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Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau Ediciones La Memoria Director: Víctor Casaus Coordinadora: María Santucho Editor Jefe: Emilio Hernández Valdés Jefe de diseño: Héctor Villaverde
Edición: Emilio Hernández Valdés Diseño de cubierta: Héctor Villaverde Emplane: Carlos F. Melián López Corrección: Miriam García Piñeiro Composición: Haydée Gutiérrez Grova
© Sobre la presente edición: Ediciones La Memoria Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, 2004
ISBN: 959-7135-31-0 Obra completa ISBN: 959-7135-33-7 Volumen 2
Ediciones La Memoria Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau Calle de la Muralla No.63, La Habana Vieja, Ciudad de La Habana, Cuba E-mail: [email protected] www.centropablo.cult.cu www.centropablo.org
1 9 3 6 C A R T A S D E P A B L O
Enero 2 2 4 6 13 13 13 15 18 19 24 24
a Raúl Roa a Gonzalo Mazas Garbayo a Ruth de la Torriente Brau a Gonzalo Mazas Garbayo a Conchita Fernández a Aureliano Sánchez Arango a Luis A. Sanjenís a Raúl Roa a Raúl Roa a Antonio Gattorno a Pedro Capdevila a Kiko Figarola
New York, 2, 1, 936. Sr. Dr. Raúl Roa, 816 South Rome, Tampa, Fla. Querido Raúl: Ahora contesto a tus últimas cartas las que, por cierto, a cada rato se aparecen sin el debido franqueo. Como ves, empiezo este cabrón año con el encabronamiento reglamentario. Pero bien, pasemos a otros asuntos. Ayer celebramos reunión y acordamos pedirles a Uds. que, con la debida anticipación, acordaran celebrar allí la fecha de Martí. Han de hacer —porque aquél es el lugar más indicado para ello— algo que merezca la pena. Pueden, a semejanza de lo que hicimos aquí el 30 de septiembre, convocar con tiempo a una velada o mitin de frente único y es seguro que, si hacen la debida propaganda, obtendrán un gran triunfo. Nosotros pensamos hacer algo aquí, aunque las dificultades se multiplican. En un principio acordamos celebrar el baile que nos sacará a flote, según pensamos, para el 18 de este mes, pero ya no es posible, por falta de local, darlo antes del primero de febrero. Ello hace que se nos junten la velada y el baile y por ello admitimos ya la posibilidad de no poder hacer nada importante. Metan Uds. pues, el hombro; róbense la arrancada. En el periódico hemos fracasado. El problema económico del club está sin resolver y, hasta tanto no lo saquemos a flote, nada podremos hacer por el periódico. Tanto los muchachos como yo lo hemos sentido de veras. Hubiéramos querido sacar el periódico el día 10. Ya esto, sin duda, no puede ser. Ahora, si por fin resolvemos el problema de las orquestas, que se están yendo por las nubes, y acordamos en definitiva la celebración del baile, entonces creo que para
el propio día de Martí puede ser que salga el tercer número. Ello quiere decir que tendré que botar el material que había hecho y el que había pensado. A propósito del periódico debo decirte, de una vez y para siempre, que de ninguna manera publicaré trabajos de mayor extensión que la fijada ya. Uds. se olvidan de este dato que es el único en definitiva: el periódico sólo contiene ocho galeras escasas de linotipo. Por si este dato no bastara, tienes que añadir que la larga periodicidad de su publicación nos lleva a tener que comentar y a hacernos eco de infinidad de asuntos, por todo lo cual, si no seguimos una línea inflexible en cuanto a la extensión de los trabajos, nos quedaremos siempre con sólo tres o cuatro asuntos a tratar. Este trabajo de Gustavo me parece magnífico, como a ti, y yo daré del mismo un reducido en el periódico. Pienso, sin embargo, que es necesario publicarlo íntegro, y para ello sería imprescindible que inventáramos algunos fondos extraordinarios a fin de pararlo aparte, en una hoja suelta, por ejemplo. Esto pensamos hacer el diez de enero y ayer acordamos la publicación de un breve manifiesto. Nosotros tenemos que ir pensando, aun cuando esta vez hayamos fracasado en nuestro empeño de sacar el periódico, en la necesidad de otros elementos de publicación, tales como este trabajo de Gustavo y otros que hagamos tú o yo. Yo estoy hace días rumiando una vieja idea. La del «Álbum del Terror en Cuba» que pensé hacer en la Habana hace tiempo. Podríamos, aprovechando la realidad del momento, reproducir en postales las víctimas de este régimen y, por detrás, con la cabeza de «Frente Único», poner el texto relativo. Sería una serie numerada que todo el mundo guardaría; a la que sería más fácil sacarle el costo que al periódico. Ya hablaremos más adelante de este asunto. Pero es preciso, ante todo, recaudar fondos. Tú, entre los profesores de la Universidad, y Gustavo entre los médicos, podrían levantar cuotas mensuales que nos aliviarían grandemente los problemas. De los que yo les he pedido, ya Portell me dió $5.00. Espero a otro en estos días. Antes de que lo olvide tengo que pedirte el favor de que me averigues si tú o Gustavo se llevaron para allá mi ejemplar de «Huasipungo». No quiero perderlo por lo que te pido que me contestes si está o no allá, y, en todo caso, si está remítemelo. No te olvides. Otro asunto. De la Habana me enviaron un recorte de la revista donde publicaste la carta a Mañach. Por si no lo tienes, te lo envío. Por cierto, que ahora estoy leyendo el «Martí» de Mañach y ayer me encontré con un episodio en el que, con toda insidia y malevolencia pinta a tu abuelo como un rajado, oponente de Martí. ¿No has leído el libro? Hasta ahora me parece excesivamente frío y anecdótico. Ciertamente, no es Mañach el indicado para interpretar a semejante hombre. Con respecto a las actas, te incluyo la aprobada ayer. Dime cuáles son las que te faltan de la colección y puede ser que algún día te saque copia de ellas. Para mandártelo también —pero con expresa condición devolutiva, ya que no tengo copia de ese trabajo, ni tiempo de sacarla ahora— buscaré ahorita un trabajo que escribí una madrugada en «Ahora», por encargo de unos compañeros de México, y el que ni terminé ni envié por falta de cabal dirección. En él hay recuerdos de nuestras relaciones. Tengo cartas también y muy interesantes, pero están en Cuba. Ahora bien, yo creo que tú tienes el deber, en tu prólogo, de desplegar la inteligencia necesaria para salvar a Rubén de la publicación de sus versos. Pienso que, aunque sea ocasionalmente, ello puede desfavorecer a su condición de leader. Fue sin duda un intenso poeta, pero su vida patética estuvo infinitamente por encima de sus versos aristocráticos. Tuvo la desgracia de brillar en un momento casi fugaz, de transición poética en Cuba y, si perdura, es porque tuvo talento, profunda emoción lírica y, sobre todo, vida, vida de «poeta en activo», como, si no recuerdo mal, dije en el prólogo del ya casi centenario «Batey». En definitiva, Rubén es de los seres privilegiados que tienen leyenda, que pertenecen a ella. Y tú sabes que yo pienso que sólo son legendarios los individuos capaces de engendrar leyendas, capaces de merecerlas. Rubén, como poeta, era algo legendario para las masas. Por mucho tiempo yo lo hubiera dejado todo así. A las masas que admiran a Rubén no les serán gratos sus versos. Él no escribió para ellas más que otros versos que nadie se ha ocupado de recoger, canciones anónimas de la revolución que sí convienen a la leyenda de Rubén. No pienso que la historia deba desvirtuarse por ningún modo, pero creo que hay que dejar madurar las figuras en la conciencia popular. Tú, sin embargo, sabrás en tu prólogo-biografía difuminar las bruscas líneas de transición que hay en la vida de Rubén, todas las cuales tuvieron, no obstante, la tónica
común de un sentido de la generosidad y el sacrificio —atributos del poeta puro e intenso— que muy pocos han tenido en Cuba con tal persistencia. Creo que más nada tengo que escribirte por hoy. Muchos recuerdos para Gustavo, Agustina y los muchachos y a la vieja Ada, de la vieja Carlota y míos consejos urgentes de que vaya a parir a Cuba.
New York, 2, 1, 936. Querido Gonzalo:1 Te hago ahora unas simples líneas para adjuntarte una crónica cuya publicación me puede representar un trabajito para el verano. El año pasado «Carteles» me pagó una parecida y no la publicó, con lo que me fastidió en grande. Ve a «Bohemia», pues, a la que de todas maneras siempre prefiero. Revísala tú y si algo está mal repásalo, porque la he hecho a vuela máquina. Quiero que salga hoy mismo por el aéreo y no tengo tiempo de revisarla. Espero que dentro de cuatro o cinco días te escribiré enviándote dos crónicas que sí me interesan y me gustan, a ver si me las publicas. Recuerdos a todos y hasta la próxima que sí espero que será pronto.2 1 2
Gonzalo Mazas Garbayo. Véase la respuesta de Mazas (18 de febrero de 1936), p. 320.
New York, 4 de enero de 1936. Querida Ruth:3 Hace unos días me trajo Mayito el pavo que tan escrupulosamente pintaste para mí. En realidad, a mí no se parece mucho que digamos, pero no se puede negar que tiene un aire de familia… Por el moco a quien más recuerda es a ti precisamente; por la pechuga a Güiqui; por la cola a Zoe y por la voz a Lía…4 Por lo tanto, bien te mereces el elogio ya que de todas has sabido poner un poco. Deja ver ahora, cuando llegue el disco de Lía, resulta que ha tenido tan magnífico éxito también. A lo mejor, con auxilio de María, le sale en el disco la voz de Adelina Patti o de la Malibrán. Los muñequitos rumberos, para Teté, están muy graciosos. Si Uds. se ponen a pintar desde ahora postales de esas, como quien no quiere perder los ratos perdidos, pues cuando llegue el año que viene tendrían unos cuantos centenares y es seguro que aquí tendrían magnífico éxito. Ahora que Zoe puede ser que venga para acá, sin duda hará las relaciones necesarias y entonces podrían «revolverse». Aquí toda esta guanajada yankee no deja, por ningún motivo, de mandar centenares de postales de Navidad. De esa manera pretenden, con tal fineza, cubrir sus brutalidades de todo un año. Y puesto que las cosas tropicales les gustan tanto, ya que no las tienen sino a través de sus empresas, pues que las paguen. 3 4
Ruth de la Torriente Brau, hermana de Pablo. Graciela, Zoe y Lía, hermanas de Pablo.
A Mayito lo vemos de vez en cuando. Viene él más aquí que vamos nosotros allá. Todo es por culpa de las actividades que tenemos. Hace poco nos trajo un magnífico té y hace dos o tres días, algún café. Ahora estoy pendiente de que le lleguen unos turrones que ha encargado, para tomar mi parte, porque este año no he visto turrones por ninguna parte. Ya Mayito les habrá contado lo que me pasó con Henry. Quedé citado para verlo a las seis, pero resultó que me llamaron a trabajar ese día y los siguientes, y como no podía de ninguna manera perder el chance ya que me hacía falta extrema, tuve que dejar la entrevista. Traté de
localizarlo por teléfono y me fue imposible, porque no estaba en el Hotel a las horas en que yo podía llamar. Desde entonces ando sin ningún trabajo lo que, como supondrás, me tiene de muy mal humor. Y ni de broma aparece un trabajo. Ya tenemos por aquí nieve y frío. Teté y yo nos hemos retratado en lomitas blancas. Díganle a la madre de Teté que se las enseñe. Es bonito y no hay tanto frío como dicen. Yo hasta hace muy pocos días no me he puesto abrigo, porque me molesta más el abrigo que el frío. Hasta bufanda y guantes tengo, todo regalado, como es natural. Según los avisos este invierno será terrible, de manera que nadie podrá contarme nada. Hace más de un mes que casi todos los días hemos estado muchos grados bajo el cero centígrado y, en algunos lugares, ya ha bajado del cero Fahrenheit. A cada rato me entran ganas de irme para España, porque este inglés no acaba de entrarme, pero el estar cerca de Cuba me es siempre un ancla. Además, la necesidad de trabajar aquí en nuestros asuntos. Ahora en Venezuela tal vez haya una oportunidad. Y si sigo sin trabajo, me iré, aunque sea a ampanga. Aquí te incluyo una carta para Gonzalo, a quien le debo carta hace medio siglo. Cuando escribas manda noticias de todos, desde papá hasta los espíritus que tan sabias disertaciones tienen siempre con mamá. Recuerdos a todos, míos y de Teté, y reciban la bendición… del Father Divine, que es un negro espiritista y ladrón que tiene dormido con sus cuentos a medio New York.
New York, 6, 1, 936. Querido Gonzalo:5 Te escribo nada menos que un día de Reyes. No te puedes quejar. Yo tampoco. Hoy precisamente conseguí un trabajo bastante suave de «mochila» (bos-boy)* nada menos que en el Harvard Club. Gano un peso diario y el almuerzo, y aunque hay que subir y bajar escaleras constantemente durante casi cuatro horas, la realidad es que es muy aceptable para New York el trabajito. Además, hacía más de dos meses que no tenía trabajo ninguno y ello me tenía con una espantosa neurastenia que la disimulaba a fuerza de trabajo del otro. Por eso he estado dos días más para hacerte esta carta, después de hecha la de Ruth. 5 *
Gonzalo Mazas Garbayo. Bus-boy. (N. de E.H.L.)
Pero bien, ya que te debo carta hace casi un año pronto, lo menos que puedo tener hoy es buen humor. En prueba de ello y de amistad te deseo que nunca tengas que venir por aquí sino en pose de tourismo. Entonces sí debe ser magnífico asomarse a la vidriera de New York. Como ciudad, debe ser la mejor del mundo, supongo yo. Pero, como para mí no hay ciudad como la de la naturaleza, pues como aquí no hay ni el cielo, ni el mar de la Habana, ni esa transparencia emocionante de allá, me gustaría mucho más siempre el arco del Malecón que la belleza un poco tristona de Riverside. Y aquí hay nieve, que es bella, inverosímilmente blanca, pero no hay lluvia. La nieve da ganas de salir a la calle a caminar contra el frío y el viento. Pero el frío es cosa cruel. Da hambre y nunca abriga nada lo bastante. Yo lo resisto bastante bien, y hasta tengo mi pose de habitante de los Polos, porque, como me gusta, lo resisto y hasta lo provoco; pero a la gente que lleva años aquí y ha perdido ya los estímulos de la aventura, los dobla por las calles y los hace sufrir. Con la carta que tú me enviaste fui a ver a los doctores en cuestión, doctores panamericanos, porque no me acuerdo ya cómo se llamaban. Fueron amables conmigo, pero de ahí no pasó el asunto. Te lo comunico, aunque con tantos meses de retraso, para que sepas que no les debes ningún favor. Cuando estaba trabajando en «El Toreador», una noche les serví a Ante y a Rodríguez y éste era amigo tuyo y conocía «Batey», todo lo cual según parece fue suficiente para que me diera una luenga propina. Ves, pues, que todavía «Batey» nos nimba de prestigio.
Y ahora te tengo que dejar hasta más tarde, o hasta mañana, porque voy al Club que acabamos de fundar, a tener una reunión para ver cómo impulsamos un baile que nos permita pagar las deudas en que hemos incurrido para abrirlo. Hasta luego, pues. ——————————————— Bien, ya estamos a once nada menos y como han pasado cinco días desde que te empecé esta carta, procede que te prometa ahora terminarla de cualquier modo, «al correr de la pluma», como decían los poetas de tu tiempo… Esta larga demora te indicará cómo estoy de ocupado. Porque te advierto que en todos estos días no he escrito una sola línea a nadie. El «trabajito» en cuestión, hasta tanto entro en trainning —¡Oh recuerdos de nuestros gloriosos tiempos de atletas!… ¡Oh, épocas inolvidables de cuando yo barrenaba sin mayor esfuerzo la posición que inútilmente, ante mi arrollador empuje, intentaba guardar debidamente cierto center que yo conozco!… (Ahorita vamos a tener que leer nuestro famoso cuento final de «Batey»!…) Bueno, pues el asunto es que he tenido ya dos trabajos en el mismo Harvard Club, uno, de bus boy y otro de ayudante del ayudante del lavaplatos, o algo de categoría parecida. Y la realidad es que hasta ahora me han dejado ambos los riñones flotantes y las piernas endurecidas y venosas de tanto sube y baja escaleras con la misma prisa que lo haría un bombero en día de exhibición. No te puedes hacer una idea de lo derrengado —por emplear una palabra de tus mejores poesías— que se queda uno después de estas maravillosas experiencias neoyorkinas. Bien, como yo sé que tú eres un estupendo agente literario —dígalo si no el éxito de Batey, del cual fuiste tú máximo responsable— te voy a hacer el encargo de que lleves un par de crónicas mías a Miguel Ángel.6 Él publicó ya dos mías, pero las últimas dos, que se remontan ya a tiempos casi inmemoriales, no aparecieron. Por ello, a lo mejor se han perdido —pienso yo generosamente— y quiero que éstas, de temas más justificables, no obtendrán reparos que las impidan «ver la luz pública». Todavía no están hechas, pero como me hace mucha falta agenciarme esos diez pesos, te las enviaré enseguida. No dejes de cumplir con este encargo. Y por si no lo había hecho ya, te felicito por Crismas* y por Año Nuevo y por Reyes. Si, en tus múltiples conexiones, tienes alguna que sirva para comprar una crónica, aunque sea una vez al año —siempre que la vayan a publicar y no quieran tener la «generosidad» de regalar y proteger y sostener— utilízala para ver si le saco algún dinero a la capacidad mía de ver las cosas y contar lo que veo. Porque, por lo visto, estoy condenado a ser un eterno amateur de las letras. Sabrás —porque te lo comunico ahora— que de nuevo he fracasado en mi intento de publicar mi libro sobre Presidio que vale mucho más que nuestro «Batey», por lo menos en el aspecto humano. Estuvo el libro como seis meses por México, en donde les gustó mucho a varios escritores mexicanos, pero la editorial Botas no se atrevió a publicarlo. Ahora, hace unos días, lo mandé a España a ver si hay alguna oportunidad de que se publique allí. Espero, naturalmente, que me lo devuelvan, aunque con los elogios de rigor. 6 *
Miguel Ángel Quevedo. Christmas: navidades (N. de E.H.L.)
Y ahora te dejo, porque hay terribles amenazas de que tenga que interrumpir de nuevo esta carta hasta sabe dios cuándo y prefiero terminarla aquí. Otro día, no te des tanta lija, porque me conoces lo suficiente como para saber que tengo que estar tremendamente ocupado —yo siempre tengo necesidad de hacer algo intensamente— y te pones muy picúo y muy quisquilloso si por no escribirte yo dejas tú de hacerlo. Espero que pronto te escribiré de nuevo para mandarte las crónicas. Muchos recuerdos para los viejos y para Dora y Miguel Ángel y un abrazo para todo este 1936 que me parece que en todo él no veré ni el sol de allá ni los amigos de allá. 7 Pablo 7
Véase nota 2.
New York, 13, 1, 936. Sra. Doña Concepción Fernández de Gil, Habana, Cuba. Distinguida y espiritual amiga: Tomo la maquinita para escribirle unas líneas, por cuanto hace tiempo que no tengo nuevas ni viejas de los que por esa dichosa y electorera ciudad residen. Espero, sin embargo, que su corpulento y siempre rozagante y colmilludo esposo habrá alcanzado cuando menos, una senaduría o algo así, ya que sus méritos lo capacitan para eso y mucho más. De nuestro común amigo el Dr. Federico Laredo y Capdevila8 no tengo sino vagas noticias. Ha mucho tiempo me envió la suma de un dólar para que le agenciara unas cuantas toneladas de picadura Blue Bird, pero, dadas mis escasas nociones sobre el arte de picar y, por ende, sobre la picadura, hasta hoy no he hallado la tal marca del «Pájaro Azul». No obstante, como se rumora que el muy canoro maestro Lecuona intenta posar su vuelo sobre un rascacielo neoyorkino, consultaré a él sobre el problema este de la picadura del Pájaro Azul. Sin embargo, anticípemele al Dr. Federico Laredo —si es que ya está bien de regreso de su gira campesina— que si quiere que le mande cualquier otra marca buena, listo estoy a cumplir con las disposiciones de su encargo. 8
Pedro Capdevila.
Del mismo modo, incidiendo sobre dicho mutuo compañero, quiero expresarle mi decisión de tener en breve noticias suyas, pues en breve, deo volente, * le enviaré, de la misma manera que lo hice en anterior ocasión, detalles de interés para nuestro inolvidable Consejero de Estado. De los dulces de guayaba o algo por el estilo, cuya remisión se me anunció, con el correspondiente regusto previo para mi ya experto paladar, aún no he tenido noticias. Debe haber ocurrido con ello algo parecido a lo que sucedió con cierto libraco que al cabo fue a dar a sus gentiles manos. Por cierto que aprovecho la ocasión para enviarle los mejores recuerdos del portador, que quedó gratamente impresionado por los ágiles contornos de su figura, no obstante de ser Ud. ya, una matrona, digna consorte de mi distinguido amigo el Dr. Gil. No dejéis de mandarme de cuando en vez, periódicos y revistas, y de recordarle a vuestro padre Adán,9 que se nos debe remitir la Bimestre y, de ser posible, algún que otro libraco. Ya he recibido varios, que agradezco y que son muy útiles. A Don Jesús de la Fuente, el habilísimo piloto del Yacht Club; al eruditísimo chismonista Don Miguel de Unamuno; al Don Jesús del Gran Poder;10 a Don Federico Laredo, los mejores recuerdos. Ítem más. Para mi ilustre amigo, vuestro amante y rendido esposo, el Dr. Gil, el más crujiente de mis abrazos. Y para vos, bellísima estampa estilizada del más bello pescado rubio del Caribe, un ramo de orquídeas silvestres de Guatemala, victorias regias del Brasil y curujeyes del Realengo. La distinguida consorte mía, la Sra. Doña Carlota Rojas, está casi tan espiritual como vos y os manda sus recuerdos. Para vos y para todos. Y, caso de hacer falta, mandará un poema. 11 * 9 10 11
Deo volente: Si Dios quiere, en latín. (N. de E.H.L.) Fernando Ortiz. Jesús Expósito. Véase la respuesta de Conchita Fernández (20 de enero de 1936), en la p. 310.
New York, 13,1,936. Dr. Aureliano Sánchez Arango, Tres Guerras 33, México, D.F.
Querido Yeyo: Acabo de recibir tu carta, de no sé qué fecha, porque se la acaba de llevar Teté para leerla. Sólo un trabajo desproporcionado me ha impedido contestar hasta ahora a tu anterior del 9 de diciembre. Hemos tenido que hacer frente a una serie de pequeños pero continuos problemas al inaugurar el Club, y ya, cuando éste ha entrado en marcha, pues hemos tenido que hacer frente a las deudas incurridas —porque todos los peritos se fueron para el carajo con sus presupuestos y tuvimos que gastar como doscientos pesos extras— para colmo de fatalidades, hace poco más de una semana que tuve al fin la siniestra suerte de encontrar trabajo. Ahora soy un bousboy * en el Harvard Club y tengo que bajar y subir millones de platos y trillones de escalones. Ya estoy entrando en el «ahuevao» y he engrasado un poco mis gloriosos y oxidados y veteranos músculos, pero los primeros días regresaba en el subway con la cara de un difunto por equivocación que regresa a su hogar. Tu eficiencia en el despacho del libro, aparte de que te la agradezco de veras, porque de ser por José Antonio12 todavía estaría esperando su contestación, me ha dejado sorprendido. O una de dos; o has «tomado una enérgica resolución», o estás cagando como dios manda. Me inclino a creer que sea esto último. Y, mientras cagues bien, te aseguro el dinamismo y la actividad y el buen humor y hasta la paciencia que tenemos que acopiar en gigantescas cantidades para poder resistir todo esto. * 12
Bus boy. (N. de E.H.L.) José Antonio Fernández de Castro.
De tu lío con Thompson y Botas nada sé. Ni le he dicho yo nada a Thompson —que yo recuerde— ni nada sé de Botas. Es más, yo ni siquiera uso botas, como tú sabes, sino zapatos «de corte bajo». Eso es todo. Además, si me jodía yo, nada de particular tiene que se joda Thompson. Y hasta que se joda Botas en su día también. De Raúl tuve hoy una breve carta desde Miami. Se lleva Kourí a Ada para Cuba y le hace creer al verraco de Raúl que se la vuelve a traer antes de que para. Yo los he amenazado con la excomunión si paren aquí. Las elecciones —que han sido un triunfo más para Batista, a pesar de que ha podido ser un poco más hábil y repartir mejor el jamón entre las panteras de Argel— espero yo que sean el definitivo toque de alarma en los oídos peligrosamente sordos de los dirigentes de la «revolución». Si no hay un frente único, sincero y estrecho —no una mera suerte de pactos recelosos, llenos de egoísmos y trabas; sin ninguna base real ideológica; sin ningún real y premeditado programa constructivo de la revolución, nos iremos todos para el carajo. Admito que, inclusive, podrán producirse algunos triunfos militares. Hasta hoy, por lo que sé —nada sé en concreto de lo militar preparado o en preparación— pero sé un poco de historia de Cuba, todo esto me parece la labor preparatoria de la Guerra Chiquita. Y, sobre todo —y éste es nuestro cabal y básico punto de vista—, no creo que la revolución triunfe porque triunfe el hecho militar, que sin duda es importantísimo. Creo que estamos obligados a llevar algo concreto en la cabeza. Por ese programa mínimo es que venimos luchando en vano. Pero tengo la creencia firme que subsistiremos hasta tanto ello no se logre. Pienso que los demás pensarán como yo: que no tenemos ambición política para más que para influir en el pensamiento revolucionario. No creo que podamos constituir nunca un partido de masas, y mi verdadero interés está en lograr que, como organización de emigrados, podamos cumplir con nuestro papel tan bien o mejor que el desempeñado por cualquier organización similar de ahora o de antes. En este sentido hemos trabajado intensamente. Hasta hoy los resultados de nuestros esfuerzos, en lo que toca a la organización misma, son magníficos; en lo que respecta a los resultados en la intención política, son nulos, puesto que nada hemos logrado. La realidad, empero, nos ayudará —lo mismo que a todos los que dentro de las otras organizaciones piensan más o menos como nosotros y estiman necesario el frente único—. Insisto en que si no se saca un provecho casi instantáneo de la lección de estas elecciones, vamos al derriscadero. Ellas quieren decir que ya hay una reserva civil «natural», aparte de la «reserva militar»; quiere decir que una parte enorme del país se prepara a vivir otra vez de la maquinaria gubernamental; otra parte, guardará sus
esperanzas durante un año y al otro habrá propaganda electoral; quiere decir, también, que en lo exterior, ya habrá un gobierno «constituido legalmente». No quiero continuar este análisis, qu e para ti es obvio, pero estaba como monologando y así se queda. En definitiva, me parece cosa clara que la revolución debía evitar la toma de posesión. Y mi pesimismo viene del hecho de que el tiempo me angustia en todos los órdenes. ¿Estará preparado el aspecto militar, entre el final de la zafra y mayo? Y, sobre todo ¿se habrá llegado a acuerdos sinceros, básicos, y al desarrollo, siquiera esquemático, de un programa de reconstrucción y de revolución? He sabido que estás trabajando con éxito allá y con crédito por parte de todos. Me parece natural y me alegro. Sanjenís, que regresó de México, ha prometido venir por New York y entonces nos contará detalles de la vida que hacen por allá. Teté está bastante desmejorada. Ha ido bajando paulatinamente de peso y la última vez sólo pesaba 102 libras. Ha tenido una infección en un cordal, pero, aparte de esto hace algún tiempo que viene padeciendo de atonía general, y no come casi nada, duerme poco. ¿No crees que si hay una amnistía general debe aprovecharse en todo lo posible? Porque yo estoy viendo que mucha gente la está esperando ya. Se nota cansancio en mucha gente. La realidad es que, además, hay desencanto de los dirigentes, y, si se deja hacer el desparramo sin orden ni concierto, son muchos los que se van a sentir más «decepcionados» de la cuenta. Por eso yo pienso que a todo el que se vaya habrá que darle trabajos concretos de organización, agitación, etc. ¿Qué era lo que me decías del secuestro de Castaño? Sentí mucho la muerte de Casimiro, acaso el mejor de su grupo y pasé varios días alarmado por motivo de Montes de Oca, que al fin no resultó ser quien yo creía. Recuerdos de Teté y míos para Estrella, y para Pendás y Guillot. A Carlos —que continúa con su neurosis mánguica, lo veré hoy y le recordaré que te escriba. El número que salió fue el 859 y la rifa no fue un «atraco» de nosotros, sino una semibrava del Dr. Odio, panista, panero o panense. Perdimos en ella el dinero de los tickets, pero nos sacamos los cacharros y ahora no sabemos qué hacer con ellos. Tanto, que todavía no los hemos recogido.
New York, 13 de enero de 1936. Sr. Luis A. Sanjenís, 4740 N, 12th St. Philadelphia, Penna. Querido compañero: Tengo que contestar a su carta del 30 de diciembre, con un apuro excesivo, ya que el reloj me está vigilando los minutos que me quedan para irme al trabajo. De todas maneras quiero hacerles hoy mismo unas líneas felicitándolos a todos por el magnífico esfuerzo que realizaron en el party, que tan estupendos resultados rindió. Para que se percaten de lo útil y oportuno que ha sido este esfuerzo que han realizado los «ahorcados» de Filadelfia, debo comunicarles que gracias a los cuarenta pesos que me entregó Martínez de parte de la Delegación allá, nuestro periódico podrá salir ahora, para la fecha de Martí. Nos tenía abrumados el no poder resolver el problema económico y tratamos de llenar el hueco con nuestro manifiesto del diez de enero, que espero les habrá llegado ya. Felicita, pues, a todos los compañeros que prestaron su concurso a la fiesta. A mí también deben felicitarme, pues los resultados me han dado la razón y ha quedado demostrado que en Fila también se puede hacer algo por la revolución. En cualquier parte, siempre, se puede hacer un esfuerzo por la revolución. De los términos de tu carta, como me anuncias tu próximo viaje a ésta, y como ando tan apurado de minutos, prefiero esperar para que conversemos ampliamente sobre ellos. Por conducto de Raúl poseemos un profuso arsenal de chismes.
Tus traducciones me llegaron a su debido tiempo. Por cierto que las había olvidado y hace poco, al encontrarlas, se las remití a Freeman en New Masses, pero resulta que ya no trabaja allí y a los pocos días me las devolvieron con una nota excusando su publicación por no considerarlas un éxito. Hoy recibí una nota de Gafas. Tengo que contestarle y si a la tarde tengo tiempo, lo haré. Por lo pronto, sirva esta carta de acuse de recibo a los cuarenta bienaventurados toles. Te anuncio el envío de diez ejemplares de los Títeres de Ferrara. Procuren venderlos a no menos de 25 centavos el ejemplar para ver si engrosamos los fondos del periódico. Creo que esto les será fácil. ¿Por qué, para el día de Martí, no publica esa Delegación un manifiesto sobre la situación de Cuba, o bien organiza un meeting? Un manifiesto corto, puede costarles de diez a quince pesos. El nuestro del diez de enero costó trece, aunque ya teníamos el papel. Bueno, hasta la próxima y recuerdos a todos,
New York, 15, 1, 936. Dr. Raúl Roa, c/o. F. Fiallo 1160 N.W. 4th St. Ap. 4. Miami, Fla. Querido Raúl: Contesto lo más rápidamente que me ha sido posible tu carta del día 12. La recibí ayer por la tarde y, con las dificultades de rigor con el baile, la reunión no se pudo celebrar hasta las dos de la mañana, con la asistencia de Carlos y Pedrito. Acordamos, en definitiva y provisionalmente, aunque parezca paradójico, enviarte una credencial lo más amplia posible, para toda suerte de trabajos preliminares, a reserva de encargarte, cuando llegue la oportunidad, a ti y a Gustavo, de los poderes generales de una representación a las tareas concretas que resulten de todas las conversaciones que realices. Para ello, y para que no te pongas bravo, he decidido estrenar el nuevo papel de ORCA, amenazado de inutilidad, gracias a tus gestiones. Verás, que es estupendo y elegante. Todavía me quedan unos pocos del anterior y espero acabarlos, con la correspondencia que tengo pendiente, en muy pocos días. Ahora debemos hablar, ya en el terreno personal. Aunque no, debo comunicarte otros aspectos de la reunión, de la que ya te mandaré copia del acta. Por lo pronto, entendimos todos que el problema planteado era de extrema y sensacional importancia y que, por ello mismo, no podíamos resolver nuestra línea política definitiva al respecto hasta tanto no tuviéramos una información más copiosa y constante sobre la marcha de los asuntos. En ese sentido, decidimos no mencionar ni el frente único ni el partido único en la credencial en cuestión, pensando que acaso pudieran derivar las conferencias hacia otra posibilidad y, también, para no estorbar con limitaciones, más o menos verbales, a la libre actividad que puedas desarrollar, con tan favorables contactos, en la consecución de una inteligencia entre los factores de la revolución. Entendido esto, pasemos a lo que puedes considerar mi lucubración sobre el problema. Mis cartas son las actas oficiales de mi pensamiento. No tengo nunca miedo a escribir lo que pienso, ni con vistas al presente ni al futuro, porque mi pensamiento no tiene dos filos ni dos intenciones. Le basta con tener un solo filo bien poderoso y tajante que le brinda la interna y firme convicción de mis actos. No me importa tampoco nada, equivocarme en política. Pienso que sólo no se equivoca el que no labora, el que no lucha. Pero en este caso, como en todos sobre los cuales ha de caer sobre nosotros una responsabilidad futura, debemos aclarar todos los pormenores, analizar todas las razones. Y hace tiempo que quería escribirte sobre este problema del partido único, que te ha venido entusiasmando a través de tus últimas cartas. Por una parte pienso, después de estas elecciones que, sin duda alguna, han sido el mayor de los éxitos hasta ahora logrados por Batista, que sería un efecto psicológico acaso sorprendente y
animador, el ofrecer al pueblo de Cuba, desorientado, desencantado y escéptico, la declaración jubilosa y restallante de que ya todos los revolucionarios, como en momentos de crisis aguda de los períodos de nuestra historia, están de acuerdo, que laboran juntos y que la revolución, empujada de un solo lado por todos los brazos, será un alud irresistible que nada podrá detener y que arrasará con todo. Pienso, con absoluta convicción, que este efecto psicológico sería logrado plenamente y que es necesario, de una manera o de otra, levantar el ánimo revolucionario del pueblo. Pienso, asimismo, volviendo sobre lo que para la estabilización de la reacción representan las últimas elecciones y, con ellas, la instauración de todo un aparato civil —verdadera y ya natural reserva militar de Batista—; con todo el engranaje gubernamental funcionando, desde el Presidente de la República, hasta los alcaldes de pueblo, pasando por gobernadores, senadores, representantes, consejeros, etc., cada uno con sus posibilidades de dar botellas y, sobre todo, de ofrecerlas, pienso, repito, que el momento es decisivo: que las fuerzas revolucionarias han demostrado una impotencia y una incapacidad absolutas y que sólo de realizarse el frente único, con el acopio de fuerzas y el acopio de la moral revolucionaria rejuvenecida, retoñada, se puede decir, podría intentarse felizmente el derrocamiento de la actual situación. Es decir, que por un lado tenemos, o la paralización casi de la revolución, su desintegramiento, o bien por las intrigas, insidias, chismes, etc., o bien, por intentos desdichados y que sólo tenderían a justificar la tenencia de ciertos fondos, o el valor personal de determinados individuos; y de otro lado el reforzamiento de la reacción, por un plazo relativamente largo. Quiere decir, por lo sentado anteriormente, que sólo, a mi juicio —y al de muchos desde luego— sólo por la unión de los factores revolucionarios se puede intentar con probabilidades de éxitos el desarrollo de la revolución. Y sentada esta premisa llegamos a la conclusión de que, cualquiera que sea la forma a que se llegue a esa unión —siempre que no sea artificial, será buena; bien sea el Frente Único programático de carácter antimperialista, por el que hasta ahora hemos venido luchando; bien sea el Partido Único de Izquierda; bien sea otra fórmula que se encuentre. Por lo tanto, desde el punto de vista de la realidad actual debemos considerar como una esperanza la posibilidad de que cualquiera de estas formas de agrupación se produzca, porque sólo a través de ellas habrá confianza popular y fuerza combativa suficiente para iniciar la pelea. De lo contrario, sólo hay quietud y espera indefinida. Éste es el punto que pudiéramos llamar positivo del problema. Ahora bien, ¿no tiene esto su punto de vista negativo? Yo creo que sí y voy a tratar de hacer el análisis de mis pensamientos, que he reforzado con conversaciones con Leonardo y Carlos, principalmente, desde hace ya algún tiempo. Nuestra proposición para el Frente Único Programático Antimperialista, está por completo dentro del cuadro de nuestra visión política y de nuestros empeños de siempre. Nosotros, hasta ahora, no hemos pretendido otra cosa que tratar de influir en el campo doctrinal, intelectual de la revolución. Poco hemos conseguido. La culpa no ha sido del esfuerzo sino del material sobre el cual se ha hecho. De haberse verificado el Frente Único, tal como lo planteábamos nosotros, ¿qué consecuencias podrían haberse derivado de él, una vez realizada la revolución? Por lo pronto, la independencia de cada sector dentro del Frente Único, en lo que toca a su visión de los problemas de Cuba, no los responsabilizaba más que con la marcha inicial de la revolución, su realización en lo tocante a lo militar y su participación proporcional en el gobierno provisional hasta tanto se fuera cumpliendo con el programa revolucionario preacordado, conservando, por otro lado, su propia maquinaria y sus propias actividades. Creo que esto era algo deseable y práctico, dada la diversidad de fuerzas a concurrir. Ahora el Partido Único nos ofrece lo siguiente. ¿Por lo pronto, no es él una negación de nuestro punto de vista de la lucha de clases? Esto para nosotros es fundamental y debemos pensarlo profundamente. Recuerda lo siguiente y no te dejes arrastrar por un optimismo excesivo, ni te aferres a una idea, porque esto limita la visión, la capacidad especulativa y de juicio; recuerda que las dificultades reales para la creación de ese partido único son —tienen que ser— fatalmente enormes. A mi juicio es ilusorio pensar que todos los que actualmente se han aferrado a posiciones que no merecen no se vayan a defender como gatos acorralados, antes de soltarlas; a mi juicio los «Auténticos», a pesar de la recta intención de Laurent de que tú nos das cuenta, y de la fuerza que le supones —y que no es tanta, porque, o no estaba realmente por
el frente único, porque lo hubiera logrado entonces o, como te digo, su fuerza no es tanta. Pienso, en consecuencia, que ellos, para llegar al Partido Único —por el que en realidad vienen abogando hace tiempo— «Por el Partido Único Auténtico», como recordarás— sólo lo harán a base de una absorción de los demás en ellos, por ellos, bien sea con el mismo o con distinto nombre. Y esto entraña lo siguiente —y no olvides la desorientación ideológica que tienen muchos hasta de los mejores elementos de la pequeña burguesía— que como el Partido Único supone el control, bajo su dirección ideológica, de las masas de obreros y campesinos, íbamos acaso a propiciar el control del movimiento proletario por un organismo, en el cual —a mi juicio— iban a tener decisiva influencia los «Auténticos», que no son sino la extrema derecha de la revolución. En este sentido, nuestra responsabilidad es extrema, tanto más cuanto que vamos a ser los iniciadores de tal movimiento. Claro está que yo especulo y que tú estás en el centro de los datos. Por tanto, es necesarísimo que nos mantengas al día en todo. Otro aspecto, positivo, que pueden traer todos estos movimientos es el siguiente: pudiera suceder que a lo largo de las conferencias y contactos o aun en el desenvolvimiento de una reunión para tratar ya directamente los problemas básicos del nuevo partido, la posición cerrada de los actuales leaderes «auténticos», provocara —lo que considero absolutamente posible— la fragmentación de éstos, la creación del Ala Izquierda de ellos. Sería a mi juicio la mejor oportunidad histórica para desenmascararlos, mucho mejor que si lo hiciéramos por un esfuerzo aislado o personal. Si esto se verificara, nuestras dudas podrían ser menores, pues entonces sería más fácil la constitución de un Partido Nacional Revolucionario. La posición del Partido Comunista me parece que no ofrece dudas y que no se fundirá. Para ellos —como para nosotros también, pienso yo— la mejor solución era la del Frente Único Antimperialista. Sin embargo, de llegarse a la constitución del Partido, creo que ellos lo apoyarían dentro de ciertos límites. Resumiendo, debemos considerar lo siguiente: que el momento parece decisivo para provocar la conjunción revolucionaria; que en cualquier forma que ésta se produzca, sólo ella podrá echar adelante la revolución en su fase correspondiente; que nosotros debemos cooperar, con todas nuestras fuerzas a dicha conjunción revolucionaria, pero siempre tratando que ésta lleve, como queríamos para el Frente Único, una base programática, doctrinal; un programa para desarrollar; una plataforma, en fin; que sólo de esta manera, y con la garantía de que predominarán en el organismo dirigente, los elementos de ideología antimperialista más clara y firme posible, debemos transigir con esta solución; que a ese Partido habrá que ponerle la «cláusula de separación», es decir, fijar las condiciones por las cuales un grupo determinado podrá alegar ante el mismo el derecho a recobrar su personalidad; que no debemos olvidar la posibilidad del Frente Único, de presentarse la contingencia necesaria. Podría escribirte más largamente sobre estas cuestiones, pero ando muy apurado de tiempo. Carlos piensa que aún el Pacto de México es para él la base de todo lo que se puede ir haciendo y Pedrito, por su parte, dice que de la reunión de tu inteligencia y conocimientos; la habilidad y astucia ya seculares de Rubio y los timbales y alta influencia de Laurent algo bueno puede salir. Antes que nada, pues, continúen en los trabajos con intención propia y, lo más rápidamente que te sea posible me has de ir dando a conocer el trabajo básico en el cual piensan apoyar todas las tareas. Nosotros necesitamos conocer tal trabajo antes de opinar en definitiva. Teté se acaba de sacar hoy un cordal bajo el cual tenía una infección. Les manda, pues, recuerdos infectados. También a Rubio y a Dania si está por allá. Ahora llueve, pero de todas maneras salgo a echarte ésta por aéreo. Contesta con amplitud. Informa también a Gustavo. El periódico pensamos sacarlo el 28 o antes. Mañana te mandaré el manifiesto que sacamos el día 10. Te incluyo un programa de la velada en el Mella. No recitó Teté y Carlos fue el Presidente. Y yo sigo siendo Doctor para La Prensa.
New York, 18, 1, 936.
Dr. Raúl Roa, c/o. F. Fiallo, 1160 N.W. 4th St. Ap. 4. Miami, Fla. Querido Raúl: A la carrera te hago unas líneas antes de salir para el trabajo. Te acompaño la comunicación para el Secretario Auténtico. Si no te parece bien en algún sentido, devuélvela para acá con las correcciones de rigor. He recibido una carta de Pepe por la que se ve que ha hecho un trabajo magnífico. En cambio el profeta Elías ha demostrado tener una huevera verdaderamente profética. Alfredo y Pepe han tenido que ocuparse del asunto, a los tres meses… A otro a quien le voy a tirar los timbales es a Luis.13 Gracias a los trabajos de Pepe hemos recibido 16 pesos para el periódico. No han podido hacer nada en relación con las donaciones. Tú y Gustavo tienen que ocuparse de esto. A Gustavo le escribiré tirándole también los instrumentos. Mañana termino todo el material para el periódico y el lunes estará en la imprenta. Creo que para el día 28 ya estará listo. Recuerda que aquí está Eduardo Sabas Alomá. Es de lo más honrado y sincero de los Auténticos y hace tiempo que está en punta con los actuales mangoneadores de esa maquinaria. Creo que acaso podamos contar con su influencia para cualquier empeño que tienda a poner las cosas en su lugar. En todo caso, cuando tú creas que se pueda empezar a hablar del asunto avísame. De todas maneras ya algo se habla aquí sobre ello. A Portuondo es otro a quien le pienso tirar los timbales. Sólo escribe cuando tiene motivo para una crónica. Y a veces ni así. Ahora ha habido una nueva racha de muertes y, en vísperas de sacar el periódico, nada sabemos en concreto. Esto es una vergüenza. Sabas está en contacto íntimo con Llanillo y éste acaba de salir del Comité Gestor, según fidedigna versión, por haber pedido estado de cuenta y habérsele negado… Habla con él. También está aquí Pepe Velazco, muy disgustado con los líos de la J.C. Avísame tan pronto como salga Alberto para Cuba. Quisiera que me escribiese para tener con él contacto directo. Pepe ha hecho muy buenas conexiones y tendremos mejor distribución de ahora en adelante. Ya tenemos agente en Oriente y Santa Clara, por lo pronto. Bien, tengo que irme, hasta la próxima y escribe. Recuerdos a Ada, de Carlota y míos. Recuerdos a los amigos,14 13 14
Ramiro Valdés Daussá. Véase la respuesta a esta carta y a la anterior (28 de enero de 1936) en la p. 314.
New York, 19, 1, 936. Gattorno 117 Bank St. N. York. Querido Gattorno: Te hago unas líneas para notificarte que el sábado estuve en tu exposición a la que llevé a Ben Ossa, un joven escritor y arquitecto chileno de izquierda, y a su señora, Maxine Picard, escultora, a los cuales les gustó mucho tu trabajo. El compañero Ben Ossa está estrechamente relacionado con el próximo y muy importante Congreso de los Artistas aquí, y es el designado para todo lo referente a la sección de la América Latina. Él quiere verte en conexión con esto y esta misma noche le envío tu dirección a fin de que te localice.
Estoy esperando las fotografías y los datos. La crónica puede hacerse al final de la exposición si quieres. Recuerdos a tu señora, 523W,143St. Ap.2D
New York, 24, 1, 936. Querido Federico:15 Contesto inmediatamente tu carta de fecha de ayer, ya que tan atrasados andamos en cuanto a datos. Por lo pronto te agradezco la información general que me das sobre el «tono» de los ánimos. Por lo demás, yo adivino esto y lo he mantenido hace rato: que aquello está completamente caído y que hay que levantarlo, como se pueda, con inteligencia, utilizando hábilmente las brutalidades y canalladas diarias de la reacción. Pero lo que se hace es demostrarse tanta incapacidad y hasta tanto egoísmo y mala fe como ellos. El resultado es bien claro para cualquiera que sea capaz de serenarse un rato ante la realidad: no habrá revolución hasta que los elementos revolucionarios no sean capaces, con sus obras y con su actitud, de levantar la admiración y la confianza del pueblo. Lee nuestro periódico y verás que hace tiempo, desde que comenzamos a trabajar, no hemos hecho otra cosa que intentar que se dé el primer paso imprescindible, es decir, que se llegue a la unidad de acción ideológica. Pero la realidad es la realidad, y, por tanto, que cada cual, en espera de tiempos mejores, se vaya ateniendo a su propia conciencia… el que la tenga. Y puntualizo, que estoy trabajando otra vez, como sabrás, y estoy cansado y con sueño y con mucha tarea por delante. El «buen señor» a quien no conoces, a estas alturas habrá llegado de nuevo por allá con los jabalíes azules. Es del grupo nuestro. El libro que llevó sobre la rumba, dáselo a Luis16 que es un rumbero apasionado. Ahora bien, te voy a dar un consejo: procura no ir mucho a casa de Luis. Haz —y dile que es encargo mío— que te dé otra dirección por donde comunicarte con él. Yo he aprendido un poco de estas cosas. Es necesario suponer en el contrario, por lo menos, la misma inteligencia y astucia que uno cree tener. Siempre que puedas localizarlo por teléfono —y que no sea el tuyo— mejor. 15 16
Pedro Capdevila. Ramiro Valdés Daussá.
El episodio del profeta Elías es para no olvidarlo. Todo tiene excusas y explicaciones, menos el que no intentara darlas. Y, como no ha tomado interés en ello, ni la gente a quien iba dirigida —inclusive Luis— no han hecho por su parte gestión ninguna, pues dejémoslo así. Por lo menos por ahora, ya que no conviene forzar ciertas cosas. Tu gestión por el periódico ha sido magnífica. Si lograste hacer conexiones duraderas, muchísimo mejor. Debo pues, enseguida, darte la dirección de Nardo, aunque sobremanera me extraña que Luis no haya sido capaz de ponerte en contacto con él. En Milagros 116, altos, Santos Suárez, vive su hermana, María Teresa de Marín. Pienso si a lo mejor te ponen evasivas. Al efecto, averigua bien si ella vive allí y entonces le dices que vas de parte mía para ver a Nardo. Es un magnífico elemento, capaz y trabajador. Es necesario que me informes de este «amigo» del «Almacén». Necesitamos estar al día en todo esto, inclusive para no cometer errores fatales. No lo olvides. La carta en cuestión, para Pepe, es para Nardo, en efecto. Entrégala cuanto antes. No olvides, para que no te ocurran tales demoras, establecer contactos telefónicos.
Con Luis estoy legítimamente disgustado. De él, a pesar de las últimas cartas que le envié, ninguna noticia he tenido. A pesar de ello, creo que tendré que volverle a escribir, porque esto no es cuestión de puntillo sino necesidad de soluciones. Te acompaño una carta, con tres pesos, que habrás de entregar, con preferencia a todo, cuanto antes. Son amigos cabales. Y a ver si Unamuno soltó ya el bastón. Y ten toda la prudencia necesaria, que a lo mejor, nunca será bastante. Dentro de unos días saldrá el periódico y te mandaré ejemplares para el ilustre consejero. Recuerdos a todos. Del dulce nada.
New York, 24, 1, 936 Querido Kiko:17 Aunque te debo carta hace tiempo, no te la pienso contestar por ahora. Supondrás que estoy tremendamente ocupado. Es la época de los grandes esfuerzos que no lucen. Es la época en que hay que empezar a armar de nuevo todo el aparato, tan estúpidamente perdido. Y hay que luchar contra todo, inclusive contra la burla de la mayoría, que, como gente que presencia irónica el fracaso repetido de algún inventor, no hace más que divertirse con lo que a lo mejor es esfuerzo heroico. Pero no importa; aunque todo esté de nuevo al principio; aunque haya que comenzar de nuevo, con más obstáculos que antes, la realidad es que hay que comenzar. Es cuestión de deber. Y además, de vicio. Porque, sin duda, hay individuos que tienen que tomar, con la pasión con que otros toman sus vicios, los deseos internos casi angustiosos y casi locos, porque este mundo se mejore; porque desaparezca como es y se transforme en lo que debiera ser, en lo que se sueña que sea. En el fondo, como en el caso del pobre inventor pitado, la gente lo que desea es que triunfemos. El día que el primer globo se alzó en el aire, los mismos miles de hombres que chiflaron al inventor en sus fracasos anteriores, rompieron en aplausos frenéticos. Así pasará con nosotros. En el fondo, el pueblo desea que triunfemos. Y lo desea, además, porque nuestro triunfo es su única salvación. 17
Enrique Figarola.
Y por eso nosotros trabajamos. Y nos mostramos optimistas exteriormente, como una obligación, aunque adivinemos la casi hostilidad que hay contra nosotros, que, además, no deja de tener cierta razón, porque hora era ya de que se hubiera dado muestras de mayor capacidad, desinterés y sacrificio. Pero es que también por nuestra parte, casi hay que empezar. Y todo tiene excusa y explicación. Cuando el mar se enfurece y se lanza contra los muelles y los barcos, hunde a unos, destroza a otros, y hasta los más fuertes baluartes los desquicia. Y eso ha pasado con nosotros. El gran desastre de la huelga 18 fue para nosotros como una avalancha. Hundió a unos, destrozó a otros. Y a los más los desquició. Y como ni un muelle ni un barco se reparan en un día, tampoco puede repararse en un día todo un cuerpo social, sujeto, además, a penosas condiciones. Hacemos algo aquí. Para uno de estos trabajos quiero tu ayuda y como sé que no están boyantes, mando tres pesos que conseguí al efecto. Vamos a hacer aquí una exposición para dar a conocer en colegios, universidades y clubs, nuestra realidad, para contrarrestar la campaña de la prensa, casi siempre adversa a nosotros. Tu inteligencia y tu buen esfuerzo pueden ayudarnos mucho. Necesito lo siguiente: Una foto de una escuela primaria y su interior; 2.—Un kindergarten; 3.—Museo; 4.—Biblioteca Nacional (y aquellas tongas por el suelo); 5.—Fotos de la policía atacando estudiantes, y estudiantes muertos; 6.—Universidad (si es posible con soldados); 7.—Escenas en algunas fábricas (tabacos, por ejemplo); 8.—El stadium inconcluso; 9.—Interiores de hospital; 10.—Muertes de Guiteras, Aponte, Trejo, etc.; 11.—Escena de juicio militar; 12.—Escena en Urgencia (con militares); 13.—Escena en la cárcel. Y las escenas de terror que sean posibles conseguir. Puedes reportarnos una gran ayuda. De paso debo recordarte que no me deja la idea de escribir algún día el «Álbum del Terror». ¿Te acuerdas? No pierdas, pues, fotografía de interés. Guárdalas con cuidado y, si alguna vez tienes necesidad de ocultar el
archivo, acuérdate de donde yo vivía, fuera de la Habana. 19 Allá te recibirán bien y se podrá guardar todo. Necesitamos tu mejor esfuerzo y pronto, porque pensamos abrir la exposición, el 15 del que viene, si es posible. Ten prudencia y a nadie dés cuenta de este trabajo. El amigo que te lleva ésta es de toda mi confianza. A él le puedes entregar las fotos para su remisión, cuando estén listas. En todo caso, lo que no sea posible, lo suprimiremos. Como yo tengo muchos recortes de periódico, todo pasará como de mi archivo, en el caso improbable de apapipiaje, ya que la exposición será entre estudiantes americanos. Ah, importante. Mándame una foto o dos del Reparto Las Yaguas y algo de la Ciudad de Batista. El contraste es siempre una lección. Muchos recuerdos a Generoso20 y a los demás amigos, aunque no se los des por prudencia, si te parece. 18 19 20
Pablo se refiere a la huelga de marzo de 1935. Pablo alude a la casa de sus suegros, en Punta Brava. Generoso Funcasta.
Febrero 5 11 14 14 16 21 21 29
a Herminio Portell Vilá a Antonio Gattorno a Raúl Roa a Pedro Capdevila a M. Giménez Lanier a Guillermo Martínez Márquez a J. F. Ramos [M. A. Fernández de Velazco] a Conchita Fernández
New York, 5, 2, 936. Dr. Herminio Portell Vilá, Black Mountain College, Black Mountain, N.C. Querido Portell: Sabrás que mis «negocios» me impidieron volver por allá antes de que se fueran. Todavía no he tenido tiempo de ir a ver a mi primo. Espero que estarán pasando el frío más descomunal que recuerden esas montañas negras, porque por aquí la estamos pasando negras también, con un frío si no excesivamente intenso, por lo menos constante. Ya hace tres semanas que cayó una descomunal nevada y todavía están los botelleros de La Guardia haciendo que recogen la nieve. En todo este tiempo sólo ayer, por unas horas, subió el termómetro del cero centígrado. Te acompaño dos ejemplares del manifiesto que sacamos el 10 de enero y te envío también un ejemplar del programa del baile que dimos para pagar nuestras deudas y el que nos hizo pasar el gran susto y menos mal que al final de la noche resultó que habíamos ganado algo. Hubo un frío intenso, y además, como cuatrocientos o quinientos bailes más. Pasado mañana espero mandarte el tercer número de nuestro periódico. Ahora te escribo, principalmente, por lo siguiente: Hemos organizado una exposición para dar a conocer en escuelas, high school, clubs, etc., la realidad de la situación cubana en todos sus aspectos, histórico, político, económico y social. Esto lo estamos haciendo por medio de paneles con gráficos más o menos llamativos. Para resolver el panel que se refiera a las relaciones entre la historia de Cuba y los U.S. hemos pensado en ti, que tienes al día todos tus
datos y que te será sumamente fácil realizar el trabajo. Debe ser en inglés, como es natural. Queremos hacer un panel en el cual, de un lado se ponga toda la lista de los presidentes norteamericanos; al centro, las manifestaciones o acciones de éstos con respecto a Cuba, y al otro, la resonancia histórica que esto ha tenido en el desenvolvimiento económico y político de Cuba. Por ejemplo, comenzando por Washington, el que yo sepa, no hizo mención de Cuba, podemos poner «período de organización administrativa de los U.S.» o algo parecido y en el siguiente espacio, la situación de Cuba, bajo el mando del Capitán General correspondiente. ¿Entendido? De esa manera puede irse apuntando la naturaleza de los movimientos insurreccionales de Cuba y las largas crisis económicas de Cuba. Nos interesa mucho, como es natural, desvirtuar, en todo lo posible, la «secular» campaña sobre la gratitud del pueblo de Cuba, por la independencia, etc., y para ello, bien podemos utilizar las trabas puestas, unas veces a la independencia política de Cuba y otras, como en el caso de Fordney o el de la Guerra Mundial, al desarrollo económico. Creo que puedes ayudarnos de manera harto eficiente. Habíamos pensado abrir la exposición el día 15. Ya tenemos varios paneles hechos, pero aún nos quedan algunos más. Si puede ser, te pedimos ayuda también para este otro: Uno en que se ponga de relieve el estrujamiento económico de Cuba a través de todos los siglos. He pensado en el siguiente panel: La isla de Cuba, estrujada por el centro y derramando por un embudo dinero sobre un arca con el escudo de España. Esta figura repetida cuatro veces, una por cada siglo. Ya en el 1800, el embudo se bifurca y comienza a derramar oro sobre otra arca con el escudo americano. Por último, en el 1900 hasta la fecha, todo cayendo sobre el arca americana. Y al lado, siempre, la figura esquelética del pueblo de Cuba. Sería muy práctico este panel, pero hemos tropezado con el inconveniente de no haber encontrado datos concretos sobre lo ingresado o lo sacado de Cuba para el tesoro español y luego para los negocios yankees, a fin de ir haciendo proporcionalmente mayores los grabados con las arcas. ¿Podrías tú darnos una idea sobre estos datos, o, de lo contrario, darnos bibliografía al respecto? Hay unos cuantos jóvenes y muchachas americanas trabajando en esto —pertenecen a la organización «Jóvenes Amigos del Pueblo de Cuba»— y han realizado bastante buen esfuerzo. Si no tienes datos a manos, puede ser que ellos lo consigan. Por tanto, no dejes de enviar lo que recuerdes. Y si se te ocurre alguna otra idea para cualquier panel, también. Te puedo incluir ya ejemplares del tercer número del periódico, aunque no están cortados en la imprenta. Pero es necesario ahorrar sellos. Los mejores recuerdos a Lea, míos y de Teté. Y arrópate que dicen que viene una espantosa ola fría. ¡Dios bendiga el Trópico de Cáncer!
New York, 11, 2, 936. Antonio Gattorno, 117 Bank St. N.Y. Querido amigo: Te escribo ahora para cumplir con todos los retrasos. Te incluyo una copia del escrito que, a petición de Ben Ossa he escrito para que sea firmado por ti y por Castaño como únicos legítimos representantes de los actuales artistas de Cuba aquí. Si tienes objeciones que hacer, en cualquier aspecto, debes hacerlas enseguida, pues Ben Ossa tiene que hacer la traducción inmediatamente ya que el Congreso abre sus tareas el viernes catorce por la noche. Todo se puede arreglar fácilmente, pues Ben Ossa me encarga que te cite para mañana miércoles doce a las 8.30 p.m. en el No. 52 West de la calle 8, a fin de presentarte al Congreso. Allí nos veremos, según espero, y allí, si te parece, para ahorrar más tiempo, puedes llevarme los datos para el artículo sobre tu exposición. Hasta mañana, pues,
New York, 14, 2, 936. Dr. Raúl Roa 539 SW, 2th, St. Miami, Fla Querido Raúl: Acabo de terminar relativamente temprano una reunión de la Directiva del Club y voy a aprovechar mi valetudinario insomnio para escribirte. La anciana Carlota especula a mi lado entre sus lirismos, sus termómetros y sus presunciones neumónicas y también está insomne. Podemos, pues, charlar ampliamente. Además, como ves, se trata de una carta con contenido de importancia, ya que te incluyo el resultado de nuestra última actividad aquí, en el terreno de lo político: nuestra reunión de desterrados políticos, sin distinción de partido ni de grupo, que tuvo verdadera importancia, en el terreno de nuestras posibilidades, y en la cual se acordó el envío a todas las organizaciones (P.R.C.; P.C.; J.C.; APRA.; IR.; PAN.; y ORCA) de la petición que ahora te envío para su entrega al Comité Gestor de los Auténticos. Léela. Nosotros nos reuniremos para considerarla en breve y mi opinión será la de que nos manifestemos en favor de la tal Conferencia, pero que, reconociendo nuestras reales fuerzas y nuestro distanciamiento de los centros revolucionarios de mayor expansión nos pronunciemos en el sentido de que sea otra organización la que convoque. Considera tú el asunto. Según noticias que tenemos, la J.C. está tratando de cerrar pactos con las organizaciones de izquierda a fin de fortalecer sus cuadros frente al P.R.C. Acaso a ella le convendría mucho ser la que convocara esa Conferencia. ¿No te parece escribirle a Yeyo sobre el problema? Yo creo —y tú sabes que ésta ha sido la línea y la aspiración de ORCA desde su fundación— que esa Conferencia es el ideal en lo que se refiere a la oportunidad, tanto para el planteamiento negativo como el positivo de la revolución. Es decir, que por un lado, en ella, van a comenzarse los trabajos que habrán de desplazar, fatalmente, a los elementos retardatarios del movimiento, a los falsos leaderes, a los oportunistas en el cabal sentido de la palabra; y por otro lado, en ella podrá comenzarse la obra positiva: organización, optimismo levantado y creciente, formulación programática; esquemas de planes insurreccionales, etc. Por todo ello, considero cualquier trabajo en pro de la Conferencia de carácter obligatorio. Si has leído ya el periódico, verás que en el editorial que escribí, considero el momento decisivo para una acción revolucionaria. Respondiendo a este criterio, me pareció oportunísimo y en alto grado conveniente el que todos los revolucionarios de New York iniciaran tal gestión. Pepe Velasco, inclusive, llegó a proponer que constituyéramos aquí un Comité de Exilados Pro Frente Único. El problema acaso se plantee más adelante. La realidad es que muchos de los compañeros estaban agresivos y hubo que convencerlos de la conveniencia de plantear los problemas en un tono sereno y no agresivo. Yo espero algo de esta gestión; Carlos poco. Algunos esperan mucho y otros nada. Veremos a ver. Informa tú sobre lo que se comente allá. Y no dejes de recoger recibo de la entrega del documento y remitírmelo, pues debo dar cuenta a la asamblea general. Otro asunto. El periódico salió de milagro. Espero que te gustará. O te habrá gustado. En realidad casi está hecho por mí, pues gran parte del material hecho para el que planeábamos el 10 de enero tuve que suprimirlo —inclusive cosas mías también—. Publiqué una buena parte de la carta de los compañeros de Casimiro y un articulito de Gafas al empleado público, de cierto improcedente por el tono lírico y la oportunidad, pero los compañeros de Filadelfia habían hecho un buen esfuerzo y nos mandaron 40 pesos y hay que responderles y animarlos. Tuve que suprimirle muchos párrafos para la cuestión del ajuste. Lo mismo hice con el trabajo de Gustavo que era muy bueno, pero por completo fuera de nuestra publicación. De ser más breve hubiera quedado bellamente emplanado, pues le dejé las planas centrales. Le di importancia a la crítica de Leonardo sobre la necesidad de dar espacio suficiente a la parte informativa y publiqué diversas notas que verás. Ya emplanado saqué el perfil de Batista que se quedará para el próximo número… si sale. Porque éste es el problema. Todo no puede descansar sobre mí,
porque yo también me canso y porque mis posibilidades son, realmente, muy reducidas. Hemos hecho el esfuerzo del Club para ver de resolver de una manera definitiva el aspecto económico del periódico. Pero hemos fracasado. El último baile sólo dio unos $60.00 de ganancias. Hemos hablado, inclusive, de cerrar el Club. He usado mi vieja táctica de sentirme pesimista y un tanto despectivo, a fin de levantar los ánimos por una reacción inversa que he descubierto y parece que voy a tener éxito de nuevo. Propuse un plan de recuperación económica, consistente en una fiesta en el local —ya está acordado que la demos el domingo 22—, una velada el 24 que daremos junto con el «Mella» ya que no se puede hacer nada comparable al mitin que dimos aquí, y más tarde, el 7 de abril, un baile de «altura». Vamos a ver si la inyección da resultados verdaderos. Por lo pronto ya el ambiente se va haciendo agradable y los muchachos se pasan allí la noche jugando al ajedrez o al dominó. De fijo, hemos fracasado en cuanto a organizarlo debidamente y en habilitarlo con comodidades. De todas maneras doy por bien hecho el esfuerzo y la derrota si al fin viene. Pero ello quiere decir, de una manera clara y rotunda, que tenemos que utilizar otros medios para arbitrarnos recursos. Tú y Gustavo pueden hacer algo. Tienen que hacer algo. Tengo interés por conocer tu trabajo sobre Rubén. Hoy recibió Teté carta de Judith bastante alegre ya y casi transformada por el curso de la vida. Hemos sentido verdadera alegría por ello. Te dejo aquí. Teté se siente mal y yo tengo que dormir para levantarme temprano. Hasta mañana. Recuerdos siempre a la «gorda» siria.— No te voy a escribir mucho más hoy porque resulta que estoy medio malo, con la amenaza de una gripe más o menos. (Oye, tiene 38 de fiebre y se tiene que acostar.— Recuerdos-Teté.) Naturalmente que la barda, como barda, al fin, exagera y, sobre todo, se equivoca en sus disposiciones ejecutivas, porque está más que probado que aquí cada [quien] hace con lo suyo lo que le sale del ventrículo izquierdo. Bueno, de todos modos te hablaré más de Rubén. Me satisface que me cites en el trabajo tuyo, aunque eso es generosidad tuya. Ah, ahora recuerdo aquel episodio que escribí, «Un minuto en la vida de tres protagonistas», que es lo único que he publicado de Rubén, creo. Era un hombre generoso. Particularmente conmigo. Siempre recuerdo que cada vez que leía un cuento mío me comparaba con algún famoso cuentista y así, fue ascendiendo en sus elogios hasta compararme con nombres que da vergüenza citar. Y es que sentía la necesidad de estimular. Cuando salió «Batey», allá por los días de la huelga de marzo, precisamente, las tres o cuatro veces que lo vi, llevaba el ejemplar que le había regalado y siempre me hablaba de algo que había leído, no me explico yo con qué tiempo, pues fueron aquellos días febriles para él. Y de esta manera fue Rubén con muchísima gente, a la que les abrió las oportunidades y los alentó para salir del anónimo. Yo no creo que quien fuera su amigo como tú, pueda hacer nada malo ni mediocre sobre él. Ésa tiene que ser una modestia falsa. O una repetición de esa eterna inconformidad con lo creado que lo invade a uno después que pasa la creación y que no es en realidad otra cosa que la fase de preparación para la nueva obra, que siempre será mejor. Tu aviso sobre la dirección de tu primo llegó tarde. Ya se le enviaron. Así que ve [la forma] de obtenerlos y que se los entreguen a Pepe. Si no se pierde casi la edición. Te incluyo un periódico; el documento —los— para el P.R.C. Es necesario que analices las posibilidades y actúes de acuerdo con ellas. Nosotros hemos pensado en gestionar acciones paralelas en los otros centros de emigrados. Actúa sobre esto. Cuando esté mejor de ánimo te hablaré con extensión de todos los problemas. Hoy estoy un poco fastidiado y tengo más cosas que hacer. Hasta la próxima, pues, con recuerdos a la gorda y al flaquito que vendrá.21 21
Véase la carta de Roa a Pablo (27 de febrero de 1936) en la p. 326.
New York, 14, 2, 936. Querido Federico:22 «Hay sol bueno y mar de espuma»… lo que quiere decir que hoy, después que durante todo el día de ayer cayó una nevada de más de cuatro pulgadas, por primera vez en una quincena ha
subido el termómetro del punto de congelación del agua. Hoy se ha podido estar un rato en una esquina hablando, aunque, como es natural echando humo por la boca. Bien, pues recibí las fotografías que no me satisfacieron por completo aunque algunas nos serán útiles. Insisto en que veas al compañero y le pidas unas cuantas de aquellas a que concretamente me refería en mi carta. La del hombre paseado de moscas y aventado de gusanos es tremenda. De ese tipo quiero varias. Y de los compañeros conocidos. Y del Reparto Las Yaguas. Ahora te doy una comisión importante, a fin de que des a Luis 23 todos los adjuntos documentos. Debes pedirle un recibo por ello y enviármelo. Explícale que es cosa mía, porque necesito justificar ante todos los compañeros el envío y recepción de los documentos. Éste es un trabajo urgente. Dale preferencia dada su naturaleza. Son en total cuatro: Pan, Apra, J.C. e Ir. Encarécele a Luis que se trata de un asunto de importancia y que espero que por esta vez rompa con su secular olvido y silencio y haga las oportunas diligencias para el mejor curso de todas dichas comunicaciones de las cuales debe recoger recibo a cada organización y remitírmelo. Mi dirección él la sabe. Yo estoy encargado de dar a conocer las respuestas al respecto. No quiero hacer más pesada ésta. Te irá a ver un amigo coleccionista de sellos que te lleva cincuenta sellos de las Islas Orcadas, 24 muy valiosos en verdad. Mañana tal vez saldrá el envío que tanto apetece el Consejero. Estate al tanto de su recepción. Comunica todo con rapidez. Y recuerdos a todos, 22 23 24
Pedro Capdevila. Ramiro Valdés Daussá. Cincuenta ejemplares de Frente Único, órgano de ORCA.
New York, 16 de febrero de 1936. Dr. M. Giménez Lanier, Habana, Cuba. Admirado Doctor: Como sé que Ud. es un verdadero patriota, le voy a hacer este presente. Se trata, como Ud. ve, de un buen número de periódicos de los que tira aquí la O.R.C.A. en la que está un tal Torriente, que, según le he oído decir a él mismo, fue empleado del bufete de Ud. durante muchos años. Yo he logrado hacer algunas conexiones con esa gente y hasta empiezan a tener cierta confianza en mí. Por eso me han dado esta cantidad de periódicos para que los metiera en Cuba. Yo, consciente de mis deberes de Cubano, se los envío a Ud. para que el Gobierno se ahorre el trabajo de estarlos persiguiendo. Este esfuerzo que hago ahora en pro de la tranquilidad de mi país y en contra de todos estos agitadores de oficio, pagados por Moscou, que no hacen otra cosa que desacreditar en el extranjero a nuestra patria, lo considero insuficiente, pero más adelante tal vez consiga más confianza y podré hacer que más periódicos «se pierdan»… De Ud. con gran admiración, «Un cubano consciente» P.D. Algún día me le daré a conocer. Vale.
New York, 21, 2, 936. Dr. Guillermo Martínez Márquez, 1205, Horatio St.,
Tampa, Fla. Querido Guillermo: Contesto a tu carta del día 5 con retraso porque hemos tenido por aquí excesivo trabajo en todos los órdenes. Hoy puedo disponer de un rato libre y te hago unas líneas. Llegaron a su debido tiempo los folletos de Enrique Fernández. Ya están todos vendidos. En total son $3.00 y este dinero se lo entregaré inmediatamente a Padilla para que él se encargue de hacerlo llegar a tus manos. Yo no he tenido tiempo de leerlo —como tampoco tuve tiempo cuando el trabajo salió en «Ahora»— pero el folleto tiene una muy agradable presentación. Creo que esa forma de propaganda es altamente necesaria y que deben hacer todo el esfuerzo por continuarla en sucesivos trabajos. Nosotros no tenemos posibilidades económicas para ello, que si no ya lo hubiéramos intentado. En cuanto a tu información solicitada sobre las posibilidades de pasar el periódico a Cuba te diré sin más fórmulas que ello en realidad es imposible. Nosotros hicimos el periódico con vista precisamente a obviar las principales dificultades del correo y con todo gastamos dinero excesivo en el envío y, algunas veces, hemos perdido algunos paquetes. Los intentos de utilizar a individuos en los barcos, de hecho han fracasado. Nos aseguran los tres que hemos utilizado que el registro hace demasiado peligrosa la comisión… No puedo, pues, prestarte ayuda efectiva en este terreno, y por ello no te contesté enseguida. El tercer número de «Frente Único» salió hace ya bastante tiempo. Por si no lo has visto, te incluyo un par de ejemplares aquí. La salida de cada número es una epopeya, pero por lo visto, ya hasta las epopeyas han dejado de tener importancia y a lo mejor las seguimos «cometiendo». El Club «Martí» es el que está un poco escorado. El elemento nuevo tiene impulsos demasiado frescos. Es como esos corredores que dan muy bien la primera vuelta y regular la segunda y a la tercera se rajan… porque entonces se acuerdan que faltan 22 más… Pero con todo, veremos de tirarle «un parche». Si es que no nos vamos de aquí. Porque a lo mejor salimos de esta odiada ciudad, ya que hemos iniciado una gestión, firmada por todos los emigrados revolucionarios de aquí, encaminada a obtener una Conferencia de Delegados de todos los sectores, y si el asunto camina, como esperamos, es posible que haya una concentración de fuerzas revolucionarias en algún lugar, que no será N.Y. por supuesto. Recuerdos a Bertha y a la chiquitica y a la gente de Cuba. Y hasta la próxima que tengo ahora un hambre ancestral,
New York, 21, 2, 936. (Para M. A. Fernández de Velazco) J.F. Rams P.O. Box 1182, Tampa, Fla. Querido Miguel Ángel: Aunque sea unas pocas líneas, ya que me tengo que ir para el trabajo enseguida, tengo que escribirte a petición de Pepe Velazco, que nos leyó anoche a Carlos y a mí un párrafo de una carta tuya que no está claro con respecto a ORCA. Te escribo, pues, además, como Secretario de la Organización. En primer lugar, no he recibido aún carta de Raúl sobre el problema que tratas. Tu carta a Pepe es del día 14 y la última que tengo de Raúl es anterior a esa fecha si no me equivoco y en ella sólo me habla de la concentración en México del C.E. de la J.C. lo que, según dice, es para
tratar de resolver toda la complicación intestina del Partido, lo que, de realizarse, propiciará una revisión y aprobación del Pacto de México. En segundo lugar, como tú mismo dices en tu carta, ORCA se fundó, entre otras cosas elementales, para luchar por el frente único y así lo ha demostrado a través de su periódico y manifiesto y por las gestiones personales de sus miembros. Fue siempre meta ideal de ella lograr una Conferencia Nacional de Delegados, a la que directamente no ha convocado atendiendo a claras razones políticas que no se te escaparán, por supuesto. En consecuencia, cualquier intento que se ha hecho, o lo que pudiera hacerse, en pro del frente único, con nuestro apoyo ha podido contar. Específicamente, el último número de nuestro periódico, casi íntegro —atendiendo a la gran madurez del momento, que puede convertirse en pudrición revolucionaria si no se aprovecha— está dedicado, hasta cansar, al frente único. Por ello nosotros no sólo no acogeríamos con frialdad cualquier proposición por él, sino que le prestaríamos ese calor excesivo característico en nuestra actividad por la unión revolucionaria y que tanto contrasta con la parsimonia de otros. En tercer lugar, y por último, ya Pepe te ha informado de nuestras actividades en el sentido de solicitar de todas las organizaciones la Convocatoria de la Conferencia de Delegados. En este trabajo —que realizamos por segunda vez en New York— hemos intervenido de manera especial Pepe, Leonardo y yo que fuimos los encargados de la redacción del documento, del que fui ponente yo, aprobándose en definitiva el que discutimos Pepe, Leonardo —que también hizo otro que se intermezcló al primero— Eduardo y yo. Copia de este documento te la incluyo. Es la copia que Pepe iba a remitir a Tatica, 25 por lo cual, una vez que te impongas de él, debes remitirlo allá. De la mecánica de distribución te informaré que ya, si no han fallado recursos que hasta ahora han sido buenos, deben tenerlo en su poder todos los C.C. de las siete organizaciones a que nos hemos dirigido. Como tengo entendido que tu opinión está por esa Conferencia, te pido que hagas la gestión personal por ella. Y si vas para México y dispones de «room», * como dicen estos salvajes, en tu máquina, avisa qué cantidad de «room» tienes en ella, porque alguno de nosotros, o todos, iremos. Recuerdos a tu mujer de nosotros dos y hasta la próxima con un abrazo, 523W,143St.Ap.2D. New York. 25 *
Reinaldo Tatica Jordán. Room: lugar, espacio (Nota de E.H.L.)
New York, 29, 2, 936. Distinguida Sra. de Gil:26 Hágole estas breves líneas con el objeto de que ponga en conocimiento de ellas al culto letrado Don Federico,27 a fin de que se sirva, por la vía más rápida, darme cuenta de si le llegó o no mi carta con sello aéreo del día 14 de este mes, la cual contenía comunicaciones para entregar a mi amigo Luis,28 y cuya carta le remití por medio de un joven del bufete. Necesito con carácter urgente tener contestación sobre esto, pues, a mi vez, tengo que dar cuenta yo. Y si es que le fue entregada por dicho joven del bufete, que recoja, conforme a las instrucciones, los recibos de las dichas comunicaciones y cuanto antes me las remita. Pero, ante todo, que me dé aviso de si recibió o no la carta del catorce de febrero con treinta centavos de franqueo aéreo. Hoy utilizo a esta jovencita a quien no conozco, pero que, con tal de que no sea en extremo curiosa, nos basta.
Dele mis más afectuosos saludos a su digno esposo el caballeroso señor Gil. Y me han dicho que habéis engordado hasta el punto de parecer una puerca cebada. Increíble me parece, a fe mía, vive el cielo. Y cuando quiera más picadura blue cuente conmigo y, de paso, dígame si el joven amigo de la picadura le llevó esta vez cincuenta retratos de mi tercera aparición. Y hasta la próxima, con saludos para su señor padre de quien tuve carta recientemente. Y recuerdos de la mi esposa, 26 27 28
Conchita Fernández. Pedro Capdevila. Ramiro Valdés Daussá.
Marzo 1 1 4 8 9 10 14 14 14 14 17 22 26
a Alfredo Sánchez Arango a Emilio Roig de Leuchsenring al Sr. Pierre (José «Perico» de la Paz Castañón) a M. A. Fernández de Velazco a Raúl Roa a Raúl Roa a Andrés Eloy Blanco a Joaquín García Monge, revista Repertorio Americano a Jorge Icaza a Vicente Sáenz, revista Liberación a Luis F. Sanjenís a Alfredo Sánchez Arango a Aureliano Sánchez Arango
New York, 1, 3, 936. Dr. Alfredo Sánchez Arango, Short & Tate St., c/o. Miss Pearl Long, Lawrenceburg, Ind. Querido Alfredo: No puedo dejar pasar un día más sin contestar a tu carta del 28 de enero. Comprenderás que mucho trabajo he tenido que tener para no responder enseguida a tu carta, muy interesante y muy positiva en resultados. Ahora mismo, te escribo a toda marcha porque dentro de un rato tengo que salir para el Club en donde tenemos una fiestecita para arbitrar fondos. Porque el Club —único esfuerzo hecho por la emigración revolucionaria esta vez, y que conste la lija a su debido tiempo— vive del milagro y por milagros hay que mantenerlo. Esta fiesta como la que dimos el pasado domingo, es para salir del hoyo y tener con qué madurarnos aunque sea al más indecente de los cachimbos. Porque estamos demandados. Y he tenido que hacer frente a los que se apartan de la realidad e, inclusive, a los que creen que no importa la muerte, más o menos gloriosa. Mantendremos el Club, te lo aseguro, o somos unos mierdas en el más cabal sentido de la palabra. Hemos fracasado en todo lo relativo a la organización del mismo. Los cobros han sido un desastre. Pero, con todo, va viviendo. Y ahora a tu carta.
Tu buen humor es un estímulo para los que lo estamos perdiendo, aunque sólo sea a ratos, porque, como médico, sabrás que esto del buen humor tiene que ser puramente fisiológico, y no se puede perder del todo, a menos que se pierda la «fisiología» entera. Desarrollaste en la Habana el trabajo que esperaba de ti y en el que fracasaron los otros enviados. De haber continuado tú allá hubieras podido realizar un estupendo trabajo. Ello nos da la razón cuando pensamos que será necesario utilizar la primera oportunidad viable de entrar en Cuba —amnistía, «cordialidad», etc.— para formar los cuadros deshechos de la revolución. El resultado de tu trabajo ha sido magnífico. Pepe29 consiguió corresponsales en Santa Clara y Oriente y algún dinero se sacó del periódico (mandó $16.00) y el Comité de allá ha enviado su primer informe mensual que creo debido al profeta Elías, 30 y que está interesante y utilizaremos para el periódico. Tus chismes para éste estaban colosales, pero casi eran más propios de La Semana Cómica… Espero que habrás recibido el tercer número, dedicado casi por entero a la lucha por el frente único. Lo hice casi todo yo por no haber tenido dinero para el 10 de enero y quedar atrasado el material que teníamos listo antes. Otro resultado del trabajo que realizaste allá es que Hugo se ha animado a trabajar y pide instrucciones para realizar un esfuerzo por Jaronú y Tacajó. Es decir, que progresamos. Y esto, cuando todo el mundo está desconcertado y fraccionado, en fase de descomposición casi. 29 30
José Naredo. Elías Entralgo.
Debo darte cuenta ahora de nuestros trabajos aquí. Hace poco, a raíz de la salida de nuestro tercer número, se inició un movimiento aquí de los exilados para repetir aquella petición de frente único a todas las organizaciones. Esta vez se le dió más carácter y acordamos pedir como paso concreto la celebración de una Conferencia de Delegados de todos los Sectores. Entre Leonardo,31 Pepe Velazco y yo redactamos tal documento, que desde el día 14 está enviado. Mañana ORCA lo discutirá y, entonces, te enviaré copia del mismo y de la resolución que tomemos. Por lo pronto, creo que tiene un chance de producir resultados positivos, porque Emilio Laurent, que estuvo en casa hace unos días, convino conmigo y con Eduardo Sabas Alomá, en impulsar la idea y propiciar la conferencia en México, y parece que él tiene poder bastante para lograrlo. Otras actividades hemos desarrollado, en veladas y mítines que hemos dado conjuntamente con el Club Mella y que, si no resultado monetario, por lo menos han servido para justificar la existencia del Club. Ahora, con el objeto de aumentar la propaganda del mismo, entraremos en un campeonato de base ball, con buen chance, según parece. Para aliviarme un poco el trabajo, será muy conveniente que tú mantengas comunicación frecuente con los compañeros de la Habana, inclusive con Pepe. Y no dejes de estudiar el problema de meter todo el periódico, de un viaje o de dos, como mercancía o algo así. De la vieja hemos tenido buenas noticias y nos mandó a decir que teníamos allá un pedacito de billete del extraordinario. ¡Dime tú! De Yeyo32 hace tiempo que no tengo noticias directas, aunque me han dicho que considera grave la situación allá. Recuerdos de Teté y de todos los compañeros y un abrazo mío, 31 32
Leonardo Fernández Sánchez. Aureliano Sánchez Arango.
New York, marzo 1 de 1936. Dr. Emilio Roig de Leuchsenring Revista «Carteles» Habana, Cuba. Querido Emilito:
A su debido tiempo recibí tus dos ensayos sobre la Enmienda Platt, que ya conocía, y sobre la labor internacional y antimperialista de Martí, que he leído con profundo interés y atención, y que considero uno de tus más útiles y acertados trabajos. Él me ha servido de base para las argumentaciones de mis últimos discursos aquí, y creo que tu ordenamiento de los pensamientos que conocíamos dispersos en la obra revolucionaria de Martí, justamente encadenados y enfocados por ti de acuerdo con la realidad posterior, es una obra que merece la mayor expansión posible, pues es una contribución efectiva al trabajo en que venimos desde hace años por rescatar de «tanto mercachifle y tanto bribón» como decía Julio Antonio, las grandes figuras de nuestra historia, particularmente a Martí. El famoso discurso de Dimitroff en el séptimo congreso, ha venido a darnos la razón, al pedir eso mismo, que se rescaten para el pueblo, en su verdadero significado y grandeza, las fechas y los héroes nacionales, falsificados por las clases explotadoras. La lectura de tu trabajo sobre Martí me ha sugerido dos cosas, una de las cuales probablemente, por fuerza de los acontecimientos y de la espectación diaria que en nosotros mantienen los problemas de la revolución, nunca pasará de una especulación imaginativa: escribir el «Diario de José Martí», en el cual yo trataría de seguir el pensamiento y la vida del héroe sin odios, y explicar, por un análisis honrado y valiente de las circunstancias y de los complejos, sus fallas, sus vacilaciones, sus atisbos geniales, su sentido hondo de proyección hacia el futuro y aquella emoción de sacrificio que había de convertirlo en una de las más bellas figuras patéticas de la historia. Pero Julio Antonio se equivocaba. Ni en el barco, ni en la prisión, ni en el destierro se puede escribir ese libro. Ese libro sólo podrá escribirse en el triunfo. Mientras dure el combate, la revolución será insaciable y devorará todas nuestras ideas y nuestros momentos. Y, sin embargo, sería una labor revolucionaria de primer plano el realizar tal libro. La otra sugestión que me ha dado tu ensayo es la de comenzar su lectura comentada ante los socios del Club «Martí», que mantenemos aquí por una suerte de milagros tales, que ya hoy no sabemos cuál fue el milagro de ayer. Y, de paso, déjame decirte que hasta ahora, este esfuerzo nuestro ha sido el único realizado por la emigración esta vez, por organizar algo, por mantener un centro de discusión y propaganda de las luchas de Cuba. Naturalmente, esto sí lo llevaré a cabo, y ya están anunciadas las lecturas, que comenzarán mañana mismo, a tres turnos por semana. La ignorancia de los cubanos de Martí es tal, que ayer un socio del Club me porfiaba que Martí era un aristócrata y su familia había sido millonaria… Quiero pedirte ahora que me envíes tu trabajo sobre la Historia de la Enmienda Platt, que espero habrás adicionado con algo sobre el reciente Tratado Comercial, y que supongo que será la obra para la cual me pediste una vez datos sobre el A.I.E.33 Creo que también te será posible enviarnos revistas y los libros, tuyos o ajenos, que puedan ofrecernos interés. Recuerdos de Teté, y hasta la próxima. 33
Ala Izquierda Estudiantil.
New York, 4, 3, 936. Sr. Eloísa Ortega, Jesús Plana 96. San Antonio de los Baños. (Para el Sr. Pierre) Querido Pierre:34 Contesto a tu carta sin fecha —lo que siempre es un grave error—. Contesto un poco retrasado, por una serie de razones y de hechos que si me pusiera a narrártelos se atrasaba más la carta aún.
Hoy mismo, ahora mismo, le acabo de escribir a tu amigo de Tampa. Veremos a ver si contesta; digo, a menos que ya esté resuelto el problema. Yo no sé qué decirte con certeza sobre tus proyectos de viaje. La vida aquí es extraordinariamente dura, y, en muchos casos, sólo hombres fuertes pueden resistir los trabajos que se presentan. Ahora bien, tu oficio de tabaquero puede servirte para algo, supongo yo. Además, los problemas con inmigración son constantes y enojosos. Piensa bien el problema en cuanto a estos aspectos, lo que no quiere decir que si tienes una situación personal difícil, lo primero no sea tratar de resolverla, y cuanto antes mejor. La muchacha de los tiburones, sigue conmigo. Tus elogios sobre nuestra orca creo que son justos y los daré a conocer a antiguos compañeros tuyos que también están aquí. Tu técnica de lectura la aplicaré con cuidado, porque sé que tú siempre tienes interesantes cosas que contar. Los informes que me dabas en tu última sólo los conocíamos en parte. Necesitamos expandir nuestros productos, que realmente son una novedad. Si conoces a alguien en ese pueblo, que, aunque sea una pequeña cantidad, se pueda encargar de la comisión, no dejes de avisármelo. En el orden personal, me agradaría muchísimo verte por aquí para charlar de antiguos tiempos y recordar a tipos tan extraordinarios como Cuna y Gerardo35 y a todos los buenos compañeros de ese pueblo. Procura, pues, si vienes para acá, llegar hasta aquí en donde, además, después de todo, hay más posibilidades. Recuerdos de la muchacha y míos y siempre amigo y compañero, Nota: Yo no tengo dirección, escríbeme a nombre del Sr. Carlos Rojas, en la 523W,143St.Ap.2D,New York, que él recibe mis cartas y me las guarda. 34 35
José de la Paz Castañón. Gerardo Hernández y Cuna —mencionados así por Pablo en Presidio Modelo— fueron compañeros de prisión de Pablo, como el destinatario de esta carta.
New York, 8, 3, 936. J.F. Rams, P.O. Box 1182, Tampa, Fla
(Para M.A. Fernández de Velazco)
Querido Miguel Ángel: Te contesto con algún retraso porque una serie de trabajos urgentes me han tomado todo el tiempo. Además, he estado trabajando extra-time varias veces en mi «oficina». No tengo que decirte que tanto Teté como Carlos y yo te agradecemos la cordial solicitud de tu parte por facilitarnos el viaje a México, el que, de tener que realizarlo, haremos en tu compañía, si nos es posible. Porque déjame decirte, antes de continuar, que Carlos tiene un lío, irresoluto aún con Inmigración, y Teté y yo estamos en la espera de que se nos conceda o no la prórroga que hemos solicitado y que se nos vence el día 16, en que cumplo un año de estancia aquí. Tu carta —y por eso también no te contesté antes—, la llevé a la consideración del Comité en su primera reunión, que se verificó el día dos. Discutida la misma, se acordó lo siguiente que te transcribo literalmente, con autoridad para ello, pues el acta fue aprobada ayer: «…Se aprobó así, y como cuestión previa, al tratar el punto fundamental de la carta de Fernández de Velazco, por razones apuntadas por Carlos Martínez y el Secretario que suscribe, relativas a las dificultades económicas, distancia y otras consideraciones, se acordó, por unanimidad, que ORCA no participaría en ninguna Conferencia a menos que ésta fuese convocada con carácter oficial, ya que, en definitiva bien poco podríamos esperar de una reunión informal».......................................................................
Ésta fue la resolución tomada y ahora debo aclararte todos sus extremos y consideraciones. En primer lugar, pasamos por una situación económica en extremo crítica. Tenemos que hacer frente a un doble trabajo que sólo nosotros hemos realizado: el sostenimiento de un periódico y el sostenimiento de un Club revolucionario. Ambos viven de milagro. Por el milagro de nuestro esfuerzo. Ello nos representa vivir en constante agonía económica. Por eso, aunque tu proposición la consideramos en extremo ventajosa, para nosotros resulta casi astronómica la suma de $60.00, a más de otros $40.00 a lo menos del viaje de aquí a Tampa. En segundo lugar, consideramos que México, con todo, no es el lugar más adecuado para la reunión, por su distancia. A la Conferencia deben concurrir todos los sectores, muchos de los cuales mandarían sus delegados desde Cuba. Estimamos que Miami o Tampa, a equidistancia casi de México y New York, y muy próximos a la Habana, son los puntos naturales de convergencia. Por último, la experiencia nos ha dicho ya con toda elocuencia que nada debemos esperar de las reuniones informales. Claro está que siempre contribuyen a fijar conceptos, aclarar ideas, y a robustecer el conocimiento que se tiene de muchos de los participantes en las mismas, pero esto no es suficiente resultado, y, por otro lado, contribuyen también, por eso mismo, a sembrar el desaliento del que hay que salir a fuerza de un derroche de voluntad extraordinario. Nosotros concurriremos a la primera reunión, convocada oficialmente, porque esperamos que de ella ha de salir algo, o positivo o negativo, que nos dará autoridad histórica para proceder en un sentido determinado, con sólidas argumentaciones y enumeración de hechos irrefutables. Estamos trabajando por que esto ocurra y creemos que sin duda ocurrirá. Cuando llegue esta ocasión, podremos olvidar nuestros otros trabajos, y lanzarnos a la empresa realmente cortesiana de conseguir los dineros necesarios para emprender la aventura. Hay una última consideración que tengo que hacerte. Tú y Yeyo opinan que nuestra presencia en México contribuiría a darle solución al asunto de las varias crisis internas de la revolución. Nosotros pensamos que esto es muy problemático. También la experiencia nos habla en este sentido. Otros han llegado allá y nada han resuelto y sólo han contribuido a alborotar «el gallinero». Cada vez que alguien llega, sin otra tarea concreta, sólo consigue las avalanchas de explicaciones y razonamientos de parte y parte. Y es porque no va a algo concreto. El Pacto de México, como era algo concreto —aunque concretamente nada me gusta— consiguió la expectación necesaria como para suspender en parte las polémicas. La Conferencia oficial tendría mucho mayor vigencia sin duda. Tu impresión del mitin de Tampa corresponde perfectamente con la realidad. Estamos convencidos de que hay en la revolución su punta de cretinos y su punta de sinvergüenzas. Personalmente hace tiempo que tengo ganas de denunciar esto, y, si has leído nuestros tres números verás que cada vez algo dejo filtrar. Pienso que el sinvergüenza no tiene remedio y que el cretino no puede comprar la capacidad ni en los tencenes de Miami o de México, y que, por lo tanto, fatalmente, previamente, o en su curso, la revolución, para darse soluciones positivas, tendrá que arrasarlos. Pero el río no crece si no llueve en la montaña, y para nosotros la lluvia de la montaña tiene que ser la coyuntura histórica, pública y resonante, que haga factible el desenmascaramiento de aquellos que usurpan aún parte de la admiración pública y que, por lo mismo, han de ser aún banderines de enganches y de esperanza para la revolución. Son los que yo llamo estatuas en zancos, ídolos que caminan sobre zancos y que al primer traspié se van a estrellar contra el suelo de la realidad histórica. Y guarda esta carta porque te aseguro que algún día se sabrá que efectivamente andaban en zancos muchos ídolos de la revolución, y que no se puede usurpar mucho tiempo una personalidad hecha por las circunstancias, porque las circunstancias también la pueden destruir. Bueno, me he vuelto medio filósofo. Pero esto a lo mejor no es un defecto siempre. Muchos recuerdos para Pura de Teté y míos y un abrazo común, Nota: Me interesa mucho mantener contacto frecuente contigo. Gustavo no me ha escrito y Raúl lo hace poco. Sebastián me dijo ayer que le habías escrito.
New York, 9, 3, 936. Dr. Raúl Roa,
539 SW, 2th, St. Miami, Fla. Querido Raúl: Contesto a tu carta del día 28 del pasado, hoy que me acaba de llegar el triple obsequio ordoquiano.36 No sé dónde rayos se han conseguido Uds. tales millares de fotografías de Quin. ¿Es que se ha metido a estrella de cine? Bueno, por una vez se le puede permitir a la Gorda que se atraque de esa manera. 36
Se refiere a Joaquín Ordoqui.
Procuraré ser sintético, pues, no puedes imaginarte la cantidad de trabajo que tengo en ambos «Clubs». En uno me sacan el alma y en el otro tengo toda el alma metida. De donde se deduce que, de una manera o de otra, voy a parar en un desalmado… (Y si a la Gorda se le permiten chistes tan alemanes como el del retrato, bien se me puede permitir a mí que haya hecho éste tan polaco). Te acompaño una porción de documentos. En primer lugar, una copia de lo sustantivo del informe que nos remitieron de la Habana nuestros compañeros de la Sub-Delegación. Verás que se trata de un magnífico trabajo del profeta Elías. Es necesario que se le dé expansión. Como éste es asunto que irritará la aún sensiblería cristera de Rubio, si te parece, no le des cuenta, pero ponte en contacto con quien pueda visitar las logias y las asociaciones ateas, librepensadoras y protestantes para hacer un trabajo efectivo. Dale cuenta de este documento a Gustavo. Y recuerda que es una tarea concreta, que, por nuestra parte, realizamos. Siguen después, dos programas de la velada del 24 de Febrero, donde Teté «se llevó los clavos» y donde Leonardo pronunció uno de los mejores discursos de su vida. Siguen después, los recibos que tenían Uds. pendientes en el «Club Martí». Se los mando, para que los conserven de recuerdo y, para que, si es posible nos manden el dinero. (Un paréntesis: acaba de irse de aquí Luis Orlando Rodríguez, que llegó hace dos días, y ha estado más de una hora charlando. Por ello tendré que ser más sintético aún.) Te acompaño también copia de las actas primera, segunda, 3a, 4a, 5a, 6a, 9a, 11a, 12a, 14a, y 15a. También te incluyo copia de dicha acta (que no he dicho nada —16a). A ella me refiero para que veas mi opinión del Club Martí y porque estoy metiendo en él toda el alma. Ya es gusto y un orgullo ver cómo la gente viene diriga [sic] al «Club Martí». Para mí, además, tiene ese Club una cosa tan parecida a Cuba, de cómo vive en la agonía económica, en el terror imperialista de la policía yankee —porque no hemos tenido para «charter», y además, es tal lección de gobierno, de actividad constante y enérgica, que algún día me será provechosa. Yo le digo a la gente que si no sabemos sostener al Club, cómo vamos a saber manejar la república, y el sofisma no me parece muchas veces tan sofisma. Te mando, asimismo, copia de los documentos relacionados con los exilados. Y se terminaron los envíos. Quisiera remitirte también copia de la contestación que les damos a estos documentos. Los citamos para el miércoles y ya te la enviaré. Por el acta conocerás nuestra opinión, y cómo te dejamos para que actúes con Rubio en lo de la Conferencia. Mañana haré un esfuerzo para enviar a la Habana instrucciones sobre el trabajo, con Luis37 y con Pepe y Elías. Por ambos lados a la vez. Ahora hay un asunto de gran importancia para que actúes enseguida. He recibido hoy carta de Pepe en que me comunica que ningún periódico ha llegado. Quiere decir, casi, que se ha perdido lo más importante de la edición. Esta noche consultaré con Carlos, y no te echaré ésta hasta saber si remitió o no los paquetes al Consulado. Es preciso que Carlos consiga algo de lo ofrecido en el Hotel Nacional. 37
Ramiro Valdés Daussá.
Tendría mucho más para escribirte, pero tengo que ahorrar mi tiempo para duplicar el trabajo. Yo he decidido no quejarme del cargo de Mulo General. Creo que, de todas maneras, seré el primer mulo fecundo del mundo. Y bien vale la pena el esfuerzo.
Te deseo buen parto. Y quisiera un chance de vernos en Cuba. Recuerdos a la gorda y al gordito «por venir», como dirían Teté y Maeterlinck. Y al carajo ahora, con el signo de la Orca por delante. Le escribiré a Gustavo pronto, pero, de todos modos, dale tú cuenta de los documentos. Ya el archivo de Orca no cabe en los dos files.
New York, 10, 3, 936. Dr. Raúl Roa, 539 SW, 2th. St. Miami, Fla. Querido Raúl: Te amplío la carta de ayer que demoré para darte más datos con respecto al periódico. Es necesario que hagas un esfuerzo con Alberto porque recupere los ejemplares que se mandaron al Consulado, a nombre del Vice-Cónsul, si es que Pimpim38 no metió la pata, que creo que no. Pepe me dice que los periódicos han estado circulando por la Habana sin él haberlos visto. Es preferible que hayan llegado a que se hayan perdido; pero es preferible que Pepe los reciba y los reparta, porque él recupera dinero de ellos. Y sin dinero no tenemos periódico. A veces que me encojono con algunos detalles. En una de tus últimas cartas me decías que ibas a pensar en serio en lo del periódico. Eso tiene trabilla en la pituitaria. Y menos mal que tú siquiera parece que [te] dispones a pensar, porque otros ni siquiera piensan y, a lo mejor, ni lo leen. Ya otra vez te he dicho que es necesario que apelemos a todos los recursos. A todos los amigos, a todos los conocidos. El periódico es nuestra arma y el Club es nuestra obra. Ambas cosas hay que retenerlas, porque ellas son la prueba, la justificación material de nuestra existencia. Ya yo no sé cuántas maravillas y milagros más intentar. Casi, dentro de poco, voy a creer en la existencia de Dios. Porque sólo él explica que cuatro muertos de hambre hayan sido capaces de dar mítines, fundar un Club, publicar manifiestos y sacar tres periódicos. El prodigio ha pasado a la categoría de cosa cotidiana. Damos ahora todos los domingos unos bailecitos que van dando ocho, diez, doce pesos; hemos hecho una intensa campaña por poner los cobros al día; proyectamos un baile grande; tenemos que mudarnos, porque estamos demandados y dentro de tres días nos vamos o nos botan; tenemos el chance de mudarnos con los estudiantes de izquierda del City College, y a esta oportunidad me prenderé con ahínco, porque ello nos dará oportunidad de entrar en contacto directo con una masa americana que algún día estará por la revolución; en el Club organizamos campeonatos de ajedrez, dominó; la ferocidad en las discusiones será preciso llevarla como un deber de los socios en los estatutos, de intensas que son; doy por las noches lecturas sobre Martí, y, comenzamos ya a luchar con una fraccioncilla reaccionaria, demasiado abecedaria aún. Además, ya hay sus canallitas disfrazados, sus intrigantes, sus disidentes, sus rajados, y, por otro lado, el resultado positivo del esfuerzo: el entusiasmo persistente de muchos, y creciente además, el adelanto, que da gusto, de algunos, sobre todo de Severino, que, si sigue en nuestro contacto, algún día oiremos hablar de él. Vida todo, en definitiva, esfuerzo, lucha y agonía diaria, pero valiente. Por tanto, la decisión de mantener la obra, de luchar porque perdure. Lo mismo con respecto al periódico, del que ten[go] que insistir que es nuestra arma; nuestra trinchera hoy y mañana, tal vez bien pronto, nuestra artillería a fuego abierto. Y no podemos quedarnos desarmados de ninguna manera, porque presiento que desde la eminencia alerta y diligente en que hasta ahora ha estado, tendremos que pasar a la ofensiva ruda. Y, en todo caso, en la más feliz coyuntura de liquidación positiva de los problemas de la revolución, pasará a reclamar el derecho de ser el órgano de la misma, que merece como ningún otro periódico de la revolución. 38
Carlos Martínez.
Te hago una apelación formal de ayuda urgente. Hazla tú, a tu vez, a Gustavo. Yo le escribiré extensamente mañana. Recuerda que ha pasado febrero y no hemos podido sacar el número y pasará marzo también en silencio. Si continúa esto así, pasaré a intentos de naturaleza distinta a fin de conseguir subsidios. Precisa también obtener algo de Carlos, en el Hotel, en la Habana. Ocúpate de todo esto con actividad entusiasta. Teté está trabajando en una fábrica de hacer tabacos artificiales y se gana alrededor de dos pesos al día. Gana más que yo y está contenta. Tiene, por tanto, el lirismo falsificado en estos días. La coña de Quin está deliciosa, como diría Juan. 39 Parece, pues, que la Gorda va a parir un jodedor como su padre. Ahora sí te dejo. Ah, hace tiempo tenía que recordarte que debes hacer un esfuerzo por pagar el abrigo. En casa de Jiménez siempre me lo recuerdan, con comentarios más o menos definitivos, como supondrás. Recuerdos a Monseñor40 (A propósito. Te voy a sacar una copia del último documento que nos llegó de la Habana. Dale a esto toda la importancia también, que me parece que cierto movimiento podremos propiciar contra Caffery). Recuerdos a la Gorda y al gordito. Y manda recuerdos para la Habana también.41 39 40 41
Juan Marinello. Juan Antonio Rubio Padilla. Véase la carta de Roa a Pablo, de fecha 16 de marzo de 1936, en la p. 334.
New York, 14, 3, 936. Dr. Andrés Eloy Blanco, Caracas, Venezuela. Admirado compañero: En realidad, le escribo a un «muerto». Cuando en el año 32 Juan Marinello llegó al Presidio Modelo, en Isla de Pinos, nos dio la noticia de que Ud. había muerto en La Rotunda. Y lo despedimos desde entonces con el comentario de los buenos muertos. Y ahora resulta que ha resucitado y está contribuyendo a liquidar aquella situación de horror y de ignominia. En un periódico que ví, de Caracas, estaba su despedida a las cadenas, con la bella evocación de la rada de Batabanó «amplia como la frente de Martí»; y otro periódico que también vi, de allá, se reproducía un trabajo mío sobre Carlos Aponte, el incomparable. Por ambas cosas es que le escribo ahora. Porque no oigo hablar de Carlos Aponte y porque espero que, como cubano, dará acogida a mi encomienda. Encuentro que hay en Venezuela un silencio para quien algún día será el orgullo de ella, por cuanto hay en su figura de símbolo, valor, sacrificio y sentido histórico en el momento de las luchas americanas. Algún día —¡y ojalá que sea yo quien lo haga, ya que tuve su propio encargo!— se sabrá que muy pocos en todo el continente han sabido representar con tal ímpetu el papel que le corresponde a la juventud de la América oprimida frente al imperialismo yankee y a sus agentes nacionales. Acaso porque vagó por toda América, Venezuela no lo conoce; quizás porque el momento es todavía de asombro, de recapitulación de miserias; de alientos para emprender la nueva e inevitable contienda, es que todavía no ha tenido tiempo de descubrir a quien tuvo perfiles épicos realmente; a quien valía cien veces más que todos los «caudillos» de cartón que fueron incapaces de hacer nada efectivo contra Gómez y hasta tuvieron, ante el asombro del pueblo, la santa paciencia de dejarlo agonizar en «el seno de dios», sin hacer, aunque fuera por decoro, un último esfuerzo. ¡Siquiera por ambición! Carlos Aponte fue siempre demasiado joven. Pero tenía un prodigioso instinto del móvil de sus luchas. Desde que conoció en Cuba a Julio Antonio Mella y a Rubén Martínez Villena, comprendió la razón, la raíz honda y verdadera de nuestros males y ya más nunca descansó en el combate implacable. Siempre pensaba en «ir a Venezuela con un barco de estos muchachos»,
pero mientras tal ocasión se ofrecía, a cada pueblo que peleaba fue a pelear, para de allí seguir. Nunca se puso a descansar. Era incapaz de descansar. ¡Al paso que tantos otros no han hecho otra cosa que convertir sus exilios en pesebres de ceba! Porque era mi amigo, porque considero un deber contribuir a perpetuar la memoria de quien fué ejemplar en muchas cosas y porque considero que maestros como él no deben ser desconocidos por los pueblos, y, más aún, porque creo que la hora es magnífica para que los jóvenes de Venezuela piensen como pensaría hoy Carlos Aponte, es que deseo que se saque su nombre a la admiración y al asombro, y para hacer mi esfuerzo le mando, con su propia hermana, el artículo que aquí le acompaño. Y mucho me alegraré saber que le da acogida y aun quisiera obtener que semejante poeta como Ud. vibrara a la evocación de semejante ejemplar humano. También, como una muestra de nuestro esfuerzo aquí, mientras con tantas dificultades vamos forjando de nuevo la maquinaria de la revolución, le envío unos cuantos ejemplares de la colección de nuestro periódico. Admirador que es de Martí no echará de menos su sombra en nuestros esfuerzos. Su sombra que cada [vez] es más clara, más transparente. Su grandeza que con el tiempo va adquiriendo estatura majestuosa y se pronuncia ya hacia el futuro como un precursor genial de las luchas contra el imperialismo. Distribuya estos ejemplares entre la juventud interesada en nuestros problemas y déjeme saber cuando algo se ocupe de Cuba. Con sincera alegría por su «resurrección», Pablo de la Torriente-Brau 523W, 143 St. Ap. 2D. N.Y.C.
New York, 14, 3, 936. Sr. Don José García Monje.* «Repertorio Americano», San José, Costa Rica. Distinguido amigo: Por diciembre le escribí enviándole un trabajo sobre Carlos Aponte, y, aunque no he recibido noticia ninguna suya, ni tampoco me han llegado desde entonces los números de «Repertorio», sé que en Venezuela han reproducido dicho trabajo, por lo cual deduzco que Ud. le dio publicidad en alguna edición. Hoy le escribo para rogarle que me mande un par de ejemplares —si le es posible— a fin de entregarle uno a la madre, en cuya casa vivo y para archivar el otro. Le escribo también para rogarle que no deje de remitirme su «Repertorio», pues no sólo lo leo yo, sino que le doy traspaso a varios exilados más que hay y, además, lo llevo al Club «Martí», que fundamos y sostenemos aquí a costa de esfuerzos milagrosos. En reciprocidad le envío la colección de los números que hasta hoy hemos logrado publicar de «Frente Único», periódico revolucionario clandestino, que tiramos aquí, aunque aparece fechado en la Habana. Cualquier reproducción del mismo, que tienda a dar a conocer al resto de «nuestra América» los problemas y las luchas y agonías del pueblo de Cuba en su cruzada contra el imperialismo opresor, se la agradeceremos profundamente. Y recuerde que prometió ayudarme. Mi mejor estimación para Ud. Pablo de la Torriente-Brau.
Nota: Mi dirección es 523W,143St. Ap. 2D. *
Joaquín García Monge. (N. del E.)
New York, 14, 3, 936. Sr. Don Jorge Icaza, Quito, Ecuador. Admirado amigo: ¡Al fin estoy leyendo «En las calles»! Y precisamente «en las calles» es que lo estoy leyendo, en los túneles del subway, a la ida y a la vuelta de mi opulento trabajo. Durante semanas y semanas he tenido el libro debajo de la cama, en «mi biblioteca», esperando su turno, pero siempre el primer turno que quedara libre para la lectura que no fuera la del día, la de la prensa revolucionaria. Mas, entre el trabajo de «buscarse la frita», como decimos en Cuba, y el de la Organización, y el del «Club Martí» que hemos fundado y vive ahora esos angustiosos meses primeros en que todos los días parecen el del desahucio; y los mítines, y el esfuerzo por nuestro periódico; y la noticia ya casi sin importancia del último muchacho asesinado en Cuba, el tiempo se me va tan rápido, que pasado mañana tengo un año en este país. Y sin darme cuenta ha pasado. Cuando recibí «En las calles» recibí una especie de decepción. Porque yo siempre había pensado que su próximo libro se titularía «Ñucantic», que yo no sé lo que quiere decir, pero «me huele» a algo de pelea y triunfo. ¿Por qué no publica una novela que se titule «Ñucantic»? Además, «En las calles» traía el defecto de ser un libro premiado, y casi todos los libros premiados son como las cajitas «con premio» que le venden a uno cuando es muchacho y que no traen dentro más que un acorazado de plomo… Pero no he leído más que los dos primeros capítulos y ya me parece que no es aventura decir que espero que todo va estar mejor que «Huasipungo». Me reafirmo en mi convicción de que es Ud. el poeta del asco y la pudrición. No sé como ha sabido hacer tales maravillas. Me acuerdo, cuando lo leo, de un poema de José Zacarías Tallet, el autor de «La Rumba» en el que, después de asegurar que hay poesía en un buen par de nalgas, en un par de tetas, en un policía y hasta en un chofer, termina asegurando «la cuestión es dar con ella!…» Y no hay duda que Ud. ha dado en ella. Claro que desde el punto de vista de la crítica no he debido escribirle ahora. Pero yo escribo cuando puedo y, además, me gusta la especulación. ¿Tendrá «En las calles» el protagonista, revolucionario consciente, y un poco idealista que me imagino que falta en Huasipungo, tal vez porque en él no hacía falta? Me imagino que este segundo libro suyo va a tener más fuerza combativa; más aliento de insurrección y rebeldía. A pesar del premio me imagino que va a ser aún mejor que «Huasipungo». Y si es así, habrá que escribirle a Ud. de Don para arriba. Por lo pronto los dos primeros capítulos esos «Agua» y «Patrón Lucho» son maravillosos. Particularmente cada uno. Pero bien, además, yo no le escribía hoy más que para hacerle un envío y alguna petición. Le envío la colección de «Frente Único», que publicamos aquí con fecha de la Habana y que nos cuesta un esfuerzo tal que a su lado las hazañas del tal Hércules son pura mierda. Y ésta es la única «literatura» que me permiten por ahora las actividades revolucionarias que ciertamente, apasionan tanto, que acaba uno por parecer un protagonista de libro. Creo, que dentro de poco voy a andar en busca de autor yo también. Sólo me hará falta, en su día, un balazo bien dramático, si es posible, el día del triunfo y en el mismo centro de la frente. Y todo ello, además, antes de que me quede calvo. No son, pues, tantas las condiciones para ser protagonista. Con muchísimas menos el estúpido de Werther se ha hecho inmortal, por más que yo no lo conozca más que en mi condición de reporter obligado a hacer una referencia clásica cuando «se hace» un suicidio.
Le envío los periódicos para que haga lo posible por dar a conocer algo de nuestro movimiento, especialmente entre los elementos revolucionarios a fin de que algún día, cuando llegue el momento, haya ambiente en favor de la insurrección en Cuba y apoyo a todos los «atropellos» que tendrá que cometer la revolución. Y la otra petición que le hago es que me consiga un «Huasipungo», si le queda alguno, pues entre presta y presta alguien me robó el mío. Y hasta la próxima entonces,42 Pablo de la Torriente-Brau 523W,143St.Ap.2D. N.Y.C. 42
Véase la respuesta de Icaza a Pablo, fechada el 13 de abril de 1936, en la p. 355.
New York, 14, 3, 936. Sr. Don Vicente Sáenz, Revista «Liberación» Apartado 1575, San José, Costa Rica. Distinguido compañero: Aunque no lo conozco personalmente el ser Ud. escritor que lucha contra el imperialismo yankee, y mantiene, sabe dios por cual suerte de prodigios, una revista dedicada a la expansión de los principios socialistas, me autoriza a llamarlo compañero. Además, por lo que he leído en «Liberación» —que Ud. amablemente me ha remitido— es amigo de Juan Marinello, a la vez compañero mío de luchas en Cuba y hasta compañero de prisión, además. En realidad he debido escribirle mucho antes. Pero tengo entendido que Ud. conoce Nueva York. Aquí trabajo en los inmundos trabajos que nos dejan a los de «raza inferior», a los «spanishs». Eso, me resta horas preciosas y se suma un cansancio tremendo muchas veces. Y a esto hay que añadir el trabajo que como Secretario General tengo que realizar para la organización y el tiempo y la energía que me consume el «Club Martí», que hemos fundado en Nueva York en recuerdo de Martí, para todos los hispanoamericanos y americanos conscientes, y para expandir los principios de la revolución cubana y apoyar toda contienda contra el imperialismo y la explotación capitalista. Creo que me he excusado lo suficiente, mas con todo he debido escribirle antes. Inclusive tenía un artículo sobre Fulgencio Batista, que no ha querido publicar aquí cierta gente llamada liberal y que pensé enviarle para si había un hueco para él en «Liberación». Hoy es sábado, y aunque mudamos hoy el Club, tengo un rato libre y establezco con Ud. este contacto. Ya, con anterioridad, otras veces he escrito a Don José García Monje [sic] quien creo que publicó ya un trabajo mío sobre Carlos Aponte, mi inolvidable amigo heroico. En el último número que tengo de «Liberación» —Enero 1936— vi con alegría y sorpresa que había Ud. reproducido algo de nuestro periódico «Frente Único», cuya técnica ha influido en la concepción de la prensa clandestina en Cuba, y que tiramos aquí, haciendo equilibrios económicos tan inverosímiles que cada día olvidamos la «hazaña» del día anterior. Yo le agradezco tanto de veras esa reproducción, porque algún día necesitaremos, cuando cuajen los fermentos revolucionarios hoy bravos pero desacordes, y la lucha en Cuba tome caracteres que habrán de precipitar a Wall Street a decisiones vandálicas, las simpatías anhelantes y hasta irritadas de los otros pueblos de América. Para que, cuando se reproduzca, como en el año 1933 el espectáculo de los acorazados yankees rodeando a Cuba, a la vez amenazantes, insultantes y medrosos, se sepa que detrás del empeño liberador de Cuba, hay el apoyo de todo el continente, también explotado y envilecido desde sus gobiernos; para que cada embajada se vea forzada a
comunicar a Washington, que en el Perú, que en México, que en Costa Rica el pueblo se indigna y amenaza ante los sucesos de Cuba. Por todo ello, a la prensa que reproduzca aspectos de nuestras luchas y contribuya a dar a conocer ese heroísmo persistente y casi sonreído, verdadera particularidad cubana, le debemos gratitud. Por eso, si antes no le escribí ahora le escribo ya, para agradecérselo. No sé quién le habrá remitido ese segundo ejemplar de «Frente Único». Hoy yo le incluyo cinco colecciones del periódico para que lo dé a conocer entre sus amigos. No deje de remitirme «Liberación». En el Club «Martí» tenemos ya algunos costarricenses y es justo que sepan la realidad de su país. Agradecido y téngame por compañero y amigo, 43 Pablo de la Torriente-Brau 523W, 143 St. Ap. 2D. N.Y.C. 43
Véase la respuesta de Vicente Sáenz, con fecha 30 de marzo de 1936, en la p. 343.
New York, 17, 3, 936. Sr. Luis F. Sanjenís, 4140 N. 12th.St. Filadelfia. Querido Sanjenís: Contesto a tu carta del día 8 y aprovecho, de paso, para encomendarte la entrega a la Secretaría de la Delegación, de los documentos de los cuales te daré cuenta detallada a continuación, o más adelante, según se me ocurra. Al mismo tiempo, esta carta debe ser tomada como un informe, con lo cual se me ahorra una cantidad de trabajo estimable, lo que me es necesario dado el poco tiempo y la mucha actividad que tengo que estar desplegando en diversos sentidos. Para que no se olvide nada contesto los puntos fundamentales de tu carta. Leonardo tengo entendido que vive en esa dirección que me señalas. Yo voy por allá alguna vez y, cuando no, nos vemos, o en el «Mella» o en el «Martí». Creo recordar que me dijo que había recibido tu carta. Pero de esto hace ya algún tiempo. Un mes a lo mejor. Gafas no me ha escrito ni me ha enviado nada. Sé que le escribió unas líneas a Martínez avisándole que me escribiría. Considero absolutamente necesario que, por lo menos una vez al mes, se mantenga comunicación oficial con nosotros. A Emilio lo vi aquí. Estuvo en mi cuarto con Eduardo Sabas y hablamos más de una hora. En el orden personal lo encuentro y lo considero en la más justa y desinteresada posición. Mas pienso si no estará demasiado optimista en cuanto a su propia fuerza dentro de su Partido. Como tú, y como todos los que son a la vez honrados y alguna claridad mental tienen, considero que sin unión no hay revolución; y más aún, que sin unión la reacción logrará al cabo rebasar la crítica posición en que está. Porque no me adhiero a ninguna forma del fatalismo, ni creo que los mangos, maduros, se caen solos. O los tumba el viento (revolución), o se los comen los gusanos y los pájaros (destrucción, desaparición). Considero muy útil tu empeño de fundar una delegación del Comité Pro Cuba allá. Cual[quier] esfuerzo por dar el nombre al público y por buscar en éste un apoyo para nuestra causa, por pequeño que parezca, algún día lo hemos de necesitar anhelosamente. Y no te vayas sin dar ese party que ofreces. Nos hace verdadera falta. No lo tires, pues, «a pienso hacerlo», sino a obligación estrecha. No lo olvides. El informe que sigue te aclarará todas las razones. Bueno, lo envío por separado y así no hay problemas. Recuerdos a tu compañera y si pasas por aquí avísame para estar un rato juntos. Recuerdos de Teté y de los compañeros,
22, 3, 936. Dr. Alfredo Sánchez Arango, Short & Tate St. c/o. Miss Pearl Long, Lawrenceburg, Ind. Querido Alfredo: Aunque con lamentable demora, de la que trataré darte algunas razones, te completo documentalmente las informaciones de mi carta del día primero. He tenido un trabajo abrumador, tanto en el Club Martí, como en el Harvard Club, en donde ha habido trabajo extra varias veces en este tiempo —para mi fortuna, porque necesito reunir para un traje ya que los fondillos se me están aclarando con la rapidez de un amanecer en Cuba— (Y mira tú cómo se puede fundir la más absurda prosa (¡fondillos!) con la más pura poesía (¡amanecer!) de donde se deduce, con Plejanov y el Cojo Estrada, 44 que el arte por el arte es un disparate y que yo estoy disparatando alegremente también, porque me he metido en la boca un vick para el catarro que tendré probablemente el invierno que viene. En fin, estoy alegre, en primer lugar, porque voy a poner remedio a la amenaza de mis fondillos, y, después, porque parece que el Club «Martí» va a poder salir de su período de crisis, triunfalmente. Por ello hemos trabajado y bien merecemos el triunfo. Y todo esto es la base de la razón de la tardanza en contestar. Hoy lo hago, y si no se hace muy tarde, le escribiré también a Yeyo, a quien le tengo que mandar cinco pesos de los folletos de Mella que me envió. 44
Guillermo Estrada.
Documentos: Te acompaño los siguientes documentos, en copia: a) Copia de la comunicación dirigida por el comité designado a los organismos superiores de las organizaciones y partidos, acompañando el documento redactado por los exilados de New York. b) Copia del documento en cuestión, de cuya redacción fuimos encargados, Leonardo, Pepe Velazco y yo. Todo esto fue despachado hace ya más de un mes (el día 14 de febrero) y hasta ahora no ha habido más respuesta que la de ORCA. c) Copia de la contestación de ORCA. Como comprenderás, las gestiones se están haciendo con IR. Raúl las hace en Miami con Rubio, y yo he escrito a la Habana a Pepe y a Elías sobre el problema. d) Copia del informe remitido por los compañeros de la Habana, que comprende varios puntos de gran interés e importancia. e) Copia de aclaraciones sobre el anterior informe. Debo hacerte algunas observaciones para la mejor información. El trabajo de los exilados aquí, es muy lento, casi estático. Mas con todo, de fijo es de lo poco que se está haciendo en la emigración en cuanto a encauzamiento de las opiniones de las masas. Aquí éstas son escasas y hacen lo que pueden, aunque hay que estarlas estimulando, porque débiles en número —no llegamos a 30 realmente— y con la fe perdida por muchos, se considera casi estéril nuestro esfuerzo. Nosotros estamos alertas y no perdemos oportunidad. Y la realidad nos va dando la razón de que ningún esfuerzo es nunca estéril. Ya nuestro documento propició el que Gustavo en el mitin del 24 de febrero en Tampa obtuviera un estupendo éxito al poner en evidencia por primera vez en público, parte de las retrancas «auténticas» al trabajo por el frente único. Y los exilados y los simpatizantes se han movilizado en Tampa. De esto tenemos un amplio informe de Gustavo que consideraremos esta noche y del que te enviaré copia más adelante. El trabajo de los exilados lo continuaremos de todas maneras. Dos veces hemos tenido que suspender las reuniones por falta de quorum después que se había tomado el acuerdo de dirigir a
todos los dirigentes de la revolución un cuestionario pidiéndoles su opinión sobre el frente único y sobre la Conferencia que proponemos. Esta noche al fin va la reunión y yo voy a proponer además, de acuerdo con una conversación que tuve con Odio, el que lancemos un manifiesto al pueblo de Cuba y a la masa de todas las organizaciones, dándoles cuenta de nuestros esfuerzos y pidiendo cooperación al mismo. Voy a dejar de echarte ésta hoy para darte cuenta de lo que acordemos. En relación con los otros documentos de la Habana, comprenderás inmediatamente que hay talento de observación por allá y que podemos y debemos aprovechar ese esfuerzo. Hemos prometido hacer algo en relación con el problema religioso. Debes, pues, dirigirte ahí a las congregaciones más protestantes y masónicas —si las hay— y obtener que se diga algo al respecto. Ningún esfuerzo es pequeño ni estéril. No te olvides. Quiero hablarte ahora de dos problemas importantes. O de tres. Raúl —y me refiero al primero— está haciendo gestiones con Rubio sobre la Conferencia. Además está desarrollando un trabajo, especie de tesis política, formulando conclusiones alrededor del Partido Único como salida de los problemas de la revolución. Nos ha pedido nuestra opinión y ya se la hemos dado, aunque con ciertas reservas, por falta de informes más claros. Ahora urge de nuevo respuesta. Debes escribirle para que se ponga al día en la cuestión. Mi punto de vista es éste: Desde el punto de vista abstracto, parece que el Partido Único sea mejor y más natural solución que cualquier otra forma de unión, porque funde en un solo aparato, con unidad ideológica y unidad mecánica, todos los esfuerzos de la revolución. Pero el asunto hay que traerlo a la realidad y mis dudas en este sentido giran alrededor de dos puntos principales: ¿podrá constituirse este partido, que fundamentalmente será un partido de masas, sin que la dirección del mismo pase a manos de los dirigentes «auténticos» y «jóvenes cubistas», los más reaccionarios, en orden general? ¿No hay el grande peligro de entregar en sus manos, con ello, un aparato superior al que poseen, y con el cual pueden falsificar la revolución? Éste es un punto importante, al que son pensamientos colaterales, las dudas sobre la posibilidad de la colaboración de clases en el mismo. El otro punto, estrechamente ligado a la realidad, es el de que si será posible llegar a lograr tal aparato, que supone la liquidación de grandes ambiciones y de muchos aspirantes a leaderes, en un medio dentro del cual el propio Pacto de México ha fracasado y donde han fracasado todos los esfuerzos por un mero frente único de factores. Yo no lo creo posible, sin que antes ocurra la desintegración fatal de los organismos dirigentes de las organizaciones. Y me parece que esto empieza a ocurrir, y que en breve se acentuará esta crisis. Por ello, y porque somos una organización que busca soluciones revolucionarias y no cargos, debemos considerar profundamente todos estos problemas. A mi juicio, estamos bien lejos de la realidad revolucionaria y, por tanto, de la insurreccional. El problema tiempo, no debe por tanto, espantarnos demasiado, pero no debemos olvidar la posibilidad de otras coyunturas. Tanto Raúl como Rubio están acordes en esto. Piensa sobre estos asuntos y dame tu opinión y escríbele a Raúl y también a Gustavo que opina por el F.U. A Yeyo, con el que han tenido una especie de polémica, le escribiré dándole mis razones que fundamentalmente te he expuesto. Otros asuntos: El Club «Martí» lo hemos instalado en 467W, 144St. entre Amsterdam y Convent Ave. en un lugar un poco recoleto, pero en una casa entera, hecha a propósito para Club, de tres pisos, y que compartimos, autonómicamente, con los estudiantes comunistas del City College. Hemos mejorado notablemente, en todos sentidos. Inclusive pagamos diez pesos menos. Ya hemos dado dos bailecitos y arriba vamos, aunque con trabajo. El periódico comienza a preocuparme. La gravedad de otros problemas me han impedido dedicarle toda la atención necesaria. Ahora comienzo una serie de esfuerzos por él. Me he dirigido a todo el mundo y ahora me dirijo a ti. Es preciso —pero de toda precisión— hacer el mayor esfuerzo personal por él. Tan pequeños como somos, lo hemos sacado tres veces —y el número no lo ha sobrepasado ningún otro órgano revolucionario— . Y como estamos en la trinchera, dispuestos a la pelea, nos hace falta nuestra arma, que es él. Hay que escarbar el dinero. Creo que reduciré su costo en diez pesos. Mas hay que reunir 50 pesos y el importe del envío. Peso a peso lo recogeré todo. Pronto nos va a hacer falta. Haz tú lo que puedas, tanto en el orden personal como con los amigos y los compañeros de la Habana. Y no lo olvides. Te dejo ahora hasta mañana.
Bien, pasó un día más. Estuvimos a punto de no reunirnos, pero al fin lo hicimos y acordamos enviar la encuesta de preguntas a todos los dirigentes de las diferentes organizaciones. Para no perder más tiempo, ya conocerás su naturaleza cuando te la envíe, ya que he sido encargado también de realizar esta tarea. También acordamos, en principio, publicar un manifiesto dando a conocer nuestros trabajos; pero se dejó este asunto para la próxima reunión, dentro de quince días. Y ahora sí te dejo con recuerdos míos y de Teté para todos,
New York, 26, 3, 936. Dr. Aureliano Sánchez Arango, Tres Guerras 23, México D.F. Querido Yeyo: Ayer por la tarde te saqué el giro de los cinco pesos correspondiente al precio de 50 folletos de los 102 que me remitiste en su oportunidad. Hacía ya algunos días que tenía el dinero, pero la falta material de tiempo me había impedido hacerte la remisión. Por cierto, que estoy medio «chivato» porque en la oficina de correo no me dieron ningún comprobante para remitírtelo, sino simplemente un recibito para guardarlo yo. Como no sé nada de la mecánica de estos asuntos, me supongo que tú tendrás que acudir a reclamar allá el giro. Una vez que tengas en tu poder las cinco estacas, te ruego que me mandes un recibo de las mismas para colocarlo en la pizarra del Club. Considero en tu caso, como en el de Raúl, una imbecilidad y una irresponsabilidad de marca mayor, el aparecerse a estas alturas con un pionero. En último caso, Raúl tiene la excusa de su pretendida «locura», pero en cuanto a ti, nada te salva. Mira que tiene cojones, con tantos inventos como existen para burlar la omnipotencia «divina» que se aparezcan ahora con un par de «bebis». Ojalá, carajo, que sean quíntuples en ambos casos, para que se jodan de una vez. Ojalá que tanto Estrella como Ada estén pariendo una semana, por lo menos a razón de gemelos por día. Y, ojalá, que salgan bien jodedores, bien chillones, bien hambrientos, para que paguen la culpa de tan tremenda imbecilidad. Yo, desde la altura de mi sabiduría, me rasco ahora mis benditos cojones, repletos de futuros «suicidas», de admirables «sabios» y «augures» que con la vida nada quieren tener que ver. Y «that’s all», * como dicen estos cretinos. El «pacto», no sé cómo seguirá. Siempre lo he considerado una cosa artificial, sin resonancia, a la que, sin embargo, hay que aferrarse como la única oportunidad práctica de coordinación de fuerzas. Pienso, con todo, que al calor de él mismo, algo más concreto, sincero y sólido, ha de cuajar si es que queremos de veras la revolución. Porque, viejo, con base tan frágil y escurridiza, con cimientos sobre la tembladera de los recelos, nada real, positivo y duradero puede ni debe esperarse. Y te repito, que, con todo, hay que calorizarlo, siempre pensando que él será una oportunidad de sobrepasarse a sí mismo y de darnos el chance de construir el aparato que ansiamos. *
That’s all: eso es todo. (N. de E.H.L.)
En cuanto al problema del Partido Único, que apasiona a Raúl, hasta extremos que, por el momento, me parecen un poco ingenuos, creo que debemos considerarlo como un problema de gran importancia y trascendencia, digno de ser estudiado desde todos sus ángulos y con todas sus posibilidades y consecuencias. Por lo pronto, estimo contigo —y siguiendo el plano de la realidad dialéctica— que no hay posibilidades prácticas inmediatas para el mismo. New York hoy, en contra de lo que debiera ser si sentido común hubiera, está muy apartado del plano revolucionario más importante. Por ello, siempre pienso que mi opinión ha de tener mucho de especulativa, de imaginativa, y ahora, cuando los desastres repetidos nos han enseñado un poco de la necesidad de consultar, antes que
nada, a la realidad, creo que sería demasiada pretensión mía tener mucha fe en mi propia opinión. Por eso, para remediar en parte esto, siempre estoy más dispuesto que nunca a dejarme convencer por los que creo a un tiempo sinceros, inteligentes y convivientes en los primeros planos revolucionarios. Te digo esto, para que me razones y argumentes sobre las realidades que están lejos de mí. Y sigo. Pues, sí, pienso como un poco remota —y hasta hoy en día como un poco ingenua— en la posibilidad del partido único. En el orden práctico, me imagino que un cúmulo de realidades aplastan su posibilidad inmediata. Mas, por otro lado, me pregunto ¿cuál es la realidad revolucionaria y cuáles son sus posibilidades verdaderas? ¿No estamos en total crisis de las organizaciones? ¿No estamos, por el contrario, frente a una situación en que, si el imperialismo maniobra con habilidad e inteligencia, por lo menos una posibilidad de período de calma puede ser propiciado en Cuba? Guiado por el instinto creo adivinar que éstos son días trascendentales. Me persigue la angustia constante de ver nuestra impotencia de soluciones, de comprobar que nuestra relativamente superior capacidad, sólo nos sirve, en la práctica, para sufrir antes que otros la visión de la realidad. Pienso que, ante los hechos debemos estar más alertas que nunca. Debemos estar pendientes de cualquier posibilidad inmediata y por ello, y en este sentido, me inclino a creer, como tú que acaso fuera prematura cualquier campaña en pro del partido único. Otras razones también me han colocado en este problema un poco a la espectativa del trabajo de Raúl en Miami. Yo no admito la colaboración de clases, sino ocasionalmente. ¿No entraña el partido único un reconocimiento de dicha colaboración de clases? Éste es un asunto que necesita para mí toda clase de aclaraciones. Raúl está construyendo la tesis y espero que será un sólido trabajo que dilucide todas las cuestiones y dudas teóricas. Todo esto que te dejo dicho y otras muchas consideraciones más que suprimo, en lo que se refiere a la práctica. En cuanto a concepción teórica, como base para la creación de un aparato de la revolución, aparte de este problema de la colaboración de clases, yo pienso que, de todas maneras, el Partido Único es una solución concreta de las luchas del frente único. Éste, en realidad, ha sido como una cosa un poco vaga, imprecisa. Acaso nadie haya puntualizado con toda claridad su alcance. La solución del Partido Único es una solución. Es en este sentido en que me explico el entusiasmo de Raúl. En resumen, creo que todo el problema a discutir es el de su oportunidad y el de su posibilidad. Mi opinión, en concreto es que: una vez sentadas sus bases teóricas, no debe hacerse nada en su sentido hasta tanto que se presente la oportunidad que lo haga posible. Y creo que esta oportunidad se presentará sólo en caso de crisis de las organizaciones —lo que puede ocurrir— o, sobre la marcha de pactos y alianzas. Todo lo cual quiere decir que estamos un poco lejos de todo… Carlos está en trance de desintegración. Le ha caído eso que tú conoces y que yo llamo la depresión neoyorkina. Es preciso sacarlo de aquí, para allá o para Miami. Porque esto no se cura sino saliendo de aquí. Recuerdos de todos, de Teté y míos, para todos, inclusive para «la pandilla» por venir. Porque ésa será mi «bendición». ¡Que sea una pandilla! La de Fiallo es la dirección que yo tengo de Raúl.
Abril 4 10 17 20 22 23 28 29
a Raúl Roa a Gustavo Aldereguía a Raúl Roa a Raúl Roa a Carleton Beals a Miguel A. Fernández de Velazco a Raúl Roa y Gustavo Aldereguía a Luis (Ramiro Valdés Daussá)
New York, 4, 4, 936. Dr. Raúl Roa. 539SW, 2th.St. Miami, Fla. Querido Raúl: Te hago por el momento sólo unas líneas, porque me urge que tengas contestación de mí, siquiera un recibo, a tus últimas cartas. 45 Estoy tan ocupado que apenas si tengo tiempo para pensar en si existo o no. Tengo que dedicarte, mañana, pasado o pronto, siempre, un buen largo par de horas para hablar contigo de distintos asuntos. Estoy realmente en extremo preocupado con el último envío que hice a la Habana, hace alrededor de tres semanas, dando cuenta a la gente de allá de una porción de cosas y de las cuales no he tenido contestación en lo absoluto. 45
Véanse las cartas de Roa fechadas 24 y 26 de marzo de 1936 en las pp. 339 y 341.
Te acompaño hoy —y empiezo por Uds. a cumplimentar el acuerdo— el formulario de preguntas que acordamos los exilados remitir a todos los dirigentes de todas las organizaciones. Envío sólo los de Uds. por ahora, pero, a la vuelta de correo aéreo, dame cuenta de cuántas habrá que dirigir allá para los distintos leaderes y augures de la revolución. Dime también si te puedes encargar de hacer entrega del cuestionario a dichos visionarios. Sigo con los cojones hinchados. Ya supongo que conocerás mi teoría sobre la neurosis revolucionaria del destierro, que tiene dos manifestaciones, la positiva, que consiste en que se le hinchan al paciente los cojones y se pone a trabajar, a trabajar, a trabajar, aunque sea como la hormiga loca que no encuentra el agujero, y la negativa, que consiste en que al paciente se le desinflan los huevos, como si fueran globos de a nickel para muchachos, y se pierde el entusiasmo, la voluntad y hasta la responsabilidad. Sigo, pues, con los cojones hinchados. Y que conste así. Como sé que te interesan los documentos, y, además, porque quiero que estés enterado de todo, te enviaré las copias de las reuniones de los exilados, en las que actúo como Secretario. Haz de ellas el uso que la buena prudencia te aconseje. Le envié por tu conducto una carta a Gustavo, que se cruzó con la última tuya. No sé si ha llegado o no. De Gustavo no hemos tenido ni una línea. Acordamos enviarle una amplia credencial y felicitarlo, y cuando te escriba a ti todo lo acompañaré. Y no me jodas más y acaba de zumbar a la gorda y al flaquito para que para con «tempo di rumba».
New York, 10, 4, 936. Dr. Gustavo Aldereguía, 1205 Horatio St. Tampa, Fla. Querido Gustavo: Te escribí una larga carta el día 18 del mes que pasó y ya, como no he recibido contestación ninguna, tengo derecho a «tirarte los timbales». Hace unos días llegaron por aquí Sagüita y Bordenabe, introducidos por un misérrimo pedazo de papel suscrito por Utrera y tan misérrimo en verdad que da la impresión de que ya en Tampa no hay ni papel para limpiarse el culo. Por
ellos he sabido más detalles de aquello y me reafirmo en mi creencia de que supiste aprovechar a la perfección un momento importante de esta fase sombría de la revolución. Hoy te escribo para urgirte respuesta e información periódica, así como tu opinión sobre la marcha de los acontecimientos. Además, para felicitarte oficialmente por el trabajo desarrollado allá, a nombre de la organización e incluirte credenciales, para ti y Raúl, en relación con la conferencia. Por último, copia de la última acta, aunque aún no está aprobada, a fin de que la leas y se la remitas a Raúl, que es el archivero de por allá, por el Sur. A Raúl, hace unos días, le remití unos cuestionarios aprobados por los exilados aquí. Con ellos iba el destinado a ti y supongo que te habrá llegado. Hazme la lista de los «pitonisos» de la revolución que haya por allá, para dirigirles copia a fin de que respondan. Éste es el trabajo de que te hablé en mi anterior. Aparte del hondo pesimismo revolucionario que hay aquí, y aparte también de la indignación impotente que han provocado los últimos crímenes, superadores de todo lo anterior, en nuestros propios empeños seguimos en la agonía: el periódico no sale y el Club se tambalea. Todo, en el fondo, consecuencia de la realidad revolucionaria que se está convirtiendo ya en utopía. Ya llego a pensar más en el fracaso de Miguel Mariano, como estímulo, que en la capacidad que la revolución pueda desarrollar. Te escribiría extensamente sobre todos estos tópicos, pero el tiempo es mi pesadilla. A Raúl le escribiré pronto con largueza y haré que te pase mi carta. Quiero opinar extensamente sobre todo esto. Recuerdos a Agustina y a los muchachos y un abrazo general, en sociedad de Teté, a la que ya botaron de la fábrica y sigue con sus aspiraciones artísticas, Nota: Las credenciales van a instancias de Raúl. No creo que hagan tanta falta. Si acaso, indiquen cómo modificarlas.
New York, 17, 4, 936. Dr. Raúl Roa, White Hall, Drexer y 12St. Miami, Beach. Querido Raúl: Cuando te escriba pasado mañana domingo, con toda la extensión que he de hacerlo te explicarás la razón de todas estas demoras. Hoy sólo te hago estas líneas, porque, siempre en mi actitud de chivatón, debo comunicarte que de un momento a otro pasará por ahí, rumbo a Cuba, Arhan Pérez, que con tanto impulso comenzó a trabajar con nosotros, pero que más tarde, por un incidente pendejo con uno de los Menéndez, por culpa de una muchacha, y en cuyo incidente, en vez de tomar una actitud viril, optó por hacerse el ofendido con el Club y, queriendo o no queriendo, propició la retirada de un grupo de los más trabajadores de los que sostenían nuestro esfuerzo aquí, y ha sido, en realidad, causante, en buena parte de la difícil y casi mortal situación que atravesamos. No creo que tengamos que temer nada de él, porque tiene mucho de infeliz, pero este hecho, y la facilidad con que se convierte en admirador de cualquiera, y otras condiciones que nada me gustan, y las que le faltan, deben sernos suficientes como para no hacer la más mínima confianza en los trabajos que allí pueda realizar. Hasta que no demuestre tener los timbales que en Cuba se necesitan, sería una imprudencia darle direcciones, contactos y trabajo concreto a realizar. Con Carlos, que por cierto se hizo demasiado amigo de él después del incidente que te contaré pasado mañana, me mandó a pedir credenciales e instrucciones y le negué ambas cosas. Y a ti te comunico esto, simplemente como miembro de la organización, con lo que no te quiero decir que lo maltrates, sino simplemente, que tengas cuidado, por la responsabilidad en que puedas incurrir, con lo que pudiera ocurrírsete encargarle.
Y hoy te dejo ya. Te prometo el domingo una carta que hará época, por lo menos en cuanto a extensión. Me hace falta desahogarme con alguien de una partida de pendejadas, reflexiones, especulaciones y dudas. Recuerdos a todos y a la gorda y al gordito. Y no doy más plazo que este mes para su traslado a Cuba.
20, 4, 936. Dr. Raúl Roa, White Hall, Drexer y 12St. Miami Beach. Querido Raúl: Como pienso que esta carta será larga con exceso, puedo permitirme el lujo de comenzar por donde quiera. Lo que más te interesará conocer por de pronto, son todos los datos relativos al Club Martí, que te ofrecía en mi carta del día 17, poniéndote en antecedentes del viaje de un exorquero. El Club está ahora en receso. Nos hemos quedado sin local. Pero te prometí un poco de historia y reflexiones y voy a cumplir mi palabra. Por anteriores cartas habrás visto cuánto entusiasmo y calor he puesto en este empeño, simplemente porque creía que con ello realizábamos una parte importante de nuestro programa: la relativa a la propaganda en este país. Te he ido contando las distintas peripecias, pero algunas, por ser en realidad un poco mezquinas y un poco ridículas te las suprimí. Hoy debo hacerte un poco de historia al respecto. Pero antes debo señalarte, lo que a mi juicio es la razón fundamental de nuestras agonías: la revolución está lejos y se aleja; por eso la gente no se acerca a nuestra obra, y por eso nuestros esfuerzos son heroicos pero infructuosos hasta ahora. Como no están cercanos los momentos culminantes, nuestra obra se ve rodeada de indiferencia. Y ésta es la razón de la rajadura de muchos, del desaliento de los más y la clave de una existencia sobresaltada como el gráfico térmico de un enfermo de paludismo. Y eso es lo que sucede en definitiva: la revolución está palúdica y los aspirantes a revolucionarios han sido atacados, casi en su mayoría, por el terrible mal depauperador. ¡Los revolucionarios están palúdicos! Y eso es todo. Pero a ti te interesan los cuentos y te los debo. Sucede que todo este cuadro de fondo tiene que desarrollarse dentro de cada grupo por sucesos más o menos interesantes. En el Club sucedió lo grotesco una noche. El rajado en cuestión había comenzado a variar la brújula de sus entusiasmos hacia una muchacha medio cabaretera, simpática y vivaz. Y transcurrían las horas felizmente, entre lengüetazo y lengüetazo, con el regocijo de unos, la preocupación de otros y la indiferencia de algunos, aunque todos convenían que el ambiente no era apropiado para tales escenas semidroláticas. La noche antes del incidente todos comentamos entre comentarios picantes esta situación y Carlos y yo convinimos en que el problema era difícil y que se iba a resolver inesperadamente de manera poco agradable sin duda. Acaso tuvimos alguna culpa en no avisar con tiempo, pero el problema era muy difícil y en el último baile ya yo le había llamado la atención sobre la manera de bailar de ella. Bien, pues «sucedió una noche». Uno de los hermanos de Casimiro, medio loco o loco y medio, estimó que ya era bastante, y como estaban pegados de la lengua, como dos temblorosos satos (valga la imagen, ¡vive Dios!), todo esto en medio casi de una junta, se levantó y desapartándolos materialmente (desgraciadamente no fui testigo presencial de tan formidable escena, y te cuento por referencias) se agarró con ambas manos eso que los anatomistas llaman morronga y le dijo en perfecto castellano: «¡Oigan, que se me está parando la pinga!…» Estupefactos se quedaron los aludidos. A tal extremo, que su gentil interlocutor, extrañado de tal extrañeza, se alzó de nuevo de su curul, y para que no hubiera dudas ante la historia, pronunció la sentencia otra vez, aclarando: «¡Sí, se me está parando la pinga!»… Ya, después de esta aclaración, todo el mundo salió de su azoro. La muchacha huyó. Hubo conato de explicaciones y de bronca. Medió la gente. Las mujeres se horrorizaron. Los hombres no
sabían si mearse de risa o ponerse trágicos. Te digo que debe haber sido aquello maravilloso. Digno por lo menos de Esquilo. Cuando llegué yo había esa calma que según los reporteros de policía «precede a las tempestades», aunque esta vez, la tempestad había sido anterior. Se impuso cierta tregua y la junta terminó normalmente, porque todos estaban desesperados por poder comentar regocijadamente lo sucedido. Hubo una serie de cosas interesantes. La turca — para más detalles era turca la muchacha y con ojos metálicos y diabólicos— dicen que con una pistola dentro de la cartera estuvo dispuesta al crimen; Menéndez por su parte, después de dar una explicación, se dispuso también a la muerte, y, como sucedió con los montescos y capuletos, el Club se dividió en dos bandos: unos que creían que el Club le debía una explicación a Arhan Pérez y hasta la expulsión de Menéndez, y otros, entre los cuales tenía el honor de encontrarse el historiador de estos y otros regocijados episodios que más adelante se han de haber, que estimaban que dicha pareja, efectivamente, le estaba parando la pinga a media humanidad allí y que, por tanto, el problema se reducía a una entrada de trompadas, tiros, puñaladas, entre el ofensor, esto es, el sujeto a quien se le estaba parando la pinga, y el ofendido, o sea, el sujeto que sin duda la tenía parada. (Se nota, desde luego, que el historiador no puede desprenderse del ambiente grotesco originado por el incidente.) Esto era una cosa clara. Menéndez había procedido bárbaramente, aun teniendo en cuenta su condición de semiorate; pero los otros hacía tiempo que venían siendo objeto de comentarios y chismes y hasta hubo quien pensó en plantear el problema de sus restregueos en junta directiva. Por lo tanto, como había una dama ofendida lo que procedía era el duelo en cualquiera de sus formas, de las más legendarias a las más modernas. Sin embargo, el duelo no se produjo, y el ofensor no tuvo ni la socorrida venganza del «mentao de madre»… Naturalmente, como esas cosas «no se quedan así», el problema derivó, como ya te dije, sobre la responsabilidad del Club, y se le planteó a éste la situación de fuerza. Y en momentos en que constatábamos el inicio de una crisis que aún dura, como consecuencia del pobre éxito del baile recién verificado. El Club tenía reconocimientos evidentes para los protagonistas, de parte y parte. Arhan y la Turca habían trabajado con entusiasmo por él, pero los Menéndez, aunque socios más recientes, habían aportado también todo su entusiasmo y aun más, hasta $50.00 en efectivo. No se podía proceder con preferencias. El problema de la disciplina infringida era evidente, pero lo era por ambas partes, con caracteres graves. La línea que me pareció más prudente fue la de dar tiempo al tiempo. Pero los ánimos se enconaron, y los montescos (Arhan y la turca) arrastraron a un grupo de socios de los que más trabajaban. Oquita y Periú no volvieron por el Club sino esporádicamente y hasta hubo que separarlos de la Directiva. Arjuna volvió algunas veces tan sólo, y desde luego, dejó de trabajar, y, por último, las clases de inglés que estaba dando Arhan en el Club se trasladaron para su casa, y allá se fueron Arbesún y aun Carlos, que nunca antes había asistido. La consecuencia es bien clara. Éramos bien pocos y nos partieron. Hasta unas lecturas de Martí que inicié tuve que suspenderlas por falta de público. Las juntas hubo que suspenderlas infinidad de veces, y el reglamento fue aprobado por reuniones que algunas veces no pasaron de cinco o seis. Y todo esto mezclado con el problema de la mudanza y luego con el de la cabronada e imbecilidad de los vecinos, que nos forzaron tanto la situación que nos hemos tenido que mudar, llevándose cada uno algo para su casa en espera de poderle hacer frente a la adquisición de un nuevo local. Pero tengo aún fe y creo que saldremos a flote. O lo intentaremos. Rompe esta hoja por la calidad de los informes. Naturalmente, todo esto sembró, en momentos difíciles, discordias, recelos y desalientos. Todos los que tenían ganas se rajaron y nuestras fuerzas se debilitaron, y como se agolparon dificultades, el resultado es que estamos en la agonía. Ante esta conclusión yo no vacilo en hacer cargos y por eso te escribí que no dieras comisión ninguna a quien con su actitud había mostrado que podrá ser un buen mecanógrafo, pero que para revolucionario le falta la materia prima, a saber: un poco de timbales, carácter, decisión y desinterés. Yo creo que debemos hacer un esfuerzo porque el club perdure, y los que han quedado están trabajando por ello, porque, aunque se admite generalmente mi razonamiento de que la clave de todo estriba en la lejanía de la revolución, es posible que ésta se acerque algún día y para entonces el Club podrá ser ya una cosa hecha. Yo por lo menos, no me daré por vencido sino cuando me vaya de aquí. Creo, en general, que todos han comprendido la necesidad de trabajar a fondo. Carlos mismo, que ha estado displicente con el Club y amistoso con los rajados, hasta el punto de que se iba a ir con él
para Miami, y si no es por todas las cosas que le hice ver y que se le habían ocultado, en buena parte por su neurastenia, lo hubiera hecho, está ahora como más animado y está dispuesto a trabajar con entusiasmo por la parada del primero de mayo. Alberto tiene ahora un trabajo más suave y últimamente estaba llevando normalmente la secretaría del Club y a todo le íbamos dando cierto aire de formalidad que le hacía mucha falta. Por desgracia ahora estamos en receso de local y este problema tenemos que resolverlo enseguida, pues ahora algunos extrañan la falta de un sitio donde charlar y jugar, pero dentro de poco habrán encontrado nuevo centro de actividades. Desde luego, ceñidos a la realidad, no cogeremos nada que pase de $25.00. Sin embargo, por lo pronto no estamos muertos. Hemos acordado participar en el primero de mayo. Se ha hecho aquí un Comité Hispanoamericano de New York Pro Primero de Mayo, y yo soy Presidente del mismo. Espero que la participación latinoamericana será esta vez formidable. Marcharán todas las colonias del imperialismo, con sus banderas falsificadas, robadas y haremos por sacar buenos lemas y carteles. Ahora mismo salgo para una reunión allá. Por lo menos este trabajo es más revolucionario que el de los bailecitos que dábamos para ir mal agonizando. Hasta luego, pues. Bien, ya es otro día. Anoche tuve dos largas reuniones, una con el Comité Pro Primero de Mayo y otra con la gente del Club. De ésta te contaré. Todo el mundo está dispuesto a trabajar en firme para que el primero de mayo lleve el club una buena representación. Se nombró una comisión para laborar en este sentido y Carlos actuará de Secretario de la misma. Vamos a ver todo lo que podemos hacer. Al mismo tiempo, se acordó tomar un local pequeño, y como una muestra de que aún hay vitalidad, y de que con voluntad podremos sostener este esfuerzo, debo notificarte que en colecta entre los presentes —10 o 12— se reunieron los tres pesos que hacían falta —digo, los cinco— para el fondo del Comité. Estamos, pues, todavía, en plan de batalla. Y no hay que perder las esperanzas de poder levantar esto algún día, ya con más experiencia, con más sentido de la realidad y con mayor conocimiento del medio y de los neoyorkinos, sean o no de aquí. Porque tú sabes que ésta es otra opinión mía, de que los neoyorkinos son una raza aparte, y que no se puede dejar de ser un poco hijo de puta si se es capaz de vivir aquí varios años. Razón por la cual, entre otras cosas que siempre merodean en mi imaginación, me ronda ahora la idea de pitar de aquí, rumbo a la tierra de Moctezuma, cosa que intentaré en septiembre. Para no parar también en neoyorkino lo que me obligaría a afiliarme a la Orden de los Raqueteros de la Gran Puta.— Bien, esta carta amenaza con convertirse en un diario, pues estoy seguro que no podré terminarla hoy ni tal vez mañana. Esta noche tengo también dos reuniones, la primera con el Comité Pro Primero de Mayo, en la que confeccionaremos el programa de oradores para el mitin del día 27 en el Park Palace —y hablaremos Carlos y yo— y luego con los exilados. Debo comenzar a hablar contigo sobre el problema del frente único, la solución del partido único y otras cosas, mas antes quisiera saber si tú sabes por qué razón Gustavo no contesta a mis cartas. Ya le he escrito dos veces y ni una letra suya he tenido. Como sabes ya por carta anterior y por las actas, y por noticias de Carlos, acordamos apoyar la cuestión del partido único como solución al frente único. Yo debo expresarte con toda la claridad que pueda mis ideas al respecto. Presiento que me voy a extender más de la cuenta, pero así te servirá la carta para ahorrarte un día de neurastenia. El problema de si es o no correcta nuestra posición al respecto no lo considero aún claro, a pesar de cartas tan valiosas como las dirigidas por Uds. a Yeyo y a pesar de la repetida argumentación esgrimida por ti a lo largo de nuestra numerosa correspondencia. Y en esto se involucra, fatalmente, la realidad con la teoría. Porque la realidad, a mi juicio, excluye en gran parte la posibilidad del partido único, de acuerdo con nuestras líneas generales de actuar en la vida pública. Mis razonamientos podrán no tener esta vez una sólida concatenación, porque entre plato y plato se me está perdiendo la capacidad de ordenación. Yo veo la realidad así: es cierto, como Uds. argumentan que haya una serie de partidos y organizaciones cuyos programas fundamentalmente parecen ser los mismos, que ninguno ha logrado enrolar núcleos sociales poderosos. Esto es cierto, pero yo creo que debemos considerar aquí el peligro de lucubrar con consecuencias y enredarnos en sofismas. No considero necesario profundizar en raíces históricas de esta realidad actual y en la causa de la debilidad revolucionaria. Pero lo cierto es que la revolución está débil, flácida y por (esto se quedó así hace dos días. Hoy es 25 y tengo la noche del sábado medio libre. Voy a tratar de volver a hilvanar las ideas, pero antes debo decirte
que recibí interesantes cartas de Gustavo. Me propongo terminar de todas maneras esta carta hoy mismo). Quiero significar esto, en dos palabras: Al comenzar a razonar, a mi juicio, debemos resolver este problema: ¿La revolución está débil porque ninguna organización ni partido ha sabido darle su curso real, o, simplemente, ningún partido ha adquirido fuerza, y aun la han ido perdiendo, porque la revolución está pasando por una de sus crisis inevitables? Creo que esto puede conducirnos a un círculo vicioso. Pero sin duda que también la revolución puede entrar también en un círculo vicioso. Y a mi juicio lo está. Y a mi juicio ésta es la razón de tanta confusión a pesar de tanto pensar. De tanta confusión, relativa, desde luego, porque nosotros, en definitiva, sabemos bien lo que queremos y hacia dónde llevaríamos, de sernos posible, la nave de la revolución, que no es hoy el «Normandie», sino una chalana desvencijada. Pero, sin duda, este problema es necesario resolverlo antes de tomar rumbo. Tú sabes que yo definí la Lógica, en un famoso examen, como «una asignatura que era necesario aprobar para salir bachiller». Sin embargo, te aseguro que esto del «círculo vicioso» lo dí en Lógica. No sé cómo se resuelve en el libro, pero en la práctica, los círculos viciosos hay que cortarlos, romperlos, destrozarlos. Y mejor aún, hay que ponerlos en líneas rectas, o hacerlos círculos concéntricos. Creo, a lo que nos referimos, que eso del P.U. pudiera ser un método para resolverlo, aunque yo más bien me inclino a creer que es un método para ir tejiendo la solución. Ahora que el Parto de México ha comenzado a dar sus más resonantes balidos, puede ser que huelguen, por prematuros, estos comentarios que ya te estaba diciendo con retraso evidente. Sin embargo, quedan en pie, dada la naturaleza del Parto, todas o casi todas las razones que hemos ido diluyendo en nuestra correspondencia y en nuestras juntas. Por ello, sin apartarnos de la realidad, debemos ir lucubrando alrededor de los mismos puntos. En línea general, sospecho que ahora hay que proceder con mayor habilidad, con mayor cautela. Hay que ponerse a pensar, cómo pensarían los otros; hay que adivinar sus calibres y tratar de resolver los problemas con los datos y con la capacidad que suponemos en ellos para entonces orientarnos. Siempre hemos tenido el defecto de suponer debilidad, idiotez y hasta cretinismo en los antagonistas. Pienso que esto ha conducido a múltiples errores. Los que están en nuestra posición; los que luchan con ideas adelantadas a sus reales posibilidades, deben suponer siempre la máxima capacidad en los encargados de impedir el desarrollo de sus proyectos, a fin de adquirir la máxima tensión, la mayor capacidad en el esfuerzo y la mayor resistencia en la derrota. Porque la derrota, en nuestras condiciones, es casi como una profesión de nuestro destino de hombres colocados en una etapa épica de la lucha. Esto debe orientarnos siempre. A estas observaciones mías, Leonardo asiente, aunque asegurando que hay que tener en cuenta que la habilidad del contrario puede lucirnos mayor algunas veces porque su posición es superior, sus facilidades más al alcance, sus objetivos están a la mano casi y sus auxiliares son poderosos e implacables. Esto en definitiva me da también la razón, para que nos acostumbremos. Inclusive, a superestimar — condicionalmente— a los adversarios. Todo esto me viene a la mente, porque el Parto de México me parece que es una muestra de habilidad de parte de los «auténticos», a los que poca le reconocíamos. Ellos, a mi juicio —y Gustavo coincide en la idea— han forzado la jugada. Han aprovechado bien la debilidad de la Joven Cuba. Con su ratificación hay tema revolucionario para unos meses y, posiblemente, oportunidad de retrasar cualquier movimiento de mayor alcance y contenido. Debo manifestarte, sin embargo, que por esta vez si ellos han tenido habilidad, a nosotros no se nos ha escapado la astucia. Aquí, hablando y discutiendo varios, siempre he sostenido que nuestros trabajos con los exilados, con la petición de la Conferencia, etc., podrían traer dos resultados: o que, por la presión de los hechos, los elementos mejores de las organizaciones se decidieran a pronunciarse radicalmente en el seno de la misma, con lo cual, posiblemente, saltarían y engrosarían algún potente grupo de izquierda, nuevo, o los organismos hasta ahora reacios a todos los esfuerzos populares por la unión, darían «el golpe de estado» y, aferrándose al Parto de México, lo pondrían como una trinchera, trinchera que tendría dos frentes, uno a la revolución por dentro y otro a la revolución por fuera. Tú entenderás esto, así, pero quiero aclararlo más. Indiscutiblemente que los numerosos elementos de mala fe y de abundante ambición que hay dentro del campo revolucionario, son incapaces —por la misma razón por la cual nosotros nos intrigamos pensando qué carajo pensarán tantas veces— de comprender que en nuestras acciones hay sólo
un profundo desinterés orientado por un profundo interés: es decir, nada de aspiración personal en medio de la honda ambición de ver que la revolución va ascendiendo hacia las más altas posibilidades. Para ellos nosotros sólo intentamos maniobrar para desplazarlos de sus posiciones y como, en muchos casos, tienen el complejo de inferioridad mental con respecto a muchos de nosotros, ellos piensan que tenemos gran oportunidad de realizar «nuestros» proyectos si no proceden con toda «habilidad». Para ellos, todo este manejo de la conferencia no ofrecía otro aspecto que el de originar un ataque contra ellos en el que —como que hay culpas— podrían recibir un duro descalabro. En evitación de esto, lo que tenían a la mano milagrosamente —¡y ahora les habrá parecido una obra genial!— el Parto de México, era el balón de oxígeno; echaron mano de él y lo han inflado de pronto, audazmente. Y ahora dirán: «Se jodieron esos mentecatos.» Y como cosa hecha a la fuerza, el Parto no les satisface. Casi tanto como no nos satisface a nosotros. A nosotros porque es estrecho, canijo y artificial y sin orientación a nada. A ellos, porque los mezcla, porque los aparta de su alejamiento estelar. Ahí todo el mundo está a disgusto. Sin embargo, puede ser el purgante que hay que tragar como paso previo para limpiarle el intestino a la revolución. En este estado de cosas, parece absolutamente claro que hay que tomar al Parto como instrumento de lucha, como arma elemental aunque provisional de la revolución. Sin embargo, cuando las armas están en una vitrina no se pueden obtener sino rompiendo el cristal o comprándolas, es decir, entregando algo por ellas. Quiero decir, metafóricamente, que nos quedan dos caminos: o nos quedamos en la calle contemplando esa exhibición de puñales que es el Parto de México, o nos implicamos en él, con cota de malla, por supuesto, sin darle la espalda a nadie y lo más próximo posible a la puerta. Todavía no tenemos datos concretos, pero con el conocimiento que tenemos del documento en cuestión, no debemos hacernos ilusiones y pensar, cabalmente, que la entrada en el abrazo de Xochimilco ha de representar para nosotros algún sacrificio, por lo menos desde el punto de vista de nuestra orientación y de nuestros escrúpulos. En tal punto, es imprescindible que oteemos todas las direcciones. ¿Vale la pena ese sacrificio? Debemos esperar detalles concretos para resolver este aspecto del asunto. Pero la revolución tiene un reverso que nosotros, menos que nadie, no podemos olvidar: la contrarrevolución. Y si la revolución ha creado con el Parto de México una Academia Revolucionaria de Recelos y con ello ha dado el paso adelante elementalísimo que ello significa (tan elemental que no será extraño verlo roto y maltrecho a cada rato, porque con dos barcos viejos no puede armarse uno nuevo), por el otro lado nosotros tenemos que observar, con todo equilibrio mental, el panorama de los trabajos de la reacción en Cuba y cuáles son sus efectivas posibilidades. Nosotros —y me incluyo directamente— estuvimos profundamente acertados cuando consideramos, desde el primer día, la derrota de la huelga de marzo como un hecho de funestas consecuencias para la revolución. Cuando las elecciones se verificaron también consideramos que constituían un triunfo formidable para la reacción y para Batista en particular. La realidad ha venido a darnos la razón en todo, aunque ahora parezca que Batista tiene ciertos inconvenientes con el títere de turno. Esto en definitiva no importa nada, porque aquí lo interesante es el análisis de la partida que va jugando el imperialismo contra el movimiento de liberación colonial, y sabemos que el imperialismo usa una táctica mezcla del juego sólido de Capablanca y Lasker y la audacia brillante e imaginativa de Andersen y Morphy, y lo mismo realiza un trabajo paciente de años, que sacrifica piezas importantes en gambitos confusos. El imperialismo puede sacrificar a Batista en cualquier momento. Miguel Mariano, según todos los rumores, ha venido a saber qué posibilidades hay en ello. No sé si Carlos te habrá contado que hace unos días fuimos invitados a ver a César Rodríguez, el Presidente de la Asociación de Reporters que está aquí y que, según dicen, es muy amigo de M.M. Fuimos Eduardo S. Alomá, Leonardo, Carlos y yo. Fue muy cordial y nos contó que M.M. tiene el proyecto de solucionar el problema de los presos políticos, de los exilados, retirar los soldados a los cuarteles, etc., etc., aunque considera utópico que desaparezcan Batista, Pedraza y comparsa. Nosotros le dijimos que, a nuestro juicio, M.M. se jugaba su carrera política. Que si lograba eso y obtenía el desplazamiento de los sargentones sin duda cobraría tal prestigio ante el pueblo de Cuba que sería inatacable por un buen tiempo, que de lo contrario pasaría como un Vice-Barnet más, esto es, casi como un vice-muñeco. Esta conversación la tuvimos nada más que con un periodista,
pero que, por lo mismo, está bien enterado. No tuvo importancia ninguna, pero estamos seguros de que sus términos fueron expuestos, en lo fundamental a M.M. Mas lo importante de toda ella, por más que para nosotros sea cosa antigua, es que convinimos en que «todo dependía de las conversaciones que tuviera en Washington M.M.» Y una vez más tenemos que especular sobre esto. ¿Qué charlaron en W. esos cabrones? ¿Qué acordaron? Tan importante es esto, que de ello no sólo depende la carrera política de M.M. y Batista, sino también, nuestro propio camino, los rumbos y posibilidades de la revolución. Porque por desgracia, el imperialismo es todavía lo suficientemente poderoso como para cagarse en el Parto de México. Aunque fuera más cierto y justo y temible. ¿Qué maniobra se acerca? El que conociera esto podría tomar estratégicas posiciones y armas potentes. Yo especulo. El imperialismo ha dado en Cuba una larga batalla de dos años, durante los cuales se ha valido de la contrarrevolución, del asesinato, del favoritismo, de la piltrafa económica, de la mentira diplomática, del halago público y de la maquinaria enorme de sus resortes, a fin de hacer que el torrente de la revolución desaguara por el tragante del inodoro. Todo lo ha hecho para que de nuevo la república se ponga la máscara de la constitucionalidad. Recuerda el desfile: Nacional, Columbia, Atarés, entierro de Mella, masacres de los ingenios, fugas de presidentes, soporte de Mendieta, asesinatos periódicos, huelga de marzo, 8 de mayo, elecciones: y en la cúpula, en el cimborrio, la estatua de Miguel Mariano, emergiendo en puro mármol blanco sobre el edificio con el rojo de la sangre y el fuego. Miguel Mariano es la paz. Es el hijo de Tiburón. El hijo del hombre «que bañaba pero salpicaba». Inclusive, pasó por revolucionario. Inclusive no tiene encima más responsabilidad criminal que «lo de Pino», como dicen muchos. El imperialismo ha trabajado como pocas veces para llegar hasta él. Por último, no vaciló en darle la brava a Menocal, seguro de que éste se transaría al cabo. Este análisis lo considero cierto. Entonces la pregunta que procede es: ¿No son incompatibles para el imperialismo M.M. y Batista? ¿La «constitucionalidad» trabajada y la dictadura militar evidente? ¿Las ambiciones, tanto personales y políticas de M.M. con las agallas ya enraizadas de Batista y su cohorte? Esto se presta a muchas y profundas lucubraciones, mas, al final, yo pienso que: El imperialismo es a la vez audaz y prudente. M.M. es una esperanza y Batista una realidad. M.M. es una esperanza de una realidad superior a la de Batista, y, a mi juicio, como en el juego infantil del «dando y dando», no soltará a Batista de la mano hasta que el otro no le entregue en «realidad» la «esperanza» que es. Es decir, que tratará —también el imperialismo es dialéctico— de proceder evolutivamente, de manera de ir haciendo descender a B. mientras empina el otro papagayo. Todo esto, además, está dentro del marco general de la política de los actuales cocheros del imperialismo: carretera panamericana, política del buen vecino, liga de naciones americanas; tratados recíprocos, etc. El imperialismo quisiera hoy, tanto como M.M. desplazar a Batista, pero no puede hacerlo de golpe, sencillamente porque no le conviene romper un juguete hasta que no tenga armado el otro. (Y el juguete es una trampa, desde luego.) Además, no puede. Si el imperialismo pudiera ofrecerle a M.M. un largo empréstito a liberal rédito y pudiera aumentar la cuota azucarera de Cuba, ya se las arreglaría para que Pedraza asesinara a Batista y para que «algún héroe nacional», asesinara a Pedraza y «libertara al pueblo de Cuba» de sus odiosos tiranos. Porque al lado de Caffery, los asesinos políticos del renacimiento italiano son meros protagonistas románticos. El resumen de estas especulaciones mías es, que el imperialismo desea envolver en algodón de mujer, en cotex, en algún producto impermeable, inodoro y blanquísimo, el cuerpo ensangrentado, al que dejará las suficientes mechas para seguirle extrayendo la sangre y la vida. Que tiene oportunidad de realizar su objetivo, ocasionalmente. Que, dada la debilidad de la revolución desde muchos de sus ángulos, y el aparente mejoramiento económico, se le facilita su tarea. Y hay un tercer factor más: el pueblo, en el que tan poco piensan los revolucionarios generalmente, y que tan poco le importa a la reacción y al imperialismo. Pero el pueblo es lo que más nos importa a nosotros. Tenemos que hacer un análisis sobre el pueblo, hoy, y sobre las posibilidades de su actitud mañana. Me es fácil pensar como el pueblo, porque me siento parte de él, parte íntima. No quisiera nunca ser más que el pueblo. Sólo por él estoy en la revolución. Es abstracto y sencillo, como
una mujer. Es lo único que vale y el único que tiene razón. Pero me voy, mi entusiasmo anímico me arrastra. No sirvo demasiado para estas pendejadas de la política. Digo: para mí el pueblo siempre esperará la revolución. Aun cuando hable mal de ella, la estará esperando. Cuando a un hombre se le va una mujer que quería, la odia, pero a cada recuerdo, se le alegra la emoción del regreso posible. El pueblo hoy, cuando habla mal de la revolución, se equivoca sólo gramaticalmente; él quiere hablar mal, solamente de los revolucionarios, los culpables a su juicio. El pueblo quiere la revolución, porque la necesita. En su momento estará dispuesto a todo. Mas el pueblo es más sabio que muchos revolucionarios: no tiene de la revolución el concepto que tiene del calendario ni de los itinerarios de vapores o ferrocarriles. El pueblo fue quien inventó la dialéctica. Habrá que hacerle «su momento» para ir con él a la victoria. Porque el pueblo, además, es humano. Ahora el pueblo de Cuba, aunque con esa genial y peculiar manera suya choteona de ver las cosas, no deja de considerar que, si por un lado la revolución está impotente, por el otro, se pretende hacerle un engaño que, de todas maneras, habrá que disfrazar con algunas «realidades». Y la esperanza es un vicio universal, y habrá que esperar a que esa esperanza se diluya en el pueblo de Cuba y en sus ojos vuelva a aparecer el ansia de todos los castigos. Y me parece una tontería fijar fechas, por amplias que sean, dadas las condiciones políticas y económicas de Cuba, sin olvidar todas las posibilidades que hoy confunden la más potente imaginación, en el campo internacional. Pero hay, aún más, hechos posibles e importantes, cuya realización o no tenemos que analizar con algún detalle: Es creíble que haya una amnistía parcial. Es creíble que se concedan algunas libertades de imprenta y que el Ejército haga el paripé de retirarse a los cuarteles. Es posible que se acentúe una ligera mejoría económica. Cada una de estas posibilidades, aunque temporalmente, desmoralizarán los planes revolucionarios. Sobre todo los planes de almanaque y de itinerarios. También es muy posible la «decepción», que en tantos casos ha sido la antesala de la traición. Todos estos hechos posibles nos llevarán a la conclusión de otra posibilidad, muy política también: la de que M. Mariano busque colaboradores en el campo pseudorrevolucionario. Esto, aparte del confusionismo general, puede aumentar las dificultades de la revolución. Por ejemplo, me han asegurado que Martínez Sáenz no ha perdido sus contactos con Welles en Washington y que es uno de los individuos que diariamente machaca sobre la conveniencia de la retirada de Batista. (Recuerda que en esto hay humillación personal y ambición personal por el medio.) Y dentro de todo este cuadro de desintegración, si recurrimos a la historia de Cuba, con las diferencias de rigor, encontramos revoluciones «liquidadas» por ese camino, «con el retorno a la legalidad» y con el regreso a la vida política (y sin haber perdido el prestigio «revolucionario») aún de los más recalcitrantes y enteros personajillos. Nosotros sabemos que es falso que la historia se repita, como sostenía ya el gran cabrón de Cicerón; pero sí nos consta que la canallada y la traición se repiten con la regularidad del tic-tac de un reloj. Después de Agosto, acabaron por sonreírse moderados y liberales; después de La Chambelona, cuando el imperialismo maniobró de manera parecida a la actual, hasta Mendieta regresó por fin, y previo varios relinchos de sombría cólera solitaria en Cunagua, volvió por la picada. Después de todo esto puede venir, y seguramente vendrá, lo inesperado, que es el 50% de la dialéctica cubana. Por ejemplo: una diarrea intermitente de Roosevelt o de M.M. o de Batista. Por ejemplo, una bomba pro amnistía y una salvajada posterior de Pedraza. Por ejemplo, un escándalo que caiga sobre los fondos de la revolución y la desmoralización consiguiente. Y cien ejemplos más que harían temblar de pánico las hermosas patillas de Marx. Pero nosotros sabemos que, por encima de todo, como el tema en una sinfonía, la revolución siempre vuelve y que, al final, su concertante será estruendoso y terrible. Nadie se equivoca con la revolución si la espera. Para nosotros no hay error posible porque la esperamos, porque sabremos esperarla. Ya, total, nos hemos puesto viejos en ella, porque cada uno de estos años ha sido más quíntuple que las Dionne. Por tanto, ¿qué tenemos que hacer, en general? Primer punto, mantener la fe. Después, colaborar en todo lo [que] robustezca la revolución y en todo lo que debilite al imperialismo y la reacción. Si el pacto de México nos da posibilidades, insertarnos en él y luchar por ampliar sus horizontes, por llevarlo al enfoque real del problema de Cuba. Eso sí, mantener siempre nuestra personalidad, pues no estoy dispuesto a entrar en habilidades de politiquero. Como sé que soy
una parte íntima del pueblo, adivino que el pueblo de Cuba admirará siempre más a un hombre honrado que a un sabio si no lo es. Y lo creerá más. Y lo seguirá más. Por otra parte, no tenemos apuros personales ni deseos siquiera de poner nuestros nombres en el presupuesto. Inclusive, si es necesario, no rechazaremos en trabajar conjuntamente con los signatarios de México, aunque sin entrar en su maquinaria, si es que se nos hace enojoso dar ese paso, siempre que ese trabajo sea bien orientado. Mas, en términos generales, insisto en que si hay posibilidades habrá que ingresar. Y ahora con respecto a «ORCA». En medio de este mar de vientos locos, creo que estamos entre los pocos que podemos estar tranquilos y serenos. Nosotros tenemos un rumbo claro. Pienso lo siguiente: ORCA se fundó y ha luchado casi exclusivamente por lograr el f.u. Si éste se realiza satisfactoriamente, no veo razón mayor de nuestra existencia. El problema está en que dudamos de que el Parto de México sea una honrada solución. Una solución justa y acertada. Por eso tenemos que seguir existiendo. Ahora bien, ORCA va a proponer, en su día, la solución del Partido Único. Y es necesario hablar algo de esto, por muy larga que ya sea esta carta. Por lo pronto es necesario reconocer que, entremos o no entremos en el Parto, sobre todo si no entramos, el hecho debe ser punto aclaratorio final para la publicación de nuestra tesis política. En esa tesis irá el problema del frente único, del partido único, quiero decir. Tengo que aclararte mi posición con respecto a él, tanto desde el punto de vista práctico como del teórico. Desde este último, yo considero que razones históricas apoyan tal partido. No creo que haya muchas dudas sobre esto. Y al discutirte ahora las otras razones teóricas que han sido siempre, instintivamente, causas de vacilaciones en mí, necesariamente, apoyado en tus propias réplicas, llego a la necesidad, antes de seguir, de estudiar sus posibilidades prácticas. Cuando te planteé mis dudas sobre si el tal partido único no entrañaba el reconocimiento de la colaboración de clases, me aclaraste que si éste no tenía bases estrictamente clasistas y de orientación socialista, éste no sería tu partido. Partiendo de esta aclaración di mi voto a favor en la junta que tuvimos. Pero ahora yo te pregunto, las actuales circunstancias, tanto de la revolución, la contrarrevolución, el imperialismo, y el pueblo, tal como yo las veo a través del análisis que te he hecho esta noche, ¿no hacen aparecer como un poco inverosímil, irrealizable y quimérico el proyecto de ese partido único? Sobre todo, creo que Uds. olvidan demasiado la realidad. ¿Piensan que podrán construir una maquinaria con partes desiguales y luego dejarla ajustada con todas las partes armónicas y parejas? En una palabra, ¿creen posible que los «auténticos» admitan esa, a mi juicio ingenua, estructuración que Uds. pretenden obtener para el aparato directo del Partido? Yo no creo en tal cosa. Aunque parezca mentira, eso se podría obtener tan sólo en un momento de mayor descomposición aún. En momentos, por ejemplo, que siguieran a un fracaso militar rotundo después de una de esas tentativas descabelladas que algunos han pensado. Desde otro punto de vista: nosotros vamos hacia la sociedad sin clases. Atendiendo a ello, tu partido se plantea el desarrollo dialéctico de la revolución. Y esto está bien en nuestra cabeza, y en nuestra organización. Mas no lo veo tan claro dentro de un partido en el que van a organizarse grupos sociales disímiles, cada uno con su meta diferente. No es el caso de un partido del proletariado, del campesinado o de la clase media. Ese partido único se propone una meta escalonada; pero es que los escalones se le van a ir rompiendo. No tengo fe en que ese partido pueda enrolar, sino acaso muy provisionalmente, masas obreras y campesinas. Porque, como todo cuerpo político en lucha, ha de proponerse una meta inmediata y concreta y ésta no ha de satisfacer, ni mucho menos a todos sus integrantes. No sólo en la teoría sino que en la práctica también. El pueblo de Cuba, tiene varios pueblos de Cuba. Y aunque yo no olvido que hay etapas históricas por llenar, como creo en la sabiduría del pueblo, pienso que varios de esos pueblos que hay dentro de él, son casi irreconciliables. Y, a mi juicio, hay varios partidos, porque hay varias necesidades, varias aspiraciones, varias metas. Aunque muchos de esos partidos no hayan sabido perfilar sus diferencias —y ésa es una de las causas de sus fracasos—. Y me inclino a creer, como te decía en mis consideraciones sobre el círculo vicioso, que si están débiles es porque la revolución, aliento de todos, lo está, fatalmente. Recuerda que ha habido momentos, y no muy lejanos, que han sido poderosos, simultáneamente poderosos. Y ello revela una verdad concreta: que todos esos pueblos que hay dentro del pueblo de Cuba tienen un denominador común que todos estarían dispuestos a suprimir. (Y ello explica en parte el confusionismo de todas las organizaciones, el panorama confuso que todas ofrecen,
al tratar precisamente de dar con este denominador para atraer a todos a la vez.) Creo, pues, que, lógicamente, de estructurarse un partido único, si ha de tener potencia basal, ha de tener estricta visión de la realidad. Ha de trazarse un programa concreto. Ha de perfilar sus límites. (Y si se trata de ORCA, como ponente, tenemos que reservarnos un párrafo para explicar que se trata sólo de nuestra visión del momento, pero que pensamos, además, tales y tales cosas.) Y si el partido único así constituido limita su programa de acción dentro de la lucha revolucionaria a términos mas allá de los cuales hay ya aspiraciones pronunciadas, programas lanzados, consignas claras, me resulta un poco duro creer que él pueda obtener la desintegración de los grupos que ya existan, comprendidos dentro de tal radio superior al suyo. Por tanto, me inclino a considerar que será necesario estudiar las posibilidades que pueda ofrecer otra solución que no demande tan largo sacrificio. Otra solución, además, que sea realmente factible. Desgraciadamente he leído poco sobre todo esto. Nada, puedo decir. Hablo sólo como observador y especulador. Quisiera documentarme mejor, pero no tengo tiempo para ello. Sólo te argumento basado en principios generales y hechos que veo. Lo único que puedo hacer es no darle descanso a la imaginación. En definitiva pienso: cuando tengo una duda, no actúo; cuando tengo vacilaciones y no veo con claridad, soy prudente. Eso debe ser una consigna. Ciñéndome a ella te digo: debemos proceder dialécticamente también en esto, y si es irrealizable un plan habrá que esperar oportunidad mejor. Eso es todo. Y a otros asuntos, aunque pudiera ser que todavía se me quedaran cosas. He recibido dos interesantísimas cartas de Gustavo que también tú has tenido. De ésta no le saqué copia por estúpido. Remítele el original, pues. Él nos plantea similares problemas y da su voto a tu favor para todo lo relativo a la tesis y a la consideración y crítica del Parto. Yo también, y estoy seguro que todos lo darán. No tengo tiempo de consultarlo a Alfredo por el momento. Te mandaré documentos y exhortaré para que te escriban. Te he estado escribiendo una porción de horas seguidas, pero tenía que acabar de todas maneras. Pocas veces he estado con tal trabajo encima. Porque nuestro trabajo por el primero de mayo está resultando magnífico, e inclusive, daremos nuestro mitin de calle por aquí, que será el primero en español que recuerde la historia. Y tendremos estandarte, lemas y gente. Y todo hecho en momentos de agonía. Carlos está trabajando intensa y entusiastamente en el asunto. Pero con todo, te lo voy a zumbar para allá, porque le hace falta un cambio de geografía para disiparle las neurosis que tiene encima. Mañana tenemos una reunión y te mandaré el acta enseguida, con los documentos: crítica del P.C., etc. Nuestro trabajo con los exilados termina. Creo que ha sido efectivo. Pero de todo este trabajo he llegado a una conclusión. O a varias. La primera condición que necesita un revolucionario es la de [no] ser mentiroso. Sobre todo consigo mismo. ¡Hasta cuándo tendremos que utilizar el sabio pensamiento «Con estos bueyes…»! ¡Te aseguro que a veces llegamos a figurarnos que es cierto cuanto decimos en elogio de los «compañeros»! Te aseguro que lo único malo que tiene la revolución está en los revolucionarios, son los revolucionarios. Un último asunto. No considero necesario, ni muy posible tampoco, el que podamos trasladarnos para allá nosotros. La segunda parte no se te escapará. Me hace gracia cuando me dices que ahorre. Hace tiempo que estoy tratando de reunir unos pesos para comprarme un traje, porque me voy a quedar sin fondillos, y no he podido agolpar más dinero. Gano sólo un peso al día y la comida. Teté recibe algo, pero es sólo para completar, y gracias a la generosidad de la madre de Carlos.46 Acaso podría obtener trabajo de mayor remuneración ahora, pero entonces sí que casi nada podría hacer por la revolución ni por nuestros trabajos. En resumen: me será casi imposible trasladarme allá. Y no es necesario tampoco. Ahora estarán casi juntos Gustavo, tú y Carlos. De hecho, excluyendo nuestro trabajo directo aquí, integrarán Uds. el Comité Central. Aquí quedamos, Alberto, Pedrito y yo. Igual número, pero no igual capacidad ni resonancia. Creo, pues, justo que la Secretaría General pase allá y voto por Gustavo que es el de más propincuo historial. De ponerse él con escrúpulos, por ti. 46
Carlos Aponte.
El final de tu carta, donde me hablas de la posibilidad de tu viaje a España, denuncia que también tú ves la posibilidad de una crisis. Yo quisiera irme a España, pero antes haré el
esfuerzo por ir a México. Mancisidor me ofreció ayuda, y cuando regrese de Rusia, en julio, lo veré de nuevo. Además, es posible que para el verano obtenga algún trabajo extra que me permita ir reuniendo el dinero del pasaje. Me tiene hace unos días contento la idea de que podré hacer el libro de Carlos, porque si la madre se va para allá, es muy posible que ella obtenga algún dinero de sus amigos en el actual maromeo y entonces me facilitará el viaje y la publicación. Ella está también animada para eso. Con relación a Carlos Aponte te añado que antes de ayer vine a tener tiempo —hasta lo había olvidado— que me había pedido M. Ángel un artículo para el número de México. Lo envié ayer por sello aéreo. Dice algunas cosas que aun más claras quisiera decir. Para el día 8 pensamos publicar un manifiesto aquí. El club ya tiene local casi seguro, aunque sólo será suyo tres veces a la semana. Y la gente está más animada. Y tú verás cómo sostenemos esta gloriosa covacha. Si en la próxima carta no me das detalles de la partida de la Gorda, caerá sobre ti, sobre ella y sobre el gordito, mi eterna maldición. Estoy esperando el libro de Rubén. Teté recibió unos versos maravillosos de Regino:47 «Canción del hilo de agua y de la inmensidad»!… Recuerdos y abrazos a los que valgan la pena. Especialmente a la vieja, en pago a sus inolvidables spaghetti. (Ahora no los como, porque colaboro con la Liga en el boycott a Italia…) De Teté también. Y para el Arzobispo de Guane48 y su arzobispa. Y como es para Gustavo ésta, pues para Agustina, y para los miembros de la O.A. Jorgito y Gustavito. Y pal’carajo. Gustavo: acabo de recibir tu especial delivery* Esperaré la llegada de las otras. Se cumplirán tus encargos en cuanto a lenguaje y pronunciamientos. 49 47 48 * 49
Regino Pedroso. Juan Antonio Rubio Padilla. Special delivery: entrega especial. (N. de E.H.L.) Véase la respuesta de Roa a Pablo (21 de abril de 1936) en la p. 358.
New York, 22, 4, 936. Sr. Carleton Beals, 105 E, 15th. St. New York City. Muy estimado amigo: En un momento libre le hago estas líneas para trasladarle una petición que me han hecho desde México, en donde los refugiados pertenecientes a la Joven Cuba, están preparando un número especial para conmemorar el primer aniversario de la muerte de Guiteras y Aponte. Ellos quisieran un trabajo suyo. De ser esto posible, debe Ud. dedicarle pronto un rato libre al esfuerzo (el aniversario es el día 8 de mayo) y enviar el trabajo por correo aéreo a nombre de Miguel Ángel Fernández de Velazco, Prim 24, Dept. G. México D.F. O a mí, si no. Yo quise cumplir el encargo con mayor anticipación y con Teté fui a su casa hace varios días. Pero nos sucedió algo realmente raro, pues el encargado, un señor americano, gordo, que habla español, nos dijo que su señora, con quien nos dijo que había comunicado por teléfono, nos autorizaba a subir al apartamento y luego ya, frente a la puerta, llamamos repetida e inútilmente, pues nadie salió. Luego, abajo, el encargado tampoco pudo comunicar. Nos fuimos, pues, después de este incidente bueno para comenzar un relato policíaco de esos en que al final lo más natural es lo que no se le ha ocurrido a nadie, sin poder hablar con ella y dejarle el recado. Supimos que estaba Ud. fuera, pero en otro lugar distinto que la anterior vez que estuvimos por allá, hace algún tiempo. Hace mucho rato que no lo veo y me gustaría charlar algo cuando viniera por New York. Yo estoy trabajando con exceso y tengo pocas horas libres.
Recuerdos afectuosos para los dos de Teté y míos,
New York, 23, 4, 936. Miguel Ángel Fernández de Velazco, Prim 24, Dept. G. México, D.F. México Querido Miguel Ángel: No puedes hacerte cargo de la serie de cosas que se me han echado encima. Ahora mismo salgo para una reunión de los exilados en que comentaremos la cuestión del Pacto de México. Te incluyo el artículo sobre la fecha de Guiteras y Aponte. Sobre este asunto te escribiré dentro de dos o tres días. Te incluyo, con carácter devolutivo, el retrato de Carlos que conserva la madre. Es el único que tenemos y necesito de veras que no lo pierdan. Por correo aparte te incluiré mañana mismo, pero por vía corriente, el cuestionario de preguntas acordado por los exilados aquí. Recuerdos a Yeyo, Pendás y Guillot. De Pepe nada sé. Mucho que ofreció comunicarse enseguida conmigo, precisamente para esto de los cuestionarios. No obstante, dale también mis recuerdos. Y los de Teté. Y los de todos aquí. Y para Pura también. Y hasta mañana o pasado, Pablo
New York, 28, 4, 936. Queridos Raúl y Gustavo:50 1205, Horatio St. Tampa, Fla. Bueno, escribiré sólo a Gustavo, porque es un problema esto de dirigirse a dos lados distintos simultáneamente. Contestaré parte de las interrogaciones propuestas por Uds. Y por lo pronto acompaño sendas copias del acta de esta madrugada. No está aprobada aún, pero que lo será es casi seguro. Con ello me ahorro tiempo, aunque ya bastante me ha tomado. Y no hay espacio ni para respirar. Se ha puesto la cosa, que, aunque Gustavo exige que nos produzcamos correctamente, no puedo por menos que recordar una frase de un compañero de trabajo en «El Toreador» los sábados, cuando había mucho «rush»…* En una palabra «no tengo tiempo ni para tirarme un peo»… Y es absolutamente cierto. Y estoy atrasado en alguna correspondencia y no se diga en trabajo personal. Ayer dimos un mitin en el Park Palace que no quedó muy bueno dados los preparativos. Siqueiros estuvo muy bien. Yo hablé también, pero no Carlos. Después fue la reunión de nosotros. Y mañana tenemos una parada en Harlem y mitin en la esquina del Parque. Y pasado tenemos nosotros mitin en la calle aquí y reunión con los exilados más tarde. Y el viernes el primero de mayo. Después espero tener algún tiempo más libre. Como si fuera poco ha habido incidentes. El otro día, antes de ayer domingo, se armó una tángana descomunal en el «Mella», cuando una ganguita de puertorriqueños quiso dar la brava de entrar en el baile sin pagar y se pusieron a insultar a todo el mundo, particularmente a los cubanos. Se planteó feo el asunto, porque, para el que conoce esto de N.Y. sabe que estas cuestiones entre cubanos y puertorriqueños, como tales, no les convienen a nadie, pero menos a un club revolucionario ni a elementos revolucionarios aunque no estén ligados a ese club. Por eso se aguantó más de lo que desde otro punto de vista, se debía aguantar. Pero, como pendejos al fin —psicología de la ganga— se crecieron con la prudencia enemiga y acabaron por aparecerse armados de estacas
en franca actitud ofensiva. Naturalmente, se resolvió el problema. Rodolfo, que ya estaba demasiado cargado, y otro grupo, armados de cabillas, destrozaron la ganga. Materialmente no dieron un golpe. Fueron a asaltar y huyeron como ratas. Pero todos mal heridos. Uno se quedó en el suelo, sin conocimiento y con el cráneo abierto de un tremendo cabillazo. Inclusive, puede ser que muera. Fue un cabillazo por el parietal y por el oído echaba un chorro continuo de sangre. La policía, como era «entre latinos», no compareció. Eduardo y yo nos llevamos a Rodolfo y a Chacho por el problema de Inmigración. Luego uno rompió las vidrieras del Mella desde las calles y entonces salimos, ya dispuestos a pelear, pero huyeron. No tuve más participación en este asunto que la de colocarme en la puerta de acceso al local del baile, para que no pasaran. Pero allí no llegaron. Y sin embargo, hoy se descubrió que alguien me había picado el abrigo con una cuchilla, por la espalda. ¡Fíjate qué ambiente y qué gente para trabajar la revolución! El incidente fue penoso y perjudicará al Mella posiblemente, pero no había otra solución. O la de bajarse los pantalones. 50 *
Raúl Roa y Gustavo Aldereguía. Rush: apuro, trajín. (N. de E.H.L.)
Insisto en que consideren con verdadero cuidado el aspecto de las oportunidades de la reacción. Pongan asunto particular a todo lo relativo a los informes de los contubernios del A.B.C. con el imperialismo. Debemos recordar en todo momento que nosotros somos revolucionarios de marathon y no de los cien metros, lo que no quiere decir que cuando haya que hacer un arranque violento, lo que se llama en track un «sprint» no lo hagamos también. Con esto quiero decir que considero altamente interesante, en extremo beneficioso el trabajo que están realizando alrededor de toda esta algarada provocada por el «Aborto de México» que es como Teté le ha puesto al Parto de México, como lo llama ya tanta gente. Hoy Eduardo nos leyó una carta de Pepe Velazco que ayuda a aclarar más aún los detalles de la maniobra de México. Resulta que a su viaje contribuyó Laurent, y Pepe, ingenuamente, confiesa «que ya los dineros no son de las organizaciones sino de la revolución». Además, según parece, planean por allá alguna nueva empresa monetaria. Peste a muerto, como dice Eduardo. Pepe dice que ahora se hará la alianza o frente «escalonadamente». Y yo, haciendo un chiste de los que eructo después de las comidas, digo que eso me parece natural ya que Escalona fue el héroe de ese escalonamiento. El acta les indicará que estamos a la expectativa del informe de Gustavo. Consideramos que no se cometen errores si no se trabaja y el trabajo que están desarrollando nos parece estupendo. Acaso haya alguna premura, pero eso es natural, pues si no se pueden aprovechar los momentos iniciales difícilmente se arrastra a la gente a ninguna acción concreta. Pónganse, pues, de acuerdo con respecto a la forma de convocatoria de la Conferencia. Nosotros pensamos que la sugestión de Raúl y Rubio, ampliando la idea de Gustavo, es lo más correcto. Nos agradaría ser los citadores, ya que sería la culminación de un esfuerzo realmente calorizado por nosotros a toda sinceridad, pero estimamos, como expresa Carlos, que puede herir la susceptibilidad de la Asamblea de Tampa. Yo estimo, además, que quien realiza el trabajo es el mayor responsable, y si el que lo realiza tiene capacidad para ello, se le debe conceder la más liberal autonomía posible, a fin de ganar tiempo, a reserva de las críticas posteriores. En resumen: Gustavo, en el teatro de operaciones, es el responsable de esta acción. Tiene nuestro aliento y nuestra confianza, que haga todo lo posible en beneficio de los intereses revolucionarios de la organización, de acuerdo con sus postulados políticos, y habrá realizado el mejor esfuerzo. Eso es todo. Es mejor que uno esté claro, que no todos medio claros. Y, aún, es mejor que uno esté errado que no todos confusos. A Gustavo: haz el favor de acusar recibo de los papeles de México a quien te los remitió diciéndole que los has pasado al Comité Ejecutivo. De esa manera dejamos para cuando venga un análisis mejor la oportunidad de hacer consideraciones. Además, oficialmente, todavía nosotros no hemos recibido el Pacto de México. A Raúl: Ni hemos tenido tiempo de hablar de esa coña de La Bufa. Le ronca eso, viejo. Haz caso a fondo a la recomendación de Gustavo. Ponte a escribir enseguida. Te prometo mi más inmensa colaboración posible. Sin embargo, hasta después del día primero no podré cumplir
muchas cosas. Te mandaré manifiestos, etc. De todas maneras, cualquier cosa que haya, se las comunicaré día por día. A la Asamblea de Tampa le contestaremos también. Pero ya esta carta es un acuse de recibo verbal de Gustavo para ellos. Por trasmisión, se puede decir. Pero no me es posible seguir este plan de sellos aéreos. Sólo si hay algo extraordinario. Ya no hay espacio para los recuerdos. Pero siempre hay recuerdos. Para todos, Pablo
New York, 29, 4, 936. Querido Luis:51 Con un retraso, sólo perdonable por el cúmulo del trabajo que he tenido que realizar en este tiempo, contesto a tu carta de marzo sin otra fecha precisa. 52 Entre nosotros, en realidad, sobran las explicaciones, porque no puede haber resentimientos tontos y pueriles. Te dejé de escribir porque dejaste de hacerlo. Hice conjeturas y adopté, en definitiva, la única cosa clara que puede hacerse en estos casos: esperar sin impaciencias. Ahora, te digo, que cada vez que supe de alguna atrocidad, tuve miedo por ti. Tuvimos, mejor dicho. Y como estaba trabajando tanto, y como siempre debe uno ponerse, lo más, no mejor que nadie, supuse que el exceso de trabajo diario te dificultaba el tiempo. Ahora te digo que aquí hemos hecho todo lo que hemos podido. Tanto que podemos decir que no nos remuerde la conciencia. 51 52
Ramiro Valdés Daussá. Véase la carta de Ramiro Valdés Daussá de marzo de 1936 en la p. 332.
Ahora mismo llego de un mitin en la calle, en la quinta avenida y 110, donde terminó una parada que organizamos por todo el barrio de Harlem, y que podemos considerar como un éxito. Ayer tuvimos otro mitin en local cerrado, mas éste no fue tan importante. Y mañana inauguramos los mitines en la calle en el barrio por donde vivimos, en el cual no existe tal tradición y puede ser que tengamos «troubles»* como dicen estos caballos, con la policía. Todo este trabajo es para lograr que los hispanoamericanos concurran con tal carácter a los actos del Primero de mayo, durante los cuales centenares y miles de personas acuden a presenciar los desfiles. Nosotros, naturalmente, marcharemos, y portaremos cartelones y lemas denunciando la situación de Cuba en todos sus aspectos. Todo esto nos ha costado lo que no tenemos. Pero está probado que se tiene para todo cuando todo se necesita. Y, como a nosotros aquí se nos ha negado toda forma de exposición clara, amplia y concreta de nuestros males y de nuestra situación, por la enorme maquinaria de publicidad que existe en este país, y dentro de la cual la prensa revolucionaria es como una gota de agua en el mar, estábamos en la obligación de aprovechar esta coyuntura, para hacerles leer, aunque fuera por un solo día, en una enorme edición, a todos los americanos más o menos simpatizantes y más o menos curiosos, cuál es el estado de Cuba y qué queremos. A lo mejor, hasta en el newsreel* salimos. Vamos a sacar una gran alegoría contra el imperialismo: en un carro irán sentados todos sus aurigas, todos sus magnates, y tirando del carro, verdaderos caballos, pero con grandes caretones simulando todos sus lacayos, verdaderamente, todas sus bestias de tiro. Y llevaremos música. Yo he sido el Presidente de este Comité y estoy satisfecho del trabajo que se ha realizado. No serán por esta vez una gran cosa, pero como que por la primera ocasión en catorce [años], marcharán juntos socialistas y comunistas, la fecha es de gran importancia. Además, es el paso inicial y en años venideros, hasta que llegue la fecha en que no se pueda realizar la parada porque el estado de la lucha no lo permita, irá mejorando y cobrará más fuerza el contingente de protesta contra el imperialismo en Latinoamérica. Y no tengo que aclararte, naturalmente, que en el fondo de todo este movimiento hay un fuerte apoyo del Partido Comunista, en su nueva línea.
* *
Troubles: problemas, dificultades. (N. de E.H.L.) Newsreel: noticiero. (N. de E.H.L.)
Debía contestarte varias cosas, mas, con motivo del Parto de México o del «Aborto», que es como le llama Teté, todo es obvio, más o menos. Sin embargo, debemos constatar el hecho de que la unión entre ORCA e IR se ha venido produciendo de una manera natural, aun sin haberse verificado entre nosotros intercambio oficial alguno, y aun dando al olvido el intento anterior. Ello demuestra que, en efecto, hay cierta afinidad ideológica y que, además, tenemos enemigos comunes. Y los aliados deben ponerse de acuerdo, claramente. Quiero hablarte hoy, aunque a la carrera, con alguna intensidad. Es preciso que pensemos intensamente todos los días, pero más ahora. La revolución, en sus maromerías, se ha olvidado generalmente de dos cosas sin las cuales el circo no puede funcionar, por lo menos con éxito: Una, el público y otra el equipo. La revolución ni tiene público, ni tiene equipo. Y, aún más, el equipo está en manos de la reacción la que, más astuta, pretende ganarse al público. Y maromeros no le faltarán sin duda. El Parto de México se ha producido con la instantaneidad emocionante con que termina una carrera de cien metros. Y como cuando estas carreras son muy apretadas, todo el mundo está confuso y nadie sabe, a fondo, quién ha ganado ni quién ha perdido. Pero la gente grita, para confundir más aún: ¡Viva la revolución! ¡Viva el frente único!… Unos, arrastrados por su vehemente y sincero deseo de lograr la conjunción revolucionaria, han aplaudido. Otros se han puesto a la expectativa. Los aplausos han sonado como cuando sólo aplauden unos pocos y el silencio de los demás embaraza a todos. En resumen, el Parto de México es el resultado de una maniobra. Lo que no excluye que haya habido un impulso de buena fe, aunque desorientado, por parte de los autores, a fin de romper el letargo bochornoso en que estaba, paralizando toda otra gestión, a la que quitaba oportunidad de éxito. Mas sea o no el resultado de la buena fe, resulta indiscutible, que su ratificación ha producido mucho mayor revuelo y ha tenido por tanto más grande resonancia que su primitiva signatura. Por todo ello hay que ver la tal ratificación, como una oportunidad para todos los que de veras quieren agitar el ambiente revolucionario y sacarlo de su profundo sueño. Por ello, el Parto ese es y debe ser de todas maneras, un instrumento y un arma para nosotros. Aunque sea para volverlo al revés. Es más, precisamente para volverlo al revés, para darle contenido, amplitud, horizontes. Aldereguía, Rubio y Raúl han sido fieles intérpretes de esta realidad. Han procedido con admirable precisión y tensión y han logrado conmover persistentemente a grandes núcleos de exilados. Esto merece un aplauso. Acaso ha habido alguna precipitación en sus actos, pero no hay virtud buena si no es excesiva. Cuando las aguas están estancadas y podridas, a nadie se le ocurre echar esencia, sino petróleo. Y el petróleo tiene una serie de inconvenientes. Pero es lo que hace falta. Aquí hacía falta petróleo y no esencia. Hacía falta actuar enérgica y rápidamente. Hacía falta estremecer a la gente. Y todo eso no se hace sin un poco de inconvenientes y hasta de inconveniencias. Por eso es que habrán tenido una porción cuantitativa de errores, a mi juicio insignificante. De sus gestiones va a salir, sin duda, una crítica poderosa en el orden revolucionario, del Parto y de todos los problemas de la revolución. Hay que apoyar este trabajo a fondo, con la conciencia despierta, acusando cada día ante la presencia de todo pensamiento que no sea el de la revolución y sus soluciones. Uds., los que vengan de Cuba, tendrán que traer limpia de imaginaciones, la realidad del pensamiento y de la actitud popular. Es estúpido pensar en la revolución si el pueblo no está pensando en ella, intensamente. Es necesario que Uds. traigan noticias concretas sobre la actitud del pueblo ante la nueva situación creada por el ascenso de Miguel Mariano; sobre la actitud del pueblo ante la revolución y sus posibilidades; sobre la actitud del pueblo ante las figuras revolucionarias principales. El informe de Uds. ha de ser basal. Tienen que ser más honrados que nunca. Y más perspicaces también. Muchas veces los revolucionarios incurrimos en el error de creer que nuestro tiempo, nuestro medio, nuestro ambiente, es el que estamos viviendo, es el de la hora presente. Y el error, por paradoja, es más frecuente, precisamente entre quienes más trabajan y más se angustian. Nos envolvemos en una atmósfera de esperanza y de optimismo, que nos llega a ser excesiva. Es un humo grato y a veces necesario, pero es un humo que a veces
nos ciega. Todo el mundo tiene siempre algo que enseñar. Yo he venido observando que los políticos más canallas y bribones de nuestro tinglado, por lo menos, tienen una visión concreta de la realidad. Como ellos no aspiran más que a su medro, generalmente no se equivocan y no cometen errores sino cuando llegan hasta él. Para ellos el robo es como para nosotros las esperanzas y las ilusiones. Y a ellos los pierde muchas veces el olor del tesoro, la cercanía del robo, y a nosotros el entusiasmo. Aún de ellos debemos aprender algo, ese sentido de la realidad que tantas veces demuestran. Por lo menos a mi juicio. Y hay que salir a la calle después de las reuniones, en las que nos cegamos con la ilusión. Hay que oír hablar a todos. Hay que hacer el cómputo de la opinión. El pueblo, muchas veces, no es un hombre ni mil. A veces el pueblo entero es un chiste, una burla. Y a veces, es la actitud de un hombre cualquiera. Uds., los que vayan a venir a los trabajos de la Conferencia, tendrán la responsabilidad mayor en este informe. Nosotros especulamos. Creemos que estamos en lo cierto, pero Uds. deben traer la realidad. Debo contarte ahora algo sobre nuestras lucubraciones y nuestros datos sobre esa otra parte que tantos olvidan: la reacción. Y su equipo. Que según parece probable va a cambiar de manos. Pero no a manos de la revolución, por desgracia. La visita de Miguel Mariano a este país ha tenido su aparato de enigmatismo. Por lo menos en lo exterior. En realidad, ha hecho menos declaraciones de las que pudo hacer. La única que hizo fue de un servilismo asqueroso, cuando negó que existiera el imperialismo. En cambio, según las noticias que tenemos, ha estado llena de maniobras en la rebotica lo que también es natural. Dentro del cuadro general de las visitas a los pontífices yankees con las sonrisas recíprocas de rigor, ha habido filtraciones que te traslado aquí, pues con ellas hemos especulado nosotros y deben ser conocidas por Uds. Eduardo Sabas Alomá habló con Guillermo Tapia y éste le manifestó —eso antes de la visita a W.— que M.M. estaba optimista; que creía poder retirar de la calle el ejército y restringirlo un poco; que estaba en conocimiento de que se jugaba su carrera política en el asunto, y que tenía gran chance de triunfar en su empeño. Además, dio seguridades sobre la amnistía. (Bien, tuve que suspender aquí, y ahora te continúo esta carta el dos de mayo.) Otro compañero de paso por N.Y., según creo (Llanillo) habló con Peláez —después de la visita a W— y éste fue más categórico. Le aseguró que no se explicaba la actitud de los «auténticos» a no concurrir a las elecciones, puesto que eran incapaces de hacer la revolución; que M.M. iba a darle la batalla al ejército, en la seguridad de que se obtendrá el triunfo, aunque fuera parcial, iba a tener todo el apoyo del pueblo de Cuba y que si no triunfaba, estaba dispuesto a renunciar, con lo que, inmediatamente, pasaría a ser la figura más grande de la revolución. De todo esto, y de otros detalles de los que se enterarán Uds. enseguida porque están en contacto diario con la realidad, cualquiera que sea la sinceridad de estas manifestaciones, ellas revelan que M.M. está plenamente consciente del momento peligroso en que irrumpe su presidencia; quiere decir que él está consciente de jugarse su carrera política. Nosotros pensamos, concretamente, que el imperialismo lo apoyará en todo lo que sea posible, por: porque ha realizado un esfuerzo de tres años a fin de lograr una máscara constitucional de la república; porque sus actuales títeres comienzan a molestarle, como Machado, por haber perdido todo apoyo popular y haber sido ya rudamente atacados en el resto de la América Latina; porque el imperialismo se propone, en general, «suavizar» su aparato político con Latinoamérica, a cambio de una mayor penetración económica, según se deduce de una serie de hechos, tales como los tratados comerciales, el intento de la sociedad de naciones americanas, etc., y acaso si todo no obedezca al plan de tener aliados seguros y de enormes reservas para el caso de la próxima guerra mundial, que ve con tanta claridad, que acaba de acordar el gasto de un billón de pesos para las reformas de su flota y ejército. Además, porque el triunfo de M.M. sobre el ejército, representaría, casi con seguridad, un período de tranquilidad en Cuba. Mas no creemos que este apoyo vaya a ser todo lo liberal que requería serlo para darle posibilidades absolutas de triunfo. Él esperará a que M.M. pueda construir su aparato antes de destruir por completo el de Batista. Esto me parece absolutamente claro. La cosa será —si es— «dando y dando». Tenemos, alrededor de todo esto, una serie de noticias importantes. M.M. estableció aquí contactos con el A.B.C. (Martínez Sáenz, Mañach y Santovenia, que asistieron a banquetes, etc.) Se nos asegura que M.M. adquirió el compromiso de dar a Martínez Sáenz la cartera de Hacienda a cambio del apoyo del A.B.C. Esta «jugada», así de pronto, parece demasiado
decisiva y de ser cierta ya no habrá dudas de ninguna especie. Mas es cierto que M.S. no ha perdido ni pierde el contacto con Welles y que Mañach está «optimista» de nuevo. Se asegura que esta maniobra tiene por objeto llevar a un hombre a Hacienda, capaz de realizar el pago al Chase… lo que, además, se hará a base de una rebaja en los presupuestos del Ejército. Que hay «boleaje» alrededor de esto no cabe duda. Pero también es cierto que hay hechos concretos a considerar. Estén Uds. al tanto de todo. E informen con una frecuencia, diaria, si es menester, porque nos es preciso conocer cuáles son las reacciones populares de estos días ante las suposiciones y ante los hechos. Estos días pueden resultar decisivos para la actitud que debemos tomar con respecto a la amnistía y a la otra suerte de «proyectos» y «promesas». Nuestra participación en el Primero de Mayo fue magnífica. Todos los exilados aquí que marcharon, marcharon con nosotros e integramos, dentro de la sección hispana, un grupo bastante movido, lleno de pimienta, con buenos lemas y carteles. Llenaron las calles y avenidas de gritos «¡Hands off Cuba!»… »¡Down with the American imperialism in Cuba!»* y otros. Fuimos bien vistos y bien aplaudidos. Marcharon con nosotros, E.S.A. Rodolfo, Vega, Naredo, Odio, Llanillo —un tramo— y algún otro que olvido de pronto. No hubo más que dos detenidos, una parada que duró siete horas y media desfilando, y uno de los detenidos fue un compañero de nosotros, que tuvimos un enredo con la policía al disolvernos. Todo sin importancia y después de unas horas de detención le señalaron el juicio para pasado mañana. La pimienta nativa quedó, pues, en buen lugar. Te dejo aquí mismo con los recuerdos comunes. Y para los amigos de siempre. Olvidaba decirte que he visto el último ejemplar de IR. No lo he leído todo, pero me parece mejor que los anteriores. Como que tiene más unidad de estilo. La réplica a Carbó está muy bien. Interesante siempre todo eso de la Gaceta, así como la información de la prensa extranjera. Y claro que les agradecemos las reproducciones que hacen del periódico nuestro. *
Hands off Cuba: Manos fuera de Cuba. Down with the American imperialism in Cuba: Abajo el imperialismo norteamericano en Cuba. (N. de E.H.L.)
Mayo 2 12 12 14 14 15 15 15 17 20 20 21 22 27 27 31 31
a Pedro Capdevila a Raúl Roa a Gustavo Aldereguía y Raúl Roa a Ángel Flores a Raúl Roa a Jorge Icaza a Porfirio Pendás a Enmanuel Eisenberg a Raúl Roa (padre) a Alfredo Sánchez Arango a Antonio Gattorno a Raúl Roa a Miguel A. Falber a Gustavo Aldereguía a Aureliano Sánchez Arango a Miguel Bustos Cerecedo a Luis (Ramiro Valdés Daussá)
New York, 2, 5, 936. Sr. Don Federico de Capdevila:53 Le hago estas breves y esquemáticas líneas —tal diría concienzudo gramático verdoso de todos conocidos— para suplicarle la más rápida entrega de la misiva que le adjunto, para el Sr. Don Luis de las Casas Varias. Al mismo tiempo, manifiéstole que exprese a esa «finísima» Concha 55 de nácar que recibí su papel del día 2 pasado; que he hecho la gestión a mi alcance por averiguar tal cosa sobre tal poema pero que, por falta principalmente de una orientación más clara, de algún dato sobre fecha, lugar, etc., hasta ahora nada he obtenido. Me he dirigido a un amigo mío, erudito en cuestiones literarias americanas y éste puede ser que dé en el clavo. ¿Y qué hubo por ese país, tan grato a mi memoria y a mi paladar? ¿Cómo anda el boleaje? Y ¿Don Miguel de Unamuno? ¿Y Don Jesús de las Playas? ¿Y Don Oscar del Bar Solo? ¿Y aquel ínclito émulo de Aníbal, de feroz mirada y sabias retiradas, bochorno de Xenofonte? ¿Y vuestro «Padre Adán»56 «sigue comiendo fruta»? ¿Y aquel temerario caballero de Don Gil, continúa portando sobre el maxilar izquierdo, aquel audaz, y venenoso y solitario puñal, a manera de colmillo? ¿Y continúa tan millonario y tan libre de plagiarios y secuestradores, aquel opulento gallego de Don Jesús Vive Dios? Recuerdos a todos, según su categoría, desde luego. Y no deje de incluir en la lista a la obesa secretaria doña Concha del Manglar. Olvidaba decir que llegaron a su debido tiempo los encargos, aunque el frasco de esencia llegó vacío. Pero llegó. Y hasta la próxima, Pedro Capdevila. Ramiro Valdés Daussá. 55 Conchita Fernández. 56 Fernando Ortiz. 53 54
Nueva York, 12, 5, 936. Dr. Raúl Roa, P.O. Box, 141, Miami Beach, Fla. Querido Raúl: Por fin te acompaño hoy el Informe sobre la Historia de la Organización, durante el período en el cual fui yo Secretario General. Al comenzar a hacerlo no creí que fuera a resultar tan extenso, y, por otra parte, tuve demasiado trabajo de diversa índole, incluyendo en el Harvard Club donde he trabajado dos o tres noches que me rompieron el ritmo. Pensé que haría un trabajo más bien para información de algunos pequeños puntos de tu tesis, mas a la larga me he ido convenciendo que en realidad lo que resulta es un resumen bastante manuable y completo de nuestro archivo y de todas nuestras actividades. Aunque el archivo de que disponemos es muy deficiente —y ello me ha retrasado el término— en definitiva están en él correspondencia, documentos, manifiestos, periódicos; en fin, toda la huella de nuestro trabajo. Y creo, revisando todo eso, que podemos sentirnos satisfechos en cuanto a eso que se llama el deber cumplido. Veo que hemos trabajado más de lo que yo me imaginaba. Podemos decir que ningún día hemos dejado de trabajar ni de tener el pensamiento en la revolución y sus problemas. Si no hay frutos a todo esto —que sí lo hay, desde luego, aunque sólo sea el de la gran lección de la experiencia— ello no debe desanimarnos. En primer lugar, porque nosotros pertenecemos, dentro de la revolución, a los corredores de maratón, que saben que todo no es dar cuatro saltos y terminar los cien metros y coger la medalla, sino correr, correr, incansable, infatigablemente,
saltar barreras, desfilar bajo la lluvia, cruzar cañadas, subir montañas, desriscarnos y al final llegar y, ganar medio muertos por el esfuerzo; o ni llegar siquiera, muertos antes. Y si somos así, no hay problemas que nos desalienten, ni esperanzas que nunca se rompan demasiado. Bien, ahora contesto a tus últimas líneas en una carta de Carlos que me llegó hoy. Por lo pronto, creo que mi presencia allá, si no está de más, no es imprescindible. Allá están Uds. tres. Si entre los tres no pueden desarrollar, y llevar a vías de realidad gran cantidad de trabajo, es porque de fijo no sirven para nada. Y si no sirven para nada entre los tres, yo tampoco voy a resolver nada por mí solo. Inclusive, Uds. tres saben escribir a máquina, bien o mal. Todos los problemas de Cuba, el histórico, el económico, el obrero, el estudiantil, el sanitario, de hecho todos, los dominan entre los tres. Nosotros, te repito que no creo que estemos de más, pero no somos imprescindibles. Mi situación aquí no tiene nada de brillante, pero es estable. Ahora es probable que consiga algo mejor, de traducciones de cables para la América del Sur, según me han ofrecido. Y, de todas maneras, cuando vuelva de Rusia Mancisidor, en julio o septiembre, quedamos en hablar sobre mis posibilidades de ir a México con algo seguro. Esto pensando con la imaginación en negro. Que si la ponemos en blanco —y en este asunto debemos ser cuando más mulatos…— pues nada de particular tiene que demos el salto enseguida y caigamos en Cuba en tres por cuatro. Entonces, allá se hará todo. Por otro lado, en todo caso, necesito conocer cosas concretas. Alberto me merece entero crédito, pero no tú. Tú no tienes sentido de la realidad. Cuando se te dice algo, siempre lo exageras. Tienes el don de multiplicar. A lo mejor Alberto te ha hablado de una posibilidad y ya tú la hiciste realidad. En caso de que decida ir para allá necesito saber datos concretos. Necesito que él mismo se ponga en contacto conmigo. No hay que olvidar en este caso que no soy solo; que tengo problemas con Teté, pues ella tiene aquí su tratamiento con el dentista, y acaso no termine hasta agosto lo menos. Además, su pasaje es desde aquí para la Habana, el 27 de agosto, y no se puede perder eso. Ya se lo han prorrogado dos veces. En fin, estudien bien el asunto con vista a estos hechos. Por lo demás, ganas ningunas tengo de quedarme aquí, y aunque menos aún me gusta ese trópico falsificado y artificial de Miami, por lo menos están Uds. Mejor será encontrarnos un día en Aguacate y Empedrado.—Esto sería lo ideal. A Carlos le dices que no pierda tanto la memoria. Que yo no tengo posibilidades ningunas de sacarle los libros si no me manda antes el dinero. Yo no he podido sacar los míos. Ya se acabaron los cincuenta quilos que me dejó para los periódicos, que eran 17 en total y con 5 que tenía hacen 22. Si quiere comisiono a Arjuna para el asunto. Y que mañana o pasado le contesto. El informe úsalo con toda prudencia. Te mando la copia, dejando el original en Archivo, porque cuesta menos mandarlo, porque si se decide llevarlo a Cuba, será mucho más fácil pasarlo y esconderlo allá. Ahora comenzaré enseguida a hacer un Índice general, todo lo más completo posible para que, en cualquier momento podamos mandar a buscar un documento cualquiera. Todos los días espero la noticia de que eres el padre más desaforado y desarticulado del mundo. Y también todos los días estoy esperando el libro sobre Rubén. Recuerdos para todos, Gustavo, Carlos, Rubio, Agustina, Dania y los muchachos. Y si hay algún amigo, también. Recuerdos de todos para ti y los otros,
New York, 12, 5, 936. Queridos Gustavo y Raúl:57 Les escribo simultáneamente y aprovecho el viaje de Carlos, que pasará por ambos sitios, para que les lleve la carta «en propias manos». Además van para Raúl algunos papeles para su colección y copias del acta última para los dos. Como informes puedo darles, aparte de los que extensamente les dará Carlos, los relativos al primero de mayo, en el que participamos de manera efectiva y brillante, a través de nuestro casi metafísico Club «Martí». Luego, organizamos junto con el «Mella» la velada del aniversario de
Guiteras y Aponte, que quedó bastante buena de público. En la parada del día primero sentamos un record, pues sólo hubo dos casos de policía y uno nos correspondió a nosotros. 57
Gustavo Aldereguía y Raúl Roa.
Ahora podemos hablar con respecto a la Asamblea de Tampa. Creo que mi pensamiento está bastante claro a través del acta No. veinte que Carlos lleva. No obstante algo debo añadir y es que hay que estar alertas a algo que nos domina a todos, creo yo, y no es sino que la tensión por la observación de estos días iniciales del gobierno de Miguel Mariano, como que nos inmoviliza hasta cierto punto y encuentro que buscamos pretextos para esperar. A mi juicio esto tiene una base natural pues ya tenemos la buena experiencia como cubanos, de saber que allá, un hecho inesperado —siempre esperado por lo demás— puede hacer variar todos los planes. Ésta es una observación que puedo llamar de carácter interno, pero que es cierta. Y por eso llamo la atención, porque, de todas maneras, siempre hay algo sólido que hacer, aun en el caso de que podamos regresar a Cuba: la ponencia y la crítica a todo este período. Si debemos estar alertas ante lo que pueda venir, por lo menos estamos seguros de lo que ha pasado ya. Y el tener trabajo listo, hecho, meditado, nos dará la oportunidad de entrar armados en cualquier problema. Al efecto, esta misma noche un compañero me está sacando copia de la crítica del Partido Comunista al Parto de México. Cualquier otro documento que les interese y yo tenga lo podré enviar. En cuanto a la Conferencia de Tampa soy partidario de que no se deje de trabajar en ella. Todo lo más que pueda ocurrir es que quede concertada para la Habana. Bien, pensaba escribirles con alguna extensión sobre varios asuntos, pero Carlos se va mañana y esta noche la gente se ha puesto de acuerdo para estorbar y conversar y tendré que dejarlo para otro día. Ahora tengo que dedicarme a contestar a la asamblea de Tampa. A Raúl le mandé una copia de la carta que le escribí a Luis 58 hace unos días. También un ejemplar del drama de Jorge Icaza, «Flagelo». Como recordarás, es el autor de «Huasipungo» y «En las calles». Me mandó cinco ejemplares para que lo pusiera en contacto con críticos y escritores y como tú tienes pendiente el envío de «Bufa», te pongo entre la categoría aunque supongo que él me pedía contacto con escritores yankees. No dejes de escribirle a Quito, Ecuador. Te mando también copias de pasquines, etc. A tu viejo le escribiré mañana sin falta. Y tenme al tanto de la paridera de Ada. Y recuerdos de todo el mundo. 58
Ramiro Valdés Daussá.
New York, 14, 5, 936. Querido Ángel:59 Naturalmente que no contesto ahora a tu carta del día 26 de marzo. Aquello pasó sin que pudiéramos hacer nada efectivo por el cúmulo de trabajos a realizar y por la pequeñez de las fuerzas. Queda pendiente, sin embargo, como una aspiración que a lo mejor algún día podremos realizar. Hoy te incluyo un ejemplar del drama «Flagelo», de Jorge Icaza, el maravilloso novelista de «Huasipungo» y «En las calles». Él me remitió cinco ejemplares para que yo los repartiese entre escritores y críticos. Pero mis mejores relaciones las tengo entre los friegaplatos y los «waiters». Sólo te conozco a ti, Ben Ossa, a Carleton Beals, a Dimitri Ivanovitch. Y punto ya. A los otros tres sé que Icaza les envió cuando menos «Huasipungo», por lo que supongo que les habrá remitido «Flagelo». Hazme el favor de leerlo y escribirle, dándole cuenta de que he cumplido su encargo. Su dirección es «Sindicato de Escritores y Artistas», Quito, Ecuador. Al mismo tiempo, si tes posible (la maquinita acaba de inventar una nueva contracción castellana) mándame un par de nombres de escritores o críticos que puedan leer español. Tengo en lista a Eisenberg, que además es dramaturgo. Un abrazo triple y multiplicado por dos, para Nina, Irish y para ti. Ahora tengo casi siempre libres los domingos y uno de éstos iremos por allá «con siniestras intenciones»,
59
Ángel Flores.
New York, 14, 5, 936. Dr. Raúl Roa, P.O. Box 141, Miami Beach, Fla. Querido Raúl: Bueno, en realidad ya es la madrugada del 15, pero he estado haciendo el acta de la reunión de anoche que te incluyo aquí y por eso se ha hecho tan tarde. Por sello corriente te incluiré algunos documentos. Ahora sólo te escribo para darte a saber que Carlos partió por fin el día 13 a las 8 de la mañana. En realidad hará un viaje fantástico. Por cinco pesos lo llevan hasta Tampa, en donde verá a Gustavo. Si fuera posible, en extremo conveniente sería que tú y Rubio fueran allá y tuvieran una reunión común. Tomen buena nota de esta recomendación que el mismo Carlos te dejó escrita. Pienso que él estará allá el día 20. En todo caso, pónganse en contacto con Gustavo enseguida. Allí podría quedar liquidado todo el problema de la Asamblea de Tampa. Yo, de todos modos, haré nuestra contestación y te la enviaré para que la consideren en esa reunión, si es que pueden ir, desde luego. Tengo ganas de que se acaben todas estas puñeterías que lo hacen aparecer a uno como informal o como vago, cuando, en realidad, no sabe uno qué carajo hacer ante tantas contingencias que cuando se toma una resolución llega algo que, o la hace inútil o perjudicial. Ya tienen Uds. ahora amplios poderes absolutos y deben obrar armónica y rápidamente. En nuestra reunión de hoy también hablamos de la participación posible de ORCA en las conferencias de la Habana y estudiamos la posibilidad de ligar al Profeta en el asunto. ¿Qué opinas de ello? Lo malo que resuella de tarde en tarde. Supongo que ya habrás recibido el número de «Joven Cuba». Políticamente está todo él orientado hacia la insurrección e Irisarri, el suplente de Guiteras, en todo caso, pudo haberse descolgado con algo más convincente; menos flojo; más vital; menos pueril; más categórico; menos «panamericano» a la nueva manera ocasional… Creo que a Aureliano, como periodista, no lo acredita mucho el número. «El Machete» publicó en su edición del día 7 dos páginas de muy superior envergadura. Y por cierto que salí bien, pues reprodujeron mi artículo de «Joven Cuba», que, aunque hecho a la carrera le ha gustado aquí a la gente. Con todo, han hecho allá un esfuerzo bien loable, y críticas merecen los que, como tú —y Gustavo— no supieron fabricar tiempo para mandar algún trabajo. Algunas veces nosotros estamos en la obligación de hacer días de 48 horas. El Guajiro60 se volvió loco según creo, y me envió alrededor de 600 números, para venderlos nada menos que a diez centavos. Creo que he obtenido una conexión eficaz para enviar 400 a la Habana en donde tendrán mejor oportunidad de servir de propaganda y el resto lo iré vendiendo aquí, pero a nickel. Ahora voy a dedicar alguna actividad concreta al periódico. Pronto oirás hablar de él, pues. Y ahora te dejo, que ya van a ser las dos. Te voy a echar ésta a la esquina. Recuerdos a todo el mundo y ponme un avión cuando para la Gorda. Y una copia para Gustavo.61 60 61
Porfirio Pendás. Véanse las cartas de Roa a Pablo (11 y 16 de mayo de 1936) en las pp. 371 y 373.
New York, 15, 5, 936.
Jorge Icaza Sindicato de Escritores y Artistas, Quito, Ecuador. Camarada Icaza: Recibí su carta del 13 de abril62 y los cinco ejemplares de «Flagelo», con el encargo de su mejor difusión. Naturalmente, lo leí. No sé nada de teatro (me gusta el género bufo cubano) pero me parece que es ésta una obra de técnica original, con recursos impresionantes. Creo que es una obra estupenda para representarla ante grandes masas, sobre tinglados de improvisación ante muchedumbres silenciosas, sentadas en el paisaje. No sé nada de teatro. Ni me gusta ir a él. Sin embargo, creo que me agradaría asistir a una representación de «Flagelo», tal como me gustaría verla representar. Y no obstante, hay veces en que me ha parecido que había entre las páginas más literatura que en su obra anterior. 62
Véase esa carta de Icaza fechada 13 de abril de 1936 en la p. 355.
Hasta aquí, he hecho el siguiente reparto: A Ángel Flores, escritor puertorriqueño, camarada, que escribe en inglés y que tiene una sólida reputación, especializándose en estudios sobre las literaturas europeas, le he enviado un folleto; a Raúl Roa, el escritor joven de izquierda que más vale a mi juicio en Cuba, fraternal compañero mío, le he enviado otro; a Enmanuel Eisenberg, americano que habla español y que se interesa por los problemas latinoamericanos, crítico de teatro y autor dramático él mismo, le he enviado el tercero. Espero que los tres le escriban. Me queda aún un folleto por repartir. Pero yo carezco de relaciones. Como le decía a Flores, tengo más contactos entre los friega platos que entre los escritores. A él, que es de aquí, le he pedido nombres. He cumplido, pues. Nada sé de «Orto» ni de Navarro Luna. Es el más informal compañero que pudiera imaginarse. Por lo menos conmigo. Le he escrito dos veces y nunca me contestó nada. A Ud. supongo que le haría más caso. Pero yo no recuerdo haber escrito ningún juicio sobre «Huasipungo», con carácter de artículo o cosa parecida. Tengo ideas que le mandé una carta. Eso es todo. Si consigue que le mande «Orto» dígale que me envíe a mí también ejemplares. Y ahora, a mi vez, le hago un encargo que quiero muy de veras que me cumpla: entréguele a Augusto Arias, que debe ser de ahí, o ahí puede ser encontrado, lo que le acompaño. Ha publicado en «Repertorio Americano» —jueves 23 de abril— un poema titulado «Carlos Aponte, Coronel de Sandino», y quiero ponerme en contacto con él. Yo fui como hermano de Aponte y de él recibí encargos que debo cumplir. Parece que Augusto Arias lo conoció, pues estuvo por Ecuador, y de allí precisamente fue que él vino para Cuba por tercera vez. A lo mejor Ud. mismo lo conoció. Si algún recuerdo guarda de él le agradecería cualquier esfuerzo por enviármelo. Él publicó allá, algo en los periódicos contra compañías americanas, en relación con los bananos y el petróleo. En todo caso, no deje de hacer entrega de lo que le adjunto a Augusto Arias. Y gracias, y acuse recibo, y mande más libros,
New York, 15, 5, 936. Porfirio Pendás, Tres Guerras 23, México, D.F. Querido Guajiro:
Contesto tu carta del día 5 en que me anunciabas el envío de los números de «Joven Cuba». Desgraciadamente, el paquete llegó aquí el día 10 y no pudimos aprovechar la velada que dimos, y que estuvo bastante concurrida, pues se llenó a toda capacidad el salón del «Mella», y en la cual hubiéramos podido realizar una buena venta. Me llegaron no 550, sino 560 más o menos, aparte de varios que llegaron en tan malas condiciones que opté por romperlos y botarlos. Pero la cantidad es enorme para aquí. Y lo mismo el precio. Me he tomado una libertad dictatorial en la venta y distribución con el objeto de lograr la mayor efectividad posible. Aquí vender más de 100 casi resulta hipotético. Y a real, el propio folleto de Mella que me remitió Aureliano, aún no ha terminado de venderse. Por eso, he decidido vender el periódico a cinco centavos, colocando cantidades en el «Martí», «Mella» y dos librerías, aparte de la venta individual. De esta manera es posible que liquidemos en relativamente poco tiempo hasta 150 ejemplares. Cuatrocientos ejemplares, por una conexión ocasional facilitada por Sebastián Rodríguez, serán conducidos a la Habana. Pienso que es esto una magnífica oportunidad. Allá, si Uds. no disponen otra cosa —usa el aéreo— haré porque se los entreguen a Numa Gottardi. En cuanto a la cuestión económica, visto que hemos rebajado el importe, la organización no tomará parte ninguna, pero a la vidriera del «Mella» y a las librerías habrá que darles una comisión que hasta ahora es de dos centavos por número. Hicieron Uds. un gran esfuerzo y pienso que se les ha debido prestar mayor ayuda por parte de los escritores revolucionarios. Raúl y Gustavo tenían un trabajo abrumador encima, mas con todo los he criticado. Aquí yo le pedí trabajos a Beals, Carlos, Leonardo y Sabas Alomá, pero todos fallaron. «El Machete» publicó dos páginas que han sido muy favorablemente acogidas aquí. A propósito, te agradecería que me enviaras a la mayor brevedad, cuatro ejemplares de dicho número, pues la hermana de Carlos sale para Venezuela en estos días y quiere llevarse esos números. No olvides el encargo. Yo envié números de «Joven Cuba», a Ecuador, Costa Rica, España y Venezuela. A Bofill le he enviado recado con Leonardo, mas no ha venido. Sé, sin embargo, que en el «Mella» venden ejemplares de los remitidos a él. Hoy ha salido en el periódico una noticia sobre la detención de unos cubanos y unos furgones de parque en Nuevo Laredo. ¿Qué hay en eso? Todos especulamos aquí. No tengo tiempo para nada y tengo que dejarte. Recuerdos a Yeyo, a Guillot, a Pepe —que dicen que me ha escrito pero ni una letra he tenido de él— a Miguel Ángel y Pura, y, en fin, a todos los amigos y compañeros, Un abrazo en común,
New York, 15, 5, 936. Sr. Enmanuel Eisenberg, 9 East 12th St. N.Y.C. Estimado compañero: Una vez fui a verlo a su casa, cuando aquellas fracasadas reuniones para crear un grupo teatral, con Ben Ossa, Lacalle, etc. y Ud. no estaba. Después, ni al mismo Ben Ossa lo he vuelto a ver ni a saber de él. Hoy le hago estas líneas para acompañarle un ejemplar de «Flagelo», un drama de Jorge Icaza, ecuatoriano, verdaderamente un gran y original novelista. Él me envió varios ejemplares para que yo lo pusiera en contacto con escritores, críticos, periodistas, etc. Pero no tengo relaciones aquí de esa naturaleza. Aún me queda un ejemplar y le he pedido a Ángel Flores que me indique a quién puedo remitirlo, que sepa español, desde luego. Mucho le agradecería que le escribiera a Icaza, a quien ya he notificado de haberle remitido a Ud. este ejemplar. Su dirección es, Sindicato de Escritores y Artistas, Quito, Ecuador.
Teté Casuso, que iba a pertenecer al famoso grupo teatral quisiera verlo, porque quiere hacer no sé qué conexiones. Dígame, pues, cuál será la mejor hora, día y lugar para verlo. Hasta la próxima, pues, en espera de sus noticias, Torriente-Brau.
New York, 17, 5, 936. Querido Viejo Roa: Al fin tengo un rato libre para escribirle unas líneas de recuerdo, pues por carta de Raulito supe hace poco la noticia de la muerte de su hermano Armando, a quien Ud. quería mucho. A él no lo conocí, pero más de una vez Raúl y yo estuvimos aquí haciendo proyectos de irnos hasta la Argentina «a probar fortuna», contando con las relaciones que él bien tendría por allá. Y, aunque probablemente nunca hubiéramos ido por fin, es una pena no tener ya siquiera la oportunidad de imaginarnos cómo sería nuestra vida por aquella tierra tan lejana. Supe también por Raúl, la manera tan infortunada como supieron Gilda y María Luisa la noticia y supongo que les habrá sido en extremo penoso el trance. Es una lástima que no nos hayamos podido encontrar, mientras estuvieron en el Sur, pero Ud. conoce esto y sabe lo que cuesta moverse aquí. Hubiéramos pasado algunos buenos ratos juntos, pues ya nos parece — particularmente a mí— que hace años, muchísimos años, que dejamos a Cuba. ¿Cree Ud. que acaso nos podramos ver pronto por allá? Recuerdos para la familia Kourí y para los amigos y un abrazo para Ud., de Teté y mío.
New York, 20, 5, 936. Dr. Alfredo Sánchez Arango Short & Tate, St. Lawrenceburg, Ind. Querido Alfredo: Acabo de recibir tu carta de ayer, y, para que no seas jodedor, te voy a contestar enseguida. Con ello «pierdes» la oportunidad de que te haga una carta extensa, como la que tenía pensada, dándote cuenta de todos nuestros trabajos y todas nuestras especulaciones, pero ante la amenaza de la «receta» me apresuro a contestar tu correspondencia. Recibí aquel peso y éste. Total: dos pesos. Después, como consecuencia del viaje de Carlos a Miami y del traslado de Gustavo también para allá, consideramos «justo, sabio y prudente», que el Comité Ejecutivo también se trasladara, y hoy reside en aquella ciudad, siendo Secretario General, Gustavo. La dirección de él no la sé todavía porque su viaje es recientísimo, pero la de Raúl, que tanto te quejas de no tener es: 539 S.W. 2nd. St. Miami, Fla. Por lo menos según el último sobre. En el anterior era: 141 P.O. Box, Miami Beach. Así que saca copia y mándala por duplicado. Hemos trabajado tanto en estos últimos tiempos que tengo que limitarme a hacerte un resumen bien concreto: Como consecuencia de la «aparatosa ratificación del Parto de México» (Teté le llama «el aborto») hemos tenido asambleas aquí y en Tampa. Particularmente la de Tampa tuvo alguna importancia y en ella desarrolló Gustavo un intenso y efectivo trabajo. Inclusive se llegó a solicitar una reunión de delegados de las organizaciones no signatarias del Pacto para un estudio del mismo y, a petición de Raúl y R. Padilla, de todos los problemas de la revolución. Pero Raúl y R. P., desde Miami, discreparon del criterio de la Asamblea en cuanto ésta no debía ser la convocadora, sino Orca e Ir, o alguna otra organización. Esto motivó un
rollo epistolar que algún día conocerás, si es que te interesa. La consecuencia fue un encabronamiento un poco improcedente de Gustavo, pero ya está todo arreglado. Por [culpa] de este lío epistolar, no pude contestar oficialmente a la asamblea de Tampa, y ésta, al pasar Gustavo a Miami, se ha declarado disuelta, según me comunican. En realidad, un suceso de mayor importancia ha venido a quitar trascendencia a esto último: el que el Pan, Ir, P.C. y Apra están tratando en la Habana, sobre unas bases que comprenden lucha por la amnistía, constituyente soberana, periódico legal de f.u. y otra serie de trabajos, la concertación de un programa general de lucha, «en Cuba», que parece va a tener verdadera importancia, con el objeto práctico de aprovechar las coyunturas legales que la inevitable demagogia marianista puede ofrecer, por lo menos en su período inicial. Nosotros, todos, estimamos justa esta posición. ¿Qué opinas tú? Nos parece artificial y fracasado de antemano, todo intento insurreccional, por el momento, sin tratar antes de darle alguna vida a las agónicas organizaciones revolucionarias. Ya allá, ellos, como Comité Ejecutivo, han resuelto apoyar tal empeño y se le enviarán credenciales al Profeta y a Pepe. Con respecto a éste, cuando le escribas, todo lo que tienes que hacer es remitirme la carta. Yo tengo un conducto seguro, pero que sólo yo puedo usar. No se trata, como comprenderás, de desconfianza contigo, lo que sería ridículo, sino de una obligación moral que tengo yo con la persona en cuestión. Bien, creo que te he hecho la síntesis de las actividades de la organización. En cuanto al club, vive como esos papas que cuando entran en coma, ya nunca nadie podrá decir cuándo morirá. Y, sin embargo, casi siempre van viviendo tantos días, que los periódicos acaban por pasar las noticias sobre su gravedad para las planas de anuncio. Y así vamos tirando. A lo mejor puede aguantar hasta nuestra ida para allá. Si es que por fin nos vamos. Si nos quedamos por aquí, y hubiera un chance allá, me gustaría irme a trabajar por ahí. Pero ahora estamos a la expectativa. Te supongo enterado de que se cogió un cargamento de armas, cuyo contenido se mantiene en el misterio y es ya motivo de chismes, suspicacias, etc. Teníamos noticias de que «se preparaba un golpe», de que «Torrado estaba listo para junio». Y ahora resulta lo de la captura un poco infantil de esas armas. Y dicen que Guillot y Pendás están presos. Nada sabemos y cualquier noticia que llegue a ti debes trasmitírnosla. Espero que recibirías el número de «Joven Cuba» tirado en México con Yeyo de director. El material de que ha dispuesto realmente ha sido mediocre y encuentro que todo el número está orientado hacia la insurrección, posición falsa a mi juicio, hoy ausente de realidad. Si no te ha llegado, avísame para enviarte algún número. Con todo, fue un buen esfuerzo, sin duda. Ah, olvidaba decirte que el pacto con IR ahora parece que va a caminar, pero hacia la fusión, pues posiblemente presentaremos una tesis en común, lo que, de hecho, constituirá una fusión. Para enterarte bien de todo esto, en lo adelante dirígete a Gustavo o a Raúl. Es importante que lo hagas ahora, pues ya están trabajando en la tesis y les vendría bien tu opinión sobre distintos asuntos. Bien, y te dejo aquí mismo, porque ni ideas puedes hacerte del trabajo que he tenido y tengo, con mítines, discursos, etc., etc. Hoy mismo tengo que hablar en una velada pendeja por ahí. Y sabrás que el primero de mayo desfilamos a todo tren por la Quinta Ave. y que el día 8 dimos la velada del aniversario. Recuerdos a la vieja, a tu mujer, Yeyo, los amigos, etc., etc. míos y de Teté. Y hasta la próxima vez.
New York, 20, 5, 936. Antonio Gattorno, 117 Bank St. N.Y.C. Querido amigo:
Sólo unas líneas para decirte que estuve en la exposición de Andrés García Benítez, un joven amigo, en el Delphic Studio, 724 Quinta Ave., creo, y allí él me informó que había estado preguntando por ti un individuo, al parecer interesado en la compra de alguna cosa tuya. Él no conocía tu dirección, pero creo que tiene la del hombre en cuestión, y yo le ofrecí comunicarte la posible «buena nueva». Si te interesa el asunto, pasa el sábado por la tarde, que él estará en la exposición, según me prometió. Recuerdos a tu señora y hasta la próxima,
New York, 21, 5, 936. Dr. Raúl Roa, P.O. Box 141, Miami Beach, Fla. Querido Raúl: Voy a contestar ahora tu carta del 16 y 19, 63 pero antes déjame decirte, que ayer mismo envié para la Habana las credenciales para el Profeta y Pepe, con la indicación de que esperaran instrucciones. Aquí te acompaño una copia de la credencial. No dejes de escribir enseguida al Profeta. Utiliza la dirección de la S.E.A. del P. 64 Y ponle urgente, no sea cosa que vaya poco por allí. A tu viejo también le escribí hace dos o tres días unas pocas líneas. Tengo trabajo en abundancia, pues no puedo dejar de participar en varios actos que organiza el C.H.A. 65 del que soy presidente y que parece que va a subsistir lo menos hasta el primero de mayo otra vez. Ayer hablé en una velada que estuvo divertidísima. Los oradores fueron tan malos, que un señor viejo quiso conocerme para decírmelo, haciendo la generosa salvedad de que yo había estado bien. Y lo interesante del caso es que se trata de un colaborador de Martí en Tampa, Presidente de los exilados de entonces, según me dijo. Y, naturalmente, he hecho una cita para hablar un buen rato. 63 64 65
Véanse esas cartas de Roa fechadas el 16 y 19 de mayo de 1936 en las pp. 373 y 378. Sociedad Económica de Amigos del País. Club Hispanoamericano.
Pienso que se hace bien ya en pensar en la fusión del ORCA en alguna fuerza mayor y más vital, de que podrán resultar, tal vez, al unirla con IR. Todo ello puede resultar de los trabajos para las conferencias esas de la Habana y los de la tesis común. A propósito de ésta, quiero participarte que mañana mismo comenzaré el trabajo mío para ella conforme a tu planificación. Te haré, antes que todo, el historial completo de nuestros trabajos. Para ello, aunque mi memoria todavía no está caduca, a fin de evitar errores, consultaré ampliamente el archivo y releeré todas las actas. Espero despacharte enseguida todo esto. Y, para la mejor crítica del trabajo que vayan haciendo, y a fin de que cada uno aquí trabaje efectivamente y no sea yo el encargado de expresar todas las opiniones, cuando quieran conocer lo que pensamos con respecto a algún asunto, correré una especie de referendum, a fin de que cada uno conteste por su cuenta. No olviden a Alfredo a quien yo lo he mantenido informado de todo, más o menos esquemáticamente. Diríjanse también, de vez en vez, a la Delegación de Filadelfia. Cada vez que mandes un capítulo de tu trabajo, haré que lo lean Alberto y Pedrito y te enviaré enseguida mi opinión sobre él a fin de que vayas computando el criterio general. Sería conveniente que hicieras copia para Alfredo. El asunto de las armas detenidas ha sido objeto de comentarios diversos, como supondrás, pero orientados casi todos desfavorablemente para los embarcadores. Nada hemos sabido en concreto de ello. Pero hay tal desilusión real en todos, que el hecho no ha levantado la expectación a que es acreedor. Porque quién sabe si no está envuelto en todo ello, todo ese
problema de la insurrección, para ahora o para más tarde. Yo creo que, de todas maneras, de perderse esas armas, el golpe es rudo. Ya te di mi opinión sobre el periódico de «Joven Cuba». Creo que, aparte del tono putchista, que ése sí no tiene remedio, el exceso de trabajo, repartido en un corto número de individuos, les habrá impedido hacer algo mejor. Estoy seguro de que no hubo una exclusión premeditada hacia ti, porque la hubieran tenido conmigo. A mí M.A.F. de Velazco me pidió que le enviara colaboraciones de varios y me aseguraba al final que colaborarían tú, Gustavo, Guillermo, etc. Fue una lástima, entonces, que no pudieran realizar bien el trabajo que se proponían. Te tengo reservado aquí pasquines de la propaganda que hicieron para la velada, que debe haber sido muy buena. Una cosa antes de que lo olvide. Yo no tengo la dirección de Pepe y utilizo a mi secretario 66 para comunicarme con él. Pero no quiero que esta vía sea utilizada por más nadie, porque sería una brava. Al mismo tiempo, como Uds. son los que deben dar la orientación en todo esto, cuando necesites comunicarte con él con urgencia, envíame la carta. Yo, enseguida trataré de localizarte una dirección enseguida. Aparte de que me parece que ahora habrá oportunidad de un poco de legalismo, por lo menos para los que están allá. 66
Se refiere a Pedro Capdevila.
Te haré —si es posible hoy o mañana— un paquete con todo lo que tengo que mandarte por de pronto, papel, pasquines, etc. Con respecto al archivo de la organización, si quieren puede ser pasado allá, aunque habrá que darme algún tiempo para separar mis cosas; si no pueden, enviar copia de lo que hagan a fin de tenerlo todo en un solo cuerpo para cualquier momento determinado. Es interesante la noticia que me das respecto a la posición del sector politiquero dentro de los «Auténticos». Sin duda que hay que hacer —y de entrada— una diferenciación bien radical y bien clara. Éste es un punto fundamental, desde luego. Te digo, de paso, que es para nosotros de particular interés, el recoger y guardar todas las declaraciones que se produzcan en estos días. Buscaré la Bohemia en donde salen esas declaraciones de Guillermo [¿y?] Grau San Martín. ¿Qué te parece la aceptación por Luciano Martínez de la Secretaría? ¿Y la designación de Rafael Montalvo, síntesis perfecta de la hijoputez, para otra? ¿Y Carlos Felipe, el hombremerengue asistiendo a los banquetes presidenciales? Muy acertadas tus consideraciones y especulaciones con respecto a las posibilidades revolucionarias y a las maniobras de defensa del imperialismo. Asimismo, estoy de acuerdo en el plan trazado para la fusión de Orca e Ir. Y magnífica tu visión heracliana y optimista de nuestra marcha por la torrentera de la revolución. Arriba, pues… «¡que sólo falta un minuto!»… como dijo un famoso escritor contemporáneo de Heráclito. Y te dejo aquí, con el aviso de que recibirás todo lo prometido. A vuelta de correo envíame la dirección de Gustavo, pues tengo interés en contestarle su última carta, un poco desconsiderada y despreciativa, aunque yo sé bien que él se deja arrebatar con facilidad. Y en espera de esos quíntuples, los primeros quíntuples cubanos. Recuerdos a todos.
New York, 22, 5, 936. Sr. Miguel A. Falber, c/o Mike Ferregur, P.O. Box 5523 Tampa, Fla. Estimado compañero:
Aunque no tengo el gusto de conocerte personalmente, supongo que serás un hombre joven y por lo tanto, me permito tutearte. Como Secretario que era de la Organización te debo una explicación, en tu carácter de Secretario de la Asamblea de Tampa. Y me interesa muchísimo quedar bien siempre. Tengo que aclararte dos asuntos. Primero, la demora en la contestación a la Asamblea de Tampa por la Asamblea de N. Y. Después, la demora en contestar ORCA a la citación de Uds. En cuanto a lo primero, ya se expresan en la comunicación que te enviamos las razones fundamentales, estrictamente ciertas. Tan ciertas como que todavía no están firmadas esas comunicaciones. Además, debo añadirte que la asamblea de exilados de aquí, por cansancio o qué sé yo por qué, costó un trabajo ímprobo reunirla. Tres veces fue citada hasta que por fin pudo reunirse, cuando ya, en realidad, todo era «fiambre». Pienso que será un poco difícil reunirla de nuevo y por eso pensamos en enviar las comunicaciones acordadas, aunque sea sin su aprobación. Te aclaro, además, que cada una de estas citaciones representaba una noche entera perdida, lo que ha significado mucho en la demora de todos los trabajos, amontonados de repente, puede decirse. Y en relación con el segundo problema, o sea, la demora, o la ausencia, mejor, de una contestación de ORCA a la asamblea, aunque te supongo enterado en parte por el mismo Gustavo, creo procedente aclararte aquí, primero, que consideramos muy útil el trabajo que desarrollaban Uds.; que la citación de la conferencia era un trabajo espléndido. Pero, divergencias de criterio surgidas al calor de opiniones manifestadas por los compañeros Roa y Aldereguía, nos impidieron llegar, con rapidez, a un acuerdo general en cuanto a si admitíamos o no que fuera la propia Asamblea u otra organización la que convocara. Debo añadirte, al paso, que nuestro Comité Ejecutivo se encuentra fragmentado en cuatro grupos; que ello, en un momento determinado, representaba un penoso escollo para tomar cualquier resolución rápida, por cuanto nuestro criterio siempre ha sido el consultar la opinión de todos los miembros y tratar, en todo caso, de que los acuerdos fuesen aprobados por unanimidad. Nuestra opinión al respecto, la opinión de los que integramos entonces el grupo radicado en New York, era la de que: primero, la conferencia no resultaba correcto que fuese citada por la asamblea de Tampa, por cuanto ésta, como toda asamblea de su estructura, carecía de condiciones de responsabilidad política, permanencia estable, etc., etc. Para mayor abundamiento, tomábamos el caso de nuestra propia asamblea de N. Y. que desde noviembre de 1935 había solicitado, por lo menos en dos ocasiones, la celebración de análogas conferencias, con idéntico fin, y nunca había planteado el problema de ser ella la entidad citante, delegando siempre tal derecho en cualquier organización; segundo, estimamos que, si Uds. se empeñaban en mantener el derecho de ser los citadores, de todas maneras debíamos entonces concurrir a la Conferencia, a fin de [no] estorbar lo que considerábamos un trabajo importante. El ir y venir de la correspondencia; la marcha de los días estos, en extremo importantes, y otra serie de contingencias, principalmente ocurridas en Cuba, han alejado la posibilidad de que se celebre ya la conferencia de Tampa y, a no ser porque ya se vienen realizando los trabajos que a ella cumplían, en la propia Habana, yo me sentiría en extremo mortificado si en algún punto, o de alguna manera, pudiera estimarse que no había hecho todo lo justo y preciso para lograr su celebración, en mi carácter de Secretario de ORCA, que lo era entonces. Espero haber sido lo suficiente claro como para que comprendas, en síntesis, la causa de todos estos tropiezos en los que el factor principal, e inevitable, ha sido la fragmentación de nuestro Comité Ejecutivo; la política —a mi juicio siempre certera y honrada, a pesar de todo— de apurar hasta lo último la posibilidad de llegar a acuerdos unánimes y, por último, la marcha vertiginosa de los acontecimientos, que han hecho aparecer como muy remotos, acuerdos de días recientes. No tengo más que añadirte, y quedo tuyo amigo y compañero, Pablo de la Torriente-Brau 523W, 143St. Ap.2D.
27, 5, 936. Dr. Gustavo Aldereguía, 927 Euclid Ave. P.O. Box 34, Miami Beach, Fla. Querido Gustavo: Contesto a tu carta sin fecha dirigida desde Tampa, y por la que tan encabronado lucías que has sido francamente injusto y hasta despectivo de nuestro trabajo aquí, que me veo forzado a hacerte unas líneas en ese sentido, por más que supongo que ya te habrán aclarado varios puntos tanto Raúl como Carlos. Te acompaño copia de la carta que dirigí a Falber dándole excusas. Carlos te podrá contar cómo estuvimos aquí, pendientes siempre de un acuerdo previo entre Uds. sobre una cuestión formal, pero importante, para proceder. Además, había la posibilidad siempre renovada, de que Carlos saliera para allá y quedara de una vez aclarada la situación. Si algún error cometimos en todo esto, la culpa no fue de nadie, sino de la circunstancia fatal de encontrarnos tan separados y distantes, y tener que tomar acuerdos sobre hechos que se amontonaban, muchas veces contradictoriamente. Además, otra culpa nuestra fue la de tratar de todos los modos acuerdos unánimes, o, cuando menos, sincera conformidad con los acuerdos de la mayoría. Por eso mi empeño fue, cuando comenzaron a plantearse dificultades, el de transferirles inmediatamente los poderes a fin de que resolvieran Uds. mismos allá. En todo ese asunto, pienso que Raúl y Rubio tenían razón al pedir el derecho a convocar, pero, dada la urgencia con que se planteaban los problemas, lo práctico hubiera sido admitir lo realizado y seguir adelante. Por ello, aquí nos pronunciamos, tratando de conciliar estas opiniones, en el sentido de que se tratara de obtener el derecho a convocar, pero, en caso de empecinamiento por parte de los asambleístas tampeños, que se concurriese a la convocatoria. En realidad, nosotros desde aquí nada más podíamos hacer. En cuanto a Raúl y Rubio ya ellos te habrán explicado cuáles motivos los impulsaron a tomar la actitud que tomaron. Desde luego, como resultado de todo esto no se puede negar que la Organización habrá quedado un poco quebrantada ante los asambleístas de Tampa. Yo lo siento. Le he escrito a Falber, aunque ya esté disuelta, para darle una explicación. En definitiva, este fracaso, unido a los dos que tuvimos nosotros en N. Y. en idénticas citaciones, es una prueba más de lo muy poco que se puede hacer por acá. Espero que las reuniones de la Habana serán muchos más viables y útiles. Es una lástima que no podamos hacer un trabajo directo en ellas. La mamá de Carlos67 te agradeció mucho el envío del recordatorio. Tu pequeño poema está muy bueno. Te felicito. Hasta poeta has resultado. Y es que no hay duda de que no hay nada más vivo que un recuerdo vivo. Aquí hicimos una velada bastante buena, dentro de nuestros esfuerzos y con lo que disponíamos. Sobre Carlos yo escribí otro artículo que envié a Caracas, a Andrés Eloy Blanco, con una hermana de Carlos, pero no contestó. Ahora le manda copia a Gustavo Machado. Resulta vergonzoso que allá nada se haga ni se diga sobre él. En un periódico reprodujeron el artículo mío que salió en «Repertorio Americano», y eso es todo. En esta última revista salió hace poco un poema de Augusto Arias, del Ecuador, titulado «Carlos Aponte, Coronel de Sandino». Ya le escribí para saber si tiene datos sobre él. Si puedes, envíame un resumen del mitin-velada de Tampa. 67
Carlos Aponte.
No olviden de consultar a Alfredo cada vez que tengan tiempo. A Raúl ya le dije que cuando quisieran consultarnos a nosotros lo hicieran mejor individualmente. De esa manera cada uno podrá contestar más extensamente que a través de las actas. Ahora yo estoy haciendo un trabajo para la tesis de Raúl, sobre los trabajos de ORCA. A Filadelfia, de vez en cuando, también deben enviar noticias.
Te voy a agradecer que le escribas a Jorge Icaza sobre su drama. Creo que leíste «Huasipungo». Su categoría es capítulo aparte. A Guillermo le voy a remitir —mañana le escribo— el otro ejemplar que me queda, para él y Berta. Aunque ya ha dejado la literatura, puede acordarse de sus buenos tiempos. Cuando termine el trabajo para Raúl, les expondré, por si vamos a Cuba, un empeño que tengo metido en la cabeza, sobre organización de los escritores, artistas, etc., más o menos revolucionarios. Recuerdos a los muchachos y a Agustina, y un abrazo a partes iguales, entre todos, de Teté y mío.
New York, 27, 5, 936. Dr. Aureliano Sánchez Arango, Tres Guerras 23, México, D.F. Querido Yeyo: No tengo tiempo sobrado para escribirte con mayor extensión, aunque estoy ansioso de tener tu impresión sobre diversos asuntos. ¿Cuál ha sido la realidad del suceso de Laredo? ¿Cuál es la actitud de J.C.68 ante la posición que parece —según informes de los periódicos y cartas de Raúl— tomará Grau San Martín, de regresar a Cuba? ¿Qué tal resultó la velada del día 8? Contéstame, aunque sumariamente, sobre todos estos puntos. 68
Joven Cuba.
Te acompaño, para que se la entregues a Evaristo Ulloa, una comunicación acordada en una junta de exilados aquí, que mucho trabajo costó reunir. De hecho, una de las cosas negativas que trajo la famosa «ratificación» del Pacto de Méjico, fue producir una especie de desbandada, mejor aún, una especie de «señal para el descanso», escudándose muchos, en «que ya estaba todo caminando», para no continuar moviéndose. Se nota en el ambiente, una gran quietud de pantano. Allá los que no se den cuenta, o no se la quieran dar, de que estamos sobre la tembladera. Por eso me he decidido a enviar esa comunicación, porque, como en el ambiente no hay oportunidad para la convocatoria a otra reunión en que se discuta y se apruebe, a lo mejor pasan meses y meses y nosotros quedamos sin cumplir la encomienda. Expongan estas razones a Ulloa para que comprenda el porqué de tanta dilación. En resumen, va sin ser aprobada, aunque pensamos que hemos interpretado justamente el sentir de aquella reunión. Con respecto al número debo decirte que, descontando las deficiencias de presentación e impresión, y que atribuyo a dificultades perentorias y de lugar, considero que realizaron un buen esfuerzo en el aprovechamiento de la fecha. Desde luego, el tono insurreccional que lo caracteriza, está muy bien con el recuerdo de Guiteras y Aponte, pero, a mi juicio, no con la hora ni con la realidad concreta y disponible. No sé cuál será tu opinión al respecto, y no conozco datos de todo lo que puedan tener preparado; pero tengo informes sinceros y abundantes de Cuba y me parece que podemos calcular un tramo prudencial de tiempo antes de que veamos convertido en algo cierto todo el aparato viable y triunfal de la insurrección. En relación con la difusión del número —lo más importante— pienso que cometieron un grave error al enviarme cerca de 600 ejemplares. Uds. conocen muy bien N. Y. Es materialmente imposible vender aquí esa cantidad de ejemplares, de nada, prácticamente. De los 100 folletos de Mella, algunos quedan sin vender aún. Y no creo que vendamos más de 100 de estos números. La mejor venta la hicimos el 20 de mayo, en una velada en que yo hablé, y colocamos 25, pero a nickel y no a real como me indicaba el Guajiro. Hemos estado vendiendo en el Mella, en el Martí, en veladas y otros lugares, siempre a nickel. Ya te haré la liquidación dentro de unos días. Ya le indiqué al Guajiro que iba a mandar a Cuba la mayor cantidad
posible. Por medio de Sebastián se pensó que unos 400 serían remitidos a nombre de persona determinada, mas parece que no pudo ser, y, hasta ahora, según me informa, sólo ha podido enviar unos 200 a diferentes grupos. No creo muy probable que se recupere dinero de esto. No obstante, pienso que bien podrían ponerle unas líneas a Sebastián69 tratando de que él recuperara algo de todo eso. ¿Es cierto que Guillot y Pendás estuvieron presos en Laredo? Recibí unos carteles y propaganda de la velada, todo muy bueno. Aquí hicimos una velada, dentro de nuestras fuerzas y ambiente, que quedó bastante bien. ¿Cómo anda el «bulto» de Estrella? Dicen que Ada se va de quíntuples. Recuerdos de Teté para los dos, y míos para los tres, 69
Sebastián Rodríguez.
New York, 31, 5, 936. Miguel Bustos Cerecedo, República de Chile 4, altos México, D.F. Estimado compañero: Me alegro mucho de haber recibido tus «3 poemas revolucionarios» porque tenía pendiente contigo acusarte recibo de «Revolución», que me llegó hace una partida de meses. Sucedió que al llegar tenía varia lectura en turno y se la presté a un compañero, que desapareció con ella y sólo hace cosa de un mes volvió con ella, pero sin dirección ya. Por eso te escribo ahora, por las dos. En primer lugar, te tuteo, porque por el prólogo de Lorenzo Turrent Rozas, y por el retrato, veo que eres un muchacho. A tu lado soy yo un veterano de la guerra de independencia. Lo que más me gusta en tus versos es la edad a que has comenzado a escribirlos. Porque sin duda hay en ti una promesa. Tu sensibilidad ha nacido al mismo tiempo que el sentimiento de la revolución. Por ello puede ser que llegues a ser un verdadero poeta de la revolución. Por lo general —y me refiero al caso de Cuba, desde luego, pero que sin duda se repite en todos nuestros países— el poeta ha ido llegando a la revolución a través de un proceso en el que algunos han ido ascendiendo hasta del mismo clasicismo, del parnasianismo y, los más, del vanguardismo. Por cierto, debo decirte una cosa. Si es que lo tomas como modernidad tipográfica, entonces está bien, pero si no, me gustaría más que suprimieras todas esas minúsculas, nacidas precisamente bajo la semi-pseudo «revolución» de los vanguardistas, de la cual tan pocos se han salvado en el orden ideológico y no tanto se logró en lo que pudiéramos decir, campo de la belleza estética y de la emoción humana. De tu poema «Revolución» me gusta mucho la primera parte. Tiene una cierta emoción interna, y algo así como un ritmo solemne que inevitablemente asociamos a «La Internacional». La he leído dos o tres veces y cada vez me gusta más. La prefiero sin duda a la segunda parte, en donde la frecuencia de los versos rotos, el empleo final de artículos, contracciones, preposiciones, conjunciones y otras «novedades» le restan fluencia y naturalidad. Yo creo una cosa. Ningún poeta tiene que ser más sencillo y natural que un poeta de la revolución. Porque puede haber dos clases de poetas de la revolución: el que escribe para los intelectuales y el que escribe para las masas. Y grande será quien escriba para todos. Como te dije antes, muchos poetas han llegado a la revolución a través de un proceso, que en muchos ha sido artificial, ha sido estímulo de la «moda», ambición de «no quedarse atrás». Ésos son los poetas revolucionarios que se han quedado en el primer escalón. Tú debes pasar por encima de ello. Tu momento es magnífico para dirigirte a las masas. Me gustan por ello tus «3 poemas revolucionarios», que cantan a cosas concretas y vividas por el pueblo, sin dejar de tener el atrevimiento de la imagen, ni la emoción triunfal de la lucha. Me recuerdan algunos de los últimos versos de Regino Pedroso, cuando cantó a las luchas de la zafra, y al septiembre de
1934. ¿No conoces tú esto? Está magnífico ese paro del 19 de octubre. Creo que es el mejor de los tres desde el punto de vista artístico, aunque acaso los otros dos sean más combativos. Ahora espero que me llegue «Hambre» que anuncias. Tengo que hacerte dos peticiones. La primera es que consigas que continúen remitiéndome «Ruta» y las demás publicaciones de «Integrales». Conocí aquí, a su paso para Rusia a Mancisidor, compañero cordialísimo y amable a quien le hablé de esto, pero él seguía viaje y no podía ocuparse mayormente del asunto. Ha sucedido una cosa cómica. Una vez le remití a Pavón Flores un cuento y desde entonces, ni la revista, ni los folletos, ni los libros me han llegado. Parece que lo encontró tan malo o tan anárquico que determinaron cortar los alambres conmigo. Dile que no se ocupe de que no se publicara. Que no hay problemas conmigo. Hace lo menos seis meses que no recibo nada. Otra cosa que quiero encargarte es que me consigas los estatutos, reglamentos, etc., sobre la Lear,70 pues me interesa su constitución, desenvolvimiento, etc., ya que, si por fin podemos regresar a Cuba, voy a tratar de crear allí algo parecido dentro de nuestro ambiente y de la situación. Te ruego que no olvides estas peticiones. Si no podemos regresar a Cuba, es probable que para septiembre vaya para México en busca de cualquier cosa que no sea seguir estupidizándome entre montañas de platos. Mientras tanto, aquí va el saludo de un amigo y compañero. Pablo de la Torriente-Brau 523W, 143St. Ap. 2D. N.Y.C. 70
Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios.
New York, 31, 5, 936. Querido Luis: Te has quejado de que no te escribía y resulta que hace más de un mes que te mandé una extensa carta (29 de abril para más señas)71 y nada contestaste sobre ella. Si tuviera mucho tiempo libre te escribiría de nuevo, a pesar de ello, mas no me sobra ni un segundo, y dependo casi de los domingos para despachar lo atrasado. Hoy te hago estas líneas porque quiero que hagas un esfuerzo, si te es posible, por localizar a Portuondo y traspasarle este recado, del que de paso puedes enterarte y enterar a toda la república si te parece. 71
Véase esta carta de Pablo (New York, 29, 4, 936) en la p. 137.
Cuando llegué yo a New York, hace más de un año, a los pocos días se apareció aquí Víctor Amat. Sucedió que a renglón seguido tuve que comprarme un traje y él fue conmigo. Le gustó otro que había allí y, como no tenía dinero encima, yo le presté 20 pesos para que lo adquiriese, quedándome por todo capital con tres pesos. Después de varios meses, y poco antes de irse, me abonó seis pesos (todo esto durante un período en el cual yo no tenía trabajo ni fuente ninguna de ingresos). Por fin se fue, y en el tiempo transcurrido, ocho o nueve meses, no sólo no me ha enviado un peso, sino que ni siquiera unas líneas de excusas o explicación. Pocos casos como éste he visto yo de desfachatez y desconsideración a un compañero. Le di, prácticamente, todo lo que tenía y nunca le he reclamado nada y parece haber confundido esto con mariconería o algo por el estilo. Él nunca tuvo que dar un golpe aquí y por eso le importa poco ignorar cómo tengo que cargar platos para ganarme un peso. Ahora me he enterado que está trabajando en Banes. Hazme el favor de decirle todo esto a Portuondo, que lo conoce y tiene contacto con él, para que se lo diga y le recuerde que no se debe chulear a un compañero, máxime cuando éste
está pasando trabajos y de mamá y papá no recibe sino malas noticias. Te agradeceré muy de veras que te ocupes algo de este asunto. Hablando de otros problemas. ¿Cuál es tu opinión, y la de todos Uds. sobre la posibilidad de nuestro regreso? ¿Cómo van viendo Uds. el curso de los acontecimientos, favorables o desfavorables a los pretendidos propósitos marianistas de parcial desplazamiento del ejército? Te confirmo aquellas gestiones del A.B.C. aquí, mejor dicho, de M.S. 72 quien sólo muy pocos días antes de salir para allá con motivo de la muerte del padre, volvió a hablar con Welles insistiéndole en la conveniencia de desplazar a Batista, a lo que W. alegó que eso no podía ser obra de un día. J.M. con toda pompa, ha confesado «que ellos estaban haciendo más por la revolución que todos esos “escritores”…» (Claro, éstas son declaraciones privadas y ten cuidado con quién y cómo las usas, porque todavía puede ser que tengamos chance de obtener más datos por el mismo camino.) Si vamos para allá, es claro que llevaremos con nosotros el germen, bastante desarrollado por cierto, de la traición. Tendremos que luchar contra la reacción abierta y la reacción enmascarada de revolución. Por ello, si rápida y sinceramente no llegamos a acuerdos inmediatos, estaremos perdidos. ¿Qué hay de las conferencias de La Habana? Escríbeme aunque sea unas líneas. Recuerdos a todos. Y hasta la próxima. 72
Martínez Sáenz.
Junio 1 4 8 10 13
a Raúl Roa a Gonzalo Mazas Garbayo a Raúl Roa a Raúl Roa a Raúl Roa
New York, 1, junio, 936. Dr. Raúl Roa, P.O. Box 141 Miami Beach, Fla. Querido Raúl: Te hago unas pocas líneas para acompañarte la comunicación recibida hoy mismo del Comité Revolucionario Supremo, que, aunque está encargada a ti, pero por informes del Guajiro, 73 se remitió a mí en definitiva. Te incluyo copia de la carta del Guajiro. Estoy trabajando en el informe sobre el historial de ORCA, ayer aproveché bien el día y espero que mañana por la noche estará listo por completo. He procurado que sea lo más exacto posible y, para cualquier aclaración, aquí está el archivo. Te supongo embargado de trabajo y de preocupaciones por la proximidad del «flaquito». Tenme al día, aunque sea por unas líneas. Te acompaño algunos papeles para aprovechar bien el sello. Recuerdos a Gustavo, Carlos, Rubio, Dania y los que valga la pena recordar. Recuerdos también de Teté. Hasta mañana. 73
Porfirio Pendás.
New York, 4, 6, 936. Dr. Gonzalo Mazas Garbayo, Mazón y San Rafael, Habana, Cuba. Querido Gonzalo: Te hago unas líneas para responder a tus dos últimas cartas 74 y para acompañarte, de acuerdo con la última, un artículo sobre los cuadros que trajo Gattorno por aquí y que, de veras, me gustaron mucho.75 Te mando con el artículo tres fotografías. Haz porque se publiquen pronto. Si Rubiera no las puede colocar en Bohemia, mándaselo todo a Navarro Luna a ver si él lo puede dar. Y si tú puedes hacer el cobro, mucho mejor. En estos días estoy trabajando con exceso y, de veras no tengo tiempo para nada. ¿Crees tú en la posibilidad de nuestro regreso? Tu arreglo con Dulce, ¿es positivo o negativo?… Caso de ser negativo, acuérdate de lo de Wassermann: haz varias reacciones más por si acaso… De casa no tengo más noticias que las tuyas, pues hace tiempo que no veo a Mayito. Te dejo aquí mismo con recuerdos para todos, en tu casa y en la mía. Y para Dulce, positiva o negativa. Échale un vistazo al artículo antes de entregarlo. Y recuerdos de Teté también. Un abrazo y hasta la próxima,76 Pablo 74 75
76
Véanse las cartas de Mazas a Pablo en las pp. 370 y 385. El artículo de Pablo, titulado «Guajiros en Nueva York» fue publicado finalmente por Bohemia, el 21 de junio de 1936. En 1937 le fue otorgado a Pablo, post-mortem, por este artículo, el Premio Nacional de Periodismo «Justo de Lara». Véase la respuesta de Mazas (24 de junio de 1936) en la p. 397.
New York, 8, 6, 936. Dr. Raúl Roa, P.O. Box 141, Miami Beach, Fla. Querido Raúl: Sólo te hago unas líneas para acusarte recibo de tus dos últimas cartas con nuestras declaraciones a Bohemia, que considero justas. Una pregunta rápida: ¿Por qué excluyeron a Pedrito y a Alfredo? Si es sólo porque resulta conveniente no ponerlos a las claras, bien, pero no dejen de comunicárselo. También he recibido las comunicaciones a IR y la carta de Elías. Es cómico que todavía Faget no conozca su estilo. Porque, aparte de la confluencia en «las malas palabras», me imagino que hay alguna diferencia entre nuestros modos. Pero es listo el cabrón. Fíjate cómo se llevó los trozos de carta. Eso puede hacerme cambiar de máquina a la primera oportunidad. Bien, te anuncio otra vez (trabajo por el medio, en abundancia, me han obstaculizado) el pronto envío de lo que estoy haciendo que, en realidad, me ha ido saliendo toda la historia de la Organización. Espero que te será útil. Ahora mismo continúo. Siempre recuerdos a Ada y a todos los familiares reales (incluyendo el primo famoso…). También recuerdos de Teté. Y claro que algún [día] hablaremos de bastantes cosas pertenecientes al «subway» de la revolución. Hasta pronto, Pablo
Te acompaño los tres artículos finales del Post. Me tomo la libertad de darles hoy las gracias al autor y al director, a nombre de la Organización. Comunícalo a Secretaría.
New York, 10, 6, 936. Querido Raúl:77 Sólo dos líneas a la carrera para adjuntarte la carta que acabo de recibir de Luis. 78 Devuélvemela a vuelta de correo. La información es magnífica y por eso te la envío. No dejes de devolvérmela pronto, enseguida, para contestarle. Tengo que escribirte con extensión. Probablemente será mañana por fin, o, cuando más, pasado. Aunque me pase la noche en vela mañana termino todo el informe. Haz un uso prudente de la carta. Sólo Rubio y el grupo deben conocerla. Y hasta luego, 77 78
Raúl Roa. Ramiro Valdés Daussá.
Nueva York, 13, 6, 936. Querido Raúl:79 Ayer te mandé el mamotreto histórico. Hoy creo que esto va a resultar otro mamotreto, pero algebraico. Verás. Especulando, especulando, ayer descubrí la íntima conexión del álgebra con la política. Porque, si no hay duda que la política es problema, el álgebra es la ciencia encargada de resolver todos los problemas generales de la cantidad. De ahí me vino a la imaginación eso que considero íntima conexión entre ambas. No vayan a pensar que estoy loco o más bromista que otros días. Es un asunto serio. Revisando en mi imaginación todo el complicado panorama político cubano de hoy —que tanto varía de aquí a mañana— y en el cual hay tantas cosas por resolver y aun por plantear; y existe tal enorme confusión de factores y tanta posibilidad contradictoria de resultados, como una cosa natural me vino el recuerdo de cuando yo estudiaba álgebra en el Instituto de Santiago, donde el padre de Marcio me puso «El Cometa», porque de tarde en tarde aparecía en la clase, resolvía brillantemente algunas ecuaciones o factores, y desaparecía sin dejar otro rastro que el de la absoluta seguridad de encontrarme jugando a la pelota en el Malecón. Hoy, estoy absolutamente seguro de que mi camino verdadero, a pesar de mis suspensos y mis aprobados miserables, estaba por ahí, por el álgebra, la geometría, toda esa ciencia matemática, llena de especulación, de descubrimiento, imaginación y grandeza. El día menos pensado me pongo a estudiar todo eso y aunque sea a los ochenta años oirás hablar de tremendos descubrimientos. 79
Raúl Roa.
Pero bien, creo que te iba a hablar de política cubana. Fíjate qué panorama; por un lado, las contradicciones del imperialismo yankee, que en el caso de Cuba quisiera esclavitud sin más, pero que tiene pendientes sus elecciones reeleccionales y una serie de medidas de altísima y habilidosísima demagogia con respecto a toda la América Latina; de otro lado, las contradicciones internas de la propia política local de Cuba, con Miguel Mariano y su cohorte y Batista y su ganga, cada uno de por sí comido de recelos hacia su propio aparato, y que pretenden desplazarse mutuamente, poniendo en juego los más desaforados recursos y las maniobras más sutiles; y, aún por otro lado, las contradicciones del campo revolucionario,
claramente dividido, no ya sólo en su ideología profunda, sino en sus tácticas, en la secreta ambición de diferentes procedimientos; consciente por un lado e inconsciente por otro de su impotencia para acciones inmediatas. Todas estas fuerzas zigzagueantes en dirección y de potencia variable a cada momento, inciden o tratan de incidir sobre un solo plano, sobre una misma cantidad, el pueblo de Cuba, unidad permanente, única unidad permanente de todo el grupo, la que, sin embargo será cantidad negativa o positiva, y en diverso grado, según sea el resultado de ese nuevo lugar común, tan en boga ahora y tan matemático: según sea el resultado de «la correlación de las fuerzas». Creo que te voy aclarando ya —y no con tanta dificultad como creía— mi símil algebraico. Porque no hay duda de que todas esas fuerzas son ciertas y no hay duda de que todas convergen a la solución. El que sólo vea una no podrá ver el final. Ni tampoco quien vea dos, o aun las tres, y no obtenga la mejor información cabal sobre sus posibilidades o fuerzas en cada momento. Por todo ello, es que el problema de Cuba es tan difícil, tan complicado, de resultados tan difusamente vaticinables. Y ¿cómo tratar de ver todo esto de golpe? Te aseguro que no hay más camino que el del álgebra. Probablemente tú debes haber sido un pésimo alumno de esta ciencia, la más poética de todas. Yo hace tiempo que soy incapaz de resolver una miserable ecuación de segundo grado. Pero para siempre se me quedó impresa aquella formidable maravilla, mucho más grandiosa y perdurable, que toda esta complicada armazón de cables y vigas de acero de los puentes y rascacielos de New York, que se llaman sistemas de ecuaciones! Te aseguro que sólo por un planteamiento justo, correcto y dinámico, a través de un sistema de ecuaciones (ecuaciones políticas) podría llegarse a descubrir con mayor o menor exactitud, la resultante final, la última incógnita del problema cubano. Yo recuerdo que en álgebra, los sistemas de ecuaciones se resolvían atendiendo a distintos métodos, tales como los de sustitución, eliminación, Kramer, Besú (ya ni sé si así se escribía) y alguno otro que he olvidado. En política, en el caso de Cuba, no hay más que dos métodos en realidad, aunque tengan muchas variantes: el de la reacción y el de la revolución. Y las variantes ocurren precisamente, porque, como en los sistemas complicados de ecuaciones, en las cuales ocurre que cada ecuación tiene varias incógnitas, y aun que éstas son de primer, de segundo, tercer, etc. grados, así también en el campo político, los dos métodos de soluciones del sistema, se tropiezan a cada rato —y de fijo en Cuba y mucho más ahora— con sistemas complicadísimos, en los cuales cada ecuación llega a tener tantas incógnitas y de tan diverso grado, que éstas suelen recorrer la escala que va desde un problema profundo y formal de ideología al capricho personal de determinado cabrón o de famoso imbécil. Dime tú ahora si mi símil algebraico no es perfecto. Porque, inclusive, para añadir más datos, existen también en esto de los sistemas de ecuaciones políticas, las posibilidades de resultados positivos o negativos; las ecuaciones indiferentes; las cantidades imaginarias y hasta los resultados en función de cero y de infinito. Todo existe aquí. Pura álgebra es toda nuestra política. Este símil es muy superior al ya desgastado —inclusive por mí— del ajedrez. El ajedrez es una cosa sencillísima al lado del álgebra, y, por tanto, al lado de nuestras ecuaciones políticas. Bien, espero que te habré convencido de la evidente bondad de mi especulación matemática. Pero no hay ni álgebra ni política sin resultados, cualquiera que éstos sean. Por eso procede que plantee ahora, con vista a mi sistema de ecuaciones políticas, el panorama de Cuba. Yo veo todo lo siguiente: los tres sistemas de ecuaciones de que ya te hablé: el del imperialismo yankee, el de la política criolla y el de la revolución. Sin duda que podría involucrarse aquí, y relacionarse con los otros tres, un sistema más: el de la política internacional. Acaso alguno otro. Pero yo no pretendo realmente, en una carta, llegar a reales soluciones, sino más bien, dar crédito a mi hallazgo algebraico; hacer el elogio de él y levantar entusiasmos por sus posibilidades, sobre todo para los especuladores de mayor conocimiento de cada uno de los factores en «correlación». Usando más o menos, el sistema de eliminación, procede el que vayamos despejando cada uno de los sistemas, sin olvidar, desde luego, cuando al caso venga, su función con respecto a uno de los otros.— Primer sistema:—Imperialismo yankee: Ecuaciones planteadas: Por lo pronto, dos evidentes, cada una con sus respectivas incógnitas: la política general en la América Latina y política especial con Cuba. En realidad, como tal vez los otros, este sistema, es un sistema de sistemas. Si no, aquí están todas estas otras ecuaciones, correspondientes a otro grupo: 1a.—
Lucha del imperialismo yankee contra sus actuales representantes. 2a.—Política general de Roosevelt. 3a.—Política de Roosevelt ante la campaña electoral. Y en otro sistema: 1a.— Política de la Secretaría de Estado Americana (Welles) y 2a.—Política de la Embajada yankee en Cuba (Caffery). Y aún otro sistema, aunque a tratar sin excesivo énfasis, con vistas a sus posibilidades inmediatas, que en cuanto a las futuras este sistema sin duda será poderoso, complicado y difícil: Luchas entre el imperialismo en la América Latina, con su serie ya numerosa de ecuaciones. Confiésame ahora, que sólo una ciencia como el álgebra es capaz de poner en orden, camino a la solución, con serena frialdad, todo este vértigo de incógnitas (y, entre paréntesis, mientras te escribo todo esto, tenemos pendiente la solución de otra incógnita más fácil, consistente en darle una entrada de patadas a Maximiliano Smith. Pedrito está a la busca de los distintos «datos» [lugar, hora, aspecto físico —porque hasta esto lo ignoramos—] para plantear la ecuación. Tropezamos con el inconveniente del tiempo, mas mañana es domingo y aunque tenemos party, procuraremos hacer el mejor esfuerzo). Ya te aseguro, después de haber descubierto mi planteamiento algebraico de los problemas políticos, que no creo, como decíamos antes, que los viejos Marx y Lenin sufrieron muchas contrariedades al estudiar nuestros asuntos políticos. Sin duda, ellos eran estupendos matemáticos. Bien, pues vamos al planteamiento y solución de cada una de todas esas incógnitas. Como que no se trata de un ensayo, sino de una carta, aunque me parece que va a resultar extensa de más, podemos admitir sin discusión general, algo así como postulados básicos para apoyar en ellos las soluciones de las dos primeras ecuaciones primeras, a saber, la política del imperialismo en la América Latina y en Cuba. Estos postulados, pueden ser: 1o.—El imperialismo yankee tiene hoy una línea de amplia demagogia oportunista en la América Latina y procura afianzarse más por medios comerciales, podemos llamarles, y diplomáticos, que por medios de fuerza directa, sacando en toda ocasión buen provecho y propaganda de sus abstenciones militares. 2o.—En el Caso de Cuba, sigue similares líneas directrices, pero temeroso y escarmentado después del 4 de septiembre, procede con lentitud y cautela; resiste sin reaccionar los ataques que se le hacen a su sistema. En cierto sentido, parece como que marcha, no adelante de los acontecimientos, sino detrás o al lado, atento a los cambios para cambiar, receloso de un paso en falso o de una «traición». Y ahora viene el estudio esquemático de todas las otras ecuaciones planteadas. En la de la lucha del imperialismo yankee contra sus actuales representantes (Política de Roosevelt. New Deal) sucede esto: Roosevelt no ha dejado en ningún momento de ser un intérprete fiel del imperialismo. Pero ha sido un intérprete inteligente. Ha tenido sentido dialéctico y ha pretendido, en cierto modo, modificar los métodos matrices y consagrados. Esto ha puesto en alarma a toda la vieja y feroz maquinaria. Hoy chirría por cambiarlo. Y Roosevelt lucha por sostenerse, precisamente porque es un imperialista; su lucha confunde como podría confundir un hermano que golpeara a otro hasta desvanecerlo… pero para salvarlo de la muerte. Roosevelt trata de resolver el problema de la crisis económica de su país, es decir, todos los problemas. Para ello, ha realizado una serie de intentos encuadrados más o menos dentro del New Deal. Dentro de los E.U., cierta demagogia popular, reales intentos por disminuir el desempleo y una suerte de prácticas y procedimientos, con vistas a mejorar la situación total. Para ello, precisamente para que los manufactureros, los trusts, las grandes empresas alcanzaran de nuevo sus grandes dividendos de antes, les pidió un poco de sacrificio provisional. Éstas, como el avaricioso que por no desprenderse de una moneda no corre el riesgo de ganar cien, le han enseñado los dientes. Ante esta actitud él, su política, porque sin duda representa un nuevo modo de ver las soluciones del imperialismo, se ha convencido de que tiene que tundir a «su hermano» para salvarle la vida y, seguro de su método, cada vez parece más liberal, más honesto, más popular, más «revolucionario». «Su hermano» cada día se le vuelve más enemigo. Desde luego, «su hermano» es un perfecto estúpido, un borracho imbecilizado por las orgías del antiguo esplendor. «Su hermano» puede llamarse Hearst. En cuanto al exterior, particularmente con respecto a la América Latina, Roosevelt ha seguido el camino del mismo pensamiento fundamental: la mejoría económica. Si disminuyendo el desempleo en los E.U. habrían de aumentar el movimiento comercial e industrial, mejorando la condición de los países de la América Latina, éstos serían mejores compradores y productores para la América yankee. En consecuencia, mayor bienestar para ésta. En este sentido, tranquilidad política es una meta. Mas
tranquilidad política significa en la América Latina el forzar el desarrollo histórico, precipitarlo. Ello quiere decir artificio. Y el artífice por excelencia es el diplomático. Es el animal conocido que más se parece al castor y al topo: bajo tierra hace túneles, fabrica barreras, rebalsa corrientes, desvía torrentes. Es, sin duda, un animal peligroso. Roosevelt lo ha utilizado con maestría. Su política con la América Latina ha sido un trabajo intenso de diplomacia elegante. Ha rehuido la fuerza directa. Esto, como un principio. Este hecho, esta posición, le ha conquistado el odio a muerte de «su hermano», porque éste, como el hombre cobarde que remata al vencido, por miedo a una reacción posterior, tiembla ante el peligro de tales métodos de mejorar la condición humana de «pueblos inferiores». Ellos quieren clavar la historia y Roosevelt piensa que hay que correr con ella; si acaso ponérsele delante y sacarla de la pista, atrayéndola a otros rumbos, o metiéndola en un soportable círculo sin salida. Roosevelt quiere seguir explotando a la América Latina todo cuanto tiempo sea posible. En esto están de acuerdo. Mas ellos, «sus hermanos», prefieren no dar tregua. Si fuera posible, volverían a la «trata de indios». Por eso luchan por quitarlo, porque no es el amo que harta, hasta matarlo si es preciso, al perro hambriento, que lo pone, cuando menos, cebado, estúpido, inútil, de tanta grasa «próspera», sino el amo astuto que alimenta científicamente a su perro, porque ya está un poco viejo y no le convienen digestiones pesadas y peligrosas; él es el amo que le prolonga, con ayuda de la ciencia, la vida a la vieja bestia feroz. Pero en ésta la voracidad se hizo instinto con la frecuencia y hoy odia al amo que le raciona las víctimas. Y por eso lucha por arrojarlo, por cambiarlo. Y, si logra ponerse otro amo, aunque estalle, volverá a ser voraz y terrible. Acaso llegue, como esos tipos de viejos crueles que hay en la historia, a exacerbar sus antiguos vicios, y en su agonía sea más feroz que nunca. Bien, sin darme cuenta —matemático sin entrenamiento ya—, he mezclado dos ecuaciones y he hecho el análisis de la política de Roosevelt y el de las luchas del imperialismo contra él, su más inteligente representativo. En el fondo, así es como hay que ir resolviendo estos sistemas de ecuaciones, siempre uno en función del otro. Si no, no hay solución. Y ahora estudiaré otra ecuación importantísima para nosotros de este sistema: la política de Roosevelt durante el período electoral presente. Ya hay hechos claros para una especulación sólida. Este año la campaña electoral va a ser ruda, hasta asquerosa, podemos decir. El discurso de Hoover en la Convención de Cleveland fue calificado, por la naturaleza de sus ataques a Roosevelt y al New Deal, de «un golpe bajo», y un «dirty speach», * por el New York Post. Quiere decir que no habrá escrúpulos. Los republicanos se han hecho de una poderosa maquinaria de propaganda centralizada en Hearst, gran controlador de periódicos, revistas, estaciones de radio y empresas de cine; además, una sólida estructura económica respaldada por millonarios, banqueros, industriales, explotadores de altura en general. Y sin escrúpulos y con dinero se puede hacer mucho. No hay que hacerse ilusiones: la batalla va a ser violenta y difícil. Si triunfan los republicanos, Batista, si quiere, puede proclamarse emperador. O papa. O Rey de Reyes. Hasta León de Judea, o séase, de Cubanacán. Éste es un lado de la ecuación. El otro lado es Roosevelt frente a esa banda. Por lo pronto, ya Roosevelt está recorriendo los estados y presentándose ante grandes auditorios. Sus recursos, frente al enemigo, son también potentes y convincentes. En el orden personal, orador transparente y persuasivo; simpatía humana evidente; hoja política honesta; historial de cuatro años de esfuerzos por mejorar la situación; lucha contra el desempleo; relief; pago a los bonistas, etc., sin dejar de contar los ataques de Hoover de quien pudiera decirse parodiando a no sé quién, que pudiera llamársele «el bien odiado». En el orden político estratégico general, pues lo apoya el tener el poder, la maquinaria gubernamental; una también poderosa fuerza de propaganda democrática; y los ataques de Hearst; y el recuerdo de que los bancos no quebraron como bajo Hoover; y su política de alejamiento de los problemas europeos y asiáticos, captación un poco forzada del sentimiento antiguerrero de este pueblo. En fin, no está desarmado. Y hoy por hoy, todavía conserva el ejército de la popularidad. Con estas armas va a trabajar, a pelear. Durante todo este período —el más intenso, acaso decisivo del período de Miguel Mariano— es lógico pensar que su política con respecto a Cuba, será más cauta aún que hasta ahora, pues los enemigos están alertas al más mínimo desliz. Y el desliz de Cuba puede ser en extremo visible y peligroso. Hasta sus propios órganos han atacado ya la situación de Cuba y la política seguida con ella. En consecuencia, la demagogia rusveltiana debe perfumarse más aún (no debe olvidarse que Roosevelt quiere decir campo de rosas, en
holandés… ¡Sufre con mis conocimientos linguísticos!) y que tratará, como uno de esos hábiles transformistas, enseñar al público la mano limpia, aunque detrás, maravillosamente engarzada, conserve la baraja del truco. Y no hay que hacerse ilusiones, porque la baraja no la soltará de ninguna manera. Estará aunque no se vea. Es un caso de «no estoy, luego existo». Mas con todo, siempre la mucha habilidad disimula la fuerza. Tendrá que ser menos fuerte. Sus métodos tendrán que ser menos fuertes. Si le fuera posible, en nuestro caso concreto, él quitaría a Batista; inclusive lo castigaría, y, en todo su alcance, Miguel Mariano tendría su apoyo para robustecer su posición en Cuba: un glorioso retorno a la constitucionalidad y la civilidad; una deuda más con la «generosa nación de Washington»… Mas si esto no es posible —y esto lo resolverá de acuerdo con las otras ecuaciones— tratará de evitar todo brote revolucionario; tratará de que haya equilibrio de impotencias y mantendrá a Miguel Mariano frente a Batista en tanto que un movimiento popular no se haga en extremo peligroso, en cuyo caso, intentará soldarlos, aunque sea a la manera como tiran de un arado dos bueyes que no hacen buena yunta, pero con todo, tiran. (Además, estas yuntas, bajo el aguijón tiran bien de todos modos.) En fin, hará maravillas por ganar tiempo. Su problema es el del jugador que está convencido de que no podrá ganar brillantemente una partida y todos sus esfuerzos se concentran en obtener unas «tablas» laboriosas. Para Roosevelt, durante este período, unas «tablas», en Cuba equivalen a una victoria. Ya después de electo, las manos le quedarán más libres y podrá hacer más juegos «sucios», como cuando el ilusionista trabaja ante un público que no ha pagado y que no exigirá demasiado. Sin embargo, en líneas generales, puede asegurarse que siempre será un ilusionista del nuevo imperialismo yankee, porque es el resultado de nuevos problemas y nuevas necesidades que necesitan nuevas soluciones, nuevos rumbos. Es decir, los mismos, sembrando árboles nuevos en el camino y cambiando el paisaje un poco a lo Carlos Miguel de Céspedes. Con todo, en este juego de ecuaciones, aunque las cantidades que entran en ésta tienen condiciones de elasticidad notables, podemos considerar el despeje de su incógnita como más bien favorable a nosotros, dentro de ambiciones limitadas, aun dentro de este período electoral de Roosevelt.— *
Dirty speech: sucio discurso. (N. de E.H.L.)
El segundo sistema ecuacional de este grupo comprende las dos ecuaciones de la política de la Cancillería (Welles) y la de la Embajada (Caffery). Vamos a analizarlas con estricta serenidad. La primera, desde luego, ha quedado más o menos analizada al hacer el examen de la política de Roosevelt. Sin embargo, hay que insistir sobre este hecho. Los «hermanos» de Roosevelt, que hoy batallan por cambiarlo, en último caso se pondrían de acuerdo con él en los asuntos exteriores. Su irreconciliabilidad donde es infranqueable es en los propios E.U. En lo exterior, el imperialismo yankee, aunque de vez en cuando con sus arrebatos histéricos violentos (México, Nicaragua, Cuba, Haití, Santo Domingo, etc.) siempre ha usado más o menos careta y su penetración comercial básica no es nueva, ni tampoco su diplomacia. La diferencia está hoy en que antes atacaba y hoy se defiende. Ayer engañaba para meter el puñal y hoy, para dejarlo dentro o, cuando más, para retirarlo sin que se sienta. Y si hoy tiene que ser más hábil, acaso no sea tanto porque sea más débil, sino porque la víctima es más fuerte, y es en este sentido que resulta más débil, y, por lo tanto, más hábil; sus pasos tienen que ser más silenciosos porque la víctima no está dormida y ya «todo el vecindario» sabe que anda un ladrón por las casas. Antes había quien atribuía los robos a los «espíritus». Y hasta quien le echaba las culpas a la propia familia, truco que ya hoy no vale, pues se ha desacreditado totalmente aquel sistema de cataplasmas pregonado como fundamental, de «la virtud doméstica», «la abulia nativa», «la tara racial» y toda esa serie de pendejadas, tenidas como causario inatacable, como artículo de fe. Mas con todo esto, con el hecho cierto de que republicanos y demócratas, por igual, han alardeado mucho sobre «libertad» en América Latina, y han esgrimido las «deudas de gratitud» con la poca elegancia con que un individuo podría pregonar todo lo que le ha arrebatado a otro, aprovechando su miseria ocasional; con toda la habilidad y astucia diplomática desarrollada por igual en América Latina, por republicanos y demócratas, hay un hecho cierto a considerar: el partido republicano de hoy, en los E.U., con toda su pregonada americanidad, que se manifiesta en todo lo exterior por su deseo furioso, agresivo, insultante casi de estúpido chauvinismo, de
xenofobia desesperada, de alardes grotescos y ridículos de aislamientos internacional, en el fondo —y sus mismas manifestaciones lo denuncian— trata de incorporarse, con mucha más intención que el demócrata, a la corriente política universal. El partido republicano americano está asimilando procedimientos «europeos» bien conocidos; se está orientando —y es cosa ya vieja— hacia el fascismo. Lucha con dos inconvenientes: el relativo bienestar económico y la no muy profunda nacionalidad de esta nación, hecha a remiendos, equilibrada sobre el canto de un dollar. Mas es cierto sin duda, que el partido de Jefferson —hoy Jefferson defendería a Caffery en Cuba— se inclina a dar la batalla en otra forma que como la plantea Roosevelt, cuya política a pesar de la firmeza de su carácter e ideas, tiene esa aparente indecisión del hombre que se decide a ir río abajo, siguiendo el curso natural, sin arriesgarse a «cortar por el monte», por temor a perderse en la gran selva llena de sorpresas y peligros. El partido republicano, desde el poder, pondría inmediato freno a las concesiones rusveltianas, y en el caso de Cuba, su problema exterior más agudo, utilizaría por igual la mano militar de Batista —o cualquier otro de turno entonces— con lo cual siempre sería «problema de allá ellos» y el dogal económico de las tarifas proteccionistas. Pero en el caso actual, siguiendo la línea general de la política de Rusvelt [sic] durante el período electoral, su canciller, extremaría su atención a nuestro problema. Aquí entra enseguida en consideración uno de esos factores, de esas «incógnitas» individuales de la ecuación: Sumner Welles. Sumner Welles es el gran fracasado de la estrategia diplomática norteamericana en Cuba. Su carrera política, en una «gráfica», mostraría aquí una caída casi vertical. No ha levantando su crédito desde entonces. A pesar de estar en la Secretaría. Su vencedor fue el sargento Batista (claro que éste no fue su verdadero vencedor). En maniobras y manejos y hasta en alardes, y aun hasta en elegancia, lo ha derrotado un miserable sargento taquígrafo, con un poco de susto y de audacia. No hay duda de que en el orden personal Welles propiciaría una caída de Batista. Y nosotros sabemos que ha oído con complacencia la proposición. Mas con todo, es diplomático y está empeñado en levantar su reputación. Él no puede jugar a una cuestión personal un problema de categoría. Y menos en estos momentos. Si las circunstancias lo exigen, apoyará a su enemigo, porque en ese caso su enemigo es su defensa. Aun, si las circunstancias no son claramente favorables, seguirá apoyando a su enemigo. Mas si hay coyunturas, las aprovechará, como quien va a un desquite secretamente deseado, y, sobre todo, porque el triunfo sería magnífico para la política que representa. En efecto, de acuerdo con otra incógnita despejada, resulta cierto y claro que al imperialismo le convendría el desplazamiento de Batista siempre que fuese sustituible por individuo sujeto a «control remoto» y con determinadas garantías de estabilidad y poder. Grau San Martín debe ser un sueño dorado de Welles, si lo pudiera convencer sobre cierto número de «detalles». Aun Miguel Mariano no es mal candidato si lo hace triunfar sobre Batista con alguna resonancia; si la caída del enemigo tiene algún estruendo. En fin, como hombre de la línea de Roosevelt, sigue la corriente del río; no le gusta la boga a remonta, «ni el cortar por el monte»; busca los remansos y va siempre alerta explorando; en el caso de Cuba, debe tener un complejo que pudiera llamarse «el complejo de alarma»; es como un boxeador que ha sido derrotado por un adversario inferior por medio de un «lucky punch», un golpe de suerte, y en la pelea de revancha, prefiere que ésta sea larga, y aun ganar por puntos, a exponerse a un nuevo nocaut. Su incógnita, al despejarla dentro de la ecuación, puede considerarse también de signo positivo, para lo inmediato, que es lo único que interesa por ahora. En cuanto a la otra ecuación del sistema, la de la Política de la Embajada en Cuba (Caffery) su solución no debe ser difícil para nosotros, a menos que seamos ciegos o totalmente brutos. Caffery (y la Embajada es el Embajador, a menos que lo cambien) es como uno de esos perros de presa, criados para que no dañen, pero que no pueden dejar de mostrar sus instintos. Una de las formas de su mariconería se trasluce en su gusto por la sangre. Si hay ancestro, éste, por maricón y por sanguinario, viene de Nerón mismo. Si la política de Roosevelt decide tomar otro camino en Cuba, cambiará a Caffery. Mientras Caffery esté en Cuba, puede considerarse que la Cancillería yankee sigue en observación, sin decidir nada. Es un buen síntoma que se hable ya de su traslado. Caffery ha venido ya aquí y se ha instruido. En estos días puede aclararse su incógnita personal dentro de la ecuación. Mas, desde luego, un cambio de Caffery puede ser también sólo un «fake», un engaño, una prueba, todo dentro del plan de observación de la corriente, de la Cancillería. No debe decir demasiado para nosotros el cambio de Embajador, salvo que las circunstancias sean
muy claras. Todo esto, desde luego, en una visión general de la ecuación, que con respecto a lo inmediato, no se puede olvidar —función de otro sistema ecuacional— el efecto psicológico que produciría en Cuba, la retirada de Caffery, considerado nacionalmente como el soporte de Batista y el alentador de Pedraza. Y, aunque sea de otro sistema, en función de éste cabe decir que, sin duda, Miguel Mariano aprovecharía la coyuntura para ganar apoyo popular y tal vez hasta para tener sus pequeños gestos de audacia, como de prueba. A este cambio —también en función de otro sistema ecuacional distinto— debe inmediatamente responderse con una profunda e intensa campaña de movilización popular aunque de objetivos inmediatos y posibles, y, aún, que estén dentro de los planes demagógicos de los otros dos sistemas.— Con respecto al tercer sistema de ecuaciones, de este primer grupo correspondiente a las que nos plantea el imperialismo yankee, esto es, el grupo, el sistema de ecuaciones ofrecido por las luchas contra el imperialismo en la América Latina, podemos desarrollar más o menos, la incógnita de sus fuerzas así: De un lado, el empuje natural, real, cierto, positivo, podemos llamarle, resultante de los esfuerzos de cada país por su liberación, con su obligada, aunque aún frágil concatenación interamericana, y de otro lado, las maniobras del imperialismo por encubrir sus intenciones y sus esfuerzos, lo que también viene a ser, en cierto sentido, cantidad positiva. El imperialismo yankee, como resultado de la política rusveltiana, ha acrecentado su material de «escena». A las Conferencias Panamericanas (y no debemos olvidar que la proximidad de ellas en Montevideo fue buena parte a impedir el desembarco en Cuba en el 1933) ha agregado, «la política del buen vecino», la «no intervención», los «tratados de reciprocidad comercial», «la carretera panamericana», las «conferencias de Buenos Aires» y, por último, cierta campaña clara por eso que llaman la «Liga de las Naciones Americanas», intento más de desplazamiento inglés de la América Latina. Todo esto, que sin duda les representa mucho y a nosotros nos cuesta más, por contradicciones evidentes, en momentos como los que pueden presentarse en Cuba, parecen como más bien favorables. Por otra parte, enlazada su actuación en Cuba, fatalmente, a su política general en Hispanoamérica, la repercusión de su actitud en Cuba sería vasta y peligrosa. Porque ya en toda América Latina hay movimientos, más o menos poderosos contra el yankee, que van desde el enfoque social hasta el nacionalista, movimientos que se robustecerían de manera poderosa en la defensa de las luchas de Cuba y en el desenmascaramiento de los manejos del imperialismo, y los cuales tendrían importancia mayor o menor, en proporción directa de los intereses yankees en cada país respectivo, y del empuje revolucionario nacional donde se produjeran. Aún debe añadirse al respecto algo, y es el creciente conocimiento de los problemas de la América Latina en los propios E.U.; la movilización ascendente de los partidos revolucionarios, aunque ésta sea lenta, y el mayor interés de las colonias de emigrados por los problemas de sus respectivos países. Todo este último aspecto es el más débil, pero con todo, cierto y creciente. Por todo ello, este sistema de ecuaciones, a pesar de que no hay duda de que el movimiento de opresión es rudo y de cierta consistencia en varios países de la América Latina (Cuba, Brasil, Paraguay, Nicaragua, Santo Domingo, etc.) la realidad es que la incógnita que pueda ofrecer este sistema, en general, debe considerarse como positiva en la resolución final. En resumen, la solución de este sistema del imperialismo yankee, en relación a nosotros puede considerarse así, con vistas a que favorezca un mejoramiento relativo y ocasional en Cuba, y un desplazamiento también relativo y tal vez también ocasional, de la dictadura militar de Batista, etc. Tres partes: 1a. Como bastante favorable dentro del período electoral norteamericano; 2a. Como no tan favorable una vez electo Roosevelt; 3a. Como posiblemente funesto si triunfan los republicanos.—Las conclusiones parecen demasiado naturales y claras. Pero es porque he llegado a ellas, no por imaginación, ni intuición, ni ningún otro «milagro», sino sencillamente, «matemática y patéticamente», como diría Carlos Aponte, por la bondad de mi método algebraico. Que es lo que me propongo demostrarte con todo este mamotreto interminable. Pero has estado fatal, porque hoy es sábado, llueve, y tengo ganas de escribir. Por eso te esperan aún más extensos análisis de ecuaciones políticas. Segundo sistema:— El segundo sistema de ecuaciones que aparece en todo el complejo pizarrón político de Cuba, es el que se refiere a las contradicciones del mundo politiquero criollo. La incógnita individual tiene aquí mayor importancia que en el primero. En este sistema
hay tres ecuaciones fundamentales, las que podemos denominar: 1a. Miguel Mariano Gómez; 2a. Batista y 3a. Movimiento popular. Miguel Mariano Gómez merece la pena, sobre todo hoy, de un análisis menos violento que el que le hice a través de aquel «El muñeco de turno». Vamos a reconocer realidades y ambiciones. Por lo pronto, es un político de carrera. Desde los 25 años está en la política. Debemos reconocerle experiencia. Por otro lado, ha sido revolucionario. Digo, eso que suele llamarse en Cuba «revolucionario», y que es algo impreciso y en evolución inesperada por sorprendente, como un renacuajo. Bien, mas con todo, conocimiento del campo revolucionario, de los hombres revolucionarios. Además, hombre con un historial de gobernante, con algunos signos positivos, que se hacen más y mayores por el contraste de tanto signo negativo. Es como las palmas, que lucen más altas en los cañaverales que en una arboleda de mangos espesos. (Y, nada, me acordé de Punta Brava.) Aunque parezca que no tiene importancia ya, todavía es hijo de José Miguel Gómez y de América Arias; por tanto, herencia de aliento, de hálito popular. Además, joven, rico, con posibilidades de ser presidente otra vez. En la revolución no hizo nada y hasta se le acusa con derecho de haber sido pendejo e incapaz. Aquí hay que hacer enseguida una distinción: en la revolución, con cojones, no hubo más que los que se los ganaron en ella y los que en ella los perdieron gloriosamente: los obreros, los estudiantes y el viejo Peraza y algunos hombres de Gibara y algunos alzados de valor: es decir, repito, los que los ganaron y los perdieron en ella. Todos los que tenían «cojones» antes de la revolución, casi sin excepción, los dejaron en casa al irse a ella, según parece. Y ni Mendieta, gran paladín de la fuga de Caicaje, ni Menocal, el come cañones de Victoria de las Tunas, se desprestigiaron más de la cuenta con aquella rendición de Río Verde, que debe haber matado de risa a Bayardo y a García de Paredes, allá en su tranquilo retiro de ultratumba. Miguel Mariano, en todo caso, no se rindió más que a Carlos Miguel. Y si Pino murió por su culpa, por sus bluffs, centenares murieron por culpa de los otros. Parece, pues, que la derrota nunca es muy definitiva, si, además, no la acompaña la muerte. Porque no hay duda que tanto Menocal como Mendieta resucitaron, y hasta «valerosamente» después de Río Verde. Todo esto, y desde luego algo más también, como factor personal. Que en el orden político, hay consideraciones importantes. Por lo pronto, en primer lugar, Miguel Mariano es Presidente Constitucional como producto de una laboriosa y pujada maniobra del imperialismo que tardó casi tres años en conseguir tal resultado. No procede hacer mucho énfasis en todo lo que eso costó, porque el imperialismo es como esos jóvenes imbéciles, ricos por herencia, que cuando hay que malgastar, malgastan lo de otro: la sangre regada fue cubana; la riqueza perdida, cubana. Todo lo que se derrochó en esos tres años, fue cubano. Lo único americano, posiblemente, fueron los dos o tres frascos de aspirina que tuvo que consumir Sumner Welles para hacer el desalojo de sus dolores de cabeza ante dos o tres reveses inesperados. Pero sí hay que considerar, a través de todo esto, que el imperialismo obra de acuerdo con un plan y que Miguel Mariano es el resultado de ese plan. Ahora bien, dentro de ciertos límites, dentro de ese plan, sobra Batista. Desde luego, sobra, de ser posible la realización del plan. Aquí vemos ya, algebraicamente, cómo este sistema está íntimamente en función del anterior. La habilidad de la incógnita personal que es Miguel Mariano, puede adelantar o retrasar el proceso de todo ese andamiaje. Enseguida, por supuesto, hay que pasar a analizar este punto de la incógnita: ¿Cuál puede ser la posición de Miguel Mariano ante ese plan? Vamos, provisionalmente, por vía de exploración, a no concederle demasiada inteligencia a Miguel Mariano, ni mucha astucia, ni mucha ambición. Esto, a pesar del hecho de que ha sabido ir esquivando situaciones difíciles, primero, bajo la sombra del padre y, después, por propia cuenta hasta llegar a ser un nombre nacional. Desde luego, ha tenido oportunidades y buenos maestros. Y no ha tenido mucho apuro, aunque se adivina que hace tiempo tiene fijada su meta en la Presidencia de la República. Admitido lo anterior sobre sus capacidades, hay lo siguiente: Miguel Mariano llega a la presidencia de la república, en las peores condiciones políticas, económicas y revolucionarias de toda su historia. Si se le reconoce cierta prudencia que ha tenido, y no mucha audacia, que le ha faltado, y no grandes apuros por llegar, y ha aceptado ahora, es porque vio posibilidades en ello. Y como hemos admitido que no tiene gran inteligencia, estas posibilidades las vio a través de promesas reales y de categoría. Esto es una confirmación del plan imperialista. Si por el contrario, se le supone inteligencia y audacia, es que vio todo el problema y su gravedad, y se dispuso, a virtud de esas cualidades, a dar la
batalla por sí mismo, en cuyo caso, se le tiene frente a Batista también. Y, por tanto, en ánimo de ponerse en contacto amigable con los enemigos de Batista, por aquello árabe de que «el enemigo de mi enemigo es mi amigo». El «enemigo» de Batista, naturalmente, es el pueblo de Cuba y su representación aquí, más o menos directa, dentro de este sistema, es la ecuación llamada «movimiento popular». Además, por este camino la incógnita Miguel Mariano Gómez entra en función, y con signo positivo, con el tercer sistema de ecuaciones que analizaré último, la revolución, de la misma manera que entra en función, también con signo positivo, aunque más variable, con el primer grupo, al del imperialismo yankee. Aún queda, sin embargo, algo por analizar, plantear y resolver. Aunque en Cuba, el Presidente es algo así como esos bueyes de cabestro que por donde van va el ganado, aunque en él haya toros bravíos, la realidad es que la responsabilidad que como cabestro tiene sobre su ganado político, le obligará muchas veces a obedecer anhelos generales, a interpretarlos, aunque pasen como suyos. Porque la masa siempre es poderosa, aunque ésta sea un ganado político o una piara hozante, como ésta de Miguel Mariano. Y el ganado de Miguel Mariano quiere pasto, su piara quiere ceba. ¡Y la única yerba la tiene toda o casi toda el establo de las mulas! (Recuerda que, con álgebra y todo, uno de mis fuertes es la zoología.) Por lo tanto, hay que repartir un poco de esa abundancia, porque si no, fatalmente, en la primera estampida el ganado se desperdigará y la piara se volverá cimarrona, sin control y, además, agresiva. Naturalmente, las mulas defenderán a patadas —a coces, diría Mañach— su ración. Esta parte parece totalmente clara. Aun teniendo en cuenta las divisiones del Congreso y la fragmentación de ambiciosos de los partidos. De esa yerba de Columbia todos estarán de acuerdo en comer, por el camino que sea. Inclusive, desde luego, por el de la traición al cabestro, esto es, a Miguel Mariano. Por lo tanto, hay que admitir que el aparato civil tiene cierta unidad de criterio frente al militar. Por estas razones y por su interés en buscar apoyo popular y hasta cierto roce hipocritón con la revolución por aquello de que «nadie sabe el día de mañana…» Todos están de acuerdo en rebajar el poder militar, dentro de un círculo razonable, es decir, no demasiado, pero sí lo suficiente como para que haya reparto. No hay que olvidar que esto del «reparto» tiene en Cuba la fuerza tradicional de la Nochebuena; es algo anhelado siempre y glorioso y ahora, después de tantos años, es como el ansia nerviosa de una novia que se puso vieja, histérica y puta y que brama ya porque llegue la hora del desvirgamiento. Muchos de estos nuevos padres de la patria han temblado ante la idea de tener que morir honrados, por falta de oportunidad. Y hay que calcular lo que para toda esta gente significa comer ancho, robar, aunque sea planear los robos, y, de contra, de ñapa, «tumbar a Batista», lo que no pudo hacer la revolución, dirán muchos. Todo esto, pues, es positivo en función de Miguel Mariano y en función del movimiento popular y negativo en función de Batista. Éste, desde luego, se defenderá, se defiende, y aún, astuto si no valiente, atacará como siempre utilizando a otro. Porque este hombre, de niño, sin duda que lo primero que aprendió fue la fábula del gato que le sacaba las castañas del fuego al mono. Hasta ahora él hace de mono y Pedraza de gato. Supongamos que Batista, utilizando ciertos elementos, dé ese famoso golpe de que se habla y quite a Miguel Mariano. ¿Quitaría a todo el Congreso? Peligroso asunto. Además de que, de acuerdo con el resultado de todas las ecuaciones del sistema del imperialismo yankee, el momento no es bueno para él en todo eso. Si su golpe es sólo contra Miguel Mariano y pone a la famosa «mula dócil», entonces, dentro del orden económico el aspecto apenas varía y a ésta, como cabestro, el ganado se le iría de rochela en breve término; no habría ni la más mínima careta de cuanto planeó el imperialismo y, por tanto, el descrédito de toda la maniobra robustecería enormemente, de ser aprovechado, el campo de la revolución; y si ese golpe suprime aun el Congreso, daña los intereses de los dirigentes de todos los partidos y frustra las esperanzas de sus adláteres y «correligionarios», entonces, más aún, la revolución tendría una oportunidad formidable de ganar en profundidad y en fuerzas. No hay duda, la incógnita aquí se despeja con claridad. Tal golpe no será más que una cosa más o menos desesperada; en todo caso, un paso atrás en el curso de las maniobras del imperialismo, primer dirigente de todo el sistema general de ecuaciones que estoy discutiendo. Por tanto, el análisis de la incógnita Miguel Mariano Gómez, aun en el caso de un acuerdo con Batista, que no se haría sin concesiones —es decir, una coyuntura a ganar— y que de hacerse incondicional y descaradamente, representaría un caso más de fracaso de los planes imperialistas y de nutrición para las filas revolucionarias, se despeja como una cantidad positiva en lo inmediato, y ello debe
traducirse en lucha por una amnistía amplia, ciertas libertades, autonomía universitaria, etc. En todo esto, como es natural, habrá triunfo para Miguel Mariano, es decir nuevo y poderoso enemigo para la revolución. Mas la revolución habrá dado un paso adelante.— La segunda ecuación de este sistema es Batista.— No hay que hacer mucho análisis personal de la «incógnita». Es una «incógnita» como la de Haile Selassie en Londres. Yo he hecho dos o tres artículos sobre él. De todo ello se le podría sacar un nombrete como éste: «El Coronel tira la piedra y esconde la mano.» No se conoce la historia heroica de ningún taquígrafo profesional. A lo mejor se podría escribir un ensayo sobre esto. Pero no debe olvidarse que la taquigrafía es una de las artes en que hace más falta una rápida y potente imaginación. Si le negamos eso que se llama el valor personal, no le podremos negar a Batista otras condiciones de leader: tiene imaginación de taquígrafo, es decir, descifra con rapidez un signo confuso, un párrafo sin sentido —valga una situación difícil—; sabe apoyarse en reglas generales; tiene, por otro lado, condiciones de demagogo: es orador y proyectista; conoce el secreto de la sonrisa y del brazo en alto; construye, roba y se pule. Desde otro ángulo, sin duda es inteligente y astuto; probablemente, tiene complejo de superioridad con respecto a sus otros coroneles y con respecto a los revolucionarios que ha tratado. En caso de una revolución, si le dan tiempo, pertenece a los que tendrían preparado el avión para huir. Si él fuera el Presidente, casi con seguridad que triunfaría sobre Miguel Mariano, de ser éste el Jefe del Ejército; por lo menos, con más facilidad, con menos esfuerzos de los que éste desarrollará para desplazarlo a él. Mas la posición es a la inversa y dará que hacer, sin duda. Porque, además, se apoya en realidades, en hechos concretos. Sin duda que este taquígrafo sabe algo de álgebra. Él se apoya, principalmente, en las contradicciones del imperialismo. A su calor se ha hecho grande, y, en cierto sentido, lo explota, como puede explotar un hijo corrompido los vicios de un padre disoluto. El padre quisiera desheredar al hijo, desde luego, pero éste le recuerda ciertos secretos de familia que conoce demasiado bien. Además, le informa que su nueva querida no es mejor que la otra; que su nuevo alcahuete puede comprometerlo más que él. Y él confía en que el viejo vacilará; de sus vacilaciones ha sacado siempre provecho Batista, tanto cuando se le puso enfrente como cuando entró a su servicio, al darse cuenta del peligro que corría de llegar a ser héroe nacional. Siempre Batista ha explotado al imperialismo. Es uno de los servidores que mejor tiene que pagar éste en América. Por otro lado, Batista, quiera que no, se tiene que apoyar también en quien lo apoya a él: su aparato militar, ganga con derecho al crimen, aterradora y aterrada ella misma. Sin duda que no se le escapan sus propias contradicciones, forjadas al calor de todo este aparato que habrá servido para mantenerlo, pero también para alejarlo. Él, hoy por hoy, debe estar seguro de que lo único capaz de tumbarlo de su altura es su propio pedestal cuando éste decida ponerse a la altura del pueblo. Y creo que tiene razón. Batista debe tener terror a su ejército. Por él dará la batalla, es decir, (Bien, ya es domingo y llueve como en Compostela —según Pérez Lugin—) obligado por lo que pudiéramos llamar la superestructura de su ejército; por todos aquellos que forman la «aristocracia» del establo. En este sentido, la actitud de Batista podría traducirse en una escena de Charles Chaplin. Por ejemplo: un hombre corre a toda velocidad delante de un grupo que inútilmente quiere alcanzarlo, gracias a los grandes esfuerzos que aquél hace. El público aplaude porque piensa que se trata de un vencedor, pero en realidad sólo es un hombre que huye del grupo y por eso lo encabeza en la pista. Dentro del tubo de Newton, en el vacío perfecto, él caería al mismo tiempo que todos (caso de una etapa poderosa de la revolución); mas en la actualidad él cae primero de acuerdo con la ley de gravedad política; parece que viene delante, pero en realidad es el primero que se precipita. Esto lo sabe y, al defenderse, tratará de echar peso sobre otro para que sea éste quien se precipite antes, por lo menos en lo que encuentra un gancho o un paracaídas que le permita demorar su aterrizaje forzoso. Más que contra el pueblo de Cuba, hoy desarmado y desorganizado, y, además, con ciertas esperanzas, Batista lucha contra su propia maquinaria. Por eso es que busca apoyo popular y por eso la defiende, aunque sea esto paradójico. Su situación es difícil, sin duda, mas no hay que olvidar que acaso sea el hombre de mayor habilidad política que exista en la actualidad en Cuba; que sabe resolver problemas; que, al confrontar sus fuerzas no pierde de vista las del contrario. En una palabra, Batista sabe su poco de Álgebra. Por eso, si ve sus peligros, no deja de estudiar sus posibilidades de triunfo, basadas, principalmente, en las contradicciones del imperialismo; en los factores positivos de su ejército, en la frágil estructura
marianista y en el desorden de la revolución. Las contradicciones del imperialismo, en general, no le son hoy muy favorables, pero tampoco se vuelven radicalmente contra él: por lo tanto, oportunidades de solución. En los factores positivos de su ejército, encuentra, ciertos factores de disciplina logrados ya, ambición de conservar los privilegios conseguidos y un equilibrio en la dirección, basado precisamente en Pedraza, que, a lo mejor, de veras, es su enemigo. En efecto. Nadie sino Pedraza podría, hoy por hoy, darle «el golpe» a Batista. Aunque estúpido y brutal, Pedraza ha comprendido que no le ha llegado la hora; y que no será hora hasta que le falte a Batista el apoyo del Embajador. Mas el Embajador no quitaría nunca a Batista para darle entrada a Pedraza. Antes de hacer aquello, de darle tiempo, propiciaría la desaparición de éste del tablero. Y como los demás no tienen, ni personalidad unos, ni oportunidad por alejamiento otros, Pedraza es el eje —inmóvil— de esta situación. Por ejemplo, asesinado Pedraza, el paisaje cambiaría rápidamente, sobre todo de existir aún en Cuba movimiento popular creciente y lucha de Miguel Mariano por el control. En este caso, el Coronel Tabernilla, oficial de carrera, clubman, y, por añadidura, Jefe de la Cabaña, sería un magnífico rival peligroso, si se le dice algo en inglés. Porque además, no tiene encima manchas de sangre y el argumento lo haría rápidamente popular. Sin duda porque ve todo esto, Batista no ha eliminado a Pedraza. Lo odia y le teme, pero tiene que mantenerlo, porque su desaparición le representa la suya o, cuando menos, un considerable debilitamiento a su posición. Además, lo necesita para los momentos graves en que, con algunas excepciones, los otros tal vez lo dejarían solo. Este equilibrio en la dirección, que puede considerarse lo suficientemente estable mientras no haya una situación revolucionaria creciente y poderosa, es uno de los puntos positivos de la defensa de Batista. Él sospechará que a Miguel Mariano y a la revolución se les ha ocurrido ya el trabajo de zapa, pero piensa, y tal vez con razón, que este trabajo tienen que hacerlo más bien por la base y no por la altura que está comprometida. Por lo tanto, deduce que el trabajo, aunque sea efectivo, será largo y dará tiempo a tomar nuevas posiciones. En cuanto un cambio en la política de la Embajada ocurra, se pondrá instantáneamente más alerta, y este factor hoy positivo se debilitará en sus cálculos. Desde luego, como la incógnita personal es importante en esta ecuación, vamos a suponer que Pedraza, justamente atemorizado sobre la marcha de los acontecimientos, que se confabulan contra él con fuerza mayor que contra Batista, sin duda ninguna, arrastrado por un temor disfrazado de audacia, le da «el golpe» a Batista y lo derriba o lo asesina. A los efectos del despeje de la ecuación del ejército dentro del sistema ecuacional de la política criolla, esto sería, desde nuestro punto de vista, una solución positiva en todos sentidos menos, naturalmente, en el de las consecuencias inmediatas, posiblemente sangrientas. Porque, las contradicciones del imperialismo se acentuarían contra él más que contra Batista; porque el ejército se fragmentaría con mucha mayor facilidad y sería más asequible a la conspiración, ya que nadie pudo suceder a Alejandro, ni Perdicas, ni Ptolomeo, es decir, ni Pedraza ni Benítez, y Batista, como aquél, podría decir que sus funerales serán sangrientos, porque, por último, la conciencia revolucionaria del pueblo se pondría más alerta y hasta porque los partidos politiqueros de la situación marianista se le pondrían en contra, con mayor o menor fuerza. Es decir, que en función de todas las otras ecuaciones, este despeje por eliminación de la incógnita de Pedraza, es favorable. Lo probable será, si hay un cambio en la política de la Embajada, que Pedraza caiga y que Batista entre en concesiones, con vistas —hombre siempre alerta— a socavar las fuerzas del enemigo o a preparar el vuelo. Posiblemente, como esos campeones derrotados que hacen su «come on back» a base de que el nuevo campeón es un negro (E.U.), Batista, para tomar de nuevo posiciones favorables, para ponerse a la ofensiva y dejar la defensiva, se apoyará, en las demandas ante su «manager» (el imperialismo) en los progresos alarmantes que vaya haciendo la revolución, y más aún, en las imprudencias que ésta cometa. Una insurrección prematura, por ejemplo.— Con respecto a su actitud frente a la frágil maquinaria marianista, —otra de las incógnitas— Batista luchará por mantener posiciones dentro de ella. Él no ayudó a crearla para que fuera su enemiga, y, aunque hoy comprende que no puede ser su amiga, no forzará la fricción sino en caso muy favorable para él. El «ejército» de Miguel Mariano no tiene ni la unidad ni los recursos que el suyo, por lo menos en un examen superficial, pero, en cambio, acaso tiene muchas más posibilidades. Dentro de estas posibilidades no desdeñaría de entrar él. Por eso, cuando llegue el momento, estaría muy dispuesto a cambiar la hostilidad en pacto. Mas no sólo va a ceder él sino que va a ganarse un
apoyo más o menos velado dentro de esa maquinaria marianista, por sectores del Congreso y de los partidos politiqueros. Lo último que haría Batista sería el darle «el golpe» al sistema de Miguel Mariano. Procurará ganarle batallas sin hacer mucho alarde de las victorias, porque es enemigo de quien quisiera ser amigo. Porque recuerda que su posición con respecto al imperialismo y sus contradicciones se reforzaría totalmente casi, si fuese posible esa alianza. Por tanto, él ganará tiempo en espera de que los adelantos del movimiento popular y de la revolución hagan que Miguel Mariano coja miedo. Si se mantiene hasta allá, está salvado, piensa él. Con relación al movimiento popular y al desorden de la revolución, con toda claridad debe ver peligros y posibilidades. Si estuviera en una posición más estable, probablemente propiciaría ciertas imprudencias populares para que su «manager» se diera cuenta con rapidez de todos los peligros. Mas como no está en esa situación, vigilará el movimiento y hará esfuerzos por desviarlos. Posiblemente, de su nuevo viaje por la isla traerá nuevos planes. Debe, aparte de otras razones, haberlo planeado con la intención con que se manda a la vanguardia a tomar informes sobre el enemigo. Este viaje debe mostrarle con claridad que ha habido un cambio popular notable. Tenemos que esperar que no haya más entusiasmo que el artificial, en todas las recepciones. Y, aun en las caras que vea, notará más que nada, una interrogación. Muchos irán a verlo como quien va a ver un enigma, a descifrar algo. ¿Qué irá a hacer ahora este hombre?, se preguntarán muchos de los que vayan a contemplarlo. Y los ojos que preguntan se conocen bien. A su regreso él debe traer nuevos planes con respecto al movimiento popular. De todos modos, se da cuenta de su formidable peligro; peligro si lo reprime antes de tiempo y peligro si lo reprime tarde. Él tiene que estar, como el cocinero que vigila «el punto», pendiente de que no «se cuaje» «la masa», porque se le echa a perder «el pastel» y, desacreditado ante «la casa» y «el patrón» perderá «el empleo». Y sabe que este pastel es más difícil que todos los otros, porque en él entran una casi inconmensurable cantidad de ingredientes, cada uno en proporción distinta y con distinta capacidad de resistir el fuego. Más alerta que nunca, ante el movimiento popular fingirá cierta complacencia y mantendrá a la Embajada en constante tensión sobre sus peligros con el doble propósito de mantener sus conexiones con el imperialismo y anticipar el momento de la represión, es decir, el de su tranquilidad. Por otro lado, las divisiones del campo revolucionario lo calman un poco. Saben que las masas necesitan cauces, y que, aunque a la larga, de no dárseles, ellas por su cuenta los trazan, esto es siempre a la larga; es decir, que si la cosa va a ser así y la incapacidad es tanta, también se siente un poco tranquilo. Por eso, una de sus fuertes esperanzas es la división y el desconcierto revolucionario, que no logra darse unidad de criterio y de acción. Sin embargo, comprende que esto, de todas maneras no durará demasiado y que, también «a la larga», la cohesión revolucionaria vendrá con todo su poder. Mas, habrá ganado tiempo y, posiblemente, para entonces, su situación podrá ser distinta; habrá podido, quizás, acoplarse a la maquinaria marianista y los compromisos del imperialismo a lo mejor no serán tantos. Su problema, pues, es prolongar la desunión revolucionaria. Para ello, bien le viene demorar el regreso de los exilados, porque, una vez en Cuba, será más fácil llegar a un acuerdo general entre ellos. Su ideal sería que surgiera una división profunda en las filas de la revolución, que la debilitara. También su ideal sería un golpe prematuro, que le diera ocasión a un triunfo fácil y a una movilización general del ejército, con un nuevo incremento de su personalidad triunfal. Mas él no tiene poderes sobre estas posibilidades que quisiera que se presentaran; en este sentido, su único poder consiste en advertir a la Embajada de tales hechos y considerarlos como bastante próximos. En una palabra «en meter miedo» sobre ellos. Aquí, fatalmente, Batista entra en función del tercer grupo de este sistema de ecuaciones: la revolución. En el orden estrictamente militar está preparado con sobra para hacerle frente, mas él debe darse cuenta que todo esto es exterior, y que, si no tiene acierto en «el punto», su misma «masa» lo aplastará. En el orden del apoyo popular, sabe también que si la revolución, por su parte, sabe madurar la fruta, tendrá una enorme fuerza de masas, si sabe esperar y vigilar y abonar, su «cosecha» será aplastante. Su trabajo, en este sentido, consistirá en hacer abortar esa «madurez». Para ello, «carburo» a los mangos es lo mejor. Carburo quiere decir fuego, llama, por supuesto. Por otro lado, ¿entraría él en tratos con la revolución? ¿Trataría de buscar apoyo en cualquiera de sus fracciones? Francamente, parece improbable, a menos que ocurra una traición desvergonzada, en cuyo caso, aunque sea «a la larga», los factores de la revolución se robustecerán. Aunque rápido, esto
merece un examen. Batista no tiene en el campo de la «revolución» en Cuba, aparte de la posibilidad marianista —porque Miguel Mariano, como él, es hijo del imperialismo— la del A.B.C. El A.B.C. es hermano de Batista; pero ellos son Caín y Abel (Abel era un cabrón también, desde luego). Los dos aspiran a la misma comida y el mismo premio. El A.B.C. es aún peor que Batista. (El A.B.C. es Martínez Sáenz aunque algunos se empeñen en lo contrario.) El A.B.C. odia a Batista porque le quitó la oportunidad de ser más vil que él. Batista odia al A.B.C. porque, para el imperialismo, para su «padre», el A.B.C., esto es «su hermano», es —sería— aún mejor que él, si pudiera utilizarlo. Por eso jamás se pondrán de acuerdo en el fondo. Por eso Martínez Sáenz intriga con Welles en Washington por desplazar a Batista. Con los otros sectores Batista no tiene oportunidad ninguna, por lo menos hasta que no ocurra algún desenmascaramiento rotundo. Y éste no podrá ocurrir, dadas las circunstancias, sino precisamente después que Batista caiga con todo estruendo y, ya frente a la revolución en marcha, el Imperialismo, en busca de un Calles cubano, afile todas sus astucias y derroche todas sus promesas en la busca de un traidor. Lo que no quiere decir que no aproveche con habilidad todas las divisiones y, en apariencia, algunas veces parezca que está aliado de determinado grupo revolucionario, cuando, en realidad, lo que está es frente a otro, parapetándose, al paso, en una trinchera ajena. Esto se aclara más fácilmente por el procedimiento matemático que se llama «por reducción al absurdo», utilizado cuando se quiere llegar a una solución positiva por un camino negativo. Por ejemplo, planteando este problema así: ¿Puede Batista aliarse hoy con el P.C.? ¿Con Grau y los Auténticos? ¿Con la Joven Cuba? ¿Con IR, Pan, etc.? Por este método se admite que sí, e inmediatamente resulta el absurdo, con lo que ya no hay que demostrar nada. Que es lo que nos proponemos demostrar, como se dice en matemáticas. Ahora bien, no hay que olvidar que Batista está, en este problema, como en todos, a la caza de coyunturas. Él es el cazador que ha ido a la selva a cazar panteras. Pero lo mismo dispara sobre los venados. Su problema es limpiar el bosque. Y en este sentido, él no olvida que en la revolución, como se verá en el desarrollo de sus ecuaciones, hay dos grupos, los que quieren la unión, el frente único, en cualquiera de sus formas, y los que rechazan ese camino; también, los que quieren aceptar las nuevas condiciones de lucha y los que no las admiten. De estas contradicciones sacará partido y ganará tiempo. Porque siempre su problema es ganar tiempo, «oír la campana». Si, disfrazado, pudiera actuar dentro del campo de la revolución, estaría contra el frente único y contra la aceptación de las luchas por el movimiento popular en Cuba. No hay duda. En el primer caso, porque el enemigo permanecerá débil, desorientado y hasta, en cierto punto, desprestigiado ante las masas; en el segundo caso, porque sabe que la insurrección sin base popular irá al fracaso y que, además, en cualquiera de sus formas, hoy la puede considerar lejos. Es decir, gana tiempo, «oye la campana». Para entonces ya habrán cambiado muchas cosas. Incluso Miguel Mariano y el imperialismo y sus ataduras. En resumen, pues, la «incógnita» de Batista es bien clara aunque sea negra. Signo negativo siempre. Hombre en la encrucijada. Problema vivo. Trinchera movible. Con respecto al imperialismo, inconveniente, pero apoyo hasta ser substituido; con respecto a Miguel Mariano, si éste se solidifica sin su apoyo, desaparición; si lo desplaza, en cualquier forma, baja mayor aún de nivel; con respecto a la revolución, fuerte con «camouflage»; trampa de atrapar tanques… Este hombre es hoy en Cuba la angustia del tiempo. En la imaginación se le [ve] desesperado, como Wellington, gritando «¡Blucher o la noche!». Esto es, la noche de la confusión y el desorden, la desorientación. Sólo en el desorden puede este hombre estar tranquilo; sólo en la desorientación puede encontrar con claridad un rumbo: aumentarla. Es como esos objetos a los que sólo mantiene visible el remolino: si se precipitan, se hunden; si son arrojados por la periferia, desaparecen en la vastedad ilímite. Necesita el remolino y lo pusieron para que lo detuviera. Es un hombre sin solución. En álgebra debe llamársele una ecuación indeterminada. Lo único cierto es que tiene signo negativo para todos; signo negativo en función de todas. Y si pervive, es porque muchas de las otras ecuaciones también lo tienen, aunque a lo largo de las sustituciones de valores ocasionalmente lo cambien. Batista, cada vez que se cambia un valor en la ecuación, cada vez que se despeja una incógnita, deviene más negativo siempre. Siempre llevará en nuestro proceso el signo de menos. Porque éste es el signo de la traición. El tercer punto, la tercera ecuación de este sistema de la política criolla, es el del movimiento popular. Desde luego, no hay que aclarar cuánto está conectado con los anteriores y, sobre todo,
con todo el último sistema de ecuaciones: la revolución. No obstante, tiene ya sus propias características, sus posibilidades claras. Con respecto a la revolución es, quiera o no quiera ésta, su vanguardia poderosa. Con respecto a la situación militar, entraña un poderoso resurgimiento de la lucha contra ella; con respecto a Miguel Mariano, significa hoy una presión y mañana una denuncia; con respecto al imperialismo yankee, es el gran peligro, el plano sobre el cual inciden sus fuerzas y la de sus afiliados; es el plano que se levanta sobre su subnivel forzado. Es un plano que puede convertirse en vertical. En todos sentidos su signo es positivo. Es como un anuncio lumínico rojo en medio de la noche, en la que sólo hay muy pocas luces, y éstas de colores indecisos. Con respecto a la revolución, hoy parece conformarse con hacer de vanguardia, pero devendrá, fatalmente, cuerpo principal —o la revolución se volverá signo negativo—. Sus actividades plantean problemas que agudizan todas las contradicciones políticas de Cuba e irritan todas las incógnitas personales. Hoy, el movimiento popular es, no sólo el gran estratega sino el gran Maquiavelo de la revolución. Él pone en pugna al imperialismo y a Batista; a Batista y Miguel Mariano; a Pedraza y Batista; fragmenta el Congreso; alienta la revolución. Hoy sólo será signo positivo quien esté con él. Porque él es el único capaz de plantear problemas serios; el único capaz de forzar la situación de Batista y de presionar las acciones de Miguel Mariano: la amnistía, las libertades de palabras, prensa y reunión, la Constituyente son las promesas demagógicas de que se ha agarrado para luchar, como quien finge creer en el valor de un charlatán y lo empuja a realizar todas las hazañas que ha prometido llevar a cabo. En todas estas luchas no hay más que posibilidades de victoria; sobre todo, si se admite, como se despejará más adelante, la verdadera situación de la revolución. Miguel Mariano es el charlatán de café que ha pregonado su valor y que «no cree en guapos». El movimiento popular sabe que no hay tal valor, que está lleno de miedo ante la empresa, pero que es de esos guapos que, en público, sobre todo si la policía está cerca, por no quedar mal y no «perder el cartel», puede decidirse. Sobre todo, porque después ya no tendrá que pelear más. Lo que es una característica de este tipo de «guapos». Y claro que si, por fin, «tira la bofetada», el movimiento popular habrá de apoyarlo y aplaudirlo, y fingir que lo ha convencido con su valor… Y en prueba de que está totalmente convencido, le buscará enseguida nueva ocasión de pelea. Hasta que el «guapo», se «le raje». De lo que sí está convencido que fatalmente llegará. Naturalmente, Miguel Mariano, si cede a la presión popular y plantea los problemas, ganará mucho crédito, y más aún, si vence. Pero no hay dudas por hoy de que la victoria de Miguel Mariano frente a la situación militar, será una victoria del pueblo, del movimiento popular, aunque sea una victoria parcial sobre sus objetivos finales. Su posición es de objetivos inmediatos: primero frente a la situación militar, al lado de la revolución y de Miguel Mariano —si da la pelea—; después, caso de ser vencedor, al lado de la revolución, frente a Miguel Mariano. Y no hay duda de que, aunque la situación de Miguel Mariano controle una parte del pueblo y que ésta sea considerable; y aunque el ejército envuelva otra porción, ya menor, la gran mayoría popular está tácitamente con la revolución y lo estará clamorosamente cuando la revolución interprete bien sus impulsos. Con relación al imperialismo yankee, el movimiento popular tiene ya concepto mucho más claro de sus contradicciones. Cuando un hombre amenaza con tirar y no tira, pierde el respeto. En Cuba el imperialismo yankee ha amenazado en falso varias veces. No se le respeta tanto, aparte de que se le conoce más y, por otro lado, puede llegarse a ese caso climáxico por el cual un hombre se dispone a pelear con cualquiera. Es decir, que ya el movimiento popular actúa en Cuba sin una buena parte de aquel lastre penoso y grávido de «la intervención», lo que le da más soltura, más agilidad, más fuerza, y, por tanto, más posibilidades. Por ello, frente a él, habrá que emplear, o nuevos recursos, o la aplicación, hoy, de medidas de ayer, lo que quiere decir, demasiado peligrosas. Queda bien claro, que en función de los tres sistemas ecuacionales, el movimiento popular es positivamente positivo. Por tanto, resta, es menos, quien está contra él; quien no está con él, en consecuencia, muy bien puede estar con los que pueden estar contra él: el imperialismo yankee; Batista y Miguel Mariano (pasado cierto límite).— En resumen, todo este segundo sistema de ecuaciones, que he llamado «de la política criolla», un poco caprichosamente, muestra un entrecruzamiento de signos: Batista, menos; Miguel Mariano, más-menos; y movimiento popular, más. No puede emplearse, para llegar a una solución final y correcta, el procedimiento algebraico de la fusión de signos, porque para
ello habría que hacer un análisis más profundo y extenso de cada ecuación, descomponiéndola en todos sus valores. Más por más es más y más por menos es menos, pero hay que averiguar el número de signos dentro de cada ecuación. No obstante, de una vista general se ve que Miguel Mariano con sus signos, que podemos llamar «indiferentes» —más-menos— puede ser considerado la clave de esta solución. Si se tiene en cuenta, como se ha tenido, la dimensión Tiempo, en la primera fase podemos aceptar que su actuación tendrá signo positivo, estará al lado del movimiento popular positivo, en la segunda fase, al crecer este signo más de la cuenta, el suyo será negativo. En lo inmediato, pues, la solución es favorable dentro de este sistema y, con respecto a lo futuro, cualquiera que sea su posición, nosotros estaremos más fuertes, sin discusión ninguna.— En conexión, en función con el primer sistema, o sea el del imperialismo yankee, llegamos a igual solución: favorable en la fase electoral de Roosevelt; una incógnita después, mas que no debe considerarse demasiado pesimista si los republicanos, derrotados, erizan sus enconos y obligan a Roosevelt a usar mucha prudencia, es decir, poca fuerza. Tercer sistema:— Campo revolucionario.— Entré en el análisis de este terreno algebraico, convencido completamente de la bondad del sistema analítico. Por tanto, sin vacilaciones. Por lo pronto hay que reconocer dos ecuaciones fundamentales, que, más o menos, tienen distinta formulación. Más o menos son éstas: la revolución que está por el frente único y la que está contra él; la que está por el regreso a Cuba para incorporarse al movimiento popular y encabezarlo, y la que está por quedarse en el exilio; la que está por un concepto dialéctico de la revolución y la que se conforma con el asalto insurreccional sin preparación. En el fondo una serie de variantes de dos ecuaciones claras: la de los que están en la revolución con un honrado, limpio, claro, consciente concepto del grado alcanzado por nuestras luchas contra el imperialismo, sin más ambición personal que la del triunfo de tales ideas y de tales conquistas, y la de los que están, o por atraso mental, o por ignorancia histórica, o por mala fe política, o por ambición personal de poder inmediato, inclinados a métodos desacordes con la realidad, en función del pueblo, de su porvenir y su bienestar. Más claro aún: los que están de acuerdo en una revolución para Cuba, en marcha hacia el socialismo, cumpliendo sus etapas naturales, y los que, aunque no lo digan, odian esta solución, y, urgidos por los hechos, apelan a métodos que todo lo retrasan y todo lo confunden. Como no pueden expresar el fondo de sus pensamientos antisocialistas y antiobreros; como, inclusive, tienen hoy que tener un lenguaje parecido y promesas semejantes casi a las de los del primer grupo, éstos se ven forzados a contradecirse con actitudes lamentables. Y éstas son las dos ecuaciones fundamentales, con todas sus variantes. En ellas por paradoja estupenda, se encuentran casos particulares, «incógnitas» personales de individuos que pertenecen a una serie, dentro de ciertos límites, y a otras también dentro de ciertos límites; quienes quieren honradamente el frente único, pero están en contra de las luchas populares de preparación insurreccional; quienes no tienen ambición personal ninguna y están contra el frente único como solución; quienes están por una lucha antimperialista a fondo y están en contra de la evolución socialista de la revolución. En fin, una serie de complicaciones sorprendentes y hasta regocijadas, y que provienen, en su gran mayoría, de una ignorancia persistente, pudiera decirse, de una ignorancia aferrada asimismo, con miedo a dejar de ser ignorancia. Mas esto no hay que tratarlo. En Cuba todos somos «líderes», en principio. Y desde el principio también. Por eso no tiene demasiada importancia el despeje de la incógnita de tanto «líder». Dentro de poco, en Cuba habrá más «líderes», que «masa». Esto es un reflejo de todo. Acuérdate que hemos conocido muchos más generales, jefes y oficiales del ejército libertador, que soldados; y el actual ejército de Cuba, en proporción, tiene más oficiales que ninguno otro del mundo. Es decir, más «líderes». Por eso es un axioma, o, por lo menos un postulado, que, mientras no se demuestre lo contrario, todos somos líderes. Inclusive nosotros. Analicemos, pues, las dos ecuaciones fundamentales. La revolución con proyección hacia el socialismo comprende una serie de grupos que, si ocasionalmente son los menos numerosos, están destinados, de manera absoluta, a ser los de filas más nutridas. Porque el pueblo va hacia el socialismo, es decir, hacia donde van ellos. No hay que señalar los grupos por sus nombres; sin embargo, ahí están, el Partido Comunista en primer término, y los grupos integrados más o menos por estudiantes, profesionales y otros elementos, casi siempre de la pequeña burguesía, conocedores ya del problema de Cuba y de sus
únicas soluciones, con cierta concepción general de todos los problemas, cierto desinterés personal inmediato, cierta base programática hacia lo agrario y lo social. Grupos, en fin, de diversa meta pero de igual rumbo. Sin duda la identidad del rumbo crea la posibilidad de una unión bastante sincera, mas la diferencia de las metas crea, como se sabe, fricciones que no son muy suaves muchas veces. Por eso, ni en este sentido, ni en esta ecuación, puede considerarse plasmada totalmente la unidad revolucionaria. Pero su marcha unida, será, sin embargo, relativamente larga. A través de la acción, tanto en sus filas, como en sus zonas de influencia, se hará más clara y precisa la marcha en la revolución con vistas a la socialización de Cuba. Hoy, ante los problemas políticos nacionales, se observa una confluencia casi perfecta de varios de esos grupos más importantes. Todos están por el frente único; todos están por el aprovechamiento de las condiciones actuales, de las contradicciones políticas del imperialismo, Batista y Miguel Mariano; todos están por una revolución de masas, por una insurrección de masas; todos están por una serie de medidas antimperialistas relativamente moderadas; todos están dispuestos al sacrificio de parte de sus programas con tal de obtener la unidad de acción indispensable para el triunfo en esta etapa. Particularmente en este proceso, aunque en definitiva no se acepte la línea de aprovechar el movimiento popular por los otros, tienen una real oportunidad de engrosar sus filas y ampliar sus influencias respectivas, tanto en lo ideológico como en lo meramente organizativo. Su fuerza puede considerarse «in crescendo» y aún podrá llegar a ser tal, que podrá influir en la ideología aparente de los grupos de la otra ecuación. La situación social y económica de Cuba favorece naturalmente su política, aunque tropiecen con el inconveniente de no tener lo que pudiera llamarse «líderes» nacionales, ya que otra clase de líderes ya sabemos que abundan de sobra. Y esto de los líderes nacionales, sin duda tiene remedio, pero es problema de ocasión. Porque algunos nombres ya los hay: por ejemplo, Marinello y Vergara indiscutiblemente que han alcanzado ya amplia categoría. Y no hay duda de que si los actuales líderes se sacrifican a conceptos falsos o a presiones interesadas y equivocadas de los comités dirigentes, nuevas figuras nacionales serán creadas alrededor de los justos intérpretes de los anhelos populares. Y esto no quiere decir que los antiguos líderes nacionales desaparezcan, porque en Cuba, esta clase de individuos resucitan siempre, son eternos e inmortales. Son los «fantasmas» de la historia de Cuba, que aparecen y desaparecen misteriosamente. El caso de Menocal y Mendieta es la prueba. Cuando uno de estos «fantasmas» no sale, como Machado, es sólo porque otro compañero le ha robado la «sábana». Por ello, no hay que pensar ni creer en un desplazamiento ilusorio y hasta perjudicial, porque acaso ello produciría la incorporación precoz al campo reaccionario de muchos de sus partidarios y el alejamiento de los problemas políticos de otra parte. Sólo en la lucha, en la participación es como se podrá ir ganado a todo ese grupo —a los que sean capaces de dar el paso— hacia el concepto social y dialéctico —dinámico— de la revolución. En definitiva, pues, deben considerarse cada día más brillantes las oportunidades de la ecuación revolucionaria, con sentido social de la lucha, en primer lugar, porque su ideología es más clara, más firme su propósito, más frágiles sus contradicciones y, en segundo lugar, su posición es más acorde con la realidad, con la historia, con los deseos populares. Frente a las contradicciones del imperialismo, de la situación marianista y del ejército, su actitud es la más hábil y su fuerza parece ser cada día mayor. Mientras los elementos de esta ecuación más capaces sean en fundirse y en ponerse de acuerdo sobre la próxima meta, mayor será su empuje y su fuerza real. La segunda ecuación de este sistema es mucho más complicada, porque su posición es más forzada. Los problemas de la primera, en todo lo interno son relativamente escasos y de menor importancia. En cambio, a este grupo se lo comen, y lo van desintegrando paulatinamente, la amarga naturaleza de todas sus impotencias. Sin embargo, están hoy, puede decirse, a la cabeza de la revolución, a virtud de una serie de hechos, cuyo análisis pormenorizado no procede aquí, por obvio, pero que giran, en general, alrededor de dos motivos: la personalidad nacional de algunos nombres —acaso de uno solo— lograda durante el gobierno septembrino, y las posibilidades insurreccionales alentadas al calor del dinero obtenido para «la insurrección». Es una lástima que ya no tenga yo hoy —hoy es lunes y acabo de regresar del trabajo— el mismo entusiasmo analítico del sábado, porque presiento que aquí hay una serie de ecuaciones secundarias y de incógnitas secretas, que pueden escapárseme con facilidad, y que no dejan de tener importancia para el desarrollo de todo el grupo dentro del sistema. Por lo pronto, con
relación a un punto fundamental de esta ecuación, o sea su orientación con respecto a la revolución para mí, por convicción profunda, íntima, sólo desvirtuable por hechos claros, en que no intervenga —como intervino en su ascenso popular— la obligatoria demagogia a la desesperada, toda esta ecuación hay que suponerla como frente a la otra, en el sentido de que no está por una etapa de la revolución en camino hacia el socialismo, aunque está, allá en lo profundo —y muchas veces hasta en la superficie bien palpable—, precisamente en contra de ello; en contra, inclusive aun cuando los hechos, al impulso popular, propiciado por favorables circunstancias, la obliguen a encabezarlo y triunfar…; aun en este caso, siempre me parecerá a mí, que por lo menos una buena parte de este grupo, ha ido al triunfo, de la misma manera como en las películas cómicas algunos protagonistas se hacen héroes sin saberlo; aun como algunos caballos de invencible «estamina» como Man O’War, triunfan apenas de encontrarse vendido su jinete. Por todo ello, está enfrente de la otra y la mejor solución sería que aquélla la fuese absorbiendo en el camino ascendente de la revolución. Mas no hay que hacerse muchas ilusiones, porque, como sabemos, su posición obedece con claridad, también, a un criterio clasista de la lucha. Ellos pertenecen a los que se quedan en la meta cuyo rótulo dice: Cuba para la burguesía cubana, lo que sólo puede leerse, si, como en los papeles de espionaje, ponemos al fuego —al fuego de la revolución— el lema de amplia vaguedad: Cuba para los cubanos. ¿Qué posibilidades tiene toda esta ecuación dentro del sistema general cubano de lucha contra el imperialismo yankee? Sin duda hoy está enfrente de él, por dos razones, primera, porque él, en su ambición, también la oprime, y, segundo, porque sólo podrá obtener concesiones de él a base de apoyarse en la opinión general, en la fuerza total, popular de lucha, que si está directa e irreconciliablemente en frente de aquél. Pero no hay duda de que su meta es la primera. Yendo de la Habana a Santiago, esta ecuación se resuelve en Matanzas… Y, desde luego, como para ir de la Habana a Santiago, hay que pasar por Matanzas, pues vamos todos juntos en la comparsa. Y hasta Matanzas tendremos que ser buenos amigos, porque es enojoso y peligroso hacer el viaje juntos con enemigos. Y no hay duda: si el imperialismo tiene que tomar ese tren, preferiría de todas maneras quedarse en Matanzas. Porque él es como esos ricos capturados por los gangsters, que cuando ya no les queda más esperanza de soltar el dinero, procuran obtener alguna rebaja en el rescate, o pactan con ellos a base de dar lo pedido siempre que ellos no lo molesten más a cambio de no delatar él a la policía a sus secuestradores, con los que queda en advertida amistad. Lo que quiere decir que, como pueda, los delata y los lleva a la silla eléctrica, porque el rico —el imperialismo— no olvida nunca que tiene «el deber» de rescatar lo que le «han robado» «por su libertad». Y para ello, o aprovecha la traición de uno de los «gangsters» —caso muy corriente en la América Latina— o la oportunidad favorable de un cambio político general, para recuperar todo lo perdido y, de serle posible, cobrar sus intereses. Y todo este mundo de recelos y traiciones del imperialismo, para aquellos con quienes, de ser un poco menos avaricioso, podrían llegar a ser sus aliados, ha hecho que muchas veces éstos se hayan visto precisados a ir más lejos de lo que se proponían. Es decir, a no bajarse en Matanzas y seguir para Oriente… Y es conveniente saber esto, desde luego. Mas hay una cosa cierta, interna en esta ecuación, y que es resultante de la poca claridad de su posición y la falta de esa fe profunda y hasta un poco lírica, que da alientos secretos: esta ecuación es menos fundible en sus componentes que la otra. A diferencia de la otra, tiene la misma meta, pero sus rumbos son distintos y muchas veces contradictorios: son el perro y el gato que van a comer en el mismo plato. No son, como en la otra ecuación, en que el rumbo es el mismo y distintas las metas, donde todos van hacia la misma montaña y unos quedarán en las faldas y otros ascenderán a la cima. Todo el problema entre ellos se reduce a cómo llegar, de la misma manera que en la otra ecuación el problema es, hasta dónde llegar. El que va más lejos que otro, no pierde nada por acompañarlo en su marcha hasta donde aquél vaya. Al contrario, así irá más acompañado. Pero cuando dos van al mismo sitio, y uno tiene máquina y otro caballo; y uno quiere pasar por un lado y otro por uno distinto, difícilmente se ponen de acuerdo. Porque el problema en esta ecuación, no es sólo de camino, sino de vehículo también. Y hoy esto está a punto de plantearse con toda claridad. Sin perder de vista los otros puntos, las otras incógnitas, vemos esto que viene a complicar los resultados de la ecuación: por lo pronto hay «auténticos» y «Joven Cuba». Mas desde luego se ve que estas ecuaciones han resultado sistemas. Los «Auténticos» hoy tienen hombres, dos caminos: Grau y la O.A. La «Joven Cuba» casi pudiera decirse que es
como una de esas plazoletas de convergencia en las grandes ciudades, de las que salen tantas avenidas, que el que no conoce bien la ciudad no sabrá para dónde ir. Nosotros —por lo menos yo— no conozco bien esa plazoleta que dentro de la revolución es la Joven Cuba. Por ello no me queda más remedio que dividirla en Norte y Sur, Este y Oeste: al Norte están los que quieren el frente único: al Sur, los que no lo quieren; al Este, los que quieren la inmediata insurrección; al Oeste los que piden la aclaración de todos los problemas, inclusive, y primero, el del dinero. (Y esta sola es una ecuación dificilísima… Sobre todo para los que han manejado ese dinero.) Y dentro de estos puntos cardinales hay tantas desviaciones, que sin duda podrían utilizarse una porción de puntos colaterales por señalar grupos —ecuaciones—; por ejemplo, Habana, México, Torrado, Calixta, Tatica Jordan-Pepe Velazco. Y eso de lo que conocemos nosotros. Y no hay duda, cuando una ecuación tiene tanto dato indeterminado, la incógnita, al despejarse, puede dar cero o infinito. Es decir, que no hay solución para ella. No es esto exageración ninguna. Miremos la realidad. La Joven Cuba, como los «Auténticos», pero más aún que ellos, tiene ante la revolución, y ante el pueblo de Cuba, el gravísimo problema del dinero, tomado específicamente para la revolución. Y esta palabra para ellos quería decir únicamente, la insurrección. Y en efecto, dinero no han gastado en ninguna otra de las formas y métodos por los cuales hay que conducir a las masas hasta la insurrección. Ahora, ante la nueva situación política en que aparece posible la realización de un movimiento popular ascendente, la Joven Cuba se encuentra con que ese dinero, o una buena parte de él se ha perdido o se ha malgastado. Los rumores son ya francamente acusadores y desmoralizadores. La Joven Cuba, muerto Guiteras, pervivía a base del dinero obtenido. A base de ese dinero los «Auténticos» han entrado en pacto con ella. El asunto de Laredo, admitiendo, como para nosotros procede y es lo mejor para la seguridad del cálculo, fue absolutamente limpio, no tiene, en buena lógica, solución posible. Porque, si todos esos vagones estaban cargados de armas en cantidad tal como para justificar el dinero en poder de Torrado, resulta ingenuo pensar que el imperialismo yankee las vaya a entregar. Y el gobierno de México tampoco se va a arriesgar a una reclamación retrasada e inexplicable, porque de haberlo querido hacer lo hubiera hecho inmediatamente y con todo vigor. Por el contrario, hubo negativas oficiales al respecto. En ese caso, el único camino sería utilizar a los contrarrevolucionarios mexicanos, lo que, aparte su turbiedad, no se conseguiría sin una poderosa «comisión», y, sin el desprestigio inmediato en México de tales revolucionarios, y la persecución, por ese gobierno hoy bien estable, de todo embarque para Cuba. El chance de esas armas —de ese dinero— para la revolución de Cuba, es un diez por ciento, concedido con toda esplendidez. Y, si por el contrario, Torrado en una jugada de desesperación, urgido por el plazo que se le había concedido, ante tener que pegarse un tiro, hizo un camouflage y obtuvo una venta barata, entonces, es cierto que el dinero estaba perdido. Y, aunque a los efectos de recuperarlas, los inconvenientes son los mismos que en el primer caso, supónganse obtenidas: entonces, aparte de la pobreza del equipo, la enorme desmoralización producida por el hecho tendría repercusiones tales que acaso ni con su mismo fusilamiento podrían obviarse. Es una voz unánime ya que ese dinero costó la vida de Guiteras y Aponte y de otros más, y que no puede perderse sin escarmiento y sanción. En todo caso, ello obligará a una justificación tan amplia y difundida que será casi pública, con todos los peligros que —particularmente para la insurrección— ello encierra. Y quien se ponga a poner obstáculos a esto se verá fatalmente envuelto en la misma neblina de descrédito y condenación. La Joven Cuba, si ha perdido ese dinero y no tiene armas —cosas ambas tan verosímilmente posibles dadas todas las circunstancias, realmente conocidas—, está como se dice vulgarmente, en una encrucijada; está, como cuando en un naufragio los botes de salvamento toman rumbos diversos, según a donde los arrastre la tormenta, aquí la tormenta es su impotencia para cumplir sus fines. Y como el hombre desesperado por el pánico, que, al verse sin salvavida, de un hachazo mata a un compañero para quitarle el que lleva y salvarse él, la Joven Cuba, en este sentido, tiene una solución: planear un nuevo secuestro, un nuevo asalto y nutrir sus fondos para seguir lanzando la consigna de insurrección y justificarse la vida. Y habrá matado algo, a un compañero de veras, porque si en estos momentos, un hecho de terror de importancia viene a auxiliar a Batista y Pedraza y a robustecer su posición ante la Embajada y el Imperialismo, el prometedor movimiento popular sufrirá un rudo golpe. Mas los crímenes pocas veces quedan sin denuncia y castigo, y difícilmente éste será una excepción. Porque el primer castigo que
tendrán en este momento quienes tal cosa intenten, será la repulsa inmediata del pueblo de Cuba y muy probablemente, la denuncia de las organizaciones revolucionarias que tratan de elevar el índice de la lucha popular. Los «Auténticos» también tienen su problema con relación al dinero. Los ciento cincuenta mil pesos del Ayuntamiento —más o menos— han sufrido una merma de tal naturaleza que, como tal vez sepas ya, la petición de un informe sobre esto —16,12,935— por parte de Llanillo, miembro del C.C. dio lugar a que se viera precisado a renunciar. Parece uno muy lejano de la verdad, que cien mil pesos de esa cantidad se han gastado. ¿Vamos a creer que ha habido tal hermetismo —primero y único en la historia de Cuba— que todo eso se ha gastado en armas y que está allá, esperando la llegada de los héroes? Hay quien sabe un poco de detalles de todo este asunto y se reiría de la suposición. Ajustándonos a la realidad, todo indica que ha habido una administración descuidada. Por consiguiente, investigación, escándalo, denuncia y desmoralización. Y, desde luego, fuerzas reales reducidas. Yo no tengo que dar cuenta de nada de eso, pero sí es una cosa cierta que la razón dada a Llanillo —«que no tenían que dar cuenta porque eso era como si fuera de particulares»— no la va a admitir la masa del Partido, ni menos el pueblo, entre otras cosas, porque ello equivale a hacer bueno el dicho de la prensa reaccionaria calificando de gangsters a los autores. En fin, sin duda, sin duda de ninguna especie, este problema del dinero, en toda la ecuación, va a reducir una situación en extremo confusa y dolorosa, en detrimento de ella misma, que ha de contribuir en alto grado a desmoralizarla y debilitarla en todos sentidos. Lo que sería perjudicial para la revolución, desde luego, por lo que, en cierto sentido, también a nosotros debe preocuparnos la mejor solución de este asunto, por esta razón y, además, porque ello debilita el aparato insurreccional que de todas maneras hay que preparar a plazo más o menos largo. Y todo ello no quiere decir que, si por fin se llega a la concertación de criterios comunes, no se exija a todas las partes, la declaración formal de las justas fuerzas y los verdaderos elementos que tengan. Aunque sea para cumplir con la indicación popular de que «vamos a andar juntos pero no revueltos», y porque, cuando en una familia hay un ladrón, el resto tiene que ser más honrada que nadie para no parar fácilmente en la cárcel a la menor duda de la policía. —La policía: el crédito público—. Claro es que todo este problema del dinero gira en la misma órbita que otra de las ecuaciones contradictorias dentro de este sistema: la de la representada por aquellos que ya sin mayor informe —y es por algo, desde luego, que no necesitan informes— se pronuncian en contra del aprovechamiento del movimiento popular y se empeñan en dar cranque a la historia como si ésta fuera un ford antiguo, pronunciándose, cerradamente, a pesar del largo y casi grotesco fracaso de un año y más, durante el cual a punto se ha estado de caer en el menocalero procedimiento de anunciar la insurrección a cada paso. Durante el cual haciendo una maravillosa variante táctica, inclusive se llegó a pensar en sacar a los expedicionarios de Cuba —Santiago— para traerlos de nuevo. Algo así, como uno de esos viajes New York-Habana-New York que organiza aquí la Ward Line… probablemente también, con la obligada visita de los turistas a los bellos «repartos» de la Habana Nueva y a las antiguas fortalezas de la Habana Vieja… Todo este grupo —elementos de la Joven Cuba y de la O.A.— se aliarán contra la otra corriente, formulada a través de las declaraciones de Grau, aunque con la timidez característica en él, de aceptar la nueva situación y sacar provecho de ella. Sin embargo, dos grupos: al poder por la insurrección y al poder por la elección. Es decir, a Matanzas en máquina o a caballo. Y los de la máquina quieren llegar tan velozmente, que en las curvas de Madruga y La Mocha se van a volcar, y allí los van a «madrugar» y a «mochar»… Y aunque esto haya salido una coña de mal género, nosotros sabemos que así será si es que al cabo realizan sus intentos. Porque, además, resulta claro, y tenía que ser dada su posición, que los que están por la insurrección, están por ella cuando cuanto antes: no hay más problemas «ideológicos» que conseguir las armas, los tiros y los barcos. Luego alguien que sepa poner el timón para Cuba. Y ya está «Mira, cómo resuena ya…» Después, en su imaginación no ven más hazañas y el universo entero paralizado escuchando el relato cablegráfico de tales prodigios insignes… Y en medio de todo esto, yo no sé cómo a nadie se le ha ocurrido que si todo lo que les hace falta para la revolución son las armas y los barcos y tienen dinero para ello hace año y medio casi, no se compra todo eso, se adquiere, y se hace la revolución, tranquila y fácilmente. Ah, porque, además, esta gente está convencida que Batista no pelea, el ejército no pelea, la marina no pelea, la policía no pelea. En fin, nadie pelea. Casi que no se explica uno cómo no van hasta sin armas a desalojar a tanto pendejo. Desde
luego, dentro de este grupo, hay sus excepciones y de las menos valiosas. Laurent, por ejemplo, yo estoy seguro que se da cuenta —y ya dijo una vez aquí en mi cuarto que creía necesario que todo el que pudiera regresara a trabajar allá— de la realidad tal como es, sin complejo de superioridad negativo, contraproducente y fatal. Con todo, el problema del dinero ofrece, en relación con este grupo lo siguiente: si las aclaraciones arrojan aún una existencia de posibles, serán intransigentes en cuanto a demandar la precipitación de la insurrección y en proclamarla como único medio. Si las investigaciones pregonan el fracaso ajusticiable de la administración de los fondos, los más decididos, los menos desmoralizados por el catacazo, pregonarán la necesidad de obtenerlo de nuevo. No hay vacilación en el despeje de esta incógnita. Los de esta ecuación, aparte de sus problemas individuales, que indiscutiblemente son serios —como los de muchos que nada tienen que ver con los actos de terrorismo ni los asaltos y secuestros— la falsedad fundamental de su posición ideológica y la pobreza de su meta, disfrazada de fulgurantes promesas, con algo de esos maromeros de circo que ponen más emoción en los preparativos, en la espectacularidad de los trajes, que la que realmente tiene luego la maroma, van a la extrema retaguardia de la revolución verdadera por más que pregonen que van a la vanguardia. Y la retaguardia siempre marcha con la impedimenta. Mas, no debemos olvidar, que la revolución, frente a la reacción, debe considerarse efectivamente como un cuerpo de ejército, en el que por igual hay que cuidar la vanguardia, el centro, y la retaguardia, porque los tres son indispensables para la batalla. Este grupo está particularmente influido, en lo psicológico, por el nombre de los héroes y por un deseo magnífico de emularlos. Particularmente entre los elementos más jóvenes esto es cierto. Ello entraña que hay en ellos cualidades de primera calidad, y nosotros no podemos olvidar que a muchos, que en las luchas del Directorio [y] el Ala Izquierda, pensaban de manera semejante a la que hoy sostienen éstos, al cabo los convencimos y a muchos modificamos en sus derroteros ideológicos. Por ello, el contacto con esos elementos siempre es justo, con vistas al aclaramiento de su confusión política. Mas, hoy por hoy, no cabe duda que su actitud será hostil hacia la adopción de una línea hábil, de consecuencias beneficiosas. No obstante, puede ser que machacándoles sobre la realidad, si se ponen con claridad las cartas sobre la mesa, como se dice, será posible hacerles admitir por lo menos una cosa, eso que me decía Laurent aquí hace dos o tres meses: el que regresen a Cuba todos los que puedan regresar al calor de la amnistía cuando ésta se conceda, lo que entrañará, desde luego, el reconocimiento de la necesidad de organizar y preparar de manera efectiva, y no de «boquilla» que es lo que, en definitiva, nos proponemos.— La otra ecuación dentro de esta ecuación del sistema, o sea, la de los que tanto en el P.R.C. como en la J.C. sí ven con claridad más o menos decidida y valiente la urgencia y necesidad de aprovechar este período de unos cuantos meses —al cabo de los cuales bien pueden variar muchas de las ecuaciones fundamentales, como ya se ha dicho— su posición puede analizarse así, salvo, claro está, lo que no conocemos. Por lo pronto, particularmente en la J.C., si los comprendidos dentro de este grupo son dirigentes, sin duda que su fuerza moral no será mucha ante los que se pronuncien por la insurrección como única salida, ya que siempre, de la dirección, les ha llegado tal consigna. ¿Qué hacer? Bueno, la posición de la J.C. es tan enredada y difícil que parece un complicado problema de ajedrez que se le pone a un principiante. Y no estoy muy ajeno a pensar que el misterio profundo de su solución es más o menos como el huevo de Colón, de puro fácil: no tiene solución. Además, ¿cómo cambiar ahora de golpe, cuando se acaba de crear el Consejo Supremo Revolucionario, nacido del Pacto de México, organismo estricta y especialmente insurreccional? Los miembros de fila, no; ni los que siendo más o menos dirigentes, han atacado la política de la Organización —que por cierto no son pocos ni malos.— La posición de éstos no es tan difícil. En realidad es clara. Unos, sin pensarlo mucho, se engrosarán al P.R.C., otros, tal vez los más, serán partidarios de ir a Cuba, si están fuera, y partidarios de luchar allá de nuevo. Éstos serán los supervivientes a los que el naufragio no pudo quitarles el gusto de la emoción del mar —la revolución— por más que en lo adelante prefieran, al romántico navío de afilado bauprés, con pomposo mascarón terrible en la proa y velas innumerables llenas de aplausos, pero cuya vida depende no de sí mismo, de lo exterior, del viento que sople, el tal vez menos bello pero más seguro y capaz de más largas travesías, barco de acero, negro y sin brillo, pero cuya vida va en sus propias entrañas, y va adelante cuando el viento sopla, mejor, y cuando el viento no sopla, menos; y cuando el viento sopla en contra,
menos aún, pero siempre va adelante, porque se alimenta de sí mismo y no de nada ajeno, artificial u ocasional. Toda esta gente habrá aprendido una buena página en la revolución y muchos serán muy buenos.— Ahora bien, con respecto al P.N.G. la solución parece más fácil y posible, y a ello ayudará su poco desde luego, la merma del dinero y la franca aunque cohibida oposición hecha por muchos de los dirigentes al Pacto de México. Por lo pronto, debemos añadir a estas coyunturas favorables el hecho de, que, primero, la política general del Partido, en muchas ocasiones fundamentales, ha sido la de la participación en las luchas cívicas para llegar al poder por ese camino, y, segundo, que los más destacados dirigentes —Grau— se pronuncian más o menos abiertamente por tal posición siempre que ésta sea precedida, como es natural y lo planteamos todos, por una serie de medidas que podamos considerar de garantías y seguridades (amnistía, libertad de prensa, etc.). Desde luego, el P.R.C. no puede existir sin Grau, sin el Grau de hoy, porque no hay que olvidar que nuestros partidos políticos más o menos —tal vez por profundo conocimiento matemático— obedecen a la mecánica celeste, y todos, como el sistema solar, giran alrededor de un astro, dentro de órbitas más o menos distantes, es decir, más o menos obedientes a su gravedad. Sentado este principio de que el P.R.C. no puede, en las actuales circunstancias, existir sin Grau, no cabe duda de que los esfuerzos se harán en el sentido de atraerlo hacia una u otra órbita. En esta lucha, si se prolonga, y se hace más o menos pública, los tres grupos van a perder —el tercer grupo es Grau—. ¿Cuál será la posición de Grau? Él no es hombre de gran carácter, como sabemos, pero sí es hombre, por lo mismo, controlable por influencias que sean constantes. Y como estas influencias ya han comenzado el trabajo cerca de él, y lo han hecho hablar para el público; y como no dejará de ver la realidad; y como está hasta más que consciente de la importancia de su roll; y como tiene la experiencia personal, directa y emotiva de que sólo el calor popular da perfil y relieve a los hombres públicos; y como está en el secreto, también de la pobreza y desorganización y posibilidades del aparato insurreccional; y como comienzan a molestarle ciertas pretensiones formadas alrededor de este aparato; por todo esto, y por razones más sin duda, como la marcha de los hechos le den alguna razón y soporte a sus declaraciones, es casi seguro que mantenga su criterio. Y su criterio decidirá la cuestión. Porque es sabido que en la mecánica celeste, cuando un satélite o planeta se distancia más de lo prudente del astro central radiante, está condenado a vivir en la oscuridad, en una órbita, por lo lejana, inerte, desconocida. Y como este sol está aún brillante y promete «derroches» de fulgor, será muy difícil que su sistema se le desintegre de modo notable. A menos, desde luego, que, por entrar en lo que se llama en astronomía, un «saco de carbón», por aislarse y entrar en la oscuridad voluntaria, da ocasión a que otros astros vengan a brillar dentro de su antigua órbita. Aquí, el saco de carbón, es alejarse de la vida popular y quedarse a la espera de una insurrección que él mismo considera ya, por hoy, punto menos que hipotética. La incógnita de Grau, con todo y su indecisión personal, parece sin embargo bastante clara. Si las circunstancias lo ayudan un poco, mantendrá sus declaraciones; será partidario de regresar a Cuba; partidario de participar en las luchas cívicas en fase ascendente. Su nombre, ya dentro de Cuba, ajustado a cierto marco, será aprovechable en alto grado, mientras no precipite demasiado los pasos. Porque ésta es otra incógnita de esta ecuación. Los que quieren, dentro de esta ecuación, sólo la insurrección, van al poder sin más ni más, sin mayor tramoya. Los que quieren el regreso a Cuba, dentro de este grupo, unos lo quieren para trabajar serenamente por la revolución, siguiendo un camino más o menos leal a sus principios, y otros parecen, por algunos detalles acumulados, dispuestos a tomar atajos. De aquellos otros, de los «insurrectos», unos, desde el poder, anhelarían el desarrollo de la revolución —los que sienten cierto mesianismo heroico—; parece paradójico, mas con ellos, de no ser por las tácticas, nos pondríamos de acuerdo; otros quieren el poder, entre otras cosas, para ametrallarnos a nosotros, porque se dan cuenta de que, llegados a su meta, queremos seguir el viaje. Éstos, si fueran capaces de contarse sus íntimos pensamientos, se pondrían de buen acuerdo con el segundo grupo de los que desean el regreso a Cuba. Desde luego, el desarrollo que habría que hacer del sistema de ecuaciones resultante de tales acuerdos que por medio de los cuales fuéramos a Cuba y comenzáramos a actuar en ella, aparte de ser prematuro e improcedente, por extenso tendría que desecharlo en esta carta, que te quiero terminar ahorita mismo para echártela mañana al irme al trabajo. Una pregunta: ¿afectará el prestigio de Grau el problema del dinero? Es claro que, en su día, la reacción política esgrimirá aviesamente la «anécdota». Mas no creo que le perjudique mucho.
Ese problema del dinero sólo tiene tres soluciones: obtener más dinero; fusilar a los culpables, o, dejarlos cagados ante el crédito popular. Y siempre habrá manera de reducir los culpables al minimum. Y si no, ya lo verás. Todo esto, por supuesto, dentro del orden personal, que en el colectivo la pesadumbre es grande sin duda. Hay en todo esto, algunas contradicciones que debo tratar de despejar. ¿El Pacto de México y sus organismos no son contradictorios con la nueva línea, si ésta se sigue? ¿El Pacto de México, para estos dos grupos, P.R.C. y J.C., no es una trinchera frente a ese otro grupo ya formado en la Habana y tomando vida y fuerza? Vamos a tratar de despejar estas incógnitas. Por lo pronto, debemos admitir, por la misma naturaleza, informe en su base social mezclada y en su ideología vacilante, que es más que probable que la nueva línea que siga el P.R.C. será la resultante, la aligación de una serie de concesiones surgidas de la combustión de los dos criterios principales discutidos: es decir, que consistirá en ir y no ir, en ser y no ser, en presionar y aflojar. Les parecerá esto un hallazgo maravilloso y hasta lo «descubrirán», sin pensar que los de la otra ecuación, pero con absoluta claridad y conciencia del aprovechamiento dialéctico, es lo que tienen decidido hacer. La diferencia estribará en que para éstos es una cosa profunda y de sentido, y para ellos, de superficie y de flote. En nosotros, será nadar, en éstos dejarse llevar por la corriente. Traducido en la realidad, esto representa un frente de complacencia a todo; es decir, un intento de tal cosa. Por ello, se accederá a que mucha gente se quede, con el pensamiento secreto de que ya tendrán que ir. Y al admitirse que hay quien se tiene que quedar «para lo de la insurrección», entonces es que surge el Pacto de México y sus organismos, como una trinchera frente al Bloque de la Habana —le llamo bloque porque me imagino que así le habrán puesto— ya que, servirá para recordar, que las expediciones vendrán de fuera y que habrá que levantarse cuando ellas lleguen; ellas, las que lo dirigirán todo. Y, para ello, tan pronto como las personalidades lleguen a la Habana, se intentará —y el éxito de esto dependerá, estará en razón inversa del tiempo que tarden en tomar la determinación de ir para allá—, se intentará, repito, romper ese Bloque y atraer al seno del Pacto de México, a los «hijos pródigos», que han desviado sus pasos del trillo pontificial. Y, de encontrarse sólido todo este aparato, se tratará entonces un nuevo Pacto, quedando siempre pendiente el problema del de México, cuya vida, también, en gran parte, depende de la que pueda mantener la J.C. Porque, con un enfermo grave un negocio no es bueno, como no sea para «aprovecharlo». Y con un muerto, sólo para heredarlo. Y la J.C. para supervivir tendrá que saltar por encima de su historia insurreccional, sus contradicciones, sus problemas y sus desorganizaciones, y venir a Cuba a competir con enemigos —en el sentido organizativo— que están en mejores condiciones y que no es difícil que la desplacen a posiciones secundarias. Porque la J.C., sin Guiteras, sin insurrección y sin dinero es bien poca cosa. Sobre todo si en Cuba, hay ya un bloque ligado al movimiento popular, por un lado, y por otro Grau, con posibilidades triunfales, más o menos revolucionarias, y más o menos próximas. ¿Hasta dónde el talento de Aureliano podrá poner a flote ese derelicto que se llama J.C.? Me da la impresión de que Yeyo ha trabajado en J.C. más que nunca en su vida. Su responsabilidad y preeminencia han sido mayores también, mas con todo, pienso que son sobrehumanas las tareas a realizar ahí y que, al fin, convencido de que no hay rumbo posible, como haya otro barco que siga la ruta que él quería darle a aquélla, saltará a ésta. Y no hay duda que su experiencia en este año, con ser vieja y madura, habrá ganado mucho en penetración y conocimiento. De todas maneras, ¿no lucen el Pacto de México y el Consejo Supremo Revolucionario como postulados casi? Para nosotros, todo lo más, son teoremas, mas para otros llegan a la categoría de axiomas. Dejémoslos, pues, en postulados. En este sentido, son trincheras de todo este grupo de ecuaciones; trincheras, como sabemos, construidas de prisa, a la carrera, de noche, como para defenderse a la desesperada y dar tiempo a preparar la retirada. Porque aunque el Pacto tienen todo su tono «a la ofensiva», nosotros sabemos que es una retirada; una retirada al frente único. Y esas trincheras tratarán de defenderlas y de solidificarlas. Mas, si a Miguel Mariano, un poco lo ayudan los hechos —y él ayudará a los hechos, desde luego— bien puede ser que un día se encuentren con que esas trincheras, son como las que guardan destacamentos olvidados, frente a los cuales una vez hubo enemigos, mas ya no quedan, porque el combate se da en otro sector: ¿Que la pelea puede volver a reproducirse aquí? Claro, y entonces harán falta nuevas trincheras, pero lo que es como éstas, de frágiles, artificiales, lo mismo que éstas se hicieron en una noche, otras se pueden hacer. Es más, habrá que irlas haciendo mejores, con mayor experiencia a la
primera oportunidad. De todos modos entre el Pacto de México y el Bloque de la Habana, nosotros, siempre con vistas a fundirlos para el logro de la etapa inmediata, debemos estar, por tener más claro concepto de la realidad, al lado de éste; precisamente porque pensamos que sólo por el camino que él se traza, podremos llegar a la necesidad imperiosa de crear organismos como los que crea fuera de tiempo, por lo menos desproporcionados con la realidad, el Pacto de México. En cuanto a su categoría y altura, no hay duda que el Consejo Supremo Revolucionario, en sus integrantes, está un poco demasiado cerca del nivel general. Esto, en momentos polémicos, difíciles como éste, no es una de sus mayores virtudes sin duda. Tal vez debía haber ahí otros nombres. En este juicio, sin duda, hay algo personal; casi todos los que lo forman son compañeros nuestros, más o menos, y, un poco pretenciosamente, los consideramos iguales, y al ponernos nosotros mismos en relación a la masa, como no nos vemos tan distanciados, creemos que ellos tampoco lo han de estar. Sin embargo, ya hoy somos distintos, sin duda, porque el puesto aumenta la estatura del hombre, que por algo a los reyes los sentaban más altos. Mas, con todo, me sigue pareciendo que hay ahí dos o tres nombres que no dan la talla para la categoría del organismo. Y esto tiene importancia, no sólo con vistas al pueblo, sino al seno mismo de la Organización, de las Organizaciones, mejor dicho, que agitadas por luchas internas, necesitarían mayores personalidades, con más posibilidades de estabilidad allá arriba, ya que los representativos ante el Consejo Supremo Revolucionario, sin una sólida base en sus respectivas organizaciones tendrán que sentirse un poco juguetes de las circunstancias y las luchas de ellas, y no dirigentes de sus planes políticos, sujetos al vaivén de tantas contradicciones. Me siento un poco cansado y, sobre todo, me ha entrado el miedo de cansarte a ti, aunque eres infatigable lector. Además, este grupo es como una enorme tela de araña, rota por varios lugares y que ha quedado desajustada y por ello es difícil recomponer su estructura; o mejor aún, como un problema de laberinto, tan enredado, que ofrece a un tiempo muchas salidas falsas. Además, su estructura es tan de superficie, que de todos es el más factible a ser juguete de las circunstancias. Y las circunstancias son ecuaciones sin plantear. En resumen, en función del primer grupo de ecuaciones de este sistema de la revolución, como lo llamé, es decir, en función del grupo revolucionario con proyección hacia el socialismo, con diversas metas, este otro grupo debe considerarse como un signo positivo, mas con la inseguridad con que una fosforera mecánica enciende o no, y unas veces nos hace quedar bien y otras mal; en función de las ecuaciones del segundo sistema, al que llamé de las contradicciones de la política criolla, más o menos, con relación a la ecuación del movimiento popular será positivo ante el incremento de éste y negativo si la resultante de otras ecuaciones precipitan su ataque y lo debilitan antes de lograr algún desarrollo; frente a Batista, negativo, porque es el obstáculo superficial evidente; el traidor; frente a Miguel Mariano, más-menos, en la medida que éste vaya permitiendo el desarrollo de una legalidad con posibilidades electorales. En cuanto a su función con respecto al primer sistema, el del imperialismo yankee, siempre más-menos, según el desarrollo exterior del curso que tome y de los puntos de arraigue que ofrezca. Siempre, en general, este grupo estará en lo que vengo llamando función exterior, es decir, superficial, sin raíz. Porque no tiene demasiado interés en penetrar; porque el que penetra tarda. Y este grupo tiene cierta prisa. Ahora, algebraicamente, lo que procede es poner en relación los signos resultantes para las incógnitas de cada sistema. Tengo ganas de dejarte el trabajo. Ya sabes, utilizando algo así parecido a lo que los malos críticos de cine hacen, podemos darle dos estrellas negativas al imperialismo y una —por un período— de doble signo (más-menos). Es decir, casi totalmente negativo. Al sistema segundo, de la política criolla, podemos darle dos estrellas positivas (una de ellas durante cierto tiempo nada más) y otra de rotundo no. Y para el tercer sistema, el de la revolución, podemos, con todo, darle dos estrellas positivas y una con signo (más-menos) teniendo en cuenta nuestro sentido de proyección al futuro. Ahora tú traduce esta formulación algebraica y ahórrame la exposición. Sin duda, reconocerás que tiene evidente bondad mi método matemático. Si en algunas conclusiones no soy original ni nuevo, como sean buenas esas conclusiones, ello es una demostración más de que es magnífico el sistema; si resulta muy largo y complicado, cuando menos no lo es tanto como el involucro de la política nuestra; si las soluciones no son correctas,
ello sólo quiere decir que habré planteado mal las ecuaciones o que habré deducido mal las incógnitas y sus signos, o que habré olvidado cantidades, mas no que el procedimiento sea falso. Por último, como no estoy con Uds. y tengo obligación de exponer mi criterio, aquí queda más o menos. Y, además, esta carta tiene un mérito extraordinario: el de que no habrá policía, ni probablemente revolucionario, que sea capaz de leerla. Tiene demasiada extensión para ellos y esto representa mucho tiempo de lectura. Te la termino, ahora, en la madrugada del lunes y cuando salga mañana para el trabajo te la echaré. Tengo otras cosas que decirte, pero lo dejo para otro día. Vengan noticias de Ada, del libro y de la revolución. Teté dice que estoy loco. Pero yo sé que cada día estoy más cuerdo. Y hasta la próxima.— Ah, caramba, se me olvidaba tratarte el cuarto sistema de que te hablé al principio, el de las ecuaciones de la política internacional. Bien, la dejo a pesar de su importancia. Además, ahora tranquilizado aparentemente Mussolini, y con las izquierdas triunfantes en varias partes, la lucha, aunque cuando estalle será más terrible, de todos modos será más lejana. Con todo esto, esta carta, por su extensión debe ser una de las más largas que se han escrito en el mundo. Pertenece a la época de Hernando del Pulgar. Y quiero repetirte que es necesario darle crédito a la bondad del sistema del planteamiento algebraico. No importa que me haya equivocado en todo. Yo no trato de predecir sino de plantear, de relacionar, de darle algún sentido cabal a todo eso de la «correlación de las fuerzas». Y no me negarás que hay poesía, intuición (los factores muchas veces hay que resolverlos por intuición en álgebra), imaginación, especulación en el método, y, desde luego, ciencia, seguridad en los pasos. Bien, como sabía que ésta iba a ser una «carta algebraica», saqué copia para Ramiro. Óyeme, en lo de Smith nos ha detenido la consideración de lo que pueda repercutir en Cuba, y, particularmente, en nosotros, que nos pueda impedir ir allá por algún tiempo. ¿Qué piensan Uds. de esto? No le des cuenta de esto a otra gente, por supuesto. Bien, me voy. Mándame la carta de Luis. 80 80
Ramiro Valdés Daussá.
Julio 7 10 15 28 29
a Charles Glenn (Carlos Martínez) a José Zacarías Tallet a Raúl Roa a Charles Glenn (Carlos Martínez) a Jorge Icaza
New York, 7, 7, 936. Mr. Charles Glenn, P.O. Box 141, Miami Beach, Fla. Querido Carlos:81 La mañana me ha sorprendido con la muy agradable y simpática visita de un funcionario del Departamento de Inmigración, que ya estuvo ayer aquí cuando yo no estaba. Venía directamente a inquirir sobre tu paradero y, de paso, el muy cabrón, ayer, en vistas de que yo no estaba, anduvo indagando sobre si yo trabajaba o no. En resumen: te participo que te andan buscando y que ahí no tienes mucho chance de guardar el incógnito, a menos que utilices una extremada
discreción. Con respecto a mí, te encargo que tanto tú como los demás compañeros, en caso de cualquier indagación sobre mi residencia, actividades y pensamientos observen la más indiferente ignorancia. Si quieren saber algo de mí que me lo pregunten directamente. El hombre tira el gancho de que están tratando de «cerrar tu caso». Yo le dije que hace más de un mes que te despedimos cuando saliste para México. Pero insistió en que asegurara que estabas fuera y le dije que nada me constaba porque tú no habías escrito. Estás, pues, advertido de todo. Hombre sabio y prudente como soy, te aconsejo que, o pites para México o para Cuba. Y que pites, a la primera oportunidad. Teté le metió el cuento de que probablemente tú habías salido del país sin dejar rastro para poder entrar en Cuba de incógnito, en un barquito misterioso. Probablemente no tragó. 81
Carlos Martínez.
Anoche despedimos a Leonardo con un banquete en el Mella. Entre los cuarenta y dos discursos, yo consumí un turno por el Martí y relajeé un poco al viejo. Teté volvió a estrenar La Rumba y Las Carretas, siempre con el éxito de rigor. Mañana daré una conferencia allá en la que sacaré todos mis ancianos e inéditos conocimientos de historia de Cuba. Tanto a Teté como a mí nos dio mucha pena saber la noticia de la muerte del padre de Pendás. Dale al Guajiro un abrazo de nosotros dos y dile que le escribiré dentro de unos días. Estoy tratando de recaudar lo poco que se haya sacado de la venta de «Joven Cuba», para liquidarle. Alberto y Gladys definitivamente también se van, acaso la entrante semana. Y como Teté va a Cuba en Agosto, quedaré solo aquí, a la manera de trágico y sombrío peñón en mitad del océano… (Esta imagen te aseguro que es completamente «nueva». Tan nueva, por lo menos, como la modernidad de Mañach y de Paco Ichazo. La culpa de todo la tiene la mala leche de hacerme madrugar el inmigranero este que vino.) Naturalmente, en esta soledad en que quedo, me dedicaré, o a la garufa —como diría el innoble de Mongo Miyar ahí presente— o a estudios que profundicen mi sabiduría político-histórico-astronómico-botánico-biográfica. (Aunque te parezca lo contrario, no es esto reminiscencia alguna del famoso artículo irisarresco.) Te dejo. Cuando les salga de los cojones (si es que todavía Uds. los tienen) tengan la bondad de comunicarme algo de lo que pasa y de lo que hacen. Cuando empiecen a parir las mujeres, notifícamelo también. En último caso, siempre me tendrán en la mejor disposición de ánimo para mandarlos a todos a la misma mierda. A Eduardo lo supongo trigeminizando a ese asilo de decrepitud revolucionaria en que está convertido hoy Miami. Raúl necesita doce toques diarios; Mongo, aparte de una docena de baños de mar, con cuatro tendrá bastante; a Ramiro seguramente no le vendrán mal unos cuantos «en la zona exterior» debido al exceso de «chances»; a Rubio para el aparato de locomoción y a ti para la simulación de la locura. El caso con Grau San Martín lo veo más difícil, por su gravedad y por la antipatía que le tiene Eduardo, quien llega hasta negar que tenga «gran simpático»… Bueno, ya los veré por aquí de nuevo, dentro de varios años o meses. Y cuando regresen, aunque sea por aislamiento, habré aprendido inglés. A menos que me haya consumido el silencio y la soledad y pare yo también en monomaníaco como todos Uds. A Aureliano le debo carta pero no le escribo por ahora porque lo supongo en extremo atareado. Recuerdo a todas las paridas. Al Consejo Supremo. Al Tribunal Superior de Guerra y Marina. A Mr. Deeds goes to town. A Inocente el Lego. Al Presidente Batista y al Sargento Miguel Mariano. Al Comité Gestor. A los cuatro Comités Centrales de la Joven Cuba. A Chapayev. Al Dr. Antigas. Al club Fe. Y al Cuba, y al Central. Y so long, now,* *
So long, now: Hasta la vista, ahora. (N. de E.H.L.)
New York, 10, 7, 936. Sr. Don José Zacarías y de Tallet-Cussy, Amargura y Compostela, Habana, Cuba. Ilustre Enguerrando: Te hago solo unos días [sic.], después que en los últimos días «he fatigado las prensas» escribiéndote, para presentarte a Eduardo Saumell, de quien te he dado ya noticia, así como de los quebrantos que lo obligan a darse un salto, desde Palma Soriano, a fin de que, en cierto modo, pueda, en la Habana, contrarrestar las gestiones que otros están haciendo por desplazarlo del puesto que ocupa. Su hermano Alberto, a quien recordarás, sin duda, no tiene facilidades de hacer gestiones por él y yo pienso que algo podrán hacer entre tú y la Vecina. Y espero que lo harán con todo empeño. Teté está tomando un curso en la Universidad de Columbia, sobre la manera de enseñar idiomas, que dura aproximadamente un mes. Después, partirá para allá. Sale el 27 de agosto. Pon a la Vecina en antecedentes. Y ojalá que no le pase como a Guillermo… Hasta la próxima, pues, que me dispongo a eclipsar las ausencias de José Antonio Saco y Gaspar Betancourt Cisneros…82 82
Véase la respuesta de Tallet (6 de agosto de 1936) en la p. 406.
New York, 15, 7, 936. Raúl Roa, P.O. Box 141, Miami Beach, Fla. Querido Raúl: ¡Vaya, coño, al fin pariste! ¡Y al fin fue macho el muy cabroncito! Te aseguro que ya nos tenía medio angustiados a todos ese parto tan demorado de Ada que llegó a parecernos de quince meses. Teté se puso contenta como si hubiera sido ella la parturienta. Ya hemos regado la noticia, como es natural, pero a Alberto y a Gladys no los hemos visto en estos dos últimos días. Mándale a la vieja Ada un abrazo suave de todos y nuestra alegría común. Aunque eso de la paternidad está fuera de todos mis proyectos, comprendo que ha de ser magnífico y loco ese día de ser papá; de recomenzar nuestra infancia en otro yo; de comprender cómo éramos cuando no recordamos lo que éramos. Sin duda, es una bella y noble aventura la de tener un hijo. Pero la vida es dura —aunque yo sea alegre y fuerte— y yo tengo el duro complejo de los recuerdos de infancia y la cruda realidad de hoy, sin horizontes claros por de pronto. Y a lo mejor nunca tendré un hijo. Bien, en todo caso, seré tío del tuyo. O de los tuyos, porque como muy bien dices, siguiendo el refrán, el que hizo un cesto hará ciento. Y, desde luego, de tener uno, tenerlos todos, porque un árbol solo no es tan bello como un bosque. Dime tú, un bosque de muchachos, de gritos, de vida. Bueno, un abrazo también para ti, que ya eres padre. Y un saludo alegre para los cuatro abuelos por ese primer nieto, macho, revolucionario y jodedor sin duda, cuyos gritos pronto se disputarán celosamente y cuyas meadas serán un honor para ellos. Un saludo también para todas las madres futuras que hay por ahí y que, con la noticia, deben haber sentido la angustia del dolor presentido. ¡Que se ponga a parir toda la revolución ya que para tan poco han servido, o han podido servir, los orfelinatos de la revolución! Y me alegro que hayas parido, también, para que tengas la cabeza más despejada en estos días de trabajo y de lucha. Las noticias que llegaron junto con tu carta —el mensaje de Mongo y la carta de Carlos y las actas— no serán sin duda un estímulo para el entusiasmo de nadie. Por muy bajo concepto que hace tiempo vengo teniendo de toda esa gente, en cuanto a capacidad de
trabajo, acción centrada, dirección recta y responsabilidad política, moral e histórica, todos mis cálculos se quedan por debajo de la bochornosa realidad. Y nuevamente se va a perder para la revolución la magnífica oportunidad que brinda hoy el panorama político de Cuba, con todas las fuerzas reaccionarias comidas de ambiciones encontradas, minadas por debilidades raíces y desacreditadas en marcha creciente ante la opinión pública. Mas, no hay duda que la reacción puede considerarse como un espejo de la revolución. Y con esto queda hecho el juego de nuestra revolución, de sus debilidades e impotencias de todo orden. No puedo —ni quiero— imaginar cómo irán las conferencias de Miami convocadas por Uds. Espero que nos mantendrán en alguna comunicación, y te advierto que estuve a punto de mandarlos para la mierda a todos por la evidente desconsideración de Uds. hacia nosotros al dejar de hacernos por larguísimo tiempo reporte alguno de lo que sucedía allá. Confío, no obstante el ánimo pesimista a que la realidad obliga, en que algo efectivo quedará claro en el curso de esas reuniones, a saber: la línea divisoria entre los que infatigablemente han venido tratando de esclarecer los caminos, los rumbos de la revolución y los que, como los grandes mojones —y va con alusión desde luego— situados a lo largo de las rutas viajeras señalan puntos de importancia visible, pero inmóviles, puntos que tendrán que dejar atrás los caminantes de la revolución. Allá ellos. Posiblemente también quedará clara otra diferencia: la de los que van a la revolución por ella misma, por sus posibilidades en relación al porvenir de Cuba, y los que van a ella por el realce personal, por el asalto del poder y por sus posibilidades en conexión con el porvenir personal de los héroes… Allá ellos también. Quién sabe no sea inútil el obtener tales divisiones con tiempo. Por turno le contestaré a Mongo y a Carlos. Al primero le dices que recibiendo su documento lo remití inmediatamente para Cuba. Y dale una cariñosa patada por el culo en forma de saludo. Debo confesarte que estoy un poco vago. A poco trabajo poca energía. Tenía razón Lavoisier. Estoy, en vista de ello, leyendo bastante. Inclusive cuentos malos que como tú sabes, es una de mis más provechosas lecturas. Saludos a todos. Tengo que escribirle en estos días a Yeyo y a Luis. Mándame una copia de la tesis para leerla, cuando dispongas de ella. ¿Y qué hubo del libro de Rubén? ¿Cuándo se pare eso también? Hasta la próxima. Tengo un hambre que no veo,
New York, 28, 7, 936. Mr. Charles Glenn, P.O. Box 141, Miami Beach, Fla. Querido Carlos:83 Te contesto ahora —y con qué lentitud se ha ido yendo este mes— tu carta del día 7 con notas posteriores. A Raúl le contesté enseguida por lo del hijo, que eso es capítulo aparte. En realidad, estoy un poco vago para escribir y, además, no vienen noticias de Uds. que son los que realmente nos pueden dar motivo para ello. Y añádele ahora la revolución española que me ha tenido todos estos últimos días la imaginación ocupada a todo vapor. Por fin parece verse un poco despejado el ambiente, aunque sin duda tienen que venir ahora las acciones a la desesperada de la reacción y no caerá todo sin grandes hecatombes. Y mientras más dura, larga, cruel y sangrienta sea la victoria más fácil será vencer el fugaz período este para saltar al socialismo. Poco puede impedirlo en verdad, porque hasta hoy lucen como los héroes victoriosos los milicianos izquierdistas. Más que nunca está próxima a cumplirse mi petición de que se incluyera la alpargata como símbolo de la revolución, junto con la hoz y el martillo. 83
Carlos Martínez.
Después de tanto tiempo sin saber nada absolutamente de lo que pasaba por Miami, llegó esa carta con documentos y actas y nos pusimos al día de lo que pasaba. Después de ella sólo he recibido una muy interesante carta de Eduardo, que pienso contestar mañana, dándome a conocer buena parte de las discrepancias que ha habido por allá. Ayer, por Leonardo, supe que persistieron en el esfuerzo de la Conferencia y que algo se ha hecho y obtenido. No sé qué será ello. Supe que Ramiro tuvo que irse para Cuba y ello me dio la impresión de que muy flojas cosas habría por Miami cuando optó por retirarse. En fin, espero informaciones. Dos cosas antes de olvidarlas: no te olvides de recogerme la carta de Luis 84 que le mandé a Raúl y que nunca me devolvió. Aida tiene tus libros, pero ahora hay un lío con su viaje o no. El otro set está ya completo y sólo necesitas mandar dinero para sacarlo. Tu liquidación es ésta, más o menos: $1.69 el tercer juego; $0.06 dos periódicos para completar los 24 cupones. Total $1.75, resta: $1.25. De aquí, $0.72 los cupones, liquidación: $0.53. Cuando mandes el resto se te podrá sacar el último grupo y, si Aida no va por fin, te los podré enviar por correo lo que no imagino cuándo será. Cuanto antes liquides esto, mejor, para salir de esta pendejada. No te olvides también de la carta de Luis. 84
Ramiro Valdés Daussá.
Aunque siempre decimos que estamos pesimistas, en realidad siempre se nos prende de alguna parte de la imaginación una fuerte sombra de esperanzas. No obstante, no debemos hacernos ilusiones por el momento y, pacientemente vamos a disponernos al tejido del tiempo, nuestro más efectivo y leal auxiliar. La crisis de Miguel Mariano, en cuanto a esperanza del imperialismo, parece a punto de liquidarse. Está sin soporte alguno, según parece, y, a menos de un cambio audaz, al que poco propenso se le ve, o cae en una emboscada, o se doblega a Batista. De todas maneras, sus valores como esperanza de cambio, de espejismo, han descendido vertiginosamente. ¿Mas, qué hace, qué puede hacer la revolución? La revolución está en «el punto muerto»; está como esas ruedas de los camiones atascados, que giran en el aire inútilmente, porque no encuentran el punto de apoyo. Por ello no debemos hacernos ilusiones. Todo el aparato de la revolución es falso y mientras exista, en falso arrancará. Claro que todos los esfuerzos que hacemos han sido precisamente para cambiar su estructura, pero, impotente para arrancar de por sí, es todavía lo suficientemente recio como para resistir todo intento de reforma o modificación. En definitiva, es una impotencia más con que nos encontramos en esta encrucijada de impotencias que es el actual panorama político nuestro. Ya te digo que sólo el tiempo, con sus implicaciones y complicaciones, a la vez naturales y misteriosas, es nuestro aliado sincero. Y el marathon seguirá. Por lo demás, ahora me consuelo con la revolución española. Nosotros hemos cometido una pifia al no irnos para allá hace algún tiempo. Nuestra experiencia hubiera sido riquísima en todos sentidos. Aparte de nuestra satisfacción. Ya no hay tiempo ni ocasión, prácticamente, mas con todo, pienso que los sucesos de España de ahora en adelante tomarán enorme importancia por la transformación que allí puede ocurrir y que, inclusive, sabe dios cuáles repercusiones europeas puedan tener, y voy a tratar de embullar a Teté para el viaje allá. Ahora ella está terminando un curso en la Universidad de Columbia y en septiembre irá a Cuba. Puede ser que aproveche esto para ir hacia la madre tierra, si la puedo convencer. Raúl me debe carta. Pregúntale por el libro de Rubén. Recuerdos a todos y «manda dinero que estamos ganando». Creo que Alberto y Gladys ya no se van. Y a Gladys realmente le está haciendo falta el viaje a Cuba. No creo que pueda hacerle nada bien un próximo invierno aquí. No te he hablado de actividades aquí, porque realmente no las hay. Por ningún lado. Todo está muerto. Y, en consecuencia, nosotros también. Porque tú sabes que en los cementerios hasta los visitantes vivos parece que están muertos también. Menos en los «entierros verticales», que diría Gustavo, quien, por cierto, es mucho más feliciano que Feliciano su hermano. Me debe carta hace cuatro siglos aproximadamente. Te dejo aquí mismo y hasta la próxima. Tengo dos pesos para Uds. de Alfredo pero tengo que cobrarlos.
New York, 29, 7, 936. Sr. D. Jorge Icaza, Quito, Ecuador. Muy estimado compañero: No tengo ninguna carta o libro a que referirme en ésta, pues ya le avisé del reparto que hice de las copias de su drama «Flagelo». Francamente, no he obtenido ningún acuse de recibo y probablemente Ud. tampoco. Mas no nos debe extrañar. Hoy en día todo el mundo está, o absorto o loco. Quisiera que me enviara un par más, para distribuirlo de esta manera: uno para Guillermo Martínez Márquez y Berta Arocena, y el otro para Jorge Losada. Martínez Márquez es un periodista nacionalrevolucionario de Cuba, de mucho nombre, y ex-cuentista; su mujer hace crítica de cine y cuentos; Jorge Losada, periodista cubano con residencia en New York, hace crítica de arte y tiene magníficas conexiones en este país. No tiene filiación política pero está leyendo cosas de izquierda. Me hace el envío salvo el caso de que ya lo hubiera hecho. En todo caso le pido que me envíe los estatutos de la organización que tienen en Quito Uds., los escritores, pues pienso, si por fin se nos presenta la coyuntura de poder regresar a Cuba, realizar un intento de acercamiento entre los intelectuales revolucionarios y simpatizantes de la revolución, a fin de crear un elemento más de lucha y sostén. Cualquier documentación que me pueda enviar en este asunto, así como otra clase de información, se la agradeceré, pues quiero planear las cosas con la mayor seguridad posible. No he recibido noticias de Augusto Arias. ¿Le entregó lo que le envié para él? ¿Cuándo manda algo nuevo? Hasta la próxima,
Agosto 1 2 2 4 4 6 6 7 10 10 12 12 14 18 20 20
a Gonzalo Mazas Garbayo a Pepe Velazco a Gonzalo Mazas Garbayo a Raúl Roa a Luis (Ramiro Valdés Daussá) a Alfredo Sánchez Arango a Miguel Ángel Quevedo, revista Bohemia a Pedro Capdevila a Adolfo García (Raúl Roa) a Luis (Ramiro Valdés Daussá) a Guillermo Martínez Márquez a Luis (Ramiro Valdés Daussá) a Luis (Ramiro Valdés Daussá) a Adolfo García (Raúl Roa) a John Dos Passos a Adolfo García (Raúl Roa)
New York, 1, 8, 936.
Querido Gonzalo: Te hago ahora sólo dos o tres líneas para pedirte que con toda la velocidad que te sea posible me entregues esta carta que te acompaño para G. Martínez Márquez. Sacude tu secular abulia y precipítate en su búsqueda. No le escribo directamente porque no sé bien su dirección. Contéstame sobre esto. Además, el lunes te enviaré, también por sello aéreo, una crónica para Bohemia que ya me encargó aquí Miguel Ángel. Éste me ofreció comprarme cuatro al mes y pagármelas a $10.00. Quedamos en que tú las cobrarías allá. Entre paréntesis, no me ha llegado todavía el importe de la de «Los Guajiros en New York». Supongo que, con ofrecimiento y todo, seguirá siendo tan informal como de costumbre. Recuerdos para todos y escríbeme con rapidez que necesito ganar tiempo en todo esto, Un abrazo,85 85
Véase la respuesta de Mazas, fechada el 7 de agosto de 1936, en la p. 410.
New York, 2, 8, 936. Pepe Velazco, Tres Guerras No. 1, c/o. F. Fernández, México, D.F. Querido Pepe: Con razón te le quejas a Gustavo de mi silencio. Te debo carta desde junio, mas no atribuyas a disgusto el que no te haya contestado. De una parte trabajo y de otra parte una ráfaga de vagancia, me han dominado las horas. Sin embargo, desde que llegó tu carta planeé contestarte rápidamente, porque consideraba necesario manifestarte mi inconformidad con algunos puntos de vista tuyos. Me refiero, desde luego, a tu juicio sobre Aureliano, que considero injusto. Tú dirás que yo carezco de datos suficientes, pero yo te pregunto si acaso no son suficientes datos muchos años de conocimiento íntimo; una historia limpia y desinteresada y una magnífica hoja de sacrificios verdaderos. Creo, Pepe, que por mucha pasión que pongamos en un asunto, nosotros, los revolucionarios, tenemos que ser jueces estrictos. Compara el caso de Aureliano con el de los otros que tú siempre mencionas. Desde luego una mayor antigüedad en la lucha y una mayor capacidad. Esto, para que se le considere con la mayor cantidad posible de respeto. Después, como datos para su juicio, la circunstancia de ser el de filiación más reciente dentro de la organización, lo que, en consecuencia, representa, sin duda, un menor conocimiento de sus resortes, de sus hombres, de sus intrigas, y, también, a pesar de su nombre y prestigio, una menor posibilidad de acción efectiva y enérgica. Y, desde luego, por su filiación en el extranjero y por las luchas internas de J.C., una desligazón con la masa y con sus verdaderos pensamientos. Y a todo esto no te he citado, porque para ti es obvio, la propia naturaleza del problema de la organización, al cual nadie, absolutamente nadie, ha sabido ni ha podido darle remate. Y que, como ya te dije en una mía anterior, considero que fatalmente entrará en proceso de desintegración. Y creo que el tiempo te dirá si tenía o no razón. Por otro lado, de la honradez de Aureliano nadie puede dudar y en cuanto a la actuación de Calixta, 86 Reyna y Torrado, la realidad es que esa gente ha sabido conservar su posición y que, por un misterio de la naturaleza —que, desde luego, no es tal misterio— han conservado el control del dinero frente a todos los ataques y todas las amenazas. Mi juicio con respecto a Aureliano será siempre favorable mientras no se me demuestre sin dudas de ninguna especie, que estoy en falso. Y no dudo que se haya equivocado, puesto que, para mí, la primera equivocación la tuvo al ingresar en la organización, pues para la fecha en que tal cosa hizo ya nosotros veíamos con bastante claridad una realidad evidente: que la J.C. era Guiteras; que su posición política insurreccional era falsa y lejana de la realidad —y ha transcurrido año y medio y cada vez estamos más lejos de la insurrección— y que los controladores del dinero asumían, desde un principio, una actitud a
todas luces excéntrica y disparatada. La J.C. cubrió una etapa, destrozada a mi juicio, prematuramente, pues no hay duda que la muerte de Guiteras y Aponte fue un golpe rudo, no sólo a sus propósitos sino a los intereses generales de la revolución en su conjunto. Después de aquel hecho, la J.C. ha sido la agonía de un hombre valeroso que se niega a morir y quiere seguir en la pelea, pero cuyas heridas son mortales por necesidad. Y ya sabrás que, por lo pronto, con autoridad o sin ella para plantear el problema, lo cierto es que en Cuba, en «El Mundo», se ha planteado el problema del dinero de la organización. Tú conoces nuestro ambiente. Y sabes que, efectivamente, todo parece indicar que hay razón para la duda. Y nada te cegará lo suficiente como para comprender que este escándalo será una puñalada implacable. E igual problema habrá de planteárseles a los «Auténticos». Pero éstos, en todo caso, imagino yo que podrán conservar la invulnerabilidad de Grau, ya que sobre otros más pequeños, y de fijo más directamente responsables, pueden recaer los cargos. 86
Calixta Guiteras.
Volviendo al primer tema, te repito que creo injusto tu juicio, en buena parte forjado por acontecimientos de los cuales no fuiste testigo inmediato, y, como te expreso, sin tener en cuenta los elementos necesarios a considerar en pro y en contra. Me han asegurado que, inclusive, lo van a expulsar de la organización. ¿Qué piensas tú de esto, cuando después de plazos dados y vencidos, a los «propietarios» del dinero nada se les ha hecho ni sentencia alguna se les ha impuesto, ni a juicio siquiera se les ha citado? Bien, dejemos este asunto, que, sin vernos y discutirlo ampliamente, nos resultaría imposible resolver. Quiero hablarte de otros asuntos. He sabido, primero por Sebastián —quien por cierto tiene ya aquí a su mujer y a su chiquito, graciosísimo—, y después por Gustavo, la precaria condición en que te encuentras allá. Mucho lo he sentido, pero nada me ha sido posible hacer. No sé si conoces esto en el verano. Todo está muerto. En el Club no hay nadie; todos están trabajando en la plaza o el campo, y sólo por milagro lo hemos podido mantener. Cuando llegue el invierno, si aquí estamos, tal vez podamos hacerlo resurgir y entonces tendremos ya más posibilidades en todo sentido. Pero, francamente, dudo que estemos aquí para el invierno. Parece posible nuestro regreso a Cuba. Y en cuanto a mí, estoy haciendo gestiones a todo vapor por conseguir que algún periódico me envíe a España como corresponsal de guerra. ¿No te parece una estupenda idea? Allá, aparte de la gran experiencia a mi vista, creo firmemente que puedo hacer por la revolución cubana mucho, pues parece claro que la revolución española tiene en Cuba profundas repercusiones y se le podrá sacar lascas innúmeras, de lección, en beneficio de nuestro pueblo dada la viva imaginación de éste. Tengo fe en que obtendré éxito en mi empeño y si es así, ya tendré tiempo de mandarte algo desde allá. Aunque sea el casco de un fascista. ¿Has estado al tanto de los asuntos de Miami? Me interesa conocer tu opinión. Y no dejes de escribirme aunque me vaya. Probablemente, si me voy, escribiré también para «El Machete». Teté te recuerda con cariño y yo te mando un abrazo tan afectuoso y sincero como siempre,
¿Por qué involucras a Pendás y Guillot en el lío si ellos, que yo sepa, no han tenido ningún roll dirigente dentro de la Organización?
New York, 2, 8, 936. Querido Gonzalo: Te acompaño la crónica para Bohemia de que te hablé ayer en mi carta precipitada. Hoy no tengo mucho más tiempo libre, pues estoy apurando todos los trámites a fin de ver cómo me «empujo» para la península. Desde luego, lo que resuelva G. Martínez Márquez es fundamental,
pues sin eso no puedo intentar nada. Te pido que lo veas de nuevo y lo apures. Sale un barco español desde aquí el día 15. Pero eso me parece mucho esperar. Hay otros barcos para Francia que salen antes y son más rápidos. Si se me consigue el dinero me podría ir en ellos. Ve a ver a Guillermo y cuéntale esto y que inmediatamente me dé su contestación. Ahora te pido también que me lleves enseguida esta crónica a Bohemia y hables con Rubiera a ver si la publican enseguida. Esto aparte, gestióname el pago y cuéntale a Rubiera sobre el ofrecimiento de Miguel Ángel. Te acompaño unas ilustraciones para que escojan lo que les parezca. También dos negativos, que no he tenido tiempo de revelar. Para el pie, pueden poner algo así: Aspectos de la demostración del 31 de julio, en Union Square, a favor del Frente Popular en España. Te encarezco la más enérgica y decisiva movilización. Vuelve a ver a Guillermo e ínstale a que me escriba enseguida dándome su opinión. Escríbeme tú también, pero no me des consejos pendejos. Mándame enseguida unas líneas de recepción. Y recuerdos a todos y hasta la próxima. 87 87
Véase nota 85.
New York, 4, 8, 936. Dr. Raúl Roa, P.O. Box 141, Miami Beach, Fla. Querido Raúl: Te hago ahora un acuse de recibo de todo esto, para que, si algún documento más tienes, me lo remitas cuanto antes: 1.- Citación del Comité Revolucionario Supremo, México, 27,5,936. 2.- Comunicación al C.R.S. de 7,7,936, Miami Beach, dirigido por los integrantes de las Delegaciones. 3.- Comunicación del 9,7,936, por los mismos firmantes y lugar, dirigida al C.C. de J.C. 4.- Comunicación del P.R.C., de 16,7,936, dirigida a O.R.C.A. 5.- Acta de la sesión primera del C.R.S. con Pan, Pac, Ir, Pc, Orca y Ir. 5,7,936. 6.- Acta de la primera reunión de F.U. 11,7,936. 7.- Acta de la segunda reunión. 13,7,936. 8.- Acta de la reunión de la tarde del 16,7,936. 9.- Acta de la reunión de la tarde del 17,7,936. 10.- Acta de la reunión de la noche del 17,7,936. 11.- Documento dirigido al C.R.S. con el Análisis del Pacto de México. 12.- Documento dirigido por Orca al C.E. de Ir, el 23,5,936. 13.- Comunicación a Ir y Orca, firmada por el P.C. en 31,5,936. 14.- Copia del telegrama dirigido desde Tampa por los exilados a Miguel M. Gómez. 15.- Acta de la reunión de Orca, de 18,5,936. 16.- Acta de la reunión de F.U., de 22,7,936. 17.- Acta de la reunión de la tarde del 23,7,36. 18.- Documentos del «Frente de Liberación Nacional», Proyecto de Convenio, 30,7,936. 19.- Acta de la reunión de la tarde del 18 de julio. 20.- Acta de la reunión de la noche del 16 de julio. 21.- Acta de la reunión de la tarde del 20 de julio. 22.- Acta de la reunión de la noche del 22 de julio. 23.- Acta de la reunión de la noche del 23 de julio. 24.- Nota para la publicidad, 29,7,936.—
Hasta hoy esto es todo, y ya es bastante, pues ni aun he tenido tiempo de leerlo totalmente, sino la primera parte que me llegó. Hoy comienzo la segunda lectura. Se ve, en total, que han rendido un tesonero trabajo. Quedas, pues, exculpado, de la gran vagancia epistolar de que nos has hecho víctima. Si algo más tienes para el archivo, no dejes de enviarlo enseguida, pues, aunque pienso que acaso no tendré tiempo de ficharlo todo, por lo menos tengo que hacer la separación entre mis cosas personales y las exclusivas de la Organización. Alfredo, si se queda aquí, efectivamente es el hombre indicado para conservarlo. Además, si no tengo tiempo de darle fin, él podrá hacer el índice pues conoce el trabajo. Te digo esto, porque pienso que, o me voy para España o me voy para Cuba, y en ambos casos quiero dejar terminadas unas cuantas cosas que tengo aquí, por si finiquita mi «atribulada» existencia. Tengo casi concluso mis «Aventuras del Soldado Desconocido», que son una coña terrible; y tengo que aclarar todas las notas que tengo sobre Carlos Aponte. Además, estoy haciendo la copia del trabajo de Mella sobre su interpretación de la realidad cubana. Y sobre todo esto, tengo la febrilidad casi loca de mi pensamiento sobre el viaje a España, que no se me ocurrió antes de puro imbécil que me he puesto cargando bandejas. Creo, firmísimamente, que allí está mi puesto, tanto como periodista como revolucionario. Adivino que en Cuba tiene que haber una extraordinaria tensión sobre la revolución española. El aspecto exterior de ella, lucha de las milicias populares frente al ejército, ha de ser lo de mayor resonancia y pienso que a esa lección se le puede extraer extraordinario provecho. Además, voy a aprender allá. Y tal vez a asistir a sucesos insignes. Y no me cabe duda ninguna de que el mundo entero gira hoy alrededor de la revolución española. Si triunfa, el frente popular francés se robustecerá e, inclusive, podrá precipitar el engendro de revolución —de contrarrevolución— que sin duda hay en Francia; en general, la tinta roja se hará más intensa en Europa. Pero si la revolución se pierde, Francia verá todas sus fronteras rodeadas de fascistas; Alemania e Italia armarán precipitadamente a España; caerá el frente popular francés; y se romperá el pacto franco-ruso y será poco menos que imposible* la guerra contra Rusia. La resonancia de todo esto en nuestros pueblos coloniales es tan clara, que no hay que hablar de ello. Inclusive aquí mismo, donde hay ya una guerra abierta desde la prensa, alrededor de todos los sucesos. Y en el orden personal no quiero decirte lo que salgo yo ganando en experiencia política y revolucionaria y en oportunidad de trabajo humano, que es lo que más me atrae. Si no me voy, me enfermo. Es cosa ya decidida. Pero creo que iré de todas maneras. Tengo aquí dos pesos para la Organización que me envió Alfredo. Si me voy, me los incauto. Si no te los enviaré. Bueno, excúsame hoy mayores juicios y mayor extensión. Si me voy, procuraré escribirte de la partida. Muchos recuerdos a la vieja Ada y al chiquito y a todos los abuelos. Te mando carta para Aureliano, y un giro de $3.85, que es para él también. Dile que pienso regalar los periódicos sobrantes, porque ya no hay que pensar en venderlos. Y recuerdos a todos. Y a Dania en particular, porque según creo, es la que está de turno ahora. Y felicitaciones de veras por el gran esfuerzo que han hecho. Un abrazo y hasta la próxima, *
Al parecer, falta la palabra evitar. (N. de E.H.L.)
New York, 4, 8, 936. Querido Luis, c/o. Olga Govantes, Edificio Jovellar, Apt.15, 12 y 23, Vedado, Habana. Querido Luis:88 Acabo de recibir tu carta del día 389 —ayer— y te contesto enseguida porque las circunstancias y mis proyectos me obligan ahora a proceder así.
En primer lugar, la cuestión de la revista me parece magnífico y mi colaboración —en cualquier caso— es cosa que puedes considerar segura, en las condiciones que sean. Ahora bien, rápidamente, ¿esa revista es la misma o está relacionada con el periódico o revista que va a sacar Martínez Márquez? Te hago la pregunta por esto: he decidido hacer todas las gestiones necesarias e imaginables para irme a España a reportar la guerra. Le escribí a él con sello aéreo el sábado por la noche y luego el lunes por la mañana le envié otro recado. Espero contestación inmediata. Le pedía el pasaje y lo que pudiera. Aquí también estoy haciendo gestiones y hoy mismo vengo de obtener la corresponsalía de «New Masses», que me pagará diez pesos por crónica. Es muy posible que consiga también para «El Machete», de Méjico, y hasta algo en el Ecuador. Las razones que abonan este proyecto mío son obvias, pero te las enumero. La importancia de la revolución española es mundial, y la guerra europea puede desencadenarse con ella; con respecto a Cuba, hay esa evidencia de la lucha del pueblo contra el ejército y por su liberación y por la conquista de todo lo que se le ha detentado sin razón ni derecho. En la América Latina, y aquí, nada se te ocultará de cuánto puede representar. Allá hay hoy pendiente este enigma, fascismo o socialismo. Y el triunfo de cualquiera de ambas cosas modificará toda la política europea y del mundo. En lo que respecta al orden personal, considero ese reportaje como una extraordinaria oportunidad a mi alcance, en cuanto a resonancia de un trabajo de índole revolucionaria. De experiencia, tú calcularás. Aprendizaje. Realidad extraordinaria. No puedo dejar de ansiar cuanto antes la hora de poder salir. Pero dependo principalmente de allá. ¿Qué puedes hacer tú en este caso? ¿No puedes presionar con Guillermo, la cuestión del dinero, u obtener algo por propia cuenta, o por la revista —si no es la misma de Guillermo—? De fracasarme todo allá, la gestión la haré aquí de todas maneras, y no me rendiré en la esperanza, sino a costa de un enorme desaliento. Creo que por primera vez me sentiré decaído de veras. Haz, pues, tú, todo lo que a tu alcance esté. Porque ten por seguro esto: en España también se están aclarando hoy —¡y de qué manera!— nuestros propios problemas y trazándose el curso de nuestros días futuros. Y yo quiero estar allá. Es mi deber, mi gusto, mi mejor oportunidad. No he podido ir a Nicaragua, pero, o soy un mierda, o lograré irme a España. 88 89
Ramiro Valdés Daussá. Véase esta carta (agosto 3 de 1936) en la p. 402.
Te escribo a la carrera para ganar un día al correo, pues Teté me va a echar esta carta. Mi juicio —con vista a muchos de los documentos que he leído ya— sobre el trabajo de Uds. en Miami, es en lo absoluto positivo, quiere decir, de signo positivo. Me parece que, no sólo han trabajado activa, intensa y continuamente, sino que han realizado el mejor trabajo posible, y pienso que en Miami se ha marcado una divisoria más clara de lo que algunos piensan. Allí, hay quien se ha quedado atrás, quien ha perdido el paso en la pista. En Miami ha habido una evidente liquidación de factores y espero que esto habrá sido para el bien de la revolución. Porque la realidad es emperatriz a la que nadie puede dejar de prestar obediencia. ¡Allá ellos! Si van a realizar el intento del nuevo partido no olviden una cosa: necesitarán reforzar en toda la propaganda la personalidad de los más destacados, pues ni en Cuba, ni en ningún lado, hay partido poderoso sin ellos. Entre los nombres que se me ocurren al galope están tres enseguida: Gustavo, Raúl y tú. Principalmente Gustavo, conocido en la revolución por muchos años, hombre valeroso, de acción, aunque esporádica y volcánica; de nombre nacional casi; inatacable en cuanto a honradez y sinceridad. Tú y Raúl —y también varios más del grupo que no cito por no alargar el asunto— no deben desdeñar esto. Y, desde luego, la mejor forma de propaganda y de acrecentamiento de la personalidad, es el desplazamiento de ésta ante la realidad, su concordancia, intensa e iterada con ella. Si por desgracia no me queda más camino que regresar a Cuba —y sueño con hacer algo más grande— me he preparado ya para realizar algún trabajo efectivo con los intelectuales, artistas, profesionales y estudiantes. Te mandaré mañana, por vía corriente, mi carta «algebraica». Cuando la escribí, como la tenía pensada de antemano, te saqué una copia y no te la envié por creer que la habrías leído en Miami.
Contéstame enseguida, por vía aérea, porque estoy que materialmente no puedo dormir de ansioso. Recuerdos a todos. De irme, procuraré escribirte de nuevo. Y, en todo caso, sobre todo si me voy —planea con Guillermo la clase de trabajo que quieres de mí—. Y un abrazo de los dos,
New York, 6, 8, 936. Dr. Alfredo Sánchez Arango, Short & Tate St, Lawrenceburg, Ind. Querido Alfredo: Te hago unas pocas líneas a la carrera, para contestar tu carta del 24 de julio, que traía el giro de dos pesos, y comunicarte algunos asuntos de importancia. En primer lugar debo decirte que todo el mundo planea irse. Raúl, Carlos, Alberto y yo. En vista de ello, nos es necesario, por de pronto, dejar el archivo seguro y nadie mejor que tú puedes ser el archivero. Es preciso, pues, que me contestes enseguida si tienes planeado quedarte o irte, para proceder en consecuencia. Si tengo tiempo, haré el índice, si no, te encargarás tú, poco a poco, de ficharlo y sacar una copia para Cuba y otra para ti —y no más— a fin de en cualquier momento localizar cualquier documento. Contesta, pues, sobre esto. En segundo lugar, he recibido casi todos los papeles referentes a las conferencias y trabajos de Miami, que quiero que conozcas. Pero, si te vas a hacer cargo del Archivo, irán con él y así nos ahorramos dinero. Si no, te los enviaré pronto. Aún yo no los he terminado de leer. Y en tercer lugar, «me place» darte a conocer que tengo planeado irme, pero no a Cuba, sino a España, como corresponsal de guerra. Ya he escrito a Cuba y espero contestación de hoy a mañana. Aquí mismo he conseguido ya las credenciales de «New Masses» y probablemente obtendré otras. Sin embargo, necesito el apoyo especial en Cuba, donde Martínez Márquez piensa sacar un periódico en estos días y Ramiro y otros, una revista. Si no obtengo la ayuda de ellos será porque son unos imbéciles, ya que hoy la revolución española, para Cuba, es como cuando uno va al cine a ver lo que uno quisiera ser de valiente, hermoso y triunfal. Allá hay la lucha de un pueblo contra su ejército. ¡Y la posibilidad del triunfo del pueblo! Esto para Cuba, en concreto, que, además, como cualquiera verá, hay un punto a discutir, fundamental, decisivo, sobre la marcha del socialismo en el mundo entero. Creo que es la oportunidad de mi vida, como periodista y como revolucionario, y si me falla me voy a ver aplastado. De todos lados estoy sacando recursos, y tú mismo, si puedes, me mandas algo. Si no voy, te lo devuelvo. Y si voy, algún día te haré un relato de batallas y muertos que te pondrán los pelos de punta. Comprenderás, que tengo la imaginación al galope. No duermo. Y hasta estoy aprendiendo a nadar, a la precipitada, «por si me hace falta allá». ¡Calcúlate tú si me falla todo esto! Teté tampoco está tranquila, pero se da cuenta de que, cuando yo considero que una cosa es un deber, no hay manera de impedírmela. En cuanto a enseñanzas para la revolución, éstas son infinitas para todos. Para mí será un verdadero curso de «especialización». Bien, tiempo no tengo para nada y te dejo aquí mismo, que me voy para el trabajo. ¡Cuántas ganas tengo de botarlo! Recuerdos a la vieja, a María Luisa y a Shirley. ¿Por qué no nos mandas un retrato? A Yeyo le escribí animándolo contra todas las cabronadas. Un abrazo y hasta la próxima,
New York, 6, 8, 936. Dr. Miguel Ángel Quevedo
Revista «Bohemia» Habana, Cuba Querido Miguel Ángel: Te incluyo una carta para Juan,90 que te ruego le entregues cuando vaya por ahí, o se la envías a su casa. Supongo que Gonzalo91 te llevaría enseguida el artículo prometido sobre las resonancias de la revolución española aquí, al que le acompañé material fotográfico y dibujos, para que escogieran. Me interesaría mucho verlo publicado enseguida, pues ha de serme útil aquí para la gestión que vengo haciendo encaminada a realizar el viaje a España. No se me ocurrió esta idea sino después de hablar contigo. Y estoy ahora pendiente de lo que me conteste Guillermo, que con anterioridad me había hablado sobre trabajos para su periódico. De no ser favorable su contestación continuaré haciendo gestiones, sin embargo, pues ya tengo la corresponsalía de «New Masses» para la campaña. Para que no me incluyas en el mismo grupo que a Luis Felipe, 92 te dejo aquí. Recuerdos a los compañeros, 90 91 92
Juan Marinello. Gonzalo Mazas Garbayo. Luis Felipe Rodríguez.
New York, 7, 8, 936. Dr. Don Federico de Capdevila y Gil Robles, 93 Habana, Cuba. Querido Capdevila: Hoy me llegó tu carta certificada con las maravillosas e inigualadas «Imperial», tal y como yo las había soñado. No me quedan dudas ningunas sobre las altas condiciones que posees para cumplir cualquier encomienda. Si algún día llego a Mariscal, te nombraré mi ayudante. Y no te digo esto de mariscal en broma, pues sabrás ahora mismo que estoy en trámites de tomar la oportunidad, pues, según todos mis cálculos y combinaciones, si no me fallan, partiré para España en breve. No tienes que guardar el secreto, pero no mortifiques a Barceló con la noticia. En cuanto a Don Pepe Gil, notifícale inflexiblemente que voy directamente en busca de la cabeza de su pariente Gil Robles. 93
Pedro Capdevila.
Todo esto es en serio. Me voy para allá, casi con seguridad, a reportar la guerra, y a aprender unas cuantas cosas que nos hacen falta. He pedido credenciales a Cuba y ya tengo credenciales de algunas revistas aquí. En cuanto a los de Cuba —si voy por fin— he decidido lo siguiente, que quiero que me contestes en el acto, porque los días corren a velocidad no vista, aunque yo quisiera que corrieran más aún: todo cuanto trabajo envíe para periódico o revista en Cuba te lo remitiré a ti, a fin de que, antes de entregarlo a quien sea, le saques copia y me las vayas archivando, por si regreso tener listo el material, para un libro o cualquier cosa por el estilo. Las fotografías procuraré remitirlas ya sacadas y por tanto, con copia para mí, y si alguna vez te mando negativos, ocúpate de conservarlos. En cuanto a lo que se publique, te encargo asimismo que me guardes copia de todo lo que te sea posible. Esta noche —aunque estoy en espera de lo que decidan en Cuba— voy a hacer una gestión en cuanto a mi pasaje y demás, con el Comité Antifascista español y puede ser que obtenga su ayuda. A Guillermo Martínez Márquez —por mediación de Gonzalo Mazas— le escribí desde el sábado pasado y aún no he tenido respuesta, lo que me tiene en extremo impaciente; por si o por no procura ver a Gonzalo y dile que hasta esta fecha no he sabido ni de él ni de Guillermo. A Luis le escribí también, pero más tarde, el
lunes, creo. Procura verlo lo mismo y úrgeles contestación, teniendo en cuenta esta fecha. Tanto a Gonzalo como a Luis,94 exponles, además, esto otro: que Quevedo me ofreció diez pesos por crónica; que publicó una «Los Guajiros en New York», y puede ser que publique otra que se titula, más o menos «Resonancias de la Revolución Española en Nueva York»; que esto monta hasta $20.00; que esta suma, vaya a España o a Cuba, me resulta en extremo importante; a Luis, además, le insistes en el problema de los $14.00 que me debe Amat desde [hace] más de un año y medio; que haga con Portuondo y Rigol las gestiones del caso, con vistas a una solución práctica; que cualquier auxilio por el momento, con vistas a mi viaje a España —sobre todo a España— lo necesito con urgencia. Y, si admites este tan bien retribuido cargo de «secretario sin carteras», ya dios te lo pagará, como dicen los curas cuando les dan alguna buena posta. Y por lo pronto, me despides de toda mi «clientela» en el bufete. El que me pueda enviar algún consejo, que lo haga sin pena, porque de todas maneras yo haré lo que salga del saxofón. En todo caso, te consolarás conociendo cosas de España distintas a las que da el maricón de Pepín.95 94 95
Ramiro Valdés Daussá. José I. Pepín Rivero, director del archirreaccionario Diario de la Marina.
Te incluyo una carta para Gustavo, el del Sanatorio sin esperanzas hasta que él no vuelva a él. Al Jefe del Batallón Perdido96 le dices que voy a España a ver si encuentro por allá su famosa unidad desaparecida; a Barceló, que iré a confesar curas, monjas y beatos, todos en «artículo mortis»; a Ortiz, que le traeré un ensayo sobre la criminología revolucionaria en sus relaciones con la influencia africana en España; a Jesús, mejor dicho, Xesús Correidora de Castro, le comunicas que voy a repartir por la Iberia algunas cuantas toneladas de onzas de oro del cuño español y a dejar a todos los duques sin un ducado; al Comodoro del Yacht Club, Don Jesús de la Carrera y Fuentes, le expresas mi intención de traerle de recuerdo alguno de los yachts de sus majestades católicas y, sobre todo, determinados jamones gallegos y quesos de la Montaña — esto, a cambio, naturalmente, de guayaba de Santa Clara—; al Dr. Don Miguel de Unamuno y Boullon,97 famoso cuanto profundo erudito, asegúrale desde ahora, los originales del Fuero Juzgo y las Siete Partidas, aunque sean medio chamuscadas; a Concha Espina de Cherna 98 le ofreces la colección completa de las novelas del Caballero Audaz y un plan para engordar firmado por el Dr. Gregorio Marañón y, en cuanto a Don Pepe Gil, la amenaza concreta y firme de traerme un tallista de España, para esculpir un crucifijo en el colmillo que le queda aún enhiesto y temerario. Y que se guarde siempre de mi presencia, feroz y sanguinaria. A Carretero,99 si lo ves, le notificas que queda autorizado para redactar mi biografía tan pronto como sea fusilado por las turbas fascistas. Y saludas a los demás amigos que aún existan y que no sean todavía muy cabrones del todo. A Capestany, por ejemplo, y a Usategui. Y te dejo aquí, con la encomienda de que me contestes por aéreo dándome cuenta de lo que puedas y hayas hecho de cuanto te encargo. Y, en todo caso, con amnistía o sin ella, en los E.U., en Cuba o en España, me sigo llamando Carlos Rojas. Sábelo, pues. Y hasta la próxima,
Ey: acude raudo a casa de Gustavo y entrégale la intercalada. Procede como las centellas, que hoy sábado no he obtenido contestación aún. Dile a Luis y a Gonzalo y a Guillermo, que el problema es de dinero, pues creo tener resuelto el pasaje aquí con el Consulado. 96 97 98 99
Miguel Giménez Lanier. Miguel Gener. Conchita Fernández. Antonio Carretero.
New York, 10, 8, 936.
Sr. Adolfo García,100 Lealtad 5, altos, Habana, Cuba. Querido Adolfo Benito Franco: Te contesto con ritmo de la Cabalgata de las Walkyrias tu carta del día 7 101 que llegó esta mañanita, junto con una aérea de Carlos, y por las cuales «os doy» ya en El Príncipe, escuchando la elegante fanfarria de los bronces corneteros de aquel paradisíaco e inolvidable lugar. Espero que esta carta «será en vuestras manos» a la mayor brevedad y aún, que tengáis tiempo de obrar sobre ella. 100 101
Seudónimo usado por Raúl Roa a su regreso clandestino de Miami. Véase esta carta de Roa (7 de agosto de 1936) en la p. 408.
Bien: en primer lugar, creo muy acertada la idea de que se hayan lanzado sobre Cuba. Yo me lanzo sobre España, o me desfleco de lo contrario. Hoy lunes, hace ya una semana que le escribí a Luis con aéreo, y la hizo el sábado desde que, por mediación del lentísimo Gonzalo, me dirigí a Guillermo. Ni una contestación he tenido, favorable o adversa, y día a día me he ido devorando las horas de sueño. He perdido cuatro libras en esta semana. Y si sigue esta incertidumbre, perderé hasta el hueso. Sin embargo, las gestiones aquí las doy casi por seguras. Ya soy miembro del Comité Antifascista Español y en reunión del viernes pasado quedó planteado mi problema y se nombró una comisión para exigir del Consulado mi remisión para España. De fracasar esto, se hará la gestión con el Comité de Marinos del barco —«Magallanes», día 20— y me iré de polizón más o menos. Mas, de todas maneras, dinero es lo que me hace falta imprescindible. Y seguridad de contar con algo allá. En relación con este asunto me dirijo a ti, que tienes algunas conexiones, a ver si puedes, como dice Carlos, levantar algún «carbón» para mi viaje. Principalmente si fallan Guillermo y Luis. En «Bohemia» tengo por cobrar $20.00 (si han publicado una última crónica que mandé sobre las resonancias de la revolución aquí). Procura activar a Gonzalo en este cobro. Caso de que Guillermo y Luis quieran algún trabajo de allá, que especifiquen condiciones en cuanto a material, extensión, en fin, todos los detalles.—En el orden personal, aquél es hoy mi centro imaginativo y revolucionario. Allí está la maravillosa lección única. La oportunidad de vivir. De que las pupilas vean algo digno de ser visto por un hombre. Y como yo todo lo proyecto sobre Cuba, bien creo que algo he de sacar de experiencia. Desde el punto de vista revolucionario, el beneficio que puede derivar de mis trabajos me parece evidente, pues pienso escribir para varios países de América, en donde alguna vez ha de producirse este hecho de un pueblo en lucha contra su ejército. Y, sobre todo, voy, porque la revolución cubana pende en estos momentos de la española; porque allí está el prólogo; porque si hay fracaso allí, podemos esperar un buen tiempo, probablemente ya, hasta que ocurra la gran crisis definitiva de Europa. Sé que me juego en este viaje, pues, la oportunidad de ver a Cuba otra vez. Mas si triunfamos allá, entonces la veré con mayor claridad aún. Bien, no te hablo más de esto, porque tú especulas también y no hace falta aclararte puntos. Sólo quiero que a la menor oportunidad realices algo en pro de este empeño mío y, sobre todo, que me escribas. De irme allá, mientras dure la situación difícil, pienso que utilizaré la dirección del Gordo Saavedra. Mas no se lo digas a nadie. En cuanto al trabajo de Uds. allá, aunque ni remotamente he leído todos los documentos que me han ido llegando, creo que algún juicio de conjunto puedo hacer ya, y algunas críticas someras. Por lo pronto pienso que ese esfuerzo, lo que de positivo y duradero tiene, es todo lo que en él representa trabajo de ordenamiento y estructuración de ideas. Aun los que han maniobrado contra él y contra él han estado, un poco van a aprender a su costa. Que es lo que fundamentalmente nos proponíamos. Es, en definitiva, el primer y casi el único ensayo de trabajo formal y fecundo por el encauzamiento de la revolución. Y, en el orden práctico, cuando menos de él ha salido la fusión de Ir y Orca: esto es, la liquidación de dos grupos, su fusión en uno, más claro, fuerte y consciente de su roll. En otro orden de cosas, no creo que haya que hacerse muchas ilusiones. Es un poco frágil el resultado obtenido. Parece un tanto difícil que se
mantenga firme ese F.U. En cuanto a las materias consideradas, todas han sido bien examinadas, y aún algunas más, a mi juicio, han podido tratarse, de acuerdo con la realidad nacional. De esto creo que le hablaba a Gustavo en la carta que le escribí hace unos días, hablándole de mi viaje. Pienso, por ejemplo, que el problema del analfabetismo ha debido ser estudiado en sus dos fases: estudiantes y maestros; a éstos se les ha debido considerar en mayor grado dadas sus luchas y su organización; igual caso me parece que es el de los profesionales, particularmente los médicos. Y, aun, creo que el problema de los empleados públicos también se ha podido considerar. Te hago estas consideraciones, sin haber leído todos los documentos por lo que bien pueden resultar obvias. Y lo que sí nadie les podrá quitar es el entusiasmo ejemplar, la buena fe, y la lección de esfuerzo que han dado. No tengo tiempo ni imaginación para más análisis. Ocúpate de lo que te planteo y apura a marcha forzada a esa gente. Porque será difícil que no me vaya de todas maneras, pero necesito vivir allá, y, por el trabajo que quiero hacer, necesito gastar. Te acompaño unas líneas para Regino.102 Recuerdos a la gorda —flaca ya— Ada y al chiquito jodedor. Al detractor de Platón y al resto de los miembros de la Liga antiplatónica. Y a María Luisa y al Viejo y a Gilda y a todo más quien merezca el recuerdo. Y un abrazo con boina,103 Nota: Teté por ahora no puede irse, por la madre, que sería un crimen. Irá para Cuba en septiembre, cuando termine su tratamiento de los dientes. Alberto y Gladys, creo que se irán. 102 103
Regino Pedroso. Véase la respuesta de Roa (14 de agosto de 1936) en la p. 416.
Nueva York, 10, 8, 936. Olga Govantes, Edificio Rebollar, Ap. 15, 12 y 23, Vedado, Habana. Querido Luis:104 Te escribí el día 4 por sello aéreo y, aunque te urgía contestación inmediata, aún no la he tenido. Ni de Guillermo tampoco, a quien le escribí por mediación de Gonzalo Mazas, mi agente «literario». Su dirección es Mazón entre San Rafael y San José. Mira a ver si él no le ha entregado la carta a Guillermo. Mis gestiones aquí van por curso que considero en extremo favorable. En reunión del viernes pasado con el Comité Antifascista Español, fue planteado mi caso y se acordó exigir del Cónsul mi envío. Esta noche tendré la contestación sobre esto. Además, en caso de que fracase aun este asunto, lo más probable será que me vaya de polizón en el «Magallanes», de acuerdo con el Comité de Marinos del barco. El «Magallanes» estará aquí el día 20, según espero. Pero de Cuba no tengo ni una palabra. Ya he gastado mis «reservas» para sellos aéreos y tengo que enviarte ésta por la vía ordinaria. Te escribo la tarde del lunes, decepcionado por no haber tenido ni una línea de allá. Hoy te mando la copia de la carta algebraica. Es una especulación en la que puede ser que haya algunas cosas acertadas. Sobre todo, el método matemático para dar salida real al involucro del ya famoso lugar común de «la correlación de las fuerzas». Si tienes valor para leerla toda, serás un héroe verdaderamente. Te quiero escribir sobre Teté. Hoy es su cumpleaños. Pienso que ella tiene una extraordinaria facilidad para el periodismo. A mi juicio sería magnífica haciendo entrevistas y reportajes. Escribe con gran facilidad, soltura y estilo propio y desenfadado. Si en la revista puedes darle un
chance no dejes de dárselo porque estoy seguro que va a ser en bien de la revista. Y la distraerá mucho y le quitará un poco de sustos. Aunque se pasen sustos ahí también, como es natural. Hago ya a Raúl y a Carlos por allá. Hoy le escribí al primero por sello aéreo, a ver si él puede movilizar algunos resortes económicos. A todo el mundo le he escrito, a unos despidiéndome y recordándolos y a otros urgiéndoles ayuda: a Juan, Regino, Guillermo, Gonzalo, a ti. Y ahora a Raúl. También a Gustavo. Te dejo aquí, pues estoy terminando otros trabajos que, sin embargo, no espero terminar. Escríbeme si ésta te llega a tiempo para ello. En todo lo que se refiera a envíos míos desde España —y me niego a pensar que hay un chance de que no vaya— ya lo tengo arreglado allá, con mi intermediario infalible e inmejorable. En todo caso, no lo comprometas nunca, pero utilízalo siempre. Recuerdos de Teté que llegó ahora de la calle. Y saludos a todos los amigos. Hasta la próxima, 104
Ramiro Valdés Daussá.
New York, 12, 8, 936. Guillermo Martínez Márquez 17 # 456, altos, Habana, Cuba. Querido Guillermo: Recibí por fin tu carta en contestación a mis peticiones 105 y me alegra —como esperaba— el que estés por mi proyecto. Lástima, sin embargo, que por el momento no puedas apoyarme de manera más efectiva, pues los días son extraordinariamente largos y para mí, regresar a Cuba para de ahí salir para España, es algo que «me resulta estrecho», como diría Ortiz si Ortiz fuera tan chusma como yo. Por ello estoy haciendo aquí todas las gestiones a fin de poder irme en el «Magallanes» que estará por New York el día 20, en la forma que pueda. Sólo en caso absolutamente negativo me resignaré a perder el tiempo e ir a Cuba en busca de recursos. Ya tengo credenciales de «New Masses» y de «El Machete», de México. Me urge que, por aéreo también, me envíes las tuyas, y que le comuniques esta petición a Ramiro enseguida, en cuanto a su revista, pues con un grupo de credenciales podremos abordar al Cónsul español aquí y «darle la brava». Espero, pues, que te ocupes de esto enseguida. No recuerdo el tono de la crónica a «Bohemia» —en estos días unas cosas se olvidan volando—, pero no creo que fuera tan subido. En fin, otra vez será que me llegue la oportunidad. Y te admito aquí que sería importante el ir por allá para captar el tono del ambiente. Pero trataré de adivinar. Los felicito a todos por la llegada triunfal. Pero creo que si no hay triunfo en España, triunfo de veras, vamos a estar negros en Cuba para buen rato. Recuerdos a todos, y principalmente a la chiquita, que debe estar graciosísima. Y a Berta. ¿Cómo se llamará el periódico? Mándame la credencial en papel impreso si es posible, si no en «Ahora». Nota: A última hora decido enviarte ésta por vía Ramiro por imaginarme que éste tendrá más facilidad de localizarte a ti que tú a él. La dirección de Hevia es: 195-15 42nd. Ave., Auburndale, Flushing, L.I. New York; la de Padilla, 500W, 161St. primer piso. N.Y. La de Menéndez la ignoro, pero por Padilla tal vez lo localices. Y un abrazo colectivo por si me voy.
105
Estas peticiones fueron hechas por Pablo a Guillermo Martínez Márquez, a través de Gonzalo Mazas. Véase la carta a Mazas del 1º de agosto de 1936.
New York, 12, 8, 936. Olga Govantes, Edificio «Rebollar» Ap. 15, 12 y 23, Vedado, Habana. Querido Luis:106 He recibido hoy tu carta y noticias tuyas por otro lado, y veo que estás enfermo. Te hago al paso la observación de que noto que te enfermas con demasiada frecuencia. O te estás «gastando» más de la cuenta, o estás pidiendo una «reparación» de cuidado. Epidemias siempre hay, y cuando uno está «en forma», puede pasearse entre ellas sin mayor riesgo. Tu opinión ha sido la única desfavorable de cuantas he consultado y me creo obligado a argumentarte, ya que tú me planteas un problema de importancia. 106
Ramiro Valdés Daussá.
Creo que tú tienes toda la razón en lo que dices, siempre que analicemos el problema desde un solo ángulo: el ángulo cubano. No discuto que puedo —por lo menos en lo inmediato— ser más útil en Cuba, para Cuba, hoy, que en España. Pero tú olvidas la circunstancia fundamental, para mí irrebatible, de que hoy en España se están, en proporciones poderosas, aclarando el problema de la gran disyuntiva planteada al mundo desde octubre de 1917, y de cuya solución penderá la vida, particularmente de todos los países coloniales o semicoloniales, sobre los que, en definitiva, habrán de pesar con mano más fiera, las consecuencias de una solución fascista. Son cosas concretas, no suposiciones. El triunfo del fascismo en España, traerá rápidamente su armamento por Hitler y Mussolini; la crisis francesa y la ruptura del pacto franco-ruso. En caso contrario, el fortalecimiento del Gobierno del Frente Popular en Francia, su rearmamento; su apoyo a España, y todo el occidente europeo con el ojo alerta a la próxima contienda, inevitable, en dos, cuatro o seis años, si no es que ahora se precipitan las cosas, que bien pudiera ser. En cuanto a nuestros propios países americanos, que se hallan ya también, en una gran parte, con la visión clara del problema general: Chile, Uruguay, Brasil, México, Cuba, Ecuador, es una cosa tan lógica que brilla, que las fuerzas reaccionarias se agruparán y solidificarán, y arrastrarán con ella a la mayor parte de la pequeña burguesía, si en España, ligada a nuestros pueblos histórica y económicamente, triunfa el fascismo. Por el contrario, aunque siempre se unirán, al triunfar las izquierdas, la lección de las masas revolucionarias será maravillosa, y sus resultados en alientos extraordinarios. [sic.] Contribuir a la victoria española —que será dura y difícil— es contribuir a que el cuadro general de los acontecimientos cambie a nuestro favor. Y la importancia de esto es evidente. Desde luego, ni me hago ilusiones, ni pretendo jugar un roll preponderante en España, ni para mí hay lugar allá. Yo voy concreta y específicamente a España por nosotros; por la importancia que considero que tiene para nosotros aquella lucha y la necesidad de conocer su desenvolvimiento, sus desarrollos, la actitud popular, la fuerza dramática e inspiradora de un pueblo decidido a morir, en el momento justo. Yo, efectivamente, quiero palpar todo eso y trasladarlo a los nuestros que deben estar ansiosos por saberlo. Y por eso no me conformo con escribir para Cuba, sino que escribiré también para los Estados Unidos, México, Costa Rica y algunos otros lugares. Voy, pues, con propósito definido, y es una apreciación errónea tuya el considerar que voy a actuar como un simple miliciano. Si la situación se pone difícil, pelearé como otro cualquiera; si estoy en un lugar atacado, pelearé también, como es natural. Pero esto será ocasionalmente. Como sería ocasional que una bomba de avión me despanzurrara. Yo creo haber adelantado algo, aun en el control de mí mismo. Pienso que ya, por lo menos bajo algunos aspectos, soy
hombre con ruta trazada, con brújula. Yo voy a lo que voy. Y creo, sinceramente que voy a realizar el mejor trabajo revolucionario que he tenido a mi alcance en toda mi vida. Además, personalmente —y como que voy con brújula, y pensando siempre en el problema de Cuba— estoy seguro de que voy a aumentar enormemente el caudal de mi experiencia en todos sentidos. Y según New York ha sido para mí una gran lección, en cuanto a conocimiento de lo que es el entusiasmo y el esfuerzo, España me dará el conocimiento de la realidad revolucionaria en su momento ápice. Mas, si no puedo resolver rápidamente mi viaje a España, entonces puedes tener la seguridad de que sólo tardaré tres días en llegar a Cuba. Pienso que hay una gran tarea a realizar allí y tengo la seguridad que, como todos hemos adelantado mucho en este año y medio de humillación y derrota, se va a realizar un buen esfuerzo ahora, hábil e inteligente. Y sé que todo aporte es necesario. Y yo voy de todas maneras a poner el mío, según mi más sincera visión de la realidad. Y si me equivoco, sólo me habré equivocado en grado, pues nadie podrá negar que voy a hacer un trabajo de interés para la causa de Cuba. Aun en el caso de que las cosas empeoren rápidamente y no sea posible publicar nada de España en las revistas y periódicos, lo que no es admisible, entonces los trabajos, ya en tono más radical, podrán ser publicados clandestinamente. Bueno, te voy a dejar. Te hago un encargo: Dile a Raúl que por sello aéreo me mande la dirección de su primo Juanito a quien tengo que ver enseguida. En el periódico no te olvides que lo principal es la administración; después, la expansión; después, la intención. Sobre todo, mientras no se conquista el crédito público y cierta seguridad económica. Los escritores no son tan importantes, aunque lo sean. Trabajo descentralizado, aunque con control remoto desde el centro. Trabajo en cada provincia, cada municipio, cada fábrica, cada organización. Hombres de trabajo más que hombres inteligentes. Y técnicos, no amateurs. Un buen emplanador. Un buen jefe de información. Y crédito moral en todos los nombres. Y sin entusiasmo no habrá nada, desde luego. Reparto de la responsabilidad y uniformidad de criterio y armonía en el trabajo. Habrá éxito entonces. Teté irá para allá en septiembre, cuando termine su tratamiento de la boca. Dale recuerdos a Cuto y a la familia, y a todos los amigos y compañeros. Y te mando un abrazo semigallego ya,
New York, 14, 8, 936. Querido Luis:107 Te hago unas pocas líneas porque me urge ponerte en antecedentes sobre un asunto del que me enteré ayer tarde. Por Ordoqui —quien tuvo la noticia por Ofelia Domínguez, desde México— supe que Torrado, en unión de varios más de su grupo, había salido para Cuba. Y teniendo en cuenta las manifestaciones que con anterioridad le había hecho a Ordoqui, de que «él era el hombre que disponía del dinero y que en cualquier momento podía sacar quince o veinte mil pesos, y cuando en Cuba empezara a hablarse de Constituyente y de legalidad y de sacar periódicos, etc., etc., él planeaba el asesinato de tres o cuatro senadores y todo lo echaba a perder y obligaba a Miguel Mariano a ponerse de acuerdo con Batista, etc.». Es muy necesario que Uds. estén alertas al menor movimiento, porque como le dijo entonces Ordoqui, esto era un crimen ya que sin duda ello iba a provocar una represalia feroz en la cual iban a caer los compañeros por cuya libertad se está luchando y aun muchos otros ajenos a todo. Movilicen, pues, todas las fuentes de información de que dispongan, y manténganse alertas. Ayer te escribí por vía ordinaria. Recuerdos. 107
Ramiro Valdés Daussá.
Querido Don Federico:108
Tenga la bondad de «desglosar» el anterior documento y hacerlo llegar a su destino con gran «fugacidad». He adelantado mucho en las tareas pro viaje. Ya es casi seguro. En consecuencia, como una de las últimas encomiendas, remíteme algunas navajitas más, pues dudo que las haya en la Península. Ya te indemnizaré por medio de la madre de la interfecta. Y recuerdos a «todos vosotros», 108
Pedro Capdevila.
New York, 18, 8, 936. Sr. Adolfo García, Lealtad 5, altos, Habana, Cuba. Querido Adolfo:109 Contesto tu carta llegada ayer110 y te incluyo lo que supongo que me pides, porque toda esa pendejada de iniciales, escritas además, en tu letra, se me atragantan, como ñame mal cocinado. La idea que tuvieron Uds. de ir a la Embajada allá estuvo muy oportuna, pues, aunque de todas maneras aquí la teníamos en proyecto, por medio del Comité Antifascista Español, de esa manera se refuerza. Mañana, según espero, iré con una comisión del Comité y esgrimiré, por supuesto, la gestión de Uds. allá. 109 110
Raúl Roa. Véase esta carta (Habana 14, 936) en la p. 416.
Me parece que ninguno de Uds. ve el proyecto de mi viaje ni en su justa proporción ni en su real sentido. La impresión que me dan las argumentaciones de Uds. es de que piensan que no es sino una aventura más o menos temperamental y agradable. Y, francamente, me parece que estoy un poco lejos de la aventura ya. Me ha dado tanto fuego de entusiasmo ello porque veo, que en el mejor terreno desde donde puedo servir a la revolución —como escritor y particularmente, como periodista— puedo operar, y no sólo para beneficio de Cuba, sino de toda Hispano América. Y aun de los Estados Unidos. Mis trabajos en Cuba, se publicarán legal o ilegalmente. Haré resaltar el carácter de la lucha de un pueblo contra su ejército traidor, cuantas veces pueda. Y, si en Cuba nada de esto se puede hacer tampoco puedo hacer yo mucho allá, desde el ángulo en que más útil realmente pueden ser mis esfuerzos. Uds. me han confundido un poco con un organizador o algo por el estilo. Muy lejos estoy de ello, a mi más profundo y sincero juicio. A España tal vez vaya en busca de todas las enseñanzas que me faltan para ese papel, si es que alguna vez puedo dar de mí algo más que ser un agitador de prensa. Y no me arrastra ninguna aspiración de mosquetero. Voy simplemente a aprender para lo nuestro algún día. Si algo más sale al paso, es porque así son las cosas de la revolución. Y si me voy por otro camino, será porque así son también las cosas de la revolución. Como si me vuelve cojo una granada. No vayas a creer tampoco que estoy encabronado. Sencillamente, trato de darte a comprender el secreto de mi impulso hacia allá. Y hay, como siempre en mí, la emoción del impulso que me dice que allá está mi lugar ahora. Porque mis ojos se han hecho para ver las cosas extraordinarias. Y mi maquinita para contarlas. Y eso es todo. En realidad, me gusta tanto aprender como enseñar. Bien, te dejo con todas tus alegrías de los viejos, Ada y el chiquito jodedor. Yo, en realidad, aparte del grupo de amigos, no tengo cerca de mí más que a Teté y ésta está de acuerdo conmigo en que, como simple periodista combatiente, tengo en España un roll más amplio y perspectivas más claras, a pesar de todo, que como dirigente cohibido en Cuba. Y ya se va acostumbrando a la leyenda de que «tengo suerte» y que nada me va a pasar. Antes de irme te hago unas líneas,
New York, 20, 8, 936. Sr. John Dos Passos, Provincetown. Admirado amigo: Le mando estas líneas por mediación de nuestro común amigo Gattorno, a fin de que cuanto antes las reciba, pues no sé exactamente su dirección. El Comité Antifascista Español, que viene funcionando aquí, con la cooperación entusiasta de los diversos clubs y organizaciones obreras, así españolas como hispanoamericanas, se ha propuesto dedicar la mayor parte de sus esfuerzos a la propaganda en favor del Gobierno de Frente Popular en España y a desvirtuar la poderosa campaña que contra el mismo se está produciendo en este país por los Hearsts y todos los simpatizantes del fascismo en los Estados Unidos. La labor que se ha impuesto este Comité es en extremo ardua. Debo decir que, hasta hoy, no ha recibido más apoyo que el que directamente le suministran los clubs obreros y el entusiasmo de éstos por cooperar al triunfo de las milicias de trabajadores en España. Con este apoyo, el Comité ha venido recaudando fondos entre sus simpatizantes y ya ha levantado más de $1,500.00 cuya suma, así como las que se continúen recolectando, se dedicará, en su mayor parte, a propaganda, de prensa, radio, etc. No se le escapará que para la magnitud de este país, el esfuerzo, pese a todo su entusiasmo, resulta pequeño. Por eso hemos pensado en obtener toda clase de cooperación, y, muy particularmente, entre los intelectuales norteamericanos simpatizantes del movimiento popular y enemigos del régimen fascista. Debo decirle que su nombre, así como el de Hemingway, han sido los primeros en que han pensado los compañeros del Comité Antifascista Español de New York. Uds., por las simpatías que siempre han mostrado por las causas populares y por la democracia, y, muy particularmente, por sus trabajos en contra de la guerra capitalista, aparte de la gratitud que a ambos les debe el pueblo español por el cariño con que han tratado sus grandezas, han parecido a todos los más indicados para iniciar cualquier movimiento que pudiera servir de soporte moral a la lucha contra la rebelión fascista española en este país. Yo he sido comisionado por el Comité para dirigirme a Uds. Sé que Hemingway no está aquí. Mas, en todo caso, Ud. solo bien podrá hacer magnífico, en cuanto a publicidad, a captación de simpatías para la causa del Frente Popular Español, a orientar la opinión pública americana, contribuyendo a desvirtuar las mentiras y las falsedades que se vierten. Ahora, que de veras «Don Quijote ha vuelto al camino», más lleno de heroísmos que nunca, su prestigio aquí y su amor a España son más necesarios que nunca. Yo le pido, en nombre del Comité Antifascista Español, el mejor esfuerzo que Ud. pueda realizar en este sentido. Yo mismo pienso irme para España, si me fuera posible, el próximo día 27, a reportar la guerra a «New Masses», «El Machete», y algunos periódicos de Cuba. Las gestiones las estoy haciendo con todo entusiasmo y espero que cuajarán. Por ello, si quiere algún recado para algún amigo, yo se lo llevo. Y lo entregaré a menos que ya esté muerto… A Waldo Frank no lo conozco ni sé a dónde escribirle. Él ha mandado algo para «New Masses». Su nombre es también muy importante para nosotros. No quiero tomarle más tiempo. Le ruego unas líneas y que éstas sean favorables para nuestra gestión, Con sincera simpatía y admiración, Pablo de la Torriente-Brau 523W,143St. Ap.2D. N.Y.C.
New York, 20, 8, 936. Querido Adolfo:111 Te hago sólo unas líneas, para que coja esta carta el aéreo de mañana. Hoy por la mañana, con un delegado —el Presidente— del Comité Antifascista, visité al Cónsul Español aquí. Nada había recibido de la Embajada de la Habana. Y como tu carta dándome cuenta de la gestión allá era del 14, procede pensar, o que blofeó el Sr. Embajador, o que se está rascando las ladillas. Pero bien, el asunto ya es otro. No pasarán barcos españoles por aquí, pues el Magallanes, según todas las noticias, se irá directamente a España. Cumple, pues, conseguirle algún numerario a ese Embajador. De paso debo pedirte este informe: pienso que, si algo raro no ocurre, podré salir de aquí el 27, en el Lafayette, vía El Havre. Quiero llevar a España informes concretos sobre Cuba. Acércate a los izquierdistas de la colonia española allá y pídeles informes reales sobre la actitud de los funcionarios de la Embajada; quiénes son saboteadores, quiénes arribistas, quiénes cabrones y quiénes revolucionarios. No dejes de enviarme a la mayor rapidez todo esto, así como cualquier clase de información sobre la posición de los españoles cubanos con relación a la revolución y quiénes son los grupos que la apoyan y quiénes están por los fascistas. 111
Raúl Roa.
Las noticias que recibimos aquí sobre la amnistía son en extremo desagradables y desilusionadoras. Lucilo, como se ve, tan cabrón como lo puede ser un macrocéfalo de su categoría. Alberto creo que te ha escrito. No sé, en definitiva, si se irá o no. En todo caso, día que se pierde es riesgo que se gana de no poder ir. Te dejo aquí mismo con recuerdos para todos. Anúnciale a Pinpin que sus libros están outside todos. Que veremos cómo los mandamos. Recuerdos al miquito, a la Gorda y a todos. Un abrazo en comunidad,
1 9 3 6 C A R T A S A P A B L O Enero 9 12 14 20 24 28 30
de Raúl Roa de Raúl Roa de Antonio Gattorno de Conchita Fernández de José María Chacón y Calvo de Raúl Roa de Antonio Gattorno
Miami, Enero 9 de 1936. Viejo asqueroso: Sigo dando baos* hacia el sur. Ahora estamos en Miami. Llegamos ayer. Recordarás que en mi última te decía que Kourí había llegado de Cuba. Ha decidido llevarse a Ada con él. Cree que le vendría admirablemente el viajecito. Yo lo creo también. Estará un mes por allá. Desde luego, ella parirá en Cuba, conforme a tus imperativos inexorables de abuelo con el hígado enfermo. Pero entre tanto es justo que ella esté conmigo y yo con ella. Por eso, volverá. Yo estaré aquí hasta entonces. Hasta es probable que venga con toda la familia. Kourí está considerando seriamente la perspectiva de radicarse aquí por ahora. Dice que en Cuba no puede vivir. Tiene la clínica vigilada y lo han denunciado ya varias veces. *
Bounds: saltos. (N. de E.H.L.)
Tu carta última, llegada a mí el pasado seis, tuvo de regalo de reyes y de ráfaga sombría. Estupendo tu trabajo sobre Rubén. Está cuajado de cosas interesantes. Desoladora la noticia que me das de que el periódico no puede salir por el momento. En estas condiciones, me parece un deber de todos nosotros allegar fondos para sacarlo. Yo escribiré enseguida a varios profesores. Por tu parte haz lo que puedas. En cuanto al mitin en Tampa el 28 de enero, debo decirte que ya el PRC ha lanzado la consigna. Los Amigos de Cuba se durmieron, no obstante nuestras advertencias. Caso de hacer algo sería una plasta. Imagínate que los mongoneros han conseguido nada menos que el Círculo Cubano. Yo no me explico la negligencia de los Amigos. En nuestra última reunión —hace ya más de quince días— lancé la idea del mitin y la necesidad inaplazable de anunciarlo a fin de que no nos robaran la arrancada. Se me alegó entonces que había que esperar a que la agrupación terminara de reorganizarse. Hasta ayer no nos habían dicho una palabra más al respecto. Por otra parte, sabemos por Falber que han designado como secretario general de la agrupación a un militante comunista, el único que tiene el PC en Tampa y por ende conocido como tal hasta por el gato. Esto significa, concretamente, la ruina de la agrupación. Si el obstáculo fundamental alegado por las organizaciones era su marcado color comunista, ahora la presencia de este individuo como dirigente máximo de la agrupación alejará hasta lo infinito toda perspectiva de vincularlas a la misma. Nada me dices en tu carta de mis últimos envíos a ésa. ¿Qué les parecieron los párrafos trascriptos de la carta de Yeyo? Ayer recibí otras letras suyas. En ellas me pregunta por el destino final de ORCA y a la vez la forma de plantear el pacto con ella. A la vez habla de las dificultades con que tropiezan. Parece que la crisis se agudiza por momentos. En carta recibida por Miguel Ángel de Tatica, éste le refiere la situación que confrontan con la llegada de California de Reina, Torrado y Calixta, que habían ido en busca de armas. Estos individuos se han pronunciado cerradamente contra el pacto, considerándolo una traición a ellos, ya que fue elaborado durante su ausencia. Ya supondrás lo que esto significa. Sólo he visto a Rubio unos momentos. Pero hablaré mañana extensamente con él. Trataré asimismo de ponerme en contacto con Laurent. Lo que nos urge es una credencial bastante amplia, por lo menos a mí. Esto es sumamente importante para toda gestión de carácter oficial. Hace rato que te la pedí, pero parece que se te ha pasado. Es preciso, también, trazar una línea definida a seguir. Desde luego, hay que enraizarla en bases firmes. Me interesa que ustedes discutan en torno a la situación con toda la amplitud que sea preciso. En mis cartas tienen sugerencias y datos concretos. Sí, he leído el Martí de Mañach. Un Martí para uso exclusivo de Bouza y de Margot Baños. Un Martí anti-Martí. Un Martí engendrado en una Casa de Salud española. El episodio que cuenta de mi abuelo112 es totalmente falso. Cuando leí el libro —en las postrimerías del machadato— fui enseguida a casa de Gonzalito de Quesada y allí con Entralgo registramos toda la papelería martiana. El resultado de la búsqueda fue negativo. Mi abuelo sí tuvo un incidente con Martí, del que ya te he hablado otras veces. Pero jamás fue rajado ni tuvo con él
contactos personales. Entonces yo, indignado por la invención malévola, escribí un largo artículo enjuiciando el Martí, rebatiéndole la insidia violentamente. Recuerdo que entre otras cosas le decía que su vil actitud estaba determinada por su impotencia ante mi Carta a Jorge Mañach, que ha quedado suspendida sobre su nariz judía como una maza incontrastable. Creía con tan bajuno procedimiento vengarse de mi desenmascaramiento político. Estoy convencido de esto. Mi trabajo no pudo a la sazón publicarse. No había dónde. Si no lo han botado en casa debe estar en una de las gavetas de mi escritorio y algún día lo publicaré. Debo añadirte, como complemento, que unos días antes de caer Machado, y a virtud de un supuesto tribunal de honor organizado por él a fin de ventilar mi cuestión con Maestri, estuve yo en su casa con Guillot. Éste podría contar las cosas que le dije y entre ellas le anuncié la publicación del artículo de marras a la primera coyuntura. Ésa fue la última vez que hablé con Mañach. 112
Ramón Roa. Véase Aventuras, venturas y desventuras de un mambí, de Raúl Roa, biografía en la que se esclarecen los episodios a que se refiere esta carta.
Tus observaciones respecto a mi trabajo sobre Rubén coinciden con mi criterio al respecto. Rubén, positivamente, está por encima y más allá de sus versos. Yo lo pintaré como fue. De otro modo, estaba contribuyendo a desnaturalizar su personalidad revolucionaria, la más excelsa de Cuba. No sé si tú piensas lo mismo; pero yo creo que Rubén es la figura más alta que ha dado hasta ahora la lucha revolucionaria cubana. Sólo tiene un par en América: Mariátegui. Hasta se parecen en el pudor de sus angustias y en el desgarramiento de sus vidas. Mella es otra cosa y otro tipo. Impar desde luego. Mas Rubén desborda sus fronteras. Rubén es una personalidad plena. Un hombre de carne y hueso, para decirlo con la expresión unamunesca. Huasipungo está en ésa. Te lo devolví yo mismo. Escríbeme enseguida. A Pimpín le responderé cuanto antes. Esperaba, para hacerlo, la carta que me prometía a seguidas. Yo estoy parando por el momento en casa de Fiallo, que es buen amigo de Kourí. Recuerdos a todos. Mi mejor saludo para doña Carlota, la vieja primaveral. Para ti abrazos nuestros, Raúl113 Raúl Roa Dr. Raúl Fernández Fiallo 1160 NW 4 Street Apt 4 Miami Se me olvidaba: aquí está Alberto mi primo. En consecuencia, no utilices su dirección por el momento. 113
Raúl Roa.
Miami, Enero 12 de 1936. Viejo Pablo: Hace dos o tres días que te puse unas letras solicitando de ustedes una línea a seguir. Las circunstancias han cambiado imprevistamente. Soy yo ahora quien solicita la aprobación oficial de ustedes a la gestión que, junto con Rubio, acabo de emprender esta tarde. Espero que no habrá dificultades de ninguna índole dada la trascendencia intrínseca de la misma y que me den el más cálido y amplio apoyo. Acabo de tener una larga entrevista con Laurent. Puedo establecer, sabiendo lo que afirmo, que ella puede ser definitiva para los destinos de la revolución. Estuvieron presentes en ella
Rubio e Inocente Álvarez, llegando ayer de la Habana. La entrevista estuvo determinada por el deseo de Laurent de conocer mi criterio sobre la situación actual y especialmente la manera práctica de superarla. Naturalmente, yo me despaché a mi gusto, teniendo en todo momento la colaboración decidida e inteligente de Rubio, con quien había previamente tenido un cambio de impresiones al respecto. No puedo ocultar el optimismo y la alegría que me invade como resultado de la entrevista. Creo que estamos ya pisando sobre terreno firme. Pero estoy adelantando mi estado de ánimo a la raíz que lo alimenta y determina. Se trata nada más y nada menos que de la organización inmediata del partido único de izquierda. Y el concurso absoluto y entusiasta de Laurent por llevar, sin más dilación, la idea maravillosa y salvadora adelante. ¿No es para reventar de gozo? La cuestión es ésta: el pacto de México ha fracasado aun cuando se ratificase por las organizaciones signatarias. En otras palabras: las bases sobre que descansa son tan frágiles que sobre ellas no podría fundamentarse una verdadera vertebración revolucionaria. Al contrario. El Pacto de México consagra en sus cláusulas la riña tumultuaria por la hegemonía del poder presupuestal. Admitido tal supuesto —por otra parte de una certidumbre indubitable para mí— a la revolución se le plantea una salida dilemática: o cada grupito se repliega en sí mismo constelado de rayos jupiterinos y acaba por desintegrarse en medio de una apestosa agonía, o los elementos más puros, conscientes y capaces de cada uno de ellos ponen su brazo, su inteligencia y su corazón a la faena inmediata de superar la crisis presente y resolverla de manera positiva a los intereses de la revolución antimperialista. La solución estriba únicamente en el partido único de izquierda. Fracasado el frente único en todos sus aspectos, en bancarrota las organizaciones, penetrados sus elementos mejores de que ninguna de ellas por sí sola puede hacer otra cosa que un pucherazo ridículo, la cuestión del partido único está en el primer plano de la realidad revolucionaria. Más aún: ha sonado ya la hora de llevar la idea a la realización práctica. La premisa previa a su constitución sería la disolución de todas las organizaciones existentes. Laurent se ha comprometido a lograr la desaparición del PRC en cuanto la cuestión llegue oficialmente al conocimiento del CGN. Yo no lo dudo. Laurent es hoy por hoy el dueño mismo del PRC. Debo advertir que la maternidad de la idea es nuestra, de ORCA y de IR. Esto es: son ORCA e IR quienes van a plantear el problema del partido único a las organizaciones. Éstas podrán o no aceptar nuestra proposición. Pero ya sabemos que el PRC —comprometido a través de Laurent— va a acceder a la misma. Lo pertinente entonces es trabajar a ciertos individuos afines de las demás organizaciones a que se comprometan por su parte a llevar la proposición adelante en el seno de la que pertenezcan. Este individuo será por el momento en la JC Giraudy. En cuanto al APRA y al PAN no hay problemas con ellos. Ahora bien: ¿cuál será la mecánica para llegar al resultado que se apetece? Rubio y yo la hemos ya perfilado. Antes que nada hay que elaborar un documento amplio y profundo contentivo —previa explicación de la necesidad histórica del PU— en el que se fije, sin lugar a dudas, el carácter, el contenido y el alcance de la revolución que plantea la realidad cubana. Al propio tiempo en dicho documento se estructurará el PU, se definirá el carácter y contenido del Estado antimperialista y la inserción en el mismo del PU como partido único dirigente de su política general. Este documento, que redactaré yo, será presentado por cada uno de los individuos comprometidos en su respectiva organización. Lograda su aprobación el primer paso definitivo estaba ya dado. En esas condiciones, ORCA e IR harán una convocatoria a fin de viabilizar la idea; es decir, una reunión en la que se estructuraría ya el PU. Requisito indispensable para concurrir a la misma sería que cada partido existente llevase con sus delegados su acta de disolución respectiva. Los delegados a dicha conferencia serían designados por partes iguales por cada organización concurrente. Ahora bien, el Comité Ejecutivo que saldría de su seno se elegiría no proporcionalmente sino por selección de los mejores, no importa su procedencia. Aquí está la piedra de toque misma del éxito del nuevo partido. De esta suerte, se liquidaría toda esa teoría de enredos, chismes e intrigas que mina el ambiente revolucionario y desaparecería toda posibilidad de discordia intestina. En una lista hecha a la ligera por Rubio y por mí, ORCA e IR presentan un cuadro dirigente sin rival. De aceptarse empero, el criterio proporcional, las
grandes organizaciones coparían todas las posiciones. En consecuencia: estamos en aptitud de llegar a los planos dirigentes y responsables de la revolución. Laurent está absolutamente de acuerdo con el procedimiento. Su actitud con IR es la misma que sospechó Pimpín y confirmó el gallego: de absoluta identificación. Está más ligado a ellos que al partido cuya jefatura militar ostenta. En cuanto a nosotros, el hecho de que haya él querido oír mi criterio y luego aceptarlo evidencia que no le va en zaga a la que mantiene con IR. Es sumamente notorio el que se haya expresado de la manera que lo hizo, en momentos precisamente en que la actitud oficial del PRC es contrapuesta. No alegó una razón en contra de peso. Ni siquiera el prurito del nombre que llevará al futuro partido. Es más, él cree que hasta sería conveniente que no fuera el de PRC. Este asunto lo resolverá la asamblea que servirá de fuente originaria al nuevo partido. Rubio y yo estimamos que debemos meter el cuerpo en el problema. A ustedes no podrá escapárseles la trascendencia y proyección que tiene la maniobra para ORCA e IR y para la propia revolución. Personalmente, les reitero mi júbilo. Es casi seguro que Ramiro se traslade inmediatamente a ésta. Llegada la coyuntura, vendrán de ésa los que sean necesarios. Giraudy vendrá igualmente. Pero no antes que trabaje el asunto en Cuba. Rubio y yo entendemos que el documento de marras debe serle llevado por dos miembros nuestros y dos de IR. Yo escojo a Entralgo y a Bernal. Éste, aunque no pertenezca oficialmente a ORCA trabajaría gozoso en el PU, que es su idea política dominante. Además, lo necesitamos para que defienda la tesis nuestra y lleve la voz cantante de ORCA e IR, ya que Giraudy es hombre nutrido y magnífico polemista. No tengo que cantarles a ustedes las bondades del PU. Sólo les recuerdo que son muchos en Cuba los que anhelan su constitución. Sin contar con que él tiene su raíz en la realidad social misma de Cuba y lo abona la experiencia internacional. El PU antimperialista —alianza de todos los intereses lesionados por el imperialismo— es el vehículo idóneo y real, en la doctrina y en la práctica, de la revolución cubana. Por mi parte, no tengo dudas al respecto. Hace ya tiempo que vengo dándole vueltas al asunto. Me urge respuesta. Me urge, asimismo una credencial amplia que me autorice realizar toda gestión a nombre de ORCA. Ya sé que esto no es disciplinario, pero si ustedes no poseen suficiente confianza en mí voy a tener necesidad de retarlos para un duelo a peos. Por último: todo lo dicho debe quedar en el mayor secreto fuera de ustedes. Cualquier [in]discreción pondría todo en quiebra. A todos —a Alberto y Gladys, a Pimpín y Maporita, a doña Carlota y su libro de versos— recuerdos cariñosos. Tuyo, Raúl114 Adjunto va una comunicación del PRC a ORCA. Limítate a acusar recibo de la misma. ¡Y corta! 114
Raúl Roa.
New York 14/1/36. Mr. Pablo de la Torriente Brau New York Estimado amigo: Recogí en la galería en que expongo unas líneas tuyas a propósito del artículo que piensas enviar a Bohemia. Podía enviarte algunos datos de los que me pides, pero creo que dentro de unos días más tendré algo mejor que darte.
Hasta ahora ha salido algo en los periódicos como en el «Times» y de personas importantes que han visitado la exposición podrían citarse algunas, pero yo espero que antes de que cierre la exposición habrá mejores cosas que convengan para tu artículo. Desde luego, si no es posible esperar, yo con mucho gusto te daré los datos que tenga hasta ahora y escogeré algunas fotos buenas. Yo pienso ir por la exposición todas las tardes y quedarme hasta las 6. Espero también se hagan de aquí al día 28 algunas ventas, pues esto es muy importante… Espero nos veremos allí sin falta. Hasta pronto; y muy agradecido, siempre tuyo, Gattorno 117 Bank St. N.Y.
Habana, 20, 1936.115 Muy apreciable y distinguidísimo paisano: He recibido su despampanante carta que le agradezco muy muchísimo. Conste que me he divorciado de Pepe Gil y dentro de poco le diré con quién me he vuelto a casar. Tocante a la picadura que hay que comprar con el dolor que le envió Federico Laredo Capdevila,116 le diré que no se llama «Blue Bird» (pájaro azul) sino «BLUE BOAR» (jabalí azul, que no es lo mismo que pájaro azul). Así es que cómprela enseguida y envíela en cuanto pueda. Para más detalles tiene pintado fuera del paquetico un jabalí azul, si mal no recuerdo. Pero diciendo «BLUE BOAR» es suficiente. Hace unos días que supimos que los dulces de guayaba no habían llegado a su poder todavía, porque había sido completamente imposible. Pero supongo que ya los habrán saboreado con toda seguridad. 115
116
La carta es del 20 de enero de 1936, según puede apreciarse por su contenido, en relación con otras cartas de Pablo de esa fecha aproximada. Pedro Capdevila.
Supongo que no seguirá Ud. diciendo que, después de su viaje a Alaska, el invierno de New York es para Ud. un completo verano. Dígale a su espiritual consorte que no siga dándose frotaciones de nieve en la cara, al menos con mucha frecuencia, porque no es muy bueno que digamos. No sé por qué me imagino que en estos días ella no va de paseo al Riverside cuando empieza a caer la nieve, pues según he visto en los periódicos el frío de esa tierra no es cosa de broma. Dele muchos recuerdos y dígale que uno de estos días iré por «Brave Point» a tomar café y a visitar a sus «quejosos viejos». ¿Le interesa la R.B.C.?117 Se la enviaré cada vez que salga. ¿Y ese tratamiento de Ud.? No me gusta naitica. Tráteme de tú. No creas que sigo tan espiritual. Estoy algo más presentable. En un futuro no muy lejano te enviaré, con permiso de Mrs. Rojas, un retrato en trusa para que te des alguna cuenta de que he pasado de la categoría de «casco» a la de carrito, no carro, sino carrito. Al menos esto es lo que me dicen todos, y va sin lija. Bueno, «buchón», un abrazo a tu consorte. Muchas cosas buenas en este año. Saludos a los amigos que andan por esos lares. Y tú acepta la expresión de mi respeto, admiración, cariño y buena voluntad. (Fdo.) Conchy118
No os olvidéis del Blue Boar. 117 118
Revista Bimestre Cubana. Conchita Fernández.
Enero 24 - 1936. S. D. Pablo de la Torriente N.Y. Queridísimo amigo: Tu carta me ha hecho mucha impresión. Tu gran libro lo he leído casi todo. Me parece una de las cosas vitales de nuestras letras. Quizá porque no haya demasiada preocupación por las letras. Hay capítulos excesivos. El lenguaje demasiado gráfico será un gran inconveniente para que Espasa Calpe publique el libro. Yo no tengo relaciones con las casas editoras de aquí, salvo las de tipo académico. Quiero decir relaciones eficaces. Por eso Lino Novás Calvo, amigo fraternal mío, que estaba en casa cuando llegó su libro, escribió a tres editores amigos: Araquistaín, que contestó diciendo que ya había cesado la editorial España, Aguilar, que no quiere publicar sino clásicos, y Espasa Calpe, que ha pedido el manuscrito. Pero éste no es libro para Espasa Calpe. En caso de que fuera posible, habrá esto: se querrá reducir el número de las palabras fuertes. Es lo que quiero consultarte —y lo hago por correo aéreo: qué tanto por ciento de desvergüenzas permites que se supriman en Presidio Modelo. Otra cosa: Emilio Delgado le ha dicho a Novás (Novás leyó en casa algunos capítulos del libro y le parecieron magníficos: él es partidario de que no se quite una sola palabra sonora del libro) que él tiene relaciones con una editorial de Valencia que con seguridad publicaría el libro. Tú conoces a Delgado: creo que precisamente me lo presentaste por una carta hace años. Un gran muchacho, pero un poco abúlico. Yo no le entrego el libro sin una autorización expresa tuya. Por eso también te escribo por avión. Puedes escribirle a Delgado al Centro de Estudios Históricos, Medinacelli 4, Madrid. Por correo ordinario te escribiré más extenso. Te daré mis impresiones concretas de tu libro. Estoy bastante mal de salud. Una radiografía que me he hecho de la cabeza parece que denuncia algo importante. Tengo en perspectiva la clínica. Me siento muy deprimido. A Teté mis afectuosos saludos. R. Suárez Solís les escribirá. Ma. Teresa está estudiando ciencias. Se pasa cuatro y cinco horas con las matemáticas. Rafael colabora en La Voz. Un abrazo muy fuerte de José Ma. Chacón y Calvo P.S. He estado enfermo. Olvidé mandar la carta. Sale hoy 2 de febrero. Álvarez del Vayo le ha dicho a Suárez Solís que puede publicar el libro. Espero tu carta. Otro abrazo.
Miami, Enero 28 de 1936. Viejo Pablo: Te debía respuesta a tus dos últimas cartas. No lo he olvidado en ningún momento. Pero no he encontrado hasta hoy el hueco adecuado, ya que quería escribirte largamente. He estado en estos últimos días, estoy aún, atarugado de trabajo. De una parte, la biografía de Rubén, casi terminada. De la otra, el famoso documento de marras. Por lo que llevo escrito, puedo ya inferir que será algo estimable. En definitiva, si no sirve para lo que fue escrito —es decir, como base
teórica para el trabajo práctico de constitución del PU— podrá publicarse como una tesis de ORCA. A lo largo del extenso documento, queda meridianamente establecida la naturaleza clasista del PU. De esta suerte, quedará desvanecido todo equívoco al respecto. El entusiasmo que tú adviertes en mi defensa de la tesis del PU nutre su raíz precisamente en su base estrictamente marxista. Ahora bien: las gestiones enderezadas al logro del mismo sufren, por el momento, un grave entorpecimiento. Verás por qué. Todo se debe a una inocentada del tal Inocente. A pesar de la absoluta discreción acordada en la reunión de casa de Rubio, no hizo aquél más que llegar a Tampa, de paso para México, y todo lo cantó. Ni siquiera esperó cruzar la frontera. Pero lo más grave no es que dijera lo que estaba formalmente obligado a silenciar, sino la forma y el modo como presentó la cuestión. De sus palabras, se derivó una conclusión única: el PU no era otra cosa que la refundición en el PRC, con otro nombre, de todas las fuerzas y efectivos revolucionarios. El resultado fue que, si por una parte, suscitó un entusiasmo profundo en los mongoneros, provocó de la otra un terrible desasosiego en Fernández de Velazco que estaba presente. La carta que éste me escribió al respecto, lo evidencia palmariamente. Otra, de Gustavo, recibida esta tarde me da un cuadro preciso del asunto. Mi primer impulso fue conectarme con Rubio. Ya supondrás cómo recibió éste la noticia: su vieja serenidad episcopal devino en un segundo en juvenil y pagano encabronamiento. Enseguida, reunión con Emilio,119 a la que asistió Alfredo, llegado esa tarde, de paso para Indiana. Para Emilio, la cosa era sumamente delicada. No así para mí ni para Rubio, que tiene poderes expresos de IR para trabajar en el PU. En definitiva, Laurent dijo que él estaba dispuesto a seguir trabajando por la idea, a despecho de lo acontecido. Por nuestra parte, Rubio y yo convinimos dar tiempo a que la reacción se produjera en el seno del PRC. Por otro lado, yo le había escrito a Yeyo hablándole privadamente del problema. A estas horas no hay manifestación externa en el PRC. En cuanto a Yeyo, tuve hoy respuesta suya. 119
Emilio Laurent.
Desde luego, absolutamente negativa. Da por sentado que el criterio sostenido por mí de que todas las organizaciones tienen un programa análogo es falso. A primera vista —dice— hay homogeneidad programática; en la práctica, no existe. Todas las organizaciones, según él, están dominadas por el desarrollo posterior de los acontecimientos en la medida que convenga a sus intereses. Suscribo el aserto. Sólo que para eludir tamaña monstruosidad es que proponía el PU. No con otro punto de mira, proponíamos nosotros el frente único programático. Luego acepta, no ya la dificultad de llegar al Frente único, sino que da por cierta la crisis mortal del pacto de México. Por último, estima insuperable la realización del PU, dando por antecedentes las tremendas dificultades con que tropieza el frente único. Pero lo más importante de la carta de Yeyo es que —aparte de silenciar la crisis interior de la JC— no se da por enterado de que el PU supone un planteamiento acorde de la cuestión revolucionaria, llegando hasta a decirme, como quien no quiere la cosa, que mi fórmula es la misma que la propuesta a ellos en su viaje a Miami. ¿Qué dice Pimpín a eso? Mi fórmula es ésta: a) conocimiento concreto y profundo de los factores en juego; b) conciencia clara y firme de sus objetivos y necesidades del movimiento revolucionario planteado y formulación teórica de los mismos, fijando nítidamente el carácter, contenido y alcance de la revolución que se pretende realizar; c) desarrollo de la acción revolucionaria, en todos sus aspectos y fases, mediante un vehículo idóneo que articule orgánicamente, en su base, a todos los intereses sociales lesionados y oprimidos por el régimen que se pretende destruir. Más clara, ni el agua. Más completa, por lo pronto, que todas las circulantes. ¿Qué parentezco puede ella tener con nada que hayan jamás propuesto o hablado los auténticos cuya precariedad teórica les impide ver más allá de sus narices tupidas de mocos confusionistas? Le pienso responder ampliamente a Yeyo sobre esto. Me resulta un tanto inexplicable que pretenda adjudicarme semejante coincidencia cuando le expuse meridianamente, y en todos sus términos, la cuestión del PU y de la revolución cubana. Por su parte, Rubio proyecta escribirle a su vez, ya que la carta de Yeyo era para él también. Sé, asimismo, por el propio Yeyo, que ha recibido
carta tuya tratándole de las cuestiones candentes del momento. No olvides cuando recibas respuesta, escribirme. A su vez, Laurent ha recibido carta de Yeyo, en la que éste le advierte de la improcedencia por el momento del PU, añadiendo que los ortodoxos de la JC se proponen darle un golpe de estado a Torrado y comparsa, a trueque de perder los efectivos comprados. Hay un hecho evidente: la sola perspectiva del PU ha sembrado el pavor en todas las esferas dirigentes. No niego, por mi parte, de una manera cerrada, que el frente único está superado en el terreno de lo inmediato, mas sí en el orden estrictamente teórico y político. Si no al tiempo. Caso de llegarse a la concertación propuesta en el pacto de México, u otra idéntica, se llevaría a la misma la crisis interna de cada grupo, minado por fuerzas centrífugas y dominantemente proyectados hacia el copo del poder a expensas de los demás. Yeyo sostiene también que nuestra presencia en México podría acelerar la concertación del frente. No lo creo. Pienso, por lo contrario que en la etapa actual de descomposición y pugna intestina acabaría por complicarlo todo de tal suerte que pondría la cuestión en el terreno de lo insoluble. Alfredo trae buenas y malas noticias. ORCA parece haber entrado en un febril período de irradiación y trabajo, principalmente a causa de Pepe. Urge que remitas al mismo copia del pacto con IR, pues la copia mandada al profeta 120 se ha perdido. Alfredo tiene una buena impresión de IR. Por otra parte, la situación es profundamente crítica en el terreno de la organización y la propaganda. Las masas lo ven todo en la lejanía y sienten la revolución como cosa extranjera. Cada día me convenzo más de que nuestro terreno está en Cuba. Al primer chance debemos irnos para allá. Por el camino que lleva la cosa dentro de muy poco no quedarán dirigentes en la isla. Ada está en Cuba. En consecuencia tengo subida la morriña, el estreñimiento y la leche. Quizás vuelva a principios de febrero. A Pimpín, que salga de la muda. Quiero conocer su criterio al respecto. Alberto me debe carta. Igualmente deseo conocer lo que piensa de todo esto. Alfredo les remitirá un amplio informe de la situación cubana y en particular del estado y desarrollo de ORCA. A todos abrazos. A doña Carlota y a doña Gladys, mi matinal afecto. Para ti un abrazo de tu nieto, Raúl121 120 121
Elías Entralgo. Raúl Roa.
New York 30/1/36. Mr. Pablo de la Torriente Brau New York Querido amigo — Como habíamos quedado, respecto a mi exposición, podríamos vernos para darte las fotos y otros detalles. Ayer vino a verme el Sr. Ossa; charlamos un rato de lo del Congreso de Artistas y quedamos en reunirnos contigo. Me dirás cuándo te parece bien encontrarnos de nuevo. Tuyo siempre Gattorno 117 Bank St.
N.Y.
Febrero 18 19 27
de Gonzalo Mazas Garbayo de Padre Adán (Fernando Ortiz) de Raúl Roa
Habana, febrero 18/36. A Pablo de la Torriente Querido Pablo: Recibí tu carta. No te contesté enseguida, porque estaba esperando las crónicas que me anunciabas, para llevarlas a bohemia. Viendo que no llegan he pensado que acaso querías recibir mis noticias para saber si yo aceptaba servir de intermediario y estaba dispuesto a poner mi capacidad de dar bravas literarias para que paguen nuestras obras geniales, para conseguir que tus crónicas no fueran consideradas de «colaborador espontáneo». Escribe y manda que estamos ganando. Pero me parece que lo que ha pasado es que te has dejado dominar por la pereza y no escribes, o que el frío te ha entumecido la máquina de pensar y se te han agotado los temas. Noto —y tu carta es una prueba— que te repites mefíticamente, como diría nuestro amigo Miguel de Marcos. No sabes tratar de otra cosa, que del recuerdo — vivir del cuento— de tus días de la línea de football, en la que tu imaginación te hizo héroe, porque los demás no se interesaron de tus hazañas; y también de tres o cuatro frases hechas sobre la naturaleza, tu espíritu de muchacho, muchacho y cuatro o cinco boberías que aparecieron en Batey y con las cuales tupimos a unos cuantos por sorpresa. Pero date cuenta que ya han pasado 6 años, y que hay que hacer algo nuevo y renovarse. Por mi parte confieso haber dejado mojarse mis papeles —y no en tinta— de escritor. Si lo estuviera haciendo adrede quizá no te hubiera abrumado con los innumerables que colocados en todas partes. Creo que estamos de acuerdo en que tamaña osadía es una gran falta de cuidado. Mientras te estás dando la gran vida en compañía de millonarios, yo procuro pasarla regularmente por acá. Entre Miguel y yo, hemos tenido la valentía —yo solo no tengo valor ni plata— de comprarnos una máquina Ford V8 —que da el golpe como si en verdad fuera un gran carro—. Ya no se puede repetir los versos de V. Ferreiro «El dolor de ser Ford». Nos estamos turnando pacíficamente el disfrute de la propiedad —verdadero comunismo— y hasta ahora va bien la cosa. Hoy precisamente me di una vuelta por Punta Brava. En presencia de los surcos recién abiertos, de los árboles injertados, de los aguacates de anchas hojas verdes, de las vacas que se espantaban filosóficamente las moscas con el rabo, de las «buganvillas» florecidas, y del mastodóntico y silencioso Tejar, tuve un recuerdo emocionado para los camaradas Miliciones!!122 Hasta me pareció que los perros estaban en actitud expectante sobre el camino de ladrillos, extrañados de la larga ausencia de sus compañeros de juegos!… 122
En cartas del Presidio, Pablo y Teté se llamaban entre sí con este nombre que utiliza Mazas aquí.
Supongo que ya sabrán que hay 3 mil matas de aguacate, 4 mil de naranjas. ¡Es un encanto ver las filas de arbolitos, como si fueran niños, de una escuela haciendo ejercicios calisténicos!
No vi a Casuso. Modesta estaba al cuidado del Tejar y allí estuvimos hablando. Fue una suerte que no pudiera moverse del Tejar, porque pretendía ir a buscar las cartas y las fotografías de ustedes, para enseñarme éstas y leerme aquéllas. (Un párrafo de novela policíaca.) Pero no me salvé enteramente. ¡Se las sabe de memoria! Y las tiene clasificadas por estaciones, días y semanas. Y así me fue describiendo en verano —trusas, boinas, sombrillas, olas del mar sucias por tanta gente como se meten en ellas en ese Norte colosal— en otoño, paseando como dos románticos bajo la lluvia de hojas que se caen pálidas y mustias —y en invierno, bajo los copos blancos y níveos de la nieve nivosa— que cae como blandos plumones o como un relleno de almohadas. Me dijo que aprendiendo a patinar sobre el hielo se han dado ustedes los grandes culazos. Me extrañó la expresión en ella que escoge las palabras y que según su estilo debió decir que habían tenido deslizamientos sobre las regiones glúteas. Pero me explico lo del culazo, porque tú por querer parecer escritor original y moderno, en todas partes metes las indecencias que aprendiste en las calles de Santiago y de la Víbora. En serio, pasé un buen rato recordándolos y deseando que vengan pronto; le di una mordida a un brazo gitano —especialidad de Doña Modesta— tomé café y llené la máquina con unos ejemplares de Batey que necesitaba, unas cuantas frutas bombas y unas botellas llenas de líquidos turbios y sospechosos —especialidad de Don Casuso— y que me dijeron que eran vinos. Por si acaso he traído del Hospital la sonda de goma para si es preciso lavar o lavarme el estómago cuando los ingiera. ¡Vino tinto de mango! ¡Que Dios nos coja confesados! Por tu casa también voy a menudo y allá sufren del raro capricho que tienes de no aprender inglés. El antimperialismo te hace fanático o bruto, que es la verdadera expresión. Un idioma y más el inglés que se habla en las 3/4 y 1/8 partes del mundo, siempre es bueno saberlo, y más para un escritor que aspira a vivir de su pluma. ¡Oh Brisbane que por decir tonterías gana miles de dollars! ¡Oh Rudyard Kipling que por decir unas cosas mejores y escribir unos versos inmortales, ha muerto millonario! Compara esa grandeza con las inmundicias literarias y explotaciones y dificultades que se encuentran en el camino los que han tenido que expresar su pensamiento en el rico y sonoro lenguaje de Cervantes. Acuérdate de este que no almorzó cuando terminó el Quijote y que siempre le andaba picando al Duque de Olivares. Si cometo un lapsus histórico apelo a tu bondad de historiador técnico para que me disimules. Y si no era el de Olivares, pon cualquier Duque, que después de todo no me podrán tachar de calumniador. Aprovecha tu estancia en New York y aprende el inglés. Quizá algún día te sirva para una plaza de traductor de cables, en un periódico del campo. ¿Cómo anda Teté en sus estudios y en su progreso artístico? ¿Sigue escribiendo versos y recitándolos? Un saludo y un abrazo para los dos. Los recuerda Gonzalo123 123
Gonzalo Mazas Garbayo.
Habana, febrero 19, 1936. Estimado amigo: Tengo una carta de Ud. empezada en Octubre y terminada el 9 de Diciembre. Yo le contesto con igual tardanza. Me explico todos sus puntos de vista y la experiencia de estos meses últimos confirman sus suspicacias y previsiones. Me convencí ya desde 1931 que esta situación es parecida a la «guerra de los diez años». La lucha es un status quo impotente de sostenerse sin la luz artificial y un porvenir incapaz de imponerse por carecer de fuerza. Lucha de dos circunstanciales impotencias. Lucha de guerrillas, conflictos episódicos esperando en la resistencia outrance un hecho externo que produzca la catálisis histórica para una nueva cristalización. Estoy desconectado de los
elementos militantes y me llegan una porción de noticias contradictorias, muchas con una apariencia y hasta con certidumbre de bolas ingenuas. Supongo que Ud. habrá recibido el folleto que Ud. tenía interés en leer. De azúcar, todavía nada. Carlos Trelles publicó hace tiempo un tomo titulado «Bibliografía de la Doctrina de Monroe». Puede encontrarlo en la biblioteca de la Quinta Avenida. No he sabido nada de esa conferencia proyectada en Tampa. Me hablaron el sábado de un asunto relacionado con una publicación de Roa. Salúdelo. Yo sigo metido en mi «cueva». Compromisos de circunstancia, me han obligado a apartarme dos o tres meses del tema económico para acabar algo de otro orden que se publicará este verano. Me es muy grato tener noticias de Ud. y de sus éxitos en todos los órdenes. Pensé ir a New York, pero el proyecto se está quedando sin realizar. La catástrofe cubana sigue aumentando hasta alcanzar proporciones inverosímiles. Suyo afmo. amigo y s.s., (Fdo.) Padre Adán124 124
Fernando Ortiz.
Febrero 27 de 1936. Viejo Pablo: Ya la gorda llegó. Está aquí desde el miércoles por la mañana. Y esta vez lo de gorda va en serio. Esa mujer ha cogido en Cuba un millón de libras por lo menos. Además, como eso se hincha trae ya un promontorio abdominal relevante. Ya he pensado más de una vez, con incontenible alborozo, en la posibilidad de un quíntuple. De todas maneras, y como comprobación una vez más de la gran mentira convencional de la ley de herencia, el flaquito será gordo y grande como tú. Como supondrás, estoy contento en lo que cabe estarlo en este puñetero país. Quizás mamá venga con Juanito, que sale para la Habana el sábado. Ya sabrás por Pimpín, a quien le escribí hace tres días, la respuesta de Mongo125 al documento que me remitiste. Ella irá, según dijo, por vía oficial y desde México, que es donde radica ahora la secretaría del PRC. Por su parte, y como siempre, él cree muy buena la idea de la conferencia; mas debe subordinarse su celebración a la solución definitiva que se dé al pacto con la JC. 125
Ramón Mongo Miyar.
Rubio y yo hemos pensado detenidamente en la situación que se confronta. Y nos inclinamos decididamente por la realización de la conferencia de todas las organizaciones, pero sobre la base de ser ella convocada por ORCA e IR. Según nuestras impresiones, hay perspectivas favorables que la abonan. A mi juicio debe por lo menos plantearse y pronto. En ese sentido, Rubio le escribió a su gente y espera de un momento a otro la contestación favorable al empeño. La conferencia debe convocarse sobre una base amplia, de tal suerte que puedan llevarse a su seno los grandes problemas generales de la revolución. Así, podrá discutirse amplia y frente a frente todas las cuestiones y posibilidades que plantea el momento. La conferencia debe verificarse, asimismo, en Miami, que es el punto de reunión más asequible. De esa manera se obvian los gastos extraordinarios: ustedes pueden darse el salto a ésta con relativa facilidad y Gustavo desde Tampa. Rubio está aquí y cualquier otro vendría de Cuba. Falber, del PAN, está en Tampa y gran parte del Comité Gestor del PRC, y aquí Emilio y Mongo. El PC puede y debía enviar a Leonardo. La JC tiene a Miguel Ángel en Tampa y se haría porque mandara a Giraudy de Cuba y a Yeyo de México. A Rubio y a mí nos parece hacedero el asunto. Basta echar a andar oficialmente la convocatoria y realizar un intenso
trabajo paralelo. Como ves, la idea nuestra y la de ustedes sólo difiere en cuanto a las entidades convocantes. Urge respuesta concreta de ustedes. El llamamiento debe hacerse conjuntamente y para principios del entrante abril, o mediados a más tardar. Ya para entonces la vida está aquí por el suelo y ustedes habrán podido allegar alguna plata con el baile que proyectan para el día siete de ese mes. Si acuerdan acoger mi sugestión, comuníquense inmediatamente con IR. Hay que trabajar rápido. El último número del periódico tiene el tono adecuado a las circunstancias. Ya verás tú las ronchas que ha de levantar. Era hora de ir derechamente a la realidad terrible que vivimos. Miguel Ángel lo halló bueno. No sé si le dije a Pimpín que aquél había recibido una carta de Yeyo en la cual éste le pintaba con lúgubres tintes la situación interior de la JC. Según Yeyo, la perspectiva de total desintegración es inminente. En una palabra: se madura por momentos una crisis general de orden subjetivo de la que saldrá más fuerte y limpia toda la podre[dumbre] la revolución o empezará para ella una existencia vegetativa y llena de insurgencias atomizadoras. En nosotros está, en gran medida, que acontezca lo primero. Ahora, como nunca, ORCA e IR tienen razón de existir y más posibilidades victoriosas en sus objetivos centrales. He hablado largamente con Numa Gottardi, que además de pariente mío, es, como sabes, el delegado distrital de la JC en la Habana. Él cree viable nuestro propósito. Y se ha comprometido a poner en juego todos los resortes a su alcance a fin de lograr en la JC el envío de sus delegados a ésta. Por su parte, Barreritas está dispuesto a calorizarlo también. Cuando llegue Emilio hablaremos enseguida con él al respecto. Yo creo, además, que el triunfo rotundo del bloque de las izquierdas en España abre perspectivas favorables al mismo en la cuestión cubana. Hoy recibí carta de Elías.126 Me incluye un manifiesto firmado por un grupo de profesores manifestando su inconformidad con el Comisionado Único de Batista en la Universidad. Adjunta también el último boletín del CEE, que está bien y candente. Se advierte por él la imposibilidad insuperable en que está el gobierno para reiniciar las labores docentes en los centros clausurados. Ya otro grupo de profesores del Instituto ratifica su adhesión al estudiantado; y el último año de Medicina se pone decididamente junto a él. Caso de que el periodiquito127 vuelva a salir pienso ocuparme del problema. Estimo que hay que hacer lo indecible porque siga saliendo. El último número me parece de todos los hasta ahora hechos el más dentro de la situación revolucionaria. Dice verdades que hemos tardado mucho en decirlas. Hace ya rato que debimos esgrimir el cauterio. 126 127
Elías Entralgo. Frente Único.
El libro de Rubén estará al salir. Ya los versos estaban parados y corregidos. Sólo esperaban por mi prólogo, cuya última parte —rehecha de nuevo— remití el sábado pasado. Dentro de las limitaciones ambientes, creo haber dado una visión general de Rubén. Ya me dirás, sobre la lectura, tu parecer. Por mi parte, estimo sinceramente que pude haber hecho algo mejor. Ahora pienso meterle mano a lo de Guiteras en cuanto concluya mi tesis sobre la cuestión revolucionaria. Sólo te digo de paso, que humana, intelectual y políticamente, no tiene Rubén pares en Cuba y en América sólo en José Carlos Mariátegui. Mella y Guiteras —con ser ambos tipos excelsos— están muy por detrás de él. Supe por Juanito que la marquesa Teté ha estado a punto de perder las perlas de su boca. Cuánto lo deploro, me parece que hasta hubiera llorado si sólo se queda con los cordales. Dile, para que se consuele, que además de citarte muchas veces a ti, también ella juega prólogo y entre adjetivos tan líricos como su moquera sentimental. Yo estoy ahora en pleno romanticismo nupcial. Esta gorda me había llevado consigo toda mi energía y mis recuerdos todos. Acaso por eso me ha salido tan lírico el trabajo sobre Rubén. Espero que haya cesado de joderlos el frío. Aquí hace ya un calor espantoso, sólo comparable al que hace en el golfo de Adén. ¿Qué tal el club? ¿Se quita o no se quita? Antes de que se me olvide: dile a Arhán que me remita el número de La Nueva Democracia en que hay un artículo de Portell sobre el trabajo de Thompson.
Y ahora me quito: la gorda me aguarda rutilante y barriguda. Ella los saluda a pastos. De ustedes venir por fin a la conferencia de marras, la hallarán aún aquí. Proyecta volver, por indicación de Kourí, a fines de abril para Cuba y complacerte a ti en tus ardorosos anhelos porque para en la ínsula más abyecta que ojos humanos vieron. No sé si te he dicho que por allá se corrió el regreso de ustedes. Yo creo de haber chance debemos colarnos. Aunque, por lo que Ada me cuenta, la vida parece insufrible allá dado el cerco apapipio que la domina. En definitiva, será cosa a resolver y decidir en su oportunidad. Mañana le escribiré a Alberto. Por lo pronto, aquí van abrazos para él y Pimpín. A Gladys y a Teté mi matinal saludo de siempre. ¡Ah, cojones! Se me olvidaba decirles que, sin permiso del comité central, me pelé yo mismo a rape y ahora estoy más feo que antes, lo cual les servirá de base para verme hermano siamés de la fealdad abstracta. Te abraza, enternecido por tus últimos reumas, Raúl128 Adjunto va tu trabajo sobre Rubén. Gracias. 128
Raúl Roa.
Marzo — 16 24 26 30
de Luis (Ramiro Valdés Daussá) de Raúl Roa de Raúl Roa de Raúl Roa de Vicente Sáenz
Habana, marzo /936. Sr. Carlos Rojas New York Querido Carlos: Aunque he demorado algo en remitirte los recibos que te incluyo, no debes dudar de que entregué tus encargos oportunamente. El nuestro no requiere recibo; el de la J.C. fue aceptado sin devolverme comprobante; los del PAN y APRA son los que van con ésta. Nuestro grupo acordó hacer suya la proposición de Uds., y convocar a esa Asamblea. No sé si ya recibirías comunicación oficial en ese sentido. En todo caso, se piensa enviarte invitaciones a nombre de ORCA e IR para la Asamblea. Urge que puntualicemos los detalles de su celebración. He visto a nuestro intermediario varias veces. En cada una de ellas te he enviado algo: primero un dinero de unas papeletas y unas líneas, después periódicos, siempre algunas letras. Además te escribí hace tiempo algunas cartas. A nada me has contestado. Supongo que, o estás disgustado por anteriores faltas en mi correspondencia, o temes que me pueda perjudicar cartearme contigo. Si es lo primero, olvida eso y sigamos escribiéndonos, pues lo creo muy útil. Si es lo segundo te aseguro que tengo excelente cuidado con todos los papeles y difícilmente podrán cogerme nada.
Hace una semana me registraron la casa con una minuciosidad nada corriente y no me encontraron nada comprometedor. Sé que me tienen muchas ganas, pero quieren cogerme con pruebas y no se las dejo tener. A Pedro González Piñeiro, un amigo mío que le registraron la casa por una dirección en una libreta de la muchacha de aquí, le echaron un año hace 4 días. Fui al juicio de testigo y oí cuando me acusaban de que con él y otros amigos había intentado envenenar el agua del acueducto. Cuando me tocó declarar aprovechó para hablar de esa acusación y llamé absurda y estúpida la acusación. La cosa se quedó así, pero lo oyeron todo los esbirros. Creo que si sigue la cosa estrechándose, voy a dar el salto. Procuro sin embargo, mantenerme, pues sé que aquí soy más útil. Ya tenemos el próx. núm. de IR. Enseguida te mandaré los de Uds. No dejes de escribirme por el mismo medio que hasta ahora. Recuerdos al «loco» Cas. y a los demás amigos de ahí. Te abraza Luis129 129
Ramiro Valdés Daussá.
Miami, marzo 16 de 1936. Viejo Pablo: Ya me siento tranquilo. Tu silencio, tan prolongado, me tenía profundamente consternado. Más de una vez le indiqué a Ada, la gorda, mi temor de que tu artera arterio-esclerosis hubiera hecho crisis definitiva. Pero veo alborozado que no ha sido así; veo que tienes todavía fuerzas como para llegar vivo a la toma antimperialista del poder… Me has mandado un material precioso. No te olvides de enviarme siempre copia de nuestras actas y de cuanto documento valga la pena poseer. Por el examen de las primeras, advierto que —aparte la posible ingenuidad de mi entusiasmo— entre ustedes hay la presunción de que el partido único entrañe, o pueda entrañar, una confusión de clases antagónicas. Me interesa dejar constancia categórica y última de esto: el PU, 130 tal como yo lo concibo y planteo, es un organismo de clase, de masas explotadas y oprimidas. Yo creo que he sido bastante claro al respecto en todas mis cartas y apreciaciones. Admito, sí, las dificultades magnas del empeño; admito y, además exijo, la meditación larga y honda antes de lanzarse al mismo. Lo admito todo menos esto: que el PU por cuya organización yo evidencio tan cálido ímpetu contenga elementos reformistas. Más exactamente: que esté por encima o al margen de la lucha de clases. Él tiene, por lo contrario, que organizarse y desarrollarse sobre una base clasista, o el PU no será un partido genuinamente antimperialista. Para que tengan una idea más precisa al respecto, te adjunto copias —con expreso carácter devolutivo— de las cartas de Rubio y mía a Yeyo, respondiendo a una reciente suya de cuyo contenido hube de informarte oportunamente. Como todas estas gestiones nuestras tienen un carácter privado y puramente personal precisa que [de] estas cartas sólo nos den su criterio al efecto. La realidad es ésta: todavía ustedes no han llegado a conclusiones concretas sobre el PU. Lo que nos interesa de ustedes es precisamente su criterio respecto al PU como concepción teórica. No otro puede ser el punto de arranque para una polémica y para llegar a un acuerdo. Esta mañana me ha llegado carta de Pimpín, que responderé luego o mañana. En ella insiste él en la necesidad de tener lista la tesis del PU para la conferencia de aquí. Pero no menos perentorio es que él y todos ustedes aporten previamente sugerencias y criterios. Sobre todo si va a ser una tesis mantenida por ORCA. 130
Partido Único.
Me parece bien, de todas maneras, el que ustedes hayan resuelto no cerrarse ningún camino y propugnen la conferencia general de todos los partidos y organizaciones como etapa inmediata
de trabajo. Ya verás, por mi carta a Yeyo, como no otro es nuestro pensamiento. Yo mantengo en ella la perspectiva del PU para después del fracaso definitivo del P de M y como cuestión a discutir, entre otras, en la conferencia que ORCA e IR proyectan. Entiendo que hay que ir quemando las etapas sin saltarlas. Gustavo me adjunta para que les remita un amplio informe redactado por él sobre los últimos sucesos de Tampa. Como verán, cosa de enorme interés. El gordo ha trabajado duro y certero. Propongo que el CE,131 como cosa suya, le remita su expresa satisfacción por su labor. El mitin del 24 de febrero, y al cual concurrió Grau, fue de él, totalmente de él, y, en consecuencia, nuestro. Por eso, y por una razón a mi juicio más poderosa, de puro carácter psicológico, estimo que el CE, rompiendo su línea al respecto, debe manifestarle un cálido aplauso, lo cual sería de una gran efectividad tónica para su temperamento neurótico, redoblando su energía y aumentando su capacidad de trabajo. Me parece que Gustavo vale y significa lo bastante para que se haga cuanto esté de nuestra parte para mantenerlo activo y entusiasta. Juzgo, asimismo, que se le debe remitir cuanto antes una credencial y el nombramiento, o la designación oficial, de trabajar con nosotros en la Conferencia. Aparte de que lo merezca, es imprescindiblemente necesario. Gustavo es, en estos momentos, el eje vital de Tampa. Es virtualmente jefe de los legionarios comandados por Meoqui y Ara. La situación allí ofrece tal importancia que Rubio y yo proyectamos irnos la próxima semana hasta ella. 131
Comité Ejecutivo.
Ahora, al periódico.132 Vuelvo a reiterarte mi criterio de otra ocasión: hay que pensar seriamente en él. Esto quiere decir, viejo decrépito, no que hay [que] empezar a pensar en él — cosa que nunca he dicho ni diría— sino hacerlo motivo central de nuestro pensamiento diario. En consonancia con ello, ya he reclamado auxilio a Cuba, pero hasta este momento con la callada por respuesta. Volveré de nuevo a la picada y si puedo mandar algo, mandaré. Nuestro periódico debe de vivir a toda costa y de todas maneras. Me dices que Pepe133 afirma que no le ha llegado ningún periódico. Será porque no los ha ido a buscar. El paquete de marras está en el Consulado. La esposa de Alberto, que llegó recientemente de La Habana, donde estuvo una semana dice que nadie fue por ellos durante ese tiempo. Pero además de eso, como al llegar tu carta dio la casualidad que ella estaba aquí, la insté a que le recordara el asunto al cónsul y así lo hizo en carta que yo mismo eché. En consecuencia, escríbele enseguida a Pepe. 132 133
Frente Único. Pepe Naredo.
Lo que me refieres del Club Martí es admirable. Sólo por lo heroico y fatigoso del esfuerzo vale la pena mantenerlo. Sin duda, ORCA representa en esta lucha terrible la organización agonista, la que saca coraje de sus angustias, la que se está muriendo diariamente en la carne pero en el impulso es fuerza eterna. ORCA y el Club Martí son etapas de la lucha antimperialista y realizaciones memorables de nosotros, sangre de nuestra sangre, concreciones dramáticas de nuestro batallar revolucionario. Comparto tu entusiasmo de poner nuestro club bajo el mismo techo que el centro de los estudiantes izquierdistas del City College. Ya le remití a Gustavo copia de los documentos que me mandaste. En estos días, y a gestiones suyas, se verificará en el Club Cubano de Tampa un homenaje a Rubén. Gustavo dirá unas palabras, leerá mi prólogo y recitará una selección de los versos de Rubén. Será un bello acto sin duda. En cuanto a lo de mi abrigo, aquí va mi respuesta precisa. No había querido hablar de ello por razones que me guardo, pero ya que se me fuerza lo haré y de la manera adecuada. El famoso abrigo de «piel de camellos» robado, vendido como tal, y como capaz de resguardar mis huesos del frío más glacial no obstante su escaso espesor, ni es de piel de camello ni abriga más allá del frescor punzante del otoño yanqui. Pruebas concretas: en una etiqueta interior habida para mi asombro después y ante Gustavo en Filadelfia dice que es de piel de chivo y tiene uno pintado a mayor abundamiento; no me ha servido de nada en los fríos
pendejos de Tampa, donde a veces he tenido que dormir con él y el Kerosene encendido. Corolario: he sido víctima de una engañifa. Y por eso, y porque no me salía de los cojones de aparecer como maricón, no he pagado el resto estando más de una vez en capacidad de hacerlo. Ahora bien: ya aclarado el asunto, y dejando concretamente sentada la causa de mi «no pago» quizás se me ocurra satisfacer lo que falta en consideración exclusiva a mí mismo, no a nadie ni por nadie. Ten la seguridad de que la próxima vez no seré de nuevo el «verraco» que tragó ingenuamente lo que le dijeron. Y cuando en casa de Jiménez te hablen del problema y me ripien el pellejo por detrás y digan cuanto les salga de mí, léeles, te lo agradeceré, cuanto acabo de decir. A otras cosas. La coña de la gorda, ¿cómo carajo no va a estar deliciosa? ¿Acaso no es mujer mía? ¡Pobre la vieja barda Teté! La considero: nada más antipoético que un tabaco artificial. Si todavía tuviera humo cabía la posibilidad de asimilar las volutas a los sueños azules que la realidad deshace… Pero un tabaco artificial es un artefacto eminentemente prosaico. Mi conmiseración a la barda plateada de los pescaditos de colores… Por mi parte, he estado bastante fastidiado últimamente, a virtud de haber sufrido una aguda indigestión a raíz de haber comido. La causa: haberme puesto a escribir sobre el PU todavía con el postre en la boca. Como consecuencia de ello, me cansa mucho cualquier esfuerzo mental. Ahora mismo estoy ya listo. La vieja y Gilda llegarán a fines de este mes. Luego se irán con Ada. Yo sigo pensando en colarme en cuanto sea posible. Espero respuesta inmediata. ¿Recibió Alberto mi carta? Los últimos rumores sobre el P de M134 es que está bloqueado. Me lo acaba de decir Rubio, a quien le mostré tu carta y las cosas contra el jesuita Caffery. Te adjunto un artículo sobre el asesinato de Sandino, muy interesante aunque sea mentira. A todos saludos nuestros. Para Teté y Gladys mi perfumado y mocoso saludo de siempre. Te abraza, Raúl135 134 135
Pacto de México. Raúl Roa.
Miami, marzo 24 de 1936. Viejo Pablo: Te incluyo copia de una carta de Yeyo a Rubio y a mí llegada esta mañana. Como verás, no sólo está en el mejor plano por todo cuanto entrañe verdadera unificación sino que viene hacia ésta en automóvil. Debe llegar de un momento a otro. Creo que podremos llegar a un genuino y fecundo entendimiento con él. Además, se advierte que ya su estado de ánimo está sobradamente cargado de explosivo contra tanta infamia y cretinismo. Según él, su misión es resolver de una vez aquí la cuestión del frente único. De ser superada negativamente, nuestro llamamiento con IR estará ya en el primer plano de la orden del día. Y Yeyo mismo, ya aquí y Miguel Ángel, podrán representar la JC en ella. Yo sospecho que su viaje a Miami tiene como fin central conferenciar con miembros de la JC que se niegan a concurrir a México. Nosotros estamos regocijados con su llegada. Por mi parte, juzgo que en cuanto a nosotros su estancia aquí no será inútil. Y creo más, creo que ustedes —los que puedan— deben estar alerta a pitar rumbo a Miami. Sobre todo si la cuestión del pacto de México hace crisis mortal, pues entonces habría llegado nuestra gran coyuntura. En consecuencia: ahorren para estar en capacidad de dar el salto en el momento definitivo.
Hace días te remití copia de las cartas de Rubio y mía a Yeyo, esas cartas a las que él precisamente se refiere. Te remitía con ellas, además, el informe de Gustavo sobre los sucesos recientes de Tampa. Quiero ahora que me mandes direcciones, si tienes, de escritores sur-americanos y de la revista Ruta y del editorial Botas en México. Me están al llegar cien ejemplares de la Bufa y quiero distribuirlos y venderlos. Si estimas que algunos pueden colocarse ahí, avísame. No he tenido aún noticias de mis nuevas peticiones de plata para el periódico. ¿Has tenido tú algo de la gente de IR? Yo estoy pensando escribirles largamente por mi parte sobre la cuestión de la conferencia, insistiendo particularmente en la necesidad ineludible y primera de dotar a la revolución de un contenido teórico concreto. A Pimpín le escribí el otro día. Y a Alberto mucho antes. No he tenido aún respuesta de ninguno. La vieja y Gilda llegan el 1 de abril, es decir, el próximo miércoles. Ya supondrás lo contento que estoy. Por otra parte, sigo jodido por algo cuyas raíces ignoro: antes de ayer volvió a darme otro mareo y un gran malestar. La verdad es que es cosa de lo más pesada y paralizadora. Cualquier esfuerzo mental me agota. No creas: es para estar preocupado. A todos abrazos nuestros. Y a la vieja barda mi genuflexión fragante de siempre, de viejo conde venido a menos por el reumatismo y la melancolía… La «gorda» —no te quepa la menor duda— parirá en Cuba, en la ínsula maravillosa que no tiene rival… Raúl136 136
Raúl Roa.
Miami, marzo 26 de 1936. Viejo Pablo: Te incluyo una comunicación de IR llegada ayer de Cuba a través de Manolo Braño. Por su parte, Rubio recibió poderes expresos para trabajar con nuestros delegados en los trabajos preparativos de la conferencia. Nuestra opinión al respecto es la siguiente: ORCA e IR deben iniciar inmediatamente una campaña en favor de la conferencia más enderezada en estos instantes a captarse voluntades favorables a la misma en todas las organizaciones. El criterio está sobradamente abonado por la experiencia. Nada se lograría con remitir papalotes a los Comités dirigentes sin antes tener votos previos a la aceptación de su contenido. En ese sentido, Rubio y yo desarrollaremos aquí un verdadero trabajo práctico a fin de que cuando llegue la convocatoria oficial ésta sea positivamente acogida. Por lo pronto, Laurent, Falber y Miguel Ángel nos darán toda su ayuda. Además, la llegada de Yeyo significa un voto de calidad e influencia. Rubio y yo estimamos que la convocatoria oficial debe subordinarse a la liquidación del pacto de México. De otro modo, ya sabemos que tanto la JC como el PRC responderán en sentido contrario alegando que ambas organizaciones están en tramitación de un convenio análogo. Llegada la crisis definitiva del P de M137 —en la que creo firmemente— habrá llegado la coyuntura de hacer el llamamiento oficial. 137
Pacto de México.
En ese interregno, todos debemos usar todos nuestros resortes a fin de lograr la concurrencia general. Rubio y yo estamos en capacidad de desenvolver una fecunda gestión al respecto. Insisto, asimismo, en que ustedes designen a Gustavo como delegado en los trabajos preparativos de la conferencia. Él está en un gran centro de actividad política. Y allí no sólo se le respeta sino que tiene verdadera irradiación. Por último, lo creo indispensable. A ese efecto
habrá de remitírsele una comunicación que lo acredite oficialmente para esa tarea. A mí creo que me basta con la amplia credencial que tengo; aunque quizás sería preferible tener una comunicación específica, como la que Rubio tiene desde ayer. Llegado el instante, se designarán nuestros delegados oficiales a la conferencia. De poder ser todos nosotros, sería indudablemente mejor. La conferencia no debe, ni puede, fijar el número de las delegaciones. Mientras más concurran más discusión y más luz. De IR, vendrán Ramiro y Mongo por lo pronto. Hay que echar cuanto sabemos y somos capaces en esta conferencia. Repito: es nuestra coyuntura. Por eso, juzgo indispensable tu presencia, la de Pimpín, la de Alberto, la de Gustavo y la mía como delegados oficiales de ORCA a la misma. Espero respuesta tuya lo más pronto posible. Ayer te remití copia de una carta de Yeyo para Rubio y para mí. Y me quito porque tengo que hacer. Recuerdos a todos y mi moco más cristalino y pegajoso a la vieja barda. Te abraza, Raúl138 138
Raúl Roa.
San José, Costa Rica, 30 de marzo de 1936. Señor don Pablo de la Torriente-Brau 523 W. 143 St. (Ap. 2D.) New York City, U.S.A. Muy estimado compañero y fino amigo: Me refiero a su carta del 14 en curso. Muchas gracias por las cinco colecciones de «Frente Único» que tuvo usted la bondad de enviarme. La labor que aquí realiza el Partido Socialista no puede ser otra que la de cooperación entusiasta con los revolucionarios cubanos. Lo mismo me siento obligado a hacer en la revista LIBERACIÓN. Ni usted, pues, ni sus compañeros tienen nada que agradecerme, porque estoy simplemente cumpliendo con mi deber de hispanoamericano. Sigan ustedes en la lucha. Y no pierdan el contacto con nosotros. Su compañero y amigo, (Fdo.) Vicente Sáenz JL/VS.
Abril 5 7 9 10 13 17 21 25
de Raúl Roa de Gonzalo Mazas Garbayo de Conrad Komorowski de Raúl Roa de Jorge Icaza de Gustavo Aldereguía de Raúl Roa de Raúl Roa
Miami, abril 5 de 1936. Viejo Pablo: No me ha llegado aún respuesta tuya a mis últimas cartas. Pepe Velasco, que está aquí de paso para México como sabes, me dijo que tú le habías dicho a tu vez que ya me habías escrito. De ser así, hay más de una razón para presumir que esas letras jamás llegarán a mi poder, ya que ha transcurrido más de una semana desde que hablé con él. En consecuencia, trata de resumirme su contenido y remítemelo enseguida. Y no te olvides de la credencial relativa a mi trabajo proconferencia con IR. Yeyo no ha llegado todavía. Pero debe estar al caer. Mongo, que llegó hace dos días, dice que ya hacía varios que él había salido en máquina con Estrella y Febles. Tengo verdadera desesperación por hablar con él. Las noticias que aquí tenemos sobre la JC son verdaderamente caóticas. Pero la conclusión es una y meridiana: esa gente está sufriendo, con ritmo creciente, una crisis de desintegración que concluirá en la desaparición orgánica de la JC. En México siguen divididos en dos bandos: los unionistas con Yeyo a la cabeza y los divisionistas o desmadrados acaudillados por Torrado. Por su parte, el CC de Cuba está, según ciertos informes, al margen de uno y otro bando. Hay un hecho significativo: el P de M 139 no ha podido aún liquidarse porque la gente responsable de JC no puede reunirse, mejor dicho, la parte o fragmento torradista no accede a reunirse. En consecuencia: el pacto sigue en suspenso. Ni es, ni deja de ser. 139
Pacto de México.
Lo positivo, en definitiva, es que el movimiento revolucionario en Cuba está sufriendo un colapso gravísimo. Todos los que escriben de Cuba lo dicen. Aquí estuvo Chibás, que forma parte como sabes del CE de IR. Rubio y yo sostuvimos con él una larga conferencia. El balance de lo subjetivo es de una precariedad pavorosa. Lo único que está realmente organizado —fuera de las fuerzas controladas por el PC— es el estudiantado, controlado, en su conjunto por IR. De tal manera esto es evidente, que la Universidad y los Institutos no podrán funcionar. La influencia de IR se va extendiendo ya a todas las zonas sociales. Según Chibás —y es criterio de IR— hay un divorcio bilateral de las masas: de la dictadura sangrienta de Batista y de los llamados santones de la revolución. Hay, particularmente en el proletariado, una repulsa profunda a los métodos gansteriles. Es lógico que así sea. Rubio y yo insistimos con Chibás — por el que sentimos pareja animadversión— en la necesidad de darle a nuestra conferencia la mayor base e impulso. Yo, debo decirlo, no tengo fe alguna en la capacidad de las fuerzas actuales. En otras palabras: ni el PRC, ni la JC, ni el PAN, son capaces de hacer otra cosa que lo que están haciendo: jugar a la revolución antimperialista. Creo que sólo hay un partido que tenga, por lo menos, figura de tal: el PC, pero incapaz, a su vez, de acometer por sí solo las tareas todas de la etapa inmediata de la revolución cubana. En cuanto a ORCA e IR, las juzgo, a virtud de su especial posición en nuestro proceso, fuerzas incontaminadas y de reserva. En suma: hay que entrarle de frente a la situación, llevar el análisis a su entraña hedionda y asumir la postura correlativa. Quien no esté convencido a estas alturas de que en el orden subjetivo está todo por hacer —que hay que empezar de nuevo de raíz— simplemente cabalga en un palo de escoba. Hay que ponerse a tono con el nivel revolucionario dominante y fajarse con la realidad con el propio entusiasmo con que se darían los toques finales del estallido liberador. A ese respecto creo que ORCA ha sido el único grupo que no ha disminuido jamás, a despecho de las circunstancias, su temple espiritual. Síntomas de verdadera fibra revolucionaria. Yo, por mi parte, tengo en el abuelo Marx y en el tío Lenin las Tablas de la Ley revolucionaria: la revolución no se hace cuando se quiere sino cuando se producen todos los factores capaces de engendrar la insurrección armada. En otros términos: la revolución es imposible sin una crisis general nacional que alcance a los explotados y a los explotadores, cuando en la masa no se
quiera lo imperante y en la clase dominante no se puede obrar como antes. En Cuba, objetivamente la revolución —destrucción material del aparato de dominación imperialista— está madura. En el orden subjetivo —complemento ineludible de toda situación revolucionaria— está ni pintona. Aquí está la nuez verdadera del problema. Sobre esta realidad hay que trabajar. Sólo que los pequeño-burgueses no liberados no tienen más perspectiva política que el puchismo. Ésa es una de las tantas razones, a mi juicio, porque se pasan gozosamente al fascismo, no obstante ser éste tan enemigo suyo como del proletariado. No te olvides de esta afirmación, nada profética, pero sí establecida sobre los materiales aportados por la experiencia: no hay otra salida para Cuba que la articulación de una verdadera fuerza revolucionaria de masas, con un programa concreto, una táctica dialéctica y un ideario definidamente antimperialista. Con esto quiero significar, que dentro de la correlación de fuerzas imperantes el proceso revolucionario no adelantará un solo paso. Peor: se retrasará por momentos, que es lo que está aconteciendo. El mantenimiento subjetivo de las organizaciones existentes entraña la persistencia de los elementos oportunistas, contrarrevolucionarios y disociadores en su seno. Y la ausencia de bases verdaderas para un frente único entre ellas — igualmente podridas de peligrosas abstracciones— hará de esta fórmula política un ensamble artificial, y por ende, fragilísimo. Es ya elemental para cualquier iniciado en problemas revolucionarios que un consorcio de ese tipo —el frente único, para llamarlo por su nombre— tiene que hacerse, para que lo sea realmente, sobre premisas de carácter social: fuerzas políticas distintas históricamente pero ligadas comúnmente frente a una fase determinada del proceso revolucionario. Apunto directamente hacia la tierra maravillosa del potaje y el cicote. En este momento, recibo carta de Pimpín, en que no sólo anuncia su viaje a ésta, sino que ustedes han aceptado la consigna del Partido Único de izquierda. Mi júbilo no tiene nombre. Ello significa sencillamente que estamos ya en capacidad de superar para siempre la prehistoria de la revolución cubana. Si puede que pite cuanto antes. Ya veríamos cómo resolverle el problema. En cuanto a tus informes al respecto, anunciados por Pimpín, continúan sin llegar. Ardo en ansias de hablar con ustedes. Y más aún de laborar a todo vapor sobre la base firme, generadora de un desarrollo ascendente. Ayer llegaron mamá y Gilda. Nado, pues, en gozo. Proyectan estar un mes por lo menos. Ahora mismo están aquí y te mandan a ti y a toda la pandilla fraternal —Teté y Gladys, Alberto y Pimpín— un racimo de saludos afectuosos. El libro sobre Rubén está al salir. En cuanto a la «Bufa»,140 ha ocurrido algo sencillamente maravilloso: después de tener reunida toda la plata, un primo mío que tú no conoces encargado de entregarla en Cultural optó por embolsársela él y anda, a costilla mía y de los prestamistas, con fluses rutilantes, fumando Camel y de estreno en los cines de moda. Yo, que tengo un encojonamiento supremo por tan abyecta conducta, me río frecuentemente a carcajadas cuando lo imagino en tales menesteres jamás soñados por él… 140
Bufa subversiva.
Y me quito por hoy. Juanito se fue hace dos días para ésa. Dile que me remita los libros al apartado de Fiallo: 1606, Miami Fla. Pero pronto, que necesito algunos de ellos. Su actual dirección de ésta: 580 W, 161 St. Me encanta la perspectiva de que muy pronto empezaremos a recibir vuestros aportes a nuestra tesis política. Nos urgen verdaderamente. No me quito aún. Olvidaba algo fundamental. Rubio y yo entendemos que unos y otros debemos trabajar personalmente al mayor número de individuos responsables de las organizaciones a fin de garantizarnos la asistencia de éstas a la conferencia. De otro modo, la cosa quedaría en un papelito más. Rubio y yo pensamos que debemos ser nosotros también los que redactemos, a virtud de estar en el vórtice del rollo y en posesión de los secretos, la minuta de convocatoria. Sólo aguardamos la llegada de Yeyo para hacerla. Hoy Rubio verá a Mongo a fin de sacarle cuanto pueda. Ya escrita, se las mandaremos enseguida a fin de que ustedes la juzguen y luego de aprobada remitirla inmediatamente a IR con el objeto de tener ya hecha, y suscrita oficialmente por ORCA-IR la convocatoria. Así no perderemos un minuto: en cuanto sepamos la muerte definitiva del P de M la lanzaríamos ya formalmente.
Creo que ORCA ha llegado al punto culminante de la misión central para la que fue creada. Debemos sentirnos profundamente orgullosos. Nuestro criterio no sólo ha sido políticamente justo sino que ha frutecido a despecho de nuestra pequeñez y de las circunstancias adversas. A todos abrazos míos. Y también de la gorda Ada, que parirá en Cuba conforme tus mandatos imperativos. Raúl141 141
Raúl Roa.
Pepe saldrá mañana para México, vía Tampa. Tienes que sacarle copia del informe de Gustavo sobre el mitin de Tampa. Ni él ni yo tenemos copia de él. Espero que Pepe te escriba.
Habana, abril 7/36. Querido Pablo: Ayer vi a Miguel Ángel142 y le entregué la crónica. Me dijo que ya otra vez te publicaron cosas y que tiene mucho gusto en seguir haciéndolo. Que desde luego tienen que ser cosas que interesen a la Revista, y me dijo que era interesante la crónica sobre la pelota. Respecto al pago me dijo que si quieres puedes cobrarlo en la oficina de New York, así que si te conviene yo le daré la dirección para que te envíen la orden de pago. Si tú quieres, también, se puede cobrar aquí y hacerte el giro. Tú sabes que ellos pagan cuando se publica, así que esa crónica saldrá la semana que viene y pagarán el jueves siguiente. Yo revisé la crónica. La encontré bien y no le hice correcciones. Otro día te escribo más extenso. Tengo muchas cosas que hacer. Tu gente, bien. Recuerdos a Teté. Un abrazo de Gonzalo143 142 143
Miguel Ángel Quevedo, director de la revista Bohemia. Gonzalo Mazas Garbayo.
New York, April 9, 1936. Sr. Pablo de la Torriente Brau, New York City, N.Y. Muy estimado comp. Pablo: Este Comité144 necesita fondos para poder llevar a cabo las distintas actividades necesarias para el bienestar de Cuba. Con ese fin se ha planeado dar una fiesta el Sábado 25 de Abril a las ocho y media de la noche en la casa de la Srta. Stella Starr, 41 West 82 St., N.Y. Desde luego pensamos que la fiesta no podía estar completa sin que tú y tu compañera prestaran su valioso concurso. Desearíamos que tu esposa recitara unos cuantos de los versos que la han hecho famosa entre nuestros elementos, para darle colorido criollo a la fiesta. También habría ocasión para que tú pudieras mezclarte con los americanos y en esta forma ampliáramos nuestra «esfera» de influencia. No tienes que pagar. Ahora, si puedes asaltar a alguien y llevar su plata para la fiesta sería bueno. Sin más esperando nos presten su cooperación tu compañera y tú, quedamos sinceramente,
(Fdo.) Conrad Komorowski 144
Comité Provisional por Cuba (Provisional Committee for Cuba), del cual Conrad Komorowski era secretario. En la lista de patrocinadores impresa al margen de esta carta aparecen Pablo y Gustavo Aldereguía, junto a figuras de las letras norteamericanas de la época, como John Dos Passos, Waldo Frank, Albert Maltz, Clifford Odets y Carleton Beals, entre otros.
Miami, abril 10 de 1936. Viejo Aparecido: Respondo, apresuradamente, tus líneas últimas. Ya te creía, efectivamente, muerto. Esa maldita arterioesclerosis tuya me tiene siempre temblando. ¡Carajo: eres más resistente y secular que Noé! Por lo cual deposito una rosa azul a los pies de la barda desocupada. Ya le di a Rubio el documento. Contestará enseguida, según me dijo. El de Gustavo se lo remitiré conjuntamente en todo eso que me anuncias para él. El de Yeyo se lo daré cuando llegue. Si es que lo hace algún día. Ya su viaje está tomando francas características pombianas. Figúrate que cuando Mongo salió de México para ésta ya él hacía días que había partido con Febles y Estrella. Su misión es nada menos que ir a Cuba a intentar ensamblar en una sola Joven Cuba los tres mil pedazos en que se halla ésta dividida. Creo no irá ya. Lo vendrán a ver a aquí. Es lo lógico. En carta de Luz, su suegra, ayer recibida, me dice que no permita que vaya de ninguna manera, que ya toda Cuba sabe que va y que lo mejor es que lo vengan a ver a aquí. Ya Mongo vomitó cuanto tenía a Rubio. El P de M. 145 evidentemente, ni es ni deja de ser. La JC está oficialmente dividida en cuatro pedazos: el grupo de Torrado, que no quiere pacto con nadie; el de Tatica y Pablo Rodríguez que acepta cualquier migaja auténtica; el de Yeyo que exige como cuestión previa a todo pacto la unificación interior de la JC y el CC de la Habana que no reconoce a ninguna de las fracciones de México. El viaje de Yeyo se encamina precisamente a lograrlo. Su posición es, sin duda, la racional. Por su parte, Mongo le respondió a un grupo de la JC que fue a verle con el objeto de proponerle una convocatoria conjunta de ellos y el PRC a todos los sectores, que no estaba dispuesto a dar un solo paso al respecto mientras no se liquidara la cuestión del pacto. Ello quiere decir que tenemos limpio el camino. Sólo nosotros estamos en plena capacidad para el llamamiento. El problema está ahora en saber engrampar la coyuntura. Únicamente aguardo por Yeyo y Pombo para redactar la minuta de citación y que ORCA e IR tengan adelantando ya eso. Te la zumbaré enseguida. 145
Pacto de México.
¡Qué te parece la racha última de asesinados? Catorce en menos de 48 horas. Algo inaudito. He sabido, de fuente fidedigna, una cosa verdaderamente macabra: Pedraza tiene un cuñado llamado Patiño que es dueño de una funeraria de Marianao. Cada vez que se va a matar a un revolucionario Pedraza le comunica el sitio y allí está él, como aura tiñosa a llevarse el cadáver. Luego la policía impide que los familiares lo saquen de su funeraria y Patiño cobra una enormidad por el tendido. A Pimpín que lo esperamos. No te olvides de guardar tú y Alberto cuanto puedan a fin de que estén listos a la hora de pitar. Mientras más de nosotros vengan, mejor. Y menos habrás de olvidarte, viejo desmemoriado, de remitirme pronto toda esa serie de documentos que me prometes. Ahora me quito. Tengo que ir al muelle con la gorda Ada. Llegan su tío Pedro y mi tío Jorge Calleja Marimón. Siguen viaje a ésa. Pero no me quito sin decirte que yo también tengo los cojones hinchados. A todos recuerdos nuestros. Y a Alberto que es un reverendo asqueroso: hace un mes le escribí y su respuesta no ha llegado aún. Dile que fabrique un huequito para hacerlo. En cuanto a la barda Teté y a la princesa Gladys ya tú sabes: mis mocos perfumados de siempre.
Raúl146 146
Raúl Roa.
Pinga: olvidaba lo fundamental. Remite a mi nombre documentos a las siguientes personas: Dr. Luis Barreras, PRC; Dr. Félix Martín, PRC; Dr. Félix Lancís, PRC; Dr. Mongo San Mierda, PRC; Cretino Rubén León, PRC; Dr. Rafael Trejo, PRC; Dr. Raúl Fernández Fiallo; Julio López, PRC; Conchita Castanedo de López, PRC; Miguel A. Falber, PAN; Laudelino González, PRC; y cuantos más te salgan… Demasiados doctores y no tengo más tiempo… La gorda está echando leche por mi demora en añadir esta mierda. De un momento a otro me mudo. En consecuencia escríbeme provisionalmente a la dirección de Rubio: White Hall, Dresser y 12, Miami Beach. La dirección del gordo Gustavo es: 1205, Horatio St. Según mis últimas noticias, el gordo ha armado tal alboroto en Tampa que los auténticos no saben dónde esconder la nariz.
Quito, a 13 de Abril de 1936. Camarada Torriente Brau Un fuerte saludo. Adjunto al ejemplar dedicado a usted remito cuatro ejemplares más a fin de que se sirva repartirlos entre las personas que usted crea conveniente, ojalá me ponga en conexión con críticos, periodistas y gente de letras de ésa. Escríbame. Si tiene el número de «Orto» donde salió su juicio sobre «Huasipungo» le agradecería que me lo mande. Con un abrazo fraterno. (Fdo.) J. Icaza
IV / 17 / 36 / noche Querido Pablote: No puedo contestar ahora tus cartas, tus dos cartas, y te escribo estos renglones para acompañarte ese papalote inmundo que eché ayer para Raúl; ahí verás contestadas algunas cosas y comentadas otras. Pero falta alguna información que me fue referida anoche por Guillermo; parece que en Ciudad México se celebró hace unos días, el día 12 según parece, una Asamblea de masas de exilados; presidió Maristany, auténtico, los asistentes fueron registrados como en las buenas asambleas estudiantiles, para evitar que concurrieran armados; después de una gorda al estilo de aquí, en que Aureliano entre otros fue atacado rudamente, no sé por qué ni hasta dónde; a Torrado le fueron otorgados 30 días de plazo para entregarlo todo razonadamente, so pena de sanción severa; después que las increpaciones y las violencias alcanzaron el rojo sombra y pasaron del rojo blanco, hubo abrazos (y dao de lengua al estilo criollo) y se acordó dirigirse, al estilo de Uds., a las organizaciones, ignoro si a todas o las mayoritarias, en urgencia de la realización del Pacto de México. La noticia le vino a Capablanca en carta optimista y parece asegurar el comunicante que van a citar de inmediato no ya solamente J.C. sino que también el P.R.C. ¿Juntos o separadamente? No lo sé, mas imagino que lo hagan separadamente, ya que no existe el antecedente de su pacto previo. Dicen que vienen o se disponen a venir de inmediato Giraudy y Junco lo que supondría una actitud conciliatoria de parte del llamado Comité Reorganizador de J.C. que como sabes hace poco denunció el ante-
proyecto de México con dureza y se disponía a funcionar en Cuba como núcleo de formación del P.U. Todos estos pronunciamientos permiten suponer que se va a empezar a trabajar con mayor impulso; aunque todavía desconozco lo que intentan hacer, todo indica que tienden a vigorizar el llamado Pacto de México, tal vez enteramente, sin modificaciones substanciales, lo que sería un grave error y motivo seguro de dificultades; en fin, veremos muy pronto de qué se trata; pero Uds. deben reunirse, y discutir con toda amplitud sobre la base del Pacto de México. Te incluyo para el archivo según me pides, mi artículo Café con leche y Almanaque, la reseña de mi conferencia de días pasados y una copia fotostática de un documento muy interesante, circular de la Dirección general del Ejército Constitucional que firma Por la libertad de Cuba, Jaime Mariné, dirigido a todos los industriales y patronos; esta copia es de Miguel Ángel y me quedé con ella para publicarla si es posible con su anuencia que todavía no me ha llegado, aunque ya lo sabe; la leí en el mitin de aquí. Raúl te enviará copia del artículo mío titulado Comentarios al mitin de Ibor en estos días, pues le envié para su lectura y remisión a ti, el único ejemplar de que dispongo. Haz saber a de Armas, Vega, Naredo, que ayer me visitó el Jefe del Departamento de Emigración para inquirir sobre su paradero y si tuve relaciones de conocimiento con ellos durante su estancia en Filadelfia; los suponen ahí y la intención es de expulsión. Recibí hace semanas también una carta de Carlos; dile que le contestaré cualquier día y dale un apretón cordial de manos. También de Pedrusco Martínez recibí la carta que le habían devuelto antes con alguna nota complementaria, entre ellas la de su matrimonio con la muchacha rusa; lo que nos ha satisfecho por sus estimables cualidades; salúdalos con afecto. No me queda nada inmediato que comentar o comunicarte; te informaré siempre que haya algún motivo. Nuestros afectuosos recuerdos a Teté, Gladys, Saumell, familia Aponte y cuantos amigos nos recuerden. Un abrazo gigante de tu aftmo. Gustavo147 1205 Horatio St. 147
Gustavo Aldereguía.
Miami, abril 21 de 1936. Viejo Pablo: Recibí, a tiempo, tu special delivery. En realidad, sobraba tu advertencia. Yo también he aprendido, hace rato, a no soltar prenda con cualquiera. Arhán estuvo aquí dos días. Le proporcioné alojamiento y comida durante ellos. Lo traté cordialmente. Hablamos de política y de cuarenta cosas más y le endilgué dos o tres gestiones para mí: ir a mi casa, llevarle a Navarro Luna un ejemplar dedicado de la «Bufa»,148 etc. A mí me parece un individuo de carácter un tanto gelatinoso, pero incapaz, por eso mismo, de grandes acciones afirmativas ni negativas. En consecuencia: para merecer nuestra confianza debe pasar por un período probatorio. Por lo demás, es un buen muchacho. 148
Bufa subversiva.
Ahora —y rápidamente— a cosas concretas. Leí ya el acta 18. De acuerdo con ustedes. Muy justa la sugestión de Pimpín: una sola Central sindical. Certeras las observaciones de Alberto. ORCA, efectivamente, necesita hace rato una base teórica en que apoyar sus pronunciamientos. Yo debía ya tenerla hecha. Yo podría ya haberla escrito. Más aún: hay más de treinta páginas escritas. Sin embargo, he preferido madurarla mentalmente antes de fijarla de manera definitiva. Lo que se formula sin genuina raíz histórica se congela. Y la base teórica de ORCA — sustentáculo del partido único— tiene que ser un cuerpo de ideas en perpetuo devenir. Es decir: una base dialéctica, que contenga en su entraña el desarrollo ulterior del proceso revolucionario. Por eso, he abandonado últimamente la escribidera. Ando, por lo contrario, en la especulación,
en la lectura y en el ajuste. Te dejo el esquema de la concepción. El partido de la revolución cubana tiene que ser, forzosamente, so pena de quedarse fuera de la historia, un partido que pudiéramos llamar de enlace. Un partido que represente una solución no entre el dominio imperialista y el poder proletario, sino hacia este último, fase superior de la revolución cubana dentro del marco clasista. En una palabra: el partido que tiene que llevar la revolución antimperialista hacia la socialización de Cuba, pasando por todas las etapas intermedias, pero siempre en fase ascendente. La lucha nuestra —debe ya postularse— no es una pugna, como muchos creen de buena fe, entre el fascismo y la democracia, sino una etapa histórica del duelo a muerte entablado entre el capitalismo y el socialismo. Verla desde otro ángulo, significa sencillamente estar fuera de la fiesta. Lucha por la liberación nacional, lucha contra el imperialismo. Contra éste como lo que es: etapa superior del capitalismo, como «capitalismo moribundo», que dijo Lenin; no contra el dominio malvado de un grupo de yanquis en connivencia con una pandilla de criollos abyectos. Ésta es la sustancia de la tesis. Rubio y yo trabajamos en perfilarla de una vez. No tenemos otros guías mejores en el terreno dialéctico que Marx y Lenin, pero es bueno decir que nuestro pensamiento político vive proyectado tensamente hacia la realidad cubana, a las limitaciones específicas de nuestra lucha revolucionaria, a darle a la misma, como pide Alberto hace ya siglos (Presidio Modelo, Universidad, Bloque Guajiro, casa de Suárez Solís, New York) un contenido concreto, viable, realista. De ahí que yo, a mi ver, urja de ustedes la remisión constante de ideas y sugestiones que tengan relaciones con todo esto. Ya sabrán que el parto de México devino ya engendro viviente. Después de estar ya en el necrocomio, ha resucitado inesperada y briosamente. Por carta recibida de Pablo Rodríguez a Raúl, lo hemos sabido. No tengo más noticias de la ratificación que ésa: ni aun los recortes enviados de periódicos dicen más. Espero ahora carta de Yeyo, contentiva de detalles. Ya sabrás que éste no pudo atravesar la frontera. Parece que hay la consigna de impedir la entrada en este país de cuantos salgan de él, especialmente para México. ¿Qué haremos nosotros ahora? Por lo pronto, la resurrección del parto desplaza la perspectiva de nuestra proyectada conferencia. Gustavo ya lo preveía en carta enorme recién recibida. Creo te remitía copia de la misma. Yo creo lo siguiente al respecto. Esperar noticias concretas de México antes que nada. Cualquier decisión nuestra debe estar enraizada en el conocimiento real del terreno que pisamos. En cuanto a nuestra adhesión, no puede ser, a mi juicio, incondicional. Tiene que llevar por delante una crítica del contenido político y teórico del pacto. Dando por supuesta nuestra adhesión al parto, yo someto a la consideración de ustedes los puntos siguientes: a) ¿Debe ORCA adherirse meramente al pacto de México o debe subordinar su adhesión a ciertas condiciones esenciales? b) de aceptarse esto último, ¿las condiciones aludidas deben preceder a la adhesión o plantearse ya dentro del pacto? c) ¿representa realmente el pacto de México los intereses de la revolución cubana? d) ¿está ORCA dispuesta a aceptarlo como expresión teórica de su militancia política? e) ¿podemos nosotros aceptar un consorcio sin un previo esclarecimiento del papel que juegan en el mismo las fuerzas productoras? f) ¿merece, puede merecer crédito revolucionario, un documento en que ni siquiera se menciona la palabra clase y se pretende pintorescamente desarrollar una revolución antimperialista a través de un presidente, un consejo de secretarios y un comité depurador? ¿Y la cuestión básica del Estado? ¿Y la inserción de las masas al aparato político, al Estado? De qué se trata entonces, ¿de un poder popular o de un régimen objetivamente oligárquico y aparentemente de masas? Todas estas cuestiones demandan un buen rato de meditación y polémica. Hace falta, pues, una reunión inmediata. Y reséñamela ampliamente y comunícame el acuerdo de ustedes respecto al pacto. Necesito conocer, con cierta amplitud, el criterio de ustedes sobre el mismo. Te agradecería me enviaras, a la mayor brevedad, la crítica del PC al pacto. Y cuantos pronunciamientos poseas al respecto. ¿Viene o no viene Pimpin? En caso afirmativo, le dices me traiga los libros que se me quedaron en casa de Juanito, quien todavía no ha resollado al respecto. ¿Le diste, por fin, mi recado? Al propio tiempo, si quedaron algunas «jornadas» mías se las das también, pues voy a repartirlas entre plumíferos españoles e indohispanos, que diría un arpista peruano. La dirección de Juanito es ésta: 580 W, 160 St, apt. 36.
Creo ya haberte dicho que mamá y Gilda están aquí. Ésta última y Ada se vuelven a la ínsula de Pedraza el 1 de mayo. Ya la gorda está en trance de parir síxtuples. Y además tu último mandato es imperativo. En cuanto a la vieja quedará un tiempo más, hasta después del 20 de mayo por lo pronto. De esa manera, si me tengo indefinidamente que quedar, está un tiempo más conmigo, caso de poderme ir, me voy con ella. Porque estoy presto al retorno, al menor chance. Me parece fundamental. Aunque lo más probable será que la «revolución» no acepte la amnistía si la dan y se quede gallardamente en el exilio. En definitiva, es lo más cómodo. Te adjunto un artículo de Gustavo, que me remitió para ti. Por Entralgo supe que se publicó en el Repertorio tu artículo sobre Aponte. ¿Has hecho algo nuevo? El libro de Rubén debe estar al llegarte de un momento a otro. Quiero de ti un juicio del libro para el Repertorio. No te olvides. Y ahora aguardo —aguardamos Rubio y yo— esa tremenda carta que me anuncias, que de haberla escrito el domingo, como anunciabas, ya debe estar al llegar. A Alberto, que sigue endeudado conmigo. Y a Teté y Gladys, un arroyuelo primaveral de mis mejores mocos. Figúrate: acabo de pasar el flú. Algo espantosamente siniestro: dolor en los huesos, gargajería inagotable, fiebre, diarreas y tos encojonada… Y ya sospecharás cómo me he quedado de peso! Si por desventura la «revolución» sigue como va y no se puede retornar a la ínsula, proyecto nada menos que irme hasta España. Allí, por lo pronto, se habla español, se da silvestre el cicote, se come fabada asturiana, vive Suárez Solís, hay chance de encontrar un puesto de algo, de cualquier cosa y, sobre todo, manda el frente popular antifascista. He ahí una experiencia trascendental para el mundo y para nosotros. Caso de embullarte, me avisas para irnos juntos. Raúl149 149
Raúl Roa.
Miami, abril 25 de 1936. Querido Pablo: Los últimos acontecimientos internos de la revolución demandan de ORCA e IR una acción inmediata y certeramente orientada. La ratificación inesperada del llamado Pacto de México desplaza, por el momento, nuestra proyectada conferencia general. Su celebración estaba subordinada precisamente, a la ratificación o no del convenio de marras. No nos queda otro camino, en consecuencia, que asumir una actitud definida ante el mismo. En análogo e ineludible trance, están el APRA, el PAN, el PC y la IR, es decir, todos los partidos y organizaciones no signatarias del Pacto de México. Sé por Gustavo que ya tienes en tu poder el acta de la asamblea de exilados de Ciudad México en la que se ratificó, entre arengas y abrazos, el resurrecto convenio. Como recordarás, uno de los acuerdos concretos de la misma —creo que a petición de Alfredo Nogueira— fue el de instar de las demás organizaciones su inmediata incorporación al mismo. ¿Qué es lo que se pretende con una adhesión de este tipo, meramente sentimental? Lo ignoro. Pero me atrevo a afirmar que ningún partido u organización que se respete un poco podrá «sumarse» sin antes verificar un concienzudo análisis de su contenido. La cuestión previa que la realidad plantea es ésta: ¿representa realmente el Pacto de México los intereses de la revolución cubana? He aquí el gran problema a dilucidar. El problema cuya consideración se plantea a cada organización antimperialista no signataria en este momento. En mi carta última, te adelantaba la necesidad perentoria en que estaba ORCA de revisar críticamente el contenido del pacto antes de sumarse a él. No quiero, sin embargo, prejuzgar por mi parte. No se trata precisamente de eso. Lo que urge es aprovechar la coyuntura y canalizar el mayor número de voluntades por el cauce adecuado hacia la unidad política y teórica del movimiento revolucionario. Aldereguía ha dado, a juicio nuestro, a juicio de Rubio y mío, la fórmula práctica: una reunión previa y oficial de delegados
de las organizaciones no signatarias a fin de contrastar su criterio particular respectivo en relación con el Pacto y de elaborar un criterio común a fin de llevarlo como concepción teórica al Consejo Supremo. Como ves, ella supone la aceptación del Pacto de México como vehículo capaz de tangibilizar el desarrollo ascendente del proceso revolucionario. Rubio y yo hemos estudiado detenidamente la cuestión. Nos parece una idea magnífica la de Gustavo, una idea salvadora. Una idea —para decirlo de una sola vez— que abre una perspectiva fecunda al movimiento revolucionario. Pero Rubio y yo creemos que ella debe plantearse sobre una base más abstracta: lo suficientemente amplia para que dentro de la misma pueda discutirse cuanto problema afecte al desarrollo del proceso revolucionario. En otras palabras: cuanto se refiera a la teoría y a las formas de organización y de lucha, a la estrategia y la táctica. De esa manera, la reunión propuesta por Gustavo tiene un relieve y alcance trascendental. A ella no se iría exclusivamente a discutir las cláusulas del Pacto de México, sino también a formular un planteamiento concreto de la cuestión revolucionaria que las organizaciones no signatarias de aquél podían presentar como plataforma común, ya que él sería fruto del aporte de todos. Esto implicaría, entre otras cosas, la posibilidad de sacar el movimiento revolucionario de la estratósfera y ubicarlo adecuadamente en la entraña de la tierra cubana. Las circunstancias tan especiales en que se ha ratificado el Pacto de México obliga a ver las cuestiones en perspectiva. Hay más de una razón para presumir que en cualquier momento el pacto vuelva a entrar en catalepsia. Examina detenidamente esas condiciones y la presunción se trueca en deducción positiva. En primer término, la interpelación fue dirigida a los Delegados de JC y del PRC al Pacto y no a sus respectivos Comités dirigentes. En segundo lugar, el procedimiento se da de cachetes con la famosa disciplina auténtica. Hasta ahora ella escudaba la actitud saboteadora o neutral de sus miembros de fila en todas las asambleas generales de exilados. En tercer lugar, el elemento determinante de la ratificación es en su mayoría auténtico y en su casi totalidad de una mediocridad rampante. Los figurantes de la JC son los del grupo aquejado de autenticofilia. Grupo que encabeza Tatica Jordán y del cual forman parte, entre otros, Santana, Pablo Rodríguez y Ulloa. Y en el montón unos pocos, muy contados, valiosos y sinceros. La actitud de Aureliano en la asamblea de marras evidencia, una vez más su honradez revolucionaria. La de Irisarri, en cambio, es la del que le ponen una pistola sobre el pecho y le ofrecen entre un balazo y un palmacristi. ¿Maniobra entonces? Por mi parte no tengo dudas. Por si acaso me quedaba alguna, Félix Martín declaró paladinamente anoche que todo había sido una jugada de ellos. Pero de quién, ¿de la OA o del partido? Por lo pronto, hay un hecho que puede dar la pista: al irse de aquí Emilio nos dijo a Rubio y a mí que él resolvía la «cosa» de todas maneras. Por otro lado, ¿con cuál de las cuatro fracciones de la JC se ratificó el Pacto? ¿No es cierto, entonces, que la JC está podrida de sectores internos y contradictorios? ¿O de la noche a la mañana se ha producido en ellos un aglutinamiento perfecto mediante un milagroso abrazo estilo Maidique-Villena? Se explica que en la asamblea de México no estuviesen presentes Torrado, Calixta, ni Reina. ¿Pero por qué no estaban Guillot, Pendás, Quintana y tantos otros que no están con aquéllos? Por su parte, Grau no parece muy entusiasmado con la ratificación. Su comentario a Fiallo de la misma fue excesivamente seco y convencional: dicen que la unión hace la fuerza… Además, no está nada dispuesto a ir a México a integrarse en el Consejo Supremo. De todo ello se deduce: a) el terreno poco firme en que se asienta esta ratificación. b) la necesidad inaplazable en que están las organizaciones no signatarias de definir su actitud ante el Pacto de México. c) la importancia teórica y práctica que esa actitud fuera conjunta mediante la reunión previa de sus respectivos delegados, conforme a lo propuesto por Aldereguía. La convocatoria a esa reunión debe estar hecha, a nuestro juicio, por ORCA e IR. El lugar: Miami y de no ser posible, Tampa. Fecha: nos inclinamos al 18 de mayo. En ese interregno hay tiempo de sobra para llevar a feliz término todos los trabajos preparativos. Cada delegación —el número de cuyos componentes debe quedar a juicio de cada organización— traerá una ponencia escrita, contentiva del criterio de su organización respecto al Pacto. De la discusión de todas las ponencias y de todos los problemas saldría un criterio teórico y político común en relación con el Pacto de México y con el problema revolucionario en general. ORCA e IR —organizaciones
convocadoras y afines— deben presentar una ponencia conjunta. A ese efecto debe procederse al nombramiento de un ponente. IR, por su parte, deberá designar como tal a Rubio. De esa manera se gana tiempo y trabajo: redactada la ponencia entre los delegados de ORCA e IR se trasladaría inmediatamente a los respectivos Ejecutivos a fin de que éstos les hagan las modificaciones pertinentes. Transcribo una minuta de lo que podría ser la citación conjunta de ORCA e IR. Ella deberá ir firmada por ti y por el secretario general de IR. A ti queda asimismo, el encabezamiento y el final. «La ratificación del llamado Pacto de México, entre el PRC y la JC, plantea la consideración rigurosa y urgente del contenido del mismo a todos los partidos y organizaciones antimperialistas no signatarias de aquél. ««La Organización Revolucionaria Cubana Antimperialista» (ORCA) e «Izquierda Revolucionaria» (IR) entienden que las circunstancias demandan una actitud definida y conjunta de esos partidos y organizaciones. Y a ese efecto proponen la inmediata verificación de una conferencia entre las mismas. La trascendencia teórica y práctica de esa conferencia no necesita ponderarse. Ella serviría no sólo para contrastar el punto de vista de cada organización en relación con el Pacto de México sino —lo que es, sin duda, más importante— para elaborar, mediante la polémica aclaradora y fecunda, las bases sobre las que establecer, con firmes raíces, la unidad política indispensable al desarrollo ascendente del proceso revolucionario. El resultado sería darle un contenido teórico concreto a la revolución cubana.» La idea es ésta: hacer una convocatoria lo suficientemente amplia para que ella no excluya la discusión de ningún punto de vista. Rubio ya escribió a IR. De modo que cuando llegue al Comité Ejecutivo el documento convocatoria ya sólo habrá que firmarlo y entregarlo. Deja en el mismo espacio para la firma del secretario de IR. Las citaciones a Cuba son para el PC, el PAN y APRA. La gente de IR se encargará de distribuirlas. A la Legión Revolucionaria deberá enviarse a Tampa. La gente de IR, luego de firmarla, deberá remitir ésta a Rubio quien lo mandará, a su vez, a Tampa. No te olvides, viejo abyecto, de firmar las copias correspondientes a cada organización. Te lo recuerdo, porque no olvido tu arterioesclerosis, cada día más avanzada… Por último: envíanos copia a Gustavo, a Rubio y a mí de todo eso. Si por fin Carlos proyecta venir, ¿para cuándo carajo lo deja? Tú, naturalmente, tendrás que venir. Y también Alberto de serle posible. Mientras más cabezas pensantes, más discusión y mientras más bronca más luz. Creo haberte ya dicho más de una vez las consecuencias maravillosas que traería para el desenvolvimiento adecuado de esta mierda el que nos metieran a todos durante seis meses en un gran edificio —no el Empire State, pero sí el Frontón Jai Alai— y se nos impidiera salir de allí hasta que no estuviéramos definitivamente claros nosotros mismos y entre sí. La revolución está pasando, sin duda, por un período de confusión tan monstruoso por lo menos como el que vive perpetuamente el moropo del cojo Estrada. Algo sencillamente que tira a relajo la confusión babélica… Creo que IR debe enviar dos delegados de Cuba. Claro que ellos mandarán cuantos y los que mejor tengan por convenientes. Pero a mí me da la gana opinar que deben de mandar dos de Cuba. Puesto a escoger, uno sería Luis, el otro Mongo. 150 Éste, me informa Rubio, está trabajando el muy cochino. Pero el otro sí podría venir. Estimo que debe venir de todas maneras. Siguiendo el procedimiento de Gustavo, saco copia para él y para los compañeros de IR. A aquél y a éstos, les mando un tremendo abrazo, de esos que dejan los huesos más estremecidos que el apretón de un pitón de Salgari. Pero no pierdo la coyuntura de recordarle una vez más a Mongo que estuvo una vez cuarenta días sin bañarse por una tos subalterna y a Luis que es un miserable: me debe por lo menos mil cartas… Rubio —que no está aquí, pero debe estar al llegar— les endilga a todos un montón de abrazos largos como él. Te abraza,
Raúl* 150 *
Ramiro Valdés Daussá y Ramón Mongo Miyar. Raúl Roa.
PS. Si Pimpín viene, que me traiga de una vez los libros que tiene Juanito. Y si va a venir que venga de una vez y no joda más con anuncios irrealizables. En cuanto a ti, lo propio: acaba de zamparme esa tremenda carta y no me la augures más. ¿O es que ya la decrepitud te impide escribir largamente?
Mayo 4 11 16 19 19 28 30
de Gonzalo Mazas Garbayo de Raúl Roa de Raúl Roa de Conrad Komorowski de Raúl Roa de Gonzalo Mazas Garbayo de Raúl Roa
Habana, mayo 4/36. Querido Pablo: He estado al tanto de la salida de la Revista, 151 para ver si publicaban tu artículo. Al ver la demora me fui a ver a Rubiera a quien ya le había hablado sobre el asunto, y me dijo que se lo había dicho a Miguel Ángel y que éste le contestó que se había traspapelado. Me volvió a prometer tomarse interés personal en eso y me dijo que lo iba a buscar en un archivo donde se ponen las cosas para publicarse, donde está seguro que ha de encontrarlo. Ramón dice que cree que Miguel Ángel tiene interés en servirte y que ya en otras ocasiones te ha publicado cosas, así que la demora hay que atribuirla a ese desorden de Bohemia que siempre parece andar al garete. Esto es opinión mía. Vamos a ver si esto se tranquiliza un poco con la amnistía que están preparando y Uds. pueden regresar. Escribe. Recuerdos y abrazos de Gonzalo152 151 152
Bohemia. Gonzalo Mazas Garbayo.
Miami, mayo 11 de 1936. Querido Pablo: Te adjuntamos copias de una carta de Mongo a Juan Antonio y de unas Bases sobre las cuales es casi seguro comiencen a trabajar las organizaciones firmas. [sic.] Ambas —ya te lo advertimos— son de carácter estrictamente confidencial. No te las habíamos remitido antes
esperando respuesta tuya a nuestra última carta. Por su parte, Gustavo tampoco ha dicho esta boca es mía. La realidad ahora es ésta. Las actividades a que se refieren estas Bases son de importancia capital para el desarrollo del movimiento revolucionario. El centro político unificador se ha desplazado del exilio hacia Cuba, lo cual no puede menos que suscitar el más hondo regocijo. Esta labor se hace, como verás, al margen y contra el Pacto de México. Ello significa, a su vez, que la conferencia de Tampa, convocada por la asamblea, queda relegada a un plano inferior. Empero, la convocatoria de la reunión propugnada por ORCA-IR se concilia perfectamente con los trabajos que se están haciendo en Cuba. A ese efecto Juan Antonio ha recibido la correspondiente credencial, con la recomendación expresa de posponer la fecha primitiva y situar la misma en un plazo adecuado. Lo esencial, en definitiva, es la elaboración de la tesis conjunta, que de estar bien orientada puede ser, como se desprende de la carta de Mongo, la base teórica de esa labor emprendida por IR, PAN y PC. Podrás observar, asimismo, que de las organizaciones a quienes debíamos dirigirnos están ya dos dentro y probablemente, casi seguro, el APRA. Sólo la Legión está fuera y no tiene importancia. Por lo tanto, si la asamblea de Tampa no traga nuestra exigencia del derecho de convocatoria hay que pasar sobre ella sin contemplaciones y sin temor a derivaciones perjudiciales. Al contrario, beneficiosas. Hace falta ahora que tú encarriles oficialmente todo esto y a toda velocidad. Juan Antonio y yo actuaremos en lo adelante dando por supuesto que ya lo has hecho. Nosotros iniciaremos inmediatamente nuestro trabajo conjunto y tú remite cuanto tengas y creas que pueda sernos útil. En cuanto a Pimpín, que si va a venir que lo haga con tiempo a fin de que pueda ayudarnos. Y con respecto a ti, te reiteramos de nuevo que de, poder venir tú solo, podríamos resolverte la cuestión casa y comida. Por último: la vida fluye. Y hay que estar con ella so pena de quedar detrás o contra ella. Con esto te quiero significar que nuestra labor debe estar enraizada siempre en lo que está sucediendo. Escribe enseguida. Y dale recuerdos nuestros a todos. Para las viejas Gladys y Teté, mi tierna ofrenda mocosa. Ahora más fluente que nunca: tengo nada menos que los cornetes hipertrofiados. Además, la gorda Ada —ya puedes estar tranquilo— se fue el martes pasado y parirá en Cuba conforme tus reiteradas exigencias. Y varón por si no lo sabes. Raúl153
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Raúl Roa.
P.O. Box 141 Miami Beach.
Miami, mayo 16 de 1936. Viejo Pablo: Acabamos de leer Juan Antonio y yo tus letras y el acta conjunta y enseguida te escribo. Gustavo también las acaba de leer. Está aquí desde ayer. Vino con toda la familia y se radicará indefinidamente aquí. Con él vinieron Guillermo y Berta. Consecuencia de esa radicación: Pimpín habrá llegado en vano a Tampa el 20 de mayo y por cinco pesos. Sospecho que, por el precio y el tiempo que se lleva en llegar a su destino, debe ir en cigüeña o en carretón. Además, ni siquiera llega para meter su cuchareta en la asamblea de Tampa. Ya ésta dejó de existir. Antes de salir, el gordo,154 con gran tino, la mató. De manera, que si aún no has confeccionado la respuesta de marras nada tiene ella que hacer y, por lo tanto, sobra. Por eso, y para ahorrarte trabajo inútil, te escribo enseguida.
La cuestión se reduce ahora a la citación conjunta de ORCA-IR por un lado y la elaboración, de todas maneras, con y sin conferencia, de nuestra ponencia conjunta. Ya estamos en eso. Ayer mismo concluí el capítulo —acaso el fundamental del trabajo— sobre la estrategia y la táctica. Cuando mañana lo pase en limpio, te mandaré copia para que ya lo vayan mirando y juzgando. Rubio lo encuentra bien y Gustavo igualmente. Pero, además, hay otra cuestión fundamental: las conferencias de la Habana. Entiendo, decididamente, que debemos participar de ellas. Y a ese efecto debemos comisionar al Profeta 155 y a Naredo. El profeta está más activo ahora: está metido de lleno en la jodedera universitaria. Y el amigo Naredo podría ser su dogal al cuello. ¿No estamos en principio con esas bases como trabajo previo a una verdadera acción revolucionaria? 154 155
Gustavo Aldereguía. Elías Entralgo.
La cuestión de la Constituyente popular soberana es, naturalmente, bajo la égida de Miguel Mariano y del imperialismo. La cuestión se plantea así: participación en ella a fin de transformarla mediante la agitación, la propaganda y el copo electoral en el genuino poder revolucionario. En otras palabras: «Todo el poder para la Constituyente». Parejamente a esa lucha de carácter civil, deben irse desarrollando los trabajos bélicos que, caso de negarse el gobierno a resignar su mandato ante esa asamblea o de violentar la voluntad popular mediante la coacción y el fraude —perspectiva casi seguras— nos permitiría hacer buena la voluntad de las masas mediante su sublevación armada. ¿No está clara la jugada? Cuando concluya el capítulo correspondiente a este problema en abstracto, se los remitiré enseguida. No tengo que decir que la participación de la revolución en la Constituyente debe suponer, inexorablemente, el establecimiento de las siguientes condiciones: que sea soberana, esto es, que en ella radique todo el poder del Estado; libertad de todos los presos políticos y sociales; garantías efectivas; derecho de organización y reunión y libertad plena de propaganda para todas las tendencias y partidos revolucionarios; supresión de la legislación de excepción; renuncia de Pedraza y Batista. Esto lo pongo, deliberadamente, al final, por si las circunstancias aconsejaran a ir a Constituyentes aun con ellos en sus posiciones. No hay que olvidar que el grado de exigencias ha de estar determinado por el flujo del movimiento revolucionario. Si la revolución tiene que entrar en el establo, porque sólo dentro del establo es posible conducir por el momento la lucha de las masas, la revolución tiene que meterse resueltamente en el establo. El pensamiento no es mío: es nada menos que del viejo Lenin. Y el establo no es otra cosa que la Duma, el parlamento zarista, el más abyecto, piojoso e innoble de todos los Parlamentos que han sojuzgado a los hombres desde Adán hasta hoy. Todo esto para significar, concretamente, que el éxito del movimiento revolucionario no radica precisamente en andar cabalgando en las estrellas, sino con los pies metidos en el fango y sin perder de vista las estrellas cuya luz nos alumbra y nos guía. Acuérdate, tú que fuiste pichón de marino, que la base de la navegación perfecta está en no perder nunca la ruta ni el compás. En cuanto se hagan firmes las bases, se las diré. Me parece, además, que la jugada de la conferencia esa podría servir de coyuntura a la creación de un sólido núcleo revolucionario cuya orientación y contenido podría ser el que nutre y da sentido a nuestra ponencia conjunta. Sigo creyendo que al fin ORCA e IR concluirán fundidos y darán vida a una organización que las circunstancias y el descrédito evidente de JC y PRC pondrían en primera fila. Piensen ustedes en ello. Ya sabrás que las autoridades yanquis cogieron cinco vagones cargados de implementos de guerra cerca de la frontera y pertenecientes a JC. Era todo el armamento de ésta y, en definitiva, de la revolución. Entre los presos, está Guillot y se dice que Reina también. La noticia — procedente del radio cubano—de que Yeyo está entre los arrestados es completamente falsa. Él está en Ciudad México. Por otra parte, se asegura que dicho cargamento iba destinado exclusivamente a ese pronunciamiento de Torrado y su gente de que Mongo hablaba en su carta y que es la comidilla de México y de aquí. Hace ya más de dos semanas —cosa significativa— Torrado se desapareció de México. La pérdida es tremenda de todas maneras. Pues todavía se
tiene esperanza en que el gobierno mexicano intervenga en el asunto y reclame las armas como suyas. El periódico de JC, infinitamente mal hecho y con una colaboración muy pobre y abiertamente puchista. Tu artículo, sin duda, lo verdaderamente valioso del número. No es coba: Si no me gustase o fuera una mierda te lo diría como tú me lo dirías a mí. Está, no sólo vibrantemente escrito, sino que él abarca, de manera magistral y sin que nadie pueda estimarse particularmente ofendido, el problema general del movimiento revolucionario. Yo lo he leído varias veces y he proclamado sus bondades insólitas donde quiera que me he parado. A Gustavo y a Juan Antonio también les pareció cojonudo. A tu trabajo le sigue en valor global, esas palabritas lúcidas, dolidas y valientes de María Teresa Holmes viuda de Guiteras. En cuanto a nuestra colaboración fallida, he aquí la razón en mi caso: supe de ese número de JC a través de Gustavo tres días antes de la fecha señalada para entregar los trabajos. Y cuando estaba en eso —mi trabajo no era una loa de Guiteras y Aponte sino un estudio del problema del Estado en la revolución cubana dedicado a su memoria— recibí carta de Yeyo en que decía que al día siguiente el periódico entraba en prensa. Tú comprenderás que lo imposible materialmente es siempre imposible. Sí debo dejar constancia de la asquerosidad de esa gente conmigo: mal que bien escribo, y, sin embargo, no se solicitó colaboración mía. Ya te digo, que supe del número por Gustavo. Aquí todo el mundo estaba outside. En cuanto a Gustavo, también le fue imposible dar cima a su trabajo: estaba dedicado a la organización del mitin de Tampa para el 8 de mayo y tuvo que escribirle a la legión un discurso para que fuera leído ese día en México a su nombre. Eso es todo. Y no se me venga con la historieta manida que no necesitaba que se me invitara, que yo lo estaba por descontado. Aun siendo así: ¿cómo cojones iba yo a saberlo? ¿Acaso tengo la obligación de adivinar que se iba a sacar ese periódico? No, hijito: a la puñeta con todo eso. No acepto explicaciones a posteriori; ni sirven para nada además. Y si hablo tanto al respecto, es por dejar huella del asunto en nuestra correspondencia, en la que está transcripta todo lo fundamental que a uno y a otro puede afectarnos como revolucionarios y como amigos. No creo acertado la remisión del Ejecutivo a ésta. Basta y sobra con esos poderes absolutos. Y menos ahora está justificada esa transferencia: no hay ningún problema engorroso por el medio. Las cuestiones planteadas y las que se avecinan pueden resolverse sin necesidad de mudar el Ejecutivo y la secretaría. Esperamos a Pimpín para tener un cambio de impresiones. A la vieja Teté y a la vieja Gladys, algo más que siempre: mocos a la mayonesa. Pero siempre perfumados. La gorda se fue: mi melancolía y malhumor se agudizan por días. Y hoy más que nunca: una trémula cortina de lluvia se alza entre su recuerdo y yo. Desde que amaneció, está cayendo un turbión gris de agua. Me consuelo, sin embargo, evocando a ese primo mío que me robó el guano de la «Bufa»,156 todo vestido de blanco y de putas. Recuerdos a todos. Abrazos de Raúl157 156 157
Bufa subversiva. Raúl Roa.
Alberto sigue hecho un cochino: sigue sin contestarme. ¡Ha batido, carajo, el record de la morosidad epistolar!
New York, mayo 19, 1936. Querido Pablo: La presente tiene por objeto el notificarte que el grupo de Filadelfia ha organizado una fiesta para el próximo sábado y en la cual ellos desearían que tú les hablaras; en caso de que pudieras ir tú hablarías en español y uno de los compañeros en la mencionada ciudad se encargaría de
hacer la traducción de lo que tú digas; la invitación se debe a que ellos leyeron tu artículo en la revista Las Tres Américas y se han interesado mucho en tener la oportunidad de oírte. Desearía que inmediatamente al recibo de ésta me notificaras si aceptas la invitación, Te saluda, Conrad Komorowski Nota: Tu pasaje será pagado por los muchachos de Filadelfia, así como también ellos se encargarán de acomodarte por el tiempo que estés en la mencionada ciudad.
Miami, mayo 19 de 1936. Querido Pablo: Dos líneas apresuradas para que puedan coger el avión del mediodía. Pimpín llegó ayer tarde de Tampa, donde sólo estuvo dos días. Reunión en seguida en casa de Gustavo, con asistencia de Juan Antonio. Previamente, liquidación definitiva del problema de Tampa en relación con Gustavo. Todo aclarado. Conforme a los acuerdos de ustedes transcriptos en el acta 21, procedimos a actuar como Ejecutivo, designándose a Gustavo secretario general. Objetivo inmediato: salir, de una vez, del mero papeleo. Acuerdos concretos: a) Ligarnos inmediatamente a los trabajos que realizan en Cuba IR, PAN y APRA sobre las bases cuyo texto remití oportunamente. A ese efecto, ya escribimos a los compañeros de IR a fin de que nos consideren como personados en la jugada. Procede remitir ahora credenciales a nuestros delegados: Entralgo y Pepe Naredo. El Profeta, estrictamente sometido al control y acicate del segundo. No tenemos la dirección de Naredo, ni medios inmediatos de procurárnosla. Y como dirigirnos a Entralgo podría significar una considerable pérdida de tiempo —dada su típica morosidad— hemos acordado que tú y en papel oficial, del que carecemos, remitas las credenciales al efecto a la dirección de Naredo. Ya, por lo pronto, ORCA está orgánicamente ligada a un trabajo conjunto en marcha. Esto es fundamental. Y el momento definitivo: la metralla politiquera del PRC ha visto con filisteo alborozo, desde su punto de vista electorero, la perspectiva de una «lucha legal». Hay, en consecuencia, que adelantarse a ellos con un criterio, si posibilista en el orden táctico, esencialmente revolucionario en el orden estratégico. He ahí nuestra radical diferencia con ellos en la cuestión de la legalidad: para los tales un fin; para nosotros un medio. El «establo» es su atmósfera. Para nosotros, un vehículo forzado e históricamente ineludible en una determinada correlación de fuerzas. Grau ha hecho unas declaraciones —solicitadas por Bohemia y redactadas por Guillermo— en la que se manifiesta por una Constituyente soberana, por la amnistía, etc. Esta actitud suya, habrá de suscitar, sin duda, bronca en la OA y en los «insurrectos» del PRC, que diría el obispo de Guane, cuyo lenguaje se llena por días de las más raras palabras. Hay muchos datos que permiten presumir que la OA y la JC tienen particular interés en paralizar toda posibilidad de lucha cívica. A aquélla y a ésta, les conviene mantener el status de impotencia que significa el actual exilio y para lograrlo contribuyen, con medidas terroristas e imbéciles, al mantenimiento del status selvático imperante en Cuba. Juego sucio y contrarrevolucionario a la vez. Lo de Carmelo González, desde cierto punto de vista, es plausible. Pero el atentado al comisionado universitario, sencillamente una burrada y un acto criminal contra los intereses genuinos del movimiento estudiantil y, por extensión, del proceso revolucionario. Es probable, pues, que la política de la OA y de JC —sobre todo después de la pérdida [ir]responsable del armamento adquirido— se enderece a quebrantar todo lo que pueda entrañar un viaje en la táctica. Pero ya va siendo hora también de tomar determinaciones concretas contra los que, con su conducta contrarrevolucionaria, están sirviendo prácticamente los intereses del imperialismo y de la dictadura militar.
b) Terminación de la ponencia conjunta de ORCA-IR. Y citación de la ya célebre conferencia nuestra para dentro de cuatro semanas. Si para entonces estuviéramos en Cuba, la verificaríamos allá con el gozo infinito del que escribe. Si nadie respondiese, nada importaría ello en rigor. Ya IR, PC, PAN, APRA y ORCA están trabajando y formalmente en Cuba en favor de las cuestiones matrices de esa conferencia. Lo importante, a nuestro juicio, es dar cima a la tesis conjunta de ORCA-IR a fin de que pueda ella servir de base teórica definitiva al movimiento revolucionario en su etapa inmediata de liberación nacional. c) Iniciar inmediatamente las diligencias oportunas para declarar a IR-ORCA en trance de fusión. El hecho de que una y otra hagan suya una misma concepción teórica destruye sus diferencias orgánicas. d) Trabajar sobre la base de sus respectivos integrantes, y con los desprendimientos a punto de producirse en los demás partidos y organizaciones en crisis, y con cuantos aceptasen la nueva concepción teórica y su táctica correlativa, una fuerza política antimperialista a través de la cual conduzcamos la lucha por la liberación cubana en todos sus aspectos y fases. e) Precipitar, planificadamente, los desprendimientos aludidos. A ese efecto habría que desarrollar, junto a una labor sutil y personal, una política orientada a exacerbar las contradicciones que minan mortalmente a JC y PRC. La desaparición de ambas entidades como tales tiene que estar en nuestros planes ocultos ¿No ves en todo esto la mano de Pimpín y la sonrisa episcopal de Rubio? Yo me sumo sin vacilaciones. f) Iniciar una propaganda relativa a la fusión de IR-ORCA como paso previo y concreto para edificar sobre ambas, ya disueltas como entidades, un nuevo vehículo revolucionario capaz de arrastrar, no sólo a todos los elementos que hoy permanecen al margen del movimiento, sino también, y principalmente, a los intereses verdaderos de la revolución antimperialista. g) Luchar, a través de todos los medios, por ir eliminando del campo revolucionario todas las combinaciones alfabéticas inútiles o sin contenido. Los hechos dirán ahora, con elocuencia irrebatible, si hemos actuado conforme a los mismos. Es un plan, naturalmente, subordinado a la existencia de determinadas condiciones. Un cambio en la correlación de factores lo modificaría incontinenti. Por otro lado, el trabajo propuesto y acordado está en sustantiva consonancia con las apreciaciones tuyas a Luis y con el acta 21 y tu última carta a mí. Las perspectivas de una colisión entre el nuevo muñeco y el presunto dictador siguen en el primer plano. Se alimentan y viven de la realidad misma. No hay que olvidar nunca, si queremos estar claro en la jugada, que Cuba vive intrínsecamente una crisis de tal profundidad que impide la homogeneidad política en las clases dominantes. Eso de una parte. De la otra, agudizándola, contradicciones de índole biológica: el presupuesto es una y en él no caben a la vez la sargentada de Batista y la sargentada tripartita. Y por encima de todo la necesidad central que tiene el imperialismo de darle una base más sólida al actual frágil y grosero tinglado. El imperialismo —ducho en todas las maniobras y siempre previsor en la defensa de sus intereses permanentes— sabe, por experiencia, que en la hora actual y dadas sus condiciones internas y la perspectiva general de guerra que vive el mundo capitalista, su dominio será más flojo cuanto menos base social de masas tenga. Por eso, ya le preocupa y arruga su entrecejo siniestro, el desafuero creciente y anárquico de la dictadura militar en Cuba. Por eso, incita, y apoya al ABC en su postura descaradamente colaboracionista al gobierno espúreo de Miguel Mariano. Por eso, no vería con muy malos ojos que Mongo se desmontara de su caballito de cuerda y se pusiera para su número politiquero. Para nosotros, esa distribución favorable de factores es una perspectiva abierta al desarrollo ascendente. La Constituyente soberana pasaría así a ser nuestra consigna de orden y habría que luchar hasta el fin por trocarla en la plaza fuerte de la revolución. El grito es sonoro y tendrá resonancia entrañable en el pueblo: «Todo el poder para las Constituyentes». La masa, de esta manera, prendida y alerta, se movilizará orgánicamente. Si la Constituyente es suya, o se le ha arrebatado brutalmente, mediante hechos donde ella haya participado, el ánimo beligerante para conservarla en el primer caso y el afán indignado de pelea en el segundo despuntarán con la naturalidad de la flor. Y entonces la situación será nuestra, porque la descomposición del aparato represivo alcanzaría ya signos de plenitud y detrás de ese ánimo insurreccional se alzaría un bosque de bayonetas prestas a la defensa de las conquistas del pueblo.
Especulo, claro es. Pero sin la especulación no se adelanta un solo paso, se congela uno mientras la vida —los acontecimientos, el proceso histórico— fluye como una torrentera irrefrenable. Y hay que estar con los hechos, con el proceso histórico, con la vida. Agua que pasa, pasó para siempre. Oportunidad que se pierde, jamás se recobra. Ya lo dijo el viejo y luminoso Heráclito, el de Efeso: «Nadie se baña dos veces en un mismo río.» La lección es eterna. Y de aplicación diaria. Nuestra postura no puede ser otra que tirarnos a la torrentera, cosa que ya hemos hecho. Todo dependerá ahora de nuestra capacidad natatoria. La realidad es que no se trata siquiera de cruzar el canal de la Mancha. Se trata nada menos que nadar en el Maelstrom. Y de una u otra manera salir vivos de él. Como nuestra perspectiva de las cosas es la misma de Heráclito, siempre estaremos en la torrentera. Ser arrebatado por el turbión sombrío, sentir las puñaladas aviesas de las rocas, sangre y magulladuras, sentir la vista empañada y el cerebro como en vértigo, es natural; zozobras y vacilaciones momentáneas que nutren los chorros grises de espuma, lógico; encabronamiento, necesario; fe, imprescindible; hundirse y salir de nuevo para hundirse otra vez; pero salir siempre a flote y salir de una vez y al fin para, mansa fiera el remolino en nuestra manos, no hundirse más hasta que devengamos antítesis del proceso histórico, hasta que devengamos farallón de la torrentera. He ahí, en pocas palabras, un programa que lleva en su entraña el infinito histórico. Un programa de juventud y de acción: un programa y una actitud en las que alienta la primavera. Ya Pimpín nos ha impuesto de lo fundamental. Quedó en venir esta tarde con Rubio. ¿Vendrá por fin? Sólo lo sabe él mismo. El libro de Icaza, ya lo tenía, remitido por él mismo. El ejemplar tuyo se lo regalé a Gustavo. Recibí hace un rato noticias de Cuba sobre el libro de Rubén: llegará de un momento a otro. Lo están ya tirando. Y me quito porque me he demorado demasiado. La gorda Ada, bien. Pronto, cantarán los pajaritos… Y el eco llegará hasta ti… A todos recuerdos míos. A Alberto, un fuerte abrazo no obstante su asqueroso silencio. A las dos viejas princesas —Teté y Gladys— mi ofrenda mojada de siempre. Pero ya sin mayonesa. Y más fragante que nunca. Escribe enseguida y escribe y recontraescribe. Te abraza, Raúl158 158
Raúl Roa.
Habana, mayo 28/36. Sr. Pablo de la Torriente New York Querido Pablo: Supongo que recibirías una carta anterior en la que te explicaba lo que pasaba con tu artículo. He visto a Rubiera y no hay forma de que aparezca el escrito. Rubiera me dijo que tienen interés en servirte y que si aún deseas publicarlo que le mandes copia si la tienes; y si no que le envíes alguna otra cosa para publicártela y me ha encargado de que sea a él a quien entregue tu artículo para evitar nuevas pérdidas. Aquí hay posibles esperanzas de que las cosas se arreglen y puedan todos Uds. regresar sin molestias. Yo me alegraría de veras. Supongo que leerías el mensaje de Miguel Mariano al Congreso. Estaba bien, y mejor si se cumplen todas las cosas que promete en el mismo. Tu gente está bien. Los otros días pasé por allá. ¿Cómo va el estudio del inglés? No debías dejarlo, pues a ti te convendrá como escritor y además tendrás la ventaja de poder traducir cuentos de revistas americanas que es el material de
que se nutren las nuestras. Ya sabes que los traductores aquí reciben mejor pago que los productores, una de las cosas simpáticas y contradictorias de nuestra bella isla. Recuerdos a Teté. Un abrazo para ti de Gonzalo159 159
Gonzalo Mazas Garbayo.
Dulce está aquí pasando una temporada. Me encarga los salude en su nombre. (Nuestro asunto parece arreglado ya.)
Miami, mayo 30, 936. Viejo Pablo: Dos líneas nada más. Me estoy mudando y te las hago entre paquete y paquete. Lo primero: en una carta reciente de Pedro Martínez me anuncia la remisión del archivo de ORCA. No ha llegado. Pero si aún lo tienes, aguántalo ahí. De un momento a otro el timbiriche se desbarata. Todo el mundo proyecta pitar en cuanto tiren la amnistía. En consecuencia, el archivo sobra aquí. Caso de tú también levar anclas —cosa casi segura— déjaselo a Juanito hasta que podamos llevarlo a Cuba. La cuestión es conservarlo a toda costa. Lo segundo: te adjunto copia de nuestras declaraciones a Bohemia sobre la perspectiva de una Asamblea Constituyente Soberana. Incluimos las firmas tuyas y de Alberto. Por dos razones: 1a porque ellas recogen nuestro criterio común, 2a porque no había tiempo a que ustedes las redactaran por cuenta propia. Hoy salen para Cuba a fin de que engrampen el número del próximo viernes. Sé que Pimpín te escribió en el sentido de que no respondieras a la encuesta de Guillermo. Creía él, como creíamos todos, que era necesario glosar a Mongo, lo cual entrañaba hacerle el juego abierto al PRC. Pero en la reunión que al efecto tuvimos, acordamos pronunciarnos públicamente sobre la actualidad política sin referirnos a Mongo, como hacemos. Lo tercero: te incluyo, asimismo, copia de nuestro documento a IR planteando la fusión. Pero éstas son las santas horas en que nada hemos sabido de nadie: ni de Elías, ni de Naredo, ni de IR. Esa lentitud es mortal. Precisamente lo que nos hace falta es tener ya el aparato. Todo lo demás viene solo. En este momento de crisis profunda, nos urge tener ya el vehículo hecho, no por hacer. Lo cuarto: salieron ya para ésta casi toda la gente de México. Si los dejan pasar la frontera, habrá pleno del PRC y bronca segura. Los ánimos están muy divididos y exaltados. Lo quinto: las declaraciones de Mongo han suscitado clamores tremendos en Cuba. La edición de Bohemia se agotó y millares de telegramas y felicitaciones fueron recibidos por Quevedo. Lección: las masas están por nuestra nueva línea. Lo sexto: Martínez Sáenz ha conferenciado esta mañana con Miguel Mariano. Lo séptimo: al primer chance, pito. Tú y Alberto, al hacerlo, deben venir por aquí de todas maneras. Y recuerdos y abrazos para todos de mí, Raúl160 160
Raúl Roa.
Escribe enseguida.
Junio 5 5 24
de Raúl Roa de Luis (Ramiro Valdés Daussá) de Gonzalo Mazas Garbayo
Miami, junio 5, 936. Viejo Pablo: Recibimos las últimas cosas que mandaste. Ahora te adjunto copia de nuestra última comunicación a IR, urgiéndolos a la fusión. Tenemos ya noticias favorables al respecto. La gente ha acogido con calor nuestra propuesta. Como verás hemos designado nuestros delegados provisionales al Comité de Fusión: Elías, Portuondo y Naredo y nosotros tres, que estamos aquí y yo en trance de pitar. De ir tú y Alberto primero, serían designados ipso facto. El asunto es utilizar la gente más cerca de la realidad; esto es, de Cuba. Recibí ayer carta de Elías. Tuvieron una reunión sobre la situación, pero no hubo acuerdo concreto en virtud de discrepancias entre Portuondo y Elías y Pepe ¿Qué manifiesto es ése de que hablan? Yo les acabo de escribir largamente, adjuntándoles copia de nuestros últimos documentos. Debo decirte que todo el trabajo de secretaría lo llevo yo, el más embargado en todo sentido. No hay derecho; pero no me quejo. Si nadie lo hace, es mi deber hacerlo y ya está. Ni te des por aludido en tu respuesta. Miami es un hervidero. Ya empezaron a llegar la gente de México. El «Comité Superior Revolucionario» se reunirá la próxima semana. Yeyo viene también. Ya les comunicaré cuanto hablemos con él. Los que arribaron vienen en postura insurrecta. Creo que entraron en casa de Lau.,161 tirando tiros y a pleno caballo, como entran los cowboys en los pueblos en las películas del Oeste. Habrá bronca, sin duda. El ambiente es tenso. La OA no acepta las declaraciones de Lau. El PRC está dividido. La JC, descompuesta. Es nuestro gran momento, si trabajamos con seso y sobre todo con celeridad. 161
Laudelino González.
¿Qué les pareció a ustedes nuestra declaración? Adjunta va la carta de Elías para que se enteren de su contenido. Dásela a Alberto y a Pedrito. Yo pienso regresar en cuanto tenga el primer chance. Todavía Ada no ha florecido, pero está al florecer. Y yo, como comprenderás, quisiera estar allá con ella… Siempre pregunta por todos ustedes y les manda recuerdos cariñosos. A Alberto, que me sigue debiendo carta. Todavía nos vamos para Cuba sin haberme respondido… Abrazos para Gladys, Teté, Alberto y tú, Raúl162 162
Raúl Roa.
Te envío aparte un número de «El Machete» donde está tu trabajo sobre Aponte-Guiteras.
Habana, junio 5/936.
Sr. Carlos Rojas New York Querido Carlos: Efectivamente tu carta de abril 29 no la he contestado aún. Pero la verdad es que sólo tengo unos días de retraso: te convencerás cuando sepas las peripecias mías del mes pasado. En los primeros días de Mayo, una mañana al llegar a la oficina de vuelta de Regla, donde estaba midiendo, me estaba esperando en la puerta un amigo, para que no entrara. Habían ido a registrar la casa, me habían llevado unos papeles, nueve libros y 108 fotografías. Total, nada comprometedor, pero me dejaron guardia esperándome. -Así estuvieron hasta hace unos días, y yo perdido. Ya antes me habían acusado en una serie de juicios de Urgencia, como «jefe» de IR, pero no se creían con pruebas. En esos días fue el asesinato horrible de Seigle, que ha conmovido por cierto a todos, como pudo conmoverlos el asesinato de Rubiera. Porque ha sido algo realmente extraordinario por su refinamiento. Unos días de terror violento. Acababan de matar al supervisor de Guanabacoa, y de atentar contra Barrera, el comisionado universitario, y después le mandaron el paquete a Carmelo González. Me di cuenta que si me cogían me escabechaban, y me guardé bastante bien. Luego he sabido que me querían mezclar en dos atentados. Prendieron a un compañero, y le pusieron por delante un papel en que me acusaba. No quiso firmar y lo «noquearon» a golpes. Fue Raúl Chibás. Tu carta, por estas circunstancias, llegó tarde a mis manos. Después, quise esperar a tener noticias de interés que darte. Por mi parte, ya me siento garantizado, e inclusive voy al trabajo, que pude conservar. Aunque procuro estar al tanto de todo para no dejarme sorprender. En cuanto a tu interés por conocer nuestra opinión sobre los acontecimientos políticos cubanos y sus posibilidades, procuraré pintarte el cuadro como otros compañeros y yo lo vemos. Efectivamente existe pugna entre M. Mar. 163 y el ejército, a causa del deseo de aquél de tomar las riendas, puesto que Batista no cede. En esta pugna lo más saliente resulta el esfuerzo ostensible de ambos rivales de hacerse de un apoyo popular. Por eso M. Mar. auspicia leyes de tipo democrático; nombra un gabinete en que lucen ciertos hombres de prestigio —cosa inesperada, cuando todos creíamos que serían personajes de los partidos los escogidos—; y hace promesas —y aun actos— de solución favorable a los intereses del pueblo, de determinados problemas. Batista, por su parte, se enternece de que en Cuba haya tantos tuberculosos y funda Institutos Antituberculosos y crea Hospitales; persigue a los comerciantes «polacos» —a los españoles nunca, ellos pagan la persecución de los polacos— para que no exploten al trabajador nativo; hace viajes de propaganda política por la Isla; inventa, en fin, el Instituto Cívico Militar, asilo de huérfanos de soldados, marinos y policías —hijos de victimarios—, de obreros y campesinos —hijos de víctimas… 163
Miguel Mariano Gómez.
Esta demagogia desenfrenada todavía no engaña al pueblo, pero tiene que ser combatida ampliamente, y aclarada a todos… Los puntos culminantes de la pugna parecen ser la pretensión de M. M. de rebajar $ 5 000 000 al presupuesto del Ejército y la salida de Pedraza de la Jefatura de P. Estos dos puntos agravaron el problema de un modo extraordinario. A tal punto que antes de ayer, cuando hizo crisis el asunto, por poco se cae M.M. Ya desde hace tiempo sabíamos que se conspiraba por los militares y algunos civiles, entre ellos el hijo de puta, simulador máximo de Mendieta, para desplazar a M.M. y poner en su lugar a la Mula.
Hace un par de días hubo Asamblea de Columbia, como aquellas que quitaban y ponían presidentes… y para eso mismo. No sé lo que pasó, pero parece que fracasó el asunto. Se rumora que el Ejército se dividió, porque muchos dicen que ellos no se van a romper el alma para que siga medrando la «piñita». La impresión es que Pedraza se cae, después de esta intentona que parece quiso hacerse aprovechando la ausencia de Caffery, tal vez de acuerdo con él, que de este modo aparecía no responsabilizado. Algunos creen que Pedraza pudiera intentar alguna barbaridad. Desde antenoche sabía que Batista se iría a Trinidad. Me dijeron que el motivo era dejar el mando en manos de Montalvo, el Sctrio. de Def., para «que fuera éste el que hiciera ciertos cambios que Bat. no quería hacer». Hoy efectivamente, Bat. se fue con su séquito enorme. Veremos. La gente de confianza de M.M. está optimista, creen que vencerán. Nosotros observamos todo esto y vemos cómo reacciona el pueblo. Aquí, la verdad es que sólo un grupo de convencidos exaltados se metería en una acción violenta. El pueblo asiste a la pugna entre M.M. y B. como si fuera a una pelea de boxeo, y sus simpatías están por el «aspirante» M.M. Hasta muchos revolucionarios están en esa actitud. De estos últimos, los más ven claro el asunto. Hemos trabajado duro clarificando la situación, y los hechos nos han ayudado. Creemos que el momento es de efectuar una extensísima propaganda, de radio, prensa y mítines; de organizar la masa popular. Es necesario combatir la demagogia con medios tan amplios como los que ella dispone; precisa estructurar una fuerza organizada, para cualquier evento. Esta labor sólo podemos hacerla aprovechando el portillo de entrada a la legalidad que se nos parece abrir, y las garantías que se ofrecen. En general, creemos: A.— Que es necesario que cada partido o sector defina claramente su posición política teórica, se haga cargo de su verdadero rol histórico. Su nombre, su programa, debe proclamar claramente su teoría política. B.— Los sectores que sean idénticos en contenido teórico deben fundirse. Los que no estén profundamente distanciados deben aliarse, siquiera sea circunstancialmente. C.— Debe formarse así el Frente Popular de Izquierda Cubano, que tomará parte en toda clase de demandas de justicia; luchas por reivindicaciones locales o generales de la nación; en movimientos de opinión y debates abiertos; en luchas electorales de toda clase, por fin. D.— Esta clase de lucha nos permitirá la propaganda y organización con toda la amplitud que necesitamos. Por esa razón no debemos abandonarla, cualquiera que sean las coacciones, ataques y desafueros de la Reacción. No habrá más caídos que con las tácticas violentas, y estos caídos serán banderas más efectivas. De todas las fricciones con la Reacción haremos uso para propagandas formidables. E.— Iremos a la lucha electoral legal. Si nos dejan hacer, ganamos. Si nos dan la brava o no nos dejan llegar a la elección, ellos mismos crean las condiciones objetivas de la insurrección, que hoy faltan. F.— No deben abandonarse tampoco, de ningún modo, las gestiones de preparación de expediciones, adquisición de pertrechos, etc., para el caso último que apunto. Un grupo controlado continuará esta misión. Como labores inmediatas ya estamos cooperando con el P.C. y otros grupos a constituirnos en Comité Pro-Constituyente Soberana y Pro-Amnistía, en los barrios y el interior. Además, la conferencia del 20. Tenemos fe en que ese día se iniciará nuestra victoria definitiva. La Amnistía se ha demorado por la lucha violenta por sacar los machadistas y no sacar los gangsters. Se quiere hacer un cambio de la libertad de unos por la libertad de otros. Las noticias que tengo son que M.M. vetará una amnistía que incluya los machadistas.
Pero él tampoco quiere amnistiar a los gangsters, sino revisar sus causas, soltando a los condenados «por convicción» —muchos— e indultando a los de comprobado origen revolucionario que tengan hechos probados. De todos modos, no creo que tarde ya mucho. Y creo que dentro de poco, aun sin amnistía van a poder regresar. Mañach vino, lo llevaron a Urgencia, en 5 minutos lo absolvieron y no lo molestaron más. M.M. quiere que Uds. vengan y hagamos oposición legal. Coincidimos, según parece. Yo pienso que la Conferencia del 20 la podremos hacer aquí, si las cosas no pierden el camino que llevan. Saludos a todos los compañeros, y en especial a tu medio melocotón. Un abrazo de Luis164 164
Ramiro Valdés Daussá.
P.D. Otra tarea que estamos a punto de iniciar es una hora de radio, de propaganda mesurada. Aspiramos a llegar a tener un periódico, al que vamos a hacerle ambiente desde la hora de radio. Me gustaría llamar al periódico y a la hora «Frente Popular». Para el periódico los necesitamos aquí a Uds., naturalmente. Estamos optimistas respecto al problema Universitario. Tanto que ya hablamos el Gallego y yo sobre tu puesto de Jefe de Propaganda del Stadium. No creo que se hará la Universidad que soñamos, pero estimo que se abrirá en Octubre, con grandes posibilidades de triunfar. He llamado varias veces a Portuondo para lo de Amat. Voy a perseguir a este tipo donde quiera que se meta, por desconsiderado. Y lo último, parece que M.M. quiere la Asamblea Const. Sober, y que hay gran chance de que sea así. Me dijo mi informante que M.M. piensa que la Asamblea lo respetaría a él, por el proceder que piensa seguir, y que cree además que la Asamblea le «quitará de encima» el Congreso que le ha tocado en desgracia. De más está decirte que el informante es Marianista fuerte.
Junio 24/36. Querido Pablo: Te envío la revista Bohemia con tu artículo. A mí me gustó y también a Rubiera. A éste le dí tu dirección para que te envíen la plata, cosa que me dijo iban a hacer el día señalado para liquidar las cuentas que creo que es en esta semana … o el día de San Blando. Aunque es una costumbre mandada a retirar por estos tiempos nuevos, te deseo felicidades el día de tu santo. Me acojo al mandato de la época y no te mando ningún regalo por tan plausible motivo. No seas imbécil. Estudia el inglés aunque pugne con tus teorías. Aunque yo creo que no; conociendo su idioma podrás saber sus pensamientos y encontrar medios de ataque. Por lo demás consérvate bien; ve siempre por la sombrita y no te metas con nadie, que es la mejor forma de conservar la integridad del individuo. Recuerdos a Teté. Para ti un abrazo Gonzalo165 165
Gonzalo Mazas Garbayo.
Julio 10
de Raúl Roa
Miami, julio 10, 936. Viejo Pablo: Salgo de mi prolongado silencio, y te grito en pleno rostro: ¡ya parió la gorda Ada! ¡Ya cantaron los pajaritos y florecieron los rosales! ¡Ya soy padre! ¡El más frenético, jubiloso y desconcertado de todos los padres! Y de un machito, monstruo asqueroso. De un machito, tan machito, que hubo necesidad de sacarlo a la fuerza, ya que se resistía a asomar el hocico, mi propio hocico. Ya ves: rebelde antes de nacer. Como yo, como tú, como todos los hombres excelsos que en el mundo han sido. Nació de noche, entre sombras, pero irradiando luz. ¿No se incubó en el vientre de la gorda Ada, que es todo luz? Por eso, aunque igualito que yo, según me refieren de allá los abuelos enternecidos, trajo sus ojos grandones y amanecidos. Nació ayer mismo, mientras yo dormía. Cuando supe la nueva, por poco estallo. Sentí por dentro algo que hasta ahora jamás había sentido: un desgajamiento primero y un deslumbramiento después. Y me cargó el gordo Gustavo. Y yo reí y no sé qué más, mientras Pimpín atronaba el aire con estos o parecidos oriflamas: ¡Sábana! ¡Agua de lluvia! ¡Mangos frescos!… Pero faltabas tú: tus gritos, y tu abrazo selvático. Y faltaban Teté, Gladys y Alberto, faltaba lo mejor de ORCA. Será la próxima. Porque yo, hombre creador si los hay, volveré más tarde o más temprano por la picada. Tengo, sin duda, una verga generadora de vida, florecedora, eternamente vital. En suma: una verga que dialéctica y humanamente es la pura negación de mí mismo. Podría hablarte ahora de mil cosas distintas. Pero no quiero. Por eso, sigo conmigo mismo, con Ada, con el chiquito, que no es ni gordo ni flaco, ni feo ni bonito. Y que no obstante haber nacido bajo un signo ilustre —Alejandro, Cirilo, Lenin— se llamará como yo, o como yo quiera ponerle. Quizás me decida por Bufo166 De esa manera, cuando sea niño se llamará Bufito. Si es como yo, y ya está juvenil, Bufón. Si borracho, Bufandillo. Si pesado, Bofe. Pero no será pesado. Será alígero y regocijado como yo. Y claro que escritor, y hasta puede ser que revolucionario. Por lo pronto, ya lo afilié a ORCA. Anoche —mientras me revolvía absurdamente en la cama sin poder dormir— se me ocurrió esto: escribirle una carta para que la lea cuando cumpliera los siete años. Ya sabes que yo me he hecho famoso por mis cartas a ciertos tipejos. Esta sería una carta maravillosa, pero distinta: «Carta a mi hijo recién nacido.» Y en ella vertería toda mi embriaguez y toda mi locura; pero también mi angustia pequeña de estar y no estar en la jugada. Pequeña, digo, porque la alegría es tan ancha y profunda que me llena todo. No he tenido aún carta de Ada. Sé que está bien. Y contenta y con leche. Y el chiquito chillando y mamando abierto. Quizás mañana reciba líneas suyas. Y te contaré entonces a través de ella misma. Ahora, me quito. Pimpín te escribe sobre lo político. Yo, últimamente, no he parado. He laborado como tú lo habrías hecho: como un mulo. Y atarugado de preocupaciones. De un lado, Ada. Luego, mamá, que tuvo un síncope terrible y tuvo que irse. Todo eso —y el deseo de escribir sobre algo concreto— me impidió hacerlo hasta hoy.
¿Vienen Alberto y Gladys? ¿Y tú y Teté? Por el momento les aconsejo que no den un paso. La situación se enturbia. A todos recuerdos. Para ti y para la princesa Teté, para Alberto y para Gladys, mi abrazo fraternal, Raúl167 166
167
El nombre de Bufo para el hijo es una broma que tiene como punto de partida el recién publicado libro de Roa: Bufa subversiva. Raúl Roa.
Agosto 3 6 7 7 11 — 14
de Luis (Ramiro Valdés Daussá) de Pepe (José Zacarías Tallet) de Raúl Roa de Gonzalo Mazas Garbayo de Luis (Ramiro Valdés Daussá) de Luis (Ramiro Valdés Daussá) de Robinson Crusoe (Raúl Roa)
Habana, agosto 3/936. Querido Pablo: Supongo que el loco168 y Pin pin te habrán dicho que estuve en Miami sobre veinte días, delegado a las reuniones del F.U. Mientras estuve allí, intenté varias veces encontrar aliado que compartiese conmigo la responsabilidad de proponerte que vinieras a Miami. Mi idea se basaba en la seguridad de que la amnistía era cosa decidida y de ejecución rápida, y que tu estancia con nosotros sería sólo una escala en el viaje para La Habana. Raúl y Pin pin me explicaron tus razones para no bajar y me quitaron almidón. Y si no te escribí, de todos modos, desde Miami, fue porque me hicieron secretario de aquellas juntas, y tuve un trabajo grandísimo. 168
Raúl Roa.
Sé que estás enterado de todo lo que se ha hecho allí; y supongo que aprobarás la actitud que en distintos casos asumimos, y la forma en que se condujeron las cosas. Tú eres una persona excepcionalmente bien informada —y en estos días lo estarás más aún, con las actas— de lo que se hizo en Miami, y estarás con nosotros en que fue lo mejor que se pudo hacer. Lo que me hacía desear que estuvieras en Miami era por lo útil que tú hubieras sido, no sólo en los trabajos del F.U., sino principalmente a la preparación del nuevo partido que tenemos en proyecto. Te supongo enterado de este asunto. Sabrás que en Miami conversamos con distintas personas, y que además de ORCA e IR, ya contamos, con razón para ello, con individuos y grupos valiosísimos que vendrían a unirse a nosotros en el nuevo partido. Desde que llegué no hago más que propagar la idea, convencer, y tratar de atraer y comprometer a los más útiles. Plante en IR el asunto, y fue acogido con entusiasmo: ya estamos en los trabajos preparatorios de organización del partido. Pero para esta empresa todos hacemos falta aquí, y aún no sobrarán fuerzas. Ahora que ya aprobaron la amnistía en el Senado — aunque recortada, te incluye— y parece que pronto se aprobará en la Cámara —hoy se discute— debes ir arreglando todos tus asuntos para venir, y asimismo todos los que resulten amparados por esa ley.
Naturalmente que en todo caso debes escribirme antes de embarcar, por ver si hay algún inconveniente que te pudiera afectar. Sabrás que Gustavo está aún preso, desde el miércoles pasado en que llegó. Lo detuvieron con grandes miramientos y lo llevaron a la jefatura, donde le permitieron llevar comida y ropas y le pusieron una cama de campaña. El jueves por la mañana fue el juicio, que se suspendió al no concurrir el Tte. Morales, acusador. Se reanudó a las 4 p.m., pero entonces faltó el fiscal Cárdenas y el magistrado Reyes. Al día siguiente, viernes por la mañana, todos estaban presentes, y cuando esperábamos que comenzara el juicio, se ausentó el Pte. Cabezas. Se dice que lo llamó Pedraza. Lo cierto es que llamó por teléfono y dio órdenes de suspender el juicio hasta hoy por la mañana. Te estoy escribiendo antes de ir a Urgencia, pero no cerraré el sobre hasta tener noticias que darte de la suerte que corrió Gustavo. Encargaba a Raúl en carta en estos días que te comunicara nuestro proyecto de sacar un periódico legal: «Ruta», semanario por ahora. Será el formato de «La Semana», pero serio, con mucho de información y reportaje especial y fotografías, y lo demás de doctrina. Tendría una serie de secciones fijas: Cine y Teatro (Valdés Rodríguez), Modas, Internacionales (J. Luis Martín (?) y nacionales de la semana, Humor y Curiosidades, Estudiantil, Obrera, del Interior de la República, Sport, un reportaje «sensacional» sobre política, otro sobre el problema educacional u otro de gran interés. Además del Editorial, trabajos fijos de Raúl, Portuondo, tú y todos nosotros alternándonos. Esperamos que tendrá éxito, y contamos contigo para el «staff» definitivo del «newpaper». Por ahora prepara algo, pues enseguida te voy a pedir la 1a. colaboración. En conexión con el periódico saldrá al aire una hora de radio, desde El Plaza, que Fiallo ha arreglado. Piensa que Raúl y tú se ganarán la vida entre la hora de radio y la revista. Ayer hablé de ti con Fdo. Ortiz. Te elogió mucho: contamos con él para colaborar en el periódico. He hablado con el Gallego sobre ti. El Stadium parece a punto de que se le den los últimos toques y se concluya. Si es así, tu puesto allí queda asegurado. Te repito que te vayas preparando para regresar en cuanto puedas hacerlo, lo que te comunicaré en el acto. Tu asunto con Amat lo he contado profusamente, y se lo encargué a Portuondo como me pediste. No sé si tendrás noticias de él. Ahora me traen noticias de Gustavo. Se suspendió el juicio para el miércoles. La impresión que me mandó Feliciano es que lo absolverán, pero parece que quieren retenerlo unos días para mortificarlo. Quién sabe si desean cortar así la llegada de más de Uds. antes de la amnistía, para no tener que absolver tanta gente, con evidente descrédito de los terribles tribunales de Urgencia. Por lo demás, todos nos hemos movido por Gustavo, y lo tienen en la Biblioteca, parece que bien tratado. Mira a ver cómo pueden ayudarnos tú, tu mujer y todos los amigos en el asunto del periódico, mandándonos trabajos, noticias y reportajes y fotos y consejos. Me gustaría tener una copia de tu carta «matemática» de 15 pliegos, pues me la ponderó mucho Raúl, y no pude leerla. Si guardaste copia que no te haga falta, envíamela. Saludos a todos, y afectos para Teté. Te abraza tu amigo, Luis169 169
Ramiro Valdés Daussá.
PD: Escríbeme a Olga Govantes Edificio Fonollar [sic] apto. 15 12 y 23 Vedado Habana Encárgame cualquier cosa que necesites de aquí.
La Habana, Agosto 6, 1936. Mi querido Pablo: Mi inveterada costumbre de dejarlo casi todo para mañana, principalmente cuando se trata de la correspondencia que me cae como una bala, ha sido causa de que no te contestara tus dos cartas, la primera de las cuales, entre paréntesis, se me traspapeló. Por esta falta de consideración te pido burguesamente mil perdones… y al grano. Aunque, por el traspapelamiento aludido, no recuerdo los detalles de la proposición para adquirir la obra de Dickens y aun cuando no es éste santo de toda mi devoción, acepto gustosamente tu propuesta y te ruego me digas qué cantidad tengo que girarte en seguida para ir adquiriendo la magnífica colección que, como muy bien dices, servirá aunque sea para revenderla si el caso llegare. Del asunto de Saumell me ocupé en el acto y espero que mi recomendación siga siendo atendida hasta el final. Tengo que comunicarte que ayer quedó aprobada la ley de amnistía, la cual, recortada y todo, te abarca a ti. Espero, por lo tanto, que pronto estarás de regreso en estos lares, como ya lo está el Gordo y lo estará dentro de unos días el Loco, quien se halla ídem por conocer a su vástago, miquito gracioso si los hay. Jorgito va recuperándose después de la operación y la Vecina con muchas ganas de chismear con la otra Vecina. En cuanto al libro de Rubén es mejor que hablemos cuando en breve nos veamos por acá, pues mi opinión es que no hay inconveniente, después que aparezca la amnistía en la gaceta, para tu retorno. El otro día estuvimos en Brave Point,170 pasando un día muy grato con la suegra, esperanzada de vuestro regreso próximo. Estoy por creer que Teté no vendrá sola. Del palacete de Amargura 66 nos mudaremos en estos días para un hotel, mientras le hacen reparaciones mayores. Hace algún tiempo estuve a punto de perecer bajo una enorme torta que se desprendió del milenario cielo-raso y abrió un hueco en la almohada y no por suerte en mi ilustre cabeza, lo cual hubiera sido irreparable pérdida para las letras cubanas. Besos de Jorgito y la Vecina para tu Vecina, y míos también ¡qué carajo!, pues bien que se los merece, y para ti sólo abrazos de todos tres. (Fdo.) Pepe171 170 171
Punta Brava, donde se encontraba la casa de los suegros de Pablo. José Zacarías Tallet.
Miami, agosto 7, 936. Viejo Pablo: Aunque te joda, y hasta cumplas tu siniestra amenaza de devolverme la carta, no me queda más remedio que escribirte a pluma. No tengo maquinita, y las que había se las llevaron ya sus dueños. Por consiguiente, a jugar letra de pluma. Al fin llegaron noticias directas tuyas. Veo que todo cuanto he enviado ha sido recibido sin dificultad alguna. Por carta tuya a Eduardo supe que los primeros lingotes te habían llegado. Ahora te incluyo lo que falta. Me parece acertada tu idea de que sea Alfredo el custodio de nuestro ya nutrido archivo. Por ende, si al fin te vas a España —¡oh aventura envidiable y maravillosa!— zúmbaselo todo. Él lo cuidará como un guardia jurado escrupuloso. Como cuidabas tú las tejas del Tejar de Punta Brava. Me complace, asimismo, que estimes nuestro trabajo aquí. Ha sido, indudablemente, un esfuerzo de calibre. Por las actas adjuntas, podrán seguir Alberto y tú, paso a paso, el desarrollo
de las conferencias. El 21 de este mes nos reuniremos en la Habana los pactantes a fin de formalizar el Proyecto de Convenio. Yo me voy el martes. Pimpín lo mismo. Y también el Obispo. Ya sé que España es hoy el panorama y el imán; pero yo tengo algo en Cuba —palpitación oscura y levísima— que me impele violentamente al retorno. Siento la inquietud devoradora del hombre que ignora la prolongación amorosa de sí mismo. El 9 va a tener un año 172 mi chiquito y todavía estaré yo aquí. Me hubiera ido hoy; pero me faltaba guano para completar el pasaje. 172
Un mes, debe decir.
Tú hacías falta de todos modos en Cuba, ahora precisamente en que la faena de construir un partido se ha puesto en la orden del día. Pero creo también que España vale hoy todo. Hasta el sacrificio de la propia vida. Yo he soñado en estos días, con todo eso que hay allá. Y me ha dolido el encadenamiento fatal a la realidad cotidiana. Tienes no sólo la coyuntura de hacer un libro único, sino la oportunidad de dar tu capacidad y tu entusiasmo a la revolución española. Yo he pensado hondamente en la perspectiva esta: si en Cuba no hay efectivas posibilidades de trabajo, pitar con Ada y mi chiquito para España. A ese efecto, proyecto escribirle a Rafael en cuanto la situación se defina radicalmente. ¿Alberto, qué piensa? Le escribí hace días. Adjuntas iban actas para el archivo. No pierdas el contacto conmigo de ninguna manera. Si pierdes tu «atribulada» vida en medio del combate español, cuenta con mi fervor necrológico. Yo a mi vez doy por descontado el tuyo en caso de que sea yo el afortunado. A lo mejor nos encontramos en La Habana comiendo espaghettis, o arroz con frijoles mientras el viejo Kourí se caga en Platón ¿Va la princesa Teté contigo? Hasta pronto, pues. Abrazos a Teté y a Gladys y a Alberto. Para ti, lo que te salga Raúl173 173
Raúl Roa.
Mi dirección cubana: Adolfo García Lealtad 5 altos Habana El libro de Rubén te lo mandaré en cuanto salga. ¿Cuándo?… Por el camino que eso lleva, ni en el siglo que viene!
Habana, agosto 7/36. Querido Pablo: Fui a ver a Martínez Márquez con tu carta, después de localizarlo por intermedio de Tallet. Lo hice el mismo día que llegó tu carta y empleé como cuatro horas en las gestiones de encontrarlo. Así que me haces el favor de quitarme el calificativo de perezoso o abúlico, pues eso es una imputación gratuita. Martínez Márquez me dijo que te escribiría enseguida dándote su opinión sobre tu genial idea. Lo que no podrá darte es la plata pues creo que todavía no ha podido sacar el periódico. Prescindo de consejos como me pides y además porque estás muy grande, para exponerme a perder el tiempo. Entregué tu artículo sobre el Cristóbal Colón en Bohemia. Cuando lo publiquen te lo cobraré. Ahí van $5- por tus Guajiros en New York. Yo creí que te lo habían mandado, pero resultó que estaba la plata en la Caja, sin saber el Cajero a quién entregársela.
Tu mamá se queja de que no le escribes. Están bien por tu casa y te mandan recuerdos. Dáselos a Teté y recíbelos de Gonzalo174 174
Gonzalo Mazas Garbayo.
Habana, agosto 11/936. Querido Pablo: Te escribo desde la cama, donde me tiene un ataque de grippe —epidemia que está aquí haciendo estragos. Tu carta la recibí el sábado, junto con una de Raúl. Enseguida, ese mismo día vi a Guillermo. Debo explicarte: la publicación nuestra no es la misma de Guillermo. Él va a hacer un diario, y nosotros un semanario. Guillermo había ya recibido tu carta, y me explicó que su periódico tardaría algo en salir. No ha hecho aún la organización, y aunque está en tratos con «El Mundo» para imprimirlo aún parece que eso tarda hasta principios de septiembre, por lo menos. No sé qué tal anda de dinero para el proyecto, ni si lo ayudarán efectivamente los del P.R.C. Aunque lo creíamos así, Gustavo me manifestó el otro día ciertas dudas. Nosotros saldremos a empujones sin más que un par de números garantizados, creyendo que con el periódico en la mano podremos levantar fondos. No estoy de lo más optimista, pero vamos a hacer el esfuerzo. Guillermo me contó su conversación con Quevedo. El artículo sobre España no te lo publicará, pues dice que es «rojo». Dice que no pondrá en su revista nada que pueda perjudicarla. Por otra parte, creo que te ha de mandar si no lo ha hecho ya, los $10.00. Mañana lo iré a ver, pues creo que podré dejar la cama. Cuto se fue ahorita a conectar a Gustavo con Capd., 175 para que te entregue tu carta. Aquí estuvo Feliciano176 y le encargué que con algunos amigos levante fondos, hasta que mañana yo me una a él en el trabajo. 175 176
Pedro Capdevila. Feliciano Aldereguía.
Ahora bien, todo esto que he iniciado y seguiré haciendo lo hago exclusivamente en vista del estado de ánimo que me acusas en tu carta. Veo que has tomado el asunto como cosa de vida o muerte, y tus argumentos más o menos aceptables demuestran que te afectaría mucho no ir a España. Claro que también demuestran que tu idea es atacable y presumías que no me iba a gustar, pues si no, no la hubieras defendido de antemano. A mí me parece un desastre. En primer lugar, tú nos haces una falta extraordinaria aquí. No quiero mencionarte cualidades, capacidad, etc. Pero ya te decía en mi anterior que la tarea que se nos presentará aquí requiere todos nuestros esfuerzos y posiblemente serán pocos. Tenemos nada menos que volver al inicio de todo, como una casa que para reconstruirla hubiese que desechar aun los cimientos. Por fin, arquitectos hábiles —así nos creemos— vamos a reedificar en Cuba la Revolución. ¡Y en qué condiciones! Nuestro objetivo fundamental, captación de masas, formación de mayorías, se encuentra con los esfuerzos de Batista —instituto cívico militar, reserva ampliada, sargentos maestros, institutos antituberculosos, protección al obrero contra el patrono, etc.— de hacerse base popular; y con las promesas y medidas demagógicas —que hoy sufren un pequeño «panne»— de Miguel Mariano, también tendientes a conseguir apoyo en el pueblo. Utilización inteligente de la legalidad, amplia propaganda periodística y de radio, conferencias, mítines, etc. con o sin coacciones, dar señales continuas de vida es lo que tenemos que hacer. Lo primero, el partido nuevo. Alrededor de él, todo lo demás, y también la preparación clandestina de fuerzas. No nos sobra un solo hombre, una sola idea, un solo esfuerzo.
Y en este momento, te vas a España. ¿A escribir crónicas? ¡Tarro! Yo te conozco bien, y un tipo apasionado como tú coge el rifle de todas maneras. Y allí serás un soldado solamente, un tiro más, un muerto más. Aquí tienes tu puesto de dirigente, y ojalá te des cuenta de que, siendo la lucha igualmente justa aquí y allá, tu lugar es donde más útil le seas. Abraza a la vieja Teté, y tú recibe otro de Luis177 177
Ramiro Valdés Daussá.
PD. En todo caso, cuenta con que te voy a ayudar.
Habana, Ag./936. Querido Carlos: Recibí tu carta fecha 12 bastante retrasada, aun para ser de sello ordinario. Ya sabía de ti por tu carta a Capdevila y te suponía conocedor de las gestiones que hicimos en el Círculo Socialista y en la Embajada, respecto a tu viaje. Raúl me dijo que te había contado sucintamente todos estos asuntos. En estos días vamos de nuevo a ver al embajador, pues la entrevista anterior dejó abierta la posibilidad de repetirla. Sabes que, a pesar de la impresión desfavorable que sacamos de Barnés, un hombre de toda corrección y capacidad, pero sin la fibra que ahora vendría tan bien en un embajador español, esperamos que nos sirva en el asunto de tu traslado a España. Con Guillermo, como te dije, hablé. Y me explicó lo de Quevedo, que te pagará uno de los trabajos. No sé si te habrá girado algo. Con varios amigos reuní $23.00 que te envío. Deducidos los gastos de giro, quedaron en $22.22. Pensé girarte por cable, pero sabiendo que el Magallanes aún está en Veracruz, estimo que tendrá tiempo de llegarte por sello aéreo. Te incluyo la lista de los amigos a quienes les pedí. No te disguste que lo haya hecho así, y disculpa cierto nombre que pudiera no agradarte. Pero no pedí para ti, sino para enviarte a ti a una empresa riesgosa, en que todos estaban más o menos interesados. Casi a fines de mes como estamos, no he recogido gran cosa, pero de seguro que luego podré conseguir más. Será necesario que quedemos bien conectados —todo lo bien que se pueda— después que estés en España. Sobre mis argumentos para que no vayas a España, no insistiré, pues veo que tu resolución es inquebrantable. Algo me ha tranquilizado tu última carta, pues veo que piensas considerar fríamente la situación. De todos modos, no está de más que te recuerde que nunca has tirado un tiro, y en eso de pelear eres un improvisado. Mejor servicio a la causa hará cada andanada de noticias ciertas y honradas, y de juicios justos que hagas leer al mundo, ansioso de librarse de tantas mentiras fascistas sobre el conflicto español. Abraza a Teté y contéstame. Te quiere Luis178 178
Ramiro Valdés Daussá.
Habana 14, 936. Viejo Pablo:
Fuimos esta mañana a la Embajada española. La cuestión del pasaje, resuelta. El individuo nos garantizó que se comunicaría inmediatamente con el Consulado español en ésa. Tú tienes que personarte, pues, sin perder un minuto. Hombre fino, claro, amable; pero aterciopelado en demasía. Tu problema lo resolvió de una plumada. En cambio, al plantearle nosotros una serie de cuestiones relativas a un apoyo nuestro al Frente popular español a través de mítines y actos análogos, nos dijo rotundamente que no. Tiene razón, en el fondo. Su situación aquí —en choque abierto con la mayoría de la colonia y con el propio gobierno— es bastante difícil. Y al gobierno español parece interesarle en nuestro caso, antes que nada, conservar su representación diplomática y su condición de gobierno constituido. No quieren que se reproduzcan más casos como el reciente de Italia. En ese sentido, nada hay que alegar. Por eso, nosotros —el tisiólogo, Luis179 y yo— aceptamos sus descargos y prometimos volver. 179
Gustavo Aldereguía, Ramiro Valdés Daussá.
Yo insisto en mi envidia. Pero, a la vez, estimo que tu presencia aquí es infinitamente más importante que en España. Estamos deshechos. No puedes imaginártelo. Ningún esfuerzo, por leve que fuera, deja de ser trascendente. Nosotros estamos ya trabajando en nuestro partido. Tuvimos esta tarde la primera reunión. Mañana llega el Obispo. Conclusión: tú aquí serías de una utilidad extraordinaria. Allá: la revolución española te interesa más a ti que tú, con todos tus excepcionales merecimientos, a ella. Y es claro que así sea. En cambio, aquí tú tienes relevancia específica, y la lucha te necesita. Ésa es, como ves, una diferencia sustantiva. En lo que respecta al guano, hemos hecho ya algunas gestiones. Creo que se sacará algo. Por lo pronto hemos organizado un eficiente team colector. Te giraremos enseguida lo que consigamos. Ahora esto, que es de suma urgencia, mándanos el pliego del F. de L. N. 180 Necesitamos el mismo perentoriamente. No tenemos copia y resulta difícil procurársela aquí. Sé rápido en esto. ¿Has tenido carta de Alfredo? Dale mi dirección y que me escriba. A la vieja Teté, que avise mi [sic.] llegada con tiempo. Igualmente Gladys y Alberto. Este hace falta extraordinaria también. Díselo. Yo le escribí desde Miami, pero no tuve respuesta suya. La gorda, bien, el fiñe, mejor. Es igualito que yo. Tiene movimiento continuo. Ya lo sabes: es sobrino tuyo, no obstante ser yo tu nieto. Abrazos a todos y a la princesa lírica, Robinson Crusoe181 180 181
Frente de Liberación Nacional. Raúl Roa.
Contenido 1936 Cartas de Pablo Enero 2 a Raúl Roa / 10
2 4 6 13 13 13 15 18 19 24 24
a Gonzalo Mazas Garbayo / 14 a Ruth de la Torriente Brau / 15 a Gonzalo Mazas Garbayo / 17 a Conchita Fernández / 21 a Aureliano Sánchez Arango / 23 a Luis A. Sanjenís / 27 a Raúl Roa / 29 a Raúl Roa / 36 a Antonio Gattorno / 38 a Pedro Capdevila / 39 a Kiko Figarola / 41
Febrero 5 11 14 14 16 21 21
a Herminio Portell Vilá / 45 a Antonio Gattorno / 48 a Raúl Roa / 49 a Pedro Capdevila / 54 a M. Giménez Lanier / 56 a Guillermo Martínez Márquez / 57 a J. F. Ramos [M. A. Fernández de Velazco] / 59 29 a Conchita Fernández / 61
Marzo 1 a Alfredo Sánchez Arango / 63 1 a Emilio Roig de Leuchsenring / 66 4 al Sr. Pierre (José «Perico» de la Paz Castañón) / 66 8 a M. A. Fernández de Velazco / 70 9 a Raúl Roa / 74 10 a Raúl Roa / 77 14 a Andrés Eloy Blanco / 80 14 a Joaquín García Monge, revista Repertorio Americano / 83 14 a Jorge Icaza / 84 14 a Vicente Sáenz, revista Liberación / 87 17 a Luis F. Sanjenís / 90 22 a Alfredo Sánchez Arango / 92 26 a Aureliano Sánchez Arango / 97
Abril 4 10 17 20 22 23 28 29
a Raúl Roa / 102 a Gustavo Aldereguía / 104 a Raúl Roa / 106 a Raúl Roa / 108 a Carleton Beals / 131 a Miguel A. Fernández de Velazco / 132 a Raúl Roa y Gustavo Aldereguía / 133 a Luis (Ramiro Valdés Daussá) / 137
Mayo
2 12 12 14 14 15 15 15 17 20 20 21 22 27 27 31 31
a Pedro Capdevila / 146 a Raúl Roa / 147 a Gustavo Aldereguía y Raúl Roa / 150 a Ángel Flores / 152 a Raúl Roa / 153 a Jorge Icaza / 155 a Porfirio Pendás / 157 a Enmanuel Eisenberg / 159 a Raúl Roa (padre) / 160 a Alfredo Sánchez Arango / 161 a Antonio Gattorno / 164 a Raúl Roa / 165 a Miguel A. Falber / 169 a Gustavo Aldereguía / 172 a Aureliano Sánchez Arango / 175 a Miguel Bustos Cerecedo / 178 a Luis (Ramiro Valdés Daussá) / 181
Junio 1 4 8 10 13
a Raúl Roa / 184 a Gonzalo Mazas Garbayo / 185 a Raúl Roa / 186 a Raúl Roa / 187 a Raúl Roa / 188
Julio 7 10 15 28 29
a Charles Glenn (Carlos Martínez) / 245 a José Zacarías Tallet / 248 a Raúl Roa / 249 a Charles Glenn (Carlos Martínez) / 252 a Jorge Icaza / 255
Agosto 1 2 2 4 4 6 6 7 10 10 12 12 14 18 20 20
a Gonzalo Mazas Garbayo / 257 a Pepe Velazco / 258 a Gonzalo Mazas Garbayo / 262 a Raúl Roa / 263 a Luis (Ramiro Valdés Daussá) / 266 a Alfredo Sánchez Arango / 269 a Miguel Ángel Quevedo, Revista Bohemia / 271 a Pedro Capdevila / 272 a Adolfo García (Raúl Roa) / 276 a Luis (Ramiro Valdés Daussá) / 280 a Guillermo Martínez Márquez / 282 a Luis (Ramiro Valdés Daussá) / 284 a Luis (Ramiro Valdés Daussá) / 288 a Adolfo García (Raúl Roa) / 290 a John Dos Passos / 292 a Adolfo García (Raúl Roa) / 294
Cartas a Pablo Enero 9 12 14 20 24 28 30
de Raúl Roa / 300 de Raúl Roa / 304 de Antonio Gattorno / 309 de Conchita Fernández / 310 de José María Chacón y Calvo / 312 de Raúl Roa / 314 de Antonio Gattorno / 318
Febrero 18 de Gonzalo Mazas Garbayo / 320 19 de Padre Adán (Fernando Ortiz) / 324 27 de Raúl Roa / 326
Marzo — 16 24 26 30
de Luis (Ramiro Valdés Daussá) / 332 de Raúl Roa / 334 de Raúl Roa / 339 de Raúl Roa / 341 de Vicente Sáenz / 343
Abril 5 7 9 10 13 17 21 25
de Raúl Roa / 345 de Gonzalo Mazas Garbayo / 350 de Conrad Komorowski / 351 de Raúl Roa / 352 de Jorge Icaza / 355 de Gustavo Aldereguía / 356 de Raúl Roa / 358 de Raúl Roa / 363
Mayo 4 11 16 19 19 28 30
de Gonzalo Mazas Garbayo / 370 de Raúl Roa / 371 de Raúl Roa / 373 de Conrad Komorowski / 378 de Raúl Roa / 379 de Gonzalo Mazas Garbayo / 385 de Raúl Roa / 386
Junio 5 de Raúl Roa / 389 5 de Luis (Ramiro Valdés Daussá) / 391 24 de Gonzalo Mazas Garbayo / 397
Julio 10 de Raúl Roa / 399
Agosto 3 6 7 7 11 — 14
de Luis (Ramiro Valdés Daussá) / 402 de Pepe (José Zacarías Tallet) / 406 de Raúl Roa / 408 de Gonzalo Mazas Garbayo / 410 de Luis (Ramiro Valdés Daussá) / 411 de Luis (Ramiro Valdés Daussá) / 414 de Robinson Crusoe (Raúl Roa) / 416