciso. La experiencia, que es aleccio­ nadora e insuficientemente aprendida por el resto de la sociedad e institucio­ nes cubanas, muestra que más allá del discurso, de la consigna, del mural, de la plenaria y todo lo que de retórica pue­

den contener esas formas de comunica­ ción, son al final las convicciones y los actos los que realmente deciden y dan la medida de la verdadera eficiencia -la eficaz, la medible en resultados, que es la más efectiva. Si aun se dudara de ello, debe recordarse aquellos actos altruistas de las FAR a inicios de los años noventas — en silencio, cuando más duro mordía el período especial— de entregar parte de sus reservas a la cuota popular, de reducir el número de efectivos y de las actividades de preparación combativa, de ceder su combustible, de tomar por asalto la agricultura para hacer producir la tierra, de renunciar a las asignacio­ nes estatales para autoabastecerse con medios propios, entre muchos otros ejemplos. ¡Qué conducta tan diferente a la vista en las postrimerías de la céle­ bre Perestroika, cuando en las calles de Moscú, mientras unos militares arreme­ tían contra manifestaciones obreras de protesta, otros se arrodillaban ante la bandera de Estados Unidos y terceros vendían sus insignias y medallas a los turistas! Por ellos, al invocar en la me­ moria aquellas años aciagos y de deses­ peranza para algunos, debe recordarse que no hubo una grieta en la defensa de nuestro país, que el pensamiento se volvió más audaz depurando y puliendo aquella doctrina de guerra popular na­ cida de la más absoluta convicción de que la responsabilidad por la defensa de Cuba era asunto de exclusiva incum­

La Universidad 81

bencia de los cubanos; que los recursos de empleo de la técnica y el armamento comenzaron a desafiar sin perjuicios el estrecho horizonte de algunos de sus fabricantes y planificadores; que el mi­ litar cubano fue transformándose no en una máquina de matar armada de chalecos antibalas, cascos de kevlar y comunicaciones satelitales, sino en una sofisticada estructura socio-humana y político-militar premonitoria del tipo de individuos que requería la nueva época en que se adentraba el país. Fue así como surgieron soluciones desde lo risible hasta lo imposible o inimagina­ bles, pero soluciones. Realistas más que pragmáticos Una de las más importantes riquezas del pensamiento militar cubano, de­ sarrollado por sus más grandes jefes en todas las épocas, es la actuación reflexiva ante realidades inevitables. Frente a la tendencia pragmática que asume fríamente lo insalvable, la dife­ rencia la pone el rechazo tajante al sino fatal, la rebeldía y la fe en el triunfo que son bases de un sistema de educación a todos los niveles —desde el Camilito (el bachillerato vocacional militar) y el soldado, hasta el general— basado en el conocimiento, la más amplia cultura, la entereza física, la astucia militar y la integridad moral. Desde el punto de vista de los pragmáticos, esa es la única forma de actuar frente a los pretéritos romanti­

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cismos e idealismos. Desde el punto de vista de los realistas, tal y como hemos aprendido en las FAR, hay que saber so­ ñar, con los pies en la tierra, sí, pero con­ vencidos de que los sueños de hoy son las realidades de mañana. Si esa idea no hubiera estado presente desde su naci­ miento, en que era impensable hacer un viaje en un yate destartalado sobrecar­ gado con 82 hombres y en medio de un mar de tormenta, no se habría asumido nunca aquella decisión realista de que zarpar aun en condiciones precarias la noche del 2 de diciembre de 1956 desde Tuxpan. Era lo más cercano a la única posibilidad de echar a andar el motor de la nueva guerra necesaria. De aquel aprendizaje bebi­ mos, como pudieron hacerlo a su modo aquellos jóvenes parisinos convenien­ temente olvidados y silenciados aún cuarenta años después de su rebelión, que gritaban en los muros de la capital francesa la alternativa de los verdade­ ros revolucionarios: «seamos realistas, pidamos lo imposible»; como lo hacen hoy millones de personas en todo el mundo que creen inexorablemente y lu­ chan de modo tenaz por un mundo me­ jor y posible. Es más, hay en esa forma de pensar y encarar las dificultades un enfrentamiento del hombre libre frente al liberal. Nuestros jefes, combatientes, han sido enseñados a actuar siempre como lo primero. No es un azar la con­ vocatoria que hiciera en su momento el Comandante en Jefe Fidel Castro para

que, llegado el momento, cada hom­ bre y cada mujer, en cada lugar del país, actuara como su propio Comandante en Jefe, o lo que es lo mismo, como un individuo liberado que reacciona no por disenso sino por convicciones y respon­ sabilidades asumidas de forma cons­ ciente, a partir de abrazar las primeras. El liberal se expresa contracorriente, pero al vuelo y sin perturbar el curso del torrente. El libre no solo se enfrenta al curso de los acontecimientos, sino que persuadido por la búsqueda del rumbo correcto, interviene para su transforma­ ción y se hace revolucionario. Si aun se dudara, revísese la historia de las em­ presas militares industriales cubanas en los últimos quince años. ¿Y los valores? Con todo este avatar, cuando el país se adentraba en el difícil período especial, como denominamos los cubanos a la crisis que sobrevino en 1990 tras el de­ rrumbe del campo socialista europeo, las FAR y sus jefes fueron de los prime­ ros en identificar que junto con la pre­ servación de la técnica y el armamento y el desarrollo de la ciencia militar cuba­ na, la institución armada debía prestar el máximo de atención al debate de las ideas y valores que se estaba dando en el mundo globalizado. La comprensión temprana de que hoy, el primer y más encarnizado enfrentamiento que se da en el mundo — previo al de las armas— es el de ideas,

los valores y la cultura, ha permitido a los militares cubanos dar el salto nece­ sario para centrar más que nunca las metas de la defensa nacional en los se­ res humanos. Ahora, cuando la globalización neoliberal está impactando la información y la cultura, y las homogeneíza para manipular a las personas. Ese valladar humano -los fa­ mosos 'cohetes morales' con que en 1962 Fidel Castro desafió la amenaza del holocausto nuclear cuando la de­ nominada Crisis de Octubre, del Cari­ be o de los Misiles— ha constituido un factor disuasivo esencial, no solo por los mensajes que emite sobre la salud, integridad y fortaleza de la institución armada cubana, sino porque refleja en gran medida las inmensas capacidades del país y del pueblo, las cuales no han sido erosionadas por errores propios, por la larga crisis económica, de la debacle soviética y sobre todo, por las consecuencias del destructivo bloqueo estadounidense. Contrario a las herencias de aquel que se autoproclamó 'socialis­ mo real', la idea del aislamiento inte­ lectual jamás ha tenido que ver con el pensamiento de los militares cubanos. Así, cuando visto desde aquella óptica vencida, la llamada cultura de masas y la sociedad de la información habrían constituido un peligro «contaminante para los militares cubano»— dicho con el lenguaje de los críticos— , los cuba­ nos, fieles a una esencia mambí y gue­ rrillera, los vimos como desafíos. La

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comprensión de estos fenómenos nos permitiría abatir el pragmatismo y la materialización que expresan el nuevo divorcio entre razón y sentimientos, ne­ cesario para facilitar el hegemonismo de la potencia dominante. Visto así, en una dimensión es­ tratégica y no solo táctica, el 'si se pue­ de' del Ministro de las FAR y el apoyo popular a esa idea, expresada a inicios de los años noventas, constituía un gri­ to de rebelión frente a la época, cuya magnitud y alcance aun estábamos le­ janos de apreciar, hasta que Fidel le dio acabada creación e interpretación en el concepto 'batalla de ideas'. El Juramento de Baraguá que nuestros combatientes, junto con el pueblo, proclamaron en épica jornada, dicho en aquellas circunstancias no era únicamente un texto enunciador de una realidad incontrovertible; era ade­ más un documento programático de una voluntad que se expresaba al afir­ mar: «Vamos a pulverizar su asquerosa hipocresía, sus groseras mentiras, sus repugnantes y egoístas doctrinas impe­ riales, con las que pretenden gobernar el mundo. No les quedará ni la mínima credibilidad necesaria para engañar a alguien en este país o en el resto del planeta». La comprensión de la comple­ jidad de los nuevos procesos, del entrecruzamiento de disciplinas, técnicas, herramientas y métodos, sobre todo en el ámbito de la política, el arte mi­ litar y las ciencias sociales, para poder

8 4 La Universidad

completar el análisis e interpretación de lo que ocurría, demandaba de todos erudición interpretativa (por tanto in­ formativa y cultural) y enfoques transdisciplinarios, devolviéndonos a una comprensión más antropológica de las actividades humanas —en este caso de defensa y cultura—, lo que permitió a las Fuerzas Armadas pensar más en los procesos de su socialización. Pero también, implicó darse cuenta del sentido que tenía comunicar esas ideas, para que los combatientes y todo el pueblo las incorporaran en sus prácticas cotidianas, conflictivas y cam­ biantes a través de una nueva reflexividad y acción que nos condujera siempre a evocar nuestros objetivos: defender no solo las conquistas ya logradas, sino consolidarlas, engrandecerlas, incorpo­ rarle nuevas metas y mantener incólu­ me el derecho a seguir construyendo nuestro propio futuro, a la vez que di­ suadir y contener cualquier agresión. Dicho de otro modo, ha signi­ ficado para los cubanos ganar la larga guerra que se nos impone, impidiéndo­ la y obligando al enemigo a hacer nues­ tra voluntad. De tal suerte, han sido las Fuerzas Armadas Revolucionarias du­ rante los últimos años -como a lo largo del más medio siglo transcurrido desde el desembarco del yate Granma- uno de los principales portadores de la imagen de nosotros mismos ante Cuba y ante el mundo; factor que como hoy se conoce, constituye el eslabón indispensable de

la seguridad nacional de cualquier Es­ tado. Imagen de un pueblo que al decir del Che, cuando lo tipificó también en la

figura de Camilo, es capaz de un renue­ vo continuo e inmortal, como la Patria misma.

Ser cultos para ser libres: la educación en Cuba Magda Luisa Arias

Uno de los principales logros m undialm ente reconocidos de la revolución cubana es el conseguido en el ám bito de la Educación. Sin el cual no habría sido posible generar los avances en todas las dem ás esferas: salud, cultura, d e p o r t e , y hasta en la propia econom ía, de la que tanto se habla sin conocer los esfuerzos que se ha llevado a cabo por fortalecerla, a pura creatividad, conocim ientos e inventiva, frente a un bloqueo que durante medio siglo ha pretendido estrangular a la Isla. La educación ha hecho de los cubanos no solo ese pueblo noble, solidario y alegre que todos conocem os y admiramos, sino tam bién un pueblo instruido en todas las ram as del saber, siem pre an­ sioso por aprender más del mundo en que vivim os y cóm o transform arlo para el bien de todos los seres humanos. Gracias al sistem a de educación cons­ truido, los cubanos adquirieron una mejor noción de quiénes eran, cuál era su historia y hacia dónde querían enrum bar sus pasos en el futuro. Mientras en m uchas partes del mundo el hambre, las enferm edades, la supervivencia determ inan las decisiones y votos de personas que son m antenidas al mar­ gen del saber, los cubanos, educándose, no solo crecieron como com unidad humana, sino que aprendieron a pensar con cabeza más independiente y a tom ar decisiones con mucha más libertad de la que presum en otros y, por lo visto, desconocen.

La Universidad 87

José de la Luz y Caballero, filósofo y pe­ dagogo cubano, definió magistralmen­ te nuestro concepto de educación hace casi dos siglos, cuando señaló que no era lo mismo instruir que educar, y que educar podía hacerlo solo quien fuera un evangelio vivo. Educar es sembrar valo­ res, inculcar y desarrollar sentimientos, transformar a las criaturas que vienen al mundo con imperativos de la natura­ leza, muchas veces contradictorios con las virtudes que más apreciamos, como solidaridad, desprendimiento, valentía, fraternidad y otras. «Educar, ha dicho Fidel Castro, es hacer prevalecer en la especie humana la conciencia por enci­ ma de los instintos.»1 José Martí, nuestro Héroe Na­ cional y Apóstol de la Independencia, resumía para la posteridad su concep­ ción de la educación en estas palabras: «...depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mun­ do viviente, hasta el día en que vive: es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre él, y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote; es preparar al hombre para la vida...», a lo cual añadía: «puesto que a vivir viene el hombre, la educación ha de prepa­ rarlo para la vida. En la escuela se ha de aprender el manejo de las fuerzas con que en la vida se ha de luchar.». «Es1 Discurso pronunciado por Fidel Castro en el acto de graduación de las Es­ cuelas Emergentes de Maestros de la Ense­ ñanza Primaria. Teatro «Karl Marx», Ciudad de La Habana, 2 de septiembre de 2002. 88 La Universidad

cuelas no debería decirse, sino talleres. Y la pluma debía manejarse por la tarde en las escuelas; pero por la mañana, la azada.»2 Ambos preceptos han orienta­ do la ética de la educación y el magiste­ rio cubanos a lo largo del tiempo, han enriquecido y consolidado la prepara­ ción y la práctica de miles de maestros y profesores y han hecho posible los resultados alcanzados, que de forma resumida se brindan a los lectores a continuación. La filosofía de trabajo aplicada todos estos años parte de la enseñanza de José Martí, según la cual, ser cultos es el único modo de ser libres. Por eso, entre las transformaciones realizadas a partir del triunfo de la Revolución en 1959, se destacan las que pertenecen a la educación, las cuales se inician en 1961 con la erradicación de casi el 30 % de analfabetismo3 heredado por la Re­ volución, mediante una campaña masi­ va y popular de alfabetización en la que tomaron parte más de cien mil maes­ tros y alfabetizadores voluntarios. A esa campaña siguieron medidas para ga­ rantizar la continuidad de la enseñanza 2 Este tema ha sido ampliamente abordado por diferentes autores entre los que sobresale "Acercamiento necesario al pensamiento pedagógico de José Martí" del pedagogo cubano Justo A. Chávez Rodrí­ guez (1981) 3 El Censo del año 1953 registró la cifra de 1 032 849 personas de 10 años y más que no sabían leer ni escribir, de ellos, el 11,6 por ciento vivía en zonas urbanas y el 41,7 por ciento en zonas rurales

primaria y los programas de sexto y no­ veno grados para los recién alfabetiza­ dos -con los cuales se ha logrado una escolaridad superior a los nueve grados de enseñanza general, como promedio, para toda la población adulta. «Cuando se dijo que Cuba iba a liquidar el analfabetismo en el solo término de un año, aquello parecía una afirmación temeraria, aquello parecía un imposible... hubiera sido una tarea imposible para cualquier pueblo del mundo, salvo que esa tarea se la plan­ teara un pueblo en revolución. Sólo un pueblo en revolución hubiese sido ca­ paz de desplegar el esfuerzo y la ener­ gía necesarias para llevar adelante tan gigante propósito.»4 Otra de las transformaciones significativas fue la Reforma Integral de la Enseñanza, que condujo a la con­ formación del nuevo Sistema Nacional de la Educación, concebido para ofre­ cer acceso universal y gratuito a todos los ciudadanos en todos los niveles de enseñanza, garantizar la calidad del proceso docente educativo y facilitar la educación integral de los individuos. Ese año, 1961, fue decisivo en la materialización de los cambios en términos de educación. Por eso fue nombrado 'Año de la Educación'. Ade­ más de la Campaña de alfabetización y como parte de la Reforma de la Ense­ 4 Discurso pronunciado por Fidel Castro en la concentración para proclamar a Cuba Territorio Libre de Analfabetismo, Plaza de la Revolución "José Martí", 22 de diciembre de 1961.

ñanza, se dictó la ley de Nacionaliza­ ción General de la Enseñanza, que res­ ponsabilizó al Estado de la prestación gratuita de los servicios educativos con un nivel de calidad parejo para todos los ciudadanos; se crearon los Círculos Infantiles que al introducir por primera vez de forma masiva la educación preescolar, facilitaron la incorporación al trabajo y al estudio de las mujeres y por esa vía, su participación social. Otra realización de aquel pro­ ceso fue la implementación de un plan nacional de becas y seminternados en todos los niveles de enseñanza y la for­ mación de maestros. De esa manera fue posible llevar educadores y escuelas a todas partes, diversificar la enseñan­ za, crear y desarrollar la formación téc­ nica y profesional, multiplicar y exten­ der por todo el país las universidades y ofrecer educación especial a quienes la requieren. La educación comienza con la vida Hoy, cuando los niños ingresan a la es­ cuela primaria ya han recibido forma­ ción preescolar por la vía institucional a través de los círculos infantiles, o por la no institucional a través del programa 'Educa a tu Hijo', que se apoya en la par­ ticipación de las familias y comunida­ des locales. Esta modalidad comenzó en el año 1992, como alternativa para enfrentar las crecientes necesidades del país en la educación preescolar. A lo largo de cincuenta años

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el modelo pedagógico cubano ha ido evolucionando. Hoy en día la ense­ ñanza primaria se imparte en aulas de 20 alumnos por docente para facilitar un trabajo educativo más efectivo en ese nivel.5 Otro aspecto novedoso fue la introducción masiva de los medios audiovisuales con dos canales nacio­ nales de televisión educativa donde se proyectan más de 30 programas se­ manales con diferentes frecuencias de acuerdo al grado que cursan los alum­ nos, además del uso amplio del vídeo. Cada escuela cuenta con laboratorios de computación que suman más de 22 mil computadoras en todo el país, lo cual exigió la formación de profesores en esas nuevas tecnologías de la era di­ gital. Como resultado de todos esos esfuerzos, al iniciarse el último curso escolar, el 99,42 por ciento de la niñez cubana entre 6 y 11 años de edad, esta­ ban matriculados en las escuelas prima­ rias y especiales, sin diferencias entre niñas y niños. Un aspecto que no se ha des­ cuidado, no obstante la masividad, es la calidad del proceso de enseñanzaaprendizaje, que por su trascendencia se considera un objetivo estratégico del país. Este esfuerzo permitió que en el Segundo Estudio Regional Compara­ tivo y Explicativo (SERCE), coordinado 5 La enseñanza primaria de la Capi­ tal ya logró el objetivo de 20 o menos alum­ nos por maestro y aula y se avanza en la ma­ yoría de las escuelas primarias del resto de las provincias. 9 0 La Universidad

por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Edu­ cación de la OREALC-UNESCO2006 [UNESCO, 2009] — que involucró a 16 países del área para evaluar el ren­ dimiento de los estudiantes de tercer y sexto grados en las asignaturas de Matemáticas, Lenguaje y Ciencias—, Cuba lograra los mejores niveles de desempeño, con puntuaciones muy superiores al promedio regional. El es­ tudio confirmó a su vez que Cuba es el país del área que más equipara los re­ sultados entre los alumnos del campo y la ciudad, y demostró la igualdad de gé­ nero lograda por la Revolución, pues las niñas obtuvieron mejores calificaciones que los varones. También la educación cubana ha cumplido los objetivos y metas del Plan de Acción derivado de la Conferen­ cia Mundial Educación para todos de Jomtien (Tailandia) en 1990 [UNESCO, 1990], orientadas a satisfacer las ne­ cesidades básicas de aprendizaje, en lo que se refiere a la cobertura para la enseñanza básica y la erradicación del analfabetismo. La escuela crece6 Pero así como la enseñanza primaria es obligatoria y ha el punto de parti­ da de todas las transformaciones, la Secundaria Básica integró a todos los 6 Principal fuente consultada: Mi­ nisterio de Educación [2009] La Educación en 50 años de Revolución. Material multi­ media.

adolescentes entre los 12 y 14 años. Los resultados del Censo de Población y Viviendas realizado en el año 2002 muestran que el 60 por ciento de la población de 11 años y más, había con­ cluido la educación media. Este nivel de

enseñanza, poco desarrollado antes de la Revolución, es parte consustancial de las acciones encaminadas para elevar la escolarización de la población hasta nueve grados y se orienta a sentar las bases del desarrollo integral de la per-

Indicadores generales de la educación CONCEPTO

2004/05

Escuelas

12 327

Personal docente

2005/06

2006/07

2007/08

2008/09

2009/10

12 364 280 603

12 323

12 172

11 313

252 484

12 334 261003

289 279

298 687

303 348

Matrícula inicial

2 650 271

2 718 874

2 978 845

3 081 117

2 974 939

2 727 442

Graduados

-

558 746

582 670

640 330

639 691

668 796

Becarios

497734

492 768

414 905

297 497

856 091

960 873

487 625 982 113

468 177

Seminternos

959 915

986 069

961629

Fuente: Oficina Nacional del Estadísticas (ONE) Anuario Estadístico de Cuba, 2010 sonalidad. En ese sentido, puede ser útil compartir la evolución durante los últi­ mos años de los indicadores generales de la educación como se observa en la tabla que sigue: Si seguimos la pista de las cifras, hay muchos más elementos que explican la obra educacional de la revolución cuba­ na y sus resultados en el último medio siglo: en Cuba hay un maestro por cada 42 habitantes, una de las proporciones más elevadas a nivel mundial; la reten­ ción escolar es del 99,1 por ciento y se invierte cada año cerca de un 10 % del Producto Interno Bruto en educación. El gasto per cápita en educación por habitantes pasó de 12,00 pesos en 1959

a 667,80 pesos en 2008. Según el Censo de Población y Viviendas del año 2002, el nivel edu­ cacional de la población registró re­ sultados satisfactorios respecto a los resultados del Censo de 1981; la escolarización de los mayores de 6 años pasó de 6,4 grados en 1981 a 8,8 grados en el 2002 con similares comportamientos en todas las provincias. Si se analiza la población que por edad tiene posibili­ dades de alcanzar el noveno grado, es decir, aquella mayor de 15 años, enton­ ces el nivel promedio alcanzado es de 9,5 años de estudio. Pero si nos detenemos en la enseñanza media superior, en el curso escolar 1958-1959, Cuba contaba con

La Universidad 9 1

21 escuelas de Preuniversitario7 y una matrícula de 37 248 alumnos. Cincuenta años después, este nivel de enseñanza cuenta con 371 centros distribuidos en 122 municipios de los 169 existentes en el país, con diferentes perfiles y una ma­ trícula de más de 115 mil alumnos entre 14 y 18 años de edad. Entre esas escue­ las se incluyen los Institutos Preuniver­ sitarios de Ciencias Pedagógicas, cuyo objetivo es aprovechar y desarrollar la vocación hacia los estudios de magiste­ rio en los cuales estaban matriculados en el curso 2008-2009 más de 30 mil alumnos; los Institutos Vocacionales de Ciencias Exactas -15 escuelas, una en cada provincia , con una matrícula de 16 382 alumnos en el referido curso— a donde se ingresa mediante un riguroso proceso de selección y una vez allí, los alumnos profundizan sus conocimien­ tos en diferentes ciencias. También este nivel de en­ señanza cuenta con Escuelas de Per­ feccionamiento Atlético (ESPA), a las que acceden jóvenes provenientes de las Escuelas de Iniciación Deportiva (EIDE) con aptitudes físicas y vocación hacia la educación física y la práctica del deporte. Además, hay Escuelas de Instructores de Arte que forman en ar­ tes plásticas, música, teatro y danza. A ellos les corresponderá trabajar como 7 Es el equivalente del Bachillerato, incluye del décimo al duodécimo grados y es el nivel donde los jóvenes amplían, pro­ fundizan y generalizan sus conocimientos y habilidades para continuar estudios univer­ sitarios. 92 La Universidad

profesores de apreciación artística en los distintos niveles de la enseñanza general. Tanto en el caso de las escuelas deportivas como las de arte, los alum­ nos reciben una preparación general como bachilleres en humanidades y al graduarse, se incorporan al trabajo. A ese esfuerzo se une otro no menos relevante, en la esfera de la Edu­ cación Técnica y Profesional, que per­ mite al país formar trabajadores aptos como técnicos medios y obreros califi­ cados según las necesidades específi­ cas de cada territorio. Cuenta una red de 40 centros y una matrícula de cerca de 15 mil alumnos. Este tipo de ense­ ñanza es la que ha permitido a Cuba contar con una de las fuerzas laborales mejor calificadas de la región, recono­ cida por su desempeño no solo dentro de la isla, sino en numerosas misiones internacionales de colaboración para el desarrollo, además de que garantiza estratégicamente el reemplazo de la fuerza laboral cada año. Una universidad nueva Una de las grandes conquistas de la revolución cubana fue consagrar y ga­ rantizar el derecho real de todos los jóvenes cubanos egresados de preuni­ versitario a continuar sus estudios en una universidad. De ahí que los centros de enseñanza superior participen acti­ vamente en todo el proceso antes des­ crito, que en su caso, tiene el punto de partida en 1962, con la proclamación de

una Reforma Universitaria que estable­ ció, entre otras, las políticas siguientes: La universidad debe responder a las necesidades del país, con énfasis en las carreras científicas y técnicas y la inves­ tigación científica, como un factor im­ prescindible al desarrollo. • Garantía de la participación de los profesores y estudiantes en el go­ bierno universitario. • La formación y superación de los profesores y su dedicación a la la­ bor docente-educativa a tiempo completo. • La organización de un amplio siste­ ma de becas universitarias que in­ cluye alojamiento, alimentación y otros beneficios gratuitos para los estudiantes. • La necesidad de implementar me­ didas para fomentar el intercambio científico y cultural con otros paí­ ses. • La vindicación con carácter sistémico del nivel universitario con los niveles precedentes. • La expansión de la matrícula uni­ versitaria. • La promoción cultural hacia la so­ ciedad mediante la extensión uni­ versitaria. [CEPES, 1995] Durante el período 1959-1970, la edu­ cación superior estuvo integrada por cinco universidades que, ante el incre­ mento de la matrícula por la demanda educativa acumulada, se vio precisada a crear los Cursos para Trabajadores, y a

extender la docencia médica universita­ ria a todo el país. El Sistema de Educa­ ción Superior amplió notablemente su número de instituciones entre los años setentas y ochentas, y ya para el curso 2008-2009 había alcanzado la cifra de 68 centros. Con la consolidación de las nuevas universidades se ampliaron los estudios de postgrado vinculados al desarrollo económico-social del país y se crearon importantes centros de in­ vestigaciones científicas, sin los cuales ninguna universidad estaría completa. Un apartado merecen las universidades pedagógicas, que son la fragua de los futuros claustros docentes. Estas son a su vez, resultado de la elevación del ni­ vel académico de los maestros y del tra­ bajo con contingentes de estudiantes vinculados a la actividad pedagógica. Después de instrumentarse las transformaciones, la educación su­ perior cubana trabaja por incrementar la calidad de la formación. Para ello se han venido aplicando diversas medidas entre las que se destacan: • Orientación de la formación profe­ sional hacia un perfil amplio para facilitar una mejor adaptación al futuro empleo. • Adecuación de la estructura de ca­ rreras a las exigencias del desarro­ llo económico. • Desarrollo de la formación especia­ lizada en el sistema de postgrado. • Creación de los cursos a distancia para facilitar el acceso a la educa­ ción superior.

La Universidad 93

Graduados universitarios por ram as de la ciencia Ramas de la ciencia/ curso

003/04

2004/05

2005/06

2006/07

2007/08

Total

19 964

23 891

32 354

44 738

71 475

Ciencias Técnicas

2 363

2 573

3 016

4 154

4 770

Ciencias Naturales y Matem áticas

601

553

561

583

559

iencias Agropecuarias

899

799

808

747

729

Ciencias Económ icas

2 251

2 282

2 569

2 408

3 056

Ciencias Sociales y Hum anísticas

1 541

1 464

1 845

2 894

5 446

Ciencias Médicas

3 632

5 807

8 540

8 396

24 441

Pedagogía

7 315

8 316

12 972

23 016

Cultura Física

1 166

1 890

2 309

Arte

196

1 941 102

23 485 8 786

231

203

207 Fuente: ONE (2009) Anuario Estadístico de Cuba







Integración sistemática de la do­ cencia, la producción y la investi­ gación durante la formación profe­ sional. Fortalecimiento del papel de las universidades en la investigación científica. Establecimiento de un programa nacional de desarrollo de la com­ putación.

Estas medidas han influido de forma decisiva en los cambios cualitativos y cuantitativos que se han venido pro­ duciendo en los planes de estudio, en los métodos de enseñanza-aprendiza­ je, en el trabajo independiente de los estudiantes y en su participación en

9 4 La Universidad

la solución de problemas a través del trabajo científico investigativo. El me­ jor balance de ello es la creación de un pensamiento innovador, amplio e inde­ pendiente. La tabla siguiente muestra el compor­ tamiento de la cantidad de graduados por ramas de la ciencia y evidencia el comportamiento antes descrito.

Los niveles de matrícula de postgra­ do han crecido tanto en la superación profesional, como académica. Si en el año 1996 la superación profesional al­

Participantes en Educación de Postgrado FIGURAS

2003

2004

2005

2006

2007

2008

Total

464 756

486 502

5 9 9 405

6 45467

656 5 4 4

625 506

Cursos

314 560

342 200

413 139

364 961

336 560

Entrenam ientos

26 734

34 289

38 519 1 20 124

25 616

48 312

29 029

Diplom ados

71 183

70 083

76 870

59 185

45 661

56 340

37 419

113 091

143 597

192 167

197 828

3 930

5 443

5 749

M aestrías y Especialidades

4 9 337

Doctorados 2 511 2 942 4 129 Fuente: ONE (2009) Anuario Estadístico de Cuba canzaba una cifra de de 138,2 mil parti­ cipantes, en el 2008 superó los 600 mil participantes. Son factores decisivos en el desarrollo de la superación profesional la participación activa de las universi­ dades en la determinación y satisfac­ ción de las necesidades de superación postgraduada de los profesionales en cada territorio y la ejecución de formas novedosas y flexibles de oportunidades orientadas a potenciar los sectores cla­ ves para el país. Como se observa, crece la matrícula y el perfeccionamiento sistemático del proceso de diseño, implementación y evaluación de programas de postgrado, incluyendo el doctorado, como parte del subsistema de formación académi­ ca que concibe la ciencia y la técnica como premisa del desarrollo económi­ co y social, así como garante de la inde­ pendencia tecnológica. Para lograr personas cualitati­ vamente superiores se ha trabajado en la universalización de la educación su­

perior, la cual ya cuenta con 3 150 sedes universitarias en todos los municipios y muchas comunidades, donde se ofre­ cen modalidades de estudio sin límite de edad para el ingreso. Como acción de extensión uni­ versitaria se cuenta con un Programa de Educación para Mayores a través de la creación de más de 600 cátedras y filiales universitarias de adultos mayo­ res, modalidad conocida mundialmen­ te como universidades para la tercera edad. Educación para todos sin excepción No es posible explicar el Sistema Na­ cional de Educación sin mencionar a la Educación Especial, que antes de 1959 solo contaba con 15 centros y algunas instituciones que atendían varias dece­ nas de alumnos sin recibir suficientes asignaciones gubernamentales. Ahora, este tipo de educación tiene 403 escuelas que cubren la tota­

La Universidad 95

lidad de la población requerida de esta enseñanza, y más de 42 mil alumnos. Están equipadas con los medios que permiten a los docentes realizar las adecuaciones al plan de estudios de acuerdo con las características de los alumnos. Los niños que presentan se­ veras limitaciones físico-motoras son atendidos en sus casas por maestros ambulantes, además de funcionar aulas especiales en los centros hospitalarios pediátricos. Desde luego, esa área edu­ cacional se organiza en coordinación y participación estrecha con otras insti­ tuciones y organismos del país, como el Ministerio de Salud Pública y el del Trabajo y Seguridad Social, así como artistas, deportistas e intelectuales. Algo parecido ha ocurrido con la educación de adultos que acoge a los jóvenes que egresan de la enseñanza regular y se incorporan al trabajo, así como los que se encuentran desvincula­ dos del sistema. En el curso 2008-2009, la educación de adultos alcanzó una matrícula de 373 229 alumnos donde el 73,8 por ciento de ellos se ubicó en las denominadas Facultades Obrero-Cam­ pesinas, con el objetivo de alcanzar el duodécimo grado. Cuba hoy está enfrascada en la búsqueda de un sistema educacional que se corresponda cada vez más con la igualdad, la justicia plena, la autoes­ tima y las necesidades morales y socia­ les de los ciudadanos en el modelo de sociedad que el pueblo se ha propuesto crear.

96 La Universidad

Con la vista puesta en el futuro 8 Independientemente de todo lo logra­ do, el reto que se presenta a la educa­ ción es mucho más que un problema de calidad, masividad y pertinencia, pues se trata de formar al hombre nuevo comprometido socialmente y con una amplia cultura científica, artística, lite­ raria y humanista, basada en la adquisi­ ción, utilización y generación de cono­ cimientos como variable determinante del progreso. Algunos indicadores compara­ tivos que pueden servir de referencia: 1.

2.

3.

Tasa de escolarización en la ense­ ñanza primaria. Cuba 100; España 100; Francia 100; Holanda 100; Italia 100; Japón 100; Noruega 100; Portugal 100; Suecia 100; Di­ namarca 99; Reino Unido 99; Fin­ landia 98; Canadá 95; Estados Uni­ dos 95; Irlanda 92 y Alemania 86. [UNESCO,Euridice] Porcentaje de alumnos que alcan­ zan el quinto grado. Cuba 100; Alemania 100; Dinamarca 100, Finlandia 100, Japón 100; Noruega 100; Canadá 99; Estados Unidos 99; Francia 99; Italia 99; España 98; Suecia 98; Irlanda 97 y Portugal 97. [UNICEF, UNESCO] Rendimiento escolar en matemáti­

8 Sobre el futuro de la educación en Cuba y en general sobre educación y el trabajo de los educadores se puede ampliar visitando el portal de la educación: www.rimed.cu/

4.

5.

6.

ca. Tercer grado: Cuba 78.2; Canadá 54.4; Inglaterra 40.2; Islandia 34.1; Irlanda 53.7; Japón 77.4; Noruega 31.6; Portugal 45.4; Escocia 44; Es­ tados Unidos 54.6 y Holanda 59.6. Cuarto grado: Cuba 81.6; Canadá 70.4; Inglaterra 53.2; Islandia 56.9; Irlanda 71.3; Japón 86.7; Noruega 63.7; Portugal 60.7; Escocia 62.4; Estados Unidos 70.3; Holanda 83.4. [OCDE y UNESCO] Existencia de Canales Educativos. Cuba sí; Canadá sí; Japón sí; Dina­ marca no; España no; Estados Uni­ dos no; Finlandia no; Francia no; Ir­ landa no; Noruega no; Países Bajos no; Portugal no; Reino Unido no y Suecia no. [Información pública] Existencia de televisores en todas las aulas. Cuba sí; Alemania no; Canadá no; Dinamarca no; España no; Estados Unidos no; Finlandia no; Francia no; Irlanda no; Italia no; Japón no; Noruega no; Países Ba­ jos no; Portugal no; Reino Unido no y Suecia no. [Información pública] Relación de docentes por habitan­ tes. Cuba uno por 42.23; Dinamar­ ca uno por 53.6; Portugal uno por 54.7; Suecia uno por 55.4; Francia uno por 62.7; Irlanda, uno por 64.6; Canadá uno por 66; Estados Uni­ dos uno por 67.7; España uno por 68.5; Países Bajos uno por 69.6; Ja­ pón uno por 77.8; Alemania uno por 78.7; Finlandia uno por 79.2; Italia uno por 83.5 y Reino Unido uno por

7.

83.95. [UNESCO] Número máximo de alumnos por aula en la enseñanza primaria. Cuba 20; Canadá 25; España 25; Noruega 25; Reino Unido 25; Dinamarca 28; Alemania 30; Estados Unidos 30; Finlandia 30; Francia 30; Japón 30 y Portugal 30. En los casos de Alema­ nia y Estados Unidos, no existe un índice único para todo el país; varía entre los diferentes Estados.[Información pública]

Los resultados que evidencian los in­ dicadores antes presentados se han obtenido a pesar del recrudecimiento de la política genocida de bloqueo de los Estados Unidos y que impacta tam­ bién negativamente el abastecimiento de materiales básicos para el proceso docente-educativo e influye en el robo de cerebros.[Castro, s/f] Ello se expresa en las restric­ ciones a la importación de medios y recursos destinados a las escuelas cu­ banas que se contrajo entre un 25% y un 30% desde principios de la década de los noventas. La mayoría de los insumos requeridos son adquiridos en mer­ cados lejanos, y generalmente a precios superiores a los del mercado. En la actual década se han im­ portado desde Asia la mayor parte de los medios que, de haberlos obtenido en el mercado estadounidense o en mercados latinoamericanos cercanos, Cuba habría pagado fletes más bara­ tos y por lo tanto, habría accedido a

La Universidad 9 7

una mayor cantidad de mercancías por igual cantidad de dinero o a las mismas por mucho menos. Cuba ha reiterado su dispo­ sición a compartir sus avances en esta esfera con todos los países del mundo y ha ofrecido a la UNESCO las nuevas metodologías creadas por los peda­ gogos cubanos, especialmente el pro­ grama 'Yo, sí puedo' que permite al­ fabetizar de forma rápida y efectiva a las personas, estableciendo un vínculo entre la alfabetización y la continuidad de estudios, teniendo en cuenta que la prioridad en la vida de los iletrados no es la de aprender a leer y a escribir, sino a través de su capacitación en el progra­ ma, estar en mejores condiciones para acceder a empleo y con ello contribuir al sustento de su familia. Ya se han realizado dieciséis ediciones del 'Yo, sí puedo', nueve en español aplicadas en Venezuela, Méxi­ co, Argentina, Ecuador, Bolivia, Colom­ bia, Uruguay, España (Sevilla) y Guate­ mala; dos en portugués, una para Brasil y otra para Angola, una en inglés para Granada; una en Quechua y otra en Aymara para Bolivia; una en creole para Haití y una en Tetum para Timor Leste. Actualmente se han sumado a esa ex­ periencia Canadá y Nueva Zelanda. To­ dos los países a los que la UNESCO ha declarado libres de analfabetismo en los últimos años, han empleado el mé­ todo cubano. El complemento de la alfabe­ tización es el programa audiovisual de

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educación básica elemental 'Yo, sí pue­ do seguir', que asegura la continuidad de estudios de los recién alfabetizados y ofrece una nueva oportunidad de su­ peración a los que no han concluido la primaria. Este método educativo aplica las mismas bases epistemológicas, teó­ ricas y metodológicas del 'Yo, sí puedo' para instruir, educar y desarrollar capa­ cidades que le faciliten la inserción en el mercado laboral. Como dijera Martí, «El fin de la educación no es hacer al hombre nulo, por el desdén o el acomodo im­ posible al país en que ha de vivir; sino prepararlo para ser bueno y útil en él» [Martí, 1985]. Cuba concentra esfuer­ zos en este campo consciente de que la educación es el arma más poderosa que tiene el hombre para liberarse de todas las ataduras económicas, políticas, so­ ciales y culturales con que las socieda­ des y, sobre todo, los poderes fácticos a lo largo de la historia, han mantenido a los pueblos sometidos, manipulando su mente y sus decisiones. A la vez, y en tanto que fuente de liberación del indi­ viduo, la educación que forma seres cul­ tos y emancipados, crea en estos una ética, que es la base de la formación de una nueva sensibilidad y conciencia, un sentido del deber, un sentido de organi­ zación, solidaridad, disciplina y respon­ sabilidad, todos estos valores consus­ tanciales a una libertad real y plena.

Fuentes consultadas: 1.

UNESCO [2009]. Resumen Ejecu­ tivo del Primer Reporte de Resulta­ dos del Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (SERCE). Santiago de Chile: Laboratorio Iberoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación. También puede revisarse en http://portal. unesco.org/geography/es/ev.phpURL_ID = 10018& U RL_D O = DO_

dial sobre educación para todos y Marco de acción para satisfacer las necesidades básicas de aprendizaje. Consultado en http://www.oei.es/ quipu/marco_jomtien.pdf 3.

Fidel Castro, La educación en Cuba, www.cubadebate.cu

4.

José Martí [1985]. Obras Comple­ tas. Cuba: Ediciones Cubanas, t.5, p. 261

5.

ONE [s/f]. La Educación en la Revo­ lución

TOPIC&URL_SECTION=201.html 2.

UNESCO [1990]. Declaración mun­

La Universidad 99

Ciencia: la experiencia de la biotecnología cubana Agustín Lage Dávila

Este trabajo intenta resumir las conclusiones provisionales más generales que pudie­ ran extraerse de la práctica de más de veinte años de construcción de lo que hoy se reconoce como un nuevo sector de la economía cubana: el sector de la Biotecnología. Pero este análisis no se limita al campo de la Biotecnología, sino que concierne esen­ cialmente al proceso de inserción de la investigación científica como parte y compo­ nente primario de la cadena de creación de valor para la economía. El surgimiento de lo que se ha conve­ nido en llamar la 'economía del cono­ cimiento' ha sido objeto de numerosos estudios teóricos y de menos numero­ sos pero también abundantes estudios de experiencias concretas. La experien­ cia de la Biotecnología Cubana, como veremos más adelante, no se parece a otras. Estas particularidades proba­ blemente permitan ver aspectos del problema que no han sido previamen­ te analizados y extraer nuevas conclu­ siones : la principal en este trabajo (su propósito principal) es que en la cons­ trucción de una economía basada en

el conocimiento se hace cada vez más evidente el fallo de los mecanismos de mercado y la contradicción propia del capitalismo entre el carácter social de la producción y el carácter privado de la apropiación, contradicción que sola­ mente el Socialismo podrá superar. La economía del conocimiento Prácticamente en cualquier literatura que se consulte se encontrará el reco­ nocimiento claro de que a partir de los años ochentas la economía de los paí­ ses desarrollados comenzó a entrar en una etapa diferente, en la que el cono­

La Universidad 10 1

cimiento comenzó a ser el activo eco­ nómico principal. Se le categoriza como una Tercera Revolución Industrial, iden­ tificando a la primera como aquella que dio origen a la industria en la Europa del siglo XVIII; y a la segunda, en el siglo XX, como el ascenso de la economía movi­ da por el petróleo, la electricidad y la producción industrial masiva y en serie. Ahora esta tercera revolución se califica como Revolución Científico-Tecnológi­ ca. En esto hay consenso, casi unani­ midad. Sin embargo, el consenso es menor cuando se trata de precisar qué es lo que la 'economía del conocimien­ to' quiere decir exactamente. Algunos la identifican con el surgimiento y la utilización masiva de la computación; otros, con la microelec­ trónica y las telecomunicaciones. Algu­ nos adicionan entre sus rasgos principa­ les el surgimiento de nuevos conceptos sobre la generación y uso de la energía, así como de nuevos materiales. Un enfoque superpuesto, pero no totalmente coincidente, identifica el proceso con la expansión del sector de los servicios y el manejo de la informa­ ción, incluyendo la industria del entre­ tenimiento y la 'producción de afectivi­ dades'. No es fácil, especialmente cuando no ha transcurrido un tiempo histórico suficiente para ver los proce­ sos en perspectiva, distinguir los sín­ tomas externos de los procesos esen­ ciales subyacentes; pero aunque sea

102 La Universidad

necesario esperar para un análisis más completo, lo que es innegable es que estamos presenciando el surgimiento de sectores de la economía que gene­ ran productos con un alto contenido de conocimiento en el valor y en el precio (en parte por la calificación elevada de los trabajadores que los producen), en que el conocimiento es el insumo li­ mitante y el acceso al conocimiento el determinante principal de la competitividad. Sectores productivos generan productos innovadores con ciclos de vida cortos, en los que es frecuente que una parte creciente de los ingresos de la empresa se obtenga por productos que no existían hace cinco años, y donde se compite por la diferenciación de los productos más que por la alta escala y el bajo costo. Sectores productivos cu­ yas empresas internalizan la investiga­ ción científica, emplean una fuerza de trabajo de alta calificación y negocian sistemáticamente transacciones sobre 'activos intangibles' (tecnologías, pa­ tentes, marcas, etc.). Sectores produc­ tivos donde la apropiación exclusiva, o al menos ventajosa, del conocimiento permite imponer precios de monopolio a los productos, que se distancian enor­ memente de sus costos de producción. Estos rasgos se pueden reco­ nocer en sectores muy diversos: la mi­ croelectrónica, las telecomunicaciones, la industria del software, la aeroespacial, la industria farmacéutica, la quí­ mica fina, la biotecnología, los nuevos materiales, entre otros. Algunos inclu­

yen el turismo especializado y 'de natu­ raleza' también en esta lista, como un sector basado en el conocimiento. No son todavía el componente de mayor peso en la economía en ninguna parte, pero su participación es creciente y son los sectores que más crecen. ¿Qué subyace bajo esta sintomatología aparentemente diversa? Pues, básicamente dos fenómenos: el primero se refiere a la integración de la investigación científica como parte de la 'cadena de valor' de los procesos pro­ ductivos. De hecho, la investigación deja de ser una externalidad económi­ ca de la cual las empresas se benefician sin pagar o que en el mejor de los casos compran, como sucede en la economía tradicional. Ahora, cada vez más, la investigación científica parte de la ac­ tividad cotidiana de las empresas y se internaliza en sus costos. El segundo es la necesidad de mayor y creciente calificación, motiva­ ción y creatividad en los trabajadores, para que estos sean realmente pro­ ductivos en esta economía basada en el conocimiento. Ello crea mayores y también crecientes conexiones entre la productividad, la educación y la cultura. De estos dos fenómenos deriva un ter­ cero, cuantitativo, que es la producción de productos de alto valor añadido, en los que el valor y el precio se distancian muy por encima del costo de los com­ ponentes materiales que lo integran. En la diferencia está el 'valor del cono­

cimiento'. Aquí comenzamos a ver la limi­ tación de las concepciones que identifi­ can la economía del conocimiento con el sector de servicios o con determina­ dos sectores de alta tecnología. Dejan de ver lo principal. En estos casos ex­ tremos de alta tecnología, los procesos que hemos descrito son más evidentes. Pero la función creciente de la ciencia, la gestión del conocimiento, la educación, la motivación, la cultura y la creatividad, penetrará y se hará evidente en mayor o menor medida, en todos los sectores de la producción material, desde la ciber­ nética hasta la agricultura, ampliando el contenido de conocimiento de todas las producciones y servicios. La experiencia concreta: el surgimiento del sector de la Biotecnología en Cuba Un análisis profundo y abarcador de la experiencia de la Biotecnología cubana no ha sido escrito todavía por ninguno de sus protagonistas (aunque ha habi­ do intentos por observadores externos, con los sesgos y limitaciones esperables). Este artículo no es dicho análisis. La tarea queda aún pendiente. Nos limitaremos en esta sec­ ción a apuntar algunas razones por las que esta experiencia no se parece a otras, y su carácter único le permite ser el punto de partida para una interpreta­ ción de los procesos fundamentales que subyacen en el tránsito hacia una eco­

La Universidad 103

nomía basada en el conocimiento. La Biotecnología es esencial­ mente el uso de bacterias, levaduras, células animales y vegetales, cuyo me­ tabolismo y capacidad de biosíntesis se orientan hacia la fabricación de sus­ tancias específicas. La Biotecnología es ante todo un proceso de producción. Las premisas tecnológicas para la expansión de este tipo de proceso productivo estaban dadas desde la dé­ cada de los setentas, después del surgi­ miento de las tecnologías de clonación y expresión de genes (ingeniería genéti­ ca) y del desarrollo moderno de las téc­ nicas de cultivo celular en gran escala, la fermentación y la purificación cromatográfica de biomoléculas. La transformación de esas pre­ misas tecnológicas en una industria se inició en algunos lugares de los Estados Unidos a finales de los setentas y prin­ cipios de los ochentas, con la aparición de múltiples pequeñas 'empresas biotecnológicas' que aprovecharon el mo­ mento favorable de la economía de ese país para movilizar capital de riesgo de inversionistas privados o de la bolsa de valores. En Europa un proceso equiva­ lente no comienza hasta finales de los ochentas y allí el acceso a capital de riesgo no ocurre hasta mediados de los noventas. En el momento actual se es­ tima que existen algo más de tres mil empresas biotecnológicas en el mundo, la mitad de ellas localizadas en Estados Unidos, y aproximadamente otra mitad

1 0 4 La Universidad

en Europa, principalmente en Inglaterra y Alemania. En el resto del mundo el fe­ nómeno es todavía incipiente. En Cuba, con la orientación y conducción muy cercana de Fidel, se crea el Frente Biológico en 1981 y co­ mienza un proceso de fundación de Centros de Investigación-Producción que abarca la década de los ochentas y la primera mitad de los noventas. Este esfuerzo dio origen al Polo Científico del Oeste de la Capital: un complejo de más de cuarenta instituciones, que agrupa a más de doce mil trabajadores y a más de siete mil científicos e ingenieros. Con un volumen menor, la biotecnología ex­ tendió también sus actividades a otras provincias, principalmente Camagüey, Sancti Espíritus, Villa Clara y Santiago de Cuba. Vista en la perspectiva de veinte años, llama la atención de cuán precoz es la incorporación de nuestro país a una industria que apenas estaba emergiendo en algunos pocos países muy industrializados. La combinación de la visión estratégica de Fidel y de la inmensa obra precedente de formación de capital humano de la Revolución hizo esto posible. La experiencia de la biotecno­ logía cubana ha sido exitosa con cual­ quier indicador que se quiera emplear para medirla: la generación de produc­ tos (biofármacos y vacunas), impacto en la salud pública, patentes, exporta­ ciones, flujo de caja, costo por peso, retorno de la inversión u otros. El sector

continúa en expansión, de hecho, hace unos años se había previsto una in­ flexión hacia rendimientos económicos superiores a partir del 2005. Ese resultado en sí mismo constituye ya una particularidad de la experiencia cubana, pues más de la mitad de las empresas biotecnológicas surgidas en los Estados Unidos a principios de los ochentas no han lo­ grado transitar a la rentabilidad y han terminado siendo adquiridas por otras (principalmente por grandes empresas farmacéuticas). Se estima que en el momento actual, apenas un 20% de las empresas biotecnológicas norteameri­ canas y europeas logran financiarse por sus propias ventas de productos. Ellas operan mediante inyec­ ciones de capital de riesgo o financiamiento obtenido por venta de acciones en la bolsa de valores, que les permite continuar invirtiendo a expensas de ganancias futuras posibles, en lugar de ganancias pretéritas. Vista en comparación con otras experiencias de inversión en bio­ tecnología y parques tecnológicos, la experiencia cubana exhibe un conjunto de rasgos que la hacen única. Ocurre en un país de escasos recursos, indus­ trialmente subdesarrollado y además sometido al bloqueo económico más largo e intenso que se conoce en la his­ toria, y a la hostilidad de la potencia económica también más poderosa co­ nocida por la historia. Ocurre simultá­ neamente con la desaparición del cam­

po socialista europeo, que precipitó al país en la crisis económica (pérdida del 35% del PIB, del 85% de las exportacio­ nes y de más del 75% del suministro de combustibles) que conocemos como 'periodo especial'. En ese contexto, la biotecnología cu­ bana continuó creciendo y comenzó a exportar. Este resultado requiere ser estudiado y explicado. Sus razones fun­ damentales conectan la productividad económica con la formación de valores y con la justicia y masividad en el acceso a los conocimientos, como se verá más adelante. La biotecnología cubana surge además como una inversión del Esta­ do Socialista, sin acudir a la inversión extranjera (por demás no disponible en ese momento) y en defensa perma­ nente de la propiedad social sobre sus activos tangibles. Surge y se desarrolla, en fin, contra todas las recetas y todas las probabilidades que los analistas de la biotecnología en otros países podrían haber establecido. Es por tanto impres­ cindible que estudiemos esta experien­ cia. Esta experiencia es radical­ mente diferente de la de muchos otros llamados 'parques tecnológicos' que se han creado y estudiado en varios paí­ ses y que por lo general, para los países subdesarrollados, han sido guiados por la inversión extranjera privada de las empresas multinacionales, con transfe­ rencia de procesos productivos incom­ pletos, frecuentemente maquiladores,

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y han generado poco desarrollo autóc­ tono de tecnologías. Visto en retrospec­ tiva, esto era de esperar: el capitalismo nunca transfiere el recurso limitante principal de la competitividad, que en los sectores de alta tecnología es pre­ cisamente la capacidad de generación de conocimiento nuevo. El capitalismo no tiene respuesta para una verdadera transferencia de capacidad competitiva hacia los países del sur. Los procesos subyacentes Volviendo al caso de la biotecnología cubana, —y más allá de las descripcio­ nes técnicas de los biofármacos y las vacunas obtenidos, de los principales aportes científicos y de los impactos medibles a escala poblacional en indi­ cadores de salud, así como de las carac­ terísticas de contenido y administración (bien distantes de la uniformidad) de cada una de las instituciones— convie­ ne ahora intentar identificar los rasgos comunes que atraviesan los diferentes centros y proyectos, a través de los cua­ les podemos atisbar dos cosas muy im­ portantes: las razones fundamentales de los resultados obtenidos y sus rela­ ciones con el carácter socialista de la so­ ciedad en la que todo esto ha ocurrido. Las secciones siguientes des­ criben tres rasgos que consideramos esenciales en la experiencia cubana. 1. El centro de investigación-producción o la institución a 'ciclo completo'

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Los principales centros de la biotec­ nología cubana se construyeron como centros de investigación-produccióncomercialización. Esto significó que bajo la misma administración quedaba el ciclo completo: investigar, obtener nuevos productos, montar el proceso productivo, producir, distribuir los pro­ ductos en Cuba, y exportarlos; y enton­ ces retroalimentar el proceso completo con los recursos, y la información que proviene de la comercialización. Desaparecieron así las barre­ ras frecuentemente artificiales entre la institución científica y la fábrica, y entre estas y la organización comercial. Se creó entonces un rico flujo informativo que le dio percepción de viabilidad productiva y comercial a las decisiones sobre proyectos científicos, al tiempo que aportaba criterios de va­ lorización del componente intangible (valor del conocimiento) a las negocia­ ciones comerciales. También se desarolló un senti­ do compartido de responsabilidad por el éxito del proceso completo, y no de una parte de él (como sucede frecuen­ temente en las organizaciones frag­ mentadas por especialidad, o por la propiedad privada). Se generó una coexistencia y fertilización cruzada entre las maneras de pensar (las culturas) del investigador de laboratorio, el ingeniero productor, el especialista en regulaciones y el es­ pecialista comercial; coexistencia que genera no pocas contradicciones co­

tidianas, pero que son esencialmente contradicciones creadoras. En lo referente a la inversión tangible, los centros científicos se construyeron dotados de capacidad productiva y esto es una característica muy importante. De hecho, la gran ma­ yoría de las empresas biotecnológicas de Norteamérica y Europa hoy, aunque se autotitulan empresas y se inscriben como tal, no tienen ninguna capacidad productiva y apuestan a obtenerla por contratos de fabricación, lo cual ha ido creando un formidable 'cuello de bote­ lla' por capacidad productiva limitada, para la mayoría de los productos biotecnológicos que están siendo evalua­ dos en ensayos clínicos. En los centros principales del Polo Científico de Ciudad Habana ac­ tualmente el proceso productivo ocupa más del 60% del personal y de los gas­ tos corrientes. 2. La orientación exportadora En los países pequeños (aún en los países industrializados pequeños) el mercado interno no tiene tamaño para generar una operación de volumen sufi­ ciente como para internalizar los costos fijos de la investigación-desarrollo (I+D) y de los sistemas de garantía de calidad. Así, la orientación exportadora se vio desde el principio como una condición indispensable de la viabilidad económi­ ca. Los productos de la biotecno­

logía cubana se exportan hoy a más de 50 países de todos los continentes. De ahí provienen obviamente los recursos para la operación y el crecimiento del sistema. Pero algo menos obvio para muchos, aunque muy importante, es que la actividad exportadora también es una fuente de información sobre el valor de nuestros productos y su competitividad, así como sobre los produc­ tos nuevos necesarios y sus propieda­ des requeridas. Sin esta información no se podría trabajar bien, y ella no se obtiene en ninguna otra parte que en el contacto cotidiano con los lugares don­ de los productos se utilizan. La actividad exportadora del Polo Científico financia el componente en divisas de las producciones que se destinan al Sistema de Salud cubano. Ello permite no darle carácter de mer­ cado a las relaciones entre los Centros de la Biotecnología y el Sistema de Sa­ lud. Ello refleja un concepto ideológico muy importante: el Pueblo Cubano no es un cliente. Todo lo contrario: el Pue­ blo Cubano es el dueño socialista de las instituciones y como dueño se le sirve. Ciertamente hay una comple­ jidad inherente al mantenimiento de relaciones de mercado hacia el exterior, y de relaciones de distribución socialis­ ta hacia el interior; pero es precisamen­ te una complejidad que tenemos que aprender a manejar, pues ella contiene la semilla de una forma superior de dis­ tribución comunista de los resultados de la inversión social en ciencia y tecno­

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logía, semilla que hay que hacer germi­ nar, y que algún día, en la medida en que se vayan obteniendo términos justos de intercambio y relaciones de solida­ ridad, se irá extendiendo a las relacio­ nes con otros países del Tercer Mundo. La cooperación en salud (que incluye el suministro de medicamentos y algu­ nos productos biotecnológicos) con la República Bolivariana de Venezuela, ya comienza a anticipar ese futuro al que aspiramos. A escala mundial, aun estamos lejos del establecimiento de relaciones 'socialistas' en el intercambio entre paí­ ses, pero la realidad y la racionalidad humanas en las que hay que confiar, irán imponiendo formas de cooperación sursur, que irán desbrozando el camino. La economía basada en el conocimiento constituye un espacio especialmente propicio para ello. 3. El tratamiento de la investigación científica como inversión En la medida que la investigación cientí­ fica se fue conectando más directamen­ te a los procesos productivos, esta fue perdiendo el carácter de "gasto presu­ puestado" y adquiriendo el carácter de una inversión, a la que es posible asociar un escenario financiero (o varios), un va­ lor presente neto y una tasa de retorno. No se trata en absoluto de intentar imponer un enfoque determinista del proceso de investigación-desarrollo, ni mucho menos una planificación rígida

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que no es posible. Los proyectos de I+D tratados como inversión se distinguen de otros proyectos de inversión (in­ mobiliaria, petróleo, turismo, u otros) precisamente por su alto componente de riesgo. Hay que contar con la incertidumbre. Pero aun así, el análisis eco­ nómico de los proyectos, incluyendo el estudio de la sensibilidad del proyecto a las variables económicas principales, genera un conocimiento sobre los lími­ tes de su viabilidad, que es notablemen­ te superior al que se dispone cuando se prescinde de este ejercicio. Los investigadores han ido comprendiendo que existen límites a su intuición para apreciar la factibilidad económica de un proyecto, límites da­ dos por la cantidad de variables en jue­ go, y que es necesario una especie de 'intuición asistida' por instrumentos de análisis. Dada la incertidumbre inhe­ rente a la probabilidad de que una in­ vestigación para un producto novedoso tenga éxito (la investigación es por de­ finición, el ámbito del resultado desco­ nocido a priori), la toma de decisiones no puede vincularse mecánicamente al resultado de un análisis de flujo de caja probable y tasa de retorno; pero la realización de estos análisis consti­ tuye una disciplina intelectual que crea el habito de mirar permanentemente al 'ciclo completo' de investigaciónproducto-proceso-mercado, y a la es­ trategia de diferenciación con relación a la competencia, y finalmente, acaba

contribuyendo al objetivo de estre­ char las conexiones entre la ciencia y la economía. La implementación de esta disciplina de análisis ha requerido entre otras cosas, la capacitación de muchos líderes científicos en técnicas de Direc­ ción Integrada de Proyectos. ¿Cuál ciencia? La investigación científica se define como el proceso organizado de genera­ ción de conocimientos nuevos, verificables y generalizables, sobre la realidad objetiva. La actividad de investigación científica en un momento y un contexto social dados puede medirse con diver­ sos indicadores (cantidad de investi­ gadores, instituciones, gastos en I+D, patentes, publicaciones y otros). Los indicadores en sí mismos son objeto de polémicas, pues miden aspectos dife­ rentes de un fenómeno complejo que no se deja atrapar en una sola cifra. No obstante, con cualquier par de indicadores que se intente graficar la relación entre actividad científica y desarrollo económico (PIB vs. núme­ ro de científicos; producción industrial vs. publicaciones científicas; consumo energético per cápita vs. patentes, o cualquier otra combinación) se encon­ trará una estrecha relación entre ambas cosas: se hace más ciencia e innovación en los países más ricos. Resulta esto tan evidente que la siguiente pregunta pudiera parecer

tonta: ¿Es la intensidad de la actividad científica la causa del desarrollo econó­ mico o es su consecuencia distal? Como se verá, la respuesta a esta pregunta no es evidente y sus consecuencias no son triviales. Los países desarrollados invier­ ten entre 2 y 2.5% de su Producto Inter­ no Bruto en Investigación y Desarrollo. Ese porcentaje, calculado contra un PIB de billones como es el norteamericano, supone mucho dinero que puede finan­ ciar mucha actividad científica. El efec­ to de la economía sobre la investigación es directo, casi lineal; pero el efecto de la investigación sobre la economía no guarda la misma relación de inmediatez y proporcionalidad. Hay, a nivel 'macro', de país, algunos datos publicados que sugieren la existencia de grandes diferencias en­ tre países en la productividad del cono­ cimiento. Por ejemplo, los indicadores de intensidad de la actividad científica en la segunda mitad del siglo XX en Inglaterra eran superiores a los de Ale­ mania y Japón. Los indicadores de cre­ cimiento económico se comportaban al revés. Sin embargo, el tema no ha sido suficientemente estudiado a ese nivel, y mucho menos a nivel 'micro', por ramas de la economía y por empresas. Aun aceptando que en los pro­ cesos sociales las relaciones 'causales' son muy difíciles de establecer, intui­ mos que existen dos grandes categorías de la actividad científica: una se coloca por delante del desarrollo económico y

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lo impulsa directamente; la otra se co­ loca por detrás y se alimenta de sus ex­ cedentes, o al menos sus efectos sobre la economía se hacen tan indirectos y a largo plazo que se pierde la evidencia. Tal distinción, si pudiese ser operacionalizada, sería de gran impor­ tancia práctica, porque todos los razo­ namientos precedentes sobre la función del conocimiento en los sistemas eco­ nómicos se aplican principalmente al primer tipo de actividad científica que pudiésemos llamar 'ciencia impulsora' y no al segundo, que identificaríamos como 'ciencia impulsada'. Pero carece­ mos de indicadores útiles para hacer esta clasificación. Ni el volumen de cien­ tíficos, ni el gasto en I+D, ni la produc­ ción de publicaciones resultan indicado­ res adecuados para disecar la actividad científica según su impacto económico, y mucho menos para predecir. Quizás la cantidad de patentes 'en explotación' (no las patentes depo­ sitadas), la cantidad de científicos que trabajan en organizaciones industriales, la parte del financiamiento de la I+D que asume la industria, la estructura de capacitación de los recursos huma­ nos del sector productivo y la fracción del comercio exterior que corresponde a productos protegidos por patentes o producidos con tecnologías propias y recientes, sean mejores indicadores para estudiar no solo la generación de conocimientos, sino el lugar donde se generan, cómo se usan y cuánto rinden, y asumir este balance como criterio de

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madurez del sistema científico-técnico. Intentar descubrir y medir sino toda, aquella fracción de la actividad científica que realmente impulsa la eco­ nomía, será sin duda muy difícil, pero hay que hacerlo. No todo lo que se co­ rrelaciona con el PIB es causal de desa­ rrollo. Por ese camino simplista de razo­ namiento podríamos llegar al 'absurdo del perfume'; ya que también el consu­ mo de cosméticos, como el consumo de energía, se asocia con el PIB, aunque las implicaciones en ambos casos son bien distintas. Esta doble relación entre la ciencia y la economía, que puede colo­ car a la ciencia como causa o como con­ secuencia del desarrollo económico, o como una mezcla de ambas, hace muy difícil evaluar en un lugar y momento concretos, la fertilidad de la investiga­ ción científica que está actualmente ocurriendo, para la economía . Obviamente, los países ricos tienen una ventaja acumulada que de­ riva en gran parte del saqueo de los países pobres, consecuencia del co­ lonialismo ayer y de las relaciones de intercambio desigual hoy. Esta mayor disponibilidad de recursos para invertir en investigación se convierte en altos indicadores de la actividad científica general: cantidad de investigadores e instituciones, gastos en I+D como frac­ ción del PIB, publicaciones científicas, etc., que son las cifras que leemos en los estudios sobre el tema. Son indicadores del efecto de la economía sobre la cien­

cia, pero no necesariamente del efecto de la ciencia sobre la economía. Los países de menos recursos no podemos intentar alcanzar esos in­ dicadores 'macro' de financiamiento de la investigación (como 'ciencia impulsa­ da'). Pero si podemos intentar descubrir los mecanismos de la conexión entre la ciencia (en este caso como 'ciencia im­ pulsora') y la economía, y reforzarlos. Como se verá más adelante, las relaciones de producción socialistas hacen esto posible. La biotecnología cubana ha sido un ejemplo concreto de cómo puede hacerse. Sin embargo, aun queda mucho por descubrir sobre las relaciones entre la gestión del conoci­ miento y el desarrollo económico. ¿Cómo es el conocimiento económicamente relevante? El concepto de Economía del Cono­ cimiento es más amplio que el de las relaciones entre la economía y la inves­ tigación científica. Por supuesto que in­ cluye tales relaciones, pero no se agota en ellas. La investigación científica ge­ nera un tipo de conocimiento estructu­ rado, transmisible, especializado y generalizable. No obstante hay también un conocimiento económicamente relevante que se caracteriza por otras propiedades: •

Es colectivo. No está incorporado a ninguna persona ni a ningún docu­

mento específico, sino embebido en el sistema de relaciones y proce­ dimientos de trabajo de la organi­ zación productiva. Está en la cultu­ ra de la empresa. •



• •

Es combinatorio. Se produce a par­ tir de piezas de información que provienen de especialidades y cam­ pos del saber muy disímiles. Es concreto. Difícil de generalizar y vinculado a aplicaciones producti­ vas y de servicios muy especificas. Es tácito. Difícil de formalizar en reglas y a veces difícil de explicar Es local. Se genera y utiliza en cada organización productiva.

Estas dos formas de conocimiento (es­ tructurado o tácito) son casos extre­ mos. El conocimiento económicamente relevante en la vida real es una combi­ nación de conocimiento estructurable y generalizable ('científico' en sentido convencional); tácito y concreto. La idea principal aquí es que una gestión eficiente del conocimien­ to, dirigida a potenciar su papel en la economía, tiene que tomar en cuenta ambas formas extremas y sus combina­ ciones. 'Gestionar' el conocimiento para la organización productiva de la nueva economía significa identificarlo cuando se genera, captarlo o fijarlo en patentes o en normas de los productos y procesos, evaluarlo, ponerlo a circular y trasmitirlo de manera organizada en

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acciones de capacitación. Todas esas son tareas concretas. En nuestro contexto, el con­ cepto de Centros de Investigación-Pro­ ducción estrechó los vínculos entre la investigación científica y la economía, pero también en muchas actividades de mayor amplitud, tales como los Foros de Ciencia y Técnica, la Asociación Na­ cional de Innovadores y Racionalizadores, las Brigadas Técnicas Juveniles, etc. Se aprecian esfuerzos dirigidos a captar, fijar y poner a circular el conocimiento concreto. Se hace evidente también que, a medida que el conocimiento desem­ peña un papel más protagónico en la economía, no solo aumenta la cantidad de este que se genera y se utiliza, sino que cambian los mecanismos por los cuales el conocimiento se genera y uti­ liza. En el modelo anterior, que des­ cribíamos como 'introducción de los re­ sultados de la investigación', la creación y la utilización del conocimiento esta­ ban separadas en el tiempo y el espacio. Se generaba conocimiento en un mo­ mento dado, una institución académica o un centro científico, y luego se aplica­ ba en otro momento y en otra institu­ ción (en este caso de la producción o los servicios). Este modelo no desaparece, y habrá que seguir perfeccionando su proceso de introducción de los resulta­ dos; sin embargo, ahora surge cada vez con más fuerza otro modelo, en el cual la generación y la utilización del conoci­

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miento ocurren de manera simultánea y en la misma organización. De nuevo los Centros de Investigación-Producción son una expresión de este fenómeno, como también lo son la cantidad cre­ ciente de industrias que incorporan uni­ dades de investigación-desarrollo en su estructura. Economía del conocimiento y cooperación El sistema de la biotecnología cubana fue desde sus inicios precisamente eso: un sistema. Cohesionado por la propie­ dad social y en función de los intereses del 'dueño' común que es el Pueblo Cu­ bano, representado por el Estado Socia­ lista, el sistema prioriza la cooperación e integración entre sus instituciones, y no la competencia. Este concepto integrador se extiende fuera de los límites del sector de la biotecnología y abarca conexiones con instituciones de la salud pública, la agricultura, la Educación Superior y otras, en una extensa y creciente red de interacciones cooperativas. La construcción de redes de cooperación es así una forma concreta de crecimiento del sistema, que está lla­ mada a ser más acelerada que el propio crecimiento orgánico de sus institucio­ nes. Nuestra ideología socialista siempre rechazó las relaciones de mer­ cado y la competencia en busca de lu­ cro, sobre bases morales, por conside­

rarlos generadores de desigualdades e injusticia social. Continuamos recha­ zándolos sobre esas bases, pero hemos aprendido además, que en la medida que se transita hacia una economía del conocimiento, las relaciones de merca­ do no son solamente fuente de injus­ ticia, sino que son también fuente de ineficiencia. En la economía del conoci­ miento, la cooperación es más eficiente que la competencia. La velocidad a la que se ge­ neran nuevos conocimientos en los sectores de alta tecnología sobrepasa la velocidad a la cual pueden explo­ rarse las consecuencias de cada pie­ za nueva de conocimiento (o de cada tecnología) en campos e instituciones diferentes a aquellos donde surgió. Ello crea un potencial de creatividad en la 'recombinación de conocimientos' y tecnologías prevenientes de campos e instituciones diversas, incluso distan­ tes. Pretender que este proceso ocurra mediante relaciones de mercado sobre conocimiento 'propietario' generará cada vez mayores costos de transac­ ción y contradicciones insalvables. La elevación de barreras a la circulación de conocimientos (en forma de patentes, secretos industriales u otras) sacrifica eficiencia en aras de la propiedad pri­ vada, y acabará convirtiéndose en una barrera al progreso tecnológico mismo, impuesta por relaciones capitalistas de producción que ya no se ajustan al nivel de desarrollo de las fuerzas productivas

nuevas. En las condiciones del Socia­ lismo, por el contrario, una alta intensi­ dad de circulación y recombinación de conocimientos es posible. Organizarla y estimularla son tareas concretas para quienes dirigen la actividad científicotécnica. La negociación sobre activos intangibles Al final de la cadena de valor hay siem­ pre una negociación; un proceso me­ diante el cual los conocimientos, pro­ ducto de la inversión en determinados recursos, se convierten de forma am­ pliada en nuevos recursos. Parte de estos recursos con­ tribuye a la reproducción ampliada de la economía; y parte se reinvierte en la investigación científica, creando así un 'subciclo' de reproducción ampliada del conocimiento mismo. ¿Cómo se transforma el cono­ cimiento en valor? Este es un tema que todavía re­ querirá mucho estudio. Hay una prime­ ra respuesta muy obvia: ocurre a través de la incorporación del conocimiento en productos tangibles de alta tecno­ logía (un nuevo fármaco o una nueva vacuna o un nuevo equipo médico, por ejemplo) en cuyo precio se internaliza el valor del conocimiento. Otra manera, menos obvia pero también viable, es la negociación sobre el conocimiento mismo, que pue­

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de ocurrir de forma elemental a través de las licencias de patentes, o de una forma más avanzada a través de con­ tratos con empresas extranjeras para el desarrollo conjunto de un nuevo pro­ ducto con inversión a riesgo. En estos contratos el socio extranjero aporta un capital a riesgo para la continuidad del proyecto, realiza pagos precomerciales cuyo monto valoriza el conocimiento pretérito creado por la parte cubana y recibe a cambio derechos comerciales en determinados territorios, que serán efectivos si el proyecto finalmente ge­ nera un producto comercializable. Evidentemente, la parte cuba­ na cede una fracción del valor añadido que podría obtener si llegara sola a la comercialización del producto, pero a cambio gana tiempo de desarrollo (lo que adelanta las entradas financieras) y gana tiempo de penetración del merca­ do (si la contraparte tiene buenos cana­ les de penetración). Estos tiempos ga­ nados pueden ser determinantes para la rentabilidad. La experiencia de la biotecno­ logía cubana ha sido la de implementar una conveniente combinación de estra­ tegia de desarrollo completo de produc­ tos (para negociar solamente represen­ tación comercial), con estrategias de negociación precoz, precomercial, para el desarrollo conjunto de productos. El principio, también respalda­ do por el carácter socialista de la propie­ dad, ha sido el de no negociar nunca ni sobre la propiedad tangible de las insta­

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laciones, ni sobre la contratación de la fuerza de trabajo calificada. El objeto de negociación comercial son los pro­ ductos, sean estos productos termi­ nados o productos en desarrollo, pero nunca las fuerzas productivas que los generan. La propiedad social sobre los medios de producción es un principio del Socialismo. Las negociaciones sobre acti­ vos intangibles son complejas. No hay en la biotecnología mundial tiempo transcurrido ni experiencia suficiente para construir criterios objetivos de es­ timación del valor de un proyecto (no el costo, sino el valor) ni de su riesgo. En gran parte las estimaciones son intui­ tivas y se basan en percepciones que, cuando son compartidas por varios so­ cios potenciales, adquieren cierto ca­ rácter objetivo. En este campo ha habido que enfrentar la 'guerra de imágenes' de la maquinaria propagandística y mediá­ tica norteamericana contra Cuba y el efecto de disuasión de sus leyes extra­ territoriales. Pero se ha ido aprendiendo y avanzando. El hecho de que el sistema de la biotecnología cubana haya logra­ do operar desde hace varios años en flu­ jo de caja positivo, en moneda nacional y en divisa, recuperar la inversión origi­ nal y crear excedentes para reinvertir, demuestra que ha habido aprendizaje acelerado y oportuno, aunque quede mucho camino por recorrer. Hay que prever que a medida

que el conocimiento en determinados sectores de la economía se transfor­ ma en un componente directo de la cadena de valor, habrá cada vez más transacciones comerciales sobre el co­ nocimiento mismo y habrá que ir cons­ truyendo una teoría del valor adecuada a esta nueva situación. Ello creará cre­ cientes contradicciones, consecuencia otra vez del intento del capitalismo de tratar un bien común (el conocimiento) como propiedad privada y como mer­ cancía; pero aun deberemos convivir un tiempo en el mundo real con estas contradicciones. La experiencia de decenas de negociaciones entre instituciones biotecnológicas cubanas y entidades ex­ tranjeras, donde ha sido necesario valo­ rizar el componente de conocimiento, muestra cuán difícil es crear puntos de referencia aceptables para ambas partes, debido entre otras cosas a que cuando se negocia sobre un producto nuevo, y más aun sobre la posibilidad de un producto nuevo, la realización de mercado futura no se conoce. Esta experiencia inicial de ne­ gociaciones también nos alerta sobre la posibilidad de que se constituya (al igual que con las mercancías) una prác­ tica de 'intercambio desigual de cono­ cimientos' entre los países ricos y los pobres. Donde quede en manos de los ricos el establecimiento de los criterios de valor y la transferencia de norte a sur tome la forma de productos costosos de muy alto valor añadido, mientras

que del sur al norte tome la forma de emigración selectiva de fuerza de tra­ bajo calificada, que se paga por su costo de reproducción, y no por el valor que crea. Una clara situación de apropiación capitalista de la plusvalía, ahora expre­ sada en el campo de la economía del conocimiento. La entrada en negociaciones sobre intangibles que requieran una jus­ ta valorización del conocimiento creado va a ser inevitable. A diferencia de los recursos naturales (petróleo, por ejemplo) el conocimiento es un activo perecedero, que tiene alto valor cuando es precoz y luego lo pierde en el tiempo y acelera­ damente. El riesgo de una negociación hay que compararlo siempre con el riesgo (nada despreciable) de esperar. Hay que aprender a luchar por una valo­ rización justa del conocimiento creado. El arma principal en esta lucha está en la gente: los recursos humanos de alta calificación, motivación y compromiso social. En la economía del conocimiento,una parte importante y creciente de los medios de producción está dentro de las personas, en su capa­ citación, sus aptitudes y sus actitudes. Una masa grande de científicos y tecnólogos competentes, motivados y ante todo, dotados de una conciencia social que fundamente su compromiso con Cuba y con el Socialismo, puede ser la palanca que en la nueva economía invierta los términos del intercambio

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desigual y genere un flujo neto de re­ cursos de norte a sur, para beneficio de toda nuestra sociedad. En las reglas del juego del capitalismo y en especial, en esta etapa de capitalismo neoliberal, el talento fluye hacia donde está el dinero. Lo que debemos lograr es que el dinero fluya hacia donde está el talento. El So­ cialismo puede lograrlo. El contexto internacional El tránsito a una economía basada en el conocimiento no ocurre en el vacío, sino en el mundo real, y el mundo eco­ nómico real de hoy está dominado por la globalización neoliberal capitalista. Una de las consecuencias de esto es que hoy es imposible analizar los procesos internos de un país con independencia del contexto internacional. Otra de las consecuencias es que ese contexto es muy diferente para los países del norte industrializado y para los del sur subdesarrollado. Sobre este tema hay abundan­ te literatura publicada. Nos limitaremos aquí solamente a una de sus múltiples facetas: el impacto de la globalización neoliberal en la construcción de proce­ sos económicos basados en el conoci­ miento. Se hace inmediatamente evi­ dente que estos procesos en el mo­ mento actual ocurren bajo las presiones del capitalismo por crear relaciones de propiedad sobre el conocimiento y por concentrar esa propiedad en pocas ma­

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nos, tal como concentró en el pasado la propiedad de la tierra y otros recursos naturales, y luego de las industrias. El acortamiento de las conexio­ nes entre la generación de conocimien­ to y la producción de bienes y servicios, hasta subsumir, al menos parcialmente, la investigación científica en la gestión empresarial, es un proceso objetivo e indetenible, consecuencia del desarro­ llo de las fuerzas productivas. Esto no es intrínsecamente negativo para el futuro de la humanidad, ni para la aspi­ ración superior de justicia social. Enfrentarse a esa tendencia sería enfrentarse a un falso problema, lo que equivale a rehuir el verdadero. Y es que el problema verdadero y princi­ pal no es el de la producción, sino el de la apropiación. Se produce de una ma­ nera o de otra y cada vez mejor. Las in­ terrogantes son: ¿a quién pertenece lo que se produce?, y ¿a quién pertenecen los medios de producción? Las batallas en torno a la pro­ piedad, especialmente a la propiedad sobre los medios de producción, han acompañado a la humanidad durante más de tres mil años, adoptando for­ mas diversas y concentrándose sobre aquellos factores de la producción que son en cada momento los principales, los más escasos y limitantes. Desde esta óptica no es sorprendente que la transformación del conocimiento en el 'recurso limitante' para la producción de bienes y servicios se acompañe en el capitalismo actual por un agresivo in­

tento de apropiación y privatización del conocimiento. La propia pregunta ¿a quién pertenece el conocimiento?, parece a primera vista absurda. Choca con la éti­ ca y con la cultura. Si algo es un produc­ to netamente social es precisamente el conocimiento, tan dependiente de la cultura y del acervo precedente. Pero es precisamente el intento de privatizar el conocimiento lo que estamos presen­ ciando, como reacción del sistema ca­ pitalista a las nuevas funciones de este como recurso limitante en la economía. Se trata de uno de los fenómenos más peligrosos de este inicio del siglo XXI, sobre el que es necesario alertar antes de que se haga irreversible. Lo que está ocurriendo es un cambio en la forma que toma la apropiación individual de los resultados del trabajo social. Sucede además, que los pro­ cesos de apropiación no son siempre transparentes. Quienes trabajamos en este campo desde una ideología y una ética socialistas tenemos la ta­ rea impostergable de descubrir estos procesos y denunciarlos. Sin dudas la expresión más evidente del intento de privatizar el conocimiento es la llama­ da 'propiedad intelectual' (termino in­ trínsecamente contradictorio) que se expresa en la ciencia y la técnica princi­ palmente a través de las patentes. Cada año se depositan más de un millón. Una patente es un derecho monopólico de comercialización (y de exclusión de terceros a la comerciali­

zación) que otorga un Estado durante un tiempo dado a alguien que ha hecho una invención, que debe ser original y de utilidad pública, a partir del conoci­ miento precedente. Leyes de patentes existen des­ de hace mucho tiempo y durante cierta etapa funcionaron bien. Pero a medi­ da que la generación de conocimiento nuevo de aplicación inmediata fue pasando a ser un evento cotidiano en muchos sectores de la producción y los servicios, la cantidad de patentes depo­ sitadas se multiplicó, la competencia obligó al depósito precoz de patentes sobre invenciones carentes aun de evi­ dencia de utilidad práctica, las fronteras entre lo obvio y lo no-obvio se borraron o se hicieron arbitrarias, y los litigios se multiplicaron. El desplazamiento de la fuente de financiamiento de la investigación hacia el sector privado estimuló a uni­ versidades e institutos públicos a prote­ ger con patentes prácticamente todo. El sistema, además de injusto es disfuncional. La obtención de cono­ cimiento nuevo se apoya siempre en el conocimiento precedente. Hoy se recla­ ma propiedad intelectual sobre resulta­ dos científicos que hace apenas unos años hubiesen sido publicados y de libre acceso. Así, cada vez más, cualquier in­ vestigador en prácticamente cualquier proyecto, encontrará que muchas pie­ zas de conocimiento que necesita usar para llevar adelante su proyecto, son ya propiedad de alguien, que tiene dere­

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cho a excluirlo de su uso o a exigirle un pago. Los costos de transacción pueden ser enormes y disuasivos, y el sistema entero se convertirá en un obstáculo para la investigación científica. Estamos ante una situación análoga a la que Marx describió como acumulación originaria del capital y de­ finió como «el proceso histórico de diso­ ciación entre los productores y los me­ dios de producción». Explicando este proceso en El Capital, Marx describía cómo la tierra de labranza, al convertir­ se en 'recurso limitante', le fue expro­ piada violentamente a la población ru­ ral de Inglaterra en el siglo XVIII, que la utilizaba como un bien común. La apro­ piación se estableció mediante una "Ley de Cercado de los Terrenos Comunales" (Bill fo r Inclosure of Commons; 1785), a favor de las clases dominantes. Los Acuerdos sobre Propiedad Intelectual (TRIPS: Trade-related Intellectual Property) aprobados en 1994 y protegidos por la Organización Mundial del Comercio, funcionan ahora como una especie de 'Ley de Cercado de los Conocimientos', que conduce a la apro­ piación violenta y a una especie de acu­ mulación originaria del conocimiento, hasta ahora fruto común de la cultura y el intelecto creativo de muchas perso­ nas. Sobre esta acumulación origi­ naria se montará después un ciclo de re­ producción ampliada del conocimiento, igualmente privatizado. Otro mecanismo que se en­

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cuentra operando actualmente en función de la privatización del conoci­ miento es la emigración selectiva de científicos, profesionales y tecnólogos, es decir, el 'robo de cerebros'. Una parte importante de la inhversión social en conocimientos está en la formación de cuadros científicos y técnicos. Ellos son portadores del recur­ so 'conocimiento', producto netamente social. Parecería que esto no es apropiable, a menos que ocurra una apro­ piación de las personas. Eso es precisamente lo que ocurre: hay 1,2 millones de profesiona­ les de América Latina y el Caribe traba­ jando como emigrantes en los Estados Unidos, Inglaterra y Canadá. Si se esti­ ma en $ 30 000 USD el costo de forma­ ción de un profesional, esta emigración ha significado una transferencia neta, del Sur al Norte, de 36 000 millones de dólares, lo cual equivale a diez años de inversión en ciencia y técnica, y es va­ rias veces más que toda la ayuda del Banco Interamericano de Desarrollo al desarrollo científico de la región. En los Estados Unidos se esti­ ma que un 23% de todos los doctores en Ciencias provienen de otros países, cifra que llega a 40% en el campo de la com­ putación. Aproximadamente un tercio de todos los científicos formados en los países del Tercer Mundo no trabajan en sus países de origen y un poco más del 50% de los que viajan a hacer un docto­ rado en Norteamérica y Europa, no re­ gresan.

Las cifras son elocuentes en sí mismas, pero eso no es todo. Debe tenerse en cuenta, que si bien la emi­ gración selectiva de científicos y tecnólogos comenzó espontáneamente, guiada por el gradiente en condiciones de vida y de trabajo, en los últimos años la promoción de esta emigración se ha convertido en política oficial de estado en varios países del Norte, con incen­ tivos y procedimientos especialmente diseñados a ese fin. La emigración selectiva se convierte así en un eficiente meca­ nismo para expropiar a los países más pobres de la escasa inversión que han podido hacer en generación de conoci­ mientos. Estos científicos y tecnólogos emigrantes generan una parte impor­ tante de las patentes, y entonces inclu­ so la propia teoría de la propiedad in­ telectual como mecanismo de retorno de la inversión entra en contradicción, porque en este caso el resultado eco­ nómico nunca retorna al país donde se hizo una parte importante de la inver­ sión para capacitar esas personas. Tal tendencia, combinada con la creciente internalización del trabajo científico en grandes organizaciones privadas, con alta concentración de ca­ pital, hace que el emigrante —tal como el obrero con su fuerza de trabajo— no tenga otra alternativa que vender su capacidad de generar conocimiento, a cambio de un salario que es el costo de reproducción de esa fuerza califica­ da. Ello nada tiene que ver con el valor

creado por su trabajo científico, el cual pertenece a otros. El fracaso del mercado Market-failure es un término que uti­ lizan algunos teóricos de la economía capitalista para identificar fenómenos sociales donde el mercado no es capaz de dirigir una asignación optima de los recursos. En sus extremos, el fundamentalismo neoliberal no reconoce que el fallo de mercado ocurra nunca en nada y pretende que el mercado lo decida todo. Pero economistas que lle­ guen a tal extremo de simplismo y me­ diocridad (o de mala intención) ya van quedando menos, ante la inocultable evidencia de los resultados reales del neoliberalismo. Muchos teóricos del capitalis­ mo reconocen que hay áreas de fallo de mercado, donde el Estado debe inter­ venir; pero las limitan a sectores socia­ les tales como la educación, la cultura, algunos aspectos de la seguridad social, y otras áreas afines, mientras continúan convencidos (e intentando convencer) de que en la producción material, los mecanismos de mercado (con su prio­ ridad a la ganancia a corto plazo) son superiores para dirigir una distribución óptima de los recursos, y de que el in­ terés privado en el enriquecimiento per­ sonal 'algún día' generará el enriqueci­ miento de todos. Aun dejando a un lado la ce­

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guera moral de este enfoque (que sería motivo suficiente de crítica y rechazo) podemos ver ahora cómo incluso en el campo de la producción, esa ideología ha dejado de funcionar. He aquí que la Revolución Científico-Técnica comienza a expandir estos sectores que hemos llamado eco­ nomía del conocimiento donde sucede que: • El conocimiento es el insumo princi­ pal del proceso productivo. Un co­ nocimiento generado socialmente, imposible de privatizar, que no se limita a las instrucciones tecnológi­ cas de un proceso dado, sino que se extiende a la cultura y la creatividad de los trabajadores. • Los trabajadores son el activo prin­ cipal de la empresa, incluyendo sus conocimientos, pero también su motivación. Los recursos humanos ya no pueden tratarse como capi­ tal variable, y deben ser protegidos aun en periodos de irrentabilidad • Una parte importante del conoci­ miento económicamente relevante es conocimiento 'tácito', no estructurable y por tanto, no negociable; así como el conocimiento insertado en el complejo sistema de relacio­ nes internas de la organización pro­ ductiva más allá de los individuos, lo cual lo hace intransferible cuan­ do se trasladan las personas o se 'roban los cerebros'. • La generación de nuevos productos no es la excepción, sino la vida co­

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tidiana de la organización produc­ tiva. Las empresas mismas deben internalizar la investigación y el de­ sarrollo de productos, y ocuparse permanentemente del largo plazo. • La cooperación entre las diferentes organizaciones productivas genera recombinación de conocimientos y funciona mejor que la competencia como motor de la productividad del trabajo. ¿Puede el mercado lograr todo esto? Nuestra hipótesis es que no; en la me­ dida que esos sectores de la economía del conocimiento se vayan expandien­ do hasta ocupar una parte mayor de las economías y el comercio, y que los rasgos descritos de la economía del co­ nocimiento vayan penetrando en todos los sectores de la economía conven­ cional, se hará más aguda e insosteni­ ble la contradicción fundamental del capitalismo entre el carácter social de la producción y el carácter privado de la apropiación. La misma economía de mercado, hoy tan alabada por quienes tienen los recursos para divulgar ala­ banzas, se irá convirtiendo en un freno al desarrollo de las fuerzas productivas, tal como lo anticipó Marx. La zona de fallos del mercado irá expandiéndose a partir de lo social, para ocupar cada vez más espacio en el área de la producción material y el co­ mercio. El capitalismo, con su vocación cortoplacista, podrá exhibir ventajas de rentabilidad inmediata en la economía

tradicional, ventajas que puede lograr sacrificando el desarrollo humano, la justicia social y el medio ambiente. Pero el avance de las fuerzas productivas ha­ cia un nuevo tipo de economía irá ero­ sionando esas ventajas. Ya se empiezan a ver eviden­ cias de este proceso en el reciente desplome de las bolsas de valores para las empresas de alta tecnología en los países industrializados. Fenómeno en el que más del 80% de las empresas biotecnológicas creadas en los años ochentas y noventas no haya logrado transitar a la rentabilidad por ventas y sigan dependiendo de ingeniería fi­ nanciera para mantenerse operando. Es el mismo fenómeno por el cual las empresas norteamericanas de alta tec­ nología sobreviven gracias a los presu­ puestos militares, lo cual a su vez lleva a la monstruosidad y al absurdo en el uso de la guerra como estímulo a la econo­ mía. Este fenómeno del financiamiento de la investigación científica y el desa­ rrollo tecnológico para fines militares (que se ve en muchos países desarrolla­ dos, de manera especial en los Estados Unidos), además de ser síntoma de los peligros que crea para la humanidad la ideología prevaleciente en los círculos de poder del capitalismo mundial, es síntoma también de la incapacidad cre­ ciente de la economía de mercado para insertar de forma racional, eficiente y pacífica a la investigación científica en el tejido de relaciones económicas de la sociedad.

El Socialismo está mejor pre­ parado para la economía basada en el conocimiento. ¿Cómo explicar si no el surgimiento, la expansión y la rentabi­ lidad del sector de la biotecnología en Cuba, en una coyuntura económica tan desfavorable como el Periodo Especial en los años noventas? Habrá que seguir estudiando esa experiencia en un plano subyacente al de los fármacos y las va­ cunas, es decir, en el plano del tipo de organización productiva que generó, que en cierta medida prefigura lo que será la empresa estatal socialista de alta tecnología en la futura economía cuba­ na. Hacia la empresa estatal socialista de alta tecnología En la tarea práctica de hacer surgir el sector de la biotecnología en la econo­ mía cubana y como consecuencia de las propias decisiones concretas que acer­ tadamente se han ido tomando, ha ido emergiendo un nuevo tipo de organi­ zación productiva. No es una empresa convencional, como las que tenemos en otros sectores, pero tampoco es un cen­ tro científico como los que tenemos en el sector presupuestado de la ciencia y la técnica. No encaja en ninguno de los dos esquemas y seria un error tratar de amoldarla a uno cualquiera de ellos. Como cualquier otra empresa, estas organizaciones de la biotecno­ logía deben producir, comercializar y aportar a la economía nacional. Como

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corresponde a una industria de alta tecnología, se espera de ellas un valor añadido muy alto (en proporción al ele­ vado contenido de conocimiento de las producciones), ello se debe expresar en costos operacionales por peso bajos, in­ feriores a 0.5, además de altos niveles de productividad por trabajador. También este nuevo sector, como otros sectores empresariales, debe crecer, es decir, funcionar en un ciclo de reproducción ampliada de la producción material. Es ya una parte de la economía nacional y una de las fuentes principales para la expansión de la capacidad exportadora del país con renglones no tradicionales. El informe del Ministro de Economía y Planifica­ ción a la Asamblea Nacional del Poder Popular en diciembre del 2003 expone con mucha claridad esta idea. Pero a diferencia de muchas otras empresas, estas organizaciones de la biotecnolo­ gía cubana internalizan investigación científica, incluso investigación básica, y sus resultados se miden también por producción de conocimientos. Además, tienen otros encargos sociales (adicio­ nalmente a la rentabilidad económica). El más obvio de ellos es que con sus ex­ portaciones financian el costo en divisa de los productos que se suministran al Sistema de Salud. Pero hay otros encar­ gos, por ejemplo la labor del Centro de Inmuno-ensayo en el mantenimiento y desarrollo de una red nacional de labo­ ratorios para el diagnóstico perinatal, la vigilancia epidemiológica y la seguri­

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dad de la sangre, o la labor del Centro de Neurociencias en los programas so­ ciales de atención a discapacitados. En muchos otros casos, estos centros cu­ banos son actores protagónicos de pro­ gramas nacionales de salud, como es el caso de los programas de vacunaciones, Sida, Cáncer, Hepatitis, y otros. Como instituciones científicas, se espera de ellos que construyan y ex­ pandan redes de colaboración con otras instituciones científicas y con centros de la educación superior. Varios de ellos son ya unidades docentes de la educa­ ción superior. Son fuente de empleo para una fuerza de trabajo de alta califica­ ción. Si el sistema continúa su expan­ sión, como debe esperarse, funcionará como una 'locomotora' de la educación superior, creando empleos que no son presupuestados, directamente aporta­ dos a la economía nacional. Al interior de cada una de estas organizaciones, está contenido un ciclo cerrado de investigación, desarrollo de productos, procesos y comercializa­ ción. Se mantiene una intensa actividad de relaciones internacionales, tanto de carácter empresarial a través de sus ex­ portaciones, negociaciones y empresas mixtas en el exterior, como de carácter académico, con la comunidad científica internacional. Toda esta actividad tiene que ser (y de hecho ya lo es) económica­ mente sostenible con los propios ingre­ sos de cada organización; además, tie­

ne que aportar recursos a la economía del país. Ocurre en el marco de una en­ tidad estatal socialista, propiedad del Pueblo Cubano, expresión del principio inscripto en nuestra Constitución de la propiedad social sobre los medios fun­ damentales de producción. Este tipo de organización pro­ ductiva, que no es ni una empresa ni un centro científico en sus interpretacio­ nes tradicionales, requerirá el diseño de un 'traje a la medida' en sus esquemas financieros, en sus sistemas de gestión y en su perfeccionamiento. Es ciertamente un nuevo tipo de organización productiva, pero tam­ poco es una excepción ni debemos tra­ tarla como una 'singularidad económi­ ca'. Todo lo contrario: a medida que el país entre cada vez más en la economía del conocimiento, veremos surgir más y más organizaciones de este tipo, con ciclos cerrados de investigación, pro­ ducción y exportaciones, también en otros sectores de la economía. En igual sentido, algunas de las empresas hoy existentes en varios sectores irán inter­ nalizando investigación científica y asu­ miendo una dinámica de generación de productos nuevos y competencia ex­ terior por diferenciación de productos con alto contenido en conocimientos; y se irán pareciendo cada vez más en su estructura interna a los actuales Cen­ tros de Investigación- Producción. De hecho, este tipo de orga­ nización productiva se irá convirtiendo en el instrumento principal para la arti­

culación entre la ciencia y la economía, y en el catalizador de la expansión de la economía del conocimiento por una parte, y de la propia investigación cien­ tífica por otra. La existencia de empresas que internalicen al menos parcialmente la generación de conocimientos y que como consecuencia de ese proceso desarrollen una mayor capacidad de absorción de los conocimientos gene­ rados por otros, irá creando en algunos territorios el embrión de redes locales de innovación. Estos procesos pondrán en marcha un ciclo de fertilización mu­ tua entre las empresas, las instituciones científicas y las universidades, estas últimas ya presentes en todos los mu­ nicipios. Los primeros indicios de fe­ nómenos emergentes de este tipo se empiezan a ver en algunos municipios, como se evidencia, por ejemplo, en el programa de desarrollo socioeconómi­ co de Yaguajay, materia para una inves­ tigación más profunda. Dirigir la transformación El Socialismo es la dirección consciente de la sociedad. La persona deja de ser objeto pasivo de la historia y asume el timón como sujeto consciente. Este concepto implica también una responsabilidad. Si bien se equivo­ ca (intencionalmente o no) el ideólogo neoliberal que presupone que las fuer­ zas del mercado traerán una mejoría en los indicadores de productividad econó­

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mica, en tanto estos generarán después una mejoría en los indicadores sociales. También sería ingenuo de nuestra parte suponer que la inversión, que con toda justeza, solidaridad y altruismo estamos haciendo en educación, cultura y en el desarrollo de nuestro capital humano, traerá como consecuencia espontánea la articulación de la ciencia con la eco­ nomía y el desarrollo de la producción material basada en el conocimiento y la alta tecnología. La traerá sin dudas, pero el proceso no es espontáneo: hay que dirigirlo. La siembra que se hizo en los años ochentas con la creación del Polo Científico de la Biotecnología, fue una expresión concreta de esa dirección consciente. La creación más reciente­ mente de la Universidad de las Cien­ cias Informáticas es otra. La conexión eficiente entre ciencia y economía no se da automáticamente; requiere direc­ ción consciente y estrategia. La trágica experiencia de los países socialistas eu­ ropeos, que ciertamente construyeron buena ciencia, demuestra que es posi­ ble fallar. La incipiente experiencia cuba­ na demuestra que, aun partiendo de un contexto de subdesarrollo industrial y bajo condiciones de bloqueo económico y hostilidad paranoide del imperialismo, es posible triunfar. La necesidad de una formación masiva de capital humano de alta calificación, motivación y compro­ miso ha sido comprendida y enfrentada en la estrategia cubana. No será este

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proceso educacional una consecuencia distal del crecimiento económico, sino un requisito precedente. La necesidad de crear formas organizativas que catalicen la integra­ ción de la investigación científica con la producción de bienes y servicios ha sido comprendida y enfrentada en la estra­ tegia cubana. Expresión de ello son los Centros de Investigación-producción de la Biotecnología y el proyecto de par­ que tecnológico de la Universidad de las Ciencias Informáticas. La necesidad de acercar la educación superior a todos los territo­ rios donde tiene lugar la vida económi­ ca real del país ha sido comprendida y enfrentada en la estrategia cubana. El proceso de municipalización de la Uni­ versidad está en marcha. Pero aun nos queda mucho por andar. El propio sector de la Biotec­ nología deberá continuar creciendo, so­ bre todo a partir de ahora que es posible financiar el crecimiento a partir del pro­ pio desempeño económico del sector. Habrá que evaluar en detalle los posibles aciertos y errores en el plano táctico de cada una de las experiencias emprendidas y extraer las conclusiones que nos permitan continuar constru­ yendo y reforzando las conexiones en­ tre la investigación científica, la gestión del conocimiento y el desempeño eco­ nómico de nuestras empresas estatales socialistas de producción y de servicios, en todos los sectores de la economía; y ensanchar estas conexiones, como ya

comienza a ocurrir, a la estructura de nuestro comercio exterior. Estas conclusiones tocarán sin duda aspectos medulares tales como la financiación de la actividad científi­ ca, las especificidades de la gestión de los recursos humanos en los sectores de alta tecnología, los componentes de I+D en la estructura y los esquemas financieros de las empresas, las formas de administración adecuadas a este nuevo nivel de desarrollo de las fuer­

zas productivas, la estrategia de nego­ ciación exterior sobre las tecnologías propias y otros. Todo ello en el contexto del Socialismo y de la propiedad social sobre los medios de producción, que es donde radican nuestras ventajas princi­ pales. Es un camino nuevo y creador. No hay nadie a quien imitar. Hay mu­ cho que hacer y el Pueblo Cubano, due­ ño socialista de nuestra economía, nos exige que lo hagamos bien.

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Sistema sanitario y preparación ante desastres Vicente García Gómez

En Cuba, el Ministerio de Salud Pública se encuentra integrado al sistema de la Defensa Civil. Esto ha permitido parti­ cipar con un enfrentamiento exitoso a variantes diversas de desastres. En tal sentido, se tienen huracanes como el Lily, penetraciones del mar en las zonas bajas del municipio Plaza de la capital, escapes de productos tóxicos ocurrido en Matanzas con amoniaco y, epide­ mias como el dengue. Las medidas preparatorias to­ madas han evitado que los desastres tengan consecuencias imponderables, lo que aflora en una pérdida mínima de vidas humanas, las cuales responden casi siempre a imprudencias. Entre las medidas antes mencionadas está el es­ tudio de peligros o vulnerabilidad cuya rigurosidad permite, luego, asentar medidas acertadas de prevención y mi­ tigación en los planes de enfrentamien­

to a desastres. Para el sistema nacional de salud (SNS) no resulta suficiente una respuesta planificada así como la capa­ citación diferenciada de las fuerzas, es menester conocer la vulnerabilidad de sus propias instituciones ya que muchas veces este aspecto genera muchas limi­ taciones en el aseguramiento médico. El SNS se conformó paulati­ namente a partir del triunfo revolucio­ nario. En su integración han actuado como principios rectores, la responsa­ bilidad estatal, la esencia asistencial del servicio, el carácter gratuito y así la par­ ticipación comunitaria. Su estructura es como una pirámide en cuyo vértice se haya el or­ ganismo central teniendo por base las instituciones ejecutoras. El Ministerio de Salud Pública ejerce la centralización normativa del SNS de modo que traza

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políticas, elabora normas, evalúa pro­ gramas y en fin dirige, delegando fun­ ciones a las restantes instituciones me­ diante la descentralización ejecutiva. En su conformación partici­ paron, entre otras entidades, 283 hos­ pitales, 440 policlínicos, 27 bancos de sangre, 12 institutos de investigación, 183 instituciones higiénico-epidemiológicas, 85 centrales de ambulancias y 136 almacenes, disponiéndose de una cobertura médica mayor de 63,000 fa­ cultativos. El territorio nacional está suje­ to al impacto de fenómenos naturales en razón de su ubicación geográfica, determinando en ello, además, la inci­ dencia y magnitud de los mismos. En­ tre estos están los peligros de origen meteorológico, que al insertarse el ar­ chipiélago antillano a la faja sísmica de Centroamérica, motiva la frecuencia de sismos en el territorio oriental. Asimismo, existen los peligros de origen biológico principalmente por la pandemia del cólera. Nuestro país se encuentra en riesgo permanente de in­ troducción por el aumento en el movi­ miento migratorio y el arribo de naves que proceden de áreas endémicas. Por otro lado, están los peli­ gros de origen tecnológico como los derivados del propio desarrollo econó­ mico. Todos estos peligros potenciales son dominados al detalle por cada te­ rritorio. Se aprecia la vulnerabilidad en forma particularizada. Por las razones anteriormen­

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te expresadas es que se ha establecido un plan de aseguramiento médico úni­ co y como establece la Ley no. 75 de la defensa nacional en su artículo 104, el MINSAP tiene la responsabilidad de asegurar la respuesta médica ante de­ sastres. Siguiendo esta orientación, los planes de aseguramiento médico se es­ tructuran por territorios e instituciones y la elaboración responde a un grupo de distintas especialidades e igualmente reflejan la coordinación con otros secto­ res. Ostentan pues carácter multidisciplinarios e intersectorial. Dichos planes constan de una parte textual, una parte gráfica y documentos complementa­ rios. Entre los elementos más rele­ vantes de las funciones (o actividades) está el análisis de riesgos potenciales y vulnerabilidad, las fuerzas y los medios para el cumplimiento de las misiones, las medidas preventivas y el asegura­ miento acorde con las etapas, ya sea asistencial, higiénico y epidemiológico y el suministro medico-farmacéutico. El plan gráfico constituye un mapa topográfico en el cual se asientan los datos más característicos de la par­ te textual. En documentación aparecen los calendarios, los instrumentos de co­ operación y los sistemas de avisos. El SNS participa regularmente en los ejercicios METEOROS que or­ ganiza el Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil, con vistas al perfeccio­ namiento continuo de los planes con­ tra catástrofes. Un rol importante lo

desempeñan el médico y la enfermera de la familia en la preparación de los brigadistas sanitarios y en la educación sanitaria de la población, así como los cursos impartidos en apoyo vital a per­ sonal médico y paramédico y a la exis­ tencia de un sistema computarizado de vigilancia epidemiológica a través de las Unidades de Análisis y Tendencias en Salud que conecta la totalidad de ni­ veles del SNS. La organización del asegura­ miento médico en situaciones de de­ sastres se ejecuta a partir de la cade­ na institucional del Sistema Integrado de Urgencia Médica. La activación de semejante dispositivo está concebida para efectuarse hasta por socorristas o la policía. En cuanto al transporte inhe­ rente al SIUM resulta oportuno apuntar que existe una diferenciación del siste­ ma de ambulancias, que se establece de acuerdo a equipamiento y personal especializado. El primer eslabón lo constituye la coordinación municipal de urgencia que se asienta en un policlínico princi­ pal de urgencia con disposición de am­ bulancias para cuidados básicos. Bajo este plan se subordinan policlínicos y consultorios médicos. A nivel provincial se cuenta con una dotación de ambulancias para cuidados intensivos, que se desempe­ ñan como enlaces entre el municipio y el último eslabón que es el hospital designado. La prestación de asistencia médica en desastre también se rige por

criterios doctrinales sobre la definición de urgencia. Se establecen cinco cate­ gorías. Otro componente del asegu­ ramiento médico es el higiénico-epidemiológico perfilado por misiones, como la profilaxis higiénico-epidemiológica, es decir, la continuidad del trabajo en condiciones estables, la lucha anti­ epidémica, el control sanitario, la lucha antivectorial, a la aplicación de las téc­ nicas rápidas de diagnóstico por labora­ torios, la educación sanitaria en función del desastre, así como la cooperación con sectores que inciden en la gestión anti-epidémica y sanitaria. No podemos dejar de mencio­ nar a las esferas de suministros médicofarmacéuticos y a la docencia, conside­ rando el papel que ambas juegan en la preparación para los desastres. Usualmente, los suministros médicos se planifican con indicado­ res de consumo. Partiendo de esto, se concibe la creación de reservas movilizativas las cuales son acumuladas de acuerdo a la territorialidad de la perti­ nente institución. Estas se subordinan a la zona o unidad territorial. Otras variantes son las reser­ vas estatales, las cuales maneja el orga­ nismo central y las reservas populares intocables que están a disposición del gobierno local. En cuanto a la docencia, se im­ parten asignaturas dentro de la cátedra de desastres en toda la enseñanza la media y media superior, gracias al fun-

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cionamiento de una comisión de alto nivel encargada para esta tarea en el MINSAP. La creación del Centro Latino­ americano de Medicina de Desastres (CLAMED) por Resolución Ministerial No. 51 de 1996, ha permitido aglutinar la plenitud del potencial científico-técnico del SNS en vínculo con los desastres. Las misiones específicas del CLAMED son, por una parte, la prevención y la disminución de los efectos de desastres mediante actividades concretas, como la organización de los aspectos asistenciales e higiénico-epidemiológicos, y por otra la educación médica superior y de postgrado, la investigación y el inter­ cambio de información científica nacio­ nal e internacional. En cuanto a la cooperación in­ ternacional, desde el triunfo de la revo­ lución se ha mantenido como principio

inviolable la prestación de ayuda solida­ ria, a cualquier país que haya sido azo­ tado por desastres. Esto se ha puesto de manifiesto una vez más con las na­ ciones de la subregión centroamericana y caribeña, que resultaron afectadas por los huracanes Georges y Mitch. En estos momentos, en trece países labo­ ran cuarenta y cinco brigadas médicas con más de 900 médicos. Cuba ha alcanzado un grado de desarrollo en su SNS con indicado­ res sanitarios sumamente positivos, una cobertura médica completa y un nivel científico notorio, que la pone en condiciones de brindar a otros países de la región el apoyo en respuesta médica ante cualquier situación de desastre, así como la preparación específica de los recursos humanos, aspecto último que se materializa a través de la Escuela La­ tinoamericana de Medicina.

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Logros y lecciones (sanitarias) de Cuba tras cincuenta años de bloqueo norteamericano Paul L. Drain Michele Barry

El presente artículo estremece y sorprende. Fue escrito y publicado el 30 abril de este ano por dos importantes colaboradores de la revista estadounidense Science, una de las más prestigiosas del mundo, caracterizada por su honestidad científica. La Uni­ versidad decidió seleccionar para los lectores salvadoreños esta traducción realizada por Manuel Talens, de la publicación digital mexicana Tlaxcala, red internacional de traductores por la diversidad lingüística. El bloqueo comercial norteamericano contra Cuba, promulgado después de que la Revolución de Fidel Castro de­ rrocase al régimen de Batista, alcanza sus 50 años en 2010. Su objetivo explí­ cito ha consistido en ayudar al pueblo cubano a alcanzar la democracia [U.S. Department of State], pero un informe de 2009 del Senado de Estados Uni­ dos concluyó que «el bloqueo unilate­ ral contra Cuba ha fracasado»1 [Lugar, 1 Nota del traductor: Si bien el ori­ ginal de este artículo, como suele ser ha­ bitual en las publicaciones y en el lenguaje cotidiano de USA, utiliza por sistema el

2009]. El bloqueo no goza de grandes apoyos, ni en USA ni en el ámbito intérmino 'embargo' para referirse a la agre­ sión impuesta a Cuba desde Washington, en mi traducción he preferido sustituirlo por 'bloqueo', palabra que describe mejor la realidad. Son muchos los estudiosos del arte de traducir que denostan al traductor como traidor cuando sobrepasa o altera el significado semántico del texto original (traduttore, traditore!), pero en este caso asumo la traición a sabiendas de que es el lenguaje imperial quien falta a la verdad. Véase: http://www.verdadsobrecuba.es.tl/ Ley-Torricelli.htm. La Universidad 133

ternacional2. Muchos líderes políticos y del mundo de los negocios insinúan que la política estadounidense hacia Cuba debe cambiar y el presidente 2 La Asam blea General de Naciones Unidas ha votado abru­ m adoram ente contra el bloqueo durante los pasados 17 años y la O rganización de m ayúsculo y sean estados Am ericanos ha calificado el bloqueo de alim entos y m edici­ nas de violación del Derecho inter­ nacional [United Nations, 2007; J. W alte, 7-3-2005]. Una encuesta rea­ lizada en abril de 2009 mostró que la mayoría de los norteam ericano su apoyaban el levantam iento de la prohibición de viajar (el 64%) y el restablecim iento de relaciones d i­ plom áticas (el 71% ) con Cuba [CNN, 12-4-2000]. 134 La Universidad

Obama ha relajado las restricciones que pesaban sobre los ciudadanos de origen cubano para viajar y enviar dine­ ro a la isla [OPS-TWH, 13-4-2009; S. J. Pastrana,Clegg,2008]. A la vista de es­ tos cambios en la opinión y la política, así como de la inminente revisión del sistema sanitario de Estados Unidos, hemos analizado las consecuencias sa­ nitarias y las lecciones de «uno de los bloqueos más complejos y prolongados de la historia moderna» [Lugar, 2009]. En las décadas anteriores a 1960, el apoyo económico de Estados Unidos contribuyó a que Cuba alcan­ zase esperanzas medias de vida que, incluso si iban a la zaga de sus vecinos de Norteamérica, superaban a las de otras regiones latinoamericanas (véase el gráfico aquí arriba). Como respues­ ta a la confiscación de propiedades de

ciudadanos estadounidenses, este país limitó la importación de azúcar cuba­ no en 1960 y, en 1963, prohibió los in­ tercambios comerciales de alimentos, medicinas y material sanitario [U.S. Department of the Treasury, 2009]. El bloqueo cambió relativamente poco y tuvo escaso efecto económico en Cuba durante la guerra fría, debido al sólido apoyo financiero que recibía de la Unión Soviética y Europa [Rojas Ochoa y Ló­ pez Pardo, 1997; Nayeri y López-Pardo, 2005]. En 1983, Cuba producía más del 80% de sus fármacos con materias pri­ mas químicas adquiridas en la Unión Soviética y los informes de escasez de medicamentos eran exiguos [Ubell, 1983; De Vos, 2005]. Durante los prime­ ros 30 años del bloqueo, la esperanza media de vida de los cubanos aumentó 12,12 años, una cifra comparable a la de las regiones del Caribe y Sudamérica (véase la gráfica) [DWPP-UNP, 2009]. Después del colapso de la Unión Soviética Cuando la Unión Soviética se derrum­ bó en 1989, la ayuda exterior empezó a decaer, lo cual afectó la economía y la sanidad de Cuba [Rojas Ochoa y López Pardo, 1997; De Vos, 2005; Garfield y Santana, 1997]. La ingesta calórica de los adultos disminuyó un 40%, el por­ centaje de recién nacidos de bajo peso (menos de 2500 g) aumentó un 23%, la anemia era frecuente entre las mujeres embarazadas y el número de interven­

ciones quirúrgicas disminuyó un 30% [Nayeri y López-Pardo, 2005, Garfield y Santana, 1997]. Tras una década de de­ clives constantes, la tasa de mortalidad total de Cuba aumentó un 13% [Garfield y Santana, 1997]. La 'ley Torricelli', que entró en vigor en 1992, reforzó el bloqueo [Cu­ ban Democracy Act; Román, 1995]; el número de filiales extranjeras de com­ pañías norteamericanas que tenían permiso para vender medicinas a Cuba disminuyó de forma espectacular [Kirkpatrick, 1996]. La 'Ley Helms-Burton', que entró en vigor en 1996, penalizó aun más a los países extranjeros que comerciasen con Cuba [Cuban Liberty and Democracy Solidarity (Libertad) Act, U.S. Code]. En las postrimerías del siglo XX, pocas compañías farmacéuticas in­ ternacionales suministraban medicinas esenciales o materias primas químicas a Cuba [De Vos, 2005; Kirkpatrick, 1996]. Antes de la Ley Torricelli, Cuba importaba por valor de 719 millones de dólares anuales en bienes de consumo de Estados Unidos, el 90% de los cua­ les consistían en alimentos y medicinas provenientes de compañías filiales esta­ dounidenses [Garfield y Santana, 1997]. Entre 1992 y 1995, estas filiales solo pu­ dieron vender bienes de consumo a la isla por valor de 0,3 millones de dólares [op. cit.]. Hacia 1996, el vademécum nacional cubano de productos farma­ céuticos se redujo desde 1300 a menos de 900 [Garfield y Santana, 1997; Bourne, 1997]. La escasez de medicinas se

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asoció con un aumento del 48% en las muertes por tuberculosis entre 1992 y 1993; el número de casos de tuberculo­ sis en 1995 fue tres veces más alto que el de 1990 [Rojas Ochoa y López Pardo, 1997 ; Ministerio de Salud Pública, 1993; Marrero y otros 2000]. Un incremento de enfermedades diarreicas en 1993 y 1994 y un brote de síndrome de GuillainBarré en 1994, atribuido a la ingestión de agua contaminada por Campylobacter, siguió a la escasez de productos químicos para la desinfección con cloro [Garfield y Santana, 1997]. Una epide­ mia nacional de neuropatía óptica y pe­ riférica, que se inició en 1991, se asoció con desnutrición y escasez alimentaria [Kuntz, 1994; Román, 1995]. Incluso si USA eliminó las restricciones a la ven­ ta de alimentos a Cuba en el año 20003 3

Cuba empezó entonces a comprar

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[Lugar, 2009; Public Law 106-387], las de fármacos o productos médicos no fueron revocadas. Las importaciones cubanas de productos médicos pro­ venientes de Estados Unidos no han aumentado de forma sustancial desde 2001 [Lugar, 2009]. A pesar de que es difícil establecer la causalidad, las san­ ciones comerciales norteamericanas al­ teraron la provisión de medicamentos y, probablemente, tuvieron graves e importantes consecuencias sobre la sa­ lud de los cubanos [Ministerio de Salud Pública, 1993; Kuntz, 1994; American Public Health Association, 1993].

alimentos directamente de USA y en 2007 USA se había convertido en el mayor abas­ tecedor de alimentos de la isla.

Buena salud a pesar de una débil economía Sin embargo, los efectos de las sancio­ nes contra los sistemas financieros de Cuba, los suministros médicos y el con­ junto de la sanidad parecen atenuados por los éxitos del país en otros aspectos de los cuidados asistenciales. A pesar del bloqueo, Cuba ha obtenido mejores logros sanitarios que la mayor parte de los países latinoamericanos, compara­ bles a los de la mayoría de los países desarrollados. Cuba tiene la esperanza media de vida más alta (78,6 años) y la mayor densidad de médicos per cápita (59 médicos por 10.000 habitantes), así como las tasas más bajas de mortalidad en menores de un año (5,0/1000 niños nacidos vivos) y de mortalidad infantil (7,0/1000 niños nacidos vivos) entre los 33 países latinoamericanos y del Caribe [DWPP-UNP, 2009; WHO, 2006]. En 2006, el gobierno cubano destinó unos 355 dólares per cápita a la salud, es decir, el 7,1% del producto na­ cional bruto [DWPP-UNP, 2009; WHO, 2006]. El costo sanitario anual destina­ do a un ciudadano de Estados Unidos fue ese mismo año de 6 714 dólares, es decir, el 15,3% de su producto nacional bruto. Cuba también destinó menos fondos a la salud que la mayoría de los países europeos. Pero los bajos costos en cuidados sanitarios no explican los éxitos de Cuba4, que podrían atribuirse 4 Tras ajustar estadística­ mente los salarios de los médicos

al mayor hincapié en la prevención de la enfermedad y en los cuidados sani­ tarios primarios que la isla a estado cul­ tivando durante el bloqueo comercial norteamericano. Cuba posee uno de los siste­ mas de cuidados sanitarios primarios preventivos más avanzados del mundo. Mediante la educación de su población en la prevención de la enfermedad y la promoción de la salud, los cubanos de­ penden menos de los productos médi­ cos para mantener sana su población. Lo contrario sucede en Estados Unidos, que depende enormemente de provi­ siones médicas y tecnologías para man­ tener sana su población, pero a un cos­ to económico muy elevado. La educación médica y el sis­ tema de formación han valorado la asistencia primaria desde 1960, cuando Cuba creó el Servicio Social Rural para que los médicos jóvenes fuesen a ejer­ cer en zonas rurales [Ochoa, 2003]. En 1974, todos los médicos recién licen­ ciados debían practicar un máximo de tres años en medicina comunitaria rural [Ubell, 1983]. En la actualidad, una vez terminada la carrera, los licenciados ini­ cian una residencia de tres años en mecubanos (entre 216 y 324 dólares al año) a la media aproxim ada de los salarios usam ericanos en medicina primaria (150.000 dólares al año) [8], el costo sanitario en Cuba aumenta más de tres veces (1248 dólares per capita), cifra que es com parable a la de m uchos países europeos. La Universidad 137

dicina familiar, denominada 'medicina general integrada' [De Vos, 2005; Cardelle, 1994; Reed, Bull, 2008]. Después de la residencia en medicina familiar, al­ rededor del 65% de los médicos inician su práctica en cuidados primarios y el resto hacen una especialidad [Dresang y otros, 2005]. Cuba ha creado asimismo una infraestructura de cuidados sanitarios en apoyo de la medicina primaria. En 1965 se creó un sistema de policlínicas comunitarias, cada una de las cuales ofrece cuidados primarios, servicios especializados y pruebas diagnósticas y de laboratorio a una zona de cap­ tación de entre 25.000 y 30.000 habi­ tantes [Márquez, 2009]. Cada una de las 498 policlínicas del país adapta sus servicios médicos y educativos al perfil epidemiológico de su población local [Reed, Bull, 2008]. Cuba añadió otro ni­ vel de cuidados primarios en 1984 al es­ tablecer clínicas barriales de medicina familiar, los denominados consultorios [Cardelle, 1994; Dresang y otros, 2005; Demers y otros, 1993]. Una policlínica funciona como centro organizativo de entre 20 y 40 consultorios. Cada cuba­ no visita o recibe la visita de un médico del consultorio al menos una vez al año [Veeken, 1994]. Cuba tiene las tasas más altas del mundo de vacunación y de partos atendidos por expertos trabajadores sanitarios [WHO, 2006]. Los cuidados asistenciales dispensados en los con­ sultorios, las policlínicas y los mayores

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hospitales regionales y nacionales son gratuitos para los pacientes, excepto en el caso de algunas medicaciones sub­ vencionadas [Rojas Ochoa, López Par­ do, 1997; De Vos 2005; Cardelle, 1994]. Puede que sea este énfasis en la me­ dicina primaria, en la cultura sanitaria comunitaria, en la cobertura universal y en la accesibilidad a los servicios sa­ nitarios lo que hace que Cuba alcance resultados dignos del primer mundo con un presupuesto del mundo en vías desarrollo. Lecciones políticas: viajes, comercio, cuidados sanitarios La mayoría de los norteamericanos, tanto demócratas como republicanos, están a favor de que se mejoren las relaciones con Cuba o se suavicen las sanciones [CNN, 12-4-2000]. El Con­ greso está considerando un proyecto de ley que elimine las restricciones en los viajes (H.R. 874/S. 428), así como otros proyectos de ley que eliminen el bloqueo comercial y faciliten las im­ portaciones médicas y los viajes a Cuba (H.R. 188, H.R. 1530, H.R. 1500 y H.R. 2272). El gobierno de Obama parece deseoso de convertir tales proyectos en ley [OPS/ TWH, 13-4-2009]. Nosotros, desde aquí, alentamos una legislación que, al menos, permita viajes ilimitados a Cuba y elimine las medicinas y los pro­ ductos médicos del bloqueo. Una políti­ ca todavía mejor eliminaría el bloqueo comercial.

En marzo de 2010, el Congre­ so de USA ha presentado un proyecto de ley para fortalecer sistemas sanita­ rios y ampliar el envío de trabajadores sanitarios expertos a países en vías de desarrollo (H.R. 4933). Cuba ha estado haciendo esto mismo con profusión desde 1999, cuando inauguraron la Escuela Latinoamericana de Medicina para formar a más de 10.000 estudian­ tes de medicina al año de todo el mun­ do [Mullan, 2004]. Cuba también sigue enviando médicos a trabajar en algunos de los países más pobres del planeta, una práctica que se inició en 1961. En el frente norteamericano interior, dado el reciente impulso en apoyo de una reforma sanitaria, existen oportunidades para aprender de Cuba válidas lecciones sobre cómo desarro­ llar un sistema sanitario verdaderamen­ te universal, que ponga el énfasis en los cuidados primarios. La adopción de algunas de las políticas sanitarias más exitosas de Cuba podría ser el primer paso hacia una normalización de las re­ laciones. El Congreso podría encargar al Instituto de Medicina que estudiase los éxitos del sistema sanitario cubano y cómo iniciar una nueva era de coope­ ración entre los científicos norteameri­ canos y cubanos.

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tent/full/328/5978/572 URL de este artículo en Tlaxcala: http://www.tlaxcala.es/ pp.asp?reference=10455&lg=es

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URL de este artículo en Cubadebate: http://www.cubadebate.cu/especiales/2010/05/04/reportaje-revista-science-sobre-impacto-bloqueo-medicina/

Religión y revolución en Cuba Aurelio Alonso Tejada

El desconocimiento, el mimetismo in­ terpretativo a partir de otras experien­ cias en otras latitudes y la manipulación insidiosa de las relaciones entre la reli­ gión y la revolución cubana por parte de los poderes mediáticos globalizados atribuyen a las últimas noticias de La Habana un carácter 'revelador' o 'so­ brenatural'. Al quedar anclados en un pasado que los cubanos superaron hace años, informadores y analistas omiten los esfuerzos por encaminar una rela­ ción madura entre el Estado socialista y las diferentes iglesias. El diálogo ecu­ ménico de 1980 con la máxima direc­ ción de la Revolución y la publicación en 1985 del libro esencial Fidel y la Reli­ gión, del sacerdote brasileño Frei Beto, marcaron hitos en un camino que tuvo sus mejores momentos en el Congreso del Partido Comunista de Cuba de 1991 y la reforma constitucional de 1992, y

vivió su apogeo en 1998, con la visita del Papa Juan Pablo II. Este ensayo, que analiza todos esos hechos, fue presen­ tado como ponencia en el seminario 50 Aniversario de la Revolución Cubana, organizado por la Universidad de La Habana y el Programa Martiano, La Ha­ bana, en julio de 2008. El primer reto que me veo aho­ ra obligado a afrontar es el de lograr un nivel apropiado de síntesis. Sin embar­ go, el esfuerzo por la brevedad impone la necesidad de omitir muchas cosas, tanto en la esfera de lo general como lo concerniente a la descripción y el análi­ sis puntual. Tocará al lector juzgar si mis notas consiguen su propósito. Comienzo por un par de gene­ ralidades para fijar presupuestos teóri­ cos a los cuales me atengo. Lo primero es que cuando hablamos de religión en­ globamos un significado dual o incluso

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múltiple: nos referimos a una comunión espiritual dada a través del recurso a lo sobrenatural, de la fe en lo divino, de la adhesión a una devoción por lo tras­ cendente; o se refiere a las iglesias, de­ nominaciones, sectas, hermandades o cualquier tipo de estructuras asociativas que se adopten. No son dos realidades separa­ das, sino dos dimensiones de la realidad religiosa: las instituciones y la fe de la población creyente. Las dos o, sería más preciso decir, la interacción entre am­ bas, da cuerpo a la religión como parte de la cultura. Esta diferencia explica que no siempre coincidan los criterios de las personas que profesan una fe específi­ ca, sus intereses o su conducta con los criterios, las conductas o los intereses de su iglesia. Y explica, en consecuen­ cia, que la articulación de las institucio­ nes religiosas en la armazón de las rela­ ciones sociales que se configura a partir de un proceso histórico, no responda frecuentemente a las mismas determi­ naciones de la inserción de la población, la que realiza el creyente como tal, en el universo de las relaciones sociales. Cuando se prescinde de esta distinción y se piensa solo en términos de iglesias, o se polariza en sentido de la devoción, se hace difícil escapar al mecanicismo causal frente a casos concretos. El segundo presupuesto que no debe pasarse por alto es el compromiso implícito en la mirada. Se puede ana­ lizar una realidad religiosa desde una

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perspectiva creyente o no creyente, y esto parece una verdad de Perogrullo. Pero no es tan sencillo porque se trata de un arco de posiciones posibles y no de una antinomia. La verdad de fe y la verdad científica no son necesariamen­ te opuestas, o incompatibles. Se puede encontrar incluso como conjunción. Por eso el análisis del hecho religioso requiere considerar el contex­ to histórico en el sentido más pleno. No obstante, al margen de todas las precauciones, tampoco podemos ob­ viar que la mirada religiosa, y la atea, marcan las posiciones, los ángulos de enfoque, de una manera o de otra, con­ taminando la aproximación a la verdad o propiciándola, según sea el caso. La aproximación a la verdad no es un privi­ legio de la mirada. El cristianismo, es decir, la re­ ligión de Cristo, llegó a Cuba con el ca­ tolicismo, del mismo modo que llegó a toda la América Latina, introducido por la dominación colonial. Es decir, como componente esencial del cuerpo de ideas y la cultura del colonizador. El catolicismo tuvo la función de vertebrar la hegemonía del proceso colonial en un tiempo histórico coincidente con la aparición del capitalismo, y de las refor­ mas de Lutero y Calvino en Europa. Las religiones autóctonas fue­ ron barridas, en nuestra Isla, con el sa­ crificio pleno de la población indígena, de modo que la sincretización con las religiones africanas se realizaría, con los patrones culturales de un esclavo que la

colonia tuvo que importar, desde Áfri­ ca subsahariana, y no con el poblador nativo esclavizado, lo cual marca una diferencia de raíces entre el sincretis­ mo indocristiano y el afrocristiano. La introducción masiva del trabajo esclavo africano fue una realidad compartida entre las Antillas latinas y Brasil, vincu­ lada a la economía de plantación. En consecuencia, en este pro­ ceso de transculturación, tal como se da en Cuba, tiene lugar la disputa de una territorialidad espiritual que no gira en torno a la Pacha Mama. En ella se ve prevalecer la defensa de la africanía como fuente de la legitimidad territorial heredada de la religión de los esclaviza­ dos. Es una complejidad propia, que se halla presente a lo largo de nuestra his­ toria y a través de la lucha de clases. Dentro de ella también se producen momentos de conjunción, a veces relevantes, como el que explica­ ba Alarcón1 al aludir al modo en que se forjó en el proceso independentista a partir de 1868, el cual, al vincularse con la abolición, introducía el componente revolucionario que solo en la revolución de Haití tendría antecedente. La identi­ dad cultural nacida de este legado tam­ bién incluiría el contorno de la religiosi­ dad dominante, por supuesto, legado que iba a resultar trastornado por la 1 Ver conferencia inaugural de Ri­ cardo Alarcón al Seminario 50 Aniversario de la Revolución Cubana, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, el 14 de ju­ lio de 2008.

usurpación de la victoria, en la vida re­ publicana de la primera mitad del siglo XX. La segunda dominación colo­ nial extendió y diversificó el significado del cristianismo en la cultura religiosa cubana por medio de la introducción de las misiones protestantes, con lo cual, a lo largo del espectro republica­ no neocolonial, la demografía religiosa cubana se definiría en lo fundamental a partir de estas tres manifestaciones re­ ligiosas. No exactamente en armoniosa convivencia (el ecumenismo apareció mucho después) sino en el contexto de una confrontación por el territorio es­ piritual. Confrontación de poder, eco­ nómico, social y político, en la cual lo teológico era más bien una expresión superficial. Confrontación dominada por la discriminación católica del protestan­ tismo como herejía, y católicos y cristia­ nos discriminaban a la santería y a todas las demás expresiones de raíz africana, como brujería, oscurantismo, atraso religioso, en franca asociación con otra postura discriminatoria integral de la cual la religiosa hacía parte: la del recru­ decimiento racista. Aquella conjunción que ge­ neró en nuestra cultura la lucha inde­ pendentista —aquel acercamiento a la Verdad— fue estrangulado por la rees­ tratificación social y la redefinición de la lucha de clases dentro del proceso de dominación neocolonial con tal fuerza que los patrones discriminatorios inte-

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rreligiosos se nos siguen revelando en un efecto de exclusión que suele predo­ minar sobre el de diálogo, todavía a cin­ cuenta años de la victoria revolucionaria de 1959. Podemos percibir su presencia en el rechazo, aparentemente inocuo, de la santería como religión, insistiendo limitar su categoría de manera reductiva, al calificarla simplemente como 'culto' religioso. El ecumenismo es cier­ tamente un tema polémico dentro del espectro religioso cubano de nuestros días. No solo los católicos definían a Cuba como país católico en la década de los cincuenta. Fue la tendencia que se forjó en el imaginario popular, pensar en Cuba como país católico, a despecho de que desde la Constitución de 1901 se proclamaba la 'libertad de cultos', y el carácter laico del Estado. Las normas de reconocimiento las fijaba, sin embargo, la burguesía, y era inconcebible vivir aje­ no a la idea de Dios (la condición de ateo se percibía conectada a otra filiación, la comunista, parejamente demonizada), profesar la santería daba motivos de desconfianza en más de un sentido, las religiones no cristianas resultaban re­ probables, la herejía protestante no era bien vista, la irreligiosidad confesa era una mancha diabólica. Durante los años de la repú­ blica dependiente la ideología con­ servadora católica sirvió al proyecto hegemónico estadounidense con más coherencia incluso que las denomina­ ciones protestantes. La condena al co­

munismo, que se acentuaba en la pos­ guerra, respondía también al proyecto hegemónico de la Iglesia: Pío XII llegó incluso a expresarlo ante las presiones para que el Vaticano tomara distancia crítica del nazismo en medio de la gue­ rra. Era para él menos peligroso el pro­ yecto del Reich que el del Kremlin. Esta postura era claramente orgánica al integrismo católico preconciliar. Sin embargo, en el plano de la demografía religiosa, Cuba solo podría ser definida a mediados del siglo pasa­ do como un país católico, a partir del criterio de población bautizada, criterio que carece en absoluto de rigor para reflejar el predominio de una religión. Es un cuestionamiento sobre el cual no creo necesario detenerme. No obstante, la complejidad del fenómeno consiste en que, si el país no era realmente definible en términos demográficos como católico por reli­ giosidad, sí lo era por el alcance de la in­ fluencia de la Iglesia, y las instituciones adyacentes, sobre los poderes consti­ tuidos. Poderes con cuya continuidad se había comprometido a contribuir la institucionalidad eclesiástica. En un artícu­ lo que escribí hace años me extiendo en explicar cómo la victoria revolucionaria de 1959 sorprendió a una Iglesia (a toda la institucionalidad cristiana) no prepa­ rada para el cambio [Alonso, 1990]. El cambio que trajo consigo la Revolución fue tan radical que incluso dejaría plantada a casi toda la institucionalidad de la sociedad civil, no solo a

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la religiosa. No me detengo en la dinámica de confrontación que se produjo entre 1959 y 1962. En este tema la literatura

va a aparecer siempre marcada por la posición desde la cual se analice. No quiero correr el riesgo de parcialidad de los inventarios de reproches. Errores y sombras habría que anotar en todas las contabilidades institucionales. Lo que no puede obviarse es que la transpira­ ción contrarrevolucionaria de la bur­ guesía expropiada se enmascaró bajo un aroma de religiosidad católica, y que parte de la jerarquía y el clero se asoció a esta transfiguración, y contribuyó al tinte religioso que el fervor, súbitamen­ te acrecentado de la burguesía, había adoptado. El teólogo italiano Julio Girardi explica la posición de la Iglesia cubana en este conflicto desde un punto de vis­ ta distinto, cuando concluye que «las iglesias, y particularmente la católica, no se movilizan prioritariamente para defender los intereses de la burguesía y del imperio, sino para defender sus pro­ pios intereses políticos y culturales, es decir su supremacía intelectual y moral. »No se oponen a la revolución primariamente porque golpee los inte­ reses de la burguesía y del imperio, sino porque propone un sistema de valores, una interpretación de la realidad, una concepción del 'hombre nuevo' y un proyecto educativo que son alterna­ tivos a los de las iglesias; y por tanto se presenta como un nuevo sujeto de

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hegemonía y compite con las iglesias sobre su territorio específico.»[Girardi, 1994, . 109] En todo caso no nos halla­ mos ante explicaciones excluyentes. El compromiso de los sectores del laicado católico de mayor influencia social a partir de 1960 en los esfuerzos por des­ estabilizar el proyecto revolucionario cubano, lo confirma. Subrayo que en todo este pe­ ríodo el discurso político centró con in­ sistencia su atención en demostrar que no se existía un punto de confrontación con la religión desde el poder. Ningún argumento se esgrimió a lo largo del conflicto contra los sistemas de creen­ cias, contra el dogma de fe, contra las devociones2. Pero la institucionalidad cristiana quedaría intensamente lacera­ da, a partir de 1961, por varias reformas sociales, muy especialmente la creación de un sistema único de educación, pú­ blica, laica y gratuita, que excluía la en­ señanza religiosa, junto a la prohibición de reproducir otra iniciativa paralela. Por segunda vez en la historia del siglo XX la Iglesia quedaba desfasa­ da de una articulación institucional pri­ vilegiada dentro de las esferas de poder, 2 Se puede constatar en los discur­ sos de Fidel Castro de 10 de agosto, 10 de octubre y 27 de noviembre de 1960, en los cuales basa la defensa de sus posiciones en el ejemplo de los primeros cristianos bajo el imperio romano; en Fidel Castro: Revolución y religión. Encuentros, discursos y entrevis­ tas, MINFAR, La Habana, 1997.

ahora desprovista de las posibilidades de propiciar a cambio una transacción3 al Estado revolucionario. Pero el con­ flicto al cual nos referimos tuvo lugar esencialmente con la iglesia romana. Y Roma, que comenzaba a aggiornarse bajo Juan XXIII y Pablo VI, mostró com­ prensión y paciencia. En las denominaciones pro­ testantes se diferenció una tendencia hacia la sublimación doctrinal, y otra de acompañamiento pastoral a la transfor­ mación socioeconómica que se iniciaba. La santería se benefició inicialmente del desmantelamiento revolucionario del patrón discriminatorio precedente. Parecía que se marchaba en línea recta hacia un rescate del nudo cultural que el crisol independentista nos legó. No fue del todo así. El conflicto con el anticomunis­ mo eclesiástico (y las manifestaciones de contrarrevolución dentro de las igle­ sias) facilitó un implante ateísta, a tono con el marxismo soviético, que afectó a todo el arco de la religiosidad cubana 3 Uso el término «transacción» en el sentido que le da Fran^ois Houtart en «La transacción en sociología de la religión», Casa de las Américas, No. 248, La Habana, 2007. No me refiero aquí a transacciones simbólicas, sobre el contenido de las creen­ cias, en las cuales concentra Houtart su atención en el artículo, sino a en la perspec­ tiva de aplicarlo al plano de la inserción en el sistema de ideas que trasunta al proyecto de transformación socialista, global pero no excluyente.

en forma discriminatoria. Ni santeros ni espiritistas ni masones escapaban al ojo discriminador, perplejos por el desati­ no de ser descalificados a causa de las faltas o de las posturas de otros, o por descubrirse reprimidos bajo el influjo de una religión insospechada en el clima espiritual cubano: el ateísmo. Fiel al propósito de no entrar en el nivel de detalle al que obligan las síntesis, me limito a añadir que la tensión de la discriminación ateísta institucional, formalizada tácitamen­ te incluso en el I Congreso del PCC en 1975, se mantuvo durante casi tres dé­ cadas (más que 'quinquenios grises' o 'trinquenios' de otras oscuridades) porque había comenzado desde la pri­ mera mitad de los años sesentas, y duró hasta los noventas. Este ateísmo se tornaría inconsecuente, incluso, con una indispensable proyección abierta a lo religioso, que cambiaba en nuestro continente desde la segunda mitad de los años sesentas. La pregunta «¿tiene usted creencias religiosas?» se convirtió en un instrumento burocrático de corte de posibilidades de acceso político, un signo tácito de limitación electiva. Dos pastorales de los obispos católicos del año 1969, cuando los vien­ tos renovadores de Vaticano II y de la II Asamblea del CELAM en Bogotá llega­ ron a la Iglesia cubana, indicaban una sutura de agravios y una disposición al entendimiento institucional que quizás no recibió una respuesta en correspon­ dencia de las esferas políticas. Al menos

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no la que se esperaba. Tal vez para en­ tonces nos habíamos confiado en exce­ so en el poder secularizador del marxis­ mo. Fue en 1985 que se vino a reco­ nocer que habíamos creado un Estado ateo confesionalmente y que prevalecía un régimen de discriminación religiosa incompatible con el ideal socialista4. Pero hubo que esperar a que fuera de­ rrumbado el Muro de Berlín, al IV Con­ greso del PCC en 1991 y la Reforma Constitucional de 1992 para que el Es­ tado cubano se volviera a definir como laico (tal cual aparecía ya en la Consti­ tución de 1940) y la discriminación reli­ giosa fuera explícitamente proscrita pa­ rejamente a las de raza y género. Ello sucedió en el marco jurídico, porque una cosa es el marco y otra es la prác­ tica. El Estado laico tiene un significado para las esferas políticas y otro para las iglesias. En todo caso, la legitimación del espacio de defensa de la laicidad es lo que realmente define eso que llama­ mos eufemísticamente 'normalidad' en las relaciones del Estado con el mundo religioso, y esto representa un valor de­ cisivo. Sin embargo si nos atenemos a las dinámicas que se han producido en la religiosidad, debemos tomar en cuenta otras consideraciones. Hoy es una verdad que nadie puede ignorar la existencia de una marcada reanima­ 4 Según admitió Fidel a Frei Betto en la entrevista publicada bajo el título de Fidel y la Religión. 150 La Universidad

ción de la práctica religiosa en Cuba. Me detengo ahora en dos preguntas: ¿dónde se origina? ¿Qué peso tendrá en el conjunto de las relaciones sociales? Algunos lo atribuyen a la visita de Juan Pablo II en 1998, otros al efecto de des­ bloqueo de los cambios en la institucionalidad socialista cubana a principios de los años noventas. Existen evidencias claras de que se trata de un proceso an­ terior. Considero obligado referirme a las investigaciones sobre religiosidad realizadas por el Departamento de Es­ tudios Socio-religiosos del Centro de In­ vestigaciones Psicológicas y Sociológi­ cas, bajo la dirección de Jorge Ramírez Calzadilla, a finales de la década de los ochentas [Ramírez Calzadilla, 1995]. La originalidad de esta investigación radi­ ca en que no se propone medir la pre­ sencia de la religiosidad por sistemas religiosos, ya que no busca una respues­ ta de situación comparada. El diseño partía de la tipolo­ gía de «tres niveles fundamentales de elaboración, organización y estructura­ ción de las ideas de lo sobrenatural: uno eminentemente espontáneo, de escasa o ninguna sistematización; otro inter­ medio, que llega a la personificación de figuras consideradas milagrosas, sin formar parte de complejos sistemas re­ ligiosos; y un tercero, de más alta elabo­ ración, correspondiente a sistemas de ideas propios de expresiones religiosas organizadas o influidos por ellas». A partir de una muestra na­

cional de cinco mil casos a finales de las dos décadas siguientes es previsible esa década, los estudios arrojaron que que haya variado consistentemente la aproximadamente el 85% de la po­ correlación entre los niveles de religiosi­ blación cubana admitía algún tipo de dad antes establecidos; 5) que a simple creencia en, o contacto con, lo sobrena­ vista no guarda relación la proporción tural, en tanto los lazos de pertenencia de creyentes y no creyentes en la pobla­ orgánica a religiones estructuradas no ción y en las esferas de dirección políti­ pasaban del 16%, y en el punto opues­ ca (o sea que parecería que vivimos en to solo el 15% de la muestra se revelaba un país de creyentes dirigido por ateos). integrada por ateos. De modo que el A finales de los años noven­ 69% de la muestra quedaba incluido en tas, incluso con posterioridad a la visita los niveles primero y segundo. Aunque pastoral del papa a Cuba, estudios rea­ este equipo no ha realizado otra inves­ lizados por la Iglesia católica a partir de tigación del mismo alcance, aquellos encuestas parroquiales arrojaban que resultados han sido confirmados por la asistencia a la misa dominical podría muchos estudios ulteriores. estimarse, en una proporción nacional, Si los resultados no fueron en­ en no más de cien mil personas, lo que gañosos por defectos técnicos —y nada hace menos del uno por ciento de la po­ indica que lo hayan sido— podemos ex­ blación nacional. traer varias conclusiones elementales: La tradición de estudios socio1) que los años de dogma ateísta, y de rreligiosos es mucho más abarcadora discriminación práctica de la religiosi­ que lo que he tomado aquí como refe­ dad y de la labor pastoral, no impidie­ rencia. Muchos de ellos desde perspec­ ron que prevaleciera una religiosidad tivas religiosas. Las iglesias católica y muy extendida en la población cubana; protestantes han desarrollado áreas de 2) que esa religiosidad no es (y no lo era estudios sociales y teológicos, dentro a finales de los años ochentas) mayoriy fuera de los seminarios. Desde la se­ tariamente institucional o comprome­ gunda mitad de los años sesenta se creó tida, sino que se mantenía en el rango el Instituto de Etnología y Folklore, que definible como religiosidad popular; 3) nos legó una producción inestimable. que las dinámicas de recuperación de­ Lo mismo sucede con el Con­ mográfica de la espiritualidad religiosa junto Folklórico Nacional, el Centro habían obrado ya el cambio en las ge­ de Estudios del Caribe (en Santiago de neraciones que se sucedieron entre los Cuba) y la Fundación Fernando Ortiz, años sesentas y ochentas; 4) que la pro­ la más joven de las instituciones aca­ porción entre creyentes y no creyentes démicas que ha dedicado un espacio puede ser indicativa de un patrón re­ relevante al estudio de nuestras raíces lativamente estabilizado, pero que en africanas y de la religiosidad de la po-

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blación cubana, entre otras. Ahora so­ lamente puedo consignar lo mucho que se ha extendido la dedicación al cono­ cimiento y al debate sobre el tema sociorreligioso, sobre todo en tiempo re­ ciente. También del crecimiento de las publicaciones, libros y revistas, que se ha hecho impresionante en las últimas dos décadas, después de un silencio de muchos años. El predominio de una religiosi­ dad que se sostiene en la devoción di­ recta, más o menos regularizada, o en creencias menos definidas, como pudo verificar la investigación de finales de los ochentas, no debe, a mi juicio, ser interpretado de manera estática. Es cierto que investigaciones de la Aso­ ciación Católica Revolucionaria en los años cincuentas indicaban también un bajo nivel de compromiso de la feligre­ sía católica, pero los datos basculaban entonces con fuerza hacia la presencia mayoritaria del catolicismo. Hacer es­ tadísticas religiosas ha sido siempre un ejercicio bastante azaroso. Lo que quisiera subrayar es que creo que hay buenos motivos para pensar que la intensificación de la vida pastoral, de las publicaciones eclesiales, de la presencia pública, y la apertu­ ra, cada vez más desprejuiciada, de las instituciones políticas y sociales, hayan incidido entre los años noventas y los que corren de la década presente, en un incremento de la participación religiosa comprometida, y en la diversificación del espectro denominacional. Si esta

hipótesis es válida, no solo no podemos hablar de incredulidad del cubano pro­ medio, sino que tendríamos que admitir que la dinámica de reanimación religio­ sa ha fortalecido el sentido de perte­ nencia. No debiéramos descuidar el hecho de que en Cuba el IV Congreso del Partido Comunista no solo supuso un cambio de política hacia los creyen­ tes y la religión. Implicaba también la inclusión de las creencias en la escala de valores legitimada socialmente. Anota Ramírez Calzadilla que «la introspec­ ción analítica que esta situación supo­ ne, por parte de los actores implicados — Estado, sociedad, religiosos y sus instituciones— pasa por la redimencionalización del espacio social, la acepta­ ción y el respeto al otro [...], con ello se inicia un proceso de desestigmatización social del creyente religioso.» [Ramírez Calzadilla, 1999] Con frecuencia nos hemos vis­ to atrapados por una tentación inmovilista. Nadie desconoce el uso recurrente del discutible concepto de 'indiferentis­ mo' religioso como un supuesto com­ ponente de la idiosincrasia del cuba­ no. Digo 'discutible' porque me cuesta identificar 'indiferentismo' con una corriente o un modo de pensar. Por lo regular estas caracterizaciones reflejan más propiamente situaciones coyunturales que rasgos culturales duraderos. No se pueden ignorar los márgenes de vulnerabilidad de lo religioso ante las incidencias propias de las situaciones

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de crisis. Y si las encuestas realizadas en los años ochentas, cuando la crisis ape­ nas se asomaba, nos mostraron que la religiosidad se había mantenido latente incluso bajo un estatus discriminatorio, ¿qué dinámicas podríamos esperar en­ contrar hoy? El hecho es que, al no contar con actualización posterior a través de las investigaciones de terreno, nos ve­ mos obligados a conformar los estima­ dos combinando datos de la estadística oficial, la información del Registro de Asociaciones del Ministerio de Justicia, y las que ofrecen las iglesias. Según las informaciones acopiadas por estos me­ dios, el total de la población cristiana practicante (católicos, protestantes convencionales y no convencionales) habría crecido de unos 124 000 a finales de los años noventas a unos 272 000 a finales de la década de los años noven­ tas, para hacer un 2.43% de la población total del país. Este guarismo no incluiría a iniciados y practicantes habituales de la santería y otras religiones de raíz africana ni a espiritistas, por razones obvias. Por sobre este estimado estaría la religiosidad popular. Confieso que quienes nos he­ mos involucrado en estos estudios uti­ lizamos los cálculos con suma reserva, y solo para tomar idea de proporciones. En este sentido, más significativas pare­ cen otras estimaciones parciales. Como el dato de que en las treinta y seis horas de mayor concurrencia, la peregrina­ ción a San Lázaro en el santuario de El

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Rincón llevó en el año 1995 a más de 94 000 devotos, el máximo calculado, para bajar de nuevo en los años siguientes a una media de 80 000. La devoción a La Milagrosa en el cementerio de La Haba­ na se elevó de unos 12 100 visitantes en 1987 hasta alcanzar, en 1996, los 75350. Pero llega a estabilizarse muy por deba­ jo de esa cifra posteriormente. Llamo la atención de que, si los datos son válidos, el porcentaje de bautizos católicos sobre los nacimien­ tos se habría elevado del 12.3% en 1982 a 47.6% en 1995. En el cementerio de Colón en 1996, el 62.6% de los funera­ les recibieron responso, en tanto diez años atrás la cifra fue el 38.9% [Ramírez Calzadilla, 2006]. Nada más importante que la protección del recién nacido y del alma del que fallece en el imaginario re­ ligioso popular. Los datos de población bautizada y la extremaunción aportan una referencia que trasciende incluso lo específico cristiano para convertirse en un tema de religiosidad popular. Con lo expuesto hasta aquí he tratado de presentar un cuadro sinté­ tico, y muy incompleto en consecuen­ cia, del espectro religioso cubano en el contexto del proyecto socioeconómico generado por la Revolución de 1959. Es por tal motivo que decidí darle un título tan poco original como el de Religión y Revolución en Cuba, ya que no me pare­ cía pertinente connotarlo con más pre­ cisión. No quisiera terminar estas lí­ neas sin una referencia, muy breve, a

dinámicas de reactivamiento religioso cuyas condicionantes son mayormente externas a la realidad cubana, pero que indudablemente inciden sobre ella. Sin entrar tampoco en detalles aquí, no es posible dejar de tomar en cuenta que las tendencias secularizadoras que pre­ dominaron en el mundo llamado occi­ dental (el del capitalismo desarrollado en Europa y América) hasta mediados del siglo XX, las cuales preocupaban a las iglesias, comenzaron a cruzarse con tendencias de reanimación no conven­ cional de la espiritualidad religiosa. Esta reanimación alcanza hoy a todo el mundo cristiano occiden­ tal, y mucho más allá, y se comienza a percibir en la América Latina a partir del crecimiento del pentecostalismo y de otras misiones evangélicas proce­ dentes principalmente de los Estados Unidos, hacia los años sesentas. Con la implantación del modelo neoliberal, las tendencias de reanimación se incre­ mentan y se diversifican en un abanico denominacional que no podemos des­ cribir ahora [Alonso, 2004]. Estas no suplantan del todo al movimiento secularizador sino que lo contraponen y de cierta manera se cruzan con él, generando cambios en la demografía religiosa del continente (tanto la que arrojan las estadísticas que ya cuestioné, como la real, que po­ demos adivinar tras las sombras de los estimados). Para decirlo breve y rápido, en este continente, donde las cifras in­ dican que descansa la esperanza del fu­

turo del catolicismo, estudios de finales de los noventas han permitido estimar la población que se reconoce católica en menos del 42% y la definible como practicante en el 20%. Los porcentajes de las iglesias (bautismos, registros de adherentes) arrojan en término coin­ cidente cerca de un 70% de católicos y un 20% de protestantes, mayoritariamente de religiones no convencionales estos últimos [Alonso, 2004]. Cuba no ha estado expuesta, ni con la misma fuerza ni con idéntico abanico de influencias denominacionales, al llamado 'embate de las sectas', término que no hace justicia al fenóme­ no aludido dada la diversidad y la dife­ rencia de sentidos que se presenta en el mismo. No parecen haberse aposenta­ do aun en la Isla misiones mormonas, ni de la religión Moon, ni de la Iglesia Universal, ni de la cienciología, u otras muchas entidades religiosas que han proliferado en el continente. Sin embargo, lo primero que hay que destacar es el crecimiento del pentecostalismo, que se convertido hoy en el primer cuerpo de doctrinas protestantes en Cuba y que abarca va­ rias denominaciones. También hay que decir que el carísmatismo, tan significa­ tivamente presente en la tradición pentecostal, se ha extendido fuera de estas comunidades y hoy, incluso en iglesias convencionales, como la metodista, ha sido adoptado este estilo en la liturgia. De modo análogo ha sido asumido por comunidades católicas, como en otros

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países. Es decir que se pueden obser­ var algunas dinámicas afines a la ten­ dencia mundial, pero no con la misma intensidad. Las hipótesis más mane­ jadas son dos: la primera es que la so­ ciedad cubana no ha sido expuesta a las tensiones de las dinámicas propias de la pauperización neoliberal, ni a una influencia norteamericana abierta; la segunda es que, junto a lo anterior, la existencia de un arraigo de las creencias de raíz africana, en un proceso transcultural que recién se ha visto desinhibido, constituye también una barrera en este terreno de confrontación de la territo­ rialidad religiosa. Y finalmente, el contexto socioeconómico cubano es el de un proyecto de resistencia sostenido a la marea más intensa de presiones del im­ perialismo, en cuyo marco la población ha sufrido y sufre tensiones materiales y espirituales. Estas tensiones han ejer­ cido su influencia de mil maneras y en todo momento, por medio de resortes que sería imposible describir, en los vai­ venes de la religiosidad cubana de este medio siglo. Y van a continuar ejercién­ dola en los años por venir.

Fuentes consultadas: Alonso, Aurelio [1990]. 'Fe católica y Revolución en Cuba: contradicciones y entendimiento', en Cuadernos de nues­ tra América, no. 15, La Habana. Alonso, Aurelio [octubre-diciembre 2004]. 'Hegemonía y religión: el tiempo del fundamentalismo', Temas No. 39­ 40, La Habana. Alonso, Aurelio (comp.) [2008]. América Latina y el Caribe: territorios religiosos y desafíos para el diálogo. Buenos Aires: CLACSO (En especial los ensayos de Aurelio Alonso, Rita Laura Segato, Jor­ ge Ramírez Calzadilla, Cristian Parker Gumucio y Pablo Mella, que se dedican a la religiosidad latinoamericana en sentido global). Girardi, Giulio [1994]. Cuba después del derrumbe del comunismo. ¿Residuo del pasado o germen de un futuro nuevo?, Madrid: Editorial Nueva Utopía, pag. 109. Ramirez Calzadilla, Jorge [enero-marzo 1995 ]. 'Religión y cultura: las investiga­ ciones sociorreligiosas', en Temas, no. 1, La Habana. Ramírez Calzadilla , Jorge [1999]. El in­ cremento del campo religioso: reactivamiento y significación social. Resultados inéditos en archivo del Centro de Inves­ tigaciones Psicológicas y sociológicas

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(CIPS), La Habana. Ram írez Calzadilla, Jorge (coord.) [2006]. Religión y cam bio social. El cam po religioso cubano en la década

de 90. La Habana: Editorial Ciencias Sociales. (Todos los datos ofrecidos sobre la ponderación de la reanim a­ ción religiosa cubana han sido to ­ m ados de esta publicación).

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Cuba: el otro bicentenario Ricardo Alarcón de Quesada

Meses después de la tragedia de Dos Ríos no pocos emigrados esperaban a José Martí convencidos de que en cual­ quier momento regresaría a Cayo Hue­ so. Pasó el tiempo y durante el largo periodo de la República mutilada, en medio de la frustración y el desalien­ to, era frecuente escuchar en cualquier rincón de la isla una tonada que repetía melancólica: «Martí no debió de morir». Por impedir que muriese, en el centena­ rio de su nacimiento, Fidel Castro y sus compañeros, al asaltar el cuartel Moncada, reanudaron la revolución tantas veces interrumpida. ¿Murió o sobrevivió a la triste escaramuza allá donde los ríos se jun­ tan y desbordan? ¿Quién tuvo razón, los humildes tabaqueros, el pueblo anó­ nimo y los jóvenes moncadistas o los farsantes que envilecieron su nombre y quisieron sepultar su obra? La respues­

ta vendría de la poesía. La dio Lezama: «Martí es un misterio que nos acompa­ ña.» Siempre ha sido clave y brújula para los cubanos. Clave para compren­ der los desafíos que la historia nos ha reservado como pueblo. Brújula para guiarnos en los mares traicioneros por los que debe navegar nuestra pequeña barca. De ahí la importancia de la labor que realizan las instituciones a las que dedica sus mejores afanes el querido compañero Armando Hart Dávalos. Como prueba, el movimiento juvenil martiano, realiza empeños que no se limitan al estudio y la divulgación de los textos del Apóstol, tarea tan loable como necesaria. Estos se encaminan hacia lo que debe ser un proyecto ver­ daderamente nacional, articulado en el entramado social para juntar a todas las generaciones, a todas y todos. Así se­

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remos capaces de dilucidar el misterio. Martí vive y vivirá siempre y con él la Pa­ tria finalmente conquistada. Este año otros pueblos del continente conmemoran el Bicentenario de sus independencias nacionales. Los cubanos no podemos hacerlo. El Jubileo que celebran nuestros herma­ nos y al que nos sumamos con alegría, debe servir a los cubanos para recordar que cuando arribó el glorioso 1810, Jefferson llevaba un lustro proclamando la voluntad de apoderarse de la isla. El propósito de someter a Cuba ha sido invariable en la política norteamericana desde las Trece Colonias hasta la admi­ nistración de Barack Obama. Apropiarse de las antillas es­ pañolas, objeto de rivalidades entre las potencias europeas, era esencial al pro­ pósito norteamericano de establecer su propio Imperio. La llamada Revolución en aquel país ha disfrutado de un equívoco trans­ formado en leyenda celosamente cul­ tivada por la oligarquía yanqui y acep­ tada por otros con dócil ingenuidad. La rebelión de las Trece Colonias no tuvo un carácter de liberación nacional y mu­ cho menos de emancipación social. Es cierto que contó con personalidades de pensamiento avanzado como Thomas Paine y Daniel Shays y que sus filas se nutrieron de artesanos, campesinos po­ bres y negros emancipados, pero ellos fueron mantenidos a raya y severamen­ te reprimidos desde muy temprano. La verdadera naturaleza de la

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nueva República surgida en Norteamé­ rica la explicaron con toda claridad sus fundadores. Madison, Hamilton y Jay lo hicieron con rigurosa franqueza porque los 85 ensayos del Federalista no iban dirigidos al pueblo norteamericano sino a la ínfima minoría que debería aprobar la Constitución. Y la convencieron pre­ cisamente porque le dijeron la verdad: el nuevo estado federal estaría bajo el dominio de los grandes propietarios, su esencia sería «la total exclusión del pueblo del ejercicio del poder», nada tendría que ver con la idea de la demo­ cracia como esta era entendida hasta entonces. Los dueños de Nueva Ingla­ terra, New York, Pennsylvania y Virgi­ nia, coaligados con los esclavistas su­ reños diseñaron una república elitista, excluyente de las grandes mayorías. La Unión así creada llegó a ser vista por muchos como paradigma civilizatorio, el cual pudo manipular como si fuera suyo el ideal democrático tan abominado por sus fundadores. No es este el momento para profundizar en el tema, pero sí para afirmar que urge des­ enmascarar desde su raíz la enorme fa­ lacia de la 'democracia norteamericana' causante de tantos sufrimientos a tanta gente y por tanto tiempo. Martí lo hizo en su existencia desgraciadamente bre­ ve y colmada de muchas otras urgen­ cias. Ahora, deben continuar su obra quienes se sientan martianos. Los grandes propietarios de las antiguas colonias, una vez libres de las ataduras metropolitanas, asumieron

de inmediato su nuevo papel como co­ lonizadores; avanzaron hacia el oeste, despojando a los pobladores y expan­ diendo la servidumbre y la esclavitud. Al nuevo régimen no le bastó con pre­ servar la esclavitud africana, la consa­ gró en su Constitución y la extendió a nuevos territorios. El número de los es­ clavos lejos de disminuir, aumentó con la independencia y creció durante casi un siglo después. Al mismo tiempo no solo privó a las poblaciones autóctonas de sus tierras ancestrales, que habían preservado durante la larga domina­ ción europea, sino que practicó contra ellas un infame genocidio. La idea expansionista siempre incluyó a Cuba. Los nuevos colonialis­ tas se proponían llegar al Pacífico y dominar el Caribe. Respecto a Cuba los norteamericanos no se limitaron a declaraciones o intrigas diplomáticas, promovieron activamente la tendencia anexionista en los círculos de la sacarocracia habanera. Para ello enviaron a la isla emisarios de jerarquía como el General Wilkerson, a comienzos del si­ glo XIX, y discutieron el tema en la Casa Blanca el Presidente James Monroe con su gabinete, en reuniones que re­ señó John Quincy Adams en su Diario. De acuerdo con quien fue Secretario de Estado y más tarde Presidente, allí participaron representantes de la oli­ garquía criolla a quienes identifica con pseudónimos tales como Mr. Sánchez o Mr. Hernández. El 15 de marzo de 1823 conclu­

yó una reunión que había comenzado la víspera en la que debatieron intensa­ mente las acciones más convenientes para apoderarse de Cuba. Al concluir sus anotaciones correspondientes a esa fecha Adams escribió: «Memorándum. Proceder fríamente en el asunto.» Pero esa frialdad no fue una actitud pasiva. Ramiro Guerra, distin­ guido historiador cubano, quien hurgó sagazmente en documentos oficiales yanquis poco antes revelados, en un texto publicado en 1930 señaló: «La po­ lítica de los norteamericanos —ya que no podían apoderarse de Cuba— era el mantenimiento del status quo, Cuba en poder de España, hasta que los tiempos cambiasen y la anexión fuese posible.» John Quincy Adams sucedió a Monroe en la Presidencia, hecho que coincidió con los esfuerzos de Bolívar para unir a las naciones independientes en el Congreso de Panamá. El objetivo del Libertador, lo sabemos, era llevar el movimiento emancipatorio a Cuba y Puerto Rico, y concertar la acción políti­ ca del resto de los países para consolidar la unión de Nuestra América. «Estados Unidos - apuntaba Guerra - temía no sólo a las complicaciones que pudieran surgir, sino a una rebelión de esclavos en Cuba. Una sublevación de esclavos en Cuba podía propagarse a Georgia o a Virginia. Adams intervino. Y en mayo y diciembre de 1825, Colombia y Méxi­ co fueron notificados, en los términos más enérgicos, de que se abstuvieran de realizar ninguna expedición contra

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Cuba, y con más rigor aun, de incitar a sublevarse o de armar a los esclavos.» Pero el frío y calculador Adams no se contentaba con discretas gestio­ nes de cancillería. El 15 de marzo de 1826 en mensaje oficial al Congreso de su país hizo públicas las presiones que antes había hecho a los gobiernos de México, Perú y Colombia, por lo cual re­ cibió la entusiasta aprobación del Parla­ mento. Al siguiente año el Secretario de Esta­ do Henry Clay extendió la amenaza al pueblo cubano con estas palabras: «No entra en la política o en las miras del go­ bierno de Estados Unidos dar ningún es­ tímulo o apoyo a los movimientos revo­ lucionarios en Cuba, si tal cosa pretende alguna parte de sus habitantes.» Para los anexionistas criollos aquellos fueron momentos de gloria. Así lo reconoció en un amargo libro di­ fundido aquí con largueza a comienzos del siglo XX el más notorio y frustrado de ellos, José Ignacio Rodríguez. El suyo es un texto que rezuma derrota en todas sus páginas. El obje­ tivo de los anexionistas criollos era la completa asimilación a Norteamérica y la intervención militar de 1898 había desembocado en una nueva colonia. La oligarquía yanqui supo utilizar a sus par­ tidarios en la isla pero exclusivamente en función de sus intereses imperiales. Los convirtió en instrumentos maneja­ bles sin dejar de despreciarlos. Así fue siempre. Así es todavía. Con cálculo frío, siguiendo el

consejo de Adams, actuaron los go­ bernantes norteamericanos respecto a Cuba a lo largo del siglo XIX. Ayudaron activa y materialmente a España a man­ tener su dominio sobre la isla mientras conspiraban contra ella y alentaban a los anexionistas a la espera del momen­ to propicio en que pudieran apoderarse de Cuba sin grandes complicaciones. Lo descubrieron y denunciaron en su mo­ mento Céspedes y Martí. Los imperialistas veían a Cuba como presa apetecible pero desprecia­ ban profundamente a los cubanos, con el desprecio incontrolable dictado por su racismo y su elitismo. El Padre de la Patria y el Apóstol encararon también esa dimensión de la actitud norteame­ ricana ilustrada tanto en la insolencia vulgar y prepotente de Ulises Grant, rechazada con ejemplar dignidad por Céspedes, como en el infame comen­ tario de The Manufacturer de Filadelfia, reproducido por The Evening Post de Nueva York, al que respondió Martí con su Vindicación de Cuba, alegato de pe­ renne vigencia al que debiéramos acu­ dir todos los días. La arrogante pretensión de do­ minar a Cuba inseparable de su menos­ precio por los cubanos ha sido siempre la línea de conducta del Imperio. Con brutal franqueza la expre­ só Theodore Roosevelt en 1906: «Estoy tan furioso con esa infernal pequeña re­ pública de Cuba que quisiera barrer a su gente de la faz de la Tierra.» Desde que finalmente Cuba

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alcanzó su independencia en 1959, nuestro pueblo ha enfrentado realmen­ te, día tras día, la terrible amenaza del rudo jinete y desaforado gobernante. Recordemos que según Roosevelt, todo lo que el Imperio quería era que nos 'comportásemos' (behave themselves), es decir, que nos portáramos bien y nos condujéramos conforme a sus deseos. En 1959 nos rebelamos y em­ pezamos a 'portarnos mal'. La reacción norteamericana consta en un docu­ mento oficial que fue secreto durante mucho tiempo y en el que puede leer­ se: «La mayoría de los cubanos apoyan a Castro(...) el único modo previsible de restarle apoyo interno es a través del desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y las dificultades materiales(...) hay que em­ plear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económi­ ca de Cuba (...) una línea de acción que, aun siendo lo más mañosa y discreta posible, logre los mayores avances en privar a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar el hambre, la desesperación y el derrocamiento del Gobierno». Nótese el carácter genocida del plan norteamericano y su profundo sentido antidemocrático. Pero no se contentó el Imperio con castigar al pueblo y tratar de ablan­ darlo y separarlo de su apoyo a la Revo­ lución provocando hambre y sufrimien­ to.

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En marzo de 1960, hace exac­ tamente medio siglo, la Casa Blanca aprobó el "Programa de acciones en­ cubiertas contra el régimen de Castro". Una gran parte de su texto sigue siendo secreta hasta ahora. Apenas unos pocos párrafos aparecieron en el voluminoso libro con documentos desclasificados que publicó el Departamento de Estado en 1991. Pero lo poco que se reveló es muy ilustrativo. La esencia del progra­ ma sería «la creación de una oposición» dentro de Cuba que actuaría bajo el «control y dirección del exterior» y el desarrollo de «una poderosa ofensiva de propaganda a favor de esa oposi­ ción» por parte del gobierno de Estados Unidos. En la reunión en la que fue aprobado dicho programa, el Presi­ dente Eisenhower hizo jurar a todos los participantes que jamás reconocerían haber escuchado lo que allí se dijo ni ha­ ber leído lo que allí leyeron. Insistió so­ bre todo en garantizar «que la mano de Estados Unidos no aparezca» que «per­ maneciera oculta» en las tales opera­ ciones encubiertas. Como si esto fuera insuficiente al siguiente día el Presiden­ te instruyó al Director de la CIA a que nunca más presentase al Consejo Na­ cional de Seguridad documentos relati­ vos a sus planes secretos contra Cuba. Eso sucedió cuando la Revolución daba apenas sus primeros pasos. La mayoría de los actuales pobladores de esta isla aun no habían nacido. Todos han tenido

que vivir, todo el tiempo, bajo la amena­ za del exterminio y asediados también por una odiosa ofensiva de mentiras y calumnias. Poco han cambiado las cosas desde entonces. En rigor, el único cam­ bio verdadero ha sido que a las acciones encubiertas, qque nunca fueron inte­ rrumpidas en cincuenta años, a las que se agregan las que se realizan pública­ mente con insolente desvergüenza. El presupuesto de gastos de la CIA es, des­ de luego, secreto. Pero los fondos de la AID y otras entidades destinados a so­ cavar a la Revolución Cubana son apro­ bados por el Congreso norteamericano. Ahora mismo, mientras Uste­ des meditaban aquí sobre Martí y su ex­ traordinario legado, allá en Washington discutían qué hacer con los recursos que suministran a los Mr. Hernández y Mr. Sánchez de hoy. Discuten todavía cómo hacer más eficientes y eficaces los en­ víos a los neo-anexionistas. Entretanto, despliegan por todo el orbe una poderosa ofensiva que busca demonizar a Cuba para aislarla y destruirla. Recordemos al inolvidable Cintio Vitier: «En la hora actual de Cuba sabemos que nuestra verdadera fortale­ za está en asumir nuestra historia». La han asumido plenamente, al precio de sus propias vidas, Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René. A ellos, en la mayor soledad, no han podi­ do doblegarlos. A su pueblo, a nosotros, unidos, nadie podrá jamás. Porque Mar­ tí vive hoy más que nunca. Sobre todo

ahora cuando nos convoca a vindicar a Cuba y a salvarla. Fuentes consultadas: 1.

Guerra, Ramiro [1974]. En el cami­ no de la independencia. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales.

2.

Huberman, Leo [1964]. 'We, the people'. En Monthly Review Press. New York.

3.

Martí, José [1975]. Obras Comple­ tas. La Habana: Editorial de Cien­ cias Sociales.

4.

Céspedes, Carlos Manuel de [1982]. Escritos. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales.

5.

Department of State, U.S. [1991]. Foreign Relations of the United Sta­ tes, 1958-1960, Volume VI, Cuba. Washington: Government Printing Office.

6.

Rodríguez, José Ignacio [1900]. Es­ tudio Histórico sobre el origen, des­ envolvimiento y manifestaciones prácticas de la idea de la Anexión de la isla de Cuba a los Estados Unidos de América. La Habana: Imprenta La Propaganda Literaria.

7.

Hamilton, Alexander y John Jay, James Madison. 'The Federalist' A Commentary on the Constitution of

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the United States, The Modern Library, New York 8.

Lars Schoultz [2009]. That infernal

little Cuban Republic. Chapel Hill: The University of North Carolina Press.

Las vedettes de la contrarrevolución en Cuba: ¿quiénes las apoyan y financian? Percy Francisco Alvarado

A comienzos del año 2010 estalló una campaña sin precedentes de mentiras, acusa­ ciones y propaganda contra Cuba en pos de nuevos héroes y mártires para la contra­ rrevolución cubana, y de nuevos reclamos para rendir al poder popular y derrocar el orden constitucional que el pueblo soberanamente conquistó con sus luchas y votó en histórico plebiscito. Ni las sanciones, ni los juicios a los llamados disidentes, ni el socialismo cubano son las causas del tipo de cobertura de prensa que padece la Isla. La unanimidad de la prensa-mundo no proviene del hecho de compartir una sublime idea sobre la libertad, sino más bien del verticalismo que emana de la propiedad so­ bre la libertad de expresión, cuyos dueños son los mismos que financian el terror y la traición. Por cometer semejantes actos cualquier persona en cualquier país del mundo habría ido a juicio y prisión. En El Salvador, el Código Penal prescribe once artículos para castigar con fuerza tales delitos. A Cuba se le exige que los tolere mientras que el Congreso de los Estados Unidos legisla sanciones y autoriza millones de dólares para derrocar al Gobierno soberano de los cubanos. El autor, que conoce muy bien a todas esas personas, desnuda de un golpe a financistas, organizadores, periodistas y mer­ cenarios por igual. Hoy es escritor e investigador. Hace algunos años se desempeñó como agente de la Seguridad del Estado de Cuba bajo el seudónimo de Agente Fraile. Nació en Guatemala, pero se ha hecho cubano de corazón. Mientras los representantes de la ultraderecha conservadora dentro del Congreso norteamericano trataban de presionar descaradamente a sus pares

parlamentarios de Europa en la clausu­ ra de LXVIII Reunión Interparlamenta­ ria UE-EEUU, con vistas a mantener a ultranza la llamada 'Posición Común', La Universidad 167

añejo instrumento con el que se ha pretendido aislar internacionalmente a Cuba desde hace catorce años, sobre la base de las falacias y el montaje mediá­ tico, usando para ello los manidos argu­ mentos de una supuesta violación de los derechos humanos en la Isla, así como el burdo chantaje de pedir a Cuba que dé libre prerrogativas de expresión a los grupúsculos internos, dedicados a sabo­ tear el orden político social de nuestra sociedad socialista, a estimular la in­ disciplina social y a santificar valores y principios ajenos a los validados por el pueblo constitucionalmente, algunos de los mercenarios y quintacolumnistas dentro de Cuba se dedicaron a fabricar provocaciones, estimulados por el apo­ yo financiero que les ofrecen desde los Estados Unidos y Europa. La labor de zapa permanen­ te de Estados Unidos y los mafiosos anticubanos de Miami dentro de los partidos europeos ha logrado debilitar los esfuerzos de España, durante su presidencia semestral, para que la UE abandone la anticuada y torpe posición de aislar a Cuba, de chantajearla desca­ radamente, favoreciendo a la posición de fuerza y de presión en lugar del diá­ logo respetuoso entre la Isla y la Unión Europea. Muchas promesas y oscuros arreglos han hecho los Estados Unidos en su labor aislacionista con respecto a Cuba, lo que se ha puesto de manifiesto en las presiones ejercidas sobre el Co­ mité para Latinoamérica (COLAT), para montar un circo anticubano dirigido por

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los partidos de ultraderecha y centro derecha de Europa, usando una batuta con la denominación de origen made in USA. El propio embajador yanqui en Madrid, Alan Solomont, aplaudió el éxito de la labor de zapa del derechista Partido Popular (PP) para sabotear los esfuerzos del actual gobierno español. Por otra parte, ante la alharaca mediá­ tica levantada a favor de los supuestos 'disidentes' cubanos tras el fallecimien­ to de Orlando Zapata Tamayo1, la fabri­ cada represión a las Damas de Blanco2 y el show mediático de la huelga de hambre de Guillermo Fariñas, la admi­ 1 Preso común condenado por va­ rios delitos comunes que incluían robos con fuerza, allanamiento de morada, violencia contra las personas y agresiones que es­ tuvieron a punto de costar la vida a varias. Fue sancionado en juicio público, con todas las garantías, por tribunales constituidos y con arreglo a la ley vigente. En prisión, fue atraído por mercenarios presos que lo con­ vencieron para utilizarlo con fines políticos. Exigió que le instalaran Internet, teléfono, refrigerador, cocina y ventilador en su celda y se declaró por ello en huelga de hambre. Recibió los servicios médicos de rigor, inclui­ da una cirugía de cáncer. Falleció al persistir en su protesta de inanición mientras la con­ trarrevolución cubana, la mafia de Miami y la reacción internacional lo convertían en 'mártir'. 2 Grupo de esposas, familiares y relaciones de personas sancionadas por co­ meter delitos de mercenarismo, hallados culpables de conspirar con estados extran­ jeros para derrocar el orden constitucional cubano y recibir financiamiento de esos es­ tados. Fueron organizadas como tales por la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, cuyos funcionarios organizan, controlan

nistración de Obama ha dado pasos concretos para desbloquear la ayuda fi­ nanciera a la contrarrevolución interna. Uno de ellos ha sido el nom­ bramiento de Mark Feierstein, hace poco, como nuevo administrador ad­ junto para América Latina y el Caribe de la Agencia para el Desarrollo Internacio­ nal de Estados Unidos (USAID), con lo cual presionaría a John Kerry, presiden­ te del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, para desbloquear esos fon­ dos y prometer una transparencia en el manejo tras los escándalos anteriores desatados por la apropiación indebida de los mismos por parte de los patroci­ nadores de la guerra mediática contra Cuba en Miami. En esta dirección, sos­ pechosamente, varios grupos contra­ rrevolucionarios radicados en esta ciu­ dad floridana realizaron una campaña titulada Yo no coopero con la dictadura, patrocinada por la autotitulada Asam­ blea de la Resistencia, encaminada a in­ citar a la desobediencia social dentro de la Isla, a enviar mensajes de contenido provocador a familiares en Cuba de los miembros de la comunidad cubana en el exterior, instándolos a no participar en marchas y concentraciones a favor de la Revolución, así como a sufragar a la contrarrevolución interna con lla­ mados tales como «apoyar económica­ mente a los presos de conciencia, do­ nando 1 USD por cada 100 USD enviado a sus familiares». Otra variante es la de colocar dinero en los celulares de los líderes contrarrevolucionarios en Cuba

para que estos puedan enviar sus men­ sajes detractores a la prensa de Miami y mantener la comunicación con sus jefes en esa ciudad. Un caso peculiar es el de Ana Margarita Perdigón Brito, porta­ voz de la Agenda para la Transición y la Unidad Liberal de la República de Cuba, cuyo celular es el 05 241-1976 y quien se beneficia de la campaña orquestada en Miami por la Asamblea de la Resisten­ cia, denominada: «Escoja un opositor y cargue su móvil para que pueda estar comunicado». Ese mismo grupúsculo con­ trarrevolucionario, la Asamblea de la Resistencia Cubana, convocó en Miami a otra campaña denominada To­ dos Somos Resistencia, encaminada a comprometer a los viajeros en la Isla a fomentar la contrarrevolución entre sus familiares. Para efectuar su campaña seleccionaron la 16 avenida y la 49 calle del west de Hialeah, en Coral Way; y la 37 avenida del SW, en Bird Road; y la 87 avenida del SW, en Flagler y la 107 ave­ nida; así como en Okeechobee Road y la 10 avenida del west. Mientras tanto, el gobierno de Obama, incapaz de condenar a Israel por su agresión a La Flotilla de la Liber­ tad con ayuda al pueblo palestino en Gaza, tiene sin embargo el desparpa­ jo de 'preocuparse' por la situación de los supuestos presos políticos en Cuba. El pasado 3 de junio un vocero del De­ partamento de Estado, Charles LuomaOverstreet, manifestó que su gobierno «sigue de cerca» la situación de los su­

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puestos prisioneros cubanos y espera «que los prisioneros de conciencia sean puestos en libertad incondicionalmente y en un futuro muy cercano». No puede negarse que la gue­ rra mediática contra Cuba cobrará un nuevo giro con el mantenimiento de la Posición Común por parte de la Unión Europea y el descongelamiento de los fondos para la contrarrevolución por parte de Estados Unidos, haciéndola aun más abierta y provocadora. La tra­ dicional pléyade de grupúsculos terro­ ristas y oportunistas de Miami ven aho­ ra más claramente el fruto de su labor por patrocinar a las diminutas células internas dentro de Cuba, sabiéndose futuras beneficiarias del dinero que está por llegar. Por su parte, la contrarrevo­ lución interna se siente apoyada finan­ cieramente, lo que la hará todavía más provocadora. La Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), Hermanos al Rescate, el Directorio Democrático, MAR por Cuba, Vigilia Mambisa, Briga­ da 2506, Alpha 66, el Presidio Político Histórico Cubano, Cuba Independien­ te y Democrática (CID), el Consejo por la Libertad de Cuba (CLC), el Club de ex Presos Políticos, Plantados hasta la Libertad y la Democracia en Cuba, Ju­ ristas por la Democracia, entre otras, han fabricado un complicado grupo de organizaciones contrarrevolucionarias internas, cuyos miembros militan, in­ cluso en varias de ellas, en una labor de descarado sobredimensionamiento de estos insignificantes y diminutos con­

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glomerados, incapaces de superar a la docena de integrantes. Para los merce­ narios internos esta es una vía para sa­ car su tajada en varios lugares, sin lugar a dudas. En dos artículos anteriores titulados «Del terrorismo con bombas al terroris­ mo mediático» y «Las 'pacíficas' dele­ gaciones del CID en Cuba y sus jefes te­ rroristas en Miami», puse al descubierto cómo estas organizaciones terroristas de Miami tratan descaradamente de centralizar bajo su tutela a pequeños grupos contrarrevolucionarios dentro de la Isla, sobresaliendo en tal empeño criminales y asesinos como Luis Posada Carriles, Francisco José Hernández Cal­ vo, Alberto Hernández, Ninoska Pérez Castellón, Horacio Salvador García Cor­ dero, Santiago Álvarez Fernández-Magriñá, Carlos Alberto Montaner, Huber Matos, Luis Zúñiga Rey y muchos otros. No pueden, por tanto, tildarse de ino­ cencia política los vínculos establecidos por las actuales vedettes estrellas de la contrarrevolución como Guillermo Fari­ ñas, las Damas de Blanco y Yoani Sán­ chez con estos grupos terroristas. Es un descarado compromiso y alineamiento a cambio de dinero al típico estilo de la Cosa Nostra, para desestabilizar a nuestro país y, en consecuencia, deben ser tratados como traidores y terroris­ tas. No creo que se debe ceder un ápice ante las demandas de la contrarrevolu­ ción interna y se debe actuar frente a ellas con serenidad, pero con la fuerza necesaria que requiere la defensa de

nuestras conquistas. Esa es la democra­ cia que hay que defender, no la que nos quieren imponer desde Washington, Miami o la vieja Europa. Estos grupúsculos contrarre­ volucionarios, diseminados en varios municipios del país desarrollan una abierta labor provocadora, creando falsos conflictos y apócrifas provoca­ ciones, con vistas a falsear la situación interna en nuestra Patria. Junto a las Damas de Blanco, las delegaciones del CID, los cyberfalsarios y otros, se han destacado por su agresividad varios di­ minutos grupos como la Agenda para la Transición Cubana, la Unidad Liberal, la Alianza Democrática Oriental y la Coali­ ción Central Opositora. Desentrañar la composición, esencia, discurso políti­ co, actividad provocadora y fuentes de financiamiento de las mismas, será el centro de los próximos artículos de esta serie titulada: «Las otras vedettes de la contrarrevolución en Cuba: ¿quiénes las apoyan y financian?» La agenda para la transición cubana y sus provocaciones contra la revolución La Agenda para la Transición, en unión con la Unidad Liberal de Cuba, montó en días pasados una provocación cuya finalidad era efectuar dos reuniones en la casa del contrarrevolucionario Héc­ tor Palacios Ruiz, en el barrio capitalino de El Vedado, con vistas a definir sus próximas actividades desestabilizado-

ras en la capital cubana y otras partes del país. La adecuada y pronta respues­ ta de nuestros órganos de la Seguridad del Estado impidió la participación en las mismas de numerosos contrarrevo­ lucionarios que, procedentes de otras provincias, pretendían participar en la actividad provocadora. Muchos de ellos fueron advertidos pacíficamente sobre la peligrosidad de su participación y se les conminó a permanecer en sus hoga­ res de residencia. Otros, en número de 38, desoyendo la sugerencia oficial, vio­ laron la advertencia de no involucrarse en estos hechos y fueron retenidos du­ rante varias horas en dependencias po­ liciales, siendo posteriormente libera­ dos sin acusación alguna. Como era de esperarse, varias agencias extranjeras, como la española EFE, dieron una sobredimensionada cobertura mediática a este suceso, tildándola de «una nueva ofensiva represiva del gobierno contra la disidencia interna». El provocador Palacios, líder de la Unidad Liberal de la República de Cuba y afanoso de pro­ tagonismo, no tardó en comunicarse con el libelo de la mafia miamense, El Nuevo Herald, para ofrecer una versión distorsionada de los hechos. Varias de las detenciones, rea­ lizadas cerca de la vivienda de Francisco Chaviano, contrarrevolucionario líder de la Agenda para la Transición y resi­ dente en Jaimanitas, Municipio Playa; así como una visita de advertencia en la casa de otra provocadora nombrada Martha Crespo, ubicada en el barrio de

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El Vedado, lugar donde pernoctaban va­ rios provocadores villaclareños pertene­ cientes a la Coalición Central Opositora, fueron deliberadamente distorsionadas por varias agencias y medios de pren­ sa, involucrados en la guerra mediática contra Cuba, como lo son la agencia EFE y Europa Press; los diarios ABC y El Mundo, de España, Radio Martí y El Nuevo Herald. Francisco Chaviano González, asiduo colaborador de Radio Martí, ha denigrado y distorsionado la realidad cubana de manera sistemática. En va­ rias oportunidades ha recibido financiamiento para las actividades de su orga­ nización por parte de funcionarios de la SINA desde hace varios años, entre los que se destacaron Christopher Sibila, Charles O. Blaha, Michael Pamrly, Robin Diane Meyer, Jonathan D. Farrar, Carlos V. Barclay, Joaquín F. Monserrate, Dale Lawton, Martha Melzow, Karin B. Sullivan, Gloria F. Berbena, Molly Koscina, Kathleen Duffy y otros, quienes le en­ tregaron altas sumas de dinero proce­ dente de la USAID, el Instituto Nacional Demócrata, el Instituto Republicano In­ ternacional y otras agencias del gobier­ no norteamericano. Fue particularmen­ te Robin Diane Meyer, quien recibió la encomienda de unir a los grupúsculos contrarrevolucionarios en el mes de abril de 2008 y fue la gestora directa de la creación de la Agenda para la Transi­ ción. Este grupo contrarrevolucio­ nario fue creado el 11 de abril de 2008,

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bajo la tutela de Meyer, por el propio Francisco Chaviano, así como por María Antonia Hidalgo Mir, Idania Yanes Contreras, Félix Antonio Bonne Carcassés, Margarito Broche Espinosa, Guillermo Fariñas Hernández, Jorge Luis García Pérez (Antúnez), René Gómez Manza­ no, Roberto de Miranda Hernández, Vladimiro Roca Antúnez, Martha Bea­ triz Roque Cabello y Elizardo Sánchez Santa Cruz. Su primer secretariado pro tempore fue integrado por Vladimiro Roca y Martha Beatriz Roque. Para sus integrantes han sido elementos esenciales programáticos la sustitución del Estado socialista por una democracia representativa de tipo capi­ talista, la existencia de un parlamento de oposición al gobierno, la libertad sin­ dical al estilo de los países capitalistas, la defensa de la propiedad privada, el desconocimiento deliberado del Estado cubano y de la Constitución de la Repú­ blica. Posteriormente, el 23 de no­ viembre de 2009, la Agenda para la Transición Cubana, se reestructuró para el segundo mandato, destacando que su Junta Nacional contaba en ese entonces con 32 representantes dis­ tribuidos en de Guantánamo, Holguín, Granma, Sancti Spíritus, Cienfuegos, Villa Clara, La Habana, Ciudad de la Ha­ bana y Pinar del Río; con la intención de ampliarse a las provincias de Matanzas, Ciego de Ávila, Camagüey, Las Tunas, Santiago de cuba y el Municipio Es­ pecial de la Isla de la Juventud. En esa

oportunidad fue elegido secretario pro tempore Francisco Chaviano González junto a Gisela Delgado Sablón y Félix Bonne Carcassés. Francisco Chaviano González, así como otros dirigentes de la Agenda para la Transición Cubana, ha manteni­ do estrechos vínculos con dirigentes de grupos terroristas asentados en Miami como Francisco José Hernández Calvo, Luis Zúñiga Rey, Ninoska Pérez Caste­ llón, Horacio Salvador García Cordero y otros. De la misma manera, mantie­ ne contacto con otros contrarrevolu­ cionarios como Sylvia Iriondo, Janisset Rivero, Orlando Rodríguez Boronat, así como otros dirigentes de la Asamblea de la Resistencia, radicada en Miami. Durante su actual mandato se fundó la revista digital Agenda del Cambio-De­ bate, la que sirve como medio para de­ tractar sobre la realidad cubana, lanzar ataques contra el gobierno y su carácter socialista, así como abogar por campa­ ñas encaminadas a la desobediencia civil y la incitación a las actividades con­ trarrevolucionarias. La actividad provocadora de la Agenda para la Transición Cubana, devenida según ellos en un parlamen­ to alterno a la Asamblea Nacional del Poder Popular y que infringe las bases de nuestro estado socialista, alcanzó un serio matiz provocador el pasado día 3 de junio de 2010, cuando a pesar de las advertencias oficiales, se realizó una ac­ tividad en casa de Francisco Chaviano en la que participaron, entre otros, Félix

Bonne Carcassés, Héctor Palacios Ruiz, René Gómez Manzano, Saily Figueroa, Lizet Zamora, Ana Margarita Perdigón y Martha Bonachea. Un tiempo antes, el 15 de abril de 2010, la Agenda para la Transición Cubana, rechazó el discurso del pre­ sidente Raúl Castro Ruz, efectuado al culminarse el Congreso de la UJC el 4 de abril, defendiendo la actividad desestabilizadora de las Damas de Blanco, acusando injustamente a Cuba por la muerte de Orlando Zapata Tamayo y calumniando a nuestros Cinco Héroes, refiriéndose a ellos como vulgares es­ pías. Particularmente, acusaron infun­ diosamente al Comandante en Jefe de ser proclive a negar la democracia. Por último, realizaron un llamado para que el pueblo no participara en el desfile del Primero de Mayo pasado. Baste ver un artículo panfletario de Francisco Chaviano, aparecido en su falaz sitio digital el pasado 7 de mayo, para comprender la esencia pro­ vocadora de este mercenario al servicio del imperio. Titulado Goliat le Responde a Goliat, donde trata sórdidamente de ridiculizar a nuestros dirigentes, cuan­ do expresó: «Pero al Goliat Rojo no le gustan las personitas muy verdes o re­ beldes, prefiere responderle al Goliat Azul culpándolo de lo que hacen estos seres a quienes tacha de 'lacayos azulitos' aunque se vistan de blanco. Según las pretensiones de este gigante abusa­ dor que nos gobierna: resulta que estos individuos son asalariados del imperio,

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quienes entregan su vida a cambio de una buena paga para costear el pasaje al sepulcro, que los familiares claman por sus seres queridos porque se les paga para ello, y que no existe razón alguna para que un cubano se les oponga, por­ que ellos son progresistas». Con total descaro denominó a la celebración del 1° de Mayo como acto superfluo y defendió al sindicalis­ mo al estilo de los países capitalistas, a la par que apologetizó a la economía de la república neocolonial en Cuba. No podía faltar en su vulgar panfleto la infa­ me acusación de que el gobierno lanza a las jóvenes cubanas al camino de la prostitución, al típico estilo detractor de Ninoska Pérez Castellón, Ileana Ros Lehtinen o Hillary Clinton3. Su desmedido afán de prota­ gonismo y su ego incontrolable hicieron a Francisco Chaviano escribir una carta a los Parlamentos de América Latina y el Caribe, el pasado día 5 de abril, fir­ mada también por Félix Antonio Bonne Carcasés, Francisco Chaviano González; Gisela Delgado Sablón, Guillermo Fari­ ñas Hernández, René Gómez Manzano y Héctor Palacios Ruíz, donde volvió a lanzar infamias sobre la realidad cuba­ na. En esta oportunidad, declaró frases tales como: «Nos dirigimos respetuosa­ 3 Las dos primeras recalcitrantes anticubanas, vinculadas a familias que es­ tuvieron implicadas en los graves crímenes y la corrupción que promovió la dictadura de Fulgencio Batista entre 1952 y 1958 en Cuba. La tercera, la Secretaria de Estado de EE.UU.

mente a ustedes porque en las últimas semanas se ha observado un eviden­ te deterioro de la situación interna de nuestro país» (...) «A esto se suma la represión desatada en los últimos días contra las dignas Damas de Blanco, es­ posas y madres de hombres encarcela­ dos por sus ideas. Todo esto tiene lugar en el trasfondo de un acelerado deterio­ ro de la situación económica.» (...) «Por esa razón nos estamos dirigiendo ahora a ustedes, pidiéndoles respetuosamen­ te que no abandonen a los luchadores pacíficos por la libertad ni a los activis­ tas de los derechos humanos de Cuba, que ahora más que nunca necesitan de la solidaridad de los demócratas de todo el mundo.» La creación de grupúsculos sa­ télites de la Agenda para la Transición no es algo nuevo. El 25 de septiembre de 2009, se fundó en una casa sita en la calle 40 # 2933, en San José de las Lajas, en la provincia La Habana, propiedad de la contrarrevolucionaria Luz María Barceló y de su esposo, Luís González Medina, la secretaría pro tempore de la Agenda para la Transición Cubana en la provincia La Habana. A este evento asistieron William Rodríguez Paredes, Luís González Medina, Carlos Manuel Pupo Rodríguez, José Antonio Lahera Almora, Julián Martínez Báez, Pablo Silva Cabrera, Jorge Omar Lorenzo Pi­ mienta y Francisco Chaviano González. Un mes después, el 9 de Oc­ tubre 2009, se fundó la delegación de la Agenda en Ciudad de la Habana,

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en una reunión efectuada en casa del contrarrevolucionario Emilio Leyva, presidente del Frente Línea Dura y pre­ sidente del Partido Democrático 30 de Noviembre 'Frank País', sita en la calle Bella numero 61, entre Finlay y Cisneros Betancourt, reparto Los Pinos, munici­ pio Arroyo Naranjo, Ciudad de La Haba­ na. Allí también hizo acto de presencia Francisco Chaviano González, quien ayudó a elegir a los cabecillas que diri­ girían a este grupúsculo, Luís Ricardo Learás Pérez, Leonardo Hernández y Sara Marta Fonseca Quevedo. Llama la atención que en esta diminuta reunión, asombrosamente, estaban represen­ tados varios grupos contrarrevolucio­ narios como Frente de Línea Dura y Partido 30 de Noviembre "Frank País", Movimiento Unión y Libertad, Movi­ miento de Integración Racial, Partido Pro Derechos Humanos Afiliados a la Fundación Andrei Sajarov, Movimiento Pro Derechos Humanos de Cuba 'Mario Chanes de Armas', Asociación ecológi­ ca NaturPaz, Asociación Hijos de la Vir­ gen de Regla, Movimiento Acción Na­ cionalista Democrático Independiente, Coalición Juvenil Martiana, Consejo Na­ cional por los Derechos Civiles de Cuba, Partido Solidaridad Democrática y el Frente Femenino 'Gladis Núñez Villalta'. Promedio raro y paradójico: medio asistente por organización. Le corresponde a nuestro pueblo, entonces, defenderse de estos mercenarios agrupados en la Agenda para la Transición, ideada desde Was­

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hington e instrumentada por una funcionaria de la SINA, así como financiada por Estados Unidos y grupos de poder de Europa, para desestabilizar a nues­ tro país y que albergan, como sus amos, el sueño quimérico de un retorno al odioso capitalismo en nuestra Patria. ¡No se lo permitiremos! Así lo refrendó el pueblo el Primero de Mayo. La unidad liberal de Cuba La nueva escalada anticubana se ha desatado con el actual precedente de que, al fin, Obama y el Congreso nor­ teamericano han dado luz verde al descongelamiento de los fondos para la Asistencia a la Democracia en Cuba, retenidos hasta ahora y a punto de que finalice en el próximo mes de septiem­ bre el año fiscal para el cual fueron des­ embolsados. Esta noticia fue dada a co­ nocer en el día de ayer, cuando se supo que los dos congresistas que abogaban por su retención, entre ellos John Kerry, se sometieron al gobierno de Obama tras el nombramiento de Mark Feierstein, como nuevo administrador adjun­ to para América Latina y el Caribe de la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID), así como la dudosa promesa de que serán em­ pleados únicamente para beneficiar a los mercenarios radicados en Cuba. De esta forma, la contrarrevolución interna muestra encontradas alegría y preocu­ paciones cuando se siente acreedora del beneficio de cerca de 15 millones de

dólares para mantener su labor desestabilizadora dentro de la Isla. Una parte de los 20 millones, 5 millones en particular, sin embargo, permanecerá retenida, entre ella la destinada para actividades desarrolladas por agencias contratistas norteamericanas como la Development Alternatives Inc. (DAI), subcontratada por la USAID. Uno de sus elementos, Alan P. Gross, fue detenido en Cuba. Por otra parte, como elemen­ to adicional del rejuego mediático contra Cuba, un grupo formado por la Asociación de Abogados Cubanoamericanos (CABA), el Colegio Nacional de Abogados de Cuba y la Corriente Agramontista en el Exilio, así como otras organizaciones contrarrevolucionarias de Miami, dieron muestra de una mar­ cada estupidez política al dar a cono­ cer un panfletario documento titulado Ley Fundamental de Transición de la República de Cuba, en el edificio Total Bank, del downtown miamense. Según Manuel García-Linares, presidente de CABA, este documento contiene una hoja de ruta de lo que debería hacerse en una ilusoria época pos-Castro, que conllevaría la sustitución de la sociedad socialista por un retorno al capitalismo, la defensa a la 'economía de mercado y la propiedad privada', un nuevo tipo de relaciones con Estados Unidos, favorecimiento a la 'libre competencia' y la restauración de la 'libertades democrá­ ticas'. Es resumen, este documento pre­ tende sentar las bases para la disolución de las conquistas políticas, económicas

y sociales alcanzadas por el pueblo cu­ bano en estas décadas. Otra maniobra mediática, car­ gada de veneno ideológico, es la cam­ paña promovida por la llamada Plata­ forma Candidatos por el Cambio, que pretende erigirse como opción de direc­ ción política alterna con respecto a los órganos de Base del Poder Popular en Cuba. En tal sentido pretender: «Cana­ lizar las inquietudes de la población. Ha­ cerse escuchar. Estas son solo algunas de las ideas del proyecto Voces del Ba­ rrio, que un grupo de opositores dentro y fuera de Cuba comenzarán a difundir muy pronto para dar voz a los habitan­ tes de la isla.» Según el abogado con­ trarrevolucionario Pedro López, erigido en vocero del provocador proyecto, «el pueblo cubano no tiene una representa­ ción real y salida de las entrañas ante las estructuras del gobierno, que son total­ mente ineficaces». Volviendo al tema del financiamiento externo por parte de Estados Unidos, no todo parece ser alegría, en Cuba y en Miami. Los grupos terroris­ tas radicados en La Florida se muestran preocupados por quedarse fuera del pastel y harán lo indecible para apro­ piarse de una buena tajada del mismo. Por su parte, sus mercenarios en la Isla, acostumbrados a que solo les lleguen las migajas, muestran la misma inquie­ tud y recelo entre ellos. La promesa hecha por el Departamento de Estado y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) de

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hacer llegar estos fondos, levanta se­ rias preocupaciones sobre las formas y métodos que se emplearán para hacer llegar esa 'ayuda' a sus asalariados en Cuba. Se sabe ya que usarán a la SINA y a otras embajadas europeas para enviar computadoras, alimentos y abundante dinero para la contrarrevolución inter­ na, aunque no se descarta el empleo de viajeros aislados para tales fines, en­ mascarando de esta forma su actividad de financiamiento. Otra vía que pueden utilizar es el empleo de supuestas ONGs y de parlamentarios europeos, método empleado en varias ocasiones. Dentro de las decenas de grupúsculos contrarrevolucionarios exis­ tentes en la Isla, muchos de ellos con miembros que no superan a las cinco personas y en los que cohabitan los mismos individuos, en una descarada promiscuidad política, se siente el sa­ bor de una victoria al comprobar que su alharaca mediática ha visto sus frutos. Esto levantará sus ánimos y los hará to­ davía más proclives a la sórdida provo­ cación, a la difusión de falsedades sobre la realidad cubana y a fabricar supues­ tos hostigamientos y persecuciones. La clave de todo es simple: habrá más dinero fácil del qué disponer. Particularmente contentos se han mostrado los miembros de una de las más provocadoras organizaciones contrarrevolucionarias en Cuba: el Par­ tido Unidad Liberal de Cuba (ULC), que cuenta, a pesar de su escasa membresía, con el apoyo de la Red Liberal Eu­

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ropea y Latinoamericana, así como de los propios Estados Unidos. La SINA, particularmente, ha sido un abastece­ dor tradicional de la Unidad Liberal Cu­ bana, sobre todo a partir de la estadía de James Cason como jefe de la misma. Fue este propio funcionario quien se en­ cargó personalmente de crear la rama juvenil del Partido Liberal Cubano, uno de los integrantes de la Unidad Liberal de la República de Cuba. Otros dineros y ayuda provienen de los partidos libera­ les europeos y sus congéneres latinoa­ mericanos, así como de una vasta red de agencias pantallas de la CIA como la USAID, la NED y varias ONGs europeas. Bajo la tutela de la Internacional Liberal, creada en la ciudad inglesa de Oxford en 1947 y con sede en Londres, la ULC pre­ tende encarnar los mismos principios políticos e ideológicos de sus patroci­ nadores, basados fundamentalmente en la democracia de corte capitalista, el antisocialismo y la economía de libre mercado. Por ello, expresan la ideolo­ gía de los grupos de poder y su propia intolerancia política; su agresividad a los modelos alternativos y progresistas de desarrollo; la desigualdad social y la exclusión de las grandes masas traba­ jadoras. No en balde, los tutores de la ULC son poderosos partidos de derecha como el Deutsche Gruppe der LI y el Par­ tido Democrático Libre (Alemania); el Foro Liberal de Austria; el Mouvement Réformateur y Vlaamse Liberalen en Democraten (Bélgica); el Partido Liberal de Canadá; Det Radikale Venstre y el Parti­

do Liberal Danés (Dinamarca); Libertad y Democracia y la Unión Mallorquina (España); el Partido Centrista de Fin­ landia y Svenska Folkpartiet (Finlandia); la Unión para la Democracia Francesa (Francia); la Nederlandse Groep, la Democraten 66, el Partido Popular por la Libertad y la Democracia (Holanda); la Alianza de los Demócratas Libres (Hun­ gría); el Shinui y el Israeli Group (Israel); el Partido Liberal (Noruega); el Partido Alianza de Irlanda del Norte; el Liberal International British Group y el Partido Liberal Demócrata (Reino Unido); el Partido Democrático Ruso Yabloko (Ru­ sia); el Partido Popular Liberal (Suecia); el Partido Radical Democrático Suizo y Partido Liberal Suizo (Suiza). Asimismo cuenta con grupos enmascarados en forma de ONGs y otras organizaciones diversas como la Alianza de Liberales y Demócratas para Europa (ALDE), el Grupo Liberal Demócrata del Consejo de Europa (LDR), la Federación Interna­ cional de la Juventud Liberal (IFLRY), la Red Internacional de Mujeres Liberales, el Partido Europeo Liberal Demócrata Reformista, la Red Liberal de África, el Council of Asian Liberals and Democrats, la Fundación Friedrich Naumann de Ale­ mania, la Fundación Dr. Y. Foerder, la Fondación Luigi Einaudi, el Centro Libe­ ral Internacional de Suecia, el Neue Zürcher Zeitung, el Instituto Democrático Nacional, organización con lazos con el Partido Demócrata de Estados Unidos y la Red Liberal de América Latina. La Unión Liberal de Cuba (ULC)

fue creada en los noventa bajo el pa­ trocinio de la Internacional Liberal, es­ tableciendo promiscuos vínculos con otras organizaciones como la Conver­ gencia Cubana (CLC), que fue el fruto de la fusión en septiembre de 2007, a instancias de sus patrocinadores en el exterior, de varios grupúsculos como el Partido Liberal de Cuba y el Partido So­ lidaridad Democrática, Partido Liberal Ortodoxo y la Comisión de Atención a los Presos Políticos y Familiares, otor­ gándole a las mismas un especial papel en cuanto a ser fuente de la labor ais­ lacionista contra Cuba y a montar una imagen deformada de la realidad cuba­ na. Detrás de la ULC está, por supues­ to, la mano de la CIA en la persona de Carlos Alberto Montaner, quien desde España y Miami ha servido a los intere­ ses de la detracción y la guerra ideoló­ gica contra Cuba, a la par que presenta un sórdido pasado terrorista al servicio de la CIA, iniciado en los mismos años de la década de los años sesentas. Fue, incuestionablemente, uno de los más activos terroristas al servicio del Fren­ te Revolucionario Democrático (FRD), creado por los oficiales David Atlee Phillips y Howard Hunt, de la CIA, y que fue dirigida por Antonio 'Tony' Varona, aliándose a terroristas como José Igna­ cio Rasco y Rafael 'Warry' Sánchez. Un tiempo antes, cuando per­ manecía en Cuba, Carlos Alberto Mon­ taner fue capturado el 26 de diciembre de 1960 en su propia casa y decomisa­ dos en dicha vivienda varios medios in­

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cendiarios de alto poder. Juzgado en la Causa 6-61 de enero de 1961, Montaner fue declarado culpable junto a Alfredo Carrión Obeso, Néstor Manuel Piñango Pérez y Víctor Jorge Fernández Romero y sentenciado a veinte años de prisión. Logró escapar el 8 de septiembre de ese mismo año y se fugó a Miami, don­ de continuó su carrera al servicio de la guerra sucia norteamericana contra Cuba. Ese es parte del holgado historial criminal de uno de los patrocinadores de la Unidad Liberal Cubana, quien ha colaborado con enconados enemigos de la Revolución como la FNCA, la ultraderecha española agrupada en el Partido Popular y con las agencias de las campañas mediáticas anticubanas como la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), la Office of Cuba Broadcasting (OCB), la USAID y la NED. El tratamiento dado por la Internacional Liberal a la contrarrevo­ lución cubana ha sido sistemático. Por ejemplo, en octubre de 2009, la visita a la Isla por parte de Emil Kirjas, Secreta­ rio General de la Internacional Liberal en ese entonces y Martín Angeby, les permitió contactar con varios contra­ rrevolucionarios internos y diseñar con ellos estrategias desestabilizadoras. Otro de los sostenes de la Unidad Liberal de Cuba han sido per­ sonajes y organizaciones como Carlos Sabino, escritor y profesor universita­ rio, de Venezuela; Ricardo López Gottig y Ricardo Manuel Rojas, Vicepresi­ dente de la Fundación Friedrich A. von

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Hayek, de Argentina; Álvaro Dubón, Consultor y Analista Político Indepen­ diente, de Guatemala; Héctor Ricardo Leis, Profesor de Ciencia Política de la Universidad Federal de Santa Catarina y Eduardo Viola, Profesor Titular del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de Brasilia, ambos de Brasil; Santos Mercado Reyes, Profesorinvestigador en la Universidad Autóno­ ma Metropolitana, Edna Jaime analista política y Eduardo García Gaspar, Editor General de Contrapeso.info, todos de México; Porfirio Cristaldo Ayala, Foro Libertario, de Paraguay; Martín Borrelli, Legislador de la Ciudad de Buenos Aires y Gabriel Salvia, Presidente de CADAL, de Argentina. La referida proclama liberal, en esencia, emitida el 3 de septiembre de 2007, se destaca por su carácter an­ tisocialista, por la sustitución del Esta­ do constitucionalmente establecido en Cuba y apoyado por la parte mayoritaria del pueblo; el apoyo a la actividad contrarrevolucionaria de los grupos in­ ternos; la defensa ultranza de la propie­ dad privada, el libre mercado y la eco­ nomía capitalista; la privatización de los servicios sociales; la privatización de la banca; el sindicalismo libre dentro del capitalismo; sustitución de la Reforma Agraria por un nuevo tipo de distribu­ ción de tierras que abra las puertas al la­ tifundio; devolución de las propiedades nacionalizadas por la Revolución a los monopolios extranjeros y a la burguesía cubana; entre otras medidas retrógra­

das. Entre los firmantes de esta defen­ sa al retorno capitalista en Cuba se en­ cuentran Héctor Palacio Ruiz, Eduardo Pérez Bengochea, Guillermo Fariñas Hernández, Víctor Rolando Arroyo Carmona, Félix Navarro Rodríguez, Fran­ cisco Chaviano González, León Padrón Azcuy, Pablo Silva Cabrera, Ernesto Colás García, Maikel Ernesto Colás Ro­ dríguez y Edgard López Moreno. Francisco Chaviano González, uno de los líderes de la ULC y vecino de calle 236, # 126 entre 1ra. y 3ra, en Jaimanitas, Playa, con teléfono 271 3815 y Carnet de Identidad Nro. 53030701722, ha sido un sistemático provocador des­ de su promiscuidad política entre la Agenda para la Transición y la ULC. Con frecuencia gasta su tiempo enviando correspondencia provocadora tanto a las organizaciones gubernamentales cubanas como a organizaciones inter­ nacionales y a grupos contrarrevolu­ cionarios radicados en Miami. Además, utiliza a Radio Martí, El Nuevo Herald y sitios de la red para lanzar diatribas con­ tra su Patria. Está estrechamente vincu­ lado a los contrarrevolucionarios Carlos Alberto Montaner y Orlando Gutiérrez Boronat, este último jefe del Directo­ rio Democrático Cubano, con dirección e identificación conocida por P.O. Box 110235, Hialeah, Florida 3011. Tel. 305­ 220-2713 ([email protected]). A pesar de la cacareada unidad existente entre sus líderes, tanto la ULC y la convergencia Liberal se encuentran minadas por la lucha por el poder, el

afán protagónico y la intención de re­ cibir una mayor parte del pastel finan­ ciero que llega a sus manos a través del Departamento de Estado, la USAID y otros contribuyentes. El partido liberal cubano El Partido Liberal Nacional de Cuba (PLNC) es otro diminuto grupúsculo contrarrevolucionario fundado en el año 2009, a partir del Movimiento Libe­ ral Cubano surgido en 2004. Mantiene las mismas orientaciones ideológicas encasilladas por sus patrocinadores de la Internacional Liberal, entre ellas el desconocimiento del Estado socialista y la lucha por un retorno al capitalis­ mo. El PLNC realizó varias reuniones provocadoras el 6 de mayo de 2010 para celebrar un aniversario más de su fundación, una de ellas en una vivienda sita en calle 284 # 8123 entre 81 y 83, en El Cano, Municipio La Lisa, propie­ dad del Secretario Ejecutivo Nacional del OLNC, Ronald Mendoza Méndez. Asimismo, otros miembros del PLNC se dieron cita en la vivienda de Norlan Pérez, Delegado Provincial de esta zona del Occidente, en provincia Habana, así como en las localidades de Antilla y Gi­ bara, Holguín, esta última en casa de Trinidad Rodríguez Abril, sita en la calle Rabí No 5 entre 12 y General Peralta. Estuvo presente Miguel Santana Breff, Vicepresidente del PLNC. Los contrarrevolucionarios agrupados en el PLNC en la zona occi­

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dental del país son: Fernando Edgardo Palacio Mogar, Ronald Mendoza Mén­ dez, Pedro A. Bello Méndez, Eroisis González Suárez, Iván Valdez Rodrí­ guez, Juan Carlos Alonso González, Roberto Pérez Báez, René Espinosa Rodríguez, Norlan Pérez, Onil Safón García, Roberto Pérez Díaz, Orchea Safón García, Jorge Monteagudo Alburquerque, Alexis Montero Castro y Teresa Cossío Pérez. Por su parte, en las provincias orientales actúan contra­ rrevolucionarios como Trinidad Rodrí­ guez Abril, Charles M. Lorenzo Sordo, Reinaldo Hernández, Timoteo Manuel Domínguez, Arturo Bernardo, Osmani Salinas, Jesús Arealla Pity, Lisset Pérez, Martha Adela Tamayo, Roberto M. San­ tana, Norma Reyes Ramírez, William Xique Manzanet, Araceli Santana Ruz, Pedro F. Tamayo Sayas, Yadira Martínez Fundicheli, Eusebio Martínez Fundicheli, Yudiris Cintra, David Hilber Duran, Alfredo Santana Breff, Yanco Santana Pupo, Braulio Hastíe Castañeira, Luís O. Machado Reinoso y Miguel Santana Breff. Hace unos meses, el 10 de di­ ciembre del año 2009, se realizó una reunión de corte provocador en la ciu­ dad de Camagüey, a instancias de sede José Agramonte Leyva, autotitulado Presidente del mencionado Gobierno de Oposición en la capital agramontina y Delegado de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, al mando del detractor Elizardo Sánchez Santa Cruz. No podía

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faltar la presencia de un representante del PLNC, Gilberto Valero Rondón, re­ presentante del mismo en Camagüey, así como miembros de la Coalición Cen­ tral Opositora y otros diminutos grupos contrarrevolucionarios. A manera de conclusiones: ¿conflictos entre los de aquí y los de allá? La prueba más evidente de la promis­ cuidad política de la contrarrevolución cubana se pone de manifiesto en la integración de la Unidad Liberal de la República de Cuba, en la que se encuen­ tran varios mercenarios que militan hasta en tres y cuatro organizaciones, como son los casos de Héctor Palacios Ruiz, Edgar López Moreno, León Pa­ drón Azcuy, Félix Navarro Rodríguez, Víctor Rolando Arroyo Camargo, Gui­ llermo Fariñas Hernández, Ernesto Co­ las García y Francisco Chaviano Gonzá­ lez. Por citar un ejemplo, este último es, a su vez, también Presidente del Consejo Nacional por los Derechos Ci­ viles de Cuba y secretario pro tempore para la Agenda para la Transición Cuba­ na. El móvil fundamental que mueve a los promiscuos elementos de la quinta columna en Cuba es la búsqueda de prerrogativas financieras por todos los lados y un posicionamiento dentro de la contrarrevolución que soporte su afán de protagonismo. «Mientras en más lados aparezco, más dinero obtengo», piensan en su intimidad y en sus cere­

bros metalizados. Hoy, sin embargo, cuando el dinero parece estar ya cercano y tangi­ ble, comienzan a aflorar las contradic­ ciones entre los contrarrevolucionarios dentro de Cuba y sus patrocinadores en La Florida. La confrontación ha dado inicio cuando 74 mercenarios dentro de Cuba acaban de solicitar en una carta al Congreso, fechada el 30 de mayo, la aprobación de un proyecto de ley que permita el libre arribo del turismo esta­ dounidense a la Isla, así como flexibilizar el envío de alimentos y productos agrí­ colas a Cuba. Su intención es clara: ga­ nar, mediante esta petición, simpatías en la base popular cubana y despojarse hipócritamente, al menos en apariencia, de sus probados compromisos con los que mantienen el bloqueo contra Cuba desde Estados Unidos. Por supuesto, no toda la intención de los firmantes como Guillermo Fariñas, Yoani Sánchez, Héc­ tor Palacios, Elizardo Sánchez, José Luis García y Ricardo González, Miriam Leiva, Liset Zamora y Dagoberto Valdés, entre otros, es totalmente sana, cuando llegan a expresar en la misiva: «Compar­ timos la opinión de que el aislamiento del pueblo de Cuba beneficia a los in­ tereses más inmovilistas del gobierno, mientras que la apertura sirve para in­ formar y empoderar a los cubanos». La carta en cuestión está dirigi­ da al senador demócrata de Minnesota, Collin Petterson, presidente del Comité de Agricultura de la Cámara de Repre­ sentantes, en cuyo comité se encuentra

pendiente el proyecto de ley denomina­ do Ley de Reforma de las Restricciones Viaje y Aumento de las Exportaciones. Sin embargo, otra polémica se ha des­ atado cuando varios mercenarios como Vladimiro Roca, Martha Beatriz Roque, Jorge Luis García (Antúnez) y otros, di­ cen no haber sido consultados para re­ dactar y apoyar la carta. Esta posición de los signatarios de la misiva los alinea junto a entidades como la Conferencia de Obispos Católi­ cos de Estados Unidos y el Cuba Study Group (CSG), con sede en Washington, quienes pudieran participar activa­ mente en el papel de repartidores los 15 millones de USD descongelados por Obama y el Congreso en días pasados, creando resentimientos en muchos grupos asentados en Miami que goza­ ron antes de este privilegio. A la cabeza del rechazo a la carta de sus mercena­ rios estuvieron los representantes de la ultraderecha anticubana en el congreso Lincoln Díaz Balart e Ileana Ros-Lehtinen. Por ahora, sin embargo, los grupos terroristas como la FNCA, el CLC, Alpha 66, Directorio Democrático, la Asam­ blea de la Resistencia, entre otros, per­ manecen en silencio, a la espera de lo que sucederá. Mientras tanto, varios con­ trarrevolucionarios encabezados por Manuel Cuesta Morúa y su grupúsculo Arco Progresista, se encuentran instru­ mentando una nueva campaña dentro de Cuba denominada 'Nuevo País', con la que pretenden recoger firmas para

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presentarlas en la Asamblea Nacional del Poder Popular para solicitar cam­ bios en la Isla, enfocados a sustituir el modelo socialista, aprobar las formas de propiedad capitalistas y el retorno al modelo capitalista de economía de mercado, así como otros cambios que cuestionan a la actual Constitución aprobada por el pueblo cubano. Las delegaciones del CID y su papel sobredimensionado dentro de la contrarrevolución interna De manera abrupta y sospechosa, mo­ tivados unos por la búsqueda de un cuestionado protagonismo, tan propio de las vulgares vedettes de sórdidos espectáculos; movidos otros por la sed de dinero fácil proveniente del go­ bierno norteamericano y de supuestas fundaciones europeas para financiar a la traición; y, por último, esperanzados de encontrar una vía segura para lograr un 'futuro próspero' en Estados Unidos o en alguna capital de la veleidosa Eu­ ropa, un centenar de aprovechadores de toda laya y oscuro pasado, se han coligado bajo la sombra del grupúsculo terrorista Partido Cuba Independiente y Democrática (CID), para venderse ante el mundo como supuestos luchadores por la libertad, creando insignificantes células en Ciudad de la Habana, Pinar del Río, Camagüey y en Palma Soriano. No estoy seguro si están en pleno conocimiento sobre quiénes son sus patrocinadores desde Miami y si

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conocen en realidad el tenebroso pa­ sado terrorista de los mismos o sim­ plemente, hacen dejación de ello para mantener a toda costa su sucio papel de buscavidas, a costa de servir a la con­ trarrevolución interna. Conscientes o no, estos grupúsculos son la expresión del viejo y frustrado sueño del CID y de Huber Matos de crear células dentro de la Isla para promover el derrocamiento de la Revolución Cubana por cualquier vía, incluso la violenta. Cuba conoce bien al traidor Huber Matos y nuestros órganos de seguridad, con la colabora­ ción de todo el pueblo, ha neutralizado en varias oportunidades a estas células durante las décadas pasadas. Su viejo plan intenta repetirse y, como siempre, lo neutralizaremos. En el trasfondo de su viejo empeño por derrocar a la Cuba de hoy, Huber Matos4 se ha convertido en uno de los más activos tergiversadores de la Revolución Cubana y de su historia, usando al CID y a la Fundación Huber Matos, a la contrarrevolución anti bolivariana en Venezuela, así como a sus acólitos oportunistas dentro de la Isla, como punta de lanza de la guerra me4 Huber Matos fue comandante del Ejército Rebelde, pero con afán de protago­ nismos y gran avaricia política se convirtió en octubre de 1959 en líder de una suble­ vación vinculada a un plan de asesinato de Fidel Castro. Por conjurar la decisión perdió la vida Camilo Cienfuegos, uno de los gran­ des héroes de la Revolución cubana. Matos guardó prisión en Cuba y tras cumplir su san­ ción se autoexilió, convirtiéndose en uno de los más hidrofóbicos enemigos de la revolu­ ción cubana.

diática anticubana y contra el ALBA. La razón de su relanzamiento mediático está en la única motivación que mueve a los mafiosos de Miami: el disfrute de una parte de la respetable mesada que el gobierno de Estados Unidos emplea, de múltiples formas, para subvertir el orden interior en Cuba y en Venezuela. En tal sentido, sin recato alguno, el blog del CID se convierte en un bochornoso espacio para pedir dinero, supuesta­ mente para ayudar a la 'disidencia' in­ terna cuando, en realidad, va a parar a los bolsillos de sus ilustres miembros el Ejecutivo Central del CID. En dicho blog, como vulgar limosnero, se declara: «el CID necesita de su apoyo económico que estará destinado a sustentar la ayu­ da que se brinda a los líderes democrá­ ticos dentro de la Isla y sus familias. Su apoyo también nos ayudará a profun­ dizar las actividades de difusión que se realizan en el exterior ante Gobiernos y Parlamentos, los Organismos interna­ cionales, las ONG's y la opinión públi­ ca mundial. Puede realizar la donación presionando el botón Donate o dirigirla por correo normal a Cuba Independien­ te Y Democrática, 10020 SW 37 Terrace, Miami Fl, 33165». Como la recaudación de fon­ dos es uno de sus fuertes, ya que se ha acostumbrado a estirar la mano en bus­ ca de dinero en sus últimos viajes por Polonia, Honduras, Argentina y otras naciones, Huber Matos montó un even­ to recaudatorio, donde acudieron solo los incautos que sueñan bobamente

con la idea quimérica de que «aquello se cae en cualquier momento», el pasa­ do domingo 11 de abril. Allí, en el res­ taurante Las Vegas Cuban Cousine, en el Doral, Miami, se celebró un almuerzo auspiciado por el CID, aparentemente para recaudar fondos para sus delega­ ciones en Cuba, cuyos platos y bebi­ das fueron sazonados por las palabras serviles, vía telefónica, de dos de sus lacayos en la Isla: Katia Sonia Martín, coordinadora de la región occidental del CID y Roberto Marrero de la Rosa, Presidente del CID en Cuba. No hace mucho, el 18 de diciembre de 2009, por citar otro ejemplo, en su obcecada campaña para buscar dinero fácil y para mantener la hostilidad mediática con­ tra Cuba, Huber Matos visitó a Polonia en compañía de varios contrarrevolu­ cionarios residentes en Miami, entre los que se encontraban Calixto Navarro y Orlando Gutiérrez-Boronat, del Direc­ torio Democrático Cubano; así como Sylvia Iriondo y Anolan Ponce, de MAR por Cuba. El objetivo aparente fue no solo buscar el apoyo del gobierno pola­ co y de los partidos Plataforma Cívica y Partido Ley y Justicia, a sus campañas desestabilizadoras en contra y dentro de Cuba, sino también buscar fuentes de financiamiento para mantener esa guerra mediática. Huber Matos, por su parte, ha sido claro con sus apadrinados dentro de la Isla, instándolos a ser activos en la promoción de una supuesta represión en Cuba, creando provocaciones y mon­

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tajes, como única forma de recibir sus indignas mesadas. En respuesta a ello, el pasado 25 de mayo de 2010, un gru­ po de vende patrias, encabezados por Hugo Damián Prieto Blanco, jefe de la insignificante delegación del CID en la Habana, montó una provocación con­ trarrevolucionaria frente al Capitolio de la Capital, que fue desmantelada en solo unos pocos minutos por los vecinos de las áreas circundantes, quienes repu­ diaron a los provocadores. Estos fueron forzados a desaparecer del lugar, de­ jando atrás a un pueblo enardecido que lanzaba consignas a favor de la Revolu­ ción. No contentos con ello, un grupo de cinco servidores del CID marcharon a la casa de Prieto Blanco, encabezados por Katia Sonia Martín, coordinadora del CID Región Occidental, donde fue­ ron nuevamente repudiados por los ve­ cinos revolucionarios del lugar. Estas actividades provocado­ ras y de creación de diminutos grupúsculos contrarrevolucionarios por parte del CID vienen sucediéndose desde hace unos meses. El 20 de mayo de 2010, contrarrevolucionarios al servicio de Huber Matos inauguraron una nue­ va célula en Arroyo Naranjo, Ciudad de la Habana, que pasó a ser encabezada por Alfredo Montanos Ramos como de­ legado, Raúl Parada Ramírez, como vi­ cedelegado, así como por Flores Barroto, Ernesto Rodríguez López y Niurka de la Caridad Ortega Cruz. Cinco días antes, para citar otro ejemplo, un gru­ po de provocadores reunidos en la casa

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sita en calle 89 # 21410, entre 214 y 216, municipio La Lisa, recibieron 'entusias­ mados' un mensaje de Huber Matos, en el que los incitaba a continuar con su despliegue provocador. El 8 de mayo de 2010 varios miembros del CID en Cuba, por orienta­ ciones de Huber Matos y encabezados por su presidente nacional, Roberto Marrero La Rosa, viajaron hasta el ba­ rrio Las Mercedes, en Florida, Camagüey, para participar en un encuentro de contrarrevolucionarios, con vistas a crear un programa de provocaciones internas y divulgar las ideas de Matos sobre una supuesta e ilusoria transición en Cuba, contenida en un libelo conoci­ do como 'La Nueva República'. El jefe de la célula en este municipio es Rubén Marín Cárdenas. Un día antes, Marrero La Rosa se había reunido con un peque­ ño grupo de contrarrevolucionarios en la Ciudad de Camagüey. En dicho en­ cuentro, Marrero La Rosa reconoció la existencia de once células del CID a lo largo de la Isla, entre ellas una fundada el 2 de mayo pasado en San Juan y Mar­ tínez, en Pinar del Rio, integrada por una quincena contrarrevolucionarios y dirigida por José Antonio Martínez, así como por Esteban Ajefe Abascal, Rei­ naldo Perdigón Villafranca, Jorge Luis Pérez Ramos, Luis Alberto Ruia Calde­ rón y Justo Martínez, ocasión en que fueron felicitados directamente por el cabecilla Huber Matos por vía telefóni­ ca. Unos días antes se efectuaron

varias reuniones para promover la crea­ ción de estas reducidas células del CID, promotoras de un supuesto discurso pacífico y reivindicatorio, pero poten­ cialmente peligrosas de acuerdo a la concepción que Huber Matos ha tenido históricamente para su desempeño en Cuba. El propio 8 de abril de 2010, se efectuó en Minas, Camagüey, una re­ unión de estos contrarrevolucionarios entre los que se encontraban Roberto Marrero de la Rosa y Reinaldo Villafana Villavicencio, del Ejecutivo Nacional, así como el delegado municipal Raúl Her­ nández Loyoa, acompañado de Pedro Guillen Reza, Eliseo Pérez Díaz, Ángel Chacón Lastre, Erik Méndez Hernández y Juan Altero Oliva Nápoles. Una sema­ na después, el 15 de abril de 2010, otros servidores del CID en Cuba se reunieron en la vivienda de Nivaldo Amedo Ramí­ rez, sita en la calle 2a No 6, entre Oscar Lucero y Eduardo Chivás, en el reparto Oscar Lucero, Palma Soriano, provin­ cia de Santiago de Cuba, para supues­ tamente recabar ayuda a varios presos 'políticos', cuando en realidad se bus­ caba la forma de montar nuevas provo­ caciones contrarrevolucionarias en esa provincia oriental, bajo el auspicio de Agustín Alonso Parada, vecino de Calix­ to García # 317, entre Lora y Villuendas, municipio Palma Soriano; quien se des­ empeña como jefe del grupúsculo con­ trarrevolucionario. Las provocaciones de las célu­ las del CID son cada vez más frecuentes y está claro que su agresividad obe­

dece a una búsqueda desesperada de protagonismo ante otros grupúsculos contrarrevolucionarios dentro del país, para buscar un aparente prestigio y su­ cio financiamiento. El 24 de febrero de 2010 fueron detenidos varios dirigen­ tes del CID en Ciudad de la Habana, al montar una nueva provocación en las inmediaciones de las calles Hospital y Neptuno, en el municipio Centro Haba­ na, entre los que se encontraban Carlos Romualdo Purniel Ramos, Abdel Rodrí­ guez Arteaga, Eurides Vázquez Mallet y Aimé Cabrales Aguilar y Ricardo Santia­ go Medina Salabarria. El 25 de enero de 2010, otro grupo de casi treinta contrarrevolucio­ narios formaron una célula del CID en el municipio de Centro Habana, enca­ bezados por Ricardo Santiago Medina Salabarria, jefe del provincial del CID en Ciudad de la Habana, ocasión en la que también fueron felicitados por el cabecilla del CID, Huber Matos, y por su nieto, Huber Matos Garsault. Fue entonces que se estableció la dirección de este engendro del CID con Katia Sonia Martin Veliz, a la cabeza, así como Lisbán Hernández Sánchez, Alexander Cala Reyes, Jorge Trimiño Benítez y Judith Vázquez Leiva. Casi veinte días an­ tes, el 6 de enero de 2010, en horas de la noche, otro grupo de contrarrevolu­ cionarios adheridos al CID montaron un show provocador en el parque de 21, de la barriada de Lawton, municipio 10 de Octubre, en el que participaron Carlos Romualdo Purniel Ramos, Alexander

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Hernández Pérez, Abdel Rodríguez Arteaga, Aimé Cabrales Aguilar, Juan Car­ los Peña Naranjo, Roberto Fleitas Vega, Elpidio Rodríguez Casas, Jorge Alberto González Suzarte, Darién Brito Gonzá­ lez y Lisbán Hernández Sánchez. Una de las tareas que les ha dado el ególatra cabecilla del CID ha sido el estudio del panfleto programá­ tico conocido como 'Proyecto Nueva República', elaborado en el año 2002. En él se hace una burda apología al ca­ pitalismo de mercado y la descentrali­ zación de la economía; a la democracia representativa y su sistema judicial; la sustitución de los beneficios sociales por otros de nuevo tipo, tras la diso­ lución del sistema socialista y la apologización de la propiedad privada; el retorno a la Constitución de 1940 bajo una forma enmascarada de una consti­ tución provisional; la venganza y enjui­ ciamiento contra los líderes y militantes revolucionarios, así como la expulsión de todos aquellos extranjeros que ha­ yan cooperado con la Revolución; el replanteo de la política agraria de la Revolución, es decir, la abolición de la Ley de Reforma Agraria y, de hecho, la defensa del latifundio; una nueva polí­ tica internacional subordinada a los Es­ tados Unidos; la aceptación de la priva­ tización de los servicios públicos como la educación y la salud; la integración de la prensa nacional al Sistema Intera­ mericano de Prensa, partiendo de una supuesta 'democratización' de la pren­ sa; una nueva legislación laboral basada

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en el sistema capitalista y la aprobación de 'un sindicalismo libre'; aceptación de la práctica del deporte profesional con todas las corruptelas y marginaciones que presupone, y, por supuesto, la in­ corporación inmediata de los dirigentes mafiosos de Miami en la conducción del nuevo gobierno provisional. Por otra parte, su viejo e insó­ lito sueño de captar a combatientes de las Fuerzas Armadas y del Ministerio del Interior para volver sus armas contra el pueblo, acariciado también por muchos grupos terroristas como el Consejo Mi­ litar Cubano - Americano (CAMCO), la Fundación Nacional Cubano America­ na (FNCA), Consejo por la Libertad de Cuba (CLC), entre otros, ha fracasado de manera reiterada. Hoy, sin embargo, orienta a sus células actuales a realizar esta misma labor de penetración en nuestras FAR y el MININT. La oscura y verdadera historia del CID Puedo, sinceramente, hablar de la os­ cura historia de Cuba Independiente y Democrática, pues tuve la oportunidad de encontrarme varias veces con Huber Matos en sus oficinas del 10020 SW 37 Terrace, Miami Florida 33165, con vistas a que yo participara como enlace entre él y sus supuestas células en Cuba y, a la par, me dedicara a la creación y difusión de las mismas por todo el país. Fue en 1998 cuando él, conspirando para lle­ var a cabo una serie de hechos violen­ tos dentro de la Ia Isla, se adjudicó a sí

mismo el seudónimo de 'Liborio' y me concedió a mí el seudónimo de 'Máximo Gómez'. Dentro de mis misiones estaba la de trasladar la correspondencia entre Huber Matos y uno de sus representan­ tes en Cuba, al que denominó 'Carlos Manuel de Céspedes'. Obviamente, el nonagenario cabecilla contrarrevolu­ cionario parece ignorar que nuestra se­ guridad cubana cuenta con abundante material probatorio (incluidas cartas de su puño y letra, así como grabaciones de mensajes de voz) en el que imparte a sus servidores en la Isla indicaciones para realizar actividades de sabotaje económico contra entidades estata­ les, buscar información sensible sobre nuestro país, especialmente la de bus­ car posibilidades de colaboración entre miembros de las Fuerzas Armadas Re­ volucionarias y del Ministerio de Interior con el CID, recabándoles armas y explo­ sivos para ejecutar sabotajes; así como crear provocaciones de todo tipo y la instigación a la indisciplina social. Aun recuerdo aquella frase suya, manifes­ tada ante mí y dos colaboradores suyos (Astorga y Alejandro 'Tarzán'), que colo­ có en una de sus órdenes a sus servido­ res en Cuba: «No importa lo que haga: roben, quemen, destruyan, maten, si es preciso; lo importante es derrocar al tirano». Ese es el verdadero rostro de Huber Matos. Aquel que empleó para conspirar contra la Revolución naciente cuando estaba al Frente del Regimiento 2, Agramonte, en la provincia de Cama-

güey. Aquel que lo llevó a ser juzgado en la causa 340/59. Aquel que supo ver claramente el embajador yanqui en la Isla en esos momentos y cuya caracte­ rización envió al jefe de la CIA, Allan Dulles, en un telegrama numerado con la denominación 5034, y en el que se dice: «(...) Había en el exterior un número de batistianos que trataban de ponerse en contacto con la administración de Estados Unidos, pero ellos no eran de utilidad. Las mejores perspectivas se centraban entre los que originalmente habían sido partidarios de Castro, pero en tiempos recientes habían pasado a la oposición. Dio como ejemplos a Huber Matos y al jefe de la fuerza aérea (Díaz Lanz). Si Castro continuase en su actual curso, podría crearse alguna oposición de aquellos elementos dentro y fue­ ra de Cuba. Pero no ha llegado la hora para eso, para nuestra más confidencial información, ya está haciendo los con­ tactos con esas personas para su posi­ ble uso futuro». Luego de cumplir una abultada y merecida condena, obtuvo la libertad el 21 de octubre de 1979, trasladándose a Costa Rica y posteriormente, a los Es­ tados Unidos. Meses después, en 1980, Huber fundó la organización terroris­ ta Cuba Independiente y Democrática (CID), en Caracas, Venezuela, con el apoyo de dos partidos políticos de Ve­ nezuela: Acción Democrática y COPEI. Entonces se dedicó a nuclear a su alre­ dedor a terroristas como Nelsy Ignacio Castro Matos, Gaspar Jiménez Escobe-

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ASESINO MADE IN

USA

CU CUBADEBATE AL DESCUBIERTO

EN

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POSADA CARRILES

do, Sixto Reynaldo Aquit y otros. Para él, la guerra sucia y el terrorismo han sido primordiales, en oscura conjunción con el narcotráfico. Desde bien temprano, en 1981, se dedicó a difamar a la Revolu­ ción mediante La Voz de CID, violando a las propias leyes norteamericanas establecidas en ese país, por lo que fue sancionado por la Comisión Federal de Comunicaciones de los Estados Unidos por operar sin licencia. Con esta larga experiencia de guerra ideológica, tam­ bién se ha visto involucrado en sospe­ chosas actividades que lo vinculan al narcotráfico. Huber Matos se ha involucrado varias veces en planes de magnicidio contra Fidel Castro, apoyando opera­ tivos montados por Nelsy Ignacio Cas­ tro Matos, Gaspar Jiménez Escobedo y Luis Posada Carriles. Uno de estos tuvo lugar en 1981, en espera de la visita de Fidel a los funerales del presidente pa­ nameño Omar Torrijos, para lo que con­ trató al terrorista y asesino profesional Eduardo Guillén Guerra. El jefe del CID, socio de terroristas Sus vínculos con los más prominentes terroristas asentados en Estados Uni­ dos se evidencian mediante sus con­ tactos con gente como Sixto Reynaldo Aquit Manrique, conocido como el Chi­ no Aquit, quien reside en el 11549 SW 5 street, Miami y cuyo teléfono es 305 227 1714, cuenta con un amplio historial

de terrorismo. Aquit fue sancionado en la Causa 155/62 a veinte años de priva­ ción de libertad, por haber cometido graves delitos contra la seguridad del estado en Cuba. Se fugó de la prisión en 1966 y fue recapturado dos meses des­ pués. Fue liberado en 1974. Luego de permanecer en Cuba varios años, logró salir de Cuba en 1980, durante la crisis del Mariel. Ya en Miami, se incorporó al CID, en donde escaló a un puesto como miembro del Ejecutivo Central en 1982. Posteriormente, en 1992, se integró al Ejército Nacional Cubano de Liberación y como miembro de este, participó en acciones terroristas contra Cuba y en la preparación de plantes para atentar contra Fidel en sus visitas al exterior. Un ejemplo de ello es que Aquit fue uno de los participantes del ataque con una ametralladora 50 al buque chiprio­ ta 'Mikonos', perpetrado el 2 de abril de 1993 , a solo 7 millas del puerto de Ma­ tanzas. Dos meses después, en junio de 1993, se trasladó a Centroamérica para contactar a Luis Posada Carriles y conseguir un alijo de armas para conti­ nuar sus ataques a Cuba. Durante estos encuentros, se conoce que estableció contactos con miembros de las fuerzas armadas de El Salvador, Guatemala y Honduras. Por último, Aquit fue descu­ bierto in fraganti cuando se disponía a perpetrar un atentado contra la sede de la Asociación de Trabajadores de Cuba, en Miami, lugar en que estaban alma­ cenadas veinte toneladas de alimentos

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y medicinas que serían traídos a Cuba por la Cuarta Caravana de los Pastores por la Paz. Condenado a cinco años de prisión fuera de la cárcel, dos en caución domiciliaria y tres bajo palabra, conti­ nuó realizando y promoviendo agresio­ nes contra Cuba. Esa es la historia de este socio de Huber Matos. Nelsy Ignacio Castro Matos ha sido uno de los connotados terroristas y cófrade de Huber Matos. Este terrorista se ha involucrado con varios grupos ex­ tremistas como la Resistencia Nacional Cubana (RNC) y Partido Unión Nacio­ nal Democrática (PUND), al igual que la Junta Revolucionaria en el Exilio y la Coordinadora de Organizaciones Re­ volucionarias Unidas (CORU), durante sus primeros pasos en la décadas de los años sesentas y setentas. Fue además uno de los más agresivos jefes dentro de Cuba Independiente y Democrática (CID), promoviendo toda una gama de acciones contra Cuba, entre ellas aten­ tados terroristas y creación de células dentro de la Isla con objetivos violentos y desestabilizadores. A partir de 1977 la­ boró en la DISIP, junto a Luis Posada Ca­ rriles y Orlando Bosch. En 1998 viajó a Centroamérica donde contactó a Posa­ da Carriles, con la finalidad de ejecutar acciones de sabotajes en Cuba y planes de atentado contra Fidel Castro. Amigo íntimo de Luis Posada Carriles, como ya señalamos, Castro Matos estuvo involucrado en varios pla­ nes de atentado contra la vida de Fidel, particularmente el intento de magni-

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cidio en Panamá, durante la X Cumbre Iberoamericana, en noviembre del año 2000. Se conoce que fue también uno de los organizadores de la infiltración efectuada en la provincia de Villa Cla­ ra, el 26 de abril de 2001, donde las tropas guardafronteras capturaron a tres terroristas que portaban cuatro fusiles AK 47 calibre 7,62 milímetros de fabricación rumana, un fusil M-3 norteamericano con silenciador, tres pistolas Makarov, abundante parque, visores nocturnos, medios de comuni­ cación, así como 3 mil 28 dólares y 970 pesos en moneda nacional, entre otros medios, los que serían utilizados para ejecutar acciones terroristas dentro del país, entre ellas la voladura del Cabaret Tropicana y un plan de asesinato contra Fidel. Los detenidos, todos residentes en Miami, estaban vinculados a las or­ ganizaciones terroristas Comandos F-4 y Alpha 66, y mantenían amplios víncu­ los con la Fundación Nacional Cubano Americana. Luego de ser interrogados, reconocieron, mediante presentación de fotografías y videos, a los terroristas de origen cubano y residentes en Miami, Santiago Álvarez Fernández-Magriña, Nelsy Ignacio Castro Matos y Rubén Darío López Castro, como participantes en la dirección, organización y financiamiento de esta operación. Todos los se­ ñalados, son amigos del Jefe del CID.

A manera de conclusiones Todo parece indicar que existe una mar­ cada tendencia dentro de los grupos te­ rroristas y mafiosos radicados en Miami a aupar a las nuevas vedettes de la contrarrevolución interna, sobre lo que existen muchas evidencias. Para nadie es desconocido que el CLC le tendió la mano a Yoani Sánchez e, incluso, le regaló una medalla de poco valor, pero que la vincula a una organización cuyos miembros son extremadamente terro­ ristas, en un comprometedor vínculo. Por su parte, terroristas como Santia­ go Álvarez, Luis Posada Carriles, Fran­ cisco José Hernández Calvo y Horacio Salvador García Cordero, entre otros, financian o apoyan de diversa forma la actividad de las Damas de Blanco. Todo esto, por supuesto, es cuestión de con­ veniencia y Cuba lo conoce. Las diminutas delegaciones del CID, por su parte, reciben el apoyo

de Cuba Independiente y Democrática y de su jefe, Huber Matos. Todo esto pone a los supuestos y actuales 'luchadores por la libertad', 'disidentes', 'perseguidos políticos' o como quieran autotitularse, en una lí­ nea peligrosa y comprometedora: la de asociarse, a cambio de dinero, a gente que ha masacrado a su pueblo durante décadas. Y planean aun, en la más com­ pleta oscuridad, continuar desarrollan­ do crímenes y actos de terror. ¡Cuidado, pues, ya que su conciencia tendrá que responder ante los 2099 cubanos ase­ sinados por estos terroristas y los 3478 que aun mantienen abiertas las heridas en sus cuerpos lastimados! La batalla está planteada y nuestro pueblo, mientras tanto, se ad­ hiere a la consigna enunciada por Fidel hace cinco décadas: ¡Venceremos!

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Los medios de comunicación y la modelación del poder hegemónico: el caso de América Latina Pedro Prada

El autor, Embajador de Cuba en El Salvador, fundamenta en su investigación la forma en que las masas han asumido que las formas simbólicas contribuyen a la reproduc­ ción de ideas, como una vía para preservar los sistemas ideológicos y sus atributos políticos, económicos y sociales. Al centrar su estudio en el paso de los medios de comunicación a empresas, y en su conversión de iniciativa privada, grupal o nacional a poderes transnacionales, se nos propone una nueva comprensión de los medios ma­ sivos de comunicación, en especial de aquellos integrantes del llamado main stream, como estructuras alternativas de poder globalizado, en cuyos espacios se resuelve — de la peor manera— el viejo dilema entre gobernantes y gobernados, se construye el consenso político necesario para asegurar la gobernabilidad entre estos y, finalmente, se construyen las nuevas hegemonías. El autor no limita su investigación a la descrip­ ción o al diagnóstico de los antecedentes teóricos, o a retratar una realidad que hoy se nos presenta dura y conflictiva, sino que, consecuente con una visión ética, se adentra en su complejidad para proponer alternativas que moderen el papel social y la respon­ sabilidad social de los medios, basado en una firme y documentada convicción de que la homogeneización informativa y cultural que hoy sufre la humanidad como resulta­ do de la prevalencia de un modelo de poder hegemónico, solo puede ser enfrentada con una lúcida y bien estructurada estrategia de resistencia y contraataques a todos los niveles en que se desarrolla la actual batalla de ideas a escala mundial.

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En fecha tan temprana como 1922, cuando el postmodernismo, la globalización y otros asombros habrían pareci­ do ciencia ficción, el destacado escritor, periodista y filósofo estadounidense Walter Lippman, que había concebido la idea de la 'manufactura del consenso' para referirse a las potencialidades de la propaganda en el propósito de unificar la opinión pública, expresó en su libro Public Opinion que «La revolución signi­ ficativa de los tiempos modernos no era industrial, económica o política, sino la revolución que tiene lugar en el arte de crear consenso entre los gobernados (...) Ninguno de nosotros — afirmó— alcanza a entender las consecuencias, pero no es atrevido decir que el conoci­ miento de cómo crear consenso altera­ rá todas las premisas políticas». Casi un siglo después, cuando los dominados comenzamos a com­ prender las maneras en que las formas simbólicas contribuyen a la reproduc­ ción ideológica, más allá de los discur­ sos teóricos, revelándonos las formas en que operan las ideologías y las vías para poder identificarlas1y enfrentarlas, 1 Garcés, R, comparte en su análisis sobre La construcción simbólica de la opi­ nión pública los criterios vertidos por "John B. Thompson (1993), quien ejemplifica su método de la hermenéutica profunda con prácticas de la televisión británica, o Teun Van Dijk (1996, 2005), que investiga, entre otros temas, el discurso de la guerra nor­ teamericana contra el terrorismo para for­ mular sus proposiciones generales sobre el análisis del discurso ideológico, o en autores como Manuel Martín Serrano o Raymond Williams, que agradecen mucho de sus re19 6 La Universidad

parecería que por fin hemos logrado descifrar el acertijo de Lippman. En el apogeo de la crisis de las ideologías y de los sistemas políticos con que se recibió el siglo XXI que, como solía decir Guillermo Cabrera Álvarez, comenzó al día siguiente de haberse arriado la bandera de la hoz y el martillo en el Kremlin; cuando la historia, según nos anunciaban, se había acabado ya; la prensa — los medios de comunicación de masas— fue acusada de representar un contrapoder, de no realizar su traba­ jo y de 'fabricar' el consentimiento en torno a los poderes [Meyssan, R. 2005]. El pensamiento instrumental trataba de justificar así su propia negación a reconocer una realidad que se había levantado ante sus propios ojos, retan­ do todas las respuestas anteriores. Los acontecimientos mundiales más recien­ tes, como los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, las guerras de Afganistán e Iraq y las convulsiones políticas que acompañan los procesos de cambios que están teniendo lugar en América Latina, zarandearon tanta modorra del hipotálamo, persuadién­ donos con una rotundez inexplicable de otro protagonismo que desde una fecha bien temprana el terco gallego de Ramonet explicaba de una forma simple: es el otro brazo del poder, compartido con la economía [1998]. El mundo de los medios y el de­ flexiones teóricas al análisis de las formas simbólicas publicadas por la prensa, y del servicio que ellas prestan al sostenimiento de las relaciones de dominación" (2007).

bate generado por estos, se convierten hoy en el espacio decisorio en que se dirime el viejo dilema entre gobernan­ tes y gobernados, líderes y liderados. No obstante, no faltan quienes siguen relegando su papel a lo meramente ins­ trumental. La crítica tradicional de los medios estima que en este nuevo papel protagónico está la mano de algunos grandes grupos económicos. Otros acu­ san a las burocracias políticas. Se pu­ diera pensar que el punto crítico es más profundo: que reside en la noción mis­ ma de la «información» y en cómo se le asume. Ese término, utilizado con fre­ cuencia, lleva en sí mismo un punto de vista filosófico y una manera de ser y de ver el mundo asociada al movimiento y al cambio. En contrasentido a las prác­ ticas más extendidas en el pensamiento revolucionario del siglo XX y aun en el XXI, demanda la comprensión de que la complejidad de la sociedad que los se­ res humanos se proponen construir, ese mundo que soñamos mejor y creemos posible, exige no solo tener amplitud y variedad de conocimientos, sino tam­ bién el desarrollo de capacidades para su empleo y transformación en accio­ nes perdurables y en nuevos valores. Sin embargo, a despecho de todo y todos, y gracias a la capacidad (no congénita, sí desarrollada) del capi­ talismo para reinventarse y perpetuar­ se tanto como lo ha hecho la Iglesia, la ideología de la información (la comu­ nicación de masas, que no es cualquier tipo de comunicación) se ha convertido

hoy en una gigantesca maquinaria de creación de imaginarios, construcción de consensos, establecimiento de lide­ razgos y por consecuencia, en un instru­ mento vital de consentimiento y de so­ metimiento de las poblaciones, a la vez que se constituye sostén por excelencia de los sistemas político-económicos y sociales. Un enfoque desde las teorías política y de la guerra Mucho se ha hablado de aquel mo­ mento de los años setentas cuando los medios de comunicación estadouni­ denses movilizaron a la población de ese país para poner fin a una guerra de cuya necesidad años antes la habían persuadido. Noelle-Neumann describió ese fenómeno que había ocurrido en la sociedad norteamericano como 'espi­ ral del silencio': un proceso dinámico en el cual las predicciones sobre la opi­ nión pública se convierten en un hecho mientras que, gracias a la cobertura de los medios de la opinión de la mayoría, esta se convierte en el status quo, re­ duciendo el espacio de expresión de las minorías. En esa secuencia, los medios de comunicación influyen en la deter­ minación de la opinión predominante, utilizando lo que es descrito como una 'habilidad innata' para incidir sobre la percepción de los individuos, aun cuan­ do den una interpretación errada de lo que es la verdadera opinión pública.

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Ello explica por qué los medios pueden ser utilizados para la construcción y de­ construcción de consensos, fundar una hegemonía (o mantenerla), así como para contener el descontento social (el disenso) sobre asuntos controversiales. Así, se llega al destino de la manipula­ ción y la coerción. En verdad, la construcción hegemónica del poder en las masas (y del consenso previo que lo cimenta— a decir de Gramsci) ha sido en los últimos dos siglos una tarea constante de los medios de comunicación. Al describirla, Hallin nos la presenta en todos sus atri­ butos, incluidos los más corruptos como el clientelismo político. Habermas y Chomsky razonan desde la ética del dis­ curso, el uno, y desde el control del pro­ pio poder, el otro, cuando nos persuade que los periódicos y las televisoras pue­ den ser poderosas empresas con alian­ zas al poder corporativo que garantizan, por extensión, fuertes alianzas también con el poder político al cual nos enseñan a acatar dócilmente. De ahí que cuando la política agota su espacio resolutivo y se ve im­ pelida a apelar a la violencia para resol­ ver sus fines (no olvidar a Clauzewits), surja en el ámbito de las armas la ne­ cesidad de respuestas que, entendidas como costosas en lo estrictamente ar­ mado, pasen a operar en un ámbito de resolución menos visible, menos costo­ so, pero sin lugar a dudas muy efectivo: la psiquis humana. Cuando en 1982 el coronel Ha-

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rry Summers Jr. y los institutos políticos y castrenses de los Estados Unidos emi­ tieron el Informe Sobre Estrategia, con un análisis crítico de la guerra en Vietnam, una conclusión definió el curso futuro de las confrontaciones que lide­ raría ese país: ninguna decisión ni estra­ tegia política futura podría divorciarse de una estrategia de comunicación. En lo adelante, el control de audiencias sería componente esencial de todas las acciones políticas y militares de ese país. A partir de ese momento, los Es­ tados Unidos se disponían a superar el estrecho horizonte de la propaganda y la divulgación, para adentrarse en el denso espacio de la información, la cul­ tura y la comunicación de masas. Así, animados por los trabajos de la Comisión Stanton, la segunda ge­ neración de conflictos dio paso a otros nuevos, de tercera generación, también denominados como de 'baja intensidad' (o de bajo costo, para ellos). En ellos, las acciones de propaganda y subversión ideológica (todavía en esa noción ins­ trumental enfocada en un objeto -p ú ­ blico— que recibe pasivo las señales de quien emite) tenían un peso principal. En las nuevas guerras, las tropas serían el recurso definitivo cuando se hubiera agotado un sistema integral de medi­ das que armonizaba opciones políticas, económicas, sociales, diplomáticas, psicológicas e ideológicas, interrelacionadas por el uso de la información y organizadas de forma armónica y esca­ lonada en un plazo prolongado, para la

consecución de un fin. Se guiaban por un enfoque simple y básico: la infor­ mación es un material estratégico de primer nivel. La capacidad para produ­ cirla, controlarla, dirigirla y emplearla se convierte en un asunto de vitalidad para todas las instituciones y organiza­ ciones y en una categoría de seguridad nacional para los Estados. Pero era un camino en el que aun primaba una sola dirección, y así se mantuvo, más o me­ nos, mientras la modernidad y la post­ modernidad llevaban y traían estilos de vida, construían y derribaban hegemo­ nías, despertando la necesidad de res­ catar el espíritu dialógico que residía en el origen de las civilizaciones humanas. Los medios de comunicación comenzaron a construir (¿o acaso visua­ lizar?) los vínculos entre los diferentes grupos y a aportar y compartir expe­ riencias que propiciaban la solidaridad social. Los medios de comunicación también empezaron a exaltar cada vez más aquellos valores colectivos que pa­ recían capaces de unir más a la gente, no como comunidad polícroma — multiracial, multicultural, multilingüística—, sino como una grey temerosa, sumisa y uniforme, solo comparable a la de la Iglesia medieval [Curran, J. 2005].Y esta mención a la Iglesia no es metáfora: en 1980, cuando la Trans World Radio y la Heralding Christ Jesus Blesing, dos im­ pulsoras de la nueva estrategia de do­ minación hegemónica, se disponían a universalizar el pensamiento de la de­ recha conservadora cristiana de los Es­

tados Unidos como dogma planetario, dejaban por escrito en una declaración conjunta sus propósitos: «estamos em­ peñados en darle a cada hombre, mujer y niño del planeta la oportunidad de en­ cender la radio y escuchar el evangelio de Jesucristo en una lengua que puedan comprender, de manera que se convier­ tan en miembros responsables de su Iglesia. Esta tarea la queremos comple­ tar para el año 2000» [Diamont, Sara. 198]. En ese momento, la URSS y Euro­ pa socialista consolidaban sin saberlo el estancamiento que les costaría la vida diez años después. En tanto concebida como un instrumento de perturbación y control de la inteligencia de los individuos, la nueva estrategia carecía aun del nece­ sario concierto coral de actores, recur­ sos y medios, cuya posibilidad sobrevi­ no en el escenario unipolar emergente de la crisis del socialismo europeo y del apogeo de la globalización neoliberal. Fue en ese momento — 1989—, cuando las fuerzas revolucionarias y progresis­ tas habían descubierto en el conflicto centroamericano los rasgos de las gue­ rras de baja intensidad, que en el seno de la elite pensante neoconservadora comenzó la formulación de la teoría de las llamadas 'guerras de cuarta genera­ ción' como una alternativa a los conflic­ tos emergentes de la postguerra fría y al terrorismo, pero también, para liquidar los asuntos pendientes de aquella ante­ rior etapa histórica. Las cuatro actas del Comité de Santa Fe y el programático

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Informe El siglo americano demanda­ ban una nueva forma de imposición hegemónica que superara con creces todo lo ensayado hasta ese momento. A partir de los anteriores pre­ supuestos se va estableciendo un modo de confrontar gobiernos, movimientos políticos y sociales, crisis, y cambios desde una perspectiva formalmente (en apariencia) poco relevante, asép­ tica, minimizadora y restrictiva, sobre todo, en la forma en que el conflicto es transmitido a las audiencias [Jaramillo: 2000]. Ya no serán nunca más las san­ grientas imágenes de la guerra de Vietnam, ni las multitudes en avalancha, defendiendo el poder conquistado, ni los líderes vencedores que impactaron al público en décadas anteriores, sino una depurada versión que se pone a prueba por primera vez en la invasión a Panamá y que dos años después, en 1991, la CNN ensaya a lo grande, con la transmisión en vivo de la Tormenta del Desierto, la agresión de Estados Unidos contra Iraq. En ella, el castigo a Iraq por invadir Kuwait es apenas el decorado de una puesta en escena donde los actores principales son las ideas y la tecnología, y donde la violencia extrema parece no existir a resultas de una negociación entre los medios y los ejecutores de las decisiones políticas, mientras la imagen deconstruye el imaginario predecesor sustituyéndolo por otro, afín al emisor; a veces espectacularizándolo o mediati­ zándolo, pues esas vías han probado su eficacia desde la época de los Césares.

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La crisis del socialismo real, la caída del modelo europeo y el siglo americano Recién se les menciona, los aconteci­ mientos en la Unión Soviética y Euro­ pa del Este y su rémora ideológica en el resto de las fuerzas de la izquierda internacional generan un triunfalismo que acelera la edificación del proyecto hegemónico estadounidense. No hay que detenerse en lo ya harto conocido. Solo valga agregar al derrumbe factual del modelo, el descalabro del mito, la crisis ideológica, moral y cultural que empuja a una pretendida y 'alternati­ va' desideologización, el agotamiento del paradigma comunicacional y con él, la instalación de un pensamiento unipolar y hegemónico que hace tabula rasa con el pasado, introduce de forma ¿gloriosa? la falsificación de la historia, empeño mayor que los intelectuales kenedianos denominaban 'defensa contra la agresión', y que involucra, no tanto al complejo militar industrial como a la in­ dustria cultural y de la información, para finalmente lanzar un apogeo inédito del derecho de la libertad de expresión en sentido sesgado, mientras se sepulta el nuevo orden informativo internacional por el que la comunidad internacional batalló durante años. El cuadro del mundo postsoviético que se presenta a la gente -afir­ ma Chomsky- no tiene la más mínima relación con la realidad, ya que la ver­ dad sobre cada asunto queda enterra­

da bajo montañas de mentiras. Se ha alcanzado un éxito extraordinario en el sentido de disuadir las amenazas de­ mocráticas y lo realmente interesante es que ello se ha producido en condicio­ nes de libertad. No es simplemente la mani­ pulación informativa, añade Chomsky, sino algo de dimensiones mucho ma­ yores. Se trata de la imposición de un nuevo totalitarismo, en el que el rebaño desconcertado se encuentra además marginado, dirigido, amedrentado, so­ metido a la repetición inconsciente de eslóganes patrioteros e imbuido de un temor reverencial hacia el líder que le salva de la destrucción, seguros de que la única alternativa está en servir a un estado mercenario ejecutor (la espiral del silencio en plena acción, censuran­ do y silenciando las voces alternativas). Bajo ese credo se generaliza la práctica de los llamados embeded journalists o periodistas incrustados o inser­ tados, neoformas de corresponsalías de guerra con derechos menguados, so­ metidas a la autocensura, que son obli­ gadas a apropiarse del nuevo lenguaje en que se le va a hablar al mundo. El debut es en la guerra contra Yugoslavia y las audiencias quedan pasmadas ante la aparición de las víctimas y los daños colaterales, subterfugio semántico que relativiza el horror que viven las pobla­ ciones civiles serbias y montenegrinas y gana el aplauso para las armas inte­ ligentes que son capaces de destruir al 'enemigo' que injusta e incorrectamen­

te estaba apostado en la azotea de un hospital. Así también se requerían pre­ textos para cumplir la promesa de ba­ rrer con Cuba. Oleadas de balseros, ingreso de embarcaciones y aeronaves al espacio marítimo y aéreo soberano cubano, actos de terror contra instala­ ciones turísticas y más recientemente, patéticas damiselas de blanco, delin­ cuentes comunes convertidos en reos políticos y huelgas de hambre. Ha sido en medio de esa omnipotencia impe­ rial, cuando finalizaba el año 2000, parteaguas histórico de los tiempos y las ideas, que Fidel Castro, que en ninguna de sus estrategias políticas había pres­ cindido de los medios y la comunicación de masas, culmina la estructuración de conceptos, estrategias y tácticas que había venido eslabonando y desarro­ llando a lo largo de su vida revolucio­ naria y que lo llevan a concebir un plan general de contraataque desde la Cuba socialista, que no ha depuesto banderas y vindica en su heroica resistencia la de­ cisión tremenda de cambiar el modelo: ¡la batalla de ideas! El fin de la era neoliberal en América Latina y la debacle de los partidos políticos El paso del keynesianismo al neoliberalismo y su bancarrota posterior se dan en el fondo de una transnacionalización económica y empresarial a la que los medios de comunicación no son ajenos.

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El 'poder', por así decirlo, se percata de que ya no puede más con la vieja tarea instrumental de los medios. Prefiere ha­ cerlos suyos y corporizarlos. La integra­ ción del capital transnacionalizado no cree más en el dogma de la especialización. Las empresas que crecen y se mul­ tiplican, moviendo los hilos invisibles de las naciones, no importa cuál sea su objeto social, tienen en su entramado a entes productores mediáticos y comunicadores. Un magnate australiano da el disparo de arrancada: Rupert Murdoch, quien no para hasta que News Corporation sea, como es hoy, un gigante devorador de conciencias. Otro multimillo­ nario le pisa los talones y finalmente lo supera: Ted Turner suma, paso a paso, hasta no ser más que un codueño, lo que hoy constituye el mayor imperio comunicacional de la historia humana: AOL-Time-Warner. La empresa privada — a la que pertenecen los medios— es ahora el nu­ men absoluto del nuevo modelo, donde se resumen no solo los valores econó­ micos, sino los ideológicos y de clase. Ya el enemigo no es el comunismo (no deja de serlo), sino todas las fuerzas antisistema, los globalifóbicos, según una definición del entonces presiden­ te mexicano Ernesto Zedillo, de la que luego rehúsa ante la acusación de 'globalifílico' que los medios mexicanos le hacen con justeza. Agotados sus aprestos, los paí­ ses y las sociedades neoliberales entran unos tras otros en crisis estructurales

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profundas, de altísimo costo social, y arrastran consigo economías, clases y formas de la política y la estatalidad, entre muchas más obras y vidas. Esa profunda sima del proceso civilizatorio es, por contraposición, un instante ger­ minal, en el que la erosión de los mode­ los sociales tradicionales transforma a la comunicación en un 'puente de cohe­ sión global' para sociedades y personas que se han quedado sin rumbo y que buscan desesperadamente asideros para 'salvarse' o 'explicarse' qué ha ocu­ rrido. En la búsqueda, todo el mundo desea participar del acto de la comuni­ cación, puesto que entienden que la ne­ cesidad humana por informarse es una demanda objetiva del desarrollo huma­ no. Esta suplantación del poder y de las clases políticas tradicionales por los medios tiene una guinda anecdóti­ ca en lo ocurrido en 1997 en Venezuela, durante la preparación de la VII Cumbre Iberoamericana, cuando el socialcristiano Rafael Caldera, en un arranque de simulado pudor, se empeñó en sa­ car adelante en aquella reunión una declaración sobre la responsabilidad de los medios con la información ve­ raz y objetiva. La reacción fue unísona, desató una crisis inolvidable y conve­ nientemente silenciada y desaparecida después de los archivos, que hizo tam­ balearse al gobierno neoliberal vene­ zolano y puso al borde del fracaso a la propia Cumbre. Fueron los medios y el poder que representaban — ni adecos ni

copeyanos, ni puntofijistas ni masistas o revolucionarios— los que dictaron las reglas de aquel juego. Para ello, se apoyaban en una integración de saberes que, impulsa­ da por una explosión en la revolución de las tecnologías informáticas, se ex­ tendía como epidemia desde Europa y desde los Estados Unidos: información, comunicación y cultura se daban ahora la mano para la construcción de imáge­ nes demiúrgicas de un nuevo modelo de liderazgo. Así, razona Costa, al eri­ girse en fenómeno de masas, el acon­ tecimiento 'innovador' se impuso como epicentro del pensamiento y la acción humanas, definiendo la personalidad y los valores de la nueva época. El nuevo liderazgo de los medios Era preciso — explica Kotter desde su ra­ zón administrativa— liderar y gestionar el cambio. Era imprescindible «alinear a la gente, comunicar el nuevo rumbo a aquellos que pudieran preparar coa­ liciones, que entendieran la visión y se comprometieran a alcanzarla», era necesario «motivar, inspirar, vencer los obstáculos (...) apelando a valores, emociones y necesidades comunes». Ninguna organización, ninguno de los viejos líderes estaba ya en condiciones de asumir el nuevo liderazgo. Muchos ni siquiera formaban ya parte del poder real, habiendo quedado relegados a lo meramente simbólico. No tenían as­ cendencia en las audiencias nacionales

o internacionales, ni capacidad de per­ suadirlas sobre qué era lo mejor para el país o el planeta. Fueron los medios los que asumieron ese histórico papel. Los medios, que venían de un proceso de cohesión y de homogeneización informativa y cultural y se habían transformado para entonces en uniformadores de la conciencia social, se mostraron en ese instante como el otro factor (la economía, el primero) o brazo del nuevo poder. Pulverizado el mito de la objetividad, sublimado el derecho a hablar sin responsabilidad, porque «la libertad lo merece» y «no conoce fron­ teras», los medios se ciñeron la espino­ sa corona. La vieja función instrumental había cedido paso al protagonismo y a la capacidad decisoria. A sus pies yacía el mito del tripartito clásico, del que alguna vez fueron 'cuarto poder', aun enarbolado como hoja de parra para cubrir las impudicias del sistema y esa nueva actitud socarrona de titiriteros que, ocultos tras los telones mueven los hilos de los muñecos en la escena. Es justamente en este punto donde, según Acanda, la clase domi­ nante ejerce el poder de manera efec­ tiva al reproducirse, no mediante el abuso de su autoridad, sino por medio de la demostración de su ascendencia y capacidad de negociación con los do­ minados [Acanda, 2002: 243-261; Hall, 1981: 375-378] y mediante el ejercicio normal de la hegemonía. Este esfuer­ zo, enseña Gramsci, combina fuerza y consenso, equilibrados de distintas

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maneras, sin que la fuerza predomine demasiado sobre el consenso y tratan­ do de que la fuerza parezca apoyada en la aprobación de la mayoría, expre­ sada mediante los llamados órganos de la opinión pública [Gramsci en Acanda, 2002: 245, Garcés: 2007, 54]. Traído a la aldea global postmoderna, nos recuer­ da la idea atribuida al filósofo francés Jean-Francois Lyotard respecto a que el desarrollo de las sociedades postindus­ triales hacen que en el ámbito de la cul­ tura se geste un nuevo paradigma cultu­ ral, donde caen desde un punto de vista relativista todas las grandes concepcio­ nes o cosmovisiones por las cuales el hombre occidental ha vivido, y porque, según su visión, no hay verdad porque la misma cultura ha evolucionado de tal manera que se articulan una pluralidad de verdades. Todo ello hace pensar que no hay una verdad fuerte, sino que sola­ mente se tienen impresiones subjetivas acerca de lo que es la verdad. Así, llegamos al punto en que emerge la opinión pública como una categoría de naturaleza política, comu­ nicativa y simbólica, fraguada entre ciu­ dadanos que, al debatir sobre asuntos de interés político y social, van constitu­ yéndose progresivamente como públi­ cos organizados cuyas discusiones y ac­ ciones podrían repercutir — de maneras disímiles y en magnitudes diferentes— sobre el poder. [Allport, 1937; Rivadeneira, 1976; Monzón, 1996; Habermas, 1997 , citados por Garcés: 2007, 54].

En ese punto de la postmo­

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dernidad, cuesta trabajo descubrir y aceptar que nos hemos — nos han— convertido en metaciudadanos. Somos metahabitantes de territorios sin fron­ teras, pues estas fueron erosionadas o invisibilizadas por la información y la cultura; se nos dice que somos de todas partes y que no pertenecemos a ningún lugar. Con una visión elitecéntrica, nos desarraigan en lo físico y en lo espiri­ tual. Y no contar cuando ello trascien­ de al mundo de la informática, en que entramos a ser 'cyborgs': esa categoría humana que habita Second Life y otros muchos espacios, en el que, gracias al papel multiplicador de los medios, todos visten, consumen, gustan, se mueven, se orientan, votan, aplauden y luchan por los mismos paradigmas de forma más o menos consciente. Cuán lejos pueden llegar hoy los medios de comunicación de masas a participar en la construcción del po­ der y, por esta vía, en la instauración y consolidación de las hegemonías, lo ilustran las más recientes elecciones en Estados Unidos, espacio que redime a la maquinaria del infotaiment -infor­ mación, cultura y entretenimiento- del descalabro de incomunicación en que se convirtió la cruzada antiterrorista universal posterior al 11-S de 2001, por la que se pretendió, de forma peregri­ na, conquistar las mentes y corazones de los musulmanes. Un repaso a lo más descollante en la campaña del candidato ganador, aquello que fue significativo y marcó su

triunfo, se encuentra en la disciplina, coordinación y organización de su equi­ po de campaña comunicacional, inte­ grado por una vasta red de activistas, profesionales y voluntarios, a nivel na­ cional, estadual y local. El equipo operó tanto a nivel tecnológico como a nivel personal, para proporcionar un alto nivel de captación, inscripción y movi­ lización de nuevos votantes en todo el país, a través de un esmerado ejercicio de comunicación de masas en el que la construcción de sentidos y el factor dialógico en sinergia con los medios globalizados activaron las diferencias políticas, y con ellas, las preeminencias y las identidades de los elegibles. Ni las encuestadoras, antes con una pátina de objetivas, se salvaron de complejos programas de ingeniería de datos para incidir, mediante la venta de presuntos resultados en la especulación y el merchandizing electorero, evidenciando que los medios, más que articuladores, han pasado a ser una economía en sí misma, transnacionalizada como la real. En un sistema desmoralizado y desgastado por una severa crisis y una administración previa desastrosa, se re­ quería no solo la motivación de las ba­ ses electorales y efectividad del mensa­ je de cambio de su campaña. También eran necesarias mucha creatividad en la elaboración de mensajes políticos y en las vías utilizadas para trasmitirlos, de modo que las cualidades persona­ les del candidato Barak Obama: joven,

carismático, inteligente, articulado, ins­ pirador, resumieran en si mismas una invitación suficientemente tentadora para desafiar el status quo. ¿Tarea de políticos? En abso­ luto. Las últimas elecciones estadouni­ denses mostraron a los grandes conglo­ merados de la comunicación de masas y a los centros de inteligentzia en su doble función de ideólogos y financistas del poder. Mientras Google, Microsoft, AOL Time Warner, Verizon, National Amusements, IBM y numerosas universidades se convertían en contribuyentes líderes de la campaña demócrata hasta esta­ blecer récords, sus empresas subsidia­ rias producían software, publicidad, en­ tretenimientos, cine, televisión, música y animados que reprodujeran hasta la saciedad los nuevos valores. Pocas ve­ ces un candidato presidencial ha llega­ do a la Casa Blanca con tanta expectati­ va para su gestión. Los medios de comunicación estadounidenses demostraron haber aprendido hasta la saciedad las leccio­ nes de Pierre Bordieu: «la interioriza­ ción de las estructuras en base a las cua­ les el grupo social en el que se ha sido educado produce sus pensamientos y sus prácticas, forma un conjunto de esquemas prácticos de percepción —di­ visión del mundo en categorías—, apre­ ciación— distinción entre lo bello y lo feo, lo adecuado y lo inadecuado, lo que vale la pena y lo que no vale la pena— y evaluación— distinción entre lo bueno y lo malo -a partir de los cuales se ge­

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nerarán las prácticas -las elecciones- de los agentes sociales».2

de absorber decenas de televisoras no solo en su país, sino en todo el sur de los Estados Unidos, desde la Florida hasta Los Ángeles, crean­ do una nueva cultura — pseudo, en realidad— mediática; mientras que Mario Vázquez Raña aseguró durante años, desde antes de la era digital y aun después de su desca­ labro político, la perdurabilidad del priísmo, mediante la cooptación de las bases políticas del país hasta convertirlas en una poderosa ma­ quinaria en la que, de paso, queda­ ron comprometidas al final varias empresas del complejo militar in­ dustrial mexicano.

Visión latinoamericana ¿Cómo aproximarnos a entender y ex­ plicar —ejemplificar también— este proceso en América Latina? ¿Cómo se puede verificar ese empoderamiento de los medios? Digámoslo desde el si­ guiente esquema: Visto desde los sistemas de poder •

Brasil: gracias a los nexos entre la Red Globo y el PNDB, los brasileños fueron pioneros en construir una suerte de plataforma mediática de poder que, con la excepción de los gobiernos petistas de Luiz Inácio Lula Da Silva, aseguró la transición suave de la dictadura militar al Es­ tado democrático neodesarrollista, uno de cuyos primeros presidentes fue precisamente un magnate me­ diático: Fernando Collor de Melo. • México: los lazos entre Televisa y el PAN; o entre el PRI y la Organi­ zación Editorial Mexicana (más de 100 diarios, emisoras de radio y TV) son harto conocida en la región. En el caso del imperio electrónico de Emilio Azcárraga — una de las grandes fortunas del mundo, según Fortune— su crecimiento fue capaz 2 Citado por Alicia Gutiérrez en: Pierre Bordieau; las prácticas sociales. Bue­ nos Aires, Centro Editor de América Latina. 1994. 206 La Universidad

Visto desde los medios •



Fusiones: ilustradas por la forma­ ción del Grupo América, integrado por los 16 principales diarios de la región y migración de su Junta di­ rectiva hacia la ciudad de Miami; consolidación del Grupo Clarín, in­ tegrando el periódico homónimo, radiotelevisoras, casas editoriales y otros medios, y desplazamiento de su Casa Matriz a Washington. Conflicto de dos tendencias de con­ tenidos: entre el modelo hiperinformador, manipulador y banal pre­ valeciente y otro que promueve la erudición textual e interpretativa, alternativo, apreciable en el esta­ blecimiento y desempeño de algu­ nos medios locales o sectoriales.



Paradigma del significado y de la recepción: dado por el nivel de con­ frontación entre una sociedad de editores de medios — la SIP— que defiende una filiación ideológica única de los medios y los propieta­ rios, apoyada en una libertad de ex­ presión en la prensa a toda ultran­ za, y una federación de gremios de periodistas — FELAP— enfrentados a su condición de sujetos constructores-consumidores-deconstructores de sentidos, así como a la responsabilidad de desatar, con sus obras, respuestas de masas. Este paradigma está fuertemente mar­ cado por la politización del perio­ dismo y de los criterios editoriales, por el clientelismo político y por el mito de la neutralidad profesional.

Visto desde los procesos En este punto nos parece atinado ubicar el análisis en los procesos constituyen­ tes y electorales que marcan la nueva época de cambios en la región y atender a la reflexión de Garcés cuando afirma que el afán por conquistar electores a toda costa ha tendido a sustituir un mo­ delo de 'partidos pesados'3(dominados 3 El español Cesáreo R. Aguilera utiliza la clasificación de "partidos pesa­ dos" y "partidos ligeros" para referirse al panorama político italiano, pero la misma lógica podría aplicarse a las realidades con­ temporáneas de muchas democracias occi­ dentales (Aguilera, Cesáreo R. Berlusconi y la política posmoderna de partidos en Italia en Revista Sistema. No.189. Noviembre de

por fuertes aparatos burocráticos y pla­ taformas programáticas claramente delineadas) por otro de 'partidos lige­ ros' (concentrados en el carisma de sus líderes y en el afán de ganar votantes a costa de concesiones de coyuntura). El pragmatismo como brúju­ la de la política ha acercado a partidos tradicionalmente polarizados al espa­ cio del centro, haciendo desaparecer diferencias ideológicas antaño mucho más visibles. En pocas palabras: no es extraño que hoy la izquierda se sume a la moda de las privatizaciones o que la derecha ponga en vigor prestaciones sociales útiles a sus afanes de legitima­ ción. «¿La distinción entre izquierda y derecha conserva un significado esen­ cial cuando se aísla del ambiente mun­ dano de la política ortodoxa?»—se pre­ gunta Anthony Giddens en una de sus obras más recientes— . «Sí, pero solo en un plano muy general. En conjunto, la derecha está más dispuesta a tolerar la existencia de desigualdades que la izquierda y tiende más a apoyar a los poderosos y a los impotentes. Este con­ traste es real y sigue siendo importan­ te. Pero sería difícil ir mucho más allá, o convertirlo en un principio decisivo» [Giddens, 2001: 260]. Además, no debemos obviar que dentro de coyunturas electorales, es común encontrar las mismas alianzas efímeras entre fuerzas históricamente divergentes4, que batallas campales por 2005. 4

Un ejemplo reciente de este feLa Universidad 2 0 7

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contraponer a la supuesta corrupción del contrario, la presunta transparencia propia. En varios países de América La­ tina hemos sido testigos de este prag­ matismo que ha llevado a la primera magistratura a hombres de negocios que ven la política como un 'bussines as a bussines'. Recordemos el caso mexi­ cano, donde con tono combinado de hombre simple y empresario exitoso, Vicente Fox dejó de ser presidente de la Compañía Coca Cola para convertirse en Presidente de México en el año 2000, luego de invertir 44 millones de dólares en anuncios publicitarios y trasmitir 382 spots de televisión, solo en el periodo comprendido entre el 2 y el 11 de junio de ese año [Vega, 2003]. Además de México; Colombia, Argentina y Brasil fi­ guran entre los países de la región cuyo desarrollo comunicativo ha favorecido un protagonismo de la televisión en las campañas políticas, aunque en realidad la lista de naciones pudiera ampliarse en la misma magnitud en que se han nómeno es analizado por el articulista del periódico El País Francesc Relea, dentro de las elecciones que ratificaron a Alvaro Uribe como Presidente de Colombia. Relea exa­ mina la pérdida de identidad del Partido Conservador, luego de su alianza con otras cinco organizaciones políticas para formar la coalición Primero Colombia, que apoyara la reelección de Uribe. Ese mismo proceso evidenció el descalabro del Partido Liberal, cuya hegemonía se fue a bolina en los 14 departamentos donde había triunfado en el año 2002 (Relea, Francesc: La caída de los li­ berales acaba con el bipartidismo en El País, 30 de mayo de 2006. 208 La Universidad

extendido por el continente y el mundo las prácticas de la política simbólica na­ cidas en los Estados Unidos. • Bolivia: la imposibilidad de fundar nuevos medios de comunicación al servicio de las comunidades indíge­ nas y campesinas que simbolizan a la mayoría del pueblo de ese país y a los poderes formales electos; la ausencia de credibilidad del ca­ nal oficial — público— del Estado, fementido por las transgresiones de los gobernantes predecesores a Evo Morales. • Ecuador: el enfrentamiento total, abierto, descarnado hasta los epí­ tetos, entre los medios y el presi­ dente Rafael Correa. • Venezuela: la aplicación de las téc­ nicas de la guerra de cuarta gene­ ración en un escenario cultural es­ pecialmente conflictivo y peculiar, donde las televisoras como Globovisión, KatiaTV, RCTV y TVes son actores decisivos. • Cuba: la guerra informativa, sim­ bolizada en más de dos mil horas semanales de emisiones de radio y televisión, acompañadas por el discurso masificador del Nuevo Herald (Grupo Hearst) y sus pactos de servicios informativos con otros megaespacios hispánicos como los grupos Unión Radio, América, Clarín y Televisa en la región y más allá, por definición ideocultural, en los grupos españoles Prysa y COLPISA, con lo cual se logra un efecto



multiplicador y de eco a nivel glo­ bal. Así también, de forma reciente y progresiva, el empleo de formas asociadas a la comunicación extra­ territorial ha conllevado al diseño de redes comunicacionales propias que, si bien en el caso de los me­ dios impresos no satisfacen aun los requerimientos del desafío, en el ámbito electrónico y digital se eri­ gen como un valladar a considerar. Esa barrera informativa y cultural la forman 94 radioemisoras con más de 50 mil horas de programa­ ción semanal, de las cuales, 70 son municipales y 50 canales de televi­ sión — 5 nacionales y 45 territoria­ les, que transmiten 78 mil horas semanales. En casi todos los casos, unas y otros cuentan con versiones web — incluida transmisión web en tiempo real, así como descargas de programas— en muchas ocasio­ nes, en más de un idioma. Lo extraterritorial: la creación de nuevos perfiles de espacio público global mediante el empleo de In­ ternet y sus recursos -un territorio cultural virtual que algunos llaman 'comunicósfera'— como wikis, blogs, posts y megaportales como PayPal, Facebook, Youtube, SecondLife.com, TheVanguard.Org, In-Q-Tel, cyber comunidades como Second Life, Open Source, etc, no necesariamente dirigido a las au­ diencias de los países-metas, sino a las audiencias propias e interna­

cionales. En ello están implicados la casi totalidad de las instituciones tradicionales como la escuela, los partidos políticos, los parlamentos, las iglesias, las cancillerías, las em­ presas, los gobiernos a los distintos niveles, los movimientos sociales, etc., que, al proyectarse y buscar una ampliación de su espacio de influencia, asumen las reglas que imponen los medios de comuni­ cación, persuadidos de que lo que no aparece en los medios, muy di­ fícilmente existe en la conciencia colectiva. Por esta vía se ha trata­ do de resolver los conflictos de la postguerra fría, favorecer la ejecu­ ción de las decisiones políticas y el triunfo de las posiciones ideoeconómicas de los centros o grupos de poder (también empresas como Silicon Valley, Google, Coca Cola, Microsoft, Blockbuster, Sony Pictures, Verizon y Conde Nast, entre otras), minar la base de apoyo a los procesos que tienen lugar en esos 'oscuros rincones del planeta') y finalmente, aniquilar, controlar o asimilar al enemigo, cualquiera que este sea, y convertir de los in­ dividuos en PTs (Permanent Tourist, Perpetual Traveller o Prior Taxpayer) dentro de sus propios países y rea­ lidades. ¿Qué hacer ante el nuevo poder? Las respuestas a esta pregunta — que es

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múltiple y puede ser inagotable— pre­ tenden superar el diagnóstico (para al­ gunos pesimista o catastrófico) con una actitud que presume de revolucionaria (transformadora). Esbozar acaso alter­ nativas, en el entendido que en la arti­ culación de la política, del control de los medios de producción y en los mecanis­ mos de modelación y moderación del sistema, corresponde a los medios de comunicación establecer respuestas de complejidad epistemológica y vocación transdisciplinaria que, además de los medios y su propio desarrollo tecnológi­ co, incluyan el acceso a la educación, la información y a la cultura (en su noción antropológica), la construcción de ca­ pacidades, el desarrollo de los conteni­ dos y del marco regulatorio. Además de apropiarse.de sus mismas armas-herra­ mientas para, al mejor estilo guerrillero, contraatacar. Las respuestas posibles inclu­ yen también a Cuba —sujeto y objeto de los procesos mediáticos, actor y es­ pectador de la comunicación de masas, demiurgo y taumaturgo de la cons­ trucción y la deconstrucción de imáge­ nes— como parte de un proceso global que como toda situación nacional, in­ dependientemente del modelo políti­ co-económico vigente, de la cultura y tradiciones establecidas, nos incluye, y querámoslo o no, trasciende las fron­ teras y supera las interpretaciones, po­ líticas y prácticas previas. La frase con la que José Martí comienza el esencial ensayo Nuestra América, ayuda a en­

tender los límites que deben superarse: «Cree el aldeano vanidoso que el mun­ do entero es su aldea» Algunas de estas propuestas se presentaron provocadoramente en 1999 durante los ciclos de conferencias que sobre los Desafíos del periodismo para el siglo XXI, el autor impartía a periodistas cubanos y latinoamerica­ nos que asistían a un diplomado orga­ nizado por el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. Otras ideas fueron publicadas más tarde en la revis­ ta Imagen, de la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales y en el Boletín interno Escenarios, del Ministerio de Relaciones Exteriores. Aun no existía la comprensión que hoy comienza a pre­ valecer de los fenómenos que les die­ ron origen, y el concepto de terrorismo mediático podía sonar como herejía en labios de quien lo pronunciara. Enton­ ces parecían diletancias de un soñador empedernido. Hoy las respalda la cien­ cia, los cambios ocurridos en Cuba, en América Latina y en el mundo, y la ex­ periencia que se ha acumulado: • En tanto sigue viva la lección de Carlos Marx sobre la propiedad y el poder, para subvertir esta rela­ ción, es necesario un cambio en la estructura de la propiedad y por consiguiente, en el liderazgo de los medios de comunicación. Ello implica, necesariamente, rebasar la comprensión de los públicos como consumidores -heredada de la visión mercantil de la socie­

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dad— para colocarlos en una posi­ ción de gestores, que superen las disfunciones presentes en el papel social y socializador de los medios y honren a la información y el acce­ so a esta como un derecho humano universal e inalienable. El incremento del control social de los medios, tanto en el plano ver­ tical, como en el horizontal, a ni­ vel de la sociedad y los individuos, debería oponerse a la opción de limitar o anular prácticamente el control o manipulación de la infor­ mación y el despliegue de medios de comunicación cada vez más in­ trusivos, mediante la transferencia de ese poder al ámbito exclusivo de sus propietarios, bajo un manto de aparente libertad en el que se premia el crecimiento de su frag­ mentación y estratificación. Ese control, al que se resiste el pensa­ miento de corte más neoliberal, implicará el desarrollo de marcos regulatorios de fuerte inspiración moral y elevada responsabilidad social, que recuperen y recoloquen la responsabilidad y eticidad de los medios en el lugar que nunca de­ bieron perder (o en el que nunca han estado). Deberá atenderse el desgaste de credibilidad y confiabilidad en los discursos oficiales y corporativos y la erosión de las fronteras físicas y culturales, revaluando temas, lenguaje, prioridades, tiempos y

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alcance que en el presente, tienden a la homogeneización de los mode­ los hegemónicos. Esto atañe tanto a quienes controlan el poder y con él, a la cultura e ideas imperantes, como a los agentes naturales de cambio; esas 'masas' de 'humildes' y 'clases medias', que en contrapo­ sición tienen un bajo nivel cultural e ideológico, además de escasos re­ cursos económicos. Esto a su vez, les impide imaginar que ellos de­ ben ser los portadores de la trans­ formación y no continuar desem­ peñando el papel de reproductores a escala reducida de los valores y atributos del sistema de poder que perpetúa al sector dominante. Será necesario superar el marco de derecho actual. La Unión Europea ha avanzado en una política comunicacional propia. La UNESCO se empeña en promover legislaciones de medios y una estrategia y un programa para el sector de la Infor­ mación y las Comunicaciones, que pocos han hecho suya, mientras en algunos de sus círculos se resu­ citan los debates sobre el Derecho a la Información y el Orden Infor­ mativo Internacional que fueron abortados a fines del siglo XX. En Cuba se vuelve a intentar coheren­ cia con los debates y conclusiones de un crítico y autocrítico Congreso de La Unión de Periodistas, con un acuerdo del Buró Político del Co­ mité Central del Partido Comunis­



ta de Cuba y con Lineamientos del Ministerio de Relaciones Exterio­ res, sin que se den aun las circuns­ tancias para avanzar hacia una ley de prensa ni transformar a fondo el panorama mediático. En el resto de América Latina, víctima de la peor homogeneización cultural e infor­ mativa, los intentos de cohesión al respecto parecen hoy improbables, incluso en las sociedades en que se viven momentos revolucionarios y de cambio. Deberán de desarrollarse estra­ tegias de comunicación audaces, proactivas y lúcidas para llevar a las masas las ideas de la nueva época que pugna por abrirse paso, y ofrecer alternativas frente al infotaiment. Frente a la espectacularización de la información gene­ rada por las industrias culturales -incluida la violencia mediática—, el debate no se puede reducir a un simple enfrentamiento entre el lla­ mado homo lúdicus y el homo sa­ piens; quizás deben integrarse en una nueva actitud cognoscitiva en la que el entretenimiento supere su peor variante individualista, egoís­ ta y enajenante, convirtiéndose en una forma avanzada de estimular la creación de valores emergentes que construyan puentes entre los individuos y su otredad y entre am­ bos y el colectivo humano y, por esa vía, contribuir al desarrollo de una inteligencia emocional.

Los medios de propiedad pública (estatal) y los de propiedad priva­ da (corporativos) deberán coexistir primero y ceder espacios después a nuevas formas de comunicación interpersonal, dialógica y directa, que superen el tradicional discur­ so propagandístico unidireccional y colectivo, heredado de las prác­ ticas comunicacionales y políticas del siglo XX. De hecho, estas prácti­ cas están naciendo dentro del capi­ talismo transnacional globalizado como actos de rebeldía contra las políticas comunicacionales hegemónicas y están siendo captados por aquel para sus fines de perpe­ tuación, sin ser suficientemente aprovechados por las fuerzas, mo­ vimientos y organizaciones de ca­ rácter socialista, de izquierda y en general, promotores de un cambio. Frente al discurso hegemónico de apariencia democrática, pero que en la práctica lo controla todo, se necesitará de unicidad política, multiplicidad interpretativa, di­ versidad conceptual del discurso mediático y actuación comunita­ ria, para lo cual son necesarias la participación colectiva, el compro­ miso compartido y la amplitud y la comprensión teóricas. Si a ello se le imprime la voluntad política de las fuerzas y figuras líderes, será posi­ ble construir un consenso público en el que la responsabilidad colec­ tiva y la cohesión — unidad— social

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que expresan los medios, sean ape­ nas la región pública y más visible del edificio societal. Es necesario no aferrarse única­ mente a la crítica de los modelos comunicacionales globales que hoy prevalecen por la vía del recha­ zo dogmático del 'juicio del enemi­ go', sino hurgar en lo valioso que este puede aportar a la transforma­ ción revolucionaria de la sociedad. Recuérdese a Gramsci: el valor de una cultura se mide por su poder de asimilación crítica y de superar­ se ante las nuevas realidades [Hart: 1997 ]. No quedará otra alternativa



que crear modelos culturales nue­ vos y darles voces y canales alter­ nativos a los existentes, basados en su deconstrucción y refundación, en la apropiación de lo positivo que contengan, y en la creación y for­ talecimiento de redes sociales y de conocimientos inclusivas, desde la superestructura hasta la base de la sociedad. Del mismo modo en que la sen­ sación de no-propietario enajena a los individuos de los medios de producción y la responsabilidad por la producción de riquezas ma­ teriales y espirituales (recordar a Marx), desinformándolos y despo­ litizándolos, el restablecimiento de un vínculo más directo entre indivi­ duos y medios, fortalecerá sus inte­ reses informativos y políticos. Las respuestas a este nivel conducirán,

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necesariamente, a una redemocra­ tización más participativa, más jus­ ta y más solidaria de la información y a una redefinición de los procesos mismos de comunicación, así como a la participación de los individuos en la política. Y una última y quizás clave: una actitud renacentista en los comunicadores, que legitime la autoridad y catapulte su proyección exegética tanto a nivel de las formas y vías del discurso, como del texto mismo y de su semiótica, amén de esa ca­ tegoría que en Cuba consideramos martiana: filosóficamente metafísi­ ca e intangible y que marca un se­ llo particular en nuestra escuela de pensamiento: la sensibilidad.

Pretender llenar con la comunicación mediática los vacíos dejados por la polí­ tica — coincidimos con Garcés [2007]—, trasluce la impotencia de la política misma para regenerarse y actuar como agente movilizador del conjunto social, o para conseguir — se añade— sus fines mismos. Hasta dónde esta tendencia se ha generalizado en la actualidad es una pregunta que rebasa los límites de la presente investigación, pero no hay dudas de que ella subyace bajo la piel de un tipo de 'gobernante mediático', heredero del empresario mediático (del marketing y del merchandizing de pro­ ductos y servicios) diseminado hoy por buena parte del mundo. En un contexto que ha maximizado la dimensión sim­

bólica de la política, los representantes del poder han comprendido como nun­ ca antes que sus batallas se libran no solo en el campo de lo real, sino también en el de lo verosímil, y que su autoridad depende de percepciones e imágenes compartidas por el público, tanto o más que de la actuación generada por ellos mismos. En este punto emerge el con­ cepto de batalla de ideas, en la visión abarcadora en que lo presenta y desa­ rrolla en Cuba Fidel Castro: los medios de comunicación de masas, la educa­ ción, la cultura, las tecnologías de la informática y las comunicaciones, el contexto material en que todas estas se desenvuelven. Así vista, la batalla de ideas no es una estrategia propagandís­ tica o divulgativa, aunque incluya lo uno y lo otro, ni es tampoco un amparo para la solución de problemas económicosociales acumulados o presentados en la sociedad y las organizaciones cuba­ nas (aunque a veces se le reduzca a lo uno o a lo otro). Más hombre de acción que teórico, Fidel Castro -que siempre ha concebido que toda estrategia políti­ ca debe realizarse a través de una acer­ tada estrategia comunicacional —jalo­ na en hechos, decisiones, cambios en el discurso, lenguaje, vías, lemas y otras acciones su interpretación de un cambio necesario, desafiante de paradigmas in­ terpretativos, burocratismos y de todo maniqueísmo político, que la sociedad cubana aun no logra interpretar, asumir creativamente y enriquecer de forma

colectiva y a todos sus niveles. Esa perspectiva, insuficiente­ mente estudiada por las escuelas de comunicación, tiene una raíz históricofilosófica, en tanto forma de trabajo humano, que Engels [1876] había defi­ nido antes, cuando explicó por prime­ ra vez que: «al multiplicar los casos de ayuda mutua y de actividad conjunta, y al mostrar así las ventajas de esa ac­ tividad conjunta para cada individuo», el trabajo contribuía «forzosamente a agrupar aún más a los miembros de la sociedad» en un proceso reproductivo en el que «el desarrollo del cerebro y de los sentidos a su servicio, la creciente claridad de conciencia, la capacidad de abstracción y de discernimiento cada vez mayores, reaccionaron a su vez so­ bre el trabajo y la palabra, estimulando más y más su desarrollo». De perspectivas como esas, brotan, sin entender muchas veces sus vínculos de origen o sus concomitan­ cias, las visiones o los diagnósticos que con frecuencia se citan en libros y ma­ nuales de comunicación social, entre las que figura la de un español pensante, el profesor Manuel Castells: «Las batallas culturales son las batallas del poder en la era de la información. Se libran pri­ mordialmente en los medios de comu­ nicación y por los medios de comunica­ ción, pero estos no son los que ostentan el poder. El poder, como capacidad de imponer la conducta, radica en las redes de intercambio de información y mani­ pulación de símbolos, que relacionan a

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los actores sociales, las instituciones y los movimientos culturales, a través de íconos, portavoces y amplificadores in­ telectuales». En realidad, el 'descubrimien­ to' de Castells no es nuevo. Hace poco más de cien años, el cubano José Martí, en su instante fugaz como testigo del nacimiento del imperialismo y de sus paradigmas, nos advertía —y tal vez prestamos más atención a la poesía que a la razón inspiradora de esas pa­ labras—, que la nueva y mayor guerra lanzada contra los seres humanos —y contra los cubanos— era de pensamien­ to, y que solo a pensamiento podía ser ganada. No perdamos la oportunidad de hacerlo ahora, que estamos en vís­ peras del bicentenario de Ayacucho.

[29.03.08] 3.

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El socialismo y el hombre en Cuba Ernesto Che Guevara

Escrito hace 45 años, este ensayo capital del Guerrillero Heroico tomó inusitada vi­ gencia tras el derrumbe del modelo socialista soviético y europeo. Es un claro ejem­ plo de lucidez dialéctica e histórica, que permite interpretar las ideas socialistas en el contexto único de América Latina y el Caribe y, muy en particular, en el caso de Cuba. Revela entero al hombre de pensamiento y paradigma humano del siglo XXI que sin dudas fue Ernesto Guevara. Retomarlo y aprehenderlo hoy ha sido vital para los cubanos. Estimado compañero. Acabo estas no­ tas en viaje por África, animado del de­ seo de cumplir, aunque tardíamente, mi promesa. Quisiera hacerlo tratando el tema del título. Creo que pudiera ser in­ teresante para los lectores uruguayos. Es común escuchar de boca de los voceros capitalistas, como un argu­ mento en la lucha ideológica contra el socialismo, la afirmación de que este sistema social o el período de cons­ trucción del socialismo al que estamos nosotros abocados, se caracteriza por la abolición del individuo en aras del Estado. No pretenderé refutar esta afir­

mación sobre una base meramente teó­ rica, sino establecer los hechos tal cual se viven en Cuba y agregar comentarios de índole general. Primero esbozaré a grandes rasgos la historia de nuestra lu­ cha revolucionaria antes y después de la toma del poder. Como es sabido, la fecha preci­ sa en que se iniciaron las acciones revo­ lucionarias que culminaron el primero de enero de 1959, fue el 26 de julio de 1953 . Un grupo de hombres dirigidos

por Fidel Castro atacó la madrugada de ese día el cuartel Moncada, en la provin­

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cia de Oriente. El ataque fue un fracaso, el fracaso se transformó en desastre y los sobrevivientes fueron a parar a la cárcel, para reiniciar, luego de ser am­ nistiados, la lucha revolucionaria. Durante este proceso, en el cual solamente existían gérmenes de socialismo, el hombre era un factor fun­ damental. En él se confiaba, individuali­ zado, específico, con nombre y apellido, y de su capacidad de acción dependía el triunfo o el fracaso del hecho encomen­ dado. Llego la etapa de la lucha gue­ rrillera. Esta se desarrolló en dos am­ bientes distintos: el pueblo, masa toda­ vía dormida a quien había que movilizar y su vanguardia, la guerrilla, motor im­ pulsor de la movilización, generador de conciencia revolucionaria y de entu­ siasmo combativo. Fue esta vanguardia el agente catalizador, el que creó las condiciones subjetivas necesarias para la victoria. También en ella, en el mar­ co del proceso de proletarización de nuestro pensamiento, de la revolución que se operaba en nuestros hábitos, en nuestras mentes, el individuo fue el factor fundamental. Cada uno de los combatientes de la Sierra Maestra que alcanzara algún grado superior en las fuerzas revolucionarias, tiene una histo­ ria de hechos notables en su haber. En base a estos lograba sus grados. Fue la primera época heroica, en la cual se disputaban por lograr un cargo de mayor responsabilidad, de mayor peligro, sin otra satisfacción que

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el cumplimiento del deber. En nuestro trabajo de educación revolucionaria, volvemos a menudo sobre este tema aleccionador. En la actitud de nuestros combatientes se vislumbra al hombre del futuro. En otras oportunidades de nuestra historia se repitió el hecho de la entrega total a la causa revoluciona­ ria. Durante la Crisis de Octubre o en los días del ciclón Flora, vimos actos de va­ lor y sacrificio excepcionales realizados por todo un pueblo. Encontrar la fórmu­ la para perpetuar en la vida cotidiana esa actitud heroica, es una de nuestras tareas fundamentales desde el punto de vista ideológico. En enero de 1959 se estableció el gobierno revolucionario con la parti­ cipación en él de varios miembros de la burguesía entreguista. La presencia del Ejército Rebelde constituía la garantía de poder, como factor fundamental de fuerza. Se produjeron enseguida con­ tradicciones serias, resueltas, en prime­ ra instancia, en febrero del 59, cuando Fidel Castro asumió la jefatura de go­ bierno con el cargo de primer ministro. Culminaba el proceso en julio del mis­ mo año, al renunciar el presidente Urrutia ante la presión de las masas. Aparecía en la historia de la Revolución Cubana, ahora con caracteres nítidos, un personaje que se repetirá sistemáti­ camente: la masa. Este ente multifacético no es, como se pretende, la suma de elemen­

tos de la misma categoría (reducidos a la misma categoría, además, por el sistema impuesto), que actúa como un manso rebaño. Es verdad que sigue sin vacilar a sus dirigentes, fundamen­ talmente a Fidel Castro, pero el grado en que él ha ganado esa confianza res­ ponde precisamente a la interpretación cabal de los deseos del pueblo, de sus aspiraciones, y a la lucha sincera por el cumplimiento de las promesas hechas. La masa participó en la reforma agraria y en el difícil empeño de la administra­ ción de las empresas estatales; pasó por la experiencia heroica de Playa Girón; se forjó en las luchas contra las distintas bandas de bandidos armadas por la CIA; vivió una de las definiciones más importantes de los tiempos mo­ dernos en la Crisis de Octubre y sigue hoy trabajando en la construcción del socialismo. Vistas las cosas desde un pun­ to de vista superficial, pudiera parecer que tienen razón aquellos que hablan de supeditación del individuo al Estado, la masa realiza con entusiasmo y discipli­ na sin iguales las tareas que el gobierno fija, ya sean de índole económica, cul­ tural, de defensa, deportiva, etcétera. La iniciativa parte en general de Fidel o del alto mando de la revolución y es explicada al pueblo que la toma como suya. Otras veces, experiencias locales se toman por el partido y el gobierno para hacerlas generales, siguiendo el mismo procedimiento. Sin embargo, el Estado se

equivoca a veces. Cuando una de esas equivocaciones se produce, se nota una disminución del entusiasmo colectivo por efectos de una disminución cuan­ titativa de cada uno de los elementos que la forman, y el trabajo se paraliza hasta quedar reducido a magnitudes in­ significantes; es el instante de rectificar. Así sucedió en marzo de 1962 ante una política sectaria impuesta al partido por Aníbal Escalante. Es evidente que el mecanismo no basta para asegurar una sucesión de medidas sensatas y que falta una co­ nexión más estructurada con las masas. Debemos mejorarla durante el curso de los próximos años pero, en el caso de las iniciativas surgidas de estratos superio­ res del gobierno, utilizamos por ahora el método casi intuitivo de auscultar las reacciones generales frente a los pro­ blemas planteados. Maestro en ello es Fidel, cuyo particular modo de integración con el pueblo solo puede apreciarse viéndolo actuar. En las grandes concentracio­ nes públicas se observa algo así como el diálogo de dos diapasones cuyas vi­ braciones provocan otras nuevas en el interlocutor. Fidel y la masa comienzan a vibrar en un diálogo de intensidad cre­ ciente hasta alcanzar el clímax en un fi­ nal abrupto, coronado por nuestro grito de lucha y victoria. Lo difícil de entender, para quien no viva la experiencia de la revo­ lución, es esa estrecha unidad dialéctica existente entre el individuo y la masa,

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donde ambos se interrelacionan y, a su vez, la masa, como conjunto de indivi­ duos, se interrelaciona con los dirigen­ tes. En el capitalismo se pueden ver algunos fenómenos de este tipo cuando aparecen políticos capaces de lograr la movilización popular, pero si no se trata de un auténtico movimiento social, en cuyo caso no es plenamente lícito hablar de capitalismo, el movimiento vivirá lo que la vida de quien lo impulse o hasta el fin de las ilusiones populares, impues­ to por el rigor de la sociedad capitalista. En esta, el hombre está dirigido por un frío ordenamiento que, habitualmente, escapa al dominio de la comprensión. El ejemplar humano, enajenado, tiene un invisible cordón umbilical que le liga a la sociedad en su conjunto: la ley del valor. Ella actúa en todos los aspectos de la vida, va modelando su camino y su destino. Las leyes del capitalismo, in­ visibles para el común de las gentes y ciegas, actúan sobre el individuo sin que este se percate. Solo ve la amplitud de un horizonte que aparece infinito. Así lo presenta la propaganda capitalista que pretende extraer del caso Rockefeller —verídico o no—, una lección sobre las posibilidades de éxito. La miseria que es necesario acumular para que surja un ejemplo así y la suma de ruindades que conlleva una fortuna de esa magnitud, no aparecen en el cuadro y no siempre es posible a las fuerzas populares acla­ rar estos conceptos (cabría aquí la dis­

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quisición sobre cómo en los países im­ perialistas los obreros van perdiendo su espíritu internacional de clase al influjo de una cierta complicidad en la explota­ ción de los países dependientes y cómo este hecho, al mismo tiempo, lima el es­ píritu de lucha de las masas en el propio país, pero ese es un tema que sale de la intención de estas notas). De todos modos, se muestra el camino con escollos que aparentemen­ te, un individuo con las cualidades ne­ cesarias puede superar para llegar a la meta. El premio se avizora en la lejanía; el camino es solitario. Además, es una carrera de lobos: solamente se puede llegar sobre el fracaso de otros. Intentaré, ahora, definir al in­ dividuo, actor de ese extraño y apasio­ nante drama que es la construcción del socialismo, en su doble existencia de ser único y miembro de la comunidad. Creo que lo más sencillo es reconocer su cualidad de no hecho, de producto no acabado. Las taras del pa­ sado se trasladan al presente en la con­ ciencia individual y hay que hacer un trabajo continuo para erradicarlas. El proceso es doble, por un lado actúa la sociedad con su educación directa e indirecta, por otro, el individuo se somete a un proceso consciente de autoeducación. La nueva sociedad en forma­ ción tiene que competir muy duramen­ te con el pasado. Esto se hace sentir no solo en la conciencia individual en la que pesan los residuos de una edu­

cación sistemáticamente orientada al aislamiento del individuo, sino también por el carácter mismo de este período de transición con persistencia de las relaciones mercantiles. La mercancía es la célula económica de la sociedad capitalista; mientras exista, sus efectos se harán sentir en la organización de la producción y, por ende, en la concien­ cia. En el esquema de Marx se con­ cebía el período de transición como re­ sultado de la transformación explosiva del sistema capitalista destrozado por sus contradicciones; en la realidad pos­ terior se ha visto cómo se desgajan del árbol imperialista algunos países que constituyen ramas débiles, fenómeno previsto por Lenin. En estos, el capita­ lismo se ha desarrollado lo suficiente como para hacer sentir sus efectos, de un modo u otro, sobre el pueblo, pero no son sus propias contradicciones las que, agotadas todas las posibilidades, hacen saltar el sistema. La lucha de li­ beración contra un opresor externo, la miseria provocada por accidentes extraños, como la guerra, cuyas con­ secuencias hacen recaer las clases pri­ vilegiadas sobre los explotados, los mo­ vimientos de liberación destinados a derrocar regímenes neocoloniales, son los factores habituales de desencade­ namiento. La acción consciente hace el resto. En estos países no se ha pro­ ducido todavía una educación com­ pleta para el trabajo social y la riqueza

dista de estar al alcance de las masas mediante el simple proceso de apropia­ ción. El subdesarrollo por un lado y la habitual fuga de capitales hacia países «civilizados» por otro, hacen imposible un cambio rápido y sin sacrificios. Resta un gran tramo a recorrer en la construc­ ción de la base económica y la tenta­ ción de seguir los caminos trillados del interés material, como palanca impul­ sora de un desarrollo acelerado, es muy grande. Se corre el peligro de que los árboles impidan ver el bosque. Persi­ guiendo la quimera de realizar el so­ cialismo con la ayuda de las armas me­ lladas que nos legara el capitalismo (la mercancía como célula económica, la rentabilidad, el interés material indivi­ dual como palanca, etcétera), se puede llegar a un callejón sin salida. Y se arriba allí tras de recorrer una larga distancia en la que los caminos se entrecruzan muchas veces y donde es difícil percibir el momento en que se equivocó la ruta. Entre tanto, la base económica adapta­ da ha hecho su trabajo de zapa sobre el desarrollo de la conciencia. Para cons­ truir el comunismo, simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre nuevo. De allí que sea tan importante elegir correctamente el instrumento de movilización de las masas. Este instru­ mento debe ser de índole moral, funda­ mentalmente, sin olvidar una correcta utilización del estímulo material, sobre todo de naturaleza social.

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Como ya dije, en momentos de peligro extremo es fácil potenciar los estímulos morales; para mantener su vigencia, es necesario el desarrollo de una conciencia en la que los valores ad­ quieran categorías nuevas. La sociedad en su conjunto debe convertirse en una gigantesca escuela. Las grandes líneas del fenóme­ no son similares al proceso de forma­ ción de la conciencia capitalista en su primera época. El capitalismo recurre a la fuerza, pero, además, educa a la gen­ te en el sistema. La propaganda directa se realiza por los encargados de explicar la ineluctabilidad de un régimen de cla­ se, ya sea de origen divino o por imposi­ ción de la naturaleza como ente mecá­ nico. Esto aplaca a las masas que se ven oprimidas por un mal contra el cual no es posible la lucha. A continuación viene la es­ peranza, y en esto se diferencia de los anteriores regímenes de casta que no daban salida posible. Para algunos continuará vigen­ te todavía la fórmula de casta: el premio a los obedientes consiste en el arribo, después de la muerte, a otros mundos maravillosos donde los buenos son los premiados, con lo que se sigue la vieja tradición. Para otros, la innovación; la separación en clases es fatal, pero los individuos pueden salir de aquella a que pertenecen mediante el trabajo, la ini­ ciativa, etcétera. Este proceso, y el de autoeducación para el triunfo, deben ser profundamente hipócritas: es la de­

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mostración interesada de que una men­ tira es verdad. En nuestro caso, la educación directa adquiere una importancia mu­ cho mayor. La explicación es convincen­ te porque es verdadera; no precisa de subterfugios. Se ejerce a través del apa­ rato educativo del Estado en función de la cultura general, técnica e ideológica, por medio de organismos tales como el Ministerio de Educación y el aparato de divulgación del partido. La educación prende en las masas y la nueva actitud preconizada tiende a convertirse en hábito; la masa la va haciendo suya y presiona a quienes no se han educado todavía. Esta es la forma indirecta de educar a las masas, tan poderosa como aquella otra. Pero el proceso es consciente; el individuo recibe continuamente el impacto del nuevo poder social y perci­ be que no está completamente adecua­ do a él. Bajo el influjo de la presión que supone la educación indirecta, trata de acomodarse a una situación que siente justa y cuya propia falta de desarrollo le ha impedido hacerlo hasta ahora. Se autoeduca. En este período de construc­ ción del socialismo podemos ver el hombre nuevo que va naciendo. Su ima­ gen no está todavía acabada; no podría estarlo nunca ya que el proceso marcha paralelo al desarrollo de formas econó­ micas nuevas. Descontando aquellos cuya falta de educación los hace tender al camino solitario, a la autosatisfacción

de sus ambiciones, los hay que aun den­ tro de este nuevo panorama de marcha conjunta, tienen tendencia a caminar aislados de la masa que acompañan. Lo importante es que los hombres van adquiriendo cada día más conciencia de la necesidad de su incorporación a la sociedad y, al mismo tiempo, de su im­ portancia como motores de la misma. Ya no marchan completamen­ te solos, por veredas extraviadas, hacia lejanos anhelos. Siguen a su vanguar­ dia, constituida por el partido, por los obreros de avanzada, por los hombres de avanzada que caminan ligados a las masas y en estrecha comunión con ellas. Las vanguardias tienen su vista puesta en el futuro y en su recompensa, pero esta no se vislumbra como algo in­ dividual; el premio es la nueva sociedad donde los hombres tendrán caracterís­ ticas distintas: la sociedad del hombre comunista. El camino es largo y lleno de di­ ficultades. A veces, por extraviar la ruta, hay que retroceder; otras, por caminar demasiado aprisa, nos separamos de las masas; en ocasiones por hacerlo lentamente, sentimos el aliento cerca­ no de los que nos pisan los talones. En nuestra ambición de revolucionarios, tratamos de caminar tan aprisa como sea posible, abriendo caminos, pero sabemos que tenemos que nutrirnos de la masa y que esta solo podrá avanzar más rápido si la alentamos con nuestro ejemplo. A pesar de la importancia dada

a los estímulos morales, el hecho de que exista la división en dos grupos principa­ les (excluyendo, claro está, a la fracción minoritaria de los que no participan, por una razón u otra en la construcción del socialismo), indica la relativa falta de desarrollo de la conciencia social. El grupo de vanguardia es ideológica­ mente más avanzado que la masa; esta conoce los valores nuevos, pero insufi­ cientemente. Mientras en los primeros se produce un cambio cualitativo que le permite ir al sacrificio en su función de avanzada, los segundos solo ven a me­ dias y deben ser sometidos a estímulos y presiones de cierta intensidad; es la dictadura del proletariado ejerciéndose no solo sobre la clase derrotada, sino también individualmente, sobre la clase vencedora. Todo esto entraña, para su éxi­ to total, la necesidad de una serie de mecanismos, las instituciones revolu­ cionarias. En la imagen de las multitu­ des marchando hacia el futuro, enca­ ja el concepto de institucionalización como el de un conjunto armónico de canales, escalones, represas, aparatos bien aceitados que permitan esa mar­ cha, que permitan la selección natural de los destinados a caminar en la van­ guardia y que adjudiquen el premio y el castigo a los que cumplen o atenten contra la sociedad en construcción. Esta institucionalidad de la Revolución todavía no se ha logrado. Buscamos algo nuevo que permita la perfecta identificación entre el Gobier-

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no y la comunidad en su conjunto, ajus­ tada a las condiciones peculiares de la construcción del socialismo y huyendo al máximo de los lugares comunes de la democracia burguesa, trasplantados a la sociedad en formación (como las cá­ maras legislativas, por ejemplo). Se han hecho algunas experiencias dedicadas a crear paulatinamente la institucionalización de la Revolución, pero sin dema­ siada prisa. El freno mayor que hemos tenido ha sido el miedo a que cualquier aspecto formal nos separe de las masas y del individuo, nos haga perder de vista la última y más importante ambición re­ volucionaria que es ver al hombre libe­ rado de su enajenación. No obstante la carencia de instituciones, lo que debe superarse gradualmente, ahora las masas hacen la historia como el conjunto consciente de individuos que luchan por una mis­ ma causa. El hombre, en el socialismo, a pesar de su aparente estandarización, es más completo; a pesar de la falta del mecanismo perfecto para ello, su posi­ bilidad de expresarse y hacerse sentir en el aparato social es infinitamente mayor. Todavía es preciso acentuar su participación consciente, individual y colectiva, en todos los mecanismos de dirección y de producción y ligarla a la idea de la necesidad de la educación téc­ nica e ideológica, de manera que sienta cómo estos procesos son estrechamen­ te interdependientes y sus avances son paralelos. Así logrará la total conscien­

cia de su ser social, lo que equivale a su realización plena como criatura huma­ na, rotas todas las cadenas de la enaje­ nación. Esto se traducirá concreta­ mente en la reapropiación de su natu­ raleza a través del trabajo liberado y la expresión de su propia condición huma­ na a través de la cultura y el arte. Para que se desarrolle en la primera, el trabajo debe adquirir una condición nueva; la mercancía-hombre cesa de existir y se instala un sistema que otorga una cuota por el cumpli­ miento del deber social. Los medios de producción pertenecen a la sociedad y la máquina es solo la trinchera donde se cumple el deber. El hombre comien­ za a liberar su pensamiento del hecho enojoso que suponía la necesidad de satisfacer sus necesidades animales mediante el trabajo. Empieza a verse retratado en su obra y a comprender su magnitud humana a través del objeto creado, del trabajo realizado. Esto ya no entraña dejar una parte de su ser en forma de fuerza de trabajo vendida, que no le pertenece más, sino que significa una emanación de sí mismo, un apor­ te a la vida común en que se refleja; el cumplimiento de su deber social. Hacemos todo lo posible por darle al trabajo esta nueva categoría de deber social y unirlo al desarrollo de la técnica, por un lado, lo que dará condi­ ciones para una mayor libertad, y al tra­ bajo voluntario por otro, basados en la apreciación marxista de que el hombre

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realmente alcanza su plena condición humana cuando produce sin la compul­ sión de la necesidad física de venderse como mercancía. Claro que todavía hay aspec­ tos coactivos en el trabajo, aun cuando sea necesario; el hombre no ha trans­ formado toda la coerción que lo rodea en reflejo condicionado de naturaleza social y todavía produce, en muchos casos, bajo la presión del medio (com­ pulsión moral, la llama Fidel). Todavía le falta el lograr la completa recreación espiritual ante su propia obra, sin la pre­ sión directa del medio social, pero liga­ do a él por los nuevos hábitos. Esto será el comunismo. El cambio no se produce au­ tomáticamente en la conciencia, como no se produce tampoco en la economía. Las variaciones son lentas y no son rít­ micas; hay períodos de aceleración, otros pausados e incluso, de retroceso. Debemos considerar, además como apuntáramos antes, que no estamos frente al período de transición puro, tal como lo viera Marx en la Crítica del Pro­ grama de Gotha, sino de una nueva fase no prevista por él; primer período de transición del comunismo o de la cons­ trucción del socialismo. Este transcurre en medio de violentas luchas de clase y con elementos de capitalismo en su seno que oscurecen la comprensión ca­ bal de su esencia. Si a esto de agrega el escolas­ ticismo que ha frenado el desarrollo de la filosofía marxista e impedido el tra­

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tamiento sistemático del período, cuya economía política no se ha desarrolla­ do, debemos convenir en que todavía estamos en pañales y es preciso dedi­ carse a investigar todas las caracterís­ ticas primordiales del mismo antes de elaborar una teoría económica y políti­ ca de mayor alcance. La teoría que resulte dará in­ defectiblemente preeminencia a los dos pilares de la construcción: la forma­ ción del hombre nuevo y el desarrollo de la técnica. En ambos aspectos nos falta mucho por hacer, pero es menos excusable el atraso en cuanto a la con­ cepción de la técnica como base fun­ damental, ya que aquí no se trata de avanzar a ciegas sino de seguir durante un buen tramo el camino abierto por los países más adelantados del mundo. Por ello Fidel machaca con tanta insisten­ cia sobre la necesidad de la formación tecnológica y científica de todo nuestro pueblo y más aun, de su vanguardia. En el campo de las ideas que conducen a actividades no producti­ vas, es más fácil ver la división entre la necesidad material y espiritual. Desde hace mucho tiempo el hombre trata de liberarse de la enajenación mediante la cultura y el arte. Muere diariamente las ocho y más horas en que actúa como mercancía para resucitar en su creación espiritual. pero este remedio porta los gérmenes de la misma enfermedad.: es un ser solitario el que busca comunión con la naturaleza. Defiende su indivi­ dualidad oprimida por el medio y reac­

ciona ante las ideas estéticas como un ser único cuya aspiración es permane­ cer inmaculado. Se trata solo de un intento de fuga. La ley del valor no es ya un mero reflejo de las relaciones de producción; los capitalistas monopolistas la rodean de un complicado andamiaje que la convierte en una sierva dócil, aun cuan­ do los métodos que emplean sean pu­ ramente empíricos. La superestructura impone un tipo de arte en el cual hay que educar a los artistas. Los rebeldes son dominados por la maquinaria y solo los talentos excepcionales podrán crear su propia obra. Los restantes devienen asalariados vergonzantes o son tritura­ dos. Se inventa la investigación ar­ tística a la que se da como definitoria de la libertad, pero esta «investigación» tiene sus límites imperceptibles hasta el momento de chocar con ellos, vale de­ cir, de plantearse los reales problemas del hombre y su enajenación. La angus­ tia sin sentido o el pasatiempo vulgar constituyen válvulas cómodas a la in­ quietud humana; se combate la idea de hacer del arte un arma de denuncia. Si se respetan las leyes del jue­ go se consiguen todos los honores; los que podría tener un mono al inventar piruetas. La condición es no tratar de escapar de la jaula invisible. Cuando la Revolución tomó el poder se produjo el éxodo de los do­ mesticados totales; los demás, revolu­ cionarios o no, vieron un camino nuevo.

La investigación artística cobró nuevo impulso. Sin embargo, las rutas estaban más o menos trazadas y el sentido del concepto fuga se escondió tras la pala­ bra libertad. En los propios revoluciona­ rios se mantuvo muchas veces esta ac­ titud, reflejo del idealismo burgués en la conciencia. En países que pasaron por un proceso similar se pretendió combatir estas tendencias con un dogmatismo exagerado. La cultura general se con­ virtió casi en un tabú y se proclamó el summum de la aspiración cultural, una representación formalmente exacta de la naturaleza, convirtiéndose esta, lue­ go, en una representación mecánica de la realidad social que se quería hacer ver; la sociedad ideal, casi sin conflic­ tos ni contradicciones, que se buscaba crear. El socialismo es joven y tiene errores. Los revolucionarios carece­ mos, muchas veces, de los conocimien­ tos y la audacia intelectual necesarias para encarar la tarea del desarrollo de un hombre nuevo por métodos distin­ tos a los convencionales y los métodos convencionales sufren de la influencia de la sociedad que los creó. (Otra vez se plantea el tema de la relación entre forma y contenido.) La desorientación es grande y los problemas de la cons­ trucción material nos absorben. No hay artistas de gran autoridad que, a su vez, tengan gran autoridad revolucionaria. Los hombres del Partido deben tomar

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esa tarea entre las manos y buscar el logro del objetivo principal: educar al pueblo. Se busca entonces la simplifi­ cación, lo que entiende todo el mundo, que es lo que entienden los funciona­ rios. Se anula la auténtica investigación artística y se reduce al problema de la cultura general a una apropiación del presente socialista y del pasado muer­ to (por tanto, no peligroso). Así nace el realismo socialista sobre las bases del arte del siglo pasado. Pero el arte realista del siglo XIX, también es de clase, más pura­ mente capitalista, quizás, que este arte decadente del siglo XX, donde se transparenta la angustia del hombre enaje­ nado. El capitalismo en cultura ha dado todo de sí y no queda de él sino el anun­ cio de un cadáver maloliente en arte, su decadencia de hoy. Pero, ¿por qué pre­ tender buscar en las formas congeladas del realismo socialista la única receta válida? No se puede oponer al realismo socialista «la libertad», porque esta no existe todavía, no existirá hasta el com­ pleto desarrollo de la sociedad nueva; pero no se pretenda condenar a todas la formas de arte posteriores a la pri­ mer mitad del siglo XIX desde el trono pontificio del realismo a ultranza, pues se caería en un error proudhoniano de retorno al pasado, poniéndole camisa de fuerza a la expresión artística del hombre que nace y se construye hoy. Falta el desarrollo de un mecanismo ideológico cultural que permita la in­

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vestigación y desbroce la mala hierba, tan fácilmente multiplicable en el terre­ no abonado de la subvención estatal. En nuestro país, el error del mecanicismo realista no se ha dado, pero sí otro signo de contrario. Y ha sido por no comprender la necesidad de la creación del hombre nuevo, que no sea el que represente las ideas del siglo XIX, pero tampoco las de nuestro siglo decadente y morboso. El hombre del siglo XXI es el que debemos crear, aunque todavía es una aspiración sub­ jetiva y no sistematizada. Precisamente este es uno de los puntos fundamen­ tales de nuestro estudio y de nuestro trabajo y en la medida en que logremos éxitos concretos sobre una base teórica o, viceversa, extraigamos conclusiones teóricas de carácter amplio sobre la base de nuestra investigación concre­ ta, habremos hecho un aporte valioso al marxismo-leninismo, a la causa de la humanidad. La reacción contra el hom­ bre del siglo XIX nos ha traído la reinci­ dencia en el decadentismo del siglo XX; no es un error demasiado grave, pero debemos superarlo, so pena de abrir un ancho cauce al revisionismo. Las grandes multitudes se van desarrollando, las nuevas ideas van al­ canzando adecuado ímpetu en el seno de la sociedad, las posibilidades mate­ riales de desarrollo integral de absolu­ tamente todos sus miembros, hacen mucho más fructífera la labor. El pre­ sente es de lucha, el futuro es nuestro. Resumiendo, la culpabilidad de muchos

de nuestros intelectuales y artistas resi­ de en su pecado original; no son autén­ ticamente revolucionarios. Podemos intentar injertar el olmo para que dé peras, pero simultáneamente hay que sembrar perales. Las nuevas generacio­ nes vendrán libres del pecado original. Las posibilidades de que surjan artis­ tas excepcionales serán tanto mayores cuanto más se haya ensanchado el cam­ po de la cultura y la posibilidad de expre­ sión. Nuestra tarea consiste en impedir que la generación actual, dislocada por sus conflictos, se pervierta y pervierta a las nuevas. No debemos crear asala­ riados dóciles al pensamiento oficial ni «becarios» que vivan al amparo del pre­ supuesto, ejerciendo una libertad entre comillas. Ya vendrán los revolucionarios que entonen el canto del hombre nuevo con la auténtica voz del pueblo. Es un proceso que requiere tiempo. En nuestra sociedad, juegan un papel la juventud y el Partido. Particularmente importante es la primera, por ser la arcilla maleable con que se puede construir al hombre nuevo sin ninguna de las taras anterio­ res. Ella recibe un trato acorde con nuestras ambiciones. Su educación es cada vez más completa y no olvidamos su integración al trabajo desde los pri­ meros instantes. Nuestros becarios ha­ cen trabajo físico en sus vacaciones o simultáneamente con el estudio. El tra­ bajo es un premio en ciertos casos, un instrumento de educación, en otros, ja­

más un castigo. Una nueva generación nace. El Partido es una organización de vanguardia. Los mejores trabajado­ res son propuestos por sus compañeros para integrarlo. Este es minoritario pero de gran autoridad por la calidad de sus cuadros. Nuestra aspiración es que el Partido sea de masas, pero cuando las masas hayan alcanzado el nivel de de­ sarrollo de la vanguardia, es decir, cuan­ do estén educados para el comunismo. Y a esa educación va encaminado el trabajo. El Partido es el ejemplo vivo; sus cuadros deben dictar cátedras de la­ boriosidad y sacrificio, deben llevar, con su acción, a las masas, al fin de la tarea revolucionaria, lo que entraña años de duro bregar contra las dificultades de la construcción, los enemigos de clase, las lacras del pasado, el imperialismo... Quisiera explicar ahora el pa­ pel que juega la personalidad, el hom­ bre como individuo de las masas que hacen la historia. Es nuestra experiencia no una receta. Fidel dio a la Revolución el impulso en los primeros años, la direc­ ción, la tónica siempre, pero hay un buen grupo de revolucionarios que se desarrollan en el mismo sentido que el dirigente máximo y una gran masa que sigue a sus dirigentes porque les tiene fe; y les tiene fe, porque ellos han sabi­ do interpretar sus anhelos. No se trata de cuántos kilo­ gramos de carne se come o de cuán­ tas veces por año se pueda ir alguien a

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pasearse en la playa, ni de cuántas be­ llezas que vienen del exterior puedan comprarse con los salarios actuales. Se trata, precisamente, de que el individuo se sienta más pleno, con mucha más ri­ queza interior y con mucha más respon­ sabilidad. El individuo de nuestro país sabe que la época gloriosa que le toca vivir es de sacrificio; conoce el sacrificio. Los primeros lo conocieron en la Sierra Maestra y dondequiera que se luchó; después lo hemos conocido en toda Cuba. Cuba es la vanguardia de América y debe hacer sacrificios porque ocupa el lugar de avanzada, porque indica a las masas de América Latina el camino de la libertad plena. Dentro del país, los dirigentes tienen que cumplir su papel de van­ guardia; y, hay que decirlo con toda sin­ ceridad, en una revolución verdadera a la que se le da todo, de la cual no se espera ninguna retribución material, la tarea del revolucionario de vanguardia es a la vez magnífica y angustiosa. Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sen­ timientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad. Quizás sea uno de los grandes dramas del dirigente; este debe unir a un espíritu apasionado una mente fría y tomar decisiones dolorosas sin que se contraiga un músculo. Nuestros re­ volucionarios de vanguardia tienen que idealizar ese amor a los pueblos, a las causas más sagradas y hacerlo único,

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indivisible. No pueden descender con su pequeña dosis de cariño cotidiano hacia los lugares donde el hombre común lo ejercita. Los dirigentes de la Revolución tienen hijos que en sus primeros balbu­ ceos, no aprenden a nombrar al padre; mujeres que deben ser parte del sacri­ ficio general de su vida para llevar la Revolución a su destino; el marco de los amigos responde estrictamente al mar­ co de los compañeros de Revolución. No hay vida fuera de ella. En esas condiciones, hay que tener una gran dosis de humanidad, una gran dosis de sentido de la justicia y de la verdad para no caer en extremos dogmáticos, en escolasticismos fríos, en aislamiento de las masas. Todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización. El revolucionario, motor ideo­ lógico de la revolución dentro de su partido, se consume en esa actividad ininterrumpida que no tiene más fin que la muerte, a menos que la construcción se logre en escala mundial. Si su afán de revolucionario se embota cuando las tareas más apremiantes se ven realiza­ das a escala local y se olvida el interna­ cionalismo proletario, la revolución que dirige deja de ser una fuerza impulsora y se sume en una cómoda modorra, aprovechada por nuestros enemigos irreconciliables, el imperialismo, que gana terreno. El internacionalismo pro­

letario es un deber pero también es una necesidad revolucionaria. Así educamos a nuestro pueblo. Claro que hay peligros presen­ tes en las actuales circunstancias. No solo el del dogmatismo, no solo el de congelar las relaciones con las masas en medio de la gran tarea; también existe el peligro de las debilidades en que se puede caer. Si un hombre piensa que, para dedicar su vida entera a la revolu­ ción, no puede distraer su mente por la preocupación de que a un hijo le falte determinado producto, que los zapatos de los niños estén rotos, que su familia carezca de determinado bien necesario, bajo este razonamiento deja infiltrarse los gérmenes de la futura corrupción. En nuestro caso, hemos man­ tenido que nuestros hijos deben tener y carecer de lo que tienen y de lo que carecen los hijos del hombre común; y nuestra familia debe comprenderlo y luchar por ello. La revolución se hace a través del hombre, pero el hombre tiene que forjar día a día su espíritu revolucio­ nario. Así vamos marchando. A la ca­ beza de la inmensa columna — no nos avergüenza ni nos intimida decirlo— va Fidel, después, los mejores cuadros del Partido, e inmediatamente, tan cerca que se siente su enorme fuerza, va el pueblo en su conjunto, sólida armazón de individualidades que caminan hacia un fin común; individuos que han alcan­ zado la conciencia de lo que es necesa­ rio hacer; hombres que luchan por salir

del reino de la necesidad y entrar al de la libertad. Esa inmensa muchedumbre se ordena; su orden responde a la concien­ cia de que la necesidad del mismo ya no es fuerza dispersa, divisible en miles de fracciones disparadas al espacio como fragmentos de granada, tratando de alcanzar por cualquier medio, en lucha reñida con sus iguales, una posición, algo que permita apoyo frente al futuro incierto. Sabemos que hay sacrificios delante nuestro y que debemos pa­ gar un precio por el hecho heroico de constituir una vanguardia como nación. Nosotros, dirigentes, sabemos que te­ nemos que pagar un precio por tener derecho a decir que estamos a la cabe­ za del pueblo que está a la cabeza de América. Todos y cada uno de nosotros paga puntualmente su cuota de sacri­ ficio, conscientes de recibir el premio en la satisfacción del deber cumplido, conscientes de avanzar con todos hacia el hombre nuevo que se vislumbra en el horizonte. Permítame intentar unas con­ clusiones: Nosotros, socialistas, somos más libres porque somos más plenos; somos más plenos por ser más libres. El esqueleto de nuestra liber­ tad completa está formado, falta la sustancia proteica y el ropaje; los crea­ remos. Nuestra libertad y su sostén cotidiano tienen color de sangre y están

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henchidos de sacrificio. Nuestro sacrificio es conscien­ te; cuota para pagar la libertad que construimos. El camino es largo y descono­ cido en parte; conocemos nuestras limi­ taciones. Haremos el hombre del siglo XXI: nosotros mismos. Nos forjaremos en la acción cotidiana, creando un hombre nuevo con una nueva técnica. La personalidad juega el papel de movilización y dirección en cuanto que encarna las más altas virtudes y as­ piraciones del pueblo y no se separa de la ruta.

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Quien abre el camino es el gru­ po de vanguardia, los mejores entre los buenos, el Partido. La arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud, en ella de­ positamos nuestra esperanza y la pre­ paramos para tomar de nuestras manos la bandera. Si esta carta balbuceante acla­ ra algo, ha cumplido el objetivo con que la mando. Reciba nuestro saludo ritual, como un apretón de manos o un «Ave María Purísima» Patria o muerte.

Cronología del caso de los Cinco Héroes Cubanos

1998 •

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16 y 17 de junio. Las autoridades de la Seguridad del Estado cubano, en un inter­ cambio con el FBI, le entregan amplia información escrita y audiovisual sobre las actividades terroristas contra Cuba. El FBI reconoce estar impresionado por la abundancia de pruebas y responde que dará respuesta en dos semanas. Respondió con la detención de los patriotas el 12 de septiembre de 1998. 12 de septiembre. Son detenidos los Cinco, en un operativo del Buró Federal de Investigaciones contra una supuesta red de espías a las 5.30 am. 29 de septiembre. Son trasladados a la llamada Special House Unit (Unidad de Albergamiento Especial) más conocida como el 'hueco'. Según el reglamento, el tiempo máximo para mantener a un detenido en estas condiciones es de 60 días, cuando es culpable de los casos más graves como el de asesinato. La reclusión en el 'hueco', completamente incomunicados, duró 17 meses. 2 de octubre. Se radica la causa ante un Jurado Federal quien acusa a los detenidos de cometer actos de espionaje, conspiración, conspiración para cometer actos de espionaje y de ser agente extranjero. Se ordena que se mantengan detenidos sin derecho a fianza y pendientes de juicio. Finales de año. Comienzan los intentos de 'Hermanos al Rescate', ante un tribunal de la Florida, de cobrar millones de dólares de indemnización por los muertos en los sucesos de 1996, desviando fondos del estado cubano congelados en el banco norteamericano. A partir de ese momento se vincula la causa de los cinco compa­ triotas con el derribo de las avionetas para inculparlos en un hecho sin pruebas.

1999 •



7 de mayo. La Fiscalía presenta un segundo informe de acusación ante la Corte, donde se le agrega a Gerardo Hernández el de «conspiración para cometer asesi­ nato», asociándolo con el incidente de las avionetas derribadas en el espacio aéreo cubano en febrero de 1996. Entre Mayo de 1999 y junio del 2000. Permanecen los cinco compatriotas en el 'hueco' y bajo condiciones muy difíciles ellos y sus abogados tratan de preparar la defensa para el juicio.

2000 •

Enero. Los abogados de la defensa comienzan a presentar las Mociones solicitando el cambio de sede del juicio, alegándo que la ciudad de Miami no era adecuada para

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un proceso imparcial y amparándose en la V y VI Enmiendas de la Constitución de los Estados Unidos. 20 de marzo. Los abogados de la defensa presentan una Moción solicitando que el juicio fuese trasladado a Fort Lauderdale, argumentando que en Miami estaba el núcleo básico del anticastrismo. También ampararon su pedido en una encuesta que arrojó la existencia de prejuicios contra los acusados en esa ciudad 27 de julio. La jueza Joan Lenard, de la Corte Federal del Distrito Sur de la Florida, veta la Moción de solicitud de cambio de sede para el juicio. 22 de noviembre: Olga Salanueva, esposa de René González, y residente en los Es­ tados Unidos, es deportada a Cuba por el Gobierno de ese país. 27 de noviembre. Se inicia el 'juicio' en la ciudad de Miami contra los Cinco jóvenes cubanos 6 de diciembre. Comienza realmente la vista oral de este juicio. Fiscalía y defensa presentan sus argumentos.

2001 • •





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8 de junio. Concluye el amañado juicio llevado a cabo contra los cinco compatriotas y el jurado los declara culpables de los 26 cargos que se les imputan. 17 de junio. Los cinco cubanos emiten un mensaje al pueblo norteamericano, expli­ cando los motivos de su acción en contra del terrorismo que desde Estados Unidos se fraguaba contra el pueblo cubano. 20 de junio. Cuba divulga por primera vez toda la verdad acerca de los cinco com­ patriotas, después de casi tres años de anonimato, dada la índole de su heroica mi­ sión, pues era necesario esperar el desarrollo del largo período que duró el proceso desde el arresto hasta la injusta decisión del jurado, para denunciar la impúdica actuación de las autoridades policiales y judiciales de Miami. 26 de junio. Los Cinco son conducidos nuevamente a celdas de confinamiento so­ litario en represalia por su comunicado al pueblo norteamericano, y coincidiendo con la visita del Fiscal General para reunirse con jefes anticubanos en Miami. Son despojados de todas sus pertenencias personales. 3 de agosto. La Asamblea Nacional del Poder Popular emite una Declaración Oficial sobre el caso de los Cinco. 13-14 de agosto. Se les reserva celdas separadas en pisos y en alas diferentes de la prisión. Diciembre. Se realiza la vista de sentencia. Todos son declarados culpables y se les condena a las penas máximas. Los Cinco jóvenes cubanos presentan sus respecti­ vos alegatos de defensa.

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29 de diciembre. El Parlamento cubano, en su sesión especial, otorga el título ho­ norífico de 'Héroe de la República de Cuba' a los cinco compatriotas; la Orden 'Ma­ riana Grajale' a las madres y la Orden 'Ana Betancourt' a las esposas. Se aprueba además llamar al 2002 'Año de los Héroes Prisioneros del Imperio'.

2002 •





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Enero. Fueron trasladados a prisiones en diferentes estados del país: Gerardo es asignado para una prisión de máxima seguridad en Coleman, Florida (finalmente lo envían a Lompoc, California); Ramón para una prisión de máxima seguridad en Beaumont, Texas; René en Loretto, Pennsylvania; Fernando a un centro de mínima seguridad en Waseca, Minnesota y Antonio es asignado para la prisión de Florence, en Colorado. Entre abril y junio. Los Cinco reciben visitas de sus familiares. A Olga, esposa de René, le deniegan la visa, por lo que no puede visitarlo, como era su derecho, am­ parándose en la Ley de Inmigración y Nacionalidad, que niega la entrada a su terri­ torio de personas vinculadas con actividades terroristas. 25 de julio. La esposa de Gerardo, Adriana, es retenida por más de 10 horas en el aeropuerto de Houston, cuando viajaba para visitar a su esposo. Las autoriddes norteamericanas no le autorizaron la entrada al país, a pesar de que había recibido la visa correspondiente. 25 de septiembre. El gobierno de los Estados Unidos vuelve a negar la visa a Olga Salanueva, sin dar explicación alguna. 12 de noviembre de 2002. El abogado de Antonio Guerrero, Leonard Weinglass, respaldado por el resto de los abogados de la defensa, presenta ante la Corte de Distrito Federal del Distrito Sur de la Florida una moción de solicitud de un nuevo juicio para los cinco.

2003 •



Enero. La jueza Joan Lenard, de la Corte Federal del Distrito Sur de la Florida, de­ niega la moción presentada por los abogados de la defensa de los cinco compa­ triotas que les permitiría tener acceso a las evidencias clasificadas por el Gobierno como secretas. Esta moción estaba pendiente desde 1998. Febrero. Los cinco son enviados nuevamente a celdas de confinamiento solitario más conocidas como el 'hueco', totalmente incomunicados, sin acceso a sus fa­ miliares y abogados a escasos días de la presentación del informe de apelación de los magistrados de la defensa ante el 11no. Circuito de Atlanta. Allí permanecen

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hasta el 31 de marzo de 2003, bajo tortura física (ruidos, luces y gritos durante las 24 horas del día). 10 de febrero. La jueza Joan Lenard, de la Corte Federal del Distrito Sur de la Flori­ da, desestima la Moción presentada por Leonard Weinglass y sostenida por el resto de los abogados de la defensa de los Cinco, que pedía la celebración de un nuevo juicio. 7 de abril. Los abogados de la defensa presentan su informe ante el 11no. Circuito de la Corte de Apelaciones de Atlanta. Abril y diciembre. El gobierno de los Estados Unidos niega nuevamente las visas a Olga Salanueva y Adriana Pérez, invocando la sección 212 (f), por la cual el Presi­ dente norteamericano puede suspender la admisión a territorio de ese país a cual­ quier extranjero si considera que es contrario a los intereses de seguridad nacional y luego por la sección 212 (a)(3)(A) de la Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1996, referida a «agente de inteligencia, saboteadora, o alguien que pudiera provocar el derrocamiento del gobierno de los Estados Unidos, por la fuerza, violencia u otros medios ilegales».

2004 • •

3 de marzo. Se publica un anuncio a página completa en el diario The New York Times sobre el caso de los Cinco jóvenes cubanos prisioneros en los Estados Unidos. 10 de marzo. vista oral del proceso de apelación de los cinco cubanos prisioneros políticos en Estados Unidos. Los tres jueces se tomaron tiempo en analizar los ar­ gumentos apelativos de ambas partes; estudiaron las actas y materiales relaciona­ dos con el caso; revisaron la jurisprudencia, y en esa audiencia oral pidieron infor­ maciones adicionales a acusadores y defensores. A la audiencia asistieron como observadores juristas de Alemania, Italia, Argentina, Bélgica, Inglaterra y otros países, así como también representantes del Gremio Nacional de Abogados de Es­ tados Unidos. También estuvieron presentes miembros de las organizaciones de la emigración cubana radicadas en Miami que apoyan la libertad de estos héroes.

2005 • •

Enero y febrero. El gobierno de EE.UU. niega nuevamente las visas a Adriana Pérez y Olga Salanueva. 27 de mayo. El Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas declaró arbitraria su detención a partir de los hechos y circunstancias en que se celebró el juicio, de la naturaleza de los car­

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gos y de las severas sentencias dadas a los acusados, pues este juicio no tuvo lugar en el clima de objetividad e imparcialidad que se necesita para concluir que cumple con las normas de un juicio justo como se define en el artículo 14 de la convención internacional de derechos civiles y políticos, y por tanto solicitó al gobierno de Es­ tados Unidos que adoptara las medidas necesarias para remediar esta situación. 9 de agosto. El panel de tres jueces encargados de examinar el caso por la Corte de Apelaciones del Onceno Circuito de Atlanta declaró por unanimidad no válido el juicio e indicó revocar las sentencias dictadas en Miami. 30 de agosto. Se hace pública una carta firmada por más de 1 500 personalidades de todo el mundo, incluyendo seis Premios Nobel, dirigida al Fiscal General de los Estados Unidos, y donde se exige la inmediata liberación de los Cinco jóvenes cubanos. 29 de septiembre. En una acción completamente inusual según expertos legales norteamericanos, cuyo objetivo fue evidentemente dilatar el proceso y mantener el encarcelamiento de los Cinco, el Gobierno de los Estados Unidos interpuso una apelación en la cual pidió a la Corte de Atlanta que reconsiderara en pleno la deci­ sión del panel.

2006 •

9 de agosto. Exactamente un año después que el panel de tres jueces de la Corte de Atlanta decidiera unánimemente revocar las condenas de los Cinco Cubanos, el pleno de esa misma Corte en votación dividida revocó esa decisión ratificando las condenas, negó la realización de un nuevo juicio y ordenó enviar nuevamente el caso al panel para la consideración de los restantes aspectos.

2007 •

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20 de agosto. Tuvo lugar una Audiencia Oral en la Corte del Onceno Circuito de Apelaciones de Atlanta, convocada por el Panel de tres jueces que tiene a su cargo la apelación del caso de los Cinco. En este momento el caso continúa el dilatado proceso de apelación, y se espera la respuesta del Panel. Septiembre. Fernando González es trasladado a la prisión federal de Terre Haute, en Indiana 12 de septiembre. El gobierno estadounidense niega una vez más las visas de Olga y Adriana para visitar a sus esposos en ese país. 12 de octubre. Es presentado el Llamamiento Internacional de los Intelectuales por la Liberación de los Cinco Héroes, promovido por el Capítulo Cubano en Defensa de

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la Humanidad, el cual cuenta con la firma de más de 3mil personalidades de todo el mundo y 7 premios Nobel.

2008 • •



Mayo. Ramón Labañino es trasladado a la prisión de alta seguridad McCreary, en Kentucky. 4 de junio. el Panel de Tres Jueces de la Corte de Apelaciones de Atlanta ratificó los veredictos de culpabilidad de los Cinco, confirmando las sentencias contra Gerardo y René y enviando a resentencia en Miami a Ramón, Antonio y Fernando. 2 de septiembre. La Corte de Apelaciones de Atlanta reafirmó la decisión del Panel.

2009 • •









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30 de enero. Se presentó a la Corte Suprema de Estados Unidos la solicitud para que aceptara revisar el caso. 6 de marzo. Fueron presentados ante la Corte Suprema de los Estados Unidos 12 documentos de amigos de la Corte (amicus curiae brief), en apoyo a la petición pre­ sentada por la defensa de los Cinco para que la Corte reexaminara el caso. Mayo. el gobierno de EE.UU. presentó a la Corte Suprema su oposición a que acep­ tara revisar el caso de los Cinco. Esto evidencia una vez más que se trata de un caso político, y que pasa por el diferendo entre Cuba y EE.UU. 14 de junio. El Tribunal Supremo se niega a revisar el caso de Gerardo Hernández, consecuencia solo le queda desde el punto de vista legal el procedimiento extraor­ dinario de habeas corpus. Sus cuatro compañeros disponen aun de otras posibili­ dades y recursos que serán utilizados por sus abogados defensores. 15 de junio. La Corte Suprema de Estados Unidos anunció, sin más explicaciones, la decisión de no revisar el caso de nuestros Cinco compañeros, ignorando el respaldo universal a esta petición y su obligación de hacer justicia. 15 de julio. La Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana le negó por décima vez consecutiva la visa a Adriana Pérez, esposa de Gerardo, para que pueda visitarlo en prisión, con el 'crudo argumento' de que «constituye una amenaza a la estabilidad y seguridad nacional de Estados Unidos». 13 de octubre. Se realizó en Miami la vista de resentencia de Antonio Guerrero, en la cual se redujo su condena a 21 años y 10 meses. 8 de diciembre. Se realizaron las vistas de resentencia de Ramón Labañino y Fer­ nando González, las cuales se redujeron a 30 años y a 17 años con 9 meses, respec­ tivamente. Estas nuevas sentencias son resultado de la solidaridad internacional y

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aunque no son tan exageradas como las anteriores son también injustas. 2 0 10 •







7 de mayo. El pasado mes de octubre la sentencia de Antonio Guerrero fue reduci­ da de cadena perpetua más 10 años a 21 años y 10 meses. Como resultado de esa reducción, así como por su comportamiento ejemplar durante los 11 largos años en prisión, que incluye no sólo un record intachable de buena conducta sino tam­ bién las clases que imparte de forma voluntaria a otros prisioneros, Antonio ha sido trasladado ahora de la cárcel de máxima seguridad en la cual se encontraba a una prisión de mediana seguridad, FCI Florence (Colorado). 2 de junio. El Comité Nacional de Estados Unidos por la Liberación de los Cinco tuvo una importante conferencia de prensa en el National Press Club de Washing­ ton D.C. en la cual dejó saber a través de Gloria la Riva, su Coordinadora Nacional, sobre una demanda del Comité Nacional puesta contra la Broadcasting Board of Governors (BBG), entidad autónoma del gobierno federal responsable de todas las trasmisiones del gobierno de Estados Unidos o financiadas por ese gobierno. El Comité Nacional también hizo público los nombres y los pagos hechos por la BBG a un número de periodistas en Miami, antes y durante el juicio celebrado a los Cinco en esta ciudad entre noviembre de 2000 a junio de 2001. Así mismo el Comité Nacional informó sobre el comienzo de una campaña internacional exigiéndole al Fiscal General de Estados Unidos, Eric Holder, basado en la cuestión de estos pa­ gos, que haga justicia dándole la inmediata libertad a los Cinco: Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René. 14 de junio. Presentada en la Corte Federal de Miami la apelación colateral (tam­ bién conocida allá como habeas corpus) a nombre del Héroe de la República de Cuba Gerardo Hernández Nordelo. Este es el último recurso legal para él dentro del sistema de Estados Unidos. 26 de junio. Después de 2 meses de tortuoso tranfer, Ramón Labañino Salazar, es trasladado a la Prisión de mediana Seguridad FCI Jesup en el Estado de Georgia.

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Cuba y otros lugares —Poesía para una isla—

[Nicolás Guillén]

Tengo Cuando me veo y toco yo, Juan sin Nada no más ayer, y hoy Juan con Todo, y hoy con todo, vuelvo los ojos, miro, me veo y toco y me pregunto cómo ha podido ser. Tengo, vamos a ver, tengo el gusto de andar por mi país, dueño de cuanto hay en él, mirando bien de cerca lo que antes no tuve ni podía tener. Zafra puedo decir, monte puedo decir, ciudad puedo decir, ejército decir, ya míos para siempre y tuyos, nuestros, y un ancho resplandor de rayo, estrella, flor. Tengo, vamos a ver, tengo el gusto de ir yo, campesino, obrero, gente simple, tengo el gusto de ir (es un ejemplo) a un banco y hablar con el administrador, no en inglés, no en señor, sino decirle compañero como se dice en español.

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Tengo, vamos a ver, que siendo un negro nadie me puede detener a la puerta de un dancing o de un bar. O bien en la carpeta de un hotel gritarme que no hay pieza, una mínima pieza y no una pieza colosal, una pequeña pieza donde yo pueda descansar. Tengo, vamos a ver, que no hay guardia rural que me agarre y me encierre en un cuartel, ni me arranque y me arroje de mi tierra al medio del camino real. Tengo que como tengo la tierra tengo el mar, no country, no jailáif, no tennis y no yatch, sino de playa en playa y ola en ola, gigante azul abierto democrático: en fin, el mar. Tengo, vamos a ver, que ya aprendí a leer, a contar, tengo que ya aprendí a escribir y a pensar y a reír. Tengo que ya tengo donde trabajar y ganar lo que me tengo que comer. Tengo, vamos a ver, tengo lo que tenía que tener.

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Problemas del subdesarrollo Monsieur Dupont te llama inculto, porque ignoras cuál era el nieto preferido de Victor Hugo. Herr Müller se ha puesto a gritar, porque no sabes el día (exacto) en que murió Bismark. Tu amigo Mr. Smith, inglés o yanqui, yo no lo sé, se subleva cuando escribes shel. (Parece que ahorras una ele, y que además pronuncias chel.) Bueno ¿y qué? Cuando te toque a ti, mándales decir cacarajícara y que donde está el Aconcagua, y que quién era Sucre, y que en qué lugar de este planeta murió Martí. Un favor: que te hablen siempre en español.

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Canción de cuna para despertar a un negrito Dórmiti, mi nengre, mi nengre bonito... E. Ballagas Una paloma cantando pasa: — ¡Upa, mi negro, que el sol abrasa! Ya nadie duerme, ni está en su casa; ni el cocodrilo ni la yaguaza, ni la culebra, ni la torcaza... Coco, cacao, cacho, cachaza, ¡upa, mi negro, que el sol abrasa! Negrazo, venga con su negraza. ¡Aire con aire, que el sol abrasa! Mire la gente, llamando pasa; gente en la calle, gente en la plaza; ya nadie queda que esté en su casa Coco, cacao, cacho, cachaza, ¡upa, mi negro que el sol abrasa!

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Negrón, negrito, ciruela y pasa, salga y despierte, que el sol abrasa, diga despierto lo que le pasa... ¡Que muera el amo, muera en la brasa! Ya nadie duerme, ni está en su casa: ¡coco, cacao, cacho, cachaza, upa, mi negro, que el sol abrasa!

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[Roque Dalton] Credo del Ché El Ché Jesucristo fue hecho prisionero después de concluir su sermón en la montaña (con fondo de tableteo de ametralladoras) por rangers bolivianos y judíos comandados por jefes yankees-romanos. Lo condenaron los escribas y fariseos revisionistas cuyo portavoz fue Caifás Monje mientras Poncio Barrientos trataba de lavarse las manos hablando en inglés militar sobre las espaldas del pueblo que mascaba hojas de coca sin siquiera tener la alternativa de un Barrabás (Judas Iscariote fue de los que desertaron de la guerrilla y enseñaron el camino a los rangers) Después le colocaron a Cristo Guevara una corona de espinas y una túnica de loco y le colgaron un rótulo del pescuezo en son de burla INRI: Instigador Natural de la Rebelión de los Infelices Luego lo hicieron cargar su cruz encima de su asma y lo crucificaron con ráfagas de M-2 y le cortaron la cabeza y las manos y quemaron todo lo demás para que la ceniza desapareciera con el viento En vista de lo cual no le ha quedado al Ché otro camino que el de resucitar y quedarse a la izquierda de los hombres exigiéndoles que apresuren el paso por los siglos de los siglos Amén.

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From Central Europe Llegar a la Habana es llegarme por eso me saludo con música dónde vas Domitila dónde vas en un José Martí poblado de inmensos aviones tengo tanto qué hacer sacar al sol el alma para que suelte toda la niebla aplancharla con una botella de ron y un ladrillo maleconero para que huela a mi casa y a mi tierra allí mismito al otro lado del mar (que hasta se oye la sirena de la Policía) respirar mucho en español para que florezcan mis pulmones heridos por las vocales guturalizadas y las consonantes con halcones en los hombros comer cangrejo con limón y yuca con limón y sal con limón y desnudarme para comer mangos y leer las consignas bien vivas en el cielo altísimo y en los muros y en los rostros de los hombres y sentirme camarada de verdad no medio camarada y medio señor cosa horrible y sentirme otra vez Patria o Muerte de pie América Latina adelante, adelante, adelante, venceremos.

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A la poesía Agradecido te saludo poesía porque hoy al encontrarte (en la vida y en los libros) ya no eres sólo para el deslumbramiento gran aderezo de la melancolía. Hoy también puedes mejorarme ayudarme a servir en ésta larga y dura lucha del pueblo. Ahora estás en tu lugar: no eres ya la alternativa esplendida que me apartaba de mi propio lugar. Y sigues siendo bella compañera poesía entre las bellas armas reales que brillan bajo el sol entre mis manos o sobre mi espalda. Sigues brillando junto a mi corazón que no te ha traicionado nunca en las ciudades y los montes de mi país de mi país que se levanta desde la pequeñez y el olvido para finalizar su vieja pre-historia de dolor y de sangre.

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Alta hora de la noche Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre porque se detendría la muerte y el reposo Tu voz, que es la campana de los cinco sentidos, sería el tenue faro buscando por mi niebla. Cuando sepas que he muerto di sílabas extrañas. Pronuncia flor, abeja, lágrima, pan, tormenta. No dejes que tus labios hallen mis once letras. Tengo sueño, he amado, he ganado el silencio. No pronuncies mi nombre cuando sepas que he muerto: desde la oscura tierra vendría por tu voz. No pronuncies mi nombre, no pronuncies mi nombre. Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre.

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Pedimos Pedimos que nos amen, que nos dejen amar, pedimos que nos hagan quedarnos solos atados a los ángeles, que no dejen testigos desde ahora esperando la imagen honda de nuestras lágrimas; pedimos que no insistan en herirnos el lugar de la ira, pedimos que las esposas doren el blanco pan y nos conviden a la mesa del júbilo, que los muchachos y las muchachas recuesten su frescura de musicales líquenes sobre la llamarada que nos nació en las voces, pedimos la sonrisa desde nuestra lastimadura más presente y el escudo fraterno desde el opaco miedo que nos podría suceder; pedimos el abrazo, el ambulante nido para la desangrada palabra que un día descubrimos y que venimos ahora a repartir?

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